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ANALES

SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA

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OCIEDAD CIENTÍFICA

ARGENTINA

DIRECTOR : DOCTOR HORACIO DAMIANOVICH

TOMO LXXVII

Primer semestre de 1914

BUENOS AIRES

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Primeros Mes aéreos dirigidos. Conferencia dada en la Socie- sea ES A OS RES Dagrlans L pS 5 ñ

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JUNTA DIRECTIVA

Presidentes DIT pito. Ingeniero Santiago E. Barabino pl Vacepresidente a iaa > Ingeniero Nicolás Besio Moreno - Vicepresidente: q oe Doctor Francisco P. Lavalle

Secretario de actas... 5... Ingeniero Enrique Butty

Secretario de correspondencia.. Ingeniero Jorge VV. Dobranich

TESOTERONIE IA PA is E Doctor Martiniano Leguizamón Pondal BANIOTE COTO MN Na Doctor Tomás «/. Rumi :

Doctor Agustín Alvarez Senor Amado Bialet Laprida Ingeniero Oronte A. Valerga VOCAle ao oe RES Ingeniero Juan A. Briano Señor Juan Nielsen, h. | Doctor Juan IB. González Ingeniero Carlos VWVauters A A PASO Ao Senor Juan Botto ; .

REDACTORES

Ingeniero Emilio Rebuelto, doctor Guillermo Schaefer, ingeniero Arturo brieben, inge- niero Eduardo Volpatti, doctor Teófilo Isnardi, doctor Alfredo Sordelli, teniente coro- nel Antonio A. Romero, doctor Eduardo L. Holmberg, doctor Raúl Wernicke, doctor Pedro T. Vignau, doctor Ernesto Longobardi, profesor Camilo Meyer, señor Augusto Scala, ingeniero Eduardo Latzina, doctor Augusto Chaudet.

Secretarios : Ingeniero Juin JosÉ CARABELLI y doctor JosÉ COLLO

ADVERTENCIA

Los colaboradores de los Anales, que deseen tirada aparte de 50 ejemplares de sus ar- tículos deben solicitarlo por escrito a la Dirección, la que le dará el tramite reglamenta-

rio. Por mayor número de ejemplares deberán entenderse con los editores señores Coni hermanos.

Tienen, además, derecho a la corrección de dos pruebas. Los manuscritos, correspondencia, etc., deben enviarse a la Dirección Cevallos,

269. Cada colaborador es personalmente responsable de la tesis que sustenta en sus escritos.

La Dirección.

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Local de la Sociedad, Cevallos 269, y principales librerias

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El local social permanece abierto de 3 á 7 y de 8 á 12 pasado meridiamo

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AEREA DESDE LOS TIEMPOS MÁS REMOTOS HASTA LOS PRIMEROS VIAJES AÉREOS DIRIGIDOS

CONFERENCIA DADA EN LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

POR EL INGENIERO NICOLÁS BESIO MORENO

INTRODUCCIÓN

La Sociedad científica argentina, en su propósito permanente de concurrir á la difusión de la cultura pública, estimular el estudio y propender al desarrollo de la ciencia, había adoptado una nueva for- ma de labor, que había de consistir en la ejecución de un plan de con- ferencias, comunicaciones y publicaciones, desenvuelto normalmente, desde el año último, con el éxito conocido.

En la realización del primer propósito, fué preciso aceptar la dis- tribución del trabajo que se hiciera y por ello, hame tocado presenta- ros el tema de la Historia de la navegación aérea; tema áspero y la- borioso por cierto, pues su desarrollo, había de demandar muchas ho- ras de tiempo, que, en general, la aprisionante labor nacional, nos deja difícilmente libre.

Empero, la difusión de la cultura pública debe hacerse vineulando todos los esfuerzos y utilizando todas las energías ; la recolección de datos y antecedentes, debía resultar más sencilla en este caso, siá ello concurrían algunos aficionados á las cosas de la aeronáutica, que la sociedad cuenta en su seno ; de allí nació la idea de preparar esta conferencia en colaboración con algún compañero de labor, con quien he formulado el esqueleto, por así decir, de este trabajo.

6 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Debo, así, comenzar diciendo, que esta conferencia no me pertene- ce por entero, pues la hemos preparado con mi distinguido colega el señor ingeniero Jorge Ulaypole, de todos conocido.

Difundido este sistema de cooperación, no será difícil para la so- ciedad, aumentar el número de sus colaboradores, y poblar su tribu- na, á la que tan honroso es subir.

La obra de generalizar la cultura, es apremiante en la nación ; el acrecentamiento sin límites del poderío de la república, y su influen- cia á cada instante más marcada en el movimiento universal, impo- nen á su pueblo, una función de armonía y de concordancia, que debe apercibirse á realizar sin demora; compenetrado de esperanza y amasado de optimismo, tiene una aspiración de grandeza colectiva que nada podrá variar.

La obra de generalizar la cultura, es apremiante en la nación, y la Sociedad científica argentina, se ha entregado á ella sin reservas, pa- reciéndole más urgente que el propio adelanto de la ciencia.

La ciencia es más poderosa que la cultura, y ella logra conquistar su adeptos, y formar escuela, á pesar de todo y contra todo. Para ella parece escrita la frase famosa del aquel florentino perfecto, que nadie ha superado y que todo lo supo y cantó :

« E, dopo il pasto ha piú fame que pria »

Su salvaguardia mejor, está en la eterna mutabilidad de las cosas y de las leyes; y su perpetua vigilancia de los fenómenos, para sor- prender sus más leves variaciones, le asegura el reinado sin límites del tiempo y el dominio siempre creciente del espacio. El reposo, la estabilidad, la inmutabilidad, son desconocidos en el universo ; todo cuanto existe, accesible ó no á los sentidos ó á la mente, se mueve, cambia en su esencia y forma ó en las leyes que lo rigen; por ello, cuanto la ciencia tiene de ya definitivamente adquirido, tendrá que ser revisto y reconsiderado sin cesar. Ella es un organismo viviente, que todo él se modifica y altera minuto á minuto, y por tanto, debe vivir y vive en perpetua vigilancia de misma. No es tan urgente, pues, su estímulo, como el de la cultura pública nacional.

Ninguna tradición nos recuerda en qué época de la existencia de la humanidad, logró el hombre crear los mecanismos más sencillos, que le permitieron recorrer, sin esfuerzos extraordinarios, la tierra y

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 7

los mares; ninguna leyenda nos dice, cuándo se hizo la primer apli- cación de la rueda, ó de la vela, á los vehículos de tierra y mar, mas no puede, no, dudarse, que desde ese instante, el hombre soñó con el viaje por los aires y con el vehículo que había de permitirlo. Esta as- piración, se ha condensado en casi todas las leyendas mitológicas de los pueblos primitivos, y en particular, en la del pueblo griego apa- rece tan viva y tan en armonía con la idea de la volación, que ella parece el presagio de los esfuerzos que debían realizarse posterior- mente y que apenas ahora, pueden mirarse triunfadores.

La historia de la navegación aérea puede dividirse en dos partes, marcadamente distintas, como son distintos en su esencia los dos grupos de aparatos que permiten trasponer los aires; me refiero al «más pesado» y «al más liviano» que el aire, como se les designa. Comenzaremos con la del « más pesado », cuyo éxito presente es in- cuestionable, por ser aún el más accesible y generalizado.

Su historia tiene cuatro etapas : la legendaria que comienza en Íca- ro; la especulativa, que comienza en Leonardo da Vinci; la científica, que comienza en Cayley, y la de aplicación, que comienza en Li- lienthal.

PRIMERA PARTE

AVIACIÓN

1. Período legendario

La venganza del fabuloso rey del ancho mar, cuenta Ovidio, y de las rientes playas y de las fértiles islas, escapado á la voracidad de Cronos olímpico, y el rencor de la hermosa madre del héroe virgilia- no, movieron á aquel sabio rey de Creta á encerrar su Minotauro en el fabuloso laberinto proyectado y construído por el prudente padre de Ícaro famoso. Muerto Minotauro, por el valeroso Teseo, esposo desdichado y desdichado padre, Minos, el juez infalible, castiga en su propia obra al fecundo Dédalo de la traición monstruosa, quien ence- rrado con el ligero Ícaro en el laberinto, medita planes de evasión y suspira horas de libertad.

Armado de fortaleza y de prudencia, cardinales virtudes que intenta

S ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

infundir en su soberbio hijo, se apercibe á la huída y fabrica alas po- derosas, que afirma con cera á sus espaldas, y con la serenidad que infunden la fe en el propio esfuerzo, y la esperanza en la libertad, se lanza al espacio, como el águila certera abandona la roca prominen- te que la sustenta. El juvenil viajero olvida bien pronto los consejos de la prudencia paternal, y se aleja de los rizados dominios de Nep-

Fig. 1. Caída de Ícaro

tuno, para acercarse, audaz, á los del hijo poderoso de Hiperión, que irritado, funde la cera de las frágiles alas.

El anchuroso mar abre su seno para recibir amorosamente al cas- tigado infante, cuyo cuerpo deposita la onda en las manos piadosas de Hércules, que le otorga: reposada supultura, junto al mar, desde entonces icariano.

Pero Dédalo, protegido por la coraza de su madurez y experiencia,

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 9 siguió su vuelo con las alas abiertas y firmes, para la tierra soñada, como tienden el suyo las tórtolas, al reclamo del nidoque las espera; y arribado á la playa generosa, se posó en ella mansamente, como el que descansa y se abandona feliz, al dar cima á porfiada y fecun- da labor. El sumo artífice había hallado nuevo campo á su ingenio.

Tal el vuelo mitológico de los prisioneros de Creta, y tales, la pri- mer catástrofe, y el primer éxito de la aviación.

La aviación, pues, salvó el arte —olímpico presente de la ase- chanza que le tendía la ciencia, y desde entonces, ésta ha debido mi- “arlo crecer y prosperar á su lado, engrandecido con el tiempo y con el creciente poderío de la mente humana.

Fábulas como ésta se anotan en todas las mitologías, y si no son exacta reproducción de hechos, son sin duda pruebas de una eterna aspiración y leyendas con un probable fondo de verdad.

Así los indios relatan que Hanonman aconsejado por el sabio Jam- baranta se lanza á los aires desde lo alto de una colina y cae en Lan- ka tal como lo esperaba.

Análoga es la leyenda de Wieland y Egil en Islandia; las que figuran en las Mil y una noche, árabe ; la de Onlefat en las islas Ca- rolinas que se hace trasportar por los aires con auxilio de aire ca- liente.

Empero, saliendo de la mitología para entrar en la historia, los primeros ensayos que ésta nos recuerda no parecen menos fabulosos ni más claros.

Bien difícil sería señalar á qué época histórica corresponde la pri- mer tentativa de navegación aérea ; y bien difícil porque en no pocos casos no es dable distinguir entre el dato histórico medianamente comprobado, y la leyenda, pero si hemos de dar fe á cuanto nos cuen- ta la crónica romana, diremos que fué hacia el siglo cuarto anterior á nuestra era. Vivía entonces un preclaro filósofo de Tarento, que precedió de poco al famoso maestro de la humana razón y coetáneo de aquel Platón cuyo erróneo sistema filosófico compartía ; en el ins- tante, pues, en que las puertas de la ciencia se abrían á la humani- dad, Archita de Tarento había construído una pequeña paloma de madera que llegó á volar ; así nos lo dice, por lo menos, la turbia tra- dición que lo relata.

Architas pitagórico fué célebre en su tiempo por inventos nume- rosos, atribuyéndosele los del tornillo, de la polea y del cometa, los

10 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

que constituyen, al decir de Landelle, los tres órganos de cuya unión debe resultar el aparato de aviación más avanzado, aunque sea el más difícil de equilibrar; en efecto, el tornillo es la hélice ó el pro- pulsor, la polea es la expresión del mecanismo destinado á transmi- tir la fuerza, y el cometa es el plano que sostiene el aparato en los aires.

En la famosa polémica sostenida entre Scalígero y Cardan, á media- dos del siglo XVI, se trata del pequeño aparato de Architas y la for- ma de reproducirlo.

Ninguna noticia tenemos acerca del mecanismo de este juguete, nacido en la época más gloriosa de la grandeza helena; todo hace pen- sar, sin embargo, que se tratase de un aparato mecánico, hábilmente

Fig. 2. Probable cometa de Han-sig

combinado, con la aplicación de algún principio físico, nuevo en aque- llos tiempos.

El tema no debía ser por entonces demasiado exótico, pues el pa- dre, ya citado, de la filosofía científica y el creador de los métodos y doctrinas basadas en la razón, Aristóteles, se ocupó del vuelo de las aves y de la función de las alas y la cola.

Poco tiempo después, aparecían en la remota China los primeros cometas, atribuídos al general Han-sin, dos siglos antes de Cristo. Ningún dato positivo nos ha llegado acerca de este curioso esfuerzo de la fantasía oriental, pero tal noticia basta para mostrarnos la uni- versalidad del problema y el interés que despertara en todos los tiem- pos y para todas las razas.

En los primeros años de nuestra era, y durante el imperio de Ne- rón, aquel Simón mago, de ingrata memoria, fué obligado por el gran

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 11

histrión monarca, á efectuar un vuelo en forma que no se sabría expresar; Simón pudo volar sin duda pero con desastroso resul- tado.

Se ha dicho y repetido que este vuelo de Simón mago, es una le- yenda más y así deseamos creerlo todos, pero algunos testimonios que de ello se conservan, nos conducirían á aceptar la posibilidad del hecho tan curioso.

Mi) años más tarde, en Venecia, un monje inglés, Malmesbury, rea- lizó diversas experiencias, lanzándose al aire desde lo alto del Cam- panile de San Marcos, con un aparato del que no nos han llegado no- ticias, con tan poca suerte que en uno de los accidentes de sus vuelos rompióse ambas piernas. Tenemos también noticias vaguísimas sobre algunos ensayos desgraciados, realizados en Constantinopla hacia la mitad del siglo XII.

También el irrespetuoso Bacon se ocupa incidentalmente de la na- vegación aérea al predecir en su De secretis operibus artis et nature que habíamos de construir máquinas para volar.

Y para terminar con este primer período histórico de la aviación mezclado de fantasias y leyendas y de hechos positivos y datos his- tóricos, citaremos á dos matemáticos distinguidos del siglo xy, Juan Bautista Dante, de Perugia y Regiomontanno de Koenigsberg.

Juan Bautista Dante logró mantenerse en el aire por breve tiem- po y aterrar suavemente, construyéndose dos alas equilibradísimas y proporcionadas rigurosamenre al peso de su cuerpo.

Dante partía generalmente de puntos elevados y sus alas le permi- tían planear y evolucionar, salvando distancias relativamente consi- derables; navegó de este modo varias veces sobre el lago Trasimeno hasta que un accidente de volación lo precipitó en tierra, ocasionán- dole la rotura de una pierna. Empero, Dante, no formó escuela y no se tiene noticia de ningún contemporáneo que realizase vuelos análo- gos á los que con tanto éxito iniciaba el físico y matemático italiano ; fué el verdadero precursor de Lilienthal y de la aplicación del méto- do experimental en la navegación aérea y este sólo título es suficien- te para llenarlo de gloria.

Los aparatos de Regiomontanno, fueron más bien juguetes inge- niosos que máquinas de volar; el célebre matemático y astrónomo, construyó una mosca y un águila, de metal ambas, que volaban libre- mente, y alcanzaron á recorrer así centenares de metros. De ello no nos ha quedado ninguna descripción que permita juzgarlos, pero pa- rece indudable que, los vuelos de estos pequeños aparatos, fueron

12 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

frecuentes y numerosos; se ha dicho que estos ensayos no eran sino fábulas inocentes, lo cierto es que Regiomontanno se había hecho cé- lebre en su cátedra de astronomía de Viena y había observado por primera vez astronómicamente un cometa; era pues un hombre de saber. |

2. Período especulativo

Y llegamos á otra etapa en la historia de los aparatos de volación. Correspondíale iniciarla á aquel otro extraordinario cerebro florenti- no que llenó con su genio la segunda mitad del siglo xv y que tocó con admirable grandeza la ciencia y el arte: Leonardo da Vinci.

El período del renacimiento no podía elaborar una personalidad tan múltiple y tan profunda como esta asombrosa que tocamos : mate- mático, físico, ingeniero, filósofo, poeta, pintor, escultor y arquitecto, da Vinci re- cogió del comentador Averroes los prin- cipios fundamentales de la filosofía aris- totélica y planteó inicialmente la tesis de que la experimentación es el único método para interpretar la naturaleza y descubrir sus leyes. Erudito, además, en anatomía, fisiología, astronomía y quími- :a, este grande fué en verdad el espéci- men más acabado del superhombre niest- chano.

Maquiavelo divide los hombres en tres erados principales de capacidad: los que

A onardo da ina comprenden las cosas por el sólo minis- terio de sus facultades naturales; los que

requieren una explicación para comprenderlas; los que no las compren- den de ninguna manera. Leonardo da Vinci ocupaba el estrado prin- cipal en el primer grupo, ingresando en la categoría de los creadores. Leonardo hizo un estudio cuidadoso del vuelo de los pájaros, el que ha llegado incompleto hasta nosotros; hacia fines del siglo xv ideó la hélice ascensional y entre sus papeles se encontró un dibujo que representa su aparato y del cual dice: « Considero que si este instru- mento está bien hecho á tornillo, en tela de lino y cuyos poros se obturen por medio de cola de almidón y si al mismo tiempo se le hace

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 13

girar con gran velocidad, este tornillo penetrará en el aire y marchará en alto. El contorno exterior del tornillo deberá ser de alambre de hierro del espesor de una cuerda y tendrá del borde al centro, ocho brazas de distancia. Se tendrá una prueba haciendo mover rápi- damente á través del aire una regla larga y delgada y entonces el brazo se verá forzado á seguir la dirección del borde de la misma. »

Es el inventor del paracaídas, del que da dibujos clarísimos. y dice :

Fig. 4. Elicóptero de Leonardo

«Se constatan las ventajas que tendría una especie de cúpula cónica, ligera, que descendiese de lo alto de los aires, sin aceleración de velo- cidad. Si un hombre tiene ese pabellón de tela almidonada, cada una: de cuyas caras alcance á 12 brazas de ancho y que sea alto de 12 bra- zas, podrá lanzarse de cualquier grande altura, sin peligro. »

Ideó también una máquina para volar, de alas batientes, dando numerosos dibujos de conjunto y de detalles; el movimiento de las alas se producía con los brazos y piernas. Eligió como tipo de sus alas, las de los pájaros de presa, que Leonardo .considera el ejemplo más digno de imitar y característico, siendo después reproducidas en aparatos más perfeccionados como el de Moore y Soltan; Mickl y Boher adoptaron un tipo de alas para su ornitóptero, deducido de la

14 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

reproducción fiel del movimiento de alas naturales, descomponiendo este movimiento en una serie de imágenes, obtenidas con la cronofo- tografía, y resultaron análogas á las de Vinci: es de notar, pues, la extraordinaria agudeza de observación de Leonardo, para llegar á esa semejanza. Según los cálculos de Leonardo, las alas debían tener una amplitud de 30 brazadas. Este aparato se empezó á construir en 1490, pero no hay seguridad de que se concluyera y menos de que se ensa- yara: sin embargo, Mereshkowosky en el romance en que hace una fantástica biografía de Leonardo, dice que el mecánico de éste, lla- mado Zoroastro da Peretola, quiso volar con ella, y se fracturó las costillas. Leonardo, siguiendo su método de investigación, hizo pri- mero un estudio « de las cosas insensibles, que descienden en el aire sin viento; y después, de las que descienden con viento»; prosi- guiendo con el estudio del viento, y de la anatomía de los pájaros, llegó á medir el esfuerzo que se ejerce al batir el aire, con paletas de determinadas dimensiones; estudió también el plumaje de los pájaros y dice: «Para hablar de estas materias, es necesario, en un primer libro, definir la naturaleza de la resistencia del aire; en un segundo libro, la anatomía del pájaro y de sus plumas; en un tercero, la ope- 'ación de tal pluma para diversos movimientos; en el cuarto, el papel que desempeñan las alas y la cola, sin batir las alas, á favor de viento contrario, para guiar en diversos movimientos. »

Distingue entre las diversas clases de vuelos, y cómo procede el pájaro para torcer á derecha ó izquierda, ascender ó descender, lle- gando á aquella gran conclusión que se confirmara muchos años des- pués : «movimiento contra y sobre el viento, lo hace ascender, mucho más que lo que corresponde al ímpetu natural, con lo cual se le suma la ayuda del viento, el cual llegándole por debajo, le hace el papel de cuña» y daba una demostración geométrica de ello.

Borelli, sin conocer los estudios de Leonardo, explicaba más tarde, que una cuña hendida en un cuerpo, tiende á separarlo en dos partes, pero, si las partes del cuerpo pudieran reaccionar sobre la cuña, ellas comunicarían impulsiones oblicuas á las caras de la misma, obligán- dola á salir, en línea recta, con la base hacia adelante.

Así Leonardo dice: « Cuando el pájaro con su batir de alas quiere elevarse, alza los húmeros y bate la punta de las alas, hacia sí, con- densando el aire que hay entre las puntas de las alas y el pecho; eleva al pájaro la tensión del aire. »

Se desprende de todo lo que antecede, que Leonardo había com- prendido perfectamente, que el pájaro, para volar, encontraba apoyo

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 15

en el aire, y su teoria, como dice Antonio Favaro, «se acerca mucho á lo que hoy en día se piensa, acerca de la influencia de la velocidad sobre la sustentación ». Estos estudios sobre el vuelo de los pájaros, fueron hechos por Leonardo alrededor del año 1505.

Respecto al elicóptero, Leonardo hizo varios modelos á re- sorte.

Posteriormente á Leonardo, Belón (1517-1564) tuvo la primer idea de la resistencia del aire; Guidotti (1569-1629) imitando á Dédalo logró volar, se dice, por un cuarto de milla; el sabio Galileo (1564- 1642) estableció experimentalmente la resistencia del aire; Veranzio de Sebénico (1616) describe el paracaídas; y Cyrano, llamado des- pués de Bergerac (1619-1655), describe en su Viaje á4 la luna un mé- todo especial para trasponer los aires y cruzar el espacio, los ensa- yos experimentales de Cyrano no tuvieron éxito; Juan Wilkins, her- mano de Cronwell, en su tratado Mathematical magic (1648) se ocu- pa largamente también de la navegación aérea; Borelli, en 1680, describía el vuelo de los pájaros con gran acierto, confirmando las teorías de Leonardo da Vinci, cuyos trabajos no conoció. Por la mis- ma época, Besnier construyó un aparato mecánico, sin timón ni cola, con el cual, se dice, se lograron hacer algunos cortos vuelos; su apa- “ato aparece descripto en un periódico de la época, en que se dan da- tos minuciosos y un grabado que lo representa (Journal des savants, 12 diciembre de 1678).

La primer experiencia con paracaídas dirigible, aparece relatada en la embajada de Luis XIV al rey de Siam, según la cual «un sal- timbanqui subía á lo alto de un elevado bambú y se dejaba caer, sin más recursos que dos sombrillas atadas á su cintura por las mangas; se abandonaba al viento, que lo llevaba al azar, tanto á tierra, como á los árboles, las casas ó el río, sin que jamás este hombre se hiciese daño ».

- El conocido físico y matemático inglés, Roberto Hooke, inventó y ensayó en 1700, varias máquinas para volar, disponiéndose alas en las manos y los pies y veletas especiales que al girar ponían en movl- miento un tornillo sin fin que ayudaba á mover las alas. Se trataba, pues, de un verdadero mecanismo, que acaso encierra en sí, el prin- cipio de la hélice.

Toda esta serie de experiencias, sin un carácter especulativo ver- dadero, no podían dejar escuela dado que aun no se habían llegado á establecer leyes fundamentales respecto á la resistencia del aire, ni se conocía su valor. Presentida por Aristóteles, expresada por Belón

16 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

y luego por Galileo, Gassendi y Borelli, debía ser establecida por Newton.

Newton ideó un método para determinar dicha resistencia, caleu- lándola para cada grado de velocidad, según la fuerza necesaria para imprimir continuamente dicha velocidad al cuerpo en movimiento; por esta senda le siguieron Borda, Hutton, Thibault y otros.

Las experiencias se hicieron entre Newton y Désaguiliers en la catedral de San Pablo, dejando caer globos de vidrio cuya velocidad final era de cuatro metros por segundo; dichos globos todos iguales se cargaban con pesos que crecían gradualmente, como los números 1, 4, 9, 16, los que al caer tomaban al iniciarse la caída una acelera- ción, que por la resistencia del aire, desaparecía después, siguiendo un movimiento uniforme. Newton redujo á una fórmula algebraica los resultados de su experiencia y dejó definitivamente establecido. el ralor de la resistencia del aire.

En 1742, Bacqueville á los 62 años de edad, voló cerca de 300 me- tros con alas atadas á sus brazos y Grimaldi en 1751, habría cruzado la Mancha, según se dice, con una máquina voladora; esto no ha sido comprobado y conviene por tanto dudar de su autenticidad.

Cárdenas en Lima, en 1762, estudia el vuelo de las aves y proyecta una máquina voladora y llega á hablar del vuelo á vela, planeado y remado. El matemático Paucton, en 1768, considera la aplicación de la hélice á la propulsión é idea una máquina constituida por una hélice de sustentación de eje vertical y otra de propulsión de eje horizontal; era el elicóptero de Leonardo da Vinci.

En 1750 encontramos al mecánico francés Blanchard, quien hizo arias publicaciones y experiencias con un aparato compuesto de dos erandes alas, semejantes á paracaídas y fijadas en un esqueleto en que el operador estaba de pie. Logró volar, elevándose hasta 25 me- tros, pero combatido por el gran matemático Lalande, quien estaba completamente equivocado sobre estas cuestiones, no pudo prospe- rar; en realidad Blanchard no se hallaba en condiciones de volar, pero sus esfuerzos podían haber concurrido á la solución del gran proble- ma; poco después, á pesar de habérsele ofrecido un premio de ochenta mil francos, abandonó la aviación para dedicarse á la aerostación, cuando los Montgolfier realizaron sus experiencias, de las que nos ocuparemos en su oportunidad.

Á fines del siglo XVII la idea del elicóptero de Leonardo, ampliada por Paucton, fué retomada por Bienvenu y Lanoy; se reducía el apa- rato á cuatro hélices que se movían por la torsión de un elástico. La

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 1

construcción del aparato no llegó á terminarse, ni se logró llamar la atención sobre él.

Con esto termina el período especulativo en la historia de la nave- gación aérea; vamos á entrar con el siglo XIX en el período científico, por así decir. Detengámonos un instante, pues va á aparecer la figura del verdadero fundador del aeroplano, ignorado durante tantos años, negado después, aun por mucho tiempo y que cuesta todavía hacer reconocer por cuantos pretenden anteponer el sentimiento patrio á la verdad histórica inconmovible, cada vez más luminosa é indiscutida.

Los grandes inventos son la obra de muchos hombres; llegamos á

Fig. 5. Aeroplano Henson (tipo Cayley)

sir Jorge Cayley que sintetiza la vasta labor de sus antecesores y que sienta los principios científicos que servirán de base á la aero- náutica.

53. Período científico Sir George Cayley publicó en 1509 varios artículos en el Nichol-

son?s journal y en la Philosophical magazine, de Londres, en los cuales

AV. SOC. CIENT. ARG. T. LXXVII 2

18 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA

se hacía la descripción detallada y completa de un aeroplano, cuyas líneas generales, y aun de detalle, coinciden en un todo con el cons- truído por Henson 34 años después; estos artículos, que permanecie- ron desconocidos en Francia muchos años, fueron descubiertos por Pénaud en 1574 y presentados á la Société francaise de navigation aérienne, en el mismo año; en 1910 han sido reeditados en el Agriel navigation.

Para demostrar que Cayley es quien marcó rumbos seguros á la navegación aérea, describamos los estudios que contienen los citados artículos.

Empieza por valorar la resistencia que ofrece el aire al movimiento de una superficie delgada, de 0*093, transladándose, perpendicular- mente á su plano, cor una velocidad de 716 por segundo; encuen- tra que dicha resistencia es de 4'88 por metro cuadrado,

Si aplicamos las fórmulas del caso, para deducir cuál es el valor del coeficiente de resistencia del aire (resistencia de la unidad de superfi- cie, moviéndose perpendicularmente á su plano, á la unidad de velo- cidad), hallamos que dicho valor es K = 0'*095.

Las experiencias modernas, llegan al valor medio K = 0,08, el cual difiere poco del que se deduce de las experiencias de Cayley, con lo que se prueba la prolijidad de las medidas verificadas por este experimentador; tal resultado es muy importante, si se considera que en una lista de 30 valores, obtenidos por diversos experimenta- dores y en distintas épocas, los resultados obtenidos varían de 0,057 á 0,13.

Después Cayley, hace el estudio de un plano inclinado, con una superficie de 20 metros cuadrados, moviéndose en aire en calma, á razón de 1055 por segundo, y con una inclinación sobre el horizonte de 1/10" y deduce que si dicha superficie puede soportar una carga dada, la fuerza necesaria para conservar el movimiento, será el pro- ducto de la carga por la inclinación; confirmando así lo sostenido por Borda y verificado después por Bossut, Buat, Duchemin, Pénaud y Renard.

Es este punto, el que determina la base de la aviación, y su hallaz- so comporta la demostración de la posibilidad, de que, por sus pro- pios medios, pueda sostenerse en el aire un cuerpo más pesado que él, con poco gasto de potencia.

Prosigue el estudio de Cayley, haciendo ver las ventajas del plano inclinado, y la importancia de la pequeñez de la resistencia á la mar- cha, aplicando todo esto al estudio del vuelo de los pájaros, siendo el

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 19

primero que hace constar las ventajas de la forma cóncava de sus alas, al considerar que esta forma, acrecienta mucho el apoyo que encuentra en el aire: al mismo tiempo, es el primero en aplicar la relación de las componentes vertical y horizontal, para explicar el funcionamiento del ala. Por otra parte, tiene en cuenta la resistencia suplementaria ofrecida por el cuerpo de los pájaros, considerándolos como proyectil, y sus conclusiones, fueron utilizadas por los que des- pués de él, Pénaud entre otros, se dedican á estudios análogos, para sentar conclusiones con aquella base.

Cayley aconseja se verifiquen y él las realiza experiencias sobre la resistencia del aire, el aeroplano á hélice y el equilibrio aéreo.

Sigue después la descripción de un planador, que llama aeroplano, correspondiendo á Cayley y no á Joseph Pline, como se ha dicho, la prioridad en dicha designación, que se conserva hasta nuestros días; por otra parte, lo que patentó en 1855 Joseph Pline, con el nombre de aeroplano, era una especie de globo, pero más pesado que el aire, y que presentaba una gran superficie horizontal: cosa muy distinta al aeroplano.

Cayley hacía descender su planador, desde lo alto de una colina, lastrado con un peso de 90 kilogramos; el aparato bajaba hacia la lla- nura, formando un ángulo con el horizonte de 10”. Como se vé, Cay- ley utilizó el método que, S0 años después, utilizara el famoso Lilien- thal en sus célebres experiencias.

En estos estudios se encuentra el cálculo de una máquina á vapor ligera, y de gran velocidad de rotación, destinada para la locomoción aérea : la caldera se compone de una serie de tubos de fierro que con- tendrían el agua, de pequeño diámetro y dispuestos de manera que forman la envoltura del hogar; el condensador es de superficie, siendo Cayley también, el inventor del primero de estos dos elementos de la maquinaria moderna.

Además, trae el estudio de un tipo de máquina de explosión, á mez- cla gaseosa, y la teoría completa del vuelo á vela.

Cayley observa que en un plano inclinado en movimiento, el cen- tro de presión varía con el ángulo de incidencia: con lo cual, dice, puede conseguirse una especie de equilibrio automático, teniendo en cuenta que el centro de gravedad permanece inmóvil cualquiera que sea la inclinación: esto fué utilizado por Pénaud, para hacer su Juguete planador famoso.

Prevé una cola horizontal análoga á la de los pájaros, la cual por

20 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

la acción del aire sobre una ú otra cara, según la variación de la inci- dencia, en relación al plano de la trayectoría seguida, permitiría ase- gurar automáticamente el equilibrio, al mismo tiempo que, por un ligero desplazamiento alrededor de un eje horizontal, permite asegu- rar la dirección ascendente ó descendente del aeroplano; la primer idea contiene el principio de lo que perfeccionado y aplicado á las alas, se ha llamado gauchissement, adoptado por los hermanos Wright, y que Mouillard había descubierto, al hacer el estudio del vuelo de los pája- ros en el Cairo: es éste otro de los principios más importantes de la aviación, pues resuelve la cuestión del equilibrio, y hoy en día se construyen todos los aeroplanos, de modo que sus alas ó timones, se deforman de la manera indicada y á tal objeto, ó llevan pequeñas ale- tas en las extremidades, ó detrás de las alas, que pueden tomar ineli- naciones diferentes á las de aquéllas, realizándose de este modo el mismo principio; la segunda idea (desplazamiento alrededor de un eje horizontal), realiza el timón de profundidad, que hoy en día se usa en todos los aeroplanos.

Jorge Cayley construyó un monoplano, con máquina á vapor, que ponía en movimiento á dos hélices, situadas detrás del aparato; el aviador quedaba protegido del viento por medio de un gran cuerpo central, cerrado, que contenía también la motriz, logrando con ello que su aeroplano fuese mejor proyectil, por la diminución de la resis- tencia á la penetración; los aparatos más modernos y que han figurado en las últimas exposiciones, realizan esta idea de Cayley.

En las experiencias y antes de hacer el ensayo del propulsor, se rompió el aparato, y falto de recursos, hubo Cayley de abandonarlo todo, muriendo poco tiempo después: corresponde hacer notar que Cayley preconizaba el uso de la hélice en 1509, y recién en 15839 tuvo lugar el primer ensayo, realmente práctico, de un propulsor helicoide, cuando Smith hizo en veinte horas en su buque, el Archimedes, de 257 toneladas, su viaje de Gravesend á Portsmouth. Cuando hace el estu- dio de la motriz, no deja Cayley de darse cuenta de las dificultades que se presentarían, para construirla potente, sólida y liviana.

Las investigaciones de Cayley, no se detienen sólo en la aviación, sino que abarcan todo el campo de la navegación aérea, pues estudia el globo fusiforme, á hélice; la necesidad de su gran tamaño y rapi- dez; el medio de obtener esta última, valiéndose de una manga de aire provista de un ventilador; los principales sistemas estáticos y dinámicos, propios para el ascenso y descenso, sin pérdida de lastre;

todo está claramente estudiado.

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 21

También realiza Cayley un estudio sobre los paracaídas, á propó- sito de los ensayos que hacía Jacques Garmerin, el 22 de octubre de 1797, del que nos ocuparemos en la aerostación, y llega á la conclu- sión de que todos los ideados hasta entonces tenían las formas más inconvenientes y nocivas que pudieran imaginarse, para el destino deseado: el paracaídas ideado por Cayley tiene la forma general pero invertida, pues dice: «la forma cónica, con el vértice del ángulo vuelto hacia abajo, es la base principal de la estabilidad en la nave- gación aérea », y citaba como ejemplo la estabilidad que los navíos deben á su corte general y necesariamente á su quilla, notando como evidente que la inmersión de la superficie actuante del paracaídas será un elemento de estabilidad.

En Francia, Alfonso Pénaud demostró igualmente por numerosas experiencias la exactitud de esta teoría. Hace ver que la forma corriente de paracaídas, el de Garnerin, por ejemplo, actúa en un sentido opuesto al del equilibrio, pues al producirse un balanceo, el lado que va hacia la caída encuentra una resistencia mayor en su nueva posición para volver á la primitiva, y el lado que tiende á ele- varse encuentra una resistencia menor para seguir su marcha : con todo esto, el vuelco es inevitable.

Cocking, en 1836, ensayó este tipo de paracaídas, abandonando un globo á mil metros de altura; pero como no había realizado ensayos previos para determinar la superficie necesaria para sostener su peso, pagó con la vida su imprudencia.

La obra de Cayley no tuvo consecuencias inmediatas, pero hacia 1943, Henson realizó el aparato de volar de aquél, construyendo un verdadero monoplano. Desgraciadamente, Henson estaba completa- mente equivocado respecto de los principios científicos de sustenta- ción y el modelo de cerca de 7 metros de ancho que construyera con un inventor de la época, Stringfellow, rompióse antes de abandonar el plano inclinado, desde el cual debía lanzarse el aparato.

La máquina de Henson, modelo Cayley, era un verdadero aeropla- no y cuando Henson abandonó sus tentativas, Stringfellow que las continuó, logró fabricar un modelo pequeño que voló 40 metros, pro- visto de un motor á vapor, bastante imperfecto por cierto, como no podía ser de otro modo, dada la época. En el estudio de este elemen- to, Stringfellow después de numerosos ensayos. alcanza á construir un motor á vapor cuyo peso no pasaba de 7 kilogramos por ca- ballo.

En esta misma época aparece una serie de constructores de apara-

22 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

tos, entre los que pueden citarse por su interés : el de Degen, para- caídas ensayado en Viena en 15808; el aerovelero de Sarti, en Bolo- nia, en 15828; el elicóptero de Philipps en 1850, con motor mecánico; el paracaídas dirigible de Letour, que le costó la vida, en 1852; el aeroplano de Loup en 1852, que tenía la forma de ave; el aeroplano de Breant, también de forma de ave, que debía mover el mismo avia- dor con sus brazos y pies; el elicóptero de Amecourt en 1853; Ca- lingford, con un aeroplano en 1856; los aeroplanos de Le Bris en 1857; de Villejuif en 1858; los elicópteros de Bright, Landelle y Liais en 1860 á 1863 ; el monoplano de Louvri?. En el año 1863 tó- 'ale intervenir á Tournachon, quien lanza su famosa proclama relati- 'a á las ventajas del más pesado que el aire y pone á la orden del día la cuestión.

Fig. 6. Aeroplano Pénaud

Todos los aviadores citados, aun cuando hayan realizado esfuerzos estimables, al trabajar con posterioridad á Cayley, no pueden llamar- se precursores, y por tanto su obra no cabe dentro del período cientí- fico que Cayley abriera. La proclama de Tournachon, más conocido por su seudónimo Nadar, que aparece casi conjuntamente con el eli- cóptero de Ponton D”Amecourt, no tuvo efecto mayor al fin, pues á pesar de hacerse tema de moda, sólo aparecieron el elicóptero de Amecourt (que era el de Leonardo con motor) y el de Folamine en 15877, quien construyó un motor á vapor de 1/5 de caballo que sólo pesaba 1,5 kilogramos. El sistema ascensional lo constituían dos hé- lices, una superior que giraba y otra fija para asegurar la estabili- dad. La caldera era una esfera y proveía el vapor necesario á un peque- no motor de dos cilindros; el aparato se movía y elevaba hasta 15 metros de altura sin dificultad.

Un año después, Castel aplicaba al elicóptero un motor de aire

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 23

comprimido, con el cual también pudo elevarse el aparato que pesa- ba 23 kilogramos.

Las otras tentativas posteriores nos llevarían á una serie de citas y de nombres que ninguna influencia tuvieron en el progreso de la aviación ; dejémoslas, pues, para llegar á Wenham en 1866, que propo- ne los planos superpuestos y es precursor de Hargrave y del mismo Langley y sobre todo á Pénaud que es el primero en aplicar hábil- mente las teorías de Cayley para darles aplicación positiva y certera. Pénaud es una prolongación de Cayley, y su obra la realización ex- perimental de la obra de éste. Pénaud observa el principio del ala- beamiento (gauchissement) que Cayley había presentido y expresado con más ó menos claridad; el aparato de Pénaud realiza ya un aero-

Fig. 7. Aeroplano Tatin

plano moderno y si la falta de recursos no lo hubiera detenido á la mitad de la jornada, se le habría visto volar largamente.

En 1877 Guillermo Kress, construyó un aparato análogo al de Pé- naud, perfeccionado sobre el de éste, pero á planos escalonados, y que no solamente no requería impulso inicial como el de Pénaud, sino que además no se limitaba á descender, pues podía ascender ligera- mente en el aire; este aparato representa un adelanto considerable y «ligno de tenerse en cuenta, por ser la aplicación de principios cien- bÍficos. :

Victor Tatin, poco después, construyó un aparatito á resorte que luego substituyó por otro con motor á aire comprimido, el que se ele- vaba por mismo y giraba en el aire alrededor de un punto, al que

24 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

se hallaba ligado ; el mismo Tatín opinaba que en vuelo libre, difícil- mente se hubiera mantenido el aparato, por falta de estabilidad. Años después con Richete en 1590, ensayó un modelo de 33 kilogra- mos de peso, de la forma de Cayley, á dos hélices; el primer vuelo

Fig. 8. Aeroplano Maxim

dió hasta 90 metros, recorrido que aumentó después ; el motor era de 1,66 caballos. En 1596 llegó á recorrer 140 metros; el lanzamiento se hacía por plano inclinado y sobre rieles.

Hirán Maxim, el conocido fabricante de cañones y ametralladoras,

Fig. 9. Aeroplano ornitóptero de Hargrave

construyó un multiplano en 1895, con el que realizó experiencias de verdadero valor. El aparato pesaba 3,640 kilogramos tenía 557 metros cuadrados de ao

superficie y un motor á vapor de 363 caballos, cuya máquina se consi- deraba una maravilla mecánica; en el peso indicado se comprendían

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 25

tres personas, el aceite, agua y nafta. Se deslizaba por una pequeñí- sima pendiente y estaba provisto de un contrarriel superior, con un pequeño juego, para evitar que la máquina elevara su vuelo más de los 60 centímetros que permitía la equidistancia de riel y contrarriel.

Fig. 10. Tren de cometas sustentando una barquilla tripulada

Después de un recorrido de 150 metros, el aparato se apoyó comple- tamente en los contrarrieles superiores, abandonando por tanto el apoyo y al recorrer 270 metros el eje posterior se rompió, volcándose el aparato. El esfuerzo necesario para romper este eje era de 5000

26 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Fig. 11. Lanzamiento de un elemento celular

Fig. 12. Aeroplano Langley

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 27

kilogramos por tanto el empuje ascensional del aparato era en 1000 kilogramos, superior á su propio peso, por lo menos.

Horacio Philipps construyó un pequeño aparato á persianas, con motor, el que consiguió abandonar la pista, sin piloto, en un trayec- to de 300 metros ; sus experiencias corresponden á 15893. Su sistema á persianas fué el resultado de sus estudios analíticos y prácticos que lo condujeron á darle una superficie ligeramente curva, como lo había establecido Cayley.

Hargrave, en 1890, ideó una combinación de aeroplano con ornitóp- tero, siendo los planos sustendores en forma de diedro y delante de ellos dos pequeñas alas batientes con motor á aire comprimido de un tercio de caballo; este modelo llegó á volar 156 metros con bastante seguridad. En 1893 ideó sus cometas celulares, con un tren de los cuales al año siguiente realizó una ascensión personal. En 18596 el oficial inglés Badenpowel se eleva á 100 metros de altura con un tren de cometas.

El profesor norteamericano Samuel Pierpont Langley, astrónomo y matemático de gran valer, es otra cumbre de la aviación. En efecto, Langley que era secretario perpetuo de la Smithsonian institution, dejó una obra técnica y científica experimental de la más alta impor- tancia. En 15889 hizo un estudio completo, investigando las leyes de la resistencia del aire que fueron publicadas en un libro. El valor del coeficiente de resistencia del aire, hallado por Langley, es K = 0,08, igual al que dieran las experiencias más modernas.

Hizo cuatro modelos de aeroplanos : el primero provisto de un mo- tor de ácido carbónico y los demás á vapor; los resultados de los en- sayos fueron nulos.

Por fin con su quinto modelo, monoplano en tandem y con un mo- tor de 1 HP, el 6 de mayo de 1596 realizó un vuelo de 900 metros, pesando el aparato 13 kilogramos; después repitió los ensayos sobre el Potomac, llegando el modelo á recorrer 1600 metros en 1 minuto 45 segundos, ó sea con una velocidad de 54 kilómetros por hora y con- servándose en perfecto equilibrio á pesar de lo largo del recorrido y no ser manejado por nadie.

El gobierno de Estados Unidos se interesó en el aeroplano y resol- vió acordar á Langley 250.000 francos para construir un aparato que fuera capaz de llevar un hombre; dicho aparato se construyó con una superficie de 97 metros cuadrados y un peso, comprendiendo al pilo- to, de 377 kilogramos. El motor á esencia era de 52 HP y sólo pesaba 150 kilogramos, teniendo 5 cilindros.

28 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Los lanzamientos se verificaron desde lo alto de una especie de

Fig. 13. El avión de Ader con las alas desplegadas

chata flotante : el primer ensayo se hizo el 7 de octubre de 1903, pero enredado el aparato en la plataforma, cayó al Potomac con su piloto el profesor Mauly. El Ss de diciembre se hace otra experiencia, con

Fig. 14. El avión de Ader con las alas reforzadas

igual resultado, y poco tiempo después, agotados los fondos que diera el gobierno, se hizo un tercer ensayo, con fondos particulares, el que también fracasó.

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 29

Langley murió el 27 de febrero de 1906, alcanzando á ver que se resolvía el problema al cual había consagrado una buena par- te de su vida, pues los hermanos Wright hacían entonces grandes vuelos.

La experiencia con los modelos, fué de lo más notable que se hicie- ra hasta entonces.

M. Bleriot, en 1907 y 1908 con el mismo tipo de aparato que Lan- eley, pero dispuesto para partir sobre tierra y poder recomenzar sus experiencias, sin mucho gasto, logró volar, siendo ese uno de los pri- meros vuelos realizados.

El ingeniero Clemente Ader, conocido físico contemporáneo, cons- truyó en 1882 su primer avión que llamó Eolo, para fines militares. Sus alas eran plegables ; se movía á vapor con dos hélices anteriores, timón y tren de aterraje de tres ruedas.

Posteriormente en 1590, realizó vuelos hasta de 50 metros, si bien no hay confirmación de estos datos, pues sus informes, como milita- res, fueron rigurosamente secretos. En 1592 el taller de Ader se militarizó por completo.

Militarizado el taller, se construyó el avión número 2, á tracción central, y el avión número 3 á doble tracción, el cual se experimentó en el campo militar de Santory en octubre de 1597. El vuelo de este avión, cuyo peso era de 500 kilogramos con motor de 30 caballos, al- canzó á 300 metros.

El gobierno francés mantuvo en secreto el informe de la comisión designada para estudiar los aviones, pero después de él, le fueron cor- tados á Ader los subsidios oficiales que habían alcanzado á medio mi- llón de francos.

Detengámonos otra vez. Vamos á cerrar el período científico para entrar en el de aplicación; la figura valerosa de Lilienthal, aparece como otra cumbre de la aviación y su método de experimentación, así como la magnitud de la labor que realizara, lo colocan al lado de Cayley y Leonardo da Vinci, los otros genios que marcaron época en este importante asunto. Después de Lilienthal el dominio de los ai- res queda asegurado para siempre y entramos en el período presente de la navegación aérea.

3U ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

4. Período de aplicación

La historia de la aviación, hasta Lilienthal, había recorrido las etapas iniciales del desenvolvimiento de todas las ideas é inventos humanos. La leyenda más hermosa había mantenido viviente el recuerdo de esta aspiración de todos los tiempos y de todos los paí-

Fig. 15. Primer aparato de Lilienthal, 1893

ses; el paulatino crecimiento de las ciencias positivas, había ido pre- parando los elementos necesarios para su concepción racional; la observación había prestado su concurso soberano para crear ó modi- ficar los dispositivos, pero faltaba aún realizar la experimentación como método final para el más rápido progreso.

Así la conquista de los aires, había de seguir el proceso univer- sal de los conocimientos. Cuando por primera vez se ofrece á la investigación humana una cuestión de interés ó importancia, hasta entonces no considerada por cualquier causa, la razón que la examina y estudia, establece una serie de principios, preceptos ó raciocinios, por el sólo ministerio de la intuición pura. La ausencia de anteceden- tes, le premisas concretas ó de fenómenos observados ó conocidos, conduce á la mente humana á suplirlos, como suple la carencia de

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 31

leyes por hipótesis, y los hechos documentados por conjeturas.

Con el transcurso de los tiempos, el ejercicio de los conocimientos y la aplicación de las hipótesis sentadas, comienza á crearse un orga- nismo, á cada instante más complejo, que permite revisar y rever las teorías aceptadas y á medida que se acumula el material recogido, el raciocinio, provisto de mejores armas, busca y encuentra mayores

Fig. 16. Nuevo aparato de Lilienthal, 1895

elementos de juicio y le es dado desechar las primeras hipótesis y conjeturas puramente intuitivas, para substituirlas por otras más firmes y duraderas, dado que resultan ya de un proceso formal de deducción, que es posible aplicar, cuando se ha logrado reunir ante- cedentes y nociones bastantes, para construir dicho proceso de- ductivo.

Desde ese instante es ya posible aprovechar, en todo su beneficio, de la observación en procura de nuevos hechos y otros elementos dis-

32 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

cretamente elegidos, y á poco será ya preciso recurrir á un método más activo y dinámico y más positivo, para satisfacer la demanda “ada vez más imperiosa de comprobaciones, datos y detalles de meca- nización del edificio que se construye. Tal el método experimental

Fig. 17. Liliental aterriza con su biplano, 1895

que en aviación iba á poner en práctica Lilienthal, cuya escuela diera resultados tan decisivos é inmediatos.

Lilienthal tuvo la virtud de comprender que la aviación había lle- gado al periodo experimental y por este juicio se propuso ir determi- nando paulatinamente las condiciones que debía satisfacer un aero- plano para recorrer seguramente los aires. El problema se le aparecía desde luego. descompuesto en dos partes principales. Eran éstas: 1* la estabilización del aparato y 2% su impulsión; cada una de estas partes encerraba á su vez una serie de problemas importantes que

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 35

era preciso resolver por experiencias personales repetidas, las cuales debían realizarse, como es natural, con un aparato teórico, construído de acuerdo con los conocimientos y las hipótesis más racionales, que la experiencia había de corregir.

Se propuso, en primer término, determinar la influencia de la ineli- nación de las alas en los vuelos, la conveniencia de la forma curva, la amplitud de su superficie y forma más apropiada.

Con estos fines proyectó una estación experimental sobre una

pequeña colina, elevando algunos terraplenes destinados á facilitar

sus experiencias; construyó un hangar en forma de torre, desde cuyo techo podía lanzarse.

Las alas que usaba Lilienthal estaban constituidas por nervaduras, de modo que pudieran replegarse con facilidad para hacer más senel- llo su transporte de un punto á otro. Se lanzaba generalmente contra el viento y desde sus primeros vuelos, los que no pasaban de 10615 metros, comenzó á hacer notables observaciones que fueron refor- mando constantemente el aparato.

Desde luego, la diversa incidencia del viento, sobre una y otra ala, le hizo reducir su longitud para asegurar su dominio y conservar y restablecer rápidamente el equilibrio. El ancho de las alas quedó tam-

AN. SOC. CIENT. ARG. T. LXXVII

34 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

bién limitado, á fin de poder cambiar la posición del centro de grave- dad, con esfuerzo pequeño; el aviador debía colocarse en la parte delantera del aparato, por ejercitarse inicialmente en ella la presión del viento.

Con estas y otras observaciones llegó á establecer la forma y dimen- siones de las alas, la disposición del aparato, la manera de aterrizar. Convencido de la insuficiencia de las fuerzas humanas para el manejo y maniobras del aparato, decidió construir un motor á vapor de dos 'aballos efectivos y de 20 kilogramos de peso; sus propósitos eran,

Fig. 19. Aeroplano de Pilcher, 1898

utilizar el motor en su tipo de alas y luego agregar alas móviles, las que serían animadas por el motor, cuando la experiencia le hubiese mostrado las ventajas de este procedimiento.

Dedujo también que, provisto de motor el aeroplano, sus alas no debían tener tanta curvatura como en el caso de las experjencias sin motor.

« En conclusión, afirma, la única manera de superar las ventajas del batir de las alas, consistiría en el uso de la hélice aérea, á la vez pro- pulsiva y sustentadora. Solamente las experiencias pueden conducir al éxito. »

Las experiencias de Lilienthal llegaron á dos mil y era tal la peri- cia adquirida en tantos vuelos, que los últimos se realizaban ya con

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 30

vientos fuertes é irregulares, aleanzando en ellos á4 recorrer distan- cias de 100 y 150 metros, sin motor. En 1594 construyó un biplano, habiendo ya logrado evolucionar en el aire, describir curvas y casi retornar al punto de partida. En 1896, hizo construir un aparato pro- visto de motor, de dos caballos y medio; por esa época hizo sus últi- mos vuelos, que alcanzaron á 300 metros en 12 segundos, sin motor, y cuando se disponía á ensayar su nuevo aparato provisto de motor, se mató el 12 de agosto de 1896, precipitándose de una altura de 16 metros, sorprendido por una borrasca que hizo bascular completa. mente su aparato.

Las experiencias de Lilienthal y sus resultados habían sido nume-

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Fig. 20. Pileher descendiendo para aterrizar, 1899

rosamente publicados y reproducidos, y el valeroso experimentador había ya conseguido formar escuela antes de morir. Pero cabe decir que todo cuanto le sigue, en este período extraordinario que media entre su muerte y los actuales vuelos por centenares en todas partes y en todas formas, es sólo la consecuencia de sus audaces vuelos, de su empuje y valentía y de sus métodos de trabajo.

Los continuadores más inmediatos de Lilienthal fueron Pilcher en Inglaterra, Chanute y los Wright en los Estados Unidos, Ferber y Santos Dumont en Francia.

Pilcher continuó las experiencias de Lilienthal, realizándolas en forma análoga, hasta que abandonó el método de lanzamiento de aquél, haciendo arrastrar su monoplano por un caballo al gran galope; el aparato remontaba como una cometa, en cuyo instante Pilcher sol- taba la cuerda que lo retenía y el aeroplano continuaba su vuelo,

36 ANALES DE LA SOCIEDA) CIENTÍFICA ARGENTINA

animado de la velocidad é impulsión recibidas. Audaz como su maées- tro, cometía la imprudencia de volar en días tempestuosos, lo que al fin le ocasionó la muerte, á fines de 1599.

El mismo día en que Pilcher sucumbiía en una caída de su aparato, el capitán Ferber en Francia iniciava nuevas experiencias con un monoplano de 25 metros cuadrados de superficie y ocho metros de

Fig. 21. El aparato de Chanute

abertura, que se destrozó en un primer accidente. Ferber construyó tres aparatos más, con los que pudo hacer dos vuelos de 15 y 24 segundos. Puesto ya en comunicación con Chanute de Estados Uni- dos en 1901, construyó luego un biplano de 50 kilogramos de peso y 33 metros cuadrados de superficie de sostén; con él voló hasta 50 segundos, decidiéndose entonces á aplicar un motor de cuatro á seis caballos, que le permitiera efectuar las experiencias que Lilienthal no alcanzara á realizar.

Pero Ferber pudo volar positivamente, recién en 1905, con el noveno aeroplano, provisto de un motor de 50 caballos, con el que salvó 300 metros; para entonces ya los Wright y Santos Dumont

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA ST volaban largamente y desde años atrás. Ferber falleció, también víe- tima de la aviación, en 1909.

Desde los primeros pasos de Lilienthal por los nuevos métodos,

Fig. 22. Herring y Avery, 1899

para la conquista del aire, el conocido ingeniero yankee, don Octavio Chanute, comprendió que la historia de la aviación entraba en un nuevo período y se propuso seguir los esfuerzos del esforzado experi- mentador y secundarlos.

Su avanzada edad, sin embargo, no le permitía efectuar los experi- mentos personalmente, sino por excepción, de modo que tuvo que

3S ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

recurrir á sus discipulos Avery y Herring, quienes continuaron las experiencias por algún tiempo. Chanute construía un multiplano y con él se lanzaba al aire desde lo alto de un cerro, planeando sin difi- cultad hasta alcanzar tierra sin violencia. :

Por aquella época Chanute se puso en contacto con los hermanos Wright, que desde tiempo atrás habían mostrado predilección por este género de estudios. Hacia 1900, con los datos contenidos en las publicaciones de Chanute, derivadas de las experiencias de Lilien- thal, los Wright construyeron un biplano, que efectuó algunos vuelos

Fig. 23. Otro tipo de planador Chanute, 1599

planeados, y durante los años 1900 á 1902 introdujeron algunas mo- dificaciones á los primeros tipos de planeadores; en primer término, la cola estabilizadora fué suprimida, reemplazándola por un plano delantero horizontal, destinado á permitir el ascenso ó descenso del aparato á voluntad del aviador; dicho plano se podía inclinar con facilidad y hacer el efecto de timón de altura. En tales condiciones, se les ocurrió que podían cambiar el método de lanzamiento utili- zando el timón descripto.

Ayudados por algunos auxiliares, imprimían un movimiento de avance al aparato hasta “adquirir alguna velocidad, en cuyo mo- mento, con un golpe de timón de altura, abandonaban el suelo y con- seguían volar hasta 200 metros.

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 2

Fig. 23. El aeroplano número 4 de Ferber en Niza, 1901

4() ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Introdujeron también el encorvamiento de la extremidad de las alas, variable á voluntad, y de ese modo pudieron no sólo restablecer el equilibrio, en caso necesario, sino también producir virajes y modi- ficaciones en la marcha. En estas condiciones hicieron una gran can- tidad de vuelos en los que alcanzaron una gran seguridad, bajo todos los aspectos. Se reprodujeron entonces las frecuentes experiencias

Fjo. 24. Wright en 1901, sin motor

que diez años antes efectuara Lilienthal y fué posible aumentar día á día el número y género de los conocimientos adquiridos. El biplano de estas experiencias pesaba 53 kilogramos con una superficie de sus- tentación de 28 metros cuadrados; la longitud total del aparato era en aleo inferior á 10 metros y la separación de los planos alcanzaba á 1%5.

zecién en 1903 tuvieron el pensamiento de adoptar un motor á su aeroplano, cuando ya habían adquirido el pleno dominio del planador

y asegurado su éxito como tal.

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 41

El citado sabio Chanute daba el 2 de abril de 1903, en la sociedad Aero club de Francia, su eran conferencia sobre la aviación.

Señala esta conferencia una fecha histórica de importancia: puede considerarse como punto inicial del cuantioso y bien meditado tra- bajo de investigaciones y las aplicaciones que crea la locomoción aérea moderna por medio de aparatos mecánicos.

En ella el ilustre americano después de haber reasumido su trabajo

25. Wrigth en 1902, sin motor

y examinado los estudios sobre el vuelo iniciado por Lilienthal, relata datos y hechos que demuestran cómo, en los Estados Unidos, el pro- blema se aproxima á la solución, porobra de Orville y Wilbur Wright, habitantes de la ciudad de Dayton. Por primera vez el nombre, des- pués famoso, de los dos grandes aviadores americanos se hacía cono- cer de Europa. Los más sorprendidos por tan inesperada revelación, la consideraron con cierto escepticismo. Dos personas, empero, se interesaron vivamente: el capitán Ferber que hacía entonces sus experiencias de vuelo sin motor, en Niza, y el rotable automovilista Archdeacon.

Este último, en el diario La locomoción, escribió un extenso artículo en el cual tendía á atraer la atención del público, sobre el problema

42 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Fio. 26. Ferber en 1902, sin motor

A

97. Los Wright volando con motor en 1905. El problema resuelto

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 43

de la aviación, con el fin de que la solución tan buscada en Europa. no fuera resuelta antes en América.

Chanute, entretanto, antes de volver á los Estados Unidos, prome- tió á sus amigos franceses informarlos sobre los éxitos obtenidos por los hermanos Wright. En efecto, mandó pocos meses después una extensa carta, en la cual reasumía los resultados y los métodos que permitieron obtenerlos.

En enero de 1904, el diario L*aérophile publicó la primer carta en que los Wright anunciaban haber realizado un vuelo de 250 metros el

y Fig. 28. Lanzamiento del aeroplano Wright

1" de diciembre de 1903, en biplano con motor, á pesar de soplar un viento de más de 40 kilómetros por hora. Á una afirmación aná- loga, que seguía á las noticias dadas ya por Chanute, tendientes á demostrar cómo realmente en América se estudiaban y se obtenían resultados prácticos, no se le dió crédito.

Dos grandes diarios ingleses y L'illustration francesa publicaron fotografías que representaban los aparatos de los hermanos Wright en el aire.

Estos documentos gráficos fueron considerados apócrifos. En Eu- ropa se obstinaban en no dar crédito á estos resultados satisfactorios; llegaban siempre nuevos documentos que, malerado sus afirmaciones categóricas, no lograron obtener mayor fe.

El primero de ellos fué una carta de los hermanos Wright al ca-

44 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

pitán Ferber, quien mantenía estrecha correspondencia con ellos.

Esta carta es de la mayor importancia y la reproducimos en su patr- te esencial.

« Nuestras experiencias del mes pasado nos han demostrado que poseemos desde ahora máquinas volantes prácticas, aplicables á varios fines. El 3 de octubre de 1905 hemos realizado un vuelo de 24 kilóme- tros 535 metros, en 25 minutos y > segundos. El día siguiente la dis- tancia fué de 33 kilómetros 456 metros en 31 minutos y 17 segundos. El 5 de octubre nuestro vuelo duró 38 minutos y 3 segundos, cubrien- do una distancia de 39 kilómetros y nuestra detención fué causada por falta de bencina. Los espectadores de estos vuelos se entusiasma- ron de tal modo que no fueron capacés de guardar el secreto. En vis- ta de que nuestras experiencias estaban por ser del dominio público, suspendimos nuestros experimentos hasta conseguir un lugar apro- piado para mantenerlas en reserva.

«Nuestra intención es de ofrecer el aparato á varios gobiernos para aplicarlo á fines militares. Si usted cree que su gobierno se interesa- en ello, podemos ponernos en correspondencia con él. Estamos prontos para proveer por contrato, máquinas que serían entregadas sólo después de una prueba de más de 40 kilómetros.

«El aparato tiene capacidad para transportar ei aviador, y una pro- visión de becina para realizar más de 100 kilómentos ».

La afirmación de haber cumplido trayectos superiores á 20 kilóme- tros y la propuesta de proveer aeroplanos capaces de hacer viajes de más del doble, parecía cosa no sólo exagerada sino del todo inverosí- mil en una época en que en Europa un vuelo de 500 metros, había sido considerado un resultado sorprendente. Se creyó entonces que se trataba de una afirmación de los inventores, sin comprobación al- guna.

El capitán Ferber solicitaba en tanto de los hermanos Wright ex- plicaciones complementarias y al mismo tiempo rogaba á Chanute las confirmase.

El 4 de noviembre se recibió una nueva carta de Wright, en la cual confirmaba lo dicho anteriormeute y ofrecía en venta su privilegio, por la suma de un millón de francos.

Chanute confirmaha también la propuesta.

El silencio absolnto de la prensa americana al respecto, justificaba el escepticismo europeo.

Los Wright celosísimos de su invento, habían hecho de manera que ni los mismos diarios de Dayton dieran noticia alguna de sus vuelos.

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 45

Además, las experiencias se prosiguieron con el mayor secreto sin espectador alguno. Ante el escepticismo de los franceses, los dos americanos contes- taron con un silencio absolato, que debía durar más de tres años. Antes de proseguir daremos á conocer los resultos obtenidos por los Wright en el primer período de sus experiencias, á saber:

Distancia

Fecha a y DALIA Duración 1903 diciembre 17 ...... 0.260 ONII 1905 septiembre 6....... 10.120 E

-— tana side IME96l SO

ANS 19.570 1)

- A eto 2 Misa

OGLUDLO 24.535 25.5 o A ES 39.456 oi A 38.056 38.3

Fig. 29. Primera experiencia de aviación de Santos Dumont, 1906, con motor

Después de los vuelos, ya definitivos de los Wright en Estados Unidos, á los que no se había prestado fe alguna en Francia, como de- cimos, á pesar de las declaraciones de Chanutée, Ferber, Archedacon y de las comunicaciones del mismo Wright al Nuevo Club de Fran- cia, se realizaron en Bagatelle las famosas experiencias controladas dlel ingeniero brasileño Santos Dumont, en 1906.

46 ANAL£S DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA

Desde diciembre de 1903 en que los Wright hacían su primer vue- lo. con motor, la aviación había quedado definitivamente creada, y desde el 23 de octubre de 1906 no pudo caber duda alguna, desde que Santos Dumont, con otro aparato, realizó vuelos en su biplano celular, inspirado en Hargraves.

Aconsejado por Ferber y Arechdeacon, se dedicó Santos Dumont á estos estudios. Construyó su primer aeroplano número 14, adoptó un motor de 24 caballos; con éste, el aeroplano no logró elevarse y de- bió reemplazarlo por un motor de 50 caballos; la hélice que era de

Fig. 30. Primer vuelo oficial europeo con motor. Santos Dumont el 23 de octubre de 1906

madera fué sustituida por otra de acero, que terminaba en palas de aluminio; el aparato así transformado se llamó número 14 bis y en el que estaba destinado á efectuar el primer vuelo europeo.

Este aparato estaba constituído por un largo pico, seguido por los planos sustentadores, en forma de células Hargrave, móviles en el sentido vertical y horizontal; venían, pues, á desempeñar el papel de timón de dirección y de profundidad. La superficie de sustentación alcanzaba á 52 metros y el peso del aparato llegaba á 5300 kilogra- mos, comprendido el piloto.

El primer vuelo constatado oficialmente, de este aparato, tuvo lugar el 23 de octubre de 1906, en que consiguió elevarse del suelo, algu- nos metros, recorriendo, sin sustentación, un espacio de 70 á SO me- tros. La falta de estabilidad lateral le obligó á tocar tierra ; la hazaña

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 47

tuvo inerédulos, hasta que el 12 de noviembre del mismo año, San- tos Dumont hizo un nuevo vuelo de 220 metros. Luego los vuelos se sucedieron sin interrupción y entraron al dominio de las maravillas diarias, sobre todo cuando los Wright llegaron á Francia, iniciando sus vuelos en agosto de 1908.

En el año 1905 se agregaban á la pléyade de los que trataban de resolver el gran problema, Gabriel Voisin y Archdeacon, quienes jun- tos construyeron planadores para continuar la obra de Lilienthal.

Colocaban el aeroplano sobre un bote automóvil, el cual les facili- taba el lanzamiento ; en tales condiciones alcanzaron á recorrer 150 metros á 17 de altura.

Á fines de 1905, Voisin instalaba un establecimiento industrial, destinado á construir aeroplanos ; asociado primeramente á otro gran industrial, M. Blériot, entregaron entonces la aviación á los recursos poderosos y fecundísimos de la industria, y con ello y con las felices aplicaciones del motor que se efectuaban ya, la aviación conquistó un lugar prominente en la historia de la locomoción y de las comu- nicaciones humanas, tan vinculadas á la historia misma del desenvol- vimiento del progreso y la civilización universales.

La historia de los aparatos construídos por Voisin, es la del esta- do actual de la aviación. En esos momentos, los Wright llegaron á Francia con sus aparatos y desde el 10 de agosto de 1908 en que vo- laron durante 1 minuto y 43 segundos, hasta el 18 de diciembre del mismo año en que llegaron á 100 kilómetros, franqueando 100 metros de altura, puede decirse que se acumulan las proezas más estima- bles de la aviación. Desde entonces lo que hicieron Farman, Blériot, Esnault Pelterie, Delagrange, Equevillez, Santos Dumont y Latham, entran en lo que podríamos llamar el «estado actual de la na- vegación aérea », que dará motivo á conferencias de otro conso- cio.

Aplicados la hélice y el motor por todos los fabricantes y transfor- mado el motor al través de una de las evoluciones industriales más asombrosas que registran las creaciones de los tiempos modernos y de las que nos ocuparemos al tratar el tema de la aerostación el dominio de los aires quedó conquistado por el aeroplano en forma que es de todos conocida. Los triunfos sucesivos que han ido obteniendo los pilotos de todos los países son tan continuos; numerosos y felices, que su enumeración llega ya á carecer de interés ; todos los aparatos vuelan, con todas las disposiciones y con cualquier tiempo; la peri- cia de los pilotos salva ya en gran parte las deficiencias de los aero-

4s ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

planos y el vuelo es un hecho frecuente y normal, incorporado para siempre á los bienes adquiridos definitivamente.

La sencillez de las aparatos es también cuestión digna de mentar- se; veremos luego en una cinta cinematográfica, el procedimiento empleado en una gran casa industrial para fabricar un aparato Blériot, y por ella podrá constatarse que se trata de un mecanismo sencillo, seguro y de fácil dominio.

(Continuará.)

LA TEORÍA CINETICA DE LOS GASES

APLICADA Á LA UNIÓN DE DOS ÁTOMOS IDÉNTICOS Y Á LA COMBINACIÓN DE DOS ÁTOMOS MONOVALENTES DISTINTOS

Al leer hace poco el artículo notable del doctor Horacio Damia- novich (*), llamó mi atención la fórmula de Lemoine (pág. 295):

= =y2 1044NN' = K.NN' (1)

Ú

en la cual, según el concepto de este sabio, u representa la velocidad probable de los átomos de uno de los dos gases mezclados, cuan- do se considera á los del otro como inmóviles, estando esta velocidad ficticia ligada con las velocidades reales probables v,v' de los dos gases por las relaciones :

eS ' U=0 +==> siv <ov) a (2) ! 1 o” = ! ==> >= SOS 08) 372

El interés despertado se explica por dos motivos: 1% porque me parecía resultar que la velocidad 4, muy poco superior á las veloci-

(*) Sobre algunos problemas de cinética química: Aceleración, inducción y ve- locidad adquirida en las transformaciones isotérmicas (Anales de la Sociedad química argentina, T. IL, pág. 289).

AN. SOC. CIENT. ARG. T. LXXVII 4

50 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

dades v, +, según las relaciones (2) había de tener sin embargo un valor muy grande:

UI

> y 2 mp”

por ser ¿* una cantidad sumamente pequeña del orden de las dimen- siones del átomo ; 2 porque se vislumbraba la posibilidad de calcu- lar la velocidad óptima más favorable á la combinación química de dos átomos, ó sea la formación de una molécula por la unión de dos átomos procedentes cada uno de uno delos dos gases distintos.

Para ello, había que calcular teóricamente el número K que figura en la fórmula (1) en función de una cantidad mensurable.

Para llegar á este cálculo, tenía que penetrar en la teoría estatís- tica, y, al hacerlo, me ocurrió la idea de presentar un resumen de aquélla en lo que se refiere : 1% á la unión química de dos átomos de gas idénticos; 2” á la afinidad entre dos átomos de gases monovalen- tes distintos, para después tratar de deducir de esta exposición una fórmula que se pudiese comparar con la de Lemoine.

Me atrevo á esperar que, con esto, no hago un trabajo del todo inútil, aun en el caso en que no sirviera sino para dar á conocer á los lectores poco familiarizados con ellas, la hermosas teorías esta- tísticas de Maxwell y Boltzmann en la parte más interesante desde el punto de vista físico-químico.

DEFINICIONES

Según las ideas de Jean Perrin, el volumen ocupado por un átomo no está llenado por la materia de una manera uniforme, estando aquélla en su mayor parte condensada en el centro.

Sea M el contorno del átomo. Admitiré que la atracción química no es sensible sino en una sola región, ligada con aquél de un modo invariable y pequeña con respecto á su volumen. Llamaré á esta re- ción el dominio. sensible del átomo. Está en contacto inmediato con la superficie M de éste. Indicaré con el nombre de eje del átomo á to- da recta que une el centro de gravedad con un punto cualquiera del dominio sensible.

La acción química no se podrá ejercer entre dos átomos, sino cuan-

LA TEORÍA CINÉTICA DE LOS GASES 51

do sus dominios sensibles respectivos se toquen ó se penetren un poco. En tal caso se encuentran químicamente ligados el uno con el otro; pero pueden hallarse en contacto por cualquiera otra región de sus superficies, sin que se manifieste ninguna acción química. Por otra parte, el dominio sensible ha de ocupar una porción de la superficie total del átomo bastante pequeña para que quede imposible todo contacto si- multáneo ó penetración mutua de los do- minios sensibles de tres átomos á la vez.

Admitiremos, para simplificar las reac- ciones, que los átomos son esféricos, siendo s el diámetro de cada uno.

Sea A el centro del átomo M; el espa- cio a representa su dominio sensible que

puede ser ubicado parcialmente en el in- terior; supondremos, sin embargo, para mayor claridad del dibujo, que se halla limitado por la superficie exterior M, hipótesis por otra parte conforme con el concepto del áto- mo del todo impenetrable.

Sea A, el centro de otro átomo M, ligado químicamente con el pri- mero, f el dominio sensible que ha de penetrar un poco en el domi- nio s 6, por lo menos, estar en contacto con él.

Consideremos ahora una esfera de protección D de radio igual al diámetro s del átomo y de centro A. Sea también un espacio w limi- tado por la esfera D que llamaremos espacio crítico, definido por las condiciones siguientes. Los dominios sensibles y y f no pueden pene- trarse ni tocarse el uno con el otro si el centro A, del átomo M, no está ubicado en el espacio crítico v ó en la superficie que lo encierra. Pero el recíproco no se verifica, y el centro A, puede encontrarse en el espacio crítico v aunque el átomo M, tenga una orientación tal que los dominios sensibles x, f se hallen lejos el uno del otro.

De esto resulta la necesidad de definir exactamente la posición que ha de tener el átomo M, con respecto á M para que los dos sean uni- dos químicamente.

Con este fin, imaginemos un elemento de volumen du tomado en el espacio crítico y y también una esfera E de radio igual á la unidad, concéntrica á M y unida con este átomo de un modo invariable.

Si M, está ligado químicamente con M su eje ó sea toda recta que una A, con un punto cualquiera de 6, no puede formar un ángulo erande con la recta de los centros AA,, pues en caso contrario los

D2 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

dominios sensibles x, f estarían externos el uno al otro. La recta tra- zada desde A paralelamente á este eje y dirigida en el mismo sentido encontrará á la superficie esférica E en un punto L. Pero como esta esfera está ligada de un modo invariable á M, la posición del eje de M, quedará determinada en cada caso por dicho punto L.

Ahora podemos, para cada elemento du del espacio crítico, cons- truir en la esfera E una área esférica ) que tenga la propiedad si- guiente: cuando el punto L está ubicado en esta área + ó en la curva límite, mientras que el centro A, de M, se encuentra en el elemento de volumen du ó en la superficie que lo encierra, los dos dominios sensibles z, f se penetran ó se tocan el uno con el otro. Si al contra- rio el punto L queda externo á la superficie esférica 4, los dominios sensibles z, f son externos el uno al otro.

Por lo general, esta área / tendrá magnitudes distintas y posicio- nes diferentes en la esfera E, según la posición ocupada por el ele- mento du en el espacio crítico 0.

Pero, si el centro A, se encuentra en el elemento du, estando L interno al elemento de superficie dy correspondiente ó ubicado en su contorno, M, estará ligado químicamente con M, lo que es equiva- lente á decir que, en estas condiciones, los dos átomos ejercerán el uno sobre el otro una atracción sumamente grande.

Para terminar estas definiciones preliminares llamaré y al trabajo necesario para llevar á los dos átomos desde aquella posición de unión química á una distancia que anule sus acciones mutuas. Este trabajo tomará por lo general valores diferentes según la posición ocupada por du en el espacio crítico w, ó sea según la posición en el área A del elemento di correspondiente.

Jal:

PROBABILIDAD DE LA UNIÓN QUÍMICA DE UN ÁTOMO DE GAS CON OTRO IDÉNTICO

Sea p la presión total y T la temperatura absoluta en un recipien- te de volumen Y de un gas cuyos átomos son idénticos y a el número de ellos. Si m es la masa de uno, se tiene para la masa total :

Mam (3)

Consideremos á uno solo de estos átomos y llamemos á los demás

LA TEORÍA CINÉTICA DE LOS GASES 53

átomos restantes. Supongamos N recipientes idénticos en cuanto al volumen y al gas contenido, que ocupan sitios distintos en el espacio.

Sean en cada uno un número n, de átomos restantes que no estén unidos á ningún otro, y 2n, ligados químicamente de dos en dos, como para formar 2, pares de átomos.

Busquemos ahora en cuántos de los N recipientes nuestro átomo considerado está ligado químicamente á otro y en cuántos de ellos no lo está.

Para esto, tomemos primero uno solo de los N gases ; el átomo con- siderado no puede estar ligado sino con uno de los que han quedado libres y cuyo número es n, (restantes).

Ahora bien, tracemos la esfera de protección D y la esfera E de 'adio igual á la unidad para cada uno de estos a, átomos; el espacio crítico w se encontrará en cualquier sitio en cada una de las esferas D de protección.

En cada uno de estos espacios, tomemos el elemente du que tenga en cada uno la misma posición relativa, y tracemos en cada esfera E el elemento di que tendrá también la misma posición relativa en ca- da una.

Si el centro del átomo considerado se halla en uno cualquiera de los elementos do, estando ubicado al propio tiempo el punto L en el elemento di correspondiente, este átomo está ligado químicamente con otro átomo, y su posición relativa con respecto á éste queda ade- más perfectamente determinada, de modo que el trabajo y tiene también un valor bien definido.

Supongamos primero que la atracción química no actúe, y sea W, la probabilidad para que el centro del átomo considerado se encuentre en uno de los elementos du. Sea también W la probabilidad para que sea ubicado en un espacio arbitrario ( tomado en el gas, tal que no contenga ninguna porción de las esferas de protección de los átomos restantes, ni ninguna fracción del espacio erítico w, lo que significa que W es la probabilidad para que el átomo no se encuentre quími- camente ligado.

Trataremos de comparar las probabilidades W, y W la una con la otra; tenemos la proporción :

W, _2do

TO (4)

Ahora sea W, la probabilidad para que, no sólo el centro del áto- mo considerado esté ubicado en uno de los elementos dv, sino que el

54 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

punto L quede también en el elemento di correspondiente. Si no hay fuerzas químicas, se tendrá :

W, de A TE 5 W, 4; (5) de donde : p din, do ;

Si al contrario hay fuerzas químicas, esta probabilidad W, resul- tará multiplicada por e y se tendrá :

0 y AAN 0 A == OA WA (

A

=

a A e - siendo h igual á MET? representando R á la constante de los gases, ed

M á la masa del átomo de hidrógeno y T á la temperatura absoluta.

Es preciso ahora integrar la relación (7) de modo que se abarque á todas las posiciones posibles que corresponden á la unión química del átomo considerado con uno cualquiera de los a, restantes. Para ello, el campo de integración ha de comprender á todos los elementos du) y, para cada uno de ellos, á todos los d¿. En estas condiciones, la pro- babilidad para que el átomo considerado sea ligado químicamente con otro tendrá por expresión :

Mn, Pad du de 2 a W, = A E 2NZ (Ss)

Pongamos ahora

Tota. i=([Eer (9) y tendremos m, Wk M0 DS (10) 3 O

A

designando W á la probabilidad para que el centro del átomo consi- derado se halle en el espacio arbitrario (2 definido por la condición de que no pueden estar ubicados allí ni la esfera de protección, ni el espacio crítico de uno cualquiera de los átomos restantes.

Calculemos ahora la probabilidad para que el átomo considerado no sea ligado químicamente en el gas considerado.

LA TEORÍA CINÉTICA DE LOS GASES 55

Nunca lo será mientras tenga su centro en el espacio que han de- jado libre las esferas de protección de los n, átomos restantes y los espacios críticos w de los mismos, cuya suma es igual á n,0.

Sea V' el espacio total llenado por las esferas de protección ; sien- do V el volumen del gas en cada recipiente, el espacio libre dejado por las esferas de protección y los espacios críticos es:

A O (11)

pues se puede despreciar el caso en que dos esferas de protección, ó una esfera y un espacio crítico se penetran mutuamente, por no re- sultar sino pequeñas magnitudes de orden superior.

La probabilidad W, para que el centro del átomo considerado se halle en este espacio, y la probabilidad W para que se ubique en /), se encuentran en la misma relación que los volúmenes de los espa- cios correspondientes, por ser Q una parte arbitraria del otro.

Luego se tiene :

V—V"—,w0 O

W, =W

Por otra parte, el átomo considerado no está tampoco ligado quí- micamente si su centro está ubicado en un elemento du, no encon- trándose el punto L en el elemento de superficie correspondiente dz.

Se encuentra análogamente para la probabilidad de este último acontecimiento la expresión :

q Wa, ¡(do da, A W, == ff (13)

siendo d, , para cada elemento du, el elemento de esfera E no situa- do en 2, que corresponde á aquel elemento de volumen, lo que signi- fica que el campo de integración abarca á todos los elementos de la esfera que satisfacen á esta condición, y también todos los elementos du correspondientes, observando que desaparece la exponencial por no haber más atracción química.

En resumen, en cada uno de los N gases de volumen V, la proba- bilidad total para que el átomo considerado no sea ligado química- mente tiene por expresión:

/

> ¡ds y GO A (E + [2 S (9)

2 las O

56 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

3 o "(do de, y Observaremos que las magnitudes V'., 0 y A, / Av son inde-

!

pendientes de las fuerzas químicas. V ' representa la diferencia entre la ley de compresibilidad del gas y la de Mariotte, diferencia que resulta de las dimensiones mensurables de las moléculas. Por otra parte, como el espacio crítico w es á su vez muy pequeño con res-

? de de,

pecto á la esfera D de protección, 1,0 y A, J ] son pequenos

también con respecto á V '. Resulta, pues, que con una aproximación suficiente, se puede despreciar á las tres cantidades con relación á V, lo que significa que se prescinde de la diferencia entre la ley de compresibilidad y la de Mariotte. En estas condiciones la relación (14) se convierte en la siguiente

VW

Al contrario la cantidad

de ER DE du di PIDA 7 Az

uU

no puede ser considerada como pequeña con relación á V, pues la exponencial tiene un valor muy grande en razón de la gran intensi- dad de las fuerzas químicas, lo que hace que y es grande. De las expresiones (10) y (15) resulta por división : W NA

poo na 16 WE 13H so

Ahora podemos considerar nuestros N recipientes que contienen gases idénticos. Supongamos que, en N, de ellos, el átomo conside-

rado está ligado químicamente con otro sin estarlo en N, de los mismos, se tiene :

$6 6: TU (17)

(

Es evidente por otra parte que podíamos considerar del mismo modo á cualquier otro átomo ; luego la relación (17) ha de represen- tar, en el estado de equilibrio, la razón entre el número n, de los áto- mos libres y el número 2n, de los que quedan ligados químicamente, y se tiene por consiguiente:

==

LA TEORÍA CINÉTICA DE LOS GASES

e y 2N, nh de donde AS AS T o n, kk = 2m, (18)

Todo lo que antecede se refiere al caso de la unión de dos átomos idénticos. Examinaré ahora el caso de afinidad entre dos átomos mo- novalentes no idénticos.

¡NAl

AFINIDAD ENTRE DOS ÁTOMOS DE GASES MONOVALENTES NO IDÉNTICOS

Supongamos que el volumen V contiene á la presión p y tempera- tura T átomos de dos clases diferentes : a, átomos de la primera y a, de la segunda. Sea m, la masa de un átomo de la primera clase y mM, la de un átomo de la otra. Dos átomos de primera especie pueden, si son ligados el uno con el otro, formar una molécula ó par de átomos, y lo mismo pasa con dos átomos de la segunda especie si están liga- dos; por otra parte, las reglas enunciadas anteriormente se aplican á estas uniones.

Ahora bien, un átomo de primera especie puede ligarse química- mente con un átomo de segunda clase para formar una molécula mix- ta. Para estas últimas uniones, ha de ser posible aplicar leyes análo- gas. Designaré á todas las cantidades que se refieren á estas uniones por las mismas letras con los índices 12.

En el estado de equilibrio, nuestro gas comprenderá á n, átomos simples de primera clase, 1, de segunda, n,, pares de átomos de pri- mera y 2,, pares de átomos de segunda; además contendrá n,, molé- culas mixtas.

No admitiremos las combinaciones químicas de más de dos átomos, y consideraremos á los átomos de primera especie como esferas im- penetrables de diámetro s, concéntricas cada una con una esfera de protección de radio s, que será la esfera de protección relativa á un átomo idéntico. Á dicha esfera se agregará el espacio crítico w, rela- tivo á la acción sobre un átomo idéntico, du, siendo un elemento de este espacio. Si el centro de otro átomo de primera especie no se en-

58 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

cuentra en v,, este átomo no estará nunca ligado químicamente con el primero. Si al contrario el centro está ubicado en du, por ejemplo, para que haya unión química es preciso que el punto L, se encuen- tre en una área 4, de la superficie de una esfera E, de radio igual á la unidad y concéntrica al primer átomo.

Sea da, un elemento de dicha área, L, será el punto en que la recta trazada desde el centro del primer átomo paralelamente al eje del otro encuentre á la superficie de la esfera E..

Por último y, representará el trabajo gastado para llevar á los dos átomos á una distancia relativamente grande desde la posición en que el centro del segundo átomo está situado dentro de du, y el punto L, en el elemento di. . 0%

Consideremos ahora á un átomo de primera especie: admitiremos que, entre los átomos restantes de la misma clase, quedan aún n, no ligados con otro átomo de segunda especie ó con otro de la primera.

Si el átomo considerado está destinado á formar un par de átomos de primera clase, no puede ligarse sino con uno de los a, restantes, pues hemos excluido por hipótesis toda molécula triatómica. La pro- babilidad para que se verifique este acontecimiento y la probabilidad para que el átomo quede libre están en la razón :

. (19)

ke, teniendo por expresión

AE [fon do, de, (20)

de

Ahora bien, se puede determinar la relación (19) como lo hicimos en el párrafo anterior. En efecto, se puede escribir :

(1)

siendo el último quebrado el cociente de dividir al número de los átomos de primera clase comprendidos en los pares de átomos ya for-

mados por el número de los restantes de misma clase, de donde se

Saca :

Ke == DN (22)

Se encontraría del mismo modo para los átomos de segunda especie

LA TEORÍA CINÉTICA DE LOS GASES 59

Na == AN Mas (23)

teniendo l, por expresión

OU z a e Es

Tenemos ahora que calcular el caso que se refiere á las moléculas mixtas.

Se puede admitir, en razón de las hipótesis hechas, que la distan- cia de los centros de dos átomos de clases distintas no puede ser más pequeña que:

siendo los átomos considerados como impenetrables. Consideremos como esfera de protección D,, de un átomo de primera especie con respecto á otro de segunda, á una esfera concéntrica al átomo y de

radio igual á 7 (<, + 5,). En la superficie de cada átomo de primera

clase habrá un dominio sensible, y en la superficie de cada átomo de segunda especie otro dominio sensible; estos dominios habrán de ser tales que no haya atracción de dos átomos heterogéneos sino cuando aquellos se hallen en contacto o se penetren mutuamente.

Ahora bien, es verosímil que estos dos dominios sensibles son los mismos que fijan la acción recíproca de dos átomos idénticos. Sin embargo, esta nueva hipótesis no es imprescindible. Sea como fuere, para definir la acción química de dos átomos heterogéneos, podemos imaginar el espacio crítico w,, que está en contacto externo con la es- fera de protección del primer átomo con respecto al segundo.

Para cada elemento de volumen do,, de este espacio crítico, se puede construir en la esfera concéntrica de radio igual á la unidad una área /,, de tal modo que los dos átomos se atraen cuando el cen- tro del segundo átomo está ubicado en el elemento do, ,, hallándose el punto L,, en el elemento correspondiente di, ,, teniendo el trabajo definido más arriba por expresión el símbolo y, ,.

Consideremos ahora, pues, á un átomo cualquiera de segunda es- pecie; para que sea libre ha de disponer de todo: el volumen V del gas, menos infinitamente pequeños. Si al contrario está destinado á formar una molécula mixta, su centro está ubicado dentro de un ele- mento cualquiera du,, de un espacio crítico que corresponde á uno

60 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

de los a, átomos restantes de primera especie; además el punto L,, ha de encontrarse en el elemento d,, del área »,, correspondiente á du,,. La probabilidad para que su centro esté en un elemento do, ,, estando L,, en da,,, y la probabilidad para que el mismo centro se encuentre en el volumen V, teniendo el eje del átomo una dirección cualquiera, están entre como la razón :

do, UA,

ene 2

V

Por último, la probabilidad para que el átomo considerado sea li- gado con otro para formar una molécula mixta por una parte, y la probabilidad para que quede libre por otra parte, están entre como

E Ñ , f) ¿Mrs du,, des, > dz

la razón :

v (26) Si ahora ponemos como anteriormente or ANA k y = ena 12 12 (27) 12 A N se tendrá N, Wi Mia n, K,, de donde Vi MU (28) y para Vi= 0 A LS (29).

siendo n,, el número de las moléculas mixtas, 1, y n, los números de átomos libres de las dos especies.

En resumen, si se supone que los dos gases son monoatómicos, no pudiendo formarse ninguna molécula biatómica de cada clase, la fór- mula (29) expresa por unidad de volumen el número probable, en cada época considerada, de las moléculas mixtas en función de los núme- ros de los átomos libres.

Observaremos que k,, ó sea la integral (27) toma valores que de-

LA TEORÍA CINÉTICA DE LOS GASES 61

penden del estado alcanzado por la reacción. Al principio, no hay ninguna molécula mixta, y se tiene :

M

== LS ADAN,

lo que supone

Después varía á medida que se verifica la reacción, pues el campo de la integral va cambiando con el número de los átomos restantes, y de este modo k,, puede pasar por un máximo.

Eso es importante, porque en tales condiciones la fórmula (29) está en contradicción con la conocida :

OS

12

en que K es constante.

TV

INTRODUCCIÓN DE LA HIPÓTESIS DE QUE EL DOMINIO SENSIBLE ESTÁ DISTRIBUÍDO UNIFORMEMENTE ALREDEDOR DEL ÁTOMO

Supongamos que en nuestro gas se puedan despreciar los números 1, y N,, dle los pares de átomos idénticos, lo que equivale á admitir

SE

- Con es-

que k, y k, son sumamente pequeños con respecto á k,, y S SETE

sl ta hipótesis el gas comprenderá únicamente: 1 los átomos libres de primera especie, cuyo número es a, ; 2 los átomos libres de segunda especie cuyo número es n,; 3” las moléculas mixtas que comprenden 2m,, átomos unidos químicamente.

Imaginemos además que los números de átomos de las dos espe- cies son iguales, ó sea que ninguuo de los gases está en exceso, 6 bien que se tiene en cada instante :

D an Y: == 2M, >

siendo a el número primitivo de los átomos.

Podremos también, para simplificar más, admitir que los átomos de las dos clases tienen las mismas dimensiones, y llamaremos s al diámetro común.

62 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

La nueva hipótesis que queremos introducir es la siguiente: el dominio sensible y ya no estará limitado á una región pequeña de la superficie del átomo, sino que se hallará repartida uniformemente en la superficie M del mismo, tomando la forma de una hoja esférica

3 , 1 8 1 - concéntrica, siendo 50 el radio interno y ¿ (s + 2) el radio externo; en sd

2 cuanto á 2 lo supondremos provisoriamente pequeño con respecto á s. De la hipótesis nueva resulta que, tan pronto como los dominios sensibles se pongan en contacto el uno con el otro ó se penetren, que- darán los átomos ligados químicamente; y representará otra vez el trabajo necesario para llevar á los dos átomos á una distancia grande desde la posición que conviene á la unión, siendo el calor debido á la separación de los dos átomos constante é igual á y tomado en calorías. Sea, pues, n,, el número de las moléculas mixtas y n, el número de los átomos libres. Si V representa el volumen total, tendremos :

7 ; (30) 22M. 4in 00. ene le TN, TO. de donde Mya 27M, 2aganz Mo V

la distancia de los centros de dos átomos ligados siendo más Ó menos igual á cs. Si el volumen V es igual á la unidad, se tendrá :

ea (31) Si por otra parte, los números nm, y n, son diferentes, quedando s igual para las dos clases de átomos, resultará :

Mus == MN, Qi pe” (32)

Multiplicando por dt los dos miembros de (32) y llamando dn,, al producto 2,, dt, se tiene :

siendo el primer miembro la velocidad de reacción.

(*) Este procedimiento es bastante criticable, pues se admite así la existencia

no comprobada de una relación de proporcionalidad que es difícilmente admisi-

LA TEORÍA CINÉTICA DE LOS GASES 63

Para establecer concordancia entre la relación (33) y la de Lemoi- ne á que se refiere Damianovich en su artículo ya citado :

dn,, >=, = MN, y Qro 0 A

hay que observar la relación

a l AS)

a to

Ha

(0) to

de modo que tenemos

= MN, y 270

lo que da

S2erZ == 04 y2 y dividiendo por y 2 4 Le =u (34)

El factor 2 es muy pequeño, pero la exponencial es muy grande, pues y á su vezes muy grande.

La velocidad ficticia de Clausius está substituída por la velocidad ficticia más probable de Maxwell, + y v” siendo también las velocida- des de traslación más probables de los átomos, y no sus velocidades medias, en razón de la introducción del factor y2 en la fórmula de Lemoine.

Se puede calcular esta velocidad 4 pues todas las cantidades que figuran en (34) son mensurables menos 2, espesor de la capa que cons- tituye la región sensible del átomo.

Se tiene en efecto

USO: —2MRT R = constante de los gases; T = temperatura absoluta ; M = masa del átomo de hidrógeno ; y = Calor (en unidades mecánicas) que resulta de la separación de

dos átomos ligados. Si ahora se quiere calcular la constante K, se tiene

ble teniendo en cuenta que el producto nr, n, es función del tiempo. (Conf. Lr- MOINE, Études sur les équilibres chimiques, pág. 191.).

64 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Kn,n, = MN, Y 2704 = NM, Sao de” de donde o E (35)

lo que significa que K es mucho más pequena que Y. Ahora se plantea otra cuestión: la velocidad ficticia u es la más

Mi

probable en el instante considerado y la velocidad de reacción

es función de aquella, y recíprocamente. Ha de haber, por lo tanto, un valor de 4 que haga máxima la velo- cidad de reacción. Pero la condición de tal máximo sería

dn,,

= 0 36 dt? 6%

ó sea la nulidad de la aceleración de reacción, lo que corresponde á la velocidad de reacción constante. Ahora bien, con la fórmula fundamental de la cinética química

dn,, dt

= Kn N; (37)

es imposible que el producto K . 1,1, llegue á permanecer constante si, como se admite, K es constante, pues nunca lo será el producto nn, (*).

Resulta que la velocidad de reacción no tiene ningún máximo y, por lo tanto, que 4 no puede tomar valor óptimo, si se admite la fór- mula (37).

Me parece pues que hay todavía mucho que hacer en la cinétic: química.

Observaré, por otra parte, que si se abandona la hipótesis de un espacio sensible repartido uniformemente alrededor del átomo, y si se vuelve á considerar la primitiva de Boltzmann, ó sea la relación (29)

AE EOS (29)

12

los resultados son muy diferentes, pues el coeficiente h,, es esencial- mente variable, y la integral que representa varía con el tiempo. Por lo tanto, es posible en dicha hipótesis alcanzar un valor constante de

(*) Me refiero naturalmente al caso sencillo de que se trata : dos gases mono- valentes y monoatómicos, pues en las reacciones bimoleculares y en las mono- moleculares de sistemas heterogéneos donde se mantiene constante la concentra-

ción, sabemos ya que la aceleración se puede anular.

LA TEORÍA CINÉTICA DE LOS GASES 65

la velocidad que corresponda á una aceleración nula y también á una velocidad máxima de reacción.

Pero con la fórmula (29) habría que buscar primeramente la expre- sión de la velocidad de reacción, y no sería fácil por el motivo de la integral que representa k,,.

Por otra parte, la hipótesis que nos ha llevado á encontrar para Y la expresión (34)

tiene un gran defecto de que, por otra parte, adolece también el con- cepto de Lemoine.

Se admite en efecto que el dominio sensible, en vez de estar con- finado en una región limitada de la superficie del átomo, está repat- tido uniformemente alrededor de este y forma una hoja esférica con- céntrica de espesor 2. Con esto ya no podemos explicar lo que se opone á la unión de 3, 4,... ó más átomos, cuando suponemos, como en el caso considerado, que los dos gases son monoatómicos y monovalentes.

Resulta que la fórmula de Lemoine, cuyo cálculo está basado sobre el mismo concepto, no ha de ser admitida sino con mucha reserva.

Terminaré con otra observación que sería más bien una rehabilita- ción de la fórmula encontrada.

En la relación (33) que da la velocidad + de reacción, se tiene

BAYER: —2MRT

en que M representa la masa atómica del hidrógeno. Haciéndola igual á la unidad, resulta

ES A RT y por lo tanto XK v= NN, 270*3eET (35)

Sabemos que y representa el trabajo de disociación de la molécula mixta, lo que significa que y es igual á la función de las fuerzas quí- micas cambiada de signo y se tiene

AN. SOC. CIENT. ARG. T. LXXVII

66 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

== —W (36)

La cantidad y, por lo tanto, es igual al potencial químico cambiado de signo, ó sea á la afinidad A tomada con el signo —. La fórmula (35) se transforma, pues, en la siguiente

== MN, OLE en (37)

Por otra parte, R. Marcelin (*) ha calculado a velocidad de reac- ción en un complejo físico-químico formado por dos sistemas, el pro- gresivo cuya masa va aumentando y el regresivo cuya masa disminuye encontrando la relación siguiente

v=M le mr 5) (38)

siendo A,, A, las afinidades respectivas de los dos sistemas á la épo- ca considerada y M una constante que no depende sino de la tempe- 'atura y naturaleza de los cuerpos.

Esta relación aplicada á nuestro caso se reduciría á

A

v=M,e El (39)

pues no hay sistema regresivo. Ahora bien, se ve que las relaciones (37) y (35) serían idénticas, siempre que 2, espesor de la capa que constituye el espacio sensible, sea

una cantidad variable del mismo orden que » y esta hipótesis,

NN, por más que parezca muy extraña, no se alejaría tal vez de la verdad tanto como uno lo pensara, si se admitiese la hipótesis de una región sensible concéntrica al átomo.

Pero ya es tiempo de poner el punto final á estas observaciones, pues dándole mayor extensión temería cansar á mis lectores.

(Quizá en otra oportunidad estudiaré desde el punto de vista de la teoría cinética de los gases la influencia de la presión y temperatura.

CAMILO MEYER.

(%) C. R. de la Academia francesa, t. 157, 22 de diciembre de 1913, pág. 1419.

QUÍMICA ESTELAR Y EVOLUCIÓN CÓSMICA

IDEAS ANTIGUAS É INVESTIGACIONES MODERNAS

EL ANÁLISIS ESPECTRAL APLICADO AL ESTUDIO DE LOS ASTROS LAS BASES DE LA QUÍMICA ESTELAR

Después de las célebres experiencias de Newton sobre dispersión de la luz solar, el descubrimiento de mayor alcance en este ramo de- las ciencias, es el que se relaciona con las rayas obscuras que inte- rrumpen la discontinuidad del espectro.

Wollaston hizo en 1802 las primeras observaciones. Fraunhofer en 1815 llevó á cabo un estudio detenido de dichas rayas que más tarde recibieron el nombre de rayas de Fraunhofer. Este mismo físico después de numerosas operaciones halló que los espectros de Jos pla- netas y de las estrellas estaban surcados de rayas obscuras y brillan- tes, y como el de los primeros era análogo al del sol, dedujo que di- chos astros no hacían más que reflejar la luz solar y que las estrellas emitían luz propia. También observó que la raya brillante del sodio coincidía con la raya obscura D del espectro solar.

Más tarde Kirchhoff generalizando una observación de Foucault llegó á resultados muy importantes que sirven de base al análisis químico de la atmósfera de los astros. Haciendo pasar la luz solar á través de vapores de sodio obtuvo la raya obscura D ó sea la raya invertida, puesto que la raya que corresponde al sodio es brillante. Otro tanto hizo con el litio y otros metales. En general, cada vez

68 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

que se mira un espectro solar continuo á través de un vapor metá- lico que rayas brillantes, dichas rayas aparecen obscuras. Se dice en este caso, que el espectro correspondiente está invertido. La experiencia fundamental, puede repetirse así : se produce por medio de un hilo de platino incandescente un espectro continuo y entre el hilo y el prisma se interpone la llama de alcohol salado, en estas condiciones se verá una raya obscura donde aparece la ra- ya amarilla brillante del vapor de sodio. También se puede operar observando la luz difusa con el espectrosceopio, delante del cual se ha colocado una esfera de vidrio con sodio metálico en presencia de una atmósfera de nitrógeno.

En resumen, las rayas obscuras de los espectros de emisión se de- ben á la absorción por los vapores metálicos de las radiaciones lumi- nosas que ellas emitirían al estado de incandescencia. Se pueden ¿den- tificar la mayor parte de los cuerpos simples, determinando por medio del espectroscopio la posición de las rayas obscuras que los caracteriza. Las experiencias anteriores que dieron origen á la ley de Kirehhoff, han permitido el estudio de la constitución química de la atmósfera de los astros al estado de incandescencia y el establecimiento de las bases sólidas sobre las cuales descansa la quémica estelar Ó astroquí-

MICA.

11

PRINCIPALES RESULTADOS OBTENIDOS POR LA ESPECTROSCOPIA ASTRONÓMICA

La atmósfera de los planetas

Atmósfera terrestre : líneas telúricas. Brewster observó en 1883, que el espectro solar no era el mismo á todas las horas del día. Á la tarde especialmente, cuando la atmósfera está brumosa, el espectro solar tiene un aspecto distinto del que se nota á mediodía cuando el cielo está límpido. De estas primeras observaciones dedujo el citado físico que existen rayas especiales en el espectro solar, que se deben á la absorción producida por los elementos contenidos en la atmós- fera terrestre. Las rayas ó bandas pertenecientes á la atmósfera de nuestro planeta, fueron denominadas rayas telúricas y se distinguen de las rayas de Fraunhofer, porque disminuyen de intensidad hasta

QUÍMICA ESTELAR Y EVOLUCIÓN CÓSMICA 69

desvanecerse completamente, á medida que el observador se eleva en la atmósfera. La región ultravioleta es casi totalmente absorbida por ésta y la infraroja presenta, por la misma causa, una serie de ban- das. En resumen, el espectro solar que observamos no es el verdadero espectro de la luz del sol, tal como lo veríamos en un punto situado de nuestro planeta, sino el espectro de la tierra visto desde el espacio.

Janssen y otros astrónomos, han probado por experiencias muy exactas, que la posición de las bandas telúricas coinciden con las que dan el oxígeno, vapor de agua, ozono y anhídrido carbónico, cuando se les observa en tubos muy largos. Las bandas correspondientes al va- por de agua, disminuyen mucho de intensidad, cuando por causa de una helada ó lluvia se condensa el vapor de agua difundido en la at- mósfera (aleunos han denominado á estas bandas de lluvia en la creen- cia de que se podía prever la lluvia por su presencia) (1).

La atmósfera de los otros planetas y de algunos satélites. Como el espectro de la luna es análogo al del sol (aunque mucho menos in- tenso), se saca la conclusión de que en este satélite no existe una at- mósfera capaz de reforzar las líneas telúricas ó de producir otras nuevas.

Aplicando este método, se ha podido probar que casi todos los pla- netas contienen una atmósfera parecida á la de la tierra. Ciertas di- ferencias en la posición é intensidad de las bandas han permitido clasificar los planetas en tres grupos : 4) Mercurio, Venus y Marte; b) Júpiter y Saturno; c) Urano y Neptuno. Las únicas observaciones que se prestan á dudas son las relativas á Mercurio, porque este pla- neta se halla siempre vecino del horizonte ó sumergido en los des- lumbrantes rayos del sol.

(1) Aparte de los grandes servicios que la espectroscopia astronómica está prestando á las especulaciones científicas sobre evolución cósmica, podemos señalar otra no menos importante que se relaciona con la Heliofísica y en general con la Astrofísica, hacia la cual se encamina la astronomía moderna, siguiendo en gran parte las indicaciones del genial Flammarion. Actualmente casi no existe país en el mundo, que no tenga un instituto destinado á esta clase de investigaciones y podemos recordar con satisfacción, que entre nosotros ya hace algún tiempo, se persigne esa idea, gracias á la iniciativa de un hombre laborioso y apasionado por los estudios astronómicos, el señor Martín Gil. Actualmente la Sociedad Científica Argentina, después de una moción hecha en una confe- rencia por el señor Jatho (*), trata de dar una solución práctica á esta idea que, de realizarse, ha de prestar grandes beneficios á la Meteorología.

() La predicción del tiempo á largo plazo, especialmente en la Argentina, conferencia dada en la Sociedad Científica Argentina en noviembre de 1913.

70 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

La aplicación del espectroscopio ha permitido, pues, despejar algo el enigma de la atmósfera de los compañeros de nuestro planeta y especialmente de su gemelo Marte (1).

La temperatura de las estrellas

La siguiente experiencia debida á Draper demuestra que la exten- sión de la región visible del espectro aumenta con la temperatura. Intercalando un delgado hilo de platino en un circuito eléctrico y aumentando gradualmente la intensidad de la corriente, dicho hilo á los 500” emite una luz cuyo espectro sólo contiene el rojo. Á medida que aumenta la temperatura por aumento de la intensidad de la co- rriente, el hilo se pone de más en más incandescente hasta llegar á emitir luz blanca y en el espectro van apareciendo sucesivamente los colores anaranjado, amarillo, verde, azul, índigo y violeta. El espec- tro se desplaza hacia el violeta cuando la temperatura de la fuente luminosa aumenta y la extensión de la región visible es proporcional á esta última. De esta experiencia tan sencilla, los físicos han sacado un método cómodo y seguro para determinar la temperatura de las fuentes luminosas, sean éstas las de nuestros laboratorios ó las ho- gueras que arden desde hace siglos en los espacios infinitos.

En 1909, el astrónomo Nordmann, presentó á la Academia de cien- cias de París, un aparato, el fotómetro estelar heterocromo destinado al objeto arriba mencionado y los resultados por él obtenidos en la medida de las temperaturas efectivas de algunas estrellas. Con este aparato se mide en diversas regiones del espectro, el brillo de la es- trella observada con relación á una « estrella artificial » realizada por medio de un tipo secundario eléctrico, é intercalando en el trayecto común á los rayos luminosos de los astros, una serie de pantallas constituídas por soluciones de diferentes colores de anilina. Para simplificar efectuó las medidas sólo con pantallas rojas y azules.

El autor, después de « graduar » el aparato por medio de hornos eléctricos y del arco voltaico llevados á diferentes temperaturas exac- tamente determinadas por otros procedimientos (pirómetro de Fery) lo colocaba en la extremidad de un ecuatorial acodado y procedía del mismo modo reemplazando la «estrella artificial » (hornos eléctricos) por las estrellas verdaderas. El cuadro siguiente resume los princi-

(1) Para más detalles consultar : SALET, Spectroscopie astronomique.

QUÍMICA ESTELAR Y EVOLUCIÓN CÓSMICA 71

pales resultados, por ahora aproximados, alcanzados por el distinguido astrónomo, en la medida de la temperatura de las estrellas.

a PODA osa ab oe 2870” BO dol 8.200? Ea OS alo So 4260 la alo eel 12.200 a Ceteo (Min)... 4550 ¡EADEBTSCO Patito eternas 13.200 SOI la Sta 5320 A os SE tado 11.500 DA AS SIS 5620 SIRO Eo 15.200 o Cefeo (máx.)......... 6900 OPRerSCo o tas 18.000 AOL ao esten 7250 A SE SO 40.000 MEET CULO toto 71350

Todas estas determinaciones tienen gran imporancia para la doc- trina de la evolución inorgánica.

Química de las estrellas

El sol. Las revelaciones del espectro solar

Las rayas obscuras del espectro solar, fueron observadas por pri- mera vez por Wollaston en 1583 y después, detenidamente estudia- das por Fraunhofer. Más tarde por numerosas investigaciones, se ha podido identificar un número considerable de rayas del espectro so- lar, con las de los elementos terrestres y últimamente, con la modifi- cación debida á Rowland, que permite obtener un espectro de 13 me- tros, se ha llegado á contar alrededor de 20.000 rayas. El elemento principal es el fierro (caracterizado por 2000 coincidencias) y puede decirse que él forma el esqueleto solar: después le siguen el titanio, calcio, magnesio é hidrógeno. Rowland ha determinado en el sol 35 elementos diferentes que se encuentran en abundancia en nuestro globo. Resumiendo, se puede decir, que con excepción del oro, mer- curio y uno que otro metaloide, existen en el sol todos los elementos de la química terrestre.

Los cuerpos enumerados se hallan á diferentes alturas en la atmós- fera solar y se han ido depositando por orden de densidades, esto es, de un modo análogo á como supuso Mendeleeff para nuestro planeta.

Antes de pasar á describir sumariamente lo relativo á las manchas, las protuberancias y la corona, diremos dos palabras respecto al caso notable del descubrimiento del Helio. :

En el año 1868, un célebre astrónomo y físico llamado Lokyer, á quien se deben grandes adelantos en la astroquéímica, observando la ero- moesfera y las protuberancias del sol, vió una raya en la región del

72 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

amarillo que no correspondía á ninguno delos cuerpos por nosotros co- nocidos y supuso que ella se debía á una substancia aun no descu- bierta que llamó Helio por comodidad de lenguaje. Más tarde observó, que la linea en cuestión adquiría mayor brillo á medida que se des- cendía hacia el disco del astro y llegó á la conclusión de que dicha substancia sería un gas de poca densidad, de peso atómico débil y pare- cido al hidrógeno aunque más denso (porque se hallaba á menos altura que este elemento). Todas estas conjeturas, basadas en el análisis es- pectral, fueron confirmadas por el distinguido químico Ramsay 30 años más tarde analizando unos meteoritos. Poco después este mismo investigador aisló el Helio de un mineral raro, la Oleveíta, descubier- ta por Nordenskjóld en una de sus exploraciones llevadas en las regio- nes próximas al polo norte. Sometido á la experimentación, dicho mi- neral dió la famosa raya D. Además el nuevo gas descubierto 36 años años antes en un astro lejano resultó ser del grupo de los gases livia- nos pero más densos que el hidrógeno.

Este descubrimiento del Helio hecho por el químico, debe conside- rarse como el más grandioso triunfo del arte maravilloso basado en el análisis de la luz por el prisma. Parece que la naturaleza quiso re- compensar el esfuerzo del hombre, enviando desde los espacios infi- nitos, el mensajero que había de traerle cuerpo tan codiciado.

En las manchas del sol y especialmente en la región del núcleo, la materia se halla en un estado de incandescencia tal que provoca cam- bios profundos en los cuerpos simples hasta llegar á la disociación. Estos cambios se traducen en el espectroscopio por un ensancha- miento de las líneas correspondientes á dichos elementos. Las rayas más modificadas parecen ser las del fierro, calcio y titanio.

Uno de los descubrimientos recientes, es el de la raya roja del litio en las manchas, y su ausencia en otras regiones del disco solar. Este hecho es significativo y de mucho alcance, porque demuestra la in- fluencia de las condiciones físicas en la producción del espectro de un elemento contenido en un astro y nos lleva á suponer, que muchos de los resultados negativos obtenidos al querer hallar en el resto del universo, representantes de los elementos terrestres, pueden ser de- bidos á que se han buscado en regiones donde las condiciones no eran favorables. Por esta razón, es lógico concluir, que si los elemen- tos terrestres no se hallan representados todavía en nuestras tablas de elementos solares, ello se debe á la insuficiencia de nuestras inves- tigaciones y no á la diferencia de composición química del sol y de la tierra (Fowler).

QUÍMICA ESTELAR Y EVOLUCIÓN CÓSMICA 73

Se ha probado, además, que existe una relación entre las variacio- nes de las rayas de un elemento en las manchas y las observadas en el arco eléctrico. Haciendo variar la intensidad del arco de 2 á 30 amperes se han obtenido las diferencias que se notan al pasar del es- pectro del disco solar al de las manchas.

En estos últimos años se ha hecho un descubrimiento importante en el espectro de las manchas. Hale, examinando las fotografías del es- pectro de la atmósfera solar alrededor de las manchas, tuvo la idea de que debido á los torbellinos de los gases aue rodean á éstas, se debería formar una corriente eléctrica y por lo tanto un campo may- nético según el eje de la mancha, siempre que los corpúsculos electri- zados positivamente fueran desiguales á los negativos. Se sabe en efecto, que un desplazamiento de partículas electrizadas equivalen á una corriente eléctrica. Ahora bien, sentado esto, era lógico admitir como lo hizo el astrónomo, que con una corriente tan fuerte como la supuesta se debería observar un desdoblamiento de las líneas corres- pondientes áú las manchas (fenómeno de Zeemann). Esta previsión fué confirmada por diferentes investigadores quienes hallaron los doble- tes en las rayas de dichos espectros. Se llega así á la conclusión im- portante que en las manchas existen torbellinos de materia electri- 2ada.

Desde hace mucho tiempo se viene observando que cuando la cro- moesfera se haila en reposo relativo, las rayas de su espectro se en- cuentran en la prolongación de las rayas de Fraunhofer correspon- diente álos elementos del disco y generalmente ellas se hallan más adelgazadas en las extremidades y en la base. Este último hecho se explica admitiendo una densidad mayor de los vapores en las regio- nes inferiores de la cromoesfera.

Á menudo las rayas brillantes presentan desplazamientos irregula- res, ramificaciones y sinuosidades que son el indicio de movimientos violentos de las substancias de la cromoesfera y, sobre todo, de las protuberancias (prolongaciones de la cromoesfera). Lokyer en 1870 calculó el desplazamiento de las grandes masas de hidrógeno en las protuberancias y llegó á la enorme cifra de 400 kilómetros por se- gundo ó sea 1.440.000 kilómetros por hora!

Se ha conseguido también determinar la altura relativa de los di- ferentes elementos en la atmósfera solar: calcio:(24.000 km.), hidró- geno y helio (12.000), magnesio (8000), estroncio (5600), bario (2400), sodio (1900), hierro (1600).

La corona que rodea al sol se ha observado durante los eclipses to-

74 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

tales desde los tiempos más remotos. Primero se halló un espectro continuo y poco tiempo después Joung (1860) y Lokyer determinaron en él una raya verde brillante. Se creyó al principio que ella coincidía con algunas de las del fierro, oxígeno, hidrógeno, etc., pero se llegó después á la conclusión, que esta raya especial debía ser producida por una substancia desconocida que denominaron Coronium. Las va- riaciones del espectro de la corona coinciden con el período de las manchas y la raya del coronium es invisible en las épocas del míni- mo, siendo grande su intensidad en la época del máximo de las man- chas. Las tres primeras observaciones (1571, 1882, 1893) concuerdan con los intervalos de 11 años; es decir, que ellas han sido hechas en el mismo momento del período de las manchas.

Según Guillermo Meyer, director del observatorio de Berlín, el Coronium ha de ser un gas más liviano que el hidrógeno y posible- mente se ha de encontrar en las regiones elevadas de nuestra atmós- fera. Es lógico esperar, según él, que algún arriesgado aviador sea capaz de resolver el problema, trayéndonos de esas regiones sublimes, algunas partículas de la enigmática substancia. Sería interesante re- coger muestras de aire enviando los « globos sondas » que ya han al- canzado la enorme altura de 30.000 metros. Si este descubrimiento se verifica seremos testigos de otro gran triunfo del análisis espectral.

Clasificación de las estrellas según su espectro: reseña histórica Evolución de las estrellas nuevas

Si se eleva la mirada al cielo y se contempla, en una noche serena de atmósfera límpida, la luz de las estrellas, al principio sólo se no- tan en ellas diferencias de brillo y tamaño aparente. Pero si se exa- minan más detenidamente se descubren también diferencias aprecia- bles de color : unas son rojo anaranjadas, otras amarillentas y la ma- yor parte azul pálido y blancas.

Cuando no se conocía el espectroscopio á nadie se le ocurría que esas pequeñas diferencias de color pudieran servir de base algún día, á una clasificación física y química de las estrellas, y menos aun, que se pudiera determinar su constitución y temperatura. Pero una vez que se hubo fijado un gran número de espectros de estrellas se inten- averiguar si todas ellas no se podían agrupar en un corto número de tipos fundamentales ; de lo contrario existirían al parecer, tantos espectros distintos como estrellas en el firmamento visible.

QUÍMICA ESTELAR Y EVOLUCIÓN CÓSMICA 75

Hay un gran número de estrellas amarillas que dan el mismo es- pectro que nuestro sol: parecen estar constituídas por los mismos elementos que este último. Este hecho hizo pensar desde el principio, que las diferencias existentes entre los espectros estelares no se de- ben á una composición química variable en los diferentes puntos del espacio, sino á diferencias de fases en la evolución física de una misma materia primordial surgida de las nebulosas.

Fraunhofer, en 1517, fué el primero en describir el espectro de una estrella y en comprobar que la posición y aspecto de las rayas que lo constituían eran distintos al del sol. Donati (1560) estudió 15 estre- Mas y dos años después, Janssen y Secchi emprendieron en Roma, un estudio con el espectroscopio á vision directa á fin de averiguar si existía identidad ó analogía entre los espectros estelares y los metá- licos. Secchi más tarde, encontró hidrógeno en Sirio, demostró que en algunas estrellas había hasta 60 coincidencias con las rayas de Fraunhofer del sol y basándose en el examen de 4000 estrellas dió la primera clasificación en tipos de espectros determinados.

Á continuación haremos una síntesis de los sistemas de clasifica- cion más importantes.

a) Clasificación de Secchi. Según este investigador los espectros de todas las estrellas examinadas hasta entonces, pueden reunirse en los cuatro grupos siguientes que corresponden á tres coloraciones : blanca, amarilla y roja.

Primer tipo. Estrellas blancas. Tienen espectros casi continuos y sólo dan con intensidad las rayas del H y He siendo muy débiles las rayas correspondientes á los metales (91 rayas de Sirio correspon- den al hierro). Se ha comprobado en ellas la existencia de magnesio y Calcio y algunas substancias de naturaleza desconocida. Perte- necen á este tipo: Sirio, Vega, a de la Lira, a del Cisne, de Orión y su temperatura varía en 12.200 y 49.000”. (Véase más adelante estrellas gaseosas del sistema Lokyer: espectro largo extendido hacia el violeta y temperatura elevada). Vogel ha hallado en 1905 que 10 estrellas de la constelación Orión y 14 de otras constelaciones dan el espectro de los gases que ese mismo año Ramsay extrajo de la Cleveita (tienen helio).

Segundo tipo. Estrellas amarillas. Espectro rico en rayas metáli- cas (pocas rayas del H). Nuestro sol es el tipo de estas estrellas. Per- tenecen también á este grupo: Pollux, z del Toro, Arturo, etc. (Véa- se estrellas metálicas de la clasificación de Lokyer: rayas obscuras bandas débiles y rayas brillantes). En una parte del espectro de una

716 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

de estas estrellas se han hallado 290 rayas brillantes que coinciden con las del hierro. Á este tipo corresponden las « estrellas nuevas » Ó «novas» («nova» Cisne). Temperatura intermedia entre 5500 y 70002,

Tercero y cuarto tipo. Estrellas anaranjadas ó rojas. Espectro de finas rayas obscuras bandas anchas también obscuras y parecidas á las «bandas telúricas (z del Orión, Betelgeuse, 4 Hidra, f Pegaso, ete.). Existen bandas que parecen pertenecer al carbono. (V éase estre- llas carbónicas de la clasificación de Lokyer : temperatura entre 4550 y 28707 espectro corto.)

Vogel en 1874 propuso una clasificación que sólo se distingue de la de Secchi por contener reunidos en el grupo tercero los grupos tercero y cuarto de la de este astrónomo. Esta clasificación compren- deentonces los tipos correspondientes respectivamente á las estre- llas blancas, amarillas y rojas y no es puramente formal, sino que es- quematiza la evolución real de las estrellas, es decir, las diferentes fa- ses de su desarrollo. Las blancas son las más jóvenes (temperatura muy elevada) y las rojas han llegado al último período de su vida, cumpli- do el cual, vuelven á desempeñar las veces de focos incandescentes (por choques, ete.) para cerrar así el indefinido ciclo de la evolu- ción.

Clasificación de Lokyer. Tal como nos lo revela el espectroscopio, las estrellas de los diferentes tipos (de Secchi y de Vogel) parecerían es- tar constituídas de un modo muy distinto. Sin embargo, Lokyer, basán- dose en el hecho de que cuanto mayor es la temperatura de un cuerpo más largo es su espectro continuo, es decir, tanto más se extiende hacia el violeta (principio de Draper), ha llegado á la siguiente conclusión: la constitución química de las diferentes estrellas no es distinta, sino que todos estos cuerpos siderales parecen provenir de una materia pri- mordial, que por variación de temperatura, ha ido engendrando los cuerpos correspondientes á los mútiples espectros observados.

Este astrónomo químico clasificó las estrellas del siguiente modo:

Primer tipo. Estrellas gaseosas. —Espectro largo. Elevada tempera- tura.

Segundo tipo. Estrellas protometálicas y metálicas. -- Espectro re- eular. Temperatura media.

Tercer tipo. Estrellas con carbono. Espectro corto. Temperatura baja.

Las rayas reforzadas del espectro pueden, según Lokyer, permitir- nos establecer, que el cambio de espectro de un astro al otro se debe

QUÍMICA ESTELAR Y EVOLUCIÓN CÓSMICA a0z

á cambios de la temperatura y no de la composición química. Como veremos al correlacionar los datos de la química estelar con los prin- cipios de la filosofía natural (en la doctrina de la evolución inorgáni- ca), Lokyer supone que las estrellas evolucionan desde las temperatu- ras más elevadas que sólo contienen protomateria hasta las de menor temperatura, constituídas al parecer, por metales y aun por cuerpos compuestos y todo esto, pasando por una escala gradual de tempera- tura, durante la cual la materia primordial afecta estados evolutivos distintos.

Pickering observando ciertas estrellas (¿ Puppis) ,comprobó la apa- rición de un nuevo sistema de rayas que atribuyó á elementos nue- vos. Pero más tarde, él y Kayser, llegaron (por el estudio de las series) á la conclusión que ellas revelaban una nueva forma de hidrógeno producida á expensas de una elevada temperatura. Como esta nueva serie de rayas del hidrógeno parece guardar con la serie conocida del mismo gas, la misma relación que las rayas protometálicas con las metálicas, Lokyer le llamó protohidrógeno á la modificación mencio- nada. Estas rayas parecen entonces indicar la presencia de partículas correspondientes á los últimos estados de simplificación química que podemos concebir (en las estrellas de más de 12.000”). En estos últi- mos años se ha hallado que los espectros, de la cromoesfera solar, z del Cisne y de un metal tipo con rayas reforzadas, concuerdan per- fectamente. Lokyer llama rayas protometálicas á las rayas obtenidas con la chispa condensada y sostiene que las substancias que las pro- ducen pueden considerarse como protometales, es decir, como una for- ma de metal más sutil que las que motiva el arco y que parece corres- ponder á los metaelementos de Crookes.

Las nebulosas. Estas colosales masas de materia sutil que pueden considerarse como verdaderos «protoplasmas astrales » (gérmenes de los futuros sistemas solares), adquieren formas de las más variadas desde la esférica hasta la espiral. Algunas son invisibles y emi- ten radiaciones ultravioletas que impresionan las placas fotográficas.

Existen dos grandes grupos de nebulosas, las resolubles en estrellas y las que á pesar de los más grandes aumentos sólo se presentan como masas gaseosas ó nubes incandescentes sin elementos indivi- dualizados. Al principio se creía que esto se debía á la diferencia del aumento de los telescopios, pero en 1864 Huggins dilucidó el punto empleando el espectroscopio. En efecto, este investigador halló que las estrellas blancas y las nebulosas resolubles, dan espectros que se pa- recen á los de las estrellas fijas, en tanto que las nebulosas planetarias

TS ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

dan espectros con líneas brillantes que evidencian la presencia de gases incandescentes. Hasta hace poco sólo se habían determinado tres líneas : una del hidrógeno (raya 1), otra del nitrógeno y otra que no se ha identificado todavía y que se supone sea debida á un ele- mento nuevo, el nebulium.

Un hecho muy significativo tanto para la cosmogénesis como para la teoría de la evolución inorgánica es el descubrimiento de las estre- llas nuevas ó novas.

Partiendo de las investigaciones espectroscópicas, los astrónomos químicos, han llegado también á describir de un modo minucioso la evolución de una de esas estrellas que aparecen repentinamente en el firmamento para sucumbir después de corta vida. Una de las más interesantes fué la de la constelación del Cisne, aparecida en noviem- bre de 1876 y que transcurridas dos semanas ya había descendido de la tercera magnitud hasta la decimaquinta, quedando casi completa- mente apagada. Al mismo tiempo que su intensidad luminosa dismi- nuía sensiblemente, la región violeta de su espectro, al principio pro- vista de rayas brillantes, iba obscureciéndose poco á poco (signo de un descenso de temperatura) y la región roja y azul presentaba rayas co- rrespondientes á la de los gases incandescentes que parecen constituir las «nebulosas ». La más reciente de las « estrellas nuevas » ha apa- recido el 13 de mayo de 1912.

Casi todas tienen análoga historia, se convierten en nebulosas en corto tiempo, después de haber sido originadas, según Lokyer, por el choque de una corriente de meteoritos y una parte de nebulosa. Este hecho se halla en armonía con una gran cantidad de observaciones, según las cuales, la mayor parte de las estrellas tienen por «cuna », la via láctea, en la que á su vez, se encuentran verdaderos «nidos de nebulosas », ó protoplasmas astrales. Parece que en estas regiones tiene lugar la evolución de la materia cosmica con un máximo de inten- sidad.

rr

LOS RESULTADOS DE LA ESPECTROSCOPIA ASTRONÓMICA Y LOS PRIN- CIPIOS DE LA FILOSOFÍA NATURAL. LA EVOLUCIÓN DE LA MA- TERIA.

1% Breve reseña de las ideas antiguas y modernas sobre unidad, cons- titución y evolución de la materia.

QUÍMICA ESTELAR Y EVOLUCIÓN CÓSMICA 79

Según Hoetffer, el célebre y profundo historiador de la química, se observan tres etapas importantes en el desenvolvimiento de una cien- cia. Al principio predomina la observación é intuición primitiva, la mayor parte de las veces genial, pero desprovista de bases científicas positivas ; esta época se extiende hasta el cristianismo. En la segun- da etapa, á la vez que se opera un debilitamiento de la observación, se somete el pensamiento á la autoridad espiritual llegando á la es- peculación mística y sobrenatural. Estas tendencias en el caso de la química, dan nacimiento á las extrañas doctrinas del arte sagrado y de la alquimia y dura todo el período comprendido por la edad media y parte de los tiempos modernos. Por último, en la tercera etapa, que corresponde á la época moderna, se vienen á comprobar por los méto- dos inductivos las intuiciones geniales de los antiguos.

Dicho historiador trae ejemplos, que ponen en evidencia una ley análoga en el desenvolvimiento de las demás ciencias.

Como veremos en seguida, en la exposición de nuestro caso parti- cular del desenvolvimiento de la idea de evolución y unidad de la materia, las tres etapas mencionadas están representadas por los griegos, chinos y antiguos indús, la edad media y la época mo- derna.

Primera etapa. Por los datos recogidos en la historia por separa- do la civilización china (hasta casi 2000 años a. C.), se puede afirmar que en esa época ya se habían expuesto las ideas acerca de la trans- mutación de los metales que se creen originarias de los alquimistas. Confucio (550 a. €.) fundador de la religión filosófica de los chinos, concebía una esencia de la naturaleza, la materia unida inseparable- mente 4 una virtud de materia misma y de los continuos cambios de la materia y de su virtud, él hacía surgir el origen, la esencia y la regla de la vida. Estas ideas se encuentran recién en la filosofía de Espino- za en el año 1650 de nuestra era.

En Persia, Zoroastro, sostuvo la idea de un principio que llena la inmensidad del universo.

Esta idea fué sostenida por el egipcio Laerzio, quien admitía ade- más la materia que, como principio de las cosas, engendraba los cua- tro elementos y luego todo lo que tiene vida.

Nos detendremos especialmente en la idea de:los indús y griegos.

Indús. Como la China, la India ha quedado durante mucho tiem- po desconocida por los europeos, quienes atribuyen á los griegos mu- Chas de las-ideas de sus filósofos. La mayor parte de los datos que se

sU ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

poseen de los antiguos indús son ajenos á la historia de la química y pertenecen exclusivamente á la religión, literatura y costumbres. Según Hoeffer, entre los manuscritos sánseritos de la Biblioteca Im- perial de París no se halla un solo documento que pueda interesar á la química.

Recientemente (1909) Praphula Chandra Ray, profesor de química en el colegio presidencial de Calcuta, ha llevado á cabo un trabajo im- portante y minucioso titulado A history of indu chemisty, en el cual se hallan desarrolladas las teorías físicas, mecánicas y químicas de los an- tiguos indús. El autor ha consultado el texto sánscrito de los diferen- tes sistemas. Dado lo genial de sus ideas haremos un extracto del ca- pítulo de esta parte de la obra escrita por Seal y especialmente el cuer- po de doctrina referente al sistema fundado por el filósofo Pa- tanjali.

Sistema Vaiseshika. El atomismo indús anterior al atomismo grie- go fué fundado por Kanada (Sutra de Kanada). Según este filósofo, existen nueve especies de substancias, cinco sensibles ó materiales (tierra, agua, luz, aire y éter (akasa), (este último considerado infinito y esparcido por el universo entero) y cuatro inmateriales, tiempo, lugar, alma y conciencia. Suponía que las substancias materiales se forman de átomos (indivisibles) y calculó para el átomo un valor igual á la sexta parte de las partículas visibles en un rayo de sol. (Véase obra de Leopoldo Mabilleau, Histoire de la philosophite atomistique, 1895. En esta obra, según Guareschi, se hallan datos interesantes so- bre la filosofía india).

Sistema Patañnjali. Este sistema cuya síntesis hacemos á conti- nuación, se basa en los principios científicos de la conservación, transformación y disipación de la energía y no en especulaciones pu- ramente metafísicas.

En él se admitía el Prakriti, especie de esencia universal, informe, indiferenciado, ilimitado, indestructible, de donde sale todo y tam- bién adonde todo va. Este Prakriti es algo así como la cuna y tumba de los seres CÓSmicos.

Tres son las cosas reales ó gunas que se hallan en el Prakriti: 1? Sattva ó esencia que se manifiesta en todo fenómeno y que se ca- racteriza por su tendencia á la manifestación ; 2? Rajas ó energía que se manifiesta por su tendencia al trabajo ; 3% Tamas (masa ó inercia) que se opone á las tendencias del Rajas al trabajo y del Sattva á la manifestación.

Considera que la energía es inmaterial, pero posee cantidad y exten-

QUÍMICA ESTELAR Y EVOLUCIÓN CÓSMICA sl

sión y produce movimiento y la divide como los modernos en energía potencial y energía cinética 6 de movimiento.

Las tres entidades reaccionan entre y entran conjuntamente en todo fenómeno. Nada existe en el universo de la conciencia sin la manifestación por medio de la esencia ó substractum intelectual. Este substractum intelectual y el substractum material no pueden por mis- mo producir actividad y necesitan del intermediario Rajas ó prinei- pio de energía (objeto, sujeto y acto). Variando la cantidad de inercia, energía y masa en distintas formas de agrupación se tienen todas las cosas del mundo fenomenal. En cada caso particular una de las «gunas » predomina y las otras quedan latentes 6 sublatentes (en los sistemas materiales : la masa es patente, la energía latente y el Sattva sublatente, etc.).

El punto de partida de la historia cósmica, que en este sistema es sólo aparente, porque los indús admiten que la evolución es cíclica y por lo tanto indefinida (sin principio, y sin fin), se caracteriza por un equilibrio que tiene lugar entre los gunas uniformemente difundidos. Las tendencias hacia la manifestación consciente y hacia el trabajo se hallan contrabalanceadas por la resistencia interpuesta por la inercia de la masa.

La trascendental influencia de Purusha (absoluto) pone término á este equilibrio é inicia el proceso de evolución. Se supone que las partículas del Sattra (Sankya moderno), Rajas y Tamas poseen atini- dad para las otras partículas de la propia clase, la cual se manifiesta (por influencia del Purusha) dando por resultado la ruptura de la dis- tribución uniforme, y por consiguiente, la agregación de las partes análogas y formación de las tres entidades en desequilibro. El resul- tado final de este desequilibrio donde predomina una de las tres en- tidades es la actividad (pasaje de la potencia al acto de Aristóteles : é instabilidad de lo homogéneo de Spencer.)

No consiste la evolución en el orden de sucesión del todo á las par- tes, ni de éstas á aquél, sino en el pasaje de un conjunto relativamente indifereneiado, incoherente y homogéneo á. otro conjunto más diferenciado, coherente y homogéneo y ésto indefinidamente. Comparada esta fórmula general de evolución con la propuesta por Spencer en sus Primeros principios, se nota una analogía sorprendente.

Tres son los estados de evolución cósmica según este sistema filosó- fico indú.

1% En el primero, el Prakriti difundido homogéneamente en el universo entero encierra las tres entidades reales al estado

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82 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

potencial que más tarde se individualizan y reaccionan entre sí;

2” Después lo cognoscible, universo empírico Ó materia cósmica de experiencia que abarca las cosas materiales y el substractum intelee- tual (Mahat) (inteligible esencia del cosmos) evoluciona por diferen- ciación é integración dentro del uniforme Prakriti;

3 Por último el substractum determinado por integración y di- ferenciación evoluciona en una serie subjetiva (sujeto de experien- cia) y en una serie objetiva ó substractum material donde se verifica el pasaje de la energía potencial á la forma específica de la energía sensible. Al mismo tiempo se produce una integración de materia des- de la substancia sutil Ó supersutil hasta las substancias ¿individualiza- das y con propiedades genéricas y específicas características (dife- rentes clases de Paramanus). Así tiene lugar el movimiento ó evolu- ción de las series cósmicas en las etapas ascendentes del equilibrio inestable, hasta la ¿inversión del proceso, que se verifica con transfor- mación de energía y desintegración completa del universo material hasta difundirse por completo en el Prakriti primitivo. Este último proceso inverso viene á cerrar el cielo evolutivo que es indefinido.

Vemos, pues, que según esta doctrina precursora de las ideas moder- nas, el proceso evolutivo se opera en dos fases principales: a) fase de creación sintesis): agregación desigual de masas, materiales, forma- ción de substancias inorgánicas y orgánicas (génesis de los mundos) con liberación de energía hasta alcanzar un equilibrio relativamente estable; b) fase de disolución : desintegración de la masa acompañada de transformación de energía hasta otro equilibrio del cual no puede salir sin la intervención de lo absoluto para dar un nuevo ciclo.

No hay destrucción de masa ni de energía sino disolución en el Pra- leoriti informe.

Al lado de estas ideas verdaderamente geniales y que muchos creen obra exclusiva de los filósofos modernos, existen en el sistema Patañjali otras no menos elevadas sobre la constitución íntima del átomo material, al cual consideran como un agregado complejo de lo que hoy llamamos materia y energía potencial y radiante. Iríamos demasiado lejos, si expusiéramos aquí estas ideas, que se hallan des- arrolladas de un modo magistral en la notable obra del filósofo quí- mico indú Praphulla Ray. Bástenos decir, que en ellas se encuentran las bases de una interpretación de las propiedades por las cuales se nos manifiesta el mundo material, que no desmerece en nada, si se la compara con las que proclamó la ciencia contemporánea, después del descubrimiento del radio y de la disociación estelar.

QUÍMICA ESTELAR Y EVOLUCIÓN CÓSMICA 83

Griegos. El movimiento atomístico griego puede considerarse como una prolongación del iniciado por los indús. Seis siglos antes de Cristo surgieron los grandes sistemas de estos filósofos, es decir, va- rios centenares de años antes que Demócrito diera las bases de su doctrina atomística, pero los griegos dieron más claridad á muchas de esas ideas separándolas de toda influencia de escuela religiosa.

Thales de Mileto (640 a. C.) guiado por su tendencia hacia la uni- dad de las cosas, emitió la idea de que el agua es el principio de todo lo existente.

La misma idea fundamental sustentó Anaxímenes, pero reempla- zamdo el agua por el aire. Aunque desacertada la elección del prinei- pio generador ó substancia primordial, ambos exteriorizaron un con- cepto unitario que se halla muy arraigado en nuestra época.

Anaximandro (550 a. C.) al suponer la existencia de un principio infinito indeterminado y etéreo con partículas regidas por la acción del calor y generador de todo lo existente en el universo sensible, superó en mucho el concepto de sus antecesores.

En la Enciclopedia química de Guareschi, se dice que estos filóso- fos tuvieron ideas superiores á las de los indús respecto á la unidad del principio universal, pero inferiores porque no admitían la divi- sión atómica ni la idea de combinación ó asociación, que según Ma- billeau, es la única que puede hacer fecundo el concepto de materia primordial.

Pitágoras sobresale por sus geniales ideas de armonía cósmica. Consideró el número y las relaciones numéricas como el principio de todas las cosas y atribuyó una forma geométrica á los átomos. Para él, las diferentes substancias son simples números que conducen á las armonías matemáticas. Estas y otras ideas que forman la base del sistema de Pitágoras, guardan una relación sorprendente con la teoría moderna de las vibraciones y la ley periódica.

Heráclito (500 a. C.) sostenía la idea de un fuego etéreo, construe- tor y destructor de todas las cosas existentes : alma del eterno deve- nir. Las grandes leyes del universo se identifican con los procesos de generación y descomposición, atracción y repulsión (amor y odio se- eún el filósofo). La idea de unidad en el dominio de los seres cósmi- cos adquiere con Heráclito carácter claro y preciso.

Empédocles (450 a. C.) sostuvo una tesis parecida á la del filósofo anterior. Según él, los cuatro elementos (fuego, aire, agua y tierra que ya figuraban en el sistema indú de Kanada) se hallan constituí- dos de partículas invisibles eternas é indestructibles ó elementos de los

s4 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

cuerpos de la naturaleza. Estos elementos eternos por atracción y re- pulsión, composición y descomposición (sintesis y desdoblamiento de los modernos) dan lugar á la inmensa variedad de sistemas materia- les que pueblan el universo sensible. Además, él tiende á establecer que el principio del conocimiento reposa en la identidad del pensa- miento cou lo que se trata de estudiar. Como el hombre está com- puesto según este filósofo, de los mismos elementos simples que los objetos del mundo que observa, el conocimiento implica identidad de composición del sujeto y del objeto. El acuerdo entre estos conceptos y los sustentados por el sistema Patanjali, que hace derivar la serie objetiva y subjetiva de la materia cósmica, es, como Vemos, Casi per- fecto.

Puede considerarse á Leucipo (495 a. C.) como el filósofo cue dió forma más clara y concreta al sistema atómico perfeccionado más tarde por Demócrito. Admitía, como sabemos, á les cuerpos formados de átomos imsecables que por su posición, separación y combinación, dan lugar á la infinita variedad de agregados materiales. El movimiento de estos átomos de diferentes formas y tamaños produce las combina- ciones y descomposiciones. Puede explicarse según él la formación del mundo físico por la sola acción de agentes naturales sin la inter- vención de ninguna inteligencia creadora.

Demócrito (470 a. C.), amigo y discípulo de Leucipo, sostuvo que nada sale de la nada y admitió la existencia de átomos, basándose en que no era concebible suponer algo material formado por una suma de nadas ó de cosas no existentes (lo que sucedería si la materia pu- diera dividirse al infinito). Consideraba á los átomos provistos de figuras y de movimientos oscilatorios y giratorios susceptibles de trasmitirse y átomos cuyas agrupaciones diferentes dan nacimiento á un número infinito de mundos parecidos ó diferentes.

Anaxágoras (500 a. 0.) se inclinó más bien á la existencia de un número infinito de elementos primitivos que llamó homeomerías. Estos elementos Ó gérmenes inereados, indestructibles é invariables en cuanto á su esencia, por sas múltiples combinaciones, engendran, se- eún este filósofo, todas las cosas existentes, todos los cuerpos conoci- dos. «La suma de estos principios primeros es siempre la misma; nada puede sacarse ni añadirse á ellos. Nada se engendra ex nihilo y nada se pierde; las cosas se forman por la agregación de los gérme- nes preexistentes y desaparecen por la desagregación de estos gér- menes que contiene su existencia. » (R. Jagnaux, Histoire de la chimie, pág. 25.) Todo está en todo y cada átomo es un mundo en miniatura.

QUÍMICA ESTELAR Y EVOLUCIÓN CÓSMICA 85

Aristóteles continuó en esta corriente de ideas y amplificó los con- ceptos de Kanada sobre los cinco elementos, admitiendo un movimien- to circular perpetuo para el éter.

Teofrasto (315 a. C.), discípulo de Aristóteles, sostuvo las ideas de este último y escribió un tratado sobre la piedra filosofal.

La doctrina griega que acabamos de exponer sintetizando las ideas de sus principales sostenedores, fué continuada durante el período romano por Lucrecio, quien en su célebre poema De natura rerum expuso en forma poética los fundamentos del sistema filosófico de Epicuro.

Segunda etapa. Esta comprende todo el período de la edad me dia y se caracteriza por las ideas de los alquimistas que disfrazados con el manto de la magia ó arte sagrado, sólo llegaron á un nivel in- ferior al alcanzado por sus antecesores los indús y griegos. Y al ha- blar de alquimistas sólo nos referimos á un grupo reducido de hom- bres estudiosos que nos merece el mayor respeto como Paracelso,

vaimundo Lullio y Vasilio Valentin, porque á pesar de que no apor-

taron ideas fundamentales á las de los sistemas de la India y Grecia, iban guiados en sus especulaciones filosóficas, por la idea de unidad y evolución de los seres universales. La mayor parte de los alquimis- tas procedían (cuando lo hacían con la buena intención de no explo- tar á los ignorantes) de un modo empírico, sin base ni método alguno y guiados por unas ideas bastante positivistas, como la del enri- quecimiento á base de la transmutación de todo en oro y la del elixir de larga vida. Sin embargo, en su encomiable obstinación han dejado á la química moderna un caudal de descubrimientos útiles, como el del fósforo y otros cuerpos, hechos casi al azar.

Respecto á la obra de los alquimistas se han vertido opiniones ex- tremas. Mientras unos los llegaban á ridiculizar, cometiendo una gran injusticia al no tener en cuenta el estado de los conocimientos en la época en que ellos actuaban y las persecuciones inicuas de que eran objeto por parte de los que consideraban sacrilega la revelación de «ciertos misterios », otros, olvidando la obra fecunda de los indús y eriegos, los enaltecían al punto de considerarlos fundadores de un sis- tema filosófico, que sólo es copia de aquellas escuelas.

El simple examen de las ideas antiguas y especialmente de las del sistema del filósofo indú Patanjali, muestra que la escuela alquimista no ha desempeñado un papel ereador como algunos lo han afirmado. Otro tanto sucede en lo que se refiere al papel de comprobadores que

86 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA les corresponde exclusivamente á los modernos con sus poderosos mé- todos de investigación.

Basta citar algunos ejemplos de la obra fundamental de Hoefter para no dudar que «la famosa teoría de la transmutación de los me- tales, adoptada por los alquimistas, se halla fundada en hechos reales pero mal interpretados » (lib. cit., t. L, pág. 231).

He aquí algunas de las experiencias que se llevaban á cabo en el gabinete de trabajo de Zosima, uno de los grandes maestros del arte sagrado que en la edad media toma el nombre de alquimia.

1. Experiencia. Un hierro calentado al rojo y luego introducido debajo de una campana de vidrio con agua, daba lugar al desprenui- miento de un gas que se inflamaba al acercarle una bujía encendida. Conclusión : el agua se cambia en fuego.

2. Experiencia. Copelación del plomo y obtención de un espejo plateado (fenómeno del relámpago). Conclusión : el plomo se transmuta en plata.

3. Experiencia. Una lámina de cobre expuesta á los vapores de arsénicos se recubre de una delgada película blanquecina. Conclusión : el cobre se transmuta en plata. (Esto daba lugar á alegorías llenas de enigmas que simbolizaban el influjo divino.)

4. Experiencia. Un objeto de hierro introducido en una solución ácida de sal de cobre daba un depósito brillante rojizo. Conclusión : el hierro se transmuta en cobre.

Podrá objetarse que dado el estado de los conocimientos de esa época, esas conclusiones y otras por el estilo, eran las únicas que po- dían sacarse de las experiencias que ellos hacían. Pero esta objeción pierde todo su valor, si tenemos en cuenta, que un espíritu libre de la obsesión de que un metal podrá transmutarse tan fácilmente en otro, examinando mejor el hecho, hubiera sacado una conclusión muy distinta.

Se ve por todo lo expuesto, que son muy atinadas las observacio- nes siguientes que el distinguido historiador Hoeffer hace á las ideas de esta fase del desarrollo de las doctrinas químicas. « En la segunda época, el espíritu de observación se debilita ó se extravía. Sometido á la autoridad espiritual, el pensamiento abandona el campo de la experiencia para refugiarse en el dominio de la especulación mistica y sobrenatural. De aquí el origen de tantas doctrinas extrañas, en- eendradas por la imaginación de los discípulos del arte sagrado y de la alquimia » (1).

(1) Loc cit., tomo I, página 1, Coup V'ail général sur le progres de la science.

QUÍMICA ESTELAR Y EVOLUCIÓN CÓSMICA s7

Resumiendo podemos decir, que la escuela alquimista de la edad media, no agrega nada de valor á los sistemas indú y griego en lo que se refiere al concepto de unidad y evolución de la materia y no aporta ninguna base firme al edificio de los sistemas filosóficos moder- nos que vienen á dar nuevos rumbos á esa doctrina ampliando y con- firmando las sublimes instituciones de los antiguos.

Tercera etapa. Esta etapa abarca la última parte de la época moderna y la época actual y en ella podemos caracterizar tres movi- mientos convergentes que nos llevan á un concepto análogo de uni- dad y evolución de la substancia universal. El primero lo constituyen las especulaciones químico-+filosóficas deducidas de la correlación nu- mérica en los pesos atómicos y clasificación de los elementos; el se- gundo, las investigaciones espectroquímicas sobre disociación astral y el tercero, el descubrimiento del radio y la comprobación de una disociación ó desintegración universal de los sistemas llamados ma- teriales.

Antes de hacer una breve exposición de los tres períodos, creemos conveniente recordar, que la noción moderna de substancia fué intro- ducida por el célebre Espinosa, quien en su concepción panteísta, sostenía que dicha substancia universal «ser cósmico divino ») se nos presenta bajo dos aspectos de su verdadera esencia ó atributos fundamentales; la materia (la substancia-materia es infinita y exten- sa) y el espíritu (la substancia-energía pensante) y que comprende todo. Según este concepto defendido con ardor por Goethe y Haekel, todas las formas individuales de la existencia sólo son formas espe- ciales y pasajeras de la substancia, accidentes ó modos. Estos modos son objetos corporales, cuerpos materiales, cuando los consideramos con el atributo de la extensión ; al contrario, son fuerzas 6 ideas cuan- do las consideramos con el atributo del pensamiento (de la energía). (Para más detalles véase Haekel: Los enigmas del universo). Sólo aña- diremos, que este concepto se identifica con el de la «materia cós- mica de experiencia» que evoluciona según el sistema Patanjali (como hemos visto) en dos series objetivas y subjetivas á partir del Prakriti increado, homogéneo é indestructible.

Prout en 1815, publicó un trabajo que mantuvo anónimo durante un año y en el cual, basándose en la comparación de las densidades dle los elementos al estado gaseoso y sus pesos atómicos con respecto al hidrógeno tomado como unidad, llamó la atención de que unos y otros se acercaban á números enteros. Un año más tarde afirmaba

Ss ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

que nuestro elemento hidrógeno debía ser la materia prima, que por condensaciones sucesivas había engendrado á todos los elementos conocidos.

Esta idea provocó vivas discusiones entre los químicos Berzelius, Dumas, Stas, Clarke, Marignac, impugnándola unos y defendién- dola con tesón otros. Dumas tomó á cargo, con más entusiasmo que sus demás contemporáneos, la defensa de la hipótesis de Prout y en un solemne discurso pronunciado en la Asociación británica basán- dose en las triadas de Doebereiner, sostuvo la idea de la unidad de la materia y transmutación de los elementos, con un brillo indescriptible que dejó admirado al auditorio. Esta conferencia fué clasificada por Faraday como «el sueño poético de un filósofo» y lleno de asombro dijo que ella podía contener el germen de una nueva ley.

En estos últimos tiempos Hinrichs ha tomado con empeño la defensa de la hipótesis de Prout y después de estudiar detenida- mente los sistemas de Berzelius, Dumas, Stas, sobre determinación de pesos atómicos demuestra que las cifras de este último son inexac- tas, pues están afectadas de errores sistemáticos cuya ley ha estable- cido y comprobado matemáticamente, y llega á las siguientes conelu- siones :

1? Formación de todos los elementos químicos á expensas de una ma- teria primordial; el pantógeno.

2? La unidad de la materia es una verdad evidente. (Véanse los tra- bajos de Hinrichs aparecidos en el Moniteur scientifique : los pesos atómicos son conmensurables y la materia es una.) Todas estas ideas que recibieron una acogida favorable por Sehultzenberger y Berthe- lot en Francia, el autor las sostuvo ya en 1567 en su «mecánica de los átomos ».

Los químicos modernos no quedaron satisfechos con esta primera tentativa de correlación numérica de los pesos atómicos. Inspirados en las ideas del gran Pitágoras, trataron de sorprender en la armonía y ritmo de los guarismos atómicos, la base de la interpretación de las principales propiedades de los sistemas materiales que constituyen los diferentes elementos. Es así que con la clasificación en familias natu- ales (relaciones entre elementos semejantes), y con el establecimiento de la ley periódica, comienza una nueva era en la evolución de las doctrinas químicas, fecunda en resultados.

No es el caso que detallemos aquí los pormenores de los trabajos que han antecedido á los de Lothar Meyer y Mendeleeff, relativos al establecimiento de la ley periódica. Debemos hacer constar sin em-

QUÍMICA ESTELAR Y EVOLUCIÓN CÓSMICA 89

bargo, que en las triadas de Deobereiner (1516), en la clasificación de Pettenkofer y Dumas (1540), en el tornillo telúrico de Chancourtois (15862), y en las octavas de Newlands (1865), se hallan los gérmenes de dicha ley. Particularmente Chancourtois, tuvo la idea de comparar la serie característica de los puntos geométricamente semejantes de su tornillo (pesos atómicos y propiedades químicas), con la serie de las notas de la de gama musical y la de los colores del espectro. Este ritmo inevitable y significativo en la evolución de las ideas madres como las de Pitágoras, nos reproduce los conceptos de este hombre de intuición poderosa con toda su majestuosidad.

Algunos autores basándose en el aumento creciente de cuerpos simples, sacan ¡lógicamente conelusiones contra la doctrina de la unidad de la materia. El examen del sistema periódico nos aparta mucho de esta extraña conclusión, porque poniendo en evidencia analogías sorprendentes entre dichos elementos, nos induce á pensar en una relación de descendencia que sólo puede admitirse si se adopta la idea de la evolución gradual de una materia primordial.

Á este respecto Haeckel, en sus Enigmas del universo, después de establecer que una descendencia análoga á la de los organismos puede tener lugar entre las familias de elementos, dice: « Podemos entonces admitir que los elementos empíricos actuales no son verdaderamente especies fijas de la materia, simples y constantes, sino que se hallan desde su origen, compuestos de átomos primitivos simples, idénticos y que solamente varían en número y posición. Las especulaciones de Wancht, Preyer, Crookes y otros han mostrado de qué manera se puede concebir que todos los elementos se han diferenciado á partir de una sola y única materia primera, el protilo. »

2 El radio y los fenómenos radioactivos : la radioactividad conside- rada como una propiedad universal de la materia : teoría de la energía interatómica y de la desmaterialización de la materia.

Haremos aquí una breve exposición de las principales propiedades del radio, ya bastante conocidas, para pasar en seguida al problema de la disociación y radioactividad universal de la materia. que guarda estrecha relación con los resultados obtenidos por la astroquímica y con las diferentes ideas cuya evolución hemos examinado con cierto detalle.

El descubrimiento de este extraordinario cuerpo que se ha conve- nido en denominar radio, tuvo su punto de partida en las investiga- ciones del físico Beequerel sobre las radiaciones obscuras emitidas

90 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

por el uranio y sus compuestos, que poseen la propiedad de impre- sionar las placas fotográficas. Estas primeras investigaciones que se llevaron á cabo en 1896 vinieron á abrir el camino para los futuros descubrimientos. Los esposos Curie en 1898, tratando de ver si otros cuerpos producían el mismo fenómeno, hallaron que un mineral, la «pechblenda » (compuesto de 40 %, de óxido de uranio, arsénico, azufre, cobre, níquel, bismuto, manganeso, bario, cobalto, plata, etc.) daba radiaciones eléctricas y químicas hasta cuatro veces más poten- tes que la del uranio metálico. Este hecho les hizo sospechar que el mencionado mineral debía contener «otro cuerpo », de gran « activi- dad radiante ». Para comprobar esta suposición, sometieron la pech- blenda á un largo y costoso tratamiento, que dió por resultado el des- cubrimiento del famoso metal. La obtención de un gramo de sal de radio exige el tratamiento de varias toneladas del mineral, cada una de las cuales necesita cinco toneladas de reactivos diversos y 50.000 litros de agua de lavajes. El rendimiento es de dos á tres decigramos por tonelada y se obtiene una sal que posee un poder de radiación 1.500.000 veces mayor que el del uranio metálico. Esta es la razón de su elevado precio que en 1905 alcanzaba á la enorme cifra de 400.000 francos el gramo de sal de radio puro.

Las sales de radio emiten una «emanación » material de natura- leza gaseosa que resiste á todos los agentes químicos y varias «radia- ciones » que han sido simbolizadas con las letras griegas a, By y. Los rayos z son desviados por el imán y están constituidos por partículas de electricidad positiva provistas de una velocidad que oscila alrede- dor de 20.000 kilómetros por segundo. Estas partículas atraviesan los cuerpos pero su poder de penetración es muy débil y debido á su colosal velocidad y gran número, producen efectos caloríficos consi- derables en relación á su masa. Los rayos £ son muy desviados por el imán, se parecen á los rayos catódicos, tienen mayor poder de pene- tración que Jos z, poseen electricidad negativa é impresionan las pla- :as fotográficas. Su velocidad es comparable á la de la luz y poseen una masa dos mil veces inferior á la del átomo de hidrógeno. Los rayos - Son muy penetrantes, no se desvían por el imán, y se aseme- jan mucho á los rayos X é impresionan enérgicamente las placas fotográficas.

