MS ; oa E AO Pu ar SS AR A A y A tig . o 0 : PA A a ] o rs 2. O a sin . REZA pe Su IS a ”» y cs Is y te ANALES DE LA UNIVERSIDAD TOMO CXLVI—AÑO 782 SuUmA Rio Boletín de Instrucción Pública.—Consejo de Instrucción Pública: Sesión de 5 de Enero. Memorias Científicas i Literarias. —Discurso de incorporación de don LE ENRIQUE DóLL R. a la Facultad de Ciencias Físicas i Mate- máticas de la Universidad de Chile.—Contestación de don MIGUEL LETELIER. —(Sobre el estudio de la Gramática i su importancia en la redacción de las leyes», discurso de incor- poración pronunciado por don MiGuEL Luis AMUN ÁTEGUI en la Facultad de Humanidades. -—Contestación de don ENRIQUE NERCASSEAU 1 MorRÁN.—Sobre la existencia normal del zinc en el organismo humano, por don CArLOSs GHIiGLIOTTO.—De las obligaciones naturales en jeneral 1 del núm. 3.2 del Art. 1470 del Código Civil, en particular, por ALEJANDRO ABASCAL BruwxeT.—La etnolojía araucana en el Poema de Ercilla, por TomÁs GUEVARA. ENERO 1 PEBRERO DE 1920 SOC. IMP. | LIT. UNIVERSO AGUSTINAS, 1250 Santiago 1920 REPUBLICA DE CHILE ANALES DE LA TOMO CXLVI.—AÑO 782 SUMARIO Boletín de Instrucción Pública.—Consejo de Instrucción Pública: Sesión de 5 de Enero. Memorias Científicas i Literarias. —Discurso de incorporación de don ENRIQUE DóLt R.a la Facultad de Ciencias Físicas i Mate- máticas de la Universidad de Chile.—Contestación de don MIGUEL LETELIER.—(Sobre el estudio de la Gramática i su importancia en la redacción de las leyes», discurso de incor- poración pronunciado por don MiGuEL Luis AMUN ÁTEGUI en la Facultad de Humanidades. -—Contestación de don ENRIQUE NERCASSEAU 1 Mor ÁN.—Sobre la existencia normal del zinc en el organismo humano, por don CARLOS GHIGLIOTTO.—De las obligaciones naturales en jene.al i del núm. 3. del Art. 1470 del Código Civil, en particular, por ALEJANDRO ABASCAL Bruner.—La etnolojía araucana en el Poema de Ercilla, por Tomás GUEVARA. ENERO 1 FEBRERO DE 1920 SOC. IMP. | LIT. UNIVERSO AGUSTINAS, 1250 Santiago 1920 ; pay: ÓN A ACTAS DE LAS SESIONES DEL CONSEJO DE INSTRUCCION PÚBLICA Aovdovonnnnoonocooonn coco nc... .. coco...” pnconcon...on.o coa o DHovoonseo. 00009. o oo0v00000000000V..L.ocoVnn. coco occ. ..evcoVcoVoo.vcoscooco...eavvcvcoocoo(h) BOLETIN DE INSTRUCCION PÚBLICA CONSEJO DE INSTRUCCION PÚBLICA Sesión de 5 de Enero de 1920 Fué presidida por el señor Rector de la Universidad don Do- mingo Amunátegui Solar, asistieron los señores Consejeros Amunátegui Solar don Gregorio, Bahamonde, Barros Borgo- ño, Concha Castillo, Matte, Prado Amor, Riicker, i el señor Secretario Jeneral don Octavio Maira. Previas las formalidades reglamentarias i el juramento re- querido, el señor Rector de la Universidad confirió los siguien- tes títulos 1 grados: Profesor de Trabajos Manuales: Don Clodomiro Baeza Quiroz. 6 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Profesor de Dib:ujo 1 Caligrafía: Don obio! Ojeda Tapia. Profesora de Educación Física: Doña Claudina Herrera Prieto. Bachilleres en Medicina 2 Farmacia: Don Roberto Baltra Gacitúa, » Aníbal Ariztía Ariztía » Miguel Fabres Izaga, » Aníbal Faundes Parra, Doña Ema Gandon Magnan, Don Roberto Gleisner Vera, » Carlos Gómez Baltra, » Alfredo Junemann Watson, » Ricardo Bunster Schuler, » Carlos Haupt Gómez, Doña Irma Herrera Pérez, Don Gustavo Latorre Troncoso, » Guillermo Morales Beltramu, » Carlos Melo Melo, » Héctor Orrego Puelma, Doña María Poblete Rodríguez, Don Miguel de la Presa García, » Aliro Rivas del Valle, » René Rodríguez Rodríguez, » Manuel Sánchez del Pozo, » Lautaro Silva Calderón, » Andrés Sainte-Marie Pressac, » Jorje Tapia Jiménez, » Nicolás Taborga Mandiola, » Juan Peralta Ponce, Jermán Urquidi Ichazo; 1 Alfredo Yazigi Gabriel, SESIÓN DE 5 DE ENERO DE 1920 Bachiller en Matemáticas: Don Alberto Martínez Tirapegui. Bachilleres en Humanidades: Don Manuel Aguilera Cerda » Roberto Alliende Wood, » Elías Albala Camhí, » Miguel Alvarado Wall, » Roberto Alvarez Ojeda, » Lilia Alvarez Sáez, Doña Teresa Andrade Bórquez, Don Héctor Avilés Beunza, Doña Magdalena Basualto Lagos, Ovidia Bizama Sobarzo, Don Achélide Bontá Costa, » Rzúl Brañes Fármer, Doña Marta Bravo Almeida, Don Armando Bravo Rodríguez, » Enrique Campusano Letelier, Doña Cora Carvajal Barrientos, » Teresa Caviedes Parra, Don Francisco Castañeda Orellana, » Alberto Cifuentes Sepúlveda, Doña Celia Cortés Jullian, Don Alejo Cruz Martínez, Doña Valeria Díaz Triviño, Don Juan Guillermo Durán Sepúlveda, » Roberto Eyzaguirre Infante, » Oscar Farías Lazcano, Doña Juana Figueroa Acuña, » María Frenk Lapsenson, Don Adolfo Gana Mandiola, Doña Raquel González Wood, Don Exequiel González Moraga, » Víctor Hernández Sandoval, (02) BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Doña Nivia Hernández Rivas, » Raquel Horta Terán, » Juan Ibáñez Gómez, » Julián Ibáñez Gómez, » Haroldo Íturra Casanueva, Doña Leontina Larenas Escalante, » Ida Lazo Correa, » Teresa Leiva Saavedra, » Sofía Magallanes San Román, » Elena Marchant Riquelme, Don Luis Manterola Avila, » Adolfo Matthei Schwarzenberg, » Luis Marín Alemán, Doña Sofía Molina Maluenda, Don Alberto Martínez Tirapegui, » Jorje Molina Wood, » Luis Molina Wood, » Carlos Moreno Fontanes, » Oscar Muñoz Muñoz, » Ejidio Orellana Bravo, Doña Juana Perlwitz Klopsteck, » María Perón González, Don Ignacio Quiroz Quiroz, Doña María Ramírez Madariaga, Don Enrique Renard Howland, Doña Yolanda Ricotti Gamba, Don Carlos Rioseco Machuca, Doña Emilia Rodríguez González, Don Federico Rusch Saelzer, Doña Ema Rodríguez Hernández, » Irma Salas Silva, » Elsa Sahr Pareja, Don Ramón Sánchez Cornejo, Doña Blanca Sánchez Sagredo, » Eloísa Santelices Valenzuela, » Gunilde Schwerkart Riedemann, » Berta Schwartzmann Turkenick, » Aída Seisdedos Ramos, » Sara Serendero Bédaz, SESIÓN DE 5 DE ENERO DE 1920 9 Don Osvaldo Sepúlveda Céspedes, Doñía María L. Silva Davidson, » Alicia Silva Davidson, » Zobeida >ilva Arancibia, Don Humberto Silva Silva, » Víctor Soto Echeñique, Doña Judith Sotomayor Solorza, Don Luis H. Torres Muñoz, Doña Marlinda Urzúa Barba, Don Luis Vachet Rojas, » Antonio Valenzuela Valenzuela » Isidoro Vásquez Hernández, » Horacio Vergara Vergara, » Juan Anjel Villagrán Jirón, » Walter Weldt David, » Enrique laniszewski Courbis, Doña Concepción Yuri Izquierdo, » Inés Zamora Stuardo, Don Antonio Zamorano Baier, » Luis O. Zúñiga lbáñez, Doña Ema Daza Chandía, Don José María Lagos Grant, » Carlos Aspillaga Sotomayor, » Carlos Quinteros Tricot; i » Alberto Zúñiga Wheeler. A continuación el señor Rector de la Universidad dió cuenta que, con fecha 31 de Diciembre de 1919, había conferido los siguientes diplomas de Bachilleres en Humanidades: Doña Lucrecia Pólez Rodríguez, » Edelmira Monsalve Monsalve, » Luisa Quezada Valencia, » Rebeca Correa Zurita, » Corina Serón González, » Ana Saavedra Parada, » Flora Hermosilla Ortiz, 10 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Doña Lilia Guzmán Hernández, » Emma Fuentes Carrasco, » Praxedes Urrutia Huerta, » Lucila A. Urrutia Pincheira, » María E. Muñoz Parra, » Glaura López Schott; 1 Don Alfredo Wiederhold Rotter. Leída 1 aprobada el acta de la sesión de 29 de Diciembre de 1919, se dió cuenta: 1.2 De cinco decretos del Ministerio de Instrucción Pública que se insertan al final de la presente acta. 2.0 De un telegrama del Rector del Liceo de Concepción en que propone a don Hugo Schneider para examinador de la co- misión de bachillerato que funciona en aquel establecimiento, en las cédulas de Latín i Alemán. $ Se aceptó por unanimidad la propuesta que precede. 3. De nuevas comunicaciones del Rector del Liceo de Temu- co, de la Directora del Liceo de Niñas i de vecinos de la lo- calidad referentes a las dificultades que se han producido, es- pecialmente con la Comisión de Matemáticas, en la recepción de las pruebas anuales de las alumnas del Liceo de Niñas. Se acordó nombrar una comisión examinadora de Matemáticas compuesta del Visitador de Liceos don Leonidas Bandera Le-Brun, de la Visitadora de Liceos de Niñas doña Guillermina von K. de Froemel i de la profesora del ramo, a fin de que terminen de recibir los exámenes de la indicada asignatura, para evitar perjuicios a las alumnas. Se resolvió igualmente que, si los espresados funcionarios, no pudieren trasladarse a Temuco, se postergue la recepción de las pruebas hasta el próximo pe- ríodo de Marzo. ¡0 De un oficio del Rector del Liceo de Punta Arenas en que avisa que el Gobernador del Territorio de Magallanes ha suspendido de sus funciones e iniciado acción judicial contra el profesor de Relijión del establecimiento, acusado de come- ter actos inmorales en sus clases. Se acordó no tomar resolución sobre el asunto hasta no conocer el fallo del juzgado del Crímen, 3.0 De dos solicitudes de permuta, presentadas por D. Luis SESIÓN DE 2 DE ENERO DE 192() 11 Avendaño, profesor de Matemáticas 1 Física, con 22 1 2 horas semanales de clases en el Liceo de Valdivia, i de don Sansón Radical, profesor de Matemáticas con 30 horas semanales en el Liceo de Viña del Mar. Se acordó manifestar que la Corporación, en vista de la anuencia de los respectivos rectores, no tenía inconveniente en aceptar el traslado, en calidad de interinos, de los citados profeso- res, ya que, desde el punto de vista lexal, era improcedente la permuta, dada la forma en que se hacen los nombramientos en propiedad. 6.0 De una presentación hecha por el señor Decano de Me- dicina, a petición del profesor don Juan Noé, para que se le comisione nuevamente a fin de continuar sus investigaciones acerca de la anquilostomiasis, 1 de las condiciones hijiénicas de las minas con el objeto de proponer un plan de saneamiento. Se acordó solicitar del señor Ministro de Instrucción Pú- blica se sirva comisionar al profesor Noé con el fin indicado 1 conceder los fondos necesarios para ello. A indicación del señor Rector de la Universidad, se acordó prorrogar el conenrso para proveer en propiedad el Rectorado del Liceo de Iquique, hasta el 27 de de Marzo del presente año. A indicación del señor Decano de Ja Facultad de Medicina, se resolvió proveer en propiedad, a propuesta en terna del Cuerpo de Profesores, la clase de Patolojía Jeneral Esperimen- tal i una tercera cátedra de Anatomía Descriptiva, en la Es- cuela Médica. Finalmente se tomaron los siguientes acuerdos: a) Permitir a doña Teresa Flores Ruz que rinda su examen de bachillerato en humanidades el día y del presente, por ha- berle sido imposible presentarse en el día reglamentario, por motivos de salud, debida 1 oportunamente comprobados b) Autorizar a los siguientes estudiantes para que rindan un examen jeneral en que se compruebe la preparación que poseen, ante comisión de profesores de los establecimientos que se indican: a don Roberto Campos Quezada, en el Insticuto Nacional; i a doña Berta Quezada Figueroa, en la sección de Niñas del Liceo de Aplicación. c) Autorizar a doña Margot T. H. Schneider, que ha hecho 192 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA sus estudios en humanidades en el Real Jimnasio de Halle, para que se incorpore al primer año de Medicina d) Denegar la petición de doña Amelia Gaiardo Herrera, que pedía, en mérito de su título de Normalista 1 de sus años de servicios en la enseñanza secundaria, el diploma de profesora de Estado en la asignatura de Matemáticas e) Permitir a don Oscar Moraga Fuenzalida, que fué apro- bado en el examen de Derecho Romano, en Diciembre de 1919, que rinda en la temporada de Marzo próximo los de Dere- cho Constitucional e Historia Jeneral del Derecho; ia los señores Hernán Chapuzzeau Ellwanger 1 Hugo Galleguillos Villarroel, que se presenten en la época indicada más arriba, a las pruebas de Derecho Civil, primer año. f) Autorizar a don Carlos Aranís Guerrero para que rinda en Marzo próximo los exámenes del segundo año de Leyes; 1 si es aprobado en ellos, los del tercero. 2) Permitir que don Eduardo Covarrubias Sánchez pueda presentarse a las pruebas del bachillerato en Leyes, en los pri- meros días del próximo año escolar, i h Denegar la petición de varios alumnos de Leyes para que se les permita rendir los exámenes del segundo año, en aten- ción a haber sido aprobados recientemente en el de Derecho Romano. Se levantó la sesión. DOMINGO AMUNÁTEGUI SOLAR. Octavio Maira. Secretario Jeneral. SESIÓN DE 5 DE ENERO DE 1920 13 ANEXO DOCUMENTOS LEÍDOS EN LA SESIÓN Santiago, 10 de Diciembre de 1910. N.o 5683. —Decreto. Nómbrase a don Alejandro Cresta Silva, propuesto en primer lugar de la terna respectiva, para que sirva, el empleo de profesor de Historia 1 Jeografía, con veintidós ho- ras semanales de clases, en el Liceo de Hombres de Copiapó. (Fitmados).-—SANFUENTES. José Bernales. Santiago, 29 de Diviembre de 1919. N.% 5983 — Decreto: Apruébase el nuevo proyecto de Plan de Estudios 1 Reglamento de exámenes acordado por el Consejo de Instrucción Pública para las Escuelas de Injeniería i Ar- guitectura, (Firmados).— SANFUENTES. José Bernales. Plan de estudios para los cursos de injeniería Civil, de Minas i Arquitectura, i reglamento de exámenes anuales ¡ de grados i títulos de la Facultad de Ciencias Físicas i Matemáticas. 1. —CONDICIONES DE MATRÍCULA Artículo 1.9 Para ingresar al primer año de los cursos de Injeniería i de Arquitectura se requiere haber obtenido el gra- do de Bachiller en la Facultad de Filosofía i Humanidades de la Universidad de Chile. 14 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Art. 2.0 Para matricularse en los años siguientes se requiere haber rendido con éxito el ezamen de promoción del año an- terior. ] Sin embargo, los alumnos de Injeniería Civil que hayan ren- dido satisfactoriamente los exámenes de promoción del 4.0 i 5.2 años de estudios no podrán matricularse para cursar el 5.0 i 6.%año respectivamente, si no hubieren asistido, en la época de va- caciones de verano, como obreros o como contramaestres, a las fábricas o faenas que les sean indicadas por el Director de la Escuela. Del mismo modo, los alumnos de Injeniería de Minas que hayan rendido satisfactoriamente el examen «de promoción del 4.901 5.0 año de estudios no podrán matricularse para cursar el 5.01 6.9 año respectivamente, sin haber asistido en la época de vacaciones de verano, como obreros o contramaestres, a las faenas 1 establecimientos mineros que les sean indicados por el Director de la Escuela. Así mismo, los alumnos de Arquitectura que hayan rendido satisfactoriamente los exámenes de promoción del 3.9 i 4.09 años de estudios, deberán ejecutar durante las vacaciones de verano, un bosquejo de arquitectura, un croquis de recons- trucción de alguna obra de importancia o un informe arqui- tectónico con levantamiento de plano. El tema de este trabajo, para cada alumno, será préviamente aceptado por el respecti- vo profesor de Composición Arquitectónica. 11. —DISTRIBUCIÓN DE ASIGNATURAS A.—Cursos de Inmjemieros civiles Artículo 1.2 La distribución de las asignaturas 1 del tiempo para el curso de Injenieros Civiles, es la siguiente: Primer año. Horas semanales Clases. Aplica- ciones. : —Complementos de Jeometría Plana i Aljebra Superior, primera parte....o.coooorasronccaenn o» 4 -Jeometría del Espacio i Jeometría Descrip- tiva, primera parte. ...ooouproarocencs varon naa: 4 4 ja SESIÓN DE 5 DE ENERO DE 1920 Pu yq»P-——— e Horas semanales Clases Aplica- ciones. 3.—Trigonometría Plana i Esférica 1 Jeometría maltica primera partera AO 5 4.—Cosmografía....oocomonm... Aponte Bn a 2 5,—Fisica Jeneral, primera parte......ococncccnc...... 3 4 6.——Química Jeneral, primera parte......o.ocon....... 3 4 IDO. a e AAA AAA a 30 4 Md IO Loco ud ji 16 Segundo año. 1.—-Aljebra Superior, segunda parte...ccioocccccon.... 3 I 2 —Jeometría Descriptiva, segunda parte 1 sus IPICACIONES A. loe e aaa AOPO DAS OO cia 3 4 3.—Jeometría analítica, segunda parte... ...comm...... 4 1 sica eneral; segunda parte nciunienccns pregona: 3 4 5.—Química Jeneral, segunda parte... commonconcc.m... 3 6.—Química Analítica Cualitativa....... ASS ARE 1 / 7.—Mineralojía 1 Jeolojía............ A ELE y 3 2 S— DO) SN A Se 00 2 9.—Contabilidad......oo..oooo...... SO ABE URSS I 2 More nadaa AA 21 IS Tercer año. 1.—Cálculo Diferencial e Integral.....o..ocnnncnn.nn.. 3 5 2.—Mecánica racional........... oie drid 4 4 Bísica | Jeneral! tercera parte. ode aos dls A Ona 4 4.--Química-Física 1 Electro Química. ..00.om.mmmm.... 2 1 5.—Química Analítica Cuantitativa.....omooconconc.. 1 6 6.—Topografía, primera PartO..cnacionommommscionnsanos. 2 4 7.—Construcción Jeneral, primera parte........... 2 1 8.—Trabajos de Taller....coninic.nn... Sa de 3 Totales dd so astra AA A 18 24 16 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Cuarto año. Horas semanales Clases. Aplica- ciones. 1.—Resistencia de Materiales, primera parte....... 4 4 2.—Construcción Jeneral, segunda parte.........o... 3 I 3.—Topogralía, SegUIda pat abeto os 2 4 4.—Jeodesia 1 Astronomía EsfériCa.....omocoocnnncn.o. 2 1 Fisica do ensalada 2 3 6.—Química Industrial................ acond ORAR ABAnOSS 2 I 7. Hidráulica Teórica a AE 3 4 S:—Máquinas, PAM led 00 3 3 Lot 0000VVAIOLIRTARS 2m 22 Quinto año. 1.—Resistencia de Materiales, segunda parte........ 4 2.—Metalogratía (primer semestre)...cocooomomm.=. >... a 4 SAQUE CU E 3 2 4.—-Fundaciones 1 Túneles....oo.ocoo.o.o en 0d 2 2 5.——Hidráulica Urbana............ PO EOS EE 2 2 6, —Hidráulica Arco o 2 2 7.—Máquinas, segunda parte.......... adagio 3 4 8. —Electrotecnia, primera parteras oa 3 4 9.—Tecnolojía del Salitre (2.0 semestre)............ 2 I Totales oa atea osas 21 21 Sesto año. 1.—Phuentes. a eo 54: 2 4. 2.—Hidráulica Eltivial 1 Martina oa 2 4 Caminos 1 Perrocanmles. ii NN 6 4 t+—Máquinas, tercera parten nooncons cocos coin Ma 3 4 5.—Electrotecnia, segunda parte......oomormmmbncono ms. 3 4 6.—Lejislación 1 Administración...........o.... 0.7 3 7.—Economía: Política. de AA IO PA 2 Bases, Especificaciones 1 Presupuestos. ........ cd 2 CotaleS a EAN eo 21 22 SESIÓN DE 9 DE ENERO DE 1920 17 b.—Cuyrso de Imiemeros de Minas Art. 2.2 Los tres primeros años de este curso serán los mismos que los correspondientes al de Injenieros Civiles. Art. 3.2 En los últimos años, la distribución de asignaturas 1 del tiempo escolar es la siguiente: Cuarto año. Horas semanales Clases Aplics. (0)1.—Resistencia de Materiales (un semestre)........ 4 4 oz. sica A AN 2 3 (9)3.-—Química Industrial, primera parte .......... 2 1 DO cLmasia) prIMera Parte... cermotescoso dances. I 6 (95. Topografía, segunda Parte mnnccccncnoncccanonos- 2 2 (10=—Máquinas, primera parte cmo ocoosmeosareao rs 3 3 7.—Esplotación de Minas, primera parte......... 3 sd Si—Metalurjla, primera parte.....ococonocnncennenios. 3 6 tar- des al año 9.—Mineralojía, primera parte 1ensayos al soplete 2 3 10.—Jeolojía, primera parte (jeneral).............. 3 I ME a to elas 23 21 horas semana- les 1 6 tardes por año. Quinto año. Arquitectura IMduUStal oo... ccedoincniias dass 3 2 2.-—Docimasia, segunda Palte...ccoccncncncnnncónes y I 3 (9)3.—Máyuinas, segundaparte.....ocrconenccconninnnans 3 4 4.-—Esplotación de Minas, segunda parte....... 3 10 días al año 5.—Metalurjia, segunda palte....cncnnc.m.o. as 2 2 (9)6.—Electrotecnia ....... A o LR A ¿ 3 4 7—Tecnolojía del Salitre........... A A 2 I 18 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Horas semanales Clases Aplics. 8.—Química Industrial, segunda parte......... 2 I 9.—Jeolojía, segunda parte (Económica)......... 2 2 10.—Mineralojía, segunda parte (aplicaciones a la Microscopía Petrográfica)........o... AE 30 2 Totales e co ol 20 horas semana- les 1 IO días al año. Sesto año. (0)1.—Máquinas, tercera parte.............. a E 3 4 2.Metalur tercera pat r 6 tar- des al año 3.—Jeolojía, tercera parte (Srd-Americana) i Paleontolo aa o Ao AR 2 2 4.—Mineralojía, tercera parte (Aplicaciones a la Microsco prBSto rica oa oca: ¿ 2 Side a cdas 3 2 6.—Trasportes: Vías Férreas, caminos 1 cables AÉTEOS iron Eo eo a 2 2 (07 Economía bol IS 2 (0)8.—Lejislación 1 Administración ....ocomoronso.. Le 3 9. —Confección de bases, especificaciones 1 pre- Supuestos MIMO e iio ee 2 Tot data aeae 16 14 horas semana- las 1: 6 tardes al año. NoTa.—Las asignaturas marcadas con (0) se cursarán en conjunto con los alumnos de Injeniería Civil. C.—Curso de arquitectos Art. 4%-La distribución de asignaturas i del tiempo para el curso de Arquitectos, es la siguiente: SESIÓN DE 5 DE ENERO DE 1920 19 Primer año. Horas semanales Aplics. H Clases 1.—Matemáticas Elementales (Complementos (1). . 9 2.—Jeometría Descriptiva i Aplicaciones, primera EMS uvaco y asenadoso cor atobdod LLE BO SAO te 4 DO RICO pac A ATA A Do dla ia equal aa E Madarcos tedio das o IA ART —- Morales ina. e le ea dr 18 Sezuwndo año. Matemáticas ¡SUPeriores.ccconcalecidons cenessen co ede 4 2.—Materiales de Construcción.....oococcoccnnccococoso 4 3.—Jeometría Descriptiva i Aplicaciones, segun HA A A AS EDEN 2 4.— Composición Arquitectónica 1 Acuarela de Planos (Taller)...... OO CSpEAS ea AS 5 Dibujo 1 Paisaje del Natural... ....oooomostcices. — 6.—ModeladoO.lconiooccom... A AMA NA Moraes le rte ae 10 Tercer año. 1 — WEN ACA 2 2.—Construcción, primera parte.....oocosciocercncos des 4 3.—Teoría de la Arquitectura, primera parte...... 3 4.—Modelado........... ales 5.—Composición Arquitectónica i Acuarela de Planos (allen SN ra ARIS 6.—Dibujo: del Natural i Lavado... .ocononooconccoos. Totales sd Os o (1) —Por decreto N.? 1086 de 24 de Abril de 1020 se aumentó de horas el tiempo destinado a esta clase. 20 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Cuarto año. Horas semanales Clases Aplics. 1 —Resistencia de Materiales 1 Estabilidad de Construcciones Aaa 3 2 2 CONStIUCCIÓN, SEGUÍA PAN 4 3 3.-—Teoría de la Arquitectura, segunda parte... S 4.—Composición Arquitectónica i Acuarela de Planos (Fa e AO e ne 18 5.--Composición Decorativa, Dibujo del Natural Aa IS SOSA bo sde Ó Totales. vo. cc IO 20 Quinto año. 1 —Historia de la Arquitectura 1 Arqueolojía...... 2 55 2,—Física Industrial: Instalaciones en los Edi- COS Ono o lit 3 I 3.--Composición Arquitectónica i Acuarela de Planos TU a SH5 E 21 4. Composición Decora 5.—-Lejislación i Administración ........o.... as 2 eN 6.—Presupuestos 1 Organización de Trabajos...... 3 2 OLA ES ss0sc00900000pocononeugodaBo0dbb 10 29 Art. 5.” Para el estudio de la Composición Arquitectónica funcionarán tres talleres paralelos Los alumnos que ingresen al segundo año de estudios se dis- tribuirán por sorteos en dichos tres talleres hasta completar el número que para cada uno de ellos fije el Director de la Es- cuela de Injeniería. El sorteo tendrá lugar ante dicho tuncio- nario en uno de los primeros quince días del año escolar. Den- tro de los quince días siguientes al del sorteo, los alumnos po- drán solicitar permutas de taller i el Director podrá autori- zarlas. oyendo a los respectivos Profesores. Iniciando el estudio de Composición Arquitectónica en un taller determinado, no se podrá, en jeneral, pasar a otro taller SESIÓN DE 5 DE ENERO DE 1920 21 en calidad de alumno, Con todo, el Director, de acuerdo con los tres profesores, podrá autorizar este cambio al comienzo de un año escolar. Art. 6.0 La enseñanza de Composición Arquitectónica se desarrollará por el sistema de concursos, basados en programas comunes a todos los talleres. Los programas para estos concursos serán fijados por Jos tres profesores de Composición Arquitectónica, de Teoría e Histo- ria de la Arquitectura, de Construcción i de Resistencia de Ma- teriales. Los programas serán fijados en cada taller e indicarán las fe- chas de principio i término de cada concurso. El número de bosquejos, proyectos i estudios que deben eje- cutar los alumnos de Composición Arquitectónica en cada año es el siguiente: Segundo año: 6 bosquejos i 5 proyectos acabados; Tercer año: 6 bosquejos, 3 proyectos de estudio 1 2 proyectos acabados; . ; Cuarto año: 6 bosquejos, 2 proyectos de estudio i 2 proyectos acabados. Oninto año: 8 bosqueios, 2 proyectos de estudio 1 un proyecto acabadc. Art. 7.2 Cada concurso será fallado por un Jurado com- puesto de los profesores encargados de fijar los programas. El resultado de cada concurso será comunicado a los alumnos por un cartel en que se anotará la nota adjudicada a cada uno de ellos. Art. 8. El proyecto acabado correspondiente al 5.0 año, 1 que será precedido de 2 bosquejos ejecutados dentro de plazos de 12 124 horas respectivamente, constituirá la base de la prue- ba final para optar al título, conforme se dispone en el Regla- mento respectivo. III —ExÁMENES ANUALES Artículo 1.2 Los estudiantes de Injeniería Civil, Injeniería de Minas i de Arquitectura de la Universidad de Chile rendirán, después de cada año escolar. un examen de promoción que ver- sará sobre todo los ramos compredidos en el año respectivo. 1 22 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Art. 2.0 No serán admitidos a examen: a) Los alumnos que por cualquier causa hubieren faltado en alguna asignatura a más del 25% de las clases habidas durante el año. -b) Los alumnos que hubieren obtenido en las interrogaciones a cargo de los Repetidores una nota media inferior a 4 en cual- quier asignatura, entendiendose que las inasistencias se califi- can con nota 0. c) Los que hubieren obtenido en los ejercicios prescritos durante el año una nota media inferior a 4en cualquierasignatura, entendiéndose que se califican con nota o los ejercicios no en - tregados o no ejecutados en el Ingar designado. Para los alumnos del Curso de Arquitectura se exije una nota media no inferior a 5 en los ejercicios o concursos de la asignatura de Composición Arquitectónica. Art. 3.2 Los profesores de las asignaturas correspondientes a cada año, en reunión presidida por el Director, i, en su ausen- cia, por el profesor más antiguo, fijarán las notas de las interro- gaciones i ejercicios para cada asignatura. Estas reuniones se verificarán con anterioridad a la fecha en que deben iniciarse los exámenes de promoción. Se consigenarán en una acta las notas fijadas a cada alumno en las diversas asignaturas por el concepto de interrogaciones, así como también el termino medio de las notas que los profesores atribuvan a los ejercicios del año. Art. 4.2 Las Comisiones Examinadoras se compondrán de los profesores correspondientes a cada año del Curso; serán presididas por el Decano, i, en su defecto, por el profesor más antiguo, i no funcionarán con menos de 3 de sus miembros. Art. 5.0 Los alumnos matriculados serán interrogados su- cesivamente sobre cada una de las asignaturas de que se com- pone el examen, que será tomado en una sesión para el curso de Arquitectara ien 2 Ó 3 para los de Injeniería. El Director de la Escuela, oyendo a los profesores, fijará en cada año las asienaiuras que comprenderá cada sesión i lasfechas | que se efectuarán. 4rt. 6,0 A cada asienatura del Plan de Estudios se atribulrá oeficiente de importancia en conformidad al cuadro siguien- te, 3 vn que los alumnos se dediquen a la prolesión de Inje- l, de Minas o Arquitecto: SESIÓN DE 5 DE ENERO DE 1920 23 CURSOS DE INJENIERIA I. Ciclo Asignaturas; Coeficientes Complementos den cometa eDreams (97 5 Comtall. docosotar A 3 DIO e NA Y etora Tata Se ERA TALE A LoSO AO 3 Ma a A ARO as 3 Trigonometría Plana, Esférica 1 Jeometría Analítica... 5 Alea e AA Ne O AO PA 5 Jeometría del Espacio 1 Jeometría DescriptiVa.......o..... 5 Pisica Ema TE ARA ODA 5 Lnímica Jal Rae 4 Melo Diterencial e lntegraloc oca cocoa oa oncoo ts ioo cono 5 Mecca Icon AO AE 5 UA E Aa AO O A 4 Oummcrbisica MB lectro- QUÍMICA accio cena oe aaa 4 Mimeralojlard JeolojÍa......ococalonocoo cano ro pide IR 4 Topografía... AOS REL al A RS te AA 5 Comic a AAA A ote RI ARIS: 5 Il. Cicio Asignaturas Coeficientes. Inmj. Civil Inj. Minas. MES A 5 5 EQ MASON Use atadas 4 de neral a A a da 4 5 [ESA A O EA 5 Monsiucción. Jenerala... on arde 5 5 industrial. A nod eds 4 4 O e EE 5 5 Resistencia de. Materiales cion. doniiseiiaaiess 5 4 A e a e 5 Cuncar lo dus tal dd 4 5 eso lo pramdeliSalitre.. e A AS 3 5 24 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Fundaciones ne iO 5 Puentes. canto eo AA cia au. LR 5 Máquinas...... SA spa oso 5 5 Doc la aint pda On 5 ESplotaciónide Minas ao a ve 5 ARQUITECTA das 4 4 Metal ta tanda. E iaa anda 5 des e a e AS sono 5 Caminos ae noc ao IN 5 Trasportes: Caminos, Vías Férreas, etC......o..... 4 Lejislación a Administración oa 4 4 Economia eolica Social CEA 4 4 Metalopralo arnet pericos. Und 3 Bases, Especificaciones i Presupuestos ......... 4 4 ECOS elsa alo alle 5 3 CURSO DE ARQUITECTURA Asignaturas. Coeficientes. Matemáticas Elementales (Complementos)... 4 Matematicas open pt IE EAS A Jeometra Descriptiva Aplicacion 4 DIBUJO ATqQUÍtE MC eo AAA 5 Dibujo del Natural .......oomm.. OO ONU aO des 4 Paisajendel Natural totes EL SE odos abs 3 Modelado edo anttode ua bboass 3 Mecánica: (Gratostitica assim eel aaa 5 Resistencia de Materiales 1 efes de Construc- CONE e ea don ONE LSL O Ubonoos 5 | Materiales de Construccion 4: | Construcción. md olle oie O AA 5 Teoría de la Arquitectura... NS 4 Composición Arquitectónica; iodo ED e 5 Composición Decorativa.....0oo...oietode as cietlaaleaalo loteo 4 Historia de la Arquitectura i ArqueolojÍíd.....ocmommmmo.... 3 Písica Indust US 4 Eejislación 1 Administracion a 2 Presupuestos 1 organización de Trabajos. ...o.o.o.oo.... AS SESIÓN DE 5 DE ENERO DE 1920 25 Art. 7.0 El examen de cada ramo no podrá exceder de 30 minutos. Art. 8.0 Habrá dos épocas de exámenes: una ordinaria, al fin de cada año escolar i ot1a estraordinaria al principio del año escolar siguiente. Art. 9.9 La calificación del examen se hará por puntos, de la manera siguientes: , Habrá notas de 0 a 10 para cada examinador i para cada asignatura. A las notas dadas por los esaminadores se sumará la que el alumno haya obtenido en las interrogaciones del año, segun el Acta a que se refiere el artículo 3.2 El término medio de estas notas dará la nota definitiva de cada «asignatura. Con- juntamente con éstas se considerará la nota media de ejerci- cios consignada en el Acta va recordada. Se multiplicará cada una de estas notas por el coeficiente res- ectivo, 1 la suma de los productos, multiplicada por ciento dividida por la suma de los coeficientes, dará el resultado fina del examen. Para ser aprobado el alumno debe obtener un mínimum de 500 puntos 1 notas parciales no inferiores a 4. Art. 10. Siempre que en los exámenes rendidos en la época ordinaria resulte para una asignatura una nota parcial infe- rior a 4 conjuntamente con un total no inferior a 500 puntos, el alumno deberá repetir en la época estraordinaria siguiente el examen de dicha asignatura. En caso de fracasar en la prueba parcial, el estudiante está obligado a cursar de nuevo el año completo, cumpliendo con todos los requisitos establecidos en este reglamento. Art. 11. El alurano que hubiese obtenido una nota inferior a 4 en más de una asignatura o un total de puntos interior a 500, deberá repetir el examen completo de promoción en la época estraordinaria siguiente. En caso de fracasar en esta última época el estudiante estará obligado a cursar de nuevo el año completo, cumpliendo con todos los requisitos establecidos en este re- glamento. Art. 12. No podrán rendir exámenes válidos para optar a los grados o títulos que confiere la Facultad: a) Los alumnos que hayan cursado por tercera vez un año sin haber satistecho los requisitos necesarios para pasar al año 26 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA superior, sea por haber fracasado en el examen o por no haberlo rendido, salvo, en este último caso, que mediare causa justificada a juicio del Cuerpo de Profesores de la Facultad. b) Los alumnos que hayan repetido el primer año de cual- quiera de los Cursos sin satisfacer los requisitos para ser pro- movidos al segundo año, salvo el caso de escepción contem- plado en el inciso precedente. 1V.—GRADOS 1 TÍTULOS PROFESIONALES Artículo 1.2 Para obtener el grado de Bachiller en la Fa- cultad de Ciencias Físicas i Matemáticas se requiere: a) Estar en posesión del grado de Bachiller en la Facultad de Filosofía 1 Humanidades; b) Haber rendido satistactoriamente los exámenes de pro- moción de los tres primeros años del Plan de Estudios del Cur- so de Injeniería; 1 c) Rendir satisfactoriamente un examen de prueba que re- caerá sobre las materias relativas a una cédula sorteada con diez días de anticipación. Las cédulas serán las siguientes: Cédula N.o 1.—-Aljebra Superior. Cédula N.* 2.—-Jeometría Analítica de dos i de tres dimen- siones. Cédula N.* 3.—Cálculo Diferencial e Integral. Cédula N.% 4.-—-Mecánica Racional. Cédula N.” 5.—Estados de la Materia i Acústica (Física Je- neral). Cédula N.% 6.—Calor 1 Optica (Física Jeneral). Cédula N.* 7.—Electricdad i Magnetismo (Física Jeneral). Cédula N.* 8.—Química Jeneral. Cédula N.2 y --Química-Física 1 Electro- Química. Las materias de cada cédula serán las mismas de los pro- ramas adoptados para la enseñanza de los ramos respectivos en la Escuela de Injeniería. . La Comisión Examinadora se. compondrá del Secretario 1 otros dos miembros docentes, por lo menos, designados por e SESIÓN DE 5 DE ENERO DE 1920 y 27 Decano. En los casos de asistencia del Decano, éste presidirá la Comisión. El examen podrá durar hasta una hora, i la calificación se hará en votación secreta. Se considerarán como reprobados aquellos candidatos que no se presentasen al examen el día fijado para el efecto. El candidato que fuere reprobado por segunda vez no podrá rendir nueva prueba sino después de trascurrido un año, i si fuese reprobado por tercera vez, ese intervalo de tiempo se aumentará a 18 meses. Las pruebas de Bachillerato sólo podrán rendirse desde el 10 hasta el 30 de Murzo inclusives, 1 desde el 1.9 hasta el 15 de Oc- tubre inclusives. Art. 2.0 Para optar al título de Injeniero Civil o de Inje- niero de Minas se requiere: a) Haber obtenido el grado de Bachiller en la Facultad de Ciencias Físicas i Matemáticas por lo menos con dos años de anterioridad. b) Haber rendido satisfactoriamente los exámenes de pro- moción indicados en el respectivo Plan de Estudios; 1 c) Rendir satisfactoriamente una prueba jeneral que cons- rá de una parte escrita 1 de una parte oral. La prueba escrita para los aspirantes a Injenieros Civil con sistirá en un proyecto fijado de comun acuerdo por los profe- sores de Resistencia de Materiales, Hidráulica, Ferrocarriles, Máquinas i Electrotecnia. Dicho proyecto.com.prenderá tres temas relativos a tres de las mencionadas asignaturas. Para los aspirantes al título de Injeniero de Minas la prue- ba escrita consistirá en un proyecto fijado de comun acuerdo, entre los Profesores de Química Analítica, Ouímica Industrial, Esplotación de Minas, Metalurjia, Jeolojía, Tecnolojía del Sa- litre i Máquinas. Dicho proyecto comprenderá tres temas re- lativos a tres de las mencionadas asignaturas. Art. 3.0 Para optar al título de Arquitecto se requiere: a) Haber obtenido el grado de Bachiller en la Facultad de Filosofía 1 Humanidades; j ) Haber rendido satisfactoriamente los exámenes de pro- moción indicados en el respectivo Plan de Estudios; i 28 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA e) Rendir satisfactoriamente una prueba jeneral que cons- tará de una parte escrita 1 de una parte oral, La prueba escrita tendrá como base el proyecto final que el alumno ha realizado en el segundo semestre del quinto año de estudios. Dicho proyecto será complementado con los estudios que el Jurado de Concursos fije en la primera quincena de cada año. Estos estudios comprenderán temas de composición Ar- quitectónica, Decorativa, Construcción 1 Resistencia de Ma- teriales. Art. 4.9 El aspirante a cualquiera de los títulos indicados deberá ejecutar los planos i memorias esplicativas correspon- dientes en la Universidad. Los aspirantes a los títulos de Inje- nieros Civil o de Minas podrán dedicar a este objeto hasta el 50% del tiempo que en el segundo semestre del último año se destina a ejercicios 1 a trabajos prácticos. Art. 5.0 La prueba oral versará sobre las materias que com- prenda la prueba escrita i podrá durar hasta dos horas. Art. 6.0 La comisión examinadora se compondrá del Se- cretario de la Facultad, delos profesores de los ramos correspon- dientes a los temas fijados para el proyecto de prueba, 1 será presidida por el Decano. Art. 7 La calificación de las pruebas se hará por puntos, de nno a diez para cada examinador. La cuota media se mul- tiplicará por 100. Si el resultado fuese inferior a 500 puntos significará el rechazo inmediato; si llegare a 500 se sumará con los puntos obtenidos por el aspirante durante los dos últimos años del Curso i la suma se dividirá por 3; si el resultado fuere igual o superior a 600 puntos el aspirante se considerará apro- bado. Las pruebas orales pueden rendirse desde el 1.2 de Abril hasta el 30 de Noviembre. Art. 8.0 Los aspirantes a obtener títulos de Injenieros Ci- vil o de Minas solicitarán por escrito del Secretario de la Facul- tad el programa para la prueba final. Estas peticiones podrán lormaularse a partir del 1.9 de Julio del último año de estudios. Dentro de los treinta días siguientes a la fecha de la solici- tud, el Secretario de la Facultad proporcionará al interesado una copia del programa que haya sido acordado por los pro- fesor espectivos para la prueba final SESIÓN DE 5 DE ENERO DE 1920 29 El interesado entregará al Secretario de la Facultad, dentro de los ocho meses siguientes, el proyecto que hubiere confec- cionado conforme a dicho programa 1 acudirá a rendir el exa- men oral el día que le sea fijado por el Secretario, de acuerdo con la Comisión examinadora. Art. 9.2 Los alumnos del 5. año de Arquitectura recibirán del Jurado de Concurso en la primera quincena de Diciembre el programa de ampliación del proyecto final. Una copia de este programa será enviada al Secretario de la Facultad. El interesado entregará su proyecto completo al Secretario de la Facultad antes del 15 de Julio del año siguiente i acudirá a rendir el examen oral el día que le sea fijado por el Secretario, de acuerdo con la Comisión examinadora. Art. 10. El interesado en obtener el grado de Bachiller o alguno de los títulos mencionados, se presentará por escrito al Rector de la Universidad, acompañando a su solicitud los an- tecedentes que la ¡ustifiquen. | Art. 11. El resultado final del examen de grado o título se consignará en el espediente a que dé oríjen la solicitud de que se trata en el artículo anterior. Art. 12. El candidato que fracasare en el examen final es- tará obligado a iniciar de nuevo la prueba reglamentaria cum- pliendo nuevamente todas las prescripciones de este reglamento. Sin embargo, la comisión examinadora, si así lo estima com- veniente, está facultada para suspender el examen i exijir del candidato un trabajo complementario sobre cualesquiera de los temas. Art. 13. Habrá certificados de competencia para las perso- nas que adquieran especialidad en alguna de las asignaturas de la Facultad. Estos certificados serán espedidos por el De- cano de acuerdo con los profesores de la especialidad en la tor- ma que establezca un reglamento especial. 30 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Santiago, 30 de Diciembre de 1910. N.% 6000 —-Decreto: Fíjase en quinientos cincuenta pesos ($ 550), la pensión que deben pagarlos alumnos del Internado Barros Arana, a contar desde el próximo período escolar. (Firmados).—SANFUENTES. Jose Bernales. Santiago, 30 de Diciembre de 1910. N.0 6003.---Decreto: Nómbrase a don Belisario Avilés, pro- puesto en la terna respectiva, para que sirva en propiedad el empleo úe profesor de Historia 1 Jeogratía, con veintidós horas semanales de clases, en el Liceo de Hombres de Ovalle. (Firmados).—SANFUENTES. José Bernales. Santiago, 31 de Diciembre de 1910. N.% 5076.—Decreto: Comisiónase ad-honoren al Decano de la Facultad de Medicina i Farmacia i profesor de Clínica Qui- rúrjica, don Gregorio Amunátegui, para que estudie en Fran- cia, Italia, Inglaterra i Alemania las reformas que se trata de introducir en los sistemas educacionales, los rumbos que se pro- cura dar a la enseñanza, las tendencias en que ésta se inspira, los fondos que se invierten en su desarrollo i mejoramiento, 1 mul en especial todo aquello que se refiere a las ciencias médicas 1 servicios hospitalarios. El señor Amunátegui retendrá la pro- SESIÓN DE Y DE ENERO DE 1920 31 piedad del empleo de profesor de Clínica Quirúrjica de la Escue- la de Medicina; 1, a su regreso, deberá presentar al Gobierno un informe sobre el resultado de sus estudios. f (Firmados). —SANFUENTES. José Bernales Concetción, 5 de Enero de 10720. Señor Rector de la U'niversidad. Ruégole nombrar para integrar la Comisión examinadora de bachilleres en Latín i Alemán, al señor Hueo Schneider mui competente profesor de la Escuela alemana. (Firmado). —ENRIQUE MOLINA. Santiago, 5 de Enery de 1320. Señor Decano de la Facultad de Medicina. Mui señor mío: En la relación sobre la Anquilostoniasis en la rejión carbo- nífera del Sur, que tuve el honor de presentar en Abril del año pasado a la Facultad que usted tan dignamente preside, deja- ba constancia -que el trabajo no estaba terminado, pues falta- ban para esto, otras investigaciones epidemiolójicas, además de las entonces realizadas i un estudio detenido de las condi. ciones hijiénicas de las minas con el objeto de sujerir un plan de saneamiento en armonía con ellas. Por estas razones señor Decano, me atrevo nuevamente a solicitar el valioso concurso de la Facultad para que me sea otra vez confada, durante las 32 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA vacaciones actuales, una comisión que realice el trabajo arri- ba indicado. Es difícil, por el momento, precisar la duración que dicha comisión debe tener i, por lo tanto, difícil hacer un presupuesto verdadero; pero teniendo en cuenta el gasto efec- tuado el año pasado i el mayor número de ayudantes que nece- sitaré para distribuirlos oportunamente en las varias zonas afectadas, la necesidad de terminar luego el trabajo i otras ra- zones, creo no sería mucho pedir al Supremo Gobierno la suma de tres mil pesos más o menos. Además, llamo la atención al señor Decano que talvez los gastos sean mayores debido a que deseo, una vez terminado el estudio de las minas, seguir investigando durante el resto del año la difusión del Anquilostoma en todo Chile. Le ruego también, estimado señor, se imponga de la parte que se encuentra en la Revista Médica de Chile, en el informe presentado por mi a la Facultad de Medicina, el año pasado. La Comisión dirtjida por el doctor Pearce i de la cual hago mención en dichoinforme, acaba de hacer importantes inves- tigaciones sobre este mismo asunto en el Brasil Meridional, mientras que yo, por falta de tondos, he tenido que suspender mis estudios con gran perjuicio moral de la Facultad i mío, que hemos creído poder realizar el trabajo que dicha Comisión ofreció jentilmente realizar. Con la esperanza que mi solicitud pueda encontrar favorable acojida, me suscribo agradecido de Ud. atto. 1 SS. (Firmado). —Juan NoÉ. MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS DISCURSO DE INCORPORACIÓN DE DON ENRIQUE DOLL R. A la Facultad de Ciencias Físicas i Matemáticas de la Universidad de Chile y te ij a ¿> ' Me PIN Á 1 o * , La * o DeX SBS DISCURSO DE INCORPORACION DE DON ENRIQUE DOLL R. A la Facultad de Ciencias Físicas í Matemáticas de la Universidad de Chile SEÑORES: La esquisita amabilidad 1 el aprecio con que siem- pre me han distinguido mis antiguos colegas de la Facultad de Ciencias Físicas 1 Matemáticas de la Universidad de Chile, han sido nuevamente confir- mados con el llamado que se me ha hecho para ocu- par un asiento como Miembro Académico de esa misma Facultad. Acepten mis apreciados colegas todo mi agradecimiento por el honor que se me ha dispensado. Dando cumplimiento a la disposición de los Es- tatutos Universitarios, cumplo previamente con la 4. MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS grata obligación de recordar los servicios 1 los méri- tos de mi ilustre predecesor don Manuel Salustio Fernández, cuyo fallecimiento ha sido profunda- mente lamentado por los miembros de la Facultad de Matemáticas especialmente 1 por los de la Univer- sidad de Chile en jeneral. Siento verdaderamente que la circunstancia de no haber conocido personalmente al señor Fernández, no me permita hacer apreciaciones propias sobre la vida de este ciudadano virtuoso e ilustrado, hombre de verdadera ciencia 1 de verdadero talento mate- mático 1 economista, escritor culto, claro 1 elegante, de variada 1 sólida instrucción, cuya muerte ha de- jado un hondo vacio en la sociedad chilena. He tenido que recurrir a las informaciones de sus amigos, al estudio de sus obras i al recuerdo que de él tienen sus subalternos, para poder esbozar en forma breve pero justiciera la labor realizada por el se- ñor Fernández durante su larga vida. Nació el señor Fernández en Concepción, en Ju- nio de 1832 1 mui joven se trasladó a esta capital para educarse en el Instituto Nacional, de cuyas aulas han salido tantos ilustres servidores públicos. Ter- minados sus estudios en el Instituto, se incorporó a los cursos de matemáticas de la Universidad de Chi- le 1 en 1851 recibió su título de Agrimensor Jeneral. Su memoria de prueba versó sobre estadística, te- niendo por tema la mortalidad en las provincias de Chile: mereció ella el honor de ser publicada en los Anales de la Universidad. Poco tiempo después fué nombrado profesor de matemáticas del Liceo de La Serena, cátedra que ob- tuvo en concurso. En Marzo de 1853 la Universidad nr Ol ENRIQUE DOLL R. de Chile le abría sus puertas para confiarle uno de los cursos de la Facultad de Ciencias Físicas 1 Mate- máticas. Al incorporarse a esta Facultad leyó un discurso sobre el «Fomento de las Matemáticas en Chile». Desgraciadamente el profesorado no retuvo por mucho tiempo al señor Fernández; en Noviem- bre de 1856 dejaba su cátedra para ir a ocupar un puesto en el Ministerio del Interior como jefe de una de sus secciones, empleo que desempeñó hasta 1859. Dos años después era elejido Diputado al Congreso Nacional, donde manifestó en toda oportunidad una indiscutible competencia en las cuestiones econó- micas. Por esa misma época insertaba en los Anales de la Univesidad un notable retrato biográfico de don Andrés A. de Gorbea, a quien puede conside- rarse como el organizador de los estudios matemá- ticos en nuestro país. Gorbea 1 su obra están juzga- dos en el trabajo del señor Fernández con el noble amor del discípulo icon el reconocimiento del hom- bre de ciencia, de progreso 1 de talento hacia uno de los infatigables obreros de nuestra ilustración. En el mismo año de 1861 se le nombró Intenden- te de Maule, en cuyas funciones demostró faculta- des especiales de intelijencia i laboriosidad admi- nistrativas. Terminado su período constitucional en 1864, renun- ció el puesto administrativo 1 se dedicó a sus asun- tos particulares, pero en 1867 volvía nuevamente a la vida pública presentando su candidatura al Con- greso Nacional, como representante del departa- mento de Linares. En 1870 formó nuevamente parte del Congreso Constituyente en representación del mismo departamento de Linares. 6 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS Alejado de la vida política, se dedicó con todo tesón i entusiasmo al desarrollo de sus inclinaciones económicas. El señor Fernández fué el primer Jerente del Ban- co de Chile i después del Banco Español de Chile, ¡ hasta su muerte, Consultor Jeneral de esta última institución de crédito. Siendo Jerente del Banco de Valparaíso en San- tiago redactó el Reglamento del Fondo de Ahorro 1 de Retiro que se estableció entonces en dicho Banco 1 por primera vez en instituciones de esta clase. Así mismo, debido a su iniciativa, fué el Banco de Val- paraíso el primero en abrir una sección especial para operaciones hipotecarias a largo plazo, sección que junto con la fundada después en el Banco Agrícola 1 en el Nacional de Chile sirvieron de base al actual 1 mui próspero Banco Hipotecario de Chile. Las lecturas predilectas del señor Fernández fue- ron las obras relativas a asuntos económicos i de finanzas en los cuales adquirió una gran competen- cia. En dos ocasiones fué llamado a desempeñar el Ministerio de. Hacienda por los Presidentes Balma- ceda 1 Jorje Montt. Siempre lamentó que la falta de enerjía en los po- deres públicos, para amoldar los gastos a los modes- tos recursos de una nación pobre, hubieran ocasiona- do el derrumbe de la conversión metálica que con tantos sacrificios había logrado establecerse en 1895. Desde mui joven el señor Fernández colaboró en los periódicos, publicando numerosísimos artícu- los sobre temas mui variados. Es también autor de varios testos de enseñanza, habiendo sido mui útil = ENRIQUE DOLL R. A el que publicó con el título de «Manual del Siste ma Métrico .» La dulzura de su carácter 1 su rectitud i espíritu de justicia eran proverbiales; 1 aún cuando en su puesto de árbitro del crédito que ejerció durante tantos años se vió obligado a decir nó muchas veces, no tuvo un solo enemigo. El señor Fernández, que vivió manejando la ma- yor parte de su vida cuantiosos intereses, dejó a su muerte, ocurrida a los $2 años, una modestísima for- tuna, la que no está en relación con la rara potencia para el trabajo que demostró durante toda su vida mi distinguido antecesor. Puedo decir en resumen que el señor Fernández satisfizo ampliamente el retrato que de él hicieron los hermanos Alemparte cuando manifestaban que «era un carácter modesto, espíritu moderado 1 prác- tico, temperamento tranquilo, i sin embargo mui capaz de batirse en la vanguardia. No es un lucha- dor brillante, pero es un propagandista activo 1 con- vencido. Posée la calma de la perseverancia. Nunca hará mucho estrépito, mas hará siempre su camino.» He elejido como tema para mi disertación un asunto que considero íntimamente ligado con todas las obras de Injeniería Civil, como ser ferrocarriles, canales, caminos, etc., 1 al cual todavía no se le ha dado en nuestro país la importancia que verdade- tamente tiene. Me refiero al levantamiento de la Carta de la República. En efecto, el conocimiento exacto de la topografía de un país facilita considerablemente la solución más acertada de todas las obras de progreso para (0) MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS una nación i constituye al mismo tiempo una econo- mía considerable para la mejor ubicación de las obras a que he hecho referencia. Por este motivo, los países más adelantados que el nuestro han gastado desde hace muchos años sumas considerables con el objeto de tener una representación gráfica de su te- rritorio. | Podemos considerar que la cartografía jeneral de un país comienza a fines del siglo XVIII con la Car- ta de Francia, denominada de Cassini (1), por uno de los prestijiosos astrónomos de este nombre, o también Carta de la Academia, por la famosa insti- tución científica francesa creada en 1666. Tiene el mérito la Carta de Cassini de haber sido la primera obra estensa de esta especie basada en la triangulación, método ideado por el holandés Snellius (2) i aplicado por éste a partir de 1615. La solución dada en 1615 por Snellius al proble- ma de la mensura por medio de triangulaciones se ha conservado en principio, variando sólo en cuanto a los métodos empleados para llegar al resultado 1 la precisión obtenible. Jordan, notable jeodesta de prestijio mundial, ha dicho con tanta propiedad como injenio, que «un «trabajo moderno de mensura puede sin duda «compararse hoi día con la construcción del inje- niero, cuyos cimientos (operaciones fundamenta- «les jeodésicas) necesarios a la estabilidad del todo, se escapan a las miradas del espectador neutral, mientras que la superstructura (planos 1 cartas (1) Cassini de Thury, (1714-1784), nieto del primer director O)! rvatorio de París. Vilebrod Snell van Roien, llamado Snellius. (1580-1626). ENRIQUE DOLL R. 9) « topográficas) se somete al juicio más o menos com- « petente de cada uno. En efecto, como lo establece el distinguido jeo- desta citado, sobre los trabajos jeodésicos, o sea so- bre el fundamento de la Carta, poco o nada sabe la jeneralidad de las personas, pues no se hace visible en la reproducción gráfica sino como un corto núme- ro de pequeños signos convencionales que indican la situación de los vértices 1, en cambio, las operacio- nes del detalle, mucho más aparentes 1 vistosas, son discutidas 1 controladas a cada momento por los técnicos que recorren el terreno teniendo oportuni- dad de comparar directamente las formas i acciden- tes topográficos con su reproducción en el papel. La ardua tarea del jeodesta pasa así casi desa percibi- da; sus bases 1 grandes triángulos sólo se discuten en un círculo mui reducido de hombres de ciencia 1, sin embargo, sin la precisión de estas operaciones, como sin la intachable construcción de los cimien- tos de un edificio, el resto de la obra está espues- to a un seguro derrumbe. Como base del trabajo topográfico, se requiere dis- poner de un cierto número de vértices demarcados establemente en el terreno, de sus coordenadas re- feridas a ejes orientados sobre la superficie de la Tierra, de las alturas relacionadas con el nivel me- dio del mar 1, por último, de las descripciones o ele- mentos necesarios para encontrar los puntos en el te- rreno, reconocerlos 1 verificar su estabilidad o conser- vación. En lo referente a la Carta Jeneral 1 al catastro, nuestro país se encuentra en condiciones favorables. pues puede ahorrarse la costosa esperimentación que 10 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS ha precedido a las grandes obras de esta especie. En efecto, a cada trabajo jeodésico de importancia ha correspondido una serie de publicaciones, ya sea instrucciones o descripciones 1 resultados de los mé- todos empleados, con indicación de sus ventajas e inconvenientes. Es necesario, sin embargo, tener pre- sente que no basta adoptar los sistemas implantados con más o menos éxito en otros países, por el sólo hecho de encontrarse en mejores condiciones de progreso que el nuestro; será indispensable estu- diar en cada caso la adaptabilidad de los sistemas de trabajo a las condiciones del clima i el terreno 1 en cuanto a la organización de los trabajos no sería po- sible desentenderse de lo dispuesto en la lejislación nacional, pues son nuestras leyes 1 no otras las que debemos acatar. Los altos intereses del Estado imponen que la Carta Jeneral de la Repúblea se ejecute en forma que satisfaga a todas las necesidades de la adminis- tración pública, ya sean clviles, militares o po- líticas, naturalmente dentro de los límites posibles de la escala adoptada para el trabajo orijinal del cual se deduce o deriva, por reducción o jeneraliza- ción, el resto de la cartografía nacional. Los trabajos jeodésicos primarios, o sea el con- junto de los grandes triángulos, no sólo tienen hoi día por objeto servir de base al resto del levanta- miento, estableciendo un marco estrecho dentro del cual debe armonizarse el conjunto, sino que dichos trabajos se utilizan también para estudios superio- res de la figura i dimensiones de nuestro globo, pues ningún país, por cortos que sean sus recursos, puede ENRIQUE DOLL R. 11 lójicamente escusarse de contribuir al progreso de la ciencia. A causa del desarrollo siempre creciente de la cons- trucción de ferrocarriles, canales de regadío i de nave- gación, caminos, etc., las necesidades de la técnica civil en cuanto a la cartografía han aumentado en los últimos tiempos. Ya en 1890, Derréeagaix, al in- formar sobre los resultados del Congreso Interna- cional de Ciencias Jeográficas, reunido ese año en París, decía «que la carta topográfica de un país debe descansar hoi día sobre levantamientos a gran escala 1 por consecuencia sobre leveartamientos de precisión» para de este modo poder servir con aciet- to a estudios preliminares de obras de injenietía civil. Por su parte, el Jeneral Frank, jefe del levanta- miento militar de Austria- Hungría, esponía en 1904, en un interesante trabajo, «que el levantamiento moderno de un país, siempre se ejecuta de modo que sea una representación fiel del terreno, tanto como lo permite la escala elejida a fin de que satis- faga a todas las necesidades posibles. Cada profe- sión debe encontrarse en condiciones de llenar sus necesidades cartográficas tomando como bases sus datos. Así, por ejemplo, para el técnico se procurará dis- poner de la exacta dirección de las curvas de nivel, mientras que el militar da la preferencia más bien a las verdaderas 1 claras formas del terreno; así, ser justamente tarea del topógrato satisfacer la primera demanda, mientras que el cartógrato tiene que to- mar en cuenta la segunda exijencia. Siendo las necesidades civiles las más exijentes en cuanto a la cartografía nacional i pudiéndose sa 1 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS isfacer por simple proceso cartográfico las necesi- dades militareside igual clase, son evidentemente las primeras las que deben tomarse por base al es- tudiar el establecimiento de las características para la ejecución del levantamiento orijinal, dado que, satisfechas éstas, se llegará al resultado de colocar a las autoridades militares en condiciones de elabo- rar, partiendo de aquel levantamiento, la carta de guerra por intermedio de los técnicos a sus órdenes. Las condiciones jenerales con que debe cumplir- se todo levantamiento. han sido bien caracteriza- das por Hartl al decir que «el técnico debe quedar en condiciones de ejecutar en el gabinete los estu- dios preliminares de caminos 1 ferrocarriles 1 otros estudios de esta índole, empleando el material de levantamiento del Estado» (1). De estudios hechos por el Injeniero norte-amerl- cano Van Ornum (2) se desprende la gran impor- tancia del cumplimiento de la condición tan clara- mente espuesta por Hartl, de que el técnico pueda ejecutar en el gabinete los estudios preliminares de ferrocarriles, canales, caminos, ete., pues Van Ornum llega a la conclusión de que en los Estados Unidos, ya sólo el estado de Massachusetts habría ahorrado ochenta millones de dollars 1 el de Nueva York otros ciento sesenta si hubiesen dispuesto de cartas con curvas de nivel, al tiempo de iniciar su construcción de ferrocarriles. No otra cosa, aunque en menor esca- habría sucedido entre nosotros, pues todo lo que casta en la carta jeneral, siempre que se trate de 1) HarTL.—«Anales del Instituto Jeográfico Militar de Viena», jina 206. E um. —«Vopographical Surveys and their value». ENRIQUE DOLL R. sal un trabajo que satisfaga a los técnicos, se reembol- sará poco a poco por la economía que ello significa en otros servicios de la administración pública. A la época de nuestra emancipación política la cartografía nacional no se encontraba en un estado de desarrollo uniforme, pues, aunque a lo largo de la costa se habían llevado a cabo bajo la dominación española una serie de trabajos de carácter hidrográ- fico, como ser los de Moraleda Malaspinas 1 Colme- nares, para no citar en obsequio de la brevedad sino algunos de los últimos de aquel período, en cambio de la parte interior del país existían únicamente me- ros cróquis que sirvieron durante largos años de base para diseñar lijeramente algunos detalles en ciertos mapas, como ser la carta española de Cano 1 Olme- dilla 1 en la inglesa de Arrowsmitb. En cuanto a la - rejión cordillerana, aunque conocida de viajeros en la inmediaciones de un cierto número de pasos, era toda «terra incógnita» para la jeografía. Ya en 1823, el ministro de la administración Freire, don Mariano Egaña, pudo estimar en toda su importancia la falta de una buena cartografía, al tratarse de estudiar la subdivisión de la Repúbli- ca en provincias, cuestión que ocupó seriamente en más de una ocasión al parlamento sin que hasta la fecha haya llegado a ser cuestión resuelta, especial- mente en lo que se refiere a los límites de algunos departamentos. Por decreto de 26 de Junio del año citado, el Mi- nistro Egaña, encomendaba a don Juan José Dau- xión Lavaysse la misión de llevar a cabo un viaje. científico por el territorio. Poco tiempo después, el 20 de Diciembre del mismo año de 1823, dábase al » 14 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS Coronel de injenieros, don Alberto Bacler d'Albe, distinguido oficial francés al servicio de Chile, 1 al Injeniero de la misma nacionalidad, don Carlos Am- brosio Lozier, la misión de emprender ya una obra de largo aliento, cual es la confección de un mapa del país acompañado de una descripción topográfi- ca. Nada real resultó de esta segunda comisión como tampoco de la primera. Aunque Bacler d'Albe tenía, al parecer, los conocimientos del ramo que en aque- llos años era posible adquirir, no puede decirse otro tanto 1 en forma tan favorable de Lozier 1 esta magna obra nacional, superior por cierto a los medios de que aquellos hombres podían disponer 1 al máximum de esfuerzo que les hubiera sido posible poner en juego, no pasó más allá de los pocos renglones del decreto. Nuestro eminente historiador, don Diego Barros Arana, al relatar aquellos empeños para llegar a la posesión de una carta de la República, dice, respec- to a Bacler d'Albe, que «sus planos, ¡jeneralmente buenos 1 bastante bien dibujados, dejaban ver un hombre esperimentado en esta clase de trabajos», pero que no sabe si sus conocimientos eran suficien- tes para levantar una carta jeográfica como la que se le había encomendado. En cuanto a su colega Lo- zier, dice el historiador que se trataba de «una es- pecie de ideólogo dotado de ciertos conocimientos jenerales, pero sin lo necesario para desempeñar aque- la comisión .» Difícil sería en la actualidad establecer clara mente el motivo del fracaso de aquel laudable interés por la cartografía nacional que se demostró en los pri- meros años de la vida independiente de nuestro país. El hecho es que poco más tarde aparece Bacler d'Albe, ENRIQUE DOLL R. 15 el único competente para emprender los trabajos, desempeñando otras comisiones completamente aje- nas al levantamiento de la carta del país. Cualesquiera que fuesen las causales del abandono de la obra encomendada a Bacler d'Albe 1 Lozier, es digno de llamar la atención el hecho de que a pesar de la gran escasez de recursos de la joven Repúbli- ca, se tratase ya de los primeros años de la planifi- cación del territorio nacional, trabajo de largo alien- to 1 de tan vastas proporciones. En 1828 pisaba nuestro suelo un distinguido hom- bre de ciencias, don Claudio Gay, francés de naci- miento que venía en el carácter de contratado para un establecimiento particular de instrucción. Bien pronto llamó so bre sí la atención por sus vastos cono- mientos 1 reconocidos sus méritos por el Gobierno, pasó a servir la administración pública con el entu- siasmo 1la enerjía que le ha reconocido unánimemente la posteridad. El decreto por el cual se contrataba a don Clau- dio Gay lleva las firmas del Presidente Ovalle 1 de su Ministro Portales i es de fecha 14 de Setiembre de 1830. Encargábasele el estudio de nuestro territo- rio en un plazo de tres años 1 medio. Según el contrato, la misión de Gay debía com- prender «la jeografía física 1 descriptiva de Chile con observaciones sobre el clima 1 temperatura en cada provincia, adornada de cartas jeográficas de cada una de ellas 1 de láminas, vistas 1 planos de las prin- cipales ciudades, puertos 1 tíos» Quedaba de este modo relegado a segundo término el levantamiento de la carta jeográfica pur cuanto se daba mayor 1m- 16 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS portancia al estudio que se le encomendaba de la jeo- lojía, histo:ia natural, aguas minerales, ete. Don Claudio Gay, infatigable esplorador cientí fi- co, inició inmediatamente sus viajes que prosiguió hasta 1839. Informaba sobre los resultados de cada una de sus escursiones a una comisión designada al efecto por el Supremo Gobierno. En esos informes pueden encontrarse interesantes párrafos referen- tes al estado de la cartografía nacional antes de' que él iniciara sus trabajos. Así, por ejemplo, en un in- forme que se refería a la rejión de Coquimbo, decía Gay a la citada comisión. «Consúltese el mapa de Arrowsmith, que es sin contradicción el mejor, a lo menos por lo que respec- ta al interior de Chile, se admira uno de que tantos errores se hayan propagado hasta el día de hoi no obstante el gran número de viajeros que han visi- tado estas provincias tan ricas, tan conocidas 1tan dignas de la atención del minero europeo.» Con respecto a la jeogratía del interior de la en- tonces provincia de Valdivia, Gay se espresaba con verdadera dureza, pues dice, dirijiéndose a la comi- sión con fecha 4 de Julio de 1836: «Desde mis prime- ras observaciones a este respecto he visto cuán falsas ¡ casi indignas de la crítica han sido las cartas de Chile publicadas hasta la fecha. Hai en ellas errores estremada mente groseros que prueban haber sido ejecutados más bien por la necesidad de no dejar va- cios en los mapas jenerales, que fundados en un tra- bajo digno de confianza.» Aunque las cartas de Gay constituyeron gran pro- greso para la cartografía nacional, no se basaron, sin embargo, en una triangulación estendida a lo largo ENRIQUE DOLL R. 17 de todo el país. Por otra parte, dicha triangulación no habría sido posible por el escaso tiempo que se pudo dedicar a la parte jeográfica, ni tampoco con los medios de que dispuso Gay. En 1842 regresaba Gay a Europa para ocupat- se desde 1844 a 1855 de la elaboración del material recojido con tan decidido empeño. El mapa que acompaña a su obra fué grabado en piedra por la reputada casa de París, Erhardt Fréres. En cuanto a su presentación, no dejó que desear en aquella época, no así en lo referente a su uso jeográfico, sobre el cual ¡se hicieron más tarde algunas observaciones. El verdadero carácter de la obra de Gray, en cuanto se refiere a la jeografía, ha sido mui bien espuesto en el informe presentado por Boussingault a la Aca- demia de Ciencias de París i reproducido en los Ana- les de nuestra Universidad en el año 1859. «No puede exijirse», dice Boussingault, «que un viajero por más hábil que se suponga, levante sólo el mapa de una comarca estensa con la misma pre- cisión que emplearía en esta operación el personal de un cuerpo de injenieros. El tributo que paga el viajero a la ciencia jeográfica, es ordinariamente un bosquejo, cuya importancia de todo punto rela- tiva, depende principalmente de la escasez de docu- mentos más exactos: sus noticias no comprenden por lo regular, más que simples reconocimientos del terreno que, a pesar de todas sus imperfecciones, son sin embargo de gran interés, en cuanto: ellas indican de una manera jeneral la dirección de las cadenas de cerros, la posición 1 estensión de los gran- des valles, el curso de los ríos; en una palabra, ellas satisfacen a las primeras necesidades de la jeografía 2 .—ANALES.—ENERO-FEBRERO. 18 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS física. Sim duda, trabajos ulteriores rectificarán o añadirán muchos detalles; la posición de tal ciudad, de tal afluencia de un río será colocada algunos mi- nutos más o menos distante del meridiano; pero por lo regular estas adiciones o rectificaciones no mo- difican, el conjunto.» Con fecha 10 de Octubre de 1848, antes de termi- nar Gay sus trabajos, se contrató a don Amadeo Pis- SIS, in jeniero francés que había hecho sus estudios superiores en la Escuela Politécnica de París, para que se encargase del levantamiento de un nuevo mapa del país. Pissis, que había trabajado en el Brasil 1 en Boli- via, venía precedido del prestijio suficiente para en- contrar el necesario apoyo en la magna obra que se encomendaba a su competencia. El levantamiento de Pissis se basó ya en una triangulación 1 esta carta ha sido la única que du- rante muchos años se ha empleado en el país, slien- do su escala la de 1: 250,000. La carta de Pissis, grabada cuidadosamente en co- bre, es de una presentación cartográfica satisfacto- ria, pero en cuanto a su exactitud ha sido objeto de diversas observaciones, entre otras de parte del dis- tinguido injeniero don Alejandro Bertrand, quien ha publicado un, estudio especial al respecto (1). El distinguido bibliógrafo, don José Toribio Me- dina, se espresa en su obra Mapoteca Chilena, respecto a la obra de Pissis, en la forma siguiente: «Es fácil comprender que un trabajo de esta naturaleza, ni (1) BERrRASD.— «Memoria acerca de la formación del plano to- di Chile», ENRIQUE DOLL- R. 19 queda desde luego completo ni puede tampoco dejar de adolecer de errores de alguna consideración; pero tal como es, puede asegurarse que es el mejor de los de su clase levantado hasta ahora en la América del Sur, 1 que el país i el Gobierno que lo inició i los que lo fomentaron después pueden sentirse lejítima- mente satisfechos. (1). in 1834 aparece el primer trabajo hidrográfico nacional i desde entonces a la fecha, año por año ha pagado su tributo nuestra marina de guerra al pro- greso siempre creciente de la hidrografía de la costa, tarea ardua 1 de largo aliento, especialmente en la parte sur del territorio. Considero inoficioso entrar a detallar las diver- sas Cartas parciales de nuestro país, pero ello ha sido tratado ampliamente por nuestro apreciado colega don Luis Risopatrón (2). Basta esponer que cada esfuerzo en el sentido del progreso jeográfico representa una contribución no siempre fácil de apreciar en todo su mérito, dado que el ideal en este sentido sólo se alcanza por aproxi- mación sucesiva 1 aunando muchas enerjías, vo- luntades 1 más de algún sacrificio jeneralmente igno- rado. Considerándose probablemente por el Gobierno que la Carta de Pissis satisfacía cumplidamente las necesidades cartográficas del país, se abandonó du- rante varios años toda iniciativa de llegar a un co- nocimiento más completo de la topografía del te- (1) J. T. Menixa.-—«Ensayo acerca de una Mapoteca Chilena».— Santiago, 1889. (2) Lurs RisoPATRÓN.—(«Reseña jeneral sobre el estado actual de la cartografía americana». —Santiago. 1909. 20 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS rritorio. Sólo en 1887, al promulgarse la lei de la reor- ganización de los Ministerios, se encomendó al nuevo Departamento de Industria 1 Obras Públicas los planos del territorio de la República, que hasta en- tonces se habían hecho bajo la dependencia del Mi- nisterio del Interior. La creación de la Dirección Jeneral de Obras Públicas por Lei de Enero de 1888 vino a confirmar la disposición anterior, encomen- dando a la Sección de Jeografía 1 Minas de esa ofici- na la confección de cartas del territorio 1 la recopi- lación de todos los planos de propiedades de parti- culares con el objeto de formar una especie de plano catastral. Desgraciadamente, desde un principio no se asignó a la nueva repartición los fondos más in- dispensables para el cumplimiento de su cometido, de suerte que su labor se ha visto casi completamen- te anulada por la causal apuntada. La circunstancia de tener que dar cumplimiento al Tratado de 1881 referente a los límites con la Re- pública Arjentina trajo como consecuencia en 1889 la organización de la Comisión Demarcadora de Lí- mites con la República Arjentina. Durante el período de 1889-1906 partían anualmente a la zona de la Cordillera de los Andes comisiones de injenieros que operaban a lo largo de nuestras fronteras. lista la- hor dirijida durante la mayor parte de ese período por el distinguido injeniero don Alejandro Bertrand realizada pacientemente i casi ignorada del públ:- fué de resultados altamente beneficiosos para artografía nacional. Los trabajos de la Comisión Límites arrojaron luz sobre más de algún oscuro de nuestras cordilleras, especialmente en la| tral a donde no habían alcanzado los levan-| ENRIQUE DOLL R. 21 tamientos de Gay 1 de Pissis. Esos trabajos fueron una verdadera revelación al mundo científico sobre la conformación de la Cordillera de Los Andes, entre los “paralelos 40% 1 52% de latitud. A los trabajos de la comisión de Límites, en la parte montañosa, se agregan en 1893 los del Esta- do Mayor Jeneral del Ejército 1 en 1907 los dela Ofici- na de Mensura de Tierras, sucesora de la primera, en el valle Central. La tarea encomendada al Estado Mayor del Ejér- cito 1. a la Oficina de Mensura de Tierras es ya de índole bien diversa a los trabajos de Gay 1 de Pissis. Se trata, en efecto, de levantamientos a gran escala 1 con curvas de nivel. Ambas oficinas operan a la escala de 1: 25,000 para el levantamiento orijinal, pero desgraciadamente con diversas características 1 con distinta precisión. Reuniendo todos los datos existentes 1 comple- tándolos con los trabajos de la Comisión de Límites, la Oficina de Mensura de Tierras publicó en 1910 un mapa de Chile, que puede considerarse lo más perfecto que tenemos hasta la fecha ¡ que por este motivo debe adoptarse como el plano oficial de la República. Levantamientos más exactos 1 prolijos modificarán sin duda algunos de los datos consigna- dos en esa carta, pero el conjunto permanecerá in- variable. Disuelta la Oficina de Mensura de Tierras a prin- cipios de 1915, se creó la Oficina del Plano Topo- gráfico, la que fusionada con la Inspección Jeneral de Jeografía de la Dirección de Obras Públicas, tiene a su cargo el levantamiento del Plano del país de acuerdo con la Lei antes citada de Enero de 1888. 