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RENACCO, Sobre algunas enfermedades parasitarias de las plantas cultivadas. . 62 FRANCISCO AURELIO Mazza, Juicio crítico y aplicaciones de las aguas de la for- A o a do eo ld de IN a E A ————Á BUENOS AIRES E IMPRENTA Y CASA EDITORA DE CONI HERMANOS 684 — CALLE PERÚ — 684 1916 PRESTAN te at ao RNA Ingeniero Nicolás si Vicepresidente Moocinccommmm.- Ingeniero Alberto D -0 Vicepresidente M..ooooooo.... Doctor Guillermo Secretario de actas............ Ingeniero Pedro A. Secretario de O, Señor José M. Orús DESOFENO e ota iia EE Ingeniero Juan José ProtesorerO ....oocoo «om.ooo.. Ingeniero Emilio Mall Bibliotecario... .......«.«....... Profesor José T. Oj / Ingeniero Eduardo Doctor Claro CO. Dasst Doctor Luciano P. J. Ingeniero Anecto J. HOTales E ie e Ei Ingeniero e Arquitecto Raúl G. Ingeniero Enrique Doctor Juan B. Go Gerente....... AA SE 10 ADVE) Er Por Mes oi PoOranos an DS El local social permanece abierto de 3 INVESTIGACIONES GEOQUÍMICAS POR EL DOCTOR F. REICHERT CAPÍTULO I LAS ROCAS ERUPTIVAS DE LA ALTA CORDILLERA DE MENDOZA Las rocas eruptivas andinas estudiadas en el presente trabajo, tie- nen su origen en la parte de la cordillera argentino-chilena, que como región inexplorada se extiende entre el 3256" y 35*15', y que des- pués de las expediciones de Helbling-Reichert se ha denominado re- sión del ventisquero río Plomo. Algunas otras rocas provienen del macizo del Tupungato y además se han incluído en nuestros cálculos las rocas, que afloran en la cumbre del Aconcagua, descriptas por Bonney y analizadas por Gray (1). Las rocas plutónicas de la « región del ventisquero Plomo », forman principalmente su borde occidental y constituyen la cordillera de lí- mites, que culmina en los macizos gigantescos del Nevado Juncal del Nevado de Plomo y sus vasallos, cuyo declive corre hacia los porte- zuelos de Pircas y Morado. Los encontramos también en varias otras cumbres de la Sierra Chorrillos, que limita el borde oriental de esta región; en general las rocas demuestran una presencia muy frecuente en los alrededores más cercanos o lejanos. Las rocas del Tupungato provienen en parte del macizo del cerro (1) FITZGERALD, The highest Andes, London. 6 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA mismo, en parte pertenecen a la zona eruptiva del valle Tupungato inferior, donde las poderosas montañas de granito entre la desemboca- dura del rio Blanco hasta Chorrillos caracterizan esta zona. Las mues- tras de rocas estudiadas y analizadas han sido tomadas ¿n situ por el doctor Helbling y por el autor; su presencia local y su extensión re- gional dentro de las regiones exploradas es exactamente conocida, de tal modo que las diferentes clases de rocas pueden fácilmente ser mar- cadas en el mapa geológico. La investigación científica del material coleccionado nos parecía tanto más deseable, cuanto que las rocas eruptivas de nuestra región no son de presencia esporádica, sino que se las encuentra en muchos otros lugares de las Cordilleras de los Andes (1) hasta Patagonia, por cuya causa hemos creído, que los resultados obtenidos fueran de in- terés general también para rocas de otra procedencia. Las investigaciones químicas de estas rocas se consideran como primera parte de un estudio petrográfico completo, siguiendo en anexo la segunda parte, sobre la investigación óptica de las láminas, reali- zado en el instituto geológico de la Universidad de Basilea, por inter- medio del doctor Helbling. El objeto principal de la investigación química era naturalmente en primera línea : la determinación cuanti- tativa de sus diferentes componentes y en base del análisis cuantita- tivo, el establecimiento de un sistema químico de clasificación, en el cual los tipos de las rocas analizadas fácilmente pudieron ser colo- cadas. Para el establecimiento de un tal sistema químico era necesario cal- cular provisionalmente los componentes cuantitativamente determi- nados a combinaciones minerales, como se presentan frecuentemente en rocas y de poner en relación entre sí, las proporciones de los mine- rales calculados para hacer una comparación. Es evidente, que a un tal ensayo los minerales calculados a base del análisis global y su- puestos cristalizados de un magna de composición química dada, no corresponden siempre ni cualitativa ni cuantitativamente a la com- posición mineral efectiva de la roca, reconocida a priori o determina- da a vía óptica. Pero si también por razones bien explicables, la clasificación indi- cada no es la ideal — en la cual solamente queda expresada la propor- (1) Como me lo comunicó el señor doctor Backlund, parece que el pórfiro nú- mero 2 del Nevado de Plomo con sus concreciones es muy parecido e idéntico a los pórfidos de la Cordillera del Viento (Chosmalal). (Comunicación privada.) 7 INVESTIGACIONES GEOQUÍMICAS ción entre las cantidades de los minerales efectivamente existente en las rocas — sin embargo nos parecía de interés para demostrar el gran alcance del sistema químico aquí adoptado, como en ciertos casos se le aproxima al ideal y que ventaja tiene el cálculo químico también en el caso, en que el mineral calculado o la proporción de los minera- les, no coinciden con la composición efectiva de la roca. El método de cálculo tratará de qué manera es posible recalcular bajo ciertas condi- ciones el mineral hipotético al mineral efectivo, sea por la investiga- ción óptica o por el análisis parcial. De los 29 análisis de los representantes típicos de estas rocas erup- tivas se ha calculado 25. Cuatro muestras no han podido calcularse por que son tobas y breccias. Lo mismo puede decirse de la roca cor- nea del valle Tupungato. Cada análisis siempre ha sido calculado según el mismo principio y los resultados se han recopilados en tablas, que fácilmente pueden ser controladas o en el caso de que la compo- sición mineral encontrada por cálculo no coincida con la composición mineral efectiva, posiblemente pueden ser recalculados después de la investigación óptica. Los análisis En todos los casos se ha empleado como materia de análisis, el polvo de las rocas secado al aire. La marcha del análisis se hizo según los métodos conocidos, tomando en consideración los métodos especiales propuestos por Hillebrand y Dittrich. Ha sido determinado : Si0,, AL,O,, Fe,O,, FeO, Mg0, CaO, Na,O, K,O, H,O, TiO, P,O,, Mno, CO,, Cl, S y Zr. Los análisis se han efectuados en el laboratorio de química de la Facultad de agronomía de Buenos Aires, en parte por el autor, en parte por el ex jefe detrabajos prácticos señor Nicolás Camus, a quien quedo muy agradecido por su colaboración. Se hace presente, que se ha dedicado mucha atención a estos análisis y salvo errores que involuntariamente pudieron cometerse se puede garantizar la exactitud de los resultados analíticos. Elección de un método de cálewlo y de clasificación La idea de calcular y de combinar ciertos minerales, que con fre- cuencia forman rocas, partiendo de un análisis global de una roca eruptiva y, además, la intención de clasificar dichas rocas en base de 8 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA un tal cálculo, ha encontrado partidarios y adversarios (1). Una pro- posición muy notable en este sentido ha sido hecha por Cross, Iddings, Pirsson y Washington en su libro dedicado al químico jefe de la Greolo- gical Survey señor W. Hillebrand, titulado The quantitative clasifica- tion of igneous rocks. Presentando este método de clasificación, del pun- to de vista químico, ventajas indiscutibles y una superioridad abso- luta sobre otros sistemas químicos, lo hemos adoptado para el cálculo y la clasificación de nuestras rocas. La otra ventaja de esta elección es también la que los petrógrafos de la Geological Survey ya desde años atrás se sirvieron del mismo sistema y que por esta razón nues- tras rocas de la alta cordillera incorporadas en este sistema pueden fácilmente ser comparadas con los que ocupan las mismas posiciones. Para poder comprender nuestros cálculos hay que tener presente lo siguiente : Los minerales que generalmente cristalizan o se separan de un mag- na son : 1” Minerales, que consisten en SiO, y alúmina libre (la última fre- cuentemente acompañada por zirconio), por ejemplo : cuarzo y co- rundo; 2” Minerales de alúmina, libres de magnesio y hierro, a saber los feldespatos, por ejemplo, ortoclasa, albita, anortita, leucita, nefelino, sodalita, neselita y las mezclas de estos feldespatos; 3” Minerales de alúmina, que contienen magnesia y hierro, a saber los piroxenes, antiboles, hornblendas, micas, turmalinas, espineles, etc.; 4” Minerales, compuestos de sílice y ferromagnesia, libres de alú- mina, por ejemplo, hiperstene, diopsida, acmita, olivino, wollastoni- ta, ete.; 5” Minerales libres de alúmina y sílice como: ilmenita, apatita, cal- cita, fluerita, también los óxidos o sulfuros de los metales pesados. Ahora bien. Si se considera estos diferentes grupos de minerales entre sí, es evidente, que para poder establecer un sistema químico de clasificación uniforme, basado en un cálculo hipotético del análisis global, solamente estos minerales o combinación de minerales de estos cinco grupos se puede tomar en consideración, sabiéndose que su se- paración del magna se observa frecuentemente y cuya composición química en cualquier circunstancia es constante. Para un tal objeto no se prestan los minerales del tercer grupo, los piroxenes, hornblendas y micas a pesar de su frecuente presencia, pues (1) Véase BUNSEN, Sobre la teoría de v. Wallershausen sobre formación de rocas. INVESTIGACIONES GEOQUÍMICAS 9 por un lado su separación dle la magna, por otro lado su composición química es variable e inconstante, y por el momento nosuficientemente investigado. Eliminando pues por ahora este grupo, tenemos la elec- ción dentro de los cuatro grupos restantes, cuyos minerales poseen las condiciones exigidas y pueden calenlarse o bien establecer ciertas combinaciones. Para cada magna se puede calcular así una composi- ción mineral hipotética «tipo» y por introducción de este tipo nos encontramos en condiciones de poner en correlación todas las rocas eruptivas de la misma composición química, ya sean cristalinos o vi- driosos. Naturalmente en este caso hay que tener presente de qué na- turaleza son los minerales si se desarrollaran totalmente en un magna durante la cristalización. Es evidente, que en tal caso solamente dos grupos de minerales desempeñan el papel principal, a saber : 1 los minerales libres de alúmina y sílice del quinto grupo, y 2” los minerales de alúmina y sí- lice, los feldespatos del segundo grupo. Siendo además la composición química de estos minerales conocida en todos los casos, el cálculo de estos componentes del magna es sencillo y se puede establecer la com- posición «tipo ». Para la construcción uniforme del sistema químico de clasificación solamente es necesario calcular siempre los componentes minerales en igual sentido y comparar las cantidades relativas entre sí. De estos «tipos », que forman la base para el cálculo de los resultados analíticos y para la clasificación de nuestras rocas, distinguimos ahora dos gru- pos principales : 1” Los minerales sílico-alúminas, que brevemente se llaman mine- rales « salicos »; 2” Minerales compuestos de hierro, magnesia (cal) que llamamos minerales « femicos ». Los representantes principales de estos dos grupos y los más im- portantes para los siguientes cálculos son : Grupo 1. Cuarzo, corundo, zirconio, ortoclasa, albita, anortita, nefe- lino, leucita, kaliofilito, sodalita y noselita. Grupo 2. Magnetita, ilmenita, hematita, diopsida, hiperstene, :oli- vino, apatita, calcita, wellastonita, acmita, titanita, rutilo, forsterito, enstatito y metasilicato de sodio. Si se calcula del análisis químico la composición de una roca á base de estos dos grupos de minerales, se obtiene la composición «tipo » que determina la posición de la roca en el sistema. Esta composición tipo puede o no corresponder a la composición mineral efectiva. Para 10 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA la clasificación aquí propuesta, este no tiene influencia. La manera como se puede calcular en ciertos casos de la composición «tipo» la composición mineral verdadera, se explicará más adelante. Solamente el hecho de que en muchos casos, por ejemplo, si en la separación mag- mática no se han formados minerales sílico-ferro-aluminosos, la com- posición mineral de una roca encontrada por cálculo, ceincide con la composición verdadera, hace del sistema elegido el más natural y le da la soberanía sobre los demás sistemas. Cálculo de la composición tipo Tratándose de la determinación de cantidades de estos minerales «tipos » y de la obtención de resultados que en todos los casos son entre sí comparables, es necesario emplear un método de cálculo uni- forme. Dicho cálculo se puede deducir sea del análisis químico global o bien por la « cifra estimada óptica ». El método de cálculo se basa sobre relaciones químico-mineralógicas generalmente observadas entre los minerales formativos de rocas del grupo sílico-alúmina y del grupo hierro magnesia (cal). Estas relaciones químicas de los minerales sílico-alúminas son : 1% La relación constante entre la molécula de alúmina y de soda (potasa) en la ortoclasa, albita, leucita, y nefelino donde : AJ,O,:K,O(Na,O)=1:1; 2* La relación correspondiente de estos constituyentes en la soda- lita y noselita donde : A1,0, 1/3 Cl,:Na,O 1/3 Na,O: :1:I en sodalita y A1,0, 1/2 SO,:Na,O 1/2 Na,O::I:T en noselita; 3 La relación constante entre A1,0,:0a0::I:I en la molécula de anortita ; 4” Bajo condiciones favorables la formación de corundo en tales ro- cas que poseen un exceso de alúmina; 5% La relación de la dependencia de los poli-orto y metasilicatos de feldespatos del ácido silícico disponible en el magna donde por ejem- plo, no es posible, que en presencia de SiO, libre eristalice leucita o nefelino ; 6” La mayor afinidad de la alúmina al potasio que al sodio y la afi- INVESTIGACIONES GEOQUÍMICAS el! nidad mayor a los alcalinos que a la cal, de tal manera que con prefe- rencia lo forman primeramente los feldespatos alcalinos ; 7% La relación constante entre Si02 y Zr02 en el zirconio donde Z1O,:SiO,::1:1. Los minerales del grupo ferromagnesia (cal) demuestran las siguien- tes relaciones y regularidad de ley : 1* Relación constante entre Fe,O, y Na,O en la molécula de acmita donde : HeONa Odo: 2” El hecho de que la acmita regularmente se desarrolla del magna, si la potasa ó soda están presentes en exceso sobre la alúmina; 3” La relación constante entre Fe,O, y FeO en magnetita donde: NEO e Ole: 4” La misma relación entre FeO y TiO0, en la ilmenita donde: FeO:TiO,::1:I; 5% La misma relación entre CaO y TiO, en titanita y perofskita donde también : CaO:TiO,::1:I; 6 El desarrollo de silicato de titanio «titanita» en las rocas más ricas en sílice y el del perofskita en las rocas más pobres en sí- lice; 1” La relación constante de P,O, a CaO en la apatita donde : P,0,:0a0::1:3,3; S” La relación constante de CaO:(MgFEejO en diopsida donde: Ca0:(MgFe)O::1:1; 9” La presencia de los meta y ortosilicatos de magnesia y hierro, por ejemplo, del hiperstone u olivino; 10” La frecuente, pero no invariable relación entre (MgFejJO y SiO, disponible donde si hay cantidad suficiente de SiO, forma primera- mente hiperstone y luego olivino; 11” La presencia ocasional de la molécula Na,O. Si0,, que entra en 12 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA la arfvedsonita en tales rocas en las cuales hay un exceso de K,O y Na,O sobre A1,0, y Fe,0, ; 12” El hecho de que aparte de la apatita y calcita solamente la magnetita, ilmenita, o hematita figuran como minerales principales en rocas libres de SiO, y Al,O, ; 13% Finalmente es característico la presencia simultánea de SiO,, CaO0 y Na,0O en los minerales de ambos grupos. Tomando en consideración estas relaciones y regularidades recípro- cas, se puede calcular la composición mineral «tipo» de una roca y puede dársele un lugar en el sistema. La manera de calcular la molé- cula mineral — expuesta en las tablas —- es brevemente la siguiente: 1” Primeramente se determina la proporción molecular por división de los pesos moleculares de los componentes en las cifras analíticas encontradas ; 2% Antes de empezar con la distribución de los componentes para la construcción de la molécula mineral, se agrega las cantidades mí- nimas de MnoO y Ni0 eventualmente presentes al valor de FeO encon- trado. De la misma manera se suma el BaO y SrO al valor de CaO y Cr,O, al valor de Fe,O,. Pero esto solamente es posible si se trata de pequeñas cantidades de estas bases ; para mayores cantidades se hacen necesario el cálculo de moléculas minerales especiales ; 3” Se empieza con la formación de las siguientes moléculas : a) En presencia de mayores cantidades de Cr,O, se combina este al FeO en la proporción Cr,O,:FeO: 1: I para satisfacer a la fórmula de cromita; b) Á TIO, se suma suficientemente FeO para la formacion de la mo- lécula de ilmenita TiO,:FeO: :I:I. En el caso de un exceso de TiO,, se combina éste con la cantidad equivalente de CaO á Titanita o po- rofskita, de acuerdo con la cantidad disponible de Si0,, cuyo valor se determina más tarde. Resultaría además, un exceso de TiO0,, se le calcula como rutilo. c) La cantidad disponible P,O, se combina a CaO en la proporción : P,O,:020::1:3,3 para satisfacer a la molécula de apatita, en la misma forma se suma F o Cla CaO0, F o CI=0,3P,0,; d) F que no ha sido gastado para la formación de la molécula de apatita se combina a 0aO a fluorita : INVESTIGACIONES GEOQUÍMICAS YS CaO0:F::1:2; e) De la misma manera cloro a Na,O para la formación posterior de sodalita, es decir en la proporción CiENa Os: 10 Ls f) SO, se combina a Na,O en la proporción : SO,:Na,O: :I:1 para noselita ; 9) S con la cantidad correspondiente de FeO para pirita, es decir: S:FeO::2:1; h) A CO, en rocas no descompuestas se combina CaO en la propor- ción : CaO0:CO,::I:I para calcita. Habiéndose calculado de esta manera una cierta parte de los com- ponentes a moléculas fijas de minerales, queda generalmente un resto mayor que debe ser calculado sobre las diferentes moléculas minera- les, que contienen sílice, participando dichos minerales principal- mente de la composición mineral « tipo» de casi todas las rocas. El cálculo de estas moléculas minerales tienen lugar según los siguientes principios : 4” A1,0, se combina con K,0 y Na,O que todavía no ha sido gas- tado para la formación de las moléculas de los hexa, tetra ó bisilicatos (feldespatos). Proporción : A1,0,:K,0(Na,0)::1:I; a) Debido a la mayor afinidad se combina primeramente K,O a A1,0, en la proporción | AO KO: ET para formar la molécula de ortoclasa o leucita ; b) El A1,O, restante se combina a Na,O en la misma proporción I: 1 para la albita ó nefelino. 5 a) En el caso en que después de la saturación de los alcalinos quede un exceso de A1,0,, se combina éste a CaO disponible en la pro- porción : 14 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA A1,0,:0a0::1:1 para satisfacer a la fórmula de anortita o en el caso de que haya más exceso de A1,O, se pone éste; b) Provisionalmente aparte como : corundo. Calcular el exceso de A1,0, sobre la mica no sería por el momento aconsejable, pues un tal cálculo tendría como consecuencia otro, y además un desarreglo de las moléculas de feldespatos ; por otra parte, puede ocurrir que la mica efectivamente no exista en tales rocas. La presencia de un exceso de alúmina hace casi segura la existencia de minerales del grupo hierro aluminio-sílice, es decir de un grupo de mi- nerales que por razones ya explicadas no toman parte en nuestra cla- sificación. La manera como estos minerales pueden después ser cal- culadas de la composición «tipo», se explicará más adelante (véase cálculo del granito tabla 13). 6” Si la cantidad de A1,O, es inferior al valor encontrado de álcali total, es decir A1,0,» es correspondiente a la parte 1, 2, 3, 4 y 5 (véase ta- blas). Las rocas eruptivas de la región del ventisquero río Plomo y Tupungato pertenecen exclusivamente a la clase de « persanales > y «dosalanes ». 2. División : Una vez clasificada la roca en la forma indicada, se determina además a que división u orden pertenece. La subdivisión de las clases en órdenes ó divisiones está basada en la proporción re- lativa de los minerales «tipo» entre sí. En la clase 1 y 2, que nos interesan aquí, los minerales predominantes son los «sálicos », es de- cir, los que contienen sílico y alúmina. La subdivisión por eso tiene lugar de esta manera, que se investiga la proporción relativa entre cuarzo, hexa, orto o metasilicato-feldespatos (leucita, nafelino, sodali- ta). Aplicando el sistema del paralelepípedo ya indicado se obtiene una subdivisión de 9 partes a bases : 1* C/F > 7/1 donde cuarzo está presente en el extremo exceso = « Percuarcico »; 2% 0/FE <7/1>5/5 donde cuarzo predomina = « docuarcico »; 3? 0/F <5/3>3/5 donde cuarzo y fedelspatos están presentes en la misma cantidad aproximadamente = « cuarzofelico »; 4 0/F<5/5>1/7 donde el feldespato predomina = « cuardofe- lico >; 5* L/E<1/7 donde feldespato está presente en su extremo exceso = « perfelico »; 6* L/E <3/5>1/7 donde los hexasilicato-feldespatos exceden so- bre los orto y metasilicatofeldespatos (leucita, etc.), = «lendofelico »; 1* L/FE<5/3>3/5 donde F y L son aproximadamente iguales = «lenfelico »; 8* L/E <7/1>5/3 donde L predomina = dolenico »; 9* L/E>7/1 donde L está presente en su extremo exceso = « per- lenico ». L de leucita es la expresión para todo el conjunto de los feldespa- tos, que no son hexasilicatos. Las rocas analizadas pertenecen exclu- INVESTIGACIONES GEOQUÍMICAS 21 sivamente a la 4? y 5* división, es decir, a la división « cuardofelico » y «perfelico » de la clase de los persalanes y dosalanes. 3. Sección : La mayor subdivisión del sistema en secciones se hace en la clase 1 a 2, comparando la proporción del contenido de áleali y cal en los hexa o también orto y metasilicato-feldespatos. La subdi- visión tiene cinco partes y en nuestro caso tenemos : A >1/1=< peralcalines » ; (1) a <1/1>5/3=<«domalcalines » ; (2) O <5/3 > 3/5= 1/1=«perpotásico » ; (1) Eo E pos , Na,O 5/3= < dopotásicos » ; (2) SD 5je Ñ A . £ e Na,O <5/3>3/5= 1/7=-:-Pny y en la masa normaltraquítica por £,, t,, t,...t,, resulta así el valor de todos los demás componentes de la roca mezclada según la ecuación : (Amy 1 to), (Ao Et), (Ap et) (A ta) e Por eso si en Islandia existen efectivamente solo dos grandes cen- tros que ha producido la acción volcánica desde su origen hasta hoy, y si el contenido de:estos dos centros posee la composición represen- tada por estos miembros extremos, la composición de todas las rocas no metamorfoseadas de Islandia es determinada por uno de sus com- ponentes, mejor aun por su por ciento en SiO,. Se puede pues determinar teóricamente la composición de todas las Clases de rocas, que posiblemente existen dentro de la zona de los dos focos. Estas relaciones características para Islandia no se limitan a esta región solamente, sino parece que esta ley de Bunsen también es aplicable en muchas otras regiones, pues el cálculo de algunas ro- cas eruptivas del Cáucaso central y de la altiplanicie de Armenia así parece afirmarlo. Por esta razón nos parecía interesante hacer el estudio de las rocas de la región del Tupungato y la del ventisquero Plomo desde el punto de vista de la aplicación de la citada ley de Bunsen y al mismo tiempo constatar, si para las rocas aquí estudiadas ella se cumple o no. Entre las rocas de nuestra región encontramos dos clases (véase tabla) cuya composición química corresponde aproximadamente a la normaltraquítica y piroxénica de Bunsen a saber : 1” laroca ácida de la cresta oriental del Tupungato (análisis 24), y 2 el pórfiro básico del Nevado Juncal (análisis 23). La composición química de estos miembros extremos es : 26 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 1. Roca del Tupungato por ciento O a E 74.02 DS iS GIO IESO O Sa 0.00 O E SOU Ol 4.04 MO a vestigios CA e e 0.15 Ne vale leete 5.05 O ia 4.64 2. Pórfiro del Juncal por ciento 47.00 2.50 1,99 35 (89) ¿ Consistía pues la cuestión en constatar, si los miembros interme- dios, euyo contenido de SiO, oscilaba entre ambos extremos, pueder: sea consideradas como mezclas de fusión en el sentido de Bunsen ? Los cálculos hechos se refieren : 1* Sobre los pórfiros del ventisquero Plomo, cuya composición quí- mica es : términos medio de los análisis 1, 3, 4, 5, 6, 7, 9, 21 (véase diagrama.) SiO, =54 "/,, A1,0,=16,80 %/,, Fe,O,=5,00 %/,, FeO=4,3 9/4, Mg0 =1,2*/,, 0a406,1 */,, Na,0=5,4"/,, K,0=2, 22/,. 2* Sobre el pórfiro del Tupungato (análisis 27). a) Cálculo de los pórfiros del ventisquero Plomo. A=74,04 — 54,00 54,00 —47,00=2,85. Por ciento A A Encontrado Calculado SO, = 54.00 54.00 ON! = 16.67 16.60 Oo aL SO 5.9 IAS A == ba 4.2 MO ua = 1 0.5 Ca == Os 6.4 NAO e = ll 3.5 AOS AA LOS 72 2.0 b) Cálculo del pórfiro del Tupungato número 27. A=74,02—62,09 62,09 — 47,00=0,78. INVESTIGACIONES GEOQUÍMICAS 27 Por ciento A SI Encontrado Calculado SO e e = 62.09 62.09 AMO = 16.67 16.35 10.045 0010/06 9/0 16 ML, 3.50 O lina OS 4.18 MIO o Ea aro — MZ AO 4.64 CA = 4.64 3.91 Na: = 6.09 4.10 des Uan — 2.30 3.07 Estos dos resultados demuestran que en el primer caso los valores calculados corresponden bastante bien a los valores encontrados, mientras en el caso segundo hay diferencia entre los valores calcula- dos y encontrados. Parece por eso que también en la región del ven- tisquero Plomo las rocas eruptivas no alteradas por metamórfosis pue- den ser consideradas como productos de fusión, formados de aquellos miembros extremos ácidos y básicos. 28 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA TABLA 1. ROCA NÚMERO 1 8 A NS E Z 3 A E E E ES os 3 IN MS ES E A S | cs ae 02.59 2 SiO, ....|52.56/0.877 198 3 3 DES (44 90 | 65 / 590 2 E 87.5 12.5 | SOME .8010.15: 33) 09 ALO, 15) 8 0 155 019) / 100 $ ; Fez0,...| 6.55/0.040 40 =q1+ Mn) FeO .. 4. 3910.069$ 19 40 | 10 Mg0....|vest. [0.000 Ca0....| 6.510.116 15 4 22 10 | 65 SITO ud. 022 0.100 palio / 100 y KO SO 054035 33 H,0....| 1.80/0.100 TjO,....| 1.500.019| 19 1209000 Ds 0,005 5 MnmoO....| 0.350.005 CO OSO 004 4 SOTO Fórmula : Por ciento Ortoclasa K¿0.Al¿0, .6Si03..... 2 o 10159 Albita Nag0. ALO, .6S10........ 815.524 =45.84 y E Nefélina Na¿O. ALO. 28020000. A e Ue Anortita CaO, ALO, .2810;...... 22.278 = 6.12 ' CADA os tines 10.116 O Diopsida MOON EN OOO 300 00350000 10.132 = 1,92 Caller VADO) aooooooncorososos 4.100 = 0.40 Pati CADA O Sa a UE Tlmenita FeO.TiO,...0occcoooo. 1 Magnetita FeO .Fe,O, .......... 40.232 = 9.28 Wollastonita CaO .S10O,......... 65.116 = 7.54 A oa le reia la leeis = ISO 99.80 Cálculo de albita y nefelina 0.877 —(0.198+0.044+0.020+0.065) =550 6x1 +2y=550 SiO» x+y=100 Na,O a= 81.5 N=12,8 Relación SS Y O Tem 24,14%173 L 355 1 K¿O+Na0, 133 CaO RS <= INVESTIGACIONES GEOQUÍMICAS 29 TABLA 2. ANÁLISIS 2 Por ciento Tlmenita Apatita Ortoclasa Anortita Hematita Diopsida Control | Magnetita | Nefelina | | | 189) mod OOoorrRer 1 ur z CS Sess.s.Sse e. es 100.27 Fórmula. Cálculo Por ciento Oxboelasa KO: A105 6510-02 14.556 TUS ON Aaa O. ALO, OO coa 9689.524 50.77 LÍ Sal: 71.87 Nefelina Na,O.A1,0, .2810,......... 1811.284 5.14 Í O DN 'Amortiva CaO . ALO, 25107... 0o.omo..s 28.278 To TE MOS arto 12.100 1.20 Dope COMO oooO a 0.132 0.00 CAOS a eat oie 12.116 1.39 ZION Ortosilicato de magnesia 2Mg0 .SiO,. TO 8.47 | Amena 10, EOS o ao Oo 23.152 3.49 Aaa ALA 4.310 zen 2769 Mecneuta Foj0L.FeO ..ocooocoo cios 49.232 9.74 | Eonia O daa loro sn e 12.160 1.90 Ca AO 2.100 0.20 00). 10) Asma aODos ooo dd nao a A 1.45 100.55 Cálculo de albita y nefelina 0.842—(0.084+0.056+0.024+40.060)=617.5 6x + 2y =617.5 =5Si0, disponible as y)= MiS =N50) a=96.89=Nas0 Albita y=18.11=S8Si0, Nefelina Relación Seal a Y “_5bF 66.33 K,0O+HFNas0 129 ISSO 4 aL O = ÚS ATAN EE E AS Fem 27.63 1.317 e Ca0 2 NA O AS DO o TABLA 0. Por ciento Tlmenita Hematita Ko) Qi (lo) (8) O 0 (ap) Al y] cO 9 0. 0. 0. par 0. 0. 0. 0. 0. 0. 0. 30. 0. 0. 210. So SS»ArRAD gy Fórmula Ortoclasa K¿0.A1,0, .6810...... Albita NazO . ALO, .6S102....+-.- Nefelina Na,O.Al,0, . 25103 ..... Anortita Ca0 .A1¿0, .28510,...-.- Cad. Oya aoo ccoo ole Diopsida 3 MgO.SiOy.......-.> EOI Calcita CaO.CO Le Apatita 3Ca0.P,0, .....o..o.... Magnetita FeO.Fe,O, .......-.- eri e Ob00o0 oo yoo ooo o. Mc oO e Wollastonita CaO0 .Fi0,........- ») DAS 22.556 =12.23 35.524 =38.40 110.284 == 3.24 Ñ 683.278 =18.90 30 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ROCA NÚMERO 3 Nefelina Anortita Diopsida ollasto- | W SS 00 (So) [51] Por ciento Ey Sal: 12.78 / 24.100 2.40 P AO OA o ess 96.91 0.42 1.93 99.31 Cálculo de albita y nefelina 0.815—(0.132+0.136+0.048+ 0.035) =464 6x +2y =5S103.464 dispon. 7 x="3.5=Naz0.Al¿0, en albita Relación SEL TS RICO, A e ES Fem 24.14 AS ON OM CaO MS x+y=85=Naz0 y=11.5=Na,0.Al,O, en nefelina INVESTIGACIONES GEOQUÍMICAS 31 TABLA 4. ROCA NÚMERO 4 le : a 3 = IN E E e 5 = < = S E o 9) dá ná Fe0 . 3-12) 058 í 16 211 15 58 Mg0 0.9210.023 ' 23 23 CaO 4.90/0.088 3141 44 88 Na,O 5.60/0.090 : 90 90 K,0 2.32/0.024 24 - 24 H,O 1.50/0.083 83 O)». 1.28/0.016| 16 16 PO 0.230.001 1 1 P Mno 0.460.007 7 CO,. 1.500.041 41 41 100.17 Fórmula. Cálculo Por ciento ¿CEBO iO >00 0000 6po00coododo 1.00. = 71.20 Exceso de pa 0 do div. Sus 20A = 1,12 | Sal : 81.11 Ortoclasa K,0. ALO, .6Si0, .... 24.596 =13.394 ) Albita Na,O. ALO, .6S10, ...... 0024 dE Anortita Ca0O.Al,0, .25105..... 44.278 =12.23 ! 160). M0 00000005 15.182 1.98 / Hyperst $ ES == AS COSO Ae ol 23.100 2,30 iacmna 00). MiOxooosocsooves 16.152 == 2.43 Magnetita FeO.Fez0, ......... 27.232 = 6.26) Fem: 17.28 APA AO O 0.31 Vaca COCO 41.100 4.10 98.39. aos 0 eos e o)e ovio Bal e US) 99.89 Relación Sal_S1.11__71.9 Eee AS LAS O ITA Al K,0O+Nas0 “114 NS KO? 4 El z ==, == > = = == E AS CaO 44 35) NAO IN INVESTIGACIONES GEOQUÍMICAS 0 TABLA 6. ROCA NÚMERO 6. ANÁLISIS 6 E) ==] 3 z 1 e A o E O ES 5% SiO» ..155.89/0.931 192 (1588) | 52 | 35 | 64 | 931 ALO, .115.94/0.156 2 98 | 26 156 Fe,O,.| 4.89/0.031 13 18 3l FeO 2.01/0.028| 15 | 13 28 Ca0 . 6.980.124 13 91 26 | 35 124 Nas0 .| 6.14/0.098 98 98 K,0'..| 2.99/0.082 32 32 ESO | 1.05/0.061 61 MiOh osea 050155) 15 PO, ..| 0.45/0.004 4 4 Mnmo..|vest. [0.000 0 CO 2.280.051 51 51 99.56 p Fórmula. Cálculo Por ciento Cuarzo O Es 64.60 = 3.81Q >) Ortoclasa,K¿0O. ALO, . 6510» . .. 3.) = UV 70 ) Sal : 80.21 Albita Na,O.Al,0, . 68i0»..... IA BD Y 18 Anortita CaO.ALO, .28i0,.... 26.278 = 7.23) Wo!lasromidos ooo ana 35.116 = 4.06 | Sallciua CU. 00d, 00000000006 DDD == al aa AO O 4.310 = 1.24 | rom: 18.58 imenita EeO/ DO». os 15.152 = el A LSO == ALS | Magnetita Fe,O,.FeO ........ 13.232 = 3.02 / 98.79 ARA O 1.05 99.84 Relación SAS O O O DE a A UR K.O+Na.0 130 7.8 KO 132 Sl: — —>4>> == —=< >: —— === => > CaO 26 1 S Nas0 98 DS Sal =Sílico-alúmina. Fem=Ferro-magnesia-sílico Q=Cuarzo AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXI (YE) 34 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA TABLA 7. ROCA NÚMERO 7 5 , ES = £ E Z E E A E E ¡S) 4 E < SiO»... .140.85/0.830 66 | 438 ALO,...|16.87/0.166 IS Fe;O, 6.78/0.043 43 MO. e 17 | 43 Mg0 4.59/0.114 CaO 7.77/0.139 2 Ss Na,O ...| 4.48/0.073 73 K,0O....| 0.960.011 11 H,O ....| 1.88|0.106 MO A OO Ps0,....| 0.48/0.004 4 Mno0....| 0.220.003 Ca0....| 0.07/0.002 2 99.84 Fórmula. Cáleulo 8 E 3 a ES O E Á A a] S 164 | $4 | 78 | 830 82 166 43 2 4 66 40 | 74 | 114 82 | 42 139 713 11 106 ill 4. 3 2 Por ciento Ortoclasa K20.Al,O, . 6510»... lo == Dollz Albita NasO.. A1,0, .68i0...... 73.524 38.25 | F=8al : 67.17 Anortita Ca0. Alz0, .2810,.... 82.278 22.80 O o 42.116 4.87 Diopsida ) MgO.SiOg......... 40.100 4.00 | 9.13 OO 2.132 0.26 o Oe loe solos | o MgO.SiO, ....... 74.100 7.40 ' To Magnetita Fe,O, .FeO ........ 43.232 9.98 PS Tlmenita TiO,.FeO...0.00.... 17.152 2.58 de Cala Ca OOO 2.100 0.20 Apatita 30a0.P20, .......... 4.310 1.24 90.23 AA O 1.88 100.11 Relación SO Ea Fem 31.06 3173 TO KONO ds o EOL ol caos o o Nas SAA AAA INVESTIGACIONES GEOQUÍMICAS 35 TABLA 3. ANÁLISIS 8 a ene iS ES e SES SiO, .| 50.11/0.835 34 579 29 718 65 IE A1,0,.| 16.70/0.164 14 > 39 e 196.50 14.50) Fe¿O,| 8.30/0.052 43 | 9 ÍFEMn)? o Fe0O . 3-92 063, 20 | 43 |M280.| 5.20/0.130 130 Ca0 .| 2.98/0.054 15 e 39 NazO.| 6.89|0.111 27, a a 96.50 14.50 KRONE 1.250.014 14 H,O..| 1.850.103 O 1.60/0.020| 20 P¿0,.| 0.650.004 4 MnNO . 0.650.009 A CO,... 0.10/0.002 2 100.20 Ortoclasa K¿0.AL,O, . 6Si0, jrmula. Cálculo Fórmula. Cálcul e... ... Albita Na¿O.Al¿O, .68i0,....... Nefelina Na¿0 . AlL,0, . 2810» Anortita CaO.Al,O, . 25102 ......» Ortosilicato de magnesia........ Tlmenita TiO,.Fe0O Magnetita Fez0, .FeO Hematita Fe.0O, Apatita 3Ca0 .P,O, Calcita CaO0.CO, Agua H,0 e... ........ e... . ....... e... ......0. 0... Por ciento ML = MAS 965.524 50.60 145.284 4.10 39.278 10.84 130.70 9.10 20.152 3.04 43.232 9.98 9.160 1.40 4.310 1.24 2.100 0.20 98.28 1.85 100.13 Cálculo del albito y del nefelino 0.835—(0.084+-0.078+0.065) =608 61 +2y=608 =8Si0, disponible x=96.50=Nay0 (A1,0,) en albita Sal edi Fem K¿0+NasO 12 Ca0O Relación es E 1 AO SO. Mena Nao Fem : 24.96 L | Sal : 73.32 «+y=111=Na,0 (A1,0,) disponible y =14.50=Naz0 (A1,0,) en nefelina 36 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA TABLA 9. ROCA NÚMERO 9 : El EE E E o E A = E < (8) E <] E A 5 3) S SiO... 56.88] 0.948 168 | 522 | 06 | 24 | 31 | 107 | 948 ALO,..| 16.67| 0.163 28 | 87 | 48 163 FeJ0. is ondas 33 33 FeO oo o ss 11 30 84 ) 0.080 $ Mg0 ..| 0.10| 0.002 o 9 Cao 4.55 0.081 3118 48 | 12 S1 5. 2. O. o. o. 0. o. Fórmula. Cálculo Por ciento CUAEZ OO NE 107.60 = 6.420 Ortoclasa K,0 . AL,O, . 6810... 28.556 15.57) ss Albita NazO. Al,O, . 6810»... . 87.524 45.59) F 74.5 A Anortita CaO.Al,O, .28105... ASS SAS y CAOS LE e: 12.116 1.39 ) Diopsida ; Mg0O.SIOs........ 1.100 DEAD o A O Mg0.SiO,...... 1.100 0.10 e ESOO 30.132 3.96 e 4.06) menita TIO. FeO 10.152 1.52 Fem : 18.29 Magnetita Fe,0,.Fe0 o... 33.282) UL66 | Calc 110. DO... a canes 18.100 1.80 patita Cao O Eo 0.8 / 99.21 Mena Ilo ooo us oo.oooos ooo 0.34 ELL 0.18 100.15 Relaciones Sal 80.92 TOS ASS 7 K,0O+Na¿O 115 7115 KO COSA Fem 18.29 “178 0 1622770 MIOS 17 nao me INVESTIGACIONES GEOQUÍMICAS TABLA 10. ROCA NÚMERO 10 31 [e] sj nx Ia Ela pela lla lo ls Z = S HE (a) < A 3 SIO,..| 59.50/0.991 138 | 570 | 62 E OA MO ALO, .| 15.22 0.149 23 do | al 149 Fez0,.| 8.71/0.054 24 | 30 54 FeO o 080) 6 |24 30 M20.. 0.67/0.014 INEA 14 Ca0 3.60/0.064 217 3 31 3 64 Nas0 5.88/0.095 y 95 95 EGO) 2.20/0.023 23 23 H,0 0.50/0.028 28 Ti03..| 0.49/0.006| 6 6 ESE: 0.20/0.001 il 1 Mno. 0.4010.006 6 CO 1.20/0.027 27 27 100.30 Cálculo. Fórmula Por ciento CUA O IO 204.60 12.24Q N picas K,O.Al,0, .6Si03..... 23.556 Pia, Sal : 83.43 Albita NazO.AlO,.6810 ........ ZO SO Anortita CaO.Al,0,.28i0,...... 31.278 8.62 ) SAO SO o 3.116 0.35 ) Diopsida MIOS 090000 as 3.100 0.30 ¿ 0.65 Pl CONO e ) Metasilicato de magnesia Mg0.Si0, 11.100 1,10) PineamtarnO: PEO tas 6.152 0.41 Magnetita Fez0,.FeO.......... 24.232 DT A a O 30.160 4.80 CUCTAMCADACOIAS y 00 o oie 27.100 2.70 | Data Cad. PO o 1.310 OSI 99.47 NI O 0.50 99 Relación Sal 83.43 io 137, LS) A a, A is K,0+Nas0 118 WAS KO. 23 Sl AO. E NO 95 0 77 38 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA TABLA 11. ROCA NÚMERO 11 E ESE 3 sle í 3 E EA EA A AE ES S SiO,..| 64.14/1.085 258 | 390 | 84 17 | 336 | 1085 Al20, .| 17.410.171 43 65 | 42 | 21 ae7All Fe,O,.| 1.760.011 11 11 Fe0 . 1.1210.024/ 4 | 11 9 24 Mg0 0.350.008 8 8 Ca0 3.66/0.065 7 | 16 42 65 Na,O 4.0310.065 65 65 K,O 4.04/0.043 43 43 H,O 1.2010.067 67 TiO, 0.3410.004| 4 4. BRO 0.35/0.002 2 2 CO, . 0.70/0.016 16 16 100.70 Fórmula. Cálculo Por ciento CUA O A 336.60 = 20.16 = 20.16 Q Ortoclasa K,O.Al,0, . 6810»... ADO ON Ol ) Albita Na20.Al,0,.6S105.... 65.524 34.06 ) F 69.65 / Sal : 91.95 Anortita CaO.Al,0, .2810,... 492.218 11.68 y | IKommdo “ALO. a98sooo nose 21.102 2.14 C / 10 m0). 000 9.132 NS) ; e ! MEOASION bo 8.100 0.80 : ds e TIimenita TIO) .Fe0....0...... 4.152 0.61 e Magnetita Fey0, .FeO ....... a (PIS oa Apatita 3Ca0.P20, .......:. 2.310 0.61 | Calle CaO0. OO, bavocosssos 16.100 1.60 / 99.30 Ama O da AV 1.20 100.50 Relación Sal 91.95 7 E NAS He E a K,O+Na,0 108 7D RSOMES 1 AS Nas OS as INVESTIGACIONES GEOQUÍMICAS 39 TABLA 12. ROCA NÚMERO 12 o [sj ES ES] (7 H > (a) < A E SiO>...| 59.70/0.995 103179. 116 [8 120 1005 ALO, ..| 19.92/0.195 18 121 56 195 Fe,O,..| 2.400.015 15 15 FeO ...| 3.16/0.044| 8 | 15 8113 44 Mg0...| vest. [0.000 0 0 Ca0...| 4.380.079 7 8 56 8 79 Na,0O ..| 7.48/0.121 1211 121 K,0...| 1.73/0.018 18 18 HO ...| 0.48/0.027 217 TiO0, ..| 0.600.008 8 8 O 0 028/01.002 2 2 CO ...| 0.360.008 8 8 100.49 Fórmula. Cálculo Por ciento Cuamao AO ooo 20.600 = 1.20 Q) Ortoclasa K¿0O.Al,0, . 65105... TS LO SOl ) te a Albita Na,O.Al,0, .6S10,.... 121.524 63.40, F 68.98 Anortita CaO.Al,0, .28i0,... 56.278 15.57 ) Moo A, SO = 0,08 ) Diopsida ; FeO.SiO2........ 8.132 1.05 1.98 Py ( MAOA O ) | Metasilicato ferroso FeO . Si0,. 15 Se TO Ilmenita Ti0,.Fe0.......... 8.152 1.22. ¿Fem : 9.82 Magnetita Fez0,.FeO ....... 15.232 3.48 | Apatita 3Ca0.P,05......... 2.310 0.62 Calc CIAO CO 8.100 0.80 / 100.00 Na O a 0.48 100.48 Relación Sal 90.18 Y F 88.98 7 Fem 9.82 1 ol K,O+Naz0 139 7.85 K,O 18 1 A E Oi 7 40 TABLA 13. ROCA NÚMERO 13 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA E po Ss E E ñS z a ÉS E 2 o = SIO, ..| 55.70/0.928 138 | 540 | 170 | 36 IRSA OZ A1,0,-.| 20.18/0.198 23 90 85 198 Fe,O, .| 3.88/0.024 24 24 ds do + Mn FeO .. la 11 | 24 16 51 Mg0..| 0.10/0.002| 2 2 Ca0...| 6.940.123 3 10 85 | 18 7 123 Na,0 .| 5.61/0.090 90 90 Oo 221 090% :23 23 ERROR ROES9 SA0S6 56 MO 01 DOI TL dl 120). 501 0 120,001 1 il MmO ..| 0.450.007 Y CO». ..| 0.470.010 10 10 100.66 Fórmula. Cálculo Por ciento GUANO iO». 9u000o0Uas aga 31000. = Yo Ya QU N Ortoclasa Kz0.A1,0, . 65105... IO d Albita NasO .Al¿O, .28105..... 90.524 47.16 | FEE Anortita CaO.Al,0,.28i00»... 85.278 23.683 y HORNO 16.132 21 Diopsida ¿ MgO'.SIO5........ 2.100 0.20 | 4.40 CADA e 18.116 2.09 Wollastonita CaO.SIO,...... VOLÓ 0.81 licua MO» 00d... c03o9.. 11.152 1.67 , Fem: 13.76 Magnetita Fez0,.FeO ....... 24.232 5.91 Apatita 3Ca0.P30,.......... 1.310 0.31 Calcita CAC 10-100 ON 99.56 AU O 0.89 100.45 Relación Sal 85.80 IAE ESOS 7 Pie és 0 K,O+Nas0 113 O KO. 23 Lo aL O NOS INVESTIGACIONES GEOQUÍMICAS 41 TABLA 14. ROCA NÚMERO 14 S E S z 3 E pes E Sl A A E SS SiO, ...|66.49/1.108 246 | 336 | 76 | 78 21 | 551 | 10 ALO, -.113.84/0.135 41 56 | 38 1 Fez0,..| 2.24/0.014 14 14 Mn lo da 1 5 FeO 10.035 5| 5.5 35 MEA 7 01044: 28.5/15.5 44] Ca0...| 4.71/0.084 7 38 | 39 34 Na20 ..| 3.51/0.056 56 56 FAO MS (O 0451: 41 41 ESO OR TS 0006 6 TOS... | 0.4210.005| 5 5 O 0731 0..002 2 2 Mno0...| 0.35/0.005 5 CO0s ...] — = — 99.34 Fórmula. Cálculo Por ciento AO ds 351.60 21.06 Q Ortoclasa K,O.Al,0O, 6Si0O»..... 41.556 22.80 Sal : Albita NazO.A1l,0, .68i05,....... 56.584 29.34 ¡ F 62.70( 83.76 Anortita CaO0.Al,0, .28i03..... 38.278 10.56 y ( CASO a 39.116 4.54 ) iopsida y FeO. SiO... 2232. 105.132 ISS ( Mg0.Si0, acbooo000 285.100 2.85 ) y P 11.04 HO 55.132 Dove) H 08 2 AZ e MEO MIO Loca. 155.100 1.55 ) pin Macao MO 360 00d ao 5.152 0.76 15.67 Magnetita Fez0, .FeO......... 14.232 3.29 y Apatita 3040. PL0....0.ocoos | 2.310 0.62 99.43 aora Os sao alo Ia 0.13 99/.52 Relación SSA A O Fem 567 “173 DAA SAS ON OI LEO" OS: OA NazO 56 375 A) ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA TABLA 14 b Análisis de la Hornblende (aislada) 9,6 (10 %/,) e... .. Cálculo de los valores parciales Por ciento ENE Relación 47.50 0.797 SiO, 747 e pt = — =3.60 o TV 0.075 Ca 221 4.91 0.031 A1,0, don 10.48 0.146 CaO 221 12.19 0.305 Fe:0, A a 165) 0.221 CaO 221 0.90 0.015 FeO MEN 0.34 0.005 CaO 221 0.95 0.056 Mg0 AS 1.50 0.019 Cao 221 0.40 0.006 KONO e o 99.54 CaO 221 TiO, 19 Cao HN A. Para 10 o/o Hornblende — a a Por ciento 12%, AL 4.78 0.079 e 77 0.008 0.49 0.0053 1.05 0.015 1.22 0.081 1.24 0.022 0.09 0.002 0.053 0.000 0.09 0.006 0.15 0.002 0.00 0.000 0.04 0.000 9.95 B. Para 90 o/o Resto = TT — — AA AA SS Por ciento 19 ML, 61.71 1.028 13.07 0.128 1.75 0.011 TL, 1 0.019 0.55 0.0153 9.47 0.062 3.42 0.055 3.88 0.041 0.04 0.022 0.27 0.004 0.31 0.002 0.31 0.004 (0/9) (lo) (9/9) o) Control A + 'B (v. tabla 14 a) Por ciento 66.49 .84 ¿DA .16 Sl il .51 .91 28 .49 .31 .35 .3l pa (do) SISOASIASI UA OS) (do) o) E 4 's Ñ o A pro TABLA 14 c. CÁLCULO DE LA COMPOSICIÓN MINERAL £ 2 E de a E j ESA AS z ES AS 3 =i E fl US Hornblende) 4.78/0.079 Os=-] Resto $61.71|1.028 246 Hornblende) 0.77/0.008 ES Resto $/13.07/0.128 41 ¡ Hornblende) 0.49/0.0083 $) Resto 1.75/0.011 11 ( Hornblendof 1.0517: 91) A Resto (1.11 aora lo.o19) 4 | 11 | Hornblende ) 12 OROSl 2d Resto )0.55/0.013 Hornblende / 1.24/0.022 E Resto 1 3.47/0.062 ld ¡ Hornblende ) 0.09/0.002 US Resto y 3.42/0.055 Hornblende / 0.03/0.000 A Resto $f 3.88/0.041 41 Hornblende) 0.09/0.006 e Resto $ 0.040.022 ¡Hornblende) 0.15/0.002 “(Resto $ 0.27/0.004| 4 ¡ Hornblende y, 0.00/0.000 "5d Resto .j 0.31/0.002 ¡ Hornblende) 0.04/0.000 “(Resto $ 0.31/0.004 2 Fórmulas Creizo Oo 2.0.0 0009 olo morado E Ortoclasa K¿0 .Al,20, . 6SIO,.. Albita Nas0.Al,O, .6SiO,.... Anortita CaO.Al,O, .2810,... CASO e 1 Diopsida , Mg0. SiO, ES 1.30 ¡eos o 0.93 Wollastonita CaO.SIO,...... mneaita MO CO Magnetita Fe,O, .Fe0O....... Apatita 3Ca0.Ps0, ......... O 79.60 SAO alos 8.102 AO 3.160 AA 15.72 Elo blonde SIMAO 31.40 SACO 0 ooo 22.56 AN O Te 2.62 (ALAVESA 6.18 Ao DE 2.80 IN a A E INVESTIGACIONES GEOQUÍMICAS EFECTIVA E 3 lo o Bole [age le 2 IS a == y] 5 = es [3 AaA| 2 < E A E ¡S) 330 | 64 | 34 6 |348 5 | EY 4 13 A 6 55 Por ciento 348.60 =20.50 41.556 22.80 9.924 28.82 32.278 8.90 | 4.20 6.116. 0.70 4.152 0.61 ZA DD 2.310 0.62 4.1 0.81 0.48 1.08 1D IS 0.12 0.11 0.16 00,05 0.04 43 Sl Hor »mde SO TO [romo nde 189) 44 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA TABLA 15. ROCA NÚMERO 15 Z E Z NS E E 3 El o El E EA E e a En ds. e SiO,...[58.96| 0.983 144 | 468 | 118 | 71 182 | 983 AO TS ORT 2 WS NaO 14 175 Fe,O, .| 2.88] 0.018 18 18 FeO .. Ad 10 | 18 46 74 MgO..| 1.001 0.025 25 25 CaO...| 3.99| 0.071 319 59 71 Naz0..| 4.86| 0.078 78 78 O a EAOO2A 24 24 H,0 ..1 1.40 0.078 78 OR OS OOO ELO 10 207, Ob 000% 1 1 MnO ..| 0.35| 0.006 6 Oh l 0,4211 0,009) 9 8 99.77 Fórmula. Cálculo Por ciento CANO Os Aa 182.60 1.42 Q Cormado AO, 00 cupo o.o0o0s 11% 10.7 E Ortoclasa K,¿O. ALO, . 6810)... 24.556 13.34 ) Sal : 82.95 Albita Naz0.A1,0, .68i0,.... 78.524 40.87 ; F 70.71 Amortita 0a0.AlL.0, .28105.. . 59.278 16.40 ) y EOS. GAS 2 ON) . o MgO.Si0s...... 25.100 2.50 : O menta MO O Ou. 1.50 Magnetita Fez0,.FeO ....... 18.232 4.18(Fem: 15.48 Apatita 3Ca0.P30, ......... 1.310 0.31 | Callcita COLO. 160). 1050000000 9.100 0.90 98.43 Jana) leo egos obesos aa 1.40 99.83 Relación Sal 82.95 7.3 POR O Hom de ds O K¿0 + NasO 102 O O 024 30d, MA 1 NOR INVESTIGACIONES GEOQUÍMICAS 45 TABLA 16. ROCA NÚMERO 16 = II A A ARA E : E O E eo SiO=...| 59.10) 0.985 96 | 474 | 150 15 | 250 | 985 ALO,..| 19.50 0.191 A A lo Fe,O, .| 3.52] 0.022 22 99 HeO 43 a de 22 15 50 MYg0O ..| vest 0.000 0 CO 5.621 0.100 7 | 18 75 100 Naj0..| 4.85| 0.079 79 79 K,O 1.501 0.016 16 16 H,O 0.60| 0.033 33 TiO, 1.00. 0.013 | 13 13 PO, 0.25|- 0.002 2 2 MnO 0.37| 0.006 6 CO,...| 0.84 0.018 18 18 Fórmula. Cálculo Por ciento (CUARZO SO o tao ol ae ado Ye 250.60 15.00 Q Ñ Ortoclasa K320. ALO, .6Si0, ..... 16.556 8.90 Sal : 88.28 Albita Naz0 . A150, .6Si02........ (9.524. O No aL dd l Anortita CaO.AlL0, .28103...... 19.218 201.85, NOA a le 20.102 TO Metasilicato ferroso FeO .SiO»... 15.132 SN mena LO) OO os 13.152 IS Magnetita Fe,O, .Fe0O........... 22.232 9.10 ) Fem: 11.48 ¿Apalta ACOSO. o roeoga sosa 2.310 0.62 Calama CA OO ooo ae 18.100 1.80 99.76 LEVE a O O e E e AA 0.60 100.36 Relación Sal 88.28 7 IA o Hem as) 71 QUA 173 K,0 +-NagO 95 DE ESOR6 3 ll Mc 35 NO 190 577 46 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA TABLA 18. ANÁLISIS 18 Ortoclasa Anortita Diopsida Hypersten Por ciento Ilmenita | Magnetita | Apatita (dy) S .50/0.825 85/0.156 50.029 + Mn/ 0.0£ pa Al O) e tl .) ) 76) pum eS. e. SP 6919 ly (=>) 'SHSNejoeNocjfeseNoro ÑN Y al (Sy Fórmula. Cálculo Ñ Por ciento 5 Cierzo SO ola coloe slo a sados a 00 == 2070 Q 4 Ortoclasa Ky0 . ALO, . 6510, .. 5.556 2.78 ) Se Albita NagO . Al0, . 6SiO, .... 61.524 31.96 /FE59.76 ( 69.46 4 Anortita Ca0 .Al50, .28105. ... 90.278 25.02) | ACASO 101.116 —11.72 Diopsida ? FeO.SiOz........ 49.132 6.47 23 0) MONO a 52.100 5.20 P 23.69 1 OO e SOS | Hypersten ) Mg0.SiOz....... 1.100 0.10 0 Ñ iaa MO. O... obesa 19.152 2.89 ano Magnetita Fe,O, .FeO....... 29.232 6.73 po Apatita 3Ca0.P,0O, ......... 2.310 0.62 Caleta CAD CO. so aoo ice OOO 99.32 A NOTO e .10 99.45 , Relación Sala o NO EA OA a 17 3 QA K.O+Na,066. 5 3 Ord 1 Cao mena die Nro MOL INVESTIGACIONES GEOQUÍMICAS TABLA 19. ANÁLISIS 19 E ] E E ES E z 3 E S 8 o E = E ECO SES E EE 3 a 9) SiO, 55.05| 0.917 72 | 666 | 130 32 | 17 A1,0, 19.47| 0.191 LN A MS AS Fe,O, 5.121 0.032 32 FeO 4.32 Mes 8 | 32 26 Mg0 0.24| 0.006 6 Ca0 5.00| 0.089 O 65 Na,O 2 OE 111 K,O 1.07| 0.012 12 H,O 0.83) 0.044 TiO, 0.60| 0.008 8 O, 0.48| 0.004 5 MnoO 0.40 0.006 DO OSO 0.007 7 Cl o OE 0.20| 0.003 99.90 Fórmula. Cálculo Por ciento SUAEZO MO oo oO 11:00 == 1.029 Ortoclasa K,O.A1,0, .6Si0,..... 12.556 6.67 Sal : 84.17 Albita [Na,O .AL,O, .2810,....... 111.524 58.16 713.15 Anortita CaO. A1,0,.28i0,...... o SOUL 19 So OO 3.102 0.31 / ELO SO 26.132 A Eesien MES 6.100 o Jana MO OA 8.152 1.22 Magnetita Fe,O, .FeO .......... Ea a (ne o A 5.510 1.55 | OACTACADA CO li 7.100 0.74 99.09 A Doe gas lan e eta 0.83 99.92 Relación Sal 84.17 AS ES IS Fem 14.93 “178 A K,O+Na,O 123 5 ECON 1 O E O A 48 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA TABLA 20. ANÁLISIS 20 e ad A a SiO,...| 61.38/1.023 144 | 594 | 54 231 | 1023 A1,0,..| 18.98/0.186 24 9 210 56 186 Fe,O, .| 4.92/0.031 20 | 11 31 : + Mn Eco aa a 7 | 20 97 Mg0O ..| 0.00/0.000 | 0 Ca0...| 2.500.041 UN 27 41 Na,O 6.16/0.099 99 99 K,O 2.33/0.024 24 24 H,O 1.17/0.063 63 Ti0, 0.55/0.007| 7 7 BRO 0.28/10.002 2 2 MnoO 0.5910.008 8 CcOz: 0.30/0.007 7 lí 4 i Fórmula. Cálculo Por ciento h CUATIO MO) bo op blo ooo dopo 231.60 =13.86 Q L Ortoclasa K,O. A1,0, .B8S10,........- SS ) Sc ON ia NAO AO OO e A da 2 7 | O Anortita Ca0.A1,0,.2510,......... 212118 7.51 y ) Cormaalo M.Ozo000000nosoorooboooo 36.102 3.67 Q Mosa MO. 0d. 1900090000060 7.152 1.06 Masnetita Fe,O, .FeO.....oo.o..... 20.232 4.64 Element eo Ooovosooppooscorovoso: 11.160 1.76 > Fem: 8.78 a Un E O os donoo doo oa ons 2.310 0.62 Calc CIO e 7.100 0.70 ) 99.03 INES dale ole co bao deb esa da ooo 0 aio aro 1.17 100.20 , Relación Sal 90.25 7 EZ 5 Hen Ms. 18 A O TR K,O+Na, 123 IS K,O 24 Sl cion ends NazO 99 977 INVESTIGACIONES GEOQUÍMICAS 49 TABLA 21. ANÁLISIS 21 A a: Por ciento Control Tlmenita | Magnetita Ortoclasa Anortita Diopsida Hypersten Cuarzo As .14/0.985 .0210.176 .1210.007 a 10.057$ .064 .079 .098 019 .090 .011 .004 .001 [dy (la) pen e Ol QQ ¡a 00 pa 03 oooroor*rn e To e e.ses.e...2 Fórmula. Cálculo Por ciento (UEEZO SIO, o... oocos 550.00. = 2:00) Ortoclasa K,O.AL,O, . 6810, ... ON l sal: Albita Na,O.6SiO, .......... 98.524 51.35 (e 78.81 ( 82.11 _Anortita CaO .ALO, .2810, ... 59.278 16.40) CO SO si Diopsida MONO 43.100 0.43 | O Qi lo) 5 25 o a E dd poa CP 11.361 CONSI 965.132 E Hyperst : 7 y Usd e 597.100 5.97 a cad Ilmenita TiO,.Fe0.......... 11.152 1.67 16.89 Magnetita Fe,O, .FeO ....... 1.232 1.62 Apatita 3Ca0.P,0,.......... 4.310 1.24 99.00 AE Oo oa abro cl 1.67 100.67 Relación Sal ESA IS E OSM 7 Hem 160397 173 E NO OO 0 O NO 7 AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXI 50 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA TABLA 22. ANÁLISIS 22 AA e Z S a z E A 4 5 (a) Y a ta y o SiO,...| 59.35/0.989 126 | 576 | 142 20 83 | 42 | 989 A1,0,..| 19.2010.188 21 96 vil 188 Fe,0O, .| 0.50/0.003 3 3 FeO 6.05/0.084| 13 3 (SUE 84 Mg0 . 1.010.025 21.22.53 25 Ca0 ..! 5.10/0.091 10 71 91 Na,0..| 5.98/0.096 96 96 Oj 2.02/0.021 21 21 1EntOr 1.01/0.013| 13 13 P,O 0.40/0.003 3 3 Fórmula. Cálculo Por ciento Cnarzo iO). .ococoosoncobo a o). == 2,02 Q) y Ortoclasa K,O.Al,O, . 6510, .. 21.556 11.68 ) ( Sal : Albita Na,O.Al,O, . 6810, .... 96.524 50.30 + F 81.72 | 84.24 Anortita CaO.Al,O,.2810,... 11.218. 19.14) DEDO). 00.0 0.96 Diopsida ¿ MgO.SiO,........ 0.27 | 2 de l Gao. sio, 3000: 1.16 P 12.083 NEO: cocos 100 8.01 o Mg0.SiO,...... 223.100 2.23 : e ) AS llmenita TIO, .FeO.......... 13.152 1.98 12.24 Magnetita FeO,.Fe0O........ 3.232 0.70 DEBE) OO lO oo ooo 3.310 0.93 100.48 Relación Sal 84.24 1.8 ESE 7 A 1 E A K,O+Na,O 117 UNO KO CI SRA OT A Na,O 76577 k ; INVESTIGACIONES GEOQUÍMICAS 51 TABLA 23. ANÁLISIS 23 E Ls E slg|É 3 É = E S 3 ES ls is a SS SiO,...[47.00/0.783 66 | 282 | 210 21 | 204 | 783 ALO,..122.50/0.220 1 A 054 57 220 Fe,O, .| 7.99/0.049 49 49 1 Al 5: 914 3 FeO 4 asp 9 3 61 Mg20..| 0.72/0.018 18 1 CaO 8.680.155 AS | 105 155 Na,O 2.92/0.47 47 47 108 [0.11 11 11 H,O..| 1.220.068 68 TO), a 1 Do 77104008) € 3) O 02105002 2 2 MnO 0.10/0.001 1 CO, . 1.90/0.043 43 43 99.50 Cálculo. Fórmula Por ciento UALTZO Oo AS ae plo ao o. 204.60 =12.24 y Ortoclasa K,O.A1,0, .68S10, ....... 11.556 6.10 / . ES ipita NayO. ALO, 6SiO, 0.0000 AO rue Ni ECO Anortita CaO. ALO, .2810,........ Ts O Cormmao OSO ble pla Solo ba a 99.102 5.81 4 PEO O oo sucassosons 3.132 0.4 ¿ I 10 S 2.20 DT MEO SiO 0 a O CalciiaCAOACO o 100.43 4.30 ma 9.152 1.37 (Fem:19.09 Magnetita FeO.Fe,0O,............ 49.232 11.60 IDEA OO SS E 2.310 0.62 98.06 AU a OOOO 1.22 99.28 Relación Sao SM E ISO OZ O Fem 19.09 173 QA K,O+Na,0O 58 3_7 OR yd == == — =>: = === <=> = Ca0 105 57 1 No,0O 47 97 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA OO OOO e... ... 9. .. o... .. .. ... +... Cua O oi Ortoclasa K,O.Al,0, . 6510, Albita Na¿O ALO, 610... ...... Metasilicato de sodio Na,O . SiO Metasilicato ferroso FeO .SiO,...... Hemanita TiO, .FeO Apatita 30a0 .P,O, Por ciento Tlmenita Apatita Ortoclasa S (SI O) — (do) ee. .* Se o... .. +... +... . ss. e... . . o. +... 0... O Bámn 10.987 Y 49 Fórmula. Cálculo TABLA 24. ANÁLISIS 24 Por ciento .92Q 7.2 07 .99 Na,O 64 [ 3 3 S S S ISE UA OA AS2 64 56 64 Fem: 10.23 Control TAZAS AIRE ARS TRA 27.24 / Do AE $ 60.78 ] QA (du) INVESTIGACIONES GEOQUÍMICAS TABLA 25. ANÁLISIS 25 Ortoclasa Anortita Diopsida | Tlmenita | Magnetita | Hypersten | Apatita 10172 0.150 : 0.003 A 21) > 0.017 ) .007 .021 .071 .062 .017 .002 .001 .004 .000 0 0 0 0 0 0 0 0 0 Fórmula. Cálculo Por ciento CULO O E 316.60 =18.96Q Ortoclasa K,O.A1,0, . 6Si0, .. 62.536 34.47 ) Sal : Albita Na,O.A1,0,.68i0,.... 51.554 37.20 ,F 76.40 ] 95.36 Anortita CaO.A1,O, .2810,... 17.278 4.713, ( MONO 03.100 = 0.03 Diopsida / FeO.SiO,.......- 07.132 0.09 0.28 CADA 1.116 0.16 ) Fem : 4.23 ECOS 153.132 2.01 A en MgO.8i0, ...... 67.100 0.67 oen menta mo, ESO... 1... 2.152 0.30 Magnetita Fe,O,.FeO ....... 3.232 0.70 pati AO PO ata ola 1.310 0.31 99.59 A lod scale 0.30 99.89 Relación. Sal 95.36 7 76.46 OE PEO ÓN IO K,O+Na,O 133 7 ECOS CO Nai 6 yal ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA TABLA 27. ANÁLISIS 27 E A A AS SiO, ..[62.09| 1.035 144 | 588 | 84 66 54 | 99 | 1035 A1,0, .116.67| 0.164 24 98 | 42 164 16.070 Laia] 0007 7 7 FeO.. 20 oa 817 12.51 20.5 48 MygO 2.19| 0.054 20.51 33.5 54 CaO 4.64| 0.082 7 42 33 82 KO 2.801 0.024 24 24 Na,O .| 6.09| 0.098 98 98 H,O..| 0.10| 0.006 6 TO), 0.67| 0.008 8 S AO AOS AO RO002 2 2 MnoO..| 0.62| 0.008 S 99.85 Fórmula. Cálculo Por ciento CUA A e 96.60 = 5.94 Q Ortoclasa K,O.A1,O, . 6810, .. 24.556 1D Sal : Albita Na,O.A1,O, .6S10,.... SA BL O A ON. EDIL Anortita CaO.Al1,0, .2810, ... 42.278 11.68 EOS Oe 125.132 1.64 > Diopsida ¡; M0 .Si0, ....... 205.100 205 7.52 ) CAOS 33.116 3.83 Fem : 17.03 y ) (MECO LO la 2 TO) an oso led 335.100 3.35 a menta O O 8.132 1.32 Magnetita FeO.Fe,0O,........ 7.232 1.62 Apatita 30Ca0.P,O, ........- 2.310 0.62 99.34 IE Ol oo mibls dios ey aaa 0.10 99.44 a Relación Sal 82.31 US PAGAS Y A 17 a Qi tn K,O+Na,O 122 O KO 24 3 5 A NaO 98 “573 (511 [y INVESTIGACIONES GEOQUÍMICA S) TABLA 28. ANÁLISIS 28 E a a e IES 2 ES e E SS 5 A S IO 63.80|1.063 156 | 576 | 86 | 82 | 3 | 160 O 16.80/0.165 26 | 96 | 43 Fo AN 1.010.006 6 (+Mni TO e dao le e 0.055 Pórmula. Cálculo Por ciento CUA DO ooo SAO = DADA Ortoclasa K,O.A1,O, .6S10,........ 96.556 14.46 (8al: 86.31 Aba Nao. ALO, OSO 0.000 30 o 96.524 50.30 j Al Anortita CaO.A1,0, .2810,........ DIEZIS Oo CAOS ei ad 41.116 4.76 ) Diopsida ¿ MgO.SiO,.....oo.oooo.o.. 5.100 DIO TO DÍN | SOMO Je a 36.532 4.75 ) | ESOO Pr 0 o ad 3.132 pe Apcion ME e esa 0.100 l Oo Mar A Ao Magnetita FeO/.Fe¿O,..... 0... ... 6.232 1.60 ¿EA OO Oo. oon ao o ae e 0.60 100.23 Relación Sal SB iS EMO 7 Fem 13.92%173 QC KONO A, o O el E o E NI ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA 56 TABLA 30. ANÁLISIS 30 (BONNEY-GREY) Eg £ 3 S E 3 E, Z a a Se E ESA MS E is eS AN E SIO, ...|60.52/1.005 132 | 492 | 120 70 | 191 | 1005 ¿LO 0 o 00. 17 22 82 60 3 167 Fe,O, .| 4.14/0.029| 14 | 15 29 19010 AAN Ora dl 14 MgO ..| 2.89/0.070 70 70 Ca0 ...| 3.51/0.063 3 60 63 Na,O ..| 5.06/0.082 82 82 EROS ZE (00272 22 22 H,O...| 2.80/0.156 156 P,O,...| 0.0510.001 1 o 10: Fórmula. Cáleulo S Por ciento CUARZO LO a o cos leas 191.60 11.46 a IEROREAIROS ¿OSO 55.0 gba O 12.2 Sal : 83.65 A a 0 MO e O). poo ae os. 82.524 42.9 F 71.88 ¿o OOO AMO) o 9 bue ao 60.278 - 16.68 Carmuaclo Odo o sola Bobo oo lola 0ale 3.102 0.31 Metasilicato de magnesia Mg0. Si0,. 70.100 7.00 Masnetita e OO O 14.232 3.25 na Soma 116.0, 0000009 00000000 00000 15.160 2.48 i ¿NDENME) AONO) PO coco ocoo osa ao ao SOU 99.60 A a e de NO 2.80 99.49 Relación Sal 83.65 IO ENIMIESS O, 1 A ia o eS K,O+Na,0 104 O, EOI al CA cos A GEOQUÍMICAS INVESTIGACIONES 0£'00T 000"0100*0 0000] “Us 000" 01000 2600 90070 1000 90070 8500 $300 2600 v90"0 vIO"0 v60"0 vS0"0 670 TG66*0 07"T 0P"0 030 670 0870 077 886 098 190 621 1298 76 Sl 0666 o/o “dl OL 10" 001 00001000 0000] Us vOr"O (So 08*0 380 0T'0 180 v8'0 ee 6 889 ce ry 0T'0 926 cr 'S 1991 88" 99 lo sTO"0 7000 TOO" 0 0TO"0 vr0"0 8600 2800 180" 0 5000 08070 $800 $910 8v6'0 00070 0000 (0000 5000 6000 v00"0 050*0 s0T"0 vro*0 TITO vG0"0 0810 v90"0 3800 vOr"O 988" 0 07" 00T 0070 “Ig 000 0T0 3990 EA) 091 gs" T SGT 689 866 064 666 068 0291 Tr" OS 18'66 000" 0100*0 0000| ls 000*0|00*0 200 7a0 3000 $000 F00"018P'0 LYTO "01281 90T'0|88'T TIO" 01960 £L0"0|8P "y 68T"0|22*2 PIT O|62"7 390"0138"p £70'0182'9 991 '0|28*9T 088" 0|98* 67 olo Nod] 2 000*0|00*0 000*0 00001000 1S0*0 0000 | “lg v00"0|€p*0 gro'0 190"0|S0*T 3800/66" 860"0|PT'9 v3T'0186'9 0000] “lg 800/10 TE0'0|68"P 98T O |P6"ST 1860/6898 9/0 000*0 000%0 000*0 TrO"0 200" 0 TO0*0 910"0 $800 v30"0 0600 880*0 $600 TS0"0 260"0 6950 Té6*0 ZT"00T 000 [0000 000 ¡0000 000 1000*0 081 |TPO"0 9p"0 19000 ez 0 |P00"0 871 ¡0300 09"T |880%0 7E"Z ¡05600 099 ¡3600 06"p |90T"0 360 |P30"0 728 [9200 vS p [0300 6T"2T |2ST"0 68969 |806*0 olo 00070 TIO"0 000*0 7000 900*0 v00"0 EG0*0 TTE"0 G60"0 2800 Gvrr0 PG0"0 TS0*0 870"0 G2T"0 grs" 0 6266 0070 Gr '0 000 0T"0 0r"0 890 691 861 806 669 662 260 69"8 922 G6" 21 26 8r 000%0 000*0 000*0 3000 600*0 v00"0 $600 080*0 FIO"0 50) Ge0r0 ser"0 980*0 ve0"0 LET"0 Grs" 0 6%'00T 92*66 000 [0000/0070 |** “ds Joooro| “ls 000 (000*0/00*0 800 |P00"0|8T'0 690 |200"0/28*0 090 |S00"0|T2'0 08" |61O0'0|0S"T Gp"T [00T'0/08*T GET [£80"0|0T'€ 802 |00T'0|33'9 OTS |9IT*O|TS'9 089 |ooo"o| “ls 00"? |v90"0/62'p 698 [0FO'0|98"9 TO'9T |SST*0|08*ST G3'08 |228*0|99*GS o/o o/o SIATITADOTVONAdAL ANA YAHOSTHS ONO TA-O1Y SHA UNTALSID-AILAN AT HIA 0P"00T 00*00T sv" 66 L0"00T Té" 00T 2166 1866 99" 00T 6P"00T 02*00T < Joooro.000 [oo0-olooo looo“olo00oj000“ol000 [ov0“o|00*0 Jovo0*ol00"o [o000"o0J000 |o00ro/00"0 [o00“o0l00 o [ov00“o ooo | occos LUZ á ooo o| “ds [900rolozo loo00"o| “ds Joooro0| ds [oo0so| “ds 0000 000 [oo00co| “ds (000r0| “As loo0o| “ds loo0ro0. cds [ercoooos 119) E 000"0/00*0 [0000000 ¡000*0/00*0 ¡000"0[00%0 ¡|000"0/00*0 [000"0/00*0 [000"0/00*0 ¡000*0/00%0 [00001000 [00001000 |" 0077 7S 20001080 120001080 ¡030"0/060 |¡PTO"O[09"0 |[STO"0/PS*0 [600"0/3P"0 [0000/0070 [OTO"O|2P"0 |8S00"0|98"0 [9LO*0|0Z*0 O) | 80001680 (900*0|0P"0 |P00*0(230 [00001000 [90001280 |900"0|S8'0 |s000|Sg*0 [2000 /Sp 0 Joooco| “ds loooo| “ds |: OU ES G00"0183"0 |P00"0/SP"0 |200"0/£8"0 |[800"0|3P"0 [3000/1830 [TOO "O|SU'O [3000/18 "0 |TOO"0|31"0 [3000/1830 |300"0|98*0 A OA! 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< 2,4. Los soros de teleutósporos forman pústulas alargadas, ne- gras, sobre las vainas de las hojas principalmente y menos sobre las láminas encontrándose rodeando a menudo los soros de uredósporos. Teleutósporos sin pedúnculo y en cuyo extremo libre presentan cua- tro o cinco dientes romos, formando corona; miden y 1,2 a 1,5 < 4,5. Puccinia graminis Secalis. — En los pocos sembrados de centeno que anualmente se forman en la zona, pude encontrar este polvillo sólo en años muy húmedos, como el 1911 y 1914. Soros de uredósporos sobre la cara superior y extremidad de las vainas de las hojas, hasta de dos milímetros de largo y confluentes a veces, de color anaranjado obscuro, abriéndose en seguida; uredós- poros equinulados, ovoideos o elípticos de y. 2,1 >< 2,4. Soros de teleutósporos de color negro sobre las vainas de las hojas inferiores principalmente; teleutósperos sin paráfisis ni pedicelo, de extremidad cónica mirando lateralmente; miden y. 0,9 < 4,5. Puccinia graminis Hordei. — Valga lo dicho para la anterior, por lo que se refiere a su difusión. Puccinia bromina. — En la cebadilla del país produce soros de uredósporos alargados, confluentes (hasta 5 mm. de largo) sobre la cara superior y vaina de las hojas, de color caté y abriéndose muy pronto. Uredósporos elípticos u ovoideos de y. 2,1 < 2,4. Soros de teleutósporos sobre las vainas y cara inferior de las ho- 68 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA jas, de color negro, lineares, hasta 5 milímetros de largo, Teleutós- poros sin paráfisis ni pedicelo, alargados, de y. 1,5 < 5,1 a 6,3. Puecinia coronata Loli. — Los soros de uredósporos los encontré sobre las dos caras de la lámina foliar del ray-grass del país, pre- sentándose alargados, vesiculosos, de color anaranjado, abriéndose tardíamente. Uredósporos esféricos u elípticos, refringentes, anaran- jados; miden 1,5 a 1,8 < 1,5. Teleutósporos no tuve ocasión de ob- servarlos. Puccinia Prumi-spinosae — Sobre las plantas de duraznero obser- vé por primera vez esta rulla el año último en bastante cantidad. Sólo pude encontrar soros de uredósporos y no de teleutósporos, for- mando aquéllos pústulas de color marrón sobre la cara inferior de las hojas: esporos rodeados de paráfisis claviformes y midiendo y. 2,1 < 2,4. Puecinia Alli. — Apareció por primera vez sobre las plantaciones de ajo a fines del año próximo pasado y sin adquirir una gran inten- sidad de desarrollo. Los soros de uredósporos de color anaranjado se presentan sobre la cara inferior de las hojas, de forma redondeada y recubiertos por la epidermis, miden dos o tres milímetros. Uredóspo- ros de forma irregular, sin paráfisis, midiendo y. 2,1 < 2,4. Los soros de teleutósporos de forma igualmente redondeada o lige- ramente alargada, forman pústulas negras con epidermis intacta, so- bre la cara inferior de las hojas. Teleutósporos pediculados, de ex- tremidad cónica midiendo y, 2,4 < 5,4. Puccinia Malvacearum. — Aparece todos los años sobre la malva silvestre adquiriendo un considerable desarrollo en los meses de no- viembre y diciembre. Uromyces Fabae. — Adquirió esta especie y por primera vez un considerable desarrollo durante la primavera del año último, espe- cialmente sobre las plantaciones sembradas algo tupidas y que se fueron en consecuencia en vicio. Soros de uredósporos formando pús- tulas marrón sobre las dos caras de las hojas, abiertos y pulverulen- tos en seguida y de uno á tres milímetros. de diámetro. Uredósporos ovoideos o elípticos de y. 2,4 < 2,7. Los soros de teleutósporos son de color más obscuro que el de los uredósporos y dehiscentes longitudinalmente. Los teleutósporos, uni- celulares, ovoideos, pedicelados, miden y. 1,8 < 3. Uromyces betae. — Apareció el año próximo pasado sobre la acelga y únicamente sobre la variedad blanca de penca ancha, que por ser más tierna fué más fácilmente atacada. No se notó sobre la remolacha. ENFERMEDADES PARASITARIAS DE LAS PLANTAS 69 Soros de uredósporos con las mismas características de la anterior. No pude encontrar teleutósporos. Phragmidium subcorticium. — Sobre las rosas aparece todos los años formando soros de uredósporos anaranjados, sobre la cara infe- rior de las hojas y midiendo de uno a tres milímetros. Uredósporos elípticos u ovoideos de y. 1,5 < 2 y rodeados de paráfisis alargadas y arqueadas. Soros de teleutósporos puntiformes, con esporos salientes, como pelos de color marrón obscuro; teleutósporos fusiformes con pedicelo abultado en su base y formados de seis células general- mente. Melampsora populina. — Pude únicamente observar pústulas de uredósporos de color marrón de dos a cinco milímetros sobre las ho- jas de álamo carolina y a fines de febrero, del corriente año. Exoascus deformans. — Salvo años de secas excepcionales, como en 1910 y-1915, en todos los demás se nota su presencia causando en algunos como el próximo pasado daños de consideración y siendo conjuntamente a la Puccima Prumi spinosae, el causante de la caída total y prematura de las hojas de los duraznos. Tratamientos pre- ventivo o curativo en la zona no se llevan a cabo por desconocerlos por completo. Pseudopeziza medicaginis. — Sobre el trébol de carretilla y la al- falfa, aparece todos los años formando pústulas más o menos abun- dantes durante la primavera. Ascos de y, 0,9 < 0,6 conteniendo ocho ascósporos hialinos, evoideos de y. 0,3 >< 0,6 y rodeados de paráfisis filiformes abundantes. Prisiphe graminis. — Únicamente pude encontrarlo sobre la Ceba- dilla del país, formando sobre la cara inferior de las hojas una cu- bierta aleodonosa, de color blanco grisáceo primero y que se vuelve más obscura luego y con pequeños puntitos negros (peritecios). Coni- _dióforos alargados, dando origen a conidios elípticos, prismáticos, de y 1,2 <3 hialinos y unidos en cadena. Peritecio marrón obscuro re- ticulado a su superficie y provisto de fuleros cortos y poco visibles. Cercospora beticola. — Todos los años aparece sobre acelgas y re- molacha formando manchas redondeadás en las hojas; de contorno marrón, rodeando un tejido completamente seco, que es más obscuro hacia el centro, donde suele haber fructificaciones de color violado obscuro. El diámetro de éstas manchas varía desde dos metros hasta dos centímetros. Los conidióforos agrupados en pincel terminan cata uno por un conidio hialino de y. 0,9 < 1,5. Septoria petroselini. — Muy difundida sobre el apio y perejil pro- 70 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA duce manchas que se parecen mucho a las precedentes, excepción del contorno violado que no lo tienen. Coryneum Beyerinckú. — Apareció a fines del año próximo pasado sobre los damascos y duraznos en bastante cantidad. Glaeosporium ampelophagum ó Sphaceloma ampelinum (Antracnosis de la vid). — Apareció por primera vez a principios del corriente año y su acción se redujo, a la formación de chaneros pequeños, en la ex- tremidad tierna de los sarmientos, así como en las hojas terminales; en otras partes de las plantas no pude encontrar indicios de esta en- fermedad,; Colletotrichum Lindemuthianum. — Aparece de vez en cuando so- bre algunas chauchas de poroto y haba, formando verdaderos chan- cros de color marrón que producen la destrucción de los tejidos hasta llegar a los granos y aun carcomiendo a éstos, rodeados de un borde saliente; pero no estando difundida la enfermedad no tiene hasta el momento mayor importancia. R. RENACCO. Buenos Aires, 15 de septiembre de 1915. ; A INCA RADAR A AA AA EA ETA JUICIO CRÍTICO Y APLICACIONES DE LAS AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA INVESTIGACIÓN QUÍMICA PoR EL DOCTOR FRANCISCO AURELIO MAZZA - Profesor suplente de química agrícola de la Universidad Nacional de Buenos Aires INTRODUCCIÓN La ubicación de las aguas pampeanas, como tipo especial, en el cuadro de composiciones químicas de las aguas del país es, sin duda, un problema de no fácil solución. Sus características dejan de serlo en la mayoría de los casos, por circunstancias particulares que las modifican fundamentalmente, despojándolas del sello original que las diferenciaría de las restantes, si fuera posible la existencia del verda- dero tipo de agua pampeana. La participación de numerosos factores contribuyen para que el agua que habita el terreno de formación pam- peana no sea de una composición definida, neta. Por tanto, será menester al ocuparnos de ella en los distintos capí- tulos, tener en cuenta las circunstancias que pueden haber influído sobre su composición, haciendo como se ha hecho, divisiones en diver- sos tipos ; unos que se acercan a lo que sería un agua pluvial recibida directamente por el terreno pampeano, y otros que se alejan de la composición de ésta. En ambos casos estaremos en presencia de aguas pampeanas y sin embargo su composición diferirá en absoluto. Gran parte de nuestras llanuras están constituídas, en la capa terrestre más próxima a la superficie del suelo, por un terreno de constitución geológica especial, que guarda alguna analogía con cier- 72 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA tas formaciones europeas ; este terreno, al que se le ha designado con el nombre de loes pampeano, es el que encierra en sus infinitamen- te pequeños insterticios, el agua a que se refiere este trabajo. Por este motivo, las aguas pampeanas ocupan una zona subterránea muy vasta en la República Argentina, y la realización de su investigación completa no sólo requerirá un trabajo inmenso, sino que sería imposi- ble practicarla en un espacio de tiempo que no comprendiera un con- siderable número de años. Esta es la razón por la cual no me será posible dedicarme a todos los puntos del país, concretándome a hacer consideraciones de conjunto sobre las aguas pampeanas de la Repú- blica Argentina, prestando preferente atención a las de la provincia de Buenos Aires, que conozco mejor por haber realizado estudios durante varios años, mientras ocupaba el cargo de jefe de la oficina química de la Dirección general de salubridad. Como se han hecho muy pocas publicaciones respecto a la composi- ción y análisis de las aguas pampeanas de otras regiones de la repúbli- ca, me concretaré a transcribir los que encuentre publicados en algu- nos trabajos oficiales y los que he conseguido gracias a la amabilidad de los señores jefes de las oficinas que disponen de datos que guar- dan relación con el tópico. Sería, para el país, de gran interés conocer la composición química de las aguas subterráneas y del suelo por ellas habitado; pero esto será obra de mucho tiempo, si no imposible, pues hay que tener en cuenta la enorme extensión de nuestro suelo y las diferencias que presentan las distintas capas terrestres a profundidades variables, lo que complica el trabajo analítico, que resulta. complejo y largo hasta para el caso particular de una sola perforación. En nuestro territorio varía la calidad y composición de las aguas, no solamente a distintas profundidades sino a distancias reducidas : Es curioso observar, y ésto ocurre con frecuencia, el caso de que el agua de un pozo o perforación abierto en un punto determinado difiera totalmente del agua de otro, ubicado a pocos pasos del pri- mero, aunque ambos tengan la misma profundidad. Este ejemplo, que se repite a cada momento en todos los lugares de nuestro sub- suelo, da una idea de la complicación del sistema hidrológico del país y de la dificultad que existe para hacer estudios de índole ge- neral. Cada pedazo de tierra de este vasto territorio constituye todo un sistema geológico particular, teniendo al respecto sus características ; no es posible, por tanto, cuando se hacen análisis de muestras de . AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 713 aguas de distintos puntos, dentro de una determinada zona, preten- der abarcar a la zona entera, puesto que en otros sitios comprendidos dentro de la misma, regirán condiciones diferentes, que más de una vez podrían ocasionarnos sorpresas. Hé aquí expuestas, a grandes rasgos, las causas que explicarán las deficiencias que puedan observarse en este trabajo. Hecho esto, explicaré la forma como lo he encarado. Teniendo en cuenta que estas aguas habitan el loes pampeano, he hecho en la primera parte una ligera exposición sobre dicha for- mación, valiéndome de las ideas del malogrado sabio argentino don Florentino Ameghino, del doctor S. Roth, y de Burckhart y Lehmann- Nitsche, reuniendo una serie de datos, que, creo, satisfacen las exi- sencias de este estudio. De este modo, se puede llegar a formar una idea clara sobre la procedencia de los constituyentes del agua pam- peana, cuando se trata de líquidos que han llegado a dicho terreno sin llevar en disolución elementos salinos extraños. Figuran en la misma parte varios perfiles de dicha formación, así como algunos cuadros analíticos de la misma, cuyo objeto ha sido el de completar los datos anteriores, con el conocimiento de la compo- sición química de aleunas muestras de loes pampeano y la demostra- ción gráfica de la forma como están dispuestas, en el subsuelo, las distintas capas de loes. En la parte segunda se estudia la influencia de las aguas sobre los elementos que constituyen el pampeano y las consecuencias para ellas, siendo esta explicación la que nos da la razón de la composición que presentan las aguas subterráneas, particularizadas en este caso, con las que tienen origen en la formación pampeana. Dicha parte comprende, también el estudio de los procedimientos de análisis, físico y químico, de las aguas en general, no habiéndo- las considerado en una forma particular a causa de que no es menes- ter, para las de origen pampeano, el empleo de métodos especiales. Como los elementos que ellas contienen están de igual modo conteni- dos, a distintas dosis, en las demás aguas, no ha habido necesidad de hacer ninguna observación particular; solo que, dada la variabilidad de los componentes en cuanto a la cantidad, en unas conviene utili- zar ciertos métodos desechables para otras ; pero, repito, nada nuevo hay que decir con respecto al análisis químico. Al mismo tiempo se ha comprendido en la segunda parte el estu- dio de la composición química y caracteres físicos, lo que se ha hecho observando las composiciones y aspectos de las aguas cuyos análisis ral ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA he practicado personalmente, así como de aquellas que he obtenido por diversos conductos. En la parte tercera se hace el juicio crítico de su aplicabilidad, teniendo en cuenta la composición. Se comienza por considerarlas desde el punto de vista de su aplicación como alimento, haciendo - distinción en dos categorías: aguas químicamente potables y aguas no potables. Entre estos dos extremos intercalo un grupo de aguas pampeanas que por su composición química no entrarían en una for- ma absoluta entre las aguas potables; pero que, por otra parte, no se alejan mayormente de éstas; a tales aguas, que llamaré tolerables, podrá utilizárselas como bebida en aquellos puntos donde sean esca- sas las aguas potables. Ya en el congreso de medicina e higiene reu- nido en esta capital en mayo de 1910, se trató el asunto en esta forma y se aceptó cierta tolerancia para las aguas de aquellos puntos donde las potables no sean las más frecuentes. Es natural que las aguas tolerables deben diferir en poco de los límites propuestos para las aptas para la alimentación. En la misma parte se estudia el efecto de las aguas pampeanas sobre la vegetación. Aquí también hay que señalar acciones diferen- tes según que el agua sea poco o fuertemente mineralizada, señalán- dose asimismo las diferencias que existen entre la acción de las dis- tintas sales. Las primeras tienen sobre las plantas una influencia óptima, que se hace desfavorable para su desarrollo cuando se tra- ta de aguas muy mineralizadas. Se entiende, entre estas últimas las hay también que pueden ser útiles al buen desarrollo de las plantas. La aplicación de las aguas de origen pampeano como bebida para el ganado, ha sido comprendida, igualmente, dentro de la parte ter- cera, haciéndose notar la tolerancia de algunos animales para ciertas aguas mineralizadas, y el efecto pernicioso que producen cuando el contenido salino se eleva a cantidades muy elevadas. Finalmente, se ha estudiado la aplicación de dichas aguas con fines industriales, el efecto en calderas y someramente en industrias diver- sas. Dada la amplitud que abarcaría esta parte si se pretendiera tra- tarla en una forma completa, no ha sido posible incluír en ella todo lo que guarda relación con la industria, porque entonces habría habido que hacer, comprendiendo a las distintas industrias conocidas, una interminable exposición sobre las consecuencias, favorables o no, del uso de aguas pampeanas de distinta composición. Entiendo que en el momento actual lo que más interesa a los industriales del país es AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 75 conocer el efecto que su empleo produce en las calderas, y en tal sen- tido he orientado la última parte de la que nos ocupa. Considerando de utilidad conocer la relación que existe entre la composición de las aguas de origen pampeano y las de otra proceden- cia, he expuesto en la parte IV algunas observaciones que muestran las semejanzas y diferencias que guardan unas con otras y que expli- can, además, cómo no es fácil ni posible conocer, si se tiene en cuenta solamente la composición química, el origen geológico de un agua cualquiera. Por último, en la parte V se inscriben las conclusiones derivadas de las observaciones que preceden. PRIMERA PARTE FORMACIÓN PAMPEANA. CARACTERES DEL PAMPEANO COMPOSICIÓN QUÍMICA DEL LOES PAMPEANO CAPÍTULO 1 FORMACIÓN PAMPEANA A pocos centímetros de la superficie terrestre, debajo de la tierra vegetal, de los médanos, de los bancos marinos de la costa y de las antiguas lagunas desecadas, aparece la formación pampeana con sus colores amarillo y pardo característicos. Esta formación ocupa una considerable extensión de nuestro país, que se aproxima a la enorme cifra de 25.000 millas geográficas, pu- diendo compararla a un plano inclinado de oeste a este, que nace casi al pie de la Cordillera de los Andes y ocupa, luego, gran parte de nuestro subsuelo, yendo a terminar, por decirlo así, en las costas mismas del mar. Esta formación recuerda, por su composición y aspecto, al loes de Francia y de Bélgica, donde es conocido con el nombre de loes erge- ron; se encuentra una formación semejante en toda la Europa sep- tentrional, donde es conocida bajo el nombre de loes o lehm y en Ohi- 76 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA na, donde constituye la llamada tierra amarilla, cuyo espesor llega, en algunas partes, a la enorme cifra de 500 metros. En nuestro país generalmente el espesor del terreno de formación pampeana es menor que el expresado, no obstante llegar, en algunos casos, hasta profundidades considerables, como ocurre en San Pedro, provincia de Santiago del Estero (F. €, C. A.), donde en una perfora- ción practicada por la Dirección de geología y minas de esta capital, se encontró una capa de loes de 441 metros de espesor, cifra que se aproxima bastante a la indicada para la Ohina. Pero donde la poten- cia del terreno de dicha formación llega a medidas gigantescas es en la provincia de San Luis, donde en las perforaciones practicadas en « Beasley» y en «El Balde » se ha encontrado loes desde la profun- didad de 52 metros hasta 977 en el primer caso y desde la de 66 me- tros hasta 650 en «El Balde», lo que corresponde a espesores de 925 y 585 metros respectivamente, siendo de observar que es probable que no hayan terminado en dichos puntos puesto que parece no ha- berse seguido las perforaciones hasta más de mil a mil treinta y cinco (1000 a 1035) metros, en cuyo caso podríamos afirmar que en nuestro país la formación pampeana llega a tener, en algunos puntos, más de 1000 metros de espesor. En cambio, en otros puntos apenas si se nota la presencia de una pequeña capa de algunos centímetros o pocos metros de espesor, como sucede en el kilómetro 8315 en Mendoza, donde desde la super- ficie del suelo hasta la profundidad de 6 metros.el terreno está cons- tituído por arena feldespática gris amarillenta; de esta profundi- dad hasta 680 está representado por loes en un espesor que no pasa de 80 centímetros. Después de esta formación siguen, nueva- mente, arena feldespática y otras calidades de tierras, sin que vuelva a aparecer el loes hasta el término de la perforación, que excedió de 600 metros. Una cosa muy semejante se nos presenta si observamos una perfo- ración practicada en Gualeguay, provincia de Entre Ríos (véase per- fil n” 2), en este punto se nota la presencia de terreno de formación pampeana en la misma superficie del suelo, llegando hasta una pro- fundidad de 45 centímetros, después de la cual aparece una capa de arcilla amarillenta que se alterna con arena de cuarzo, marga, ete., sin volverse a encontrar con nuevas capas de loes. En el lote número 26 de Córdoba el loes llega hasta la profundidad. de 30 metros, después de la cual no aparece hasta el fin de la perfo- ración. En colonia Caroya, de la misma provincia, se ha practicado 4 AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA Oz una perforación hasta la profundidad de 32050, habiéndose atrave- sado terreno de formación pampeana en un espesor de 5 metros, a partir de la superficie terrestre (véase perfil n* 13). Otro ejemplo semejante se tiene en Tucumán, en la región conoci- da con el nombre de Paja Colorada. En dicho punto la formación pampeana ocupa un espesor de 13 metros aproximadamente, a partir de 60 centímetros después de la superficie del suelo. En los puntos mencionados nos encontramos con capas que ocupan un espesor muy reducido; pero en otras regiones el loes pampeano no aparece en absoluto, lo que hace creer que no existe, por lo menos hasta las profundidades adonde llegan las máquinas perforadoras que se han utilizado. Así ocurre en muchos puntos del país, pudiendo re- ferirnos aquí a los siguientes, que nos darán una idea clara de la constitución geológica de dichas regiones: Gallinas (Córdoba), Escue- la Benítez (Chaco), Las Higueras (Mendoza), punto estudiado hasta los 110 metros de profundidad; Capiasuti (Salta), perforado hasta los 239 metros aproximadamente; Cortadera (Mendoza), donde se ha lle- gado hasta 641 metros sin haber encontrado terreno de la formación pampeana; en Ombucta (Buenos Aires), lugar en que no aparece el pampeano ni a los 861 metros, fin de la perforación. La variabilidad de la formación se observará mejor teniendo en cuenta las diferentes potencias de la capa de formación pampeana en las distintas regiones del país (1). En efecto, en Villa Alberdi, pro- vincia de Tucumán, el loes pampeano abarca un espesor de 250 me- tros; en Salas (Córdoba), la potencia alcanza a ser 37 metros; en Or- dóñez (Córdoba), se encuentra loes hasta 100 metros de profundidad, a partir de la superficie del suelo; en General Levalle (Córdoba) has- ta 13390. La perforación hecha en Real Sayana (Santiago del Este- ro), demuestra que el loes, en ese punto, tiene una potencia de 157”90 y la de Aguaray, en Salta, ha dado, para el loes, un espesor de 12765. En San Huberto (La Pampa), el pampeano tiene una potencia de 27245, mientras que en Saladillo (Buenos Aires) el terreno de mis- ma formación tiene 107 metros de espesor. Como se ve, la formación pampeana no es una masa de terreno de un espesor determinado, sino que varía desde algunos centímetros hasta cerca de 1000 metros, lo que da lugar a creer que han mediado factores sino distintos, porlo menos de distinta duración. Por lo pron- (1) La falta de tiempo ha impedido publicar copia de la mayor parte de los perfiles que acompañaron a esta monografía. 78 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA to, sábese que esta formación es de las más recientes, no obstante lo cual no se han omitido discusiones sobre su edad y origen. En lo que a la primera se refiere, la diversidad de juicios mantiene abierto el campo de la controversia, habiendo también sobre el se- egundo varias opiniones, entre las cuales las más fundadas serían dos: una que considera a la formación pampeana como la consecuen- cia del depósito abandonado por el agua del mar al evaporarse, y la otra que admite la intervención de un determinado número de fenó- menos terrestres: lluvias, vientos, depósitos formados por diversos factores de mismo origen, etc. Esta última hipótesis (terrestre) es la que cuenta con mayor núme- ro de partidarios, quienes, dentro del mismo orden de ideas bifurcan sus opiniones, apartándose no del fondo mismo de la cuestión, sino en cuanto a los factores que intervienen, pues mientras unos admiten la intervención de un solo principio, otros admiten la de varios, pu- diéndose citar entre los primeros a Bravard y a Richtofen como pat- tidarios del origen eólico del terreno pampeano, y a Burmeister que es de opinión de que el terreno de referencia ha sido formado por la contribución del factor agua: inundaciones y frecuente repetición de las lluvias. Ameghino opina que el origen del pampeano estuvo en la acción combinada del viento, agua y fuerzas subterráneas, y el doctor Roth que la existencia de los terrenos de formación pampeana no son otra cosa que la consecuencia de la acción conjunta del agua, viento y ve- egtación (1). Desde luego, las opiniónes de los dos geólogos últimamente citados no difieren entre sí más que en parte, coincidiendo en lo que a la con- tribución del viento y del agua se refiere. Por otra parte, ofrecen sobre las demás hipótesis citadas la particularidad de ser mixtas, es decir, que admiten la intervención de varios agentes, cualen son: agua, viento, fuerzas subterráneas, vegetación, ete. En realidad, puédese afirmar que no está categóricamente compro- bado, hasta la fecha, el origen de la formación pampeana, si bien las teorías de Ameghino y de Roth parecen ser las que más se acercan a la realidad. El fin que este trabajo se propone impide que se haga un estudio detenido de las numerosas hipótesis lanzadas en favor de diversas (1) Revista del Museo de La Plata, tomo XIV, publicación de los doctores Burck- hardt y otros. AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 79 teorías sobre el origen de la formación pampeana, puesto que debien- do estudiar en él «las aguas pampeanas» no corresponde dar a la parte geológica, que necesariamente hay que mencionar, mayor ex- tención que la que se refiere a una ligera enunciación de las opinio- nes vertidas sobre su edad, origen y caracteres físicos y químicos de los terrenos que constituyen dicha formación. Hecha esta observación, podemos dividir la formación pampeana, con Ameghino, en las siguientes partes, denominadas: formación pampeana superior; formación pampeana media, pampeana inferior y finalmente lujanense. Con respecto a ellas el malogrado sabio dice, entre otras cosas (1): Piso pampeano inferior o ensenadense. — Desgraciadamente esta subfor- mación está en todas partes cubierta por las capas superiores que la ocultan al observador y dificultan su estudio. Sólo en uno que otro punto aparece a la vista la parte superior, particularmente en el municipio de Buenos Aires, en donde está representada por las toscas del fondo del río, y en la base de las barrancas del Paraná, en la provincia de Buenos Aires. Como composición, el pampeano inferior es casi idéntico al superior, pero es mucho más compacto, debido sin duda a la gran presión de las capas su- periores, y con una abundancia mayor de tosca. Un carácter que distingue muy fácilmente esta subformación de las superiores, es la existencia de una considerable cantidad de conereciones que, a primera vista, parecen de igual naturaleza a las concreciones calcáreas del pampeano superior, pero que examinándolas con más detención se percibe pronto que predomina en ellas el elemento siliceo. » Existen en algunos puntos depósitos verdoso-amarillentos con impresio- nes de moluscos de agua dulce y de vegetales, vestigios de antiguas lagunas de esa época. La parte superior del pampeano inferior está limitada por una formación marina, que en otros puntos deja lugar a depósitos lacustres que se internan en el interior de la provincia. Parece, según el mismo, que hacia la mitad de la formación pampeana inferior hubo un descenso del suelo que dió lugar aque las aguas del Atlán- tico ocuparan una gran parte de la provincia de Buenos Aires; pero reti- rándose luego, dejaron los grandes depósitos marinos de la parte superior de la subformación pampeana inferior, que es de origen absolutamente flu- vial y subaéreo. Piso pampeano medio o belgranense. — Parece que después de formado el pampeano inferior hubo un nuevo descenso del suelo que dió lugar a la re- (1) Actas de la Academia nacional de ciencias de Córdoba, página 29, 1889. 