La energía desarrollada por el radio y otras substancias radioacti- vas (torio, uranio, ete.) es extraordinaria. La energía química se tra- duce por acciones intensas sobre la placa fotográfica y por otros fenó- menos como la descomposición del ácido nítrico. Esta acción se hace

QUÍMICA ESTELAR Y EVOLUCIÓN CÓSMICA 91

sentir aún á través de láminas delgadas de Cu, Pt, ete. : es posible impresionar una placa trazando caracteres con un tubito con bromuro de radio, á través de una gruesa hoja de papel negro ó de una lámina de estaño. El poder de penetración es mucho mayor que el de los rayos X.

La energía eléctrica que es muy intensa, se revela por medio del electroscopio, aparato que se descarga con facilidad extrema, cuando se acerca á unos cuantos centímetros la sal de radio. Este método eléctrico es alrededor de mil veces más sensible que el del análisis espectral.

La energía luminosa se exterioriza por los fenómenos de fosfores- cencia y fluorescencia. Con el sulfuro de zine se obtiene fosforescen- cia azulada que vista con la ayuda de una lente se presenta como un conjunto de puntos luminosos, especies de estrellitas que aparecen y desaparecen constantemente. El platinocianuro de bario da luz verde. el de potasio, azul, etc. Además de estos efectos se han observado coloraciones diversas, producidas por su acción sobre otras substan- cias (vidrio, piedras preciosas).

La energía calorífica es considerable con relación á su masa. Se ha legado á probar experimentalmente que la potencia calorífica alcanza á la cifra de 22.500 calorías por hora (y para una cantidad de 225 gramos), es decir, una cantidad comparable á la que corresponde á la combustión de un gramo de hidrógeno.

Y el hecho más sorprendente es que todo este desprendimiento considerable de energía en sus diferentes formas, se verifica sin que le haya sido posible al hombre acusar, con sus aparatos actuales, la más mínima diminución de peso.

Para explicar este hecho curioso se han emitido varias hipótesis. Unos creen que el radio no hace más que transformar ciertas radia- ciones desconocidas que se hallan esparcidas por el universo. Otros sostienen que los fenómenos observados son comparables á una fosfo- rescencia perpetua, que se produce á expensas de la energía almace- nada durante un tiempo muy largo. Pero la mayoría de los físicos y químicos que se han ocupado especialmente de esta clase de investi- gaciones, se inclinan á admitir, que toda la energía emitida por esos cuerpos proviene de la desintegración de la materia, de la destrucción del átomo. Según estos investigadores, que establecen sus hipótesis, fundándolas en un gran número de experiencias, la materia puede considerarse como una «modalidad de la energía» como «energía concentrada » energía interatómica de Le Bon) y su destrucción no

92 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

implica la destrucción ó desvanecimiento de la «substancia univer- sal », sino la «transformación » de la materia ó energía estable en las formas más inestables de la energía, como el calor, la luz, la electri- cidad, etc. Pero esta destrucción vendría á ser tan lenta, que sería ilusorio pretender que nuestras balanzas fueran capaces de atestiguar la más insignificante diminución de peso. Se ha calculado, en efecto, que para notar la diminución de la mitad del peso de una substancia radioactiva se necesitarían alrededor de 2000 años. Debemos, por lo tanto, evitar de caer en afirmaciones tan absolutas como la de que los químicos, con sus balanzas, han llegado á demostrar la indestruetibi- lidad de la materia.

Las nuevas experiencias relativas á los rayos X, rayos catódicos, emisión de los cuerpos radioactivos, tuvieron la virtud de provocar una serie de fecundas investigaciones por parte de Thompson, de Heen, Ramsay, Curie, Le Bon, etc. Sólo expondremos aquí sumaria- mente la teoría de la energía interatómica que Le Bon ha sentado de una manera precisa para interpretar un hecho importante establecido por él y otros investigadores; la radioactividad como propiedad gene- ral de la materia. Las bases experimentales de esta teoría que actual- mente defienden Thompson, de Heen y Ramsay se hallan descriptas con todo detalle en las obras 1*évolution de la matiere y L*évolution des forces, pertenecientes ambas á la biblioteca de filosofía científica que Le Bon dirige con tanto acierto. Dado el carácter sintético de esta exposición nos conformaremos con resumir la parte esencial rela- tiva á la evolución de la materia, esto es, la única parte que guarda relación íntima con el punto de vista en que nos hemos colocado y exhortamos al lector á que consulte, entre otras, las obras menciona- das, donde se halla expuesta detenidamente esa teoría y el resumen de las ideas vertidas sobre constitución de la materia. (Véase también : Electricidad y materia, de Thompson.)

La emisión de partículas dotadas de velocidad incalculable capaces de hacer conductor al aire de la electricidad y de atravesar los obstá- culos no es exclusiva, según Le Bon, de cuerpos excepcionales como el radio y el uranio, sino que pertenece á todos los cuerpos de la natu- raleza. Este físico ha conseguido probar que el calor, la acción de la luz ultravioleta, las descargas eléctricas y las reacciones químicas provocan la emisión de productos de desmaterialización de la materia, y en el caso del radio y deluranio se producen con un máximo de energía estos fenómenos que toda la materia manifiesta. Thompson en 1906 encon- tró que el agua, la arcilla, la arena y otros -cuerpos son radioactivos.

QUÍMICA ESTELAR Y EVOLUCIÓN CÓSMICA 93

Esta radioactividad es interpretada por Le Bon de la siguiente manera : la materia pasa sucesivamente por diferentes fases durante las cuales pierde sus cualidades de materia hasta llegar al estado de equilibrio característico del éter. Los sistemas materiales vienen á constituir el estado de equilibrio estable de la energía (energía inter- atómica), cuyas formas inestables son la electricidad, la luz, el calor, ete.

Ahora bien, esta energía necesaria para lanzar las partículas con grandes velocidades, la materia no la saca del exterior sino de su interior mismo ó sea de la energía interatómica. Admitiendo esta idea no es necesario suponer que la radioactividad existe en todas partes porque todos los cuerpos contienen radio.

El método empleado por Le Bon para demostrar la disociación de la materia ordinaria es el mismo que el que ha servido de base para determinar la radioactividad de los cuerpos fuertemente radioactivos tales como el radio y el torio, y se basa en la producción de partícu- las emitidas con una inmensa velocidad y capaces de hacer conductor de la electricidad al aire y de ser desviadas por un campo magnético. Además de este carácter general, existen otros particulares como : la impresión de placas fotográficas, la producción de fluorescencia y fos- forescencia por las particulas emitidas. El 99 por ciento de la emisión del radio se compone de radiaciones que no ejercen acción sobre las placas.

Estos métodos han permitido, según Le Bon, establecer la identi- dad de ciertas partículas provenientes de los cuerpos espontánea- mente radioactivos y de aquellos cuya radioactividad ha sido provo- cada, y los rayos catódicos de las ampollas de Crookes.

He aquí las proposiciones que deduce Le Bon de sus experien- cias:

1* La materia considerada como indestructible se desvanece por la disociación continua de los átomos que la componen;

2* Los productos de desmaterialización de los átomos constituyen substancias intermedias, por sus propiedades, entre los cuerpos pon- derables y el éter imponderable, es decir, entre dos mundos conside- tados hasta aquí como fundamentalmente separados;

3” La materia considerada como inerte é incapaz de dar otra ener- gía distinta de la que se le ha comunicado, es al contrario un colosal receptor de energía, la energía interatómica, la cual puede emitir sin recibir del exterior;

4” Es de la energía interatómica que se manifiesta durante la diso-

94 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

ciación de la materia, de que resultan la mayor parte de las fuerzas del universo, la electricidad y el calor solar sobre todo.

Le Bon funda con esta base una teoría cosmogónica aplicable tanto al sistema astronómico ó macrocosmo, como al sistema atómico ó mi- erocosmo, la cual estaría de acuerdo con la doctrina de los indús que hemos expuesto anteriormente. El átomo ó sistema solar en miniatura (idea de los indús y de Anaxágoras) parece encerrar, á pesar de su extrema pequeñez, secretos de incalculable valor.

Según este investigador, la destrucción final es continuada en la sucesión de las edades, por un nuevo ciclo de nacimiento (evolución indefinida de los indus) y de revolución, sin que sea posible asignar un término á esta destrucción y á estos renacimientos probablemente eternos.

Pero si el cielo de la evolución de la substancia universal es eter- no, no puede admitirse que haya destrucción de energía y de mate- ria, puesto que en tal caso sería limitada la evolución. Hay que acep- tar entonces, que la energía y la materia se desvanecen mutuamente trasformándose una en otra ó difundiéndose en la substancia univer- sal permaneciendo constante la cantidad de esta última (el Tamas y Rajas en el Prakriti de la doctrina de Patañjali). Si esta no hubiese sido la idea de Le Bon al afirmar que rada se crea todo se pierde (lema de sus obras), él se hallaría en contradicción con su misma hipótesis de los períodos de evolución de la substancia universal (podríamos decir substancia universal supuesta por el filósofo Espinoza).

Parece que después de las múltiples objeciones que se le han he- cho, Le Bon ha variado algo el concepto primitivo y á tal punto que llega á hacer la salvedad de que : nada se crea, significa que nosotros no podemos crear materia (habría que decir nosotros no creamos y no nada se crea) y todo se pierde, que significa que la materia desapa- rece completamente como substancia universal con atributo de mate- ria, regresando ai éter. Sin embargo, estas restricciones no le quitan el mérito que él ha tenido al descubrir la disociación universal de la materia y al formular su teoría de la energía interatómica que viene á abrir á la ciencia moderna, un vastísimo campo de investigación.

En resumen, los nuevos trabajos de Le Bon, lejos de aniquilar como se ha pretendido, los conceptos que llevaron á los investigadores á sentar los principios fundamentales de la indestructibilidad de la ma- teria y de la energía, los amplifica más y en lugar de aplicarse exclu- sivamente á la llamada materia ponderable, se aplica también al con- junto de substancia universal ponderable ó no. Este átomo no es

QUÍMICA ESTELAR Y EVOLUCIÓN CÓSMICA 95

eterno, dice Naquet, pero la partícula etérea siempre idéntica á ella misma, de la cual el átomo está constituído, es eterna. Este distin- vuido filósofo atomista en un artículo de alto vuelo titulado Una cri- sis en la ciencia (Moniteur scientifique, 1904), dice: «Nunca se creyó que el principio de Lavoisier era falso por el hecho de que una célula creciera y evolucionaria hasta disgregarse en detrimento del mine- ral ». ¿ Por qué extrañarnos entonces al ver el átomo esta célula de la substancia ponderal, volver á su origen etéreo? Esto nos obliga, es cierto, á admitir la complexidad y divisibilidad del átomo. Pero esta complexidad y divisibilidad se ha supuesto desde hace mucho tiempo.

32 La disociación estelar y la teoría de la evolución inorgánica.

Entre los precursores modernos de la teoría de la desintegración de la materia se encuentra en primera línea el sabio astrónomo quí- mico Norman Lokyer, quien tomando como punto de partida la apli- cación del espectroscopio al estudio de los astros con luz propia, con- siguió, después de un cúmulo de investigaciones prolijas, sentar las bases firmes de la teoría de la evolución inorgánica.

Esta teoría se halla expuesta en todos sus detalles en una de las obras fundamentales de dicho astrónomo, titulada 1évolution inorga- nique, que apareció en 1905 y ha sido analizada por el célebre Poin- caré en su reciente obra sobre hipótesis cosmogónicas (H. Poincaré, Lecons sur les hypotheses cosmogoniques professées « la Sorbonne, rédi- gés par Hewin Vergne, cap. IX).

Este filósofo y matematico da á las investigaciones de Lokyer mu- cha importancia como puede verse en el párrafo siguiente, que lo en- contramos en su obra después del análisis de las teorías de Kant, Laplace, Darvin y Lee. « Hasta aquí, nuestro horizonte no ha pasado el sistema solar. Pero la espectroscopia, dando nacimiento á la quí- mica estelar, ha revelado estrellas de tipos espectrales muy diferen- tes, y se ha llegado á estudiar la evolución de estos astros. Las teo- rías mecánicas ó termodinámicas ceden su puesto aquí á las teorías químicas. »

Como ya hemos expuesto en nuestra primera parte, los resultados alcanzados en el fecundo campo de la astroquímica por el método es- pectral, sólo haremos aquí una síntesis de la teoría de Lokyer sobre evolución de la materia cósmica que se funda en el estudio simultá- neo de la composición quimica y temperatura de las estrellas.

Según hemos visto al exponer las experiencias de Draper, la com- posición de la parte visible del espectro continuo emitido por un

96 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

cuerpo incandescente, varía con la temperatura, extendiéndose hacia el violeta á medida que esta aumenta (ley establecida de un modo preciso por Wien).

Lokyer ha puesto en evidencia las rayas que corresponden á tem- peraturas muy elevadas. Ha hallado que en el arco ó chispa produci- da por una bobina. ciertas rayas aisladas desaparecen, otras se hacen más intensas y surgen rayas nuevas. Si se emplean descargas más fuertes se obtienen las rayas que substituirían á las más elevadas temperaturas. Estas son denominadas por él enhanced lines y por Kayser rayas reforzadas. Comparando el espectro producido por la descarga de chispas de un metro sobre diversos metales, con el co- rrespondiente á algunas estrellas como a del Cisne (véase clasifica- ción de las estrellas según su composición química y temperatura) él ha encontrado una concordancia admirable.

Lokyer sostiene que los átomos son susceptibles de formarse me- diante la materia primordial de la nebulosa y de destruirse y que su estabilidad es función de la temperatura. Las estrellas se hallan á di- ferentes temperaturas; las más incandescentes sólo contienen helio y protoelementos y las más frías revelan al espectroscopio hasta la pre- sencia de cuerpos compuestos. La evolución de la materia compren- dería dos fases ya supuestas por los antiguos indús : la fase de inte- eración ó condensación durante la cual la substancia mineral 6 materia-energía pasaría por estados de más en más complejos (de protomateria á materia: formación de los elementos: de protoele- mentos ó metaelementos de Orookes á elementos) á medida que descien- de la temperatura, y la fase de disociación ó desintegración que da por resultado cuando la temperatura aumenta, el pasaje inverso de los sistemas materiales complejos representados por los elemen- tos del primitivo reino de la substancia universal.

Efectúa para demostrar la disociación de la materia, la siguiente experiencia: quema magnesio (1) en el aire, examina sus efectos y después somete al mismo magnesio á temperatura de más en más creciente (pico de Bunsen, arco eléctrico 35007 y chispas condensa- das 60007 según Nordman). En estas condiciones observó que entre las diferentes rayas, unas, las más numerosas, pierden su intensidad á medida que la temperatura se eleva, hasta el punto de volverse casi

(1) El espectro del magnesio presenta un interés especial porque Vogel (1903) lo ha hallado en muchas estrellas y Kayser ha mostrado que él puede servir para

«leterminar la temperatura de estas últimas.

QUÍMICA ESTELAR Y EVOLUCIÓN CÓSMICA 97

imperceptibles en el espectro obtenido por combustión del metal en la chispa condensada, mientras que otras rayas, en menor número, adquieren intensidad mucho mayor (rayas reforzadas).

Estas experiencias han sido repetidas con otros metales obtenién- dose análogo resultado y la interpretación de Lokyer adquiere una probabilidad muy grande. Él supone en este caso, de acuerdo con su teoría que ya expusimos, que cuando se quema al contacto del aire el magnesio sólo se disocia en ínfima proporción y es el producto de esta disociación el que da las tres rayas apenas perceptibles; después, á medida que la temperatura aumenta, la disociacién crece, las rayas del producto disociado (protometal) toman una intensidad de más en más grande en tanto que las que pertenecen al metal magnesio des- aparecen. Los átomos, al parecer de Lokyer, se destruyen bajo la in- fluencia de una temperatura intensa y se reconstruyen por el enfría- miento de la masa (no se encuentra más que magnesio en los produc- tos enfriados).

Esto sería la reproducción, en pequeña escala, de los fenómenos observados en el laboratorio universal donde existen hogueras como las estrellas á temperaturas inconcebibles (hasta mayores de 40.000?) capaces de provocar con suma facilidad, la disociación de la materia más estable.

Tomando como base las ideas ya expuestas, Lokyer ensaya de in- terpretar las transformaciones graduales de la materia cósmica desde su punto de partida, que él considera en los meteoritos y sostiene la idea de que el origen de las diferencias que presentan los espectros de los astros, se halla en el estado más ó menos avanzado de la evo- lución de los mismos.

Si las nebulosas ó protoplasmas astrales no dan más líneas que las del hidrógeno, nitrógeno y helio, ello se debe á su baja temperatura y no á una diferencia de composición química con las estrellas. La con- centración de las nebulosas desarrolla una temperatura suficiente para llegar á la incandescencia propia de las estrellas amarillas y blancas, dando por resultado la aparición de las líneas características de los protometales. En su segunda fase de evolución el enfriamiento provoca la sucesión de los fenómenos en sentido inverso, de tal modo, que dos estrellas de temperatura igual ó cercana pueden correspon- der á dos estados de evolución muy distintos (progresivo ó regresivo) según que se hallen en la rama descendente ó ascendente.

Este investigador establece además una comparación de la evolu- ción cósmica con la evolución geológica y divide la primera en etapas

AN. SOC. CIENT. ARG. T. LXXVII 7

98 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

ó épocas (de temperaturas y estados de agregación diferentes) corres- pondientes á las que se han sucedido en la evolución de nuestro pla- neta. Si se construye un diagrama desde los 30.000” hasta 0?, el or- den de sucesión sería según Lokyer, el siguiente : períodos cósmicos : Argoniano, Almitamiano, Aquerniano, Algoniano, Marcabiano, Si- riano, Procioniano, Arturiano, Pisciano. Cada uno de estos períodos lleva el nombre de la constelación correspondiente á la estrella tipo que encierra la materia cósmica en un estado determinado de agrega- ción. Este mismo diagrama que se halla inserto en la obra de Lokyer (L?évolution inorganique, pág. 273), muestra que la evolución orgá- nica sólo ocupa un punto sobre la línea que representa la duración y cambios de temperatura necesarios para la evolución inorgánica.

Y con todo esto la Química estelar fundada poco tiempo después de la sentencia desconsoladora de Comte contra esta clase de «hipótesis irrealizables » sobre la constitución de la materia Cós- mica, viene á extender el dominio del grandioso edificio de la doctri- na de la evolución hasta hace poco confinado casi exclusivamente al reino orgánico. En efecto, las investigaciones relativas á la espectros- copia astronómica y á los maravillosos fenómenos del radio, permiten agregar un eslabón más á la indefinida cadena de la evolución cós- mica y al mismo tiempo que confirma las geniales intuiciones de los antiguos, hacen resaltar en su majestuoso conjunto, la sublime armo- nía que reina en todos los seres y fenómenos del universo.

Y todos estos resultados conseguidos por métodos que encantan por su sencillez y á la vez permiten al investigador elevarse á las re- viones sólo consideradas como del dominio de la fantasía, vienen en buena hora, á reconfortar el espíritu, poniendo en evidencia, que la fuerza pensante no se destruye ni se interrumpe, en su marcha ascen- dente á través de los siglos.

H. DAMIANOVICH.

LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

EN EL

MP" CONGRESO INTERNACIONAL DE CAMINOS

LONDRES, JUNIO DE 1913

(Conclusión)

Trabajos preparatorios. Creo que la solución del problema de la construcción de caminos y la creación de fondos para ellos, no debe ser presentado á la consideración dela Nación sin que el gobierno haya prie- parado y estudiado un plan general de construcción de caminos, en el cual se haya determinado con claridad lo que se va á hacer, las redes de caminos que deben construirse, la manera cómo se llevará á cabo la tarea, para que en lo futuro este plan sea siempre tenido en cuenta.

Necesidad de una ley nacional. Este plan debería ser estudiado por el gobierno y presentado al congreso para su aprobación, para que de este modo, habiendo sido fijado por una ley, las administracio- nes venideras no puedan sufrir en lo que con él se relaciona, la influen- cia de los cambios de gobierno. Al hacer estos estudios deben de aprovecharse los puentes y demás obras de arte ya existentes, pero no deben de influir para forzar á hacer malos trazados, teniendo en cuenta, como lo he dicho antes, que muchas de las obras de esta cate- goría que existen en la República, no responden siempre á las exigen- cias generales de los servicios de comunicación. Al hacer el plan ge- neral, se deben proyectar y calcular todas las obras futuras, de mane- ra que puedan ser calculados los gastos de antemano y que el estudio sea así bien completo; deben indicarse ya los sistemas de camino por adoptar según las localidades y las regiones, así como del tráfico más ó menos intenso que las diferentes secciones de la red de cami- nos soportaren ó fueran capaces de llegar á soportar en el futuro.

100 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

£ £

Después de obtenida esta ley, la administración general conseguirá que el congreso nacional vote los fondos necesarios, echando mano de alguno de los medios indicados, fondos que servirán más á la Repú- blica Argentina que los votados con tanta liberalidad para armamen- tos, y proceder luego á dar principio á las obras, construyendo puen- tes y obras de arte al mismo tiempo y considerando estos trabajos como necesarios y formando parte de los caminos, para que no suceda como ha acontecido á veces que se construyen caminos sin tener en cuenta las obras de arte que se necesitan y viceversa, tener puentes sin caminos, como he visto casos en la provincia de Buenos Aires, en que los puentes estaban de un lado y los caminos pasaban por otro.

Fondos para la conservación de los caminos nacionales. Para la conservación de estos caminos debería echarse mano del fondo de caminos, evitando en lo posible el cobro de peajes, reformando la ley á este respecto, porque no es justo que porque se tenga esta ley que crea fondos, ellos sean aprovechados solamente en los caminos que concurren á las estaciones de ferrocarril directamente, sin tener en cuenta que todo camino concurre directa ó indirectamente á una estación. No hay que olvidar que la locomoción moderna exige para que sea efectiva buenos caminos generales, capaces, si ello fuera necesario, aun de competir y de permitir la competencia de la loco- moción sobre caminos con la circulación ferroviaria. Nuestros legis- ladores no deben dejar de dar armas desde ya para las luchas co- merciales del futuro.

Manera de proyectar los caminos generales. En cuanto á la manera cómo deben de ser proyectados estos caminos generales en toda la República, no hay nada que añadir á los consejos é indicaciones de la ciencia del ingeniero, puesto que abundan en todo el interior de la misma los materiales de construcción que en general se emplean en ellos.

Manera de resolver el problema de los caminos en la provincia de Bue- nos Aires. Sólo voy á ocuparme de lo que juzgo que debe ser la principal preocupación de los ingenieros encargados de estudiar estos proyectos en la provincia de Buenos Aires, en la cual los caracteres de la constitución geológica de su suelo, hacen que el problema de su construcción sea bien complejo y difícil de resolver, como sucede en toda región en que el suelo presenta una llanura sin fin, con pocas ondulaciones y poco declive general y donde al mismo tiempo los materiales de construcción son escasos y la población es poco densa, lo que hace que la construcción de buenos caminos sea demasiado

TERCER CONGRESO INTERNACIONAL DE CAMINOS 101

onerosa para los contribuyentes. Aquí no debe tratarse de hacer caminos modelos, sino ejecutarlos buenos y lo más económicamente posible, de manera que los habitantes puedan soportar las cargas pecuniarias que su construcción y conservación acarreen, estas últi- mas sobre todo, porque si para construir una red de caminos se puede echar mano de uno ó más empréstitos, de modo que la carga pecunia- ria de su costo sea dividida entre un cierto número de años y hacer así que varias generaciones contribuyan al pago de servicios de que gozarían, como he dicho antes, no puede gravarse de una maner: exorbitante el presupuesto para la conservación de los caminos, á cuyos gastos deben contribuir los habitantes con desembolsos in- mediatos, porque no debe adoptarse nunca la mala política admi- nistrativa de pagar los déficits anuales con empréstitos de cualquier clase que ellos sean, pues todo administrador que tal hace lleva la ins- titución que dirige á la bancarrota. Por lo tanto, los caminos deben corresponder á la riqueza y á la densidad de población del país, para que los contribuyentes puedan pa gar su conservación sin ser esquil- mados por los impuestos.

No deben construirse caminos lujosos. Por estas razones creo que por el momento no deben construirse caminos de lujo en la provincia de Buenos Aires y que en su mayor parte el trabajo del in- geniero debe reducirse á aprovechar el terreno natural como capa de cubierta del camino y preocuparse solamente de tratar de hacer correr las aguas, impidiendo que se estanquen en él. Este es el gran proble- ma en casi toda la provincia, pues si se descuenta la parte montañosa que forman las sierras del Tandil, Currumalán y de la Ventana y las regiones que las circundan, en las cuales el declive natural del terreno impide en los caminos conservados de la manera más somera la for- mación de pantanos y permite que los caminos se encuentren en buen estado aún en los meses del invierno, el resto de la provincia tiene que luchar para conservar sus caminos naturales en buen estado con el estancamiento de las aguas y la formación de pantanos en dichos meses.

Capa de revestimiento en los caminos de la provincia de Buenos At- res. La poca intensidad de la circulación en la mayor parte de los caminos, aun en los generales que no están en las salidas de las gran- des ciudades de Buenos Aires y La Plata, permite que se adopte la cubierta natural de tierra negra laborable como capa de cobertura del camino, haciendo inútil toda otra clase de revestimiento, con tal que este revestimiento se conserve fuera del agua y se impida el

102 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

estancamiento en él de las aguas con un bombeo suficiente y adecua- do, sin ser por eso tal que haga que las ruedas de los vehículos res- balen lateralmente, lo que es sumamente perjudicial 4 todo revesti- miento, y al de tierra natural, como el más débil, en primer lugar. Este método de revestimiento del camino puede ser adoptado con eficacia en toda la provincia, si se exceptúa la parte del sur en la región inun- dable, en la cual la red de caminos debe de ser estudiada y llevada á cabo con mucha mayor atención y mayores gastos.

Zonas por cuencas. Así, pues, como el principal problema por resolver es el de evitar el estancamiento de las aguas en los ca- minos, el primer cuidado de los ingenieros que se dediquen á pro- yectar los caminos generales de esta provincia, será el estudiar las diferentes cuencas que forman el territorio, después de ejecutar una nivelación general, para la cual ya existe la base de las diferentes nivelaciones que se han ejecutado en la provincia, tanto de desagiies como para ferrocarriles y después de conocer el nivel general de los caminos proyectados, dividir su construcción, así como su conserva- ción, en Zonas que abarquen una ó más cuencas, de manera que una vez construídos los caminos, todos sus perfiles longitudinales con- cuerden y ejecuten un desagiie general de toda la provincia. Luego el primer objetivo que debe tener una dirección de caminos de la pro- vincia de Buenos Aires, una vez determinadas estas zonas y proyec- tados los caminos, es el de la construcción de los puentes y alcan- tarillas, todos con cotas relativas y niveles de desagiie tales que concuerden con los de todo el resto del camino y de todos los caminos en general, para que no suceda como he visto este verano pasado, que se proceda á terraplenar pantanos y caminos, dándoles su correspon- diente bombeo, pero cortando el curso de la corriente natural de las aguas, obras que habrán sido sin duda alguna destruídas en las gran- des avenidas de las lluvias del invierno, si su nivel no era suficiente- mente elevado con respecto al nivel general del resto del camino ó bien habrán sido aisladas por la corriente del agua y el pantano, por consiguiente, se habrá vuelto á formar al extremo del terraplén, habiéndose ocasionado gastos inútiles. Sólo con la formación de es- tas zonas y la división de la inspección en cuencas, se podrá hacer aleo útil en la cuestión caminos de la provincia.

Insuficiencia del impuesto de caminos. Naturalmente el público y los contribuyentes á quienes se les ha impuesto una carga pecuniaria para la conservación de las vías de comunicación, desean ver que algo se haga en materia de caminos y lo primero que cada contribuyente

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cree tener derecho á exigir de las autoridades, es que por los cuatro centavos que paga al año por hectárea de terreno que posee, se le conserve el camino todo el tiempo en perfecto estado y al mismo tiempo se le formen alcantarillas allí donde las juzga necesarias, por- que de tiempo inmemorial existe un pantano. El creer esto es un engaño y á hacer desaparecer este error deben de concurrir los perió- dicos y las personas ilustradas, creando una propaganda para hacer ver que no se pueden ni aun conservar convenientemente los caminos que corresponden á quinientas mil hectáreas, con poco más ó menos tres millones de pesos moneda nacional que es el producto del im- puesto de caminos. Hay que considerar que en estos caminos todo está por hacerse y en que faltan la mayor parte de las obras de arte. Con la división en zonas y el desagiie como yo lo indico, muchas de las alcantarillas que hoy están en servicio serán inútiles y tendrán que ejecutarse otras en los parajes en que después de una nivelación general, se juzguen adecuadas.

Plan de los trabajos. En todo lo dicho resulta, pues, que lo pri- mero que deben hacer las administraciones que en lo futuro se ocu- pen de los caminos de la provincia, es proyectar un plan general de caminos generales, cosa que ha sido hecha ya, pero sin tener en cuenta la idea de la división de zonas de desagiies según las cuen- as, como yo lo preconizo y después de hecho ésto, entrar á la ejecu- ción de las obras de arte, puentes, alcantarillas, cunetas, etc., ete., que estos desagiies exigen. Entonces los caminos permitirán un trá- fico de todo el año, sin mayor gasto de cubierta, con tal, sin embargo, de que estas obras de arte sean conservadas en perfecto estado, teniendo que crearse un cuerpo de camineros, que hoy día no existe, para cuyos gastos solamente, juzgo que serían por el momento sufi- cientes los fondos del impuesto de camino, tal como rige hoy día, que habría que emplear más directamente en la conservación de las obras de arte existentes.

Caminos junto á las ciudades. Empleo del ladrillo. En cuanto á la formación de los nuevos caminos en las adyacencias de las grandes ciudades, allí donde la capa natural de tierra negra, no es una cubierta suficientemente buena á causa de la intensidad del tráfico, yo creo que un simple macádam bien conservado, con recubrimientos cada cuatro años, es la única solución, pudiendo hacerse el ensayo del ladrillo informe, para que sea menos costoso en aquellos lugares en que el costo del pedrisco hiciera que el revestimiento de piedra fuera dema- siado oneroso, como se ha hecho en algunas localidades de Rusia.

104 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Empleo del alquitrán, el bitumen y el asfalto. Empleando el ma- :ádam se podría formar para el futuro una especie de buena funda- ción para poder ser empleada como tal para los caminos, con recebo de substancias en que figuran el alquitrán, el bitumen ó los asfaltos, como se ha ejecutado con tanto éxito en Inglaterra; pero para llegar á ello hay que buscar la mezcla de estas substancias que corresponda bien á nuestro clima, pues esta clase de caminos no puede emplearse con el mismo éxito en el norte de la provincia de Buenos Aires, como lo serían en localidades del Tandil para el sur. No se puede pensar por el momento en hacer en nuestra patria los caminos costosos con revestimiento de adoquines de una manera general como lo que se ha hecho para el camino de los Olivos, pues el empedrado no se adapta á la nueva manera de locomoción, si es admirable para caminos de un tráfico sumamente pesado.

El macádam como fundación futura. Adoptando, como digo, el macádam, se va formando una base para el futuro, la cual servirá para la instalación de un afirmado mucho más lujoso y perfecto, sin que por eso resulte excesivamente caro, cuando la intensidad del trá- fico lo pida y la densidad de población permita estas instalaciones, como se está haciendo ahora en los países más adelantados de Europa y América.

Peligro de los caminos de lujo. No se debe nunca, por el prurito de poseer caminos de primer orden, llevar á las comunas á una ban- carrota, como según lo que expresó el ingeniero Corthel en el con- egreso de Londres, sucede á muchas pequeñas ciudades de los Estados Unidos, las cuales se hallan en esa situación por haber querido sus administradores tener caminos de lujo, tanto ó más que Jos grandes centros de población, allí donde su densidad hace posible esa catego- ría de gastos. ¿Qué diría el mundo de un particular que, teniendo necesidad de hacer un viaje anual á la ciudad vecina, comprase para ese uso un automóvil, empleando para ello sumas de dinero que le fueran necesarias para vivir? No de otra manera obran las corpora- ciones que se pagan el lujo que sólo las grandes ciudades tienen dere- cho á gozar. Lo mismo sería si la República Argentina quisiera en la época presente pagarse el lujo de construir caminos generales como los tienen Francia, Inglaterra ó Alemania, para que algunas docenas de personas pudieran recorrerlos en automóvil.

Prever el futuro. Sin embargo, hay que tener en cuenta que nuestros jóvenes países aumentan de población y progresan de una manera que no se puede comparar con las naciones del viejo conti-

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nente y lo que hoy es un lujo y está fuera de lugar, en una época no muy lejana será quizá ya una necesidad absoluta, por eso si no deben desde ya ejecutarse caminos de gran lujo, fuera de los alrededores de Buenos Aires, no debe de perderse de vista que en un porvenir pró- ximo éstos serán tal vez requeridos por los progresos del país y deben las autoridades entonces desde ya preparar los elementos para las generaciones venideras, de modo que tengan el camino abierto y expedito para lanzarse en las huellas de las naciones más civilizadas. Luego, pues, debe la República Argentina, y la provincia de Buenos Aires en particular, preparar estas huellas, estudiando un proyecto de caminos generales y llevándolo á cabo bajo las bases que acabo de indicar.

Dando por terminada la expresión de mis opiniones sobre la manera de resolver el problema de nuestros caminos nacionales y de la pro- vincia de Buenos Aires, paso en seguida á ocuparme del resultado de la discusiones del Tercer congreso del camino y de las resolucio- nes que en él se han adoptado.

TERCER CONGRESO DEL CAMINO

El Tercer congreso del camino se reunió en Londres el 23 de junio próximo pasado, bajo el alto patrocinio del rey Jorge V, celebrando sus sesiones y visitas hasta el 30 del mismo mes. Las sesiones fue- ron abiertas por Mr. Lloyd Georges, Chancellor of the Exchequer de la Gran Bretaña, ante la presencia del lord mayor de Londres y del mayor de Westminster. Fué presidido por el presidente del Road board ó dirección general de caminos de la nación británica, sir Geor- ge Gibb y 49 naciones y estados se hicieron representar oficialmente, alcanzando el número de miembros de todas categorías á más de 3000. Ha sido una gran manifestación del espíritu de estudio y de coopera- ción mundial.

Programa. El programa del congreso, como no lo ignora la So- ciedad Científica, constaba de nueve cuestiones y diez comunicacio- nes, cuyos trabajos habían sido divididos en dos grandes secciones, la sección I, para estudiar la construcción y conservación de los cami- nos, que estaba subdividida en dos subsecciones A y B, las cuales debían de tener sus sesiones conjuntamente para tratar las cuestio- nes comunes á ambas, y tratar separadamente, la subsección A la construcción y conservación de los caminos fuera de las ciudades, y

106 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

la subsección B la construcción y conservación de los caminos en el interior de las ciudades; y la sección IL, que se ocuparía de las cues- tiones que se relacionan con la circulación y la explotación de los cami- nos, la cual estaba dividida también en dos subsecciones O y D, que estudiarían conjuntamente aquellas cuestiones comunes á ambas y separadamente, la subsección O las que se ocuparán de la circulación de vehículos, y la subsección D las cuestiones relativas á la adminis- tración, presupuesto y estadística de los caminos.

Informes y su manera de estudiarlos. Fueron presentados al estu- dio del congreso 123 informes y comunicaciones, sin contar muchos que fueron presentados durante el período de las sesiones y que no figuran en este cómputo. Entre los informes presentados figuran dos de la República Argentina debidos al ingeniero doctor Claro GC. Das- sen. Todos estos trabajos fueron estudiados por diferentes miembros informantes, cuestión por cuestión, cuyos nombres mencionaré á medida que vaya presentando la cuestión correspondiente, los cua- les después de un detenido estudio sobre las opiniones vertidas en los diversos informes, ofrecieron á la discusión un proyecto de las resoluciones á que habían llegado, cuyos proyectos fueron al fin el verdadero objeto de los trabajos del congreso, siendo discuti- dos en las sesiones de las diferentes divisiones y aprobados al fin con las modificaciones que la discusión llevó á ellos. Las resolucio- nes aprobadas y los votos expresados por el congreso, fueron los si- guientes:

Primera cuestión : proyecto de calles y caminos nuevos

Miembro informante : S. D. Adshead, profesor de la Universidad de Liverpool

1. En principio, es preferible para la construcción de grandes cami- nos nuevos, el evitar las ciudades y el adoptar un trazado situado completamente fuera de ellas. Onando una gran vía existente, pasa á través de una ciudad, por una calle de un ancho que no es suficiente para satisfacer á las necesidades de orden general de la circulación veneral, vale más, á menudo, construir un nuevo camino de circun- valación, que el proceder á ensanchar la calle demasiado estrecha, situada en el centro de la ciudad.

Las calles nuevas deben de ser concebidas y construídas según las reglas del arte, especiales á las construcciones urbanas.

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2. El declive para los nuevos caminos, debe de ser tan pequeño como lo permita el carácter del país que atraviesan, debe de ser espe- cialmente reducido para las vías curvas que contienen líneas de tran- vías ó por donde pase un tráfico más bien pesado.

3. Siempre que sea posible, los radios de las curvas de los caminos que soportan una circulación rápida deberían de ser calculados para obtener una visibilidad bien despejada delante de sí. En caso de im- posibilidad material deberían de tomarse medidas, para indicar á tiempo y de una manera clara la presencia de curvas de pequeño radio.

4. En los caminos cuyo ancho no permita colocar las vías de tran- vías en una pista especial, la parte central es la que mejor conviene para su establecimiento. En este caso, es de desear además, que se reserven de cada lado de las vías del tranvía, un espacio suficiente para la circulación de dos filas de carruajes.

5. El ancho de la plataforma de las principales arterias de comuni- cación debería de ser suficientemente vasto para la colocación de pis- tas especiales para los tranvías, la circulación lenta, la circulación rápida y en fin el establecimiento de los carruajes, estando cada una de estas pistas establecidas de manera que se evite la mezcla de los vehículos de cada categoría. Cuando se establezcan los planos de ali- neación de caminos susceptibles de llegar á ser vías importantes, sería bueno el tener en cuenta las necesidades futuras del tráfico. Á este efecto debería ser reservado un ancho conveniente entre las líneas de construcción y deberían de otorgársele tedos los poderes útiles á este respecto á las autoridades encargadas de fijar el ancho de las vías de comunicación.

6. El estudio del trazado de las grandes arterias de comunicación fuera de las ciudades debe de ser emprendido sin retardo. Estas arte- rias presentan un interés general y aun nacional, sería de desear que una autoridad central del estado pudiese tomar cierta iniciativa á este respecto y que la acción de las autoridades locales sea hasta cierto punto, regida y controlada por las autoridades centrales del estado.

108 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Segunda cuestión : tipos de revestimiento que debe adoptarse sobre los puentes y obras de arte

Miembro informante : el señor P. €. Cowan, presidente de la Institución de ingenieros civiles de Irlanda

1. La elección del revestimiento que hay que adoptar sobre los puentes depende del tipo de las obras, de la naturaleza y de la inten- sidad del tráfico, así como de ciertos factores particulares ó condicio- nes locales, tales como los créditos que se han dedicado á la cons- trucción, la naturaleza de los materiales que se pueden procurar con facilidad y el clima. Para los puentes livianos, el peso del revesti- miento tiene una grande influencia sobre la solución del problema. - Las cuestiones de seguridad y de comodidad deben prevalecer sobre la cuestión de gastos.

2. Sobre los puentes de pequeña luz, sea que estén situados en el interior de las ciudades ó en plena campaña, es de desear que se recu- rra á los revestimientos que forman la continuación de los que exis- ten en las calzadas de las calles vecinas.

3. Al ejecutarse el revestimiento de los puentes, es indispensable proveer á la evacuación conveniente de las aguas y que se impidan las infiltraciones que tan perjudiciales son. Cuando la calzada tiene una pendiente longitudinal igual por lo menos á dos centímetros por metro, el bombeo transversal debe ser muy reducido, lo que permi- tirá reducir el peso muerto.

4. De una manera general, el revestimiento de un puente debe ser impermeable, duradero, resistente, de un peso apropiado á la in- frastructura y tan liso como sea posible, sin ser resbaladizo.

5. Los pisos de madera son livianos y su precio de colocación poco elevado; pero, salvo el caso de un tráfico muy reducido, el precio á que resulta su conservación es excesivo. Bajo el punto de vista de los peligros de incendio, presentan serios inconvenientes. No se les puede recomendar más que para las comarcas lejanas en las cuales la madera se encuentra en abundancia y barata y donde sería difícil es- tablecer otro género de revestimiento más conveniente. Los pisos de una sola fila de tablones no conviene sino para un tráfico muy livia- no. Para una circulación mediana y para un tráfico pesado hay que emplear doble fila, siendo la fila de abajo protegida por medio de

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un creosotaje ó de otra manera cualquiera contra la putrefacción.

6. El macádam ó empedrado ordinario, colocado sobre un entablo- nado de maderos, no siempre da buenos resultados; es en efecto, de- masiado pesado y demasiado permeable. Para los puentes macizos situados en los distritos rurales, conviene sin embargo el macádam con una fundación provista de una capa aisladora é impermeable.

7. El macádam recebado con un producto de alquitrán, de bitumen ó asfáltico, ó de toda otra composición impermeable y elástica, es económico y puede prestar servicios para el establecimiento de re- vestimientos de puentes de pequeña luz, de estructura maciza y que soporten un tráfico moderado.

S. En la mayor parte de los casos el entarugado con tarugos de á 12%5 de espesor, es el revestimiento ideal para los puentes. Es li- viano y duradero. Puede ser colocado sobre hormigón, ó cuando se desea disminuir el peso muerto, sobre un entablonado de maderos creosotados. La elección de los tarugos, su impregnación y su colo- cación deben de ser objeto de atentos cuidados á fin de evitar los in- convenientes que resultan de la dilatación y de la contracción de los tarugos ó de las piezas metálicas de la estructura.

9. El asfalto bajo las diferentes formas, constituye un excelente revestimiento para los puentes de pequeña pendiente y sobre los cua- les la circulación no es demasiado pesada y que no se efectúa si- guiendo pistas de acarreo demasiado exclusivas.

10. Los pavimentos de piedra establecidos, sea con adoquines ta- llados á mano, sea con adoquines pequeños (granitullo) (Durax, klein- pflaster), colocados sobre hormigón y llenadas las juntas con cemento ó brea, forman revestimientos excelentes al mismo tiempo que eco- nómicos, para los puentes de tráfico pesado. No convienen, sin em- bargo, sino en los casos en que las cuestiones de peso ó de sonoridad no tengan ninguna importancia. El espesor del colchón de arena in- terpuesto entre el pavimento y la fundación será regulado como si se tratara de una calzada ordinaria en las calles de una ciudad, ó en plena campaña, según el caso.

11. Para los puentes movibles ó para los puentes suspendidos no rígidos, los revestimientos deben de ser livianos y fáciles de fijar al tablero de la obra.

Los ensayos emprendidos en Francia y en Bélg$ica con viejos ca- bles de mina ú otros productos fibrosos, menos costosos aun, embebi- dos ó no en materias con alquitrán, bituminosas ó asfálticas, son re- comendables.

110 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Tercera cuestión : construcción de caminos empedrados con recebos de materias que contengan alquitrán, bituminosas ó asfálticas

Miembro informante : el señor J. Walker Smith, ingeniero ¡jefe del gobierno local de Escocia

é ingeniero consultor de la Dirección de caminos de Escocia

El empleo de recebos de alquitran, bitaminosos ó asfálticos, per- mite obtener toda una serie de revestimientos que pueden ser aplica- dos con éxito según las diversas condiciones de la circulación, de la situación y del clima.

Queda por determinar el valor exacto y lo que duran estos diver- sos revestimientos teniendo en cuenta las condiciones de la circula- ción y del clima y los métodos de construcción adoptados.

Á este efecto conviene designar un método uniforme para obtener y relatar los datos que conciernen á los puntos siguientes :

1” Condiciones físicas y condiciones locales (planos, perfiles, decli- ves, bombeo, fundaciones, subsuelo);

2” Materiales empleados. Análisis petrográficos. Dimensiones. Composición del recebo;

22 bis. Métodos de construcción. Fecha de ejecución ;

5” Censo del tráfico sobre la sección tratada;

4” Condiciones climatológicas. Influencia sobre el camino;

5 Medidas periódicas del desgaste;

6” Observaciones periódicas del estado de revestimiento;

1” Precio del revestimiento, de su costo real :

a) Para su construcción;

b) Para su conservación.

El cuadro uniforme de los datos que hay que suministrar será es- tablecido por la Comisión internacional permanente.

Condiciones particulares

TI. Fundación y drenaje.

Confirmando las conclusiones adoptadas en 1910 por el segundo Congreso (Bruselas, 2* cuestion), que ponen á luz las ventajas de las fundaciones bien secas y de un subsuelo bien drenado, el congreso insiste especialmente sobre la considerable importancia de una buena

TERCER CONGRESO INTERNACIONAL DE CAMINOS 111

fundación en el caso de calzadas con revestimientos con alquitrán, bituminosos ó asfálticos y ésto por las siguientes razones :

1* Siendo el revestimiento costoso, importa darle una base que le asegure una larga duración;

22 El peso y la intensidad de la circulación tienden á aumentar en los caminos juzgados dignos de recibir tales revestimientos, lo mejor es darles una fundación que los ponga en las mejores condiciones de resistencia al desgaste.

II. Dimensiones y forma de la piedra quebrada que debe de em- plearse en el revestimiento con recebo especial.

1. Cuando un macádam ordinario está destinado á recibir un alqui- tranaje especial superficial, se recomienda que se le constituya de pedrisco duro. anguloso, quebrado en pedazos que se aproximen lo más que sea posible al cubo, con dimensiones comprendidas entre 4 y 6 centímetros.

2. Para los revestimientos con alquitrán, bituminosos ó asfálticos, es de desear que las dimensiones del pedrisco sean elegidas y gra- duadas de manera que den un revestimiento compacto, dejando lo menos vacíos posible. Las dimensiones de los elementos mayores variarán según la naturaleza de la piedra y de la circulación. Cuando el sistema de ejecución adoptado comporte más de una capa, la capa superior ó capa de desgaste será de preferencia constituída por los elementos más pequenos.

3. Para los revestimientos con alquitrán, bituminosos ó asfálticos ejecutados por el método de penetración, conviene proseguir los en- sayos y estudios en curso en los diferentes países, dedicándose á no utilizar más que el pedregullo cúbico tanto como sea posible y de án- eulos vivos, por lo menos para la parte más vecina á la superficie.

4. Se entiende, además, que los estudios deben continuarse igual- mente para los otros métodos y en particular para los que visan los párrafos 1 y 2.

TI. Empleo de materiales en parte usados en la formación del re- vestimiento.

Eliminando cuidadosamente todo el barro y todos los residuos or- sánicos, se pueden emplear de nuevo con éxito, los materiales par- cialmente usados, á condición de no utilizarlos en la capa superior del revestimiento.

IV. Importancia relativa de las reparaciones parciales y de las re- novaciones periódicas del revestimiento.

Está reconocido como absolutamente necesario el efectuar las re-

112 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

paraciones sobre los revestimientos con alquitrán, bituminosos ó as- fálticos tan pronto como la necesidad se manifieste en ellos.

V. Desgaste admisible antes de proceder á la renovación del reves- timiento.

La refacción de conjunto que se ha hecho necesaria á causa del desgaste, deberá ser efectuada cuando el espesor del revestimiento haya descendido debajo de un cierto límite de seguridad ó cuando su impermeabilidad se haya debilitado hasta el punto de que el camino sufra notablemente á causa de la intemperie.

VI. Diferentes métodos de empleo de las substancias con alqui- trán, bituminosas ó asfálticas.

En el empleo de estas substancias, ya sea por el método de pene- tración como por el método de mezcla :

a) Es preferible hacer uso de piedras secas, á fin de asegurar su adherencia al recebo. En el caso del método de mezcla, la piedra debe siempre estar seca, y si es necesario, deberá ser caldeada;

b) No se extenderá nunca un revestimiento sobre una fundación reblandecida y húmeda;

c) No se empleará nunca el recebo con exceso, sino justamente la cantidad suficiente para amalgamar el pedregullo cilindrado;

d) No se emplearán rodillos compresores demasiado pesados.

VII. Ensayos y análisis químicos de los compuestos con alquitrán, bituminosos o asfálticos.

Las ventajas de los análisis y ensayos metódicos de laboratorio para los recebos hidrocarburados y su necesidad son unáni- memente reconocidos.

Habría ventaja en uniformar :

1” Las especificaciones de las características principales de estos recebos;

2 Los métodos de ensayo para la determinación de estas especifi- caciones.

La Comisión internacional permanente estará encargada de estu- diar esta uniformación.

VIT. Circustancias climatéricas que ponen resbaladiza la superfi- cie de las calzadas. Remedios.

Parece que está reconocido que ciertos revestimientos con alqui- trán, bituminosos y asfálticos, como generalmente todos los revesti- mientos lisos é impermeables, pueden ponerse resbaladizos bajo cier- tas condiciones climatológicas.

Se puede obviar á este inconveniente desparramando casquijo an-

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guloso; en la mayor parte de los casos, una buena limpieza de la su- perficie impedirá, además, que la calzada se ponga resbaladiza.

IX. Efectos sobre la salud pública, la vida de los peces ó la vege- tación.

Se poseen actualmente datos suficientes para escoger y exigir re- cebos bituminosos que no tengan ninguna influencia nociva sobre la salud pública, la vida de los peces, ni sobre los vegetales y que, al contrario, contribuirán á mejorar sensiblemente el estado sanitario.

X. Limpieza y riego.

Está establecido que las calzadas convenientemente tratadas con substancias con alquitrán, bituminosas ó asfálticas necesitan menos barrido y riego que los caminos de macádam ordinario, con recebo de barro, y que permiten realizar economías considerables á este res- pecto.

La asamblea emite además el voto siguiente :

«Se ruega á la «Comisión internacional permanente de los congresos del camino » que forme una comisión internacional de técnicos, para estudiar un método uniforme para tomar y relatar los datos sobre las condiciones físicas, condiciones locales, materiales, construcción, ter- minología y otros puntos que conciernen á los caminos con recebo, con alquitrán, bituminosos ó asfálticos.

«El informe de esta comisión especial técnica sería presentado, después de examinada por la comisión internacional permanente, á un próximo Congreso. »

Ouarta cuestión : entarugados

Miembro informante : el señor Perey Boulnois

TI. Donde el declive lo permite, el entarugado es muy apropiado pa- ra las calles en que la circulación es intensa, sin ser, sin embargo, ni de la densidad, ni del carácter, que se constata ordinariamente en las calles vecinas de los diques ó de otros centros semejantes del tráfico industrial.

Se le debiera emplear donde se deseara tener un pavimento inso- noro.

Es muy importante hacerle descansar sobre una fundación de hor- migón suficientemente fuerte para que soporte la circulación.

II. La elección de las clases de madera por emplear tiene la ma-

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114 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

yor importancia y debe prestársele el mayor cuidado. Antes de- ser utilizados los tarugos de madera blanda deben ser completamente impregnados de un preservativo eficaz.

III. Habiendo dado los entarugados lugar á resultados diversos, según las circunstancias locales, es de desear, que sean proseguidas más amplias investigaciones y experiencias de laboratorio, en vista de estudiar las diferentes clases de madera y los diversos preservati- vos que hay que inyectar.

IV. En el momento de la colocación de los tarugos, se deben tomar disposiciones útiles para evitar en la medida de lo posible la infiltración de las aguas á través de las juntas.

IV a. Las maderas duras dan resultados variables según las cir- cunstancias locales, y no parece que su empleo sea de recomendar para las vías de cireulación muy intensa de las grandes capitales, á menos que no se haya encontrado un procedimiento susceptible de oponerse efi- cazmente á la dislocación rápida de las juntas y á los deterioros del hormigón subyacente. Cuando se las utiliza, es de recomendar, no solamente el impedir que el agua penetre hasta la fundación, sino, si es posible, solidarizar los tarugos para evitar que se redondeen en las aristas.

Las maderas blandas que dan las clases de maderas apropiadas y notablemente las resinosas convienen de la misma manera á las vías de circulación relativamente pesada é intensa y á las vías de circula- ción liviana ó restringida. Sin embargo, en estas últimas vías, los tarugos están expuestos á deteriorarse por la putrefacción sino están sometidos á un tratamiento antiséptico. Por otra parte, es de reco- mendar el hacer las uniones tan estrechas y tan impermeables como sea posible. Por otro lado, su desgaste relativamente rápido en las vías de gran circulación, debe de incitar á proseguir activamente los estudios y las investigaciones concernientes á los procedimientos de tratamiento capaces de aumentar su resistencia mecánica sin alterar su elasticidad.

V. Por medio de ciertas precauciones, tales como la impregnación de la madera, la impermeabilización de las uniones y de la superficie, el lavado frecuente de la calzada, etc., se pueden obtener entaruga- dos que dan toda satisfacción á los higienistas.

VI. El desparramar casquijo es necesario en ciertas condiciones y con ciertos tiempos (sobre todo en las calzadas de madera dura) para impedir que la superficie del pavimento se ponga resbaladiza. No debe de emplearse, además, para esta operación, sino un casquijo

TERCER CONGRESO INTERNACIONAL DE CAMINOS 115

muy pequeño ó quebraduras finas de piedra, á fin de evitar tanto como sea posible, todo deterioro de las llantas de caucho.

(Quinta cuestión : maneras de iluminar las vías públicas y los vehículos

Miembro informante : el coronel H. C. L. Holden, del Club real de automóvil de Londres

I. Para la determinación general de los modos de iluminación de los caminos, conviene distinguir éstos en tres categorías, á saber :

1* Las arterias importantes de las grandes ciudades, de las ciuda- des y aglomeraciones urbanas en que la circulación es intensa aún después de entrada la noche;

2% Las vías importantes de los suburbios de las grandes ciudades;

37 Las vías en campaña rasa.

Dadas las condiciones modernas de la circulación es esencial el dotar los caminos de la primera y segunda categoría de un alumbrado apropiado por medio de luces fijas.

TT. En principio, para todos los caminos que tienen necesidad de ser iluminados con lámparas fijas, el modo de iluminación que hay que adoptar es el que el alumbrado más uniforme y menos encegue- cedor. La intensidad del alumbrado y la posición de los faroles deben de ser determinados teniendo en cuenta las circunstancias locales.

TII. No sería posible iluminar las vías en plena campaña por medios análogos á los que se emplean para las vías urbanas y suburbanas; por eso es de la mayor importancia el que los vehículos que circulen ó estacionen durante la noche en las vías de esta especie, estén ellos mismos iluminados.

IV. 1” Todo vehículo, sea estacionado ó que se mueva, debe te- ner una señal durante la noche, formada por un farol alumbrado de una potencia de iluminación suficiente y cuya luz será, salvo excep- ciones autorizadas, visible lo mismo de atrás que de adelante;

2 Todo automóvil debe de llevar después de entrada la noche, dos faroles alumbrados adelante y un farol atrás; si es susceptible de marchar rápidamente debe de llevar adelante encabezando la marcha un faro de una intensidad luminosa suficiente para iluminar el camino 50 yardas delante de él (45 metros). En las aglomeraciones en que el alumbrado ordinario es suficiente para permitir á los automovilistas ver su camino y ser vistos fácilmente, la potencia del faro de ade- lante debe de ser reducida á la de un farol ordinario.

116 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

V. 1” Es de desear que todos los obstáculos que cierran el camino, tales como las barreras y especialmente las de los pasos á nivel, estén pintados de blanco y de otro color por partes alternadas y que estén netamente indicados por medio de lámparas fijas que estén encendi- das desde que se pone el sol;

2” Sería bueno el pintar de blanco ó señalar por algún otro medio todos los postes que soportan señales de peligro, de dirección ú otras, las piedras miliarias, los guardarruedas, los parapetos de los puentes, ete., ú otras obras, cuya indicación es útil para los que usan el camino ó importante para la seguridad de la circulación.

VI. Un solo y mismo color debería ser adoptado universalmente para las señales de peligro.

Además, á proposición de Mr. Chaix, la sección ha votado por una- nimidad el voto siguiente :

« Es de desear que cada gobierno realice, si hay lugar, y lo más pronto posible, la supresión de las luces de color para los automó- viles. »

En fin, á proposición de Mr. Hansez, ha votado por unanimidad menos dos votos, el deseo siguiente :

«El congreso emite el voto de que los reglamentos fuerzen á los conductores de tropas de animales á que señalen su presencia de noche. »

Sexta cuestión : observaciones hechas desde 1908 sobre las diferentes causas de desgaste y de deterioro de las calzadas

Miembro informante : el señor Gibson Thompson, editor del Surveyore de Londres

I. Los agentes ó condiciones atmosféricas figuran entre los factores de deterioro de las calzadas como los más importantes. Se pueden reducir sus efectos destructivos al mínimum haciendo prácticamente impermeable el revestimiento y asegurando el desagiie de la fun- dación.

II. Todo tráfico intenso compuesto, ya sea de vehículos pesados á tracción mecánica, sea de carruajes automóviles livianos y rápidos, produce serios deterioros en las calzadas de macádam de recebo al agua. La importancia de estos daños está en función del equilibrio de los motores, de la relación de la fuerza propulsiva y el peso adherente, del peso de los órganos que no tienen elásticos (pas suspendus), de la

TERCER CONGRESO INTERNACIONAL DE CAMINOS li

progresibilidad de la acción de los órganos de frenaje, de los elásti- cos, de la naturaleza de las bandas, del diámetro de las ruedas, del ancho de las llantas, de las variaciones de aceleración y de adheren- cia y de otros factores más.

TIL. Los daños ocasionados por la circulación de los vehículos auto- móviles pesados pueden ser reducidos á un mínimum con el empleo de ruedas de un gran diámetro, llantas que tengan un ancho propor- cionado á la carga de los ejes, bandas de caucho ó elásticas y en fin, elásticos convenientes.

IV. La circulación de automóviles livianos no es una causa de dete- rioro ó desgaste serios ó anormales para los caminos de macádam, bien establecidos, convenientemente recebados, ó tratados con el alquitrán, el bitumen ó materias asfálticas, excepto en las curvas de pequeño radio. En cuanto á lo que concierne á la circulación de los vehículos á tracción animal, conviene estudiar la proporción que hay que establecer entre las cargas, el ancho de las llantas y el diámetro de las ruedas, así como los perfeccionamientos que podrían hacerse á las herraduras de los caballos. Conviene también que se den pode- res á las autoridades locales para que impidan que las ruedas de los vehículos agrícolas lleven sobre el camino la tierra y las basuras que provienen de los campos.

V. Los datos suministrados respecto á las diversas causas de des- gaste y de deterioro de las calzadas siendo aun insuficientes y poco precisos, sería de desear que fuesen completados por otras observa- ciones basadas en métodos científicos cuidadosamente determinados y en lo que sea posible uniformes para facilitar la comparación

y también que se prosiga el estudio sistemático de estas causas. Se da mandato á la Comisión internacional permanente para esta- blecer un programa de observaciones, estudios y ensayos.

Séptima cuestión : reglamentación de la circulación rápida ó lenta sobre los caminos

Miembro informante : lord Montagu of Beaulien

I. Toda la reglamentación de la cireulación por los caminos debe tener por objetivo permitir á las diferentes clases de vehículos, marchar á la velocidad compatible con la seguridad pública y el des- gaste normal del camino.

118 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

II. Las reglas de la circulación rápida y lenta deben ser tan poco numerosas y simples como sea posible y tales que puedan y deban ser universalmente seguidas y aplicadas.

III. En todas las grandes ciudades debe haber una autoridad encargada de estudiar y de resolver todas las cuestiones relativas á la circulación en las calles; las atribuciones de esta autoridad y su coordinación con las de las otras autoridades son detalles dejados á la apreciación del gobierno quien tendrá en cuenta las circunstancias y la situación particular de cada gran ciudad.

IV. Debe haber un persona! numeroso de inspectores de la cir- culación (como los polizontes de Londres) investidos de poderes con- venientes para regular la circulación no sólo en los lugares de obs- trucciones del tráfico, sino en el recorrido de las calles más frecuen- tadas.

V. Siendo dado el acrecentamiento de peligro inherente á la circu- lación moderna, es de importancia que los conductores estén someti- dos á un aprendizaje metódico y minucioso y que se á los niños una enseñanza especial sobre las maneras de preservarse de los peli- eros de los caminos.

VI. Salvo cuando las circunstancias locales hacen que sean nece- sarias tales disposiciones, es menester, eliminar del medio de los cami- nos todos los obstáculos, tales como los candelabros y los postes de los tranvías, con excepción de los refugios necesarios para los peato- nes que atraviesan la calzada.

7. No debe tolerarse sobre la vía pública ningún obstáculo, sea que resulte de una marcha demasiado lenta, sea de un estaciona- miento demasiado prolongado de los vehículos ó del depósito de ob- jetos colocados sobre la calzada. Hay, sin embargo, que hacer una excepción en favor de los depósitos que necesiten, ya sean los tra- bajos de reparación ó de conservación de los caminos, ya sean las obras ejecutadas por las autoridades competentes bien y debidamente autorizadas; pero, en todos los casos deben de ser tomadas las medi- das necesarias para asegurar la seguridad de la circulación.

La sección acepta el siguiente voto del señor Chaix.

« Toda la reglamentación de la circulación sobre los caminos debe tener por objetivo establecer los derechos y fijar los deberes y respon- sabilidades para cada uno de los métodos de transporte, á fin de su- primir las causas de accidentes, de incomodidades y de daños, obte- niendo al mismo tiempo el máximum de orden y de libertad.

TERCER CONGRESO INTERNACIONAL DE CAMINOS 119

Octava cuestión : autoridades encargadas de la construcción y de la con- servación de los caminos. Funciones que corresponden al poder cen- tral y á las autovidades locales.

Miembro informante : el senor W. Rees Jeftreys, secretario de la Dirección de caminos (Road Board)

1. El sistema de administracion de las vías en cada país, debe estar en armonía con el sistema de gobierno de este país y con el es- píritu político de su pueblo. No es, por lo tanto, posible establecer una regla general, aplicable universalmente, para determinar el gra- do de centralización ó de descentralización que conviene para los servicios de la inspección de vías de cada país.

2. Se puede sentar como principio universalmente aplicable, que cada servicio autónomo de inspección de vías de comunicación, debe ejercer su autoridad sobre una extensión bastante vasta y disponer de recursos bastante importantes para poder emplear y remunerar convenientemente un personal competente.

Novena cuestión : presupuesto de la construcción y de la conservación de los caminos. Creación de recursos

Miembro informante : el señor Montagu Harris, M. A. abogado de la Sociedad de los Consejos de comité de Inglaterra y del País de Gales

1. En cuanto á lo que concierne á los gastos de conservación y de mejoramiento :

a) De los caminos que, en todos los países, sirven de arterias prin- cipales de comunicación entre las ciudades importantes;

b) De los caminos que sirven sobre todo á la circulación á larga distancia.

En el caso en que estos gastos no sean enteramente soportados por el tesoro público, en virtud de las instituciones administrativas na- cionales (sistema práctico y conveniente á ciertos caminos en ciertos países), es de desear que sean en su mayor parte imputados á los fondos de este tesoro, sean ó no estos caminos administrados y con- servados bajo la vigilancia de las autoridades locales; en el caso que estos caminos estuvieran bajo la dependencia de las autoridades locales, convendrá que el gobierno central ejerza su control sobre los gastos y también sobre su utilización.

120 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

2. Es de desear que los peajes sean abolidos en lo que fuera posi- ble en todas las vías públicas, pero es equitativo que los vehículos cuyo peso y á veces también la velocidad ú otras particularidades excepcionales, ocasionan á las calzadas daños especiales superiores á los causados por la circulación ordinaria, sean sometidos á un im- puesto especial cuyo producto sería afectado á los gastos de conser- ración de los caminos.

3. Los empréstitos contraídos, sea para la construcción de nuevos caminos, sea para la renovación periódica del revestimiento de las calzadas, son compatibles con los principios de una buena administra- ción financiera con tal que el período de amortización no exceda á la duración del revestimiento cuando se trata de un empréstito desti- nados á las renovaciones.

Modificaciones. Las modificaciones siguientes propuestas por el señor Panenbaum (Rusia) para la cuestión número 2, han sido leídas pero no han sido objeto de un voto del congreso.

4. En los puentes importantes, es necesario prever dispositivos fi- jos ó móviles, que permitan visitar minuciosamente las partes más esenciales de las obras.

5. Es de desear que se ponga en la orden del día de un próximo congreso, la cuestión de protección de las partes de madera de los puentes contra los peligros de incendio.

6. Es de desear que se establezcan bases sistemáticas y uniformes para las estadísticas que conciernen á los gastos de conservación y á la duración de los diversos tipos de puentes.

EXPOSICIÓN

Habíase instalado conjuntamente con el congreso una exposición internacional de productos, procedimientos, materiales y máquinas que se relacionan con la construcción, explotación y conservación de caminos de toda especie, exposición que fué sumamente con- currida y visitada como uno de los acontecimientos más importan- tes de este congreso. No fué de las menos interesantes la exposi- ción que en ella hizo la municipalidad de Buenos Aires, la cual además de presentar los materiales de sus afirmados, como ser cordo- nes y adoquines diversos de granito del Tandil, junto con tarugos de madera de algarrobo, mostraba el procedimiento adoptado por nues- tra municipalidad para la defensa del asfalto junto á las vías de tran-

TERCER CONGRESO INTERNACIONAL DE CAMINOS 121

vía, lo cual llamó mucho la atención, habiendo sido requerido el modelo para formar parte del museo del Road Board 6 Dirección general de caminos de la Gran Bretaña. Prueba lo mucho que esta exposición se hizo notar, el hecho de que esta cuestión va á ser to- mada en consideración y presentada en el programa del próximo con- greso de Munich en 1916, según el que está en vías de elaborarse.

ENSAYOS DE AFIRMADOS

Además de esta exposición, el Road Board había hecho ejecu- tar desde hace dos años una serie de ensayos de alquitranado de las vías en diferentes partes de Londres y había hecho hacer prin- cipalmente en el camino que conduce á Sideup, un arrabal de la capital inglesa, una serie de ensayos en trozos de caminos de 500 metros de largo cada uno, con diferentes sistemas de afirmados, para que los miembros del congreso pudieran juzgar de visu de la per- fección y conveniencia de los diversos procedimientos de asfaltados, alquitranado ó afirmados de madera y de granito y granitullo; esta serie de ensayos fuétodo un éxito. Allílos ingenieros pudieron juzgar el mejor ó menor resultado de los procedimientos de pavimentación y los más adaptables en ciudades de un clima semejante al londinense.

CLAUSURA

Las sesiones del congreso fueron clausuradas el día 25 de ¿ju- nio, por su presidente Sir Georges Gibb, en una asamblea solem- ne, donde fueron votadas una á una todas las resoluciones que acabo de exponer y que habían sido estudiadas y aceptadas por las diferentes secciones del congreso. El congreso fué clausurado definiti- vamente con un banquete celebrado en el hotel Cécil, por el ministro del Interior de la Gran Bretaña, Mr. John Burns, con un espléndido y conceptuoso discurso de despedida.

Dando por terminado con estas cortas noticias el propósito que me había formado al aceptar el cargo con que me honró la Sociedad Científica Argentina, me es grato saludar al señor presidente.

JOSÉ J. GIRADO, Delegado de la República Argentina ante la A. L. P

de los congresos del camino.

24, rue de Lisbonne, Paris.

BASES Y REGLAMENTO

DE LA

SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

SANCIONADOS EN LA ASAMBLEA DEL Y DE SEPTIEMBRE DE 1913

APROBADOS POR EL GOBIERNO DE LA NACIÓN CON FECHA 7 DE ENERO DE 1914

BASES

La Sociedad Científica Argentina tiene su asiento en la ciudad de Buenos Aires y su objeto es fomentar el desarrollo de las ciencias en general y sus aplicaciones á las artes, á las industrias y á las necesida- des de la vida social.

Con este objeto ;

1” Estudiará las publicaciones, inventos, descubrimientos y mejo- ras científicas, especialmente aquellas que pueden tener aplicación práctica en la República;

2% Formará una biblioteca compuesta de publicaciones que se re- lacionen con los fines de la Sociedad; así como las colecciones de instrumentos, planos, fotografías, modelos, muestras, etc., pertinen- tes á los mismos;

3 Promoverá la realización de conferencias, formulando progra- mas de temas sobre cuestiones indicadas en las bases, proponiendo el estudio y la preparación de las memorias respectivas, y acordará premios al autor ó autores del mejor trabajo presentado en cada caso (véase tít. XID ;

4% Ouando lo juzgue conveniente, hará estudiar las comunicacio- nes científicas que espontaneamente le dirijan los socios ó los parti-

BASES Y REGLAMENTO DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 123

culares, comprendidas dentro del programa de la Sociedad, produ- ciendo los informes pertinentes ;

5” Se pondrá en relación con las asociaciones similares, nacionales y extranjeras, para el mejor y más rápido conocimiento de los ade- lantos cientificos, artísticos é industriales que se realicen en el mun- do civilizado ;

6” Publicará una revista periódica, órgano oficial de la Sociedad, bajo la denominación de Anales de la Sociedad Científica Argenti- na, sin perjuicio de las demás publicaciones que juzgare oportuno hacer;

7” Podrá establecer secciones, á ella vinculadas, en todos aquellos puntos de la República donde lo juzgare conveniente.

REGLAMENTO

TÍTULO 1

De los socios

Art. 1”. La Sociedad se compone de socios honorarios, corres- pondientes, protectores, vitalicios, activos y adherentes :

a) Son socios honorarios aquellas personas que por sus excepcio- nales méritos científicos Ó servicios prestados á la Sociedad, con residencia en el país ó fuera de él, merezcan á juicio de la asamblea, el homenaje de las corporaciones científicas. No abonarán cuota al- guna;

b) Son socios correspondientes aquellas personas que á juicio de la Junta directiva pueden servir de lazo de unión interprovincial ó in- ternacional entre los estudiosos, mediante la reciprocidad de infor- maciones sobre los progresos científicos en sus respectivas provincias ó países. No abonarán cuota alguna;

c) Son socios protectores los que hagan ála Sociedad una dona- ción en efectivo, no menor de 1000 pesos;

d) Son socios vitalicios los que abonen anticipadamente, en una sola cuota, la suma de 500 pesos;

e) Son socios activos las personas que lo soliciten y que poseyendo un título universitario ó de instituto especial, nacional ó extranjero, ó que habiendo demostrado su dedicación á las ciencias por cargos

124 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA

desempeñados, publicaciones, ete., sean dignos á juicio de la Junta directiva de pertenecer á la Sociedad. La Junta directiva reglamen- tará las condiciones de admisión anteriormente expuestas. Abonarán la mensualidad establecida en estos estatutos ó que se estableciere más tarde (art. 42, tít. XIV);

F) Son socios adherentes, los que no teniendo las condiciones esta- blecidas en el inciso e) soliciten pertenecer á la Sociedad y sean dig- nos de ello, á juicio de la Junta directiva;

y) Los socios correspondientes, protectores y vitalicios son nom- brados directamente por la Junta directiva. Los activos deben ser presentados á la Junta directiva por dos socios activos, en pleno goce de sus derechos, indicándose en la solicitud correspondiente la pro- fesión y el domicilio del candidato. La Junta directiva resolverá su admisión por mayoría de votos. Los socios honorarios serán propues- tos á la Junta directiva por un mínimum de veinte socios activos. Re- conocido por ésta el mérito del candidato, elevará la solicitud á reso- lución de la asamblea. Los socios protectores, vitalicios y activos, tienen voz y voto en las asambleas ; los honorarios, correspondientes y adherentes tan sólo voz ;

h) Todos los socios recibirán un diploma que los acredite en su ca- rácter correspondiente, firmado por el presidente y los dos secreta- rios y timbrado con el sello mayor de la Sociedad.

Art. 2”. —Todos ios socios tendrán derecho :

1” Á exponer á la Junta directiva las ideas que consideren útiles á la Sociedad, debiendo aquélla someterlos al estudio de una comi- sión especial, cuando el asunto así lo requiera;

2 Al uso de la biblioteca, instrumentos y colecciones de la Socie- dad, así como asistir á las conferencias y visitas que organice, de acuerdo con las disposiciones que á este respecto establezca la Junta directiva;

3% Á presentar, por ó por escrito, personas á quienes se les po- drá acordar temporariamente el derecho de consultar la biblioteca y colecciones de la Sociedad ;

4% A un ejemplar de los Anales y demás publicaciones que hiciere la Sociedad.

Art. 3%. Los socios activos podrán además :

a) Consultar los libros de la administración de la Sociedad, siem- pre que lo solicitaren ;

b) Pagar la mitad de la mensualidad cuando permanecieren fuera de la localidad, asiento de la Sociedad, por más de tres meses, dando

BASES Y REGLAMENTO DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 125

previo aviso á la Junta directiva. Tendrán derecho á las publicacio- nes de la Sociedad.

Art. 4%”. Los socios activos y adherentes quedarán de hecho ce- santes, previo aviso y siguiente intimación perentoria, cuando no hu- biesen satisfecho las cuotas correspondientes durante tres meses con- secutivos.

Art. 5%. Un socio cualquiera podrá ser separado de la Sociedad, siempre que á juicio de la Junta directiva hubiera dado motivos fun- dados para ello, y así lo ratifique la asamblea, de acuerdo con el ar- tículo 10 del título II.

TÍTULO IL De las asambleas

Art. 6%. Las asambleas son ordinarias ó extraordinarias. Consi- dérase ordinaria la de la primera semana de abril, en la que se pro- cederá á la elección de los socios que deben reemplazar á los salien- tes de la Junta directiva, requiriéndose para sesionar la presencia de la décima parte, por lo menos, de los socios activos residentes en la capital de la República, que estén al día en el pago de las cuotas. En caso contrario se transferirá la asamblea para cinco días después, formando entonces quorum el número de socios que concurra.

Art. 7”. Las asambleas extraordinarias tendrán lugar toda vez que así lo disponga la Junta directiva, ó el presidente, en caso de ur- gencia, á pedido de diez socios, indicando el objeto de la convocación, que constituirá la «orden del día ». Estas asambleas se regirán en su quorum y resoluciones por lo dispuesto en el artículo 6”.

Art. 8”. Los asuntos que se deben tratar en las asambleas y el día y hora en que éstas tendrán lugar, se harán conocer por citacio- nes repartidas con dos días de anticipación, por lo menos, del fijado para la reunión, publicándose con igual anticipación en dos dia- rios.

Art. 9”. La asamblea resuelve todos los puntos que no entran en las atribuciones de la Junta directiva; concede premios ó distinciones honoríficas á los socios ó personas extrañas á la Sociedad, cuando se hubieran distinguido por algún invento ó trabajo de reconocida utili- dad ; nombra los socios honorarios con arreglo á lo establecido en el

126 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

inciso £ del artículo 1%. No puede resolver, en cada caso, sino los asuntos que constituyen la orden del día. Aquellos á que diere lugar la tratación de los que motivaron la asamblea, podrán ser objeto de otra inmediata, sl así lo resuelve aquella, pero nunca antes de tres días y previa comunicación á los socios con dos días de anticipación.

Art. 10. Corresponde también á la asamblea resolver sobre la medida disciplinaria relativa á la expulsión de socios á que se refiere el artículo 5” del título I, no pudiendo hacerlo sino por mayoría de tres cuartas partes de votos de los socios presentes, cuyo número no debe ser menor de la décima parte de los activos que estén al día en sus relaciones económicas con la Sociedad.

Art. 11. Las resoluciones de las asambleas, salvo los casos indi- cados en los artículos anterior y 13 del título III, se tomarán por sim- ple mayoría de votos de los socios presentes. Las votaciones podrán ser ordinarias, nominales ó secretas. La elección de los miembros de la Junta directiva se hará siempre por cédula secreta ; serán también secretas aquellas que á juicio de la Junta directiva puedan afectar personalmente á algún consocio.

TÍTULO TI

De la Junta directiva

Art. 12. La Sociedad será dirigida por una Junta compuesta de un presidente, dos vicepresidentes (1% y 2%) dos secretarios (de actas y de correspondencia), un tesorero, un protesorero, un bibliotecario y ocho vocales.

Art. 13. La Junta directiva se renueva por mitad cada año en la asamblea ordinaria de la primera semana de abril. Se procederá á ele- eir los socios que deben ocupar los cargos de presidente, vice (1* y 22), dos secretarios, un tesorero, un protesorero y un bibliotecario, pasando estos miembros que terminan su mandato á ser vocales de la nueva comisión. Para reelegir alguno de los cesantes se requiere las tres cuartas partes de los votos de los socios activos presentes. En caso de reelección, se procederá á elegir el vocal correspondiente. Los cargos se votarán por separado.

Art. 14. Ningún socio podrá formar parte de la Junta directiva por más de dos períodos consecutivos.

BASES Y REGLAMENTO DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 127

Art. 15. La Junta directiva se reunirá tres veces por mes y, ade- más, cuando fuera citada extraordinariamente por el presidente.

Art. 16. Todo miembro de la Junta directiva que faltare á las reuniones durante cinco citaciones ordinarias consecutivas, sin causa justificada, quedará cesante, lo que se le comunicará por secretaria.

Art. 17. Para que sean válidas las resoluciones de la Junta di- rectiva, se requiere, por lo menos, la presencia de cinco de sus miem- bros, incluso el presidente, y sus decisiones se tomarán por simple mayoría de votos, decidiendo el presidente en caso de empate.

Art. 18. Las atribuciones de la Junta directiva son :

1* Regir el funcionamiento científico, social y económico de la ins- titución ;

2* Hacer cumplir las decisiones tomadas en las asambleas;

3” Tomar las resoluciones de carácter urgente que se hallen dentro de este reglamento ;

4* Convocar la Sociedad á las sesiones ordinarias y extraordinarias con arreglo al artículo 7? del título II;

5* Nombrar y suprimir empleados ;

6? Autorizar los gastos que requiera la conservación de los bienes muebles éinmuebles de la Sociedad, teniendo capacidad para adqui- rirlos, enajenarlos, gravarlos ó constituir sobre ellos derechos reales ;

1* Nombrar de su seno ó del de los demás consocios las comisiones es- peciales que á su juicio sean necesarias para los fines de la asociación ;

8” Nombrar los socios correspondientes, protectores y vitalicios, y aceptar los activos y adherentes conforme á lo estipulado en el inci- so f del artículo 1”, título 1;

9” Suspender á cualquier socio, dando cuenta á la asamblea de los motivos, á fin de que ésta resuelva con arreglo al artículo 5” del tí- tulo I;

10* Disponer la forma en que ha de festejarse el correspondiente aniversario de la fundación de la Sociedad.

TÍTULO IV Del presidente

Art. 19.— El presidente representa á la Sociedad en todos sus ac- tos internos y externos. Sus deberes y atribuciones son :

128 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

1” Presidir las asambleas y las reuniones de la Junta directiva ; di- rigir las diseusiones ; proclamar el resultado de los escrutinios en las votaciones. En las asambleas el presidente sólo tiene voto en caso de empate, y en la Junta directiva tiene el voto propio y el de desem- pate ;

2” Hacer cumplir las resoluciones de las asambleas y de la Junta directiva y lo que prescribe el reglamento de la Sociedad ;

3 Firmar las actas y autorizar las resoluciones de las asambleas y de la Junta directiva, los diplomas de los socios y los libramientos sobre el banco oficial depositario ;

4” Autorizar el pago de los sueldos y gastos de la Sociedad ;

5” Inspeccionar trimestralmente el balance de caja;

6” Transferir, cuando quiera tomar parte en la discusión, la presi- dencia de la asamblea, de acuerdo con el artículo 20, á uno de los vi- cepresidentes, y, en ausencia de éstos, á uno de los vocales ;

7” Adoptar, en caso de urgencia, las medidas que considere más convenientes para el mejor servicio de la Sociedad, dando cuenta á la Junta directiva ;

S” Dar con la requerida anticipación aviso á la Junta directiva to- da vez que deba ausentarse temporalmente ;

9” Presentar anualmente á la asamblea de la primera semana de abril una memoria detallada de la actuación de la Sociedad durante el año transcurrido ;

10% Es presidente nato de las subcomisiones que se nombren del seno de la Junta directiva ó de la Sociedad.

Art. 20. En ausencia del presidente, ejercerá sus funciones uno de los vicepresidentes, y en ausencia de éstos el vocal más antiguo, y entre los de igual antigiiedad, el de mayor edad.

TÍTULO V De los secretarios

Art. 21.— Las atribuciones y deberes del secretario de actas son:

1” Autorizar con su firma la del presidente en todos los actos in- ternos de la Sociedad, y conjuntamente con el secretario de corres- pondencia en las presentaciones de la Sociedad á los poderes públi-

BASES Y REGLAMENTO DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 129

cos, en los diplomas de los socios y en todas aquellas cireunstancias que el presidente lo considere necesario ;

2 Redactar las actas de las sesiones de las asambleas y de la Junta directiva;

3 Dar cuenta á la asamblea de los trabajos hechos por la Junta dlirectiva:;

4” Leer las memorias y documentos presentados, en ausencia de sus autores.

Art. 22. Las atribuciones y deberes del secretario de correspon- dencia son :

1% Autorizar con su firma la del presidente en los actos externos de la Sociedad y conjuntamente con el secretario de actas, en los ca- sos expresados en el inciso 1” del artículo anterior ;

2 Redactar la correspondencia, notas y documentos de la So- ciedad.

Art. 23. Sin perjuicio de lo que acaba de establecerse, los secreta- rios se auxiliarán en el desempeño de sus funciones, reemplazándose cuando fuere necesario.

TÍTULO VI Del tesorero y protesorero

Art. 24. Las atribuciones y deberes del tesorero, son :

1” Diligenciar el ingreso de las subvenciones y demás créditos que tenga la Sociedad ;

9 Quidar que entren semanalmente á tesorería las sumas que se haya recaudado ;

3 Colocar en el banco oficial depositario, á nombre de la Sociedad y á la orden del presidente y tesorero, todo el dinero recaudado, con ex- cepción del que pueda necesitarse para los gastos ordinarios de ésta ;

4 Firmar los recibos de las cuotas por cobrar y de las subvencio- nes. Firmar con el presidente los libramientos al banco, y con éste y los secretarios los libros de la contabilidad ;

5 Obtener del cobrador una fianza á satisfacción de la Junta diree- tiva;

6” Pagar personalmente los sueldos y gastos ordenados por el pre- sidente y refrendados por el secretario ;

AN. SOC. CIENT. ARG. T. LXXVII 9

130 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

717 Reglamentar la contabilidad de la Sociedad, determinando la forma en que deben llevarse los libros ó hacerse las respectivas ano- taciones, inventarios, etc. ;

Ss” Presentar trimestralmente á la Junta directiva un balance de caja y un estado de la cobranza, haciendo notar particularmente la falta de cumplimiento por parte de los socios á lo preseripto en el artículo cuarto, (tít. 1);

9” Cerrar anualmente los libros de la contabilidad, elevando á la asamblea, por intermedio del presidente, un balance general del estado de la caja de la Sociedad ;

Art. 25. En ausencia del tesorero, el protesorero le substituye en todas sus atribuciones y deberes.

TÍTULO VI Del bibliotecario

Art. 26. El bibliotecario está encargado del fomento y conserva- ción de la biblioteca y archivo de la Sociedad.

Sus deberes son:

17 Formar y mantener al día el catálogo de la biblioteca, de las colecciones y del archivo;

2% Promover el aumento de la biblioteca, tratando de conseguir donaciones, proponiendo á la Junta directiva la adquisición de obras de reconocida importancia, ete. ;

3 Cuidar de que las publicaciones á que esté subseripta la Socie- dad sean recibidas con puntualidad, informando al presidente de las faltas que sobrevengan en su entrega;

4% Informar á la Junta directiva sobre la oportunidad de las indi- caciones formuladas por los socios á que se refiere el artículo 31 (tit. IX). |

5" Vigilar la correcta encuadernación de las obras formadas por entregas ;

6 Proponer á la Junta directiva el canje de los Anales con publi- caciones que interesen á la Sociedad ;

7” Presentar mensualmente un estado de las obras que se hayan adquirido por cualquier medio, dando cuenta de la inversión de los

fondos que se le entregue.

BASES Y REGLAMENTO DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 131

TÍTULO VIH Del gerente

Art. 27. El gerente es nombrado por la Junta directiva y depen- de del presidente de la Sociedad.

Art. 28. Sus deberes y atribuciones son :

1% Asistir al local de la Sociedad todos los días hábiles en las horas que la Junta directiva haya fijado;

2% Vigilar el cumplimiento de las obligaciones de cada uno de los empleados, pudiendo suspenderlos, dando inmediatamente cuenta por escrito al presidente;

3 Proponer á la Junta directiva las variaciones que crea conve- nientes en el servicio puramente administrativo ;

4% Entregar semanalmente al tesorero las sumas recaudadas por cuotas mensuales, de ingreso ú otros créditos que tenga la Sociedad, debiéndole también presentar al fin de cada mes un estado de estas entregas y de los gastos efectuados ;

5 Hacer todas las citaciones que se requiera para los fines de la Sociedad;

6% Cumplir los actos de propaganda que se le indique por secre- taría;

7” Entregar á los socios los libros de la biblioteca, del modo y forma que el reglamento de ésta lo determine (art. 30, tít. IX);

8 Coleccionar los folletos y entregas de las obras periódicas para su encuadernación, lo mismo que las comuvicaciones que reciba la Sociedad;

9” Llevar los libros siguientes:

Copiador para la correspondencia de la Sociedad ;

Los libros de actas, de las cobranzas, de los gastos, etc;

Catálogo de la biblioteca, de las colecciones y de las donaciones ;

Índice del archivo;

Registro general de socios;

107 Presentar al presidente, al fin de cada mes, la planilla de gas- tos, para que éste ordene su pago;

11” Facilitar á los socios la inspección de los archivos y colec- ciones;

132 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

12% Cuidar del orden é higiene del local de la Sociedad. Art. 29. Siendo el gerente un empleado á sueldo, no puede ser socio. Su nombramiento será hecho por la Junta directiva.

TÍTULO IX

De la biblioteca y del archivo

Art. 30. La biblioteca se regirá por un reglamento interno apro- bado por la Junta directiva.

Art. 31. Los socios podrán inscribir en un libro especial el título de las obras ó periódicos cuya adquisición crean conveniente para la Sociedad. La Junta directiva es la encargada de valorar la importan- cia de las obras propuestas y resolver sobre su adquisición.

Art. 32. Los socios no podrán llevar libros, periódicos, docu- mentos, etc., fuera del local de la Sociedad, sino con las formalidades que establezca el reglamento interno.

Art. 33. El archivo contendrá las actas de las sesiones, una colección de los Anales, las comunicaciones dirigidas á la Sociedad y copia de todos los documentos que emanen de ella.

TÍTULO X

De los Anales

Art. 34. —Los Anales de la Sociedad Científica Argentina serán dirigidos por un socio activo elegido por la Junta directiva. Su man- dato durará dos años, pero podrá ser reelegido indefinidamente, como también separado de su cargo cuando á juicio de la misma Junta di- rectiva hubiera dado lugar á ello. En tal caso se requiere un mínimo de diez votos.

Art. 35. Son deberes del director :

a) Tratar de que la revista ofrezca el mayor interés posible en su fondo y en su forma, dando preferencia á los artículos originales de carácter científico, teórico ó de aplicación, tratando de conseguir la

BASES Y REGLAMENTO DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGANTINA 133

mayor corrección posible en la composición tipográfica, la mayor regularidad en la fecha de su aparición y la mayor variedad posible en el material publicado;

b) Aceptaró rechazar, sin perjuicio del derecho del interesado á apelar ante la Junta directiva, los trabajos originales é inéditos que se le remita para su publicación; fijar la fecha y el orden en que deban aparecer los aceptados; publicar los materiales que le envíe con dicho objeto la Junta directiva; conceder la tirada aparte á los autores (art. 36), etc. ;

ec) Proponer á la Junta directiva todas las medidas tendientes á la mayor difusión de los Anales, á la obtención de fondos para el sos- tén de los mismos, á la constitución de un núcleo de redactores, ete. ;

d) Proponer los empleados que la buena marcha de la revista im- ponga;

Art. 36. Los colaboradores de los Anales tendrán derecho á cincuenta ejemplares de su respectiva memoria, publicada en tirada aparte.

Art.37. El formato de los Anales no podrá ser modificado.

Art. 38. La Junta directiva podrá discernir cada trienio uno ó varios premios honoríficos á las mejores memorias originales que se hayan publicado en los Anales durante el mismo, previo informe, en cada caso, de una comisión ad hoc nombrada por ella. El premio será entregado en acto público.

TÍTULO XI De los concursos Art. 39. La Junta directiva establecerá concursos anuales, pro- poniendo los temas que estime convenientes, y acordará en cada caso los premios que correspondan, de acuerdo con el reglamento es- pecial.

TÍTULO XII

De las conferencias

Art. 40.— La Sociedad facilitará su local para la celebración de conferencias, con sujeción á las siguientes cláusulas :

134 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

4) Las personas que deseen dar conferencias, sean socios óÓ no, deberán indicar el título de las mismas al solicitar de la Junta direc- tiva la concesión del local y fijación del día;

b) La Junta directiva resolverá en todos los casos, sin apelación, la admisión de las conferencias ;

c) No se admitirá conferencias de carácter sectario, político ó reli- g 1080:

d) En caso que un conferenciante faltare subrepticiamente á lo indicado en el inciso anterior, el presidente de la Sociedad podrá suspender la conferencia ;

e) Los originales de las conferencias quedarán en la Sociedad, la que podrá publicarlas en sus Anales. El conferencista tendrá dere- cho, en tal caso, á la tirada aparte á que se refiere el artículo 36 tit. X).

TÍTULO XHI

De las memorias

Art. 41. Las memorias de carácter científico que sean presenta- das á la consideración de la Sociedad por personas extrañas á ella, serán hechas estudiar previamente por la Junta directiva, la que decidirá sobre Ja oportunidad ó conveniencia de su lectura en asamblea.

TÍTULO XIV

Disposiciones generales

Art. 42. La cuota mensual que deben abonar los socios activos, á que se refiere el inciso e, artículo 1”, título I, es por ahora de cuatro pesos de curso legal y podrá ser modificada directamente por la Jun- ta directiva. Los socios adherentes abonarán una cuota mensual igual á la mitad de la de los activos.

Art. 43. Las reformas que conviniere más tarde introducir en estos estatutos, sólo podrán verificarse con la anuencia de una asam- blea previa, especial, citada con este objeto, mediante una solicitud hecha á la Junta directiva por un mínimum de veinte socios. La

BASES Y REGLAMENTO DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 1545)

asamblea sólo podrá tener lugar de acuerdo con lo establecido en el título II.

Art. 44. Las resoluciones de las asambleas podrán ser reconsi- deradas á petición escrita de veinte socios, y tratadas como orden del día en la asamblea siguiente.

DISPOSICIONES TRANSITORIAS

Estos estatutos regirán desde el día en que hayan sido aprobados por la autoridad nacional competente.

Los estudiantes que actualmente son socios activos, abonando dos pesos mensuales, quedarán en dicho carácter y con la misma cuo- ta hasta que terminen ó abandonen sus estudios.

BIBLIOGRAFÍA

LIBROS

Tratado de trigonometria elemental, de acuerdo con el programa de la ma- teria en la Facultad de ciencias exactas, físicas i naturales, por JUAN MANUEL GARZÓN, alférez de navío. Un volumen de 260 pájinas en 8% mayor, con 53 fign- ras intercaladas en el testo. Casa editora Juan A. Alsina. Buenos Aires, 1912.

No faltan, por cierto, obras de trigonometría, nacionales o estranjeras, algu- nas de positivo mérito por el plan i por su desarrollo, pero, en ¡jeneral, o son mui elementales o alcanzan proporciones que las inutilizan como trabajos didác- ticos, dando aquéllas apenas un conocimiento somero, i éstas pasando á la cate- goría de obras de consulta sobre esta disciplina matemática tan importante, especialmente para los que profesionalmente deberán aplicarlas en operaciones geodésicas, o simplemente topográficas, como injenieros o agrimensores, o a observaciones de astronomía náutica, como marinos.

En jeneral, los autores de libros de matemáticas son profesores i no profesio- nales. Resulta que al ejemplarizar para aplicar las fórmulas que han deducido del análisis, lo hacen en su mayor parte desconociendo la utilidad de que los ejemplos sean precisamente casos que la práctica presenta a los profesionales. Me parece obvio entrar a demostrar cuánta ventaja reportará al marino, al topó- grafo, al injeniero, hallar la realidad de los hechos, prevista en los testos de enseñanza especial.

Concretándonos al trabajo publicado por el alférez de navío señor Garzón, nos place poder establecer que presenta no pocas ventajas para los estudiantes, las que le harán aceptar con interés por los mismos. El plan de la obra es el pro- grama de las escuelas profesionales, lo que evita al alumno pérdidas de tiempo i dolores de cabeza, que causa siempre la consulta de varias obras de autores diversos, que si bien todos, en síntesis, dicen lo mismo, no lo dicen en la misma forma, ni con igual claridad, siendo los unos demasiados concisos i confusos, otros diluídos i cansadores, concretándose algunos al quot erat demostrandum sin aplicación alguna, etc., etc.

El señor alférez Garzón presenta, pues, al estudiante, con la amplitud necesa-

BIBLIOGRAFÍA WS”

ria, metódicamente, i en estilo claro i conciso a la vez, cuanto ha menester para rendir examen de la materia en nuestra facultad de ciencias exactas.

A la bondad técnica de la obra, debo agregar su impresión tipográfica clarísi- ma i tan correcta, que en materia tan fácil de errar, lafe de erratas sólo presenta siete correcciones. Mui buena idea la de estampar en letra más llamativa, la ne- grita, las fórmulas deducidas del análisis, porque ello constituye un verdadero auxiliar mnemónico, contribuyendo a grabar más fácilmente en la memoria las fórmulas que debemos aplicar según los casos.

Damos a continuación el índice sumario de los capítulos de la obra.

Previas las indispensables definiciones, el autor entra en la Primera parte de su trabajo, que abarca la teoría de las líneas trigonométricas, subdividida así : Preliminares. Definiciones. Signos i valores de las líneas. Arcos que correspon- den a una misma línea. Relaciones entre las líneas de un arco. Relaciones entre las de ciertos arcos. Suma, multiplicación i división de los arcos. Trasformacio- nes logarítmicas. Valores de las líneas trigonométricas de algunos arcos. Tablas logarítmicas.

En la Segunda parte el alférez Garzón aborda las aplicaciones jeométricas, es decir, entra en las trigometrías rectilínea i esférica desarrollando los siguientes capítulos : Propiedades de los triángulos rectilíneos. Resolución de los triángulos rectángulos i oblicuángulos. Casos particulares. Aplicaciones sobre el terreno. Problemas diversos.

Por lo que a la trigonometría esférica atañe, trata análogamente de las propie- dades de los triángulos; analiza las espresiones cealculables por logarítmo; estu- dia los modos de resolver los triángulos rectángulos i oblicuángulos; halla la espresión del esceso esférico, 1 termina solucionando diversos problemas relati- vos a los lados, área, de los triángulos esféricos, etc.

Creemos que la útil tarea que se ha impuesto el autor, será debidamente com- pensada por la voluntaria adopción de su obra por los estudiantes interesados, sin necesidad de que nosotros la recomendemos.

S. E. BARABINO.

Lecciones de termodinámica con aplicación á los fenómenos químicos, por JosÉ María PLANS Y FREYRE, 96 pág. Zaragoza, 1913.

Conferencias de ampliación dadas en la Facultad de ciencias de Zaragoza es- pecialmente para los químicos.

Esta feliz iniciativa del profesor Plans y Freyre, tiene por objeto difundir los conocimientos termodinámicos, base fundamental de la química moderna (de la química racional, podemos decir), que junto con los de la mecánica, han elevado á esta ciencia, del empirismo al rango de una verdadera ciencia con principios cada vez más generales.

Para conseguir su objeto, el autor entra á menudo en los detalles del cálculo, acompañándolo de numerosas representaciones gráficas, á fin de facilitar su lec- tura aun á las personas poco versadas en matemáticas.

Después de una exposición sumaria relativa á las representaciones gráficas de las transformaciones isotérmicas y adiabáticas, ciclos, ecuaciones térmicas y tra- bajo, aborda el principio de la equivalencia, desarrollando con claridad y preci-

138 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

sión las distintas expresiones analíticas de este importante principio, que sirve de base para dar una definición rigurosa de la función U ó energía interna, y termina esta segunda lección con las aplicaciones al estudio de las reacciones á volumen constante y á presión constante.

En la tercera y cuarta lecciones se halla tratado el segundo principio y con especial detenimiento, el cielo de Carnot y la difícil noción de entropía con sus diagramas correspondientes. Merecen especial mención los desarrollos relativos á la energía libre ó utilizable, al concepto termodinámico de la afinidad y á la interpretación del principio del trabajo máximo, donde desarrolla las ideas de Berthelot, Le Chatelier, Duhem y los conceptos deducidos del teorema de Nernst. Este último teorema íntimamente ligado á la teoría de los quanta de Planck, per- mite, como sabemos, dar una idea del valor absoluto de la entropía y una medida de la afinidad basada únicamente en los datos térmicos.

El autor ha puesto una dedicación particular (lección 62) en la demostración de la ecuación de Guldberg y Waage, base fundamental de la teoría de los equilibrios químicos y de la fórmula que expresa la ley del desplazamiento del equilibrio con la temperatura. Á ambas demostraciones va unido el cálenlo de la pérdida de ener- gía libre en una reacción química que permite hallar la cantidad máxima de trabajo producida por el sistema.

Con igual claridad y detenimiento se ocupa de la demostración termodinámica de la regla de las fases con sus aplicaciones al estudio de los sistemas mono y plurivariantes (lección 7%) y especialmente á la determinación del punto triple en el equilibrio de un sistema formado por tres fases y un constituyente inde- pendiente (lección 82). Muestra también cómo se puede llegar, partiendo de los conceptos introducidos en la demostración de aquella regla, á la fórmula de Clapeyron, que aplica á los casos de la fusión y evaporación.

En resumen, dada la calidad de los tema tratados y la claridad y método con que ellos son expuestos por el autor, esta obra viene á llenar una necesidad sen- tida y no podemos menos que recomendarla con satisfacción, álos estudiantes de físico-química y á todas aquellas personas, que teniendo conocimientos generales de termodinámica, desean abordar los problemas fundamentales que aquella im- portante ciencia persigue. Deseamos, además, que esta iniciativa del autor, digna de elogio, tenga eco en todos aquellos centros, donde la enseñanza de la química racional constituye una de sus principales preocupaciones.

H. DAMIANOVICH.

Cours d'électrotechnique générale et appliquée, par R. SwINGEDAUW, con la colaboración de F. NeGRE y P. BEAUVAIS. Electrotechnique générale, tome 1%, La dynamo d courant continu.

La obra de conjunto cuyo primer tomo recién apareció, es el curso que el autor desarrolló en el Instituto electrotécnico de Lille (Francia). No es meramente una recopilación bien ordenada de las ideas modernas sobre el tema, sino que, sa- liendo del molde común, merece un sitio especial entre los libros escritos para los estudiantes universitarios, tanto por la exposición didáctica sobria y concisa, como por el interés de varias teorías, resultado de la labor propia del profesor

Swyngedauw.

BIBLIOGRAFÍA 139

El primer tomo de la obra abarca lo relativo á la dínamo de corriente con- tinua en su faz teórica, debiendo el cálculo, la construcción y los ensayos de dichas dínamos ser el objeto de un tomo del curso de electrotécnica aplicada, todavía no publicado.

Después de una introducción destinada á aclarar los fundamentos de las teorías electromagnéticas, el autor estudia los devanados en una forma lógica y clara, basada en los principios de Thompson y de Arnold, pero simplificando los conceptos y llegando en una forma sencilla á la teoría general de los devanados cerrados. Señalaremos, especialmente, el interesante capítulo sobre el cálculo de las amperevueltas necesarias para magnetizar la dentadura.

Sigue el estudio de los varios métodos de excitación con esquemas claros. El desarrollo del tema de las características, uno de los puntos de mayor impor- tancia en la teoría de la dínamo, según nuestro criterio, se halla tratado en una forma atrayente; llamaremos especial atención sobre el estudio del autor del período variable de la autoexcitación (variación de la f. e. m. y duración del fenómeno) cuyas conclusiones teóricas son susceptibles de una verificación prác- tica bastante precisa.

Los inducidos dentados dan lugar á un capítulo en que se estudia por medio de las características y de los efectos de las corrientes de Foucault la mejor forma para los dientes (forma media abierta).

Se estudian luego las varias reacciones de la corriente (reacciones longitudinal y transversal del inducido) para llegar al problema moderno importantísimo de la conmutación con vistas personales y desarrollo de los varios remedios prác- ticos (arrollamiento Sayers, polos auxiliares).

Después de haber pasado en revista algunas máquinas especiales : survolteurs y survolteurs-dévolteurs, el autor examina en la misma forma rigurosa los motores eléctricos y luego la potencia y el rendimiento de las dínamos.

El último capítulo ftrata en forma breve de la trasmisión de la energía en corriente continua.

En resumen, es un libro de estudio de valor para los que desean conocer bien el estado actual de la teoría de las dínamos de corriente continua.

H. M. LEVYLIER.

REVISTAS

Adsorcion, significado del valor x en la fórmula de repartición y las causas de la sorción, por G. V. GEORGIEVICS, Bull. Soc. Ch., 4% serie, XII, ANY, 1 AU o Mes

ZA

VO, C,

adsorción en la tierra arable, ha sido aplicada por Georgieyics en la adsorción

La fórmula propuesta por Boedecker para representar el fenómeno de

de ácidos por lana. Ha encontrado que el valor de x es grande para los ácidos fuertes y para los débiles es pequeño. Comparando esta fórmula con la de Henry,

se puede observar la analogía existente entre ellas cuando » = 1. Por consi- guiente, en el caso de los ácidos débiles, en los cuales « es pequeño, el fenó-

140 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

meno se acerca á una disolución, es decir, que el ácido se reparte uniforme- mente al estado de solución sólida; mientras que con los ácidos fuertes tiene lugar la adsorción.

Ha podido constatar que para un mismo grupo de ácidos la adsorción es tanto

mayor cuanto más pequeño es su frotamiento interno.

Naturaleza y causas de la sorción en las soluciones acuosas, por G. V. GEORGIEVICS, Bull. Soc. Ch., 4% serie, XUI, XIV, 16, 17, 1058. 1913.

Hace notar la diferencia existente entre la sorción y la adsorción, considera la primera como una suma de la adsorción y de la disolución. Parece que la sor- ción y la adsorción dependen únicamente de la fuerza de los ácidos (adsorción por la lana), pero considerándolas separadamente se presentan nuevas contra- dieciones.

Admitiendo que la adsorción es un simple fenómeno de adhesión superficial, no es suficiente para explicar estas clases de fenómenos, es necesario hacer in- tervenir las fuerzas moleculares internas del adsorbente que pueden originar en

muchos casos verdaderas reacciones químicas.

OE: NICOLAS

Estudio de la adsorción. Sulución, adsorción, combinación química, adhesión, por G. V. GEORGIEVICS, Bull. Soc. Ch., 4% serie, XII, XIV, 16, 17. 1058-1913. Mon. f. Ch., tomo 34, pág. 751-759 ; 5, 1913.

Calores específicos y de fusión de los metales alcalinos, por M. E. REN- GADE, Bull. Soc. Ch., XIII, XIV, n* 15, 739, 40. 1913.

De las determinaciones efectuadas entre 15% y 1007, ha deducido las siguientes conclusiones :

1% El calor atómico á 0? crece regularmente con el peso atómico ;

20 El calor atómico de fusión decrece y relacionándolo con la temperatura absoluta de fusión se obtiene un cociente casi constante, con una variación de un 20 por ciento ;

30 El coeficiente de temperatura del calor específico al estado sólido crece con el peso atómico, mientras que al estado líquido decrece y en el caso del rubidio y del cesio es negativo.

O. F. F. NICOLA.

Das Pflanzenreich, por A. ENGLER. (Regni vegetabilis conspectus). Áraceae, Philodendroideae, Philodendreae. K. Krause, Philodendrinae. 60 Heft (1V, 23 D b), 23 de septiembre de 1913. Ed. : W. Engelmann, Leipzig und Berlín.

Acaba de aparecer esta monografía correspondiente á la familia de las 4Araceas. Comprende el grupo de las Philodendrinae, dos géneros : Philodendron Schott, y Philonotion Schott.

El primero consta en la actualidad de 222 especies con vasta distribución geo-

oráfica.

BIBLIOGRAFÍA 141

El segundo comprende una sola especie : Philonotion Spruceanum Schott; en el Brasil, provincia del Alto Amazonas.

Claves de determinación y 45 figuras completan la monografía.

Anota además un género dudoso : Thaumatophyllum Schott, con una especie: T. Spruceanwm Schott, imperfectamente conocida y muy afin al Philodendron,

según el autor.

AUGUSTO C. SCALA.

Sulla presenza della Formaldeide nei succhi delle piante verdi, por F. ANGELICO é G. CATALANO, en Bolletino del R. orto botanico é giardino colo-

niale di Palermo. Año XI, fascículos 1,2, 3, enero-septiembre 1912. Ed.: E. Priulla, 1913, páginas 75 á 80.

Por la importancia é interés que el tema reviste, creo muy oportuno dar de él una noticia detallada, ya que el asunto pudiera ser tratado entre nosotros para comprobar sus datos, sin que esto signifique poner en duda la seriedad de los investigadores y las conclusiones. Dicen : « Es sabido que la actividad específica de los protoplasmas en cada especie vegetal conduce á la formación de número extraordinario de substancias orgánicas, de las cuales muchas desconocidas ó imperfectamente por la química.

Á pesar de esto, la actividad del vegetal determinando la síntesis de las subs- tancias ternarias, se verifica de modo idéntico en todas las plantas provistas de clorófila y expuestas á la luz, así el almidón, primero, entre los producidos por tal síntesis.

En el tejido verde el agua y el anhidrido carbónico se combinan para dar ese primer producto.

La hipótesis de Bayer dice, teóricamente, que en presencia del agua el anhi- drido carbónico da origen á aldehido fórmico :

CO* + H*0 = COH? + 0,

el cual por polimerización se convierte en almidón.

Á pesar de la sencillez de la seductora reacción, tal hipótesis no había podido adquirir el valor de un hecho demostrado, por la gran dificultad de poderlo com- probar directamente en los zumos vegetales.

Las investigaciones realizadas hasta hoy examinan el problema bajo diferentes puntos de vista: a) producción de almidón en una solución formaldehídica ; b) formación de aldehido fórmico en una solución acuosa de anhidrido carbó- nico, y ec) investigaciones directas sobre zumos vegetales para caracterizar y revelar la presencia de aldehido fórmico.

Butlerow logró transformar el aldehido fórmico en hidrato de carbono, ha- ciendo actuar sobre él agua de cal.

Loeb, haciendo pasar una corriente eléctrica por una solución de anhidrido carbónico, obtuvo la formación de aldehido fórmico y agua oxigenada. Á pesar «le estas experiencias, muy demostrativas, faltaban las destinadas á revelar di- rectamente la presencia del aldehido en el acto de su formación, experiencias

142 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

que emprendieron Pollacci, Usher y Griestley con resultados dudosos, según lo afirmaron Plancher y Ravenna, repitiendo los experimentos del químico ita- liano.

Curtius y Franzen, continuando investigaciones anteriores y operando sobre 1500 kilogramos de hojas de Carpinus, sin preocuparse de las reacciones colo- readas, pues éstas pueden ser comunes á otras substancias, las destinan á vapor de agua y siguiendo luego un proceso de purificación con agua de barita para fijar los ácidos volátiles, oxidan el nuevo destilado con óxido de plata y llegan á obtener ácido fórmico, que dosan en la proporción de 0,0008613 gramos por kilogramos.

Dicen los autores que si bien es cierto que tales experiencias son muy intere- santes, la aplicación de un reactivo sensibilésimo y específico para el aldehido fórmico del zumo de las hojas, debía revestir una importancia máxima para la resolución del problema. Tal reactivo es un glucósido extraído de la 4tractilis gummifera : la atractilina, cuya sensibilidad es tal, que puede revelar la presencia del aldehido fórmico en una solución que contenga tres gotas de una solución de formaldehido (40 %/,) en un litro de agua.

Operan en la siguiente forma :

Á pequeña cantidad de atractilina se agregan dos ó tres gotas de ácido sul- fúrico concentrado, en los puntos de contacto el glucósido, que es blanco, toma coloración amarilla. Ahora bien, si se hace llegar á tal mezcla una gota de la solución formol indicada más arriba, también en los puntos de contacto y á los pocos segundos se obtiene una coloración violeta con reflejos azulados, más ó menos intenso, según la cantidad de aldehido.

La reacción es específica, pues con las numerosas substancias tratadas fueron negativas.

Las experiencias y observaciones, cuidadosamente hechas, son tan numerosas, que permiten á los autores formular esta conclusión : « En los zumos foliares de las plantas verdes existe el aldehido fórmico, y su existencia se debe, no á fenóme- nos secundarios, sino á los realmente ligados con los de la función clorofílica, en el sentido admitido en la hipótesis de Bayer. »

Las observaciones sobre zumos y destilados provenientes de plantas mante- nidas por 24 ó más horas en la obscuridad y las de los zumos de hongos, fueron siempre negativas respecto al aldehido fórmico.

Agregan una lista de las plantas ensayadas :

a) Plantas expuestas normalmente á la luz y euyo zumo foliar dió resultado positivo á las dieciseis horas, entre otras: Lupinus albus, Helianthus annuus, Mirabilis Jalapa, Zea mays, Tropeolum majus, Akebia quinata.

b) Plantas mantenidas por veinticuatro horas en la obscuridad y cuyos zumos foliares y destilados dieron reacción negativa, entre otras : Lupinus albus, Mira- bilis Jalapa, Lavatera Olbia.

c) Parásitos examinados en los zumos y destilados, con reacción siempre ne- gativa: Psalliota campestris, Coprinus sp.

Tal es en resumen el interesante estudio, cuya resolución definitiva ha em-

prendido la moderna fitobioquímica.

AUGUSTO C. SCALA.

BIBLIOGRAFÍA 143

Contribution a l1'étude des composées, par GUSTAVE BEAUVERD, Extrait du Bulletin de la Société botanique de Genéve, deuxieme série, vol. Y, 1913.

Estudia el autor en el interesante folleto dos nuevos géneros de compuestas de nuestras regiones : el primero Stuckiertella, dedicado á nuestro conocido bo- tánico señor Teodoro Stuckert, por ser como dice Beauverd : flore argentino sa- acissimo explorator?.

Es género intermediario entre Gramocheta Leontopodium, contando con dos es- pecies : Stuckertiella capitata (Weddel) Beauverd, nom. nov.; ( = Gamocheta capitta Weddell) que habita en el Perú, Bolivia y en la República Argentina, en el nevado del Castillo, entre las provincias de Tucumán y de Salta; y Cerro del Campo, departamento Burruyaca (provincia de Tucumán, la segunda especie es es Stuckertiella peregrina Beauverd, sp. nov., con dos variedades : z fusca y f albida. Habitan en Córdoba principalmente. Nuestras felicitaciones al botánico amigo por el honor recibido.

El segundo género : Berroa, dedicado á otro botánico sudamericano, el señor don Mariano B. Berro del Uruguay, también conocido nuestro, por ser de : foro uruguayensis studioso exploratori. Cuenta el género con una sola especie : Berroa gnaphalioides (Less) Beauverd nom. nov. ( = Lucilia gnaphalioides Lessing) con dos variedades x% typica y f, argentea (Brasil, Uruguay, República Argentina).

Estudia en el párrafo III el género Facelis Cassini (emend. Beauverd) en el cual deja perfectamente definidas las características de cuatro especies con va- riedades y formas, todas sudamericanas.

AUGUSTO C. SCALA.

Beitrage zur kenntniss der flora argentiniens, por TEODORO STUCKERT, in Verbindung mit Tachgelehrten und nach Durchsichet der in verschiedenen botanischen Museen sowie im Herbar Stuckert sich befinden Belege unter Be- niitzung der einschláigigen Literatur. I. Die Nyctaginacen argentiniens von T. Stuckert und A. Heimerl (20 octubre 1913) (Extr. del A4nnuarie du Conserva- toire et du Jardin botanique de (reneve, vol. XVII, páginas 219-234).

Inicia nuestro conocido botánico Stuckert, el estudio de las familias de fane- rógamas de nuestra flora y nos promete proseguirlo. Es de desear que así ocurra, tanta es la necesidad de una obra de conjunto sobre nuestros vegetales !

Comienza la serie por la familia de las Nictagináceas, que resulta represen- tada aquí por 7 géneros, 21 especies, 8 variedades y 6 formas, distribuídas en los primeros que son ; Mirabilis, Boerhaavia, Allionia, Bougainvillea. Colignomia, Pisoniella y Pisonia.

Esperamos para muy pronto nuevas y valiosas contribuciones como la pre- sente.

AUGUSTO C. SCALA.

Novitates Argentine por E. HassLerR, En Fedde Repertorium XX (1913), pá- ginas 201-212.

En este primer folleto describe el autor una nueva especie de Leguminosa

144 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

cesalpinioidea, la salpinia Stuckert Hassler, noy. spec., y la variedad robusta de la misma especie. Fue hallada por Stucker en las selvas vírgenes próximas á Cañada Alegre, de- partamento Buruyacú, Tucumán y es conocida allí con el nombre vulgar de Huaycurú. La variedad proviene de los mismos lugares y se diferencia de la especie por fructificar en diciembre, en lugar de hacerlo en enero como aquella,

AUGUSTO C. SCALA.

-'SOCIOS HONORARIOS

Dr. Juan J. J. Kyle

Ing. J. Mendizábal Tamborrel. Dr. Estanislao S. Zeballos. Enrique Ferri

o

Ing. Guillermo Marconi

SOCIOS CORRESPONDIENTES

Aguilar, Rafael... ..... Arteaga, Rodolfo de....... Alfonso Paulino........... Ballvé, Horacio Bodenbender, Guillermo... Bolívar, Ignacio........... Bertoni, Moisés ........... Balley WISE: o. oe gta Bruce, William. 5.22: Carvalho, José Carlos...... AS A a Corthell, Elmer........... Dela oe do Fuenzalida, José del C.....

- Gjertsen Hjalmar Fredrik .. Kinart, Fernando.......... Lafone Quevedo, Samuel A. Lillo, Miguel.............. a E IR Lugo, Américo:........... Lorin, Henri....... OS

—Larrabure y Unánue Eugenio Morandi, listo init Moore, Clarence......... N Moretti, Cayetano.........

Acevedo Ramos, R. de. Adamoli, Pedro A. Adamoli, Santos $. Adano, Manuel. Aguirre, Eduardo. Aguirre, Pedro. Alberdi, Francisco. Alberti Leon.

Albert, Francisco. Aldunate, Julio C. -

- Almanza, Felipe G. Alvarez, Fernando. Alvarez, Agustín. Alvarez Raul. + Alvarez, Agustin J.

- Alzaga, Federico. Amadeo, Tomás.

SOCIOS ACTIVOS

Amoretti, Alejandro. Anasagasti. Horacio. Ambrosetti, Juan B. Anello, Antonio. Anñon Suarez, Vicente. Angelis, Virgilio de. Angli, Gerovimo. Aranguren, Juan F. Aráoz, Alfaro Gregorio. Arata, Pedro N. Araya, Agustín. Arigós, Máximo. Arce, Manuel J. Arcansol, Adolfo. Arce, Santiago.

Arditi, Horacio. Arroyo, Franklin.

Méjico. Martinenche, Ernesto...... París. Montevideo. Moore, John B............ Nueva York. Sgo. de Chile. Montane MISA 0 ns Habana.

L de Ano N. Medina, José Toribio....... Sgo. de Chile. Córdoba. Montessus de Ballore...... Sgo. de Chile. Madrid. Nordenskjiold, Otto........ Gothemburgo. P. Bertoni (P.). | Nilsen Fhowal............ Noruega. Washingtón. Paterno, Manuel........... Palermo (It.). Edimburgo. Patron Panlos.). cabros Lima.

Río Janeiro. Porter, Carlos. B..2.22..-. Valparaíso. Mendoza. Pena, Carlos M. de........ Montevideo. New York. Poirier, Eduardo .........-. Sgo. de Chile. París. Pérez Verdia, Luis ........ Méjico.

Sgo. de Chile. Prestrud Christian......... Noruega:

San Juan. Reid Walter E. coso. >> Londres. París. Risso Patrón, Luis......... Sgo. de Chile. Amadora (P.). | Reiche, Carlos............ Sgo. de Chile. Corrientes. Scalabrini, Pedro.......... Corrientes. Noruega. Sklodonska, Curie......... París. Amberes. Spegazzini, Carlos......... La Plata.

La Plata. Shepherd, Williams R..... Colum. Univer. Tucumán. Nueva York, Roma. Tobar =atarlos H 7-2... Quito.

Santo Domingo. Torres Quevedo, Leonardo.. Madrid. Bordeos. Une Ma cs do Lima.

Ema” = Villareal, Federico......... Lima.

Villa Colón (U). | Von Ihering, Hermán...... San Paulo (B) Eiladelfía. MOlerras Matos: > eee rada Roma.

Milán.

Atarez, Guillermo. Aubone, Carlos. Avila, Alberto. Ayerza, Rómulo. Aztiria, Ignacio. Aztiz, Julio M. Babacci, Juan. Bado, Atilio A

Bade, Fritz. Bachmann, Alois. Ballester, Rodolfo E. Baldi, Jacinto. Barabino, Santiago E. Barbieri, Antonio. Barilari, Mariano S. Barzi, Federico P. Battilana, Perdo.

SOCIOS AGTIVOS

Baudrix, Manuel C. Bazán, Pedro. Bernaola, Víctor J. Bell, Carlos H. Bergara, Ulises. Besio Moreno, Nicolás. Besio Moreno, Baltasar. Bialet Laprida, Amado. Bianchedi, Rómulo. Biraben, Federico. Boatti, Ernesto C. Boeri, Juan A. Bolognini, Héctor. Bordenave, Pablo E. Bosch, Benito $. Bosch, Eliseo P. Bosch, Jorge E. Bosisio, Anecto. Bonanni, Cayetano. Bonneu Ibero, León M. Bonarelli. Guido. Bosque y Reyes, F. Botto, Armando P. Brané, Eugenio. Breyer Trant, Adolfo. Breyer Trant, Alberto. Brian, Santiago. Briano, Juan. A. Brindani, Medardo. Bruch, Carlos.

Broggi, Hugo.

Buadá y Morant, Antonio.

Bunge, Carlos. Buschiazzo, Jfuan A. Bustamante, José L. Butty, Enrique. Calvo, Edelmiro. Cáceres, Dionisio. Cagnoni, Juan M. Camaña, Raquel. Camus, Nicolás. Canale, Umberto. Canonica, Mauricio. Cano, Roberto. Cantón, Lorenzo. Carabelli, Juan José. Carniglia, José. Carranza, Marcelo. Cardoso, Ramón. Carbonell, José. Carossino, Jacinto T. Carballo, Raúl. Carboneschi, Carlos €. Cartavio, Angel R. Castellanos, Carlos T. Castro, Vicente. Carette, Eduardo. Castro, Eduardo B.

| Demarchi, Alfredo (hijo).

Claypole, Jorge. Cerri, César. Cerdeña, Fernando.

| Cilley, Luis P.

Cynalewski, E. $. Civit, Julio Nilo.* Chanourdie, Enrique. Chapiroff, Nicolás de. Chaudet, Augusto. Chiappe, Leopoldo J. Chueca, Tomás A. Clara, Angel. Clérice, Eduardo E. Cobos, Francisco. Cock, Guillermo. Collet, Carlos.

Collo, José.

Comin, José. Contin, Diego T. R. Compte, Riqué Julio. Correa Morales, Elina G. A. de. Cornejo, Nolasco F. Cornejo, Abel F. Corvalán, Manuel $, Coronel, Policarpo. Corti, Emilio A. Coutaret, Emilio B. Courtois, U.

Cremona, Andrés. Cremona, Víctor.

Crinin, Demetrio. Cuomo, Miguel. Curutchet, Pedro. - Damianovich, Horacio. Darquier, Juan A. Dassen, Claro C.

Dates, Germán. Debenedetti, José. Debenedetti, Salvador. Dellepiane, Luis J. Deletang, Luis. Demarchi, Torcuato T. A. Demarchi, Marco.

Delgado, Fausto. Delgado, Agustín. Díaz Arana, Juan J. Delviniotti, Juan. Doello Jurado, Martín. Dobranich, Jorge W., Domínguez, Juan A. Dorado, Enrique. Douce, Raimundo. Dolder, Julio.

Doyle, Juan.

Duhau, Luis. Dubois, Alfredo F. Ducros, Pablo.

O a qq OA O II A A A A A E DP EA TA BR IE CR SE RS E

(Continuación) -

Duncán, Carlos .D.— PEN E Durrieu, Mauricio. ea Durán, José C. PON Durañona, Ricardo. 15008 Edo, Juan Manuel. m9 Eguia, Máximo. 8 'Eppens, Gustavo. ' E Elordj, Juan J. k

Escudero, W. E. Escobar, Justo Y. 7 Esteban, Francisco. Esteves, Luis P. - Etcheverry, Angel. Faverio, Fernando. Fernández, Alberto J. Fernández Díaz, A. Fernández, Poblet A. Fernández, Daniel. Fernández Basualdo, Gerardo. Ferreyra, Miguel. Es Ferrari, Ricardo.

Flores, Emilio M.

Flores, Agustina J, Fornati, Vicente. Frank, Paul. Ed French, Alfredo.

Friedel, Alfredo. Fumagalli, Arnaldo. Frumento, Antonio R, + Gainza, Alberto de. Galtero, Alfredo. Gallardo, Angel.

Gallardo, Carlos R.

Gallego, Manuel...

Gallino, Adolfo.

Gándara, Federico W.

Garbet, Adolfo.

Garat, Justo Y.

García, Carlos A.

García, Jesús M.

Gatti, Julio J. S E Gentilini, Pascual. ES Gerardi, Donato. Geyer, Carlos, Ghigliazza, Sebastián. Giménez, Angel M. Girado, Francisco J. Girado, Alejandro. Girondo, Juan. Girado; José IL. Girondo, Rafael. Girondo, Oliverio. Godoy, Sebastian. Gonzáles, Arturo. González, Joaquín Y. González, Juan B.. ' y González Luján, Nicolás. González Litardo, Donato.

ANALES

DE LA

SOCIEDAD CIENTI

ARGENTINA

DIRECTOR : DocrorR HORACIO DAMIANOVICH

MARZO-ABRIL 1914. ENTREGAS III-1V. TOMO LXXVII

ÍNDICE "CARLOS SPEGAZZINI, Sobre algunas parásitas fanerogámicas de la República Argen- o e o AAA OE o 145 “CARLOS SPEGAZZINI, Substancias segregadas de las plantas de las regiones áridas de la República Argentina...... A ii de all las ias Dellals A a 151

CARLOS SPEGAZZINI, Notas y apuntes sobre plantas venenosas para los ganados... 159 «CAMILO MEYER, Las derivadas segundas con respecto al tiempo en la cinética quí-

mad y LOSA lSO8 CO milnDrEOS QUIMICOS .7... yr ia dame es aja a aces elija 165 CARLOS E. PORTER, Sur quelques poissons comestibles du Chili et description

/ AMHErO spero noc eto a sail ae o e a A dies 185 'P. T. DeLaván Y B. H. Dawson, Elementos y efemérides del cometa F 1913 (De-

A o o AAA AAA Al NE AA 211 Memoria anual del presidente de la Sociedad Científica Argentina, correspondiente

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BUENOS AIRES

_— IMPRENTA Y CASA EDITORA DE CONI HERMANOS 684 CALLE PERÚ 684

1914

JUNTA DIRECTIVA

Presidente e Ingeniero Santiago E. Barabino Vicepresidente AN Ingeniero Nicolás Besio Moreno Vicepresidente 29. IN e Doctor Francisco P. Lavalle

Secretario de actas... ......... Ingeniero Enrique Butty

Secretario de correspondencia... Ingeniero Jorge VV. Dobranich

TesOrerO: O O e Doctor Martiniano Leguizamón Pondak Bibliotecario....... APA Doctor Tomás «S/. Rumi

¡Doctor Agustín Álvarez Señor Amado Bialet Laprida ; Ingeniero Oronte A. Valerga VOCES TA ot taras ae ¿Ingeniero Juan A. Briano Senor Juan Nielsen, h. Doctor Juan B. González ¡Ingeniero Carlos VVauters EA A Sl: Señor Juan Botto

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Secretarios : Ingeniero Juan JosÉ CARABELLI y doctor JosÉ COLLO

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Los colaboradores de los Anales, que deseen tirada aparte de 50 ejemplares de sus ar- tículos deben solicitarlo por escrito a la Dirección, la que le dará el tramite reglamenta- rio. Por mayor número de ejemplares deberán entenderse con los editores senores Coni. hermanos. sE . y A AS:

Tienen, además, derecho a la corrección de dos pruebas. y A correspondencia, etc., deben enviarse a la Dirgcción Cevallos..

Cada colaborador es personalmente responsable de la tesis que sustenta en sus escritos.

La Dirección.

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AUG 231914

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E :FANICAL ARDEN

SOBRE ALGUNAS PARÁSITAS FANEROGÁMICAS

DE TA REPUBLICA) ARGENTINA

(MEMORIA PRESENTADA AL CONGRESO CIENTÍFICO INTERNACIONAL AMERICANO)

Por CARLOS SPEGAZZINI (1)

En este capítulo de botánica me limitaré á tratar las familias de las Raflesiáceas, Hidnoráceas y Balanoforáceas, dejando á un lado las Lorantáceas, Mizodendráceas, Orobancáceas, Santaláceas, Eufrásicas Cuscúteas ete., de las cuales me ocuparé en otra oportunidad.

La familia de las Raflesiáceas está representada por un solo género con una sola especie que es la Pilostyles Berteríi Guill., la cual vegeta sobre diferentes especies de Adesmía en toda la región andina desde la cuenca del Atuel hasta la puna de Jujuy, donde fué constatada por diferentes botánicos ; esta misma especie fué también hallada en la Sierra de la Ventana sobre una pequeña Adesmia particular de la localidad.

La Pilostyles Berterii estan bien conocida y estudiada que no creo conveniente agregar mayores datos referentes á su biología y disper- sión geográfica en la República Argentina.

La familia de las Hidnoráceas ofrece dos ó tres representantes perte- necientes al mismo género Prosopanche. La especie más antigua es la Prosopanche Burmeisteri DBy la cual se encuentra distribuida en la Pampa Central, San Luis, Mendoza, San Juan, Catamarca y Salta;

(1) Á pedido del doctor C. Spegazzini, publicamos estos trabajos por él pre- sentados al Congreso del centenenario en 1910. Atento el' retardo en la publica- ción de las memorias presentadas á aquel certamen, hallamos justa la solicitud del autor y las publicamos gustosos. La Dirección.

AN. SOC. CIBNT. ARG. T. LXXVII 10

146 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

en una excursión que efectué en el año 1906 en el departamento de Orán en la margen del río San Francisco y al pie de unos grandes Pa- cará (Enterolobium timbouba) encontré abundantes restos de una plan- ta que con toda probabilidad pertenecía á esta especie; en el mismo año hice igual hallazgo en el parque Roca cerca de Tucumán, lo que me hace suponer que el área de la Prosopanche Burmeisteri sea mucho más amplia de la que se conoce y que fácilmente se extiende á todo el Chaco y posiblemente basta las primeras montañas.

En lo referente á la otra especie de Prosopanche, la P. Bonacinai Speg., me fué indicada la primera vez en el año 1898, durante el cual efectué una jiraálo largo del río Negro; los pocos ejemplares que ob- tuve y que mesirvieron para la deseripción de la especie, eran ya viejos y se hallaban desparramados sobre un banco de arena; efec- tuando una excavación en dicho banco me encontré con un largo cor- dón delgado que terminaba en una especie de tubérculo y sospeché que fuera el cuerpo vegetativo de la Prosopanche ; no he encontrado rastros de parasitismo y la única planta que vegetaba en el banco de arena era la Chilea (Baeccharis salicifolia) confirmando la aseveración del reverendo señor Bonacina.

Este verano durante el mes de enero hice una exploración del río Blanco del Plata, afluente del río Mendoza, en la precordillera entre Cacheuta y Uspallata; entre los múltiples hallazgos interesantes. efectuados, volví á encontrar en los bancos de dicho río la Prosopan- che Bonacinai en abundancia y al estado fresco; efectuando excava- ciones especialmente á lo largo de las pequeñas barrancas donde era más fácil y se podían descubrir mejor las raíces, pude poner á la luz una enorme cantidad de cuerpos vegetativos, los que encon- tré siempre y constantemente adheridos sobre raíces de plantas per- tenecientes á las Sinanteráceas, es decir, sobre la Proustia ¿licifolia, la Baccharis salicifolia y la Hyalis argentea, faltando absolutamen- te todo parasitismo sobre legumináceas Prosopis alpataco, Zucca- gra punctata etc., ni sobre plantas de otras familias, á pesar de que se notaran muchas anastomosis entre las varias ramas del cuerpo vegetativo de la misma Prosopanche, convenciéndome entonces de que la Prosopanche en cuestión es una especie bien característica y que á diferencia de la primera especie típica descripta, que vive ex- clusivamente parásita sobre las especies de Legumináceas, ésta es por el contrario exclusiva para las Compositáceas.

Habiendo recolectado un gran número de ejemplares frescos y en todos los estados de evolución y poco tiempo después, en el mes de

SOBRE ALGUNAS PARÁSITAS FANEROGÁMICAS 147

Febrero habiendo también encontrado una enorme cantidad de Proso- panche Burmeisteri en todos los estados de crecimiento entre las rai- ces de los Algarrobos, que se crían en la punta del Médano Colorado á orillas del río Bermejo en el lugar llamado Paso de los Puntanos al sudeste de la provincia de San Juan, pude efectuar un estudio com- parativo y prolijo de los dos vegetales para descifrar las diferencias morfológicas entre las dos especies que Solms-Laubach en su Mono- erafía de la familia de las Hidnoráceas declaraba insuficientes.

Los caracteres diferenciales más salientes son los siguientes :

1” Estatura de la P. Burmeisteri tres ó cuatro veces mayor de la P. Bonacina! ;

2% Cuerpo vegetativo de la P. Burmeisteri de sección pentágona, rara vez exagona ó tetrágona y por lo tanto con cinco líneas longitu- dinales ventosíferas ; en la P. Bonacinas la sección es casi constante- mente trígona, rara vez tetrágona, pero con aplastamiento lateral muy marcado, ofreciendo en la mayoría de los casos tres ángulos ventosí- feros longitudinales ;

3” El perianto de la P. Burmeisteri es casi sesil sobre la hinchazón ovárica, no habiendo contracción notable que separe las dos partes, mientras en la P. Bonacinai el periantio se adelgaza suavemente ha- cia atrás, para transformarse en un tubo más ó menos largo que se- para claramente la base del periantio del ápice del ovario;

4% Las anteras del P. Burmeisteri son más confluentes y casi com- pletamente entresoldadas ofreciendo un gran número de surcos lon- situdinales casi rectos; en la P. Bonacinai las anteras á pesar de comprimirse una contra otra mantienen una cierta independencia en su parte superior y ofrecen un número de surcos polínicos mucho me- nos abundantes, más finos y más tortuosos ;

5* El estilo de la P. Burmeisteri presenta tres estigmas muy sa- lientes triangulares bastante agudos, mientras en la P. Bonacina el estilo termina en un disco obtuso con tres depresiones muy poco marcadas que separan los lóbulos estilares.

Me queda aún por agregar algo relativo al tubérculo encontrado por en el Río Negro y queno he encontrado en los ejemplares de río Blanco.

Durante mis excavaciones traté de ir lo más profundo posible ayudado en mi trabajo por la facilidad con la cual las barrancas are- nosas se desmoronaban y en estas investigaciones mis esfuerzos al principio resultaron estériles, pero no tardé en encontrar algo que me explicó la formación del tubérculo que iba buscando, pero no en la

148 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

parte más profunda constituída de toda arena, sino en la parte superior de la barranca formada por pedregullo mezclado á pedrones; allí enton- ces volviá encontrar cuerpos tuberiformes, aunque bastante irregula- res, no tardando en reconocer en ellos flores que desarrollándose en un punto donde no podían perforar el suelo, por hallarse cubierto por un grueso pedrón basáltico ó granítico, abortaban, cambiaban de forma, transformándose en una especie de grueso esclerocio en el cual desapa- recían completamente todas las partes florales externas que algunas veces solían tomar el aspecto de arrugas concéntricas é irregulares.

El fruto en ambas especies está constituído por una baya cubierta de una gruesa cáscara, de color parduzco rojizo, rellena de una carne blanca compacta sembrada de una infinidad de pequeñas semillas globosas lisas y negruzcas; la dehiscencia de este fruto se hace ge- neralmente bajo la forma de un anillo, debido á la putrefacción é hin- chazón del cuello estilar que levanta el residuo del periantio y lo hace caer; se forman además unas hendiduras laterales que dejan desnuda la pulpa interna, la cual á la madurez despide un olor inten- samente fuerte y agradable de banana aunque tenga un sabor suma- mente áspero y astringente que lo hace incomible para el hombre; me han asegurado que esta fruta cocida sobre el fuego pierde ese sa- bor áspero y se vuelve agradable, pero no lo he comprobado.

En los ejemplares de P. Burmeisteri he notado que con mucha fre- cuencia los rizomas toman una dureza vidriosa y un aspecto resinoi- de, habiéndolo notado á veces también en ciertas flores, hallándose en muchos casos acompañados por exudaciones de color ferruginoso y que tiene todo la apariencia y los caracteres de un Hno.

La fecundación de estas flores se efectúa por moscas muy parecidas álas carniceras y ciertos géneros colepteros del género Hyster que pare- cen alimentarse del polen blanco-amarillento y pulvulento que en tanta abundancia producen los estambres. La diseminación de las semillas la creo más bien obra de los armadillos, pues alrededor de los troncos con Prosopanche he visto siempre muchas cuevas de estos animales y sus excrementos contenían gran cantidad de semillas no digeridas.

Una tercer especie debe ser propia de las Solanáceas pues he ha- llado rastros de ella sobre raíces de Solanum verbascifolium en los bancos del Bermejo cerca de Orán; por su tamaño y aspecto se acer- ca mucho á la Prosopanche Bonacinai.

La familia de las Balanoforáceas ha figurado hasta ahora muy poco

SOBRE ALGUNAS PARÁSITAS FANEROGÁMICAS 149

en los cuadros de la Flora Argentina, pero tiene representantes que pertenecen á dos géneros y que son el Lophophytum Leandri Biehl., el L. mirabile Schott Endl. y el Ombrophytum peruvianum Poep. de Endl.

La primera especie es sumamente común y abundante en todo el territorio de Misiones y en el Paraguay austro-oriental donde vegeta especialmente sobre las raíces de Inga y de Apuleia. Su tubérculo de color pardo-obscuro que con frecuencia alcanza el tamaño del puño, á veces aislado, otras veces agrupado, es casi superficial y perma- nece largo tiempo sin ser visible ocultado por la hojarasca y recién en el período de las lluvias su parte superior, de forma cónica, cubier- ta de escamas triangulares negras brillantes casi carbonáceas de ápice muy agudo y bordes afilados y ligeramente denticulados, se des- arrolla improvisamente produciendo la inflorescencia desnuda tierna, y que por sus colores vívidos llama la atención del viajero; esta in- florescencia cilíndrico-cónica que puede alcanzar hasta 30 centímetros de largo por 3 á 5 de diámetro, en la mayoría de los casos, sólo pone en vista la parte masculina superior de color blanco amarillento, mientras la parte femenina inferior permanece más ó menos cubierta ó envuelta en las hojas caídas. El olor no es desagradable y recuerda el de la miel fermentada, siendo muy visitado por abejas y moscas que desempeñan la función de prónubos.

Concluída la floración, las inflorescencias ó se desecan ó pudren no permaneciendo más que la parte basal con las agrupaciones de semi- llas de color rojizo-sucio y cuya diseminación está á cargo de los pe- queños roedores que habitan la floresta.

La segunda especie, es decir el Lophophytum mirabile, es común y abundante en todo el territorio de Orán donde lo he encontrado so- bre las raíces de Piptadenia, de Enterolobiuwm y de Pithecolobium ; esta especie por todos sus caracteres macroscópicos es muy parecida á la anterior, de la cual sólo se separa por ofrecer pequeñas bractel- tas interflorales ; sin embargo, se puede reconocer fácilmente de pri- mera vista, pues los tubérculos suelen ser más grandes, más achata- dos, con toda la parte superior cubierta de escamas más acuminadas y un poquito más grandes; su inflorescencia, que alcanza también de 25 á 30 centímetros, es un poquito más gruesa, ostentando la parte masculina sobresaliente del suelo color yema de huevo, mientras la femenina más ó menos enterrada es de color rojo; el olor es algo re- pugnante recordando el de la harina ardida.

Himenópteros y dípteros enabundancia acuden á visitar las inflores-

150 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

cencias de este curioso vegetal funcionando de prónubos, pero no ten- go datos respectivos de los animales encargados de la dispersión de sus semillas.

La tercera especie se cría en las colinas de Ambato en Catamarca viviendo parásita sobre las raíces de diferentes especies de Baccharis y Heterothalamus. Los tubérculos del tamaño del puño humano crecen áprofundidad variable de 5415 centímetros teniendo una consisten- cia carnosa compacta, blancos y homogéneos en su interior y cubier- tos de una cáscara muy delgada lisa y cenicienta al exterior ; como crecen en terreno compacto duro y á veces pedregoso, su forma es muy irregular ofreciendo numerosas crestas y hoyos en su peri- feria.

El punto de inserción es relativamente pequeño y no altera ma- yormente la superficie del órgano del huésped. Al momento de las lluvias equinocciales, una vez que las aguas han ablandado la tierra, los tubérculos de edad conveniente producen una especie de espolón, obtuso y cilíndrico en su parte superior, que sirve para perforar la tierra, cuyo tamaño varía desde 5 á 15 centímetros por 3 ó 4 de diá- metro; una vez que este espolón ha alcanzado la superficie del suelo se parte en la extremidad dejando salir una enorme inflorescencia recta y cilíndrica de 20 á 40 centímetros de largo por 3 ó 4 de diámetro de color blanco-ceráceo sucio que contrasta con el color blanco de la membrana del espolón que permanece envolviendo su base como una calceta.

Esta inflorescencia es blanda y carnosa, simple, obtusa, cubierta en la extremidad de un gran número de escamas casi discoideas pe- dunculadas que sostiene en su cara inferior numerosas anteras, mien- tras en la parte media ofrece un número decreciente de apéndices cilindro-cónicos retorcidos cubiertos por una infinidad de pequeños ovarios globosos ; estas inflorescencias despiden un olor bastante des- agradable y que recuerda al del cuero podrido; son sumamente efímeras y no tardan en desecarse á la superficie mientras su parte interna es rápidamente devorada por las larvas de un hermoso gor- gojo rojo.

No tengo datos seguros sobre los prónubos y diseminadores de este vegetal, pues no he visto ningún animal que abundara de un modo sospechoso alrededor del punto donde salían del suelo infinidades de inflorescencias de este curioso vegetal.

SUBSTANCIAS SEGREGADAS DE LAS PLANTAS

DE LAS

REGIONES ÁRIDAS DE LA REPÚBLICA ARGENTINA

(MEMORIA PRESENTADA AL CONGRESO CIENTÍFICO INTERNACIONAL AMERICANO)

Por CARLOS SPEGAZZINI (1)

Cualquier persona que viaje por las regiones patagónicas ó reco- rra las provincias andinas, quedará siempre impresionado profunda- mente por la extraña y característica vegetación de esos parajes que ofrece formas altamente interesantes bajo el punto de vista de la adaptación como también de los medios de lucha contra el ambiente tan desfavorable ; el aspecto, el color, el olor, son sumamente pareci- dos y desde el Estrecho de Magallanes hasta la Puna de Atacama ha- llará, dentro de ciertos límites, una uniformidad asombrosa á pesar de las diferencias de las familias y de las especies, las cuales todas exteriorizan una misma nota bajo el factor fundamental dominante en esas localidades que es la sequedad atmosférica y terrestre.

En esta breve exposición dejaré á un lado todo lo que se refiere á la morfología y me limitaré á comunicar mis observaciones sobre princi- pios preparados por los vegetales para luchar ventajosamente con- tra la anhidria, substancias que actúan ya sea impidiendo ó limitando la evaporación, ya sea buscando capturar los mínimos rastros de humedad que las brisas suelen transportar.

(1mÁ pedido del doctor C. Spegazzini, publicamos estos trabajos por él presen- sentados al Congreso del centenario de 1910. Atento el retardo en la publicación de las memorias presentadas á aquel certamen, hallamos ¡justa la solicitud del autor y las publicamos gustosos. La Dirección.

152 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Antes de entrar á tratar en particular el tema expondré como in- troducción algunas ideas generales relativas á la vegetación de las regiones antes indicadas. En ellas no encontramos árboles, pues no tan sólo se opone á su crecimiento la carencia de agua suficiente, sino que las mismas regiones pueden considerarse como el verdadero imperio de Eolo cuyos soplos huracanados barren y aprietan contra el suelo todo ser que busque elevarse ó sobresalir de los reparos naturales. La vegetación herbácea anual es sumamente escasa y, fuera de una que otra planta que puebla los bordes de los rarísimos arroyos y ciénagas, se reduce á algunos tipos casi microscópicos y efímeros que prosperan durante una ó dos semanas, en primavera, al momento de derretirse las nieves; estas plantas fuera de su estatu- ra muy limitada y de la brevedad de su período vegetativo como los Myosurus y los Erodium, no tienen nada de particular que las dife- tencie de las de la flora ordinaria.

Los vegetales predominantes de estos lugares son perennes pu- diendo ser herbáceos ó arbustivos. Las formas herbáceas tienen como esencias principales las gramináceas, entre las cuales los tipos más salientes pertenecen á los géneros Elymus, Poa, Stipa, Munroa, Sele- ropogyon ete. :; las esencias arbustivas, por lo general enanas, achapa- rradas contro el suelo, con tendencia á tomar el tipo de bog, sólo ofre- cen ejemplares algo más elevados en las quebradas y en los cañadones donde las condiciones topográficas brindan abrigos contra las accio- nes mecánicas de las corrientes atmosféricas; las familias que contri- buyen á la formación de esta vegetación son bastante numerosas, pero se nota una supremacía sumamente marcada á favor de las Com- positáceas.

Como es bien sabido en todas las regiones donde impera la xerofi- lía, las plantas ofrecen una rigidez especial de todas las partes, que en condiciones normales suelen ser membranosas, á lo que se agrega una reducción muy notable del tamaño de las hojas, las que á veces des- aparecen más ó menos totalmente y porúltimo toman considerable desarrollo las armas defensivas como aguijones y espinas.

En estas mismas plantas son muy frecuentes las secreciones, más ó menos visibles y abundantes, observándose que su caytidad es en relación inversa al desarrollo y á la herbaceidad de los fillomas; en las plantas que conservan sus hojas más ó menos normales, los apa- ratos secretores se limitan á un vello glanduloso más ó menos abun- dante (Madia, Phacelia, Gilta ete.) Ó sino á simples nectarios extra- nupciales como los estipulares de las Cristarias, de las Loasáceas ete.

SUBSTANCIAS SEGREGADAS DE LAS PLANTAS DE REGIONES ÁRIDAS 153

Por el contrario en las plantas cuyo aparato fillomático sufre re- ducciones más ó menos profundas, el observador no tardará en des- cubrir la producción de ciertas substancias secretivas peculiares á los vegetales que se han adaptado á condiciones tan desfavora- bles.

Durante mis múltiples viajes por la región patagonico-boliviana hice muchas veces observaciones respectivamente á estos hechos y me permito comunicar el resumen de los datos acumulados refe- rente á este tópico que creo nuevo y de cierta importancia.

Las secreciones pueden clasificarse en las tres categorías si- guientes :

1? Eflorescencias ;

2* Exudaciones;

3” Incrustaciones.

Las Eflorescencias hasta hoy las he encontrado exclusivamente so- bre ciertas pequeñas gramináceas, es decir, sobre la Munroa Bentha- miana, la Munroa squarrosa y la Triodia acuminata.

Estas pequeñas plantas rígidas y picantes que suelen formar grandes colonias en los lugares secos y pedregosos (Mendoza, Cacheuta, Po- trerillo, Sierra de Pie de Palo, San Juan, Catamarca, Amblaio, Cachi, etc.) en los días más secos y cálidos ostentan ambas caras de sus hojas y hasta la superficie de sus culmos cubiertas de una pelusa te- nue y delicada, á veces muy abundante, de color blanquecino y que comunica á las pequeñas matas un aspecto algodonoso muy singular; las mismas plantas observadas temprano por la mañana se hallan de todo desnudas y sin rastro de pelusa, pero que, si el día es seco y lin- do, no tarda en formarse aumentando paulatinamente hasta la noche, durante la cual vuelve á desaparecer.

Examinando al microscopio esta pelusa ó eflorescencia la hallamos constituída por una cantidad infinita de pequeños filamentos más ó menos arqueados ó enrollados, incoloros, frágiles, cuya longitud va- ría de 100 á 500 mierómetros con un diámetro de 1 á 1 1/2 micróme- tros ; mezcladas á ellos hay un enorme número de partículas terrosas que aumentan su visibilidad y comunican al conjunto un color más ó menos ceniciento.

Por su apariencia microscópica las eflorescencias no se apartan mucho de las secreciones ceráceas que se describen en los diferentes tratados de botánica, pero por sus reacciones mieroquímicas se sepa- ran totalmente de las formas antes mencionadas constituyendo un tipo de secreción que considero desconocido y nuevo.

154 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

En efecto, dichas eflorescencias son instantáneamente solubles en agua destilada; se disuelven también con rapidez en ácido acético, son por el contrario insolubles en alcohol etílico concentrado, en aceto- na, en cloroformo y en sulfuro de carbono; su solución aguosa es de re- acción neutra y sin sabor marcado; calentadas, reción acerca de + 100 grados funden y aumentando la temperatura toman color obseu- ro, se hinchan, concluyendo por dejar un residuo carbonoso que no tarda en desaparecer por combustión completa.

Á pesar de las dificultades, he tentado de recolectar una cierta cantidad de este producto para llevar á cabo análisis completos, pero no pude juntar lo suficiente: he buscado también obtener solu- ciones concentradas lavando grandes masas de estos pastos con inflorescencias en agua destilada, pero esta solución entró inmediata- mente en fermentación desarrollando una enorme cantidad de anhí- drido carbónico sin formación de alcohol.

En estas investigaciones fuí válidamente ayudado por los renom- brados químicos del Museo de La Plata hermanos Herrero-Ducloux que comparten mi opinión de que esas eflorescencias sean constituí- das por un hidrato de carbono, fácilmente perteneciente al grupo de las hexosas.

Las Hrudaciones son las más abundantes y comunes, hallándose sobre un gran número de plantas pertenecientes á las más diferentes familias acompañadas á veces de reducción foliar, otras veces no siendo aparente dicha reducción mientras se hace manifiesto un au- mento proporcional de coriaceidad de las láminas foliares.

Lo que caracteriza las exudaciones es el constituir una especie de barniz sobre todo el aparato foliar y muchas veces sobre las mismas ramitas donde con frecuencia, acumulándose, se suelen formar peque- nos nudos ó lágrimas ; este barniz segregado por la capa cuticular de la epidermis es seco y brillante cuando la atmósfera carece de hume- dad, pero apareciendo vapor de agua en el aire todas las partes de las plantas se vuelven viscosas y el barniz se hace delicuescente.

Estas exudaciones parecen ser iguales en todas las diferentes plantas, pues todas despiden el mismo olor característico que perfu- ma el aire de toda la región patagónico-boliviana y que se expres: con el dicho popular de olor á coya, en vista de que los indios boli- vianos conocidos con el nombre de Coyas despiden constantemente ese olor característico ; las exudaciones son todas de color verde-oli-

'áceo parcialmente solubles en agua, muy solubles en alcohol, que por evaporación dejan una pasta amorfa, gomosa, de olor sumamente

SUBSTANCIAS SEGREGADAS DE LAS PLANTAS DE REGIONES ÁRIDAS 1)

fuerte ; el tratamiento por el cloroformo, la acetona y el sulfuro de carbono, extrae de la misma planta una resina de color amarillo rojizo que puede ser vulcanizada tomando entonces caracteres muy seme- jantes á cierto cauchú de calidad inferior y especialmente al de Gayule.

Las plantas que mayormente producen estas substancias son las Jarillas, es decir, las pocas especies de Larrea cuyo representante más austral en la región magallánica es la Larrea Ameghinoi y la más nórdica la Larrea mexicana de las mesetas califórnicas; estas esen- cias se pueden tomar como tipo de especificación de la zona fito-geo- gráfica que yo me he limitado en llamar patagonico-boliviana, pero que podría con mucha razón llamarse también patagonico-califórnica ó región de las Jarillas.

Siguen á estas plantas por abundancia de exudación el Oxiosmyles viscosissima y la Flourencia viscosa, los Lepidophyllum, las Grindelia, los Baccharis de la sección cuneifolia, las Gutierresia, los Heterotha- lamus, las Fabiana, ciertas Nierembergia, las Zuccagnia, ete. ete.

Advertiré, sin embargo, que las exudaciones no son igualmente abundantes en las diferentes localidades pudiéndose verificar que plantas de una misma especie en un punto sean sumamente viscosas, mientras en otro, á pesar de la aparente identidad de condiciones climatológicas, la secreción es nula ó casi; en confirmación de lo que acabo de exponer me viene á la memoria el hecho de haber observa- do que las Jarillas (Larrea divaricata y L. cuneifolia) que crecen en los pedregales de los alrededores del pueblo del Carmen del Valle Cal- chaquí, no tan sólo carecían de toda exudación y viscosidad, sino que sus hojitas se hallaban cubiertas de un vello ceniciento fino y recostado que permitía constituir una variedad pubescens bien nota- ble y diferente del tipo común.

Las Inerustaciones son propias á los arbustos más elevados de raí- ces bien desarrolladas y profundas y en las cuales hay ausencia más óÓ menos completa de las hojas. Las ramas de estas plantas á veces amimbreadas y flexibles, otras veces rígidas cortas espiniformes, ofrecen un color verde intenso y una superficie no muy bien brillante y hasta, á veces, apagada como si estuviera cubierta por un polvisco; este aspecto se conserva idéntico tanto en los días secos como en los húmedos y examinando al microscopio la epidermis de esta planta se nota en toda ella una verdadera hipertrofia de la cutícula que á veces permanece desnuda y otras veces la encontramos cubierta de una delgada capa externa de substancia heterogénea.

156 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Á este grupo pertenecen las plantas que suelen llevar los nombres vulgares de hualanes, retamos, pichanas etc. ; entre todas ellas me limitaré á tomar en consideración tres tipos principales :

a) Hualan blanco 6 Azar de la sierra (Hualania colletioides) que ofre- ce tan sólo una cutícula sumamente engrosada puntuada por criptas estomáticas ; esta cutícula se halla completamente embebida de un cuerpo de color amarillento claro soluble totalmente en cloroformo, insoluble en agua, alcohol y acetona, que funde á baja temperatura, despidiendo sólo entonces un ligero olor aromático, no tardando en resinificarse en contacto con el aire; se trata pues de una resina que tiene por objeto impermeabilizar totalmente la epidermis.

b) Hualan negro 6 Mata de cebo (Monttea aphylla) la cual también ofrece cutícula hypertrofiada y criptífera bastante brillante y que á la muerte de las ramas dicha cutícula conservada por los principios que la impregnan y blanqueada por los efectos de los agentes atmos- féricos aparece como una acumulación de fragmentos de pergamino colgantes de las ramas muertas ó acumulados al pie de las cepas ; son bien conocidos á los indígenas que los juntan para obtener rápida- mente el fuego cuando encienden sus fogones. Estos fragmentos cuticulares son casi inodorosó despiden un ligero perfume de ácido benzoico; no abandonan nada ni al agua ni al alcohol, mientras ceden un 25 por ciento de su peso al cloroformo y 20 por ciento al acetona.

La solución clorofórmica por evaporación deja un residuo manteco- so blanco que no tarda en resinificarse, fundiendo á temperatura re- lativamente baja con emisión de burbujas gaseosas y despidiendo olor aromático sui generis, sin cambio de color; se trata con toda seguridad de un estearoptene que recuerda el que existe en gran cantidad en la cáscara de la Torresea cearensis : la solución acetónica deja un resi- duo amorfo pulverulento, de color amarillo pálido, que se funde á temperatura un poco más elevada que la anterior sin desprendimien- to de gases.

En el Hualan negro no hay rastro de substancia grasa, se trata con toda seguridad de resinas cuyo objeto como en el tipo anterior se li- mita á evitar la transpiración de la planta y á conservar el tiempo más largo posible el agua absorbida por las raíces ;

c) Retamo (Bulnesia retamo). Las ramas de esta planta ofrecen un tinte verde-ciniciento, pulverulento apagado y nunca una superficie brillante ; las partes más jóvenes bastante jugosas al secarse se arru- gan y su superficie se cubre de una substancia pulverulenta blanque-

SUBSTANCIAS SEGREGADAS DE LAS PLANTAS DE REGIONES ÁRIDAS MN

cina y escamiforme que se separa fácilmente por efecto de la fric- ción.

Lavando las ramas de esta planta con cloroformo se obtiene un lí- quido blanquecino muy turbio que por la filtración deja un enorme residuo blanco-ceniciento, pulverulento, amorfo; la solución clorofór- nica, filtrada, por evaporación abandona una pequeña cantidad de substancia mantecosa, casi incolora y que sin duda es una grasa, pues produce mancha permanente en el papel ; la acetona extrae tan sólo una pequeñísima cantidad de un principio aromático parduzco y que no tiene ninguna relación con las funciones epidérmicas.