22 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS Considerando que la ejecución de planos diferen- tes por diversas oficinas constituye un derroche de tiempo 1 dinero no justificado, el Gobierno designó en 1916 una comisión, de la cual tuve el honor de formar parte en unión de mi distinguido colega don Luis Risopatrón para que informara acerca del pro- cedimiento que debiera seguirse en la confección del plano del país. Después de un detenido estudio 1 con gran acopio de razones, llegamos a la conelu- sión, que las disposiciones legales, la conveniencia para los estudios de injeniería civil i las necesidades políticas, obligaban a encomendar a la Oficina del Plano Topográfico la dirección Jeneral de los tra ba- jos, sin perjuicio de la ayuda material que pudieran prestarle otras oficinas, como las del Estado Mayor Je- neral del Ejército, Oficina de Tierras 1 Colonización, etc. Otros miembros de la Comisión, entre los cuales se contaban nuestros colegas señores Obrecht 1. Sap fueron de opinión de que los iusbajos li ini- bad os por el Estado Mayor del Ejército debían pro- seguirse en vista dela labor ya realizada 1 de las su- mas invertidas en ellos. El Gobierno no ha tomado hasta la fecha resolu- ción al respecto 1 se ha continuado en la ingrata ta- rea de llevar adelante dos levantamientos que por las condiciones enunciadas más arriba no podrán for- mar un conjunto armónico. La magna obra nacional que constituye la Carta Jeneral de la República, debe emprenderse de una vez con todo empeño i decisión, pero en forma que satisfaga ampliamente a las necesidades técnicas, civiles i militares, así como también a las del futuro catastro, pues no. debe olvidarse lo que ha dicho ENRIQUE DOLL R. 23 Frank con toda propiedad que «cada levantamiento de un país exije un gasto tal de tiempo 1 dinero, que ningún Estado se puede permitir el lujo de un levan- tamiento doble.» : El estudio detenido de las características e ins- trucciones técnicas para la ejecución de la Carta Je- neral de la República, se ha impuesto con la eviden- cia de los hechos, así como la necesidad de aunar en un solo servicio, de acuerdo cof la lei, todos los es- fuerzos. En esta forma, una repartición única, ro- bustecida 1 bien dirijida podría dar término a una obra que nunca será enteramente comprendida en todo: su alto interés 1 vastísimas aplicaciones, ya sea bajo el punto de vista práctico o científico, como en su carácter económico para el Estado. Hombres emi- nentes, como el ilustre historiador don Diego Ba1ros Arana, han reconocido desde tiempo atrás la verdad de lo aseverado. En su interesante trabajo sobre la vida 1 obras de don Claudio Gav decía, al tratar del conocimiento del territorio: «Por nuestra parte, creemos que los Gobiernós cultos están en la obli- gación indeclinable de hacer estudiar su territorio ide dar a conocer a propios 1 estraños las produc- ciones de su suelo, no sólo por el interés puramente industrial, sino para satisfacer las aspiraciones «clen- tíficas de toda sociedad civilizada.» Si lo anterior se ha dicho 1 aplicado con tanta pro- piedad a los trabajos científicos en jeneral, se puede decir en particular, de la Carta de la República, la que fuera del interés científico lleva en sí un fin alta-* mente práctico 1 económico a la vez. He tratado de esponer sumariamente lo que se ha hecho hasta ahora en nuestro país, en cuanto se | 24 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS refiere a la representación gráfica del territorio, 1 he enumerado lo que actualmente se lleva a cabo. Me asiste la esperanza de haber logrado convencer a mis distinguidos colegas de la importancia primordial que tiene para toda obra de injeniería civil el cono- cimiento exacto de'la topografía del terreno i la ne- cesidad imprescindible que existe de que la Facul- tad de Ciencias Físicas 1 Matemáticas, reunión de los miembros más conspícuos de nuestro cuerpo de injenieros nacionales, trate por todos los medios a su alcance de enrielar hacia un fin determinado el hermoso problema de dotar al país de un plano digno de su cultura. «Dans les sciences 1l n'y a jamais rien de plus aisé que se qu'on a fait hier, et rien de plus difficile que ce que l'on fera demaln .» La esperiencia recojida, ahora fácil, nos permiti- rá abordar con éxito los difíciles problemas del por- venir, cuya correcta solución se encuentra tan di- rectamente ligada a los bien entendidos intereses de la Nación como al fomento 1 desarrollo de las indus- trias. Pocas necesidades hai sin duda con carácter de tanta urjencia, encontrándonos al frente de un vasto problema, el cual podremos abordar con nues- tros propios elementos nacionales sin el menor te- mor respecto al éxito que corresponde a la impor- tancia de la obra. AC H mifestado anteriormente que la base funda- menta! odo trabajo topográfico consiste en el 159) Qt ENRIQUE DOLL R. levantamiento jeodésico más exacto que pueda lle- varse a cabo. e Sería conveniente, por lo tanto, que al continuar los trabajos iniciados en nuestro país.se aplicaran uniformemente los principios puestos ya en prácti- ca por la Oficina del Plano Topográfico 1 que se fun- dan en la esperiencia adquirida en los trabajos de esta índole ejecutados en los países europeos. Aunque nada de nuevo podría decir al respecto, he querido recopilar brevemente las ideas jenerales que sobre los trabajos jeodésicos son universal men- te aceptadas. «Aquellos trabajos que deben preceder al levanta- miento del detalle de un país, se designan en lo prin- ipal por las espresiones triangulación primordial 1 nivelación de precisión», decía el eminente jeodesta Helmert, en el Congreso de Jeómetras, celebrado en Frankfort en 1877. Las características jenerales de estos trabajos jeodésicos de triangulación 1 nivela- elón, preliminares a las operaciones de triangula- ción inferior 1 al levantamiento topográfico, como la ejecución de los cimientos a la construcción de un edificio, necesitan ser fijadas con la mayor precisión. El conjunto de las triangulaciones jeodésicas pue- de subdividirse en triangulación principal, interme- dia i en detalle. Se emplea sin embargo con más fre- cuencia la clasificación por órdenes, dándole la de- nominación de triangulación de primer orden al con- junto de triángulos que constituyen el mayor desa- rrollo del trabajo, triángulos de tamaños variables, según sean las condiciones del terreno i las dificul- tades que puedan presentarse por la existencia de bosques por ejemplo. Así en la triangulación del arco 26 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS transcontinental norteamericano (1) los triángulos de primer orden que en la rejión oriental bajan aún de 20 kilómetros por lado, suben hasta 294 como máxi- mum en las montañas Rocallosas. Los tratadistas están de acuerdo en que los trián- gulos de dimensiones excesivas atrasan invariable- mente el trabajo 1 que la dimensión de 40 a 60 kiló- metros por lado para los de primer orden es a la vez la más apropiada 1 económica (2). Para relacionar la triangulación de detalle, cuyos lados son aproximadamente de 5 a 16 kilómetros de largo, se ejecuta una triangulación intermedia, llamada también de segundo orden, que permite relacionar mejor el trabajo inferior al superior. Los vértices suplementarios se emplean también en el segundo orden cuando para la triangulación de esta categoría ha sido necesario proyectar triángulos de mayor dimensión que la corriente. En cuanto a la forma de las triangulaciones pri- marias. las hai de mallas continuas, cubriendo todo el terreno 1 otras en forma de cadena o también de polígono. Los países con gran estensión en todo sentido, como por ejemplo Francia, India, Alemania, Bra- sil, etc., con el objeto de acelerar el trabajo 1 poder operar con mayor economía, han empleado redes en forma de parrilla, dejando espacios libres de 200 a (1) The transconintal triangulation and the American Arc of the Parallel.-—Washington, 1900. 2) Podrán consultarse numerosos detalles sobre este tema en la obra «Instrucciones para el reconocimiento trigonométrico desti- do a ubicar las triangulaciones o bases jeodésicas», publicado por la Oficina de Mensura de Tierras, 1907. ENRIQUE DOLL R. 21 o 300 kilómetros de ancho. destinados a redes de relle- no, medidas con menor precisión i por tanto de in- ferior “costo. | Las redes en forma de polígono no serían, pues, de ventaja alguna para un país de forma alargada 1 angosta como el nuestro, por cuanto la red de re- lleno vendría a tener sólo un lado de primer orden de amplitud. Las grandes cadenas de triángulos se han em- pleado especialmente para las medidas de arcos de - meridiano o paralelo, con fines de jeodesia supe- rior, requiriéndose para las mediciones angulares de una cadena de triángulos simples o de una red en polígono, mucho mayor exactitud que para las redes continuas. . Entre los mayores arcos medidos tenemos el que en Europa se estiende a lo largo del paralelo 52% con 4,730 kilómetros de estensión 1 el norte-americano, en el paralelo 39%, con 4,224 kilómetros. Actualmen- te se trabaja en un arco de meridiano, que, a partir del Cabo de Buena Esperanza, se estenderá con 7,200 kilómetros hasta Alejandría. En cuanto a los trabajos de esta especie en Amé- rica, tiene especial interés el gran arco de meridiano proyectado uniendo los trabajos jeodésicos de Js- tados Unidos a los de Méjico 1 éstos con los que se ejecutan en Sud América. La Unión de todos estos tra- bajos dará un arco cuya amplitud se estima alcan- zará de 125% a 140%, superando entonces al gran arco africano. e Sobre la cooperación que podrá corresponder a Chile 1 a la Arjentina en la mensura del gran arco de meridiano citado, el mayor posible. sobre la Tierra, 28 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS ) es de confiar que el porvenir proporcione la ocasión a ambos países de prestijiarse ante los círculos cien- tíficos europeos (1). | Las operaciones jeodésicas comprenden el recono- cimiento, construcción de señales 1 pilares, medicio- nes angulares 1 de bases. El reconocimiento trigonométrico, destinado a la. selección de los vértices que unidos entre sí consti- tuirán las redes jeodésicas, cuyas mallas forman el «esqueleto del trabajo, 1. a la ubicación de las bases, cuya medida proporcionará las dimensiones lineales de la red, comprende una serie de investigaciones 1 operaciones preliminares que deben encomendarse a personas esperimentadas, o que poseen el don del fácil dominio del terreno 1 sus dificultades. Un operador mui esperimentado en esta clase de estudios, el injeniero Erfurt, dice que «el reconoci- miento es un trabajo mul fatigoso, de mucho tiempo ¡ exitante, que reclama grandes exijencias de la re- sistencia física 1 moral. En efecto, el jeodesta ocupado en trabajos de re- conocimiento, teniendo que investigar todas las so- luciones posibles hasta proyectar una red que equi- valga a la mejor solución del problema cuyo estu- dio se le ha encomendado, necesita movilizarse con actividad especialmente allí en donde no existe cat- tografía anterior, siquiera medianamente buena 1 digna de confianza para llegar al resultado, cual es el proyecto de red jeodésica jeneral con sus redes de base. l) Greve. «Rapport sur les travaux jeodesiques au Chili», publi- ido en las actas de la Asociación Jeodésica Internacional, 1913. ontiene datos mui interesantes sobre el arco de meridiano Chile- no-Arjentino. ENRIQUE DOLL R. 29 El reconocimiento de las redes inferiores se lleva a cabo con la plancheta, sobre el tablero de la cual se ha colocado la serie de vértices de orden superior a los cuales es necesario ligar el trabajo, a más del trazado. de los márjenes de las hojas de la futura carta, para poder elejir convenientemente la ubica- ción de los vértices en forma de que a cada hoja de la carta corresponda el número de ellos que se esti- ma necesario 1 con una distribución apropiada. Además, a cada vértice jeodésico debe correspon- der una reseña de reconocimiento, en la cual se ano- tan todos los datos de ubicación, acceso, materiales de construcción, etc., de la señal que al punto se refiere. Para los vértices de primero 1 segundo orden se exije, ya sea un pilar de albañilería de piedra o una pirámide robusta de madera, en forma de que ha ya garantía absoluta de estabilidad, al menos en lo re- ferente a la parte esterior durante el tiempo que re- quieran las mediciones angulares, pero la demar- cación subterránea debe ser absolutamente estable. Los pilares destinados a recibir el universal jeo- désico con el cual se hacen las mediciones, demart- can i perpetúan al mismo tiempo el vértice, teniendo para ello una serie de marcas a distintas alturas, pero todas sobre una misma vertical, fuera de los testigos o referencias alejadas del vértice, que se co- locan como garantía, para que en caso de que el pi- lar mismo fuera destruído hasta sus cimientos. la posición del punto pueda ser reconstruída con exac- titud. | En los terrenos boscosos es necesario jeneralmen- te elevar el punto de estación del instrumento, ¡1 no l 30 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS son raros los casos en que ha sido necesario llegar a grandes lalturas, cincuenta 1 más metros para la cúspide de la señal 1 treinta a treinta 1 cinco pata el instrumento. Aún en casos especiales, como en los trabajos de triangulación del paralelo 39% en los Es- tados Unidos, se ha llegado al máximum de 46 me- tros de altura para el punto de estación 1:84 metros para la cúspide de la señal. Como punto de mira en las grandes triangulacio- nes se emplean, ya sea señales elevadas o los helio- tropos 1 colimadores, según las circunstancias. - El heliotropo, instrumento ideado en 1821 por el astrónomo Gauss, es hoi día uno de los dispositi- vos más empleados, pero en la forma modificada por Bertram. Este modelo consiste en un pequeño es- pejo perforado, el cual, en combinación con una pí- nula, permite dim los rayos solares hacia el obser- vador que maneja el instrumento 1 aún a grandes distancias que superan a cien kilómetros cuando se trabaja en cerros elevados 1 con atmósfera clara. Para los grandes triángulos, como los que consti- tuyen la triangulación norteamericana en las mon- tañas Rocallosas, el heliotropo ha tomado dimen- siones estraordinarias 1 aún ha debido reemplazarse por señales luminosas artificiales, como enel caso de la unión jeodésica de España 1 Arjelía, en donde el heliotropo no dió resultado. Hoi día se constituyen 'heliotropos con adoptación de linternas de acetileno, para los triángulos de'di- mensión media 1 grandes colimadores' en el caso de dimensiones estraordinarias. Entre éstos podríán citarse por ejemplo los modelos Lepaute 1 Faimi. En Estados Unidos se emplean, desde 1902, linternas ENRIQUE DOLL R. 31 de acetileno para trabajos nocturnos, con éxito has- ta 50 kilómetros de distancia. En la unión jeodésica de las islas de Malta i Sici- lia al continente se empleó el colimador Lepanti, con luz oxi-acetileno, el cual pudo verse siempre a simple vista hasta una distancia de 123 kilómetros. -El proyector Faini es visible a 193 kilómetros a ojo desnudo i con anteojo de 25 diámetros de aumento se le puede ver a 286 kilómetros. Tiene, pues, hoi la ciencia a su disposición pode- rosos medios de trabajo, que a la época de las pri- meras triangulaciones no había base siquiera para 1¡majinar. En las mediciones angulares modernas se emplean universales jeodésicos provistos de microscopios 1 cuya lectura directa sobre los tambores de estos instrumentos por artistas especialistas en mecánica de precisión i debido al progreso siempre creciente del ramo, ha podido ser reducido considera blemente el tamaño primitivo de los instrumentos, haciéndo- los más trasportables. Así, los primeros instru men- tos empleados en las triangula ciones de India e In- glaterra tenían el limbo horizontal de noventa 1 un centímetro de diámetro i hoi día el tamaño más frecuente de universal jeodésico empleado en trian- gulación primaria tiene sólo veintisiete centíme- tros para dicha dimensión. Los errores que afectan a las mediciones angu- lares no sólo provienen de las graduaciones, punte- ría i lectura, sino también de la falta de ajuste im- perfectamente eliminada, de errores de excentri- cidad 1 de los ejes. de flexiones de las piezas de los instrumentos, de errores periódicos 1 accidentales 32 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS de los tornillos, de la falta de ajuste de los micros- copios, etc. El jeodesta debe combinar juiciosa men- te sus mediciones en forma a eliminar la influencia de estos errores imstrumentales, escojiendo además los momentos más apropiados para las observacio- nes, o sea, las primeras horas de la mañana 1 las úl- timas de la tarde, para la medida de los ángulos acu- mutales, 1 las cercanas al mediodía para las mensu- ras cenitales, a causa de ser en la mañana 1 tarde las imájenes más tranquilas 1 en vista que la refracción pasa por el mínimum de su influencia a la hora del mediodía o sus cercanías. ; Durante muchos años las mediciones angulares se ejecutaron por medio de la repetición, método pro- puesto por Tobías Mayer en 1752 1 aplicado por Borda tres años más tarde. Ho1 día se prefiere la me- dición por'series, propuesta por Gauss en 1822 1 apli- cada con tanto éxito por Bessel i Struvs, o bien la medida por ángulos en todas las combinaciones de las direcciones, de dos en dos. Con el empleo de la reiteración para las medicio- nes angulares, midiendo por series de direcciones, se consigue eliminar en gran parte la influencia de los errores de graduación, para lo cual se emplea el desplazamiento simétrico del oríjen de la gradua- ción con respecto a la dirección aceptada como in1- cial, dependiendo el número de posiciones_de la exac- titud de la graduación. Sin embargo, aunque el sistema de mediciones por reiteración en series parece tan sencillo 'a ' primera vista, las condiciones climatéricas pueden afectar- o en alto grado, hasta el punto de que la simple me- pl dida por ángulos en todas las combinaciones de di- [$3 (du) ENRIQUE DOLL R. rtecciones de dos en dos, resulta más económica. Schreiber, jefe que fué de la oficina prusiana de le- vantamientos, ha encontrado que, para la triangu- lación de primer orden, el trabajo de punterías 1 lec- uras que se hace en el terreno en cinco a seis meses, podría realzarse en treinta horas de trabajo contí- nuo, si la bondad de las imájenes no fuera perturba- da por las condiciones meteorolójicas. ln compro- bación de esta afirmación cita el caso de haberse hecho 11,108 punterías en sólo 39 estaciones pri- AS rt Como consecuencia de las dificultades espuestas, nació en Alemania el sistema de medición por com- binaciones binarias de direcciones, o sea, el llama- do método de Schreiber, por su /autor, sistema que, aunque teóricamente más largo que la reitera- ción por series, resulta más económico 1preciso en la práctica, trabajándose bajo un programa fijado de antemano, para la realización del cual la exijen- cia de visibilidad o bondad de imájenes se refiere siempre sólo a dos direcciones, las de la combinación binaria en que se Opera. «Respecto a este sistema de medición por ángulos en todas las combinaciones 1 en diversas partes del círculo reiterador, dice Bassot, jefe de la oficina francesa, al compararlo con la reiteración adoptada en Francia en 1867 1 refiniéndose a la última: «Este método es perfecto en los países como Arxjelia 1.el mediodía de Francia donde el tiempo es en jeneral claro 1 descubierto i donde se pueden hacer, por lo tanto, casi siempre series completas. Pero en los países brumosos del norte 1 del este, estas condicio- nes no se llenan ya, 1 sucede entonces que los ángu- 3.—ANALES.—ENERO-FEBRERO 34 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS los formados por dos direcciones, son deducidos de observaciones hechas sobre cada una de ellas en series en donde no entra la dirección conjugada. Las ventajas del método de observación por jiros de horizontes desaparecen 1 se presta, al contrario a críticas justificadas.» Este es el motivo porque en 1900 se reemplazó en Francia para los trabajos de la parte Norte del país, el método de jiros que se aplicaba, por el de án- gulos como se emplea en Prusia. Delicadas esperiencias de Schreiber llevaron a la con- conclusión que para una serie de instrumentos de los mejores fabricantes alemanes, poco más de la mitad - del error medio que afectaba a una dirección ob- servada, correspondía a los errores accidentales de graduación. Hoi día se acepta, con Reimhertz, que un teodolito reiterador proporciona próximamente la misma precisión que uno repetidor de doble diá- metro. A Entre los perteccionamientos de los instrumen- tos jeodésicos 1 astronómicos que han hecho época, se tiene la introducción del micrómetro en el anteojo, por Gascoigne en 1640, en el cual se sustituyó en 1755 el delgado hilo de plata que se empleaba hasta en- tonces por el retículo de tela de araña. El nonio in- ventado por Núñez no tuvo suficiente aceptación ¡ el que hoi se emplea en los instrumentos pequeños 's el modelo ideado por Vernier en 1631, que se reem- plaza en los instrumentos jeodésicos por el micros- copio micrométrico. mui superior en precisión. ENRIQUE DOLL R. 35 . * E * Sería completamente inútil gastar paciencia 1 tra- bajo en la medición prolija de los ángulos si no se procediera en igual forma en la medición de las ba- ses, otro de los elementos principales de los tra- bajos jeodésicos de primer orden. Se requiere la médida de una o más bases. según sea la estensión del trabajo, para calcular el valor lineal de los lados de la red jeodésica. En todo caso será conveniente intercalar a lo menos dos bases con el objeto de obtener un control. La dimensión más corriente para las bases jeodé- sicas es la de 5 a 8 kilómetros 1 para su medida es costumbre dividirlas en secciones. Era frecuente al principio mensurar grandes bases, a pesar de las di- ficultades inherentes a una operación de esta clase; más tarde se modificó el criterio a este respecto en vista de que con la base medida por Madridejos en 1858 en España se dejó establecido que una base pe- queña, bien medida 1 convenientemente ampliada. podía proporcionar resultados equivalentes a una de mayores dimensiones. Ya en 1819 la medida de una pequeña base por el profesor Swerd había lla- mado la atención en Alemania. Trabajos cuidadosos de Ferreo llevaron más tar- de a la conclusión que la simple red de ampliación de una base reducía la precisión a la quinta parte, con lo cual quedaba establecida la necesidad de ob- tener una buena configuración de dicha red de am- pliación i aumentar el largo de la hase misma. con el objeto de disminuir el número de triángulos em- 36 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS pleados en el desarrollo. Aun se espuso la idea de la conveniencia de medir directamente un lado de la red, lo que pudo realizarse sólo con la introducción de las medidas rápidas por medio de alambres 1 en terrenos especialmente favorables, como en el caso de los trabajos modernos en Sud-Africa. - Pizzetti (1), afamado jeodesta 1 profesor italiano, ha espuesto un resumen de la historia de este delicado problema en la forma siguiente: «Se había estable- cido la opinión entre los jeodestas, en tiempos no lejanos, que los lados directamente medidos de las redes jeodésicas deberían ser mui pequeños. Las ba- ses de diez kilómetros eran consideradas como de lonjitud excesiva; se pensaba, no sin cierta razón, por otra parte, que el aumentar más allá de ciertos li- mites la lonjitud, multiplicase, fuera de la fatiga 1 del costo. también las causas de error, 1 que conve- nía dedicar gastos 1 trabajos a medir, con cuanta más precisión fuese posible, pocos kilómetros de base 1 deducir de estos los lados ordinarios de la red, mediante una serie de triángulos con lados crecien- tes (red de ampliación) de los cuales los ángulos fue- sen medidos con particular precisión.» «La esperiencia ha modificado ahora un tanto la opinión de los jeodestas. La discusión de los erro- res medios de las principales redes de Europa pone en evidencia esta red de ampliación como el punto débil en las trian gulaciones.» medida de bases por medio de reglas jeodésicas es una operación tan delicada como costosa. Se re- quiere para una operación de esta especie un nume- (1) PizzerT71 Pivista di Topografia e Catastro». —1904. ENRIQUE DOLL R. 37 roso personal el cual encuentra dificultades graves entre otras en la determinación de la verdadera tem- peratura de las reglas. Puede considerarse que cada país tiene su aparato para medida de bases especial, habiendo algunos que han hecho uso de varios dis- tintos. Perrier tiene razón al decir «Tantos países, tantos sistemas, podría decirse 1 por consiguiente tantos grados de precisión. (1). El largo primitivo de los aparatos de bases era jeneralmente de dos toesas, o sea cercano a cuatro metros. Actualmente se llega al máximo de cinco me- tros de lonjitud en Estados Unidos 1 en el Japón. Las reglas pueden ser monometálicas, como la de fierro, empleada en Austria ila de España o bien la regla en hielo fundente usada en Estados Uni- dos, o también bimetálicas, sistema del cual hai nu- merosos modelos, a saber, entre otros: Brunner (pla- tino 1 bronce), Colby (fierro 1 cobre), Schott (acero 1 zinc), Porro (fierro 1 bronce), Bessel (fierro 1 zinc), etc. El platino iridiado que se emplea en las reglas prototipos o en los aparatos de medida de bases, ha duplicado de precio en los últimos años; pero fe- lizmente, nuevas aleaciones de acero 1 níquel han entrado a competir con él. Con la publicación de los trabajos 1 estudios de Jaederim. referentes a la medida de bases con hilos 1 cintas metálicas, se desarrolló el interés por esta clase de medidas rápidas. En efecto, había por ello sobrado motivo, pues en las medidas comparativas con el aparato de Struve empleado en Rusia, que sólo permitía la medida de 140 a 160 metros por hora, con el método de Jaederin se consiguió medir (1) PERRIER. —(«Rapport sur les mesures de bases».—1888. 38 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS hasta 550 metros en igual lapso de tiempo, que- dando demostrada su precisión en la medida de dos bases rusas (1). El primitivo aparato de Jaederin era en realidad un aparato bimetálico en el cual las reglas cortas han sido reemplazadas por alambres de 20 a 25 me- tros de largo, uno de ellos de acero 1 el otro de bron- ce, ambos niquelados 1 encontrándose por lo tanto en igualdad de condiciones en cuanto a las influen- clas esteriores. listos alambres llevan regletas en sus estremos, con sus respectivas escalas, 1 se les so- mete, al tiempo de medir, a una tensión de diez ki- lógramos por medio de dinamómetros apropiados ¡ con el auxilio de una serie de trípodes provistos de marcas especiales. En realidad. con el primiti- vo aparato de Jaederin, la medida se hacía por du- plicado, con el alambre de acero 1 con el de bronce. Conocidos los coeficientes de dilatación de los alam- bres empleados, se deducían fácilmente los coefi- cientes que debían introducirse en los cálculos para determinar el largo de los tramos entre dos marcas sucesivas de los trípodes. Los detenidos estudios de Guillaume (1) sub-di- rector de la oficina internacional de pesos 1 medidas, lo llevaron al descubrimiento de las “interesantes propiedades de las aleaciones de acero 1 niquel, 1m- poniéndose luego la adopción de estas aleaciones n la técnica. Guillau me encontró una aleación de ace- níquel, cuyo coeficiente de dilatación se encuentra ures des bases de Moloskovitzi et de Poulkovo execu- 3 avec Lappareil de Jaederin por A. Bousdorff, Helsing- (1 ILLAUME, —«Les aplications des aciers au nickel, avec un ppend théorie des aciers au nickel», —París, 1904. ENRIQUE DOLL R. 39 vecino al del platino. Después de una serie de espe- riencias i comprobaciones, se llegó a obtener alam- bres, que pasados por la hilera 1 por lo tanto fuerte- mente estirados, eran suficientemente estables en su largo, con lo cual quedó ya resuelto el problema de la medida rápida de bases jeodésicas, reemplazando entonces los dos alambres de acero ¡ bronce nique- lados de Jaederin, por uno solo de acero—níquel al 36%, aleación que ha recibido el nombre de «nvar» a causa de su escasa variación por las diferencias de temperatura. | El acero níquel no sufre con el aire húmedo ni con el agua fría; admite pulido, se puede laminar 1 pasar por la hilera. En la medida de bases se emplea en forma de alambres de 1: 6 milímetros de diámetros. El precio, por fin, es sólo una pequeña fracción dlel correspondiente al platino; aproximadamente de l a 500. Son ya numerosas las medidas de bases efectua- das con alambres de invar. En nuestro país tenemos las de Pintados, Chacaya! 1 Paciencia, medidas en esa forma por la Sección Jeodésica de la ex-oficina de Mensura de Tierras. En los Estados Unidos de América se ha desarro- llado en gran escala la medida de bases jeodésicas por medio de largas cintas de acero, en sustitución de los alambres, tomando la precaución de efectuar la mensura de noche o en días nublados. Ultima- mente se ha adoptado también para dichas cintas la aleación de acero 1 níquel, con resultados mui bue- nos en cuanto a precisión (1). (1) BaLowIx.—«On the measurement of zinc bases along de ni- nety-eight meridian.—Coast and Gedetic Surwey». —Washington, 1902. 40 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS Como complemento indispensable para todo le- vantamiento jeodésico de primer orden, se necesita efectuar una nivelación de precisión para poder de- terminar por medio del cálculo la reducción de las bases medidas al nive! del mar. Con este objeto se unen los estremos de una base jeodésica a un punto en donde se haya determinado el nivel medio del mar por medio. de nivelaciones debidamente com- probadas, sin perjuicio de las nivelaciones que se ejecutan a lo largo de la base misma cuando la in- clinación del longuímetro no es dada por el aparato mismo. Esta nivelación de precisión sirve de base a la altimetría, como la triangulación jeodésica a la pla- nimetría. Ella se lleva a cabo con niveles 1 miras de construcción delicada, en diversas formas, según sean los servicios encargados de ella, o las caracte- rísticas de los instrumentos empleados. La Asociación Jeodésica Internacional ha fijado el error medio máximo de tres milímetros por kiló- metro para la nivelación de precisión, 1 en la últi- ma conferencia, celebrada en Hamburgo en 1912, se acordó crear una categoría de nivelación de alta precisión, para la cual se estableció mayor exijencia. Las determinaciones del nivel medio del mar se llevan a cabo por medio de mareógrafos que requie- ren un largo período de observación para publicar us indicaciones como promedios anuales. Tratán- lose de observaciones de mareas sólo en vista de la leterminación del nivel medio del mar, se emplean nareógrafos cuyo tambor efectúa una rotación Mm siete días, puesto que en este caso no se requiere ¿ran precisión en las horas que corresponden a las ENRIQUE DOLL R. 4] mareas, sino más bien en los valores de las ordena- das correspondientes a las alturas del agua. En nuestro país se han efectuado determinacio- nes del nivel medio del mar, por medio de mareó- grafos modelos Selbt-Tuess, en los puertos de Iqui- que 1 Antofagasta, empleándose simples medima- reómetros tipo. Lallemand, en Arica, Pisagua, To- copilla 1 Talcahuano. Por mui prolijos que sean los trabajos que se ha- gan para la triangulación de primer orden 1 aún después de depurados todos los valores angulares 1 lineales medidos, de las influencias estrañas que tienden a falsearlos, como ser errores instrumenta- les, etc., se encuentran al comparar los valores ob- tenidos en la medida de la red con las condiciones jeométricas inherentes a las figuras, una serie de contradicciones o discrepancias, tanto más peque- ñas mientras mejor sean las mediciones. Estos de- sacuerdos tienen su orijen en los errores inevitables de observación, ya dependientes del observador, de los instrumentos o medios empleados o por fin de las condiciones atmosféricas. El conjunto de las operaciones de cálculo que tienden a hacer desapa- recer los citados desacuerdos, o mejor dicho, falta de cumplimiento riguroso de las condiciones jeomé- tricas, constituye la compensación de la red, que se lleva por grados o escalones hasta las triangula- ciones inferiores. No. sólo se exije en una red de triángulo que la suma de los tres ángulos de uno de ellos menos el 42 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS exceso esférico exactamente de 180%, sino también que los ángulos medidos alrededor de una estación, sumados, igualen a 360% que las direcciones de di- versos vértices 1 uno de ellos concurran en un mismo punto exactamente: que para una diagonal calcu- lada por dos caminos diversos resulte exactamente el mismo valor, etc., sino también que se ejecuten todas las reducciones necesarias para que los valo- res finales se refieran a una red proyectada sobre el esteroide terrestre adoptado i debidamente orien- tado astronómicamente. Se acostumbra a efectuar la compensación local de las estaciones 1 después la compensación jeneral: se compensan también por separado las redes de base. Sin embargo, hai casos, como por ejemplo, en Sa- jonia: i Estados Unidos, en que a veces se ha prefe- rido hacer la compensación en conjunto, pero ello constituye la escepción. Con el objeto de uniformar la comparación de los resultados representativos de la precisión, la Aso- ciación Jeodésica Internacional, en su conferencia de Niza, adoptó una fórmula para calcular el error medio de un ángulo por el cierre de los triángulos, conocida ¡eneralmente bajo el nombre de «fórmula internacional». ay La Oficina de Mensura de Tierras primero, 1 des- pués la Oficina del Plano Topográfico han adoptado en los trabajos que han ejecutado hasta la fecha, to- das las preseripciones que sobre trabajos jeodésicos ha adoptado la Asociación Jeodésica Internacional, Il qu be permitido enumerar brevemente. el ENRIQUE DOLL R. 43 La labor realizada por estas Oficinas puede por lo tanto figurar sin desmedro al lado de Francia, Es- tados Unidos, Alemania, etc., ya que en esos países no se exije mayor precisión que la adoptada en el nuestro. Termino haciendo votos porque la obra iniciada de un levantamiento científico de nuestro país, en- cuentre entre los profesionales 1 especialmente entre los miembros de la Facultad de Ciencias Físicas 1 Matemáticas un decidido apoyo para que pueda de- sarrollarse en una forma digna de un país culto. A EAN CONTESTACIÓN DE DON MIGUEL LETELIER E. Ue EAS NATA Ue 0VVOCOVOOLONVITLOOIVILILACILCILLAIABAAAAAIIVAAAAAAAAVro00 Qrocccccoh GQoonovcoso 000000000000 00sN00VLV0VVVLVLVVVLVLICIIDOLOPLVLVLLIVLIOLLIDVVVLVLVVLAA CONTESTACIÓN DE DON MIGUEL LETELIER E. 1 SEÑORES: En las viejas Universidades de remotas épocas, en actos académicos análogos al que ahora nos reune, otros temas, diversos al que hemos escuchado desa- rrollar con tanto lucimiento, cautivaba el interés de los universitarios. El pensamiento especulativo, los problemas ideolójicos, las rudas abstracciones de la metafísica, preocupaban con pasión a tantos po- «dlerosos pensadores que han dejado ilustres i bien señaladas huellas en la historia de la ciencia ¡ del pensa miento. PM A 48 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS - En nuestros tiempos, en que espontánea mente baja- mos a tratar problemas más apegados a la tierra, descarnados de idealidad i de poesía, nos asalta qui- zás la duda si ello no manifiesta un menor vuelo en el pensamiento, un menor poder de abstracción 1 ¡eneralización de los hombres de hogaño. No, señores; las altas concepciones, los premio- sos deberes de la vida moderna, el conocimiento más acabado 1 perfecto de la relación que existe entre los problemas sociales, políticos 1 administrativos, con el camino que ha de buscar 1 seguir la comple- ja sociedad contemporánea, han dignificado a mi jui- cio esos problemas, por sobre casi todos los que pudo plantear i mui pocas veces resolvió la ideolojía de pasados siglos. Hoi día la ciencia aguijoneada por la necesidad de alumbrar sendas escabrosas a que la humanidad se siente empujada sin punto de reposo; consulta- da en las dudas más variadas 1 complejas; obliga- da a indicar sin tardanza la solución acertada de las más diversas necesidades individuales 1 colectivas, debe descender de continuo de su elevado solio, a guiar de la mano a los hombres perplejos 1 vacilan- tes en su camino de todos los días. Por esto estimo interesantísima las cuestión plan- teada por nuestro nuevo 1 distinguido colega don Enrique Dó!l; digna de ocupar la atención de la Fa- cultad de Ciencias Físicas 1 Matemáticas de la Uni- dad de Chile, de ser considerada aquí, para que prestijiada, impulsada i divulgada, pueda llegar en breve a convertirse en la realidad que tanto necesi- tamos. La ha planteado el señor Doll en sus térmi- nos del como él lo ha sentido en su larga 1 frue- MIGUEL LETELIER E. 49 tífera carrera profesional i administrativa, en la que deseo detenerme un instante como un homenaje justiciero. Es honroso sin duda 1 es satisfactorio al mismo tiempo, al detenerse en la mitad del camino de la vida 1 mirar hacia el pasado, contemplarlo lleno, aprovechados el tiempo i la actividad del hombre en obras útiles para el servicio de la patria 1 de los con- ciudadanos. La pájina de la vida de don Enrique Dóll es de éstas. Estudiante aventajado en Chile i en Alema- nia, donde terminó las Humanidades, graduado de bachiller en Matemáticas en 1890, de injeniero en 1894, supo vivir noblemente su primera juventud. Iniciado en edad temprana en la carrera admi- nistrativa, ha dejado en ella gratos recuerdos. La Dirección de Obras Públicas lo vió pasar con luci- miento, de la Secretaría Jeneral, a la Jefatura de sección 1a la Dirección Jeneral, cargo en que gozó, como todos lo recordamos, de la más amplia con- fianza del Excmo. Presidente don Pedro Montt, que sólo la depositaba en quien veía probidad i con- tracción al trabajo. Fué ello en una época de li- bor i de empeño; el ferrocarril Lonjitudinal i el de Arica a la Paz se construyeron entonces. Injeniero de la llamada Comisión de Límites, le fué dado, junto al arduo trabajo profesional de aque- llas tareas, vivir en medio de la naturaleza sublime de nuestra majestuosa cordillera 1 templar allí el 4.— ANALES.—ENERO-FEBRERO 50 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS amor a esta patria para servirla con dedicación en la enseñanza, en la administración i en la lejislatura. Profesor en estas aulas ha sabido grabar 1tespe- tuoso recuerdo en sus alumnos, 1 deferente estima- ción entre sus colegas que lo designaron Decano de esta Facultad. De sus servicios a la enseñanza queda testimo- nio en el Consejo de Instrucción Pública, en el de Instrucción Primaria 1 en las proposiciones de edi- ficación escolar presentadas al Supremo Gobierno. Sus anhelos filantrópicos constan en sus servicios en el Consejo de Habitaciones para Obreros 1 el Consejo de Hijiene Pública. En repetidos viajes a Europa ha estudiado, por encargo del Gobierno, diversos problemas de inte- rés público, relativos a la construcción de puertos la la electrificación de los ferrocarriles del Estado. Frescos están los recuerdos del empeño gastado por el señor Dóll en el Congreso Nacional durante la pasada lejislatura (1915-1918) en que representó a Valparaíso, en pro de todas aquellas cuestiones que significan orden ¡1 progreso. La lei de caminos que debiera estar ahora en discusión lleva su firma. Talvez la modestia de nuestro nuevo colega de la Facultad de Ciencias Físicas 1 Matemáticas se sienta molesto por esta prolongada enunciación; cuando trabaja con nobleza i se sirve con desinterés, el exhibicionismo hiere i desagrada. Séame permitido or esto callar muchas cosas que con justicia se di- rán más tarde, i esperar de él, porque razones hai icientes para ello, nuevos 1 señalados servicios. MIGUEL LETELIER E. Bl * * * En su interesante discurso ha planteado el señor Dóll un problema técnico nacional de importancia vastísima, tímidamente iniciado ya en los albores de nuestra vida republicana: el levantamiento de la carta topográfica del país bajo bases científicas, conforme a un plan bien meditado i proseguido con viril entereza, problema éste, empezado muchas ve- ces 1 abandonado otras tantas como tantas cosas que caen entre nosotros, del mundo de los buenos deseos al abismo de la inconstancia. No he de repetir las pruebas que tan clara 1 pre- cisamente hemos escuchado en pro de la convenien- cla, aún más de la necesidad urjente de construir la carta topográfica del país conforme a un plan único 1 racional. Ahora dividida esta obra entre di- versas reparticiones del servicio público, se incurre o en duplicidad de trabajo, o en disimilitud de las pautas fundamentales, que ocasionarán a la larga, diferencias insalvables en la construcción de las cartas topográficas de detalle 1 quién sabe también si en las triangulaciones en que estas se apoyan, lo que ha de significar sin duda, desconfianza 1 errores si lo segundo, i en todo caso pérdidas de activida- des 1 de dinero. La centralización en una sola oficina de todo lo concerniente al levantamiento de la carta jeneral del país, es una necesidad cuya satisfacción no ad- mite retardo; ella deberá fijar las partes jenerales del levantamiento i construirá su cimiento jeodésico 1 subdividirá las diversas etapas del levantamiento 52 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS de detalles si lo estima necesario, en otras repat- ticiones, que permanezcan bajo su dependencia cien- tífica por lo menos, si se quiere condescender con su autonomía administrativa. Así se obtendrá en este trabajo impostergable responsa bilidad científica, completa economía, orden 1 rapidez de ejecución. Por desgracia una nube de indiferencia parece descender desde la altura sobre la obra del levanta- miento cartográfico de nuestro territoro; se escati- man los recursos, se abandona a veces lo hecho, 1 se olvida a los hombres que han gastado tiempo 1 es- tudio, reunido material i organizado los elementos para esta obra importantísima. Se prosigue i se aban- dona con inconstancia incomprensible. Este eterno 1 repetido vaivén en la iniciación 1 el abandono de tantas obras de indiscutible utilidad, mal endémico entre nosotros, parece obedecer a falta o de sólida convicción del concepto, o de firme- za de la voluntad que ha de ejecutarlo. Ya sea que lamentemos en lo primero una debilidad de la in- telijencia, o en lo segundo una flojedad de la volun- tad, el remedio a tanto quebranto no es ajeno a la labor universitaria, que ha de procurar robustecer la juventud la fuerza para querer 1 el vigor para pensar. Es por esto señores que aplaudo sin reticencia al señor Dóll, por haber tratado esta importatísima cuestión en su discurso de incorporación a la Fa- cultad de Ciencias Físicas 1 Matemáticas; para que la convicción que deja un razonamiento se trasfor- mi ' idea-fuerza que todos defendamos 1 patroci- nemo n la cátedra, en la tribuna 1 en la prensa, MIGUEL LETELIER E. Ol pS) para que sea una realidad, i hagamos así un noto- rio servicio a las jeneraciones que han de aprove- char ese trabajo. Es hermoso el fruto que pudiera así obtenerse de estos actos universitarios. Prestijiado 1 defendido por la Universidad de Chile nacería a la realidad de la vida el pensamiento equilibrado de sus viejos alumnos trasformados en ilustrados servidores pú- blicos; sus viejos alumnos, hijos de su espíritu, que el 4lma Mater invita a volver a sus aulas con cari- ñosa acojida, como ahora a don Enrique Dóll la Fa- cultad de Ciencias Físicas 1 Matemáticas, de quien he recibido el honroso encargo de darle la amistosa bienvenida. He dicho. Sobre el estudio de la Gramática ¡ su importancia en la redacción de las leyes. Discurso de incorporación pronunciado Por don MIGUEL LUIS AMUNATEGUI En la Facultad de Humanidades. Sobre el estudio de la gramática i su impor- tancia en la redacción de las leyes. Discurso de incorporación pronunciado Por don MIGUEL LUIS AMUNATEGUI En la Facultad de Humanidades Lamento, señores, que vuestra excesiva benevo- lencia para conmigo os haya impulsado a elejirme para ocupar un puesto de honor i de trabajo en- tre los distinguidos miembros que componen la Fa- cultad de Filosofía, Humanidades i Bellas Artes. La convicción de mis pocos merecimientos i de mis escasas fuerzas, amenguadas día a día por la de- cadencia de mis ojos, me induce a pensar que ha- bríais podido hacer una elección más acertada; pero ya que así lo habéis querido en forma tan espontá.- nea 1 honrosa para mí, sólo me toca espresaros mi profunda gratitud 1 mi ardiente deseo de correspon- (31 lo 9) € MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS der de algún modo a vuestra confianza, al juzgar- me digno de la distinción de que he sido objeto. La situación desmedrada en que me presento ante vosotros se realza todavía más sl se plensa que ven- go a suceder a uno de aquellos hombres privilejia- dos a quienes acarició siempre el aura popular de varias jeneraciones. | Dotado de temperamento poético, don Luis Ro- dríguez Velasco, desde mui temprana edad, sintió bullir en su pecho la ardiente llama de la inspiración. Los más tiernos afectos del hogar hicieron brotar desde luego en su alma sentidas estrofas en que el poeta recuerda 1 llora a sus padres, de quienes gozó mul breve tiempo 1 manifiesta el profundo cariño que le une a sus hermanos. No fué, pues, mul placentera la primera jornada de la vida de don Luis Rodríguez Velasco, quien re- cordando a Bécquer, se lamentaba de este modo: «Yo perdí a mis padres cuando era mul niño; quedé sin amparo, crecí sin cariños, sin rumbo 1 a ciegas cruzando el camino; mis pasos sin guía, mi hogar sin abrigo, mi techo prestado, mis ¡juegos prohibidos. sí mis hermanos crecieron conmigo, sin Mano que estreche los lazos benditos... MIGUEL LUIS AMUNÁTEGUI 59 Mis padres al cielo se fueron unidos, en tanto aquí solos quedaron sus hijos, en el mar inmenso náufragos perdidos; por eso pensando, por eso yo digo que mucho más solos se quedan los vivos.» Esta orfandad habría podido producir pernicio- sas consecuencias para el porvenir de nuestro joven poeta, si él no se hubiese visto amparado por un na- tural talento, por sus aficiones literarias i por la nobleza de su alma. Las ajitaciones de su vida precaria le impidie- ron seguir una carrera lucrativa; pero no lograron ocultar su nombre entre las intelijencias más so- bresalientes de su época. No tardó en darse a conocer en los periódicos li- _terarios que a la sazón se publicaban en nuestra capital: i poco después tuvo ocasión de lucir en Li- ma sus brillantes dotes poéticas. Su esquisita sensibilidad le impulsó bien pronto a tributar el más fervoroso culto a la mujer, sobre cuyos altares derramó los más delicados 1 aromá- ticos perfumes, 1 esparció las más vistosas 1 fragan- tes flores del ameno verjel de su fantasía. En más empinada cumbre todavía, gallardea en el Olimpo de nuestro insigne vate, la Diosa Patria. ante la cual se ensalzan, en sonoros 1 armoniosos versos, nuestras más puras glorias nacionales. LEA Y -— 4%. 60 - MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS El corazón chileno desbordante de lejítimo orgu- llo i de loco entusiasmo palpita con vigor en esas estrofas en que se recuerdan las excelsas virtudes 1 las imponderables hazañas de O'Higgins, de Prat, 1 de tantos otros famosos héroes de nuestra historia. Fué también el señor Rodríguez Velasco entu- siasta admirador de otras dos deidades: una de ellas la augusta i altiva libertad, que rompe las ca- denas 1 fustiga a los tiranos, 1 la otra la modesta 1 simpática caridad, que consuela a los aflijidos 1 socorre a los menesterosos. La gracia i el donaire de su pluma retozona, se patentizan en sus polémicas i composiciones satí- ricas, muchas de las cuales no han sido coleccio- nadas. Pero donde más descuellan la facilidad 1 soltura de su versificación es en sus dos obras dramáticas, una de ellas orijinal, i la otra traducida del francés. La representación de la primera intitulada «Por Amor 1 por Dinero», fué entre nosotros un verdade- ro acontecimiento literario coronado por el más es- pléndido triunfo, según lo acreditan la prensa 1 los críticos de la época entre los cuales se pueden citar plumas tan autorizadas como la de Justo Arteaga Alemparte, que declaró en aquella ocasión que «nun- ca había presenciado nuestro teatro un buen suce- so más incontestable ni más merecido.» Puede que esta producción tenga sus defectos; pero lo cierto del caso, es, que en su tiempo, logró conmover e impresionar favorablemente al público más ilustrado i eso basta para acreditar su indis- cutibl mérito, 51 los críticos perdonan las inverosimilitudes del MIGUEL LUIS AMUNÁTEGUI 61 Ruy Blas de Víctor Hugo, en obsequio a los her- mosísimos versos del egrejio vate francés, estimo que la misma razón habría para juzgar que la ver- sión castellana de don Luis Rodríguez Velasco, ase- gura también el éxito de esta obra en nuestra pro- pia lengua. Los merecidos elojios que me ha sujerido la bri- llante labor literaria de mi distinguido antecesor, no me impedirán, sin embargo, formular aquí un justo reproche. Quien supo dar en los albores de su vida tan pal- marias muestras de su talento, 1 alcanzó la gracia de vivir tan largos años sin envejecer, no debió de- fraudar a las letras americanas de todos los frutos que lejítimamente habrían podido esperarse en ta- les circunstancias. A semejanza de aquellos frondosos «árboles secu- lares que se enseñorean en nuestras selvas, 1 cuyo verdor 1 lozanía no logra arrebatar el crudo invier- no, don Luis Rodríguez Velasco, no mostró jamás el ceño adusto de la vejez 1 conservó hasta lo últi- mo la juventud de su carácter i la lucidez de su in- telijencia. ; La mejor demostración de lo que asevero es que mui pocos años antes de su muerte consiguió cau- tivar el corazón de una hermosa 1 distinguida dama de nuestra sociedad, que hizo reverdecer el hogar del poeta. Teníamos, pues, derecho a exijir un bagaje lite- rario más copioso al inspirado bardo que mui pocos meses antes de abandonarnos para slempre, estam- paba casi al correr de la pluma en el álbum de una joven la siguiente composición: MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS «Los buscadores de perlas, cuando salgan a pescar, que no vayan a Golconda, que no vayan a Ceilán, ni las busquen entre rocas, ni en lo profundo del mar. Las perlas de aquellos mares tienen oriente sin par 1 aljófar lleno de luces 1 oleadas de claridad; pero por dentro son duras 1 son frías además; al alma no dicen nada, no saben más que brillar, no tienen la simpatía de aquel misterioso 1mán que llega a los corazones, haciéndolos palpitar con el ritmo irresistible de un sentimiento ideal que dice con su dulzura que hai que vivir para amar, porque el amor es la llama de la vida universal. Los pescadores de perlas, s1 huenas quieren pescar, que no vayan a Golconda que no vayan a Ceilán, que busquen las perlas vivas e son la de calidad, únicas que en el mundo rocuran felicidad: MIGUEL LUIS AMUNÁTEGUI 63 vayan donde cierta niña de belleza singular; no tienen más que mirarla 1 aunque ella no lo dirá, entonces sabrán en donde las perlas vivas están». La naturalidad 1 la frescura de estos versos no re- velan el decaimiento 1 frialdad de una 'ntelijencia, sino el sentimiento tierno i delicado de un corazón que todavía late con vigor ante los atractivos fe- meninos. Entre las últimas composiciones del poeta que no pudieron ser incluidas en el único volúmen que con- tiene sus poesías, figuran varias destinadas a enal- tecer la caridad ia estimular a los pudientes en fa- vor de los desvalidos. Su amor a la libertad 1 sus instintos humanitarios le impulsaron a celebrar la terminación de la luc- tuosa conflagración mundial, i para ello alcanzó a escribir algunas estrofas de un proyectado himno en honor del Presidente Wilson. Es indudable que el señor Rodríguez Velasco componía sus versos sólo para satisfacer una es- pontánea necesidad de su alma i no por vanagloria literaria, 1 de aquí proviene que un gran número de sus poesías se hayan estraviado, según lo asevera él mismo. Al recojer las que pudo, sólo pensó en cumplir los deseos de las personas de su familia 1 de sus más íntimos amigos 1 en la primera pájina de su obra estampó la siguiente composición: .. AAA Ata TR 64 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS AAA AAA A —————— o A propósito de esta edición. Lanzo este libro sin saber yo mismo porque va la luz pública a buscar, como va lo que suena o lo que, brota, música o ruido, hierba o azahar. Allá va todo en confusión revuelto, sin aliño, sin orden, al azar, sin estudio, 1 sin arte, hojas al viento, que no sé adónde el viento llevará. Sin presunción ninguna, si hai elojios agradecidos desde luego están; la crítica, si es justa, se agradece; la que no es justa despreciada va. Estos versos no buscan el aplauso, i mui feliz su autor se sentirá, si labios de mujeres los recitan, si una alma de mujer hacen gozar. En efecto, recorriendo las pájinas de este volu- men, se puede observar que el autor no ha hecho aquí una selección de sus poesías, 1 que ni siquiera se ha preocupado de correjirlas, como perfecta men.- te habría podido hacerlo. Sólo así se esplica que figuren en esta colección unas pocas piezas de escaso mérito, 1 otras en que e deslizan ciertos defectos de dicción, 1 aún de sin- taxis, pecados que por desgracia, han llegado a ser demasiado frecuentes entre muchos de nuestros es- Critor Cl e más nombradía. MIGUEL LUIS AMUNÁTEGUI 05 Ahora bien, si el lenguaje incorrecto asoma en nuestras mejores producciones literarias, es porque ha logrado abrirse ya más espacioso camino en to- das partes. No quiero hablar de los artículos de la prensa en donde diariamente se encuentran vocablos exó- ticos, difíciles de comprender; se tuerce torpemen- te el jenuino sentido de otros, 1 se infrinjen los más elementales preceptos de la gramática, creyendo que todo se salva con respetar a medias el uso aca- démico de la yg 1 de la y, pues el anotar todas estas incorrecciones daría tema, no para un discurso, sino para un grueso infolio. No trataré tampoco de la mala redacción de do- cumentos públicos que pasan a la historia llevando el sambenito de la ignorancia de los funcionarios que los suscribieron. Me detendré un instante a considerar lo que im- porta la buena redacción en las leyes, sin la cual se abre ancho campo a la mala fe de los litigantes 1 se autorizan las arbitriariedades de jueces pocos es- _crupulosos. En la interpretación de nuestros Códigos impera la regla de que el testo literal de un precepto pri- ma aún sobre el espíritu del lejislador; 1 por tanto, es indispensable que éste sea mui idóneo i precavi- do para espresar su pensamiento. No hace muchos días, se me consultaba un caso de bastante entidad en que se trataba de aplicar el artículo 440 de nuestro Código de Comercio, cuyo primer inciso dice como sigue: «Dentro de los treinta días siguientes a la fecha en que se espida la autorización, el decreto que la 5.—ANALES.—ENERO-FEBRERO, a 66 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS concede, 1 la escritura 1 estatutos sociales serán ins- critos en el rejistro de comercio correspondiente al domicilio de la sociedad. i fijados i publicados ínte- eramente en los lugares, en la foyma 1 por el tiempo que designa el artículo 355. Los espresados decre- tos, escritura 1 estatutos serán también publicados. en el periódico oficial 1 Boletín de las Leyes.» La duda se ha suscitado sobre sí en la primera de las cláusulas precedentes la frase adverbial dentro de los treinta días, etc., etc., modifica a los dos ele- mentos ligados por la conjunción i, o sólo se refiere al primero. | La circunstancia de que antes de la espresada con- junción haya una coma 1 el hecho que la fijación 1 publicación de que aquí se trata, deba hacerse du- rante tres meses, según el artículo 355, han dado asidero a la última de estas interpretaciones. Sea lo que fuere, no se puede negar que la redac- ción del artículo es defectuosa, ya que se presta a dudas 1 vacilaciones. Otro artículo que me ocurre a la mente por haber dado motivo en Tepetidas ocasiones a intermina- bles polémicas 1 a encontrados fallos es el 286 del Código de Procedimiento Civil, cuyo primer inciso está concebido en éstos términos: «La prohibición de celebrar actos 1 contratos po- drá decretarse con relación a los bienes que son ma- teria del juicio, i también respecto de otros bienes. determinados del demandado cuando sus facultades. no ofrecieren suficiente garantía para asegurar el re- ultado del juicio». e La duda que surje aquí versa sobre si la limita - ción contenida en la parte final de este inciso, esto MIGUEL LUIS AMUNÁTEGUI 67 es, en la proposición cuando sus facultades no ofre- cieren suficiente garantía para asegurar el resulta- do del juicio, se refiere sólo a los otros bienes determi- nados del demandado o se estiende también a los que sean materia del juicio. Ni siquiera nuestro venerable Código Civil se ha librado de incurrir en redacciones oscuras, que han orijinado algún quehacer a nuestros tribunales, se- gún lo he manifestado con más oportunidad que la presente en un estudio más amplio. Ahora bien, si los ejemplos análogos a los prece- dentes pueden multiplicarse a voluntad, sobre todo sI fijamos la vista en los códigos 1 leyes de más re- ciente data, que junto con ponerse en vigor suscl- tan dificultades 1 controversias 1 exijen aclaraciones 1 reformas, ¿qué diremos de la redacción de contra- tos 1 testamentos, en que de ordinario intervienen personas menos doctas? Es cierto que en estos casos la lex ordena que se atienda, no a las palabras de los otorgantes, sino a su intención; pero desgraciadamente, ésta no siem- pre se descubre con la trasparencia necesaria para alejar toda duda 1 evitar una falsa intelijencia. Es difícil interpretar con certeza el lenguaje de aquellos que ignoran el verdadero sentido de los vo- cablos que emplean, 1 el de aquellos que constru- yen sus enmarañadas frases sin cuidarse de la cla- ridad del pensamiento. La codicia 1 la suspicacia de un interesado sin conciencia pueden aprovecharse de estas ocasiones para captarse una herencia que no le corresponde, o para salir favorecido en forma que no le era lícito esperar. 68 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS Una mala redacción se convierte en diestra gan- zúa en las manos de un pillo; al paso que una buena constituye un inespuenable baluarte para la justi- cia 1 el derecho. Pues bien, señores, las reflexiones que acabo de tormular me servirán de escusas para que me per- donéis la majadería de insistir ante vosotros en la necesidad de vijillar con preferencia el estudio de nuestra propia lengua, que, no sólo nos enseña a hablar 1 escribir correctamente, sino que también debe servirnos de base para el acertado aprendiza- je de los idiomas estranjeros. El conocimiento de la gramática, como ciencia, tiene que ser necesariamente más comprensible cuan- do se practica en la lengua materna, que es también la que más hemos de utilizar en nuestras continuas relaciones sociales, 1 aún después de la muerte, sl queremos que se dé cabal cumplimiento a nuestras últimas disposiciones. Nada más eficaz para desarrollar las facultades analíticas de un niño que el estudio concienzudo de la gramática, que nos enseña a aquilatar las pala- bras ia desmenuzar la frase para comprender con acierto el verdadero sentido de la oración. No faltarán discípulos de Sancho que miren con profundo desprecio estas cuestiones de lenguaje, i creen que tanto da decir fósil como fácil, según lo aseveraba el famoso escudero de don Quijote; pero, a los que tal piensan yo los invitatía a recorrer algu- nas pájinas de nuestra Gaceta de los Tribunales, en donde podrían ver el semillero de pleitos produci- dos por el uso impropio de una voz, por la torpe construcción de una frase, por el mal encadena- MIGUEL LUIS AMUNÁTEGUI 69 miento de las ideas 1 a veces por una simple coma que se omite indebidamente o que se coloca donde no debe figurar. No se me oculta, señores, que antes de llegar al fin apetecido en esta materia, hai que tropezar con obstáculos difíciles de vencer. Por desgracia, las escasas lecciones que de gra- mática castellana escucha un alumno en los cursos de humanidades, se ven contrarrestadas de un modo abrumador por la enseñanza práctica que este mis- mo educando recibe de esta materia, a cada instan- te, en la calle, en el hogar, en sus lecturas diarias 1 aún en las propias aulas, en donde no es posible exi- jur que todos los. maestros hablen correctamente. Todavía más: los testos 1 programas publicados con aprobación universitaria, suelen contener in- fracciones a las leyes del buen decir, 1 lo peor es que ni los destinados a la enseñanza del castellano se escapan de cometer este pecado, que en tal caso debe calificarse de mortal. , La fugaz palabra de un profesor puede olvidarse fácilmente; pero la locución viciosa estampada en un libro de lectura o en un testo cualquiera queda orabada con caracteres indelebles en el cerebro del niño, que más tarde la utilizará amoldando a ella su manera de espresarse. Otro enemigo formidable contra la corrección gramatical es el sistema de obligara los alumnos a tomar apuntes en sus clases. Estas frases cojidas al vuelo 1 escritas a toda pri- sa, tienen que ser forzosamente defectuosas, i como están llamadas a ser leídas 1 releídas por su propio Ñl 1! 710 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS autor, éste tendrá que familiarizarse con los yerros que ha cometido. Me diréis quizá que no he comprobado algunas de mis aseveraciones, exhibiendo los testimonios correspondientes; pero, a más de que esto me hubie- ra obligado a abusar de vuestra paciencia, dando demasiada estensión a este discurso, me habría tam- bién impuesto una tarea mui ingrata 1 por demás penosa, pues siempre es duro enrostrar nominal 1 públicamente las faltas en que han incurrido perso- nas que gozan de merecida 1 jeneral estimación. Tiempo llegará en que la Facultad que me ha hon- rado, llamándome a su seno, podrá oir de mis la- bios declaraciones más francas 1 categóricas enca- minadas al mejoramiento de los estudios grama- ticales. Por ahora me limitaré a prometeros que, deseoso de corresponder a vuestra benevolencia, haré cuan- to esté de mi parte para contribuir a los elevados propósitos que siempre habéis manifestado en esta importante materia. Para acreditar la sinceridad: de mi ofrecimiento, quiero suministraros una prueba que os llenará de regocijo 1 que me servirá también para dar algún in- terés a esta desaliñada disertación. | Hace ya muchos años, ordenando los manuscri- tos del insigne don Andrés Bello, reuní una serie de hojas sueltas referentes a cuestiones filolójicas. Descifrando pacientemente algunas de ellas, me reció desde luego que eran borradores de la Gra- tica Castellana; mas, adelantando posteriormen- mM nvestigaciones, pude cerciorarme de que se MIGUEL LUIS AMUNÁTEGUI TÍ trataba de una nueva obra que el sabio maestro te- nía en preparación. Convencido, quizá, de que para la enseñanza de nuestro idioma en los cursos preparatorios 1 aún en los de los primeros años de humanidades, se necesl- taba un testo más sencillo que el que estaba en uso, empezó a redactar este a que me refiero, más en con- sonancia con las reglas de la pedagojía moderna, pues en él se evitan en lo posible las definiciones, se multiplican los ejemplos 1 se reduce la materia a lo estrictamente indispensable para el fin que se per- sigue. Después de ímproba labor he logrado descifrar 1 sacar en limpio hasta veimtiún capítulos de esta obra. que, aunque inconclusa, puede prestar importantes servicios a los que comienzan el aprendizaje de la lengua castellana. En el peor de los casos, sobre la base de este com- pendio, preparado por manos tan espertas, podría arreglarse otro más completo. Como lo veis, señores, no es de tan poco momento el hallazgo que he tenido la satisfacción de comuni- caros en esta ocasión solemne, a fin de que olvidéis las asperezas de mi discurso 1 disculpéis su falta de amenidad. Ya os había dicho que en el campo de la filolojía 1 de las ciencias jurídicas, que he procurado culti- var durante mi vida, no se encuentran tisueños 1 fragantes prados, ni se escucha el gorjeo de los rui- señores, ni se columbran májicas visiones, Como acontece en los deleitables 1 fértiles verjeles que tuvo la dicha de recorrer mi ilustre antecesor. El cantor de las glorias de la patria, i de los no- -— (ES) MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS bles 1 bellos amores tiene que provocar forzosa men- te mayores simpatías que el seco 1 ríjido preceptis- ta que se empeña en depurar el lenguaje i en anali- zar las leyes para desentrañar su jenuino sentido.» CONTESTACION DE DON ENRIQUE NERCASSEAU | MORAN DISCURSO DE DON ENRIQUE NERCASSEAU E MORAN Miembro docente de la Facultad de Filosofía i Hu- manidades, en la recepción de miembro académi- co de la misma de don Miguel L. Amunátegui, el 10 de Agosto de 1919. «Señoras 1 señores: Cuando la Facultad de Filosofía 1 Humanidades de la Universidad de Chile designó al señor don Mi- guel Luis Amunátegui i Reyes como uno de sus miembros académicos, no hizo propiamente una elección, sino un reconocimiento. o una CONSA LTA- ción. Las obras literarias, los méritos personales, 1 los títulos honoríficos recibidos por el agraciado 76 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS dentro 1 fuera del país, lo acreditaban como un «es- clarecido humanista desde mucho antes de ser lla- mado al seno de la Facultad de Humanidades. Hace más de un cuarto de siglo que el nombre del señor Amunátegui es familiar 1 respetado entre todos los cultores de la lengua castellana. Esta ha- lagiieña nombradía no ha hecho sino acrecentarse con el trascurso de los años. Porque, a pesar de las ineratas 1 abrumadoras tareas del Profesorado: a pesar de las no menos absorbentes de los exámenes, ta pesar de la atención solícita de una familia nume- rosa, 1 de dolencias de-alma 1 de cuerpo, tan crudas como inmerecidas. el señor Amunátegui i Reyes ha sido infatigable en la obra de mejorar 1 depurar el lenguaje. Como labrador que soporta todo el peso del calor del día, ha hecho sus Pasatiempos (1) del estudio; 1 de 1894 a acá, ha dado a luz más de quin-. ce repensados trabajos, queno son todavía el índi- ce 1 addenda et corrigenda, porque antes de mucho aparecerán otras obras suyas sobre chilenismos, 1 so- bre una reformada gramática de don Andrés Bello. Labor tan intensa, 1 tan beneficiosa para la lite- ratura 1 buena habla castellana, abona más que de sobra al nuevo miembro académico de la Facultad ¡ para ella anticipa 1 augura días de avance 1 mejo- ramuento. Deber de hidalguía es para nosotros, los ¡bero- americanos, velar por la pureza 1 conservación del idioma de Cervantes. Al revés de la jénesis penosa ¡dilatada que tuvieron que sobrellevar Francia, Italia 1 España para constituir sus respectivos ro- (1) «Mis pasatiempos», estudios literarios i gramaticales del señor imátegui 1 Keyes. ENRIQUE NERCASSEAU I MORÁN A mances, nosotros recibimos el lenguaje hecho, el lenguaje mayor de edad, junto con la ínelita 1 conso- ladora relijión de los conquistadores españoles. Como herencia ¡intanjible; como guarda sus regala- das joyas la prometida, estamos obligados a guardar esa lengua castellana, la más abundante, la más rumbosa, 1 la más espresiva de cuantas se hablan bajo el sol. «Nada simboliza tan cumplidamente a la patria «como la lengua: en ella se encarna cuanto hai de « más dulce 1 caro para el individuo 1 la familia, « desde la oración aprendida del labio materno, i «los cuentos referidos al amor de la lumbre, hasta « la desolación que traen la muerte de los padres 1 «el apagamiento del hogar........; en una tierra « estraña, aunque halláramos campos iguales a aqué- «llos en que jugábamos de niños, 1 viéramos allí «casas como aquéllas donde se columpió nuestra «cuna, nos dice el corazón que si no oyéramos los «acentos de la lengua nativa, deshecha toda i1lu- « slón, siempre nos reputaríamos estranjeros, 1 suspi- « raríamos por las auras de la patria». (R. J. Cuervo, A. C. sel C. b., prólogo). «El lenguaje—dice Amunátegui 1 Reyes en sus Bo- rrones (Grramaticales—es un precioso instrumento para descubrir 1:dar a conocer la verdad. Pero este po- deroso auxiliar puede llegar a inducirnos en error, sino se emplea con el cuidado debido.» Fué el insigne Maestro Nebrija el primero que, en el mismo año del descubrimiento de América, dió leyes para hablar la lengua de Castilla, nó co- mún mente, como el vulgo, sin reparar en nada, sino con primor, discreción 1. gracia. «Yo quise»—escribe 18 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS en la Dedicatoria de su Gramática—«echar la pri- « mera piedra, 1 hacer en nuestra lengua lo que Ze- «nodoto en la griega, 1 Crates en la latina; los cua- «les aunque fueron vencidos de los que después de ellos escribieron, a lo menos fué aquella su gloria, «1 será nuestra que fuímos los primeros invento- «res de obra tan necesaria». Desde entonces mu- chos de los humanistas españoles, 1 con el ejemplo de lo que acontecía en Italia 1 Francia, se dedicaron con empeño a estudiar la lengua castellana, escri- bieron libros para su enseñanza, 1 proclamaron sus erandezas 1 excelencias. Antesde mediar el siglo XVI, Juan de Valdés escribe su Diálogo de la lengua, a fin de contribuir al mayor Instre 1 perfección del castellano, que es lengua, como él dice, «tan noble, « tan entera, tan jentil i tan abundante que dejarla « perder por neglijencia debería avergonzar a los «que con tan inmerecido desdén la tratan». AÁman- te de su propio idioma, no menos que conocedor de todas sus bellezas, entonces descubiertas a mul pocos, afirma Valdés que «todos los hombres somos «obligados a ilustrar 1 enriquecer la lengua que nos « es natural, 1 que mamamos en los pechos de nues- « tras madres.» | ésta es la suprema verdad. Hoi, como entonces, es fuerza defender el castellano, estudiar la Gra- mática, como dice el señor Amunáteguil Reyes, para mantener la integridad del más preciado de nues- tros tesoros, amenazados, por la invasión del barba- rismo, de que el excelso discurso de don (QJuixote e convierta en una algarabía de beduinos o aza- canes, ES Proserito el Latín de la enseñanza de las Huma- ENRIQUE NERCASSEAU I MORÁN 719 nidades, ha quedado rota la piedra angular del edi- ficio del Castellano. Menester es entonces procurar la reparación de ese «irreparable ultraje» inferido a su enseñanza, 1 estudiar siquiera su Gramática 1 su Diccionario para no perder por ignorancia e in- curia esa divina lengua que nos trajeron hecha los hijos del Pirmeo 1 del Guadarrama. Esa ha sido la tarea a que ha consagrado gran parte de su fecunda 1 laboriosa vida el distinguido. escritor que hoi ingresa a esta Facultad. Por eso es acreedor al aplauso 1 al agradecimiento, no sólo de sus conciudadanos, sino de los muchos millares de hombres que hablan el idioma de Cervantes. IT cuando se piensa en que este eruditísimo huma- nista ha vivido una vida entera consagrada a la en- señanza de la juventud, a esa tarea de tristezas 1 desengaños, en que, las más de las veces, del terre- no que se creyó más fecundo, se recoje el fruto amar- go de la ingratitud, se llega a la convicción de que no sólo la Universidad de Chile va a contar en ade- lante con un miembro suyo que la decora 1 la digni- fica, sino con uno de esos héroes que, en el silencio del trabajo mental, viven sacrificados a la labor, que no todos cumplen, de mejorarse 1 de mejorar a los demás, labor impuesta por Dios a la familia hu- mana. He dicho.» £ y o ed A sb le o Vedder aba NS NANA ie Do Ap Publ (MN! Sobre la existencia normal del zinc en el organismo humano POR D. CARLOS GHIGLIOTTO 6.