80 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA petición de la entrada de las aguas del océano, que al retirarse dejaron restos de conchas marinas, que se encuentran hoy en el interior de las tie- rras a muchos metros de profundidad, debajo de la arcilla roja, más abajo todavía que el nivel de las aguas subterráneas, por cuyo motivo no alcanzan hasta ellos los pozos de balde ordinarios. El descenso continental, ha sido forzosamente acompañado por una inte- rrupción de las corrientes de agua de entonces, que se estancaron en la parte inferior de su curso, formando grandes lagunas que se llenaron poco apoco de sedimentaciones lacustres, que empiezan en el interior de las tierras en * donde concluyen las formaciones marinas, y aparecen a menudo a la vista en el lecho de ciertos ríos de cauce profundo, como el de Luján y el de Arrecifes. En Córdoba (sierra de) el pampeano medio está representado por una se- rie de capas de guijarros interpampeanos, cubiertos en partes por los estra- tos de la formación pampeana superior. Piso pampeano superior o bonarense. — Concluída la formación media, el continente sufrió un movimiento ascensional, seguido de grandes sacudi- mientos que dislocaron los sedimentos más antiguos ; los depósitos marinos fueron barridos. En el seno de la subformación abundan los depósitos de carácter lacus- tre, verdoso-amarillentos con conchas de moluscos de agua dulce, e impre- siones de vegetales... Pero lo que más llama la atención, es la abundancia de depósitos de ce- niza volcánica, de origen pumiceo que se encuentran en todos los puntos de la República, en donde está desarrollada esta subformación. El pampeano rojo superior, sólo se distingue del inferior, aparte la esta- tigrafía y la fauna distinta que contiene, por tener en general una menor proporción de cal y una cantidad mayor de arena, aunque en ciertos puntos también contiene grandes depósitos de tosca; sin embargo, en general pue- de decirse que es menos compacto y menos coherente que el pampeano in- ferior, y constituído por una masa de elementos más pulverulentos. Piso pampeano lacustre o lujanense. — Con el fin de la época de la forma- ción del pampeano rojo superior, la llanura alcanzó el máximo de su eleva- ción sobre el océano, que era término medio unos 30 metros mayor que en la actualidad; las aguas pluviales corriendo de las lomas a los bajos, y si- guiendo luego por las partes más bajas del terreno hacia el océano, empe- zaron a denudar profundamente la superficie del suelo de la llanura argen- tina, cavando en él las grandes hoyas, cañadones y depresiones en cuyo fondo kan formado su cauce las corrientes de agua actuales de la Pampa... El fin de esta época de erosión fué el principio de un descenso gradual del continente; las aguas cesaron de correr con fuerza de los terrenos altos a los bajos, y acentuándose más el descenso, los ríos interrumpieron su cur- so, estancándose las aguas en forma de lagunas a lo largo de sus cauces, y en el fondo de esas lagunas empezaron a formarse con suma lentitud depó- AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 81 - sitos de lodo, que sirvieron de tumba a la gigantesca y maravillosa fauna de edentados extinguidos de la Pampa. Estos depósitos constituyen el llamado pampeano lacustre. Otros han querido distinguir dos únicas divisiones, basándose en el color de los terrenos que lo constituyen ; estos serían : loes amarillo y loes pardo. En realidad, el loes amarillo y el loes pardo no son otra cosa que el superior y medio, respectivamente, de la otra división, y el loes inferior sería considerado por los partidarios de la división en dos clases de terrenos, como arcilla roja de la formación guaranítica. Pero es de creer con C. Ameghino, que la clasificación basada en colores no deja de carecer de un carácter verdaderamente científico. Por lo pronto, entre los distintos tipos de loes los hay desde la colo- ración amarillo-clara hasta la pardo rojiza o simplemente roja, com- prendiendo toda la gama de colores intermediarios, cuya distinción entre unos y otros es bastante difícil, de tal modo, pues, que al reali- zar el estudio de un perfil cualquiera, se observará, no dos únicos colores característicos, de fácil distinción a simple vista sino que se presentará un serio problema por resolver: ¿ dónde termina el loes amarillo? ¿cuándo comienza el loes rojo? y ante la duda que ori- gina semejante diversidad de tonos, quedará incierta la verdera línea divisoria. Por tales razones, es más aceptable la división en la forma como lo hace Ameghino, en que cada una de ellas se funda en circunstan- cias especiales, características para cada caso. Sobre las características físicas y químicas de estas formaciones volveremos a ocuparnos más adelante ; por ahora entraremos a tratar, con brevedad, la cuestión relativa a la edad de la formación pam- peana. Tanto o más que la cuestión origen se ha discutido la referente a la edad de la formación pampeana, sin llegar, como ha ocurrido con el origen, a precisar épocas, dando también margen a la controversia, que se mantiene hasta el presente. A esta diversidad de juicios se debe que Burmeister y Steimann ubiquen la formación pampeana en el cuaternario (pleistoceno); Cope y Ameghino en el plioceno; Doering y Ihering, en parte en el plio- ceno y en parte en el diluviano; Roth la ubica en una forma escalona- da, que va desde el eoceno hasta el cuaternario. En página 457 de Beobachtungen túber Entstehung und Alter der Pampasformation im Argentinien. Zeitschrift der deutschen geologischen (Gesellschaft, AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXI 6 82 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA XL, 1888 (1), Roth se expresa como sigue: «Si es difícil que algún día lleguemos a distinguir los diferentes períodos del terciario euro- peo en la formación pampeana, podemos admitir, sin embargo, que las capas de esta formación representan toda la serie desde el alu- vión hasta el eoceno. La formación de Entre Rios es, ciertamente, la que más se parece al mioceno. Parece, pues, que la formación pam- peana media corresponde al mioceno y la formación pampeana inferior (que es dudosa como más «arriba lo hemos demostrado) al eoceno, mientras que la formación pampeana superior, que pasa por encima de la capa de humus, representa probablemente el' cuatenario y el plioceno. » Con motivo de lo que antecede, Burckhardt y Lehmann-Nitsche, etc., dicen (2): « Estas conclusiones de Roth se basan sobre dos he- chos diferentes. De una parte cree haber observado en los alrededores de Paraná, que la formación de Entre Rios (o de Paraná) se intercala entre la formación pampeana inferior y el loes superior, lo que proba- ria, según Roth, que las capas de Entre Rios corresponden a la forma- ción terciaria de Entre Rios. «Nosotros no hemos podido estudiar los perfiles que han llevado a nuestro colega a esta conclusiones, de manera que no podemos permitirnos juzgar las bases reales. Sin embargo es bueno hacer observar con Steimann y Borchert, que probablemente Roth ha con- fundido las arcillas rojas del guaranítico con loes, creando su « forma- ción pampeana inferior» que sería, en este caso un simple sinónimo de la «formación guaranítica ». «La opinión de Roth se basa además sobre la existencia de un banco marino en medio del loes pardo (o formación pampeana media de Roth), que se observa entre San Nicolás y Baradero, en los alrede- dores de Tala (San Pedro) ». Los citados autores, después de estudiar los perfiles de Tala y de Baradero, llegan a la conclusión, que coincide con la de Roth, de que el banco marino de Tala está intercalado entre las capas del loes pardo. Como Roth en su trabajo agrega que : « En los alrededores de San Pedro se encuentra un banco de ostras cuyas cáscaras se encuentran frecuentemente en el depósito marino de Entre Rios. Hace varios años — cuando no conocía aun la región de Entre Rios — he llevado (1) BURCKHARDI, loc. cit., Revista del Museo de La Plata. (2) Revista del Museo de La Plata, tomo XIV, página 157. AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 83 algunas de estas cáscaras a Burmeister, que me dijo que era una ostra de la capa terciaria de Entre Rios. «Yo no conozco ningún hecho que nos obligue a admitir que la formación de Entre Rios sea más antigua que las capas inferiores de la formación pampeana ; por el contrario, tengo pruebas de que la for- mación de Entre Rios ha sido depositada al mismo tiempo que la for- mación pampeana media. ¿Cómo habría podido formarse sino, el banco de ostras mencionado, que se intercala cerca de San Pedro en la formación pampeana media, cerca de la ribera del depósito marino de Entre Rios? Se trata aquí de un gran banco de ostras, intercalado en la formación pampeana media, dle la existencia del cual todos pue- den persuadirse. « Burckhardt estudia la relación entre el banco de ostras citado y el yacimiento situado a su frente, al rincón de Baradero y llega a la con- clusión de que el esqueleto humano debe serisócrono con el banco de ostras. Pero agrega que siempre le quedaría por resolver la cuestión edad del banco marino de Tala, lo que hace merced a la cooperación de Ihering y de Steinmann, llegando a admitir que « el banco es rela- tivamente moderno, muy probablemente cuaternario, y por consecuen- cia, que el hombre fósil de Baradero es probablemente también dilu- viano. » Roth ha constatado en el loes fragmentos rojos de diferentes tamaños, que le parecen ser de arcilla quemada y Burckhardt, des- pués de dedicar preferente atención a su estudio, llega a admitir como válidas para las trazas del hombre fósil que se ha conseguido bajo forma de fragmentos de arcilla roja, las mismas conclusiones del yacimiento de los restos humanos de Baradero. CAPÍTULO II CARACTERES DEL LOES PAMPEANO Como dijimos anteriormente, se observan en el loes diferencias de importancia, en cuanto al aspecto de las partes que lo constituyen, notándose coloraciones amarilla, pardo clara y pardo intensa. El loes de color amarillo, que correspondería al loes superior, es una arcilla algo calcárea y arenosa, recorrida en todas direcciones por una serie indefinida de canales, que le dan el aspecto de una masa porosa; su 84 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA estructura no es muy sólida (consistente) y se presenta en una forma variable, según corresponda a regiones llanas o montañosas ; rara vez se observan en él rastros o señales de estratificación : forma la pri- mera capa después de la zona que corresponde al humus y presenta como particularidad el hecho de que se encuentran en él concreciones de tosca (calcáreas) ; esta particularidad la presenta también el loes pardo. El loes pardo, medio de Ameghino, es mucho más compacto que el pampeano superior, habiendo desde el tipo de color pardo claro, que casi podríamos llamar amarillo-parduzco, hasta el pardo obscuro, que constituiría el tipo llamado chocolate. Así como el pampeano superior, el loes medio es una arcilla calcáreo-arenosa, atravesada por cantidad de pequeños canales tapizados de negro, y salpicada en partes por manchas negruzcas irregulares. También dentro del loes medio suele encontrarse tosca y margas verdosas que atestiguan la intervención de las aguas en su formación, siendo tales concreciones calcáreas (toscas) diferentes de las que exis- ten en el loes superior, presentándose a manera de corales compues- tos, más ramificadas que las de ésta y reunidas muchas veces en agru- paciones irregulares de una extensión a veces considerable. Examinando cuidadosamente el loes medio. se observa con alguna frecuencia la intercalación de líneas o partes verdosas o grisáceas, ocupando niveles diferentes, tanto que no es raro encontrar dos o más vetas dentro de un mismo corte o en la misma perforación ; esta zonas verdosas o grisáceas están constituídas por una materia arcillosa que presenta, respectivamente dichos colores, y que encierra abundantes restos de moluscos de agua dulce, a los cuales Ameghino denomina con el calificativo de depósitos lacustres. En páginas 166 y siguientes de la Revista del Museo, ya citada, existen algunos dibujos de perfiles de varios puntos de las provincias de Buenos Aires y Santa Fe, de los cuales tomaré algunos, que figu- rarán con los números: TIA, IIA y ILLA ; también tomo de los Anales del Museo Nacional, el perfil de la bahía Sanguinetti, con el solo objeto de formarnos un juicio exacto, o por lo menos aproximado, de la cons- titución del suelo en la parte representada por la formación pampea- na. A éstos agregaré otros que he obtenido gracias a la amabilidad del ingeniero señor Hermitte, quien me facilitó numerosos perfiles del terreno pampeano y análisis de las aguas correspondientes a diversos puntos del país. Es a ellos que doy principal valor, porque al par que son recientes, condensan el resultado del estudio de perforaciones AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 85 practicadas con un fin que coincide fundamentalmente con el que persigue este trabajo, es decir: la obtención de aguas que puedan tener aplicación en el riego, alimentación, en las industrias, etc.; pero como antes o después de llegar a ellas, muchas veces se pasa por una serie de tipos diferentes, aptos unos para la alimentación, e inaptos otros para el mismo uso, he creído conveniente agregar dichas infor- maciones que completan, evidentemente, el estudio de tales parajes. Naturalmente, en la mayoría de los casos se efectúan las perforacio- nes hasta más allá del loes pampeano, que se sobrepasa, llegando a profundidades que no tienen relación con el tema que tratamos. Es lógico suponer, o mejor dicho está probado, y de esto hablaremos con mayor detenimiento más adelante, que la composición de las aguas deberá guardar una estrecha concordancia con la de los terrenos por que atraviesan, siendo, pues, de observar, que las superficiales serán las menos cargadas de los elementos constitutivos del suelo, puesto que es menor el recorrido efectuado, siendo, en cambio, las más profundas, aquellas que contendrán, en iguales condiciones de tiempo, temperatu- ra, calidad de terrenos, etc., la mayor cantidad de elementos en disolu- ción. No quiere decir ésto que toda agua profunda sea más rica en contenido mineral que la correspondiente superficial, puesto que se observa con repetida frecuencia, y he tenido ocasión de comprobarlo muchas veces, para las aguas subterráneas, que a algunas aguas freá- ticas de composición media correspondían otras de calidad superior a mayor profundidad; ésto es debido a varias circunstancias que no men- cionaré ahora, dejándolas para más adelante cuando trate el capítulo correspondiente a la relación entre suelo y agua, también el que se re- fiere a la composición química y análisis de las aguas pampeanas. Por otra parte, es fácil suponer que las aguas superficiales que atraviesan depósitos de antiguos lagos desecados, lagunas saladas, etc., se car- garán de una gran parte de sales, recorriendo luego terrenos en cuyas profundidades no habrá, muchas veces, aguas que contengan un con- tenido mineral igualmente elevado. Me he apartado un poco del punto que estaba tratando obligado por el deseo de hacer notar, con claridad, la importancia que a mi jui- cio tiene el conocimiento de las condiciones geológicas de un suelo cuyas aguas se desea estudiar, pues, como he dicho, entre suelo y agua existe una relación tan netamente marcada, que no es posible ocuparse de esta última sin tener en cuenta la composición de aquél. Veamos algunos perfiles de la formación pampeana en diversos puntos del país : 36 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Perfil 1 A. — Esta parte atraviesa toda la barranca desde el nivel de la ciudad de San Nicolás hasta los bordes del río Paraná. La explicación del corte es la siguiente: 1” Loes pardo, de color chocolate, con toscas de aspecto de coral diseminadas en su masa; espesor 2 metros; 2” Concreciones calcáreas, que forman un banco en el loes núme- ro 3; tiene algunos centímetros de espesor ; ER en ree) oy > DO TZ z= + YA x= = = ¿Zar E A LZZ E LE Loes amarillo. =— —|Margas verdosas. UA CANCÁYCOS» Escala 1: 200 Perfil 1 A. — San Nicolás (provincia de Buenos Aires) 3 Loes pardo típico, bastante compacto, teniendo muchas toscas delgadas y ramificadas, formando un espesor de dos metros; 4% Masas calcáreas aisladas, que forman un banco de algunos cen- tímetros ; 5% Loes pardo bastante obscuro, de color chocolate y conteniendo partes negruzcas irregulares, bien estratificadas; 50 centímetros; 6” Margas verdosas, a menudo negras en la superficie y general- mente grumosas y poco consistentes; 71% Loes pardo, eólico, 1 metro; 8” Banco calcáreo, compacto, de 50 centímetros, que termina al norte y al sur de la barranca; ..¡Loes pardo eólico. == Loes pardo estratificado. 19.0 9 O Tosca del loes amarillo. R 41441 Tosca del loes pardo. $4 AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 87 9” Loes pardo, con masas calcáreas aisladas ; 50 centímetros; 10 Margas irregulares de calcáreo, bastante grandes, intercaiadas en el loes pardo; alrededor de 50 centímetros; 11% Loes pardo, un poco más compacto que la capa 12, débilmente estratificada; 1 metro; 12% Loes amarillo típico, conteniendo toscas redondeadas, cubier- tas en la parte superior por una delgada capa de humus. Espe- sor 1 metro. RE Y Loes amarillo. Transición del loes ama- rillo. Loes pardo eólico. Loes pardo estratificado. INEA Margas verdosas. 33 Calcáreo. Y Galetas de tosca. RUS] Tosca del loes amarillo. =o 0:0 E 2.0.0.0 oa del loes pardo. Perfil 2 A. — San Nicolás (calle Constitución, al norte de la ciudad) Perfil 2 A. — 1” Banco calcáreo, de superficie irregular, pardo ama- rillento, salpicado de pequeños tubos tapizados de negro. Espesor dos metros; 2 Loes pardo chocolate, mezclado con calcáreo, formando una transición insensible al banco número 1; 3” Loes amarillo claro, bien estratificado, por partes más obscuro, muy poroso, salpicado de partes negruzcas, conteniendo muchas con- ereciones ramificadas, que ofrecen la forma de corales compuestos; 4” En la parte septentrional de este perfil, se observan sobre el número 3, trozos de tosca ya redondeados o ya angulosos, general- mente de un diámetro de cinco centímetros más o menos; 5" Loes pardo típico, bastante compacto; 4 y 5 alrededor de un metro; 88 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 6” Al sur del perfil, las capas 4 y 5 son reemplazadas por un ban- co calcáreo, estratificado, de superficie irregular. A menudo las par- tes calcáreas forman fragmentos más o menos considerables, reunidos por loes medio; raramente el calcáreo es compacto y homogéneo. Su potencia disminuye hacia el norte; al sur ella es de dos metros, más O Menos; 1” Sobre los números 5 y 6 se observa una capa palustre típica, tanto gris como verdosa; Oir A WN SS S) MO MONOS OSO E + ” .. Loes amarillo. Loes pardo. —T— ——- Margas verdosas. da AR 5 E a E - eE PEA Calcáreo. 0 Ñ SS e Ne Ñ 6 Ll ¿ ao o 0 0 0. Tosca de loes amarillo. Pl IA US fdo Xx y Y E Tosca de loes pardo. Perfil 3 A. — Perfil de la barranca del río Paraná (Rosario de Santa Fe) 8” Loes pardo más o menos claro, sin estratificación; 2 metros; 9% Sobre este loes pardo pasa por una transición en 10% Loes amarillo típico, sin estratificación, eco toscas globulosas o elípticas; 1 metro. Perfil 3 A. — 1” Al borde del río Paraná, en la parte todavía inun- dada por el río, marga verdosa bastante arcillosa, salpicada irregu- larmente de pequeñas partículas negruzcas; 2” Loes pardo típico, observándose hacia su base la manera cómo AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 89 ES 50% AS RR ORO ÁRLOIÓN TARA A 4 pa] Formación patagónica. ===> EA AAA 0 Ue mar: j 2[= 22: | Capa delgada de arena. Loes rojizo, no estratificado, con numerosas conchas marinas. 4 Loes fluviátil estratificado en capas muy delgadas. 5 SSA POS SOS SOS OSA Loes rojizo, no estratificado, de origen subaéreo. Suso (>) b : 6| =0o o o! Capa espesa de cantos rodados, en discordancia sobre el precedente. 7 IIA Tierra vegetal. R Barranca que atraviesa el depósito pampeano. Perfil 4 A. — Perfil del depósito pampeano de bahía Sanguinetti, sobre la costa del Atlántico (1) (1) AMEGHINO, Las formaciones sedimentarias. Revista del Museo nacional de Bue- nos Aires, página 275, año 1906, serie III, tomo VITT. 90 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA pueden formarse, poco a poco, grupos de bancos calcáreos. Espesor de esta capa : 6 metros; . / 3 Margas verdosas poco resistentes; 4 Loes pardo típico, de color chocolate, con partes negruzcas, conteniendo toscas y partes calcáreas aisladas: cuatro metros; 5” Banco grumoso gris verdoso, mezclado en parte con loes par- do: 50 centímetros ; | 6” Loes superior conteniendo toscas redondeadas. Perfil Y A. — También tiene importancia el conocimiento de los perfiles, correspondientes a perforaciones practicadas por la División de minas, geología e hidrología. Estación Lagos. Santa Rosa de Toay Metros Arena fina con algunas partículas humosas........ 0 a 4.50 TE NACOA OE 00 Tosca blanda arcillosa, algo arenosa y calcárea.... 16.50 Loes arcilloso (Lósslehm) calcáreo, hacia abajo que- brado en pedacitos angulos0sS........ooooooo.o..-. 31/00 Je COn o ala sueo poa pla o Oe oo aa o dv e 45.00 Loes calcáreo algo arcill0S0.....o.omommoom+.....- 48.00 Tosca blanda, arcillosa calcárea... ..o.ooooooo oo... 49.00 Loes arenoso hasta arena con l0eS......oo.o.o.... 63.50 Loes arcilloso (LOsslehM) .....c.ooomooommo rm. ...o. 81.00 Arcilla amarillenta bastante dura, algo salada..... 102.00 Loes arcilloso quebradizO. o... 144.00 Arena muy gruesa con piedritas (roca granítica) con un poco de loes y concreciones calcáreas........ 146.00 Pedazos poco rodados de una arenisca cuarcítica GliRE, (MA RO)oo0000sodopo Vos Opo rosada eos 164.25 Cascajo con pedazos de la arenisca cuarcítica poco rodados y pedazos de tosca muy rodados........ 165.00 Cascajo grueso de pedacitos de cuarcita, poco redon- deados y granito muy rodado y descompuesto... 165.50 Cascajo con pedacitos de tosca rodados........... 168.00 Cascajo, esencialmente pedacitos muy rodados y des- compuestos de gradidO....oooomooorroomoommos- 176.00 Pedazos más gruesos de cuarzo, pero esencialmente de granito bastante ÍTesCO......oooooocoromo...- 190.40 Granito fresco más aplÍtiCO.......oooooooooo ooo... 192.00 Granito triturado ; los pedacitos son en partes tan blandos que se puede triturarlos en los dedos... 192.02 Granito fresco, más aplítiCO.......oo.oo....oo...- 196.00 Granito triturado muy descompuesto, friable...... 197.50 CLAMOR ON 221.00 $3 AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 91 Perfil VI A Meseta de Quehué. Estancia San Huberto (Pampa) Arena fina, gris amarillenta con loes............. 0 a 2.00 Tosca blanquecina, dura, muy calcárea........... 3.20 Arena con tosca gris amarillenta, porosa, calcárea, PESCA A ia el a la lOs 10.50 Rosca lalala ius PS A E 24.00 Loes pardusco arenoso, con pequeñas concreciones MERO CA a e ao . 34.00 ¿EME MA, Aaa) con los. .oo soso bea e 45.00 Loes calcáreo, ligeramente arenoso... ......o..... 29.00 Arena de loes muy fina, gris amarillenta.......... 92.00 Marga pardusca, arriba con pequeñas concreciones claras de marga, desde 110 a 120 metros muy are- nosa, y de nuevo muy arenosa desde 134.75 metros. 184.75 Arena bastante gruesa, pardusta................. 190.00 Arcilla pardusca MUy arenosa... .....o.ooooo... 105.50 Marga pardusca Muy arenosa... o... oooooo.ooo o... (8) INS Qt Y S [=) Arena amarillenta, bastante gruesa, margosa ..... Arena de cuarzo, gruesa, calcárea ............... JA me) ENmenamle) 9. 4 00 8/0 da Bosa O E Obra ob aaa. (Después sigue granito) No Na (=p) — o [=) CAPÍTULO III COMPOSICIÓN QUÍMICA DEL LOES PAMPEANO Las distintas clases de loes presentan el tipo de verdaderas arcillas, lo que las hace fácilmente confundibles con estas. Su composición tiene mucha semejanza en toda la formación pampeana, no observán- dose diferencias apreciables entre las muestras de distinta proceden- cia, dentro del país. Las muestras de loes analizadas hasta la fecha presentan mucha semejanza en su composición química, consistiendo la variante prin- cipal en las proporciones de sales solubles, a distintas profundidades, puesto que el anhídrido carbónico disuelto en el agua se encarga de practicar la decalcificación de los terrenos por donde atraviesa, así como ejecuta la misma acción sobre las sales de magnesio y de hierro, que se disuelven también, debido a su intervención ; además, las aguas disuelven otras substancias solubles de que el loes pampeano se va despojando poco a poco. En esta forma las partes del terreno más cercanas a la superficie 92 - ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA terrestres serán las que pierden mayor proporción de sales, por cuanto reciben continuamente aguas cargadas de anhídrido carbónico, lo que no ocurre con las tierras de grandes profundidades, adonde ellas llegan despojadas de dicho gas y, al contrario, con cantidades más o menos elevadas de substancias minerales en disolución. Voy a aprovechar la publicación, en la Revista del Museo de La Plata, tomo XV, página 162 y siguientes, de análisis de loes de Mar del Plata, efectuados por el doctor E. Herrero Ducloux, para tener clara idea de la composición química del terreno en estudio: Fracciones ill 2 3 21 22. 23 Análisis mecánico | A elo A lelatoia O eiola ate bl malas tor Biolala 66.517/47.851/55.125/61.013/44.897|46.332 WDoya albo ola be plo. DIO iO haa ola oe 7.0731 5.721| 7.452/11.525| 9.036/12.105 e A 6.780/10.706| 3.401| 7.014] 6.958| 8.640 E Neo ESAS 6.429123.778/16.791| 4.959|20.965/21.370 820) y ¡DÉMELGA aooco0ooocooooe 14.973/12.600/153.473|16.306/18.044/|11.965 Auálisis químico Eumedad a 100 Ci 10.667| 8.440| 8.631| 9.653] 7.844] 7.700 Péribida al mo. ..ovocso.ooaoe 2.306| 4.160| 4.842] 4.653| 4.200| 4.265 12.973/12.600/13.473/|14.306/12.044/|11.065 Anhídrido silícico (Si0,) ....... 56.820157.360/55.400/57.060/58.200/57.090 Anhídrido sulfúrico (SO,)...... v. Vo v. v. v. v. Anhídrido carbónico (CO,) ..... » » » » » » Cloro CN a ja 0.680| 1.100| 1.012| 0.306| 0.697| 0.731 Óxido de aluminio (AO 15.756/15.260/15.863/15.5850/16.330/15.607 A O AO) a 0.185| 0.190| 0.120| 0.155| 0.055| 0.195 MEL co ESO ia 5.309| 5.875] 4.997| 4.866| 4.995| 5.256 — manganeso (MnO)....... 0.017| 0.018| 0.014| 0.017| 0.021| 0.032 Lo O e 0.217| 0.180| 0.306| 0.275| 0.330] 0.325 Óxido de calcio (Ca0)......... 3.304| 3.472| 3.471| 2.695| 3.456| 3.160 — (le magnesio (Mg0) ..... 1.578| 1.151; 1.890| 0.860| 0.993| 0.890 — de potasio (K¿O)........ 0.841| 0.788| 0.763| 0.701| 0.823| 0.779 —= de sodio (Na) 3.410| 1.905| 2.157| 3.208| 2.450] 3.179 Anhídrido fosfórico (P,0,) ..... 0.160| 0.268| 0.439| 0.460| 0.089| 0.332 a ¡Pardo | Pardo | Pardo | Pardo | Gris | Pardo A AO E A A 1 claro | rosac. [m. cla.|haban.| pardo | elaro Cole aldo Mba. Pardo parle l| e sas Gris ON US /haban.|haban. haban./ E obse | claro | obsc. y | AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 93 Los datos mecánicos, dice el autor, han sido obtenidos por leviga- ción con un aparato le Sehiilze, en condiciones idénticas. También he conceptuado de interés transcribir los análisis de al- gunos terrenos de la Pampa efectuados por el doctor Adolfo Doering y publicados en el Boletín de la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba, años 1874-75, páginas 249 y siguientes. El citado autor, refiriéndose al terreno de Córdoba, dice : De la barranca cerca del Observatorio astronómico, a dos metros más O menos bajo la superficie. Floja y de grano grueso, muy arenosa, con hojitas sueltas de mica; compuesta de 15,26 por ciento de resto de soroche deterio- rado por la influencia del aire y 84,74 por ciento del mismo mineral en buen estado. Poder higroscópico 23,5 por ciento; diámetro de las pepas mayores de cuarzo dos milímetros y arriba por ciento. Conjunto del constitutivo Oxido de potasio (REO) 3.099 =— socio (a Olano o aaso cv boo Dana 1.180 — CAOS e Salsa mois Sal 3.328 — Mane MAD 0.474 0 2 — manganeso (Mn¿O,) ........... .145 Sesquióxido de hierro (Fe¿O,) ........... .929 Sesquióxido de aluminio (A1,0,) ......... 10.899 cido sicico SIOR la A 73.803 Acido mostorico (LLO) ala ooo 0.657 ana MERO ce, os ocasocoVoooooos ao 1.119 Pérdida en el fuego (H,O — CO, — NH,).. 2.367 100.000 Terreno de Villa María De las cercanías del edificio de la estación, 2 metros más o menos bajo la superficie. Algo suelta y muy desmenuzable, tierra fina y de color de arcilla amarilla. Sin auxilio de microscopio se ve una infinidad de hojitas de mica, hojitas sueltas de hierro titánico y de arena. La mezcolanza es compuesta de 61.514 por ciento, partes que no han su- frido bajo la influencia del aire y 38.486 por ciento que la han sufrido. Fuerza higroscópica 28 por ciento. Diámetro de las pepas mayores de cuarzo 0.15-0.20 milímetros. y 94 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Conjunto del constitutivo químico Oxido de potasio EOI 2.852 O NAO A 2.633 =— ciclo Cad)... oca alos oa 3.568 = Manso MA 1.954 A nano ae so MEU 1.034 Sesquióxido de aluminio (A1,0,) ......... 16.673 Sesquióxido de hierro (Fe¿O.)........... 4.741 edo cio (O 59.941 cido Mos torio (LAO OS 0.517 ECN 3.509 AU OCC 2.578 100.000 Terreno del Rosario De las cercanías del edificio de la estación, con 250 bajo la superficie. Tierra greda obseura, compacta, difícil de desmenuzar. Por su contenido de mezclas orgánicas se tiñe de más obscuro durante la ignición. El conjun- tivo está separado muy finamente y a simple vista no se distingue, 58.688 por ciento de partes que no han sufrido por las inclemencias del aire y 41.512 por ciento que han suírido. Fuerza higroscópica 31.2 por ciento. Diámetro de las pepas mayores de cuarzo, 0.04-0.08 milímetros. Conjunto del constitutivo Óxido de pomwsalo (1.0) doodaooacoseosoooo 1.808 ==. soto (a O) son ooonprsoeoooss 0.817 — calcio CANE 1.963 = magnesio (MAD 1.471 Sesquióxido de hierro (Fe,0,) ........... 2.244 Sesquióxido de aluminio (A1,0,) ......... 16.037 cido silícico (O A 67.189 cido os tónico (PON a 0.303 INE) OMV) poco coorooor rocoso cos 3.383 Péraliicla Cu El ED. .dooosroorsooos9oos 4.185 100.000 A continuación transeribiré los datos químicos obtenidos por el análisis de tierras del loes pampeano correspondiente a San Luis y a la Pampa, practicados por la Dirección general de minas, geología e hidrología de la Capital : AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA Provincia de San Luis Número 1 Número 2 Número 3 El Balde El Balde Estanc. Grande Superficie [200-300 metros| Barranca Pardo claro | Amarillento | Amarillento Reacción Lig. alcalina, Alcalina Alcalina “Gravas 0 Arena gruesa silicosa. .S0 — fina silicosa.... .30 — calcárea .80 — total .90 Arcilla .8S0 EAS o eo la 30 Detr. org. y mat. sól.. .00 AS Cal (Ca0) VE Cal soluble Potasa total (K,0).... Ácido fosfórico (EXOBE Sulfato cálcico Sulfato sódico .56 37 SMSIHSM SOS Sel E Ex Cloruro sódico . Tierra arenosa superficial. . Loes de una profundidad de 200-300 metros. . Loes de una barranca. 200 . Arcilla colorada margosa. 95 Número 4 Pozo de Las Carretas Am. rosado Alcalina .40 10 .67 UT .S0 .43 .00 .18 .10 .36 .30 37 96 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Falles de Chapalcó y Quehué y sus alrededores. Gobernación de la Pampa 11 12 13 14 15 16 Color Am. ros.|¡Am. ros.|Am. ros.|¡Am. ros.[Am. ros.|Ám. ros. REACCION Alcalina | Alcalina | Alcalina | Alcalina | Alcalina | Alcalina Gravas........ ll 0 0 0 0 0 0 Arena gruesa sil. 43.80 40.30 23.20 29.00 22.00 6.50 — fina sil... 45.80 51.90 63.80 61.00 38.90 56.90 — calc. sil... 2.99 0.75 2.40 3.93 27.17 23.50 — total sil... 92.59 92.95 89.40 93.93 88.67 86.90 ATC SA 4.40 6.10 8.80 5.30 7.90 10.70 IE 0 0 0) (0 0 0 Detr. orgánico y mat. sólida .. 3.01 0.95 1.80 0.77 3.48 2.40 Motallas 100.00 | 100.00 | 100.00 | 100.00 | 100.00 | 100.00 IN RA EE 900 > » » » » » Cal (C40)...... 28.67 44.55 22.58 29.00 | 196.00 | 140.56 Cal soluble .... 16.80 4.76 13.51 22.12 | 155.96 | 132.04 Potasa (K,0)... » » » » » » Ac. fosf. (P,O,). » » » » » » Sulfato cálcico... » » » » » » Sulfato sódico.. » » » » » » Cloruro sódico . 1.15 0.97 0.60 0.32 0.75 0.42 11. Profundidad 96 metros. Altiplanicie de Quehué. 12. Profundidad 28 metros. Cerca del salitral. 13. Naicó. Cerca del horno de ladrillos. 14. Altiplanicie de Quehué. 7000 metros oeste colonia La Positiva. 15. Valle de Quehué. Delante de la orilla del monte (Caldén). 16. Naicó, estancia de Sturiza. Como se ve por los datos que anteceden, las tierras de formación pampeana están constituídas principalmente por sílice y sales de aluminio, pudiendo afirmarse que a profundidades de cierta consi- deración el calcio llega a ser también un elemento de importancia, puesto que no teniendo lugar en una forma activa la decalcificación los terrenos lo conservan total o casi totalmente, de modo que la pre- sencia de mayor o menor proporción de sus sales guarda, por regla general, una estrecha relación con la mayor o menor profundidad a que se halla el terreno. A A Ci PG A A Ñ LS PRIMERA PERFORACIÓN EN GUALEGUAY (Municianvona) ENTRE RIOS e Perfil N 11 MAQUINA DARWIN (AUST117) T - Y PODER PERFORANTE 1580 m. —— o A ESTRATOS CROQUIS | NAPAS DE AGUA MARCHA DELOS TRABAJOS Z F o NATURALEZA g e 8 WIVEL PIEZOMETRICO | : ah o AS Cofa de la boca de la peferación AS A si q ANO AUN mn. a J) e MESES pa S y Ana Suns Vuero [gaosyy NI - YA Arcilla arenosa oscura, compacta (822,) | Wlsz yA $ con Concreciones colciress regulares 8 TENAPA 71, 50 m Escalas Profundidade $ 1500 Lem $ruesa con pegueños Tiempo 123785 Peferene 195 rodados esencialmente Perforación de cuarxo Enlubado de a A DN ER NOPAS DE AGUA 1 Als 7//%2 Ls/to agua es apra para Arena de cuarzo de 3greno mediano, amarilla [Lusrcito grís amarillenta clara 73 Arcilla parda frena Ae cuarzo bastante grueso Blanca con o/gunas piedritas elconsumo del hombre, riegos yalimenta ción de calderas, FA, rena de cvarzoJina b/307co amarillen fa eye decuarzo gruesa blanca cog numerosos Freno de cuarzo Bastante fina, blanca E a, ASS 808% | 4747 JEFE DELA SECCION||HIDROLOGIA 7 q e Z dem gruesa con algunas predrilas Arena de cuarzo, blanca de grano mediano, con rodados Perfil No VI NTE 00M ESTRATOS LOS TRABAJOS A NATURALEZA Cora de la boca de la perforacid 1. Nose cormoce Sobne el O de mare Es dq O Q , Riachuel Tosca | Loe5s ¿remoso parduzco com pegue pedazos de los S A y gg > Q Cota de laboca de la perforación = 3) Y = am Nose conoce ra] Rh y uy lA AAA MAME o. YO Y EPs 5 ES Eset o US : S > a Ss REE E | a ¡o frara ARO92m) (45225) 48" mn > | Vo se ha tlterminado (3 perforaci Arena, Loes5s sumamente [na gris de Imarillenta 7: Arena muy fina aiiarillo, parduzca con conferido de Loess Arena muy fina parduz con comtenido de un fp 80 ge (vo! Margu parduzrca TOTES concrecio hes clara margos 2 rda muy 3renosd 7 Marga pa y 90100 ||Z7en3 bastante gruesa parduzca) 95 150 | £2 NAPA Arena amarillenta bastante 225 mn. ses loo Jruesa, un poco co/carez E 7 alla ars cntarilenta 0 NAPAS DE AGUA ESCALAS PROFUNDIDADES 7:2000 22 HA los 48 Sigue hasta los 56 mm. Tiempo 1% =3 DIAS Esta agua es mala pera el as po ve o . del hombre, riegos, para colderas A REFERENCIAS es incrustante, ed SER CTA los L25 mm, Sigue hasta lo bs TIE RETOS... —=— == Bombeando 2700 ditros por h dl Ñ _ mivel no baja. Esta DR e fl Y er da A AO ALA E e ON A EN os ea oa Perfil Ne V// MAQUINA LAUTARO FORANTE FSOmMm ESTRATOS A 03 105 TRABAJOS vgdidsa 27. NATURALEZ |do72 Je 7 doca de /3 Pp 777, /VOSse coroc AÑO FIIZ Tierra vegeta i sí csT c07 Peguer === MARA ATETOISI FER co e - = > PRIMERA PERFORACIÓN EN AGUARAY " ÍA META Perfil Ne Vil MAQUINA LAUTARO (STAR DRILLIMG) PODER PERFQARANTE FSO Mm NIVEL PIEZOMÉTRICO | mM MARCHA DE L0S TRABAJOS TUBOS m, /Vose coyoce Sobre e70 del mareografo del ¡3chuelo HAT al car pepueños radidos Arena de Lo0s3 Si 2% ORI IFTITITA = Laess muy 2re7930 517 cd] cor rodados QUE QUEDAN FORMACIONES £N El POZO Loes5 muy ¿7 e7oso esPra?ificado olgo efórrenezto co7 EN Loess yreposo poco eferrescoz je Leess aregoso de colorar7arillo claro £oess 2reqoso estratificado de color claro Jder7 coy muchos pegueños frog ez tos derocas. Rodados gruesos de varias rocas y de Zoess 3rcid/osz e sig cal Loess colorado muy 2rezoso y poco colcsreo 243%, caños de 203 Fig F Zoess 3m2rillo semarezte 70/1050 cop pequeños fT4ga ey ños de piedra. == E 95.68, Arena grua and riWTa cor] pedazos ! pace fedondo Jedrenisca «121 i//epía Locss 5u7m73m ey fe yrezoso ryoriilo y duro Arena 21j2rillegte rcillosa rre Lutinada co Loes5 gut rai enfos de predra: Areya Is 0 monos gruesa, Irer/ose, 27 porte coloórez co7 coy?ezido mes d7ezos Pregde de Loess, coj £rg= eq os de predra, no muy ESCALAS 7edoy dos. PROFUMMIDADES Ze g00 as] Tiempo 77m 230 Al Oruuracos y recos velodyicas a REFERENCIAS . leo! Arezar ercilleza colcires E 4 13 o 0 EN =S ER É bid dns 3 a A Mir ela pe pS AS pe A Ml e AROYA - PRIME PRIMERA PERFORACIÓN EN cur CAROYA CORDOBA MÁQUINA SAN MARTIN (FAUK N%4) PODER PERFQRANTE 500 M. Perfil N* XM ESTRATOS MARCHA DE 10s TRABAJOS v 2 NIVEL PIEZOMETRICO NATURALEZA y E S S 0 o SES Cola de le boca de la perforación Q ¡ES Año 1317 m. 49], 22 Y A y Y Sobre e? 0 del mareogrofo del Arachuelo a 2 3 Loesspocogrenoso, pardo casi sin cal. Arena muy grueso feldespática Arena parda degrano e diano hasts fine con muy'poco hoess. => Arena muy gruesa feldospdtica Cascojo fino derivado ze rod qremibica Arena muy gruesa con fragmento sde mara Arena muy gruesa enparte con pequeño conteriido de Loess con fragmentos de marga Pa muy yrueza con contenido de Loess yal 60 | oo ||ro>/19233s, y reno es probablemente Jerlva: LEO lea Arena muy gruesa con confenido de Loess, de vez encuardo con peguurños todados probadlemente derivado de roca granítica. Loess polvoso micaceo casí sim cal * Arena slgo calcarto, micacea grs umarilenta Arena cor contenido de Loess co?1 100 | 00 pegueños rodados Nrena poldespafica, imicacea de grano Elio 705 |00 +10 loo Arena muicacea parda 3/90 mediana /I.NAPA Rodados de piedra yarcilla arenosa | APTA | (a E 7 fo ración —_ 753 |00 . Di SW" £scalas ' Si Arena feldespatica muy h Y ES > PROFUNDIDADES 1.1000 N ME ruesa y deqrano medigno Y UA yy y S TIEMPO V”"/m=3días a US SS ' x; S " y mo | E 190 REFERENCIAS Ñ Sl ES ] 8) ES PERFORACIÓN AAA | a) S ENTUBAMIENTOS. === la R ES Sl Ú EN 270 y Ñ ES Sy MAPAS DE AGUA l sl J V ¡ 12 Atos 1572 m. Se bombearon 1 1 ==> -- US, hasta 3000- litros por hora sin Feo] 236 que dajasa ebnivel de 90,92 y, Esta aqua es buena Para el consumo Vo se h3 Arena gruesa feldespática parduscd del hombre, riegos Y alimentacion de calderas. £scald Profundidad, lrempo Referó erfora ción tu balier ELIAS TA ut re PRIMERA PERFORACIÓN EN ARGERICH BUENOS AIRES Perfil N* XVI MAQUINA DE LA Ci RAKY PODER PERFORANTE 10004, ESTRATOS CROQUIS MAPAS DE JEUN w 3 - Pajuraida NATURALEZA S € 8 [WVEL PIEZOMETRICO PURA LE LOS ds 3 INS 09: TRABAJOS S Q y A AS AAA Z SCS AÑO 1917 + NACI $ Ss q obre el 0. del marcografo del ffachualo Ñ Y $ Gba Arena VERS Je color IAE na Feldo PEEL, o dl Ea Tier surgort lat) A Marga rofíz3 _75loo! 9ol45 Idem 10, Lera Zdem [¡IEZZ [¡S la ES ¡MEZZ S E » 104, o ET SS (argo 707/23 o Lo NG aii 54412 -) E RAN A l PrenTsca 31 GARRO BE . z z I y yy l a DS : Casczjo fino bien rodado Aa, ¡ h co. esto de yeso Juro, cal ay0-ca d as SHO á El 2600 A 27d00 aloe S l' aaa y l cua : TO 0 Arcilla gris Ea a OS l p A = —— RR IS ALA | 376/00 OXOR R Lara A mi » Arcilla gris con granos de yeso Ny Jl 9 blanco ' 2 hy ES » Y Arcilla muy arenoss algo pizarreña y Gris vVerduzca clora 2 | l | li Tdem con pegueños cristales di e eso Breillomoyaregosa algo pizerreña y7ís VO TZ TAI Zem con rodaditos de espato de col ?reilla muy arenosa algo pizarreña grí3-| verduzca clara con contenido Je coscajo fino y, cl | ps NAPAS DEAGUA: O scales: 1? Hallada a 205%ms (urgente), lempera fura=29% “C. Frofundidades 1:2000 £sta aqua sube en AS de 0 la 4 ms sobre el suelo. Tiempo hz 3 dias Es inapta para el consumo del hombre y riegos de plantas, es m Referencias ara haciendas por sus prop. des j rustante para Perfora ción => AS 5302775. y 600 ] Entubamientos ———. fo litros por minutos. 07) » í nie » E Ade PRIMERA PERFORACION EN CAPIASUTI/ SALTA Perfil N XXIX MAPBUIPNA LAVTARO PODER PERFORANTE 750 m. = ESTRATOS CROQUIS NAPAS DE AGUA Pofipidas NATURALEZA S o 3 R | VVELPIEZOMETRICO arcnaraa e S ES 60 LOS TRABAJOS Q Gola de la boca dela pesferació Ñ 2 S Ñ AÑO 1911 Jo se conoce ES e ¡Sobre 070 del rjareograje del fiachuelo Q SY u Tierra aremosa, hunrjosz sin cal Cascajo- 3are7oso pardo- colorado Desmorarnronto compueslo de arenisca erruginosa. FHerminada /3 perforació7 Cusrzifa arenisca blanca Pobifera, Loess arenoso gris Mo se ha 72 185 ESCALAS PROFUNDIOADES Y 7/00 - ? TIEMPO EE 3/5 Y REFERENCIAS ÓN ¿A : PERFORACIÓN A ENTUBAGJIENTOS JEFE DELA SECCION HIDROLOGIA A PRIMERA PERFORACIÓN em e. BALDE Pertil IN XXXI MÁQUINA SISTEMA RaxyY m4 SAN LUIS PODER PERFORANTE 7000 m FS T T T l ESTRATOS CROPUIS NAPÁS DE AGUA , “| Sl VATORALEZA R ¡E A a ESRECiiezomere/ca (MH TA ER AL A TE 2 $ . SURGENTE AÑO 191, Cola de pescao la pesforoc de $ R SS Q (00,72) A E [E e/Q del mareografo del K 8 $ += Rrochuelol| arena al30 are Mera Grava cop qódules de fonca Tone 2renciz tampoco E = a Loess arcillosa con raices ] descrito rta 6570 Loess E 7/2|00| E sados EDITA 5 Loca do ramo J549| 00) Un2rosf Q Bl Loess arenoso NS ES Sl la R l y Y -- Q ES Q 27675 E S Q S y K E g y WN nm] ll A 0] all |-—||-— — Prleiren|- - sj | O LE p | EA RÁ LS drena Loesz srenoso Loess arcillozo rojizo Loess arcilleso Loess arenoso Arena Rroillz gris conyeso y fagmen dos E Estres ZEZS cra E den 2. pS ESCALAS Profundidades Term po REFERENCIAS PERFIL DE LA PERFORACION PLAGA YU os SALADILLO | PROVINCIA DE BUENOS AIRES Perfil Ne XXXI! 4 ESTRATOS OBSERVACIONES NATURALEZA CROQUIS ¿ > 1 VZERRA NEGRA 2 JTAAAAAV] [| | og 5 4 af y TIERRA MARGOSA AR ALCALINIDAD 5 AS a DUREZA : 60 03 RESIDUO FIJO —:4B,0 LOESS FRIABLE | MIVEL MODROSTATICO = 4 70m a AA S | S pe ARENA FLUVIAL S -UL...] 4360 WAPA DEAGUA = MIVEL =< 4 58m S ? E ! AGUA POTABLE, ALCAL:NIDAD : 7.3 S E DUREZA 42 y OS h 3 LOESS CONSISTENTE E RESIDUO FIJO. 53.0 Ñ > | $ e ES NN y Ñ E alalale] | s | s lololofoj w ojo u LOESS FLUVIAL ds a E | AGUA POTABLE, ALCALIMIDAD * 82 l a 38 a 3 > ls Llei $ DUREZA 73 S RESIDUO FIJO : 60.0 LS E ARCILLA LOESSOSA E IS S Y 107 PA 3 1092 APENA DE POCO ARCILLO $ Ss Y ES Ñ ££--.] 120.65 [APA OE AGUA, NIVEL VARIA ENTRE 150y 678 ARENA BLANCA ' Ñ AGUA POTABLE, ALCALINIDAD : 72 l DUREZA :o87 ! RESIDUO FIJO :58.0 146.69 = l lisoco RENA AFUILLOSA VEGETAL ¿5 A.) 10900 CACA | ARENA ARCILLOSA | 161.05 hiesao [ARCALA AZUL ÑAGUA POTABLE, — ALCALINIDAD 387 DUREZA 10.0 ARENA ARCILLOSA y CON CONCHAS FOSILES RESIDUO FMO :76,5 176.50 S 9 ARCILLA S : CON CONCHAS FOSILES S . | ES $ 28.) 189.85 [AGUA “+ > ALCALINIDAD. 5.8 AS DUREZA 53.5 "o Ñ | . RESIDUO FIJO 400.0 1] y 2 IS S Y Ñ SS NIVEL = 1100 mm Ss ARENA ARCILLOSA Xx E $ - 1 ON 1 $ SS $S ES $ 2 S ; ? 2427 LA > A ARCILLA AZUL 0S 2285 RQULA” EDLORADA S xk MIVEL = 18.65 m ESCALA DE METROS q_e E ze 29 se SOMETROS A A e LS O Ugo y a, AA dia 0 0 ota ¡e ie hai As: pr AA SAUNA 511 Ne nó A raiz y pa pa DG a pi Ande mA AA AA de = = HA o a AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 9 El loes pampeano tiene en su composición una relativa abundante cantidad de sales de hierro que pasa en parte al agua, y de mag- nesio, sodio y potasio, con los que sucede lo propio. Pero las sales que ocupan los últimos rangos en cuanto a importancia son los sul- fatos y los cloruros, que apenas si merecen ser citados como for- mando parte de los terrenos correspondientes a dicha formación. En efecto, las pequeñas proporciones en que se les halla : vestigios, 085 o menos de un gramo, respectivamente, abrevia todo comentario. No obstante esto, hemos de ver, cuando estudiemos las aguas de esta procedencia desde el punto de vista de su composición química, que muchas de ellas son ricas en cloruros y en sulfatos. ¿ Qué ha ocurrido? Naturalmente, estas aguas que presentan semejantes anomalías de composición con respecto a la del pampeano, o han atravesado antes de llegar a estos terrenos otros ricos en cloruros y sulfatos, o provienen de depósitos dejados por antiguas salinas. lagos o lagunas que evaporándose aumentaron su concentración, y en algunos casos, probablemente, del mar. He querido hacer esta observación porque al recorrer los cuadros de análisis aparecerán, a primera vista, aguas de origen pampeano lejano del mar que, no obstante, presentan una composición que no corresponde a la de las aguas cuyo contenido salino proviene exclu- sivamente de terrenos pampeanos libres de los mencionados depósitos. En efecto, estas aguas de origen pampeano podrán tener en diso- lución muchos silicatos, algo de aluminio y de hierro y regular can- tidad de sales de calcio, sodio, potasio, magnesio, etc.; pero nunca abundantes cloruros que existen en muy pequeña escala en los terre- mos correspondientes, ni abundantes sulfatos, del que las propor- ciones no pasan de vestigios. (Se entiende que se habla del suelo no afectado por la presencia de los depósitos a que se ha hecho referencia en otro lugar.) La formación de los depósitos salinos de que habla- remos más adelante nos dará la clave de esta aparente anomalía. También se encuentra en las tierras del pampeano cantidades ape- nas apreciables de manganeso y de titanio, que no merecen ser tenidas en cuenta en vista de la pequeña proporción en que se hallan, y ácido fosfórico (fosfatos) en cantidades ya de mayor consideración, aunque no considerables, pues generalmente está contenido en dosis que oscilan entre algunos centigramos y más de medio gramo por ciento. Para evitar que esta parte del capítulo que estamos tratando tenga más extensión que la que realmente le corresponde omitiremos los datos que se relacionan con el estado de combinación en que están, AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXI 7 98 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA en el loes, las sales enumeradas, pues ésto nos alejaría un poco del tema «aguas » y habría necesidad de dar mucha amplitud al punto en cuestión. SEGUNDA PARTE SUELO Y AGUA. INFLUENCIA SOBRE EL AGUA DE LAS PARTES CONSTITUTIVAS DEL LOES PAMPEANO. EL LOES PAMPEANO COMO TERRENO PERMEABLE. INVESTIGACIÓN QUÍMICA DEL AGUA PAMPEANA. COMPOSICIÓN QUÍMICA DE LAS AGUAS DEL LOES PAMPEANO. CUADROS DE ANÁLISIS. CAPÍTULO 1 SUELO Y AGUA. INFLUENCIA SOBRE EL AGUA DE LAS PARTES CONSTITUTIVAS DEL LOES PAMPEANO. EL LOES PAMPEANO COMO TERRENO PERMEABLE. Pocas veces puédese apreciar un ejemplo más exacto de relación entre distintos objetos que el que se presenta observando el agua que surca las profundidades del suelo y el heterogéneo material que lo constituye. La primera, sin que entremos a hacer cuestión de origen para las de grandes profundidades, cae en forma de lluvia y poco a poco va ocupando los numerosos intersticios de la super- ficie del globo terráqueo y lo penetra hasta llegar a una profundidad indeterminada, donde condiciones especiales de alguna de las capas geológicas que constituyen la masa terrestre determinan el deteni- miento del descenso del líquido, el cual, no pudiendo progresar más en dirección al centro de la tierra, o haciéndolo apenas en forma muy lenta, se extiende ahora lateralmente hacia regiones menos hidratadas, donde producirá un grado tal de humedad que el suelo en esa región concluirá por saturarse y el exceso de agua se verá obligado de nuevo a recorrer distancias, a veces sumamente grandes, en busca de poros libres de agua que le den cabida. Siguiendo trayectorias ya horizontales, ya verticales, el agua caída en un punto se ramifica y extiende merced a la permeabilidad, capilaridad, etc., hasta lugares infinitamente distantes del punto de AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 99 partida. Pero cuando las aguas que caen en distintas zonas saturan la parte porosa del suelo y encuentran un obstáculo para avanzar en dirección descendente, no pudiendo hacerlo con mayor rapidez late- ralmente, entonces siendo mayor la velocidad de absorción del suelo para las aguas que caen (puesto que la evaporación se encarga de preparar el suelo para repetidas tomas de agua llovida), que la que tiene para las ya existentes en las profundidades terrestres, la nueva remesa se acumula sobre aquellas, y gota tras gota llega a constituír lo que se llama la napa de agua. La circulación del agua acumulada en el suelo guarda una rela- ción importante con varios factores: permeabilidad, penetración y grietas, fisuras o cavidades existentes en el mismo. En el primer caso el agua penetra en forma de pequeñas ramas capilares, dando lugar a la formación de una especie de red compleja que llena los microscópicos intersticios existentes entre los elementos constitu- tivos del suelo. Tal circulación llega a producir, cuando la consti- tución de éste se presta (calcáreo y dolomítico), fenómenos curiosos de arrastre de partículas que, despareciendo de un determinado punto, dejan huecos en ocasiones voluminosos, que constituyen ver- daderas galerías o cavernas subterráneas que necesariamente se llenan de agua; pero si el terreno es compacto este fenómeno no ocurre a causa de la difícil penetración del líquido que, al no cit- cular, o al hacerlo deficientemente, no produce modificaciones en la contextura molecular de semejante terreno. Otras veces ocurre que el terreno está constituído por marga arcillosa, con más o menos cantidad de calcáreo y de arena (1), en cuyo caso la circulación se produce distintamente, siendo de notar que la presencia de arena facilita la permeabilidad, que se acrecienta a medida que la propor- ción de ésta se eleva, debiendo estar representada por lo menos por un 25 por ciento para que su efecto favorable tenga verdaderamente lugar. La permeabilidad de la arcilla es ínfima cuando es pura, pero su impermeabilidad, hemos dicho, disminuye a medida que se im- purifica; sin embargo, existe una variedad calcáreo-ferruginosa que es absolutamente impermeable, siendo suficiente una potencia de 40 centímetros para que no se deje atravesar por el agua en una época de lluvias normales. El terreno de constitución calcárea, en cambio, se presta bien (1) De las proporciones de cuyo elemento dependen las coloraciones amarillo obscuro y amarillo claro que presenta. 100 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA como material permeable, observándose que los de época geológica antigua son más impermeables que los de época reciente. Por ejem- plo, los terrenos calcáreos de la época terciaria son muy permeables; los de la época secundaria lo son también, pero en menor grado; los del triásico son menos que los anteriores y casi impermeables, mientras que remontando a épocas más lejanas (devoniano, carbo- nífero, etc.) nos encontramos con verdaderas capas impermeables. En cuanto a la penetración ella puede tener lugar aun en terrenos impermeables cuando fisuras existentes en ellos dejan libre la circu- lación. Los terrenos eruptivos, los calcáreos compactos, etc., tienen fracturas que resisten bien la acción del agua, permaneciendo sus intersticios abiertos aun después de un continuado pasaje de ella. En los terrenos fragmentarios la absorción se produce diferente- mente; es de notar en él que un mismo terreno podrá absorber más 'o menos agua según sea su estado de desagregación; aumentando el tamaño de los fragmentos constitutivos aumenta igualmente la cantidad de agua que los huecos o intersticios pueden recibir, suce- diendo lo contrario cuando el tamaño de los fragmentos disminuye. Como ejemplo de la solubilidad de los constituyentes del pam- peano transeribiré un cuadro comparativo entre el fango del Nilo y el terreno de Villa María, publicado por el doctor Doering en el Boletín de la Academia nacional de ciencias de Córdoba, ya citado, página 268: Conjunto Soluble Indisoluble NS _— A A O IO E E = E U=) E 5 Oxido de potasio 1.261 2.8521 1296/0611 o —= OA 0.89 | 2.633 0.89] 2.385 » 0.248 — CO ASIA ELSA OOO S OS O) ELO O O OS — NINcSi0O . o. sold doo soe 2.13 | 1.954 2.26| 1.641/P 0.4 7/0:318 Sesquióxido de hierro ......... 13.19 | 4.741] 11.22] 3.911/ 1.971 0.830 Sesquióxido de aluminio ....... 12.12 [16.673] 6.75| 8.5401 5.37| 8.133 Ácido silícico y arena.......... 62.39 [59.941 30112.627| 58.90/47.514 IAEO SEDE CON A No des.| 0.517 » 0.1601 *>» 0.367 SU CO Ai 0.22 v. 07221 » » CLOACAS 0.03 v. 05051 ye » » Y o ES AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 101 Otra causa que favorece la circulación del agua es la superficie de separación de dos estratos, ambos permeables, pero de permeabilidad distinta, lo que es lógico y explica el motivo por el cual las surgentes de agua en la superficie del suelo se producen generalmente entre te- rrenos de naturaleza diferente. Loes pampeano como terreno permeable. -— El loes pampeano, dada la composición química y caracteres físicos expresados en páginas anteriores, se presenta como una ancha capa terrestre suficientemente permeable para dejarse atravesar por las aguas que llegan hasta ella, efectuándose, con motivo de dicho pasaje, modificaciones en la com- posición física del agua que lo atraviesa, aumentando, si se trata de aguas pluviales, su contenido salino y mejorando sus caracteres físi- cos (turbidez, color, ete.) cuando se trata de aguas superficiales. Sa- bemos que el contenido salino de un agua llovida es infinitamente pequeño, teniendo, en cambio, cantidades algo apreciables de elemen- tos gaseosos en disolución: anhídrido carbónico, ázoe, oxígeno, amo- níaco, etc., éste último principalmente cuando las aguas que caen abarcan una zona de poblaciones densas; este gas, que proviene del aire contaminado, se incorpora al agua al estado de libertad, siendo muchas veces abandonado al pasar las primeras capas terrestres que actúan como verdaderos filtros, principalmente el terreno de forma- ción pampeana, cuya cantidad de arena favorece la acción depurado- ra. Por este motivo ocurre frecuentemente que aguas que llegan a la superficie del suelo en condiciones desfavorables de higiene, sufren, por el pasaje a través de las distintas capas que lo componen, una transformación completa merced a la oxidación de los materiales ort- gánicos que la contaminaban y al abandono de las partículas suspen- didas que le daban un aspecto desagradable. Por la composición del pampeano, así como por el conjunto de sus caracteres físicos (porosidad, permeabilidad, carencia de bloques es- tratificados, etc.) la recepción y pasaje del agua tiene lugar en una forma totalmente ramificada, (le manera que el líquido caído en un punto A es susceptible de recorrer distintas zonas en direcciones opuestas, lateral y verticalmente, y por ello, donde los terrenos tie- nen nivel diferente puede tener lugar la formación de una surgente de agua, en paraje mismo distante del de la caída del agua de lluvia. Sea, por ejemplo, la superficie terrestre A X B de contextura pam- peana y de niveles diferentes y supongamos que las aguas pluviales favorezcan a la zona próxima a A. Debido a la fácil y completa per- meabilidad del terreno, estas aguas no tardarán en ocupar los inters- 102 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ticios próximos a B, siempre que el agua caída lo sea en suficiente cantidad; de modo que a una distancia relativa, las aguas caídas en una región pueden tener influencia sobre regiones próximas, a cuyo suelo comunican un cierto grado de humedad. Además de la permea- bilidad, contribuye a que este fenómeno se manifieste, la influencia de la capilaridad, que hace que el agua ascienda tanto más por entre los canalículos existentes en el loes pampeano, cuanto menor sea el diá- metro de estos capilares. Pero si el punto A estuviera a mayor altura que el B, en las mis- mas condiciones anteriores el agua recorrería toda la región que se- para a ambos puntos y en caso de un exceso de líquido, podría produ- cirse una surgente en B, cuyo objeto sería dar salida al excedente de O on o. A OS y 00 ADD iS 0 Ho DIAS 1.70 agua que no ha podido ser absorbido por la masa porosa saturada de humedad. Este fenómeno se manifiesta con mayor frecuencia cuando a la capa permeable le sigue, en orden descendente, una capa permea- ble que reduce su aptitud para la absorción y acumulación de la hu- medad. Dijimos que el agua llovida, casi químicamente pura, o la de ríos, arroyos, etc., sufrían modificaciones fundamentales al atravesar la capa terrestre, especializada en este caso, en el loes pampeano; estas modificaciones consisten en tomar del terreno parte de los constitu- yentes solubles, e incorporarlos a su masa, obteniéndose siempre lí- quidos de composición semejante entre sí, aunque no numéricamente igual, a causa de la mayor o menor duración del contacto entre agua y suelo, y de la presencia o ausencia dle antiguos lagos, ríos, esteros, mares, etc. De modo, pues, que al referirnos al agua pampeana de una región determinada no lo haremos dando a ésta un tipo único, sino | 'N E E En OS AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 103 una serie de tipos, constantes muchas veces en su composición cuali- tativa, pero variables cuantitativamente, queriendo significar con ésto que dichas aguas estarán compuestas por los mismos constituyentes químicos (salvo excepciones), pero que tales componentes pueden exis- tir y existen en proporciones totalmente diferentes. Coneretándonos a las regiones de Mar del Plata, de cuyo loes co- nocemos la composición química (véase pág. 32 y 33) es fácil prever que el agua de lluvia absorbida en el punto correspondiente a la mues- tra número 1 tomará del suelo, en iguales condiciones para todos los easos, menos cantidad de cloruros que las muestras números 2 y 3, más que la 21 y aproximadamente lo mismo o un poco menos que en los puntos de donde provienen las muestras 22 y 23. Las aguas del loes pampeano mostrarán su composición, en terrenos como el que tratamos, pocos sulfatos, debido a que ellos no presentan en su com- posición más que vestigios de anhídrido sulfúrico. Las aguas superficiales, llovidas y subterráneas al llegar al loes tomarán de su seno, disolviéndolas, cantidades variables de sales de calcio, siendo, en igualdad de condiciones, el terreno correspondiente a la muestra 21 el que las cederá al agua en menor cantidad. Igual cosa tiene lugar con las sales del magnesio, siendo la número 3 la que las proporcionará en mayor cantidad. Con respecto a las sales de sodio y de potasio, es de notar que en todas las muestras se observa una semejanza bastante apreciable en las proporciones en que se encuentran las últimas, mientras que en el caso del sodio se notan diferencias considerables, lo que hará que las aguas al pasar por los terrenos correspondientes, disolverán can- tidades siempre comparables de sales de potasio y distintas de sodio, cargándose más de este elemento las aguas que pasan por el terre- 104 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA no 21, y correspondiendo al mínimum aquellas que se vean precisa- das a pasar por la formación a la que representa la muestra nú- mero 2. Cuanto se ha dicho para los sulfatos, sales de calcio, magnesio, sodio y potasio, puede repetirse para los demás componentes solubles del loes pampeano, los cuales, entrarán, en una cierta proporción, a formar parte de la composición de las aguas que lo atraviesan u ocu- pan, produciendo siempre un aumento de elementos salinos que le dan al agua de procedencia pampeana, composiciones especiales, que pueden ser apreciadas observando los cuadros de análisis que figuran en el capítulo tercero de esta parte. Como consecuencia de la acción disolvente que el agua ejerce sobre el terreno al circular por entre sus porosidades, se produce en él un aumento relativo de unos elementos (menos solubles) con respecto a otros (solubles); sirva de ejemplo el caso de la magnesia con respecto a la cal. Por el mismo motivo se observa en el agua un aumento pro- porcional de los constituyentes solubles, que se incorporan a ella al estado de sales en disolución, v. gr., el cloro, calcio, magnesio, sodio, potasio, sílice, etc. Hemos dicho en renglones anteriores que para cada composición del terreno corresponde una mayor o menor concentración de las sa- les solubles en el agua, y falta ahora, explicar el mecanismo de la in- corporación de las distintas sales, muchas de las cuales son insolu- bles (carbonato de calcio, carbonato dle magnesio, de hierro), o casi insolubles en el agua. Entre las sales solubles nos ocuparemos del cloruro, sulfato y car- bonato de sodio, cloruros de magnesio y de calcio (los últimos existen solo por*excepción en las aguas pampeanas), el sulfato de calcio, (2.12 %/, de solubilidad a —- 359 C., el sulfato de magnesio (32 %/, a - 15% GC.) y de los silicatos. Entre los disueltos gracias a la intervención de un elemento extraño, el anhídrido carbónico, citaré el carbonato de calcio, el de magnesio, y los óxidos de hierro y de aluminio. Por otra parte, haré aquí caso omiso de los elementos cuya presencia constitu- ye una anormalidad en la composición de las aguas: anhídrido nitro- so, anhídrido nítrico, etc. El cloruro de sodio existe en una proporción muy pequeña en la parte del loes pampeano privada de concentraciones salinas (depósi- tos marinos, de antiguos lagos, etc.), y siendo una sal sumamente so- luble (36 */, más o menos) se incorpora fácilmente al agua. Igual cosa sucede con los cloruros de calcio y de magnesio cuando existen, y con AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 105 los sulfatos correspondientes, así como con el carbonato y sulfato de sodio. En cambio los carbonatos de calcio yy de magnesio son casi insolu- bles en el agua (0.0534 de CaCO, por litro), de manera que las propor- ciones en que estarían en ella serían inapreciables si no interviniera un factor importante, que favorece su incorporación; se trata del anhídrido carbónico que el agua tiene en disolución. Este gas trans- forma los carbonatos de calcio y de magnesio en bicarbonatos, sales que son, al contrario, muy solubles. Es además, probable, que los bicarbonatos formados favorezcan la disolución de nuevas cantidades de carbonatos neutros. El mismo fenómeno se manifiesta con los óxidos de hierro y de aluminio que se encuentran formando parte del loes; estos pasan al agua al estado de bicarbonatos solubles. Pero además de las aguas meteóricas y superficiales infiltradas en el subsuelo de que nos hemos ocupado hasta ahora, existen en casi toda la parte subterránea de la República Argentina una enorme cantidad de aguas a profundidades diferentes, que tienen otros oríge- nes y distinta composición: antiguos ríos desaparecidos, depósitos marinos, de lagos, etc. El origen de las aguas subterráneas estaría, entonces, no sólo en las aguas meteóricas (pluviales, precipitaciones atmosféricas), sino también en las precipitaciones subterráneas, en las aguas marinas y las de ríos que existen en el presente o que han existido en la anti- giedad, perdiéndose en el subsuelo de nuestro país, donde muchos de ellos circulan por cauces muy distintos de los primitivos. El doctor Santiago Roth, en un trabajo La construcción de un canal de Bahía Blanca a las provincias andinas bajo el punto de vista hidro- geológico (1) dice: «Las llanuras argentinas forman en su conjunto un inmenso sumidero del desagiie de la cordillera y de las aguas pluviales. Los depósitos sedimentarios están saturados de agua de tal manera, que el nivel del agua subterránea llega en algunas partes casi hasta la supeficie de la tierra. » En el mencionado trabajo se hace notar, además, las diferencias existentes entre las condiciones hidrológicas de la provincia de Bue- nos Aires y las de la parte norte del país, y refiriéndose a la parte que corresponde a General Arenales (esteros), agrega: « Aquí no se trata solamente de agua que proviene de las lluvias locales, sino (1) Revista del Museo de La Plata, tomo XVI, página 172. 1909. 106 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA también del agua de río Cuarto que circula subterráneamente, y está bien demostrado que es permanente. Todos los ríos y arroyos de la provincia de Buenos Aires que están alimentados por agua surgente de la misma naturaleza, como el arroyo del Medio, los ríos Arrecifes, Areco, Luján, etc., son de agua permanente y nunca se ha secado ninguno de estos ni aún en los tiempos más secos. » En el resto del subsuelo las condiciones han sido semejantes ; rios y arroyos fueron cambiando poco a poco su cauce, quedando, final- mente, cubiertos e invisibles, circulando entonces subterráneamente, donde tienen también lugar nuevos cambios en la dirección del curso de agua, que encuentra más o menos facilidades para su circulación, según sea la constitución del terreno. Pero al norte de la república las condiciones geológicas cambian. < En la llanura donde se pierden los ríos más importantes (1) faltan los depósitos elaciales, como ya se ha dicho. Hubo también en tiempos geológicos (2), inmensos lagos que han desaparecido, pero aquí la desaparición de los ríos, al recorrer un trayecto más o menos largo en la llanura pampeana, no está relacio- nada con la desaparición delos antiguos lagos. En Patagonia los ríos de agua permanente, como ser el río Santa Cruz, río Chubut, río Negro, etc., corren por cauces bien formados, mientras que en la región norte de la república, con excepción del río Paraná y río Ter- cero, ningún río de las cercanías conserva un verdadero cauce bien definido en su trayecto por la llanura pampeana. La influencia de los antiguos lechos de ríos es de una grande impor- tancia para la circulación de las aguas subterráneas, que son condu- cidas por ellas, atravesando distintas regiones y ocupando amplias zonas, no dejando de efectuar una acción erosiva sobre tales Cursos que pueden cambiar de dirección. «A. causa de los continuos cambios de su curso (3), un mismo río ha vuelto a pasar varias veces por el mismo paraje, pero cada vez en un nivel más alto. Así se explica que en las perforaciones se observan con frecuencia dos y tres o más capas fluviales, depositadas por un mismo río separadas por capas de sedi- mentos eólicos. (1) S. RorH, loc. cit. (2) La gran llanura Abra Pampa en la cordillera en el norte de la provincia de Jujuy, es un antiguo fondo o lago, como lo demuestran los depósitos lacustres que afloran en muchos puntos. El lago de Guayatayoc es el resto de este inmenso lago. (3) RorH, loc. cit. £ Y We " 4) AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 107 « Estos antiguos lechos de ríos son los verdaderos conductores de las aguas subterráneas ; los depósitos eólicos también conducen agua, pero, debido a su gran capilaridad, la absorben y la retienen, de modo que no circula tan libremente como la arena y los guijarros deposi- tados por los ríos »... En la forma descripta, los ríos que durante largos períodos geoló- gicos cruzaron la región pampeana, depositando incesantemente el detritus de las serranías, terraplenaron completamente los valles y perdieron su curso superficial ». «Por la acumulación continua de materiales a lo largo de su curso, el río llegó a correr en un nivel más alto que el de las comarcas veci- nas; en las crecientes se abren bocas falsas por donde el agua se derrama a los terrenos bajos, formándose así estos bañados conocidos bajo el nombre de «esteros ». En lo que se refiere al contenido de los antiguos ríos parece que éstos han ido cavando cauces, que con motivo de la elevación del terreno, se fueron profundizando cada vez más, formando lo que hoy se llama cañadones. « En la mayor parte de ellos no corre hoy agua, porque los ríos se pierden al salir de la cordillera infiltrándose el agua en el subsuelo. > De manera que las aguas procedentes de la cordillera recorren dis- tintas direcciones y ocupan la parte subterránea que infiltran, sin recorrer direcciones correspondientes a cauce determinado, de tal modo que ocupará los intersticios del suelo de distintas formacio- nes, yendo una parte a alimentar los terrenos de formación pam- peana. Otra parte del loes pampeano estará ocupado también por aguas procedentes del mar, pudiendo citar todas las regiones de la costa, hasta una cierta distancia hacia el interior, mientras que en algunas regiones de la misma formación habrá aguas meteóricas y en otras las producidas por precipitaciones subterráneas ocasionadas por los cambios de temperatura que tienen lugar sobre el aire cargado de vapor de agua que circula en el subsuelo. El geólogo citado hace, asimismo, referencia a los sistemas de ríos con esteros existentes en la llanura pampeana y los admite en número de tres : | 1” Ríos que desembocan en esteros, donde toda el agua infiltrada en el subsuelo circula subterráneamente, como es el caso en los ríos Quinto, Segundo, Primero, Dulce, Horcones, etc; 2 Ríos que tienen en su trayecto uno o más esteros en que se vuel- 108 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ven a formar corrientes superficiales permanentes, como el río Pileo- mayo y el río Bermejo; 3” Rios que se pierden en esteros con desagúes superficiales tempo- ráneos; a estos pertenecen el río Cuarto y el Salado, en la provincia de Santiago del Estero. Con respecto a las aguas que circulan en la segunda napa en Bue- nos Aires y La Plata, afirma que provienen de infiltración de las aguas del río de la Plata. Ñ Para concluír con este capítulo, haré notar que las aguas al ocupar el terreno de formación pampeana, tomarán del suelo los componentes que se disuelvan, en las condiciones en que dichas aguas se presen- tan, adquiriendo una composición que dependerá : de la cantidad de anhídrido carbónico que haya en disolución, de la duración del con- tacto con las partes atravesadas, de la temperatura, de la composición del suelo en cada región y de la que tenían las aguas en el momento de llegar al pampeano, etc. Es este el motivo por el cual no debe sor- prendernos que entre las aguas de misma procedencia geológica haya diferencias considerables en lo que a los caracteres físicos y químicos se refiere. CAPÍTULO 1 INVESTIGACIÓN QUÍMICA DE LAS AGUAS PAMPEANAS Las aguas pampeanas no ofrecen al investigador ninguna particu- laridad con respecto a su análisis químico, para el que se sigue la mis- ma técnica que en las demás aguas. Recolección de las muestras. — Es necesario tener en cuenta que las muestras deben llegar al laboratorio en condiciones tales que no pre- senten la menor diferencia con las condiciones en que se encuentran normalmente, antes de ser retiradas del seno de la tierra; para ello hay que proceder con suma cautela en las operaciones preliminares al análisis, es decir: recolección de las muestras; envasado y remi- sión al lugar donde han de ser estudiadas. Una de las condiciones que debe llenarse es la de que los envases representen una garantía para el observador, pues, frascos mal lavados o con restos de substancias orgánicas, alteran la composición del agua, al extremo de que por tal causa suele transformarse en un líquido cuya clasificación diferirá en absoluto de la que le correspondería en con- AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 109 diciones normales. En lo posible dichos frascos no se destinarán más que a ese fin, deberán tener tapa de vidrio esmerilado y no ocuparlos jamás con substancias orgánicas. Conviene hacer el lavado de los frascos con ácido sulfúrico diluído, enjuagándolos luego varias veces con agua destilada caliente, y finalmente, en el momento de emplear- los repasarlos dos o tres veces con el agua cuya muestra se desea re- coger. En el caso que nos ocupa, la muestra debe pasar generalmente por el interior de una bomba ; débese procurar que dicho aparato de ex- tracción funcione primeramente diez o quince minutos, pasados los cuales, se recoge el líquido previo enjuagado del frasco en que se va a transportar. Inmediatamente debe tomarse la temperatura del agua para tener el dato correspondiente al momento de la extracción ; debe observarse el color, olor, aspecto, sabor, ete., datos que tienen algu- na importancia para la clasificación de la misma. La temperatura se toma mediante el empleo de un simple termó- metro dividido en décimos de grado, siendo de preferencia los de má- xima, y mejor aun, si están protegidos por un estuche de madera, perforado, siendo útil anotar al mismo tiempo la temperatura ambien- te y el día y hora de la extracción. Para determinar el color, se llena del líquido en cuestión un tubo de mucha longitud y se dispone sobre un fondo blaneo, observan- do por reflexión el débil color que en raras cireunstancias suelen te- ner las aguas subterráneas. Cuando son coloreadas tienen un tinte blanco amarillento debido, en unos casos, a sales de hierro y en OÉTrOs, a contaminación por materia orgánica. Las aguas que nos ocupan son, normalmente, inodoras; pero un poco dle materia orgánica en descomposición o la presencia de w. €. en sus proximidades, son las causas de que en algunas de ellas se observen olores pútridos que es imprescindible tener muy en cuenta al efectuar la clasificación. En cuanto al sabor, es fresco, algo salino en unos casos, bastante salado y hasta amargo en otros. El aspecto de las aguas pampeanas es límpido, siendo excepciones las muestras que se resienten de una .apreciable turbidez, la que normalmente suele ser debida a la presen- cia de arcilla o arena fina, arrastradas por el agua, pero que no tar- dan en depositarse. La constitución geológica del subsuelo que este líquido se ve precisado a recorrer hace que a veces estas aguas con- tengan dichas materias en suspensión; pero ello no tiene ninguna importancia por cuanto, depositándose, dejan al agua perfectamente 110 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA transparente y libre de materias extrañas en lo que a este punto se refiere. Cuando, contrariamente a lo expresado, las aguas de referencia presentan una ligera opalescencia, o en el peor de los casos, poseen una acentuada turbidez, pueden, desde un principio, señalarse como sospechosas, debiendo confirmar o rectificar esta sospecha por medio de un detenido análisis químico. Si éste se inclinara a favor de la buena calidad del agua, habrá que atribuír la anormalidad anotada, a una causa accidental, que guardará alguna relación con la disgre- gación del terreno por donde dicho líquido ha pasado, exigiendo, pa- ra ser utilizado en los distintos usos a que se presta, una buena fil- tración. Turbidez. — Muchas veces, en aguas turbias, tiene importancia la determinación aproximada del grado de turbidez, pudiéndose recurrir en tales casos, a métodos sencillos, como por ejemplo, por compara- ción en probetas de igual tamaño, con líquidos tipos cuya graduación se conoce. Hay algunos aparatos que prestan cierta utilidad ; ellos están ba- sados en la mayor o menor transparencia a diferentes distancias, que se miden por medio de reglas que van adaptadas a cada aparato. Análisis cualitativo Antes de efectuar las determinaciones cuantitativas de que nos ocuparemos más adelante, conviene practicar un rápido ensayo cua- litativo, cuyo único fin consiste en indicarnos, aproximadamente, la naturaleza del agua y la existencia de compuestos anormales, así co- mo para llamarnos la atención sobre los constituyentes cuya deter- minación cuantitativa interesa. Dicho análisis, como asimismo el cuantitativo, debe practicarse sobre el agua límpida, siendo, por tanto, menester filtrarla cuando se presenta turbia o con depósito. Se comienza por reconocer la reac- ción al tornasol, primero en frío y luego en caliente, a fin de cons- tatar si la reacción observada se mantiene aun después de hervir el agua. Esta determinación se puede hacer también, empleando la fe- nolftaleina como indicador. Las aguas de la formación pampeana tie- nen, generalmente, reacción alcalina, o ligeramente alcalina. Otra determinación importante es la del oxígeno disuelto, que se lleva a cabo agregando a una cantidad de agua, algunos cristales de A AS AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA Jal sulfato-ferroso-amónico, cerrando luego el recipiente que la contiene. Procediendo de esta manera, si el agua contiene oxígeno disuelto, adquiere coloración amarillo-rosada, que se acentúa si la cantidad de gas es elevada, concluyendo por enturbiarse y precipitar una subs- tancia de aspecto y color ocre. Es también imprescindible la investigación de los nitratos, pues de la presencia de éstos y de sus proporciones, puede depender la clasificación del líquido analizado. Esta investigación se efectúa de diversas maneras: sea empleando la difenilamina, el yoduro de cinc y engrudo de almidón, el salicilato de sodio o la brucina, etc.; pero diremos que basta el empleo de la brucina en forma líqui- da o de cristales, la cual comunica al agua un tinte rosado, por adición de ácido sulfúrico, cuando contiene nitratos, aun en dosis su- mamente reducida. Con la difenilamina, operando de la misma mane- ra, la coloración producida por la presencia de nitratos, es la azul. Ambas reacciones son igualmente sensibles. Inútil será decir que to- dos los procedimientos cuantitativos pueden ser realizados, también, como cualitativos, con el inconveniente, es sabido, de la menor ra- pidez. Las aguas contienen, asimismo, anhídrido carbónico al estado de libertad y semicombinado (anhídrido carbónico de los bicarbonatos), cuya determinación cualitativa se efectúa en la siguiente forma: En una probeta llena del agua por analizar se introduce agua de cal, que producirá un precipitado blanco en caso de reacción positiva. La in- vestigación del anhídrido carbónico puede hacerse, también, por me- dio del ácido rosólico al 0,2 por ciento, en solución alcohólica a SO? tratada por el agua de barita que le da coloración rosa. Si mezclada esta solución rosada con el agua por examinar, la coloración vira del rosa al amarillo, se puede dar como probada la existencia de ácido carbónico libre; cuando ésta queda rosada es porque, además del anhídrido carbónico hay bicarbonatos. En presencia de este último, la tintura alcohólica de campeche se colorea de violeta. Para la investigación de cloruros que, por otra parte, todas las aguas pampeanas y, en general, subterráneas tienen, se recurre al empleo del nitrato de plata. La de los sulfatos se lleva a cabo tratan- do una parte del agua por analizar por cloruro de bario en presencia de un exceso de ácido clorhídrico y calentando a la ebullición. Sabe- mos que el sulfato de bario precipitado no debe disolverse al practi- car esta operación. El ácido nitroso se investiga según formas distintas: pero el pro- 112 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA cedimiento más empleado es el que usa como indicador una mezcla dle yoduro de cine y engrudo de almidón (reactivo de Trommsdorff). Este método, aplicable también a la investigación del ácido nítrico previa reducción al estado de nitroso, da muy buenos resultados en la práctica. y a pesar de habérsele clasificado de inexacto por algu- nos autores a causa de que a veces, un exceso de oxígeno o de sales de hierro dan la misma reacción, es este un método sumamente gene- ralizado. La reacción positiva del ácido nitroso se manifiesta por la coloración azul que toma el agua examinada. Griess ha propuesto el empleo de sulfato o clorhidrato de meta- fenilenediamina para la caracterización de los nitratos. El método está basado en la aparición de un color amarillo-claro o pardusco en el agua acidulada con ácido clorhídrico, cuando se la pone en con- tacto con una solución al 0,5 por ciento de una de las citadas sales de la metafenilenediamina, debido a la formación del pardo de Bis- marck : clorhidrato de triamido-azo-benceno. El método que da resultados comparables a los obtenidos siguien- do la técnica de Griess, es el propuesto por Riegler, que consiste en el empleo de una solución de naftionato sódico y f naftol. Para ello se mezcla una cantidad pequeña de agua con S ó 10 gotas del reacti- vo y se agregan 2 gotas de ácido clorhídrico puro. Se inclina luego el tubo y se hace correr por dentro de sus paredes 15 a 20 gotas de amoníaco, produciéndose una zona rosa cuando el agua contiene ni- tratos, zona que se difunde en toda la masa por agitación del tubo. Mucha importancia e interés tiene también la determinación Cua- litativa del amoníaco, por cuanto su presencia suele ser, casi siem- pre, un dato desfavorable para el buen concepto del agua, que se clasificará como no potable cuando se constate la presencia de canti- dades dosables. Ha El procedimiento elásico para la investigación Gel amoníaco es el que hace uso del reactivo de Nessler. La operación se conduce de este modo: se coloca en una probeta, cierta cantidad de agua al examinar, a la que se agrega un poco de soda cáustica y de carbonato de sodio en solución al 30 por ciento, previamente hervida. Se deja depositar durante diez o doce horas el precipitado que se haya formado y se decanta en otro recipiente, de donde se toma parte del agua límpida y se trata por el reactivo, que dará, infaliblemente, una coloración amarillo-rojiza que pasará a ser precipitado del mismo color cuando nos encontramos con aguas que contienen abundantes proporciones de sales amoniacales. AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 113 Nuestras aguas tienen, principalmente, una cantidad variable de materia orgánica, sobre la que se hace directamente la determinación cuantitativa, que sirve, a su vez, como dato cualitativo. Un procedi- miento que conviene señalar para la constatación de vestigios de ma- teria orgánica en el de Gries, quien emplea como reactivo el ácido paradiazobenzol sulfúrico SO, É O CHX AN SN N al centécimo, el cual, en presencia de aquélla, da una coloración ama- rilla, clara o intensa, según la cantidad de materia orgánica. En nuestro estudio tiene igualmente importancia la investigación de fosfatos, la cual se hace empleando cantidades considerables de agua; se hace uso del molibdato de amonio en presencia del ácido ní- trico, como reactivo, y se opera sobre el residuo de 200 a 400 centí- metros cúbicos de agua. La investigación cualitativa de las bases alcalinoterrosas y de los álcalis, se hace usando los procedimientos comunes empleados en quí- mica analítica, operando, es sabido, sobre el líquido evaporado pre- viamente a sequedad. Los demás detalles de manipulación no he creído necesario inser- tarlos en estas páginas, por creer que la descripción cuantitativa se encargará de llenar los vacíos dejados con respecto al análisis cuali- bativo. Análisis cuantitativo Grado hidrotimétrico. — La operación hidrotimétrica se practica con el objeto de conocer la dureza del agua, entendiéndose por tal la significación de la cantidad de substancias terrosas (sales calcáreas y magnésicas) que contiene. Estas aguas (duras) se enturbian fácil- mente por ebullición y tienen residuo algo elevado, producen poca espuma con el jabón y no cuecen bien las legumbres. Después de so- metidas a ebullición algunas de estas aguas duras suelen transfor- marse en dulces, a causa de que los carbonatos precipitan por esta ope- ración. Si, en cambio, un agua contiene sulfatos y eloruros, la dureza no desaparece por ebullición y el agua se mantiene como antes; en el primer caso, cuando es motivada por carbonatos se le da el nombre AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXI 8 1 1LL ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA de dureza temporaria, y en el segundo caso, se le llama dureza per- manente. Para determinar la dureza de un agua se hace uso del análisis hi- drotimétrico, propuesto por Clark; este método ha sido universalmen- te aceptado, siendo hoy empleado en todo el mundo, con la sola dife- rencia de que los resultados se dan en grados diferentes: grados franceses, grados ingleses, grados alemanes, y sigue prestando algu- nos beneficios aun hoy, principalmente donde no es posible efectuar análisis completos. Se le llama en Inglaterra por el nombre del autor; en Francia por el de procedimiento de Boutron y Boudet y en Ale- mania por procedimiento de Faisst y Knauss. El procedimiento es uno solo, diferiendo solamente en los grados, que calculan de distin- ta manera. E Teniendo en cuenta lo que se ha dicho sobre la variabilidad de la dureza, después de sometida el agua a la ebullición, la dividiremos, en dureza temporaria, permanente y dureza total; pero antes de expli- car cada una de ellas por separado, daremos una breve idea de cómo interpretan el grado de dureza los tres países citados. | Ante todo, débese notar que el grado hidrotimétrico es una medi- da convencional y no absoluta, que en Inglaterra corresponde a un gramo de carbonato de calcio en 70.000 de agua; en Francia corres- ponde a un gramo de carbonato de calcio en 100.000 de agua, y en Alemania equivale a un gramo de óxido de calcio en 100.000 partes de agua. De esto se desprende fácilmente, que teniendo una determi- nación en grados de un país, se pueda representar en grados de otro, con sólo un simple cálculo que se aplica sabiendo que un grado fran- cés esigual a 0970 inglés y a 0256 alemán. Para la determinación del grado hidrotimétrico se emplean dife- rentes aparatos: hidrotimétrico, frasco graduado, pipeta, balón, sien- do más conveniente emplear la bureta hidrotimétrica y si fuera posi- ble una bureta ordinaria. En la bureta hidrotimétrica 23 divisiones equivalen a 2,4 centímetros; el 0 ocupa el segundo trazo de la gra- duación. Para usarla, se le llena con la solución hidrotimétrica hasta el pri- mer trazo, la distancia que existe entre este trazo y el del cero co- rresponde a la cantidad calculada como necesaria para producir una espuma persistente con el agua destilada. Los reactivos empleados son: 1* Solución hidrotimétrica; 2” Solución valorada de cloruro bárico; ARE AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 115 3” Solución de oxalato de amonio. Solución hidrotimétrica. — Parala determinación de la dureza Clark empleaba una solución que contenía jabón de plomo y carbonato po- tásico, disueltos en alcohol absoluto, que titulaba con una solución de 0,523 por mil de cloruro de bario; pero esta solución hidrotimétri- ea no se conservaba bien y fué reemplazada por otras fórmulas en las que entraba el jabón amigdalino; el empleo de ésta no dió tampoco buen resultado y Courtonne propuso la fórmula siguiente, que no se altera o se altera muy poco por la acción del tiempo: En un balón de un litro se coloca: Gramos Aceite de almendras dulces o aceite de olivas....... 