El residuo acumulado sobre el filtro á una temperatura poco infe- rior de S0” se funde tomando un color obscuro característico y por enfriamiento se solidifilca en nódulos de color ceniza obscuro que ofrece pequeños cristales aciculares en su masa; lo más cu- rioso es que estos mismos nódulos en contacto con la humedad atmosférica parece que se hidraten y se van cubriendo de una eflo- rescencia blanquecina escamiforme muy parecida en su aspecto ma- ero y microscópico al pulvísculo escamoso que hemos indicado apa- rece sobre las ramitas jóvenes cuando se someten á la desecación lenta y gradual. Sospecho, pues, que se trate de una substancia resi- noide especial higroscópica cuyas funciones, parecidas á las de las eflorescencias, creo, sean el apoderarse de los rastros de humedad que pueden flotar en la atmósfera.

Sobre este tema no quiero extenderme, limitándome á exponer las hipótesis que he forjado sobre el papel de las secreciones de las plantas xerófilas :

1* Las eflorescencias como simples substancias aptas para apo- derarse de la humedad atmosférica y permitir la vida al vegetal, sin aparatos hidróforos y de raíces muy cortas, sobre una super- ficie completamente resecada y donde rarísimas veces pueden obte- ner agua por los medios normales.

2* Las exudaciones, propias de plantas que á veces tienen apara- tos hidrótforos y crecen bastante bajas y tupidas, juegan un doble pa- pel, el de absorber la humedad atmosférica durante la noche para cederla á los órganos vegetativos, mientras de día desecándose y for- mando costra impiden la transpiración y limitan el gasto de agua acumulada en los tejidos.

3” Las incrustaciones desempeñan solamente, el papel de imper- meabilizadores cuticulares, pues parece que no son aptas para sustraer humedad á la atmósfera y se observan sobre plantas de gran desarro-

158 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

llo radical que siempre pueden aprovechar los rastros de agua que contienen las capas profundas del suelo.

Bajo el punto de vista económico creo que merecen nuestra aten- ción solamente las exudaciones y las incrustaciones ; estas plantas están en vía de rápida desaparición y la causa principal es la abundan- cia del cuerpo resinoide que las reviste que permite su aprovecha- miento aun verdes; su exceso de combustibilidad las hace buscadas y perseguidas por los pabladores de dichas localidades.

Creo, sin embargo, que las resinas y gomo-resinas de todas estas plantas podrían tener fáciles y múltiples aplicaciones técnicas vol- viéndose de sumo interés como fuente de vida y de bienestar para regiones en las cuales ninguna otra esencia podría desarrollarse, ni prosperar la pastoricia misma.

Estas cortas indicaciones que acabo de hacer espero que desperta- rán la atención de la juventud estudiosa y que pronto habrá quien no tan sólo ilustrará científicamente la biología vegetal y los proble- mas químicos de la flora xerófila argentina, sino que hallará nuevos campos para el desarrollo de actividad humana y descubrirá rique- zas para los teritorios que parecen desheredados por la natura- leza.

NOTAS ARA DN ES

SOBRE

PLANTAS VENENOSAS PARA LOS GANADOS

(MEMORIA PRESENTADA AL CONGRESO CIENTÍFICO INTERNACIONAL AMERICANO)

Por CARLOS SPEGAZZINI (1)

Desde los primeros tiempos de mis investigaciones botánicas sobre la Flora argentina tomé apuntes sobre diferentes plantas consideradas como venenosas para las diversas especies de ganados.

La primera que me fué indicada como tal ha sido el Duraznillo ne- gro (Cestrum parqui) pues habiendo en diciembre de 1880 efectuado una exploración á los montes australes de la provincia de Buenos Aires conocidos con los nombres de Montes del Tordillo, Montes Grandes, Montes del Real viejo, me acuerdo siempre de la recomendación del baquiano que me acompañaba de que cuando atara mi caballo á aleún tronco tuviera la prolijidad de romper todos los gajos de Duraznillo negro que estuvieran al alcance del animal para evitar que éste los comiera y el peligro de quedarse de á pie en lugares desiertos, peligrosos y á grandes distancias de las poblaciones.

Durante la misma campaña se me indicó que las Papas silvestres (Salanum Commersonii) eran venenosas; que el Duraznillo blanco (So- lanum glaucum) era un tóxico terrible; que la Cicuta (Conium macula-

(1) Á pedido del doctor €. Spegazzini, publicamos estos trabajos por él presen- tados al Congreso del centenario de 1910. Atento el retardo en la publicación de las memorias presentadas á aquel certamen, hallamos justa la solicitud del autor y las publicamos gustosos. La Dirección.

160 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

tum) mataba los caballos al por mayor; que los Romerillos (Baccharis coridifolia, B. artemisioides, Stevia multiaristata) diezmaban en grande las haciendas; que la Vara de San José (Nicotiana acutiflora) destruía las ovejas; que la Flor de sapo (Jaborosa integrifolia, Hymeranthus runeinatus) anonadaba los chiqueros ete. etc.; toda una leyenda pa- vorosa que según las ideas del campesino en cada flor y en cada plan- ta se hallaba inscripta la ruina del rico estanciero y del pobre pues- tero.

Pocos años después en otra excursión á la parte occidental de la provincia de Buenos Aires, apunté las leyendas de los cardos; el Cardo de Castilla (Cynara cardunculus) producía la lengua de palo, el Cardo asnal (Silybum marianum) superaba el poder maléfico de los trebolares lozanos produciendo un empaste mucho más fulmíneo y mortal, el Cardo negro (Cirsium lanceolatum) cuando no producía la afta era la causa del pietín. |

Durante mi estadía posterior en tierras argentinas, apunté una infinidad de otras plantas que se consideraban por los campesinos como venenosas y recordaré entre ellas, los Cuchos (Nierembergia sp.), las Altamisas (Ambrosia sp.), los Revienta caballo (Solanum sisymbrii- Jolium, los Ajíes cimarrones (Solanum pseudocapsicum), los Topasaires (Cephalophora sp.), los (Quiebra arado (Heimia salicifolia, Vernonia sp.) y por fin las Lecheronas (Asclepias sp.) y las Pichogas (Euphor- bia sp.).

Años después, recorriendo las diferentes provincias, aprendí á co- nocer una infinidad de otras plantas, cuya potencia maléfica según la voz popular, tenía las más raras manifestaciones; así no puedo menos que recordar la terrible Cegadera (Heterophyllea lanceolata) que hace perder la vista á los ganados de Tucumán y Salta, el Mata dientes (Spilanthes sp.) que hace caer los dientes á los caballos, las Charrugas (Aristolochia sp.) que vuelven hidrópicas á las ovejas, los Hediondillos (Cestrum sp.) que junto con los Chamicos (Datura sp.) im- piden el desarrollo de las ovejas en las regiones cálidas, el Zimbó (En- terolobium timbouva) cuyas frutas constituirían el exterminio de los cerdos silvestres y Caseros.

Á pesar de todas estas anotaciones tengo que declarar que nunca he visto un animal enfermo ó muerto por consumo de alguna de las esencias tóxicas atites mencionadas. En este lapso de tiempo apare- cieron algunas publicaciones sobre los cuerpos que contenían las plantas tóxicas y entre ellas recordaré el trabajo del doctor Echega- ray sobre la Nierembergía hippomanica y del doctor Arata sobre la

PLANTAS VENENOSAS PARA LOS GANADOS 161

Baccharis coridifolia, trabajos que venían á confirmar las hipótesis populares.

En el año 1960, el primero de la fundación del Ministerio de Apgri- cultura, hablando con el entonces Director de las divisiones de agri- cultura y ganadería señor don Ronaldo Tidblon, convenimos en la necesidad de llevar á cabo algunas verificaciones de la pretendida toxicidad de gran parte de las plantas que acabo de mencionar. Para este objeto preparé un establo especial en los fondos de mi casa y adquirí caballos, bueyes, ovejas, cabras, conejos, que debían servir para los experimentos, y al mismo tiempo fuí recorriendo los campos, especialmente en la provincia de Buenos Aires, en busca de las esen- cias que se consideraban como tóxicas.

Estos experimentos duraron un año y el resultado fué completa- mente contrario á toda previsión, pues si las plantas eran tóxicas verdaderamente, los animales no las comían de ningún modo, ni puras ni íntimamente mezcladas con otras esencias forrajeras: más bien roían las maderas del pesebre y morían de hambre. Los únicos resul- tados reales que pude constatar fueron que el Laurel Rosa (Ne- rium oleander) es bastante apetecido por los vacunos pero sumamente mortal aun en pequeñas dosis. El Sunchillo (Pascalia glauca) no fué aceptado de ninguna manera por los animales en experimento, excep- tuándose las cabras, las que no tardaron en perecer con fenómenos de intoxicación aguda. En cuanto al célebre Romerillo verdadero ó Mio-mio (Baccharis coridifolia) mantuve con él los animales durante casi un mes, notando tan sólo una fluidez de vientre en los primeros días; el Ohucho de la provincia de Buenos Aires (Nierembergia rigida) con ó sin flor, fué administrado en la proporción de varios kilos sin resultado; el célebre Duraznillo negro, que tanto trabajo me había dado en mi primer viaje á Ajó, fué consumido en gran abundancia por toda clase de ganado y en todos períodos de vegetación sin obte- ner el menor rastro de intoxicación.

- Los resultados tan mezquinos de mis experimentos me volvieron muy pronto escéptico y hasta concluyeron por aburrirme tanto que determiné suspenderlos. La convicción que me había hecho era de que los animales no comen plantas que sean verdaderamente venenosas, defendidos por una intuición propia, y que los poquísimos casos en los cuales pudiera tener lugar el envenenamiento, podría conside- rarse como una verdadera excepción y debidos á causas puramente accidentales.

Más tarde diferentes autores trataron el tema de algunas plantas

AN. SOC. CIENT. ARG. T. LXXVII ml

162 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

venenosas y muchos de ellos pretendieron haber obtenido resultados plenamente concluyentes, á lo menos en lo que se refiere al Mio-mio.

El año pasado en la Revista de ganadería y agricultura, que tan dig- namente dirige el profesor Ligniéres, di 4 conocer una planta vene- nosa, á lo menos durante cierto período de su vida, y que es la Hyme- noxys Trweedi ; algunos meses después me fueron denunciados casos de envenenamientos producidos por el Johnson-grass (Sorghum hale- pense) en la provincia de Santa Fe; por fin, á principios de este año me trajeron muestras de una graminácea (Ohloris distichophylla) que había producido la muerte de numerosos vacunos; y por fin hasta ta- llos y hojas de Maíz que, habiendo sido muy talado por la langosta y por lo tanto entregado al pastoreo de vacas, habían causado la muer- te de una gran cantidad de animales.

El hecho de la toxicidad del Johnson-grass no me era nuevo, pues sabía que desde años se había descubierto un glucosido cianídrico en esta planta; la Chloris no tardó en confirmar su toxicidad demostran- do que la parte venenosa se limitaba á las inflorescencias que conte- nían un glucosido cianídrico; por fin el Maíz, muy invadido por la Puecinia maydis, demostró que la toxicidad se limitaba á las ramas laterales jóvenes y tiernas y que habían brotado bajo la influencia de la tala de las langostas, siendo el veneno también un eglucosido cianí- drico.

Este conjunto de hechos en gran parte contradictorios me había llenado de confusión, no sabiendo en realidad si estaba en presencia de plantas tóxicas por sus principios innatos ó si debían su toxicidad á algún parásito ocasional, como parece demostrado para los casos del Lolium temulentum y de la Festuca Hieronymi.

reconsiderando un día mis experiencias sobre la Hymenoxys Tweedi, la constatación del glucosido cianídrico tan sólo durante la primera época de vegetación me hizo reflexionar seriamente. Me vino á la memoria entonces también que los tubérculos de las papas nor- malmente inofensivos se vuelven tóxicos en el momento que empiezan á brotar, hallándose la substancia venenosa limitada á las yemas y á los brotos durante el primer período de crecimiento, pues los tallos de esta solanácea son completamente inofensivos cuando se hallan en plena vegetación.

Se agregó un tercer hecho: en el jardín botánico de la Facultad de Agronomía de La Plata tenía cultivadas unas matas de Baccharis coridifolia: en ocasión de la Exposición de agricultura tuve que extir- parlas para ponerlas en macetas, sufriendo para esta operación un

PLANTAS VENENOSAS PARA LOS GANADOS 163

corte total de las partes aéreas; pero la mata era robusta y no tardó en retornar con fuerza echando una infinidad de ramitas nuevas aun amarillentas y tiernas.

Me vino entonces la inspiración de ensayar si los retoños de este Romerillo fueran inocuos, como había constatado varias veces para las ramitas y hojas de la copa que había hecho cortar; el resultado fué admirable, pues dichos retoños resultaron sumamente tóxicos para toda clase de animales herbívoros. Esta constatación fué la que ilu- minó mi cerebro é inmediatamente sometí al descabezamiento varias viejas matas del inocente Duraznillo negro, las cuales inmediatamen- te me proporcionaron una notable cantidad de brotos tiernos y jugo- sos, aun etiolados, y que á su vez resultaron poderosamente tóxICOS.

Soy contrario de emitir hipótesis generales y me limito, por lo tanto, á la constatación de los hechos que nos hacen saber que muchas plantas normalmente inocuas, y muchas veces hasta fo- rrajeras útiles durante el período de brotación, contienen en sus ye- mas y turiones substancias venenosas que tienen por objeto prote- ger los órganos tiernos y jugosos contra las asechanzas de sus enemi- gos, hasta tanto que crecidos y endurecidos puedan mecánicamente evitar ó tolerar sin grandes perjuicios los ataques.

Creo poder agregar que en la mayoría de los casos las substancias tóxicas son glucosidos que actúan en parte como material de reserva y en parte como tóxico defensivo efímero y que desaparecen en breve período.

Opino, pues, que las plantas bajo el punto de vista toxicológico se pueden dividir en tres grandes categorías :

1* Plantas constantemente tóxicas : a) en todas sus partes como el Laurel rosa (Nerium oleander), el Pesegueiro bravo (Prunus sphaero- carpa), los Chamicos (Datura stramonium, D.metel, D. tatula), el Sun- chillo (Pascalia glauca) el Duraznillo blanco (Solanum glaucum) ete.

b) en algunas de sus partes, como flores óÓ frutos : Altramuces, Porotos del Perú, Alverjillas, la Choris etc.

92 Plantas parcialmente venenosas, pudiéndose ó su vez subdividir en :

a) Plantas ocasionalmente venenosas como la Digital (Digitalis purpurea) las cuales son tóxicas en estado silvestre y se vuelven inocuas por la cultura.

b) Plantas temporariamente venenosas como el Johmson-grass (Sor- gham halepense), el Maíz (Zea mays), la Hymenoxys Tweedi, las papas (Solanum tuberosum), el Mio-mio 6 Romerillo (Baccharis coridifolia),

164 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

el Duraznillo negro (Cestrum palque) etec., las cuales son venenosas sólo en el momento que inician la vegetación.

c) Plantas parasitariamente tóxicas como el Joyo (Lolium temulen- tum), el Pasto tembladera (Festuca Hieronymi) etc., las cuales son tóxicas solamente cuando se hallan invadidas por aleún parásito es- pecífico.

3 Plantas constantemente imocuas las cuales carecen en todos los lugares, en toda época de vegetación y en todas sus partes de subs- tancias venenosas.

En la primera subdivisión de la segunda sección podrían incluirse como plantas ocasionalmente venenosas las que adquieren este carác- ter por absorber y acumular en sus tejidos ciertas substancias tóxi- cas, que retiran del suelo, como sucedería para ciertas gramináceas de Norte América, las que normalmente inocuas se transforman en venenosas cuando crecen sobre terrenos que contienen sales de bario, que se acumulan en sus tejidos actuando como veneno una vez intro- ducidos en el organismo del animal poiófago.

De las plantas pretendidas tóxicas de la República Argentina que- dan muchas aún que estudiar, bajo este punto de vista, para saber don- de colocarlas; me limitaré á recordar algunas como los COhuchos, las Flores de sapo, los Quiebrarado etc.

Con esto daré por terminada esta corta comunicación, pero con ella espero haber despertado el interés tanto de los hombres de ciencia como el de los hombres de trabajo práctico, para que guiados por mis humildes ensayos repitan y multipliquen los experimentos para con- firmar las verdades ó descubrir los errores que hubiera podido come- ter; me permito también recordar que no deben limitarse á ensayar las plantas tóxicas sobre una sola clase de animales, pues cada espe- cie tiene una tolerancia ó una incompatibilidad más ó menos profunda para tal ó cual principio venenoso, limitándonos á recordar el bien conocido hecho del perejil para los laros.

LAS DERIVADAS SEGUNDAS

EN LA CINÉTICA QUÍMICA

Y LOS FALSOS EQUILIBRIOS QUÍMICOS

Los químicos hablan á cada rato de velocidades de transformación ó reacción. Ahora bien, en todos los fenómenos naturales cuando apa- rece la noción de velocidad, en seguida interviene, si se trata de ve- locidad variable, la idea de aceleración y de velocidad adquirida.

En efecto, es sabido que si MA representa el vector velocidad v á la época t, y MB el mismo vector á la época t + dt, el vector AB es po! definición la velocidad adquirida durante el instante dt. Ya que A se trata en esta definición del mo- vimiento de un punto M en una y trayectoria, ó sea de la cinética clá- sica, de esta mecánica tan maltra- tada desde hace algunos años, y en vxdo química no se consideran por lo general tales movimientos sino cuando intervienen la cinética y la dinámica moleculares.

Pero esta intervención, los energetistas precisamente se niegan á admitirla, porque quieren hacer descansar la ciencia de los fenó- menos naturales únicamente en la termodinámica. No tengo dificul- tad en reconocer los servicios que prestó la energética á las ciencias físicas y á la química especialmente, pero mi opinión al respecto (1)

(1) Las teorías físicas y los límites del conocimiento científico. Conferencias orga-

166 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

es más bien ecléctica, lo que significa que no me parece razonable excluir el mecanismo de las teorías físicas como lo exigen desapiada- mente Duhem y Ostwald, por ejemplo.

Por otra parte, si los energetistas se niegan á tener en cuenta al- eguna los movimientos moleculares ¿ por qué y cómo hacen intervenir en química la noción de velocidad, y hasta de velocidad variable co- mo la de reacción ?

Si admiten que se trata de una velocidad verdadera representada por la derivada de cierta función con respecto al tiempo, y si esta derivada no conserva un valor constante; si además, como lo hace Duhem, hablan de aceleración, ó sea de las variaciones de aquella velocidad ¿cómo explicar que rechacen sin consideración á toda ve- locidad adquirida ? ¿ Cómo proclaman también sin vacilar que en quí- mica no se puede hablar de derivada segunda con respecto al tiem- po ? (1).

Confieso que á primera vista encontré en esta manera de ver una contradicción indudable, que trataré de poner en evidencia en la pre- sente memoria; por esto quise explicármela y es el resultado de mis reflexiones al respecto, que me propongo dar á conocer á mis lectores.

Para ello tendré que recordar primero con la mayor brevedad po- sible cómo Duhem fué llevado á defender la tesis aludida, al estudiar los falsos equilibrios químicos y los fenómenos de viscosidad y frota- miento (2).

Siendo bastante difícil é ingrata la lectura de las obras escritas sobre el tema por el eminente físico, en razón de la complicación ex- trema de las hipótesis y de los cálculos, me parece conveniente dar primero una síntesis rápida de la teoría de Duhem que nos enseñará cómo puede llegar á rechazar la existencia de toda velocidad adquiri- da en la cinética química.

nizadas por la Sociedad Científica Argentina. Anales de la misma Sociedad, to- mo LXXVI, páginas 253, 289 y siguientes. (1) Véase la memoria del doctor Horacio Damianovich, Sobre algunos problemas de cinética química. Anales de la Sociedad (Juiímica Argentina, tomo 1, página 289. (2) Théorie dynamique de la viscosité, du frottement et des faux équilibres chimi- ques, por P. Dubem, Hermann, 1896. Véase también la Mécanique chimique del mismo autor.

LAS DERIVADAS SEGUNDAS EN CINÉTICA QUÍMICA 167

SÍNTESIS DE LA TEORÍA DE DUHEM

A. Falsos equilibrios quámicos

Partiendo de la termodinámica, encontramos en seguida un prin- cipio clásico que domina la noción de todo equilibrio : éste se desplaza cuando varía la temperatura.

Ahora bien, aquel principio, en muchos casos, está en contradicción con la experiencia.

En efecto, en virtud del principio del trabajo máximo, sólo una reacción exotérmica puede verificarse directamente, y nunca una reacción endotérmica, cuya realización necesita el concurso simultá- neo de otra reacción que desprenda más calor de lo que absorbe la primera.

Pero, en virtud del desplazamiento del equilibrio con la tempera- tura, la oposición entre las dos clases de reacción puede caracteri- zZarse en otra forma : las combinaciones exotérmicas se verifican di- rectamente á temperaturas bajas y se descomponen espontáneamente á temperaturas elevadas ; al contrario las combinaciones endotérmi- cas se descomponen directamente á temperaturas bajas y se forman espontáneamente á temperaturas elevadas.

Tomemos, pues, una combinación exotérmica, por ejemplo la del oxígeno con el hidrógeno que se verifica con un desprendimiento de calor considerable, é imaginemos que se calienta bajo volumen cons- tante ó presión constante un sistema que contenga á los elementos gaseosos del agua.

Según la ley del desplazamiento del equilibrio, á temperatura baja la mayor parte del gas ha de encontrarse en el estado de vapor de agua, y, 4 medida que sube la temperatura, la cantidad de vapor de agua tiene que ir disminuyendo.

Ahora bien, la experiencia nos enseña que, 4 temperatura inferior al rojo obscuro, un sistema compuesto con las tres clases de molécu- las, oxígeno, hidrógeno y vapor de agua, permanece en estado perfee- to de equilibrio y recién á una temperatura vecina del rojo obscuro, los dos gases entran á formar una combinación.

168 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Duhen cita otros ejemplos (1) en que se verifica la misma contre dicción con las previsiones fundadas en la ley del desplazamiento del equilibrio. Se puede, por otra parte, definir aquella del modo si- guiente:

1% Cuando la termodinámica clásica hace prever la imposibilidad para un cuerpo de experimentar una modificación dada, lo que signi- fica que ha de estar en equilibrio, aquella modificación no puede rea- lizarse experimentalmente y el cuerpo queda en equilibrio;

2% Pero cuando la termodinámica prevé que, en ciertas condicio- nes, habrá modificación, sucede á menudo que ésta no se verifica, ó sea que el sistema permanece en equilibrio, por más que las condicio- nes en que se encuentre habrían de llevarlo á una transformación según la termodinámica.

Duhem llama falsos equilibrios químicos á los que se pueden reali- zar experimentalmente, aunque la termodinámica los declare impo- sibles.

Los equilibrios verdaderos, al contrario, son los que prevé la termo- dinámica y siempre se pueden realizar efectivamente.

B.— Analogía entre los falsos equilibrios químicos y los equilibrios mecánicos debidos al frotamiento

Un principio admitido universalmente consiste en que las leyes de la mecánica racional se aplican á los sólidos naturales, siempre que se tenga en cuenta el frotamiento en su forma más general, ó sea las rugosidades y deformaciones. ;

Gibbs manifestó una opinión análoga en lo que se refiere á los fal- sos equilibrios químicos. Según el gran físico norteamericano, las di- ferencias notables señaladas por estos fenómenos entre los resultados experimentales y las previsiones de la termodinámica se pueden ex- plicar en razón de la sencillez exagerada que se atribuye á los siste- mas ficticios considerados como si fuesen cuerpos reales; pero aque- Mas divergencias pueden desaparecer sise da mayor complicación al sistema abstracto sujeto á las fórmulas generales de la termodiná- mica.

Duhem está conforme en cuanto á la explicación de varios falsos

(1) Loc. cit., página 3 y siguientes.

LAS DERIVADAS SEGUNDAS EN CINÉTICA QUÍMICA 169

equilibrios químicos, por ejemplo el atraso de la condensación del rapor de agua comprimido, la sobrefusión de un líquido, el atraso de la transformación de una forma cristalina en otras, etc. Pero no admite que todos los falsos equilibrios pueden explicarse de este modo, por más que lo haya admitido antes (1).

En vez de adoptar este método que parece muy racional, prefiere más bien examinar si las leyes de la mecánica y termodinámica clá- sicas son, como las de la geometría, consecuencias lógicas de hipótesis que no dan lugar á ninguna duda.

Ahora bien, si se considera á las leyes de la mecánica y termodi- námica clásicas como fundadas en hipótesis arbitrarias, Duhem ad- mite que nos encontramos autorizados á abandonar estas últimas y completar las ecuaciones adoptadas por lo general mediante nue- vos términos que permitan darnos cuenta de ciertos fenómenos antes inexplicables. Por otra parte, á fuer de energetista, Duhem conside- ra la mecánica como un ramo particular de la termodinámica clásica, y ésta descansa sobre una hipótesis arbitraria que llamaré la hipóte- sis H : cuando se da el estado de un sistema, las acciones externas que pueden mantenerlo en equilibrio en aquel estado son perfectamente defi- midas por ciertas ecuaciones que expresan las condiciones del equilibrio. Pero nada nos impone la necesidad de admitir esta hipótesis, y si la abandonamos, se pueden introducir en las leyes de la mecánica y termodinámica elementos correctivos que de otro modo quedarían excluídos, lo que nos permitirá explicar los fenómenos de los falsos equilibrios químicos.

En esto consiste el punto de partida de la teoría de Duhem.

O. Viscosidad y frotamiento

El gran físico de Burdeos opina que la elección de las hipótesis, en cuanto al frotamiento, ha de determinarse mediante el estudio de la viscosidad. Un líquido es viscoso cuando las ecuaciones de la hi- drodinámica ya no están conformes con los resultados experimentales.

Pero, por lo general, los sabios que han estudiado la cuestión se limitaron á introducir en estas ecuaciones términos complementarios debidos á la intervención de ciertas acciones moleculares, Ó bien atribuyeron la viscosidad al frotamiento ú otras causas de disipación de la energía. ¿

(1) Dunem, Introduction a la mécanique chimique, Gand, 1893, ch. XII, 86 4 y 5.

170 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Ahora bien, después de estudiar la viscosidad (1) Duhem pasa al estudio del frotamiento y busca, desde este punto de vista, las conse- cuencias de la hipótesis H, base de la termodinámica clásica aplica- da á los equilibrios.

Supongamos un sistema independiente de los cuerpos exteriores que tenga la misma temperatura absoluta T en cada uno de sus puntos. Designemos por :

E a. OS

n variables normales que, juntamente con T, definen el estado del sistema, y por U, función de las mismas, la energía interna del sis- tema. Habrá un potencial termodinámico H ligado con la entropía S por la relación :

(1) HS

La función H (2) depende de las variables a, (2, ... A, T y por otra parte goza de las propiedades siguientes :

1* La energía interna U está ligada con H por la relación :

da

2 EU =H-—T- (2) dar siendo E el equivalente calorífico ;

2* Las ecuaciones del movimiento puestas en la forma de Lagran-

ge Son: d (W H) d daW AE, MAPA TR dz dt dz d (W H) d dW , B ==) (3) E di dt di' +A l(W 1daw AA E 1,=0

di. TADO

siendo W la fuerza viva del sistema, A, B, GC, ... L las acciones exte- teriores, fu, fa :.. f. las acciones de viscosidad, y a', 8”, y” ... A” las

(1) Loc. cit., 1% parte, página 17 y siguientes. Elimino esta parte, pues me pa- rece suficiente seguir el desarrollo de la teoría de Duhem, respecto al frotamiento, para no dar á esta síntesis demasiada extensión.

(2) Esta función H es la función característica de Massieu, la energía libre de Helmholtz y el potencial termodinámico á volumen constante de Duhem.

LAS DERIVADAS SEGUNDAS EN CINÉTICA QUÍMICA Ma

derivadas con respecto al tiempo de las variables normales z, f, y ... 2.

En virtud de una serie de transformaciones de que me parece con-

veniente prescindir, Duhem acaba por dar á las ecuaciones (3) la for- ma siguiente :

JW— +3, +0=0 | UN $ D, EN J, 57 = 0 (4) C=.+3J3I.+0%=0

(o)

—0,. +3, +0.=0

siendo bh. $ ... Y funciones de las acciones externas: A, B, ... L de la forma siguiente:

Md =p A Ep.Bds + pb =p. LATE. B E. E pi

e + Dia ++ Ue == sue =lF La

en que los coeficientes y. son las derivadas respecto al tiempo de las n” cantidades:

a os

determinadas en función de las variables normales z, f£....» y de las a, b, €... l por las relaciones:

(6)

a. . . . . .

SA a 30 Ss Ó1 = Pinp0% + pino Pe 00 E pinndA

Por otra parte las funciones P son definidas mediante las rela- ciones :

dH dH dH

O Y, e

a aa ds Zo 1 de O de.

(7) b dH Ea dH cn dH A O

172 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Por último las J son dadas por :

Ea ¿aw d dW y AE Y aw d d e | AM aa o (8) AO d ÓN dw d dW STA TT 00 O E ( de dt da”) EE Ca di 3)

y las 9 por:

A E ( , . ; . h > ( ) ) E 91)2 =m Y 22) 8 == 0. E pa A

Como ya se ve, los energetistas no temen las complicaciones en las fórmulas, por más que reprochen á los mecanistas el abuso del análisis matemático.

Así planteadas las ecuaciones del movimiento en la forma (5), Duhem se preocupa de examinar lo que pasa si se abandona la hipó- tesis arbitraria H que tiene el propósito de desechar.

Siendo las ecuaciones (5) una consecuencia de esta hipótesis, ya quedarán sin fuerza, y se podrán substituir por otras más generales mediante una hipótesis nueva.

Pero, por lo pronto, se introduce una restricción esencial, ó sea otra hipótesis preliminar, admitiendo que el sistema está formado por un cuerpo continuo, ó si presenta superficies de discontinuidad, que las partes limitadas por ellas están soldadas la una con la otra.

Ya admitida esta hipótesis genuinamente energetista, se añade la hipótesis fundamental que es la siguiente :

Existe una función uniforme H de las variables z, yy «.. A T ligada con la energía interna U por la relación (2) ya aceptada :

ó dH EU = H T —- U

y también n?* funciones p.,» ya »»» Pinn de las variables a, P, y ... A CUYyo

determinante es diferente de cero. Estas funciones son de tal naturaleza que, á cada instante del movi- miento del sistema, se tenga las relaciones :

LAS DERIVADAS SEGUNDAS EN CINÉTICA QUÍMICA (e:

/ /

CL Ni Dd, =- J, Ll Da -— n=

| a”|

b B—0,+., + [77 e De = 10)

(10) [b*

A NE +9 =0

en que las cantidades A, B ... E, D,, D, ... Ja, TJ, «o. %a; Q «.» tienen la significación más arriba definida, siendo Y, Yv*... Y, Funciones que dependen :

1” De la temperatura T del sistema;

2” De las variables 2, ... 2 que definen á éste;

3 De las acciones externas A, B ... L que experimenta el mismo;

4% De las velocidades a',B' ...»'.

Además, las funciones y no tienden á cero por lo general cuando a”, b' ...l' tienden á este lámite, sino á valores finitos *(., “(y «(1 QUe son á su vez funciones de las variables :

A A AA A AB y por último satisfacen á las desigualdades : (11) SS UR E

Esta es la hipótesis, que se clasificaría difícilmente entre las más sencillas, mediante la cual Duhem justifica la introducción en las ecuaciones (4) del movimiento, consecuencias de la hipótesis H que quiere desechar, de los términos adicionales de la forma :

a! Ya la*] ' en que | a* | designa el valor absoluto de «”.

No tengo el propósito, ni mucho menos, de penetrar aquí en el detalle de los cálculos ni en el desarrollo matemático de esta teoría, fundada, como se ve, en hipótesis bastante complicadas, arbitrarias y numerosas.

Me bastará primero mostrar los resultados que se obtienen acerca

174 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

de la influencia de los frotamientos sobre los cambios de estado de un sistema sometido á una presión externa normal y uniforme (1).

Duhem empieza por el estudio de un sistema cuando se toma la presión por variable independiente y admite que este sistema está formado por dos masas homogéneas M,, M,. Para definir el estado intervienen los volúmenes específicos %,, v, y otras variables a, f, y «A que determinan el estado físico y químico, M, y M, pudiendo ser funciones de estas variables.

En cuanto á las acciones exteriores, se reducen á la presión normal y uniforme P.

Si V es el volumen total del sistema, se tiene :

(12) V =0,M, + 0,M..

Introduzcamos además la nueva hipótesis de que las modificaciones principales del sistema dependen :

1” De las variaciones 00, 00,;

2” De n funciones lineales y homogéneas ¿a, 2b ... 3l de las varia- ciones 2a, 28 ... 24 (6); y también que se puede despreciar la viscosidad y el frotamiento relativos á las modificaciones 24,, 20,, y por último LAS VARIACIONES DE LA FUERZA VIVA Y POR CONSIGUIENTE LAS FUERZAS DE INERCIA.

En estas condiciones se puede introducir otra función J6 que depende de las variables P, z, f... 4, T y demostrar que, si no hubiera frotamiento, se tendría la condición siguiente para el estado de equi- librio :

db di dde

3 = 0. = 0)... ==0 (10) da de di

mientras que, al contrario, si hay frotamiento, se tiene para la misma condición : di da de ddb da

e dde A a

Estos resultados se refieren, como lo dijimos más arriba, al caso de la presión tomada como variable independiente.

Después Duhem considera el caso en que el volumen total se toma como variable independiente.

De deducción en deducción, concluye diciendo que, si el potencial

(1) Dunen, loc. cit., página 89.

LAS DERIVADAS SEGUNDAS EN CINÉTICA QUÍMICA 175 termodinámico es H, la condición de equilibrio con frotamiento tiene

por expresión en este caso :

dHA da dH de ee dHA di da di de dt NAO

(15)

Partiendo de estos resultados, da principio á su estudio de los fal- sos equilibrios químicos, y supone otra vez que se trata (ie un siste- ma bajo presión constante, pero para simplificar las fórmulas, admite que las variables que definen físicamente y químicamente el estado del sistema se reducen á una sola a.

En estas condiciones y sin frotamiento, la ecuación de equilibrio se reduce á : ds

(16) = 05 siendo J6 función de P, y y T solamente.

Ahora, si la presión P es constante, las tres variables se reducen á. dos, a y T, siendo x á su vez función de T.

Por lo tanto, si se toma T por abscisa y a por ordenada, la ecua- ción (16) será la de una curva que definirá el equilibrio para cada valor de la variable independiente T; á esta curva Duhem le da el nombre de línea de los equilibrios verdaderos bajo presión constante P.

Ahora bien, si el frotamiento no es nulo con respecto á xz, con las ecuaciones del movimiento aumentadas cada una con el término com- plementario :

1

(47 Ya

pa”| se obtiene la condición del equilibrio :

de a' da

(17)

en la que H es función de P, z, T y o función de P, a, T, a'

Sea y el límite de y que es forzosamente negativo, cuando a tiende. á cero, la condición de equilibrio en razón de una consecuencia dedu- cida de una hipótesis anterior que no expresé para no complicar: demasiado esta síntesis sumaria, se expresará por la doble desigual- dad siguiente :

-p

(18) Mea pe

Mas

7

¡

176 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

lo que significa :

AH (19) 2 y 0 dz j a (20) —Yy =U ds

Estas ecuaciones, si P es constante, representan pues á las condicio- nes del equilibrio del sistema, y también á dos curvas.

Por otra parte, si no hubiese frotamiento, la estabilidad del estado de falso equilibrio tendría por expresión :

ds =——>0

siendo 46 función de P, a y T.

Aquí Duhem introduce la nueva hipótesis de que esta última des- igualdad se verifica en todo el campo de los valores de las variables, y saca de eso las consecuencias siguientes :

1% Á una temperatura y bajo una presión dadas, existe un solo estado de equilibrio verdadero, la ecuación :

( 1 MH »

= 0

función pura de a, no pudiendo por su naturaleza admitir más de una raíz;

2* Aquel estado está sometido á la ley del desplazamiento de equi- librio por variación de la temperatura y presión. Si por ejemplo, á temperatura y presión constantes, á partir de un estado de equilibrio verdadero, un incremento de la variable a determina absorción de calor, la curva de los equilibrios verdaderos se levanta de una ma- nera continua de la izquierda á la derecha, y lo contrario se verifica cuando un incremento de a entraña un desprendimiento de calor ;

3” Siendo la función y esencialmente negativa, la curva que corres- ponde á la ecuación (19) se encuentra íntegra arriba de la de los equi- librios verdaderos;

4* Por la misma razón, la curva que corresponde á la ecuación (20) se encuentra en totalidad abajo de la de los mismos equilibrios ver- daderos;

5* Todo punto de la faja comprendida entre estas dos curvas (19) y (20) representa un estado de equilibrio del sistema, pues en tal

LAS DERIVADAS SEGUNDAS EN CINÉTICA QUÍMICA dd

punto las condiciones (18) son verificadas. Duhem da á esta faja el nombre de región de los falsos equilibrios, y la curva de los equilibrios verdaderos SE ENCUENTRA EN TOTALIDAD EN AQUELLA REGIÓN;

6* En cuanto á la región debajo de la curva que corresponde á la ecuación (20), no comprende ningún punto que represente á un estado de equilibrio del sistema, lo que significa que en aquella región se tiene:

y la expresión :

ha de ser también negativa; por otra parte, es de signo contrario al de z', luego:

ha de ser positiva en la misma región, lo que significa que allí el sis- tema se va modificando de tal modo que « vaya aumentando;

7? Al contrario, en la región ubicada arriba de la curva que corres- ponde á la ecuación (19) el sistema se modifica de modo que a vaya disminuyendo. Duhem llama á la región que se extiende debajo de la curva (20) región de combinación, y ála ubicada arriba de la curva (19) región de disociación, dando á la faja intermediaria el nombre de región de los falsos equilibrios, en la cual siempre se encuentra la curva de los equilibrios verdaderos.

D. Velocidad de reacción Veamos ahora cómo, partiendo de los resultados anteriores, Duhem

considera á la velocidad de reacción. En la región de combinación se tiene :

E do 291 ——v=0 tab) dae ; de donde :

do 22 == 0) (En! E dt >

En la región de disociación se tiene :

AN. SOC. CIEN'T. ARG. T. LXXVII 12

178 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

ado (23) y y = 0 ds de donde: lo (24) E dt

Por último, en la región de los falsos equilibrios, comprendida entre las dos curvas, se tiene :

5 do ! (25) uN === 0 dt : , do? siendo la velocidad de reacción E (

> Ñ Ae dz iS Tomemos, pues, el sistema en condiciones tales que q 3 dife- dt

rente de cero. Entonces J6, o y y son funciones de P, a, T y a”, y se

tiene:

db 0' 26 E id En do d Pa]

Si se trata de un punto de la región de combinación, siendo a” posi- tiva, la relación (26) se convierte en: do

'

Si al contrario, el punto está en la región de disociación, siendo z' negativa, se convierte en : de

do

q +9=0-

Si queremos determinar la velocidad de transformación del sistema á una época dada, hay que examinar primero si las condiciones ini- ciales del sistema ubican el punto correspondiente en la región de combinación ó en la de disociación, y, según el caso, es preciso recu- rrir á la una ó á la otra de las dos relaciones anteriores.

Aquí Duhem introduce nuevas hipótesis. Ya sabemos que la fun- ción y tiende á un límite finito y negativo -; cuando z” tiende á cero. Ahora bien, la primera hipótesis introducida consiste en admitir que y no depende de a '. Por otra parte, la función ¿9 se anula con 4' y su signo es siempre distinto del signo de esta derivada.

LAS DERIVADAS SEGUNDAS EN CINÉTICA QUÍMICA 179 Otra hipótesis es la de que se tiene siempre: (29) (Pa == De Biz TD) a

siendo P otra función esencialmente negativa.

Duhem añade que estas hipótesis son las más sencillas mue se pue- dan hacer acerca de la naturaleza de las funciones y y 9; que, por otra parte, están verificadas sin duda ninguna mientras queda pequeño el valor absoluto de 2', y por último que los progresos de la física expe- rimental podrán un día enseñarnos si se verifican también cuando aquel valor absoluto es grande (1).

Con lo que antecede, se puede sacar de las relaciones (27) y (29)

dz e o para el valor de zen toda la región de combinación : U de (30) da ds 5 : sd == —— dt D

siendo las tres funciones J6, y y P dependientes únicamente de P, z, T, y para el de la misma derivada en toda la región de disociación :

de : dz do ; 31 = —_—_— 5 dt P do ee Sy A MS: Resulta de (30) que En positiva en la región de combinación, tiende

á cero cuando el punto representativo del estado del sistema tiende á la curva cuya ecuación es:

y que separa aquella región de la de los falsos equilibrios químicos.

3 ds : me ca Resulta también de (31) que de E negativa en la región de disocia- (

ción, tiende á cero cuando el punto representativo tiende á la curva definida por la ecuación :

que separa dicha región de la de los falsos equilibrios. Tal es en resumen la teoría de Duhem.

(1) Dunenm, loc. cit., página 129.

150 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

E. Conclusión

De ella saca la consecuencia de que el movimiento del sistema, cuya explicación se funda sobre un sinnúmero de hipótesis arbitra- rias, es muy diferente del que podría prever la cinética clásica.

No hemos de olvidar que la base fundamental de la teoría de Du- hem consiste en no tener en cuenta las variaciones de fuerza viva y por consiguiente las fuerzas de inercia.

Sea lo que sea, tiene por resultado final que la velocidad de trans-

: Qu z , formación se encuentra definida del todo á una época dada cuando (d É

se conoce el estado del sistema y las acciones externas que lo solicitan. Al contrario, si se tienen en cuenta las variaciones de la fuerza viva y

2)

z ; x a dez las fuerzas de inercia, hay que determinar => y para esto es necesa-

N

] y da, , q rio conocer además el valor de q ó sea la velocidad de los diferentes

puntos del sistema á la misma época.

Con esta manera de ver, un sistema sometido á la acción de una fuerza exterior puede llegar á un estado de equilibrio bajo la acción de dicha fuerza con una velocidad finita, y entonces empieza por salvar dicho estado como un péndulo que, mientras va oscilando, pasa por la posición vertical.

Al contrario, con la teoría de Duhem «un sistema que se acerca á una posición de equilibrio tiene seguramente una velocidad que tiende á cero; si llega á alcanzarlo, será con una velocidad nula y allí perma- necerá. No tenemos aquí ninguna analogía con lo que en lenguaje común se llama velocidad adquirida » (1).

TI

RESUMEN Y DISCUSIÓN

Aunque se admitan toda la teoría y todas las hipótesis de Duhem, no veo por lo pronto por qué deberíamos prescindir de toda velocidad

(1) Loc. cit., página 150.

LAS DERIVADAS SEGUNDAS EN CINÉTICA QUÍMICA 151

adquirida. En la región de combinación y en la de disociación la ve- locidad de reacción varía, pues tiende á cero, y si va variando á me- dida que el punto representativo tiende hacia la región de los falsos equilibrios, ha de existir una aceleración, y por consiguiente, una ve- locidad adquirida. Si dicha aceleración se anula con la misma veloci- dad cuando el punto se acerca á aquella región, esto no me parece sino una consecuencia del frotamiento y viscosidad.

Para recurrir á la imagen del péndulo de que se vale Duhem, si di- cho péndulo oscila en un ambiente bastante viscoso, su velocidad to- mará muy pronto el valor cero, hasta antes de haber alcanzado su posición verdadera de equilibrio, ó sea la que corresponde á la verti- cal, y se detendrá en una posición que se podría llamar falso equili- brio análogo al de un cuerpo grave rugoso en un plano inclinado tam- bién rugoso. ¿ De tal resultado habría que concluir que la teoría del péndulo no es cierta ? Por mi parte al contrario veo en el hecho seña- lado ina confirmación de aquella teoría.

Lo que se desprende de las observaciones anteriores se resume en ésto, que en química como en física ó en mecánica aplicada por lo ge- neral, hemos de tener en cuenta el papel importante que desempeñan el frotamiento y la viscosidad en todos los fenómenos naturales y no me doy cuenta cabal a priori del por qué algunos falsos equilibrios no se pueden conciliar con la hipótesis fundamental de la termodiná- mica clásica que á Duhem le parece imprescindible desechar; tam- poco comprendo por qué hemos de admitir que la introducción de la viscosidad y frotamiento no se puede ajustar á la teoría energétic: sino con el auxilio de las hipótesis tan numerosas y complicadas en que se funda la de Duhem. Por último no veo por qué es imprescindi- ble que la curva de los equilibrios verdaderos se encuentre en la re- gión de los falsos equilibrios y no me parece demostrado que el equi- librio verdadero no se pueda alcanzar como sucede por lo general, ó sea mediante una serie de oscilaciones que se van achicando alrede- dor de la posición final.

Sea lo que fuere, vemos que la energética nos ofrece, en el caso actual, un campo de operaciones de los más complicados para el fun- damento de una teoría explicativa que no tiene otro mérito que el de llegar á la explicación deseada de ciertos equilibrios falsos, y parece haber sido ideada precisamente con el único objeto de alcanzarla. Ahora bien, es sabido que mediante un número suficiente de hipóte- sis, se puede siempre conseguir la explicación de un fenómeno cual- quiera. Pero este no es el papel que han de desempeñar las teorías físi-

192 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

cas : no sirven únicamente para explicar lo que ya nos reveló la ex- periencia, sino que deben ser fecundas y facilitar la previsión ; y la de Duhem, por lo que yo sepa, no ha permitido aún prever la existencia de falsos equilibrios que la experiencia no nos había revelado antes y que hayan sido confirmados después experimentalmente. Conforme á las ideas que expuse ya en otra parte respecto á las teorías físicas, opino que quizá sería preferible en este caso valernos del mecanismo molecular y de la teoría cinética de los gases. Es bien sabido en efee- to, que la observación de los movimientos nos pone en condiciones, cuando la viscosidad es dada, de determinar la estructura molecular y viceversa. Una fórmula fundamental de Einstein expresa esta rela- ción y da la energía media del movimiento desordenado que toma el sistema en función del cuadrado medio del impulso debido á los cho- ques moleculares y de la viscosidad, ó coeficiente de proporcionalidad de la resistencia viscosa á la velocidad que toma el sistema.

Desde otro punto de vista hay que averiguar la legitimidad de la hipótesis de Duhem que consiste en no tener en cuenta las variacio- ves de la fuerza viva y las fuerzas de inercia.

Esta idea la manifiestan varios energetistas y parece que la toman como una consecuancia de la conclusión de Duhem, «de que en los fenómenos químicos no se encuentra nada de análogo á lo que expre- san en el lenguaje vulgar las palabras velocidad adquirida».

Comprendo aquella conclusión como consecuencia de que se exclu- yen de los sistemas químicos toda variación en la fuerza viva y todas fuerzas de inercia, pero entiendo mucho menos el motivo que tiene esta exclusión. Es evidente que, mediante ella, desaparece la veloci- dad adquirida; ahora bien ¿se puede partir de la inexistencia de esta velocidad así probada para deducir de esta inexistencia la exclusión de las fuerzas de inercia ?

Tal razonamiento no sería sino un círculo vicioso ó petición de principio : para admitir la conclusión es menester que las premisas sean justificadas, y no veo en ellas sino meras afirmaciones.

En resumidas cuentas todo descansa en el hecho de que la hipó- tesis fundamental que llamé la hipótesis H, no permite explicar to- dos los fenómenos de equilibrio químico.

Esta contradicción la atribuye Duhem á la termodinámica clásica, porque para los energetistas la mecánica no es sino un ramo particu- lar de aquella ciencia. Sin este exclusivismo ¿no sería más sencillo considerar á la mecánica misma como responsable de aquella contra- dicción y tratar de modificarla en este punto, del mismo modo que ya

LAS DERIVADAS SEGUNDAS EN CINÉTICA QUÍMICA 183

experimentó correcciones en varias ocasiones desde hace unos quince años á esta parte ? ¿No vimos primero fundarse la mecánica nueva de Lorentz con el principio de relatividad y después la de los átomos de energía y de acción bajo el nombre de teoría de la radiación de Planek ? ¿Esta última mecánica á su vez no es nueva con respecto á la ya algo anticuada de Lorentz ? Si pues esta pobre mecánica clásica ha sido ya el objeto de tantos ataques ¿por qué vacilaríamos en darle otros golpes si la necesidad se impone ?

Examinemos, pues, las ventajas que ofrecería esta táctica compa- rada con la de Duhem. Este sabio tiene el propósito de introducir correcciones en las fórmulas que expresan las leyes del equilibrio, por medio de funciones numerosas é hipótesis más numerosas aún, lo que lo lleva á la negación de toda velocidad adquirida en los fenóme- nos químicos, siempre que se rechacen las variaciones de la fuerza viva y por consiguiente las fuerzas de inercia. Ahora bien, si la fuerza viva no varía, no puede haber sino velocidades constantes, siempre que se considere la velocidad en la forma de una derivada con respecto al tiempo. Pero el mismo Duhem en otra parte admite la idea de aceleración y hasta la de inercia en los fenómenos quími- cos; además acepta la variación de la velocidad de reacción en las regiones que llama de combinación y disociación.

Si el concepto común de frotamiento y viscosidad introducido en las ecuaciones de la mecánica clásica bajo la forma de términos com- plementarios no cuenta satisfactoria de todos los falsos equili- brios, ¿no será porque se prescinde completamente de todos los fenó- menos moloculares que sin embargo han de desempeñar un papel muy importante en los fenómenos químicos? Pues me parece difícil que los mismos energetistas, en el estado actual de la ciencia, sigan ne- gando la existencia real de los átomos.

Ahora bien, si la mecánica clásica fué el objeto de muchos ataques, los golpes que la hirieron siempre le fueron dados en el campo de la mecánica atómica, cuando intervienen velocidades ó fuerzas de un orden de magnitud mucho mayor que el de las mismas cantidades en los sistemas mecánicos prácticamente realizables.

Ya hace varios años los físicos se dieron cuenta, desde el punto de vista de los fenómenos moleculares, de la importancia del papel que ha de desempeñar en estos estudios la antigua teoría cinética de los gases que los energetistas creían olvidada para siempre en la profun- didad del sepulcro.

En todas partes, en todos los institutos científicos del mundo, se

184 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

trabaja con ardor para devolver á aquella teoría todo el vigor de que disfrutaba en la época de Maxwell y Boltzmann.

Á mi parecer allí encontraremos el camino más seguro.

Cuando la teoría electrónica demostró que la masa varía con la ve- locidad, si ésta es del orden de la velocidad de propagación de la luz, dió á la mecánica clásica el golpe mortal en cuanto á su aplicación á los fenómenos moleculares, y la termodinámica de Duhem, cuyo ramo particular es la mecánica, resultó herida también. Ya con la teoría cinética de los gases el principio de Clausius, que no es sino una ge- neralización del principio de Carnot, no tiene otro valor que el de una probabilidad estadística.

Confieso que, hasta ahora, el principio de energía ha salido indem- ne; será quizás porque ninguno se atrevió á darle el primer golpe.

¿Por qué nos negaríamos á admitir en estas condiciones que la teo- ría cinética pudiese introducir en las ecuaciones del equilibrio uno ó varios términos complementarios debidos no sólo á la viscosidad, sino también á otra cosa ? ¿Por qué esta cosa que no ha de figurar cuando se trata por ejemplo del movimiento del péndulo en un ambiente vis- coso, no podría intervenir cuando se trata de los movimientos y fuer- zas moleculares muy diferentes, como es sabido, de las fuerzas y mo- vimientos que nos es dado realizar ?

No quiero insistir más por el momento; tuve el propósito único de enseñar á mis lectores el camino que podría tal vez llevar á una ex- plicación mecánica de los falsos equilibrios químicos y evitar las con- clusiones muy extrañas de los energetistas, entre los cuales figura ER. Marcelin (1).

Por otra parte me propongo volver á este tema de una manera más detenida en otro artículo, pero me parece que antes tendré que estu- diar desde el punto de vista cinético la influencia de la presión y tem- peratura sobre la velocidad de reacción (2).

CAMILO MÉYER.

(1) Véase la memoria de este químico sobre Mécanique des phénomenes úrre- versibles á partir des données thermodinamiques. Journal de chimie physique, tomo IX, página 402. Mayo 1911.

(2) Llegué á la misma conclusión en un artículo anterior. Véase Anales de la Sociedad Científica Argentina, tomo LXXVII, página 49.

SUR QUELQUES POISSONS COMESTIBLES DU CHILI

ET DESCRIPTION D'UNE ESPECE NOUVELLE (1)

PAR LE PROF. CARLOS E. PORTER

Directeur du Musée d' histoire naturelle de Valparaiso; délégué du gouvernement, de la Société scientifique du Chili et de 1'Académie royale des sciences de Madrid

Monsieur le président: messieurs :

La Société scientifique du Chili ayant été invitée a prendre part a ce grand tournoi scientifique, a accordé (y concourir, en me confiant Phonneur de la représenter.

Comme il ne wa pas été possible, autant á cause de mon insufti- sance que de Vexigiiité du temps, étant donné mes nombreuses occu- pations, de préparer un travail quí soit digne de ce congres, J'ai dú, cependant, manifester, en méme temps que mes sincéeres remerciments á la corporation qui m'a confié sa délégation, ma bonne volonté, en polissant au moins quelques notes que Jal réunies depuis trois ans, se référant surtout a la systématique de quelques poissons chiliens sur lesquels j'ai eu Poceasion de faire des descriptions nouvelles et breves, ainsi que de recueillir des mesures et des renseignements zoogéographiques, dans mon désir de contribuer avec mon grain de sable á la connaissance d'une classe de vertébrés qui presente une grande importance économique, á cause du grand nombre dPespeces comestibles qw'elle contient.

(1) Travail présenté au Congrés scientifique international américain, tenu á Buenos Aires, au mois de juillet 1910.

AN.SOC. CIENT. ARG. T. LXXVII 12*

186 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

INTRODUCTION

Avant Ventrer dans la description des especes, objet primordial de cette étude, il y aura pas de mal a ce que je présente un bref apercu de ce qui s'est fait au Chili en matiere d'ichthyologie descrip- tive (les études de portée biologique étant a peine initiés), en men- tionnant en méme temps les travaux les plus importants publiés a Pétranger et qui contiennent des descriptions d'especes appartenant a mon pays.

Les premieres deseriptions de poissons chiliens se trouvent dans les ceuvres de 1”Abbé Molina et de Cuvier et Valenciennes.

Le premier, dans son Abrégé de l Histoire naturelle du Chili (1782) a décrit 8 genres refermant 11 especes (1); et les seconds, dans 1 His- toire naturelle de Poissons (1828-1849), donnent également la descrip- tion de nombreuses formes de ce pays que Guichenot, collaborateur de Gay, a reproduite, avec des légeres variantes ou quelques rensei- enements nouveaux, dans le tome II (1848) de la partie zoologique dans son Histoire physique et politique du Chili.

Depuis la publication de cette ceuvre fondamentale sur la faune et la flore chiliennes, il s'est publié un grand nombre de travaux résul- tant des études pratiquées pendant les remarquables voyages scien- tifiques qui ont eu lieu, les uns le long de notre litoral, Pautres sur les cótes enchevétrées des régions magellaniques et de la Patagonie occidentale, du groupe diles de Juan Fernandez, etc.

Il nous suffira de rappeler, á ce sujet, les mémorables explorations de Wilkes (1838-1842), des bateaux Eugénie (1851-1853), Novara (1857-59), Magenta, de la Nassau (1866-69), de PAlert, du Challen- ger, de la Romanche, du Belgica et les voyages plus récents des doc- teurs Michaelsen et Plate.

Au Chili méme, le docteur Rodolphe-Armand Philippi, qui a traité toutes les branches de TPhistoire naturelle, s'est également occupé

WVétudier nos poissons.

(1) Bien entendu, les genres décrits par Molina ne concordent pas avec les

données d'aujourd'hui.

SUR QUELQUES POISSONS COMESTIBLES DU CHILI 187

En 1897, un naturaliste distingué, Mr. Edwin C. Reed, a publié dans les Annales de * Université du Ohili, la premiere liste de poissons chiliens avec désignation des especes.

Mais C'est sans aucun doute au docteur Federico Teobaldo Delfin a qui il appartient (avoir réuni, dans ces derniers temps, le plus de travaux d'ensemble, pendant la période ou, étant donné ses connais- sances spéciales, j'eus, comme directeur du Musée de Valparaiso, Poccasion de lui confier la mise en ordre de notre riche collection due en sa plus grande partie a ses contributions tout-a-fait désin- téressées, a Pépoque de son service officiel a bord comme chirurgien de la marine.

Qwil me soit, done, permis de faire, ici, une courte parenthese pour dédier un pieux souvenir a la fructueuse existence du premier ichthyologiste chilien.

a Valparaiso il y a 58 ans (1855), il fit son baccalauréat au Lycée de ce port et termina ses études classiques a Institut natio- nal, d'oú il passa a Université du Chili pour y suivre le cours de médecine, ayant pour condisciples beaucoup de médecins qui figurent aujourd'hui parmi les plus distingués soit dans Pexercice de la pro- fession, soit dans l'enseignement supérieur.

En 1881, il fut promu Chirurgien de la marine, occupation qu'il conserva jusq/a mi mai de Pannée 1903, époque á laquelle il entreprit, sur mon insinuation, de dédier son activité aux travaux du Musée de Valparaiso.

Pendant Pépidémie du choléra en 1887 il rendit a la ville des ser- vices tres importants.

L'humanité est redevable au docteur Delfin de beaucoup de bien- faits.

C'était une nature droite et un ami loyal. 1 y aurait bien des cho- ses a dire sur les belles qualités de ce noble eceur qui fut toujours prét a servir les bonnes causes.

Je Pai connu il y a bien des années, de sorte qu'étant donnée l: circonstance de nos mémes préférences scientifiques il n'est point rare qwW'une naturelle sympathie nous ait conduit á la plus étroite amitié.

Depuis que nous nous sommes connus nous primes spontanément et un commun accord la détermination d'effectuer des exeursions zoologiques et botaniques dans la province de Valparaiso, si peu con- nue surtout au point de vue des Arthropodes, ainsi qwen témoigne- ment les nombreuses especes nouvelles dont les descriptions ont été

188 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

déja publiées et beaucoup (autres qui sont encore en étude. Jus- qu'au mois de mai de Pannée 1903, nous »avons pu faire ces ex- cursions ensemble quen profitant des peu de jours que les bateaux de la marine sur lesquels il faisait son service restaient dans notre port. Mais pendant les derniers années nous entreprenions ces agréa- bles courses en compagnie de notre commun ami, un jeune et studieux avocat, en méme temps que naturaliste distingué, M. Albert Edwards Vives.

Quand j/ai eu la grande satisfaction de connaítre le docteur Delfin, celui-ci avait déjá formé une tres nombreuse collection d'insectes chiliens et accompli des explorations scientifiques, en sa qualité de naturaliste. dans diverses commissions hydrographiques. Le Musée de Valparaiso acquít son importante collection en 1902.

Doué une patience non facile á trouver, Delfin était parvenu a réanir non seulement limmense majorité des coléopteres qui habi- tent sur la longue étendue de notre territoire, mais encore avait-il trouvé le temps et le loisir de rassembler, pour un grand nombre d'es- peces, des renseignements précieux sur leur genre de vie, ainsi qu'il me le fit voir il y a des années. Ses excursions aux fleuves Paléna et Riñihué (dans la province australe de Llanquihué) furent tres fruc- tueuse pour la connaissance de la faune et de la flore de ces régions. 11 rapporta denombreux exemplaires des différentes classes du regne ani- mal, collectionnés pour le Musée de Valparaiso, et je dois ajouter que la moitié, au moins, des especes de poissons connus qui habitent la mer sur notre cóte et qui étaient représentées dans nos collections m»avaient été envoyées par cet intelligent savant.

A la époque 04 il m'a été donné de fonder ma Revista chilena de historia natural, en 1897, une des premieres personnes que j'enga- geai á raider dans la campagne de propagande scientifique que J'avais entreprise fut le docteur Delfin, qui accepta avec enthousias- me mon invitation et commenca a y collaborer dés le tome deuxieme.

Aussitót que le musée confié á ma direction devint étroit pour con- tenir, en permettant de les étudier et de les conserver, les précieux matériaux accumulés gráce aux efforts dévoués du docteur Delfin et Vun nombre considérable d'autres personnes s'intéressant a la Scien- ce et auxquelles je suis redevable d'importantes contributions, je me fis un devoir d'intercéder aupres du gouvernement national afin VPobtenir pour mon excellent ami, la création d'un emploi en le dé- signant comme chef de la section botanique et apres deux ans d'in- sistances appuyées en haut lieu, je parvins a me faire écouter.

SUR QUELQUES POISSONS COMESTIBLES DU CHILI 189

Considérant que personne était mieux appelé que Delfin pour remplir ce poste, étant donné sa vaste préparation et son grand en- thousiasme, j'eus la satisfaction de le lui offrir et il accepta volon- tiers, bien qwen ce faisant, 11 vit diminuer sa rente. Il justifia ainsi, un fois de plus, que pour qui aime la science en elle-méme il v est point question de percevoir quelques monnaies de plus ou de moins; le tout est de pouvoir travailler plus tranquillement, et a Pami Del- fin, quí avait déja tant observé la nature, il ne manquait plus pour mettre en ordre ses nombreuses notes que de faire la vie de labo- ratoire, d'avoir en main des ceuvres de consultation, ete.

Le docteur Delfin excellait surtout ayant fait des études sur la nature méme et avec une passion sans pareille dans le royaume de Pichthyologie, préférence pour laquelle j'eus Poccasion de lui con- fier, en sus, Vétude et la classification des poissons pour le Musée de Valparaiso. Naturellement apres son déces, bien déplorable et bien regretté, je repris, personnellement et de mon mieux, la section qui lui était confiée, ayant a soigner, a part de PAdministration générale, la direction de la section zoologique.

Delfin avait commencé son précieux labeur au Musée quand une. violent péritonite vint Penlever en moins de trois jours.

Il a laissé avec leur classification exacte et parfaitement conservés un grand nombre d'exemplaires de poissons, ayant commencé, en outre Parrangement ordonné des herbiers que ¡j'étais parvenu a réunir pendant les six années qui ont précédé Pentrée du docteur Delfin au musée.

Le feu ayant détruit (en aoút 1906) le Musée de Valparaiso qui, eráce a Delfin et a (autres chefs et officiers distingués de la marine nationale, était arrivé a posséder une enviable collection ichthyologi- que, il faudra déployer beaucoup dVactivité pour doter a nouveau notre musée des immenses richesses, en poissons, que renferment nos régions marines.

Le docteur Delfin a publié divers travaux sur ses voyages scienti- fiques, sur les insectes et tout spécialement sur les poissons.

Dans plusieurs de ses études il s'est servi de gravures illustratives faites en reproduction des photographies prises sur les exemplaires frais et préparés sous sa direction immédiate pour la description des especes nouvelles.

lla été aussi le créateur du genre Cilus pour Pespece connue sous la dénomination générale de corbine (de Chiloé a Talcahuano) qwil baptisa sous le nom de Cilus Montti.

190 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Le docteur Delfin était déja bien connu et considéré de la part des savants d'Hurope et des Etats-Unis qui s'occupent Vichthyologie, auxquels il adressait des travaux tres intéressants recevant, en échange, des ceuvres de la plus haute valeur, qui lui servirent a for- mer une magnifique bibliotheque spéciale qu'il posédait sur la science ichthyologique; et il avait inverti pas mal Vargent á ses propres dé- pens pour leur préparation scientifique.

Les savants naturalistes docteurs R. A. Philippi et Filibert Ger- main (du Chili), M. de Régimbart et M. Flatiaux (d'Evreux), M. Bou- vier et M. Simon (de Paris) lui ont dédié des especes nouvelles de la tlore et de la faune du Chili. L'orateur eut également Phonneur de lui dédier un intéressant Crustacé (Idotea delfini) découvert par lui a Coquimbo.

Les publications del docteur Delfin se trouvent éparses dans la Revista de marina, dans les Actes de la Société scientifique du Ohili et dans la Revista chilena de historia natural quí le comptait déja parmi ses collaborateurs permanents.

Ses travaux Jes plus importants sur Pichthyologie sont : son cata- logue des poissons chiliens ou il donne de nombreux renseignements sur 251 especes et un étude sur les congres du Chili. Le déces du sa- vant naturaliste Delfin, survenu le 22 juin 1904 comporte pour la Science nationale, la Société scientifique du Chili et tres spéciale- ment pour le Musée (histoire naturelle de Valparaiso la perte un serviteur des plus dévoués.

En 1886 le docteur Clodomiro Pérez Canto a décrit quelques squa- les (connus populairement sous le nom de chiens de mer), et ce n'est que récemment que le jeune naturaliste M. Luis Castillo a commencé a sSoccuper de la biologie des vertébrés.

Quant aux études se rapportant a la péche, nous ren connaissons que trois: une, due a la plume de vice-amiral Luis Uribe Orrego, une seconde du capitaine de Vaisseau don Luis Pomar et celle de M. B. Wolnitzky, préparée pour Pexposition de Buffalo, formant la troisieme.

Pour terminer cette breve introduction nous reproduirons pour ceux qui peuvent sy intéresser, deux catalogues méthodiques des travaux connus sur les poissons de nos mers : le premier comprenant les étu- des publiées dans le pays méme; nous nous bornons a la transerire Vune de nos ceuvres inédites, que nous avons eu lPavantage et l'hon- neur de présenter á ce congres et dans le second nous détaillons les principaux travaux publiés a Vétranger et dans lesquels il est fait mention d'especes chiliennes.

SUR QUELQUES POISSONS COMESTIBLES DU CHILI 191

YI

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Pomar (Luis), Memoria sobre la pesca en Chale, 1 fol. en S* de 45 pá- ginas. Valparaíso, 1900.

Porter (Carlos E.), Los peces chilenos del viaje del buque explorador Challenger, extractado y adicionado con varias notas, en la Revista chilena de Historia natural. 1901.

Td., Sobre el Orthagoriscus mola obsequiado en 1904 al Museo de Val- paraiso por el capitán don Alberto Fuentes M., en Revista chilena de Historia natural. 1904.

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Wolnitzky (Baldomero), The Fisheries in Chili, 1 fol. en S'.

SUR QUELQUES POISSONS COMESTIBLES DU CHILI 19S

2. Trabajos publicados en el extranjero, que contienen especies chilenas (1)

Berg (Carlos), Enumeración sistemática y sinonímica de los peces de la costa argentina y uruguaya. Anales del Museo nacional de Buenos Altres, IV, pp. 1-120. 1895.

Id., Sobre peces de agua dulce ó poco conocidos de la República Ar- gentina. Anales del Museo nacional de Buenos Atres, IV, pp. 121-165. 1895.

Iá., Contribución al conocimiento de los peces sudamericanos especial- mente de los de la República Argentina. Anales del Museo nacional de Buenos Aires, V, pp. 263-302. 1897.

Bleeker (P.), Sur les especes insulindiennes de la famille des Cirrhi- toides, publiée par 1Academy Neerlandaise des sciences. Amster- dam, 1876.

Boulenger (G. A.), Catalogue of the Perciform Fishes in the British Museum, 2* edition. vol. first. London, 1895.

Id., Poissons de l' Equateur. Premiere partie. Viaggio del doctor En- rico Festa nell Ecuador e regione vicine. Bolletino der Musei di zo00logia ed Anatomia comparata della Real Vuniversita di Torino, vol. XILL, n* 329. 1898.

Junningham, Notes on the Natural History of the Strait of Magellan and West coast of Patagonia. Voyage of H. M. S. Nassau, 1866- 1869. 1871.

Cuvier et Valenciennes, Histoire naturelle des poissons, t. 1-22 (falta el 5” y 69). Avec 650 pl. col. Paris, 1828-1849.

D”Orbieny (A.), Voyage dans | Amérique méridionle, de 1826-1835. Poissons, 1 vol. en 4” avec XVI planches. t. X, 2% parte. Paris, 1847.

Duméril (A.), Histoire naturelle des Poissons, 2 vol. en ¿

2 0

, avec Atlas de 26 planches col. Paris, 1870. Eigenmann (Carlos H.), A review of the American Gasterosteide. Proceedings of the Academy of natural Sciences of Philadelphia, 15386. Fordice (Morton A.), A review of tke Ameriean species of Stromatei-

(1) Lista tomada hasta el año de 1902, del Catálogo de peces de Chile, por el doctor Delfín; las correspondientes á los últimos siete años las hemos agregado de acuerdo con las recibidas en nuestra biblioteca.

AN. SOC. CIENT. ARG. T. LXXVII 13

194 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

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Vaillant (Léon), Expédition scientifique de travailleur et du talisman pendant les années 1880-1883. Avec 28 planches. Poissons. 1888.

Valenciennes (Achille), Poissons. Voyage dads Y Amérique méridio- nale par D'Orbigny, 1826-1833. Avec 16 planches. Paris, 1847.

Id., Histoire natwrelle des poissons du régne animal de Ouvier. Avec 122 planches. Paris, 1550:

ET PARTIE DESCRIPTIVE

Le nombre d'especes de Poissons qui habitent dans les eaux du Chili, connues jusqu'aujourd*hui, en décomptant du Catalogue du doce- teur Delfin les quelques especes qui ont passé a la synonymie et en ajou- tant les décrites par lui apres la publication du catalogue mentionné et apres la mort de cet ichthyologue (1904) par des spécialistes euro- péens et américains est de 261 especes, desquelles il existent plus de 90 (Jen ai signalées 96) qn? on use pour lPalimentation. Je parle dans la présente note des principales especes des familles : Serranidae, Chilodactylidae, Sciaenidae et Pristipomatidae.

Il y a d'excellents poissons tels que la Vidriola (Seriola Foneki) et les Congrios, sur lesquels ainsi que sur la Pescada (Merluccias Gayi) le docteur Delfin a écrit V'excellents travaux au Musée de Valparaíso, quí furent publiés dans la Revista chilena de Historia natural (publication connue par beaucoup des mes honorables co- llegues ici présents) il y a déja plusieures années. Pour cette raison, je ne "occupe pas VPeux dans ce petit mémoire; (autre part ils v»appartiennent pas aux uniques familles dont je vais m"occuper tres breyement.

196 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

“am. SERKANIDAE

Cette famille comprend de nombreuses especes réparties en divers genres, toutes tres appréciées pour la table. Gen. PERCICHTHYS, Girard (1854) Percichthys, GIRARD, Proc. Acad. Nat. Sc. Philad., VII, p. 197 (1854). Percosoma, GILL., Synopsis Sub family of Percinae, Proc. Ac. Nat. Se. Philad., p. 51 (1861).

Percichthys trucha, (Cuv. Val.) Girard

Nom vulgaire: Truite.

Perca trucha, CUV. $ VAL., Hist. Nat. Poiss., IX, p. 429 (1833); GUICHEN, Gay, Hist. Chile, Zool. II, p. 146 (1848) et Atlas Zool. Ichtiol., pl. 1 b., fig. 1 (18458).

Perca laevis, JENYNS, Zool. Beagle Fish., p. 1, pl. 1, fig. 1 (1842).

Percichthys trucha, GIRARD, Proc. Acad. Nat. Se. Philand., p. 197 (1854), et U. S. Nav. Astron. Exped., II, p. 230 (1856) ; GTHR., Cat. Fish. Brit. Mus., 1, p. 61 (1859); JORDAN EIGEM., Bull. U. $. Fish. Comm., VIII, p. 427 (1890); BOULENG., Mem. dd Sc. Chili, IV, p. 10 (1894) et 2* Ed. Cat. Fish. Brit. Mus., I, p. 119 (1895); STEIND. en Spengel, Zool. Jabrb. Suppl. IV, p. 2581 (15898); DELFIN, Cat. Peces Chile, p. (1901).

Percichthys chilensis, GIRARD, Proc. Acad. Nat. Sc. Philad. VI, p, 197 (1854) et U. S. Nav. Astron. South Hemis. IL, p. 231, pl. XXIX, figs. 1-4 (1856); PHIL., Mon. Berl. Ac. p. 708 (1866).

Percichthys laevis, GTHR., Cat. Fish. Brit. Mus., 1, p. 61 (1859); KNER, Novara Fish.. p. 11 (1865); VAILLANT, Mis. Se. Cap Horn, p. 31 (1888); JORDAN EIGENM., Bull. U. S. Fish. Comm., VIII, p. (1590); PERUGIA, Ann. Mus. Genova X, p. 609 (1891).

Téte 3-3 7; hauteur 3 3-4 fois dans la longeur totale. D. IX-XI, L 9.13% :A. TIL *S-105 7, 1. 62-70. Maxillaire atteignant la perpendicu- laire tracée au centre de Poeil; naissance de la dorsale immédiate- ment derriere Paxille.

Couleur gris vert dessus, jaunátre dessous parfois avec de petites taches noirátres.

Hab : Rio Pichi-laguna (afluente lag. Llanquihue). On la péche dans les Provs centrs du Chili. L'esp. existe en T. del Fuego et Rio Santa

Cruz, etc.

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SUR QUELQUES POISSONS COMESTIBLES DU CHILI MS

Percichtys melanops, Girard

Nom vulgaire : Truite et Pocha.

Percichthys melanops, GIRARD, Proc. Ac. Nat. Sc. Philad. VII, p. 197 (1854) et U. S. Nav. Astron. Exped. IL, p. 233, pl. XXX, figs. 1-5 (1856); GTHR., Cat. Fish. Brit. Mus., I, p. 61 (1859); JORDAN 4 EIGENM., Bull. U. S. Fish. Comm. VIII, p. 425 (1890); BOULENG., Mem. Soc. Sc. Chili, IV, p. 13 (1894) et Cat. Fish. Brit. Mus. 2* Ed. I, p. 120 (1895).

Percosoma melanops, GILL, Proc. Ac. Nat. Se. Philad. p. 51 (1561).

Perca pocha, PHIL., Arch. f. Nat., p. 210 (1863).

Percichthys pocha, SORDAN EIGENM., Bull. U.S. Fish. Comnm., VIII, p. 428 (1890).

Téte 32-37 fois dans la longueur totale et égale á la hauteur du corps. D. VITL-X, 1-11. 10-12; A. III. 9-10; L. 1. 56-60. Le maxillai- re atteint seulement la perpendiculaire tracée au bord antérieur de VPoeil.

Couleur du dos gris olivátre uniforme ou quelque peu taché, blan- chátre en dessous.

Cette espece vit de compagnie avec la précédente dans les seuls cours d'eau des provinces centrales, et possede les mémes conditions de saveur, mais arrive pas a plus de 200 millimetres. On la peche au filet et á Phamecon.

Gen. PERCILIA, Girard (1854)

Percilia, GIRARD, Proc. Ac. Nat. Sc. Philad., p. 297 (1854).

Percilia Gillissi, Girard

Nom vulgaires : Truite.

Percilia gillissi, GIRARD, Proc. Ac. Nat. Se. Philad., VIL p. 196 (1854) et U. S. Nav. Astron. Exped. South Hemis., II, p. 236, pl. XXIX, figs. 5-9 (1856); GTHR., Cat. Fish. Brit. Mus., I. p. 255 (1859); BOULENG., Mem. Soc. Se. Chili, IV, p. 15 (1894) et Cat. Fish. Brit. Mus. 2* Ed., I, p. 121 (1895). DELFIN, Cat. Peces Chile (1901), p.99:

Perca segethi, PHIL., Arch. f. Nat., p. 211 (18653).

Percilia gracilis, PHIL, Mon. Berl. Ac., p. 710 (1866).

198 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

ol

Téte 32-33 fois; hauteur 5-4 fois dans la longeur totale. D. VITIX, I, 10-11; A, IT. 8-10; L. 1. 33-35. Maxillaire atteint la per- pendiculaire tracée au bord antérieur de Poeil; naissance de la dorsale un peu en arriere de )axille.

Couleur erisátre dessus, jaunatre dessous, 9-10 lignes transversa- les plus au moins distinctes sur le corps dans les petits exemplaires ; bord de la membrane branquiostege, levres, nageoire pectorale et bord des nageoires dorsales rouge.

C'est un habitant des rivieres du Sud, dont les conditions de bonté et de saveur sont excellentes, mais quí arrive pas a plus de 130 mi- llimétres de longueur. On le péche au filet et a Phamecon.

Hab : Rios Maipo, Paine et Itata.

Gen. ACANTHISTIUS, Gill (1862).

Plectropoma, part., Cuv. VAL., Hist. Nat. Poiss, Il, p. 387 (1828). ! Acanthistius, GILL, Proc. Ac. Nat. Sc. Philad., p. 236 (1862).

Acanthistiuas pictus (Tscudi), Bouleng

Plectropoma pictum, TsScHuDrI, Faun. Per. Ichth., p. 5 (1845); GTHR., Cat. Fish. Brit. Mus., I, p. 164 (1859); KNER, Sitsb. Ak. Wien, LVI, 1, p. 710 (1867).

Alphestes pictus, JORDAN SWAIN, Proc. U.S. Nav. Mus., VII, p. 395 (1884); JORDAN EIGENM. Bull U.S. Fish. Comm., VIIL, p. 350 (1890).

Acanthistius pictus, BOULENG., Cat. Fish. Brit. Mus. 2* Ed., L p. 140 (1895); STEIND. dans Spengel, Zool. Jahrb. Suppl. IV, p. 282 (1898); ABBOtTT, Proc. Ac. Nat. Sc. Philad., p. 348 (1899).

Téte, 2 5-25 hateur 2 2 fois dans la longueur totale du corps. D.XI, 17-18; A. III, 8-9; L. 1.60-62. Maxillaires s'étendant jusqw'a la per- pendiculaire tracée au bord postérieur de Voeil; naissance de la na- geoire dorsale vis-á vis de Paréte operculaire supérieure.

Couleur gris argenté avec reflets rougeátres, avec une táche noi- rátre entre les deux arétes des opercules.

On le trouve de Coquimbo au nord. C'est un poisson bon pour la table. ll arrive á une taille de 400 millimétres plus au moins. On ne le péche que quand il se prend dans le filet tendu pour la péche Vau-

tres poissons.

SUR QUELQUES POISSONS COMESTIBLES DU CHILI 199

Gen. POMODON, BOULENG (1895)

Plectropoma, part, GTHR., Cat., Fish. Brit. Mus., I, p. 156 (1859). Hemilutjanus, BLEEKER, Arch. Neerl., XI, p. 277 (1876). Pomodon, BOULENG, Cat. Fish. Brit, Mus., 2* ed., p. 644 (1895).

Pomodou macrophthalmus (Tschudi) Bouleng.

Nom vulgaire : Papañao. lectropoma macrophthalmus, WscHuDbr, Faun. Per. Ichth., p. 6

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Téte 2 2-2 fois; hauteur 2 -2 dans la longueur totale. D. IX-X, 10; A. TIT, S-9; L. L., 74-78. Maxillaire développé jusqwa la perpendicu- laire tracée au tiers postérieur de l''oeil; naissanee de la dorsale au niveau de la base de la pectorale.

Couleur gris ou brun dans la partie supérieure, argenté dans Pin- férieure; ligne latérale noirátre.

Ce poisson se rencontre principalement de Coquimbo au nord, il est de goút excellent, mais on le péche peu, seulement quand il se prend dans le filet. ll atteint une longueur de plus de 400 millimetres.

Gén. POLYPRION Cuv. (1817)

Polyprion, CUV. Regne Anim., IT, p. 282 (1817). Hectoria, CASTELN, Notes Edible Fih. Victoria, p. S (1575).

Polvprion oxigeneios (Bl. Schn.) Jordan et Eigenm.

Nom local a Juan Fernández: Bacalao (morue).

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Perca prognata, FORSTER en Bl, Sehn. Syst. Ichth. p. 301 (1501) et Descr. Anim., p. 309 (1844).

200 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

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Polyprion prognathus, GTHR., Ann. et Mag. N. H., XX, p. 236 (1887); GILL, Nem. Nat. Ac., Washington, VI, p. 96 (1893); Bou- LENG., Cat. Fish. Brit. Mus., 2* ed., I. p. 150 (1895).

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2

Téte 27 35 fois; hauteur 3 5-47 dans la longueur du corps. D., XLEXII, 11-19; A, IIL, 8-9; P. 17; L. 1., 82-90. Maxillaire s'étendant jusqw'a la perpendiculaire hcónl pres du bord postérieur de Poil; naissance de la dorsale derriere Pinsertion de la nageoire pectorale.

Couleur gris foncé sur le dos arrivant á blanchátre sur le ventre.

Elle est tres abondante, facile á rencontrer, de péche assurée sur les banes situés autour de Pile, entre 2-6 milles et a 10-250 metres de profondeur. Sa chair est bonne, on la prépare en boites et on la seche salée, mais c'est une industrie peu en usage. Le plus grand exem- plaire a pesé 46 kil avec une longueur de 1480 millimetres.

Le développement des ceufs commence a s'apercevoir en octobre, en décembre ils ont déja disparu. Cette péche se fait a Vhamecon.

Gen. CAPRODON, Temm et Schleg. (1844) Caprodon, TEMM. et SCHLEG., Faun. Japan, Pisc., p. 64 (1844). Anthias, part., GTHR., Cat. Fish. Brith. Mus., 1, p. 88 (1859). Neoanthias, CASTELN., Proc. Linn. Soc. New S. W., p. 366 (1878). Caprodon longimanus (Gthr.) Kaup. Nom local a Juan Fernandez : Pez colorado.

Anthias longimanus, GTHR., Cat. Fish. Brit. Mus., I, p. 94 (1859); RAMSAY, Proc. Linn. Soc. N. S. W., p. 294 (1880); TENISON, Fish.

SUR QUELQUES POISSONS COMESTIBLES DU CHILI 201

N. S. W., p. 33, pl. 111 (1882); HUTTON, Tr. New Zeal. Inst., XXII, p. 275 (1890).

Caprodon longimanus, KAUP, Nederl. Tijdschr. Dierk., I, p. 20 (1863); BOULENG., Cat. Fish. Brit. Mus., 2* ed., 1, p. 315 (1895); STEIND, dans Spengel, Zool. Jahrb. Supp!., IV, p. 283 (1898); WAITE, Thetis, Sc. Res. Fish., p. 77 (1899); DELFIN, Cat, Peces Chile, p. 64 (1901).

Scorpis hectori (non Hutton, 1972) Hutton, Tr. New Zeal. Inst., Wip 209, pl. VEL ie: (1873).

Scorpis fairchildi, HECTOR, Tr. New Zeal., VII, p. 241 (1875).

Neoanthias gimtheri, CASTELN., Proc. Linn. Soc. N. S. W., III, p. 367 (1878).

Caprodon Sehlegelii (non Gthr.) DOUGLAS OGILBY, Proc. Linn. Soc. N. S. W., X, p. 231 (1885).

Pseudoanthias longimanus, GILL, Mem. Ac. Washington, VI, p. 116 (1894).

Téte 3 5-3 E fois; hauteur 3 1-3 ? fois dans la longueur totale sans la nageoire caudale. D. X, 20; A. TIL, 8; P. 17; L. I. 62-65. Maxillai- re s'étendant jusqwá la per penal ie tracée pres du centre de l'oeil; naissance de la dorsale vis-4-vis de Pinsertion de la nageoire pecto- rale dont la longueur entre 1 -1 + dans la longueur de la téte.

Couleur générale rose rougeátre avec des petites taches brunes

o lo

s'agglomérant en plus grande quantité sur la téte et le dos, princi- palement dans la portion molle de la nageoire dorsale et dans toute la nageoire anale.

Ce poisson est trés abondant a Pile de Juan Fernandez ou il se présente en troupes nombreuses á proximité de la cóte. Il parait aussi étre habitant des profondeurs, car on le trouve constamment dans Pestomac des morues. La chair est tres délicate et propre á étre con- servée en boites ou fumée. Sa taille atteint pres de 400 millimetres. On ne le péche pas (1).

Aussi en Australie et la N. Zéllande.

Gen. HEMIANTHIAS, Steind. (1874)

Hemianthias, STEIND., Ichthyol. Beitráge, I, p. 4 (1874).

(1) On péche exclusivement la langouste et tres rarement la Morue et la Vidriola que l”on ne prend que quand elles se trouvent sous la main.

202 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Hemanthias peruanus Steind.

Anthias (Hemianthas) peruanus, STEIND., Ichth. Beitr., l, p. 4 (1874)

Pronotogrammus peruanas, JORDAN et EIGENM., Bull. U. S. Fish. Comm. VIIL p. 413 (1890); ABBOrT, Proc. Ac. Nat. Se. Philad., p. 350 (1899).

Anthias peruanus, BOULENG., Cat. Fish. Brit. Mus., 2* ed., L p. 322 (1895); DELFIN, Cat. Peces Chile, p. 65 (1901).

Hemianthias peruanus, JORDAN et EVERM., Fish. North and Mid- dle America, p. 1222 (1896).

Téte 2 2-3 fois; hauteur 3-5 ¿ fois dans la longueur du corps. D. X, 14-15; A. TIT, 8; écailles dans la Ll. 54-56. Le maxillaire Warrive pas á la perpendiculaire tracée au bord antérieur de Poeil. Troisieme rayon de la dorsale tres long.

Couleur rose rougeátre avec de petites taches diffuses (un gris brillant sur le corps et sur les nageoires dorsale, anale et caudale.

C'est un excellent poisson qui atteint pres de 400 millimetres de long. Il ne quitte pas la cóte des provinces du nord et ne se péche quwoccasionnellement.

Gen. CALLANTHIAS, Lowe (1839)

Callanthias, LOWE, Proc. Zool. Soc., p. 76 (1839),

Callanthias Platei Steind.

Nom local : Pez colorado a Juan Fernandez.

Callanthias platei, STEIND., dans Spengel Zool. Jahrb. Suppl. LV, p. 284 (1898); WAITE, < Thetis », Se. Res. Fish., p. 80 (1899); DEL- FIN, Cat. Pecs Chile, p. 66 (1901).

Téte 4-4 ¿ fois; hauteur 3-3 | fois dans la longueur totale du corps y compris la caudale. D. XI, 11-12; A. III, 11; p. 20; Ll. 42-45. Ma- xillaire v'atteignant pas la verticale tracée du borde antérieur des yeux.

Couleur de tout le poisson rouge rose plus pále sur les flanes ou il prend un éclat Vargent; nageoires dorsales et anales couleur rouge foncé, la caudale rouge violacé.

On voit parfois autour de Vile des bandes de cette espéce, mais

" SUR QUELQUES POISSONS COMESTIBLES DU CHILI 203 assez rarement, selon la saison, et on ne le péche pas. Leur chair est tres agréable. Leur taille arrive a pres de 300 millimetres. On pour- rait en faire une bonne conserve.

Fam. CHILODACTYLIDAE

Cette famille est presque aussi importante que la précédente pour ses nombreuses especes comestibles. Nous ne citerons que les plus importantes.

Gen. CHILODACTYLUS, Lacep. (1803).

Cheilodactylus, LACEP., Hist. Nat. Poiss., V, p. 1 (1503). Chilodactylus, GTHR., Cat. Fish. Brit. Mus., IL, p. 78 (1560).

ZShilodactylus monodactyvlus /Carmich) Gthr

Nom local: Breca a Juan Fernández.

Chaetodon monodactylus, CARMICH., Trans. Linn. Soc. London, MIE p. 500, pl. 21 (187).

Cheilodactylus carmichaelis, CUV. SY VAL., Hist. Nat. Poiss., V. p. 360 (1830) et IX, p. 489 (1833); GAY, Hist. Chile Zool. II, p. 197 (1848); VALENCIEN. dans Regne Anim. de Cuv. «Les Poiss. », pl. XXXI, fig. 2 (1850).

Ohilodactylus monodactylus, GTHR., Cat. Fish. Brit. Mus., II, p. S1 (1860) et Voy. Challenger Shore Fish., p. 24 (1850); STEIND., Ich- thyol. Beitr., II, p. 14 (1875); DELFIN, Cat. Peces Chile, p. 70 (1901).

Téte 3-3 +; Hauteur 2 2-2 2 dans la longueur du corps nom compris la caudale. D. XVIT-XVIII, 24-26; A. TIT. 11-14; P. 9 + 6; Ll. 55-59. Premier rayon simple de la pectorale constamment plus grand que la hauteur. La naissance de la dorsale partant dessus del 'insertion de la pectorale.

Couleur brun rougeátre plus foncé sur le dos et la téte. Il est tres abondant dans les lieux qu'habite la morue et sur le bord de la cóte oúu on a Phabitude de le pecher avec le filet et lPhamecon que Pon amorce avec n'importe quel appát. Sa chair est agréable et serait propre a étre conservée, fumée ou salée. Sa taille atteint plus de 600 millimetres.

204 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Chilodactylus bicornis. Steind

Nom local a Juan Fernandez Chungungo

COhilodactylus bicornis, STEIND., dans Spengel Zool. Jahrb. Suppl. IV, p. 291, Taf. 17 (1398). DELFIN, Cat. Peces Chile, p. 71 (1901).

Téte 4 fois; hauteur 3 +-3 2 dans la longueur du corps a Pexclusion de la nageoire caudale. D. XIV,17; A.IIL 5; P.L.S + 6; Ll. 58-63. Premier rayon pectoral le plus long; dorsale molle commence vis- a-vis de Panus. Téte profondement concave; yeux en saillie qui arriven au bord supérieur de la téte avec un tubercule obtus en forme de corne dans la région supérieure et postérieure de VPorbite.

Couleur brun clair jaunátre avec trois files de táches irrégulieres, parfois convergentes qui semblent des bandes transversales ; les su- périeures atteignent quelque fois la nageoire dorsale. Toutes les na- geoires sont tachées de couleur brun violet. La superficie ventrale est blanche teintée de jaune.

On ne le rencontre jusqwá présent que dans Vile Mas a Tierra, pres de la plage a Pendroit le ressac est le plus fort. Ses habitu- des solitaires rendent la peche difficile de ce poisson si bon pour la table. Il arriveá une taille de 200 millimetres sans la caudale. On ne le péche pas.

Chilodactylus Delfini, Porter, n. sp.

Nous avons recu en Janvier 1910 de Juan Fernandez, un exem- plair Pun poisson comestible qui est appelé Chungungo. Voici un breve description :

Téte 2 2; hauteur 3 3: fois dans la longueur du corps sans la caudale. D. XV, 15; A. 111,6;P.1+7+7;uL1l. 62-65. ler. rayon pectoral simple le plus long; dorsale molle commence en face de Panus ; Téte presque plane sans cornes; yeux en saillie arrivant au bord supérieur de la téte qw'il rehaussent.

Couleur rougeátre sur presque toute la téte et sur la moitié su- périeure du corps et de la queue y compris la nageoire caudale. Dans cette portion il y a des taches brunes disposées irregulierement qui parfois se réunissent de manieres diverses; les couleurs sont plus amorties dans la partie inférieure. Gorge et poitrine jaune blan- chátre. Chaque écaille á deux points d'un blanc bleuátre quí gagnent aussi la téte et les levres ou ils sont plus grands et les rayons des

SUR QUELQUES POISSONS COMESTIBLES DU CHILI 205

nageoires ou ils sont plus ou moins nombreux ; les nageoires dorsale et ventrale leur font presque defaut.

On le rencontre dans les mémes endroits que Pespece précédente ; sa Chair estexcellente et il arrive a une taille de pres de 400 millime- bres.

Je dédie cette espece á mon regretté ami, PVichthoylogiste chilien IBediT Delta:

Comme je viens de dire le nom local de cette espece est Chungungo. On ne le peche pas.

Chilodactylus variegatus, Cuv. Val.

Nom vulgaire: Pintadilla et Bilagat.

Cheilodactylus variegatus, CUV. S5 VAL., Aist. Nat. Poiss., XI, p. 494 (1833); GAY, Hist. Chile, Zool., IL, p. 199 (1545); ABBOTT. Proc. Ac. Nat. Se. Philad., p. 357 (1899).

Cheilodactylus antonti, CUV. VyL., Hist. Nat. Poiss., IX, p. 494 (1833).

Cheilodactylus Antonii, GAY, Hist. Chile, Zool., IL, p. 201 (1848) et Atlas Zool. Ietiol., lam. 5 bis, fig. 2 (1854).

Cheilodactylus tschudi, MULLE Si TRASCH., Hor. Ichth., Il, p. 25.

Cheilodactylus cinctus, TscHUDI, Faun, Per. Ichth., p. 15, Taf. 2 (1845).

Chilodactylus variegatus, GTHR., Cat. Fish. Brit. Mus., IL, p. S1 (1860); STEIND., dans Spengel, Zool. Jahrb. Suppl, IV, p. 290 (1898) et Herpet. Ichth. etc. Sud-Amerika. p. 122 (1902).

Chilodactylus Antoni, GTHR., Cat. Fish. Brit. Mus., Il, p. 82 (1860).

Téte 3 3-4 fois; hauteur 5-37 fois dans la longueur du corps. D. XVIL-XVIITI, 25-30; A, MIT. 9-10; P.1+ 777; Li. 54-56. Le maxi- llaire atteint la perpendiculaire tracée depuis Pouverture nasale an- térieure. Dorsale commence au devant de la perpendiculaire tracée de la naissance de la pectorale; 1% rayon pectoral simple le plus long; dorsale molle commence au devant de Panus.

Couleur dela téte et du dos noir s'éclaircissant vers les flanes et en arriéere, le ventre verdátre argenté. Le corps est traversé par 6 ban- des brunes. Nageoire dorsale jaune avec une frange grise; pectorales jaunes, caudale orange et anale pále.

On le trouve depuis la cóte de Santiagojusquw'au Pérou. C'est un

206 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

poisson «Passez bonne qualité, mais on le peche peu, sans doute com- me tant d'autres parce qu'on ne connait pas ses retraites habituelles. On en a pris au filet des exemplaires de 300 millimetres.

Fam. SCIAENIDAE

Cette importante famille comprend divers genres : nous ne citerons que trois especes du genre Umbrina quí sont les plus communes et les. plus estimées.

Gen. UMBRINA Cuv. (1817)

Umbrina, CUV. Regne Anim., p. 297 (1817).

Umbrina ophicephalus, Jenyns.

Nom vulgaire : Pichigúen.

Umbrina ophicephala, SEN., Zool. Beagle Fish..p. 45 (1842); GAY, Hist. Chile, Zool., IL, p. 159 (1848) et Atlas Zool. Ictiol., lám. 5, fig. 1 (1854) (mauvais).

Umbrina ophicephalus, GTHR., Cat. Fish. Brith. Mus., HL, p. 277 (1860); CUNNINGHAM, Voy. Nassau, Fish., etc., p. 470 (1871); DEL- FIN, Cat. Peces Chile, p. 69 (1901).

Téte 5 fois; hauteur 6 fois dans la longueur totale. D. XII, L, 22; A. LI, 9; El. 60 pores. Maxillaire un peu au dela de la perpendiculaire tracée du bord antérieur de Poeil; nageoire dorsale commencant peu en arriere de la insertion de la ventrale.

Couleur générale gris foncé sur la téte et le dos un peu plus clair sur Pabdomen, nageoires brun plus ou moins pále.

Ce poisson est tres délicat on le prend tres peu parce qw'on ne con- nait pas ses gites et il en parait d'habitude dans le filet que quel- ques exemplaires isolés. On le paie un haut prix. Il habite la partie de la cóte comprise entre Coquimbo et Taltal. Sa longueur atteint 500 millimetres.

Umbrina Reedi, Gthr.

Nom local : Corvina et Corvínilla a Juan Fernandez. Umbrina reedi, GTHR., Report Challenger Shore Fis., p. 25, pl. XIII, fig. B (1880); DELFIN, Cat. Peces Chile, p. 69 (1901).

SUR QUELQUES POISSONS COMESTIBLES DU CHILI 207

GUA

Tete 2 £3 E fois; hauteur 3-5 5 fois dans la longueur du corps sans la nageoire caudale. D. IX; L, 22-24; A. LIT, 9; El. 60 sans la cau- dale. Le maxiliaire atteint la perpendiculaire tracée plus avant du cen- tre de la pupille; naissance de la dorsale un peu en arriere de celle de la nageoire ventrale.

Les exemplaires petits et moyens ont une série de lignes obliques bleues sur les lignes laterale et horizontale du bas et d'un blanc ar- genté uniforme en dessous. Sur la téte et derriere celle-ci il sont des reflets dorés et argentés qui disparaissent chez les vieux et prennent sur le corps une coloration plus foncée de lignes diffuses ou complete- ment effacées.

C'est un poisson tres abondant et fort vorace : il se nourrit de pois- sons et de crustacés; se peche facilement a Phamecon et au filet, et sa Chair qui est tres agréable ferait une bonne conserve. Il atteint une taille de 500 millimetres.

Umbrina imberbis, Kner.

Nom vulgaire : Corvinilla.

Umbrina imberbis, KNER, Beitráge aus dem Mus. Godeffray, Jour.,, IL, p. 101 (1874); AbrBOtTT, Proc. Ac. Nat. Se. Philad. p. 357 (1599); DELFIN, Cat. Peces Chile, p. 69 (1901).

Téte 2; hauteur 3 de la longueur du corps sans comprendre la cau- dale. D. X, IL, 24; A. II, 9; El. 65. Le maxillaire arrive a la perpen- diculaire tracée du centre de VPeeil.

Couleur brun argenté sur la téte et le dos, plus clair vers lPabdo- men, base de la pectorale noirátre.

On le rencontre au nord depuis Coquimbo on le mange conjoin- tement avec Vautres especes de la méme famille dont il partage les conditions de bonté de goít, d'abondance et de peche, mais il est de taille un peu moindre.

Fam. PRISTIPOMATIDA E

Cette famille a des représentants au Chili: nous citerons deux des plus importantes especes comestibles.

Gen. ISACIA, Jordan et Fesler (1895)

1sacia, JOrDAN et FESLER, Rep. U. S. Fish. Comm., p. 501 (1893).

208 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

isacia conceptionis (Cuy. et Val.), Jordan et Fesler

Pristipoma conceptionis, Cuv. et VAL., Aist. Nat. Poiss., V, p. 268, pl. CLX (1830); Less, Voy Coquille, Zool., II, p. 200 (1830); Cuv. eb VAL., Hist, Nat. Poiss., IX, p. 446 (1833); GAY, Hist. Chile, Zool., II, p. 195 (1848) et Atlas Zool. Ictiol., lám. 4, fig, 2 (1854); GTHR., Cat. Fish. Brit. Mus., L, p. 300 (1859); STEIND., Sitzb. K. Akd. Wiss., LXXI (1875).

Isacia conceptionis, JORDAN et FESLER, Rep. U. S. Fish. Comm., 88-91, p. 501 (1893); ABBOTT, Proc. Ac. Nat. Se. Philad., p. 350 (1899); STEIND., Herp. und Ichthyol. Ergeb. einer reise nach Sud Amerika, p. 116 (1902); DELFIN, Cat. Peces Chile, p. 66 (1901).

Téte 3 2-3 2; hauteur 2 $2 3 fois dans la longueur du corps sans la caudale. D. XITML-XVI, 19-15: A. TIL, 13; Ll. 54-56. Le maxillaire matteint pas le bord antérieur de Veeil; naissance de la nageoire dor- sale derriere la*ventrale.

Couleur brun foncé sur le dos s'eclaircissanmt vers lPabdomen, ré- gion ou elle prend peu á peu une teinte argentée prononcée, princi- palement dans la partie inférieure de la téte. Téte et portion su- périeure de Popercule moins foncées.

Ce poisson est tres repandu sur tout le littoral : il fraie entre no- vembre et janvier. Il vit en troupes, raison pour laquelle on en prend abondament avec le filet appelé cabincera. C'est un bon poisson, de grande consommation. Il arrive á une taille de 300 millimetres; quelques exemplaires arrive jusqu'a 320 millimetres.

Dans Pouvrage de Gay on appelle cette espece corvina, mais com- me le dit M. Delfin, c'est uneerreur, car dans tout létendue de la cóte on la nom cabinza.

Gen. CILUS, Delfin (1900)

Cilus, DELFIN, Actes Soc. Sc. Chili, X, p. 55 (1900).

Cilus Montti, Delfin

Nom vulgaire : Corvina.

Cilus Montti, oe Actes Soc. Lc. Chili. X, p. 56 (1900); IBID, Cat. Peces Chile, p. 67 (1900).

Téte 4 2-4 £; Pe 4-4 - fois dans la longueur du corps. Le ma-

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SUR QUELQUES POISSONS COMESTIBLES DU CHILI 209

xillaire arrive á la perpendiculaire tracée depuis le bord postérieur du tiers antérieur de l'oeil; naissance de la dorsale un peu en arriére de lPinsertion de la ventrale.

Couleur vert bleuátre clair dans le dos avec reflets dorés principa- lement dans les portions antérieure du corps et postérieure de la téte; le reste du corps est couleur mercure métallique oxydé. Les mem- branes les nageoires pectorales, ventrales, anales et lobule inférieur de la caudale incarnat pále, Pextrémité de la caudale, blanchátre.

C'est un poisson que beaucoup considerent comme le meilleur de tous, C'est celui dont le prix est le plus élevé. Il est tres abondant principalement dans le sud, et de facile peche, soit que Pon emploie le filet, le harpon a 3 pointes ou Phamecon.

Il arrive á une longueur de 1200 millimetres.

Commeje Pai exprimé déja (1), Vétude raisonnée de la biologie de nos poissons, nen est qu/ía ses commencements; tout, pour ainsi dire, est á faire en ce sens, non seulement au point de vue de la science en elle-méme, mais encore parce que ce rest qu'en connaissant a fond leur manieére de vivre que Pon pourra dicter des reglements conscien- cieux pour la péche dans des conditions raisonnables.

Il west toujours agréable de mentioner dans chacun de mes tra- vaux, les noms des personnes qui ont bien voulu me préter leur con- cours, les unes en me procurant des matériaux d('étude et (autres en me fournissant des renseignement littéraires. Je dois, en cetta oc- casion, citer les utiles contributions de messieurs J. N. Thomas et Santiago John (Chili), qui, pour servir dans ce but m'ont envoyé, en diverses occasions, depuis 1905 des exemplaires tout frais en méme temps que d'intéressants renseignements soit sur les prix, soit au su- jet des mois pendant lesquels certaines especes se présentent le plus abondamment sur les cótes de nos provinces septentrionales; de M. von Rodt a qui je suis redevable (un certain nombre de poissons et VPutiles renseignements sur la langouste ou homard de Juan Fernan- dez, de M. Ciro N. Agiiero (de Lima) qui a eu Pobligeance de nVen- voyer certains poissons du Callao qui remontent le grand courant Jjusqu'a nos cótes et je dois également de sinceres remerciments aux savants ichthyologues M. C. Tate-Regan (de Londres) et les docteurs Jordan, Bean et Gil (des États-Unis) ainsi que Stead du Musée de Sidney (Australie) qui veulent bien m'envoyer tres régulierement leurs études systématiques, figurent des especes chiliennes.

(1) Essai une Bibliographie chilienne d? Histoire naturelle.

AN. SOC. CIENT. ARG. T. LXXVII 14

210 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Qu'il me soit finalement permis d('adresser mes remerciments au nom de la Société scientifiqne du Chili pour la déférence qui n'a été accordée en écoutant le modeste rapport que je viens de présenter

devant cette docte assemblée.

3uenos Aires, le 15 juillet 1910.

ELEMENTOS Y EFEMERIDES DEL COMETA PF 1913 CDELAVAN)

Por P. T. DELAVÁN y B. H. DAWSON (1)

Los elementos siguientes fueron calculados fundándose en seis ob- servaciones en La Plata combinados en tres lugares.

Las observaciones son : diciembre 17, Hussey; diciembre 17, Daw- son; diciembre 17, Dawson; diciembre 30, Dawson; diciembre 30, Hussey y enero S, Dawson.

ELEMENTOS

T = 1914 oct. 30.07304 GrMATE

0 —" 9 ARID2A0l

ES ds 290 1914.0

A 12.9)

Log q = 0.0524510.

Residuos (O €); Aa cos fp = 5'7 AB = —1.3

Constantes para el ecuador de 1914.0 :

a = r [9.7797956] sin (217*31'56"4 + 0) y = r [9.9082600] sin (201 29 22.1 + y) r [9.9960211] sin (117 853.4 +»)

a

(1) El señor Pablo 'T. Delaván, astrónomo del observatorio de La Plata, nos re- mite para su publicación los interesantes datos siguientes, sobre Elementos y efe- mérides del cometa F' 1913, descubierto por el propio profesor señor Delaván, el 17 de diciembre próximo pasado. (La Dirección).

212 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

EFEMÉRIDES

19 GMT

0. 7) log Mag. Marzo 1.5 DAS DA + 544354" 0.5904 Ol DS 2 43 47.0 4 28 24 0.919 55) 2 15 26.7 5 12 32 0.5932 13.5 AO il 5 56 58 0.5942 1) 2 49 23.4 641 AY 0.5950 21.0 2 o 7 26 40 0.5954 SJ 0) DO 2 54 7,4 SUIS 0.5955 29.5 2 56 46.1 8 57 28 0.5953 Abril 2.5 DIS 9 43 16 0.5948 8.9 09 y A 10 29 20 0.5939 10.5 3 544.2 11 15 42 0.5927 14.5 O! 12 2 23 09914. 8.8 13.5 3 12 32.9 12 49 25 0.5891 22.5 3 T6 10738 13 36 48 0.5867 S.7 26.5 AM 14 24 37 0.5841 30.5 3 23 56.0 15 12 51 0.5810 S.6

Las magnitudes son basadas en una de 9.3 asumida para diciem- bre 30.5.

La razón de los residuos indica que no se puede reducirlos material- mente en la hipótesis del movimiento parabólico.

Estos elementos indican que el cometa llegará á ser un poco más brillante que la quinta magnitud cerca del perihelio.

MEMORIA ANUAL

DEL PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

CORRESPONDIENTE AL XLI” PERÍODO ADMINISTRATIVO (1% DE ABRIL DE 1913 Á 31 DE MARZO DE 1914) LEIDA EN LA ASAMBLEA DEL 14 DE ABRIL DE 1914

Señores consocios :

De acuerdo con lo prescripto por el artículo 19, inciso 9% de los nuevos estatutos aprobados por el gobierno de la nación con fecha 7 de enero del corriente año, voy á daros cuenta del estado actual de

nuestra Sociedad y de su marcha durante el X LI” período administra-

tivo (1” de abril de 19153 á 31 de marzo de 1914).

Junta directiva. En la asamblea del 4 de abril del año próximo pasado quedó constituída la Junta directiva que debía regir los desti- nos de nuestra institución, en la siguiente forma :

Presidente : ingeniero Santiago E. Barabino.

Vicepresidente 1” : ingeniero Nicolás Besio Moreno.

Vicepresidente 2% : doctor Julio J. Gatti.

Secretario de actas : ingeniero Enrique Butty.

Secretario de correspondencia : ingeniero Jorge W. Dobranich. Tesorero : doctor Martiniano Leguizamón Pondal.

Bibliotecario : ingeniero Delio D. Demaría Massey.

Vocales : doctor Agustín Álvarez, doctor Horacio Damianovich, in- geniero E. Pablo Bordenave, ingeniero Juan A. Briano, señor Rómulo Bianchedi, doctor Juan B. González, ingeniero Carlos Wauters.

Por renuncia del doctor Julio J. Gatti del cargo de vicepresidente segundo, del ingeniero Delio D. Demaría Massey del de bibliotecario y

214 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

de los señores doctor Horacio Damianovich y Rómulo Bianchedi, del de vocales, en la asamblea de fecha 25 de julio fueron elegidos par: desempeñar los mencionados cargos, respectivamente, los señores doctor Francisco P. Lavalle, doctor Tomás J. Rumi, profesores Camilo Morel y Juan Nielsen.

Por renuncia del ingeniero E. Pablo Bordenave y profesor Camilo Morel, del cargo de vocales, en la asamblea de fecha 9 de septiembre fueron nombrados para reemplazarlos los señores ingeniero Oronte A. Valerga y Amado Bialet Laprida.

Así constituída ha funcionado hasta la fecha, y en las 31 sesiones celebradas, después de haberse tomado en consideración y despachado todos los asuntos entrados, fueron tomadas entre otras las siguientes resoluciones :

Á solicitud de la Asociación internacional del congreso de cami- nos, se resolvió designar al ingeniero José I. Girado para represen- tará la sociedad en el tercer congreso á realizarse en Londres el 23 de junio del año próximo pasado.

Contribuir con la suma de 200 francos para ayudar á la Sociedad in- ternacional de tablas físico químicas, en la publicación de sus trabajos.

De acuerdo con una nota del director general de minas, geología é hidrología solicitando que la Sociedad concediera el local social para que aleunos miembros del personal de aquella dirección diera una serie de conferencias, y que la Sociedad las auspiciara, se resolvió fa- vorablemente dicho pedido y es así como se han dado las interesantes conferencias cuyos conferencistas y temas se detallarán más adelante.

Adbherirse al IX” Congreso internacional de hidrología, climatología y geología á celebrarse en Canadá y se nombró al cónsul argentino en Montreal para representar á la Sociedad en dicho congreso.

Á solicitud de varios presidentes de sociedades de ingenieros de Estados Unidos, se resolvió adherirse al Congreso internacional de ingeniería que con motivo de la exposición internacional de Panamá, tendrá lugar en San Francisco de California en septiembre de 1915 y á cuya exposición también se resolvió adherirse.

Adherirse al Congreso nacional penitenciario y al Congreso nacio- nal del niño á celebrarse ambos en esta Capital, habiéndose designa- do como delegado para representar á la Sociedad en este último al doctor Horacio Damianovich.

Adherirse al Congreso internacional de americanistas á reunirse en Wáshington en 1914.

Desienar á los señores doctor Ángel Gallardo, ingeniero Santiago

MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE 215

E. Barabino, doctor Enrique Herrero Ducloux, ingeniero Nicolás Be- sio Moreno, ingeniero Enriqne Hermitte, doctores Pedro N. Arata, Francisco P. Lavalle, Atilio A. Bado, Claro C. Dassen, ingenieros Juan F. Sarhy, José A. Medina y doctor R. Gaus para componer el Comité argentino que auspiciará la obra de las Tablas físico-quími- cas y tecnología.

Con motivo del muy lamentado fallecimiento del ex presidente y soeio honorario de nuestra Sociedad, el ingeniero Luis A. Huergo, se resolvió que la Junta directiva asistiera en corporación á velar el ca- dáver del ilustre extinto; invitar á todos los socios á concurrir al sepelio; designar al ingeniero Barabino para que en calidad de presi- dente hiciera uso de la palabra en el acto de la inhumación de los res- tos; dirigir una nota de pésame á la familia é iniciar los trabajos ten- dientes á honrar la memoria de tan benemérito ciudadano, mandando pintar un retrato al óleo para colocarlo en el salón social y dedicar á su memoria un número especial de los Anales ; contribuir con 500 pe- sos en la subscripción iniciada por el Centro nacional de ingenieros para el homenaje por tributarse á su memoria, é iniciar á su vez una subscripción entre los socios con el mismo objeto.

En virtud de acercarse la fecha de la conmemoración del primer cen- tenario de nuestra independencia, á cuya conmemoración nuestra So- ciedad debía asociarse, se nombró una comisión compuesta de los seño- res ingenieros S. E. Barabino, N. Besio Moreno y Carlos Wauters. para formular el programa de festejos, presentando dicha comisión el siguiente proyecto :

1” Publicar un volumen especial de la Historia de la ciencia argen- tina desde la emancipación del país hasta esa fecha, con cuyo objeto se invitaría desde ya á los señores presidentes de las diversas socie- dades científicas del país para resolver la forma más conveniente de realizar este pensamiento, confiando á cada una de ellas la rama que le corresponda, bajo los auspicios de la Sociedad Cientifica Argentina.

2 Cumplir de entre los votos formulados por el Congreso científico internacional americano de 1910 aquellos que la Junta directiva crea más convenientes.

Para llevar á la práctica la primera parte de dicho proyecto, se re- solvió que el trabajo relativo á publicación de la Historia sintética de ciencia argentina, sería confiado á las instituciones que á continua- ción se expresan y de acuerdo con la siguiente clasificación :

Ciencias puras. 1” Ciencias filosóficas, á cargo de la Facultad de filiosofía y letras;

216 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

2” Ciencias matemáticas, astronómicas y físicas, á cargo del Centro nacional de ingenieros;

3" Ciencias químicas y mineralógicas, á cargo de la Sociedad quí- mica argentina;

4” Ciencias naturales, á cargo del Museo nacional de historia na- tural.

Ciencias aplicadas. 1” Ingeniería, á cargo del Centro nacional de ingenieros;

2” Medicina, á cargo de la Sociedad médica argentina;

3" Ciencias jurídicas, á cargo del Centro jurídico;

4” Ciencias agrarias, á cargo de la Sociedad de ingenieros agróno- mos y del Centro de medicina veterinaria;

5” Industrias, á cargo de la Unión industrial argentina.

Bellas artes. 1” Literatura, á cargo del Ateneo nacional;

2” Música, á cargo del Conservatorio de Williams;

3” Arquitectura, á cargo de la Sociedad central de arquitectos.

4” Pintura y escultura, á cargo de la Escuela de Bellas artes.

Con motivo de la llegada al pais del distinguido profesor doctor Walther Nernst y deseando la Junta directiva que la Sociedad le rin- diera el debido homenaje, se designó una comisión compuesta de los señores ingeniero Santiago E. Barabino, doctor Tomás J. Rumi, profesor Camilo Méyer, doctores M. Leguizamón Pondal, Horacio Da- mianovich, é integrada más tarde con los doctores Guillermo Schae- fer, Víctor J. Bernaola y Walther Sorkau para organizar los trabajos de recepción y homenaje.

Por indicación del doctor Ángel Gallardo, quien se había dirigido á distintas personalidades de los Estados Unidos, solicitándoles hicie- ran valer su influencia para que el V” Congreso científico segundo panamericano se realice en San Francisco de California en 1915 en ocasión de la exposición que tendrá lugar en aquella fecha, la Junta directiva resolvió enviar una nota al señor ministro en Wáshington, en ese sentido, como asimismo al Comité ejecutivo que fué nombrado en Santiago de Chile, para organizar dicho congreso.

Con motivo del sentido fallecimiento del ex presidente de nuestra Sociedad, el doctor Agustín Álvarez, se tomaron las siguientes reso- luciones :

Que los miembros de la Junta directiva asistieran en corporación, en representación oficial de la Sociedad, en el acto del sepelio de los restos del distinguido consocio.

Invitar á los socios á acompañar los restos.

MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE 217

Designar al doctor Juan B. González para que hiciera uso de la palabra en nombre de la Sociedad.

Dirigir una nota de pésame á la familia.

Con el objeto de asociarse al duelo general que produjo la trágica muerte del malogrado aviador ingeniero Jorge Newbery, fueron to- madas las siguientes resoluciones :

1* Concurrir los miembros de la Junta directiva á velar los restos;

2* Invitar á los socios á asistir al acto del sepelio;

3? Dirigir una nota de pésame á la señora viuda del extinto y otra en igual sentido al Aero Club Argentino.

Otras resoluciones de relativa importancia fueron tomadas en el transcurso del período, las que, por no molestar la atención de la asamblea, omito en detalle.

Bases y reglamento de la sociedad. Percibida la Junta directiva de que nuestros estatutos no correspondían ya á la situción en que la Sociedad se halla, tanto del punto de vista científico como social, creyó, no sólo oportuno, sino necesario, proceder á modificarlos en con- cordancia con las condiciones actuales de nuestra asociación.

Con este objeto consiguió, de acuerdo con el reglamento vigente, la presentación de diez socios solicitando su reforma. (Art” 4s, tít. AMV)

Convocada la asamblea á que se refiere dicho artículo, ésta, en su sesión de 28 de julio de 1913, autorizó á la Junta directiva para pro- ceder á reformarlos. Con este propósito designó una comisión com- puesta del presidente ingeniero Santiago E. Barabino y del vocal in- sgeniero Carlos Wanuters, los que se expidieron presentando un proyecto que la Junta directiva, previa discusión, aprobó y elevó á la conside- ración de la asamblea extraordinaria que con tal objeto se verificó el 9 de septiembre de 1913, la que á su vez, después de discutir el pro- yecto indicado, lo sancionó en la forma que acaba de ser aprobado por el gobierno de la nación con fecha 7 de enero de 1914, y que ha sido puesto en conocimiento de los señores consocios por haberse im- preso en los Anales y repartido en edición por separado.

Congreso científico internacional americano de 1910. La Comisión directiva del Congreso científico internacional americano, en virtud de no disponer de fondos para proseguir la última tarea que le que- daba, esto es, la publicación de las memorias presentadas á dicho congreso, resolvió dar por terminados sus trabajos y declinar en la So-

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ciedad Científica, de la que había emanado su mandato, y dejar sin embargo subsistente la Comisión de publicaciones presidida por el in- geniero Santiago E. Barabino, teniendo por secretario al ingeniero Nicolás Besio Moreno y por vocales á los respectivos secretarios de las diversas secciones.

La Junta directiva aceptó el temperamento propuesto y se hizo cargo de los documentos y del saldo de los fondos que la extinguida comisión poseía, en esta forma :

1” En un cheque de pesos 6006,08, saldo de las entradas por con- cepto de adhesiones;

2” Depósito de pesos 3940,88 en el Banco de la nación, saldo de los 100.000 entregados por la Comisión del centenario para sufragar los gastos del congreso.

Al mismo tiempo en su sesión de fecha 2 de marzo confirmó la de- signación de la Comisión de publicacianes hecha por la Directiva del

Cu

congreso.

Homenaje 4 Ameghino. De acuerdo con las resoluciones que se tomaron en las asambleas realizadas con este objeto y en las qne se designaron la Comisión honoraria, la Junta ejecutiva y la Comisión consultiva y teniendo presente el plan de homenaje que fué aprobado por la Junta directiva de nuestra Sociedad, se ha dado principio á los trabajos tendientes á la realización de esas resoluciones, que com- prenden en una obra compleja, en la que figura, en primer lugar, una acción de propaganda en toda la república, que ya se ha llevado á cabo con la reimpresión de un folleto sobre la vida y obra del sabio, redactado por los señores Juan B. Ambrosetti y Víctor Mercante, que autorizaron á la Junta ejecutiva con toda gentileza para que pu- diera hacerse una edición destinada á hacer conocer la personalidad de Ameghino en todo el país y muy especialmente en los estableci- mientos educacionales. Esta edición ha sido ya distribuida de acuer- do con los fines de su publicación.

Después de realizada esta parte del programa, fué necesario orga- nizar el plan que respondiera á una acción eficaz, en el concepto de que la subseripción nacional, con cuyo producido debe costearse los gastos del homenaje definitivo, fuera de positivos resultados. Es ne- cesario hacer notar aquí, que excepción hecha de los centros intelec- tuales de la Capital y de La Plata y de algunos especialistas y estu- dliosos del interior, el nombre de Ameghino no era conocido en toda la amplitud de su vasta obra, y fué necesario entonces que delegacio-

MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE 219

nes especiales formadas por miembros de nuestra Sociedad recorrie- ran el país, fundando en todas las capitales de provincia subcomités encargados de secundar la acción de la Junta ejecutiva, tanto en la divulgación de la personalidad científica de Ameghino, como en la ardua tarea de organizar los trabajos para llegar á hacer efectiva la subscripción nacional, que era el objetivo de esta segunda parte del programa trazado y aceptado.

Con este objeto se designaron las siguientes comisiones :

Para La Plata: ingenieros S. E. Barabino, Nicolás Besio Moreno, doctor Juan B. González, ingeniero Vicente Castro, doctor Francisco P. Lavalle, ingeniero Enrique Marcó del Pont, señor Rómulo Bian- chedi y doctor Horacio Arditi.

Para las ciudades de Rosario, Santa Fe y Paraná: ingenieros Vi- cente Vastro, Juan A. Briano y doctor M. Leguizamón Pondal.

Para Córdoba : ingenieros S. E. Barabino, Nicolás Besio Moreno y doctor Tomás J. Rumi.

Para Santiago, Tucumán, Salta y Jujuy : señores ingeniero Nicolás Besio Moreno y doctor Tomás J. Rumi.

Para Catamarca y Rioja: señores teniente coronel Antonio Rome- ro y doctor Alfredo Sordelli.

Para Mendoza, San Luis y San Juan : señores doctor Nicolás Gon- zález Luján é ingeniero E. Pablo Bordenave.

Al mismo tiempo que se fundaban los subcomités en el interior, se pidió y obtuvo el concurso de la prensa para la propaganda corres- pondiente, habiendo ésta respondido en forma amplia, dando cuenta de todos los actos realizados y haciendo obra de difusión en sueltos y artículos editoriales, tanto en la Capital como en el interior de la Re- pública.

Toda esta obra debía preceder lógicamente, como preparación del medio ambiente, á la subscripción; y antes de entregar á la circulación las listas respectivas, se creyó necesario realizar en la Capital una velada de homenaje, con el objeto de que el nombre de Ameghino tu- viera la popularidad que justamente merece; dicho acto se realizó en el teatro Colón, en la noche del 20 de octubre del año anterior, con resultado halagador, pues la comisión formada por el doctor Francis- co P. Lavalle, ingeniero Vicente Castro, doctor Carlos M. Morales, ingenieros Nicolás Besio Moreno, Enrique Marcó del Pont y doctor Juan B. González, consiguió incluir en el programa, además de los discursos del presidente de la Científica, ingeniero Santiago E. Bara- bino y señor Ricardo Rojas, el discurso inaugural del entonces Mi-

220 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

nistro de instrueción pública doctor Carlos Ibarguren, haciendo con- currir la acción oficial al solemne homenaje.

Cumplida esta segunda parte, se dió principio á la distribución de listas de subscripción, utilizando para ésto las nóminas de personas aptas y de responsabilidad á quienes podían ser confiadas, nóminas que se solicitaron á los subcomités del interior; una parte de estas listas se ha distribuído en la provincia de Santiago del Estero y La Plata, no habiéndose hecho en el resto del país á causa de que la épo- ca avanzada del año hacía peligrar el éxito en la recolección de fon- dos, teniendo en cuenta que esas listas se confían en su mayor parte al personal docente y que la época de vacaciones imposibilita este género de trabajo. Corresponde á la nueva Junta ejecutiva realizar hasta su terminación esta última parte del programa trazado. Las listas se empezaron á distribuir el 1? de octubre y las últimas llevan fecha 8 de noviembre, habiéndose suspendido la distribución porque en ellas se establece como plazo para la devolución el 31 de diciem- bre del año pasado; para las nuevas habrá que fijar nuevo plazo para esa devolución. El número de las distribuídas alcanza á 790, habién- dose recibido una parte de eilas con el producido de 2744 pesos mo- neda nacional, que se encuentra depositado en el Banco de la nación argentina, en caja de ahorros y á la orden del presidente y tesorero de la Junta ejecutiva.

La labor realizada en las diferentes partes del programa ligera- mente bosquejado, se pone de manifiesto desde que se inició la tarea de constituir los subcomités de propaganda. Para obtener ese resul- tado se dirigieron comunicaciones á todos los miembros del personal directivo y docente de las universidades, colegios nacionales y escue- las normales del interior, interesándolos en ja obra, á cuyo efecto se pasaron por secretaría 1143 notas, dirigidas á las personas que esta- ban en condiciones de formar parte de esos subcomités, y 123 notas á los directores de diarios y periódicos pidiéndoles la mayor propagan- da para el mejor éxito de dichas constituciones. Los gobernadores de provincia recibieron también comunicaciones en las que se pedía el concurso oficial para asegurar el buen resultado en las gestiones que deben iniciar los subcomités.

Terminada la fundación de los subcomités, se dió prineipio á la distribución del folleto á que se ha hecho referencia anteriormente, mandándose abundante número de ejemplares á cada subcomité; aparte de ésto, se remitieron directamente paquetes, que contenían diez ejemplares cada uno, á 109 establecimientos educacionales de

MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE 221

enseñanza secundaria, normal y especial, acompañados de una nota en la que se pedía que dichos ejemplares se destinaran á la biblioteca de esos establecimientos, para que los alumnos pudieran conocer la obra fecunda del sabio investigador.

Acompañados igualmente de una circular explicativa, con idéntico objeto se enviaron 513 ejemplares á las escuelas de la provincia de Buenos Aires, 3531 á las escuelas de los territorios y 1375 á las escue- las nacionales de las provincias, teniéndose así la seguridad de que en ninguna parte del territorio argentino el nombre de Ameghino sea hoy desconocido.

Sólo quedaba por llenar la última parte del programa haciendo cir- cular profusamente las listas de subscripción y, como se ha tenido ocasión de manifestar anteriormente, es á la nueva Junta ejecutiva á quien corresponde terminarlo.

No debo terminar la relación de estos trabajos sin hacer presente que en virtud de las razones que dió el doctor Juan B. González en su notarenuncia de fecha noviembre 24 próximo pasado, que se en- cuentra en el archivo de la Sociedad, dicha renuncia le fué aceptada y se hizo cargo provisionalmente de la secretaría general el señor in- geniero Enrique Butty, que ha actuado desde esa fecha hasta el pre- sente.

Esto es en síntesis lo que se ha hecho en lo relativo al homenaje.

Asambleas. En el transcurso del período terminado se han celebrado cuatro asambleas, en las cuales se ha procedido á la lectura y aproba- ción de la memoria anual correspondiente al X LT” período administra- tivo, renovación de la Junta directiva, integración de la misma y del cuerpo de redactores de los Anales, nombramiento de director y un secretario de los mismos, en reemplazo del ingeniero Santiago E. Ba- rabino que fué elegido para desempeñar el cargo de presidente de la Sociedad y del doctor Atilio A. Bado que renunció, y consideración y aprobación de las reformas introducidas en las bases y reglamento de la Sociedad.

Conferencias. La Comisión de estudio que la Junta directiva nom- brara para llevar á la práctica la organización de conferencias, con el fin de ampliar la acción social y científica de nuestra Sociedad, logró obtener en su gestión el mejor éxito, como puede-verse por la serie de conferencias que fueron dadas durante el periodo y que á continua- ción se detallan :

222 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

í de mayo. Borneo, por el doctor Guido Bonarelli.

14 de mayo. La formación petrolífera de Salta y Jujuy, por el doe- tor Guido Bonarelli.

21 y 28 de mayo. Costumbres de aves americanas, por la profesora Elina G. A. de Correa Morales (1* y 2? parte).

El doctor Horacio Damianovich inició, en el mes de junio próximo pasado, una serie «dle seis conferencias sobre Materia, fuerza y vida desde el punto de vista científico, ideas antiguas é investigaciones moder- nas, las que tuvieron lugar los días 4, 11, 18 y 25 de junio, y 2 y 11 de julio, en las que desarrolló el siguiente programa :

INTRODUCCIÓN Y PLAN GENERAL

I. Analogías y diferencias entre los organismos y los « inorganismos »

Punto de vista estático; la materia y la forma : 1. Constitución física y química de los organismos y de los inorganismos; evolución química y evo- lución morfológica. 2. La forma : morfología sintética; estructuras artifi- ciales y estructuras orgánicas.

Punto de vista dinámico : intercambio de energía. Fisiología general. Movimiento. Asimilación. La energía química de la materia viva. Los fermentos. Analogía entre las acciones bioquímicas de los fer- mentos naturales y las acciones catalíticas de los fermentos artificiales. División celular. La físicoquímica de los coloides y las investigaciones modernas sobre la cariocinesis. Fecundación química y cruzamiento. Partenogénesis artificial. Biofotogénesis. Escitabilidad como propie- dad general de la materia.

TI. Evolución de la vida

El principio de la continuidad. La vida de la materia y las doctrinas antiguas y modernas sobre el origen de la vida orgánica. ¡Puede consi-

derarse la evolución orgánica como una consecuencia de la evolución inor-

gánica? La doctrina de la generación espontánea en el presente y en el

pasado. Síntesis de las investigaciones modernas. Observaciones gene- rales sobre los métodos empleados. Resumen y conclusiones.

16 de junio. Observaciones deroeléctricas efectuadas durante el eclipse solar del 10 de octubre de 1912, por el doctor Jacobo Laub. 1* de agosto. El cáncer, por el doctor Roberto Wernicke.

MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE 223

6, 15 y 22 de agosto. Historia de la navegación aérea, por el inge- niero Nicolás Besio Moreno.

20 y 27 de agosto, 3 y 10 de septiembre. La filosofía de las matemá- ticas, por el profesor Camilo Méyer, en las que desarrolló el siguiente programa :

PRIMERA SERIE

La filosofía de las matemáticas y su evolución desde la doctrina cartesiana

hasta el positivismo de Comte

Primera conferencia (desde Descartes hasta Leibnitz). Introducción : 1. Las dos tendencias de la filosofía de las matemáticas. Elección del período moderno desde Descartes hasta Comte. 2. La matemática universal de Descartes. La imaginación en la filosofía matemática de Descartes. 3. La filosofía matemática desde Descartes hasta Leibniz. La filosofía de Male- branche. La filosofía de Spinosa. —4. La filosofía matemática de Leibnitz. Antagonismo entre la obra de Newton y la de Leibnitz. El dinamismo inte- lectual. Resumen y comparación de las filosofías matemáticas de Descartes, Spinosa y Leibnitz.

Segunda conferencia (desde Kant hasta Augusto Comte). Introducción : 1. Fracaso de la filosofía matemática de Leibnitz. Sus causas. 2. La meta- física del cálculo infinitesimal. 3. La filosofía matemática de Kant. Im- portancia atribuída por Kant á la filosofía matemática. Antagonismo de Kant con las ideas de Leibnitz y Newton. El esquematismo transcendental. Resu- men. 4. La filosofía matemática de Augusto Comte. La obra de Laplace y Lagrange. La mecánica analítica. La matemática abstracta. Conclusiones.

SEGUNDA SERIE Las teorías físicas y límites del conocimiento

Primera conferencia (el mecanismo y la energética). 1. El mecanismo. 2. El atomismo y el mecanismo. El atomismo y el continuismo. Últimas victorias de la teoría atomística. Los Quanta de Planck. 3. La energética. Base de la energética. Carácter filosófico de la querella entre el mecanismo y la energética. Exclusión de la invención. La teoría física ha de prever y ser fecunda. Superioridad del mecanismo. -— 4. El mecanismo, la energética y el nominalismo. Sentido verdadero de las palabras «explicación mecá- nica ». El nominalismo mitigado.

Segunda conferencia (los límites del conocimiento científico). 1. El pro- blema de la verdad. Condiciones y naturaleza de la verdad científica. 2.

224 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

La teoría del conocimiento. Dificultad del conocimiento experimental. El cálculo de las probabilidades en la inducción. Probabilidades de las causas. El peligro del postulado de la simplicidad. 4. Límites del conocimiento científico. Imposibilidad de elevarse hasta los principios por medio de la generalización. El límite del conocimiento se halla entre la teoría experi-

mental y la teoría matemática.

26 de agosto. Los animales como intermediarios de las enfermedades del hombre, por el doctor Roberto Wernicke.

17 de septiembre. De la protección de los edificios modernos por me- dio de los pararrayos, por el ingeniero H. M. Levylier.

24 de septiembre. Estado actual de los problemas de inmunidad y anafilaxia, por el doctor Felipe A. Justo.

22 de octubre. Los paragranizos eléctricos en la República Argen- tina, por el ingeniero H. M. Levylier.

í de noviembre. La predicción del tiempo ú largo plazo, especial- mente en la Argentina, por el profesor Alfredo Jatho.

Organizadas por la Dirección general de minas, geología é hidro- logía, y patrocinadas por nuestra Sociedad, fueron dadas las siguien- tes conferencias :

14 de junio. Geología de las sierras de Buenos Atres y sus relaciones con las montañas de Sud África y con los Andes, por el doctor Juan Keidel.

28 de junio. La nieve penitente de los Andes argentinos y la morfolo- gía de la región, por el doctor Walther Schiller.

23 de agosto. Principales resultados provenientes de estudios hidro- gráficos y geológicos del valle de Fiambalá, provincia de Catamarca, por el doctor Walther Penck.

6 de septiembre. Constitución geológica de la zona petrolífera del Neuquén, por el doctor Anselmo Windhausen.

Patrocinadas por el Congreso nacional del niño, fueron dadas las que á continuación se expresa :

12 de septiembre. Importancia del Congreso nacional del niño, por la doctora Elvira Rawson de Dellepiane.

27 de septiembre. Historia de niños abandonados, por la señora Julia S. de Curto.

4 de octubre. Zdeas sonantes sobre educandos y educacionistas, por el señor Clemente Onelli.

MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE 225

Además fueron presentadas á la consideración de la Sociedad, las siguientes comunicaciones :

5 de mayo. Los fenómenos del parasitismo en los vegetales, por el profesor Lucien Hauman Merck.

9 de junio. Contribución al estudio de los cristales líquidos, por el doctor Teófilo Isnardi.

Á excepción de cineo conferencias, todas las demás fueron ilustra- das con numerosas proyecciones luminosas.

Por invitación del señor presidente de la Dirección de las obras sanitarias de la nación, la Sociedad efectuó el 17 de agosto una visita á la nueva torre de toma de agua en el río de la Plata, á la cual asis- tió un gran número de socios.

Socios. El movimiento de socios ha sido el siguiente: el número de socios activos, que el 31 de marzo de 1913 era de 638, ha dismi- nuído á 554, no obstante haber ingresado, durante el período, 35 socios nuevos y reingresado 4, lo que hace un total de 39. Esta con- siderable disminución es debida á que la Junta directiva resolvió declarar cesantes á 82 socios activos, de acuerdo con el artículo 4” del reglamento; haber fallecido $ y renunciado 33. El número de socios honorarios ha quedado reducido á 5 con motivo del muy lamen- tado fallecimiento del ingeniero Luis A. Huergo. El de correspon- dientes es de 58.

La Sociedad ha tenido también que lamentar el fallecimiento de los consocios doctor Agustín Álvarez, ingeniero Teodoro F. Morón, señores José L. Pascual, Juan A. Langdon, José Soldatti, é inge- nieros Augusto Terracini, Pedro Ezcurra, Carlos Nystromer, Jorge Newbery. y del socio correspondiente doctor Federico Ristenpart.

He aquí la nómina de los socios activos ingresados :

Doctor Juan A. Boeri, ingeniero Juan J. Elordi, doctor Juan F. Aranguren, profesor doctor Felipe A. Justo, señor Carlos Li- zer, doctor Carlos Jesinghaus, señor E. S. Oynalewseki, doctor Nicolás González Luján, ingeniero Raúl Hersfeld, ingeniero José Carniglia, señor Francisco Esteban, señor Adólfo Garbet, doctor Anselmo Windhausen, doctor Ángel Roffo, doctor Ramón Logarte, doctor Guillermo Hileman, profesor Rodolfo Senet, doctor Víctor Wi- daxovich, doctor Salvador Mazza, señor Amado Bialet Laprida, doe- tor Walther Moring, doctor Juan José Díaz Arana, doctor Salvador Debenedetti, doctor Antonio Buadá y Morant, ingeniero Juan Delvi- nioti, doctor Luis Merzwacher, señor Juan B. Lara, señor Carlos L.

AN. SOC. CIENT. ARG, T. LXXVII 15

226 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Carboneschi, señor Julio Dolder, señor Miguel Reyes, doctor Carlos Kurt Housseus, senor José L. Pertile, señor Luis Delletang, doctor Francisco Nacher y señor Ramón Rodríguez de Vicente.

Los reincorporados fueron :

Doctor Walther Sorkau, ingeniero Alberto Schneidewind, coronel Gustavo Sundblad Roseti y profesor José T. Ojeda.

* Tesorería. El cargo de tesorero ha sido desempeñado por el doe- tor Martiniano Leguizamón Pondal, quien lo ha atendido con toda la dedicación y fiscalización que este delicado cargo requiere.

Los cuadros de tesorería que se agregan á esta memoria demues- tran el estado financiero de la Sociedad y el movimiento de las dife- rentes cuentas habido durante el período terminado. En dichos cua- dros no figuran las cuentas correspondientes á los fondos del Congreso científico internacional americano y de la exploración de la laguna Iberá, por cuanto ellos se llevan por separado.

La cuenta correspondiente á dicho congreso arroja un saldo á favor de pesos 9546,96, incluído en esta suma el saldo del fondo de adhe- siones. En cuanto á la cuenta correspondiente á la exploración de la laguna Iberá, el saldo es de pesos 359,15 moneda nacional, cuyo total está afectado á publicaciones relativas á las referidas cuentas.

Los libros de contabilidad han sido llevados en forma y se encuen- tran al día.

Continúan depositados en custodia en el Banco de la Nación los siguientes documentos, cuyo certificado de depósito se encuentra en poder del gerente de la Sociedad.

Un título de propiedad de la casa Cevallos 269.

Dos comprobantes de pagos de paredes medianeras.

Dos comprobantes de aprobación de cuentas rendidas á la Conta- duría general de la nación por pesos trece mil ochocientos ochenta y tres con tres centavos moneda nacional ($ 13.883,03 m/n), y pesos seis mil ciento diez y seis con noventa y siete centavos moneda nacio- nal ($ 6116,97 m/n) correspondientesálos fondos recibidos del gobierno de la nación para gastos de representación y publicación de los traba- jos presentados al IV” Congreso científico, 1? panamericano, de Chile.

Dos comprobantes de cuentas presentadas á examen de la Conta- duría general de la nación por pesos cuarenta y un mil novecientos sesenta y dos con veintitrés centavos moneda nacional ($ 41.962,23 m/n), y pesos ocho mil treinta y siete con setenta y siete centavos

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moneda nacional ($ 8057,77 m/n) correspondientes á los fondos recibi-

MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE 227

dos del gobierno de la nación para exploración y estudio de la laguna Iberá.

Un título de la deuda pública externa de la provincia de Buenos Aires número 163.527 por valor de cien pesos oro sellado nominales ($ 100 0/5).

Secretarías. Han sido desempeñadas por los ingenieros Enrique Butty la de actas y Jorge W. Dobranich la de correspondencia, quie- nes han atendido con todo el empeño y dedicación que dichos pues- tos requieren, el despacho de todos los asuntos entrados y resueltos por la Junta directiva y asambleas, la correspondencia social y re- dacción de las actas, las relaciones de la Sociedad con las del país y extranjeras.

En buen estado se encuentran los libros de actas de la Junta direc- tiva y asambleas, copiador de notas y demás auxiliares.

La ardua labor de los señores secretarios está representada en parte por las 233 notas y 25 comunicaciones varias que han sido en- viadas durante el período y cuyas copias se encuentran en los libros respectivos.

Biblioteca y archivo. El cargo de bibliotecario lo ha desempe- nado el ingeniero Delio D. Demaria Massey hasta el 28 de julio en que hizo renuncia de él; habiendo sido elegido para reemplazarlo, desde la misma fecha, el doctor Tomás J. Rumi.

El movimiento de la biblioteca habido durante el período es el si- guiente :

Su han recibido en calidad de donación 162 volúmenes y folletos figurando entre los donantes las casas editoras de París de Ch. Bé- 'anger, Hermann et fils, Gustave Doin et fils, Gautiers-Villars, Fr. iudival y Félix Alcan, quienes han contribuído, como lo vienen ha- ciendo desde mucho tiempo atrás, á enriquecer nuestra biblioteca con valiosas é importantes obras.

Además, han enviado interesantes libros los señores : director del Instituto geográfico militar, La carte de la République Argentine; Ti- pografía moderna, Puerto de Valencia; director del Museo nacional de México, Arquitectura en México; Carlos Lix Klet y otros que sería extenso enumerar. De la mayor parte de los libros recibidos se ha pu- blicado en los Anales la correspondiente bibliografía.

Contribuyen á engrosar y enriquecer nuestra biblioteca 272 revis- tas que se reciben en canje de los Anales, procedentes de 34 países,

228 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

y las que se detallan á continuación que se reciben por subscripción :

Ponts et chaussées, Revues des revues, Comptes-rendus de l' Académie de Sciences, Annales de chimie et de physique, Nowvelles annales de ma. thématiques, Revue des deux-mondes, La nature, Nouvelles annales de la constructión Opperman, Revue scientifique, Giornale trattato génerale dell arte delPingegnere, The Builder, Revue générale de sciences, L%in- dustria chimica, Seientia de Milán, Mémorie di architecttura pratica de Torino.

También se reciben por subseripción la Enciclopedia universal ilus- trada, la Nuova enciclopedia di chimica, por J. Guareschi.

La biblioteca es constantemente consultada por los señores socios en el local de la Sociedad y á fin de facilitar la tarea de investiga- ción se les ha permitido sacar del local para ser llevados á domicilio temporariamente S0 volúmenes y 97 números de diversas revistas.

Los documentos del archivo se encuentran encuadernados hasta 1890 y catalogados hasta el año 1901, lo cual facilita grandemente la consulta de los importantes documentos que él contiene.

Uno de los puntos que ha preocupado nuestra atención preferente es el de una definitiva sistematización de la biblioteca, tratando de catalogar los libros de acuerdo con un método racional y cómodo que permita á los señores socios manejarlos sin ayuda de empleados, ga- nando así tiempo y dejando más provechosa libertad al lector. El nuevo catálogo que, fuera de duda, habrá que confeccionar y, como más conveniente, se demuestra el de fichas, será tarea que deberá, á nuestro juicio, preocupar preferentemente al nuevo bibliotecario; ta- rea que por otra parte le será grandemente facilitada por el catálogo actual que es incompleto é incómodo.

Al efecto, se han hecho construir nuevas estanterías para facilitar la ordenación de los libros y la catalogación proyectada.

Anales. —El 7 de diciembre de 1912 quedaron constituídos los cuerpos de dirección y redacción en la siguiente forma :

Director : ingeniero Santiago E. Barabino.

Secretarios : ingeniero Juan José Carabelli y doctor Atilio A. Bado.

Redactores : ingeniero Emilio Rebuelto, doctor Guillermo Schae- fer, ingeniero Arturo Grieben, doctor Martiniano Leguizamón Pon- dal, doctor Teófilo Isnardi, ingeniero Jorge W. Dobranich, inge- niero Evaristo Artaza, doctor Eduardo L. Holmberg, doctor Julio J. Gatti, doctor Pedro T. Vignau, doctor Ernesto Longobardi, profesor

MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE 229

Camilo Méyer, doctor Tomás J. Rumi, ingeniero Eduardo Latzina, doctor Agusto Chaudet.

Habiendo sido elegidos por la asamblea del 4 de abril del año pró- ximo pasado los señores ingeniero Santiago E. Barabino, doctor Julio J. Gatti, ingeniero Jorge W. Dobranich, doctor Martiniano Leguiza- món Pondal y doctor Tomás J. Rumi, para desempeñar los cargos de presidente, vicepresidente segundo, secretario de correspondencia, tesorero y bibliotecario, respectivamente, y haber renunciado al cargo el ingeniero E. Artaza, fueron elegidos para reemplazarlos, el doctor Horacio Damianovich en el cargo de director y en el de redactores, los señores Augusto Scala, doctor Alfredo Sordelli, ingeniero Eduar- do Volpatti, teniente coronel Antonio Romero y doctor Raúl Wer- nicke.

Por renuncia del doctor Atilio A. Bado del cargo de secretario de la redacción de los Anales, fué elegido para reemplazarlo el doctor José Gollo.

Así constituidos dichos cuerpos han funcionado hasta la fecha.

De acuerdo con los nuevos estatutos, en lo sucesivo, los Anales es- tarán á cargo de un director elegido por la Junta directiva y durará dos años en su mandato. El director podrá proponer á la Junta direc- tiva un núcleo de redactores en reemplazo del cuerpo de redactores que anteriormente era nombrado por la asamblea.

El número de subscriptores no ha variado y continúa siendo de nueve, á los que hay que agregar los 25 ejemplares á que está subs- eripto el ministerio de Relaciones exteriores.

La tirada ha sido como en el período anterior de 900 ejemplares.

Han contribuído á la publicación de los Anales con importantes trabajos los señores (+. Berndt, C. Schrottky, Antonio Pacinotti, Walther Sorkau, Santiago E. Barabino, Guido Bonarelli, Luis Gu- glialmelli, Teófilo Isnardi, Camilo Méyer, Guillermo Hileman, Enri- que de Carlés, H. M. Levylier, Honorio Leguizamón, Manuel Gonzá- lez Fernández, Narciso Laclau, Juan Demichelis, Alfredo Jatho, Án- gel Sabatini, Luciano P. Palet, Horacio Damianovich y Nicolás Be- sio Moreno.

Gerencia. Ha continuado á cargo del señor Juan Botto, quien como en los 28 años anteriores que viene desempeñando este puesto con toda dedicación, ha seguido siendo el eficaz auxiliar de siempre de los señores secretarios, bibliotecario y tesorero.

Estando á su cargo la contabilidad social, ha llevado los libros en

230 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

forma y demuestran el empeño con que ha atendido esta importante parte de la administración, los cuadros que se adjuntan á esta memo- ria y que demuestran el movimiento detallado de las diferentes cuen- tas habido durante el XLT” período administrativo.

De acuerdo con lo que establece el artículo 13 del reglamento, los miembros salientes de la Junta directiva son los siguientes :

Ingeniero Enrique Butty, profesor Juan Nielsen, señor Amado

3ialet Laprida, ingeniero Oronte A. Valerga, doctor Juan B. Gonzá- lez, doctor Agustín Álvarez, ingeniero Juan A. Briano, ingeniero Carlos Wauters.

Quedan como vocales : ingenieros Santiago E. Barabino, Nicolás Besio Moreno, doctor Francisco P. Lavalle, ingeniero Jorge W. Do- branich, doctores M. Leguizamón Pondal, Tomás J. Rumi; en conse- cuencia, hay que proceder á la elección de presidente, vicepresidente primero y segundo, secretario de actas, secretario de corresponden- cia, tesorero, protesorero, bibliotecario, un vocal de acuerdo con los estatutos aprobados últimamente y otro vocal en reemplazo del inge- niero Butty que ha pertenecido dos años á la Junta directiva.

Señores Consocios :

Para terminar esta memoria debo ante todo agradecer el concurso que han prestado á la presidencia de la Junta directiva los señores miembros de la misma, á cuya preparación cientifica é interés por el enerandecimiento de nuestro centro de cultura nacional se debe la labor realizada, que si no es mucha considerada en absoluto, no ha sido pequeña dentro del mareo que encuadra la potencialidad cientí- fica y económica de nuestra asociación.

El homenaje á los consocios muertos, que en vida prestaron efi- cientemente su concurso personal, científico, moral y material á la Sociedad, es un culto tradicional en ésta. Así una de las tareas más honrosas para nosotros ha sido la de contribuir en primera fila á las ceremonias fúnebres ó veladas conmemorativas celebradas en el local social, en nuestros coliseos, en la necrópolis y en los centros de cul- tura provinciales de toda la república, por la prensa, en actos públi- eos, en honor de nuestros consocios desaparecidos, el sabio doctor Ameghino y los ilustres ex presidentes ingeniero Luis A. Huergo y doctor Agustín Álvarez, á quienes dedico en este instante el reve- rente recuerdo de nuestra Sociedad.

MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE 231

Se han iniciado trabajos de real transcendencia, como los tendien- tes á conseguir que la Sociedad Cientifica Argentina, conservando su indiscutido carácter de cuerpo avanzado en la marcha lenta pero segura en la amplia ruta de la sabiduría nacional, presida y dirija la labor por realizar en homenaje á la segunda grande fiesta patria, del primer centenario de la Jura de la independencia, el 9 de julio de 1916, como la confederación de asociaciones para obtener un local propio común, etc.

He creído lógico dejar á mi sucesor intervenir desde el principio de esas iniciativas, para que la Sociedad no tenga que cambiar su re- presentación apenas comenzados los trabajos.

Es para un deber de justicia nombrar especialmente á tres co- laboradores de nuestra Sociedad, por el decidido y eficaz concurso personal prestado á la misma : me refiero á los socios doctor Juan B. González en su carácter de secretario general del Comité ejecutivo de homenaje á Ameghino; al doctor Horacio Damianovich que ha con- firmado la opinión que oportunamente manifesté en nuestros Anales de que sería un excelente director de los mismos; y al doctor Rumi á quien la biblioteca debe más de una reforma y más de una inicia- tiva que la pondrán en grado de prestar los servicios de que su im- portante biblioteca es capaz.

SANTIAGO E. BARABINO

BIBLIOGRAFÍA

Programmes des travaux, noms des rapporteurs, vosux et conclusions de XIT* congrés internationaux de navigation (1885-1912), publicado por la « Association internationale permanente des Congrés de navigation ». Un volumen de 360 páginas. Bruselas, 1913.

Este tomo que acaba de repartir la «Association internationale permanente des Congrés de navigation » llena un vacío que ya se hacía sentir. En efecto, las pu- blicaciones hechas con motivo de los distintos congresos de navegación habidos desde 1885 hasta la fecha, forman una colección muy numerosa que difícilmente puede hallarse completa, especialmente entre nosotros. Se notaba la falta, por lo tanto, de un trabajo que resumiese la obra de los congresos de navegación habi- dos hasta el presente, exponiendo los resultados de las deliberaciones en que han intervenido las personalidades contemporáneas más eminentes en trabajos hidráulicos.

La publicación que lleva el título que encabeza estas líneas llena el vacío en forma bastante completa, pues en ella se hallan reunidos los siguientes datos de cada congreso : el programa, el nombre de los autores de memorias, etc., los títulos de las comunicaciones y demás publicaciones presentadas, y lo que cons-

e

Y

tituye la parte más interesante, es decir, las conclusiones votadas y los votos emitidos. Las listas de publicaciones en realidad no constituyen una novedad, pues ya habían sido publicadas hace algunos años.

Los congresos que han sido considerados son los siguientes :

Congresos internacionales de navegación interior : 1% Bruselas (1885); 2% Vie- na (1886); 39 Francfort del Mein (1888); 4% Manchester (1890); 5% París (1892); 6% La Haya (1894).

Congresos internacionales de navegación : 7% Bruselas (1898); 8% París (1900); 90 Diisseldorf (1902); 10% Milán (1905); 11% San Petersburgo (1908); 12% Piladel- fia (1912).

Congresos internacionales de obras marítimas : 1% París (1889); 2% Londres (1893).

Congreso internacional de utilización de las aguas fluviales : París (1889).

La modificación de designación que aparece después del VI" congreso obedece

BIBLIOGRAFÍA 239

al hecho de haberse refundido los de navegación interior con los de obras marí- timas.

Dada la importancia bien conocida: de los congresos citados, á los que las naciones civilizadas enviaron como delegados sus especialistas más reputados y donde los temas propuestos han sido considerados no sólo en su faz técnica sino también en su faz económica, es fácil apreciar el mérito que ofrece una publica- ción sintética que permite conocer qué puntos han sido sometidos á discusión hasta ahora, cuál era la orientación de las ideas que sobre ellos se tenía en la época en que fueron formuladas las conclusiones, y aun, en algunos casos, apre- ciar la evolución de las mismas en los últimos treinta años.

Además, es de hacer notar el orden y claridad con que ha sido dispuesto el trabajo, lo que hace fácil su consulta.

Creemos oportuno hacer notar aquí que el próximo congreso tendrá lugar en 1915, probablememente en la capital de Suecia. Á su tiempo publicaremos el pro- grama respectivo.

JUAN JOSÉ CARABELLI.

Das Pflanzenreich, por HERMANN WoLrF. Umbellifera-Saniculoidew. Con 42 figuras y un doble cuadro. Diciembre 16 de 1910. Editor W. Engelmann. Leip- zig, 1 volumen, 305 páginas.

La actual monografía, presentada por H. Wolff, da para la subfamilia de las Saniculoideas Y géneros, con un total de 271 especies así distribuídas :

Género : Hacquetia, con 1 especie; Sanícula, 39; Astrantia, 9; Actinolema, 2; Alepidea, 19; Eryngiuwm, 196; Lagoecia, 1; Petagnia, 1; y Arctopus, 3.

Fitogeográficamente los géneros Sanícula y Eryngium son los de mayor disper- sión, pues se hallan en ambos hemisferios. Los demás tienen áreas más reducidas.

AUGUSTO C. SCALA.

Beitrage zur kenntnits der Flora argentiniens, por TEODORO STUCKERT. TIT. Quatriéme contribution á la connaissance des Graminées argentines. Apa- reció en febrero 15 de 1914. Geneve. Impr. Reggiani et Renaud, rue Necker, 1914. Extractado del 4nnuaire du Conservatoire et du Jardin botanique de Genéve, volumen XVII, páginas 278-309.

Esta nueva contribución continúa la serie de estudios que sobre la flora argen- tina iniciara ha poco tiempo el distinguido botánico señor Teodoro Stuckert, cuyo primer folleto tuve oportunidad de resumir en las entregas I-II, tomo ¡XXVII, página 143 (enero-febrero 1914) de nuestros Anales.

Se ocupa en la presente de las Gramíneas, señalando, como dice, seis especies y formas, entre las cuales

e

nuevas para la ciencia, y algunas nuevas variedades algunas nuevas para la flora argentina, así como una serie de cambios de nom- bres debidos á las publicaciones de los doctores Thellung y Ekman.

Las diagnosis de las especies nuevas han sido redactadas por el eminente agros- tósrafo profesor Ed. Hackel.

Fisuran en el trabajo especies, variedades ó formas de los siguientes géneros : Elionuros, Andropogon, Arundinella, Paspalum, Panicum, Digitaria, Ichnanthus,

234 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Setaria, Cenchrus, Pennisetum, Luziola, Stipa, Caryochloa, Muehlembergia, Sporobo- lus, Agrostis, Calamagrostis, Avena, Tripogon, Leptochloa, Munroa, Cortaderia, Trio- dia, Diplachne, Eragrostis, HKoeleria, Anthochloa, Mélica, Distichlis, Briga, Poa, Atropis, Festuca, Agropyrum, Triticum, Hordeum, Merostachys, Chusquea y Bambusa. Las especies nuevas descriptas son las siguientes : Paspalum (Sect. Anastrophus) Lilloi Hackel; Panicum (subgen. Brachiaria) glabrinode Hackel; Tehnanthus Lilloi Hackel; Koeleria Lillo Hackel; Poa parviceps Hackel; Festuca Lilloi Hackel.

AUGUSTO C: SCALA.

Reproduction sexué et alternance des générations chez les Algues, par JEAN BONNET. En Progressus rei botanicae, tomo V, fascículo 1%, páginas 1 á 126, con 65 figuras en el texto. Editor Gustav Fischer. Jena, 1914.

La importancia é interés del tema exigen un resumen más bien detallado, pues afronta una cuestión muy debatida hasta hoy, la de si existe en realidad la meta- génesis entre las Algas, como ha sido comprobada en las Muscineas y Criptoga- mas vasculares.

De cómo se han interpretado los diversos modos de reproducción, y de la exis- tencia de un doble ciclo gametrófito y esporófito en las Talófitas, caracterizado por diferencias halladas en el número de cromosomas de las células somáticas y genéticas, son los tópicos que aborda en su magistral estudio e) autor.