—ANArLES.—ENERO-FEBRERO. ===> ===) ha sb lo ab des ds dl das de ab ds bl des rt ds al ld bl ds ab ds db ds on dl do ll de ls e ti ds Sobre la existencia normal del zinc en el organismo humano S1 se consulta la literatura química sobre la exis- tencia normal del zinc en el organismo humano, los datos que se encuentran son contradictorios. Mientras Lechartier 1 Bellamy afirman que el zinc existe normalmente en el organismo, los tratados clásicos de Toxicolojía, de publicación posterior, 1 que sirven de consulta diaria en los laboratorios de Toxicolojía, o no hacen siquiera mención del zine normal o niegan que exista normalmente, como pue- de verse en los párrafos trascritos a continuación: Dragendorff, «Toxicologie», 1886, páj. 647.—Del lla- mado zinc normal.-—Algunos autores pretenden que éste metal existe normalmente en el organismo ani- mal; se ha comprobado también algunas veces su presencia en el reino vejetal, principalmente en la viola calaminaria. Si MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS Hugoun en q—1891-—— De dos decretos del Ministerio de Instrucción Pública, que se insertan al final de la presente acta. 2.0 De un oficio del Rector del Liceo de Sán Bernardo en que solicita el acuerdo del Consejo para proveer en propiedad la asig- natura de Inglés, con 18 horas semanales de clases. Se acordó proceder en la forma indicada. 3.0 De una nota del Rector del Liceo de Tomé, en que avisa haber renunciado el profesor que desempeñaba la asignatura de jimnasia, con 8 horas semanales de clases. Se acordó proveerla en propiedad. 4.2 De un oficio del Rector del Liceo de Constitución, en que avisa la vacancia de la asignatura de jimnasia con 8 horas se- manales de clases. Se acordó proveerla en propiedad. 5. De una petición que eleva un grupo de bachilleres de Val- paraíso, para que se autorice al Rector del Liceo de esa ciudad para establecer en el establecimiento los cursos de pedogoJjía que estime convenientes, los cuales serían costeados por los pro- pios alumnos, Se resolvió pedir informe a la Facultad de Humanidades. 6. De una solicitud de. don Jermán Peters en que pide la auto- rización del Consejo para que puedan continuar funcionando en el local del Liceo Miguel Luis Amunátegui los cursos noctur- nos pagados de contabilidad comercial, que viene abriendo desde años atrás, con permiso especial del Ministerio de Instrucción Pública. A Se acordó elevar la solicitud orijinal a la resolución del señor Ministro, sin que el Consejo se pronuncie acerca de ella, en vista de la autorización gubernativa a que se hace referencia; i ma- miestarle, al mismo tiempo, que la Corporación no es partida- ma de esta clase de concesiones, sobre todo si se trata de cursos p Os, que dirijan profesores del mismo Liceo en que funcio- iudades en que existan Institutos de Comercio, De una solicitud del profesor interino de Matemáticas del en que pide, en vista de los certificados 1 ante- le acompaña 1 de sus años de servicios, que no se Ovall SESIÓN DE 5 DE ABRIL DE 1920 85 provea en propieaad dicha asignatura o se le permita iniciar su espediente de jubilación. Respecto de la primera petición, se resolvió no reconsiderar el acuerdo de 27 de Octubre de 1919, sobre provisión en propie- dad de dicha cátedra; 1 respecto de la segunda, se consideró que no correspondía al Consejo ocuparse de ella. Finalmente, el señor Rector de la Universidad presentó la si- guiente nómina de candidatos para proveer en propiedad la asignatura de Matemáticas, con 26 horas semanales de clases, en el Liceo de Ovalle: Don Jorje Bocanegra Berríos, » Mario Cabrera, » Francisco Gajardo, » Victoriano de Castro; 1 » Víctor Araya. Se levantó la sesión. DOMINGO AMUNÁTEGUI SOLAR. Octavio Maira, Secretario Jeneral. ANEXO DOCUMENTOS LEÍDOS EN LA SESIÓN Santiago, 21 de Noviembre de 1919. N.0 5452.—DECRETO: Nómbrase al presbítero don Joaquin Fuenzalida Morandé, propuesto por el señor Rector de la Uni- versidad, para que sirva en propiedad el empleo de profesor de relijión, con diecisiete horas semanales de clases, en el Liceo de Hombres «de Concepción. (Firmados) —SANFUENTES. José Bernales. AAA A , só BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA ___ _—————— Santiago, 30 de Diciembre de 1910. N o 6001 —DeEcrero Nómbrase al Presbítero don Luis Bé- jar, propuesto por el jefe respectivo, para que sirva en propie- dad, el empleo de profesor de relijión con diez horas semanales de clases, en el Liceo de Hombres de Taltal. Ñ (Firmados). —SANFUENTES. José Bernales. N.0 12. San Bernardc, 5 de Abril de 1920. Señor Jrector: De acuerdo con la circular N % 948 impartida a los Rectores de Liceos por el Ministerio de Instrucción Pública el 25 de Oc- tubre de 1910, tengo el honor de rogar a Ud. se sirva elevar a co- nocimiento del señor Mivistro del ramo mi adjunto oficio N.0 II, de esta misma fecha, en el que doi cuenta de la renuncia que el profesor de Inglés don Carlos Dankert hace de ocho horas se- manales de clases. Cumplo, al mismo tiempo, con el deber de dar cuenta a Ud., | por su intermedio al Honorable Consejo, de la vacante produ- cida. Pero, como es conveniente, a mi juicio, para la unidad de la enseñanza, que haya un solo profesor en esta asignatura, 1 otras razones de buen servicio lo aconsejan, ruego al Honorable Consejo se sirva acordar la provisión en propiedad no sólo de estas ocho horas que acaban de vacar, sino de toda la asig- natura de Inglés, que cuenta en total con dieciocho horas a la na (Firmado). —F. PivnocHET LE-BRUN. =l SESIÓN DE 5 DE ABRIL DE 1920 8 a Tomé, 27 de Marzo de 1920. Señor Rector Con esta fecha he elevado a la consideración del señor Minis- tro de Instrucción Pública, la renuncia del profesor de Jimnasia, con ocho horas de clases semanales, del Liceo a mi cargo, con Ratael Miranda; i he propuesto, para servir esta asignatura, en el carácter de interino 1 mientras el Honorable Consejo de Ins- trucción acuerda proveerla en propiedad. al normalista don Luis Canales M. : (Firmado). —V. A. PALACIOS. N.2 9. Constitución, 27 de Marzo de 1920 Señor Rector, Por renuncia presentada por don Romilio Gutiérrez ha que- dado vacante la asignatura de Jimnasia, con ocho horas sema- nales de clases, en el Liceo que rejento. Mientras el señor Rector resuelve en definitiva cómo debe quedar servida la espresada asignatura, he propuesto al Ministerio respectivo a don José Aguilera Cáceres. El señor Aguilera que actualmente sirve las clases de Canto en este mismo establecimiento, se tituló en la Escuela Normal de Preceptores de Chillán, obteniendo mui buenas votaciones en todos sus exámenes, mul especialmente en los de jimnasia, ramo que estudió bajo la dirección del señor Ernesto Zúñiga, profesor que posee títulos 1 certificados que acreditan su com- petencia i preparación especial en el ramo, 1 de quien el señor Aguilera acompaña un certificado que acredita su idoneidad. Por otra parte, con motivo de haber solicitado 45 días de per- miso el profesor señor Gutiérrez, el señor Aguilera sirvió duran- te ese tiempo, ad-hono;em, las clases de jimnasia, a entera satis- S8 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA facción del imsfrascrito, quien pudo comprobar la eficiente pre- paración 1 el decidido entusiasmo del señor Aguilera para ser- vir dicha asignatura, circunstancia que me ha inducido a pro- ponerlo para dicho cargo. Además, puedo agregar al señor Rector que, por más empe- ño que he puesto, no he logrado encontrar otras personas que se interesen por la asignatura de jimnasia. (Fiy mado!.-——ARTURO PERALTA GÁLVEZ. Sesión de 12 de Abril de 1920. Fué presidida por el señor Ministro de Instrucción Pública, don Enrique Bermúdez, asistieron el señor Rector de la Uni- versidad don Domingo Amunátegui Solar, los señores Conseje- ros Bahamonde, Barros Borgoño, Espejo, Matte, Prado Amor, Quezada, Schmidt 1 el señor Secretario Jeneral don Octavio Maira. Previas las formalidades reglamentarias 1 el juramento re- querido, el señor Rector de la Universidad confirió los siguien- tes títulos 1 grados: Profesor de Castellano: Don Félix A. Núñez Beauperthuy. Profesor de Francés: Don Mario Inostrosa Rojas. Protesor de Inglés: Doña Berta Cruz Tornero. Profesor de Alemán: Don Jorje Miranda Herrera. SESIÓN DE 12 DE ABRIL DE 1920 89 Profesor de Historia 1 J eografía. Doña Dolores Mardones Oyarzún. Bachiller en Medicina 1 Farmacia: Don Luis Bisquertt Susarte. Bachiller en Humanidades: Don Casimiro Abal Pérez, » Eduardo Alvarez Pineda, » Pedro E. Alfonso Barrios, » Guillermo Andrade Bórquez, » Edgardo Andrade Marchant, w» Juan Aparicio Terrazas, 4 » Guillermo Bascuñán González, » Augusto Bascuñán Rodríguez, Doña Guillermina Bobadilla Arias, Don Carlos Bravo Belmar, » Julio Carrasco Gacitúa, Doña Flor María Contreras Contreras, Don Orlando Contreras Amatt, Doña Mercedes Corona Jamett, Don Mario Correa Vial, » Javier Cox Lira, Don Luis Cousiño Mac-Iver, » Ricardo Craig Aranda, » Pedro Cresto Sérez, Dona Sara Didier Silva Don Federico Eberhardt Zwanzger » Isaac Edelstein Piratinoff, » Octavio Errázuriz Letelier, » Osvaldo Errázuriz Letelier, » Ramón Eyzaguirre Gutiérrez, » Darío Fuentealba del Río, Doña Elena Fricke Schenke, 90 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Don Ricardo Fritis Campusano, » Jermán Gaete Pequeño, » Manuel Gallardo Subiabre, » Segundo Gana Mandiola, Doña Balbina García Pucci, Don. Juan Grob Westermeter, » Rafael Gutiérrez Mujica, » Alíredo Guzmán Bañados, Dona Sara Isamit Labbé, Don Pedro Landeta García, Dona Alba Lembach Cerezo, » Raquel Manzi Velis, Don Rafael Martínez Monreal, » Eduardo Matte Ossa, » Santiago Meléndez Alvarado, » Enrique Meyer Ducaud, Doña Bertha Murga Sierralta, ». Marta Murga Sierralta, , Don Romeo Murga Sierralta, » Santiago Muzzo Pons, » Juan Ojeda Alderete, » Luis Palacios Rossini, » Leonicio Pincheira Morales, Dona Estela Pontony Palma, Don Alberto Rodríguez Letelier, » Guillermo Rodríguez Merino, » Enrique Rozas Villegas, » Luis A. Rojas Rodríguez, Don Humberto Romero del Solar, Doña Etna Rubio Aravena, Don Pedro Ruiz Blanco, Doña Herta Rúnge Lúer, Don Raúl Saavedra Baeza, Doña Adela Saavedra Trautinann, Don Ernesto Salgado González, » Víctor M. Sánchez Núñez, Agustín Sarmiento Tridai, Guillermo Schmeisser Kalin, intomo Silva Urbistondo, SESIÓN DE 12 DE ABRIL DE 1920 91 Don Alberto Sotomayor Pinochet, » Adalberto Steeger Schaeffer, » Godofredo Subiabre Garai, » . Jorje Torres Sepúlveda, » Juan Torres Silva, » Federico Tschumi Trautretter, » Juan Emilio Varela Aguirre, » Claucio Vial Palma, » Carlos Villalobos Avila, » Carlos Vivanco Corvalán, » Homero Vigueras Araneda, » Luis Vivanco Corvalán; 1 » Manuel Ureta Cox. Leída 1 aprobada el acta de la sesión de 5 del presente, se dió cuenta: E 1.2 De dos decretos del Ministerio de Relaciones Esteriores 1 uno del Ministerio de Instrucción Pública, que se insertan al final de la presente acta. 2.0 De un decreto lejislativo espedido por las Cámaras del Uruguai sobre supresión del examen de reválida a favor de uruguayos que hayan obtenido títulos otorgados por Univer- sidades oficiales estranjeras, siempre que esos títulos merezcan aprobación de las autoridades universitarias correspondientes. 3. De un oficio de la Facultad de Matemáticas en que so- licita el acuerdo del Consejo para modificar el Plan de Estudios de la Escuela de Arquitectura, aprobado por decreto N.% 5983 de 29 dle Diciembre de 1919, en el sentido «e que se aumente a 9 horas semanales de clases el tiempo destinado a la enseñanza de las Matemáticas, en el primer año del curso. Aceptada por unanimidad la petición que precede, se acordó elevarla al Supremo Gobierno para los efectos legales. 4.2 De una nota. del Director del Instituto de Educación Fí- sica, en que comunica que en virtud de una autorización espe- dida por el Ministerio de Instrucción Pública 1 del decreto nú- mero 664 de 25 de Marzo del presente año, del Ministerio de Gue- rra, ha organizado un curso de jimnasia para oficiales de Ejér-. cito; 1 solicita al mismo tiempo la venia de la Corporación, que 92 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA se otorgó por unanimidad, para ocupar el local del estableci- miento 1 usar del material de enseñanza necesario. 5.0 De una solicitud mandada en informe por el Ministerio ue Instrucción Pública, del Rector del Liceo de Valparaíso, para que se creen dos cursos paralelos de Alemán, uno para el 2. año, que tiene 55 alumnos, 1 otro para el 3.2 que cuenta con 52. Se acordó informar favorablemente la solicitud que precede. 6.2 De un oficio del Rector del Liceo de Antofagasta en que pide al Consejo de Instrucción Pública interponga, su influencia ante el Supremo Gobierno a fin de que en el Presupuesto de 1921 se consigne a lo menos la cantidad de $ 150,000 destinada a ini- ciar la construcción del edificio para el establecimiento. Con este motivo, espresa el señor Ministro de Instrucción Pú- blica que se ha preocupado atentamente de la necesidad de do- tar al Liceo de Antofagasta de un buen local en que pueda dár- sele todo el desarrollo que debe tener, dado el progreso de la ciudad 1 la importancia creciente del establecimiento, por su alta matrícula 1 su valor internacional Agrega el señor Minis- tro que ha dado las órdenes del caso para que la Dirección de Obras Públicas haga los estudios necesarios 1 reuna datos a fin de enviar Mensaje a las Cámaras para que se voten fondos; 1 termina manifestando que era este precisamente uno de los pun- tos acerca de los cuales quería pedir la opinión del Consejo. El señor Rector de la Universidad se congratula de las dispo- siciones adoptadas por el señor Ministro, i le hace presente que la Corporación concuerda en todo con las ideas que ha espresado. Se acordó, en consecuencia, remitirle nota en que se le pida la construcción de un edificio parta el Liceo de Antofagasta; ia indicación del señor Secretario Jeneral, se resolvió añadir copia de las comunicaciones que, sobre el mismo asunto, ha enviado al Supremo Gobierno desde que se le elevó a la categoría de pri- mera clase. 7. De un oficio del Rector del Liceo de Punta Arenas en que avisa la vacancia de la asignatura de Inglés, con 16 horas sema- nales de clases se acordó proveerla en propiedad. " De un informe espedido por el Rector del Liceo de Ancud le manifiesta que, creado ya el 5.0 año de humanidades en co de Niñas, no habría para qué autorizar la asistencia de SESIÓN DE 12 DE ABRIL DE 1920 93 A OOO Ea alumnas a las mismas clases del Liceo de Hombres, e insinúa que se les permita concurrir al curso de Inglés correspondiente, en atención a que en aquel establecimiento no se profesa dicha asignatura. Se aprobó por unanimidad 1 en todas sus partes el informe an- terior. 9.2 De la siguiente nómina de candidatos presentada por el señor Rector de la Universidad para proveer en propiedad el RECTORADO DEL LICEO DE IQUIQUE, vacante por jubilación de la persona que lo servía: Don -Luis A. Silva, » Arturo Pardo Correa, » Alfredo de la Cuadra, » Luis Galecio; 1 » Roberto Ochoa. La lista que precede fué dada a conocer por circular a los se- ñores Consejeros, en los últimos días del año 1919; pero, como en la sesión de 5 de Enero del presente año, se acordara prorro- gar el plazo del Concurso hasta tener mayores antecedentes de los candidatos, 1 en este plazo se hubieran presentado nuevos oponentes, el señor Rector de la Universidad consulta a la Cor- poración si procede a formar nueva nómina o se mantiene la misma La opinión unánime de los señores Consejeros se manifestó en el sentido de que no se la modificara; 1 por ello, se acordó de- jar espresa constancia en el acta de que esta era la única razón por la cual no se tomaban en cuenta los nombres de los Recto- res de Liceos don Carlos Sangúesa 1 don Rafael Cavada, que se presentaron durante la prórroga del plazo del Concurso, es de- cir después que se formó la nómina que se inserta más arriba. A continuación se formó la siguiente terna para proveer en propiedad la asignatura de Matemáticas, con 26 horas semana- les de clases, en el Liceo de Ovalle: Primer lugar don Jorje Bocanegra Berríos, Segundo lugar don Mario Cabrera; 1 Tercer lugar don Francisco Gajardo. 04 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA a A A4á — »zPz--—2—<—D——.aEEAIII NO Er: Santiago, 20 de Marzo de 1920. Señor Rector. El señor Máximo Káhni desempeña en este Liceo desde hace 20 años con toda competencia el puesto de profesor de jimna-- sia. No sólo se contenta con hacer sus clases sino que también dedica gran parte de su tiempo libre a promover con gran éxito la cultura física de los alumnos. Los certificados que acompa- nan esta nota 1 que son en estremo honrosos para el señor Káhni justificarían el aserto de que es uno de los mejores profesores del ramo que existen en el país. po El ítem 2216 del presupuesto vijente establece lo siguiente: «Para pagar el mayor sueldo del profesorado de ramos técnicos de los Liceos de Hombres a razón de doscientos cincuenta pe- sos anuales la hora semanal de clases servidas por profesores titulados en el Instituto de Educación Física ia los no titulados que tengan certificado de competencia del Instituto Pedagóji- co siempre que cuenten con más de quince años de servicios i desempeñen más de veinte i cuatro horas de clases de una misma asignatura». É Como el señor Káhni no tiene título del Instituto de Educa- ción Física ni certificado de competencia del Instituto Pedagó- jico, se encontraría respecto de sus honorarios en una situación desventajosa que no estimo justa. Para remediarla recurro a Ud. a fin de rogarle se sirva recabar, si lo tiene a bien, del Honora- ble Consejo de Instrucción que se considere al señor Káhni como profesor titulado de Educación Física. (Firmado).—]. MONTEBRUNO. ' (Informe) Santiago, 10 de Abril de 1920. 101 Rector de jimmasia del Liceo de Aplicación, don Máximo que se le conceda el título de profesor para los Jay SESIÓN DE 19 DE ABRIL DE 1920 105 efectos de tener derecho a la gratificación que acuerda el ítem 2216 del presupuesto vijente. El señor Káhni aduce como antecedente para este objeto: 1) Certificados de competencia de los señores Guillermo Mann, Pedro Bannen, Benjamín Mardones, Juan Alvarado 1 Rodolfo Eenz: 2) Comisiones del Gobierno a la República Arjentina 1 a los juegos Olímpicos de Suecia. 3) Fundador de instituciones esportivas; iniciador de los cam- peonatos inter-escolares en Santiago 1 numerosos premios ga- nados en concursos jimnásticos 1 atléticos. Estos antecedentes, a mi juicio, no son suficientes para que el Honorable Consejo de Instrucción, en casos semejantes acuerde equiparar los méritos del solicitante a los de los profesores que han hecho estudios regulares en este Instituto. Sin embargo, en vista del entusiasmo notorio con que este profesor ha desempe- nado sus clases 1 de la necesidad que tiene de preparar sus lec- ciones de acuerdo con las instrucciones dictadas por ese Alto Cuerpo para cumplir los programas vijentes, desde el momento que sus clases servirán de modelo para la práctica de los alum- nos de este Instituto que aspiran a titularse profesores del ramo, creo que se estimularía el trabajo del indicado profesor acce- diendo a lo solicitado, salvo mejor acuerdo del Honorable Con- sejo, sin que esto significará establecer un precedente. Es cuanto puedo informar al señor Rector en cumplimiento de la providencia que antecede.—(Firmado).—JoAQUuíN Ca- BEZAS. Sesión de 19 de Abril de 1920. Fué presidida por el señor Rector de la Universidad don Do- mingo Amunátegui Solar, asistieron los señores Consejeros Ba- hamonde, Espejo, Matte, Prado Amor, Schmidt 1 el señor Se- cretario Jemeral don Octavio Maira. Previas las formalidades reglamentarias i el juramento reque- tido, el señor Rector de la Universidad confirió los siguientes títulos 1 grados: 106 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA ————- Arquitecto: Don Carlos Gólling Medina. Projesora de Matemáticas 1 Física: Doña María Droguett Cuevas. Profesora de AS Biolójicas 1 Química: Doña Victoria Mora Cruz. Profesores de Educación Física: Don Máximo Kabhni Braun, 1 Doña Emma Toro Alfaro. Licenciado en Leyes 1 Ciencias Políticas: * Don Julio Lagos Lagos. Bachiller en Medicina 1 Farmacia: Don Sótero del Río Gundián. Bachilleres en Humamdades: Don Pedro Andrade Miller, » Oscar Bravo Fernández, » Héctor L. Carvacho Puga, » Arcadio Carrasco Castro, Doña Laura Franke Puga, Don Fernando García Huidobro Domínguez, » Guillermo Martínez Gutiérrez, » Enrique Pérez de Arce Jaramillo, » Edmundo Pérez Rodríguez Peña, Doña Julia Sandoval Yáñez, SESIÓN DE J9 DE ABRIL DE 1920 107 Don Horacio Smart Fabres, » Gonzalo Subercaseaux Zañartu, » Miguel Ureta Beytía, » Mario Vargas Vidal, » R. Wilfredo Vivanco Vera, » Luis Paredes Rojas, » Ignacio Durán Droguett, » Ernesto Mora Gutiérrez; 1 » Rodolfo Godo1 Badarraco. A continuación el mismo señor Rector dió cuenta que con fe- cha 17 de Abril se habían conferido en el Liceo de Concepción, los siguientes diplomas de Bachilleres en Humanidades: Doña Rebeca Acevedo San Martín, » Irene Acharán Henríquez, » Hortensia Ahumada Koven, » Eva Alarcón Ramos, » Enriqueta Alegría Aguayo, » María Alister Rocha, » Lidia Barrientos Contreras, Don Julio Budnik Froienchenko, Doña Lucila Calcagno Sáez, » Laura Carrasco Figueroa, » Jenoveva Catalán Jara, Don. Adolfo Chechinitzky Kreiman, Doña Amada Galaz Cisternas, » Matistina Hoffens Figueroa, Don Luis Irribarra Lepeley, » Juan B. Lascorret Muñoz, Doña Clara Maureira Henríquez, Don Manuel Melo Inzunza, » Luis Antonio Mena Briicher, Doña Graciela Mercado Zenteno, Don Tomás Mora Pineda, Doña Juana Moraga Pérez, 108 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Don Froilán 2.2 Muñoz Delgado, » Nibaldo N. Naranjo Navarro, Doña María Navarrete Freeman, » Ana M. Ochoa Arriagada, Don Eduardo Olea Barriga, Doña Sara Oyharcobal Ruiz, Don Emilio Pereira Pereira, » Pedro Rivera Parga, » Juan Rojas Amigo, » Ramón Saavedra Grandón, » J. Manuel Saavedra Trautmann, Doña Berta Soza Cortés, » Clara Stolze Spuler, » Elena Thieme González, » Jertrudis Túrke Thierbach, Don Manuel Valdebenito Aroca; 1 Doña Luz Elena Viveros Moreno. Leída 1 aprobada el acta de la sesión de 12 del presente, se dió cuenta: 1.0 De tres decretos del Ministerio de Instrucción Pública que se insertan al final de la presente acta. Con motivo de lo dispuesto en el Supremo Decreto N.% 1046 de 30 de Marzo, se acordó proveer en propiedad, a propuesta en terna del Cuerpo de Profesores de la Facultad de Ciencias i Ma- temáticas, la Cátedra de Física Jeneral, 1.2 1 2.2 parte de la Es- cuela de Injeniería. 2. De un oficio del Rector del Liceo de Concepción, en que da cuenta de la renuncia que ha hecho de su puesto el Profesor de Derecho Civil del Curso de Leyes que funciona en esa ciudad, don Esteban S. Iturra. os acordó proveer en propiedad dicha cátedra, a propuesta en terna del Cuerpo de Profesores de la Facultad de Leyes. la fundación de una clínica dental para el servicio de los nos del establecimiento. : De dos notas del Rector del Liceo de La Serena: en la pri- visa la vacancia de la asignatura de Inglés con 11 horas clases 1 comunica que siete horas están servidas De un oficio del Rector del Liceo de Tacna en que comu- SESIÓN DE 19 DE ABRIL DE 1920 109 interinamente; i en la segunda manifiesta la conveniencia de que se provea con profesor propietario la cátedra de Francés. Se acordó proveer en propiedad la asignatura de Inglés, con 18 horas semanales de clases, 1 la de Francés con 26 horas. 3.2 De un oficio del Rector del Internado Barros Arana en que da cuenta de que uno de los profesores de Francés del esta- blecimiento ha hecho renuncia de cuatro horas semanales de clases. Se resolvió que continuaran servidas interinamente. 6.0 De una nota del Rector del Liceo de Linares en que co- munica la vacancia de la asignatura de Química, con 7 horas se- manales de clases. Se acordó proveerla en propiedad. 7.2 De un oficio del Rector del Liceo de Chillán en que avisa que han quedado vacantes 28 horas semanales de clases de His- toria 1 Jeografía, 1 en que propone se provean en propiedad jun- to con otras 3 que se hallan servidas interinamente, divididas en dos cátedras con 12 1 19 horas semanales cada una. Se acordó proceder en la forma indicada. A continuación se entró al estudio de las peticiones formula- das por los rectores de liceos para la creación de cursos auxilia- res, 1 se acordó solicitar únicamente las que siguen: Instituto Nacional, un segundo año de humanidades; Liceo Valentín Letelier, un primero i un segundo año de hu- manidades; Liceo de Aplicación (Sección Hombres), un sesto año de hu- manidades; Liceo Miguel L. Amunátegui, un segundo año de humani- dades; Liceo de Punta Arenas, un segundo año de humanidades; 1 Liceo de La Serena, un primer año de Inglés, correspondien- te al segundo de humanidades. No se aceptaron las peticiones que, para crear un segundo año auxiliar de humanidades 1 un segundo de preparatoria, había elevado el Rector del Liceo de San Fernando, parte por la esca- sez de los fondos consignados para tal objeto 1 parte porque el número de alumnos matriculados en dichos cursos es proporcio- nalmente inferior al de los otros cuya creación se acordó. Finalmente se tomaron los siguientes acuerdos: 110 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA «) Autorizar a don Federico Thum para que rinda, en el Ins- tituto de Educación Física, los exámenes reglamentarios para optar al título de Profesor de Dibujo 1 Caligrafía, i al Director de dicho Instituto, para que le fije orden de pruebas 1 fechas de las mismas. En cuanto a la prueba práctica se acordó deferir a a opinión del Rector del Instituto Nacional; h) Autorizar a don Roberto Jobet para que rinda sólo los exa- menes del tercer año, para optar al título de Profesor de Fran- cés, pero sin eximirlo de presentar la memoria reglamentaria; c) Autorizar a don Pedro Ramonet Salazar para que rinda, ante comisión de profesores del Liceo de Chillán, un examen je- neral en que se determine la preparación que posee; d) Denegar la petición de don Oscar Rioseco Squella, para que se le abrevie el plazo para repetir la prueba oral de la licencia- tura en Leyes; | e) Autorizar a don Emilio Jarpa Muñoz 1 a don José Bernar- do Mandiola Cruz, para que se incorporen al 2.2 año de Leyes, 1 rendir sus exámenes, después Ce aprobados en Derecho Roma- no el primero, i en Economía Política 1 Derecho Romano el se- gundo; [) Autorizar a don Guillermo Aparicio Terrazas, que fué oyen- te en 19181 1919 en 1.91 2.0 año de Leyes, para que rinda dichos exámenes en Diciembre de 1920 1 Marzo de 1921, en orden re- elamentario; : y) Autorizar a don Luis Gutiérrez Monje, Bachiller en Mate- máticas, para ingresar como alumno al 2. año de Injeniería, con la obligación de rendir previamente Física 1 Química prime- ra parte; 1) Visto el informe del Director del Instituto Peaagójico, de- negar la petición de don Gastón Díaz Bravo, para incorporarse como oyente al primer año del Curso de Ciencias Biolójicas; ) Denegar la solicitud de los señores Jorje de la Cuadra Gor- Enrique Rojo 1 M. Díez García, alumnos del Instituto Pe- co, que pedían se les eximiera de Instrucción Cívica; Mitorizar a don Vicente Naranjo, Bachiller en Matemáti- pue estudió primer año de Injeniería, para que se matricu- % ano del Curso de Matemáticas del Instituto Pedagó- la obligación de rendir ahora o en Diciembre, Física SESIÓN DE 19 DE ABRIL DE 1920 111 k) Autorizar a doña Nadia Rogaler, Profesora de Alemán, para que rinda en Diciembre los exámenes de 3.21 4.9 años de Francés, para optar al título de Profesora de Francés. Se levantó la sesión. DOMINGO AMUNÁTEGUI SOLAR Octavio Maira, Secretario Jeneral. ANÑERO DOCUMENTOS LEÍDOS EN LA SESIÓN Santiago, 26 de Marzo de 1920. N.0 955.—DECRETO: Nómbrase a doña Zulema Molina, pro- puesta por el jefe respectivo, para que sirva en propiedad el em- pleo de profesora de Jimnasia con veinticuatro horas semana- les de clases, del Liceo de Aplicación (Sección Niñas). (Firmados).—SANFUENTES. José Bernales. Santiago, 30 de Marzo de 1920. N.0 1046.—Vista la nota N.% 47 del Rector úe la Universidad, DECRETO: Acéptase la renuncia que hace don Pablo Rossi del empleo de profesor contratado de Física Jeneral de la Escuela de Injeniería. (Firmados).—SANFUENTES. E. Bermúdez. 112 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA ———- ¡_-—aAm24+ a Santiago, 25 de Marzo de 1920. N.o 12109.-—Vistas las notas que precede del Rector de la Uni- versidad. DECRETO: . Nómbrase a las siguientes personas para que sirvan en pro- piedad, en el Liceo de Hombres de Valdivia, los empleos que se indican: : A don José Trupp, para el empleo de profesor de Dibujo i Ca- ligrafía, con veinticinco horas semanales, 1 A don Edmundo Kennedy, para el empleo de profesor de Canto 1 Jimnasia, con veinticuatro horas semanales. Páguese a los nombrados el sueldo correspondiente a contar desde que hayan comenzado a prestar sus servicios. (Firmados).—SANFUENTES. José Bernales. N.9 57 Concepción, 16 de Abril de 1920. Señor Rector Pongo en su conocimiento que el profesor de Derecho Civil del Curso de Leyes del Liceo, don Esteban S. Iturra ha presen- tado la renuncia de su cargo i he pedido al Supremo Gobierno que tenga a bien nombrar para reemplazarlo, en calidad de im termo, al abogado don Francisco Jorquera F., que es profesor de Instrucción Cívica en el establecimiento i ha desempeñado va algunas asignaturas en el curso de Leyes como profesor su- (Firmado).—ENRIQUE MOLINA, SESIÓN DE 19 DE ABRIL DE 1920 113 N.o 29 ua Tacna, S de Abril de 1920. Señor Rector: Tengo el honor de comunicar a Ud. que ha empezado a fun- cionar la Clínica Dental, fundada en este Liceo con fondos reu- nidos por los propios alumnos. Me permito incluir, señor Rector, un recorte del diario «El Pacífico», en que hace relación de este hecho 1 a la cual sólo debo agregar que el dentista señor Pescio es profesor de Ciencias de este Establecimiento. Además se están estudiando los medios para agregar a la Den- tal una Clínica Médica, que serviría de base para una selección de alumnos para las Colonias Escolares (Firmado) —V. BHEMm: No 28% La Serena, 9 de Abril de 1920. Señor Rector: Para el señor Ministro de Instrucción Pública tengo el honor de remitir a Ud. la nota N.0 27 de 7 de Abril del presente año 1 la renuncia adjunta del profesor de Inglés don Daniel Pozo Ze- peda. En la espresada nota tengo la honra de proponer en cali- dad de interino, mientras el Honorable Consejo de Instrucción Pública acuerda lo más conveniente respecto a la provisión en propiedad de dichas clases, a don Ernesto Bradford, quién haría las once horas semanales que desempeñaba el señor Pozo. El señor Bradford ha sido durante varios años profesor de in- elés en este Liceo. Las clases de Inglés en conformidad al programa vijente son 18 horas semanales, de ellas once desempeñaba el señor Pozo 1 ¡las siete restantes están a cargo de don Carlos Rodríguez Cas- tex, en calidad de interino. 8.—ANALeES Acras.—MARZO-ÁBRIL. 114 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Como hasta la fecha, a pesar de las jestiones hechas, no se ha encontrado un profesor de Estado que venga a hacerse cargo de las clases, soi de opinión que deben mantenerse por ahora en ca- lidad de interinas. (Firmado). —J. E. PEÑA VILLALÓN, N, 930: La Serena, 9 de Abril de 1920. Señor HKector: Como no hubiere ningún profesor titulado que quisiera venir a hacerse cargo de las clases de francés, fué nombrado por decre- to N.% 3373 de 28 de Agosto de 1918 profesor interino de fran- cés con veintiséis horas semanales, don Mario Inostroza, quien solamente había hecho el curso en el Instituto Pedagójico. - Habiendo en la actualidad un profesor titulado que desea de- sempeñar dichas clases, cumplo con el deber de hacerlo presen- te al Honorable Consejo de Instrucción Pública, a fin de que, si lo tiene a bien, se sirva acordar la provisión en propiedad de las veimtiséis horas semanales de Francés servidas interinamente por el señor Inostroza. (Firmado). —J. E. PEÑA VILLALÓN. N,9 14, Santiago, 15 de Abril de 1920. Señor Ltector: Jengo el honor de comunicar a Ud. que el profesor de Fran- del Internado Barros Arana, don Julio Saavedra, que de- pena 22 horas semanales de clases en propiedad i 4 interinas, la presentado la renuncia de estas cuatro horas, SESIÓN DE 19 DE ABRIL DE 1920 115 Para reemplazarlo en la misma calidad de interino, mientras el Honorable Consejo resuelve la forma en que deben proveerse éstas clases, he propuesto a don Raúl Ibáñez. (Firmado).—EDUARDO LAMAS. Ni TO: Linares, 14 de Abril de 1920. Señor Rector: Don Alcides Lucero, ha presentado la renuncia de siete horas semanales de clases de Química que desempeñaba, por tener que cambiar de domicilio. Lo que tengo el honor de comunicar a Ud. a fin de que se sirva determinar la forma en que deben proveerse dichas clases. (Firmado). —M. A. Lors. IN 9220. Chillán, 12 de Abril de 1920. Señor Rector: Habiendo renunciado don Samuel Zenteno su cargo de pro- tesor de Historia 1 Jeografía en este Liceo, creo conveniente que se provean en propiedad las 28 horas semanales de clases que servía, como también 3 horas semanales que desempeña como interino don Moisés González JR. Dichas 31 horas semanales podrían proveerse en la forma si- 116 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA í k gniente: 12 horas para un profesor i 19 para otro: con esta dis- tribución se consultan ventajas en el horario. Sírvase Ud. recabar del Consejo de Instrucción Pública un acuerdo sobre el particular. (Firmado).—N. TONDREAU. N,o 28. Santiago, 19 de Abril de 1920. Señor Rector: El acuerdo de 1918 sobre la prohibición de admitir oyentes en el Instituto Pedagójico, ha siao interpretado en esta Dirección como una medida de carácter jeneral 1 permanente 1 sólo por la providencia puesta al pie de la solicitud del señor Gastón Díaz Bravo ha venido a imponerse de que se trata de una disposición de carácter temporal. Esta Dirección insiste, sin embargo, en la necesidad de que se le dé al acuerdo mencionado el carácter de permanente, por la afluencia cada vez mayor de alumnos al establecimiento. El lo- cal se hacía estrecho hace dos años, como lo hizo notar oportu- namente el señor Director Dr. don Federico Hanssen al Hono- rable Consejo. Hoi día la situación se ha empeorado a este res- pecto, porque el número de alumnos es mucho mayor que el que había en 1918. La matrícula actual alcanza a 850. En 1918 era sólo de 708. Hoi hai cursos con 190 alumnos, como el de Lin— etíística Gran número de alumnos se ven obligados a permane- cer de pie durante toda la clase. La enseñanza en estas condicio- es se hace imposible; de tal modo que he citado a los señores profesores para una reunión con el objeto de cambiar ideas para procurar atenuar, en parte siquiera, éstos gravísimos 1n-> onvementes duda que habría manifiesta ventaja en dar a la enseñan- que procura este Instituto la mayor estensión que se pudie- pero, por las razones ya dadas, es materialmente imposible tl bu n deseo, SESIÓN DE 26 DE ABRIL DE 1920 117 En conclusión, siento pedir a Ud. que se sirva no acceder a la solicitud del señor Gastón Díaz Bravo para incorporarse como oyente en el Curso de Ciencias Biolójicas de este Instituto. Al mismo tiempo, agradecería a Ud. se sirviera solicitar del Hono- rable Consejo que diera al acuerdo de 1918, que prohibe la in- corporación de oyentes en este Instituto, el carácter de jeneral 1 permanente. ' (Firmado).—ARCADIO DUCOING. Sesión de 26 de Abril de 1920 Fué presidida por el señor Rector de la Universidad, don Do- mingo Amunátegui Solar, asistieron los señores Consejeros Ba- hamonde, Espejo, Matte, Prado Amor, Quezada, Schmidt, Ur- zúa 1 el señor Secretario Jeneral don Octavio Maira. Previas las formalidades reglamentarias 1 el juramento reque- rido, el señor Rector confirió los siguientes títulos 1 grados: Profesores de Dibujo 1 Cal grafía: Doña Auristela de la Barra Fortunate, 1 » Marta Maravolí Torres. Eicenciado en Medicina 1 Farmacia: Don. Buenaventura Santander Hurtado. o Bachilleres en Medicina 1 Farmacia: Don Emilio Alaunate Phillips, » Luis Briño García, » Marcos Brito Novoa, » Abel Cáceres Garibaldi, » Guillermo Chandía Morales, 118 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Don Rafael Daudet Jofré, Emilio Deicks Lamas, Jorje Díaz Bravo, Juan Garáfulich Yancovich, Alfredo Grúmberg Smith, Evaristo Jofré Herrera, Federico Johow Scháter, Luis Koch Júrjens, Eduardo Krúger Marks, Carlos Maldonado Boggiano, Bernardo Mellibovsky Wortzman, Luis Melo Carrasco, Pedro Mendoza Zambrano, ' Eduardo Muñoz Montt, Aliro Montenegro Zúñiga, ' Gustavo Pineda Sasso, Leonel Puente Martínez, Raúl Rodríguez Carvajal, José F. Symon Ojeda; 1 Alberto Villarroel Celis. Bachilleres en Leyes y Ciencias Políticas: Don Federico Dúncker Biggs, » Julio Lafourcade Mendoza, Santiago Macchiavelo Varas, Darío Rojas Espoz, Darwin Rossel Pincheira; 1 Enrique Vial Lachowsky. Baclilleres en Humanidades: Don Mario Astoreca Sartori, Doña Hortensia Corona Jamett, Don Oscar Labarca Benítez, » » Urbano Mena Mena, Carlos Valdés Vásquez; 1 Roberto Vergara Herrera. SESIÓN DE 26 DE ABRIL DE 1920. 119 Antes de procederse a la lectura del acta, el señor Rector de la Universidad dió cuenta del fallecimiento de dos distinguidos miembros de la Corporación, don Washington Lastarria 1 don Juan B. Miranda, 1 recordó los valiosos servicios prestados por ambos a la instrucción, el primero como profesor que fué de la Escuela de Injeniería 1 Decano en dos períodos, de la Facultad: de Ciencias Físicas 1 Matemáticas, 1 luego como Académico de la misma; 1 el segundo en su puesto de catedrático de la Escue- la de Farmacia, de la cual podía considerarse como uno de sus fundadores. Terminó el señor Rector de la Universidad pidien- do—lo que se aceptó unánimemente—que se dejara testimonio en el acta del pesar con que el Consejo ha recibido la noticia del fallecimiento «de estos dos beneméritos servidores públicos. El señor Secretario Jeneral 1 Decano accidental de la Facul- tad de Medicina, adhiere a las palabras del señor Rector de la Universidad, i pide se deje especial constancia de cómo conside- ra una pérdida irreparable para la Escuela de Farmacia la muer- te del señor Miranda, que era uno de sus más antiguos i laborio- sos profesores. Leída 1 aprobada el acta de la sesión de 19 de Abril, se dió cuenta: 1.0 De cinco decretos del Ministerio de Instrucción Pública, que se insertan al final de la presente acta. Con motivo de lo dispuesto en el Supremo Decreto N.% 0934 de 26 de Marzo último, se acordó proveer en propiedad, en el Li- ceo de Valparaíso, la asignatura de Historia 1 Jeografía, con 24 horas semanales de clases, 1 la de Alemán con 6 horas, vacantes por jubilación de la persona que las servía. 2.2 De un oficio del Rector del Liceo de Curicó en que solici- ta autorización para que el profesor de Matemáticas del esta- blecimiento, don Enrique Vidal, pueda desempeñar hasta 20 horas de asignatura, en el caso que sea designado para el puesto de Inspector Jeneral. - No se dió lugar a la petición que antecede. 3.2 De un informe del Rector del Liceo de Chillán, recaído en una solicitud del Profesor de Trabajos Manuales del estable- cimiento, don Manuel Maza Seguel, para que se provean en pro- piedad 10 horas de la misma asignatura que están servidas in- terinamente. 120 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA En vista de que el mencionado Rector espresa que el profe- sor interino es competente i sirve a satisfacción las dichas 10 horas de clases de Trabajos Manuales, se acordó denegar la pe- tición del señor Maza Seguel. b A continuación se formó la siguiente terna para proveer en propiedad el Rectorado del Liceo de Iquique: : Don Luis A. Silva, » Arturo Pardo Correa, 1 » Alfredo de la Cuadra. En seguida el señor Rector de la Universidad, hizo la siguien- te indicación, que fué aceptada unánimemente E «Se autoriza al Director del Instituto Pedagójico; en, vista de la considerable concurrencia de alumnos a las clases, para que no admita oyentes.» Por su parte, el señor Secretario Jeneral, pidió, en nombre de don Pedro Bannen, que fué elejido Miembro Académico de la Facultad de Leyes 1 Ciencias Políticas, se le prorrogara el plazo establecido por el acuerdo del Consejo de Instrucción Pública de 17 de Diciembre, de 1917. Quedó así resuelto. Se tomaron los siguientes acuerdos a) Pedir informe al Director del Instituto Pedagójico acerca de la solicitud de don Mariano Latorre Court para que se le con- ceda el título de Profesor de Estado en la asignatura de Cas- tellano: hb) Pasar en informe al Director del Instituto de Educación Física la petición de don Abel Gutiérrez, Arquitecto 1 Profesor de Dibujo en el Instituto Nacional, para que se le conceda el tí- tulo de profesor de dicho ramo; i c) Permitir al alférez de la Escuela Militar don Bernardino Bravo Walker, gue se incorpore a las clases de primer año de la Escuela de Arquitectura, con la obligación de recibir el título bachiller en humanidades antes de presentarse a los exáme- nes correspondientes; 1 autorizarlo pára que en el próximo pe: pueda presentarse a sorteo a fin de obtener el mencionado - q A SMS iS Fiol O SESIÓN DE 26 DE ABRIL DE 1920 121 Finalmente se aprobó el siguiente Reglamento presentado por el señor Decano de la Facultad de Matemáticas, sobre con- cesión de las subvenciones que consigna el Presupuesto de Ins- trucción Pública a favor de diez ex-alumnos de liceos de pro- vincia que sigan en Santiago los estudios de Injeniería de Minas. PROYECTO DE REGLAMENTO SOBRE CONCESIÓN DE SUBVENCIO- NES A ESTUDIANTES DE INJENIERÍA DE MINAS. 1.2 Las subvenciones a que se refiere el ítem 1952 del Presu- puesto de Instrucción Pública vijente, se concederán por el Mi- nisterio del Ramo, a propuesta del Rector de la Universidad de Chile, a quien deben dirijirse los interesados. 2. Podrán optar a esta subvención los alumnos del 4.9, 5.0 1 6.0 años del Curso de Injenieros de Minas, procedentes de liceos de provincias. dr 3.2 Si no hubiese candidatos de los cursos antes enumerados, podrá subvencionarse, previa fianza aceptada por el Rector de la Universidad, a los alumnos del 1.9, 2.01 3.0 años. Dicha fianza deberá ser equivalente al monto de la pensión anual. La garantía .se mantendrá vijente hasta que el alumno haya rendido los exámenes del 4, año de Injeniero de Minas i se hará efectiva si el alumno no cumple con esta condición. 4.9 Sin perjuicio de conservar la subvención a los alumnos que actualmente gozan de ella, serán motivos de preferencia: a) La mejor calidad del alumno, 1 b) Ser hijo de empleado público. El tracaso de un examen de promoción anula los motivos de preferencia. Se levantó la sesión. DOMINGO AMUNÁTEGUI SOLAR. Octavio Maira. Secretario Jeneral. 122 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA ANEXO DOCUMENTOS LEÍDOS EN LA SESIÓN Santiago, 20 de Marzo de 1920. N.o 934.—Vista la solicitud en que don Federico Schneider, profesor de Historia i Jeografía 1 de Alemán del Liceo de Hom- bres de Valparaíso pide se le conceda su jubilación por encon- trarse, por motivos de salud, absolutamente imposibilitado para continuar desempeñando su empleo; i haber cumplido el núme- ro de años de servicios que exijen las Leyes para acojerse a los beneficios de la jubilación; i teniendo presente Que el solicitante ha servido empleos públicos durante veln- tiocho años cumplidos, según consta de los antecedentes adjun- tos, lo dictaminado por la Comisión de Médicos 1 por el Fiscal de Hacienda, 1 lo dispuesto por la Lei de 20 de Agosto de 1857, DECRETO: 1,2 Concédese a don Federico Schneider, profesor de Histo- ra 1 Jeografía 1 de Alemán, con treinta horas semanales de cla-. ses, en el Liceo de Hombres de Valparaíso, la jubilación que so- licita, con el goce de una pensión anual de seis mil cuarenta i ocho pesos ($ 6,048) suma equivalente a las veintiocho cuaren- tavas partes del sueldo de ocho mil seiscientos cuarenta pesos ($ 8,640) de que actualmente disfruta. Dicha pensión le será pa- gada por mensualidades vencidas por la Tesorería Fiscal de Val- paraiso. 2.0 La misma Tesorería devolverá al señor Schneider la suma de treinta pesos ($ 30), que depositó en arcas fiscales para res- ponder a su examen Médico Legal. Impútese el gasto al ítem 2401, partida 109, del Presupuesto de Instrucción Pública vi- jente. (Firmados).—SANFUENTES. ] Bernales SESIÓN DE 26 DE ABRIL DE 1920 123 Santiago, 10 de Abril de 10920. N.0 1335.—Vista la nota N.0 635 del Rector de la Universidad, DECRETO: Fíjase en quinientos ochenta pesos ($ 580) anuales la pensión que deben pagar los alumnos internos del Liceo de Hombres de Concepción, en doscientos noventa pesos ($ 290) anuales la pen- sión de los medio-pupilos 1 en ciento veinte pesos ($ 120) anuales la de los alumnos que almuerzan i comen en el establecimien- to los días Domingos 1 festivos. (Firmados).—SANFUENTES. E. Bermúdez. Santiago, 24 de Abril de 1920. -N.9 2001.—Teniendo presente el carácter de indeclinable de la renuncia del cargo de miembro del Consejo de Instrucción Pública, presentada por don Juan E. Mackenna, DECRETO: Acéptase la renuncia que hace don Juan E. Mackenna del car-' go de Miembro del Consejo de Instrucción Pública; i nómbrase en su reemplazo, por un período legal de tres años, a don Oscar Urzúa Jaramillo. (Firmados). —SANFUENTES. E. Bermúdez. 124 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN! PÚBLICA Santiago, 26 de Abril de 1920. N.0 2056. Visto lo dispuesto en el ítem 74 del Presupuesto vijente i la nota N.0 176 del Rector de la Universidad, DECRETO: Créase un Seminario de Derecho Procesal 1 de ¿Práctica de Jueces 1 Notarios en la Escuela de Derecho de esta ciudad. Tómese razón, comuníquese, publíquese e insértese en el Bo- letín de Leyes 1 Decretos del Gobierno. (Firmados).—SANFYENTES, E. Bermúdez. Santiago, 26 de Abril de 1920. N. 2057. DECRETO: Nómbrase a don José Luis Espínola, pro- puesto en primer Jugar de la terna respectiva, para que sirva, por un período reglamentario, el cargo de Decano de la Facul- tad de Teolojía. (Firmaaos).—SANFUENTES. B rmúd “$8 SESIÓN DE 26 DE ABRIL DE 1920 125 INFOR2TE. Curicó, 22 de Abril de 1920. Señor Rector: Con motivo ce la jubilación que ha imiciado el Inspector Je- neral, propondré para reemplazarlo a don Enrique Vidal, pro- fesor de Matemáticas de este Liceo desde hace 17 años, quien ha desempeñado también una inspección en época anterior. Como este meritorio profesor desempeña 20 horas de clases semanales 1 habría conveniencia para los alumnos en que con- tinuara desempeñándolas, por cuanto es un profesor bien prepa- rado 1 con bastante práctica en la enseñanza, me permito pedir a Ud. que, si lo tiene a bien, se sirva recabar la autorización ne- cesaria para que el citado profesor pueda desempeñar las dos horas semanales de clases que tendría de exceso con el cargo de Inspector Jeneral. Debo esponer, además, que sin esa autorización tendría que renunciar cuatro horas semanales, o sea todas las clases de un curso. La renta 1 premios de constancia correspondientes a esta renuncia, significaría una disminución de importancia en la ren- ta del Inspector Jeneral, lo que no estaría en relación con la ma- yor responsabilidad, asistencia i trabajo que tenaría con el nue- vO cargo. En consecuencia, el insfrascrito estima que podría hacerse la escepción con beneficio de la enseñanza 1 del citado profesor, i sin temor, por otra parte, de que pudiera perjudicarse la aten- ción que obliga la Inspección Jeneral. (Firmado).—J. MELO BuRrGos. Chillán, S de Abril de 10920. Manuel A. Maza Seguel, profesor titulado en la Universidad de Chile en el ramo de Trabajos Manuales, 1 últimamente nom- brado profesor «del Liceo de Chillán con ocho horas de clases al 126 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA AAA AP GB és Honorable Consejo de Instrucción Pública respetuosamente dice: Que al aceptar 1 al hacerse cargo del puesto tomó en cuenta un puesto con el mismo ramo en una escuela pública que según * la lei son incompatibles. Que el número total de horas de clases de trabajos manuales en el Liceo son dieciocho. Que las dieciocho horas de clases, ocho desempeña en propie- dad el infrascrito 1 las diez restantes están servidas interina- mente, 1 ) i Que la renta que me producen las ocho horas de clases son 1n- suficientes para atender los gastos que exije la decencia del empleo. En estas circunstancias vengo en pedir al Honorable Consejo se sirva llamar a concurso para proveer las 10 horas de clases ser- vidas interinamente. (Firmado). —MANUEL MAZA SEGUEL. Chillán, 17 de Abril de 1920. Señor Rector: Don Manuel Maza, profesor propietario de 8 horas semana- les de Trabajos Manuales en este Liceo, solicita del Consejo de Instrucción que se llame a concurso para proveer otras 10 horas semanales de la misma asignatura, que están servidas interina- mente en el establecimiento. N y Las 10 horas a que se refiere el señor Maza están a cargo desde Marzo de 1915, por don Félix A. Oviedo, normalista, profesor de dos cátedras de Trabajos Manuales en la Escuela Normal de Preceptores de esta ciudad. El señor Oviedo es un excelente pro- Lesor 1 sirve sus clases con dedicación ejemplar. No me parece- to despojarlo repentinamente de sus clases en el Liceo, en leva cimco años de buenos i reconocidos servicios. Po- ] SESIÓN DE 26 DE ABRIL DE 1920 127 dría fijársele un plazo prudente para que buscara otras clases en establecimientos públicos o privados; 1 trascurrido ese plazo, abrir concurso para proveer en propiedad las 10 horas de Tra- bajos Manuales que actualmente desempeña en este Liceo. -(Firmado).—N. TONDREAU, MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS - Comentarios | Divagaciones sobre “Tabaré: por Pélix Armando Núñez para optar al titulo de Profesor del Estado en la asignatura de Castellano oso0oo0oooosenoococor coco Coon reco coOnOcocoV a rr. rr oro ooo 00000000 lr) qe ne o RARA NAS o ZE A ECETIA ¿ AN A e Kai o o 5) e o o o é pa E o o o o e cocoooonocoOcrn oc ooo OcoOocoOocoOenLocOOo OO vo AIOODAAAOD Comentario i divagaciones sobre “Tabaré” Tlemoria presentada por Félix Armando Núñez para optar al titulo de Profesor del Estado en la asignatura de Castellano Comencé a leer este libro no sin la desconfianza recelosa con que un espíritu empapado en la com- pleja 1 sutil literatura de hoi se llega a un poema épico que glorifica indios americanos. Pero luego leí al pie de la dedicatoria 1886 1 recordé como un presajio feliz que este mismo año llegaba a Chile Rubén Darío, el Rei Mago de los «perfumes en fras- cos de hechura onental» 1 los «inciensos en copas de finos metales». Desde el primer verso me cautiva el tono inspi- radísimo 1 solemne de este libro: se diría que se ha 134 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS alzado de nuevo aquella voz visionaria que desde el Jénesis aun resuena con intacta majestad «tene- brae erant super faciem abysi: et spiritus De fere- hatur super aquas». Levantaré la losa de una tumba e internándome en ella encenderé en el fondo el pensamiento que alumbrará la soledad inmensa. Dadme la lira 1 vamos: la de hierro. la más pesada i negra; esa la de apoyarse en las rodillas 1 sostenerse con la mano trémula. ¿No se escucha en estos versos como el grave gol- pear de un martillo sobre un nicho de metal? Impen- sadamente uno recorre en ájil divagación toda la li- teratura española, 1 apenas si encuentra en Herrera una desleída similitud con el tono de elevación con que se abre Tabaré. Más afortunado en propósitos que Homero que canta la cólera del Pelida Aquiles desde que, disputando por una esclava, se separó de Atrida, rei de hombres; con más arranque senci- llo que el Dante que nos lleva de pronto a un mundo de símbolos en la mitad de una selva oscura; con un entusiasmo poético que, en un brusco contraste, nos hace mirar en La Araucana una crónica de cierta proporciones át.cas i animado lenguaje, pero fría 1 latigosa en su conjunto; Juan Zorrilla de San Mar- tin hiere vivamente nuestra refinada sensibilidad noderna con un modo lírico que me siento tentado damar escultórico, porque como he de mostrarlo has veces en el discurso de mi estudio, parece FÉLIX ARMANDO NÚÑEZ 135 perseguir en sus cuadros actitudes estatuarias de agudas sujerencias, o crearlas de pronto a un golpe resonante de cincel. Pero no sería don Juan Zorrilla un poeta magno si pudiera definirse de manera tan simple; si su tesoro de armonía no fuese, como en to- dos los supremos artistas un diamante de mil face- tas. Ya don Víctor Pérez Petit en un artículo sagaz, de férvido aliento, ha observado que el poema uru- guayo está compuesto como una grandiosa polifo- nía wagneriana con ritornelos que hacen de lest motivs 1 se desarrollan en acordes imponentes 1 trá- jicos. La más de esta novedad de procedimiento que representa en poesía una evolución paralela a la de la música de Wagner que ni siquiera se presentía en- tonces en la lírica de Darío, comparado cien veces con el maestro de Tann háuser, abunda en «Tabaré» la nota tierna 1 delicadamente emocionada, con un ma- tiz tan tenue 1 tan nuevo de misticismo, quea no ser por el mentís de la fecha, 1886, se creería en una in- fluencia de la ternura trémula 1 desbordada de ese Cristo poeta de la India que desde 1914 nos subyuga con su corazón seráfico 1 su nombre dulcemente exó- tico de Rabindranath Tagore... * E *x Lo primero que en «Tabaré» nos llama la atención es la forma métrica. Salta a primera vista 1 lo notó don Juan Valera en sus «Cartas Americanas» que en este aspecto el poeta uruguayo es de la escuela de Becquer. Los endecasílabos asonantes alternados de vez en cuando con peptasilabos o pentasíla bos; esos conjuros en el vórtice caótico de la inspiración arre- batada en que jiran 136 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS AAA AAA A «Los elementos vagos 1 dispersos que amasa el jenio ¡ en la forma encierra, notas, palabras, llantos, alaridos, plegarias, anatemas, formas que pasan, puntos luminosos, jérmenes de imposibles existencias». ¡ que en el acto nos recuerdan aquella «rima» del poeta sevillano: lE - Sacudimiento estraño que ajita las ideas, como huracán que empuja las olas en tropel, murmullo que en el alma se eleva 1 va creciendo como volcán que sordo anuncia que va a arder deformes siluetas de seres 1mposibles, paisajes que aparecen como a través de un tul; las emociones sujeridas con habilidad sutil más bien que espresadas; lo trascendental descubierto de pronto en algún movimiento casi imperceptible, en gún perfume errante o en un lirio que languidece, ese dejo de fatalidad tan delicado como la trizadu- a de «ll Vaso Roto» que sentimos consumir de a poco una vida de ensueño; todo eso lo ha infundido , FÉLIX ARMANDO NÚÑEZ 137 el hermano español de Heime en la arteria lírica de Zorrilla de San Martín, 1, sin embargo, el autor de «Tabaré» es lo menos Becquer que puede ser un poeta. Refutación elucuente de que el estudio de los maes- tros impida manifestarse en plena orijinalidad es- pontánea a los que llevan la virtud del jenio en su corazón, como pretenden muchos artistas de hoi que prefieren, alejados por sistema del estudio, bal- bucir injenuidades efímeras a trocar en arco-iris deslumbradores a través del íntimo cristal de en- sueño el rayo deluz que nos llega de otra vida granGe... Núñez de Árce, a quien como un castigo la juver- tud de hoi estima en menos de lo que vale, sentiría, si leyó a «Tabaré» alguna vez, que no eran tan des- preciables aquellos «suspirillos jermánicos» que dijo él despectivamente de las Runas inmortales; divi- nos «suspirillos» cuyo dulce eco, temblando en la lira del más jenuino 1 grandioso de los poetas aMerica- nos, despertaron en nuestra selva virjen el sollozo más emocionante de la épica castellana. Zorrilla de San Martín nos encanta, desde luego, por su robusta virilidad que culmina en profético aliento... Becquer, el pálido 1 soñador Becquer, re- cojía en su arpa sensible una voz femenina, «delga- da 1 triste que por su nombre le llamaba a lo lejos». Diferencia de temperamento que no alza el mérito de uno sobre el del otro. En arte, amamos sobre toda virtud la sinceridad, i Renán no temía confesar que en su sensibilidad había tres cuartas partes femeni- nas. Si la Naturaleza siempre previsora 1 próvida, ha hecho más intenso, esquisito e intuitivo el cora- zón de la mujer (la madre tenía que ser toda ternu- ra para el hijo), me parece un elojio, un reconoci- pi Yu £ MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS ; miento de perfección atribuir a un artista la delica- deza de sentimiento que la mujer posee. ¿Qué puede esto perjudicar la virilidad? «Tabaré» se encargará de demostrar que no. Mirad cómo en el espíritu total de Zorrilla de San Martín se suceden en majistrales transiciones desde la robusta ¡ grave entonación que se queda resonando como un rujido en la selva, hasta la dulzura maternal que el poeta siente por su héroe imposible 1 florece entre místicos perfumes de nar- dos en la voz herida de la cautiva Magdalena. Pero es tiempo ya de que asistamos a la jénesis del «Tabaré». ¿Quién no ha sentido en medio de nuestras selvas augustas sobrecojerse de pronto su espíritu cuando la canción quejumbrosa de un pájaro va Qquebran- do su estraño acorde en los troncos retorcidos, 1 hace susurrar a un hilo de viento vagabundo por las lianas que penden balanceándose apenas o suben airosas como vivientes estalactitas de esmeraldas en una gruta fantástica? Si es la tarde, una solemne i grave orquestación, un clamor compuesto de mil lamentos llenará la selva... ¿Quién no recuerda entonces con una vaga tristeza a la raza de hombres desaparecida? Zorrilla de San Martín pasearía entre las selvas su: majestad huraña, su atávica melancolía de solita- mo: él lo ha dicho en una hermosa poesía: ha soledad se sienta al lado mío de noche, al mediodía, en la alborada. Yo la miro, i me mira... ile pregunto: ¿de dónde vienes? Habla. . Vengo j del fondo de tu alma. "FÉLIX ARMANDO NÚÑEZ 130 Su retrato me lo evoca en el corazón de una ruina o de una floresta abandonada. Melena de león, barba de Campeador, sería de una viril espresión resuelta 1 agresiva si no fuera por sus ojos nostáljicos i por esa tensión indefinible de ciertos músculos faciales que luchan por comprimir un llanto fiero 1 amargo... Es la fiera de amor que humedece su áspero hocico en el llanto de sus pupilas: «(Que se humedezca el áspero hocico de la fiera de amor si pasa por allí» como rezan los versos de Darío. Es su raza bra vía e inquieta, huraña 1 turbulenta a través de los azu- les ojos de Tabaré. Zorrilla pasearía por las selvas uúuruguayas...... ¿Quién como él para lanzar un treno en la soledad salvaje? Hai hombres que son como un resumen de toda una época 1 de toda una historia. Leyendo «Tabaré» se siente en su autor uno de estos elejidos. La selva repercute en sus nervios con severa Treso- nancia; se adivina en él la pasmosa vitalidad del sal- vaj]e; 1 desde sus pupilas absortas mira hacia adentro como un Cristo imponderable de ojos glaucos el es- píritu más tierno, compasivo i puro de la civiliza- ción que Iberia representaba. Ahí en la soledad se erguía el cantor visionario... ¿Cómo glorificar la raza desaparecida? No había más modelo que «La Araucana», 1 en este largo poema la multitud de héroes indíjenas que desfilan, sia veces despiertan nuestro asombro, en cambio ninguno nos seduce, ninguno deja en nuestro cora- Zón ese surco profundo en que circula una corriente 140 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS trémula de amor.... El poeta no podía decidirse tampoco por un tipo representativo de su taza, que fuera su héroe Epónimo por el hecho de tener en ma- vor grado que los demás las excelencias habituales de dicha raza. Los charrúas, los indios que el poeta quiere revivir en la vida sublime de la epopeya, eran, según cuenta la historia, demasiado feroces para atraer nuestras entusiastas simpatías. Fué tal la impresión de horror que causó en los españoles la estraña manera de muerte que dieron al conquis- tador Juan Díaz de Solís, que de vuelta a la madre patria refineron que los indios uruguayos le habían devorado los miembros después de mutilar su cadá- ver. | aunque nos es fácil creer con don Félix de Azara, testigo ocular, en una exajeración fácilmen- te comprensible tratándose de españoles 1 aventu- reros, no por eso se alcanza a borrar de nuestro es- píritu, la repulsiva crueldad que dió marjen a afirma- ciones semejantes. l ahí se alzaba un obstáculo casi insalvable. «No igas a la posteridad sino lo que es digno de la pos- teridad» ha dicho Thiers. La misión de Zorrilla era una misión de amor. El espíritu cristiano que rara vez en la historia medioe- val 1 en la moderna aparece incorporado a los hom- bres como algo profundo i sentido con verdadera pureza, sólo se radica en la literatura con los prime- ros románticos, para seguir haciendo su lenta, pero. segura conquista hasta nuestros días. Todo el arte el Renacimiento nos prueba con entera claridad ue mientras el cristianismo triunfa ba exteriormente. decirlo así en sus dogmas sin consecuencias 1 harraciones más o menos hermosas; lo pro- ú FÉLIX ARMANDO NÚÑEZ 141 fundo,lo permanente i arraigado del alma continua ba jenuina mente greco-latino. Contemplad un lienzo pre- rrafaelista, un cuadro de Rafael o de Leonardo, una estatua de Miguel Anjel; leeda Petrarca oa Boccacio; en todas partes es la sonrisa helénica que se atreve ya a subir por cándidos campaniles o a asomarse a escenas del Purgatorio o del Infierno; la Virjen que aparece en una beatitud casi serena como una vi- sión en las diáfanas orillas del Cefiso... IT la otra manera de arte que se revela en la Divina Comedia no es más que la amalgama de esa imperturbable 1 sonriente serenidad griega de líneas definidas 1 aca- badas—según el criterio ático lo acabado era lo pet- fecto—con el espíritu terrorífico 1 disciplinario que, dominando en la Edad Media, produjo aquellos Cris- tos nronstruosos «cuyos brazos largos repugnan en vez de atraer 1 amenazan en vez de bendecir». Es cierto que las «Florecitas» de Asis, en un paréntesis de humildad nazarena, hacen escepción a esta hí- brida ideolojía; pero quedan escondidas como vio- letas pequeñitas en el panorama de estos tiempos de espíritu greco-latino 1 ritual romano que se con- tinúa en Europa con los siglos de Oro de las litera- turas i los. siguientes hasta el Romanticismo 1 con las Cortes a lo Luis XIV 1 Felipe V. El misticismo de Teresa de Jesús 1 de los dos Fray Luises, concretándose en imájenes acabadas al igual de los cuadros del Renacimiento, apenas sl rompe en rarísimas veces la armoniosa frialdad de las líneas clásicas. Pero en ninguna espresión de arte, encon- traréis ese espíritu de copiosa piedad que conturba el corazón 1 lo “deja sacudido de amor en la vague- dad imefable de un ensueño. Escon Chateaubriand » 142 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS ¡ Bernardino de Saint Pierre cuando a favor de la influencia soñadora de las razas del norte, el alma de Cristo, que había flotado apenas en la superficie, cae de pronto en el corazón en un torrente de lágri- mas. Desde entonces empiezan a interesarnos más los dolores del hombre. El verso recoje, como el paño de Verónica, la más amarga espresión del rostro, 1 ese neomisticismo de hoi que, a mi modo de ver hu- milde, han atribuído con sutileza, pero sin acierto, a mil causas diversas, no es Otra cosa que el verdade- ro triunfo del cristianismo, puro, como lo predicó Jesús: el cristianismo que al fin ha vibrado en nues- tros finos nervios modernos, desnudo de esas pom- pas ¿ dogmas que le hicieron la traición más infame apenas recién nacido. : I este es el espíritu que Zorrilla, como buen eris- tiano, va infundir a su epopeya: los ojos azules de Tabaré que son los ojos del Nazareno para mirar la raza inocente, vagabunda en las selvas del Uruguai 1 del Plata, que aun guardan «la sonrisa de Dios de que nacieron». Este es el espíritu que va a llenarnos de piedad inmensa por el héroe; espíritu bien dis- tinto del que en las pájinas de «La Araucana» presen- ta, más bien por una curiosidad interesante que por amor, el soberbio heroísmo de Lautaro 1 Caupolicán. Zorrilla no podía tomar: como personaje central a un charrúa que se diferenciase apenas de los otros en fuerza física o en destreza, porque casi nada nos habría entusiasmado; no podía tampoco hilvanar su ción alrededor de un amor entre aboríjenes que se uce casi integro a una concreta complacencia de ntidos, a menos que, atropellando la verdad aun la verosimilitud, hubiera hecho como FÉLIX ARMANDO NÚÑEZ 143 Chateaubriand en «Atala» 1 «Los Natchez», hablar a Individuos de elemental organización nerviosa el moderno 1 complicado lenguaje de las pasiones. Nuestro poeta precisamente brilla por la 1mpresión de viva realidad que se desprende de cuanto encie- rran sus versos, de tal modo que bajo este aspecto no tiene paralelo en nuestro continente. (Quiso tras- mitir a los demás el dolor que él sintió evocando a la raza estinguida, 1 para interesarnos en un juego de pasiones, inventado con un arte de maestro, lanzó a la admiración de los siglos a «Tabaré» que no sólo es un indio triste, de carne i hueso, sino también un símbolo trascendental. Pero antes de hablar del héroe, sigamos al poeta en su «Introducción». ¿Qué ha perseguido Zorrilla de San Martín con esta inaudita introducción? En su procedimiento wagneriano es el preludio; la compo- sición que muestra el tono del conjunto i prepara el ánimo del lector a fin de hacerlo vibrar en consonan- cia con el alma del poeta. ¡I qué acento de noble 1 sombría majestad se mantiene a través de estas es- trofas! Es el caos en el ardiente torbellino en que la inspiración del poeta revuelve todas las formas que existen o van a existir, hasta encontrar una que encierre el tipo que late, lleno de vida, en su cerebro creador. Todo asalta en tropel al pensamiento que en su seno penetra a hacer intelijible lo confuso, a enfrenar lo que huye 1 se rebela, a consagrar del ritmo 1 del sonido la dulce unión eterna, 144 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS la del color i el alma con la línea, de la palabra virjen con la idea. Todo brota en tropel al levantarse la poderosa piedra, como bandadas de aves que chirriando brota del fondo de profunda cueva; nube con vida que, cobrando formas, variables 1 quiméricas, se contrae, se alarga 1 se revuelve por sí misma empujada en las tinieblas. Pero te ví... Flotabas en lo oscuro como un jirón de niebla; ha quedado en mi espíritu tu sombra como en los ojos quedan los puntos negros de contornos ígneos que deja en ellos una lumbre intensa. Ah! no, no pasarás, como la nube que el agua inmóvil en su faz refleja; como esos sueños de la media noche que en la mañana ya no se recuerdan ... I hallada así, dice don Víctor Pérez Petit, la for- má sobre-humana, el guión de diamante de su poema; encontrado en el fondo de la tiniebla la sombra que caracterización de la raza desaparecida, inte FÉLIX ARMANDO NÚÑEZ 145 como Miguel Anjel golpeando con su martillo el blo- que de mármol que acababa de animar su jenio, clama: od: 2... Palpita 1 anda forma imposible de la raza muerta! * Al abrirse, el Libro Primero diluye un pálido oro aurotal 1 esparce una brisa de vagos perfumes sobre la comarca que el poeta va a cantar. Todo allí, como en el primer día de la Creación, está «oloroso de los dedos de Dios». El Uruguai i el Plata vivían su salvaje Primavera: la sonrisa de Dios de que nacieron aun palpita en las aguas 1 en las selvas. La dulzura de la inspiración la hace desplegarse grácil como el ala blanca de una vela diminuta de ensueño sobre las aguas susurrantes. La sonrisa de Dios aun alienta en el viento que cimbra blandamente las palmeras, que remece los juncos de la orilla 1 las hebras del sauce balancea. T hasta el río dormido baja, en el rayo de las lunas llenas, para enhebrar diamantes en las olas 1 resbalar o retorcerse en ellas... 2.—ANALES.—MARZO-ÁBRIL. 