20 a 0,30 Reraldelsodara Obama ale 10 COMO E UNO e asta mio 9 roro/a 6 aro 0 Aa Elo ara lalola ola REI an 10 Después de haber calentado durante algunos minutos a baño de ma- ría hirviendo, tiene lugar la saponificación. Se agrega entonces 900 centímetros cúbicos de alcohol a 609, se agita algunos instantes para disolver el jabón formado, se filtra, se deja enfriar a 156. y se comple- ta a un litro con alcohol de la misma graduación. Sin entrar a explicar la forma cúmo se determina el título de la so- lución hidrotimétrica, así como la preparación del cloruro de bario valorado (o en su lugar el cloruro de calcio) y la del oxalato de amo- nio, por ser ellos de manipulaciones sencillas, pasaré a tratar la veri- ficación de la dureza de una muestra de agua. 1* Dureza total (CO,, MgCO,, MgS0,, CaSO,, CaCO, y demás sales de calcio y de magnesio). — Se introduce en el frasco hidrotimétrico 40 centímetros cúbicos del agua por analizar y se agrega, poco a poco, la solución de jabón, hasta que por agitación se obtenga la formación de una espuma de medio centímetro de espesor y que persista durante 5 minutos. Cuando la solución empleada en 40 centímetros cúbicos del agua en cuestión sea elevada, debe diluirse ésta con agua destilada, de modo aevitar errores, que se producen operando con aguas muy duras. En la bureta se leerá el número de grados necesarios para pro ducir la espuma requerida, que será el grado hidrotimétrico total; 2* Dureza permanente (CaSO,, CaCl,, MgC1,, MgSO,, Ca (NO;)», Mg (NO,),, MgCO;). —Se coloca en un matraz 100 centímetros cúbicos del agua por analizar, se calienta lentamente hasta ebullición, tempe- ratura que se mantiene durante media hora. Luego se toma 40 centí- metros cúbicos de esta solución, previamente filtrada y completada 116 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA a 100 centímetros cúbicos y se determina el grado de dureza en la misma forma que para la dureza total. Aquí debemos de tener en cuenta que el carbonato de calcio es algo soluble en el agua: 0%03 por litro, por cuyo motivo se acostumbra co- rregir el resultado disminuyéndole 39; 3 Dureza temporaria (Ca (CO,B).,, Mg (CO,H),, CO, libre y semi- combinado). — Se tiene este dato por diferencia entre la dureza total y la permanente. Para deducir cálculos de valor de estas determinaciones, hay que efectuar otras manipulaciones; a) Se coloca en un matraz 50 centímetros cúbicos de agua, se aña- de 2 centímetros cúbicos de una solución a */,, de oxalato de amo- nio, se agita, se deja reposar, se filtra y se determina el grado hidro- timétrico que, en este caso, estará constituído por sales de magnesio y anhídrido carbónico; b) Se toma 50 centímetros cúbicos del agua privada de la dureza temporaria (operación 2%) y se efectúa las mismas manipulaciones que en a, eliminándose en esta forma la totalidad de las sales de calcio. Si se designa por d,, da, d;, d,, los grados obtenidos en las opera- ciones 1? a y 2? b, se tendrá: Grado hidrotimétrico total.......o.oooo.o.o... d, Grado hidrotimétrico permanente ......... de IMC ICO CARLÓMNICO soorsosorocooconocaas d. — d, alca de Cad ..osvocVoVoVVrrnnoVcrooo doo. dl, — d, Carbonato co d, — d, + (d, — d,) Sales de Magnesio... ......... q... ES d, Sales de calcio aparte de los carbonatos.... d, — dl, Observación. — Es conveniente hacer notar que el agua destilada que se emplea para completar volúmenes no debe acusar dureza. Como los cloruros son un inconveniente para la exactitud de la dureza, Alesandri ha propuesto el método siguiente: 1” Determinar en la forma ordinaria la dureza total; 2 Evaporar hasta sequedad una determinada cantidad de agua y tratar el residuo con alcohol a 809, filtrar y repetir el tratamiento hasta que el líquido filtrado no se modifique con nitrato de plata. Esta solución contiene todos los cloruros; 3 Disolver en poco ácido clorhídrico diluído el residuo insoluble en alcohol, evaporar a sequedad y tratar de nuevo con alcohol a S0?, Esta solución contiene los cloruros de calcio y de magnesio formados AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 117 por la acción del ácido clorhídrico sobre los carbonatos. El residuo insoluble de este ensayo estará formado por los sulfatos terrosos. Se evapora a sequedad las soluciones alcohólicas obtenidas en la 2? y 3? operación y el residuo se disuelve en tanta agua cuanto era el volumen que se había tomado al principio para la operación 2?., Se practican ensayos hidrotimétricos sobre la totalidad de los cloruros en solución, sobre los que provienen de los carbonatos y sobre la solución de los sulfatos que han quedado después del trata- miento alcohólico. De este modo se obtiene los grados hidrotimétri- eos separados para los cloruros sulfatos y carbonatos. El mismo autor recomienda como solución, una compuesta por: 3150 gramos de estearato de sodio, 600 centímetros cúbicos de agua y 404 centímetros cúbicos de alcohol a 40%, 20 centímetros cúbicos de esta solución corresponden a 0.0056 de óxido de magnesio. La determinación del grado hidrotimétrico del agua no tiene hoy la importancia que se le dió en otras épocas ; hay numerosas causas de error, que hacen que esta operación dé resultados más o menos aproximados a la realidad y variables debido a un crecido número de causas de errores. M. A. Levy hace notar que son numerosos los moti- vos de errores, que resumidos serían : 1* El agua destilada jamás tiene un título nulo; 2% Los resultados varían según la rapidez con que se vierte la so- lución hidrotimétrica. El autor recomienda echar de a 10 gotas al empezar la operación, de a cinco gotas cuando la saturación está casi al final y disminuir hasta dos gotas cuando la operación está por ter- minarse; 3” Suele formarse una falsa espuma a causa del exceso de sales de magnesio. Cuando este fenómeno se manifiesta, aconseja añadir 10 gotas de amoníaco diluído que la hace desaparecer. El doctor Raffo ha comprobado (tesis) que no es menester la adición de amoníaco y que basta añadir un pequeño exceso de la solución hidrotimétrica para que la falsa espuma desaparezca; 4 Después de la ebullición queda disuelta en el agua una cantidad de carbonato cálcico que no es constante como lo afirman Boutron y Boudet; esta cantidad varía desde 0.021 hasta 0.032 y depende : de la duración de la ebullición, volumen de agua empleado, modo de enfria- miento, etc. Por otra parte, Fresenius asegura que el agua después de ebullición puede retener en disolución hasta 0.113 por mil de car- bonato de calcio; 5 El autor mencionado llama la atención sobre la necesidad de 118 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA verificar frecuentemente y con mucho cuidado, el título del licor; 6% Las cantidades de sales contenidas en el agua hacen variar, también, este dato, aún cuando las substancias que producen la dureza del agua permanezcan constantes ; En el laboratorio químico del « Mapa topográfico y geológico de la provincia de Buenos Aires» se emplea, para la determinación de la dureza el método volumétrico de Pfeifer y Wartha, que consiste en lo siguiente : Se mide 100 centímetros cúbicos del agua por analizar y se neutraliza con ácido clorhídrico N/10, con metil orange como in- dicador y:efectuando la operación en frío. El ácido clorhídrico N/10 empleado corresponde a la suma total de los bicarbonatos (hay que tener presente que las aguas pampeanas rara vez tienen carbonatos neutros). Una vez efectuada la neutralización, se alcaliniza con una mezcla de partes iguales de NaOH N/10 y Na.CO, N/10; se hierve durante algunos minutos y se deja enfriar. Se vuelve a llevar a un vo- lumen determinado, v. gr. 150 centímetros cúbicos y en 100 del filtra- do se determina el exceso de álcali por medio del ácido clorhídrico N/10 y metil orange. Se hace el cálculo para 150 centímetros cúbicos y la diferencia entre el álcali empleado y el ácido necesario para su neutralización, dará la cantidad de solución alcalina empleada en la precipitación de las bases CaO y Mg0. El número de centímetros cú- --bicos de solución alcalina, multiplicado por 2.8 equivale a la dureza en grados alemanes, y si se multiplica por cinco a la dureza en grados franceses. El método indicado presenta la ventaja de ser, según lo expresado por el señor jefe del laboratorio mencionado, más exacto que el procedimiento de Clark y dar resultados comparables con los de la alcalinidad total, para cuya determinación emplean un método que permite también obtener los resultados en grados, que compara- dos con los de la dureza nos (licen inmediatamente si un agua es tipo alcalina, neutra o dura. En cuanto a la dureza temporaria, la calcula tomando como base la alcalinidad, pues la alcalinidad en la mayoría de las aguas proviene de los bicarbonatos (excepción hecha de las aguas minerales). De la cantidad total de óxidos de calcio y de magnesio, calculados en óxido de calcio, se resta la cantidad de mismo óxido calculado segán la alca- linidad y el excedente de CaO —- M0 en Ca0 representa la cantidad de sales de ácidos fuertes. La cal de los bicarbonatos calculada de tal Manera corresponde a la dureza temporaria, siendo la dureza perma- nente la que corresponde a las sales de calcio y de magnesio de los ácidos fuertes. | AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 119 Alcalinidad. — Del mismo modo que la dureza, el laboratorio del mapa topográfico y geológico, denomina a las alcalinidades con los nombres de verdadera y aparente. En la página 2 de un folleto publicado en 1909 por la sección geo- lógica de la mencionada repartición se lee: «DeJ método usado por Lunge para determinar la dureza temporaria, hemos deducido como consecuencia lógica, la furma de calcular la alcalinidad perma- nente. «Si tenemos un agua en que la alcalinidad es mayor que la dureza, (como sucede generalmente en las aguas de la provincia de Buenos Aires), el valor D—A se hace negativo, es decir, que no existe dureza permanente; nos encontramos entonces con exceso de alcalinidad que sólo puede corresponder a sales alcalinas, y es precisamente a este exceso de alcalinidad que llamamos alcalinidad permanente, aná- loga, por otra parte, a la dureza permanente que a su vez represen- ta el exceso de dureza sobre la alcalinidad. «Por el método antiguo, aplicado muy a menudo para determinar el valor de la alcalinidad correspondiente a los bicarbonatos y a los carbonatos, análogo al empleado para la determinación de la dureza permanente, se evaporaba cierta cantidad de agua, se lavaba el resi- duo con agua destilada hervida y en el filtrado se determinaba la alcalinidad que era calculada en carbonato de sodio. Se obtiene por este método la alcalinidad permanente demasiado elevada, debido esto a la cantidad de los carbonatos alcalino-terrosos disueltos, y en primer lugar, naturalmente, por el de magnesio. La alcalinidad perma- nente, así encontrada, la llamaremos aparente por contraste con la verdadera que resulta de la diferencia entre la alcalinidad total y la dureza total ». Ahora bien, para que la alcalinidad y la dureza puedan ser compa- radas entre sí, se ha introducido el equivalente 1/10 normal como unidad de alcalinidad y de dureza. En esta forma, resulta sumamente fácil clasificar una muestra de agua en uno de los tres tipos: 1% Dureza mayor que la alcalinidad ; 2” Dureza igual que alcalinidad ; 3” Alcalinidad mayor que dureza; pues basta la lectura de los grados obtenidos para darse cuenta de la composición de las aguas. Además, en nuestro caso de las de origen pampeano, tiene esto mucha importancia, puesto que las aguas de esta procedencia geológica presentan la particularidad de ser: las poco mineralizadas, casi invariablemente de alcalinidad mayor que 120 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA dureza, mientras que las muy mineralizadas, casi invariablemente de dureza mayor que alcalinidad. El procedimiento consiste en lo siguiente : Se determina la alcalinidad total por medio de una solución N/10 de ácido clorhídrico y se la expresa por el número de centímetros cúbicos empleados para neutralizar 100 centímetros cúbicos de agua: A ="T (cm? HC1N/10). Por otra parte se determina la dureza total por el método de War- tha, expresándola por el número de centímetros cúbicos 1/10 normal de la mezcla NaOH — Na,0O, empleada para precipitar la totalidad de CaO, Mg0. D =U (cm* N/10). Como los valores T y U son números equivalentes, es natural que sean comparables entre sí. En casi todos los laboratorios químicos del país se determina la alcalinidad en una forma completamente independiente de la du- reza. Para la alcalinidad total se mide una cantidad de agua, 200 centí- metros cúbicos, por ejemplo; se le agrega un exceso de H,SO, N/10 y se la hace hervir durante cinco a diez minutos. Por efecto de esta operación el anhídrido carbónico es expulsado y los carbonatos y bi- carbonatos se transforman en sulfatos. Se determina el exceso de áci- do sulfúrico por medio de una solución N/10 de hidrato de sodio y la diferencia entre el ácido empleado y el hallado por medio de la soda, representa, haciendo el cálculo correspondiente, la alcalinidad total del agua en H.,SO,, en Na,CO,, etc., según se quiera. En cuanto a la dosificación de la alcalinidad verdadera (la que proviene de los carbo- natos de sodio y de potasio) se practica sometiendo el agua a una ebu- llición previa, generalmente durante media hora, se la hace enfriar y se la filtra. Sobre el agua filtrada se determina la alcalinidad en igual forma que la indicada al referirnos a la alealinidad total. Como al operar de este modo no precipita todo el carbonato de calcio existente en el agua, sino que queda disuelta una pequeña parte, aumentando su alcalinidad verdadera, se acostumbra disminuir de la alcalinidad encontrada la cantidad de ácido sulfúrico equiva- lente a 0.03 por ciento de carbonato de calcio, que es 0.0394. Materias en suspensión. — Estas pueden ser de origen orgánico o EGO A ARAN A A O AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA | 121 inorgánico; pero conviene hacer notar que rara vez se observan en las aguas de pozo, por lo cual su determinación pierde un poco su interés en el caso de las aguas subterráneas. Sin embargo diré que para dosificarlas se filtra una determinada cantidad de agua sobre fil- tros pareados, se lava con agua destilada, se seca a la estufa a 1009 G. una vez frío se pesa. Residuo sólido total. — En nuestras aguas pampeanas se determina la cantidad de residuo en igual forma que en los demás tipos de agua; se mide una cantidad variable entre 200 y 500 centímetros cúbicos del agua por analizar, previamente filtrada cuando es turbia, se intro- duce en un recipiente tarado y se evapora a sequedad a baño de ma- ría ; luego se seca en estufa de aire caliente regulada a 100-1059 6., se deja enfriar y se pesa. Se ha ideado una serie de aparatos con el objeto de impedir que las substancias en suspensión en el aire se depositen en el interior de las cápsulas o cristalizadores y modifiquen los resultados ; pero ellos resultan de una aplicación más teórica que práctica, pues en los labo- ratorios no hay necesidad de valerse de tales recursos para impedir la acción de las materias en suspensión en el aire, bastando con la colocación del baño de maria en el interior de una campana, que se tendrá cuidado en cerrar. A veces se determina también el residuo a 1802 C., que, como se comprende, se obtiene sometiendo el residuo que ha quedado a 100- 1059, a una temperatura de 1809 C., hasta peso constante. Una vez determinado el residuo a 180 se lleva al rojo débil, observando la precaución de no pasar de esta temperatura para evi- tar que los cloruros se volatilicen. Se deja enfriar y se pesa, tenién- dose de este modo el residuo al rojo. Cuando se desea conocer el residuo al rojo previo tratamiento con H,SO,, una vez efectuada la determinación anterior, se agrega ácido sulfúrico en exceso y se evapora en baño de arena, con precaución, para evitar pérdidas, y una vez eliminado este exceso, se calienta al rojo débil. Luego se agrega carbonato de amonio, que tiene por objeto transformar los bisulfatos alcalinos en sulfatos neutros, y se vuelve a calentar al rojo hasta peso constante; se deja enfriar y se pesa. Cloruros. — Esta determinación, que puede efectuarse por pesada o volumétricamente, se lleva a cabo siempre en esta última forma. Se sigue, para ello, uno de los procedimientos siguientes : 1% Se mide una cantidad de agua, se le agrega varias gotas de 122 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA una solución acuosa de cromato de potasio, y por medio de una bureta se le hace caer la cantidad necesaria de una solución N/10 de nitrato de plata; 2 También se suele emplear el procedimiento de Volbard, que consiste en agregar al agua un poco de sulfato férrico potásico al 20 por ciento y un exceso de nitrato de plata, midiendo luego este ex- ceso por medio de una solución N/10 de sulfocianuro de amonio, que dará a la solución una coloración rosada cuando todo el excedente de sal de plata se haya combinado al sulfocianuro. La diferencia entre la cantidad de AgNO, N/10 empleada y la encontrada por medio del sulfocianuto, corresponde a la cantidad de nitrato de plata gastada por combinación con los cloruros. Es fácil, entonces, deducir la cantidad de cloro que corresponde a la sal de plata consumida. Este método tiene sobre el anterior la ventaja de que no es necesario que el agua sea absolutamente neutra; al contrario, se aconseja agregarle, antes de operar con el sulfocia- nuro, unas gotas de ácido nítrico, para hacer desaparecer la colora- ción amarillenta que toma el agua por adición del sulfato férrico- potásico. Cuando se requiere una rigurosa exactitud es preferible la dosifi- cación sravimétrica al estado de cloruro de plata, en presencia de un exceso de ácido nítrico. La cantidad de agua con que se debe operar depende de su com- posición: aguas poco mineralizadas exigen, por lo menos, 100 a 200 centímetros cúbicos; en cambio, en las ricas en esta sal pueden bas- tar 50, 20 y hasta 10 centímetros cúbicos. Sulfatos. — Para la determinación cuantitativa de los sulfatos existen, igualmente, métodos volumétricos y gravimétricos. Entre los primeros merecen ser citados el de Vitali y el de Mildenstein, pero si se desean datos exactos es indispensable recurrir a la gravi- metría. El procedimiento más usado es el basado en la insolubilidad del sulfato de bario en el ácido clorhídrico. Se mide una cantidad de agua cuando no se utiliza el líquido res- tante de alguna operación anterior, se hace hervir y se le agrega ácido clorhídrico y un poco de solución de cloruro de bario al 10 por ciento. El precipitado obtenido, filtrado en caliente no ofrece, gene- ralmente, mayores inconvenientes; en cambio, cuando se quiere operar en frío o hay que dejar que se deposite hasta el día siguiente, o hay que hacer la filtración a través de dos papeles de filtro, si se desea evitar el pasaje de parte del precipitado conjuntamente con el AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 123 líquido recogido. El precipitado separado por el filtro se seca a la estufa, se calcina, pesa y hace los cálculos correspondientes. Los métodos por volumetría son muy útiles cuando se desea saber rápidamente la cantidad aproximada de sulfatos contenidos en el agua. No creo que ellos merezcan ser descriptos en detalle; baste decir que están basados, como el gravimétrico, en la precipitación de los sulfatos al estado de sulfato de bario. Fosfatos. — Nunca he tenido oportunidad de determinar las pro- porciones en que se encuentran los fosfatos en las aguas pampeanas; probablemente han de estar en cantidades muy pequeñas, como en el resto de las aguas. En dosis que excedan de las de vestigios puede ser considerado como proveniente de contaminación por productos orgánicos (orinas, materias excrementicias, etc.) y en tales casos, si se cree que su in- vestigación cuantitativa puede arrojar alguna luz sobre el resultado general del análisis de una determinada muestra de agua, o sobre sus conclusiones, se practica la operación de este modo : Se evapora una cantidad de agua más o menos considerable, se separa la sílice por insolubilización y filtración y el líquido recogido se evapora hasta sequedad con aia de ácido nítrico. Se disuelve el residuo con agua acidulada con el mismo ácido y se agrega una solución de nitromolibdato de amonio; hecho ésto, se deja en reposo durante 24 horas en el interior de una estufa regulada a la tempera- tura de 409 C., luego se filtra y se lava con la solución de nitromo- libdato de amonio. Cuando se considera lavado en forma el preci- pitado se le disuelve en amoníaco, empleando la menor cantidad posible de este reactivo; se acidifica luego con ácido clorhídrico agregado gota a gota, y cuando el precipitado que se forma se ha redisuelto en el excedente de ácido, se le trata por la mezcla magne- siana y el precipitado obtenido se calcina y se pesa. Anhidrido silícico. — La parte salina que ha servido para la deter- minación del residuo sólido total se adiciona de ácido clorhídrico y se evapora a sequedad en cápsula de platino, repitiendo esta ope- ración dos o tres veces, con el fin de insolubilizar la sílice. Después de esto se agrega agua destilada ligeramente acidulada con ácido clorhídrico, se filtra, lava el precipitado con agua destilada, se seca y pesa al estado de SiO,. Generalmente, después de la última eva- poración a sequedad se lleva el residuo a 120-1409 €., antes de hacer el tratamiento con agua acidulada. El líquido proveniente de la separación de la Dd se divide en 124 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA dos partes. En una se determina las sales de hierro, aluminio, calcio, magnesio, etc., y en la otra el anhídrido sulfúrico en la forma ya ex- presada, el sodio y el potasio. Sales de aluminio. — En una de las porciones separadas en la ope- ración anterior se agrega cloruro de amonio y amoníaco en exceso, se lleva a la ebullición, se deja decantar, se filtra y lava con agua destilada, mejor si es caliente. En esta forma precipitan el hierro, el aluminio, el fósforo y el manganeso, etc.; se disuelve en ácido clorhídrico el precipitado obtenido y se neutraliza casi completa- mente el líquido formado con una solución diluída de carbonato de amonio; se hace hervir hasta precipitación de los hidratos que luego se filtran y lavan. Estos hidratos vuélvense a disolver en nueva can- tidad de ácido clorhídrico y se agrega amoníaco, con el objeto de precipitar el aluminio, hierro y fósforo. Se efectúa una nueva filtra- ción, se lava y finalmente se calcina. Del peso obtenido debe restarse el del anhídrido fosfórico deter- minado separadamente, y el del óxido de hierro que también se investiga especialmente, y la diferencia que resulta será el óxido de aluminio contenido en la cantidad de agua sobre la que se ha operado. Sales de hierro. — La determinación de las sales de hierro en las aguas pampeanas tiene escasa importancia, porque es rarísimo que se las halle en proporciones cuyo conocimiento pueda tener interés. Sin embargo, conviene decir algunas palabras sobre ella. Entre los numerosos procedimientos empleados con tal fin puede citarse el colorimétrico a base de alumbre férrico y el volumétrico por medio del permanganato de potasio, en cuyo caso es necesario operar sobre el precipitado de óxidos de hierro, aluminio y fósforo, que se disolverá en ácido clorhídrico y reducirá previamente al es- tado de sal ferrosa. La investigación por el método colorimétrico se efectúa concen- trando hasta un volumen de 50 centímetros cúbicos un total de 300 a 500 centímetros cúbicos del agua por analizar, a los cuales se adicio- nará, de antemano, de uno a dos centímetros cúbicos de ácido clorhí- drico y una pequeña cantidad de clorato de potasio, adición cuyo objeto es oxidar las sales de hierro. Se completa con agua destilada hasta un volumen de 100 centímetros cúbicos y se agrega ferrocia- nuro de potasio. Por otra parte, se ha preparado una solución de alumbre férrico, con una concentración de 0.898 por mil de sal cristalizada en agua AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 125 destilada, solución con la cual se preparan diluciones al 1/10, 1/100, ete. Se toman varias de estas disoluciones (100 cm?) y se les agrega también un centímetro cúbico a cada una de ferrocianuro de potasio. La coloración azul que toma el agua al ser tratada por el reactivo indicado se repetirá con igual intensidad en algunas de las dilucio- nes de alumbre férrico preparadas, siendo, por tanto, dicha solución la que indicará, previo cálculo, la cantidad de sal de hierro conte- nida en el agua analizada. Óxido de calcio. — La determinación del óxido de calcio puede efectuarse sobre el líquido que ha quedado después de separar la sílice, el fósforo, el hierro y el aluminio. Si su volumen se ha aumen- tado demasiado por el lavaje, se concentra y en caliente se agrega un exceso de una solución de oxalato de amonio, por medio de la cual todo el calcio precipitará al estado de oxalato de calcio. Si se tiene la precaución de llevar dicho líquido con el precipitado a la ebullición, con los cuidados que se requieren, el oxalato de calcio se depositará rápidamente y la filtración, previo enfriamiento, y su la- vaje con NH, al tercio, podrán hacerse con toda facilidad. Luego se seca el precipitado recogido sobre el filtro, y se calcina y transforma en sulfato de calcio por adición de ácido sulfúrico, que conviene sea diluído (25 %/,) en agua. Se elimina al baño de arena el excedente de ácido sulfúrico y luego se calcina y pesa al estado de CaSO,. Óxido de magnesio. — Sobre el líquido que ha quedado de la opera- ción anterior se determina las sales de magnesio, agregándole la can- tidad necesaria de fosfato de sodio y amonio. En esta forma la mag- nesia precipita al estado de fosfato amónico magnésico que se deja de 12 a 24 horas en reposo, en lugar templado o mejor caliente; pa- sado este tiempo, se filtra, lava con una solución acuosa de amoníaco en la proporción de tres de la primera por uno del último, hasta com- pleto agotamiento del líquido primitivo, y luego se seca, calcina y pesa al estado de pirofosfato de magnesio. Óxidos de sodio y de potasio. — En el líquido que ya ha servido para la determinación de la sílice y del anhídrido sulfúrico, se efectúa, tam- bién, las dosificaciones de los óxidos expresados. Para ello se evapora dicho líquido hasta sequedad, se disuelve el residuo en agua destilada, se le agrega un ligero exceso de lechada de cal y se lleva a la ebulli- ción, con el fin de transformar la magnesia en hidrato de magnesio insoluble. Una vez separadas por filtración las substancias sólidas, se agrega una cantidad en exceso de carbonato de amonio, oxalato del mismo y amoníaco, lo que produce la precipitación de los metales 126 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA térreos que se separarán por filtración después de un reposo de 24 ho- ras. El líquido filtrado se evapora a sequedad y se calienta al rojo. Se * transforma, luego, los óxidos de sodio y de potasio en cloruros, se ca- lientan un instante al rojo y se pesan al estado de cloruros de sodio y de potasio. Cuando se ha efectuado esta pesada sólo falta separar dichos cuer- pos alcalinos, para lo cual se disuelven los cloruros en agua destilada, se trasvasan a una cápsula de porcelana y se tratan por un exceso de cloruro de platino al uno por ciento. Se lleva la concentración hasta consistencia siruposa y se trata por alcohol-éter 3:1. Finalmente, se recoge el precipitado sobre filtros gemelos, se lava con la mezcla al- cohol-éter, se seca a la estufa a 130 y se pesa al estado de cloruro doble de platino y de potasio. Se hace el cálculo correspondiente y por diferencia con la suma de ambos se obtiene la cantidad de sodio contenida en el agua. Ácido carbónico. — La determinación del ácido carbónico puede ser efectuada por varios procedimientos, sea volumétricos, sea gravimé- bricos. Sin embargo, su existencia en las aguas que nos ocupan no tiene una importancia tan grande como para tener que recurrir a los métodos gravimétricos. La rapidez con que se opera por volumetría y la relativa exactitud que por dicho procedimiento se. obtiene, hacen que normalmente, cuando el anhídrido carbónico no es lo que prinei- palmente interesa conocer en el agua, se le emplee en esta clase de determinaciones. Generalmente el anhídrido carbónico se encuentra en las aguas pampeanas, en dos formas distintas : 1? Al estado de semicombinación con los óxidos de sodio, calcio, magnesio, etc., con los cuales constituye los bicarbonatos correspon- dientes: NaHCO;,; Ca(CO,H),; Mg (CO, BH)»; 2% Al estado de libertad, formando el hidrato H,CO,. Sólo por ex- cepción se encuentran en ellas carbonatos neutros. La determinación cuantitativa del anhídrido carbónico al estado de libertad, conjuntamente con el semicombinado, puede hacerse em- pleando el método de Pettenkofer, cuyo principio consiste en titular, por medio de ácido oxálico, el exceso de una determinada cantidad de cloruro de bario o de calcio, agregada al agua con el propósito de precipitar el anhídrido carbónico libre. | Se coloca 100 centímetros cúbicos de agua en un balón de 150 cen- tímetros cúbicos, se agrega 45 centímetros cúbicos de agua de barita y 5 centímetros cúbicos de cloruro de bario, cuyo objeto es evitar, en AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 127 el caso de que haya sales alcalinas que puedan dar lugar a combina- ciones con el bario, que dichas combinaciones se formen. Se deja algunas horas en reposo, más o menos diez, luego se miden 50 centí- metros cúbicos de la solución límpida y se practica la titulación alcalimétrica cun ácido oxálico o clorhídrico, en solución decinormal. El resultado se multiplica por 3, para llevarlos a los 100 centímetros cúbicos con que se ha trabajado. La diferencia entre el título halla- do para el agua de barita y el que tenía antes de la operación, repre- senta el Ba(OH), combinado con el anhídrido carbónico y los bicar- bonatos del agua, siendo fácil deducir de aquí, la suma CO, libre =— CO, semicombinado. Efectuada esta determinación, basta dosificar el anhídrido carbóni- co en una sola de sus formas (libre por ejemplo), para deducir, por diferencia, la cantidad de anhídrido carbónico al estado de semi- combinación. La determinación del anhídrido carbónico libre no puede hacerse, en el caso de las aguas pampeanas, empleando el método de Petten- kofer (solución alcohólica neutra de ácido rosólico) porque debido a los bicarbonatos alcalinos la coloración rosada aparece aun cuando el agua contiene cantidades apreciables de anhídrido carbónico libre. Por esta causa se aconseja, más bien, el método siguiente: Se mide 100 centímetros cúbicos del agua por analizar, se adiciona de algunas gotas de fenolftaleína y se agrega Na,C0O, N/10 hasta que se observe la aparición de una ligera coloración violeta rosada per- sistente. Esta operación se repite agregando de una vez casi todo el carbonato de sodio hallado y se termina la titulación sin dejar de agi- tar el líquido. Como cada centímetro cúbico de CO,Na, N/10 corres- ponde a 0.0022 de CO,, el cálculo resulta fácil. Este procedimiento es de una buena aplicación en el ensayo de las aguas pampeanas, notándose tan sólo que la coloración rosada, que indica el fin de la reacción, no se intensifica por exceso de reactivo cuando el agua que se analiza es rica en bicarbonato de sodio, lo cual ha explicado el doctor Bade en una publicación hecha en 1909 en la forma siguiente: «Si a una solución de carbonato alcalino se agrega fenolftaleína, el líquido se enrojece, lo que nos demuestra la presencia de iones de oxi- drilo que se han formado por hidrólisis. + +=- — - + =-=- NaNaCO, + HOH— Na OH —- NaHO0O, I 128 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA «El bicarbonato de sodio en solución acuosa se halla disociado del modo siguiente: h NaHCO, = NaHCO, : II < Así, en presencia de bicarbonato de sodio predominan los iones Na y HCO, que, según la ley de la acción de la masa, tienen que influír para que la reacción de la fórmula primera se verifique en el sentido de la ecuación de derecha a izquierda, con lo que impide casi comple- tamente la hidrólisis del carbonato de sodio y por consiguiente debi- lita la coloración con fenolftaleína. > Elinconveniente que presenta el procedimiento de dosificación que nos ocupa, cuando las aguas contienen mucho hierro, no tiene valor en nuestro caso de aguas pampeanas, pues, como se ha dicho, ellas con- tienen pequeñas cantidades de sales de hierro. Materia orgánica.—No estando contaminadas, la materia orgánica que contienen las aguas pampeanas es insignificante, y está represen- tada generalmente por cifras variables entre 0.0020 y 0.0060 gramos por litro de agua, tendiendo a disminuír, se sabe, a mayor profundi- . dad. Esta materia orgánica puede provenir de substancias vegetales o animales y se encuentran disueltas en el agua, por descomposición de las materias albuminoideas, grasas e hidratos de carbono por los microorganismos, etc. De los dos grandes grupos a que puede perte- necer, vegetal y animal, el que más interesa es este último; la materia orgánica contenida en el agua es más o menos perjudicial según sea la procedencia; pero tiene verdadera importancia cuando proviene de las transformaciones de los residuos cloacales, por ejemplo. La diferenciación entre materia orgánica de origen vegetal y animal no es prácticamente factible, dadas las pequeñas cantidades sobre las que habría que operar; por eso carecen de valor real los métodos que, con tal objeto, han propuesto algunos autores. | Lo más práctico, y es lo que se hace en los laboratorios, es determi- nar la materia orgánica en los medios ácidos y alcalino. Habitualmente se sigue el procedimiento de Kubel-Tiemann (solu- ción ácida) y el de Schulze y Trommsdorff (solución alcalina), anotán- dose que los resultados han sido obtenidos por uno u otro. Para practicar la operación en medio ácido, es necesario disponer de las soluciones siguientes: 1” Agua redestilada en presencia de permanganato de potasio e hi- drato de sodio, desechando las partes que pasan al principio y al in de la destilación; o HONORARIOS e )r Eduardo bes =- E llórmo ME — Dr, Walther Nernst : socios CORRESPONDIENTES / Méjico. - | Martinenche, Ernesto...... París. pS Sus des Montevideo: E Moore, Job B. loas Nueva York. LPR A OS -Sgo. de Chile. Montané, Luis... ioo ds Habana. 0 E E e L de Año N. Medina, José Toribio....... Sgo. de Chile. , Córdoba. * Montessus de Ballore...... Sgo. de Chile. ne: . Madrid. Nordenskjiold, Otto........ Gothemburgo. P. Bertoni (P.). | Nilsen Fhowal............ Noruega. Was MSton: Paterno, Manuel........... Palermo (Tt.). | ES v=.. Edimburgo. Baton abla aa Lima. A e Carlos...... Río Janeiro. Porter Ganlos Hats ss Valparaiso. : O Mendoza. - Pena, Carlos M. de........ Montevideo. AS EN New York. Poirier, Eduardo ........ . Sgo. de Chile. ES e in Aa Pérez Verdia, Luis ...... :. Méjico. ..... Sgo, de Chile. | Prestrud Christian..:...... Noruega. ES Sa uan Rerd, Walter ES. Londres. a País. a Risso Patrón, Luis......... Sgo. de Chile. ES: —Amadora (P.). | Reiche, Carlos.:.......... Sgo. de Chile. 0 A ... Corrientes. Scalabrini, Pedro.......... Corrientes. be . Noruega. Sklodonska, Curie......... París. ON Amberes. - Spegazzini, Carlos......... La Plata. La Plata. Shepherd, Williams R..... Colum. Univer. E ET Tucumán. : Nueva York. ROM Tobar Laros AR eta Quito. a SantoDomingo | Torres Quevedo, Leonardo.. Madrid. Bordeos. Ub Moo Lima. Limas 2 Villareal, Federico......... Lima. Villa Colón (U). | Von Ihering, Hermán...... San Paulo (B) Eiladelfía. > Volterra, Vito..... E Roma. ; dd nd Milán. SOCIOS ACTIVOS Anasagasti. Horacio. Arroyo, Franklin. Anchorena, Juan E. Atarez, Guillermo. Anastasi, Camilo. Aubone, Carlos. : Ambrosetti, Juan B. Avila, Alberto. CAN Añnon Suarez, Vicente. Ayerza, Rómulo : | Angelis, Virgilio de. Aztiria, Ignacio. -Angli, Gerovimo. Aztiz, Julio M. 'Arrillaga, Francisco €. Babacci, Juan. Aranguren, Juan F. Bado, Atilio A Aráoz, Alfaro Gregorio. Bade, Fritz. Arata, Pedro N. Bachmann, Alois. Araya, Agustín. | Ballester, Rodolfo E. Arigós, Máximo. : 'Barabino, Santiago E. Arce, Manuel J.. Barilari, Mariano $. Arcansol, Adolfo... | Barzi, Federico P. -Arditi, Horacio. o Barrera, Raúl. 4 " Battilana, Pedro. Baudrix, Manuel C. Bavio, Héctor A. Bazán, Pedro. Bernaola, Víctor 4. Bell, Carlos H. Bergara, Ulises. Besio Moreno, Nicolás. Bés, Raúl. Bialet Laprida, Amado. Biraben, Federico, Bolfo, José. Bolognini, Héctor. Bordenave, Pablo E. Bosch, Benito $. Bosch, Eliseo P. Bosch, Jorge E. Bosisio, Anecto. Bonanni, Cayetano. Bonneu lbero, León M. Bonarelli. Guido. Bosque y Reyes, F. Botto, Armando P. Brané, Eugenio. Breyer Trant, Adolfo. Breyer Trant, Alberto. Breéthes, Juan. Brian, Santiago. Briano, Juan. A. Brindani, Medardo. Bruch, Carlos. -Broggi, Hugo. -Buadá y Morant, Antonio. Bunge, Carlos. - Buschiazzo, Juan A. Bustamante, José L. Butty, Enrique. Calvo, Edelmiro. Cáceres, Dionisio. Cagnoni, Juan M. Calcagno. Oreste. Camus, Nicolás. Candioti, Marcial R. - Canonica, Mauricio. Cano, Roberto. Cantón, Lorenzo. - _Carabelli, Juan José. Caminal, Martín A. Carniglia, José. Carranza, Marcelo. Cardoso, Ramón. Carbonell, José. Carossino, Jacinto F. Carboneschi? Carlos 17% Cartavio, Angel R. Casadevall, Domingo. a e ERA, Carette, Eduardo. ASE “Castro, Eduardo B. Cilley, Luis P. -| Cornejo, Abel F. Courtois, U. Prank, Paul. 00d : Cremona, Andrés. + [| French, Alfredo. Cremona, Víctor. xl Friedel, Alfredo. | Darquier, Juan A. | Debenedetti, Salvador. > | Dietsch, Juan B. E Cozzi, Honorio. Claypole, Jorge. Cerri, César. E Dra Mt : Durán, José C. Edo, Juan Manuel. Eguia, Máximo. | Elía, Nicanor A. de. Cynalewski, E. $. Civit, Julio Nilo. Chanourdie, Enrique. Chapiroff, Nicolás de. Chaudet, Augusto. Eppens, Gustavo. Chiappe, Leopoldo J. Elordi, Juan J.. Chueca, Tomás A. | Escudero, W.E. Clariá, César. | Esteban, Francisco. Clérice, Eduardo E. Esteves, Luis P. Cobos, Francisco. Etcheverry, Angel. Cock, Guillermo. Faverio, Fernando. - Collet, Carlos. | Fernández, Alberto J. Colombo, Carlos A. Fernández Díaz, A. — Contin, Diego T. R. + Fernández, Poblet A. Compte, Riqué Julio. | Fernández, Daniel. Correa Morales, Elina G. A. de. Fernández Basualdo, Cornejo, Nolasco F. Ferreyra, Miguel. Ferraris, Alfredo E. - Flores, Emilio M. Flores, Agustina J. E Fontana Company, Mario | Fornati, Vicente. , eS Cornejo Saravia, Joaquín. Corvalán, Manuel S. Coronel, to Corti, Emilio A. Frumento, Antonia Gainza, Alberto de. “|Galtero, Alfredo. Gallardo, Angel. Gallardo, Carlos h. Calo Adolfo. Gándara, Federico E | Garbet, Adolfo. "Garat, Justo V.. García, Carlos A Dellepiane, Luis J. García, Jesús M. Deletang, Luis. : Gatti, Julio J. Crinin, Demetrio. Cuomo, Miguel. Curutchet, Pedro. Damianovich, Horacio. Dassen, Claro €, Dates, Germán. Debenedetti, José. Demarchi, Torcuato T.A. | Gentilini, Pascual. Demarchi, Marco. a Gerardi, Donato. Demarchi, Alfredo (hijo). | Geyer, Carlos, Demichelis, Juan B. | Ghigliazza, Sebastián. Delgado, Fausto. ¿= Giménez, Angel M. Delgado, Agustín. | Girado, Francisco J. Doello Jurado, Martín. za Girado, Alejandro. : pad Dobranich, Jorge W. | Girondo, Juan. e Domínguez, Juan A. |'Girado, José l. Dorado, Luis. : | Girondo, Rafael. Douce, Raimundo. - Ñ 'Sodoy, Sebastian. q 1 ANALES DE LA IEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA DIRECTOR : Docror HORACIO DAMIANOVICH -MARZO-ABRIL 1916. — ENTREGAS ITM-IV. TOMO LXXXI ÍNDICE FRANCISCO AURELIO Mazza, Juicio crítico y aplicaciones de las aguas de la for- ODO NANA AA e OS Ol A E O 129 - ENRIQUE MARCÓ DEL PoNT Y RAÚL 6. Pasman, Proyecto de Instituto Oceanográfico Ar A O A PA E A O 214 AO ALAS NR E A O 236 BIBRIOGRARÍA ooo A MS Alo da 251 IA ON SU 1 An bi $/ t EAS PST Ad SN fe 0CTÍ 1927 *) DÍ > BUENOS AIRES IMPRENTA Y CASA EDITORA DE CONI HERMANOS 684 — CALLE PERÚ — 684 1916 Presidente.. RO UA Vicepresidente Ti E Vicepresidente Y... co. yo.... Dot mo: l Secretario de acia ae Ingeniero Pedro A. sn ¿So Secretario de correspondencia. . Señor José M. Orús y Tesorero...... E A SEN Ingeniero. Juan José Carab 31 Prolesoneno Eee O. .. Ingeniero Emilio Mallo1 Bibliotecario ......... E EE Profesor José T. Ojeda / Ingeniero Eduardo Huergo E ze Doctor Claro C. Dassen pe Doctor Luciano P. J. Palet. v le Ingeniero Anecto J. Bosisio OCA NN e ) Ingeniero Benno J. Schnack Arquitecto Raúl G. Pasman Ingeniero Enrique Butty e 2 Doctor Juan BB. González A A E NS SA Señor Juan Botto dd A PE y : ei < % % A pi rio. Por mayor número de ejemplares deberán entenderse con 1 los es señores hermanos. E 24 : Pa además, derecho a la corrección de sb pruebas. o PUNTOS e PRECIOS. DB SUBSCRIPCIÓN - Local de la Sociedad, Cevallos 269, y principes Librerias | ñ - = = £ a , > a E A 5 E ES Pesos moneda nacional Por Me oa O OS ; 1.00 Pe Por año........ a o A . Número atrasado.. O A => para da socios. pe a CODES RE A LA SUBSCRIPCIÓN SE PAGA ADELANTADA / ” El local social permanece abierto de 3 á7 y de Se 412 pasado meridiano. AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 129 2 Solución diluída, 25 por ciento, de ácido sulfúrico; 3 Permanganato de potasio en solución en agua redestilada, pre- parada en tal forma, que un centímetro cúbico sea igual a 0.0001 gra- mos de oxígeno consumido activo (KMnO, = 0.3951 por mil). Debe conservarse en frasco obscuro; 4% Una solución de ácido oxálico preparada por disolución de 0.7576 gramos de ácido oxálico cristalizado y purísimo, en un litro de agua redestilada, de tal modo que un centímetro cúbico sea igual a 0.0001 de oxígeno consumido. Cada vez que se deban utilizar estas soluciones, conviene verificar si las 3 y 4 se corresponden, pues podría ocurrir que por alteración de una de ellas o de ambas, no se correspondieran y en tal caso habría el peligro de obtener resultados inexactos. Cada centímetro cúbico de la solución 3 debe ser descolorada por un centímetro cúbico de la solución 4, operando con ellas en forma análoga a la que se emplea para efectuar la determinación de la materia orgánica sobre el agua por ensayar. Esta determinación se efectúa del siguiente modo: Se mide 200 centímetros cúbicos del agua por ensayar que se introduce en un balón de boca angosta, se agrega 10 centímetros cúbicos de ácido sul- fúrico diluido y 20 centímetros cúbicos de permanganato de potasio y se hace hervir la mezcla durante diez minutos, transcurridos los cua- les se retira el balón del fuego y se deja que el contenido se enfríe hasta 60% próximamente. Cuando el agua contiene mucha materia orgánica, al operar en la forma indicada el permanganato de potasio se descolora, siendo necesario agregar nuevas cantidades, hasta que el exceso de permanganato persista; recién entonces se dejará enfriar y se agregará 20 centímetros cúbicos de ácido oxálico, o una cantidad igual a la que se ha empleado de permanganato. Luego se agrega, gota a gota, nueva cantidad de permanganato de potasio hasta que la aparición de una coloración rosa persistente nos señale el término de la reacción. Por diferencia entre el permanganato empleado y el áci- do oxálico gastado, se tiene el KMnoO, consumido por el agua. A esta cantidad se le disminuye el consumido por igual cantidad de agua redestilada, sometida a las mismas operaciones, y la diferencia indi- cará la cantidad de permanganato de potasio que ha sido necesaria para oxidar la materia orgánica en 200 centímetros cúbicos del agua que se analiza. El cálculo de oxígeno consumido se hace multiplicando por 0.0001 el número de centímetros cúbicos de permanganato empleado. Para AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXI 9 130 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA anotar el dato como permanganato gastado, hay que multiplicar el número de centímetros consumidos por 0.0003951 y calcular luego para mil centímetros cúbicos. La determinación en medio alcalino, se hace midiendo una canti- dad del agua por analizar, 200 centímetros cúbicos por ejemplo y ha- ciéndola hervir durante diez minutos en presencia de 20 centímetros cúbicos de bicarbonato de sodio (o medio centímetro cúbico de solu- ción acuosa de hidrato de sodio, 1: 2) y 20 centímetros cúbicos de permanganato de potasio. Hecho esto, se enfría a 602 y se añade 10 centímetros cúbicos de ácido sulfárico diluído y 20 centímetros cú- bicos de ácido oxálico, después de lo cual se agrega nueva cantidad de permanganato, hasta aparición de la solión rosada persistente. Se calcula como en el método anterior. Existen muchos otros procedimientos de dosificación de la ea orgánica, entre los cuales citaré el de Frankland y Armstrong que presenta la ventaja de que se puede calcular, previo análisis elemental del residuo, la relación entre carbono y nitrógeno, para deducir si la materia orgánica es de origen animal o vegetal. Este método no tiene aplicación práctica en el laboratorio, por cuanto es muy complicado y largo, aparte de que un pequeño error puede malograr la operación y hasta dar lugar a la deducción de conclusiones erróneas. Wanklyn, Chapman y Smith deducen el grado de contaminación de un agua de la cantidad de ázoe que se obtiene oxidando la mate- ria orgánica por medio del permanganato de potasio en solución al- calina, bajo la forma de amoníaco. A este ázoe le llaman ázoe albu- minoideo. Este procedimiento, bastante exacto y sencillo, no es sin embargo muy usado en la práctica diaria del análisis de agua, lo que es lástima, puesto que sus resultados son de un gran valor para el higienista, puesto que no sólo da a conocer el estado del agua en el momento en que se le analiza, sino que también puede deducirse por su me- dio, la mayor o menor aptitud para el desarrollo de los microorga- nismos. Amoníaco. — Las determinaciones cuali y cuantitativa del amo- níaco se hacen, generalmente, empleando el reactivo de Nessler, O sea el procedimiento conocido con el nombre de Frankland y Arm- strong. El amoníaco puede encontrarse en el agua anormalmente, al esta- do. libre, salino y albuminoideo. En higiene interesa mucho conocer las proporciones en que entra cada uno de ellos, principalmente el Y 1 $ id sh L y a e ¡ ñ ? AER AS ¡EA AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 131 último, cuya presencia es indicio de contaminación; los otros, libre y salino, pueden existir en un agua, en proporciones que no excedan de la de vestigios. La determinación del amoníaco libre y salino se efectúa haciendo uso de un aparato Schloesing, en cuyo matraz se introduce 100 cen- -tímetros cúbicos de agua redestilada y 2 gramos de carbonato de so- - dio puro y seco. Este líquido es sometido a la ebullición, destilando una pequeña porción con el objeto de eliminar los vestigios de amo- níaco que incidentalmente pudiera contener el agua redestilada. Hecho esto, se deja enfriar y se agrega una pequeña cantidad del agua por analizar, la que es sometida a la acción del calor, con el obje- to de destilar parte del líquido. Cuando ha destilado aproximada- mente la quinta parte del volumen del agua introducida, se detiene la operación y se deja enfriar el destilado. Este líquido se redestila recogiendo la mitad. Si se teme que haya quedado amoníaco en el balón, se continúa la destilación recogiendo el destilado en recipiente aparte, y se investi- sa el amoníaco por medio del reactivo de Nessler. Cuando se cree que la operación está terminada, se coloca 100 cen- tímetros cúbicos del líquido que ha pasado en la destilación, lleván- dolos previamente a un volumen determinado, en una probeta o tubo de Nessler, agregándole algunos centímetros del reactivo mencionado. Teniendo preparada de antemano una escala de soluciones a diversa concentración de amoníaco, es fácil, operando del mismo modo que con el agua, saber a cuál de las soluciones es comparable. Un simple cálculo dará la proporción de amoníaco existente en el agua. Es de advertir que debido a la concentración que a veces suele tener el amoníaco contenido en un agua, en vez de la coloración ama- rillo-pardusca se produce un fuerte precipitado que impide efectuar una buena comparación. En tal caso conviene diluír el agua. El reactivo de Nessler, de que hemos hablado, es una solución pre- parada del siguiente modo : Se disuelve en caliente 50 gramos de yoduro de potasio en 250 centímetros cúbicos de agua; sin dejar enfriar, se le añade una solu- ción caliente saturada de bicloruro de mercurio hasta aparición de un precipitado rojo persistente de biyoduro de mercurio, que se re- disuelve con algunas gotas de yoduro de potasio. Finalmente, se agrega 150 gramos de potasa cáustica disuelta en 350 centímetros cúbicos de agua y se completa el volumen por adición de la cantidad de agua redestilada que sea necesaria para 1000 centímetros cúbicos. 132 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Corviene conservar este reactivo al abrigo de la luz y de los agen- tes atmosféricos. Para la determinación del nitrógeno albuminoideo se utiliza el mé- todo de Wanklyn, Ohapman y Smith, que está basado en la propie- dad que tiene la materia orgánica nitrogenada, de transformar el nitrógeno en amoníaco cuando se le calienta en presencia de perman- ganato de potasio alcalino. Al residuo de la operación anterior se añade 25 o 50 centímetros cúbicos de permanganato de potasio alcalino (preparado con 8 gramos de permanganato de potasio, 200 gramos de hidrato de sodio y agua redestilada == 1000 cm?) y se destila y se verifica de igual modo que en la operación anterior. Se podría efectuar, también, dosificaciones gravimétricas, pero en la práctica no se llega nunca a tener necesidad de recurrir a estos mé- todos, por cuanto los procedimientos colorimétricos dan resultados bastante exactos. Otros detalles al respecto sería ocioso anotar. Nitritos. — Las aguas pampeanas normales no deben tener nitritos y en caso contrario a lo sumo en las proporciones de vestigios. ¡Su de- terminación cuali y cuantitativa se practica universalmente aprove- chando la propiedad que tiene el licor de Trommsdorff de dar una coloración azul, más o menos intensa, en presencia de cantidades va- riables de nitritos. Los otros procedimientos que veremos luego, no se han generalizado tanto como el de Trommsdorff, a pesar de existir entre ellos algunos muy sensibles. Para dosar los nitritos contenidos en el agua, por medio del proce- dimiento de referencia, se comienza por colocar 100 centímetros cúbi- cos del agua en estudio en una probeta de vidrio, agregando luego 2 centímetros cúbicos de reactivo de Trommsdorff y 1 centímetro cúbi- co de ácido sulfúrico al 30 por ciento. Al mismo tiempo se coloca en cada una de cuatro o cinco probetas del mismo tamaño, 100 centíme- tros cúbicos de agua destilada conteniendo de 1 a 5 centímetros cú- bicos, respectivamente, de una solución de nitrito de sodio, prepara- da en la forma que se indicará más adelante, y misma cantidad de reactivo y de ácido sulfúrico al 30 por ciento que la empleada en el caso del agua por ensayar. En estas condiciones las probetas que con- tienen las soluciones de nitrito, y del agua que se analiza si también contiene dicha impureza, tomarán coloraciones azules de intensida- des variables, alguna de las cuales será igual o semejante a la que presenta el agua. Por una simple comparación y cálculo se puede de- ducir la cantidad de nitritos, en N,O, contenida en el agua en cues- AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 133 tión. La sensibilidad del reactivo se aumenta operando a baja tempe- ratura. J. Kónig ha propuesto el empleo de un colorímetro especial, que consta de un tambor de seis caras, cada una de las cuales está recu- bierta con una cinta de papel, cuyos colores oscilan entre el celeste elaro y el azul intenso, y de una probeta dispuesta sobre un disposi- tivo especial. Como se comprende, el ensayo se hace introduciendo el agua sospechosa (100 cm?) en la probeta de referencia, así como las zantidades precedentemente expresadas de reactivos, y observando comparativamente a qué coloración del tambor corresponde la produ- cida en el agua. ; Sobre las cintas coloreadas está inscripta la cantidad de nitritos en N,O, que tienen las aguas que producen los respectivos tintes. Este método tiene el inconveniente de que reposa sobre la colora- ción de los papeles que rodean el tambor, que, como se sabe, están expuestos a descolorarse por la acción de la luz, prestándose a indu- cir en error, pues es claro que si la intensidad de color de los tipos de comparación se modifica, los resultados que se obtendrán operan- do con semejante dispositivo estarán falseados, tanto más cuanto ma- yor haya sido la transformación de los colores. El reactivo de Trommsdorff se prepara de la manera siguiente: Se disuelve 20 gramos de cloruro de cine en 100 centímetros cú- bicos de agua redestilada hirviendo y sin retirar el fuego, se agrega 4 gramos de almidón suspendido en poca agua, continuando la ebu- llición hasta que el almidón se haya disuelto, y reemplazando el agua que se evapora. Una vez límpida esta solución, se agrega nueva can- tidad de agua y dos gramos de yoduro de cadmio disuelto en 10 cen- tímetros cúbicos de agua redestilada y se completa a un litro con nueva adición de agua. La solución de nitrito de sodio de que hablamos anteriormente, debe ser preparada como sigue: se pesa 0.406 de nitrito de plata, puro y seco, y se disuelve en 500 centímetros cúbicos de agua redes- tilada. Luego, con el objeto de transformarlo en nitrito de sodio se agrega un ligero exceso de cloruro de sodio, que dará lugar a la pre- cipitación de cloruro de plata, que se separa por filtración. Termina- da ésta, se completa el volumen a 1000 centímetros cúbicos con agua redestilada, y se tendría preparada la solución de nitrito de sodio, cuyo título será: 1 centímetro cúbico = 0.00001 de N,O.. La exactitud del procedimiento enunciado se resiente algo, cuando los nitritos contenidos en el agua que se ensaya están en proporción 134 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA elevada; por eso convendrá diluírla de tal modo que dicha impureza se aproxime a la cantidad de 0.0001 a 0.0004 de N,O, por mil. Según muchos autores no es éste el único inconveniente que puede presentar el procedimiento de Trommsdorff. Parece que la coloración azul no es característica y que puede ser originada por el oxígeno disuelto y hasta se ha dicho, por las sales de hierro contenidas en el agua. Esta última objeción, según Salzmann, carece de valor, por cuanto resulta que para que las sales de hierro tengan influencia desfavora- ble, necesitan estar en proporciones tan elevadas que darían una in- tensa coloración al agua. La materia orgánica, en cantidad sensible, constituye también un inconveniente para el buen resultado del pro- cedimiento. Preusse y Tiemann proponen el empleo de la metafenilenediami- na, que es de una sensibilidad mayor que el reactivo anterior. La operación se lleva a cabo agregando a 100 centímetros cúbicos del agua que se ensaya, un centímetro cúbico de la solución de metafeni- lenediamina y otro centímetro de ácido sulfúrico concentrado. Si se observa que en vez de coloración amarilla se produce una coloración rojiza, será conveniente diluír el agua y repetir la operación. Otro procedimiento, de Feldhaus y Kubel está basado en la oxida- ción producida por el permanganato de potasio, que transforma el ácido nitroso en nítrico. No es exacto sino con mucho ácido ni- Lroso. Fuera de uso estarían los métodos de Longi, que por medio de la urea descompone el ácido nitroso en agua y nitrógeno; el de Ormandy y Cohen, con el par aluminio-mercurio (N,O, + N,O,) y otros cuya enunciación omito. Nitratos. — Con motivo de la contaminación se suele encontrar, con alguna frecuencia, apreciables cantidades de nitratos en las aguas pampeanas procedentes de perforaciones practicadas en regiones donde existen núcleos importantes de población. Un caso típico de contaminación se nos presenta en (Quilmes, donde en un radio deter- minado, no se encuentra una sola muestra de agua que contenga me- nos de 0.10 de nitratos en N¿0, por mil, llegando en algunas muestras hasta 0.27 y a veces más, por mil. La región a que me refiero consti- tuyó, en época no muy lejana, el cementerio de dicho pueblo, que la civilización arrasó, transportándolo a un paraje más apartado, y cons- truyendo sobre los despojos de los caídos, los cimientos de un consi- derable número de edificios, cuyos propietarios o inquilinos hanse PI AN - NE qui A AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 143 de ser relativamente ricas en bicarbonatos (alcalinidad), son en otras provincias, sobre todo en las napas que corresponden a antiguos ríos desecados, o esteros, lagos, etec., que han sufrido las consecuencias de la evaporación, excesivamente pobres en carbonatos y bicarbona- tos, al punto de acusar una alcalinidad generalmente mucho menor que la que tienen las aguas de escaso residuo mineral; mientras que la dureza, que para estas es mínima, en las fuertemente mineraliza- das llega a cifras sumamente elevadas, de tal modo que la relación alcalinidad-dureza en grados equivalentes, que para las aguas pampea- nas pobres en contenido mineral, de la provincia de Buenos Aires, se expresa, con rarísimas excepciones, por la desigualdad: A >> D(A = alcalinidad; D = dureza), se transforma en el caso de las aguas de abundante residuo a que hacemos referencia, en A < D, completa- mente inversa a la desigualdad anterior. En pocos casos se ha observado en ambas la relación A = D, mientras que se puede dar como una regla casi general, que para las aguas pampeanas muy ricas en materias minerales, la relación entre alcalinidad y dureza obedece a la desigualdad A < D, que sería para ellas, una característi- ca; otro carácter típico de este grupo de aguas es su pobreza en sílice, que contrasta con la abundancia de otras substancias minerales. Estas aguas no tienen aplicación en la alimentación ni industrial- mente, en vista de la elevada cantidad de elementos minerales que contienen. Hasta ahora nos hemos referido, al describir la composición quími- ca de esta clase de aguas, a aquellas que tienen origen pluvial o en antiguos cauces de ríos. Debo hacer notar que, expresamente, no he tratado sino en forma somera las de origen superficial, cuya composi- ción, sabemos, depende de las regiones que recorre. Sin embargo, no está demás decir que, como en el caso de las primeras, estas aguas al ser absorbidas por el suelo y llegar a la capa terrestre, de compo- sición pampeana, tendrán una composición que dependerá de su com- posición primitiva, de la calidad y potencia del terreno por donde atraviesan y de la calidad y extensión de la superficie previamente re- corrida. De manera que en las aguas pampeanas de procedencia su- perficial (ríos, ALrOYOS, lagunas) la composición estará sujeta a las mismas circunstancias que las provenientes de lluvias. Igual cosa puede decirse de las aguas marinas o saladas, que se infiltran en la masa terrestre y le comunican al agua del pampeano una composición especial. Mientras ocupaba el cargo que he mencionado en la Dirección de 144 . (ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA salubridad de la provincia de Buenos Aires, tuve ocasión de efectuar numerosos estudios de aguas del subsueio, de las cuales la mayoría era de procedencia pampeana; y ha sido entonces que he podido apreciar las variaciones a que está sujeta la napa de agua, principal- mente cuando atraviesa terrenos ricos en constituyentes solubles. Durante ese tiempo hice algunas publicaciones en los Anales de la Dirección de salubridad con respecto a las aguas de la provincia, haciendo resaltar la composición de las correspondientes al subsuelo de cada pueblo cabeza de partido y señalando la conveniencia de dividir la provincia de Buenos Aires en zonas, de acuerdo con el tipo de agua que en ellas existiera. Muchos de esos análisis han sido efectuados con el solo fin de cono- cer sus caracteres de potabilidad, de manera que en los datos que se practicaban no figuran algunos de los elementos, que, por otra parte, no eran necesarios para deducir su clasificación desde el punto de vista de su aplicación en la alimentación. En los cuadros que figuran a continuación, se ha colocado algunos de los análisis de aguas de procedencia pampeana efectuados por el que subscribe; otros que he transcripto de un trabajo que acaba de publicar el doctor Atilio A. Bado (1), algunos que a indicación del ingeniero señor Hermitte me ha facilitado el geólogo de la división de geología y minas, doctor Nágera, y unos pocos (San Fernando) de la Dirección del mapa topográfico geológico de la provincia de Buenos Aires. (1) Anales de la Sociedad cientifica argentina, tomo LXXIX, página 166. 145 y AGUAS DE LA FORMACION PAMPEANA a — _— _QR (qDHÍRÍQRTOo Dg gg qQPEEE CES e 60000 98000 818L*0 0200"0 S/N “A 0 06800 “9]e ST opidurT vIOpouT BIO[ODdU] O09MBIBIL) 6 S0T00 "0 c6v00"0 09990 00T0"0 68800 0 0 0€50"0 *9]2 ST OpriduT vI0 pour eIO0[09UT UN10N 8 220000 808000 00060 95800 L910"0 0) 0 L901T*0 “o1e ST opidury vI0Opoa] BIO]09U[ 1199580) L v000*0 91000 9100*0 v900*0 0938*0 0986*0 09800 A PTIO"0 "A SN 0 0 0 p8560"0 T9PO0"0 *9]8 ST | :o]e ST opidurT | opidury BIOPOUT | PIOPOUT BIO[09UT[ | YIOJODQUT O XNBOJIe (Y 9 g L000*0 8600*0 0691 "T 0PsT"0 0886" 0 0 0 L880"0 “o]e Su] opidurrT BI0pouT eIO[O0UT SB[9n UB) v $000*0 Gr00*0 0Pv6*0 03800 0S2T"0 YN 0 $090" 0 “978 *SvT opidurT BIOPOUT v.IO[O9UT Se]onue() 6 90000 v600*0 0919"0 06000 87800 0 0 cvTO0"0 978 *SrT opidurrT BIOPOUT e.O[ODUT OLA JUUO]OJIB HL la 10000 70000 09950 OPTO"0 00800 0 0 LLT10"0 “078 "ST opidwurT BIOPOUT BIO[ODUT 9nS0Ipy T (ITA 104 SOLVA) SHUIV SONANA HA VIONIAONA OUOSIXO U9 BOLUBÍIO BIIOJLIA "QUAD US BOTURÍIO PLLOIBIN 22220 o0TT € OpIT9S ONPISAY “23 00LIMÍOS OPLIPIGUY 2022277 0911JU OPLIPIquy test *0S01J1U OPIIPIUYy cererra ra OOBUOUIY ceroros +. +++ *[( u0 SOMIO]O Drrrrrrea ro OTOORON ROO UN cr OO cerro OJO) 10 ARG. — T. LXXXI SOC. CIENT. AN. za ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA 146 TTOO* 0 vr00"0 090P"0 YN GrvrO"0 “9]e ST oprdurT BIOPOUuT BIO]O09UT uUJun SI 50000 03000 0500"0 0806 0 0800" T CA 09300 LSTO"0: vo50'0 09100 19800 0 0 0 0 (0) 0 ELTT*O0 LOGT"0 GLTT"0 918 ST] | :o7e Sr] | cope :SrT opidurT] | opidury | opidury BI0POU] | BIOPOU[ | vIOPouT BI0][09U[ | BIOJO9UI | YLO[ODUT 20000 <000*0 0500*0 0866"0 u9poriAong | uopextAong| uopoxideng EACNCI) [LIQUID [B1LQUuoL) LT 91 Sr 870000 661000 0082*0 $760"0 | 07300 G8v0"0 | 8P33'0 0 0) 0 0 $T80"0 | 89900 “9]e Sr] | :o]e Sr] 109 ANTI] opidurry BI0pOU[ | BIOPou[ BIOJO9U[ | BIO[O)UT 90000 vG00"*0 06T6"0 B[9IBA OTDU9LOT A sI Sia) PT 60000 98000 0035*0 29000 9831 "0 0 0 09T0*0 918 :SrT opidurT eIOpouT *IO[09UT OJUOTULIBS [9UOO() ar 0100*0 0700*0 08930 ELTO*0 LGTO*0 0 0 T200*0 “978 *st”T opiduT BIOPpouTI EXLOTODUT OJUOLULIES J9UOLO() Tr 60000 ****QUOSIXO UN BOJUBIIO BLIOJEN 98000 AS "OUNAM u9 TOJUBS LO TII9IBIA 98980 22220 o0TT OP![9S ONPpIS9Y $800*0 235075 O9LIMA[OS OpLIpquy v8L0"0 $ * ++ 001431 OPIIPIYUY Bo : "337557 0801JTU OPLIPIQUY 957P0"0 ****[9 U9 sono]; 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Qe u9 1e90 — O) Us equeuemuled — *Qt9 Ue erietoduroy ezoma ess +++) S]" US OISQUSPIA o 005 939) 11) OM) *** O9LIDF[OS OPIIPIYUY Lerma rr O OO SOIJ9U1 U9 PYPIPUNJOIJ (qu od sopn(T) sopoprpunfoud sous vo » uomorofiod vusuu DUN 9pP SDALSIMJT (SHHITY SONHAL HA VIONIAO Hd) OUNVNAHA NVS 150 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA PRIMERA PERFORACIÓN EN VILLA ALBERDI (TUCUMÁN) DEPARTAMENTO DE RÍO CHICO (TALAMUYA). DATOS POR MIL 52 155-162 Incolora | Incolora | Incolora | Incolora Inodora | Inodora | Inodora | Inodora Insípido | Insípido | Insípido | Insípido Aspecto Transp. | Transp. ¡Lig. turb.| Opalino Reacción tornasol en frío Alcalina | Alcalina | Alcalina | Alcalina — fenolftaleína en frío.... — = =— Ácida — fenolftaleína en caliente. — .-— Alcalina Materia en suspensión v. v Poca cant. Materia org. en oxígeno, sol. ale. = 0.0023 = Resíduo a 1102 C 0.371 0.367 0.415 .4800 — a 1809 C 0.295 0.339 0.382 » = rojo débil 0.196 0.279 0.345 .4360 Alcalinidad en H,SO, — = =— .1666 Cloruros en NaCl 0.021C1| 0.043C1| 0.018C1 .0780 Sulfatos en SO, 0.043 0.062 0.042 .1234 Sílice en SiO, 0.057 0.032 .0460 Hierro y aluminio Fe,O,, A1,O,..| 0.029 0.005 0 Calcio en CaO 0.058 0.054 .0190 Magnesio en MgO 0.025 0.011 .0435 Anhídrido carbónico en CO 0.1060 0.066 .1496 Nitritos en N,O, — 0 Contiene Nitratos en N,0O,....... A NN 0.0002 0.003 v. Substancia amoniacal en NH,.... v. : No tiene Dureza total en grados Fr 14.25 — permanente en grados Fr. 2.25 — temporaria en grados Fr.. 12 AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 151 PRIMERA PERFORACIÓN EN VILLA ALBERDI (TUCUMÁN) DEPARTAMENTO DE RÍO CHICO (TALAMUYA) DATOS POR MIL 394.5 Incolora Incolora Incolora Inodora Inodora Inodora ] Insípido Agradable | Agradable Aspecto Turbio Turbio Turbio Reacción tornasol en frío Débil alce. Alcalina Alcalina — Neutra Débil alce. — = Neutra Alcalina — Materias en suspensión R. cantidad Escasa Escasa Materia orgánica en oxígeno, sol. ale... — — 0.0003 Residuo a 1109C .4680 . 4960 .4280 =— adls0C 4680 .4760 |. .4240 — rojo débil .4300 4640 .4120 Alcalinidad en H,SO, .0686 .1519 .0980 Cloruros en NaCl .1026 .0710 .0643 Sulfatos en SO, .1474 .1003 .1063 Sílice en Si,O .0400 .0220 .0300 Hierro y aluminio en Fe,O,AlO.,..... .0240 .0040 0 Calcio en CaO .0066 .0098 .0082 Magnesio en MgO .0116 .0057 0 Anhídrido carbónico en CO, 0.0616 0.1364 .0880 Nitritos en N,O, Contiene Contiene vn Nútaios Cu Oo ooo OO No contiene v. Substancia amoniacal en NH, No contiene | No contiene Dureza total en grados Fr 2 2 DI IDA A A SO DOAD A A Se.*e. 6866 — ¡permanente en grados Fr : ES 2 — temporaria en grados Fr 0.5 0 152 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA SEGUNDA PERFORACIÓN EN SAN PEDRO (SANTIAGO DEL ESTERO) PLAZA PÚBLICA (DATOS POR MIL) ja ga hi 42 106.5 155.3 |210.5-216.5 Incolora | Incolora | Incolora | Incolora » » » Lig. turbia Inodora | Inodora | Inodora Inodora Algodulce|Agradable|M. 1. sal. Lig. salino Alcalina | Alcalina | Alcalina | Alcalina Lig. ácida] Ácida Ácida Ácida — fenolftaleína caliente..| Alcalina | Alcalina | Alealina | Alcalina Materias susp. total . cant. |Pocacant.| vestigios Materia orgánica oxíg. sol. ale. — — = .2960 0.6800 . 1100 » 0.6756 .6450 — rojo débil .8780 0.5700 .5600 Alcalinidad en H,SO, .2744 0.2058 .1960 Cloruros en NaCl .2018 0.0120 .1480 Sulfatos en SO, .2003 — .1372 Sílice en SiO, .1680 0.0095 .0500 Fe y Al en Fe,O,, ALO, .0280 0.0012 .0600 Calcio en CaO .0478 0.0601 0775 Magnesio en Mg0O .0130 0.0072 .0109 Anhídrido carbónico CO, — 0.1848 .1760 Nitritos en N,O, Contiene | No cont. | No cont. Nitratos en N,O, No cont. | No cont. v. Substancia amoniacal NH, o No cont. | No cont. Dureza total en grados Fr 16 17.5 e. .2.+.?p095066 SO e SISSI ISSO — permanente en grados Fr. — temporaria en grados Fr. AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 153 SEGUNDA PERFORACIÓN EN SAN PEDRO (SANTIAGO DEL ESTERO) PLAZA PÚBLICA (DATOS POR MIL) ya 241.3-244 407 Incolora | Amarilla | Incolora | Incolora Inodora | Inodora | Inodora | Inodora Agradable| Insípida |Algodulce| Insípida Aspecto Lig. turb.¡M. turbia Turbia |Deb. turb. Reacción tornasol en frío Alcalina | Alcalina | Alcalina | Alcalina -- fenolftaleína frío Ácida Alcalina |Lig. alcal.| Neutra — fenolftaleína caliente...| Alcalina | Alcalina | Alcalina | Neutra Materia orgánica oxíg., sol. alc.. 0.0010 0.0016 0.0004 Materias suspensión total Bast. R. cant. |M. escasas Residuo a 1109 C 7920 .5260 7080 7640 .4520 .6720 | .6700 5980 .5880 .2058 .1568 .1127 .1462 .3741 .4794 .1660 . 4094 4972 .0460 .0080 .1020 .0120 .0360 .0130 | .0519 .1137 .0865 Magnesio en MgO .0101 .0348 .0254 Anhídrido carbónico CO, .1848 .1408 .1012 Nitritos en N,O, o 0 0 Nitratos en N,O, .0005 o .0080 Substancia amoniacal NH, 0 Dureza total en grados Fr — ¡permanente en grados Fr. — temporaria en grados Fr.. — rojo débil Alcalinidad en H,SO, Cloruros en NaCl Sulfatos en SO, Sílice en SiO, Fe y Al en Fe,O,, ALO, Calcio en CaO se. eeses.|.*sseme se. .ese.esessese S0oeseess es ap ooo ooooorras 154 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA PRIMERA PERFORACIÓN EN SALAS (CÓRDOBA) ESTACIÓN LA LUCHA (DATOS POR MIL) Ya 2.15 107.20 | 356-359 | 424-426 Verdosa | Incolora | Amarilla | Amarilla AH,S Inodora | Inodora | Inodora D. salado| Salino Salado Salado Aspecto Turbio Turbio Turbio Turbio Reacción tornasol en frío Alcalina | Alcalina | Alcalina | Alcalina — Alcalina | Alcalina | Alcalina | Alcalina — fenolftaleína caliente...| D. alcal. | Alcalina | Alcalina | Alcalina Materias en suspensión total P. abund.| Abund. Abund. | B. cant. Materia orgánica oxíg., sol. alc.. — — .0098 Residuo a 1109C l ; .2000 | 12.0560 .4200 .9960 | 11.7840 .0120 — rojo débil : .7880 .3280 .4920 Acad don SO E .4018 .-1764 .1960 Cloruros en NaCl ; 2.1232 .0840 .8612 Sulfatos en SO, .3675 .8928 5592 Sílice en Si0, : .0680 .0320 .1440 Fe y Al en Fe,O,, ALO, , .0720 .0080 .0160 Calcio en CaO : 1465 1647 .0432 Magnesio en MgO : .1323 .2029 .0362 .1584 .1760 Vo 0 Anhídrido carbónico en CO, o .3608 v. 0 Nitritos en N,O, 0 0 Sales amoniacales en NH, 0 v. Contiene 0 0 0 pa pe ocoooonao Nitratos en NO: + de 100 | + de 100 + de 100 » Dureza total en grados Fr — permanente en grados Fr. — temporaria en grados Fr.. AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 155 PRIMERA PERFORACIÓN EN REAL SAYANA (SANTIAGO DEL ESTERO) DATOS Aspecto Reacción tornasol en frío — fenolftaleína caliente.... Materias en suspensión total Materia orgánica oxíg., sol. alc... Residuo a 1109 C — rojo débil Alcalinidad en H,SO, Cloruros en NaCl Sulfatos en SO, Sílice en SiO, Fe y Al en Fe,O,, ALO, Calcio en CaO Magnesio en Mg0 Anhídrido carbónico en CO, Nitritos en N,O, aos an ooo oboe do eS Sales amoniacales, en NH, Dureza total en grados Fr — permanente en grados Fr.. — temporaria en grados Fr.. POR MIL Ja 10.20-10.40 Incolora Inodora M. amarga Turbio . Alcalina Alcalina M. D. ale. Escasa 0.0017 .9000 .6000 0600 .5782 1638 .4704 .2000 0960 .9262 4525 .5192 v. No tiene v. + de 100 » » ga 57-85 Deb. amarilla Inodora Sal. amarga Turbio Alcalina Alcalina M. D. alc. Poca .0027 .0400 .0400 64.00 -3038 .2464 0239 .1400 .1200 .0424 .2179 2728 V. No tiene v. + de 100 + de 100 » 1536-1537.90 Amarillo rojo Tnodora Salada Turbio Alcalina Alcalina Neutra Bastante .5200 .4000 .3200 .4100 .2290 .3698 .0920 -0 .0440 .7968 .3608 0) No tiene Contiene + de 100 156 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA SEGUNDA PERFORACIÓN EN REAL SAYANA (SANTIAGO DEL ESTERO) (DATOS POR MIL) INEYUÉN> doo pon do ooo doo odo boo oo ga Profundidad en metros 172.5-173.5 187 198.53-199.3 | Rojiza Amarilio rojo|Amarillo rojo Inodora Inodora Inodora Salada Salada Muy salada Aspecto Turbio Muy turbia | Muy turbia Reacción tornasol en frío Alcalina Alcalina Alcalina —= fenolftaleína frío Neutra Alcalina [|Deb. alcalina — fenolftaleína caliente ....| Alcalina Alcalina Alcalina Materias en suspensión total Muy abund. | Muy abund. ¡M uy abund. Materia orgánica oxíg., sol. ale... = = — Residuo a 1109 C 73.9680 .0800 .8800 73.8720 . 7600 .1500 =— rojo débil .1800 .3700 Alcalinidad en H,SO,....o.oooooo... : .1812 .3038 Cloruros en NaCl , .8019 .4338 ISE En 0.0 0 an ooo soon oo ; 6255 1572 Sílice en SiO, : .0130 .0140 Fe y Al en Fe,O,A1,0, : V. Ne Calcio en CaO , 1.3403 1.3452 Magnesio en Mg0 S 2.4302 1.6161 | Anhídrido carbónico en CO, : 0.1628 0.2728 NEO MENO a: : v. v. Nitratos en N,O, SN: > 0.0 0.0. Sales amoniacales en NH, Contiene v. mi Dureza total en grados Fr + de 100 + de 100 + de 100 — permanente en grados Fr ..| + de 100 + de 100 + de 100 — temporaria en grados Fr... » » » AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA MO PRIMERA PERFORACIÓN EN ORDÓNEZ (CÓRDOBA). CAMPO GENERAL PAZ DATOS POR MIL ga ga Ja ¿a 8-14 37-39 38 158 191-193 Incolora | Incolora | Incolora | Incolora | Incolora Inodora | Inodora | Inodora | Inodora | Inodora A H,S Salino Salino Salino Salino Aspecto => = == E Reacción tornasol en frío Alcalina | Alcalina | Alcalina | Alcalina | Alcalina — fenolftaleína en frío..| Alcalina » » » — fenolftaleína en cal..| Lig. ale. » » » Materias en suspensión total .| Regular | Poca | Regular | Regular| Poca Materia org. en oxíg., sol. alc. = = ME — = Residuo a 110% C 16.5540|16.752 |36.4400 | 19.2400 | 15.2200 — al8s0oC = = — rojo débil .9140|16.1740|20.8900'| 18.4400 Alcalinidad en H,SO, .3430| 0.3920| 0.4900| 0.4312 Cloruros en NaCl .3631 .9030 .2000 .0000 Sulfatos SO, .4837 .5063 .2339 .8602 Sílice en SiO, .0560 .0720 .0800 .1340 Fe y Al en Fe,0O,, Al,O, .0220 .0240 .0480 . 1800 Calcio en CaO .1446 .1566 2975 .3988 Magnesio en MgO.. .2964 3992 5951 .6625 Anhídrido carbónico en CO,.. .3080| 0.3520 . 4400 .35872 Nitritos en N,O, 0 Contiene [Contiene [Contiene Nibratos ten NO... oo 0 » » Sales amoniacales en NH,.... - Contiene » » Dureza total en grados Fr... 90 110 |+de150|+ de 100 — permanente en gr. Fr. 10 — temporaria en gr. Fr.. .1500 .3430 .6576 .5994 .1700 .2360 .1607 .3037 .5080 pl pa SIS ISSO IS 158 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA PRIMERA PERFORACIÓN EN OMBUCTA (PROVINCIA DE BUENOS AIRES) ESTANCIA LA VERDE ERIN (DATOS POR MIL) Aspecto Reacción tornasol en frío fenolftaleína frío fenolftaleína caliente... Materias en suspensión total..... Materia orgánica oxíg., sol. alc.. Residuo a 1102 C = a1800C rojo débil Alcalinidad en H,SO, Cloruros en NaCl Sobicios On 0... 0Donovobononags Sílice en SiO, Fe y Al en Fe,O,, A1,0 Calcio en CaO Magnesio en MgO Anmbhídrido carbónico en CO, ..... Nitritos en N,O, Nitratos en N¿O,....ooooo.o oo... gro... +. Sales amoniacales en NH, Dureza total en grados Fr — permanente en grados Fr. — temporaria en grados Fr.. 10-17 Incolora 304.50 Incolora Inodora Salado Turbio D. alcal. D. ácida Alcalina | Alcalina R. cant. | R. cant. 15.9400 14.4800 13.7080 0.1372 9.6258 .0409 2.1644 .0540 0.0780 .0320 — 0976 0.5216 .0159 0.8168 .9712 .1452 0.1232 .0880 0 0 v. 0 0 0) + de 100 | + de 100 | + de 100 + de 100 568-570 Am. rojo Inodora Salado Inodora Alcalina Alcalina Neutra Neutra Alcalina . cant. .0056 6560 .8320 .9920 .0980 .4610 .1684 .0680 .0640 . 4222 .1617 .2851 847 Incolora TInodora Net. sal. M. turbio|Lig. turb. Alcalina Alcalina Alcalina Escasa 0.0011 4.4880 4.2640 4.2080 0.3528 3.4608 0.2112 0.0200 v. 0.0214 0.0159 0.3168 0 0 Contiene WES 3.5 4. AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 159 PRIMERA PERFORACIÓN KILÓMETRO 815 (MENDOZA) (DATOS POR MIL) 9a ga 495.5 568-570 Incolora |Amarillo rojo|Amarillo rojo Inodora A kerosene Inodora Amargo Amargo Aspecto = Muy turbio | Muy turbio Reacción tornasol en frío Alcalina Alcalina |Déb. alcalina — fenolftaleína en frío Ácida Déb. alcalina, Neutra — fenolftaleína en caliente..| Alcalina Alcalina ¡|Déb. alcalina Materias en suspensión total y Muy abund. | Abundante Materia orgánica oxíg., sol. alc.... — = Residuo a 110% C .9520 .55920 =— al18s0C . 7960 .8880 — rojo débil -9600 5440 Alcalinidad en H,SO, .0784 0784 Cloruros en NaCl .6784 .3040 Sulfatos en SO, .3101 .1862 Sílice en SiO, .0040 .0200 Fe y Al en Fe,O,, ALO, .0080 .0060 Calcio en CaO .0580 .3240 Magnesio en MgO .2609 .6364 Anhídrido carbónico en CO, .0704 0704 Nitritos en N,O, 0 Mirate cm Deo ooo boo opos boo 0 Sales amoniacales en NH, 0 Dureza total en grados Fr + de 100 + de 100 — permanente en grados Fr... — + de 100 — temporaria en grados Fr... — + de 100 MS ASA IN, O ES) 160 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA GENERAL LEVALLE (CÓRDOBA), PLAZA PÚBLICA (DATOS POR MIL) Aspecto Reacción tornasol en frío fenolftaleína en frío.... fenolftaleína en cal..... Materias en suspensión total.... Materia org. en oxígeno, sol. ale. Residuo a 110% C a 1809 C rojo débil Alcalinidad en H,SO,........... Cloruros en NaCl Sulitaos en O..00o0ocousonosooo Súlleo cm 210,000.09 000onJponsas Hey O AO Calcio en CaO Magnesio en Mg0 Anhídrido carbónico en CO, : NMistvos En NM Ozoocoooovoonoooos Mrs ca 1 O.oooovsooovocone Sales amoniacales en NH, Dureza total en grados Fr permanente en grados Fr.. temporaria en grados Fr.. 5.46 Inodora Agradable Turbio M. D. aic. Neutra Alcalina da 175.30 Incolora Inodora Salino . Turbio Alcalina » > R. cant. .0008 .8940 8960 .6680 .4263 .0180 .8448 1240 0060 3090 .1624 0.3828 Contiene Contiene Se .8SS52R5eX3I3S> 3a 193.4 Incolora Ja 517.90 Am. rojo Inodora D. salino | D. salino Turbio | M. turbio Alcalina |Débil alce. » Neutra » Alcalina Bastante | B. cant. 0.0009 0034 7.0460 .3720 6.9300 .3240 6.7320 .0880 0.3528 .1176 3.2158 .8415 1.7316 .4202 0.0420 04.00 .0030 .0559 Inodora v. 0.3189 0.1036 0949 0.3168 .1056 0 0 0.0036 0 Vo Contiene +de 100 | + de 200 23 + de 100 So) IIS e e en e AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 161 CUARTA PERFORACIÓN EN GUALEGUAY (ENTRE RÍOS) MUNICIPALIDAD (DATOS POR MIL) 88 89 90 91 92 NODD oct 000 ao bro o 22 32 ya ya 62 Profundidad en metros ..... 28-40 62-93 iS 127 137 Color eos IO NDS Incolora | Incolora | Incolora | Incolora | Incolora OI As loe Le Roads se Inodora | Inodora | Inodora | Inodora | Inodora SEÚDDIPS o o ouciela ooo O OI pIOlEso Agrad. | Agrad. |[M.1. sal.| Agrad. | A. sal. AGTOUIO ss 00oo0con ooo sono OS — — — Límpido|A. turbia Reacción tornasol en frío ...|Alcalina | Alcalina | Alcalina | Alcalina | Alcalina — fenolftaleína en frío| Acida Acida Acida |D. alcal.|M.d.alc. =— fenolftal. caliente..|Lig. alc.| Alcalina | Alcalina | Alcalina | Alcalina RE AO O 0.5360 | 0.5000 | 1.2500 | 1.3520 | 1.9800 — LADA = 0.4400 | 1.2400 | 1.3360 | 1.9300 — OJO Amis. .o cea 0.4220 | 0.4000 | 1.2200 | 1.2680 | 1.8500 Alcalinidad en H,SO,....... 0.3528 | 0.3430 | 0.2450 | 0.2556 | 0.1372 Cloruro siena CI 0.0425 | 0.0400 | 0.8051 | 0.8704 | 1.1420 Sula osea Odo ls a 0.0240 | 0.1234 | 0.1440 | 0.2112 | 0.2400 Sie Ea 00 000500006040 0.0300 | 0.1600 | 0.0960 | 0.0600 | 0.0080 HENO ALO a 0.0280 v. 0.0080 | 0.0240 | 0.0100 Cillelo em Cao ss ue be oelea ee 0.0808 | 0.1442 | 0.0906 ' 0.0923 | 0.0783 Magnesio en Mg0O.......... 0.0565 | 0.0072 | 0.1051 | 0.0500 | 0.0143 Anhídrido carbónico en CO,.| 0.3168 | 0.3080 | 0.2200 | 0.1936 | 0.1232 INAURILOEMO Contiene | R. cant. 0 lp a 0 Nitratos en NO, 0. ...... 0 v. 0 0 0 Sales amoniacales en NH.... 0 0 0 Jo Vo 0 Dureza total en grados Fr... 45 27.5 30 34 30 — perm.en grados Fr.. 37 15.0 20 20 14 — temp. en grados Fr.. 8 12 10 14 16 AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXI 11 0081000 z ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA BUI[ toy "989 ÁNTA BuL[to[y BUL[eo[ y opridurT] | opidwurT 9]ABPLIS y opidu1T opidau1T [(BPRAIS y [9]QYPRLI3 y opridwrT 9]QBPLIS y | O[(YPLIS y 9[APPLISY| *9P “TUS (9[QBPLIS y 4 BIOJO9UT[ | VIO[O9UL | PIO[ODUI | BIOJO9UT | BIOJO9UI] | YLO[O9UT | YLOJO9UT | 1IO[ODUT 162 eulL[eo]e ... +. +. (TIN HOA SOLVA) SAUTV SONANA HA AVANIO U0IINTOS “OUIJLXO UY BOLUBIIO BLIOILIA css QUAD 1 PLOJUBIIO PLE coso PQÍN YO SOJLIJEN **IJ SOPRIS U9 erivtoduoy *** Is SOPeaS uo . . . coo «+ QÉN UD SOJLIJEN “HN Ud S9[BOBIUOWL SO[ES Lares s + [o UO SOMIO[O Leo) ¿EQ Y ONPISOH “1H SOPAS UN 9uSURBUIILOd 18909 BZ0IN(T ****UQIDO0BIMH OJU9UUIPOS **"oy0o0dsy ==" JOBS “== J010 ==" “JOJO() ..... eden AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 163 TERCERA PARTE APLICACIÓN DE LAS AGUAS PAMPEANAS. POTABILIDAD DE DI- CHAS AGUAS. EL AGUA PAMPEANA EN LA VEGETACIÓN. EL AGUA PAMPEANA EN LA ALIMENTACIÓN DEL GANADO. EL AGUA PAMPEANA EN LA INDUSTRIA. CAPÍTULO I POTABILIDAD DE LAS AGUAS PAMPEANAS ACCIÓN, SOBRE EL ORGANISMO, DE LAS SALES CONTENIDAS EN EL AGUA No existiendo un límite preciso entre lo que se entiende por aguas potable o no potable, es sumamente difícil dar a las aguas pampea- nas, una u otra clasificación. Es necesario, antes, definir con precisión lo que vamos a entender por aguas potables, para tener material con qué efectuar una clasificación de las aguas en ese sentido. No podemos tomar como base los límites de potabilidad de las aguas europeas, por cuanto la composición de nuestro suelo no es se- mejante a la general de los países extranjeros y si se pretendiera ha- cerlo, es seguro que habría que considerar como no potables a la mayoría de nuestras aguas, muchas de las cuales, sabemos, son con- sideradas aquí como excelentes. para el consumo. Sin ir más lejos, tén- ase como ejemplos, las aguas de La Plata y San Nicolás, donde hay un determinado número de pozos que proveen de agua corriente a po- blaciones importantes. Estas aguas, cuyos análisis revelan presencia de un residuo sólido mayor que 0%50 por mil, límite máximo general- mente admitido para las aguas de Europa, serían, probablemente re- chazadas allá, o consideradas como de calidad muy mediocre. Pues bien, las aguas de las ciudades de La Plata y San Nicolás son, para nosotros, líquidos de excelente calidad y están conceptuadas como de las mejores aguas subterráneas de la provincia de Buenos Aires, por no decir del país entero. Como éstas, podríase citar muchas de seme- jante composición, que no entran dentro de los límites extranjeros y 164 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA que constituyen, sin duda alguna, elementos preciosos para nuestra alimentación. Sin embargo, yendo al fondo de la razón higiénica que autoriza: a nosotros a observar una cierta tolerancia, y a los higienistas de otros países a reducir dicko margen, creo necesario decir que en realidad : o son demasiado exigentes allá, o somos muy tolerantes aquí, puesto que siendo un producto que tiene las mismas aplicaciones en todas partes, sería natural que lo que es bueno aquí, no sea malo allá; quie- ro decir que, bien entendido el problema, toda agua, cualquiera sea su procedencia, debería ser buena o mala en todas las partes del mundo. Pero lo que ocurre es lo siguiente: hay muchas regiones, don- de la generalidad de las aguas tienen en disolución cantidades redu- cidas de sales minerales, y como está probado que la ingestión de sales minerales en abundancia, sobre todo de calcio y de magnesio, es de cierta nocividad para el organismo, se ha limitado el uso de ciertas aguas y se acepta sólo el de aquellas que contengan cantida- des consideradas como innocuas y hasta favorables al organismo, al cual facilitan un poco de elemento mineral que es, sin duda, impor- tante asimilar. En cambio, en nuestro país, salvo una que otra población abaste- cida.por agua de río (capital federal y capitales de provincias, ete.), las restantes no tienen otros medios de provisión que el agua de po- ZO, y ya sabemos que en muchísimas regiones ella deja mucho que desear. Es natural que aquí donde no se tienen, sino por excepción, aguas subterráneas pobres en contenido mineral, las que contienen de 0250 a 0560 por litro sean conceptuadas como aguas de excelente calidad. Basado en lo que antecede, diré que no es posible, en este país, señalar límites de potabilidad muy estrechos para las aguas subte- rráneas, siendo necesario apartarse, a veces bastante, de los admiti- dos por los autores europeos. Las aguas pampeanas, como se ha dicho oportunamente, carecen de uniformidad en la composición, pero, por lo general, hasta las me- jores de entre ellas son algo mineralizadas, sobre todo, si se las com- para con las aguas potables europeas. Sin embargo, puede afirmarse que el tipo menos mineralizado reune condiciones excelentes para su uso como alimento, siendo, por tanto, aguas que aquí se clasifica de potables. El tipo fuertemente mineralizado presenta dificultad para su clasificación, pues ella no debe hacerse ya teniendo en cuenta so- lamente el residuo, sino que conviene, a mi juicio, hacerse en calidad AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 165 de sus constituyentes, porque no cabe duda de que un agua que con- tenga un residuo algo elevado, pero que está constituído principal- mente por cloruro de sodio y tiene pocas sales de calcio y de magne- sio no debe ser clasificada del mismo modo que otra con igual cantidad de residuo, pero constituído en su mayor parte por sulfatos de calcio, magnesio, etc. De esto se desprende, que para la clasificación de las aguas en ge- neral hay que orientarse en una serie de factores que, unidos, con- tribuyen a formarnos el juicio que la ha de considerar en una u otra forma, siendo ilusorio creer que basta señalar cifras mínimas o máxi- mas para estar en condiciones de afirmar que un agua es o no potable. En primer lugar, nuestra clasificación deberá basarse, principalmen- te, en dos cosas: 1” ¿está contaminada el agua? 2” ¿es muy rica en contenido mineral? Para ambas es menester el conocimiento del te- rreno de donde proceden las aguas en estudio y al mismo tiempo la composición media de las aguas de la región a que pertenecen. Sin estos requisitos, todo juicio sobre su composición carece de ver- dadero valor, aun cuando la que estudiemos sea una excepción como pobreza mineral. ¿Es, acaso posible asegurar que un agua no está contaminada porque contiene solamente, v. gr., 0540 por mil de re- siduo? No, porque podría ocurrir que la misma región subterránea contuviera aguas cuyo residuo normal fuera de 0%25 por mil (aguas de dunas, etc.). Es claro que conjuntamente con el residuo débese ob- servar las proporciones de los demás constituyentes. Pero es que a veces ocurre que aun encontrándose todos los componentes de una muestra dentro de cifras normales, ellas se elevan en mucho sobre las proporciones en que están contenidas en aguas no contaminadas de la misma región. La contaminación de las aguas es cuestión de muchísimo interés y no es siempre fácil descubrirla; diré, en una palabra, que una clasifi- cación afirmativa en ese sentido, en forma categórica, es a veces muy difícil, y sería necesario el conocimiento del perfil de la perforación de donde proviene, pues la materia orgánica, los nitritos y nitratos son elementos que pueden existir en ciertas capas terrestres como indicios de una existencia animal anterior. La presencia de bacterios nitrificantes o denitrificantes, tiene también su importancia al res- pecto. La cuestión relativa a las sales minerales que no provienen de la transformación de substancias contaminantes, tiene hoy menor im- portancia que la que se le atribuyó en otras épocas. El cloruro de so- 166 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA dio, los bicarbonatos alcalinos, etc., como productos minerales no tienen, hasta una cierta dosis, efectos perjudiciales a la salud y hasta conviene recordar que el primero constituye para el hombre, un ele- mento de primera necesidad. A la par de éstos, con mayores reser- vas, estaría la acción de los demás componentes del agua, como por ejemplo, las sales de calcio, que son un tónico del sistema óseo, y otras de que hablaremos en forma particular. Creo oportuno intercalar, en este capítulo un trabajo que acabo de publicar en los Anales de la Sociedad química argentina, mes de junio último, titulado: Límites de potabilidad de las aguas de la provincia de Buenos Aires. Máximos tolerables, y que anteriormente había pu- blicado en los Anales de la Dirección de salubridad de la mencionada provincia. Como su nombre lo indica, he tratado en él lo referente al criterio con que deben ser clasificadas las aguas subterráneas de la provincia de Buenos Aires (cuyas primera y segunda napas son de origen pampeano en gran parte de su subsuelo), haciendo algunas observaciones referentes ala composición de las aguas y a los límites que conviene fijar para su clasificación, siempre con las reservas consiguientes, que también se señalan: La cuestión límites de potabilidad de las aguas destinadas a la alimenta- ción, ha constituído en toda época un asunto de verdadera importancia para los higienistas, que, al tropezar con las dificultades de la clasificación, se han visto obligados a someter al juicio de la autoridades científicas en los numerosos congresos de higiene que se han celebrado hasta la fecha, los resultados de interesantes estudios sobre el tópico, cuyas conclusiones se alejaban enormemente de la línea de estrecho criterio con que con anterio- ridad se juzgaba la calidad de las aguas. Entre estos trabajos merece citarse el del doctor Herman, de Mons: Sur les éléments d'appréciation des eaux de consommation au point de vue chimi- que et bactériologique, presentado al segundo Congreso internacional de hi- giene alimenticia, etc., reunido en Bruselas del 4 al 8 de octubre de 1910 (sección III, pág. 134), en el cual, después de estudiar con detenimiento las aguas, desde el doble punto de vista químico y bacteriológico, llega a las siguientes conclusiones : 1? Las dificultades de la apreciación de un agua desde el punto de vista higiénico residen, mucho menos en el trabajo técnico del análisis que en el ' conocimiento y la interpretación de las condiciones locales geológicas, hi- drologicas, meteorológicas y epidemiológicas de la región que produce el agua y que le imprimen sus caracteres especiales; 2* Las aguas de los diferentes terrenos tienen sus características — en- AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 167 tendemos por esto la media de sus variaciones — diferenciándose, tanto por los caracteres químicos como por los bacteriológicos ; 32 Nosotros creemos que los números límites generalmente admitidos, son demasiado débiles en la mayoría de los casos ; 42 Para las aguas de distribución de los terrenos calcáreos y especialmen- te los de las capas profundas, se podrá admitir como números límites en mi- ligramos por litro: oxígeno absorbido (al Kubel), 3; amoníaco, 0; ácido nitroso, 0 a vestigios; ácido nitrico (N,0O,), 100; cloruros (en NaCl), 100; dureza total 409 (franceses) ; residuo a 1009 C., 100. Para las aguas de terrenos arenosos y cretáceos, la dureza no debería pa- sar de 309, los cloruros y los nitratos, 715 milígramos. Desde el punto de vista bacteriológico, el límite sería de 400 bacterios banales por centímetro cúbico, con menos de 10 colibacilos. Para las aguas de los pozos se dejará pasar 500 bacterios banales. Está demás decir que no es necesario que un agua tenga a la vez todas las cifras límites para que sea declarada mala. Como se ve, por estas conclusiones el criterio de clasificación deja de es- tar sujeto a un único límite para cada componente del agua, dejando al técnico libertad para que en cada caso aplique el criterio que le corresponda según sea el origen del agua. Al hacerme cargo, en 1910, del ¡aboratorio químico de la Dirección de sa- lubridad de la provincia de Buenos Aires, me encontré con un único cuadro de límites de potabilidad, el que debía ser tenido en cuenta para todas las aguas de dicha provincia, pertenecieran o no a regiones comparables, siendo natural que dentro de tales cifras se hacía difícil la consideración de mues- tras sometidas al análisis, teniendo que colocarlas dentro o fuera del cua- dro indicador de los máximos admisibles. En los primeros tiempos tuve, por consiguiente, que guiarme por esos nú- meros, hasta que llegado al conocimiento de las condiciones geo o hidroló- gicas de una parte del suelo de la provincia a profundidades variables, con- sideré más conveniente suprimir el cuadro de límites y clasificar las aguas de acuerdo con un criterio especial para cada caso, medida que no impedía que para algunos pueblos cuyas condiciones geo e hidrológicas parecen ser semejantes, el criterio de potabilidad fuera el mismo. El número de análisis efectuado hasta la fecha es insignificante para que los límites que propongo puedan ser considerados como definitivos. Muy al contrario, no los considero sino como el punto de partida del verda- dero criterio de potabilidad a que deben estar sometidas las aguas de la provincia, pero para lo cual es necesario continuar la serie de trabajos ana- líticos iniciados, acompañándolos, si fuera posible, de los datos que pudiera proporcionarnos la Dirección del mapa hidrogeológico, referentes a la clase de terreno que corresponde a cada pueblo, a las diversas profundidades a que llegan las perforaciones más profundas que hayan sido efectuadas en cada región. 