En el párrafo sobre Generalidades expone lo siguiente :

Hofmeister fué el primero en afirmar que existe en los vegetales la alternación de generaciones, comprobadas en primer término en las Arquegoniadas (Musci- neas y Helechos), consistiendo el fenómeno en la formación de una generación sexual que lleva los órganos sexuales (gametrófito) y una generación asexual que sólo forma esporos (esporófito).

Limitada en primer término á las Arquegoniadas, Sachs (1874) la admite tam- bién para las Talófitas, entre ellas las Algas.

En efecto, el micelio de un Mucor, el talo de una VFaucheria, de una Floridea son el gametófito; la fructificación de una Floridea ó de los Ascomicetas, el Zigos- poro de un Mucor, el oosporo de una Vaucheria, constituyen el ciclo asexual, es decir, el esporófito. Por tanto, para Sachs, la metagénesis es igual trátese de Ar- quegoniadas ó trátese de Talófitas. Aun más, la reproducción por zoosporas, conidios, etc., se identifica á la multiplicación por brotes que se halla en las Muscineas y Helechos, pues no tienen relaciones necesarias y directas con las metagénesis.

Pringsheim (1878) opina en cambio que el fruto de las Ascomicetas ó de las Florideas no tiene el significado de una generación especial, sino tan sólo una parte de la plantamadre diferenciada en el sentido sexual.

Vines (1878), contrariamente á las opiniones de los dos anteriores, opina que la mayoría de las Talófitas no posee generaciones alternadas comparables á las de las Muscineas, porque los modos de reproducción están directamente ligados á las condiciones exteriores del momento en que la reproducción se inicia, sea sexual ó asexualmente.

La comparación morfológica de los ciclos evolutivos, como hechos conocidos, informaba tales opiniones; el modo propio de comportarse en la naturaleza

)

BIBLIOGRAFÍA 235

semejantes organismos, no entraba en los razonamientos, y sin embargo era muy necesario para poder valorar la influencia real de esas condiciones y la realidad misma de la metagénesis, tema que se propuso Klebs dilucidar y cuyos resulta- dos expuso en 1896.

Klebs se propuso estas dos cuestiones :

12 ¿ Existe una alternación regular de generaciones neutras y de generaciones sexuadas ?

22 ¿Una generación neutra, caracterizada por ciertas propiedades, deriva nece- sariamente de un huevo fecundado ?

Al primer problema pudo responder negativamente, puesto que en ninguna Talófita suficientemente estudiada existe alternación regular de generaciones neutras y sexuales, los modos de reproducción dependen directamente de condi- ciones externas bien determinadas.

En cuanto al segundo problema se contesta también negativamente según las experiencias de Klebs.

Celakovsky admite dos tipos de generaciones alternantes, y distingue en una planta dos fracciones ó trozos :

a) El protófito (gametófito), que en los Musgos comprende el protonema y la planta foliada;

b) El antífito (esporófito) que es el esporogonio de los mismos Musgos.

Esta concepción determinó un progreso notable, aunque se opone á la idea de Sachs, quien admite un solo tipo. Establecido esto, Celakovsky distingue :

19 La alternación homóloga : el protófito engendra siempre un protófito, el antí- fito siempre un antífito.

En el primer caso el ciclo evolutivo de la planta no encierra antífito, y en el segundo protófito. Hay aquí solamente diferenciación inter se de generaciones homólogas semejantes y equivalentes desde el punto de vista de su descendencia (por ej. : 4lgas y Hongos);

29 La alternación antifética, que es la alternación de un protófito y de un espo- rófito, es muy rigurosa: un esporo del antífito engendra siempre un protófito y un huevo formado sobre éste germina siempre para dar un antífito. Nunca forma esporos el protófito, ni el antífito huevos (ej. : Musgos y plantas vasculares).

La cuestión fué muy debatida y Bower, que la estudió en detalle, afirma que tan sólo en Coleochaete, en las Florideas y las Ascomicetas asistiríamos á los comien- zos de una alteración antifética.

Después de muchas discusiones en pro y en contra, la citología hizo hacer al problema un paso decisivo.

E. Van Beneden, en 1883, vió que al verificarse la reproducción en Áscaris megalocephala, los dos pronúcleos, masculino y femenino, poseían el mismo nú- mero de cromosomas y que este número es exactamente la mitad del número de cromosomas de las células somáticas de la misma especie; y se comprobó más tarde que el fenómeno podía extenderse álas demás especies, al punto de erigirlo en ley general tanto para los animales como para los vegetales.

Desde entonces, generaciones sexuales y asexuales se caracterizan, no por la naturaleza de los órganos reproductores que forman, sino por el número de ero- mosomas que sus núcleos encierran.

El gametófito posee x cromosomas.

El esporófito posee 2 x cromosomas.

o

236 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

El autor, después de una prolija revisión de todos los trabajos hechos, y cons- tatando que las Algas no fueron estudiadas seriamente en este sentido, es decir, para afirmar la existencia en ellas de la metagénesis, aborda el arduo problema y lo resuelve.

Largo fuera reproducir todos los datos que acumula y sería salir de la índole de este resumen; remito á quienes interese el trabajo mismo, indicando someramente sus conclusiones :

1* Existen en las Algas tipos con verdaderas metagénesis, y otros con toda una serie de intermediarios, que jalonan caminos paralelos á los que sin duda, filogenéticamente, han recorrido las formas más evolucionadas de la naturaleza actual;

22 Los cuadros de clasificación de las Algas, actualmente en vigor, no con- cuerdan con los de la agrupación. que podría establecerse apoyándose sobre estos hechos de alteración, á tal extremo que debieran desmembrarse, no tan sólo con- juntos como el de las Floficeas, más aún, deberían dislocarse grupos aparente- mente más sólidos como son las Diatomeas; las bénticas difieren en absoluto de las planktónicas desde el punto de vista de las alternaciones de las generaciones ;

32% No debe olvidarse que toda clasificación, para ser útil, ha de ser ante todo práctica, y que por tanto, los caracteres tomados del aparato vegetativo, deben ser preferidos á los provistos por hechos de tan difícil comprobación; pero no ha de silenciarse que las clasificaciones tienen la pretensión de ser naturales y filo- genéticas, afirmación que desacredita la naturaleza de los que el estudio de la alternación de las faces x y 2 x ha puesto de manifiesto en las Algas.

AUGUSTO C. SCALA.

Jean Bonnet. Nota necrológica.

Jean Bonnet, autor del notable estudio resumido en la nota anterior, ha muerto recientemente (17 de septiembre de 1913) en la catástrofe ferroviaria de Ville- neuve-Loubet (en las proximidades de Grasse) en los Alpes marítimos, al volver de los ejercicios de tiro, que como conscripto le imponía el servicio militar.

Contaba apenas 22 años de edad (nació el 10 de abril de 1892, en Albi) y ya se había manifestado su rara personalidad científica en diversos trabajos, entre los cuales el muy notable sobre la metagénesis en las Algas, que tuvo los honores de la publicación en Progressus rei botanicae, trabajo que no hubiera desdeñado fir- mar cualquier botánico de mérito.

La muerte arrebata á la ciencia una de sus más legítimas esperanzas, y con él desaparece un eminente representante de la botánica moderna.

AUGUSTO C. SCALA.

LIBROS RECIBIDOS

GARCÍA APARICIO, BENJAMÍN, La carte de la République Argentine. Estableci- miento gráfico de L*Institut Geographique Militaire, 1913, 110 páginas.

Observatorio nacional argentino (Córdoba), Resultados del Observatorio nacional argentino en Córdoba. B. y C. F. Hodgson, 1911, 120 páginas.

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Dr. Hans SeckT, Trabajos prácticos para los cursos de Fisiología vegetal. Com- pañía Sud Americana de Billetes de Banco, 1913, 314 páginas.

PALET, LUCIANO P. J., Las aguas residuales. Tesis presentada á la Facultad de ciencias exactas, físicas y naturales de Buenos Aires para optar al grado de doctor en química. Imprenta Alsina, 1915, 294 páginas.

ING. WAUTERS, CARLOS, Concesiones de agua en Mendoza. Imprenta Cúneo, 1913, 41 páginas.

RAMOS MExía, EZEQUIEL, Obras públicas y finanzas. Talleres gráficos M. O. P., 1913, 56 páginas.

MARÍN VICUÑA, SANTIAGO, Los ferrocarriles de Chile. Imprenta, litografía y encuadernación Barcelona, 1912, 192 páginas.

MOORE, CLARENCE B., Some Aboriginal Sites on Mississippi river. P. C. Stoc- kausen, 1911, 480 páginas.

FusTER Tomás, D. JosÉ, Puerto de Valencia. Tipografía Moderna A. C. de M. Gimeno, 1903-1911, 518 páginas.

Fuster Tomás, D. JosÉ, Puerto de Valencia. Tipografía Moderna A. C. de M. Gimeno, 1912, 168 páginas.

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(Juestionarios sobre as condigo0es da agricultura dos municipios. Typ. do Servicio de Estatistica, 1913, 131 páginas.

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SALAS, CARLOS P., Elementos para el estudio de la demografía de la Provincia de Buenos Aires. Talleres oficiales, 1913, 49 páginas.

TAVERA Acosta, B., 4nales de Guayana, Tipografía La Empresa, 1913, 317 páginas.

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Ministerio da Viaccáo e Obras publicas, 4 Tamareira e seu cultivo. Inspectoria de obras contra as secas, 1912, 9 páginas.

Ministerio da Viaccáo e Obras publicas, Geologia e supprimento d'agua subte- rranea no Rio Grande do Norte e Parahyba. Inspectoria de obras contra as secas, 1913, 62 páginas.

Ministerio da Viaccáo e Obras publicas, Acudes particulares (Rio Grande do Norte). Inspectoria de obras contra as secas, 1913, 98 páginas.

Ministerio da Viaccáo e Obras publicas, Geología e supprimento d'agua subterra- nea na Ceará e parte do Piauhy. Inspectoria de obras contra as secas, 1913, 80 páginas.

Ministerio da Viaccáo e Obras publicas, Acudes publicos e particulares. Pernam- buco, Sergipe e Bahia. Inspectoría de obras contra as secas, 1912, 67 páginas.

Ministerio da Viaccáo e Obras publicas, Supprimento d?agua no Nordéste do Brazil. Inspectoria de obras contra as secas, 1912, 69 páginas.

Ministerio da Viaccáo e Obras públicas, Acudes no Ceará (Estreito-Riacho do Sangue Poco dos Paus). Inspectoria de obras contra as secas, 1912, 62 páginas.

Ministerio da Viacecáo e Obras publicas, 4cudes publicos (Rio Grande Norte e Parahyba). Inspectoria de obras contra as secas, 1912, 53 páginas.

Ministerio da Viaccáo e Obras publicas, Contribucoes para a Ouestáo florestal do regido do Nordéste do Brazil. Inspectoria de obras contra as secas, 1912, 124 pá- ginas.

Ministerio da Viaccáo e Obras publicas, Acudes publicos e particulares (Piauby e Ceará). Inspectoria de obras contra as secas, 1912, 78 páginas.

González Litardo, Justo. González, Agustín.

- González, Oscar. Granero, Miguel. Gradin, Carlos. Gregorina, Juan. Gegorini, Juan A. Grieben, Arturo.- Grianta, Luis.

Griffin, Clodomiro. Groizard, Alfonso. Guido, Miguel.

Guidi, José. Guglialmelli, Luis C. Gutiérrez, Ricardo J. Guesalaga, Alejandro. Guerrero, Mariano A. Hauman Merck, Lucien. Harrington, Daniel. Herzfeld, Raúl. Hermitte, Enrique. Herrera Vega, Marcelino. Herrera, Nicolás M.

Herrero, Ducloux E. Henry, Julio.

Hicken. Cristóbal M.

—Hileman, Guillermo. Holmberg, Eduardo L.

Hoyo, Arturo.

Huergo, Luis A. (hijo) Huergo, Eduardo. Huergo, José M. Hughes, Miguel. Ibarra, Luis de. Iribarne, Pedro. Isbert, Casimiro Y. Issouribehere, Pedro J. Isnardi, Vicente.

“Isnardi, Teófilo. Israel, Alfredo €. Iturbe, Miguel. Ivanissevich, Ludovico. Jatho, Alfredo. Jacobacci, Guido. Jesinghaus, Carlos. Jurado, Ricardo. Justo, Felipe A.

Kock, Víctor. ) Klein, Hermán. Kreusberg, Jorge. Laclau, Narciso C. Lafone Quevedo, Samuel A. Labarthe, Julio. Lahille, Fernando. : Landeira, Pedro, Y. Laporte, Luis B. Larreguy, José. Larco, Esteban.

Lathan Urtubey, Augusto. Latzina, Eduardo. Laub, Jacobo J. Lavarello, Pedro. Lea, Allan B. Lederer, Osvaldo. Ledesma, Pedro M. Leguizamón, Pondal Martno. Lejeune, Luis M. Lemos, Carlos. Lepori, Lorenzo. Leonardis, Leonardo de. Lesage, Julio. Letiche, Enrique. Levylier, H. M. Logarte, Ramón. Lizer, Carlos.

López, José M. López, Martín J. Longobardi, Ernesto. Lovigne, Pedro G. Lozano, Narciso, M. Lugones, Arturo M. Lucero, Octavio. Luro, Rufino. Ludwig, Carlos. Lutscher, Andrés A. Madrid, Enrique de. Mégy, Luis A. Magnin, Jorge. Maligne, Eduardo. Mallol, Emilio. Mamberto, Benito. Maradona, Santiago. Marín, Plácido.

| Marcenaro, Adolfo.

Marreins, Juan. Marcó del Pont, E. Marotta, Pedro. Marino, Alfredo. Martínez Pita, Rodolfo. Marti, Ricardo. Massini, Estéban. Maupas, Ernesto. Mattos, Manuel E. de. Mazza, Aurelio F. Mazza, Salvador. Medina, José A, Meoli, Gabriel. Mercante, Victor. Mercáu, Agustín. Mermos, Alberto. Merzwacher, Luls, Meyer, Camilo. Mignaqui, Luis P. Millan, Máximo. Molina y Vedia, Delfina.

| Molina y Vedia, Adolfo. *

SOCIOS ACTIVOS (Continuación)

Monge Muñoz, Arturo. Moeller, Eduardo. Molina, Waldino. Molina Civit, Juan. Mom, Josué R. Morales, Carlos María Morel, Camilo. Moreno, Francisco P. Moreno, Evaristo Y. Moreno, Josué EF. Morón, Ventura. Móhring, Walther. Mormes, Andrés. Morteo, Carlos E. Morteo, Ignacio A. Mosconi, Enrique. Mugica, Adolfo. Munoz Gonzalez, Luis. Narbondo, Juan L. Nacher, Francisco. Nágera, Juan José. Navarro Viola, Jorge. Natale, Alfredo. Negri, Galdino. Negri, César. Nelson, Ernesto. Nelson, Enrique M. Newton, Artemio R. Niebuhr, Adolfo. Nielsen, Juan. Nystrómer, Carlos. Newbery, Jorge. Newbery, Ernesto. Noceti, Domingo. Nogués, Domingo. Nougues, Luis F. Nouguier, Pablo. Nunez, Guillermo. O'Connor, Eduardo. Ochoa. Arturo. Ojeda, José T. Olmos, Miguel. Olivera, Carlos E. : Oliveri. Alfredo. Orcoyen, Francisco. Orús, José M.

Orús, Antonio (hijo). Otamendi, Eduardo. Otamendi, Rómulo. Otamendi, Alberto. Otamendi, Juan B. Otamendi, Gustavo. Otamendi, Belisario. Outes. Felix F. Padilla, José. Padilla, Isaías. Paita, Pedro J.

Paitoví Oliveras, Antonio.

SOCIOS ACTIVOS (Conclusión)

Palacio, Emilio.

Palacio, Carlos M.

Palet, Luciano.

Panelo, Estéban. Pallavicini, Francisco. Paoli, Humberto. Paolera, Carlos Mí. della. Parodi, Edmundo. Pasman, Raúl G. Pastore, Franco. Paquet, Carlos. Parckinson, Pedro P. Paz, José M.

Pattó, Gustavo.

Pelizza, José.

Pelosi, Elías.

Pelleschi. Juan.

Peralta Ramos, Enrique. Pereyra, Emilio.

Pérez, Alberto J. Petersen, Teodoro H. Pigazzi, Santiago.

Piana, Juan.

Piaggio, Antonio. Pinero, Horacio G. Pouyssegur, Hipólito B. Podestá, Santiago.

Pol, Víctor de. Popolizio, Fernando. Posadas, Carlos. Puente, Guillermo A. Pueyrredón, Carlos A. Puiggari, Pío.

Puiggari, Miguel M. Quiroga, Atanasio. _Rabinovich, Delfín. Raffo, Jacinto T.

Ramos Mejía, Ildefonso P. Ranzenhoffer, Oscar. Recagorri, Pedro S. Rebuelto, Emilio. Rebuelto, Antonio. Retes, Antonio.

Repetto, Roberto. Repetto, Nicolás. Repossini, José.

Reyna Almandos, Luis. Riccheri, Pablo.

Risso Domínguez, Juan (. Rivara, Juan.

Rivarola, Rodolfo. Rodriguez de Vicente, Roman Rodriguez Etchart, Carlos. Rodríguez Larreta, Eduardo. Roffo, Angel.

Roffo, Juan.

Rojas, Estéban C.

Rojas, Ricardo.

Rojas, Juan R.

Rom, Carlos A. Romero, Julián. Romero, Antonio. Romiti, Amadeo N. Rossel Soler, Pedro A. Rospide, Juan.

Rouge, Marcos. Rubio, José M.

Rua, José M. de la. Rumi, Tomás J. Sabaría, Enrique. Sabatini, Angel. Sáenz Valiente, Eduardo. Sáenz Valiente, Anselmo. Sagastume, José M. Sánchez Díaz, Abel. Sánchez, Juan A. Sánchez, Zacarías. Sanromán, Iberio. Santángelo, Rodolfo. Santillán, Carlos R. Sarrat, Rodolfo. Segovia, Fernando. Sáuze, Eduardo. Segovia, Vicente. Saralegui, Luis. Sarhy, José $.

Sarhy, Juan F. Saubidet, Alberto. Scala, Augusto. Schaefer, Guillermo F. Schmiedel, 0.

Seguí, Francisco. Seeber, Raúl E. Schneidewind, Alberto. Selva, Domingo.

Sella, Federico. Senet, Rodolfo. Senillosa, Juan A. Serra Renón, José. Severini, Decio. Silva, Angel.

Sires, Marcelo C.

Sirí, Juan M.

Soldano, Ferruccio. Sordelli, Alfredo. Sorxau, Walther. Suárez, Eleodoro. Spinetto, Silvio.

Spinedi, Hermenegildo F.

Storni, Segundo.

Sunblad Rosetti, Gustavo.

Tamini Crannuel, L. A. Taiana. Alberto. Tarelli, Garlos A.

Tejeda Sorzano, Carlos, Tello, Eugenio.

Tieghi, Segundo. Thedy, Héctor. Toepcke, Ernesto. Toledo, Enrique A. de. Tornquist, Adolfo. Torres Armengol, M. Torre, Mario.

Torre, Bertucci Pedro. Torrado, Samuel. Traverso, Nicolás. Ugarte, Trifón.

Uhart, Pedro. E Uriarte Castro, Alfredo. Uriburu, Arenales. Uriburu, Dayid. Vallebella, Colón B. Vaccario, Pedro.

Vilar, Juan. Valenzuela, Moisés. Valentini, Argentino. Valerga, Orente A. Valiente Noailles, Luis. Valle, Juan A. , Valle Iberlucea, Enrique del Varela, Rufino (hijo). Vassalli, Miguel E. Vasquez de Navoa, Vicente. Velasco, Salvador.

Vico, Domingo.

Vignau, Pedro T.

Vidal, Antonio.

Videla, Baldomero. Villanova Sanz, Florencio. Virasoro, Valentín. Vivot, Eduaro.

Volpatti, Eduardo.

Volpi, Carlos A.

Vucetich, Juan.

Wauters, Carlos Windhausen, Anselmo. Widakovich, Víctor. Wernicke, Roberto. Wernicke, Raúl.

White, Guillermo.

White, Guillermo J. Wollenweide, Albino. Zakrzewski, Bernardo. Zamboni, José J.

Zamudio, Eugenio.

Zappi, Enrique V.

Zemborain, Saturnino (hijo).

| Zelada, José.

Zuberbúhler, Carlos E.

DE LA

SOCIEDAD CIENT E. ARGENTINA

MAYO-JUNIO 1914. ENTREGAS V-VI. TOMO LXXVII

ÍNDICE

NicoLás Bisto MorENO, Historia de la navegación aérea desde los tiempos más remotos hasta los primeros viajes aéreos dirigidos (Conclusión).............. NicoLás Besio MCGRENO, Agustín Alvarez. Sus doctrinas éticas y deigualdad y de- ORACLE ia ad A O E a A Eo aa Ss Camito MeYer, Aplicaciones de la teoría cinética de los gases................. Luis GUGLIALMELLI, Interpretación de las reacciones que pueden producirse entre los cloruros de oro, platino y fierro y el germen latente fotográfico residual... a Ree Nernst: su obra científica ÍNDICE GENERAL DEL TOMO LXX VII >

OO IO RO OR AOS CANO

BUENOS AIRES

IMPRENTA Y CASA EDITORA DE CONI HERMANOS 684 ¡CALLE PERÚ 684

1914 y

JUNTA DIRECTIVA

Presidente Ia NA Ingeniero Santiago E. Barabino Vicepresidente 4 iia Ingeniero Nicolás Besio Moreno Vicepresidente IN AAN Doctor Francisco P. Lavalle

Secretario de acladS............ Ingeniero Enrique Butty

Secretario de correspondencia.. Ingeniero Jorge VV. Dobranich

Tesorero A Ns Doctor Martiniano Leguizamón Pondal BTblOteCario a ee TAR Doctor Tomás «/. Rumi

¡Doctor Agustín Alvarez Señor Amado Bialet Laprida Ingeniero Oronte A. Valerga Vocales aa e aL rca el ¿Ingeniero Juan A. Briano Senor Juan Nielsen, h. ¡Doctor Juan B. González Ingeniero Carlos VWVauters RA SRA ARA Señor Juan Botto

REDACTORES

Ingeniero Emilio Rebuelto, doctor Guillermo Schaefer, ingeniero Arturo brieben, inge- niero Eduardo Volpatti, doctor Teófilo Isnardi, doctor Alfredo Sordelli, teniente coro- nel Antonio A. Romero, doctor Eduardo L. Holmberg, doctor Raúl Wernicke, doctor Pedro T. Vignau, doctor Ernesto Longobardi, profesor Camilo Meyer, señor Augusto Scala, ingeniero Eduardo Latzina, doctor Augusto Chaudet.

Secretarios : Ingeniero Juan JosÉ CARABELLI y doctor JosÉ COLLO

ADVERTENCIA

Los colaboradores de los Anales, que deseen tirada aparte de 50 ejemplares de sus ar- tículos deben solicitarlo por escrito a la Dirección, la que le dará el tramite reglamenta- rio. Por mayor número de ejemplares deberán entenderse con los editores senores Coni “hermanos.

Tienen, además, derecho a la corrección de dos pruebas.

A manuscritos, correspondencia, etc., deben enviarse a la Dirección Cevallos, 269. z

Cada colaborador es personalmente responsable de la tesis que sustenta en sus escritos.

La Dirección.

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LA SUBSCRIPCIÓN SE PAGA ADELANTADA

El local social permanece abierto de 3 4 7 y de S á 12 pasado meridiamo

LJ a da e

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AEREA DESDE LOS TIEMPOS MÁS REMOTOS HASTA LOS PRIMEROS VIAJES AEREOS DIRIGIDOS

CONFERENCIAS DADAS EN LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

POR EL INGENIERO NICOLÁS BESIO MORENO

(Conclusión)

SEGUNDA PARTE AEROSTACIÓN

1. Período especulativo

Las mismas sombras que envuelven el origen de la aviación, obs- curecen el de la aerostación; los datos más remotos parecerían proce- der del oriente chino, que lo convertirían en cuna de los globos como parece haberlo sido de los paracaídas. Debemos al misionero francés Vasson la traducción de varios documentos hallados en los archivos de Pekín, datados en 1624, según los cuales se habría realizado en esa ciudad, hacia 1306, una verdadera ascensión en globo en las fies- tas de coronación del emperador Fo-Kien. Alguna hipótesis, sin em- bargo, supone que la famosa palomita voladora de Architas de Tarento y de la que nos hemos ocupado ya, se mantenía en la atmósfera por la rarefacción del aire interior del aparatito; si esto fuese así, Archi- tas habría sido el verdadero precursor genial del «más liviano que el aire» y se habría adelantado inmensamente á su época,

Oyrano de Bergerac, ya citado, en 1648 escribió su extraordinario Viaje á la luna y á los estados del sol, en el que narra el curioso mé- todo que habría utilizado para elevarse en los aires. Dice Cyrano: «Me até gran cantidad de botellitas llenas de rocío, sobre las cuales dardeaba el sol tan violentamente sus rayos, que al atravesarlas, el

AN. SOC. CIENT. ARG. T. LXXVII 16

LIBRAR y

NEW YORK

1-14 TAN G 2321)

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242 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

valor, como hace con las hinchadas nubes, me elevó tan alto, que al fin me encontré sobre la región media. »

Se ve, pues, que Cyrano había comprendido la razón del ascenso de las nubes en el espacio, y esto mismo encierra la sensación con- fusa de la tensión del vapor de agua. Los Montgolfier habían de hacer más tarde análoga observación.

Y para que se vea la claridad del concepto de Cyrano, oigámosle un párrafo más: « Llenó dos grandes vasos que cerró herméticamente y se los ató bajo las alas. En seguida el vapor, que tendía á elevarse y no podía atravesar el metal, empujó los vasos hacia arriba y así condujeron á este hombre. Cuando hubo subido hasta la luna, desató prestamente los vasos, que se había ceñido á manera de alas sobre sus hombros, y con tanta fortuna lo hizo que apenas estaba en el alre cuatro toesas por encima de la luna, abandonó sus aparatos de navegar. »

Por la misma época vivía en Italia un hábil físico, don Francisco da Lana, quien publicó en 1670 una obra en que exponía con la ma- yor exactitud el principio en que se funda la aerostación; dice : «Jamás se ha creído posible hasta aquí construir un navío que reco- rra los aires, como se construyen los que navegan sobre las aguas; y esto porque no se ha creído posible la existencia de una máquina más ligera que el aire, condición necesaria para obtener el objeto deseado. Yo creo haber encontrado el medio de construir una máqui- na más ligera que el aire. »

Su método consistía en aplicar á un buque cuatro grandes esferas ó globos, como él las llamaba, y hacer en ellas el vacío. No puede ser más sorprendente este proyecto, si se piensa en los grandes errores que se abrigaban en aquella época acerca de la atmósfera, y en el estado de la física como ciencia experimental. Aunque el proyecto fuese irrealizable, su teoría era perfectamente científica.

Francisco da Lana, pues, á fines del siglo Xv1t, sentó el principio de la posibilidad de la ascensión en los aires por una diferencia de peso específico. Esta teoría, rigurosamente racional, debió ser la base de la aerostación, así como la de la resistencia del aire fuera la de la aviación.

La mecanización, por así decir, del principio de da Lana ocurrió po- co después en Lisboa hacia 1709, realizada por el físico Guzmáo, verda- dero inventor de los aerostatos. En los archivos de la Universidad de Coimbra existe una descripción interesante del aparato de Guzmao, que consistía en un gran saco de forma tetraédrica, alargado en una

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 243

de sus extremidades como los actuales dirigibles y no como las mongolfieras ; de este saco de aire colgaba una barquilla, detrás de la cual había un timón en forma de ala ó hélice que manejaba el aeronauta.

Por esos mismos tiempos aparece en Portugal otro inventor, don Bartolomé Lourenco, el cual solicita y obtiene del gobierno portugués privilegio exclusivo para construir una máquina aerostato de que se decía inventor. Todo este período aeronáutico portugués quedó en- vuelto en una completa nebulosa, de tal modo que se hizo la mayor confusión entre Lourenco y Guzmáo y sus aparatos, llegándose hasta creerlos una misma persona. Hay sin embargo entre ellos considera- ble distancia, pues si no estamos en la misma confusión, el aparato de Lourenco sería completamente absurdo y no se habría experimen- tado jamás. Baste decir que este aparato sería un buque en forma de pájaro y provisto de tubos por los que debía pasar el aire para hinchar una especie de vela, que sostendría y elevaría la máquina; claro se está que tal máquina no se habría movido del suelo.

En cambio, la máquina del físico Guzmáo era, como se ha dicho, un aerostato perfecto y su ascensión se verificaba por la aplicación rigurosa del principio, sentado por da Lana, de los pesos específicos. La ascensión, que realizó Guzmáo en 1709 ante la corte en el palacio de Indias, se obtenía por medio de la inflamación de ciertas materias, á las que el mismo aeronauta ponía fuego.

Las ascensiones posteriores de Guzmao, realizadas en 1736, se hicieron en un cesto de mimbre, de forma oblonga, recubierto de papel. Queda bien establecido, pues, que las ascensiones de (Gruz- máo se realizaron merced á la diferencia de densidad entre el aire caliente que se obtenía por el calor de combustión de algunas substancias que nos han quedado desconocidas y el aire frío de la atmósfera.

Este hecho coloca á Guzmáo en primer plano en lo que respecta á la aerostación, constituyendo con da Lana las dos columnas princi- pales de esta rama de la aeronáutica. Según todas las presunciones, Guzmáo sería brasileño, y habría correspondido á dos físicos el mé- rito de crear los aerostatos, lo que no puede sorprender, pues el principio fundamental en que reposan es un principio de física pura, por entonces descubierto.

En 1755 José Galien publicó un tratado sobre el Arte de navegar en los atres, en el que propone los globos de aire rarefacto; dicha obra establece que con los conocimientos científicos de la época no habría

244 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

sido posible construir un navío aéreo, como el que proyectaba, de aire varefacto y de dimensiones colosales, pues debía ser más largo que la villa de Avignon; el autor establece que el peso del navío será sin duda mayor cuanto más grande sea su tamaño, pero en cambio será tanto menor en relación á su enorme volumen.

El navío se llenaría con aire de la región del granizo, al cual le suponía una densidad mitad menor que la de la región inmediata-

Fig. 31. Primera experiencia de Mongolfier en Annonay 7 de junio de 1783

mente abajo. Galien trataba también de una especie de envoltura lena de aire caliente que podría ascender en los aires. Los aparatos propuestos no fueron ensayados, á pesar de ser algunos de ellos de fácil aplicación y seguro éxito.

En 17582 un inglés, don Tiberio Cavallo, presentó á la Sociedad real de Londres una comunicación relativa á un aerostato en que lo describe así: «Se trata de construir un vaso ó especie de envoltura que, llena de aire inflamable (hidrógeno), sería más ligera que un volu- men de aire común y por consiguiente podría elevarse lo mismo que

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 245

el humo en la atmósfera, pues se sabe bien que el aire inflamable es específicamente más ligero que el aire común. » Cavallo se sirvió del hidrógeno para hacer ascender en el aire glo- bos de jabón en 1781, pero no realizó ninguna ascensión personal. Así, pues, de Lana, Guzmáo, Galien y Cavallo prepararon el

Fig. 32. Ascención de Charles y Robert en las Tullerías, 1% de diciembre de 1783

terreno para las experiencias de Montgolfier, que debían iniciarse en seguida.

En 1783 los hermanos Montgolfier fabricaron sus primeros esféri- cos, que eran en realidad á aire caliente; el globo, construído de papel, se llenaba haciendo quemar en la boca de la parte inferior del globo una cantidad de paja humedecida por un combustible líquido. Los Montgolfier, sin preparación científica alguna, creyeron que la com- bustión de la paja producía un gas nuevo, análogo al hidrógeno, re- cientemente descubierto, en 1781, por Cavendish, el famoso físico; se

246 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

trataba sólo de aire caliente cuya densidad disminuye con la tempe- 'atura, como ya se sabía por entonces; la ascensión se producía en virtud del principio de Arquímedes.

La experiencia, que alcanzó universal celebridad, se realizó el 7 de junio de 1783, sin tripulantes, en Annonay.

El físico Charles dedujo desde luego la causa de la ascensión y

Fig. 33. Ascensión de Guiton de Morveau y Bertrand, 25 de abril de 1784

pensó inflar globos de seda con hidrógeno. El mismo Cavendish, al determinar las propiedades del hidrógeno, estableció que un recipiente lleno de este gas debería necesariamente elevarse en los aires, y en tal sentido hizo algunas experiencias, pero le faltó la tela impermea- ble para contener el gas y no pudo producir ninguna ascensión. Charles realizó este propósito, elevándose su globo en el campo de Marte el 27 de agosto de 1783; el globo de seda y lleno de hidrógeno

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 247

no llevaba tripulantes. El 19 de septiembre del mismo año, los Montgolfier producen la ascención de un esférico que conducía tres pequeños animales, los que no sufrieron daño alguno en el viaje.

El éxito de estas ascensiones incitaron á efectuar viajes tripulados : Pilátre de Rozier y Arlandes se propusieron hacerlo en una mongol- fiera, y al efecto fabricaron un globo de 14 metros de diámetro, inflado

SIC ITUR- SS PA AD ASTRA

IZ O AO

3

y

Fig. 34. El navío volador de Blanchard, 2 de marzo de 1784

por el humo de incendio de paja húmeda. La ascensión se efectuó el 21 de noviembre de 1783 en el castillo de la Muette, manteniéndose los aeronautas en el aire cerca de una hora y aterrizando sin dificul- tad en un lugar conveniente. El enfriamiento del aire caliente que llenaba el globo, producía inevitablemente un descenso casi inme- diato, como ocurrió en todos los casos en que se usaba tal gas ascen- sional; por esto las mongolfieras fueron abandonándose poco á poco.

Pocos días después de la ascensión de Rozier, se efectuaba desde las Tullerías (el 1? de diciembre de 1783) la aseensión de Charles en un globo de hidrógeno; Charles subió en él con su discípulo Robert, constructor del aparato, y se elevó en los aires felizmente. Al tocar

248 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

tierra, desembarcó Robert del globo y Charles se remontó de nuevo para aterrizar sin ninguna dificultad poco después; fué éste el se- eundo viaje aéreo tripulado.

Después de estos viajes las ascensiones se generalizaron y fueron numerosas las que se efectuaron sin inconvenientes.

En 1754, un conocido químico, colaborador de Lavoisier en sus

Fig. 35. Travesía de la Mancha. Blanchard y Jeffries 7 de enero de 1875

trabajos de nomenclatura química, Guiton de Morveau, hizo algunas experiencias para constatar que podían también efectuarse ascensio- nes con gas de alumbrado, el que, descubierto no hacía mucho, se preparaba ya fácilmente. Sin embargo, no se efectuó ninguna ascen- sión con este gas hasta 1524 en que el aeronauta Green hizo algunos viajes con todo éxito; después de esto las ascensiones se hicieron cada vez más generales por la facilidad de obtener el gas ascensional en cualquier parte y sin recurrir á metodos especiales de preparación.

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 249

El mismo Guiton de Morveau ideó nuevos métodos para preparar el hidrógeno con más economía y facilidad, hizo varias ascensiones desde 1784 y entre otras la cautiva de la batalla de Fleurus y así co- mo las análogas que sirvieron á la causa de la república en las horas heroicas del 94, como globos cautivos para observar las maniobras del enemigo.

Por el mismo año 1784, Blanchard, que había abandonado la avia- ción, se dedicó á la aerostación é hizo en globo la primer travesía de La Mancha, con toda felicidad, acompañado por el doctor Jeffries. Su ensayo de navío volador no tuvo trascendencia alguna, fué una sim- ple ascensión libre no dirigible como las restantes.

La mayor dificultad de las ascensiones estribaba en el aterrizaje, el cual ocasionaba á menudo saltos y choques violentos en que se ponía en peligro la vida del aeronauta: y se comprende: al tocar tie- rra la navecilla, que contenía el mayor peso del aerostato, pues con- ducía al aeronauta y pasajeros, el globo dejaba de sustentar un con- siderable peso, por lo cual se hallaba de nuevo en condiciones de ascender. Para salvar esta dificultad, el aeronauta inglés Green, ya citado, ideó la introducción del guiderope larga cuerda, hasta de 120 metros de longitud que se dejaba caer colgando de las barqui- llas y que podríamos traducir por «cuerda resorte », con la cual la maniobra del aterrizaje se simplificaba considerablemente.

El físico Charles, desde su primer viaje en 1783, consideró que el elobo libre no resolvía el problema de la navegación aérea, pues quedaba á merced del viento, no siendo fácil encontrar en alguna capa de la atmósfera el viento que condujese al aeronauta en la dirección deseada; pensó entonces en dar dirección al aparato, pero sus. ideas no fueron precisas sobre esta cuestión y al fin no arribó á resultado alguno en ninguna de sus experiencias.

Por otra parte, no se disponía entonces de motor poderoso, seguro, ligero, y sin él el problema no podría tener solución positiva; las ideas que se propusieron durante todo el principio del siglo pasado, con ese objeto, no merecen atención, pues estaban considerablemente atrasadas con respecto al estado de la ciencia en esa época, con ex- cepción del proyecto de que nos ocuparemos enseguida.

En esas condiciones sólo se podría avanzar en el sentido de la au- dacia y pericia de los aeronautas, alcanzándose esos celebérrimos viajes en que se cruzaba toda Europa y se llegaba á capas altísimas de la atmósfera y de los que hablaremos con detenimiento.

Pero el avance de la industria, el perfeccionamiento de los motores

250 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

y el conocimiento cada día mayor de las condiciones climatéricas de los países que más se dedicaban á estos estudios, fueron rápidamente preparando el campo al advenimiento del dirigible, cuya adquisición puede considerarse realmente coetánea del aeroplano, con lo cual ha resultado corresponder á una misma época la conquista de los aires por los dos caminos del más pesado y del más liviano.

2. Período científico

El desarrollo moral de la humanidad se halla vinculado estrecha- mente al acrecentamiento de la cultura general y á la acumulación del saber; y así como la estructura de la costra terrestre nos desvela el misterio histórico de su generación, constituída por etapas que es fácil reconocer, así en el proceso de consolidación de la mente huma- na advertimos los estratos sucesivos que la constituyen y á los cua- les están ligados los acontecimientos de mayor transcendencia y pres- tigio en el transcurso de los tiempos.

La aparición de la filosofía aristotélica primero y de la moral cris- tiana después, edificadas sobre la cuantiosa labor científica de los innúmeros precursores; la invasión de los bárbaros del norte, que traían su salud y fuerza morales para substituir al derruído organis- mo, otrora formidable, de los romanos; el renacimiento provocado por la imperecedera Oommedia del Alighieri inmortal; la declara- ción de los derechos del hombre, surgida de la filosofía implacable ó creadora de Voltaire ó de Rousseau, son planos sucesivos que de- marcan las grandes conquistas del espíritu humano.

Casi coincidiendo, precisamente, con este último momento históri- co se realizaron las primeras ascensiones aeronáuticas, por una parte, y se establecieron, por otra, las bases científicas más sólidas que debían orientar la construcción de los aparatos para navegar en los aires. |

En la primera parte de este estudio histórico de la aerostación no he citado deliberadamente las primeras previsiones geniales del en- tonces teniente Meusnier, relativas á la dirigibilidad de los globos y presentadas á la Academia de ciencias de París en el mismo año 1785, de las famosas ascensiones de los Montgolfier. Tratándose de un es- tudio rigurosamente científico, como era el de Meusnier, parecía ló- gico reservarlo para encabezar esta segunda parte del trabajo.

En su estudio, el general Meusnier establecía las leyes fundamen-

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 251

tales de la sustentación estática y los principios generales de la aerostación dirigida. Las leyes descubiertas por este hombre extra- ordinario quedaron ignoradas por más de un siglo en los archivos de la Academia de ciencias y sólo se encontraron después que el capi- tán Renard las formuló de nuevo hacia 1885.

Meusnier en el trabajo presentado á la Academia el 3 de diciem- bre de ese año: Memoire sur Uéquilibre des machines aérostatiques, establecía: que cuando un globo se ha llenado completamente por

Fig. 36. Proyecto de dirigible Meusnier, 3 de diciembre de 1783

un gas más liviano que el aire, encontrará, elevándose verticalmente, una zona de equilibrio; que si el globo comienza á descender por cualquier causa, colocándose por debajo de su zona de equilibrio y queda flojo y blando, continuará su descenso hasta el suelo, sin encontrar ninguna otra zona de equilibrio; y que si se quiere im- pedir este movimiento de descenso, es preciso aligerar el aerostato arrojando lastre, en cuyo caso el globo subirá de nuevo, sobrepasará su zona de equilibrio primitiva y encontrará una nueva más alta. En su zona de equilibrio el globo se encontrará normalmente henchido.

Meusnier expresaba ya la necesidad de conservar la forma y preco- nizaba el uso de la hélice para los dirigibles, la que tendría la for- ma de remos animados mecánicamente, mucho antes de que ella fuese aplicada en la navegación marítima; las dimensiones que proponía

252 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

para su dirigible eran colosales y el aparato no fué nunca construído. El método de Meusnier para obtener la rigidez, consistía en encerrar al globo en una segunda envoltura, rellenando el espacio compren- dido entre las dos envolturas con aire comprimido, hasta una presión dada, en la cual la forma del dirigible se mantenía perfectamente á cualquier altura. Robert, compañero de Charles, de quien nos hemos ocupado, modificó ligeramente el sistema, substituyendo la envoltura de aire comprimido por una cámara ó ballonet que aun se usa. El te- niente Meusnier fué nombrado miembro de la academia en 1784 y durante todo ese año, siguió presentando memorias sobre la cuestión, de gran valor.

Después de pasado el primer entusiasmo por las ascensiones depor- tivas de 17853 y años siguientes, se pensó ya en iniciar ascensiones científicas, siendo la primera la de Roberston y Lhoest quienes el 18 dejulio de 1505 llegaron en el globo libre L7 Entreprenant á, 7400 metros de altura. Durante ese mismo año de 1503 y el siguiente de 1804 se realizaron gran cantidad de ascensiones científicas pero sin transcen- dencia mayor, si se exceptúan las de Gay-Lussac, famoso descubridor de la ley de dilatación de los gases, acompañado por Biot primero y solo después. En la ascensión de 18 de septiembre de 1804 alcanzó á 71016 metros, efectuando las primeras observaciones formales acerca de la temperatura de la atmósfera y de la fuerza magnética.

Preciso es llegar luego hasta 1850 para encontrar nuevas ascensio- nes de altura, de positiva utilidad científica, pues la de Dupuy-Del- court y Richard en 1524, con su flotilla aerostática, constituida por un globo central y cuatro más pequeños rodeándolo, no pasaron de una hora de duración, ni alcanzaron alturas interesantes.

El 27 de julio de 1550 Barral y Bixio, bajo la dirección del célebre matemático y astrónomo Arago, llegaron á 7030 metros de altura, realizando numerosas observaciones de valor.

Dos anos más tarde, el aeronauta Green, ya citado como inventor de la cuerda resorte, hizo diversas ascensiones científicas, para el obser- vatorio de Kew; el 15 de noviembre de 1552, Green, con el director del observatorio mencionado Mr. Welsh, llegó á 6959 metros de altu- ra. Es otra ascensión célebre y digna de recordarse la del director del observatorio de Greenwich, el conocido meteorólogo Glaisher, quien, acompañado por el aeronauta Coxwell, llegó, según sus datos, á 9100 metros de altura el 5 de septiembre de 1862. En realidad la altura no era sino de 8838 metros, pero los aeronautas perdieron el conoci-

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 253 miento durante un largo espacio de la ascención, sin otra consecuen- cia desfavorable. La experiencia era patrocinada por la Asociación británica para el adelanto de las ciencias.

Pero entretanto, el objeto de estas ascensiones se había limitado á anotar datos meteorológicos, cuya importancia no podía discutirse,

Fig. 37. Descenso trágico del Geant, de Nadar, 18 de octubre de 1863

sin duda, pero cuyo valor no era suficiente para justificar el peligro que entranaban y el gasto que demandaban; era preciso obtener un beneflcio mayor de tales experiencias y á ello se dedicaron Sivel, Orocé- Spinelli y los hermanos Tissandier en 1874.

Pero antes y de paso citemos la trágica ascensión de Le Geant de Nadar, realizada en octubre de 1863 ; aerostato gigantesco cuya bar- quilla estaba formada por una casa de dos pisos capaz de trasportar verdaderas muchedumbres; aunque se tratase de un globo deportivo,

254 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

su fin era allegar fondos para efectuar estudios científicos y sistemá- ticos acerca del problema que tanto interesaba por entonces,

La primer ascensión de Sivel y COrocé-Spinelli se efectuó el 22 de marzo de 1874, con el globo Etoile polaire (de 2800 m>), llegando á una altura de 7300 metros.

Al año siguiente la Academia de ciencias de París y otras socieda- des científicas patrocinaron la primer ascensión del globo Zenith en

Fig. 38. Destrucción del Zenith, 15 de abril de 1875

marzo de 1875, la que duró 22 horas, tripulando la barquilla Sivel, Orocé-Spinelli, Gastón y Alberto Tissandier y Joubert. Las obser- raciones de espectroscopia, presión barométrica, temperatura, do- saje de ácido carbónico en el aire, higrometría, estado eléctrico de la atmósfera, etc., fueron del mayor interés.

La segunda ascensión del Zenith, realizada por Sivel, Crocé-Spinelli y Gastón Tissandier, tuvo lugar desde La Villete el 15 de abril de 1875. Sivel piloteaba el aeróstato; Orocé-Spinelli tenía á su cargo los aparatos barométricos, termométricos y espectroscópicos; Tissandier dosaba el ácido carbónico atmosférico. La ascensión fué rápida, de

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 255

manera que media hora después de la partida se hallaban á 3300 me- tros de altura. Desde 4300 metros comenzaron á utilizar el oxígeno para la respiración y hacia 7000 metros comenzaron á sentir, á pesar del oxígeno, los primeros síntomas del mal de las alturas; á los 5000 metros Tissandier se desvaneció, y cuando volvió en sí, el globo des- cendía con rapidez.

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Fig. 39. El globo Andrée, 11 de julio de 1897

Resueltos á alcanzar mayor altura, arrojaron lastre y el aspirador para el dosaje del ácido carbónico que pesaba 17 kilogramos; así el globo llegó aproximadamente á 8600 metros. Los tres aeronautas se desvanecieron; Tissandier, al volver en sí, encontró muertos á sus compañeros de viaje y al globo descendiendo con una celeridad ver- tiginosa, precipitándose sobre un bosquecillo de Ciron. El Zenith te- nía 3000 metros cúbicos de volúmen.

Después de esta ascensión memorable se efectuó el 23 de agosto

256 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

de 1887 la de Jovis y Malet, quienes con un globo de 1600 metros cúbicos, Le Horla, Mlegaron á 7100 metros de altura.

Le siguió el recordman de la altura, Berson, quien efectuó en mayo de 1594, una ascensión hasta 7930 metros y en diciembre del mismo año, en el globo Phenix, á 9155 metros, la altura más alta alcanzada hasta entonces, superándose á mismo en 11 de julio de 1901 que llegó á 9200 metros, acompañado por Súring, y en 31 de julio en el Preussen, globo de 3400 metros cúbicos, alcanzaron la mayor altura, conocida por aeronautas, de 10,500 metros.

La otra gran altura alcanzada por entonces corresponde á Balsan y Godard, que con un globo libre llegaron á 8558 metros el 23 de se]»- tiembre de 1900.

Tratando las ascensiones científicas, es justo citar y recordar la de Andrée, quien se había propuesto alcanzar el polo norte, con un esfé- rico construído especialmente para ese fin.

Con el objeto de obtener alguna dirigibilidad para su esférico, An- drée dispuso la « cuerda resorte » de modo que fuese más larga y pesa- da que de ordinario y que arrastrase constantemente en el suelo, en parte de su longitud, y esto disminuiría la acción del viento; el resto se obtenía con una vela dispuesta de modo que pudiera manejarse desde la barquilla. El Oernen zarpó el 11 de julio de 1597 del archi- piélago de Spitzberg, llevando en la barquilla á Andrée y sus jóvenes compañeros Stringberg y Frankel.

La expedición Andrée fué desgraciada y nunca más se han logrado datos exactos acerca de la suerte de los aeronautas; la Sociedad geo- eráfica de Estocolmo habría deducido por los informes recogidos que los expedicionarios perecieron ahogados en el mar ártico, al norte de la Siberia.

En esos años de 1900 y 1901 las ascensiones científicas y de altu- ra fueron numerosas y sistemáticas, organizadas unas por el conocido higienista Guglielminetti y otras por la Exposición de París de 1900. Ascensiones también altísimas corresponden á Heincke y Emdon en 1903, que llegaron á 7200 metros; el mismo Berson y Schrótter en 1904 llegaron á $750 metros en Alemania; en Italia Usnelli y Crespi, en 1906, llegaron á 7000 metros; y Mina y Piacenza, en 1909, á 9200 me- tros. Entre estas ascensiones extraordinarias debe figurar la realizada recientemente en Francia por Schneider, Bienaimé y Senoucques, que llegaron á 10.080 metros en el globo fcaro, de 3000 metros cúbicos, quienes con Berson mantienen el record de altura, por encima de los 10.000 metros.

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA ZA |

Respecto de las ascensiones cautivas, nada interesante puede decirse. Después de la primer ascensión de este género, de Pilatre de hozier y d'Arlandes, en tiempos de Luis XVI, se han efectuado numerosas y en todas partes, contándose entre ellas las del eminente ingeniero Giffard, quien las presentó completamente organizadas en las exposiciones universales de 1867 y 1578. En esta última se hicie- ron ascensiones con un globo de 25000 metros cúbicos de volumen ó sea 35 metros de diámetro, el más grande esférico construído hasta el presente.

Y ya que de record en globo libre hablamos, conviene citar los de distancia más notables conocidos, aunque no ofrezcan ningún interés científico. El primero corresponde á Rolier y Béziers, quienes durante el sitio de París salieron de la ciudad para aterrizar en Noruega, efectuando un recorrido de 1300 kilómetros.

Este record fué batido en 1900 por Lavaulx y Saint-Victor, quie- nes salvaron 1925 kilómetros desde el centro de Francia hasta el corazón de Rusia en el globo Centaure, de 1600 m?.

Son también viajes de distancia en esférico, dignos de señalarse, los de: Candron, en el Mammuth, de Londres á Mateki Devni, Ru- sia, 1550 kilómetros, el 158 de noviembre de 1908; Hadley en el Amé- rica 11, de San Luis al Canadá, 158534 kilómetros, el 17 de octubre de 1910; Hans Jerecke, de San Luis al Lago Kiskisiny, 1520 kiló- metros, el mismo día en el globo Duseldorf I1; Joerdans y Dertlor, desde Baviera á las Islas Orcadas el 4 de noviembre de 1910 en el Touring Club, 1550 kilometros; Bienaimé y Rumpelmeyer de La Mot- te Breuil á Riga, Rusia, en el Picardie 11, 1700 kilómetros, el 5 de noviembre de 1911; Dubonnet y Dupont, de La Motte Breuil á Sokolososka, Rusia, 1954 kilómetros, el día S de enero de 1912 en el Cóndor II; Bienaimé y Rumpelmeyer, en el Picardie, en Rusia, 2191 kilómetro, el 27 de octubre de 1912 y Leblanc, 2001 kilómetros el mismo día, en el Ile de France; y finalmente el record mundial, 2umpelmeyer y senora Goldsehmidt, que van de La Motte Breuil á Karkow, Rusia, 2420 kilómetros, el 19 de mayo de 1913 en el Stella.

Los records de duración, corresponden á: Korr, en el Dresden, que el 24 de octubre de 1909 se mantenía 70 horas en el aire, desde Dresde á Sickirko, Rusia, y Sehvek, que se mantenía 73 horas, re- cord mundial, el 11 de octubre de 1908, en el Helvetia, desde Berlín á Borzset, en Noruega.

AN. SOC. CIENT. ARG. T. LXXVII 17

258 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

La presencia del tripulante debía poner por fuerza un límite á la altura de las ascensiones libres piloteadas, por ello era preciso recurrir á las ascensiones sin pasajeros Ó por globos sondas, carga- dos solamente con aparatos registradores. Estos globos sondas han llegado á 29 y 30 kilómetros de altura. Fácil es pronosticar que ni aun con estos esféricos podrá llegarse á alturas muy superiores á esas.

La presión atmosférica disminuye con la altura siguiendo una ley

Fig. 40. Un globo sonda inflado

logarítmica: hacia los 18.400 metros, el valor de la presión es un décimo de la del nivel del mar; hacia los 36.500 metros es ya un cen- tésimo de dicha presión; y hacia los 73 kilómetros un milésimo, esto es, casi despreciable en absoluto.

La idea de los globos libres sin piloto había sido ya propuesta por Le Momnieren 1783 y tomada recién por los hermanos Renard en 1590, construyeron los primeros globos sondas, pero la falta de aparatos registradores seguros no permitía dar mayor fe á los resultados de las investigaciones. Estos globos se construyeron de papel de Japón y fueron lanzados desde el establecimiento aeronáutico de Chalais. Al mismo tiempo Hermite y Besancon construían globos sondas de papel, cargados con aparatos registradores rudimentarios, pero los inconvenientes que se presentaron para el lanzamiento de los globos

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 259

sondas de papel los condujeron á construir un globo de 113 metros cúbicos, el Aerophile número 1, que llevaba un registrador baroter- mógrafo de los hermanos Renard, bastante perfeccionado; el globo, en su primer ascensión de agosto de 1593, alcanzó á 15.000 metros, anotándose una temperatura de 51” bajo cero, análoga á la de los polos.

En 1897 construyeron globos sondas de seda, el Aerophile número

Fig. 41. Un globo sonda al ser recogido

3, de 460 metros cúbicos, que alcanzaron en 13 de mayo hasta 17.000 metros de altura.

En 1898 el observatorio de Trappes lanzó varios globos sondas de papel, que llegaron, á pesar de ser de pequeño tamaño, á 13.500 me- tros de altura.

Algunos años antes, en Alemania, se efectuaron varios lanzamien- tos de globos sondas de tela, de los que el Cirrus, en abril de 1895, llegó á 20.000 metros de altura.

Todos estos tipos de globos sondas resultaban caros é incómodos y fueron modificados en 1902 por Assmann, quien construyó globos de caucho, de pequeñas dimensiones. Con este material, el volumen del globo aumentaba con la altura, llegando á doblarse y triplicarse el diámetro, con lo que el espesor del caucho se reducía hasta algunos centésimos de milímetro; estos globos generalmente explotan al lle-

260 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

sar á grande altura y el descenso de los aparatos se protege con un paracaídas de tela.

Más tarde Hergessel ha construído los globos sondas, en tandem, teniendo uno de los globos una fuerza ascensional mucho menor que el otro; cuando éste estallaba, el primero formaba paracaída y servía de guía para hallar los aparatos registradores.

Con estos globos de caucho se ha obtenido alturas de 28.000 me- tros en 1906 y de 29.000 metros en 1909, en los lanzamientos del observatorio de Uccle, cerca de Bruselas.

ara terminar esta ligera revista, citemos los barriletes. El general chino Han Sin parece haber sido el inventor del barrilete, lo he- mos dicho, 200 años antes de Cristo; en 1749 se efectuaron ascen- siones de barriletes en tandem por dos estudiantes ingleses, quienes colocaron en ellos termómetros de mínima que hicieron llegar hasta las primeras nubes. Son también conocidas las experiencias famosas de Franklin, así como las de Dalibard, á fines del siglo XvIn, y de 2omas poco después. El observatorio de Blue Hill elevó barriletes con aparatos registradores en 1896 hasta 2843 metros. En 18599 el observatorio de Trappes los elevó hasta 4300 metros y hasta 5000 en 1900. El observatorio aeronáutico de Prusia pudo llegar hasta 6000 metros y en 1908 el observatorio de Monnt Weather consiguió alcan- zar 7000 metros. -

Esta rápida revista de la obra realizada con los globos libres, los elobos sondas y los globos cautivos, no ha tenido otro propósito que presentar la utilidad que ha podido resultar de su aplicación.

Los datos meteorológicos obtenidos no podían ser más preciosos, pues las observaciones barométricas, termométricas, etc., han venido á comprobar las leyes generales sentadas y que debían considerarse casi como hipotéticas, dado que faltaba la afirmación experimental definitiva. Han sido igualmente de valor las investigaciones fisiológi- cas sobre la sangre, la presión arterial, las variaciones respiratorias, la fuerza muscular, el oído, la agudeza visual, la sensibilidad, etc.

3. Período de aplicación

Llegando á los dirigibles, que resuelven por el más liviano que el aire el problema de la navegación aérea, tendremos que retrogradar

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 261

al general Meusnier, oportunamente citado, quien debe considerarse como el verdadero precursor de la dirigibilidad de los globos.

El proyecto de globo dirigible, por él estudiado, contiene las con- diciones esenciales de la dirigibilidad; estableció las ventajas de la forma alargada, de la invariabilidad de la forma del globo, é imaginó la adaptación de los pequeños globos de aire (ballonets). Respecto de la propulsión, propuso remos giratorios, esto es, la hélice de nues- tros días. Hemos dicho que el globo dirigible de Meusnier no fué construído nunca y que su volumen iba á ser de 200.000 metros cúbi-

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Fig. 42. Dirigible Gifard, 1852

cos; mucho tiempo había de pasar antes de que sus teorías se llevasen á la práctica, para lo cual preciso es llegar hasta mediados del siglo pasado.

En 15834 Lennox construyó su gran globo dirigible alargado, cuya propulsión debía hacerse á remo. Su buque aéreo L* Aigle, como le lla- maban, no llegó á apartarse del suelo, fracasando totalmente la expe- riencia.

Corresponde á Giffard, famoso inventor del inyector para las calde- 'as á vapor, haber aplicado por primera vez la fuerza motriz á un aeróstato; problema éste que fué resuelto en 1852 empleando un mo- tor á vapor con su caldera y hogar. Giffard se preocupó especialmente de la fuerza motriz; juzgaba que la navegación aérea no se haría posi- ble hasta tanto se hubiese dotado al globo de una gran potencia, ca- paz de imprimirle una velocidad comparable á la velocidad habitual del viento.

262 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

En cambio, otra parte de la cuestión escapaba á su estudio: era la de las condiciones de estabilidad en globos alargados. Su primer diri- gible, construído en 15852, carecía de los medios necesarios para ase- gurar la permanencia de la forma; como su dirigible no tenía más que un pequeño alargamiento y una velocidad de 203 metros por segundo, su defecto de estabilidad pasó inadvertido.

Pero un segundo modelo, construído por Giffard en 1855, con un alargamiento de 7 diámetros, pudo costar la vida á su autor. Al des-

Fig. 43. Dirigible Dupuy de Lome, 2 de febrero de 1872

cender el globo, algo desinflado, se torció escapando de la red en el momento de aterrizar, mientras la navecilla caía á tierra con el motor y el aereonauta. De todos modos el nombre de Henry Giffard perte- nece á la historia de la navegación aérea por la habilidad y auda- cia de sus concepciones.

En 1870 Dupuy de Lome, distinguido ingeniero de construcciones navales, fué encargado de proyectar un navío aéreo, destinado á ase- gurar las comunicaciones con el exterior del entonces sitiado París. Este proyecto, ejecutado con una sagacidad sorprendente, contenía en germen casi toda la técnica del globo dirigible.

Partiendo de la idea de Meusnier, Dupuy de Lome estableció en principio la necesidad de mantener invariable la forma del dirigible, empleando pequeños globos de aire. Adoptó un alargamiento de 2,43 para asegurar la estabilidad longitudinal, y colocó la barquilla muy

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 263

baja en la parte inferior del globo de manera que constituyese una cupla estabilizadora de gran brazo de palanca. Esta barquilla se unía al globo por una suspensión funicular, cruzada por redes trian- egulares indeformables; el globo y la barquilla eran, de este modo, enteramente solidarios. Para disminuir la resistencia de avance, Du- puy de Lome suprimió el encordado, cuyas mallas forman acolchado á la tela del globo. Lo reemplazó por una especie de camisa adherida exactamente al globo.

Dupuy de Lome, encerrado en París y con limitados recursos, no pudo emplear fuerza motriz mecánica alguna, y admitió que, aprove- chando viento favorable, los brazos de ocho marineros alcanzarían á poner en movimiento una hélice de nueve metros de diámetro á razón de 21 vueltas por minuto. La potencia así obtenida apenas alcanzaba á tres caballos. La construcción no fué terminada á tiempo y el aerós- tato se ensayó recién á principios de 1572 en Vincennes.

Se efectuó una sola ascensión el 2 de febrero de 1872 y la veloci- dad obtenida se calculó en 280 solamente, lo queno pudo dar reésul- tado práctico; la velocidad del viento en ese día era notablemente superior á la cifra indicada.

En orden cronológico, conviene citar el globo construído en 18753 por el ingeniero austriaco Haeinlein. La hélice debía ser accionada por un motor á explosión, alimentado por el gas del globo. Desgra- ciadamente no tuvo éxito y el globo no pudo inflarse sino con gas de alumbrado, cuya fuerza no alcanzó para elevarlo.

Diez años después de Dupuy de Lome, en 1883, los hermanos Tis- sandier hicieron un nuevo esfuerzo para obtener la velocidad que hasta entonces había fallado. La exposición de electricidad de 1881 demostró lo que se podía obtener de los dinamos, y accionando una de esas máquinas con una pila de ácido crómico, los hermanos Tissan- dier lograron propulsar, con una velocidad de tres á cuatro metros por segundo, un globo de 10.000 metros cúbicos. Esta velocidad fué insuficiente, pues no permitió volver al punto de partida, en razón de la fuerza del viento; no obstante constituía un progreso importante con relación á ensayos anteriores.

En tal situación los capitanes Charles Renard y Arturo Krebs hicieron el Y de agosto de 1584 su sensacional experimento, efec- tuando por primera vez un circuito cerrado, con su globo La France. Las características del dirigible eran: volumen, 1500 metros cúbi- cos; longitud, 50 metros; diámetro en la mayor extensión, S”40, es decir, un alargamiento de 6; motor eléctrico de 9 caballos que

264 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

pesaba 60 kilogramos por caballo y podía funcionar cerca de dos horas, Ó sea 36 kilogramos por caballo-hora; hélice de 7 metros de diámetro á razón de 50 vueltas por minuto.

El globo era disimétrico, con la extremidad más gruesa hacia ade- lante, para reunir las condiciones más favorables de estabilidad lon- gitudinal. El motor se accionaba por una pila clorocrómica, inventada

Fig. 44. Dirigible La France, 9 de agosto de 1884 Primer dirigible que cierra un circuito

por el capitán Charles Renard y que es actualmente el generador de electricidad más potente que existe en un peso dado.

La barquilla de 33 metros de longitud, hecha de bambú, se soste- nía por una red que recubría el globo, al que estaba ligada por sus- pensión indeformable. El globo hizo siete ascensiones en 1884 y 1855, y cinco veces sobre siete pudo volver al punto de partida. Se constató una velocidad de 650 por segundo, velocidad que se midió exacta- mente con aparatos apropiados.

Estos resultados tan satisfactorios produjeron impresión extraor- dinavia, demostrando la posibilidad de que un navío aéreo aterrase en

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 265

su punto de partida y marcaron un paso definitivo en la vía de la dirigibilidad de los globos.

Conviene decir, empero, que el coronel Renard no consideró á La France sino como aparato de demostración.

Para obtener un verdadero navío aéreo, era preciso encontrar un motor más potente bajo el mismo peso, que permitiera obtener doble velocidad, ó sea de 40 á 45 kilómetros por hora. Por otra parte en un globo como en un navío, la potencia crece como el cubo de la velo- cidad; para doblar esta velocidad es necesario disponer de una fuerza

Fig. 45. El dirigible de aluminio Sehwartz, 1897

motriz ocho veces mayor. En definitiva los perfeccionamientos que deben seguirse se limitan á buscar motores mucho más livianos que los que la industria ofrecía entonces.

Desde Inego se dedicó la mayor atención á los motores á explosión y, desde 1889, M. Deutsh propuso la aplicación del motor á gaso- lina á la navegación aérea; é hizo resaltar las ventajas que habría de no llevar en la barquilla ni caldera, ni agua, ni carbón, ni pesados generadores eléctricos.

La solución consistía en aligerar el motor á cuatro tiempos, descu- bierto recientemente por Daimler. El coronel Renard se preocupó inmediatamente de la cuestión del aligeramiento de motores, á la vez que del mejoramiento de los motores de explosión y motores á vapor.

Transcurrieron diez años sin llegar á solución satisfactoria ; pero de pronto el problema fué resuelto por las exigencias de locomoción mecánica, y el automovilismo nos dió un asombroso ejemplo de lo que puede la industria privada.

266 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

La primera tentativa se hizo en Alemania en 1897 por el ingeniero Sehwartz, con un globo construído de láminas de aluminio y dotado de motor á petróleo. El aparato hizo una ascensión sin resultado y se destruyó completamente al aterrizar.

En 1898, otro ingeniero alemán, Woelfert, construyó un dirigible en el cual la barquilla estaba colocada muy próxima al globo; el mo- tor inflamó al hidrógeno y la barquilla cayó á tierra, ocasionando la muerte de los aeronautas.

En el mismo año 1898, Santos Dumont aeronauta apasionado, em- pleando los nuevos motores comenzó la construcción de dirigibles que sirvieron á sus notables experiencias.

Fig. 46. El Santos Dumont, No 6, que dió la vnelta al rededor de la torre Eiftel 19 de octubre de 1901

Casi en la misma época, 1899 y 1900, el conde Zeppelin experimen- taba el primero de sus dirigibles rígidos.

No se puede decir que Santos Dumont haya aportado un gran pro- ereso á la aerostación; en efecto, parecía ignorar siempre el trabajo de sus antecesores. El mejoramiento de sus aparatos era el resultado de sus propias experiencias, obteniendo con el aparato número 6 el premio Deutsch. La velocidad constatada fué casi equivalente á la del globo La France. Desde el punto de vista deportivo las experien- cias de Santos Dumont revisten un carácter muy particular; por su intrepidez y arrojo, hizo salir de las sombras, en donde parecía sumer- gida después de las tentativas de Chalais, la cuestión navegación aérea, atrayendo por su perseverancia la atención de los ingenieros y aeronautas.

Gracias á su prudente audacia y á la precaución de navegar constan- temente á cortas alturas, Santos Dumont pudo evitar todo accidente.

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 267

No sucedió desgraciadamente lo mismo, en 1902, con Severo y de Bradsky. El globo de Severo, Pax, se incendió en el aire, la barquilla se precipitó sobre la avenida Maine y los aeronautas se mataron. En el globo de Bradsky se produjo la rotura de la suspensión y la caída de la barquilla aislada, seguida igualmente de la muerte de sus tripulantes.

Llegamos ahora al modelo de dirigible tipo Lebaudy, construído según los planos del eminente ingeniero M. Julliot. El primer globo

Fig. 47 El dirigible Pax de Severo, 12 de mayo de 1902

de este tipo, el Jaune, fué iniciado en 1900 en los talleres de M. Sur- couf y las primeras ascensiones se realizaron á fines de 1902.

Este dirigible entra en la categoría de los semirrígidos; está carac- terizado también por la reunión, tan estrecha como sea posible, de la barquilla al globo. De modo que constituye un conjunto compacto casi enteramente metálico, formado por tubos de acero al níquel, por cables de acero de alta resistencia y de aluminio.

La parte inferior del globo se aplana sobre un cuadro horizontal, que sirve al mismo tiempo para fijar por un lado el globo mismo y por el otro la suspensión de la barquilla. Este cuadro sirve de inter- mediario entre la barquilla y el globo y permite repartir sobre una longitud mayor los puntos de unión de la tela. Los bordes están liga- dos al globo por fragmentos de cuerda, cuyas mallas superiores se reunen á barras empotradas en un refuerzo.

268 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Un cuadro de empuje, que liga la parte delantera de la barquilla á la parte anterior de la plataforma, tiene por objeto transmitir la im- pulsión de la hélice al globo por un intermediario rígido. El volumen total es de 3000 metros cúbicos con una longitud de 58 metros y un diámetro máximo de 9'S0 ó sea un alargamiento de 5,9. El globo es disimétrico, la mayor anchura es de 33 metros en la parte posterior y 25 en la delantera; esta es en punta, de modo que conserva su forma, á pesar de la presión ocasionada por la velocidad.

Fig. 45. El dirigible Lebaudy N* 1, octubre de 1902

La parte posterior era de punta en el primer modelo : fué reemplaza- da en seguida por una forma elipsoidal, necesaria para fijar la inver- sión. El pequeño globo tiene un volumen de 500 metros cúbicos, lo que permite alcanzar la altura de 1500 metros, sin riesgo de que el globo se desinfle al aterrizaje; el pequeño globo está dividido en tres com- partimentos; el aire se inyecta en el compartimento central y se re- parte en seguida en los compartimentos extremos por las aberturas de la separación.

Para estabilizar el globo se le ha dotado de cuatro planos horizon- tales y verticales, fijos los unos, móviles los otros, constituidos por marcos de tubos de acero, sobre los que se extienden las telas ignífu- vas. Los primeros de estos planos están constituídos por el cuadro ho-

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 269

rizontal y por una quilla vertical que la refuerza en su mitad poste- rior. Un segundo grupo sigue al cuadro elíptico con el cual está arti- culado : es una pluma de flecha en forma de cruz dispuesta como cola de pájaro y tanto más eficaz cuanto que está más alejada del medio del globo. La barquilla tiene la forma de un pequeño barco de fondo plano; construído de tubos de acero con bordaje de láminas de aluminio, está consolidada por una pirámide invertida, cuya punta toca tierra en el momento de aterrizar. El motor es un Mercedes de 35-40 H. P.

Las hélices en número de dos se colocan simétricamente á derecha é izquierda de la barquilla, de manera que no haya ningún obstáculo

Fig. 49. El dirigible Zeppelin N* 1, julio de 1900

delante ó detrás de ellas. Están construídas con láminas de acero de 250 de diámetro y giran en sentido contrario con una velocidad de mil vueltas por minuto como el motor; su velocidad circunferen- cial alcanza á 120 metros por segundo.

La velocidad del aire al salir de las hélices, alcanza de 14 á 15 me- tros por segundo. La primer campaña tuvo lugar en octubre y no- viembre de 1902.

El primer dirigible construído por el conde Zeppelin debutó en 1900 y de una manera general constituye el tipo de los globos rí- gidos. El Zeppelin número 1 tiene la forma de un cilindro terminado por dos elipsoides de revolución.

El cuerpo del aeróstato está constituído por un esqueleto de alu- minio sobre el cual se tiende una envoltura exterior de tela cauchout. El armazón está consolidado por tabiques intermediarios que divi- «len al aeróstato en 17 compartimentos, en cada uno de ellos hay un

NO”

270 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

elobo inflado de hidrógeno que toma la forma del compartimento; cada uno de estos globos está dotado de una válvula automática.

Las barquillas en número de dos son verdaderos botes de alumi- nio, suspendidos al armazón metálico por tubos del mismo metal. En cada barquilla hay un motor de 14 HP, que acciona dos hélices de aluminio de cuatro palas, colocados arriba de la barquilla y á cada lado del globo, un poco abajo de su eje longitudinal.

Las características del dirigible son las siguientes: longitud 128

Fig. 50. El Zeppelin No2, encima del lago Constanza 30 de noviembre de 1906

metros, diámetro 11”50, volumen 11.300 metros cúbicos. El despla- zamiento en altura puede ser obtenido mediante un esfuerzo diná- mico producido por la inclinación del globo; esta inclinación se rea- liza por la acción de un peso de 150 kilogramos, susceptible de ser desplazado durante la marcha para sobrecargar á voluntad la parte anterior ó posterior del aeróstato.

El dirigible fué enviado en 1900 á su hangar flotante de Mamzell, á orillas del lago Costanza, efectuó tres ascensiones de julio á octu- bre; desgraciadamente, á consecuencias de un accidente desconocido, el armazón se cortó en dos partes, cuando el globo estaba en su han- var, y se renunció á su reparación.

Los medios pecuniarios precisos para la construcción de un segun- do aeróstato se obtuvieron pronto, y cinco años después de la des- trucción del Zeppelin número 1 el nuevo globo estaba terminado.

HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN AÉREA 271

El Zeppelin número 2 medía 126 metros de longitud, 11*70 de diámetro y tenía un volumen de 10.400 metros cúbicos. Cada bar- quilla llevaba un motor de 85 caballos; los timones de altura estaban instalados de manera que permitieran al globo elevarse del agua á la atmósfera sin arrojar lastre.

El dirigible fué establecido en un hangar fijo construído en Man- zell á orillas del lago. Se efectuaron dos ascensiones el 30 de noviem- bre de 1905 y el 17 de enero de 1906; después de la segunda, un accidente de timón obligó al dirigible á aterrizar, destruyéndose completamente por una tempestad que lo arrastró.

Á pesar de ésto el inventor no se arredró y en el mismo año consi- guió construir y experimentar un tercer modelo de 128 metros de longitud y 11 metros de diámetro.

Como se había constatado que el hangar fijo presentaba graves peligros cuando era necesario sacar el globo con vientos oblicuos á su dirección, se construyó un nuevo hangar flotante con un crédito de 625.000 francos votados por el Reichstag.

El conde Zeppelin, además, á principios de 1907 fué autorizado para realizar una lotería cuyo producido le permitiera continuar sus traba- jos. El Zeppelin número 3 efectuó en septiembre una serie de cinco ascensiones afortunadas, que se terminó el 30 por un viaje de ocho horas. La velocidad propia fué avaluada en más de 50 kilómetros por hora. Pero el 14 de diciembre de 1907 un huracán alcanzó al hangar flotante y el globo sufrió desperfectos en su parte delan- tera.

Entretanto en Francia se construía en 1906 el primer tipo espe- cial de dirigible militar, el Patrie, haciéndose los ensayos oficiales en Moisson. Este dirigible poseía un motor Panhard-Levassor de 70 ca- ballos de poder, y con su provisión normal de combustible podía man- tenerse diez horas en el aire; la suspensión de la barquilla se hacía con cables de acero y tenía dos timones de altura, uno á cada costado de 3 metros cuadrados de superficie cada uno. En diciembre de 1906 realizó su primer viaje sin inconveniente alguno y otros muchos en 1907; su último viaje tuvo lugar el 23 de noviembre de 1907 de Chalais á Verdún, siendo el de más duracion y recorrido de los que realizara. El recorrido de este viaje alcanzó á 240 kilómetros emplean- do 6 horas y 45 minutos, esto es, una media de 35,5 kilómetros por hora. Pocos días después, el 1? de diciembre, una tempestad arrastraba al Patrie, que no pudo ser sostenido por 200 hombres que lo sujeta- ban; fué á caer en las costas occidentales de Irlanda, donde se des-

272 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

truyó. El Patrie había realizado 47 viajes aéreos en circuitos cerra- dos y abiertos sin dificultades apreciables.

El problema estaba, pues, resuelto desde tiempo atrás.

Después de ésto la construcción de dirigibles se ha generalizado en todos los países europeos, cambiándose constantemente el tipo y sus detalles, pero con todos ellos se han logrado los propósitos de su construcción, pudiendo ya considerarse que los perfeccionamientos que pueden introducirse en los dirigibles son de menor cuantía, den- tro del presente sistema de dirigibilidad.

AGUSTIN ALVAREZ

Ex presidente de la Sociedad Científica Argentina SUS DOCTRINAS ÉTICAS Y DE IGUALDAD Y DEMOCRACIA

DISCURSO DEL INGENIERO NICOLÁS BESIO MORENO PRONUNCIADO EN EL ACTO PÚBLICO DE HOMENAJE A SU MEMORIA REALIZADO EN BUENOS AIRES EL 25 DE JUNIO DE 1914

Senores :

La desaparición de un filósofo es siempre una hora de duelo para la libertad. La muerte de un pensador es siempre un acontecimiento luetuoso para la ciencia.

En cambio, determinan una consideración atenta de sus doctrinas y dan ocasión para que se las estreche en un examen crítico enérgico y en una revisión formal; lográndose que las enseñanzas de su obre se condensen y perfilen en el ambiente que las provocara.

Y como al avanzar las tinieblas sobre el valle ha de aguzarse la vi- sión, si intenta percibir en el panorama la acción poderosa del infati- gable fecundizador del universo, así mi espíritu deberá aguzarse hasta su visión perfecta, en la dirección dada, para abarcar el conjunto de la obra de una mente esclarecida y analizar el sistema científico que la constituía, ahora que la luminosa frente no emite nuevos rayos, uno solo de los cuales habría bastado para mostraros su concepto arquitectural con precisión indeleble !

Pero el espíritu sólo se aguza por la voluntad y el estudio, y para comprender y presentar á Agustín Álvarez bastaba inspirarse en el propio ejemplo de su espíritu valeroso, tan desembarazado de todo te- mor y dispuesto siempre á lanzarse al combate rudo, cuando se le fijaba un puesto en la lucha. La voluntad y el estudio están siempre al al- cance de quien desea esgrimirlos ; y de tales armas me he vestido para entrar en la empresa arriesgada que se me confiara.

Señores :

El sistema filosófico de Agustín Álvarez, no ha aparecido nunca en

AN. SOC. CIENT. ARG. T. LXXVII 18

274 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

una obra sintética que lo resumiera de un modo general, pero se ma- nifiesta en sus libros, discursos y pensamientos, que no sólo no forman una serie de ideas desligadas é independientes entre sí, sino que cons- tituyen un conjunto de unidad verdadera, tan definido y compacto, que sus principios comprenden los elementos metafísicos necesarios para construir sobre ellos una doctrina científica, rigurosamente sistemática.

La fundaba sobre una virtud primera, que poseía en grado sumo: la libertad interior en el raciocinio, que era para él la base y funda- mento exclusivo de la moral, de la que su á vez derivaba, como por único camino, la felicidad individual y colectiva. Así la doctrina de Álvarez reposaba sobre este irrevocable sistema de conceptos filosó- ficos correlativos : libertad, moral, bienestar general.

Ninguna conquista debió ser más difícil para el hombre que la del concepto de libertad ; el espectáculo de la naturaleza debía aparecer para su cerebro rudimentario como la expresión inmediata del prin- cipio de sujeción á la fuerza ó la astucia, y desarmado para el combate aun contra los demás hombres sus mayores enemigos debía re- ducirse á la voluntad del más apto, ignorante aún, como el resto de la creación, del sentido del bien y del mal.

Pero en un examen más atento la naturaleza había de presentár- sele luego como la madre de la libertad y su permanente observación hubo de conducirlo al fin á concebir la libertad primero y aspirar á ella después.

La libertad, pensaba Álvarez, tiene dos términos de ejecución irre- ductibles : es el primero alcanzar á concebirla; es el segundo llegar á practicarla. Uno es la libertad interna en la elaboración del racioci- nio, otro es la libertad externa y el goce de ella. Uno por el camino de la voluntad conduce á la virtud ; otro por el camino de la inteli- gencia conduce á la sabiduría.

La libertad interna es un proceso mental de evidente magnitud, decía Álvarez, y veamos cómo.

Para develar la verdad necesario es apoyarse sobre el principio de la libertad del espíritu en la observación de la naturaleza, en el aná- lisis de los heclros y en el proceso de los raciocinios.

Vano será que la contemplación de los fenómenos que constituyen la existencia del universo, pueda realizarse con los sentidos libres de toda traba, si el espíritu que ha de considerarlos ó el raciocinio que ha de juzgarlos, viven encarcelados entre prejuicios que dificultan ó mutilan su libertad de examen. El conocimiento es el resultado de la elaboración á que el espíritu humano somete los fenómenos que sus

AGUSTÍN ÁLVAREZ 275 sentidos perciben : es el raciocinio aplicado á la percepción. Y el co- nocimiento no puede ser exacto y respetable si en todo el mecanismo de su formación no ha presidido la libertad de observación, seguida la libertad de análisis.

Por esto Álvarez provocó la creación de una escuela de libertad en la elaboración del raciocinio y á tal fin concurrían todos sus esfuerzos, difundiendo con grande perseverancia de acción y valentía, sin des- mayos, la necesidad de desembarazar el espíritu de los cercos imagi- narios, que lo confían en el angosto recinto de los preconceptos y erro- res heredados, mantenidos al través de los tiempos y de los hombres, al amparo de la inercia de la razón y que huyen y se desvanecen al menor esfuerzo de la visión espiritual educada, como nubes que dis- persa el soplo soberano del pampero vivificador.

Como fenómeno interno, la libertad en la elaboración del raciocinio es el arma más poderosa de que dispone la filosofía para su propio desenvolvimiento y progreso y el instrumento principal que utiliza la ciencia para construír su edificio indestructible.

Concebida al nacer la filosofía griega en la era del examen, no pudo concretarse sino cuando se fundaba la ciencia en el período de la máxima grandeza helena : aparecen entónces Platón y Aristóteles creando el verdadero concepto político de la libertad.

Platón edifica su artificiosa « República» que se levantaría sobre la justicia y la virtud; la grandeza de la sociedad residiría en estos tres atributos primeros de cada uno de sus individuos : la fortaleza, la prudencia y la justicia, obtenidas merced á la unidad del régimen, á la que consideraba como la perfección final en el orden social ó moral.

En el sistema de Platón aparece un estimable esfuerzo hacia la li- bertad interior, pero sacrifica en cambio sin piedad la libertad exter- na, porque la unidad del régimen que preconiza y el poder del go- bierno debían coneluír por aniquilar la libertad individual ; donde hay absoluta unidad, no hay libertad; y donde hay codificación superabun- dante y expresa con excesiva preeminencia de] Estado, tampoco hay libertad. Y, sobre todo, no hay ciencia donde sólo hay abstracción pura, y Platón debió llegar y llegó á negar al hombre la posibilidad de la ciencia, que radicaría exclusivamente en el seno de Dios. Coinciden así en un punto Sócrates y Platón. |

El sistema platoniano fué rectificado violentamente por Aristóte- les. Este famoso maestro del saber humano, es un ejemplo encumbrado de la libertad interna en la elaboración del raciocinio. Su soberana razón examina los hechos de la naturaleza en un análisis indepen-

276 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

diente de todo otro juicio y establece con ella las conclusiones finales de sus observaciones, para generalizarlas luego en una inducción im- pecable. En sus raciocinios no se introduce jamás ninguna noción ajena á la cuestión, ningún concepto cuya verdad no hubiese estable- cido de antemano por el ministerio de sus propios sentidos ó de su propia razón : ereyendo que la verdad es una y el error multiforme, habíase preparado para defenderse del error con energía.

La « Política» de Aristóteles es una reducción magistral del prin- cipio de la libertad interna. Concibe al Estado como una reunión de individuos que practican la virtud y está él mismo dirigido por la jus- ticia; las funciones públicas se entregarían á la virtud y el talento, pues sólo en ellos puede residir la justicia y alcanzarse el bienestar general. La libertad de cada uno y la libertad de todos, lograrán crear la asociación capaz de procurar una vida perfecta en el seno de la abundancia: aquí la moral y la felicidad labradas por la libertad. Salvo que los hombres están sujetos á las pasiones y el Estado debe ser sólo dirigido por la razón que se traduce á la ley : he aquí el prin- cipio constitucional del gobierno. No le faltó sin embargo su pavoroso error : la esclavitud, aun cuando establece que el Estado es una aso- ciación de hombres libres bajo el gobierno de una ley que contemple el bienestar común.

Pero pocos siglos habían de pasar para que apareciese sobre la tie- rra la figura generosa y ciclópea de Cristo y su sabia doctrina moral, y pocos más para que un dogmatismo trágico y monstruoso se apode- rase de ella, para embarcar las conciencias y clausurar las mentes. La ielesia se había levantado de frente á la filosofía y á la ciencia y de- formando y aun demoliendo el sistema moral de Cristo, despertando el fanatismo que siempre palpita adormecido en el seno de la ignoran- cia, se propuso substituir sus dogmas al proceso del raciocinio y las es- peculaciones de la ciencia y lo alcanzó y mantuvo en largos siglos de espantosa tiniebla.

Tamaña iniquidad debía herir gravemente, por cierto, toda libertad de conciencia; y cuando la gran enemiga adquirió el poder y la fuerza, se constituyó en el verdugo implacable de la libre discusión filosófica y del libre examen, es decir, de la sabiduría ; y para sostenerse fundó la intolerancia, arremetiendo contra la libertad, en el Estado, en la so- ciedad, en el hogar, en las conciencias.

Pero en vano; la aspiración al bien y á la perfección es atributo orgánico en el hombre : el derecho á la libertad es conciencia de la materia. Y así, mansamente, silenciosamente, la derrota de la iglesia

AGUSTÍN ÁLVAREZ 277

se ha operado por los estallidos incontenibles de la filosofía y la cien- cia, que nada podrá abatir ni detener. Quince siglos de horror fueron necesarios para reconquistar los dones supremos con que la natura- leza ha adornado al hombre, y en esta lucha tormentosa, la iglesia ha concluído por herirse con su puñal envenenado; y languidece hoy olvidada por la filosofía é ignorada por la ciencia. Álvarez no le per- donó jamás su nefando delito y su vida entera se consagró á reducirla al altar y desterrarla de la vida pública y privada, aun de los pueblos, indignos de la libertad, que aún gobierna.

El dogmatismo crudo no fué nunca tan agresivo ni dominante como en la enmudecida Edad Media, y luego que las grandes conquistas de la ciencia produjeron el despertar de los cerebros en los tiempos mo dernos, fué de nuevo posible pensar en la libertad, que tímidamente empezó á renacer por doquiera.

Dos peripatéticos insignes provocaron este renacimiento esplendo- roso : Averroes, que presentó de nuevo á la consideración del mundo el método filosófico de Aristóteles en sus «Comentarios», y Alighieri, que fundó en su « Comedia una doctrina moral más enérgica y humana que la imperante del cristianismo, y ambos que concurrieron á desper- tar, en los tiempos, el amor á la sabiduría y al arte, recordando los nom- bres olvidados de los grandes pensadores y poetas de Grecia y Roma.

La ciencia conoció, á poco andar, horas de grandeza, sólo compara- bles con las que le proporcionara la escuela de Alejandría, y sus des- cubrimientos fueron de tal magnitud y variedad, que la estructura política y social del mundo civilizado hubo de cambiar á sus impulsos.

Vino entonces el renacer del arte, en sus faces todas, iniciado y pre- sidido por Dante ; los descubrimientos geográficos por obra de Colón; los astronómicos por obra de Copérnico; la invención de la imprenta por Guttemberg; y finalmente la sujeción del movimiento del uni- verso á leyes matemáticas por Kepler.

Cada una de estas conquistas lo fué para la libertad.

Su condensación expresiva aparece en el « Espíritu de las leyes » de Montesquieu, solemne precursor de la conquista definitiva de la libertad interior, que había de realizar la humanidad, á los esfuerzos de la filosofía crítica.

Montesquieu ha practicado en su obra un análisis perfecto de la li- bertad pública, desde el punto de vista del estado, y sus teorías com- prenden todos los grados del problema; contempladas desde la hora presente en que la agitada vida del siglo ha conglomerado la mayor suma de experiencia sobre la cuestión, la estructura de su sistema no

278 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

se debilita, porque parece haber agotado cuanto la historia pudo decir hasta su época y cuanto puede expresar la libre discusión filosófica. Y es desde este punto de vista que Montesquieu se engradece en el campo de la libertad de elaboración del pensamiento; su exposición y examen de las teorías opuestas á su sistema es un ejemplo insupe- rable de libertad de juicio ; los términos de la cuestión aparecen ago- tados y en todo su trabajo se advierte una prudencia excepcional para juzgar los argumentos que se impone desde luego y que se basa, justo es decirlo, en el sistema de Descartes.

La obra de Montesquieu en primer término, y de Voltaire y Rous- seau luego, eneumbrados ejemplos de la libertad de pensamiento, concentran de nuevo todas las resistencias: la « Enciclopedia» de D”Alembert y Diderot es condenada al fuego ; Voltaire, aprisionado; Rousseau, desterrado; cuanto representa espíritu nuevo, sofocado y oprimido; sus traducciones, prohibidas y perseguidas ; las librerías é imprentas, clausuradas ; los filósofos, anatematizados por la iglesia y por la Facultad de teología. Pero la persecución es artificial; el siglo ha aceptado ya las nuevas ideas, conformes con los tiempos que llegan, y, á poco andar Turgot, escala el ministerio y la resistencia se derrumba.

El espíritu nuevo, la libre discusión, la razón despierta, lo invaden todo: el estado, la sociedad, la familia y el individuo; la escuela, la universidad, la academia y el teatro; las ciudades y las campiñas ; las chozas y los palacios ; las plazas y el trono; el pueblo y la nobleza, y las prisiones en fin. Se abren ya las puertas de una nueva edad.

El salto desde Aristóteles á Montesquieu (cerca de dos mil años) no. puede parecer demasiado grande, ni suscitar susceptibilidades entre los partidarios de determinadas escuelas ; sólo habría faltado citar y quedan citados de paso, el « Monarquía » del Alighieri y el « Prínei- pe» de Maquiavelo.

Montesquieu establece el principio de que en el estado de la natu- raleza los hombres nacen en igualdad, la que la sociedad les hace luego perder; corresponde, pues, á la sociedad, devolverlos á la igual- dad por ministerio de la ley. Sus invectivas contra la monarquía, de la que es menos defensor de lo que parece, terminan afirmando que el estado popular, para sostenerse, debe estar sometido á un régimen más que los otros, que es el de la virtud. El santuario del honor, de la reputación y de la virtud parece residir, agrega, en la república; y la república es el gobierno de la igualdad y de la libertad.

De Montesquieu á Rousseau, casi coetáneos, aparece Voltaire, cuya influencia en las masas no podría negarse. Estudia la historia con un

AGUSTÍN ÁLVAREZ E,

espíritu de crítica filosófica libre y firme, é invariablemente en guar- dia contra todo prejuicio; pero Voltaire tenía un criterio filosófico, á menudo más estético que ético ; sus análisis no están siempre basados en la justicia, pues llega a bastarle y satisfacerle la elegancia de la forma y de las cosas y se contenta en considerar las apariencias exte- riores y sus aspectos superficiales y mundanos. Su moral individual, un tanto fácil, estaba sin embargo contrapesada por una moral públi- ca impecable, fundada sobre el respeto á la dignidad humana y á los derechos del hombre. Fué el heraldo de la tolerancia religiosa.

Más grande que todos, Rousseau fué la encarnación de la belleza moral : su estoicismo, su entusiasmo por lo bello, su fe pura, su patrio- tismo y liberalismo lo constituyen, con su espíritu filosófico supremo, en el más alto exponente de la causa de la libertad, y en su soldado más eficaz. Su propósito fundamental, perseguido al través de toda sus obras, es la reivindicación de los derechos del hombre, otorgados por la naturaleza, contra los artificios corruptores de la civilización. Los errores de su filosofía política no pueden sorprender, cuando se con- sidera el aspecto afectivo y sensualista de su sistema, en un campo de acción tan complejo y vario como lo es el gobierno de la sociedad, y cuando se recuerda el carácter especulativo de su doctrina ; sólo Mon- tesquieu con su método histórico podía librarse por completo del error en materia tan difícil, y, apenas con él, el sapientísimo Locke, el gran filósofoinglés, padre del liberalismo, que fundaba la libertad en la razón.

Dígase lo que se diga, Locke es el precursor de Montesquieu y éste el de Rousseau. Montesquieu adopta el método experimental para sus estudios y Rousseau el especulativo, y así como el sistema político de Platón de nada pudo servir á Aristóteles, pues la abstracción ó la ra- zÓn pura había precedido á la experiencia, así la moral política de Montesquiu pudo ser integramente utilizada por Rousseau, pues se había seguido el camino inverso, que es el que conduce á la verdad, la razón había considerado los frutos de la experiencia.

Los análisis de Rousseau invaden la constitución íntima de las cosas, sin detenerse en el detalle, y las presenta descarnadas sin reato mental alguno; su espíritu científico es de una hermosa libertad de pensamiento y en sus juicios sólo interviene por la experiencia y la razón libre y despojada de influencias ancestrales ; renunciar á la li- dertad dice toda moralidad en las acciones, suprimir la libertad de la voluntad.

es renunciar á la calidad de hombre, y es suprimir

Pero, el conflicto entre el estado y el individuo se plantea desde luego en el « Contrato social » y Rousseau, demasiado absorbido por el bien

280 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

común, sacrifica el individuo al estado y por ende el estado mismo : un estado cuyos miembros han abandonado toda libertad, no puede ser estado libre por mucho tiempo, porque la libertad es la madre de la iniciativa y de la justicia y por lo tanto del saber y de la moral.

Pero con todo y á pesar de todo, la evolución francesa se hallaba en marcha: Montesquieu y Rousseau la habían decretado y la debilidad de la monarquía la realizaba; la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, consagra los principios de igualdad y liber- tad, que quedan, á poco andar, incorporados á la legislación universal.

La libertad de los raciocinios de un grupo de sabios había reali- zado la gran conquista humana: faltaba sólo universalizar esta liber- tad interior, que, decíamos, ha de conducir á la virtud por el camino de la voluntad. Tal el empeño generoso de Agustín Álvarez que hon- "amos aquí. ¿ Cómo realizarlo ? Por la educación, decía Álvarez, que encamina hacia el bien y fortalece la voluntad que permite realizarlo, llegándose así á la posesión de mismo.

La educación emancipa, coloca la mente en presencia del bien y del mal, de la virtud y del vicio, y le enseña á pensar sobre las consecuen- cias de cada acto humano; desde luego suprimirá el más inútil, el que no puede producir ningún beneficio ni aun aparente y siempre lo sería al que lo practica.

El mal no puede nacer de la sabiduría. La educación mejora el alma del individuo, como la instrucción mejora su inteligencia, y juntas con- ducen á la virtud ; y si se reconoce la autoridad absoluta de la virtud y el saber, debe agregarse además que encarnan al espíritu crítico, de modo que si con ellos es posible el delito ó el error, no se vive jamás á ellos encadenado.

De la perfección del individuo pensaba Álvarez nace el bien general y por lo tanto la moral ; y la perfección del individuo, lo con- duce á la virtud, que es el resultado del libre examen. La virtud es una fuerza moral militante, á diferencia de la santidad que es fuerza moral pasiva. La virtud es un deber que se cumple con un esfuerzo dado, en tanto que la santidad es un placer al que se acude con agrado.

« La libertad interior ha dicho Kant es el único principio de la virtud.» « El hombre es tanto más libre, ha dicho un considerable pensador argentino que nos acompaña aquí, cuanto más comprende su propia naturaleza, la posición que ocupa en la sociedad y la impor- tancia que su acción tiene en el destino de sus semejantes. »

Preparada la mente para la virtud y robustecida la voluntad para su ejercicio, por el ministerio de la educación y el libre raciocinio, el

AGUSTÍN ALVAREZ 281

hombre se habrá engrandecido á sus propios ojos, y su obra como fac- tor social lo habrá hecho apto para la democracia y para el uso de la libertad, que las instituciones le aseguren.

«La virtud dice Kant es nuestro verdadero y mejor título de gloria », y adquirirla es hacerse acreedor á la gratitud humana. Con la educación de la mente que conduce al saber y la de la voluntad que lo lleva á la virtud, el hombre es un ser independiente y justo, y con él, pensaba Álvarez, quedarán abatidas todas las banderías y dogma- tismos y todas las cadenas mentales ; el espíritu humano podría volar libre y sereno en la dirección predilecta, como el cóndor cruza el es- pacio tendidas las seguras alas y vigilante la pupila.

Pero el vuelo del espíritu humano debe estar amparado por la to- lerancia social; la libertad interna debe dinamizarse bajo la protec- ción de la libertad externa, y ésta, adquirida y codificada, debe hallarse sin cesar vigilada por el individuo y la colectividad para que su deca- dencia no se realice por efecto de la incuria general. El individuo pues, está obligado á defenderla y practicarla, y para ello el camino señalado es el de la instrucción. « Es principio fundamental de gobierno dice el mismo pensador argentino el que reconoce la necesidad de la ins- trucción como base de la libertad ; ésta existe hoy por la cultura del es- píritu humano, que la ha descubierto como un propio atributo y procla- mado como un derecho de los hombres y una alta misión del Estado. »

La instrucción cultiva la inteligencia, perfecciona la razón y enri- quece el espíritu, formando el caudal de conocimientos que es base de la sabiduría.

La educación y la instrucción forjan, pues, la virtud y la sabiduría, y como éstos son el material necesario y suficiente para establecer la moral, quiere decir, en último análisis, que la libertad es el funda- mento de la moral. Tal también la teoría de Álvarez.

Su pensamiento tendía en moral á sobreponer la ética á la jurispru- dencia y en su sentimiento de justicia campeaba siempre un espíritu de misericordia dirigido por los aforismos generosos: Homo sum... Tout comprendre... de madame Stael.

No hay moral donde no existe libre examen, y la moral era para Álvarez un sistema ético capaz de producir la felicidad del individuo y de la sociedad, asegurándole la libertad externa y procurándole la libertad interior.

La moral es un sentimiento estético. Aparte de su esencia ética, sus fundamentos han sido eternamente discutidos por la filosofía y la religión.

282 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

En sus diversas formas, es tan antigua como la reflexión humana y como la agrupación de los hombres en colectividad y aparece en los tiempos como un mandato divino; esta revelación del orden religioso se observa lo mismo en los Vedas» que en el « Deuteronomio» : la moral se confunde con la religión. El Budismo presenta una moral humana y fraternal, peroestableciendo un régimen riguroso de castas; enel Brah- manismo la moral budista se ennoblece y purifica, acercándose á la mo- ral cristiana. Para Confucio la moral es el perfeccionamiento de mismo. Los fundamentos posteriores de la moral de Mencius y los res- tantes pensadores orientales, son de una orientación religiosa definida.

En Grecia la moral escapa de los dominios de la religión y se en- trega á la poesía; la religión aparece allí más como un adorno que como un dogma. La moral de Homero se reduce á estos principios ini- ciales : el heroísmo, la fidelidad en la amistad, el respeto á la vejez, la hospitalidad, la misericordia, la beneficencia y la frugalidad. De Hesio- do al estoicismo se suceden en Grecia diversos fundamentos de la mo- “al, hijos casi todos de la filosofía de la época. El progreso de la mo- ral en este período es grande y ya en los estoicos aparece el tipo nuevo de moral ; el de la caridad y de la fraternidad humana, pero en- tibiadas por la inflexibilidad y la rigidez con respecto á mismo y el desprecio del placer y el dolor.

Entre tanto una pequeña tribu asiática elaboraba los fundamentos de la moral, que por más tiempo había de mantener su imperio sobre la humanidad : el pueblo hebreo. El legislador Moisés en su decálogo había establecido los principios de una moral religiosa, cuyos caracte- res esenciales eran el de ser prohibitiva y eterna por una parte y pros- cribir al extranjero por otra; el moneteismo de este pueblo le asegu- aba además una unidad perfecta y era el resorte de su prolongación al través del tiempo. Y siendo esta moral casi exclusivamente externa, había de ser también antes material que espiritual.

Se completó en el eristianismo llegándose á la doctrina moral pre- destinada : de dolor, de consuelo, de clemencia ; prescribe la inocencia y la simplicidad ; el perdón y la indulgencia; sus fundamentos están en el amor, en la caridad y en la misericordia. El dios cristiano es, ade- más del sumo poder, la perfección moral. Pero es también una moral de humildad y de conformidad con la propia suerte: debe bendecirse la mano que oprime y perdornarse la ofensa que abate; el castigo queda para la otra vida. Pero el arrepentimiento de última hora redi- me el pecado y así el castigo ulterior desaparece ; entonces el pecado

puede cometerse sin temor.

AGUSTÍN ÁLVAREZ 283

La moral cristiana, pues, sin desearlo, fortalece el poder y empeque- nece al hombre, lo modela para la humildad, el sufrimiento y la po- breza; no le enseña á defender sus derechos y á conquistarlos si es preciso, ni á procurarse la felicidad ; debía entonces dificultar el pro- ereso de la humanidad y encumbrar las fuerzas, consecuencias que se advirtieron luego, bajo el imperio de la iglesia, en la Edad Media. Pero es en cambio la moral de la igualdad.

La primera corrección del sistema moral cristiano aparece en la «Comedia » de Alighieri: el castigo para el pecado es violento y sin piedad, sin piedad sobre todo. Los eminentes padres del saber huma- no están confinados en el lugar del dolor, sin martirio del infierno, y de nada vale el infinito respeto que Dante les tiene ni el Gran duol que lo trastorna ante tal duelo. Ni se apiada de la desdichada Fran- cesca, cuyo suplicio envidiable derriba de pena al gran poeta, cuan- do escucha la génesis de su delito. La mansedumbre está proscrita de la « Comedia» y bravamente castigadas la inercia y la cobardía moral.

La moral de Maquiavelo consiste en proclamar la excelencia de la virtud, siempre que su ejercicio resulte ventajoso para el hombre y la sociedad y aconseja la violencia para conseguir el bien. Su doctrina es otra corrección á la moral que comentamos ; combate el feudalismo como enemigo de la libertad, pues para él ésta nace solamente de la igualdad ; la diferencia de clases no permite el progreso, y así comba- teá los señores feudales : tali generazioni d'uomini, dice, sono al tutto nemici d*ogni civiltá. Y sostiene finalmente la imposición de esta mo- ral de la igualdad por cualquier medio. La mansedumbre y la confor- midad, pues, han quedado muy lejos.

Dejemos á Hobbes; la moral continúa su marcha incontenible ha- cia la libertad. Para Leibnitz, la moral se funda en el derecho estric- to, la equidad y la piedad. Dejemos también á Espinoza y Mallebrancke y lleguemos hasta Kant. Su moral se asienta sobre el imperativo ca- tegórico de la razón práctica; proclama la finalidad del hombre en mismo y la autonomía de la voluntad ; y establece que la moral debe ser el principio que promueva los actos humanos y no el fin á que de- ban tender; la virtud nacía de la razón y todo lo razonable era virtuo- so, el hombre debía sujetarse á los mandatos de la moral y cumplirlos sin examen : ¿ qué era entonces de la libertad ?.

La moral de Fichte, exagerando más aún el carácter imperativo de la doctrina de Kant, y la moral de Schopenhauer; fundamentada exclu- sivamente en la clemencia: aquí los tipos más modernos del con- cepto moral.

284 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Sesún Álvarez, hemos dicho, el fundamento de la moral es la liber- tad : ningún acto que no sea libremente realizado, sin temor á un cas- tigo ó en espera de una recompensa, podía ser moral; y si la libertad venía acompañada de virtud y saber, los actos morales consecuentes serían encaminados hacia el bien general, que constituye la base del bienestar individual y colectivo.

Socialista, en cuanto el socialismo es una escuela de democracia y libertad, para Álvarez la libertad de la mente, con la libertad en las acciones, serían los principios de la moral, y una moral organizada así sobre la virtud y la sabiduría hijas de la cultura pública, aseguraría el progreso de la humanidad y defendería la civilización de los vicios que la corrompen, apenas se la disfruta en la paz y en la tranquilidad. Este tipo de moral, finalmente, comprendería en el perfecciona miento del individuo y la conservación de la especie, asegurándose entonces el 'amplimiento de las leyes de la naturaleza que sólo á ello contempla.

Queda planeado, señores, el sistema filosófico de este grande pensa- dor, euyo corazón superaba á su saber, ha llegado el momento de decirlo.

Agustín Álvarez, hombre virtuoso y ciudadano austero, el más hu- milde de los grandes por la tendencia democrática de tu espíritu y el más encumbrado de los demócratas por la pureza resplandeciente de tu alma.

batallaste por el respeto de la dignidad humana con tal pasión y denuedo, que los sentimientos humanos se sintieron putificados por la sola virtud de tu existencia.

El amor generoso que desbordaba en ta corazón por los débiles y los oprimidos, te aquilataba tanto, como tu campaña por la emancipa- ción de la mente y tu despego por todo sectarismo y bandería.

Fuiste para la cultura popular el campeón esforzado; para nosotrosrTe- fugio cálido y consejo amigo; para todos ejemplo de fortaleza y bondad.

Tuviste por la amistad un culto tan fervoroso, que él solo habría bastado para proclamarte poseedor de todas las virtudes.

Adalid de la libertad, de la enseñanza pública y de la soberanía popular, fuiste para la patria un hijo esclarecido y un factor princi- pal de su grandeza futura.

Que la patria te conserve en sus altares, en reconocimiento de tus méritos sin cuento y para ejemplo de sus pensadores y gobernantes.

N. BrEsIO MORENO.

25 de junio de 1914.

r

APLICACIONES DE LA TEORÍA CINÉTICA DE LOS GASES

VISCOSIDAD LEY DE ACCIÓN QUÍMICA MUTUA ENTRE DOS MOLÉCULAS EQUILIBRIOS QUÍMICOS

LAS DIFUSIONES Y LA TEORÍA CINÉTICA DE LOS GASES

Cuando los movimientos lentos de un fiúido no responden á las ecuaciones generales de la hidrodinámica deducidas de los principios de la mecánica clásica, se dice que aquel flúido es viscoso.

Aunque el estudio de la viscosidad de los líquidos ofrezca en los fenómenos físicoquímicos el mayor interés, me propongo limitar este estudio á la de los gases, por ser más fácil para éstos la aplicación de las teorías moleculares.

En 1857, Clausius fundó la teoría cinética de los gases en una me- moria titulada: Sobre la naturaleza del movimiento que llamamos calor. Con esta primera tentativa, ya la presión de los gases tomaba un ca- rácter de origen meramente cinético; se podía calcular la velocidad probable de las moléculas, y así más adelante se comprobó que la del oxígeno era de 461 metros por segundo y la del hidrógeno de 1544 metros. Por otra parte, las leyes de Mariotte y Gay. Lussac se en- cuentran verificadas, siempre que los gases contienen el mismo nú- mero de moléculas por unidad de volumen, en las mismas condiciones de temperatura y presión.

Sin embargo, á primera vista, parece inexplicable el hecho de que las moléculas puedan moverse en línea recta con velocidades tan

286 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

grandes, si se tiene en cuenta la lentitud conocida con que se efec- túa la mezcla íntima de dos gases en un ambiente dado. Pero el mis- terio desaparece cuando se considera la magnitud media del recorrido dle una molécula entre dos choques consecutivos. En efecto, basta que aquélla tenga un radio finito, hasta muy pequeño, para compren- der que el camino rectilíneo de un punto á otro se encuentre obstruí- do tan pronto como la distancia es mayor que un número relativa- mente pequeño de distancias moleculares.

Por otra parte, no ofrece ninguna dificultad el cálculo del orden de magnitud de aquel trayecto libre, en función del número de molécu- culas por unidad de volumen y del radio medio de éstas. Á cada mo- lécula corresponde un dominio impenetrable para las demás, y á éste se lo llama volumen de la molécula, siendo su radio el de la esfera de volumen igual. Por otra parte, el camino medio no alcanza á cien

: . ] 1 veces la distancia entre dos moléculas, y permanece del orden de 10

de micrón á la presión y temperatura normales.

Después de estos primeros trabajos de Clausius, Maxwell se empe- en perfeccionar las ideas nuevas, y pudo darse cuenta de que el equilibrio de temperatura entre dos gases entraña como consecuen- cia imprescindible una fuerza viva molecular, función pura de la tem- peratura é independiente de la naturaleza química, convirtiéndose así la hipótesis de Avogadro en una consecuencia directa de la teo- ría cinética de los gases.

Pero, al propio tiempo, Maxwell, con su cálculo relativo á la con- ductibilidad de los gases, llegaba á una consecuencia bastante extra- ña, ó sea, que ni la viscosidad ni la conductibilidad pueden variar á temperatura constante con la densidad del flúido. Este resultado lo sacaba el gran físico inglés de las tres difusiones principales consi- deradas desde el punto de vista del trayecto medio: la difusión del calor ó conductibilidad, la de la materia ó de las moléculas mismas, y la del movimiento ó viscosidad.

Por otra parte, la distancia mínima de dos moléculas impenetra- bles se encuentra determinada por su propia naturaleza; pero si ad- mitimos que aquéllas ejercen acciones á distancia, lo que es impres- cindible, al menos hasta hoy, en toda teoría molecular (1), la distancia

(1) Ya observé en otra parte (Teorías físicas y límites del conocimiento científico) la repuenancia que experimenta todo espíritu científico respecto á la hipótesis

de las acciones á distancia, y cómo se substituyó ésta por la de un ambiente

APLICACIONES DE LA TEORÍA CINÉTICA DE LOS GASES

189)

87 mínima ha de depender de la fuerza viva media, y es evidente que no tenemos ningún dato en cuanto á la naturaleza de tal relación, aunque de ella dependan indudablemente las varias difusiones. Ahora bien, la determinación de la ley de éstas, en función de la temperatura, equivale á la definición de la ley de acción mutua de dos moléculas en función de la distancia que mide entre ellas. Numerosas experiencias se han realizado acerca de la difusión del movimiento, ó sea de la viscosidad, mediante dispositivos muy diferentes y por lo general muy ingeniosos. Son debidas á las investigaciones de O. E. Meyer, Bessel, Girault, Maxwell, Kundt, Warburg y otros. Pero no es aquí el lugar de describirlas, ó dar de ellas los resultados con detalles (1). Me contentaré con decir que, si la ley de acción mutua pudiese representarse por una potencia negativa r— de la distancia 7, la influencia de la temperatura se traduciría por una potencia deter- minada y positiva de la temperatura absoluta T. Ahora bien, la ex- periencia no confirmó previsiones de esta naturaleza. La fórmula más adecuada á los resultados experimentales es la de Sutherland, que ha sido confirmada por investigaciones recientes. La interpreta- ción del físico inglés es, por otra parte, muy sencilla desde el punto de vista teórico. Según su concepto, la sección aparente de una molé-

cula es función lineal decreciente de qu Y esta hipótesis es una conse-

cuencia inmediata de otra que consiste en admitir que la molécula ejerce una atracción lentamente variable fuera de un dominio impene- trable determinado, al menos para fuerzas cuya intensidad corres- ponde á las que acompañan á los movimientos moleculares.

En el estado actual de nuestros conocimientos científicos, este es el límite de la experiencia y de la teoría. La ley de atracción, siem- pre que sea muy lenta, permanece del todo indeterminada, y la ley de repulsión, que se manifiesta en el límite por la impenetrabilidad, queda también inaccesible. Lo único que sea posible, es considerarla como variable muy rápidamente, conforme á lo que nos muestra la

que sirve de vehículo á la propagación, pero hasta las acciones moleculares ex- eclusive, pues no podemos admitir la existencia de un número infinito de estos ambientes intermedios (Conferencias publicadas en los Anales de la Sociedad Cien- tífica Argentina, t. LXXVI, p. 252, 289 y sig.).

(1) El lector encontrará una parte de estas experiencias en las memorias de : E. O. MeYER, Poggend, 1861, Anal, tomo CXIII, páginas 55, 193, 283; POISSON Mém. Acad. París, 1832, tomo XI, página 521; STOKES, Cambridge Phil. Tr., tomo IX, página 32; GIRAULT, Mém. Acad. de Caen, 1860, etc.

288 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

compresibilidad muy pequeña de los cristales. De ahí todo el interés que se desprende del estudio de las tres difusiones y especialmente de la viscosidad, si queremos alcanzar la ley de acción mutua de dos moléculas en función de la distancia.

TE

RESUMEN DE VARIAS TEORÍAS MOLECULARES RESPECTO Á LA VISCOSIDAD

La primera tentativa teórica fué la de Navier (1), que consiste en una modificación de la hipótesis de las acciones á distancia conside- radas como funciones puras de la distancia. La teoría de Navier se funda en las tres hipótesis siguientes:

1* En un flúido en movimiento, dos moléculas que se van acercando la una á la otra se repelen con mayor fuerza, y dos moléculas que se alejan la una de la otra se repelen con menor fuerza, que si la distan- cia permaneciese constante;

2* Las acciones repulsivas de las moléculas crecen ó disminuyen en una cantidad proporcional á la velocidad con que se acercan ó se alejan las unas de las otras;

3% Las dos hipótesis anteriores se aplican también á las acciones entre las moléculas del flúido y las de las paredes del recipiente que lo contiene.

Por otra parte, las acciones no son sensibles sino á distancias muy pequeñas, y las moléculas tienen velocidades muy poco distintas. Su acción mutua F es proporcional á la velocidad relativa, siempre muy pequeña, y se puede escribir:

IS dr F = f(r) Y (1)

Con esta base, Navier consigue determinar la resultante de todas las acciones que se ejercen sobre un elemento de volumen dz, y así llega, para la expresión de la componente X de F según la dirección

del eje de las abscisas, á la relación :

(1) Mémoire sur les lois du mouvement des fluides, Mém. de 1”Institut, 1823, tomo

VI, páginas 389-440.

APLICACIONES DE LA TEORÍA CINÉTICA DE LOS GASES 289

l X =e Au E 9 y dz (2) do en que se tiene: du do da 0 = 3 du je dy + de (8) ES == J 0 (dr (4)

u, v, wsiendo las componentes de la velocidad relativa según los tres ejes.

En cuanto á la pared, la resistencia que ofrece es proporcional á la velocidad relativa del flúido en contacto y tiene por expresión :

R = Eu (5) siendo dada E por la relación e EN E== f Ear (6) 3 “20

en que la función F(») desempeña con respecto á la pared el mismo papel que £(r) con respecto á las moléculas, lo que significa que la acción mutua de viscosidad $, entre una molécula del fluído y una fila de moléculas de la pared, es dada por la expresión :

z dr

$ = F(r) qe (

-]

Después Navier aplica estos principios al movimiento de un líqui- do por un caño circular de sección muy pequeña y, en el estado per- manente, llega á la expresión siguiente de la velocidad media U:

AS k “98 ae =) 05)

oye r ., . . . en que es la caída de presión por unidad de longitud y R el radio a -

del caño siempre muy pequeño.

Como se ve, la teoría de Navier atribuye al frotamiento con la pa- red una preponderancia no justificada, y debida á la elección que hace este físico, de la distribución más simple de las velocidades, que no corresponde á la realidad del estado permanente.

AN. SOC. CIENT. ARG. T. LXXVII 19

290 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

No me detendré en el examen de la teoría de Poisson, dada en su eran memoria de 1529, Sur les équations générales de VPéquilibre et du mouvement des corps solides élastiques et des fluides (1), y en seguida pasaré al análisis de la memoria de Maxwell, publicada en 1866, so- bre la Teoría dinámica de los gases.

El gran físico expone primero su propósito de explicar el fenóme- no de la viscosidad en todos los cuerpos, sin hacer intervenir hipótesis NINYUNA.

Una deformación $S se verifica en un cuerpo por un desplazamien- to, y determina un estado de tensión F. La relación entre la deforma- ción y la tensión es de la forma :

RES (9)

en que E representa el coeficiente de elasticidad relativo á la deforma- ción S. En un sólido que carece de viscosidad, F permanece igual á ES, y se tiene:

dr E ds

dt $ dt : (10)

Pero si se trata de un flúido viscoso, el estado de tensión F, en vez de permanecer constante, tiende á cero con una velocidad que depende del mismo estado y de la naturaleza del cuerpo. Si aquella velocidad es proporcional á F, como es razonable suponerlo, la ecua- ción (10) puede escribirse como sigue :

(11)

dE —E ds - dt dt 16)

y, en esta forma nueva, corresponde empíricamente al fenómeno. En efecto, si la deformación S es constante, la ecuación :

(12)

EY +

¡== YA

nos enseña que E desaparece gradualmente, ó sea, que el cuerpo, substraído á toda acción externa, pierde poco á poco su teusión in- terna, acabando las presiones por repartirse como en un flúido en reposo.

Y ES CEA - Si al contrario queda constante, lo que significa que un movl- A

(1) Journal de Y École Polytechnique, XX” cuaderno.

APLICACIONES DE LA TEORÍA CINÉTICA DE LOS GASES 291

miento permanente del cuerpo hace crecer constantemente la defor- mación debida al desplazamiento, se tiene :

+

AS A 9 e NO no

y esto nos enseña que el estado de tensión F tiende hacia un valor constante que depende de la velocidad de desplazamiento.

Á la cantidad EG por la cual hay que multiplicar la velocidad de desplazamiento para conseguir la fuerza, Maxwell la llama coeficiente de viscosidad, igual al producto de un coeficiente de elasticidad E por un tiempo 6, y á éste le da el nombre de tiempo de relajación ó dura- ción del relajamiento de la fuerza elástica. En los flúidos perfectamen- te móviles, G representa una fracción muy pequeña de segundo, y, en este caso, es muy difícil determinar el coeficiente E experimental- mente. Pero en los flúidos viscosos, puede tener valores que ascien- den á horas y hasta días, de tal modo que, entonces, E puede ser me- dido con la mayor facilidad.

Después Maxwell aplica á los gases los datos anteriores y primero admite que, en estos fhúidos compuestos de moléculas en movimiento, hay también cierta resistencia á los cambios de forma, resistencia que llama elasticidad lineal 6 rigidez del gas. Pero esta resistencia desaparece del todo ó al menos disminuye con una velocidad que de- pende de la magnitud de la fuerza y de la naturaleza del gas.

Maxwell trata después de medir la elasticidad debida á una dilata- ción instantánea del gas, y para ello considera el coeficiente E como igual á la presión p; así se puede escribir :

(14)

siendo P el coeficiente de frotamiento. En esta forma es posible cal- cular el valor de 6 para el aire á la presión atmosférica; se encuen- tra :

o

G = 2.107 * segundos (15)

y valores del mismo orden para los demás gases.

Observaré que la explicación de Maxwell toma mayor precisión con la teoría cinética.

En efecto, la presión es debida á los choques contra la pared, y los choques mutuos de las moléculas la uniforman en todas direcciones

292 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

haciéndola isótropa. Ahora bien, si se prescinde de estos choques, suponiendo que el ambiente se dilata instantáneamente en una di- rección dada, mientras se contrae en las otras dos rectangulares con la primera, sin cambio en el volumen, la distribución isótropa y pri- mitiva de las velocidades se convertirá en una distribución elipsoi- dal, los cosenos directores z, £, y, tomando los valores:

=D) pr =P(1 +.D, +2) 1211 TD, + <)

con la condición siguiente que expresa que 2”, 2", y' son los cosinus

(16)

directores de una recta: 2D, + PD, 4 D,+:<=0 (17) y también con la condición de conservación del volumen: DD, +D7 D:=0. (18)

Por otra parte, una molécula de masa m, cuya velocidad tiene u por componente según el eje de las x, ejerce sobre una pared normal á este eje un impulso igual á 2 mu, á la época del choque que invierte las velocidades. Las moléculas de esta clase que vienen á chocar con una superficie s de la pared durante un instante dt, se encuentran al principio en un cilindro que tiene s por base y udt por altura, sien- do cudt el volumen.

Sin es el número de las moléculas contenidas en la unidad de vo- lumen, el número de las moléculas contenidas en el cilindro será :

nsu di

y el impulso total verificado por ellas durante el mismo tiempo dt será :

2nmu” dt ó por lo general

Y 2mu*? di

la suma * habiendo de comprender á todas aquellas moléculas. Pero, en el caso presente, se tiene antes de la deformación :

Ñ

Y 2maV*=p

APLICACIONES DE LA TEORÍA CINÉTICA DE LOS GASES - 293

y, en seguida después, si la velocidad de agitación V no ha cambiado

WEN | (20) Y 2m3* (1 $ 2D, + 2 V? =p +3p) de donde 3p = 2D,p Y4ma? (a*D, + BD, + y*D,) V* 6 9 (1) dp = 2D,p 5 D,p 5 (D, + D.)Jp y, si se tiene en cuenta la condición D, + D, + D, =0: 4 2 dp =2D,p 5 D,p 5 (D, + D, + D.)p (22)

pd

f

Ye 197 y) = GIO, E ] = 2pD,

Qu Y

Resulta, pues, que la anisotropía en la distribución de las velocida- des, debida á la dilatación instantánea, desaparece muy pronto bajo la influencia de los choques mutuos.

LH

TEORÍA ACTUAL DE LA VISCOSIDAD EN LOS GASES

Si queremos darnos cuenta del estado actual de nuestros conoci- mientos con respecto á la viscosidad en los gases, siendo éstos aún poco satisfactorios, hemos de fundar nuestro examen en la teoría ci- nética.

Consideremos, pues, una masa gaseosa; si se tiene en cuenta la agitación molecular, los intercambios de materias entre dos capas vecinas se acompañan de un transporte de cantidad de movimiento desde la capa en que el movimiento es más rápido hacia la en que el movimiento resulta más lento. Si imaginamos una superficie de sepa- ración arbitraria entre dos porciones A y B de un tlúido en estado de

294 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

agitación, la parte A recibe por cada elemento de esta superficie un exceso positivo ó negativo de cantidad de movimiento en una direc- ción definida. Pero aquel exceso se puede calcular directamente siem- pre que no se abandone el terreno estrictamente cinético; por otra parte es posible caleularlo por la consideración de las fuerzas capa- ces de originarlo sin intercambio de materia, conforme al lenguaje usado en hidrodinámica que prescinde toda hipótesis acerca de la esencia de los fenómenos.

Adoptado este último método, las componentes normal y tangen- cial de las fuerzas de viscosidad por unidad de superficie serían igua- les á las correspondientes del exceso de cantidad de movimiento, que atraviesa la misma unidad de superficie durante la unidad de tiempo.

Si, al contrario, se elije el método meramente cinético, el carácter particular de las teorías moleculares consiste más bien en establecer una relación entre la viscosidad, las dimensiones de las moléculas y la agitación, Ó sea la temperatura.

Consideremos, pues, á una molécula en movimiento entre las demás que supondremos inmóviles, é imaginemos un pequeño cilindro cuyo eje sea paralelo á la velocidad de la molécula considerada, su base siendo circular y el radio igual al diámetro 2R de la molécula. Pro- longuemos el cilindro hasta que el centro de una molécula fija se halle dentro del mismo ; la molécula móvil se puede desplazar hasta allí; pero, tan pronto como la esfera de radio 2R alcanza á la molé- cula fija, se verifica un choque y la molécula experimenta una des- viación.

Por otra parte, es dable seguirla en su nueva dirección hasta que se verifique otro choque, y así sucesivamente. Si el camino recorri- do es largo, la molécula experimentará un número de choques igual al de los centros de moléculas fijas contenidos en el canal, de eje en forma de línea quebrada, y de sección (2R)”, durante el mismo tra- yecto.

Ahora bien, si la densidad es muy pequeña, el volumen de dicho canal es sensiblemente igual al producto de su sección recta por su longitud L, ó sea 7L(2R)?, y ha de contener N.zL(2R)” centros de moléculas, siendo N el número de las moléculas por unidad de volu- men. Resulta que:

representa el número de los choques experimentados por la molécula móvil durante su trayecto total L.

APLICACIONES DE LA TEORÍA CINÉTICA DE LOS GASES 295 Si > designa el cociente de L por el número de choques, represen-

tará también el trayecto libre medio de la molécula móvil, y se tendrá:

UTE ¿AGA ; N47RL 47NR?

A

Sería equivalente decir que 4 es la longitud del canal que contiene un número medio de moléculas igual á uno.

Si se representa por L el camino medio, recorrido durante un se- gundo por la molécula móvil, ó sea la velocidad media (0, se tendrá el número n de choques por segundo de aquella molécula con las demás fijas, y si se substituye en NzL(2R) L por 0, resultará:

nm = 4NTR?Q. (24)

Supongamos ahora que todas las moléculas están en movimiento; según los principios que rigen el cálculo de las probabilidades, se sa- be que las varias cantidades anteriores habrían de ser multiplicadas por ciertos coeficientes que son, por lo general, poco diferentes de la unidad; prescindiré de ellos para simplificar.

Aprovechando la fórmula (24) se tendrá el número de los choques mutuos por segundo de todas las moléculas contenidas en la unidad

12

de volumen, si se multiplica el segundo miembro por de modo que

b

se tenga así sólo una vez cada choque de dos moléculas la una con la otra, Ó sea:

o E n= N'47R*0, (25)

Por otra parte, la velocidad (2 se puede calcular mediante la com- paración de la ley de compresibilidad experimental con la que sumi- nistra la teoría cinética.

Según la primera ley, la presión p está dada por la relación :

Po Oc q Y (26) oO y, según la otra, 1 S PRES 3 0 (27) de donde : O , o) op Py 7 0 T 28 0 om (28)

296 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

y, Si se substituyen los símbolos Pp,» 24, Y,, por sus valores NÚMmericos :

Al

, mp cm. == MES00 V 3 M segundo

M es la masa molecular del cuerpo, siendo la del hidrógeno igual á 2, y T la temperatura absoluta.

Veamos ahora cómo la teoría cinética nos lleva á admitir la varia- bilidad aparente del diámetro molecular.

Es sabido que, cuando apareció la teoría cinética, se consideraba al diámetro de las esferas moleculares como. rigurosamente fijado por la naturaleza química, y del todo independiente del estado físico del cuerpo.

Pero, si esta hipótesis era ya muy sencilla para adaptarse al estado sólido ó al estado flúido cerca del estado crítico, resultaba aún me- nos admisible cuando se trataba de aplicarla á los fenómenos de di- fusión, que dependen únicamente del trayecto libre.

Volvamos, pues, á las acciones á distancia: el estado sólido nos revela la existencia de repulsiones muy intensas y rápidamente va- riables á partir de cierta distancia. Según la fuerza viva que les co- rresponde, dos moléculas se acercan más ó menos antes de separarse, y la distancia mínima resulta tanto más pequeña cuanto más grande la fuerza viva. Para un valor dado de ésta, el dominio impenetrable tendrá una forma y magnitud del todo definidas por la ley de repul- sión, lo que permite caracterizarlo por un solo parámetro función de la fuerza viva: por ejemplo, por la distancia mínima en el caso del choque directo.

Si se admite que la repulsión es proporcional á r-”, la distancia

4 2 mínima resulta proporcional á Q "—1ó bien á T*—1, por ser el cua- drado de la velocidad proporcional á la temperatura absoluta 'T.

Observaré que este raciocinio, debido á Maxwell y aplicado por Meyer, no se encontró confirmado por los resultados experimentales, lo que significa que el concepto quedaba aún muy sencillo.

En efecto, un exponente n no conviene sino á un intervalo relativa- mente pequeño de temperatura. Había, pues, de suponer la ley de re- pulsión más complicada y buscar la variación del exponente n en función de la temperatura. Pero Sutherland, profesor en Melburna,

APLICACIONES DE LA TEORÍA CINÉTICA DE LOS GASES 297

con una intuición muy acertada, estimó más conveniente volver á los fundamentos mismos de la teoría cinética, y, de este modo, consiguió una fórmula que responde perfectamente á los datos experimenta- les (1).

Al recordarse que, en la ecuación de estado, las acciones atractivas desempeñan un papel transcendental, Sutherland volvió á la hipó- tesis de acciones atractivas que se ejercen en un dominio extenso y de acciones repulsivas tan intensas, que se pueden representar por un choque en una esfera de diámetro constante.

Ahora bien, en su trayecto relativo, las moléculas pueden actuar de dos maneras distintas : pueden pasar á una distancia algo grande la una de la otra sin choque, y experimentar una desviación por atrae- ción según una curva de pequeña curvatura, ó al contrario acercarse bastante la una á la otra para que se verifique una desviación brus- ca, un choque que se manifiesta por un ángulo en la trayectoria. En el primer caso, el intercambio de las velocidades es pequeño como también la desviación; en el segundo, el intercambio de velocidad y la desviación son grandes.

Por otra parte los dos casos están caracterizados por un valor de- terminado de la distancia b del centro de una molécula á la asíntota de la trayectoria de la otra, siendo este valor el que corresponde al caso de dos moléculas que se encuentran como para tener un contac- to tangencial la una con la otra.

Si Q es la velocidad relativa á una distancia algo grande, se tiene, en virtud del principio de las áreas, para la velocidad á la época que corresponde á la distancia mínima igual á 2k :

DO DI (29) 2R y el incremento de la fuerza viva es dado por la relación mO? b? m0? mO? ( b? 1) (30) A === E . 13) 2 4R* 2 2 A4R”

Este incremento, por otra parte, es igual al trabajo A que se ha de efectuar para traer la molécula desde el infinito hasta la distancia fija 2R, y se tiene:

(1) Véase la memoria de Sutherland publicada en el Philosop. Magazine, quin- ta serie, tomo XXXVI, 1898, página 507.

298 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

mO* / b” ) A (31) 2 Car le de donde , 2) / A D == 0 5 mi)” (32) 2 relación que se puede escribir / O b? 4R? (1 E 20 (33) si se pone ) A

T mú?

por ser la fuerza viva proporcional á la temperatura absoluta, resul- tando así O una constante característica de la molécula.

Encarado el problema de este modo, sólo el trabajo total A de las fuerzas de atracción ha de tenerse en cuenta cuando los trayectos li- bres quedan grandes respecto al dominio de atracción molecular; en cuanto á b, se convierte en un parámetro que define la naturaleza del encuentro de dos moléculas y puede substituir á 2R para definir un tra- yecto libre, ó sea, sin choque, pero con el riesgo de unas desviaciones. En estas condiciones el trayecto libre 4 se puede expresar por la relación :

1

4NR? 0 e

siendo » tanto mayor, á densidad igual, cuanto más elevada resulte la temperatura, lo que corresponde bien al sentido de los fenómenos. Observaré, por otra parte, que el acuerdo que se manifiesta entre la fórmula (34) y las experiencias realizadas acerca de la difusión y vis- cosidad de los gases, es mucho mejor de lo que se podía esperar en razón de la falta de rigor del raciocinio. El profesor Langevin lo puso en evidencia en una memoria sobre la difusión de la materia (1), en que admite una ley de atracción r7 ?.

(1) Sur un théoreme important de la cinétique des gaz (Annales de Chimie Physi- que, 1905).

APLICACIONES DE LA TEORÍA CINÉTICA DE LOS GASES 299

Sutherland, en varias memorias dedicadas á las leyes de atracción molecular (1), exteriorizó su preferencia á favor de una atracción pro- porcional á r— *, que parece coordenar de un modo satisfactorio las tensiones superficiales.

Según un cuadro de experiencias debido al mismo sabio, si la ley de acción entre las moléculas tiene por expresión :

o 2

y

yA

y la entre moléculas de otro gas

Ja ley de atracción entre una molécula del primero y otra del segundo resulta

2 ”, AL

yA

pero los coeficientes a están ligados de un modo poco definible con la constitución química de la molécula.

Podemos ahora volver á considerar la viscosidad. Para ello, imagi- nemos un movimiento lento de translación del gas, y llamemos U á la velocidad de conjunto. Ésta crece proporcionalmente á la distan- cia 2 normal á una superficie; tomemos uno de los elementos de esta superficie paralelo á U y consideremos los intercambios de cantidad de movimiento á través de dicho elemento normal á z.

Las molécuias que lo atraviesan llegan de todas las direcciones y distancias; pero, si se considera á los fenómenos medios, se puede de- * cir que las que proceden de un mismo lado vienen de un hemisferio de radio 7, y traen todas el mismo exceso de velocidad de conjunto que traerían si hubieran experimentado el último choque en aquel hemisferio. Cada una atraviesa oblicuamente el elemento de superfi- cie con su velocidad Q de agitación media.

En resumidas cuentas, el promedio es lo que sería si se considera- se las moléculas del gas como distribuídas en seis grupos iguales de movimientos rectangulares y opuestos dos á dos. Pero uno solo de estos grupos atraviesa normalmente el elemento de superficie y, por consiguiente, ha experimentado su último choque á la distancia nor- mal ».

(1) Philosophical Magazine, tomos XLIT, XLITI, XLIV (1896-1897).

300 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

En cuanto al grupo que atraviesa al elemento desde abajo por arriba, quita á la parte inferior del gas una cantidad de movimiento que tiene por expresión :

1 E) dU = NOA 7 NL ) ( mM

por unidad de tiempo y de superficie. El grupo igual opuesto á ésta le trae:

Nm =— (36).

y en resumen todo se veriflca como si la cantidad de movimiento

1 1U DE NmQr (37)

E dz fuese transportada en el sentido de las 2 positivas por unidad de tiempo y de superficie.

Según la definición del coeficiente de Ffrotamiento 6, más bien, de des- lizamiento ,., éste es igual á aquella cantidad de movimiento tomada

: ia dU de signo contrario y dividida por la derivada » y se tiene: ó de MR p = 5 NmóA (38)

y, por ser el producto Nm igual á la densidad e, resulta por último:

a

Ya alcanzado el resultado anterior, podríamos determinar la forma general de las acciones de viscosidad mediante la aplicación á las cantidades de movimiento del teorema célebre del tetraedro y de las ecuaciones de Lamé y Cauchy.

Bastaría admitir que la variación de la velocidad de conjunto U permanece sensiblemente uniforme en una extensión suficientemente mayor que el trayecto medio 4 para una densidad dada y del gas con- siderado.

El carácter general del trayecto libre en los gases consiste en va- riar en razón inversa del número N, ó sea de la densidad ¿ para un gas considerado. Ahora bien, el producto y + no depende sino de la

temperatura, pues la ley de acción mutua de dos moléculas está defi-

APLICACIONES DE LA TEORÍA CINÉTICA DE LOS GASES 301

nida únicamente por éstas y no depende de la presencia de las demás más lejanas. De esto resulta que la viscosidad no puede depender sino de la temperatura, quedando independiente de la densidad. ;

Según Sutherland, con una molécula esférica atractiva, se tiene para la viscosidad á una temperatura dada :

1 m O Wi= Hai Ra RS A (40) mL)?

2R, siendo el diámetro real de la molécula, y A el trabajo efectuado cuando se trae la molécula desde el infinito hasta la distancia fija 2R.

Si varía la temperatura, hay que multiplicar el segundo miembro de (40) por el factor :

T (41) T+FG

que, por lo tanto, expresa la ley de la temperatura.

Esta ley de Sutherland ha resultado hasta ahora la única conforme con las experiencias más precisas y extensas; ha sido comprobada entre 0 y 573 grados absolutos.

El gran físico inglés aplicó también su teoría á las mezclas, y mos- tró cómo explica el hecho extraño, señalado por Graham y confirmado por varios experimentadores, de que la viscosidad de una mezcla de hidrógeno y anhidrido carbónico, ó, más bien, de hidrógeno y etileno, pasa por un maximo que corresponde á proporciones definidas de la mezcla.

Marcel Brillouin, en una memoria que presentó el 18 de enero de 1907 á la Société de Physique de France, puso de manifiesto cómo, to- mando por base ciertas consideraciones sacadas de la teoría cinética, se puede determinar las dimensiones moleculares. Para ello es preci- so definir en grados centígrados á la constante que figura en el fac- tor (41), lo que permite determinar á 2R,.

De este trabajo resulta que el diámetro impenetrable 2R, varía mu- cho menos de un gas á otro que el diámetro aparente 2kR. Resulta también con evidencia que 2R, no depende del peso molecular. En efecto, el nitrógeno, el óxido de carbono y el etileno, que figuran en el cuadro de experiencias de Brillouin y son del mismo peso molecu- lar 25, tienen por diámetros impenetrables 2R,:

302 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

NILLÓLCDOS. mr an 244.10—10 Óxido de carbono .......ooooooo.. 251.10—10 ELE a leido eN 288.10— 10

Se ve claramente que el diámetro 2R, crece con la complejidad de la molécula, pero sin que se desprenda ley muy clara al respecto.

Por otra parte, si se comparan los diámetros impenetrables del óxi- do de carbono (251.107 *) y del anhidrido carbónico (259.107 1), re- sulta que la diferencia entre los dos volúmenes correspondientes im- penetrables es mucho menor que el volumen impenetrable del átomo de oxígeno.

Se deduce de esto que los volúmenes no gozan de las propiedades aditivas que los químicos tienen la tendencia de admitir por compa- ración y analogía con los volúmenes materiales. Están definidos por condiciones dinámicas, y no son imperetrables sino para moléculas completas y lentas. Luego se puede admitir, conforme á las experien- cias de Jean Perrin, que la materia constitutiva de las moléculas está condensada en la parte central de los dominios impenetrables, siendo las acciones que se ejercen, cuando se ponen en contacto, resultantes de acciones atómicas lejanas.

BV;

TENTATIVA DE MARCEL BRILLOUIN PARA FUNDAR UNA LEY DE ATRACCIÓN MOLECULAR

En la comunicación hecha por él á la Société Physique de France, de que hablé más arriba, Brillouin trató de encontrar cómo se rela- cionaba la ley de las acciones moleculares con la de la gravitación universal.

Esta es, en efecto, una cuestión de que no pueden prescindir los físicos y respecto á la cual los fenómenos objetos de la experiencia, hay que confesarlo, no dan en su mayor parte sino datos é informes muy confusos.

Sin embargo, es evidente que, si existe una ley universal de acción entre átomos cualesquiera aplicable á las distancias moleculares, ó isótropa al menos en cuanto á los efectos medios, la función univer- sal /(r) de la distancia no tiene por coeficiente, como la de Newton, el

APLICACIONES DE LA TEORÍA CINÉTICA DE LOS GASES 303

produeto de las masas atómicas. El factor característico de dos átomos que actúan el uno sobre el otro ha de depender de otra cosa, y por esto tenemos que buscar lógicamente si resulta de la fórmula :

K,K,

siendo K, y K, los coeficientes característicos de cada uno de los dos átomos.

Brillouin confiesa que esta cuestión no se puede aún resolver de un modo seguro, en vista de que son insuficientes los datos experi- mentales ; pero trata, sin embargo, de bosquejar el procedimiento del cual se puedan valer los físicos para resolver el problema.

Para aislar los dos factores del producto K,K,, lo que equivale á tener una idea de la ley de distancia, se puede recurrir á las curvas experimentales de Graham acerca de la viscosidad 6 de Obermayer respecto á la difusión. De ellas es posible sacar los valores del coefi- ciente C,,, ó sea del coeficiente CU de Sutherland en el caso de una mezcla de dos gases diferentes, y también, del cuadro de experiencias á que me referí más arriba, es dable deducir los valores de (R, + K,), ó sea, de los radios aparentes de las dos moléculas de gases mez- clados.

La curva que de allí se saca está referida al logaritmo de G,.,, sien- do (R, + R,) la abscisa. Ahora bien, si se escribe:

So == LESA)

se obtiene la relación log C,, =1l0g K, + log K, +- log f(r,.) (492)

siendo f(r,,) una función desconocida de la distancia de las dos molé- culas de gases distintos.

De este modo, se tiene para definir las coordenadas de cada punto de la curva:

t,, =R, + K, (45) SM == IS LEAL) (44)

no pudiendo ser aceptada la última relación sin algunas restricciones con respecto al origen de las distancias en cada caso particular.

Por otra parte, se tendrá para cada uno de los gases respectiva- mente:

TOS 2 Oz KO SA) (45)

304 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Y, = log C,, = 2 10g K, + log f(r,,) (46) y también 2Y1 =V11 E Yoo» (47)

Ahora bien, podemos eliminar á los logaritmos de las K entre las relaciones (44), (45) y (46), y tendremos, después de multiplicar por 2 á la primera y restarla de la suma de las otras dos :

Ys, E Ya 2Y12 = 108 fr) + log J(4,.) 2108 MI CES)

de donde

Yi De e log*

(Pe ó bien con cierta aproximación 6 2 Yi + Ya» 2912 PAE de o f(1) E 3. 7 (49)

: lO) TES paa 7 2 dy? a

Si se compone el primer miembro de (49) por medio de varios pa- res de moléculas, hay que esperar cierta regularidad en los resul- tados.

Pero no resulta nada de esto y la falta de certeza en cuanto á C,,

) 1 permanece aún muy grande, pues corresponde á=ó al menosá 0 í 5

del valor, de tal modo que ni el signo del primer miembro de (49) es- seguro, sobre todo si se trata de mezclas que contienen hidrógeno. Por otra parte queda también muy poco cierto el denominador, ó sea la diferencia (Y,,—" 41).

Á pesar de estas incertidumbres, Brillouin consiguió establecer un cuadro bastante satisfactorio de los resultados, en que los valo- res del segundo miembro de la relación (49) varían con r,, de un mo- do bastante regular, como para animar al sabio á tomar un campo más amplio para sus experiencias, pues ya no parece imposible al- canzar áuna ley de acción molecular universal.

Pero, para ello, era preciso tratar de determinar los coeficientes atómicos K,, K, ó al menos las relaciones de éstos con uno de ellos tomado por unidad, lo que equivalía á buscar las diferencias de sus logaritmos. Por desgracia éstas no se pueden aislar, pues se tiene:

Ya, Y ¡1 = 210g K, 2 10g K, +10g f(r,2) —1og Ari) (50)

APLICACIONES DE LA TEORÍA CINÉTICA DE LOS GASES 305

y el cuadro de los resultados de Brillouin da á conocer la derivada segunda :

di B

3 108 f(r)

TES sin suministrarnos ninguna indicación respecto á la derivada prime- “a en un punto fijo tomado por origen, lo que significa que, en la re- lación de las K con una de ellas tomada por unidad, subsiste un fac- tor indeterminado.

Sin embargo, con datos de mayor precisión, se podría eliminar la indeterminación si se admitiera, conforme á los principios generales de la mecánica, que la acción de una molécula es la resultante de las acciones de sus átomos ; pues, de este modo, el coeficiente K de una molécula sería la suma de los de sus átomos componentes.

En estas condiciones, Brillouin tomó por unidad el coeficiente K, del oxígeno, y pudo comprobar que los valores :

Ko == de Ky = 09 Kc == 0,70 que dan por adición Ko: = 2, Ky» = 13: Kyo: = 20» Kco == Te Ko: == 2,1

agrupan de una manera satisfactoria á todos los valores de los co- cientes : A Ci,

E

alrededor de una recta trazada por el punto O (oxígeno) en la figura aludida que está referida á la abscisa (KR; + R,) y á la ordenada log. (,,, lo que equivale á decir que estos valores determinan cierta cur- va. Si la consideramos como bien definida, estamos inducidos á adop- tar para el etileno cierto punto del plano que da:

Kon: = 2,6 y por diferencia 5 == 0,3.

De este modo el andar de la curva ya aparece aceptable y agrupa los puntos observados de una manera bastante satisfactoria.

Por otra parte, pone de manifiesto otro carácter suficientemente cierto, pues resulta de todos los valores de las K así obtenidos la di-

1

. ./ . 10) 0) . . minución del trabajo >= cuando crece la distancia. <,K 1 2

AN. SOC. CIENT. ARG. T. LXXVII 20

306 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

y CONSECUENCIAS DE LA HIPÓTESIS

Si se quiere resumir los resultados anteriores, se desprenden de ellos conclusiones bastante probables que inducen á Brillouin á enun- ciar, al menos provisoriamente, las propiedades siguientes :

1? Existe una ley universal de atracción entre átomos á las dis- tancias moleculares; la derivada segunda del logaritmo de la cons- tante de Sutherland con respecto á la distancia r es muy pequeña y decreciente; por otra parte, dicha constante es igual y de signo con- trario á la energía mutua de dos moléculas en contacto medida en gra- dos centígrados;

2? El coeficiente de la ley universal de atracción es igual al pro- ducto de los factores K,, K, que dependen cada uno de una sola mo- lécula;

3% El factor K que corresponde á cada molécula es la suma de los factores debidos á cada uno de los átomos componentes;

4? Estos factores son mucho menos diferentes el uno del otro que los pesos atómicos y no dependen de ningún modo de éstos.

Hemos de confesar, con el mismo Brillouin, que las conclusiones anteriores resultan aún muy incompletas y apenas si pueden en- señarnos el camino para nuevas investigaciones. Sin embargo, ex- presan resultados que sólo la medida de la viscosidad y difusión nos permite alcanzar en el estado actual de la ciencia, y por esto mismo estamos autorizados á concederles una importancia teórica excepcional. Esta importancia, al contrario, no pertenece ni mucho menos á todas las tentativas de explicación a priori fandadas en una ley hipotética elegida arbitrariamente de las acciones á distancia

—3

proporcionales á 17*, r 72, 1*, ete., que nos dieron en estos últimos años los físicoquímicos, mediante conceptos que no resultan ni senci- llos ni claros y dejan al espíritu del lector como ahogado en medio de tantos raciocinios que se entrecruzan y no son en su mayor parte sino peticiones de principio más ó menos disfrazadas.

Ahora bien, con las conclusiones que anteceden respecto á una de finición provisoria de la ley universal de atracción atómica á las dis- tancias moleculares ¿qué se puede anticipar en cuanto á las fuerzas de afinidad química?

APLICACIONES DE LA TEORÍA CINÉTICA DE LOS GASES 307

Lógicamente hemos de admitir que estas acciones obedecen á la misma ley molecular, y tomar por base la fórmula de Sutherland que define el coeficiente de deslizamiento y, en función de la temperatura absoluta:

348, TS (51)

Á partir de la distancia fija 2R,, se puede admitir que las fuerzas químicas empiezan á actuar. Si se designa por y el potencial químico que resulta de las acciones mutuas de las dos moléculas, se tiene por las tres componentes de la resultante de las fuerzas químicas TF se-

£

eún los tres ejes:

5% do | dy

Wi= =£5 2 0 (52) dy |

A == dan

atribuyéndose el signo + á las acciones atractivas. Por otra parte, FP = f(r) ha de ser proporcional también al producto K, K,, en que los factores K,, K, son muy diferentes de las masas moleculares y también de los pesos atómicos. El potencial químico resultaría tam- bién proporcional á aquel producto, coeficiente universal de la ley de atracción á partir del dominio impenetrable.

Por otra parte, y según la definición adoptada por la mayoría de los físicoquímicos, se tiene:

y=4 (53)

si dh designa la afinidad química.

Por fin el coeficiente de Sutherland (€ tomado en grados centígra- dos es igual á la energía mutua E de dos moléculas tomada con signo contrario:

C.= E

y si designamos por e(7) á una función que erece cuando la distan- cia r va disminuyendo, se tiene también :

F = fr) = K,K, ol). (54)

308 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Por último conocemos la derivada segunda del logaritmo de con

respecto á r, ó sea:

d? d* Se

log E = ay? log (55) >

dy?

pero la derivada primera queda desconocida y por consiguiente su valor inicial.

La energía cinética de cada una de las moléculas se puede deducir de las velocidades probables de ellas en los confines del dominio im- penetrable.

La cuestión que se plantea consiste en averiguar si, con todos es- tos datos, se podría definir el equilibrio químico de un sistema gaseo- so en función de la temperatura. El problema se presenta algo difícil, pero lo que se impone primero es adoptar una definición clara y pre- cisa de lo que se entiende por equilibrio químico.

La opinión de los energetistas al respecto aparece distinta de la de los mecanistas, y esto resulta del trabajo de Duhem que analicé en un artículo anterior (1). Ahora bien, faltando una definición pre- cisa, sería imposible el problema del equilibrio.

Me parece que hemos de levantar una barrera insalvable entre el equilibrio meramente físico que se verifica cuando la resultante de las fuerzas químicas es nula, por ser éstas idénticamente nulas, y el equilibrio que corresponde al caso de la resultante de las fuerzas químicas nula, aunque éstas no son nulas, siendo además el potencial químico distinto de cero.

No quiero dar mayor extensión á este artículo, ya muy largo, y, por esto, no me propongo encarar aquí el problema más general del equilibrio químico en un sistema cuya temperatura es variable. Me contentaré con dar una indicación general, capaz sin embargo de re- velarnos el sentido de los fenómenos en una forma esquemática, res- pecto á un sistema gaseoso isotérmico, compuesto de dos clases de moléculas diferentes que pueden formar moléculas mixtas. Admitiré, además, que cada una de las moléculas restantes puede á su vez ori- ginar la disociación cuando se verifica un choque entre una de ellas

y una molécula mixta.

(1) Las derivadas segundas con respecto al tiempo en la cinética química (Anales de la Soc. científ. argentina, t. LXXVII, p. 165).

APLICACIONES DE LA TEORÍA CINÉTICA DE LOS GASES 309

vI

EL PROBLEMA CINÉTICO DE LOS EQUILIBRIOS QUÍMICOS CONSIDERADO EN UNA FORMA ESQUEMÁTICA

Para que se verifique un equilibrio químico, es menester que las fuerzas químicas no se pongan idénticamente nulas, siendo sin em- bargo la resultante ó las sumas de los componentes de las fuerzas según los tres ejes iguales á cero:

ANA) (56) A

¿Cuál es el estado del sistema desde la época en que, de las dos clases de moléculas, hay 2N,, combinadas y (N, + N,) restantes ?

Imaginemos un sistema en que se pueda considerar hipotéticamen- te tres clases de acciones químicas que se manifiestan á la distancia 2R, de los dominios físicamente impenetrables : 1? las que se ejercen entre dos de las moléculas distintas M,, Ma, que llegan á aquella dis- tancia la una de la otra en virtud de las leyes del azar ; las designaré por el símbolo F',, pues sirven para formar las moléculas mixtas M,,; 2? y 3* las que se ejercen entre las moléculas restantes M,, M, por una parte y las moléculas M,, por la otra; tienden á reponer las co- sas en el estado primitivo, ó sea, á reconstituir por disociación á las moléculas M,, M,; serán las fuerzas F,, ,, y F,, ,»-

Se tendrá por la resultante de todas estas fuerzas :

>El => AE => 2 7 ME 12 (57)

las direcciones de ellas quedando indiferentes porque se ejercen to- das del mismo modo, tan pronto como las superficies impenetrables se ponen en contacto.

En el equilibrio químico, sólo intervienen, como ya lo observé, las fuerzas ó atracciones químicas, mientras no es así para las ecuacio- nes del movimiento del sistema en que todas las fuerzas se han de tener en cuenta.

Las acciones químicas son dadas por la relación :

310 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA A 3 7 5 A A al) (58)

siendo K, y Ko, los coeficientes moleculares definidos más arriba que convienen á las acciones entre las moléculas M, y M,.

En cuanto á las que se ejercen entre las moléculas M,, y las res- tantes M,, M, respectivamente, se tiene:

Fr 12 = K¡K;, o(r) F, 12 = KzKy, o(r) Ahora bien, ¿cuál es la función q(») ? Sea lo que sea, su forma no presenta interés en el problema actual, como vamos á verlo. Según la fórmula (49), el número 1, de los choques en un segundo

entre las N, moléculas M, y las N> moléculas M, es por unidad de volumen :

1 Se Ms = 5 N,¿N, AR), y durante el instante dt PR E Mia = o Na 47k,*V dt. (: 9)

Del mismo modo, el número de los choques, durante el mismo ins- tante, entre las moléculas M, y las N,z moléculas M,, tiene por ex- presión :

INN Az NV dt (60)

y por último el número de los choques entre las moléculas M, y las M;,. es igual á :

NN y, 47R AV di (61)

siempre que se admita el diámetro invariable 2R, igual en las tres cla- ses dle moléculas, lo que indudablemente no es cierto, y además que se desprecie como relativamente muy pequeño el número de los cho- ques simultáneos de una molécula M,, con una M, y otra M..

Observaremos ahora que, si N es ei número total primitivo de las moléculas, antes de toda combinación, se tiene á cada época cual- quiera :

N =/NoáN, 49N (62)

APLICACIONES DE LA TEORÍA CINÉTICA DE LOS GASES 311 En estas condiciones, la ecuación del equilibrio resultará A A Es) 00

si se atribuye el signo + á las fuerzas de combinación y el signo á las de disociación.

Pero la suma 2F,, es igual á F,, multiplicada por el número n,, de los choques; del mismo modo, las sumas YF', ¡,, 2F, ¡, se obtienen mul- y Nz 12, de donde:

O

tiplicando F, ¡, y F, ¡, respectivamente por 2; 1

1 dos A == 3 N,N,47R,V . K,K, . o(r) de YN 1 q 1 y) 77 77 DON 2P, 12 == o N ¿N 12 47R,V . KE . o(1) dt (63) a] 1 ar 2 PRAPE SF, 1 =5 NN yo RV . K,K., . o(r) de

que da para la ecuación del equilibrio :

27R,2V e(r) [K,K,N ,N, —K, K,,N,N,, —K,K,,N,N Jdt=0 (64)

Si las varias fuerzas químicas fueran poco diferentes en cuanto á la intensidad, lo que no es cierto, se podría escribir:

N,N, N,N,, NN, ¿=0 (65)

lo que equivaldría á considerar los coeficientes K,, K,, K,, como muy poco diferentes de la unidad.

Es indudable que esta hipótesis viene en contra de los mismos fundamentos de la teoría; sin embargo, podemos admitirla, siempre que no busquemos sino una indicación general respecto al sentido de los fenómenos, una explicación simplificada y esquemática del equi- librio.

De la relación (65) se deduce sucesivamente:

N,N, =N/N,, + N.Ni

1 1

y de (62) (66)

y substituyendo en la anterior

NN NN ¿2:12 4

312 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA de donde 6 r 2 T AT q y 255 NN, + N,N, =0 (67)

y resulta por último (1)

Se ve que si se tiene

NENE

»)

hay dos soluciones que corresponden cada una á un equilibrio para una temperatura dada. Cuando el producto de los números de las moléculas restantes es

2

igual á q no hay sino un equilibrio solo posible.

Si aquel producto se pone mayor que la misma cantidad, no se puede verificar ningún equilibrio.

(1) Se podría tomar, como aplicación de esta definición esquemática del equili- brio químico, el ejemplo clásico del óxido de carbono, oxígeno, y anbidrido car- bónico, formando una mezcla gaseosa en condiciones constantes de presión y tem- peratura dada. En este caso hay que considerar tres clases de acciones químicas que se ejercen todas a la distancia 2Rgy diámetro de los dominios físicamente impenetrables :

1? Las que se ejercen entre las moléculas Mo y Mco, que las leyes del azar traen á aquella distancia la una de la otra; son las acciones Fo, co que sirven para formar las moléculas Mco? ;

22 Las que se ejercen entre las moléculas restantes Mo y las moléculas Mco? ; son las acciones Fo co? que tienden á formar las moléculas Mo» y á reconstituir las Mco ;

9? Las que actúan entre dos átomos de oxígeno para formar una molécula Mo?.

Resulta que, mientras se desarrollan las actividades químicas, existen cuatro clases de moléculas :

Mo, Mco», Mco», Mo? cuyos números son respectivamente : No, Nco, Nco*, Nor,

siendo N el número total de las moléculas primitivas, de modo que se tiene al principio N = No + Nco- A cada época se tiene también

N = No + Neo —- 2Nco? + No?.