146 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS Dijérase que el viento, después de sorber los aro- mas más virjinales de las campiñas, se llega tímido a mecer la flora cándida del río, porque va en la co- rriente la barca de un niño dormido. ¿No es el amor ese niño que se adivina como una rosa de gracia ba- lancearse en la seda azul de las aguas? ¿No es él quién ha herido al poeta con esa flecha de oro que contra su corazón se deshace en un milagro de flores tré- mulas? ... Sí, el poeta ya está en nuestras almas temblando de amor por su tierra virjen velada de nieblas azules que el sol rompe cándidamente como a un palacio de hadas. .. Histas bellezas que surten de su canción son las bellezas de nuestra América que nadie aun había osado cosechar en la guirnalda inmortal de un poema... Con las pupilas bañadas de rocío, límpida 1 temblorosa, por instantes cruzará la epopeya una Gracia que no ha vestido la túnica an- tigua, complicada por primorosos pliegues; pero que no va a encantar con la inocente 1 fresca desnudez 1 la pudorosa actitud de la Venus Citerea surjiendo de las espumas... Serpiente azul de escamas luminosas el Uruguai arranca a las montañas los troncos de sus ceibas que entre espumas e inmensos camalotes al río como mar 1 al mar entrega. En sus orillas vive la raza charrúa la raza indomable qu alentó en esa tierra, FÉLIX ARMANDO NÚÑEZ 147 patria de los amores 1 las glorias que al Uruguai 1 al Plata se recuesta... La tercera poesía del primer canto es una emocio- nante interrogación al pasado sobre lo que fué aque- lla tribu montaraz cuyo nombre oscuro apenas ha llegado hasta nosotros. ¿lstá formada para dicho pueblo esa encantada tierra que a los diáfanos cielos de Diciembre les devuelve una flor por cada estrella? ¿Fué el último vestijio de un mundo en decadencia; crepúsculo sin día? ¿Noche acaso que surjió oscura de la luz eterna? Pero el poeta, de pronto, con un verso luminoso i lapidario rechaza la última sospecha de maldad 1 degradación en los aboríjenes del Uruguai: La eterna lumbre sólo enjendra auroras 1 en esa raza, de su excelso orijen aun el vestijio queda...... Zorrilla nos la presenta cuando el cacique Caracé, en cuyo cuerpo «se cuentan las heridas como las man- chas en la piel del tigre» enciende en las lomas los fuegos que convocan a los indios de todas las tribus. ¿Por qué este llamado de Caracé? Estaba tendido en la playa cuando vió una piragua inmensa 148 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS que como garza enorme flotaba entre la niebla dando al aire sus estrañas alas ¡ volando con rumbo a la ribera... La nave avanza altiva; lanza un grito del cielo que retiembla; llega a la costa 1 agarrando al río por la erizada crin, en él se sienta. Los españoles, que no eran otros aquellos hom- bres blancos, descienden de la nave. Los indios, cu- yos ojos en acecho tosforecían, caen de pronto enci- ma de ellos 1 los ponen en derrota. Entre los despo- jos. los invasores dejan en manos de los indios a una mujer «pálida como el lirio». El botín se reparte 1 Ca- racé que sólo” quiere en su toldo a «la blanca prisio- nera», la lleva bajo su techo para que encienda «los fuegos del amor ¡1 de la guerra». | Con el tiempo, Magdalena tiene un hijo, cuyos «vajidos se oyen unidos a las voces de los pájaros que cantan en las ramas de los ceibos». Se llama Ta- baré. La madre, que siente mitigarse su Inespresa- ble dolor con la venida al mundo de ese niño de azu- ladas pupilas, se esfuerza en hacerlo semejante a los cristianos 1 lo bautiza en el río. .. Pero la trajedia de aquella mártir la estenúa, ahora contia su vo- ltuntad, 1 una tarde en que Caracé se embriagaba con las tribus a lo lejos, Magdalena agoniza arrullando | niño con sus cánticos maternales. Cuando el caci- que volvió ebrio de su orjía, la encontró muerta. lemento narrativo que constituye este primer a presenta de asombroso: todo eso es tan : FÉLIX ARMANDO NÚÑEZ 149 natural 1 tan sencillo que no requiere mayor facul- tad imajinativa. Lo verdaderamente grande es el poder de sujestión musical 1 pictórica que realza el sencillo relato. Zorrilla es un maestro consumado en tomar lo más bello 1 elevado de la vida sin detrimen- to de la fuerte sensación de realidad que da un relieve, inusitado en verso, a cuanto quiere hacer objeto de nuestra atención. Í creo que con ofrecer su arte, as- pectos tan diversos 1 de mérito tan subido que es casi caprichoso preferir un pasaje a otro, su toque supremo de apolinida está en ese tacto delicado con que, rehuyendo la descripción de escenas brutales, como sería la posesión de Magdalena por Caracé, deja apenas entrever la trajedia en lo hondo del bos- que, 1inos hace interesar mucho más por la vena de acentuado misticismo que hai en el alma de la cautiva, 1 que crece 1 se derrama tocada por un dolor que no tiene más desahogo posible que la plegaria a un Dios, más patente, tratándose de un tempera- mento relijioso, en aquellos cielos abiertos 1 diáfa- nos 1 en aquellas praderas que, junto al río de apaci- ble correr, devolvían a las noches de Diciembre «una flor por cada estrella». Si don Juan Valera, con más agudeza de observa- ción, se hubiera impregnado de este misticismo en- fermizo en que apuntan asomos de contemplación panteísta, no habría dudado ni un instante de la ve- rosimilitud de Tabaré, el hijo de aquella hermana sin cultivo mental de Teresa de Jesús. Por primiti- va 1 torpe que hubiera sido la raza de su padre el Cacique, de esa organización nerviosa de mística, exaltada en el silencio de una trájica reclusión, debía resultar el indio sensitivo, absorto en lejanas remi- 150 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS niscencias, estraño entre los suyos 1 los invasores a la vez. inadaptado a la vida, asaz soñador para ser: dichoso en comunión espiritual con su tribu, i dema- siado rudo i selvático para ser mirado con un amor digno por los conquistadores de su tierra. Decid si no hai en la insistencia de Zorrilla de San Martín so- bre la calidad mística de la cautiva uno de-esos acier- tos felices de los grandes inspirados... Además, esta sensibilidad frente al gran misterio que envuelve lo creado 1 que, en informes e inefables ansias, asalta- rá a Tabaré en el sosiego de los crepúsculos de oro ¡ en la alborada sin fin de su amor imposible por una mujer civilizada ¡ cristiana ¿no responde a ese no sé qué relijiosa mente solemne 1 conturbador que inspi- ran nuestras selvas i nuestros paisajes donde al tocarse el cielo 1 la llanura forman círculos puros i-se siente un anhelo de cosas infinitas 1 un dejo de amargura? Concluye el libro primero con el último canto de la madre moribunda. Esta canción de cuna respira tan lejítimo 1 acendrado misticismo que se creería estar leyendo una pájina escrita por esa mano de azu- cenas que en las remotas riberas del Ganjes lustral prendió, temblando de ternura, «La Flor de la Cham- paca» en nuestro corazón. l el espíritu, melancó- licamente suave que impregna este primer libro, se trastorna de súbito con una nota inesperada 1 ruda que pinta en un contraste poderoso ¡ brutal la tor- peza del cacique ¡la síntesis de elementos heredita- uestos que van a luchar en el alma de Tabaré. FÉLIX ARMANDO NÚÑEZ 151 ¿Sentís la risa? Caracé el cacique ha vuelto ebrio, mui ebrio... Su esclava estaba pálida, mui pálida, Hijo 1 madre ya duermen los dos sueños. Zorrilla, por una intuición superior, se ha antici- pado al modernismo hispano-latino cuando para in- tensificar el supremo contraste entre el cacique 1 la española e imprimirnos en el alma ese cuadro de- solado, se vale de esa repetición de los adjetivos co- locados uno al lado de otro. Este aspecto del mal comprendido modernismo que permite seguir los irregulares movimientos de la pasión 1 el lenguaje balbuciente, cortado e ilójico de una voz de trajedia, ni siquiera lo sospechaban los clásicos, asaz preocu- pados de la limpieza ¡ corrección del estilo. Si no ¿cuándo nos dieron ellos un escalofrío trájico como el que nos producen los versos de Nervo: Glacial sin duda es esa zona que hiende. Fría, ¡oh! sí fría, pero mui fría debe estar para que no la mueva la voz de mi agonía, * KK o*x El segundo libro, tras una introducción del mismo corte 1 tono que los ya estudiados, nos lleva a una aldea española que se alza en la marjen donde el río San Salvador derrama su caudal en el Uruguai. Sus cimientos han sido varias veces con sangre de dos razas amasados; sus techos, convertidos en hogueras, varias veces el campo iluminaron. 152 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS El poeta, con su agudeza descriptiva habitual, pinta el villorrio audaz, circuído de matorrales ines- tricables donde «brilla el ojo del indio» 1 se aperci- ben los dardos «que brotan de entre las flores»...... I más allá ¿qué hai? «Lo ignoto, lo imprevisto, quizá lo sobrehumano. ¿Quién se llega hasta él? ¿Quién va a retarlo?» | El poeta prorrumpe entonces en una oda a Espa- ña que es, a pesar de su brevedad, un canto ciclópeo* 1 magnífico: : El pueblo altivo que en la edad sin nombre. era el cerebro acaso 5 | de aquel dorso jigante 1 misterioso ya sumerjido, en el abismo atlántico, que, no teniendo en su profundo seno para el coloso espacio, dejó asomar, sobre la vasta tumba, : ; miembro insepulto, el mundo americano. Es España que persigue i no encuentra, para he- rirlo, el corazón de la invencible raza. ín los cobrizos pechos de indios muertos luchando en la batalla, las escamas grabadas i arabéscos se hallaron de las cotas i corazas de los guerreros blancos que el charrúa, con fuerza estraordinatia, estrujaba en el nudo de sus brazos eN qu la muerte tan sólo desata ba. FÉLIX ARMANDO NÚÑEZ 153 Mirad cómo desaparece la florinata de sus varones. Sapicán, el cacique, cuyo nombre reaparece en las noches de tempestad, cayó en la batalla. ls necesa- rio leer este fragmento completo para tener una idea de la fuerza espresiva de Zorrilla de San Martín. Todo lo supersticioso de aquellas tribus aboríjenes se condensa con maestría en su pluma para produ- cir un efecto de terror sombrío. Cuando las nubes negras se amontonan 1 entre las hojas restallan las gotas de lluvia 1 los tigres encandilados braman la sombra del cacique cruza en los aires pálida, con sus ojos profundos encendidos, con su misma actitud fiera 1 gallarda. El rayo no lo ofende aunque a liarse a su cabeza vaya, o silbando en sus cuerpos se retuerza 1 lo. ilumine con su lumbre cárdena ¿l no deja la impresión de un mármol como el del viejo Horacio ese enérjico 1 vigoroso relieve del Ca- cique: i Esa es su frente estrecha su cabellera lacia 1 su saliente pómulo, 1 sus ojos pequeños de pupila prolongada al acecho dispuesta la devorar distancias; a encenderse, a apagarse entre las sombras 1a comprimir relámpagos de rabia. 154 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS Cayó también el joven Abayubá, amado de Sa- picán, que inflama ba de coraje a las tribus con su pa- labra. 1 ¿cómo cayó? Su cuerpo, pasado por el bote de una lanza trepó por ella hasta morir, cortando con el diente afilado por la rabia la rienda del caballo, de cuya grupa el español acaba con el puñal la destructora brega que la ocupada lanza comenzara. ¡Qué cuadro de épico sublime en un par de estro- fas asonantadas! Añagualpo, Yandinoca, Tabobá que fué a vengar a Abayubá como Aquiles a Patroclo, el fiero Maga- luna que como el tigre clava sus uñas en el cuello de los corceles, el joven Yací, cazador de yacarés o cal- manes, el valiente Terú, Maracopa i Abaroré, la her- mosa (Gualconda, Liropeya, la dulce virjen, hija del tiempo de los soles largos que brillan en las ramas cuando el botón de ceibo se revienta como una uma de sangre...... il, Yandubayú que disputó a sus compañeros a Li- opeya 1 después de vencerlos la llevó a su toldo; los manecebos que no contaban «haber visto diez veces abrir en el penacho de las palmas»; los «hmeron al combate lenta mente» FÉLIX ARMANDO NÚÑEZ 155 ya todos han caído uno tras otro en la desierta pampa. I nadie abrió sus párpados; la noche bajo de ellos quedó, la noche larga, triste, sin lunas, con su viento negro, la noche solitaria. El poeta otra vez más con arte insuperable, ha arrancado a este rodar de sordos asonantes un re- curso Inesperado. Los ritmos van remedando esta trájica procesión de muerte, ebria de heroísmo i gran- deza, 1 de pronto como el último batir de una inmen- sa ala fúnebre, se despliegan los versos 1 todos han caído uno tras otro en la desierta pampa. I nadie abrió sus párpados; la noche bajo de ellos quedó, la noche larga, triste, sin lunas, con su viento negro la noche solitana. Como un torvo remolino, se suceden los atributos de la noche, 1 al fin, el último verso cae como una campanada tétrica, rota, cansada, desfalleciente. Para quien amó la pobre raza no quedan más que las lágrimas. «Plorans ploravit in nocte». Pero el llan- to del altísimo poeta, cobra frente a la catástrofe fatal la majestad de un treno de Jeremías. ¡ Héroes sin redención 1 sin historia sin tumbas 1 sin lágrimas! ¡Estirpe lentamente sumerjida en la infinita soledad arcana! 156 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS XX ¿ón nn nn PPP o ¡Lumbre espirante que apagó la aurora! ¡Sombra desnuda muerta entre las zarzas! Ni las manchas siquiera de vuestra sangre nuestra tierra guarda. ¡Ll aun viven los jaguares amarillos! ¡l aun sus cachorros maman! ¡aun brotan las espinas que mordieron la piel cobriza de la estinta raza! La grave sonoridad de los versos deja en el ánimo, como el redoble de un tambor velado, retiembla como un trueno cuando el poeta evoca las sombras que cruzan de noche en pálidas bandadas «goteando sangre que estalla en la tierra como imprecación salvaje», i finaliza como un dolor contenido que de pronto se diluye en lágrimas abundosas. | Arruinada la raza charrúa, no queda más que su agonía, que, sin embargo, es temible como la agonía de todas las fieras. De paso notemos que en este poema, Zorrilla con un acierto digno del mayor elojio, ha eludido la narración de las batallas. Su arte, como el de Ro- din, no se interesá sino por toques de relieve culmi- nante de copiosa virtud evocadora. Nos dice de los combates, precisamente lo que por asombroso o ca- racterístico habríamos conservado en la fantasía si hubiéramos leído una detallada relación de ellos. Sigamos ahora al poeta. Don Gonzalo de Orgaz, joven bizarro que manda en jefe la plaza, trajo consigo de España a su espo- Doña Luzia su hermana Blanca, hermosa niña de ojos negros 1 «profundos hasta el alma». Esta FÉLIX ARMANDO NÚÑEZ 157 muchacha quedó huérfana ¡ por eso se vió obligada a seguir a su único hermano, don Gonzalo, en la aza- rosa vida de aventuras por las selvas de América. Parece que este mundo americano a aquella niña aguarda, porque en sus ojos brillen sus estrellas, porque su viento pueda acariciarla, porque sus flores tengan quien recoja la esencia. de sus almas, porque las ondas de sus grandes ríos quien oiga i ame sus canciones vagas. Una tarde Gonzalo i diez arcabuceros volvían de su afortunada escursión del día con un grupo de in- dios. Zorrilla de San Martín al describirlos con la poderosa enerjía que le es característica, nos hace pensar de nuevo en la fase escultórica de su lirismo: Se estrechan, se revuelven las frentes sobre el pecho, en los ojos oscuros el abismo, 1 en el abismo, luz, luz 1 misterio. Parece que en el fondo de esos ojos a intérvalos un monstruo luminoso se moviera sus anillos flexibles revolviendo... Parece que la sangre circula bajo de ellos (los músculos) como corre callado entre las breñas un rebaño de fieras en acecho... 158 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS Entre la masa de indios, provoca la admiración de los españoles un salvaje de pupilas azules que es Ta- baré. Es tierno su mirar ison humanas algunas de las líneas de su cuerpo esbelto. Se ha ceñido la blanda piel de un tigre. | Es pálido, mul triste: en su semblante ¡ en su azorado aspecto hal algo indescriptible 1 misterioso que inspira amor o desazón o duelo. Se ha desprendido del grupo en un vértigo. La onda de un suspiro se ha notado quizás sobre su pecho, 1 se hubiera creído, al observarlo que ha roto entre sus dientes un lamento. Decid si en este último verso soberbio i en todo el fragmento el poeta no ha esculpido maravillosa men- tea su héroe. Un escultor podría decir: Dadme el cin- cel para copiarlo. ¿Qué hace temblar a Tabaré? Que él i Blanca se han mirado: él comprendiendo acaso que ya la ama- ba con pasión, i ella «con inocente empeño»; pero: también con amor. Aunque el autor fuese de la mis- ma opinión que don Víctor Pérez Petit, yo no po- dría creer con éste que Blanca se acerca a Tabaré por un hondo sentimiento de piedad. Aun cuando no se * cuenta de ello, i su intención «sea límpida como el tal» desde el primer instante la sentimos ena mo- héroe. ¿Por qué? Amado Nervo, dulce esplo- Misterio, nos habría dicho con Swedenborg V FÉLIX ARMANDO NÚÑEZ 159 desde un mundo suprasensible: «Ví venir un ánjel en un carro resplandeciente, mas cuando estuve cerca ad- vertí que no era un ánjel sino dos». .. o con «El Pájaro Azul» de Maeterlinck habría sorprendido al Tiempo en el instante en que, para lanzarlos encarnados al mundo de los vivos en épocas diversas, separa a los dos niños espíritus enamorados que hablan así: Ella.—Un signo, un solo signo. Dime cómo encon- trarte en la tierra... El.—Me reconocerás por mi tristeza. Así Blanca a Tabaré. Desde el primer instante, Tabaré la seduce. «Aquel salvaje estraño en sí tenía — la atracción de lo oscu- ro del abismo». Una tarde Blanca se atrevió a dirl- yiurle la palabra 1 el indio quedó fijo como el corcel que en su carrera escucha el bramido del tigre en el desierto. Tabaré le contesta en el lenguaje de la pasión: ensoñador, nervioso, balbuciente... Aquí debemos admirar de nuevo a nuestro poeta. Como sería 1m- pertinente que los indios espresaran en diálogos o arengas sus proplas emociones, casi nunca les da la palabra, 1 reemplaza este recurso por el dificilísimo de traducir matices de sentimientos por la descrip- ción de las actitudes o de las espresiones corpóreas de la emoción. Por cierto que Zorrilla, gracias a ese “tinte escultórico de su creación artística a que ya nos hemos referido, sale airoso de su empeño 1 nos da una impresión de bella 1 grandiosa orijinalidad. I en las dos o tres veces que el frenesí amoroso impulsa a Tabaré a declararle su pasión a Blanca, el discurso 160 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS brota de los labios incultos del indio «sin orden ni concierto» i dotado de una vaguedad tan musical que parece que una orquesta lejana e invisible se encat- vara de interpretar las esquisiteces en jermen 1 las flotantes ensoñaciones que infundió en su espíritu el alma lastimada í fina de Magdalena. Por no alargar mis divagaciones, me resigno a no copiar íntegra esta canción: Mis nervios que eran fuertes, fuertes cual ñandubay, blandos como el retoño: más temprano del ombú están. No ha pasado una luna después que yo te vi: ¡mira cómo está enfermo el indio bravo sólo por tí! Como ya lo he dicho, aunque Tabaré i Blanca es- tán profundamente enamorados, apenas si caen en ello. El indio cree que la hermana de Gonzalo lo se- duce por los recuerdos de infancia que le despierta 1 por el parecido de raza que Blanca tiene con Mag- dalena. La española, por su parte, se engaña pen- sando que va hacia el indio por piedad cristiana. Doña Luz, con más esperiencia de la vida, con más frialdad egoísta 1 con mayores prejuicios de raza, desconfiada 1 maliciosa, aconsejó a Blanca que tu- viera miedo de Tabaré 1 huyera de él. El pobre indio, entre tanto, víctima de insomnio, erraba en la no- che como un fantasma. Los soldados, tomándole por lecidieron a perseguirlo hasta que revelara E EEBAAAAAA "FÉLIX ARMANDO NÚÑEZ GTA Una noche, el padre Esteban, compasivo misio- nero que como el padre Las Casas sentía lástima por los indios, 1 que se esforzaba en probar la redención de la raza charrúa en la persona de Tabaré, oyó pe- netrar por la ventana de su estancia algo como un lamento que ya otras noches había escuchado 1 atri- buído a una vana ilusión. Pero en aquella noche, claramente al sentirlo de nuevo, se llegó a la ventana presuroso 1 la abrió con estrépito. Una sombra medrosa, entre los árboles se levantó del suelo, 1 esquivando la luz huyó hacia el río como empujada por estraño vértigo. Era el fantasma. Un instinto ciego lo hacía errar atormentado hasta caer frente a la casa de Gonzalo. los soldados que el golpe concertaron a su paso febril se interpusieron, sus picas 1 arcabuces asestando a su desnudo pecho. AMí habría muerto Tabaré, no obstante su valor de que dió muestra despedazando entre sus dedos a la primera lanza dirijida contra su cuerpo, a no ser por el padre Esteban que llegó a tiempo para dete- ner la guardia con la voz 1 el amoroso continente. Al siguiente día, doña Luz, sospechando que Ta- baré meditaba un crimen a las altas horas de la no- 3. ANALES.—MARzO-ABRIL. 162 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS che en que fué sorprendido, suplicó a don Gonzalo que arrojara al indio del pueblo ile diera la libertad si no quería hacerle mal. En vano imploraron Blanca 1 el padre Esteban. Tabaré, llamado a presencia de don Gonzalo, no supo justificar sus nocturnas andanzas. Por la tarde .....la frente sobre el pecho ¡el caos en el alma Tabaré cruza el pueblo lentamente; vuelve a su selva, a su salvaje patria. Va sombrío, 1 huraño, 1 silencioso... El monje lo acompaña. Ya se alejaba el charrúa de ojos azules con las ben- diciones del padre Esteban, cuando de pronto ob- servó que Blanca lo contemplaba por entre las ra- mas. La virjen se acercó, besó la mano al monje i miró dulcemente a Tabaré. Pero éste, sacudido por su lucha interior adquirió una espresión tan horrible que la española dió un grito de espanto, creyó que Tabaré la odiaba 1 huyó temblorosa hacia la villa. La tarde la arropaba en sus vapores ¡ sus esbeltas líneas esfuma ba... La vy16 el indio flotar como una sombra, la siguió con estúpida mirada; la vió aún volver de nuevo la cabeza 1 ocultarse por fin entre las talas.... FÉLIX ARMANDO NÚÑEZ 163 Cuando la vió perderse para siempre sintió la soledad...... Sobre el sayal del monje del charrúa quedó la primer lágrima... ¡para llorar la moribunda estirpe una pupila azul necesitaba! Tabaré, pobre indio imposible, fantasma de ojos azules que mueres de amor por una virjen viva... ¿por qué llevas nuestro corazón, sangrando entre las zarzas que hieren tu carne? ¿Por qué te llevas algo de nosotros a la soledad infinita?... In tus ojos de ensueño i en tu voz sin palabras; en el raudal torren- toso de sentimiento que anda por tus venas primiti- vas 1 que se queda sin espresión, hai algo nuestro 1 de todas las almas... Ansia de justicia imposible de saciar; locura de amor estranjera en el mundo; anhelo indefinible que no da reposo a la conciencia; forma de transición que el Enigma escoje para espri- mir las lágrimas del Mundo; lo fatal, lo imposible que el corazón sueña realizar como por un milagro de amor; lo romántico eterno, eso eres tú, pobre alma huérfana. Por eso contigo va vuestro corazón'san- grando entre las zarzas que te muerden sin piedad. Por eso vivirás tanto como la Nostaljia; vivirás como el Mundo que es, según la espresión encantada de Plotino: un Dios en el destierro con la nostaljia de sí mismo... Para siempre tus ojos azules sedientos se queda- ron en nuestro espíritu. Tu misma vitalidad pode- rosa te hace más fatal 1 más digno de amor... ¿Cómo 164 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS A tr (q A re PS apagarás tu sed inmensa, cómo matarás el ansia que surte incontenible de tus músculos hechos para tor- cer el cuello de las fieras i el ramaje de las ceibas? ¡Qué angustia la de nosotros si el anhelo imposible saltara con más fuerza del corazón... Il esa es tu angustia, charrúa triste de ojos azules!... ll Libro Tercero es el de mis predilecciones. Su introducción nos abre un mundo suprasensible, ani- mado de los espíritus buenos o monstruosos que se esconden tras las manifestaciones de la Naturaleza. El poeta evoca todos los dobles, todas las estrañas voluntades que intervienen según la superstición de los indios, en la vida universal, para introducirnos,- por decirlo así, dentro de la imajinación febril 1 ar- dorosa de Tabaré que va a penetrar por el bosque en el colmo del delirio. Como todo en este libro es oro puro, quisiera de no reproducirlo íntegramente, no citar nada de él. El tono se hace todavía más solemne; la inspiración respira fuego; se siente como en un presajio sinles- tro una cabalgata de salvajes Walkyrias que se acerca:.: Kn su huída frenética, Tabaré entra a la selva na- tiva. Poe o Hoffman no habrían hecho un derroche semejante de tonos lívidos i sombríos para darnos a entir la horrenda pesadilla del charrúa. Las líneas los árboles se descomponen; los troncos se retuer- n convulsivos; se exajeran los ángulos de las pie- la tierra da gritos de reproche; la hoja caída se recordarle que ambos van a vagar sin mm! TNA, ¿Es Y q FÉLIX ARMANDO NÚÑEZ 165 destino, 1 el aire de la noche respira con el aliento de los indios muertos. Este pasaje está trazado con una candente pluma encendida en el fuego del Averno, 1, si he de hablar con sinceridad, no recuerdo en mi idioma, nada tan lúgu bremente magnífico, tan intenso 1 sobri a la vez, tan i1majinativo 1 lleno de verdad al mismo tiempo. Zorrilla nos hiere tan a lo vivo que no perdemos un detalle en la exótica alucinación de Tabaré. Apenas añoramos que existe el héroe, de tal modo nos iden- tificamos con él... Baudelaire o el Víctor Hugo de «La Leyenda de los Siglos» habrían firmado estas es- trofas siniestramente bellas: Es Tabaré. Penetra nuevamente a su nativo bosque cuyos añosos árboles lo miran la su paso sus troncos interponen. T le tienden los brazos descarnados con raras contorsiones como fantasmas que en inmóvil danza cruzan 1 se retuercen por el monte... l en torno de él se agrupan a mirarlo, 1 así que lo conocen, después de herirlo con los brazos negros se dispersan en todas direcciones. El bronco desfile de oes 1 de rimas en o-e tienen la estraña sujestión de una voz de ultratumba o de los pasos acompasados de un fúnebre cortejo... ¡1 qué singular 1 feliz novedad al pintar el trastorno 166 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS PP nn AAA subjetivo con esos troncos que se acercan a mirar el indio i luego se dispersan en actitudes medrosas o amenazantes... TI luego con esos lagartos que en- cojen su cuerpo frío 1 asoman las cabezas puntiagu- das. No sé en virtud de qué poder sutil que escapa al análisis queda como una obsesión esta imajen es- peluznante.... Pero no quiero violar con una pa- ráfrasis en prosa la turbadora hermosura del deli- rio. Tabaré siguió su carrera insensata hasta caer en brazos de la cruz que en la entraña del bosque vela- ba los restos de su madre. En tanto ocurre esto en el bosque de Caracé, los indios convocados por los fuegos de la muerte, cele- bran el monstruoso 1 orjiástico funeral del cacique muerto. Jl realismo 1 la animación estraordinatia con que se refiere en el poema la peregrina fiesta do- lorosa exceden a cuanto elojio pueda tributarse al poeta. ¿De dónde obtuvo Zorrilla de San Martín esas inquietantes imájenes de complejas sujestiones que, por instantes, parecen arrancadas al exotismo turba- doramente subyugador de «Las Flores del Mal»? ¿Las obtuvo del dificilísimo estudio de la ideolojía charrúa, de su relijión esquemática i de su metafísica en cier- ne? Olo que es más probable ¿las halló en su alma moderna 1 refinada, una vez poseído del supersticioso espíritu de la raza estinta? De decidirnos por la úl- tima hipótesis, menester será reconocer en nuestro vigoroso poeta, desde un nuevo punto de vista, una intuitiva evolución moderna, de que nadie hasta entonces había mostrado indicios en las letras espa- nolas. Js innegable, como lo prueba la Pardo Bazán | «Romanticismo», que Víctor Hugo contenía en embrión a las nuevas escuelas literarias; pero sólo en FÉLIX ARMANDO NÚÑEZ 167 un hombre de jenio la influencia de un impulso en jermen apunta ya con enérjico desarrollo. Tal sería el caso de Zorrilla de San Martín. Esos perros negros que van persiguiendo a la luna los perros negros que a beber comienzan su tibia claridad, 1 otras imájenes análogas denotan ya el desborda- miento de un campo sensorial en el otro; la confusión de las sensaciones en una suprema actividad emocio- nal, característica del simbolismo que en los últimos lustros ha revolucionado la literatura... La horrible orjía funeraria comenzaba a languide- cer, cuando entre las llamas ondulantes que rodean al muerto aparece súbitamente un joven indio. A que saltando desaforado llega; da un grito clamoroso i con su lanza pasa de un viejo tronco la corteza. Viene a reclamar el mando. Sólo podrá disputár- selo quien sea capaz de arrancar la lanza clavada en el urundar. El cacique Yamandú, que así se llama el recién venido, habla con una bárbara elocuencia fas- cinadora. Tal ha sido el arte de Zorrilla que nos em- briagamos con la salvaje belleza de esta arenga. No obstante nuestro espíritu civilizado lo habríamos se- guido hasta el abismo o la muerte. Todo aquí concurre a sujerir una siniestra cabal- gata de Walkyrias sedientas de sangre, con los ojos inyectados 1 las erizadas melenas ondulantes...... 168 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS Las rimas que en el discurso del cacique se hacen agu- das, flotan como estrañas banderolas sangrientas; la rapidez nerviosa del estilo vibra como un toque de rebato: las imájenes producen un escalofrío de he- roísmo brutal... No habrá imajinación apagada ni, voluntad débil que resista a este magnífico conjuro fogoso: Los perros que devoran a las lunas no ladran como yo; el viento negro de la noche calla cuando escucha mi voz... ¿No oís el 110? Suena en sus barrancas Oíd al Uruguai. Es río de los indios... 1 los blancos en su ribera están. ¿Querés matar al estranjero? Entonces seguid a Yamandú... | Yo sé matarlo como al gato bravo de los bosques del Hum. Los cráneos de los pálidos guerreros al indio servirán para beber la chicha de algarrobas 1 el jugo del palmar Sus rayos no me ofenden; en su sangre se hundirán nuestros piés; sus cabelleras en las lanzas nuestras el. viento ha de mover. FÉLIX ARMANDO NÚÑEZ 169 Para mi gusto, este es el pasaje más acabado del poema. Zorrilla de San Martín debe comprender con eloriosa satisfacción que en el idioma de Cervantes no se ha escrito un fragmento en verso tan VIigoroso 1: vivaz, tan rápido i lleno de fuego, tan espresivo 1 ve- hemente. Es el lenguaje de la venganza enconada que prepara con furor su último golpe; el apetito vo- raz del salvaje, cuyas venas hace arder la belleza de una virjen enemiga. A favor de la indolencia del centinela que duerme tranquilo, las turbas embriagadas que conduce Ya- mandú penetran a San Salvador dormido 1 le pren- den fuego. Los soldados, apenas repuestos de la sot- presa combaten denodadamente a los indios. La ba- talla es encarnizada; pero al fin pueden más las es- padas 1 la artillería que el indómito coraje de los in- dios. Sin embargo, el cacique Yamandú ha logrado el fin que lo condujo al villorrio en un arranque fre- nético de lujuria. En medio a la espantosa confusión, se roba a la hermosa Blanca i se la lleva a la entra- ña del bosque donde el malo Añanguazú enciende fuegos que el cacique no teme... La española que comenzaba a volver en sí, vió el rostro abigarrado del salvaje que de su presa el despertar aguarda con las negras pupilas luminosas en lascivia empapadas. Entonces lanza un grito angustioso que recoje en el fondo de su alma Tabaré, desplomado en un rin- cón del bosque sobre la tumba de su madre. Acude al lugar de donde el grito procedía 1al mirar a Blan - 170 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS _—_—. ca, otra vez sin sentido junto al cacique, estrangula a Yamandú 1 esconde su cadáver entre las zarzas. Al despertar, la española que no se ha dado cuenta de la horrible lucha, mira a Tabaré, le reprocha con amargura el habérsela robado ile pide que no le haga mal. Tabaré, en el colmo de la desesperación, exha- la un rudo sollozo. Blanca que lo atribuye a rabia se prepara a morir 1 reza aquellas fórmulas sagradas que en su infancia había oído el indio de ojos azules. Tabaré se enternece: ; morir tú! grita el indio... por el bosque el sueño negro pasa: ha golpeado la frente del charrúa con sus manos heladas... Es Tabaré quien se siente morir 1 entonces confie- sa su amor a la española con una voz lastimada 1 pa- tética: Vamos con tus hermanos; no me hieras; , el indio no te odió; tú lo has seguido siempre, derramando en sus venas dolor: tú te has llevado el sueño de sus noches 1 el fuego de su hogar, las alas de sus flechas i la fuerza de su arco de urundail. Vamos con tus hermanos. A su bosque el indio volverá a morir con su raza 1 con los fuegos de su salvaje hogar... E a E PY hh) FÉLIX ARMANDO NÚÑEZ 171 —— A o e Pero el pobre indio Quijote que se echó al hom- bro a la dulce virjen para restituirla a su familia de San Salvador ni siquiera pudo volver a los bosques nativos... Cuando a la tarde, don Gonzalo lo divi. só venir con Blanca a cuestas, confirmó las sospe- chas de todos 1 «como empuja el arco a la saeta» sal- tó sobre el indio 1 con la espada le traspasó el pecho... La noche va cayendo,.. Brotan del fondo del bosque en densa oscuridad envuelto, ya un metálico golpe en la armadura del capitán o de un arcabucero, ya un sollozo de Blanca aun abrazada de Tabaré con el inmóvil cuerpo, o una palabra trémula 1 solemne de la oración del monje por los muertos. Tal es el sencillo argumento de Tabaré. Para un poeta fiel a la tradición de Homero, Virjilio, Dante o Milton, esta breve 1 tierna acción apenas si hubie- ra dado material para un incidente de epopeya. De- mos gracias a Dios de que otro criterio estético haya prevalecido en Zorrilla de San Martín. De lo contra- rio, habría corrido análoga suerte que Ercilla de cuya Araucana dicecon razón Salcedo i Ruiz que «es pre- ferible pelear con los indios a leer íntegro su monu- mento literario». En cuanto a Tabaré, don Juan Va- lera no sabe si es en realidad una epopeya, una no- vela en versos o una serie de poesías líricas. Seme- jantes disquisiciones sutiles me parecen de todo pun- to vanas. Tabaré, con su héroe bien destacado 1 su Inspiradísima versificación, es una interesante epo- 7 AAA E EE E IEEE 172 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS peya que no tiene rival en la lengua castellana. En realismo e interés, prefiero a Zorrilla a todos los ép1- cos del mundo; en majestad 1 nobleza no tiene que envidiar a Dante ni a Milton; en amor a la naturale- za no cede a Mistral; en grandiosidad, si Verdaguer lo aventaja es porque Zorrilla no ha podido dar por escenario a su héroe montañas hendidas por el rayo ¡ cinceladas por los aludes; pero, en la magnífica oda a España que aparece en el canto primero del libro IL de Tabaré, despunta una fuerza de grandiosa eleva- ción que apenas encuentra objeto en que emplearse. ¿Qué falta pues para consagrar a Zorrilla el pri- mer poeta americano 1acaso el más grande épico de la lengua? Hugo Blair a quien injustamente hemos olvidado más de lo necesario dice en su Retórica: «Está universalmente reconocido que el poema épico es el más noble de todos los poemas 1 el más difícil en su ejecución». En verdad, el vigor cerebral que se requiere para crear un personaje 1 conducirlo con maestría a través de un libro en verso, no lo poseen todos los poetas ni aún todoslos grandes poetas. «For- jar una historia que agrade e interese a todos los lec- tores: llenarla de incidentes “oportunos; animarla con la variedad de caracteres i descripciones, 1 conser- var en el discurso de una obra tan larga aquella pro- piedad de sentimientos 1 aquella elevación de estilo que requiere este poema, es sin disputa el esfuerzo nás grande del injenio poético». 1 nada de cuanto je Blair falta en Tabaré, ni tampoco riqueza de ocabulario, ni variedad de tonos, ni esa lejanía de hechos contados que permite dar rienda suelta la fantasía. ln punto a observación orijinal, 1 amor leza, Zorrilla de San Martín se destaca de FÉLIX ARMANDO NÚÑEZ 173 tal modo sobre todos los criollistas de América que sus descripciones encantadoras del amanecer a orl- llas del Uruguai, de la anochecida cuando Blanca 1 el misionero despiden a Tabaré, libre por voluntad de doña Luz, i del mediodía cuando el héroe vuelve con la preciosa carga de Blanca a cuestas, merece- rían un atento 1 sostenido estudio. Digamos no más que hal allí un no sé qué tenue 1 vaporoso que nos hace detener a menudo a gustar de juegos de luz inesperados; que el poeta está poseído más que de amor, de verdadera pasión por la naturaleza; que a la novedad con que la siente, añade Zorrilla tal delica.- deza de imájenes, tal esquisita frescura 1 tal injenuio dad de emoción, que desde los renglones escritos nos acaricia blandamente la flora risueña del Uruguai. «Como no tengo fetiches» no vacilo en mirar a Bello con su Agricultura de la Zona Tórrida ia Gutiérrez González con su Cultivo del Maíz en Antioquia, harto pobres al lado de' estas descripciones del cantor de la tierra uruguaya. Fijad la atención en las lindas imájenes siguientes: la pesada cabeza inclina el cardo seco; de su blanda plumazón se desprenden las semillas como enjambres de estrellas apagadas... A grave paso 1 lento, la cigúeña recorre las cañadas, o rozando los juncos al alzarse los abanica con sus alas blancas .. 174 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS Brilla entre las flores la pequeña coraza 1 la armadura azul 1 el yelmo de oro del picaflor, armado por las auras para librar temblando sus rápidas batallas. FÉLIx ARMANDO NÚÑEz. De la necesidad de una nueva concepción del Derecho Memoria de incorporación del Miembro Académico de la Facultad de Leyes DON ALEJANDRO ALVAREZ - ab shórisM SAN ETE ORAR < De la necesidad de una nueva concepción el Derecho Memoria de Incorporación del Miembro Académico de la Facultad de Leyes Don Alejandro Alvarez SEÑORES: Designado como Miembro Académico de la Fa- cultad de Leyes 1 Ciencias Políticas de la Univer- sidad de Chile, no encuentro palabras adecuadas para espresar a cada uno de sus ilustres Miembros mis más profundos agradecimientos por el alto ho- nor que me han dispensado. Ausente de la Patria por largo tiempo, pero vi- viendo siempre de su recuerdo, nada es más grato para mí que saber que la comunidad de pensamien- tos, la amistad intelectual con mis antiguos maes- tros 1 compañeros de tareas no se han estinguido ni con el tiempo ni con la distancia. 4. ANALES.—MARZO-ABRIL. AN IA ALAS 178 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS Antes de presentar la Memoria prescrita por el Re- glamento para quedar incorporado a esta Facultad, i cuyo título es «De la necesidad de una nueva con-. cepción del Derecho», permítaseme que rinda aquí público i sentido homenaje a los méritos de mi ilus- tre predecesor en este asiento, Excmo. señor San- tiago Aldunate Bascuñán, estadista, jurisconsulto i diplomático eminente, arrebatado del seno de la Patria 1 de esta docta Corporación cuando una 1 otra tenían aún tanto que esperar de su talento e ilustración. DE LA NECESIDAD DE UNA NUEVA CONCEPCIÓN DEL DERECHO I Atravesamos unos de los períodos más trascen- dentales 1 más críticos que rejistra la historia de la humanidad. Asistimos no sólo a una modificación profunda en el mapa de la Europa, sino también a un cambio de réjimen en la vida social i a una tras- formación en el pensamiento, las doctrinas i los sen- timientos. Desde estos puntos de vista, podemos comparar los actuales acontecimientos a los de la Revolución Francesa. Después de 1789, se procedió en casi todos los países ajreconstruir la vida social sobre el ¿ndi- vudualismo proclamado por los filósofos del siglo XVII, 1 consagrado por la Gran Revolución como rotesta al réjimen entonces existente. El indivi- mualismo es la exaltación de la personalidad hu- ni quien se la considera dotada de derechos DON ALEJANDRO ALVAREZ 179 fundamentales que le son inherentes, siendo la mi- sión del Estado asegurar la protección de esos de- rechos, preocupándose poco o nada del interés je- neral. Como los pueblos no estaban preparados para cambio tan repentino, hubo un largo período de anarquía. El réjimen que va a seguir a la guerra actual es el de la cooperación, que venía esta blecién- dose paulatinamente en el curso del siglo pasado; es, pues, conocido i aceptado, faltándole sólo reci- bir consagración definitiva. En otros términos: el réjimen que siguió a 1789 fué establecido repentina- mente, por revolución; el nuevo,a pesar de los exce- sos que se están produciendo en Rusia 1 otros países del Este de Europa, lo será por evolución, si los Go- biernos saben prever los acontecimientos 1 evitar que los elementos avanzados lleven las reformas más allá delo que las necesidades exijen. YI Un curioso fenómeno de carácter intelectual se produjo en el curso del último siglo, que es útil señalar, porque tiene una importancia capital en la orientación de las ciencias políticas 1 sobre todo en la futura concepción del Derecho. En el siglo XVII! dominaban dos grandes co- rrientes filosóficas: la filosofía social 1 política fran- cesa, representada por Montesquieu, Rousseau 1 Voltaire, i la filosofía moral 1 jurídica alemana, en- cabezada por Kant i Fichte. Los filósofos franceses trazaron las bases fundamentales sobre las que se ha edificado el Estado contemporáneo. Ellos pro- 180 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS clamaron, en efecto, al mismo tiempo que el ¿ndi- vidualismo, el respeto de la propiedad privada, la soberanía nacional, la separación de poderes 1 el ré- jimen constitucional, exaltaron los derechos del in- dividuo, pero dejaron en la penumbra sus deberes. Fueron los pensadores alemanes los que se ocupa- ron de establecer una filosofía o doctrina de la mo- ral ¡otra del Derecho. Kant fué el que ejerció la más profunda influencia a este respecto en todo el mun- do. El fué el primero en dar a la moral otra base que la relijión cristiana; la característica primordial de su filosofía es vincular la política al derecho i éste a la moral. La filosofía francesa 1 la filosofía alema- na del siglo XVIII, lejos de ser opuestas, al contra- rio, se completaron, fundándose ambas en las es- peculaciones sobre la naturaleza humana. Diversas circunstancias, especialmente intereses nacionales, jenio de la raza, situación jeográfica, tradición social 1 jurídica, sistemas de lejislación. ete., hicieron, en el curso del siglo XIX, que las concep- ciones filosóficas, jurídicas, políticas e internaciona- les, así como otras manifestaciones de la cultura (ciencias económicas, educación, artes liberales, etc.), aunque uniformes en sus puntos fundamentales, tuviesen fisonomía especial en tres grandes grupos de naciones, dando nacimiento a otras tantas Es- cuelas: Francia 1 demás países latinos de Europa i América; Inglaterra 1 Estados Unidos; Alemania, Austria- Hungría 1 países sajones i eslavos. - | Por otra parte, la transición constante, en el curso del siglo XIX, del réjimen individualista al de so- lidaridad o cooperación, produjo en las ciencias po- lítica ociales un eclecticismo 1 una anarquía que: DON ALEJANDRO ALVAREZ 181 se agravó con la diversidad de métodos de estudio o de investigación empleados. Esos métodos han sido: el deductivo, metafísico o apriorístico: el indue- tivo o de observación, llamado también histórico 1 comparativo; el fisiolójico, el psicolójico; el socio- lójico 1 el teleolójico. Muchos pensadores, especialmente Fouillée 1 Re- nouvier, pretendieron poner término a la anarquía por medio de doctrinas filosóficas a base ecléctica, sin obtener ningún resultado (1). En Francia, en Italia, en Alemania, 1 también en Estados Unidos (2), se había producido antes de la guerra un gran mo- vimiento destinado a poner término a la.crisis, prin- cipalmente en lo que se refería a la Filosofía del Derecho (3). La época actual será propicia para con- seguir este objetivo, abriendo paso a nuevas con- cepciones en armonía con el réjimen que se esta- blezca. A fin de conocer, al menos en sus puntos funda- mentales, cuál puede ser esta nueva concepción en lo que al Derecho se refiere, es útil trazar a grandes rasgos la idea que de él se ha tenido en los diversos N (1) Sobre estos sistemas eclécticos, véase Fouillée, «La Science sociale contemporaine», páj. 379 i siguientes; Beudant, «Le Droit in- dividuel et 1'Etat», París, 1891, páj. 261 i siguientes, i Henry Michel «L'Idée de l'Etat», París, 1896, livre V, Chap. III. (2) En los Estados Unidos este movimiento es dirijido por un Co- mité de la «Association of American Law Schools», presidido por el eminente jurisconsulto Mr. Jhon H. Wigmore. (3) Los más importantes de estos trabajos han sido traducidos al inglés i publicados en «The Modern Legal Philosophy Series» (13 vo- lúmenes), obra editada por el Comité de Profesores de las Escuelas de Derecho de Estados Unidos, i en «The Continental Legal History Series» (volumen XI), publicado por la misma Asociación. 182 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS / países en el curso del siglo XIX, a la vez que seña- lar la importancia de los elementos que encauzarán la vida jurídica 1 social por un nuevo rumbo. TH La noción del Derecho ha cambiado siempre, pa- sando por diversos períodos o fases: metafísica en la antigúedad; teolójica en la Edad Media; racio- nalista o de derecho natural, especialmente en los siglos XVII 1 XVIII. En el siglo XIX, la concep- ción del Derecho varía según el método empleado en su estudio: para la escuela histórica, es el pro- ducto de la historia; para la sociolójica, es el produc- to de la sociedad; para los materialistas, el Derecho no tiene ningún ideal, 1 los neo-idealistas, al contra- rio, lo conciben como un derecho natural, pero a base positiva 1 evolutiva. Además, 1 por circunstancias antes indicadas, el concepto del Derecho es distinto en tres grupos de países, a saber: 1.2 Los latinos, a cuya cabeza está Francia, han sufrido la influencia del Derecho Romano, del Ca- nónico, del Natural i de la Filosofía Moral (Etica); estos dos últimos, a su vez, influenciados por la Teo- lojía. 2.2 Los jermánicos sufrieron la influencia del De- recho Romano, del Natural i de la Filosofía Moral, comprendidos estos dos últimos según la filosofía alemana. > ( 3.2 Los anglo-sajones casi no sufrieron la influen- cia del Derecho Canónico ni de la Teolojía, 1 sólo mui débilmente la del Derecho Romano 1 del Na- pe E DON ALEJANDRO ALVAREZ 183 tural (1); pero esperimentaron la de sus tradiciones jurídicas, Filosofía Moral inglesa 1 escuela utilitaria. La diferencia es profunda en la concepción del De- recho entre el grupo anglo-sajón, por una parte, 1 el latino 1 jermánico, por la otra. El grupo latino 1 jer- mánico—que llamaremos continental para mayor claridad —admite la existencia de un Derecho fuera del positivo, es decir, que hal relaciones jurídicas a pesar de no haberlas consagrado el lejislador. Dichas relaciones se las derivaba antes de la naturaleza hu- mana (Derecho Natural), 1 hoi de la conciencia u opi- nión pública; ellas no tienen sólo un carácter moral; sino que, bajo el nombre de principios de justicia, sirven para interpretar los preceptos legales 1 llenar los vacios que existen en sus disposiciones. Los anglo-sajones conciben el Derecho única men- te en un sentido positivo. como una emanación de la autoridad superior del Estado 1 que debe recibir aplicación por medio de los tribunales de justicia. El derecho abstracto no es considerado como un ver- dadero Derecho. La noción de justicia existe, sin duda, i nace de la opinión pública, ha desempeñado un papel importante en el primitivo desarrollo de la equidad, 1 fué tomada en cuenta por los tribunales (1) En lo que concierne a la influencia del Derecho Natural, véase Sir Frederick Pollock, «The Law of Nature», Journal of Comparative Lejislation, IL, 204-213; id., IIL, 418-433. Cf A. S. Thayer, «Natural Law», Law Quar. Rev. XXI, 60; J. W. Salmond, «Law of Nature», Law Quar. Rev. XI, 121. Para la influencia del Derecho Natural en la jurisprudencia Americana, véase J. E. Keeler, «Survival of Natu- ral Rights in Judicial Decisions», Yale Law Journal, V, 14; C. G. Haines, «Law of Nature in State and Federal Judicial Decisions». Yale Law Jour. XXV, 617-657. 184 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS en el desenvolvimiento de las reglas jurídicas (1). Esta idea materialista del Derecho en los anglo-sa- jones es profesada por Blackstone, Bentham, Austin i la mayoría de los jurisconsultos ingleses contem- poráneos. La diferencia en la concepción del Derecho entre los dos grupos de países a que nos hemos referido, se manifiesta aún en la terminolojía jurídica. El gru- po continental tiene dos espresiones para designar las relaciones jurídicas: jus, drot, derecho, dinito, Recht para significar la justicia o el Derecho en abs- tracto, 1 lex, lor, lei, legge, Gesetz para indicar el de- recho positivo establecido por la autoridad soberana 1 cuyo cumplimiento puede ser exijido por los tribu- nales de justicia. Las palabras jus, drort, ete., se a pli- can también al conjunto del sistema positivo de le- Jislación: así se dice: Derecho Civil, Derecho Penal, ete. Los anglo-sajones, por su parte, no tienen espresio- nes adecuadas para indicar cada uno de estos dos aspectos del Derecho: ellos tienen solamente la pa- labra /aw, que se aplica tanto a la lei como al con- junto de la lejislación positiva. La falta o ausencia de una espresión para indicar el derecho abstracto (1) Es interesante constatar que, a pesar de la poca influencia que ha tenido el Derecho Romano sobre la lejislación anglo-sajona, se desarrolló en ella, por motivos análogos que en la antigua Roma, una institución también análoga para suplir las deficiencias i corre- jir los defectos del Derecho Civil: es la eguitas del Canciller, que dió ormen al sistema legal de la equitas, diferente del Common Law i mui parecido al sistema legal del Derecho Pretoriano, porque está funda- do orijimariamente en la justicia natural. En la época presente, sin embargo, esta diferencia entre el Common Law i la equitas no tiene “importancia. (Véase Salmond, «Jurisprudencia», 4.a ed., 1913, DON ALEJANDRO ALVAREZ 185 está demostrando claramente la poca importancia que le da el grupo anglo-sajón (2). Por otra parte, el conjunto del Derecho positivo es mirado de un modo diferente en el grupo anglo- sajón 1 en el continental; este último lo considera como un todo sistemático i lo estudia como tal; de este conjunto los juristas inducen los principios je- nerales que dominan los casos concretos. Esos prin- cipios jenerales sirven para interpretar la lei 1 desa- rrollarla, aplicándola a casos no previstos por ella, 1, en su defecto, se ocurre a los principios del Dere- cho 1 de la justicia natural. La interpretación i el desarrollo de la lei son siempre, en el grupo conti- nental, la obra de los jurisconsultos, los cuales cri- tican el derecho existente, así como las sentencias de los tribunales. Los anglo-sajones tienen una concepción diferente de su lejislación que consideran sólo como el conjun- to de reglas particulares que han sido reconocidas por las Cortes de Justicia; tiene, pues, un carácter esencialmente particularista, casuista: no se buscan en ellas principios jenerales, los que, al contrario, se menosprecian. Este grupo considera el Derecho (2) Para designar el Derecho abstracto, los anglo-sajones em- plean la espresión latina jus i también el término equitas; pero éste último tiene el inconveniente de significar, además de la justicia na- tural, el conjunto de reglas de Derecho Civil reconocidas por las Cor- tes de Chancery (las cuales aplicaban al principio la ¡justicia natu- ral), i es más bien en este sentido en el que hoi se emplea la espresión eguitas. Por el contrario, hai dos términos para designar el Derecho positivo: las palabras law i right; esta última se emplea para indicar una de las manifestaciones del Derecho positivo, por ejemplo, per- sonal right, legal rights, etc. Estas espresiones no se encuentran en el otro grupo, que se sirve del término jeneral derecho. | | ; | 186 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS positivo del mismo modo que el grupo continental considera el Derecho Penal: sólo hai leyes concretas i¡ no principios jenerales aplicables a casos no previs- tos en ella. El Derecho anglo-sajón no es desarrolla- do por los jurisconsultos, sino por los tribunales; las funciones del jurisconsulto se limitan a seguir las sentencias de aquéllos 1 tomarlas como derecho exis-: tente, sin criticarlas, o haciéndolo sólo de un modo mui débil. Otra diferencia entre los dos grupos de lejislacio - nes se encuentra en su mecanismo: la de los países continentales es codificada, lo que no ocurre con la anglo-sajona. Ambos sistemas tienen ventajas e 1n- convenientes que hemos estudiado en trabajos an- teriores (1). Se podría agregar, en fin, 1 como una consecuen- cia lójica de todo lo anteriormente dicho, que en los países continentales se estudia el Derecho como parte de la cultura jeneral, mientras que los anglo- sajones lo estudian principalmente desde el punto de vista profesional 1 práctico. IV La diverjencia en la concepción del Derecho i la justicia entre los dos grupos a que nos hemos referi- do, ha tenido su natural repercusión en los estudios - filosófico-jurídicos. La filosofía del Derecho, en efec- to, lejos de ser una rama cultivada en todos los países, 1) Alvarez, «Unetnouvelle conception des études juridiques et la codification du droit civil», París, 1904, Premiére Partie, Chaps. v11 3 VIM; Cf Salmond, «Jurisprudence», 4.a ed., 1913, pájs. 23-27. DON ALEJANDRO ALVAREZ 187 como ocurre con las demás ciencias políticas 1 so- ciales, sólo lo ha sido en el grupo continental; los anglo-sajones. no se preocupan de otros estudios cien- tíficos de Derecho que de los de carácter histórico, i de los que esponen las reglas que dominan las di- versas ramas del Derecho positivo, i comprendidos en la espresión «Jurisprudencia». El grupo continental considera la Filosofía del De- recho como una ciencia que se propone el estudio del Derecho en sí mismo. Su método, hasta el siglo XIX, se ha basado esclusivamente en las especula- ciones de la razón sobre la naturaleza humana. Como consecuencia, se le ha dado siempre a esa filosofía— como al Derecho en sí mismo—el carácter de uni- versal einmutable; una filosofía a carácter variable, evolutiva, o particularista, es decir, profesada sólo por ciertos países, habría sido considerada como un contrasentido. La Filosofía del Derecho ha sido concebida en Alemania de diferente modo que en Francia. En Ale- mania se la ha confundido con el Derecho Natural, tal como lo entendían principalmente Kant i Hegel. Pero ciertos filósofos habían iniciado una reacción en el sentido de dar a dichos estudios un carácter más positivo. Bajo el nombre de «Enciclopedia Ju- rídica», los alemanes estudian ahora los principios jenerales que dominan todas las ramas del Derecho positivo: el método empleado principalmente es el filosófico e histórico (1). I bajo el nombre de «Teoría Jeneral del Derecho», estudian los principios funda- (1) Una de las mejores obras desde este punto de vista! es” Gareis, «Introduction to the Science of Law», traducida al inglés en'el Volu- men 1 de «The Modern Legal Philosophy Series», (Boston, 1911). X 188 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS RÁ A — mentales que dominan el Derecho privado, especial- mente los del Civil, derivados del Romano, tal como estaba en vijencia en Alemania antes de la codifica- ción; estos estudios han sufrido la influencia de la filosofía metafísica de Kant, Hegel, 1 después la de la escuela Histórica (1). : En Francia, la Filosofía del Derecho sufrió largo tiempo la influencia del Derecho Natural, con el cual se confunde a menudo. Por su empirismo, estos estudios cayeron en descrédito 1 fueron casi aban- donados. A fines del siglo XIX se produjo una reac- ción tendientes a darles un carácter más positivo. Ultimamente los trabajos de Duguit, Charmont 1 Demogue han abierto a la Filosofía del Derecho nue- vos horizontes (2). Bajo el nombre de «Introducción al estudio del Derecho», se estudian las mismas ma- terias que los ingleses llaman Jurisprudencia 1 los alemanes Enciclopedia. En Italia, además de los 1m- portantes trabajos de Miraglia, Vanni, Del Vecchio, Carle 1 otros, la Filosofía del Derecho ha sido culti- vada también según los métodos antropolójico 1 so- ciolójico; los trabajos publicados bajo este punto de vista son numerosos. (1) Los siguientes trabajos pueden mencionarse especialmente: Savigny, «Traité de Droit Romain» (traducción francesa); Puchta, Cursus der Institutionen», cuya introducción contiene un examen jeneral del Derecho, según la escuela Histórica. Esta obra ha sido traducida al inglés por Hastie, «Outlines of the Science of Jurispru- »: Dernburg, «Pandekten»; Windscheid, Lehrbuch des Pandek- nrechts». La parte jeneral de estas obras de Derecho Romano está destinada a un análisis científico de las concepciones fundamenta- | Derecho. di 2) Las más importantes de estas obras han sido traducidas al el Tomo VII de «The Modern Legal Philosophy Series». DON ALEJANDRO ALVAREZ 189 wv Desde la segunda mitad del siglo XIX, diversos factores imprimieron una nueva orientación a la vida social, que tuvo su natural repercusión en las rela- ciones jurídicas i aún en la concepción misma del Derecho. Ella consistió en la sustitución gradual del réjimen ¿ndividualista, legado de la Revolución Fran- cesa, por el de solidaridad o independencia entre los individuos i entre los Estados, causando la consi- guiente anarquía en las ciencias políticas 1 sociales (sal): Veamos, en sus grandes líneas, en qué consiste esta transición del individualismo a la solidaridad, 1 cuál su efecto en la noción del Derecho. - En el curso del siglo pasado, el gran progreso ma.- terial 1 moral, i especialmente el desarrollo de la de- mocracia 1 el socialismo, hacen que al individuo aisla- do no se le considere ya como el objeto primordial de la sociedad, ¿ comenzó a darse creciente prepon- derancia al interés jeneral sobre el particular. Prin- cipió a verse en las atribuciones del Estado no un poder de mando, sino más bien el cumplimiento de un deber, de una función social en interés de la co- munidad. La democracia 1 el socialismo han tenido gran fuerza de espansión, porque se derivan no ya de las especulaciones a priori sobre la naturaleza. huma- na, como el individualismo de los filósofos del siglo XVIII, sino de las nuevas condiciones de la vida social. Por otra parte, el gran desarrollo de la industria 1 del comercio, el aumento i rapidez de los medios 190 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS de comunicación, el progreso 1 difusión de las ideas, habían gradualmente creado la interdependencia entre los países; ninguno se bastaba a sí mismo, 1 cada uno necesitaba del comercio 1 cultura de los otros. La vida económica 1 la actividad humana se habían hecho esencialmente cosmopolitas; se había establecido la cooperación en casi todas las mate- rias en que los intereses nacionales no estaban en oposición, especialmente en los servicios adminis- trativos, creándose uniones internacionales (correos, telégrafos, etc.). Se fundaron también centenares de asociaciones internacionales en todos los órdenes de la actividad humana, ise celebraban constantemente Conferencias con los objetos más diversos (humani- tarios, morales, sociales, científicos, industriales, etc.), sobre todo para reglamentar materias jurídicas. Las más notables de estas Conferencias han sido las lla- madas de la Paz, celebradas en La Haya en 1899, 1 en 1907, que inauguraron una nueva época, pues se proponían estender el imperio del Derecho i de la Justicia en las relaciones internacionales. Los «Con- siderandos» de la «Convención para el arreglo pací- fico de los conflictos internacionales» firmada en dichas Asambleas, son una síntesis majistral de los sentimientos de paz, justicia 1 fraternidad que ani- naban entonces a los pueblos; el tercer «Consideran- lo» reconoce «la solidaridad que une a los miembros e las- naciones civilizadas». Como consecuencia lójica de esta creciente inter- dependencia, muchas relaciones de Derecho priva- bían pasado al dominio del Derecho Interna- onal, creándose un Derecho administrativo inter- im Derecho comercial internacional, un De- DON ALEJANDRO ALVAREZ 191 recho obrero imternacional, ete.; 1 los Estados ha bían reconocido varias limitaciones al principio de sobe- ranía absoluta en beneficio del interés jeneral. Durante la gran guerra, el réjimen de cooperación dió un paso definitivo: los Gobiernos belijerantes, aun los más individualistas como Inglaterra 1 Esta- dos Unidos, reconocieron desde que entraron en la contienda, que no podían hacer frente a la nueva situación bajo el réjimen en que vivían 1 lo abando- naron, estableciendo en su lugar el de intervención o control del Estado. Los Gobiernos aumentaron su autoridad en forma hasta entonces desconocida, to- mando bajo su dirección o fiscalizando la produe- ción i consumo delos alimentos, los medios de comu- nicación, las industrias necesarias a los fines de la guerra etc., etc. | este aumento de autoridad se efectuó no por abusos de fuerza, sino pacíficamente, con el unánime consentimiento de los pueblos, que lo consideraron necesario para los objetivos que se proponían. Igual cosa ocurrió en la vida esterior: una estre- cha cooperación política i económica, a la vez que uniformidad de ideas en materias internacionales, se estableció entre todos los Estados que constitu- yeron cada uno de los dos grupos belijerantes. Esta cooperación era dirijida por delegados de los Go- biernos respectivos, reunidos en Conferencias que funcionaban periódicamente. 1 fué debido única- mente a este réjimen que la guerra pudo sostenerse tan largo tiempo sin haber hundido a todos los países en una espantosa catástrofe. El término del gran conflicto viene a demostrar que es imposible la vuelta al réjimen individualista, pa] 192 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS Los países del Este de Europa, especialmente Ale- mania 1 Rusia, atraviesan por un período de la ma- yor espectación. 1, por lo que respecta a los países victoriosos, la labor en que se halla empeñada la Con- ferencia de la. Paz 1 el rumbo que imprime a sus tra- bajos, no dejan la menor duda de que se quiere asegurar la cooperación en proporciones 1 en forma que, hasta antes de ahora, ha sido considerada utó- pica e Irrealizable. Dicha Conferencia ha creido, en efecto, que, al mismo tiempo que se fijen las condiciones de paz, es menester echar las bases de la futura vida nacio- nal e internacional. Para este objeto ha nombrado comisiones que estudien las nuevas condiciones eco- nómicas e industriales, 1 ha elaborado un proyecto de «Liga de Naciones» destinado a crear una verda- dera sociedad entre los Estados. Hasta ahora, la base de la vida internacional ha sido la independencia ab- soluta de los países,a la cual todo se subordina; en lo sucesivo, se requiere que esa base sea la solidaridad, en que se contemplen los intereses jenerales, a los que deben subordinarse los particulares de cada Es- tado. vI Abolido el individualismo de la vida nacional e mternacional. es evidente que la noción del Derecho Ide la justicia, que hasta ahora se han basado en él, se modificará, poniéndose en armonía con el nuevo orden que se cree. ¿Cuál será esta nueva concepción 1 del Derecho 1 de la justicia? Los mismos factores o DON ALEJANDRO ALVAREZ 193 qP_ fenómenos que han tendido a eliminar el individua- lismo en el curso del siglo XIX.nos dan las grandes líneas de dicha concepción (1). Desde luego, toda una parte del Derecho Civil, el Derecho de Familia, ha sido siempre reglado—1 tien- de a serlo cada día más—tomando en consideración, antes que el interés aislado o individual de los miem- bros de la familia, el interés del grupo en jeneral; tales los derechos 1 deberes entre padres e hijos, en- tre marido 1 mujer, etc. Por otra parte, una rama del Derecho Público, el Derecho Administrativo, se ha desarrollado pro- oresivamente en el curso del último siglo. Este de- recho, en su mayor parte, no es otra cosa que limi- taciones a la propiedad privada en beneficio del in- terés común, v. gr., las servidumbres administra- tivas, las esproplaciones por causa de utilidad pú- blica, los servicios públicos, de policía, hijiene, etc. Las trasftormaciones de carácter económico han tenido un doble efecto sobre la lejislación civil: a) han ensanchado el campo de aplicación del De- recho privado, rompiendo el cuadro de la lejislación existente, para formar uno nuevo basado en otros principios; b)-han roto la unidad de lejislaciones, creando en muchas materias una especial 1 de na- turaleza enteramente particular, que afecta a toda una categoría de personas—los obreros— se inspira en sus intereses. Durante el curso de la gran guerra, los países belijerantes han dictado numerosas leyes (1) Alvarez, «Une nouvelle conception des études juridiques et de la codification du Droit Civil», París, 1904, traducida al inglés en el tomo XI de «The Continental Legal History Series», «Progress of Continental Law in the 19th. Century», Boston, 1918, pájs. 45-64. 5.—ANALES.—MARZO- ABRIL. 194 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS que modificaron de un modo sustancial las existen- tes; ellas tomaron siempre en consideración el in- terés jeneral antes que el particular. El conjunto de esta lejislación constituye un «Derecho Privado en caso de guerra». Hai así en muchas materias, al lado de un Derecho Civil 1 uno Comercial, aplica- bles en tiempos de paz, un Derecho Civil 1 uno Co- mercial para tiempo de guerra, de carácter entera- mente diverso. La nueva concepción del Estado 1 sus atributos, la noción del Derecho Administrativo, la del Dere- cho de Familia, los principios que inspiran la lejis- lación obrera, los que ha hecho nacer el Derecho privado en caso de guerra 1 las ideas que se abren paso en las Conferencias de la Paz, trazan la nueva concepción del Derecho 1 su orientación futura. Esta nueva concepción se inspira en la solidaridad, a virtud de la cual las relaciones jurídicas deben re- glarse no en vista del interés individual, sino en el de la colectividad. El Instituto Americano de Dere- cho Internacional ha sido el primero que ha querido llevar a realización práctica esta nueva orientación: en efecto, en su primera sesión celebrada en Washing- ton en Enero de 1916, aprobó una «Declaración de los Derechos 1 Deberes de las Naciones», cuya carac- terística principal es reconocer que las nociones de deber social, de solidaridad e interés jeneral deben guar 1 al mismo tiempo limitar los derechos tunda- mentales de los Estados. Los diferentes proyectos que, en nuestra calidad de Secretario Jeneral del Instituto presentamos a la Sesión celebrada en la Habana en Enero de 1917, DON ALEJANDRO ALVAREZ 195 tendientes a la reconstitución del Derecho Interna- cional, están inspirados, asímismo, en esta nueva concepción del Derecho 1 del Deber social. VII Las enseñanzas de la historia 1 de la vida contem- poránea nos demuestran cuán falsos son los puntos de partida adoptados hasta ahora por la Filosofía del Derecho con respecto al orijen de éste, su objeto, su estensión 1 su naturaleza. En cuanto al orijen, se ha creido que el Derecho tiene una existencia en sí mismo, 1 que está fundado en la naturaleza huma- na; el objeto que se les da es reglar las relaciones de coexistencia entre los individuos, o sea, reglar las re- laciones jurídicas tomando sólo en cuenta el interés in- dividual; 1 se le cree de alcance unvwversal 1 de natu- raleza ¿mvariable. Si algunos de los más recientes trabajos sobre Filosofía del Derecho han aban- donado parte de estos puntos de vista, especialmen- te los caracteres de universalidad e inmuta bilidad, han seguido adhirendo a los otros antes indicados. En la época actual, más que en ninguna otra, apa- rece de manifiesto que el Derecho, es jenerado por el medio en que se vive. Se forma en este medio una opinión común, una conciencia jurídica, resultado de la historia, de ideas, de sentimientos, de la edu- cación, así como de los fenómenos que se producen en la vida social. Las ideas jurídicas que se forman, algunas pasan a la lejislación positiva 1 otras quedan sólo en el dominio de la opinión 1 constituyen la mo- ral. Esta conciencia jurídica está constantemente en 196 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS evolución, como lo están los hechos sociales de la cual es el reflejo; así, principios que estuvieron en la base de la vida social por siglos, como la esclavitud, por ejemplo, han cedido el paso al principio contra- rio, el de libertad. Esta última noción, a su vez, ha cambiado en el curso del siglo XIX: de la libertad absoluta i sin freno, se ha pasado a la libertad ra- cional 1 limitada que reclama la sociedad moderna. La conciencia jurídica, o más bien la opinión pú- blica, es entonces la verdadera fuente tanto de los principios jurídicos como de la moral: ella gobierna ho1 toda la vida nacional e internacional. En la vida internacional, la opinión pública desempeña dife- rentes funciones: da nacimiento i también deroga las reglas jurídicas; vigila 1 sanciona su cumplimien- to; facilita su interpretación 1 desarrollo; pone atajo a la política inmoral de los países poderosos; es una de las mejores garantías del cumplimiento de las sentencias arbitrales; aprueba 1 consagra los actos que se han llevado a cabo en su nombre por la fuer- za, 1, por último, reclama i orienta las reformas en la vida internacional (1). En el Derecho privado, debido a la existencia de los poderes lejislativo, eje- eutivo 1 judicial, la opinión pública no desempeña el papel que tiene en el Derecho Internacional; pero además de crear los principios jurídicos ide justi- cta, ella pide el establecimiento i la derogación de las reglas jurídicas positivas 1 encamina la interpre- tación 1 desarrollo de las mismas. El objeto del Derecho ahora es realizar la solida- (1) Sob re el rol de la opinión pública en el Derecho Constitucio- Bryce, «The American Common-Wealth» (traducción blicada en 1912), Tomo III, 4.a parte. A AAA ! - DON ALEJANDRO ALVAREZ 197 ridad humana, 1 la estensióon de sus reglas es mayor o menor según el inmedio en el cual se desarrolla; es universal en su tendencia a la solidaridad, porque en todas partes se producen fenómenos que 1impr- men al Derecho esta nueva dirección; pero en muchas otras materias él difiere según las condiciones de los países, jenio de la raza, etc. En el futuro, los estudios de «Milosofía del Dere- cho», «Ciencia Jurídica», «Teoría Jeneral del Dere- cho» i otros similares, deben proponerse no en el es- tudio del Derecho en sí mismo, en abstracto, sino trazar las grandes líneas de su evolución a la luz de la historia; las diversas concepciones que de él se han tenido, especialmente en el curso del siglo XIX, comparando las instituciones fundamentales de los diversos grupos de países en que existe esa diversi- dad de concepciones, 1. en fin, investigar los diver- sos factores sociales que, desde la segunda mitad de dicho siglo, han influído en todas partes para orien- tar el Derecho hacia una nueva faz: el Derecho de carácter social. Es sobre este punto en el que hai que insistir de modo especial a fin de evitar la incer- tidumbre 1 la anarquía que ha existido a causa del tránsito del réjimen individualista al de solidaridad. Después de un estudio de la naturaleza indicada, se podrá llegar poco a poco a la unidad de concep- ciones fundamentales, o, a lo menos, a establecer claramente en cuáles materias existen «diverjencias irreductibles 1 las causas que las provocan. Para encauzar la Filosofía del Derecho por este nuevo rumbo, es menester Observar el desarrollo de las instituciones al'través de los siglos 1 la influen- cia que en ella han ejercido los fenómenos ambientes; 198 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS es necesario, además, observar en la época actual los efectos de la gran guerra sobre la vida social; ella ha sido un campo fecundo de enseñanzas, pues ha sometido a dura prueba las instituciones existentes, mostrando sus ventajas 1 defectos; ella ha reaviva- do, asimismo, la intelijencia humana, haciéndola abandonar los prejuicios 1 las ideas tradicionales 1 buscar nuevas soluciones. Con esta nueva orientación de la Filosofía del De- recho, positiva 1 práctica, podrán desaparecer las causas de anarquía 1 descrédito que hasta ahora la han afectado, quedando en aptitud de cumplir de- bidamente sus fines: ilustrar la opinión pública 1 darle una conciencio más clara de sus aspiraciones; dirigir a los lejisladores en las reformas que deben llevarse a efecto, ia los jueces en la interpretación i desarrollo de la lejislación positiva. Washington, D. €C., 28 de Febrero de 1919. ÁLEJANDRO ÁLVAREZ. El Sistema Monetario i la Organización Bancaria de Chile POR GUILLERMO SUBERCASEAUX , Ñ ; ; ; ESTE z ve SN A , a eo (Era $0 ml EA ARAS: IRA : ) y be pb da y > E PES S Y” nu y ] cn Mx > = r . a ” o | ñ j a o Qe h y Y - ' 0 j - ) 1A4r DÍ U k ' e ¿ E E! . FESSER NS SDE SOS: _ÁA _ _——————————— INTRODUCCION La Historia monetaria 1 bancaria de un país como Chile es, sin duda, uno de los capítulos más importan- tes de la Historia de su desenvolvimiento económico en jeneral. Hasta el presente no se ha publicado entre nosotros ninguna obra que esponga 1 estudie científicamente esta materia sobre todo en lo que respecta a la época colonial 1 primeros años de la independencia. No co- nozco tampoco ningún trabajo de conjunto, ni chile- no ni estranjero, que nos dé a conocer las antiguas le- yes monetarias i mul en especial las de la época colo- nial, esplicándolas a la luz del sistema métrico deci- mal, como lo hago en estas pájinas. Por tales motivos, creo que el trabajo que ofrezco al lector reviste interés no sólo para los economistas o personas dedicadas a los estudios económicos desde el punto de vista científico, sino también a los hom- 202 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS bres E ETipS de la vida de los negocios que se inte- resen por el conocimiento de las instituciones econó- micas de la República. El presente trabajo ha sido a liladlo en inglés por la Carnegie Endowment tor International Peace, de los Estados Unidos. La edición inglesa aparecerá más o menos en la misma fecha que la presente edición española. GUILLERMO SUBERCASEAUX. CAPITULO PRIMERO LOS ORÍGENES DE LA MONEDA EN AMÉRICA La ciencia económica tiene su teoría sobre los orí- jenes de la moneda. Según esta teoría, la moneda ha sido en sus oríjenes un fruto de jeneración espontánea de la vida económico-social, en aquellos pueblos don- de ha existido la propiedad privada 1 se ha establecido una cierta división del trabajo por medio del cambio o trueque de productos. A medida que se desarrolla el comercio, van pres- tijiándose especialmente algunas mercaderías por el hecho de ser más fácilmente comerciables que las de- más; 1 estas mercaderías emplezan, de esta manera, a desempeñar por sí solas las funciones monetarias. 