168 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Aun así, una vez que se tenga el estudio de las diferentes regiones y se haya establecido el criterio respectivo, con la fijación de cifras máximas dentro de las cuales debe estar comprendida toda agua utilizable como ali- mento, no podemos creer que la tarea haya terminado. Tienen mucha im- portancia las condiciones de ubicación de los pozos, con relación a los me- dios de contaminación (w. c., sumideros, etc.), lo mismo que el modo de construcción, profundidad, ete., así como también el aspecto y temperatura del agua en el momento de la extracción. Pero la importancia de estos últi- mos datos (aspecto, temperatura) es menor. Sólo sirven para correlacionar- los con las demás características, utilizándose en ciertos casos para formali- zar las presunciones que una composición dudosa nos sugiera. He dicho que la importancia del aspecto y temperatura del agua en el momento de salida es menor, porque en el primer caso puede deberse a la existencia de una zona en la cual haya desagregación del terreno, producida por el fenómeno de succión que corresponde a cada aspiración de la bomba u otro dispositivo empleado para la extracción del agua (se habla de pozos semisurgentes) y este inconveniente es subsanable por sometimiento del lí- quido a una simple filtración, lo cual será indispensable para utilizarla como bebida. Estas consideraciones comprenden tan solo a aquellas aguas que no po- seen una turbidez extrema, en cuyo caso la acción misma de los filtros (do- miciliarios) es ineficaz. En tales casos este solo dato bastará para el rechazo del agua. Se tratará, en lo posible, de buscar la aplicación de algunos de los apara- tos de medida de la turbidez, para establecer así el grado hasta el cual po- drá ser tolerada en el agua. En cuanto a la temperatura, se sabe que el agua subterránea tiene, para cada profundidad, una temperatura diferente, la cual es semejante o muy próxima para iguales profundidades. Su importancia consiste en que la ob- servación, en el agua de una profundidad determinada, de una temperatura mayor que la que tendría normalmente, podría hacernos suponer la existen- cia de fenómenos especiales en la napa y lugar de donde procede, como ser : fermentación de materias orgánicas, descomposiciones, etc. Por otra parte, las mismas cifras máximas propuestas tendrán que ser muchas veces sobrepasadas, porque no es posible limitarse a efectuar aná- lisis y colocar las aguas dentro o fuera de esos límites, pues hay razones po- derosas que nos hacen alterar ese criterio, llegando a clasificar como potable un agua que tenga algunos elementos en cantidades mayores que las esta- blecidas. Citemos, por ejemplo, este caso: Hemos considerado que las aguas de un pueblo deben tener como límites máximos cantidades determinadas de cloruros, nitratos, sulfatos, residuo sólido, materia orgánica, nitritos y amoníaco; pero nos encontramos con que un pozo que llega hasta la napa semisurgente y que ha sido construído en forma, alejado de todo foco de contaminación y por consiguiente sin pe- AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 169 ligro de que el agua se haya alterado, produce un líquido que, al ser anali- zado, da un exceso, v. gr., de cloruros, y no tiene, en cambio, más que vestigios de nitratos y de sulfatos, estando los demás datos de acuerdo con la composición normal. Aun suponiendo que en vez de 0810 por mil tuvie- ra 09:15 de cloruros (calculados en Cl) no debemos declarar impotable la muestra analizada, pues este líquido, tiene menos residuo aún que otra agua potable, que en vez del máximo 0s"10 de cloro tiene 08098, y en lugar de 0.08 de nitratos y 0.06 de sulfatos, tenga 0.07 y 0.055 respectivamente. No es posible suponer que ese exceso de cloruros sea debido a una contami- nación por infiltración de materias fecales o de residuos orgánicos en gene- ral, porque un agua contaminada, con presencia de cloruros en cantidad mayor que la normal, debe tener, además: o sales amoniacales o nitritos, o materia orgánica en cantidad elevada y en el mejor de los casos, si la con- taminación fuese muy remota, la oxidación habría llegado a producir una cantidad dosable de nitratos, acusada por el análisis. Un agua como la ci- tada debe ser declarada potable, y la diferencia en la cantidad de cloruros, considerada como proveniente de una anormalidad en la configuración geo- lógica del lugar. He querido, con esto, demostrar la imposibilidad de sujetarse estricta- mente a los límites de composición que propongo; pero esta observación y la demostración que antecede, no significan que debemos considerar inútiles los cuadros de límites máximos, pues ellos servirán de guía valiosa para la clasificación de los tantos y tan variados tipos de agua existentes en el te- rritorio de la provincia. Entre estos cuadros de límites se encontrarán algunos que a primera vista parecerán exagerados, sobre todo si se prescinde del carácter especial de las aguas de ciertas zonas, y se atiene a las características señaladas por ciertos autores para aguas de países extranjeros. Tampoco puede decirse que la presencia de tales o cuales sales puede al- terar el buen funcionamiento del organismo, pues se ha tenido especial cui- dado de evitar que las cantidades admitidas sean capaces de producir in- convenientes. Además de esto, no podemos dejar sin agua, para usos de alimentación, a aquellos pueblos donde por el carácter del suelo, sus aguas contienen un po- co más de sales minerales que las que aceptamos corrientemente, si nos consta que en nada puede afectar a la salud el empleo de semejante líquido. Si se re- eistra, por ejemplo, los archivos de análisis correspondientes a las aguas de Bahía Blanca, Adolfo Alsina, General Lavalle, etc., se verá que no aparece en ellos ni una sola muestra de agua clasificada como estrictamente potable, y exceptuándose Bahía Blanca que tiene aguas corrientes que, consideradas químicamente son de buena calidad, las demás localidades citadas sólo dis- ponen de aguas mediocres que, sin embargo, por ser las únicas existentes, han debido utilizarse durante mucho tiempo. Teniendo en cuenta que el cloruro de sodio químicamente puro puede ser 170 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ingerido en dosis sumamente altas sin daño apreciable para la salud, he ele- vado la cifra máxima correspondiente al cloro hasta 02:25 por mil (1) en al- gunos pueblos, lo que correspondería a 024119 de cloruro de sodio por litro; pero es natural que ésto se tolerará en aquellos casos en que no haya proba- bilidades de que se trate de aguas contaminadas, pues, si se puede tolerar cantidades relativamente elevadas de cloruros procedentes de la constitución del suelo, no se debe permitir el uso de aguas cuyo exceso de esta sal se deba a infiltración de los productos cloacales o residuales en general. En cuanto a los nitratos, se ha observado que gran parte de la provincia de Buenos Aires tiene aguas ricas en ellos, viéndonos en el caso de pregun- tarnos si: 1% ¿contienen nitratos porque están contaminadas, y estas sales corresponden a la última transformación de la materia orgánica al oxidarse ? o 2% ¿ el suelo de tales regiones ofrece como particularidad la presencia de notable cantidad de nitratos? De cualquier manera que sea no podemos, conscientemente, llevar los máximos a cifras exageradas, porque nos expon- dríamos a que pasaran desapercibidas las aguas contaminadas, y una exce- siva tolerancia en esto, resultaría al mismo tiempo que inútil, perjudicial. Muchos autores toleran cómodamente hasta 08:10 por mil de nitratos, caleu- lados en anhídrido nítrico, por cuyo motivo, tomando en muy pocos casos esta cifra, me he aproximado casi siempre a ella, dividiéndola en tres can- tidades, según la región: Pobres en nitratos, hasta 0208 por mil; ricas hasta 0809 por mil; muy ricas 08:10 por mil. Más allá de estas cifras, in- sisto, creo que sería exponernos a un peligro del que haríamos víctimas a las personas obligadas a alimentarse con un agua de esa composición. Si aún así se observara que este límite de 0808, casi general, resulta también elevado, en su debida oportunidad se hará la observación y se propondrá el nuevo número, de acuerdo con las conclusiones que del estudio de las aguas se desprenda. Por ahora los datos de que se dispone, no permiten disminuír estas cifras. En cuanto a los sulfatos, se ha tratado que la cifra de 006 por mil, constituya el máximo de anhídrido sulfúrico para las aguas de la mayoría de los pueblos de la provincia; pero no ha sido posible utilizarlo para todos, porque en algunos de ellos es una característica la presencia de una canti- dad de ácido sulfúrico mayor que la enunciada. No ereo, tampoco, haber sobrepasado los límites de lo conveniente, y en apoyo de esto voy a trans- cribir del tomo III de la Enciclopedia química, de Guareschi, página 279, los límites de tolerancia aconsejados por varios químicos y comisiones ex- tranjeras, insistiendo nuevamente en que la composición de nuestro suelo nos obliga a llevar más lejos algunas de las cifras comprendidas entre estos límites. (1) Cifra que el doctor Lavalle propuso, en un trabajo presentado al VII" Con- greso Internacional de química aplicada, reunido en Londres en 1909. Sección VIII, A, página 40. 171 y AGUAS DE LA FORMACION PAMPEANA I9UOSIT <« SEG 0) v GI-TE 91-8 $76 06 UBULOL], A 1PQUA < 0S < ES <« <« « « <« <« <« ES 63 *0-<0%0 80-80 < c10"0 < 100 v'0 S <« <« <« <« £9*0-8'0 S 80-30 G"T-L'0 0S-01 cc" 01 JPIBYILOH uyudery) £ UA —_JUBM « LT? 1 E-8"0 «7 a TI-v"0 <« « <« <« « <« ES < <« 0S-81 194080) “y « <« < <« <« <« « « g 1-80 S GT « 60 23"0-20'0 150 “A ES “A « m0 <« <« <« ES S 80-30 < 9'0-3*0 0S 0S-01 SISIJUBA BUSTA VADV Ha SALAVA 000*00T NA VIONVIHTOL HA HLINTT *SUO0D) ****O19]89 IP OJBUOQIBILT OL9]TO OP OJBUOQIPL) erre SOJBJ_S * **O19]B9 9P OINIO[A) AS UNO A *****0019]B9 098] [08 "SIXO U9 BOLUBSIO BLIIBIA A O ELO LV Perea OSO OPIOY «+= =*OÍN U9 09LIJLU OPLOY OSI U9 OISQUÍBUL 9P OPIXO ( ****eg Ue 019/80 9P OPIXO «+++ "98 09 O01ID¿|[NS OPIDY Us DO DO iro DoS 00 noo. OJO[O AA A y ... *QUI[ES on piso Y 172 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Como se ve por el cuadro que antecede, no sólo no se tiene un criterio bien definido sobre la potabilidad de las aguas, sino que las opiniones di- fieren findamentalmente, y así vemos que Reichardt da como máximo de ácido sulfúrico calculado en anhídrido sulfúrico la cantidad de 0.63 por cien mil de agua, (o sea 0.0068 por mil) Fischer y Kubel y Tiemann indican 8 el primero (0.08 %/,.) y desde 8 hasta 16 los últimos (0.08-0.16 %/,,) no sien- do de sorprender, por lo tanto, que para la provincia de Buenos Aires ha- yamos indicado la necesidad de que para algunos pueblos este límite sea de 0.10 por mil y en Bahía Blanca 0.12 por mil. Constituye también un dato importantísimo el que se refiere a la cantidad de materia orgánica que deben contener las aguas de pozos, la que se ha uni- formado en la cifra de 0.01 por mil, calculado en KMnmO, (efectuando la dosificación en solución alcalina) sobrepasada la cual, un agua de pozo semi- surgente debe considerarse peligrosa, pues sólo cuando ha habido contami- nación se ha observado en las aguas de la provincia una mayor cantidad. En aguas superficiales se permitirá una cantidad algo mayor. El agua tendrá que ser incolora e inodora, no pudiendo, por tanto, con- tener ácido sulfhídrico en ninguna cantidad, ni materias orgánicas u otras substancias en disolución en proporciones que le den coloración apreciable. A lo sumo se permitirá un tinte amarillento apenas perceptible. El residuo sólido se ha fijado, como término general en un gramo por litro, pero cam- bia en algunos pueblos, tolerándose hasta 1.80 para Bahía Blanca. De acuerdo con los últimos estudios al respecto, se fija como máximo de nitritos (N,O,) y sales amoniacales (en NH,) la presencia de uno solo de ellos, siempre que no pase de vestigios (0.00005 %/v). Encontrándose vesti- cios de ambos, o uno de ellos en cantidad mayor que la expresada, el agua será clasificada no potable, en vista de tratarse de un líquido contaminado por materiales orgánicos (1). La dureza total ha sido otro de los datos en que antiguamente se basaban para clasificar un agua, pero se ha ido dilatando cada vez más las cifras máximas hasta que en la actualidad dicho dato se utiliza para darnos una idea de conjunto sobre la composición de las aguas amalizadas, pues al no hacer un análisis completo la dureza puede prestar servicios en la interpre- tación de los resultados obtenidos. La alcalinidad total no tiene una importancia que pueda, de por sí, en las cantidades en que se la encuentra corrientemente, decidir la clasificación de las aguas, salvo el caso de que se elevara a cifras muy altas; pero entonces la cantidad del residuo evidenciaría la mala cantidad de tales aguas. (1) Podría suceder que estos nitritos fueran el producto de un proceso de de- nitrificación de los nitratos por la acción de los bacterios denitrificantes; pero como no se puede contar con la seguridad de la existencia de este fenómeno en tal o cual punto, debemos hacer caso omiso del hecho indicado. AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 173 Debo, antes de entrar a detallar, pueblo por pueblo, los límites máximos tolerables, hacer la observación de que para las aguas de pozos comunes, a causa de la facilidad con que pueden contaminarse, no se tendrá un criterio tan amplio como para la clasificación de las de semisurgentes. Damos más adelante las cifras máximas a que se ha hecho referencia. No ha sido posible presentar los máximos de composición de las aguas de todos los pueblos de la provincia, porque en algunos de ellos no se ha practicado suficiente número de análisis. Por este motivo he reservado para otra opor- tunidad la fijación de límites de potabilidad de las aguas de los siguientes pueblos: Carlos Casares, Carlos Tejedor, General Lavalle, Lobería, Maipú, Monte, Navarro, Patagones, Pehuajó, Pellegrini, Pila, Pilar, Puán, Rama- llo, Rauch. Rivadavia, Tapalqué, Tordillo y Vecino. Un punto importante es el que se refiere a la consecuencia de las conelu- siones de los análisis (cierre de los pozos que producen aguas no potables) pues, aun a la vista de toda la serie de inconvenientes con que en la provin- cia de Buenos Aires se tropieza para hacer efectiva o posible la clausura de los pozos, es indispensable cegarlos. No se puede permitir, sin peligro, la existencia de un pozo con aguas contaminadas, ni en aquellos casos en que los propietarios o habitantes de las casas aseguren que dicho líquido no se utilizará como alimento, siendo esta una medida que correspondería hacer efectiva a las autoridades sanitarias de dicha provincia. Se dirá que hay personas que no pueden construír un nuevo pozo porque su situación económica no se lo permite; pero sabemos que los propietarios de las casas a donde ocurren los empleados de la repartición sanitaria son personas que pueden satisfacer las exigencias de la higiene. En el estado actual de las cosas hay poderosas razones para que esto suceda. En primer lugar, en una provincia con más de cien pueblos cabeza de partido y ade- más otros pueblos de regular importancia, es imposible efectuar un elevado número de análisis de cada uno, y todo ha de reducirse a recoger diez o doce muestras diferentes, distribuídas entre municipalidad, escuelas, fábri- cas, hoteles, despachos de bebidas y una que otra muestra de casa particu- lar: de modo que en la práctica no ocurre el caso de que se analice aguas cuyos pozos no sea posible clausurar, por lo menos por causas económicas, en el caso de que resultaran inaptas para el consumo. En efecto, para poder vigilar todos los pozos de los centros de población de la tan extensa provin- cia, aunque más no fuera una sola vez por año a cada uno (se aconseja ana- lizar cada seis meses las aguas de los pozos que la última vez resultaren potables) tendría, la repartición sanitaria, que poner a disposición de este solo fin, por lo menos ochenta empleados permanentes, cifra a la que sabe- mos, se aleja hoy más que nunca, debiendo agregarse a ésto el lamentable estado de desorganización que reina en los laboratorios de la mencionada repartición. | Por otra parte, en la imposibilidad de vigilar todo, es necesario acudir adonde haya afluencia de individuos (escuelas, hoteles, cafés, etc.), y no 174 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA perder nunca de vista a los que indirectamente distribuyen y dan de beber a los habitantes de cada población el agua de sus pozos en una de las tantas formas en que circula en el comercio (soda, refrescos y bebidas en general). Si nuestros pueblos de campo tuvieran, todos, instalaciones para el apro- visionamiento de agua corriente a sus habitantes, muy poca sería la tarea reservada a las autoridades sanitarias y muy pocas las enfermedades de ori- sen hídrico que tendríamos que lamentar, porque entonces, con un personal reducido, se podría efectuar periódicamente la recolección y análisis de las aguas, debiéndose desechar aquellas que presenten algún inconveniente para la salud pública, tratándose siempre de que las aguas que se utilicen para usos de toda una población sean de una pureza puesta fuera de toda duda, no tolerándose en ellas nada que pueda dar margen a la sospecha más insig- nificante, puesto que en las cosas de la salud los casos de duda deben ser considerados como negativos, debiéndose declarar no potable toda agua en la que, aunque el análisis no compruebe de una manera decisiva la existen- cia de contaminación, los recursos que la ciencia nos ofrece no basten para convencernos de que las substancias que llamaron la atención, sean produe- tos de transformaciones naturales que, con frecuencia suelen tener lugar bajo la tierra, a profundidades hasta donde nuestra vista y nuestros cálcu- los no pueden alcanzar. 175 z AGUAS DE LA FORMACION PAMPEANA UN 8 (0) “AB ( 06" T 1O*0 0T"0 800 010 OJIOPOUT K£Od]LALYO 'AB O Ae () 00" T 100 900. 800 0T"0 OIOPOUT | OIOPOUT OPeovag AB O “Ae () 0v"T TO*0 0r“0 600 0T"0 OJOPOUT SI.UODSBUL) LA 8 (Y) 'ARB ( 00"T TO"0 900 800 00) om Nr JUUOTOJIB HL 'AB O "ARO 00"T 100 900 300 0T"0 OIOPOU] OMMTITBUO “AL ( "AR () 00"T TO*0 900 0T"0 0T"0 OJOPOUT OI19PBIBL “AB O "AB ( 05"T 100) 800 800 Srr0 OJOPOUT 1119998) 'ABO 'ABO 00" T 100) 900 800 0T"0 OJOPOUT 29:18) [8T “AB “AB 0 00"I TO0"0 900 30%0 OT"0 OJOPOUT (XOBOJIte(T) SO.I9ST() ABO AB 08"T 10"0 Gr "0 800 60 UNE (0) 'AB ( 00"T TO0"0 900 300 Gr'0 OIOPOUT 0991 Y Sp UDULIB() “AB 0 “AB 0 00" T 10" 0 900 800 0T"0 Ya 8 (0) "AB 00"T 100) 900 600 010 OJIOPOUT SEtIon UE) “AB 'ABO 06" 1 TOO 00 $00 cr'0 2/08) "A B0 00"T rO"0 900 800 OT "0 OIOPOUT fue dur) “ARO “AB 05 T TO"0 0T*0 800 0T"0 “AB O) 0710 100 0T"0 800 050 AB 'AB( 00" T TO"0 900 800 0T"0 OIOPOUT | OIOPOUT IBATOT 'AR( “AB ( 0v"I TO"0 0T"0 600 210 OIOPOU] | OXOPOU[ | OIOPOU] | OXOPOUT | OLXOPOUT BOUBIT Beta pzy oyonorÁ y g-9QIV BuIs[y OJ10P Y SOWIXYIN SALUNTIT H4 O1AYa) UO9SPUBIL “AB () 'AB (O 00"T 100) 900 800 0T"0 OJOPOU] v9eld YT . . ** HN U9 SI[PIBIUOUIE SOLE serra LON O SOJLIJEN OO Te OPprros On piso "QUIM U9 BIJUBIILO BILD] o Sas OMA TOS ... ........ 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El trabajo que acabo de transcribir nos señala un rumbo abierto en el sentido de la potabilidad de las aguas del pampeano que, como se ha dicho, tienen una composición cuantitativa variable y cuyo valor como alimento dependerá del criterio que se les aplique, de acuerdo con la región de donde proceden. En concordancia con el contenido del mismo, puédese, pues consi- derar a las aguas pampeanas óligometálicas, en cuanto a su composi- ción química, como aptas para el consumo, cuando no intervienen en su composición elementos de contaminación. En el otro tipo, aguas fuertemente mineralizadas, las hay que pueden ser toleradas por el organismo sin perjuicio para la salud, por lo cual serían clasificadas igualmente como potables o como tolerables, y existen otras cuya abundancia de sales minerales las hace completamente desechables para usos de alimentación. Vemos, pues, que entre el mismo tipo de aguas (pampeanas), unas son de buena aplicación como alimento y otras no son toleradas por el organismo sin graves consecuencias para su buen funcionamiento. Como casi una característica de las aguas pampeanas pobres en contenido mineral es la riqueza en alcalinidad con respecto a la dure- za, y viceversa en el tipo fuertemente mineralizado, es conveniente fijar nuestra atención en el significado que los componentes de las aguas pampeanas tienen como consecuencia de su ingestión. Sobre las aguas cuyos componentes se encuentren representados por cifras comprendidas dentro de los cuadros que he aconsejado como límites de potabilidad, nada habrá que decir, pues como ya se ha mani- festado, ellas están de acuerdo con una fácil tolerancia por el organis- 180 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA mo, al que no sólo en nada pueden afectar tales proporciones de sales minerales, sino que hasta ejercen sobre él una acción tónica favorable. En cambio, aquellas aguas cuyos componentes sobrepasan los lími- tes normales merecen, a mi juicio, una atención especial, pues la inges- tión de cantidades excesivas de algunas de las sales puede ocasionar disturbios en el organismo, que no siempre son fáciles de reparar. Para abarcar a todas las aguas pampeanas que se encuentren en tales condiciones, conviene estudiar separadamente la acción de cada uno de los componentes, de modo que luego baste observar elcuadro analítico para darnos una idea aproximada de la calidad de cada una de ellas. ; Acción, sobre el organismo, de las sales contenidas en el agua. — En primer lugar voy a referirme a los cloruros; éstos pueden existir en el agua como provenientes del suelo no contaminado, u originados por una infiltración de líquidos orgánicos. En el primer caso, la pre- sencia de proporciones elevadas de cloruro de sodio, como se expresa en la memoria inserta en este trabajo, no tiene influencia nociva para el organismo. En el segundo caso, en cambio, dada la procedencia de dicha sal, son de temer las consecuencias que pueda acarrear el uso de aguas contaminadas. Las aguas pampeanas, cargadas muchas veces de cloruros, no deben preocuparnos, hasta cierto límite, cuando ellas provienen de los te- rrenos por donde atraviesan, pues sabemos que la sal común puede ser ingerida, a diario, por las personas, en dosis relativamente elevadas. La acción sobre el organismo, al ingerir con precaución las aguas ricas en cloruro de sodio, se manifiesta estimulando la mucosa gástri- ca e intestinal y por fluidificación de las materias contenidas en el intestino; en cambio, ingeridas sin medida pueden ocasionar catarro gástrico e intestinal. Según Vázquez el cloruro de sodio favorece, en el organismo, el conflicto del oxígeno y del glóbulo rojo, excita la secreción glandular, tiene especial acción sobre el intestino y activa la circulación de los líquidos nutritivos y estimulando la nutrición general ayuda la oxidación de las materias albuminoideas. Es útil, también en la anemía y clorosis y reumatismo crónico; en cambio su acción sobre el intestino de los colíticos es perjudicial, ete. A esto débese agregar que los fisiólogos y muchos químicos han demostrado que el cloruro de sodio no es un alimento, pudiendo ser absorbido y eliminado por sujetos sanos sin producir cambio aprecia- ble, que se nota cuando hay insuficiencia renal, porque se acumula en el organismo. AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 181 Nitritos. —No deben estar contenidos en las aguas potables, pues sabemos que su presencia constituye un indicio de contaminación. Amoníaco. — Como álcalis resulta inaplicable en bebidas destina- das a la alimentación ; sin embargo las cantidades casi inapreciables en que por excepción se encuentra en nuestras aguas, aparte de que muchas veces no se le halla libre y si combinado, no las harían dese- chables si no fuera que su presencia, lo mismo que la de los nitritos, indica la existencia de contaminación. En este caso se le encuentra también al estado de amoníaco albuminoideo. Nitratos. — Las aguas pampeanas no deben contener nitratos sino en proporciones ínfimas, pues en la constitución del suelo no se le encuentra y sólo podría haber en las aguas nitratos provenientes de la atmósfera o de la capa terrestre húmica que el agua se ve obligada a veces a atravesar, antes de llegar a formar parte del pampeano. Estos nitratos provienen, cuando sus proporciones exceden de las de cierta cantidad, de la transformación de la materia orgánica que, oxidándose, produce amoníaco del cual una parte es absorbida por la vegetación y la otra sufre, a su vez, una nueva oxidación y se trans- forma primero en nitritos y luego en nitratos. Por otra parte, los nitratos en la dosis máxima indicada en el cuadro de límites que antecede, resultan innocuos para el organismo, al par que constituyen un obstáculo para la consideración como potables, de aguas que en realidad pueden estar contaminadas. Sulfatos. — Su existencia en proporción elevada en las aguas pam- peanas, excepción hecha de las aguas fuertemente mineralizadas, es indicio de contaminación de origen animal. En las aguas se los encuentra generalmente al estado de combina- ción con el calcio, magnesio y sodio; por lo tanto es lógico que pro- porciones elevadas de tales sales, podrían ocasionar disturbios en el organismo. En dosis pequeñas, las sales de calcio constituyen un tónico reconstituyente del sistema óseo y el de sodio y de magnesio fluidifican las substancias contenidas en el intestino. Carbonatos y bicarbonatos. — Las aguas pampeanas muy raras vez contienen carbonatos neutros, hallándose ellos siempre al estado de bicarbonatos, debido a la presencia de las cantidades necesarias de anhídrido carbónico. Dichos bicarbonatos se hallan combinados, prin- cipalmente con el sodio, calcio, magnesio, etc. Tanto el bicarbonato de sodio como el de calcio son constituyentes que ejercen acciones favorables al organismo, al ser ingeridas ; pero lo mismo que se ha dicho para los demás componentes del agua debe 182 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA repetirse con éstos, puesto que un exceso de bicarbonatos puede oca- sionar el cambio de la reacción de la orina, que pasará a ser neutra o alcalina, lo que conviene evitar, principalmente en la diátesis úrica cuando se trata de personas enfermas con manifestaciones calculosas formadas en el hígado o riñón. En personas en estado normal el abuso de las aguas bicarbonata- das puede producir inconvenientes en la digestión, que se manifiestan por la neutralización del jugo gástrico, impidiendo, o retardando en el mejor de los casos, la digestión. Las proporciones de bicarbonatos alcalinos contenidas en las aguas pampeanas, pocas veces exceden los límites de la tolerancia de nues- tro organismo, apesar de ser, como se ha observado oportunamente, aguas que marcan un exceso de alcalinidad con relación a la dureza, (aguas potables). El uso de aguas bicarbonatadas, en dosis medida, favorece las oxidaciones, la combustión de los azúcares dentro del organismo, grasas, albúminas; favorece los fenómenos digestivos, aumenta la secreción del hígado y la del riñón, la actividad respira- toria, la hematosis; aumenta el jugo gástrico (Robin ha llamado excito- “secretoras a las aguas bicarbonatadas) (1). Es útil tener en cuenta la evaporación, pues por desprendimiento de parte del anhídrido carbónico los bicarbonatos alcalinos se trans- forman parcialmente en carbonatos neutros que son mal tolerados por el estómago y pueden actuar como cáustico sobre la superficie interna de los órganos por donde pasen. Pero lo que parece tener verdadera importancia es la acción de los bicarbonatos alcalinos sobre la sangre. Gracias a la ingestión de aguas bicarbonatadas sódicas, aumenta la cantidad de bicarbonato conteni- da en la sangre, lo que resulta excelente condición para la oxigena- ción del glóbulo sanguíneo, aumentando, por lo tanto, la actividad de la nutrición general (Bardet). En resumen, podríamos decir que nuestras aguas pampeanas de la variedad fuertemente alcalina se aplicarían con resultado favorable en las afecciones del estómago, hiperclorhidrias, úlceras del estómago, ciertas enfermedades hepáticas, v. gr., la icteria catarral, congestio- nes y litiasis, bronquitis crónicas, catarros de las vías urinarias, reu- matismo, algunos casos de gotosos, metritis crónicas, ete. (2). Sin embargo, siempre debemos tener presente las precauciones por (1) E. E. DeL ARCA, 4guas minerales de la República Argentina. (2) ID., td. AAA. AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 183 observar por las personas sanas, al hacer uso de aguas pampeanas no potables por exceso de alcalinidad, pues si bien ellas se prestan para mejorar el estado del paciente, pueden de igual modo, ser causa de mo- lestías de importancia cuando se las ingiere sin orden ni precauciones: Sales de calcio. — El calcio se encuentra siempre al estado de bica- rbonato, soluble en el agua, y de sulfato y de silicato en menor pro- porción. En otras clases de aguas puede estar combinado, también, al estado de cloruro y de sulfuro. Las aguas pampeanas débiles no contienen eran cantidad de sales de calcio, que en cambio se eleva hasta dosis altas en las fuertemente mineralizadas. Por esta razón deben utilizarse estas aguas en distinta forma y cantidad, según las proporciones en que se encuentre este elemento. Las primeras en cualquier cantidad y las últimas tomadas con cierto orden, favorecen el desarrollo del tejido óseo, sin constituír una amenaza, en lo que a las sales de calcio se refiere, para el buen funcionamiento del riñón y del organismo en general. La ingestión de cantidades elevadas de bicarbonato de calcio podría ocasionar disturbios en el organismo, que se traducirían por la forma- ción de cálculos, irritación renal, etc. Parece, a pesar de que no es bien conocida la dosis máxima innocua para el organismo.al estado normal, que una proporción mayor de 0.20 por mil en CaO las colocaría en condiciones desventajosas para el uso, tanto en forma de bebida como para otros usos domésticos e industriales, a causa de que cuando el agua lo contiene en estas proporciones, es el sulfato de calcio el que predomina y es sabido que para la alimentación es más nocivo en este estado que al de bicarbonato. Sales de magnesio. — El magnesio se encuentra en nuestras aguas, combinado como el calcio, al estado de bicarbonato y de sulfato; esta última combinación es solo posible, en dosis dignas de ser tenidas en cuenta, solamente en las aguas fuertemente mineralizadas, en las que existen cantidades importantes de sulfato de magnesio. La combinación más frecuente es al estado dle bicarbonato; se sabe que esta sal, en pequeña cantidad, tiene una acción favorable para el organismo, principalmente sobre el estómago e intestinos, cuyas funciones acelera. En cantidades excesivas, al contrario, pue- den ser perjudiciales a la buena marcha del organismo, de modo que sería conveniente tener en cuenta lo expresado anteriormente, cuando se trate de aguas pampeanas ricas en contenido mineral. Sales de hierro. — No valdría la pena, casi, referirnos a la influen- cia de las sales de hierro en la aplicación de las aguas pampeanas 184 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA como alimento, pues las cantidades sumamente pequeñas, salvo excepción, en que se las encuentra en ellas, harían inútil todo comen- tario. Sin embargo, diremos algunas palabras, a fin de demostrar que estas pequeñas proporciones no representan inconveniente, sino más bien, una ventaja para los usos a que se las destina. Está probado que para que las sales de hierro contenidas en el agua sean efectivamente activas, es necesario que estén en una pro- porción apreciable, que muchos autores señalan con la cifra de 0%05 por mil, en forma de bicarbonato, óxido, sulfato o cremato. El hierro parece ser absorbido en parte por el organismo, sufrien- do la transformación en albuminato, que se combina con las globuli- nas, dando lugar a la formación de la hemoglobina; la otra parte es eliminada por vía intestinal. Los convalecientes, anémicos, etc., pueden sacar provecho del uso de aguas ferruginosas, y el profesor A. Robin sostiene que: «un em- pleo juicioso de ciertas aguas minerales les producirá los más gran- des beneficios». Por estas causas, las sales de hierro contenidas en las aguas pampeanas, o no ejercen acción ninguna sobre el organis- mo, o en caso de ejercerla, lo hacen en sentido favorable. Alúmina. — En pequeña cantidad no ejerce acción nociva sobre el organismo, de manera que las aguas pampeanas pueden ser utiliza- das sin temor, al respecto. Sílice. — Tiene poca influencia sobre el organismo; por otra parte, si está en el agua al estado de-silicato de calcio, su acción resulta fa- vorable debido al calcio. Las proporciones en que está contenida en Jas aguas pampeanas, aun las más mineralizadas, nos evita el tener que ocuparnos con más detenimiento de la sílice. Sales de sodio y de potasio. — Al hablar de los anteriores constitu- yentes del agua, me he referido indirectamente a éstos. Su acción es distinta según que se trate de cloruros, sulfatos, car- bonatos, bicarbonatos, etc., de manera que sólo agregaré aquí, que la presencia de las sales enunciadas será o no favorable al organismo, según sea el estado de combinación en que existen y las proporcio- nes en que están contenidas. Como no es fácil indicar la dosis máxima innocua, en un agua, de- bemos concretarnos a manifestar que, cuando se practican análisis de aguas, su clasificación no se particulariza con las sales de sodio y po- tasio, sino que se hace teniendo en cuenta el resultado analítico de conjunto. Qu AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 18 Resumen del capítulo primero De lo expuesto anteriormente se deduce que las aguas pampeanas, en Jo que al grupo óligometálico se refiere, tienen una composición química que se presta bien para que sean usadas como alimento, pues las sales que contienen y las proporciones en que se encuentran, son caracteres que las colocan en condiciones casi excepcionales para ser empleadas con tal fin. Pero desgraciadamente, al mismo tiempo que el tipo de agua ex- presado, existe en el mismo pampeano, una serie de tipos de agua que se apartan fundamentalmente de aquél, al extremo de tener que considerarlas, en muchos casos, como inaptas para el consumo. Estas aguas, de cuyo probable origen nos hemos ocupado oportunamente, pueden ser consideradas como verdaderas aguas minerales, no explo- tándose eomo tales, ya sea porque existen en abundancia, o más sen- cillamente, porque son del país, siendo relegadas a la indiferencia y recurriendo, cada vez que es menester, a las aguas que circulan en el comercio, muchas de las cuales no sólo no pueden competir con algu- nas de estas aguas pampeanas en calidad, sino que no reunen ni si- quiera la condición de ser naturales. CAPÍTULO II EL AGUA PAMPEANA EN LA VEGETACIÓN La influencia del agua en la vegetación es de una importancia con- siderable, pudiéndose afirmar que a ella se deben: 1* La formación de la tiecra arable; 2% La solubilización de los principios minerales que son puestos, luego, a disposición de las plantas. El agua al circular en la planta lleva consigo sus constituyentes, parte de los cuales abandona en su trayecto, dando a la planta el ali- mento necesario para su sostenimiento y desarrollo. Se sabe que éste no se consigue cuando el vegetal no recibe, al mismo tiempo que agua, anhídrido carbónico y ázoe, una relativa cantidad de sales mi- -nerales, que entrará a formar parte de sus tejidos, combinándose en una u otra forma con la substancia orgánica. La circulación del agua en las plantas obedece a una serie de con- diciones. En primer lugar, no es posible la entrada de nuevas canti- 186 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA dades de agua hasta tanto no se haya eliminado parte de la que ha- bía en la planta, por efecto de la transpiración. Influyen también, la edad de las plantas, la energía de la raíz, la humedad del aire am- biente, la temperatura, las propiedades químicas del suelo y las mis- mas del agua. En efecto, se ha practicado experiencias sobre cultu- ras acuáticas, las que han demostrado que la cantidad de agua eva- porada por las plantas depende, tanto del grado de concentración de la solución, como de la presencia o ausencia de diferentes compues- tos. Por ejemplo, los ácidos activan la transpiración, mientras que las bases la hacen más lenta (1). Si al agua destilada donde se cultivan plantas se agrega pequeñas cantidades de una sal, se observará que tiene lugar una evaporación más enérgica. Si se aumenta esta cantidad de sal, la transpiración disminuye poco a poco, a medida que aumentan las cantidades de sal introducidas en el agua. Por otra parte, importa muchísimo conocer las cantidades de agua que transpiran las distintas especies vegetales, pues de tal modo se- ria fácil establecer si el agua de tal o cual región reune las condi- ciones exigidas para el buen crecimiento de determinadas especies. Como sería sumamente largo enumerar una serie numerosa de plan- tas, VOY a referirme a un reducido número de ellas: Wiesner ha cons- tatado que tres plantitas de zea-mays de un peso de 1%6, han transpi- rado, al sol, 0%198 de agua en una hora. Además, Wollny ha calculado la cantidad de agua emitida por ciertas plantas, durante el transcurso del período vegetativo, cuyos resultados están consignados en el cua- dro siguiente: Mes Maíz Avena Garbanzos Mostaza E gramos gramos gramos gramos SU O 647 482 118 538 TUDO O Ud 3.113 2.095 978 2.125 AROS TO te aa Eee CA 5.761 2.733 Sit 2.152 Septiembre a A 2.154 2.008 941 352 Octubre a eo » » S01 » Bos eo e e IAE 12.275 7.5318 4.410 5.140 Evaporación por el suelo........ 1.063 178 234 166 Total de transpiración....| 11.212 7.140 4.176 4.974 (1) V. PALLADINE, Physiologie des plantes, página 101. AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 187 Esbozada así la influencia de la circulación del agua en las plan- tas, pasaré a tratar la acción que ejercerá sobre la vegetación la in- tervención de las aguas pampeanas, refiriéndome principalmente a la influencia de los terrenos y a la composición química del agua que convendrá para la absorción de las plantas. La acción, benéfica o perjudicial, del agua sobre las plantas, se manifiesta distintamente según sea la composición y carácter del suelo que riegan, pues, de una mayor o menor porosidad del mismo dependerá que el agua llovida se incorpore rápidamente al seno de la tierra o se evapore, aumentando, consiguientemente, su concentra- ción. De manera, entonces, que al ocuparme, en este trabajo, de la influencia de las AQUAS pampeanas sobre la vegetación, me limitaré a las mismas zonas de donde procede el agua pampeana, es decir, que haré algunas consideraciones sobre su empleo en la vegetación exis- tente en superficies de terrenos pampeanos, cubierto o no de la capa de tierra vegetal. De otro modo, un agua buena para el riego en una región determi- nada, podría resultar perjudicial para otra de distinta naturaleza, pues, en terrenos impermeables o muy poco permeables, el agua se estanca y concentra, aumentando el contenido mineral en proporcio- nes tales, que no pueden ser toleradas por la mayor parte de los ve- getales. Pero generalmente, al tener lugar la concentración del agua, no lo hace en una forma proporcional. En las aguas pampeanas exis- ten cloruros, bicarbonatos, sulfatos, a veces nitratos, combinados o semicombinados en el caso de los bicarbonatos, con el sodio, potasio, calcio y magnesio (poco hierro, aluminio y fósforo) en ciertas propor- ciones; por concentración se produce diminución del contenido de las combinaciones del calcio, que desciende paulatinamente hasta lle- gar a la mayor concentración del sulfato de calcio en el agua, que es, sabemos, poco soluble. Por evaporación se elimina también anhídrido carbónico, que mantenía en disolución, al estado de bicarbonato, a otra parte a veces considerable de carbonato de calcio que, por este motivo, se precipitará al estado de carbonato de calcio insoluble. En cambio, en los mismos terrenos al par que disminuyen en el agua las proporciones de sales de calcio (bicarbonatos y sulfatos) aumentan considerablemente los cloruros, nitratos silos hay y sulfato de sodio, en cuyo caso, si bien sabemos que en pequeña cantidad constituirían un buen alimento para las plantas, en dosis elevadas resultan de un efecto completamente perjudicial. A propósito, voy a transcribir algunas ideas de Knop que me han 188 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA parecido aplicables a las aguas pampeanas (1); en ellas dice: «La planta del campo no necesita del cloraro como alimento. Desde 1861 tuve yo trigo, berro y alforfón, sin agregar al alimento «algún cloruro. Sólo ya en abonos poco fuertes con cloruro de sodio se observan efec- tos desventajosos en la mayor parte; y como muestran los ensayos sobre la recepción de sales de las plantas, ejerce el eloruro de magne- sio un efecto dañoso sobre el contenido de las celdillas de las raíces. Es posible que, abonando mucho con NaCl, se produzcan muchas cantidades de cloruro de magnesio por efecto recíproco del ClNa y de las combinaciones del magnesio que existen en el terreno, y que el efecto dañoso del cloruro de sodio resulta de esta reacción. (Knop, Lehrbuch del Agricultur-Chemie, 1868, s. 288). «Aun así penetrarán el cloruro de sodio, el cloruro de potasio y el de magnesio, todos los órganos de las plantas, si se encuentran en los líquidos del terreno; y por eso se ve en toda planta del campo al- eún cloruro. «Las clases de todas las sales de potasio, amonio y sodio sufren, si se aumenta la concentración, una absorbencia en su proporción, mayor por la tierra fina, y desaparecen con la evaporación del agua, por ese medio, de los líquidos del terreno. Consiste pues, la concen- tración de los líquidos del terreno bajo cireunstancias naturales prin- cipalmente en el aumento de la magnesia, del nitrato (en aquellas cla- ses de terreno abundante en substancias orgánicas en putrefacción) y del cloruro. Los últimos son dañosos a las plantas, si se encuentran en el terreno en alguna cantidad. (Knop, a. a. O., s. 822). «Toda sal mineral (exceptuando el nitrato), experimenta, al entrar en los tejidos de raíces, una oposición tan pronto como llegan a uno por mil del peso del líquido; los sulfatos en general experimentan una oposición muy tenaz, que en concentraciones de 2.5-3 por mil, resulta muy claramente. » (Knop, a. a. O., s. 828). Por lo tanto, teniendo en cuenta las experiencias realizadas por Knop y las de otros autores, es natural suponer que en las regiones pampeanas donde la absorción del agua no se efectúe o lo haga muy lentamente, la alteración de dicho líquido, antes apto, en dañoso para el crecimiento de las plantas, tendrá lugar en un tiempo más o me- nos largo. Por consiguiente, sería difícil, repito, hablar de la influen- cia del agua pampeana en la vegetación, si nos quisiéramos apartar del estudio correlativo de la naturaleza del terreno en cada región. (1) Boletín. de la Academia nacional de Córdoba, 1874-75, página 271. AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 189 Pero como en esta forma se impondría una tarea sumamente larga, que sobrepasaría los límites del significado que corresponde dar a esta parte de aplicación de las aguas pampeanas, nos referiremos a su influencia sobre el desarrollo de las plantas, en los terrenos de for- mación pampeana que sean de fácil permeabilidad. Alcalimdad. — De este modo, diré que las aguas pampeanas débil- mente mineralizadas se prestan bien para el riego y en general para la vegetación. El relativo exceso de alcalinidad que tienen no llega a constituír un inconveniente para las plantas, pues al ser absorbidas por el suelo, las aguas no disponen del tiempo necesario para con- centrarse y llegan a la corriente circulatoria vegetal, en una dilución que si no presta beneficio alguno, no resulta, por lo menos, perjudi- cial. Las cantidades contenidas por las aguas fuertemente minera- lizadas son, al contrario, perjudiciales para las plantas, pues aun en terrenos de fácil permeabilidad llega, infaliblemente, a sentirse el efecto del alcalino, cuya acción se manifiesta con la destrucción de los vegetales. Cloruros. — En cuanto a los cloruros, están contenidos en cantida- «les pequeñas en el tipo de agua pobre, mientras que la proporción «dle esta sal es elevada en las aguas fuertemente mineralizadas, y si bien algunos autores creen que no son indispensables al buen des- arrollo de las plantas, considero que en las proporciones en que están en las primeras, pueden llegar a constituír un alimento sano para ellas. En la provincia de Buenos Aires se ven plantas de las más variadas «especies crecer y desarrollarse vigorosamente en terrenos habitados por aguas pampeanas potables, sin notarse que la presencia de los elo- Turos sea un inconveniente para su floreciente desarrollo. De igual modo se observa el efecto pernicioso de las aguas salobres en regio- nes del país donde el crecimiento de las plantas es impedido por di- chas aguas, al extremo de que es fácil observar, en terrenos próxi- mos, buena vegetación de unas haciendo contraste con la escasa O nula de otras. Generalmente crecen en terrenos donde existen aguas de mala calidad, hierbas duras, inaptas para la alimentación del ga- nado. Para ciertos vegetales no es inconveniente la presencia de cloruros .en proporciones elevadas, pudiéndose comprobar en regiones cuyo “suelo es de composición fuertemente salina, el crecimiento normal de árboles como el sauce, eucaliptus, álamos y otros que no es menester «Citar. 190 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Álcalis. — Los metales alcalinos contenidos en las aguas pampea- nas mineralizadas, al estado de carbonatos o bicarbonatos, pueden ser un inconveniente para la agricultura, principalmente en las regiones cuyos terrenos son poco permeables. Se observa con alguna frecuen- cia, en lugares donde se efectúa la irrigación, la formación de un de- pósito salino sobre la superficie del suelo, a causa de: a) la elevada concentración de ciertas aguas, y b) de la lentitud con que son absor- bidas por el suelo. Este depósito mineral, sólido, se enriquece poco a poco de carbonatos alcalinos (por abandono del anhídrido .carbónico) y luego basta la caída de la primera lluvia para que estas sales alca- linas sean disueltas e incorporadas al seno de la tierra, de donde la planta se encargará de tomar una buena parte con el fin de alimentar- se, con las consecuencias que son de imaginar: raquitismo y en algu- nos casos muerte del vegetal. Esta acción se limita en aquellos parajes donde el elevado índice de permeabilidad hace que el depósito de las sales se efectúe con mu- cha lentitud; pero no hay duda que tarde o temprano las aguas ricas en contenido mineral y principalmente de bicarbonatos alcalinos, da- rán lugar a la formación del depósito salino, que ha de ser, luego, causa del escaso y mal desarrollo de los vegetales que existen en el lugar. Conviene hacer notar, sin embargo, que los alcalinos y especial- mente la potasa, son necesarios a la vida vegetal, al extremo de que Ville dice: «Si se excluye la potasa de la cultura del trigo, la vegeba- ción queda mísera y pobre. La forma de las plantas revela, mismo, un carácter inusitado. El tallo no se levanta verticalmente, ella se tuerce sobre sí misma y se inclina... » Parece ser, y experiencias efectuadas por Nobbe, Erdmann y Schroeder lo apoyan, que de los álcalis es la potasa la que ejerce ver- dadera acción fertilizante, al extremo de que resulta irreemplazable por la soda (1). La influencia de la potasa es tan importante que en algunas plantas es más indispensable que el ázoe y el anhídrido car- bónico (altramuz). Experiencias realizadas por Hellriegel han demostrado que si se disminuye gradualmente la proporción de los compuestos del potasio en el cultivo de algunas plantas, el crecimiento y la producción dis- minuyen del mismo modo. Existe un grupo importante de plantas llamadas potásicas, entre (1) 4nmales agronomiques, tomo L, página 172. 1875. AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 191 las cuales están la patata, la vid, el lúpulo, el tabaco, etc., debido a que tienen la propiedad de acumular normalmente proporciones fabu- losas de compuestos de potasio en sus tejidos. Salvo el caso de encontrarse al estado de carbonato, su acción será siempre favorable al desarrollo de las plantas. El carbonato de pota- sio tiene, como el desodio, el inconveniente dle comunicarles cierta al- calinidad que resulta, no hay duda, nociva para las plantas. Es necesario repetir, no obstante lo expuesto, que las aguas pam- peanas fuertemente mineralizadas contienen algunas veces cantidades muy elevadas de álcalis, lo cual constituiría un serio inconveniente para su uso en la vegetación. Calcio. — Las sales de calcio están contenidas en las aguas que es- tudiamos en proporciones variables, según que se trate de aguas dé- bilmente mineralizadas o en cambio muy ricas en contenido mineral. Sin embargo, puédese afirmar, dada la circunstancia de encontrársele siempre en proporciones no muy altas, que las sales de calcio conte- nidas en las aguas pampeanas prestan buena contribución al desarro- llo de las plantas. Es cierto que no podemos generalizar esta acción benéfica para todos los vegetales, puesto que hay algunos que no aprovechan en nada la presencia de estas sales para su desarrollo; pero para la mayor parte de ellos los componentes del calcio (carbo- nato y bicarbonato) constituyen un factor de primer orden para su crecimiento. Deherain (1) dice, refiriéndose a la acción de las sales de calcio : « Viendo a las leguminosas aparecer sobre suelos que no las tenían, tan pronto como estos suelos reciben abonos calcáreos, se puede estar seguro que si la cal no es necesaria a su crecimiento, lo que ignora- mos, — faltan experiencias regularmente dispuestas para dilucidar esta cuestión, —ella ejerce, por lo menos, sobre el desarrollo de un gran nú- mero de especies de esta familia una acción de tal modo favorable, que les permite luchar victoriosamente contra las otras especies que hasta entonces ocupaban el suelo. «No sería menester, sin embargo, afanarse en generalizar esta no- ción. Si M. Demoussy y yo hemos acrecentado cosechas de trébol, al- falfa y de arvejas sembradas en la terre de bruyére, abonándola con calcáreo, hemos reconocido, por otra parte, que esta sal ejercía una influencia absolutamente funesta sobre la vegetación de los altramu- ces azules o amarillos, sembrados en esta misma terre de bruyere : ellos (1) Deherain, página 166. 1902. 192 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA han prosperado, florecido y formado semillas cuando ella ha quedado sin adición; han languidecido y muerto rápidamente cuando se ha agregado calcáreo, mismo a la débil dosis de 2 por ciento... Se sabe, sin embargo, que los vegetales elaboran a menudo ácido oxálico; ahora, según M. Loew este ácido ejerce una acción funesta sobre el núcleo de las células; una de las funciones de la cal sería, precisamente, pre- cipitar este ácido oxálico, insolubilizarlo. » Más adelante, en página 655 agrega: <« De todos modos, si la cal ejerce así efectos muy favorables, pre- senta el inconveniente de ser fatal a especies vegetales útiles: casta- ño, altramuz amarillo, etc.; por otra parte, disolviendo el humus atacable parece hacerlo desaparecer bastante rápidamente para dejar, después de algunos años, las tierras ricas en cal y no húmicas, en un estado de agotamiento que no se repara sino lentamente. » Sin embargo, las cantidades de cal contenidas en las aguas pam- peanas se alejan de tal modo de las proporciones que podrían ser con- sideradas como nocivas para las especies citadas, que se puede ase- eurar que ellas no alcanzarán a tener esa influencia. De cualquier modo que sea, las cantidades de sales de calcio que contienen las aguas pampeanas pobres, relativamente pequeñas, no alcanzan a tener una influencia funesta sobre la generalidad de las plantas, mientras que, en cambio tiene lugar una acción tónica, que contribuye al mejor desarrollo del vegetal. Entre otras propiedades de los compuestos del calcio merecen ser citadas como importantes: 17 Que coagulando la arcilla de las tierras fuertes, éstas no se trans- forman ya en barros impermeables; 2% Que los abonos calcáreos y notablemente la cal atacan la mate- ria nitrogenada de la tierra arable y provocan la formación de una pequeña cantidad de amoníaco. Al principio de su aplicación la cal retarda la nitrificación, creando en el suelo un medio alcalino para que el fermento nítrico pueda vivir; pronto, sin embargo, la cal se carbonata, ella es ahora como la marga... absolutamente favorable a la nitrificación, siendo necesaria la presencia de una base salificable para saturar el ácido nítrico a medida que se produce (1). 3 Que las sales de calcio determinan la precipitación incompleta de las materias negras del humus, la preservan así de los desperdi- cios de las tierras pobres; la disolucion orgánica calcárea que persis- (1) DEHERAIN, loc. cit. AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 193 te después de esta precipitación parece ser muy favorable al desarro- llo de un gran número de especies, sobre todo en la primera edad; 4% Los abonos calcáreos actúan sobre los fosfatos de sesquióxido que se forman espontáneamente en la tierra arable. Ellos los descom- ponen y llevan el ácido fosfórico a un estado más favorable a la asi- milación; 5% En fin, introduciendo cal en el suelo, se le rinde apto para pro- ducir ciertas especies para las cuales la cal es un alimento necesario, se da a estas especies una ventaja en la lucha por la vida, que ellas empeñan contra las que cubrían el suelo; éstas últimas se encuentran, al contrario, en condiciones menos ventajosas y concluyen por desapa- TeCer... Sin entrar en otros detalles sobre la influencia de las sales de cal- cio, pasaré a considerar brevemente la acción de las de magnesio. Sales de magnesio. — La presencia de las pequeñas cantidades de bicarbonato de magnesio que pueden contener aun las aguas pampea- nas más ricas en él, dentro del grupo débilmente mineralizado, no tie- nen influencia apreciable sobre la vida de las plantas, y si en algunos casos alcanzaran a tenerla, sería en forma favorable, por cuanto pro- porciones no elevadas de dicha sal constituyen un alimento para las plantas. Según G. Ville, la ausencia de la magnesia en un terreno po- dría comprometer el desarrollo del trigo. Según Loew la magnesia desempeña un papel de mucha importancia: en los líquidos que circulan en las plantas, la magnesia se une al áci- do fosfórico por doble descomposición, formando fosfato de magnesio, el cual se disocia fácilmente dando ácido fosfórico libre que pasará a formar parte integrante de la nucleína y de la lecitina. A dosis elevadas, las sales de magnesio en disolución en el agua pueden ser causa de la muerte de ciertos vegetales. Sílice. — Las aguas pampeanas llevan en disolución cantidades de sílice combinada que no tienen, para las plantas, ninguna importancia. Sobre la influencia de este constituyente del agua se ha discutido muchísimo, afirmando unos que ejerce una acción variable para el desarrollo de las plantas y negando, otros, que dicha acción tenga lugar. Las experiencias realizadas hasta ahora demuestran que por lo menos es indispensable para el buen crecimiento de algunas especies. Si bien se ha observado que la avena crece mejor en un medio provis- to de una cierta cantidad de sílice, dicho vegetal crece y se desarrolla perfectamente sin la intervención de ese elemento y en experiencias AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXI 13 194 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA realizadas sobre el maíz por Víctor Jodin se deduce que el grano de maíz germina y produce una planta de desarrollo normal, sin que in- tervenga la sílice en su alimentación. Por otra parte, está demostrado para muchas plantas, que si la sí- lice no favorece mayormente su crecimiento, no ejerce tampoco una acción negativa, pues los vegetales se concretan a recibirla conjunta- mente con las substancias fertilizantes, sin hacerla intervenir, en la mayoría de los casos, en los actos de nutrición. Fosfatos. — El ácido fosfórico contenido en las aguas pampeanas es poco; sin embargo conviene tenerlo presente, a causa de que las sales de dicho ácido contribuyen eficazmente para el desarrollo de las plan- tas, como lo ha demostrado Georges Ville, Th. de Saussure, Loew, Berthelot y otros. Th. de Saussure, escribía ya en 1804: « Yo he encontrado el fosfato de calcio en todas las. cenizas de plantas analizadas y no hay razón de creer que ellas pueden existir sin fosfatos. » Las experiencias realizadas por Ville le autorizan a afirmar que la supresión del fosfato de cal, de la alimentación de la mayoría de las plantas, es causa suficiente para que unas languidezcan y otras mue- ran. El mismo autor ha comprobado que el trigo cultivado en terre- nos pobres en fosfatos, absorbe hasta los últimos restos de esta sal, aprovechándola de tal manera que el peso de la cosecha seca, aumen- ta proporcionalmente a la cantidad de ácido fosfórico asimilado. La asimilación del fósforo, según se desprende de los trabajos realizados hasta la fecha, se efectúa bajo la forma de fosfatos. Estos existen en la nucleína, formando parte integrante de su molécula y Loew hace notar que se observa que el ácido fosfórico se dirige hacia las partes donde los núcleos y las células se multiplican, acumu- lándose en regiones que deben constituír más tarde, el sitio de un. aumento rápido con multiplicación de las células, v. gr., en los granos. Por otra parte, no es un misterio la existencia del fósforo como parte integrante, en la lecitina, substancia que se encuentra tanto en los seres animales como en los vegetales. Habiendo dicho que las aguas pampeanas contienen poco fosfato, parecería fuera de lugar tratar, con alguna extensión el tópico. Pero es que las aguas disuelven, a medida que su contenido en ácido fos- fórico se va agotando, nuevas cantidades de fosfatos, explicándonos de este modo cómo las pequeñísimas dosis de dicha sal pueden tener influencia apreciable sobre el crecimiento de las plantas. AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 195 Schloesing (hijo) (1) ha hecho la siguiente experiencia : por medio del agua ha extraído de una tierra de Joinville, 1**'02 de ácido fosfó- rico por litro y ha observado que esta cantidad no se modifica cual- quiera que sea la proporción de agua que contenga la tierra. Se establece una especie de equilibrio entre las acciones químicas muy complejas que tienden, unas a insolubilizar, otras a efectuar la diso- lución de este ácido, de tal modo que si una causa extraña cualquiera hace disminuir la proporción del ácido fosfórico disuelto, entrarán en disolución nuevas cantidades, restableciéndose la concentración pri- mitiva. Luego, si las raíces de las plantas se apoderan del ácido fosfó- rico contenido en el agua, éste será reemplazado por una nueva pro- porción, de manera que los vegetales tendrán siempre a su disposición los fosfatos disueltos que les son necesarios, quedando, de este modo, demostrado que las raíces son capaces de utilizar las más débiles cantidades de ácido fosfórico que el agua pueda tener en disolución. Hierro. — A pesar de las demostraciones de Boiret y Paturel refe- rentes a la acción tóxica de las sales de hierro, entre cuyas experien- clas merecen especial mención las efectuadas con avena y garbanzos cultivados en medios líquidos constituídos por disoluciones diluídas de sulfato de hierro, en las cuales dichas plantas no han sobrevivido, se ha constatado que la vid sudamericana cultivada en terrenos cal- cáreos donde marcaban una clorosis aguda, era susceptible de trans- formar sus condiciones adquiriendo una hermosa coloración verde por adición, sobre el tallo, de diluciones de la sal de hierro a que se ha hecho referencia. Se ve que la acción de las sales de hierro se manifiesta sobre la parte clorofílica a la que le devuelve su coloración verde caracterís- tica; pero sin embargo nose ha probado en forma convincente que la asimilación de las sales en cuestión sea la causa de la desaparición de la enfermedad. Donde resulta verdaderamente eficaz su interven- ción es en aquellos casos en que se trata de terrenos muy calcáreos, donde el potasio está, sin duda, al estado de carbonato. En ellos el sulfato ferroso transforma dicho carbonato en sulfato, que no siendo ya retenido por las propiedades absorbentes del suelo, puede ser asi- milado fácilmente (2). Leclere du Sablon (3) incluye al hierro en el grupo de diez cuerpos (1) Comptes rendus, tomo XXVII, páginas 236 y 327. (2) DEHERAIN, loc. cit., página 890. (3) Traité de physiologie végétale et agricole, página 293. 1911. 196 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA simples indispensables, y en página 299 agrega: «El hierro es indis- pensable pero es menester que sea poco; las cenizas raramente con- tienen más de 0.2 por ciento. Hemos visto que el hierro era necesario para la formación de la clorófila. Sin embargo la clorófila no contiene hierro. Parece que la ausencia del hierro crea en la planta un estado patológico que imposibilita la formación de la materia verde. Por otra parte, las plantas sin clorófila tienen, también, necesidad de hierro. A una dosis elevada, las sales de hierro son tóxicas. » No obstante ésto, en ciertas plantas E. Haensel ha encontrado hasta 0.69 por ciento de materia seca, calculada como óxido, y en la espinaca 0.44 por ciento. Del mismo modo que el sulfato se comportan el cloruro férrico y el ferrocianuro de potasio, en cuanto se refiere a la destrucción de la clorosis en los vegetales. Lo que no está bien dilucidado es el estado de combinación en que el hierro se encuentra en los vegetales, aunque hay quien opina que podría estar en un estado de combinación análoga a la del hematóge- no de Bunge (1). Las aguas pampeanas contienen sales de hierro en proporciones reducidas en unos casos y relativamente elevadas en otros; pero pue- de afirmarse que la presencia de algunos centigramos o miligramos por mil no puede afectar en lo más mínimo el buen desarrollo de las plantas, aportando, más bien, un elemento que en tales proporciones se comportará como un alimento importante, favoreciendo el creci- miento de los vegetales cultivados en terrenos naturalmente humede- cidos, o irrigados artificialmente por aguas, que no llevando en diso- lución otros materiales nocivos para ellas, contienen sales de hierro en la dosis a que nos hemos referido. Sales de aluminio. — Recientemente, la doctora María Luisa Co- banera ha estudiado la influencia del aluminio en algunas plan- tas (2) habiendo llegado a una comprobación que tiene mucha seme- janza con lo que hemos dicho para las sales de hierro, es decir, que las sales de aluminio, a una cierta dosis se comportan eficazmente para el desarrollo de los vegetales, mientras que proporciones mayo- res podrían malograr el crecimiento. Ya los estudios practicados por Berthelot y André habían demos- trado que el aluminio existía en proporciones sensibles en las cenizas (1) M. SoAvE, Cháímica vegetale e agraria, tomo 1, página 352. 1911. (2) Tesis de doctorado en química y farmacia. AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 17 de las plantas anuales provistas de raíces abundantes y profundas, v. gr., la medicago, convolvulus, etc. En las cenizas de algunas variedades de licopodio se ha encon- trado proporciones relativamente grandes, variables entre 6-22 y 27 por ciento, al parecer al estado de acetato. En los últimos años se ha realizado en Tokio experiencias sobre la cebada y el lino, habiéndose llegado a la conclusión de que dosis moderadas de sales de aluminio ejercen una acción estimulante sobre su desarrollo. Lo mismo que en el caso de las sales de hierro, debo hacer notar que las aguas pampeanas no tienen en disolución sino muy pequeñas cantidades de sales de aluminio, tales que no alcanzan en ningún caso a aproximarse a las cifras máximas que las plantas pueden absor- ber sin inconveniente para su conservación y desarrollo. Por este motivo, las aguas de referencia, en lo que a dichas sales se refiere, no pueden ocasionar disturbios en la vida de los vegetales, por lo menos en aquellos que han sido estudiados, si bien es cierto que no les dan todo el material que sería menester. Nitratos. — El ázoe constituye uno de los elementos que más impor- tancia tienen para la vegetación. Es así que se le encuentra en las plantas constituyendo una de las substancias que forman parte de los principios inmediatos contenidos en ellas. Mucho se ha discutido sobre la acción del ázoe en la vegetación, sobre todo cuando se ha estudiado en sus distintas combinaciones, pues mientras unos afirman que el ázoe amoniacal no presta servi- cio ninguno, otros con Mazé y Muntz demuestran que en el estado de combinación expresado puede intervenir en la constitución de los albuminoides. Mazé ha agregado, además, una observación nueva y es que si se disminuye la proporción de nitrato de sodio (con que ade- más del sulfato de amonio alimentaba plantas de maíz) la producción disminuirá en una cierta proporción ; pero esta proporción se elevará de nuevo si al mismo tiempo que se disminuye los nitratos, se hace otro tanto con el sulfato de amonio. De manera que se desprende de ésto, que las sales amoniacales pueden estar combinadas en el agua por emplear en agricultura, a condición de que sus proporciones no sean excesivas, hecho que, por otra parte, es rarísimo. Los nitratos que, para desgracia de las plantas, no constituyen un elemento normal del agua subterránea y cuya presencia siempre de- muestra la existencia de una condición anormal, no deberían, por este motivo, ocupar nuestra atención, puesto que, como se acaba de 198 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA decir, las aguas en general, incluídas las de procedencia pampeana, carecen de estos compuestos y su presencia, cuando se les encuentra, puede ser debida a dos condiciones irregulares: contaminación por substancias orgánicas, o pasaje a través de regiones salitrosas. En ambos casos las aguas subterráneas se cargarán de cantidades varia- bles de nitratos, aumentando, hasta un cierto extremo, su poder fer- tilizante. Para probar la acción benéfica de las sales que nos ocupan, nume- rosos investigadores han efectuado ensayos, cultivando plantas distintas en medios exentos de ázoe, que han sido enriquecidos pro- gresivamente con nitratos. A este respecto, son conocidas las expe- riencias de Boussingault, entre las cuales merécese recordar una muy demostrativa, en la que empleaba mezclas de nitrato de potasio con fosfatos y cenizas para favorecer el desarrollo del Helianthus, substi- tuyendo luego el nitrato por el bicarbonato de potasio, para tener la comprobación de que no actuaba debido al elemento metálico, pues, al hacer el reemplazo obtenía una diferencia en el desarrollo, equiva- lente, para citar un solo ejemplo, a la relación entre 21.111 y 0.291 gramos de materia vegetal elaborada (1). Otras experiencias fueron realizadas por Digbé, Glauber, Heushan, Villes, S. Clóez, el príncipe de Salón Hortsmar, etc., con el mismo resultado en lo que se refiere a la acción nutritiva de los nitratos. En este país el doctor S. A. Tieghi (2) ha efectuado numerosas experien- cias sobre leguminosas, llegando a comprobar una vez más la forma decisiva como interviene en favor del mejor desarrollo de las mismas. ln las aguas pampeanas no existen normalmente, como se ha dicho, nitratos, más que en las proporciones de vestigios, por-lo cual es natural que se deba concluir que dichas aguas no llenan, en la vege- tación, el rol que debieran, puesto que no llevando en disolución este elemento fertilizante por excelencia, se hace necesario agregarlo expresamente y de ahí el motivo por el cual nuestros terrenos nece- sitan ser abonados para obtener de ellos el máximum de rendi- miento. (1) DERAHIN, loc. cit., página 105. (2) El ázoe en la vegetación. Tesis. AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 199 Resumen del capítulo segundo En esta parte hemos considerado en particular cada uno de los componentes del agua pampeana en su relación con la vegetación; en esa forma hemos visto que unas sales son aptas para el crecimiento de los vegetales y otras están en cantidades tales que, forzosamente deben serles perjudiciales. Pero considerando a las aguas pampeanas en conjunto, ya la de- ducción de un juicio se hace más complicada. Sin embargo, cabe aquí la división, no ya en aguas poco y muy mineralizadas, porque, como se ha dicho, la cal es necesaria al buen desarrollo de los vegetales, sino en: 1? aguas pobres en sales de hierro, magnesio y alcalinos (carbonatos y bicarbonatos); y 2” aguas ricas en dichos constituyen- tes; las primeras buenas y las últimas dañosas para el riego. Felizmente, los carbonatos y bicarbonatos no constituyen los prin- cipales componentes de las aguas que tratamos, pues en las fuerte- mente mineralizadas sus proporciones son muy reducidas y sólo con rara frecuencia alcanzan a cifras que las puedan hacer perjudiciales para el riego. Es claro que mucho van en ello las condiciones del suelo, de manera que a veces una escasa permeabilidad es causa de la con- centración de dichas aguas, en cuyo caso llegan a ocasionar graves perjuicios a las plantas. En cuanto a las sales de magnesio, pueden ser consideradas benefi- ciosas en las aguas débilmente mineralizadas y en algunas de las mine- ralizadas, pero en gran parte de estas últimas están en proporciones tales que su empleo ocasionaría perjuicios importantes a la vegetación. Para terminar podremos decir que según el profesor Heiden, de Hannover, para que un agua pueda ser considerada buena para el riego, debe tener una composición aproximada a la siguiente (1): Por ciento Ácido sulfúrico en SO,.......... 0.03 — carbónico en CO,......... 0.175 — nítrico en HNO,.......... 0.010 — clorhídrico en HCl........ 0.030 Óxido de calcio en Ca0......... 0.109 — de magnesio en MgO...... 0.008 — de potasio en K,0O......:. 0.010 — de sodio en Na,O......... 0.025 (1) E. H. DUCLOUX, Aguas de riego. Congreso Panamericano, página 35. 200 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA según el cual se deduce que muchas de las aguas pampeanas clasifi- ficadas como muy mineralizadas podrían ser utilizadas con ventaja en el riego de las plantas. En el cuadro que antecede, faltan, sin embargo, elementos de suma importancia, como serían el fósforo y hasta el hierro, puesto que este último, si bien es cierto que no es indispensable para la vida vegetal, resulta de una eficacia evidente en muchos casos en que, plantas ata- cadas de una anemia que las conduce lentamente a la muerte, son restituídas a la vida mediante el empleo de pequeñas cantidades de hierro que, tonificando la clorófila, le devuelven su hermosa colora- ción verde primitiva. - CAPÍTULO TI EL AGUA PAMPEANA EN LA ALIMENTACIÓN DEL GANADO Teniendo en cuenta los numerosos tipos de agua que se encuentran en las distintas napas que componen el loes pampeano, es sumamente difícil tratar este punto en una forma general. Por otra parte, no de- bemos olvidar que dada la diversidad de: especies animales a que se refiere este capítulo de la parte III, no es posible aplicar el mismo criterio para todos, pues es sabido que unas especies asimilan mejor ciertos componentes minerales que otras, a las que, en cambio, suelen ser favorables, precisamente las sales que son nocivas para aquéllas. No se tiene, tampoco, datos de precisión en lo que se refiere a la acción de las sales minerales sobre el organismo de los animales, por lo que se hace más dificultosa la tarea de estudiar la acción de las aguas sobre los animales. E Sin embargo, voy a tratar de hacer algunas consideraciones más O menos generales. En primer lugar débese notar que la división que en páginas anteriores se hizo, en aguas potables y no potables, no puede ser estrictamente aplicada, tratándose de animales, pues, en- tre las últimas las hay que pueden prestar grandes servicios a la ali- mentación del ganado, si bien es cierto que existen excepciones. Pero, en lo que a las primeras se refiere, es decir, a las potables, debido a su escaso contenido mineral se prestan perfectamente bien a la ali- mentación de los animales; las mismas aguas tolerables constituyen una excelente bebida para ellos. Ya cuando se trata de las aguas muy mineralizadas es más difícil emitir juicio. Su acción sobre los anima- AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 201 les se manifiesta distintamente, según sea más ó menos rica en una ú otra sal. Es claro que un agua con abundantes cloruros será tolerada sin mayores inconvenientes, si dichos cloruros corresponden al sodio solamente; en cambio, su acción dañosa se manifestará claramente en el caso de tratarse de cloruro de magnesio. Con los sulfatos tiene lugar algo muy semejante, siendo en igual- dad de condiciones menos perjudicial el de calcio que el de magnesio, por ejemplo. Es frecuente observar que, animales de cualquiera especie al ser trasladados de un campo a otro, presentan síntomas de enfermedad, que se manifiestan en forma de fuertes diarreas que concluyen por producir el enflaquecimiento de los animales. Esto es debido a la ma- la calidad de las aguas, ricas, muchas veces, en cloruro de magnesio y sulfatos de sodio y de magnesio. | En general, puede decirse que las aguas fuertemente mineraliza- das admiten una división en tres clases, teniendo en cuenta su apli- cación en ganadería: 1% aguas tolerables para su alimentación ; 2 aguas no aplicables por exceso de sales en disolución; y 3” aguas que sin ser tan ricas en sales como en las anteriores, tienen propor- ciones elevadas de ciertas de ellas, por ejemplo, sulfatos de magnesio y de sodio. Por más que mis deseos habrían sido dar algunos datos sobre las composiciones medias más convenientes para la alimentación de al- gunas especies animales, no me ha sido posible; pero refiriéndome la aplicación del agua pampeana en la alimentación del ganado, diré que unas son muy útiles, mientras que otras resultan completamente perjudiciales. En la provincia de Buenos Aires hay una gran exten- sión de subsuelo que produce aguas buenas para dicho uso; en canm- bio en varios pueblos, v. gr., Bahia Blanca, General Lavalle, General Villegas, Adolfo Alsina, es difícil encontrar aguas subterráneas que presenten una composición adaptable a tal fin. En el resto del país tiénese aguas que se prestan bien para este uso en Entre Ríos, parte de Tucumán, parte de San Luis y de Mendoza, mientras que en Cór- doba, Santiago del Estero, Salta, etc., las aguas subterráneas son, en general, demasiado ricas en contenido mineral, lo que las hace dese- chables para los fines a que se hace referencia. 