Ahora bien, si se designa por Fo, co, Fo, co? Fo, o á las acciones químicas que

APLICACIONES DE LA TEORÍA CINÉTICA DE LOS GASES 313

Este esquema muy compendiado del fenómeno nos enseña que, al

principio, ó sea cuando el producto de los números de moléculas restan- N2

tes es mayor que —» no puede verificarse ningún equilibrio.

Cuando el mismo producto disminuye hasta ponerse igual á aquel valor, hay un equilibrio bien determinado.

£ . 3r T £ = NG .

Por último, desde que N¿N> queda más pequeño que ESE dos equi-

librios son posibles y corresponden á las dos condiciones :

y) (N =p y N? 8N,N, SN,N,)

(69)

De las consideraciones anteriores que, si pueden dar una indica- ción respecto al sentido de los fenómenos, distan mucho de facilitar-

se ejercen entre O y Co, O y Co? y entre dos átomos de oxígeno respectivamente, se tendrá por expresión del equilibrio

2F 2 (Fo, co + Fo, o FoCo:?) = 0 ó bien 21: R,*V e(r) [KoKco NoNco + KoKo No: KoKcoz NoNcos] = 0

y si las fuerzas químicas se suponen poco diferentes las unas de las ogras, lo que equivale á hacer todos los coeficientes K poco distintos de la unidad, se

tiene NoNco + No? NoNcoz = 0 de donde: be N No Nco 2Nco? No? == 2) . N No Nco 2Nco*? z NoNco o NoNco: = 0

2NoNco == N == No A Neo > 2Nco? = 2NoNco? =

NE 2NoNco No Nco__ N Neo + No (2Nco 1 2(No + 1) 2No + 1)

Nco? =

Se ve que, en este caso, no habría sino un solo equilibrio posible, y la forma de la expresión del número de moléculas de anhidrido carbónico formadas pone en evidencia que esta posición es oscilante, pues basta, para que la condición no se cumpla, una molécula Mco Ó Mo en exceso ó en defecto.

314 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

nos una representación exacta de los mismos, se desprende una con- secuencia de primera importancia. En efecto, resulta que el equilibrio químico no puede ser sino aparente desde el punto de vista mecánico, pues, en ninguna época, los números N¡N, y Ny, serán exactamente los que satisfacen á las condiciones de equilibrio. Habrá siempre unas moléculas en exceso ó defecto respecto al número requerido para las combinadas ó las disociadas, lo que significa que el sistema oscilará muy poco alrededor de su posición real de equilibrio sin al- canzarla nunca. En resumen, las fuerzas químicas no se equilibran en el sentido mecánico, sino cuando se ponen idénticamente nulas, lo que corresponde al estado de reposo químico y no al equilibrio quími- co definido por la mayor parte de los autores.

Ahora bien, de la misma consecuencia se deduce que no podemos aplicar al equilibrio químico el teorema de los trabajos virtuales.

En efecto, en esta vibración perpetua del sistema alrededor de una posición de equilibrio aparente, no se puede decir que el trabajo es nulo en un desplazamiento virtual del mismo sistema; pues en la realidad la resultante total de las fuerzas químicas nunca es nula, y los desplazamientos infinitamente pequeños del sistema alrededor de su posición de equilibrio aparente resultan perfectamente reales, co- mo también el trabajo resultante de las fuerzas en los mismos despla- zamientos.

CAMILO MEYER.

INTERPRETACIÓN DE LAS REACCIONES

QUE PUEDEN PRODUCIRSE

ENTRE LOS CLORUROS DE ORO, PLATINO Y FIERRO

Y EL GERMEN LATENTE FOTOGRÁFICO RESIDUAL

Teniendo en cuenta ciertas propiedades y analogías que presentan estos cloruros, habíamos supuesto que sus acciones serían también análogas. Sin embargo, hemos visto ya que el comportamiento de és- tos es bien diferente (1).

El estudio de estas reacciones constituye el objeto de esta memo- ria, para cuya mayor claridad trataremos de hacerlo en orden suce- sivo.

ACCIÓN DEL CLORURO DE ORO

En la memoria anteriormente citada se vió que una solución de clo- ruro de oro, al uno por mil, podía desarrollar una placa al gelatino bro- muro, si ésta había sido previamente impresionada. Como nuestro fin es estudiar la composición del germen latente residual, hemos tratado de provocar este mismo desarrollo con la solución de oro en placas im- presionadas que hubieren experimentado luego el proceso ordinario de fijación : en tales condiciones no se obtuvo la más mínima cantidad de oro reducido sobre la imagen latente residual. En cambio, proce- diendo al desarrollo con placas tratadas por el método recomendado por Lumiere y Seyewetz (2) ha sido posible obtener imágenes comple- tas y como si las placas no hubieren experimentado proceso de fijaje alguno.

(1) Anales de la Sociedad científica argentina, tomo LXXVI, página 65 y siguientes.

(2) Comptes-Rendus, Academie des sciences, 1911, tomo 133, página 102.

316 ANALES DE .LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Del resumen hecho de las diversas teorías formuladas para indagar la naturaleza de la imagen latente, fluye que aquellas que admiten una modificación física del halogenuro argéntico impresionado, al no poder explicar la formación del germen latente residual, quedan desde luego, á nuestro juicio, descartadas. Ahora bien, para las teorías quí- micas, como, por ejemplo, las del perbromuro y oxihaloide, el desarrollo al cloruro de oro se presenta como una objeción muy seria, pues no es posible explicar una reducción de la sal áurica por la acción de com- puestos oxidantes.

La existencia de un perbromuro en una placa al gelatino bromuro y la de un percloruro en el caso de una placa al gelatino cloruro, 1m- pedirían el desarrollo al oro, pues este metal, al estado salino, no puede reducirse en presencia de clorurantes. Quedan, por consecuencia, en pie las teorías basadas en la formación de:ciertos compuestos subha- logenados ó en la reducción de éstos hasta engendrar plata metálica.

Estas últimas presentan, por lo pronto, la ventaja de explicar satis- factoriamente el desarrollo por medio del cloruro de oro. Se sabe que algunos autores admiten que la acción directa de la luz sobre el cloruro de plata produce un compuesto menos halogenado, insoluble en el hi- posulfito de sodio y en el ácido nítrico diluído; pero las observaciones de Davanne y Girard, quienes, por análisis cuidadosos, establecieron que no se forman derivados subhalogenados, sino plata metálica, y que constataron además que la imagen fijada se disuelve totalmente en ácido nítrico al 1/3, hasta los recientes trabajos de Weisz, Reinders, Lumiere, Seyewetz, Bancrof, ete., que insensiblemente vienen á con- firmar los primeros resultados, llevan á la conclusión de que la plata producida por la acción de la luz sobre el cloruro de plata se encuen- tra al estado de precipitado muy dividido, metálico ó coloidal, y di- suelto en la gelatina ó formando compuestos ó soluciones sólidas con el cloruro no alterado.

No obstante, los partidarios de la teoría del subhaloide no admiten la posibilidad de que la acción luminosa, cuando actúa en mínimo erado, pueda reducir el halogenuro sensible hasta engendrar plata metálica. No desconocen que la teoría de la plata naciente tiene un eran valor, cuando se quiere interpretar el desarrollo físico. Estos mismos suponen que, por la acción del fijador, el subhalogenuro se disocia, engendrando plata metálica que permanece en la cubierta ge- latinosa, y el correspondiente halogenuro que se disuelve.

En consecuencia, los gérmenes activos, así denominados por Cha- noz, no pueden estar constituidos por un subhalogenuro, desde que

REACCIONES ENTRE LOS CLORUROS DE ORO, PLATINO Y FIERRO 317

las subsales de plata son descompuestas por los disolventes de sus halogenuros normales de la siguiente manera :

2BrAg, + 38,0,Na, = 28,0,Na, .S,0,Ag, + 2BrNa + Ag,.

Llegamos, pues, del estudio de las teorías más importantes emitidas acerca de la naturaleza y constitución de la imagen latente, á deducir que el germen activo residual viene á estar constituído en última síntesis por plata metálica común ó afectando alguno de sus numerosos estados alotrópicos ó el estado coloidal.

He ahí el por qué de la importancia que hemos dado al estudio en particular de la acción de ciertos agentes químicos sobre la imagen latente residual.

Dado el gran número de prosélitos con que cuenta la teoría del subhaloide y los valiosos hechos y argumentos que la apoyan, vamos á considerar entonces que la imagen latente esté constituída por plata ó una subsal de este mismo metal. Se tendría por lo tanto, para el caso del cloruro de oro de igual manera explicado, el desarrollo con las si- guientes reacciones :

6Ag + 2C1,Au = 6CIAg + Au, 3Ag,Cl + 2C1,Au = 6ClAg + Au,.

Pero, como el desarrollo al oro se efectúa con la misma intensidad en las placas fijadas ó no, se deduce entonces que el germen latente no debe experimentar alteración sensible alguna en su composición química. Esto nos indica que la diferencia que creen encontrar los partidarios de la teoría del subhaloide entre los constituyentes normales de la imagen latente antes y después del fijado, no tiene razón de ser.

En efecto, el hiposulfito de sodio en solución concentrada, si bien ejerce una notable acción destructora sobre la imagen latente, esta acción es, en cambio, anulada por completo cuando dicha sal es em- pleada en soluciones diluídas. Por lo tanto, no puede, pues, considerar- se debida á una diferencia de acción química, si se supone que la mo- dificación producida por la luz es limitada á una pequeñísima cantidad de halogenuro presente, y que por más pequeña que fuere la concen- tración del baño fijador usado, siempre éste se hallaría en una propot- ción infinitamente mayor.

Aceptando que la plata naciente (metálica) sea el constituyente not- mal de la imagen latente, no podría tampoco explicarse la mencionada acción. Empero, si se admitiera la existencia de este metal al estado coloidal, entonces podría explicarse esta diferencia de acción en forma

318 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

completamente satisfactoria. Recordemos el hecho bastante intere- sante de ser este metal, cuando se halla al estado coloidal, influenciado por soluciones concentradas de hiposulfito de sodio, siendo en cambio poco sensible á las soluciones muy diluídas de dicha sal.

Se sabe, por otra parte, que cuando se quiere virar al oro una copia positiva, se recurre á papeles denominados á impresión directa, es de- cir, que producen imágenes á base de plata metálica engendrada por la luz y que se diferencian por lo tanto con aquellas que contienen plata reducida por los reveladores fotográficos (1). Contribuye este hecho también á evidenciar que la imagen residual no puede estar constituida por plata metálica común.

Recientemente, estudiando la acción del cloruro de oro sobre diver- sos compuestos de platal, y en particular, sobre una solución coloidal de este metal, hemos observado una curiosa descomposición : el clo- ruro de oro actúa sobre la plata coloidal engendrando por reducción cloruro de plata y oro que no precipita (2). Haciendo actuar el cloru- ro de oro sobre plata metálica, el oro se precipita sobre este lámina, produciendo al mismo tiempo cloruro de plata. Si se añade amoníaco, el cloruro de plata entonces se disuelve y queda el oro en forma de un precipitado negro pulverulento.

Á nuestro juicio, con éste y todos los hechos estudiados estamos ahora en condiciones de poder interpretar en forma clara y concisa el proceso íntimo del desarrollo físico al cloruro de oro.

Admitiendo la naturaleza coloidal del germen activo residual, pue- den explicarse las propiedades atractivas que se observan durante el proceso ordinario de revelación física. Además encuentra un solidísimo apoyo en las interesantes investigaciones de Zsigmondy (3) sobre csérmenes amicroscópicos. Este autor denomina así á las partícu- las coloidales más pequeñas aun que las que son visibles al ultra- microscopio. Y ha podido probar que estas partículas tienen la propiedad de provocar el depósito casi instantáneo del oro con- tenido en una solución reductora y de un modo análogo como lo

(1) Por tal razón cuando se quiere virar una copia al gelatino bromuro, es ne- cesario tratar antes la copia por un clorurante y luego exponerla fuertemente á la luz. Es en estas condiciones que se hace factible el viraje al oro.

(2) Luis GUGLIALMELLI, Acción de la plata coloidal sobre el cloruro de oro y pla- tino : nuevo método de obtención de oro coloidal. Anales de la Sociedad Científica Ar- gentina, tomo LXXV, páginas 41 y siguientes, 1913.

(3) Zeits. physik. chim., tomo 56, página 65 ; Bulletin de la Société chimique fran- caise, 1908, página 1031.

REACCIONES ENTRE LOS CLORUROS DE ORO, PLATINO Y FIERRO 319 hacen los gérmenes cristalinos en las soluciones sobre saturadas. Es por esta causa que las partículas amicroscópicas pasan á ultra- microscópicas y luego á microscópicas. Esos gérmenes tienen también la curiosa propiedad de precipitar sobre ellos la plata de una solución de nitrato de plata y un reductor cualquiera, haciéndolo de un modo más rápido que si ellos no existieran (1). Como vemos, son acciones moleculares que guardan semejanzas muy grandes con las que se ob- servan durante el proceso de revelación, las cuales se caracterizan, como hemos visto, por fenómenos atractivos enérgicos. Estas expe- riencias nos inducen lógicamente á pensar que durante el proceso or- dinario de revelación física se producen fenómenos atractivos análo- gos, que dan por resultado la precipitación de la plata, disuelta en el revelador sobre los gérmenes de plata coloidal que han resistido al ataque del hiposulfito.

Podemos hacer notar que en este caso sucede algo análogo al pasaje observado por Zsigmondy de los gérmenes amieroscópicos de oro á partículas coloidales ultramicroscópicas, y, por último, éstas á gránu- los mieroscópicos. En el easo presente el desarrollo físico con sal de plata soluble y un reductor se haría hasta simple vista, es decir, pa-' sando el estado microscópico. En el caso del desarrollo con la solución de cloruro de oro la plata coloidal actuaría:

1” Como un reductor, engendrando oro coloidal y el germen latente pasaría al estado de cloruro de plata inactivo;

2” Las partículas de oro formadas, amicroscópicas ó ultramieroscó- picas, aumentarían de diámetro por sucesivas precipitaciones de oro, hasta hacerse visible directamente (2).

Esta última observación de Zsigmondy también ha sido constatada por la experiencia. Placas de la misma emulsión, impresionadas y fi- Jjadas por el método preconizado por Lumiere y Seyewetz, han sido tratadas por la solución de cloruro de oro durante un tiempo máximo, es decir, insuficiente para engendrar la imagen; dos ó tres horas. En estas condiciones el germen residual de plata coloidal sería reempla- zado por oro. Las placas así tratadas son fácilmente desarrolladas con el revelador físico á base de sal de plata.

Aquí también las partículas coloidales de oro, amicroscópicas ó ul-

(1) Zeits. phisik. chim., tomo 56, página 65; Bulletin de la Société chimique fran- gaise, 1908, página 1031 (Zsigmondy). ]

(2) La gelatina actuando eomo reductor puede continuar la reducción de la sal de oro.

320 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

tramicroscópicas, desempeñan el mismo papel asignado por Zsigmondy. Efectivamente, están dotadas de la propiedad de precipitar plata de su solución salina, si ésta se halla en presencia de un reductor.

Es notable obseryar que las imágenes obtenidas por simple desa- rrollo al cloruro de oro, presentan un aspecto dicroico; por transpa- rencia ofrecen un color verde característico y amarillo rojizo por re- flección. Pero, más notable aún es que el oro que forma parte de la imagen, es bien distinto del precipitado producido accidentalmente en los bordes ó en las diversas partes de la placa. En este último caso se caracteriza por su bella ó intensa coloración azul violácea, la cual nos indica la presencia del oro metálico, precipitado probablemente por una reducción provocada por la gelatina.

ACCIÓN DEL TETRACLORURO DE PLATINC

Operando en condiciones análogas, con solución de cloruro de pla- tino al uno por mil, no ha sido posible obtener imagen visible alguna en placas impresionadas, fijadas previamente ó tratadas por el método Lumiere y Seyewetz ya descripto.

En condiciones normales el tetracloruro de platino actúa sobre la plata metálica como simple clorurante. La acción de esta sal sobre el germen latente, si se considera á éste formado por un subhalogenuro ó plata metálica, sería

4Ag,Cl =5 C1,P6 = SCIA y - Pt ¿Ag 0, Pt = 401Ag E Pt.

Como la teoría del subhaloide queda reducida á la de la plata na- ciente, cuando se hace preceder el proceso de fijación al de desarrollo, en realidad sólo la segunda ecuación debe ser tomada en cuenta. Aho- ra bien, si esta reacción se produce, la acción del tetracloruro de pla- tino estaría representada en la placa gráficamente, desde que dicho compuesto es reducido del mismo modo y con igual facilidad que el cloruro de oro. Esto, como hemos visto, no sucede así; por lo tanto hay diferencia bien apreciable en la acción de estos cloruros.

Para verificar si con la plata metálica común se comportan las so- luciones de los percloruros de oro y de platino análogamente, hemos realizado las siguientes experiencias.

Láminas de plata pura fueron sumergidas durante 24 horas en so- luciones al uno por mil de estos dos compuestos. Estas soluciones se

REACCIONES ENTRE LOS CLORUROS DE ORO, PLATINO Y FIERRO 321

descoloran completamente, y las láminas tratadas por el amoníaco abandonan sólo una cierta cantidad del cloruro de plata producido. Pero, si una vez bien lavadas, son tratadas por el ácido nítrico conve- nientemente diluído, de manera que separe la capa de oro ó platino, formadas y adheridas á la lámina argéntica que ha experimentado el tratamiento previo al amoníaco, se obtiene en ambos casos precipita- dos negros metálicos muy divididos de oro y platino respectivamente.

En suma, el oro y el platino, reducidos de sus soluciones salinas por el germen latente residual, vendrían á reemplazar á las supuestas par- tículas metálicas de plata que forman dicho germen, pero en este es- tado no pueden desempeñar ya el papel de aquéllas, desde que care- cen de las propiedades fuertemente reductoras de éstas. Por con- siguiente, en ningún momento es factible la obtención de una imagen al oro ó al platino por simples desarrollos, si el germen en realidad estuviera formado por plata metálica común (plata naciente). En cam- bio, si la plata que forma el germen latente residual afecta el estado coloidal, entonces se tendría una explicación racional de las diferen- cias observadas en la acción de los cloruros mencionados.

Ahora bien (y este punto posee grande importancia para la teoría coloidal), hemos constatado que la acción de estos cloruros es idéntica cuando se hace actuar sobre la plata metálica, y bien distinta, si esta última se encuentra al estado coloidal. El cloruro de oro, por ejemplo, se reduce en presencia de la plata coloidal á oro coloidal de color azul índigo violáceo. Con el tetracloruro de platino, el resultado es muy diferente. La reducción en este caso no llega á ser completa : se forma con el cloruro de plata una sal platinosa.

PtC1, + 2Ag (coloidal) = 2 ClAg + CL,Pt (1)

Admitiendo, pues, al germen residual constituído por plata coloidal en el caso del cloruro de oro, se tendría :

Cl,Au + 3Ag (coloidal) = 3CIAg + Au (coloidal).

Ya hemos visto cómo es factible el desarrollo físico cuando inter- viene el cloruro de oro. La explicación de este hecho, según nosotros, estriba en lo siguiente.

El oro coloidal formado á su vez actuaría como un verdadero ger-

(1) La sal platinosa permanece en solución, debido 4una combinación química ó de adsorción con el ClAg formado, probablemente un cloroplatinito de plata a a Ñ coloidal PtC1,Ag,.

AN. SOC. CIENT. ARG. T. LXXVII 21

322 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

men y precipitaría sobre él la plata de sus sales solubles, cuando se halla en presencia de un reductor, y aun el mismo oro de sus combi- naciones halogenada, y de manera análoga á lo observado por Zsig- mondy con los gérmenes amicroscópicos.

Fácil es advertir que lo mismo no puede efectuarse con la sal pla- tínica, pues el cloruro de plata y el cloruro platinoso así engendrados son incapaces de actuar ulteriormente. Siendo inactivos estos nuevos gérmenes se explica el por qué de la necesidad de impresionar de nuevo y fuertemente á la luz, si se quiere desarrollar físicamente las placas de este modo tratadas. Es necesario, como vemos, producir nuevos gérmenes revelables, pues el cloruro de plata así engendrado es redu- cido incontinenti por el agente luminoso en sus compuestos primitivos

2CIAg = Cl, + 2Ag.

Merced á esta interpretación, todos los inconvenientes que se pre- sentaban antes en la explicación de estas reacciones desaparecen por completo. Justo es reconocer entonces que esta manera de ver puede representar la verdadera explicación de los hechos que se observan.

ACCIÓN DEL CLORURO FÉRRICO

Idénticamente al tetracloruro de platino no ha sido posible pro- ducir tampoco con la sal férica una imagen visible. Es conveniente ob- servar que la acción del cloruro férrico es de por muy distinta á la de los cloruros de oro y platino ensayados. En ningún caso esta sal puede reducirse, por ejemplo, al estado metálico. Por. otra parte, el cloruro férrico se caracteriza por su notable poder oxidante. Sin em- bargo, en este caso, la acción de este pereloruro puede considerarse del todo semejante á la del tetracloruro de platino, pues en rigor la diferencia encontrada se debe probablemente á lo siguiente: habíamos observado que cuando se procedía al desarrollo físico de la placa im- presionada, fijada y que había sido sometida á la acción del cloruro férrico, el desarrollo se efectuaba de igual manera en la obscuridad como en presencia de la luz. En cambio, esta influencia se hacía sentir notablemente en las placas tratadas por el tetracloruro de platino.

Este hecho queda también explicado, á nuestro juicio, en una forma completamente satisfactoria : el cloruro férrico es reducido por la plata metálica ó coloidal ásal mínima, y por consecuencia, el germen latente residual queda del mismo modo convertido en cloruro de plata inactivo

REACCIONES ENTRE LOS CLORUROS DE ORO, PLATINO Y FIERRO 323

Cl,Fe + Ag = Cl,Fe + ClAg

Como se engendra al mismo tiempo cloruro ferroso, éste, sin duda, es el que actúa luego como fuerte reductor, produciendo en contacto con el revelador físico una cantidad equivalente de plata metálica re- ducida, ó sean nuevos gérmenes revelables

> 1

6FeCl, + 6AgNO, = 2Fe,Cl, + 2Fe, (NO,), + 6Ag.

De ahí que estas placas puedan indiferentemente ser desarrolladas en la obscuridad ó en presencia de la luz.

La alteración química supuesta en el germen latente residual des- pués del tratamiento con la sal férrica puede también explicar en for- ma satisfactoria su inactividad con relación al cloruro de oro. En efecto, de los resultados negativos obtenidos con el fin de desarrollar placas que, habiendo sido sometidas al proceso de impresión, fijación, ete., arriba indicado, y luego durante 24 horas en la solución de elo- ruro férrico, no han podido ser desarrolladas con el baño de cloruro de oro, se deduce, que la sal férrica, que se forma en presencia del halogenuro de oro, impide la reducción ulterior de esta sal.

Y si se tiene en cuenta que la sal ferrosa es incapaz de engendrar oro coloidal, como lo sería la placa metálica ó el sulfuro, si se supone al germen latente formado por esta última modificación (1), la reacción más probable puede ser representada por la bien conocida reducción de la sal de oro por una sal ferrosa

601,Fe + 2C1,Au = 6Cl,Fe + 2Au.

Ocioso sería advertir, expuestas las precedentes observaciones, que la interpretación más correcta de esta última reacción, es la que á continuación se detalla : el oro metálico en presencia del cloruro fé- rrico se halla, á nuestro modo de ver, incapacitado para seguir preci- pitando, con la sola ayuda de la gelatina (que actuaría como reductor), partículas de oro reducido de sus soluciones salinas sobre mismo.

Luis GUGLIALMELLI.

(1) El sulfuro de plata puede suponerse engendrado "por una sulfuración pro- vocada por el hiposulfito de sodio, que en solución concentrada ha estado en con- tacto con los constituyentes de la imagen latente.

NERNST

SU OBRA CIENTÍFICA (1)

Señores :

Como sabéis ya, las autoridades de la Universidad nacional de La Plata, realizando un acto digno de encomio, ha llamado á nuestro país al eminente hombre de ciencia y maestro doctor Walter Nernst, para que en una serie de conferencias nos ilustrara con su sabiduría sobre tema elegidos de electroquímica y termodinámica.

Las dos sociedades Científica y Química, queriendo incorporarse á esta iniciativa, han decidido realizar este acto en su honor y la co- misión mixta me ha honrado con su designación para que presente á mis distinguidos consocios de ambas instituciones una síntesis de los principales puntos de su obra.

No oculto las dificultades que implica una tarea de este género, pues la obra de este gran investigador, á la vez amplia y profunda, recorre desde un extremo hasta el otro la físicoquímica, esta ciencia joven, llena de vida y de promesas, la termodinámica y la electro- química como rama especial de la primera, y comprende desde los hechos más prácticos, como el descubrimiento de la lámpara que lle-

ra su nombre y de la microbalanza de cuarzo, hasta las especulacio-

nes más elevadas como las que se refieren al concepto de entropía y á la naturaleza de los movimientos atómicos.

Pero si bien es cierto que la dificultad de la tarea me ha de llevar

(1) Conferencia leída ante los miembros de la Sociedad científica argentina y Sociedad química argentina el día 9 de mayo, con motivo de la recepción reali- zada en homenaje al profesor de la universidad de Berlín, doctor W. Nernst.

NERNST 3925 á una exposición que sin duda alguna encerrará deficiencias, me ani- ma, sin embargo, el hecho de que dicha síntesis ha de prestar alguna utilidad á mis consocios y ha de constituir un lazo de unión más entre nosotros y el digno maestro, cuyo simpático recuerdo hemos de evocar en más de una ocasión.

Cuando apenas tenía 24 años se doctoró en Filosofía, especialidad física, presentando como trabajo de tesis el estudio de un fenómeno descubierto por él y Boltzmann, haciendo actuar el campo magnético sobre placas metálicas, en las cuales se trataba de determinar la con- vexión calorífica. Sus primeros profesores fueron los célebres físicos Boltzmann y Kohlrausch.

En ese mismo año, como asistente en el laboratorio del gran quí- mico alemán Guillermo Ostwald en la universidad de Leipzig, emi- tió la teoría de la difusión, el principio de la repartición en los disol- ventes (base de su método de determinación de los pesos moleculares) y la verificación experimental de la ley de Faraday, utilizando canti- dades de electricidad que apenas llegaban á 5 millonésimos de Cou- lomb (año 1889). Un año antes había ideado con Loeb un aparato, con el cual pudo llevar á cabo determinaciones de la velocidad de migra- ción de los iones relacionadas con la teoría de Hittdorf.

En 1889 fué nombrado profesor libre en la universidad de Leip- zie y dos años después profesor de Fisicoquímica en Góttingen. Cuando sentó las bases de su nuevo teorema termodinámico, fué lla- mado por la universidad de Yale (Estados Unidos), donde desarrolló en 10 lecciones (1) las aplicaciones teóricas y experimentales de la Termodinámica á la Química, publicadas en 1907 bajo los auspicios de la fundación Silliman. Actualmente es profesor titular de Físico- química en la universidad de Berlín y director del instituto corres- pondiente, donde tiene una legión de cuarenta alumnos (2) que él orienta especialmente á las investigaciones termodinámicas y elee- troquímicas. Como un justo homenaje recordaré en este momento al profesor Emilio Bose, uno de sus más aventajados discípulos, cuya pérdida lamentaremos siempre y que ha llevado á tan alto erado de perfección al Instituto de física de la universidad de La

(1) De octubre á noviembre de 1906. (2) Es satisfactorio hacer constar que entre éstos existen cuatro aventajados alumnos argentinos, dos del doctorado en Física de la universidad de La Plata

y dos del doctorado en Química de la universidad de Buenos Aires.

326 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Plata, hoy bajo la inteligente dirección del profesor doctor R. Gans.

El profesor Nernst hace tiempo forma parte de la Sociedad Real de Londres y de la Academia de ciencias de Prusia y en estos mo- mentos puede ser considerado como la personalidad científica más culminante de Alemania.

En lo que sigue de esta exposición iremos relatando los principios, teorías y trabajos experimentales que integran el vasto conjunto de su fecunda carrera cientifica y los métodos de investigación usados para tal objeto.

ELECTR OQUÍMICA

Más ó menos en la misma época en que sometió á una verificación experimental la ley de Faraday, usando cargas extremadamente dé- biles, introdujo el importante concepto de tensión de disolución elec- trolítica. Según este concepto, que sirve de base á su teoría osmótica de las pilas, los iones de la solución reciben electricidad positiva del metal que se disuelve, quedando éste con carga negativa: en la su- perficie de contacto se forma una capa doble eléctrica y se establece una diferencia de potencial. La tensión de disolucion del metal tien- de á llevar iones positivos á la solución, lo cual sucede hasta el equi- librio, que se produce cuando la tensión electrostática del estrato doble se opone á aquella fuerza. Interpretando los tres casos en que la tensión de disolución es mayor, igual, ó menor que la presión osmó- tica del elemento metálico en la solución, Nernst da cuenta, de un modo que encanta por su sencillez y en sus más mínimos detalles, del desarrollo de la fuerza electromotriz y del sentido de la corriente de una pila, como la de Daniel, cuyo mecanismo aparecía en aquella época rodeado del más profundo misterio.

También ideó un método puramente físicoquímico para calcular la fuerza electromotriz de un elemento (1889), fundado en que la ener- gía eléctrica, considerada como el producto de un factor de intensidad y un factor de capacidad, tiene por equivalente la energía osmótica que da lugar á un trabajo máximo cuando se pasa isotérmicamente de la presión osmótica p, á la p, y por lo tanto se tiene la cantidad de trabajo correspondiente al movimiento de los iones, que puede transformarse en energía eléctrica. Basándose en este principio, pudo hallar la fuerza electromotriz de los elementos por la presión osmóti- ca de los electrolitos alrededor de los electrodos y también el poten-

NERNST 3271 cial entre el metal y la solución constituída por una de sus sales. Conjuntamente con su colega Planck, el célebre físico alemán, actual rector de la universidad de Berlín, aplicó las leyes de la me- 'ánica al importante problema del desplazamiento de los iones some- tidos simultáneamente á la acción de una fuerza eléctrica y de la presión osmótica y llegó á una ecuación fundamental que liga el coeficiente de difusión con la carga eléctrica, el potencial del sistema y la presión osmótica. Una de las consecuencias importantes que po- demos señalar aquí, es que, considerando esta cuestión como un pro- blema de la dinámica de los flúidos, Nernst y Planck hallaron por otra vía la ley de Kohlrausch-Arrhenius, y vinieron á demostrar, por consiguiente, que esta ley puede considerarse como un caso par- ticular de la conductibilidad de un electrolito complejo.

Nernst no tardó en sacar provecho de los estudios de la difusión y formuló en esa misma época la primera teoría del elemento líquido, basada en la desigual distribución de los iones, debida á su diferente velocidad de difusión. Él y sus alumnos verificaron con elementos preparados á propósito los resultados del cálculo deducido de la fór- mula alcanzada, llegando á una concordancia grande con la expe- riencia (se trataba del electrolito correspondiente al metal en con- tacto). El método se aplica también á las pilas químicas, como la de Daniel, y á las baterías gaseosas.

Experimentalmente se había probado que la presencia de un elec- trolito disminuye la solubilidad de otro electrolito con catión común. En este caso, como en otros, Nernst fué el primero en resolver el pro- blema de un modo cuantitativo, fundándose en el principio de las masas. Partiendo de la idea de que el producto de las masas activas es constante é igual al cuadrado de la solubilidad de la sal sin adi- ción de substancia extraña, llegó á una ecuación que permite calcu- lar la solubilidad de un electrolito en presencia de otros con un ión común, conociendo su solubilidad en agua pura, la cantidad de sal añadida y el grado de disociación de la substancia original y de la substancia añadida. Salvo raras excepciones, la experiencia ha veri- ficado este resultado teórico en un gran número de casos. Mediante dicha fórmula es posible medir también la disociación conociendo la solubilidad. Este método originó una larga discusión que vino á evi- denciar su concordancia con los resultados de la conductibilidad eléctrica y del descenso crioscópico y á demostrar el campo fecundo que abría la ecuación de Nernst.

La introducción del concepto de reversibilidad á la electroquími-

328 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

ca ha motivado un adelanto bien manifiesto en lo que se refiere á los fenómenos de polarización galvánica y de electrolisis. Nernst consi- dera la polarización galvánica como un caso particular de la ley del desplazamiento del equilibrio (1) y por lo tanto del principio más ge- neral de la acción y reacción, y formula una teoría de este proceso, que puede considerarse como una consecuencia de las ecuaciones al- canzadas por él en 15889 á propósito de la teoría de las pilas de con- centración. Aquí como en otros casos análogos, las aplicaciones sa- cadas del principio de las masas aventajan á las que pueden hacerse partiendo de las ecuaciones fundamentales de la Termodinámica clá- sica.

Por otra parte, Le Blanc ha demostrado que las ideas y las fór- mulas que Nernst ha introducido en el estudio de la corriente galvá- nica se aplican también al fenómeno inverso de electrolisis. Como una consecuencia de esta idea directriz puede considerarse la teoría osmótica de la electrolisis (de Le Blanc), que ha dado lugar á impor- tantes aplicaciones, entre las cuales podemos señalar la separación electrolítica de diferentes metales por el empleo de tensiones dis- tintas.

Dejemos para más adelante las aplicaciones del teorema termodi- námico á la electroquímica y pasemos á exponer sus investigaciones en el terreno de la físicoquímica propiamente dicha: la mecánica- química y la estequimetría.

MECÁNICA QUÍMICA

Se puede decir que desde los comienzos de su carrera científica Nernst se propuso como problema fundamental introducir los prin- cipios de la Termodinámica á la electroquímica y especialmente á los equilibrios que estudia la mecánica química.

En la deducción de la ecuación de las reacciones isócoras parte de la ecuación fundamental de la termodinámica clásica que resume los dos principios y llega á una expresión, de la cual se obtiene el trabajo máximo de un fenómeno químico, conociendo la constante de

(1) Él formula así la proposición : Si se electroliza un sistema químico mante- nido á temperatura constante, la reacción es tal que tiende á producir una co- rriente en sentido inverso al de la que la engendró.

NERNST 329

afinidad. Integrando esta ecuación, Nernst resuelve, como veremos, el problema del cálculo de la afinidad á partir de los datos térmicos. En su clásico tratado de química teórica Nernst pone en evidencia que en el caso de procesos rápidos la ley de la acción de las masas puede considerarse como un postulado riguroso de la Termodinámi- ca. También en dicha obra hace ver que se conoce la constante de equilibrio K para una fase única y los coeficientes de repartición de las moléculas que actúan con respecto ú otra fase cualquiera se puede deter- minar el estado de equilibrio en esta fase. Esta proposición de Nernst tiene importancia práctica porque permite prever la facultad de reac- ción en disolventes diversos en gases) por medio de los coeficientes de repartición.

Estudiando las condiciones del equilibrio en las soluciones diluí- das, pudo hallar una expresión general que traduce la ¿mfluencia de la presión y que concuerda con la hallada por Planck. Esta fórmula ad- quiere mayor significado cuando se trata de averiguar la influencia de aquel factor sobre el coeficiente de repartición que se establece entre el disolvente comprimido y el mismo no comprimido; en este caso por su proposición relativa á las fases se puede deducir la ma- nera de actuar de la presión sobre el equilibrio.

Por otra parte Nernst y Tasmann (1892) demostraron experimen- talmente, que á una presión determinada tiene lugar la reversibili- dad de la reacción de los ácidos sobre ciertos metales con depósito metálico, por la acción desplazante del hidrógeno. En esta transfor- mación reversible, Van t' Hoff fundó un método aproximado y senci- llo para dar una medida mecánica de la afinidad (fuerza impulsiva del sistema).

Admite como muy probable la naturaleza cinética del equilibrio químico y físico, idea que se halla de acuerdo con la teoría cinética molecular. Según esta hipótesis, la transformación material no ha ce- sado en la región del equilibrio, y Nernst en su obra clásica nos hace ver por un simple cálculo que en la eterificación ella alcanza á 0.00064 moles en un día y á la temperatura ordinaria. Este concepto adquiere cada vez más valor en la cinética química, debido á que esta rama es la que ha proporcionado las confirmaciones más sor- prendentes de las concepciones cinéticas.

Partiendo de las ecuaciones del movimiento de un punto material sometido á un gran frotamiento, llega á expresar la velocidad de reacción por el cociente de la fuerza química y la resistencia quími- ca, Ó sea, á una expresión análoga á la de la ley de Ohm. La fuerza

330 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

química podrá ser calculada en cada instante por la variación de la energía libre, pero sobre la resistencia química no poseemos datos de ninguna clase, y sólo se supone que ella llega á sa máximum en el cero absoluto. Sin embargo, Nernst nos da esperanza al emitir la idea de que el problema del cálculo de la velocidad de reacción en unidades absolutas podrá ser resuelto de un modo análogo al emplea- do por él en la velocidad de difusión de los electrolitos, ó en el des- plazamiento de los ¡ones en un disolvente.

Estas ideas de Nernst llegan en un momento significativo de la evo- lución de la mecánica química, que se caracteriza por la idea de intro- ducir, en las ecuaciones fundamentales que expresan las leyes de velo- cidad de reacción, términos relativos á la difusión, viscosidad, tensión superficial y otros factores que intervienen en el complicado proceso, sobre todo en los sistemas microheterogéneos y reacciones lentas.

La introducción del concepto mecánico de velocidad expresado por la derivada primera en el estudio de las transformaciones quími- :as, ha sido de una fecundidad extraordinaria, tanto en el terreno de la experiencia como en el de las altas especulaciones teóricas. No puedo menos que recordar aquí las reflexiones que Nernst hizo al respecto cuando en 1908, en la Sociedad química de Berlín, le tocó el honor de trazar el cuadro de la evolución de la Físicoquímica en los últimos cuarenta años. Cuenta el distinguido físicoquímico que, al ver la primera ecuación diferencial introducida por Willelmy en un trabajo de química, experimentó una intensa emoción, algo así co- mo si una fulgurante luz hubiese invadido su espíritu haciéndole vislumbrar el significado transcendental que ese modesto símbolo te- nía para el desarrollo futuro de la cinética química. Actualmente el número de investigaciones en este sentido es grande; y sería de de- sear que, en más de una ocasión, él y los demás cultores de la físico- química pudieran contemplar con la misma emoción la aparición de otros conceptos y símbolos no menos importantes, fundados en las analogías mecánicas.

El estudio de los sistemas heterogéneos de gran importancia para las leyes de las transformaciones electroquímicas ha constituído una de las más grandes preocupaciones de los físicoquímicos modernos.

Es conveniente conocer la variación de las resistencias pasivas de una transformación en presencia de uno ó varios electrodos. Estos últimos pueden considerarse compuestos de tres fases: la fase metá- lica; la fase de transición, en la cual los fenómenos de equilibrio son regidos por acciones de tensión superficial y que parece poseer pro-

NERNST 33

piedades catalíticas; y la fase constituída por el electrolito. La trans- formación electroquímica primaria tiene lugar en la fase de transición, y los productos de la electrolisis (gases ó sólidos) se difunden par: formar la solución. En este supuesto la velocidad de reacción (medida por la intensidad) depende de las velocidades de migración de los iones y de difusión de los productos. Permaneciendo constante y ho- mogénea la solución (por agitación), la constitución del electrolito y la velocidad de reacción sólo dependen de la velocidad de difusión de la fase de transición á la fase homogénea del electrolito. Cuando hay reacciones secundarias, ellas son regidas por las leyes de la absorción, si se producen en la primera de dichas fases, y por las leyes ordina- rias, si tiene lugar en el seno del electrolito.

La fórmula de Nernst-Planek puede tomar la forma particular que corresponde á la velocidad de disolución. Los productos de la electro- lisis, al difundirse, siguen la ley expresada por esta fórmula. Con el objeto de interpretar los complicados fenómenos electroquímicos, Nernst se dispuso á estudiar la difusión, y después llegó á expresar la velocidad de reacción en sistemas heterogéneos, que ha sido veril- ficada experimentalmente por Brunner. El adelanto grande realiza- do desde 1904 en esta parte de la cinética química se debe á esta teoría y sobre todo á la idea importante que él introdujo, al suponer que en dicho proceso intervienen factores mecánicos capaces de mo- dificar la leyes comunes.

Esto tuvo también repercusión en los estudios de la velocidad de cristalización. En esa época él perfeccionó la teoría de la cristaliza- ción de Noyes y Wittney introduciendo el coeficiente de difusión.

Este encadenamiento maravilloso de ideas y teorías que correlacio- nan los fenómenos al parecer más diversos, se ve á cada rato en la fecunda obra de Nernst; y gran parte de esta fecundidad se debe al espíritu teórico elevado, que es una de las características de su per- sonalidad científica. Estudiando los fenómenos con minuciosidad, él busca y encuentra inmediatamente analogías profundas donde otro investigador sólo hallaría diferencias irreductibles.

ESTEQUIOMETRÍA

El estudio teórico y experimental de las soluciones fué otra de las grandes preocupaciones de Nernst. Los trabajos por él realizados sobre solubilidad, difusión, despla-

0D

OZ ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

zamiento iónico, constante dieléctrica y repartición de un cuerpo di- suelto entre dos disolventes, constituye un conjunto homogéneo de gran importancia para la teoría de las soluciones.

Como recordaremos, la extensión de la ley del estado gaseoso á las soluciones, hecha de un modo magistral por Van t' Hoff, ha sido veri- ficada en general para el caso de las concentraciones medias. Las excepciones observadas en las soluciones diluídas han contribuido al desarrollo de la teoría de la disociación electrolítica, y las de las solucio- nes concentradas han dado lugar á trabajos de Planck, Van der Waals y Bredig desde el punto de vista cinético, y de Helhmholz y Nernst desde el punto de vista termodinámico. Sobre este punto Nernst ha desarrollado una teoría que, como todas las suyas, ha sido fecunda, pues ha tenido la virtud de provocar un sinnúmero de trabajos de verificación, de resultados concordantes con las previsiones de sus fórmulas.

El concepto de tensión de disolución por él introducido pudo apli- carse con provecho á la teoría de las curvas de solubilidad.

Una de sus investigaciones de mayor transcendencia en este cam- po fué la que dió origen á su ya célebre teoría de la difusión (desarro- llada en 1888 en la universidad de Leipzig). Partiendo de la analogía entre la difusión de los gases y la difusión de las substancias disuel- tas, determinó primeramente la relación entre la velocidad del trans- porte material á través de la unidad de sección, la variación de la presión osmótica y la resistencia que oponen las moléculas del disol- vente al movimiento de las moléculas del cuerpo disuelto. Después, reemplazando la presión osmótica por la concentración y teniendo en cuenta la variación de dicha presión con la temperatura, llegó á una ecuación final que permite calcular en valores absolutos la ve- locidad de difusión y la resistencia opuesta al movimiento en el seno del disolvente.

Gracias á esta ingeniosa teoría se tuvo por primera vez el medio de calcular la fuerza necesaria para transportar, por ejemplo, una molécula gramo de sacarosa á través del agua con una velocidad re- lativa de un centímetro por segundo. Esta fuerza alcanza á la enorme cifra de 6700 millones de kilos, lo que muestra las acciones gigan- tescas desarrolladas en silencio en ese mundo de lo infinitamente pe- queño, que la mayor parte de las veces miramos con indiferencia. Parece, además, que esta resistencia, debida probablemente al enor- me aumento de superficie durante el proceso de divisibilidad, crece

con el peso molecular.

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NERNST 31979)

Estudiando la vaporización, Nernst (15891) dedujo que á una tenm- peratura dada hay, para cada especie de molécula, una relación de re- partición constante entre el espacio gaseoso y el disolvente, y esta relación es independiente de la presencia de otras especies de molé- culas, sean éstas activas ó no. Además, cuando se produce la evapo- ración simultánea del disolvente y del cuerpo disuelto, resulta que las tensiones parciales de las diversas especies de moléculas disuel- tas en el espacio gaseoso son proporcionales á sus concentraciones en la solución (siempre que no se produzcan cambios en el estado mole- cular). Esto ha sido verificado experimentalmente por el mismo Nernst con resultados satisfactorios; y aplicando, en el caso de pesos moleculares anormales, la fórmula de la isoterma de disociación, se puede determinar de este modo el grado de asociación de un líquido polimerizable.

La repartición de una substancia disuelta entre dos disolventes (coefi ciente de repartición) está regida por la ley de Berthelot, modificada por Nernst, según la cual el coeficiente de repartición de una subs- tancia entre dos fases es constante para cualquier concentración, siempre que el grandor molecular sea igual en ambas. Este físico hizo incapié en la variación de dicho coeficiente cuando el cuerpo no tiene el mismo grado de polimerización en los dos disolventes.

Este principio importante fué aplicado por él á la determinación indirecta de la presión osmótica de los pesos moleculares y de los equi- librios químicos en las soluciones. En esta última aplicación no nos detenemos, porque ya en otro lugar hemos señalado la proposición que con ella se relaciona.

Las propiedades coligativas de las soluciones, de los gases y de los cuerpos sólidos han experimentado un notable adelanto gracias á su intervención. Nernst se ocupó de membranas semipermeables y efec- tuó con sus alumnos numerosas determinaciones de pesos molecula- res, basadas en su principio de repartición en los disolventes y en una ingeniosa adaptación del método de Meyer para temperaturas que podrán pasar de 2000”. Con Abeggs (1899) introdujo ciertas mo- dificaciones y reglas prácticas á fin de hacer más exacto el método crioscópico (correcciones relativas á la agitación y enfriamiento).

En el año 1894 ideó un método para determinar la constante dieléc- trica, especialmente de los líquidos y soluciones; y en esa misma épo- ca, casi al mismo tiempo que Thompson, basándose en la hipótesis de la naturaleza eléctrica de la ligazón de los átomos en la molécula, supuso que los disolventes de mayor constante dieléctrica tendrían el

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394 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

poder disociante más elevado, previsión que ha sido confirmada por la experiencia. Con estos últimos estudios Nernst hizo avanzar un paso más á la hipótesis de los iones, de la cual él es un entusiasta defensor.

El descubrimiento de la lámpara Nernst, que llamó la atención del mundo cientifico, ha tenido como punto de partida los estudios que este investigador había realizado sobre conductibilidad eléctrica de las mezelas sólidas. Se trataba de obtener una lámpara incandes- cente más económica que la de filamento de Edison y hasta es: época habían fracasado las principales tentativas. Mientras esto su- cedía Nernst en su laboratorio, donde estudiaba la conductibilidad eléctrica de las soluciones y sales fundidas, tuvo la idea de ensayar con mezclas de óxidos en tierras raras, como el de zirconio é itrio, y llegó al resultado importante de que una mezcla de SO por ciento de óxido de zirconio y 20 por ciento de óxido de itrio en caliente conduce fácilmente la electricidad, provocando el desarrollo de calor suficien- te como para llevarlos á la incandescencia, cuando se le hace actuar una corriente de tensión algo elevada; en tanto que, en iguales condiciones, dichos óxidos por separado oponen una gran resistencia al paso de la corriente. Es decir, que todo sucedía como si en aquella mezcla ó solución sólida se produjera una verdadera disociación elec- trolítica.

Estas investigaciones de laboratorio guiaron á Nernst en la cons- trucción de los bastoncillos de su lámpara que presentó á la exposi- ción universal de 1900. La lámpara así construída bajo una tensión de 120 volts sólo consumía alrededor de 1,5 watts por bujía, en tanto que la lámpara incandescente de Edison del comercio gastaba de 34 3,5 watts por bujía y perdía una gran cantidad de energía eléctrica por radiación calorífica. Esta irradiación no se produce en la de Nernst, porque el filamento por él ideado opone mucho menos resis- tencia al pasaje de la corriente.

Una de las cosas que más satisface en este descubrimiento, que tu- vo eran significado para la industria de la iluminación eléctrica, es el elevado espíritu científico que lo inspiró.

H. DAMIANOVICH.

(Continuará.)

ÍNDICE GENERAL

DE LAS

MATERIAS CONTENIDAS EN EL TOMO SEPTUAGESIMOSÉPTIMO

Historia de la navegación aérea desde los tiempos más remotos hasta los prime- ros viajes aéreos dirigidos, por NicoLÁs BEsIO MORENO.....0.0c0ooocoooo.. D,

La teoría cinética de los gases aplicada á la unión de dos átomos idénticos y á la combinación de dos átomos monovalentes distintos, por CamILO MEYER...

Química estelar y evolución cósmica. Ideas antiguas é investigaciones modernas, POLE AD AMAN ONO SOS aaa Ira opc oD bo J00M4DOROAbdO done

Tercer Congreso internacional de caminos, realizado en Londres en junio de 1913. Informe del delegado de la Sociedad Científica Argentina.

Bases y Reglamento de la Sociedad Científica Argentina sancionados en la asam- blea del 9 de septiembre de 1913, aprobados por el gobierno de la Nación con fecha 7 de enero de 1914

Substancias segregadas de las plantas de las regiones áridas de la República Argentina, por CARLOS SPEGAZZINI........ : Notas y apuntes sobre plantas venenosas para los ganados, por CARLOS SPEGA- A SS bUO Ce Se Si: Las derivadas segundas con respecto al tiempo en la cinética química y los fal- sos equilibrios químicos, por CAMILO MEYER..... Sur quelques poissons comestibles du Chili et description d'une espéce nouvelle, POLACARLOS A RORDTER . dose AA Elementos y efemérides del cometa F 1913 (Deleván), por P. T. DeLeEvÁN Y B. PAD SONT dpobooor SOTO Bu OO aaa Memoria anual del presidente de la Sociedad Científica Argentina, correspondiente APR erno dora dins tra llei ESCASO codo Agustín Álvarez. Sus doctrinas éticas y de igualdad y democracia, por NICOLÁS BESTOFMOREN OI e ala rel cas IAS

Aplicaciones de la teoría cinética de los gases, por CAMILO MEYER............ Interpretación de las reacciones que pueden producirse entre los cloruros de oro, platino y fierro y el germen latente fotográfico residual, por Lurs GUGLIALMELLLI.

Nernst : su obra científica, por Horacio DAMIANOVICH

241 49

67

336 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

BIBLIOGRAFÍA

Tratado de trigonometría elemental, por Juan Manuel GarzÓód.....o.oooooomo..o.. Lecciones de termodinámica con aplicación ú los fenómenos químicos, por José

María «Blans y BLOyRO ale aaa one ie 200 00'09bo dvop nao. a Cours d'électrotéchnique générale et appliquée, par R. Swingedauw, con la cola- boración de F. Negre y P. Beauvais.......... SO dG ot ao di lee NS Programmes des lravaue, noms des rapporteurs, veux et conclusions de XI1* con- gres internationauz de navigation (1885-1912). ...0.ooo.o.. a AE Das Pflanzenreieh, por Hermann WolfL............... Todo a aos e

Beilrage zur kenntnits der Flora argentiniens, por Teodoro Stuckert........... Réproduction sexué el alternance des générations chez les Algues, par Jean Bonnet.

Jean Bonnet. Nota necrológica......ooooooo.oo mo... O Os dono. o Bibliografía de revistas............ O O ti IMNbros recibidos MEA te q A o ANS a A ED .

BIBLIOTECA DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

PUBLICACIONES RECIBIDAS EN CANGE

EXTRANJERAS

Alemania Zeftschrift der Gesellschaf fur Erdkunde, Berlin. Verhandlungen des Naturhisto-

rischen Vereins der preussischen Rhina- lande-Westfalens,etc., Bonn. —Abhandlungen herausgegeben von Naturwissenschaftlichen Verein, Bremen. Deutsche Geographische Clátter, Bremen. -- Abh. der Kaiserl. Leop. Baro!. Deutschen Akademie der Naturforscher, Halle. Nachrichten von der Konigl Ges- lelschaft der Wissenschaften, Gottingen. Sitzungsberichte und Abhandlungen der Na= turwissenschaftlichen Gesellschaft, Dresden. Naturforschenden Gesellschaft, Leipzig. Mitheilungen aus dem Naturhistorischen Museum, Hamburg. Berichte” uber die Verhandlungen der Koniglich Sachsischen Gesellschaft der Wissenschaften, Leipzig. Mittheilungen der geographischen Gesells— chaft, Hamburg. Berichte der Natur- forschenden Gesellschaft, Freiburg. —Jahres Berfchte des Naturwissenschaftlichen, El- berield. Mathematisch Naturwissenschaf- tlichen Mitheilungen, Stuttgart. Schriften der Phisikalisch Okonomischen gesells- chaft, Kónigsberg.

Australia

Records of the geological Survey, Sydney*

«

Austria-Hungría

Verhandlungen des naturforschen des Ve- reines, Brúnn. (Agram) Societe Archeologi-

ches « Croate », Zagreb. Annalen des K.

K. Naturhistorischen of Museums, Viena. Verhandlungen der K. K. Zoologisch Botanis- chen gesellschaft, Wien Sitzungsberichte des deutschen naturwissenchaftlich Medi- cinischen Vereines fur-Bohmen, « Lotos » Praga. Jarhbuch des Ungarischen Kapathen Vereines, Jglo.

Bélgica

Acad. Royale des Sciences, des Letres et des Beaux Arts, Bruxelles. Ann. de la Soc. Entomologique, Bruxelles. Ann. de la Soc. Royale Malacologique, Bruxelles. Bull. de

PAssoc. des Ing. Electriciens Institute Mon- tefiore. Liége.

Brasil

Boletim da Sociedade de Geographia, Rio Janeiro. Bol. do Museo Paraense, Pará. Rev. do Centro de Sciencias,Letras e Artes, Campinas. Rev. da Federacao de Estudian- tes Brasileiros, Rio Janeiro. Bol. da Agri- cultura, S. Paulo. Rev. de Sciencias, Ln- dustria, Politica é Artes, Rio Janeiro. Rev. do Museo Paulista, S. Paulo. Bol. da Co- missao Geográphica é Geologica do Estado de Minas. Geraes, San Joao del Rei. Co- missao Geográphica é Geologica, San Paulo. Bol. do Observ. Metereológico, Rio Ja-

neiro. Bol. do Inst. Geographico é Etno- graphico, Rio Janeiro. Escola de Minas, Ouro Preto.

Colombia

An. de Ingenieria. Soc. Colombiana de Ingenieros, Bogotá.

Costarica

Oficina de Depósito y Cange de Publica- ciones, San José. An. del Museo Nacional San José. An. del Inst. Físico Geográfico Nacional, San José.

Cuba Universidad de la Habana, Cuba. Chile Rey. de la Soc. Médica, Santiago. El Pensamiento Latino, Santiago. Verhan- dlungen des Deutschen Wissenschaftlichen Vereines, Santiago. Actas de la Soc. Cien-

tífica de Chile, Santiago. Rev. Chilena de Hijiene, Santiago. Ofic. Hidrográfica de la Marina de Chile, Valparaíso. Rev. Chi- lena de Historia Natural, Valparaíso.

. Ecuador

Rev. de la Soc. Jurídico-Literaria, Quito. An. de la Universidad Central del Ecua. dor, Quito.

España

Bol. de la Soc. Geográfica, Madrid. Bol. de la R. Acad. de Ciencias, Barcelona. KR.

Acad. de Ciencias, Madrid. Rev. de la Unión Ibero-Americana, Madrid. Rev. de Obras Públicas, Madrid. Rev. Tecnológica Industrial, Barcelona: Rev. Industria é invénciones, Barcelona. Rev. Arqnitectura y Construcciones, Barcelona. Rev. Minera Metarlúrgica y de Ingeniería, Madrid. La

Fotografía, Madrid.

Estados Unidos Bull. of the Scientific Laboratoires of De-

nison University, Granville, Ohio. Bull. of the Exxex Institute, Salem Mas. Bull. Phi- losophical Society, Washington. Bull. of the Lloid Library of Botany, Pharmarey and Materia Medica, Cincinati, Ohio. Bull. of

University of Montana, Missoula, Montana.— Bull. of the Minesota Academy of Natural Sciences, Minesota. Bull. of the New York Botanical Garden, New York. Bull. of the U. S. Geological and geographical Survey of the territoires, Washington. Bull. of the Wisconsin Natural History Society Milwankee,

Wis. Bull. of the University, Kansas. Bull. of the American Geographical Society, New York. Jonrnal of the New Jersey

"Natural History, New Jersery, Trenton. Journal of the Military Service Institution. of the U. States. Journal of the Elisha Mitchell Scientific Society, Chapel Hill. Nord-Carolina. « La América Cientifica », New York. Librarian Augustana College, RockIslad, New York. Memoirs of the National Academy of Sciences, Washington. M. Zoological Gar- den, New York. Proceeding of the En- gineers Club, Filadelfia. Proceeding of the Boston Society of Natural History, Bos- ton. Ann. Report Missouri Botanica! Gar- den. San Luis M. 0. Ann. Report of the Board of trustes of the Public Museum, Mil- wankee. Association of Engineering So- ciety, San Louis, Mas. Ann. Report of the Bureau of Ethnology, Washington. Ame- rican Museum of Natural History, Ne w York. Bull. of the Museum of Comparative Zoo- logy, Cambridge-Mas. Bull. of the Ameri- can Mathematical Society, New York. Trasaction of the: Wisconsin Academy of Sciences, Arts and Letters, Madison Wis. Trasaction of the Academ. of Sciences, San Louis. Transactions of the Connecticut Academy of Arts and Sciences, New Haven. —Trensactions Kansas Academy of Sciences, Topekas, Kansas. The Engineering Ma- gazine, New York. Sixtenth Annual Re- port of the Agricultural Experiment Station,

Nebraska. The Library American, Ásso-.

ciation for the Advancement of Sciences. Care of the University, Cincinati Ohio. N. Y. Vassar Brothers Institutes, Ponghtepsie. Secretary Board-of Commisioners Se- cond Geological Survey of Pensylvania, Phi- ladelphia. The Engineering and Mining Journal, New York. Smithsonians Institu-

tion, Washington. U. S. Geological Sur-

vey, Washington. The Museum of the Brooklin Institute of Arts and Sciences. The Ohio Mechanics Institute, Cincinati University of California Publications, Berke-

ley. Proceeding of Enginneer Society of

Western, Pensylvania. Proceeding of the Davemport Academy, Jowa. Proceeding and transaction of the Association, Meride, Conn. Proceeding of the Portland Society of Natural History, Portlad, Maine. Pro- ceeding American Society Engineers, New York. Proceeding of the Academy of Natu- ral Sciences, Philadelphia. Proceeding of the American Philosophical Society, Philadel- phia. Proceeding of the Indiana Academy of Sciences, Indianopolis. Proceeding of the California Academy of Science, San Francisco. The University uf Colorado. « Studies ». Colorado.

Filipinas E Bol. del Observ. Meteorológico. Manila

Francia

Bull. de la Soc. Linnennée du Nord de le France, Amiéns. Bull. de la Soc. d'Etudes Scientfiques, Angers. Bull de la Soc. des Ingénieurs Civils de France, Paris. Bull. de L'Université, Toulouse. Ann. de la Fa- culté des Sciences, Marseille. Bull. de la Soc. de Géographie Commerciale, Paris. Bull. de la Acad. des Sciences et Lettres, Montpelier. Bull. de la Soc. de Topographie de France, Paris. Rev. Générale des Scien- ces, Paris. Bull. de la Soc. de Géographie,

Marseille. Recuejl de Médecine Vétéri- naire, Alfort. Travaux Scientifiques de PUniversité, Rennes. Bull. de la Soc. de

Géograpnie Commerciale, Bordeaux. Bull. de la Soc. des Sciences Naturelles et Ma- thematiques, Cherbourg. Ann. des Mines, Paris. Min. de Instruction Public et des Beaux Arts, Paris. La Feuille des Jeunes

Naturalistes, Paris. Rev. Géographique In-

ternationale, Paris. Ann. de la Soc. Lin- néenne, Lyon. Bull. de la Soc. de Géogra phie Commerciale, Havre. Bull. de la Soc. dEÉtude des Sciences Naturelles, Reims.

Holanda

Acad. R. des Sciences, Amsterdam. Ne- derlandche Entomolog. Verseg, Rotterdam.

inglaterra

The Geological Society, London. Minutes of Proceeding of the Institution of Civil Engineers, London. Institution of Civil Engineers of Ireland, Dublin. The Mine- ralogical Magazine Prof. W. J. Lewis M. A F.C. S. the New Museums, Cambridge. The Geographical Journal, London. Bris- tish Association for the Advancement of Science, Glasgow. The Guaterly Journal of the Geological Society, London.

(Concluirá en el próximo número).

ee 3 +

ANALES

SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA

ANALES

DE LA

SOCIEDAD CIENTÍFICA

ARGENTINA

Direcror : Docror HORACIO DAMIANOVICH

TOMO LXXVIII

Segundo semestre de 1914

BUI:.

TARDEN.

BUENOS AIRES IMPRENTA Y CASA EDITORA DE CONI HERMANOS

684 CALLE PERÚ 684

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ANALES

DE LA

SOCIEDAD CIENTIE | ARGENTINA

JULIO-AGOSTO 1914. ENTREGAS I-IT. TOMO LXXVIII

ÍNDICE

CARLOS Lizer, Quelques notes pour servir de complément au recueil de Mr. L. Hauman-Merck sur « Les parasites végétaux des plantes cultivées en Argentine

etsadans lespresions miro pesitos ias dla ole e Ellos 5 "VÍCTOR WIDAKOWICES Sobres Dlastoftoria. a tado to cae nal e Ae 18 ¡ANGEL LEREZ UA SDEODlEmal de QUÍMICA ot icde das caleta cas oia e lao falla Je 32 ¿CamiLo MuyEr, Influencia de la presión y temperatura sobre los fenómenos de

BOLA a IV O ia A or ld ¿Uli eo a [8 39

1/ CASLOS SPEGAZZINI, La verdenasquina. Nueva variedad de caucho............... il 6. BerNDT, Observaciones aéro-eléctricas en la República Argentina (contmuación ). 74 DIED ERA E AV aa ollo pe e o ad a ale gs 92

BUENOS AIRES J¡MPRENTA Y CASA EDITORA DE CONI HERMANOS 684 CALLE PERÚ 684

1914

JUNTA DIRECTIVA

¡a AN A A O Doctor Francisco P. Lavalle

Vicepresidente Wo Ingeniero Eduardo Huergo : + Vacepres iden a: ect Doctor Claro C. Dassen

Secretario de Actas... o Doctor Luciano P. J. Palet

Secretario de correspondencia.. Ingeniero Anecto J. Bosisio

TESOnerO LL Pia e de Ingeniero Benno J. Schack

PEOSeSOr Er or co 8 oda lala PGA Arquitecto Raúl G. Pasman

Bibliotecario...... A Profesor José T. Ojeda

/Ingeniero Santiago E. Barabino Ingeniero Jorge VV. Dobranich | Doctor Martiniano Leguizamón Pondal E Doctor FTomás «./. Kumi AA Ia Ingeniero Oronte A. Valerga Doctor Enrique del Valle Iberlucea ¡Ingeniero Eduardo Volpatti 'Ingeniero Alberto D. Otamendi GENONÍCAA. FEO Ma A Señor Juan Botto

ADVERTENCIA

Los colaboradores de los Anales, que deseen tirada aparte de 50 ejemplares de sus ar- tículos deben solicitarlo por escrito a la Dirección, la que le dará el tramite reglamenta- rio. Por mayor número de ejemplares deberán entenderse con los editores señores Coni hermanos. 10 Tienen, además, derecho a la corrección de dos pruebas. Los manuscritos, correspondencia, etc., deben enviarse a la Dirección Cevallos, 269.

Cada colaborador es personalmente responsable de la tesis que sustenta en sus escritos.

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= para los sOcCi0S.......... AO

LA SUBSCRIPCIÓN SE PAGA ADELANTADA dl

El local social permanece abierto de3 á 7 y de 8 á 12 pasado meridiano

QUELQUES NOTES

COMPLEMENT AU RECUEIL DE Mu. L. HAUMAN-MERCK

SUR «LES PARASITES VÉGÉTAUX DES PLANTES

CULTIVÉES EN ARGENTINE ET DANS LES REGIONS LIMITROPHES» (1)

M. Hauman-Mereck vient de publier un fort intéressant travail d'en- semble sur les parasites végétaux quí attaquent les plantes cultivées de PAmérique méridionale et principalement celles de Argentine.

Les recueils de ce genre sont loin d'étre faciles a faire, quand on est le premier a les accomplir, ce quí fait dire a son auteur que sa liste de 175 numéros est bien incomplete encore.

Mais tout incomplete quw'elle soit, cette publication est digne de tout éloge, car le seul fait de passer en revue le monument bibliogra- phique du docteur Spegazzini, est déja une táche pour laquelle il faut sS'armer de la patience d'un bénédictin, "en sais quelque chose.

Le but de ces notes rest pas la critique á Poeeuvre de mon ancien professeur de phytopathologie, loin de la, j'ai voulu seulement ajou- ter ici les quelques omissions, tres compréhensibles, du reste, dans tout premier essai, que j'ai notées dans son travail.

J'espere que d'autres contributions suivront a celle-ci, pour que Vici pen la flore mycologique des plantes utiles soit de mieux en mieux connue.

Je commencerai par indiquer les parasites quw'on a signalés pour P Argentine et regions limitrophes et ceux que j'ai observés moi-méme. Ni les premiers ni les seconds ne sont cités dans la dite publication.

J'ai remarqué aussi que plusieurs champignons cités par Spegaz-

(1) Extrait des Anales del Museo de historia natural de Buenos Aires, tome XXVI, pages 163-225. Aoút, 1914.

6 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Zini sur des plantes eultivées, ont pas été pris en considération par M. Hauman-Merck.

Je les signale ici en indiquant seulement ceux que Pauteur a trou-

vés sur des organes vivants des plantes hótes.

1. Bacillus sacchari Speg.

D'apres son auteur (1) ce bacille produirait la maladie appelée « Polvillo de la caña de azúcar ». Selon Chavanne, ce serait la larve de Y Euxesta chavannei Brethes, quí lui servirait de porte Ventrée (2). 2. Bacillus vitivorus Bac.

Signalé en 1910 dans les vignobles de la province de Mendoza (3).

L'auteur de cette étude a isolé ce bacille, qui, comme on le sait, produit la « gommose bacillaire » des francais ou le «mal nero» des italiens.

D'apres les observations faites dans plusieurs départements il eroit que la maladie, sauf quelques exceptions, ne cause pas de sérieux dégáts.

57

3. Bacterium tumefaciens Smith et Townsend.

La « Crown gall» des auteurs anglais et des américains du nord, produite par cette schizomycete (pour Masse elle est díe au Dendro- phagus gylobosus Toum.) et si bien étudiée par Erwing Smith, Town- send et Hedgcock, est assez répandue en Argentine, mais a ce quil paraít, les dommages causés ne sont pas jusqu'a présent tres graves.

J'ai recu des arbres fruitiers provenant des provinces de Mendoza et San Juan ou les galles étaient assez developpées.

Au mois de juin 1913, J'ai examiné quelques péchers atteints de cette maladie et qwon »apporta du « Vinedo Franklin» (Escobar, prov. de Buenos Aires).

On ra dernierement envoyé de Paraná (prov. de Corrientes) des raci- nes de vigne qui portaient les galles caractéristiques de la «crown gall».

D'autre part, Pai eu Poccasion Vexaminer plus une fois, des rosiers présentant des hypertrophies plus grandes que le poing. (Dans des jardins des environs de la ville de Buénos- Ayres.)

(1) C. SPEGAZZINI, Hongos de la caña de azúcar in Rev. de la Fac. de Agr. y Vet., II, número 19, La Plata, 1896.

(2) J. BRETHES, Une nouvelle espece d' Ulidinae du Tucumán in Bull. Soc. Ent. de France, numéro 2, 1914.

(3) J. ALAZRAQUI, Nuevos accidentes patológicos en los viñedos de Mendoza, im La viticultura argentina, tome I, numéro 1 et 2, pages 16-26 et 136-143. 1910.

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QUELQUES NOTES SUR « LES PARASITES VÉGÉTAUX ETC. »

4. Stemonitis herbatica Peck.

Sur feuilles vivantes de Oucumis melo cultivé a La Plata en 1910. (Spegazzini, Myc. Arg., IV, 206.) 5. Oidium begoniae Putt.

Observé par Maublanc (1) sur Begonia sp. cultivée au sud du Brésil.

6. Oidium erysiphoides Fr. Sur Phaseolus vulgaris et Pisum sativum, au sud du Brésil. (Mau-

blane, loe. cit.)

7. Oidium leucoconium Dsm.

Cette forme de Sphaerotheca pannosa a été observée sur Rosa centi- folia dans Argentine et au sud du Brésil; au Chili sur Persica vul- garís. (Spegazzini, Fungi Arg. novi v. eritici, 1S4; Fungi aliquot pau- listami, 132; Fungi chilenses, 293; Fungi Ary., 168.)

S. Oidiwm Rochaei Putt. Sur Myreiaria jaboticaba, au sud du Brésil. (Maublance, loc. cit.)

9. Fumagines.

DPauteur cite dix especes différentes de plantes qwil a observée avec des Fumagines.

Jen ajoute ici deux autres, Nerium oleander et Citrus aurantium, que j/al maintes fois vues, en absence de cochenilles et pucerons, avec les feuilles totalement couvertes de noir.

10. Auversialdia ? palmicola Speg. Sur Coccus australis et O. yatay, au Paraguay. (Spegazzini, Fungi guaranitici, 114.)

11. Phyllachora mucosa Speg. Sur feuilles vivantes de Coccus australis, au Paraguay. (Spegaz- zini, Fungi guaranitici, 106.)

12. Phyllachora tipae Speg. Sur feuilles de Típuana speciosa a Salta (Rép. Arg.). (Spegazzini, Myc. Arg., IV, T12.)

13. Leptosphaeria sacchari Speg. Sur Saccharum officinarum, a Tucumán (Spegazzini, loc. cit.) et au sud du Brésil. (Maublane, loc. cit.)

(1) ANDRÉ MAUBLANC, Rapport sur les maladies obséervées au laboratoire de phy- topathologie du Musée national de Rio de Janeiro, in Bulletin mensuel de renseignements agricoles et des maladies des plantes, 1Y, numéro 6, pages 876-79. Rome, 1913.

8 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 14. Seolecopeltis tropicalis Speg.

Sur Pépicarpe et les feuilles vivantes de Citrus aurantium. (Spe- gazzini, Pungi Puiggariani, 369.)

15. Physalospora latitans Sace. Sur Eucalyptus rostrata, au Brésil. Cause des dégáts sur les feuil- les et les branches (1).

16. Didymella glumicola Spegz. Sur glumelles presque máres de Oryza sativa, a Sáo Paulo (Brésil). (Spegazzini, Fungi aliquot paulistami, 52.)

17. Sphaerella tabifica Prill. et Deler.

J'ai recu Pannée derniéere du Rio Negro (Rép. Arg.) une plante de Beta vulgaris, quí avait tous le caracteres extérieures de la maladie causée par ce champignon. Cependant je ne puis rien dire de certain, carjen?ai pu observer aucun mycelium, Vexemplaire étant arrivé tres sec et en mauvais état de conservation. En chambre humide rien ne s'est developpé.

18. Sphaerella caricae Manubl.

Sur Carica papaya tres fréquemment au sud du Brésil (Maublance, loc. cit.). D'apres son auteur ce serait la forme parfaite de Asperispo- ríum caricae (2).

19. Sphaerella coffeae Noak. Sur Coffea sp. cultivée au sud du Brésil. (Maublane, loc. cit.)

20. Sphaerella maculiformis (Pers.) Auersw. Sur chátaigners, au Brésil (3).

21. Sphaerella molleriana Thiim. Observée au Brésil par Averna Saecá sur feuilles d' Ducalyptus fici- folia (Boletim de agricultura, n” S, 1911).

22. Sphaerella theobromae Fab. Sur Theobroma cacao cultivé au Brésil. (Averna Saccá, loc. cit.)

23. Puecinia coronata Cda. Sur Avena sp. en Argentine et au Chili.

(1) R. AVERNA SACcÁ, O Fazendeiro, tome V, numéro 6, 1912.

(2) In Bull. trimest. de la Soc. Myc. de France, tome XXIX, fasc. 3%*, pages 353- DIO LOIS

(3) R. AVERNA SACccÁ, Uma molestia da amoreira, in Boletim de agricultura, n0 9-10, 1911.

QUELQUES NOTES SUR « LES PARASITES VÉGÉTAUX ETC. » 9

Spegazzini dit en Fungi chilenses, page 19: « Esta especie peculiar á varias especies de avena, en ciertos años húmedos suele propagarse temprano excesivamente, haciendo mermar bastante la cosecha.» (Spe- gazzini, Myc. Ary., IL, 98; et Fungi Ary. nov. v. erit., 431.)

24. Puecinia capsict.

Fút observée a Sáo Paulo (Brésil) pour la premiere fois en 1909, et en 1913 elle causait déja de sérieux dégáts dans plusieurs especes de Capsicum (1).

25. Puecinia yglumarum (Sehm.) Er. et Henn.

Sur Triticum sativum au sud du Brésil. (Maublane, loc. cif.) 26. Puecinia psidit Wint.

Sur Psidium guayava, au sud du Brésil. (Maublanc, loe. cit.) 27. Graphiola phoenicis (Mnten.) Poit.

Citée par Spegazzini sur Phoenix dactylifera a Buénos-Ayres, Men- doza et Tucumán. (Spegazzini, Fungi Arg., 58, et Fungi Ary. novt v. eritici, 406.)

28. Phragmidium mucronatum (Pers.) Fr.

Sur Rosa sp. (Spegazzini, Fungi patagonici, 17, et Fungi Ary., 25.) 29. Phragmidium tuberculatum Mill.

Sur Rosa sp., au sud du Brésil. (Maublanc, loc. cit.)

30. Uredo cambucae Henn.

Sur Eugenia edulis, au sud du Brésil. (Maublanc, loc. cit.) 31. Uredo gossypii Lagerh.

Sur Gossypium sp. cultivé au sad du Brésil. (Maublane, loc. cit.) 32. Uredo Rochaei Putt.

Sur Myreiaria jaboticaba, au sud du Brésil. (Maublane, loe. cif.) 33. Phyllosticta aurantiicola (B. et C.) Sacc.

Sur feuilles vivantes de Citrus aurantium au Paraguay. (Spegaz- zini, Fungi Puiggariant, 405.) 34. Phyllosticta libertiana Sacc. et March.

Sur Viola odorata au Paraguay. (Spegazzini, ib., 407.) 35. Phyllosticta coffeicola Speg.

Sur Coffea sp. eultivée dans la zone humide de la region littorale du sud du Brésil. (Maublanc, loc. cit.)

(1) R. AVERNA SaccÁ, O Fazendeiro, tome VI, numéro 7, 1913.

10 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 36. Phyllosticta capsict Speg.

Sur Capsicum sp. cultivé a La Plata. (Spegazzini, Fungi Arg. novi v. critici, 126.) 37. Phyllosticta mate Speg.

Cité par son auteur sur feuilles de [lex paraguariensis (1) cultivé a San Pedro (Misiones), et par Maublane sur la méme plante au sud- ouest du Brésil (loc. cit.).

38. Phyllosticta saechart Speg.

Sur Saecharum officinarum, a Tucumán et La Plata (Spegazzini, Hong. caña de azúcar, 27) et au sud du Brésil (Maublanc, loc. cit.). 39. Phyllosticta sycophila Thim.

Sur Ficus sp. enltivé au sud du Brésil. (Maublane, loc. cit.)

40. Phoma glumicola Speg.

Sur glumes de Oryza sativa á Sáo Paulo. (Spegazzini, Fungi ali-

quot paulistant, 104.)

41. Macrophoma malorum (Berk.) Berl. et Vogl. Sur fruits de Pirus malus, au sud du Brésil. (Maublane, loc. cit.)

42. Coniothyrium diplodiella (Speg.) Sace.

Sur feuilles de Vitis vinifera, au sud du Brésil. (Maublane, loc. cit.) 43. Septoria ampelina B. et C.

Sur Vitis vinifera, 1b. (Ib., 1b.) 44. Septoria medicaginis Rob. et Desm.

Sur feuilles vivantes de Medicago sativa, á la Pampa Central (Rép. Arg.). (Spegazzini, Myc. Arg., V, 974.) 45. Septoria oryzae Catt.

Sur Oryza sativa cultivée a Minas Geraes (Brésil) (2). 46. Gloeosporium citricolum Speg.

Sur feuilles vivantes de Citrus limonum, au Paraguay. (Spegazzini, Fungi Puyggariani, 443.) 47. Gloeosporium fructigenum Berk.

Sur Pirus malus, P. communis, Prunus trifolia et Cydonia vulgaris, au sud du Brésil. (Maublane, loc. cit.)

(1) C. SPEGAZZINI, Hongos de la Yerba Mate, in An. Mus. Hist. Nat. de Bue- nos Aires, serie MI, t. X, p. 134.

(2) L. GRANATO, 4s molestias e os parasitas do arroz, in Boletim de agricultura, na le

QUELQUES NOTES SUR « LES PARASITES VÉGÉTAUX ETC. » 11

48. (rloeosporíum lupinus Bondar. Observé par son auteur sur Lupinus albus a Sao Paulo (Brésil) en Ta. 1).

49. Gloeosporium mangae Noak. Sur fruits de Mangifera indica, au sud du Brésil. (Maublanc, loc. cit.)

50. GEloeosporium mangiferae Henn. Sur feuilles de Mangifera indica, au Brésil. (Maublanc, loc. cit.)

51. Gloeosporium musarum Cook et Mass. Sur Musa paradisiaca, ib. (Tb., 1b.)

52. Gloeosporium psidii Delacr. Sur Psidium guayarva, ib. (Ib., ib.)

53. Colletotrichum oligochaetum Cav.

Je ne suis pas Paccord avec M. Hauman-Merek au sujet du cham- pignon qui nuit les pasteques.

Selon lui c'est un discomycete du genre Monilia quí produit la ma ladie, tandis que moi je Pattribue au Colletotrichum oligochaetum.

Au commencement du mois de décembre 1913, je me rendis a Simoca (prov. de Tucumán) ou je vis les plantations de Citrullus vul- yaris atteintes d'une maladie.

Les fruits encore verts, présentaient des taches jaunátres quí en chambre humide se changeaient en brun olivátre.

J'avais cru d'abord qwil sagissait du Seolecotrichum melophthorum, mais j'ai bien vu ensuite que ce était pas ce champignon Vagent des dégáts. (Ce sont ces échantillons que je communiquai a M. H. Merck.)

Quelque temps apres je recus de nouveaux fruits márs de la méme plante et cest alors que je pus constater avec certitude la présence du OColletotrichum.

Quoique dans son travail, M. H. Merck dit les avoir vues, je Wai jamais observé, ni dans les premiers ni dans les seconds échantillons, les chaínes de spores qui caractérisent le genre Monilia.

Les conidies qw'on trouve assez abondamment, sont de grandeur rariable (18-24 y, = 4-7 y); elles ont des granulations de différente erandeur.

Du stroma naissent des poils rigides, bruns (163 y, = 6-7 1) carac-

(1) GreGORIO BONDAR, Tremoco branco e suas molestias, in Boletim de agricul- tura, 3? série, page 427. Sáo Paulo, 1912.

12 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

téristiques du genre Colletotrichum. Deux eloisons a la partie infé- rieure les divisent en trois cellules; deux subégales et la supérieure généralement aussi longue que les deux autres réunies. Dans certai- nes taches on les trouve en abondance, dans VPautres ¡ls sont absents.

Dans la figure 2 on peut voir ces poils et les conidies que Jai

Fig. 1. Colletotrichum oligochaetum Cav. Vue supérieure du stroma avec les poils

renversés par la pression du couvre-objet. (Gross. 162 Diam.) Original

dessinés a la chambre claire (oculaire 3 et objectif D de Zeiss; Gross. 325 Diam.). 4. Colletotrichum ampelinum Cav. , Sur Vitis vinifera, au sud du Brésil. (Maublane, loc. cit.) 55. Colletotrichum coffeanum Noak (1). Sur Coffea sp., 1b. (Lb., 1d.)

(1) Découvert au Brésil et décrit en 1901 in Zeistschrift fúr Pflanzen Kran- heiten, XI, Heft 4 et 5.

QUELQUES NOTES SUR « LES PARASITES VÉGÉTAUX ETC. » 13 56. Colletotrichum falcatum Went. Sur Saccharum officinarum, ib. (Ib., 1b.) 57. Colletotrichum gloeosporeoides Penz. Sur Citrus sp., ib. (Ib., 1b.) 58. Colletotrichum gossypii South. Sur Gossypium sp. cultivé a Piracicaba (Brésil) (1).

59. Septogloeum arachidis Racib. Dans les premiers jours du mois de mars de Pannée en cours, on

Fig. 2. Colletotrichum oligochaetum Cav. Poils et conidies. (Gross. 325 Diam.) Original

m'a envoyé de Bella Vista (prov. de Corrientes) quelques plantes VA rachis hypogaea ou. j'ai trouvé ce champignon.

Tant sur les tiges, que sur les feuilles on y observait les taches noires avec les bords jaunátres. 60. Monochaetia ampelophila Speg.

Sur sarments vivants de Vitis vinifera, a la province de Santiago del Estero (Rép. Arg.) en 1909. (Spegazzini, Myc. Arg., V, 1027.) 61. Pestalozzia sp.

A la fin aoút de cette année j'ai recu des feuilles d' Eucalyptus sp. atteintes par un champignon du genre Pestalozzia, dont Vespece reste encore a déterminer.

(1) G. Vert, Parasitas do algodoeiro, in Boletim de agricultura, n% 4, 1905.

14 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Les feuilles jaunissent et ne tardent pas a tomber, ce qui est dú, parait-il a la présence du champignon.

Les conidies fusiformes (56-60 y = 16-20 y) sont généralement tétraseptées (il y en a tri et pentaseptées); les deux cellules extrémes hyalines, les intérieurs colorées.

Cellule apicale avec quatre, cinq ou six cils hyalins (24-34 y long); cellule inférieure avec un pédoncule court incolore (12-, long.).

62. Pestalozzia paraguariensis Maubl.

Observée par son auteur sur flex paraguariensis cultivé au sud- ouest du Brésil. (Maublanc, loc. cit.) 63. Pestalozzia psidii Patt.

Sur Psidium guayarva, cultivé au sud du Brésil. (Maublance, loc. cit.) 64. Pestalozzia uvicola Spegz.

Maublane (loc. cit.) la signale sur V. vimifera au sud du Brésil.

65. Verticillium solani (Hart.) Sacc.

J'ai trouvé cette mucédinée sur des tubercules de Solanum tubero- sum, atteints par Fusarium oxisporum. Cela vient a confirmer ici le fait observé en France par Delacroix (1).

66. Piricularia oryzae Cav.

Sur Oryza sativa cultivée au sud du Brésil. (Maublanc, loc. cit. et L. Granato, 1. c.)

67. Thielaviopsis paradoxa (de Seynes) v. Hóhn.

Sur Saccharum officinarum cultivé au sud du Brésil. (Maublanc, loc. cit.) 6s. Hadotrichum ? populi Sacc.

Sur Populus nigra, cultivé au Chili. (Spegazzini, Fungi chilenses, 303.)

69. Oladosportum carpophitum Phim. Sur Prunus persica, au sud du Brésil. (Maublane, loc. cit.)

70. Heterosporium echinulatum (Berk.) Cooke. Sur Dianthus sp., au sud du Brésil. (Maublane, loc. cit.)

11. Macrosporium carotae Ell. et Lanel (2). Sur Daueus carota, au sud du Brésil. (Maublane, loc. cit.)

(1) G. DELACROLX, Sur une altération des tubercules de pomme de terre dans la re- gion avoisinant Paris pendant le mois de septembre 1903, in Anm. de l'Institut Na- tional Agronomique, 2Me série, tome III, fase. 1%, 1904.

(2) Au cours de limpréssion de ces notes, Mr. Vitoria, du laboratoire de patho-

QUELQUES NOTES SUR « LES PARASITES VÉGÉTAUX ETC. » 15 72. Cercospora api Berk. et Cooke. Observée par Maublane sur Apium graveolens au sud du Brésil. (ib. ib. 1b.)

73. Cercospora coffeicola Berk. et Cooke.

Observée par Maublane sur Coffea sp. a Sáo Paulo (Brésil). (Mau- blane, loc. cit.) Fút signalée déja en 1902 par G. V'Utra (in Boletim de Agricultura, n” 1, 1902).

714. Cercospora gossypina Cooke. Sur feuilles de Gossypium sp., au sud du Brésil. (Maublanc, loc. cit.)

715. Cercospora nicotianae Ell. et Ev. Sur feuilles de Nicotiana tabacum, au sud du Brésil. (Maublanc, loc. cit.)

76. Oercosporella gossypii Speg.

Vette espece observée par son auteur au Paraguay est probable- ment identique a CUercospora gossypina Cooke. (Spegazzini, Fungi Guaranitici, 389).

717. Stilbum flavidum Cooke.

Observé sur Coffea sp. cultivé dans la zone humide de la region

littorale du sud du Brésil. (Maublanc, 1b.) 78. Fusarium dianthi Prill. et Delacr. J”ai remarqué la maladie des ceillets d'Antibes au mois de mars

de Pannée en cours, sur Dianthus sp. cultivé par le floriculteur M. Chauvin.

79. Asperisporium caricae (Speg.) Maub. (= Cercospora caricae Speg.) Trouvé pres de Rio de Janeiro sur Carica papaya (1).

Ecoulement muqueux des peupliers d'Italie (page 167) (2). "ai constaté pour la premiere fois cet écoulement dans la propriété de M. Belloc a Barca Grande (Delta du Paraná).

Une partie des échantillons rapportés furent envoyés au labora-

logie végétale du Ministere de 1"Agriculture, me fait savoir qu'il vient de trou- yer un autre Macrosporium (M. gossypúi) sar des capsules de (Gossypium sp. cul- tivé a Corrientes (Rép. Arg.).

(1) A. MAUBLANC, Uma molestia do mamoeiro, in Boletim do Ministerio da Agri- cultura, Industria e Commercio, TI, n* 1, 1913.

Voir aussi, Bull. trimestriel de la Société Mycologique:de France, tome XXIX,

fase. 9 me gil:

(2) Les pages renvoient au travail de M. H. Merck.

16 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

toire de microbiologie du Ministere de PA griculture quí y trouva un Mierococcus. Je remis les échantillons restants a M. H. Merck qui isola un bacille.

Le liquide quí suinte quand on perce les ampoules de Pécorce est incolore; il devient rougeátre quelque temps apres étre resté en con- tact de Pair.

11 faut remarquer que les peupliers atteints, considérés du point de vue industriel, étaient de vieux arbres (12 a 15 ans) plantés dans de tres mauvaises conditions, sur un terrain bas et exposé aux marées continuelles. Ces inconvénients les avaient empéchés d'acquérir le diamétre correspondant a cet áge (le plus gros ne dépassait pas dix centimetres). Hs étaient, en outre, trop pres les uns des autres (1 m. a 1,50 m. tout au plus) et oceupaient une aire d'une hectare a peu pres.

Jai conseillé de faire enlever un certain nombre de plantes pour permettre aux autres de recevoir plus (air et de lumiere. A ce que wa dit M. Belloc, cela lui a parfaitement réussi. L'écoulement ma pas été remarqué dans les peupliers plantés au long des rivieres du Delta. Il ne faut done pas le considérer comme une cause de préju- dice, car les plantes qui se trouvent dans de bonnes conditions de terrain, lumiére, aération, ne présentent ni boursouflures, ni écoule-

ments d'aucune sorte.

Cercospora personata (B. et C.) Ell. et Ervceh. (page 206). M. Hauman dit que ce champignon ra pas été observé en Argentine.

Cette affirmation n'est pas exacte; on la signalé pour Corrientes en 1906 (1).

Fusarium oxisporum Schlect. (= Fusarium solani) (page 207). Au cours de Pannée 1912 nous répétámes au laboratoire de M. Hauman les éssais Vinfection que firent en France M. Delacroix et Maublane. Dans aucun cas nous ne píúmes obtenir infection de pom- mes de terre saines, ni en les encemencant avec une culture pure, ni, préalablement contusionnées, en les mettant en contact des tubereu- les malades, soit a Vétuve, soit a Pair libre.

La cutinisation des tissuas de pommes de terre que l'on coupe et qwon laisse en contact de Pair se fait tres rapidement, tandis que le développement du Fusarium est tres lent.

Il faut quelques jours pour que les fructifications du champignon

(1) R. CAMPOLIETI, La agricultura en la provincia de Corrientes, page 82, 1906.

QUELQUES NOTES SUR « LES PARASITES VÉGÉTAUX ETC ». al

apparaissent, méme en placant les tubercules dans une chambre humi- de, á une température de 357 Celsius.

D'infection que nous avons obtenue et qui a toujours réussie, est celle faite sur des rondelles de pommes de terre immergées d'avance dans une solution de ClNa a 10 pour cent.

A cause de la plasmolyse les tissus ne se suberisent pas et le cham- pignon se développe sans que rien ne le géne.

Au mois de novembre 1913 je recus du sud de Santa Fe, plusieurs plantes de Solanum tuberosum quí présentaient des taches brunes sur les tiges et les feuilles.

Tres pres du collet, on voyait des efflorescences blanches qui n'é- taient autres que les conidies du F. oxisporum.

Associé a ce champignon, j'ai trouvé, en grande abondance, une bacterie (Bacillus caulivorus ?).

Sur les taches des feuilles je dai pu noter aucun myeelium.

Spegazzini dit (Fungi Arg., 358) Vavoir trouvé «in epicarpio putri Oucurbitae peponis ».

Rhizoctonia violacea Tul. (page 208). Je profite de Poccasion pour donner mon opinion sur ce parasite, opinion quí est tout a falt VPaccord avec celle de M. Hauman-Merck.

Jamais dans les nombreux échantillons de luzerne observés je Nai pu trouver le Rhizoctonia.

Les dommazes attribués au champignon avaient, souvent, leur origine, ou dans des parasites tres différents au susdit, ou bien a des causes (un autre ordre.

Je puis citer deux cas frappants: Dans le premier le préjudice était aux chenilles quí s'y étaient établies et dans le second au terrain tres argileux et a la tosca qui se trouvait a cinquante centi- metres de profondeur.

Lichens (page 209). Il y a eu un mal entendu au sujet de Phóte du Pyrénolichen que j'ai montré a M. Hauman.

C'est sur les feuilles d'oranger quwil vit et non pas sur celles de citronnier; je ne Pai jamais trouvé sur cette plante.

Coryneum beyerinckii Oud. (pages 203 et 224 Bibliographie). M. Spegazzini a publié dans la Gaceta Rural de Buénos Ayres, 1911, le méme article paru dans la Revista Zootéenica, 11, numéro 7, 1910.

Le Coryneum beyerinekii wa done pas été, que je sache, signalé pour Montévideo.

CARLOS LIZER.

AN. SOC. CIENT. ARG. T. LXXVIIT 2

SOBRE BLASTOFTORIA

Con mucho gusto he aceptado la invitación de esta docta sociedad para dar una conferencia sobre un tema relacionado con una materia especial, la embriología. Me he propuesto hablar á ustedes, sobre un tema, á mi saber, poco tratado, la blastoftoria. ¿Qué significa esa pala- bra extraña y conocida probablemente por muy pocas personas, aun de las ilustradas? Esta palabra ha sido creada por el ilustre psiquiatra suizo A. Forel y significa las consecuencias deletéreas de todas las in- tluencias anómalas y alterantes que puedan intluír sobre el protoplas- ma de las células á las cuales debemos nuestro origen, es decir, las células germinativas. Haciendo abstracción de la definición científica, diré con palabras sencillas que se trata de las alteraciones morbosas de nuestros gérmenes, que hacen desaparecer de la vida individuos, familias y razas.

Entramos en el terreno de las cosas más enigmáticas, más difíciles, que desde que en la tierra existe el pensamiento han ocupado los espíritus de todos los que no han podido encontrar su satisfacción en una vida puramente vegetativa.

Las grandes preguntas: de dónde venimos, dónde vamos, qué somos, por qué vivimos, surgen cuando se habla de tales temas. Es necesa- rio recordar que la delgada capa de agua y de tierra que cubre nues- tro planeta, cuna y cementerio al mismo tiempo, crea desde hace eternidades una infinidad de seres, que bien pronto tienen que desapa- recer para que se formen nuevos de sus cenizas. Recordemos que desde principios muy alejados, muy sencillos aún incomprendibles, la vida orgánica se ha desarrollado hasta por fin crear el hombre, que,

SOBRE BLASTOFTORIA 19

orgulloso, dice que, en su mente, la naturaleza llega al conocimiento de misma. Pero (3 guano» yever zon de qa: ¿vag la estirpe del hombre es como la de las hojas, que se mueren en el invierno, y que la primavera crea de nuevo. Morimos y renacemos, dice el poeta griego. Así es en la evolución normal. Pero morimos y no renacemos en nues- tros hijos cuando, por causas aún desconocidas, enfermedades, ete., nuestros gérmenes no son más capaces de renovar nuestro sér.

En mi conferencia de hoy voy á tratar de la renovación de nuestro sér; en la siguiente hablaré de los fenómenos de decadencia que con- ducen á la muerte y á la desaparición. Hoy tentaré de dar una idea sobre el origen individual del hombre cuando todo evolucionaba nor- malmente, es decir, cuando el fruto, terminado su desarrollo, repite el tipo de su generador. El resultado de esta conferencia debe ser una sencilla interpretación de los fenómenos mediante los cuales escapa- mos continuamente á la muerte y la acentuación de una idea según la cual la vida individual es algo diferente de las concepciones gene- ales que sobre ella se tiene.

¿ Por qué debemos renovarnos ? ¿ Por qué debemos morir ? ¿ Por qué todos los vegetales y todos los animales deben morir? ¿ Porqué no hay seres inmortales ? Se debe morir por haber alcanzado un cierto grado de desarrollo. La adquisición de una vida individual compleja viene á ser pagada con la muerte; sin embargo hay una clase de seres sen- cillos que son inmortales ó tienen, mejor dicho, una inmortalidad facultativa. Un mierobio se divide, á consecuencia de cuyo fenómeno resultan dos. Esos dos se vuelven á dividir, y existen cuatro seres vivos ; siguen diviéndose éstos, y se encuentran ocho, etc. No hay cadáver y no puede por lo tanto hablarse de la muerte de los indivi- duos, sino cuando entran fuerzas extrañas, cuando, por ejemplo. la nutrición no alcanza más, cuando los rayos solares ejercen su acción destructora ó cuando el hombre, con sus soluciones desinfec- antes viene á darles muerte. Á medida que los organismos se compli- “an y que los procesos vitales no están ligados á una sola sino á un conjunto de células, la cuestión cambia de aspecto. En los seres plu- ricelulares hay conjuntos de elementos con funciones determinadas: Órganos.

Uno de estos órganos tiene por función llevar los organismos adon- de existe la mejor nutrición, la mejor luz; otros órganos tienen que tomar su nutrición, otros tienen que prepararla, otros que eli- minarla, otros tienen que dar noticias á las partes internas de los fenómenos ocurridos en el mundo exterior. Ya no es posible que <on-

20 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

juntos de órganos tan complicados puedan dividirse sencillamente en dos partes conservando y multiplicándose de esa manera.

Tales organismos han confiado á un conjunto de células células sexuales —la obligación de renovar su vida. Las células dotadas de esa obligación vienen á ser eliminadas y llegan, gracias á su movi- lidad propia, á ponerse en contacto con una célula idéntica de un otro organismo de la misma especie. En esas dos células se despierta el poder admirable de volver á edificar un organismo, parecido en todos sus detalles á los organismos de los cuales provienen.

¿Qué es lo que sucede con los organismos que han dado tales cé- lulas ? Suecumbir á las leyes de la consumación. En un momento dado no son más capaces de asimilar material del mundo exterior y prepa- rarlo: se disuelven en sus átomos, mueren.

La muerte hizo su aparición en el mundo cuando de los seres unice- lulares se originaron Jos seres pluricelulares.

Probablemente al principio las dos células que se buscaban eran de idéntica constitución y caracteres. Esas células eran movibles en el agua y tenían almacenada cierta cantidad de substancias nutriti- vas. las cuales entraron, después de ciertas metamorfosis, en el con- junto de las primeras células originadas por la unión de esas dos cé- lulas madres.

En un período más avanzado de desarrollo parece que el depósito de subsistencias aumentaba en las unas y disminuía en las otras. De esa manera se originaron células más movibles y otras menos movibles.

Las células activas ó espermatozoides tenían el papel de buscar á las inmovibles ó casi inmovibles, las células ováricas.

Probablemente los individuos de cada especie fabricaban las dos clases de células destinadas á unirse con células correspondientes de otro individuo. Este estado se puede encontrar en animales inferio- res, en los cuales cada individuo es masculino y femenino al mismo tiempo; estado que es conocido bajo el nombre de hermafrodismo, el cual se observa únicamente, por excepción, en animales supe- riores.

En una época más adelantada del desarrollo de los organismos cada uno de ellos fabricaba una sola clase de esos elementos, originándose así los individuos femeninos y masculinos.

En el comienzo, las células masculinas y femeninas fueron vertidas al agua donde las primeras buscaron álas segundas, como aún actual- mente se puede observar en animales que han permanecido en estados inferiores, como en los anfibios y en muchos pescados.

SOBRE BLASTOFTORIA 21

La unión de las células en el agua, la fecundación, daba como resul- tado que una gran cantidad de elementos debía desaparecer y sólo un limitado número debía formar nuevos seres.

Por eso, muchos organismos tienen el lugar de la fecundación en el interior del organismo femenino y por eso los organismos femeni- nos pudieron dar abasto con un número mucho más exiguo de células ováricas. Mientras que, por ejemplo, en muchos pescados cada depo- sición de huevos cuenta hasta un millón, de los cuales sólo un limi- tado número se desarrollan, de modo que el número de los individuos de la especie queda más ó menos el mismo, en la mujer se desarro- llan, durante toda su vida, sólo 200 huevitos capaces de ser tecunda- dos. Bien cierto es que la mujer nace con un número grande de hue- vos, 20.000 para los dos ovarios, que puede ser considerado como una reminiscencia de tiempos remotos, cuando nuestros antepasados fabricaron un número enorme de huevos; pero, desde su primera juventud gran número de huevos ováricos están destinados á des- aparecer.

El número de células masculinas formadas durante todo el período de la vida sexual es enorme. Á cada célula ovárica fecundada corres- ponden 850 millones de espermatozoides; durante la vida individual el organismo masculino fabrica 340 billones de espermatozoides.

No puedo, en una hora, explicar los fenómenos curiosos que acom- pañan la formación delos espermatozoides y huevitos ; tengo que limi- tarme á mostrarles imágenes de huevitos y espermatozoides ya des- arrollados y describir brevemente los fenómenos que se observan durante su unión.

El huevito es, como los millones de células que forman el cuerpo, una célula en la cual encontraremos todos los componentes que hay en las demás células. El espermatozoide es, por el contrario, una célula fuertemente modificada, adaptada á la locomoción, y cuya constitu- ción entenderemos mejor cuando estudiemos la estructura de l: ovicélula.

De los fenómenos de la fecundación no puedo mostrar imágenes que correspondan al hombre, pues hasta hoy, tanto este fenómeno como el de su primer desarrollo embrionario, no han podido ser obser- vados.

Los estudios sobre los fenómenos de la fecundación han sido he- chos sobre productos sexuales de seres inferiores. Solamente en los últimos años, gracias á los sacrificios de un sabio alemán, hemos obte- nido de los mamíferos un material tan vasto, que poseemos una suce-

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sión casi ininterrumpida de los fenómenos que se verifican en el interior del huevo, desde el momento de la penetración del esper- matozoide hasta el momento en el cual la célula fecundada se divide en dos. Esos largos y pacientes estudios han sido hechos en la laucha blanca.

Aproximadamente esos procesos se verifican de una manera pare- cida á la ya conocida en animales inferiores; por ejemplo, en el erizo de mar. La conclusión de que en la especie humana tales fenómenos se verifican de manera semejante, es por lo tanto bien fundada.

Después de haber relatado el curso de la fecundación, voy á mos- trar en una serie de imágenes (preparaciones personales) los fenómenos de la llamada segmentación.

La segmentación es la consecuencia de divisiones celulares, cuyo resultado es la formación de un gran número de células de casi igual tamaño, que cireunseriben una cavidad esférica.

Cualquier organismo animal pluricelular, sin distinción de sus for- mas definitivas, forma su cuerpo de láminas. ó sea membranas, que tienen su origen en la segmentación de la ovicélula fecundada.

Tres son estas láminas, las cuales están superpuestas y se llaman, de afuera hacia dentro. citodermo, mesodermo y entodermo. No me será posible, sin embargo, hablar del origen de estas láminas ; me limi- taré á decir que la superior de ellas formará el encéfalo, los órganos de los sentidos y parte de la piel ; que la lámina inferior formará el intestino y las glándulas que elaboran los jugos nutritivos; mientras que la lámina media dará origen á los músculos, huesos, sistema san- guíneo, riñones y órganos sexuales internos.

No podré dar detalles sobre los esbozos y desarrollo de esos órga- nos, tengo que limitarme á dar imágenes de los embriones huma- nos observados en su conjunto, empezando con los más jóvenes co- nocidos. Nombraré los órganos más importantes y daré algunas explicaciones sobre su significación. Será esto menester hablando de vérmenes que aún no tienen parecido con el hombre en su desarrollo completo. Solamente hacia el fin del segundo mes la conformación del embrión es tal que ya se reconoce en él las formas definitivas.

Durante los estados iniciales del desarrollo el embrión humano es tan parecido al de los demás vertebrados, que únicamente el espe- cialista es capaz de diagnosticarlo como germen humano.

Desearía entretenerme un momento en esa gran semejanza existen- te entre los embriones de animales muy desemejantes, para hacerles

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conocer uno de los hallazgos más importantes de la embriología, la llamada ley biogénetica fundamental.

Esa ley dice que la ontogenia, es decir, el desarrollo individual ó sea, la evolución que recorre el organismo animal desde la célula ovárica hasta formar su estructura definitiva, es la breve repetición de todas aquellas formas orgánicas que los progenitores de su especie han recorrido desde los tiempos más antiguos de la creación orgáni- 'a hasta el presente.

No hay que entender esta ley de tal manera que un mamífero, en el caso presente el hombre, sea un infusorio, después un gusano, después un pescado, después un anfibio, un reptil, ete., sino en el sen- tido de que el embrión llega, durante su desarrollo, empezando con la forma unicelular, á un estado durante el cual presenta ciertos deta- lles característicos de los gusanos, después caracteres que pertenecen á los pescados, en fin, tales, que se encuentran solamente en mamíife- ros inferiores.

Veremos al hombre en un estado durante el cual tiene branquias como un pescado, en otro período en el cual no tiene extremidades como un gusano, en otro en el que tiene el cerebro como un mamífero inferior, y otro en el que tiene una cola como los monos caudales.

En un último de mis dispositivos voy á mostrar un esquema, el cual ilustra la relación entre los individuos y las células sexuales, el mismo esquema con el cual empezaré mi próxima conferencia, y cuya transcendencia me parece grande, y sobre cuya interpretación diré unas cuantas palabras, terminada la demostración.

Empezaremos ahora con el estudio de la célula ovárica.

Voy á permitirme decir algunas palabras más sobre el último esque- ma que he presentado.

Según el concepto que ilustra, concepto, según mi opinión, perfec- tamente demostrado, no es, como he dicho, el individuo el que fabrica el plasma germinativo; antes bien, por el contrario, es el plasma ger- minativo quien fabrica al individuo.

El plasma germinativo inconsciente é ininteligente, según nuestra interpretación, sigue viviendo eternamente, cuando no viene á ser destruído de una manera forzada, como ha vivido desde tiempos inmemoriales.

Los individuos son entonces el alma del plasma germinativo, que aumentan en cantidad, transfieriéndolo en línea ininterrumpida de generación en generación.

Esta línea ha sido llamada vía germinativa.

24 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Es de una importancia enorme para la especie el conservar su plas- ma germinativo inalterado.

Un plasma germinativo sano es únicamente transmitible por indi- viduos sanos. Alteraciones morbosas del individuo alteran hasta ani- quilar al plasma germinativo.

Sobre las enfermedades, los factores que alteran el plasma germi- nativo, sobre las consecuencias de esas alteraciones en los indivi- duos á nacer, como malformaciones, diminución de la fecundidad, desaparición de familias, pueblos y razas, hablaré en la próxima con- ferencia.

En mi anterior conferencia he tratado de explicar á qué es debido que los hijos se parecen á sus genitores, 4 qué es debido que las par- ticularidades de las especies raras y familiares vienen á ser conser- adas. Hemos entendido que una parte constituyente de los núcleos célulares, que se unen en el acto de la fecundación, la llamada ero- matina, era la portadora de los caracteres hereditarios.

Sabemos que se trata de partículas bien visibles, las guales pro- porcionan los caracteres hereditarios y hemos designado á las partí- culas bajo el nombre de plasma germinativo. El plasma germinativo pasa en línea ininterrumpida de generación á generación ; noO es, como se ha dicho, el individuo que fabrica el plasma germinativo, antes bien, por el contrario, es el plasma germinativo quien fabrica los indi- viduos.

Sobre los factores que alteran el plasma germinativo y sobre las consecuencias deletéreas de las alteraciones patológicas hablaré en la conferencia de hoy.

Será menester orientarnos brevemente sobre el hecho de que el plas- ma germinativo puede ser influenciado por el cuerpo en cuyo inte- rior reposa; esto me parece necesario, pues aún está arraigada la idea de que el plasma germinativo tiene una resistencia del todo in- dependiente del cuerpo.

Se suponía que él se comportaba como un parásito frente al hués- ped en que habita. Viviendo el huésped, vive el parásito; muriendo el huésped, también muere el parásito. Por lo demás, puede compor- tarse el parásito de acuerdo con sus caracteres especiales y alteracio- nes ; el huésped, siempre bajo la influencia del medio exterior, no alte- ra para nada la vida del parásito.

Pensando de esa manera sobre el cuerpo y el plasma germinativo, se creía que el primero no era capaz de modificar las propiedades he- reditarias del segundo.

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Se ha creído que era imposible que facultades adquiridas por el cuerpo, bajo la influencia del mundo externo, pudieran pasar á los des- cendientes, de tal modo, que ellos ofrecieran los mismos cambios que heredaran sus genitores, sin que sobre ellos hubiera tenido influencia el exterior. Se sabía muy bien que algunas influencias del mundo exterior que atacan directamente al plasma germinativo, por ejemplo venenos, que vienen á ser incorporados por vía sanguínea, lo podían alterar en tal sentido y que idénticas modificaciones pudieran obser- 'arse en padres é hijos. Sabíase, desde hace mucho, que el alcohol llega por la vía sanguínea á las glándulas germinativas, las altera, y que sus productos alterados generan, á causa de la lesión del plasma germinativo, una descendencia patológica.

Pero solamente comprobaciones modernas han llegado á demostrar que el plasma germinativo viene á ser influenciado de una manera muy diferente por las alteraciones del cuerpo. El número de investi- gaciones que parecen comprobar las relaciones entre el plasma ger- minativo y el cuerpo, son numerosas ; me contentaré con describir una sola. El investigador Suterie criaba dos razas de pollos, de los cuales la una era nítidamente blanca y la otra francamente negra. Una re- producción en varias generaciones por separado lo convenció de que ambas crías eran constantes y puras. Tomo una gallina joven en- tre las negras, le sacó el ovario y le implantó el ovario de una gallina blanca. Cuando esa gallina negra con el ovario de una gallina blanca llegó á su estado de madurez, la hizo fecundar por un gallo blanco. Se unieron entonces los espermatozoides del gallo, el cual, como es sabido, transmitía el color blanco, con células ováricas, las cuales, también hasta ahora, habían transmitido el mismo color blanco. Origináronse sin embargo pollitos blancos con manchas negras. Hay que suponer que el ovario de la gallina blanca, durante su desarrollo en la gallina negra, ha sido influenciado en cierto sentido por los caracteres negros de esa gallina. De idéntica manera un gallo negro produjo con una gallina blanca, á la cual se había implantado un ovario de una galli- na negra, pollos blancos con manchas negras. En esé caso, creyendo en la independencia del plasma germinativo del cuerpo, hubiéramos debido esperar que se originarían pollos negros. Numerosas otras experiencias demuestran que el plasma germinativo se encuentra en cierta relación con el cuerpo. Sobre el mecanismo de esa influencia nada se sabe, y tampoco se sabe hasta qué grado llega esta influencia. Cierto es, sin embargo, que existe un número determinado de altera- ciones del cuerpo que no tienen influencia sobre el plasma germinati-

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vo ; así es cierto, por ejemplo, que heridas sincrónicas del cuerpo no influyen los gérmenes, no siendo por eso transmitidas por herencia. Weissmam cortó por numerosas generaciones la cola á sus lauchas blancas, pero al cabo de varias generaciones no ha podido constatar una alteración de la longitud de ellas. Tampoco la circuncisión de los judíos, practicada desde hace milenios, ha producido alteraciones del cuerpo transmisibles por herencia. Bien claro es que los factores que alteran el plasma germinativo á través del cuerpo, en el cual reposa, tienen que ser favorables, indiferentes ó desfavorables. De influencia favorable hablamos, cuando la especie es objeto de una evolución pro- eresiva. En ese caso el plasma germinativo genera individuos, los cua- les de generación en generación son más complicados. Una influencia en tal sentido favorable existió cuando el hombre de antepasados in- feriores se desarrollaba hasta el grado alcanzado actualmente. Sería imposible precisar en qué consiste tal influencia bienhechora. En primer lugar, supondremos que una proporción determinada entre haz, calor y humedad del aire, cantidad de habitación y alimento, facilidad ó dificultad de aleanzarlas, constitución del suelo, han sido de importancia. ¿ Cuál es la causa íntima de ese desarrollo de nues- tra especie hacia esa perfección ? Lo ignoramos y tampoco estamos autorizados á decir si esa causa perdura todavía. De una influencia indiferente sobre el plasma germinativo será menester hablar cuando un estado adquirido viene á ser conservado, cuando por nuestra ob- servación, la cual naturalmente puede referirse únicamente á lapsos de tiempo relativamente cortos, no se verifican ni ascensos, ni des- censos, cuando la especie, con todas sus propiedades, viene á ser perpetuada con un número más ó menos igual de individuos.

Desfavorable llamaremos á todas aquellas influencias que producen una diminución de sus cualidades y preparan su desaparición. De los muchos factores desfavorables para el plasma germinativo ye conocemos con cierta intimidad un número determinado; no cono- ciendo sin embargo el mecanismo que opera á través del cuerpo sobre el plasma germinativo, las consecuencias morbosas pueden ser estudiadas en una serie de fenómenos.

Las consecuencias relativas á influencias anómalas y alterantes so- bre el plasma germinativo que hemos llamado blastoftoria, aparecen bajo la forma de malformaciones, enfermedades, predisposición para enfermedades, deficiencias corpóreas, intelectuales y morales, fecundi- dad disminuída, factores todos que durante cierto tiempo son fermen- tos, y que contribuyen por último á la desaparición de la especie.

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Uno de los factores importantes para la alteración del plasma germi- nativo es su transmisión á través de una serie de organismos ya anorma- les. No conocemos el primer momento alterante que ha producido, por ejemplo, la formación de familias en las cuales las mujeres sufren de una diminución del número de elementos de la glándula mamaria. Á pesar de eso estamos autorizados para decir que el plasma germinativo pro- veniente de esa mujer tiene la tendencia de generar otros individuos femeninos con glándulas mamarias deficientes.

En tales casos hablamos de una inferioridad del plasma germinati- vo transmitido por herencia. Gran número de predisposiciones mor- bosas tienen sus causas en tal inferioridad legada por herencia. De tal manera son transmisibles, por herencia, el labio leporino, la mo- nodactilia, es decir, el hecho de que la mano no tenga más que un dedo, la polidactilia, es decir, aumento del número de los dedos, la mano en forma de garra, ete.

Perpetúanse por herencia las alteraciones de los órganos genitales, el enanismo, el gigantismo, la catarata congénita, ó sea, la intranspa- rencia del cristalino ocular, la miopía, el daltonismo, es decir, una falta de desarrollo de los centros nerviosos del ojo, en consecuencia de cuya lesión confúndense ciertos colores; la sordomudez, la retro- versión de órganos, ete.

Es también transmitida por herencia la ietiosis, enfermedad de la piel en la cual se forman escamas en toda su superficie, la psoriasis, el noevus pigmentoso, la microcefalia, la hemofilia, enfermedad de la sangre, en la cual ésta ha perdido su coagubilidad y una herida de escasa importancia puede conducirá la muerte por hemorragia, la diabetes insípida, enfermedad en la cual los enfermos toman canti- dades enormes de líquido, la diabetes azucarada, la obesidad, la arte- rioesclerosis, ó sea una alteración de los vasos sanguíneos, la carie dentaria, enfermedades nerviosas y muchas otras.

En todos esos casos la causa de la blostoftoria es la proveniencia del plasma germinativo de un individuo patológico y la consecuencia la generación de nuevos individuos patológicos. El individuo sano, con plasma germinativo sano, que desee una descendencia sana, nun- ca debería mezclar su plasma germinativo con uno que proviene de familias enfermas. En muchos casos fácil será protegerse por ayu- darnos la naturaleza, inspirándonos horror un cónyuge que su- fra de una anomalía como el gigantismo ó el labio leporino. Pero hay muchos casos en los cuales solamente los conocimientos pueden

protegernos de las causas perjudiciales. Existen, por ejemplo. mujeres

28 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

provenientes de familias hemofílicas, las que, hermosas y seductoras, parecen perfectamente sanas, pero sus hijos, engendrados con un hom- bre sano, podrán ser hemofílicos.

Otros factores que producen la blastoftoria son la temprana edad de uno de los cónyuges ó la avanzada edad del mismo, su estado de nutrición deficiente ó exagerado, el cansancio físico y moral pro- longado, y la llamada incongruencia de los gérmenes. Lo que es en realidad esa incongruencia no lo sabemos; hablamos de ella cuan- do vemos que razas muy alejadas forman productos malos. Es ya bas- tante conocido que los representantes de razas que son muy hetero- séneas, por ejemplo, chinos y europeos, esquimales y negros africanos, engendran híbridos, que no tienen los caracteres de ninguno de sus padres, presentando las apariencias de un tipo inferior. También en caso de consanguinidad hablamos de incongruencia de los gérme- nes, cuando el producto no alcanza la altura de sus padres. En lo que se refiere á la consanguinidad se cree hoy que produce, cuando ella se verifica entre individuos sanos, rápidamente un refinamiento de la ra- za y un aumento de la potencialidad desus buenas cualidades ; es así, por ejemplo, que el gran desarrollo mental de los griegos antiguos pa- rece ser debido al hecho de que hermanos y hermanas contraían matri- monio, y por lo tanto la consanguinidad era un hecho beneficioso. No siendo completamente sanos ambos cónyuges, se verifica una suma- ción de las cualidades malas en la descendencia, cuya inferioridad concluye por desaparecer por esterilidad de la raza.

Un papel importante en la blastoftoria desempeñan los venenos; una parte de ellos puede ser producida por agentes morbosos, otros vienen á ser incorporados como estimulantes, como el alcohol ó la morfina. Cuando el cuerpo sufre de enfermedades febriles durante un lapso de tiempo más ó menos largo, la alta temperatura y los venenos produci- dos por los microbios alteran el plasma germinativo. Microorganis- mos patógenos pueden penetrar en la ovicélula. Poco tiempo después que el agente morboso de la sífilis, la espiroqueta pálida, fué des- cubierto, un investigador francés nos demostró que ese delgado miecro- organismo es capaz de penetrar á través de la membrana protectora que envuelve el huevito. En este caso la blastoftoria viene á ser causa-

da por la acción mecánica de las espiroquetas, que aumentan rápida- mente de número, obstaculizando el libre desarrollo de los órganos embrionarios, eliminando además substancias tóxicas, que por cuenta propia alteran de una manera nociva al germen. La consecuencia de esa clase de blastoftoria es ó la muerte del embrión ó el ori-

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gen de una monstruosidad, hecho que demostraré con ejemplos, ó el nacimiento de un niño enfermo, el cual está destinado á morir bien pronto por consecuencia de perturbaciones de su aparato digesti- vo, y que, en el mejor de los casos, por el excesivo cuidado de los que le rodean, resulta un hombre mediocre.

Una de las causas más frecuentes de la blastoftoria es el envenena- miento alcohólico; de igual modo que el alcohol altera ó mata las células del hígado, del estómago, de la corteza cerebral, mata ó hiere también al plasma de las células germinativas. Voy á mostrar imáge- nes de cortes efectuados en testículos, una sobre testículos de hombre normal y otra de un bebedor crónico. La diferencia entre esas dos imágenes es tan grande que aun el hombre no conocedor especializado en estas cuestiones inmediatamente alcanza la diferencia. Tenemos que imaginarnos que la estructura íntima de los espermatozoides, como, por ejemplo, número y ordenación de las moléculas de sus substancias albuminosas, deben ser extremadamente pronunciados, cuando el mi- ecroscopio nos revela ya lesiones profundas en órganos como el testí- culo, de organización relativamente grosera. Voy á mostrar una serie de espermatozoides patológicos observados por el experimentado sue co Broman, el cual cree que las alteraciones patológicas por él obser- vadas son atribuíbles al alcohol.

Vamos á ver espermatozoides gigantes y enanos, algunos con dos cabezas, otros con una cabeza y dos colas, etc. No cabe duda de que una larga serie de monstruosidades viene á ser producida por tales espermatozoides monstruos.

De idéntica manera que los espermatozoides pueden ser anormales, también pueden serlo los huevos, pero las anomalías de estos últi- mos son mucho más difícilmente reconocibles, dado su número relati- yamente escaso.

Voy á mostrar la imagen de un huevo encontrado en una mujer de 49 años, el que, probablemente, en caso de ser fecundado, hubiera ori- ginado una monstruosidad. Sin embargo no sabemos si en este caso el alcohol había desempeñado aleún rol. La influencia del alcohol sobre el plasma germinativo no produce constantemente monstruosidades, á menudo genera chicos que son idiotas ó epilépticos, ó psíquicamen- te anormales. Es célebre y muy conocida la historia de la familia Tao, la cual, proviniendo de alcoholistas, produjo durante varias generacio- nes un gran número de personas psíquicamente anormales, como va- gabundos, ladrones, pillos, prostitutas, etc., los cuales ocasionaron al estado unos cuan.os millones de francos por gastos de cárceles, ete.

30 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Podemos suponer que en esos casos la degeneración del plasma ger- minativo debe ser muy profunda, pues tales hijos generados idiotas o epilépticos por el alcoholismo de sus padres conservan la propiedad de transmitir su constitución patológica á sus descendientes, aun cuan- do ellos no sean alcohólicos. No quiero detenerme mayormente con el alcohol y quiero pasar á otra causa de blastoftoria.

Existen unas cuantas especies de blastoftoria, en las cuales conoce- mos las consecuencias sin conocer las causas. Cuéntase entre ellas eran número de monstruosidades cuya formación no sabemos explicar sa- tisfactoriamente. La ciencia que se ocupa del estudio de las malfor- maciones, la teratología, muchas veces tiene que limitarse á deseri- bir y registrar los casos observados. La característica de todas las malformaciones es, según mi concepto, una tendencia inherente á la desaparición de la raza. Muchas monstruosidades no son capaces de vivir y los menores grados de malformaciones significan una exacer- bación de la lucha por la vida, conducen, en los animales, inevitable- mente á la muerte y vienen á ser conservadas vivas en la especie hu- mana Casi únicamente por nuestra cultura. Para dar un eoncepto general sobre los diferentes grados de malformaciones, voy á mostrar unas cuantas imágenes de diferentes casos interesantes.

Otra especie de blastoftoria no tiene manifestaciones visibles. Ella consiste en una alteración de los aparatos genitales en el sentido de una diminución de la potencialidad. Individuos aparentemente sanos, pertenecientes muy á menudo á antiguas familias, tienen esa tenden- cia de desaparecer. Es sabido que muchas familias nobles han desapa- recido por completo, sin que enfermedad alguna haya producido estra- gos en ellas. En estos casos la blastoftoria consiste en una diminución progresiva de la vitalidad de las células sexuales, el plasma germinati- vo se apaga, como una luz se apaga cuando no tiene niás material para arder. Presentaré un gráfico que explicará mejor el concepto vertido.

Un último tipo de blastoftoria se manifiesta en la formación de indi- viduos aparentemente normales, física y psíquicamente, los que sin embargo, en lo que se refiere á la conservación de su especie, desarro- llan su psiquis en una forma tan especial, que los conduce como resul- tado final á la desaparición de la especie. Los individuos se vuelven exageradamente egoístas, abservándose en el análisis de la histo- ria que, después de largos períodos de civilización en las razas de- nominadas antiguas se origina una exagerada tendencia á disfrutar de los bienes de la vida, tornándose como consecuencia los individuos personalistas en tal grado que, viviendo únicamente para el bien de su

SOBRE BLASTOFTORIA 31

propia persona, olvidan los deberes que los ligan á su raza. Los niños, en estas épocas y razas, se les considera incómodos, superfluos, inúti- les. Como se deduce fácilmente, esos individuos disminuyen volunta- riamente las concepciones maternas y muestran un gesto de horror ante la perspectiva de una concepción.

Tales prácticas debieron influenciar en alto grado en la desapari- ción de los griegos y romanos antiguos, y en los pueblos modernos europeos existen algunos que han dado motivo á alertas justificadas, por disminuír de una manera progresiva su fecundidad. Ese fenóme- no degenerativo se ha extendido también á la América invadiendo las grandes ciudades de Norte América, mientras que en la América del Sud y especialmente en la Argentina hemos quedado afortunadamen- te libres de prácticas que en otros países llegan á ser una seria preo- cupación de las clases dirigentes.

Voy á proyectar ahora algunos dispositivos que harán más eráfico todo loque hasta ahora hemos expuestos, haciéndola al mismo tiempo más comprensible.

En el breve lapso de tiempo de dos horas he tratado de estudiar la importancia que impone á una raza el estado de su plasma germinati- vo. La tarea más noble de todos los individuos componentes de las razas debe ser dirigida á mantener sano el plasma germinativo he- redado de los padres y esforzarse en mejorarlo. Si pudiéramos ubtili- zar en la especie humana las averiguaciones que sobre las crias nos aporta el perfeccionamiento de las especies animales, sería factible eliminar de nuestra especie todo lo que es morboso, llegando al per- feccionamiento de la especialización. De la misma manera que el hom- bre, por la cría artificial, ha podido transformar el primitivo puro sal- vaje especializándolo á funciones determinadas, así también la espe- cie humana por una selección artificial debidamente meditada podría ser mejorada y especializada de un modo notable, obedeciendo su or- ganismo á las mismas leyes.

Principios modestos en este sentido ya han sido iniciados en la República del Norte, donde se han votado leyes en favor de la esteri- lización artificial de los criminales, y en Inglaterra, donde quieren ha- cer depender el matrimonio de informes médicos.

VICTOR WIDAKOWICH.

UN PROBLEMA DE QUÍMICA

Si se pudiera ligar por medio de una ley matemática los elementos reaccionantes y los producidos por la reacción, no hay duda de que simplificaríamos en gran manera el trabajo de la memoria, ésta des- cansaría, y el espíritu, en posesión de un método seguro, afianzaría la verdad plena, puesta por virtud de la ley al abrigo de lo contingente.

Pues bien, afirmamos que esa relación general existe. No se debe á nosotros, sino que es conocida desde hace mucho tiempo, si bien nos parece que no está bastante divulgada. Quien haya leído algunos li- bros de química españoles la habrá visto esbozada, especialmente y en el tratado de química general del fallecido profesor señor Luanco, de la universidad de Oviedo, esclarecida además con uno ó dos ejemplos.

En nuestros tiempos de profesorado hemos acudido á él más de una vez obligados por alguna infidelidad de la memoria y siempre nos ha sido muy útil. No quiere aquello decir que el procedimiento se encuen- tre sólo en obras españolas, estará probablemente en otras, pero no lo hemos visto en tratados franceses é italianos, que son los que nuestra escasa preparación en idiomas nos permite consultar con mejor com- prensión.

La exposición de ese método y su aplicación á los múltiples casos que pueden ocurrir, nos parece un asunto digno de ser emprendido, ya que no tenemos noticia de que otros lo hayan hecho; y á tal fin so- licitamos hospitalidad en el órgano de la Sociedad científica argentina, por si su conocimiento pudiera originar un trabajo más completo y más profundo del que nuestro muy limitado saber pueda proporcio- nar á los ilustrados lectores.

UN PROBLEMA DE QUÍMICA 33

10f

Empecemos con un ejemplo. Supongamos que se pida á un alumno que formule la reacción que produce el yoduro de potasio partiendo del yodo.

Si el alumno recuerda que en la fórmula deben entrar el yodo y el hidrato potásico y que al reaccionar se producen yoduro y yodato potá- sico y alguna otra substancia que no tiene bien presente, así como tampoco el número de moléculas que debe tomar para formular la re- acción, ensayará, verbigracia, de este modo:

AO == OA O

encontrándose al hacer el cómputo con que en el segundo miembro hay más oxígeno que en el primero y menos hidrógeno que en éste; lo que, no satisfaciendo la igualdad química, le induce á verificar otro tanteo. Por ejemplo, el siguiente :

21* + 4KOH == IO*K + 3IK + 2H*0.

Al computar elementos halla que hay oxígeno en demasía en el se- gundo miembro, estando bien todo lo demás. Como esa producción de oxígeno ex nihilo repugna á su inteligencia, figurémonos que corrige su reacción de este nuevo modo :

91? + 4KOH = 10'K + 3KI + H?0 + HB. (1)

Ahora bien, ninguna de estas ecuaciones es la exacta, y sólo la si- guiente, donde entran tres moléculas de yodo y seis de hidrato de potasio, es la que satisface mejor á los hechos experimentales.

El alumno lo verifica y le resulta esta igualdad :

3P- + 6K0OH = 5KI + IO'K + 3H*%0. . (2)

Pero el conflicto subsiste en su espíritu, pues se preguntará, ¿ por qué la fórmula (2) es satisfactoria y la (1) no, siendo así que, computa- das ambas, hay igualdad perfecta entre sus miembros ?

Porque la (2) expresa los hechos de observación, ó mejor dicho, de experiencia, notados por todos los químicos, mientras que la (1) pudie- ra decirse que es una nueva igualdad cuantitativa, como lo sería otra cualquiera que agrupase caprichosamente los elementos, sin más su-

AN. SOC. CIENT. ARG. T. LXXVIIT 3

34 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

jeción que el cumplimiento de la identidad entre el número de átomos de cada especie en ambos miembros. Por ejemplo :

21? $ 4KOH = 4K + 1 + TI? + 40H (3) ó bien 91? + 4K0H = KO + IO + POH + K*HBP0. (4)

Ninguno de estos segundos miembros sería realizable por las subs- tancias reaccionantes del primero, sin embargo de verificarse la iden- tidad en el número de elementos de cada especie. Notemos, no obs- tante, que la igualdad (1) del alumno está mucho más cercana de ex- presar los hechos que realmente ocurren que la (3) ó la (4), á las cuales convendría la calificación de ¿imposibles químicamente.

Advirtamos además que la verdadera reacción pudo ser formulada con otros números como coeficientes de las moléculas. Por ejemplo, de estos otros modos :

61? + 12KOH = 101IK + 210*K + 6H%0 (5) ó bien 15P + 30KOH = 25K1 + 510*K + 15H*%0 (6)

ó más generalmente así : 3n 1. 6n : KOH = bn. IK En. 10%K. 7 3 ESOO)

en todas las cuales los coeficientes son equimúltiplos de los que figu- ran en la fórmula (2). Quiere esto decir que puede satisfacerse de un ilimitado número de maneras á una igualdad química, expresando siempre la realidad de los fenómenos; pero que lo verdaderamente có- modo é interesante es formular la reacción empleando los más pequeños coeficientes posibles.

Pues bien, el análisis algebráico nos va á permitir alcanzar ese desi- deratum. La hipótesis en que se basa el método consiste en conocer la naturaleza de las materias reaccionantes y la de todas aquellas que deban producirse en la reacción, de antemano conocida por la experiencia, así como las respectivas fórmulas químicas de las substancias. Con esos datos, y aplicando á cada elemento el axioma de que el todo es igual al conjunto de sus partes, y que el número de elementos de cada especie es el mismo en uno y otro miembro de la igualdad, variando únicamente en modo de agruparse, tenemos cuanto necesitamos para plantear y resolver el problema, el cual no comporta más dificultades que las

UN PROBLEMA DE QUÍMICA 30

inherentes al caso de análisis indeterminado de primer grado, en que nos encontramos.

Para la generalidad de las reacciones, el método no ofrece dificul- tad; pero á fin de exponerlo ordenada y lo más completamente posi- ble, distinguiremos varios casos, que esclareceremos con multitud de ejemplos.

Sea el primero, aunque no es el más sencillo, el de formular la re- acción que tuvo en apuros á nuestro supuesto alumno.

Siendo desconocido el coeficiente de cada una de las moléculas re- accionantes y los correspondientes de las producidas por la reacción, los denotaremos con las últimas letras del alfabeto, como es costum- bre designar las incógnitas, y así escribiremos la reacción en general de este modo simbólico :

.P +y.KOH—2.IK + 4.10%K + v. HO (1)

Formemos ahora las ecuaciones de los elementos referidos al átomo y tendremos

2xX = 2 + Y, ecuación del yodo l referida al átomo. y = 2 + Y, ecuación del potasio K referida al átomo.

y = 534 + v, ecuación del oxígeno O referida al átomo. y = 2v, ecuación del hidrógeno H referida al átomo.

Son, pues, cuatro ecuaciones, de primer grado con cinco incógnitas, lo que constituye un sistema indeterminado, y en tal virtud, suscepti- ble de muchas soluciones. Escribamos las ecuaciones ordenadamente COMO sigue :

(1) 2% —2Ee=— q == 0)

(9) ds MN , = A | (2) 1 2 Y 0 | (3) 7) —3u— v=0 (4) y 2v =0

Obtendremos así el sistema A idéntico al formado por las ecuacio- nes atómicas.

Para resolverlo, deberemos eliminar incógnitas entre las ecuaciones del sistema dado, hasta Negar á una ecuación final que contendrá dos incógnitas.

Conviene en este caso empezar la eliminación por la 26 la v, que son las indeterminadas que menos se repiten en las ecuaciones del siste- ma dado A.

Eliminamos la 2 por reducción entre las ecuaciones (1) y (2), para lo cual restamos la (2) de la (1).

36 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

2 —2—U4—|ly —2 4] =2 —2 UY +2 +Hu= 2 —y=0.

El nuevo sistema equivalente al A se compondrá : de una de las ecuaciones (1) ó (2) entre las cuales se eliminó la 2; de las siguientes ecuaciones (3) y (4), de que no se ha hecho uso; y de la ecuación 2x4 y =0 procedente de la eliminación. Llamémosle B, y lo escribiremos

así: 2% —2— u=0 da | (0 y =38u—= v=0 | B e) y 2 =0 (3) 2 y == (0)

El sistema B” no contiene la incógnita 2 eliminada entre la (1) y la (2). Se le llama el sistema reducido de A.

En este sistema reducido, dicho así porque contiene una ecuación menor y una incógnita menos que el propuesto A, eliminemos la », que es la indeterminada que ahora conviene eliminar para la mayor sencillez de los cálculos. Al efecto, multiplicamos la (1) por 2 y resta- mos de esa ecuación modificada la (2) como se indica :

2y 6u 2v4 [y 20] = 2y 6u 2v y + 20 y 6u—=.0.

Formaremos un nuevo sistema equivalente al B, y por tanto, al A, escribiendo la primera ecuación (la separada) del B, la (1) ó la (2) del B', y luego las ecuaciones 2% y = 0 (de que no se hizo uso) y la y 6u == 0, que produjo la eliminación de la », entre (1) y (2) de B”. Resulta así el sistema O y el reducido 0” con las mismas soluciones

que el A, pero más sencillo.

2; —2—u=0U0

E y 21 =0 v j (1) A Y = 0 AO) y—64. =0 (1) 20% —2-—u=0

(2) y 24 =0

D | (3) y 6u =0 ¿Dj 2x2 6u =="4()

En el sistema reducido O” eliminamos la y sumando la (1) con la (2),

y sale 2x 6u = 0. El nuevo sistema equivalente es ahora 1).

UN PROBLEMA DE QUÍMICA 37

El reducido del sistema D [éste, equivalente al €, al B, y al A] es ahora la ecuación única D”, 2% 64 = 0, que se llama la ecuación final.

Dicha ecuación puede simplificarse escribiéndola + 34 = 0.

Conteniendo ella dos incógnitas, es indeterminada, y por tanto ofrece numerosas soluciones. Cabe, por lo pronto, expresar las x en términos de 4, y dará así: = 34. La (3) del mismo sistema D da y = 64; la (2)

Y 6u z RS a a a E A eN UES A pe, y =20060=7 => = 34; y por último, la (1) da 2 = 2x == sd sd 2.34 —uU = 64 —u = 5. Tenemos, pues, expresadas todas las

incógnitas en función de la sola indeterminada u. Asignando á ésta valores que hagan enteros los de x, y, 2, v, tendremos varios sitemas de valores para los coeficientes de la ecuación simbólica (1): pero el valor de u, que permitiría obtener los más pequeños coeficientes, es uw = 1. Con este valor se tiene

EW AM IR 00 == 0 0 == 0 === 0 =D

MES VDE MS DR y la reacción mínima será

3 +6.KOH =5.IK + 10*K + 3H?0.

Se dirá que el procedimiento es larguísimo; pero ello es debido en general á que en su explicación no hemos omitido detalles, con objeto de que lo puedan comprender y utilizar aún aquellas personas que no posean grandes conocimientos algebráicos.

Por otra parte, á menudo las ecuaciones atómicas ponen, sin nece- sidad de resolverlas, á la inteligencia en la vía que conduce por sen- cillos tanteos al establecimiento de la reacción.

Así las ecuaciones atómicas primitivas nos dicen que las cantidades x é y, varían del simple al doble (comparando las dos primeras), que la cantidad y de hidrato es doble de la del agua, lo que implica que y sea número par. Como y = 34 + vo, v y u deben ser números impa- res; 2 y 4 deben ser números de la misma paridad, según la (2) (ambos pares Ó ambos impares); y como sabemos que 4 es impar, 2 debe serlo también, etc.

El ejemplo precedente puede considerarse como tipo de una serie de reacciones análogas en que intervienen los mismos coeficientes.

Así, si se tratara de obtener el bromuro potásico, partiendo del bro- mo, el cálculo hecho nos conduciría á la fórmula

3Br? + 6KOH =5BrK + Br0*K + 3H*?0

38 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

cuyo paralelismo con la de 31? + 6KOH = 5IK + IO'K + 3H*0

salta á la vista. Este paralelismo se conserva hasta en el modus ope- randi, que es rigurosamente igual en uno y otro caso.

Si lo que nos propusiéramos obtener fuera el clorato potásico, patr- tiendo del cloro, hallaríamos

3C1* + 6KOH = 5KC] + CIO*K + 3H*%0

de modo que la resolución de las ecuaciones atómicas correspondientes á uno cualquiera de estos tres ejemplos sería válida para los otros dos.

Con la resolución del problema que nos ocupa podríamos distin- guir, del punto de vista matemático, tres casos principales, á saber :

1” Que las ecuaciones atómicas sean en igual número que las incóg- nitas á determinar;

2% Que las ecuaciones atómicas sean en número inferior en una unidad al de las incógnitas ;

3 Que las ecuaciones atómicas sean excedidas por el número de in- cógnitas en dos ó más unidades.

El primero y segundo caso no comportan diferencia substancial ; si bien, cuando las ecuaciones son en igual número que las incógnitas, pudiéramos pensar en que se trata de sistemas determinados, la natu- raleza del problema y la práctica de las operaciones de eliminación prueban que la cuestión corresponde á sistemas indeterminados nece- sariamente.

Estos dos primeros casos no presentan dificultades para su resolu- ción ; el áleebra elemental basta suficientemente para ellos, compren- diendo y explicando multitud de reacciones químicas, Como veremos. El tercer caso es más complicado y quizá exija entrar en algunas con- sideraciones de análisis algebráico para mejor inteligencia. Él nos permitirá comprobar reacciones complicadas y explicar otras de que, hablando los autores, se han olvidado ó no han podido llegar á for- mular. Por tales resultados llegaremos á darnos cuenta de la impor- tancia que inviste el problema que nos proponemos dilucidar, solici- tando la hospitalidad de la publicación y la paciencia de los lectores para honrarnos con la lectura de nuestras disquisiciones químicas.

Buenos Aires, abril de 1914.

ÁNGEL PÉREZ.

INFLUENCIA DE LA PRESION Y TEMPERATURA

SOBRE

LOS FENÓMENOS DE DISOCIACION

LAS CONFUSIONES QUE ORIGINA LA NOCIÓN DE VELOCIDAD DE REACCIÓN

La noción de velocidad de reacción en físicoquímica es el origen de muchas dificultades.

Por otra parte, no conozco cuestión, en apariencia más sencilla, que haya tenido el privilegio de ser rodeada de tanto misterio, en razón de la actitud tomada por cierta escuela, cuyos decretos pare- cen obedecer á órdenes superiores y tener por objeto comunicarnos unos dogmas de esencia intangible, que resultan como una revelación substituída á la discusión y al raciocinio científicos.

Tomemos como punto de partida los principios; supongamos, pues, un cuerpo que va disociándose en otros dos, por ejemplo, bajo la in- fluencia de las variaciones de temperatura. Sea y la masa del cuerpo, dy la masa disociada durante el instante dt. Los químicos han dado dy dt Ahora bien, aquí se presenta una primera dificultad : en mecánica

al cociente el nombre de velocidad de reacción.

la velocidad se refiere al movimiento, quedando siempre igual á la derivada con respecto al tiempo del espacio recorrido por un punto material en su trayectoria á una época dada. Representa el coefi-

40 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

ciente angular de la tangente á la curva de los espacios, referidos al tiempo, en un punto de esta curva, cuya abscisa es igual á la época considerada. ¿Con qué derecho, pues, los químicos habrán dado el nombre de 0 dy ; velocidad de reacción á la derivada cris cuando y no representa á ningún espacio, sino á la masa de un cuerpo en reacción ? Á mi pa- recer esta designación no se encontraba justificada, y habría sido 1 dt de la masa infinitamente pequeña disociada por el tiempo infinita-

mucho más correcto decir que la derivada expresa el cociente

mente pequeño correspondiente. Dejada á un lado la noción de velo- cidad, que no tiene nada que ver con una reacción, cuando no se aplica al movimiento real de las moléculas, los químicos se habrían ahorrado muchas querellas, discusiones, y especialmente equivoca- ciones, en la lucha entre los que tienen la tendencia de proseguir el paralelismo con la mecánica hasta los límites más extremos, y los que, aunque la admitan en cuanto á la velocidad, se niegan á prolon- garlo por aquellas razones misteriosas de que hablé más arriba.

El desacuerdo se manifiesta tan pronto como á los partidarios de la extensión se les ocurre la idea de introducir la derivada segunda :

dy dv adi

siendo » la función que los mismos adversarios designan con el nom- bre de velocidad de reacción. Esta introducción tiene por efecto exasperar á estos últimos, cuya irritación ya no tiene límite cuando sus opositores se animan á llamar á la derivada segunda aceleración de reacción. Confieso que no me es dable comprender cómo, mien- tras se admite sin discusión la palabra incorrecta de velocidad, se protesta tan enérgicamente y con tanta indignación contra la ni más ni menos impropia de aceleración. Ahora bien, no vayamos á creer que estas protestas tienen por fundamento el hecho de que la velocidad de reacción química sea constante, en cuyo caso no se podría hablar de aceleración. En efecto, no hay reacción uniforme, y la velocidad resulta siempre variable. Ahora bien, cada vez que varía una función tenemos interés en estudiar su derivada, pues sola nos da á conocer la ley de variación de aquélla, exceptuándose, por súpuesto, las funciones monstruosas y anómalas que no tienen deri-

PRESIÓN Y TEMPERATURA EN LA DISOCIACIÓN 41

rada y cuyo estudio depende del cáleulo funcional ; pero los quími- cos, que yo sepa, nunca sostuvieron que la velocidad de reacción había de ser clasificada entre las funciones que carecen de derivada. d% Resulta que, sin duda alguna, el uso de la derivada segunda ae se en- cuentra perfectamente justificado, del punto de vista matemático y químico. ¿Cómo explicaremos entonces el non possumus con que se oponen ex cathedra á la introducción de aquella derivada segunda ? Para mí, la explicación se halla precisamente en el abuso de lenguaje cometido por aquellos mismos que rechazan y complicado con un error real acerca de la noción mecánica de aceleración. Por otra parte, estoy convencido de que, si la palabra velocidad de reacción nunca hubiera sido pronunciada, no tendríamos ahora que entrar en pelea á propósito de la cuestión en tela de juicio. En efecto, hay palabras desgraciadas que tienen el privilegio, con el pretexto de simplificar, de enredarlo todo, dando lugar á dificultades inextri- cables de esencia más bien ficticia que real. Tal es la palabra calor que obstaculizó durante unos siglos todo progreso en la parte de la física dedicada al estudio de los fenómenos caloríficos.

: - ; aYy , Supongamos, pues, que hayan conservado á la derivada qe 30 si2- dt

nificación meramente química, sin pretender darle una apariencia de sentido mecánico; muy pronto se hubieran enterado de que el valor de esta derivada varía con el tiempo, y ninguno encontraría difi-

2

; ¿ Y cultad en valerse de ella. Pero han querido dar á 1E el nombre de de

aceleración, y esta palabra fué la señal de la discordia. Todos han recordado, en efecto, que en mecánica se llama aceleración total de un punto material al cociente de la velocidad adquirida elemental por la diferencial del tiempo, y se produjo un concierto de protestas basadas en el hecho de que en química no hay velocidad adquirida elemental. Según Duhem, como lo mostré en un artículo anterior (1), toda reacción lleva á un estado de equilibrio con una velocidad de reacción ¿igual á cero. Puse en evidencia, por otra parte (2), los es- fuerzos analíticos y las complicaciones de hipótesis puestas en juego por el eminente físico para tratar de justificar aquel principio. No

(1) Las derivadas segundas con respecto al tiempo en la cinética química. Anales de la Sociedad científica argentina, tomo LXXVII, página 165. Marzo-abril, 1914.

(2) Loc. cit., páginas 169 y siguientes.

42 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

tengo aquí que insistir otra vez, pues ya observé que todo fenómeno, falso ó cierto, se puede explicar siempre mediante un número sufi- ciente de hipótesis y funciones auxiliares, cuya abundancia llega á desnaturalizar lo que ha de ser la misma esencia de toda teoría física. Todos los adversarios de la derivada segunda, como Dulhon, parecen atribuír al principio señalado por él igual importancia.

El primer gesto que les ocurre es asir un trozo de tiza y pintar en la pizarra un péndulo destinado á representar la reacción, mostrando en seguida que dicho péndulo, puesto en movimiento en un ambiente viscoso, alcanza sin velocidad su posición de equilibrio vertical.

Jonforme estoy, siempre que el grado de viscosidad se calcule de tal modo que el péndulo no se detenga antes de haber alcanzado dicha posición límite. ¿Qué demuestra aquel dibujo transformado en el argumento principal y misterioso de nuestros adversarios ?, ¿ Con ello tratarán de probar que si la velocidad acaba por ser nula no ha variado ? Muy al contrario, pues por el frotamiento pasa de un valor inicial dado al valor cero. ¿ Podrán afirmar que aquel frotamiento modifica las leyes de la gravedad porque transforma el movimiento pendular en otro no periódico ?

Tenemos que reponer las cosas en su lugar, en la hipótesis de que

; dy E ? la derivada An se anula cuando el sistema alcanza un estado de equi- OL

librio químico falso ó verdadero. Por lo pronto, la aceleración apa- rece con toda evidencia, precisamente porque se anula la velocidad, y tenemos interés en saber cómo y por qué acaba por anularse. Ahora bien, para ello podemos valernos de un recurso que se impone al es- píritu y consiste en el estudio de la derivada segunda. Imaginemos un proyectil disparado verticalmente hacia arriba con una velocidad inicial calculada para que se eleve hasta una altura máxima de 300 metros. La alcanzará con una velocidad nula, precisamente en virtud de la aceleración negativa del movimiento. Ahora bien, ¿diremos que es sin objeto estudiar la aceleración de la gravedad porque el proyectil llega á los 300 metros con una velocidad nula ?

En resumen, en la hipótesis de que conservamos la palabra ve- locidad de reacción, la aceleración de reacción, igual, sin duda, á la derivada de aquella velocidad econ respecto al tiempo, no ha de ser rechazada como aceleración si queremos estudiar las variaciones de la misma velocidad. Y por esto me quedo muy perplejo cuando d*y

vigo decir por investigadores muy distinguidos que la derivada 1e

PRESIÓN Y TEMPERATURA EN LA DISOCIACIÓN 43

no ofrece ninguna utilidad y no puede enseñarnos nada de nuevo.

Mi inteligencia no alcanza á entender toda la delicadeza del pen- samiento profundo y misterioso de aquellos investigadores, ó bien he de creer que su idea dominante consiste en que la reacción, en virtud de la nulidad de la velocidad, llega á la posición de equilibrio y se detiene sín pasar por una serie de oscilaciones alrededor de esta posición. En pocas palabras, lo que les parece esencial es que dicha posición está alcanzada sin velocidad adquirida, de lo cual deducen la ineficacia de la noción de aceleración, cuya existencia llegan á negar, confundiendo de este modo aquella velocidad adquirida nula con la velocidad adquirida elemental, que sirve de fundamento á la definición de la aceleración total.

Otro argumento consiste en decir que las reacciones químicas no tienen historia ; si así fuera, serían dichosas como los pueblos que 'arecen de ella. Pero ¿qué entienden con esto? Para tratar de en- terarnos de la idea, diremos que cada posición de equilibrio está con- seguida con una velocidad nula; por lo tanto, no importan nada á nuestro conocimiento los valores que haya tomado anteriormente aquella velocidad, pues al partir del estado de equilibrio alcanzado, la velocidad de reacción es siempre nula, lo que significa que no depende sino del estado actual del sistema. Ahora bien, nuestro proyectil que considerábamos más arriba, al llegar á su altur: máxima para emprender otra vez su carrera hacia el suelo, no tiene tampoco historia anterior, y la velocidad que está por tomar quedará siempre determinada por su estado actual, ó sea por su energía po- tencial. Se podrá decir otro tanto de todo sistema que parte del es- tado úe reposo relativo bajo la acción de una fuerza conocida. El estado del universo, como se sabe, depende á cada instante de un número muy grande de ecuaciones diferenciales que, si fuesen co- nocidas, determinarían el estado futuro del mismo á una época in- mediatamente consecutiva. Si conocemos las velocidades actuales de los planetas en sus órbitas, sus posiciones y velocidades iniciales, siempre podemos fijar sus posiciones actuales. ¿Será ésto lo que lla- man la historia anterior? Si así es, entre dos estados de equilibrio nuestro sistema químico tendrá también su historia que dependerá de la velocidad actual de reacción y del valor de ésta, inmediata- mente anterior, ó sea de la aceleración ó derivada segunda. Enton- ces ¿hemos de declarar que los diferentes estados por los cuales pasa el sistema entre dos estados de equilibrio no ofrecen interés científico ninguno, teniendo el sabio que contentarse con fijar su

44 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

atención en los equilibrios por ser en ellos la velocidad de reacción nula ?

Me parece haber demostrado de una manera suficiente todo el in- terés que ofrece el estudio de la derivada segunda con respecto al tiempo en las reacciones químicas; este estudio nos permite pro- seguir el paralelismo con la imagen de la aceleración de reacción sacada de la mecánica. Pero ¿significa ésto que hemos de prolongar hasta el extremo límite esta comparación, escribiendo, por ejemplo, las ecuaciones del movimiento de reacción y aplicando á estas ecua- ciones ficticias el principio de los trabajos virtuales ó de d'Alembert, las ecuaciones de Lagrange, las de Hamilton, etc.? No, sin duda ninguna, pues no olvidaremos que nos encontramos en un terreno en que la imaginación desempeña un papel principal, qne no se trata efectivamente de un movimiento mecánico y que aquella velocidad de reacción es una ilusión debida á la imaginación poco acertada de los que se han ereído facilitar Jas cosas con un nombre dado á

dy

la derivada =- di

Pero, en compensación, tenemos un campo de exploración Casi ilimitado en el movimiento molecular y la teoría cinética de los gases. Reservemos, pues, el uso de los términos y fórmulas de la dinámica para el estudio de los movimientos supuestos reales de las moléculas en reacción, y, con el auxilio del cálculo de las probabilidades, po- dremos obrar en un terreno mucho más seguro, porque allí estudia- remos movimientos verdaderos. Esta vía fué la que eligió mi amigo y colega Horacio Damianovich, vía en la cual penetré también varias veces (1). Me propongo proseguir mis investigaciones en el mismo sentido y ocuparme en el presente artículo de la influencia de la pre- sión y temperatura ssbre los fenómenos de disociación.

(1) Véase anales de la Sociedad científica argentina, 1914. Enero-febrero, página

49, marzo-abril, página 165, y mayo-junio, página 285. , o ,) y . e ? ==

PRESIÓN Y TEMPERATURA EN LA DISOCIACIÓN 45

¡nl

INFLUENCIA DE LA PRESIÓN

En una memoria anterior (1) estudié la probabilidad de la unión química de un átomo de gas con otro idéntico, y, representando por 1, el número de los átomos libres, por 2n, el de los átomos que han que- dado ligados químicamente y por Y el volumen del gas, llegué á la relación :

1, := 20:V-(2) (1)

en la cual k tiene por expresión :

h a MEE dwdA ¿2

J 47

designando du al elemento del espacio crítico w, y ds al elemento de la superficie + determinada en la esfera E concéntrica á la de pro- tección del átomo y de radio igual á la unidad, siendo h igual á:

1

2MRT

designando R á la constante de los gases, M á la masa del átomo de hidrógeno, T á la temperatura absoluta y y al trabajo necesario para alejar los dos átomos de su posición de unión química á una distan- cia bastante grande para que se anulen sus acciones mutuas. Recordaré que, para definir los números a, y a, tuve que excluír el átomo que designaba con el nombre de átomo especialmente consi- derado ; pero, como aquellos números son muy grandes con respecto á la unidad, la relación (1) quedará verificada sin, designa de un modo general al número total de los átomos no ligados del gas, Ó sea

(1) La teoría cinética de los gases aplicada á la unión de dos átomos idénticos y á la combinación de dos átomos monovalentes distintos (Anales, enero-febrero, 1914, página 49).

(2) Loc. cit., página 57.

46

ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

de las moléculas simples, y 1, al número de todos los pares de átomos o moléculas compuestas.

Sabemos que a (1) representa el número de todos los átomos del gas y luego se tiene :

Mi AN de donde 2, = 4 Ny

y substituyendo en la relación (1)

n, k— 2n, V=0

27% Ta T n, k— aV + n,

= 0 > IINACN 2 Pi be k k y NS Va eN

(2)

átomo y tendremos :

siendo el signo + el único admisible para que a», resulte positivo. Designemos ahora por G- la masa total del gas, por m, la de un

(3) de modo que el número total de Jos átomos disociados ó química- mente ligados, contenidos en la unidad de masa, resulta :

a Jl

AN

(£)

Por último, el volumen específico +, ó sea el volumen de la unidad de masa del gas en parte disociado

DN

la temperatura y presión con- sideradas, tendrá por expresión :

(1) Loc, cit., página 52.

PRESIÓN Y TEMPERATURA EN LA DISOCIACIÓN 47 y el grado de disociación q, ó sea la razón del número de los átomos

no ligados ó disociados con el número total de todos los átomos, será dado por la relación :

MN, (6) ==> Y a Ñ Para simplificar, pongamos e k Lado, p K==— = j ene (7) M, Mie T de modo que la ecuación (6) se convierta en Vm NENA 1 / 1 I=—>56=V a 2kG 4*G ka Mm, 1 : como ==" Se viene k ES V ME ENE ES Vm, V q y ve ñ V YES GRASA FATE 5 7 A E > 2KG Vara: * e 2KG 106? * KG y, teniendo en cuenta la relación V id resulta por último A O (S) 1 = = = / = —: , A, A

Ahora tengo que hacer una observación acerca de la orientación.

Si dos átomos aislados llegan casualmente á encontrarse de modo que sus dominios sensibles se penetren mutuamente (1), la pequeñez de estos dominios y la gran velocidad relativa de los átomos, que no puede sino crecer por la acción de las fuerzas químicas, han de tener por efecto que, en la mayor parte de los casos, la duración de la pe- netración mutua de los dominios sensibles, á la cual daré el nombre

de unión química impropia, es muy pequeña con relación al tiempo

(1) Loc. cit., página 51.

4s ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

medio que transcurre entre dos choques consecutivos de un átomo dado. Por consiguiente, la energía del par de átomos resulta sufi- ciente para que los dos átomos consigan separarse otra vez.

Sea lo que sea, podemos tener por cierto que el número de aquellos átomos en unión impropia es infinitamente pequeño con relación á a, pues no quedan el uno cerca del otro sino durante un tiempo suma- mente pequeño. Luego hasta si n, no resulta muy pequeño con res- pecto á a, aquellos átomos han de contribuir á formar el número 2, sólo en una proporción infinitamente, pequeña.

Observaremos que sólo la transformación de la fuerza viva del centro de gravedad del átomo, cuando, por ejemplo, origina una rota- ción del mismo alrededor de un eje, un movimiento interno ó un 'ambio de éste, podría dar origen á un encuentro de duración algo mayor, siempre que no se considerasen, en contra de la hipótesis de Clausius, los átomos como esferas rígidas. Designaré esta clase de unión con el nombre de primera especie de unión química propia.

Por fin, la intervención de un tercer átomo simple, ó de un par de átomos ya ligados, mientras los dominios sensibles de otros dos están penetrándose mutuamente, podría disminuir la energía en una pro- porción tan grande que ya no bastaría para que los dos átomos vuel- van á separarse. Quedarían, pues, unidos, al menos hasta otro en- cuentro; á esta clase de unión le daré el nombre de segunda especie de unión química propia.

En todos los casos en que el cálculo prueba que el número n, de pares de átomos ligados no resulta infinitamente pequeño con rela- ción al número total a de los átomos, numerosos átomos han de per- manecer mucho tiempo unidos dos á dos.