204 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS La moneda es, en esta: primera etapa de su vida, una mercadería que, como las demás, está destinada al consumo, 1 cuyo valor, como el valor de las demás mercaderías, nace de los usos mismos de ella. Después, a medida que se desarrollan las prácticas monetarias 1 con la intervención del Estado que esta.- blece el curso legal de la moneda, se va acentuando de tal manera el carácter de moneda de estas merca- derías que desempeñan funciones monetarias, que pue- de aún llegarse a prescindir por completo de sus usos como mercaderías o sea a prescindirse de sus cualida- des intrísecas para satisfacer necesidades del consu- mo, como sucede con la moneda divisionaria, 1, en más alto grado aún, con el papel moneda. El carác- ter de mercadería que tiene en un principio la mo- neda queda dominado por el carácter de medio de cambio, medio de pagos 1 medida de valores que ca- racterizan a la moneda propiamente tal. ¿Qué nos dice la historia americana acerca de la comprobación de esta teoría? A la llegada a América de los europeos con Cristó- bal Colón a la cabeza, los pueblos americanos de civi- lización más avanzada no habían pasado aún aque- lla primera etapa de la vida monetaria en la cual no har moneda propiamente tal, sino que, a lo;más, te- nian ciertas mercaderías de más fácil comercio que las demás, las cuales desempeñaban, en forma. inci- piente, funciones monetarias. En el antiguo Méjico, que constituyó la civiliza- ción más avanzada del continente Norte-Americano, umbio o trueque directo de mercaderías por mer- estaba mui jeneralizado en el comercio. Sin le entre todas las mercaderías que pasaban EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 205 por los mercados de Méjico, había algunas de ellas que se preferían en los cambios 1 servían en cierta ma- nera, al decir de los historiadores, como monedas. Es- tas mercaderías eran: una especie de cacao, unos pe- dazos de tela de algodón, oro en grano contenido en unas pequeñas plumitas trasparentes, ciertos trozos de cobre cortados en forma de T 1 otros de estaño (1). Las almendras que producía el árbol del cacao eran, según los historiadores 1 cronistas de aquel tiempo, la mercadería que servía de preferencia para usos mo- netarios en aquella rejión meridional de Norte-Amé- rica. Todo se compraba 1 se vendía por cacao. Los es- pañoles que entraron con Cortés a Méjico encontra- ron que el Emperador tenía una gran tiqueza alma- cenada en cacao (2). Sin embargo, parece que por lo menos gran parte de los tributos que pagaban los pueblos sometidos al monarca mejicano consistían en frutos, animales, minerales, plumas de ave, ple- les rere mila): : Los primitivos pobladores de Nueva Inglaterra en- contraron entre los indios el uso' de ciertas conchue- las llamadas wampun que servían como monedas 1 a la vez como objetos de adorno ensartándolas cuida- dosamente para formar con ellas cinturones i colla- res (4). En la civilización incásica del imperio del Cuzco, en el antiguo Perú, tan adelantada, por muchos con- ceptos, con relación a los demás pueblos de esta Amé- (1) Francisco Saverio Clavijero. Historia Antigua de México. (2) J. T. Medina. Monedas usadas por los indios. Anales de la Universidad de Chile. raro. (3) Francisco Saverio Clavijero. Obrá citada. (4) Laughlin. The princivles of money. London 1913. 206 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS A E AAA rica, no encontramos, sin embargo, ningún progreso en instituciones monetarias, debiéndose esto, según me parece, al carácter comunista de su organización eco- nómico-social. Parece, sin embargo, que se servían de la coca como mercadería especial para el comercio con los pueblos vecinos. El oro i la plata no tenían en el Perú velor monetario alguno; los indíjenas sólo es- timaban estos metales «por su hermosura 1 resplan- dor, para ornato 1 servicio de las casas reales 1 templos del sol 1 casas de las vírjenes» (1). Pero el réjimen dominante en el incipiente comercio americano antes de la venida de los europeos consis- tía en el trueque directo de mercaderías unas contra otras, distinguiéndose entre éstas algunas por ser de más fácil comercio. Lo que en realidad ocurría, como lo ha hecho notar el Padre Acosta, era que para contratar 1 comprar los indios «no tenían dinere, sino trocaban unas cosas con otras, como de los antiguos refiere Homero 1 cuenta Plinio. Había algunas cosas de más estima, que corrían por precio en lugar de di- nero; 1 hasta el día de hoi dura entre los indios esta costumbre. Como en las provincias de Méjico usan el cacao, que es una frutilla en lugar de dinero, i con ella rescataban lo que querían. En el Perú sirve de lo mis- mo la cocoa, que es una hoja que los indios precian A A A A o oso o senocadides «Finalmente, su modo de Pdrritda de los indios, su comprar 1 vender fué cambiar i rescatar cosas por co- sas; 1 con ser los mercados grandísimos 1 frecuentísi- mos, no les hizo falta el dinero, ni había menester terceros, porque todos estaban mui diestros en saber de la Vega. Comentarios reales. m EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 207 cuanto de que cosa era justo dar por tanto de otra cosa» (1). En Chile indíjena, que era una rejión mucho más atrasada, no se encuentran rastros de usos moneta- rios. «Ni en los cronistas íi en los documentos hemos encontrado alusión alguna a monedas de cualquier es- pecie que circulasen entre los indios. I que no existie- ran parece natural, cuando sabemos el estado de atraso en que se encontraban las tribus que poblaban el territorio» (2). | Cabe ahora preguntarse si, andando el tiempo, por el desarrollo progresivo de las instituciones america- nas, se habría llegado hasta tener una verdadera 1 propia moneda. La conquista de América por los eu- ropeos interrumpió este proceso, 1, por lo tanto, no nos es posible encontrar en su historia una confirmación de la teoría antedicha. El tránsito hacia la moneda propiamente tal, con curso legal otorgado por el Estado, no se produjo, en este continente, por el proceso evolutivo del pertec- cionamiento de las instituciones de orijen americano, sino que vino por la invasión europea del siglo XV. La moneda metálica acuñada fué introducida en América por el conquistador europeo, de tal manera que la historia monetaria de este continente arranca, se puede decir, desde la conquista 1 colonización por la Europa. El tránsitc de aquel primer período en el cual la moneda no es sino una mercadería de más fá- cil comercio que las demás, hacia la moneda propia- mente tal de curso legal, no se operó por la evolu- (1) Historia de las Indias. Madrid 1792. (2 TT. Medina. A z e | 208 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS ción a que se refiere la teoría, sino por la trasplanta- ción de las instituciones monetarias europeas. Las primeras monedas propiamente tales que circularon en América fueron las importadas por los conquista- dores del siglo XV: Í AFAN AAA ARRE AM AO de sd da ob dad ds eb des cb de e ds sl ds rbd el de da db des ds ds dls ad ds dl ls e CAPITULO TI EL SISTEMA MONETARIO EUROPEO DE LA ÉPOCA COLONIAL Una vez establecida la dominación europea en Amé- rica, comenzó a organizarse la economía social de este continente sobre la base de la moneda. El uso de la moneda no estaba, por cierto, tan ditundido en aque- llos tiempos de la conquista de América como lo está “al presente. En la Europa misma las prácticas mone- tarias eran mucho más limitadas, como que durante buena parte de la edad media ni los ejércitos eran pa- gados en dinero (1). Aquí en Chile, como en otras co- (1) «Ningún soldado había disfrutado de sueldo de campaña, hasta el fuero del conde Don Sancho de Castilla; hasta este tiempo los jefes de las tropas así congregadas, subsistian de loque llevaba cada cual y más principalmente de lo que tomaban al enemigo». (Lafuente Hist. de España. Barcelona, 1888). En la primitiva Alemania (cada solda- do se armaba a sí mismo y se encargaba de su mantenimiento». (T. von Wisser. Zeitschrift fi Volkswirtschaft, 1904). 6:—ANALES.—MARZO-A BRIL . 210 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS. lonias del continente, se hacía trabajar a los indíje- nas poco menos que como a esclavos. El salario pa- gado en moneda era mul raro. El sistema monetario implantado en las colbrias americanas fué el de la circulación paralela del oro i de la plata que existía a la sazón en las metrópolis europeas, o sea el sistema llamado del bimetalismo. Tanto las monedas de oro como las de plata tenían curso legal o poder liberatorio ilimitado. Ambas cla- ses de monedas eran también de libre acuñación; lo que significa que su valor se rejía por el valor del cen- tenido de metal noble de cada moneda. Como en este sistema monetario se establece una relación de valor entre la plata i el oro, es interesan- te tener presente cual fué, por aquellos tiempos, esta relación de valor en los mercados europeos. He aquí un cuadro que manifiesta la relación media del valor entre ambos metales: 1493 Aa 1526 10,5 1:11 61681 -a 100/15 1521 a 1540 11,25 170 a 17201 52 1541 a 1560 11,30 1/21 90 1740/08 1501 a 1580 11,50 1741! a 170041475 1581 a 1600 11,80 1/61 a 1/80 14,72 1001 a 1620 12,25 1781 a 1800 15,09 1021 a 1640 14 1801 a 1810 15,01 1641 a 1660 14,50 1811 a 1820 15,51 1061 a 10680 I5 En jenera!l, puede decirse que era preferido el oro para los pagos de valores más elevados por el mayor lor que siempre ha tenido este metal. En cambio lOs pagos menores, especialmente en los del co- EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 211 mercio al menudeo, eran mui preferidas las monedas de plata. El oro era también preferible para los pagos internacionales que se hacían en metálico por su me- nor costo de trasporte; 1 también lo era para los ca- sos de atesoramientos privados por-ser más fácilmen- te ocultable. Estos atesoramientos eran mul comunes en aquellos tiempos en que sólo por escepción exis- tían bancos i en que las inseguridades eran a veces grandes. No siempre se disponía, en la circulación, de mone- das de oro 1 de plata para elejir a voluntad entre ellas: a veces escaseaban aquéllas 1 otras veces éstas. La relación del valor entre ambos metales, en sus cotiza- ciones comerciales, solía ser distinta de la establecida por la lei, 1 esta diferencia ocasionaba la esportación de la moneda de mayor valor. Si el que tenía que ha- cer un pago podía por la lei elejir para ello la moneda de oro o la de plata, nada más natural que elijiese aquella que tenía un menor valor. En la práctica se manifestaban estas diferencias de valor por una pri- ma o premio que se establecía en favor de la moneda de mayor valor, hasta que concluía por desaparecer de la circulación. Obstinarse en mantener la relación legal existente, cuando se producía una diferencia entre esta relación 1 la comercial, recurriendo para esto a las prohibicio- nes de esportación 1 a otras medidas penales, era una política que no siempre daba resultados satisfactorios. | Al producirse, pues, una prima en favor de las mone- das de uno de los metales era necesario modificar el “sistema monetario. Si la prima era en favor de las monedas de oro, el Gobierno tenía que modificar la relación de valor legal dando a las monedas de este 212 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS metal un mayor valor con relación a las de plata, o bien disminuyendo el contenido metálico de ellas. Cuando el fenómeno era inverso, o sea cuando el valor de la plata en el comercio era mayor que el que determinaba la lei, se solía acuñar moneda divisio- naria o de vellón para que de esta manera no /alta- ra moneda para los pagos menores. De hecho se es- tablecía así un sistema análogo al patrón de oro mo- derno, aunque de derecho permanecía siempre el bimetalismo. Se podía también en este caso proceder a dar un mayor valor legal a las monedas de plata sin alterar ni su peso ni su lei de fino (como se hizo en España por pragmática de 16 de Mayo de 1737); 0 bien disminuir el contenido metálico de ellas. Estas dificultades producidas por las diferencias entre el valor comercial 1 el valor legal de las monedas de ambos metales, fueron el gran inconveniente del sistema bimetálico, pues ocasionaban continuas al- teraciones de él. Sólo se habrían podido salvar por me- dio de un acuerdo internacional, de manera que to- dos los Estados hubieran adoptado permanentemente la misma relación de valor; pero esto que en teoría es fácil de concebir, en la práctica era bien difícil de realizar El valor de las monedas reflejado en el nivel jene- ral de los precios era mui elevado a la época de la con- quista de América. Durante el siglo XVI se produjo, en Europa, un pronunciado movimiento de alza de los precios, o sea de baja del valor de la moneda, en el cual influyó la producción de metales nobles de América que fué trasportada en su mayor parte a, | 1 istema monetario de las Repúblicas de / EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 213 América, por lo menos de la mayor parte de ellas, ha sido una derivación del sistema que existía en Es- paña, ala época de la conquista, será interesante dar- lo a conocer aquí. Para que el lector se dé cuenta ca- bal de un sistema monetario bimetálico es esencial, darle el peso i la lei de fino de las monedas principa- les; 1 además la relación de valor legal existente entre ellas. Para esto no bastaría citar los testos de las pragmáticas u ordenanzas, o sea de las leyes 1 decre- tos de aquella época, es además indispensable refe- rir estos pesos 1 leyes al sistema moderno de pesos 1 medidas, pues serían mui pocos los que pudieran dar- se hoi cuenta de los pesos 1 medidas usadas en aque- llos tiempos. En tiempos de Carlos V la moneda de oro española emigraba hacia el estranjero. La relación de valor en- tre ambos metales, establecida en tiempos de los Re- yes Católicos, que era de 1: 10 no estaba ya en con- cordancia con el valor comercial: el oro valía más. Se dió entonces un mayor valor a las monedas de oro, para que de esta manera la relación legal estuviera más de acuerdo con la comercial. He aquí la disposi- ción del Emperador, de 1537: «Mandamos que las coronas 1 escudos que havemos mandado 1 mandaremos labrar sean de lei de veinte 1 dos quilates (1), 1 que sesenta 1 ocho dellas pesen (1) El oro puro o fino, es decir sin mezcla alguna de otro metal, se consideraba de 24 «quilates» 1 cada «quilate» tenía 4 (granos». Cada «quilate»era pues igual a 1/24, lo que en milésimas da 41.6666; i cada grano» igual a 1/96, lo que en milésimas da 10.4166. La plata pura o fina se consideraba de 12 «dineros» de 24 (granos» cada uno. Cada «dinero» era pues igual a 1/12 o sea en milésimas 83.3333, 1 cada «grano» igual a 1/288 o sea a 3.4722 milésimas. De esta manera la palabra «grano», como lo observa el Dr. Alvarez, 214 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS un marco de oro... 1 que valga el precio de cada co- rona trescientos 1 cincuenta maravedís». Según esta disposición, la lei o título de las mone- das de oro era de 22 «quilates» lo que equivale a 0.9166 de metal fino. Los «escudos» o monedas de oro se la- brarían a razón de 63 por «marco» de oro con su alia- ción; 1 como el «marco» equivalía a 230.0405 gramos resulta que cada «escudo» contendría 3.383 gramos. En otros términos tenemos lo siguiente: 1 «escudo» de oro=3.383 x<0.9I66= 3.099 gramos de fino =3350 «maravedis». Por lo tanto, cada «maravedí» de oro contenía 3.009 : 350=0.0088 gramos. La principal moneda de plata era el «real», que exis- tía va en circulación en tiempo delos kkeyes Católicos. La reforma de Carlos V, de que nos ocupamos, man- tuvo esta moneda de plata sin modificación alguna. Era una moneda de la talla de 67 por marco de pla ta (2), con una lei de fino de 11 «dineros» 1 4 «gra- nos» (3) lo cual equivalía a 0.9305 de fino. Como el «marco» de plata tenía también 230.0405 gramos; resulta que cada «real» contenía 3.433 gramos de igual tenía como medila de la cantidad o lei de fino de los metales nobles dos significados: uno para la plata i otro para el oro. Además, como medida de peso, el «grano» de oro era diverso del grano .de plata. Cada marco», de oro contenía 50 «castellanos», 400 «tomines» 1 4,800. «gra- nos» 1cada «marco» de plata contenía 8 «onzas», 64 “ochavas», 384 (tc- mes» 1 4,008 «(granos)». , La talla» era una espresión mui común en la leyes monetarias; aba la cantidad de piezas monetarias que habían de sacarse marco» de metal con su aleación. El «marco» equivalía a mos, 1 la talla de 67 piezas por marco equivalía a 3.433 proximados de algunas monedas hispano-americanas EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 215 A RO AAÁKÁ lei. Esta moneda de «real» valía 34 «maravedís». En otros términos tenemos lo siguiente: 1 «real» de plata=3.433 X0.9305=3.194 gramos de fino=34 «maravedís». Por lo tanto, cada «maravedí» de plata contenía 3.194 : 34=0.009309 gramos. La relación de valor entre la plata 1 el oro era, por consiguiente, la que sigue: 0.0939 : 0.0088 = 10.6 Las otras monedas de oro más importantes fueron «el doblón» de 8 «escudos» 1 «el doblón» de dos «escu- dos». Felipe II introdujo después nuevas modificaciones en el sistema monetario. Dadas las variaciones de la relación de valor comercial entre el oro 1 la plata, era forzoso introducir modificaciones en el sistema mone- tario para impedir la esportación de las monedas de uno u otro metal. El Doctor J. Alvarez nos enumera las siguientes alteraciones de la relación de valor legal entre ambos metales, decretadas por el gobierno espa- ñol: en 1537 se estableció la de 1: 10.60; en 1567 (ba- ¡pepe fade e: 12.185 en 1609 la de 1 ::13.30; encrosz la de 1: 14.47; en 1086 la de 1: 16.64; 1 en en 1728 la de 1:16 (1). A estas hai que agregar las siguientes: en 1737 se estableció la relación de 1 :15.07; Su 2 ade 15; en 1779 la de 1: 16. (1) Valores aproximados de algunas monedas hispanc-americanas. Buenos Aires, 1917. | A O ORIJEN DEL PESO HISPANO-AMERICANO Los sistemas monetarios implantados en América por los conquistadores europeos, fueron en jeneral los mismos que a la fecha existían en Europa. Las me- trópolis europeas implantaron en las colonias de Amé- rica sistemas monetarios basados en el que ellas mis- mas tenían. Pero diversas circunstancias llevaron al uso de ciertas monedas especiales, que han sido ca- racterísticas de América, como ser el «peso», que ha servido de unidad monetaria en casi todos los siste- mas de las Repúblicas de este continente. El «peso» llegó a jeneralizarse de tal manera por to- da la América, que a la época de la independencia se impuso como unidad monetaria, no sólo de las Re- públicas hispano-americanas, sino también de la an- elo-sajona de Norte-América 1 del Canadá. El «peso» 218 " [MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS ha sido pues el gran projenitor de los sistemas mone- tarios americanos. PE El nombre de «peso» con que se designó esta mo- neda proviene de la costumbre de usar en los pagos, como si fuera una moneda acuñada, un determinado peso de metal. «Acostumbrados los españoles a usar su moneda, introdujeron en la colonia los nombres, valores 1 subdivisiones que les eran familiares; pero como no tenían suficiente moneda española, ni fábri- ca de ella, empezaron por hacer sus Operaciones con metal en pasta; 1 en vez de entregar, por ejemplo, un: castellano, daban el peso de un castellano. Esto in- trodujo la costumbre de pedir por una cosa cierto peso de metal preciso que ofrecía el comprador; 1 de aquí nació la palabra que sirve todavía para desig- nar la unidad de nuestro sistema monetario» (Pablo Macedo.——Méjico). Análogo en cierto modo ha sido el orijen histórico de las monedas denominadas en Europa, «libra», «marco», «onza», etc., que provienen de las medidas de peso que tenían esos nombres. ; El «peso castellano» de aquellos primeros tiempos de la vida colonial era un peso oro. Según dice el Doc- tor Alvarez, los términos «peso oro» 1 «castellano» se usaron como sinónimos. Este «peso oro» fué también la primera unidad monetaria usada en Chile en la época de la conquista, como puede verse en el capí- tulo siguiente. ¿Cuál era el contenido metálico de este «peso»? Por disposición de Carlos V de 1537 este «peso oro» equi- valía a 556 «maravedís» de la lei de fino de 22] «qui- lates», lel que equivale a 0.937 de fino. Como debían icarse 50 de estos «pesos» por cada marco de metal ls EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 219 fino con su aleación, resulta que cada «peso» de estos llamados «castellanos» debía contener 4.6 gramos de oro de una lei de fino de 0.937. I no solamente se usó, en aquella época, el «peso oro» de 336 «maravedís», sino también, como lo cons- tata el Padre Rosales, se usó en Chile el de 450 «ma- ravedís». El escritor peruano Alejandro Garland dice al respecto: «Este peso era el corriente durante los primeros años de la conquista 1 es a esta moneda, cu- yo valor monetario era de 450 «maravedís», a la que se refieren los cronistas e historiadores de la época» (1). Este mismo escritor peruano manifiesta que se usa- ron por aquella época otros tipos de pesos oro, como ser el de 14 «reales» 1 14 «maravedís», o sea de 490 «ma- ravedís». Pero estos «pesos castellanos» de oro no fueron los projenitores del «peso» unidad monetaria hispano- americana, cuyo orijen estudiamos. Este «peso» des- ciende de una moneda de plata múltiple del antiguo «real» español que, como vimos en el capítulo anterior, era una moneda de la talla de 67 por marco, lo que equivalía a 3.433 gramos, la cual existía ya en tiempos de Alfonso el Sabio (1252-1284). Como el «peso» de plata tenía 8 «reales», con las leyes de fino 1 con los pesos de las monedas establecidas en tiempos de Car- los V, que ya hemos visto, resulta que esta moneda debía pesar 27.404 gramos de una lei de 0.9305 de fino. Esta lei de fino fué modificada en varias Ocaslo- nes. Refiriendo el valor de esta moneda de plata a «maravedís», a razón de 34 «maravedís» por cada «real, resultan 272 «maravedís». (1) “Los medios circulantes en el Perú». Lima, 1908. 220 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS Esta fué la moneda de plata que se estendió des- pués por el mundo entero i que, jeneralizándose en América, llegó a constituir la unidad monetaria de y la mayor parte de los Estados que se formaron en ambos continentes. Se dió también a esta moneda otros nombres como los de «patacón», «peso fuerte» 1 «peso duro o grueso» de plata. Estos «pesos» de plata acuñados en América, ya fuera en el Perú o en Méjico, no siempre tuvieron el mismo contenido metálico intrínseco determinado por las ordenanzas españolas. Según un escritor bo- liviano, los primeros «pesos» que se acuñaron en la Casa de Moneda de Potosí, fundada en 1572, llama- dos también «pesos cruz» o «macuquina», tuvieron 28.5 eramos de peso con lei de 0.931 de fino (1); 1 los «pe- sos» de Méjico tenían una lei inferior (2). (1) «Historia financiera de Bolivia» por Casto Rojas. La Paz año MCOMXVI. Esta lei de 931 milésimas de fino que da Rojas es sin duda la misma de 0.9305 que existía en España en tiempos de Carlos V. (2) La real ordenanza de 9 de Junio de 1728 dice que ei las casas de Moneda de Indias se ba faltado a la «puntualidad i observancia de la lei i peso de las monedas de plata» labrándose las monedas de Méjico con una lei ji peso diferente del de las monedas labradas en Po- tosí. La lei de fino de las monedas de Méjico habría sido de 10 (“dine- ros» 122 «granos», al paso que la moneda de Potosí habría sido de 11 «dineros» o poco más. Segúnelautor español Pérez Requeijo, esta moneda se acuñó siem- pre con la lei de 10 dineros i 20 (grano», que reducida al sistema decl- mal equivale a 0.90277 de fino. En cuanto al peso de esta moneda, el mismo autor da el de 27.073 gramos. Es de advertir que el señor Pé- ' / Kequeijo se refiere únicamente a Méjico. ((Economía monetaria» lladolid, 1911). Se ve pues que ic «pesos» de plata' acuñados en Casas de Monedas de América, no siempre tuvieron el mismo enido metálico intrínseco. rimeros «pesos» plata acuñados en Chile, tuvieron según la de 1728, como lo veremos en el Cap. IV, 27.064 gramos n ley de 0,916 de fino. A EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 221 En resumen, podemos decir que en los primeros tiempos de la conquista 1 colonización hispano-ame- ricana se usaron diversas clases de «pesos», refirién- dose todos ellos a un determinado peso de metal fino, ya sea de oro o de plata. Pero de estos «pesos» el que debe ser considerado como projenitor del «peso» unidad monetaria americana es el «peso» de plata de 8 «reales», cuyo contenido metálico alcanzaba mas o menos a 27 gramos. Claro está que existiendo, como existía entonces, el sistema bimetálico, al «peso» pla- ta correspondía también por la lei un valor en oro, cuyo contenido metálico dependía de la relación de valor existente entre el oro 1 la plata. Con la rela- ción de valor que se fijó por ordenanza de Carlos V en 1537 que era de 1: 10.6, el oro que correspondía al peso de 8 reales de plata, no alcanzaba a contener 2.5 gramos de oro fino. CAREFULO:S EV. LA MONEDA EN LA ÉPOCA COLONIAL DE CHILE HASTA LA INSTALACIÓN DE LA CASA DE MONEDA Las únicas monedas acuñadas que circularon en Chile, durante los primeros tiempos de la colonia, fueron las pocas que se importaban del Perú, donde existía el centro del comercio de España con la costa occidental de esta América, 1 donde residía el más alto representante de la autoridad española. Como era mui escasa la cantidad de monedas acu- ñadas de que se disponía 1, como el país era produc- tor de oro desde los primeros tiempos de la conquista, se usaba como moneda el oro en polvo sacado de las minas 1 lavaderos. En 1551 el Cabildo de Santiago para evitar los abusos de que algunos mercaderes ha- clan víctimas a los indios, i para mejor fiscalizar el pago del derecho del quinto, que las minas debían en- tonces al rei, prohibió el uso del oro en polvo 1 en su 224 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS lugar exijió el del «oro fundido i marcado» (1). De esta manera se estableció la circulación de tejos o ba- rretones de oro cuyo peso i lei era certificado por la marca que llevaban. Los primeros años de nuestra vida colonial han si- do llamados la «edad del oro», no porque fueran, como dice Vicuña Mackenna, la edad de oro que cantan los poetas, sino por el oro que producían nuestras minas que constituyó la mayor riqueza de esta pobre colo- nia. Como el oro se encontraba en estado nativo, la esplotación de las minas o lavaderos se reducía a es- traer el rico metal, por medio del brazo de los indios. La plata aun no se explotaba, pues como no se la encontraba en estado nativo, sino que en combinación con otras sustancias, su esplotación requería proce- dimientos técnicos que el pes: no podía Pa en aquella época. A pesar del uso del oro en polvo o en barras, las monedas españolas aparecen desde los primeros años como unidades de moneda, o sea como medida de va- lores (1). El «peso» de oro fué nuestra principal unidad monetaria durante los primeros tiempos de la con- quista 1 de la colonia. | ¿Cuánto valía este «peso oro» que aparece como (1) B. Vicuña. «La edad de oro de Chile». Santiago, 1881. En el Perú, durante los primeros años de la conquista se usó también este istema de circulación de los metales nobles en barras malcadas, de acuerdo con la orden de Carlos Y de 1537 que dispuso que «el '1 plata que se funda, se marque en el tejo o barretón por la lei que le por aquel precio, corra i pase». (A. Garland). nos cuantos días depués de la fundación de Santiago, el 1 rzo de 1541, Pedro de Valdivia otorgaba a Juan Pinuel el títu- ' del Cabildo asignándole un salario de «doscientos pe- l J. 1. Medina. Monedas Chilenas). | EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 225 nuestra principal unidad monetaria en aquellos pri- meros años de la conquista? Medina publica la carta que un señor Morales de Albornoz dirije al rei, que consta del archivo de las Indias, en 20 de Febrero de 1585, en la que dice: «Vuestra Majestad fué servido de mandar que en este reino se hiciese la cuenta del oro por maravedís, 1 que por cada peso de a veinte 1 dos quilates 1 medio, valiese quinientos 1 cincuenta 1 seis maravedís». Efec- tivamente, éste era el valor dado por las ordenanzas de la época al «peso» de oro, 1 que, según hemos ya es- plicado en el capítulo anterior, equivalía a 4.6 gra- mos de 0.937 de fino. También se usó aquí el «peso» oro de 450 «maravedís», 1 como éstos eran «maravedis» de 34 por «real», resulta que cada peso de 450 «mara- vedís» equivalía a 13 «reales» 1 8 «maravedís». Este «peso castellano» de oro que se usó en los tiempos de la conquista no es, como ya lo observa- mos, el padre del peso unidad monetaria que se jene- raliza después 1 dura hasta el presente. Hemos dicho que 1as únicas monedas acuñadas que circulaban en Chile en los primeros tiempos de la con- quista i de la colonia, fueron las pocas que nos venían del Perú, donde existía Casa de Moneda desde 1558 1 sobre todo desde 1572 en que se abrió la mui famosa Casa de Moneda de Potosí. I estas monedas eran a menudo reesportadas en pago de los jéneros 1 demás mercaderías que sólo del Perú podían proporcionarse los habitantes de Chile. La escasez de moneda acu- ñada era tanta que desde los primeros tiempos de la, colonia, se solicitó de la metrópoli española la auto- rización para establecer en Santiago una Casa de Mo- neda que permitiera acuñar el oro que producía el 7 —ANALES.—MARZzZO-A BRIL. 226 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS A A A AA A país. Varios documentos publicados por J. T. Medi- na en su obra sobre las «Monedas Chilenas», manifies- tan estas quejas por la escasez de monedas 1 la aspi- ración de tener una Casa de Moneda propia, que no fué atendida por el Gobierno español hasta el año 1743. La metrópoli española permaneció sorda ante los clamores que partieron de Chile durante los dos primeros siglos de su existencia colonial. El virreima- to de Lima, con su política de absorción, se oponía también a la pretensión de Chile de tener su propia Casa de Moneda ¿Qué medida de política económica propontan los donas de Chile para subsanar el mal de la escasez de moneda? Se pedía la fabricación de la moneda en el mismo país, o sea el establecimiento de una Casa de Moneda en Santiago. Esta era sin duda la solicitud más justa, 1 el remedio más eficaz para aprovechar los metales nobles que producía el país. Para evitar la esportación de la moneda se propu- so también, en 1602, que «se le eche más liga de la que se echa en España, lo cual es fácil 1 barato hacer, por el mucho cobre que hai en el dicho reino, o man- dando S. Majestad que cada escudo de los de Chile, en el dicho remo, valga un tanto más que los de Es- paña, porque nadie lo saque del reino sin mucha pér- dida». (Memorial presentado al rei. Medina. «Monedas Chilenas»). | | El Cabildo de Santiago, en 1624, en vista de la isez de numerario, resolvió acudir al monarca, propomiéndole para remediar este mal 1 levantar al ús de su postración, «que la plata que entra en el o no salga» 1 «que sea servido de crecer cada pa- EL SISTEMA MONETARIO, ETC. DN tacón en este reino uno o dos reales 1 en las demás partes tenga su mismo valor 1 así mismo, quien me- tiere carga la saque 1 no la dicha plata, como se usa en Sevilla 1 otras partes a quien se ha concedido» (1). O sea se pedía, por una parte, la prohibición de es- portar la moneda; 1 además proponía la misma me- dida de dar a la moneda un mayor valor legal en el país. En cuanto a pedir que en la colonia de Chile se adoptaran las mismas medidas de prohibición de es- portación de monedas, como se había hecho en Se- villa, la comparación resultaba un tanto candorosa,; porque la política española de aquella época tendía en gran parte, de acuerdo con las ideas mercantilis- tas dominantes, a estraer de las colonias america- nas la mayor cantidad de oro 1 plata posible; no cabía pues comparación entre Sevilla 1 Santiago. Los co- merciantes i autoridades del Perú procuraban esplo- tar en su favor el comercio de Chile; 1 la Península es- pañola, por su parte, procuraba encauzar hacia ella todo el oro 1 la plata americanos. El otro arbitrio tan solicitado de aumentar el po- der liberatorio de la moneda en el reino de Chile ten- día, sin duda, a procurarse un medio circulante más barato o sea de un costo de producción menor, como sucede en tan alto grado con la moneda divisionaria o de vellón 1 más aún con el papel moneda. En las colonias del Río de la Plata, en los siglos XVI i XVII, la escasez de moneda fué tan grande que se empleaba como moneda ciertos productos o mercaderías, como el lienzo de algodón, la yerba-mate (x) Medina. Monedas Chilenas. NV 228 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS / del Paraguai, etc. Estas colonias no eran producto- ras de metales nobles 1 por lo tanto no tenían para qué solicitar el establecimiento de una Casa de Mo- neda como lo había hecho Chile. En vista de la esca- sez tan grande de numerario, el rei Felipe II en 1618, declaró que para los 'efectos del pago de tasas 1 tri- butos de Indias, las monedas, en las colonias del Río de la Plata, serían especies (fanegas de trigo, de maíz, arrobas de algodón, etc.), «1 lo que de ellas se tasare por un peso, valga a justa i común estimación seis reales de plata». Esto equivalía a declarar que el pe- so plata sería de seis reales en vez de 8; o sea que un peso de 6 reales en plata valiera tanto como antes valía el de 8 reales. Esto fué lo que se llamó «el peso hueco» (1). Se ve, pues, que las exijencias de Chile de : dar a la moneda un valor legal superior al que tenía, tenían su precedente en la Arjentina. En 1647, con ocasión del terremoto de Mayo 1 de la situación mui crítica en que quedó Santiago, vol- vió el Cabildo a solicitar la instalación de una Casa de Moneda, 1 además se insistió en que se diera a la moneda que circulaba en Chile un valor convencio- nal mayor que el que se le daba en las demás partes; o sea que el «peso» valiera uno o dos reales más en Chile. En 1608 vuelve el Cabildo a insistir 1 dice: «Hemos considerado que por ser mui poca la cantidad de mo- neda que entra en este reino, 1 que luego vuelve a salir fuera de él, dejándonos en mayor necesidad, se irviese V. Majestad de mandar que el real de 8, que ólo vale 8 reales, valiese en este reino 16 reales». evene. La Moneda Colonial del Plata. Buenos Aires, EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 229 Si en aquellos tiempos se hubiera conocido en las colonias españolas, que sufrían esta escasez de mo- neda, el espediente del papel moneda, probablemente, en más de alguna lo habrían propuesto; porque la me- dida solicitada por el Cabildo era un paso hacia la adopción de una moneda que tuviera un valor legal superior a su valor intrínseco. En la colonia francesa del Canadá, en 1685, en medio de una grande escasez de moneda, se recurrió a una emisión de vales que fue- ron un verdadero papel moneda. Poco después en la colonia inglesa de Massachussetts, se inició por igual razón, en 1690, el réjimen del papel moneda..A pesar de la oposición de la metrópoli inglesa, casi todas las demás colonias siguieron el ejemplo de Massachussetts; 1 pronto el billete inconvertible sufrió gran deprecia- ción (1). En la época colonial de los Estados Unidos se desarrolló una verdadera manía papelera. En la colonia chilena donde no se conocían estos espedien- tes, los partidarios de dar a la moneda metálica un valor legal superior a su valor intrínseco desempe- ñaban las veces de «papeleros» o partidarios del papel moneda. (1) Véase «El Papel Moneda», por G. Subercaseaux. Sant., 1912. vco00o0oovornncpo.vvnncc.cncoccoVc. vc”... cpvcovcono.Vn rc rn VD. co. oncovop) Si EN A E har Eb sil La S Ri EN a 5 o o o o o o o. o QGiooosovcooorsnnonocnnnccom”m” .* e” mp mp osncoccononovnonpe.orcorsoVoV co nn. .ao CAPITUEO:y ESTABLECIMIENTO DE LA CASA DE MONEDA NESUS RESULTADOS En 1743 el rei de España concedió al acaudalado vecino de Santiago, don Francisco García de Huido- bro, autorización para establecer a su costa una Casa de Moneda en Santiago. El señor Huidobro que había hecho viaje especial a España para obtener esta con- cesión, trajo de allá los útiles 1 operarios necesarios para instalar la fábrica de monedas. A pesar del grande esfuerzo gastado por Huidobro, la Casa de Moneda sólo pudo dar principio a sus labores en 1749. La Casa de Moneda se organizó, pues, como una em- presa particular cuyo empresario era el propio señor Huidobro. Permaneció en esta forma hasta 1770, en que la metrópoli española dispuso que fuera incorpo- rada la Casa de Moneda a la Real Corona. La canti- 232 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS 7 dad de monedas acuñadas durante el tiempo que Huidobro tuvo a su cargo la Casa de Moneda fué la siguiente: 1d o NS 50) e O 3280 E 2733 ES E eN 3526 SA SO) TI te at 2036 TA Aoi ido iS EROS 3020 TO ia 3344 Drs 4400 100... 0.4000 3455 Oteo 3724 Deia: 4845 OS e ies 4291 117137. RAS PALA 4715 nO AA e 3037 O rt 3975 ARCA 3844 IDO edi 3261 O sales Es: 30612 O 4149 876 marcos i 7 onzas de oro 4 ochavas 6onzas140chavas 6 » A » ¡ 7 ochavas » 1 3 ochavas ONZAS ( » 14ochavas 4 2 E 3 7 0 4 DOS 3. DAT » 10) » SAD) O ochave s 7 AULAS AN E A IE) 5 1» 5 » (o 33 DIG N) Y 5 En cuanto a las monedas de plata, como dice el in- torme pasado al Presidente de Chile por el Contador de la Casa de Moneda dándole cuenta de las Monedas labricadas, en 17 de Abril de 1771, fueron mui pocas. e. EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 233 A OO Puede decirse que la Casa de Monedas fabricó casi esclusivamente monedas de oro (1). La Casa de Moneda pagó puntualmente el derecho de señoreaje que percibía el rel de España; 1 dejó también una buena utilidad al empresario (2). Según lo estatuído en la real cédula de fundación de la Casa de Moneda, se prohibió la estracción del oro en pastas 1 tejos, declarándose que debía acuñarse en la Casa de Moneda todo el oro que se producía en el país, 1 que caería en comiso el que se intentase esportar, sin que a nadie le valiese el pretesto de que- rerlo labrar en otra Casa de Moneda de las Indias. Con este arbitrio, los comerciantes que realizaban grandes ganancias, comprando el oro a los producto- res para esportarlo por su cuenta, se sintieron per- judicados e iniciaron jestiones contra Huidobro, per- siguiendo el propósito de que se alzase la prohibición de esportar el oro sin amonedar (Medina, «Monedas Chilenas»). (1) En 1545 se descubrió el famoso mineral de plata de Potosí en Bolivia, que pronto comenzó a producir injentes tesoros. En 1572 se estableció la Casa de Moneda de Potosí que inundó la América con sus monedas de plata. A Chile como a las demás posesiones america- nas, afluía el metal blanco de Potosien cambio de les productos de la tierra; 1 de esta manera se surtía la colonia de las monedas de plata que necesitaba, en aquellos tiempos en que sólo producía cro. (2) Según informe oficial enviado al Rei por el Superintendente de la Casa de Moneda i el tesorero de ella. el propio Den Francisco G. de Huidobro, de fecha 20 de Abril de 1754, en los cuatro añes que llevaba la Casa de Moneda había labrado 3,109 marcos 5 1f2 onzas al año; de los cuales correspondió a la corona por derecho de señoreaje 6,219 pe- sos 3 reales anuales, 1 quedó de utilidad para la Casa 14,285 pesossanua- les también de los cuales era necesario sacar los sueldos i demás gas- tos que ocasionaba la fabricación de monedas. (Documento XX. Me- dina. Monedas Chilenas). Debiéndose sacar de cada marco de metal 136 pesos, resulta que el total de lo amonedado en cada uno de estos cuatro años fué 422,824 pesos. 1d 14 3 1 AN y 0 - MN e ¡de * 8 | A e ==. == E ti cs A cd ta ct e 5 a o — tl a 234 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS «¿Trabóse, pues, así, entre los partidarios de la sub- sistencia de la Casa 1 los comerciantes que a toda cos- ta perseguían su ruina, o mejor dicho, la de García de Huidobro, una lucha encarnizada, en la cual era fácil comprender, desde el primer momento, que el pú- blico en jeneral había de ponerse del lado en que se consultaban sus verdaderos intereses». «Como era de esperarlo, el Cabildo fué el primero que entró a defender una obra que era realmente suya». (Medina. «Monedas Chilenas»). El Presidente de Chile D. Antonio Guill 1 Gonzaga en informe enviado a Su Majestad, de fecha 15 de Ene- ro de 1767, decía a propósito de estas mismas quejas: «Esta referida Casa de Moneda es la que vivifica el reino; su tesorero procede con el mayor esmero i le- galidad posible 1 está tan lejos de causar el menor perjuicio al comercio 1 vecindario, con la facultad de comprar oro que, por el contrario, resulta de ella misma su mayor estimación 1 el alivio 1 aliento de los mineros para el trabajo 1 nuevos descubrimientos de minas, porque con la confianza de tener quién les com- pre al precio de la lei de la especie, no tienen motivo para verse precisados a venderla como antes por el el ínfimo precio a que los precisaban los pocos comer- ciantes» (1). sin embargo, la Corona española decidió tomar a su cargo la Casa de Moneda de Santiago; 1 por cédula de 8 de Agosto de 1770 se ordenó la incorporación de la Casa de Moneda a la Real Corona. Hasta esta fecha la institución había funcionado como una empresa particular cuyo empresario era el señor Huidobro, pero tida a las disposiciones reales sobre la acuñación XVI Medina. Monedas Chilenas. / EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 235 ——— de monedas. Desde esta fecha hasta el presente ha funcionado a cargo del Estado. La Casa de Moneda no estuvo mui bien en los pri- meros años que marchó por cuenta de la Corona. La estrechez del local en que se instaló 1 la falta de ma- quinarias o instrumentos no permitía trabajar debi- damente; 1 los costos de acuñación resultaron mui elevados. (Informe del Superintendente de la Casa de Moneda de 5 de Mayo de 1778). He aquí la cantidad de oro 1 plata acuñada en la Casa de Moneda, desde 1772 hasta 1809 (1). AMONEDACIÓN DE ORO Núm. de piezas Núm. de pesos En doblones de a 8 escudos... 1.538,217 $ 24.531,920 » 40» 74,455 595,040 » ») 2D 123,300 493,440 En piezas de a 1 escudo...... : 239,920. 200 477,852 TO LA 1.959,958 $ 26.098.852 AMONEDACIÓN DE PLATA Núm. de piezas Núm. de pesos 1 TES SS A ATRAS TAZA RAE TALE AZ » A 548,135 274,007 » e leo 1.459,055 364,704 » e ci EA 1.700,152 220,019 » A RA 3.059,0O16 191,188 » EE 1.981,880 01,034 MOLA 13.552,080 $ 5.850,714 (1) «Anmario Estadístico de la República de Chile», año 1910. Tomo III. 236 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS A partir de 1770, es decir, después que la Casa de Moneda pasó a estar a cargo de la Corona, la produc- ción de plata se desarrolla 1 adquiere grande importan- cia, en Chile. Se descubren 1 esplotan valiosas minas, siendo uno de los fundadores de la industria minera de la plata, en 1870, el capitán francés Francisco Suber Caseaux (1), bisabuelo del autor de este tra- bajo. Desde esta época la fabricación de monedas de plata toma también importancia en la Casa de Mo- neda. (1) Vicuña, El libro de la Plata—Santiago, 1882. AT, DY DA DN ANDA A IRRLEANAS, BERZIZLS =y SOS ON CAPITULO VI. MANS ADES OSA RELACIÓN DE VALOR DE LAS MONEDAS ACUÑADAS POR LA CASA DE MONEDA En la acuñación de las monedas, como hemos di- cho, la Casa de Moneda se atenía a lo dispuesto por las pragmáticas 1 ordenanzas españolas que determi- naban la lei de fino, la tolerancia en el peso 1 en la lei 1 el contenido o peso de metal fino de cada moneda. Tratándose, como se trataba, de un sistema bimetá- lico, las pragmáticas 1 ordenanzas, o sea, usando el lenguaje administrativo moderno, la leyes 1 decre- tos del Estado, establecían también la relación de va- lor legal entre las monedas de plata 1 de oro. Además estas leyes disponían cuidadosamente todo lo relati- vo al sello o cuño de la moneda que debía llevar el busto real 1 diversas inscripciones que para nosotros, desde el punto de vista económico-monetario, no tienen casi ningún interés. Dejamos estos detalles rela- tivos al cuño' o aspecto esterno de las monedas a los que se ocupan de Numismática. EAT > E RS 238 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS La ordenanza de y de Junio de 1/28 es la que esta- bleció la lei, pezo, cuño 1 otras circunstancias relativas a la fabricación de monedas a la época del estableci- miento de la Casa de Moneda por don Francisco Gar- cía de Huidobro. : ¿Cuál era el contenido o peso de oro o plata de las monedas que se acuñaban en conformidad con las disposiciones de la citada ordenanza de 9 de Junio de 1728? Las pragmáticas 1 ordenanzas reales españolas, co- mo todos los documentos de la época, refieren los pesos ¡ las leyes de las monedas de oro i de plata a los an- tiguos sistemas de pesos 1 medidas, entre las cuales aparecen el marco, los castellanos, las onzas, las ocha- vas, los granos, los maravedís, etc. Espresar ahora en semejantes medidas el contenido de metal fino de las monedas equivale casi a hablar en jeroglífico. La tarea de reducir las antiguas medidas a las nuevas no es cosa fácil para que la pueda emprender cual- quiera con la simple ayuda de una tabla aritmética, puesto que algunas de las medidas relativas a las mo- nedas variaron con el tiempo. Además había ciertas di- ferencias entre algunas medidas aplicadas al oro 1 las que se aplicaban a la plata (1). Por este motivo, 1 para la debida estimación de los pesos, leyes 1 relación de valor entre las monedas de oro 1 plata fijados por es- tas pragmáticas 1 ordenanzas, hemos emprendido la tarea de traducirlas al sistema decimal moderno. He atribuido especial importancia a este trabajo, mín de oro no pesaba tanto como un tomín de plata». Dr. Valores aproximados de algunas monedas hispano-. Buen: Mire 1917. 7 no» aparece con varias acepciones; 1 la palabra ambién de significado. EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 239 por cuanto no existe al presente, por lo menos que yo conozca, ninguna obra que contenga estos datos en forma completa i satisfactoria (1). Según la ordenanza de 9 de Junio de 1728 las «on- zas» o «doblones» de oro de 8 «escudos» cada una, fue- ron las piezas de oro de mayor valor que se acuñaron. Venían después las medias «onzas» o medios «doblo- nes», 1 había también los «escudos» de oro que equiva- lían a la octava parte del «doblón» u «onza». La lei de fino de las monedas de oro debía ser de 22 «quilates»; lo cual equivale a 0.9166 de fino. El peso de la «onza» o «doblón» de oro era, según esta ordenanza, de 27.064 gramos, puesto que de cada marco de oro de 22 «quilates» debían salir ocho 1 me- dia de estas monedas. El «peso» de oro era la 1/16 de la «onza» o «doblón» de oro. Un «marco» de oro de 22 quilates debía contener 136 «pesos», o sea 68 «escudos» de a dos pesos cada uno. Por consiguiente, cada peso oro debía contener 1.6915 gramos de 22 quilates (0.9166 de fino); 1 1.55 gramos de oro fino. En cuanto a las monedas de plata, sus leyes 1 pe- sos eran los siguientes, según la dicha ordenanza: El «peso» o «real de a ocho» era la principal moneda de plata; 1 había también reales de a cuatro, de a dos, de a uno i mediosi cuartos de reales. La lei era, según la ordenanza, «de once dineros justos», lo que equiva. le a 11/12, o sea 0.9166 de metal fino. Por lo que hace al peso de las monedas de plata, (1) El Dr. J. Alvarez, de Buenos Aires,ha publicado un interesante estudio sobre «Los valores aproximados de algunasmonedas hispano- americanas entre 1497 1 1771» pero ha referido los valores a las ac- tuales monedas de la República Arjentina, 1inóa gramos de oro i de plata, como me ha parecido que conviene hacer esta traducción. 240 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS la ordenanza disponía que de un marco de plata de la lei de 11/12, debían salir 8% monedas de un «peso», de las llamadas «reales de a ocho», porque eran pesos de ocho reales de plata. Por lo tanto, cada «real» de plata tendría 3.383 gramos i cada peso de ocho «rea- les» tendría 27.064 gramos de la dicha lei de fino; o sea 24.8 gramos de fino. En cuanto a la relación de valor Sos el oro 1 la plata, según esta ordenanza de 1728, el «peso grueso escudo de plata», es decir, el «peso» de plata que, se- eún hemos visto, pesaba 27.064 gramos equivalía a 18 «reales» i 28 «maravedís» de vellón; i como cada uno de estos reales equivalía a 34 «maravedís»; por consiguiente, cada «peso» de plata debía valer 640 «ma- ravedís». Cada «onza» o «doblóm» de oro, que pesaba también, según hemos visto, 27.064 gramos, debía va- ler 301 real i 6 maravedís, o sea 10,240 maravedís. En resumen: él 1 «peso» plata=27.064 gramos=640 maravedís. r onza o doblón de oro=27.064 gramos=1I0 240 maravedís. 10,240 : 640=106. Esta era la relación de valor entre el oro 1 la plata según la lei. En los mercados europeos, la relación de valor en- tre el oro 1 la plata, llegaba en 1750, época en que se iniciaba la amonedación en la Casa de Moneda de santiago, a 14.75. Siendo la relación legal de Chile de 1 : 16, en una situación de libertad comercial i de cier- facilidades de comunicaciones 1 de trasportes se abría, sin duda, producido una exportación de mo- das de plata de Chile hacia Europa. Pero en aque- tiempos no había libertad comercial sino que, por rio, el comercio, i en especial el delos metales EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 2941 nobles estaba sometido a muchas restricciones. Esto es- plica muchas diferencias entre las cotizaciones de la relación de valor comercial entre ambos metales aquí en los mercados de América 1 las de los mercados eu- ropeos. Jeneralmente la relación de valor fué acá más favorable al oro que en Europa; talvez por aquello de ser el oro más fácilmente trasportable 1 atesorable, circunstancia mui importante en aquellos tiempos de dificultades de comunicación i de trasportes 1 de ma- yor inseguridad que los del presente. Además la gran producción de plata de Potosí i de Méjico hacía que en América 1 aún en España, en ciertas ocasiones, la plata fuera menos apreciada que el oro con relación a las cotizaciones de otros mercados europeos. Por lo regular, era el comercio con España el que servía como de embudo para hacer pasar por él la corriente de oro 1 plata que se esportaba de América (1). Para evitar la esportación de las monedas de plata, que tenía que producirse en España, con esta dife- rencia entre la relación legal de 16 1 la relación co- (1) Solían también producirse ciertas diferencias de un carácter lo- cal entre unos 1 otros de los mercados de América. Refiriéndose a cier- tas variaciones entre la relación del valor de la plata i el oro, dice un informe fechado en Potosí, asiento de la Casa de Moneda en 26 de Di- ciembre de 1795 1 publicado por R. Levene en B. Aires. (Obra citada) i «que en el oro se nota una variación considerable de que sube de pre- cio, cuando son raras, 1 buscadas las monedas de esta especie, 1 que baja cuando abundan, i no se procuran con notable perjuicio del co- mercio, 1 de su libre circulación». «En esta Villa, se nota continuamente un flujo, i reflujo, de abun- dancia, ¡escasez en las monedas de oro; ¡al paso que de todos los mi- nerales concurren a ella con oro en pasta, para su amonedación, tam- bién como a única Casa de Moneda en todas las provincias del Perú, ocurren los comerciantes por ella para facilitar sus remesas». (Páj. 76). 8.—ANALES.—MARZO-ABRIL AR Sd A y ic A a ARE A ja HITA 242 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS mercial que fluctuaba alrededor de 15 en Europa, el- rei Felipe V se vió en la necesidad de modificar la re- lación de valor legal entre ambos metales, aumentan- do el valor de las monedas de plata. En España era, sin duda, más difícil que en América mantener una relación legal del valor entre ambos me- tales que fuera tan diferente de la existente en los mercados comerciales europeos, por la cercanía de los mercados. Por la pragmática de 16 de Mayo de 1737 (1) dis- puso el Rei «desde aquí en adelante, que el peso grue- so escudo de plata, que hasta ahora ha valido 18 rea- les 1 28 maravedís de vellón, valga 1 pase por 20 rea- les de a 34 maravedís cada uno». No se modifican por esta pragmática mi los pesos ni las leyes de las monedas de oro 1 de plata; pero sí la relación de valor entre am- bos metales, puesto que con la disposición que acabo de citar el «peso» plata pasaba a valer 20 «reales» de 34 «maravedís» o sea 680 «maravedís»; siendo así que antes valía, como lo hemos visto, sólo 640 «marave- dís». La relación quedaba como sigue: Ir peso plata=27.064 gramos=680 maravedís. r onza de 0ro=27.004 gramos=1I0,240 maravedís. 10,240 : 680=15.07, «1 como la presente pragmática sólo mira a recrecer el valor de las monedas de plata para darles propor- cionada estimación con las de oro; ordeno, que las de este metal corran con la que han tenido hasta aquí; con distinción de que respecto de las monedas de pla- ta el doblón de a ocho, que vale diez i seis pesos fuer- Olo valdrá la cantidad o número de pesos, que tecopilación—Tomo YX. Título XVIL EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 243 con el nuevo aumento se necesitan para ajustar los trescientos reales 1 cuarenta maravedís de vellón de su valor (10,240 maravedís); 1 en este sentido se da- rán por él quince pesos fuertes 1 cuarenta maravedís». Por consiguiente, la pragmática citada de 1737, sin alterar ni los pesos ni las leyes establecidas por la or- denanza de 1728 alteraba únicamente la relación de valor entre el oro 1 la plata, dando un mayor valor a las monedas de plata. Pero el sistema resultaba, sin duda, más molesto, puesto que antes de esta pragmá- tica el «doblón» de a 8 u onza de oro valía exactamen- te 16 «pesos» plata, 1 con la reforma de 1737 pasaba a valer 15 pesos 1 40 «maravedís», relación más difícil para las cuentas. Parece, sin embargo, que en Chile i en otras partes de América se mantuvo la costumbre de dar a la «on- za» de oro o «doblón» de 8 «escudos» el valor de 16 «pesos» plata. Las reales ordenanzas de 1.2 de Agosto de 1750 permitieron mantener en América esta rela- ción de 1:16. Estando como estaba la relación del valor de la plata con el oro en la proporción de I : 14,75 en los mercados europeos, debía producirse una ten- dencia a la esportación de las monedas de plata del mercado de Chile. Verdad es que en aquellos tiem- pos, dadas las dificultades de los trasportes, 1, en je- neral, el aislamiento de Chile del comercio europeo, era más difícil la esportación de las monedas de plata, salvo que la diferencia entre el valor comercial 1 el valor legal fuera mui elevada. Sin embargo, la esportación de la moneda de plata | se produjo en Chile durante los primeros tiempos del | funcionamiento de la Casa de Moneda; 1 asumió ca- | racteres alarmantes en 1765. He aquí, por vía de 244 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS ejemplo, un caso que refiere Medina. En Enero de 1766, el procurador jeneral de la ciudad pidió a la Presidencia que prohibiese la estracción de moneda sencilla que iba a verificarse en uno de los navíos fondeados en el puerto de Valparaíso. La presentación antedicha espone la alarmante situación en que se encontraba el mercado por falta de monedas de pla- ta (1). En 1773 se dictó una real orden prohibiendo la es- portación de la moneda de vellón de los dominios de América. Si se hubiera acuñado entonces una moneda divisionaria o de vellón con una baja lei de plata, se habría tenido de hecho un sistema de patrón de oro, aunque que de derecho continuaba vijente el bime- talismo. Mientras tanto en España el Gobierno se veía for- zado a modificar el sistema monetario de manera de amoldar la relación de valor legal entre ambos meta- les a la relación de valor comercial. Por pragmática de 29 de Mayo de 1772 (2) se ordenó que «corra el doblón de 8 escudos u onza por 300 reales de vellón cavales» 1 como cada real tenía 34 «maravedís», que- di ¡ba la relación de valor entre las monedas de plata 1 las de oro en la forma siguiente: I peso plata=680 maravedís, r onza de oro=10,200 maravedís. Como ambas monedas tenían igual contenido metá- lico, resultaba que la relación de valor entre la plata el oro era la siguiente: 10,200: 680 17 disposición de disminuir 40 «maravedís» a pilación. Libro IX. Título XVII. AO EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 245 la «onza» o «doblón» de oro, tuvo por objeto, según dice la pragmática, en su número 10, «suprimir los mo- lestos embarazos que ocasionan no sólo al comercio sino a todo el común del reino el quebrado de los diez cuartos con que corre el doblón de 8 escudos». El valor de este «doblón» era de 300 «reales» 1 40 «mara- vedíes», suprimidos estos cuarenta «maravedís», la relación de valor era más sencilla. La reforma tenía además la ventaja de acercar más la relación legal entre el valor del oro 1 el de la plata a la relación co- “mercial de los mercados europeos que entonces fluc- tuaba alrededor de 14.75. Por lo demás esta pragmática de 1772, de la mis- ma manera que la anterior de 1737, no modificaba ni las leyes ni los pesos de las monedas. Las únicas mo- dificaciones que introdujo, aparte de las relativas a la relación de valor entre el oro i la plata, se referi- rían al cuño, es decir al busto del rei, a las armas rea- les 1 a las inscripciones. Estas son materias de numis- mática que poco interesan al aspecto económico que persigue este trabajo. Por disposición real de 15 de Julio de 1779 (1) el valor del «doblón» de a ocho que por pragmática de 16 de Mayo de 1737,se había fijado en 15 «pesos» de «20 reales» i 40 «maravedís», se restableció, como lo dispo- nía la ordenanza de 1728, en 16 «pesos fuertes» ca-. vales. Este decreto real dice, refiriéndose a esta dis- posición: «por cuyo medio no sólo se asegura la debida proporción entre una 1 otra moneda, como siempre se ha observado en mis dominios de América, donde justamente se da al doblón de a ocho el (valor) de diez 1 seis pesos fuertes con arreglo a sus reales orde- (1) Novísima Kecopilación. Libro IX. Tit. XVII FAA rg: RA TARTA TG RR ARA A 246 - MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS nanzas de 1.2 de Agosto de 1750». Se adoptó, pues, en esta fecha en España la misma relación de valor le- gal de 1: 16 que se había adoptado en Chile desde que la Casa de Moneda inició sus labores en 1750. Es un hecho digno de notarse el premio en favor de las monedas de oro, que, a fines del siglo XVIII, se establece en estas colonias de América. En los merca- dos europeos desde 1786 hasta 1800, la relación de valor entre la plata 1 el oro pasó de 14.96 a 15.68; 1 en 1810 era de 15.77. En América se valorizó el oro mucho más aún; 1 mui en especial en las rejiones inundadas por la estraordinaria producción arjentífe- ra de Méjico. En Chile, al finalizarse el réjimen colo- nial, corría la onza de oro con un premio de 8 a 9%; 1 como la relación legal era de 1: 16, resulta que la relación comercial era mayor aún de 17. En Buenos Aires 1 en Potosí sucedía igual cosa. Ricardo Levene, esplicando este fenómeno dice: «A su vez, la preferencia 1 necesidades de la Corona por la moneda de oro, eran tales, que en 1791, se dis- puso que los salarios de toda clase de empleados 1 cargas que tuvieran las cajas de estos dominios, se pagarían en moneda de plata, debiéndose enviar a España, en doblones, los sobrantes de los productos totales. Esta circunstancia determinaba una valori- zación estraordinaria de las monedas de oro. Se hacía verdadera especulación con ellas. Se notaban visibles variaciones en su precio. Como estas fluctuaciones re- percutían sobre las monedas de plata, en punto al proporcional entre unas 1 otras, se orijinaba una ición de incertidumbre jeneral. En esta época, ya. plícitamente: «el comerciante que introdu- isa de Moneda oro en pasta para recibir do- EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 247 «blones, se cree lejítimamente autorizado de poner la «lei a los que lo soliciten». Las monedas de oro disfru- taban de un premio de ocho por ciento, conforme el decreto de Vertiz» (1). (1) “La moneda colonial del Plata». B. Aires, 1916. ol ESPITONEN SN 5 Y Hz IAEA 5 l ¡ 2 dd A y dd í ( S y Ñ E A eo ' Y h b J í y ; AS 3 PI $ IEA 3 4 , AS » DO D Ñ ñ se Ó + 1 ha CAPITULO VÍI LA POTENCIA ADQUISITIVA DE LA MONEDA REFLEJADA EN EL NIVEL DE LOS PRECIOS A FINES DEL SIGLO XVIII. El valor de la moneda se refleja en la potencia que ella tiene de servir como medio de adquisición de los demás bienes económicos; 1 esta potencia se refleja en el nivel de los precios. Nuestra moneda de entonces valía mucho más que la del presente, no solamente porque contenía una cantidad mayor de meta! fino, sino también porque la potencia adquisitiva de ella era mayor. En otros términos, podemos decir que si la unidad monetaria de entonces hubiera contenido igual peso de oro fino que el que representa la moneda del presente, el valor de aquella habría, sin embargo, sido mucho mayor que el de ésta. | Una renta de doscientos cincuenta pesos al mes era en la segunda mitad del siglo XVIII bastante consi- derable, como que el Intendente de la'Casa de Mone- a as AE RA. AS => LE En A 250 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS — da, alto funcionario del reino, ganaba un sueldo de tres mil pesos anuales; el tesorero de la misma oficina dos mil cincuenta pesos; el fundidor mayor mil pe- sos; el escribano doscientos; el portero mayor dos- cientos 1 el sirviente noventa pesos al año. Estos suel- dos de la Casa de Moneda debían ser más bien eleva- dos que bajos, pues más de cincuenta años después, cuando se declaró la Independencia de la República, se mantuvieron al mismo nivel. | En cuanto a salarios de obreros, durante casi toda ia época colonial no existía, como al presente, el ré- jimen de la libertad de trabajo 1 de fijación de un salario monetario mediante el contrato del trabajo. El indio estaba sometido al español 1 obligado a tra- bajarle en condiciones duras, como sucedió con el ré- jimen de las encomiendas, especie de servidumbre o esclavitud a que estaban condenados los indíjenas en tavor de los españoles. En 1789, según informa el Pre- sidente O'Higgins, existía aún esta misma condición de los indios de encomiendas que el mismo Presiden- te califica de esclavitud (1). En 1791 se ordenó por real cédula de 10 de Julio, la incorporación a la Co- rona de España de todas las encomiendas de Chile. Al terminar el siglo XVIII se había ya desarrollado bastante la clase de los trabajadores libres; pero la mayor parte de los trabajadores de los campos con- tinuó en la calidad de inquilinos, siendo el salario mo- netario cast nulo, pues se mantenían de sus siembras los animales que se les daba derecho a tener. lo que respecta a precios de artículos de prime- idad para el consumo, he aquí algunos to- 1 Manuel de Salas. Tomo 1. Páj. 151. r 6 / EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 251 mados de los que da Don Manuel Salas en su informe al Gobierno español de fecha 10 de Enero de 1796 (1): 1 AE e 12 reales I » CN a e AAN E » rejoles M9. LES TA >» opaco azucar IO 4 pesos 10) O AA A AS 20 reales RO NtO CUYO 2 ¿ reales OS paño de Quito... 2 2Ra Dd. 20 reales e bayeta ordinarla........ a A CUIO en Ple acctaccdan o IO pesos LOVE Dan sono A 33 reales. Reduciendo la fanega de trigo 1 la de cebada a ki- lógramos a razón de 71.30 kilos; la de frejoles a ra- zón de 92 kilos i la arroba de azúcar 1 de arroz a ra- zón de 11.5 kilos, se puede formar el cuadro siguien- te, en el cual se comparan los precios de 1796 con los de 1913 1 los de 19109: Valor espresado en pesos moneda corriente 1706 QS TOO 100 kilógramos trigo...... ZO PI ZO OOOO » » cebada... 0.70 18.00 27.00 » » trejoles... 1 Op 28.00 52.00 » » azúcar... 34.78 45.00(1) 90.00 » » OZ o ZO 28.00 100.00 E de LOCIYO ccoo a 0.35 0.49 1.40 ara de Dayeta..: he soens SAO 1.50 (1) Azúcar granulada de $ 2.90 la arroba. A nn STARS TR ta A IA pa Ji ERE RE LEZ RA A O To La it la tra st ha 252 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS 4) 1 Vera paño lana eo 2.50 5.85 SO 1 -anmimal. vacunos reee 10.00 1090.00(1)220.00 A ES oe O-437 HENO 00 Hemos tomado los precios de 1913 para ponernos en un año normal anterior a la gran guerra que tantos trastornos ha producido en materia de precios. En seguida tomamos el año 1919 que es el presente. Aplicando el procedimiento de las Index Numbers formamos, sobre la base del cuadro anterior, el si- guiente: 1796 1913 1919 TO O 100 02 Cebada buno con DET ramo 100) 1512570 3857 A A 100 1405 21722 AZUCAR Al a a 100 129 258 TZ, MESAS. del EA: 100 128 460 es os 100 140 400 AA E ES Sc 10O 200 400 A A 100 234 330 Aa O coa 100 1900 2200 DAA a Dan dos 100 A ZO Totalis. Aeon. 1000 E OSA Index Numbes...... : 100 1184 1812 () En materia de precio de animales vacunos hai al presente mu- la variedad según las edades, sexo, gordura. Deberia establecerse cio por kilógramo; pero los precios que tenemos del siglo XVII cabeza 1 por este motivo debemos tomarlos también per ca- los animales en 19131 1910, haciendo un término medio. ertir que el precio de $ 10 que da Dn. M. Salas para 1/90. 1 m. EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 233 Según este cuadro, las fluctuaciones de la potencia adquisitiva del «peso» unidad monetaria de Chile ha- brían sido proporcionales a los números 100, 1,184 1 1,812, entre los años que se indican. Claro está que ésta no es sino una indicación defectuosa de las fluc- tuaciones del valor del peso, pues el número de pro- ductos que ha sido tomado en cuenta ha sido redu- cido; 1, por otra parte, este método de los Index Num- bers (números indicadores) adolece del inconvenien- te de dar a cada uno de los precios del cuadro una im- portancia igual. Pero los artículos, cuyos precios he- mos considerado, son todos ellos de importancia desde el punto de vista de las necesidades del consumo po- pular, pues se refieren a la alimentación 1 al vestido. Pero el «peso» unidad monetaria de 1796 contenía 1.55 gramos de fino, al paso que el peso de 1913, que fluctuaba alrededor de 10 peniques, equivalía única- mente a 0.3048 gramos de fino; 1 el peso del presente fluctúa también, en el momento que escribo, alrede- dor del mismo nivel (1). Tomándo, pues, en consideración, para cada uno de estos pesos su contenido en oro, podemos hacer el cuadro siguiente en el cual expresamos los precios de estos mismos diez artículos, no ya en pesos, sino en gramos de oro puro. (1) En el momento presente (Agosto 1919) la moneda inglesa está un tanto depreciada con relación al oro; pero el tipo del cambio en Chile está un poco más alto de 10 peniques. LO) 9.14 8.23 15.85 27-43 30.48 0.43 0:40 ALO 67.06 254 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS — Valor espresado en gramos de oro puro: 1796 1913 OOOO 3.25 6.10 » CA 2.90 5.409 » DE ES en cas 2.90 8.53 » E ceci a delo 53.81 ESTAN » ESO LA SOS 8.33 Nara de toco 0.34 OA dE 0.58 DZ SN NA 3.87 1078 and ac O 0 A de sein 0.68 5.49 7.02 Aplicando el procedimiento de los Index Numbers, sobre la base del cuadro anterior, formamos el si- guiente: 1796 1913 TO arce coli la Ae is 100 187 Cebada nd oa 100 185 Er ole a ed 100 288 AZUCAR sad CAE OO 21 ALTOZ. 0. oi caia 100 25 LOCO. OA 100 24. Bayeta. doses e o 100 39 Paño de lana. 100 45 inimalvacuno ... O 100 SS Ovejasa odie pot AA 100 807 Dota AA 1,000 OU Index Numbers .... 100 200 LAS) 281 278 9) 50 go 42 79 105 432 1120 3,053 305 EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 235 Refiriendo pues los valores o precios a una unidad monetaria cuyo contenido de oro permanezca inva- riable, se ha formado el cuadro anterior, según el cual las fluctuaciones de la potencia adquisitiva del oro en Chile entre los años 1796, 19131 1919 ha sido pro- porcional a los números 100, 200 1 305. La baja del valor de la moneda no aparece tan con- siderable en este cuadro, debido en gran parte a la influencia de los artículos manufacturados del ves- tir, como ser el tocuyo, la bayeta, etc. Con los progre- sos de la técnica, la grande industria moderna ha lle- gado a abaratar bastante esta clase de artículos. En cambio, los productos alimenticios, han subido to- dos considerablemente de valor. Por otra parte, el alza de los precios en oro no ha si- do tan considerable, porque la baja del valor en oro del «peso» unidad monetaria chilena ha influído en el . sentido de disminuír el valor en oro de algunos pro- ductos. Los precios de ciertos artículos no suben pro- porcionalmente con la baja del cambio, sobre todo cuando no son artículos ni de esportación ni de importación, como ser muchos de nuestros productos agrícolas; por este motivo si tomamos el valor en oro de estos artículos cuando el cambio está mui bajo, como ser ho1 día, resultará que este precio es más bien reducido. Si hubiéramos tomado en consideración el año 1918, cuando el cambio internacional llegó a su- bir hasta 17 peniques, sin que se produjera un des- censo de precios, debido esto en gran parte a la guerra, el valor en oro de los productos agrícolas habría resultado mucho más elevado, aunque el valor es- 256 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS presado en pesos papel moneda era menor que el de ho1 (1). | Respecto a precios de las tierras, a fines del siglo XVIIL, podemos tomar la tasación de la Hacienda de «La Calera», hecha en 1787. Se avalúa «1200 cuadras a 10 pesos cada una por tener riego 1 ser de primera calidad; 1 las restantes 671 cuadras 1 una cuarta a 8 pesos, por comprender cerranías, aun cuando era po- (1) Si tomamos los precios de los productos agrícolas del año 1918 en el mes de Julio con un cambio internacional de 17 peniques 1 los comparamos con los de la misma fecha del año 1919 con un cambio de 10 d. tendremos lo siguiente: Productos Año 1918 Año I9I9 100 lO eS AAA $ 209 $ 33 e Cebada aaa e 16 27 rele o 38 52 alo carneide bue edi ARO a 1.18 1.48 TES) » » COCO AE 1.60 2.00 Si reducimos estos precios a gramos de oro a razón de 0.5182 gra- mos para 1918 (Julio) i de 0.3048 gramos para 1919 (más o menos en igual fecha) tendríamos el cuadro siguiente: ' TOOL IHE 19IO IDO MlOS USO O ALLAN 15 gramos oro 9.14 grams oro cebada aos SIA O SI E as LO O SS lO cane do a OI 0.45 » 0» AO E AE 0.83 OJO cesidad de reducir estos valores a Index Numbers se nota a ista que si los precios en papel-moneda de 1919 son bastante ados que los de 1918, en cambio estos precios reducidos a oro la inversa, más elevados para 1918. = EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 251 sible regarlas todas» (1). Estas mismas «cuadras» val- drán hoi, sobre barato, entre 3000 y 4000 pesos cada una. Las viñas se avaluaban en esta misma propiedad a 3 reales cada parra «con sus varas 1 horcones», lo que era un valor bastante considerable; pues supo- niendo unas 1,500 parras por cuadra (eran planta- clones más espaciadas que las que se usan al presente) resultarían más o menos 562 pesos por la plantación de cada cuadra. La famosa Hacienda de Bucalemu, que fué de los padres jesuítas, fué adquirida en 1778 en 120,125 pesos «con declaración de que los ganados 1 muebles, estimados en 60,150 pesos 1.4 reales eran para el (rematante) 1 las tierras 1 edificios, con un va- lor de 59,974 pesos 1 4 reales para don Pedro Fernán- dez Balmaceda» (2). Esta Hacienda de Bucalemu, que se encuentra al presente dividida en tres partes, vale hoi más de 6 millones de pesos. La grande Hacienda de «(La Compañía», que fué también de los jesuítas, fué rematada en 1771 por don Mateo de Toro Zambrano en 90,000 pesos, pagaderos en nueve años al. 5%, de interés; al presente esta propiedad, que está dividi- da en varias partes, vale muchos millones de pesos. Un patrimonio de 20,000 pesos era mui considera- ble en esa época, como que se podía adquirir con él alguna valiosa propiedad de campo. Una dote matri- monial de $ 15,000 era tan cuantiosa que sólo podían tenerla las grandes herederas (3). Al presente no sería considerada como gran dote una inferior a $ 400,000. Como precio de una propiedad urbana podemos dar (1) Domiugo Amunátegni. Mayorasgos 1 títulos de Castilla. (2) Domingo Amunátegui. Mayorasgos 1 títulos de Castilla. Vol.II pájs. 287 1 256. (3) Véase «Mayorasgos 1 títulos de Castilla» por D. Amunátegui. 