202 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA CAPÍTULO IV EL AGUA PAMPEANA EN LA INDUSTRIA Así como en la alimentación humana, animal y de las plantas es menester que el agua reuna un determinado número de buenas condi- ciones, en la industria se requiere, también, que ella se sujete a com- posiciones especiales, variables de acuerdo con el fin a que se las destina. Una de las principales aplicaciones consiste en el empleo en los generadores de vapor, siendo igualmente utilizada con fines industria- les, en la elaboración de un sinnúmero de productos, en los que el agua entra sea como vehículo, como disolvente o formando parte de la composición misma de las substancias elaboradas. En algunas de dichas industrias (fabricación del azúcar, curtidu- ría, ete.) la presencia de ciertos componentes químicos constituye un inconveniente gravísimo, al extremo de que podría dar lugar a reae- ciones que malograrían los fines perseguidos. Por ejemplo, el agua exenta de sales permite obtener, en las fábricas de azúcar: una pro- longación del poder decolorante y del de absorción del negro animal, una economía de papel pergamino en ósmosis y una fácil extracción del azúcar por difusión. En esta última operación, que consiste en ex- traer de la materia prima el jugo azucarado merced al fenómeno de ósmosis, el agua debe estar, en lo posible, exenta de sales disueltas, porque al efectuar luego la concentración, las materias minerales es- tarán en el jugo en proporción tanto más elevada cuanto mayor haya sido el contenido salino del agua utilizada. La ósmosis, fenómeno que, como se ha dicho, interviene en la operación de que hemos hablado, se efectúa bien con aguas puras, mientras que, con aguas impuras, las paredes permeables de las hojas de pergamino se obstruyen, dificul- tando su funcionamiento que, indudablente, se hará mal. Las sales minerales disueltas en el agua influyen, también, en sentido negativo, en el lavaje del negro animal, puesto que, siendo absorbidas por éste le harían perder su poder decolorante, haciéndose indispensable para regenerarlo el tratamiento al ácido clorhídrico diluído, para eliminar las sales de calcio y de magnesio, y lavaje posterior al agua pura. En la industria del papel, especialmente cuando se trata de papel de buena calidad y sobre todo en los de filtro, las sales minerales di- Ai o AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 203 sueltas en el agua podrían constituír un serio inconveniente, pues las sales calcáreas, aparte de la posibilidad de quedar depositadas sobre el papel de filtro, al efectuar el encolado de los distintos tipos de pa- pel habría que lamentar la precipitación de la resina de la solución de resinato empleada en dicha operación, no sobre el producto por encolar sino al estado de jabón calcáreo. La presencia, en el agua, de ciertas cantidades de sales de hierro imposibilitaría la obtención de papeles blancos o de colores débiles, pues la coloración pardo-rojiza de los óxidos o de las lacas de hierro altera el tinte de las pastas pre- paradas al efecto. ( En la elaboración de la cerveza origina consecuencias lamentables el uso de aguas cargadas de materia orgánica, pues ellas constituyen un buen caldo de cultura para los organismos (hongos) que comprometen la germinación de la cebada, de cuya operación depende el buen resul- tado de la fabricación. Influye, también, la materia orgánica, en sen- tido desfavorable en la fermentación, y terminada la fabricación de la cerveza, impide su buena conservación. Son desechables para el mismo uso las aguas que contienen amoníaco (libre o combinado), nitritos o nitratos que, en el maltaje y en la fermentación facilitan el desarrollo de los microorganismos extraños y dan lugar, en determinadas con- diciones, a reacciones químicas ajenas a la fabricación. Si las aguas que se emplean contienen proporciones muy altas de sales de calcio y de magnesio tendrán igualmente, una influencia nefasta; impedirán, las primeras, que la fermentación se verifique normalmente y las últi- mas disminuirán la actividad de la diastasa en la operación del bras- sage. (Los mismos inconvenientes se presentan, también, en la elabo- ración del alcohol.) Constituirán, asimismo, un factor negativo para la buena conservación de la cerveza, que requiere una cierta acidez, la que puede ser neutralizada parcial o totalmente por los carbonatos alcalino-terrosos. No obstante, ocurre con las sales de calcio, especialmente con los sulfatos, un hecho digno de ser tenido en cuenta; en efecto, en pequeña proporción el sulfato de calcio contenido en el agua da a la cerveza cualidades apreciables: buen gusto, coloración y bue- na conservación, al extremo de que las aguas selenitosas han sido siempre apreciadas como excelentes para la fabricación de la eer- veza. En resumen, conviene que las aguas que se empleen con los fines que anteceden reunan estas condiciones: pobres en materia orgánica : menos de 0%005 por mil; mediana proporción de sales de calcio y de 204 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA magnesio: 0.10 a 0.20 por mil; y privadas de nitritos, nitratos y sales amoniacales. En la fabricación del celuloide y en la de la seda artificial es tam- bién la influencia de las sales de calcio la que se manifiesta en forma perjudicial, pues en el primer caso las aguas ricas en este componente disminuyen la transparencia del producto y en el último impiden la obtención de sedas de buena calidad. En las manipulaciones concernientes a la elaboración de las mate- rias colorantes es indispensable utilizar aguas muy pobres en sales minerales, pues las disoluciones de los colorantes aumentarían las proporciones de sales al efectuar la concentración, ocasionando, a ve- ces, como sucede con la alizarina, combinaciones que pueden llegar a malograr la fabricación. En las tinturerías, lavaderos, fábricas de tejidos eindustrias afines, de jabones, etc., las aguas ricas en sales alcalino-terrosas se prestan igualmente mal, pues en la mayoría de ellas dichos elementos se com- binan a la masa saponificada, dando lugar a la formación de jabones insolubles y ocasionando la pérdida de cantidades apreciables de lejía alcalina. Del mismo modo que las sales alcalino-terrosas, tienen influencia, generalmente, en sentido negativo los demás elementos contenidos en el agua, v. gr., cloruros, carbonato de sodio, de potasio, nitratos, sales de hierro, ete. Los cloruros no constituyen, en el agua débilmen- te mineralizada un elemento cuyas proporciones merezcan ser tenidas en cuenta en sus aplicaciones en la industria, siendo, en cambio, im- portante hacer la observación de que el empleo del tipo que hemos llamado fuertemente mineralizado, puede ocasionar inconvenientes graves, subsanables solo por una corrección previa. En cambio los carbonatos alcalino-terrosos llegan a veces, aun en las aguas pobres, a proporciones tales, que resulta evidente la necesidad de corregirlas antes de destinarlas a ciertos usos industriales. En las industrias someramente tratadas, así como en otras cuya enunciación he omitido por no dar demasiada extensión al capí- tulo que nos ocupa, ejercen las aguas pampeanas una acción va- riable, dependiente de la naturaleza de la industria y de la composi- ción del agua. Hemos visto que en la fabricación de la cerveza las aguas que contienen en disolución cantidades medianas de sales de calcio y de magnesio, son consideradas excelentes, mientras que las mismas serían de un uso imposible en la industria de las materias co- lorantes. De modo entonces que es de todo punto imposible, al hablar AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 205 de las aplicaciones industriales de las aguas subterráneas proceden- tes de terrenos de formación pampeana, hacerlo en una forma gene- ral, debiendo concretarnos a tratar particularmente cada industria, teniendo por base las consideraciones que se han hecho en páginas anteriores, O a lo sumo reunir por grupos a aquellas que exijan con- diciones semejantes. Así, pues, diré que las aguas pampeanas óligometálicas son de una aplicacion óptima en la fabricación de la cerveza, del azúcar, alcohol, y buena en la de los jabones, tejidos, lavaderos, ete.; mientras que debido a las sales de calcio que contienen, no se prestan como sería de desear, en la elaboración de las materias tanantes y del papel, si bien sabemos que, no obstante lo expuesto, se emplean sin previa corrección en este país. Las aguas fuertemente mineralizadas no se comportan en una for- ma recomendable para ninguna de las industrias a que se ha hecho referencia, pues en ellas no son solamente las sales alealino-terrosas las que deciden el éxito de la manipulación, sino que intervienen los cloruros y carbonatos alcalinos, los sulfatos, nitratos, etc., dando a los productos que se destinan a la alimentación un aspecto y sabor dese- chables, y formando en otras industrias combinaciones que compro- meten su buen resultado. Demás está decir que el abundante conteni- do de algunas sales, por ejemplo, el cloruro de sodio puede llegar a ser conveniente en las industrias que utilizan dicho producto como materia prima, cual ocurre en la fabricación del jabón, en la que el cloruro de sodio se utiliza para su insolubilización. Pero donde el empleo del agua debe estar sometido a las más seve- ras condiciones es en la alimentación de los generadores de vapor, en cuyo interior tienen lugar las más curiosas transformaciones, origi- nadas por reacciones químicas que se manifiestan a consecuencia de varios factores: temperatura, concentración de algunos compuestos salinos, etc. Estas transformaciones pueden dar lugar a fenómenos de depósito «dle substancia sólida sobre las paredes internas de las calderas (incrus- taciones) o a ataque de los metales que las constituyen (corrosiones) que es necesario suprimir sí se quiere evitar los numerosos inconve- nientes que dichos fenómenos pueden ocasionar, v. gr., pérdida de calor por mala conductibilidad del depósito incrustado, con el consi- guiente aumento en el gasto de combustible, y otro más grave aún, cual es que en ciertas condiciones, debido a la mala conductibilidad «le estos depósitos adherentes, se producen dilataciones desiguales 206 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA que originan grietas, dando pasaje al agua que en contacto, luego, con la pared externa calentada al rojo produce una volatilización tan brusca y abundante, que puede determinar la explosión de la caldera. En las aguas en general existen sales cuya presencia no presenta inconveniente en la alimentación de las calderas, pudiendo citar en- tre éstas el sulfato de potasio y los nitratos de sodio y de potasio. Los cloruros no dan lugar a la formación de depósitos adherentes, pero en cambio tienen el inconveniente de ser corrosivos a causa de su des- composición por el calor, sobre todo en presencia de las sales de mag- nesio, en hidrocarbonato de dicho metal alcalino-terroso y ácido clorhídrico, el cual es arrastrado por el vapor y ataca el metal del ge- nerador, provocando corrosiones en el mismo. Pero un grupo importante de sales minerales contribuye a la for- mación de los depósitos minerales (incrustaciones) de que hemos ha- blado en páginas anteriores, entre las cuales las más importantes son : el carbonato de calcio y el de magnesio, disueltos, como se sabe, a favor del anhídrido carbónico, y los sulfatos correspondientes ; de menor interés son los óxidos de hierro y de aluminio, los silicatos al- calinos, ete. Carbonato de calcio. — Es como se ha dicho, casi insoluble en el agua, pero gracias al anhídrido carbónico se incorpora a ella en pro- porciones considerables. Pero cuando el agua es sometida a la acción del calor en el interior de las calderas, el anhídrido carbónico es des- alojado rápidamente, y volviendo a tener la sal de calcio el índice primitivo de solubilidad, no puede mantenerse en disolución y enton- ces precipita al estado de carbonato de calcio. Agréguese que sl el agua es llevada hasta la temperatura de 1509 C. la precipitación es total a causa de su completa insolubilidad en el agua a la expresada temperatura. Las aguas pampeanas, poco y muy mineralizadas, contienen canti- dades variables de sales de calcio en disolución; pero podríase afir- mar sin temor de equivocarnos, que en el grupo de las primeras las proporciones en que están contenidas no malograrían el buen funcio- namiento de los generadores de vapor, puesto que corrientemente estas aguas contienen cantidades aproximadas a 0*%10 de óxido de calcio por litro. Es evidente que la acción consecutiva del agua, que periódicamente debe ser renovada, influirá para que con el tiempo el . depósito producido sea considerable; pero hay que tener en cuenta que no es posible el empleo del agua destilada, que sería el ideal, y entonces, dentro de la relatividad de las cosas, debemos conceptuar AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 207 al agua pampeana débilmente mineralizada como un buen material para la alimentación de los generadores de vapor. Si no fuera que la presencia de otras sales influye para que el car- bonato de calcio, en sí poco adherente, modifique sus propiedades fí- sicas, la existencia de esta sal en el agua no sería un factor de tanta importancia, porque siendo poco adherente, el precipitado formado se iría conjuntamente con las aguas de lavaje al efectuar la limpieza de las calderas, cosa que no tiene lugar, como consecuencia del estado especial que adquiere en presencia de las demás sales incrustantes. Carbonato de magnesio. — Cuanto se ha dicho para el carbonato de calcio podría repetirse para el de magnesio. Hay que hacer notar so- lamente, que este último es más soluble en el agua que aquél, a la temperatura ordinaria. Cuando debido a las presiones que es necesario provocar en el in- terior de las calderas la temperatura del agua se eleva considerable- mente, el carbonato de magnesio se descompone y da origen a óxidos de magnesio, hidratados, que entran a formar parte de las inerusta- ciones. Esta sal se encuentra, también, en disolución en las aguas pampea- nas, merced a la presencia del anhídrido carbónico, lo mismo que el calcio; pero salvo excepciones, sus proporciones son inferiores a las. de esta otra sal. Puede afirmarse que las cantidades contenidas en las aguas pampeanas óligometálicas no influyen mayormente en el funcionamiento de las calderas, ocurriendo lo contrario con el grupo de las fuertemente mineralizadas. Sulfato de calcio. — Pero la sal que tiene en alto grado las propie- dades incrustantes es el sulfato de calcio. Felizmente, el ácido sulfú- rico no es uno de los constituyentes que merezca la pena tener en cuenta en la constitución del loes pampeano, puesto que se le encuen- tra, por regla general, a la dosis de vestigios, por lo cual, lógicamen- te, el agua que no ha atravesado otra región distinta antes de llegar al pampeano, o que no corresponde a lugares provistos de depósitos de antiguos lagos, esteros, ríos, mares, etc., se verá privada de su pre- sencia, o si lo contiene será en proporciones cuya influencia tiene que ser indiscutiblemente limitada. Sin embargo, no debemos restarle toda importancia, por cuanto existen aguas del pampeano que lo con- tienen en proporciones elevadas, que llegan, en algunos casos, a acer- carse al límite de saturación (2 /,, a 15% O.). Al funcionar las calderas, el agua sometida a temperaturas varia- bles se va despojando del sulfato contenido, por influencia de la tem- 208 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA peratura, proporcionalmente a la cual su solubilidad disminuye, y de la concentración del líquido. Cuando se trabaja a dos atmósferas la precipitación del sulfato de calcio es casi completa, pues a la tempe- ratura correspondiente, 1249 C., su solubilidad ha disminuído hasta 0.14 por ciento. A 1409 C. la precipitación es total; pero no toda la sal deja de pertenecer al agua por dicho motivo, pues contrariamente a lo que tiene lugar con el carbonato, en cuanto el agua vuelve a te- ner la temperatura ordinaria el sulfato de calcio comienza a disolver- se de nuevo, tanto más lenta e incompletamente cuanto mayor haya sido la temperatura a que ha sido sometido el líquido en cuestión. Esta propiedad no disminuye sino aparentemente sus malas con- diciones, porque la incrustación se forma mientras funciona la calde- ra, que es precisamente cuando existe el peligro. Esta inerustación es dura y muy adherente. Si además de sulfatos hay carbonatos alcalinos térreos, éstos se depositarán sobre aquéllos, haciendo más compacto y más duro el depósito adherente (1). Silice. — La sílice libre y la precipitada de los silicatos da lugar también a la formación de incrustaciones duras y adherentes, que van a aumentar el espesor del depósito formado, llegando, en algunos ca- sos hasta a desalojar a los ácidos menos fijos (2) como lo es el carbó- nico, combinándose luego con las bases. Las aguas pampeanas contienen cantidades sumamente variables de unos y otros elementos. Ya hemos dicho que la generalidad de las de la provincia de Buenos Aires responden al tipo: alcalinidad mayor que dureza y tienen un residuo poco elevado; estas aguas serían ex- celentes para la alimentación de los generadores de vapor, porque el depósito de substancia incrustante es casi despreciable en proporción a la cantidad de líquido empleada. Por otra parte, su relativa pobre- za en sulfatos las hace aun más aceptables. Pero en la misma provincia y en el resto del país hay otras varie- dades de agua en las cuales no siempre persiste la relación A > D, siendo más frecuente la inversa D > A, con riqueza de sulfatos y elo- ruros principalmente; de manera que sus efectos sobre las calderas no admiten comparación con las otras: éstas depositarán una canti-. dad bastante apreciable de substancia incrustante en e! interior de (1) M. E. VassaLti, Tesis, página 17. (2) J. J. KYLE, Anales de la Sociedad científica argentina, página 64. 1887. AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 209 las calderas, con los inconvenientes que son fáciles de imaginar. Por lo que antecede puédese afirmar que las aguas pampeanas po- bres en materia mineral son de excelente aplicación en las calderas, mientras que las de origen marino, de lagos, etc., son, precisamente, todo lo contrario. Corrosiones. — Aparte de la acción dle depósito que se verifica en el interior de los generadores de vapor, otra acción no menos dañosa tiene lugar en las mismas; esta es la corrosión, producida por la ge- neralidad de las aguas naturales, pudiendo haber aguas que reunan a un tiempo las dos propiedades: incrustantes y Corrosivas, como por ejemplo las aguas de mar. | Las corrosiones pueden ser debidas: a la influencia de las sales contenidas en el agua y a la intervención de los gases anhídrido car- bónico y oxígeno disueltos en la misma. Sin embargo, existen dudas sobre este último punto, a causa de que algunos autores, con Cush- man, no admiten la teoría de que el anhídrido carbónico sea capaz de dlar origen a la corrosión. Según el autor citado, la corrosión es un fenómeno electrolítico que tiene por sitio el hierro mismo y ella será tanto más débil cuanto más puro y homogéneo sea el hierro. Veamos la acción que pueden ejercer los elementos que forman parte de los constituyentes de las aguas pampeanas. Clorwros. — Ya hemos dicho que los cloruros, principalmente cuan- do se trata del de magnesio, se descomponen a 1009 GC. en presencia del agua, precipitando hidrato de magnesio y produciendo ácido clor- hídrico que ataca las paredes y piezas de los generadores. Cuando el agua contiene otros cloruros, en presencia de sales de magnesio, por ejemplo, de sulfato o de carbonato, éstos se descomponen dando lu- gar a la producción de cloruro de magnesio. MYg50, +— 2NaCl —= MgC1, — Na,SO, M200, + 2Na01= Mg01, +— Na,00.,. Este cloruro de sodio, se descompone a su vez cuando se halla en presencia de vapor de agua y de sílice, con producción, también, de ácido clorhídrico libre: SiO, | 2NaCI | H,O — Na,SiO, + 2HC1. Sulfatos. — Varios son los sulfatos que ejercen influencia corrosi- va sobre el hierro de las calderas, aun en frío. Los sulfatos alcalinos AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXI 14 210 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA se encuentran en el grupo de los corrosivos, y parece que su acción aumenta en presencia del anhídrido carbónico, gas que tiene la pro- piedad de favorecer, en general, la acción corrosiva de todas las sales. El sulfato de aluminio y el de hierro se descomponen en presencia del vapor de agua, produciendo ácido sulfúrico libre que corroe el metal : - Al, (SO,), + 3H,0 = Al,0, + 3H.,5S0.. Nitratos. — Cuando las aguas tienen nitratos, dos cosas pueden ocurrir: a) que éstos se descompongan dando ácido nítrico que atacará el metal; b) que por descomposición simultánea de los cloruros, con producción de ácido clorhídrico, se forme agua regia, en cuyo caso la corrosión que Ocasionará será mayor. Los nitratos no constituyen el elemento más común en el agua pampeana, en la cual no se les encuentra sino por excepción, de ma- nera que la importancia de su acción queda disminuída, a causa de las débiles proporciones en que se hallan contenidos. Carbonatos. — Generalmente estas sales se encuentran en las aguas al estado de bicarbonatos, de manera que el anhídrido carbónico se- micombinado se separa en presencia de las altas temperaturas, y una vez libre, actúa en forma perjudicial sobre ellas porque activa las. propiedades corrosivas de las sales. En los casos en que el agua, en vez de bicarbonatos contiene carbonatos: alcalinos, neutros, su in- fluencia pasa a ser favorable, pues éstos actuarán como desinerus- tantes, precipitando las sales de metales alcalinos térreos al estado de carbonatos insolubles, sin desprendimiento de anhídrido carbó- nico. Resumen del capítulo cuarto En resumen, las aguas pampeanas débilmente mineralizadas se prestan bien para la alimentación de los generadores de vapor, pues la cantidad de elementos corrosivos e incrustantes que contienen es tan pequeña, que no alcanza a actuar en forma perjudicial sobre el metal. En cambio las aguas de misma procedencia geológica, pero que tienen en disolución importantes cantidades de sales minerales, presentan una actividad incrustante y corrosiva especial, siendo su- mamente peligroso el empleo de estas aguas para los fines a que se: hace referencia. S A E E A A ARRARERA AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 211 La cantidad de bicarbonatos que las débiles contienen son más bien favorables como desinerustantes, pues, en presencia de pocas sales minerales la acción perjudicial del anhídrido carbónico se limita mu- cho y entonces, eliminado el exceso de dicho gas, los carbonatos al- calinos que quedan actuarán sobre la pared de las calderas como ver- daderos desincrustantes. Pero las aguas fuertemente mineralizadas dejarán de obedecer a esta ley en vista de que tienen muchas sales cálcicas y magnésicas en proporción a las débiles cantidades de bi- carbonatos contenidas. Finalmente, diré que las aguas pampeanas se dividen también en varios grupos gon respecto a la influencia que ejercen en el interior de las calderas: aguas neutras y aguas incrustantes, pudiendo hacer lo propio con respecto a las corrosión. CUARTA PARTE RELACIÓN ENTRE LAS COMPOSICIONES QUÍMICAS DE LAS AGUAS PAMPEANAS Y DE LAS DE OTRA PROCEDENCIA Si se compara las aguas pampeanas con las de otra procedencia geológica, no se observará nada que pueda llamarnos la atención, pues los componentes de unas están contenidos en las otras, en pro- porciones más o menos semejantes y más o menos diferentes, según el caso. Por esa razón, si se quisiera conocer con exactitud el origen de un agua determinada de la que se ignora la procedencia, se tropezaría con el inconveniente de la carencia de características, que hagan de las aguas pampeanas un tipo especial, inconfundible. Lo que ocurre es, precisamente, lo contrario: en las aguas pampeanas las hay poco y muy mineralizadas; las hay que son ricas en una sal determinada y pobres en la misma, de modo que presentan composiciones compa- rables y confundibles con otras aguas de distinto origen geológico. No es posible señalar en ellas una media de composición, por cuan- to se observa la existencia de todos los tipos imaginables. Si se tra- tara tan solo de aguas pluviales caídas sobre el pampeano libre de restos de antiguos mares, lagos o esteros desecados, sería fácil su 212 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA caracterización, porque entonces su composición dependería de la del loes, libre de esos restos salinos, en cuyo caso, ya lo hemos dicho, presentarían una composición determinada y característica. Pero consideradas en forma general, repito, no presentan un tipo único y su composición constituye una escala sumamente variable, que va desde lo más pobre en contenido mineral hasta lo más rico que se pueda imaginar. Consideradas independientemente tienen la característica de ser: las débilmente mineralizadas proporcionalmente ricas en alcalinidad, mientras que las fuertemente mineralizadas contienen cantidades relativamente ínfimas de carbonatos y bicarbonatos. QUINTA PARTE CONCLUSIONES 1* Las aguas que existen en el pampeano no tienen una composi- ción química que las haga semejantes entre sí; i 2* Estas diferencias consisten en las proporciones en que se en- cuentran los constituyentes minerales ; 3” Puede dividirse a las aguas pampeanas en dos tipos: 1% aguas poco mineralizadas (óligometálicas), y 2” aguas fuertemente minera- lizadas ; 4* Las aguas pampeanas de la provincia de Buenos Aires presen- tan la particularidad de tener, por lo general, la alcalinidad mayor que la dureza; 5* Se ha observado, en cambio, que en las aguas fuertemente mine- ralizadas del resto del país, la relación entre la alcalinidad y la dureza no persiste en la forma indicada anteriormente, pues en éstas la dureza es mayor que la alcalinidad ; 6” Las aguas pampeanas no tienen caracteres netos, propios; puede sí decirse que las débilmente mineralizadas presentan la par- ticularidad de tener muy pocos o carecer de sulfatos; los cloruros existen en muy pequeña cantidad, siendo relativamente ricas en bicarbonatos, mientras que las fuertemente mineralizadas contienen abundantes cloruros y sulfatos y poca alcalinidad ; 7* En cuanto a su aplicación, las primeras son potables y las últi- AGUAS DE LA FORMACIÓN PAMPEANA 213 mas inaptas para la alimentación. Las primeras pueden servir con ventaja para el riego y la alimentación del ganado y de los generado- res de vapor, y las fuertemente mineralizadas son perjudiciales para el riego y la alimentación de calderas, habiendo entre ellas algunas que pueden ser útiles como bebida para el ganado; 8* No existe una diferenciación neta entre las aguas pampeanas y las de otra procedencia geológica. PROYECTO DE INSTITUTO OCEANOGRÁFICO (MAR DEL PLATA) «Aquel a quien la inteligencia sólo concibe, que escapa a la percepción de los sentidos, que es invisible, eterno, alma universal, a quien na- die puede definir ni comprender, desarrolló su potencia. « Él resolvió, en su pensamiento, sacar de su propia esencia todos los seres, y depositó en las aguas, las que Él creó primeramente, el germen de la vida universal. » (MANAVA DHARMA SASTRA. — Génesis.) .. «Pues yo voy a las extremidades de la tierra fecunda, a visitar al Océano, padre de los dio- Ses... » (lada, canto XIV.) La idea de fundar un Instituto Oceanográfico en un punto de la costa marítima argentina, no es nueva, pero hasta la fecha han fraca- sado todas las tentativas realizadas en ese sentido, pues siempre se tropieza con dificultades al pretender llevar a cabo una fundación de ese género, sobre todo en naciones como la nuestra, que, joven aun, dedica con preferencia sus energías a especulaciones mercantiles. A pesar de ello, en el año 1909, el senador doctor Eugenio F. Ra- mírez, cuya trágica muerte lamentamos, presentó al Honorable sena- do de la provincia de Buenos Aires, y éste aprobó por unanimidad, un proyecto de ley, autorizando al Poder ejecutivo de esa provincia para invertir la suma de 200.000 pesos curso legal, en la construcción de un laboratorio de biología marítima y acuario en Mar del Plata. Desgraciadamente la Cámara de diputados no compartió con la de se- nadores la idea, siendo al año siguiente rechazado el proyecto Ra- mírez. AIN ts E ELA PROYECTO DE INSTITUTO OCEANOGRÁFICO 215 La creación del Instituto no obedece a la idea de realizar sólo es- tudios de ciencia pura, sino que, dentro de la esfera de la riqueza nacional, está llamado a desempeñar un importante papel, en el estu- dio y legislación de la pesca, tanto en nuestras aguas marítimas como fluviales. Lo que en su principio no pasa de una quimera, con tiempo se hace realizable, y más tarde necesario: creemos que la fundación del Insti- tuto ha llegado ya a ser una necesidad para nuestro país. En la actualidad las explotaciones agrícolas y ganaderas han lle- gado a un grado de desarrollo sumamente importante, pero en cambio se ha descuidado en extremo el desarrollo industrial de la República, lo que constituye un desequilibrio económico, el que sentimos de un modo intenso en épocas como la actual, en que la Europa, agobiada por una de las guerras más sangrientas que registra la historia, no puede enviarnos sus productos, pues toda su actividad industrial se reduce a la fabricación de armamentos, y por otra parte las dificulta- des de transporte son considerables. De ahí que es indispensable que tanto el gobierno como el pueblo se den cuenta que urge la implantación de industrias en nuestro país, sobre todo aquellas que son elaboradoras de artículos de primera ne- cesidad; entre ellas figuran, en primer lugar, las industrias derivadas de la agricultura y ganadería, las industrias mineras y la pesca. Para ello es necesario la estimulación, por medio de acertadas le- yes, de parte del gobierno, y la protección, por medio de la preferen- cia sobre los productos extranjeros, de parte del público. Pero no se puede pretender la implantación de las industrias pes- queras, las que! en esta ocasión nos ocupan, hasta tanto no se hagan estudios metódicos y detallados de la riqueza de nuestras aguas, pues ningún capital se arriesgará en una empresa, ignorando el campo de acción para su actividad ; es por eso que es indispensable proceder al estudio científico y metódico de nuestras aguas. Una vez realizados ellos, aunque sea de un modo parcial, con se- euridad han de invertirse capitales en esas industrias, las que dan magníficas utilidades en todos los países europeos y en los Estados Unidos de Norte América, y quizás en un porvenir no muy lejano, nuestro país, en vez de importar anualmente productos marinos por sumas de consideración, se convierta en país exportador, lo que es muy probable, dada la extensión de nuestro litoral marítimo. A este respecto debemos imitar a las naciones más evolucionadas que la nuestra, y que dedican una grande actividad a estas investiga- 216 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ciones, porque conocen la importancia que representan para sus in- dustrias los estudios, tanto de la fauna como de la hidrología de sus mares. Para apoyar lo que antecede daremos una ligera idea de las princi- pales expediciones y estudios del mar realizadas en Europa y Estados Unidos. Desde que los Estados Unidos de Norte América efectuaron las campañas del Dolphin, en 1851, y del Arctic, en 1855-56, las principa- les naciones de la tierra no han cesado de equipar expediciones y cru- ceros, algunos de grande importancia, por los diferentes mares del globo, pero puede decirse que la oceanografía moderna data de la época de las expediciones del Lightning, Porcupine y Challenger, sien- do la de éste último un viaje de cireunnavegación. A partir de esa época, las naciones que a continuación nombra- mos han dedicado a estudios oceanográficos los siguientes buques: Alemania: Germania, Hansa, Gazelle, Elizabeth, Valdivia, Natio- nal, Planet, Gauss, Poseidon; Austria: Pola; Bélgica: Bélgica, el primer buque que invernó en los mares antárticos (expedición de Gerlache, años 1898/99); Dinamarca: Ingolf; Estados Unidos: Gettys- bourg, Essex, Wasuchet, Blake, Albatross, Tuscarora, Entreprise; Francia: Travailleur, Talisman; Holanda: Willem Barents, Siboga ; Inglaterra: Lightning, Porcupine, Challenger, Investigator, Discovery, Scotia; Italia: Washington, Vettor Pisani, Stella Polare; Mónaco: Hirondelle, Princesse Alice, Princesse Alice II, Hirondelle II; No- ruega: Voringen, Fram, Gjoa; Rusia: Vitiaz; Suecia: Vega, An- tartic. Pero la mayoría de las expediciones realizadas por los buques antes citados, han tenido lugar aisladamente, y de un modo independiente. Además se hacían en forma de cruceros, y en general, en épocas pro- picias. Bien pronto se vió la conveniencia que habría en que las expedicio- nes marítimas se realizacen de un modo periódico, y que todas tuvie- ran un plan común de trabajos. En este sentido fué presentada al Congreso de naturalistas reunido en Copenhague, en el año 1892, una moción, por los señores Pettersson y Ekman, habiéndose llevado a cabo después de ella, cruceros por el mar del Norte, sinultáneamente por Alemania, Dinamarca, Ingla- terra, Suecia y Noruega. El VI" Congreso internacional de geografía, que se reunió en Lon- - PROYECTO DE INSTITUTO OCEANOGRÁFICO 217 dres en el año 1895, en vista de los resultados obtenidos por los cru- ceros antes mencionados, hizo votos para que fueran continuados. A iniciativa de los mismos señores Pettersson y Ekman, fué convo- cada por el gobierno sueco la conferencia de Estocolmo, en el año 1899; una segunda conferencia se celebró, a invitación del gobierno noruego, en Cristiania, en el año 1901, habiéndose establecido el plan general para estudios en el mar del Norte. A esta conferencia se adhi- rieron los gobiernos de: Alemania, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Holanda, Inglaterra, Noruega, Rusia y Suecia; se estableció una ofi- cina internacional permanente, con asiento en Copenhague, y un la- boratorio central instalado en Cristiania. El primero se encarga de redactar planes de trabajo, y el segundo del contralor de los instrumentos que se emplean. Además de esta comisión, que tiene un carácter internacional, pero un campo de acción relativamente reducido, todas las naciones euro- peas y los Estados Unidos han instalado, en los puntos más adecua- dos de sus costas, estaciones biológicas, con objeto de hacer estudios de la fauna marítima litoral, y poder de ese modo reglamentar, bajo bases científicas, a la pesca en sus aguas. Estas estaciones dedican su mayor actividad al estudio de las es- pecies más útiles y explotables, su género de vida, migraciones, etc., de modo que los pescadores pueden dedicarse a la pesca con segurl- dades de éxito. - No entraremos a describir las diversas estaciones biológicas a que nos referimos, pues sería largo e inútil, dado el carácter de nuestro trabajo, pero dedicaremos algunas líneas a la obra realizada por S. A. $. el Príncipe Alberto de Mónaco, y el Instituto oceanográfico de este país, por considerarlo más interesante para nuestro Caso. El príncipe de Mónaco, que ha realizado tan notables campañas oceanográficas, y que son conocidas por todo el mundo, fundó el Mu- seo oceanográfico, edificado sobre las rocas de Mónaco, en una posi- ción admirable, dominando el Mediterráneo. Su construcción es digna de admiración, tanto por el lujo de ella como por la riqueza de las colecciones que encierra, obra de muchos años de trabajos de su fun- dador y de sus colaboradores, sus laboratorios, aquarium, etc., lo que hace que este instituto sea único en su género. Además de él, el príncipe ha fundado el Instituto oceanográfico de París, en el cual se hacen estudios biológicos, se dictan cursos de oceanografía, se dan conferencias, etc. Este instituto ha sido reconoci- do de utilidad pública, y tiene su funcionamiento independiente, estan- 218 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA do administrado por un Consejo de administración, y la dirección cien- tífica a cargo de un Comité de perfeccionamiento internacional, te- niendo éste como dependencias el Instituto de París y el Museo ocea- nográfico de Mónaco. Entre otros de los importantes trabajos que se deben al príncipe de Mónaco, citaremos la Carta general de los océanos. Durante las campañas realizadas por los buques que anteriormente hemos citado, así como durante los trabajos de la colocación de ca- bles telegráficos submarinos, se han realizado una gran cantidad de sondajes por los diversos mares de la tierra. Esos trabajos se habían condensado en algunas cartas batimé- tricas, entre las cuales citaremos, como siendo de las más impor- tantes, la publicada por la oficina de la marina imperial alemana, en el año 1893; la de Murray, ejecutada después del viaje del Chal- lenger, etc. Pero todas esas cartas eran dibujadas, en general, en escala muy reducida, de modo que, si bien eran útiles para las necesidades gene- rales de la navegación — para cuyo fin casi todas las naciones tienen cartas (le sus costas, en escala y con detalles convenientes — no lo eran pata las necesidades de la ciencia pura, pues muchos relieves, aunque importantes, pasaban desapercibidos por lo reducido de su superficie proyectada. Por esta razón fué que tanto el Congreso in- ternacional de geografía, reunido en Berlín en el año 1899, como las conferencias oceanográficas internacionales de Estocolmo, del año 1899, y de Cristiania, del año 1901, manifestaron la necesidad de lle- vara cabo la publicación de una carta general batimétrica de los Mares. También se discutió el punto de la unificación de la terminología de la topografía submarina. Con ese fin el congreso de Berlín había nombrado una comisión es- pecial, la que se reunió, el 15 y 16 de abril de 1905, en Wiesbaden (Alemania), bajo la presidencia del príncipe Alberto de Mónaco, sien- do los demás miembros los profesores Kriimmel, de Kiel; Supan y Thoulet, de Naney; Mill, de Edimburgo, y Pettersson, de Estocolmo. Actuó como secretario de la comisión el señor Sauerwein. Fué en el seno de ella que Thoulet presentó un proyecto de una carta general de los mares, siendo aprobada por unanimidad por la comisión. Pero hubiera sido difícil llevar a cabo la magna obra ideada por Thoulet, debido al elevado costo que su ejecución exigiría, a no ser por la generosidad del príncipe Alberto, quien se ofreció a costear los MP o E ii ia PROYECTO DE INSTITUTO OCEANOGRÁFICO 219 gastos que esa publicación ocasionara, encargando al secretario de la comisión para dirigirla. : De este modo Thoulet pudo presentar al Congreso internacional de geografía de Washington, del año 1904, la moción definitiva de la carta. Esta carta se halla dibujada en escala de 1/10.000.000, en 24 hojas de 1.00 por 1.59 metros cada una; el meridiano de origen es el de Greenwich; las profundidades están indicadas en metros, estando las curvas isobates trazadas a 200, 500, 1000, 2000, ete., metros, y colo- readas de azul, de igual intensidad las superficies isobates, aumen- tando la intensidad del color a medida que aumenta la profundidad del mar. Después de esta breve reseña de trabajos realizados en el extranje- rO, pasaremos a describir ligeramente los realizados en la República. En los años 1899 y 1900 la marina de guerra puso a disposición del ministerio de Agricultura al aviso Azopardo, para la realización de una campaña de estudios de pesca marítima, la que se desarrolló durante los meses favorables del año. La extensión examinada comprendió especialmente el golfo de San Matías, y también el rincón de Bahía Blanca, hasta la desembocadu- ra del río Negro. Los estudios oceanográficos, en su relación con la pesca, estuvieron a cargo del doctor Fernando Lahille, y de un grupo de ayudantes na- —turalistas; la oficialidad del barco cooperó en la parte náutica y de oceanografía pura, y una tripulación de pescadores contratados en el extranjero realizó algunos ensayos de pesca de playa y de mar. Los elementos de que se dispuso en esa campaña, especialmente el instrumental oceanográfico, fueron muy pobres, pero la buena volun- tad y el entusiasmo del personal directivo y subalterno contribuyeron mucho a obtener buenos resultados. Con las dragas de fondo, redes, espineles, etc., se obtuvieron valio- sas colecciones biológicas y litológicas, las que fueron completadas con las obtenidas en numerosas excursiones costaneras, llevadas a cabo tanto en los puertos como en todas las playas en las cuales se pudo desembarcar. Durante la campaña, el Azopardo tuvo como centros de aprovisio- namientos a Bahía Blanca o el Carmen de Patagones, pero el centro de sus trabajos fué el puerto de San Antonio, en el golfo de San Matías. 220 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA El doctor Lahille ha publicado folletos, informes, y dado conferen- cias, en las que consigna el resultado de sus trabajos, y las coleccio- nes y muestras obtenidas se conservan en el Museo de historia natu- ral y en el ministerio de Agricultura. Desde esa fecha, hasta el año 1913, no se renovaron campañas de esa índole, con buque alguno destinado especialmente a estudios ocea- DOYTÁfICOS. En ese año fué creada la Comisión hidrográfica del litoral maríti- mo, por el ministerio de Marina, con el propósito de seguir el levan- tamiento de las costas atlánticas en vasta escala. Fué nombrado jefe de dicha comisión el capitán de fragata Segundo R. Storni, quien, como alférez, había formado parte de la campaña del Azopardo, en el año 1899, La nueva Comisión resolvió reanudar los estudios oceanográficos, como complemento del levantamiento hidrográfico, para lo cual se tuvo el más decidido apoyo de los señores ministros de Marina, Agri- cultura y Obras públicas, así como también del Museo nacional de historia natural. En los viajes periódicos del crucero Patria, buque de la Comisión, tomaron parte naturalistas de la Sección zoología aplicada del minis- terio de Agricultura, y del Museo de historia natural, entre ellos los señores Marelli, Doello-Jurado, Holmberg, Stalleng y otros. Las operaciones del Patria eran completadas, en la zona cercana de la costa, por las que efectuara el aviso Gaviota, el que ha reunido una colección de importancia de fondos marinos. El Patria cuenta, entre sus elementos, con una sonda Lucas, para erandes profundidades, habiéndose, además, hecho en él instalacio- nes especiales para los estudios a que se le había destinado, como mesa de examen, plataformas, cámara obscura, etc. En cuanto al material de pesca, dragas de fondo, redes de varias clases, etc., fueron fabricadas en el país, y también facilitadas por las sociedades de pesca. Las colecciones obtenidas se conservan en el Museo de historia na- tural y en la Sección zoología aplicada del ministerio de Agricultura. Posteriormente el geólogo del Museo de La Plata, señor Kantor, hizo un viaje y la colección de fondos marinos que obtuvo fueron enviados a ese museo para su estudio. El señor ministro de Marina, a requisición de la Comisión hidro- gráfica, había ya ordenado la adquisición de un instrumental oceano- gráfico importante, que comprendía: una máquina eléctrica de sondar PROYECTO DE INSTITUTO OCEANOGRÁFICO 221 tipo Jules Leblanc; doce termómetros especiales para temperatura de superficie; doce termómetros para temperaturas de profundidad; doce botellas para recoger muestras de agua; dos fotometrógrafos y dos areómetros de precisión. A pesar de ser este material un míni- mum para la realización de estudios de cierta importancia, quedó eliminada su adquisición en la reducción de fondos, impuesta al pre- supuesto por la crisis actual, y ante otras necesidades más apremian- tes; pero se tiene el propósito de adquirirlo en cuanto la situación financiera del país lo permita. Algunos resultados obtenidos y el resumen de los trabajos, se pu- blicarán en la memoria de la Comisión hidrográfica, correspondiente al año 1914, que aparecerá en el anuario de la división de hidrogra- fía del ministerio de Marina. También el ministerio de Obras públicas ha realizado importantes estudios, aunque ellos se han hecho en la proximidad de las costas, como base para estudio de puertos. Entre los estudios citaremos los ejecutados por la comisión de puertos del Atlántico, y que comprende: estudios de régimen de los vientos y mares, relevantamientos topo gráficos, altimétricos e hidrográficos para los puertos de Mar del Pla- ta, Quequén, San Antonio, Comodoro Rivadavia, Deseado y Santa Cruz, efectuando en éste último, el levantamiento del río, hasta el ca- serío denominado « El Paso », distante a 70 kilómetros del pueblo de Santa Cruz. Además se han publicado cartas, para uso de los navegantes, de los puertos de Comodoro Rivadavía y San Antonio. Como la organización de los estudios oceanográficos es sumamente compleja, debiendo intervenir en ella múltiples ramas de la adminis- ción nacional (ministerios de Marina, Obras públicas, Agricultura, ete.) creemos que lo más conveniente para poderlos llevar a cabo con la intensidad y el interés que la importancia de esos estudios reclama, es la creación por medio de una ley especial, de una «Comisión ocea- nográfica argentina », la que estaría compuesta por representantes de esos ministerios, museos, etc. Lo importante es que esa comisión sea nombrada con un criterio amplio, y que sus miembros gocen de una estabilidad tal que les permita desenvolver en forma los planes de estudios que crean necesarios, afin de no verse obligados, por cambios políticos en el gobierno, a abandonar sus cargos sin haber podido prestar al país el concurso que de ellos se había solicitado ; por ello lo mejor sería asimilar los miembros de la Comisión a catedráticos de 222 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA la Universidad. Tampoco sería conveniente que la comisión fuera muy numerosa, acaso cinco o seis miembros y un secretario sería un número conveniente. La comisión tendría asiento en Buenos Aires, y se dedicaría en primer lugar, a recopilar todos los estudios y trabajos que se han ejecutado en nuestro país, por las diferentes reparticiones públicas, sociedades científicas, empresas particulares, etc., hacer un plan veneral de estudios del mar por seguirse, de acuerdo al de la comisión de: Estocolmo, en todas sus ramas : hidrografía, relevamiento y bali- zamiento de nuestras costas, estudios de la riqueza ictiológica de nuestras aguas, reglamentación y leyes de pesca, implantación de colonias pesqueras, población del litoral marítimo argentino, etc. Estos serán los primeros trabajos por realizarse, y que son de tras- cendente importancia para nuestro desarrollo económico. Para ello se impone la fundación de un Instituto oceanográfico, el cual hemos proyectado en Mar del Plata, y cuya descripción hare- mos en seguida. El Instituto sería el centro principal de estudios, teniendo sus gran- des laboratorios, museos, aquarium, etc., convergiendo a él todos los trabajos que haga la Nación. También crearía la comisión, a medida que las circunstancias lo exigieren, pequeñas estaciones en diferentes puntos de la costa, sien- do también de marcado interés la construcción de un aquarium en esta capital, al que se le podría agregar una sala de conferencias y también las oficinas de la Comisión oceanográfica. De este modo podríamos realizar entre nosotros la admirable idea de S. A. $. el príncipe Alberto, de fundar el Museo de Mónaco y el Instituto de París, para poder dedicarnos de un modo intenso a los estudios del mar, tanto bajo la fase científica como industrial. Además de realizar estudios en las costas y escalón continental, se harían expediciones por el Atlántico y mares del sur, a fin de contri- buír de un modo digno al perfeccionamiento de la carta general de los océanos, publicada por el príncipe Alberto, en la cual se ve que la cuenca argentina tiene extensiones considerables que no han sido estudiadas. Para ello es indispensable disponer, además de los buques de las estaciones marítimas y de los que hagan estudios costaneros, para los cuales el ministerio de Marina puede prestar una valiosísima ayu- da, poniendo a disposición de estos estudios algunas udidades peque- ñas y anticuadas, de un buque laboratorio para grandes campañas. AAA AA ERA A ISA AA A A A nd PROYECTO DE INSTITUTO OCEANOGRÁFICO 223 Evidentemente la labor de la comisión sería grande, sobre todo en los principios, pues la tarea de organizar un mecanismo tan compli- cado como el que nos ocupa, es sumamente engorrosa, pero no se trata de cometer en esta ocasión nuestro clásico error, el de improvisar, y querer ver terminadas en poco tiempo las cosas más grandes; hay que proceder lenta y metódicamente a su realización. Ella sería, además, costosa, pero los beneficios materiales que el estudio de la riqueza de nuestras aguas rindieren al país, habrían pagado con creces los gas- tos que el cumplimiento de la ley reclamaren, compensación que sería aumentada si se consideran los beneficios morales, consecuencia de de tener instalado en la república un Instituto oceanográfico de importancia, y de contribuír con un caudal no despreciable al cono- cimiento de los mares de la tierra. Contribuíremos de ese modo a realizar el ideal que todo hombre y todo pueblo debe tener: el enerandecimiento de su patria y el pro- oreso de la humanidad. El Instituto oceanográfico argentino, dado su carácter de centro de estudios, debe de estar ubicado en uno de los puntos del litoral marítimo más frecuentado, teniendo al mismo tiempo comunicaciones fáciles con la Capital, sede de la Comisión oceanográfica. Esto hará que su museo sea muy visitado, al mismo tiempo que se puedan dar en aquél conferencias científicas o de divulgación. También tiene importancia la naturaleza de los fondos marinos, y la posibilidad de que sus estudios, los que deberán iniciarse en los mares más próximos al Instituto, sean inmediatamente utilizados por los pescadores, por lo queserá conveniente ubicarlo en donde existan algunas colonias pesqueras de cierta importancia. El punto de nuestro litoral marítimo que reune esas condiciones, reuniendo además muchas otras no despreciables, es sin disputa alguna, Mar del Plata, y de esta localidad la playa sur, conocida vul- sarmente con el nombre de playa de los Ingleses. Esta playa tiene la ventaja de que, a pesar de encontrarse bastante próxima al núcleo principal de población de Mar del Plata, está suficientemente lejos del bullicio de la vida de los veraneantes, para que éste no moleste a los investigadores ; además, como la estación de baños coincide con la buena época para cruceros de estudio, éstos se realizarán con mayor intensidad, durante el verano, en el buque laboratorio, quedando los trabajos de gabinete para realizarse durante el invierno, como así mismo las exploraciones costaneras. 224 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Sobre Ja explanada sur, y la altura aproximada del eje transversal de la playa, hemos proyectado una plaza circular de 100 metros de diámetro—plaza del Instituto — de la cual descienden hacia la playa, una gran escalera y dos rampas para vehículos (lám. D. Sobre la playa, la que habrá que levantar y defender conveniente- mente, a más o menos 7,00 metros sobre el cero, en la parte en donde se levante el Instituto y sus alrededores, se alza éste, terminándose el conjunto de las obras con una terraza y jettée, sobre el mar; ésta última termina con una plataforma circular. El resto de la playa será protegido por un muro de piedra, forman- do una terraza, la que hará que poco a poco la playa pueda ser relle- nada y convertirse en bosques y jardínes, lo mismo que las barrancas de la playa, a fin de dar un bello marco al edificio. La planta del Instituto tiene la forma de doble T, estando des- tinada la sección mayor de las ramas transversales, y que da al mar, — fachada principal —a los museos, aquarium y sala de conferencias, ésto es al público; la rama transversal más pequeña está destinada a las habitaciones del director, naturalistas, ayudantes, y demás perso- nal del Instituto; la parte longitudinal del edificio está destinado a los laboratorios, biblioteca, etc. De éste modo hemos separado lo más posible las secciones públicas, de habitación y de trabajo, con- servando, sin embargo, una unión indispensable entre ellas. La entrada principal da hacia el mar, y da acceso a un amplio hall — lámina HI y IV — en el cual se desarrolla una gran escalera de cuatro ramas; entre las ramas del arranque se halla una artística fuente, siendo éste el principal motivo de decoración del gran hall. A los dos lados de éste, y tanto en el piso bajo como en el primer piso, alto, se encuentra los museos. Por el descanso de la escalera se entra al anfiteatro de conferencias, el que comunica con una amplia sala destinada a depósito «le mate- rial para las conferencias, y que a su vez comunica con la escalera que conduce a los aquariums, laboratorios, biblioteca, etc. Detras de la escalera principal se encuentra la entrada al aquarium, el que ocupa toda la parte del subsuelo del cuerpo de los museos. Es conveniente que los aquariums estén instalados en los subsuelos, para evitar que los cambios de temperatura perjudiquen a las condi- ciones de vida de las aguas de las piscinas; con este fin hemos proyectado los muros de doble pared. Las piscinas del aquarium se hallan en una galería perimetral, utili- zada para el servicio de las mismas; aquéllas tienen la cara de cristal PROYECTO DE INSTITUTO OCEANOGRÁFICO 225 hacia la galería central, por la cual circula el público, y la luz que llega a ella se infiltra al través de las piscinas, siendo éste el mejor modo para que ellas queden perfectamente iluminadas, al mismo tiempo que los peces no perciban la presencia del público, y per- manezcan con toda naturalidad a su vista. No entraremos a describir los sistemas de aereación, cambio de agua, construcción, etc., de las piscinas, pues son detalles que no en- tran en la descripción somera del Instituto que hemos proyectado. A ambos lados del cuerpo longitudinal del edificio hay dos entra- das, una de ellas da acceso a la sala de máquinas — lámina 11 — y a la dependencias de servicio del Instituto, y la otra da acceso a la sala de disecciones, la que se encuentra al nivel del terreno. En ella se podrán disecar los animales que, por su tamaño, sea incómodo subir hasta los laboratorios, con los cuales está comunicada por un monta- cargas. De ella se baja á un aquarium de experimentación, y de éste se pasa auna sala en la cual se encuentra una pileta de selección, para escoger los peces que han de pasarse a las piscinas; esta sala comu- nica directamente con la galería de servicio del aquarium. Bajo el pronaos de la entrada principal, en el subsuelo, se encuen- tran los tanques de decantación y el de bombeo; como el agua del mar, al extraerse de las proximidades de la costa arenosa, lleva en suspensión abundantes partículas de esta roca, se hará llegar a un primer tanque de decantación, del cual pasará a un segundo, y de éste por decantación también, al tanque de bombeo, del cual se ele- vará el agua a los tanques ubicados en la parte superior del edificio, de los cuales el agua se distribuirá a las piscinas, laboratorios, baños, ete.; como hay doble juego de tanques de decantación, se pueden lim- piar éstos sin interrumpir el servicio de aguas; también tendrá el edi- ficio servicio de agua dulce. | La entrada del lado de la explanada da acceso a las habitaciones dlel director, comedor, hall y dos departamentos para los investigado- res que trabajen en el Instituto, compuestos de un dormitorio y un escritorio cada uno, teniendo una sala de baños común, en la planta baja. En el primer piso alto se distribuyen cuatro departamentos aná- logos a estos últimos y cuatro dormitorios y una sala de baños para los ayudantes. En el mismo piso, y en el cuerpo longitudinal del edificio — lámina IV — se encuentran distribuídos el gran laboratorio del director, el escritorio de la dirección, el archivo, la secretaría, la biblioteca, gabi- AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXI 15 226 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA nete de fotografía y un toilette. La biblioteca, que comunica con los museos por la secretaría, será pública; en ella, además de los libros, se podrán consultar los documentos relativos a los estudios que rea- liza el Instituto, cartas marinas, etc. En el segundo piso alto y último del edificio — lámina V — se en- cuentran los grandes laboratorios y la sala de dibujo de cartas mari- nas. Estos locales tendrán iluminación lateral y cenital, que es la me- jor para gabinetes de trabajo. Un ascensor y un montacargas comunican entre sí todos los pisos del edificio. En las láminas VI, VII y IX hemos dibujado las fachadas hacia el mar, lateral y hacia la explanada, y en la lámina VII hemos dibu- jado algunas secciones transversales. Tal es, a grandes rasgos, la descripción del Instituto Oceanográfico Argentino, el que hemos proyectado como complemento y dependen- cia de la Comisión oceanográfica argentina, la que creemos debe crear- se a la brevedad posible. Antes de terminar estas líneas sobre los estudios oceanográficos en nuestro país, y la descripción del Instituto de Mar del Plata, vamos a levantar una objeción que se nos va a hacer y que se nos ha hecho en otra oportunidad. Ella es que el costo del Instituto será sumamen- te elevado con respecto a las posibilidades de utilizar de inmediato sus trabajos. La crítica es muy justa aparentemente; pero no creemos que se debe hacer el edificio completo desde un principio, sino que se debe ir construyendo por secciones, a medida que las necesidades de las investigaciones a que se destina lo exijan; en un plazo de cinco o seis años se puede terminar, esto sin grandes sacrificios para el es- tado. Lo que es necesario es tener un plan general de edificación, y no hacer un edificio pequeño, el que al cabo de un cierto tiempo resulta un conglomerado de anexos y ampliaciones, de pésima distribución, y de arquitectura poco digna de llevar ese nombre. | Buenos Aires, noviembre de 1915. ENRIQUE MARCÓ DEL PoNT. — RAÚL G. PASMAN. PROYECTO DE INSTITUTO OCEANOGRÁFICO 227 CACIÓN PLANO pu UBICACION: , ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA 228 ODIVMDONVAIDO OLOLILLSNI OLI : a SS vIV1A UVA VERTE (1 vetar 229 PROYECTO DE INSTITUTO OCEANOGRAFICO , ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 230 O o DI: NA e SS 5 a a ES S% 231 r PROYECTO DE INSTITUTO OCEANOGRÁFICO ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA S ys A DIAN ADOS CO LALO E e A DAA IIA j VIVIA o IVA (ae) 233 , PROYECTO DE INSTITUTO OCEANOGRAFICO OLOZAORHa VIVIA *% BUON E ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA 234 TEHAN M y y MIA a EEES ay 11 don y DL A mL A LS po eS 235 EANOGRAFICO PROYECTO DE INSTITUTO OC RARA OS 5 ERNST MACH En la época trastornada en la cual vivimos ahora, cuando todos los días en el universo entero cada uno espera con impaciencia febril los diarios para enterarse con un interés cada vez mayor de las peripe- cias de la lucha gigantesca y sangrienta, única en los anales de la historia, que ocasiona la pérdida de millones de vidas, el telégrafo nos dió a conocer el fallecimiento casi desatendido por la mayor pat- te de los lectores, de un hombre de estudio que desaparece a una edad ya muy avanzada y fué un gran sabio, dejándonos sobre todo el re- cuerdo de un filósofo, cuyas doctrinas han contribuído a revolucionar el concepto de la actividad científica, dando a los principios del prag- matismo una orientación nueva. Me parece imposible señalar la des- aparición de esta inteligencia sin dedicar a su obra un homenaje bien merecido y, especialmente, sin recordar la influencia indiscutible que tuvo sobre la filosofía científica contemporánea. Nacido en la ciudad de Turas, provincia de Moravia (Austria), el 18 de febrero de 1838, Ernst Mach hizo sus primeros estudios en Viena, y, a los 23 años, ya había conquistado un puesto de privat do- ¿end en la universidad de aquella capital. Nombrado profesor de físi- ca en Gratz en 1864, quedó allí hasta el año 1867 y pasó a la univer- sidad de Praga. Ya tenía publicada desde 1866 en los Anales de la Academia de Viena su primera memoria sobre Einleitung in die Helm- holteche Musik teorie (Introducción a la teoría de la música de Helm- holtz). En 1872 apareció otra memoria sobre la historia y el origen del principio de la conservación de la fuerza, inspirada sin duda por la de Helmholtz publicada en Berlín en el año 1847, pues volvemos a en- contrar en ella la misma confusión entre la fuerza y la energía. El ERNST MACH 237 año siguiente, publicó un libro sobre Optischakust. Versuch (Experien- cias de óptica y acústica). Recién en 1883 salió otra obra más notable : die Mechanik im ihvrer Entuwickelung (Exposición histórica y crítica del desarrollo de la me- cánica) que hizo conocer al autor en todos los círculos científicos y le conquistó una fama universal. Otras memorias, como su Analyse der Empfindungen (Análisis de las sensaciones) que se publicó en 1885, fueron anteriores a la obra magna del gran físico, destinada a hacer inolvidable su nombre en la evolución contemporánea de la filosofía científica: Erkenntnis und Irrtum (el conocimiento y el error), cuya primera edición alemana es de 1905, habiendo sido traducida después a todos los idiomas. Ernst Mach terminó su carrera como profesor en la universidad de Viena; ya hacía muchos años que formaba parte de la Academia im- perial de ciencias de aquella capital. La biografía que antecede es la del verdadero sabio que, en una existencia retirada y dedicada exclusivamente al estudio, halla la fe- " licidad y la razón de vivir, dividiendo el tiempo entre la producción de obras de gran valía y la enseñanza universitaria. La obra de este hombre digno de respetu y admiración me propon- go analizarla en breves palabras, especialmente del punto de vista de sus obras trascendentales, su mecánica y su tratado del conocimiento y del error. Para comprender todo el alcance de aquella obra y la influencia que ejerció sobre la filosofía científica contemporánea, me parece con- veniente recordar primero la del genio de Poincaré sobre la definición de la naturaleza de las teorías físicas, pues existe allí un encadena- miento en la evolución del pragmatismo científico, cuyo iniciador fué el gran geómetra francés, en una forma moderada y casi involuntaria, mientras Mach no vaciló en convertirse en el campeón consciente y convencido de la nueva tendencia. LA FILOSOFÍA DE POINCARÉ EN CUANTO A LA NATURALEZA DE LAS TEORÍAS FÍSICAS Sabemos que el ilustre matemático fué ecléctico con respecto a los métodos de investigación; testigo imparcial de las luchas épicas 238 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA que señalaron los últimos años del siglo XIX, entre los mecanistas y los defensores irreconciliables del energetismo, no se resolvió nunca en pro o en contra de la posibilidad de una física mecanista, ni a fa- vor de un modo cualquiera de comprenderla, como sería la física de las acciones a distancia o de contacto, o una física mecanista en la cual se considerase los principios de la mecánica clásica como aproxi- mados, 0 sea relativos a un orden de magnitud de las variables, ya en el espacio, ya en el tiempo. Se limitaba a decir que es preciso elegir ca- da vez la hipótesis más cómoda sin preocuparse mayormente de que, de un problema a otro, las hipótesis cambian y a veces resultan con- tradictorias ; por último no vacilaba en afirmar que, con el objeto de suministrar una interpretación mecánica de los fenómenos, debemos limitarnos a probar la posibilidad de una cualquiera, pues con el afán de dar mayor precisión a la elección, no se podría conseguir nunca una explicación única con exclusión de las demás, por la sencilla ra- zón de que, si una es posible, hay un número infinito de otras igual- mente posibles (1). Por otra parte, si consideramos el principio de la conservación de la energía, el de Carnot o el de la masa, y, por lo general, todos los principios de la física independientes de toda interpretación mecáni- ca, podemos razonar partiendo de estos principios y buscar las conse- cuencias dle los mismos acerca de los fenómenos físicos, quedando es- tos raciocinios independientes de las hipótesis mecanistas en lo que se refiere a aquéllos. Según Poincaré estos principios, como los de la mecánica propia, no son necesidades analíticas o sintéticas a priori. Esto es evidente para el principio de la conservación de la energía, en el cual sin em- bargo habían creído observar algo como una necesidad del pensa- miento. No son tampoco verdades debidas a la experiencia que sólo resultarían del trabajo que efectúa el espíritu cuando quiere interpre- tar sus percepciones. En efecto, aquí también existen varias inter- pretaciones posibles; el espíritu elige la más cómoda o sea la más sim- ple, y, una vez elegida, la convierte en una convención. De este modo, según Poincaré, el principio de la conservación de la energía fué su- gerido al espíritu por la experiencia, pero ya no puede ser puesto en (1) Véase mis conferencias sobre Poincaré (Anales de la sociedad científica, tomo: LXXIV, páginas 125 y siguientes) y sobre las Teorías físicas y los límites del cono- cimiento científico (Anales de la sociedad científica, tomo LXXVI, páginas 253, 259 y siguientes). ; ] ERNST MACH 239 jaque por ella, pues siempre podremos, sin sacrificarlo, interpretar las experiencias que en apariencia resultarían en contradicción con él. Ya aparece esta tesis de Poincaré análoga a la que ya defendió en cuanto a los principios de la mecánica clásica. Como para estos, las observaciones de las cuales el espíritu, mediante una elección casi libre, saca aquellos convenios fundamentales, resultan de orden físico o mecánico, o sea hechas sobre relaciones de la misma especie que las proclamadas en los mismos principios. Para pasar del hecho a la ley y para elegir un sistema de leyes más bien que otro, el espíritu del sabio ha de recurrir siempre a la consideración de la simplicidad ma- yor o menor con la cual podemos interpretar los hechos, pues ni la experiencia, ni una necesidad del mismo pensamiento, nos impide con- cluír en una forma diferente. Pero entonces ¿ cómo explicar que todos los sabios aceptan la misma conclusión ? Porque sería de veras muy extraordinario admitir que la posibilidad de reunir un conjunto de re- laciones mediante un sistema de leyes más simple que cualquier otro se debe únicamente al azar. Como las observaciones hechas verifican en una forma suficiente ciertas relaciones simples, es mucho más pro- bable que aquellas relaciones corresponden a la verdad científica. Se ve que, para Poincaré, en las razones que deciden al espíritu a preferir un sistema de leyes a otro, interviene la noción de un orden establecido por nuestra mente entre probabilidades más o menos gran- des. La adopción de un sistema de leyes supone luego la interven- ción de los principios generales del cálculo de probabilidades, y el re- sultado es igual hasta cuando consideramos la relación entre un hecho o un conjunto de hechos y una ley. En efecto, en un conjunto de observaciones los números que tradu- cen las experiencias no están conformes exactamente con la ley, de que se vale el sabio para unirlas. ¿ Por qué entonces y en cuál caso éste corrige los resultados experimentales? ¿por qué y en cuál caso ad- mite la existencia de la ley ? La admite cuando aprecia que la dife- rencia entre el valor dado por la experimentación y el que exige la ley resulta menor que el límite de los errores de experiencia (1). El paso del hecho científico a la ley tiene, pues, por base la teoría de los errores; dado el límite de éstos en nuestras experiencias, a veces es más probable admitir que el hecho no obedece exactamente a una ley simple, otras veces más probable considerar que el hecho está regido (1) Ciencia e hipótesis, páginas 222, 224 y siguientes. Edición francesa, Ibid, pá- ginas 169, 170, 171, 173, 228. 240 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA exactamente por la misma. Ahora bien, toda la teoría de los errores experimentales descansa sobre los principios del cálculo de probabi- lidades ; resulta pues que, para comprender el valor de las leyes cien- tíficas y de los principios que las unen, hay que basarse en el valor de aquel cálculo. Por otra parte, el paso del hecho a la ley supone la introducción de la interpolación ; el sabio no puede conseguir nunca sino un número finito de resultados y los valores numéricos alcanzados son por consi- guiente discontinuos los unos con respecto alos otros. Cuando los ex- presa mediante una ley, supone la existencia de una dependencia fun- cional entre la variación continua de una o varias cantidades y la de otra magnitud. Entonces representa esta dependencia por una curva continua que goza de las mismas propiedades fundamentales, lo que significa que entre los resultados numéricos apuntados interpola una serie de valores no suministrados por la experiencia y convierte la discontinuidad de los resultados en una fórmula continua. Ahora bien, ¿cómo explicaremos que el sabio pueda atribuír algún valor a tales interpolaciones ? Dado un número finito de puntos en el espacio, po- demos siempre unirlos, no por una sola curva, sino por una infinidad de curvas distintas, y hasta si se supone que aumenta el número de los puntos distintos tanto como se quiera, siempre es posible unirlos por un número infinito de curvas diferentes. Eso prueba que no exis- te un modo único de interpolar para pasar del hecho a la ley, sino una infinidad de procedimientos igualmente posibles. ¿ Por qué enton- ces están de acuerdo los sabios para interpolar en una forma más bien que en otra? Solamente porque el físico, cuando le dan números que se pueden unir fácilmente por una curva simple, o sea por una fun- ción sencilla, admite que la intervención de otra curva más complica- da es poco verosímil, no pudiendo el hecho de que esta representaría la verdadera ley resultar sino de un azar muy extraordinario por cierto. Así reaparece la noción de azar y de probabilidad en el paso del hecho a la ley cuando se trata de interpolaciones, como ya apareció en la teoría de los errores experimentales. No podemos, pues, conside- rar las leyes de la naturaleza como impuestas por la experiencia 0 co- mo necesidades ligadas con la constitución del entendimiento. Resul- tan de una selección efectuada por el espíritu guiado por el cálculo de probabilidades, y hay que buscar cual es el valor intrínseco de es- te cálculo. Pero cuando razonamos sobre la probabilidad en un caso concreto, nos encontramos con la necesidad de hacer convenciones e ERNST MACH 241 hipótesis que son siempre más o menos arbitrarias, y el raciocinio de probabilidad saca en parte su valor de este convencionalismo, lo que significa que depende de él. En resumen volvemos a encontrar aquí otra vez la noción de convención e hipótesis, siempre encerrada en el procedimiento que sirve al sabio para construír el edificio de la ciencia. Podemos, dentro de ciertos límites, considerar las ideas de Poinca- ré, con respecto a la naturaleza de las teorías físicas, como origina- das por un pragmatismo mitigado (1), que interesa los principios más generales de la física y de la mecánica clásica, y también las varias interpretaciones mecanistas; pero no abarca las leyes experimentales más simples, ni los hechos científicos que sirven de unión a aquellas leyes debidas a la experiencia. Lo prueba su polémica ya célebre con Le Roy, discípulo del sabio, que, al exagerar la tendencia del maes- tro, casi llegaba al escepticismo científico, pues Poincaré tenía fe y confianza en la ciencia (2). Resulta que todo lo que está muy próximo a la experiencia propia no depende del pragmatismo, ni tampoco lo que se acerca más a la naturaleza del espíritu, o más bien a sus ele- mentos más necesarios. El dominio propio del pragmatismo de Poin- caré, en el cual las tesis científicas aparecen parcialmente convencio- nes de lenguaje más cómodas que otras, es una región intermedia en- tre los principios más generales y abstractos del análisis matemático y las relaciones más particulares definidas por las leyes experimenta- les, cuya extensión no es comparable con la del principio de energía o de los principios de la mecánica clásica. Estos son los límites que Poincaré asigna a su tesis pragmatista ; : sin embargo, si tratamos de precisarla para discernir lo que, para él, es verdad experimental de lo queresulta convención del lenguaje más cómoda que cualquier otra, y comparamos sus distintas declaraciones al respecto en cuanto a las teorías particulares de la física, hemos de observar que el pensamiento del gran geómetra resulta más bien algo vacilante. Por ejemplo, en el Valor de la ciencia, si declara que las leyes experimentales no tienen nada que ver con el nominalismo (3), admite más adelante «que sólo las relaciones entre los hechos bru- tos, las percepciones anteriores al enunciado de las leyes científicas, (1) Véase Conferencias sobre Poincaré y sobre las teorías físicas y límites del cono- cimiento, loc. cit. (2) Valor de la ciencia, páginas 235 a 2453. Ciencia e hipótesis, páginas 5 y 6. (3) Página 248. Conforme Ciencia e hipótesis, página 166. AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXI 16 249 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA son independientes de toda convención » (1). Sea lo que fuera, para interpretar el método de la física matemática, Poincaré no hace inter- venir en nada lo que podríamos llamar la psicofisiología utilitaria y la biología evolucionista. Con este criterio, cuando estudia los principios de la geometría, considera la comodidad mayor o menor de ellos, no sólo del punto de vista de su simplicidad lógica, sino también de las ventajas prácticas que ofrece, comparada con las demás, la geometría euclídea de tres dimensiones, lo que equivale a decir que el ilustre sabio, interpreta la idea de comodidad en un sentido análogo al atribuído al asociacio- nismo utilitario. Cuando se trata de la física matemática, ya no se li- mita a hablar de comodidad, sino que se refiere también al rendimien- to de ciertas teorías, pero hace intervenir únicamente consideraciones relativas a la simplicidad lógica y a las convenciones de lenguaje. Al contrario, en la obra de Mach encontraremos una interpretación de las teorías y leyes físicas fundada en la psicofisiología utilitaria, la psicología asociacionista y la biología de Spencer. Por esto mis- mo podemos de cierto modo considerar su teoría filosófica como un complemento de la de Poincaré. TI LA FILOSOFÍA DE MACH Acabamos de señalar que Poincaré habla sobre todo de comodidad para ponderar el valor atribuído por él a las leyes científicas. Mach también habla de comodidad, pero prefiere valerse por lo general de la expresión principio de economía. Si, para él, los sabios eligen más bien una interpretación de los hechos que cualquier otra, si tratan de relacionarlos por leyes más o menos simples, si prefieren un sistema de leyes a otro, lo hacen bajo el impulso de consideraciones económi- cas; su objeto único es realizar una economía de pensamientos tan grande como se pueda, para obtener el máximo de rendimiento de un esfuerzo intelectual o de un conjunto de pensamientos. Esta tesis sobre la naturaleza de la verdad científica y especial- mente de la verdad física, Mach la desarrolló en sus dos obras princi- pales: La evolución de la mecánica y El conocimiento y el error. (1) Valor de la ciencia, página 247. ERNST MACH 243 La primera representa una verdadera historia de la mecánica y de su desarrollo. Deduce de la evolución de esta ciencia la conclusión de que las modificaciones experimentadas por los principios de la mecá- nica desde el siglo xVI1 hasta el siglo XIX fueron determinadas por aquel principio de economía. Durante muchos años, los sabios encon- traron la fórmula de éste en el espíritu divino o en la misma natura- leza, o sea en lo que más adelante se llamará principio de menor acción. Pero la historia de las ciencias, con la ayuda de la psicología, nos enseña hoy que este principio no existe sino en el espíritu humano. Tal es la quinta esencia del libro de Mach del punto de vista filo- sófico; fuera de esta tesis el valor duradero de esta obra hermosa se debe a la extensión y solidez de la erudición del autor, como a la ri- queza e ingeniosidad de las consideraciones. Bastará citar el extrac- to siguiente de la introducción de Emilio Picard que encabeza la tra- ducción francesa (1) para dar a mis lectores una idea de la forma notable que el profesor de la universidad de Viena supo dar a la ex- posición de los primeros desarrollos de la dinámica. «Mach, dice Picard, nos enseña cómo Galileo llegó en una forma incidental a la ley de inercia y como fué llevado a la noción funda- mental de que las circunstancias determinantes del movimiento ori- ginan las aceleraciones. Con Huyghens pasamos a las fuerzas varia- bles y ala dinámica de los sistemas materiales. Es cierto que, para él, la noción de masa no presenta aun una precisión bien definida, pero con esto no deja de resolver el problema, entonces muy difícil, cuya solución es indudablemente su obra principal, o sea el del péndulo compuesto, y para ello se vale por la primera vez y tácitamente del teorema de las fuerzas vivas. Aunque considere con poco acierto la masa como la cantidad de materia, Newton el primero se da cuenta claramente que en cada punto material existe una constante caracte- rística del movimiento, distinta del peso, o sea la masa. La discusión de esta noción trascendental ocupa un lugar de preferencia en la erí- tica notable que hace Mach de las ideas de Newton. El método de exposición, que le ofrece la ventaja de prescindir del enunciado del principio de reacción, se va desarrollando en una forma muy coheren- te y sería perfectamente adecuado a la enseñanza. Toda la historia de la dinámica está tratada con la mayor maestría ; numerosas citacio- (1) La mécanique, exposé historique et critique de son développement par Ernst Mach, traduction d'Émile Bertrand avec introduction d”Emile Picard, Paris, Hermann 1904, página vi. 244 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA nes permiten al lector penetrar en el pensamiento de los inventores, y aparatos de demostración experimental, cuya descripción y graba- dos figuran en el texto, dejan la impresión bien nítida de que, desde un principio, la mecánica fué una ciencia física. » En su obra sobre El conocimiento y el error, Mach no toma como punto de partida el estudio de una ciencia particular para llegar a vistas generales sobre la naturaleza de la ciencia, sino una teoría psico- fisiológica general acerca de la naturaleza del alma y relaciones de ésta con el cuerpo o los fenómenos físicos, y después aplica esta teo- ría al caso particular del conocimiento científico. En sus rasgos esen- ciales, esta teoría es sencillamente la del asociacionismo inglés, aun- que no se confunda del todo ni con la de Hume y Stuart Mill, ni con la de Spencer. En efecto no se identifica con aquélla, pues Mach ha- ce intervenir uniones hereditarias que, en el individuo, parecen inna- tas por el carácter instintivo que ofrecen. Pero, por otra parte, Mach rechaza la tesis de Spencer, que admi- te un desconocible, suponiendo al contrario que, no sólo lo conocido, sino también lo real, sereduce a sensaciones, a las relaciones de éstas la una con la otra y a las razones entre éstas, de modo que la tesis defendida por el sabio de Viena se acerca menos a la de Spencer que no a la de Hume y Stuart Mill. Observaremos, por otra parte, que el dogmatismo científico de Mach, análogo al de Mill, está en oposición con el escepticismo de Hume, y no admite, en contra de las ideas de Mil, la necesidad del yo para ligar las sensaciones las unas con las otras. En resumen, no se dió cuenta ni de la dificultad que Hume despejó de su teoría, ni de la con la cual tropezó Stuart Mill. Podemos decir, pues, que en Mach aparece algo como una reacción debida a las ideas de Mill y Hume puestas en oposición con las de Spencer, y el resultado es una fusión de las dos teorías en una pst- cología asociacionista, biológica y pragmática, que no nos aparece tener su origen en ninguna de las dos filosofías inglesas, aunque sus varias afirmaciones se vuelvan a encontrar en la una o en la otra, re- sultando sus principios fundamentales todos sacados de la obra de aquellos filósofos. Con estas bases, el conocimiento científico y la ciencia física son, - para Mach, un simple fenómeno biológico. Por ser todos los fenóme- nos psicológicos de naturaleza biológica, el desarrollo de la inteligen- cia y el conocimiento también se reducen a fenómenos biológicos que se explican mediante las leyes generales de la psicología fisiológica y ERNST MACH 245 de la biología. El desarrollo del conocimiento científico y el descu- brimiento de las verdades físicas no tienen otro origen. Por esto mis- mo Mach se vale de un lenguaje biológico para explicar la naturaleza del progreso científico y especialmente del de la física. En efecto el carácter principal de la evolución biológica consiste en la adaptación cada vez más completa del organismo al ambiente, siendo ésta tan fisiológica como psicológica, de modo que la adaptación de la inteli- gencia al ambiente, que representa el progreso intelectual, no esa su vez sino una forma particular de aquella adaptación del organismo. Mach se vale también del lenguaje biológico para traducir lo que llama adaptación de las ideas de una a otra: el progreso del conoci- miento, y especialmente el progreso científico, consiste en una adap- tación de las ideas a los hechos, como también en la adaptación mu- tua de las ideas. Esta tiende a eliminar las oposiciones que existen entre los términos y a transformarlos en sistemas cuyos elementos dependen los unos de los otros. En esta forma, la adaptación del or- ganismo al ambiente y la de las ideas a los hechos, modalidad par- ticular de la primera, elimina las oposiciones, las contradicciones que existen entre las ideas y los hechos, e introduce entre éstos una dependencia cada vez mayor. El término de adaptación, cuando se trata de las ideas, designa iguales relaciones, y esta adaptación mu- tua elimina las oposiciones internas, las contradicciones que se pue- den manifestar en el sistema de nuestras ideas, originando al propio tiempo una dependencia cada vez más rigurosa entre ellas. Lo que Mach llama en su lenguaje biológico la adaptación mutua de las ideas, o sea lo que clasifica entre las fórmulas generales de la biología y psicología biológica de Spencer, no es pues sino lo que lla- mamos comúnmente la cohesión cada vez más completa que el pensa- miento infunde a las ideas. Para él, las ciencias físicas tienen como base fundamental las apli- caciones prácticas, y el mismo desarrollo de aquéllas ha de quedar orientado en vista de éstas. Las leyes científicas, las de la física, nos aparecen de este modo orientadas de acuerdo con la utilidad práctica. Afirmamos su exactitud dentro de los límites en los cuales podemos verificarlas, pero no son sino aproximaciones siempre revisables, con- forme con las ideas del físico Regnault; corresponden a una expecta- ción del espíritu acerca de los fenómenos. Observemos, por otra parte, que Mach usa expresiones que recuer- dan las de Hume cuando este filósofo hablaba de la causalidad y de la ley científica : las leyes no expresan una tendencia de la naturaleza 246 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA independiente del fenómeno psicológico de la expectación, sino un fenómeno subjetivo, el de la misma expectación y algunas restricecio- nes de ésta con respecto a los fenómenos. «Nuestras leyes científicas, dice Mach, forman una serie de teore- mas ya preparados para las aplicaciones y elegidos en una forma con- veniente para este uso. Podemos considerar la ciencia como una colección de herramientas que nos permiten completar por el pensa- miento hechos dados incompletamente o limitar tanto como se pueda nuestra expectación en casos que se presenten más adelante. Los he- chos no tienen la obligación de conformarse con nuestros pensamien- LOs, pero éstos y también nuestras expectaciones se orientan confor- me a otras ideas, especialmente según los conceptos que nos formamos acerca de los hechos » (1). En el mismo capítulo Sentido y valor de las leyes científicas, Mach desarrolla igual idea en una forma algo distinta. «Según nuestro concepto, dice, las leyes de la naturaleza no son sino un producto de la necesidad psicológica nuestra de no perder el camino en el es- tudio de la naturaleza, de no quedar con dificultades ante los fenó- menos. Esto está evidenciado por los motivos de aquellas leyes que corresponden siempre a esta necesidad y también al estado actual, cualquiera que sea, de la civilización. Las primeras tentativas de orientación grosera son mitológicas, demonológicas y poéticas. En la época del renacimiento de las ciencias, o sea en el período de Copér- nico-Galileo, se busca una orientación provisoria, especialmente cua- litativa; se tiene en cuenta sobre todo la facilidad, la armonía y la belleza, cuando se trata de encontrar reglas que permitan reconstituír los hechos mediante el pensamiento. La investigación cuantitativa, más exacta, tiene por objeto una determinación unívoca, como ya se ve en la historia del primer desarrollo de la mecánica general. A me- dida que se amontonan los conocimientos de los detalles, se siente con mayor fuerza la necesidad de reducir el esfuerzo psíquico, la ne- cesidad de economía, continuidad, uniformidad, y de reglas cuya apli- cación resulte tan general como se pueda. Basta, para probarlo, recor- dar la historia del desarrollo de la mecánica y de toda la parte de la física CUyos progresos son más notables. «Cuando la teoría del conocimiento tenía una crítica menos per- feccionada, era natural proyectar los motivos psicológicos sobre la (1) El conocimiento y el error, traducción francesa por Dufour, París, Flamma- rion, 1908, páginas 376 y 377. ERNST MACH 247 naturaleza y atribuírlos a ésta. Dios y la naturaleza tienden hacia la unidad y la belleza, después hacia una regularidad y determinación más estricta, y por último hacia el ahorro y la economía en todos los fenómenos, para alcanzar todos los efectos con un gasto mínimo » (1). En su historia de los principios de la mecánica, Mach señaló mu- chas expresiones análogas en las obras de los fundadores de la mecá- nica en el siglo XVII y hasta en el siglo XVII. « En los tiempos modernos dice en el mismo capítulo de El conoci- miento y el error, Fresnel atribuye también a la naturaleza la tenden- cia de obtener mucho por los medios más sencillos, cuando defiende contra la teoría más antigua de la emisión la posibilidad de aplicar en una forma universal la hipótesis de las ondulaciones » (2). Después cita las observaciones del gran físico francés acerca de las dos teorías: « La primera hipótesis, dice Fresnel, ofrece la ventaja de llevar a consecuencias más evidentes, porque el análisis mecánico se puede aplicarle con mayor facilidad; la segunda al contrario, de este punto de vista, presenta grandes dificultades. Pero, cuando tratamos de elegir un sistema, no hemos de tener en cuenta sino la simplicidad de las hipótesis, y la de los cálculos no puede resultar de ninguna importancia en cuanto a las probabilidades. La naturaleza ño se preo- cupa de las dificultades analíticas, y se limita a evitar la complicación de los medios. Parece que se propuso hacer mucho con poco, y este es un principio que cada día viene confirmado por pruebas repetidas en el perfeccionamiento de las ciencias físicas. » Ya vemos que a aquella afirmación respecto a la tendencias inter- nas de la naturaleza, Mach, conforme a la tradición de la psicología asociacionista de Hume y Stuart Mill, propone substituír un fenóme- no psicológico, una expectación interna y límites asignados a ésta. Uniendo al pensamiento de Hume ideas propias de Regnault, llega a la conclusión de que aquellas leyes nos aparecen sólo aproximadas, el valor mayor o menor que les atribuímos resultando únicamente del éxito de los distintas expectaciones del espíritu. Esta es la tesis filosófica del profesor de Viena, y, así y todo, he- mos de confesar que su pensamiento nos aparece algo vacilante como el de Poincaré. En efecto ¿cuál será para él el valor exacto de tal ex- pectación ? Nos dice que este valor resulta precisamente del hecho de que no hay desconocible ninguno ocultado detrás de los fenómenos (1) El conocimiento y el error, loc. cit., páginas 374 y 375. (2) Lbid, página 375. 