Ahora bien, la ventaja principal de la fórmula general consiste en permitir el cálculo del número de los pares de átomos química- mente ligados, sin que se precise tener en cuenta el modo de em- pezar la unión ó la forma en que los átomos se separan. En resumen, cuando el número n, de los pares de átomos, definido por el cálculo, no resulta muy pequeño, la unión de los dos átomos, para todos los pares, menos unas cuantas excepciones muy poco numerosas, tiene mayor duración y, por lo tanto, aquellos pares se pueden considerar como moléculas, en el sentido que atribuye á esta palabra la teoría cinética de los gases.

Luego, si queremos calcular la presión, hemos de encarar las cosas como si se tratara de una mezcla de dos gases, siendo la molécula del uno monoatómica y la del otro biatómica.

PRESIÓN Y TEMPERATURA EN LA DISOCIACIÓN 49

Ahora bien, la presión total de una mezcla gaseosa, si designamos

por C,7, C,%) Cy” ..., POr M,, M,, M,, ..., 10s cuadrados medios de las ve- locidades de los centros de gravedad de las distintas clases de molé- culas y sus masas, y por 2,, A,, My, ..., los números de moléculas de cada clase, tiene por expresión en la teoría cinética :

MAC. +] MM,0,* + MIMOS E ae. a Pi= 3v (9)

w

Por otra parte, si M es la masa de una molécula del gas normal, e? el cuadrado medio de su velocidad á la temperatura T, siendo el peso molecular de uno de los gases considerados:

mM

M h,

uh =

si se toma el peso molecular del gas normal igual á 1, se tiene:

me. = m0? = ... =MC*= 3MRT. => 2h

según una fórmula conocida. En el caso actual, se deduce

MRT ET (01 TUS): (10) Pero tenemos 2N, = 4 N, a—M, N, = —=5 SS 2 de donde 4 N 2%, == 4 n a + ; En de AA 1 E 1 My +] My = My Y 7 = > RO «dl <d dd y por lo tanto DEE O y como se tiene n 1 = ( 7 d>

AN. SOC. CIENT. ARG. T. LXXVIIT ¿ 4

50 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

de donde

N, = 040, resulta a NE 4 A o e MRT = (1 + q) 3v MRT, lo que se puede escribir am, —M = (1 --— RT. a ) 2 M,

V Eta G = am, de donde V am, 1 1 == === , —=->) am, y v lo que da substituyendo 1 M = (1 D>— RT y teniendo en cuenta O 6 MISA A NS resulta 1 ( A (11) 21,0

Ahora podríamos substituír en la relación (11) el valor de q

2

2 v

E Na

V

2K

1

y tendríamos así la presión en función del volumen específico v y de E k de E T, pues la cantidad K = es también función de la temperatura. mM 1 Pero la experiencia directa puede suministrarnos la relación entre p, + y T, y los químicos admiten que el grado de disociación q es fun- ción de p y T.

PRESIÓN Y TEMPERATURA EN LA DISOCIACIÓN 51

Empezaremos, pues, por transformar la expresión de q por una ele- vación al cuadrado, lo que nos dará sucesivamente :

IRE (e 9 q ZU 9. (12)

Multipliquemos ahora las relaciones (11) y (12) ordenadamente y tendremos

1—q RT z ARE, RI AS PA 2, 0K eE 2p., K S 4) ba RT 2 q. == 2, Kp (LES Y)

lo que da efectuando 24,Kpq? = RT RTg*

(24, Kp + RT) = RT

24% RT e d RIZO O ES RT / 1 q = IATA : 2%, K; (13) o

La expresión (13) nos da el grado de disociación en función de la presión, si se supone constante la temperatura.

52 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Podemos también introducir este valor de q en la relación (11) y así tendríamos el volumen específico + en función de p, T y K. Ten- dríamos sucesivamente

/ 1 2p., UP == RT 4 RT 24, Kp e? RT 2, vp:= RT + EZ an 2y., Kp RT Año RT Qe R*T* MO Pe Sy, "Kp? dp + DELE al RT a 1 ATA Y 24, Kp | (14) 12 e 124 Pp e el HI

INLUENCIA DE LA TEMPERATURA

Discutiré primero la expresión (7) que da la magnitud de K:

Kz= === paz 7 Mi M, 47 0 Sabemos que se tiene por otra parte 1 h == BRE 2MRT y por consiguiente Z y. 1 dodkA mer

k=>= ] e (15)

m,J) Ar

ó sea, en todos los casos, una función pura de la temperatura. Resulta,

PRESIÓN Y TEMPERATURA EN LA DISOCIACIÓN 53

por lo tanto, que, á temperatura constante, K es también constante, y las expresiones (S), (11) y (13) nos dan inmediatamente la relación entre p y v, y también la relación que suministra la magnitud de q en función de las mismas variables, lo que, como aparece claramente, no introduce sino una sola constante nueva K que ahora es menester determinar.

En vista de que la fórmula (15) contiene la temperatura bajo el signo /f, no podemos conseguir inmediatamente, por un procedi- miento sencillo, la relación que da la influencia sobre K de la tem- peratura. Por esto mismo hemos de hacer otra hipótesis en cuanto al modo de que la función y depende del grado de penetración de los dos dominios sensibles. Sabemos que dicha función repre- senta el trabajo necesario para alejar dos átomos ligados á una dis- tancia suficiente para que ya no ejerzan acción sensible el uno sobre el otro. Con el fin de no extraviarme en hipótesis muy vagas, me contentaré con discutir la más sencilla de todas, según la cual y tiene siempre un valor constante cuando dos átomos están unidos químicamente, ó sea, por lo general tan pronto como los dos domi- nios sensibles se penetran mutuamente, pudiendo la penetración resultar más ó menos profunda. Esto se verificaría si una atracción idéntica y poderosa llegara á producirse entre los dos átomos en el mismo instante en que los dominios sensibles se tocaran, y si la misma atracción se volviera nula, tan pronto como los dominios sen- sibles penetraran algo más profundamente el uno en el otro.

Con este modo de encarar las cosas, y resultaría el trabajo cons- tante de separación de los dos átomos unidos químicamente, ó recí- procamente, el trabajo efectuado por la fuerza de atracción química, euando los mismos llegan á unirse químicamente.

Si todos los átomos contenidos en las unidad de masa del gas, cuyo

. a ; YD ; z número es EN resultan libres al principio para después unirse dos

£ 144 Z yA á dos, de modo que formen 36 Pares de átomos, habrá para esto que NN suministrar un trabajo dado por la expresión 0y

a

esta cantidad A representando en unidades mecánicas el calor total de polimerización, ó, inversamente, de disociación de la unidad de

54 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

masa del gas. Luego se tiene

de donde le ice 2GA MRT" aMRT

y como se tiene

G mae resulta 2Ap,, Y == 56 16 7, RT (16)

Ahora bien, la función exponencial ya puede ser considerada como constante, y por lo tanto, puede ser sacada fuera del signo f,lo que nos autoriza á escribir :

: (17)

expresión en la cual 2, representa lo que los químicos llaman la masa de una molécula, y, por consiguiente, 2,.,A es el calor de disocia- ción de una molécula gramo.

Observemos que, representando e'* la probabilidad de formación de un grupo cualquiera de átomos, es evidente que ningún grupo puede dar á y un orden de magnitud infinitamente grande, ó sea de orden superior al de un logaritmo, pues en caso contrario, la probabilidad del grupo resultaría infinitamente grande del orden de ef, ó sea bastante grande para que los átomos no puedan nunca separarse. En estas condiciones y puede ser una función cualquiera de la posición de los átomos, y el resultado será siempre igual, desde el punto de vista cualitativo, si en todos los casos se toma para y el promedio de sus valores correspondientes á todas las posiciones posibles. Ahora bien, se ve que, si se adopta este procedimiento, se vuelve á encontrar la relación (17), lo que ha de robustecer nues- tra hipótesis, pues esta relación presenta en el caso más general erandes probabilidades de exactitud.

Adoptaremos esta manera de considerar el problema: y es cons- tante, y, por lo tanto, ningún trabajo molecular interno está sumi-

PRESIÓN Y TEMPERATURA EN LA DISOCIACIÓN 55

nistrado en el movimiento relativo de dos átomos unidos química- mente, mientras permanecen ligados. Pero la fuerza viva media, á temperatura igual, guarda siempre el mismo valor, estando los átomos unidos químicamente ó no. Resulta que, á incrementos iguales de temperatura, han de corresponder también aumentos iguales de la fuerza viva media, y que el calor específico queda igual si y es constante, sin que pueda influir la unión de los dos átomos ó su es- tado libre. Con este calor específico, entiendo el calor específico antes de principiar ó acabar la disociación, lo que significa que, si el grado de disociación experimenta un cambio, no hay que tener en cuenta el calor de disociación en el cálculo del calor específico.

Ya sentados los principios anteriores, cuya naturaleza es asaz delicada, pongamos para abreviar :

24, A == 18 a == (15) 1 dud. 1 Ad == = 19 Me, / el 47 M, 47 19) e Ad 2 o il ES o y RG AO 20 E m, dl y R 20)

Recordaremos que 4 designa la porción de superficie de la es- fera E, de radio igual á 1, que el punto L no puede abandonar (1)

(1) Loc. cit., figura página 51. sin que la unión química quede destruída, cuando el centro del otro átomo se encuentra ubicado dentro del espacio du.

Ahora bien, podemos referirnos á la relación (13)

2, Kp (13)

ot RT

é introducir en ella los valores de K, z, £ y y sacados de las expre-

£

siones (17), (18), (19) y (20), lo que nos dará sucesivamente

y e A O, a - A ERA RL E K

22,A 9) Gr 1 21. K ER SER

56 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

AAA o RT T ) dl E ES 24 Kp _ 1D 5, 3T T

y, por último :

/ 1 A p + 21 y A ia

Si el grado de disociación está dado por la experiencia en función de p y T, las dos constantes 2 y y se podrán determinar mediante esta última relación. Del valor de a, conseguido de este modo, se de- ducirá inmediatamente el del producto 2y.,A, ó sea del calor de diso- ciación, y también el calor de polimerización A de la unidad de masa del gas. En cuanto á 2 (19), se podrá sacar de y mediante la rela- ción (20). Esta última cantidad tiene una significación molecular notable. En efecto, para cada elemento de volumen du del espacio erítico que corresponde á un átomo, el punto L (1), para que haya unión química, ha de hallarse en cierta región de la superficie 4 que pertenece á la esfera E. Ahora bien, podemos ya no tener en cuenta el volumen total de cada elemento du de un espacio crítico, sino sólo la fracción de dicho volumen que se obtiene multiplicándolo por el

A E 5% SENO factor E que figura dentro del signo f en la relación (19). Desig-

T naremos, pues, aquella fracción de de con el nombre de volumen reducido del elemento. Con esto la integral :

Ad J dr

representará la suma de los volúmenes reducidos de todos los ele- mentos del espacio crítico, que corresponden á un átomo, y podremos designarlo más sencillamente con el nombre de volumen reducido del espacio crítico. Por último, en vez de decir que el centro del segundo átomo está ubicado en el elemento do, estando el punto L al propio tiempo en la superficie 4 correspondiente, diremos por abreviación

(1) Loc. cit., figura página 51.

PRESIÓN Y TEMPERATURA EN LA DISOCIACIÓN 57

que el segundo átomo se encuentra en el elemento de volumen redu- cido do, lo que nos permitirá también decir más brevemente que se halla en cualquier lugar del espacio crítico reducido. z ; 1 Con este convenio, observaremos que siendo e el número total dal de los átomos contenidos en la unidad de masa, la magnitud f resulta igual á la suma de los volúmenes reducidos de todos los espacios críticos que pertenecen á todos los átomos incluídos en la unidad de masa. Observemos también que, si se hiciera una hipótesis acerca de la forma de los dominios sensibles, se podría deducir la de la por- ción de superficie + correspondiente á cada elemento du del espacio crítico, y, por lo tanto, calcular, no sólo el volumen reducido, sino también el volumen en valor absoluto de todos los espacios críticos correspondientes á todos los átomos contenidos en la unidad de masa. Volvamos ahora á nuestra expresión (21) de q. Si la introducimos en la relación (11) que da el valor de p

_1+4

20,0 vo1

P RT, (Ab)

obtendremos el volumen específico + en función de la presión p, de

la temperatura T, de la constante del gas disociado y de las cons- Y.

tantes a y y, y resultará:

o ¡E 29 pas V yp £ (22) 14 er

E

Si al contrario queremos expresar p en función de Y y T, substi- tuiremos á q en la relación (11) la expresión (S) primitiva de esta variable :

v? V

EN (S) 2K 4K* K

después de introducir el valor (17) de K:

" duodh A l ANO Lx ger (17)

38 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

y tendremos sucesivamente :

Vv pr v iaa z de 27. ir 2feT 48*eT pel RT RT v* v v 8) 21, F 21.40 pee de 5 ES =S 4f4*eT Ber 28er y como se tiene: 204 Eme R 8 —=—= ==>""—>y) 21, Y resulta : pT v* v v nd E A TE (23) j 4geT per 2peT

relación que nos da p en función de v, T y de las constantes a, (9, y.

IV

DISOCIACIÓN DE UNA MOLÉCULA EN DOS ÁTOMOS IDÉNTICOS

En la memoria á la cual ya me referí varias veces (1) estudié la afinidad entre dos átomos de gas monovalentes no idénticos, to- mando, como en los párrafos anteriores, por punto de partida, la hipótesis de los dominios sensibles de Boltzmann. En el mismo tra- bajo, abandonando esta base, introduje la hipótesis de un dominio sensible repartido uniformemente alrededor del átomo. Ahora me parece conveniente estudiar la disociación de una molécula en dos átomos no idénticos, sin dejar la hipótesis de Boltzmann. De este modo lo que voy á desarrollar resultará como una continuación na-

(1) La teoría cinévica de los gases aplicada á la unión de dos átomos idénticos y á la combinación de dos átomos monovalentes distintos. (Anales de la Sociedad científica argentina, enero-febrero, 1914, página 49.)

PRESIÓN Y TEMPERATURA EN LA DISOCIACIÓN 59

tural de mi estudio respecto á la influencia de la presión y tempera- tura, que tuvieron por objeto los párrafos anteriores.

Por lo pronto, recordaré las notaciones de que nos valimos cuando se trataba de gases monovalentes no idénticos.

Designemos entonces por n, el número de los átomos simples de primera especie, por n, el de los átomos de segunda especie, por 1, , el número de los pares de átomos de primera especie unidos dos á dos, por n,, el de los pares de átomos de segunda especie también ligados químicamente, y por n,, el de las moléculas mixtas. Los símbo- los k,, k,, k,,, k,,, k,, conservarán la misma significación que antes con respecto á cada una de las categorías respectivas, y lo mismo sucederá

22)

COM Y Ya Yav Yao) Y12) 108 dominios sensibles du y los elementos di. Admitiremos otra vez que se trata en primer lugar del caso par- ticular, en que k, y k, son suficientemente pequeños con respecto , NE : , á k,, y E que se pueda despreciar del todo el número de los pares de átomos de primera y segunda especie, lo que significa que supondremos el gas formado por tres clases de moléculas : átomos li- bres de primera especie, átomos libres de segunda y moléculas mixtas. Admitiremos, además, como lo hicimos en otra oportunidad, que ninguno de los dos gases simples se encuentra en exceso, ó sea que el número de los átomos libres de primera especie es igual al número de los de segunda. En estas condiciones tendremos, siendo a el nú- mero primitivo de los átomos

A MS

En este caso, el grado de disociación q que, en la hipótesis de átomos idénticos, tenía por expresión

Ny QQ == —1 a a será dado por la relación WII == a (24) a

y si se aplica la fórmula encontrada en mi memoria anterior (1):

(1) Loc. cit. fórmula (28) página 60.

60 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Vi, = K,¿M4N,, (25) teniendo en cuenta la ecuación (24) que da Ma = 4 (1 q), y la relación E ER resultará : Va(l q) =k,04q*; de donde : aka? = V(1 9). (26) Por otra parte, se tiene en virtud de la relación (10): MRT p == (mu + 13) (10) MRT p==-41 +0, (27)

de donde se deduce, multiplicando las fórmulas (26) y (27) miembro á miembro:

apki q? = UNID a(l == 47),

_ MRT —kp

2

q (1 q).

Ahora bien, supongamos aún y,, constante y tendremos para el calor de disociación de la unidad de masa primitivamente formada por las moléculas mixtas :

Em +m,

Por otra parte, se tiene también :

(2, + Po)Aro 7 du o. 1 2 12 Kk,2 RT 12 12

A— de

siendo y, el peso atómico de un gas formado por átomos libres de pri-

PRESIÓN Y TEMPERATURA EN LA DISOCIACIÓN 61

mera especie, referido al peso atómico del hidrógeno (H=1, H, =2) y y, teniendo igual significación en cuanto al otro gas de segunda especie.

Observaremos que el numerador del exponente de e representa, medido en unidades mecánicas, el calor de disociación de una mo- lécula de la substancia no disociada, en el sentido químico de la palabra molécula, siendo (1, + y.,) la masa de dicha molécula ó sea el peso químico molecular.

Pongamos, pues

E SN 1 2M2d0y> LA DAS A TR y tendremos sucesivamente, á partir de la fórmula : pa MRT LEO de k1,p ;

A MRTY MRT A ] E

Ki2P ) k13P kj) = e 012 MRT q = ki 3 a MRT Kk1>p il 3 15 ke13p ja MRT > 1 l q == % ===> e an Cap 1+TZer 1 4 as MRT z de donde Y = ¿O E yo 28 Va LA en

ó sea un valor de q de forma muy análoga á la de la relación (21).

62 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Observemos ahora que q,, representa el espacio crítico reducido de un átomo de primera especie referido á su acción sobre un átomo de ñ . D1> ñ y q E EG sio segunda especie; “— es la suma de todos los espacios críticos redu- m 1 cidos que corresponden á todos los átomos contenidos en la unidad

Dia de masa del gas de primera especie; por último, Si representa la su-

ma de todos los espacios críticos reducidos que corresponden á todos los átomos del mismo gas contenidos en una molécula, ó sea en la

m x A e , z . masa q del gas de primera especie, químicamente igual á la unidad

de masa de la substancia normal. Observaremos aún que, si uno de los gases se encuentra en exceso,

la relación (25)

Vis = Kionipnta (25) se convierte en

y -— Aja = (4, M2) (A My2) 5 29)

4, + 4 WE (a, + asy V y? + 1 1

y como 1,, no puede ser mayor que a, ni mayor que «,, el signo es el único que satisface á esta condición, lo que da:

a (a V di a): V ve E

9) 2K,.

Si a, es muy grande, el factor (a, —n,,) de la relación (29) resulta muy pequeño y, por consiguiente, n,, queda poco diferente de a,, lo que resulta también de la ecuación (30), cuando se considera a,

PRESIÓN Y TEMPERATURA EN LA DISOCIACIÓN 63

como muy grande con relación á a,. De ahí se deduce que, si el número de los átomos de primera especie va creciendo, átomos de segunda especie cada vez más numerosos se unen á ellos hasta que, por fin, casi todos los de segunda especie queden unidos, lo que está conforme con la ley de acción de las masas, conocida con el nombre de ley de Guldberg-Waage.

Para completar este análisis tomemos, por ejemplo de disociación, la de dos moléculas de vapor de agua (2H,0) en dos moléculas de hidrógeno (2H,) y una molécula de oxígeno (0.,).

Podemos admitir que, por lo general, en un volumen V, á la tem- peratura T y presión p, tendremos todas las especies de moléculas que se pueden formar por la combinación de los átomos de hidró- geno y Oxígeno.

Designemos, pues, por

Mror- Moro Mao) Mos) Mya) Mar los números de las moléculas representadas por los símbolos respec- tivos

HASO SEO, HO. ¿50

y también por las letras

los espacios críticos reducidos que se refieren á las uniones químicas respectivas EENTOS HO HERO: y por zo) ZXos» Xt) Xa1

las cantidades de calor medidas en unidades mecánicas puestas en libertad por las uniones correspondientes

Hi. 02. HO, HO:

De este modo se tendrá para el calor de formación de dos mo- léculas de vapor de agua, al partir de dos moléculas de hidrógeno y una molécula de oxígeno

Dl

64 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

teniendo cada una de las cantidades y que ser constante en el es- pacio crítico respectivo.

Ahora bien, consideremos en primer lugar un átomo H ; contri- buirá á la formación de una molécula HO, si se encuentra en el es- pacio reducido 2,, de uno de los »,, átomos O. Pero la probabilidad para que aquel átomo H esté libre y la probablilidad para que forme un grupo HO se encuentran en la relación

V o a 011 oy enn

+ : LAO y esta relación es igual también á —- de donde 4 Mir

Mirar V = Mor Mio 911 AN

Comparemos la probabilidad para que el átomo H especialmente considerado esté libre, con la probabilidad para que, combinado con un grupo HO ya formado, origen á una molécula H,O. Se tendrá análogamente :

Na V = Mio Mix 021 En

ó sea, si se multiplican las dos últimas relaciones miembro á miembro Ra V? = 110 Mo Qa1 U11 cr (31)

Por otra parte, la probabilidad para que el átomo H especialmente considerado resulte libre, y la para que quede combinado con uno de los átomos restantes del mismo gas, para formar una molécula H,, se encuentran en la razón

v

REN Maio Q20 a

y esta relación además es igual al cociente de 2,,, número de los átomos de hidrógeno que han quedado libres, por 2n,,, número de los átomos del mismo gas unidos á otro átomo H, de modo que se puede escribir

230 V = M%10 quo e

y también

2Mp> Y = nr Po eos

PRESIÓN Y TEMPERATURA EN LA DISOCIACIÓN 65

Si con estas dos relaciones comparamos la fórmula (31) : Na Ve = Nso Mor par q en +A) (31)

y elevamos al cuadrado la primera y la última, tendremos :

3 9 l 2 > 4n%0 E O 0 enzo (32) ) h 2 2 S 2H(2Y - 2) NN a VE == Ra en A (35)

Multipliquemos la relación (532) por la segunda, de donde resulta

Sissy VE == MAS A e oe at (34)

02 i 02

y por último dividamos (33) por (34) ordenadamente :

ON 2 2 n 31 Y AO

==

2h(2£,1 + 2411 —2%30 Lou)

resultado que se puede escribir también

S 2 m2 9 E ema + 2411 2420: Xo2) (35)

Ye 0 On EAU AMA

na = M0 Mos

.

Si ahora suponemos que había primitivamente a moléculas de vapor de agua, ya no quedan sino »,, que no han sido disociadas, y (4—MR,,) que han experimentado la disociación. Imaginemos que estas últimas fueron descompuestas Casi exclusivamente en mo- léculas H, y O, la razón 4 Ma,

a

expresará aún lo que llamaremos grado de disociación. Pero, por otra parte, como estas (a n,,) moléculas disociadas han producido

E a 1 A z (a n,) moléculas de hidrógeno y ¿ (4 1,,) moléculas de oxígeno,

«d

se tiene :

)] pa

aq, Na =4 (1 y).

Map = 1, Mia —=

18

En cuanto al paréntesis que figura en el exponente de la rela-

AN. SOC. CIENT. ARG. T. LXXVIIT 5

66 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

ción (35), representa la cantidad de calor puesta en libertad, cuando dos moléculas H,O se forman á expensas de dos moléculas H, y de una molécula O,. Luego, si designamos por Q la cantidad de calor que se desprende, cuando se forma la unidad de masa de agua al partir de la mezcla explosiva de hidrógeno y oxígeno, podemos es- cribir:

2%, DY 2Y20 Yoz E 2 ELL /.20 /.02 (36) 2(2M, + M,) y si ponemos como antes Ea 2(241 + 1:9JQ U == R (37) : 2(2mM, + Ma) Y 20 Loz tendremos 3 Y > Mo 5 Ms == a) == : - yet, V de donde : == 0 (38) recordaremos ahora la fórmula MRT == v Pes MN) que, en el caso actual, se convierte en MRT 10 = ya (Wa a e Esta fórmula da, después de substituír en función de q: MRT 1 E MRT / q DS (a + 3 aq + a (1 0) = e apa + 2) de donde : q RT O == ME = = 3 39 E ( AN >) v(2Y1 + po) E

PRESIÓN Y TEMPERATURA EN LA DISOCIACIÓN 67

De esta expresión podemos eliminar á q valiéndonos de la ecua- ción (38), y de este modo resulta una relación entre p, + y T. Si al contrario se elimina +, se obtiene otra expresión, ó sea el grado de disociación en función de la presión y temperatura

A YE RT AE NE E) O 9) (1 3) (2u4 + p.a)p a (E

Por último se podría obtener una relación entre q, p y +, elimi- nándose T entre las ecuaciones (38) y (39).

Si ahora tenemos en cuenta la valencia del átomo de oxígeno, podemos admitir que existen en la superficie de dicho átomo dos dominios sensibles de conformaciones iguales. El espacio crítico que se refiere á la formación de la molécula HO, al partir de H y O, resultaría con esta hipótesis dos veces mayor que el relativo á la formación de H_O, al partir de HO y H. Pero entonces los dominios sensibles no se hallarían exactamente opuestos, ó bien tendrían que ser móviles en la superficie del átomo, para que la doble unión de dos átomos de oxígeno resultara posible.

Se podría imaginar también que el dominio crítico de un átomo de oxígeno no se encuentra tapado totalmente por un átomo libre de oxígeno ó hidrógeno unido químicamente con el primero, de modo que haya lugar aun para la unión química con otro átomo.

Hemos de confesar que todas estas hipótesis resultan muy poco verosímiles, pues están, por otra parte, en contradicción con la cons- titución compleja del átomo material admitida hoy por la mayor parte de los físicos y fundada en una hipótesis que ofrece la ventaja de explicar más ó menos todos los fenómenos. Pero, no hemos de olvidar que todo concepto, toda imagen, es admisible cuando facilita la explicación de los hechos, sin dar lugar á eontradicciones en el orden de los datos experimentales. Estas imágenes, creadas por Boltz- mann, tienen en todo caso el mérito de permitir la aplicación á las reacciones químicas del cálculo de las probabilidades, y ésta es la única ventaja que presentan, ventaja evidentemente muy notable, pues sirven para unir aquellos fenómenos con la teoría cinética de los gases, que tiende cada vez más á dominar las investigaciones en el mundo molecular.

68 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Av

RESUMEN DE LOS RESULTADOS CONSEGUIDOS MEDIANTE LA TEORÍA CINÉTICA

Veamos ahora si los resultados conseguidos se pueden comparar con los que Gibbs anunció después de valerse de la teoría del calor.

Los raciocinios del ilustre sabio norteamericano descansan en la hipótesis de que en un gas disociado todos los elementos actúan de un modo independiente como gases aislados, sumándose sus energías, presiones, entropías, etc. Ahora bien, aquella hipótesis resulta muy clara con la teoría molecular que me empené en desarrollar, pues las varias moléculas vecinas las consideramos como distintas y sepa- tadas. Por otra parte, no hemos de olvidar que, en la obra admirable de Gibbs, todo demuestra que se dejaba guiar en sus deducciones por la idea constante tácita de una teoría molecular, hasta cuando no aludía á ella explícitamente y no quería recurrir á las ecuaciones de la mecánica.

Mach, Ostwald y Duhem, en la teoría energética más moderna, admiten al contrario que en la combinación química algo de nuevo se substituye á las partículas constituyentes. Con estas ideas, muy exclusivas, no se podría admitir, por ejemplo, que durante la diso- ciación del vapor de agua, el vapor, el agua, el hidrógeno y el oxí- geno permanecen en presencia el uno al lado de los otros. Muy al contrario, para los energetistas, es lógico suponer que á las bajas temperaturas no hay sino vapor de agua, mientras que á tempera- turas cada vez más altas aparece algo completamente nuevo que á las temperaturas muy elevadas se transforma en la mezcla de gases explosiva. Resulta que el concepto de Gibbs, en virtud del cual las energías y entropías del vapor de agua y del gas explosivo se suman á las temperaturas intermedias, ya no tendría ningún sentido, y como sin aquel concepto las ecuaciones fundametales de la disocia- ción no se pueden fundar, tomando por base los principios de la ter- modinámica ó cualquier otra, queda comprobado que los energetistas ya no pueden considerar aquellas ecuaciones sino como relaciones de orden meramente empírico.

Ahora bien, como lo observa Boltzmann, no podemos nunca, en el

PRESIÓN Y TEMPERATURA EN LA DISOCIACIÓN 69

estudio de los fenómenos naturales, considerar como suficientes las ecuaciones en sí, sin tener en cuenta las bases en que se fundan, ni atribuír á ecuaciones empíricas un grado de certeza mayor que el concedido á las hipótesis que les sirven de fundamento. En pocas palabras, no podemos con aquellas esperar construir teorías físicas, pues si tal procedimiento se generalizara á todos los fenómenos, se lMegaría á reducir la ciencia á un catálogo de hechos que nunca nos permitiría hallar las analogías profundas ó prever hechos nuevos. Por esto mismo, nos aparece la representación mecánica indispen- sable para fundar las ecuaciones, pues sola puede hacerlas inteli- gibles para nuestra mente y ponernos en condiciones de idear una imagen clara y satisfactoria, en el caos de los fenómenos que nos revela la experiencia. Por otra parte, la certeza que hemos adquirido, dentro de los límites de nuestro conocimiento, de la existencia del mundo atómico, ha de infundirnos mayor valor para proseguir en este sentido nuestras investigaciones, sobre todo si tenemos en cuenta los servicios valiosísimos que las teorías moleculares han prestado á la ciencia. Podemos afirmar, en efecto, que la mayor parte de los progresos verificados en física, desde hace un siglo á esta parte, los debemos á este instrumento maravilloso que se amolda con tanta facilidad á las deducciones matemáticas. No se ve, por ejemplo, cómo los energetistas hubieran podido llevarnos á los perfeccionamientos tan notables que ha experimentado el estudio de la luz y de la elec- tricidad, tomando por bases fórmulas empíricas calcadas sobre la observación de los fenómenos. Nos imaginamos difícilmente la es, pléndida síntesis realizada por los trabajos sucesivos de Fresnel Maxwell, Hertz y Lorentz, sin la ayuda de la mecánica molecular, ni tampoco vemos cómo los energetistas habrían podido substituírla mediante consideraciones sacadas de la termodinámica que, para ellos, resulta, sin embargo, la ciencia esencial, la única que ha de despertar nuestra confianza.

En resumen, la representación de los fenómenos, mediante consi- deraciones inspiradas por la mecánica molecular, nos aparece con una importancia científica mucho mayor que la clasificación sin más de los resultados experimentales mediante leyes y fórmulas.

Observaremos también que las consideraciones que expusimos en este trabajo ya muy extenso y en los anteriores, nos ponen en condi- ción de penetrar en el estudio de los falsos equilibrios químicos cuya mayor parte se caracterizan por una reacción sumamente lenta que para nuestros instrumentos y sentidos equivale á un estado estacio-

70 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

nario. De este modo, á las temperaturas comunes hay equilibrio apa- rente en un recinto que contiene vapor de agua y una mezcla ex- plosiva de oxígeno é hidrógeno, y los gases pueden permanecer durante un tiempo muy largo, sin que se transformen el uno con el otro. Las moléculas entonces se encuentran unidas por fuerzas tan erandes que no puede verificarse ninguna disociación ó reacción sensible durante un tiempo correspondiente á la duración común de las observaciones experimentales, y podemos admitir que después de un tiempo infinitamente largo, llegaría á efectuarse la transfor- mación. En resumen, los fenómenos de falsos equilibrios químicos han de ser considerados como muy análogos á los de surfusión ó de atraso en la ebullición.

Si ahora echamos una mirada hacia las ideas desarrolladas en el presente artículo y en mis memorias anteriores (1) acerca de los fe- númenos de la cinética química, veremos que el terreno se encuentra ahora suficientemente despejado para que nos sea posible, basán- donos en consideraciones de orden molecular, encarar primero el estudio de la función designada con el nombre de velocidad de reac- ción. Ya R. Marcellin, hace poco adversario irreconciliable de la in- troducción en la cinética química de las derivadas segundas con respecto al tiempo, parece dispuesto á inclinarse á la tesis que Da- mianovich y yo hemos defendido desde hace unos meses en varias memorias.

Tengo la esperanza de poder, sobre los fundamentos que deduje de la teoría cinética de los gases, edificar un concepto nuevo de la velo- cidad de reacción; trataré de realizar este propósito en otro trabajo, 'aliéndome de los materiales ya reunidos.

CAMILO MEYER.

(1) Véase : Las derivadas segundas con respecto al tiempo en la cinética química (Anales, marzo-abril, pág. 165); La teoría cinética de los gases aplicada á la unión de dos átomos idénticos, etc. (Anales, enero-febrero, pág. 49); Aplicaciones de la teoría cinética : viscosidad, ley de acción química mutua entre dos moléculas, equilibrios químicos (Anales, mayo-junio, pág. 285).

LA VERDENASQUINA

NUEVA VARIEDAD DE CAUCHO

En los años 1905 y 1906, época de la locura del caucho, efectué dos viajes de exploración al departamento de Orán, uno de los más nórdi- cos de la República Argentina, con el objeto de investigar si existían en las forestas casi vírgenes de esa localidad esencias gomeras indíge- has que pudieran ser económicamente explotables, y además estudiar si, lado el clima tropical de la región, fuera posible la cultura de al- guna especie de hule exótico.

Entre las diferentes plantas que respondían á mis propósitos, una de las más interesantes y que mayormente atrajo mi atención fué el Verdenasco ó Zarzaparrilla blanca silvestre, planta muy común y á ve- ces abundante en toda la región potamófila de la república desde sus límites septentrionales hasta los alrededores de La Plata.

Su nombre científico es Smilax campestris Grisb.

Es una trepadora perenne, provista de numerosos y enmarañados rizomas blancos, cuyo grueso alcanza hasta el del dedo meñique, poco profundos y de los cuales surgen sarmientos de varios metros de largo y hasta quince milímetros de diámetro, leñosos, verdes, lampiños y defendidos por aguijones ralos, cortos y ganchudos; las hojas ovala- das, coriáceas, pecioladas, provistas, cerca de la base de la lámina, de dos zarcillos simples más ó menos largos, con los cuales se afirma á los arbustos circunstantes; la especie es dioica, es decir, produce indivi- duos machos, que sólo brindan flores masculinas, é individuos hembras que dan flores femeninas, á las cuales suceden los frutos.

Tanto las flores masculinas como las flores femeninas se hallan for-

72 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

mando corimbos de 20 á 30; los frutos, á su vez, constituyen racimi- llos de 3 á 20, y son bayas que á la madurez alcanzan el tamaño de una arveja y ostentan un lindo color negro; están constituídos por un pericarpio carnoso de poco espesor, que envuelve de una á tres gruesas semillas bastante duras, casi córneas, lisas, de color parduzco más ó menos subido.

El pericarpio se halla formado de las tres capas normales íntima- mente adheridas entre ellas, es decir, una corteza Ó epicarpio men- branoso, coloreado, de una pulpa ó mesocarpio de color verdoso y, por fin, de una membrana muy delgada interna casi incolora ó endocarpio; las semillas compactas ó incoloras están revestidas de un espermo- derma muy tenue, también muy adherente, de color café más ó menos claro. Entre el endocarpio y el espermoderma se encuentra una vejig: incolora, transparente, anhista, muy elástica, fácilmente producida por secreción del testa seminal, pero independiente del mismo, que cons- tituye la substancia objeto de esta nota.

Los caracteres de este órgano adicional no escaparon á mi obser- vación ; y como durante el viaje no había podido obtener frutos en can- tidad suficiente, aproveché las vacaciones de Semana Santa de 1906, que cayó en abril, para trasladarme á Tucumán, donde en el Parque Roca, cerca de la capital, pude juntar algunos kilos de frutas de Ver- denasco bien maduras y que me sirvieron para las investigaciones que pensaba llevar á cabo.

La fruta, al secarla al aire, perdió un 35 por ciento de su peso; por medio mecánico, es decir, mondadura á mano, se pudo fácilmente re- tirar de ellas la membrana perispérmica adicional con mucha facili- dad; pero como dicha membrana era rápida y totalmente soluble en varios solventes neutros, podía extraerse también por medios quími- cos, empleando un aparato de desalojo cualquiera, con la diferencia que la materia, así obtenida, se hallaba más ó menos coloreada, incon- veniente que pudo salvarse filtrando la solución sobre carbón animal.

El principio orgánico obtenido por cualquiera de los medios indi- cados era sólido, amorfo, incoloro, transparente, inodoro, insípido, su- mamente elástico, ablandándose por el calor, sin fundir, y soldándose fácilmente entre los fragmentos separados que se ponían juntos aun en frío; era del todo insoluble é impermeable al agua, insoluble en la acetona, bastante soluble en el alcohol absoluto, muy soluble en el sulfuro de carbono, bencina y cloroformo, y con el azufre fundido se vulcanizaba rápida y perfectamente: quemado, despedía ese olor pe- culiar del caucho. Se trataba, pues, de una variedad de caucho, del cual

LA VERDENASQUINA 713

sólo se diferenciaba por su mayor solubilidad en el alcohol etílico.

Consideradas sus propiedades físicas y químicas que lo distinguen de los demás cauchos, propongo, por lo tanto, aplicarle el nombre de Verdenasquina, porque esta substancia es propia y exclusiva de Smilax campestris, pues no la he podido hallar en los frutos de un gran número de especies de Smilax europeos y americanos, que he llegado á procurarme.

La cantidad de verdenasquina varía de 3 á 5 por ciento del peso de los frutos secos, lo que correspondería de 1 43 por ciento del fruto fresco.

Hasta ahora no he podido saber con seguridad si la membrana de verdenasquina sea una secreción endocárpica ó espermodérmica; me inclino sin embargo á esta última suposición, pues en las frutas que contienen varias semillas la membrana existe también entre ellas, se- parando unas de otras.

No si la verdenasquina podrá entrar en la industria y en el co- mercio; sin embargo no dudo que podrá hallar, dada su solubilidad en el alcohol, numerosas aplicaciones.

CARLOS SPEGAZZINI. 1914.

OBSERVACIONES AERO-ELÉCTRIC PRIMAVERA

POR EL DOCT

Cor TABLA X a y b. Relació Todos los días Mes = —+ a ——_ A = b Z E, E_ U n n_ S / 750,0-754,9 0 755,0-759,9 4 | 0,239 | 0355 | —0,026 | 671| 727 | 1398 | 56 Septiembre...? 760-0-764,9 | 41 | 0,343 | 0,305 0,038 | 701 | 624 | 1325 77 765,0-769,9 | 37 | 0,320 | 0,281 0,039 | 654 | 576 | 1230 78 770,0-774,9 8 | 0,276 | 0,271 0,005 | 566 | 555 | 1121 11 | 750,0-754,9 5 | 0,248 ¡ 0,226 0,022 ¡ 509 | 464 973 45 | 755,0-759,9 | 19 | 0,322 | 0,305 0,017 | 660 | 624 | 1284 36 Octubre ..... 760,0-764-9 | 19 | 0,354 | 0,325 0,029 | 723 | 664 | 1387 59 | 765,0-769,9 | 20 | 0,435 | 0,414 | 0,019 | 890 | 849 | 1739 | 41 -770,0-774-9 | 25 | 0,400 | 0,335 0,045 | 820| 729 | 1549 91 | / 750,0-754,9 3 | 0,285 | 0,276 0,009 | 584 | 567 | 1151 1:59 | 755,0-759,9 | 50 | 0,316 | 0,280 0,036 | 648 | 573 | 1221 75 Noviembre .../ 760,0-764,9 | 26 | 0,339 | 0,349 | —0,010 | 693| 713 | 1406 | 20 765,0-769,9 7 | 0,364 | 0,329 0,035 | 745 | 672 | 1417 713 1 770,0-774,9 4 | 0,340 | 0,354 | —0,014 | 698| 725 | 1423 | 27

0,309 0,016 Di On 0,338 | 0,528 0,010 Diciembre .... )-76 E 0,350 0,335 0,015 S

3: 0,378 | 0,351 0,027

0,404 0,009 0,316 0,016 0,330 0,020 0,464 9,037

0,374 0,006 0,329 0,046

Febrero / > 0,330 | —0,002 0,255 0,004

RANO DE 1912

BERNDT

ción

n la altura barométrica

PIFI QUINA o 0) (99) (e)

pda. [1] da. al HN -1 -] DA

pS [no] -- paa [1] m] na Rh o

0,329 1,10 122 [| 13 | 0,374 1,12 159 || 1 | 0,266 1,00 122 || 2 | 0,354

1,07 101 || 6 | 0,409 1,08 121 || 17 | 0,356 1,10 128 | 12 | 0,344 1,10 44 4 | 0,412

1,12 79 || 15 | 0,363 1,08 88 || 1 | 0,501 E za 0 E 07 | —115 || 7 | 0,340 1,22 55 || 20 | 0,384 1,04 66 || 14 | 0,341

LA REPÚBLICA ARGENTINA

0,339 0,383 0,209 0,435

0,354 0,318 0,359 0,397

0,330 0,320 0,339 0,464

0,330 0,359 0,352 0,255

0,045 0,035 0,033 0,052

—(0,010 —0,009 —0,043 —0,081

0,055 0,038 —0,015 0,015

0,069 0,015 0,024 0,037

0,010 0,025 —0,011 0,004

Días normales

1363 1548 1179 1612

1560 1380 1436 1654

1495 1340 1435 1976

1372 1521 1420 1052

Mes

Septiembre...

Octubre .....

Noviembre ....

Diciembre ..

ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

3arómetro

( sube ó const.

( sube ó const.

(DAA

TABLA XI a y b. Relación ci

Todos los días

Z E E_ U Ny n S n 44 | 0,266 | 0,227 0,039 545 | 465 | 1010 80 46 | 0,384 | 0,360 0,024 787 | 737 | 1525 50 44 | 0,335 | 0,313 0,022 686 | 640 | 1326 46 44 | 0,410 !' 0,375 0,035 | 840 | 769 | 1606 71 46 | 0,305 | 0,271 0,034 624 | 557 | 11831 67 44 | 0,345 | 0,344 0,001 706 | 702 | 1408 4 40 | 0,300 | 0,290 0,010 616 | 592 | 1208 24

—] —]

OBSERVACIONES AÉRO-ELÉCTRICAS EN LA REPÚBLICA ARGENTINA

marcha del barómetro

Días normales

IS ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

TABLA XILa y b. Relaci

Todos los días

5 0,192 10,0-14,9 | 5 0,323 15,0-19,9 0,398 20,0-24,9 25,9-29,9 30,0-34,9

Septiembre...

5,0-9,9 Hl —0,005 10,0-14,9 32 0,039 15,0-19,9 E 0,029 20,0-24,9 0,028 25,0-29,9 7 —0,003 30,0-34,9

Octubre caes

5,0-9,9 10,0-14,9 15,0-19,9

Noviembre .../ 20.0-24.9

25,0-29,9 30,0-34,9

SHIN

5,0-9,9 10,0-14,9 15,0-19,9 20,0-24,9 25,0-29,9 30,0-34,9

0,290 0,275 0,338 0,451 0,388

) O

hal de

Diciembre ...

FAO UN -1

5,0-9,9 10,0-14,9 15,0-19,9 20,0-24,9 25,0-29,9 30,0-34,9

ONSiS

> y Pp 35 0

5,0-9,9 10,0-14,9 15,9-19,9 20,0-24,9 25,0-29,9 30,0-34,9

Febrero

OBSERVACIONES AÉRO-ELÉCTRICAS EN LA REPÚBLICA ARGENTINA

on la temperatura

|

Sooroo | S |

DN SMART

Rh a NA O

[a

-]0DO Oo

NA 9 00

0,154 0,359 0,393 0,323

0,384 0,298 0,345 0,295

—0,010 0,039 0,075

Ny

Días normales

SO ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

TABLA XHI a y b. Relación

Todos los días

60,0-69,9 Septiembre.../ 70,0-79,9 80,0-89,9 90,0-100

>60 60,0-69,9 Octubre 4% 70,0-79,9 80,0-89,9 90,0-100

>60 60,0-69,9 Noviembre .../ 70,0-79,9

80,0-89,9 90,0-100

>60 60,0-69,9 Diciembre .../ 70,0-79,9 80,0-89,9 90,0-100

>60 60,0-69,9 70,0-79,9 80,0-89,9 90,0-100

>60 60,0-69,9 Febrero 70,0-79,9 80,0-89,9

90,0-100

OBSERVACIONES AÉRO-ELÉCTRICAS EN LA REPÚBLICA ARGENTINA 81

zon la humedad relativa

AA A A A A o A A A A A TA O AA A

Días normales

ETE TY A Q E Z E El U n+, n- S 7 Q F

—— o —————_Ñ——— E ——

1,07 O A - 1,04 165 | 2 | 0,442 0,433 | 0,009 | 906 | 886 | 1792 20 | 1,02 | 195 1,16 280 || 7 | 0,295 | 0,285 | 0,010 | 606 | 582 | 1188 24 | 1111 | 114 1,35 131 || 3 | 0,291 | 0,138 | - 0,083 | 452 | 282 | 734 170 | 1,63 | 262 1,19 210 | 0 = O

| |

1,10 65 9 | 0,581 | 0,528 0,053 | 1189 | 1078 | 2267 10 LN 1, 78 ¡5 111 [| 19 | 0,349 | 0,8225 | 0,024 | 712 | 668 | 1380 44 | 1,07 92 61,17 126 | 12 | 0,431 | 0,365 | 0,066 | 882 | 749 ¡ 1631 133 | 13321 1£7 A 130 | 4 | 0,315 | 0,251 0,064 | 643 | 513 | 1156 130 | 1,27 | 106 30 | sol = .—- | O = == 1.03 93 11 | 0,413 | 0,445 —0,032 | 846 | 910 | 1756 | 64 | 0,97 | 102 1,07 184 || 14 | 0,309 | 0,321 | —0,012 | 631 | 659 | 1290 | 28 | 1,01 | 153 1,30 387 || 312] 0;327 |:0,372 | —0j045 | 1670 | T6L | vaga | =:91 | 0,88 | 220

1,17 | 109 || 1| 0,249 | 0,104 | 0,145 | 510 | 211 | 721 | 299 | 2,40 | 492 1,54 441 0| —= | == M0 = E AO

1,03 83 [| 10 | 0,441 | 0,432 | 0,009 904 884 | 1788 20 | 1,05 52 1,11 91 [| 18 | 0,346 | 0,320 | 0,026 | 710 | 654 | 1364 56 | 1,10 | 102 1,04 164 [| 9 | 0,350 | 0,321 0,029 | 716 | 658 | 1374 58 | 1,09 | 161 21.15 174 || 1 | 0,277 | 0,265 | 0,012 | 569 | 542 | 1111 27 | 105 | 9 1,06 15 [| 1 | 0,196 | 0,170 | 0,026 | 403 | 348 | 751 55 | 1,16 | 89 1,13 67 | 14 | 0,422 | 0,364 | 0,058 864 745 | 1609 119 | 1,14 74 11 55 || 11 | 0,350 | 0,330 0,020 | 718 | 674 | 1392 44 | 112 | 95 1,04 89 | 19 |- 0,330 | 0.334 | —0,004 | 675 | 683 | 1358 | 8 | 1,05 | 107 1,18 197 || 7 | 0,276 | 0,247 0,029 | 566 | 507 | 1073 59) || 1,15 AUBL 0,69 327 0 =— Es a = = m92.1| = 13 8 | 0,404 | 0,433 | —0,029 827 888 | 1715 | 61 | 0,97 | —35 13 39 [| 12 | 0,415 | 0,375 0,040 | 850 | 769 | 1619 Si 12 50 1,06 | 102 || 16 | 0,313 | 0,300 0,013 | 640 | 612 | 1252 28 | 1,05 | 113 1,39 60 || 6 | 0,315 | 0,309 0,006 | 645 | 631 | 1276 Fe e 0 PU) 1,19 119| 0 Lo des

AN. SOC. CIENT,. ARG. T. LXXVIII 6

S2 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Septiembre...

Octubre

Noviembre ...'

Diciembre ...

Enero

Febrero

4/8, 5/ 6/8, 7/8, 8/3

0, 1/8 2/8, 3/8 4/8, 5/8

6/8, 7/8, 8/8

1

0,286 0,359 0,379 0,335

0,391 0,397 0,466 0,341

0,326 0,299 0,381 0,322

0,364 0,324 0,330

0,335

0,334 0,429 0,320 0,357

0,307 0,445 0,521 0,439

0,246 0,286 0,373 0,311

0,347 0,360 0,407 0,330

0,341 0,299 0,335 0,277

0,354 0,304 0,509 0,325

0,315 0,384 0,327 0,349

0,310 0,398 0,426 0,371

TABLA XIV a y b. Relació

Todos los días

0,040 0,073 0,006 0,024

0,044 0,037 0,059 0,011

—0,015 0,000 0,046 0,045

0,610 0,020 0,021 0,010

0,019 0,045 —0,007 0,008

—0,003 0,047 0,095 0,068

OBSERVACIONES AÉRO-ELÉCTRICAS EN LA REPÚBLICA ARGENTINA

on el grado de la nebulosidad

0,291 0,235 0,580

0,408 0,450 0,466 0,369

0,360 0,335 0,245 0,249

0,384 0,340 0,360 0,358

0,354 0,403 0,281 0,350

0,311 0,519 0,521 0,432

0,276 0,160 0,571

0,356 0,409 0,404 0,384

0,388 5,305 0,324 0,103

0,369 0,336 0,355 0,305

0,334 0,326 0,301 0,347

0,316 0,465 0,126 0,404

0,030 0,075 0,009

0,052 0,041 0,062

—0,015

—0,028 0,030 —0,079 0,146

0,015 0.004 0,005 0,053

0,020 0,077 —0,020 0,003

—0,005 0,054 0,095 0,028

Días normales

Ny n 597 568 481 326

1191 | 1173 834 730 920 857 956 828 755 788 738 793 687 625 501 661 510 211 734 754 694 686 739 726 732 624 725 683 823 669 577 616 717 710 639 649

1060 950

1065 873 885 828

83

ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Septiembre...

Octubre

Noviembre...

Diciembre....

_-— _— _— ur _— "um a

A

0,415 0,266 0,204

0,365 0,245

0,357 0,218 0,366

0,360 0,315

0,374 0,326 0,203

TABLA XV a y b. Relació

Todos los días

OBSERVACIONES AÉRO-ELÉCTRICAS EN LA REPÚBLICA ARGENTINA 85

on la transparencia

Días normales

S6

ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

TABLA XV1 a y b. RelacidA

Septiembre...

Octubre ...

Noviembre...

Diciembre...

N-E ESE-SSW SW-NNW

N-E ESE-SSW SW-NNW

N-E ESE-SSW SW-NNW

N-E ESE-SSW SW-NNW

N-E ESE-SSW SW-NNW

N-E ESE-SSW SW-NNW

0,301 0,281 0,400

0,350 0,375 0,496

0,325 0,295 0,380

0,337 0,320 0,381

0,337 0,358 0,445 0,339

0,401 0,381

Todos los días

0,038 0,036 —0,006

0,032 0,009 0,084

0,014 0,030 0,013

0,027 —0,005 0,035

0,013 0,001 —0,019

0.034 —0,011 0,023

OBSERVACIONES AÉRO-ELÉCTRICAS EN LA REPÚBLICA ARGENTINA

con la dirección del viento

87

E,

Días normales

N+

Q

98 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

TABLA XVIL a y b. Relación

KA AAA AAA e o a o 5 y

Todos los días

Mes NE Zz E, E_ U Ny 7) S u

( 0, 1 16 | 0,233 | 0,199 0,034 | 477 | 407 894 70 Septiembre... 1-2, 2,3 46 | 10,353 | 0,314 0,039 | 722 | 641 | 1363 81 (3 | 9810354 | 03319 | 0,035 | 724 | 652 | 1376 | 72

| ( 05.1 30 | 0,310 | 0,265 0,045 | 633 | 542 | 1175 91 Octubre...... e MED 7 0,360 0,345 0,015 | 739 | 706 | 1445 33 3 | 21 | 0,484 | 0,456 | 0,0%8 | 990 | 934 | 1924 | 56 ( 0, 1 32 | 0,271 | 0,246 0,025 | 555 | 504 | 1059 51 Noviembre .. .) 1D 46 | 0,340 | 0,332 0,008 | 696 | 680 | 1376 16 Ñ > 3 12 | 0,423 | 0,371 0,052 | 868 | 760 | 1626 108

| 0, 1 23 | 0,264 | 0,244 0,020 | 540 | 499 | 1039 41 Diciembre 103) 12 DS 54 | 0,362 | 0,350 0,012 | 742 | 718 | 1460 24 > 16 | 0,364 | 0,360 0,004 | 747 | 738 | 1485 9

| 0,1 41 | 0,330 | 0,286 0,044 | 673 | 586 | 1259 | 87 Enero ....... ) 1949.18 43 | 0,860 | 0;373 | —0,013 | 738 | 7625/6500 24 3 - 9 | 0,432 | 0,403 0,029 | 884 | 824 | 1708 60 (4 20 | 0,246 | 0,234 0,012 | 505 | 478 983 21 Febrero ..... / 1-2102908 41 | 0,404 | 0,366 0,038 | 828 | 750 | 1578 78 3 11 | 0,416 | 0,420 | —0,004 | 851 | 860 | 1711 9

OBSERVACIONES AÉRO-ELÉCTRICAS EN LA REPÚBLICA ARGENTINA 89

econ la intensidad del viento

AA IAANWCAIARTAR IATA EZRA TA A

Días normales

Q F E E_ U n n S 7 Q F > 1,22 248 4 | 0,259 | 0,214 0,045 530 439 969 91 | 1,35 | 155 1715 154 5 | 0,256 | 0,206 0,050 524 422 946 102 | 1,380 | 228 1,22 945 3 | 0,434 | 0,461 | —0,027 | 889 | 942 | 1831 | 53 | 0,95 73

1,27 150 || 12 | 0,310 | 0,238 0,072 | 632 | 487 | 1119 145 | 1,39 | 171

1, 08 85 || 20 | 0,432 | 0,398 0,034 885 815 | 1700 TORA 06 32 1,11 | 18 || 12 | 0,493 | 0,460 0,033 | 1008 940 | 1948 6s | 1,12 22 S 157 COSTA O 261 0,014 565 536 | 1101 29 | 1,110 | 159 1,16 159 || 15 | 0,3854 | 0,385 | —0,031 | 725 | 789 | 1514 | 64 | 1,03 | 173 1217 1 5 | 0,439 | 0,451 | —0,012 | 899 | 924 | 1823 | 25 | 0,98 53 1,11 199 [| 11 | 0.291 | 0,253 0,038 | 597 | 519 | 1116 78 | 1,14 | 164 1,08 109 [122 | 0,375 | 0,364 0,011 | 769 | 744] 1513 25 | 1,06 | 80 1,02 |— 3|| 6 | 0,470 | 0,437 0,033 | 962 | 893 | 1855 CIFTO6) (7A 1,14 116 | 25 | 0,324 | 0,281 0,043 663 | 577 | 1240 86 | 1,17 | 111 1, 05 106 || 24 | 0,369 | 0,365 0,004 | 754 747 | 1501 TAO 8 1,12 28| 2 | 0,514 | 0,490 0,024 | 1056 | 1005 | 2061 5 lco06 | 60 1,08 193 || 13 | 0,251 | 0,240 0,011 512 | 491 | 1013 A DE: 1,21 24 || 24 | 0,419 | 0,406 0.013 | 859 | 831 | 1690 28 | 1,07 32 M0 | 325 5 | 0,356 | 0,371 | —0,015 730 | 760 | 1490 | 30 | 0,98 16

90

ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

TABLA XVUHIL a y b.

Mes

Septiembre...

Octubre e

Noviembre...

Diciembre ...

IMNERO ooo

Febrero......

/

| |

0-49,9 50,0-99,9 100,0-149,9 150,0-199,9 0959

0-49,9 50,0-99,9 100,0-149,9 150,0-199,9 >199,9

0-49,9 50,0-99,9 100,0-149,9 150,0-199,9

199,9

0-49,9 50,0-99,9 100,0-149,9 150,0-199,9 199,9

0-49,9 50,0-99,9 100,0-149,9 150,0-199,9 AO979

0-49,9 50,0-99,9 100,0-149,9 150,0-199,9 EANOOAO

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Todos los días

E,

0,393 0,369 0,351 0,240 0,200

0,397 0,373 0,332 0,305 0,193

0,380 0,360 0,296 0,300 0,226

0,360 0,350 0,330 0,246 0,277

0,388 0,389 0,255 0,172 0,363

0,398 0,320 0,301 0,360 0,194

U

0,020 0,055 0,052 0,016 0,012

0,040 0,012 0,052 0,021 0,023

0,042 0,010 0,009

0,005 0,050

0,006 0,020 0,007 0,052

—0,011

0,005 0,025 0,032 0,032 —0,023

0,004 0,035 0,024 0,014 0,035

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OBSERVACIONES AÉRO-ELÉCTRICAS EN LA REPÚBLICA ARGENTINA 91

con la caída del potencial

Días normales u Q Z E, E_ U ny n_ S 7 40 | 1,05|| =- —- 115 | 1,16 5 0,409 0,401 0,008 838 821 | 1659 17 104 | 1,20 3 0,233 0,193 0,040 477 395 872 82 SS Laa 0 —= = 267121 4 0,219 0,171 0,048 447 350 797 97 = = = = = 26 | 1,04|| 19 0,472 0,441 0,031 968 902 | 1870 66 104 | 1,31 8 0,393 0,310 0,083 806 634 | 1440 172 46 | 1,12 5 0,389 0,350 0,039 796 A ERE 79 481 1,15 7 0,230 0,194 0,036 472 398 870 74 Som LIS | == = == = = = 18 | 1,03 9 0,409 0,450 —0,041 839 922 | 1761 | 83 15 | 1,10 7 0,326 0,348 —0,022 669 711 | 1380 | 42 E 7 | 1,01 4 0,278 0,285 —0,007 569 583 | 1152 | 14 105 | 1,43 6 0,305 0,281 0,024 623 576 | 1199 47 13 | 1,011] = = a => 44 | 1,09|| 24 0,378 0,349 0,029 772 714 | 1486 58 13 | 1,06 7 0,409 0,382 0,027 838 782 | 1620 56 104 | 1,29 5 0,331 0,285 0,046 679 583 | 1262 96 22 | 0,99 2 0,146 0,214 —0,068 299 438 737 | —139 10 | 1,03 || = 53 | 1,08 || 30 0,404 0,388 0,016 828 793 | 1621 35 66 | 1.17 16 0,291 0,260 0,031 595 AS 6 64 66 | 1,24 3 0,231 0,184 0,047 475 377 852 98 47 | 1,14 2 0,240 0231 0,009 | 492 474 966 18 9 | 1,02 ||. = = = = A O 0,383 0,359 0,023 783 733 | 1516 50 Ag is 0,335 0,321 0,014 687 659 | 1346 28 30 | 0,98 2 0,204 0,226 —0,022 416 463 879 | 47 70 | 1,20 2 0,229 0,216 0,013 467 443 910 24

BIBLIOGRAFÍA

La silice et les silicates, por HeNRY LE CHATELIER. Un volumen en 8% de 574 páginas, con 60 láminas, edición de la librería Hermann, París.

Como con mucha propiedad lo hace notar el autor en la introducción, siempre que se desea estudiar la sílice ó algunos de los silicatos, hay necesidad de re- currir á los libros de mineralogía, pues los de química muy poco se ocupan de estos compuestos y de sus propiedades, salvo las enciclopedias de química.

En el volumen que nos ocupamos, el autor en una forma á la vez elegante y profunda, concisa y clara, trata : las propiedades químicas de los compuestos oxigenados del silicio, sílice hidratada, tanto natural como artificial ; sílice anhi- dra, amorfa y cristalizada ; propiedades caloríficas, mecánicas” y eléctricas del cuarzo, su polarización rotatoria y doble refracción ; las diversas transformacio- nes de la sílice ; las propiedades generales de los vidrios, tanto físicas como quí- micas, deteniéndose en las propiedades ópticas; los silicatos metálicos y su clasificación, haciéndonos ver las dificultades para agruparlos por sus analogías, clasificaciones geológicas y mineralógicas, las que agrupan estos compuestos en familia de misma forma cristalográfica, á silicatos de muy grandes diferencias de composición.

Le Chatelier manifiesta que estamos hoy día, en lo que respecta á clasificación de silicatos, como se encontraba hace cincuenta años, repecto 4 compuestos orgá- nicos, y que sólo los grandes trabajos en síntesis orgánicas han permitido clasifi- carlos racionalmente.

El autor desecha los sistemas de clasificación de los silicatos que se fundan en las fórmulas binarias, notación por valencias, y en las fórmulas unitarias. Al pri- mer sistema por las disparidades en los silicatos de los sesquióxidos, en los sili- catos dobles de protóxidos y sesquióxidos, y en los silicatos con agua de combi- nación, la que este sistema considera. como agua de hidratación. Al segundo sistema, porque si bien es cierto que, desarrollando las fórmulas, puede, como se hace en química orgánica con los compuestos del carbono, representar la fórmula de cualquier silicato existente ó no, crea en cambio, teóricamente, una serie de

BIBLIOGRAFÍA 93

silicatos que en lugar de aclarar la clasificación, la hacen más confusa, pues no pueden ser aplicables á los silicatos las hipótesis de la polimerización sucesiva, aplicada en química orgánica á los carburos de hidrógenos, porque éstos son accesibles al control de la experiencia, por la relación ponderal del carbono al hidrógeno y la densidad de vapores, mientras que en los silicatos, por su inmfusi- bilidad é insolubilidad, existe verdadera dificultad hasta para la determinación de los pesos moleculares.

En fin, al tercer sistema, ó de las fórmulas unitarias, lo rechaza por poca clari- dad, dificultad de retenerlas en la memoria y sobre todo dificultad de darse cuenta de la constitución de los cuerpos por las fórmulas.

Admite para clasificar los silicatos el sistema de sales complejas de Verddsky, pues cree que admitiendo la existencia de ácidos complejos sílicoalumínicos, como se admite el fosfomolíbdico, está simplificado el problema.

Volviendo á las materias tratadas en este volumen, nos encontramos con los silicatos dobles de álcalis y bario, los dobles de álcalis y calcio, los calcáreos, los magnesianos, los aluminosos, los caolines, las arcillas, la cerámica y las rocas.

Por esta enunciación del plan de la obra, se manifiesta la manera que ha usa- do el autor para tratar el tema. En cada asunto comienza en una forma elemen- tal, profundizando paulatinamente á medida que entra en materia, agotando los temas, tanto en su faz científica como técnica, llevando al lector por entre la química de los silicatos, sin descuidar ni la parte cristalográfica, haciéndole despertar tal interés que, al terminar la lectura, nos hemos preguntado, por qué no se estudia en un ciclo aparte la química de los compuestos del silicio, como se hace con la química de los compuestos del carbono.

M. Henry Le Chatelier con La silice et les silicates, ha dado un gran paso hacia

esa química, colocándose en condiciones inmejorables para hacerla.

M. LEGUIZAMÓN PONDAL.

Electronique et biologie, par P. ACHALME, Masson y Cía., editores, 1913.

La vieja polémica entre los partidarios de la teoría diastosa substancia y los afiliados á la doctrina diastosa propiedad, se ha vuelto á animar con los nuevos trabajos de P. Achalme.

El director del Museo colonial de París ha reunido en un volumen, titulado Electronique et biologie, los trabajos agrupados alrededor de una teoría de la ca- tálisis, basada en conceptos electrónicos. Esto justifica el título á primera vista enigmático, del libro Electronique et biologie. Achalme, después de una exposición crítica de las doctrinas recientes acerca de la constitución de la materia, des- arrolla sus ideas al respecto.

Supone al átomo como un sistema constituído por granos de electricidad posi- tiva (átomos de hidrógeno), ligados fuertemente por electrones cargados negati- vamente. El átomo así formado está dotado de una cierta capacidad de deforma- ción, lo que está de acuerdo con los trabajos de Brann, Muller, Erzbach, Uraute, etc.

Esta concepción, según el autor, explica perfectamente la estabilidad del áto- mo, al mismo tiempo que permite comprender en una forma más acertada la

noción de valencia.

94 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Ahora bien; al lado de la química ordinaria, que estudia las transformaciones en la escala atómica, se puede concebir una química, que se preocupe de los equi- librios electrónicos. Al profundizar este concepto llega Achalme á una explica- ción electrónica de la catálisis. Según las ideas de Ostwald, Jos catalizadores son simples aceleradores de la velocidad de reacción, considerando á la catálisis en esta forma, podemos asimilar, bajo el punto de vista energético, los catali- zadores á los factores de acción (luz, calor, etc.).

Achalme se pregunta si esta analogía no se puede llevar al terreno de las explicaciones mecánicas.

Su hipótesis sobre la constitución íntima de la materia le lleva á la conclusión de que en último análisis, en los factores de acción, encontraremos como elemen- tos activos á los electrones.

Vamos á examinar únicamente el caso de la temperatura en la velocidad de reacción.

Como resulta de los trabajos de Vau't Hoff, Kooj, Ahmenius, la acción de la temperatura sobre las reacciones químicas está sometida á una ley exponencial. Una elevación de temperatura de 10”? duplica ó triplica la velocidad de reac- ción.

Esta ley no concuerda con la imagen basada en la teoría cinética. Ni los tra- bajos de Euler ni los de Goldschmidt han podido explicar satisfactoriamente esta discordancia.

La teoría electrónica de la catálisis admite que un catalizador obra sobre un sistema químico alterando su equilibrio electrónico. Al final de la reacción, como lo exige la termodinámica, la cantidad de materia y de energía, en los dos miembros de la ecuación, son iguales. De manera que los catalizadores obran por emisión ú absorción de electrones.

Pasemos ahora á ver cómo se puede encuadrar dentro de esta teoría la acción de la temperatura.

Richardson ha demostrado que el número de electrones emitidos por cuerpos calientes, como el C, H, y Va, crece según una ley exponencial. Estos electrones serían los elementos activos en la acción térmica y la ley Richardson haría desa- parecer la dificultad más arriba apuntada.

Disipadas las últimas prevenciones contra la realidad molecular, las represen- taciones macanicistas, en las que tan fecundas se han mostrado los ingleses, han adquirido un mayor grado de veracidad.

Sin embargo el átomo es mundo demasiado complicado para que los esquemas de Achalme se amolden más ó menos á la realidad.

De cualquier modo tienen el valor de ser uno de los primeros pasos en el estu- dio de la química en la escala electrónica.

Los diastasas á la luz de los modernos trabajos han perdido la aureola mística que los rodeaba en otra época. Achalme trata de aplicar las nociones ya enun- ciadas para interpretar la acción diastásica.

Según el autor obraría como los catalizadores ordinarios, por simple alteración del equilibrio electrónico. Dice al respecto : «De acuerdo con los hechos que hemos expuesto, parecen ser soluciones coloidales, cuya fase sólida está forma- da por gránulos de una substancia albuminoidea; más probablemente un lipoi- de. En la superficie de estos gránulos se fijan por absorción iones inorgánicos que provienen de la disociación de los eletrólitos disueltos en la fase líquida, y

BIBLIOGRAFÍA 95

que comunican á los gránulos una carga eléctrica determinada, » Y luego : «al contacto de los gránulos cargados de electricidad se produce un movimiento en los electrones interatómicos del cuerpo pasivo, provocando simplificación ó una complicación molecular ».

« El gránulo obra, pues, de una manera idéntica á la de los catalizadores clíni- cos y aun físicos. »

Como en el fondo de los fenómenos vitales descubrimos siempre el papel acti- vo que desempeñan las diastasas, el autor se inclina á creer que el metabolismo celular no obedece á ninguna ley distinta de las leyes físicoquímicas ordinarias.

Estas son las consideraciones que le llevan al terreno de la biología. Al respec- to son interesantes los capítulos referentes á fotobiogénesis, electrobiogénesis y á la acción clorofeliana, como también el dedicado á la secreción de las diastasas.

En un capítulo también muy importante trata de analizar el papel que desem- peña la viscosidad en las acciones diastásicas.

Como resulta de numerosos trabajos, únicamente un número reducido de dias- tasas se ajustan á la ley de las masas. Estas diastasas son : la catalasa, la inu- lasa y la tripsina.

La invertina, la maltasa, la lactasa, la simasa y la lipasa siguen una ley más rápida que la que rige las acciones diastásicas producidas por los ácidos. Por último, la emulsina y la amilasa siguen en su comienzo una ley más lenta.

Achalme atribuye estas irregularidades á la acción de la viscosidad, factor que hasta la fecha no se había tenido en cuenta en estos procesos. En las catálisis producidas por coloides inorgánicos, se observa que la actividad catalítica pre- senta un paralelismo completo con la actividad del movimiento crowniano. Pero la fórmula de Einstein relaciona la actividad crowniana con la viscosidad. Un aumento de ésta origina una diminución de aquélla.

Achalme, después de numerosas experiencias realizadas en colaboración con Bressau, llega á la conclusión de que, cuando una diastasa no sigue la ley de las masas, es debido á la viscosidad del medio.

Diremos de paso que V. Henry creía que este fenómeno debía atribuírse á la formación de combinaciones intermediarias.

Tales son las ideas fundamentales de la obra de Achalme. Comprende los si- guientes capítulos, escritos con gran claridad y sencillez : La electricidad positi- va. La electricidad. Los cuerpos radioactivos. El átomo químico y su estructura. La molécula y la forma de los átomos. Los iones y los electrolíticos. Los iones gaseosos. El valor numérico del electrón. El éter y sus deformaciones. Los fe- nómenos de resonancia. Condiciones de liberación de los electrones (causas me- cánicas, químicas, térmicas). Condición de liberación de los electrones (efecto fotoeléctrico, rayos X). Algunas ideas generales sobre la secreción del trabajo mecánico y la excreción del calor. La fosforescencia. La secreción de luz por los seres vivos. La corriente eléctrica. La secreción de electricidad por los seres vi- vos. Las acciones catalíticas de la electricidad. Acción catalítica de la luz. Los rayos ultravioletas. La función clorofiliana. Acción catalítica del calor. Accio- nes catalíticas de las radioacciones que emanan de los cuerpos radioactivos. La catálisis química en medio heterogéneo. La catálisis química en medio homogé- neo. Leyes de las catálisis. La naturaleza química de las diastasas. El estado coloidal. Caracteres generales. Adsorción. El estado coloidal (elecluración de contacto, fenómenos de coagulación). El moyimiento crowniano. La ley de acción

96 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

de las diastasas. La viscosidad. La ley de acción de las diastasas, teniendo en Es cuenta la viscosidad. Acción de los iones H y OH sobre las diastasas. Acciones

de otros iones sobre las diastasas. Del rol de las substancias minerales que cons- tituyen los seres vivos. Acción de la temperatura sobre las diastasas. La reversi- bilidad de las diastasas. La especificidad de las diastasas.

Esta obra es un esfuerzo más realizado para poner al alcance de los biólogos y médicos las recientes conquistas físicoquímicas.

Esta vulgarización es un problema lleno de interés. Muchas son las tentativas hechas al respecto ; recordaremos las de Urautze, V. Henry, Philip, Findlay, y Bottarri. Las opiniones sobre el valor de esta empresa están divididas.

Algunos pretenden, colocándose en un punto de vista extremo, que la física- química atraviesa un período crítico de su evolución. Si se echa una mirada á los últimos resultados, se recibe una impresión de falta de equilibrio.

Las leyes que ayer parecían inconmovibles, se ven atacadas por investigacio- nes más minuciosas y completas ; las teorías se multiplican para contradecirse mutuamente. En definitiva, si la orientación es un tanto difícil dentro de esta ciencia, ¿cómo llevar sus resultados á la biología, que todavía lucha por salir del período puramente descriptivo?

La historia de la ley de Boyle-Mariotte encierra la clave de esta pretendida erisis. Si algunas leyes de una expresión sencilla se encuentran en desacuerdo con nuevos hechos, es debido 4 que su dominio de aplicación es limitado, pero esto no significa su bancarrota. Es una consecuencia inevitable en la evolución de una ciencia. Por otra parte, las ciencias más racionales han visto en la épo- ca actual turbados sus principios fundamentales.

Otros piensan que la biología tiene un carácter demasiado especial para que sus territorios puedan ser explorados con los métodos físicoquímicos.

Es la opinión de los metafísicos. Empero los investigadores con experiencias felices han equiparado un gran número de fenómenos biológicos ó fenómenos puramente físicoquímicos. En resumen ; los investigadores han adoptado una actitud progmotista; no afirman que en definitiva la vida sea un fenómeno físico- químico, pero creen que el problema encarado en una forma mecanicista es fe- cundo en resultados.

¿xiste una tercera opinión. Cómo introducir en el ciclo de estudios un médico ó biólogo conocimientos que exigen el concurso de ciertas partes de las matemá- ticas, no comprendidas en los estudios secundarios. La objeción tiene su razón de ser, pero hay que convenir que existen muchas maneras de enseñar la físico- química, principalmente cuando se quiere utilizar sus métodos experimentales y sus resultados generales.

La obra de Achalme está concebida en este espíritu y responde á uno de los movimientos más interesantes en el campo científico contemporáneo.

N.C. ACTA:

BIBLIOT£CA DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

PUBLICACIONES RECIBIDAS EN CAAGÉ

z EXTRANJERAS (conclusión)

Italia

Atti della 1. R. Accad. di Scienze Lettere- ed Arti degli Agiati, Rovereto Atti della R. Accad. dei Fisiocritici, Siena. Riv. Li- gure, Genova. Riv di Artiglieria e Genio, Roma. Boll. della Soc. Geografica Italiana, Roma. Ann. della Soc. degli Ing. e degli Architetti, Roma. «!l Politecnico», Milano. Boll della Soc Zoologica Italiana. Ro- ma. 6azz. Chimica Italiana, Roma. L'E- lettricitá, Milano. Boll. Scientifico, Pavia. Riv. Italiana di Scienze Naturali e Boll.

del Naturalista Collettore, etc., Siena. Atti,

della Soc. dei Naturalisti, Modena Boll. della Soc. Entomologica Italiana, Firenze. Boll. della Soc. Médico Chirurgica, Pavia.

—Atti della Soc. Linguistica, Genova. Boll. del R. Comtato Geologico d Utalia, Roma Boll. della R. Scuola Super. d'Agricultura,. Portici. Atti della Assoc. Elettrotecnica Italiana, Roma Ul monitore Tecnico, Mi- lano. Boll. del R. Orto Botanico, Palermo. Commissione Speciale d'Igiene del Muni- cipio, Roma Boll. Mensuale dell'Osserva- torio Centrale del R. Colegio Alberto in Moncalieri, Torino. Atti del KR. Instituto d'Incoraggiamento, Napoli. Accad. delle Scienze, Torino. Atti della Soc. Toscana di Scienze Naturali, Pisa. Ann. del Museo Civico di Storia Naturale, Genova. Osserva- torio Vaticano, Roma. Rass. delle Scienze Geologiche in Italia, Roma. L'Ingegneria Ferroviaria, Roma. Atti della R. Accad. di Scienze, Lettere ed Arti, Modena.- Studi Sassaresi, Sassari Riv. Tecnica Italiana, Roma. Osservatorio della K. Universitá, Torino. Atti del Collegio degli Ingegneri e Architetti, Palermo. y

Japón The Botanical Magazine, Tokyo. The Journal. of Geography, Tokyo. Annota-

tions Zoological Japaness, Tokyo. The

Zoological Society, Tokyo. Méjico

Bol. del Observ. Astronómico Magnético “Metereológico Central Méjico. bol. de;

Observ. Nacional, Tacubaya. An. del Museo

Nacional, Méjico. La medicina científica Méjico. Memoria y Rev. de la Soc. cientí- fica, Antonio Alzate. La Farmacia, Mejico.

An. del Inst. Médico Nacional, Méjico. Bol. del Inst. Geológico, Méjico.

Natal Geological Survey of the Colony, Natal.

Paraguay An, de la Universidad, Asunción. Portugal

Bol. da Soc. Broteriana, Coimbra. Jor- nal da Soc. das Sciencias Médicas, Lisboa. Acad. R das Sciencias, Lisboa. Bol. da Soc. de Geographia, Lisboa. 0 Insttiuto Rev. Scient. e Litteraria, Coimbra. Bol. do Observ. Metereológico é Magnético, Goim bra Jornal das Sciencias Matemáticas é Astronómicas, Coimbra. Bol. do Observ. da Universidade, Coimbra. Boi. do Obsery. Meterológico do Infante Dom Louis. Lisboa.

Perú (Lima)

An. de Minas. Bol. de la Soc. Geográ- fica. La Gaceta Cientifica. Informacio- nes y Memorias de la Soc. de Ingenieros del Perú. Rev. de Ciencias. :

Rumania Bol. d Soc. Geográfica, Bucuresci. Rusia

Soc. de Sciences Expérimentales, Khar- kow. Bul. de la Soc. de Geographie, Helsingfors. Memoires de la Acad. Imper- des Sciences, San Petersbourg. Bull. de la Soc. Polithécnique, Moscow. Rev. des Sciences Mathématiques, Moscow. La Bi- blioteca Politecnica, San Petersbourg. Las Ciencias Físico Matemáticas en la Actualidad y en el Porvenir, Moscow. $0c. pro Fauna et Flora, Filandia, Helsingfors. Rusia.

..)

Bull. de la Soc. Impér.. des Naturalistes, Moscow. An. de la Soc. Phisico Chimique, San Petersbourg. Bull. de la Soc. Imper. de Geographie, San Petersbourg. Phisi- calische Central Observatorium. San Peters- burg. Bull. du Jardin Imper. de Botanique, San Petersburg. Korrespondensblat de Natufors Vereins, Riga. Bull. du Comité Géologique, San Petersburg. Bull. de la Soc. des Naturalistse de la Nouvelle Russie, Odesa.

_—San Salvador

Observ. Meteorológico y Astronómico, El Salvador.

Suecia y Noruega

Stockolm. Reggia Soc. Scientiarum Litterarum, Góteborgensis. Porhandl et Vidensk Selskabet, Cristiania.

Suiza

Bull. Tecnique de la Suisse Romande, Lau- ssanne. Gengraphich Ethnographiche ge- sellschaft, Zurich. Soc. Hevéltique de Sciences Naturelles, Berna. Bull. de la Soc. Neufchateloise de Geographie.

Uruguay (Montevideo) Vida Moderna. Rev. de la Asociacion

Rural. Bol. de la Enseñanza Primaria. Bol. del Observ. Metereológico, Villa Colón.

Sveriges geologisca Underskning, Stoc- | An. de la Universidad. An. del Museo kolm. Bull. of the Geological Inst. Uni- | Nacional. Bol. del Observ. Metereorológico versity of Upsala, Suecia. Kongl. Vetens- | Municipal. An. del Departamento de ba- kaps. Akademiens. Acad. des Sciences, | naderia y Agricultura.

NACIONALES

Buenos Aires

Rev. de la Fac. de Agronomía y Veterina- ria, La Plata Rev. del Centro Universi- tario. La Plata. Bol. de la Biblioteca Pública, La Plata, An. del Museo, La Plata. Oficina Químico Agrícola, La Plata. An. del Observ Astronómico, La Plata. Rev. Mensual de la Cámara Mercantil, Barra- cas al Sud.

Capital

An. del Círculo Médico Argentino. An. de la Universidad de Buenos Aires. Ar- chivos de Criminalogía, Medicina legal y Psiquiatria. Bol. del Inst. Geográfico Ar- gentino. Bol. de Estadística Municipal. Rev. Farmacéutica. La Ingeniería. An. del Depart Nacional de Higiene. Rev. Nacional. Rev. Técnica. An. de la Soc. Rural Argentina. An. del Museo Nacional de Buenos Aires. Bol. Demográfico Ar-

gentino. Rey. de la Soc. Médica Argentina Rey. de la Asociacion Estudiantes de In- geniería. Rev de la Liga Agraria. Rev. Jurídica y de Ciencias Sociales. Bol. de la Union Industrial Argentina. Bol. del Centro Naval. El Monitor de La Educacion Común. Enciclopedia Militar. La Se-

mana Médica. Anuario de la Direccion de -

Estadística. Rev. del Círculo Militar.

Córdoba

Bol. de la Acad. Nac. de Ciencias.

Entre-HKios An. de la Soc. Rural. Tucumán

Anuario Estadístico.

SUBSCRIPCIONES

Paris Annales des Ponts et Chaussées. « Re- vue ». Contes Rendus de l'Académie des

Sciences. Annales de Chimie et de Pbysi- que. —- Nouvelles Annales de Mathématiques. « La Nature ». Nouvelles Annales de la Constauction (Oppermann). Revue Scien- tifique. Revue de Deux Mondes.

Koma Trattato Generale dell'Arte dell'Ingegnere. Giornale del Genio Civile. : Milano Il Costruttore. L'Elettricitá.

Londres : The Builder. S

PR ANALES

Dd A

SOCIEDAD CIENTÍE

DirREcTOR : Docror HORACIO DAMIANOVICH

»

A E A

SEPTIEMBRE-OCTUBRE 1914. ENTREGAS IIT-1V TOMO LXXVIII

ÍNDICE

ANGEL PÉrez, Un problema de química (continuación)... ..ooooromoramoricar OTTOMAR ScHMIEDEL, Aplicación de la ecuación de la línea elástica en el cálculo

des vigas parao cisco ela pool. ROS in e o eN E e El EUGENIO GIAcomELLI, Contribución al estudio de los lepidópteros argentinos......- H. Damianovicu, Nernst : Su obra científica (conclusión). ......oooooooooomo mom... BIBLIOGRAFÍA ..... A AENOR A A US IA

BUENOS AIRES IMPRENTA Y CASA EDITORA DE CONI HERMANOS 684 CALLE PERÚ 684

TOtd*

=. po al AA A A AS his : ee OPI e = Ne JUNTA DIRECTIVA , a PrESdenies de va pd os a Doctor Francisco P. Lavalle Vicepresidente Mooococcccor o Ingeniero Eduardo Huergo Vicepresidente Vo..oooooo.o.o. Doctor Claro C. Dassen Secretario de actas....:....... Doctor iuciano P. J. Palet Secretario de correspondencia... Ingeniero Anecto J. Bosisio TEBOrErO 2 MEN MA are e Ingeniero Benno J. Schack PROTESOFARO Ue NAM es TAS A Arquitecto Raúl G. Pasman Bibliolecarió.:. Es de dos ds Profesor José T. Ojeda

Ingeniero Santiago E. Barabino

Ingeniero Jorge W. Dobranich

Doctor Martiniano Leguizamón Pondalk Doctor FTomás «$. Rumi

Ingeniero Oronte A. Valerga

Doctor Enrique del Valle Iberlucea Ingeniero Eduardo Volpatti

Ingeniero Alberto D. Otamenai

Orente: Am AA ANS sae Senor Juan Botto

Vocales: ERA e OS

: ADVERTENCIA >

Los colaboradores de los Anales, que deseen tirada aparte de 50 ejemplares de sus ar- tículos deben solicitarlo por escrito a la Dirección, la que le dará el tramite reglamenta- rio. Por mayor número de ejemplares deberán entenderse con los editores señores Coni hermanos. A

Tienen, además, derecho a la corrección de dos pruebas.

Los manuscritos, correspondencia, ete., deben enviarse a la o Cevallos, 269.

Cada colaborador es personalmente responsable de la tesis que sustenta en sus escritos.

La Dirección.

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1210

LUNY Y E Y

UN PROBLEMA DE QUÍMICA

(Continuación)

CASOS QUE SE PRESENTAN EN EL ESTABLECIMIENTO DE LAS ECUACIONES QUÍMICAS

ml

REACCIONES QUE DAN ORIGEN Á TANTAS ECUACIONES ATÓMICAS COMO INCÓGNITAS

1” Sábese que el hidrógeno arseniado gaseoso (AsH?) se prepara descomponiendo el arseniuro de zinc (Zn*As?) por el ácido sulfúrico

(SO*H?) habiendo, á más, producción de sulfato de zinc (SO*Zn).

Será, pues, la ecuación simbólica

2 Za As A SO H” = 2 SO Zo 4 1 AsH? (1) 3x1 = 2, ecuación atómica del zinc, Zn. 2x =u, ecuación atómica del arsénico, As. y = 2, ecuación atómica del azufre, $.

4y = 42, ecuación atómica del oxígeno, O.

2y = 34, ecuación atómica del hidrógeno, H.

Simplificada la ecuación del oxígeno se ve que resulta igual á la del azufre, y así el sistema se reduce á cuatro ecuaciones con cuatro incóg-

nitas. 3% 2 =0 (1) 29 u=0 2 1 X Y 0. (2) y 2 0 (3) l 2y 3u= (0 (4)

AN. SOC. CIENT. ARG. T. LXXVIII

98 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Eliminaremos la 2 entre (1) y (3) por vía de resta

3 2— (Y 2) = 382 2 —Y +2= 3 y =0.

5 Ga =0 B | 2% u=0 (1) 5 2y —3u=0 (2) 30 Y ==10 (3)

Eliminamos la u entre (1) y (2) del sistema reducido B”, previa mul- tiplicación por 3 de la (1) 6x 3u (2y 3u) = 6x 3u 2y + Ju = 6x 2y =0 ó bien: 3r—y=0, simplificada. El nuevo sistema equivalente será el O, y su reducido el O/:

SUN 2 —1() (1)

e | 2% =NM=0 - (2) PE = 1 (3) SO Y —() (4)

Las dos ecuaciones de éste se reducen á la sola 3x y = 0, de donde y = 3x; la (2) del C da u = 2x, y la (1) del mismo 2= 32.

Están, pues, las incógnitas expresadas en función de la misma inde- terminada x, luego si atribuimos á x el menor valor entero + = 1, se tendrá

ai ls == 9, == ON MH Y

y la ecuación simbólica se convierte en la igualdad química de coefi- cientes mínimos :

Zn*As? E3SOtE? 3 SO%n JE ZAS Elo:

Resultados á que hubiéramos podido llegar, sin resolver el sistema, previa inspección de las ecuaciones atómicas.

2% Explicar la constitución de los ácidos polifosfóricos de Fleitmann y Henneberg, sabiendo que resultan de la condensación y deshidrata- ción consecutiva de varias moléculas de ácido ortofosfórico PhO*H?.

a) Ácido polifosfórico de Fleitmann (Ph*0'*H”):

x. PhO*H? y. H'0O=2.Ph'0%H* (1) Ecuación simbólica.

UN PROBLEMA DE QUÍMICA 99 w = 42, ecuacion del fosfóro, Ph. 4x1 y = 132, ecuación del oxígeno, O. 3x— 2y = 62, ecuación del hidrógeno, H.

x 4e=0 (1) A: 4r= y —132=0 (2) da —2%y— 6 =0 (5)

Procederemos aquí eliminando por substitución. .De la (1) sale

w = 42, valor que llevado á la (2) y (3) sucesivamente, produce B: % = Úl B:¿4.4e y—1l3:=0 193. 4de —2%2y— 6 =0

Sistema que reducido se convierte en B':

Y 42 mi Le B 32:90 Ó Y ="32 62 2y =0 Y= 32

Si se hace 2 = 1, sale y = 3, y por tanto 4 = 4. La ecuación sim- bólica se convierte en

STPLROI SEO PO El: b) Ácido polifosfórico de Henneberg (Ph'0*'H"): x . PhO*H? y. H"0 —= Ph'"0*H* (TI) Ecuación simbólica.

«= 102, ecuación atómica del fósforo, Ph. 4 y = 312, ecuación atómica del oxígeno, O. 3x— 2y = 122, ecuación atómica del hidrógeno, H.

x 102 =06 (1) A 4 y —3l2=0 (2) 310 2y = 122 =0 (3)

Procediendo por substitución sale :

== VE B,4.102 y— 312=0 .3.102 2y 12 = 0 ó bien 2 102

100 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Las dos últimas ecuaciones de B' son idénticas, de modo que AA MEA y haciendo + = 1, la igualdad química es 10 > PhO0HH*"*-9H*0,— Ph UO Ata 3” Preparar el ácido parasilícico SitO*H* por hidratación del fluo- ruro de silicio SiFl*, sabiendo que además de la sílice gelatinosa se

obtiene ácido hidrofluosilícico (SiF1*H? + aq).

La ecuación simbólica es:

a. SiFl* + y. HBO + aq =2.SiFIH* + 4. SO" BH* + aq 0)

x=2 + 3u, ecuación del silicio, Si.

41 = 62, ecuación del fluor, Fl. 2y = 22 + 4u, ecuación del hidrógeno, H.

y = Su, ecuación del oxígeno, O. == 4 SU (1) Ze == 32 (2) UE (5) UE=S0U (4)

La y en términos de u de la (4) la substituimos en la (3) y dará Su = 2 + 2u (3 '); 6 Su 24 = z, Ó bien 2 = 64. Este valor llevado

) á la (1) y luego á la (2) dará xv = 6u + 3u = Yu (1); 21 = 3.64 = (26 2x = 184 ó x = 9u, que es el mismo valor de x que expresa (1 '),

se tiene, por tanto

TT ='9u, y ="8U, 2 = 6u,

y para

e 1107 U=9, 2i== 0, a = 1 Con esto la ecuación (1) se transforma en la igualdad química : 98SiFl* + 8. HO + aq = 6SiFI'H” + [SitO*H* + ag]. 4% Preparación del pentasulfuro de antimonio (Sb*S”). Se le obtiene descomponiendo por el ácido clorhídrico (HC1) la diso-

lución de sulfoantimoniato de sodio (SbS*Na”); se produce CINa y H*S

además. Será la ecuación simbólica de la reacción

a.SbS'Na?* +Y y . HCl =2. NaCl + u. H%S + 0. Sb?S (1)

UN PROBLEMA DE QUÍMICA 101

x= 2v, ecuación del antimonio, Sb. (1) 41 =u + 50; ecuación del azufre, $. (2) 3% = 2, ecuación del sodio, Na. (3)

y =2u, ecuación del hidrógeno, H. (4)

y = 2, ecuación del cloro, Cl. (5)

Substituyo al valor de x de la (1) en términos de + en la (2) y (3) y vendrá

4. 20.== WM HE :9001 1 25) Ó YU = 3V De 20 2 (S') Ó NOD

El valor de y en términos de + sacado de la (2'), lo llevo á la (4) y dam —=:2.30 == 60 (4)2Elyalor e ; que da la (3') lo llevo á la (5) y produce y = 6v (5') como la (4 '), luego los valores de las incógni-

tas en términos de + son :

1 => 20d Yi =60, 2005 Ue == 90% == Ds Haciendo + = 1 para obtener los coeficientes mínimos será == Ll Yyi=10, ==: 0, UD == 107

y la ecuación simbólica (1) se transforma en la igualdad química : 2 OA O Nal 3. HS E DS:

3” Preparación del ácido piroantimónico. Sb?07H* ó meta-antimónico de M. Fremy. Se descompone por el agua el pereloruro de antimo- nio SbCl”; se forma al propio tiempo ácido clorhidiico HOL

Será la ecuación simbólica :

SOLO TY ELO 2 HC e. Sp 0H (1) x= 2u, ecuación del antimonio, Sb. (1) 3 = 2, ecuación del eloro, Cl. (2) = 2 + 4u, ecuación del hidrógeno, H. (5)

a = 4, ecuación del oxígeno, O. (4)

Llevando el valor de x en términos de u que expresa la (1), á la (2), se obtiene : 5.24 = 2,6 2 = 104%, y como la (4) da y = 74, estos valo- res de 2 y u deben verificar la (3). En efecto, 2y = 104 + 4u, 2y = 14u

ó y = Tu como en la (4). Tenemos pues :

1 Pe YUU 2=104,. u=u y para

== Me 12 UU 20 me Le

102 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Será, pues, la ecuación químic:

2 . SbC1I* + 7H*%0 = 10HC1 + Sb*0"H*.

6” El óxido de carbono (CO) puede prepararse tratando una parte de ferrocianuro de potasio (Fe(ON)"K%) por tres de ácido sulfúrico concen- trado (SO*H”). Hay formación de sulfatos de hierro, potasio y amonio y desprendimiento de óxido de carbono.

La ecuación simbólica de este complicado proceso químico es :

vr. Fe(CNJK* + y. SO*H? + 2. H?*0.= u.. SO'Ke E + e. SO'K? + w . SO(NH%]? + £. CO

x= u, ecuación del hierro, Fe. 6x =t, ecuación del carbono, €. 61 = 2w, ecuación del nitrógeno, N. 4x = 2v, ecuación del potasio, K.

Y u +.v + vw, ecuación del azufre, $. 4y + 2 = 4u + 4v0 + 4w + t, ecuación del oxígeno, O. 2y + 22 = Sw, ecuación del hidrógeno, H.

Simplifiquemos las ecuaciones

== Y (1) == (2) 31 1D (3) 2 =0V (4)

y=U+0+w (5)

4y 4 2 =4u + 40 + 4uw +t (6) y + 2= 40 (7)

Substituyamos el valor de x que indica el segundo miembro de la (1) en las cuatro primeras ecuaciones y se obtendrá

o

LU, A E == 10; AE

y así tendremos las incógnitas x, t, 4, v expresadas por medio de u. Expresemos también la restantes incógnitas en términos de u. Para ello, TAE en la (6) el valor que expresa el segundo miembro de la (5) y será

Yy=U+ +05 4(u+90+0)+2=4u + 40440 +!t (6)

ó bien

4u + 41 + 4u 2 =4u + 4v + 44 +14

UN PROBLEMA DE QUÍMICA 103 que simplificada produce ¿2 = t; como t = 6u, resulta 2 6u tam- bién. Pasando á la ecuación (7) del sistema, tenemos : y + 6u = 4u, y como w = 3u, será y + 6u = 124 ó y = 124 64 = 64. Quedan

así todas las incógnitas expresadas por 4, pues que

4 Y == 6, 2 = 64, == 4) 02.24) 0:34, 1.04 y si se pone u = 1, será 1 MY AO A O 3 0000 0,

con lo que llegamos á la igualdad química.

EV

REACCIONES QUE ORIGINAN ECUACIONES EN NÚMERO INFERIOR EN UNA UNIDAD AL DE INCÓGNITAS, ES DECIR, SISTEMAS PROPIA- MENTE INDETERMINADOS.

1” El óxido mercúrico (Hg0) con el amoníaco líquido (NH?) forma una base amidada poderosa euya fórmula es 3Hg0, HeN*H* + 3H*0.

a. Hg0O + y. NH" + 2. H*0 = uv. [3Hg0, HgN*H* +

+ 3HP"0] + v. HO (1)

/ x= 4u, ecuación del mercurio, Hg. (1) Sl + 2= 6u + v, ecuación del oxígeno, O. (2) y = 2u, ecuación del nitrógeno, N. (3) ¡3y + 22 —10u + 2v, ecuación del hidrógeno, H. (4)

Es un sistema de cuatro ecuaciones con cinco incógnitas.

Si expresamos éstas en términos de u tenemos: (1) - = 4u, substi- tuyendo en la (2) viene 4u + 2= 6u + v; 2 —v= 6u 4u = 2u (2*), y con (3) y = 2u, es la (4) 3.24 + 22104 + 20 Ó 3u + 2 = 5u + 0; 2 v = 5u 3u = 2u (4 '). Esta ecuación final es idéntica con la

2 ') lo que prueba la indeterminación del sistema. Resta resolver en

términos enteros la 2 v = 24. Evidentemente, una solución entera se obtiene haciendo 2 = 34, y 0 =04; y sin necesidad de pasar, en este caso, á los valores generales, [que, según el análisis, serían 2 —= 3u —t,0=u + ten que t es una indeterminada que recibe valores enteros], llegamos á la expresión de las incógnitas en función de la única indeterminada u, puesto que

104 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

== WU Y, =-24, 2-= 0% W=

De modo que si atribuimos á u el mínimo valor entero 1, será

E A A v= == 1 y la reacción simbólica (1) se transforma en la igualdad química 4Hg0 + 2. NB? + 3. H*%0 = [3H20, HeN*H* + 3H*0] + HO. 2” Formular la reacción del hidrógeno sulfurado (H*S) sobre la diso-

lución hirviente de cloruro aúrico (AuCI"), sabiendo que se produce Au?s, SO*B”? y HCL.

2. AuCP?* + y. HS + 2. H?0 =4u. AuS + + v..SO'H”* + w. HCl (I) Ecuación simbólica.

w = 2u, ecuación del oro, Au. (1)

31 = w, ecuación del cloro, Cl. (2)

2y + 22 = 2v + vw, ecuación del hidrógeno, H. (5)

y =U + 0, ecuación del azufre, $. (4)

2 = 4v, ecuación del oxígeno, O. (5) Substituyendo en la (2) el valor de dado por la (1), resulta

3.24 == W; Ó == 04 (2)

El valor de z de la (5) llevado á la (3), así como el de w de (2') dan

2y + Sv == 2v + 6u (5)

7

ó bien 2y + 6v = 6u Ó y + 30 = 3u (3") y si en ésta ponemos por y el valor dado por la (4) será (u + v) + 30 = 3u; 40 == 3u u=2u;

1 ; ; 1 3

v = 54, y este valor llevado á la (4) dará y =u + ¿u= 4. El va- md sd

lor de v llevado á la (5) da: 2 =4 . 74. 2u. Tenemos así 1 —= 2u, 5) 3 1 q - Ñ ¿e

y =4, 224, uu, v= 4. 1w 6u. Es evidente que haciendo

?

u = 2 se obtienen los valores enteros x= 4, y = 2, 2 =.4 U= 2, = 1, w = 12 y la igualdad química será

4AuCIl + 3H?S + 4H%0 2440 + SO*HB” + 12HCL.

3 Bióxido de ázoe (NO). Caliéntase una mezcla de protocloruro de hierro, ácido clorhídrico y nitrato de potasio. Se obtiene además, clo- ruro férrico, cloruro potásico y agua.

UN PROBLEMA DE QUÍMICA 105

w. FeClP + y. HO] + 2. NO'K =w. Fe?Cl* + 0. KCl +

+w. HO +*%.NO (I) Reacción simbólica. a

x= 24, ecuación del hierro, Fe. (1)

2x + y = 6u + v, ecuación del cloro, Cl. (2)

y =2w, ecuación del hidrógeno, H. (3)

¿2 =t, ecuación del nitrógeno, N. (4)

32 =YW + t, ecuación del oxígeno, O. (5) ¿= v, ecuación del potasio, K. (6)

Observamos que 2, t, » deben venir expresadas por lo mismos núme- ros, según se desprende de las ecuaciones (4) y (6). Por otra parte, en- trando la 2 en tres ecuaciones, nos parece conveniente, para la rapidez del cálculo, expresar las incógnitas en función de z.

Así, si en la (5) ponemos 2 en vez de ten el segundo miembro, viene : 32 = w de 2 Ó w = 32 2— 22. Este valor de w llevado á la (3) da y 2.22 42. Á causa de la (1) podemos poner en la (2) 2u en vez de x, y obtendremos 2 . 2u + y == 6u + "(2 6 6u 4u =

y v, 2u = y v. Pero y = 42, y v = 2, luego 24 = 4e —2=32; s) 3

u = 2. Este valor de u llevado á la (1) dar=2. ¿2 = 32. Resultan sud dl

o 19) JO 15 —— TE) === . —i 2 OD 7 A ME= ds WE == U = 52, MEA De= ti U==ié sd

Para que sean enteros los valores de «4, única cantidad que tiene forma fraccionaria, bastará dar á 2 el valor de 2, y haciendolo así re- sulta :

o y z ¿ a y =D. = WERE ¿== Y Y == 5 == De U= 2; A t=2

Con lo que la ecuacion simbólica se convierte en la igualdad quí- mica

6FeCI*. + 8HCI + 2NO*K == 3Fe*CI* + 2KCI + 4H%0 + 2NO

idéntica con la que da Naquet en la página 211, tomo l.

4" Alumbre de cromo (violeta). Naquet en la página 394 de la cuarta edición francesa recomienda para obtenerlo, preparar una mezcla de cromato de potasio en solución acuosa de ácido sulfúrico y de alcohol, operando con lentitud para evitar el calentamiento de la masa; pues

106 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA de lo contrario se produciría la modificación verde que daría un alum- bre ineristalizable. He aquí la fórmula con que expresa la reacción 40r0'K”? + 1080*H? + 30*H'0 + 35H*0'= 30*H*0* + + 280'K” + 2 [(SO*'Cr* + SO*K? + 24H*01. Vamos á justificarla con las ecuaciones atómicas; escribiremos la reacción simbólica e. CrO*K? + y .SO*H? + 2. CHO + uy. H*0=0w .U*H072É + w.SO'K”? + £[(SO%)*0r? + SO'K* + 24H?01.

% = 2t, ecuación del cromo, Cr. dx 4dy +42 + u=09%0 + 4w + 4ot, ecuación del oxígeno, O.

w + 4t, ecuación del azufre, S. . 62 + 2u 4v + 48t, ecuación del hidrógeno, H. 2v, ecuación del carbono, €.

2x = 24 + 2t, ecuación del potasio, K.

Simplificamos las ecuaciones y expresaremos las incógnitas en tér- minos de t, por ser la incógnita que más se repite:

1 Y (1)

de + 4dy 4 2 + u4= 2v0 + 4u + 4ot (2) c=w+!t (5)

y == + 4 (4)

Yy + 32 +4 u= 2v + 24t (5)

2 0 (6)

La (1) da v 2t. Este valor, llevado ála (3) 2 = w + t, da w =t e La (4) será ahora y =t + 4t 5t. La (5) llevando en cuenta

a (6) será 5t a 32 + 4 22 + 24t: 2 + u 24t 5t = 191 (5). . (2) será:4.2%+ 4.5t+ 2 4 u—2o0—4.ft + 4oft, pero por IO 2 eE St + 20t + 2 4 u—22— 44t; u— 2 —44t 28t = 16t (2').

Tenemos pues :

u + 2 = 19% (5) ME E NO (2*) Por tanto 35 24 = 196 + 16 = 306.4: == 3% al

TIFMI6N= 5

J

UN PROBLEMA DE QUÍMICA 107

Hay pues:

E ES at 5) == 28, USO 2= > U= 5 b, dd ud al V=2L= 3 (DB P=t

Para que los valores de 2 y u sean enteros (los demás lo son para f

entero) basta hacer t = 2, con lo cual los coeficientes buscados son :

ol Da E PR Di 2 = 4 Y =D 0, A Ol 2 2 DI 9) de A ME= += == 80, VU= =D, Wi == 2 t=='2 2 idénticos con los de la ecuación de Naquet. 5 Preparación del yodo y otros elementos halógenos. La ecuación simbólica es: aw. IK + y. SO*H*=262.MnO?*= vw. SO*K* E LA SOM OE e (D) % = 2%, ecuación del yodo, I. (1) x= 2u, ecuación del potasio, K. (2) Y='u v, ecuación del azufre, $. 3) 2) ? 41 Ze = 4u 4p vw, ecuación del oxígeno, O. 4 o Fan) ; 2y = 2, ecuación del hidrógeno, H. (5) ¿= vw, ecuación del manganeso, Mn. (6)

Algunas de estas ecuaciones pueden simplificarse, y la (4) manifiesta que 20 debe ser par. Hagamos w = 20 '. Las ecuaciones vienen á ser:

1 Dl (1) == 24 (2) y=Uu+0 (5) 24 + 2 = 244 + 20 + u' (4) UE 210% (5) 2 0 (6)

Podemos expresar las incógnitas en términos de u de este modo :

Comparando (1) y (2) resulta ¿ = u, y por la (2) x = 24. Si en la (4) ponemos por y el valor que da la (3) resulta 2 (u + v) + 2= 2u + 2v + vw" (3, 4), es decir, 2 = 10'. Comparando ésta á la (6) encontra-

mos ¿ =w =0'. Volviendo á poner en la (4) el valor de y dado por

108 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

la (5), y en vez de 2, 10 se halla, á causa de v=w, 4'w'* + w' =204 +

210" +"; 24 —50' 3w'; y en fin w'* = uv; por tanto y en la (5) se convierte en y = 2u. Tendremos así : y ="2U 1 Y == ML PE o == WEZ= 210 ==:2U, == De modo que haciendo 4 = 1, resultan los coeficientes mínimos de

la igualdad química :

== EIA AO == le == WI y la reacción se formulará 21K + 280* K? + MnO0?*? SO*K*? + SO*Mn + 2H?%0 + (11)

Es sabido que si se substituye al yoduro, el cloruro, ó el bromwro, podrán prepararse por la misma fórmula el cloro, ó el bromo. No es po- sible preparar el fluor por idéntico procedimiento.

V

REACCIONES QUE DAN ORIGEN Á SISTEMAS DE ECUACIONES MÁS QUE INDETERMINADAS, Ó EN LAS QUE EL NÚMERO DE INCÓGNITAS EX- CEDE AL DE ECUACIONES EN MÁS DE UNA UNIDAD.

Para la mejor inteligencia de esta parte del problema que estamos desorrollando convendrá recordar algunas proposiciones de la teoría del análisis indeterminado de primer grado.

1” Una ecuación de primer grado con dos incógnitas admite infini- tas soluciones en general, pero se limita su número, si se somete á és- tas á la condición de ser enteras, enteras y positivas ó divisibles por

un eclerto número.

Así, por ejemplo, la ecuación 54 + y = 63 puede satisfacerse de muchos modos; si despejamos y, viene y = 63 bx. Si á x le damos

valores arbitrarios, ó mejor según la serie natural de los números á comenzar por cero, tendremos. Para

D=400 Ll O O SAO dolo Ea Y = 09, 99, 09, 48, 19,09, 9% 203) 2d LO. Lg O. AN

tendríamos así numerosas soluciones para la ecuación propuesta, pues

UN PROBLEMA QUÍMICA 109

que no excluímos los números negativos que se engendrarían si die- ramos á « valores mayores que 12. Por otra parte, aunque hemos adop- tado valores enteros para «e, que hemos tomado como variable indepen- diente, se concibe que pudieran tomarse valores fraccionarios, ó irracionales, para ella, resultando otros diversos para y (variable depen- diente 6 función).

Estos valores que recibirían y no serían arbitrarios, sino que estarían ligados con los de « por una ley que expresa la ecuación y 63 d..

Así, observando la progresión de los valores de x que son los tér- minos sucesivos de la serie natural, los de y siguen la ley de la pro- gresión aritmética decreciente cuyo primer término es 63 y la razón ó diferencia 5.

Imaginemos ahora que hubiéramos sometido la ecuación á la con- dición expresa de que los valores de x é y, además de ser enteros y positivos, fueran divisibles por 3. Tal condición aminoraría mucho el 6, 33], [9, 18], [12, 3]. Si se pidiera que las soluciones fueran múltiplos de 7, sola-

número de las soluciones, pues no serían más que [3, 48],

mente se satisfaría á esa condición con. = 1, y = 28; y por último, si se quisiera que ambos números fueran divisibles por 4, no habría posibilidad de satisfacer á esa condición.

2% Para que una ecuación entera de primer grado con dos ó más in- cógnitas, se verifique por valores enteros de éstas, es necesario que el máximo común divisor de los coeficientes divida á la cantidad cons- tante.

En efecto, sea la ecuación general de primer grado con varias in- cógnitas

ar + by +co+..=bk (1)

en la que suponemos ser enteros los coeficientes y término indepen- diente.

Si aquellos tienen un divisor común D, y x, y, 2, ... han de tomar

E k 0 ; valores enteros, es necesario que y 5% entero también. Pues si no lo fuera, se seguiría el absurdo de que siendo el primer miembro divisi- ble por D y por tanto entero, el segundo sería: fraccionario.

En cuanto á la ecuación propuesta, tampoco podría tener solucio- nes enteras, pues que si las hubiera, harían múltiplo de D el primer miembro, mientras que l no lo sería; luego todo divisor común de los coeficientes, tiene que serlo de la cantidad constante.

3* Para que una ecuación de primer grado con dos ó más incógni-

MO, ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

tas tenga soluciones enteras y positivas, la suma de los coeficientes debe ser menor que el término independiente.

Esta proposición es evidente, pues sólo puede caer en defecto en el caso rarísimo en que cada incógnita fuese igual á la unidad.

Interesa ahora hallar una solución en números enteros de la ecua- ción de primer grado con dos incógnitas.

Ésta puede asumir las siguientes formas :

ax + by = k, (1) ax by =k, (2) ar + by =k, (3) ax by = k (4)

Las formas (5) y (4) en que a es negativo, pueden evitarse, puesto que multiplicando la ecuación por (— 1), se obtendría ax by =—k (3), ax + by =— k (4) que serían las formas (2) ó (1) anteriores, pudiendo ser h positivo ó negativo. Por tanto, podemos suponer a siempre po- sitivo. Se sobreentiende que «a, b, k son números enteros.

4* El análisis ha descubierto varios medios para hallar una solución entera de la ecuación general ax + by = k; pero para nuestro objeto nos atendremos á la más sencilla, que para los problemas de química es siempre ó casi siempre aplicable.

Como los coeficientes de las ecuaciones atómicas, y muy especial- mente los de la ecuación final del sistema, son números pequeños, des- pejaremos la incógnita de menor coeficiente é iremos asignando valores crecientes á la variable independiente hasta que resulte una división exacta. Esclareceremos el método con un ejemplo.

Que por tal procedimiento ha de llegarse necesariamente á una solu- ción entera de la ecuación de coeficientes primos relativos ax + by = k, en que sapondremos a el menor coeficiente, lo prueba el que el número de residuos distintos que pueden obtenerse al substituir por y los va-

, A : ER le by a lores 0, 1, 2, 3, ... a 1 en la expresión de x = a lo más, y entre ellos necesariamente uno ha de ser cero.

Si pues, un valor f de y, fuese tal que estando comprendido entre

O y a 1 sin excluir á estos límites hiciese á x entero, es decir, si se q k —b% , q a tuviese 1 = —— = 2, quedaría satisfecha la ecuación por los valo- a res enteros x = a, y = f, es decir, que se verificaría an + bf = k.

Podemos observar que en el caso de que uno de los coeficientes a ó b fuese la unidad, por ejemplo, + + by = k, se obtendría una pri- mera solución poniendo y = 0, x= k.

5* Cuando una ecuación de primer grado con dos incógnitas tiene

UN PROBLEMA DE QUÍMICA Jas

una solución en números enteros, admite un número indeterminado de las mismas. Sea la ecuación de coeficientes enteros y primos rela- tivos ax E by= k (1). Six= a, y =f es una solución entera, se tendrá aa E bf = h (2). Restando ordenadamente ambas ecuaciones, de la (1) la (2), sale

F0b(y— a (1 2) Ed (y f) =0, e NA (5)

Debiendo ser entero el primer miembro, ha de serlo también el se- gundo, para lo que es preciso que b ó (y f) sea divisible por «4; pero b no puede serlo, puesto que b y a son primos relativos ó entre sí, lue-

e Q CN E y —$B pe UA go es necesario que ——— sea entero, es decir, =— ; a E una indeterminada que recibe valores enteros. De esa expresión de- ducimos

= t, siendo t

UR E

q

= bh y f = at, y =b + af.

Ahora es x 4 = =p bt, de donde x = a + bt. Los valores gene- rales, serán, pues, =x 3 bt, y =f+at, para la ecuación ax E by =k.

Ejemplo. Sea la ecuación 4e 1y = 715. Despejamos x que es la incógnita de menor coeficiente

15 + Ty a —= —_—. 4 Ahora debemos poner en vez de y los valores 0, 1, 2, 3. El valor cero, conduce á un valor de x que no es entero, y lo mismo los valores 1, 2; pero el valor 3 da

E A o E 5 ES 4 A IE luego una solución entera es = 24, y = 3. Hallada ésta, las demás están contenidas en las fórmulas a=24 + TE, y =3 + 4. Así, por ejemplo, si damos á t el valor 5, será %, = 21 + 71.5= 24 + 35 =D9, Y =D =29 y la ecuación será 4.59 —T7.23 =236 161 = 75

ralores que verifican la ecuación.

112 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Á veces es posible hallar una primera solución por métodos más breves. Las reacciones químicas expresadas por fórmulas matemáticas nos ofrecerán ejemplos variados que iremos haciendo notar. Por el mo- mento, y para la inteligencia de los primeros problemas que vamos á tratar, no son necesarios mayores esclarecimientos de análisis inde-

terminado.

Reacciones químicas en que el número de incógnitas excede en dos

al de las ecuaciones

17 Un modo de preparar el gas inflamable consiste en tratar el fos- furo de calcio (Ph*Ca?) por el agua (H*0). Prodúcese además hidrato :áleico, fósfuro gaseoso, líquido é hidrógeno.

a. Ph*Ca* + y. HO0'=2. Ca0H* == yv Ene + 0. Ph?H* + £. HB? (I) Ecuación simbólica. 2x=4 + 2r, ecuación del fósforo, Ph.

3x= ze, ecuación del calcio, Ca. 2y = 22 + 3u + 4v + 2t, ecuación del hidrógeno, H.

y = 22, ecuación del oxígeno, O. ama u—2r == Il) (1) JE]. E == 0 2) A SON | (2 2y 22 3u o 26 =0 (3) y 22 0) (4)

o

Eliminamos la u entre (1) y (3) para lo cual multiplicamos por 3 la (1) y de ella restamos la (3) : resulta, simplificando

30—Y +2 —ov+t=0 (Lis 3) 61 = 34. 66 —=0 (SÓ Te 2y 22 3u dv 2 =0 (3)

61 2y + 22 20 + 2%=0

El nuevo sistema equivalente B sera:

22 UU 21 ==) B | ' IL E ==. (1) IB. y 2: == 0 2)

' 3e—=Yy+2e=—.+t==0 (3)

UN PROBLEMA DE QUÍMICA 113

En el sistema reducido B” elimino la y entre (2) y (3) por vía de suma: SY 2¿—0+ t=0. (2 y 3)

Formaremos el sistema equivalente :

Mi II E | MAA —0 C q ra = 11 (1) lle —2—w tt=0 (2)

17

En el sistema reducido C' eliminamos la 2 y observaremos que al propio tiempo desaparece la x, quedando como ecuación final

+ t=0, que da v = t. Podríamos pasar á resolver la (1), pero como no está ligada con + ó £, sólo nos daría 2 en términos de x, así como la anterior daría y en partes de 2, que podrían expresarse en términos de 1; pero conviene más tomar la 2x u 2v —0 que escribiremos 2x Yu == 2v y trataremos de hallar una solución de x y u en térmi- nos de »; para ello, se observa que basta hacer - = 2v, y u— 2v, pues que tendríamos 2. 2v+ 2v = que verificaría la ecuación. Los va-

lores generales serían r = 2v + m, u= 2v + 2m, en que m es una indeterminada que recibe valores enteros. Ahora la (1) de O' daz = 3x

Ó sea 2 = 3(20 + m) = 6v + 3m; y la segunda de las ecuaciones su- periores de €” da y = 22 = 2(6v + 3m) = 12v + 6m. Estarían, pues, expresadas todas las incógnitas en función de las dos únicas indeter- minadas v y m. Sólo faltaría asignar á éstas valores convenientes. La inspección de las fórmulas que dan las incógnitas manifiesta que basta atribuir á + un valor positivo cualquiera para que éstas sean enteras; y que no hay inconveniente en atribuir á m el valor cero. Hecho así. resulta :

DOS y =120, 2 = 60, UE" 20s => == De

Si á v le asignamos el valor 1 resulta:

O E AA UL vi ==l, Y y así llegamos á la igualdad química : 2Ph*0a + 12H%0.= 6040762 2PhH* -ESPbiH* + H? (ID

2” Al atacar el fósforo por el ácido nítrico (usaremos el cuadrihidra- tado) dice el doctor Miero que á mas del ácido fosfórico, término de

AN. SOC. CIENT. ARG. T. LXXVIII 8

114 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

la oxidación de aquél, se produce una mezcla de nitrógeno y de pro-

tóxido de nitrógeno.

El autor no formula la reacción. Intentemos nosotros el expresarla:

2. Ph Ey. NOU = 2. No UNO

+ vw. Pho'H? + t. HO (I) Reacción simbólica

4x = v, ecuación del fósforo, Ph. 2y = 22 + 2u, ecuación del nitrógeno, N.

9 7 49 t, ecuación del oxígeno, O. e ) Sy = 3v + 2t, ecuación del hidrógeno, H.

Este sistema simplificado lo escribiremos así :

A == =

Napo = e E

| 9y —u—d4de— t=

l Sy SV Yt =

)

DA

( (3) (4)

Eliminaremos la u entre (2) y (3) por vía de resta: Sy +2— 4v—1=0.

El nuevo sistema equivalente B será :

Yy—2—=4 iS

B Ag => (0) = B* ; Sy 30 2t = Sy Fez 4v—= t=

En el sistema reducido B” eliminamos la y restando de la (3) la (2).

2=v+t=0. Se origina otro sistema equivalente, el €.

/ y— 2 UU =0

| Sy 3v 2t =0 7

e ME o == 0

l le —vo+t=0

(1) 2)

(1) (2)

En el sistema reducido O” eliminamos la + y resulta 41 —2—t=0

como ecuación final. Ésta la escribiremos de este modo: 41 2 3t. Los valo-

Un modo de satisfacerla consiste en hacer =t y

res generales serían :

x=t+0m

2 = it + 4m 7 3

== DG MN

==

UN PROBLEMA DE QUÍMICA 1d

v=d4t + 4m D, 10 uu =— -tbt— —M. HAINE

Ahora, de la (2) de C* 6 más simplemente de la (1) se deduce: v=4x 6 v=4[ + m] = 4t + 4m. De la (2) de C sale: Sy = 30 + 2t = 3 (46 + 4m) + 2% = 12% + 12m + 2t = 144 + 12m 14 12

t A E E y= —t E == —M. AIR A ala

De la (1) de C sale :

7 3 U=Y—2= a 5 7 (8t + 4m)

il : 3 Tt— 12t 3M SM 5 5 u=-t— 3t + m— 4m = = —t— mM. 4 2 4 2 4 2

Tenemos expresadas todas las incógnitas en función de t y m, pero no lo están todas en función entera de esas indeterminadas y la como- didad del cálculo lo pediría. Esto es fácil de conseguir, haciendo LO YD AM

Tendríamos así las expresiones siguientes :

xr =4t'+ 4dm'

y = “t'+ 6m'

2 =12t' + 16m'

u=—ót'— 10m' vu = 166" 16m:

Como los valores de las incógnitas deben ser enteros y positivos y w aparece negativo por la forma, podría pensarse que el término á que sirve de coeficiente en la reacción no debe existir, es decir, que no hay producción de protóxido de nitrógeno. Pero esa conclusión «a priori sería aventurada. Para dilucidar el caso, es necesario ver sino habría /alores de t* y m'” que hiciesen á u y á las demás incógnitas, enteras y positivas.

Pero antes de emprender ese delicado análisis conviene cerciorarse de si no se han cometido errores de cálculo al hallar las expresiones generales de las incógnitas. Implica ello el examinar si tales valores verifican á todas las ecuaciones del sistema.

116 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

dx =0U 4 (4t" + 4m') = 16t'+16m' (se verifica) (1) y=2 +4 T1t'" + 6m' = 12% ' + 16m'+ + (— 5t'— 10m') =1t' +6m' (se verifica) (2) y =U4 + 40 + 9 (1t" + 6m') =(—5 t'— 10m') + + 4 (16t' + 16m')+4t'= etc. (se verifica) (3) Sy=3v + 2t 8 (16 LT 6m)=3 (160 16 + 2(4t') (se verifica) (4)

Ahora para que las incógnitas sean positivas pondremos :

a 0 4t" + 4m'> 0 Ó t+m>0 m' > —t' (1) y>0 716" + 6m'> 0 6m' > “t' m'> 8 (2) y an>'0 12%'+ 16m'> 0 Ó 3t'+ 4m'>0 4m' > —3%8'; m' >> = (3) u> 0 »b'— 10m'> 0 A : bi 6: 10m'> 5€'; —2m'>t'; a E O > (4) > 20 16t'+ 16m'"> 0 t+m'>0 m' > —t' (5)

Vemos por el examen de las desigualdades finales, que m' debe ser negativo y además que debe estar comprendido su valor entre t'

1 MATTON «dl

Si át' le asienáramos el valor 1, no habría números enteros com-

q EOS , prendidos entre 1 y ¡7 Si suponemos t” =2, no habría tampoco

£

números enteros comprendidos entre 2 y 1. Pero si hacemos

o t' =3, habría un entero comprendido entre 3 y ¿=— 1,5 y )

ese número sería 2. Haremos, pues, á m = 2. Tendremos así :

UN PROBLEMA DE QUÍMICA 5 la li A SS A E E ME NES A ASS) 2=12.3+16(— 2) =36 32= 4 u==b.3= PCE 2) = 15 + 2 v=16.3>+ 16 (— 2%) = 48 32 = 16 IA == 2

Llegamos por fin á determinar los coeficientes

mínimos de esa re-

acción, de que hablan todos los autores, no he visto formulada, lle-

vando en cuenta esa mezcla de el doctor Miero. Hela aquí :

4. Ph* E:9

. NOH' =4.N? + 5. + 16. PhO'H? + 12. H?O

nitrógeno y de protóxido de que habla

NO +

(ID) Igualdad química.

Á veces la simplificación de las ecuaciones ú otra marcha en la eli-

minación, conduce á

'áleulos más sencillos. En el ejemplo propuesto

es fácil notar que + debe ser múltiplo de 4, y que t debe serlo de 2, De modo que el sistema de las primitivas ecuaciones atómicas con esas

, t=2t', aparecerá ser el A ó mejor el A”. AID 2 = 28 24 9y =Uu + 4tvo +5 Sy = 3v + 2% d4r=4v' Y —ov! —() (1) E =8 Ju A | Yy —2—4 =05(2) A | y —=u-=60 ==2 =0:(8) Sy=120' + 4t' .2y 3v'— t' =0 (4) Empezaremos aquí eliminando la u entre la (2) y la (3) por vía de resta, y obtendremos : Sy + 2 16v' 21 =0, El nuevo sistema equivalente será el B. Yy—2—4 —0 1) B | XL —ov' = () (1) JB"; 2y A SN (2) Sy +42— 160" 2%' =0 (3)

Eliminaremos en el sistema reducido B” la

ecuaciones (2) y (3).

o)

Sy + 2

2. 2YN 2

incógnita t” entre la

30. 26” = (2.2) 60 26 = 0 (3)

118 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 4y + 2 100' = Íl)

La ecuación resultante manifiesta que 2 debe ser par; pondremos por tanto 2 = 22” y la ecuación podrá simplificarse convirtiéndose en 2y +2'—5v'=0, Se originará un nuevo sistema equivalente más sencillo, que será :

/ y—ea=u =0 (1)

| 2y —= 30 '—t'=0 (2) Q%

lo (E = (1) (1)

Uy +2 = 50 = 0 (2)

En el sistema reducido ' eliminamos la + ', lo que da ya la ecua- ción final 5x 2y = 2'

Un sencillo tanteo nos lleva á la primera solución de forma entera :

x=2',y =22', puesto que 5.2'— 2.2: = 5b2'— 42 '= 2'. Las )

. ue

soluciones generales, según lo dicho anteriormente son: =2'+ 2mM, y = 22' + 5m, siendo m una indeterminada que ha de recibir valores enteros, como ya sabemos.

La ecuación (1) de C* da v'= x,Ó6'=2'+ 2m. La (2) del siste- ma O, permite obtener £'

t'= 2y 30'= 222 ' + 5m) 3(2" + 2m) = = 42' + 10m 32'— 6m = 2'+ 4m.

De la (1) sacamos 4 : u=y—2=y-— 22' = (2 '+ 5m) 22'= 5m.

Tenemos ya las incógnitas expresadas en función entera de 2* y de m.

UN PROBLEMA DE QUÍMICA 11218)

Se advierte aquí que cualesquiera que sean los valores enteros y positivos que atribuyamos á 2* y á m manteniéndolos constantes para todas las incógnitas, éstas recibirán valores positivos

Ahora es evidente que el mínimo valor para cada incógnita se ob- tendrá cuando se haga 2*=1ym = 1 también. En ese supuesto resulta :

=P A ÍR == e MED /

A O OS == E E A AU

,

De == Y la reacción mínima es: SA INCOME ANA NEO BOSE ESTO ECO

que tiene coeficientes más pequeños aún que la obtenida por el mé- todo anterior.

Surgen aquí dos preguntas en vista de los resultados á que hemos llegado por la primera y segunda vía. 1? ¿ Por qué se llega á resulta- dos diferentes, aunque satisfactorios, simplificando ó no las ecuaciones del sistema? 2* ¿ Es posible determinar a priori la marcha que con- duce al resultado más breve y de coeficientes numéricos más peque- nos ?

Confesamos que no podemos responder sdatisfactoriamente á esas preguntas, que acaso pudiera contestar un analista con mayor lastre científico que el que llevamos en nuestras alforjas de ignorante labrie- go del campo de la química matemática.

Si la oxidación del fósforo se hubiera practicado con el ácido nítri- co normal (y sabemos que conviene emplear para ello el fósforo rojo) otra sorpresa nos reservarían las ecuaciones atómicas. Si los pacientes lectores no están fatigados pueden acompañarnos en esta nueva dis- quisición, aunque la palabra disquisición parezca pretenciosa.

La ecuación simbólica sería :

BN Y. NO TINA NEO A BRO FE 28 HO (1)

4x = v, ecuación del fósforo, Ph. 22 2u, ecuación del nitrógeno, N.

IA

u + 4v + t, ecuación del oxígeno, O. y = 3% + 2f, ecuación del hidrógeno, H.

Ya sabemos que + ha de ser múltiplo de 4, é y múltiplo de 2, es de- CLA Quero —= 400 Y == 24".

Substituyendo estos valores en las ecuaciones atómicas, obtendre- mos :

120 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

A 24 ' = 22 + 2u 6y'=u + 160' +1 2y'= 190" 1 Simplificando el sistema viene: y '— 2 —4 ==) (1) 18 —v' ==0 2 pS | 2) / 6y u— 160:—t=0 (3) y br —t=0 (4) Eliminemos la u entre (2) y (3), sale : 5y'+ 2 160'— t = 0. El nuevo sistema equivalente es el B: y —2 —u ==) (1) B | 76 vu! == () (1 EA 0 2) (2 ' y + 2— 160 ' —t=0 (5) En el sistema reducido B* eliminamos la t entre (2) y (3), por vía de resta, como antes: 4y' + 2 107'=0. Esta ecuación manifiesta que 2 es par, por tanto 2 = 22”.

Escrita la ecuación anterior con esa modificación sera 4y'"+ 22'— 100 == 0 ó bien 2y' + 2'— 50'=0.

Pero á fin de evitar un error fácil de cometer, la ecuación (1) del sis- tema B, debemos escribirla al pasarla á formar cabeza en el de este

modo: y'— 22'— u = 0. Con esto, el nuevo sistema equivalente será :

y —2% —u=0 (1)

| y—60' —= t=0 (2)

(0 .

> n= 0) ]

ETA | E : 2)

12 + 2'— 50'=0 (2)

y 7

En el sistema reducido CO” eliminamos la +', previa multiplicación de la (1) por 5.

5 —50'=0 Y Hz =—5bu=0

da—?2%Y” 2¿=0

UN PROBLEMA DE QUÍMICA 121

La ecuación final la escribiremos dx 2y'= 2" y procuraremos hallar valores de x é y” que satisfagan la ecuación en términos de 2”. Se advierte fácilmente que si ponemos = 2”, y' = 22" la ecuación final queda satisfecha. Luego, según lo ya expuesto, los valores gene- “ales de estas incógnitas son: =2'+ 2m, y'=22' + 5m. Ahora la ecuación (1) de C' dav'=x, v'=2'42m; la (2) del sistema dat=y'—6v'—(2'+ 5m)— 6 (2" + 2m), t= 42' “Tm. Por úl-

!

timo la u viene dada por la (1) del mismo sistema u = y'— 22'=

22" + 5m—22'=5m. Sirecordamos quey=2y'", 2 =22',v=4v", quedarán expresadas todas las incógnitas en partes de 2" y dem. Ad- virtamos ahora que si damos á 2” y á m valores enteros y arbitrarios, pero positivos, todas las incógnitas, con excepción de £, serían enteras y positivas.

Resta, pues, investigar si no habría valores de m y de 2' tales que pudieran hacer positivas todas las incógnitas.

Debiendo ser 2” necesariamente positiva para que pueda serlo tam- bién 2, no podemos atribuir á aquélla más que los valores de la serie natural numérica, ya que se pide que sean enteros. Mas á m no habría inconveniénte en suponerle valores negativos, aunque « priori se ad- vierte que con cierta limitación. Así, atribuyendo á 2" el valor 3 m el —1, 2, y, 2, y serían positivos, pero u y t serían negativos. Siá 2' se le da el valor 5 y á m el —2, 2, 2, v, resultan positivos, pero y”' deviene nula, u, negativa y t también. En fin, prosiguiendo el análisis, veríamos que no hay modo de hacer positiva á t siéndolo al propio tiempo las demás incógnitas.

Como t es el coeficiente del agua en la ecuación simbólica (1), infe- riremos que 20 puede producirse agua en el segundo miembro, como se originaba cuando se atacó el fósforo por el ácido cuadrihidratado.

Formulemos, no obstante, la reacción para el caso de ser 2'= 1, A E:

== 20 2m =1 +21 ai =200- Dm 21H 90051 == 15

IEA RA A ME ==>) VEN E E 0 —=2 + 2m==16 32. L=093

D=“YwW=éb.80= NE == == Mi == ¿Le UL = o ll= = Ult.

3Ph* + 14NO*H = 2N? + 5N*0 + 12Ph0*H* 11H8*%0 (1)

Ahora bien, es legítimo del punto de vista matemático transponer término 11H*0, y escribir por tanto la igualdad de esta manera :

122 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 3Ph* + 14NO*H + 11H?0 = 2N? + 5N*0 + 12Ph0*H? (11)

Si se computan los valores de cada cuerpo simple en uno y otro miembro vemos que la igualdad se verifica, de modo que su legitimi- dad queda fuera de duda; pero como contraprueba hemos escrito la fórmula simbólica de la (11), deducido las ecuaciones atómicas y re- suelto el sistema, que nos ha llevado á idénticos valores para los coe- ficientes.

Si confrontamos la (IT) con la fórmula obtenida en la oxidación del fósforo por el ácido nítrico cuadrihidratado observaremos esta resal- tante diferencia: el primero, al reaccionar, produce agua; el ácido nor- mal necesita hidratarse para originar la reacción.

¿No es admirable que las ecuaciones atómicas, á más de permitir- nos formular la reacción, nos suministren reglas para llevarla á buen término ?

3 Acción del hidrógeno sulfurado (H?5) sobre el ácido sulfúrico con- centrado. En esta reacción se produce agua, gas sulfuroso y se pre- cipita azufre.

x.SO'B? + y. HS 2.80? + u.. HO +

a

+vv.8 (I) Reacción simbólica.

Sería fácil llegar por un simple tanteo á determinar los coeficientes de la fórmula, de modo que en este caso no hay necesidad de las ecua- ciones atómicas; pero si se quiere emplearlas escribiremos;

+y=2 + 2v, ecuación del azufre, S. 4 = 22 + u, ecuación del oxígeno, O. 2x + 2y = 2u, ecuación del hidrógeno, H.

e+y— 2-20 =0 (1) A: 4ze 2 u=0 (2) e +y u=0 (3)

Aunque puede advertirse que u debe ser par, la sencillez primitiva del sistema nos dispensa de esa simplificación. Por tanto, comenzare- mos por eliminar la «u entre la (2) y la (3) y resulta : 3x— y 22 =0.

El nuevo sistema equivalente B es:

e +y—o0u =0 (1) da +y—2e—2%ve=0 (1) l3x y 2 —0) (2)

UN PROBLEMA DE QUÍMICA 123

En el sistema reducido B” eliminamos la y, por vía de suma y vie- ne: 41 32 2v = 0, ecuación final que escribiremos así : 4x 32 = 2v. Notemos ahora que el coeficiente de x y el de v tienen el factor común 2, luego si z ha de ser entero es preciso que sea par, es decir, de la forma 2 = 22”, pongámos esta condición en la ecuación final y vendrá 41 3.22'= 2w ó simplificando 2x1 32'= v. Esta ecua- ción se satisface haciendo » == 2v y 2"= v, de modo que los valores generales de estas incógnitas serán : = 2v + 3M, 2"—] 0 + 2m. Ahora, de la (2) de B' sacamos y = 3x2 22, ó sea:

y = 3x 4e'=3 (20 + 3m) 4 (v + 2m) = 6v + 9m 4v 8m == 2v + mM.

De la (1) sacaríamos la identidad 24 = 2», de modo que no podemos expresar + en término de m. De la ecuación apartada (1) deducimos u=x + y, es decir, u—= 20 + 3m + 2v + m= 4v + 4m. Con lo que quedan expresadas todas las incógnitas en términos de v y dem:

x= 20 + 3m; = 20 + Mm; D= 200 2"=0 + 2m;

u= 4v + 4m; == 008

Se observa aquí, que, no habiendo coeficiente alguno negativo, po- demos atribuir á el valor mínimo 1 y á m el valor cero. Hecho así, resulta :

y la reacción mínima será :

). SO*H? + 2. H?S 280? + 4H*0 + 8? (II) Igualdad química.

4 Wilde, en la página 255, al hablar de la acción del gas sulfhídri- o (H?S) sobre el anhidrido sulfuroso (SO”), dice que se descomponen mutuamente, con formación de agua y depósito de azufre, según esta fórmula :

92H?8 + SO? = 2H%0 + 38

añadiendo que : En contacto del agua, forma al mismo tiempo ácido te- tratiónico. Pero no formula la reacción. Busquemos nosotros, cuál sea ella, escribiendo la ecuación simbólica :

ES Y SOLE 2 HO, 9 O LEO. SOLES A (U)

2 + 2 = 2v + 2t, ecuación del hidrógeno, H. w + y = 24 + 4t, ecuación del azufre, $. 2y +2=0w + 6t, ecuación del oxígeno, O.

124 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

1 2=zovo=t =0 (1) A: 2+y—2%M—á4t=0 (2)

Este sistema contiene 3 ecuaciones y 6 incógnitas, de modo que no pertenece en realidad, al parecer, al caso enunciado en el epígrafe de este artículo; pero como podemos expresar, en este ejemplo, las incóg- nitas en función de una de las del sistema y de la indeterminada m, lo trataremos aquí.

Comenzaremos por eliminar la » entre (1) y (3) observando que al

propio tiempo desaparece la z.

+2 —= t=0 24 + 2 v.— 6t =0 x 2y + 5bt= 0

El nuevo sistema equivalente, es el B.

y +2 —v=it=0 (1) Bag 12H y—2u— 44=0 (1) | lx— 2y ot 0 (2)

En el sistema reducido B” elimino la x restando de (1) la (2), y sale: 3y —2u4—9t=0 ecuación final, que escribiremos : 53y 94 =2u. (a)

Como los coeficientes del primer miembro son divisibles por 5, el se- eundo miembro debe ser también múltiplo de 3, si es que hay solucio- nes enteras para la citada ecuación: luego 2 Ó u deben ser divisibles por 3; 2 no puede serlo pues es menor que 3 y además primo con éste, por tanto lo será u; es decir, que u será de la forma 3u”, u= 34”. Substituyendo esto en la (a) resulta 3y 9f= 2.34”, ecuación sim- plificable, que se convierte en y 3t=24u'. (b)

De aquí podríamos deducir y = 3t + u”, y expresar las incógnitas por medio de estas dos indeterminadas; pero nos parece preferible

operar de este otro modo : Tomando la (b) y 3t = 2u”, observare- mos que puede ser resuelta en términos de 4” poniendo y = 54”, t= 4", con lo que los valores generales vendrán dados por

y = 54 "+ 3m, (== WS WM:

Ahora la (2) de B' da

x= 2y 5t = 2 (5u' + 3m— 5 (u' + m) = = 104 '+ 6m 5u'— bm u' + Mo.

UN PROBLEMA DE QUÍMICA 125

Si pretendemos deducir la u de la (1) de B”, para expresarla en tér- minos de m, llegamos solamente á la identidad 24 = 64 ', porque w= 34”, y por tanto 2u 6u'. De modo que quedando todavía in- determinadas las incógnitas 2 y v y no disponiendo ya de más ecua- ciones, que de la (1) de B, no hay más remedio que escribir 2 v = t— x y tratar de expresar el primer miembro, si es posible por medio de 4” y m. Substituyendo, pues, por t y x sus valores, viene:

2—0=(u' + m) (5u' + m =u' du + m— Mm= 4u' 6 mejor: —z= 44u'. (€)

Haciendo v = 5u', 2 =4', vemos que se verifica la ecuación, ob-

teniendo los valores generales v. = 54u' + M, 2=4' + M, Que vienen en función de las mismas indeterminadas que las demás incógnitas,

que era nuestro objeto. Se tiene, pues:

x= 5u' + mM, y = 5u' + 3m, 2=U4'+ mM, WWE v=5u' + m, DU AM

Si observamos que en estas expresiones no hay coeficiente negati- vo, ni término independiente de 4”, podemos asignar á ésta el valor 1 y á mel cero, y así los coeficientes mínimos serán :

v=5 V=05 2 = UL. Y= 8 =D, í = 1 ? . ) ) ) » »)

y la reacción buscada :

5H*S + [580*?* + H?0] =38* + 5H"0 + S'O"H* si la humedad afecta al anhidrido SO”, ó

[5H?S + H?0] + 550? 38? + 5H?0 + S'0O'B?

si la humedad debe afectar al gas SH? y escrita la reacción sin el pa- réntesis, como en la ecuación simbólica, si ella se produce en un medio previamente húmedo al que confluyan los gases secos.

4 Convienen los autores en que cuando se prepara el hidrógeno fosforado gaseoso por la acción del fósforo sobre los álcalis y el agua, se produce al propio tiempo fosfuro líquido. PTratemos de formular es: reacción.

Sea su ecuación simbólica

w».Ph* =P y. C40*H? + 2. H?0 = u. (PhO*B5)*Ca + A 2 a A ed id a ls

126 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

4x 2u + v + 2t, ecuación del fósforo, Ph. (1) y =u, ecuación del calcio, Ca. (2) 2y + 2= 4u, ecuación del oxígeno, O. 3

2y + 22 = 4u + 3v + 4f, ecuación del hidrógeno, H. (4

La primera y última ecuación prueban que + debe ser un número par, y la tercera afirma que también lo es 2.

!

Podremos poner por tanto v = 2v', 2¿= 22”, y con esto el sistema

resulta simplificable en tres ecuaciones, y reducido al A.

¡EZ —u—w'"—t =—0 (1) == 7 == 10) 2 O (2) y + 2 2u =>) (3) Loy + 22'— 2u— 30" 24=0 (4) Empezaremos eliminando la t entre (1) y (4) 4a 2u 2 '— 2=0 1.0) y+2+ 22'— 2u 30" 2t=0 (4) dx y 22' +0 ==.0 El nuevo sistema equivalente es B. / 2x0 —u —vw'—t=0 (1) B | y —= = (1) 15 y + 2'— Yu =0 (2) ' Ax —y-— 22 + M4) (3) Eliminaremos en B' la u entre (1) y (2) y +2 —24u=0 (2) 2y 2u=0 (1)

y—2' 40)

Se formará un nuevo sistema equivalente C ' más sencillo que el an-

terior, escribiendo :

2x0 u—ov'—i = (1)

y —u 40 (2) UA a -

MA a (1)

/ Y 324 =0 (2)

En el sistema reducido O ' eliminamos la y, 41 32" + v'=0

UN PROBLEMA DE QUÍMICA 127

o

ecuación final, que escribiremos 4e + v'= 32" (a). Esta ecuación

, !

puede verificarse poniendo += 2", v'= 2”, siendo los valores ge- M, 0 == 2] 4m. De la (2) de C* sale y=2”".

,

nerales x = 2 De la (1)

v =2.' + y 4ao—= 2'+ 2'— 4 (2 —m) =

= 32 '— 4e' + 44m = 2'+ 4m.

La (2) de C da u = y = 2". Y de la (1) se deduce

t= 2r uu —v'—=2 (2'— Mm) —4 —(—2'+ 4m) t= 22'— 2m 2' + 2'— 4dm 22'— 6m.

Con lo que quedarán todas las incógnitas expresadas en función de 2” y de m.

4 = 2" M, UTE E IA WE

2)

0 2' + 4m, IZ t= 22'— 6m.

Ahora debemos buscar las condiciones que hagan positivas todas las incógnitas, es decir, para que >0, y >0, 2 >0, Ó 2:>0, v>0; 0050, 130:

Para que 2 > 0 debe ser 2"'— m > 0, —m>>—2', m<2'.

Para que y > 0 debe ser 2'>> 0; y la misma condición ha de lle- narse para u > 0.

Po

Para que v' 0 debe ser 2*' 4m WAS 2 —o 1 =—— ) 4

Para que t > 0 debe ser 22'— 6m>">0 óÓ 2'— 3m> 0

Al)

—3M>—2', 3mM<2', MX F]* y) Si atribuimos á 2* el valor 5, + será positivo mientras m sea inferior á 3, por ejemplo, 2, y lo mismo sucederá para v', pero t sería negativo para tales valores de 2' y mM. En fin, un valor conveniente para 2' sería el valor 7, atribuyendo

á m el valor 2. Se tendría así :

== 2 ==:0, e ==8(% RT lo == TE LL, ME == =D lA ==" 2

y en tal caso la reacción sería

5Ph* + 7. Ca0?H”? + 14H*0 = 7 (PhO*H”*Ca + + 2PHH* + 2. Ph*H* (II) Igualdad química

128 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Hagamos ahora 2'= S, m = 2; obtendremos así : v=8-— 2=6, MER LES == 0: Wi == 9; 0 == 0d 20% vi 0* (=2,.5=6.2= 4

la reacción sería :

6Ph* + SCa0?H? + 16H?0 8 (PhO*H*)Ca + 0. PhH* + 4PHH. (LID)

Esta fórmula nos dice que teóricamente al menos, es posible prepa- rar el hidrógeno fosforado líquido, exento de fosfuro gaseoso, con el fós- Foro y la lechada de cal.

Pongamos nuevamente : 2"= 6, m = 2. Se obtendrán para las in- cógnitas, estos valores ;

L=6 —2 == 4: 1 =>+0, 2 AM O = 1%, u='6, vv=—6+4.2=29, D= Mo = Uk =2.6=6 .2=0%

y la igualdad química sería :

4Ph* + 60a0-H”* + 12H*0 = 6 [PhO*H?]?Ca + + 4PhH? + 0. Ph*H*. (IV) Esta reacción manifiesta que es posible teóricamente, al menos, pre- parar el hidrógeno fosforado gaseoso, libre de fosfuro líquido, con el Fósforo y la lechada de cal. Resultados curiosos que deben solicitar la atención de los químicos.

ÁNGEL PÉREZ.

(Continuará)

APLICACIÓN

DE LA

ECUACIÓN DE LA INBA ELOSTICA

EN EL CÁLCULO DE VIGAS PARABÓLICAS

POR EL INGENIERO OTTOMAR SCHMIEDEL

Una viga encorvada en un plano para la cual dos secciones vecinas convergen bajo el ángulo hacia el centro de encorvamiento será expuesto á una acción encorvante, la que produce una alteración de encorvadura.

De esta acción encorvante resultan movimientos por los cuales cam- bian las secciones su situación una á otra.

Para dos secciones inmediatas con la distancia s respectiva ds del lugar de empotramiento designamos ahora con du el valor de ángulo por el cual se modificó el ángulo convergente da de las dos secciones con distancia ds.

En la forma más general rige entonces la regla para la línea elástica:

VOI 0 e

En esta ecuación significa :

E el módulo de elasticidad.

TI el momento de inercia.

M el momento flector.

La integración de esta ecuación entre los límites 0 y s, es decir, en- tre los puntos A y c, suministra en la parte izquierda de la ecuación el ángulo vw por cuyo valor se tomó la sección cerca de e desde su si- tuación primitiva. Este mismo ángulo representa á la vez la modifica-

AN. SOC. CIENT. ARG. T. LXXVIII 9

130 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ción de la inclinación del elemento ds de la viga en forma de arco, consecuencia de la acción encorvante.

Respecto á la figura 1, en la cual significan x, y las coordenadas del punto e y 2,, y, las del mismo punto después del movimiento hacia €,, resulta del triángulo e,c,'c”, en el cual es c,c” paralelo cc” :

dy, dy A 2 == 608 (0 3 0)

(OA ds

ds du,

= sin (o + 0).

O. ds

En el cálculo de construcciones es una condición principal, deter-

Fig. 1

minar las dimensiones tal que las deformaciones que hay sean muy nimias en comparación con la obra. Como, por lo tanto también el án- gulo w no debe tener sino un valor muy nimio lo podemos dejar sin consideración en las funciones Cos (2 + 0) y sin (7 + 0) y obtenemos entonces :

dy, dy de ==> = 6009 2 = == w. ds ds dx de, y dy == SIl 7 == 5- w. ds ds

dy, dy de de, 0 === 3 == "5

A dy

ECUACIÓN DE LA LÍNEA ELÁSTICA 131

Pongamos dy, dy = do, además dx de, = dh da

ny fas —= IS j (dy, dy) =Y4, Y

te (0 el movimiento vertical y ] UNNE / (de == dx.) =x— x,

el movimiento horizontal del punto e bajo la influencia de la acción

tlectora. dv dh pia da dídv) d(dh) du = == S de dy Para la parábola es : y e" pa y por consiguiente : ty = 2 U= Ur dx 7

ds = y (day + (dy) = y (da) + (u 2. da =u.de. E + a?

dde) dídh) 1

1 === == O ms x dx dx AA Tv fl a ARO da? u dh Jo Jl 6 Ea =D de

da da El .% a 1 an Y 1 pe A E AA 23 1% : LEI + h dl ]l Y rl TL l E f WU. xl eel M.u.da mE Sr

132 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Si eravamos ahora el punto B, dado por las coordenadas a, b por una carga P, que obra en sentido cualquiera, descomponémosla para- lelamente á las coordenadas en la componente vertical Q y la compo- nente horizontal H, llamando +, y h, los movimientos verticales res- peetivos horizontales que hay en consecuencia de la componente Q y ', y h, los valores correspondientes que resultan de la componente horizontal H.

Entonces es :

aL 1 = =+ —0).4..deq/=+u I 0 = 51 Ñ Qía 0). u. da eo + 4 (1)

A L > pe = E def Qe 2) 4. de ve 17 07 (11)

an aL z / AR == E j ASADA du | Qla x)4.de Vo + a. (1101) Jo u*

AAA Siendo A 2) Y 2 Y = po” a? = 3 1

resulta :

dd H lo s ;*) 4. da la + a? (TV) A DT 0 ( AS ql V A 0 cp 0 ES AMEN 3 === XL e 2.2 E 7h z = a? V O de] He nt ) y. da Na + a (V)

Po AE ¡E A A edo f| Ho o ) 4. da Va + 0% Aval)

Los valores totales están dados entonces por 0 a > Da Y = Ve =F Ur h= ho. + ha

De la solución de las integrales resulta :

SEO 1 E e A == a | E ¿)+ a El | ur 2 3 8N

ECUACIÓN DE LA LÍNEA ELÁSTICA 133

A pa ( AU 5 4) UAN== O =- q E E A A NE O A NSTO 3 12 DAT q axu Jl Jl ; a+4 A + So 5 [rl E Va q ) 7 ] + (11) > AAA AA: + a iaa amu Lau 7 = === = a = “EL VU a 10ES 15 16 45 | a “axtu? a 1 11 1 a | a le y 2) mi 110 HS: 1 +55) [w(= + ES lt + ad al Ela pal OU SAG O EA Y a ( ela bu al ) ( y 1 | A ALE a E E +(5+2)m(s+ +.) E ) l ERAN ed D bata? PULIDO 1 ==> == x =—= = => ELN e 40 240 3 1 (ba en | ( 1 2 1 LN S A VELA | = “1 = e = ps NA E 2 16) NS E es A q ; IAN 1 a but abu? ada? cta 1 +0. "GEL Y a ( S 16 ASA Y

“b 1 a7bu' za E dl : 1) == == lr 1 XL pl , ¿2 E , yI? e ls aaa. 20, [on os e Dad ) li 1

Wo =

0 pl ED dE ANA Vas = == NS + azl 5 pa au) -

134 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Siendo Y a E resulta b a? Pd Por eso 3 Y e / dd

ERA l JA da e ara 1 = > 3 %u A y = == ON ( V ( S 16

UER Le q (a 5 5, E TA ON E an ua? ta? a y 11/ z l MEAN Er EA al (a+ aji

Para los puntos de parábola cuyas abscisas 1” son más erandes que E) la abseisa a, las alteraciones de áneulo tienen naturalmente los valo- 7) = oz Y 01 dados en las ecuaciones 1” y IV”.

Significa BD la cuerda en la viga parabólica no cargada, B,D, la misma de la viga cargada y haciéndose BD” paralela á BD, resultan

res invariables uw

los movimientos suplementarios :

E xx —0 W= ===>? Dio UU (a db 07) COS z y” —b . h' = di OR AASO (o + 0). siO Yo

Como debe tratarse de ángulos de deformaciones muy nimias, po- demos suprimir o, en las funciones Cos (4 + 0,) y sin (a + 0,) y te- nemos

EA YA 0) ESOS

ECUACIÓN DE LA LÍNEA ELÁSTICA 135

De una carga vertical resultan entonces los movimientos :

vertical VW. + W.=VW + (2 0). Ono horizontal Ry Ro =h.+ (UY 0) 0

Una carga horizontal da los movimientos :

vertical Va E 0.4 =0. + (2 0) Oax horizontal Rh. =+h',.= ha + (Y —0D) . Op.

Para el punto final -' y y” serán substituidos por los valores co- rrespondientes : l y f. Tenemos:

AN q dui ul. um a is 6 ==) +

6 3 3)

taul Zañu 1 E il E HE + y +) 0] + q)

Zu 3) a A 1 2 Íl APN A) o =

: AN VS aa ae auf, au? F— Dd) 045 = + ( ) 0 ; O ts 16 , A 87 39 ) AF

136 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

H ) VEso autl au?l au? atu? | == Y y —= ) ' q. ) ( O. On PEL Y O j S 16 S =; 16 Si

¡atu?l atu? ER E a Vita az) 1 15 | A A a) hs (a a 2n

Para el punto final de la viga parabólica resultan pues los movi-

mientos siguientes :

Q e ES e aturl E ul 5 q == == o au) ea u? E 3 94

“El | =E e A un a + Uy E a?) = Im] al E ME - | 11”) Y 3 )

6 40 240 e 15

a au / 1 SS ME! yA 1 | A Al (E =la 9 ¡nt Sl Vo 7 a ) Im] E 3 =P 158 (1119)

H e SE (een au?l atu* 2 aa? SEN he Una = 3 o a” A E El l Y u? 16 15 15 15) |

añu?l ) la au il l ==. NS PE +55) u (a+ y he 0 | 00 Ho ) EN E a O O ] E ar a PO 16

UNO 3 il 1 di | z . [oa ) , hr y? A E $ AVE C F ( 4 Sn 32 F 16 + 64. ¿anta we E A ) Im] j a

Para cargas aisladas que gravan en el punto final hay que substi- tuir la longitud a en las ecuaciones 1” á VI” por la longitud 1, obte- niéndose así :

ul ve d ta 1 dar = ==: .4 —E UlT— —<x o a +

Va = IT 2

dat a lu) Am no

ECUACIÓN DE LA LÍNEA ELÁSTICA 137

qe So) 3 E 212 12 + ¡7 == al

Pu? 1 al : ra de (E Se 5 ul + Ve + 1 ) = ln] (LVS)

A A lu)

AGE IV u ( 16 96 64. Lu lyi le A ne El a E e == y] y e e S + cl 0 Ve Ud ) Im] Ñ

Para un momento del valor M que grava el extremo de la viga,

debe substituirse el producto Q (a x) en las ecuaciones 1-11I por el valor M, resultando de este modo:

0 e y h+o o ¿tae HyL+a*) E Ah (VIT)

My A OS e El / di E o de 37 7) q J o y o |an(a ES Va ala a) = Im,.] + > (vam

IAS e ES +(|-+ deco) mba Vo + a*) In- | ((1X) de 16u/| ad 20% / Y j Para el mismo punto extremo de la viga hay por consiguiente las ecuaciones :

M (

du = > a" Na a JE = rol ES Y En) = mo | (VIE)

138 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Um =

+ 3, ul Ho +2) in.| sde | (VIH)

Ju?

O a y Pd (apar l MI = = —> === a EA ur S 16.u 5

as (3 a - ¿| mf 5 E = in] (IX?)

16u” u? y 7

Además de los movimientos producidos por la acción flectora en- tran en cuestión los que son consecuencia de las fuerzas que obran normalmente á la sección.

dy

En general, estos, en comparación con los de la acción flectora, serán insignificantes, pero serán considerados en lo que sigue, porque en ciertos casos puede ser necesario considerarlos.

Con la sección E de la viga obtenemos:

Nas dy dy cd 47 TO 51 A A WA +0 = +? ur ur N ==0Q:-% 1 Ñ =3 L* u? NA 1 H dis l UMW/=> 4

ECUACIÓN DE LA LÍNEA ELÁSTICA 139

1 Ni. == El Al: UU. n/= +?

u? NT Ss ce Quéu == =-/ 4. de == == o EF Jo EF 2EH

8 N,ds =f5 da 1 A IMA

Con esos valores se deducen :

Qua? dy Qu. x*

== a a - Xx 2EF1/= + 2? E O Quai? il O (XI) Ve =p 00 u? RES HH. dy —H.a” NN Ed 1 (XII) EF E o y? 2 » Ea: if A OLA Vs A (XIII) UN + q? Para x = a resultan : rad Qua NQUiT " 1 NE 2BFy/ PE + a? ) » Qua? NQU A 2d be 2EF . u > + a ) , EU NH 2 === XIT* Ery 2 + a ) Mazo a E

> au0 E EF . yz + a )

140 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTIÑA

Para x = l resultan : Qui' Uval == 7 AN = + P u? Quié Mor TZ E 2EF .aq/= + P TE ENE Usn == = EEy/ e 7 > ¡E 20 =

(X”)

(XT)

(XIP>»

(XI)

Para el cálculo de las fuerzas de apoyo y momentos de un arco pa-

rabólico empotrado, producidos por una carga aislada Q, nos figura-

mos aplicados en el punto de simetría B' las dos fuerzas +

¡JP

que se

anulan mutuamente. Entonces puede ser substituída la carga aislada

. . ú () por un sistema de cargas consistente de dos cargas 7 que gravan dl

simétricamente los puntos B y B” y un par de fuerzas que ejerce el

momento o 2 = Mi e

ECUACIÓN DE LA LÍNEA ELÁSTICA 141

Influye sobre el hundimiento del vértice de arco ahora solamente

la carga simétrica, mientras que el par de fuerzas con el momento Q . a obra en sentido de una torsión del vértice.