9.—ANALES.—MARZO—AÁBRIL 258 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS el de la casa de la calle Merced, que era un lujoso pa- lacio edificado por Toro Zambrano, tal cual está al presenfe, que fué tasado en 1789 por el famoso arqui- tecto Toesca en 50,000 pesos. Era, sin duda, un pre- cio estraordinario. Hoi valdrá esta propiedad, por su situación comercial, mas de un millón de pesos. GQosocovcovcoenncoocnccooococrVenccccoco oa. o.so o. gpoVnVnVcoVnocvVocay o Qosscoso Dovosoges ocococoooenernecococoncoc econo OCOocCOOovoocoo or caro CAPITULO VIII POR QUÉ NO HUBO BANCOS EN EL PERÍODO COLONIAL DE CHILE Las instituciones especiales denominadas Bancos fueron desarrollándose mui lentamente durante la Edad Media europea. Después de los Bancos de Ve- necia, se fundó el famoso Banco de Amsterdam en 1609. En Inglaterra, sin contar a los particulares que hacían el oficio de banqueros, el primer banco fué el Banco de Inglaterra, fundado en 1694, con el objeto de proporcionar fondos al Gobierno. En España la primera institución de este jénero fué el Banco de San Carlos, creado por el Gobierno, por Real cédula de 2 de Junio de 1782 (1). Elobjeto prin- cipal de su fundación fué el de proporcionar recursos al Erario, por medio del crédito público. En realidad POS 2 + e (1) Enrique Lisbona Fabrat. «Los Bancos de Emisión de Europa». Madrid, 1896. 260 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS este factor financiero fué el principal inspirador de la fundación de los grandes Bancos de Estado 'o privi- lejiados europeos. En la América colonial los primeros bancos que en- contramos son los de las colonias inglesas. Ya en 1714 se lanzó un proyecto para la fundación de un Banco de Crédito, en Massachussetts, destinado principalmente a proporcionar circulante al mercado por medio de billetes. En 1741 empiezan los llamados «Land Bank», instituciones cuyo principal objeto era emitir billetes con garantía de propiedades. «Se desencadenó una verdadera manía en favor de estos bancos» (1); 1 se fundaron varios otros en las colonias inglesas más o menos con el mismo objeto. Los resultados de estos Land Bank fueron desastrosos; 1 el Gobierno los su- primió. «La liquidación de estos bancos duró un cuar- to de siglo; 1 casi todas las personas que tuvieron relaciones de negocio con ellos se arruinaron» (2). El primer banco propiamente tal que se estableció en los Estados Unidos fué el Bank of North America fundado en Philadelphia en 1781 i aprobado por el Congreso Continental (3). En las colonias hispano-americanas, mo existieron Bancos, mi como instituciones de emisión de billetes ni como instituciones de depósitos i préstamos, i ni siquiera como instituciones destinadas al cambio de monedas. al los dirijentes de Chile clamaron, desde los pri- ¡5 tiempos de la colonia, por el establecimiento de una Casa de Moneda, como medio de mejorar las con- ari White. Money and Banking. Boston, 1806. | hite. Money and Banking. Boston, 1896, Páj. 257: 3 Money and Panking. New York, 1915. EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 261 diciones monetarias, jamás, que yo sepa, solicitaron de la Corona el establecimiento de un banco. Í era natural que así fuera, pues los bancos no se habían to- davía jeneralizado porla Europa;ipor lo tanto no eran instituciones conocidas en estos reinos. I ni aun se las solicitó a fines del siglo XVIII cuando ya eran cono- cidas por acá. En las mui interesantes representacio- nes hechas al Ministerio de Hacienda por el Síndico del Real Consulado de Santiago, don Manuel de Salas, sobre el estado i las necesidades de la agricultura, de la industria 1 del comercio del reino de Chile en 1706, nada se dice sobre bancos. Sin embargo, a fnes del siglo XVIIT 1 a principios del XIX, durante el período colonial, se comenzó ya a conocer en Chile el objeto de los bancos 1 sus operaciones, como que algunos capi- talistas chilenos enviaban su dinero a depositarlo al Banco de San Carlos de España 1 a otros bancos de Barcelona (1). Durante la vida colonial no hubo más bancos en es- tas rejiones de América. que el Banco Real de San Carlos en Potosí, que tenía el monopolio del rescate o compra de pastas 1 piñas de plata 1 barras 1 pepitas de oro, por cuenta de la Corona de España, pagando a los mineros precios oficialmente establecidos. «Im- propiamente llamado Banco, no era más que una ofi- cina de estanco. Al principio se denominaba «Real Compañía». Sólo el 8 de Agosto de 1779 fué incorpo- rada a la Corona, bajo la denominación de «Banco Real de San Carlos» (2). (1) Casto Rojas. «Historia Financiera de Bolivia». Páj. 21. (2) «Memoria presentada a la Casa Consular de Santiago» por el se- cretario Anselmo de la Cruz, de fecha 11 de Enero de 1811. 262 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS En Méjico. según Martínez Sobral, se fundó un Ban- co en tiempo de Carlos 111 (1759-1788) con el objeto de favorecer la minería. Tuvo este Banco un capital de $ 5.000,000. «Sus operaciones consistían en el avío de minas, o sea en el préstamo refaccionario sobre minas 1 en la admisión de capitales a rédito. Los ré- ditos constituidos a favor del Banco gozaban de pri- vilejios» (1). Este Banco duró hasta los primeros años de la Independencia 1 sus resultados, según Martínez Sobral, «fueron escasamente satisfactorios». El autor citado no da fecha de la instalación del Banco. Este es, sin duda, un hecho bastante curioso, pues el Ban- co de San Carlos de España sólo se: fundó, como he- mos visto, en 1780; 1 en América española sólo se co- nocían los bancos de rescate de pastas metálicas. Por lo demás, aquello de que sus resultados fueran poco satisfactorios, no sería de estrañar, puesto que si era difícil el funcionamiento de un Banco de Crédito en las circunstancias de aquella época, mucho más di- fícil aun era el de un Banco destinado a aviar empre- sas mineras, negocios, de por sí, mui delicados. Nuestras instituciones bancarias no arrancan, pues, del período colonial, sino de la época de la Indepen- dencia, como lo veremos más adelante. 1) «Estudios Elementales de Lejislación Bancaria». Méjico 1911. v006V00V00DVULV0VL0VV0VLV0IO OVALADA IAAAADAUA000á) > o (Hocoonnco : a ooooo0oooocoVcon..mse”.”..p.e.oD_DOOOOVOADOVOVAVAALADUDABADAODAUDOV NE OA EL TRÁNSITO DE LA MONEDA COLONIAL A LA DE LA REPÚBLICA INDEPENDIENTE Al declararse la Independencia de Chile, sucedió, como en casi todos los estados de América, que se mantuvo el sistema monetario de la época colonial, limitándose el nuevo Gobierno a reemplazar la ima- jen de los antiguos soberanos, las insignias reales 1 las inscripciones que llevaban las monedas por otras 1imájenes, insignias e inscripciones alusivas a la vida independiente que se iniciaba. Así el yg de Jumio de 1817 el Supremo Director, a nombre del Gobierno re- cién constituído, decretó que en lo sucesivo la moneda nacional de plata tendría el sello del Gobierno; 1 las inscripciones siguientes: «Libertad», «Unión 1 fuerza» 1 (Chile Independiente». «El que de cualquier modo, agregaba este decreto, violase la nueva moneda será castigado como traidor a la patria». 264 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS Esto que sucedió en Chile en 1817 había sucedido también con admirable uniformidad en las demás Re- públicas hispano-americanas. A pesar de lo poco desa- rrollado que entonces estaba el crédito, no habría sido posible alterar el patrón monetario sin producir perjui- cios en los contratos vijentes. Además, como los pre- cios de las mercaderías, los sueldos de los empleados ¡ los salarios en jeneral, así como también el pago de los servicios, fletes, tarifas, etc., estaban estableci- dos en las monedas existentes; 1 en materia de precios la costumbre tiene grande importancia; era indicado mantener el valor en metálico de las monedas anti- euas, limitándose a cambiar únicamente los cuños, como se hizo. Por estos motivos, sin necesidad de es- tablecerse un acuerdo previo entre las nuevas Repú- blicas hispano-americanas, todas ellas procedieron en lorma más o menos igual; porque la igualdad de cau- sas, en igualdad de circunstancias, tiende a producir lieualdad de efectos. En la República Arjentina, en medio de la anar- quía que se produjo con la lucha por la libertad, en 1813, la Asamblea Constituyente decretó que la mo- neda que se acuñaba en la Casa de Moneda de Potosí, mantuviese la misma lei de fino i peso que las de oro ¡ plata de los reinados de Carlos IV i Fernando VII, pero llevase otros sellos con las inscripciones «Unión libertad» «Provincias del Río de la Plata». Pocos años pués, en medio también de la anarquía que conti- Á adelante, se inició el réjimen de papel. mo- | Perú, dice Garland, «las pocas modificaciones Moneda Arjentina», — Buenos Aires, CS ¡59 [e pe] EL SISTEMA MONETARIO, ETC. decretadas por el Gobierno recién establecido (1822) se concretaban a la sustitución del busto del monar- ca español por el escudo peruano, 1 de las leyendas 1 símbolos por otras más en consonancia con el nuevo réjimen» (1). El primer decreto monetario de Méjico indepen- diente fué el de 1.9 de Agosto de 1823, que conservó el peso 1 la lei de las antiguas monedas españolas, modificando únicamente los emblemas (2). | De igual manera «el boliviano» de Bolivia, «el bo- p lívar» de Venezuela, «el peso» del Uruguay, «el sucre» del Ecuador, «el peso» del Paragua1, etc., descienden del antiguo «peso» unidad monetaria hispano-amerl- cana del sistema bimetálico, que al iniciarse la época de la Independencia cambió sólo su aspecto esterno, pasando a vestir el traje republicano que le decretaron los nuevos Gobiernos. Los Estados Unidos de Norte América han consti- tuído una notable escepción a esta regla, pues al de- clarar su Independencia establecieron, en 1792, por resolución del Congreso, el«dólar» (3) o sea el peso his- pano-americano revestido de las insignias e imscrip- ciones de la nueva República anglo-sajona, 1 abando- naron el uso de las monedas inglesas. La razón de esta aparente anomalía es fácil de esplicarse. El peso hispano-americano eraa la sazón una moneda que cir- culaba mucho en los Estados anglo-americanos que pa- (1) «Los Medios Circulantes usados en el Perú». Lima, 1908. (2) Martínez Sobral. «La Reforma monetaria de Méjico». Méjico, 1909. (3) La palabra dollar viene del alemán Thaler, nombre de una mo- neda de plata usada en Bohemia desde el siglo XVI. Este mismo nom- bre se aplicó después a la moneda de plata hispano-americana llama- da «peso». 266 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS saron a unirse 1 a declararse independientes. De hecho era la moneda en la cual se cotizaban los precios. Además esta moneda de un peso se prestaba mejor para servir de base a un sistema monetario decimal, mucho más sencillo que el sistema monetario inglés con sus libras, chelines 1 peniques. No se trastornó pues la situación existente, sino que se consolidó el uso de un sistema que ya el pueblo había adoptado, por lo menos en gran parte, en sus transacciones comerciales 1 en muchos otros pagos. Además algu- nos estados de la unión americana habían sufrido las desastrosas consecuencias de la depreciación más ab- soluta de su papel moneda de la época colonial, 1 esto a la parque desprestijiaba el sistema monetario vijen- te, que era el de las monedas inglesas, facilitaba la adopción del nuevo réjimen basado en el «peso» o «dollar» que había circulado siempre como moneda me- tálica de un valor intrínseco. En tiempos posteriores vemos también un cambio de monedas en el Perú, cuando en 1897 pasa a adop- tar la libra esterlina inglesa. Que esta reforma hubiera podido realizarse sin producir los trastornos consi- gmentes a un cambio de réjimen monetario, se esplica también por las circunstancias que intervinieron. El antiguo papel moneda existente en el Perú había cai- do en su más completa desvalorización. En su lugar se estableció la circulación del «sol o «peso de plata» de acuñación libre, el cual, a consecuencia de la baja dor de la plata, nopudo tampoco satisfacer las lones requeridas; 1, siendo entonces la libra in- uma moneda mui usada en la práctica de los idoptó la equivalencia de diez soles con ¡7 EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 267 una libra esterlina; se suspendió la libre acuñación del «sol» 1 se estableció después la moneda de oro peruana copiada de la libra esterlina, pero sin sus chelines ni peniques, que tanto dificultan las cuentas. Se nece- sitó la ruina del antiguo sistema monetario existente para que pudiera facilitarse la adopción de una mo- neda estranjera mul usada ya en las prácticas mone- tarias de esta costa del Pacífico, como era la libra es- terlina. - Y E 300 » E ea DA O PE pa A eb es endi Í. (e ur" EIA ata! 0 el obisbSIios Dig “BRPASTOd: (OBRAS ADO E y Y k $ Ñ 4 > y 1 h 7 Pi | 3 , e > ey Ay > de A y ñ A ¿ N ; A PS ñ / os ajsiasa e ooo QO0o000n0rrm.00)0 O O 0..00000900000000 000009 o 0% 097 9) (a) o 90970000 o Los OOc0sr000000000) 0000 CABELLO SITUACIÓN MONETARIA DURANTE LOS PRIMEROS AÑOS DE LA INDEPENDENCIA La lucha contra la dominación española empezó antes de 1810 1 sólo terminó en 1818. Al iniciarse el nuevo réjimen, la situación económica, política, so- cial 1 administrativa era mui irregular. Los servicios públicos estaban completamente desorganizados. En estas condiciones entraba el país a un réjimen de go- bierno para el cual no estaba, en absoluto, preparado. Se produce un período de anarquía en que el país no podía darse un gobierno estable ni una Constitución definitiva; 1 este período se prolonga hasta 1828, o mejor dicho hasta 1830,en que la mano robusta de Portales cimenta definitivamente el orden público. La Casa de Moneda, por su parte, al iniciarse el réjimen de independencia, se encontraba «en la ma- yor decadencia», como lo manifestaba el Senado al Superintendente de la Casa de Moneda en Diciem- bre de 1818 (1). | He aquí la cantidad de oro i plata amonedada des- de el año 1810 hasta 1850: (1) «Sesiones de los Cuerpos Lejislativos». Vol. 11. Páj. 164. N y o E SE E 18917 ISIS ISIQ TODO!., ZONE SA ERAN ta 1822 18923 O e rd ads 1925 ¡oo AAA O NE TOROS IAE eys Bd AA ] 930 1831 1532 Ko> l JJ TRKo O 103) Mareos TA YE E lo de 840 Valores 504,908 626,008 583,440 270,912 326,728 312,800 188,768 156,808 175,984 38,352 70,970 55,700 27,880 184,552 409 ,224 522,240 473,332 447,848 281,928 338,008 457,232 410,704 428,400 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS Marcos de plata 18,490 13,177 41,499 38,965 44,044 48,421 57,740 53 ,043 44,142 28,360 13,963 15,458 18,014 3,720 1,789 400 719 62 808 6,087 4914 10,848 5,403 632 924 208 24,152 736 229 Valores TZ L 332,741-4 508,852.4 SIDIDA 411,578-4 490,790 450,865.4 379,207 241,060 118,685.4 131,393 153,119 48,606.4 15,206.4 3,400 6,111 327 6,868 51,739-4 41,709 92,208 45,942.-4 113% 7,854 1,708 205,302 6,250 OPE Z X EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 271 O A 3,401. 470,696 279 2,206.60 SAS oi Ds 8.382. 458,152 IZ SSL AA das SIA TAS SMS IS 09, 900.0 1 2,522 309,788.25 19,359 157,046.3 To RA AO ZA AD Zi OZ BZ OD TL AE. o AG 2,290 ..330,944:25..5,844....50,102:3 O ap 1,675, 245,596.87 7,896 .75,801.6 LONE PEI ...10,244 1 915,520. 5. 13,093. 131,452.4 Oo O PER ERAS ESAS SAO lp 12 30%: Como puede verse en el cuadro anterior, la cantidad de oro labrada en 1810 no volvió a repetirse hasta 1849. Plata se acuñó una mayor cantidad durante los primeros años de la Independencia, pero después de 1822 decae hasta casi desaparecer la fabricación de las monedas de este metal. Aunque se mantuvo, en los primeros años de la Independencia, la obligación de los mineros de vender sus metales nobles a la Casa de Moneda, el contrabando fué tan grande queen mu- chas ocasiones parece que no hubiera existido la prohibición de esportar tales metales. Para evi- tar contrabandos se proyectó en diversas Ocaslo- nes la fundación de un «Banco de rescate de pastas metálicas» en la villa de Huasco. En otras palabras: se proponía instalar una casa compradora de metales nobles en un punto cercano de los minerales que los producían. En jeneral, puede decirse que el estado económico- social de aquellos primeros años de la República fué lamentable. La inseguridad en que se vivía, 1 la falta de organización política 1 administrativa de aquellos : NY PN Ñ E y Ni - 212 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS : años que se siguieron a las luchas de la Independencia, tenían que producir fatales efectos de postración en el orden económico. La falsificación de las monedas nacionales creadas por el decreto de Quintana de 1817, de que ya dimos. cuenta, tomó alarmante desarrollo. O'Higgins dictó en 1820 un decreto a fin de evitar esta falsificación facultando «a todos los empleados, a los comerciantes | vecinos para que quebren i deshagan cualquiera me- neda falsa que llegara a sus manos» 1 disponiendo otras sanciones con este mismo fin (1). Las medidas que proponía O'Higgins eran copias de las que con este mismo fin usaba el Gobierno español; 1 aunque el mismo decreto dice que este mal se dejó también sentir en tiempo de la dominación española, parece que al presente tomaba caracteres estraordinarios. J. T, Medina dice a propósito de esto mismo, i refi- riéndose a este decreto de O'Higgins: «Ya que es esta la primera vez que hemos tenido ocasión de recordar un hecho semejante, diremos que en la colonia fueron bastante raros, no, sin duda, por falta de deseos de emprender una industria a que tan inclinados se han manifestado siempre las españoles, sino desde luego, por las penas rigurosísimas con que la lejislación de la monarquía castigaba el delito; 1 en seguida por la falta de elementos que había en el país para llevar a cabo emejante operacion». Circulaba también en grande abundancia, en aque- la moneda de pesos cercenados, llamada «ma- Esta moneda desempeñó en realidad el pa- onarta, 1 a pesar de las protestas perma- 'tiempo en la circulación. Veinte años jislativos. Tomo IV. Páj. 305. A EL SISTEMA MONETARIO. ETC. 213 después circulaba todavía en gran cantidad esta clase de monedas que había perdido parte de su peso, 1 seguía desempeñando las funciones de moneda de ve- llón. En 1818 el Gobierno prescribió que las oficinas de Hacienda admitiesen la onza de oro por el precio de diez 1 siete pesos dos reales, siendo que el valor legal de ella, desde el tiempo de los españoles, había sido de diez i seis pesos (1). La relación de valor entre la plata 1 el oro en el co- mercio chileno fué jeneralmente más favorable al oro que la que existía en el comercio europeo, lo que nos permitía mantener una relación de 1:16 cuando en los mercados europeos existía la de 1:15.5. Pero la situa- ción de 1818 era sin duda estraordinaria. Probable- mente el oro fuera más apreciado en aquellos tiem- pos de tanta inseguridad, por ser más fácilmente tras- portable 1, sobre todo, más fácilmente ocultable. Ade- más, como ya lo manifestamos (Cap. VI), al final del siglo XVIII, en pleno período colonial, existía este premio en favor del oro. Parece que el Gobierno espa- ñol buscaba de preferencia el oro para llevárselo a la Península. | Durante el réjimen colonial diversas circunstancias, (1) No he podido encontrar el texto de este decreto; pero se hace alusión a él en algunas sesiones del Congreso. Por ejemplo, el Ministro de Hacienda Renjifo dice, defendiendo la oportunidad de este de- creto que había sido objetada veinticuatro años después por el dipu- tado Toro en la sesión del 4 de Agosto de 1843: «Ya desde el tiempo de la dominación española corría la onza de oro en Chile con el pre- mio de 8a 9%, sobre los $ 16 de su valor legal i lejos de haberle dado ma- yor estimación el decreto que prescribió a las oficinas de Hacienda ad- mitiesen dicha moneda por el precio de $ 17-2 reales, disminuyó su valor respecto al curso corriente del mercado». (Sesiones de los Cuer- pos Lejislativos. Tomo XXXID. 10.—AÁNALES.—MARZO-ABRIL, A e ii a . 2 274 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS como la reglamentación del comercio, las prohibicio- nes de esportar monedas 1 el monopolio del Estado, que obligaba alos productores de metales nobles a pa- sarlos por la Casa de Moneda, constituía una situa- ción especial para los mercados comerciales de estas colonias; situación que esplicaba diferencias entre la relación del valor del oro i la plata de estos mercados ¡la que existía en los de Europa. Al declararse la Independencia se permitió la es- portación de monedas, previo pago de un derecho de esportación que en un principio fué de 9% 1 después se rebajó para evitar los contrabandos; pero se prohi- bió la esportación de metales en pastas o sea sin amo- nedar. Esta prohibición deesportar fué burlada mul comunmente. En todo caso a pesar de la libertad de comercio 1 de esportación de monedas, con las dificultades de tras- porte 1 de comunicación que existían en aquellos tiem- pos, solían producirse diferencias considerables entre las cotizaciones comerciales de la Europa y de nues- tro pequeño mercado de entonces. No sucedía lo que sucede al presente, en que el telégrafo comunica los precios por el mundo entero 1 los comerciantes de los diversos continentes, merced a la facilidad de tras- portes, aprovechan inmediatamente cualquier diferen- cra de cotización entre un mercado i otro, tendiéndose de esta manera a producir una cierta nivelación de los El caso de 1818 era sin duda un notable ejem- yde esta disparidad entre las cotizaciones del oro i plata en el mercado chileno i en el mercado euro- ición de la Casa de Moneda de Santiago, se- me del propio Superintendente, de EL SISTEMA MONETARIO, ETC. O fecha 4 de Octubre de 1817, no podía ser peor. No ha- bía aún cuños para las monedas de oro, pues el Go- bierno no los había acordado tedavía. No había tra- bajo para dar ocupación a los empleados; no había fundidor, ni sellador. De los «operarios 1 otros me- nestrales de habilidad, de salario eventual, unos se han muerto 1 otros, por falta de ocupación, se han re- tirado» según decía el citado informe. Preocupado el Gobierno por el poco metal que se hacía amonedar en la Casa de Moneda, a pesar de que las minas del norte continuaban produciendo oro i pla- ta, 1 atribuyendo esto a la excesiva distancia entre Santiago 1 los asientos mineros del norte, acordó es- tablecer en la Serena una sala de amonedación que quedaba bajo la inspección del Superintendente de la' Casa de Moneda de Santiago. Esta Casa de Mone- da de la Serena duró mui poco en función; se limitó a la acuñación de una pequeña cantidad de monedas. En 1830 no funcionaba ya. SI ESUESLE OAPIMULOS XI. LA PRIMERA LEI SOBRE MONEDA APROBADA POR EL CONGRESO EN 1834 I EL DECRETO DE 1838 Establecido sobre bases sólidas el orden público, en 1830, empleza ya la vida regular de la República. La primera lei relativa a la moneda aprobada por el Congreso Nacional fué una de 23 de Agosto de 1832, que dice en su artículo único: «La Casa de Moneda pagará a los introductores de plata 1 oro a razón de 8 pesos 17 maravedíes el marco de plata en lei de 11 de dineros, 1 el de oro de 22 quilates a 136 pesos el mar- co» (1). Esta lei no tenía otro objeto que fijar las con- (1) Estos precios pagados por los metales por la Casa de Moneda eran más altos que los que antes se usaban. El Ministro de Hacienda Renjifo decía a propósito de esta diferencia: «Todavía es más obvia la razón de esta diferencia de precio entre la época antigua 1 el tiempo presente; entonces el Soberano hacía un monopolio esclusivo de los metales preciosos; i hoi protejido por nuestras instituciones no reconoce traba alguna este tráfico; entonces el Gobierno fijaba el pre- cio forzado de la especie 1 ahora con libertad ha adquirido toda la estimación que merece». «Sucedía entonces, continúa el Ministro, con la plata lo que ahora sucede con el tabaco, que siendo uno sólo el comprador, éste impone la lei. Así se esplica sencillamente un hecho que no debe sorprender por poco que se medite sobre su oríjen 1sus causas». (Sesiones de los Cuerpos Lejislativos. Tomo XXXII. Páj. 302). 278 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS diciones en que se debería adquirir la pasta metálica para la fabricación de las monedas. Como no se refie- re al valor de las monedas, no reviste mayor impor- tancia. En 1834 el Presidente de la República presertó al Congreso un proyecto de lei destinado a establecer un nuevo cuño con el escudo de armas de la República. Este proyecto no alteraba en lo más mínimo ni el pe- so, mi la lei 1 mi siquiera el nombre de las monedas. Pero el Congreso estimó conveniente darle más ampli- tud; i, de acuerdo con el Ejecutivo, se despachó la lei de 24 de Octubre de 1834, cuyas principales dis- posiciones son las siguientes: «ARTÍCULO 1.2 Habrá cuatro clases de monedas de oro, denominadas doblón, medio doblón, cuarto do- blón 1 escudo». «ART. 2.2 Del marco de oro se sacarán ocho 1 medio doblones, quedando así reducido el pese específico de cada uno de estos a siete ochavas 1 media, dos gra- nos 1 dos décimoséptimos de grano, 1 el de medio do- blón, cuarto doblón 1 escudo, a lo que proporcional- mente les corresponde». «ART. 3.2 La lei de las monedas de oro será de vein- tiún quilates». | «ART. 4.2 Cada doblón tendrá el valor de dieciséis pesos, 1 cada escudo el de dos pesos». «ArT. 0.0 Habrá seis clases de monedas de plata, denominadas reales de a ocho pesos, reales de a. cua- tro, reales de a dos, reales, medios reales i cuartillos». «ArT. 7. Del marco de plata se sacarán en la amo- nedación ocho 1 medio pesos, i cada uno de estos pesará por consiguiente, siete ochavas i media, dos granos i dos | écimoséptimos de grano. Las demás monedas de EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 279 plata serán de un peso relativo a la properción en que están con los reales de a ocho». «ART. 8.0 La lei de las monedas de plata será de diez dineros veinte granos». «ART. 9.2 Cada real de a ocho tendrá el valor de doscientos setenta 1 dos maravedíes; 1 las otras cinco clases de monedas designadas en el art. 6. el que les corresponde en razón proporcional a su peso». «11. Respecto a que las monedas de oro 1 plata es- tablecidas por los artículos precedentes son iguales en lei 1 peso a las que hasta aquí ha tenido la República, serán admitidas 1 circularán con el mismo valor en los cambios». «12. Habrá dos clases de monedas de cobre, deno- minadas centavos 1 medios centavos». «17. Sólo será permitido emitir por ahora a la cir- culación hasta la cantidad de treinta mil pesos mone- da de cobre, la mitad en centavos 1 la otra mitad en medios centavos». «18. Se autoriza al Presidente de la República para que determine, si lo considerase necesario, la canti- dad que legalmente deba admitirse en cobre en los pa- gos 1 transacciones mercantiles». Traduzcamos ahora los pesos i leyes de estas mo- nedas al sistema métrico decimal. La lei de 21 «quilates» equivale a 0.8749 de fino. Co- mo de cada «marco» de oro debía sacarse ocho 1 me- dio «doblones», teniendo el «marco» 230.0405 gramos, resulta que cada «doblón» tenía 27.064 gramos; o sea 23.678 de fino. I como cada doblón valía $ 16, resul- ta que cada peso oro equivalía a 1.4798 gramos de fino. Para las monedas de plata la lei era de 10 «dineros» 280 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS 20 «gramos», loque equivalía 0.9027. Como cada «mar- co» debía contener igualmente ocho 1 media monedas de un peso de plata, resulta que cada una de ellas te- nía 27.004 gramos; o sea 24.431 gramos de fino. Por lo tanto la relación legal entre el valor de la pla- ta 1 el del oro era 24.431:1.479, O sea 1:10.52. Por diversas causas 1 principalmente por no estar todavía listos los cuños, las monedas establecidas por esta lei, según dice Medina (1), no pudieron fabricarse sino tres O cuatro años más tarde. Mientras tanto la relación de valor comercial entre el oro 1 la plata en los mercados europeos en 1836 era de 15.72. Damos a continuación la relación de valor comercial entre el oro i la plata de los mercados euro- peos desde 1820: | rl RR ES :O20 LOAN 15.42 A iS 19.05 “TOO A 15.35 INR SEAN € ERA 1 JO 1 OA rc 122 E 15.92 ¡18502 ON 15.32 JA 1:72 OO o OA 15.31 Si 15/08 LO NAAA 15.24 A AR, 10:72 ¿15D de IA 15.26 lo EE e e aus ano OZ OL e IS OZ. LOOO Foo 15.25 A 1037 IO La AE 15.38 o VA dep EIN MR 15:80, 1002700 nie 15.32 a PA Cl Le O O 15.29 II O A 15.209 Chilenas». EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 281 Se ve, pues, que la relación legal de 16.52 estableci- da por la lei de 1834 no estaba de acuerdo con la rela- ción comercial del mercado europeo. La lei chilena da- ba a las monedas de plata un valor menor que el que en realidad tenían en el mercado europeo, 1 como la di- ferencia era considerable, debía producirse una ten- dencia a la esportación de las monedas de plata. Las monedas de plata comenzaron en realidad a circular con un cierto premio; 1 el Gobierno se vió obligado a reconocer este premio para evitar que las monedas de plata fueran sustraídas de la circulación. El 24 de Noviembre de 1838 el Presidente de la Re- pública decretó que las «Tesorerías del Estado reci- birán i entregarán los pesos fuertes corrientes con el premio de seis 1 cuarto por ciento». Esta disposición debía rejir mientras no hubiera cambio de valor de dicha moneda, «en cuyo caso el Gobierno proveerá lo conveniente», agregaba el dicho decreto-lei. Esto significaba en buenas cuentas, modificar la relación legal de valor entre el oro 1 la plata, dando a la plata un mayor valor, para de esta manera ponerla más de acuerdo con la relación comercial. Pero este decreto se refirió únicamente a los «pe- sos fuertes» 1 nó a las demás monedas de plata sub- múltiplos de él, como ser las de los dos «reales», de un «real», etc., que eran monedas de libre acuñación 1 de pleno peso, como las de un peso (1). Como el premio en favor de las monedas de plata (1) El «real de a cuatro» o moneda de medio peso autorizada per el artículo 6.0 de la lei de 1834 no fué acuñada; pues no se hace mención de ella al tratarse de las monedas de plata submúltiplos del peso en la lei de 1843. J. T. Medina afirma también que esta moneda no fué acuñada 1 otro tanto afirma de la de «cuartillo». (Mcnedas Chilenas. Pa]. COXXXVIL). 282 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS siguió aumentando hasta llegar en el año 1834 a nue- ve i aún más por ciento, estas monedas, 1 mui en espe- cial las menores de un peso para las cuales no se había, acordado un premio por el Gobierno, fueron desapa- reciendo de la circulación, lo que produjo una situa- ción de escasez de esta clase de monedas. ¿Por qué el Gobierno se había limitado a reconocer el premio de las monedas de un «peso» 1 no hizo estensivo este pre- mio a todas las demás monedas de plata ya que to- das ellas, según el artículo 7.2 de la lei de 1834, te- nían proporcionalmente el mismo contenido de plata que el peso fuerte? La razón de esto la esplica el Mi- nistro de Hacienda en la sesión de la Cámara de Di- putados de 7 de Agosto de 1843: el premio que alcan- zaba el «peso» de ocho «reales» de plata era. de 3/4 de real, 1 habría sido mui engorroso para los pagos apli- car este mismo premio a las monedas de medio «peso», cuarta parte, octava parte, dieciséis avas partes 1 aún iremta 1 dos avas partes de «peso» como eran las monedas de «cuartillo». : Pero no se crea que el mercado había quedado des- provisto totalmente de moneda de plata divisionaria. Circulaba en cantidad apreciable la moneda llamada «macuquina» o moneda de plata recortada o desgas- tada que, a falta de otra mejor, hacía las veces de mo- neda divisionaria de plata. El Diputado Toro decía, refirméndose a esta moneda de peso cercenado, en la sesión de la Cámara de Diputados del 7 de Agosto de 13: «1 mul felizmente se encontró esta, pues a no tir, el cambio era tan ventajoso para los especu- dores que habría desaparecido toda (la moneda de ita) 1 no tendríamos hoi ni un real en circulación». AO MARINCEO:2drr. LA LEI MONETARIA DE 1843 En estas circunstancias resolvió el Gobierno jes- tionar el despacho de una nueva lei que fué promul- gada en 18 de Agosto de 1843, cuyas disposiciones principales eran las siguientes: «ART. 1.2 Se autoriza a la Casa de Moneda para comprar la plata en barra de la lei de doce dineros, a un precio que nc exceda de nueve pesos siete reales marco». «ART. 2.2 Toda la plata que en virtud de esta au- torización rescatase dicha Casa, la aplicará a amone- dar dinero sencillo o pesos fuertes ciñéndose a las ór- denes e instrucciones que sobre el particular recibiese del Gobierno». «ART. 3.2 La lei de la moneda de plata continuará siendo la de diez dineros veinte granos». «ART. 4.2 Los pesos fuertes seguirán también acu- ñándose con el peso de quinientos cuarenta 1 dos gra- 284 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS nos ocho centésimos, que les asigna la ordenanza vi- jente». «Art. 5.9 Sólo podrá acuñar la Casa de Moneda di- nero menudo de plata, de las tallas siguientes: rea- les de a dos con el peso de ciento veinte granos, reales sencillos con el peso de sesenta granos, i medios reales con el peso de treinta granos». «ART. 6. La amonedación de dinero sencillo de pla- ta se hará exclusivamente con fondos nacionales 1 por cuenta del Fisco». | «ArT. 7.2 A los introductores particulares de pas- tas que quisieran acuñar pesos fuertes, les abonará la Casa de Moneda ocho pesos siete reales por cada marco de plata de lei de doce dineros, cuya cantidad se les entregará en pesos fuertes 1 sin deducción algu- na por razón de premio». | «ART. 8.0 Si el Presidente de la República tuviere por conveniente establecer un banco de rescates de pastas de plata en la provincia de Coquimbo, se le au- toriza para que fije la comisión de compra que ha de pagarse al ajente o ajentes que se emplearen en el rescate, siempre que en ningún caso suba dicha comi- sión del uno por ciento». Se mantenía sin modificación la lez de fino de las monedas de plata de 10 dineros 20 gramos, que equi- valía a 0.9027. Los «pesos» fuertes de plata mante- nían también el mismo peso, pues 542 «granos» 8 cen- tésimos equivalían a 27.063 gramos (1). | ¿En qué consistía entonces la reforma? En la dispo- ión del artículo 5.9, según la cual los«cuartos de pe- decir, los «reales de a dos», tendrán 120 «(gra- 149923 gramos pcr cada «grano». EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 285 nos» en lugar de contener 135 1 «granos», como les co- rrespondía por equivaler a la cuarta parte del «peso». Los «reales» sencillos 1 los medio «reales» se acuñarían con esta misma proporción de plata, es decir con 60 1 con 30 granos. Esto equivalía a disminuir el conteni- do de plata de estas monedas más o menos en la pro- porción de 11,4 por ciento, con lo cual se evitaba que circularan con premio, o sea se establecía entre el oro 1 la plata una relación legal más de acuerdo con la co- mercial. En el artículo 6.0 se disponía que esta amo- nedación de dinero sencillo de plata se haría exclusi- vamente con fondos nacionales 1 por cuenta del Fisco. Se establecía así para estas monedas, una cierta limi- tación de acuñación, como se hace con las monedas divisionarias o de vellón. Según la lei de 1834, estas monedas de dos «reales», de un real», de medio «real» 1 de «cuartillo» eran de plano peso 1 de libre acuñación como las de ocho «reales» o de un «peso»; la reforma de 1843, al suspender su libre acuñación, 1 rebajarles el contenido metálico, les daba el carácter de moneda divisionaria de plata. No eran precisamente monedas de vellón, por cuanto el valor del contenido metálico intrínseco se acercaba tanto que casi equivalía al va- lor legal; pero se asimilaban a ellas por ser de acuña- ción limitada 1 reservada al Gobierno. Era, pues, aquel uno de esos períodos del sistema bimetálico chileno, en los cuales la esportación de monedas de plata i la acuñación de monedas divisionarias o de vellón, pro- ducía de hecho un sistema de patrón de oro, aunque de derecho centinuaba vijente el bimetalismo. ¿Por qué no se modificaba sencillamente la rela- ción legal de valor entre el oro 1 la plata, dando a las monedas de plata un valor mayor? Se ve que la polí- 286 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS tica monetaria de entonces tendía a defender el stock de moneda de oro. Desde la época de la colonia, 1 más en este primer tiempo de la Independencia, vemos que la relación legal fué jeneralmente favorable al oro, de manera de evitar la esportación de monedas de este metal. La lei de 1834 adopta una relación de 16.52 cuando en el mercado europeo la relación era de 15.7; 1 ahora en 1843 se acuñaba plata de menos peso con el carácter de moneda divisionaria de vellón. El Ministro de Hacienda Renjifo, en 1843 manifesta- ba ante la Cámara de Diputados el peligro de que si se rebajaba el valor legal de las monedas de oro, pu- dieran ser éstas esportadas a los países vecinos. Era sin duda una política monetaria favorable al oro. ¿Ha- bría influido en 1834 1 1843, el ejemplo de le reforma monetaria inglesa de 1819, que marca el punto de par- tida del patrón de oro moderno? IPAPER DE SERTE AN EAS ' LA MONEDA DE VELLÓN En el antiguo sistema bimetálico, las monedas de plata de pleno peso servían de monedas divisionarias, pero sólo hasta cierto límite, pues más allá resultaban demasiado pequeñas 1 por lo tanto molestas para el uso. Pero se usaban también las llamadas monedas de «vellón», de mul baja lei de plata 1 también de co- bre puro. Estas monedas eran de acuñación estricta- mente reservadas al Estado o sea al rei. Así se usaron en España «maravedíes» de vellón de lez de 24 milési- mas de plata, en tiempos de los Reyes Católicos, 1 des- pués se acuñaron los «maravedíes» de cobre puro. Pero estas monedas de vellón cuya fabricación deja- ba una buena utilidad al Estado, parece que se las re- servaba la Corona, hasta el punto de no permitirse su acuñación en las colonias de América. Nuestra Casa de Moneda no acuñó jamás, durante el período colonial, más que monedas de oro 1 plata de pleno peso 1 de li- bre acuñación. J8N MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS En nuestro sistema monetario de los primeros años de la Independencia, heredado de la época colonial, la moneda divisionaria inferior era el «cuartillo» de plata de pleno peso. Esta moneda resultaba excesivamente pequeña 1 por lo tanto incómoda 1 susceptible de es- traviarse. No había moneda de vellón de baja lei de plata, ni tampoco moneda de cobre. J. T. Medina reproduce las interesantes observacio- nes hechas en 1822 por una turista estranjera, que dice lo siguiente: «Muchas veces me ha llamado la atención la escasez de numerario. No hai en circulación ninguna moneda más chica que el «cuartillo», o cuarta parte de un real, la que es más de seis peniques i medio, si el peso vale cuatro chelines seis peniques; los «cuartillos» no se acuñan aquí, i son tan escasos, que sólo he yisto tres desde Abril: en consecuencia podemos decir que la moneda más pequeña es el «medio», cerca de tres pe- niques 1 medio, suma con la que, según el precio que aquí tiene el pan i la carne, se podría alimentar toda una familia. ¿Qué puede hacer entonces el obrero? Es- te mal, grande como es, ha ocasionado otro mayor». «Para dar la vuelta a los compradores por menor de un «medio» o «cuartillo», los dueños de pulperías pasan en cambio de «reales» o «pesos» unos «vales»; pe- to éstos, aun cuando el artículo vendido valga medio peso 1el «vale» el otro, no se le descontará en dinero electivo sino en mercadería, de manera que el dueño | pulpería se asegura de todo el. dinero del pobre, con que el campesino que no sabe ni leer ni lede perder o destruir el «vale» mismo. Esto nado en saco roto por algunos de los gran- que tienen relaciones con el Minis- EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 229 tro, i han establecido gran número de almacenes al por menor, aunque bajo el nombre de jentes inferio- res. I es ésta probablemente una de las razones de la demora de la acuñación de la pequeña moneda que tanta falta hace» (1). Desde los primeros tiempos de la Independencia se presentaron diversos proyectos de acuñación de mo- nedas de cobre, como puede verse en las sesiones de los Cuerpos Lejislativos 1 en la obra sobre las Mone- das Chilenas de J. T. Medina. El estudio de estos pro- yectos no reviste, para nuestro objeto, interés especial alguno. El fin que con estos proyectos se perseguía era, por lo regular, doble: el financiero de proporcionar re- cursos al Gobierno, 1 el económico-monetario de faci- litar las transacciones de valores menores. Era tanta la necesidad de una moneda de menor va- lor que el «cuartillo» de plata, para facilitar las peque- ñas transacciones i el comercio al menudeo, que los ha- cendados, los comerciantes 1 los despacheros emitían «señas o mitades de cobre, plomo 1 hasta de suela, al al estilo de las que en Méjico se llamaban Clacos o tlacos» (1). A pesar de todo esto no se adoptó la acuñación de moneda de cobre hasta la lei de 24 de Octubre de 1834 que acabamos de ver. En su artículo 12 establecía esta lei dos clases de monedas de cobre: los centavos 1 los medio centavos. El artículo 13 determinaba el peso de 10 «adarmes» de cobre puro para el centavo i 3 para el medio centavo. En esta clase de monedas de acuñación limitada, cuyo valor intrínseco es bastante inferior al valor legal, la cuestión de la lei i del peso (1) «Las Monedas Chilenas». Páj. CLXAXNXVILL (2) «Las Monedas Chilenas». Páj. CLXXXIX. 1 siguientes. JIL—AÁNALES.—MARZO-ÁBRIL, OD A A A A A A A a a nt a A O Da a a O a E o O 200 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS no reviste mayor importancia económica. La elección | del cobre como metal para fabricarlas, estaba bien jus- tificada por ser Chile un país productor de este metal. En el artículo 17 de la citada lei se disponía un lí- mite máximo de $ 30,000 para la emisión de estas mo- nedas de cobre; i enel artículo siguiente se autorizaba al Presidente de la República para limitar el poder li- beratorio de ellas, como ha sido costumbre con esta clase de monedas, para evitar, si están emitidas en exceso, que puedan espulsar de la circulación a las monedas que constituyen el patrón monetario. OARITULO XIV TENTATIVA PARA LA FUNDACIÓN DE LOS PRIMEROS BANCOS EN CHILE Desde los albores de la Independencia se manifiesta el propósito, sustentado por algunas personas de las clases dirijentes de Chile, de fundar una institución bancaria por medio de la influencia del Estado. El 18 de Setiembre de 1810 se constituyó la junta de Go- bierno, acto que se considera como la primera mani- testación de la Independencia nacional. Poco después, es decir el 11 de Enero de 1811, el secretario del Con- sulado de Santiago, Anselmo de la Cruz, presentaba una memoria que contenía un proyecto de estableci- miento de un Banco «en donde el individuo que quie- ra ponga voluntariamente su dinero al interés del 5%, 1 el que lo necesite tomar lo saque al 6%». El Banco se establecería en la propia Casa Consular, la cual ser- viría como de intermediaria para recibir los depósi- tos que le llevaría el público i para otorgar los crédi- tos. Los que solicitaran préstamos deberían «ofrecer 992 MEMOPRTAS CTENTÍPICAS-T LITERARIAS comi q$xE_A---éz>5E fanzas e hipotecas a satisfacción del tribunal comple- to, así por el capital como por pago anual de los in- tereses que se venzan». Los gastos de administración se pagarían con el 1%, de diferencia, suma que resul- taría sin duda demasiado reducida. Este mismo documento calculaba en $ 1.000,000 las sumas que podrían entregarse en calidad de depósitos. Probablemente había en esta cifra algo de fantasía. Lós beneficios que esta institución reportaría al co- mercio, a la agricultura i a la industria se pintan, en el documento aludido, con verdadero optimismo (1). Como se ve, más que un Banco de Estado era éste el Estado convertido en Banco; porque era la Junta misma de Gobierno la llamada a dirijir sus operacio- nes. Era este un proyecto que se presentaba en condi- ciones que seguramente habrían conducido a un fra- caso. En el caso de haberse llegado a fundar un Ban- co que sin capital alguno de responsabilidad, hubiera. podido inspirar la debida confianza, en aquéllos tiem- pos de tanta inseguridad política i de tanta anarquía gubernativa, lo que va es demasiado suponer, no ha- bria sido tarea tan sencilla, como la imajinaba el autor del provecto, aquello de colocar a préstamo con las de- bidas garantías todos los dineros recibidos en depósi-' Plagada está la historia de ambas America de los racasos de instituciones bancarias constituidas en ma inconvenientes 1 dirijidas por personas poco co- doras de las verdaderas condiciones de su orga- m1 de su administración. ha sido publicado en el «Estudio sobre la organ - Hacienda Pública de Chile» por Miguel Cruchaga. l.1en«lBancos Chilenos» por 1%. Santelices. San- EL SISTEMA MONETARIO, FTC. O El 13 de Julio de 1812 se aprobó un decreto que autorizaba el establecimiento de un Banco de rescate de pastas metálicas en la ciudad de Huasco. Esta idea, de fundar un Banco de rescate de metales nobles, que se manifiesta en Chile en diversas ocasiones, provenía de las instituciones análogas establecidas por los es- pañoles en Méjico 1 en Potosí. Este Banco no estaba, destinado al negocio de recibir depósitos 1 de hacer préstamos, no era un Banco de crédito propiamente tal, sino más bien una institución destinada a la com- pra de metales nobles para hacerlos acuñar en la Ca- sa de Moneda, operación que dejaba una diferencia de utilidad, en favor del Banco. En 1814 vino la reconquista de Chile por los espa- ñnoles, situación que se mantuvo hasta 1818, año en que se estableció la Independencia definitiva de la nación. En 1818, tan pronto como se volvió al réjimen de Independencia, el Senado acordó nuevamente el es- tablecimiento de un Banco de rescate de plata 1 oro en la villa de Huasco. Aunque el nombre de la institu- ción proyectada era el mui pomposo de Banco Nacio- nal de Minería (1), en realidad según sus funciones, se trataba también de una Casa compradora de metales 1 no de un Banco con operaciones de depósitos 1 de préstamos. En Marzo de 1819 se insistió nuevamente en la necesidad de crear esta institución. En Octubre 1 Noviembre del mismo año vuelve el Senado a insis- tir sobre este punto. Aunque había prohibición de ex- portar metales sin pagar los debidos derechos al Go- bierno, eran tantos los contrabandos que el Gobierno (1) «Sesiones de los Cuerpos l.ejislativos». Vol. 11. Páz 26. 294 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS —— se veía privado de las entradas que le correspondían por este capítulo, i la Casa de Moneda carecía de me- tales para la acuñación. En Octubre i Noviembre del mismo año 1810, se insiste otra vez en el Senado en el mismo sentido (1). SO En 1820 don Augusto Brant hizo una propuesta al Gobierno para establecer una sociedad que se llamaría «Compañía Mercante i Banco Nacional de Chile». Esta Compañía tendría un capital de $ 1.000,000 «efectivos o asegurados, divididos en 5,000 acciones». «El fondo del Banco será sacro e inviolable. El Go- bierno no tendrá poder a violar, infrinjir o contratar sus privilejios; no podrá exijir contribuciones sean de cualquiera denominación, pero solamente tratará en casos urjentes de empréstitos con los Directores». (Art. 2,9) «El Banco tendrá poder a fabricar 1 a hacer circular notas firmadas por sus directores hasta la misma, can- tidad de su efectivo, 1 tales notas se recibirán en todas las Cajas de la República al par». (Art. 3.9) «El Gobierno concede a esta Compañía Mercante el exclusivo comercio de azogues, cuales los Directores procurarán al más bajo precio posible». (Art. 4.9) «Todo el oro 1 plata producido en los límites de la República o introducida en pastas, debe vender o de- ponerse en este establecimiento nacional, cual los en- tregará a los oficiales de la Moneda para sellarlo o: derlo a los plateros del país, o tratará con el Go- sobre los derechos de su esportación en caso ve indancia de tales metales». (Art. 5.9) $ titución en cuestión era en buena parte una destinada al comercio de metales como los Cuerpos J.ejislativos». Vol. TI. 345 1 401. EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 295 llamados Bancos de rescate; pero tenía el derecho de emitir billetes con lo cual tomaba el carácter de un Banco de emisión. La negociación no se llevó a etfec- to, fué únicamente un proyecto. Posteriormente el Senado, en la sesión de 12 de Mar- zo de 1821, acordó, a propuesta del Director Supre- mo O'Higgins, la creación de un Banco en la forma si- guiente: (1). El capital se constituía con $ 20,000 que aportaría el Gobierno en dinero o pastas de oro 1 plata 1 «las ac- ciones con que quieran concurrir los naturales o na- turalizados en el país» de $ 500 cada una. No se de- terminaba el monto de este capital suscrito por el pú- blico. Las operaciones del Banco serían, según el proyec- to, «rescatar oro 1 plata, 1 al efecto situar sus Bancos particulares de rescate en los minerales 1 asientos de todo el Estado, teniendo por beneficio 1 aumento de sus utilidades en común la mitad de los quintos de oro 1 plata que se amonedase en el Estado sin incluir los derechos de «cobos 1 minería» (art. 2.0). Los derechos de cobos 1 minería eran impuestos sobre los metales que cobraba el Estado. En este proyecto, como en los anteriores, más que un Banco destinado a recibir depósitos 1 a efectuar préstamos 1 descuentos, se ve una institución destina- da al rescate de pastas metálicas, negocio que se tenía como conveniente para el Estado por aquello de evi- tar que los mineros siguieran vendiendo sus metales de contrabando sin pagar los derechos correspondien- tes 1 sin pasar por la Casa de Moneda. El negocio sería también conveniente pera los accionistas por cuanto * (1) «Sesiones de los Cuerpcs Lejislativos». Vol. W. Páj. 90. e po. E " + pra / z 2%) ' eR Y q 296 MEMORIAS CIENTIEF(CAS 1: LITERARIAS 2. las operaciones de compra de metales dej aban un mar- jen- de utilidad. Esta institución no tendría la facul- tad de emitir billetes El proyecto no se realizó. 4 En 1825 se propone muevamente por don Onofre Bunster la formación de otro Banco de rescate de pas- ' . tas metálicas que, como los anteriores, quedó en el papel (1). | (1) «Sesiones de los Cuerpos Lejislativos». Vol. XI. Páj. 228. a A F o O O) A ps IND SST ——z DEA Lp o ¡0 ¿O OAIIO QA O CLARO O JUE O OZAME O CAE 59) ] E TO GS POGA a ; OEP OO BRO O MRE O) sal da dl do rodadas cd lo da dc to de lr ll od CAL AO) CAPÍTULO XV, CONTINUACIÓN SOBRE LAS TENTATIVAS PARA LA FUN- DACIÓN DE LOS PRIMEROS BANCOS: Los primeros años de la Independencia fueron para Chile de perturbaciones políticas 1 de desorganización administrativa. Sólo en 1830 entra el Gobierno a adquirir estabilidad i las instituciones públicas a con- solidarse, llegando Chile a constituir una verdadera escepción en el continente, por el respeto a la Cons- tución i por el mantenimiento del orden público. Por los años 1837, 1838 1 1839, las autoridades ad- ministrativas de la provincia de Coquimbo pusie- ron en conocimiento del Gobierno que algunas casas de comercio de las quejiraban en los distritos mi- neros del norte, habían comenzado a emitir ciertos vales que circulaban como billetes convertibles en la moneda legal, con los cuales pagaban los salarios de los trabajadores que dependían de ellas; i que aún se ha- bía pretendido por algunos pagar con estos vales 208 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS las contribuciones públicas, so pretesto de carencia de monedas. En vista de esta situación el Gobierno dictó el de- creto de 3 de Noviembre de 1839, que en su parte dis- positiva disponía lo siguiente: «ART. 1.2 Ninguna persona podrá establecer Ban- cos, ni emitir vales o billetes de crédito, sin que previa- mente solicite licencia del Gobierno 1 Municipalidad del Departamento, espresando la cantidad que pien- sa emitir a la circulación, 1 rindiendo la fianza hipote- caria a satisfacción del mismo Gobernador 1 Munici- palidad, para asegurar el exacto 1 puntual pago en mo- neda corriente de los billetes emitidos». «ArrT. 2.2 S1 el Gobernador 1 Municipalidad encon- traren llanas 1 abonadas las fianzas ofrecidas, impon- drán de ello al Intendente de la provincia, acompa- nándole el espediente de la materia, para que este huncionario lo eleve al supremo Gobierno con el corres- pondiente informe, y hasta que el Gobierno no diere su resolución definitiva no se podrá establecer el Banco ni emitir los billetes que se solicita». «ART. 3.2 Los que contravinieren a lo dispuesto en los artículos anteriores, quedan sujetos a las penas que establece la citada lei 5.2, título 3.9, libro 9 de la Novisima Recopilación». «ART. 4.2 Las casas que han dado lugar al presente ecreto suspenderán, inmediatamente que se publique en el departamento de su residencia, la emisión de os billetes, 1 darán fianzas para la seguridad de tmbiesen emitido en la forma que determina el ' ) Primero» Puede decirse que este decreto constituye la pri- josición de la autoridad chilena respecto EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 299 al derecho de fundar Bancos. En realidad no había Banco alguno que reglamentar, sino que eran casas de comercio o particulares que desempeñaban algunas funciones bancarias como la de emitir billetes. En 1845 el Gobierno nombró una comisión para que dictaminase sobre la conveniencia de fundar un Ban- co mediante la influencia del Estaao. Posteriormente se desistió de esta idea 1 se procuró fomentar el esta- blecimiento de Bancos particulares. La Memoria del Ministerio de Hacienda presentada al Congreso en 1847, decía lo siguiente: «La opinión de la mayor parte de los pensadores se ha pronunciado, no sólo en favor de los Bancos, sino también en favor de la creación de un Banco Nacio- nal». “Mucho hai que objetar en teoría contra la crea- ción de un Banco por cuenta del Gobierno, i como los resultados prácticos de todas las naciones en todos tiempos ha justificado completamente las objeciones, escusado es alegar principios que no tuvieran por fun- damento los hechos, 1 hechos bien examinados 1 re- conocidos». : «Los Estados Americanos, tan recientemente ini- ciados en la vida constitucional, tan propensos a la guerra, tan efervescentes, no serían tal vez adminis- tradores bastantes circunspectos. ¿Quién impediría las excesivas emisiones de billetes en cada ocasión que creyeran comprometido el honor nacional? ¿Quién despojaría al Ejecutivo de esta arma poderosa? ¿Las Cámaras? Pero estas pueden estar preocupadas, mi- nadas por el espíritu de partido. Pueden no ser bas- tante fuertes, bastante independiente para poner una 300 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS potente valla a las demasías. Por otra parte, la ad- ministración de todas nuestras rentas ¿no enseña. de una manera sobrado clara, que los Gobiernos son ne- gociantes poco económicos?» «Sin embargo esta es una cuestión hasta cierto pun- to inútil. Lo que para mí tiene mayor importancia es lo siguiente: ¿cuál sería el medio de proveernos con prontitud de capitales estranjeros, que se ofrezcan a préstamos por un interés moderado? «El Gobierno inició negocios con una casa de Lon- dres, para el establecimiento de un Banco; pero el ca- pital con que quería hacer el jiro era mui reducido: 1 el interés que pretendía cobrar, demasiado alto. El Gobierno contestó que admitiría, previa la aproba- ción lejislativa, un milión de capital efectivo i que au- torizaría a los empresarios para emitir en bonos la cantidad que se demandase con tal que el Banco in- glés garantiera los créditos i con tal que el interés no pasase de un cinco por ciento. Aunque el ajente de la casa pidió tiempo para resolver, dudo que sea po- ¡ble avenirnos». En Setiembre de 1848 el mismo Ministro daba cuen- ta al Congreso del resultado de sus jestiones en los terminos siguientes: «l)os maneras hai de satisfacer la dd jene- limente sentida de instituciones de crédito, que ofrez- a bajo precio todos los fondos que demandan las hustrias existentes, i las que en adelante se planteen; Bancos particulares i el Nacional». tadido el Gobierno de que en tales materias a lo más provechoso en teoría, sino Izable, encargó a los ajentes diplomáticos | residentes en París i en Washington, " EL SISTEMA MONETARIO, ETC. AO entablaran negociaciones para la fundación de un Banco; ambos se han consagrado con empeño a dar cumplimiento a la difícil comisión que se les ha en- comendado; si por desgracia son infructuosos sus es- fuerzos, menester será levantar un empréstito con este objeto». «El crédito es la más valiosa de las propiedades na- cionales; 1 yo nu habría vacilado en preferir se funda- ra el Banco pur cuenta del Gobierno, si no conociese las resistencias casi invencibles que contra este pen- samiento oponen muchos de los ciudadanos más no- tables del país, 1 los peligros que correría el Banco por la inesperiencia de los que debían ser llamados a manejarlo. Los Bancos particulares darán las nocio- nes prácticas, crearán los hábitos, promoverán las re- formas legales, que son indispensables para que pue- da fundarse el Banco Nacional». Se ve por estos documentos que el Gobierno de en- tonces no se dejaba influenciar por doctrinas o prin- cipios de un carácter jeneral. No rechaza en teoría a los Bancos centrales fundados por la influencia del Estado; pero encuentra fundadas las resistencias que esta idea ha levantado. Se nota, por una parte, un cierto criterio práctico, 1 por la otra el espíritu exce- sivamente conservador, que dominaba entre los di- rijentes del Estado. Llama también la atención en los documentos an- teriores, las jestiones entabladas en el estranjero pa- ra la fundación de un Banco con capitales estranjeros, jestiones que fracasaron porque el capital con que se ofrecía instalarlo era pequeño 1 los intereses que se pretendía cobrar al público eran excesivos. Se ve un cierto propósito práctico de defender Mes! MN económicos nacionales. ¡Cuán diferente criterio el que se tuvo cuarenta años más tarde para aceptar sin res- tricción alguna el establecimiento de Bancos estran- jeros! A E ) Pas CAPITULO XVI OTRA TENTATIVA FRACASADA PARA LA INSTALACIÓN DE UN BANCO En 1849 el Ministrc de Hacienda don M. Camilo Vial, el mismo de 1848, acordó un proyecto de con- trato con don Antonio Arcos para el establecimiento de un Banco privilejiado para el cual el Gobierno de- bería contribuir con un capital de $ 1.000,000. Este Banco gozaría del privilejio esclusivo de jirar en esta clase de negocios durante 20 años, sin que en este plazo pudiera establecerse ningún otro Banco por ac- ciones. Sus créditos gozarían de los privilejios conce- didos a los impuestos fiscales para su cobro. En sus arcas se harían los depósitos judiciales; 1 sus billetes serían recibidos en todas las tesorerías 1 oficinas de recaudación de la República, como moneda corriente. En vista de este convenio presentó Arcos una so- licitud al Gobierno pidiendo la formalización del con- : | | | | | 204 ME MORI AS INES, 1 HIEDA LAS en Pe del señor Vial o Dedo don An- tonio García Reyes, quien, con fecha 17 de Junio de 1849, denegó la solicitud del señor Arcos. En vista de esta resistencia del Gobierno, Arcos se presentó nuevamente al Ministerio modificando los términos de su solicitud en el sentido de que se le permitiera establecer simplemente un Banco particu- lar bajo la denominación de «Banco de Chile de Arcos ¡ Cía.» El Gobierno con fecha 26 de Julio de 1849 con- cedió la autorización solicitada, bajo las condiciones siguientes: depositar en arcas fiscales una sorna de $ 100,000 en bonos de la deuda nacional del 3% que correspondería a un capital de $ 1.000,000. S1 el capi- tal del Banco excediera de $ 1.000,000 se debería in- crementar la garantía en la proporción del 10%. Si el Banco suspendiera el pago «de cualquiera cédula o documento de crédito otorgado por él, protestado que sea legalmente, perderá de hecho i para siempre las referidas gracias 1 favores 1 podrá ser suspendido en el acto». (Art. 5.9). Las gracias 1 favores se refie- ren al permiso del funcionar que le otorgaba el Go- bierno. El art. 6.9 del decreto referido decía: «Si dentro del término de diez años se creyera conveniente estable- cer un Banco Nacional, el Gobierno, en el círculo de us atribuciones, dará preferencia al Banco de Chile nigualdad de circunstancias sobre cualquier otro es- tablecimiento que se presente a tratar con él sobre ticular». el artículo 7.2 se denegaba la gracia que solici- intonio Arcos de que la cédulas o billetes EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 309 de banco «se reciban en las oficinas 1 tesorerías de la República» (1). El Banco se estableció e inició inmediatamente las operaciones de emisión de billetes al portador con- vertibles en la moneda legal i es el primer Banco, propiamente tal, que se instaló en el país. Pronto se levantaron protestas por la circulación de estos bi- lletes. Un grupo de comerciantes de Valparaíso 1 de Santiago se presentaron al Gobierno pidiéndole se sirviera «mandar que sean retiradas de la circulación las letras, vales 1 billetes emitidos por el Banco de Chi- le de Arcos 1 Cía., prohibiendo toda emisión de tales letras, vales 1 billetes en lo sucesivo por ser contrarias a las prevenciones legales». En vista de esta resistencia del público 1 de un dic- támen de la Corte Suprema de Justicia en el cual de- clara este tribunal que los billetes al portador en la forma en que los espedía el Banco de Chile de Arcos 1 Cía., no eran admisibles en juicios como documen- tos ejecutivos, ni podían ser transferibles entre par- ticulares faltándoles el endoso, resolvió el Gobierno por decreto de 17 de Abril de 1850 que «en lo suce- sivo el Banco de Chile de Arcos i Cía., no podrá emi- tir las cédulas de crédito pagaderas al portador a la vista o al plazo». En vista de esta resolución, que privaba al Banco del derecho de emitir billetes al portador, los jerentes se presentaron al Ministerio pidiéndole la devolución de la garantía de $ 100,000 en fondos públicos del (1) Los documentos relativos a esta negociación del Banco de Chile de Arcos i Cía. han sido publicados en «Los Bancos de Chile», por Agus- tín Ross, Valparaiso 1886; i después en los« Los Bancos Chilenos», por Ramón Santelices, Santiago, 1803. 12. —ANALES.—MARZO—AÁ BRIL 306 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS 3%, que tenían depositada en poder del Gobierno. El Ministro, con fecha 25 de Abril de 1850, fundado en que, según la lejislación vijente entonces, los Bancos debían constituír fianza, resolvió que «no ha lugar a la solicitud que éste hace para que se le devuelvan los $ 100,000 en fondos del 3%, de la deuda nacional interior, que tiene consignados en arcas fiscales, mien- tras subsista el Banco de Chile de Arcos 1 Cía.» Como seguramente el principal negocio perseguido por el Banco consistía en la Emisión de billetes, los empresarios de él resolvieron liquidarlo; i así terminó: toda esta escabrosa negociación. De este Banco pue- de decirse, lo que dijo el poeta de las rosas: vivió el espacio de una mañana. Fué característica de nuestra política monetaria de aquellos primeros tiempos la repugnancia por todo lo que pudiera conducir al país al réjimen del papel moneda. La Memoria presentada por el Ministro de Hacienda al Congreso en 1824, época en que to- davía no se había organizado el Congreso sobre ba- ses sólidas, al referirse a la escasez de monedas decía: «No debería omitirse medio alguno para hacer que se sellase la mayor cantidad posible. La falta de moneda es mui trascendental i demasiado conocida para de- tenerse en demostrarla: mucho más en un país que no tiene papel moneda, ni lo admitiría sino en la punta de la bayoneta. El osado que lo propusiese sería te- mido por visionario, tirano 1 aún hereje» (1). El Gobierno organizado desde 1830, esencialmente tvador 1 prudente, procuró alejarse de todo aque- | diera significar algún peligro, como era la Cuerpos Lejislativos». Vol. IX. Páj. 68 EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 307 cuestión de las emisiones de billetes bancarios. Se conocían los fracasos sufridos en otros países por es- ta causa 1 no se deseaba incurrir en ellos. No se juz- gó prudente el establecimiento de un Banco del Es- tado i ni siguiera se atrevieron a organizar uno pri- vilejiado, sino que se procuró fomentar la formación de Bancos particulares a los cuales se les daría el de- recho de emitir billetes bajo condiciones que se esta- blecerían en una lei especial. El Ministro de Hacienda de 1850 en su memoria presentada al Congreso decía lo siguiente: «Ojalá vea- mos alejarse de nosotros instituciones como los Ban- cos de emisión; pero si llegasen a establecerse, las únicas bases que podrían servir algún tanto de ga- rantía a la sociedad, son las que algunos comercian- tes han presentado al público en otra ocasión 1 creo del caso reproducir. «1.0 Responsabilidad solidaria de todos los accio- nistas, constituyendo de este modo una sociedad co- lectiva». «2.2 Fijar la cantidad de papel que puede emitirse a la circulación, en proporción al capital enterado en arcas». (3.2 Exijir seguridades para el pago en dinero efec- tivo de todos los billetes quese emitan, cuyas segu- ridades deben ser en proporción a la emisión 1 nó al capital». «4.2 Prohibir que entren en otros negocios; esta- blecer una inspección independiente 1 eficaz sobre sus Operaciones, una publicidad real i efectiva, de los nombres de los accionistas, 1 el importe total de los depósitos, descuentos, emisiones 1 existencias del Banco». 30S MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS «5.0 Prohibición al Banco de hacer préstamos al Gobierno, 1 negociar con bonos de la deuda nacional». Probablemente si se hubiera fundado un Banco del Estado se le habría dotado de una administración sé- ria 1 responsable como se hizo con la Caja de Crédite Hipotecario fundada por lei de 1855. Los Gobiernos de aquella época que no eran víctimas de las exijen- cias partidaristas de los parlamentarios, eran más fuertes que los del presente 1 tenían más libertad para la elección de los funcionarios administrativos. Po- dría esta institución haber pecado por inesperiencia en esta clase de negocios, tan poco conocidos entre nosotros en aquella época; pero, seguramente no ha- bría pecado por deshonesta. Mui probablemente, el Banco del Estado o privilejiado habría caído después en el réjimen de la inconversión de sus billetes; pero el sistema de Bancos libres, como lo veremos después, no fué más eficaz para evitar este inconveniente, ni en Chile, ni en el Perú. AA - , CAPITULO XVII LEI MONETARIA DE 1851 Como se recordará, en 1838 se decretó que los «pe- sos» de plata correrían con un premio sobre las mone- das de cro establecidas por la lei de 1834; 1 poste- riormente, en 1843, se rebajó el peso de las monedas de plata submúltiples del «peso» (véase cap. XI 1 XII). En 1850 quiso el Gobierno regularizar el sistema monetario estableciendo una relación legal de valor entre la plata 1 el oro más de acuerdo con la comer- cial 1 presentó al efecto un proyecto de lei al Congreso. En aquella época el oro de California inundaba los mercados; i el valor de la plata con relación al oro tendía a subir, como que pasaba en los mercados europeos, de 15,93 a 15,22 desde 1843 hasta 1854. El Ministro de Hacienda con motivo de la discu- sión de este proyecto de lei, declaraba ante el Con- greso que se había preocupado de indagar cuál era la verdadera relación de valor comercial entre am- 310 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS bos metales, i de sus indagaciones resultaba «que la relación entre el oro i la plata, ambos metales en es- tado de pureza, es entre nosotros de 1 a 16; la que ha sido adoptada en el proyecto, con un pequeño au- mento por parte del oro» (1). Como se ve, según el testimonio del Ministro de Hacienda, la relación de valor en el Mercado de Chile era de 16 cuando en Europa estaría alrededor de 15,50 (2), lo que mani- fiesta el mayor valor que en nuestro mercado se atri- buía al oro. ; Quiso también, el Gobierno, referir los pesos de las monedas al sistema métrico decimal que había sido ya adoptado oficialmente en Chile. Es interesante observar que en la discusión de esta lex nadie, que yo sepa, propuso seguir el ejemplo de Inglaterra de adoptar el padrón del oro: la plata man- tenía todo su prestijio monetario entre nosotros; na- die temía una futura desvalorización de ella. Sin em- bago, el Gobierno se inclinaba siempre a protejer las monedas de oro, como que establecía en la lei una re- lación de valor un tanto más tavorable al oro que la comercial. Esta lei fué promulgada con fecha yg de Enero de 1851 1 los pesos i leyes de nuestras monedas fueron, según ella, los siguientes: El «cóndor» de oro valía diez «pesos» i debía. tener 15,253 gramos con lei de 9/10 o sea de 0,900. Por lo ¡ón de la Cámara de Senadores» de 20 de Diciembre de 1850. n Diciembre de 1850 el Ministro de Hacienda declaraba que ódicos de Inglaterra del mes de Agosto (entonces no la relación de valor entre ambos metales era allí de 15.76, igual fecha de 15.74. En Diciembre del mismo año 4 ta relación, como que en 1851 fué en término EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 311 tanto cada peso tendría 1,5253 O sea 1,473 gramos de fino. El peso plata tenía 25 gramos con igual lei de 9 /to. Por lo tanto cada peso tenía 22,5 gramos de fino. Las demás monedas de plata, submúltiples del pe- so, que eran el medio peso o 50 centavos, la moneda de 20, la de 1o, 1 la de 5 centavos eran también de pleno peso 1 por lo tanto de libre acuñación. El con- tenido metálico de ellas correspondía exactamente al del «peso» de plata. La relación legal entre el valor de ambos metales era, por consiguiente, de 1:16.309. Por último se facultaba al Presidente de la Repú- blica para que designara «el fuerte i el feble con que se pueden emitir a la circulación las monedas de oro 1 plata», lo que en la terminolojía moderna, significa- ba autorizarlo para fijar la tolerancia en la lei 1 en el peso de ambas clases de monedas. El Congreso dele- gaba esta facultad en el Ejecutivo. Se mantenía la moneda de vellón de cobre de uno i de medio centavo: i también la autorización al Pre- sidente de la República «para que fije la cantidad que legalmente debe admitirse en los pagos». Era también, esta última, otra delegación de facultades del Con- greso en manos del Ejecutivo. / a las 0) abs Lua CDA .S GIA loas 5d | sica TAE : OLA mud”: am GRE. A iS O: ge a LGS BO yal ral 4 had 38 AUTO E CN] l sones a e FIRE 0 2 ON 5 9d AE Abi a! AMALIA ETS 2 p laa Dada coo 2204. ol 0% cd :ELab, al L Med MN E Les SV f es SE, e a <= 44 ss Pa 3x1 Jr, 4h dal AE A A E O ? /' y $ ¡A 1 y A Y TEE A HA €. A rain PO MAROTO PT A O ena F k r k e Ap (A AN DGA 2% 7 A da CAPITULO XVIII LEI MONETARIA DE 1860 El 28 de Julio de 1860 se dictó una nueva lei mo- netaria que disponía lo siguiente: Se creaba la moneda de oro de valor de un peso, para la cual se mantenía la misma lei de 9/1o de fino, 1 se le daba un contenido metálico de 1,525 gramos Este peso era inferior al de la lei de 1851 en 0,0003 gramos. El art. 2.9 de la lei decía: «La Casa de Moneda. se- llará hasta la suma de quinientos mil pesos en moneda de plata de veinte, diez ¡cinco centavos, con la lei de nueve décimos de fino. Las de veinte centavos tendrán el peso de cuatro gramossesenta centígramos, las de diez centavos el de dos gramos treinta centígramos, 1 las de cinco centavos el de un gramo quince centígra- mos». 