248 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA espirituales y físicos. Todo lo que conocemos se reduce a sensacio- nes y a relaciones entre ellas. E Distinguimos dos partes en estas sensaciones : la una que llamamos el yo, la otra que designamos con el nombre de universo físico ; pero en realidad no hay distinción radical entre ellas, pues, en ambos casos, no existen sino sensaciones y relaciones entre estas. Lo que lla- mamos universo físico, y lo que designamos con el nombre de yo, del punto de vista psicológico o fisiológico, no son dos cosas radicalmen- te distintas, dos substancias confinadas fuera de los fenómenos, sino sólo una distinción fundada sobre el mismo principio de economía, dentro del conjunto heterogéneo de nuestras sensaciones. Con esto ya el pensamiento del sabio no existe fuera de la natura- leza, sino que resulta una parte de ella, pues la naturaleza consiste únicamente en sensaciones y relaciones entre sensaciones, y, esta eli- minación de todo lo que no es sensaciones y relaciones entre ellas, es la que nos permite afirmar el valor aproximado de las leyes científi- cas. Al contrario, lo que nos llevaría a negar aquel valor, sería la costumbre de. proyectar tras nuestras sensaciones una entidad llama- da alma, o yo, distinta de las sensaciones, y después otra que llama- ríamos naturaleza y materia, también distinta de aquellas. Una vez eliminadas esta entidades, porque, en virtud del principio de econo- mía no son sino hipótesis inútiles e incómodas, el problema de la con- formidad del pensamiento con la naturaleza, tal como por lo general queda planteado, ya desaparece, y así el filósofo de Viena, basándose en aquel empirismo radical análogo al de Hume o Mill, se cree auto- rizado a justificar el valor aproximado de los principios de la ciencia. En resumidas cuentas, me parece difícil resolver la cuestión de si aquella teoría resulta realmente pragmatista, en el sentido riguroso que la filosofía contemporánea atribuye a la palabra. Si la tomamos en el sentido algo vago que le dió el mismo James varias veces, debe- ríamos considerarla como pragmatista de veras, pero si nos limitamos a considerar el sentido estricto que trató de definir el mismo funda- dor del pragmatismo, sería difícil, en vista de la expresiones de que se vale Mach, determinar hasta qué punto podemos considerar su teoría como pragmática. En cuanto a la génesis de la noción de espacio, el profesor de Vie- na desarrolla tesis análogas a las de Poincaré, pero después opina con toda claridad por la energética contra el mecanismo, en razón de sus teorías empíricas y tal vez de la influencia de la escuela prusiana crea- da por las afirmaciones autoritarias y algo seniles de Ostwald. Í ni y eN as DARE ANDAN A ca ea ERNST MACH 249 Mach pertenecía a la generación de los físicos perturbados por la dificultad de interpretar mecánicamente el segundo principio de la termodinámica, y la comodidad que ofrecen los principios de la con- servación y degradación de la energía para reunir el mayor número de hechos y leyes. Por otra parte, si las sensaciones son los elementos últimos de lo real, y si la ciencia se resume en un análisis de sensaciones, ¿ cómo la física puede reducir nuestras sensaciones a no ser sino ilusiones y considerar las hipótesis moleculares como más verdaderas que aquel real ofrecido en una forma inmediata? Tales hipótesis, para Mach, no se pueden verificar y son inútiles, y el principio de economía exige su rechazo. ¿No habían afirmado otros energetistas, con el deseo de conformarse con las últimas modas filosóficas, que el energetismo re- sulta el único concepto rigurosamente pragmático de las ciencias físi- cas, pues sólo el energetismo permite rechazar todas las hipótesis no susceptibles de verificación y admitir sin restricción que la verdad es genuinamente la verificación ? A estos conceptos debía darle muy pronto el golpe mortal el descubrimiento de la radioactividad, cuya aparición inclinara la balanza hacia las doctrinas atomísticas. En resumen, Mach manifiesta una tendencia muy caracterizada hacia el positivismo y empirismo, en oposición a la de Poincaré neta- mente inclinada hacia el idealismo y cierto intelectualismo ; con esta diferencia entre sus tendencias, diremos que la filosofía de los dos sabios está caracterizada por un pragmatismo mitigado, pero mucho más definido en el autor de El conocimiento y el error. Hemos de retener especialmente de la obra de Mach su doctrina filosófica más bien que su producción técnica científica tal como re- sulta de las distintas memorias ya enumeradas al principio del pre- sente trabajo. El mismo se pinta cuando dice: «sin ser un filósofo en lo más mínimo, hasta sin merecerse ni el nombre de tal, el sabio ex- perimenta la necesidad imperiosa de considerar los métodos que le permiten adquirir o ensanchar sus conocimientos » (1). Con esta idea directriz, y sin ser filósofo de carrera, pudo sin embargo fundar una filosofía científica que, aunque expuesta a las críticas de muchos, dió - a su nombre una popularidad y fama que sin duda sus trabajos de laboratorio no le podían conferir. Sus esfuerzos tuvieron por objeto, decía, «no de fundar una filosofía nueva, en las ciencias de la natu- raleza, sino de expurgarlas de otra filosofía muy anticuada » y quedó (1) El conocimiento y el error, traducción francesa, prefacio, 1905, página 7. 250 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA convencido de que esos esfuerzos fueron acogidos sin benevolencia ninguna por muchos sabios. Sin embargo, perseveró en su obra de de- puración y «durante más de cuarenta años, sin ser cautivo de ningún sistema, tuvo la oportunidad, en el laboratorio o en el aula, de estu- diar las vías por las cuales va progresando el conocimiento, y trató de hacer de ellas una exposición en sus distintos trabajos » (1). Fué el trabajador humilde y perseverante cuya vida entera está dedicada a la investigación y conquista de la verdad. Pero su erudi- ción y sus obras, en vez de convertirle en un sabio cuyo nombre se repite con estrépito después de un eran descubrimiento que permite a la ciencia hacer repentinamente un paso de gigante hacia el pro- greso, han hecho de él el obrero del pensamiento que abre al espíritu científico horizontes nuevos y lo dirige por caminos imprevistos hacia la realización del sueño de todos, o sea el perfeccionamiento del bienestar general y de la civilización. De este punto de vista, el sa- bio que la muerte acaba de raptar a la ciencia conservará en primera fila una figuración bien merecida entre los pocos a quienes le van di- rigidos nuestros saludos y homenajes agradecidos. CAMILO MEYER. Marzo de 1916. (1) Ibid. Prefacio, página 10. BIBLIOGRAFÍA Die diluviale Vorzeit Deutschlands por R. R. ScHmIDr, E. KOKEN, A. SCHLIZ, . 1 volumen de texto de 300 X 360 milímetros, con dos + XI + tres + 283 + una página, y 140 figuras intercaladas o distribuídas en tres láminas, 1 viñeta y 3 cuadros; y un atlas de igual tamaño, con cuatro + IV páginas, 47 láminas acompañadas de texto explicativo sin foliar y 2 viñetas. Stutteart, 1912. La gran obra de R. R. Schmidt y sus colaboradores constituye el primer estu- dio de conjunto sobre las culturas prehistóricas desarrolladas en un país deter- minado, encarado del triple punto de vista geológico, antropológico y paleoetno- lógico. Y la realización de este brillante esfuerzo que se singulariza por su sabia exposición y la pulcritud de su presentación editorial, corresponde a Alemania donde, como lo saben los especialistas, tales estudios datan de ayer, y los mis- mos materiales utilizables son, por razones conocidas, muchísimo menos abun- dantes que en los países del sudoeste de Europa. La obra que analizo se divide en cuatro grandes partes: la primera, escrita por R. R. Schmidt, está exclusivamente dedicada a la prehistoria y comprende, fuera de algunos capítulos en que se trata asuntos generales, un examen crítico de todos los documentos paleoetnológicos reunidos en Alemania hasta 1912, tarea tanto más valiosa cuanto que el autor ha podido verificarla después de haber realizado personalmente gran número de hallazgos contraloreados con prolijidad ; la segunda parte se refiere a la geología y paleontología cuaternarias, y es obra del eximio y malogrado profesor Koken; en la tercera, el doctor Schliz se ocupa del material puramente antropológico; y, por último, en la cuarta parte, también obra del doctor Sehmidt, se tratan a fondo diversas cuestiones referentes a la cro- nología cuaternaria en sus relaciones con la antigiiedad del hombre. En un capítulo inicial muy bien documentado, el doctor Schmidt encara el problema, tantas veces discutido, de la probable existencia de una cultura pre- paleolítica, analizando para ello los numerosos antecedentes, favorables o nega- tivos, que se refieren a los eolitos. Pero no obstante dedicar el autor, a fuer de meticuloso, un amplio parágrafo a los hallazgos realizados en diferentes locali- dades alemanas, opina a fin de cuenta, y como la mayoría de los especialis- tas, que los eolitos no pueden considerarse como productos de industria hu- mana. ADA ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Del punto de vista prehistórico, el doctor Sehmidt divide el territorio de Ale- mania en cuatro grandes regiones: la del sur, que comprende Wurtemberg y Baviera; la del sudoeste, en la que incluye Baden y Alsacia-Lorena; la formada por las provincias renanas y Westfalia; y, por último, la del norte. La estación más representativa de la primera región es, sin duda, la de Sir- genstein, cerca de Schelklingen, cuyo descubrimiento junto con el del yacimien- to de Ofnet, quizá hayan determinado al autor a intensificar sus investigaciones y aun a escribir la gran obra que analizo. En la estación aludida se han hallado dos niveles basales monstierenses con Elephas primigenius, oso, bisonte, reno, etc., separados del aurignacense (tres niveles) por una capa que contenía Myo- des obensis; además, sobre el solutrense, que también allí se halla representado, descansaba una capa de magdalenense antiguo caracterizada, asimismo, por la presencia de restos de roedores árticos (Myodes torquatus); los cuales, en el mag- dalenense superior, mal representado en Sirgenstein, se hallan substituídos por Lagomys pusillus. Las dos grutas de Ofnet, cerca de Utzmemmingen, que he mencionado, cons- tituyen, también, yacimientos importantes, especialmente la llamada Grossen Of- net, cuyo depósito de 33 cráneos de época azilio-tardenoisense le han dado justa celebridad. Por otra parte, esta gruta, como la más pequeña, contenían tres ca- pas aurignacenses (superior, media e inferior), una solutrense y una magdale- nense superior. A la primera región de que me ocupo también pertenecen los yacimientos me- nos importantes de Irpfelhóhle (moustierense antiguo); Raiiberhóhle (transición del moustierense al auriguacense y aurignacense superior); Bockstein (aurig- nacense y magdalenense); Hohlefels, cerca de Schelklingen, con los mismos ni- veles del anterior; Hohlestein (magdalenense); Cannstatt (solutrense ?); Nieder- nau, Winterlingen y Gansersfelsen (los tres magdalenense inferior); Hohlefels, cerca de Hiitten (magdalenense medio y superior); Kastlhinge (magdalenense inferior y medio); la estación de Schussenried que contenía depósitos culturales referibles, tan sólo, al magdalenense medio; y, por último, los de Propstfels y Schmiechenfels (magdalenense superior). El autor hace referencia, igualmente, a otros hallazgos de mucho menos importancia, tales como los verificados en Lauterach, Heppenloch, Teufelkiiche, Hóllenhóhle, etc. La segunda región, aunque mucho más pobre, cobra importancia pues com- prende yacimientos que han proporcionado restos de una antiquísima industria: en efecto, en la estación de Achenheim, cerca de Strassburg, se ha señalado en el loes antiguo un nivel acheulense superior recubierto por otro moustierense; y en el loes reciente un nivel aurignacense superior. Asimismo, en las gravas de Sablon, en las proximidades de Metz, se ha hallado un coup de poing amigda- loide, y otro lanceolado en la estación de Riiderbach. Las otras estaciones de la región del sudoeste son más modernas: así, Vólklinshofen pertenece al aurigna- cense superior ; las halladas en el loes de Munzingen son magdalenenses; y los objetos procedentes de Istein y de Kleinkems son aun más modernos, pues co- rresponden a la época azilio-tardenoisense. El yacimiento más importante de la tercera región es la gruta de Kartstein, de cuyos depósitos más profundos se ha retirado un coup de poing auchelense; mien- tras los sedimentos sobrepuestos comprendían una capa moustierense, un estrato aurignacense de escasa potencia y un depósito magdalenense de gran riqueza ; BIBLIOGRAFÍA 255 justamente la misma disposición estratigráfica de otro yacimiento de importan- cia situado en Buchenloch, cerca de Gerolstein. Las estaciones de Wildscheur y Wildhaus, sólo han proporcionado objetos pertenecientes alas épocas aurigna- cense y magdalenense; los yacimientos superficiales de Metternich, Rhens y Kiir- lich son aurignacenses; la estación de Andernach se caracteriza por su hermosa industria magdalenense; mientras en Martinshohle y Balverhóble se han señala- do vestigios azilio-tardenoisenses. La región septentrional se singulariza por la carencia casi absoluta de yaci- mientos que comprendan, bien caracterizadas, las épocas paleolíticas más moder- nas: aurignacense, solutrense y magdalenense. Mencionaré, entre otros, las es- taciones del valle del Ilm — Taubach, Weimar y Ehringdorf — con Elephas anti- quus y Ehinoceros Mercki, francamente auchelenses; la de Markkleeberg, próxima de Leipzig, igualmente auchelense; Baumannshóble (moustierense), ete. Sólo en el loes de Thiede se ha señalado el aurignacense; y en Wiiste Schluer, cerca de Dóbritz, el azilio-tardenoisense. El doctor Sehmidt después de presentar el nutrido corpus a que acabo de refe- rirme, se ocupa especialmente de la evolución cronológica y tipológica de las in- dustrias paleolíticas en Alemania; y dedica, asimismo, un largo capítulo final al estudio de la cultura paleolítica en Europa occidental, seguido de un instructivo resumen sobre las manifestaciones artísticas de aquellas lejanas épocas. Son muchas las constataciones de alto interés a que arriba el sabio paleoetnó- logo alemán y es imposible, en una breve nota como ésta, tratar de resumirlas. Haré notar, tan sóJo, que sus prolijas investigaciones le permiten asegurar, en primer término, que el desarrollo de la industria paleolítica en Alemania es idén- tico y paralelo al de los otros países del oeste de Europa; y, en segundo lugar, sus estudios en ciertos yacimientos del sudoeste, de las-provincias renanas y Westfalia comprueban, una vez más, la posición estratigráfica del auchelense en el loes antiguo, y del moustierense, aurignacense, solutrense y magdalenen- se, en el reciente. Por otra parte, Schmidt ha constatado la existencia de dos niveles moustierenses, uno primitivo y otro más moderno referible al tipo de La Quina; y faunística como estratigráficamente sus investigaciones evidencian que tanto el aurignacense como el magdalenense ofrecen tres fases (antigua, media y reciente) bien definidas. Resulta, asimismo, interesante, — no sólo del punto de: vista estratigráfico, sino también por las inferencias que de ello pueden obtener- se — la presencia constante en los yacimientos alemanes, de ciertos elementos de la microfauna ártica : entre el moustierense y el aurignacense un horizonte carac- terizado por Myodes obensis; en el magdalenense antiguo otro con Myodes torqua- tus, elemento que en el magdalenense medio y superior se halla substituído por Lagomys pusillus. En la segunda parte, en cierto modo inconclusa pues falta el resumen final debido al sensible fallecimiento de su ilustre autor, el doctor Koken examina las condiciones geológicas y paleontológicas de las diversas estaciones alemanas, tratando, especialmente, de determinar la posición estratigráfica de los elemen- tos obtenidos en cada una de aquéllas. El autor ha querido definir según su criterio, y como tarea previa e impres- cindible, los horizontes faunísticos del período cuaternario europeo, cuyas carac- terísticas esenciales pueden resumirse en la forma siguiente : 1% Fauna antigua de tipo pliocénico, aun no señalada en Alemania ; 254 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 2% Fauna con Elephas antiquus y restos de determinadas formas pliocénicas (St. Prest, Abbeville, Forestbed, Mosbach, Mauer, Siiszenborn); 3% Fauna conteniendo Elephas antiquus, sin vestigios de especies pliocénicas (Frankenbach, Steinheim a. Murr, niveles superiores de las arenas de Mauer, etbc.); : 40 Fauna con mamut, pero sin Elephas antiquus ni Rhinoceros Mercki (Cans- tad); 5 Fauna con Elephas antiquus asociado a Rhinoceros Merclki y BElephas primi- genius; y, con mucho menos frecuencia, IRhinoceros tichorhinws (Taubach, Ache- nheim, Cannstadút); 6% Fauna con Hlephas primigenius asociado con escasa frecuencia a Rhinoceros Mercki y Elephas antiquus (Rixdorf, Phoeben). Dentro de este período, pero en una fase más reciente, hacen su aparición los roedores árticos (Myodes obensis); 7% Época del caballo. En esta época, durante la cual se presentan todavía con frecuencia Elephas primigemius y Rlivinoceros tichorhinus, abundan sobremanera los caballos salvajes y los renos; 8 Fauna glacial final en cuyo complejo dominan el caballo y el reno, mien- tras son raros el mamut y el rinoceronte de narices entabicadas. En este período reaparecen los roedores árticos (Myodes torquatus); 9% Fauna postglacial. El reno desaparece de los territorios de la Europa cen- tral; el ciervo domina en el conjunto faunístico, pero el caballo es aun frecuen- te. En la fase más avanzada de este período comienza a definirse la época de transición hacia la fauna del bosque. Conviene hacer notar, dada su importancia, que la cuarta fauna corresponde- ría a la glaciación de Riss; la quinta al tercer período interglacial de Riss- Wiirm; y la sexta a la glaciación de Wiirm o último gran avance de los hielos. En la parte tercera el doctor Schliz se ocupa, como lo he dicho, de la antro- pología cuaternaria. De todo el material osteológico que examina resulta alta- mente interesante el obtenido en el osario azilio-tardenoisense de Ofnet en Ba- viera, que se describe y figura in extenso por primera vez. Como es sabido, aquel depósito funerario estaba formado por los cráneos de 33 individuos, de los cua- les, 9 mujeres y 20 niños, distribuídos en dos grupos. Se trata, sin duda, de su- jetos decapitados en el curso de ceremonias fúnebres, pues todos fueron hallados vueltos hacia el oeste y cuidadosamente adornados. Asimismo, conviene se sepa que los cráneos no fueron todos enterrados simultáneamente, sino, por el contra- rio, fueron agregándose en círculos concéntricos a los anteriormente depositados. Las formas eraneanas de los individuos del osario de Ofnet, demuestran que ya existía por aquella época una profunda mezcla étnica: muchos son braquicéfalos, algunos dolicocéfalos y los hay, también, mesaticéfalos. El autor se ocupa, además, de la célebre mandíbula de Mauer, que considera prechellense, de los conocidos hallazgos de Neanderthal y Taubach; de los dien- tes hallados en la gruta de Sirgenstein (aurignacense), y de los elementos den- tarios procedentes de la estación de Andernach (magdalenense). El doctor Schmidt trata en la cuarta y última parte de la cronología cuaterna- ria en sus relaciones con la antigiiedad del hombre. Sus coordinaciones más im- portantes son las siguientes: la mandíbula de Mauer es asignada al período in- terglacial Mindel-Riss; las épocas chellense y auchelense corresponden, según el autor, al último período interglacial de Riss-Wirm; el moustierense se encuentra BIBLIOGRAFÍA 255 comprendido dentro de la glaciación de Wiirm; el aurignacense y el solutrense coinciden con la oscilación de Achen; y el magdalenense inferior y el medio, dada la presencia de roedores árticos, coincide con el último avance de los ven- tisqueros en la época postglacial o sea con la glaciación de Biihl; mientras el magdalenense superior es referible a la fase de Gschnitz. Por otra parte, el doe- tor Schmidt encara brillantemente otros puntos de alto interés, como ser la anti- giiedad del loess, la influencia del factor climático en el desarrollo físico y cul- tural del hombre pleistoceno, etc. El complemento iconográfico de esta obra monumental es copiosísimo e irre- prochable: cartas, planos, perfiles, figuras intercaladas con el texto, y centena- res de magníficas ilustraciones distribuídas en las 47 láminas que forman el se- egundo tomo. É igualmente valiosas son las bibliografías parciales que corren agregadas a cada capítulo, como los índices analíticos que cierran el primer vo- lumen. Resumiendo : Die diluviale Vorzeit Deutschland constituye un imprescindible instrumento de trabajo para los especialistas de todos los países, no sólo por el aporte de elementos de comparación que allí se comprenden, cuanto por les pro- blemas de interés general que se abordan y discuten. Por todo ello, sus autores se hacen acreedores a un sincero aplauso y a un caluroso voto de aliento, que es de calificada justicia hacer extensivo a los editores, señores Nigele y Sproesser, quienes no han omitido esfuerzo alguno a fin de que la obra sea — como lo es — un bello exponente de la intensa cultura que ofrece Alemania en todas las mani- festaciones de la actividad y del saber humanos. FÉLix F. OUTES. A meteorological treatise on the cireculation:and radiation in the at- mosphere of the earth and of the sun, por FRANK H. BiGELOwW. Editor John Wiley and Sons, 431 páginas. New York, 1915. El eminente meteorologo Bigelow, cuya presencia en la Oficina meteoroló- gica nacional en Córdoba desde el año 1910 es un honor para el país, acaba de sintetizar sus profundos estudios en un libro que ha de reformar en sus funda- mentales conceptos la ciencia que cultiva. El autor indica que la meteorología como ciencia ha quedado estéril por una razón fundamental. Suponiendo la at- mósfera no adiabática los términos de las ecuaciones generales de movimiento calculados según las fórmulas ordinariamente aplicadas no son conformes con las observaciones. Hay dos errores en la discusión : 1% se mezclan los sistemas no adiabáticos y los adiabáticos ; 2% se omiten en las ecuaciones generales los impor- tantes términos de radiación. En particular se saca la « constante de gases » R del sistema adiabático para aplicarla a una atmósfera no adiabática lo cual, sin embargo, queda prohibido como los valores deducidos (presión, temperatura, densidad atmosféricas) no co- rresponden a las observaciones prácticas, comprobando lo infructuoso de los sistemas que no sean estrictamente no adiabáticas. Bigelow, por lo contrario, cuyo sistema es estrictamente no adiabático, no considera constante el valor de R en la ecuación de Boyle-Gay-Lussac, P=pTR, sino variable. Este cambio es de una importancia trascendental y puede pro- nosticarse que debido a él van a abrirse a la meteorología, horizontes nuevos e 256 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA inesperados como los produjeran en la astronomía el paso del sistema p olemeic al de Copérnico, de la alquimia a la química, de la teoría flogística «a la energía cinética en el calor, del fiat a la evolución en las ciencias naturales. Todo 1% problema de radiación entra en una fase completamente nueva. - 158 datos hasta los límites de la atmósfera por medio de cálculos de prueba. Bigelow- ha aplicado sus fórmulas para construír la termodinámica de la atmósfera del. sol y encuentra que los gases del hidrógeno, calcio, carbón, cinc, cadmio, mercurio forman cada uno un estrato adiabático debajo de la fotósfera, un e trato isotérmico incluyendo la fotósfera y un estrato no adiabático que se eleva hasta la altura de su extinción. La temperatura de la capa isotérmica es de 7655 centígrados, escala absoluta y para el valor de la importante constante solar a la distancia terrestre se deduce 5,854 calorías correspondiendo a la. temperatura solar de 7700 centígrados, por cuyo resultado se destruye el valor hasta ahora admitido que no es sino la mitad del de Bigelow. El libro expone los nuevos métodos de su autor con suficientes detalles para: discutir los problemas meteorológicos en casos prácticos, y aunque por su carác- ter matemático no es de lectura fácil, resultará indispensable para quien desee seguir los nuevos derroteros de la meteorología. Contiene la solución de muchos problemas que habían quedado inaccesibles a los viejos métodos. Son : n 1% La convección diurna y semidiurna de las ondas barométricas, con la ra- diación ; A 20 Las presiones y temperaturaa en los ciclones y anticiclones, con la circula- ción y radiación; 3 La termodinámica de la atmósfera a base de ascenciones en globo a gran- des alturas; 40 La termodinámica de la circulación general; 59 La distribución de la radiación en todas latitudes y en alturas hasta 20.000 metros : 6% La « constante solar» de radiación y los divergentes resultados de los pir- heliómetros y bolómetros: 79 La discrepancia en el coeficiente absoluto de la conducción eléctrica dedu- cido de los diferentes aparatos de disipación y en el número y la velocidad de los iones; 8 Las variaciones magnéticas diurnas en las capas inferiores de la atmósfera; 9% Las variaciones magnéticas no periódicas en su relación con la radiación - solar ; 10% La magnetización y los términos eléctricos en el sol a temperaturas muy altas. Añadiremos que el libro puede conseguirse en la Oficina meteorológica nacio- nal de Córdoba, por pesos 12,50 moneda nacional, el editor permitiendo su reme- ara diez días, con el fin de conocerlo. A. JATHO. E A CTIVOS i Conclus 'Laporte, Luis B. Lara, Juan B. | Larreguy, José. Larco, Esteban. 'Lathan Urtubey, Augusto. Latzina, Eduardo. “Laub, Jacobo J. -Lavarello, Pedro. Lea, Allan B. Ledesma, Pedro M. Leguizamón, Pondal Martno. Lelli, Arduino. Lemos, Carlos. Lepori, Lorenzo. _Leonardis, Leonardo de. Lesage, Julio. Letiche, Enrique. Levylier, H. M. Logarte, Ramón. Lix Klett, Carlos. Lizer, Carlos. Longobardi, Ernesto. Lozano, Narciso, M. Lozano, Nicolás. Lugones, Arturo M. Lugones, Leopoldo. Lucero, Octavio. Luro, Rufino. > Ludwig, Carlos. Lutscher, Andrés A. Madrid, Enrique de. -Mainini, Carlos. | Mégy., Luis A. | Magnin, Jorge. | Mallol, Emilio. Mamberto, Benito. Maradona, Santiago. Marín, Plácido. | Marreins, Juan. Marcó del Pont, E. Marotta, Pedro. Marino, Alfredo. Márquez Gómez, Adolfo. | Martínez Pita, Rodolfo. Marti, Ricardo. - | Massini, Estéban. Maupas, Ernesto. Mattos, Manuel E. de. Mazza, Aurelio F. Mazza, Salvador. Medina, José A. Méndez Calzada, Luis. Mebli, Gabriel. | Mercante, Victor. | Mercáu, Agustín. Mermos, AjtCO, ld Carlos rado, Ricardo. - cock, Víctor. lein, Hermán. “Moreno, Francisco P. Morteo, Carlos F. e "Navarro Viola, Jorge. "Newton, Artemio R. Nogués, Domingo. Nougues, ' Otamendi, Eduardo. - “Otamendi, Otamendi, -Qutes. Felix F. | Padilla, Isaías. 'Paitoví Oliveras, Antonio. Le Camilo. , DON Maa e ES Millan, Máximo. pe s/d Molina y Vedia, Delfina. ps Molina y Vedia, Adolfo. Monge Muñoz, Arturo. AR Molina, Waldino. - $ Molina Civit, Juan. Morales, Carlos María Moreno, Evaristo V. Morón, Ventura. Móhring, Walther. Mordeglia, Domingo. Mormes, Andrés. Mosconi, Enrique. Moyano, Osman. Mugica, Adolfo. Narbondo, Juan L. Nacher, Francisco. Nágera, Juan José. Natale, Alfredo. Negri, Galdino. Nelson, Enrique M. Niebuhr, Adolfo. Nielsen. Juan. Newbery, Ernesto. Nino, Bernardo J. Noceti, Domingo. Luis F. > Nouguier, Pablo. O'Connor, Eduardo. Ochoa, Arturo. Ojeda, José T. Olmos, Miguel. Olivera, Carlos. E. Oliveri. Alfredo. e Orcoyen, Francisco. ; Orús, José M. Orús, Antonio (hijo). Rómulo. Otamendi, Alberto. Otamendi, Gustavo. Belisario. Padilla, José. Paita, Pedro J. Palacio, Emilio. [Palet, Luciano. Panelo, Esteban. Paoli, Humberto. Paolera, Carlos M. della. Parera Denis, Fortuno. Parodi, Edmundo. Pasman, Raúl! 6. Pastore, Franco. Paquet, Carlos. Parckinson, Pedro P, Paz, José M. Pattó, Gustavo. Peirano, Santiago F. Pelosi, Elías. Pelleschi, Juan. Peralta Ramos, Enrique. Pereyra, Emilio. Pérez, Alberto J. Pértile, José C. Petersen, Teodoro H. Pigazzi, Santiago. Piana, Juan. Piaggio, Antonio. Pini, Aldo $. / 2el Pouyssegur, Hipólito B. Ponte, Federico N. del. Pol, Víctor de. Posadas, Carlos. Puente, Guillermo A. Pueyrredón, Carlos A. Puiggari, Pío. Puiggari, Miguel M. Quiroga, Atanasio. Quiroga, Modesto. Rabinovich, Delfín. Ranzenhoffer, Oscar. Real, Enrique B. Recagorri, Pedro $. Rebuelto, Emilio. Rebuelto, Antonio. Renacco, Ricardo. Repetto, Roberto. Repetto, Nicolás. Repossini, José. Reyna Almandos, Luis. Reyes, J. Miguel. Riccheri, Pablo. Rivara, Juan. Rivarola, Rodolfo. Rodríguez, Aravena Santos. Rodriguez de Vicente, Roman Rodriguez Etchart, Carlos. Rodríguez Larreta, Eduardo, Roffo, Angel. Roffo, Juan. Rojas, Estéban C. | Romero, Antonio. ; : Rossell Soler, PedroA. Rospide, Juan. de | Rubio, José M. - Rojas, Rom, Carlos A Romero, Julián. Rouge, Marcos. Lena a s Uhart, IS Rua, José M. de la. Rumi, Tomás J. Sabaría, Enrique. - 2 Sabatini, Angel. nEGiR Dubra Al Sáenz Valiente, Eduardo. Uriburu, David. Sáenz Valiente, Anselmo. | Vallebella, Colón Bn Al Sagastume, José M. - 4 Vilar, Juan Sánchez Díaz, Abel. Valenzuela, Moisés. Sánchez, Juan A. es Valentini, Argentino Sánchez, Zacarías. Sanromán, Iberio. Santángelo, Rodolfo. Saravia González, Moisés. Varela, humo. (hijo). Segovia, Fernando. *|Vassalli, Miguel IDAS Sáuze, Eduardo. y Vasquez de Navoa, Valerga, Orente A. era na Lui Sarhy, José S. o velasco, Salvadorós: Sarhy, Juan F. -| Vernengo, Roberto E. Saubidet, Alberto. | Vico, Domingo. Scala, Augusto. Vignau, Pedro TS Schaefer, Guillermo F. | Vidal, Antonio. Schmiedel, 0. | Vidal, Eduardo Seguí, Francisco. Videla, Baldomero. | Ss Schneidewind, Alberto. Virasoro, Valentín. Selva, Domingo. eN Vivot, Eduaro. EA Sella, Federico. | Volpatti, Eduardo. Senet, Rodolfo. . Eo | Volpi, Carlos A. Senillosa, Juan A. Vucetich, Juan. Serra Renón, José. . Wauters, Carlos Severini, Decio. | Windhausen, Anselmo. Silva mp Widakowich, Víctor. Sires, Marcelo C. - | Wernicke, Roberto. Sirí, Juan M. ES Wernicke, Raúl. Sobral, Arturo. ' | Williams, Adolfo hi White, Guillermo. - White, Guillermo J.- Soldano, Ferruccio. 3 Sordelli, Alfredo. z Sorzau, Walther. Wollenweide: o Suárez, Eleodoro. Zakrzewski, Bernardo Spinetto, Silvio. Zamboni, Agustín. Spinedi, Hermenegildo F. Zambrano, Víctor. Storni, Segundo. | Zamudio, Eugenio. Sunblad Roseti, Gustavo. Zapata, Ciriaco L. Tamini Crannuel, L. A. Zappi, Enrique Y. 0 Tarelli, Carlos A. Zemborain, Saturnino (hijo). Tejeda Sorzano, Carlos. Zelada, José. Tello, Eugenio. Zorraquín, Guillermo. AS Tieghi, Segundo. | Zuberbúhler,. Carlos. E Thedy, Héctor. "| Zuleta, Enrique. A ANALES DE LA ARGENTINA DIRECTOR : Docror HORACIO DAMIANOVICH MAYO-JUNIO 1916. — ENTREGAS V-VI. TOMO LXXXI ÍNDICE Bases y Reglamento de la Sociedad Científica Argentina sancionados en la asam- blea del 30 de marzo de 1915. Aprobados por el gobierno de la Nación con fe- O A A o a PA 257 Memoria anual del presidente de la Sociedad Cientifica Argentina correspondiente MIA O A A e SON 273 A. PÉREZ, Nueva contribución para el establecimiento de las ecuaciones quí- AMERO a A Ae BEE eN o E RR ro a 297 MITO MEROS talesiye Layos Mo. talle a a ale Seas asta 316 D. BERNIER, Noms de robes de chevaux dans la République Argentine.......... 350 A O NR O E Oi a 265 Índice general de las materias contenidas en el tomo octogésimo primero....... 267 —_—— Y A < > 4 E í BUENOS AIRES VOR IMPRENTA Y CASA EDITORA DE CONI HERMANOS E 684 — CALLE PERÚ — 684 1916 Presidente............. Vicepresidente 4%...... 5 Vicepresidente P..ootocooco Secretario de actas. As UA AE Secretario de correspondencia. . MESONERO AO a o A PROLOSOTERO e Bibliotecario.......ooo.. ; ies Pearo -S Ros se l Soler EN ioseaier. Juan «So . Es Ingeniero Em Hoces ae coser ===>) Coronel ingeniero. 0 Ingeniero Domingo S lva ; : E do | Ingeniero Emilio Rebuelto es y Ingeniero Enrique Butty. dE ente do aesrozcn + Señor Juam Botto A E ) 0 Ad hermanos. , a - Tienen, además, derecho a la corrección de dos ES E 5 al Los manuscritos, correspondencia, co deben enviarse a a la Dirección _269. Es An PUNTOS Y PRECIOS DE SUBSCRIPC Local de la Sociedad, Cevallos 269, y principales librer ¿ E a A E p eo): Por mes ecos a Pl e PORO RE PE o Número atrasado...... : an — para los s0ciOS.... 0. da BASES Y REGLAMENTO DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA SANCIONADOS EN LA ASAMBLEA DEL 30 DE MARZO DE 1916 APROBADOS POR EL GOBIERNO DE LA NACIÓN CON FECHA 3 DE JULIO DE 1916 BASES La Sociedad Científica Argentina tiene su asiento en la ciudad de Buenos Aires y su objeto es fomentar el desarrollo de las ciencias en general y sus aplicaciones á las artes, á las industrias y á las nece- sidades de la vida social. Con este objeto: 1” Estudiará las publicaciones, inventos, «(lescubrimientos y mejo- ras científicas, especialmente aquellas que pueden tener aplicación práctica en la República; 2% Formará una biblioveca compuesta de publicaciones que se rela-* cionen con los fines de la Sociedad, así como las colecciones de ins- trumentos, planos, fotografías, modelos, muestras, etc., pertinentes á los mismos; 3 Promoverá la realización de conferencias, formulando progra- mas de temas sobre cuestiones indicadas en las Bases, proponiendo el estudio y la preparación de las memorias respectivas, y acordará y» e premios al autor ó autores del mejor trabajo presentado en cada caso (véase título XID; 4% Quando lo juzgue conveniente, hará estudiar las comunicaciones científicas que espontáneamente le dirijan los socios ó los particula- AN. SOC. CIENT. ARG. — 'T. LXXXI 17 258 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA res, comprendidas dentro del programa de la Sociedad, produciendo los informes pertinentes ; 5” Se pondrá en relación con las asociaciones similares, nacionales y extranjeras, para el mejor y más rápido conocimiento de los ade- lantos científicos, artísticos é industriales que se realicen en el mun- do civilizado; 6* Publicará una revista periódica, órgano oficial de la Sociedad, bajo la denominación de Anales de la Sociedad Cientifica Argentina, sin perjuicio de las demás publicaciones que juzgare oportuno hacer; 71% Podrá establecer secciones, á ella vinculadas, y, en todos aque- llos puntos de la República donde lo juzgare conveniente. II REGLAMENTO TÍTULO 1 De los socios Art. 1”. —La Sociedad se compone de socios honorarios, corres- pondientes, protectores, vitalicios, activos y adherentes: a) Son socios honorarios aquellas personas que por sus excepcio- nales méritos científicos, ó servicios prestados á la Sociedad, con resi- dencia en el país ó fuera de él, merezcan á juicio de la Asamblea, el homenaje de las corporaciones científicas. No abonarán cuota al- guna; b) Son socios correspondientes aquellas personas que á juicio de la Junta directiva pueden servir de lazo de unión interprovincial o in- ternacional entre los estudiosos, mediante la reciprocidad de infor- : maciones sobre los progresos científicos en sus respectivas provincias ó países. No abonarán cuota alguna; c) Son socios protectores los que hagan á la Sociedad una donación en efectivo, no menor de un mil pesos ; d) Son socios vitalicios las personas que hallándose en las condi- ciones exigidas para ser socios activos, hagan á la Sociedad una dona- ción en efectivo de quinientos pesos moneda nacional ; REGLAMENTO DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA 259 e) Son socios activos las personas que lo soliciten y que poseyendo un título universitario o de instituto especial, nacional o extranjero, ó que habiendo demostrado su dedicación á las ciencias por cargos desempeñados, publicaciones, etc., sean dignos á juicio de la Junta directiva de pertenecer á la Sociedad. La Junta directiva reglamen- tará las condiciones de admisión anteriormente expuestas. Abona- rán la mensualidad establecida en estos estatutos ó que se estableciere más tarde (artículo 42, título XIV); /) Son socios adherentes, los que no teniendo las condiciones esta- blecidas en el inciso e) soliciten pertenecer á la Sociedad y sean dig- nos de ello, á juicio de la Junta directiva; y) Los socios correspondientes, protectores y vitalicios son nom- brados directamente por la Junta directiva. Los activos deben ser presentados á la Junta directiva por dos socios activos, en pleno goce de sus derechos, indicándose en la solicitud correspondiente la profe- sión y el domicilio del candidato; le Junta directiva resolverá su admisión por mayoría de votos. Los socios honorarios serán propues- tos á la Junta directiva por un mínimo de veinte socios activos; reconocido por ésta el mérito del candidato, elevará la solicitud á resolución de la Asamblea. Los socios protectores, vitalicios y activos, tienen voz y voto en las Asambleas; los honorarios, correspondientes y adherentes tan sólo voz; : h) Todos los socios recibirán un diploma que los acredite en su carácter correspondiente, firmado por el presidente y los dos secreta- rios y timbrado con el sello mayor, de la Sociedad. Art. 2%”. —Todos los socios tendrán derecho : 1 Á exponer á la Junta directiva las ideas que consideren útiles á la Sociedad, debiendo aquélla someterlas al estudio de una comisión especial, cuando el asunto así lo requiera; 2 Al uso de la biblioteca, instrumentos y colecciones de la Socie- dad, así como asistir á las conferencias y visitas que organice, de acuerdo con las disposiciones que á este respecto establezca la Junta directiva; 3% Á presentar, por sí ó por escrito, personas á quienes:se les po- drá acordar temporariamente el derecho de consultar la biblioteca y colecciones de la Sociedad ; 4% Á un ejemplar de los Anales y demás publicaciones que hiciere la Sociedad ; Art. 3%. — Los socios activos tendrán derecho á consultar los libros de la administración de la Sociedad, siempre que lo soliciten. 260 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Art. 4%. — Los socios activos y adherentes no podrán hacer uso de los derechos que les acuerda este Reglamento cuando no hubiesen satisfecho tres consecutivas de las cuotas mensuales correspondien- tes; recuperarán la plenitud de sus derechos desde el momento en que abonen las tres cuotas adeudadas y la del mes en curso. Las nóminas oficiales de socios activos y adherentes que publique la Sociedad, contendrán solamente los nombres de los que se hallen en pleno goce de sus derechos. Art. 5%. — Un socio cualquiera podrá ser separado de la Sociedad, siempre que á juicio de la Junta directiva hubiera dado motivos fundados para ello, y así lo ratifique la Asamblea de acuerdo con el artículo 10 del título II. TÍTULO II ¡ De las Asambleas Art. 6”. — Las Asambleas son ordinarias ó extraordinarias. Consi- dérase ordinaria la de la primera semana de abril, en la que se pro- cederá á la elección de los socios que deben reemplazar á los salientes de la Junta directiva, requiriéndose para sesionar la presencia de la décima parte, por lo menos, de los socios activos residentes en la capital de la república, que estén al día en el pago de las cuotas. En caso contrario se transferirá la Asamblea para cinco días después, formando entonces quorum el número de socios que concurra. Art. 7”. — Las Asambleas extraordinarias tendrán lugar toda vez que así lo disponga la Junta directiva, ó el presidente, en caso de urgencia, a pedido de diez socios, indicando el objeto de la convoca- ción, que constituirá la «orden del día». Estas Asambleas se regirán en su quorum y resoluciones por lo dispuesto en el artículo 6. Art. 8%. — Los asuntos que se deben tratar en las Asambleas y el día y hora en que éstas tendrán lugar, se harán conocer por citacio- nes repartidas con dos días de anticipación, por lo menos, del fijado para la reunión, publicándose con igual anticipación en dos diarios. Art. 9%. — La Asamblea resuelve todas las cuestiones relativas á la Sociedad que le son sometidas y que no corresponden á atribuciones de la Junta directiva : concede premios ó distinciones honoríficas á los socios ó personas extrañas á la Sociedad, cuando hubieran sobre- salido por algún invento ó trabajo de reconocido mérito; nombra los REGLAMENTO DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA 261 socios honorarios; aprueba los balances de la Sociedad y designa de su seno dos personas para aprobar y firmar el acta de la sesión en compañía del presidente y los secretarios. La Asamblea sólo puede resolver los asuntos que le son sometidos y figuran en la orden del día. Art. 10. — Corresponde también á la Asamblea resolver sobre la medida disciplinaria relativa a la expulsión de socios á que se refiere el artículo 5* del título 1, no pudiendo hacerlo sino por mayoría de tres cuartas partes de votos de los socios presentes, cuyo número no debe ser menor de la décima parte de los activos que estén al día en sus relaciones económicas con la Sociedad. Art. 11. — Las resoluciones de las Asambleas, salvo los casos indi- cados en los artículos anterior y 13 del título III, se tomarán por simple mayoría de votos de los socios presentes. Las votaciones podrán ser ordinarias, nominales ó secretas. La elección de los miem- bros de la Junta directiva se hará siempre por cédula secreta; serán también secretas aquellas que á juicio de la Junta directiva puedan afectar personalmente á algún consocio. TÍTULO TI De la Junta directiva Art. 12. — La Sociedad será dirigida por una Junta compuesta de un presidente, dos vicepresidentes (1” y 2%) dos secretarios (de actas y -de correspondencia), un tesorero, un protesorero, un bibliotecario y ocho vocales. Art. 13. — La Junta directiva se renueva por mitad cada año en la Asamblea ordinaria de la primera semana de abril; una mitad la cons- tituye á este efecto el presidente, el vicepresidente 2%, el secretario de correspondencia, el protesorero y cuatro vocales; los demás cargos constituyen la otra mitad. Los cargos se votarán por separado. En caso de vacante definitiva de alguno de los cargos de la Junta, la Asamblea designará reemplazante siempre que faltaren más de seis meses para la expiración del mandato correspondiente. Art. 14. — Ningún socio podrá formar parte de la Junta directiva por más de dos períodos consecutivos. Art. 15.— La Junta directiva se reunirá tres veces por mes y, además, cuando fuera citada extraordinariamente por el presidente. Art. 16. — Si la Junta directiva citada por tres veces consecutivas 262 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA no pudiera sesionar por falta de número, quedarán cesantes todos aquellos de sus miembros que no hubiesen concurrido ni excusado su inasistencia á ninguna de las tres citaciones ; el presidente ó el que lo reemplace citará inmediatamente á la Asamblea para la desig- nación de nuevos miembros. Art. 17. — Para que sean válidas las resoluciones de la Junta di- rectiva, se requiere, por lo menos, la presencia de cinco de sus miem- bros, incluso el presidente, y sus decisiones se tomarán por simple mayoría de votos, decidiendo el presidente en caso de empate. Art. 18. — Son atribuciones de la Junta directiva: 1* Regir el funcionamiento de la institución; 2* Hacer cumplir las decisiones tomadas en las Asambleas ; 3” Tomar todas las resoluciones que no siendo atribución de la Asamblea no estén previstas en este reglamento; 4* Convocar la Sociedad á las sesiones ordinarias y extraordinarias con arreglo al artículo 7* del título IL; 5* Nombrar y suprimir empleados ; 6* Autorizar los gastos que requiere la conservación de los ens muebles é inmuebles de la Sociedad, teniendo capacidad para adqui- rirlos, enajenarlos, gravarlos ó constituir sobre ellos derechos reales; 7* Nombrar todas las comisiones especiales, comités, consejos, ete. que juzgue necesario para cumplir los fines de la asociación; 8* Nombrar los socios correspondientes, protectores y vitalicios, y aceptar los activos y adherentes conforme á lo estipulado en el inciso F del artículo 1*, título I; 9? Citar á la Asamblea extraordinaria toda vez que crea conveniente someterle algún asunto de interés para la Sociedad ó para la cultura pública. TÍTULO IV Del. presidente Art. 19. — El presidente representa á la Sociedad en todos sus actos internos y externos. Sus deberes y atribuciones son : 1* Presidir las Asambleas y las reuniones de la Junta directiva; dirigir las discusiones; proclamar el resultado de los escrutinios en las votaciones. En las Asambleas el presidente sólo tiene voto en caso de empate, y en la Junta directiva tiene el voto propio y el de des- empate; REGLAMENTO DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA 263 2% Hacer cumplir las resoluciones de las Asambleas y de la Junta directiva y lo que prescribe el reglamento de la Sociedad; 3 Firmar las actas y autorizar las resoluciones de las Asambleas y de la Junta directiva, los diplomas de los socios y los libramientos sobre el banco oficial depositario; 4 Autorizar el pago de los sueldos y gastos de la Sociedad ; 5” Inspeccionar trimestralmente el balance de caja; 6” Transferir, cuando quiera tomar parte en la discusión, la presi- dencia de la Asamblea, de acuerdo con el artículo 20, á uno de los vicepresidentes, y, en ausencia de éstos, á uno de los vocales ; 12 Adoptar, en caso de urgencia, las medidas que considere más convenientes para el mejor servicio de la Sociedad, dando cuenta á la Junta directiva ; S” Dar con la requerida anticipación aviso a la Junta directiva toda vez que deba ausentarse temporalmente ; 9 Presentar anualmente á la Asamblea de la primera semana de abril una memoria detallada de la actuación de la Sociedad durante el año transcurrido; 10. Es presidente nato de las subcomisiones que se nombren del seno de la Junta directiva ó de la Sociedad. Art. 20. — En ausencia del presidente, ejercerá sus funciones uno lle los vicepresidentes, y en ausencia de éstos el vocal más antiguo, y entre los de igual antigiiedad, el de mayor edad. TÍTULO V De los secretarios Art. 21. — Las atribuciones y deberes del secretario de actas SsOn : 1” Autorizar con su firma la del presidente en todos los actos in- ternos de la Sociedad, y conjuntamente con el secretario de corres- pondencia en las presentaciones de la Sociedad á los poderes públi- cos, en los diplomas de los socios y en todas aquellas circunstancias que el presidente lo considere necesario ; 2% Redactar las actas de las sesiones de las Asambleas y de la Junta directiva; ' : 3 Dar cuenta á la Asamblea de los trabajos hechos por la Junta directiva; 264 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 4 Leer las memorias y documentos presentados, en ausencia de sus autores. : Art. 22. — Las atribuciones y deberes del secretario de correspon- dencia son : : 1? Autorizar con su firma la del presidente en los actos externos de la Sociedad y conjuntamente con el secretario de actas, en los casos expresados en el inciso 1* del artículo anterior; 2” Redactar la correspondencia, notas y documentos de la Sociedad. Art. 23. — Sin perjuicio de lo que acaba de establecerse, los secre- tarios se auxiliarán en el desempeño de sus funciones, reemplazándose cuando fuere necesario. TÍTULO VI Del tesorero y protesorero Art. 24. — Las atribuciones y deberes del tesorero, son : 1* Diligenciar el ingreso de las subvenciones y demás créditos que tenga la Sociedad ; 2” Cuidar que entren semanalmente á tesorería las sumas que se haya recaudado; | 3” Colocar en el banco oficial depositario, á nombre de la Sociedad y á la orden del presidente y tesorero, todo el dinero recaudado, con excepción del que pueda necesitarse para los gastos ordinarios de ésta; 4 Firmar los recibos de las cuotas por cobrar y de las subvencio- nes. Firmar con el presidente los libramientos al banco, y con éste y los secretarios los libros de la contabilidad; 5 Obtener del cobrador una fianza a satisfacción de la Junta direc- tiva; 6” Pagar personalmente los sueldos y gastos ordenados por el pre- sidente y refrendados por el secretario ; 7” Reglamentar la contabilidad de la Sociedad, determinando la forma en que deben llevarse los libros ó hacerse las respectivas ano- taciones, inventarios, etc.; S” Presentar trimestralmente á la Junta directiva un balance de caja y estado de la cobranza, haciendo notar particularmente la falta de cumplimiento por parte de los socios á lo prescripto en el artículo cuarto (título 1); REGLAMENTO DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA 265 9 Cerrar anualmente los libros de la contabilidad, elevando á la Asamblea, por intermedio «del presidente, un balance general del estado de la caja de la Sociedad ; Art. 25. — En ausencia del tesorero, el protesorero le substituye en todas sus atribuciones y deberes. TÍTULO VII Del bibliotecario Art. 26. — El bibliotecario está encargado del fomento y conserva- ción de la biblioteca y archivo de la Sociedad. Sus deberes son: 1? Formar y mantener al día el catálogo de la biblioteca, de las colecciones y del archivo; 2 Promover el adelanto de la biblioteca, en toda forma, proponien- do á la Junta directiva la adquisición de las obras que crea conve- niente o que soliciten los socios, etc. 3 Cuidar que las publicaciones periódicas que reciba la Sociedad no sufran interrupción dando cuenta al presidente de cualquiera irre- eularidad que note. 42 Informar á la Junta directiva sobre la oportunidad de las indi- caciones formuladas por los socios á que se refiere el artículo 31 (título IX. 9” Vigilar la correcta encuadernación de las obras formadas por entregas ; 6” Proponer ála Junta directiva el canje de los Anales con publi- caciones que interesen á la Sociedad ; 7 Presentar mensualmente un estado de las obras que se hayan adquirido por cualquier medio, dando cuenta de la inversión de los fondos que se le entregue. TÍTULO VHI Del gerente Art. 27. — El gerente es nombrado por la Junta directiva y depen- de del presidente de la Sociedad. Art. 28. — Sus deberes y atribuciones son : 266 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 1* Asistir al local de la Sociedad todos los días hábiles en las horas que la Junta directiva haya fijado; : 2* Vigilar el cumplimiento de las obligaciones de cada uno de los empleados, pudiendo suspenderlos, dando inmediatamente cuenta por escrito al presidente ; 3” Proponer á la Junta directiva las variaciones que crea conve- nientes en el servicio puramente administrativo; 4” Entregar semanalmente al tesorero las sumas recaudadas por cuotas mensuales, de ingreso ú otros créditos que tenga la Sociedad, debiéndole también presentar al fin de cada mes un estado de estas entregas y de los gastos efectuados ; 5” Hacer todas las citaciones que se requiera para los fines de la Sociedad ; 6” Cumplir los actos de propaganda que se le indique por secre- taría ; | 7” Entregar á los socios los libros de la biblioteca, del modo y for- ma que el reglamento de ésta lo determine (artículo 30, título IX); 8” Coleccionar los folletos y entregas de las obras periódicas para su encuadernación, lo mismo que las comunicaciones que reciba la Sociedad ; 9 Llevar los libros siguientes : copiador para la correspondencia de la Sociedad ; los libros de actas, de las cobranzas, de los gastos, etc.; catálogo de la biblioteca, de las colecciones y de las donacio- nes; índice del archivo; registro general de socios ; 10. Presentar al presidente, al fin de cada mes, la planilla de gastos, para que éste ordene su pago; 11. Facilitar á los socios la inspección de los archivos y colec- ciones ; 12. Cuidar del orden é higiene del local de la Sociedad. Art. 29. —$Si para el cargo de gerente fuese designado un socio, éste no podrá percibir sueldo alguno. ) TÍTULO IX De la biblioteca y del archivo Art. 30. — La biblioteca se regirá por un reglamento interno apro- bado por la Junta directiva. Art. 31. — Los socios podrán inseribir en un libro especial el título REGLAMENTO DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA 267 de las obras ó periódicos cuya adquisición crean conveniente para la Sociedad. La Junta directiva es la encargada de valorar la importan- cia de las obras propuestas y resolver sobre su adquisición. Art. 32. — Los socios no podrán llevar libros, periódicos, docu- mentos, etc., fuera del local de la Sociedad, sino con las formalidades que establezca el reglamento interno. Art. 33. — El archivo contendrá las actas de las sesiones, una colección de los Anales, las comunicaciones dirigidas á la Sociedad y copia de todos los documentos que emanen de ella. TÍTULO X De los Anales Art. 34. — Los Anales de la Sociedad Científica Argentina serán dirigidos por un socio activo elegido por la Junta directiva. Su man- dato durará dos años, pero podrá ser reelegido. Será auxiliado en sus funciones por un secretario de redacción, nombrado á su propuesta por la Junta directiva el que terminará su mandato con el del an- terior. Art. 35. — Son deberes del director: a) Tratar de que la revista ofrezca el mayor interés posible en su fondo y en su forma, dando preferencia á los artículos originales de carácter científico, teórico ó de aplicación, tratando de conseguir la mayor corrección posible en la composición tipográfica, la mayor regularidad en la fecha de su aparición y la mayor variedad posible en el material publicado; b) Aceptar ó rechazar, sin perjuicio del derecho del interesado á apelar ante la Junta directiva, los trabajos originales é inéditos que se le remita para su publicación; fijar la fecha y el orden en que deban aparecer los aceptados; publicar los materiales que le envíe con dicho objeto la Junta directiva; conceder la tirada aparte á los autores (art. 36), etc. : c) Proponer á la Junta directiva todas las medidas tendientes á la mayor difusión de los Anales, á la obtención de fondos para el sostén de los mismos, á la constitución de un núcleo de redactores, ebc. ; d) Proponer los empleados que la buena marcha de la revista im- ponga. Art. 36. — Los colaboradores de los Anales tendrán derecho á cin- 5 268 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA cuenta ejemplares de su respectiva memoria, publicada en tirada aparte. | Art. 37. — El formato de los Anales no podrá ser modificado. Art. 38. — La Junta directiva podrá discernir cada trienio uno ó varios premios honoríficos á las mejores memorias originales que se hayan publicado en los Anales durante el mismo, previo informe, en cada caso, de una comisión ad hoc nombrada por ella. El premio será entregado en acto público. TÍTULO XI De los concursos Art. 39. — La Junta directiva establecerá concursos anuales, pro- poniendo los temas que estime convenientes, y acordará en cada caso los premios que correspondan, de acuerdo con el reglamento especial. TÍTULO XII De las conferencias Art. 40. — La Sociedad facilitará su local para la celebración de conferencias, con sujeción á las siguientes cláusulas : a) Las personas que deseen dar conferencias, sean socios ó no, deberán indicar el título de las mismas al solicitar de la Junta diree- tiva la concesión del local y fijación del día; b) La Junta directiva resolverá en todos los casos, sin apelación, - la admisión de las conferencias ; | c) No se admitirá conferencias de carácter sectario, político ó reli- gloso ; d) En caso que un conferenciante faltare subrepticiamente á lo indicado en el inciso anterior, el presidente de la Sociedad podrá suspender la conferencia ; e) Los originales de las conferencias quedarán en la Sociedad, la que podrá publicarlas en sus Anales. El conferencista tendrá dere- cho, en tal caso, á la tirada aparte á que se refiere el artículo 36 título X. REGLAMENTO DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA 269 TÍTULO XII De las memorias Art. 41. — Las memorias de carácter científico que sean presenta- das á la consideración de la Sociedad por personas extrañas á ella, serán hechas estudiar previamente por la Junta directiva, la que decidirá sobre la oportunidad o conveniencia de su lectura en Asamblea. TÍTULO XIV Disposiciones generales Art. 42. — La cuota mensual que deben abonar los socios activos, á que se refiere el inciso e, artículo 1%, título I, es por ahora de cuatro pesos de curso legal y podrá ser modificada directamente por la Jun- ta directiva. Los socios adherentes abonarán una cuota mensual igual á la mitad de la de los activos. Art. 43. — La Junta directiva, por sí ó por pedido de veinte socios activos, por lo menos, podrá convocar una Asamblea con objeto de modificar estos estatutos. Para su modificación se requiere el voto favorable de socios que representen las tres cuartas partes del núme- ro de socios presentes en la Asamblea, y este número de presentes excederá del doble del quorum establecido para la primera citación de la Asamblea ordinaria. Si no se alcanzare este número ni en pri- mera, ni en segunda convocatoria se considerarán rechazadas las modificaciones y no se podrá citar á nueva Asamblea para modificar los estatutos hasta el ejercicio siguiente. La Asamblea sólo puede considerar las modificaciones propuestas pero no discutir otras nuevas. 270 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ¡00 DISPOSICIONES TRANSITORIAS En la primera Asamblea ordinaria después de la aprobación de estas modificaciones por el gobierno nacional se elegirán por el tér- mino de dos años el presidente, el vicepresidente 2”, el secretario de correspondencia y el protesorero y por el de un año los demás miem- bros de la Junta directiva; en la Asamblea ordinaria siguiente se elegirán por dos años el vicepresidente 1”, el secretario de actas, el tesorero, el bibliotecario y cuatro vocales, y por un año, los demás miembros de la junta. En lo sucesivo regirá sin variación alguna el artículo 13. Los estudiantes que actualmente son socios activos, y abonan dos pesos mensuales, quedarán en dicho carácter y con la misma cuota hasta que terminen sus estudios, desde cuyo momento pasarán á pagar cuatro pesos mensuales, Ó hasta que los abandonen en cuyo caso pasarán á ser socios adherentes. INTERPRETACIÓN Y REGLAMENTACIÓN DE ALGUNOS PUNTOS DEL ESTATUTO DADA POR LA JUNTA DIRECTIVA EN SESIÓN DE 18 DE SEPTIEMBRE DE 1916 Art. 1”. — Reglaméntase el artículo primero, inciso e del Regla- mento vigente de la sociedad, en la siguiente forma : | 1% Las personas que deseen ser socios activos de la Sociedad, pre- sentarán una solicitud al presidente consignando en ella su nombre, apellido, nacionalidad, profesión, títulos que posee y domicilio, pu- diendo agregar la lista de trabajos que haya ejecutado ó publicado por sí solo ó en colaboración; 22 La solicitud será firmada por dos socios activos de la Sociedad, que justifiquen las afirmaciones del peticionante; 3% La Junta directiva, votará por simple mayoría de miembros pre- sentes la aceptación ó rechazo del peticionante, entendiéndose que la Junta considerará con espíritu liberal los méritos del candidato. REGLAMENTO DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA 271 Art. 2%. — Reglaméntase el artículo primero, inciso f del Regla- mento vigente de la Sociedad, en la siguiente forma : 1” Las personas ó instituciones que deseen ser socios adherentes de la Sociedad, presentarán al presidente una solicitud análoga á la que estipula el artículo anterior para los socios activos, pero sin fir- mas de socios autorizantes; 2% La Junta directiva decidirá por simple mayoría, la admisión ó rechazo del peticionante, entendiéndose que el rechazo implica causa y el voto fundado de los miembros de la Junta que lo den por el rechazo. Art. 3%. — Reglaméntase el artículo segundo, inciso 2", del Regla- mento vigente de la Sociedad en la siguiente forma : 1% Los socios podrán utilizar dentro del local social, el material bibliográfico, instrumentos y colecciones de la Sociedad; los pedidos de utilización fuera del local social, serán motivo de resolución espe- cial en cada caso de acuerdo con el reglamento interno especial. En uno y otro caso, el socio es responsable del material que se le facilite y deberá reintegrar su valor estimado por la Junta, en caso de extravío, deterioro ó desgaste visible. ' Art. 4”. — Entiéndese por « primera semana de abril », que esta- blecen los artículos 6%, 13 y 19 del Reglamento vigente de la Sociedad los días comprendidos entre el 1 y el 7 de abril, inclusives y por «cinco días después », del mismo artículo 6%, á cinco días hábiles no contados el de la reunión sin quorum, ni el de la nueva citación. Art. 5”. — Entiéndese por « dos períodos consecutivos », del artícu- lo 14, del Reglamento vigente, el término de 4 años ó fracción mayor de 3 años. Art. 6”. — Las citaciones de la Junta de que trata el artículo 16, se refieren á las tres ordinarias sucesivas, que comprende un período de tiempo de 30 días. Art. 77. — Las Asambleas á que se refieren el inciso 3* del artículo 21, son todas las que realice la Sociedad para considerar una de- terminada orden del día, excepción hecha de la ordinaria de la primer semana de abril. Art. 8”. — En el mes de renovación de la Junta directiva, el teso- rero presentará á la misma, un proyecto de presupuesto de recursos y gastos, para el año social que se inicia, el que será discutido y apro- bado por la Junta. 272 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA REGLAMENTO DE LOS PREMIOS « AMEGHINO »> Y «AGUSTÍN ÁLVAREZ» Art. 1%. — El premio «Ameghino» se adjudicará al autor del mejor trabajo presentado sobre paleontología, antropología, geología ó etno- grafía de la República Argentina. Consistirá en una medalla de oro y diploma. | Art. 2% — El premio « Agustín Álvarez» consistirá en una medalla de oro y diploma, y se acordará al autor del mejor trabajo sobre his- toria ó sociología argentinas. Art. 3% — Estos premios se discernirán anual y altern nativamente, es decir, cada uno de ellos se adjudicará cada dos años. Art. 4%. — En una de las primeras sesiones de cada período anual, la Junta directiva nombrará un jurado especial, formado por cinco miembros de la Sociedad, que estudiará los trabajos presentados y adjudicará el premio. Art. 5%. — El fallo del jurado será inapelable por los autores. Art. 6% — El jurado podrá declarar desiertos los premios. Art. 7”. — Los trabajos que se presenten serán inéditos. Constarán, como máximum, de 30.000 palabras, y estarán escritos á máquina. Los originales no se devolverán. Art. 8”. — Los trabajos premiados se publicarán en los Anales de la sociedad, y sus autores tendrán derecho á cien ejemplares de aque- llos, en tirada aparte. Art. 9%. — Los trabajos se presentarán sin firma, y se entregarán, contra recibo, en la Sociedad Científica Argentina, hasta el día 15 de mayo de cada año. Todo trabajo llevará un lema. Éste irá eserito en un sobre cerrado y lacrado, que se entregará juntamente con aquél. El sobre deberá contener un papel en que irán escritos el lema, el nombre del autor y la firma de éste. Tanto en el trabajo como en el sobre adjunto, se hará constar el premio al cual se aspirare. Art. 10. — Los premios se entregarán en acto público, el día 25 de julio, aniversario de la fundación de la Sociedad. MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA CORRESPONDIENTE AL XLIII” PERÍODO ADMINISTRATIVO (1% DE ABRIL DE 1915 Á 31 DE MARZO DE 1916) LEÍDA EN LA ASAMBLEA DEL 6 DE ABRIL DE 1916 INTRODUCCIÓN Señores consocios : La Sociedad Científica Argentina ha tratado de conservar, durante el año de 1915 transcurrido, su valerosa tradición revolucionaria. Más de cuarenta años lleva ya de existencia y en ellos se ha veni- do elaborando una historia de iniciativas audaces, fracasadas algu- nas veces, corónadas de éxito muchas otras y dejando siempre alguna conquista realizada ó alguna obra avanzada ó concluída. A dos años de organizada la Sociedad, en 1874, hubo de construir un nuevo mapa de la provincia de Buenos Aires; inició y realizó con éxito diferentes perforaciones en el territorio de la provincia, con el apoyo del gobierno de Casares y su ministro del Valle, en 1875; de- terminó en 1876 el nivel de aguas bajas del río de la Plata; crea el mismo año un museo que alcanza á formar una valiosa colección; rea- liza un concurso científico de positivo interés nacional y una exposi- ción en 187 5, que fueron ambos, una sacudida para la incipiente ciencia é industria nacionales. Así se fundó la tradición, que he lla- mado revolucionaria, de la Sociedad Científica Argentina. Más tarde, cuando patrocinó la expedición del doctor F. P. Moreno AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXI 18 274 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA al interior de la Patagonia, cuando fundó los Anales de la Sociedad que han llegado al tomo LXXX de su serie, cuando realiza su segundo. concurso y exposición de 1876, científica, industrial y de bellas artes, cuando asesoraba al gobierno de Buenos Aires, cuando crea en sus salones el curso de arquitectura y dibujo suprimido en la universidad por las angustias financieras de entonces, cuando patrocina la explo- ración Lista á la Patagonia y obtiene para ella pesos 10.000 del go- bierno nacional, cuando inicia las conversaciones científicas que tan- tos problemas tocaron de interés técnico para el país, cuando proyec- tó en fin el Congreso científico internacional sudamericano de antropo- logía y arqueología en 1877, para no apartarnos de los primeros años de existencia de la Sociedad, ésta se levanta por encima del medio que la ha creado para devolver á la nación, multiplicado, el esfuerzo de aceptarla y sostenerla. Cada uno de los propósitos de aquella hora, de la Sociedad Cientí- fica Argentina, debía mirarse como una novedad eminente y como una obra revolucionaria, pues la Sociedad sin temor al fracaso y siempre serena y confiada, afrontaba las empresas más aventuradas de esa hora, en el orden científico é industrial. | Mucho han cambiado los tiempos desde entonces ; mucho han creci- do el estado que la protegiera y utilizara y la sociedad que la viera na- cer; mucho se ha desarrollado la ciencia nacional, cultivada ahora por institutos numerosos y bien dotados : las oficinas públicas han alcan- zado una organización eficiente, las universidades han poblado el país de profesionales y estudiosos distinguidos y el número, siempre Cre- ciente, de los especialistas y hombres de labor, ha dispersado en agru- paciones menores á los hombres de pensamiento que reunía otrora con exclusividad la Sociedad Científica Argentina. El centro casi único de toda actividad científica en el país, ha dado nacimiento á numerosas asociaciones prósperas y eficaces y de su fe- cundo seno se han ido desprendiendo, como el de una madre generosa, todas las instituciones llegadas á su mayoría de edad y capaces de desenvolverse lejos del abrigo materno. Y á medida que cada una de sus ramas ha salido á crear su centro de concurrencia fuera de la casa antigua, la función de la Sociedad - Científica Argentina, se ha venido condensando hacia una dirección encumbrada, como se levanta el prestigio y la función de la madre, cuando el hijo adquiere relieve público y respeto general y la Sociedad alcanzará así á ser asiento de la filosofía de la ciencia, de la ciencia filosófica y de los problemas nacionales de cultura pública. MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE 275 Y cuando parecía que su razón de ser se desvanecía, la vemos ini- ciar los congresos científicos latinoamericanos, transformados luego en panamericanos y en serie que ya no se interrumpe; llevar a cabo la expedición científica al Iberá; concurrir con éxito lisonjero á la cele- bración del centenario de Mayo; y tomar las iniciativas recientes en el orden científico, en el orden didáctico y en el de asociación de los es- tudiosos. Su congreso internacional del año 10 parecía un paso más para in- corporar el nombre de la Argentina al movimiento científico unlversal, y no habría sido el último, ciertamente, si la crudelísima guerra no se hubiera desencadenado sobre las históricas campiñas europeas, sem- brándolas de ruinas y desesperanzas, cuando parecíamos encaminados á mirarnos en un esfuerzo universal y homogéneo. Los estados en que, se dividía la humanidad, han destruido hoy la esperanza de convertir la humanidad en un estado, y las voluntades y las fuerzas en juego, han eliminado de la vida presente, los problemas que la preocupaban, para substituirlos por el único y universal de la organización misma de la humanidad ; y la anterior solidaridad humana, sólo ha servido hasta ahora para herirnos en un común duelo, ante la bárbara catástrofe. Estamos en la hora del silencio, y nada podemos hacer, que no sea poner la voluntad en no debilitar el esfuerzo, y á éste, Ena hacia el bien común y á la prosperidad de la patria. La Sociedad ha abolido las fiestas de su seno y puesto la mirada en problemas más profundos, porque ha creído que la obra urgente por realizar era, la de educación pública; la de la comunión de la volun- tades y acercamiento de los hombres; y la de volver las miradas á la ciencia, para entonar de este modo el espíritu, dirigiéndolo hacia pu- ros ideales, que constituyen para los pueblos, las armas mejor dirigi- das y más poderosas. Sólo son invencibles y constructores los pueblos á quienes anima la fuerza mística de un ideal elevado. Para realizar aquellos bres propósitos primeros la Sociedad ha pro- yectado tres instituciones: la Organización didáctica de Buenos Aires; la Academia de la Sociedad Científica Argentina; y la Asociación azr- gentina para el adelanto de la ciencia. Y fundada en la razón econó- mica que dirige las grandes empresas humanas, ha buscado para cada una de dichas instituciones, una posibilidad de realización, capaz de crearle la autonomía financiera, indispensable para su buen funcio- namiento. Estos proyectos os son conocidos y podrán ó no alcanzar realización, según el empeño con que se los lleve adelante y la protección que el 276 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA medio quiera dispensarles, pero con todo quedarán ahí como una de tantas iniciativas de la Sociedad, para llenar los fines de su creación y los que el trascurso de los tiempos le señalan. Dos iniciativas Interesantes y análogas se abandonaron en el año 1915 que ha terminado, ambas destinadas, con otras en realización, á concurrir al centenario de la jura de la independencia nacional : la de escribir la historia del movimiento científico argentino en todas las ramas del saber humano durante el siglo de vida independiente; y la de organizar una exposición bibliográfica argentina que permitiese reunir todas las piezas publicadas en el país ó publicadas por autores argentinos en el extranjero en el mismo espacio de cien años. La proximidad del centenario de la independencia no permitió rea- lizarlas por la falta material de tiempo, pero son un mandato que la Sociedad se señala para más adelante, cuando no esté solicitada por. labores tan premiosas, ó acaso para festejar su quincuagésimo ani- versario, ya próximo. La primera idea era de singular trascendencia : nacida en uno de los períodos anteriores, había contado para su reali- zación con el concurso de diversas sociedades é instituciones del país, y si su realización no se hubiera interrumpido por algún tiempo, se- guramente habría alcanzado á dejar una documentación valiosísima para el estudio de un período histórico lleno de luz y de sombras, á la vez, como es el que se cierra en este año, y que, al través de tantas vicisitudes, ha construído los asombrosos progresos materiales y espi- rituales del país, y que le abren para un futuro más ó menos mediato, tan gratas y alentadoras perspectivas. La exposición bibliográfica tendía á reunir en un solo punto la nu- merosa producción científica y literaria del país, en los cien años, hoy dispersa en tantas bibliotecas públicas y privadas y por todos los ám- bitos del país, desconocida en mucha parte, por estar fuera del alcance de los interesados en consultarla y difundirla, ó conocida por simples referencias ó recuerdos ; la Sociedad al reunir y centralizar ese enorme material bibliográfico, habría logrado revivir el interés por mucho tra- bajo de valor, poco conocido, y habría reparado del olvido á mucho otro, realizando una obra justiciera y útil á la vez. Entro ahora, señores, á daros cuenta detallada de la obra realizada por la Sociedad en el XLITT" período administrativo 1” de abril de 1915 - 31 de marzo de 1916. Pr IR a lt Y ] A ! 1 ” a | 18) ==] -] MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE TI ASAMBLEAS Durante el período terminado se celebraron tres asambleas genera- les; la ordinaria en que fué leída y aprobada la Memoria anual presen- tada por el presidente doctor Lavalle, correspondiente al XLIT? perío- do administrativo, y en la que se eligiera la actual Junta directiva que ha terminado su mandato el 31 de marzo, y dos extraordinarias en las que fué considerado y tratado un proyecto de reformas al reglamento social, elevado al superior gobierno de la Nación para su aprobación. Este proyecto presentado por un grupo de socios y examinado aten- tamente por la Junta directiva, contiene un propósito fundamental, el de prolongar el período de los diversos cargos de la Sociedad á dos años, de modo que con él queda alterada la práctica de que los miem- bros de la Junta que ocupaban cargos directivos durante un año pa- saran al siguiente á ser vocales. En lo sucesivo, pues, en un año de labor los miembros de la Junta podrán realizar trabajos preparatorios y en el otro de ejecución y se evita con ello que algunas iniciativas adoptadas al final de un período se encuentren con el cambio de auto- ridades en el momento de la realización. Puede decirse, sin embargo, que desde mucho tiempo atrás la labor de la Junta es continua, y se- ría difícil advertir de un año á otro el cambio de dirección, con la, en Otros casos, consiguiente alteración de la línea de marcha. La Sociedad ha alcanzado de todas maneras, no ya la estabilidad de sus propósitos, que tiene adquirida de antiguo, sino de su labor, al través del cambio de los hombres y de los tiempos y al través, sobre todo, de las conquistas que la república realiza en el orden científico, didáctico y político. En realidad, pues, la reforma del estatuto viene casi á convertir en un perfeccionamiento de la legislación social, lo que era un hecho adquirido en el trabajo de sus juntas directivas, eje- cutivas Ó iniciadoras según aparecieran en su cartera muchas ó pocas resoluciones que cumplir ó propósitos ya sancionados que realizar. Estas asambleas fueron muy poco concurridas, al extremo que nin- guna pudo realizarse en primera convocatoria, lo cual no por ser un hecho repetido desde años atrás, deja de ejercer su influencia en nues- tra Sociedad. En otros tiempos, la Junta sometía á las asambleas casi todos sus grandes problemas y éstas se reunían con quorum abun- 278 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA dante, llegando á veces á comprender la casi totalidad de los asocia- dos; hoy no fuera posible llegar á tanto, y así la asamblea ha llegado á perder su alta función, de cuerpo de consulta y director, que ha de- bido ejercer la Junta directiva. Tan lamentable como es, este mal, no parece tener cura por el momento y cabe hacer votos porque sus efec- tos se vayan, siquiera sea, atenuando lentamente. TIT : , JUNTA DIRECTIVA En la asamblea del 12 de abril de 1915 quedó constituída la Junta directiva en la siguiente forma : Presidente : Ingeniero Nicolás Besio Moreno. Vicepresidente 1” : Ingeniero Alberto D. Otamendi. Vicepresidente 2%: Doctor Guillermo Schaefer. Secretario de actas : Ingeniero Pedro A. Rossell Soler. Secretario de correspondencia : Señor José M. Orús. Tesorero : Ingeniero Juan José Carabelli. Protesorero : Ingeniero Emilio Mallol. Bibliotecario : Profesor José T. Ojeda. Vocales : Ingeniero Eduardo Huergo, doctor Claro C. Dassen, doc- tor Luciano P. J. Palet, ingeniero Anecto J. Bosisio, ingeniero Benno J. Schnack, arquitecto Raúl G. Pasman, ingeniero Enrique Butty, doctor Juan B. González. Así constituida, ha funcionado hasta la fecha, celebrando 30 sesio- nes ordinarias y 10 extraordinarias. | La Junta ha tomado diversas iniciativas de importancia tendientes á promover el estudio y difundir sus frutos, fomentando el desarrollo de las ciencias y sus aplicaciones, fines que persigue nuestra asocia- ción. Helas aquí : Academia de la Sociedad Científica Argentina. — Fué instituída con objeto de agrupar los socios en secciones de estudio á fin de acercar las personas que se dediquen á la misma rama de la ciencia, de provo- car la presentación y discusión de trabajos, en una palabra, el intercam- bio de conocimientos, fundamento indispensable para el desarrollo de la ciencia y de la cultura. Por otra parte, será también manera de estre- char el vínculo de asociación, lo cual redundará en beneficio de todos. MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE 279 No creo necesario exponer el programa de la Academia. Todos los señores socios lo conocen pues fué distribuído en oportunidad, sólo me resta solicitar á los que aun no se han inscrito, quieran hacerlo, á fin de que la Junta directiva que nos ha de suceder, pueda iniciar á la brevedad posible los trabajos de organización. Organización didáctica de Buenos Atres. — Los fines que ha perse- guido la Sociedad con la institución mencionada son de cultura pú- blica y el propósito auxiliar al estado en este orden de actividades. Estaría formada por los profesores de las Universidades de Buenos Aires y La Plata y por los de los dos últimos años de los Colegios na- cionales, los que deberían dar repeticiones públicas de sus cursos ó de temas aislados en el local de la Sociedad ó en otro apropiado cuyas conferencias serían también publicadas en los 4nales ó en otra revista especial. De este modo se aumentarían considerablemente los benefi- cios de la enseñanza oficial, poniéndola al alcance de todo aquél que, por una ú otra causa, no pueda concurrir á las aulas. Esta Organización, quedará en condiciones de entrar á funcionar antes de mucho si el concurso público la secunda como es de desear. Asociación argentina para el adelanto de las ciencias. — La Sociedad crea con esta Asociación una nueva entidad destinada á fomentar las investigaciones científicas por la adquisición é impresión de obras; la instalación de laboratorios, talleres ó museos de investigaciones ; la organización de congresos, conferencias y exploraciones; la ejecu- ción de investigaciones científicas ó industriales y el sostenimiento de gabinetes de trabajo, públicos ó privados, facilitando el dinero ne- cesario para empresas científicas á los que se consideren capacitados para realizarlas. Tanto esta Asociación, como la anterior Organización obtendrán los fondos necesarios para su funcionamiento, de los donativos y de la subseripción pública. Conmemoración del Centenario de la Independencia. — Estaba ya re- suelto, y era, por otra parte obligado, que la Sociedad tomara parte en los festejos conmemorativos de la declaración de la independencia nacional. Con este objeto resolvióse : 1” Publicar un número extraordinario de los Anales ; 2” Organizar una velada pública ó una recepción ; 3” Celebrar un congreso científico. 280 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Para el número de los Anales se solicitó la colaboración de nume- rosos consocios, muchos de los cuales ya han respondido aceptando la invitación é indicando que están preparando el trabajo : será encabe- zado por la historia de la Sociedad Científica Argentina. En cuanto al Congreso científico, la Junta nombró una Comisión central compuesta por los señores ingeniero Eduardo Huergo, presi- dente del Centro nacional de ingenieros; doctor Marcial R. Candioti, presidente del Directorio de obras sanitarias de la Nación; doctor Fracisco P. Lavalle, ex presidente de esta Sociedad ; doctor Juan B. González, vocal de la Junta directiva, la cual presidida por el presi- dente de la Junta celebró numerosas sesiones, y dió forma al proyecto. Como la Sociedad no contaba con fondos suficientes para llevar á cabo la Iniciativa, se solicitó del gobierno la inclusión de tal Congreso en- tre los números oficiales de los festejos. El gobierno de la Nación resolvió incluirlo en el proyectado Congre- so de ciencias sociales por verificarse en Tucumán en julio del corriente año, congreso organizado por el Ministerio de instrucción pública. El programa de la Sociedad Científica constituiría las divisiones técnicas de ese congreso y la Comisión central en virtud de facultades acordadas, organizó cinco secciones: Vías de comunicación, Ingenie- ría sanitaria, Riego, Temas diversos de ingeniería é Higiene que en oportunidad (octubre) fueron sometidas á la aprobación del Ministerio citado á fin de comenzar en seguida los trabajos de propaganda. Sin embargo á pesar de transcurrir los días y de celebrarse nume- rosas entrevistas con el Ministro de instrucción pública, aun no ha llegado la comunicación oficial de esa aprobación lo que no ha permi- tido realizar ningún trabajo más, después de la preparación del pro- grama de las secciones indicadas. Publicación de los trabajos del Congreso científico internacional ame- ricano. — Había sido deseo de la Junta adelantar en esta labor y al efecto aprovechando el voto de la suma de 15.000 pesos que el Senado nacional hiciera el año anterior, partida que no había sido aprobada por la Cámara de diputados, se decidió recabar de ese cuerpo su in- clusión en el presupuesto para el corriente año, gestión que fué co- ronada por el éxito, merced en gran parte á la diligencia de nuestro ex presidente ingeniero Santiago E. Barabino, aunque reduciéndose esa suma á 10.000 pesos. Sin embargo como en último momento no se aprobó el presupuesto preparado sino que se puso en vigencia para 1916 el de 1915, quedó la Sociedad en la imposibilidad de imprimir MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE 281 nuevos volúmenes. Ello no obstante, la Comisión encargada de la pu- blicación mencionada, ha adelantado en la tarea de preparar “el ma- terial. Aparte de ésto, recibió impreso el importante trabajo de los señores Jakob y Onelli, Atlas del cerebro de los mamiferos, presentado á aquel Congreso. La impresión fué de 400 ejemplares, de los cuales 224 reci- bió esta Sociedad, que decidió enviar á algunas instituciones cientí- ficas, poniendo en venta los restantes. Congreso científico de Washington. — Con motivo de celebrarse el V” Congreso científico (1! Panamericano), en Washington del 28 de di- ciembre de 1915 al 8 de enero de 1916, quinto certamen de la serie que tan felizmente iniciara esta Sociedad en 1898, la Junta directiva tomó á su cargo la propaganda en el país, y al efecto, recabó del señor Ministro argentino en aquella capital, doctor Rómulo S. Naón, los - programas y folletos, que fueron traducidos, impresos y distribuídos profusamente, á fin de que la celebración de ese Congreso, llegara á conocimiento de las personas estudiosas de la república y les permi- tiera representarla en forma digna. En esta tarea de propaganda, cooperaron á su vez otras asociacio- nes, en especial la Vinculación de diplomados universitarios. Respondiendo á la invitación del gobierno de los Estados Unidos, bajo cuyos auspicios se celebró el Congreso, de que la Sociedad en- viara delegados, fueron designados con ese carácter los señores socios doctor Juan B. Ambrosetti, ingeniero Agustín Mercau, doctor Cristó- bal M. Hicken é ingeniero Iberio San Román, quienes supieron des- empeñarse en la forma brillante que todos sabemos. Esos señores delegados fueron portadores de varios trabajos recibi- dos en la Sociedad para su remisión al Congreso ; sólo es de lamentar la índole impresa al certamen por sus organizadores, que desviaron por completo al carácter de los celebrados anteriormente, en esta Ca- pital (1898), en Montevideo (1901), en Río de Janeiro (1905) y en San- tiago de Chile (1908-9). La Junta directiva considerando esta circuns- tancia, que impidió á muchos estudiosos presentar trabajos cuyos temas no tenían cabida en el Congreso, remitió en oportunidad á la Comisión organizadora del mismo, una nota, recordando las ventajas positivas de que los congresos científicos americanos, tengan alcance para todas las ramas de la ciencia, y para las ciencias puras en primer lugar. Aun no se ha recibido ninguna respuesta, ni los delegados han pre- 282 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA sentado los informes de su misión ; lo único que puedo manifestar es que la Comisión organizadora del Congreso se ha dirigido á esta So- ciedad recabando el envío de los folletos, documentos y publicaciones del Congreso que organizó y llevó á cabo en 1898. IV ANALES DE LA SOCIEDAD La publicación de nuestros Anales ha continuado á cargo del doc- tor Horacio Damianovich, que fué reelecto por la Junta para un nuevo período. El número más reciente aparecido es el que corresponde á los meses de noviembre y diciembre del año próximo pasado, estando en prensa y próximo á aparecer el número de enero y febrero del corriente año, último del presente período administrativo. La tirada mensual ha continuado siendo de 900 ejemplares. Han contribuído á su publicación con trabajos los señores Jacobo J. Laub, Angel Pérez, Hipólito B. Puysségur, Atilio A. Bado, Ana Manganaro, Luis Manuel Lejeune, M. Perrotet des Pins, José S. Corti, Francisco P. Lavalle, Urbano Mialock, Martiniano Leguizamón Pon- dal, Jean Bréethes, Camilo Meyer, Humberto Julio Paoli, C. D. Perri- ne, Luis Guglialmelli, Luciano P. J. Palet, Demetrio Crinin, Roberto Lehmann-Nitsche, etc. Los Anales continúan ocupando un primer puesto entre las publica- ciones científicas del país, por lo selecto de los artículos que compren- de y por lo cuidado de su impresión. Es conocido el prestigio exterior de los Anales, y su importancia se acrecentaría cada vez más, si la Sociedad dispusiera de los medios necesarios para aumentar el núme- ro de pliegos, que constituyen las entregas mensuales, y la tirada actual. Una y otra circunstancia no permiten dar cabida al importan- te material que podría acoger en sus páginas, consiguiendo hacer con ello más variado el índice de cada número y estimular de un modo más general la producción científica argentina, y á la vez no permiten extender el canje, lo que tendría como primer resultado, poblar más aún nuestra mesa de revistas y enriquecer constantemente la biblio- teca, con trabajos novísimos, satisfaciendo, al propio tiempo, los pe- didos frecuentes que llegan de bibliotecas públicas y populares del país, ó de algunos institutos que ni la pueden adquirir por canje, ni MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE 283 por compra directa. Así la situación económica de la Sociedad — pro- blema perenne de su funcionamiento — no le permite difundir los be- neficios de su publicación en la forma que debe constituir su propósi- to más acariciado. - Durante el período social que acaba de fenecer, los Anales han publicado el volumen LXXX de su serie. Iniciados con el mes de enero de 1876 los Anales han venido apareciendo con mayor ó menor regularidad en concordancia con las agitaciones públicas de la polí- tica nacional, nunca suficientemente graves para que el movimiento científico local, se resintiera de un modo profundo ó duradero. En el LXXX de su serie, los Anales conservan el lugar prominente que tu- vieron al nacer; pero justo es decir que ello no se ha logrado sin la dedicación sucesiva y patriótica de diversos consocios, cuyo paso al frente de la publicación ha quedado indeleblemente marcado. Ningu- - na labor en la Sociedad, requiere, acaso, una preocupación más inten- sa que los Anales pues su honrosa tradición exige una vigilancia activa á fin de que los artículos de tan variada naturaleza que en ellos aparecen, se conserven dentro del cuadro que corresponde al valor que la publicación tiene ganado. El índice delos Anales, después del trabajo valioso y desinteresado del doctor Juan Valentin, que llega hasta el año 1895 inclusive, se- gún es conocido por la publicación correspondiente, ha sido luego continuado con igual desinterés por el señor Ezio Colombo, bibliote- cario de la Facultad de ciencias de Buenos Aires, hasta el año 1910 inclusive, trabajo este último que se halla inédito en la Sociedad, pero se utiliza en la consulta, por los socios que acuden á la casa en de- manda de información. También se encuentra inédita en la Sociedad la catalogación com- pleta de los trabajos contenidos en los Anales hecha por la Sociedad misma, y de acuerdo con el sistema decimal de clasificación del insti- tuto internacional de Bruselas; esta clasificación alcanza al año 1911. Actualmente lo revisa cuidadosamente el ingeniero Emilio Rebuelto. Estos dos últimos índices no han sido aún publicados por falta de recursos, tanto más sensible en estos momentos de crisis económica é internacional, á pesar de los buenos deseos de la Junta directiva, que considera indispensable hacer conocer estas obras, y facilitar la consulta é investigación de su revista. En los archivos de la Sociedad existen actualmente 15 colecciones completas de Anales y se cree posible aumentar su número, en alguna más, habiéndose para ello iniciado algunas gestiones extraoficiales. 