De la carga simétrica resulta para el vértice un momento y una fuerza horizontal mientras que es cero la fuerza vertical. Para el gravamiento del par de fuerzas con el momento Q. «a so-

lamente el momento como la fuerza horizontal del vértice son cero mientras la fuerza vertical adopta un cierto valor.

Estos hechos se los deduce sin más del caso de carga simétrica y de las reglas de la teoría de la elasticidad.

3ajo la suposición de que no hay movimientos en los puntos de apoyo y de empotramiento, para el caso de carga simétrica, los dos

142 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

términos desconocidos H, y M, están determinados por las dos ecua- diciones: Nh, = 0 y %w, = 0.

El cálculo hay que hacerlo, pues, aplicando las ecuaciones TIT", TIT", VI" y IX?, eventualmente también como agregado XI*, XT” y XIII” para 2h, como también las ecuaciones 1”, 1%, IV* y VIP para Yo,. En las ecuaciones mencionadas deben ser substituídas la carga

Q aislada QQ por la carga horizontal H por H, y el momento M por M.,.

sud

Para el caso de un gravamiento por el par de fuerzas resulta una torsión de vértice w, (fig. 6). Lo insignificante del ángulo w, permite poner [. tg w, = !. 0,

Como el momento en el vértice debe ser 0, la ecuación es :

Q , MV 0

ed

rigen ahora las dos relaciones :

MO. = 10E > 57) == l ws de lo cual sigue : YN 20, YX, = + l

Se obtiene la solución por la aplicación de las ecuaciones 1”, 1, VII", 11”, 1 y VIT y como agregado eventualmente X?, X”, substi-

: Q tuyendo en estas ecuaciones (QQ por < respectivamente por V y el mo-

Qa

) 4

mento M por M,=V.l

ECUACIÓN DE LA LÍNEA ELÁSTICA 145 La carga aislada Q produce, por lo tanto, los siguientes efectos de apoyo: a) Apoyo izquierdo :

Momento = M, + M.. Reacción de apoyo horizontal = X..

. S Q Reaeción de apoyo vertical =-7 V.

b) Apoyo derecho : Momento = M, + M,. Reacción de apoyo horizontal X,. pa Q Reacción de apoyo vertical = 7 + V. ed En igual manera hay que calcular la influencia de la carga horizon- tal H, aplicándose en el punto de simetría dos cargas H -7 que por ed

mismas están en el equilibrio (fig. 7) y descomponiendo después el sis- tema de fuerzas en dos, de los cuales uno está formado por dos cargas

Fig. 8

, le sentido igual, actuando en los puntos simétricos B y B” y el ¡EJ : , otro por dos cargas E > es decir, en sentido opuesto una á otra,

l

actuando también en los puntos B y B” (fig. S y 9). Para el estado de carga (fig. S), resulta naturalmente

2 =>0 y Ds =00

por lo cual hay que aplicar las ecuaciones VI", VI", IX? así como agre- gado XIII? y XITT” con respecto á Eh, = 0 y las ecuaciones IV”, IV*, VIT? con respecto á Yo, = 0, substituyendo en estas ecuaciones H

por -7 respectivamente H,* y M por M,'. Para el estado de carga

=

144 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

(fig. 9), resulta naturalmente el momento en el vértice igual á 0, y por consiguiente:

H ON NO H E M,' =—V'l + A $ HA EA 220 O = y al <wd] == /

Aplicamos por eso las ecuaciones 1%, IV”, VIP, US Ve, VS VILP, rl 79 a 7 b PES > H ñ 72Y eventualmente con X”, XII*, XIP, substituyendo H por + Q por Y

p EI 7 | . Y MAP OMA VA Y 5 * 4%). La carga aislada H pro-

Ñ 19) duce en consecuencia los siguientes efectos en los apoyos :

a) Apoyo izquierdo :

Momento = M,' + M./.

E 5% : H ON Reacción de apoyo horizontal =-7 X;/'. Reacción de apoyo vertical = V”.

b) Apoyo derecho : Momento == M,' + M,”.

I Reacción de apoyo horizontal = -— + X,'. h 5

<d

Reacción de apoyo vertical = V /.

ECUACIÓN DE LA LÍNEA ELÁSTICA

En total resultan ahora de las cargas unidas Q y H: a) Apoyo izquierdo :

Momento = (M, + M,') + (M, -E M,'). , 4 H > pa Reacción de apoyo horizontal = -7 + X, X;”.

e q Q E Reacción de apoyo vertical = 7 V + V”.

b) Apoyo derecho : MOMO MEM MI

H 2d aAQRRÍIáÁ 14 T( ri 5 de (DL Reacción de apoyo horizontal = 7 + X, + X,'.

h Q Reacción de apoyo vertical = 5 + V'—V/, ed

145

Poniendo en las ecuaciones anteriormente desarrolladas

0) > . Zmnl ANA RENTAL y 1 puede darse á aquéllas las formas : Qe... Q6 QU Po Vs = Br ' ba Vat EL” mM, == mI n, etc.

En estas últimas ecuaciones representan 2, Mm, A, etc.,

ralores que

«dependen de £ y n, Para facilitar el cálculo se encuentran en las si-

cuientes tablas los valores £, Mm, N, ete., determinados para los límites 0,1 1,0 con intervalos de 0,1.

AN. SOC. CIENT. ARG. T. LXXVIII

¿ y q entre

NTINA

E

IEDAD CIENTIFICA AR(

Y y

soc

S DE LA

A] Y

ANALE

146

193L8%0 9PESL'O OP9r9%0 LOSve%0 s0r<p*0 I8SE98%0

813870

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90€9%0 £609%0 £68<%0 90160

SrT<G'0

L90S'0

LTO<'0

269030 |

9€6P'0 68LP0 TE9P%0 sz <v'0 corr%0 cOgr0 LTGP0 9PTIP0 eE60P%0

Z6IT90 gTZES'0 6L8<P%0 6SL8E%0

18338'0

86£03'0 E66PTO £P860%0 6L8PO

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6S0P0 |

nl

L SZ 38 60 LG 15) “0 | 09

9%

s0%

G9£TPO 9319£%0 6TGTE'0 PRCIZO 913330 PGOSTO IGTPL“O OLPOT'O 168900 03PE0%0

380

> c8*(

cre

$860 co*( Oo 7380 380

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Mn

80L9z7'0 Lvrezó0 £S803'0 9TPLI“O 9Z9PT'O S96IT%O F3P60%0

L6330'0

9613 (

El 18930 TE93'0 S887'0 crez%0 3rcz%0 c8tz%0 G9PG3'0 GErPG 0

90 =*

E

v'0

Mp

30

Mp

10

LEGITÍO | S6060%0 | EZSPO'O | Z98TO“0 | TFEOO“O [699000 0| OT =_ SGEPTO | 290800 | 630P0%0 | I99TOO | ISPOO“0 [3090000 60 =- L6PGLÓO | S9O0LO%0 | SPLEOO | ZLPTO“O | TEPOOSO [PESO00O“0| 80 =- 9PLOTÍO | 90T90%0 | LLOE0%0 | G8GIOO | ILEOO“O [69IPO00“0| 10 = 2 990600 | PLTEO“0 | SIIZO“0 | PEOTO“O | Z3E000 ¡LOPOOO0| 90 = » OSPLO0 | S9IZPO%0 | L9TZO“0 | SO6000 | 893000 [PES000“0| 0 = 4 688500 | 98££80%0 PGLTO“0 | PZLOO%0 | PIZOO“0 (1930000. PO =- GLEPO%0 ando L8z10%0 | 32000 | 091000 (0030000! £0 = - L6830%0 | £L9TO%0 | EE800%0 | TIZOO0 | LOTOO0 ¡EETOOOO| 0 =2 SPPTO“0 | 988000 | L3FOO%0 | OSTOO0 | ES00OO [1900000 | TO = 2 90=*(40=?*90=*(80=2(30=2 10= A

E66T'0 | 9PET“O | OPSO0 | E9PO0 | £0ZO0 | 0S00'0

62610 | 8S3ET'0 | £E80'0 | TIPOO | GOZO“0 | OS00%0

83610 | ETET'O 9280'0 8sepo%0 | z0z0%0 | 0000

66810 | 66310 | 03800 | Z<PO%0 | TOOZ0 | 0000

PL8TÍO | 98310 | SIBO%0 | ESFOO | TOOZO | 0000

GS8TÍO | ELGTÍO | TIBOO | ESPO“O | TOZO“0D | 0S00%0

ESTO | 99310 | 10800 | ¿sPO“0 | 00Z00 | 0S00ó0

6ISTÍ0 | 6310 | PO8O00 | TSPO“O | 0000 | 0c00ó0

808TÍ0 | PGZI'O | 30800 | TEPO%0 | 00300 | 0000

TOSTO | OSGT'O | TOSOO | OSPOO | 00300 | OOOO

147

ELÁSTICA

LA LINEA

CUACIÓN DE

=

E

AO S6€P'0 921€8'0 LE7E'0 L693'0 0033'0

SGLI“O 91310 TP80'0 MO

988£%0

36L£%0

9026'0

9€P£'0 Z6££'0 19££%0 e£€£'0

GTIPO 9980 CErE%0

08930

SESTO OSO) OLOT%O LOLO'0 6rE0'0

L8TS'0 0ZTSE A 8c0£%0 $008%0 ve67'0 0167%0 6L87"0 9830 £€8

Mun

6'0

1678'0 09630 8Tez%0 09130 6rS TO 6SPICO GLTT'0 12800 92500 1830'0

Mo

l

99130 TEPGO G0P3 0 82g3'0 62830 8rEz'0

ENYA

80

P9rróO 03600 £890%0 GSrPOc0

2330'0

GS0G ( LOG 0

PEGTÓO cI6T'0 66810 98S8T'0 GL8T'0

Mp

88 TO 9P9gr'0 OPPICO PPETCO ecor'0 89800 68900 GrS0 "0 68800 8910%0

l

c9eró0 0) 33crO gOSr'0 88 pI%0 PLPTCO c9vT0 ESpT'0 CPP ró0 CEPT'O

PSZIÓO GrTTO £00T'0 69800 SELO'0 0T90%0 28r0%0 :0%0 0Pz0'0 6TTO"0

G

J

GOTHO L60F“0 980T“0 9LOT0 19010 090T“0 O) OO cror'0 600

Mp

91800 83L0'0 eP90%0 8geco%0 9Lv0%0 v680 1S0%0

9ST0'0 81000

Mp

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PELO“O 8$TL0%0 00) 60L0%0 cOLO%0 10200 86900 96900 c690%0 £690%0

9Sñ0%0 | TOZO'0 | 0S00%0 SO0PO0ó0 | TSTOO | SPOO0'0 T9E0%0 | 09100 | 0P00%0 GTEO0 | OPTO"O | SE00'0 69300 ¡| O3LO“0 | 08000 ezz0%0 | 00TO%0 | S300'0 8SLTO%0 | 08000 | 03000 geto'0o | 09000 | STOO'0 88000 | 0P00%0 | OLOO"0 proo%0 | 03000 | <000'0 eo =+(30=*|10=*+ u

91TrP0'0 PIPO%O arro'0 11PO%0 0rro%0 80v0%0 LOPO'0 cOP0%0 POPO%0 POrO%0

S8TO'0 88100 88100 88T0%0 L8TO*0 L8TO'0 L8TO0%0 L8IO%0 L810%0 L8TOo%0

8r00%0 8p00%0 sp00%0 sr00%0 8$p00%0 87000 8r00%0 8r00%0 8P00%0 8p00%0

ll

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148

A e Di A "> _..

SS

Lar80 | 1E6Sé0 | 9z0w 0 | 01930 | F6cróO | sesoó0 |3Lepo“0 | TESTO“0 | OPEOO%0 [699000 “0| OT TPG90 | 839P 0 | SETEO | 65030 | PIZIO | 9TLOO | 68S80%0 | TEGPTO“O | 9ISPOO0 |[TPEO0OO00. 60 = - SG6P0 | S3GE“0 | GIPGO | EE9LO | 62600 | LES0“0 | 80830%0 | TLTIO“O | PPEOOO |L3PO0O“0 68980 | +093'0 | 96LT1“O | ESTILO | SELOO | TGPO“O | TETZO“O | 368000 | €9Z000 [8SZE0000| LO =

ll

89830 | 6P8T“O | PSGTO | ZE80%0 | TESOO | EOE0%0 | ESSTOO | ZE900%0 | E6TOO“O [TPGO0O“0| M0 = - €zLT“O | 6PG1LO0 | 69800 | 38E0%0 | v9E0%0 | OTZO0D | TLOTOO | TEPOOÍO | EETOO“0 [L9TOOO0| 0 =- T9OTO | FLLO“O | PPGO0 | P9sg00 | 0300 | SETOO | 389000 | 88ZOO“0 | E<SO0O0ó0 [SOTOOO “0 | PO = » 62600 | S3P0%0 | 00800 | ZOZO0 | SZTOO | PLOO0 | Z8E0O00 | Z9TOO“O | 8PO000%0 (0900000 | £0 = - 3G30%0 | E8TOO | TETOO | 6SO00 | 9000 | ES000 | 691000 | ZLO000%0 | 130000 [L300000| GO = - 19000 | 9POO00 | ZE00'0 | EZ0O0 | PTOO0 | SO0000 SPO000 |STOOO“0O | €0O0000 [1000000 | TO = -

P Mo Mo dan Mp Mp

30 =

Mp ja [e]

l

01=+160=“[80=“40=“|[90=“|[940=“|90 = vo =

L86P0 | £62£%0 | LSLP“O | 906T'O | GEZT“O | OEL00 | Z8E00 | SITOO | TOSOO“O [PPIVO000| OT =-

c6Ev 0 | 00€8%0 | 93PZ'0 | 1S9LO | OGOTÍO | SPIOO | TFEOO | LPLO“O | 6PPOO“0 [6LE0000| 60 = -

92280 | L983%0 | LOTG0 | 99PTO | PE6O0O | 69500 | 00S00 | OSTOSO | 86000 <TEO0OO“O| SO = 2

9838'0 | 6SP3'0 | GIST'O | 09310 | £380%0 | E6PO"0 | TIZOO | PLUTOO | SPEOO"O [OSPOOO“0| ¿0 = -

L693%0 | 69030 | TEZGL“O | E90TO | 96900 | GIPOOD | ZEZO“0 | 16000 |86300%0 [<8E0000| 90 = -

00330 | T69ITO | IPZTO | £L8O%0 | E£LSO0 | 9PEO0 | PRIO0 | TSOO0 |8PZOO“0 [OZE0000| 0 = -

8310 | 0OggT “O | £860%0 | 06900 | <SPO0 | PL3O0 | 9PTO“O | P9000 |S6TOO“0 [LEZOOO“0| PO = +

La3r'O | pg60'0 | 83L0'0 | ETSO0 | SESOO | SO0ZO0 | 60TO0 | SPOO0O | SPLOO"0 |Z6TO000| $0 = -

Gr8s0%0 | 6r90%0 | ISPOO | 600 | P3ZO'0 | 9ETOO | ELO0O00 | 38000 |860000 |8GTOOO“0| ¿0 =”

STrPO0%0 0Pz0%0 | S9TO%O | GLTO0 | 19000 | 98000 | 9TOO0 | 6FO00%0 [900000 | TO = TS IA AO AO ES (ES OS , LL ma 80, =* [20:90 =24[910:=:2 70 == [80% 30: 10/= - a,

E 1d =

ECUACIÓN DE LA LÍNEA ELÁSTICA 149

vir | VIII" Ixa MI M7? M1? | iS A

y = tl = dy = 1. = 0,1 1,0066 a =0,1 0,5017 7 =0,1 0,0669 7 =0,2 1,0260 7 =0,2 0,5066 a = 0,2 0,1354 =0,3 1,0561 a =0,3 0,5135 || 2. =0,3 0,2069 =0.,4 1,0982 1 =0,4 0,5252 7=0,4 0,2827 a =0,5 1,1478 =0,5 0,5383 | a =0,5 0,3638 =0,6 1,2043 Y =0,6 MS (a 076 0,4510 == 0 1,2667 a =0,7 0,5706 a = 0,7 0,5451 1 =0,8 1,3337 a =0,8 0,5894 7 =0,8 0,6464 =0,9 1,4047 1 =0,9 0,6093 || 2. =0,9 0,7554 “4. = 1,0 1,4789 7 =1,0 0,6306 a =1,0 0,8726

ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

0

GLV O TLEP'O— 0P3p0— 690F0— 1P8g 0— 9858 0— v3TE 0—

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Grr68%0 GL98L'0 08190 0969<%0 P6O9PÍ0 9CEcE'0 | S86P3 0 GEPSr'O 83pL0%0

1961 0'0

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SOZ9T'0 139310 193600 ZEZ9IO0'0 89800 OS9TO%O 631000

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ELIT 0 9er 0— vPEPTO0— 9871 0— STLLO»> 6360'0— 8gTL00— 06P00— 6P30'0—

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LL9LT'0 1E0ST'0 P6PETCO cg001 0 LTLLO%0O 062200 PTLEO'0 gETZO0'0 18600%0 6Pz300'0

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B9ITTO0— 8L0r0— LL600— 99800— egrL00— 01900 L9vP00— LEDO 09T0'0—

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31

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1

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LA LÍNEA

DE

¿¡CUACIÓN

GLyr“0 | TLEPO | OPGFO | 690v0 | Tr8EéO | g9€cgóO | vareóo | erczóo | Leetóo 18600 | OT ==" LE8v'0 | LGLPO | E9SPO | TSEPO | LLOPO | 9TLE“O | av3g%0 | ovoz'o | aserto | ve600 | 60 =- 008850 | PELIS U | S36P0 | Z99P0 | SZEPO | PO6E0 | 69€E%0 | s0L30 | so6T'O | 88600 | 20 =w arseto | c6eg%0 | seco | 00080 | v6SP 0 | 960P%0 | o6PE'O | 99230 | 93610 | 06600 | 0=- GOP9'0 | SETI | TLLGCO | O9EG%0 | 698P0 | 88ZPO | 90980 | ez8zé0 | sp6r'O | e6600 | 90 =>» TLO02'0 | 68990 | 2P390 LG 0 | SPTS'O | GLFHO | YTLE“O | vL830 | 19670 | s6600 | 90 =- 60820 | vOEL%0 | 88L9%0 | 8OT90 | 60PSg0 | ep9r“0 | or8sóo | 21630 | sz61'0 | 16600 | Po0= 32980 | 6162'0 | 3132'0 | PSP9"0 | 9P9G'0 | 68LP“O | 688£%0 | E£s63'0 | 98610 | 86600 | £0=- 866 0 | 89780 | 03920 | 0PL9"0 | rE8g'0 | g06v%0 | OS6E0 | 6L63'0 | +66T“O0 | 66600 | 20 =- 90860 | 26880 | 00620 | 3690 | LG6S5%0 | SL6P“0 | 18680 | <663'0 | 86610 | 00010 | TO =- , ES d . A xi 071 == 60==[80 =“[40= 2 Z0o==|10= + MT “TEX b Pr68"0—[8982'0—|P8L9'0— [96950 —|609P'0—|98280—[0083'0—|£PET“O—|3PLO0— 9610 '0—| 01 = 2 ¡E = FT 1P18'0—|8992'0—|[TLG9%0—|88P9'0—|801P0—| eres o—|Le8z “0 ez vr 0—|2L90'0—|LL10“0--| 60 =+ En 08780 368L'P—|P0890—|1GG<“0—|SPTPO—|PETEO0—|9S13'0— 8671060900 —|8cro“o—| 80 = uv L6T8"0— [0802 '0—|196£'0—|[006P"0—|6£88"0—|1983'0—|p2610—|z91 1 0—l6ec00—l6£t00—| 10 = 4 68910 —[P0990— 0P88%0 —[30SP0—|90S80—|3L83'0— 1ELTO—|9TOTO—l99P00—|6LTO0'0—| 90 =- TL0L'0— [0309"0—|866P"0—|[PTOP0—|2808'0— [98330 —|98PT0—|29800—|36£0'0—l00T0'0=| 0 =- Lv39"0— [6536 '0— GTEP'O0—|03PE%0— 96230 —|LE8T0— 6131 0—[00L00—l9TEO0“0—l08000—| PO = 1 GpTG'0— [91390 —|39PE'0— 01230 —|3€03'0—|LEPT “O —|8£600—|TESO“O0—|8EZO00—l09000—| £0 = + PTLS 0—[6P08"0—|88PG"0— 28810 —|00PT“0—|1860%0—|PE9g900 —|Leg0o0—lé6cro“0—l0P000—| 0 = - 1960 —|P6LT“O—|P9G TO —[0L60%0—|STLO'0—|L6PO'0— [6 TE0“0—[08TO“0— 08000—l0Z000—| 10 =4 TSE AO 01=260=*(80=240=Í[90=*|(40=Y0=2l80=i320=3|10=!i 1: H

152 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA

Para valores É£ y y que no correspondan exactamente á los de las tablas puede calcularse los valores 1, m, n, ete., por medio de inter- polación.

Es evidente que, aprovechando dichas tablas, el procedimiento para el cálculo resulta muy ventajoso y permite determinar los mo- mentos y fuerzas desconocidas en los puntos de apoyo de un arco pa- rabólico en un tiempo extraordinariamente corto, como lo demostrará el ejemplo siguiente.

Un arco parabólico con la distancia de los apoyos L = 21 y la flecha del arco 0,32. L=0,64 . Ll está gravado por una carga «aislada cu- yo punto de aplicación sobre el arco está á la distancia horizontal 0,22 L = 0,44 . | del apoyo derecho. La carga forma con la línea ver- tical un ángulo de 307.

Resulta :

Q= Kicos 305 K50:306

EN ="KSinto0 7 KR. 107900: Para el punto de aplicación de la carga : ¿=1 0,44 = 0,56.

Para el punto de apoyo:

== LN) n= 0.64 De las tablas resultan para ¿ = 0,56 y q = 0,64 por medio de in-

terpolación :

ECUACIÓN DE LA LÍNEA ELÁSTICA 1145);

¡= (0,1286 . 0,4 + 0,1874 .0,6) .0,6 + + (0,1299 . 0,4 + 0,1899 . 0,6) . 0,4 = 0,165

k = (0,05174 . 0,4 + 0,09066 . 0,6). 0,6 + + (0,06106 ..0,4 + 0,10746 . 0,6) . 0,4 = 0,081 m= (0,1067 . 0,4 + 0,1488 . 0,6) . 0,6 + + (0,1076 . 0,4 + 0,1503 . 0,6) . 0,4 = 0,132 n= (0,0738 .0,4 + 0,1053 ..0,6) + + (0,0869 . 0,4 + 0,1244 .0,6) . 0, 4 0,099 = (0,0419 . 0,4 + 0,0696 . 0,6). 0,6 + + (0,0493 .0,4 + 0,0823 . 0,6). 0,4 = 0,063 q = (0,0305 . 0,4 + 0,0531 . 0,6) . 0,6 + + (0,0421 .0,4 + 0,0735 . 0,6) . 0,4 = 0,051 c= (0,07717 .0,4 + 0,12621 .0,6). 0,6) + + (0,10035 . 0,4 + 0,16208 . 0,6) . 0,4 =0,119 d = (0,1286 .:0,4 + 0,1753 .0,6). 0,6 (0,1434 . 0,4 - 0,1930 . 0,6) . 0,4 = 0,163 e = (0,2572 . 0,4 +-0,3506 . 0,6) . 0,6 (0,2867 . 0,4 + 0,3859 . 0,6) . 0,4 = 0,326 y = (0,4288 . 0,4 + 0,4869 . 0,6) .0,6 + + (0,4096 . 0,4 + 0,4594 . 0,6) . 0,4 = 0,454 Para ¿ =1,0 y y = 0,64 obtenemos : ¡= 0,5536 . 0,6 + 0,5706 . 0,4 = 0,560 k= 0,45103 . 0,6 0,54507 . 0,4 = 0,489 354 .0,6 + 0,3627 . 0,4 = 0,358 mM = 0,2697 .0,6 + 0,3237 . 0,4 = 0,291 r = 0,2697 .0,6 + 0,3236 . 0,4 = 0,291 q = 0,2568 . 0,6 + 0,3639 . 0,4 0,300 $ =1,2043 .0,6 1 1,2667 .0,4 =1,229 t= 0,5536 . 0,6 + 0,5706 . 0,4 = 0,560 ¿2=0,4510 .0,6 + 0,5451 . 0,4 = 0,489 c= 0,46094 .0,6 + 0,5696 . 0,4 0,504

d =— 0,3841 . 0,6 0,4069 . 0,4 0,393 e = =0,7682.. 0,6 "0,8137. ..0,4 = 0,786

= 0,6402 . 0,6 + 0,5812 . 0,4 = 0,617 ) )

a =

ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

INELUENCIA DE LA COMPONENTE VERTICAL

a) Estado de carga (Ag. 11).

K 2 TA

de : Yo = 0

t)

«dl

Nh="0

== : o sud

M, =0,0838 . K./1

X, OR

b) Estado de carga (fig. 12).

0,566 y sl d= = - 0,560 0,165) . K 0,489 . X, 1,229 .

0,866 DEA a Sh (OPONE 090) A SO

ECUACIÓN DE LA LÍNEA ELÁSTICA MS You: == 7 YO 0,566 M e a 7 o, 2 HAN E 0,165. K 1,229 - aj +-0,560 V.=

0,866 3 e NT =0,858 Y 2 + 0,132 . K 0,560 -

Además debe ser :

0,866 .¿.1 + M, V .1=0. Por consiguiente : => 1550 ES

INFLUENCIA DEL COMPONENTE HORIZONTAL

c) Estado de carga (fig. 13).

Pe LN

Fig. 1 Su ==0

0= - : 0,081. K 11,229 - md 0,489 . X,' 0)

0 = ae - 0,051. K + 0,489 - =— O OU

M,' =0,001.K./

X,' =0,044. K.

156 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

d) Estado de carga (fig. 14).

0; == q 0 La _M, 7 o, AS 0.081) E oO A Ns 0,5 M," y = 0 291 0 ,06: 3)K 0,560 - E 0,358. V' 2 E2]2 E =9..1: E =4.E.1=0,62.0,56*..1

DE 0201 Además debe regir :

Eli)

0,5

MI IM 0799

ME“ “= 0,1998. Kl— Vd

Resultan : OO

M,' =0,0098K . l.

La carga K produce por consiguiente los siguientes momentos y

fuerzas de apoyo (véase fig. 10):

Apoyo izquierdo

Vi=<x * 0,866 V + V' = = (0,433 0,317 + 0,19). K= 0,506. K

a

ECUACIÓN DE LA LÍNEA ELÁSTICA 15

0.5

o ) <l

K ==

E = (0,14 0,044 + 0,25) . K = 0,346 . K

M,= (0,075 + 0,0098 0,0838 0,001). K.1=0.

Apoyo derecho

K == 1 = (0,433 + 0,317 0,19). K = 0,560 . K AS E 7 kK=

= a UA O O 0 LA

MM MM AM = (0,0838 + 0,075 + 0,001 + 0,0098). K1 = 0,1696. K. l.

En el cálculo no se consideró la deformación de la viga que resulta á consecuencia de las componentes paralelas al eje, las que producen una variación de longitud.

Por lo general, no será necesario considerar la influencia de dichas componentes, siendo en la mayoría de casos insignificante su efecto. Para completar el ejemplo, sin embargo, averiguaremos ahora la in- fluencia mencionada, aprovechando de los valores ya calculados y de los de las tablas.

Significa en las siguientes ecuaciones :

a. K = fuerza de apoyo horizontal causada por la variación de lon- gitud del eje de la viga;

£. K = fuerza de apoyo vertical causada por la variación de longi- tud del eje de la viga;

y. K. 1 = momento de apoyo causado por la variación de longitud en el eje de la viga.

Para el estado de carga (fig. 11), resulta según las condiciones

No ='0 2 == 0:

0 = 0,433(0,560-— 0,165) (0,0838 + y,) . 1229 (0,140 + a,). 0,489

0 = [0,433(0,393 0,163) + (0,14 + 3,) . 0,617] - EF

+ 0,300(0,140 + 2,) + 0,489(0,0838 + y) 0,433(0,291 0,099)

(3 0)

ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 2, = 0,000849 2,5133 . y, _-_ 1.0,18545 + 1*F . 0,000413 ADO AB 026499

Para el estado de carga (fig. 12), rigen las condiciones

So y 10,433 .E + (0,075 + y.) =0, 317 NE

ze 0 50 fe

l

0,433 .0,165 1,229(0,075 + y,) + 0,560(0,317 + B,) = = 0,358(0,317 + £,) 0,433 . 0,132 0,560(0,075 + y.) +

+ 55 > 10,504(0,517 + 8,)) 0,433 . 0,119] 8, = 0,00048 + y,

T.0,108483 + 1? . F . 0,000333 AS T.0.5044+ 1. 20461

Del estado de carga (fig. 15), resulta :

5

0=—Ñ - 0,081 + 1,229(0,001 + y¿) 0,489(0,044 + a) 0,5 . eN e 0= 2 - 0,0051 + 0,489(0,001 + y,) 0,300(0,044 4 as)

A ASE 13) 23 I [110,044 $ 05) 0,617: 0 ADA 4%, = 0,000076 + 2,51337, T.0,0864 + 1?*.F . 0,000062 E DO E O 26199 Del estado de carga (fig. 14), puede deducirse : y Ch Mie p 1,5 0 = (0,19 + f,) + (0,0098 + y,) 0,799 - a ati (0,489 0,081) 1,229(0,0098 + y) 0,560(019 + f,) = DES E = 2 (0,291 0,063) 0,560(0,0098 + y.)

0,358(0,19 + 6) sao | 3 (0,786 0,326) + 0,504(0,19 a) |

B, = 0,00005 y,

1.0,21074 + FF . 0,000074 1670504 E MBE O A67

ECUACIÓN DE LA LÍNEA ELÁSTICA 159

FUERZAS Y MOMENTOS DE APOYO PRODUCIDOS POR MOVIMIENTOS DE LOS PUNTOS DE APOYO

La figura 15 demuestra el estado de la deformación supuesta y de la

acción de los momentos y fuerzas de apoyo.

De las condiciones de equilibrio resulta :

Jul =>" H, Vi

160 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Por consiguiente :

de M. y ¡0 + Om == pr He . hi + 1 dE N a. ¡) pY/ M, cn AS 0) 00 = y (Ho 4 Gs Va. 28 + Va. i) e M, EN DN A s—2.V, .s) (D M, E 00) A A A O M, UE A NA A (? Va Vy— 2h. 00m =1(2. V,¿.m= 92V ,'. £) El 1? Va —— Up = 2 (OA ar El CA SU ZN E . t) = [7 y q M, : 7 k N ] = (2H db +23 +8 —2V0. 0 + 2V,m 2V,4) —21. 0, = O M ? ve p El H,k + Ól s +V, (m— == 0 | 2uo, (11) ] ho 0 M, E para e IO 1 (Hg + al IN) ¡EA pr M, » IA y (E 0 A nu la + My El CIP TO Pes) ( )

De las ecuaciones I, HL y 11 puede calcularse los valores descono- cidos HN, ya

La influencia de la variación de temperatura se la puede conside- rar en la ecuación HI teniendo en cuenta que de un aumento de tempe- ratura de P* resultaría un alargamiento de la distancia 2 . l entre apo- yos. Indicando con e el coeficiente de alargamiento para un aumento de temperatura de 1”, obtendremos el alargamiento total por la fórmula.

MD:

La ecuación HI adopta por lo tanto la forma :

27 M ho + == (0 + oe Va.z)o (UE)

OTTCMAR SCHMIEDEL.

CONTRIBUCIÓN AL ESTUDIO

LOS LEPIDOPTEROS ARGENTINOS

Por EUGENIO GIACOMELLI

INTRODUCCIÓN

El modesto trabajo que va en seguida no es sino la continua- ción lógica de otros estudios de mayor extensión anteriormente publi- “ados por en los Anales de la Sociedad científica argentina. Lo que hago actualmente es aumentar ese pequeño caudal lepidopterológico, añadiendo á las descripciones de mis Lepidópteros riojanos nuevos otras pocas de algunas especies más, nuevas también, que he estudia- do lo mejor que me ha sido posible, y haciendo conocer las deseripcio- nes y notas biológicas sobre muchas orugas y crisálidas, desconocidas unas, poco estudiadas otras, y si bien estas últimas no importan no- vedad científica sino en pocos detalles, contribuirán sin embargo á for- mar la base de los estudios de embriología lepidopterológica argenti- na, tan genialmente iniciados por Burmeister y Berg, á los cuales, dentro del límite de mis fuerzas, quiero contribuir con mi limitada cooperación. Los estudios sobre estados larvales Ó preparatorios de las especies americanas están aún relativamente en la infancia; mu- cho se ha hecho; más aun hay por hacer; y me daré por satisfecho si este trabajo alcanzara á representar lo que vale un grano de arena en un médano, ó una gota de agua en el océano, Ó si como un copo más de nieve en una avalancha pueda aumentar, aunque sea en una insig- nificante cantidad, el volumen de la futura mole, que otros después en-

AN. SOC. CIENT. ARG. T. LXXVIII 11

162 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

erandecerán. Á nada más tiende ni nada más pretende esta modestí- sima labor, fruto de poco desvelo, pero de concienzuda y continuada observación. Si se encuentran en ella errores y deficiencias, que me

sean perdonados.

La Rioja, mayo 1914.

APUNTES SOBRE EL GÉNERO MATHAN/A OBERTHUR Y DESCRIPCIÓN DE UNA NUEVA ESPECIE

Sobre este género interesantísimo de Pieridae reina aún muchísima confusión é incertidumbre. El material con que ha sido estudiado es por ahora poco é insuficiente, y las especies que lo componen son ra- “as y escasas aun en las grandes colecciones. Además, en ninguna de las obras á mi alcance, he encontrado citada la hembra de ninguna especie; todos los ejemplares que yo poseo de las distintas especies de este género, á mi juicio, son indudablemente los machos, y los que están en venta en las grandes casas que comercian en le- pidópteros como Staudinger y Bang Haas, son también todos ma- chos. Hay que anticipar, pues, que mientras no se describan ó quizá descubran las hembras, será imposible definir y sistematizar conve- nientemente cada una de las especies que componen el género. Yo es- toy perfectamente de acuerdo con el doctor Róber, que dice en Die Grosschmetterlinge der Erde que la especie llamada Mathania leuco- thea Mol. = M. Gayi Blanch. se aparta muchísimo de las demás Ma-

thania, por muchos detalles de color, aspecto, nervulación, pigmenta- ción. ete., y por mi parte he observado que es muy comparable á las Hesperocharis y muy especialmente á H. costaricensis Bat. (que tengo en mi colección), sobre todo en la superficie anterior de las alas; en una palabra, creo no equivocarme al asegurar que esta especie, aún poco estudiada, forma el tránsito natural entre el género Hesperocha- ris y las verdaderas Mathania, que, como M. Agasicles, tienen el se- eundo par de alas más angulosas ; sin embargo no creo que sea nece- sario por ahora formar, como Róber indica por primera vez, un género nuevo; además, dice este naturalista hablando de esa especie, que eree que en el nombre de M. leucothea = gayi pueden haber sido com- prendidas dos especies diferentes, lo cual es muy probable, pues la nueva especie de Mathania, que yo describo á continuación, es de un

LEPIDÓPTEROS ARGENTINOS 163

color semejante, y pudiera haber sido confundida y comprendida en 1. leucothea error en el que yo mismo sin conocer los ejemplares chilenos de M. leucothea, hubiera caído, y del cual éstos y un estudio más prolijo ulterior me ha librado. Yo he comparado dos ejemplares chilenos de esta especie, el uno proveniente del museo de Santiago (obtenido por cortesía del señor don Carlos Silva Figueroa) y el otro que compré á Staudinger y Bang Haas (ejemplares ambos machos, á mi juicio) y puedo asegurar que, si ambos, como yo no dudo, pertenecen a la misma especie, hay sin embargo mucha diferencia individual entre ellos como para demostrar que todas las Mathania son bastante varia- bles y necesario por consiguiente estudiarlas sobre mucho material; pero estos dos ejemplares de M. leucothea han venido á disipar por completo la duda que yo tenía de que mi especie, ahora descrita como nueva fuera M. leucothea ó una forma de ella, lo cual explicaré más adelante. El ejemplar enviado por Staudinger tiene las alas del se- eundo par un poquito más angulosas que el del museo de Santiago pero la diferencia es pequeña, y este carácter es muy variable en las Pieridae provistas de colas como éstas y algunas del género Catopsi- silia en que pasa igual cosa...

La especie descrita como Hesperocharis Gaujoni, según Dognin, no es sino Mathania Agasicles Hew. como Dognin mismo dice pudo ve- rificar sobre el tipo mismo del British Museum y Mathania esther Oberth. (1890) y M. auremaculata Dogn. Son sinónimos, siendo este último nombre el más antiguo. (Deserita por Dognin en el Naturaliste, pág. 68, 15 de marzo 1888) (1) de manera que las especies del género Mathania vienen á reducirse en número; si la mía, que describo ahora, es, como creo, realmente nueva, serán sólo 4, es decir :

1* Mathania Leucothea Mol. = M. Gayi Blanch ;

Ya el

Mathania Agasicles Hew ; 3% Mathania aureomaculata Dogn. con su varietas pallida Rob. sp. NOVA ;

4% Mathania Carrizoi Giac. n. sp., mi nueva especie que paso á des- eribir:

Mathania Carrizoi Giac. n. sp. (1914)

Especie próxima á M. leucothea, pero completamente diferente; el color de las alas es uniformemente blanco con un ligero tinte verdoso,

(1) Véase á este propósito la obra de Dognin : Lepidoptéres de Loja et environs (Equateur). Paris, 1891, 21* livraison, page 46.

164 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

mientras que en leucothea tiende más al amarillo : esto relativamente á la superficie anterior de las alas; en la posterior difiere muchísimo más todavía; Carrizoi tienelos ápices de las alas anteriores ligeramente amarillento ó verdoso, las del segundo son fundamentalmente de color verdoso glauco muy claro, y sobre ese fondo se destaca una serie de nubéculas verde gris más intenso que dejan entre varios espacios claros formando el todo, un semicírculo alrededor de los bordes del ala concéntrico á éstos ; éste es muy variable en mis cuatro ejempla- res, casi invisible en uno, muy marcados en otros, un punto amarillo naranja poco vistoso en la raíz de las dos nervaduras que forman el disco del ala del segundo par; cuerpo pubescente ; en un ejemplar dos puntitos rojizos á la base de los ojos, como en M. leucothea ; antenas semejantes á las de ésta ; tamano de los ejemplares muy variable desde uno chico (44 mm. expans. alar.) hasta uno muy grande (58 mm.) ; las alas del segundo par extremadamente angulosas, el borde externo de las alas anteriores cóncavo como en M. agasteles, mientras que es muy convexo en M. leucothea; además lo que distingue bien las dos especies es el color del fondo de las alas del segundo par, muy amarillento en leucothea verdoso en Carrizo. Tengo de esta nueva é interesante especie cuatro ejemplares, que creo todos machos ; otros dos también fueron enviados á Europa y uno de ellos debe figurar aún en el British Mu- seum, donde no pudieron hallar la especie al estudiarla, y sólo comu- nicaron el género (Mathania sp. ?).

Fué hallada aleunos años ha por mi estimado amigo el señor Nica- nor Carrizo en Santa Cruz y después por en el Saladillo, localida- des de la sierra, distante más ó menos dos leguas de la ciudad de La Rioja. Me es grato, al describir esta nueve especie, el darle el nombre de mi amigo y expresarle aquí mi agradecimiento. lenoramos aún cómo es la oruga y su erisálida. Todos los estados preparatorios de las especies del género Mathania parecen ser desconocidos, y cuando algo sepamos á este respecto, lo cual es muy difícil conseguir, podre- mos resolver mejor la demarcación específica de las mariposas que en- tran en este género, interesante y aún poco estudiado. Por ahora creo que es esto lo poco que desgraciadamente se conoce sobre el género Mathania. Si fuera posible, este ensayo será completado ulteriormente.

Thecla pseudarcula Giac. n. sp. (1914)

Dos ejemplares: 1 o y 1 Y de La Rioja (capital.) Expans. alar. o” 24 mm.; Q 28 mm.

LEPIDÓPTEROS ARGENTINOS 165

Descripción, etc. : Esta nueva Thecla debe colocarse cerca de Th. arcula Druce, pero es muy diferente; ante todo la primera no tiene apéndice caudal; en pseudarcula es bien marcado y de la forma que afecta en Th. binangula Sehaus, aumque mucho menos marcado.

El macho es en su lado superior azul metálico brillante con reflejos violáceos bajo cierta inclinación ; este color azul se nota solamente en la mitad basal del ala del primer par y casi en toda la del segundo, á partir de la base; el cuerpo tiene una pubescencia gris azulado menos intenso. La hembra es de color térreofusco, y sólo hacia las bases de ambas alas se nota un reflejo azulado pálido, que se hace un poquito más intenso en las alas del primer par, miradas bajo cierto ángulo.

En la superficie inferior de las alas en ambos sexos hay mucha con- cordancia; tanto el macho como la hembra son de color fusco, más intenso en el macho ; se nota en el ápice y borde externo de las pri- meras alas y hacia el borde externo de las segundas una visible es- polvoreadura blanquecina, interrumpida por algunas líneas bordales y prebordales obscuras ; toda el área basal de las alas del segundo par es también ampliamente obscura y sólo interrumpida aquí y allá por átomos blancos poco visibles; entre esta gran área obseura basal y la blanquecina ya descrita y próxima al borde hay otra área visible térreoferruginosa ; todos estos detalles son muy claros en el ejemplar macho y no en el ejemplar hembra, que es más uniforme de colora- ción. El cuerpo sigue en su lado inferior el color general de éste.

El macho fué cazado sobre Morrenia adorata ; ambos son de La

Rioja (capital), pero de distintas localidades.

Apodemiía Drucei Giac. n. sp,

Dos machos. Esta singular especie de Apodemia debe compararse á A. Chilensis Feld, á la cual es muy próxima, aunque, para mi modo de ver, bien distinta de ésta ; es mucho más grande que chilensis (46 mun. exp. alar); su coloración es en mis ejemplares machos de colora- ción rojoferruginosa de las hembras de chilensis (de La Rioja); mien- tras que los machos de ésta son mucho más obscuros ; la segunda se- rie de lúmulas bordales es también clara como en las hembras de chilensis y no obscura como en los machos. En la página superior de las alas es tan parecida á la especie ya citada, que bien podría confun- dirse con ella, pero en la página inferior es totalmente diversa; ante todo en el área basal de las alas del primer par no hay casi manchas ni fajas negras sobre el campo amarillo en Prucei, mientras que exis-

166 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

ten y muy numerosas en chilensis ; en las alas del segundo par no hay en A. Drucei sino una amplia faja mediana blanca, que va desde el ángulo anterior hasta la mitad del borde interno; esta faja está constituida de lánulas blancas y está bordada al lado externo é interno por dos áreas fuscas, en las cuales se destacan visiblemente lúnulas y manchas más fuscas aún ; cerca del ángulo anterior y el anal son muy visibles dos pares de manchitas negras ; todo ésto no existe en chilensis, que tiene en todos los ejemplares normales tres fajas oblicuas incompletas, blancas en fondo fusco, en posición completamente distinta de la des- crita en Druce!l.

Todas estas diferencias y la facies general de A. Drucei me autori- zan á creer que se trata de una especies tanto más que el conocido entomólogo señor H. H. Druce, á quien envié un ejemplar y á quien actualmente la dedico, me escribió que opinaba se tratara de una nueva especie aún no representada ni en su vasta colección ni en el British Museum. Queda, pues, con el nombre de este insigne especia- lista, por lo menos hasta ulterior estudio.

Mis dos ejemplares machos son muy concordantes entre ellos; el ter- cero enviado al señor Druce lo era también, y ese, si mal no recuerdo, también era macho : la hembra es aún desconocida; si se encontrara algún día, sería más fácil decidir si se trata de una especie realmente nueva, lo que para no es dudoso. Esta curiosa forma de Apodemia fué encontrada en Chumbicha (provincia de Catamarca) por mi amigo el señor Alberto Aranda, que me la regaló. Es probable que se encuentre también en territorio riojano, en el límite de ambas provincias.

Y

DESCRIPCIÓN DE LA ORUGA Y CRISÁLIDA DE HEMEROPLANES GRISESCENS ROTHS JORD.

Los estados preparatorios de esta especie, como lo consignan tam- bién sus autores en un notable trabajo sobre Sphingidae (1), eran com- pletamente desconocidos para la ciencia: una feliz casualidad hizo que yo los descubriera con toda seguridad, completando así la biolo- vía de la especie. Aquí doy, pues, una descripción y datos sobre di- chos estados preparatorios :

(1) Véase á propósito : A revision of the Lepidopterous family Sphingidae. Novi- tates Zoologicae, volume IX, suplement, page 387-389. London, 1903.

LEPIDÓPTEROS ARGENTINOS 167

a) Oruga. Primer estadio. La planta de que se alimentan las oru- vas es el Aspidosperma quebracho Sehlt. (Apocineae). Cuando tiene más ó menos dos centímetros de largo es como sigue: color general verde glauco, rayas laterales finas y cuernos terminales (1) amarillo limón ; dos rayas dorsales más finas amarillo claro, menos visibles que las laterales. Patas espurias visibles en el 6% 7, S” y 9” segmento. Extremadamente adaptada por su coloración á las hojas del quebracho en las cuales vive.

Segundo estadio (55 mm. más ó menos). Al alcanzar esta longi- tud el color verde es un poquito intenso, el cuerno superior terminal es superiormente celeste, el inferior verde claro; las rayas laterales amarillento limón claro, las dos dorsales muy pálidas y resaltan poco.

La región ventral es verde como el cuerpo hasta el segundo par de patas espurias ; á partir del tercero es amarillo crema, más resaltante hacia la región terminal. Empiezan á verse aún á simple vista las aberturas de las estigmas en forma de dos puntos blancos que resal- tan sobre el fondo verde. Dos ó tres días después estos dos puntos blancos se hacen más visibles y entre ellos se divisa claramente un punto negro que no es más que la abertura de cada estigma. Mientras tanto toda la región dorsal ha ido tomando un color rosado pálido. Al día siguiente el color rosado se extingue y toda la oruga vuelve á te- ner el color verde claro primitivo. En un día más se transforma en crisálida.

b) Orisálida. Se formó el 25 de abril, y se efectuó la eclosión del - imago (una hembra de la especie citada) el 30 de mayo de 1914. Tenía casi tres centímetros de largo y siete milímetros de ancho más ó me- nos en su parte más ancha, color general castaño obscuro, Casi negro, excepto las alas embrionales que son al principio de color verde ama- rillento. En el dorso y cerca de la cabeza el color verde de las alas embrionales se funde con el color negruzco, esfumándose el uno con el otro. Poco después toda la erisálida adquirió un color castaño obscuro uniforme.

(1) Esta larva tiene en este estadio dos cornículos terminales: uno superior

más largo, otro inferior más corto.

168 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

¡0

OTRAS DESCRIPCIONES DE ESTADOS PREPARATORIOS DE LEPIDÓPTEROS

Erolución de Synchloe = Chlosyne

(Especie muy probable Saundersii Doubl. Hew.)

Oruga Vive sobre el Sunchillo ó Chilquilla Wedelía glauca Ort. (Compositae) y sobre el ataco (Amaranthus chlorostachys Wild.) quizá también sobre la batata común (Convolvulaceae). Su color es rojizo ladrillo intenso. Está provista de pelos en forma de arbolitos pareci- dos á los de las orugas de algunas Saturniadae. Estos son negros y se destacan sobre el color rojizo del cuerpo, la cabeza es también negra. Región ventral gris, cinco pares de patas espurias en el 5%, 6%, 7%, S* y 9” segmentos. Los pelos están dispuestos en seis series longitudinales. Algunas orugas son negras, otras negras con una serie de manchas dorsales color ladrillo en la línea mediana dorsal; probablemente la diferencia de estas dos formas de orugas será debida á la edad ¿ó qui- al sexo?

Orisálida. De color casi cárneo pálido con una línea obscura que parte de la cabeza hasta la extremidad del abdomen en la superficie ventral ; el tórax y el abdomen cubiertos de puntos obscuros y sobre las alas embrionales estos puntos se alargan en forma de comas ,,.. Algunas crisálidas son mucho más obscuras. La eclosión del imago sucede como á los siete días.

Descripción de la oruga y crisálida de Actinote calymma Jord. (1)

Oruga. Vive sobre Micania scandens Willd. (Compositae), tiene el cuerpo cubierto por espinas en forma de arbolitos dispuestos en cuatro series : dos dorsales y dos laterales; los anteriores casi la mi- tad son marrón obscuro, como también la parte dorsal de los segmen- tos que los lievan; después siguen segmentos blancos glaucescentes

(1) Calymma Jord. se aproxima á pellenea Hubn, una forma del Brasil.

LEPIDÓPTEROS ARGENTINOS 169

claros hasta los dos últimos, que son obscuros como los primeros. Patas espurias situadas en el 6%, 7%, S” y 9” segmentos del abdomen, que es todo verde claro ó verde elauco.

Orisálida. (Long. S-10 mm.) Color verde glauco claro menos la parte abdominal, que es amarillo verdoso muy pálido. Alas embriona- les en que se revelan las nervaduras con líneas muy finas y nítidas negras ; ídem la espiritrompa, vértex y órbitas. Abdomen con diez es- pinas dispuestas en dos series de cinco cada una y provisto de líneas negras finas paralelas = = = = interrumpidas. Al día siguiente de la transformación de la oruga en crisálida, ésta toma un color más blanquecino uniforme. La eclosión tiene lugar dentro del espacio de siete ú ocho días.

Descripción de la larva y crisálida de Phakellura hyalinatalis L.

Larva. Patas espurias en el 6%, 7%, 8” y 9” segmentos. El último termina en un tubérculo bifurcado. Color general verde amarillento muy claro uniforme, en que reselta la línea mediana verde que co- rresponde al vaso dorsal que se ve pulsar. Toda la superficie de la piel cubierta de pelos muy finos simples blancos, muy ralos ; las patas es- purias hialinas y de forma perfectamente cilíndrica. Aberturas estig- males muy poco visibles. Vive sobre las hojas de zapallo.

Orisálida. Mide más ó menos 14 milímetros de largo; de color castaño como la madera obscura pulida; la parte ventral y las alas embrionales, más claras. Aberturas estigmales más obscuras bien vi- sibles: forma general cilindrocónica. Está envuelta en una finisima tela, con la cual acartucha la hoja del zapallo. No en cuántos días se verifica la eclosión.

Prodenia latifascia W.

La Oruga. Tiene las patas espurias en el 6%, 7%, S” y 9” segmen- tos. Es superiormente negro aterciopelado con una raya mediana ama- rilla longitudinal y otras tres laterales sucesivas del mismo color, la primera (de estas tres últimas) es más ancha y provista de un punto blanco á distancia de segmento á segmento. Superior é inferiormente verde amarillento impuro. Cabeza fulva. En el fondo negro del dorso resaltan áreas de negro aterciopelado más intenso de forma triangular una al lado de cada punto blanco. Entre la segunda y la tercera raya

170 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

amarilla transversal hay una faja longitudinal gris azulada, dividida á su vez en estriolas longitudinales muy estrechas negras. La erisálida es marrón obscuro sin caracteres notables.

Descripción de la larva y crisálida de una Plusia

(probablemente Plusia nu Guér. ú otra próxima)

Larva. De color verde claro amarillento con pelos simples cor- tos en toda la superficie del cuerpo de la larva, siendo muy ralos; en la cabeza y en los tres primeros segmentos estos pelos terminan á la base por una verruguita negra ; así sucede también en algunos que si- eguen una línea amarilla que hay lateralmente ; hay un pelo de estos por :ada segmento. Además de la línea amatilla ya citada hay superior- mente otras seis (tres por lado), también de color amarillo claro, más angostas que la lateral y en medio de ellas una línea mediana verde obs- cura dorsal que divide el cuerpo en dos mitades, derecha é izquierda, perfectamente simétricas, pues corresponde al vaso dorsal de la larva, que se ve pulsar rítmicamente.

Las líneas amarillas ya citadas llevan en cada segmento dos verru- euitas del mismo color de donde salen los pelos simples; las abertu- ras estigmales son de color, café claro y están colocadas en la mitad de cada segmento, en la parte inferior de la línea amarilla lateral. Patas espurias en el S” y 9” segmentos, la parte terminal del cuerpo es en forma de un tubérculo bifurcado en dos. Vive sobre una compuesta del género ¿ Erigeron ?

Cuando está por transformarse en crisálida, se hincha y toma un co- lor verde eglauco uniforme ; sólo resalta una línea lateral más clara aún y la línea dorsal que siempre se ve pulsar. Se envuelve en un capullo muy fino simple, que hila y forma con las hojas de la planta nutricia.

Orisálida. Mide de 13-14 milímetros, color verde claro al prinei- pio, más claro aún en el abdomen, alas embrionales bien visibles; al- gunos puntos dorsales y una fajita abdominal obscura; el último día toda la crisálida se pone obscura. La eclosión se efectúa en once días.

Imago. Me parece recordar que esta oruga fué la que formó la mariposa del género Plusia, que yo deseribí como Plusia atrata (1), es- toy casi seguro de ello; si es así se conoce toda su evolución com- pleta.

(1) Véase Anales de la Sociedad científica argentina, tomo LXXII, página 38.

LEPIDOPTEROS ARGENTINOS Ad

Descripción de la oruga de Celerio euphorbiarum Guérin

Aunque sobre esta especie han escrito ya Burmeister y Berg en sus conocidos trabajos, lo que aquí sigue sobre larvas, ete., servirá para completar aleunos detalles biológicos y gráficos.

He estudiado de esta especie dos categorías de orugas que por ahora señalo convencionalmente con el número 1 y número 2, y creo que este es probablemente un estadio más avanzado del número 1.

Número 1: Larva. Verde tierno, con corniculo terminal rojizo, negro al ápice; cuatro patas falsas abdominales situadas en los 6%, 7*, 8% y 9 segmentos ; dos líneas rojizo vinoso laterales siguiendo la línea de los estigmas ; en el dorso tres líneas, la central rosada, y dos late- rales una á la derecha y otra á la izquierda de la anterior, amarillo claro, interrumpidas por diez manchas rojizas y amarillentas, situa- das cada una al origen de cada segmento y á igual distancia entre ellas. Las dos últimas son ovoides y se juntan en la base del cornícu- lo. Las dos líneas claras terminan también con una manchita como las anteriores. pero más pequeña, situada más allá del cornículo, cerca de la extremidad posterior.

Número 2. Región ventral verde amarillo claro, líneas laterales rojizas, las tres dorsales rojizo salmonado intenso. Cornículo rojo vi- noso. Hay que notar que algunas de estas larvas no tienen la línea rojiza dorsal sino solamente las dos laterales, además de las líneas de las estigmas.

Viven en Oenothera stricta Ledeb. (Onagraciae), pero en esclavitud comen también hojas de rosa.

No recuerdo gran cosa de la erisálida de que habló ya sintética mente Burmeister (1); sólo recuerdo que no tenía caracteres salientes, y que la evolución se hacía en menos de un mes.

Algunas palabras sobre los estados larvales de Euptoéta Claudia Cram.

La oruga es parecida á la de Chlosque samdersi p. forma y co- lor; la erisálida antes descrita muy sintéticamente por Burmeister en el trabajo citado, es como sigue :

Color del fondo: plateado iridescente. Tubérculos dorsales áureos

(1) H. BURMEISTER, Description physique de la République Argentine, texto pá-

153]

gina 337, atlas, plancha VI; texto, página 38 y add. página 58.

172 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

dispuestos en cuatro líneas longitudinales, entremezclados á pun- tos negros dispuestos en grupos de á cuatro, comprendiendo en el medio la línea de tubérculos dorados laterales ; dos tubérculos áureos en la cabeza, alas con vírgulas ó comas negras que siguen las ner- vaduras.

Algo más sobre oruga y erisálida de Colias Lesbia F.

(probable especie andina Stgr.)

Vive, como es bien conocido por los agricultores, sobre la alfalfa ; es de color verde tierno; dos rayas laterales más claras blanco amari- llento que resaltan mucho; otras dos rayas á los lados del dorso, mucho menos visibles y de color amarillo verdoso muy claro. Cuerpo y Ca- beza cubierto de una ligera peluza blanquecina algo rala. Patas falsas en el 6%, 77, S” y 9” segmentos. Superficie inferior ó ventral de un color verde azulado claro.

La crisálida es al principio de color verde claro, en los dos días su- cesivos toma un color que tiende á rosado ó rojizo (de esa erisálida sa- lió una hembra del tipo anaranjado). Su evolución dura pocos días. He querido incluír aquí estos datos sobre este lepidóptero tan cono- cido por algún detalle que fuera útil y por su íntima relación con la agricultura.

Oruga y crisálida de Pyrameis Carye Huebn.

Oruga. De color obscuro negra, recubierta de puntos y líneas. amarillo azufre y puntos rojos. La cabeza es rojo ladrillo ; tiene varias espinas negras y blancas en forma de arbolitos.

Orisálida. De color rojizo con alas embrionales de color verde eris musgoso, provista de seis tubérculos situados en líneas longitu- dinales en el abdomen y de una carena longitudinal en la región del tórax. La eclosión sucedió á los ocho días, después de cambiar de color

y aparecer los colores del imago.

Algunas palabras más sobre Halesidota texta H. Schaef. y sus estados larvales

Estos fueron descritos y figurados incompletamente por Burmeis- ter y por otros autores por él citados ; voy añadir algo sobre la crisá-

pi

LEPIDÓPTEROS ARGENTINOS is

lida y el capullo. Éste es de un color amarillo de canario muy puro; mide como 20 milímetros de largo y más ó menos 11 de ancho, no es muy espeso, de forma ovoidea y formado por pelos cortos entrelaza- dos; tiene la particularidad de tener, más ó menos á la mitad de su longitud y en su parte superior y libre, un copetito de pelos torcidos muy característico, de manera que cada capullo parece provisto de una punta. Á través del capullo transparece un poco la crisálida, que en su primer período es amarillo ocre en las alas embrionales y ca- beza, con ojos grises resaltantes y abdomen amarillo verdoso claro; después se pone más obscura; y en el último período se ven en ella cla- ramente los dibujos y colores del imago. No apunté cuántos días em- plea en la evolución, pero es menor el tiempo que un mes.

Oruga y erisálida de Megalopy ge uruguayensis Berg.

Oruga. Color general canela claro, casi bayo ó blanco cuando jo- ven; cuando es más adulta el color bayo predomina; toda la superfi- cie del cuerpo revestida de largos pelos muy finos sedosos que forman, en los dos extremos anterior y posterior del cuerpo, dos mechones de pelos largos en forma de cuernos. La línea lateral de la oruga, obseu- ra, casi negra, y en ella se observan los mismos pelos blancos, pero más ralos, en serie. Dorsalmente y poco más allá de la cabeza hay un anillo negro fino que atraviesa el cuerpo superiormente y está for- mado de dos lúnulas negras finas y yuxtapuestas. Los pelos que constituyen los dos apéndices en forma de cuerno, no son blancos sino grises ó negruzcos. La región ventral de la oruga es gris. Patas espurias bien visibles desde el 6%, 7” y 5” segmentos, muy cortas, de co- lor rojizo claro. El color bayo canelo de la oruga es más vivo en la parte anterior del cuerpo; en la posterior domina el blanco.

Vive sobre Aspidosperma quebracho Sehlt. (Apocineae); en el mes de abril encontré en esa planta grandes cantidades. No conviene poner tierra en los recipientes ó en las jaulas donde uno erie las orugas de esta especie, porque no forman bien el capullo; en ese caso se envuelven todas en una tela y todas ó casi todas perecen ; hay que dejarlas, si es posible, en las ramas cortadas de la planta alimenticia y lo más separa- das posible unas de otras, y así forman bien su capullo. Este es pro- porcionado al tamaño de la oruga, y formado de hilos finos de color par- do acanelado, á veces casi rojizo. Mide más ó menos 2 centímetros de largo por 1 de ancho; no transluce la crisálida al través y es bastante

o

174 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

compacto y resistente, Rompiendo algunos de estos capullos, que ten- drían como quince ó veinte días después de su formación, no encontré todavia en ellos una erisálida bien formada, sino la oruga misma, muy retraida y como aletargada, casi sin movimiento, y que había adquiri- do un color negruzco muy subido; aún se distinguen en ese estado

las tres patas verdaderas de la oruga.

Un ejemplar aberrante de Thecla Valentina Berg.

Un ejemplar hembra de la especie nombrada, que cacé en la ciudad en proximidad á la estación del ferrocarril, presenta la curiosa ano- malía de tener en el centro del disco alar, en el primer par de alas, una mancha de color rojo ladrillo, bastante vivo y visible en el fondo obscuro del ala. He cazado una eran cantidad de ejemplares de esa especie y observado muchos otros, y jamás hasta ahora encontré ninguno en semejantes condiciones; cuando más algunos tienen uno que otro átomo rojizo en lugar de la descrita mancha roja; no creo, pues, que se trate de ninguna variedad bien constituída, tanto más que en todos los demás detalles ese individuo concuerda con los nor- males: se trata, pues, de una aberración individual, probablemente de un caso aislado 0 esporádico. Tampoco debe pensarse en una forma debida á la estación, pues otros individuos, también cazados en el oto- no, no presentan semejante particularidad. Queda ese curioso ejemplar marcado como aberrante en mi colección.

Un ejemplar anómalo de Tatochila Autodice Huebn.

Un ejemplar hembra de esta especie, y que tiene el dibujo perfec- tamente normal de las demás de su especie, presenta la curiosa ano- malía de coloración de ser completamente amarillo verdoso, bastante intenso, de un color semejante al de la especie, Tatochila Theodice Boisd. de Chile; este color.se hace notar igualmente en la parte in- ferior de las alas ; el ejemplar en cuestión es muy resaltante, y sobre muchos centenares de ejemplares que he cazado y examinado, sólo éste presenta este carácter; parece que las formas de autodice andi- nas de la República Argentina se fueron aproximando, puramente en coloración, á las chilenas de la especie próxima Theodice, lo cual es

muy natural, y este ejemplar sería uno de los eslabones lógicos entre

LEPIDÓPTEROS ARGENTINOS o

ambas, pero la anomalía es sólo en la coloración, conservando mi ci- tado individuo de autodice los caracteres específicos bien determina- dos. Fué cazado en el centro de la ciudad de La Rioja. Otros indivi- duos de esa especie, que conservo en mi colección, tienen un ligero tinte amarillento, pero de ningún modo tan intenso como éste, á los cuales no pueden compararse.

NERNST SU OBRA CIENTÍFICA

(Conclusión)

LA NUEVA ORIENTACIÓN DE LA TE 2¿MODINÁMICA EL TEOREMA DE NERNST Y LA TEORÍA DE LOS <«QUANTA>

Se puede decir que el punto de partida de este importante teore- ma es la interpretación que Nernst trató de dar de las desviaciones al principio del trabajo máximo de Thompsen y Berthelot y que fun- dóen la Termodinámica mediante fórmulas por las cuales pudo hacer un cálculo de la afinidad basado únicamente en los datos térmicos.

Desde el principio Nernst demostró que no era posible, basándose en los principios de la Termodinámica clásica, calcular la afinidad á partir de la energía total del sistema, y mediante un raciocinio, que veremos en seguida, estableció las bases del nuevo teorema.

Varios años antes de llegar á este resultado había emprendido en su laboratorio y con la colaboración de sus principales alumnos, una serie de investigaciones sobre equilibrios á altas temperaturas. Para conseguir este objeto tuvo que idear varios métodos experimentales, algunos de ellos costosos y de gran utilidad sobre todo para la diso- ciación de sistemas gaseosos. Entre otros podemos señalar una mo- dificación al método de Deville del espacio calientefrío, empleo de paredes de Pf semipermeables para ciertos gases (4 altas tempera- turas, hallado por uno de sus | discípulos, quien experimentó con HOH y H, durante ócho años, desde 1896), hornos de Pt con 20 por ciento de iridio revestidos de óxidos de itrio y ziconio (hasta 20007),

NERNST Md adaptación del método de V. Meyer, utilizando horno vasija de iridio y la microbalanza de cuarzo ideada por él, y con la cual se puede pe- sar hasta el millonésimo de gramo. Pudo probar así que la disocia- ción del NO y H,O (llevada á cabo con Wartenber 1906) se efectuaba hasta 2600” absolutos, de acuerdo con la ley de las masas; la concor- dancia entre lo calculado, á partir de la fórmula proveniente de la in- tegración de la ecuación isócora, y lo hallado experimentalmente era bastante grande. También hallaron que los pesos moleculares del agua OO, CIK, etc., eran normales á 2000”. Según él mismo lo ex- presa en una de sus obras, las ecuaciones termodinámicas fueron su guía en estas delicadas y costosas investigaciones.

Nernst, al interpretar el principio del trabajo máximo de Berthelot, sostuvo que el trabajo de la afinidad (A) y la energía total (U) no eran independientes de la temperatura y que ellos eran iguales entre á la temperatura absoluta. Por integración de las isócoras de reacción Hegó á una fórmula general donde intervenía una constante indeterminada y el problema más importante que á él se le presentaba era el cálculo de esta constante, cosa que no podía hacerse disponiendo únicamente de los dos principios de la Termodinámica. Pero esto puede conseguir- se por la teoría de Nernst, mediante una relación que permite utilizar las determinaciones numéricas dadas directamente por la experiencia. (En una de sus obras dedica dos extensos capítulos á la evaluación de la constante de integración por medio de la curva de la presión de los vapores.)

En este punto Nernst con la mayor imparcialidad cita el célebre trabajo de Le Chatelier (1888), distinguido físicoquímico francés, quien, estudiando una ecuación análoga, indicaba el camino general á seguir en la resolución del problema, que Nernst llevó á cabo de un modo magistral.

Veamos cuál ha sido la hipótesis fundamental que lo ha guiado en este problema. Como la diferencia entre la energía libre (A) y la total (U) en el caso de las substancias puras, sólidas y líquidas es muy pe- queña tuvo la presunción que se trataba de una ley límite según la cual A y U no sólo se igualarían en el cero absoluto sino que sus curvas se tocarían asintóticamente, esto es, admitirían una tangente común.

r posa pes Ai —= "para ME o) .

dar ar

Introduciendo esta hipótesis en las fórmulas halladas por integra- ción de las isócoras de reacción, se llega á expresiones finales que se

AN. SOC. CIENT. ARG. T. LXXVIII 12

178 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

traducen al lenguaje vulgar del siguiente modo : 1* en el cero abso- luto ó en su vecindad los calores moleculares son puramente aditi- vos; 2* se puede calcular, mediante una relación sencilla, el trabajo de la afinidad solamente con los datos térmicos, puesto que la cons- tante de integración (que debiera ser determinada para cada subs- tancia) se desvanece.

Teniendo en cuenta el principio de la entropía, el teorema de Nernst puede enunciarse así : en el cero absoluto la entropía de cada cuerpo químicamente homogéneo, sólido ó líquido tiene un valor determinado independiente del estado de agregación y de las modificaciones químicas especiales. Ahora bien, como en tal caso la constante también se des- vanece, resulta que en el cero absoluto la entropía de un cuerpo quémi- camente homogéneo es nula.

En estos últimos años (1911) ha llevado á cabo con sus alumnos un estudio sistemático sobre los calores específicos á bajas temperaturas y al mismo tiempo ha formulado una interpretación teórica de las ex- cepciones á la ley de Dulong y Petit, apoyándose en las teoría de los « quanta » de Planck.

Abriremos aquí un pequeño paréntesis, á fin de mostrar el punto de partida de esta interpretación de Nernst.

Sabemos que Wien, estudiando la ley de la repartición de la energía total cuando varía la longitud de onda, ha llegado á establecer una ley

en cuya expresión simbólica figura una función indeterminada (1? = FOOT) En este estado del problema se hacía indispensable determinar la naturaleza de dicha función, y es precisamente á Planck (1906) que le cupo el honor de resolver el punto, proponiendo una nueva ex- presión de la intensidad de radiación (de acuerdo con las determina- ciones numéricas de Lummer, Kurlbann, Rubans), y de desarro- Mar una teoría físicomatemática del fenómeno íntimamente ligado á la teoría de los resonadores eléctricos. No es el caso de detenernos aquí, pero señalaremos el hecho curioso de que, partiendo del concepto de un verdadero equilibrio termodinámico en un recinto isotérmico y aplicando el cálculo de las probabilidades, Planck llega al principio á la fórmula de Jeans, que no se halla de acuerdo con la experien- cia. Para subsanar este inconveniente, el distinguido físico supuso que las dos magnitudes (una energía y un tiempo) de una de las fór- mulas del desarrollo deberían variar de un modo discontinuo, y llegó á una expresión de la cantidad de acción elemental ó constante universal

(h= | dpdq) cuyas dimensiones son una energía por un tiempo.

PY,

NERNST 179

Tal es en pocas palabras el fundamento de la teoría de los « quanta » de acción (1) que Einstein aplicó á los calores específicos y que Nernst desarrolló hasta sus últimas consecuencias experimentales.

Las discordancias de la ley de Dulong y Petit á bajas temperaturas han sido interpretadas por Nernst, admitiendo que la capacidad calorí- fica corresponde á la energía de oscilación de los átomos alrededor de las posiciones de equilibrio. Por consideraciones que no es del caso exponer aquí, él llegó nuevamente á la fórmula de Einstein, que no se halla de acuerdo del todo con la experiencia. Esto lo indujo á pensar desde el principio en la necesidad de modificar la primitiva teoría de los « quanta ».

Recientemente, con su colaborador Lindemann, llegó por vía expe- rimental á una fórmula distinta de la de Einstein. Hace poco, un fí- sico holandés P. Debye, partiendo de la idea de la continuidad y sin tener en cuenta la estructura molecular, ha dado nuevas fórmulas en virtud de las cuales la energía es proporcional á la cuarta potencia de la temperatura absoluta y el calor atómico á la tercera. Estos re- sultados se hallan de acuerdo perfectamente con la experiencia. Por último, Nernst ha formulado una explicación nueva que lo lleva á los mismos resultados satisfactorios, pero más de acuerdo con las ideas físicas más aceptadas sobre la constitución de la materia.

De todos estos estudios saca Nernst consecuencias importantes para la dilatación térmica á bajas temperaturas, la conductibilidad 'alorífica y eléctrica, el efecto Peltier, ete.

En estos últimos años sus alumnos (Eucken, Koref, etc.) han llevado á cabo en su instituto de la universidad de Berlín una serie de investiga- ciones sobre calores especificos á bajas temperaturas, queestán dandore- sultados concordantes con esta teoría y con su teorema termodinámico.

Entre la teoría de los quanta y el teorema de Nernst existe un acuerdo perfecto. Como la primera admite que á bajas temperaturas una elevación de este factor físico en una substancia sólida no es.

acompañada de un aumento de energía, se deduce la relación

LA 1 Lím E = Lím ano

E) dr dar .

que constituye dicho teorema. (1) Resumiendo, se puede decir que en la teoría de los « quanta » se admite que un átomo, vibrando alrededor de su posición de equilibrio, sólo puede adquirir

energía de un modo discontinuo por cantidades definidas e, llamadas quanta de energía.

150 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Son numerosísimas las aplicaciones de este teorema que Nernst ha realizado recientemente con sus discípulos. Las principales, que no enumeramos aquí en detalle (1) se relacionan con los equilibrios químicos (especialmente disociaciones en sistemas gaseosos), las mo- dificaciones alotrópicas y la fuerza electromotriz. Entre estas últi- mas citamos las interesantes investigaciones relativas al cálculo de la fuerza electromotriz del elemento Clarek.

MÉTODOS DE INVESTIGACIÓN

El método experimental que Nernst ha seguido en sus delicadas investigaciones es de lo más preciso y moderno que pueda imaginar- se. Por su obra y por la de los alumnos que él ha guiado sabiamente, las ciencias fisicoquímicas han conquistado un laboratorio modelo. Se puede decir que cada problema científico planteado por él ha ne- cesitado del auxilio de uno ó más dispositivos experimentales nue- vos. La precisión y la ingeniosidad son las características de la obra experimental de este investigador, y de ello se puede dar fe al con- templar la concordancia rigurosa de los guarismos dados por la ob- servación y los obtenidos por el cálculo que le permitían las fórmulas deducidas de la teoría. Citaremos de paso la microbalanza de cuarzo, que llega á apreciar hasta un millonésimo de gramo, y el microtensí- metro modificado por él, que actualmente es tan sensible que sólo sirve para tensiones inferiores al milésimo de milímetro. Y para com- prender el manejo de este microtensímetro, basado en la conducti- bilidad térmica de los gases á bajas presiones, es necesario recurrir á la teoría cinética.

Esta obra de experimentador, que es grandiosa por su ingeniosidad y base racional, por sus previsiones y resultados prácticos, ha sido el instrumento, el medio que le ha permitido proseguir con éxito en el desarrollo y resolución de los grandes problemas que á cada paso él ó sus antecesores se planteaban. La obra verdaderamente genial de este sabio consiste en el establecimiento de nuevos principios, le- yes y teorías que han dado realce científico y filosófico á sus concep- ciones generales sobre el mundo fenomenal.

(1) Un resumen detenido de estas aplicaciones á la termodinámica y á la elec- troquímica se halla en la obra inglesa que contiene la síntesis de las conferen-

cias que Nernst dió en la universidad de Yale (1906).

NERNST 181

Nernst es de los pocos investigadores modernos que forman parte de la escuela experimental racionalista, una de cuyas principales ca- racterísticas es el hábil y exacto manejo de los instrumentos de la razón más poderosos aún que los de laboratorio, el hábil y exacto manejo de las hipótesis, esos fermentos activos de la vida científica (según la expresión de Friedel), sin los cuales es imposible encaminar la experimentación por un sendero fructífero, llevando á la rama de la ciencia donde se aplica á la conquista de principios de más en más generales. La historia de la ciencia muestra que el espíritu humano ha necesitado siempre valerse de imágenes para acercarse á la reali- dad cognoscible y tentar la conquista de la verdad relativa; y sólo aquellas concepciones profundas que acompañan al símbolo, pueden permitirle buscar, bajo la diversidad asombrosa de los fenómenos, una unidad primordial, asociando elementos de los más diversos y llegar de este modo al establecimiento de leyes y principios universales, aspiración legítima de la filosofía natural.

Son numerosos los ejemplos de la Físicomotemática y de la Físi- coquímica, que evidencian la utilidad grande del concepto de analo- gía en el establecimiento de la mecánica universal de los fenómenos. Ll investigador moderno ve en el símbolo matemático algo más que un arreglo intelectual, mediante el cual se consigue condensar en el mínimo de escritura el máximo de previsiones; ve la ley de un modo más claro y sintético y además analogías entre fenómenos diversos, que quedarían desapercibidas sin su auxilio, pudiendo así establecer con la aplicación de los desarrollos matemáticos hasta sus últimas con- secuencias, nuevas relaciones entre los parámetros físicos y entrl- quecer el material de experimentación con el descubrimiento de leyes por el método puramente deductivo. Es este método el que ha lleva- do á Fourier á establecer la ley de la conductibilidad térmica por analogía con la ley de Olm, y á Fick á las ecuaciones diferenciales de la difusión aplicando los trabajos de Fourier. Es este mismo método el que ha inducido á Nernst á expresar por una ley análoga el movi- miento de los ¡ones en un disolvente, de la difusión de las substan- cias disueltas y la evolución de un sistema químico á su nueva posi- ción de equilibrio. Todas éstas análogas al movimiento de un punto material con frotamiento.

Nernst, en su célebre tratado de Química teórica, que además de ser una obra didáctica y de verdadera metodología científica, ha su- gerido un gran número de investigaciones, reconoce la gran impor- tancia que ha tenido en todos los tiempos y que aún tendrá para el

182 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

progreso científico el método de investigación puramente inductivo, pero afirma que es indudable que penetremos más profundamente en la esencia de los fenómenos, cuando por vía deductiva, sobre la base de ideas razonadas y de consecuencias que se deducen lógicamente, llegamos á una ley nueva de la naturaleza; y por esta razón esta vía nos parece más seductora. «La utilidad (dice Nernst) de una nueva hipótesis consiste esencialmente en profundizar y ensanchar nuestros conocimientos de los fenómenos, es decir, en darnos los mismos servi- cios que ley natural. Si en todas las épocas, aunque en grados muy diferentes, el espíritu humano siempre se ha dirigido con predilección hacia las hipótesis, esto se debe á que el conocimiento de una ley nueva nos produce mayor satisfacción si á él se llega por vía deduc- tiva, de puntos de vista generales, que si ha sido obtenido por vía inductiva después de una serie de experiencias largas y penosas. »

Pero, para llegar á esto, hay que hacer una selección feliz de las nociones que sirven de base á un razonamiento teórico, en cuyo acto intervienen operaciones del espíritu poco conocidas, como la intui- ción, esa especie de relámpago interno que proyecta luz sobre las penumbras de nuestra subconciencia y mediante las cuales es posible el acto espontáneo de creación que caracteriza al hombre de genio. Esta cualidad primordial para la producción científica elevada se halla en alto grado en Nernst, como puede comprobarse penetrando el espíritu que inspira toda su obra.

En lo que se refiere á la cuestión, tan controvertida en estos últi- mos años, sobre la supremacía de uno de los dos grandes métodos de la ciencia Físicoquímica, la atomística y la termodinámica, decía Nernst en 1908 en la Sociedad química alemana, que, siendo este punto lo mismo que saber si Schiller ó Goethe ha sido más gran- de, debemos responder mostrando el regocijo que experimentamos al tener dos fuentes tan poderosas y actualmente tan indispensables al pensamiento científico. Y en apoyo de esta manera de ver, está el he- cho de que la mayor parte de los resultados modernos en el dominio de la físicoquímica, han sido adquiridos por una feliz combinación de los métodos termodinámicos con las consideraciones teóricas mo- leculares.

Y con toda esta magna obra, Nernst, al frente de la escuela físico- química moderna, nos prepara, conjuntamente con otros investigado- res notables como Le Chatelier, Perrin, etc., la nueva era de la Quí- mica Racional fundada en la Mecánica y Termodinámica. No está

muy lejos el día en que se dicten verdaderos cursos de mecánica

NERNST 183

atómica, como lo haría un profesor de mecánica celeste, desarrollando con el poderoso auxilio de las matemáticas, las órbitas de los « saté- lites » y « planetas » del «mundo atómico». Y aun hoy existen físi- coquimicos (como Nernst y Perrin) que desde su gabinete de estudio dan, como lo hacía el célebre Poincaré, en la mecánica astronómica, la resolución de problemas de mecánica atómica, que después el pro- lijo investigador de laboratorio, como el astrónomo, se encarga de someterlos al veredicto de la experiencia.

Y esto que parecería puro sueño y fantasía, tiene ya una base ex- perimental sólida. Por un lado, un Perrin lleva á cabo sus célebres investigaciones sobre el tamaño molecular, llegando por trece méto- dos diferentes á una maravillosa coincidencia que no deja duda ya acerca de la existencia de estas partículas. Por otro lado, Nernst y su excelente escuela sorprende en las misteriosas regiones del cero absoluto, leyes y principios nuevos que permiten valorar los movi- mientos de esos mismos corpúsculos infinitesimales y resolver los pro- blemas que plantea la dinámica del mundo atómico.

Permitidme aquí un pequeño paréntesis.

Cuando en una reciente conversación con el ilustre maestro, supe que por las determinaciones experimentales hechas con el diamante se había conseguido demostrar, á 30” absolutos, la anulación del ca- lor específico prevista por su teoría, inundó mi espíritu un verdadero rayo de alegría, al mismo tiempo que acudió á mi mente el recuerdo de dos célebres sabios. Pude comprobar después que realmente ese mo- desto cristal venía á unir los nombres de Newton, Lavoisier y Nernst.

Se sabe por la historia, y este dato lo comentó con brillo Four- croy, en su Filosofía química (1806), que el genio penetrante de Newton, estudiando el poder refringente de ciertas substancias or- gánicas, adivinó la combustibilidad del diamante y la existencia de un principio inflamable en el agua, muchos años antes que las céle- bres experiencias de Lavoisier y Oavendish establecieran estos he- chos. El diamante, ese humilde cuerpo simple, permitió el estudio de las leyes de la refracción que llevaron á Newton á aquella previsión genial y al establecimiento de las leyes de la dispersión, mediante las cuales hace verdaderos prodigios la química cósmica, determi- nando la composición de las estrellas más lejanas, y ahora en estos momentos significativos de la historia de las ciencias fisicoquímicas, brinda el hermoso juego de sus luces, para que «un Nernst revele los secretos escondidos en esas regiones del frío absoluto, donde la ma- teria parece condenada á una muerte definitiva.

184 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Lo que actualmente se puede entrever como en un ensueño, no tar- dará en ser una realidad inconmovible, y en su ansia de infinito, el espíritu humano no retrocede ante las equis que se yerguen desafian- tes en cada problema que él se plantea. Detrás de los límites que al- gunos pretenden poner al conocimiento, él vislumbra lo ilimitado en el espacio y en el tiempo; y creando la química racional ó mecánica del miecrocosmo, sorprende á los átomos y electrones en sus movi- mientos más modestos y arrebata al mismo tiempo el secreto de la unidad de la materia y de la constitución de las estrellas más leja- nas, mostrando, en su majestuoso conjunto, la armonía sublime que nos revela desde el astro más grande hasta el hecho más insignifi- cante de este gigantesco mundo de lo pequeño.

Señores:

No quiero terminar esta ligera síntesis, sin expresar mis fervien- tes deseos porque los apasionados por esta clase de investigaciones si- gamos el ejemplo de Nernst en la escala de nuestras modestas apti- tudes, recordando con cariño las sabias lecciones dadas en la uni- versidad de La Plata por este gran hombre, que en la flor de su edad ha realizado una vasta obra llena aún de promesas. Y que esos entu- siastas y estudiosos jóvenes argentinos que actualmente siguen con provecho las investigaciones en su laboratorio de la universidad de Berlín, constituyan un lazo de amistad más para con el ilustre maes- tro, cuya obra traspasa las fronteras de su patria querida y honra al género humano, arrancando la unánime exclamación de asombro de las naciones todas, desde las más ancianas y doctas del viejo conti- nente hasta las más jóvenes del hermoso Plata.

H. DAMIANOVICH.

9 de mayo de 1914.

BIBLIOGRAFÍA

Cales argentinas. Clasificación, composición, rendimiento, por el ingeniero Mauricio DurrirBu. En folleto de 42 páginas y varios cuadros de datos analí- bicos.

Después de una reseña sobre el desarrollo de la industria calera en el país, entra el autor en la exposición de su trabajo, que tiene por objeto principal establecer un criterio sobre el valor de nuestras cales, fundado en la comparación de su composición química, de su rendimiento en pasta por unidad de peso y de la resistencia á que alcanzan las argamasas con ellas fabricadas.

Inserta la composición química de diversos calcáreos analizados por Kyle, Doering, Magnin, Cogliatti y otros y de otros muchos analizados en la oficina química nacional de la Capital á requerimiento del autor; se ocupa también del rendimiento, operación que discute y detalla con toda prolijidad, y termina con la clasificación de las cales estudiadas aplicando los principios de Vicat.

Es un trabajo de utilidad indudable, que aporta una buena contribución para el metódico y completo estudio, que ha de hacerse, de los materiales de cons-

trucción de que se dispone en el país.

MESITA UM

Sulla diffussione dei ione nel corpo delle piante, in rapporto special- mente al luogo di formazione delle sostanze proteiche, por CAMILO ACQUA. Bios, VI, Fasc. 1, página 40. 1913.

La difusión de los iones absorbidos por las plantas está ligada con la síntesis de los albuminoides, á la que concurren como elementos fundamentales los nitra- tos.

Se comprende que la localización exacta de las regiones donde son utilizados estos elementos es un problema lleno de interés. Desgraciadamente los métodos clásicos de la microquímica son incapaces de resolverlo. Frank y Sehimper hi-

cieron ver que los nitratos absorbidos por las raíces, abundan en estas para ir

186 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

disminuyendo en el tallo. Jin las hojas no existen (únicamente en las nervaduras). Cabe preguntarse la razón de esta ausencia de nitratos en las hojas. Schimper admitía que los nitratos eran utilizados en la síntesis del nitrógeno, organizado en los mismos elementos verdes y bajo la influencia de la energía luminosa. La últi- ma parte de esta hipótesis no se puede sostener en la actualidad. En cuanto á la segunda se presenta la duda de que los nitratos no se encuentran en las hojas por haber sido utilizados antes de llegar á ellos.

C. Acqua trata de resolver el problema valiéndose de un procedimiento pro- pio. Había observado que en ciertas partes de los tejidos de plantas sumergidas en una solución diluída de nitrato de uranillo, se producían depósitos de óxido amarillo de uranio. Este experimento sugirió al autor la idea de utilizar otros cuerpos desprovistos de toxicidad para los vegetales. Y en efecto el depósito de óxido de uranio puede interpretarse como el resultado de una acumulación de cotiones, debido á que los aniones han sido utilizados en sintésis de substancias nitrogenadas.

La región coloreada indicaría el sitio más ó menos exacto de donde ha tenido lugar la transformación.

Con el empleo de una solución de nitrato manganoso diluído obtuvo precipi- tados rojoobscuros (probablemente UnO,). El manganeso bajo la forma de óxido se localiza en las raíces. Pero un hecho característico se produce casi sin excep- ción, cuando en una raíz joven, si se inicia la formación de una raíz secundaria alrededor de los nuevos meristemas que se originan en el seno de la célula ma- dre, el depósito de ella se acentúa extraordinariamente hasta envolver el mis- mo meristema. Como los tejidos meristemáticos no son sino tejidos embrionarios en gran actividad formativa, el precipitado de UnO, viene á ser el residuo de la disociación del nitrato mangamoso y de la utilización del N. Como consecuen- cia, esta transformación del N tiene lugar en las raíces. Además las investiga- ciones microquímicas revelan una mayor abundancia de substancias albuminoi- deas en las regiones donde se han localizado los jationes.

En algunas leguminosas se observan excepciones y los depósitos se obtienen en las hojas. Sin embargo los precipitados están situados únicamente en los depósitos albuminoideos (células especiales que acompañan á los haces fibrovas- culares).

Las experiencias de €. Acqua desmienten la opinión de que las síntesis albumi- noideas tienen lugar en los elementos verdes de las plantas.

La revista Bios, destinada á estimular el desarrollo de la biología experimen- tal y general, es una de las tantas manifestaciones de la tendencia contemporá- nea de romper el cerco estrecho del especialismo exclusivo.

En el prefacio, escrito por el enminento biológo Paolo Enrique, se encuentra desarrollado el programa, nutrido de ideas justas, muchas de las cuales son su- mamente novedosas. ,

Transcribimos los siguientes párrafos : «Las diversas disciplinas biológicas, clasificadas según los objetos y métodos de estudios, y principalmente por las exigencias de las enseñanzas, poseen cada una carácteres particulares. El que ha nacido y ha vivido en un laboratorio ó en diversos laboratorios del mismo nom- bre, posee un hábito mental que lo distinge de los otros. Los lazos entre los cultores de la misma materia son tanto más estrechos que los que se dedican á

materias diferentes, por lo menos en cada instituto se conoce perfectamente lo

BIBLIOGRAFÍA 187

que se realiza en los similares de nuestro país ó en los más importantes del ex- tranjero, mientras que se ignora casi por completo lo que se prepara en el insti- tuto vecino, que lleva una etiqueta diferente. Contra esta tendencia al. aisla- miento dentro de la propia disciplina se opone el deseo de buscar horizontes más vastos ; pero no se puede dudar que cada uno de nosotros realiza un esfuerzo no obstante semejante deseo, de salir de su pequeño nido; y es de señalar tam- bién que es principalmente en las ciencias experimentales donde se acentúa la tendencia hacia el aislamiento, por el hecho de que en muchos casos el labora- torio con sus métodos técnicos particulares constituye nana limitación ulterior de la disciplina que se estudia. Sin duda alguna esto no deja de ser un bien, porque permite la acumulación de experimentos de muchas personas hacia la solución de determinados problemas y hacia una determinada perfección tée- nica.

« Con esta revista que aparece con un título general de un vasto significado, eserito en grandes letras, no queremos ciertamente atacar la utilidad y la nece- sidad de la división del trabajo científico. Queremos empero hacer un llama- miento á aquella tendencia de nuestro carácter á aquellas otras aspiraciones que no han sido ahogadas en nosotros por la necesidad y el deseo de especiali- Zarse en una técnica, en un ramo de estudios y en una técnica. Es un llamado que hacemos juntamente á los otros y á nosotros mismos ; pues, como he dicho, todos sentimos frente á nuestro pequeño nido la misma tendencia y el mismo afecto. Que esta confesión de un esfuerzo que realizamos para salir de nuestro nido nos valga la benevolencia del público, no queremos sugerir á los demás nuestra tendencia hacia un ideal más amplio. Queremos únicamente tomar mate- rialmente la iniciativa de una revista, en la cual esta tendencia (que en todos existe) pueda encontrar el modo de manifestarse y explicarse. »

La revista Bios acoge eseritos sobre cualquier ramo de las ciencias biológicas, pero especialmente aquellos que tengan un carácter original.

Una de las originalidades de esta revista es el llamamiento á las personas que tienen aleún plan de investigación y que no pueden realizarlo.

Estas mismas personas pueden exponer sus ideas en la revista, en espera de un colaborador que las ponga en práctica. Otras secciones se destinarán á pro- yectos y cuestiones, propuestas de trabajos colectivos, etc.

Tales son las principales características de esta importante revista, encomen- dada á la dirección del profesor Paolo Enrique.

N. C. LACLAU. Los primitivos habitantes del Delta del Parana, por el doctor Luis María Torres. Universidad nacional de La Plata. 1913. Un volumen de xIr-616 pági- nas. Imprenta de Coni Hermanos, calle Perú, 684. Buenos Aires. (Con fotogra-

fías, cuadros sinópticos, esquemas, cortes geológicos y un mapa del Delta.)

El erudito y meticuloso trabajo del doctor don Luis María Torres forma tam- bién parte de la Biblioteca Centenaria publicada por la Universidad de La Plata, en conmemoración de la augusta fecha, y de la que es director el mismo autor.

Después de la introducción, hace una detallada descripción del Delta, enume- rando los numerosísimos arroyos y ríos que forman su intrincada red.

Pasa en seguida á tratar la parte geológica y dice : que «la preocupación primera

188 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

de los estudios fué siempre la de conocer el acrecimiento y expansión de los bancos é islas del extremo sur del Delta. De poca importancia son las observaciones reali- zadas, pues creyóse siempre en la uniformidad del suelo y subsuelo, en la sucesión de las capas de humus, arena y loess aluvional, en el orden y disposición de los estratos y en las causas que han obrado en su formación. Por esto no se habla más que de la aproximada cantidad de detritus depositados y movimiento habido en los bancos y lecho del estuario, dejando siempre á un lado lo relativo á las capas y calidad de sus componentes ».

Teniendo en cuenta, pues, estas deficiencias, el autor hace un estudio crítico de la cuestión, enumerando las observaciones de los diversos exploradores, entre otros, Darwin, D*Orbigny, Burmeister, Roth, Ameghino y las propias, llegando á la conclusión de que la formación marina llamada entrerriana constituye el subsuelo de las islas del Delta, especialmente en las islas que se encuentran sobre el río Paraná Guazú, hecho este que, comprobado por las recientes perforaciones en pleno río de la Plata, demuestra tratarse de nna gran cuenca, cuyo lecho está exclusivamente formado por depósitos marinos terciarios.

Las observaciones del autor le llevan á establecer que «los depósitos que se encuentran comprendidos entre las barrancas de la serie pampeana por el oeste, yv la formación entrerriana en la base, por el este y nordeste y que constituyen el suelo y subsuelo de las islas, demuestran ser, en su origen, un Delta marítimo y luego su evolución en Delta lacustre que además presenta en toda su extensión dos variantes principales : la primera ó Delta superior se caracteriza por capas de espesor variable que se distinguen por componerse de arcillas y arenas de la formación entrerriana la más profunda y de arcillas y aluviones la superior (piso aimará de Ameghino); la segunda ó del Delta inferior se compone de arcillas en la capa profunda y de arena con mezcla de loess y residuos, separadas de las que forman el antiguo Delta por una zona intermedia cubierta de grandes méda- nos de arena fina, longitudinales, transversales y afectando también la disposición mixta. En las faldas de tales médanos se han hallado prosobranquios marinos y pholadidos. Según la observación de Roth, los paraderos indios ofrecen buenos puntos de apoyo para poder calcular el levantamiento gradual de las islas duran- te el enrso de un siglo, y agrega el autor: para saber también hasta dónde tenían influencia las crecientes del río de la Plata, ya que en la zona inundable por éste no se encuentran los túmulos, sino en la media y más elevada, túmulos que no son otra cosa que pequeños amontonamientos de arena amarillenta de grano fino en la base, y tierra arenosa de los albardones y lechos de los ríos en la superficie, formados y elevados artificialmente con algunos metros cúbicos de tal material tomado en las inmediaciones.

Pregunta el autor : ¿cómo puede explicarse la presencia de esos núcleos de arena que han constituído la base de los túmulos 1 y 2 del Paraná Guazú, 1 del brazo Gutiérrez y aumentados con tierra arenosa, en parte transportada ? y sobre todo ¿cómo pudieron formarse allí, entre los anegadizos, directamente sobre la arena arcillosa que constituye los depósitos aluvionales preponderantes ?

Supónese que sería una última y más moderna de las transgresiones marinas que, dejando marcado su avance hacia el norte en la línea circular descripta por los médanos que se extienden desde Gualeguaychú hasta puerto Ruiz en forma de círculo, también depositó en el sur pequeños núcleos sobre la parte superior

y media, tal como lo hacen suponer los mencionados médanos. Debe excluirse la

BIBLIOGRAFÍA 189

idea de una acción eólica ó el pensamiento de que pudieran ser restos de forma- ciones desaparecidas por erosiones posteriores.

Entre el túmulo número 2 del Paraná Guazú hasta la región medanal próxima hay más de 20 kilómetros; entre el paradero del río Ceibo y el núcleo de arena que sirve de base al túmulo del brazo Gutiérrez habrá 8 á 10 kilómetros con dos profundos ríos por medio: el Bravo y el brazo Gutiérrez. Los depósitos subyacentes á estos núcleos no corresponden; son de una arena arcillosa y no pueden fundar una explicación más satisfactoria de los hechos observados.

Carlos Ameghino cree que debe atribuirse á dichas elevaciones una causa abso- lutamente normal y natural : que son pequeños médanos, depósitos formados por las aguas de los ríos y arroyos hoy cegados y cuyos componentes pueden deter- minarse como arenas de la formación entrerriana; para Ameghino, el hombre no ha intervenido en su construcción, que sólo ha aprovechado como estaciones y enterratorios, y que la tierra vegetal que los recubre es la misma arena transfor- mada por la exuberante vegetación.

El autor opina, en cambio, queel hombre ha intervenido en la complemen- tación de tales obras agregándoles materiales superficiales y dándoles las formas definidas, elípticas y perfectamente circulares. Además de estas formas, se agrega el hecho de la distribución del espacio entre el paradero temporario y el ente- rratorio que indican satisfacían á necesidades ineludibles del medio y de la vida indígena.

Muchos de los médanos visitados por el autor no poseían indicios de antiguas poblaciones; en cambio otros, caracterizados por una elevación de forma circular ó elíptica y, lo que es más importante, siempre escondida entre anegadizos inacce- sibles, los que no puede suponerse hayan sido anteriormente lugares altos.

En lo que respecta á la flora, dice el autor que existen diferencias notables en la vegetación del Delta comparada con la de la formación mesopotámica, aun siendo su continuación directa, pudiendo notarse la proveniente de las cualidades mismas del suelo y el conjunto de factores climáticos, y la adventicia, de poco arraigo, por así decirlo, pues son pocos los representantes dejados allí.

Establece tres Zonas isleñas en evolución, caracterizadas por los elementos arbo- rescentes dominantes de cada una:

La primera (la más antigua) se extiende más ó menos entre el Uruguay, Para- nacito, Gualeguay y las barrancas de la formación entrerriana, sus elementos principales son el curupt, espinillo, amarillo, canelón, molle, sombra de toro, talas, piquillín, chañar, algunos quebrachos, ñaudubay, algarrobo, inja, eugenia, blanquillo, laurel, así como numerosas palmeras (pindó, etc.), además de otros vegetales como la barba del monte y los camalotes.

La segunda zona está comprendida entre el Uruguay, Paranacito y Paraná Gua- zú, límite interprovincial, cursos medio y superior de los ríos Carabelas, Paraná de las Palmas, Paycarabí y Miní hasta la confluencia del Paraná y Uruguay. El ceibo domina allí además de muchos elementos de la zona anterior, figurando también el arrayán, arasá y otros. Las leguminosas mimosoideas se han perdido :asi por completo allí, debido á su substitución cultural de álamos, sauces, acacias, pinos y otros. .

Forman la tercera zona los albardones constituídos por los cursos inferiores de los ríos Luján, Capitán, Felicaria, Caracoles, Chaná, Chanacito, es decir, todos los de la playa del Plata con su peculiar vegetación de juncales y ceibales ; además

190 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

de los sauces, álamos, laureles, arrayanes, palos bobos, y pocos representantes de amarillo y canelón. Deben mencionarse también las típicas sagitarias, Ciperaceas, Sinantereas, Pontederiaceas, Marsiliaceas, lemnas, pistias, ete. |

No se detiene el autor á exponer el carácter fitográfico de esta región, anota la opinión de Lorentz, y por su parte se limita por ahora á indicar que aparecen evidentes dos categorías de plantas; las unas, propias de la región que viven y prosperan permanentemente; las otras, transitorias, que hacen su aparición en determinadas épocas (después de las crecientes del Paraná) y que desaparecen rápidamente por no serles propicios los factores edáficos y climáticos de la región misma.

El párrafo dedicado á la fauna es muy interesante, pues anota en él el conjunto de animales característicos, recordando entre otros la presencia del tigre, ciervo, 'arpincho y nutria en los campos anegadizos del alto Carabelas, norte del mismo río y Pasaje Talavera.

Todos los hechos que anota el autor en el capítulo IT respecto á las causas que determinan la fisonomía especial del Delta, todos ellos muy acertados, y afirmados por numerosísimos datos, serán consultados con provecho por todos nuestros es- pecialistas, datos que lamentamos no poder resumir por la índole misma de este breve resumen.

Continúa el trabajo con la parte antropo y arqueológica, euyo análisis harán los preparados. En conjunto, es un acabado modelo de exactitud, precisión y

método, que honra al autor y á la ciencia argentina.

AUGUSTO C- SCATAS

La agricultura colonial, por MarIaNO B. BERRO. Un volumen de 355 páginas. Montevideo, 1914. Imprenta artística de Juan J. Dornaleche. Calle Cerro Lar- go 7183.

Su

El distinguido botánico uruguayo, nuestro amigo, nos obsequia con el intere- sante y curioso libro cuyo título encabeza estas líneas. Por las íntimas relaciones que tiene con nuestro propio territorio, resulta doblemente útil y será consultado con interés por los técnicos y especialistas de nuestro suelo.

Divide el libro en tres partes : histórica, presentando los casos en que se mues- tra la naciente cultura de los vegetales hecha por los indígenas de ambas márgenes del Plata, así como á su modo de alimentación por productos naturales.

La segunda parte trata de la introducción de las plantas y árboles exóticos, así como de los indígenas ó americanos introducidos, figurando en el catálogo especial en orden alfabético de nombre vulgar y técnico correspondiente á cada especie tratada.

Termina la obra con las notas bibliográficas de todas aquellas personas que más contribuyeron á la introducción y difusión de los numerosos vegetales citados.

Felicitamos al autor por su bien meditado y no menos bien presentado trabajo.

AUGUSTO CAN CATAS

Catalogo de la flora argentina (inédito), por TEODORO STUCKERT.

La obra que nos proponemos resumir es de aquellas que honran á su autor por el inmenso trabajo que implica, tanto por las dificultades inherentes al tema en

BIBLIOGRAFÍA 191

sí, como por la paciente labor que representa y los positivos servicios que ha de prestar á todos los botánicos que quieran ó deban ocuparse de nuestra flor: fanerogámica y criptogámica vascular.

Consta el voluminoso original de 10 tomos de unas 250 páginas de papel romaní cada uno, en total unos 2500 folios, en los que se hallan anotadas minuciosamente con sus correspondientes notas bibliográficas todas las especies de plantas señala- das en el país por los diferentes autores.

Largo fuera y engorroso pretender resumir, aun siendo familia por familia, los totales de géneros y especies que en él figuran; debemos limitarnos á consig- nar un dato por cierto interesantísimo : es el referente á los totales generales que arroja el inventario de la vegetación argentina, comprendiendo en esa cifra las criptógamas vasculares (Pteridofitas), las Gimnospermas y las Angiospermas (Monocotiledóneas y Dicotiledóneas) ; figurando además en él los diversos ejem- plares de estos grupos correspondientes á la flora fósil.

Según ello tendríamos :

» Pa ; z . k Varieda- | Indeter- Familias | Géneros | Especies Formas a des minadas

EEN AOS NS NS a J0 323 76

289 1569 1298 , 6342

Totales TO 1691 8310

Si á la cifra que expresa el total de especies (8310) agregamos el 50 por ciento correspondiente á las especies indeterminadas, como probables especies nuevas, y un minimum de más de mil especies de regiones no exploradas, llegaremos á la respetable cantidad de diez mil especies de plantas entre Criptógamas vasculares y Fanerógamas.

Debe notarse que en este número no están comprendidas las criptógamas celu- lares y seudovasculares (algas, hongos, líquenes y musgos) en conjunto más nume- rosas que los dos grupos inventariados.

Estimamos que la publicación oficial ó privada de este hermoso trabajo llenaría un inmenso vacío que se hace sentir cada día más, y que si contuviera errores, aun garrafales, no por esto dejaría de ser positivamente útil, pues no debemos olvidar que es el primero y único que se halla en condiciones de publicación inmediata, pues ya desde 1910 fué presentado por su autor al Congreso científico internacional americano, quien, por voto de la Sección biológica, resolvió publicar íntegramente todos los trabajos presentados, voto que no pudo cumplirse hasta hoy por las dificultades materiales con que debe luchar aún.

Tal retardo ha favorecido en cierto modo á la obra, que pudo ser puesta al día por su autor, incluyendo así todos los datos aparecidos posteriormente.

Para facilitar este propósito nuestro, hemos sondeado el pensamiento del autor, quien nos afirmó, hace pocos días, que está dispuesto á entregar oratuitamente su obra, pidiendo tan sólo lo que todo autor aun de un modesto folleto de dos páginas

mede exigir: es decir, un tiraje aparte de cincuenta ó cien ejemplares y ésta, por = e 0

192 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

ser mínima, ni siquiera es exigencia, vista la importancia del donativo de éste para nosotros magno y muy encomiable trabajo. ¿Por qué no aprovechar semejante oportunidad ?

AUGUSTO C. SCALA.

Notes sur les Phytolaccacées argentines, por LuCcIENxN HAUMAN-MERCK. En Anales del Museo nacional de historia natural de Buenos Aíres, tomo XXIV, pági- nas 471 á 516, con cinco figuras. Diciembre 31 de 19153.

Hace el autor un estudio completo de la interesante familia, comenzando por el tradicional ombú de nuestras pampas (Phytolacca dioica L.), que trata desde los puntos de vista siguientes :

Observaciones generales, estructura anatómica del tallo (de las ramas de un año, de dos, de la de una rama de 29 centímetros de diámetro y de la base de un viejo tronco); estudia el porcentaje en agua y azúcar, calculado el primero en 81,97 por ciento en el leño central de una rama de 29 centímetros (en el mes de agosto después de la caída de las hojas); el azúcar estaba en cantidad de 3,213 por ciento (calculado en sacarosa).

Los casos teratológicos son más bien raros, notándose especialmente fasciacio- nes y sinantias.

Refiriéndose á la ecología floral, describe la polinización verificada por insectos, especialmente dípteros y algunos himenópteros.

Trata luego otras especies de Phytolacca, como ser : la P. bogotensis ; P. tetramera de que es descubridor).

Pasa en seguida á los géneros : Hilleria, con una especie H. latifolia; Seguieria, con dos especie : S. parvifolia y S. paraguayensis; Rivina, con una especie R. humi- lis y la variedad glabra; Trichostigma, con una especie : T. octandrum; Petiveria, con P. alliacea y su variedad tetrandra ; Microtea con una especie: M. scabrida; Achatocarpus, con varias especies y formas que el autor cree poder reducir á dos: 4. precox y A. bicornutus.

Los géneros Amsomeria y Ercilla no han sido aún señelados para la Repúblic: Argentina, aunque para regiones limítrofes.

Termina el bien presentado trabajo con un apéndice dedicado á la clave analí- tica de las Titolaccaceas argentinas, y una lista de los herbarios y bibliografía

e

consultados.

AUGUSTO C. SCALA.

Addenda ad fioram Chaco Australis, por N. RoJas Acosta (1909).

En Bulletin de géographie botanique. tomo XXIV. Junio y agosto de 1914. Núme- ros 295, 296, 297, páginas 211 4219. Le Mans (Sarthe) Francia.

efe

Ver la nota bibliográfica Bulletin de géographie botanique.

AUGUSTO C. SCALA.

Ing. J. Mendizábal Tamborrel. Dr. Estanislao S. Zeballos

SOCIOS HONORARIOS

Dr. Juan J. J. Kyle

Enrique Ferri. Dr. Eduardo L. Holmberg. -- Ing. Guillermo Marconi. Dr. Walther Nernst

SOCIOS CORRESPONDIENTES

somilar Rafael. cd Arteaga, Rodolfo de....... Alfonso Paulino........:.. Ballvé, Horacio ........... Bodenbender, Guillermo... Bolívar, Ignacio..........-. Bertoni, Moisés ........... Balley. Willis 05 do Drace; Wim ss oz dl Carvalho, José Carlos...... A A MR E Corthell, Elmer............ MA Fuenzalida, José del (..... Fontana, Luis Jorge....... Guignard, León........... Guimaráes, Rodolfo........

Gjertsen Hjalmar Fredrik .. Kinart, Fernando.......... Lafone Quevedo, Samuel A. Lillo, Miguel....... A Luiggi, Luis...... NE Lugo, Américo: ........... Lori Hen e Larrabure y Unánue Eugenio Morandi, Luis........... o Moore, Clarence........... Moretti, Cayetano.........

Acevedo Ramos, R. de. Adamoli, Pedro A. Adamoli, Santos S. Adano, Manuel. Aguirre, Eduardo. Aguirre, Pedro. Alberdi, Francisco. Albert, Francisco. Aldunate, Julio €. Almanza, Felipe 6. Alvarez, Fernando. Alvarez Raul Alvarez, Agustin J. Amadeo, Tomás.

Méjico. Martinenche, Ernesto...... Montevideo. More JOAO DA as Sgo. de Chile. | Montañe, LOIS: te oras L de Año N. Medina, José Toribio....... Córdoba Montessus de Ballore...... Madrid. Nordenskjiold, Otto........ P. Bertoni (P.). |Nilsen Fhowal............ Washingtón. Paterno, Manuel........... Edimburgo. Eat POD ae Río Janeiro. Rorter Carlos: vo: ados ia Mendoza. Pena, Carlos M. de........ New York. Poirier, Eduardo .......... París. Pérez Verdia, Luis ........ Sgo. de Chile. Prestrud Christian......... San Juan. Reid Walter son rraaS París. Risso Patrón, Luis......... Amadora (P.). Relches Carlo: no Corrientes. Scalabrini, Pedro.......... Noruega. Sklodonska, Curie......... Amberes. Spegazzini, Carlos......... La Plata. Shepherd, Williams R..... Tucumán.

Roma. Tobar ¿Caro Santo Domingo Torres Quevedo, Leonardo. . Bordeos. MICA ES AA Lima. Villareal, Federico......... Villa Golón (U). | Von lIhering, Hermán...... Filadelfía. WoJerrd Witivi an A Milán.

SOCIOS ACTIVOS

París.

Nueva York. Habana.

Sgo. de Chile. Sgo. de Chile, Gothemburgo. Noruega. Palermo (It.). Lima. Valparaíso.

- Montevideo.

Sgo. de Chile,

Méjico.

Noruega.

Londres.

Sgo. de Chile

Sgo. de Chile.

Corrientes.

París.

La Plata.

Colum. Univer. Nueva York.

Quito.

Madrid,

Lima.

Lima.

San Paulo (B)

Roma.

Amoretti, Alejandro. Anasagasti. Horacio. Ambrosetti, Juan B. Anon Suarez, Vicente. Angelis, Virgilio de. Angli, Geronimo. Aranguren, Juan F.

Aráoz, Alfaro Gregorio.

Arata, Pedro N. Araya, Agustín. Arigós, Máximo. Arce, Manuel J. Arcansol, Adolfo. Arditi, Horacio.

Arroyo, Franklin. Atarez, Guillermo. Aubone, Carlos. Avila, Alberto. Ayerza, Rómulo. Aztiria, Ignacio. Aztiz, Julio M. Babacci, Juan. Bado, Atilio A

Bade, Fritz. Bachmann, Alois. Ballester, Rodolfo E. Baldi, Jacinto. Barabino, Santiago E

SOCIOS ACTIVOS (Continuación)

Barilari, Marjano S. Barzi, Federico P. Barrera, Raúl. Battilana, Pedro. Baudrix, Manuel C. Bazán, Pedro. Bernaola, Víctor J. Bell, Carlos H. Bergara, Ulises. Besio Moreno, Nicolás. Bialet Laprida, Amado. Bianchedi, Rómulo. Biraben, Federico. Bolognini, Héctor. Bordenave, Pablo E. Bosch, Benito $. Bosch, Eliseo P. Bosch, Jorge E. Bosisio, Anecto. “Bonanni, Cayetano. Bonneu Ibero, León M. Bonarelli. Guido. Bosque y Reyes, F. Botto, Armando P. Brané, Eugenio. Breyer Trant, Adolfo. Breyer Trant, Alberto. Brian, Santiago. Briano, Juan. Á. Brindani. Medardo. Bruch, Carlos. Broggi, Hugo. ; Buadá y Morant, Antonio. Bunge, Carlos. Buschiazzo, Juan A. Bustamante, José L. Butty, Enrique.

Calvo, Edelmiro. Cáceres, Dionisio. Cagnoni, Juan M. Calcagno. Oreste. Camus, Nicolás. Canale, Umberto. Canonica, Mauricio. Cano, Roberto, Cantón, Lorenzo. Carabelli, Juan José. Carniglia, José. Carranza, Marcelo. Cardoso, Ramón. Carbonel!, José. Carossino, Jacinto T. Carboneschi, Carlos L. Cartavio, Angel R.

Castellanos, Carlos T. Castro, Vicente. Carette, Eduardo. Castro, Eduardo B. Claypole, Jorge. Cerri, César. - Cilley, Luis P. Cynnalewski, E. $S. tivit, Julio Nilo. Chanourdie, Enrique. Chapiroff, Nicolás de. Chaudet, Augusto. Chiappe, Leopoldo 3. Chueca, Tomás A. Clara, Angel.

Clérice. Eduardo E. Cobos, Fráncisco. Cock, Guillermo. Collet, Carlos.

Comin, José,

Contin, Diego T. R. Compte, Riqué Julio. Correa Morales, Elina G. A. de Cornejo, Nolasco F. Cornejo, Abel E. Corvalán, Manuel S. Coronel, Policarpo. Corti, Emilio A. Courtois, Ú. Cremona. Andrés. Cremona, Víctor. Crinin, Demetrio. Cuomo, Miguel. Curutchet, Pedro. Damianovich, Horacio. Darquier, Juan A. Dassen, Claro €. Dates, Germán. Debenedetti, José. Debenedetti, Salvador.

| Dellepiane, Luis J.

Deletang, Luis. Demarchi, Torcuato T. A. Demarchi, Marco. Demarchi, Alfredo (hijo). Delgado, Fausto. Delgado, Agustín. Doello Jurado, Martín. Dobranich, Jorge W. Domínguez, Juan A. Dorado, Enrique.

Douce, Raimundo. Dolder, Julio.

Doyle, Jusn.

Duhau, Luis. : Dubois, Alfredo F.

Ducros, Pablo.

Duneán, Carlos D. Durrieu, Mauricio.

Durán, José C.

Edo, Juan Manuel.

Eguia, Máximo.

Eppens, Gustavo.

Elordi, Juan J.

Escudero, W. E.

Esteban, Francisco. Esteves, Luis P. Etcheverry, Angel. Faverio, Fernando. Fernández, Alberto J. Fernández Díaz, A. Fernández, Poblet A. Fernández, Daniel. Fernández Basualdo, Gerardo. Ferreyra, Miguel. Flores, Emilio M. Flores, Agustina J.. - Fornati, Vicente. Frank, Paul.

French, Alfredo, Friedel, Alfredo. Fumagalli, Arnaldo. Frumento, Antonio R. Gainza, Alberto de. Galtero, Alfredo. Gallardo, Angel. Gallardo, Carlos R. Gallino, Adolfo. Gándara, Federico W. Garbet, Adolfo. Garat, Justo Y. García, Carlos A. García, Jesús M. Gatti, Julio J. Gentilini, Pascual. Gerardi. Donato. Geyer, Carlos, Ghigliazza, Sebastián. Giménez, Angel M. Girado, Francisco J. Girado. Alejandro. Girondo, Juan. Girado, José l. Girondo, Rafael. Godoy, Sebastian. Gonzáles, Arturo. González, Juan B. González Luján, Nicolás.

"dd

ANALES SOCIEDAD CIENTÍ

E... ARGENTINA

BireEcTroR : DocTrorR HORACIO BAMIANOVICH

NOVIEMBRE-DICIEMBRE 1914. ENTREGAS V-VI TOMO LXXVIII

ÍNDICE

AriLio A. Bano, Las aguas subterráneas de la ciudad de Buenos Aires. Estudio químico, hacteriológico, geológico higiéniCO................... tt 193 ) Exrioue PuysEGUR, Expedición al Iberá... ooooooooroccocorocarornr corno 241 ROBERT LEHMANN-NITSCHE, Clasificación de las adivinanzas rioplatenses.......... 259

ALFREDO JaTHo, ¿Qué influencia sobre ¡os seres vivientes se atribuye á la luna en (E A o TAS A ENE de Arte 265 AncEL Pérez, Un problema de química (CONTINUACIÓN)... ...ooooooororomormrro.. 27

Indice general de las materias contenidas en el tomo septuagésimooctavo........ 287

BUENOS AIRES IMPRENTA Y CASA EDITORA DE CONI HERMANOS 684 CALLE PERÚ 684

1914

44% 4 fc

JUNTA DIRECTIVA

Presidente Doctor Francisco P. Lavalle Vicepresidente dae inde Ingeniero Eduardo Huergo Vicepresidente Dai coto “Doctor Claro C. Dassen Secretario de actas..... a - Doctor Luciano P. J. Palet Secretario de correspondencia... Ingeniero Anecto J. Bosisio Tes ONCnRO NE de LEE o BE Ingeniero Benno J. Schack PFOtOsOrerno iS. doo a en ad e Arquitecto Raúl G. Pasman Bibliotecario: Le as e Profesor José T. Ojeda : Ingeniero Santiago E. Barabino . Ingeniero Jorge YV. Dobranich

Doctor Martiniano Leguizamón Pondark Doctor Pomás «SS. Rumi Ingeniero Orcnte A. Valerga Doctor Enrique del Valle Iberlucea ¡BenIerO Eduardo Volpatti Ingeniero Alberto D. Otamendi CONCE dd Senor Juan Botto

Vocales ti e! SA

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Los colaboradores de los Anales, que deseen tirada aparte de 50 ejemplares de sus ar- tículos deben solicitarlo por escrito a la Dirección, la que le dará el tramite reglamenta- rio. Por mayor número de ejemplares deberán entenderse con los editores señores Coni hermanos. 2

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El local social permanece abierto de3 4 7 y de 8 á 12 pasado meridiamo

Y

LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS DE-LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

ESTUDIO QUÍMICO, BACTERIOLÓGICO, GEOLÓGICO É HIGIÉNICO

POR EL DOCTOR ATILIO A. BADO

Jefe del laboratorio químico y de ensayo de materiales de las Obras sanitarias de la Nación

La población de la ciudad de Buenos Aires consume para su ali- mentación el agua proveniente del río de la Plata, previamente puri- ficada, y la de las napas semisurgentes.

Debido á que antiguamente se perforaban los pozos ciegos hasta la primera napa, resulta que en la actualidad ella está contaminada y constituye un serio peligro para la salud pública tomar su agua; de ahí que las autoridades se hayan preocupado seriamente de esta cues- tión de vital importancia.

Para evitar que á su vez las napas semisurgentes se contaminen por efecto de las perforaciones que con fines de expulsión de los líqui- dos cloacales se efectúen, el senado y la cámara de diputados de la nación sancionaron la ley 4198, por la cual facultan al poder ejecutivo para adoptar medidas conducentes á impedir la contaminación de las fuentes de provisión de agua á la capital federal, y el poder ejecutivo por intermedio de las Obras sanitarias ejerce la inspección y vigilan- cia necesarias para el cumplimiento de las disposiciones de la ley.

No entraré á demostrar cuán oportunas han sido las disposiciones de la ley de referencia y por ellas se han evitado la contaminación de las aguas de la napa semisurgente, usadas por una numerosa po- blación. )

Actualmente las Obras sanitarias están prosiguiendo con gran acti- vidad los trabajos que permitirán la distribución á toda la población de la capital federal de agua del río de la Plata.

A AN. SOC. CIENT. ARG. T. LXXVIII 13

194 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

No existiendo un trabajo de conjunto acerca de la calidad de las aguas subterráneas de la ciudad de Buenos Aires, me he decidido a recopilar en éste los datos y experiencias adquiridos en la labor diaria de cinco años de observaciones.

Acompaño este estudio de un mapa del municipio, en el cual se indica el límite de las zonas, en que se ha dividido su territorio, á fin de poder clasificar las aguas más exactamente.

Al final se encontrarán los cuadros de análisis de aguas que, con otros que no incluyo, han servido para sacar las deducciones corres-

pondientes

CRITERIO DE POTABILIDAD DE LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

El criterio de potabilidad de las aguas de la República Argentina y en especial de la ciudad de Buenos Aires debe ser muy diferente al adoptado por las comisiones de higiene europeas y demás autores especialistas en la materia. Las causas de semejante divergencia es- triban sobre todo en la diferente constitución geológica del terreno; no se puede admitir, para dictaminar sobre un agua analizada, ese criterio, puesto que la generalidad de las aguas de pozos semisurgen- tes hechos en condiciones excelentes, tal como lo determinan las ins- trueciones dadas por las Obras de salubridad de la nación (1), tienen una composición química tal que, aplicándole estrictamente las reglas adoptadas en Europa, se declararian inaptas para el consumo.

Soy de parecer que para la clasificación de un agua no se puede aplicar límites más ó menos racionales ó arbitrarios, y que sólo el es- tudio de la región de donde se extrajo el agua, puede dar una indica- ción segura acerca de la calidad de la misma.

Indudablemente que la mineralización de un agua subterránea re- sulta de su contacto con las capas geológicas por donde pasa, y aque- lla será fijada por la naturaleza misma de esas capas y por las condi- ciones de temperatura, presión y duración de contacto. Si esas con- diciones no varían y si causas exteriores no la modifican, se podría concebir que una napa dada debería tener siempre una composición química bien determinada ; pero no es así y aun haciendo abstracción de poluciones accidentales, existen en la composición del agua de una

(1) Docror PLINIO, ED. IMBEAUX, Les eaux potables, etc., página 107. 1897. 6

LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES 1

misma napa variaciones más ó menos sensibles ; sin embargo esas va- riaciones oscilan alrededor de una cierta composición media, de suerte que se puede admitir un agua normal para cada Zona.

El conocimiento de la composición de esta agua normal es necesario al químico para poder interpretar un análisis. No basta saber la com- posición de un agua para poder sacar una conclusión; es menester co- nocer el origen de esas substancias y ver si su presencia no indica una polución peligrosa.

Que un agua contenga una dosis bastante elevada de cloruros y sulfatos (sin pasar de ciertos límites) no podrá tener más que poca importancia, sobre todo si esas sales provienen de un banco salífero ó de yeso; será distinto si la presencia de esos cuerpos no puede explicarse por la constitución geológica del suelo ; sería entonces in- dicio de infiltraciones de pozos ciegos.

El agua normal de una napa no contiene, bien entendido, más que elementos normales y cada uno de ellos en proporciones normales tam- bién, es decir, que no sean perjudiciales al organismo.

El agua real de un pozo puede diferir de dos maneras; primera- mente, por las variaciones incesantes de las condiciones de contacto del agua subterránea con las capas del suelo que hace que varíe en cantidad de elementos normales disueltos y dependen de las estacio- nes y lluvias, siendo tanto menos sensibles cuanto la napa es más pro- funda y la filtración más lenta y perfecta. Se admitirá que después de las grandes lluvias, principalmente en los terrenos calcáreos muy agrietados, la cantidad de sales de calcio sea menor que en tiempo de sequía.

Un agua también puede experimentar una variación, debido á su contaminación ; los productos de la putrefacción de las substancias vegetales y animales, los restos de la vida de los animales y del hom- bre, los residuos de numerosas industrias, ete., se llevan de ordinario á ciertos lugares de donde pasan más ó menos fácilmente á la napa.

Resulta para el agua así polulada un aporte de elementos anormales y es precisamente este aporte ó aumento que el químico debe recono- cer con el fin de deducir el origen de la contaminación del agua im- purificada.

Daremos ahora una idea sobre la presencia de los elementos conte- nidos en el agua y también hablaremos de la cantidad anormal de al- gunos de ellos :

Óxido de calcio. El calcio puede encontrarse en el agua al estado de cloruro, sulfato, bicarbonato, ete., siendo los dos últimos los más

196 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

comunes. El carbonato cálcico de la capa geológica porque atraviesa el agua es disuelto á merced del CO, que se encuentra libre, dando lu- var á la formación de bicarbonato, elemento que por la acción del calor regenera el carbonato. Es difícil asienar un límite á la cantidad de óxido de calcio Gue pueda contener un agua: una dosis moderada de bicarbonato es necesaria al organismo, sea porque favorece la diges- tión, sea porque da un elemento para el aumento del tejido óseo; un exceso produce una serie de trastornos, favoreciendo la irritación re- nal, los cálculos, las inerustaciones calcáreas, etc.; pero no se puede decir pasando de qué límite la cantidad de óxido de calcio es perju- dicial.

Entre dos aguas que contengan la misma cantidad de óxido de cal- cio, una al estado de sulfato y otra al de bicarbonato, será más perju- dicial la primera, puesto que el sulfato de calcio la hace indigesta. Aparte, las aguas que contienen exceso de sales de calcio son inaptas para usos industriales y domésticos.

Admitimos un agua que contenga como máximun 0,100 de óxido de calcio, sin despreciar por eso las indicaciones que da el agua normal.

Oxido de magnesio. Este elemento se encuentra principalmente al estado de bicarbonato y de sulfato, cuando el agua contiene mucho anhidrido sulfúrico. Sucede á menudo que existen aguas con SO,Mg y que no contienen nada de bicarbonato; estas aguas son generalmente inaptas para la bebida. El límite admitido es de 0,035 de M20 por litro.

Anhidrido sulfúrico. La generalidad de las aguas de la ciudad de

3uenos Aires no contienen más que pequeñas cantidades de sulfatos, pero otras procedentes de ríos de la República son impotables, debido á su cantidad elevada. El ácido sulfúrico es inútil para la economía y hace que el agua que contenga cierta cantidad sea indigesta, sobre todo si se halla combinado á la cal; haciéndola purgante ó irritante si lo contiene al estado de sulfato de magnesio ó de sodio. Su presencia en un agua puede indicar dos cosas, ó que la capa geológica por don- de corre está constituida por capas de yeso, anhidrita, sulfatos dobles de calcio y sodio (glauberita y polialita) ó por piritas que se oxidan y se transforman en sulfatos, bajo presiones y temperaturas muy varla- bles que favorecen más ó menos la disolución de esas sales. Pero la presencia de sulfatos en un agua puede tener un origen diferente debido á la oxidación de las substancias orgánicas provenientes de contaminaciones, de tal manera que si el agua de la región que se estudia no contiene sulfatos y el agua examinada lo contiene en una

.

LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES MMT

cantidad bastante apreciable, es indicio de que existe una contami- nación, sobre todo si contamos con otros datos para llegar á esa con- eclusión. Admitimos como límite máximo de anhidrido sulfúrico 0,05.

Oloruros. La generalidad de las aguas contienen cloro combinado con el sodio primando cloruro de sodio, substancia necesaria para nues- tro organismo. El origen de esta sal puede explicarse admitiendo que atraviesa por suelos constituídos geológicamente por cloruro de sodio ó por infiltraciones de pozos ciegos, puesto que la orina contiene esa sal en cantidad bastante apreciable: de 6 á 14 gramos por mil centi- metros cúbicos. La presencia simultánea de una cantidad elevada de cloruro de sodio en un agua, conjuntamente con nitritos y amoníaco, es una prueba irrefutable de la existencia de una contaminación. Cuando el agua normal de la región contiene una cantidad relativa- nente erande de cloruro de sodio, á las aguas estudiadas débensele admitir esa cantidad sin peligro, puesto que aquél es indispensable á la economía ; pero cuando aquella contiene pequeña cantidad de es: sal. no se debe admitir un agua con mayor proporción.

Indudablemente que si estudiamos los límites de cloruro de sodio que admiten los autores extranjeros, llegamos á la conclusión de que son excesivamente bajos para nuestras aguas. Adm'timos, cuando no existe otro elemento que pueda hacernos dudar de bondad del agua, hasta 0,10 por litro.

Álcalis. Las aguas de pozo de la ciudad de Buenos Aires son en su mayoría alcalinas fuertes, es decir, contienen una proporción rela- tivamente grande de carbonato de sodio; estas aguas son de gusto agradable y frescas. Una cantidad excesiva de carbonato de sodio po: dría ocasionar disturbios á ciertas personas que padecen de hipoclor- hidria, puesto que neutralizaría el ácido clorhídrico del jugo gástri- co; por eso me parece prudente no recomendar el uso de aguas que contengan más de 0,50 de carbonato de sodio por litro. Es muy raro encontrar aguas con vestigios ó pequeña cantidad de carbonato de sodio; generalmente la suma de los óxidos de sodio y de potasio cons- tituye la mitad del residuo mineral. La presencia de sulfato de sodio y de magnesio es un mal indicio, en general; y hemos podido compro- bar que un 90 por ciento de estas aguas están contaminadas.

Residuo á 105? C. Para nuestras aguas no puede admitirse el máximo de tolerancia que asignan los autores extranjeros, es decir, 0,500 por mil, puesto que, salvo rarísimas excepciones, todas nuestras aguas pasan de 0,500 y llegan á 0,900, siendo aún estas últimas aptas, puesto que no contienen elementos que indiquen contaminación ni

198 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

excesos de substancias que puedan, por su cantidad, ser nocivas. Cuando las aguas llegan á tener 1,000 de materias disueltas, he com- probado que el 95 por ciento son inaptas, ya porque están contamina- das, ya por tener una cantidad tal de ciertos elementos que las hacen inadecuadas para su consumo.

Dureza. El valor que se debe dar á esta determinación es rela- tivo, sin llegar por ello á despreciarlo por completo ; en algunas aguas este dato no expresa perfectamente la proporción de sales de calcio y de magnesio. Fundándome en el límite de óxido de calcio y de magne- sio que admitimos, debemos tomar el de 30 (g. f.) como límite máxi- mo de dureza.

Anhidrido nitroso. Es sumamente raro encontrar este elemento en un agua, puesto que, dada su inestabilidad, hace que se transforme muy rápidamente en ácido nítrico. La presencia de anhidrido nitroso indica que el agua que lo contiene está contaminada, puesto que pro- viene de procesos de reducción que efectúan ciertos bacterios que se encuentran en las aguas contaminadas : efectivamente dichos bacte- rios transforman la urea y otros compuestos nitrogenados, primero en sales amoniacales y luego en nitritos para dar finalmente nitra- tos. En consecuencia la presencia de pequeña cantidad de nitritos es indicio de una contaminación, siempre que esté acompañada de otra substancia, como amoníaco, exceso de cloruros, etc. Parecería que en algunas aguas, pequeñísimas cantidades de anhídrido nitroso sería normal. Estamos efectuando observaciones al respecto.

Amoníiaco. Fácilmente se deduce que un agua que contiene amo- níaco es mala, por cuanto éste tiene en la mayoría de los casos un origen orgánico, según hemos explicado anteriormente. Pero en cier- tos terrenos de turba, ricos en materias orgánicas de' origen vegetal, el agua contiene amoníaco y nitritos que no son desde luego indicios de una polución animal ; los suelos compactos impiden su oxidación. Cuando el amoníaco proviene de materiales fecales, el residuo á 100- 105? C. y los cloruros son elevados, mientras que, cuando proviene de materias vegetales, esos dos elementos están en proporciones nor- males.

Oxidabilidad en caliente. Aplicando el método de Kubel y Tie- mann, debemos admitir para la generalidad de las aguas la cantidad de 0,003 de oxígeno necesario para oxidar las materias orgánicas en solución ácida; pero tratándose de aguas de pozos semisurgentes, hemos observado que esa cifra se eleva solamente á 0,0015, siendo sospechosa ó inapta un agua que necesite más de esta cantidad. En

LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES 199

tesis general un agua de pozo semisurgente es sospechosa cuando la cantidad de oxígeno necesario para oxidar la materia orgánica pasa de 0,0025, mientras que las aguas de ríos pueden llegar 4 0,0035 sin estar contaminadas : las materias orgánicas en éstas es de origen vegetal (1).

Nitratos. En general el ázoe nítrico indica una retrogradación de la materia orgánica y por consiguiente un principio de depuración del agua por la transformación de la materia orgánica hasta dar ni- tratos. Una cierta riqueza del agua en nitratos da un gusto agradable con una sensación de fresco. En Europa generalmente se admite co- mo límite máximo 0,005 N,O, por ciento, pero la generalidad de nues- tras aguas de pozo pasan esta cantidad. Admitimos hasta 0,04 de N,O, por ciento, siempre que no exista otro elemento anormal ó excesivo.

En lo que se refiere á este elemento, he podido comprobar que hay

aguas que contienen un exceso de anhidrido nítrico (0,04), sin es- tar acompañado por amoníaco, anhidrido nitroso, exceso de cloro, ete., y que el análisis bacteriológico da buen resultado. Oreo poder expli- “ar este hecho admitiendo que, por la depuración natural del suelo, sólo llegan al agua los productos de la vida de los mismos y que las materias orgánicas albuminoideas son oxidadas hasta dar el último término de la oxidación; y como estas aguas no tienen materias orgá- nicas capaces de alimentar á los bacterios, es evidente que éstos no pueden vivir en ese medio inapto para su desarrollo (2).

En los cuadros que siguen (3) transcribo la proporción por ciento en que se encuentra cada uno de los elementos de las aguas ; para ello he considerado aproximadamente 500 análisis de muestras de diferentes puntos de la ciudad.

Residuo entre 100-1057 €. Por ciento de los análisis

comparados

HAU O as aio 40.5 VO A a Us ra 29.5 AM e A RN LO MOON Re sde pl 10 OOO Apio e Aca Epa ca 4.0 == LIDO A 6.0

Arriba del ON oa A 105

(1) El agua del río de la Plata. ZUNE, 4guas con materias orgánicas.

(2) Se ha comprobado que hay bacterios capaces de vivir por algún tiempo en aguas exentas de materia orgánica. ;

(3) Aritio A. Babo, Potabilidad de las aguas subterráneas en Buenos Aires. Ana-

973

les de la Sociedad científica argentina, tomo LXXII, página 273 y siguientes.

200 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Dwreza en grados franceses Por ciento de los análisis

comparados

al = 77 + as == ¡ [a] O

-] SU

» )

E A O OA 24.5 DS E o AI 0 4.5 a O SA DO Cloro en Cl Elasta 000 a A EN 520 —= OOOO LS NS e le 47.0 == ORO A a 16.0 DOOR E A E Na TESEO 9.0 A NN OI O UE == OIDO0 Po a DD ATA ie 3-0 Materia orgánica en O Hasta 0.0001 aa. ble criada lla ee 716.5 OOOO A io 14.0 A OOO DD a o le ES aos ia AN UR AS NA O O RO 20) ODO DA St 0.5 Arriba de DADO Sata 2.5 Anhidrido nitroso Hasta Oir rd de 98 ESOS il Cantidad dositicable di 1 Amontaco DEE A 89.5 MES R No AeÍS 9.5 Cantdadidosiicable (0 Anhidrido nítrico Hasta Oia Cito y Teto ts 13.0 Mesta nee eones pole Vo aces o 34.5 Hasta DIQUE AS o re ENS N OE qt 14.0 MOOD a Ms Ai e alii 20.0 OOO o e da ao io 05) == HOODIA o at 4.5 == OO DI a e ee SS 4.5 Arriba de 000 te a ad CAES le 1.0

LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES 201

Oxido de calcio Por ciento

de los análisis

comparados Hasta 000. tata toral ias 10.0 RS Na iS == O OL A eds metodo lsiois 2 caiat 34.5 VA O o peso RICA (RO IDO: 24.0 OO O Ra alas 5.0 O MONO AAA ta er oa 4.0 AS RS o NO a 2.0 ART de OO ao an Ao 2.0 Óxido de magnesio Hasta 00020 053 Menea ta atada sopla cm 29.0 =P OOOO a pone AO O OD O A e io (e e 16.0 VAS o ao SD 20 OOOO A to is 2.0 Arriba de O OA OO ore netas encara a 4.5 Anhidrido sulfúrico Hai as as meses anos 6.5 WESUIGIOS: e vo odios yoo ooo ooo aa o 26.5 Hasta 000 Da roo tartas ea tee ER 6.0 NI ds ES IE IN CI 170 OO ns o ci se ais 9.5 OOO aa 3.0 O O OA 1.0 a 15 AO O DI idea gados 2.0 ATA dC OOO relatada aaah 3.0

Teniendo en cuenta los datos que proporcionan los cuadros prece- dentes, trataré de fijar los límites máximos de cada elemento que han de permitirse en las aguas consideradas potables, estableciendo después las conclusiones á que aquéllos permiten llegar y que di- fieren de las que el doctor Francisco P. Lavalle consigna en un tra- bajo que presentó al VIT” congreso internacional de química apli- 'ada, reunido en Londres en 1909 (1).

(1) F. P. LavaLtLtE, Classification de certaines eaux potables de la République Argen- tine en Acts of the seventh international congress of app. chemistry, section VII A, página 30. 1909.

202 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

En general para la clasificación de un agua exigimos que sea inco- lora y exenta de todo olor y sabor extrano.

Los elementos en suspensión pueden existir, pero deben ser siempre eliminados por filtración.

Como datos comparativos transcribimos los límites de potabilidad

que admiten algunos autores especialistas en la materia.

: ¡ES 3 Kubel En, 100.000 paltes de Beda Eslida aanicos 5 A | Reichardi z > de Viena franceses | S y Chapman as AR | A A A AAA AA ES | | | Residuo salino .......... ODO 50 SO 40-55 10-50 » 50 CLOO E O 117022056 » » 0.7-1.5 | 0.2-0.8 |3.55 2-3 Ácido sulfúrico (SO,)....| 0.2-0.3 » » » | 0.2-0.63| 814816 Óxido de calcio (CLIO)... » » » » » 11-12! 11-12 Óxido de magnesio (Mg0).| » » » » » 4 4 Anmhidrido nítrico (N,O.). 0.4 » » » 0.4 2.7 |0.5-1.5 Anhidrido nitroso ....... vestiglos » » » » » » AMO CO tail | vestigios 0.1 » 0.01-0.015 » » » Oxíg. cons. para oxidar la materia orgánica...... 10.05-0.025| 0.2 » | .0.2-0.3 [0.05-0.25| » »

Sulfato de calcio ........ | » | 115; » » | » 0.2 0.25 Cloruros (en Ce » 03=1. 5| 0.4-1 bl » » » » Cloruro de calcio........ | » | » | » » » » » SUIT e » | » 0.3-2. 7 » > » » Carbonato de calcio...... » | » RASUIEO| » » ES » Bicarbonato de calcio.... » » » | 50 » » »

Para la clasificación de un agua de la capa semisurgente de la ciu-

dad de Buenos Aires, propongo los siguientes límites, que sólo tienen un valor relativo, desde que, para realizar aquélla y establecer el eri- terio de potabilidad, debe considerarse el conjunto de los datos del análisis, más que el antecedente de la proporción en que se encuentra cada uno de los elementos :

Dureza Loro e 309

Residuo entre 00D 0.850-1.000 er. %/o0 Oxígeno consumido (sol. ácida)......... 0.0001-0.0025 NA A A OO 0.100 Anbidridosulturico en O ets: 0.050 Andrndo nico CN 0.040 Andros o ca NO vestigios AMOO a NL oo SN vestigios

Óxido de'caleio en CaO...... ios 0.085-0.100

Oxido de masnesioen MD ie 0.035

LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES 203

Las aguas cuyo residuo es superior á 0,900, que contienen más de 0,100 gramos por mil de cloro, cuya proporción de anhidrido sulfúrico es elevada, y pequena y dosificable la de amoníaco y anhidrido nitro. so, como igualmente las que tienen en cantidad elevada óxido de calcio y de magnesio, han resultado química y bacteriológicamente malas.

DIVISIÓN EN ZONAS DEL TERRITORIO DE LA CAPITAL FEDERAL AGUA NORMAL DE CADA ZONA

Tratándose de una región geográfica muy extendida, como lo es el territorio de la capital federal, es menester agrupar las aguas por zonas cuya superficie sea poco extensa. Me han guiado varias razo- nes para ello; primeramente que es más fácil y más exacta la compa- ración de un número no muy considerable de resultados analíticos ; y secundariamente que, estando tan poblada la ciudad, existen regiones muy próximas á otras que tienen aguas malas cuando las primeras son buenas : y ello debe explicarse por la diversa constitución del suelo.

Ys por esas razones que he dividido á la ciudad en 16 zonas, en la siguiente forma:

1* zona, Centro: Paseo de Julio, Avenida del Oeste, Brasil, Jujuy, Pueyrredón.

2* zona, Once: Jujuy, Pueyrredón, Córdoba, Río de Janeiro, Lam- baré, Avenida la Plata, Arena, Loria, Brasil.

3 zona, Barracas y Boca: Brasil, Riachuelo, Pedro Mendoza, Puentecito, Vélez Sarsfield, Entre Ríos.

4* zona, Patricios: Entre Ríos, Vélez Sarsfield, Riachuelo, Ave- nida Sáenz, Arena, Loria, Brasil.

9* zona, Almagro: Río de Janeiro, Avenida la Plata, Asamblea, Avenida Campana, Víctor Martínez, Caballito, Gaona.

6* zona, Caballito : Caballito, Víctor Martínez, Avenida Campana, Miró, Crisóstomo Álvarez, Carabobo, Boyacá, Gaona.

1% zona, Flores y Santa Rita: Boyacá, Carabobo, Aquino, Portela, Cuenca, Elizalde, Avenida San Martín, Gaona.

Ss” zona, Villa Crespo: Ribera, Giribone, Chacarita, Triunvirato. Río de Janeiro, Lambaré, Gaona, Avenida San Martín, Trelles, Gar- mendia, Avenida del Campo.

9” zona, Villa Alvear: Pueyrredón, Córdoba, Rivera, Atacalco, Godoy Cruz, Avenida Alvear, Ugarteche, Avenida General Zapiola.

10* zona, Colegiales : Godoy Cruz, Atacalco, Rivera, Giribone, Cha-

2041 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

carita, Delgado, Elcano, Crámer, Pampa, Río de la Plata, Avenida Sarmiento, Avenida Alvear.

11* zona, Belerano : Pampa, Crámer, Elcano, Martínez, Blanco Encalada, Avenida del Tejar, Juana Azurduy, Manuela Pedraza, Blandengues, Monroe, Río de la Plata.

12* zona, Saavedra y Núñez: Manuela Pedraza, Juana Azurduy, Galván, Zufriategui, Río de la Plata, Monroe, Blandenguces.

13* zona, Coghlan-Urquiza: Avenida del Tejar, Blanco Encalada, Triunvirato, Olazábal, Avenida América, Argerich, Avenida General Paz, Galván, Núnez.

14* zona, Vélez Sarsfield: Portela, Cuenca, San Blas, Calderón, Donizetti, Bruix, Merlo.

15* zona, Liniers: Calderón, Donizetti, Bragado, Avenida Circun- 'alación, Avenida General Paz, Cervantes.

16* zona, Devoto y Villa del Parque: Argerich, Nogoyá, Avenida San Martín, Argerich, Avenida General Paz, Cervantes y San Blas.

El procedimiento seguido para determinar la composición del agua normal de cada zona ha sido tomando los términos medios de ensa- yos, efectuados en el laboratorio químico á mi cargo, de las Obras sanitarias de la nación. Los resultados obtenidos son perfectamente comparables, pues el método seguido ha sido el mismo.

Se ha tropezado con la dificultad de saber si una fuente pertenece á una sola napa: se sabe que, cuando dos napas están muy poco distantes, su agua se mezcla siguiendo el nivel (napas dolomíticas y napas de yeso, napas de calcáreo) de suerte que el agua analizada tiene el carácter de las dos napas. Á menudo la composición química de pozos próximos ha sido idéntica aun después de cierto tiempo, lo que indicaría que el agua proviene de una sola napa, pues sería aventurado suponer que la mezcla se hace en la misma proporción, sobre todo que podría haber una serie de causas que hacen variar la velocidad de la corriente.

En lo que se refiere á las regiones muy habitadas, es sumamente di- fícil establecer límites basándose en los análisis actualmente efectua- dos, pues la gran mayoría de pozos están contaminados ó están con- taminándose ; de consiguiente es necesario hacer caso omiso de ellos y tomar el término medio de las aguas que, basándose en el estudio veneral, responden á las características de potabilidad ; es decir, que el método aplicado en estos casos debe ser inverso al que es dado ha- cer con las regiones poco habitadas.

Basándome, pues, en lo anteriormente expuesto, pasaré á estudiar

LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES 205

las características de las aguas de las zonas en que he dividido al te- rritorio de la capital.

CARACTERÍSTICAS DE LAS AGUAS DE CADA ZONA. AGUA NORMAL

1* zona, Centro. En esta zona, la más habitada de la ciudad, se observa en general que las aguas están contaminadas, pues no se puede obtener agua buena en la mayoría de los casos, debido en parte á que antiguamente se echaban las aguas servidas á pozos ciegos que en lo generalidad de los casos Megan á tener muchos metros de profundidad.

La característica de estas aguas es contener en disolución muchas sales minerales, presentar una dureza elevada, una excesiva cantidad de cloruros y nitratos. No contienen, la mayoría, ni amoníaco, ni ni- tritos y la materia orgánica alcanza á 0,002.

En consecuencia estas aguas han sufrido un proceso de autodepura- ción, como lo demuestra la elevada cantidad de nitratos que contienen.

La napa en su mayor parte está contaminada, observándose que ese proceso se está efectuando en la actualidad, como lo demuestra la pre- sencia de nitritos, amoníaco, materia orgánica.

Á continuación transcribo los análisis efectuados en aguas de po- zos que están en la región céntrica, para demostrar que la napa pro- funda en esta parte se halla contaminada :

1. Florida y Charcas.

2. San Martín, 561.

3. San Juan, 633- 4. Paseo Colón, 1353. 5. Rivadavia, 437.

6. Venezuela, 320.

I II III JOY Ñ VI Dureza total 192.0 60.0 70.0 14.0 72.0 23.0 Dureza temporaria .... 48.0 40.0 34.0 13.0 42.0 21.5 Dureza permanente....|(44.0 20.0 36.0 180 30.0 1 Residuo á 105% C...... lO ETA IA al 27 2.538 | 1.428 Ci O 0.2307; 0.1876 | 0.2982; 0.12425| 0.1704; 0.1597 INMI dono 0 0 0 0 0 0 Anhidrido nítrico...... | 0.4000| 0.2000 | 0.5373 | 0.20000| 0.1000| 0.200 Anhidrido nitroso ..... =*%0 0 0 O 0 0 Oxíg. cons. para oxidar | | la materia orgánica..| 0.0021| 0.00065. 0.0075| 0.00280| 0.0022| 0.0017

206 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Actualmente, como he dicho más arriba, se verifica el proceso de contaminación, y para demostrarlo, comparo tan sólo los análisis efee- tuados en el agua del pozo de la calle Rivadavia, 437 :

Primer Segundo

análisis análisis Dureza tota e 72.0 62.0 Dureza temporaria......... 42.0 42.0 Dureza permanente ........ 30.0 20.0 Residuos 210398 9/00 2.13000 “loo Cloro. e cult as Rol 0.1704 0.19525 AICA io oi 0 0.00180 Aa bai AEO | cla o ple orale 0.1000 0.10000 And dois 0 0.00030 Oxíg. cons. para oxidar la

materia Orgánica......... 0.0022 0.00770

De manera que con una diferencia de dos meses se observa un aumento en cloro, la presencia de anhidrido nitroso y amoníaco y una proporción considerable de materias orgánicas.

Para deducir la composición del agua normal de la región tomare- mos la media de varios análisis efectuados y que hemos transeripto ya.

De manera que el agua normal de esta región deberá tener la si- suiente composición :

Dureza oia a 29.0

Res duo 0.85 %/o0 Cl riera ASES 0.10 INMOMIACO Lane at os 0 Amd dE O 0 AO O A 0.05 Oxígeno consumido............ 0.002

2% zona, Once. El agua normal límite de esta región tendrá la

siguiente composición :

Diez do pS 20.0 SO DD (dao ano o oa 0.700 00 FLOOR A O IA o 0.060 IMMOMA CO Se Pacle peta Fa ii 0 ANDAR MIOS a 0 Anidado ÓN 0.040 Oxiceno consumido 0.002 Anbidrdosulicco 0.015 Oxido de calcio. e e ee 0.050 Óxido de magnesio............ 0.015

Óxido de sodio y potasi0....... 0.300

LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES 207

De los análisis efectuados en esta zona se observa que la mayor parte de las aguas son aptas para el consumo.

3? zona, Boca y Barracas. La mayor parte de los pozos construíi- dos en esta zona dan aguas malas, muy cargadas de sales minerales, principalmente cloruro de sodio, sulfato de calcio y de magnesio.

La razón de ello estriba en la calidad del terreno, puesto que esa zona está en el valle del Riachuelo; y para obtener agua de buena ca- lidad, es menester llegar á grandes profundidades y aislar perfecta- mente bien las napas entre sí. Otra de las causas de esa dificultad es la proximidad del Riachuelo, que es ni más ni menos una cloaca abierta cuyas infiltraciones por capilaridad llegan hasta la napa men- cionada.

Á pesar de tener un pequeño número de análisis, puedo establecer los límites del agua normal, pues los pozos que he elegido han sido construídos en las condiciones de reglamento; en consecuencia el agua normal límite tendrá la siguiente composición :

Dureza io 15.0 ReESiduora LO OA 0.90 “0 CULO O ds LT 0.10 AMOO CO a arena ele ao 0 AMARO MITOS 0 ARRANCA 0.05 OXÍSENO CONSUIMA 0.002

4* zona, Patricios. El agua normal límite de esta zona tendrá las siguientes características :

IDR ADN So O ice 10.0 Reside 08571 Cloro el patos Ide o ed 0.04 OxtrenocoNSUMNIAA 0.0015 dro MÍTICO a e vestigios AMOMÍACO.) e suecia, oleo abeja 0 AO MOS O a 0 Add UC 0.015 Oxidordercalcion de 0.010 Óxido de magnesio............ 0.010 Óxido de sodio y potasio....... 0.400 5% zona, Almagro. El agua normal de esta región tendrá la si-

guiente composición :

Z0S ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

DOTEeZ ADO 20.0 RESIAUIOAILO c 0.800 %/50 COTO A a Y NANO 0.035 'AMOMÍACO aa fia e Ele 0 AUDIO MIOS O tala iia 0 IO) muss bo0o0oos 0.0350 Oxígeno consumido......oooo... 0.0015 ANDAS SUI COA 0.0550 Oxido lde valcio. 0.0600 Óxido de magnesio............ 0.0250 Óxido de sodio y potasio....... 0.2800

En esta región se observa un porcentaje muy bajo de aguas malas.

6 zona, Caballito. El agua normal límite de esta Zona tiene la

siguiente composición :

Direza do 25.0 Restino ra OO 0.7000 %/00 COLO ante lo e a olaa 0.0400 AMOMÍACO ti a ade 0 AnMIdridomniroso a e 0 ADRIAN 0.0500 Oxicgno cons o 0.0012 AMBATO CO 0.0200 Oxido delcalcio.. o ae 0.0500 Óxido de magnesio............ 0.0150 Óxido de sodio y potasio....... 0.3000

La mayor parte de las aguas de esta zona son aptas para la bebida ; sin embargo existen algunas cuya composición indica que se trata de aguas de mala calidad.

7* zona, Flores y Santa Rita. La composición del agua normal límite de esta zona es la siguiente:

Dureza do 20.0 Reside 0.55000 %00 CLOS NO DO AO O 0.03550 ¡'AMODMÍACO deter aa 0 AnMmdrido mtrs 0 Oxígeno consumido............ 0.00150 ATICO MICA a tad 0.05000 Anbhdridosalturico 0.01000 Oxidoide calcio... aten 0.07000 Óxido de magnesio. ........... 0.02500 Óxido de sodio y potasio....... 0.25000

¿xiste un pequeño número de aguas de mala calidad.

LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES 209 8? zona, Villa Crespo. La siguiente composición tiene el agua

normal límite de esta zona :

Dureza total Rca 1 (Deco nocoas oo oe ClOTO AAA da SA sd ATDOMÍACO o ar aos a de

Ambar ORIO

OXÍSeno CONSUMO.

¡Abd do NACO RS

Anadrndo sui Co Oxadordo calcio Oxido de masnesion e:

Oxido de sodio y potasi0.......

20.0

0.8000 %o 0.0450

0

0) 0.00150 0.03000 0.03000 0.06000 0.03000 0.30000 .

9 zona, Villa Alvear. Esta zona tiene un porcentaje elevado de

aguas malas, debido, á mi juicio, á la proximidad del arroyo Maldonado y á lo bajo del terreno.

Haciendo igualmente abstracción de los pozos cuyas aguas son con-

taminadas, he establecido los límites para el agua normal de esta zona :

Dureza ot ii RESUMO O A a o a O INN OA IO IARO) MODs ss ooo LIO oe 'Anbdrido NICO e Oxígeno consumido. Ando SUM CO Oxlordo calco Óxido de MARNE:

Oxido de sodio y potasio.......

18.0

1.0000 %/0 0.1000

0

0 0.0500 0.0015 0.0250 0.0600 0.0250 0.4000

En esta zona existen regiones cuyas aguas se caracterizan por con-

tener un residuo superior á 1 gramo por ciento, un exceso de anhi- drido sulfúrico, de óxido de calcio y de magnesio y de sales de sodio.

10* zona, Colegiales. Agua normal límite de esta zona :

AN.

soc.

CIENT.

Dureza oral a ra

Residuo á 1052 C

Cloro

Amoníaco

Anmhidrido nitroso

OXÍENO CONSUMIR ate

Anhidrido nítrico

ARG. T. LXXVIII

0 0.0015 0.0300

210 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

AnbIdrdosulLarICoO e vestigios Oxido do calcio. ae 0.0400 Óxido de Marne o 0.0200 Óxido de sodio y potaslo....... 0.3500

En esta misma zona existe agua cuya composición química se aleja mucho de los límites que hemos asignado al agua normal: contienen un exceso de anhidrido sulfúrico, cloro y óxidos de sodio y de potasio.

11* zona, Belgrano. Límite del agua normal de esta zona :

Dureza oi 20.0 RESULT 0.6500 %/00 O o SENA IA 0.0355 ADAMO 0 AMA TIdO MÍTICO 0.0250 AMIA CO SiN 0 Anbidrido sul aio vestigios OXÍ2eNO CONSUMO 0.00150 Oxido de calcio... 29 ie 0.06000 Óxido de magnesio............ 0.02500 Óxido de sodio y potasio....... 0.33000

12* zona, Saavedra y Núñez. De esta zona poseemos pocos análisis para determinar con exactitud la composición del agua normal :

Durero 150 IROTGUO E 10599 (Uo boo 0 06000. 0.7000 %/, CloTO:00 a a es 0.0400 Andrade 0 And MÍO e 0.0250 'ATOMÍACO ita net solo aos 0 Oxígeno consumido...........- 0.0015 Add sico e 0.0050 Oxido ldelcalcio na a 0.02000 Óxido de magnesio............ 0.00700 Óxido de sodio y potasio....... 0.30000

13% zona, Coghlan y Urquiza. La composición siguiente tiene el agua normal límite de esta zona :

Dureza Ob ot ti Mao Tal 10.0 ReEsidao a DO E 0.600 “00 O O O OOO 0.024 ¡AMONÍACO 2 ls elle 0 ADMITO O E 0 Oxígeno consumido............ 0.0015

Andrada 0.0150

LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES 211

14% zona, Vélez Sarsfield. El agua normal límite de esta zona es la que á continuación se detalla :

Durezarto bal nta 32.0 Eco 0 (Bolso boss o ala clolo 0.6500 %/50 Cloro Are ts 0.0400 AMONÍACO ea ale 0 ARONA ES 0 Oxígeno consumido, ........... 0.0015 AMIA RICOS UCA 0.0100 ADAM CO 0.0250 Oxido delcalcio ta e 0.1000 Óxido de Mane ale 0.0350 Óxido de sodio y potasio....... 0.1500

15* zona, Liniers. Agua normal límite de la zona que precede :

Dureza co 25.0 RETAMA A A 0.65000 %/00 Clot REA atados 0.0280 "ATOM CO tratara oa 0 AAAMOOO ai 0 AMARO 0.0400 OxíenorconsunIdO 0.0012 Anbidr dos ultULICO 0.0100 Oxido de calcio tasa 0.0300 Óxido de MAaonesion ii 0.0200 Óxido de sodio y potasio....... 0.2800

16* zona, Villa del Parque y Devoto. Límite del agua normal de esta Zona :

Dorezato ral roca erario ieterete 29.0 ROSIdUA AO o 0.5500 %0 Cl A acia as e ainia e 0.0355 And do MITOS Ot 0 Andando NICO an 0.0075 AMONÍACO et rated oleo 0 Andar do SU CO o 0.0100 Ox EN CONSUMO 0.0010 Oxido de calcio 0.0850 Óxido de MANOS O an 0.0280 Óxido de sodio y potasio....... 0.2000

212 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

LA CONSTRUCCIÓN DE POZOS SEMISURGENTES EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

Á pesar de existir una ley que reglamenta la construcción de pozos semisurgentes, se puede decir que una gran mayoría se construyen fuera de las condiciones reglamentarias, para evitarse el costo, en algunos casos alto, de la obra.