314 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS _— Q A --- -5——— Estas eran las disposiciones fundamentales de la lez. : Respecto al peso plata nada se alteraba; pero se re- bajaba el contenido metálico de las monedas de plata submúltiplos del peso, a razón de 23 gramos por peso, siendo así que la moneda de un peso tenía 25 gramos. Estas monedas de plata de peso un tanto rebajado no eran de libre acuñación, Era este un espediente parecido al adoptado por la lei de 1843 (véase Cap. XII) con el objeto de evitar la esportación de las monedas de plata. Según la lei que rejía a la fecha, o sea la lei de 1851, las monedas sub- múltiplos del peso de plata eran de libre acuñación 1 tenían el mismo contenido metálico que las de un pe- so. Con la presente reforma se rebajaba el contenido metálico de ellas, con la cual se procuraba impedir su esportación. Así la lei de 1860 fué a la lei de 1851, lo que la lei de 1843 había sido a la lei de 1834. En el sistema bimetálico no se podía pasar largos años bajo el imperio de la misma lei, pues las modificacio- nes de la relación de valor comercial entre ambos me- tales hacían necesario introducir modificaciones en las leyes. La diferencia que hubo entre la lei de 1843 1 ésta de 1860 fué que en aquella, para impedir que se continuara esportando el peso plata, se mantuvo el pago de vn premio en favor de la moneda de plata, al paso que en esta de 1860 se procuraba reemplazar al o plata esportado, por la nueva moneda de un pe- 0 0Om0 1] pequena rebaja que se hacía al contenido metá- ' de las monedas de plata no significaba darles un cter de monedas de vellón, puesto que, se- ba el Gobierno, el valor metálico intrínse- EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 315 A AAA A A nx _ _ _ EE _A M4 =4 _ _ A -__ Q»>z_- 2 _ _- _-_>_=—_ 1 _-_ _—_________ _- Ez co de las nuevas monedas de plata quedaría al nivel de su valor legal (1). No había tampoco en esta operación una utilidad para el Gobierno emisor de la moneda. Un diputado calificó a esta nueva moneda de plata de «feble» 1 propuso en la discusión de la Cámara, que se limitara la cantidad de esta moneda que debía re- cibirse en pagos. El Ministro de Hacienda repuso que «esta moneda no debía llamarse «feble» en el sentido que a esta palabra se da en las Repúblicas de Sud- América, 1 que se aplicaba a la moneda de Bolivia por cuanto no tenía la lei correspondiente; que el dar este nombre a la moneda que se iba a crear era desa- creditar la lei 1 desprestijiar la misma moneda». ¿Eran monedas de vellón o no lo eran? En cierto sentido lo eran puesto que no eran de libre acuñación; pero el valor intrínseco de ellas más o menos equiva- lía a su valor legal. Esta medida de la limitación de la acuñación la tomaba el Gobierno, segurameente, por prudencia en previsión de alguna baja en el valor de la plata. En todo caso no se ve el inconveniente que hubiera existido en dar a estas monedas submúl- tiplos del peso el carácter de monedas divisionarias O de vellón con una baja lei de plata, siempre que se las hubiera acuñado en proporción con las necesida- des del mercado 1 que su poder liberatorio fuera limi- tado. En el sistema del bimetalismo en varios países, como en España misma, se acuñó moneda divisiona- (1) El Ministro de Hacienda declaraba en la Cámara que «el Estado no hacía en esto ningún negocio, ni reportaba utilidad alguna, sino que quedaba en la misma situación que antes puesto que se iba a re- bajar el peso de la moneda hasta el importe de la acuñación, que ac- tualmente causaba pérdida al Estado». (Sesión de la Cámara de Dipu- tados de 17 de Julio de 1860). 316 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS A ria de baja lei de plata 1 de acuñación estrictamente limitada, o sea francamente de vellón o febles, sin que por esto se hubiera alterado el verdadero patrón que continuaba siendo el de ambos metales. Pero nues- tros estadistas de entonces querían llevar su circuns- pección en materia de la integridad del sistema mone- tario hasta no aceptar, por lo menos en principio, la moneda divisionaria de plata. Por otra parte, esta lei de 1860 no derogaba las dis- posiciones de la anterior de 1851 sobre las monedas de plata de 25 gramos por peso de libre acuñación, pudiendo estas monedas ser del tipo de un peso i de los submúltiplos de peso. Cinco años después o sea en 1865, después de de- clarada la guerra a España, se renovó esta misma autorización al Ejecutivo para emitir monedas de plata del tipo de las de 1860, por la suma de un mi- llón (1). (1) Lei de 21 de Octubre de 1865. (Continuará). EL AGUA SUBTERRÁNEA EN EL NORTE DE CHILE Por J. BRUGGEN p ATMAMITIIZ | IMM 30. TEO AROOUAB | | % Ali A y oo0o0ovovoonovconoonccoOooOcoOOC Or... co Vr roca cAaao0000) o o o o o o o o O) o o o o o o o o GFiooveocooocoooooooooooo.nc”po.ococoocoVooOoVOO On concoVooOVOoOoooao El Agua Subterránea en el Norte de Chile Por J., Brúggen, SUMARIO I. Oríjen del agua subterránea. II. Las precipitaciones atmosféricas en el norte. III. Agua sin presión 1 agua artesiana. a) Las corrientes de agua subterránea sin presión en el norte. 1) Corrientes de los valles. 2) El agua subterránea en la Pampa del Ta- maru gal. 3) Relaciones entre el agua subterránea 1 los salares. 4) Corrientes de agua subterránea en llanos lonjitudinales parecidos a la Pampa del Ta ma ru gal. b) Agua artesiana. 1) En los conos de rodados. 2) Agua artesiana de Pica. IV. Conclusiones. I. Orijen del agua subterránea En cuanto a su orijen podemos distinguir dos gran- des clases de agua subterránea: La primera clase com- ke) A o A EPA A PE o AOS ZII 320 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS prende el agua que proviene de algún magma ígneo situado a gran profundidad. Durante el enfriamiento, el magma despide, fuera de otros gases, grandes can- tidades de vapor de agua que al condensarse en las partes superiores de la costra terrestre llega a la su- perficie como vertiente termal. Las rocas volcáni- cas, que en la superficie se estendieron en forma de corrientes de lava consolidándose rápidamente, con- tienen hasta S% de agua; lo que indica que en el caso de agua de orijen magmático puede tratarse también de cantidades considerables. El eminente jeólogo vienés Eduardo Suess, deno- minó a esta clase de agua que por vez primera llegó a la superficie de la tierra, agua juvenal. Pero mucho más importante es el agua subterrá- nea que debe su orijen a las precipitaciones atmosfé- ricas 1 como ésta casi munca desciende a profundida- des mui grandes, fué llamada por Suess agua vadosa. En realidad, la mayor parte de las vertientes corres- ponde a aguas subterráneas vadosas. Como agua ju- venil podemos considerar solamente algunas vertien- tes minerales situadas en rejiones volcánicas 1 que se caracterizan por contener ciertas sustancias como HS, CO,, etc. En el Norte pertenecen a esta clase de vertientes los geysires que dan orijen al Río Sala- do que, cerca de Chiuchiu, desemboca en el Río Loa. Contienen también agua juvenil las termas sulfuro- jue en la rejión de Mamiña salen de grietas que en en las porfiritas 1 en dioritas. clase de agua subterránea, que subiendo por rietas proviene de profundidades enormes, presta mul poco para ser captada median- recuentemente resulta ser agua salada. J. BRUGGEN 321 x- A — —o—_——— _—_—— _—_________JJJ———_— II.—Las precipitaciones atmosfé'icas en el Norte. Ya que la mavor parte de las grandes corrientes de agua subterránea deben su orijen al agua de las llu- vias que se filtran en el suelo permeable, debemos ocuparnos brevemente de la repartición de las pre- cipitaciones atmosféricas en el Norte. Toda la zona de la costa 1 también los llanos lon]i- tudinales situados al oriente de la Cordillera de la Costa carecen de lluvias, o si las hai, son tan escasas queno pueden ser tomadas en cuenta al estudiar el ori- jen de las aguas subterráneas. En esa zona de desierto sólo son mui frecuentes las neblinas, llamadas caman- chacas, las que jeneralmente mojan bastante los sue- los. Según la teoría de la condensación, defendida por algunos autores, estas neblinas podrían dar orijen tambiín a la formación de agua subterránea. Pero el agua de este modo formada no podrá: ser nunca dulce a causa dela gran cantidad de sales de que están impregnados los suelos del desierto. Además, es poco probable que la condensación del vapor de agua que según esta teoría debe producirse en las porosidades del suelo, sea capaz de dar orijen a grandes cantida- des de agua subterránea. Subiendo desde la Pampa del Tamarugal hacia los Altos de Pica, empieza la primera vejetación a unos 3,300 a 3,500 ms. de altura 1 como ésta, aunque pobre, se halla tanto en el fondo de las quebradas como en las faldas abiertas de los cerros, debemos suponer en la altura indicada principian las primeras lluvias. Con mavor altura aumentan también las precipita- 13 .—ANALES.-—MARZO-Á BRIL 392 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS ciones atmosféricas, las que con preferencia caen en los meses de verano, es decir, desde Enero a Marzo. En esta época se producen casi todas las tardes en la alta cordillera grandes temporales con descargas eléc- tricas, fenómenos que debemos considerar como per- tenecientes a la categoría de las lluvias tropicales. También en invierno se producen nevazones, pero parece que son menos abundantes que las lluvias del verano. Es mui sensible que tengamos tan pocas observa- ciones exactas sobrela cantidad delas lluvias que caen en esas alturas, que no debe de ser pequeña. El señor Risopatrón (1), dice que el año de 1884 fué mui llu- vioso, pues llovió 30 días seguidos. I que varias ve- ces en la estación de Ascotán (3,900 ms.) la nieve se levanta hasta 2 m. de altura. Cuando en Julio de 1916 estuve en la rejión del Salar del Huasco, encon- tré también acumulaciones de nieve hasta de 1 m. de espesor proveniente de los temporales habidos en in- V1Ierno. Las grandes quebradas, como la de Tarapacá, con- ducen en los meses de verano grandes cantidades de agua que de vez en cuando llegan a inundar estensas rejiones de la Pampa del Tamarugal. Las únicas observaciones meteorolójicas exactas se refieren solamente a los últimos años; el resultado (espresado en mm.) se da en las listas siguientes: l) L, RisorarRÓónN, «La línea de frontera con la República de Bo- Suntiigo. 1911, p. 193, J. BRÚGGEN 323 Ollahue 3,900 ms. Meses. I. IA E IIA So tal. VOD 165: 17,4 5,5 3,0 24.0 66,4 1915 8,0 33,0 2,0 20.0 63.0 1916 47,0 58.5 5,0 110,5 LOW +30 6.0 37.0 Collahuas!. a TT. A E IT A END Total 1915 10,7 948 5,3 9,1 0,3 2,6 122,8 1917 57,1 57,1 Aunque estas cantidades no son mui grandes. son siempre capaces de dar oríjen a corrientes de agua subterránea, máxime si se toma. en cuenta la enorme estensión que en el Norte ocupan las alturas superio- res a 3.500 m. Como las precipitaciones atmosféricas se limitan a la zona de las cordilleras altas, debemos buscar el or1- jen del agua subterránea en esas rejiones altas, aun cuando la encontremos en las planicies relativamente bajas como en la Pampa del Tamaru gal. TIT. —Agua subterránea sin presión i agua artesiana» El agua de lluvia que se infiltra en un suelo per- mea ble, desciende en éste hasta llegar a una capa 1m- permeable, se acumula sobre ella 1 la sigue, obede- ciendo a las mismas reglas que el agua que se escurre en un río. Se estanca ante los obstáculos 1 al fin re- balsa, mientras la capa permeable no se cubra con otros estratos impermeables, no hai presión hidrostá- tica; la superficie del agua representa un plano sua- vemente inclinado hacia la rejión de escurrimiento, el «que se manifiesta de dos maneras: ya sea en forma de 324 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS. vertientes o en forma de filtraciones en el fondo del mar. | En este caso hablamos de una corriente de agua sub- terránea sin presión; en un sondaje que cortatía tal clase de agua, ésta no subiría ma allá de su nivel ori- jinal. Bien distinto es el caso cuando las capas permea bles que contienen el agua, se cubren con otras impermea- bles: el agua entonces rellena enteramente la capa permeable, sin poder subir-más allá de la capa im- permeable superpuesta. Se produce así cierta pre- sión hidrostática que depende de la altura en que se encuentra la rejión de infiltración. Cuando por medio de un sondaje se perfora la capa 1mpermea ble superior, el agua sube por éste hasta donde le pexm- te la presión ¡ frecuentemente salta con gran fuerza del sondaje. Tales corrientes subterráneas se llaman arteslanas. a). Las CORRIENTES DE AGUA SUBTERRÁNEA SIN PRESIÓN, EN EL NORTE: | 1) Corrientes de los valles. l causa de la gravitación, el agua de las lluvias se seumula en las partes más bajas del terreno. En los les. una parte escurre superficialmente en forma de pero debido a la escasa cantidad de las lluvias Norte, jeneralmente éstos, mul luego se sumen velo formado por las arenas i rodados que du- ereces de los ríos se depositaron. Por evapo- también una parte considerable del Y. BRÚGGEN - 225 > " e agua: pero la que se infiltra en el suelo, sigue por el tondo del valle formado por los sedimentos fluviales mui permea bles. La capa inferior impermea ble la cons- tituyen las rocas fundamentales mui duras 1 jeneral- mente poco permeables. Tales corrientes se llaman agua subterránea de los valles. El agua que del modo deserito se sumió en el fondo del valle, vuelve a veces a la superficie por causas naturales. En las rejiones donde el valle se estrecha, la capa de cascajo que conduce el agua disminuye en estensión 1 profundidad ino es capaz entonces de contener toda el agua, la que sale a la superficie en forma de vertiente. En jeneral, estas vertientes se encuentran situadas en el lecho seco del río, por cuan- to éste representa la parte más profunda del valle. Ejemplos de esta clase de vertientes los observé en Noviembre, la época más seca del año, en la Que- brada de Coscalla; más o menos 20 ms. valle arriba Ce cada angostura brotaban en el lecho, que. no conte- pía ni una gota de agua, numerosas vertientes, las que formaban un pequeño estero; pero apenas pasa- da la angostura, el agua volvía a sumirse en los roda- dos del valle. Naturalmente no todos los valles presentan condi- ciones tan favorables que indiquen directamente la existencia de una corriente de agua subterránea en su fondo. La mayor parte de ellos tienen un fondo demasiado ancho para obligar al agua a salir a la su- perficie. Pero se puede presumir la existencia de una corriente subterránea cuando se trata de valles impor- tantes que tienen su orijen en las altas serranías, donde la cantidad delas lluvias es relativamente gran- de. La cantidad de agua que conduce una cornente 326 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS de esta naturaleza depende de la estensión que en la ' zona alta tiene la hoya hidrográfica donde caen las. lluvias. Con frecuencia se puede observar en las par- tes más altas un pequeño estero que corre durante todo el año: tal caso puede considerarse como favota- ble para encontrar agua subterránea más abajo en el valle seco. : Para aprovechar el agua subterránea de los valles. hal varios métodos. El que da resultado inmediato es. la ejecución de sondajes; pero como el agua no tiene presión, será preciso elevarla por medio de bombas. o por otros métodos más primitivos, lo que siempre tiene sus inconvenientes. | Los gastos de elevación del agua por medio de má- quinas pueden evitarse a veces, si se capta ésta por galerías de filtración o de drenaje. Pero antes de em - pezar con tales trabajos, es indispensable ejecutar sondajes preliminares para saber qué cantidad de agua puede estraerseia qué profundidad se halla el agua.. Solamente pueden construirse galerías en rejiones donde el suelo del «valle tiene gran declive, a fin de que éstas lleguen pronto al nivel del agua. Tanto para los sondajes como para las galerías es preferible elejir las partes más estrechas del valle, porque teniendo la corriente en estas partes menor estensión horizontal tiene al mismo tiempo mayor: velocidad. ¡ ln Estados U nidos se ha usado un procedimiento mui interesante: cuando por medio de sondajes 1 es de bombeo se ha comprobado la existencia una corriente de agua subterránea de cierta im- SESIÓN DE 10 DE MAYO DE 1920 163 trícula; pero debido a la escasez de locales adecuados en esta ciudad, hasta hoi no ha podido darse comienzo a las clases. Por estas circunstancias solicitan de Ud. por mi intermedio que quiera conceder la autorización para que los cursos funcio- cionen en las salas del Liceo, advirtiendo que la Municipalidad de Valdivia está llana a conceder por su parte el alumbrado correspondiente. (Firmado).—A. GARCÍA. Ancud, 3 de Mayo de 1920. Señor Rector: Por traslación de don Cárlos Salazar Godoi al Liceo de Tacna, han quedado vacantes en este establecimiento 16 horas de cla- ses de Historia 1 Jeogratía, 3 de Castellano, 2 de Filosofía 1 2 de Instrucción Cívica. Mientras el Honorable Consejo de Instrucción Pública acuer- da la forma en que deben proveerse estos empleos, he propuesto con fecha de hoi en reemplazo del señor Salazar a don Eduardo Peña 1 Lillo Picot, profesor titulado en el Instituto Pedagójico en la asignatura de Historia 1 Jeografía. Lo que tengo el honor de poner en conocimiento de Ud. para los fines a que haya lugar. (Firmado). —RAFAEL CAVADA. Ni9 37 Santiago, 3 de Mayo de 1920. Señor Rector: Con fecha 2 de Diciembre de 1918, el H. Consejo de Instruc- ¡ción Pública, con motivo de la creación de dos clases perma- | nentes de Francés 1 Pedagojía, acordó hacer presente a esta 164 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Dirección varias observaciones que podrían resumirse en las cuatro siguientes: 1.9 división de la cátedra de Ciencias Bioló- jicas en dos: una de Zoolojía 1 otra de Botánica, 1 necesidad de dar mayor desenvolvimiento a la enseñanza de la biolojía; 2.2 ensanche del estudio del latín; 3.2 revisión de los programas para darles mayor amplitud: 1 4. ampliación de la asignatura de instrucción cívica en forma de preparar profesores del ramo para la segunda enseñanza. Para tratar de estos puntos, el Consejo de Profesores de este Instituto se ha reunido en dos ocasiones: la primera vez en 12 de Diciembre de 1918 bajo la presidencia del Dr. Federico Hans- sen 1 la segunda vez bajo la del actual Director. Tratadas estensamente las interesantes observaciones del H. Consejo 1 espuestas por los señores profesores diversas consi- deraciones, de algunas de las cuales me vol a permitir dejar tes- timonio, se tomaron los siguientes acuerdos: I.—Solicitar del H. Consejo la creación de una cátedra auxi- liar para el curso de ciencias biolójicas; IT. —Creación de una cátedra de perfeccionamiento del La- tín que quedaría incorporada al 4.0 año de estudios; T11.—Enviar al Cuerpo de Profesores de la Facultad de Hu- manidades, en conformidad al art. 26 de la lei de g de Enero de 1879, los programas de las diversas asignaturas de este Insti- tuto para su aprobación. Cumplido este requisito, pasarían al H. Consejo de Instrucción. IV.—Aumentar a cuatro horas las dos clases del curso de Instrucción Cívica 1 distribuirlas entre el 3.01 4.0 años. En este curso se ampliarían las materias que dicen relación con la Eco- nomía Política 1 la Política Económica. Además se acordó pro- poner que se otorgue el título de Profesor de Instrucción Cívica a los alumnos que habiendo hecho el curso completo de Leyes en la Universidad terminaran satisfactoriamente sus estudios de Pedagojía. 1 todavía, solicitar del Supremo Gobierno la consideración preferente de este título para obtener cargos ad- ministrativos como los de Secretarios de Intendencia i Consu- lados, etc. En seguida acordó el cuerpo de profesores proponer al H. Consejo de Instrucción la creación de un curso especial desti- vado a la preparación de profesores de Filosofía para los esta- O AA SESIÓN DE 10 DE MAYO DE 1920 165 blecimientos de 2.2 enseñanza. En este curso, en conformidad a los reglamentos del establecimiento, sólo podrían ingresar los profesores de Estado titulados en alguna de las asignaturas especiales del Instituto Pedagójico Los Cursos, por ahora, cada uno con 2 horas semanales de clase, serían tres: Lójica, Historia de la Filosofía 1 Psicolojía. Los profesores, señores, Ducoing, Loyola i Dávila, harían estas clases gratuitamente por el año en curso. Los alumnos de estos cursos que fueran aproba- dos en los exámenes de los ramos mencionados, recibirían el Di- ploma de Profesores de Filosofía i serían preferidos en las vacan- tes que se produjeran en esta cátedra en los establecimientos de Instrucción secundaria. Además acordó el Consejo de Profesores hacer presente al H. Consejo de Instrucción la necesidad manifestada ya en: nota especial del año pasado, de la creación de un curso de Jeolojía. En el Consejo se hicieron presente respecto del primer punto (división de las clases de zoolojía 1 botánica) por el doctor Johow las siguientes consideraciones: «Ofrecida la palabra, el doctor Johow espresa que conviene hacer presente al H. Consejo de Instrucción que la división a que se alude en la nota leída, existe desde el año próximo pa- sado, pues en el presupuesto figuran dos item: uno de profesor de Botánica 1 Biolojía Jeneral i otro de profesor de Zoolojía e Hijiene. Para ambas cátedras fué recientemente contratado el profesor que habla (Dr. Johow), contrato vijente hasta el año 1922 inclusive. Agregó que a la inmediata división de las cáte- dras entre dos personas distintas se oponían, además, las actua- les desfavorables condiciones del local del Instituto Pedagójico en el cual existe hoi día un gabinete biolójico único formado de cinco salas contiguas que sirven: una para ejercicios prácticos de microscopía 1 fisiolojía; otra para taxidermia; la tercera para las colecciones botánicas i zoolójicas; la cuarta para las clases teóricas, 1 la quinta es el gabinete de trabajo del profesor 1 de su ayudante. Una división de este laboratorio biolójico en dos secciones distintas sería, por el momento, imposible o produci- ría graves inconvenientes administrativos. Manifestó en se- guida el Dr. Johow que el único medio de conseguir pronto la satisfacción del deseo del H. Consejo de Instrucción de dar ma- yor amplitud a los estudios de Biolojía sería la creación de una 166 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA o dos cátedras de profesores auxiliares, medida que se ha intro- ducido ya con un buen éxito en otras asignaturas del Instituto Pedagójico 1 a la cual no se opondrían las dificultades apunta- das. En cuanto a las observaciones de la nota del H. C. de 1. P. referentes al método 1 programa de la enseñanza de las cien- cias biolójicas, declaró el señor Johow (1 el Consejo de Profeso- res lo aprobó) que por los defectos pedagójicos constatados por el H. Consejo de Instrucción en la metodolojía de la enseñanza secundaria no puede hacerse responsable al catedrático de la respectiva asignatura en el Instituto Pedagójico, 1 que si algu- nos profesores de Liceos dan demasiada importancia a los por- menores técnicos + a las clasificaciones no han, por cierto, apren- dido esta manera de enseñar en las aulas del Instituto Pedagó- jico, donde se ha tratado siempre de inculcar a los alumnos la mayor suma posible de principios científicos, 1 donde invaria- blemente se ha asignado un lugar secundario a la parte siste- mática de la Botánica 1 de la Zoolojía. Dijo el Sr. Johow que quería dejar constancia de que ha considerado siempre como una especialidad suya no el estudio de la historia natural, en el sentido antiguo de la palabra, sino la moderna biolojía jeneral. Termina proponiendo al Consejo de Profesores que acuerde solicitar del H. Consejo de Instrucción la creación de una clase auxiliar de Zoolojía. Así se acordó». Pido escusas al señor Rector por el retardo con que conteste su comunicación de 3 de Diciembre de 1918, retardo debido a la enfermedad i muerte del digno Director señor Dr. Hanssen, fallecimiento ocurrido en Agosto del año próximo pasado. (Firmado).-—ARcADIO DUCcoING. Sesión de 17 de Mayo de 1920. Fué presidida por el señor Rector de la Universidad don Do- mingo Amunátegui Solar, asistieron los señores Consejeros Es- pejo, Espínola, Matte, Prado Amor, Quezada, Schmidt, Urzúa nor Secretario Jeneral don Octavio Maira. ] SESIÓN DE 17 DE MAYO DE 1920 167 Previas las formalidades reglamentarias 1 el juramento re- querido, el señor Rector de la Universidad confirió los siguien- tes títulos 1 grados: Profesora de Alemán: Doña Guillermina von Kalchberg de Froemel. Dentistas: Don Walter Day Norman, 1 » Otto Treymann Walter. Licenciado en Leyes 1 Ciencias Políticas: Don Manuel Cordero Reyes. Bachilleres en Leyes 1 Ciencias Políticas: Don Miguel Campino Echeverría, 1 » Enrique Matta Figueroa. Bachilleres en Medicina 1 Farmacia: Don Carlos Dittus de la Maza, » Ramón González González, » Gregorio Oxman Serebrinski, » Hernán Undurraga Tornero, Bachiller en Humanidades: Don Miguel Cuevas Gutiérrez, 1 » Enrique Ferrada Urzúa. Antes de procederse a la lectura del acta, el señor Rector de la Universidad dió cuenta del fallecimiento, últimamente ocu- rrido:en Valparaíso, del Miembro Académico de la Facultad de Medicina don Enrique Deformes; recordó los servicios prestados por él a la Universidad ia la beneficencia pública, 1 terminó 168 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA pidiendo que se dejara constancia en el acta del pesar con que la Corporación se ha impuesto de tan lamentable pérdida. El señor Secretario Jeneral i Decano Accidental de Medicina adhirió a las palabras del señor Rector de la Universidad 1 es- presó que, por encargo suyo, el doctor don Augusto Orrego Luco había concurrido, en representación de la Facultad, a los fune- rales del señor Deformes. ; Agrega el señor Decano de Medicina que ha citado a la Facul- tad para el 19 de Junio próxiimo, a fin de que elija Miembro Aca- démico, en reemplazo del doctor Deformes. A continuación el señor Decano de Teolojía avisó, para los efectos reglamentarios, que había citado a la Facultad que pre- side para el 27 de Junio a efecto de elejir Miembro Académico, en reemplazo de don José María Caro, que renunció. Leída ¡ aprobada el acta de la sesión de 10 de Mayo, se dió cuenta: ; - 1,0 De siete Decretos del Ministerio de Instrucción Pública, que se insertan al final de la presente acta. En vista de lo dispuesto en el Supremo Decreto N.% 2007 de 24 de Abril, se acordó proveer en propiedad, en el Liceo de la Serena, la asignatura de Dibujo, con 18 horas semanales de clases. 2.0 De un decreto del señor Rector de la Universidad por el cual se manda tener i reconocer como profesor estraordinario de Derecho Penal, a don Raimundo del Río Castillo. 3.2 De un oficio del Rector del Liceo de Tacna en que solici- ta la supresión de las vacaciones de invierno 1 la concesión de tres semanas de asueto en Setiembre. A indicación del señor Secretario Jeneral, se acordó pedir a los Rectores de Liceos su opinión acerca de las vacaciones de Junio, como igualmente que espresen si, en su concepto, hai con- veniencia o no en volver al antiguo sistema, esto es, al de las vacaciones de Setiembre únicamente. 1,2 De una nota del rector del Liceo Miguel Luis Amunáte-: ui, en que trascribe una autorización del Ministerio de Instruc- ción Pública para que el profesor del establecimiento don Jer- man Peters pueda continuar atendiendo, en el local del colejio, un Curso Nocturno, para adultos, de Contabilidad Comercial; SESIÓN DE lí DE MAYO DE 1920 169 1 en que pide, además, se le den instrucciones respecto a si pue- de o no hacer uso de la autorización ministerial. Con este motivo, recordó el señor Rectór de la Universidad que en 1919, gracias a los anuncios publicados en la prensa, pu- do imponerse el Consejo de que, en el mencionado Liceo, funcio- naba un curso semejante dirijido por el mismo profesor, señor Peters; que en esa circunstancia, se llamó al Rector señor Gal- dames para que diera esplicaciones acerca del hecho, i que éste manifestó que no había creido fuera necesario dar cuenta a la Corporación, en vista de que, para permitir que se profesara di- cho curso particular, se contaba con una autorización concedida pirectamente por el Ministerio del ramo. La Corporación esti- mó, por las razones que en más de una ocasión se han hecho valer en igualdad de circunstancias, que no era conveniente el fun- cionamiento de tales cursos particulares pagados; pero creyó al mismo tiempo que existiendo una resolución gubernativa en el caso en estudio, no era discreto pedir al señor Ministro dejara sin efecto la autorización concedida por un antecesor suyo; 1 en cambio, resolvió así se hizo——poner en su conocimiento la manera de pensar del Consejo, opuesta a dichas concesiones, ¡representarle la ventaja que habría en que se conociera su opi- nión en cada nueva solicitud que se presentara. Recuerda tam- bién el señor Rector de la Universidad, que, en los comienzos del presente año escolar, se presentó a la Universidad, el señor Pe- ters, en demanda de la autorización necesaria para que pudiera continuar funcionando su curso nocturno de comercio; i que el Consejo, sin pronunciarse sobre la petición, acordó elevar todos los antecedentes al Ministerio de Instrucción, e insistir una vez más en las mismas consideraciones que le hizo conocer en 19109, para que en vista de todo ello resolviera como estimara más conveniente. De aquí pues, que al señor Rector de la Universidad le sorpren- da un poco la nueva autorización; i, como piensa que el señor Mi- nistro acaso no tuvo tiempo de imponerse de todos los antece- cedentes del asunto, propone se confíe al señor Secretario Jene- ral la comisión de ponerse al habla con él a fin de que haga llegar a su conocimiento todos los datos del caso. El señor Consejero Matte cree que el asunto tiene cierta gra- vedad, pues es indudable que, según la lei, el Consejo tiene en- 170 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA tre sus atribuciones la de velar por el réjimen interno de los es- tablecimientos de segunda enseñanza. Es verdad que el señor Mi- nistro tiene también ciertas atribuciones; pero no estando éstas suficientemente determinadas, lo prudente es no prescindir del Consejo para resolver casos como el presente, en que el Sr. Mi- nistro aparece desestimando la opinión manifestada por la Cor- poración. El Sr. Consejero no cree que el Sr. Ministro haya podi- do proceder deliberadamente de esta manera, sino que estima con el Sr. Rector que no ha tenido oportunidad de imponerse de todos los antecedentes que se han remitido en este 1 en el pa- sado año. De todos modos, opina el señor Consejero Matte que no conviene dejar sentado el precedente de que, teniendo el Consejo una determinada manera de pensar 1 normas estableci- das para resolver ciertos asuntos, como el que ahora ocupa su atención, en las oficinas ministeriales se resuelvan con criterio completamente opuesto; 1 que, aun siendo el caso actual de im- portancia relativamente escasa, es mul útil esperar la presencia del señor Ministro para imponerlo de todo lo ocurrido, no sea que más tarde, se repitan estos procedimientos en materias de mayor entidad. A indicación del señor Secretario Jeneral se da lectura al acta de la sesión de 7 de Julio de 1919 en que se trató del asunto en discusión 1 se tomaron los acuerdos a que hizo referencia el señor Rector de la Universidad. ' Por su parte, el señor Consejero Urzúa encuentra mul acerta- das las resoluciones que tomó el Consejo en la sesión cuya acta se ha leído, pues él no se esplica qué objeto pueden tener tales con- cesiones ni con qué fin se permite en los liceos esta especie de en- señanza mista, humanitaria en el día 1 especial por la noche, que, además de apartar a los colejios secundarios de su propia finalidad, se presta a desviar la vocación de los niños o a darles una falsa dirección, pues no sería estraño, que entre sus estu- dios de segunda enseñanza, largos, completos 1 bien orientados, llos del curso nocturno, a los que también pueden concurrir, breves, incompletos 1 con una aparente ventaja inmediata, opta- ran por estos últimos, con grave perjuicio para sí mismos. Para terminar, observa el señor Consejero que un curso de la natura- leza del que se trata, tiene su verdadero lugar en el Instituto le Comercio, cuyo local, cómodo, amplio, con toda clase de ma- SESIÓN DE 17 DE MAYO DE 1920 171 terial, está, según entiende, totalmente desocupado por las no- ches. Quedaron aceptadas las indicaciones del señor Rector de la Universidad, para que se comisione al señor Secretario Jeneral a fin de que imponga al señor Ministro de Instrucción Pública de todos los antecedentes del asunto; i del señor Consejero Matte, para que, cuando el señor Ministro concurra a las sesiones de la Corporación, se pongan en su conocimiento las ideas de! Conse- jo sobre la materia 1 los datos referentes al caso particula. de que se ha venido tratando. 5.2 De una nota del Rector del Liceo de Rengo en que propo- ne se provea en propiedad la asignatura de Castellano con 22 horas semanales de clases, servida en la actualidad interina- mente. Se resolvió, mientras se obtienen mayores informaciones so- bre el particular, que continuara desempeñada en la misma forma. A este propósito, dió cuenta el señor Rector de la Universidad de haber recibido en el mes de Abril un denuncio contra uno de los profesores del establecimiento, del cual se afirmaba que en público 1 en privado, i hasta en un periódico de la localidad, había. atacado en forma violenta a la representación parlamen- taria del Departamento de Caupolicán. Agregó que inmediata- mente había pedido informe sobre el particular al Rector del Liceo de Rengo, 1 que este funcionario le había asegurado que tales aseveraciones eran inexactas, 1 lo comprobaba, ,acom- pañando cartas orijinales de miembros de la asamblea política a que pertenece el profesor inculpado. Según entiende el señor Rector de la Universidad, por los documentos que posterior- mente le envió el señor Ministro de Instrucción, a quien había elevado con oportunidad los que le fueron remitidos por el Rec- tor del Liceo, se encomendó al gobernador del Departamento la formación de un sumario, en el cual pudo ver que las mismas personas que primitivamente habían asegurado que dicho profesor no era el autor de un voto de censura contra la repre- sentación parlamentaria, voto que determinó el denuncio, en esta ocasión llegaban a decir no sólo que lo era, sino que, en su calidad de secretario de la mencionada asamblea, tomándose atribuciones indebidas, había alterado la forma 1 el fondo del ¿Voto propuesto. 172 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Concluye el señor Rector de la Universidad, manifestando que, aun en la duda que producen las contradicciones anotadas, 1 porque ha llegado al convencimiento que el dicho profesor in- terviene en política en forma poco discreta, sería conveniente enviar nota al Rector del Liceo para que lo amoneste severa- mente 1 le inste a que en adelante se abstenga de calificar ofen: sivamente los actos políticos de cualquier persona i mui en especial los de los representantes del Departamento en las Cá- maras. El señor Secretario Jeneral cree ver un espíritu premeditado en contra del profesor de que se trata, pues ha podido notar que a los cargos que ahora se le hacen se han añadido otros de cuatro o cinco años atrás, que ya pasaron en autoridad de cosa juzgada; de modo que reunidos en la actualidad en un sólo cuerpo, se presentan con una gravedad mayor que la que real- mente tienen. Por lo demás, el señor Secretario Jeneral tiene informaciones, según las cuales, puede asegurar que el profesor aludido vino espontáneamente a declarar ante el señor Diputa- do que formuló el denuncio, que cuanto se ha dicho en su contra carece de verdad. Por otra parte, tiene entendido el señor Se- cretario Jeneral que el señor Diputado a quien se refirió no tuvo otro espíritu, al presentar su queja, que el de obtener que se amonestara a dicho profesor, para evitar dificultades en lo fu: turo, 1 en ningún modo el de que se adoptara una medida tan erave.como sería la de alejarlo de la enseñanza. El señor Consejero Urzúa considera que vale la pena, en este debate, no limitarse al caso actual, sino ampliarlo a fin de evi- tar la intromisión indebida del profesorado en las luchas po- líticas. El señor Consejero no se coloca para esto en un punto de vista de determinado partido, sino mirando las cosas desde el interés de la enseñanza 1 de la dignidad del majisterio que, mez- clado en pequeñas rivalidades 1 luchas mezquinas, pierde el prestijio social que necesita para el correcto desempeño de su misión. El señor Consejero Urzúa puede afirmar que hal en rovincias muchos profesores que se mezclan demasiado en po- lítica, lo que tiene el peligro, no sólo de distraerlos de sus obli- lones, simo además de que cometan verdaderas injusticias con Mumnos, pues, perturbado el criterio, por la pasión o el en- lasmo, son especialmente benévolos con los hijos de sus co- SESIÓN DE 17 DE MAYO DE 1920 173 rrelijionarios, cuanto son de duros 1 exijentes con los de sus adver- sarlos políticos. Insiste el señor Consejero en declarar que no ha- ce cargos contra deteyminadas personas; pero sí en que quiere señalar un mal que es preciso evitar para que no sufra con él la instrucción pública; 1 por ello cree que sería conveniente que el Consejo se dirijiera a los profesores para recomendarles que se abstuvieran de tomar parte en las actividades más íntimas 1 más vivas de la política, pero sin renunciar por eso a sus dere- chos cívicos que, por lo que se refiere al caso actual, es de opinión que se amoneste con severidad al profesor de que se ha venido hablando, 1 se le haga presente su obligación de mirar por el prestijio del cargo que desempeña. Por su parte, el señor Consejero Quezada concuerda en jene- ral con las ideas espresadas; pero no cree que la intervención activa del profesorado en política sea un mal tan estendido 1 tan alarmante, como piensa el señor Consejero Urzúa, pues, según se lo atestigua su propia esperiencia, la actitud del cuerpo do- cente de los Liceos es, en esta materia, bastante correcta. Con- viene el señor Consejero Quezada en que no hai conveniencia en que los profesores intervengan en asuntos políticos con ca- rácter personal; pero de aquí no infiere que sea preciso tomar medidas jenerales, puesto que no existe un mal demasiado es- tendido que haya que estirpar. La opinión del señor Consejero Quezada es que se tomen acuerdos especiales en cada caso par- ticular que se presente, según la importancia que revista; 1 en el actual, que se reprenda al profesor inculpado por su actitud poco correcta. El señor Consejero Matte tampoco es partidario de que se tomen medidas jenerales, pues en materia tan complicada no parece fácil que puedan darse reglas; pero, en cambio, estima que debe haber un criterio para juzgar los nuevos casos que ocurran, 1 este es, en su concepto, la mesura con que deben pro- ceder los profesores en asuntos políticos, de tal modo que, sólo cuando se salgan de esta norma, corresponderá al Consejo cen- surarles o reprimir sus actividades mal dirijidas. Como término del debate, quedó aceptada la indicación del señor Rector de la Universidad, esto es, la de enviar nota al Rector del Liceo de Rengo para que reconvenga al profesor de que se ha venido tratando 1 le recomiende que se abstenga en 174 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA adelante de hacer apreciaciones ofensivas para la labor polí- tica de las personas que no profesan sus mismas ideas 1 mui es- pecialmente de los representantes del Departamento. 6.0 De un oficio del Rector del Liceo de Lebu en que da cuen- ta de la vacancia de la asignatura de Matemáticas, con 16 horas semanales de clases. ; Se acordó proveerla en propiedad. 7.2 De una carta dirijida al señor Rector de la Universidad por el Rector del Liceo de Valdivia, en que le manifiesta que el local del establecimiento no es adecuado para que funcionen en él, cursos nocturnos para obreros 1 empleados. Se resolvió, en consecuencia, denegar la petición formulada por el Centro de Estensión Secundaria de dicho Liceo que pe- día autorización para usar, por las noches, algunas salas del colejio a fin de profesar en ellas cursos de aritmética, francés e inglés. En seguida se entró al estudio de la proposición hecha por el Cuerpo de Profesores del Instituto Pedagójico sobre creación de un curso auxiliar de Ciencias Biolójicas 1 a este propósito in- sinúa el señor Rector de la Universidad la idea de fundar una clase de Morfolojía 1 Anatomía Comparada con 6 horas sema- nales que se profesaría en el 4. año. De este modo, el actual profesor serviría en los tres primeros sin alteración de su con- trato 1 en su propio laboratorio, mientras la nueva clase podría funcionar en el de la Escuela de Medicina o en el Museo de His- toria Natural, con lo cual, piensa el señor Rector que quedarán satisfechos los señores Consejeros que deseaban ampliar e inten- sificar los estudios de Biolojía i se evitan los inconvenientes de que dos profesores trabajen en el mismo gabinete. El señor Consejero Matte no cree que puedan producirse los inconvenientes a que se ha referido el señor Rector de la Uni- versidad, pues lo que se persigue es mejorar en lo posible la enseñanza de la Biolojía, pero sin que ello envuelva, de ningún modo, la idea de lesionar los intereses del actual profesor 1 mu- cho menos de que se desconozcan sus méritos ni sus conocimien- tos en el ramo. Recuerda el señor Consejero que, en más de una ocasión, se ha hecho notar que los profesores de Instrucción Secundaria, en esta asignatura, dan excesiva importancia a de- les 1 clasificaciones con perjuicio de la verdadera ciencia bio- SESIÓN DE 17 DE MAYO DE 1920 175 lójica; que ha sido este una especie de defecto tradicional en nuestros métodos de enseñanza, 1 que entre tanto el aprendi- zaje de tal ramo, en el estranjero 1 especialmente en Alemania, por el influjo del doctor Schmeil, ha esperimentado una completa trasformación, que aquí también debe adoptarse, en lo que están de perfecto acuerdo los maestros chilenos que se han im- puesto de ella. Por lo demás, agrega el señor Consejero Matte, que su espíritu no sólo es el de que se amplíe 1 modernice la en- señanza de la biolojía sino el de que se le dé un mayor valor educativo, pues los ramos que ella comprende son de una ver- dadera jimnástica mental. Ambas finalidades, en concepto del señor Consejero, no pueden lograrse, sino aceptando la proposi- ción de los profesores del Instituto Pedagójico, esto es la crea- ción de una clase auxiliar, pues con la matrícula que ahora tiene el curso —r1o04 alumnos en el primer año-—es poco menos que 1m- posible que el catedrático que lo sirve pueda atender debida- mente a la instrucción de los futuros maestros, en ramos que tienen que ser esencialmente esperimentales, i mucho menos que pueda fijarle normas de didáctica que eviten el defecto tradicional a que se ha referido. En el sentir del señor Conse- jero, los profesores del Instituto Pedagójico tienen la obliga- ción, no solamente de esplicar su ramo, sino también de enseñar a sus discípulos el arte de comunicar los conocimientos, tarea, esta última, que no debe dejarse encomendada únicamente al catedrático de pedagojía. En consecuencia, el señor Consejero Matte deja formulada indicación para que se acepte lisa 1 lla- namente la proposición del Cuerpo de profesores: creación de una clase auxiliar de Biolojía, sin ninguna otra denominación. El señor Rector de la Universidad declara que no ha logrado formarse un concepto bien claro de la indicación, pues no se ha dicho en forma bien precisa qué necesidades vendrían a reme- diarse con la creación de la nueva clase. Recuerda, por ejemplo, que cuando se fundó la cátedra auxiliar de Francés, ello se hizo para completar los conocimientos de los alumnos que no llega- ban suficientemente preparados, a fin de dejarlos aptos a re- cibir las lecciones más complicadas 1 difíciles de limgúística, filolojía 1 gramática histórica. Se pregunta, por tanto, el señor Rector de la Universidad, si lo que se pretende hacer es lo mismo que se realizó respecto 4 176 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA ES del curso de Francés o si se quiere únicamente la creación de una clase paralela. Si es lo primero, cree que podrían salvarse los inconvenientes, dándole al profesor un buen número de ayudantes 1 repetidores; pero si es lo segundo, teme que una parte de los alumnos lleve una orientación 1 la restante, otra distinta. Pero como el señor Rector ha oido muchas veces en el Consejo que lo que se desea es dar más desarrollo a la biolojía, por eso ha insinuado, sin hacer indicación, que se cree una nueva cátedra para el 4.2 año, destinada especialmente a la enseñanza de la indicada ciencia. El señor Secretario Jeneral cree que la insinuación del señor Rector es perfectamente clara i viene a resolver todas las difi- cultades. Hasta ahora en el Instituto Pedagójico se ha dado ¡gual valor ala Botánica ia la Zoolojía, siendo esta en su concep- to, de mayor importancia; pero, por una serie de razones que no entra a precisar, la preparación que obtienen los alumnos en la última ha sido deficiente, cosa que se nota con mayor re- lieve en los estudiantes que se dedican a la Medicina. El señor Rector del Instituto Nacional es partidario de la creación de una clase ausiliar, tanto por el crecido número de alumnos que asisten al curso de Ciencias Biolójicas, como porque así se da la oportunidad para que se prepare un profesor que pueda desempeñar más tarde estas cátedras superiores. Antes de terminar, advierte el señor Consejero Espejo, que no está de acuerdo con el señor Secretario Jeneral sobre la mayor impor- tancia de la Zoolojía, considerada únicamente con criterio mé- dico, puesto que, como se ha repetido tantas veces, el fin de las humanidades no es el de preparar a los jóvenes para determi- nada carrera universitaria. El señor Consejero Matte considera de la misma importancia la Zoolojía que la Botánica, i ésta, para nosotros, de un cierto va- lor especial para la agricultura del pais. En cuanto a la creación de la nueva clase, insiste en creer que lo mejor es la auxiliar, para el 1.00 el 2.2 año, porque así, o las dos asignaturas que comprende el curso podrían ser esplicadas por distintos maes- tros, O porque se aliviana la tarea del titular, 1 además porque así se proporcionan los medios de que se prepare un buen pro- MM 01 SESIÓN DE 17 DE MAYO DE 1920 177 El señor Decano de Teolojía es partidario de que se acepten las ideas del señor Rector de la Universidad 1 del señor Secre- tario, porque así ni se lesiónan los intereses del actual profesor 1 según entiende, ganan con ello los futuros catedráticos de ins- trucción secundaria i los estudiantes de humanidades, que ten- gan vocación para la Medicina. Por su parte, hace insinuación para que a la nueva clase se le denomine Curso Superior de Cien- cias Biolójicas, a fin de que abarque la Zoolojía,:la Botánica 1 aún lo que se refiere a la Pedagojía misma. » El señor Secretario Jeneral advierte que el darle mayor im- portancia a la Zoolojía no sólo beneficia a los alumnos de Medi- cina, sino además a los que siguen las carreras de Farmacia 1 Dentística, que no son, por cierto, el menor número; e insiste en creer que lo más acertado sería la creación de la clase para el 4.9 año, con el nombre de Curso Superior de Zoolojía 1 Mor- folojía. El señor consejero Urzúa entiende que las medidas propues- tas para intensificar los estudios de Biolojía, tienen, por lo que lleva oído, un cierto carácter de transitorias, 1 se pregunta si ellas responden a una necesidad permanente o accidental. Si es lo primero, en su concepto, debe procederse francamente a modificar en forma definitiva; 1 si es en lo segundo, observa que con las indicaciones formuladas, no sólo se va a recargar el Presupuesto de la Nación, sino a aumentar en un número con- siderable de horas semanales el trabajo de los alumnos. Ei señor consejero Urzúa se ha formado la opinión de que se trata de circunstancias pasajeras, 1 en tal situación es partidario de que por ahora no se innove 1 se espere para ello otra oportunidad. Deja, por tanto, formulada indicación en este sentido. El señor Consejero Matte no cree que se trate de medidas transitorias; 1 así insiste en la creación del curso auxiliar, exijido, fuera de las demás razones que se han dado, por la alta matrícula del 1.2 año, que hace suponer para 1921, una gran concurrencia de alumnos para el 2.9; 1 termina haciendo indicación para que se la acuerde desde luego, sin entrar en mayores detalles, que deben dejarse para cuando se estudie la manera de realizarlo. El señor Secretario Jeneral opina también que es conveniente ANALES ACTAS.—MAYO-JUNIO.—1I2 178 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA proceder desde luego a acordar la creación de la nueva clase, 1 autorizar al señor Rector de la Universidad para que proponga sueldo 1 horario. El señor Rector de la Universidad no acepta que se cree, en ¡eneral, un nuevo curso, sin que se determinen previamente las necesidades que con él van a remediarse, el año en que debén funcionar, el número de horas semanales de clases, 1 el sueldo consiguiente del profesor. Por lo demás, advierte que hai varias indicaciones, que se oponen entre sí, 1 considera necesario que se voten primeramente. Resumiendo las ideas espresadas en el debate entiende que hai tres tendencias, 1 son las siguientes: 1.2 Del señor consejero Urzúa para que, por ahora, no se mo- difique lo existente en el Curso de Ciencias Biolójicas; 2. De los señores consejeros Matte ¡ Espejo, para que se cree una clase paralela, lo que, en su sentir, no se compara con la causa que determinó el movimiento de opinión del Consejo encaminado a dar un mayor desarrollo a los estudios de biolo- jía en el Instituto Pedagójico; i 3.0 La creación, en el 4.2 año, de un Curso Superior de Zoolo- jía 1 Morfolojía. Votada la indicación del señor consejero Urzúa, resultaron 4 votos por la afirmativa 1 4 por la negativa. (Se había retirado de la sala el señor Consejero Prado Amor). Las otras indicaciones quedaron para ser resueltas en la se- sión próxima. Finalmente se tomaron los siguientes acuerdos: a) Conceder el título de Profesores de Educación Física, a los normalistas don Carlos Monreal Lira, que hizo el Curso de Jim- nasia del Instituto Pedagójico, 1 don José Vicente Canto Mella que hizo los estudios correspondientes en el Instituto Superior de Educación Física; b) Pasar en informe al Director de dicho Instituto la solici- tud de don Enrique Cabral, que pide el título de Profesor de Di- bujo, en mérito de sus años de servicios en las clases del mismo: ramo que desempeña en la Escuela de Bellas Artes, en el Liceo de Aplicación 1 en el internado Barros Arana desde Mayo de: 1590; 1 Eximir al Bachiller en Medicina don Carlos R. Bize Ra- SESIÓN DE 17 DE MAYO DE 1920 179 mos de la obligación de rendir los exámenes de Mecánica, Fran- cés, Anatomía e Hijiene del Curso de Educación Física, a cuyo 1. año asiste en calidad de alumno. Se levantó la sesión. DOMINGO AMUNÁTEGUI SOLAR, Octavio Maira, Secretario Jenera!. DOCUMENTOS LEÍDOS EN LA SESIÓN. Santiago, 24 de Abril de 1920. N.o 2007.—Decreto: Nómbrase a don Hernán Ocampo, pro- puesto por el jefe respectivo, para que sirva el empleo de Ins- pector de segunda clase e interinamente el de profesor de dibu— jo, con dieciocho horas semanales de clases del Liceo de hom- bres de La Serena, vacantes por promoción de la persona que las servía. —Páguese al nombrado el sueldo correspondiente a contar desde que haya comenzado a sarvir. (Firmado). > SANFUENTES. E. Bermúdez. Santiago, 24 de Abril de 1020. N.0 2011.— Decreto: Nómbrase a don Guillermo Rojas Ca- rrasco, propuesto por el jefe respectivo, para que sirva en pro- piedad la asignatura de inglés, con dieciocho horas semanales de clases del Liceo de Hombres de San Bernardo.—Páguese al nombrado el sueldo correspondiente. (Firmado). —SANFUENTES. E. Bermúdez. UNA Y AÑ yt 180 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA ' Santiago, 24 de Abril de 1920. N.0o 2043.—Decreto: Nómbrase a don Eujenio Díaz Lira, propuesto por el jefe respectivo, para que sirva el empleo de profesor de Clínica Quirúrjica, mientras el titular desempeña en Europa la comisión que le ha conferido el Gobierno. — Pá- guese al nombrado el sueldo correspondiente a contar desde que haya comenzado a servir. (Firmado). —SANFUENTES. E. Bermúdez. Santiago, 24 de Abril de 1920. N.o 2045.—Decreto: Nómbrase a don Rómulo Tonti, pro- puesto por el jefe respectivo, para que sirva en la Escuela de Bellas Artes el empleo de profesor de Vaciadoi Moldaje.—Págue- sele el sueldo correspondiente desde que haya comenzado a servir. (Firmado).-—SANFUENTES. E. Bermúdez. Santiago, 29 de Abril de 1920. N.o 2254.—Vista la nota N.% 175 del Rector de la Univer- sidad Decreto: Créanse a contar desde el 1.0 de Junio próximo, los siguientes cursos en los establecimientos que se indican: un egundo año de Humanidades en el Instituto Nacional, Liceo Amunátegui i Liceo de Hombres de Punta Arenas; un primero tun segundo año de Humanid des en el Liceo Valentín Letelier; un sesto año de Humanidades en el Liceo de Aplicación (sección SESIÓN DE 17 DE MAYO DE 1920 181 Hombres) i un primer año de Inglés en el Liceo de Hombres de la Serena (cuatro horas semanales). —Impútese el gasto al item 2328, partida 16, del presupuesto vijente. (Firmado). —SANFUENTES. E. Bermúdez. Santiago, 6 de Abril de 1920. N.0o 2384.—Vista la terna formada por el Consejo de Instruc- ción Pública para proveer en propiedad el Rectorado del Liceo de Hombres de Iquique DECRETO: Nómbrase a don Luis A. Silva, propuesto en la terna respec- tiva, para que sirva en propiedad el empleo de Rector del Li- ceo de Hombres de Iquique.—Páguesele el sueldo correspon- diente. (Firmado).—SANFUENTES. E. Bermúdez. Santiago, 24 de Abril de 1920. N.o 2013.—Vista la nota N.o 18 del Rector de la Universidad. DECRETO: Acéptase la renuncia que hace don Leonardo Lira del empleo de profesor de Jeometría del espacio 1 Jeometría descriptiva del primer año de la-Escu la de Injeniería; 1 nómbrase en su reem- plazo, en calidad de interino, a don Walter Múller, propuesto 182 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA por el jefe respectivo. —Páguese al nombrado el sueldo corres- pondiente a contar desde que haya comenzado a prestar sus Servicios. (Firmados).—SANFUENTES E. Bermúdez. N.9 50. Tacna, 3 de Mayo de 1920 Señor Rector: ¿n conformidad al nuevo Reglamento, este Liceo tuvo, du- rante el año escolar de 1919, las siguientes vacaciones: 1.2 Las de invierno; última semana de Junio. 2.0 las de Setiembre: Las dos últimas semanas 3. las de verano: Del 10 de Enero al 15 de Marzo. Las primeras de estas vacaciones, llamadas de invierno, no han reportado para este Liceo los beneficios que se esperaban. Ello se debe, ante todo, a que en esta rejión no hai invierno, por decirlo así. Además, es necesario trasladarse desde Tacna hasta el centro del país para tener ocasión de proporcionarse un ver- dadero descanso, i un cambio de ambiente. Vale considerar tam- bién la situación del personal administrativo, para el cual prác- ticamente no rijen las vacaciones de Junio, pues en esa semana ha que proporcionar datos estadísticos, libretas de notas men- suales, 1 otras labores que no admiten postergación. ; Las vacaciones «¿e dos semanas en Setiembre son insuficien- para ir hasta el centro del país, ya que un mismo vapor de- mora 17 días entre su paso 1 regreso por el vecino puerto. Las vacaciones de verano, que por su estensión parecerían las les PA más aprovechables, tienen en la práctica el inconveniente de y incidir con una época en que normalmente el profesor per- E lanece impago, 1 los de este Liceo no se atreven en ese entonces E invertir sus economías en un costoso viaje. Prefieren reser- : las para la eventualidad de continuar impagos por varios | 1 se (14 las modificaciones que puedan introducirse en los SESIÓN DE 17 DE MAYO DE 1920 183 Presupuestos, modificaciones que a veces alcanzan, entre el personal administrativo, hasta la supresión del cargo. Si las vacaciones están destinadas a significar para profesores 1 alumnos un verdadero descanso, no puede considerarse como tal el solo hecho de no concurrir a clases. Con tres semanas en Setiembre, pero a contar desde el pri- mer lunes de ese mes, las Festividades Patrias caerían siempre dentro de ese período 1 el personal de este Liceo podría apro- vechar plenamente estas vacaciones. Además, ellas dividirían el año escolar en dos partes bastante proporcionadas: del 15 de Marzo hasta el 31 de Agosto, o unos pocos días más, o sea cinco meses 1 medio, 1 otro péríodo desde los diez últimos días de Setiembre hasta el 10 de Enero, o sea cuatro meses. El mes 1 medio en que es mayor el primer período no lo hace tan fati- goso como suele suponerse, pues viene a continuación de unas vacaciones que duran dos meses. Fundándome en lo que he tenido el honor de esponer, me atrevo, Señor Rector a solicitar de Ud. se sirva obtener del Ho- norable Conseio de Instrucción Pública que, en uso de las atri- buciones que le confiere el número 4 del decreto 4525 del 23 de Noviembre de 1918, conceda al Liceo de Tacna la supresión de la semana de vacaciones de Junio i se le otorguen, en cambio, tres semanas en Setiembre, a contar desde el primer Lunes de dicho mes. Esta autorización se entendería, salvo mejor parecer del Ho- norable Consejo de Instrucción Pública, por todo el tiempo que rija el último Reglamento de Asuetos 1 Vacaciones. (Firmado).—V. BrEHM. N.0 16. Santiago, 11 de Mayo de 1920. Señor Rector: He recibido del Ministerio de Instrucción Pública el oficio N. 477, que, copiado a la letra, dice así: «Santiago, 5 de Mayo de 1920.—Se ha recibido en este Minis- 184 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA terio una solicitud del profesor del establecimiento a su cargo, don Jerman Peters, en la cual pide se le permita continuar aten- diendo particularmente un curso nocturno de Contabilidad Co- mercial para adultos en el Local de ese establecimiento.—Este Departamento autoriza a Ud. para acceder a la petición for- mulada por el Sr. Peters, siempre que el funcionamiento de di— cho curso quede baja la inmediata supervijilancia de Ud., i no orijine al Fisco gasto alguno, ya sea por alumbrado o por cual- quier otro motivo.—Dios Giie. a Ud. (Firmado). —E. BERMÚDEZ. Al Rector del Liceo Miguel L. Amunátegui». Como en otra ocasión Ud. se sirvió manifestarme que no con- sideraba propio del Liceo el funcionamiento del curso particu- lar a que el aludido oficio se refiere, me permito rogarle me dé instrucciones respecto a si puedo o no hacer uso de la autori- zación trascrita, dentro de las condiciones que ella impone. (Firmado). —Luis GALDAMES. N.9 53. Rengo, 13 de Mayo de 1920. Con el mérito de los antecedentes acompañados al Ministerio por el señor Gobernador de Caupolicán, el suscrito cree que hai manifiesta conveniencia de proveer en propiedad las veintidós horas de clases de Castellano del Liceo de Rengo, la que actual- mente sirve el profesor interino don Osvaldo Gálvez. Ruego al Sr. Rector se sirva impetrar el acuerdo del hono- rable Consejo de Instrucción Pública, con el fin en referencia. (Firmado). —JuLio ESCUDERO. SESIÓN DE 24 DE MAYO DE 1920 185 N.9 104. Lebu, 14 de Mayo de 1020. Señor Rector: En conformidad a lo dispuesto por el Ministerio de Instruc- ción Pública en la circular N.% 948 de 25 de Octubre de 19109, me permito poner en su conocimiento, que he elevado al Supre- mo Gobierno las siguientes propuestas de profesores para el Liceo a mi cargo: Para 11 horas de Relijión, por renuncia del profesor Sr. Luis A. Donoso que las servía en carácter de interino, a don Grego- rio Arrieta, Cura Párroco de Lebu. Para 16 horas de Matemáticas 1 4 de Jimnasia, por falleci- miento del profesor Sr. Parmenio Torres, al profesor normalista Sr. Darío Contreras, con ocho años de servicios en una sección preparatoria del Liceo. Para la sección preparatoria que queda vacante por la pro- moción del Sr. Contreras, al profesor normalista don Rómulo Mendoza. E (Firmado). —F. VARGAS GUERRA. Sesión de 24 de Mayo de 1920 Fué presidida por el señor Rector de la Universidad, don Do- mingo Amunátegui Solar, asistieron los señores Consejeros Ba- hamonde, Concha Castillo, Espejo, Espínola, Matte, Prado Amor, Quezada, Schmidt, Urzúa 1 el señor Secretario Jeneral don Octavio Maira. Previas las formalidaces reglamentarias 3 el juramento reque- rido, el señor Rector de la Universidad confirió los siguientes títulos 1 Grados: / 186 BOLETIN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Injemiero Civil: Don Eduardo Erazo Espinoza. A Profesor de Educación Física: Don Carlos Monreal Lira. Licenciado en Leyes 1 Ciencias Políticas: Don Armando Jordán Solar. Bachiller en Leyes 1 Ciencias Políticas: Don Eduardo Salas Pereira, 1 » Mario Zañartu Larraín. Bachiller en Medicina 1 Farmacia: Don Edmundo Bruna Vaché. Leída 1 aprobada el acta de la sesión de 17 de Mayo, se dió cuenta: 1.0 De una nota de la Facultad de Ciencias Físicas 1 Matemá- ticas en que se comunica que don Pedro Blanquier fué elejido Miembro Académico, en reemplazo de don Domingo Víctor Santa María. 2." De un oficio del Rector del Liceo Barros Borgoño en que manifiesta la conveniencia de proveer en propiedad la asigna- tura de Matemáticas, con 16 horas semanales de clases, que se halla servida interinamente. Se acordó proceder en la forma indicada. 3. De una nota del Rector del Liceo de Copiapó en que avisa, la vacancia de la Cátedra de Francés con 26 horas semanales de ( lases. se acordó proveerla en propiedad. 1." De una Comunicación del Rector del Liceo de sd en que da cuenta de las propuestas que ha hecho, de profesores in- SESIÓN DE 24 DE MAYO DE 1920 187 terinos para las siguientes asignaturas: de Francés, con 13 horas semanales de clases; de Castellano, con 8 horas, 1 de Jimnasia, igualmente con 8. Se resolvió proveerlas en propiedad. 5.2 De un oficio del Rector del Liceo de Cauguenes en que propone que, desde el segundo semestre del presente año, se eleve la pensión de alumnos a las siguientes cantidades: de inm- ternos, a $ 530 anuales; de medio-pupilos, a $ 275; 1 de aquellos que almuerzan i comen en el establecimiento los días Domin- gos 1 festivos, a $ 80. Aceptada la proposición que precede, se acordó elevarla a la aprobación del Supremo Gobierno. 6.2 De una nota del Rector del Liceo de Linares en que avisa que ningún profesor de Estado se presentó al concurso abierto para proveer en propiedad la asignatura de Química con 7 horas semanales de clases. En vista de que tampoco se han presentado a la Secretaría Jeneral de la Universidad, se resolvió que continuara servida interinamente. 7.2 De la siguiente nómina presentada por el señor Rector de la Universidad para proveer en propiedad la asignatura de Historia 1 Jeografía con 12 1 19 horas de clases en el Liceo de Chillán: Para 12 horas: Don Marcial Mora Miranda, » Belisario Avilés, » Romeo Salinas, » Luis Merino, 1 » Eduardo Moore. Para 19 horas: » Moisés González Robles, » Catalino Arrocha, » Alejandro Cresta, » Arturo Gardeweg, 1 » Zoilo E. Vergara. En seguida el señor Rector de la Universidad dió cuenta de que el señor Secretario Jeneral, en cumplimiento de la comisión que le confirió el Consejo, se había puesto al habla con el señor Ministro de Instrucción Pública a fin de poner en su conoci- E 183 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA miento los antecedentes que había i la opinión jeneral del Con- sejo acerca de la autorización dada a don Jermán Peters para que pudiera profesar, en el local del Liceo Amunátegui, un Cur- so Nocturno pagado de Contabilidad Comercial, 1 de que el se- nor Ministro, en vista de las informaciones recibidas, había re- suelto dejar sin efecto la referida concesión. él A continuación el señor Decano de la Facultad de Leyes hizo indicación para que se solicitara del Supremo Gobierno la creación, en los próximos Presupuestos, de una nueva cátedra de Derecho Procesal i la supresión del actual Seminario de De- recho Procesal 1 de Práctica de Jueces 1 Notarios. : Con este motivo, pregunta el señor Consejero Quezada si el Seminario que se piensa suprimir no es talvez uno de los más útiles de la Escuela de Derecho, ya que con él se da oportuni- dad a los estudiantes, para salir al ejercicio de la profesión con mayores conocimientos prácticos 1 mejor aptitud para su desem-' O DN] peño. El señor Consejero Urzúa aprovecha de esta ocasión para decir, fundado en su esperiencia personal, que los estudios le- gales adolecen del defecto de ser demasiado teóricos 1 poco prác- ticos, de tal modo que el abogado recién recibido, se ve, aún en casos relativamente fáciles 1 corrientes, verdaderamente em- barazado para desempeñarse con espedición. Recuerda el se- 1 nor Consejero que él estudió Derecho Procesal, con uno de los profesores más eminentes, a su juicio, que haya servido dicha cá- : tedra, un profesor que a su profunda doctrina unía el ser un modelo de laboriosidad, 1 sin embargo, por el sistema de ense- nanza que entonces había 1 que supone sea el mismo de hoi,' lo que se daba en esa clase, era, en realidad, la teoría del Dere- cho Procesal. De aquí, pues, que el señor Consejero Urzúa sea de opinión de que se mantenga el mencionado Seminario, en ob- «quio a los estudiantes de Leyes, cuyo número, en su concepto, bería disminuirse, porque, a lo que parece, el número de los ¿bogados que se gradúan anualmente supera a las necesidades país. Con los estudios fáciles i con. la poca preparación prác- ca con que salen de la Escuela de Derecho, cree el señor Con- lero que se está produciendo un verdadero «proletariado de isconsultos» que, o abandonan la carrera para desempeñar pleos imsigmificantes, o, apenas vencido el plazo legal, buscan SESIÓN DE 24 DE MAYO DE 1920 189 ocupación como jueces, con grave perjuicio, por sus escasos co- nocimientos, para la correcta 1 espedita administración de jus- ticia. El señor Secretario Jeneral hace indicación para que se solicite la creación de dos nuevas cátedras de Derecho Procesal, a fin de que las haya paralelas, a causa del excesivo número de alumnos, en 4.91 5.2 años. Al señor Secretario Jeneral, que encuentra mul interesantes las ideas espresadas por el señor Consejero Urzúa, le llama la atención el hecho de que la enseñanza que se da en la Escuela de Leyes esté subordinada a la idea de que sus alum- nos no deben tener sino un limitado número de horas diarias de clases, jeneralmente las de la mañana, a fin de que dispongan libremente de la tarde, en que habitualmente desempeñan al- gún empleo; i observa que, en esto, ocurre todo lo contrario de lo que pasa en las Escuelas de Medicina e Injeniería, en quelos es- tudiantes deben consagrarles todo su tiempo. Piensa el señor Secretario Jeneral que si los alumnos de leyes tuvieran más tra- bajo, talvez no sería difícil que la carrera pudiera hacerse en menos años. El señor Decano de Matemáticas cree que estos primeros años de la juventud son los más apropiados para que se formen los hábitos de trabajo i para la disciplina de la voluntad; 1 es por ello que, según el nuevo plan de Estudios de las Escuelas de Injeniería 1 Arquitectura, los estudiantes deben ocupar en sus tareas propias el día entero, cosa que no se hace, a lo que en- tiende, 1 que convendría realizar en la Escuela de Leyes. El señor Decano de Leyes manifiesta que la Facultad de su presidencia no ha estimado que correspondiera a su objeto la . creación del Seminario de que se habla, ya que ro se trata de hacer investigaciones en este ramo, i que lo que pidió hace dos años fué una nueva cátedra de Derecho Procesal, la cual, por influencias estrañas i a indicación de un señor Senador de la Re- pública, quedó en el presupuesto con la glosa que ahora tiene, de Seminario. Conviene el señor Decano en que hace falta práctica en los estudios legales; pero confia en que este defecto se corre- jirá con la creación de los puestos de ayudantes i repetidores, ya solicitada del Supremo Gobierno; está de acuerdo con el señor Consejero Urzúa en que haiexceso de abogados en algunos puntos, pero eso se lo esplica por la tendencia delos profesionales ano 190 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA abandonar Santiago o a establecerse en las ciudades que son asiento de Corte; 1 por último, respecto del reduciao número de horas de clases diarias que tienen los estudiantes de leyes, ad- vierte que ello ha debido ser así, porque los profesores son abo- vados1no pueden, en consecuencia, desempeñar sus clases sino en las horas que les deja libres'el ejercicio de su profesión, cosa que está determinada por el funcionamiento de los Tribunales. Concluye el señor Decano, declarando que juzga mui interesantes las observaciones que se han hecho i que tendrá el mayor agrado en trasmitirlas a la Facultad que, precisamente, se está ocupan - do en estos aías de la reforma del Plan de Estudios de la Es- cuela de Derecho. El señor Consejero Prado Amor está de acuerdo con el señor Decano de Leyes en que siendo los Seminarios instituciones de investigación sólo para alumnos escojidos 1 no para la jenerali- dad, no hai razón para que se mantenga el de Derecho Procesal, clase que no necesita de él, sino de más práctica 1 de mayores ejercicios. Quedó, en consecuencia, aceptada la indicación de que se soli- cite del Supremo Gobierno que en los próximos presupuestos se consignen los sueldos de otros dos profesores de Derecho Proce- sal 1 se suprima el ítem del Seminario de Derecho Procesal 1 de Práctica de Jueces 1 Notarios. Finalmente «e tomaron los siguientes acuerdos: a) En vista de las numerosas solicitudes de los profesores de los ramos técnicos de los Liceos, que en mérito de sus años de servicios 1 de su especial preparación, solicitan la concesión del título correspondiente, despachar las de aquellos que sean ba- chilleres 1 normalistas, en los términos del inciso 2.