284 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA y BIBLIOTECA Y ARCHIVO En la biblioteca, se ha continuado la obra de catalogación de los volúmenes, trabajo que á la fecha está casi terminado cuyo, número alcanza actualmente á 11.603 sin contar las piezas repetidas, ni los ejemplares de las obras publicadas por la Sociedad. Se ha encuader- nado 627 volúmenes y revistas á cuyo efecto se invertió la suma de pesos 1000 moneda nacional er el año; la adquisición de obras nuevas no ha podido hacerse en la medida que fuera de desear siempre por razones pecuniarias. Sin embargo se han enviado á la Biblioteca im- portantes trabajos y al efecto mencionaré : Estudios de degeneración y regeneración del sistema nervioso, por Ramón y Cajal. Costruzione antisismiche, por Maciani Genvese. Costruzione, transformazione ed ampramento delle citta, por A. Caccia. La vida y su evolución flogenética. Manual del entomólogo. La importancia de los hallazgos paleontológicos de Chapadmalal (Miramar), por el teniente coronel Antonio A. Romero. Anturios ecuatorianos, por el P. Sodiro. Geometría descriptiva, por Virgilio Rafinetti. Sinópsis histórica de la Facultad de ciencias exactas, Físicas y natwra- les de Buenos Ares y de la enseñanza de las matemáticas y la física en la Argentina, por Nicolás Besio Moreno. Varios opúsculos y memorias de los señores doctor Gregorio Aráoz Alfaro, ingeniero Enrique Butty, ingeniero Eduardo Volpatti, ete. Reciban todos los que han enviado trabajos á esta biblioteca las gracias más expresivas por sus donaciones. Respecto a publicaciones y revistas, se ha reanudado la subserip- ción de las que edita el « Congres de la route », y por haber aumen- tado el canje establecido con las siguientes : Publicaciones científicas de la Facultad de ciencias físicas, matemáti- cas y astronómicas, de La Plata. Proceedings of the natural academy of sciences (Smithsonian institu- tion), aparecidos el año pasado. MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE 285 Cleveland engineering society. The Ohio journal of sciences (le la Universidad de Ohio. E. U.). Revista del centro estudiantes de derecho (Buenos Aires). Los envíos al exterior por parte de la Sociedad habían sido suspen- didos en el período anterior por la irregularidad de los servicios pos- tales, motivada por la guerra, pero como algunas de las instituciones con las cuales se mantiene canje, solicitara la reanudación de éste, se resolvió acceder á todos los pedidos que se recibieran en ese sentido. El archivo de la Sociedad se lleva con orden y cuidado. Desgracia- damente, no ha podido continuarse la publicación de su revista, que iniciara gentilmente en 1891 el señor Marcial R. Candioti, compren- diendo el período que corre desde la fundación de la sociedad en 1872 hasta el año 1878 inclusive, en el que ha quedado interrumpida esta obra tan interesante. vI LABOR ADMINISTRATIVA É INTERNA La Junta directiva adoptó otras varias resoluciones, de las que paso á informaros. Congreso de ingeniería de San Francisco. — La Sociedad se adhirió al congreso de ingeniería celebrado en San Francisco (California) conmemorando la apertura del canal de Panamá. Nombró delegado al ingeniero Horacio Anasagasti y se subscribió a la serie completa de las publicaciones que el congreso editara, habiéndose recibido poco ha el primer tomo relativo á Ingeniería mecánica. Homenaje al ingeniero Huergo. — La comisión formada por los seño- res: general Pablo Riccheri, doctor Angel Gallardo é ingeniero San- tiago E. Barabino, designada por el Congreso científico internacional americano para hacer fundir la placa destinada al sepulcro del que fué su presidente, el ingeniero Luis A. Huergo, terminó su cometido y en consecuencia correspondióle á la Junta directiva llevar á cabo- la colocación de dicha placa, acto que se realizó el 25 de julio, aniver- sario de la clausura del mencionado Congreso, haciendo uso de la pa- labra el presidente de la Sociedad y el ingeniero Santiago E. Barabino. Fué esta la última honra de las acordadas al primer presidente de la 286 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Sociedad, á su socio honorario y al presidente distinguidísimo de aquel Congreso. Homenaje 4 Ameghino. — Cumpliendo el cometido que se ha im- puesto esta institución de rendir tributo á la memoria del gran natu- ralista, se nombró una mesa ejecutiva formada por los señores: inge- niero Vicente Castro, coronel ingeniero Arturo M. Lugones y doctor Juan B. González para que se dedicara exclusivamente al asunto. Esta mesa designó como secretario general al profesor José T. Ojeda. Esta comisión celebró frecuentes sesiones organizando los trabajos de difusión del nombre y la obra de Florentino Ameghino; recibió las listas é importes correspondientes de la subseripción para levantar el monumento, y realizó algunas gestiones tendientes á conseguir el co- mienzo de la construcción del edificio del Museo de historia natural de Buenos Aires, porque en él ha de colocarse el monumento mencio- nado, y porque será ello el mejor modo de honrar al sabio naturalista. En cuanto á la conmemoración del aniversario de la muerte del sabio, la Sociedad organizó una velada de homenaje que se realizó el 6 de agosto en el local social abriendo el acto el presidente de la ins- titución y la cual dió ocasión al doctor Angel Gallardo para pronun- ciar una hermosa disertación, sobre la obra científica de Ameghino. Los trabajos realizados por la Mesa ejecutiva están consignados en el informe que se agrega al final de esta memoria. Homenaje al doctor Holmberg. — Cumpliendo la resolución de la Junta directiva anterior, de hacer entrega en acto público del diplo- ma de socio honorario al doctor Eduardo L. Holmberg, distinción con- ferida con motivo de su retiro de la cátedra, se organizó una velada pública en la que cooperaron la Sociedad argentina de ciencias natu- rales, la Sociedad química argentina, la Asociación nacional del pro- fesorado, el Centro estudiantes de ingeniería, la Sociedad luz, un Comité dela Escuela normal número 1, la Sociedad forestal argentina y el Centro nacional de ingenieros agrónomos. La velada, que se rea- lizó el 29 de septiembre en el Prince Georg?s Hall, fué una grandiosa manifestación de homenaje al sabio y al profesor, haciendo uso de la palabra en nombre de la Sociedad, su presidente y los socios señores Cristóbal M. Hicken y Leopoldo Lugones. Homenaje al doctor Agustín Álvarez. — Organizado por la biblioteca que lleva su nombre, se llevó a cabo el 20 de febrero pasado en el ce- ó O O IO ei SA is ii ANA T PENSE ES ¿de Y ID A E DA EPA E MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE 287 menterio de la Recoleta. La Junta directiva adhirióse al acto, para lo cual se constituyó toda ella en comisión, creyéndose obligada á con- curtir al homenaje de este eminente filósofo, que tan brillante actua- ción tuviera en los últimos tiempos en la presidencia de la Sociedad, y que motivara en 1913 la adhesión principal de ésta al acto público en que se honrara la memoria del esclarecido ciudadano. Reglamentación de los premios Ameghino y Agustín Álvarez. — Estos premios creados á raíz del fallecimiento de los distinguidos consocios cuyo nombre llevan, han sido objeto de una reglamentación que se publicó en los Anales. Otras medidas adoptadas. — Entre las demás resoluciones é inicia- tivas de la Junta que debo mencionar están : La adhesión al homenaje á Cervantes, organizado por la Asociación nacional del profesorado secundario, á cuyo objeto nombró represen- tante de la Sociedad al señor secretario de correspondencia, don José M. Orús; Adbherirse á los actos de la comisión permanente de homenaje pro España á que fuera invitada. La adhesión á la fiesta del árbol, concurso que fué solicitado por la Sociedad forestal argentina y al que se accedió, invitando á los socios á concurrir á los actos correspondientes; Adherirse á los festejos con que la Facultad de ciencias exactas, físicas y naturales de Buenos Aires, recordaba el 50” aniversario de su fundación, dada la íntima vinculación que siempre ha existido entre ese establecimiento y esta Sociedad. Como esos festejos fueron suspendidos en último momento, la Sociedad envió una nota de salu- do al hogar intelectual de la mayoría de nuestros consocios; Cooperar á la subscripción nacional pro monumento á Sarmiento en la ciudad de Boston. En cuanto á las resoluciones de orden interno y administrativo se nombró una Comisión de congresos con encargo de llevar cuenta é in- formar á la Junta de todo los referente á congresos en los que pudiera participar la Sociedad. Constituyen esa comisión los señores ingenie- ros Enrique Butty, Juan José Carabelli y Pedro A. Rossell Soler; Se nombró una Comisión revisora de cuentas que examinó y apro- bó todos los balances de tesorería y aconsejó se adoptaran algunas resoluciones de mejor administración. La constituían los señores inge- nieros Alberto D. Otamendi, Eduardo Huergo y profesor José T. Ojeda; 288 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Se autorizó al bibliotecario á invertir hasta la suma de un mil pesos en encuadernación de obras de la biblioteca social; El local social fué cedido en diversas ocasiones, ya para dar en él conferencias, ya para celebrar reuniones. Las instituciones que lo ocuparon fueron: Centro estudiantil Ameghino ; La liga nacional de educación ; Agrupación tribuna femenina patrocinando una conferen- cia del doctor Augusto Bunge sobre «Trabajo de la mujer y del niño» y el Ateneo popular para celebrar una reunión á fin de convenir la mejor forma de rendir tributo á la memoria de la señorita Raquel Camaña; Se resolvió también colocar en el local el retrato del ingeniero Luis A. Viglione, ex presidente de la Sociedad y á quien se debe que ésta tenga edificio propio; Se gestionó y obtuvo por parte de la Intendencia municipal de la capital la construcción gratuita de la vereda del frente del edificio social. Conferencias. — Fué una preocupación de la Junta directiva obte- ner que se dieran en los salones sociales, algunas conferencias de interés general y siguiendo el surco abierto por el esclarecido presi- dente de la Sociedad en 1912, doctor Agustín Álvarez, se pensó en organizarlas con un propósito de alta filosofía práctica como fueran las conferencias de aquél sobre « La ereación del mundo moral ». Desde tales puntos de vista, un tema se hacía trascendental, des- pués que la gran guerra europea había marcado con precisión, la ten- dencia especialísima de la civilización contemporánea, en los gran- dles estados europeos. El nacionalismo, convertido en todos ellos como el eje y objetivo único de la política de cada pueblo, se había marcado con tendencias señaladamente diferenciales, que habían de dar al gigantesco conflicto en que bajaron á ventilarlas, las proporcio- nes extraordinarias que ha asumido, y que no permiten divisar su ter- minación, después de año y medio de bárbara y sangrientísima lucha. El nacionalismo, si ha de serlo, es excluyente : esté basado en el respeto de la dignidad humana ; ó en el estado, como suprema razón, su finalidad, resultaría siempre la exclusión más ó menos total, pero sistemática, del extranjero. Había pues que pensar en el nuestro y esto dió origen á que se proyectara un ciclo de conferencias con el si- guiente tema: «Dirección espiritual de la cultura argentina; prinei- pios filosóficos que la fundamentan », que había de ser desarrollado por los hombres de pensamiento más distinguidos del país: Joaquín MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE 289 González, Rodolfo Rivarola, Leopoldo Lugones, Carlos Ibarguren, Ricardo Rojas, Héctor Quesada, José Ingenieros, Estanislao S. Zeba- llos, Carlos Melo, Norberto Piñero. Empero, la activa lucha política que caraterizará de un modo sin- gular al año de 1915 y á este de 1916, no permitió, á varios de los señalados consocios, concurrir á un propósito que todos habían acep- tado con patriótico agrado, y en el temor de que el ciclo de conferen- cias resultase trunco, Ó no presentase en todas sus fases el tema especificado, se resolvió postergar para más adelante la iniciación de esta especie de certamen, ya que este mismo año 1916, del centenario dle la independencia nacional, nos presentará trabajos premiosos é in- mediatos, que absorberán el tiempo de todos los argentinos. VII MOVIMIENTO DE SECRETARÍA Y TESORERÍA Socios activos y adherentes. — El movimiento de socios ha sido el siguiente: el número de socios activos en 31 de marzo de 1915 era de 507 y el de adherentes 5. Han ingresado durante el período 25 so- cios activos y 24 adherentes, y han salido 14 activos, quedando en consecuencia, en 31 de marzo del 1916, 518 socios activos y 29 socios adherentes, lo que forma un total de 547 socios, de los cuales 157 figuran como ausentes, quedando en ejercicio 361 socios activos y 29 adherentes. La Sociedad ha tenido que lamentar el fallecimiento de los socios ingeniero Enrique Dorado, doctor Luis M. Lejeune é ingeniero Anto- nio Retes. He aquí la nómina de los socios activos ingresados en el año: Profesor José Bolfo, ingeniero Mario A. Fontana Company, señor Leopoldo Lugones, doctor Guillermo Zorraquín, doctor Nicanor A. de Elía, doctor Francisco €. Arrillaga, doctor Osmán Moyano, doctor Luis Méndez Calzada, ingeniero Silvio Lanfranco, doctor Pedro J. Mésigos, señor Carlos Gutiérrez, doctor Juan E. Anchorena, ingenie- ro Raúl E. Dubecq, ingeniero Ricardo Renacco, doctor Eduardo Ace- vedo Díaz, doctor Alfredo E. Ferrario, señor Arduino Lelli, doctor Carlos Mainini, ingeniero Pascual Palazzo, señor Camilo Anastasi, doctor Teófilo Isnardi (reinc.), doctor Marcial R. Candioti (reine.), doe- tor Adolfo T. Williams (reinc.), señor Eduardo A. Holmberg (reine.). AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXI 18* 290 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Los socios adherentes ingresados en el año fueron los señores Hora- cio Cozzi, Aldo $. Pini, Ciriaco L. Zapata, Rogelio A. Trelles, Eduardo Vidal, Raúl Bes, Ricardo Torres, Bernardo Niño, Francisco J. Go- tuzzo, Juan G. Dietsch, Héctor A. Bavio, Martín A. Caminal, Carlos A. Colombo, Luis Dorado, Joaquín Cornejo Saravia, Domingo Casa- devall, Carlos A. Grau, Adolfo Márquez Gómez, Arturo B. Sobral, Victor Zambrano, César Claría, Enrique B. Real, Moisés Saravia González, Juan B. Demichelis (reinc.). Socios correspondientes y honorarios. — El número de socios corres- pondientes no ha variado, siendo actualmente de 58. El número de socios honorarios continúa siendo de siete habiendo fallecido en ese carácter diez. La nómina de todos ellos es la siguiente : doctor Pedro Visca t, doctor Mario Isola +, doctor Carlos Darwin j, doctor Ger- mán Burmeister $, doctor Benjamín Gould j, doctor R. A. Philippi y, doctor Guillermo Rawson j, doctor Carlos Berg +, doctor Valentín Balbin +, doctor Florentino Ameghino +, ingeniero Luis A. Huergo j, doctor César Lombroso y, doctor Juan J. J. Kyle, doctor Estanislao S. Zeballos, doctor Walther Nernst, doctor Eduardo L. Holmbers, ingeniero J. Mendizábal Tamborrel, ingeniero Guillermo Marconi, doctor Enrique Ferri. El resumen de los socios es el siguiente : ElONOTArIO SA A 7 Correspondientes........... 58 NCUIVOS Ad ein oO RSS 218 Adherentes................ 29 Lota 612 Secretarías. — El despacho de todos los asuntos entrados y resuel- tos por la Junta directiva y Asambleas, la correspondencia social y la redacción de las actas, las relaciones de la Sociedad con las del país y del extranjero, correspondió á las secretarías. Se encuentran en buen estado los libros de actas y asambleas, co- piadores de notas y demás auxiliares. Las 459 notas, las 143 comunicaciones varias y las 2188 circulares relativas á la Academia fundada en el seno de la Sociedad, al Congre- so científico de Washington pidiendo la presentación de trabajos y 63 notas solicitando la colaboración para el número especial de los Anales del centenario, que han sido enviadas y cuyas copias se en- e nta ESA 0 Y, 3 7 77 AS ASIA LR A o ES nn MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE 291. cuentran en los libros respectivos, demuestran la importancia de mo- “vimiento de secretaría. Tesorería. — Al final de esta memoria, además del balance general, se agregan varios cuadros que demuestran el movimiento detallado de las diferentes cuentas habido durante el período fenecido. La cuenta correspondiente á los fondos del Congreso científico in- ternacional americano de 1910, no figura en el balance general de la Sociedad por cuanto ella se lleva en libro por separado. Dicha cuen- ta arroja un saldo de pesos 6901,50 moneda nacional incluído en dicha suma el saldo del fondo de adhesiones. Se agrega también el balance de los fondos correspondientes á la subscripción del homenaje pro Ameghino. Los libros de contabilidad han sido llevados en forma correcta y se encuentran al día. Continúan depositados en custodia en el Banco de la nación Argen- tina los siguientes documentos, cuyos certificados de depósito se en- cuentran en poder del gerente de la Sociedad : Un título de propiedad de la casa Cevallos 269 ; Dos comprobantes de pago de paredes medianeras ; Dos comprobantes de aprobación de cuentas rendidas á la Conta- duría general de la Nación por pesos trece mil ochocientos ochenta y tres centavos moneda nacional ($ 13.883,03 m/n) y pesos seis mil ciento diez y seis con noventa y siete centavos moneda nacional ($ 6116,97 m/n) correspondientes á los fondos recibidos del gobierno de la Nación para gastos de representación y publicación de los traba- jos presentados al IV” Congreso científico, 1” panamericano, de Chile; Dos comprobantes de cuentas presentadas á examen de la Contaduría general de la Nación por pesos cuarenta y un mil novecientos sesen- ta y dos con veintitrés centavos moneda nacional ($ 41.962,23 m/n) y pesos ocho mil treinta y siete con setenta y siete centavos moneda nacional ($ 8037,77 m/n) correspondientes á los fondos recibidos del gobierno de la Nación para exploración y estudio de la laguna Iberá; Un título de la deuda pública externa de la provincia de Buenos Aires número 163.527 por valor de cien pesos oro sellado nominales. Examinando el cuadro demostrativo del movimiento de tesorería puede observarse que de los pesos 16.568,97 moneda nacional, ingre- sos efectivos del año administrativo de la Sociedad, se han invertido en gastos de la biblioteca y de los Anales (sin comprender sueldo al- guno) pesos 6651,87 moneda nacional ó sea aproximadamente el 40 por ciento del total. | 292 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA Gerencia. — Ha continuado á cargo del señor Juan Botto, quien como en los treinta años anteriores que hace viene desempeñando la E gerencia de la Sociedad, le ha dedicado toda la atención que dicho puesto requiere. Á su cargo está la contabilidad social; y los cuadros de tesorería que se agregan á esta memoria, dan una idea de su laboriosidad y competencia. Como siempre ha auxiliado eficazmente á los señores secretarios, tesorero y bibliotecario en sus relativos trabajos. VIL CONCLUSIÓN Señores cConsocios : No me he permitido en el curso de esta exposición hacer elogio al- a guno de mis colegas de la Junta directiva porque he creído que co- A rresponde ála Asamblea percibir dentro de la labor realizada la obra E de cada uno y porque el aplauso para ellos, salido de mis labios, me presentaría en una situación de preeminencia que nadie ha pensado conferirme, ni es la exacta interpretación de los hechos. Pero debo y expresar, que no me habría sido posible desempeñar debidamente el x mandato con que se me había honrado y las disposiciones de los estatu- 5 tos, si no hubiera sido secundado y auxiliado por los señores vicepre- il sidentes y los señores secretarios, tesorero y bibliotecario, quienes A encontraron la manera de tomar una parte de mi cometido, sin men- A gua para el propio é importante trabajo que sus propios cargos les re- ño presentaba; no habría sido, pues, de equidad, que se me atribuyera 4 toda la labor realizada por la presidencia, y esta manifestación, no y tiene más que un propósito de justicia distributiva, en la conveniente oportunidad de expresarla. Al terminar, señores, hago votos por el acierto de vuestra elección de hoy y la prosperidad de nuestra asociación, por lo que ella puede P contribuir al desenvolvimiento de la cultura pública y al engrandeci- miento de la patria. N. Besio Moreno. > MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE 293 COMISIÓN HOMENAJE PRO AMEGHINO Buenos Aires, marzo de 1916. Al señor presidente de la Sociedad Científica Argentina, ingeniero Nico- lás Besio Moreno. La mesa ejecutiva del homenaje pro Ameghino, de acuerdo con la resolución tomada en la sesión de fecha 3 del corriente, tiene el agra- do de dirigirse al señor presidente para llevar a su conocimiento la acción desarrollada durante el ejercicio que termina, en cumplimien- to del honroso mandato que ha recibido de la Sociedad Científica. La serie de dificultades insalvables que pesan sobre la economía nacional, ha traído como lógica consecuencia la paralización en la vasta campaña emprendida para la reunión de los fondos indispensa- bles al buen éxito del homenaje proyectado y la Mesa ejecutiva se ha visto obligada á suspender temporariamente esa parte de los trabajos, para no malograr los resultados del conjunto. Cree, salvo mejores Opi- niones, que la acción privada que debe darle al homenaje el carácter de consagración nacional, conviene reservarla para mejor oportunidad y que llegue á ser el complemento de la acción oficial, porque ésta, encarada la cuestión en su fase práctica, le llevará un concurso que no puede esperarse de la acción individual por más buena voluntad que para ello se tenga. La enumeración de los trabajos efectuados hasta la fecha por esta Mesa ejecutiva, explicará la razón de adoptar la actitud anteriormen- te mencionada. En la sesión del 14 de junio del año anterior, en que se declaró constituída esta Mesa, se resolvió concretar el objeto de su gestión á cinco puntos principales, habiéndose obtenido el resultado siguiente: 1” Dirigirse al Consejo nacional de educación, recordándole la or- denanza que dispone dar, con motivo del aniversario de la muerte del doctor Florentino Ameghino, conferencias alusivas, recordando los méritos del sabio, en todas las escuelas y colegios dependientes de dicha repartición. La nota fué pasada inmediatamente y el señor pre- sidente del Consejo nacional contestó por nota fecha 22 de septiem- bre, que en la oficina de decorado escolar, dependiente de ese Conse- 294 - ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA jo existen los retratos de Ameghino y que no se habían distribuído antes por falta de fondos para adquirir los materiales necesarios par: confeccionar los marcos y no haber en plaza dichos artículos. Comu- nica, además, que el Consejo en sesión del 1” de septiembre resolvió designar patrono del Consejo escolar 13% al doctor Florentino Ame- ehino. 2” Organizar bajo el patrocinio de la Sociedad Científica Argentina una velada científica artística para el 6 de agosto, en conmemoración del mismo aniversario al cual se refiere el punto primero. Esta Mesa tuvo oportunidad de dar cuenta del resultado de esa ve- lada, acompañando la cuenta de gastos que se originaron con motivo de ella, dejando constancia en su comunicación del éxito halagiieño que se obtuvo en el desarrollo del programa formulado, así como de la calificada concurrencia que respondió á la gentil invitación de la Sociedad Científica. 3” Gestionar de quien corresponda el consentimiento y las medidas que sean necesarias para llevar á la práctica la idea de erigir un mo- numento al sabio, en el hall de entrada del futuro « Museo de cien- cias naturales », que se erigirá de acuerdo con la ley nacional núme- ro 8937. El miembro de esta Mesa ingeniero Vicente Castro suministró los datos referentes á este punto y los antecedentes de la ley que manda construir el edificio del Museo en una parte del terreno ocupado por el actual Jardín botánico de Buenos Aires. Las leyes número 5050 y 8937 autorizan la ejecución de la obra, contribuyendo la municipalidad con el terreno y cuatro cuotas anua- les de pesos 250.000 moneda nacional. La Nación contribuye con pesos 1.500.000 moneda nacional, á cuyo efecto en el anexo L del pre- supuesto anual, se incluye una partida de pesos 250.000 moneda nacional, para atender los gastos del año. La Dirección general de arquitectura ha preparado un proyecto de Museo, que se ha presupuestado en pesos 2.686.578,54 moneda nacio- nal, el que ha sido aprobado por el Poder ejecutivo y autorizado su licitación pública. La licitación pública tuvo lugar el día 2 de abril de 1914, para la ejecución de la primera sección en que han sido divididas las obras, con un presupuesto de pesos 1.092.318,68 moneda nacional. La propuesta más baja es la de los señores Marchesotte y Bresan por pesos 1.032.737,66 moneda nacional, es decir, un 6 por ciento de rebaja sobre el presupuesto oficial. AAA AA AAA AL MEMORIA ANUAL DEL PRESIDENTE 295 La Contaduría general de la Nación ha objetado la licitación, por no haberse publicado avisos en La Plata, y la Dirección general de arquitectura en 15 de marzo de 1915 rebate el precedente informe, manifestando que en la licitación se han llenado todos los requisitos de la ley. La Dirección general de arquitectura cuenta en el anexo L con los fondos, pues además de los pesos 250.000 moneda nacional que de- bieron invertirse en 1915, previó pesos 250.000 moneda nacional para - atender las obras en 1916. La ley número 8937 aprueba el convenio celebrado entre el Poder ejecutivo y el Intendente municipal, relativo á la entrega de un terre- no y la entrega de fondos para el edificio y autoriza al Poder ejecuti- vo para invertir pesos 1.500.000 moneda nacional en la construcción del Museo. Los antecedentes y las concordancias de las leyes relativas al Mu- seo, se pueden ver en la ley número 5050 y las relativas á la Muni- cipalidad en la ley número 1260 y sucesivamente en las leyes núme- ros 7091 y 8210. Hasta la fecha no se ha dado cumplimiento á las leyes anteriormente mencionadas, pues existe la idea de cambiar la ubicación del edificio destinado al Museo. Como se recordará, la primera ubicación era en el terreno, parte del actual Jardín botánico, situado en la esquina correspondiente á las calles Santa Fe y Malavia, con una superficie de 17.545 metros cuadrados, y la nueva ubicación corresponde á la fracción de terreno situada entre las calles Cerviño, Darragueira, Avenida Alvear y Avenida Sarmiento, con mayor superficie pero con menos facilidades para el acceso al público. Lo esencial para poder realizar el homenaje á Ameghino es la cons- trucción inmediata del edificio del Museo y esta Mesa ejecutiva cree indispensable que los miembros de ella, presididos por el señor presi- dente de la Sociedad Científica ú otra comisión que el señor presidente creyere conveniente designar, inicie gestiones ante el director del Museo, doctor Angel Gallardo, para pedirle su anuencia en los traba- jos que deberán iniciarse ante el honorable Congreso, para obtener la sanción de una ley que ordene la erección de un monumento al doctor Ameghino, en el hall del Museo de historia natural. Dicha comisión deberá también solicitar especialmente del doctor Gallardo que no in- sista sobre la nueva ubicación del Museo, hecho que importaría una mayor demora en el principio de las obras, por la confección de nue- vos planos y la nueva licitación correspondiente, pidiéndole al mismo 296 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA tiempo acepte la cooperación de la Sociedad Científica Argentina en pro de la rápida erección del Museo, insinuándole la conveniencia de que se obtenga el nombramiento de una comisión especial que corra con la administración de los fondos, en la misma forma que actúa la comisión nombrada para la erección de la casa del general San Martín. Como puede verse en la anterior reseña, los dos primeros puntos del homenaje se han cumplido y el tercero podrá realizarse en parte teniendo buen éxito las gestiones que se inicien, colocando la piedra - fundamental del monumento en el año actual del centenario, para lo cual es previa la ubicación definitiva del edificio del Museo. Por lo que respecta á la ley que ordena la erección del monumento de Ameghino y á la cual se hace refereneia anteriormente, esta mesa opina que con independencia de toda otra gestión tendiente al home- naje 4 Ameghino, la Sociedad Científica debiera dedicar sus esfuerzos á conseguir de la honorable Cámara una ampliación á la ley núme- ro 8937, en cuya virtud ordene también la erección de un monumen- to al nombrado sabio, en el hall principal del edificio. Esta mesa abriga la esperanza de que presentándose oportunamente ante la Comisión de peticiones de la honorable Cámara de diputados, para lo cual tiene ya redactada la nota pertinente, podría conseguirse que fuera considerada en las primeras sesiones de este año. Los puntos cuatro y cinco comprenden : 1* Procurar la traducción al francés y al inglés y la difusión de la obra Filogenia, del sabio ; 2” Procurar dar cima a la idea de publicar una biografía completa de Ameghino, en la que figure su retrato moral y la obra del sabio en su triple fase, geológica, paleontológica y antropológica, contando para ello con el libro Elogio de Ameghino, que escribiera el señor Leopoldo Lugones, en mérito al pedido que la Sociedad Científica le formuló por intermedio del miembro de esta Mesa, doctor Juan B. González, hace algún tiempo. Á ambas ideas se les dará término lo antes posible. Saludan al señor presidente con su mayor consideración. Vicente Castro. — A. M. Lugones. — J. B. González. J. T. Ojeda, Secretario general. cri NUEVA CONTRIBUCIÓN PARA EL ESTABLECIMIENTO DE LAS ECUACIONES QUÍMICAS EXPOSICIÓN Y COMENTARIO DE LOS MÉTODOS SEGUIDOS POR LOS PROFESORES DOCTOR W. SORKAU Y LICENCIADO A. PÉREZ PREÁMBULO En el primer artículo publicado en los Anales de la Sociedad cienti- fica argentina, tomo LXX VIII, páginas 32 y siguientes, decíamos, con referencia al problema de la determinación de los coeficientes de una igualdad química : « La exposición de ese método y su aplicación á los múltiples casos que pueden ocurrir, nos parece un asunto digno de ser Emprencico, ya que no tenemos noticia de que otros lo hayan hecho; y á tal fin solicitamos hospitalidad en el órgano de la Sociedad científica argen- tina, por si su conocimiento pudiera originar un trabajo más completo y más profundo del que nuestro muy limitado saber pueda pta nar á los ilustrados lectores ». , Cuando escribíamos estas palabras era para nosotros desconocido el hecho de que en nuestro propio medio y desde hacía algunos años Nora. — Nos complace hacer saber, que el trabajo del señor Ángel Pérez, ti- tulado Un problema de química, ha sido objeto de un elogioso comentario por par- te del distinguido catedrático de la Universidad de Salamanca, el doctor José Giral, quien en correspondencia al decano de la Facultad de ciencias de la Uni- versidad de Salamanca, don Eduardo Nó, aplaude la idea de divulgar estas apli- caciones de los procedimientos algebraicos, sobre todo en momentos. en que la química matemática se afianza de un modo indiscutible. (La Dirección.) AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXI 19 298 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA (en 1910) hubiera aparecido un trabajo de esta índole y de la impor- tancia que nos parece inviste el de la segunda edición amplificada que, con motivo de nuestros artículos publicados en estos Anales, ha edi- tado recientemente su autor, el doctor Walther Sorkau, catedrático de química en el Instituto nacional del profesorado secundario. Debemos á su atención, que agradecemos mucho, el conocimiento de la doctrina que expone en su opúsculo, y como en el prólogo del mismo se nos alude (aunque no en el texto), manifestando disconfor- midad con nuestro modo de tratar el problema de la determinación de los coeficientes ó índices de las fórmulas expresivas de las reaceiones quí- micas, comple á nuestra probidad científica dar cuenta primeramente del modo cómo lo considera el doctor Sorkau, y á seguida hacer ver que los procedimientos matemáticos seguidos por ambos investigado- res, aunque al parecer discrepan, en el fondo son notablemente concor- dantes; hasta el punto que quien siga nuestra marcha encontrará por ella las ecuaciones lómites que sirven de partida al doctor Sorkau; y viceversa, quien tome la vía recomendada por este químico encontrará también, haciendo aplicaciones, números que resultan de nuestras expresiones simbólicas. Esta tesis, que será demostrada cumplidamente más adelante, es- peramos que sirva para infundir confianza á todos los que tengan gusto ó necesidad de emplear el cálculo para la resolución de tan importante problema químico. Y sentado ésto, vamos á pasar á exponer y comentar brevemente la doctrina sustentada por el doctor Sorkau en su opúsculo que á nosotros nos parece novedosa é interesante. Titula su trabajo el doctor Sorkau: Desarrollo metódico de las ecua- ciones químicas. 0 TI mu DESARROLLO METÓDICO DE LAS ECUACIONES QUÍMICAS Lo divide en cuatro capítulos : En el primero, llega á las reaccio- nes complejas mediante una sucesión de reacciones elementales sis- temáticamente correlacionadas. En el segundo aplica el método alge- braieo al cálculo de los coeficientes ó índices de una reacción tal, que su ecuación simbólica dé origen á un sistema de ecuaciones con 2 Ó n-—- 1 incógnitas (índices ó coeficientes). En el tercero, estudia los ca- E A Y: Y a r1N ESTABLECIMIENTO DE LAS ECUACIONES QUÍMICAS AIN sos en que para determinar las incógnitas no hay más que (n— 2) ó en general (n— p) ecuaciones. Y en el cuarto, se ocupa de las reac- ciones iónicas, advirtiendo que estas últimas, por su claridad y sen- cillez, son la mejor expresión del fenómeno por formular. En tanto que pluma más autorizada que la nuestra no presente al público químico esta contribución, acometeremos nosotros esta empre- sa, solicitando la indulgencia de los lectores que nos honren conce- diéndonos su tiempo y su paciencia. 111 SÍNTESIS DEL CAPÍTULO PRIMERO Y DEL MÉTODO EN GENERAL Lo empieza el doctor Sorkau con esta regla: « Para hallar los índices de una ecuación química por formular, el camino más adecuado siem- pre, consiste en descomponer la reacción en sus fases parciales reali- zables Ó no, expresarlas por ecuaciones, que siempre son sencillas, y sumándolas, eliminar los productos intermediarios supuestos. Algunos ejemplos lo explicarán. » Sigue una serie de 34, muy bien elegidos. En el texto, las palabras realizables ó no, no están subrayadas : lo hemos hecho nosotros, porque al leer nos llamaron la atención, y nos movieron á meditar sobre su alcance. Tratándose de fases parciales realizables, no hay dificultad ninguna en admitirlas; pero, si no lo son, NOS pareció cosa fuerte aceptarlas de plano. Leímos pues, algunos ejemplos y meditamos sobre el pro y el contra de su admisión. Nos dijimos : si la química es una ciencia de hechos positivos, no ideales, y versa sobre transformaciones tangibles de la materia, ¿ cómo admitir, para establecer sus verdades, medios ó procedimientos sin realidad objetiva? ¿No repuena eso claramente al carácter de esa ciencia ? ¿ No sería como dar cabida en ella, y hasta expedir carta de naturaleza, á aquellos entes de razón de que usaba y abusaba la filosofía escolástica ? Pero luego, nuestra imaginación nos aportó ejemplos de otras cien- cias y aun de la química misma, en que concedemos existencia, cuando menos virtual á cosas, entes que concibe la razón y que carecen de realidad objetiva, ó que al menos no podemos aislar ó limitar de modo que sea factible someterlos al cartabón de nuestros sentidos, que es el criterio más corriente para apreciar los fenómenos materiales. 300 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Y continuábamos preguntándonos : ¿ qué matemático ha aislado los infinitamente pequeños ? Y sin embargo, ello no es obstáculo para dis- tinguir diversos órdenes y para que la razón los conciba con suficiente claridad, sobre todo en la extensión, y auxiliándonos de las entidades geométricas, punto, línea, superficie y volumen. Pues bien, el matemático valiéndose de esos algos, que nada aumen- tan ó disminuyen la extensión, como si fueran verdaderos nadas, es- tablece relaciones entre ellos y penetra en el campo de la cantidad fi- nita, ya completamente asequible á nuestras investigaciones corrien- tes. Quiere ello decir, que hemos hallado el modo de eliminar esos infinttesimales aprovechándonos de ellos, no obstante su desaparición, para hilvanar el cálculo y pasar á la relación entre cantidades finitas. Pues esto mismo viene á ejecutar el químico cuando escribe una relación de igualdad, realizable ó no, sobre todo, no realizable, que combinada con otra ú otras, permita eliminar la igualdad meramente ideal ó figurativa. Se dirá que no hay paridad en el razonamiento, porque una cosa es relacionar infinitamente pequeños, y otra, muy distinta, igualdades que, por su combinación, den un resultado tan patente como la expresión de una reacción química. Objetaría que tal disparidad es más aparente que real, porque en ese sistema químico (método del doctor Sorkau), aunque las entidades que intervienen son representativas de substancias, la ley de combi- nación de ellas se basa en procedimientos matemáticos a la que es aplicable la anterior conclusión. Pero tomemos ejemplos de la química misma, ya que los ofrece abundantes, para probar que el químico puede usar del derecho de operar con entidades químicas desprovistas de existencia real, y que no obstante por su combinación, ó eliminación, según los casos, iccan á originar substancias de naturaleza real y objetiva. Empecemos preguntando : ¿ Qué químico ha logrado poner en re- doma el oxhidrilo OH? ¿Quién ha visto ó puesto en seco los hidratos alcalinos NaOH ó KOH ? En realidad el hidrato encerrado en frascos, nos referimos al potásico, es el 2K0H = K,O, H.O; el primero, KOH, es una concepción ideal, un ente de razón. En cambio el CaO0,H, ó CaO, H,O, según lo formulaban los químicos dualistas, es de realidad tan patente, que maldecimos de su existencia, cuando al pasar por la acera junto á la escalera de un blanqueador, éste deja caer algunas gotas del hidrato desleído sobre la copa de nuestro flamante sombrero. Y pasando á la química orgánica : ¿ Qué eminente profesor aisló el metilo, el etilo ó los radicales alcohólicos de atomicidad impar ? Á pesar A o ES A , HPek ad, ESTABLECIMIENTO DE LAS ECUACIONES QUÍMICAS 301 de su sonora terminación que indica la calidad de substancia, no tie- nen de tal más que el nombre, puesto que ho son de mayor realidad que el oxhidrilo mismo. Aun el mismo radical amonio, ¿no le vemos como formarse á nuestra vista y desaparecer casi con la rapidez del relámpago ? Son pues, esas, entidades útiles para explicar resultados, seres como los infinitesimales, metafísicos; pero de los que la química no puede prescindir actualmente, en tanto que el poder de combinación siga go- bernando en la ciencia, con el carácter de dictador. Hemos escrito que el procedimiento recomendado por el doctor Sorkau viene á ser un proceso matemático aplicado á la química. Se advertirá mejor la verdad de esta afirmación si desarrollamos algunos ejemplos, dejando la palabra á su autor. Nos permitiremos tan sólo corregir ligeramente su sintaxis y, por supuesto, las erratas de im- prenta. (Sorkau). Ejemplo 4, página 7. Acción del ácido nítrico sobre el fós- foro rojo. El oxígeno disponible del ácido nítrico transforma el fósforo en el pentóxido de fóstoro : ; 9P+5.0=—P,O, (a) El ácido nítrico á su vez se descompone según : 2. HNO, =H,0O — 2NO — 3.0. (b) Para poder combinar estas dos ecuaciones, eliminando el oxígeno, debemos multiplicar (a) por 3 y (b) por 5. 6P)-15.0=3.P,O, (a) 10HNO,=5.H,0 1-10.NO--15.0 (b”) 6.P-10HNO,=3.P,O, +-5H,O | 10.NO. El anhidrido fosfórico es soluble en el agua, lo que expresamos por : 3P,0,+—9.H,0O —6H,PO.. (c) Reuniendo las tres fases en una sola ecuación, obtenemos final- mente: 6P -—-10.HNO, —4.H,0=—6.H,PO,+—10.NO ó después de la división por el factor 2: 3.P--5.HNO, +—2.H.,0=3.H,PO, +5.NO. 302 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Tal es el resultado que consigna el doctor Sorkau. (Pérez). Todo lo que podría objetar aquí un censor esecrupuloso es que, para que la reacción apareciera en la forma molecular del fósforo, habría que escribirla, de esta suerte, en virtud de que la molécula de ese elemento tiene 4 átomos (según nuestro entender) : 3.P, +20. HNO, —8.H,0=12.H,PO, +20.NO, que resulta de multiplicar la del autor por 4. (Sorkau). Ejemplo 2, página 6. Acción del ácido nítrico sobre el cobre. Más fácilmente que el ácido sulfúrico cede el ácido nítrico parte de su oxígeno; en presencia de una substancia bien oxidable la descompo- sición va hasta darnos el óxido de nitrógeno : : 2HNO,= H,O —- N,O, (*) (a) NO ANOS O i (db) El oxígeno transforma el metal, por ejemplo, el cobre en su óxido: 30u--3.0=3.Cu0 (c) que á su vez se disuelve en seguida en el ácido nítrico dando nitrato de cobre: 3010 + 6HNO,=3. Cu(NO,), +3. HO. (d) Las cuatro fases sumadas, dan: 30u + 8HNO,—3.Cu(NO,). | 4. H,O 2. NO. (BR) (Pérez). La primera igualdad que hemos marcado con un asterisco es ¿lusoria, es decir, que es irrealizable en las condiciones que supone esta reacción, ataque en frío ó al calor suave; sólo podría cumplirse si se hiciera intervenir un poderoso agente deshidratante, como el P,O,, por ejemplo. En cambio, la reacción inversa es de toda realidad, es decir, que H,O +] N;¿0, =2HN0, a/) es un hecho de experiencia. Notemos aquí este carácter diferencial de las igualdades (reaccio- nes) químicas; mientras que matemáticamente la igualdad (a) es cierta en el orden en que está escrita, y en el inverso (a/), sólo es cierta qué- micamente, en las circunstancias prescriptas, en el sentido (a/); quiere ESTABLECIMIENTO DE LAS ECUACIONES QUÍMICAS 303 esto decir que las igualdades (reacciones) químicas no son, en general reversibles, pocas son las enteramente reversibles, influencia de masa) ; algunas, lo son parcialmente (caso de la eterificación). Este hecho debe ponernos en guardia contra resultados que obede- ciendo á la igualdad cuantitativa, pueden estar en desacuerdo con la identidad cualitativa, como ocurre en esta reacción parcial. Sin embargo, la reacción definitiva ó total que hemos marcado con (R) es cierta de toda evidencia. ¿Cómo podríamos explicar este hecho, al parecer contradictorio, de que interviniendo como medio una igual- dad imposible, absurda, el resultado final sea legítimo y de realidad evidente ? Con mucha sencillez; porque se elimina lo absurdo al intervenir en la formación del definitivo proceso químico la igualdad siguiente (6). El término N,O, de (a) es el que repugna á nuestro conocimiento de la reacción, es el que no podemos admitir, y ese término es precisa- mente el que se elimina en la suma ulterior al pasar á ser primer miembro de la igualdad siguiente. Aun, para satisfacer el espíritu in- vestigador del químico, faltaría explicar el mecanismo de la disolu- ción del óxido de cobre en el ácido nítrico, que expresa, grosso modo, la igualdad (d). (Sorkau). Ejemplo 19, página 17. Oxidación mediante el permanga- nato de potasio en solución neutra ó alcalina. El permanganato en so- - lución neutra se reduce únicamente hasta el bióxido de manganeso : 2. KMnO, =XK,0 —- Mn,0, (*) (a) K,0 — H,0 — 2KOH (b) Mn,O, =2Mn0, 3.0 (c) 2KMnNO, + H,O=2KOH + 2Mn0, 3.0. Caso 1”. — Titulación del yodo mediante el permanganato de potasio. Se disuelve el yodo comercial en álcali, obteniéndose yoduro y yodato potásicos : MPB KIO SE KERO . 3KIO = KIO, + 2K1 3L, + 6KOH =5KI + KIO, + 3H,0. (*) Esta igualdad nos parece irrealizable como la (a) del ejemplo 2%, pero se eliminan los términos del segundo miembro por su combinación con las (b) y (c). (Pérez). 304 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Á seis átomos de yodo metálico corresponden cinco átomos de yodo en el yoduro de potasio; para determinar la cantidad de este último se añade permanganato de potasio en solución neutra : KI--3.0=KIO, (a) 2KMno, +- H,O —2KOH | 2Mn0,-- 3.0 (b) KI + 2KMn0, + H,0=2KOH + 2Mn0, + K10,. Esta ecuación, de la cual resulta que una molécula de yoduro de potasio reduce dos moléculas de permanganato del valor oxidante de tres Oxígenos, nos enseña que una solución normal de yoduro de po- : KI y tasio debe contener 7 gramos en un litro. Caso 2%. — Transformación del tiosulfato en el tetrationato de sodio. Para determinar el título de una solución de tiosulfato de sodio se hace uso de una reacción entre esta sal y el permanganato de potasio en solución neutra. 2Na0 .SO,.SNa-- O - H,O — 2Na0H Na,8,O,. Teniendo en cuenta los tres átomos de O á disposición, tenemos : 6Na,S,0;, --3.0--3.H,0=6Na0H —- 3Na,S,O, (a) 2KMnO0, + H,0=2KOH — 2Mn0, +38.0 (b) 6Na,S,0;, —- 2K MO, — 4H,0 — 3Na,8,0, + 6NaOH + + 2KOH — 2MnO.. ; (Sorkau). Ejemplo 32. Acción del ácido sulfúrico sobre el ferrocianwro de potasio, página 25. Debemos distinguir dos casos según la concen- tración del ácido sulfúrico. Caso 1%. — Con ácido sulfúrico diluído. El ácido pone en libertad al ácido ferrocianhídrico : K,Fe (ON), -2H,80, —2K,8S0, | H,Fe (CON), (a) que bajo la influencia del ácido sulfúrico se desdobla : H,Fe (CN), =4HCON —- Fe (ON). (0) El cianuro ferroso reacciona con el ácido dando sulfato ferroso y ácido cianhídrico : A e A ESTABLECIMIENTO DE LAS ECUACIONES QUÍMICAS 305 Fe (UN). —- H¿SO, = FeSO, + HON (c) y el sulfato ferroso da un precipitado con el ferrocianuro de potasio : FeSO, —- K,Fe (CN), -—— K,S0O, + K,Fe. Fe (ON). (d) Sumando las reacciones parciales llegamos á la ecuación buscada : 9K,Fe(ON), +3. H,SO, — 3K,S0, + K.,Fe.Fe(UN), + 6HCN. Caso 2%. — Com ácido sulfúrico concentrado. Las fases (a), (b), (c), quedan idénticas ; pero el ácido cianhídrico no se desprende, sino que, siendo un nitrilo de un ácido orgánico, del ácido fórmico, será sapo- nificado hasta el formiato de amonio: 6. HON | 12.H,0—6H.COONH.. (d) (El texto pone 6. H,O, pero es errata) que con el ácido sulfúrico da sulfato de amonio y ácido fórmico : 6H. COONH, -- 3H,S0,—3(NH.,.SO, ---6H.COOM (e) y este último, debido al efecto deshidratante del ácido sulfúrico, se descompone en agua y óxido de carbono: 6H.COOH=6.H,0 + 6.C0. ($) Así, sumando las fases (a) hasta ($), obtenemos : K,Fe(ON), 6. H,SO, + 6. H,O—2K,S0, + FeSO, +— +3 (NH.),SO, + 6. CO. (Sorkau). Ejemplo 33, página 26. Formación del cobalti-nitrito de potasio (sal de Fischer). Si se agrega nitrito de potasio y ácido acético á una solución de nitrato de cobalto, se obtiene un precipitado carac- terístico para el cobalto. Admitiremos primero una doble descompo- sición entre el nitrato de cobalto y el nitrito de potasio : 200 (NO.), + 4KNO, —200 (NO,), + 4KNO.. (a) El ácido acético pone en libertad al ácido nitroso : 92KNO, -- 2H. C,H,O, —2K. C,H,O, + 2HN0, (D) AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXI 19* 306 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA que se descompone en seguida : 2HNO,=H,O | 2N0 +0. (e) El oxígeno transforma al nitrito cobaltoso en nitrito cobáltico : 200 (NO.), +0 + 2K NO, = KO -- 200 (NO.), (d) K,O --2H.C,H,0, —2K.0,H,O, + H,O (e) y el nitrito cobáltico forma con el exceso de nitrito de potasio un pre- cipitado amarillo de cobalti-nitrito de potasio : 200 (NO.), +6. KNO, —200K, (NO). 1) Estas reacciones reunidas suministran la ecuación buscada : 200 (NO,), - 14KNO, + 4H. 0,H,O, —2C0K, (NO,), J- | 4KNO, + 4KC,H,O, + 2H,0 -- 2NO y después de la división por el factor común 2: Co(NO,), +7. KNO, +2H. C,H,O, — CoK, (NO,), + | 2KNO, -- 2KC,H,0, + H,O | NO. Hubiéramos deseado ofrecer mayor número de reacciones á los lee- tores, pues que todas ellas nos parecen dignas de interés ; pero á fin de no dar proporciones exageradas á este trabajo, nos hemos limitado á ese corto número, suficiente, sin embargo, para dar idea clara del método preconizado por el autor del folleto que estamos examinando. No habrá escapado seguramente á la penetración del lector que el procedimiento es matemático realmente, como habíamos adelantado. Ahora bien, las matemáticas al servicio de las ciencias racionales Ó al de las de experimentación no son otra cosa que lógica aplicada en acción; y la lógica en las ciencias sirve para constituir su metodología ; los métodos implican raciocinios y éstos se expresan con proposiciones lógicas que se combinan entre sí para constituir la argumentación. Argumentamos, sin darnos muchas veces cuenta de ello, por medio de silogismos, rara vez perfectos, la mayor parte de ellas, deformados ó. disfrazados. El método que nos parece seguir el doctor Sorkau en la exposición de la doctrina de su capítulo primero, es el sintético, método propio de la enseñanza, pues que procede de lo simple á lo compuesto, y el £ A RR SS DAD Da PS E E on ESTABLECIMIENTO DE LAS ECUACIONES QUÍMICAS 307 argumento que emplea en todo el discurso, desde la iniciación de la reacción hasta llegar á la compleja final en que se integra el proceso químico definitivo, es el silogismo deformado, llamado sorites, que tan alto papel desempeña en matemáticas. El sorites puede compararse á una serie de igualdades, en que tér- minos de la primera se relacionan con términos de la última, por ser iguales á términos medios con que vamos comparando esos extremos. Échese una ojeada sobre uno cualquiera de los ejemplos transeriptos y se advertirá en seguida la exactitud del aserto. La forma matemática del sorites se revela con toda claridad en la regla conjunta, y aun en varios teoremas de la geometría, como el del cuadrado de Pitágoras. Es sabido que la regla conjunta (regula á catena) tiene por objeto determinar la relación entre dos números por medio de la que estos guardan con otros intermedios. Su artificio consiste en escribir una serie de equivalencias, principiando por la incógnita para mayor claridad, tales, que el segundo miembro de cada una sea de la misma especie que el primero de la siguiente, hasta que el último miembro sea de'la misma especie que la incógnita; multiplicando or- denadamente estas igualdades, resulta otra de la que se deduce el valor de la cantidad desconocida. Pues este mismo artificio es el que se observa en la construcción de las igualdades químicas por cuya combinación resulta la reacción final ó definitiva. La única diferencia estriba en que en lugar de multiplicar esas igualdades, que vienen á ser verdaderas equivalencias, se suman. Si nos hemos penetrado bien del procedimiento, ese artificio nos ser- virá de regla mnemónica, para recordar y escribir las igualdades quí- micas auxiliares (subecuaciones del doctor Sorkau). Sería largo, pesado y difícil desarrollar un ejemplo en palabras para mostrar la argumentación lógica que supone; por eso adoptaremos la notación simbólica que abrevía, aclara y, por decirlo así, esquematiza la explicación, á cuya lucidez contribuye en mucho la matemática. Vamos pues, á desarrollar el sorites en forma químico-matemática. Ponemos : 2P--5.0—P,O, (a) 2HNO, = H,O +-2NO +-3.0 (0) Primera y segunda premisas expresan un fenómeno preparatorio. Más como el oxígeno dice la experiencia que no se manifiesta libre, necesitamos modificar las premisas de esta suerte : 308 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 3.2P+3.5.0—3.P,0, | (a/) 5.2HNO,=5.H,0+5.2NO--5.3.0. (Dr) Primera y segunda premisa modificadas. De la primera y segunda inferimos 3.5.0=>15.0—3.P,0,—3.2P apl. mat. (a”) 5.3.0=15.0—5.2HNO,—53.H,0—5.2.NO apl. mat. (b”) La identidad de (a”) y (b”) resulta del axioma no meramente mate- mático, sino ontológico : dos cosas (los segundos miembros) iguales á una tercera (los primeros miembros), son iguales entre sí ; de modo que 3.P,0, —6.P=10HNO, —5.H,0 —10NO con lo que queda relacionada la primera con la segunda premisa, por el intermedio del término oxígeno. Esa relación equivale, según la ma- temática á esta otra: 10.HNO, +6.P—3.P,0,+5.H,0-110.NO (4 --D) relación que hubiéramos obtenido más rápidamente sumando en orden las igualdades, pero ese procedimiento hubiera sido menos demostra- tivo para nuestro objeto. Ahora, como por la experiencia sabemos que el anhídrido fosfórico no puede existir como tal anhídrido en presencia del agua, inferimos que acaece una nueva transformación. Aquella (la experiencia) nos dice que: 3.P,0, +9. H,0— 6H,PO, (c) . Repitiendo el procedimiento que nos llevó á la proposición (a/ -- d”) tenemos : ? 3.P,0,=10.HNO,-—6.P—5.H,0—10.NO (mat.) (aby 3.P,0,=6.H,PO, —9.H,O (mat.) fe”) y en virtud del axioma antes enunciado : 10HNO, + 6.P—5.H,0 —10.NO= JAEN O O) cl ESTABLECIMIENTO DE LAS ECUACIONES QUÍMICAS 309 en que el término lógico común á las proposiciones (a! —- bd'/ y (e”), es decir, 3P,0,, desaparece, se elimina. La proposición lógica [(a! - b') =c'] podemos escribirla según la matemática : PO ANO 6 VERBO 0 ¿NOS ELO 9. 4,0 A OELBO, E 10 NOP=AEO y ésta á su vez (matemática) 6P +10. HNO, + 4.H,0—6.H,PO, + 10.NO, en la que ha quedado eliminada una cantidad común de agua (5H.,0) que podíamos haber puesto de manifiesto, operando como lo hicimos para eliminar el término 3P,0,. Es claro que la suma ordenada de las igualdades (« + 0”) y (c) nos hubiera conducido al resultado más rápi- damente, pero acaso con menos claridad y grado de evidencia. Resta solo dividir por dos la igualdad final para tener formulada la reacción del texto. Queda expuesto, según nuestro entender, el fundamento lógico y matemático del método preconizado por el doctor Sorkau. Veamos ahora su significado científico. Los libros corrientes suelen formular los procesos químicos defini- tivos precediéndolos de algunas palabras explicativas por las cuales se forma una idea aproximada de la reacción que se va á formular. Mas el mecanismo, los detalles de la reacción, quedan envueltos en una como nebulosidad. El desarrollo metódico de las ecuaciones químicas tal cual lo expone el doctor Sorkau, viene á esclarecer nuestras dudas, pues nos muestra cada reacción en su génesis, la sigue en su desarrollo, lleva en cuenta las circunstancias concomitantes, señala diferencias en la acción de los ácidos según su grado de concentración y estudia con detenimiento cuantas influencias puedan modificar el proceso cuya formulación tiene en vista. Léanse con cuidado los ejemplos que hemos transcripto, y sobre todo el folleto, y se verá reflejado cuanto vamos diciendo. Entendemos, pues, que el profesor Sorkau aporta una valiosa con- tribución al problema objeto de estos artículos. Pero, si hemos de expresar todo lo que pensamos acerca de este procedimiento tan científico, que sospechamos no ha de tardar en ad- quirir carta de ciudadanía en la enseñanza oficial, debemos decir que él supone un conocimiento profundo y detallado de multitud de reac- 310 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ciones elementales que han de jrse eslabonando con cierto orden, y además una especie como de sentimiento ó intuición química que sólo se alcanza mediante larga experiencia. > Por otra parte, cuando las igualdades expresivas de las reacciones auxiliares son muchas, ese recuerdo es difícil, á pesar de la regla mne- mónica que hemos dado. Queda pues, bastante que solicitar de la me- moria, y esta capacidad de la inteligencia, muy valiosa y preciada, es patrimonio que no todos poseen en igual grado. ¡ Cuántos, como nos- otros, hacen sacrificios inútiles ante los altares de esa deidad capri- chosa é infidente que la mitología griega llamaba Mnemosina! Pues bien, para esos casos disponemos de un remedio eficaz que no se encuentra en las anaquelerías de las oficinas de farmacia, pero se expende comunmente en las aulas de las universidades; se llama el análisis matemático. Permitidnos, compañeros desdeñados por la esquiva diosa, que Os ofrezcamos algunas gotas de ese mágico elixir. MÉTODO DIRECTO FUNDADO EN EL ANÁLISIS ALGEBRAICO PARA EL CÁLCULO DE LOS COEFICIENTES DE UNA ECUACIÓN QUÍMICA Apliquémosle tan sólo á uno de los ejemplos tratados antes por el doctor Sorkau según el desarrollo metódico. Ejemplo 33. Formación del cobalti-nitrito de potasio (sal de Fischer). Sabemos que interviene, en la formación de este precipitado el nitrato de cobalto, el nitrito de potasio y el ácido acético; inferimos de esto que debe producirse la sal de Fischer, nitrato y acetato potásico, y á causa de la descomposición probable de parte del ácido nitroso que debe poner en libertad el ácido acético, agua y óxido nítrico. Estas reflexiones nos llevarían á escribir la siguiente reacción sim- bólica: 0% s . Co (NO;), +1. KNO, | u.0,H,O, vw. CoK, (NO,), |- + w.KNO,-+ 2. KC,H,O, y. H,O | 2.NO. K==0) ecuación del Co (1) 2s + t=60-w->2 ecuación del N (2) 6s 3-21 24 = 20 7 3w 2% ]-y 120 (3) i=301 ww ecuación del — K — (4) ESTABLECIMIENTO DE LAS ECUACIONES QUÍMICAS lA DW 20 ecuación del — GC — (5) 4u = 3x + 2y ecuación del H - (6) Es un sistema de seis ecuaciones con ocho incógnitas, y por tanto de los Hamados más que indeterminados. Del examen de la ecuación (6) deducimos que x es par, y en consecuencia lo es u por la (5), s y vson de igual paridad por la (1). También deduciríamos de la (3) que y y 2 podrían ser impares si + fuera par. Estas consideraciones tienen la virtud de suministrarnos al gunas nociones sobre la forma de los coefi- cientes, pero no bastarían para determinarlos. Á tal objeto conduciría la siguiente escritura del sistema y la eliminación metódica de las in- cógnitas. ¡Us — v ss (1) 2D t — 60— w A (2) 6s —— 2% —- 24 — 120 —3wm—2%— y—2=0 (3) í — 3U— W— XL UI NUE O! Y — e = 00) l 4u — 3x— 2y =0 (6) Elimino la z entre (2) y (3) en A. 4s —t 1-24 — 60 — 20 — 2x1 — y =0 (ec. result.). El nuevo sistema equivalente B será : 2s —t—60— w—2 DEA (el $ —- 0 ==) (1) B. i —3IV] W— Q ==) (2) u — q == (3) 40 — 31 — 2y =0 (4) 4s —-t—- 24 — 6v — 240 —2X— y=0 (5) En el sistema B elimino la v. 2t — 6v0 — 2 — 2x (0) (2). 2 4s + t- 24 — 60 — 20 —2x—y=0 (5) 4s —t--2u —y=0 (5)—(3).2(e.r.) Formo el nuevo sistema equivalente €. 312 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA [| 2 60 — w—2. ii el l— 30 — W—2 A 0/s —v UNI (01) U — £ En (2) : 4u —3e—2y=0 (3) 4s—1t-—-2u — y=0. (4) En C eliminamos la x entre (2) y (3). 3u — Dio ==) (27% 3 4u — 3 —2y=0 (3) u — 2y =0 (3) — (2) .3 = (e. E.) El nuevo sistema equivalente será el D. as O == (1 | — 30 — W — Y == (2 U—% == e D Ss —v == (l)) 4s —t—| 2u — y=0 (2) ' u —2y=0 (3) Elimino en D la u entre (2) y (3). ds —t--2u— y=0 (2) 2u —4y =0 (3). 2 ds —t —3y=0 (3) 2 —.(2) (e. L.) Formamos el nuevo sistema equivalente E. [28 32160 =W= 2 3 ive AL —30—UW— £ == (2 | U— £L == (3 E u— 2y =0 (4 y) S 0 0 (al) ' ds —t +—3y=0 . (2 En el sistema reducido E/ eliminamos la s para llegar á la ecuación final. ESTABLECIMIENTO DE LAS ECUACIONES QUÍMICAS 313 ARE Y =0 1.4 ds —t —3y=0 (2) t—40—3y=0 (0) Esta ecuación final la escribiremos así : t— 40 — 3. Esta ecuación se satisface si ponemos t=1Y, Uv 1 y por consiguiente los valores generales serán : t= Ty +— 4m, V=Y3-M. De la (1) de E' se saca $=0=Y mM. De la (4) de E De la (3) de E De la (2) de E sale w=t—30—=Ty + 4m— 3 (y — mM) — 2y = 2y --m. Y por último de la (1) de E sacamos 2= 925 —-t— 6v — w=2 (y |- Mm) —- (Ty - dm) — — 6 (y — m) — (2y — mM) = y — M. Como las incógnitas deben ser enteras y positivas y mes una inde- terminada que no puede recibir más que valores enteros, debemos es- tablecer aquellas condiciones : s=y--m>0 m>—y. (a) t="y+4m>0 4m>-—Ty; m>— y. (Dd) w=2%y>0 implica que y > 0. (c) v=y+m>0 da el mismo límite que s. (a) AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXI 20 314 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA w=2y+m>0 m > — 2y (d) == 2550, da el mismo límite que u. (c) y=y>0 indica que y debe ser positiva. ¿== 11)>0 —m>y, m—1 (a) y m< 1 (e) el único valor asignable á m en la hipótesis de ser y =1, es m0. La expresiones de las incógnitas en tal su- puesto serán : ; ¿=L t=1 4=92 "0 =1, 1021 1=2 Je 8 y la reacción será : Co (NO,), - 7. KNO, -- 2.0,H,0, =CoK, (NO,), - + 2,KNO, | H,O | NO (como la del doctor Sorkau). Vemos aquí realizado cuanto habíamos previsto acerca de las pari- dades. Esta consideración puede utilizarse á veces para disminuir, unas, el número de ecuaciones del sistema á resolver, y otras, el grado de indeterminación del sistema. Tendremos ocasión más adelante de volver sobre este punto, que no carece de interés, y del que nada di- cen los libros; por lo que nos atribuímos esa pequeña invención. Y pasamos al capítulo segundo. Dice el profesor Sorkau (pág. 29). En el caso de que se conozcan con seguridad todos los productos que se forman por la reacción, se puede también aplicar el método algebratico para ballar los índices de la ecuación. Este método, que no exige conocimiento del mecanismo de reacción, se basa únicamente sobre la ley de conservación de la materia. Trata en este capítulo su autor de los casos en que hay tantas ecua- ciones como incógnitas, ó una incógnita más que el número de ecua- ciones dadas y los desarrolla con cinco ejemplos de los que transeri- biremos el quinto. ) En este “punto, estamos completamente de acuerdo; nuestros resul- tados y los obtenidos por el doctor Sorkau son rigurosa y necesaria- mente concordantes. ESTABLECIMIENTO DE LAS ECUACIONES QUÍMICAS 315 - Ejemplo 5. El yodo es oxidado por el ácido nítrico hasta el ácido yó- dico. Suponiendo que la reacción vaya en el mismo sentido que la del fósforo y ácido nítrico en presencia del agua, formularemos la ecua- ción así : u.I+v. HNO, —.H,0—y. HIO, + 2.NO. uy (1) v 210 =y ly (2) oz | 250 v=>— de (3) 20 + 1=3y) 30 pa=3y +2) (4) | DEV E > NI O E Para x= — 1, obtenemos : E A E Y O 0% El signo negativo del valor para x, nos enseña que debemos pasar la fórmula del agua al otro lado de la ecuación, es decir, que no se necesita agua para efectuar la reacción; la ecuación es, por consi- guiente: 3.17+-5.HNO,=3.HIO, +5.NO —- H,O ó escribiendo el yodo en su forma molecular : 3.L-+10.HNO,=6.HIO,-|-10.NO-|-2.H,0. ANGEL PÉREZ. (Continuará.) CRISTALES Y RAYOS X Hace pocos años aún los sabios discutían apasionadamente acerca de la naturaleza de los rayos de Róntgen, aunque la mayor parte de ellos admitieran que estas radiaciones habían de ser clasificadas entre los fenómenos cuya sede está en el éter luminífero. En efecto los rayos X se mostraban independientes de la acción de los campos magnéticos ó eléctricos, y si no eran más que la tra- yectoria de corpúsculos materiales, como los rayos catódicos, no ha- bía duda de que estos corpúsculos no llevaban cargas eléctricas, y, por esto mismo, quedaba muy poco probable su constitución corpus- cular. Sin embargo no se podía poner en evidencia ninguna reflexión ó refracción, y mediante mediciones muy precisas é ingeniosas, Gouy había mostrado que, para ellos, el índice de refracción de las subs- tancias más distintas no podía diferir de la unidad en más de un mi- lonésimo. Por otra parte, se observaba que no transportan todos la- misma cantidad individual de energía, y Rutherford pudo meditla pa- ra un haz dado. De estos trabajos y de los de Clungh resultaba que, en promedio, aquella energía era quinientas veces mayor que la lle- vada por un haz análogo de luz solar á la superficie de la tierra, pero quedaba para determinar la naturaleza de ella. Las experiencias de Haga, Wind y Sommerfeld parecían manifes- tar que, con los rayos de Róntgen, se podían verificar fenómenos Cu- riosos de difracción, y Barka á su vez mostró que son capaces de evidenciar una verdadera polarización, pues los rayos secundarios emitidos por una superficie metálica herida por los rayos X tienen una intensidad variable, cuando se cambia el plano de incidencia en torno del haz primario. Por último M. E. Marx consiguió medir la ve- locidad de propagación mediante un método muy ingenioso y compa- CRISTALES Y RAYOS X rarla directamente con la propagación de las ondas eléctricas; el re- sultado dió una igualdad perfecta, suministrando así una presunción muy grande á favor de la hipótesis de vibraciones etéreas. Ya en aquella época, en virtud de los caracteres observados, la solu- ción más natural del problema consistía en considerar los rayos X como radiaciones ultravioletas de longitud de onda muy pequeña, y esta hipótesis estaba confirmada por los trabajos de Buisson, Righi, Lenard según los cuales quedó sentado que los rayos de longitud de onda muy corta producen, sobre los conductores metálicos, del punto de vista de los fenómenos eléctricos, efectos del todo análogos a los de las radiaciones de Róntgen, -y también por las experiencias de Perreau de las cuales resultó que las mismas influenciaban la resis- tencia eléctrica del selenio. Sin embargo, aun subsistía una dificultad de gran trascendencia : las radiaciones más cortas, que son las de Schumann, se refractaban al atravesar el cuarzo y nunca se podía engendrar la menor refrac- ción de los rayos X. Por otra parte, los rayos de Schumann resultan tan absorbibles que no se pueden observar sino en el vacío, mientras la propiedad más notable de los rayos X consiste en la facilidad asombrosa de atravesar los obstáculos. Por esto mismo unos sabios llegaron a atribuir los rayos de Rónt- gen á vibraciones longitudinales que se propagaran en los ambientes dieléctricos con una velocidad igual a la de la luz. Otros, haciendo suya la teoría primitiva de Sir Jorge G. Stokes, renovada después por Wieckert, admitieron que eran debidos á una sucesión de pulsaciones independientes del éter que seengendran en una los puntos donde las moléculas proyectadas por el cátodo de la ampolla de Crookes encuen- tran el antecátodo, no siendo aquellas vibraciones continuas como las radiaciones especiales, sino aisladas, sumamente breves y transver- sales como las ondulaciones luminosas, mostrando la teoría que han de propagarse con una velocidad igual á la de la luz y no pueden dar lugar á reflexión ó refracción, quedando sin embargo capaces de ma- nifestar en ciertas condiciones fenómenos de difracción, y todos estos caracteres parecían reunidos en los rayos de Róntgen. Por último, unos cuantos físicos, á pesar de la falta de toda desvia- ción por la acción de un campo eléctrico ó magnético, no dejaron de considerarlos como muy parecidos á los rayos catódicos: para ello admitieron que los formaban electrones lanzados con una velocidad tan grande que, por la inercia, no podían ya apartarse de su trayecto- ria, siendo Sutherland uno de los iniciadores de esta teoría. En cuan- 318 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA to á Gustavo Le Bon, los consideraba como el tipo de límite extremo del estado material, ó sea de una de las últimas etapas del desvane- cimiento de la materia antes de su regreso definitivo al estado de éter. Este era el estado de la ciencia cinco ó seis años atrás, y vemos por el breve resumen anterior que distaba mucho de presentar un conjun- to homogéneo y satisfactorio ; se sentía que la física estaba sufriendo entonces, respecto a los rayos descubiertos por Róntgen, una de las crisis transitorias, señaladas por la confusión y las opiniones contra- dictorias, que preceden por lo general los períodos en los cuales las teorías se armonizan y se sientan provisionalmente, pues la ciencia es sobre todo evolutiva y, en pro de-su progreso mismo, no hemos de desear nunca que las hipótesis se admitan con un carácter definitivo. Para decidir entre las dos teorías principales respecto á la natura- leza de los rayos X, ó sea la que hacía de ellos ondas electromagnéti- cas de longitud muy pequeña y la que los consideraba como radia- ciones corpusculares, había que encontrar una experjencia decisiva, un experimentum crucis, que no dejara subsistir ninguna duda. Ahora bien, en la primera hipótesis, estos rayos han de penetrar entre las moléculas cristalinas y comunicar álos átomos una excitación que dé lugar á vibraciones libres ó impuestas del conjunto reticular, capaces de engendrar fenómenos de interferencias, ó, lo que es equivalente, de suministrar una imagen por difracción de la red de Bravais. En efecto sabemos que la cristalografía descansa, ya hace años, sobre la hipótesis debida á este sabio de que las partículas elementales de la molécula cristalina están repartidas en los nudos de un conjunto re- ticular, y tal hipótesis ya había recibido tantas confirmaciones nota- bles de la experiencia quese podía considerarla como universalmente aceptada. Por otra parte, los progreso realizados por las ciencias físi- coquímicas llevaron á los sabios á comprobar la existencia de las par- tículas últimas de la materia, y estos consiguieron verlas ó más bien tocarlas en cierto modo; convirtiéndose así la molécula y el átomo en realidades concretas. Por último, en 1910, Laue, Friedrich y Knipping dieron á conocer al mundo de los sabios una serie de experiencias que ponían en evi- dencia tangible la estructura reticular de la materia cristalizada. Se comprende toda la importancia de este descubrimiento, del punto de vista de la cuestión en tela de juicio, pues la red eristalina podía desempeñar, con respecto a los rayos X, supuestos formados de ondas electromagnéticas muy cortas, el papel de las redes comunes respecto á las ondas luminosas de longitud mucho mayor. 7 són REA He y » pS a Se AS AN ERRE RRA OST AS E CRISTALES Y RAYOS X z 319 En estas condiciones el descubrimiento que ponía en evidencia la estructura reticular de los cristales podía completarse con la deter- minación definitiva de la naturaleza de los rayos de Róntgen. De esta cuestión, considerada del doble punto de vista de dos progresos rea- lizados simultáneamente en las ciencias fisicoquímicas, me propongo discurrir ahora en un estudio sintético que resuma el estado actual de la ciencia y las varias peripecias que señalaron el camino que hu- bo de seguir ella para alcanzar el resultado anhelado (1). EXPERIENCIAS DE LAUE, FRIEDRICH Y KNIPPING Silos rayos X no son sino ondas electromagnéticas de longitud muy pequeña, conforme á la hipótesis hecha por la mayoría de los sa- bios, ó sea del orden de 10—* centímetros (2) según los cálculos de Laue, han de penetrar entre las moléculas cristalinas cuyo orden de magnitud es poco diferente ó de 10—* centímetros. Por lo tanto la experiencia decisiva ha de concretarse esencialmente en mandar un pincel angosto de rayos en una dirección perpendicular á una lámina de caras paralelas y estudiar la radiación transmitida mediante la im- presión resultante sobre una placa fotográfica, - No me parece de mayor utilidad describir detenidamente el apara- to construído por Friedrich y Knipping para las experiencias ideadas (1) En una de las reuniones preliminares á la instalación definitiva de la sec- ción fisicoguímica de la cual una comisión previsional nombrada por los adheren- tes tenía por objeto concretar la organización y el fin, se emitió la idea de incluir entre sus tareas principales la publicación de síntesis anuales que abarcarían los progresos y desarrollos más notables alcanzados recientemente en las ciencias comprendidas en su campo de actividad. Hoy me permito ofrecer a los Anales, esta primera síntesis cuyo argumento tiene una importancia innegable. Este tra- bajo pues tiene sólo por objeto resumir los últimos descubrimientos y presentar á los lectores un cuadro del estado actual de la ciencia en cuanto á la naturaleza de los rayos de Róntgen y la estructura de los crislales. No pretende pues ser original, y la mayor parte la saqué de los sabios artículos de Louis Brunet pu- blicados en la Revue générale des sciences, años 1893 y 1915. (2) El orden de la longitud de onda media del espectro visible es de : ]:000-000 de centímetro y el de la onda de los rayos X mil yeces más pequeño, ó sea de 1 - EDU OOOO de centímetro. 320 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA. por estos físicos, y bastará dar de él una descripción breve suficiente para definir su principio y funcionamiento. Del antecátodo de un tubo de Róntgen sale un haz de rayos X del cual se aisla una porción de un milímetro de diámetro más ó me- nos, mediante cuatro pantallas agujereadas y arregladas en una for- ma conveniente, estando formada una de ellas de una lámina de plo- mo de un centímetro de espesor que se puede orientar de modo que su eje coincida exactamente con el de un telescopio. El pincel atraviesa la lámina cristalina pegada sobre un gonióme- tro, y en torno de la cual, en varias direcciones, están dispuestas á distancias diferentes unas cuantas placas fotográficas que registran la repartición de la intensidad de los rayos secundarios emitidos por el cristal ; el conjunto además está abrigado contra toda perturbación exterior por otra pantalla y una caja, ambas de plomo. Si se toma una lámina de caras paralelas de 0,5 milímetros de es- pesor cortada en un cristal cúbico de blenda de cinc paralelamente á una de las caras del cubo, ó seaperpendicularmenteáun eje cuaternario principal, y si se la expone normalmen- te al pincel de rayos X pri- marios, se consiguen, des- pués de desarrolladas las placas con el rodinal, los re- sultados siguientes. Para fijar las ideas, su- pongamos que se hayan co- o | locado cinco placas fotográ- o .... E ficas; una de ellas presenta una mancha circular en el punto en que fué atravesa- da por los rayos primarios; otras dos, opuestas la una á la otra, presentan un tinte negruzco uni- forme; las últimas, más lejanas y dispuestas la una tras la otra, ofre- cen impresiones análogas (fig. 1). Las magnitudes de las manchas en éstas están en la misma relación que las distancias del cristal á las dos placas, lo que muestra que la radiación, después de salir del eris- tal, ha seguido una línea recta. Por otra parte, las dimensiones de las distintas manchas son igua- les en las dos placas, á pesar de la distancia mayor de una de ellas, lo Fig. 1 MESA ma A E EN AAA O ESA PELI Mp ze ARS SADA 0 e E it CRISTALES Y RAYOS X 321 que nos enseña que cada una está debida á un haz paralelo de rayos secundarios. Consideremos con detención la figura 1: en el centro aparece una mancha circular que corresponde al punto de encuentro del haz pri- mario y, alrededor, dispuestas en orden simétrico, una serie de otras manchas más pequeñas, algo elípticas, debidas á una radiación secun- daria. El carácter cuaternario del eje de simetría según el cual los rayos X atraviesan el cristal se vuelve á notar inmediatamente al mi- rar la figura. Podemos también trazar en ella dos planos de simetría ortogonales, y, después de elegir una cualquiera de las manchas no ubicadas en uno de estos planos, hacer que, por reflexión en un espe- jo y mediante una rotación de 90 grados, llegue á tapar otras siete manchas análogas. Si al contrario la mancha elegida está en uno de los planos de simetría, es imposible hacerla coincidir con más de otras tres. Es fácil sacar de estas observaciones una consecuencia trascenden- tal : el conjunto de las propiedades observadas corresponde en una forma notable á la simetría HOLAEDRA del sistema cúbico, aunque la blenda de cinc forme parte de una clase hemiedra de éste. La existencia de la red cristalina, de este modo, se evidencia en la forma más inesperada y, al propio tiempo, aparece la prueba de que sólo la red interviene en la formación de la figura. En efecto, sólo las redes gozan siempre de la sime- tría holaedra y determinan el sis- tema cristalino y también los án- gulos de las caras conforme á la ley de los índices racionales. Pero hay algo más, y Otras ex- periencias vinieron á confirmar estas deducciones. Si un pincel dle rayos X cae sobre una lámina de blenda de cine cortada parale- lamente á la cara del octaedro, ó sea perpendicularmente á un eje ternario, se obtiene otra imagen, que está caracterizada por tres pares de manchas simétricamente dispuestas á 120 grados las unas de las otras, lo que significa que la figura presenta un eje de simetría ternario (fig.*2). Si el pincel está dirigido normalmente á una cara del rombo dode- AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXI 21 322 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA S caedro, la imagen ya no ofrece sino un eje de simetría binario, confor- me con lo que había de esperarse. Si por último se desplaza la lámina paralelamente á su plano meri- diano, siempre resulta igual imagen para una lámina dada, y además una orientación perfecta es imprescindible para obtener imágenes idénticas. Si el pincel incidente forma un ángulo de unos cuantos gra- dos con el eje de la lámina resulta aun un grupo de manchas, pero desaparece la simetría, lo que prueba otra vez que la red es sin duda la única causa de la producción de las manchas. Laue prosiguió el estudio teórico tan completo como fuera posible de los fenómenos de interferencia generadores de la figuras anteriores O %% = 0,0377 E Y = 0,0563 X% x x %= 0,0663 xXx" e A. = 0,7057 O) o + Y,= 0,143 A ds eS O E + O So 0 e ES 90 Y 9 x x eS 0) O o) O E Xx [e] O o) o) 7 ES Go 0) o Xx + 3 O e Ez o o) EJES ES x Fig. 3 y llegó á calcular la posición que han de ocupar las manchas cuando se dan las constantes de la red cristalina, la longitud probable de onda . de la radiación secundaria y la distancia de la lámina á la placa foto- gráfica. En el caso de la blenda de cinc cortada perpendicularmente á un eje cuaternario, las posiciones calculadas de los puntos de inter- ferencias resultan de la figura 3 que está de acuerdo en una forma muy notable con la figura 1, menos en cuanto á dos puntos. Tal con- cordancia constituye otra prueba de la exactitud de la teoría acerca de las interferencias, pues nos enseña al propio tiempo que la radia- ción secundaria es de naturaleza ondulatoria, con la consecuencia ca- si necesaria de que la radiación primaria pertenece á igual orden de fenómenos. Según Laue, la única diferencia entre las dos radiaciones consiste en el hecho de que las primarias están constituídas por ondas E E A CRISTALES Y RAYOS X 323 de impulso no periódicas, mientras las secundarias presentan un ca- rácter mitigado de periodicidad. Tal era el estado de la cuestión después de las investigaciones de Laue, Friedrich y Knipping en 1910. II TRABAJOS DE W. H. BRAGG Y W. L. BRAGG Aunque las experiencias que resumimos en el párrafo anterior no dieran una solución definitiva y satisfactoria acerca de la naturaleza de los rayos X, por lo menos contribuyeron á poner en evidencia el poder refractor para estas radiaciones de la estructura reticular de los cris- tales y á fundar un método de investigación que podía resultar más fecundo mediante la intervención de otros experimentadores. Entre éstos aparecen en primera fila W. H. Bragg, profesor en la Universi- dad de Leeds y W. L. Bragg del Trinity College de Cambridge. Es- tos sabios ingleses escribieron una serie de memorias notables que fueron de gran provecho para hacer progresar el conocimiento cientí- fico respecto á los rayos X y la estructura de los cristales. Las resu- mieron el año pasado en una forma sintética, publicando un libro con el título de X raids and cristal structure (1) cuyo análisis suministra la exposición más clara de los progresos realizados en esta región de las ciencias. Una red óptica, para descomponer una onda luminosa, ha de pre- sentar entre sus elementos una distancia constante comparable con la longitud de ésta: ahora bien, los que, por inducción, consideraban los rayos X como debidos á ondas del éter luminífero, ya les atribuían una longitud vecina de 10 —* centímetros, ó sea del orden de magnitud de las distancias entre las moléculas de un sólido, y resultaba del to- do imposible la construcción de una red óptica de constante tan pe- queña. Ya sabemos que la idea genial de Laue consistió en valerse de la distribución regular de los átomos ó moléculas en un cristal como si fuera una red de refracción adecuada para los rayos de Róntgen. Observemos que el problema se complicaba con el hecho de que la red cristalina tiene tres dimensiones en contra de las redes ópticas (1) Volumen en 8% de 229 páginas con 75 figuras. Bell and Sons, Londres, 1915. 