La dirección de Obras sanitarias de la Nación, por la ley número 4198 y su decreto reglamentario, obliga á todos los habitantes que residan dentro del territorio de la capital federal, se sujeten á las si- euientes instrueciones para la construcción y conservación de pozos

semisurgentes.

TÍTULO I Habilitación de pozos semisurgentes

Art. 1%. De acuerdo con lo establecido en la ley número 4198 y en el decreto reglamentario de la misma de fecha, junio 17 de 1904, queda prohi- bida la perforación y uso de pozos semisurgentes dentro del territorio de la capital federal, sin el permiso previo de la dirección general de Obras de salubridad de la Nación.

Art. 2%. Para perforar un pozo semisurgente ó modificar uno existente se debe solicitar permiso de la dirección, á cuyo efecto se presentará una solicitud en que conste la ubicación de la propiedad donde se haya de per- forar el pozo, el diámetro y la profundidad de éste, el uso á que se destina el agua, el nombre del constructor y todo otro dato pertinente. Se acompa- narán además planos en duplicado, en escala apropiada no menor de uno en cien, de los cortes transversales y demás detalles que fuesen necesarios, indicando la forma en que se propone efectuar el trabajo con sujeción á lo dispuesto en las presentes instrucciones.

¿n estos planos, hechos en tela transparente, deberán señalarse claramente y con colores diferentes las obras por ejecutar. Se indicará también la cota del terreno en el sitio donde se desea perforar el pozo, la posición de otros pozos, si los hubiere, de los pozos de letrina, aljibes ó cualquiera otra obra análoga.

De los dos juegos de planos, uno será archivado, devolviéndose el otro al interesado con la aprobación respectiva.

Art. 5%. Dentro de los diez días siguientes al de la presentación de los

Ds

planos, la oficina correspondiente dictaminará sobre las obras proyectadas,

LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES 215

aprobándolas ó indicando la naturaleza de las modificaciones por introducir.

En este último caso podrá llamar al interesado para hacerle las indicacio- nes. El plano rectificado deberá ser presentado nuevamente para su aproba- ción, sin la cual no se podrá empezar trabajo alguno.

El interesado es responsable de las inexactitudes en las medidas, niveles y demás datos que contengan los planos.

Art. 4%. En caso de existir ya en la misma propiedad otro pozo semi- surgente, no podrá otorgarse permiso para la construcción de uno nuevo antes de haber comprobado que aquél se halla en condiciones higiénicas. Si el análisis químico ó el bacteriológico demostrasen que el agua está contami- nada, el pozo será modificado ó inutilizado, de acuerdo con las disposiciones respectivas de estas Instrucciones.

Art. 5%. -— Los propietarios no podrán emplear en la perforación de pozos semisurgentes constructores que no hayan acreditado suficientemente, á juicio de la dirección, su competencia en esa clase de trabajos.

Art. 6%. Concedido el permiso para la perforación del pozo, los propie- tarios, ó los constructores que los representen, deben dar aviso con tres días de anticipación, por lo menos, de la fecha en que se dará comienzo a la per- foración y la dirección vigilará por medio de sus inspectores que el trabajo se ejecute de acuerdo con lo establecido en las presentes instrucciones y con las indicaciones que en cada caso se hagan al propietario, quien estará obli- gado á realizar todas las pruebas y ensayos que se le indiquen.

Los ingenieros é inspectores de las obras de salubridad tendrán libre acceso á las fincas en que se efectúen perforaciones de pozos, con el fin de inspeccionar los trabajos ó para observar el funcionamiento de pozos exis- tentes.

Los dueños 6 inquilinos deberán facilitar esas inspecciones, que se prae- ticarán en las horas comprendidas entre la salida y la puesta del sol, salvo en caso de urgencia, en que será á aquéllos permitido efectuarlas á otras horas, debiendo entonces presentarse provistos de una autorización especial dada por el director general.

En caso de suspensión de los trabajos durante un período mayor de diez días, el interesado deberá dar aviso á la dirección al reanudar aquéllos.

Si el inspector notare que se hubiera hecho ó se estuviere haciendo algún trabajo imperfecto ó contrario á estas instrucciones, tendrá facultad para suspenderlo, dando orden al constructor ó capataz de la obra de retirar todo el material defectuoso ó deshacer el trabajo mal hecho, reconstruyéndolo por su cuenta y á entera satisfación de aquél.

Art. 7%. Toda empresa, constructor ú operario que se hiciese cargo de trabajos de perforación de pozos semisurgentes, está obligado á cumplir estrictamente estas instrucciones. e Art. 8%. Terminada la construcción del pozo á entera satisfacción de la

dirección, ésta hará practicar análisis del agua obtenida, y en vista de él

214 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

podrá declarar habilitado ó no el pozo y anotarlo, en el primer caso, en un registro especial.

No se habilitará pozo alguno semisurgente sin permiso de la dirección, y el propietario que lo hiciere incurrirá en una multa de 500 pesos moneda nacional, cualquiera que sea el uso á que se destine el agua, de acuerdo con lo establecido en el artículo 19 del decreto de junio 17 de 1904, reglamen- tario de la ley número 4198.

Art. 9%. —$i de los análisis practicados resultara que el agua de algún pozo está contaminada, la dirección procederá en la forma indicada, para los pozos existentes, en los artículos 16 y subsiguientes.

Art. 10. Todo gasto hecho por la dirección en la construcción, modi- ficación ó reparación de las obras que haya ejecutado por enenta del propie- tario, así como las multas, serán exigidas por la vía de apremio, en la forma que establece la ley número 1917 sobre cobro de multas.

TÍTULO II

Perforación de pozos semisurgentes

Art. 11. Los materiales que se empleen en la perforación de pozos semi- surgentes, deberán ser de construcción y calidad aprobada por la Dirección.

Art. 12. Los pozos podrán tener antepozo ó no, pudiendo también tener dentro del caño de la perforación un caño con filtro.

En caso de tener antepozo, las fundaciones de éste penetrarán 0%50, por lo menos, dentro del primer estrato impermeable de un metro más de espesor que se encuentra debajo de la primera napa de agua, debiendo quedar debajo del antepozo, por lo menos, 050 del mismo estrato. Al llegar con la exca- ración al estrato impermeable deberá el constructor dar aviso á la dirección.

Los cimientos y fondos estarán formados por una capa de hormigón de 020 de espesor mínimo, formado de una parte, en volumen, de cemento Portland, cuatro partes de arena y cinco de cascajo. El anillo de fundición, ó el caño exterior de la perforación, según sea el caso, deben quedar perfee- tamente adheridos al hormigón del fondo.

El antepozo tendrá un revestimiento de albañilería de ladrillos de primera clase, asentados en mezcla de una parte, en volumen, de cemento Portland ó cal hidráulica, por tres de arena. El espesor de revestimiento será de un ladrillo, cuando el diámetro del antepozo no pase de dos metros, aumentan- do de medio ladrillo por cada metro de aumento en el diámetro. Tanto el fondo como el revestimiento llevarán revoque de dos centímetros de espesor de mortero de una parte, en volumen, de cemento Portland por dos de arena. Si esto no fuera suficiente, el interesado deberá efectuar el trabajo en la forma que en cada caso se le indicará.

LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES 215

El revestimiento del antepozo puede ser también formado por chapas de hierro fundido bulonadas entre y con juntas herméticas.

El borde superior del antepozo deberá tener suficiente altura sobre el sue- lo, para que en caso alguno sea posible la entrada al pozo de agua de lluvia ó de otra proveniencia.

El antepozo estará provisto de una tapa con cerradura.

Art. 13. Cuando no haya antepozo, se colocará el caño de perforación, contenga ó no un caño con filtro, dentro de un caño protector, liso exteriot- mente, que penetre 050, por lo menos, dentro del primer estrato impetr- meable mencionado en el artículo 12. Este caño deberá ser introducido con trotamiento fuerte. Con este objeto se hará la perforación por medio de una barrena cuyo diámetro se aproxime, tanto como sea posible, al diámetro interior del caño, quedando inferior á éste. Al mismo tiempo se hará pene- trar el caño forzándolo hacia abajo.

Al llegar al primer estrato impermeable, el interesado deberá dar aviso á la dirección antes de proseguir el trabajo. Previa autorización del inspector, se continuará aquél hasta dejar colocado el caño protector en su posición definitiva en la forma ya indicada. Extraída la tierra del interior del caño, se suspenderá el trabajo de perforación durante 24 horas por lo menos, par: cerciorarse de que no se producen filtraciones por el extremo inferior del caño. Si se observara que del fondo de la perforación mana agua, esto indi- caría que el trabajo ha sido mal ejecutado, o que no se ha alcanzado el es- trato impermeable, en cuyos casos el interesado deberá corregir el defecto de acuerdo con las instrucciones que le imparta el inspector.

El caño de protección será también obligatorio en los pozos con antepozo, cuando este último no esté asentado sobre el terreno impermeable, en la for- ma indicada en el artículo 12.

Art. 14. Terminada la construcción del antepozo ó la colocación del caño protector, según el caso, se procederá á la perforación propiamente dicha, pudiendo emplearse caños con coplas de unión exteriores, si la perfo- ración debe llegar hasta la primera napa semisurgente. En caso de que la perfo- ración deba llegar á otra napa semisurgente, que no sea la primera, se emplea- rán canos lisos completamente y la perforación se hará en la forma indicada para el caño protector, con el objeto de evitar que haya intercomunicación entre las napas semisurgentes.

En caso de que se quiera colocar un caño con filtro dentro del caño principal, después de bajado el primero, se levantará el segundo, pero solamente hasta llegar á la parte superior de la napa utilizada. En este caso el caño principal debe ser liso exteriormente.

Tanto el caño de perforación como el caño filtro deben llegar hasta el fondo del antepozo, 6 hasta el terreno natural, si no hay antepozo, hacién- dose allí una junta entre los dos caños, de manera á evitar la salida del agua

por el espacio anular comprendido entre ellos.

216 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA

Donde haya antepozo, el caño de perforación ó el caño filtro, si existe, deberá llevar en su parte superior una válvula esclusa que pueda ser ma- nejada desde la parte superior del antepozo, con el objeto de poder dejarlo en seco y verificar su impermeabilidad en cualquier momento.

Cuando haya sido necesario colocar caño protector, el espacio anular com - prendido entre los dos caños deberá tener un ancho de 0025, por los menos, y se llenará con cemento Portland puro, colocado en forma de lechada en una altura de un metro por lo menos. El resto del espacio podrá llenarse con arcilla plástica.

Art. 15. Al efectuar la perforación el propietario ó constructor, debe- rán anotar cuidadosamente la naturaleza, espesor y profundidad de las diver- sas capas atravesadas, á fin de poder señalarlas en el plano, que quedará en poder de la dirección y que deberá ser corregido una vez terminado el tra-

bajo, de manera que esté de acuerdo con la obra ejecutada.

TÍTULO HI

Pozos existentes

Art. 16. La Dirección hará practicar análisis de las aguas de cada uno de los pozos semisurgentes que existan dentro del territorio de la capital federal á objeto de determinar si son aptas para la alimentación.

Art. 17. Si de los análisis efectuados resultara que el agua del pozo está contaminada por contacto eon la primera napa ó con cualquiera otra fuente de contaminación, el propietario deberá cegar el pozo, en la forma que se indica en el artículo 21, ó efectuar los trabajos necesarios para tratar de aislar completamente la napa semisurgente de las fuentes de contaminación, de- biendo sujetarse en esto á las instrucciones que por eserito le dará la Direc- ción, la que le fijará al efecto un plazo.

Art. 18. Si la contaminación se efectuara por comunicación con la pri- mera napa á lo largo de la parte exterior del caño, corresponderá cegar el pozo y perforar uno nuevo en otro lugar, por no ser posible en la genera- lidad de los casos corregir ese defecto con la colocación de un caño protector.

Si el revestimiento del antepozo no fuera impermeable y permitiera la entrada del agua de la primera napa, deberá ser reconstruído en la forma establecida en el artículo 12.

Se deberá igualmente desagotar, limpiar y rellenar con tierra todo pozo de letrina situado dentro de un radio de diez metros, y alejar á igual distan- cia toda materia que por disolución é infiltración pueda ser causa de conta- minación.

Art. 19. Terminados los trabajos indicados, se tendrá el pozo en obser-

vación durante un mes, extrayendo la mayor cantidad de agua posible. Si

LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES 2 T

transcurrido ese plazo no hubieran mejorado las condiciones del pozo, el in- teresado deberá cegar éste en la forma que se establece en el artículo 21. La dirección podrá conceder un plazo mayor cuando lo estime conveniente, an- tes de proceder á la inutilización del pozo.

Art. 20. Si vencido el plazo fijado por la dirección para efectuar los trabajos indicados, el interesado no los hubiera efectuado, incurrirá en una multa de 200 pesos moneda nacional, y si transcurridos treinta días más no hubiera cumplido las instrucciones dadas, la dirección procederá de oficio á cegar el pozo (art. 15 del decreto reglamentario).

Art. 21. La inutilización de un pozo semisurgente en malas condicio- nes, se hará rellenándolo con pedregullo ó cascotes, hasta la parte superior ó techo de la napa utilizada, y después con arcilla diluída. levantando pau- latinamente al mismo tiempo el caño.

Art. 22. Por toda infracción á estas instrucciones que no estuviere es- pecificada en los artículos anteriores, la dirección podrá imponer multas de 20 4 200 pesos moneda nacional.

Esta ley, como se ve, está destinada á evitar que la composición química del agua de las napas profundas corra el riesgo de la primera, que está actualmente contaminada en su mayor extensión.

Una buena parte de los propietarios burlan la ley y construyen los pozos fuera de esas condiciones y de tal modo que se hace posible el pasaje, en la mayoría de los casos, del líquido de la napa freática á las profundas.

El directorio de Obras sanitarias de la Nación, con fecha 11 de sep- tiembre de 1912, ha comunicado al público las siguientes disposiciones:

1% Á todo propietario que lo solicite, se le permitirá la construcción de pozos sin caño protector, bajo las siguientes condiciones :

a) El caño de perforación deberá ser de acero, de juntas exteriores lisas y de calidad aprobada por el directorio :

b) La perforación se hará por medio de una barrena cuvo diámetro se aproxime, tanto como sea posible, al diámetro interior del caño, quedando inferior á éste, á fin de que el caño pueda serintroducido con frotamiento fuerte forzándolo hacia abajo :

c) El extremo inferior del caño de perforación debera quedar, por lo me- nos, al nivel del techo de la napa semisurgente que se trata de utilizar, y su extremo superior deberá llegar hasta 030 sobre el nivel del fondo del antepozo ó sobre el del terreno natural, si no existe aquél ;

d) Quedan subsistentes todas las disposiciones dela reglamentación vigente para la construcción de pozos semisurgentes en todo aquello que la presente resolución no las modifique expresamente.

218 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

2% En adelante sólo se hará análisis químico del agua de los pozos, salvo cuando el propietario solicite que también se haga por su cuenta el bacterio- lógico. El costo del análisis químico queda reducido á diez pesos moneda na- cional. El del bacteriológico á veinte, pesos.

32 La administración no cobra suma alguna por concesión del permiso de constrneción de pozos, revisión de planos, inspección de la obra ó por cual- quier otro concepto relacionado con la construcción de pozos semisurgentes en la capital federal.

El público debe rechazar el pago de toda suma que constructores poco es- erupulosos pretendan cobrarle, so pretexto de que lo exige la administración

de Obras sanitarias.

LA CONTAMINACIÓN DE LOS POZOS SEMISURGENTES POR EFECTO DE INFILTRACIONES. LA ACCIÓN DEPURADORA DEL SUELO

Al hablar de la construcción de pozos semisurgentes, hemos dicho que una buena parte de ellos se construyen sin el caño protector, y por consiguiente es fácil que el líquido de la napa freática se mezcle ayu- dado por la acción de la gravedad y capilaridad, á la napa profunda; dle esa manera ésta se contaminará. Pero puede suceder que, á pesar de esa transfusión del líquido á la segunda napa, ésta permanezca en buenas condiciones, no obstante variar de composición química: varia- ción que en la mayoría de los casos es poco sensible; este hecho puede explicarse por la acción depuradora del suelo. En efecto, el agua, con los productos producidos por los microorganismos, pasa poco á poco por los poros del terreno, que actúa como filtro natural y se despoja progresivamente de los primeros por permanecer aprisionados por las acciones moleculares de adherencia de los que anteriormente han que- dado aprisionados, constituyendo así un foco de atracción ; por consi- suiente el agua irá llegando á las partes profundas con una proporción menor de bacterios, y por los intercambios vitales éstos oxidan, redu- cen, ete., los elementos orgánicos é inorgánicos del agua hasta trans- formar los primeros en los segundos ; es decir, que el agua caerá com- pletamente privada de elementos organizados y orgánicos; los prime- ros serán retenidos por los poros del terreno filtrante y los segundos serán mineralizados.

No todos los terrenos tienen el mismo poder filtrante, algunos efec- túan la depuración de los líquidos de una manera completa, otros lo hacen incompletamente, como lo ha demostrado el doctor E. Imbeaux para los terrenos de Meurthe-et-Moselle ; por consiguiente, se explica

LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES 219

fácilmente el por qué algunos pozos se conservan en buenas condicio- nes un tiempo, que varía con las diversas circunstancias locales y otros que inmediatamente de construídos ó á los pocos meses, se contaminan fácilmente.

El problema inverso es también posible, es decir, que pozos de con- taminación reciente, al cabo de un cierto tiempo sus aguas se presen- tan con las características buenas; y ahí interviene la depuración na- tural de las aguas, siempre que la causa de contaminación sea pasajera.

En lo que se refiere á los terrenos, se sabe que existe una variedad erande en la naturaleza de sus capas y principalmente en las dimen- siones de sus poros y en sus hendeduras. Una prueba de esto es que las aguas que nos han dado por el análisis químico una proporción grande de bicarbonato de calcio y de magnesio, han dado igualmente una proporción elevada de gérmenes en el análisis bacteriológico, lo que indica que la filtración en esos terrenos se hace mal.

En cambio, si se trata de terrenos constituídos por arena, cuyo gro- sor va disminuyendo de manera que los espacios que dejan entre los eránulos sean pequeños, y además contienen arcilla, que, aglomerán- dose con la primera y por la acción del agua, constituye un estrato impermeable, la filtración se verifica en excelentes condiciones y son un verdadero filtro natural que depura completamente el agua.

Los terrenos que están constituidos por yeso, dan aguas malas, no sólo por el hecho de tener disueltas grandes cantidades de sulfato de :“aleio, que conduce al coto y cretinismo, sino también por la mala filtración que se produce en estos terrenos, dando un agua cargada de estas sales y con un porcentaje elevado de bacterios.

En la misma ciudad de Buenos Aires existen regiones en que es absolutamente imposible obtener agua en buenas condiciones, porque el terreno está, en algunos casos, en el valle de ríos, cuyas aguas lle- ran en suspensión y disueltas muchas materias orgánicas, provenien- tes de los desechos de las industrias que arrojan sus líquidos brutos ó mal depurados á los cursos de agua.

Basta inspeccionar los resultados de los análisis efectuados en la zona Boca y Barracas y buena parte de la de Villa Alvear, para de- mostrar la influencia perniciosa de los ríos, ó mejor, cloacas abiertas, denominados Riachuelo y Arroyo Maldonado, que infectan las regio- nes por donde circulan sus aguas. Añíádase á ello la calidad de los terrenos de los valles mayores de estos ríos, y, se verá la casi absoluta imposibilidad de obtener agua de buena calidad. La capa impermeable en estas regiones se halla á gran distancia de la superficie del suelo.

220 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

No obstante la acción depuradora que tienen los terrenos, ella no es ilimitada; lega un momento en que aquél se satura y es imposible toda acción física y química de los bacterios que llenan los poros del mismo sin poder efectuar el proceso biológico general; en este caso los líqui- dos que han experimentado una contaminación, se dirigirán á la napa profunda (si existe pasaje sin sufrir aquel proceso) y los bacterios se reproducirán, multiplicándose, de manera que la depuración espontá- nea se hace imposible, porque el aporte de materia nutritiva es grande como para asegurar una alimentación suficiente para los mismos.

Para demostrar eso, mencionaré el hecho de que se han verificado en el laboratorio cien análisis de agua de pozos, cuyos análisis anteriores habían dado buen resultado, y se ha observado que treinta se han contaminado y que los setenta restantes no han experimentado alte- raciones sensibles.

VARIACIÓN DE COMPOSICIÓN QUÍMICA DE LAS AGUAS DE POZOS PRIMITIVAMENTE CONTAMINADOS

La transformación que experimentan las aguas de pozos por la acción del tiempo y primitivamente contaminados, es muy compleja; la materia orgánica sufre una serie de transformaciones hasta llegar á la mineralización completa: los hidratos de carbono se oxidan para dar anhidrido carbónico, el que influirá, si el terreno es calcáreo ó magnésico, en la disolución del carbonato de calcio ó de magnesio; las materias albuminoideas y en general las nitrogenadas pasarán primero á amoníaco, luego á nitritos y finalmente á nitratos, que es el último término de la transformación. Las materias sulfuradas darán sucesivamente hidrógeno sulfurado, sulfuros y sulfatos.

Para explicar esas transformaciones, se ha dado como causa las diastasas que segregan ciertos fermentos y toda una infinita variedad de gérmenes. Después de la solubilización de las materias orgánicas por las diastasas, diversos gérmenes reaccionarán sobre ellas para llevarlas sucesivamente á estados más simples; y como las fases diver- sas de esas degradaciones son poco conocidas, se hace entrar en juego tantas especies de gérmenes como fases sucesivas que se suponen se verifican. Estas hipótesis han sido en parte verificadas por los traba- jos de Winogradsky con los descubrimientos de los fermentos nitrosos y nÍtricos.

Además de la acción de los gérmenes, intervienen el aire, el oxígeno

LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS DE LA CIUDAD.DE BUENOS AIRES 221

disuelto en el agua y la luz, que tiene una eran importancia y un pa- pel notorio en la combustión de las materias orgánicas del agua.

En el laboratorio hemos practicado ensayos diversos sobre aguas de pozos primitivamente sospechosas ó malas, y obtuvimos resultados diversos que especificamos á continuación :

Pozo número 1

Primer análisis Segundo análisis Fecha de la extracción.......... 13 diciembre 1910 28 enero 1911 Pechardel análisis. es 27 diciembre 1910 11 febrero 1911 Residuos SUSE ii e 2.538 2.13000 ClororeniCli a. neones E os 0.1704 0.19525 AMO CO tar OS no contiene 0.00180 ALA AO MATOS aa no contiene 0.00030 Materia orgánica (OXÍS. COnS.)... 0.0022 0.00700 AMIA O CO 0.1000 0.12500 Dureza oa e a 712.0 62.0

Como se ve, la materia orgánica ha aumentado en el segundo análi- sis, lo mismo que la proporción de amoníaco, anhidrido nitroso, anbi- drido nítrico y cloro; lo que indica que existe un aporte de materia orgánica que se transforma en amoníaco, anhidrido nitroso y final- mente pasa al último término de la oxidación.

Pozo número 2

Primer análisis Segundo análisis Fecha de la extracción... ...... 9 diciembre 1910 7 enero 1911 Fecha dela ale 16 diciembre 1910 10 enero 1911 ELA 1.44400 1.2940 MN tr o ia OO 0.12425 OF AMOMÍACO AS olaa de vestigios no contiene AA o vestigios 0.00060 Materia orgánica (Oxíg. cons.)... 0.0016 0.00415 AMAT OA MC 0.1000 0.13600 Durezartiocal (ni 68.0 72.0

En esta agua se observa igualmente un aporte de materia orgánica que sufre el proceso anteriormente indicado.

222 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Pozo número 3

Primer análisis Segundo análisis Fecha de la extracción.......... 20 noviembre 1910 16 febrero 1911 Rechrideol an A 28 noviembre 1910 22 febrero 1911 Residuo ra LOA A eN 1.63400 1.03600 Cloro ea AS 0.29110 0.15265 AMONÍACO orto alante no contiene vestigios ARIAS no contiene 0.00040 Materia orgánica (OXÍg. COns.)... 0.00070 0.00570 AnhIdrdoO MÍTICO. e oie 0.03740 0.04750 MR olas 1o)o oigo aba ao oo 80.0 42.4

Así podría transcribir toda una serie interminable de análisis de aguas que se han efectuado en esas condiciones; pero para evitar la molestia de leer cifras que al fin dicen lo mismo, me he limitado á transcribir estos pocos ejemplos.

En algunos casos el proceso no se verifica en esa forma, sino que el agua contaminada experimenta con el tiempo un proceso inverso; la materia orgánica no es transformada integramente en nitratos; y este hecho pueden fácilmente explicarse, pues existen en el suelo microorga- nismos que tienden á transformar en nitratos las sales amoniacales y las materias orgánicas del suelo, mientras que otros operan en senti- do contrario. Si esos diversos gérmenes son llevados por las aguas, se explicará, según el predominio de uno ú otro, la transformación en uno ú otro sentido.

RELACIÓN ENTRE LOS ANÁLISIS QUÍMICOS Y BACTERIOLÓGICOS LA INFLUENCIA DEL TERRENO

De la comparación de un número relativamente apreciable de aná- lisis químicos y bacteriológicos, he podido hacer una serie de obser- vaciones acerca de los resultados que nos suministran estos ensayos efectuados conjuntamente.

La calidad del terreno tiene una influencia muy marcada acerca del número de bacterios que puede arrastrar un agua subterránea.

Si se trata de terrenos arenosos constituidos por arena y arcilla, la disposición de las diversas capas constituye un verdadero filtro. natural que se encarga de la depuración de los líquidos que por sus.

)

LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES 223

interstielos pasa; de tal manera que las aguas en estos terrenos se presenta con las características químicas y bacteriológicas de una buena agua potable.

Los terrenos calcáreos y dolomíticos son malos filtros naturales, por el hecho comprobado de que las capas presentan fisuras y la filtra- ción se hace mal; es, en consecuencia, lógico que las aguas que por los análisis químicos se han rechazado, por el exceso de bicarbonato de calcio y de magnesio, por el bacteriológico, deban igualmente des- echarse para la bebida por contener un número de gérmenes elevado.

Los terrenos yesosos tienen el inconveniente que presentan los an- teriores, y por consiguiente sus aguas bacteriológicamente son malas. La cantidad de sulfato de calcio que tienen disuelta puede además tener un origen orgánico, de tal modo que deben esas aguas rechazat- se por las dos causas mencionadas.

Es lógico que las aguas que contengan exceso de cloro, amoníaco, anhidrido nitroso y más de 0,002 de O consumido para oxidar la ma- teria orgánica, den una cantidad elevada de micros, ó una variedad ó calidad que evidentemente las hace declarar inaptas para la bebida.

En cuanto á la presencia del anhidrido nítrico en nuestras aguas subterráneas, podemos decir que no existe una norma para clasificarlas del doble punto de vista químico y bacteriológico. Mientras que un agua que contiene 0,04 de N,O, por ciento es mala bacteriológicamen- ve, una que contenga 0,08 por ciento, es decir, el doble, es buena, siempre que no tenga elementos que hagan suponer una contaminación actual (Cl, NH,, N,O.).

Este hecho creo poder explicarlo admitiendo que el N,O, contenido en el agua provenga de los productos de la mineralización de las subs- tancias orgánicas nitrogenadas (corrobora ésto el haberse encontrado en la provincia de Buenos Aires muchos animales fósiles), y en conse- cuencia, dada la mineralización completa, los bacterios productores de ella se han encontrado en un medio inapto para seguir viviendo por la falta de elementos nutritivos y el agua es, por consiguiente, bacte- riológicamente buena.

La norma que se debe seguir en estos casos es hacer análisis bac- teriológicos de las aguas que contengan más de 0,04-0,05 por ciento de N,O, y rechazar químicamente aquella que contiene una cantidad mayor, siempre que lleve disueltos elementos anormales ó exceso de elementos normales.

Inserto una serie de resultados del punto de vista bacteriológico, comparándolos con el análisis químico.

224 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

geno)

lo de magnesio

lo de calcio

esiduo

nitroso PA Uxic

Amhidrido

Amoníaco Anhidrido sulfúrico

Dureza total I

Oxidabilid: (en oxl

pa

Número de orden Oxic

Número

| Santa Fe 4802 | 18: 0.0037 | 4862 | 0) 12 4900 | 4866 | Hidalgo 320 Santa Fe 4922 == 4910 | .082| Fitz-Roy 2393 0% .124 Santa Fe 1520 1.22 (0.095 0.0024 Helguera 3685 » » Díaz Vélez..... 943-51| 68 [1.34 [0.142 Gazcón 362 | 159 362 1.43 |0.159| 362 Lo 10.156 2218 1.39 |0.284| Humahuaca.... Rocamora | (OM Rica 305 | » » SA OO » SAI » 20 | Chiclana ...... | 3176 | » [1.89 [0.142 » » » » yla » ro 1382 | » l0.149| » » » » ST ES DA CANDIA | 1370 | » » » y. |0.076| » » DANOS » 23 A lo O O ES » 0.06 » » IS » 24 | Río de Janeiro.| 1861 | » » » » 0.06 » » » » » 15 Alvarez e 1205 |[48| » [0.106| » » » » » 10.14 [0.065 26 | Feder. Lacroze.| 3360 | » » » v. [0.04 » » » » » 21 Charcas ios | 4928 | » [1.007/0.088]| » » » MESS » » 281 Maza ias iaa 1913 | » A (SA OEA La » » 29 | Godoy Cruz....| 2778 | » [1.196/0.091| » » |0.0006| » |0.105| » » 30 | Díaz Vélez...-.| 829 > » [0.042 » 0.06 » » » 10.07 » Car 5142 | » » A OS » [0.0012 » » » » 32 Ditectonio a... 281 » » » » 0.084 » 0. 0035. » » » 2 IM et oo 135 » |0.997/0.152 » » » 0.0013/0.114| » » 34 | Bahía Blanca...| 224 » » » 10.0012 » |0.0008/0.0024| » |0.065| JOG hacarita 2615 | » » » » 0.068 » 0.0016 OO A 36 ¡BDamaina 89 |1.197/0.209 » » » 0.0017/0.138| » » SIMA DIA MATA (AE 6 O 628 OO 0.0034| » 10.089/0.037 381 | Rioja l 1741 | » (1.094/0.088| y A 2) ISO? 22000 dolo.o 1020 | »> » ¡0.149 » 0.050/0.0002/0.0015; » 0.0601 »

LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES 225

Resultado del análisis bacteriológico

1. Mala por el número de micros. 21. Regular. 2. =- 22. Regular. 3. =- = 23. Regular. 4. su calidad. 24, Regular. >. Regular. 25. Regular. 6. Mala. 26. Mala. 7. Regular por la variedad de micros. 27. Mala. S. Regular. 28. Mala. 9. Regular por la cantidad de micros. 29. Mala. 10. Mala. 30. Mala. 11. Mala. 31. Mala. 12. Regular. 32. Regular. 13. Regular. 33. Mala. 14. Regular. 34. Regular. 15. Mala. 35. Mala. 6. Mala. 36. Regular. 17. Mala. 371. Regular. 18. Mala. 38. Mala. 19. Mala. 539. Regular.

20. Regular.

Como conclusiones generales del cuadro que antecede, se pueden sacar las siguientes :

1” Que existe una relación estrecha entre los resultados bacterioló- gicos y químicos;

2? Que las aguas que contienen más de 0,10 de cloro por mil, téx- mino medio, son malas, bacteriológicamente hablando ;

3” Que las aguas sulfatadas, calcáreas y magnésicas son igualmente bacteriológicamente malas ;

4* Que el límite de N,O, que se debe admitir, varía según el con- junto de los datos analíticos.

£ 72

BREVE RESEÑA SOBRE LA GEOLOGÍA É HIDROLOGÍA SUBTERRÁNEA DE LA REGIÓN

Sólo trataré de la segunda napa de agua que no da origen á pozos artesianos verdaderamente dichos, pues nunca son surgentes (1). Existe esta napa en las arenas que se encuentran debajo de la arci-

(1) Anales de la Sociedad científica argentina (E. Aguirre), tomo 13, página 224, año 1882,

AN. SOC. CIENT. ARG. T. LXXVIII 15

226 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

lla roja con nódulos de calcáreos que caracteriza la formación de la pampa.

En la ciudad de Buenos Aires el espesor de la capa de arena es de veintinueve metros, y según toda probabilidad éste variará poco en otros puntos, aunque debe disminuir en dirección oeste y norte.

La arenas se encuentran con bastante cantidad de agua y sus granos son tan delgados que constituyen verdaderas arenas flúidas, teniendo más de un tercio de su volumen de agua, lo que hace adoptar como capa de agua disponible el espesor de diez metros como dato aproxi- mado. A

En cuanto á la calidad de esta agua, es excelente, como puede verse por los numerosos análisis que publico : conserva la temperatura cons- tante todo el año (17*5), pues se encuentra á la profundidad de la temperatura invariable. El aspecto turbio que ofrece al ser extraída con mucha velocidad es debido á los granos de arena en suspensión, los cuales se depositan por el reposo y dejan un agua perfectamente límpida ; su sabor es algo alcalino por el carbonato y silicato sódicos. Al ser hervida se enturbia ligeramente, debido á la descomposición de los carbonatos de calcio y de magnesio.

Aún no se ha determinado de una manera precisa la dirección de la pendiente de estas aguas : en Mercedes el nivel del agua es de 357 sobre el nivel del río de la Plata, y como en la ciudad de Buenos Aires el nivel de la napa es poco elevado sobre éste (de uno á dos metros), se deduce que la pendiente general del nivel de esta napa de veste á este es próxumamente de 034 por kilómetro.

En cuanto á la variación de niveles tomados en la dirección surá nor- te, pocos datos pueden utilizarse. En Chascomús el nivel es de 7 metros y en San Vicente es de 1954 sobre el nivel del río. De consiguiente se puede admitir que la napa tiene un nivel decreciente hacia el sur, pero que es menos pronunciada su pendiente en éste que en la direc- ción oeste á este.

En general, sin tener en cuenta condiciones locales, la dirección de la línea de mayor decrecimiento de presión es de este á sudeste.

La conclusión á que llega el ingeniero Aguirre es la siguiente : que existe realmente una corriente subterránea de agua, puesto que la eran permeabilidad de las arenas flúidas haría que el nivel fuese próximamente el mismo en todos los puntos, si no hubiera una reno- ración constante en el agua de la napa. Esta misma permeabilidad hace que esta corriente sea relativamente considerable, dadas las di- ferencias de presión observadas.

LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES 227

El mismo autor, con los datos enumerados anteriormente, marca el nacimiento y el fin del curso subterráneo. Si se considera el espesor de arcilla pampeana que cubre las arenas, se ve que, mientras en Bue- nos Aires es de más de 40 metros, en Merlo disminuye á 35 metros, lo que muestra que la capa de arenas se eleva más que el suelo en esta dirección. Pronto y hacia el oeste se observa la capa de arena en la superficie del suelo, en donde forma el cordón de dunas del Bragado y Junín. De estos médanos es de donde proviene el agua de la capa de arenas flúidas que consideramos.

El agua se mantiene en estas dunas por la existencia de una capa de arcilla impermeable.

El agua que existe en la capa de arena puede provenir de las infil- traciones del agua de las dunas, ó bien ser originadas por los dos fe- nómenos por una misma capa permeable, cuyo nivel sea superior, de modo que en las dunas aparezca en la superficie por infiltración de abajo hacia arriba.

El ingeniero Aguirre se inclina á la primera explicación, porque la composición de las aguas de las dunas la alejan completamente, por su pureza, de todas las aguas superficiales que existen al oeste, las cuales son siempre saladas por la composición del suelo.

Con los datos anteriores el mismo autor establece la extensión de la capa de arena.

Hacia el oeste está limitada por la cadena de médanos que reciben las aguas de esta napa. Al este y al norte la napa pasa los límites de la provincia, quedando bien comprobada su existencia en toda la exten- sión, de modo que no hay duda acerca de su continuidad. El límite sur sólo puede delimitarse aproximadamente, porque la cadena de méda- nos que senala el límite oeste desaparece en la confluencia del arroyo Saladillo y el río Salado. Se encuentran algunos otros médanos al sud- oeste de aquel punto, pero, á mi juicio, éstos no marcan una des- viación de la cadena sino más bien otra línea de la costa algo más antigua.

El límite sur ha de ser próximamente una recta tirada desde el punto norte del cabo San Antonio hasta la confluencia del Saladillo con el Salado, aun cuando sea poco conocida la geología de esta región.

228 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

RELACIÓN ENTRE LA COMPOSICIÓN QUÍMICA DEL AGUA DE LA PRIMERA Y SEGUNDA NAPA

Los pozos de la primera napa, vulgarmente denominados «de balde», están cavados en el terreno pampeano que forma nuestro suelo ; esta formación está constituída por una napa amarillorojiza de composi- ción bastante uniforme. Las aguas de estos pozos provienen de las infiltraciones de las lluvias y que quedan detenidas por una capa in- ferior de arcilla impermeable.

La mineralización de estas aguas es muy elevada, debido á las sales que disuelve el terreno que atraviesa.

Según análisis efectuados por el doctor P. N. Arata (1), se deduce que la dureza varía dentro de límites muy extensos ; se han observado seis grados hidrotimétricos en algunas muestras, mientras que en otras ha subido hasta sesenta y seis con siete (66,7) grados franceses.

La cantidad de óxido de calcio, determinado directamente, ha sido hallada superior á las cifras límites establecidas : varían de 0,03 4 0,42; mientras que el óxido de magnesio no ha sobrepasado las cifras límites.

El residuo salino, dejado por evaporación, llega hasta 3 gramos por litro y en la mayoría sobrepasa á 1,200.

Estas aguas contienen un exceso de anhidrido nítrico y la mayoría sobrepasa de 0,02.

La cantidad de oxígeno necesario para oxidar la materia orgánica, el amoníaco, la cantidad de cloro, ete., es realmente extraordinaria y superior á los límites admitidos por los higienistas.

El doctor Arata llega á la conclusión de que nuestras aguas de pozos (de balde) de la ciudad son malas todas ó casi todas, y que su uso debe ser proscrito de la alimentación.

No pasa lo mismo con los pozos llamados semisurgentes que su ma- yoría presentan aguas de buena calidad: es raro encontrarlos con- taminados.

El cuadro siguiente presenta la composición química de algunas aguas de la primera napa subterránea (2):

(1) P. N, Arata, Composición química de las aguas de consumo. Anales de la Socie- dad científica argentina, tomo 24, página 46. 1887.

(2) P. N. ARATA, Composición química de las aguas de consumo. Anales de la Sociedad científica argentina, tomo 24, página 43.

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LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES 229

GENERALIDADES ACERCA DE LA DISTRIBUCIÓN DEL AGUA POTABLE EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

Inspeccionando el mapa adjunto y al mismo tiempo deduciendo el porcentaje de análisis malos en las diversas zonas, he podido observar que existe una relación estrecha en la ubicación, calidad de los terre- nos, densidad de población, proximidad de ríos que arrastran restos de substancias orgánicas, cementerios, población fabril, ete.

En cifras redondas, el porcentaje de análisis malos se reparte así :

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230 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

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La región céntrica, debido á la densidad de población y sobre todo á que ha sido el núcleo de la antigua colonización y donde se tenía la costumbre de echar los restos de la desasimilación humana á pozos ciegos, es la que da el porcentaje elevado de aguas de mala calidad. De manera que para mantener en condiciones higiénicas nuestras napas de agua semisurgente, debemos ir contra la mala costumbre del uso de los pozos ciegos, que representan un estado atrasado de la civi- lización, y debemos efectuar obras cloacales ó en su defecto acostum- brar á la población á establecer cámaras sépticas domiciliarias, donde los beneficios de aquella se hacen casi imposibles. le

Las regiones de Boca y Barracas con población densa y fabril se hallan en el valle del Riachuelo; presentan un porcentaje de 83 y 70 por ciento de pozos con aguas de mala calidad; puede explicársele por la constitución geológica del mismo suelo y por la influencia de las infiltraciones de las aguas del Riachuelo, cuyo fondo está consti- tuído por una capa de fango que entra en putrefacción cuando baja el nivel de las aguas.

Igualmente la zona de Villa Alvear tiene un porcentaje relativa- mente alto de aguas de mala calidad, debido del mismo modo á que su terreno se encuentra en el valle del Arroyo Maldonado (1).

Las demás zonas tienen una cantidad baja de aguas de mala cali- dad, por encontrarse su población, en general, no tan compacta, ó por su alejamiento de ríos que arrastren en suspensión y disueltas mate- rias Orgánicas.

(1) En cumplimiento de la ley 41983, se establece, por la dirección de Obras sanitarias una vigilancia diaria á los establecimientos industriales que directa ó indirectamente descargan sus líquidos industriales 4 cursos de agua que puedan contaminar al río de la Plata.

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ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

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LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

Caracteres físicos

Aspecto en frí0.......... en caliente......

SO ts a RC Reacción

Dureza total temporaria

permanente...... Residuo á 105* CG

nitroso

Oxígeno cons. para oxidar la materia orgánica....

Pavón, 3143

Límpido Turbio Incoloro

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Alcalina

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SEGUNDA

Potosí, 4338

Límpido Turbio Incoloro

Alcalina

ZONA

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Alcalina

Datos químicos

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238 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

CUARTA ZONA

Caracteres físicos Lynch y Teuco Lynch, O Beazley, enLro Patagones, 3444 Sáenz y Romero Teuco y Salí É AS HI A Cola Rd Incoloro Incoloro Incoloro Incoloro ¡NS PeCLo ELLO e Et E Límpido Límpido Límpido Límpido =— ¡en caliente... 0... ..... límpido Lig. opalino | Lig. opalino límpido O o ooo didas dad Inodoro Inodoro Inodoro Inodoro SENS 0000000 tao ao0a00oaoan. Agradable Agradable Agradable Agradable REACCIÓN Alcalina Alcalina Alcalina Alcalina RESIduo por reposo Muy escaso Escaso Nulo Escaso ASpeeto del residuo e tao Arenoso Arenoso » Arc. arcillosa

Datos químicos

Residuos 0.7194 0.6472 0.8340 0.6036 == ALIS OO. a a 0.7132 0.6449 0.8269 0.6015 = alxojo dato. .o.ooosos 0.7032 0.6430 0.8192 0.5928 Dureza ot 3.0 6.0 a) 2.0 == EXNUIABE oda. 009U9 20 2.0 4.0 5.0 105 permanente. ....... 3... 1.0 2.0 0.0 0.5 ette 008000000008 000 de 0.46500 0.43370 SS 0.39940 Permanganato empleado ........ 0.00316 0.00079 0.00079 0.00118 Oxígeno consumido............. 0.00080 0.00020 0.00020 0.00030 Moro. o vd dede 0.00710 0.01775 0.02130 0.01420 INivcballo Sabibaldo ooo osos. 0.00206 0.01236 0.02609 v. = DÍÁTICO. Maa aa eble ess 0 VE VA 0.00250 = MIULTOSO aha 0 0 0 0 SIMCO oe 0.09280 0.06280 0.06040 0.07100 Acido culfbldrico. a le 0 0 0 0 Anhídrido carbónico............ 0.20836 0.39428 0.25588 0.17895 INTIENAD qa doom dd ao alolO 0.6 0 S/BIO 0 0 0 0 Oxidode calcio 0.00400 0.00360 - 0.00400 0.01340 de magnesio... emos 0.00519 0.00375 0.00086 0.00209 Edo cala aloja a a. 0.38227 0.34798 0.43335 0.31934 = 6 UESIO. 09000000090. o 0.02394 = GOO: so soooso ooo 0.00040 0.00100 0.00286 v. = 00M do 05090 alalo di0'a 0.00262 0.00042 0.00393 0.00320 Combinaciones Silicato de alumimo aa 0.00075 0.00188 0.00539 v. = 60d... 0000000 00.00 0.18795 0.12588 0.11764 0.14434 Cloruro de Odo e 0.01170 0.02920 0.03510 0.02340 Nitrato depolasIO » v. v. 0.00467 Carbonato terkoso.. ea 0.00422 0.00550 0.00351 0.00515 Sulfato calco 0.00350 0.01359 0.00971 v. —de potasio iia 0.044532 Bicarbonato de calcio .......... 0.00740 0.03875 Sulfato deso dio ol 0.00775 .— Bicarbonato de magnesi0........ 0.01894 0.01368 0.00315 0.007653 Carbonato de soda 0.47961 0.45322 0.60680 0.39562

LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES 239

QUINTA ZONA

Caracteres físicos Dra SEU aora Gaona, 505 Gaona, 583 LONE: 500 DRA AS ONE Incoloro Incoloro Incoloro Incoloro IR NeCLoONOn RÍO 0 o atejo lea ote Límpido Lig. opalino | Lig. opalino [Transparente =' GUCIIsca bso oe Opalino Opalino Opalino Opalino OLOR AN ana ir taa as Inodoro Inodoro Inodoro Inodoro SON op ooo ooo aaa boa e Agradable Agradable Agradable Agradable NCOLOANS So eo O ooo aRIoO Goo: Alcalina Alcalina Alcalina Alcalina ReSIduospor Teposos.. ae uoterataiioló: regular Escaso Escaso Escaso ISP eCchon del residuo io | Arcilloso Arcilloso Arc.-arenoso Arcilloso Datos quémicos Residuos oda tete 0.5924 0.5793 0.6200 0.4896 TA TEO Io OO 0.5873 0.5664 0.5987 0.4801 SS alrojo db as 0.5616 0.5604 0.5898 0.4786 IDUTSZa ota oo aca 10.0 ¡BUS 12.0 6.0 1 LOmMporarla ...c0i ovem.. 9.5 10.5 11.0 4.5 = PE soc doo 0.5 0.5 TO 1.5 IE AS = 0.32200 -- Permanganato empleado........ 0.00118 0.00039 0.00039 0.00118 OxÍveno consumido... o... 0.00030 0.00010 0.00010 0.00030 A O OOOO ce 0.01775 0.02840 0.01420 0.01065 Adra dO SU ÍULCO 0.05424 0.05150 0.03365 0.02433 DÍNEICO Marto alot a 0.00937 v. 0.02500 0.0 MIÉLOSO + 0 meseta le 0.0 v. 0.0 0.0 SUCIO INS 0.06080 0.05520 0.06480 0.05960 Ácido sulfhídrico............... 0.0 0.0 0.0 0.0 'Amhitdrido carbónico... oo o 0.13726 0.17245 0.14441 0.12240 AO OMA CO ra Sd MRS Ia 0.0 0.0 0.0 0.0 Oxidorde calcio 0.02880 0.08400 0.04160 0.017053 ==. de magnesio... ata 0.00497 0.00331 0.01484 0.00182 a de odie ole 0.25364 0.20578 0.23268 0.24530 O ONPOLAO 0.02356 = 0.02175 va AE AU O ie 0.00200 0.00110 0.00688 0.00136 MO TOGO O 0.00108 0.00206 0.00112 0.00073 Combinaciones Silicato. de aluminio... 0.00376 0.00207 0.01295 0.00256 O: SOTO. 0 nes e 0.12002 0.11025 OSILOS9 0.13626 CLORO SOMO 0.02925 0.04680 0.02340 0.01134 Nitrato de potasi0.............. 0.01752 Va 0.04675 Carbonatonterkoso ateo 0.00174 0.00328 0.00180 0.00115 Sultatordercalcio ote caioro oo ade al 0.05992 0.08755 0.05720 0.04136 O POLASIO oe locoieto cm 0.02855 = Bicarbonato de calcio........... 0.13866 0.05219 = de magnesi0........ 0.018153 0.01203 0.05415 0.00664 CloTULEOdeApotasiO focos. saya o = vi: Carbonato de sodi0............. 0.30285 0.21360 0.27287 0.28423 XAO E EOI. e osa =- v.

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EXPEDICIÓN AL IBERA

MAYO-OCTUBRE DE 1910 (1)

A mi querido profesor el doctor Angel Gallardo dedico este trabajo muy ajfectuosamente.

Parecería que en el año y medio transcurrido desde que finalizó la expedición hubiera habido tiempo sobrado para redactar y presentar . este informe. Es ese un error que todos aquellos que hayan tenido que hacer-investigaciones comprenderán. No existe todavía aquí una oficina bibliográfica que pueda suministrar en poco tiempo las con- sultas indispensables á cualquier estudio detenido y yo no he podido residir en la Capital todo el tiempo suficiente como para proveerme de las notas que había menester.

Darwin, y antes que Darwin D”Orbigny, emplearon siete años en dar á luz la parte geológica de sus viajes y esos eximios naturalistas contaron en sus expediciones con grandes elementos y en la elabora- ción de sus informes con el concurso de museos y colaboradores céle- bres, verdaderos especialistas. F

Estimo, pues, que este es un informe presentado demasiado pronto y lo considero preliminar. Quedo ligado moralmente á una cantidad

(1) La presente memoria tiene por objeto fijar el estado actual de los conoci- mientos con respecto al Iberá.

Es el fruto de la expedición efectuada por iniciativa y bajo la organización dle la Sociedad científica argentina durante el centenario de nuestra iniciación á la independencia nacional.

Su espíritu es el de satisfacer la pública curiosidad y de responder á las de- mandas científicas con soluciones ó con problemas nuevos.

Su principal deseo es ser fecunda.

AN. SOC. CIENT. ARG. T. LXXVIII 16

242 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ¿

de problemas que se han planteado en la expedición y como conse- cuencia de ella, mi tarea será, entre otras, tenerme constantemente al corriente de la marcha de esos problemas y hacerlos conocer. Así, pues, espero ir llenando en lo sucesivo los grandes blancos que tie- nen los quince puntos que se me dieron como base y los otros que me agregué yo motu proprio.

Agradezco de todo corazón las atenciones que tuvieron conmigo el ingeniero Vicente Castro, presidente, y los demás señores de la co- misión directiva de la Sociedad científica argentina y el señor Juan

otto, gerente; la buena camaradería que me dispensaron siempre el jefe de la expedición, comandante Uhart, y los miembros de ella, se- nores ingeniero Armando Esteves y Ernesto Rufer. Este último ha sido en todo momento el verdadero brazo de la exploración y es para un placer y un deber dejar constancia de su nombre con los títu- los bonrosos que ha adquirido.

Me ha parecido interesante traducir algunos capítulos de Azara, de la obra de Walkenaer, y de D"Orbigny, en lo que se relaciona á Co- rrientes y en especial al Iberá. De Azara es la hipótesis de que la depresión del Iberá y el río Corrientes son el antiguo cauce del Para- y D'"Orbieny ha entrado á los esteros por la parte noroeste.

Es deber de probidad y de información el citarlos. Además, esas citaciones nos completan, por cuanto nuestra exploración sólo com- prende las partes sudoeste, sud centro y sudeste.

La forma como se ha llevado á cabo la expedición tiene un interés especial por servir de experiencia útil á otras expediciones futuras. Pocas habrán de hacerse de la índole de la nuestra en nuestro propio territorio, si no es repetir la del Iberá para integrar sus resultados y las que se efectuarán en el Chaco y Formosa por el Bermejo y el Pil- comayo especialmente, que tiene el problema inmediato del estero Patiño, obstáculo á una gran corriente comercial con Bolivia. Pero son muchas las que habrán de llevarse á cabo en toda la depresión sudamericana, desde el Orinoco al Paraguay. En éste los Xarayes son un sitio indicado para exploraciones y los ríos afluentes del Amazo- nas han sido muy poco estudiados. Toda esa ignorancia geográfica sorprende con razón, aunque tiene sus excusas y atenuantes. La América meridional es el continente menos y quizás peor conocido del mundo.

He dispuesto la memoria en orden cronológico, lo que es más na- tural y creemos más acertado. Esa disposición me permite dar cuenta del empleo de todos los días, lo que demostrará la forma co-

EXPEDICIÓN AL IBERÁ 243

mo se llevó á cabo el viaje. Su lectura inducirá á pensar lo que deba imitarse y sugerirá lo que haya que evitar, si las circunstancias colo- caren alguna vez á alguien en semejanza de condiciones.

No hay en todas ellas sino observaciones incompletas hechas al acaso y extendidas luego por gente lamentablemente ignorante, por lo tanto sugestionable, y en muchos casos creencias transmitidas de seneración en generación cuyo origen sería interesante indagar. La materia médica está en pleno siglo XVI, en los tiempos de Porta y la teoría de los señalamientos. Las virtudes de las cicadas y otros he- mípteros homópteros macrópteros en los catarros sibilantes y de las plantas lactíferas como afrodisiacos, son acabados ejemplos de esa cu- riosa farmacopea.

En algunos casos hemos podido dar con los orígenes españoles de tales creencias. En otros deben ser ellas productos puramente gua- raní. El sangre grado (Orattou succirubrus, fide Parodi) no es más que una corrupción de sangre de drago y su fama como vulnerario le viene seguramente á través de los misioneros ó de los segundones conquistadores.

Hay cosas de folk-lore dignas del De Viribus Herbarum de Ma- cer Floridus. La última parte encierra las conclusiones y los puntos que merecen posteriores estudios.

LA EXPEDICIÓN. SU PREPARACIÓN

Es necesario explicar, en bien de la claridad causal de muchas fal- tas que puedan descubrirse más tarde en la preparación del viaje, cómo fuimos á él.

En una de esas libretas está, ¿n extenso, lo concerniente á la prepa- ración de la exploración y mucha experiencia que puede aprovechar á terceros, si hubieran éstos de pasar por las circunstancias por- que hemos pasado. De memoria, pues, y para explicar nuestra pre- sencia en la expedición, van algunas líneas indispensables.

Bien meditados el pro y el contra de nuestra partida, escribimos á nuestro querido maestro el doctor Ángel Gallardo, solicitando de él detalles sobre los proyectos de la Sociedad científica y pidiéndole al mismo tiempo nos hiciera el honor de gestionarnos un puesto en la expedición.

Nos escribió de Mar del Plata alentándonos en la idea y remitiéndo-

244 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

nos una carta de presentación para el presidente de la Sociedad cien- tífica, que lo eraá la sazón el señor ingeniero Vicente Castro.

Nos pusimos en seguida en viaje para Buenos Aires, nos entrevis- tamos con el señor presidente, quien nos acogió amablemente y nos anuncio que desde ya quedábamos incluídos en el personal directivo de la exploración, agregando que tendriamos la segunda jefatura, la parte correspondiente á estudios de ciencias naturales, la sanidad de los miembros de la expedición y la fotografía y que tomáramos las providencias que creyéramos necesarias al buen desempeño de nues- tra misión.

El honor nos plugo, la distinción nos agradó, pero la noticia desba- rató nuestros planes. No habíamos entendido una responsabilidad tan erande al formular nuestro pedido. Creíamos que alguna autoridad científica tomaría el puesto que se nos señalaba, y que nosotros sería- mos agregados á ella como secretario Ó ayudante. Explicando ese punto, se nos dijo que nadie iba, nadie quería 6 podía ir. Estábamos, pues, en un dilema. Aceptar ó rehusar. Aceptamos. Nos decidió el pensar que ningún argentino se presentaba para contribuir con su persona física é intelectual á la solución de un problematan nuestro como ese de la Iberá. Hicimos cuestión de deber y de honor y dimos el sí. Lo único que lamentamos sinceramente es que no hayan que- rido ó podido aceptar otros más capaces el puesto que ocupamos en aquel entonces.

Era necesario partir cuanto antes. La noticia había sido dada por los diarios, no podía rectificarse. La expedición era un número del programa del Centenario.

En los primeros días subsiguientes conocí al jefe de la expedición, entonces mayor Pedro Uhart, y cambiamos ideas respecto á ella. To- davía no se estaba seguro de obtener un vapor del ministerio de Obras públicas, de poco calado, y era apremiante buscar medios propios de transporte. Pensaba intentar la entrada á los esteros por el río Co- rrientes, adoptando el sabio y experimentado consejo del señor inge- niero, senador por Corrientes, don Valentín Virasoro, cuya acción logró que la exploración se realizara.

Así, pues, en los primeros días de marzo sólo sabíamos que iríamos en barcos que faltaba conseguir. Hubo que renunciar á la colabora- ción del ministerio de Guerra, en tropa y en armas, porque no se hizo efectivo el ofrecimiento, si es que lo hubo. El ministerio de Obras pú- blicas nos facilitó un poco de material que detallamos más adelante. El señor Lavarello, jefe de las instalaciones y depósitos de dicho mi-

EXPEDICIÓN AL IBERÁ 245

nisterio, hizo todo lo posible por satisfacer nuestro pedido y nos cum- ple tributarle aquí nuestro agradecimiento.

En esos días conocimos al ingeniero Armando Esteves y al señor Ernesto Rufer que debían acompañarnos, el primero como inge- niero topógratfo y el segundo como ayudante. El ingeniero Esteves, en esos apurados días en que era necesario disponer el plan, buscar los elementos y activarlo todo, tomó á su cargo el aprovisionamiento de la expedición ; y más tarde, en el curso de ésta, tuvimos repetidas ocasiones de celebrar su pericia en esas delicadas funciones de fu- rrier. En cuanto al señor Rufer, entró en seguida en el papel el de ayu- dante complejo, y hasta el fin de la expedición su concurso nos ha sido irreemplazable.

En la Sociedad científica se nos entregó un pliego, cuya copia opi- namos deber incluirse en esta memoria, conteniendo consideraciones generales y los puntos ó problemas cuya solución debíamos encon- trar ó resolver.

Insistiremos en esto: más que en ciencia alguna, cuando se plan- teen problemas de ciencias naturales y se organicen expediciones pa- ra resolverlas, un gran número de especialistas deben discutir larga- mente todos los puntos, y los expedicionarios hacerse de una prepa- ración al máximo en los tópicos requeridos. Recién ahora estaríamos en condiciones de organizar una fecunda exploración científica de la región iberana, y de hacerlo pediríamos un plazo suficiente que quizás sumara muchos meses. Á pesar de haber traído un material científico reducidísimo, su estudio sólo está comenzado.

En esos días fuimos á buscar opiniones y consejos del director del Museo nacional, el sabio doctor Ameghino. Su opinión era franca en lo referente á fósiles : Es casi seguro que nada podrán hallar en los esteros por donde deben ir, y ese problema del terciario sólo puede resolverse acabadamente con fósiles.

- Solicité de él un preparador. El personal del museo era reducido y sólo suficiente para las necesidades de conservación, debido á la cesación de trabajo á causa del estado ruinoso de la casa. El doctor Ameghino, á pesar de esos inconvenientes, nos ofreció un prepa- rador, con la condición de que el material que se lograra fuera pro- piedad del museo. Consultado el punto en la dirección de la Sociedad científica, no se nos autorizó en conformidad. Se creía que la expedi- ción sería fructífera en su parte cinegética al. menos y que ésta po- dría compensar los gastos originados y se exigía que todas las colec- ciones fueran á la sociedad para su ulterior destino. El doctor

246 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Ameghino, aceptada la reserva de las colecciones, nos facilitó un preparador, que quedaría bajo nuestra absoluta dirección y cuyas funciones serían ejecutar lo que le ordenásemos. La elección del tra- bajo quedaba á nuestro criterio.

Las condiciones eran inmejorables. Sabíamos muy bien que la única forma eficaz para que se hicieran colecciones y para que éstas se estudiaran, era la de la participación del personal del mu- seo directamente en la exploración y el envío de todo el mate- rial reunido al museo; un preparador ocasional, cazador de profe- sión, debía resultar de gobierno difícil, como la experiencia nos demostró que así debía haber sucedido. Debíamos prever circuns- tancias en las que el preparador debía seguir colectando, alejado de NOSOtTros, y fuera capaz de llevar observaciones y recabar los datos según nuestro criterio. Tal ayudante fué incontrable. La dirección del museo nos recomendó un preparador ornitólogo, haciendo todo lo posible por ayudarnos. Perdimos tres días en gestiones y avenencias y no pudimos ponernos de acuerdo con ese señor por exigir un suel- do de trescientos cincuenta pesos mensuales, líquidos, y por no ave- nirse á un convenio de obediencia absoluta. En condiciones como las de nuestra exploración, en que se ha de vivir en espacios reducidos, incómodos, molestos, alejados del mundo por mucho tiempo, con per- sonas que nos manden y con personas á quienes mandemos, sino exis- te una disciplina férrea, militar, el avenimiento sólo puede efectuat- se mediante recíproca buena voluntad y cualquier roce expone á hacer fracasar la dedicación paciente de todo lo hecho con ante- rioridad.

Faltándonos, pues, el concurso de un preparador profesional, nos decidimos á llevar un amigo de infancia, á quien enseñaríamos en la expedición misma, en Esquina, durante la preparación definitiva, el arte difícil y polivalente del colector y preparador. Nos decidió á esa elección del señor Tinao el hecho de ser éste regular fotógrafo. La fo- tografía tenía una importancia capital, como que sería los documentos y la firma de autenticidad, digamos, y loque permitiría extender el conocimiento de esas regiones hasta entonces inexploradas. Nada nos hubiera sido más grato que llevar un fotógrafo anexado, quien operara, bajo nuestra dirección, y el señor Tinao hubiera tenido harta tarea con sólo el cuidado de sacar las vistas.

Cuando contamos con la colaboración del señor Tinao Planes ya habíamos preparado la parte fotográfica, para la que éramos absolu- tamente ¡enorantes, debido á la amabilidad del señor secretario de la

EXPEDICIÓN AL IBERÁ 247

Escuela industrial de la nación y jefe del laboratorio de fotografía de la Facultad de ciencias, don Luis Navarro, quien se tomó una gran faena para ponernos en condiciones de poder afrontar siquiera el porte y uso de los aparatos.

Era poco, pero era lo más compatible con el contado y apurado tiempo de que disponíamos. Como se verá en las listas, llevábamos placas. Los «Films Poeks» introducidos recién entonces á Buenos Aires y ensayados en la máquina elegida no nos dieron resultado, ca- si seguramente por nuestra impericia. Optó, pues, el señor Navarro por las placas. Su peso y acondicionamiento fueron causa de trastor- nos. Muchas docenas de vistas se han malogrado. Hubo ocasión en que casi debió arrojarse todo al estero, lo que no hubiera sucedido con películas livianas. Así, ahora, y sin ser de ningún modo fotógrafo, queremos aconsejar muy insistentemente á los exploradores el uso de films ó películas con exclusión de placas. Una comodidad es un éxito. Y cuando hay que contar el milímetro y el gramo «a fortiori.

Considerando la gran utilidad que reportará el conocimiento de un botiquín de campaña, indicamos en esta memoria el que llevamos con sus preferencias para el uso y su costo, lo que puede facilitar la preparación de expediciones similares. Lo debemos á la amabilidad del señor profesor don Augusto Scala, á quien expresamos nuestro profundo agradecimiento. Ese botiquín hizo sus pruebas concluyen- tes y lo recomendamos sin reservas. En un viaje posterior al Chaco con las tropas al mando del coronel Rostagno, hemos tenido la opor- tunidad de lamentar la mala disposición de los botiquines militares en aquellas regiones. Había cosas de sobra, embarazosas, y faltaba lo esencial. Estamos seguros que ese botiquín sería inmejorable para las tropas de todo nuestro norte y este.

zecomendamos que los medicamentos en sellos lo sean en sellos de los más chicos, compatibles con las proporciones ó dosificación que deban contener y que se tomen las precauciones generales, entre otras las de tenerlos en frascos de vidrio herméticamente cerrados y que el cierre haya sido hecho en ambiente seco.

Nuestra intención constante ha sido escribir una memoria com- pleta sobre el Iberá y sobre todo lo que hemos hecho ó debido ha- cer en él; pero nos hemos convencido, después de oir atinados y amis- tosos consejos, y á poco andar en el principio de la realización de ese afán, que tal empresa era sobrada, hoy por hoy.

Y habrá que consultarse, sino la bibliografía completa que tra- taremos de incluir al final tal como nos sea posible por lo menos

0 248 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

las dos entregas de estos Anales : la correspondiente al mes de no- viembre de 1910, entrega V, tomo LXX, donde se encuentran las consideraciones preliminares á la exploración, debidas á la hábil y penetrada pluma del señor ingeniero Santiago E. Barabino; y la de octubre de 1911, entrega IV, tomo LXXIIL, que contiene la Memorias del viaje de exploración ú los esteros del Iberá, por el hoy comandante Pedro Uhart, nuestro jefe en aquella explora- ción.

Hubiera convenido doblar el número de ampollas de cafeína, el de los sellos de quinina, la tintura de yodo, sextuplicar las pinzas de Péan y suprimir la vaselina creolinada que llevábamos para ensayar- la contra los mosquitos; la naftalina y el bufach no nos fueron de ninguna utilidad en las condiciones especiales de nuestra expedición.

En cuanto á los frasquitos y tubitos con tapa de aluminio, su utili dad es grandísima para el coleccionista. Ellos le permiten separar con- venientemente las especies ó lo que á su criterio crea deber separar, y la facultad que tienen esos frascos y tubos de contener y retener líqui- dos le permite gran elasticidad de acción. Un rótulo que se pega co- mo una estampilla, con las indicaciones necesarias para referirse á las notas de las libretas, debe acompañarlos siempre.

En cuanto al jabón arsenical, nos resultó inútil. Se notará su ere- cido peso. Eso respondía al mismo criterio que nos hizo excedernos en el número de armas y de cartuchos.

Á pesar de toda la mejor voluntad y de la más decidida colabora- ción de los compañeros y cualesquiera que fueran las bases en que re- posaba nuestra preparación y actividad, era imposible llegar á la es- pecialización de esa enciclopedia que se nos confió y que sin embargo aceptamos. Es bueno que alguien acepte las responsabilidades por erandes que sean, y la crítica que viene luego irremediablemente es injustificada cuando no pasa á ser cruel ; pero, después de todo, tiene provecho dar á conocer medios de perfeccionamiento. Tales conside- raciones la hacen soportable. Es además un deber de conciencia la franqueza en confesar llanamente los errores. Constatar un error y saber donde anda, es casi evitarlo. Esa franqueza no va sin mucha desazón del pensamiento. Por eso, aunque sólo fuera por eso, merece la magnanimidad del ajeno juicio, cuando no se comprende su jus- ticia.

Esos recipientes de zine, que hicimos hacer de medidas progresi- vamente decrecientes para la facilidad del transporte, dado que iban

EXPEDICIÓN AL IBERÁ 249

enchufados unos en otros, destinados sobre todo á fauna hidrocola en nuestra intención y también para poder traer animales enteros para el estudio de su anatomía y régimen alimenticio, ete., lo que es im- portante en economía zoológica, que han de salir del embalsamien- to y la clasificación puros y simples. Como tantas excelentes inten- ciones y proyectos no tuvieron el uso á que se los destinaba, por falta de colecciones, sino en dos ocasiones, la una para roedores de Paso Claro y la otra para aves, que conservamos en agua formolizada, de lo que se hablará á su tiempo.

Se nos había recomendado para los recipientes bordes de aletas, de modo que la tapa, siendo mayor que la proyección de aquél, venía á quedar soldada dos veces; pero esa disposición no nos resultó la más cómoda ni siquiera la más eficaz; el zine, siendo quebradizo cuando se somete á fuerzas que lo obliguen á girar de muchos grados sobre un eje de su propio plano inicial. Así, quebrósenos el borde de la aleta que debía plegarse y resoldarse á la tapa. Pero ese sistema peligroso para el zine será más práctico para la ho- jalata.

Conviene que el recipiente tenga una ala pero interna, sobre la que va soldada la tapa cuya sección es menor y no mayor que la del pri- mer sistema. Esa sección menor y el ala tienen por objeto evitar las mínimas resistencias de las soldaduras de borde.

En cuanto á su empleo, eso es de la técnica del preparador y su lu- gar no cabe aquí desde que nada especial hay que recomendar. El libro El joven coleccionista de historia natural en la República Argen- tina, del doctor Eduardo L. Holmberg, será de utilidad á los no espe- cialistas y aun á éstos. Libros con ese objeto los hay en abundancia en alemán, inglés y francés.

Ineluímos una fórmula interesante destinada á conservar lo que los naturalistas llamamos pleuston y plankton, es decir, los seres, tanto zoológicos como botánicos que viven desde la superficie del agua hasta el fondo de ella, y que en general se entienden para los animales, desde los pequeños crustáceos hasta los microorganismos, y para las plantas, las algas inferiores, cuya presencia é incremento son funciones de las coordenadas geográficas, de la estación, del tiempo, de la naturaleza de las aguas, etc., y cuya existencia se liga á la de seres superiores, por ciclos cada vez más desarrollados ; de ahí su importancia en piscicultura general. Es un capítulo interesan- tísimo de la hidrobiología general, en especial de la limnología ó estudio de lagunas y pantanos. Si llegara á tener un próximo día en

250 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

nuestro país importancia económica la piscicultura tan descuidada hoy, no hay duda que las divisiones de biología aplicada del minis- terio de Agricultura tuviera que hacer una repartición aparte y com- pleta para el estudio del plankton y su importación si fuera necesario tal como es, en otro campo de la biología práctica, la agricultura, la repartición de entomología aplicada. Á la agricultura la completa la hidrocultura.

En cuanto á las trampas, en las que debían ir cebos variados, uno de los cuales, excelente, es la semilla del zapallo, se destinarían á la aza de roedores, grupo rico en especies y que aún en Europa, en los alrededores de París ó Berlín donde podía creerse catalogada ya la fauna, dieron especies nuevas cuando los naturalistas americanos Hiller y Palmer emprendieron la tarea de revisión de los glires, para el catálogo de éste. Esperábamos, pues, con mucho fundamento nove- dades en el grupo roedor. Si el resultado no fué el esperado, el con- vencimiento queda. Es de desear que alguien tome esa tarea de sis- tematizar nuestros roedores del litoral. Si su estudio pudiera hacer- se conjuntamente con la parasitología, pues sabida es la importancia de los roedores como huéspedes intermediarios en ciclos parasitarios que comprenden esos y otros órdenes, el resultado sería doblemente interesante y aumentaría la cosecha de la biología, á la que tanto debe la humanidad. Después de todo, el estudio de las ciencias naturales no se queda en la morfología sino el tiempo necesario para reconocer las estaciones del dinamismo de la vida. Y su objeto final es conocer la economía del universo. Á esa obra hace colaborar á todas las demás ciencias. De ahí que su adelanto está en el adelanto de sus colobora- doras.

He aquí la buena fórmula que sevirá cuando se quieran conservar muestras de aguas con el fin de su estudio biológico, es decir, el plankton.

Io ooo o Doa Dio olo:or alo lala E ales es Ciconia tt Rio 50 Apua destilada poes 500

Se llenarán los recipientes hasta la mitad con el líquido conserva- dor agregándose las aguas que se tengan en vista, cerrando y cubrien- do con parafina después de haber puesto un trocito de alcanfor.

Si se quisieran conservar trozos de vegetales, en especial algas clorofíceas, he aquí una excelente fórmula que debemos al profesor señor Augusto Scala :

EXPEDICIÓN AL IBERÁ 251

SIA le CODO 5 gramos Ácido acético PUTO aos LOCO: Agua alcanforada.............. 750 CUCA A PU ti 50

Una última recomendación : procúrese siempre frascos de sección recta, de tapa ancha y esmerilada. La forma permitirá disponerlos cómodamente y clasificarlos en cajas, por series. La diminución del peso y la del volumen deben ser puntos cardinales de todo expedi- cionario.

El ministerio de Obras públicas nos cedía lo que, á nuestro juicio, creyéramos necesario y estuviera en sus depósitos.

EN VIAJE

Arregladas las cosas, de la mejor manera que nos fué posible ha- cerlo en tan corto tiempo disponible, convinimos con el mayor Uhart que el señor Rufer y nosotros nos adelantaríamos á los demás miem- bros, que lo eran el jefe, el ingeniero Esteves y el señor Tinao, y nos reuniríamos en Esquina, donde debíamos empezará organizar la expe- dición, buscando los elementos cuya lista llevábamos y que debíamos reunir de conformidad á las circunstacias.

Teníamos la seguridad, después de indagar con detención, que el puerto de Esquina nos podría proveer de las balandras necesarias y de la peonada que requería Ja organización proyectada. Los bultos conseguidos en Buenos Aires se nos consignarían á Esquina. Allínos adelantaríamos en todo lo posible, para ganar tiempo en una situación difícil y de gran responsabilidad, y todo eso Rufer y nosotros se lo agradeceremos eternamente. Ferrari había previsto todo.

Los botánicos que se hayan ocupado de la flora argentina ó en gene- ral sudamericana y que hayan hecho estudios de toponimia vegetal, reconocen y se admiran de la gran cantidad de especies conocidas y diferenciadas por los guaraníes. Esa diferenciación entraña un dón de observación que no ha de escapar á los etnólogos. Á nosotros nos lla- á reflexionar al respecto cuando excursionando casi todos los días para tomar notas y estudiar desde ya para estar más preparados á la internación próxima, en contacto con los aborígenes no dejábamos es- capar la ocasión de interrogarlos. Aleunos paisanos eran verdaderos conocedores. No daban su nombre, á las veces, sino después de ma-

2352 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

duro examen, presurando tal hoja, oliéndola, poniéndosela sobre la lengua para recabar su esencia. Otros, por el contrario, confundían en pocos nombres generales plantas desemejantes, como nuestro pai- sano bonaerense que, llamado á designar una gramínea determinada contesta : «yuyo no más ».

En la impureza del guaraní correntino, nombres españoles se han filtrado disminuyendo la precisión original.

Sería interesante, como addenda al folk-lore, detenerse en estu- dios de botánica etnográfica. En Corrientes y sin duda hacia el norte paraguayo y brasileño podrían hacerse repetidos paralelos entre la Botánica de Dioscórides y aun la anterior griega ridiculizada por Teofrasto y esa tan curiosa de Porta conocida bajo el nombre de teo- ría de las «señaturas » ó «señalamientos », hoy llamada fitognomóni- ca. Así, por ejemplo, afirmaré y aseveraré corrientemente que las plantas aculeadas (Solanum lepaso, etc.) son comida de víbora, las que viven de las bayas.

Si es desgracia que eran parte de las notas hayan quedado en las libretas perdidas, sin embargo otras se han conservado en la memo- ria ó en apuntes especiales, y es nuestra intención recopilarlas más tarde en un cuerpo de conjunto. Para esa tarea hemos sido honrados con la colaboración de distinguidos profesores de ciencias naturales de la provincia de Corrientes, entre los que figura en primera línea por su preparación y consagración la señorita Luisa M. Sola, de Mer- cedes.

Nuestro distinguido amigo el doctor Juan Nilsen, profesor de la Universidad de Buenos Aires, interesábase mucho en la fitofarmacia local. Á ese respecto sólo he podido comprobar lo ya escrito por Hie- ronymus en su Plantae diaphoricae florae argentinae. Por lo que atañe á la zoología las virtudes de casi toda la materia médica animal tie- nen estrecha intención vulneraria ó afrodisiaca, desde la grasa de ya- guareté y de carpincho hasta los homópteros que se conservan diseca- dos bajo los aleros en previsión de su empleo, como emenagogo, diurético y satirliaco...

Hemos notado la cantidad de agregados «machos ó hembras » que tienen plantas parecidas, al ojo y ciencia del vulgo. Cas todas las plantas latíferas y las espinosas son machos. Las alatíferas é ¡nermes son hembras. No hay, pues, relación forzosa con las dielinas dioicas.

Sobre y en las malváceas y senecias de las barrancas á mediodía hormigueo de coleópteros (eureulionidos, elateridos, especialmente); de lepidópteros (pieridos y microlepidópteros); hemípteros (pentato-

EXPEDICIÓN AL IBERÁ 253

midos); himenópteros (vespidos, muchos pepsis); y corriendo apresu- radísimos (mutilidos).

En el río Corrientes, entre los barcos anclados, en la costa millares de girínidos tornando, girando, zigzagueando con la iridiscente bola de aire apendiculada que les da un aspecto perlino. Diríase anima- das perlas bailando como en un alocamiento. Los hemos hallado en todo el río Corrientes, por abril y mayo. Puestos á observarlos larga- mente, de lejos, en el mayor sosiego, jamás hemos visto que fueran presa de peces.

He aquí algunos nombres locales de plantas, interesantes para el fitogeógrafo :

Agave sp., cardo de Castilla.

Opuntia ficus indica, comé-peló.

Tasse sp., zupoa. Ángel Gabrielito.

Citrus deliciosa Tenore, naranja china.

Solanum nigrum, huevillo del gallo.

Acacia riparia Kunth, uña de gato.

A. furcata Gill, garabato.

Bromelia caraguatá, piña.

Manihot anisophylla ? Hieron, macharé.

Sehinus molle, muelle (corrupción de molle ?).

Lantana sp., violeta ó violetilla del campo.

Canna sp., centaura.

Gowrlea decorticans Gill, piquillín.

Amaranthus gomphrena, Santa María.

Lippia sp., nirarupá.

Commelia suleata, lágrimas de Santa Lucía.

El doctor Ameghino aprobó nuestra decisión y conversó larga- mente sobre el Iberá y la geología de Corrientes. Nos dijo que en las condiciones en que íbamos y en los lugares en que probablemente llegaríamos, debíamos disuadirnos de hallar fósiles; pero que sin em- bargo, para él personalmente, el problema del cretáceo le interesaba especialmente, porque él creía demostrar que el origen de los mamífe- ros placentarios eran estas tierras argentinas ; que el punto principal era la edad cretácea superior que le discutían muchos geólogos, en especial los alemanes; y que en Corrientes no se había hallado el terciario. Que las areniscas eran del guaranítico, según la clasifica- ción que, á su juicio, era la que estaba hasta entonces más conforme con los hechos. Y como quiera que esos placentarios que él fijaba en el eretáceo, habrían emigrado al África por el archellensis de Ihering,

254 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

para su causa la presencia del eretáceo superior y de fósiles era lo que grandemente le placería. Y el gran sabio agregó : «eso ó algo que me demuestre que estoy en el error». «No deje, nos dijo, de relevar todos los puntos que le parezcan tener un interés de investigaciones ulteriores. Será casi todo lo que podrán hacer ».

Las lagunas Malayas y las lagunas del Iberá descansarían sobre los terrenos arcilloyesosos.

Toda la parte del trabajo de D'Orbigny se analiza al fin de esta me- moria. Sépase desde ya que D”Orbigny, saliendo de la ciudad de Go- rrientes, se internó por los esteros por el costado nordeste cerca de Concepción. Nosotros hemos entrado por el sudeste, por el río Co- rrientes y recorrido la parte sud y central para rematar en el sud- oeste ó naciente del Miriñay. Las dos exploraciones tienen, pues, un doble valor sistemático y topográfico y se completan.

Hubiera sido de desear que esa parte del trabajo de D'Orbigny se tradujese y se propagase. La ignorancia de tal trabajo que atribuí- mos á la rareza y dificultad de conseguir el Voyage dans Il” Amérique méridionale, debe ser la causa de grandes errores propalados aun en círculos seriamente capacitados para conocer los hechos anteriores. D'Orbieny ha sido el primer sabio que haya recorrido parte de los esteros del Iberá.

Aquí conviene insistir de nuevo en el equívoco en que se cae Cuan- do se habla del Iberá, de la laguna Iberá y de los esteros del Iberá. Se entiende comúnmente una sola región, desde Ituzaingó por el nor- te hasta los albardones de Concepción y del Batel por el oeste, la na- ciente del Corrientes por el sudoeste, el Itatí Rincón y el Rincón del Socorro por el.sur y sudeste. Pero hay que tener presente que la la- euna donde nace el río Miriñay se llama Iberá propiamente dicha. Esto fijado, podemos expresarnos sin confusiones. Cada vez que diga- mos esteros del Iberá entendemos la totalidad de la región inundada ó inundable; cuando digamos «laguna Iberá» entendemos hablar de la llamada así, al nacimiento del Miriñay, entre el Rincón del Socorro y Paso Claro por el sur.

La época del año era propicia para observar las aves. Bandadas considerables de ibis que llaman «cuervos» en Buenos Aires y allí «ca- raos» negros y marrones (Plegadis guarauna Bp. (L.), parecían adornar las lagunas y luego el aire azul con sus vuelos disciplinados. En los caminos transitables, innumerables tordos coprófagos (Molothrus, M. bonariensis, M. brevirostris ; Agelaius thibus), Mlamados allí « bas- teros » y «matadura »; urracas ó pilinchos vandálicos de nidadas oófo-

EXPEDICIÓN AL IBERÁ PAD

'as (Cyanocoras sp.), atronadoras gallaretas ó pollonas (Fullica sp.) y la notable parrida de dedos luengos y finos rematados en larguísima uña cónica, la Yacana Yacana Linn., llamada allí « burrito ».

Al este del río, la barranca ora á pico, ora en suave declive, arbo- lada por las leguminosas y las mirtáceas especialmente. De la línea espesa, mateada, negro verdusca del monte tupido alzábanse de trecho en trecho obscuros gigantes de ese matiz verde sombrío de ciertos pinares. Eran los famosos «Timbós > (Enterolabium timboswca Mart.).

De rato en rato algún elegante lapacho. Espléndidas barrancas sin cultivo, casi inhabitadas, que hacían pensar en aquellas frases de Darwin sobre la capacidad de los poseedores de estas maravillas y otra raza más apta para explotarlas, mejorándolas, enriqueciéndolas.

Si el guaraní tuviera su mitología botánica á la manera de los hi- perbóreos, el timbó sería sin duda el árbol padre, el árbol sagrado por excelencia.

En una región como Corrientes, en que la tierra y el agua hablan cosas estupendas ¿cómo no ha nacido todavía insigne poeta Iver- náculo ?

Al oeste, los bajos inundables, hacia el Paraná.

En alguna caleta, como enormes escudos yacentes sobre las aguas azulinas, redondas y bordadas, unidas por los cantos las hojas de la Victoria crujiana D*Orbieny, que vulgarmente llaman regia ó ¿rupé, ó maíz del agua.

Es dato para su límite sur, Las flores, como grandes repollos, de centro violáceo abríanse entre los meatos celulares de las hojas. La planta toda espinosa y bravía.

Una hoja tenía un metro y sesenta de diámetro, se levantaba con rebordes peltados de diez centímetros y toda se sostenía merced á un curioso refuerzo de las nervaduras, maravilla de mecánica biológica con sus T entrecruzados y sus vastos espacios huecos delimitados á guisa de flotadores.

Una hoja, llena de ampularias, semejaba curioso plato de caracoles. ¿Qué relación hay entre la Victoria y esos moluscos ?

Alguna vez, elegante espátula rosada pósase en medio de las ho- jas como en ancho pedestal y destácase artísticamente en las aguas azulinas y ante el horizonte rojizo, mientras dos ó tres macás giran y zambullen temerosos é intrigados y, debajo, cardúmenes de palome- tas se agitan combativas sobre alguna presa desgraciada.

El río, crecido, tiene anchuras considerables. En general, es una cinta azul de unos 100 metros de ancho, dividiéndose aquí y allí

256 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

sobre bancos de arena arbolada de sauces en desplayados y riachos que la correntada baña á su paso. Desplázanse los canales, muévense los barrancos, y gruesos troncos se desmoronan y van ora sobrena- dando á guisa de extraño camalote, ora sumergiéndose para entorpe- cer y peligrar la navegación, hasta algún bajío que los retenga, es- queléticos y escuetos para posadero de biguás (Pholacrocora sp.).

El río Corrientes es una gran belleza natural. Glaucas en Esquina,

an sus aguas intensificando su tinte hasta ser en los esteros de un

azul cobalto casi índigo, merced á los humatos de los pantanos y el fondo de arenisca que lo fondea por doquier. Si el Paraná es el río rubio, el noble river de Darwin, el Corrientes es el brazo cerúleo y luego azulino, el «río bello », the nice river.

En el inventario de nuestras riquezas y bellezas la hábil pluma de un Bernárdez lo requiere y mejor todavía un Rodríguez Larreta que lo haga vivir ante todos en magistrales frases de admirable precisión. Su curso, encauzado ó divagante, sus arboledas, sus desplayados, su vegetación variada y lozana, sus Victoria, sus Demnas, sus Palamo- gelo, sus veleros de triangulares alas blancas deslizándose en su es- pejo azul, el aire de la región cargado de miles esencias captosas ó sutiles, la sinfonía de su naturaleza, el sosiego de sus bordes, la paz de su comarca, las sorpresas de su vida alada y mamiífera, los martínpescadores, los rayadores, las gaviotas, las arandelas, los vuelos rasados de sus espátulas, los macás, los siribíes, los chajás, los teru-terus, los nutrias, los bobos, los carpinchos, su herpetología real y de leyenda, pero, sobre todo, su color, su maravilloso colorido de cielo marino, lo hacen acreedor al eminente rango en la calilogía pa- ria:

Al caer la noche de ese 19 de abril atracamos bajo la barranca de Santa Rosa, alta barranca cortada á pico en una lomada de are- nisca que se dirige á Goya y que la convexidad del río desmorona poco á poco. Un triste torreón cuadrado y de almenado parapeto en- tre olivares semisecados por la langosta en un paisaje bellísimo sobre el lago desplayado del río inundado, dejando sus islas de sauces ver- des, copados con diminutos vellones, entre cuyos brazos los muérda- gos dejaban tintes flogodios como las llamas.

Está allí Santa Rosa, un punto interesante para la geología del río Corrientes, por lo tanto del Iberá. Si el Iberá, en vez de ser el paso del Paraná superior al inferior por el hoy río Corrientes, fué tan sólo una vasta hernia, un divertículo lateral, ese punto, Santa Rosa, debió ser el límite sur que lo embalsaba y sostenía. La hoya del río Corrien-

EXPEDICIÓN AL IBERÁ 257

tes sería una talla á través de esa pared de arenisca 0, como estamos inclinados á creerlo en el estado actual de los conocimientos, el resul- tado de un lento minar al mismo tiempo que esa región se alzaba. Entonces. lo que se desprende es el estudio de la relación de nivel que hayan tenido, tengan y la que tendrán mañana esas dos re- giones.

Santa Rosa é Ituzaingó, es decir, si hay un basculamiento, si ese basculamiento es conexo y en un solo sentido ó si teniendo su eje en una línea intermediaria, tiende á levantar los esteros y á bajar el río Corrientes ó viceversa. No se sabe casi nada respecto á esas arenis- cas de Corrientes, á los meláfiros y traquitas que las subasan (?). Parecen éstos un poco en porte-4-faux. De ahí la preocupación del geólogo y del geógrafo. El Paraná sigue la falla de esas areniscas remaniées y sedimentadas del lado correntino y entrerriano, mientras que del otro lado de los esteros sur y del río Corrientes, en la « mese- ta de Mercedes », están al estado primitivo, eristalinos, casi porfiroides, no se sabe bien todavía si debido á una acción metamórfica ocasiona- da por esos meláfiros subterráneos.

Dejando Santa Rosa (estancia Cafferatta) un ancho desplayado, un bajío que nos presentó cierta dificultad para pasar. Es uno de los puntos más bajos del río Corrientes que merecerán el estudio del ingeniero draguista. Pero luego, la percha y el escandallo daban metro y medio, dos, tres, cuatro metros. Á veces el largo escandallo no daba fondo. Eran, pues, profundos socavones del río.

Grandes islas entonces, albardones en épocas normales en que el río guardaba su estiaje, cubierto del lindo sauce criollo llamado tam- bién hediondo y sarandí en Corrientes (Salix chilensis ó Humboldtiana Wield).

Algunas tortugas en la costa, probablemente la Platemys Hilarii Yacarés solazándose á lo lagarto en la orgía del sol, como troncos muertos arrojados á la orilla.

La fauna plumífera es rara. Solos algunos coroos (ibis) remueven el lodo de los bajíos, impasibles á nuestro paso y algunos macás (Aech- mophorus major (Bodd), nadan alejados y aprensivos, preparándose á cambiar su traje estival por el de invierno. En los aires, vigilando el pez, las gaviotas de largo rostro amarillento (Phaetuso magntrostris (Licht) deseriben curvas chillonas ó guturales ó á ras del río algún rayador (Phyncops sp.) recto en su vuelo nos precede ó flanquea con la estela que deja su largo tijeretazo en el agua.

Perdidos los apuntes relativos á esa parte del viaje, debemos escri-

AN. SOC. CIENT. ARG. T. LXXVIIL 17

258 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

bir con esfuerzo de memoria. Nuestra atención principal era requerida por el problema geológico, pero no podíamos dejar de preocuparnos por el movimiento de la fauna local ó migratoria y por la botánica. Es sobre todo en ésta donde los apuntes perdidos fueran menester. No que fuera trabajo de especialista sistemático, cosa imposible, sino que había observaciones generales siempre contribuyentes al aumen- to de los conocimientos. He aquí algunas.

La vegetación que bordea al río Corrientes es una vegetación de parques (leguminosas, mirtáceas, etc.); macizos de bosque y árboles aislados entre llanuras de gramíneas xantófilas mezcladas con gonfre- nas, solidogos, amarantos, malváceas.

ENRIQUE PUYSEGUR.

(Continuará.)

CLASIFICACIÓN DE LAS ADIVINANZAS RIOPLATENSES

TRABAJO LEÍDO ANTE EL CONGRESO CIENTÍFICO INTERNACIONAL AMERICANO DE BUENOS AIRES (1910)

Por ROBERT LEHMANN-NITSCHE

Senores :

La recolección y el estudio de las adivinanzas populares de los paí- ses del Plata eran campo virgen, trabajo grato para el folklorista, y no tardé en empezarlo. Merced al esfuerzo de mis colaboradores, la eo- lección de que dispongo, es bastante completa en lo que se refiere á la República Argentina, y creo que contiene más del noventa por ciento de todas las adivinanzas circulantes, y he ahí mi cálculo : en una remesa de cien números, por ejemplo, que recibo, dificilmente hay más de cinco ó seis que no estén ya representadas.

Mi colección abarca 1030 números diferentes, 909 variantes y 166 duplicados de distinta procedencia, ó sean 2105 piezas; hay además 120 números diferentes con 135 variantes y 15 duplicados (de distinta procedencia), Ó sea, 270 piezas del grupo erótico ; agréganse, además, 131 adivinanzas, con 12 variantes popularizadas, del poeta uruguayo, Acuña de Figueroa; en total, más de 2500 números.

Los folkloristas se extrañarán de que no haya mayor número de adivinanzas populares en las comarcas sudamericanas, pero no deben olvidar que éstas fueron, durante tres siglos, colonias abandonadas por la madre patria, donde el idioma mismo se empobreció notable- mente, y donde, en apenas un siglo de libertad política, no era posible devolver á la lengua la belleza de su construcción y su riqueza en palabras. Hay, además, otro factor de importancia, y éste es la inmi- eración internacional; más de la mitad de los habitantes argentinos

260 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

son extranjeros, cuyos hijos, aunque aprenden en los colegios el idio- ma castellano, no reciben los tesoros folklóricos como los chicos de países antiguos y de población homogénea. Así se explica el número relativamente escaso de adivinanzas sudamericanas ; se explica tam- bién que éstas, con el tiempo, deban variar más que en otras partes del mundo.

Reuni todo el material en una sola obra, tomando en consideración el concepto histórico de los países del Plata y no respetando los aec- tuales límites políticos ; así van, en armonía perfecta, las adivinanzas de todas las provincias argentinas con las del Paraguay y de la Ban- da Oriental; van bien juntas también las castellanas con sus herma- nas, disfrazadas en los idiomas guaraní y quichua. Como casi todas son de origen europeo y pocas las verdaderamente criollas, y estas últimas, descendientes psicológicas de aquéllas, preferí presentar una sinopsis común de las adivinanzas del Plata y tierras adyacentes, á perderme en pequeñas é inútiles subdivisiones. Se notan, sin embargo, zonas preferidas por ciertas categorías ; hay, además, unas que sólo existen en las regiones andinas y otras sólo en el litoral; unas se ha- llan sólo en el Paraguay y en traje guaraní, otras sólo en Santiago del Estero y quichuizadas ; pero todas estas son muy pocas y no autorizan para proceder en la clasificación, según puntos de vista geográficos.

Por defectuosa que sea la comparación bibliográfica, resulta que de las mil treinta adivinanzas de los grupos I á XV, una tercera parte también se halla en Europa, y no dudo de que se llegaría á la mitad si pudiésemos consultar toda la literatura enigmática ó si se explota- sen mejor aquellas regiones de donde derivan con civilización y len- gua : la península ibérica.

La clasificación del gran material de adivinanzas representa la labor principal ; hasta la fecha, casi todas las obras que se ocupan de nues- tro tema, observan el simple orden alfabético de Jas soluciones, pero he tratado de arreglar las producciones tan variadas del alma popular, según un método lógico, ó sea psicológico. La explicación de la psico- logía de la adivinanza popular será el tema de mi discurso.

La guía, al clasificar el caos de los enigmas, ha sido la construcción de ellos, absteniéndome, en la mayoría de los casos, de la solución. He ensayado hallar un buen sistema sin respetar la solución, y á este principio se deben los grupos I á IX. En el grupo X, ya se nota, de vez en cuando, la correlación íntima entre adivinanza y solución, y en el XI, grupo eriptomórfico, tal correlación es directamente típica,

CLASIFICACIÓN DE LAS ADIVINANZAS RÍOPLATENSES 261

hallándose escondida dentro del enigma la solución, sea en parte, sea en totalidad. También en los grupos siguientes se nota que la cons- trucción del enigma depende, en buena parte, de su solución. Para disponer de un breve y preciso diagnóstico, me he servido de térmi- nos usuales en medicina y ciencias naturales, ó he empleado palabras que se entienden por solas.

Los cinco primeros grupos (1 á V) tienen una construcción muy 'aracterística y se componen de dos elementos típicos, á saber :

a) Un elemento fundamental que caracteriza, en nuestro modo de clasificar, la adivinanza respectiva y que es destinado á despistar, á desviar de la solución, á la persona á quien va dirigido el acertijo. Tal elemento, en el grupo 1 (biomórfico) es uno ó más organismos vi- vos, con particularidades anatómicas, fisiológicas, psíquicas y socia- les ; en el grupo II (zoomórfizo), uno ó más animales ; en el grupo III (antropomórfico), una ó más personas; en el grupo IV (fitomórfico), una ó más plantas ó parte de ellas; en el V (poikilomórfico), uno ó más objetos que no pertenecen á los grupos anteriores.

b) Un elemento complementario que es destinado á empistar ó diri- sir hacia la solución á la persona á quien va dirigido el acertijo, y que nos ha servido para la subclasificación de cada uno de los citados erupos. Este elemento puede ser un carácter normal y como tal des- criptivo (en los grupos I á II : 1, generalidades de carácter psíquico, social, etc.; 2, las diferentes etapas de la vida; 5, elementos morfoló- gicos normales ; 4, elementos fisiológicos normales ; 5, elementos mor- fológicos y fisiológicos normales en combinación); ó puede ser un ca- rácter anormal (en los grupos I á TIL : 6, elementos morfológicos anor- males ; 7, elementos fisiológicos anormales ; S, elementos morfológicos y fisiológicos anormales en combinación). Para el grupo IV (fitomór- fico), nos hemos limitado á distinguir los elementos complementarios como normales y anormales, sin entrar á detallarlos ; para el grupo V (poikilomórfico) y en razón de una clave sencilla, era menester no dis- tinguir los elementos normales (descriptivos) de los anormales, pero . es fácil separarlos.

Paradigma tomado del grupo II (zoomórfico) :

Animalito bermejo (elemento fundamenta D,

Costillas sobre el pellejo (elemento complementario).

Solución : El barril.

262 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Se ve que se trata de un animal (elemento fundamental) con ele- mentos morfológicos anormales (elemento complementario), ocupando las costillas un sitio que no les corresponde.

Al grupo III (antropomórfico) pertenece el paradigma siguiente :

Juan Campero (elemento fundamental) Compró una capa rosada

Y un sombrero negro (elemento complementario).

Solución : La cebolla.

Preséntase, pues, un hombre (elemento fundamental) con detalles del vestido (elemento complementario).

Las adivinanzas del grupo VI (comparativo) constan de tres com- ponentes, á saber: 1” el elemento característico; 2* el elemento com- parativo, y 3 la afirmación de que, realmente, no se trata de la cosa á la que hace alusión el componente segundo ; muchas veces se agregan uno Ó más elementos descriptivos. Como los citados componentes no siempre se hallan completos, y como uno que otro puede faltar, resulta una clave variada.

Paradigma reconstruido :

Alto (elemento característico)

Como pino (elemento comparativo),

No pesa ni un comino (elemento descriptivo);

Pino no es (elemento afirmativo),

Adivina qué es (fórmula final, común á cualquier clase de

adivinanzas).

Solución : El humo.

Las adivinanzas del grupo VII (descriptivo) describen diferentes partes de un objeto, ó citan varias particularidades de éste; se com- prende que en estas condiciones han de resultar poco homogéneas. El arreglo de este grupo es bastante difícil y deja muchas veces lu- gar á dudas. Se trata de dos, tres ó muchos caracteres que general- mente no ofrecen nada que mayormente llame la atención ; es una simple deseripción. Las adivinanzas de la última categoría, donde se citan muchas particularidades, más bien son eruditas que deseripti- vas, y de ningún modo verdaderamente populares.

Paradigma (tres particularidades) :

Ancho y bola, Fortacho en la cola.

Solución : El mataco.

CLASIFICACIÓN DE LAS ADIVINANZAS RÍOPLATENSES 263

Son pocos los casos que obligan á formar el grupo VIII (narrativo). Se trata de adivinanzas incluídas en un cuento cuya esencia represen- tan. Siempre es menester contar el principio del cuento correspon- diente antes de dar la adivinanza á solucionar ; como esto es imposible, se la explica, y con la explicación termina el cuento. Muchas veces, el asunto del cuento es serio : se trata de salvar la vida ásímismoóá su padre, dando al rey una adivinanza imposible de solucionar (adi- vinanzas salvavidas).

El grupo IX (aritmético) es, en su número, bastante limitado. Se trata de verdaderos problemas aritméticos ó, con mayor frecuencia, de ejemplos jocosos.

Paradigma para aritmética jocosa :

Pan y pan y medio, y medio,

.

Dos panes Cinco medios panes, ¿ Cuántos panes son ?

Solución : Dos panes y medio.

En el grupo parentesco (X) continúan las adivinanzas aritméticas de índole jocosa. La picardía consiste en los diferentes grados que una y la misma persona tiene con otra, según el punto de mira. Al- gunas adivinanzas tratan el asunto «su semejante », otras la combi- nación aritmética entre los miembros de varias generaciones.

El grupo XI (criptomórfico) de adivinanzas engañadoras es muy 'aracterístico y fácil de analizar : la solución, sea en parte, sea ente- ra, queda escondida dentro de la misma adivinanza.

Paradigma :

Oro no es,

Plata no es,

Abrí las cortinas Y verás lo que es.

Solución : El plátano.

En el grupo XII (homónimo) se continúa la sección homónima de las adivinanzas criptomórficas, pero con la diferencia de que la solu- ción no está escondida dentro del enigma y de que este último se ocu- pa de ambas significaciones de la solución homónima.

264 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Paradigma: En los comedores se lucen

Y en los sombreros se ven.

Solución : Las copas.

Grupo XIII (burlesco). Es imposible arreglar sistemáticamente estas demostraciones exuberantes y chispeantes del humor popular, ni tampoco osamos analizarlas. El orden adoptado es más bien super- ficial.

El grupo XIV (doctrinal) no abarca adivinanzas verdaderas ; son más bien pruebas de sabiduria, ó preguntas que hace el maestro al alumno y que éste tiene que contestar. Su tono doctrinal ó su solución filosófica caracterizan este grupo como especial.

Paradigma :

¿Cuál es aquel árbol que da la fruta en la hoja

Solución : La tuna.

En el grupo XV (artificial) van reunidas charadas, logogrifos y acrósticos que se han popularizado.

El grupo XVI (erótico) fué suprimido.

Señores :

Pongo fin á mis palabras. Coleccioné las perfumadas flores de la poesía popular como las hallé y como me fueron obsequiadas ; luego traté de arreglarlas, no, según « Linneo », en el orden alfabético de las soluciones, sino según «un sistema natural », ideal de los botáni- cos; y ahora que se presentan al paciente lector como entre las ho- jas de un herbario, espero que no se haya secado ó perdido su aroma campestre (1).

(1) Al imprimirse el discurso, la obra á que me refiero, ha sido publicada ; véase : ROBERT LEHMANN-NITSCHE, Folklore Argentino. 1. Adivinanzas rioplatenses. Biblioteca Centenaria, VI. Buenos Aires, 1911, 495 páginas.

¿ QUÉ INFLUENCIA SOBRE LOS SERES VIVIENTES

SE ATRIBUYE

NUS LUNA EN LA ARGENTINA?

Cuando á principios de la edad moderna, la alquimia y la astrolo- gía fueron eclipsadas por las ciencias exactas, éstas se desprendieron de todo lo que tenía alguna relación con las antiguas supersticiones. También fueron víctimas de ese necesario proceso de eliminación las opiniones existentes respecto de la influencia lunar sobre los fenóme- nos meteorológicos y sobre el desarrollo de los seres orgánicos. Sin embargo, los pueblos siguieron creyendo en esas influencias, y en los últimos años el escepticismo antiguo ha cedido el lugar á una crítica más tranquila é imparcial, y los físicos han tratado de averiguar si realmente existen las supuestas influencias de la luna. Los trabajos al respecto se refieren casi exclusivamente á la influencia lunar sobre los fenómenos meteorológicos, y aunque hasta hoy no fué posible comprobarlo con exactitud, se los continúa detenidamente. En cambio, son muy pocos los físicos que se dedicaron á estudiar prolijamente las opiniones populares sobre la influencia de la luna en el mundo orgá- nico. Esto procede, probablemente, de que en los países centrales y del norte de Europa, donde las ciencias son cultivadas más intensa- mente, la población se muestra poco inclinada á toda superstición, por su temperamento y como consecuencia de su mayor instrucción general ; á lo que podríamos agregar las condiciones atmosféricas de dichas regiones, poco favorables en esos países, que muchas veces no permiten que la plácida luz que irradie la luna llegue íntegramente á nuestro planeta. ,

Por lo tanto, la siguiente colección de datos relacionados con la in- fluencia atribuída á la luna sobre los seres vivientes en la Argentina,

AN. SOC. CIENT. ARG. T, LXXVIIT 18

266 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

en su mayor parte toman origen en los países meridionales de Kuro- pa, siendo debidos principalmente á los numerosos colonos italianos meridionales, los cuales, no sólo admiten como ciertas esas opiniones, sino que también les sirven de guía en sus tareas rurales.

Las personas á quienes nos hemos dirigido para que nos suminis- traren datos, no son muchas, pero, á pesar de esto, el detenimiento y la discreción con que acogieron nuestras solicitudes han de prestar aleún valor á nuestra modesta compilación y acreditar los siguientes datos, tanto más que las indicaciones de los diferentes informantes en general se armonizan bien.

Entre éstos debemos nombrar á las siguientes personas, expresán- doles á la vez nuestro sincero agradecimiento :

Señor doctor médico Máximo Fernández Blanco: sus datos provienen de su portero, suizo, que antes trabajó como jardinero en el sur de la provincia de Buenos Aires.

Señor Ramón Cortés, actualmente director de la Colonia de Meno- res en Mareos Paz : sus datos se fundan principalmente en las expe- riencias que hizo en Ushuaia (Tierra del Fuego), donde por largos años ha sido director del presidio nacional.

Señorita profesora Elena Ebermann, que recogió datos durante las últimas vacaciones en la estancia del señor doctor Frers, cerca de San Pedro (prov. de Buenos Aires).

Señor Pablo Eichler : sus datos proceden de Mendoza, donde está ocupado en una casa de comercio de vinos, lo cual le facilita obtener informes de los viñeros.

Señor Federico Groebli, propietario de una estancia cerca de Con- darco (prov. de Buenos Aires) ; sus datos se basan en parte en sus propias observaciones, y otros los hizo recoger en su estancia.

Señor Gualterio Kelsey, capataz de la estancia del señor doctor mé- dico Facundo Larguía, cerca de Centeno (prov. de Santa Fe).

Señora Ana de Lehmann, natural del Tirol (Austria), donde conoció las opiniones populares respecto de la influencia lunar de aceptación general, y después de casarse volvió á encontrarlas en la colonia suiza de Esperanza (prov. de Santa Fe).

Señor doctor Guillermo Ruge, director del colegio Germania en Bue- nos Aires, el cual juntó datos en la estancia de su padre político, se- nor Carlos Brunne, cerca de Ocampo (Chaco Austral).

Señor German Schweim.: datos de su jardinero, italiano, hombre experimentado que aplica también en este país las prácticas relacio- nadas á la luna, que aprendió en Italia.

INELUENCIA DE LA LUNA SOBRE LOS SERES VIVIENTES 267

En cuanto á la bibliografía no hemos podido encontrar en Buenos Aires ninguna publicación relativa á nuestro tema. El único libro al que pudimos recurrir, es el Almanaque del señor Mac Donald para el año 1914 (Binghampton, New York), un folleto de reclame para un específico medicinal. Además de las informaciones sobre la influencia de la Juna en la agricultura y ganadería, abre sus páginas también á toda superstición astrológica.

Á continuación van los datos que hemos recogido.

A. TAREAS POR HACER CUANDO LA LUNA ESTÁ EN CUARTO CRECIENTE

1. En el reino vegetal

Se deben sembrar las hortalizas cuyos FRUTOS Ó SEMILLAS se quiere recoger. El señor Kelsey indica como ejemplos los zapallos, los melones y los pepinos; y el almanaque del doctor Mac Donald, los tomates, habas, cereales (1).

Con esta regla concuerda la comunicación del jardinero del señor doctor Blanco, de que durante el cuarto creciente no se debe sembrar ni transplantar las plantas de verdura, porque adquirirían demasiada fuerza y se entallecerían y se echarían á florecer.

También los árboles frutales, rosales, etc., deben INTERTARSE duran- te el cuarto creciente. Así lo confirman terminantemente un paisajista francés de Marcos Paz (comunicación del señor Cortés) y el jardinero italiano del señor Schweim. El primero sostiene que se puede esperar un éxito casi seguro injertando los árboles con luna creciente, como lo ha comprobado por muchos experimentos propios, hechos principal- mente con rosales ; y añade que los árboles injertados durante la luna menguante resultan raquíticos. El jardinero del señor Schweim se expresa así: si se injerta cualquier árbol, frutal ó no, con otro, y la luna crece, dará fruto á los dos ó tres años, según la fuerza del árbol; si se injerta cuando la luna mengua, dará fruto después de 5 ó 7 años, según la fuerza del árbol.

En cuanto á las plantas de injerto, dice: si se injerta cuando la luna crece, el injerto prende y da flor en el mismo año, en uno y me- dio ó dos meses; si se injerta cuando la luna mengua, el injerto pren-

(1) El repollo, igualmente indicado por este almanaque, no se ajustaría á nuestra regla.

2685 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

de ó no: en el primer caso dará flor desde uno y medio á cuatro me- ses. Respecto á la poda afirma que no tiene relación con la luna.

También el señor Kelsey relata que los árboles frutales deben injertarse durante el cuarto creciente y la misma indicación encon- tramos en el almanaque de Mac Donald.

El poder vigorizante de la luna en cuarto creciente resulta también de una comunicación, según la cual la alfalfa cortada durante esta época se reproduce más fuerte y rápidamente.

Apuntaremos, además, una noticia del señor Eichler, quien nos es- eribe desde Mendoza que antiguamente los vinateros y bodegueros' preferían el tiempo de la luna llena para trasegar el vino, ya fermenta- do, de los botijones á los pipones de defecación, cuya costumbre, sin embargo, hoy día ya no tiene aceptación general,

2. En el reino animal

Respecto de la influencia de la luna sobre el organismo animal, ci- taremos en primer lugar una noticia valiosa del señor Cortés, quien nos comunicó la siguiente observación, comprobada por sus propias experiencias hechas durante su estadía de muchos años en Ushuaia. En Tierra del Fuego el marisco se pesca tan sólo en la época de la luna llena ó en los días próximos siguientes. Queda constatado que el marisco no sirve si se lo pesca después, poniéndose duro y feo. Es asombroso cómo cambia completamente en pocos días. Lo mismo se observa con los mariscos que se crían en los viveros. También los me- jillones y los peces se pescan en la misma época y por las mismas razones.

Acerca de la cría de los pollitos, existen varias opiniones, según las cuales la incubación debe arreglarse de modo que los pollitos salgan del huevo en el cuarto creciente, para que se pongan más fuertes. (Sta. Ebermann, Sr. Kelsey, una lavandera rusa, almanaque de Mac Donald.)

Encontramos también referencias á la fuerza tonificante de la luna en las informaciones (comunicadas por la Sta. Ebermann, Sr. Kelsey, Sr. Dr. Ruge) de que los animales deben matarse con preferencia du- rante la luna llena, porque la carne resulta entonces más sabrosa y tierna, á la vez que se conserva mejor. Lo mismo sostiene el almana- que del doctor Mac Donald, donde leemos lo siguiente : Los criadores de aves y los carniceros no deben carnear durante el cuarto menguan- te, porque en esta época toda materia muerta tiene tendencia á enco-

INFLUENCIA DE LA LUNA SOBRE LOS SERES VIVIENTES 269

gerse y deshacerse, por lo cual la carne que se carneó entonces, no se conserva bien y se encoge al cocerse. Con esto concuerda, además, una noticia del señor doctor Ruge, según la cual la madera de los ár- boles cortados durante la luna nueva se pudre fácilmente ; y otra, que debemos á la señora de Lehmann, afirmando que el pelo crecerá mejor, si lo hacemos cortar durante el cuarto creciente. Otra información análoga del almanaque del doctor Mac Donald aconseja en la misma época el esquileo de las ovejas, pues la lana nueva se reproduce enton- ces más fuerte y rápidamente.

3. TAREAS POR REALIZAR CUANDO LA LUNA ESTÁ EN CUARTO MENGUANTE

1. En el reino vegetal

En la época de la luna menguante debe efectuarse la siembra y el transplante : 1% de las plantas en las cuales se quiere conseguir un fuerte CRECIMIENTO SUBTERRÁNEO, es decir, de las raíces, cebollas, etc. ; 2 de las plantas de verdura en las que se quiere desarrollar un FOLLAJE ó TALLOS abundantes y tiernos, con retención de la florescencia. Porque haciendo dichas operaciones mientras crece la luna, las plantas ob- tendrían demasiado fuerza, «se irían en vicio », produciendo flores y semillas, á la par que las raíces se harían leñosas, y las cebollas, po- bres y escasas. Así lo indican las noticias del señor doctor Blanco, señora de Lehmann, señor doctor Ruge. Por su parte el señor Eichler afirma que las papas plantadas durante el cuarto creciente de la luna producen pocos tubérculos, porque la fuerza de la planta es absorbida por la formación de hojas y frutos. Lo mismo asegura el almanaque del doctor Mae Donald. El señor Eichler recomienda, además, la reco- lección de frutas, como uvas, duraznos, etc., en la época de la luna menguante, pues se conservan mejor ; á cuya regla se adhiere también el almanaque del doctor Mac Donald, extendiéndola á la recolección de las raices.

2. En el reino animal Entre las tareas por hacer cuando la luna mengua, citaremos, en

primer lugar, la castración de los potros y de los toros, porque las di- ferentes comunicaciones que tenemos sobre este punto, insisten mu-

270 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

cho en que se haga entonces (señores Groebli, Kelsey, doctor Ruge). Además, la señorita Ebermann nos informa que en esta época hay que curar el sobrehueso de los caballos y del ganado vacuno. Se en- tiende por sobrehueso un tumor duro que se forma sobre los huesos á causa de un golpe ú otro accidente.

RESUMEN

Podemos resumir las indicaciones que preceden en la siguiente regla :

La fuerza vital de los seres orgánicos sigue el mismo cielo de las fases de la luna. Durante el cuarto creciente la actividad vital se muestra más enérgica, mientras se aminora durante el cuarto menguante. Principal- mente el poder reproductor aumenta cuando la luna crece ; al contrario, el desarrollo vegetativo se realiza generalmente en las mejores condicio- nes mientras la luna mengua. Por consiguieute, en la época del cuarto creciente, se deberá : sembrar y transplantar las plantas cuyos fru- tos ó semillas se quiere recoger ; injertar los árboles ; cortar la alfalfa ; esquilar las ovejas ; efectuar la pesca; obtener preventivamente que los pollitos salgan de la cáscara; carnear las vacas, etc.

Por otra parte, en la época del cuarto menguante, se efectuará la siembra y el transplante de verduras ; se castrará los potros, etc.

En cuanto á la exactitud de la informaciones que hemos registrado, estamos convencidos de que estas transmiten seculares tradiciones con base real en la misma naturaleza. En esta opinión nos confirma la circunstancia de que por lo general concuerdan bien las diferentes comunicaciones, así como la firmeza con que nuestros colaboradores insisten en varias de sus aseveraciones.

Creemos que principalmente las siguientes noticias merecen toda ponderación : que hay que injertar los árboles durante el cuarto cre- ciente de luna; que el marisco debe pescarse en el período de la luna Mena; que en la época del cuarto menguante se deben castrar los ani- males.

Como corroboración de la opinión de que la luna influye en el des- arrollo de Jos seres vivientes, citaremos todavía un ejemplo que mani- fiesta de una manera sorprendente la íntima conexión entre la perio- dicidad lunar y el mundo orgánico. Lo tomamos del libro del psicólogo alemán Hellpach: Los fenómenos geopsíquicos (Leipzig, 1911), á cuya

INFLUENCIA DE LA LUNA SOBRE LOS SERES VIVIENTES 271

lectura debemos también el impulso de hacer la pequeña colección de datos que precede. Trátase de la reproducción de un gusano, el Palo- lo (Eunice viridis), que vive en las rocas de corales del océano Pacíti- co austral.

El gusano se reproduce soltando los últimos segmentos de su cuer- po, los cuales suben á la superficie del mar, donde se libran de su contenido sexual, realizándose así la fecundación. Esto ocurre sólo dos veces por año, en los meses de octubre y noviembre; y lo que es prodigioso, exactamente el día antes de que la luna entre en cuarto menguante. Los indígenas aprovechan esta puntualidad lunar de Pa- lolo para pescar los segmentos desprendidos, los cuales les sirven de alimento. Este hecho ha sido plenamente confirmado por varios auto- res europeos.

Es de notar que el despliegue de los segmentos no depende del es- tado del tiempo, ni de la acumulación de nubes, y que se realiza tam- bién en la misma época, si las rocas donde viven los Palolos se colocan en estanques, lo cual comprobaría que el despliegue no puede ser cau- sado por la altura de la marea, á su vez dependiente de las fases de la luna.

Recordaremos también que en Tierra del Fuego el marisco criado en los viveros se pesca en las misma condiciones que el del océano.

Pero ¿de qué manera puede la luna influir en los seres vivientes, y cuáles son las fuerzas que emana ? Lo inmediato es pensar en efectos luminosos, hipótesis, por cierto, que no carece de fundamento, puesto: que las plantas derivan toda su energía de la luz. Sin embargo, si existen influencias directas de la luz lunar en las plantas, ellas deben ser más bien excitativas (catalíticas) que una fuente de energía. Por- que está comprobado que la energía irradiada por la luna en la tierra en forma de luz y calor, es pequeñísima en comparación con la que recibimos del sol, habiéndose encontrado que la luna llena nos manda 570.000 veces menos energía luminosa que el sol, en igual tiempo, y cerca de 185.000 veces menos energía en forma de calor.

Más difícil sería explicar la influencia de la luna en el organismo animal como un efecto luminoso. Creemos, por lo tanto, acertar en la verdad, si suponemos, como el eminente físico sueco Arrhenius, que la luna influye en los procesos de la vida, principalmente por medio de la electricidad.

En apoyo de esta opinión citaremos los siguientes hechos. Es sabi- do que la atmósfera, aun con un cielo sereno, siempre está cargada de electricidad, y que la intensidad de la carga varía continuamente.

272 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Pero, conforme lo comprobó Arrhenius, la intensidad de la carga eléc- trica tiene el mismo período que las fases de la luna; y lo que es no- table también, el máximo de la electrización atmosférica coincide aproximadamente con el máximo del disco iluminado de la luna, es decir, con la luna llena. El mismo sabio demostró que aun los ataques de epilepsia siguen la periodicidad lunar.

Otra comprobación de que el estado eléctrico de la atmósfera depende de la luz de la luna, la debemos al físico francés Nodon, quien demostró que un electroscopio con una carga negativa se descarga mucho más rápidamente si se lo expone á la luz de la luna, que otro protegido de la irradiación lunar; y como tan sólo el aire ambiente del electroscopio puede descargar éste, se debe inferir que la luz de la luna altera la conductibilidad eléctrica del aire. Considerando todos estos hechos, ¿no está justificada la opinión de Arrhenius de que existe una relación directa entre el estado de la luna y el desprendi- miento de los segmentos del Palolo ó los ataques de las personas epi- lépticas, en los cuales la electricidad atmosférica obraría como medio transmisor ?

Nos llevaría demasiado lejos si quisiéramos discutir detenidamente estas cuestiones ; pero, que es posible influir en los fenómenos bioló- gicos por medio de la electricidad, lo demuestran los buenos resulta- dos del tratamiento eléctrico de muchas enfermedades y los ensayos, en parte muy satisfactorios, de aprovechamiento de la electricidad en la agricultura para promover el desarrollo de los vegetales. Com- prenderemos aún mejor la posibilidad de estos efectos de la electrici- dad, recordando el papel importante que desempeña en todos los fenó- menos físicos y químicos, verdad cada vez más evidente á medida que la ciencia va penetrando en las íntimas condiciones de la naturaleza.

Al concluír este artículo no debemos ocultar que no faltan algunas discrepancias entre los datos que pudimos recoger, lo que no es raro, teniendo en cuenta las dificultades ó la vaguedad inherentes á toda clase de observaciones biológicas. Estaríamos satisfechos con llamar la atención hacia un tema apenas sometido hasta hoy á un examen científico, que seguramente merece. Corresponde á los institutos agri- colas el hacer experimentos exactos. Los gastos serían pequeños y los resultados quizás de importancia.

Colegio Germania, Buenos Aires, noviembre 1914.

ALFREDO JATHO.

UN PROBLEMA DE QUÍMICA

(Continuación)

5” Ocupémonos ahora de la acción del ácido nítrico sobre el anti- monio, tema que se presta á interesantes disquisiciones.

Ya vimos al tratar del mismo asunto respecto al estaño, que según la concentración del ácido nítrico podía obtenerse ácido metaestánni- co SnO'*H*, 5H*0 ó ácido estánnico SnO*H?, cuya deshidratación por el calor origina el óxido de estaño SnO?, que la naturaleza nos ofrece, aunque no con iguales caracteres físicos, constituyendo el mi- neral llamado casiterita.

Tratemos primeramente de la preparación del ácido metaantimóni- co SbO*H. El doctor Miero, en el artículo consagrado al ácido nítrico, en su exposición magistral (que nos recuerda á Troost) de las propie- dades de ese interesante cuerpo, dice en la página 195, que el estaño y el antimonio son transformados en anhidridos ácidos (entiendo que habrá querido decir después de la calcinación) con desprendimiento de NO, NO ó N” y formación de NO,NH*. Esta reacción no la for- mula, como tampoco otros autores que escriben de química más exten- samente. Vamos nosotros á llenar ese vacío, llevando en cuenta la producción posible de todos esos cuerpos.

Sea la ecuación simbólica de la reacción :

x.Sb + y: NO'H +2. H?0—uw.NO + v. NO + LO NE NANO IN" Es. . SDO*H

AN. SOC. CIENT. ARG. T. LXXVIIL 18

274 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

2 =>s, ecuación del antimonio, Sb.

y=Uu+9% + + 2t, ecuación del nitrógeno, N. 3y +2 =U +0 + 31 + 3s, ecuación del oxígeno, O. y + 22 4t + s, ecuación del hidrógeno, H.

Es pues, un sistema de cuatro ecuaciones con ocho incógnitas, y por tanto de los llamados más que indeterminados. Esecribamos de este otro modo las ecuaciones atómicas :

¡ea —s=0 (1) Ñ | Y uy 2v 24 2t =0 (2) y e = 338/10 (3) Ly + 22 4bt— s=0 (4) Eliminamos la u entre (3) y (2); viene : MY+2+0+ 20 —t— 3s=0. El nuevo sistema equivalente es el B. y —u— 2v 20 21 e (1) B Xx == 58 ==) (1) E) y + 22 At— s=0 (2) MY E 2 F0+20— t= s=0 (3) En el sistema reducido B” eliminamos la z. y + 22 4— s=0 (2) dy + 22 + 2v + 4w 24 6s =0 (3). 2 3Y + 2v + 4w0 + 2% 5s=0 Compondremos el nuevo sistema equivalente €, escribiendo : y =u 2v 20 26 0 (1) y +2+0+9%w— t— 3s =0 (2) C SN TX $ (1) l3y + 20 + 4w + 258 =0 (2)

En el sistema reducido O” eliminamos la s.

Dx —535=0U (D15 3y + 20 + 4w + 2 —5s=0 (2)

189) -] Qt

UN PROBLEMA DE QUÍMICA

Ba 3y 20 4w 2=0

ecuación final que escribiremos de este modo :

5 3y =2%vo + 4w + 2= k (a)

Esta ecuación se satisface si ponemos - = 2k, y = 3k. De modo que substituyendo por k su valor y escribiendo los valores generales de las incógnitas, estas serán :

a= 40 + Sw + 4i + 3m; y = 60 + 120 + 6t + 53m. Ahora de la ecuación (1) de €” se saca: s=4v + Sw + 4 + 3m. De la primera ecuación de sacamos la 4.

u=y— 2v 20 2%, u= (60 + 120 + 6t + 5m) 2v 20 2t = 4v + 10 + 4t + 53m.

De la (2) de C sacamos 2.

2¿=38 +4 t—v— 20 2y =3 (40 + Sw + 4t + 3m) + +t—v—20—2 (60 + 120 + 6 + 5m) 2¿=— v0—20 +t—M.

Tenemos así las incógnitas 2, y, 2, 4, $ expresadas en función de las restantes y de la indeterminada m.

x= 4v + 8w + 4 + 3m; y = 60 + 12%0 + 6t + 5m, 2=t— 0 20 2mM; u= 4v0 + 10w + 4t + 5m, VU: —=0; WwW=W, tft s—40+ Sw + 4t + 4m.

Deberíamos ahora ver si estos valores verifican las ecuaciones del sistema dado. Haremos gracia al lector de esa comprobación, afirman- do que la hemos llevado á cabo con éxito.

Resta ahora determinar los límites de los valores de m, deducidos de la condición de ser positivos los de las incógnitas.

> 0 4v + Sw + 4e + 3m > 0 3m > (tu + Su + 4f)

AO OUR 2

> > .) 13)

m> >

(20 + 4w + 2f)

276 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

y>0 6v + 120 + 6t + 5m > 0 Mm —>—(+ 61 + 12.0 + 6t)

6v + 120 + 6t 3 m > - =— - (20 + 4w + 31) 3) 3)

0) . Sar y) eS 0 do pri Ar 0 Bm ES

3) o m "> - (20 + 5uw + 2) 19) >> Y) tv 24 —m —>0 —M>o+02w—ét; m< +20 +. s>0

Como s = x resulta para m el mismo límite que dió .. Como de dos cantidades negativas, la mayor es la de menor valor

$) o 5 , z - 2 ROA 1d, absoluto, reduciendo á común denominador 7 y inferimos que 3 5 9 2 ésta última equivalente á ¡5 5 mayor que la otra 5 equivalente 19) e á 15 : Tendríamos pues la ¿necuación : 5 0 E 9 E a (vo + du + 3t) < 15 (20 + 4u + 31) (a) dy 9) Ó 10 3 27 Y E) o , 15 (2v + 4u + 3t) > 15 (2v + 4u + 54). (a”) 5 5

Debiendo ser positiva la expresión de z, es necesario quet = v + 2. Si provisionalmente ponemos v + 2 = t; 2v + 4w = 2f, y de este modo la inecuación (a) será

A O o (2 (21 ol); ='0 De a 0 o => A e TA 3

lo que es evidente.

Podríamos establecer otro inecuación valiéndonos del límite de m para 2 > 0 y del correspondiente para x > 0,6 u > 0. El objeto de esas inecuaciones sería el eliminar una ó dos de las incógnitas á fin de determinar límites entre los cuales quedaran comprendidos sus valo- res. Pero esa tentativa no nos ha dado resultado; creemos que por no haber en ellas término constante, ó quizá por no conocer el procedi-

UN PROBLEMA DE QUÍMICA 277

miento de análisis que lleye á los resultados apetecidos, en cuyo caso la culpa sería de nuestra ignorancia, y la tentativa de éxito seguro para un analista que no fuera un dilettante químico matemático como NOSOtTOs.

Pero lo que podemos hacer es determinar un límite inferior de los valores de t para valores conocidos ó supuestos de » y 1.

Así, en la hipótesis de que » y 1. asuman los valores minimos, v= 1, w=l1,serát > 3. Si hacemos, por ejemplo, += 3, la desigualdad m< v 24 + t, se convierte en m < 0, lo que indica que m ha de ser negativo. Veamos ahora los limites de m para las demás incóg- nitas y observemos si ellas comprenden los valores propios para ha- cer positivas las cantidades desconocidas.

Para 235.0, MEA A A A A RR A

Para y > 0,

o 13] a DN ' eN, o IN 6 m_>=—-=(Q.1+4.83 3.39) ==: 23 ===> =-—13 5 E) 5 aproximadamente m > 13.

Para 2 > 0,

m=<—1-—2.1+3=0, m << 0, Para.u >> 0

z 9 26 A (O A ES e > 2 0 9) ) 19)

mo o>= b,

Para s > 0, m tiene el mismo límite que para z.

Como m debe ser >> 5 y < 0 los únicos valores que podemos atribuir ám son: m == 1, 2, 3, —4,— 5.

Asignemos á m el valor 4, y los valores de las incógnitas serán : A A E ES NS E A A SO Y 1 MS == 16 2 == 3 1 2 1 FSA E LO A O 0 0 == 8 12

La reacción sería :

128b + 16NO*H + 4H?0 6NO + N a +00? + + 3NO!NH* + 128b0*H (IT)

278 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Pero si se desea obtener la reacción de mínimos coeficientes dentro del sistema de valores generales hallados para las incógnitas, pondre-

mos en sus expresiones : m = 5. Así, será: =9, Yy=l1l,.2=0, 4=L . 11. WIN

9Sb + 11NO'H + 5H?0 = NO + NO + N? + + 3NO'NH* + 98bO*H (UI)

Claro está que si asignáramos á m otro cualquiera de los valores convenientes, es decir, de los comprendidos entre 1 y 5, sin ex- cluir á éstos, obtendríamos otros que satisfarían á la ecuación simbó- lica. De modo que la reacción podrá formularse de cinco maneras dis-

tintas para los valores fijos de v = 1, = 1,t= 3; y se comprende que si cambiaramos los de estas últimas variables, podría formularse todavía de otros muchos modos. Surge, pues, naturalmente la pregunta: Entre estos variados modos de formular la reacción ¿cuál es el ver- dadero? ¿ cuál el que manifiesta las proporciones relativas, en que da- das las cantidades reaccionantes, se producen las originadas por la reacción ?

Entendemos que, dado el estado actual del análisis indeterminado, no puede responder éste de una manera categórica á esa interrogación.

El análisis de esta especie tiene sus puntos débiles como los tiene toda creación humana; pero he descubierto que siguiendo otro orden en la eliminación de las incógnitas, puede á veces, llegarse á una de- terminación relativa de las variables, disminuyendo así la indeter- minación del problema.

Tomemos de nuevo las ecuaciones atómicas de la reacción simbó- lica :

av.Sb + y. NO'H + 2. H%0 —=u. NO + vw. N?0+

+ 0.N* + t. NO"NH! + s. SbO*H (1)

2 s$=0 (1) NO Yu 2v 24 2 =0 (2) Sy v— 3dt—os=0 (3) Voy + 22 At—= s=0 (4)

Eliminamos la + entre (2) y (3).

y 1M= Y = Lim = Yi == (0) (2) 6y + 22 2u 2v 6t 65 =06 (3). 2

dy + 22— qu + 2 —4t 65 =/0

UN PROBLEMA DE QUÍMICA 279

Formaremos el nuevo sistema equivalente B.

[y —u— 2r 24 2f —0) (1) B XL s=/0U (1) B"; y + 22 At—= s=0 (2) 5y + 22 —U + 24 4t 6s =0 (3) Eliminamos la t en B” entre (2) y (3) resultando : 4y 4 + 24 5s =0. El nuevo sistema equivalente es el €. y u— 2v 24 2% == (1) y + 22= 4b— 8 =:0 (2) 0 CO y $ ==, dE (4y —u + 20 5s —=0 (2) En el sistema reducido C* eliminamos la s. dy —u + 24 580 (2) 0% bs =0 (EL 51 4y $ u— 24 0 ecuación final, que escribiremos así : dx 4y = 20 —u— k (a)

Se advierte que esa ecuación se verifica para x= k, y = k, es decir,

para 1 = 240 4 + 4m, y = 20 —u + 5m, escribiendo ya los valo- res generales. s == =2w0 u + 4m. De la 2 de C, sacamos : 22 4t =5— y = (20 —UuU+4m) (20 U+5M) 22 4t— —M; : E y ME m q Ó 22 = Mm, 24 2 = + Como > debe ser entero es necesario md sd m Di | a AS que 7 =mM', siendo m' entera, luego m = 2m'. La ecuación última será por tanto 2t ¿— m' (b), que se satisface por t=M',2=8M",

y de las que no escribimos los valores generales para evitar la intro- ducción de una nueva indeterminada £n, que no es aquí necesaria. La (1) de C nos permite obtener +.

2v =y 4 240 2t= (2 —u + 10m') u 2 —2.(m') =—2%u + Sm'; v=—0u + á4ám'7.

280 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Tendremos pues las incógnitas expresadas en términos de u, w y

m' como sigue :

== 240 —u-+8m', y=2w—u+10m', s=2%w0—u-+8m',

E==MS U= 4, v=—u>+4m', MES == 7 Ahora, como las incógnitas deben ser positivas, pondremos :

, : 1 2>0, 2—u+8m'>>0, Sm'>u—2w, m' >-<(u— 20).

L y>0, 2w—u+10m'>>0, 10m'">>u—2w, m' > 10 (u 21)

2300; A u > 0, VO, —u + 4m'" >0, Y 4m' > Y, MU > 1

DEDO imphe: Me > DS 0 da el mismo límite para m que x > 0. Desde luego se advierte que m' debe ser positiva. Por otra parte el deber ser m' > z y entera, arguye que u no puede tener un valor in- ferior á 4, sino éste ó alguno de sus múltiplos. Por otra parte, el lí-

mite m' > <= (u 210), podría conducirnos á un valor relativo de 10.

C

E ar E US : Si supusiéramos u = 4, la expresión m' > 4 sería m' > 1. Asigne-

; , e 1 mos á m”' el valor 2, y substituyámoslo en el límite m' > 5 (u 20); e

A 1 vendría 2 > -

0

(4 20); 16 > 4 20; 12 > 20; 6 > —0w;

6 < 100 > 6, lo que para poco nos vale, puesto que + debe ser positivo y cuando menos igual á 1. Más si á u le atribuimos el va- lor 24 dejando indeterminado á m provisionalmente, la relación sería

1 m' >< (24 24) = 3 q, y como m' debe ser entero, ha de serlo

o] «

también q de modo que el mínimo valor para +0 sería 4; m” enton-

ces, será m' > 3— 1 2, m' > 2, y así la relación entre u y w sería por lo menos la de los números 24 y 4, 24 : 4, sin que ella excluya la de 24 : S, pues este valor para 1 (S) nos daría un valor apropiado para Mm.

UN PROBLEMA DE QUÍMICA 281 Demos pues á m el valor 2, 4w el 1 y á u el 4, y obtendremos:

=2.1—44+48.2=14, y=2.1-—4+10.2=18,

E A ES 14.2 = Lo 0 == 16= 2 82 4=> 11.

La reacción podría entonces formularse : 148b + 18NO*H + 2H?0 = 4NO + 4N*%0 + N? + + 2NO"NH* + 148SbO*H (IV) Si introducimos también la condición hallada en el anterior sistema de valores de las incógnitas (1* resolución) de ser t= 3, ella, en el pre- sente, exige que se ponga m = 3, y así los nuevos valores son :

A SS 9 y == 9) 12 4 10.48 = 98

,

o

SN == ARS 0 == 11 1 == 4 8H 6292

te

Y tenemos la nueva fórmula química :

228b + 28NO'H + 3H%0 = 4NO + 8N?0 + N? + + 3NO*NH* + 225b0*H (V)

La comparación de las igualdades químicas (II) á (V), conduce á re- flexiones que por lo menos son curiosas, cuando no útiles. Así la (II) dice que la proporción de agua en moléculas es el cuarto de las del ácido nítrico, y el bióxido se eleva á más del tercio de él, siendo poco más del quinto la del nitrato de amonio. En la (111) refiriéndonos siem- pre al ácido nítrico como término de comparación, la proporción de agua es casi la mitad de la del ácido, siendo la del bióxido del undécimo y la del nitrato de algo más del cuarto. En la (1V) la proporción del agua es el noveno de la del ácido, la del bióxido algo menos del cuarto y la del nitrato el noveno. En la (V) la proporción de agua es un poco menos del noveno, la del bióxido la séptima parte, la del protóxido doble de la del bióxido y la del nitrato igual á la del agua. Se observa, pues, que hay disparidad en los resultados. ¿ Cuáles serán los más probables ? Entiendo que han de ser los que produzcan mayor proporción de óxido nítrico, dada la concentración del ácido atacante, y discurriendo por analogía con lo que sucede para el estaño. Así, nos parecería aceptable la (11), aunque ponemos el reparo de ser.

Algo sobre la pólvora de guerra. Aunque los análisis practicados por diversos autores desde Busckofen y Schins hasta Berthelot y otros más modernos difieren notablemente, el examen del humo y de los re- siduos de la combustión inducen á admitir la formación, ó al menos la

282 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

tendencia á formarse, de los numerosos productos que indican estas fórmulas SO*K?, CO*K?, 0O?, CO, N?, S*0*K?, SK”. Admitiendo que la composición de la pólvora está bien expresada por la fórmula usual 2NO'K + 30 + 8, se pregunta ¿ cómo podría satisfacerse la ecuación que liga la constitución de la pólvora con los productos de su defla- oración y residuos depositados en el alma de los fusiles ?

Partamos de la ecuación simbólica y deduzcamos las respectivas ecuaciones atómicas :

y [2NO'K + 30 + S] = y . SO'K? + 2. CORK? + u. CO? + 19.00 EN? FEt. SOT +3 5KS

2 = 2, ecuación del nitrógeno, N. 61 = 4y + 32 + 2u + v + 3t, ecuación del oxígeno, O. 22 = 2y + 22 + 2t + 2s, ecuación del potasio, K. 3x=2 +4 +0, ecuación del carbono, GC.

2-=Yy + 2t + s, ecuación del azufre, S.

x u == (1)

| 61 4y 32 2u 9t —0) (2) O t=s=0 (3) / SL E UV 10 (4) e— Y 2=s=0 (5)

Eliminamos la s entre (3) y (5) y sale: 2 + t =0. El nuevo sis- tema equivalente es el B.

u=— y— 2 —Ú—8 —M0) (1)

| 2 u =0 (1) B 6x1 dy 32 2u v 34 =10 (2) B" ¿34 2= U—0 = (3) 2 + t=0 (4)

En el sistema reducido B” eliminamos la + entre (2) y (3); saldrá : 31 4y 22 Yu dt = 0.

El nuevo sistema equivalente será el €.

A = (1)

| IL 2£-—U—0V == (2) C —w = 10 (1) ¡EN E e A (2) ¡MS dy 22 4 —= 3t=0 (3)

UN PROBLEMA DE QUÍMICA 283

En el sistema reducido C* eliminamos la x entre (1) y (5).

5%, 3w —0) (13 3 4dy 22 4 3t=0 (2)

4y + 22 4 U— Me + SE 00

El nuevo sistema más sencillo á que así llegamos es el D.

y=—Yy—2=t— 8 =0 1) pe 2 —=u—>ov —0) (2) D 1 Y = ( (3) l dy +] 2 +u>— 30 +3t=0 (2)

En el sistema reducido D”' eliminamos la 2.

=D +2%=0 (E dy + 22 4- Uu— 340 + 3t=0 (2) 4y + U— 30 + 5t=0 ecuación final. 4y 34 = —u— dt = —k (a) Esta ecuación se satisface por y = k, w =— k luego los valo- res generales serán : y =—U4U— 3 + 33M, w=— 4 5 + 4m. Y á causa de la (3) de D será - = w = u 5t + 4m. De la (2) de

D, llevando en cuenta la (1) de D” sale:

V= 3 == 2 =U= 3 —Ú—U=3 (0) lt 4 = = 3 (— 4 5t + 4m) —t —u = 4u 16t + 12m.

De la (1) de D' sale ¿ = t. Falta deducir la s que viene dada por la (1) de D.

$ =% —YyY —2—t= (—4— 53 + 4m) (— 4 5t + 3m) —t—t=m— 2t.

Tenemos así : r==—u— 53 +4m; Yy=—U— Dt] 3; OS Uu=u

v=—4u—16t+ 12m; w=—u—it+4m; t=t; s—m>— 2.

284 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

Como las incógnitas deben ser positivas, estableceremos esa condi-

ción poniendo

+ 1 o>.0 U— Di + 4Am >0; dm > u + 5 m > e + bt) ] E E 1 E y>o0 4U— Md +3m>0; 3m > u + 51 m > gi + 5t)

2>0 implica ser 10; u>0

v>0 4u 16t + 12m > 0 Ó u + 46 4 —4t + 3M > 0; 3m "> u + 4t; m> —— ) w0 u— 5d +ám >0

da el mismo límite para m que z. to>W0 implica que t sea positiva (es una de las variables) $3> 19 m—= 2t>>0 m > 2t.

Como en estas expresiones no se encuentran más que límites infe- riores para m, no es posible precisar el valor que debemos asignarle, pero á causa de la expresión de s > 0, cualquier valor inferior á 2t sería conveniente. Pongamos pues m = 3t, por ejemplo. En tal virtud

la relación m > 7 (u + 5t), se convertiría en la igualdad ó desigual- )

Jl E 1 dad 3t = 5 (u + 5tó 3t > ;(u + 5t), de la que se deduce 9t > u + 5, 19) 13) 9t 5t > uy, 4t > u. Luego si á t le asignamos el valor 1, á u podrá asignársele el valor 3 ó 4, siendo entonces m = 3. Conviene dar á u el valor 3 para evitar la desaparición de y. Tendremos, por tanto:

=—u— bt + ¿Mm =—3—5.1+4.3=4; Yy=—u—5t+43.mMm=—3-5.14+3.3=1; e =te=!ls u=3; v=—4u—16t + 12m=—4.3—16.1+12.3=8; == 45 +H4dm=.%0=4 11 AMS 20

La igualdad química podría ser en tal caso :

UN PROBLEMA DE QUÍMICA 285

4[2N0'K +30 + S] = SO*K? + CO*K? + 300? + + 800 + 4N” + S*0*K* + SK?

Para tener la seguridad de que esta relación expresa los fenómenos observados sería necesario que estuviese de acuerdo con los resulta- dos obtenidos por el análisis químico.

Ahora bien, como estos últimos no son concordantes, como ya diji- mos, cabe un tanto de incertidumbre respecto al valor de aquella igual- dad. En lo que no hay duda es en que representa las princi pales substancias formadas, unas, y que tienden á formarse, otras, en este complicado proceso químicofísico en que intervienen presiones, tempe- raturas, disociación y cambios de estado.

Reacciones que dan origen d sistemas con más ecuaciones que incógnitas, siendo no obstante indeterminados

1% Azul de Prusia [(ON)'"Fe|*Fe*. Se obtiene como sabemos vertien- do una solución de ferrocianuro de potasio en una sal férrica.

a. Fe“Cl* + y . (ON'FeK*= 2. KCl + +u.[((ON)'FejiFe? (TI) Ecuación química

A Y == MU (1) 0==S (2) y = Su (5) Y —='54 (4) dy = 2 (5) 2x + y = Tu, ecuación del hierro, Fe. 6x = 2, ecuación del cloro, Cl. 6y = 15u, ecuación del carbono, O. 6y = 18 u, ecuación del nitrógeno, N. 4y = 2, ecuación del potasio, K. Como vemos las ecuaciones (3) y (4) son iguales. ; a a Y Resolvamos el sistema en términos de y. Tenemos de la (3) u = ¿+ 19) 2 De la (5) 2 = 4y. De la (2) por comparación con la (5) » = 6)=31Y ) (3) 19) y

La (1) debe verificarse por los valores hallados. 2 +

286 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA

4 3 E A

=Y + 54 == 35y identidad. Para que los valores de las incógnitas sean D (3) 19)

enteros, basta poner y = 3; resulta en tal caso :

== == A A A de 4 =1 La ecuación será : 2Fe?CI* + 3 . (CN'FeK* = 12K01 + + [(CN)Fel'Fe*

Adoptando el símbolo Cy para el cianógeno, ya que no funcionan separadamente el carbono y nitrógeno que le constituye, hubiera po- dido escribirse una ecuación menos; el sistema tendría cuatro ecua- ciones con cuatro incógnitas, que es á lo que al fin se redujo el an-

terior. ANGEL: PÉREZ.

(Continuará.)

ÍNDICE GENERAL

DE LAS

MATERIAS CONTENIDAS EN EL TOMO SEPTUAGESIMOOCTAVO

(uelques notes pour servir de complément au recueil de Mr. L. Hauman-Mereck sur «Les parasites végétaux des plantes cultivées en Argentine et dans les EÉMONSPUMItrophes». por: CARBOSMILIZER A dolo dal isa ld

Sobre blastoftoria, por VÍCTOR WIDAKOWICH

Un problema de química, por ANGEL PÉREZ

A OA EA 32, 97, Influencia de la presión y temperatura sobre los fenómenos de disociación, por CamiLo MEYER

La verdenasquina. Nueva variedad de caucho, por CARLOS SPEGAZZINT........ Observaciones aero-eléctricas en la República Argentina por G. BERNDT....... Aplicación de la ecuación de la línea elástica en el cálculo de vigas parabólicas,

por OTTOMAR SCHMIEDEL

Contribución al estudio de los lepidópteros argentinos, por EUGENIO GIACO-

MELLI Nernst : Su obra científica, por H. DAMIANOVICH (Conclusión)................. Las aguas subterráneas de la ciudad de Buenos Aires, por el doctor ATILIO

Parexpedición al Iberá por ENRIQUE BUYSEGUR:> > oitnados te deleted e taa la e Clasificación de las adivinanzas rioplatenses, por el doctor ROBERT LEHMANN- NES CHE Toalla lara IS e

¿ Qué influencia sobre los seres vivientes se atribuye á la luna en la Argentina ? por ALFREDO JATHO

BIBLIOGRAFÍA

La silice el les silicates, por Henry Le Chatelier Hlectronique et bioloyie, par P. Achalme Cales argentinas, por el ingeniero Mauricio Durrieu

Sulla diffussione dei ¡one nel corpo delle piante, in rapporto specialmente al luogo di formazione delle sostanze proteiche, por Camilo Acqua..s

' Y AR PAI a A y b a PA y LriA PRA l a Ly 7 EN e ' Ry Me $ 288 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICO AR

Los primitivos habitantes del Delta del Paraná, por el doct La agricultura colonial, por Mariano B. BertO....... . Catálogo de la flora argentina (inédito), por e Su Votes sur les Phytolaccacées argentins. por Lucien H aum

4% y Addenda ad Jicrona Chaco Australis, POrúN, Rojas Acosta e y (ja Po pe > p 3 My , y m7 dE , dd Pi pz, > . Ñ i a E » Ri Ñ 4 o y E ao 7 ae á - le 5, ae 0 y i 04] y r Ss 0 a á / e y N + e. tal ESO E vB o ¡ V a ' Ss > k e X Ñ 0 6 * 5 mn e CA f 1 $ Ya P le e 9 E . e, al 4 bal e " y y) » z SpA y y 1 5, els / . Ñ a: ml j 7 + ii , " pan 11 A e: y * Y ds A ES p . mE a - y y y p AAA y 4 ' " ñ Ú md 1 dl + e d x ; - - 0 a : y ¿ k 5 y? il PS Ñ 4 pa F e 4 «0 P* v ' » El " A Y Ñ a. »* y p as d ¿ 5 Ñ ' , L y » E e * > * Ñ V k o e A s d de pu q 0] e * y e | A A 4 ; e / UA mr A y ye ex Ea Z d PE q " A 4 e e 1 5 AB , E Y : PA E y n Ja Un] ¿ + q 25 a eN o y - 8 Ñ " ul a "E - á y ] » y O o e e A d 53 e ' LADO

González Litardo, Donato.

-— González Litardo, Justo.

González, Agustín. Granero, Miguel. Gradin, Carlos.

-——Gregorina, Juan.

-— Gegorini, Juan A.

-—Grieben, Arturo.

——Grianta, Luis.

Groizard, Alfonso. Guido, Miguel.

Guglialmelli, Luis €. Gutiérrez, Ricardo J. Guesalaga, Alejandro.

Guerrero, Mariano A.

—— Hauman Merck, Lucien. Harrington, Daniel. Herzfeld, Raúl.

Hermitte, Enrique. . Herrera Vega, Marcelino. - Herrero, Ducloux E.

Henry, Julio.

Hicken. Cristóbal M.

ne Hileman, Guillermo.

-——Holmberg, Eduardo L. Hoyo, Arturo. -

Huergo, Luis A. (hijo)

Huergo, Eduardo.

Huergo, José M. Hughes, Miguel. Ibarra, Luis de.

$ Iribarne, Pedro. Iribarne, Julio.

Isbert, Casimiro V. Issouribehere, Pedro J.

-Isnardi, Vicente. Israel, Alfredo C.

-— lturbe, Miguel.

—Ivanissevich, Ludovico.

- —Jesinghaus, Carlos. *

Jurado, Ricardo. o

- Kock, Víctor.

Klein, Hermán.

-—Kreusberg, Jorge. >

Kurt Hossens, Carlos.

Laclau, Narciso €.

- —Lafone Quevedo, Samuel A.

——Labarthe, Julio.

-—Lahille, Fernando. Landeira, Pedro, V.

Laporte, Luis B. Lara, Juan Bo _Larregoy. José.

Larco, Esteban.

.

Y

Lathan Urtubey, Augusto. Latzina, Eduardo.

| Laub, Jacobo J.

| Lavarello, Pedro.

Lea, Allan B.

| Ledesma, Pedro M.

| Leguizamón, Pondal Martuo. Lejeune, Luis M. Lemos, Carlos,

Lepori, Lorenzo. Leonardis, Leonardo de. Lesage, Julio.

Letiche, Enrique. Levylier, H. M. Logarte, Ramón.

Lizer, Carlos.

López, Martín J. Longobardi, Ernesto. Lozano, Narciso, M. Lozano, Nicolás. Lugones, Arturo M. Lucero, Octavio.

Luro, Rufino.

Ludwig, Carlos. Lutscher, Andrés A. Madrid, Enrique de. Mégy, Luis A.

Magnin, Jorge.

| Maligne, Eduardo.

Mallol, Emilio. Mamberto, Benito. Maradona, Santiago. Marín, Plácido.

| Marreins, Juan.

Marcó del Pont, E. Maroíta, Pedro. Marino, Alfredo.

-| Martínez Pita, Rodolfo.

Marti, Ricardo. Massini, Estéban.

| Maupas, Ernesto.

Mattos, Manuel E. de. Mazza, Aurelio F. Mazza, Salvador. Medina, José A. Meoli, Gabriel. Mercante, Victor. Mercáu, Agustín. Mermos, Alberto. Merzwacher, Luls. Meyer, Camilo. Mignaqui, Luis P. Millan, Máximo. Molina y Vedia, Delfina.

SOCIOS ACTIVOS (Conclusión)

Molina y Vedia, Adolfo. Monge Munoz, Arturo. Molina, Waldino. Molina Civit, Juan. Morales, Carlos María Moreno, Francisco P. Moreno, Evaristo V. Moreno, Josué F. Morón, Ventura. Móbring, Walther. ES Mordeglia, Domingo. , Mo: Mormes. Andrés. o Morteo, Carlos F. A Mosconi, Enrique. s Mugica, Adolfo.

Narbondo, Juan L.

Nacher, Francisco. A Nágera, Juan José. PTS: A Navarro Viola, Jorge. Ac Natale, Alfredo. Negri, Galdino. Nelson, Ernesto. , Nelson, Enrique M. y

Newton, Artemio R. EN - Niebuhr, Adolfo. E SAS

Nielsen Juan. AN Newbery, Jorge. A

Newbery, Ernesto. Noceti, Domingo.

Nogués, Domingo. Nougues, Luis Y. $3 Nouguier, Pablo. AMEN

O'Connor, Eduardo. - > Ochoa. Arturo. > 0%

Ojeda, José T. OS Olmos, Miguel. : Olivera, Carlos E. Oliveri. Alfredo. Orcoyen, Francisco. Orús, José M. Orús, Antonio (hijo). <= E Otamendi, Eduardo. == Otamendi, Rómulo. ; Otamendi, Alberto. Otamendi, Gustavo. Otamendi, Belisario. Outes. Felix F. Padilla, José. .. Padilla, Isaías.

Paita, Pedro J.

Pajtoví Oliveras, Antonio.

Palacio, Emilio.

Palet, Luciano.

'Panelo, Estéban.

SOCIOS ACTIVOS (Continuación)

Paoli, Humberto. Paolera, Carlos M. della. Parera Denis, Fortuno. Parodi, Edmundo. Pasman, Raúl G. Pastore, Franco. Paquet, Carlos. Parckinson, Pedro P. Paz, José M.

Pattó, Gustayo.

Pelosi, Elías.

Pelleschi. Juan.

Peralta Ramos, Enrique. Pereyra, Emilio.

Pérez, Alberto J. Pértile, José C. Petersen, Teodoro H. Pigazzi, Sautiago.

Piana, Juan.

Piaggio, Antonio. Pouyssegur, Hipólito B. Podestá, Santiago. Ponte, Federico N. del. Pol, Víctor de.

Posadas, Carlos.

Puente, Guillermo A. Pueyrredón, Carlos A. Puiggari, Pío.

Puiggari, Miguel M. Quiroga, Atanasio. Quiroga, Modesto. Rabinovich, Delfín. Ranzenhoffer, Oscar. Recagorri, Pedro $. Rebuelto, Emilio. Rebuelto, Antonio. Retes, Antonio.

Repetto, Roberto. Repetto, Nicolás. Repossini, José.

Reyna Almandos, Luis. Reyes, J. Miguel. Riccheri, Pablo.

Risso Domínguez, Juan (. Rivara, Juan.

Rivarola, Rodolfo. Rodríguez, Aravena Santos. Rodriguez de Vicente, Roman Rodriguez Etchart, Carlos. Rodríguez Larreta, Eduardo. Roffo, Angel.

Roíto, Juan.

Rojas, Estéban €. Rojas, Juan R.

Rom, Carlos A. Romero, Julián. Romero, Antonio. Rossel Soler, Pedro A. Rospide, Juan.

Rouge, Marcos. Rubio, José M.

Rua, José M. de la. Rumi, Tomás J. Sabaría, Enrique. Sabatini, Angel. Sáenz Valiente, Eduardo. Sáenz Valiente, Anseln:o. Sagastume, José M. Sánchez Díaz, Abel. Sánchez, Juan A. Sánchez, Zacarías. Sanromán, Iberio. Santángelo, Rodolfo. Segovia, Fernando. Sáuze, Eduardo. Sarhy, José $.

Sarhy, Juan EF. Saubidet, Alberto. Scala, Augusto. Schaefer, Guillermo F. Schmiedel, 0.

Seguf, Francisco. Schneidewind, Alberto. Selva. Domingo.

Sella, Federico. Senet, Rodolfo. Senillosa, Juan A. Serra Renón, José. Severini, Decio. Silva, Angel.

Sires, Marcelo C.

Sirí, Juan M.

Soldano, Ferruccio. Sordelli, Alfredo. Sorsau, Walther. Suárez, Eleodoro.

Spinetto, Silvio. Spinedi, Hermenegildo F.

Storni, Segundo.

Sunblad Rosetti, Gustavo.

Tamini Crannuel, L. A. Tarelli, Carlos A. Tejeda Sorzano, Carlos. Tello, Eugenio.

Tieghi, Segundo.

Thedy, Héctor.

Toledo, Enrique A. de. Tornquist, Adolfo.

Torres Armengol, M.

Torre, Bertucci Pedro Torrado, Samuel.

Traverso, Nicolás.

Ugarte, Trifón.

Uhart, Pedro.

Uriarte Castro, Alfredo. Uriburu, Arenales.

Uriburu, David.

Vallebella, Colón B. Vaccario, Pedro.

Vilar, Juan.

Valenzuela, Moisés. Valentini, Argentino. Valerga, Orente A. Valiente Noailles, Luis Valle Iberlucea, Enrique del Varela, Rufino (hijo). Vassalli, Miguel E. Vasquez de Navoa, Vicente. Velasco, Salvador. Vernengo, Roberto E.

Vico, Domingo.

Vignau, Pedro T. > Vidal, Antonio. de Videla, Baldomero. Villanova Sanz, Florencio. Virasoro, Valentín. -

Vivot, Eduaro.

Volpatti, Eduardo.

Volpi, Carlos A, . Vucetich, Juan. > Wauters, Carlos Windhausen, Anselmo. Widakovich, Víctor. a Wernicke, Roberto. : Wernicke, Raúl.

White, Guillermo. White, Guillermo J. - Wollenweide, Albino. Zakrzewski, Bernardo. Zamboni, Agustín. Zamudio, Eugenio. Zappi, Enrique V. Zemborain, Saturnino (hijo). Zelada, José. Zuberbúhler, Carlos E, Zuleta, Enrique.

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