324 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA que son superficiales. Sin embargo Laue consiguió resolver el proble- ma de la difracción en las redes cristalinas mediante grandes esfuer- zos y un cálculo muy complicado cuyas dificultades sin embargo supo dominar, poniendo los experimentadores en condición de alcanzar los resultados ya maravillosos señalados en el párrafo anterior. Pero W. L. Bragg tuvo el mérito de mostrar que el problema se puede resolver en una forma mucho más sencilla, aunque equivalente en cuanto á las consecuencias. Supongamos una serie de partículas materiales colocadas en un plano: cuando una perturbación las alcanza, cada una emite una on- da difractada que se va propagando en todas las direcciones, y estas ondas, conforme á los principios, tienen todas por envolvente un fren- tre de onda reflejada, ó, lo que es equivalente, se combinan para for- mar dicho frente de onda que está regido por las leyes de la reflexión sobre un plano. Veamos ahora un ambiente cristalino cuyas partículas disfrutan sin duda del arreglo por planos; si elegimos uno de éstos y buscamos la dirección según la cual una onda estaría reflejada por él y por los demás paralelos á éste, tendremos que prever un máximo de interfe- rencia en la misma dirección. Observemos que la agrupación de las partículas según planos en un cristal se puede verificar de mil maneras distintas, pero, por no tener todos igual importancia, los de mayor densidad, por lo general paralelos a las caras externas del cristal, han de ejercer una influen- cia preponderante. Si pues se verifica una perturbación sobre el cris- tal, con toda probabilidad su energía difractada se concentrará en ha- ces definidos que podemos considerar como reflexiones débiles de la perturbación sobre las caras posibles dentro del cristal. Observemos aún que esta reflexión es distinta de la Ge la luz co- mún por las superficies, pues no depende de la presencia de una cara $ t EN AER o E a PARRA AS CRISTALES Y RAYOS X 325 exterior pulida, sino del arreglo de los planos internos, y será en este sentido especial que habremos de entender la palabra reflexión, cada vez que la usemos en lo que sigue. Consideremos, pues, esta reflexión así definida de un tren de ondas regular y representemos la estructura cristalina por la serie de los planos p (fig. 4), distantes el uno del otro de una longitud constante d, representando las rectas A, A,, A,, A,,... un tren de ondas planas de longitud 1, y elijamos las ondas que, después de reflejadas, se reunen en la dirección BC. La comparación de las distancias que han de re- correr á partir de un frente AA” antes de alcanzar el punto UC nos en- seña que los caminos resultan iguales á ABO, A'B/O, A7B”O, etc. Sea BN la normal á A'B' y D la imagen de B con relación al plano que pasa por B/, tenemos : BBB A'N —AB. La diferencia de marcha entre A'B'C y ABC tiene por expresión : B'D — B'N = ND =— 2d sen 0, y la diferencia entre A“B”G y A'B'C tiene igual valor, que resulta también para las demás diferencias análogas. Si ahora ND representa la longitud de onda ó es igual 4 un múlti- plo entero de ésta, todos los trenes de ondas reflejados por los planos p resultan de igual fase y sus amplitudes se suman, pero si ND difiere tan poco como se quiera de 4, las ondas reflejadas tendrán todas las relaciones posibles de fase y por lo tanto la amplitud resultante que- dará prácticamente nula. En resumen, cuando un tren de ondas de longitudes iguales llega á la superficie del cristal, la reflexión no se verifica sino para ciertos valores del ángulo de incidencia, dados por las relaciones : Ax= 2d sen 0, 21 = 2d sen 0, (99) A= 2d. sen 9, Bragg llama la reflexión bajo el ángulo 9, reflexión del primer orden, con el ángulo 0, del segundo orden, y así sucesivamente. Si ahora se considera un arreglo diferente de los planos p, distantes el uno del otro de una longitud d/, la reflexión de rayos de longitudes iguales de onda no se podrá verificar sino en las formas siguientes: 326 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA A=2d' sen 0, 21= 2d' sen 0. Ak= 2d' sen 0.” [o] Resulta, pues, que si medimos los ángulos 91, 02, 03, ».. Con los cua- les se hace la reflexión, tendremos una relación entre 4 y la constante d de la red. Con una misma cara del cristal, se pueden comparar las longitudes de onda de las distintas vibraciones monocromáticas, y, si se usa una sola longitud de onda, las distancias d para distintos eris- tales ó diferentes caras de un mismo cristal. Con esto tenemos el me- dio de estudiar la estructura cristalina y analizar un haz de rayos. Pero, para ello, hemos de tener á nuestra disposición un instrumento que sirva para observaciones tan delicadas, y este aparato llamado espectrómetro de rayos X fuéideado y construído simultáneamente por W. H. Bragg y W. L. Bragg por una parte y Moseley y Darwin por otra, sin que estos grupos de sabios hubiesen comunicado el uno con el otro. El aparato Bragg, en su conjunto general, es muy parecido al es- pectrómetro común : al colimador corresponde una serie de hendedu- ras angostas que aislan un pincel de rayos X dirigido de modo que pase por el eje del aparato, y un cristal fijo sobre un platillo giratorio substituye la red de difracción. La cara de este cristal, ó más bien la serie de planos reflectores, es paralela al eje, girando aquél en torno de éste hasta que la cara llegue á formar un ángulo conveniente con el pincel incidente. El rayo reflejado penetra después en una cámara de ionización llena de gas que reemplaza al telescopio común, y la medición de la corriente de ionización por un electroscopio está á su vez substituída al ojo del observador ó á la placa fotográfica. En este aparato de Bragg el tubo de rayos X presenta una forma especial: el antecátodo está colocado perpendicularmente al haz de rayos catódicos y los rayos X salen de él bajo un ángulo muy pequeño con el objeto de suprimir tanto como se pueda el efecto nocivo del desplazamiento de la mancha catódica en la superficie del antecátodo y dar un pincel de rayos emitidos por una fuente de gran intensidad y casi puntual. El tubo de rayos X está encerrado en una caja de ma- dera con una envoltura espesa de plomo, y los rayos salen por una hendedura muy angosta atravesando á veces á otra móvil de modo que se pueda acercarla más ó menos al cristal. En cuanto á éste, está pe- A CRISTALES Y RAYOS X 327 gado con cera sobre el platillo giratorio que lleva un brazo provisto de un nonio móvil en un círculo graduado. El pincel de rayos reflejados atraviesa otra hendedura que se puede regular á voluntad y penetra en la cámara de ionización, giratoria á su vez como el cristal, alrededor de un eje común. Esta cámara con- siste en un cilindro de latón agujereado cuya ventanilla está tapada por un hoja delgada de aluminio que deja penetrar casi todos los ra- yos ; está llena de un gas que los absorbe y produce una corriente de lonización intensa, siendo el gas más adecuado con este objeto el bro- muro de metileno. La cámara está aislada y mantenida á un potencial elevado, mientras su electrodo interior está unido por un hilo delgado con envoltura metálica á un electroscopio cuya hoja de oro está alum- brada por reflexión mediante un espejo y observada con un microsco- pio. Cuando el pincel reflejado resulta bastante intenso, esta hoja se mueve en un cuadrante á razón de 10 á 20 divisiones por segundo. El dispositivo de Moseley y Darwin es algo diferente : los rayos X atraviesan dos hendeduras y vienen á reflejarse sobre el cristal que los manda á un detector compuesto de una caja metálica impermea- ble en la cual penetran por una ventanilla de mica abierta en una pan- talla de plomo y caen después, bajo una incidencia muy pequeña, sobre una de las tapas de la misma caja que, con una lámina paralela, cons- tituye un condensador con el objeto de medir la intensidad del rayo incidente. Otro condensador colocado en el tubo del colimador, sirve para medir, también por ionización, la intensidad de la radiación pri- maria ; por lo general se usa el helio en el detector, y dos electróme- bros sirven para la medición de las corrientes de ionización. Este aparato tiene la ventaja de poner en evidencia las variaciones de intensidad que se pueden verificar en el haz primario durante la experiencia y permite tenerlas en cuenta en la apreciación de los resul- tados que registra el detector, mientras el de Bragg está concebido en la hipótesis de que la intensidad del haz incidente permanece cons- tante, lo que no es cierto en todos los casos. Veamos ahora cómo se usa el espectrómetro de rayos X. Á veces se coloca el cristal en una posición dada y se pone en mo- vimiento lento la cámara de ionización, observándose la intensidad dle-la corriente en cada una de las orientaciones sucesivas de ésta. Pero Moseley cambió este método y substituyó á la cámara de ioniza- ción una placa fotográfica. El espectrómetro está encerrado completa- mente en una envoltura en la cual se hace el vacío con el fin de evitar que los rayos sean absorbidos por la capa de aire. 328 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Por último de Broglie (1) introdujo una modificación en el procedi- miento fotográfico, armando el cristal en un cilindro de barómetro re- eistrador que giraba con una velocidad angular de dos grados por hora. Al principio, el haz de rayos X incidente es paralelo á la cara del cristal, y el ángulo de incidencia varía con el tiempo en una forma regular, pero el haz reflejado, que gira con una velocidad dos veces ma- yor, viene á barrer una placa en la cual se inscribe continuamente. De este modo se obtiene un verdadero espectro de rayas que tiene el aspecto de las fotografías de espectros luminosos, aunque esté formado por la superposición de varios, debidos á las reflexiones sobre los dis- tintos planos del cristal arrastrados por la rotación de éste. Otro método consiste en poner en movimiento en conjunto el cristal y la cámara de ionización, de modo que el desplazamiento de ésta re- sulte siempre dos veces mayor que el del cristal. En estas condiciones, la reflexión se verifica siempre sobre la región de la cara cristalina ve- cina del eje. En este caso la hendedura es más angosta, con el objeto de definir el pincel incidente en una forma más nítida y evitar el in- conveniente de que las distintas regiones de una cara cristalina mu- chas veces se encuentran fuera de la alineación de algunas de ellas con respecto á las otras. Por último, un tercer método consiste en hacer girar el cristal, que- dándose inmóvil la cámara de ionización y abierta la hendedura. Es preciso entonces que el pincel incidente resulte tan delgado como se pueda; cuando va girando el cristal, cada longitud de onda de la ra- diación está reflejada sucesivamente. El estudio, muy completo y con todas las precauciones deseables, que debemos á los trabajos de W. H. Bragg y W. L. Bragg, demos- tró que, en las distintas experiencias, los espectros suministrados por uno cualquiera de los métodos antes definidos resultan muy puros y notablemente independientes de la divergencia de los rayos inciden- tes y de las irregularidades del cristal. (1) Comptes rendws de la Académie de sciences de Paris, tomo CLXIT, página 924, 17 de noviembre de 1913; Journal de physique, 5% serie, tomo 1V, página 101, febrero. : A CRISTALES Y RAYOS X 329 TIT RESULTADOS OBTENIDOS CON EL ESPECTRÓMETRO Sabemos que, cuando resulta poco perfecto el vacío en el tubo de rayos X, el número delos electrones emitidos es considerable con una velocidad bastante pequeña, y los rayos engendrados tienen entonces un poder de penetración más bien débil: en este caso se dice que el tubo es suave. Si al contrario el vacío alcanza un grado muy elevado, lo que se verifica por el uso mismo, el número de los electrones va disminuyendo con mayores velocidades y se producen rayos X muy penetrantes; se dice entonces que el tubo es duro. Observemos que un haz de rayos X, emitido por un tubo vacío, se compone de radiaciones muy distintas, y por eso mismo la interpre- tación de los resultados se pone muy difícil. Sin embargo se obtienen haces de rayos más ó menos homogéneos. En efecto Barkla y sus co- laboradores pudieron, desde 1908, poner en evidencia el hecho de que, si caen rayos X sobre distintos metales, éstos emiten otros rayos X que llamaron rayos característicos, de calidad uniforme, variable con el metal y que no depende sino de la naturaleza de éste y no del ori- gen de los primarios. La única condición es que éstos resulten más duros que la radiación característica, y si son muy suaves no pueden engendrar ningún rayo de esta naturaleza. Además aparecen simultáneamente otras dos clases de rayos : los primeros, llamados dispersados, parecen idénticos á los primarios, los segundos son corpusculares y muy parecidos á los catódicos. Con la eliminación completa de estas dos categorías de rayos que aparecen en proporción variable con la naturaleza del metal, no quedan sino las radiaciones características homogéneas, uniformemente repartidas alrededor del radiador. Conviene recordar ahora las propiedades más notables de las ra- diaciones características homogéneas. Pierden fracciones sucesivas iguales de su energía cuando atravie- san una serie de capas iguales de una misma substancia, y la energía transmitida [ que puede expresar en función de la energía inicial I, mediante la relación : == ems, 330 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA siendo a la constante de absorción y x el espesor atravesado. Con la introducción de la densidad y de la substancia, la relación toma la forma siguiente : i=Ii. a a ESO, Dd Ei siendo la fracción — el coeficiente de absorción de masa. Por otra parte, p la calidad de un haz homogéneo se puede definir mediante este coe- ficiente de absorción en una substancia dada elegida como término de referencia, y el aluminio fué adoptado con este objeto. La experiencia á su vez nos enseña que el poder de penetración de una radiación característica crece con el peso atómico del metal que la emite; resulta que la radiación característica de un átomo cual- quiera puede excitar la correspondiente de otro menos denso, y no la de un átomo más pesado. Por último se observó que ciertos metales emiten al menos dos radiaciones características en condiciones con- venientes, y Barkla las designó con los nombres de serie K y serie L de radiaciones fluorescentes. Para cada metal, la radiación K es más ó menos 300 veces más penetrante que la radiación L; toman ambas mayor dureza á medida que va aumentando el peso atómico del ra- diador. Con los metales de peso atómico grande, desde 108 hasta 259, las radiaciones de un tubo de rayos X común no pueden excitar sino la - característica L suave; con otros cuyos pesos atómicos varían de 52 á 140, se observa solamente la radiación K. Por último los metales livianos no dan ninguna radiación, posiblemente porque la que pue- den suministrar es muy absorbible. Observemos que las radiaciones características presentan una ana- logía notable con las fajas de un espectro óptico, y si relaciones cono- cidas existen entre las longitudes de onda de las rayas asociadas, se puede suponer que existen también entre las series K y L de los ra-. yos de Róntgen. Whiddington encontró una relación empírica senci- lla entre los poderes de penetración de las dos radiaciones y el peso atómico. Cuando un metal de peso atómico P, emite una radiación suave de dureza dada, el peso Pz del metal cuya radiación K es de igual dureza está dado por la relación : (Bo 50) y Chapman obtuvo otra expresión algo diferente : RAI PEI A OS CRISTALES Y RAYOS X 391. 1 == a En ES) 2 que da cuenta más satisfactoria de los resultados experimentales. Por último las radiaciones características de los metales ofrecen el fenómeno muy conocido de la absorción por selección ó selectiva. Un metal tiene una transparencia máxima para los rayos X de calidad - idéntica á la de una de sus propias radiaciones características, pero la absorción toma un valor excepcionalmente grande para los rayos X de poder de penetración algo mayor que el correspondiente á una de sus radiaciones características. Para rayos más duros, la absorción aumenta rápidamente, y luego, si la dureza sigue creciendo, la absor- ción vuelve á disminuir hasta reducirse á veces al tipo normal. Kaye mostró que, en vez de dejar caer un haz de rayos X sobre un radia- dor, es preferible elegir por antecátodo del tubo el metal del radia- dor, y se puede con esto conseguir directamente las radiaciones Ca- racterísticas mediante los antecátodos de los tubos de rayos X. La mayor parte de la radiación así engendrada está formada por la ca- racterística del metal del antecátodo, especialmente si el tubo es sua- ve. Estas experiencias evidencian la transmisión selectiva de las distintas radiaciones características. Mediante pantallas de igual metal que el del antecátodo, las demás radiaciones se encuentran absorbidas ó transformadas en radiaciones características, y en re- sumen se consigue definitivamente un haz intenso y casi puro de las mismas. Así sentadas las indicaciones preliminares que anteceden acerca de la naturaleza y propiedades de las radiaciones características, po- demos ahora dar principio al examen de los resultados obtenidos me- diante el espectómetro. | Cuando un haz de rayos característicos emitido por un antecátodo metálico cae sobre un cristal en una dirección casi paralela á la su- perficie, si se hace girar aquél, se observa una ionización particular para cada valor del ángulo de incidencia. Después se puede tomar por abscisas estos ángulos y por ordenadas las intensidades del haz refle- jado medidas por el grado de ionización, lo que permite obtener una curva continua, y así queda probada la existencia de una reflexión general de los rayos bajo todos los ángulos. Pero, sobre este espectro continuo se superponen, bajo ciertos ángulos bien definidos, aumen- tos bruscos y muy caracterizados de intensidad. Se puede así obser- var varios vértices prominentes, siendo homogéneos los rayos que les 392 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA corresponden, como lo muestra el valor de su coeficiente de absor- ción por el aluminio ú otros metales. Con un antecátodo generador de platino, por ejemplo, aquel coeficiente es más ó menos igual al de los rayos característicos del mismo metal, y estos resultan de este modo en una relación estrecha con el platino, pues los demás metales sumi- nistran curvas diferentes. Además son independientes del cristal, por dar todos una forma general de curva igual y de proporciones relati- vas iguales. La medición de los ángulos de reflexión que correspon- den á tres vértices de la curva enseña que los senos están aproxima- damente en la razón 1, 2, 3, y de esto se deduce en seguida, según lo explicado más arriba acerca del fenómeno general de la reflexión de los rayos X por los cristales, que estos vértices pertenecen á tres se- ries distintas de rayos homogéneos que se presentan sucesivamente en la forma de espectros de varios órdenes; además Moseley y Daz- win pudieron poner en evidencia de este modo hasta cinco elementos homogéneos en la radiación característica del platino. Resulta que por lo general las radiaciones de los distintos metales se componen, no de un elemento homogéneo único, sino de un grupo de rayos de longitudes de onda bien determinadas mezclados con rayos indepen- dientes de todas las longitudes de onda. En el mismo orden de ideas, Moseley dedicó todas sus fuerzas al estudio sistemático de los espee- tros emitido por todos los metales conocidos adecuados á esta clase de experiencias. Con un cristal de ferrocianuro de potasio, pudo re- gistrar los espectros mediante el procedimiento fotográfico y reunir en una sola figura los correspondientes á las radiaciones característi- cas de la sucesión de los metales desde el cadmio hasta el cinc. En cada caso estos espectros consisten en dos líneas perfectamente definidas, cuya más intensa corresponde á la longitud de onda más grande y representa posiblemente la radiación K. Las fotografías tomadas por separado están colocadas en la figura según las longitudes de onda crecientes, que á su vez están dispuestas en orden inverso al de los pesos atómicos. Se observa que el latón presenta el espectro del cinc y del cobre y que el cobalto contiene sin duda hierro y niquel. Así el método representa un procedimiento nuevo de análisis muy sen- sible. Por último de Broglie, valiéndose delas radiaciones secundarias emi- tidas por los metales, fuera de los tubos de rayos X, bajo la excitación de un haz de rayos primarios, que se componen sobre todo de los ra- yos característicos del metal elegido, consiguió obtener á su vez los espectros de unos cuantos elementos. : CRISTALES Y RAYOS X 399 Los resultados suministrados por el espectrómetro permiten sacar fácilmente de la relación : n= 2d sen 6) el cálculo de la longitud de onda de los rayos X en función de la constante d, distancia que separa dos planos reticulares consecutivos de un cristal tomado por reflector. Pero, para llegar á la determina- ción numérica de 1, es preciso primero medir esta constante, y más adelante veremos cómo W. H. Brage y W. L. Bragg pudieron reali- zar esta medición con la sal gema para los planos paralelos á las ca- ras del cubo, y obtuvieron un valor igual á: == SL Dr Los rayos característicos del paladio están reflejados por aquellas caras con una intensidad notable bajo los ángulos 59,9, 119,85 y 189,15 cuyos senos están justamente en las razones 1, 2, 3. Se trata pues de espectros de primero, segundo y tercer orden de una radia- ción intensa y monocromática. Para el primer orden, la longitud de onda está dada por la relación : A=2 XX 2,81 X107* sen 59,9 = 0,576 X 107 * cm. Con el mismo procedimiento se pudo calcular las longitudes de on- dla de los rayos X homogéneos emitidos por los distintos metales en la serie K y en la serie L. Los resultados conseguidos se pueden com- parar después con las deducciones que se sacan de ciertas teorías de la radiación. Bragg, por ejemplo, midió el coeficiente de absorción de masa en el aluminio de los rayos pertenecientes á un vértice definido de la cur- va del platino y lo encontró igual á 23,7, valor que corresponde á la radiación K característica de un metal de peso atomico 72,5 6 á la radiación L varacterística de un metal de peso atómico 198. Ahora bien, el peso atómico del platino siendo igual á 195, esta concordan- cia es harto satisfactoria para que se pueda atribuirla al azar, y, por esto mismo, hemos de admitir que el vértice de referencia está debido á la radiación L. Podemos también comparar los mismos resultados con los que nos suministra la teoría de los guanta, según la cual, cuando un resona- dor de Planck produce ondas en el éter, la cantidad de energía emi- -tida es siempre un múltiplo exacto del quantum de energía hy, siendo » la frecuencia y h una constante igual á 6,55 < 107” erg-segundo. 334 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA hi Análogamente la energía catódica necesaria para excitar la radiación K en la teoría de los quanta ha de ser igual á la de los rayos X exci- tados. Supongamos, pues, que se trate de la radiación del platino ; el cálculo de su longitud de onda da 1,10 X 10—* em. y su frecuencia y tiene por valor el cociente de la velocidad de la luz por la longitud de onda, resultando por consiguiente el producto hy igual á : hy =1,78 X 107? erg. Por otra parte, la regla de Whiddington, en cuanto á la radiación K, permite calcular la energía catódica necesaria para excitar la de un átomo de peso atómico igual á 72,5 equivalente á la que puede excitar la radiación L del platino, como acabamos de explicar, y esta energía tiene por valor aproximado : 2 X 107? erg. La concordancia muy satisfactoria entre los dos valores ha de cons- tituir una nueva confirmación de la teoría de los quanta. Otros resultados conseguidos por Whiddington se pueden compa- rar también con los que se obtienen con la misma teoría. En efecto este físico mostró que la energía de una radiación X característica es más Óó menos proporcional al cuadrado del peso atómico del metal ge- nerador. Por otra parte la teoría de los quanta nos enseña que es inversamente proporcional á la longitud de onda, y así volvemos á encontrar entre estos resultados una concordancia muy satisfactoria. Por fin Moseley puso en evidencia una relación de las más intere- santes entre la frecuencia y de los rayos homólogos de las diferentes metales y lo que designó con el nombre de número atómico N. Esta relación es la siguiente : y=A(N— a), siendo A y a dos constantes y ÑN un número entero que indica el orden de los átomos en la tabla periódica de los metales. Según Moseley, el orden de los metales definido por los valores calculados de N es igual al de los pesos atómicos crecientes, menos el potasio, el cobalto y el níquel, y para este físico, al aluminio corres- ponde el valor N =13. Según Rydberg al contrario, los números atómicos difieren en dos unidades de los de Moseley, resultando para el aluminio el número 15 en vez de 13. Sea lo que sea, parece que este número N ha de represen- tar una propiedad fundamental del átomo. En efecto, según Ruther- CRISTALES Y RAYOS X 335 ford, el átomo estásformado de un núcleo electrizado positivamente, rodeado de una ó varias envolturas de electrones negativos cuya carga es equivalente á la del ion positivo central. Ahora bien, este físico mostró que la magnitud de esta carga es igual al producto N, de la carga e del electrón por un número N aproximadamente igual á la mi- tad del peso atómico. Pero sabemos cuán fundamentales son las rela- ciones entre los rayos X y los átomos, pues la absorción de estos rayos por las distintas substancias es independiente de su estado físico ó composición química. Se puede admitir, pues, que la longitud de onda de los rayos característicos depende de la magnitud de la carga cen- tral, aumentando la frecuencia y en una forma regular cuando crece aquella. Por otra parte esta hipótesis la averiguó Moseley, valiéndose de una fórmula debida á Bohr que da la frecuencia de la radiación atómica en función de la carga y masa del electrón, de la carga cen- tral, de la constante h de Plank y de dos constantes enteras. En resumen, resulta de los trabajos é investigaciones más recientes que podemos sin vacilar, en el estado actual de la ciencia, clasificar los rayos X entre las radiaciones engendradas por las vibraciones electro- magnéticas del éter luminífero, en las mismas condiciones que los ra- yos ultravioletas ó las oscilaciones hertzianas. La pequeñez de su longitud de onda los coloca inmediatamente an- tes de las radiaciones y que se desprenden de los cuerpos radioactivos y parecen constituídas por rayos X muy penetrantes. Rutherford y Andrade han conseguido en efecto someterlos á la reflexión cristali- na, resultando de las experiencias un grupo de rayos homogéneos, en los cuales se puede discernir una radiación L característica. En estas condiciones, el cuadro completo de las radiaciones electro- magnéticas se compone ahora de las longitudes de ondas siguientes colocadas en orden decreciente : Límites de longitud de-onda fugas eu centímetros Ondas eléctricas. ....0........ 10% a 0,4 Rayos infrarrojoS............. 0,013 a 7,7 X 105 Rayos luminosos visibles...... DIA IO O 0 Rayos ultravioletas........... 3,6 Xx 105 a 105 IED o NENA NA más o menos 10— 8 Rayos y del radio ............ más o menos 10— 9 Si uno considera el cuadro anterior, se da cuenta fácilmente de que subsisten aun muchas lagunas que llenar entre las varias categorías de ondulaciones, aunque, en los últimos años, las distancias se hayan acortado en una forma notable, y hemos de esperar que la ciencia no 336 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA tardará mucho á introducir otros intervalos en esta escala de los so- A 2 * nidos del éter. IV EL ANÁLISIS DE LOS CRISTALES Las experiencias notables de Laue, Friedrich y Knipping que per- mitieron la clasificación definitiva de los rayos de Róntgen entre las radiaciones debidas á las vibraciones electromagnéticas del éter lumi- nífero, tuvieron por fundamento, como se vió en el párrafo I, el estu- dio de los fenómenos de difracción y reflexión de aquellos sobre los planos reticulares de los cristales. Estas experiencias fueron sugeridas á sus autores por la doble hi- pótesis de la naturaleza de los rayos X y de la estructura dei edificio cristalino ; luego el éxito de ellas había de justificar el propio tiempo las dos teorías. Esto significa que, descartada decididamente la natura- leza corpuscular de los rayos de Róntgen, el resultado de las investi- gaciones debía necesariamente revelarnos en una forma deslumbrante la exactitud de las teorías ya admitidas acerca de la distribución de los átomos y moléculas en los cristales. : La síntesis quedaría pues incompleta si no se dedicara la última parte á estos resultados maravillosos conquistados por la ciencia. Para analizar la estructura cristalina, podemos aprovechar los tra- bajos acerca de los rayos X de dos modos distintos : valiéndonos de las fotografías de Laue y estudiando los espectros de aquellos rayos conseguidos por el procedimiento de W. H. Bragg y W. L. Bragg, que designaremos en adelante con el nombre de método de Brago. Obser- vemos de paso que los dos procedimientos han llevado á resultados dlel todo concordantes. Sabemos que las fotografías dle Laue (fig. 1) corresponden á la di- fracción por el cristal de la radiación heterogénea que procede de un tubo de rayos X, debida cada mancha á un máximo de interfe- rencia de los rayos difractados por las partículas de una serie de planos reticulares paralelos. Consideremos pues la red corpuseular más general que pertenece al sistema triclínico. Los centros de los átomos vecinos se encuentran en los vértices de paralelepípedos con- gruentes. , Sean 4,, d,, 4, las longitudes de las aristas del paralelepípedo ele- CRISTALES Y RAYOS X 337 mental ; las coordenadas de un átomo cualquiera de la red, con res- pecto á tres ejes rectangulares que tienen su centro por origen, ten- drán por expresiones : L == MÚ q; | Mba L PA > Y — MA, 7 Ny | PA sy (1) € MO ¡2 | Na, POgoa siendo Mm, A, p Números enteros. Sobre esta red cae una onda plana de longitud + que se propaga en una dirección que hace con los ejes ángulos z,, Po, yo. Cada uno de los átomos actúa como otro centro de vibraciones que emite distintas ondas en todas las direcciones. Si consideramos el efecto total en un punto bastante lejano del cristal para que todas las ondas parciales se puedan considerar como planas y se propaguen en una sola dirección determinada por los ángulos a, f, y con los ejes, resulta del cálculo de Laue que la intensidad es nula para todas las direcciones que no sa- bisfacen á las tres condiciones siguientes : Arz yO 7 Mí == lA go y ho HE Mrefo Way HR Uy h 7 Wa == Mah H= Gato May Bo =- ao (2) M2 aj eo Way == MN E Moo 7 Wegdo | Uaefo siendo h,, h., h, números enteros. De este modo vemos que se consigue, para una dirección dada del rayo incidente, una familia de conos cuyos ejes son las aristas, y, por ser enteros los números h, esta familia se compone de una serie de co- nos particulares, y las direcciones según los cuales se pueden verificar los máximos son las generatrices comunes de los conos de vértice común cuyos ejes son a,, 4,, 4, y corresponden á cada sistema de va- lores enteros de h,, h,, hy. Observemos que el número de estas gene- ratrices comunes es muy pequeño, hasta cuando el haz de rayos in- cidentes no corresponde á una longitud de onda A perfectamente definida, sino á una fracción de espectro. En el caso especial del sistema cúbico, se tiene : Mi Ma (1 y las condiciones (2) se reducen á : AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXI 22 338 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ==", aa 0 A gh (3) A 1 y = h, a ) En un plano perpendicular al haz incidente en el cual se coloca la placa fotográfica, los conos recortan curvas del segundo grado. Para «== constante y f también, resultan hipérbolas cuyos ejes son perpendiculares y cuyo centro coincide con el punto de incidencia del rayo primario. Los conos que corresponden á y = constante en- gendran al contrario circunferencias concéntricas en el mismo punto, y los máximos de interferencia se encuentran por consiguiente en los puntos en los cuales las circunferencias pasan por la intersección de dos hipérbolas. Observemos ahora que si, en la figura 1, se miden las coordenadas de cada mancha con respecto á ejes rectangulares cuyo origen esté en el punto de incidencia del rayo primario sobre el cristal, se podrá con- seguir los valores de los ángulos «, f, y para el rayo que engendra ca- da mancha y deducir los números enteros h,, h,, h,, teniendo así ca- da mancha valores particulares para estos parámetros. Por otra parte, los valores de a, (f, y tienen que satisfacer, para cada mancha, á la re- lación : cos? 1 7- cos? f -- cos? y =1. (4) De esto se deduce que no existe sino un solo valor de la fracción A : p — que satisfaga á las ecuaciones (3) de cada mancha. Por lo general, a cuanto mayores son los valores de los parámetros h, tanto más peque- ñas resultan las manchas correspondientes. Además, algunas de es- tas que corresponderían á valores simples de las h no aparecen en la. fotografía, y Laue explicó esta anomalía suponiendo que el haz pri- mario está formado por un número limitado de constituyentes homo- géneos independientes y atribuyendo la falta de las manchas á la de la longitud de onda que sólo podría engendrarlas. Por ejemplo, todas las manchas de la figura 3 debidas á los rayos que atravesaron una lámina de blenda de cine paralelamente al eje cuaternario se pueden atribuir a cinco clases de rayos de longitudes de onda perfectamente definidas. CRISTALES Y RAYOS X 339 Sin discutir el valor de esta explicación, diremos que W. L. Bragg propuso otra más satisfactoria según la cual el haz incidente contie- ne todas las longitudes de onda posibles y forma un espectro conti- nuo, pero una pequeña cantidad de energía está reflejada por cada uno de los planos reticulares y la onda frental del haz reflejado por un plano dado está formada por las pequeñas ondas que emiten los átomos individuales de dicho plano. Si la distancia entre dos planos consecutivos es d y 0 el ángulo de incidencia, los trenes de ondas re- flejados por los distintos planos se suceden, como lo sabemos ya, á in- EA RENE O tervalos iguales á 2d sen 6, y si la longitud de onda es tal que esta distancia sea igual á un número entero de longitudes de onda, las on- das se refuerzan y resulta un máximo de interferencia en aquella di- rección. Si pues el haz incidente contiene todas las longitudes de on- da posibles, un sistema particular de planos del cristal efectúa algo como una selección de las longitudes convenientes, y el resultado del trabajo simultáneo de los distintos sistemas de planos consiste en re- solver el haz incidente en sus componentes. Si el ángulo de inciden- cia varía, otras longitudes de onda están elegidas para formar los máximos de interferencia, de modo que, en la hipótesis de Bragg, las 340 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA intensidades variables de las manchas se deben ora á una distribu- ción desigual de la energía en el espectro, ora á una diferencia de densidad de los átomos en los distintos planos reflectores. Las manchas están agrupadas sobre elipses de dimensiones distin- tas que pasan todas por la mancha central, y la representación por diagramas de las fotografías resulta de un dibujo largo y complicado, mientras el análisis es siempre delicado. Sin embargo W. L. Bragg mostró que se puede simplificar la construcción sin deformar la figu- ra de un modo sensible, mediante proyecciones estereográficas cuyo uso es corriente en cristalografía. Las figuras 5 y 6 son ejemplos de diagramas conseguidos por este procedimiento, y los diámetros de las manchas son proporcionales á las intensidades. La cuestión planteada ahora consiste en determinar lo que pode- mos sacar de estos diagramas respecto á la estructura de los cristales reflectores. Por lo pronto se vuelve á encontrar en ellos ciertos elementos de simetría de la red cristalina. Por ejemplo, en la figura 1, en la cual los rayos atravesaron un cristal cúbico paralelamente á un eje cua- ternario, aparecen en seguida unos elementos del sistema. Pero ; es A A E A a CRISTALES Y RAYOS X 341 posible obtener indicaciones en cuanto á la posición ó naturaleza de las partículas materiales, moléculas ó átomos, en los distintos planos reticulares? Para averiguarlo, Brage considera una estructura forma- da por puntos colocados á distan- Y (41931) (21) cias iguales según tres direccio- (MERO / nes rectangulares, cuya proyección está dada por la figura 7 en el plano de las xy. Sea también (fig. 8) una sección de un cristal colocado en e sobre el trayecto de un haz de ra- yos X que proceden del punto A. La serie de los planos reticulares representados por las rectas pun- teadas en la fig. 7 que tienen los índices (11), (21), (41) reflejan cada uno una parte del haz incidente se- gún las direcciones 0S,, OS,, US... y producen en la placa fotográfica las manchas P,, P,, P,,... por caer el haz CS, fuera de la placa. Consideremos las propiedades de las filas de puntos caracterizados por los índices (11), (21)... tales como el ángulo de incidencia de los rayos sobre la fila, la distancia entre las filas sucesivas, la densidad de las mismas, y también las del haz incidente, como la longitud de onda, | A ER la energía; se observa que estas pro- piedades varían en una forma regu- lar en toda la serie, y hemos de pre- ver que la intensidad de las manchas engendradas por el cristal varía tam- C bién en una forma regular, lo que significa que la de cada mancha re- sulta más ó menos intermedia entre las de las contiguas, sin que se veri- fique en la serie ninguna disconti- nuidad. Se puede también observar una estructura diferente como la que presenta la figura 9, en la cual los planos (11), (21)... ya no son de igual naturaleza; las filas (11), (31)... comprenden puntos de igual es- pecie, blancos ó negros, mientras las filas (21), (41)... contienen pun- Fig. 8 342 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA tos de dos especies en números iguales. Observemos que las propie- dades de estos planos varían regularmente en cada serie, pero no si se los considera en su orden sucesivo. Esta diferencia ha de repetir- se evidentemente en la intensidad de las manchas, y todas no forma- rán ya una serie regular, sino que se repartirán en dos series, la una par y la otra impar. Esta distribución especial en dos series no se puede atribuir sino á la existencia de una estructura cristalina análoga á la de la figura 9, mientras las manchas que varían en una forma regular se refieren á una estructura análoga á la de la figura 7. Tomemos por ejemplo la figura 5 que no es sino el diagrama de la fotografía suministrada por el clo- ruro de potasio, en la cual los índi- ces de los planos, sobre los cuales están reflejados los rayos genera- dores de las manchas, están indi- cados sobre los cuadrantes simétri- cos del dibujo. Se ve que, en cierto intervalo, todos los índices simples están representados y que todas las manchas tienen una intensidad intermedia entre las dos contiguas. Esta regularidad notable nos auto- riza á conferir al cristal la estrue- tura de la figura 7 que representa la red cúbica más simple, con una partícula en los vértices de cada cubo, la cual, como lo mostraremos más adelante, no es una molécula sino un átomo, y como hay los del potasio y los del cloro, hemos de deducir de allí que tienen igual va- lor del punto de vista de la reflexión de lo rayos X, y esta deducción está confirmada por la igualdad aproximada de los pesos atómicos. Al contrario, en la figura 6 relativa al cloruro de sodio, la regula- ridad perfecta de antes desapareció y muchas lagunas se manifiestan en las manchas, en la intersección de las cireunferencias. Por ejemplo, allí se encuentran las manchas que corresponden á la reflexión en los planos (511), (531), pero ninguno que corresponda á los planos (501), (521), (541), y así sucesivamente. Existe una predominancia de los ín- dices impares con respecto á los pares, y por esto hay que atribuir es- te diagrama á una estructura análoga á la de la figura 9 que corres- Fig. 9 CRISTALES Y RAYOS X 343 ponde á otra forma de simetría cúbica, en la cual el cubo comprende una partícula en cada uno delos vértices y otra en el centro de las caras. Tales son los resultados que suministra, del punto de vista de la estructura cristalina la interpretación de los diagramas de Laue, pero cuando ella se va complicando, la misma interpretación da lugar á grandes dificultades que se pueden evitar mediante el método de Bragg que vamos á estudiar á continuación. Recordemos primero que este procedimiento se funda en el examen 0 S NES Ao Fig. 10 de los espectros dados por la reflexión sobre los planos reticulares de los cristales. Tomaremos otra vez cloruros «de potasio y sodio, y ob- servaremos los espectros producidos por la reflexión del rayo princi- pal característico del paladio sobre los tres planos reticulares de es- tos cristales paralelos á las caras del cubo (100), á las del dodecaedro (110) y á las del octaedro (111), (fig. 10). Los espectros conseguidos con las caras correspondientes de los dos cloruros son muy parecidos, lo que pone en evidencia la identidad fundamental de las estructuras. Por otra parte, si se considera la re- flexión del primer orden sobre las caras (100), se tiene : 102453 A=2d, sen 344 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA (e) A= 2d, sen a E. de donde: d, = 5,48) d, = 4,854 siendo d, y d. las distancias de los planos (100) que son proporcionales á las dimensiones de las estructuras atómicas. La razón de los volú- 3 añ ha de ser idéntica á la de los volúme- nes moleculares de las dos sales, siendo éstos iguales á los cocientes de los pesos moleculares por las densidades. Luego se tiene : menes de las mismas, ó sea M, di aa Pa Resulta que el producto : ye “Y ha de ser igual para los dos cristales y los demás términos de la se- rie. Y en efecto tenemos : prueba incontestable de la analogía existente entre las estructuras de los dos cristales. Por otra parte, si consideramos con mayor detención Jos espectros de la figura 10, podremos observar algunas diferencias. Mientras las intensidades de los espectros de los varios órdenes sobre las caras (100), (110) van decreciendo en los dos casos, para la cara (111) igual regularidad no se vuelve á encontrar sino en el espectro del cloruro de potasio, mientras en el otro cloruro se observa primero una re- flexión débil, después otra más fuerte y por fin una tercera muy pe- queña. CRISTALES Y RAYOS X 345 Para sacar de aquellas diferencias una conclusión útil, hemos de considerar los tres sistemas de puntos que presentan la simetría cú- bica (fig. 11). Son los siguientes : el cubo a con un punto en cada vér- tice, el cubo b con un punto en cada vértice y otro en el centro de Fig. 11 cada cara, y por último el cubo c con un punto en cada vértice y otro en el centro del cubo. —Suponiéndose las figuras reducidas á igual escala, la distancia de los planos (100) es la misma en los tres sistemas : dios = 0. La de los planos (110) es igual en el primero y en el segundo sistema : dio =0 /2, pero en el tercero resulta dos veces mayor : dano == 24 /2. Por último, la distancia de los planos (111) es igual en el primero y en el tercer sistema : dy =0 V3, pero en el segundo resulta dos veces mayor : d,1 =2a /3. Se tiene, pues, entre las distancias en los tres sistemas, relaciones proporcionales á las cantidades expresadas en el cuadro siguiente : 346 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA 1 1 1 d, 00 dano CA Red cúbica simple...... 1 y2 V3 V3 Red de caras centradas... 1 y2 o Red cúbica centrada.... dad V3 y2 Comparados estos resultados con los suministrados por las medicio- nes, se tiene, para el cloruro dle potasio, cuando se toman las reflexio- nes del primer orden sobre cada plano : 1 =— sen 5222 — 0,0910 divo — sen 1230 = 0,1272 dio 1 -— =sen 9205= 0,1570 . dur y estos números están entre sí como: LIA 1, y2, /3, de donde resulta que el cloruro de potasio disfruta de la simetría de la red cúbica simple. Con el cloruro de sodio y las reflexiones más fuertes, se llega á la misma conclusión; pero si se eligen las reflexiones del primer orden, se tiene : o bien como: — sen 59 Auoo fi — sen 8225 Abaco Jl — sen 591 dra cuyos valores están entre sí como los números : 3 a de lo que resulta que el eristal goza de la simetría de la red cúbica de caras centradas. RA E ss EFE CRISTALES Y RAYOS X 347 Aquí se presenta una dificultad bastante grave; ¿cómo conciliar los resultados anteriores con el isomorfismo de todas las sales de los halogenuros alcalinos ? Bragg lo explica admitiendo que la difracción de los rayos X procede no de la molécula, sino del átomo que difracta tanto más cuanto más pesado es. Pero, con esto, habría que determi- nar el modo de agrupación de los átomos de metal y halógeno que, quedando común á las sales isomorfas anteriores, podría dar cuenta satisfactoria de la diferencia que ofrecen sus espectros. ? Ahora bien, por la representación de las dos clases de centros de difracción mediante puntos blancos y negros, Bragg consiguió una agrupación (fig. 12) caracterizada por el hecho de que comprende un número igual de puntos blancos y negros, siendo el arreglo de estos puntos tomados en conjunto el de la red cúbica simple, y la distribu- ción de los puntos negros y blancos toma- dos en cada una de las dos categorías de la red cúbica de caras centradas. Si los puntos negros y blancos se vuel- ven idénticos la red se transforma en la del tipo cúbico simple : es el caso del clo- ruro de potasio en el cual los pesos atómi- cos de los dos componentes son bastante parecidos para que los átomos resulten más ó menos iguales en cuanto á la difrac- ción. Con el cloruro de sodio al contrario, la diferencia grande entre los pesos atómicos de los componentes deja subsistir los dos siste- mas de centros que tienen ambos la simetría del cubo de caras cen- tradas. Ya determinada la estructura de una red cristalina, es fácil calcu- lar las dimensiones exactas. Tomemos por ejemplo la red cúbica de caras centradas (b, ig. 11); el cubo unidad de lared tiene cuatro puntos asociados, pero cada ,¿útno de estos es común á ocho cubos adyacentes, de modo que cada uno de los cubos unidad no queda asociado realmente sino con medio punto. Si consideramos, por ejemplo, la estructura que encontramos para los cristales de cloruro de sodio, vemos que hay medio átomo de sodio y medio átomo de cloro, ó sea media molécula de cloruro en cada uno de los pequeños cubos. Sea m la masa de un átomo de hidrógeno en gramos, y M el peso molecular del cloruro de sodio; la masa asociada con el cubo unidad 348 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA de la estructura es igual á de y por otra parte el volumen del cubo elemental tiene por valor: do siendo determinado d,,, por la relación : == Oia sen b. Si, pues, la densidad del cristal es p, la masa del cubo unidad resulta: le od 00) y se tiene: mM Ñ 5 = pld00)*, de donde se saca el valor de d,s.. En el caso del cloruro de sodio, se tiene : e — 16 M o =— 29,35 ea lo que da: dino == 2,80 X 107 “em. Se deduce para la longitud de onda del rayo característico del pa- ladio : A=0,576 X 107 * cm. Ya calculada esta longitud, se puede determinar la distancia de los planos reticulares de un cristal cualquiera. Por ejemplo, supongamos un cristal cúbico de NH*C1, cuya cara (100) da un espectro del primer orden bajo un ángulo de 4925, se tiene: 0,576 X 107 *= disen 4225, de donde : doo ==3,88 X 107 “cm. y se deduce en seguida que la masa del cubo elemental tiene por expresión : ' adan) == 8802 O (o. Como la masa de una molécula de NH*CI es igual a: 1,64 X 107% X 53,5 =87,8 X 10% G, CRISTALES Y RAYOS X 349 se conoce con toda facilidad que cada cubo unidad de la estructura contiene una molécula. En resumen, cualquiera sea la clase de simetría á la cual pertenece un cristal, siempre se puede medir una célula elemental de su estructura y encontrar la masa que contiene multiplicando el volu- men por la densidad del cristal. Después, por la comparación del resul- tado con la masa conocida de una molécula de la substancia, se sabe en seguida cuántas moléculas están contenidas en la célula unidad. Por otra parte, la comparación de los espectros de las distintas caras del cristal suministra un medio para hallar la distribución de los áto- mos en la célula unidad y la estructura del cristal queda así perfecta- mente determinada. El método Bragg fué aplicado por sus autores á un sinnúmero de cristales y siempre con éxito. No me parece conveniente entrar en el examen de todos los casos particulares estudiados por estos perseve- rantes investigadores, pues pasaríamos los límites que asigné á esta síntesis. Me contentaré con decir que la blenda de cinc, objeto de las primeras investigaciones de Laue, el diamante cuya estructura resulta mucho más complicada, los minerales isomorfos MgCo*, CaCo*, MnOCo*, FeCo?, ZnCo* que pertenecen á la clase romboédrica del sistema hexa- gonal, han dado resultados del todo satisfactorios. Digamos también que aquellos investigadores incansables aplicaron su método á la de- terminación de la intensidad de la reflexión por los planos reticulares, valiéndose como campo de experimentación, de la pirita de hierro, del bromuro, del ioduro de potasio, del sulfuro del plomo, óxido de cinc, cobre, azufre, cuarzo, etc. La ciencia ha de estarles agradecida, pues fueron los obreros de un progreso de los más trascendentales ; diremos que la victoria es doble, pues sirvió á la vez para sentar la teoría de los rayos de Róntgen y la de la estructura cristalina. CAMILO MEYER. Mayo de 1916. NOMS DE ROBES DE CHEVAUX DANS LA RÉPUBLIQUE ARGENTINE (1) PAR D. BERNIER Dans aucun pays, peut-étre, il n'existe une aussi grande variété expressions pour désigner les robes des animaux et leurs particu- larités, que dans la République Argentine. Parmi ces expressions, il en est qui sont espagnoles; d'autres qui proviennent vraisemblablement de la langue indienne. Ce qui est assez étrange, c/est que beaucoup de dénominations espagnoles n'ont pas été conservées, et ont été remplacées par d'au- tres expressions appartenant á la méme langue. C'est ainsi, par exem- ple, que Pont ne dit pas un cheval negro (noir), .mais bien un cheval obscuro. Le cheval ¿sabela ou perla de espagnol, est le bayo argentin; le bayo, en Espagne, est appelé colorado dans 1 Argentine. Je pour- rais citer de nombreux cas comme ceux-lá. Le mot robe se traduit, comme en espagnol (Vailleurs, par capa ou pelo; il désigne, comme on le sait, lensemble des poils et des crins qui revétent la surface du corps; il est synonyme de pelage. La variété des robes est extraordinaire chez le cheval argentin; mais il en est que Pon rencontre plus communément. Dans la pro- vince de Buenos Aires, par exemple, c'est le bai brun, appelé zaino, avec ses différentes variétés, qui m'a toujours paru prédominer. (1) El presente trabajo fué eserito por pedido mío, por el doctor Desiderio Ber- nier, profesor en la Facultad de agronomía y veterinaria de La Plata, ahora jubilado NOMS DE ROBES DE CHEVAUX 351 Cette grande variété de robes est due, sans aucun doute, au peu de soins que Pon a pris de sélectionner ces animaux; bien rares sont les éleveurs qui ont pris en considération le pelage dans la production de leurs troupeaux; ils Dont jamais cherché á fixer une robe dans la race. Les taches blanches sont nombreuses; il existe beaucoup de che- vaux pies; les listes et les balzanes s'observent souvent; c'est encore lá une conséquence du manque de soins dans les unions entre répro- ducteurs. y retirado á su patria (Bélgica). El autor quien puso el manuscrito á mi disposi- ción, es por su larga experiencia en el país, la persona más autorizada para in- formar sobre capítulo tan interesante del lenguaje popular ríoplatense y especial- mente de la provincia de Buenos Aires donde ha recogido sus observaciones. Por motivos ajenos á mi voluntad, puedo publicar, recien ahora el estudio de mi distinguido amigo que ya había tratado la materia, en forma abreviada, en su libro : El caballo, páginas 201-213, La Plata, 1901, libro que fué impreso como apéndice especial de la Revista de la Facultad de agronomía y veterinaria de La Plata. Con el fin de facilitar la comparación de esta monografía con publicaciones de la misma índole, doy una lista bibliográfica, sin pretender que sea completa, en orden cronológico : Martín DOBRIZHOFFER, Geschichte der Abiponer, 11, página 291. Wien, 1783. PaoLo MANTEGAZZA, Kio de la Plata e Tenerife, 22 edición, página 87-88. Milano, 1870. HILARIO ASCASUBI, Santos Vega ó los Mellizos de La Flor, páginas 4, 21, 123, 163, 181, 428, 479. París, 1872. M. V. PereYkra, Pelaje de caballo. Anales de la Sociedad rural argentina, XI, pági- na 449-457. Buenos Aires, 1877. W. Jorst, Vamen, bezw. Bezeichnungen der verschiedenfarbigen Pferde in Argenti- nien. Verhandlungen der Berliner Gesellschaft fir Anthropologie, Ethnologie und Ur- geschichte, XVIII, páginas 596-597. 1887. DANIEL GRANADA, Vocabulario rioplatense razonado, 22 edición, passim. Montevideo, 1890. SANTIAGO CALZADILLA, Las beldades de mi tiempo, página 78. Buenos Aires, 1891. DOoroTEO BENAVENTE, Capas. Revista de la Facultad de agronomía y veterinaria de La Plata, 1, 82-85. 1895. Ocravio P. ALals, Vida de campo (costumbres nacionales), páginas 86-87. Buenos Aires, 1904. á Tobías GARZÓN, Diccionario argentino, passim. Barcelona, 1910. R. HickeTHIeR, Parbenbenennungen. Zeitschrift fir argentinische Volkskunde, 1I, páginas 93-94. Buenos Aires, 1911. LISANDRO SEGOVIA, Diccionario de argentinismos, neologismos y barbarismos, passim. Buenos Aires, 1912. La Plata, septiembre de 1916. ) Doctor R. LeEgMANN-NITSCHE. 352 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA ROBES CONSIDÉREÉES SUR L'ENSEMBLE DU CORPS Obscuro (Fr. : noir; esp.: negro) Ton distingue ici trois variétés de noirs : obscuro (noir ordinaire) qui est sans reflet; obscuro renegrido ou lobscuro azabache (noir jais), quí a un brillant luisant, analogue á celui du minéral qui porte ce nom; lobscuro peceño (noir mal teint), qui ressemble á la couleur de la poix noire (pez negra). Cette couleur tire sur le brun dans plusieurs points. Blanco (Fr. : blanc; esp.: blanco) Il y a plusieurs variétés de chevaux blanes. Ton distingue: le blanco (blanc ordinaire); le blanco plateado (ar- genté), qui est luisant, avec le reflet de Pargent, que 1on observe chez les chevaux bien soignés; le blanco azulejo (en francais blanc-porce- laine; en espagnol blanco porcelana), qui a une teinte bleuátre, due a ce que la teinte noirátre de la peau se fait apercevoir a travers les poils fins et brillants, et ressemblant a la couleur de la porcelaine; le blanco rosado (espagnol: albino ou blanco rosado; en francais, blanc rosé), qui présente des taches plus ou moins grandes avec une teinte rosée, due au manque de pigment cutané, et a la finesse des poils qui permettent de voir au travers la peau rosée ou rougeátre. Alazán (Fr. : alezan; esp. : alazán) Il y a plusieurs nuances d'alezans: Palazán (ordinaire), de couleur canelle; Palazán claro (clair), quí est d'un jaune pále; Palazán tostado (brálé), de couleur qui ressemble au café brúlé. Les alezans de cette derniére couleur jouissent de beaucoup de réputation comme résistance: Alazán tostado, antes muerto que can- sado, dit "homme des champs. (Alezan brúlé, plutót mort que fatigué.) Les mémes dénominations sont employées en espagnol pour le poil alezan. NOMS DE ROBES DE CHEVAUX 358 Colorado (Er. : dai; esp. : bayo) Le colorado a les poils du corps rouges; ceux des extrémités, depuis le genou et le jarret, sont noirs, ainsi que ceux de la criniére et de la queue. Suivant la teinte, il y a le colorado, qui est le bai ordinaire; le colo- rado claro, dont le poil est plus clair; et le colorado sangre de toro (rouge sang de taureau), quí a un reflet vif, couleur de sang. ZLaino (Fr. : bai brun; esp. : castaño) . Le ¿ano est d'une teinte plus foncée que le bai ordinaire; c'est le bai brun. En espagnol, on désigne sous le nom de gano tout cheval qui étant de robe plus ou moins foncée, ne posséde aucun poil blane naturel. Le zaino présente deux variétés: le zaimo claro (bai brun elair) et le zaino negro (bai brun foncé). Bayo (Fr. : isabelle; esp. : isabela ou perla) Cette robe est caractérisée par des poils de deux couleurs et sépa- rés; ceux du corps sont jaunes ou jaunátres; ceux des extrémités et des crins sont noirs. Les variétés de cette robe sont : le bayo (isabelle ordinaire); le bayo blanco, quí est d'un jaune blanchátre; le bayo obscuro, qui ressemble au café au lait foncé; et le bayo encerado, quí a la couleur de la cire vierge. J”ajouterai le bayo huevo de pato (isabelle jaune d'oeuf de canard), qui ala nuance du jaune de Voeuf de canard, c'est-á-dire blane-jaunátre; il ressemble au bayo blanco. Gateado Cette expression ra de traduction en francais, ni un terme en es- pagnol d'Espagne. AN. SOC. CIENT. ARG. — T. LXXXI 23 354 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Le gateado se distingue par deux couleurs séparées: le corps est revétu de poils d'un jaune foncé, et les membres sont noirátres, depuis le genou et le jarret. Il possede tres-souvent la raie de mulet; les zébrures ne sont pas rares. Le gateado n'est, en somme, qwune variété de lisabelle foncé. Cebruno (Esp. : cervuno ou piel de ciervo) Le mot cebruno est une altération de cervuno; il désigne une robe dVune teinte cendrée, que ressemble a la couleur de la souris. Suivant la teinte du cebruno, il y a le cebruno (ordinaire), le cebruno claro (clair) et le cebruno obscuro (foncé). Tordillo et moro (Er. : gris; esp. : tordo) Le cheval qui a les poils noirs et blanes en proportions variables et bien mélangés s'appelle tordillo. Si le blanc abonde, Pon dit tordillo blanco; si, au contraire, c'est le noir, on Vappelle tordillo negro. Lorsque la teinte du poil est vive, luisante, on se sert de la déno- mination tordillo plateado. Si le corps était couvert de petites taches blanchátres circulaires, Von dirait tordillo sabino. Le moro (gris de fer) peut étre considéré comme une variété du tor- dillo. Yl est formé par un mélange plus ou moins uniforme de poils blanes et noirs, et a une nuance bleue. Ton distingue le moro azul (gris de fer bleu), le moro claro (clair) et le moro obscuro (foncé). Le premier ressemble a la couleur du fer que Von vient de casser, et obscuro rappelle la couleur bleue foncée de: Vardoise. Lobuno (Er. : louvet; esp. : lobito, lobero ou piel de lobo) Cette robe est formée par un mélange de poils noirs et de poils jau- nes; elle est de la couleur de la mule. Parfois les deux nuances se trouvent réunies sur le méme poils, jaune a la base, noire a Vextrémité. NOMS DE ROBES DE CHEVAUX 355 Le lobuno peut étre lobuno obscuro ou lobuno claro, suivant que la teinte des poils est plus ou moins foncée. Rosillo (Fr. : aubere; esp. : sabino ou rosillo) D'aubere des francais et le rosillo des espagnols constituent une robe formée de poils blanes et rouges mélangés; les crins et les extré- mités sont de méme couleur que le fond de la robe et souvent plus clairs; ici, les crins et les extrémités peuvent étre noirs, et Yon dit toujours rosillo. Le rosillo peut étre rosillo blanco. ou rosillo colorado, suivant que ce sont les poils blanes ou rouges qui prédominent. Si le mélange de poils est uniforme, on dit simplement rosillo. Roano Reuan, en francais, y roano ou ruano, en espagnol, désignent une robe formée de poils blanes, de poils noirs et de poils rouges. Mais, pour qu'un cheval soit rouan, il suffit que la surface du corps pré- sente un mélange de blanc et de rouge, pourvu que la queue, la cri- niére et les extrémités soient noires ou mélangées des trois couleurs de la robe. Dans la République Argentine, l'on donne le nom de roano au che- val alezan clair, dont les crins sont blanes. | Overo, tobiano et sabino (Fr. : pie; esp.: pio) Robe qui présente un mélange par plaques du blanc et de toutes les nuances des différentes especes de robes. Il y a le colorado overo, Valazán overo, le bayo overo, Je ¿amo overo, le cebruno overo, le rosillo overo, etc. Si les taches sont grandes et bien marquées, le cheval est tobiano. Parfois, sur un fond blane, il existe des petites taches inégales, rougeátres ou noirátres, de forme plus ou moins ronde, et dissémi- nées sur presque toute la superficie du corps; le cheval est alors dit sabino. 356 ' ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA PARTICULARITÉS DES ROBES Avec la majorité des auteurs, je les diviserai en quatre groupes: 1* Particularités générales (qui peuvent exister sur n'importe quelle région du corps); 2" Particularités spéciales a la téte ; 3" Particularités spéciales au corps; 4* Particularités spéciales aux membres. PARTICULARITÉS GÉNÉRALES Plateado (Fr.: argenté; esp. : plateado) Se dit un poil brillant, qui a le reflet d'argent. -Doradillo (Er. : doré; esp. : dorado) Ton appelle ainsi le reflet de Por métallique que l'on observe par- fois dans les robes alezane, baie et isabelle. | Azafranado (Fr. : teínte d'asafran) Cette robe présente des taches plus ou moins grandes avec un reflet d'asafran; c'est surtout sur la robe grise que l'on observe cette particularité. Manchado Le manchado (taché) présente sur le corps une tache d'une autre couleur que le fond de la robe. NOMS DE ROBES DE CHEVAUX 397 A Rodado (Er. : pommelé; esp.: rodado) I'on emploie cette expression lorsqw il existe des taches rondes, d'une couleur un peu plus foncée ou moins foncée que le fond de la robe, disséminées un peu partout, ou circonscrites a une ou plusieurs régions du corps. On peut les rencontrer chez les chevaux bais, gris, alezans, isabelles, louvet, etc. Ces taches sont désignées par quelques-uns sons le nom de meda- llones (médaillons). Tapado (Fr.: zan; esp.: 2q1no) Cette expression indique l'absence de tout poil blanc dans la robe. Rabicano (Er. : rabican; esp. : rubicano) En France et en Espagne, on appelle ainsi le cheval qui présente un certain nombre de poils blanes disséminés, en quantité variable, sur une 0u plusieurs régions, mais jamais en quantité suffisante pour changer la couleur générale de la robe. Ici, le cheval est rabicano (rabo canoso), lorsqw'il a des poils blanes dans la queue. Nevado (Er. : neigé; esp.: nevado) Expression employée pour indiquer qu'il y a dans la robe de peti- tes taches blanches qui se paraissent á des flocons de neige. Mosqueado (Er. : moucheté; esp. : mosqueado) Les robes blanche et grise prennent ce nom lorsqu'elles sont par- semées de petites taches de la grandeur d'une mouche. 358 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Aporotado Robe dans laquelle il existe de petites taches ressemblant aux pois (porotos). Entrepelado Expression qui indique un mélange de poils de différentes couleurs, formant un tout indéfini. Atigrado (Fr. : tigré; esp. : atigrado) T'on nomme ainsi le cheval dans la robe duquel il existe des taches plus ou moins foncées, pareilles á celles du léopard. Tiznado (Fr. : tisonné ou charbonné; esp. : atizonado) Ce mot indique existence de taches noires allongées sur un fond clair, et paraissant produite comme par un coup de tison. Crespo ou mulato (Er. : frisé ou frisure; esp. : crespo) Ton appelle ainsi toutes les robes formées de poils crépus. Lunarejo Robe uniforme dans laquelle il y a une ou deux petites taches. PARTICULARITÉS SPÉCIALES Á LA TÉTE S'il y a seulement quelques poils blanes sur le front, 1on dit sim- plement : pelos blancos en la frente (poils blanes sur le front). Si les poils blanes forment une tache avec des prolongements ana- NOMS DE ROBES DE CHEVAUX 359 logues aux rayons (une étoile, Pon dit: estrella ou estrellita en la Frente (étoile ou petite étoile sur le front). Les espagnols disent : estre- lla ou lucero. Si, inférieurement, 1'étoile se dévie, Pon indique le fait en disant: estrella prolongada á la derecha ou á la izquierda (fr. : étoile prolongée á droite ou á gauche; esp.: estrella ou lucero corrido a la derecha ou á la izquierda). Si la tache a la forme d'un coeur, Pon dit: corazón en la frente (cor sur le front). Malacara (Er. : liste en téte; esp. : cordón) L'on donne ce nom au cheval qui présente une tache blanche plus ou moins prolongée sur le chanfrein. Quelques-uns emploient expression latine lista. La lista peut étre plus ou moins large, compléte ou incomplete, interrompue, déviée a droite ou a gauche. Picazo Ce mot va de représentant ni en francais, ni en espagnol d'Espagne. C'est le nom que on donne au cheval noir qui a une liste en téte. Le picazo porte souvent des balzanes. Pampa (Er. : delle face; esp. : careto ou cara hermosa) Ton dit qu'un cheval est pampa lorsqu'il a Pextrémité inférieure de la téte blanche. Pico blanco (Er. : buvant dans son blane de la levre supérieure; esp. : blanco en la extremidad de la nariz traduction : blane sur Uextrémité de la narine) T*expression pico blanco indique Vexistence d'une tache blanche sur la levre supérieure. 360 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Testerilla Expression employée pour indiquer existence Vune tache blanche a Yendroit oú appuie la tétiére de la bride. Gargantilla Indique une tache blanche a la région de la gorge (garganta). Mascarilla Mot employé pour désigner Vexistence, sur le chanfrein, de taches de différentes couleurs. Testerilla, gargantilla y mascarilla sont des expressions qui n ont pas de réprésentants dans les langues francaise et espagnole d'Es- pagne. Boca de mula I"extrémité inférieure de la téte est de la méme couleur que celle de la mule. PARTICULARITÉS SPÉCIALES AU CORPS Pangaré (Er. : lavé; esp.: lavado) Cette expression s'emploie pour désigner une décoloration du poil dans les parties inférieures du corps, et particulierement du ventre. P'on dirait que, dans ces régions, les poils ont été soumis a action de V'eau qui aurait enlevé la couleur primitive. Le pangaré est considéré ici comme. cheval de peu de vitesse. « Pangaré, galopa que te veré», dit le refrain créole; ce qui veut dire: cheval lavé, galoppe et je te verrai. NOMS DE ROBES DE CHEVAUX 361 Raya de mula (Fr. : raie de mulet; esp. : raya de mulo) Dénomination qui indique Vexistence d'une raie foncée, s'étendant depuis le bord supérieur de Pencolure jusqu'a la naissance de la queue. La raie de mulet peut étre croisée d'une seconde ligne descendant du garrot sur chaque épaule; dans ce cas Pon dit: raya de mula cruzada. Yaguané Expression créole employée pour désigner un animal qui présente une raie blanche ou foncée, assez large, dans la région de lépine dor- sale. Ce mot s'emploie surtout pour le baeuf. Chorreado Ton appelle ainsi le cheval, lorsqu'il existe des taches irreguliéres d'une couleur plus foncée que le fond de la robe, et qui paraissent produites par un liquide que Pon aurait versé sur le corps. Cette expression est surtout employée pour les animaux bovins. Fajado Se dit du cheval dont la peau dans la région thoracique ou abdomi- nale présente une bande blanche circulaire. Bragado Le cheval bragado a, dans la région testiculaire une tache blanche, souvent prolongée entre les cuisses. Tusado Le cheval est dit tusado lorsqw'il a la criniere raccourcie. Il y a beaucoup de maniéres de tusar le cheval; cela dépend des egoúts du propriétaire. 362 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA PARTICULARITEÉS SPÉCIALES AUX MEMBRES Zebrado (Er. : zébré; esp. : zebrado) Indique Vexistence de raies transversales plus obscures que le fond de la robe, et que Pon trouve sur la partie supérieure des membres. Cette particularité se rencontre chez les chevaux de robe claire com- me l'isabelle, le souris, et les teintes tres claires du bai et de Palezan. Calzado (Fr. : balzane; esp. : calzado) Lorsqw'il existe une tache blanche á une ou plusieurs extrémités locomotrices, le cheval est dit calzado, c'est-a-dire qw'il a une ou des balzanes. Le cheval peut étre calzado (un, de deux, de trois ou de quatre membres. Beaucoup, ici, croient que les taches blanches des parties inférieu- res des membres ont une influence sur les qualités du cheval. lls expriment ainsi leur croyance : « Calzado de tres, no lo vendas ni lo des; calzado de cuatro, caro ó barato.» (Avec trois balzanes, ne vend, ni ne donne ton cheval; s'il a quatre balzanes, tu dois le vendre, cher ou bon marché.) Le cheval est cruzado quand un bipede diagonal est porteur de balzanes. On le dit media res quand les balzanes s'observent sur les membres dun méme bipede latéral. Ton dit patamoro quand un membre est de couleur grise. L*on dit cabos negros quand les membres sont noirs. La Plata, novembre 1902. o NOMS DE ROBES DE CHEVAUX 363 LISTE DE MOTS ESPAGNOLS Alazán. Colorado overo. Alazán claro. Colorado sangre de toro. Alazán overo. Colorado, ver rosillo. Alazán tostado. Corazón (en la frente). Aporotado. Crespo. Atigrado. Cruzado. Azabache, ver obscuro a. Chorreado. Azafranado. Doradillo. Azul, ver moro a. Encerado, ver bayo e. Azulejo, ver blanco. Entrepelado. Bayo. Estrella (en la frente). Bayo blanco. Estrellita (en la frente). Bayo encerado. Fajado. Bayo huevo de pato. Gargantilla. Bayo obscuro. Gateado. Bayo overo. Huevo de pato, ver bayo huevo Blanco. de pato. Blanco azulejo. Lista (en la frente). Blanco plateado. Lobuno. Blanco rosado. Lobuno claro. Blanco, ver bayo b., rosillo b., tor- | Lobuno obscuro. dillo b. Lunareja. Boca de mula. Malacara. Bragado. Manchado. Cabos negros. Mascarilla. Calzado. Medallones. Cebruno. Media res. Cebruno claro. Moro. Cebruno obscuro. ' Moro azul. Cebruno overo. Moro claro. Claro, ver alazán c., cebruno C., | Moro obscuro. colorado c., lobuno c., moro €., | Mosqueado. Zalno C. Mula, ver boca de mula. Colorado. Mula, ver raya de mula. Colorado claro. Mulato. 364 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Negro, ver cabos n., tordillo n., Zaino n. Nevado. Obscuro. Obscuro azabache. Obscuro peceño. Obscuro renegrido. Obscuro, ver cebruno o., lobuno O., MOTO O. Overo. Overo, ver alazán o., bayo o0., ce- bruno o., colorado o., rosillo o., zZaino O. Pampa. Pangaré Patamoro. Pato, ver bayo huevo de pato. Peceño, ver obscuro p. Picazo. Pico blanco. Plateado. Plateado, ver blanco p., tordillo p. Rabicano Raya eruzada. Raya de mula. Renegrido, ver obscuro renegrido. Res, ver media res. Roano. Rodado. Rosado, ver blanco r. Rosillo. Rosillo blanco. Rosillo colorado. Rosillo overo. Sabino. Sabino, ver tordillo s. Sangre de toro, ver colorado s. de £. Tapado. Testerilla. Tiznado. Tobiano. Tordillo. Tordillo blanco. Tordillo negro. Tordillo plateado. Tordillo sabino. Toro, ver colorado sangre de t. Tostado, ver alazán t. Tusar. Tusado. Yaguané. Zaino. Zaino claro, Zaino negro. Zaino overo. Zebrado. BIBLIOGRAFÍA Tecnología mecánica. Maquinas útiles para trabajar metales, por el inge- niero mecánico EDUARDO VOLPATTI, tomo I. Tornos. 1 volumen de 119 páginas con 119 figuras. Talleres heliográficos de R. Radaelli. — Buenos Aires, 1916. El autor de este trabajo, que es profesor de tecnología mecánica en la Facultad de ciencias exactas, físicas y naturales y en la Escuela industrial de la Nación, inicia al parecer, la publicación de una obra que constará de varios tomos, cada uno de los cuales comprenderá el estudio de alguna de las siguientes máquinas útiles : tornos, agujeradoras, cepilladoras, limadoras, fresadoras, rectificadoras, máquinas de mortajar, de roscar, ete. De los mismos temas ya se ha ocupado en aleunos artículos aparecidos en la Revista del Centro estudiantes de ingemierta. El tomito que acaba de ser impreso, es el primero de la serie y está dedicado exclusivamente al estudio de los tornos, comprendiendo en lo esencial, las si- guientes partes : I, Torno simple. IL, Torno paralelo de engranaje. Soporte. Cabezal fijo. Contra- punta. Banco. Accesorios de torno. Herramientas. Trabajos de torno. Tornos pa- ralelos especiales. Transmisión de la fuerza motriz. 111, Tornos de plato. Torno de un disco. Tornos de dos discos. Torno Pond para ruedas de vagones. Fuerza ab- sorbida. IV, Torno revólvers. V, Tornos automáticos. VI, Tornos verticales (común, revólver, etc.). VIL, Tornos especiales (para ejes de vagones, caños, cilindros, etc.). VIII, Instrumentos de medición. YX, Rectificadoras. X, Energía absorbida por los tor- nos. XI, Costo de producción. XII, Recepción y montaje de máquinas útiles. Esta obrita está destinada seguramente, en primer lugar á prestar servicios á los alumnos de los cursos mencionados, pero como ella no contiene ni fórmulas, ni términos inaccesibles al entendimiento de cualquier persona de preparación elemental, queda también al alcance de los industriales, jefes de talleres, comer- ciantes del ramo, etc. El título de cada capítulo viene acompañado de una nota con sus equivalentes en varios idiomas, sistema muy cómodo para el lector y que se ha empleado tam- bién en algunas obras alemanas. Es este un detalle que recomendamos seguir en los volúmenes sucesivos. JUAN JOSÉ CARABELLI. 366 ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA Contribución al estudio del quebracho colorado, por el ingeniero agrónomo JUAN B. GALARZA, en Trabajos del Instituto de botánica y farmacología (Facul- tad de ciencias médicas de Buenos Aires), número 32, un tomo, 70 páginas, con 33 figuras. Editor, Jacobo Peuser. Buenos Aires, 1915. El autor hace un detallado estudio del quebracho colorado, cuya dos especies productoras (Schinopsis Lorentz (Griseb.) Engl. y S. Balansae Engl.) trata desde el punto de vista botánico, histológico, fitogeográfico, explotación, rotación pe- riódica de la misma, productos secundarios (carbón y extracto). En cuanto al extracto lo estudia detenidamente en sus propiedades físicas y aplicaciones. La madera es objeto también de prolijo estudio desde los siguientes puntos de vista : peso específico ó densidad, resistencia, laborabilidad, duración ó resistencia, humedad, poder calorífico relacionado con el costo del combusti- ble, composición química, riqueza en extracto con cuadros detallados de análisis. Tiene además párrafos importantes sobre repoblación de los bosques, comercio y exportación y aplicaciones en las construcciones é industrias y por último, una buena bibliografía. : Por lo expuesto, podría juzgarse de la importancia de esta obra hecha con verdadero esmero y exactitud. A. C. SCALA. Contribución al estudio de la « Piptadenia Cebil » Gris., por FIDEL ZE- LADA. Tesis para obtar el grado de doctor en química y farmacia presentada á la Universidad nacional de La Plata (Museo), Facultad de ciencias natura- les. Un volumen de 72 páginas con 6 figuras. Buenos Aires, 1915. Editor, Coni Hermanos, Perú 684. Buenos Aires. Consta de un Proemio y una Introducción. El tema está tratado subdividido en cuatro capítulos que comprenden la descripción botánica, composición química de los taninos, evaluación de las materias tanantes y clasificación del tanino es- tudiado. Llega luego á las siguientes conclusiones : 12 Los cortes microscópicos transversales de la corteza muestran los elementos histológicos que caracterizan las células taníferas ; 22 El porcentaje de tanino de una misma materia varía con la temperatura de extracción, la cantidad de líquido extractor y los resultados del análisis, discor- dantes, acusan diferencias muy notables ; 32 La cantidad de tanino por ciento, tomando la media de los números obte- nidos en las tres extracciones y atendiendo los resultados dados por el procedi- miento de los polvos de piel es de 11*””; 42 El tanino del Cebil es un tanino catéquico ; 52 Los cueros curtidos con Cebil puramente, son superiores en calidad á los que producen las demás materias curtientes vegetales empleadas en el país. El conjunto es un trabajo bien presentado tanto por la sencillez como por su clara exposición. A. C. SCALA. / | ÍNDICE GENERAL DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN EL TOMO OCTOGÉSIMO PRIMERO Imyestisacionesgeoquímicas; por E. REICHERT. le Sobre algunas enfermedades parasitarias de las plantas cultivadas, por R. Rk- NACCO aaa lle parole eee enel ate alle lo tele da lalala o lo leona la añejo ale opos Juicio crítico y aplicaciones de las aguas de la formación pampeana (investiga- ción química) por FRANCISCO AURELIO MAZZA.....oooocococccca Proyecto de Instituto oceanográfico (Mar del Plata) por ENrIQUE Marcó DEL TA AT Ej A A A A a as VACIA OL LAMITO MENE ale Sedo laa jad le tel ile A Male Bases y Reglamento de la Sociedad Científica Argentina sancionados en asam- blea del 30 de marzo de 1916 aprobados por el gobierno de la Nación con fe- che S de juto ca MIO. s0p000m0.00.0 000 ape hola guado Sou oda O oo oaa ao ooo Memoria anual del presidente de la Sociedad Científica Argentina correspondien- tal OO parora acramntmy Os. dos bobo puo DADO O ooo a alo Nueva contribución para el establecimiento de las ecuaciones químicas, por A. Castales iy yos exp OR OAMITO MEA lata eo colore alli al e Noms de robes de chevaux dans la République Argentine, par D. BERNIER.... BIBLIOGRAFÍA Die diluviale Vorzeit Deutschlands, por R. R. Schmidt, E. Koken, A. Sehliz... A meteorological treatise on the circulation and radiation in the atmosphere of the earth and of the sun, por Frank H. BigeloW........o.coooooooccida dae Teenología mecánica. Máquinas útiles para trabajar metales, por Eduardo Vol- 214 236 251 259 365 366 366 O a AO % e tb ¡A BIBLIOTECA DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA PUBLICACIONES RECIBIDAS EN CANGE EXTRANJERAS Alemania Leftschrift der Gesellschaf fur Erdkunde, Berlin. — Verkhandlungen des Naturhisto= rischen Vereins der preussischen Rhina- lande-Westfalens,etc., Bonn. —Abhandlungen herausgegeben von Naturwissenschaftiichen Verein, Bremen. — Deutsche Geographische Clátter, Bremen. -- Abh. der Kaiserl. Leop. Barol. Deutschen Akademie der Naturforscher, Halle. — Nachrichten von der Konigl Ges- lelschaft der Wissenschaften, Gottingen. — Sitzunesberichte und Abhandlungen der Na- turwissenschaftlichen Gesellschaft, Dresden. — Naturforschenden Gesellschaft, Leipzig. - — Mitheilungen aus dem Naturhistorischen Museum, Hamburg. — Mittheilungen der - geographischen Gesellschaft, Hamburg. — - Berichte der Naturforschenden Gesellschaft, Freiburg. — Jabres Berfchte des Naturwis- senschaftlichen, Elberield. — Schriften der —Phisikalisch — Okonomischen gesellschaft, Stuttgart. — Drucksache Andeu Verlag von - Sud-u- Mittel Amerika, Berlín. — Sitzungs- berichte der mathematische, physikalischen Klasseder, K. B. Akademie der Wissenschaf- ten Munchen. Australia Records of the geological Survey, Sydney. Austria-Hungría Verhandlungen des naturforschen des Ve- reines, Brúnn. — Annalen des K. K. Natur- historischen of Museums, Viena. — Verhand- lungen der K. K. Zoologisch Botanischen ge- sellschaft, Wien — Sitzungsberichte des deutschen naturwissenchaftlich Medicinis- chen Vereines fur-Bohmen, « Lotos » Pra- ga. — Jarhbuch des Ungarischen Kapathen Vereines, lglo. — Annales Historico-Natu- rales Musei Nationali Hungarici, Budapest. — Sevceuko Gessellschaft der Wissenschaf- ten in Lemberg. Bélgica - Acad. Royale des Sciences, des Letres et des Beaux Arts, Bruxelles. — Ann. de la Soc. Entomologique, Bruxelles. — Ann. de la Soc. Royale Malacologique, Bruxelles. — Bull. de l'Assoc. des Ing. Electriciens Institute Mon- tefiore. — Liége. — Societé Internationale de Dialectologie Romane, Bruxelles. Brasil Boletim da Sociedade de Geographia, Rio Janeiro. — Bol. do Museo Paraense, Pará. — Rev. do Centro de Sciencias.Letras e Artes, Campinas. — Bol. da Agricultura, S. Paulo. — Rev. do Museo Paulista, S. Paulo. — Co= missao Geográphica é Geologica, San Paulo. — Bol. do Observ. Meteregico, Rio Janeiro. — Bol. do Inst. Geographico é Etnographico, Rio Janeiro. — Rev. da Sociedade Scientifi- ca, Sao Paulo. — Rev. do Club de Engen- haria, Rio de Janeiro. — Revista «A Lavou- ra », Río de Janeiro. Canadá Report of the Geologinal Survey, Ottawa. Chile Rey. de la Soc. Médica, Santiago. — Ver handlungen des Deutsechen Wissenschaftli- chen Vereines, Santiago. — Actas de la Soc. Científica de Chile, Santiago. — Rev. Chile na de Hijiene, Santiago. — Ofic. Hidrográ- fica de la Marina de Chile, Valparaíso. — Rev. Chilena de Historia Natural, Valparaí- so. — Rev. de Arquitectura, Santiago. — Anuario del Servicio Meteorológico de la Di- rección del Territorio Marítimo, Valparaíso. — Rey. de la Oficina de Mensuras de Tierras, Santiago. — Rev. de Ingenieria y Arquitec- tura, Valparaíso. Colombia . An. de Ingenieria. Soc. Colombiana de Ingenieros, Bogotá. — Rev del Ministerio de Obras Públicas, Bogotá. — Bol. del Mi- nisterio de Relaciones Exteriores, Bogotá. Costa Rica Oficina de Depósito y Cange de Publica- ciones. San José. — An. del Inst. Físico Geo- gráfico Nacional, — San José. — Bol. de Fo- mento, Organo del Ministerio de Fomento, San José. Cuba DA OO Universidad de la Habana, Cuba. = Bol. del Observatorio Meteorológico del Colegio de Belén, Habana. — Rev. de la Facultad de Letras y Ciencias, Habana. — Anales de ' la Academia de ciencias médicas, físicas y naturales, Habana. Ecuador Rev. de la Soc. Jurídico-Literaria, Quito. — An. de la Universidad Central del Ecua dor, Quito. España Bol. de la Soc. Geográfica, Madrid. — Bol. de la R. Acad. de Ciencias, Barcelona. — R. Acad. de Ciencias, Madrid. — Rev. de la Unión Ibero-Americana, Ma*:,4. — Rev. de -Obras Públicas, Madrid. - “ev. Tecnológica Industrial, Barcelona - xev. invenciones, Barcelo: — Rev. Minera Me- tarlúrgica y de Incumería, Madrid. — Bol. de la Real Sociedad Espanola de Historia a (Museo de Ciencias Naturales), Ma- rid. E Estados Unidos y Bull. of the Scientific Laboratoires of De- nison University, Granville, Ohio. — Bull. of the Lloid Library of Botany, Pharmarcy and Materia Medica, Cixcirati, Ohio. — Bull. of the New York Butanival Garden, New York. — Bull. of the Wisconsin Natural History Society Milwankee, is. — Bull. of the Uni- versity, Kansas. — Bull of the American Geographical Society. New York. — Jonrnal of the New Jersey Natural History, New _Jersery, Trenton. — Journal of the Military Service Institution. of the U. States. — Jour= nal of the Elisha Mitchell Scientific Society, Chapel Hill. Nord-Carolina. — Memoirs of the - National Academy of sciences, Washington. — M. Zoological Garien, New York. — Pro- ceeding of the Engine>rs Club, Filadelfia. — Ann. Report Missouri Botanical Garden, San Luis M. 0. — Associr “on of Engineering So- ciety San Louis, Mas. - - Bull. of the Museum of Comparative Zooi... 7, Cambridge-Mas. — Bull. of the.Americar. dathematical Society, New York.'— Trasac:ivu of the Wisconsin Academy of Sciences, arts and Lettess, Ma-= dison Wis. — Transactions of the Connecticut Academy of Arts aná Sciences, New Haven. — The Engineering Magazine, New' York. — Sixtenth Annual Report of the Agr:cultu- ral Experiment Station, Nebraska. — The Library American Association for the Advan- cement of Sciences. Care of the University, Cincinati Ohio. = Secretary Board of Com- misioners Secon:. -+ological Survey of Pen- sylvamia, Philade: nia. — Smithsonians Ins- titution, Washington. — U. S. Geological Survey, Washington. — The Ohio Mecha- nics Institute, Cincinati — University of Ca- lifornia Publications, Berkeley. — Procee- ding of the Davemport Academy, Jowa. — Proceeding and transaction of the Associa- - tion, Meride, Conn. — Proceeding American Industria é de la Acad. des Sciences et Lettres, Montpe - don. — The Mineralogical Magazini, Londres. .— Proceeding Sciences, Phila= erican Philo-. a. — Procee-- g C y of Sciences, Indianopolis. — Proceeding of the Califor- gricultural Experiment Station, Wooster-Ohio. — Ame-- rican Institute of Mining Engineers, New - York. — Washington University Studies, San Louis M-0. — American Midland Natu= ralist University of Notre Dame, Indiana. 0 A Filipinas E] Bulletin of the Manila Central Observa= tory, Manila. pus 8 Francia A pa y - Bull. de la Soc. d'Etudes Scientfiques, An- gers. — Bull de la Soc. des Ingénieurs Ci- vils de France, Paris. — Bull. de la Soc. - de Géographie Commerciale, Paris. — B lier. — Bull. de la Soc. de Topographie d France, Paris. — Recueil de Médecine Vété= rinaire, -Alfort. — Travaux Scientifiques de PUniversité, Rennes. — Bull. de la. Soc. de Géographie Commerciale, Bordeaux. — Bull. de la Soc. des Sciences Naturelles et Ma= tbematiques, Cherbourg. — Ann. des Mines, Paris. — Min. de PInstruction Public et des Beaux Arts, Paris. — La Feuille des Jeunes Naturalistes, Paris. — Ann. de la Soc. Ln néenne, Lyon. — Bull. de la Soc. de Géogra- phie Commerciale, Havre. — Bulletin de la Societé de Etude des Science Naturelles. Be- ziers. — Bulletin de la Societé de Geographie, ¿ Rocheffort. — Journal de la Societé des Áme- rrcanistes, Paris. — Revue des Pyrénées, Toulouse. — Ecole Nationale Imperieme des LS, a Paris. — Cercle au Tour du Monde, Boulogne sur Seine. ES e dl as EE Holanda SNE Acad. R. des Sciences, Amsterdam. =— Ne= derlandche Entomolog. Verseg, Rotterdam. > o Honduras pe 0 Revista de la Universidad de Honduras, RA Tegucigalpa. a > EA Inglaterra The Geological Society, London. — Minutes ed of Proceeding of the Institution of C Engineers, London. — Institution of Liv: Engineers of Ireland, Dublin. — The Gua: terly Journal of the Geological Society, Lon (Concluirá en el próximo número). o A A o E ds o E O A he EXVESZ “My E | PA M3 ha Y 1) ) pe OSA cd ¡3 SI AAA “2/ . S Y Hot : w V j » 0. ! AN (94 ) SA tu NA 5 ps «» $4 9 Un PAL y e] e aw ¡WS E GO w id sv? A : Edd Yer om” e E e Vhs La Jen” "N sy 7 A vi 4 JO E mi ( HARO 4 al 1H Myl v ER Mos = pa py J NES jan uy E PO mjor ya” A HH ód y AS AY bes AR A A e É L A | NY VW wweiriv> O A Dd uo "ny y MIE yy 9 va RAS ¡00 AN] A Te ARA de e LL IO rl e Sd ce CÓNA UN vw sE La] o AL Y" nte ll IN A " Wee S E Mos á y ' iio o” ONO IANAN) ¿vd Ñ LARES Se Y y és 7 | sb Xy : A TS E y ss “Y ve S ys ' E v yo” mr E r Ab INN A yl pobafale Y) TA lt 2, " mA 3 es y MARA sala! Ar he Hu LEAL BART y: : Weg" a MA DA ADT 7 Ae 2 to) A Pe + a : ñ a A . A PP : 1 ) / + OIC A ] £ “A. ¡ ' y 7 a pul , 2009 ani y Den! db AQUI DUAL AM 00 HA A AAA TO AS y "+ Ss PASA RAS 3 E E AA o Pr rr vo E y, de y ) ES > ds pa a EE JAEN DA AAA LITA RS UNE ma : Ml LA "o Lo ruvyrdrA LE Y» w si > AN er IAN y PAN 4 yA? A 1) Ps a, 5 AO rd 4 > da Man stes , ALT ho HU ñ EL m7 : , e Uberrr»a o: eo mares 0 E A HA de Aba ? hr rt uy a : py UN Y), = voy 1 h e Prusr” ACI MER As y Uy 20 YY, > ww Í A A ed TS LL AS royo AN lr We ao yr : Cab . Rs » III . ¿yl A PESETA os o PE Ñ d> + A MIES 2 E .. O pe ] iy a TO > | Vr he. e br Ain net AL] rn Un y Po: Am, 2 y » y se p 30 - € AS q " 10 blo AS e AO Caspurn >. Sos A 1 mi vd AER pl iardiin, AAA tad dr $ "LA Lar Ad AA yr LAS E yA AAA NA AOS DAA AL! MIA e: Ñ A A A AS Hi oq ent mt: Es UN 1 II de AD A SE S/N CA e . AE A Pe é 1 E - ISA A nió 0 a. A SAL z ee nani : - a Log Te E AA 9170 ] ha 10h A A A A ES A ns 0 ER ¿ h a MANR ed dde, AY Mes JE ELL PA AA]! A A no É E + ) j p Ú ns EN PA MA. A Ct o dd, au» ho... a A We PAS : RR E ES on. A A NO La Ire 0) SS 3 E DANS ¿> CONO UK 1% AS AL . Be »é to PA VS INE > E Só e > A sd MO gemas A DES fa MAA HINA ¡Tis e a, HAEDO s4 e 6 do 0... Yo dl ] ; INIAAE! ya 08 ¿y e rodar ns. AO 2 ) | ta in .. d 6 N dá : A A aro 4 144 (444 d el pá nn. Dó AN Van! IO nr BE me qn ¡A Per 7] Rd A o e 7 NP -W IN ASA A Pe ret A AG MAI ¿2 nm e ÓN * uyy AS ITA Ad 4 $ OL y 4 AY 4 OA w pr <> y AS 1 | Wa A My y Aa ES 2% A mr A TAR GAP ADD E EE 1d ya A) » ZW. pu a AA A A O ein ee li Net SS óN TT SA ESO hi AN EN 3 Al. 400 una IDA A EH RATA OE Ea us A V>y Yi LAA y A 2494 (%/ ; | IZ Y A Ti ve MS FAR ¿bd Pre Mil dl LPS 'Yh AY A thor TA 5 >=» SINO peo A bt? 4 MA Ww ! 8] b-) E “E dl o Ma y y Al pre a y bl ) ATTE Aa, 4107 q ús yu] SEN ner yt éyi vw) IS UA AP My av a A rd dd vir y Pu LF he A Pe gls. 4 4hivy Y E Ñ IE ANN 00d a Mm al aria mn du a] ry a Y y 3 Mm po 1 US b Mor, : p A Mer. di 34198 e De b n? a y 2 + l dé pe NL rd ss A bos H 4 RIA AA JO Ia PLA ob. NARRO O e