% del Artícu- lo 10 del Reglamento de 20 de Noviembre de 1918, con la pro- videncia que se espresa: «Se autoriza al Director del Instituto de Educación Física para que proceda, teniendo en cuenta los títu- los del solicitante, a recibirle, en la temporada de Diciembre, un examen jeneral de competencia en que se determine si posee o no los conocimientos necesarios para recibir el diploma de profesor e) curso que indica, de los que se siguen en dicho establecimiento». Conceder al Normalista don Félix Alegría González, que hi- el curso de Jimnasia en el Instituto Pedagójico 1 desempeña y SESIÓN DE 24 DE MAYO DE 1920 191 la misma asignatura en el Liceo Valentín Letelier, el título de profesor de Educación Física. c) Denegar la petición de don Félix González Rocuant para que se le dé copia del informe desfavorable recaído en la solici- tud en que pedía la aprobación universitaria para su texto de enseñanza, «(Lecciones de Jeografía Física». d) Permitir a don Waldo Aravena Garros que se presente a las pruebas del bachillerato en humanidades con exámenes de idiomas correspondientes a 6 años de francés 1 3 de Inglés. e) Pasar a la Facultad de Humanidades una nota del Profe- sor de Francés del Internado Barros Arana, don Julio Saavedra, en que pide se le aclaren ciertas dudas que le sujiere el nuevo Reglamento para los exámenes de bachilleres en los siguientes puntos: la traducción ocupará el lugar principal en el examen; 1 no habrá prueba escrita de idiomas estranjeros, pero sí los ejer- cicios escritos indispensables; 1 f) Autorizar al Rector del Liceo de Taltal para que, mientras no funcione en esa ciudad Liceo de Niñas, admita en calidad de alumnas a dos hijas de don Juan J. Markmann;i al del Li- ceo de Ovalle, para que matricule en las clases del 5.9 año de humanidades, a doña Ana María Jofré. Salvó su voto el señor Consejero Concha Castillo, e hizo otro tanto el señor Consejero Urzúa, porque, en su concepto, la coe- ducación en Chile encierra muchos peligros para los estudiantes. El señor Consejero Matte observa que la admisión de alumnas en los Liceos de Hombres ha sido siempre solicitada por los pro- pios padres de familia, los que seguramente no querrán ningún mal para sus hijas; 1 piensa que, no por evitar un peligro even- tual, sea lícito, hacer un daño tan considerable como sería el de dejar sin instrucción a aquellas niñas que viven en ciudades en que no hai colejios secundarios femeninos. Cree el señor Consejero que hai que ser más optimistas al juzgar los caracteres morales de la raza; 1 afirma, por lo que ha podido ver en países estranje- ros, sin referirse a los Estados Unidos, en Italia, por ejemplo, nación latina 1 en jeneral calificada como de mui vehemente, que la coeducación, lejos de ocasionar perjuicios, da excelentes re- sultados. : El señor Decano de Teolojía da su voto favorable a las solici- tudes referidas, en vista de las especiales circunstancias de ambas 192 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA A ciudades, ya que las mencionadas alumnas, si no concurren al Liceo de Hombres, no tendrían donde seguir sus estudios. Por lo demás, entiende el señor Decano de Teolojía que el problema ¡jeneral de la coeducación está ya resuelto por el Consejo en sen- tido negativo; 1 que se está ahora en un réjimen de escepción. Así pues, por la dicha razón, ha votado afirmativamente las so- licitudes de esta clase que se han despachado últimamente. El señor Secretario Jeneral recuerda que, cuando se trató el problema en jeneral, ello se hizo a raíz de un suceso punible ocurrido en un Liceo del Norte, en circunstancias especiales: au- sencia del Rector, que había sido llamado a Santiago por el señor Ministro de Instrucción, 1 perturbación mental del joven autor del hecho, que poco después era asilado en la Casa de Orates. El señor Rector de la Universidad espresa que las solicitudes de coeducación se han resuelto particularmente, i en sentido fa- vorable, cuando se reunen las siguientes circunstancias: que lo pidan los padres o guardadores de las alumnas; que no haya en la ciudad Liceos de Niñas o no funcione el curso correspondiente; que el Rector del Liceo de Hombres se haga responsable de la correcta disciplina 1 moralidad del establecimiento; i por último, que el local del colejio, reuna las comodidades necesarias. Antes de levantarse la sesión, el señor Consejero Prado Amor aplaude la iniciativa del señor Secretario Jeneral de la Universi- dad que ha constituído un comité para ocuparse del mejoramien- to de sueldos del profesorado secundario; 1 hace indicación, que es unánimemente aceptada, para que, sin entrar en detalles, se dirija nota al señor Ministro de Instrucción Pública, en que se le represente la necesidad 1 la urjencia de proceder a fijar al Cuerpo Administrativo i Docente de los Liceos, una renta que corresponda a su labor i a su respónsabilidad social. Se levantó la sesión. DOMINGO AMUNÁTEGUI SOLAR. Maira, rio Jeneral, | | A — ds A SESIÓN DE 24 DE MAYO DE 1920 193 ANEXO. DOCUMENTOS LEÍDOS EN LA SESIÓN Santiago, 22 de Mayo de 1020. Señor Rector: Tengo el honor de comunicar a Ud. que la Facultad de Cien- cias Físicas 1 Matemáticas, en sesión de fecha 15 del presente, citada especialmente para elejir miembro Académico en reem- plazo de don Domingo Víctor Santa María, acordó elejir a don Pedro Blanquier. (Firmado).—T. SCHMIDT. N¡9 18 Santiago, 17 de Mayo de :1920. Señor Rector: Hai en el establecimiento de mi cargo 16 horas semanales de clase de Matemáticas servidas interinamente por don Agustín Ossa. El infrascrito estima conveniente proveerlas en propiedad. Con tal objeto se permite solicitar de Ud. se sirva recabar del Honorable Consejo de Instrucción Pública la autorización CO= rrespondiente. (Firmado). —AURELIO PINOCHET. +. ANALES. —ACTAS.—MAYO-J] UNIO.—1I3 194 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA N.9 52 Copiapó, 15 de Mayo de 1920. Señor Rector: Dando cumplimiento a la circular N.% 248 de 25 de Octubre de 1919, envié a Ud. el 10 del presente, el siguiente telegrama: «Por encontrarse paralizado tráfico trenes, véome precisado para no perjudicar enseñanza ni atraso nombramientos, a pro- poner al Ministerio en calidad de interinos con 26 horas de francés a don Pedro Fernández con estudios terminados Pedagójico i con 4 horas semanales Instrucción Cívica a don Alejandro Cres- ta, Profesor de Estado, mientras Honorable Consejo acuerde propiedad clases por renuncia titular Damián Meléndez que en- viaré tan pronto restablézcanse comunicaciones». Adjunto la renuncia del señor Damián Meléndez que ha sido promovido al Liceo de Valparaíso 1 al confirmar las propuestas, hago presente a Ud. que don Alejandro Cresta desempeña, en propiedad, las clases de Historia 1 Jeografía del Liceo 1 además ha cursado tres años de leyes en la Escuela de Derecho. (Firmado). —HoORACIO ARCE. Ny Illapel, 18 de Mayo de 1920. Señor Rector: Como espresé personalmente me fué imposible encontrar pro- fesor competente para las 13 horas de francés, 1, para subsanar ste inconveniente 1 evitar perjuicios mayores a la enseñanza de educandos, he dado esta asignatura a la actual profesora se- ¡ta Aravena, profesora del Estado, quien la desempeñó, ' entera satisfacción hasta hace poco. Con el fin de poder desempeñar la asignatura de inglés que irve también, desde hace años, la señorita Aravena renuncia. oras de Castellano, en el 2.01 3. años, para las que propon- SESIÓN DE 24 DE MAYO DE 1920 195 go al profesor normalista señor Melo, quien desempeña, desde hace años, dicha asignatura en el primer curso. A su vez, el señor Melo renuncia a la asignatura de jimnasia, con 8 horas, 1 en su reemplazo propongo al profesor del Estado don Gregorio Cid Flores. Me permito rogar al señor Rector, que tenga a bien aceptar las propuestas que elevo a su consideración, en la confianza que ellas tienden a servir la buena marcha del colejio i asegurar los resultados de la enseñanza de los ramos en cuestión. (Firmado). —HÉCTOR ALVAREZ. Cauquenes, 18 de Mayo de 1920. Señor Rector Es pública i notoria el alza exajerada de los artículos de con- sumo, lo que hace difícil la mantención de los alumnos internos del Liceo a mi cargo. Esto me obliga a solicitar, por su interme- dio, del Honorable Consejo de Instrucción Pública, la autoriza- ción necesaria para elevar el precio de la pensión. Actualmente la pensión de los alumnos internos de este Liceo es de $ 500 anuales, la de medio pupilos $ 2501 de $60 la de los alumnos que se quedan los días Domingos 1 demás días festivos. La sola enunciación de dichas cantidades basta para que el Honorable Consejo de Instrucción Pública, comprenda que es absolutamente imposible proporcionar siquiera una regular ali- mentación, dados los precios que han alcanzado los artículos de primera necesidad. Por las razones espuestas, ruego al Honorable Consejo que, si lo tiene a bien, se sirva determinar que la pensión anual, desde el segundo semestre del presente año de 1920, sea de $ 550 para los internos, de $ 275 para los medio pupilos i de $ 80 para los que comen en el colejio los días Domingos i demás días festivos. (Firmado).—A. VIVEROS. 196 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Linares, 19 de Mayo de 1920. Señor Rector: No se ha presentado ningún profesor titulado para desempeñar las siete horas semanales de clases, del curso de Química, que hai vacantes en este Liceo, 1 que el Honorable Consejo de Instruc- ción Pública acordó proveer en propiedad. (Firmado).——M. A. Lois. Ovalle, 14 de Mayo de 1920. Señor Rector: Luis A. Jofré, padre de la alumna del 5.0 año del Liceo de Ni- ñas de La Serena, Ana María Jofré Alvarez, a V. S. respetuosa- mente espone que, por las mismas razones que hicieron valer los señores Eleodoro Rivera i Julio Bittner para conseguir del Ho- norable Consejo de Instrucción Pública la autorización para ma- tricular a sus hijas en el quiñto año de humanidades en el Liceo de Hombres de Ovalle, viene en solicitar de V. S. se sirva auto- rizar la matrícula de su hija Ana María Jofré Alvarez en el 5.0 año de humanidades, en dicho Liceo, autorización que ya ha sido acordada a dos alumnas que están en iguales condiciones que su mencionada hija. Me permito decir a V. S. que no tuve conocimiento de la soli- citud de los señores Rivera 1 Bittner, razón por la cual no pude elevar mi solicitud conjuntamente con dichos/señores. (Firmado). —Lurs A. JorrÉ. SESIÓN DE 24 DE MAYO DE 1920 197 Honorable Consejo: Juan F. Markmann, ajente del Banco de Chile, chileno, domi- ciliado en el puerto de Taltal, al Honorable Consejo de Instruc- ción Pública dice: que deseando que sus hijas cursen las humani- dades, hai el inconveniente de no existir en este puerto Liceo de niñas. Los establecimientos de instrucción secundaria para la mujer que existen en el sur, no tienen internado donde podría mandar a mis hijas. Por estas razones solicito del Honorable Consejo de Instruc- ción Pública que, conforme a las leyes vijentes, preste su con- sentimiento para que mis hijas puedan incorporarse 1 seguir sus estudios de Humanidades en el Liceo de Hombres de Taltal, mientras no funcione en este puerto un Liceo de Niñas. (Firmado .—Juuan F. MARKMANN. Taltal, 14 de Mayo de 1920. Señor Rector: Acompaño a la presente nota una solicitud del Ajente del Banco de Chile en este puerto, don Juan E. Markmann en la que pide al Honorable Consejo de Instrucción Pública tenga a bien permitir a sus dos hijas que puedan incorporarse en calidad de alumnas 1 seguir sus estudios de humanidades en el Liceo a mi cargo. Por las razones que espone el señor Markmann i por estimar el infrascrito que la asistencia de alumnas no será motivo de perturbación para el orden 1 buena marcha del establecimiento, considero que no habría inconveniente por parte del Liceo para acceder a la petición del solicitante. (Firmado). —RICARDO FRITIS. 198 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA N.o 18 Taltal, 4 de Mayo de 1920. Señor Rector: Con el informe correspondiente tengo el honor de remitir a Ud. una solicitud del Ajente del Banco de Chile en este puerto, don Juan F. Markmann, en que solicita el permiso del Ho- norable Consejo de Instrucción Pública para que sus dos hi- jas puedan matricularse en el Liceo a mi cargo en calidad de alumnas. (Firmado). —RICARDO FRITIS. Sesión de 31 de Mayo de 1920 Fué presidida por el señor Rector de la Universidad, don Do- mingo Amunátegui Solar, asistieron los señores Consejeros Ba- hamonde, Concha Castillo, Espejo, Espínola, Matte, Prado Amor, Quezada, Schmidt, Urzúa, 1 el señor Secretario Jeneral don Octa- vio Maira. Previas las formalidades reglamentarias 1 el juramento re- querido, el señor Rector de la Universidad confirió los siguientes títulos 1 grados; Profesores de Educación Fisica: Don Félix Alegría González, 1 » Vicente Canto Mella; Profesores de Trabajos Manuales: Don Froilán Barrios Peñaloza, 1 » Carlos Urbina Cuevas; y E AS SESIÓN DE 31 DE MAYO DE 1920 199 Ercenciado en Leyes 1 Ciencias Políticas: Don José Arce Venegas. Buchiller en Leyes i Ciencias Políticas: Don Roberto de la Maza Rodríguez. Leída 1 aprobada el acta de la sesión de 24 de Mayo, se dió cuenta: 1.2 De 5 decretos del Ministerio de Instrucción Pública, que se insertan al final de la presente acta. En virtud de lo dispuesto en el decreto N.% 1987 de 24 de Abril, se acordó proveer en propiedad, en el Liceo de Valparaíso, la asignatura de alemán, con 8 horas semanales de clases. 2.0 De un oficio del Director del Instituto Pedagójico en que propone que, por el presente año, la cátedra de Francés, que de- sempeña el Profesor don Rodolfo Lenz, se divida en dos, con 8 1 4 horas semanales de clases. Se aceptó por unanimidad la proposición que precede. 3. De una nota de la Sociedad Nacional de Profesores en que espresa su opinión acerca de la época 1 duración de las vacacio- nes de invierno; 1 de las que han remitido los Rectores de Liceos, en cumplimiento del acuerdo que, sobre la materia, celebró el Consejo de Instrucción Pública, en su sesión de 17 de Mayo, en las cuales manifiestan 37 jefes de establecimientos de instrucción secundaria, que las vacaciones de Junio no han correspondido al objeto que se tuvo en vista al establecerlas, 1 que, en su concepto, sería preferible volver al antiguo sistema, o sea a las de tres semanas en el mes de Setiembre, con supresión de las de invierno. El señor Rector de la Universidad, resumiendo las diversas Opl- niones, advierte que hai tres tendencias acerca de las cuales debe pronunciarse la Corporación: la de la Sociedad Nacional de Pro- fesores, que estima que las vacaciones de invierno deben verifi- carse en el mes de Junio, i durar dos semanas, i que convendría dar igual duración a las de Setiembre; la de los que desean con- servar el actual sistema; i la de los que proponen que se vuelva al antiguo. 200 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA El señor Consejero Matte se refiere a la larga discusión que se produjo en 1918, antes de que se propusiera al Supremo Go- bierno el actual Reglamento de Asuetos 1 Vacaciones, 1 recuerda que uno de los fundamentos que se tuvo en vista para estable- cer las de invierno, fué la opinión que entonces manifestó la So- ciedad Nacional de Profesores i muchos de éstos privadamente, acerca de la necesidad fisiolójica de dar un descanso después del prolongado esfuerzo que supone el período de trabajo que va de mediados de Marzo a los comienzos de Setiembre. Se advirtió en aquella ocasión que la tregua en las labores anuales debería venir en el momento oportuno, i no cuando profesores 1 alumnos estuvieran francamente agotados, cosa que ocurría i va a suce- der nuevamente si se suprimen las vacaciones de Junio; 1 se aña- dió que la dicha necesidad era de tal modo evidente, que no había país de Europa que no concediera en la época más cruda del in- vierno,algunos días de descanso a los colejios. Observa el señor Consejero Matte que una de las razones que se dan para volver al antiguo sistema, es la de que, en el período de frío 1 de las llu- vias, alumnos 1 profesores deben vivir confinados en sus casas; pero observa a su vez, que el objeto primordial de las vacaciones esel de descansar i no el de pasear o salir de la ciudad, cosa que, por otra parte, sólo puede realizar un número insignificante de ellos, En consecuencia, el señor Consejero Matte es partidario de que se conserve lo existente, i que, como es de prudencia, no se introduzcan innovaciones hasta que no haya una esperiencia decisiva que asílo aconseje, la que, por ahora, no puede existir, pues se trata de un Reglamento puesto en práctica por una sola vez. El señor Decano de Teolojía no cree que sea un argumento a favor de las vacaciones de Junio, el que también se den en los paises europeos, pues hai que tener en cuenta las diferencias de costumbres. Allí, según entiende, hai un mes de vacaciones en imvierno 1 otro en verano; i si entre nosotros hubiera de adoptarse un tal sistema, sería preciso disminuir las de Enero i Febrero, cosa que, dados nuestro clima 1 nuestros hábitos, no satisface- ría ma los profesores, mi a los alumnos, ni a sus familias. El señor Secretario Jeneral estima que las vacaciones de invier- no no han satisfecho el fin que se tuvo en vista al establecerlas, 10 se ve perfectamente por la encuesta realizada entre los Rec- SESIÓN DE 31 DE MAYO DE 1920) 201 tores de Liceos, que, evidentemente en sus contestaciones, han debido tener mui en cuenta elinterés de los alumnos; i cree, ade- más, que hai acuerdo para volver al antiguo sistema de las tres semanas de Setiembre, que parecen impuestas tanto por el clima como por la coincidencia de que durante ellas venga el período de las fiestas patrias. El señor Secretario Jeneral observa al se- nor Consejero Matte que le estraña verlo aceptar la proposición de la Sociedad Nacional de Profesores en lo que se refiere a las vacaciones de Junio 1 rechazarla en cuanto piden dos semanas, puesto que, si funda parte de su argumentación en el espresado dictamen, es cuestión de lójica, no tomarlo únicamente en lo fa- vorable a la propia opinión. No quiere terminar el señor Secre- tario Jeneral sin protestar del concepto erróneo que se repite con mucha frecuencia de que es Chile el país donde hai mayores. va- caciones, siendo que, en Europa, por ejemplo, se dan más de tres meses 1 medio en el curso del año, i aquí solo dos meses en verano 1 las tres semanas de primavera. El señor Consejero Matte replica que ha aceptado la opinión de la Sociedad Nacional de Profesores en su parte primordial, es decir, en cuanto deja establecido que es indispensable un des- canso en la época del invierno, después de más de tres meses de trabajo, que en cuanto al número de días que propone lo consi- dera únicamente cuestión de detalles, que dependen de diversas circunstancias. El señor Rector del Instituto Nacional recuerda, que, en com- pañía del entonces Decano de Teolojía, señor don Jilberto Fuen- zalida, presentó un proyecto de asuetos 1 vacaciones, que no fué aceptado, a pesar de que, junto con los descansos oportunos 1 eficaces que proponía, prolongaba el año escolar hasta el 15 de Enero. Cree también que es mui conveniente dar un breve des- canso en el invierno, pero observa que en los días comprendidos entre Abril i Agosto, hai muchos que son de asueto, con lo cual se remedia la espresada necesidad. Por otra parte, piensa que no conviene dar vacaciones prolongadas en Junio, porque, como lo ha espresado en varias ocasiones, la mayoría de los alumnos, en su concepto, está en mejores condiciones hijiénicas en el co- lejio que en su casa; que por lo que se refiere a los internos, la situación se agrava, pues no todos pueden volver a su pueblo 1 se 292 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA ven obligados a gastos estraordinarios que no hai para qué impo- nerles. El señor Consejero Urzúa está de acuerdo en la necesidad del descanso; pero estima que hai conveniencia en adaptar el siste- ma de vacaciones a nuestros hábitos sociales 1 en que el Gobierno tenga uno uniforme para todos sus colejios, a fin de evitar que los profesores que trabajan en establecimientos dependientes de distintos Ministerios, no tengan asueto en unos 1 labor en otros, cosa que hace perfectamente ilusorio el provecho de las vaca- ciones. Su Opinión es de que se vuelva al antiguo sistema, esto es, a las tres semanas de Setiembre. El señor Consejero Prado Amor advierte que se trata de un reglamento que apenas está en vigor desde hace un año 1 que, por- tanto, no conviene reformar de prisa, sino después de una in- vestigación seria, 1 con esperiencias repetidas. En consecuencia, hace indicación para que no se tome resolución ahora 1 se espere para ello hasta el próximo año. El señor Consejero Urzúa completa la indicación, en el sentido de que en el entretanto se haga una encuesta acerca de las vaca- ciones entre los profesores, los alumnos i las familias. Puesta en votación la indicación del señor Consejero Prado Amor resultó rechazada por 8 votos contra 3; como resultó apro- bada por 9 votos contra 2 la proposición de que se supriman las vacaciones de Junio, 1 se den en cambio tres semanas en Se- tiembre. En seguida, se entró al estudio de la creación de una clase de Ciencias Biolójicas para el Instituto Pedagójico, 1 con este mo- tivo, recuerda el señor Rector de la Universidad que la indicación de los profesores del mencionado establecimiento ha respondido a las insinuaciones hechas por el Consejo acerca de las necesida- des de intensificar la enseñanza de la Biolojía, necesidad que, des- de su punto de vista profesional, hicieran notar los señores mé- dicos que forman parte de la Corporación, 1 desde uno más je- neral, el señor Consejero Matte, que llamó la atención hacia la lorma defectuosa en que se esplicaban en las humanidades las Ciencias Biolójicas, pues se atendía más a la descripción i a las icaciones que a la esencia misma del.ramo, cuya finalidad SESIÓN DE 31 DE MAYO DE 1920 203 era el conocimiento de la vida. Este fué, espresa el señor Rector, el fundamento de la indicación que se hizo para solicitar la crea- ción de un curso, para el 4. año del Instituto Pedagójico, de Biolojía Superior o con otro nombre, de Anatomía Comparada 1 de Nociones de Morfolojía. Pero, simultáneamente, algunos se- ñores Consejeros propusieron, en vista del gran número de alum- nos que concurre a los primeros años, que se creara un curso pa- ralelo de Ciencias Biolójicas, cosa que el señor Rector de la Uni- versidad acepta, pues se trata de una necesidad evidente, pero que debe'completarse con la clase del 4.9 año, de que ya habló, a fin de que se realicen las ideas de los señores médicos 1 del se- ñor Consejero Matte. Hecha la indicación para pedir la creación de un curso, parale- lo, advirtió el señor Consejero Ouezada que la palabra «ausiliar» que aparece en la nota del Director del Instituto Pedagójico posiblemente no estaba usada como sinónimo de «paralelo», i que, en consecuencia, antes de resolver, convendría que esta duda fuera debidamente aclarada. Se acordó, en consecuencia, dirijirse el Director del Instituto Pedagójico para pedirle que esplique con precisión el espíritu del Cuerpo de Profesores, al proponer la creación de un curso ausi- liar de Ciencias Biolójicas: si se trata de una clase pereparatoria para llenar las deficiencias con que llegan los alumnos al 1.% año; si se piensa sólo en una clase paralela, para dividir los nu- merosos alumnos entre dos profesores; o bien, si se quiere una clase complementaria de Biolojía Jeneral, que se esplicaría en el 4.9 año. : A continuación se aprobó la idea propuesta por el Cuerpo de Profesores del Instituto Pedagójico para crear un Curso de Per- feccionamiento de Latín, con 4 horas semanales de clases obliga- torias para los alumnos del 4. año de Castellano 1 Francés 1 con una hora optativa para los estudiantes del mismo año, de Ciencias Biolójicas i de Historia 1 Jeografía. Se formaron después las siguientes ternas para proveer en propiedad en el Liceo de Chillán, dos cátedras de Historia 1 Jeo- grafía, con 19 1 12 horas semanales de clases: — 204 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Para 19 horas: 1. lugar don Moisés González Robles, 2307810 » Catalino Arrocha, 2» » Alejandro Cresta. ¡05 Para 12 horas: 1.% lugar don Marcial Mora Miranda, PAN) » Belisario Avilés, 1 A » Romeo Salinas. Antes de terminar el señor Consejero Prado Amor, dió cuenta de que había visitado últimamente el Liceo José V. Lastarria 1 que había quedado mui complacido tanto de su réjimen interno como de su disciplina; pero que no podía decir otro tanto del edi- ficio propio en que funcionaba, pues, formado por varias casas construidas para servir de habitación, no está suficientemente adaptado a su objeto, pues no es bastante hijiénico, no tienen muchas salas la luz necesaria i no cumple con las condiciones pedagójicas exijidas por el gran desarrollo que toma día a día el colejio. Por todo ello, hace indicación—que es unánimemente para que se solicite del Supremo Gobierno la inclu- sión en el próximo presupuesto de un item de $ 10,000 para los trabajos de adaptación del edificio del Liceo Lastarria. Finalmente se tomó el siguiente acuerdo: Pasar eninforme al Director del Instituto de Educación Física las siguientes solicitudes: a) De don P. Humberto Allende Sarón, maestro de canto en la Escuela Normal José A. Núñez, Liceo Valentín Letelier 1 Li- céo de Aplicación, 1 con estudios completos en el Conservatorio Nacional de Música, que pide el título de Profesor de Música Vocal; b) De don Enrique Cabral, profesor en el Liceo de Aplicación 1 en el Internado Barros Arana, con estudios de humanidades i de pintura en España, que pide el título de Profesor de Dibujo; c) De don Antonio Polloni Guzmán, bachiller, con estudios completos en la Escuela de Bellas Artes donde obtuvo todas las ecompensas académicas, 1 Profesor del Internado Barros Arana, ue pide el título de profesor de Dibuio 1 Caligrafía; i De don Manuel Castillo Jorquera, Rector del Liceo de Pa- Normalista 1 bachiller, con estudios de Dibujo i Caligrafía aceptada SESIÓN DE 3l DE MAYO DE 1920 205 en los cursos del Instituto Pedagójico 1 de esta última asignatura, además, en el Instituto de Educación Física, que pide el diploma de Profesor en los mencionados ramos. Se levantó la sesión. DOMINGO AMUNÁTEGUI SOLAR Octavio Maira, Secretario Jeneral. ANEXO DOCUMENTOS LEÍDOS EN LA SESIÓN N.o 3028 Santiago, 26:de Mayo de 1920. Vista la terna formada por 21 Consejo de Instrucción Pública para proveer en propiedad la asignatura de Historia 1 Jeografía, con 16 horas semanales de clases del Liceo de Hombres de Los Anjeles, DECRETO: Nómbrase a don Mario Medina, propuesto en la terna res- pectiva, para que sirva en propiedad el empleo de profesor de Historia 1 Jeografía, con dieciseis horas semanales de clases, del Liceo de Hombres de Los Anjeles. Páguese al nombrado el suel. do correspondiente. (Firmados).—SANFUENTES.—E. Bermúdez. 206 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA s — =——u N:0' 449 Santiago, 28 de Febrero de 1920. Vistos estos antecedentes 1 teniendo presente lo dispuesto en el tm 2909, Partida 24 del Presupuesto vijente, DECRETO: 1.2 Comusiónase al doctor don Hugo Lea Plaza, Jefe de la Clí- nica de Enfermedades Nerviosas de la Escuela de Medicina, para que estudie en Europa la cirujía i la clínica aplicadas a dicha especialidad. 2." Previa la fianza de estímulo, la Tesorería Fiscal de Santia- go, pondrá a disposición del señor Lea Plaza la suma de seis mil pesos oro de 18d. ($6,0000ro 18d.), a fin de que atienda a los gastos que le demande la referida comisión.—Impútese dicha suma al ítem 2909, Partida 24, del Presupuesto vijente. Refrén- dese, tómese razón, rejístrese i comuníquese. (Firmados).—SANFUENTES.—/José Bernales. Santiago, 22 de Mayo de 1920. ] N.o 2926.--Vista la nota N.0 285 del Rector de la Universidad, DECRETO: Apruébase cl siguiente acuerdo tomado por el Consejo de Ins- trucción Pública, en sesión del 10 de! actual: «Mientras termina de ponerse en vigor el Plan de Estudios d. la Escuela de Medicina ¿3 de Noviembre de 1918, podrán desempeñar puestos de udantes en la misma escuela los alumnos que hubieren ren- lactoriamente los exámenes del 5.2 año, en conformidad SESIÓN DE 31 DE MAYO DE 1920 207 al Plan de 30 de Octubre de 1886».-— Tómese razón, comuníquese, publíquese e insértese en el Boletín de Leyes i Decretos del Go- - bierno. (Firmados) —SANFUENTES —E. Bermúdez. Santiago, 30 de Abril de 1920 N 0 2414 -—Vista la nota N * 48 del Rector de la Universidad, DECRETO: Nómbrase a don Alberto Veglia, propuesto por el jefe respecti- vo, para que sirva interinamente en ja Escuela de Injeniería el empieo de profeso. de Contabilidad. Páguese al nombrado el sueldo correspondiente a contar desde que haya comenzado a servir. Tómese razón 1 comuvíquese. (Firmados). —SANFUENTES.—£E. Bermúdez. Santiago, 24 de Abril de 1920. N.o 1987.—Vistos estos antecedentes, i lo dispuesto en el ítem 677, letra j, del Presupuesto de Instrucción Pública vijente, DECRETO: Créase, a contar desde el 15 de Marzo último, ocho horas se- manales de la asignatura de alemán para los cursos de 2.9 1 3.9 años de Humanidades del Liceo de Hombres de Valparaíso; 1 nómbrase para que sirva dichas clases, interinamente, a don Da- río Castro, actual profesor de la misma asignatura en el esta- blecimiento. Páguese al nombrado el sueldo correspondiente. "(Firmados).—SANFUENTES.—E. Bermúdez. ' se e da A A Se y Ñ 208 BOLETIN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA N.% 36 Santiago, 2 de Mayo de 1920. Señor Rector: El sentido fallecimiento del Dr. Federico Hanssen, Director 1 Profesor «de este establecimiento, dejó vacantes, en este Institu- to la cátedra de Latín 1 la de Literatura 1 Castellano antiguo de los cursos de Castellano 1 de Francés. Para la primera cátedra fué designado en Setiembre del año pasado el distinguido pro- fesor de Estado i abogado don Carlos Vicuña Fuentes. La se- gunda de estas cátearas fué dividida, a solicitud de esta misma Dirección, en dos asignaturas distintas, una de Gramática His- tórica, para la que fué nombrado el Dr. Lenz, profesor de este mismo establecimiento, con $ 4,600 anuales, i¡ otra de Literatura Antigua, para la cual fué designado el distinguido abogado 1 jefe de la sección de catalogación de la Biblioteca, don Ricardo Dá- vila Silva. Con esta distribución, el Dr. Lenz quedó a cargo de la cátedra de Francés, con 12 horas a la semana, de la de Castellano 1 Lin- gúística Jeneral con 8 horas semanales, que desempeñaba desde antiguo, 1 con la de Gramática Histórica, 6 horas, para la cual fué nombrado en 1919. Total: 26 horas a la semana. La labor a que obliga este número de horas de clases es de tal manera fatigosa que el Dr. Lenz ha manifestado a esta dirección que se ve en el caso de dejar, por lo menos desde luego, algunas de estas clases mientras se puede hacer una distribución de estas asignaturas. En conclusión, solicito del Señor Rector la división de la cáte- dra de Francés, que actualmente desempeña el Dr. Lenz, en dos cátedras parciales: una con 8 horas semanales i $ 4,600 de sueldo al año, para la cual propongo al distinguido profesor del Insti- tuto Nacional, don Antonio Díez, i otra con 4 horas de clases a la semana 1 $ 2,300 de sueldo anual, que continuaría desempe- nando el Dr. Lenz. : Esta distribución, no sólo no introduce perturbación alguna en el presupuesto del año en curso, sino que beneficia la ense- Le SESIÓN DE 31 DE MAYO DE 1920 200 ñanza misma del Francés en este establecimiento, puesto que permite que dos profesores del ramo 1 de indiscutible competen- cia puedan dedicar a ella su actividad con menos apremio, 1, por consiguiente, con mayor eficacia, (Firmado). —ÁARCADIO DUCOING. Santiago, 31 de Mayo de 1920. Señor Rector de la Universidad: El Directorio de la Sociedad Nacional de Profesores me ha en- cargado, en una de sus sesiones últimas, poner en su conocimien- to de Ud. su opinión acerca del actual sistema de vacaciones escolares. Estima este Directorio que las vacaciones de invierno deben tener lugar en el mes de Junio 1 durar dos semanas i que, en cuan- to alas de Setiembre, convendría mantenerlas en la forma actual. Estima, además, que hai manifiesta conveniencia en que el sistema de vacaciones, aplicado a la enseñanza secundaria, se aplique también a la enseñanza superior: porque en muchos ca- sos son jóvenes de una misma familia los que siguen cursos de la una 1 de la otra 1 están sometidos en sus casas a un réjimen más o menos igual. En caso de que no fuese posible conceder las vacaciones de invierno en la forma antes indicada, parece entonces preferible mantener el antiguo sistema de las tres semanas de Setiembre, que, en la práctica, como es notorio, se estienden, sobre todo para los estudiantes de cursos superiores, a todo el mes. La Sociedad considera, sin embargo, que hai más ventajas en el sistema que patrocina, de las dos semanas de vacaciones de invierno 1 de las. dos semanas en primavera, porque los descan- sos demasiado prolongados en el curso del año escolar perjudican ANALES. —ACTAS.—MAYO-JUNIO.—I4 ” 210 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA a la continuidad de los estudios, ¡el estudiante, al reincorporarse a sus clases, de regreso de vacaciones, necesita muchos días para engránarse de nueyo en el orden de materias a que antes estaba consagrada su actividad mental. (Firmado). —Luis GALDAMES, Presidente. Sesión de 7 de Junio de 1920. Fué presidida por el señor Rector de la Universidad, don Do- mingo Amunátegw Solar; asistieron los señores consejeros Con- cha Castillo, Espejo, Espínola, Matte, Quezada, Schmidt, Uria 1 el señor Secretario Jeneral don Octavio Maira. Previas las formalidades reglamentarias i el juramento reque- rido, el señor Rector de la Universidad confirió los siguientes tí- tulos 1 grados: Licenciados en leyes 1 ciencias políticas: Don Hernán Miranda Péroux, 1 » Luis Puyó León. Bachiller en Medicina + Farmacia: Don César Avaria Delgado. Leída 1 aprobada el acta de la sesión de 31 de Mayo, se dió cuenta: 1.0 De once decretos del Ministerio de Instrucción Pública, que se insertan al final de la presente acta. : En vista de lo dispuesto en los decretos N.% 2046, 2234, 2671 1 333, se acordó proveer en «los siguientes establecimientos, las ignaturas que se espresan: el Liceo de Traiguén, la de Castellano, con 12 horas sema- es de clases: el Liceo de Mlapel, la de Matemáticas, con 16 horas; SESIÓN DE 7 DE JUNIO DE 1920 211 En el Liceo de Cauquenes, la de Relijión, con 15 horas; 1 En el Liceo de San Felipe, la de Relijión, con 11 horas. 2.2 De los estados de inasistencias, correspondientes al bimes- tre de Abril 1 Mayo, de los profesores de las Escuelas de Leyes, Injeniería 1 Arcuitectura. Se acordó remitirlas a los respectivos señores Decanos, por si tuvieren alguna observación que formular. 3.2 De una carta en que el albacea de don Severo Ocampo Pando, comunica que este caballero dejó a la Universidad de Chile, un legado de sesenta mil pesos, «con la obligación de apli- carlos a la redención de un censo, que fundará por el capital que con dicha cantidad pueda ser redimido, a fin de que, con sus réditos anuales, el Consejo de Instrucción Pública instituya el «Certamen José Gabriel Ocampo», que se llevará a cabo todos los años a objeto de premiar las dos mejores memorias que se presenten 1 en las cuales se traten materias de las que regla el Código de Comercio. Se establece además en el testamento del señor Ocampo Pando que si en algún año los réditos quedaren en todo o en parte, sin aplicación, se invertirán en la adquisición de obras de ciencias sociales 1 jurídicas, especialmente de Dere- cho Comercial, para la Biblioteca de la Universidad, para for- mar con ellas, si es posible, una sección que se denominaría «José Gabriel Ocampo». En vista de lo dispuesto en el inciso 2. del artículo 10 de la Lai de g de Enero de 1879, en que se declara que el Rector de la Universidad tendrá la representación legal de la misma, se le autorizó unánimemente para firmar la escritura de aceptación del legado, i para hacer los trámites necesarios a la fundación del censo. 4.2 De un oficio del Director del Instituto Pedagójico en que se esplica cuál fué la mente del Consejo de Protesores del esta- blecimiento, al solicitar la creación de un curso auxiliar de Cien- cias Biolójicas, la que no es sino el nombramiento de un profe- sor de Entomolojía que tenga a su cargo la enseñanza de la Zoo- lojía que se refiere al tipo de los Artrópodos 1en especial a la clase «insectos». Con este motivo espresa el señor Secretario Jeneral que la es- = plicación dada por el Director del Instituto Pedagójico camb 1a por completo el aspecto de la cuestión que ha venido estudian do 212 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA el Consejo en sus últimas sesiones, i estima, en consecuencia, que, si no hai para qué crear un curso paralelo, ya que el profe- sor titular no siente su necesidad, ni se acepta la indicación que hizo para que se funde en el 4.2 año una clase de Anatomía Comparada i de Nociones de Morfolojía, sería preferible dejar las cosas en el mismo estado en que se encuentran. El señor Consejero Urzúa concuerda con la última idea mani- festada por el señor Secretario Jeneral, i por tanto insiste en su primitiva indicación de postergar por uno o dos años más la re- solución de la materia en estudio, o sea la reforma del Curso de Ciencias Biolójicas del Instituto Pedagójico. Puesta en votación la indicación del señor Consejero Urzúa, re- sultó aprobada por siete votos contra uno. Se abstuvo el señor Consejero Quezada. El señor Consejero Matte funda su voto negativo en la consi- deración de que, tratándose de una necesidad de la enseñanza, cual es la de mejorar aún la preparación de los futuros profesores de Ciencias Biolójicas, no es posible postergar su satisfacción por motivos de carácter personal. En su concepto, lo primero es tender al progreso de los estudios, i mui en especial de los bio- lójicos, cosa en que estuvo de acuerdo todo el Consejo i que fué el orijen de la insinuación que se hizo a los profesores del Insti- tuto Pedagójico a fin de que estudiaran los medios de intensi- ficar la enseñanza de la Biolojía, que dejaba que desear tal como se hace en los Liceos, pues se había observado que los profesores secundarios daban mayor importancia a detalles i clasificacio- nes, con perjuicio de lo que es esencial en el ramo, el estudio de + la vida misma. Por otra parte, no ve el señor Consejero por qué la creación de la cátedra auxiliar en la forma antes propuesta, podría ser causa de molestia para el profesor titular, cuando con ella se coadyuvaría a su tarea i se le permitiría así trabajar con E más intensidad i mayor eficiencia. Termina el señor Consejero - Matte, insistiendo en que se opone a la postergación, porque, ¿su juicio, en las reformas que se introduzcan en la enseñanza, debe primar el interés de ésta sobre toda otra consideración. 5." De una nota del Rector del Liceo de la Serena en que da cuenta de que no se ha presentado ningún profesor con título al concurso abierto para proveer en propiedad la asignatura de | Inglés, con 18 horas semanales de clases. SESIÓN DE 7 DE JUNIO DE 1920 213 Se resolvió que continuara servida interinamente. 6.2 Dz un oficio del Rector del Liceo de Rengo en que avisa la vacancia de una cátedra de Inglés, con 6 horas semanales de clases. Se acordó proveerla en propiedad. 7.2 De una comunicación del Rector del Liceo de Chillán, en que da cuenta de la vacancia de la asignatura de Relijión, con 21 horas semanales de clases. Se acordó proveerla en propiedad. 8. De una nota del Rector del Liceo de Lebu en que comuni- ca que no se ha presentado ningún candidato con título del Ins- tituto de Educación Física al concurso abierto para proveer en propiedad una cátedra de Caligrafía, con 7 horas semanales de clases. Se acordó que continuara servida interinamente. A continuación se formó la siguiente terna para proveer en propiedad en el Liceo de Valparaíso, la asignatura de Historia 1 Jeografía, con 24 horas s.manales de clases: 1.% lugar don Luis Marín Puebla, 2:0 » » Gustavo Labatut, 1 a » Pedro Alarcón. En seguida el señor Rector de la Universidad puso en tabla la petición formulada por el Director del Instituto Pedagójico a fin de que se le autorice para establecer, por el presente año, un curso gratuito de Filosofía, destinado a la preparación de los profesores del ramo en los colejios de segunda enseñanza. Ad- vierte el señor Rector, que, según el Reglamento del Instituto Pedagójico, sólo pueden aspirar al título de profesores de Filo- sofía aquellas personas que, estando ya en posesión del diploma de Profesor de Estado, se sometan a un examen especial de la materia, cosa que no ha ocurrido hasta ahora, 1 que es lo que ha determinado al Director a proponer la idea que deja espuesta. Añade el señor Rector que, según sus informaciones la forma que adoptaría el nuevo curso, establecido a manera de ensayo, sería la de un seminario, en que los alumnos, con toda la independencia de criterio necesaria; harían memorias acerca de los temas indi- cados por los profesores que serían los señores Ricardo Dávila, 214 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA o. Arcadio Ducoing i Pedro León Loyola, que, como se sabe, for- man parte del personal docente del establecimiento. El primero profesaría la cátedra de Filosofía Griega; el segundo la de Ló- jica, 1 el tercero, la de Psicolojía Esperimentali de Historia de la Filosofía Moderna El señor Consejero Concha Castillo piensa que el asunto pro- puesto es bastante delicado para resolverlo sobre tabla, pues, seoún entiende, en un curso de Filosofía deben esplicarse todas las materias que constituyen esta ciencia, muchas de las cuales continúan todavía dividiendo los espíritus 1 por tanto, en per- petua controversia. Así, pues, su opinión es la de que se pida a los mencionados profesores el programa que van a esplicar, 1 una vez conocido, tomar entonces resolución. En consecuencia, el señor Consejero Concha Castillo, salva su voto. Hace otro tanto el señor Decano de Teolojía porque, en su concepto, la creación del nuevo curso equivaldría al estableci- miento de una Filosofía oficial, pues hai que fijarse que estos profesores van a dar las doctrinas que sus discípulos, los futuros satedráticos de los Liceos, esplicarían más tarde en toda la Re- pública. El señor Decano de Teolojía no hace cuestión de per- sonas, pues de las indicadas nada tiene que decir; pero observa que mañana pueden venir otras con distinto criterio, 1 es preciso no olvidar que los asuntos que estudia la Filosofía son de por sí complicados 1 espuestos a distintas soluciones, que no per- manecen en el terreno de la ciencia pura sino que influyen sobre la vida misma del individuo. Recuerda, además, el señor Decano que en las humanidades se suprimieron del programa de Filosofía muchas materias, porque daban motivos a contro- versias por la diversidad de juicios que sobre ellas han recaído; 1 por lo que se ha propuesto, nota que se quiere volver al mismo peligro que se ha procurado evitar, peligro tanto mayor porque los especialistas, por su propia mentalidad, aun con un programa bien definido, mui difícilmente se someterán con rigor aél. Así, es, el señor Decano de Teolojía, salva su voto en esta materla, made que aun para una cátedra gratuita de Biolojía daría adverso, pues no ve de qué manera podría fiscalizarse una enanza, que, en tales condiciones, no estaría sujeta a norma or Secretario Jeneral advierte que los profesores univer- [59] — ¡1 SESIÓN DE 7 DE JUNIO DE 1920 sitarios tienen libertad en su cátedra, garantizada por la lei; 1 que, en el caso en estudio, si se denegara la autorización solici-" tada, les queda a los catedráticos mencionados el derecho de pre- sentarse como profesores Estraordinarios de Filosofía. El señor Consejero Quezada dará su voto favorable a la auto- rización que se pide, pues dentro de las funciones del Consejo de Instrucción Pública, está la de fomentar estas iniciativas que, en realidad, no tienen más objeto que ensanchar el campo de acción de la Universidad; 1 que lejos de oponerse a ellas, la Cor- poración debe congratularse 1 felicitar a los profesores que, en bien de la enseñanza, se sacrifican trabajando sin remuneración alguna. Estima el señor Consejero Ouezada que el Instituto Pe- dagójico es un establecimiento cuya finalidad no debe ser úni- camente la de darel arte de la enseñanza, sino además la de con- tribuir a ampliar los conocimientos científicos; 1 ya que la Uni- versidad de Chile, por su situación especialísima, está limitada en sus iniciativas por la Lei de Presupuestos, cuando un incon- veniente de esta última clase se elimina por la jenerosa actitud de los profesores, es justo que el Consejo de Instrucción Pública los estimule en tal labor, sobre todo cuando es de tal clase que viene a correjir uno de los defectos de nuestra educación secun- daria, acusada de no dar sino en mínima parte ideas jenerales 1 principios fundamentales. Por lo demás, según lo ha oído el se- ñor Consejero Quezada, lo que se va a enseñar es Lójica, His- toria de la Filosofía 1 Psicolojía Esperimental, materias en que no ve peligro de controversias ni de imposición de ideas; ni teme tampoco que se vaya a constituir por esto un sistema filosófico propio de Chile, por lo mismo que no podría decirse que existe una física chilena, por el hecho de que se la esplique en diversos Cursos universitarios. El señor Consejero Concha Castillo cree que, a pesar de todo, se va a formar una especie de filosofía oficial, puesto que los pro- fesores que se gradúen en el nuevo curso, seguirán esparciendo sus doctrinas en los liceos de la República. El señor Consejero Matte espresa que s1 tratara de dar con ello mayor estensión a los estudios de Filosofía en las hamanidades, no aceptaría la creación del nuevo curso, pues, en su sentir es este un ramo cuya enseñanza debe más bien restrinjirse porque el desarrollo mental de los estudiantes secundarios no les permite, 216 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA en jeneral, asimilar materia de naturaleza tan abstracta. Estima que a consecuencia del gran desarrollo que han tomado todas las demás ramas del saber 1 de acuerdo con las tendencias moder- nas de la enseñanza secundaria, debe darse más importancia a estos conocimientos, que tienen mayor aplicación en la vida i aún más eficacia educativa. Pero como se trata de mejorar la pre- paración de los futuros profesores de Filosofía, dará su voto favo- rable a la autorización que se solicita. Como la enseñanza de la Filosofía en el Instituto Pedagójico está especialmente determi- nada por las necesidades de la didáctica, 1 no puede por lo tanto tener todo el desarrollo que el ramo requiere en jeneral, le parece conveniente la creación del mencionado curso, pues estima que teniendo los. profesores mejor preparación, conociendo más a fondo el ramo, serán más capaces de seleccionar las materias, de condensar la enseñanza 1 de darla en forma más apropiada. En consecuencia, se acordó autorizar al Director del Instituto Pedagójico para establecer, por. el presente año, un Curso gra- tuito de Filosofía, destinado a la formación de profesores del ra- mo en los establecimientos de segunda enseñanza, el cual fun- cionaría servido por los catedráticos señores Ducoing, Dávila 1 Loyola, cuyas diversas asignaturas serían las de Psicolojía, Ló- jica e Historia de la Filosofía, esplicadas sobre la base de los programas aprobados por la Corporación 1 el Supremo Gobierno en decreto N.% 6177 de 16 de Diciembre de 1907. Por último se tomó el siguiente acuerdo: Autorizar a doña Alice Allouard Carny, para que rinda, ante convsión de profesores de la Sección de Niñas del Liceo de Apli- cación, un examen jeneral en que se determine la preparación que posee. Se levantó la sesión. DomMINGO AMUN ÁTEGUI SOLAR. » Octavio Maira, Secretario Jenera., — — — SESIÓN DE 7 DE JUNIO DE 1920 21 ——__ _z_—_—_—_—_—_—_—_—_—_—_—_—_—__ __ ___ —- a ANEXO DOCUMENTOS LEÍDOS EN LA SESIÓN Santiago, 24 de Abril de 1920. N.o 1983. —Teniendo presente: que el Decreto Reglamentario N.9 320, de 5 de Febrero de 1916, establece que los premios de constancia que corresponden a los Rectores 1 profesores de ins- trucción secundaria 1 superior en virtud del artículo 44 de la le: de y de Enero de 1879, se pagarán anualmente en conformidad a las siguientes reglas: «Art. 2.0, letra a): al Profesor que ha ser- vido una asignatura durante cierto número de años i pasa a des- empeñar otra conservando la primera, se le continuarán pa- gando sus premios con relación al sueldo de la primera asigna- tura, con aumento de un cuarentavo por año; 1 una vez que cum- pla seis años de servicios en la segunda asignatura, comenzará, además, a ganar premios con relación al sueldo de ésta, a ra- zón de seis cuarentavos en el séptimo año, siete en el octavo, etc., que elinciso final de dicho artículo dispone que la misma regla se aplicará en el caso de que uno de los empleos sea de pro- fesor 1 el otro de Rector; que en conformidad a las disposiciones vijentes, los Rectores de Liceos no pueden tener a su cargo más de dieciocho horas semanales de clase; que, en consecuen- cla, 1 de acuerdo con el decreto N.% 320 citado, el profesor que pasa a desempeñar un puesto de Rector, conservando 18 horas semanales de clases, se le continúan pagando sus premios con relación al sueldo de ese número de horas de clases, con aumento de un cuarentavo por año, 1 sólo empieza a devengar premios como Rector una vez que cumple seis años de servicio en ese puesto; que un profesor de Estado con treinta horas sema- nales de clase ¡ dieciséis años de servicios, percibe anualmente por sueldo i premios de constancia una renta de doce mil seis- cientos pesos ($ 12,600); s1 el mismo profesor pasa a desempeñar el puesto de Rector de Liceo de segunda categoría, conservando dieciocho horas semanales de clases, percibirá una renta de once mil setecientos sesenta pesos ($ 11,760), 1 si es designado para 218 BOLETÍN 'DE' INSTRUCCIÓN PÚBLICA igual puesto en un Liceo de primera clase, una renta de trece mil ciento sesenta pesos ($ 13,160); que, como puede apreciarse en el ejemplo propuesto, dicha forma de pago orijina, en el pri- mer caso, una disminución en la renta anual del empleado, 1 en el segundo, un aumento de sólo quinientos sesenta pesos ($ 560), ¡ que, en consecuencia, es de estricta justicia modificar esa for- ma de pago de los premios de constancia, a fin de mejorar la si- tuación económica de los profesores que son designados por el. Gobierno para servir empleos de mayor categoría 1 responsabili- dad, como son los Rectores de Liceos, DECRETO: Sustitúyese el inciso final de la letra b) del artículo 2.2 del De- creto Reglamentario N.% 320, de 5 de Febrero de 1916, por el si- vuiente: «las mismas reglas se aplicarán en el caso qne uno de los empleos sea de profesor 1 el otro de Rector; pero al profesor que desampeñare más de dieciocho horas semanales de clases 1 pasara a servir el puesto de Rector, conservando parte de su asignatura, le continuarán pagando sus premios, mientras cumpla seis años de servicio en su nuevo puesto, con relación al sueldo co- rrespondiente al número de horas semanales de clases que hubiere servido a la fecha de su designación para el empleo de Rector, con un cuarentavo por año». Tómese razón, comuníquese, pu- blísuese e insértese en el Boletín de Leyes 1 Decretos del Gobierno. (Firmado). —SANFUENTES.—LE. Bermúdez. Santiago, 30.de Abril de 1920 Nx.” 2419. Decreto: —Nómbrase a las siguientes personas pro- pue: sfas por el jefe respectivo, para que sirvan interinamente en la Escuela de Farmacia los empleos que se indican, vacantes por fallgcimiento de la persona que los servía: A don Carlos Ghigliotto, profesor de Farmacia esa 1a don SESIÓN DE Y DE JUNIO DE 1920 2,19 Juan de Dios Rojas, profesor de Farmacia. Páguese a los nombra- dos el sueldo correspondiente a contar desde que hayan comen- zado a servir. * (Errmado).—SANFUENTES.—£E.' Bermúdez. Santiago, 10 de Mayo de 1920. N.0o 2539.— Vista la nota N. 49 del Rector de la Universidad, Decreto: Nómbrase a don Humberto Trucco, propuesto por el ¡efe respectivo, para que sirva interinamente, en la Escuela de Derecho, el empleo de profesor del Seminario de Derecho Proce- sal 1 de Práctica de Jueces 1 Notarios, creado por decreto N.0 2056 de 26 de Abril último. Páguesele el sueldo correspon- diente. (Birmado).—SANFUENTES. —E. Bermúdez. Santiago, 24 de Abril de 1920. N.o 2046.—Decreto:—Acéptanse las renuncias que hacen don Arturo Contreras, don Gustavo Vera 1 don Desiderio Pincheira de los empleos de profesores de Castellano, con cuatro horas se- manales de clases, cada uno, del Liceo de Hombres de Traiguén 1 se nombra en su reemolazo, en calidad de interino, con doce horas semanales de clases, a don Hermójenes Astudillo, propues- to por el jefe respectivo. Páguese al nombrado el sueldo corres- pondiente a contar desde que haya comenzado a prestar sus servicios. E. Bermúdez. (Firmado). —SANFUENTES. / £ ,. 220 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Santiago, 22 de Abril de 1020. N.o 2234.— Decreto: Nómbrase al profesor de Estado don Gregorio Cid Flores, propuesto por el jele respectivo, para que sirva interinamente en el Liceo de Hombres de Illapel, el em- pleo de profesor de Matemáticas, con dieciseis horas semanales. de clases, vacante por renuncia de la persona que lo servía. Páguese al nombrado el sueldo correspondiente a contar desde que haya comenzado a servir. (Firmaco). —SANFUENTES.— E. Bermúdez. Santiago, 18 de Mayo de 1920. N.o 2833.—Decreto.—Nómbrase al presbítero don Jaime Oli- veda Rivera, propuesto por el Jefe respectivo, para que sirva interinamente en el Liceo de Hombres de Cauquenes el empleo de profesor de Relijión, con quince horas semanales de clases, vacante por renuncia de la persona que lo servía. Páguese al nombrado el sueldo correspondiente a contar desde que haya comenzado a servir. (Firmado). —SANFUENTES.—E. Bermúdez. Santiago, 14 de Mayo de 1920. N.0 2671.—Decreto: Acéptase la renuncia que hace el Rydo. P. Juan José Labra, del empleo de profesor de Relijión, con once horas semanales de clases del Liceo de Hombres de San Felipe; 1 se nombra en su reemplazo, en calidad de interino, a Frai José Domingo Baeza, que ha sido propuesto por el jefe respectivo. Páguese al nombrado el sueldo correspondiente a contar desde que haya comenzado a servir. (Firmado).—SANFUENTES.—E. Bermúdez. SESIÓN DE 7 DE ¡UNIO DE 1920 221 Santiago, 13 de Mayo de 1920. N.0 2756.—Decreto: Nómbrase a las siguientes personas pro- puestas por el jefe respectivo, para que sirvan, interinamente en el curso ausiliar de segundo año de humanidades del Liceo José Victorino Lastarria, los empleos que se indican: a don San- tiago Husband, profesor de Inglés, con cuatro horas semanales de clases; i a don Manuel R. Espinoza, profesor de Ciencias Na- turales, con dos horas semanales. Páguese a los nombrados el sueldo correspondiente a contar desde que hayan.com=>nzado a servir. (Firmado). —Por orden del Presidente.—E. Bermúdez. Santiago, 31 de Mayo de 1920. N.0 2935.—Vistos estos antecedentes 1 teniendo presente lo «dispuesto en el artículo 45 de la lei de y de Enero de 1870, i el acuerdo tomado por el Consejo de Instrucción Pública, Decreto: La Tesorería Fiscal de Santiago pagará, por mensualidades igua- les i vencidas i a contar desde el 1.2 de Abril último, a los pro- Tesores que se indican, las cantidades que se espresan, como premios por las siguientes obras: A don Belisario Díaz Ossa, la “suma de setecientos cuarenta i nueve pesos noventa 1 cinco cen- tavos ($ 749.95), por su obra «Tecnolojía del Salitre»; 1 a don Manuel Almeyda la suma de novecientos pesos ($ 900) por su «Obra «Análisis Vectorial». Impútese el gasto al ítem 2114, par- tida 12 del Presupuesto vijente. (Firmado). —SANFUENTES. —E. Bermúdez. 222 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Santiago, 27 de Mayo de 1920. N.0 3080.-—Vista la nota N.0 314 del Rector de la Universidad, Decreto: Nómbrase a don Edecio Torreblanca, propuesto por el jefe respectivo, para que sirva en el Curso de Conductores de Obras el empleo de profesor de Instrucción Cívica, mientras el titular desempeña el puesto de jete de Sección del Ministerio de Instrucción Pública. Páguese al nombrado el sueldo correspon- diente. (Firmado).—Por orden del Presidente.—E. Bermúdez. Santiago, 18 de Mayo de 1920. N.0 2829.—Vista la nota N.0 218 del Rector de la Universi- dad, Decreto: Nómbrase a las siguientes personas propuestas en primer lugar de las ternas respectivas, para que sirvan en pro- piedad en la Escuela de Injeniería los empleos que se indican: Á don Juan Brúggen profesor de Mineralojía i Jeolojía; i a don Francisco Mardones, profesor de Caminos 1 Ferrocarriles. Pá- gnese a los nombrados el sueldo correspondiente. (Firmado). —SANFUENTES.—E. Bermúdez: Santiago, 2 de Jumio de 1920. señor don Domingo Amunátegui $. Estimado señor 1 amigo: be que don Severo Ocampo, de quien soi albacea, dejó: ll pesos a la Universidad del Estado, con el objeto que en su testamento. izado para pagar ese legado i para hacerlo necesito SESIÓN DE Y DE JUNIO DE 1920 223 saber si es o no aceptado, 1, en caso de serlo, quien firmará la escritura que debe otorgarse. El borrador de ella será previa- mente sometido a Ud. Le envío una copia fiel, que mandaré autorizada si Ud. lo desea, de la parte pertinente del testamento del señor Ocampo. Espero que Ud. me diga si considera necesaria una presenta- ción en forma al Consejo de Instrucción Pública. Le anticipo que no le encuentro utilidad. (Eirmado). —MIGUEL A. VARAS. TESTAMENTO! DE DON SEVERO. OCAMPO PANDO Otorgado en 20 de Julio de 1915 ante el Notario señor Melo Egana. i Decimo-octavo.—Lego a la Universidad del Estado la cantidad de sesenta mil pesos para que los tenga por suyos con la obli- gación de aplicarlos a la redención de un censo, que fundará por el capital que con dicha cantidad pueda ser redimido de confor- midad a la le1, 1 de invertir, por intermedio del Consejo de Ins- trucción Pública, en la forma que espreso en seguida, los réditos que anualmente produzca. Es mi voluntad que bajo el nombre de «José Gabriel Ocampo» se funde un certamen anual sobre las materias que regla el Código de Comercio 1 que se premien las dos mejores memorias que se presenten con los réditos del censo aplicados en su totalidad. Encargo al Consejo de Instruc- ción Pública la reglamentación de estos certámenes, determinando la época en que deben verificarse 1 las demás condiciones a que deben someterse para alcanzar el fin de fomentar útilmente el estudio de las leyes mercantiles, procediendo encuanto sea po- sible, sobre la base de los reglamentos que rijen los certámenes de las Facultades Universitarias en cuanto mira a la calificación de las memorias 1 aplicación de los premios. Como estas instituciones las ampara el Consejo con interés, confío en que habrá de adoptar las medidas más adecuadas para hacer eficaces mis propósitos. Si en aleún año los réditos quedaren, en todo o parte, sin aplica- DA BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA — ción por no haberse presentado memorias al certamen o por ser indignas de premio las presentadas, es mi voluntad que el Con- sejo los invierta en la adquisición de obras de ciencias sociales i jurídicas, especialmente de derecho comercial, para la biblio- teca de la Universidad, formándose con ellas, si es posible, una sección que se denominsrá José Gabriel Ocampo. ÑN. 54. Santiago, 5 de Junio de 1920. Señor Rector: La propuesta de una cátedra auxiliar para la asignatura de Ciencias Biolójicas 1 Químicas fué hecha por esta Dirección obedeciendo a vn acuerdo tomado por el Consejo de Profesores. l este acuerdo fué tomado a pedido del profesor del ramo de este Instituto, don Federico Johow. Interrogado sobre el punto en consulta, el señor Johow ha en- viado a esta Dirección la siguiente comunicación: Señor Director del Instituto Pedagójico: La intención mía respecto de la creación de una nueva cátedra de Zoolojía es la siguiente: Deseo que se nombre un profesor de Entomolojía que tenga a su cargo la enseñanza de aquella parte de la Zoolojía que se refiere al importante tipo de los Artrópodos 1 en especial a la clase de Insectos. Es esta una especialidad que en las Universidades estranjeras se halla, casi siempre, confiada a un catedrático llamado profesor auxiliar o estraordinario. Para nuestro Instituto Pedagójico, la creación de esta clase es tanto más indicada cuanto que el catedrático titular de Zoolojía, fuera de este ramo, enseña también la Botánica i conviene, por esto, no restrinjirle demasiado el tiempo, que necesita para la £oolojía jeneral. Pero hai otro motivo mui poderoso que indu- jo al infrascrito a proponer la fundación de la clase de que se trata, Me refiero a la necesidad de que se enseñe a los futuros protesores de los Liceos las nociones sobre insectos útiles 1 da- ninos que se han introducido en el nuevo proyecto de programa SESIÓN DE Y DE JUNIO DE 1920 225 ) de Ciencias Biolójicas que se ha presentado al Honorable Con- sejo de Instrucción Pública por la Comisión designada por él. Termino manifestando que si el Honorable Consejo accediera a la medida que propongo se satisfarían también ampliamen- te los deseos espresados por algunos Consejeros de que se dé a la Biolojía jeneral una importancia sobresaliente en la enseñanza de la Zoolojía. Pues no hai ningún grupo de animales cuya bio- lojía ofrezca mayor interés por la variedad de adaptaciones que en ellos se observan que la vasta clase de los Insectos cuya his- toria natural sería enseñada por el nuevo profesor. Estimo que la nueva clase deberá figurar con 2 horas semana- les en los cuatro años de estudio de la asignatura de Ciencias Biolójicas. En cuanto a la glosa del presupuesto que se referiría al empleo propuesto, podría, a mi juicio, formularse así:«sueldo de un pro- _Tesor de Entomolojía pura i aplicada $ 6,000.00. —(Firmado).— Dr. F. Johow». Saluda atentamente a Ud. ; (Firmado). —ARCADIO DUCOING. Nor La Serena, 12 de Mayo de 1920. Señor Rector: En vista de la nota N.% 179 de 20 de Abril del presente año tengo el honor de hacer presente a Ud. que para desempeñar en propiedad las 18 horas semanales de inglés no se ha presentado ningún profesor titulado en el Instituto Pedagójico. (Firmado). —J. E. PEÑA VILLALÓN. ANALES-ACTAS. —MAYO-J UNIO—I5. 226 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA N.o 63. Rengo, 4 de Jumio de 1920. X Hallándose vacantes las clases de Filosofía con “cuatro horas semanales, i seis horas de inglés, por renuncia de don José Ma- ría Venegas, que las servía, he propuesto para desempeñar las primeras al Profesor de Estado en Historia, don Heriberto Soto, ¡ para las de Inglés a don Enrique Abbondatti que desempeña igual cargo en este Liceo. No tiene título de Estado, pero posee antecedentes que acreditan su competencia, los cuales fueron enviados al Ministerio para los fines del caso. Ruego a Ud. se sirva comunicarlo al Honorable Consejo de Instrucción Pública, por sisdesea proveer en otra forma dichas clases. (Firmado).—-JuLIO ESCUDERO. N.0 44. Chillán, 19 de Mayo de 1920. Señor Rector: Con motivo de la renuncia que ha hecho el Presbítero don Eusebio Muñoz de sus clases de Relijión, han quedado vacantes en este Liceo 21 horas semanales de dicha asignatura, gue es conveniente sean proveídas en propiedad. Como es difícil que esas 21 horas puedan ser desempeñadas por una sola persona, podrían proveerse en dos grupos: 10 horas para un profesor i 11 para otro, que es la forma en que actual- mente se encuentran servidas por dos profesores propuestos como Interinos. (Firmado).---N. TONDREAU. A A E e AAA SESION DE 21 DE JUNIO DE 1920 22 N.2 107. Lzbu, 4 de Junio de 1920. Señor Rector: En contestación a su nota N.0 246 de fecha 4 de Mayo último, me permito poner en su conocimiento que en esta localidad se han presentado las siguientes personas para el concurso a que . se refiere la nota citada. Para 7 horas de Caligrafía. —Don Juan Guillermo Muñoz, Nor- malista titulado en 1904 1 que desempeña actualmente las asig- naturas de Francés 1 Canto con 131 8 horas respectivamente 1 que ha sido nombrado interinamente, para desempeñar la asig- natura de Caligrafía por decreto N.0 2019 de fecha 24. de Abril del presente año. Para 11 horas de Relijión, el cura párroco de esta localidad. don Gregorio Arrieta. F. VARGAS GUERRA. Ny (Firmado). Sesión de 21 de Junio de 1920. Fué presidida por el señor Rector de la Universidad, don Do- mingo Amunátegui Solar, asistieron los señores Consejeros Baha- monde, Concha Castillo, Espejo, Matte, Prado Amor, Quezada, Schmidt 1 el señor Secretario Jeneral, don Octavio Maira. Previas las formalidades reglamentarias 1 el juramento reque- xido, el señor Rector de la Universidad confirió los siguientes títulos 1 grados: Médicos Cirujanos: Don Buenaventura Santander Hurtado, 1 » Waldo Vera Alarcón; Injeniero Civil: Don Kurt Uthemann Herrmann: 228 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Profesora de Francés: Doña Guillermina González Mac Oliver. Farmacéuticos: Doña Flora García Castillo, Don Salvador González Cortés, » Manuel R. Lucares Aranda, » Juan A. Meline Leydier, » Gustavo Olivares Faundes, Doña Elba Páez Arriagada, » Elena Poblete Cabezas, Don Leonidas Valenzuela Aguilera 1 Doña Zoila Yáñez Liberona. Licenciados en Leyes 1 Ciencias Políticas: Don Guillermo Carabantes Ipinza, » Delfin Fuentealba Chávez, 1 » Rafael González Aliaca. Bachilleres en Leyes ¿ Ciencias Políticas: 3 ¿ E . é Don Oscar Acevedo Vega, » Adolfo Jofré Rossel, » Gabriel Leyton Barros, 1 » René Sánchez Ruiz Tagle. El mismo señor Rector dió cuenta que con fecha el de Junio, confirió los siguientes diplomas: Profesor de Dibujo i Caligrafía: Don Hernán Ocampo Muñoz. SESIÓN DE 2l DE JUNIO DE 19.0 229 Licenciado en Leyes ¿ Ciencias Políticas: Don Manuel Vial Echeñique. . También se dió cuenta que con f.cha 28 de Mayo se confirió en el Liceo de Valparaíso, el grado de : Bachiller en Leyes 1 Ciencias Políticas: a Don Hernán Viscaya Claro. Leída 1 aprobada el acta de la sesión de 7 de Junio, se dió cuenta: 1.0 De dos oficios del Ministerio de Instrucción Pública, que se insertan al final de la presente acta. 2.0 De una proposición hecha por el Jefe de la Sección del Ma- terial del Ministerio de Instrucción Pública, acerca de la conve- niencia de refundir, en provincias, los laboratorios de Física 1 Química de los Liceos de Niñas i de Hombres en el de estos últi- mos establecimientos, a los cuales podrían concurrir las alumnas de aquéllos, ciertos días de la semana, a fin de intensificar los trabajos esperimentales i obtener una considerable economía en la adquisición del material de enseñanza. Se resolvió informar al señor Ministro en el sentido de que lo que más convenía era dotar a los liceos fiscales de buenos labo- ratorios, i manifestarle, además, que la Corporación estimaba esta: manera de proceder, peligrosa para la disciplina 1 el buen réji- men de los referidos establecimientos por la presencia de ele- mentos estraños en el Liceo de Hombres i la obligada salida de las niñas a la calle en horas de trabajo. 3.2 De:un oficio del Ministro de Chile en Roma, en que se 1n- forma acerca de los estudios practicados allí por el señor Decano de la Facultad de Medicina, don Gregorio Amunátegui, para im- ponerse, en cumplimiento de la comisión que le confirió el Con- sejo de Instrucción Pública, de todo lo relacionado con la ense- ñanza secundaria i superior que pueda interesar a nuestro país. En vista de las- interesantes informaciones que aparecen en la 230 -BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA mencionada comunicación, se acordó hacerla publicar en los dia- rios locales. 4.0 De doce decretos- del Misterio de Instrucción Pública, que se insertan en el anexo de la presente acta. En atención a lo dispuesto en los decretos números 2836, 2638, 3087, 1 3620, se acordó proveer en propiedad, en los siguientes establecimientos, las asignaturas que se espresan: Liceo Barros Borgoño, Relijión, con 29 horas semanales de clases; ñ Liceo de Cauquenes, Inglés con 18 horas; Curso de Leyes de Concepción, Derecho Romano, a propuesta en terna del Cuerpo de Profesores de la Facultad de Leyes; 1 del mismo modo en el Curso de Leyes de Valparaíso, Derecho Internacional. A indicación del señor Decano Bahamonde, se resolvió que la cátedra de Derecho Civil del Curso de Leyes de Concepción, vacante por renuncia del profesor don Esteban Iturra, continúe por ahora, servida interinamente. 5." De un oficio de don Alejandro Bertrand con el cual remite su oa de incorporación a la Facultad de Ciencias Físicas 1 Matemáticas. Se acordó enviarla a la Facultad respectiva para los efectos reglamentarios. 6.0 De una petición de la Sociedad Colonias Escolares «Do- mingo Villalobos» para que se aumente la subvención que el Con- sejo de Instrucción Pública le tiene concedida. Se resolvió suscribirse, desde luego, con una cuota de doscien- tos pesos anuales. 7." De un telegrama del Rector del Liceo de Copiapó en que avisa no haberse presentado ningún profesor con título al con- curso abierto para proveer en propiedad la asignatura de Inglés E con 18 horas semanales de clases. 3 se acordó que continuara servida interinamente. 5.0 de una nota del Rector del Liceo de Valparaíso con la cual E emite una solicitud de don Aarón Joel, en que pide que el di- po -po ploma de bachiller de su pupilo don Moreno Azubel Joel, que teside actualmente en Buenos Aires, le sea entregado por inter- medio del señor Ministro de Chile en la República Arjentina. cordó delegar en el señor Ministro de Chile la facultad de SESIÓN DE 21 DE JUNIO DE 1920 231 recibir la promesa reglamentaria 1 hacer entrega del referido di- ploma al candidato don Moreno Azubel Joel. 9.2 De una comunicación del rector del Liceo de Traiguén en que da cuenta de que los profesores del establecimiento don Ramón Andrade, don Hermójenes Astudillo, don Gustavo Vera 1 don Carlos Viveros, desempeñan mayor número de horas de clases que las que permite el decreto de 30 de Junio de 1896; 1 en que pide que, por la dificultad de encontrar profesores para las horas de exceso, se le autorice para que puedan continuar en la misma forma. Se resolvió contestar al referido Rector que el Consejo de Ins- trucción Pública estima que no hai ninguna conveniencia, para el buen desempeño de las funciones administrativas 1 docentes en que los profesores hagan más clases que las que fija el referi- do decreto; 1 que, en el caso actual, espera, que, con la debida prudencia i antes de que termine el año escolar, habrá proce- dido a regularizar la situación en que se encuentran los profeso- res a quienes se refiere en su nota. 10.2 De una petición de los vecinos de Angol, remitida por el señor Intendente de la provincia, para que se cree el 6.0 año de humanidades en el Liceo de esa ciudad. En vista de la matrícula con que cuenta el actual 5.9 año de humanidades se resolvió favorablemente la antedicha petición, 1se acordó pedir al Supremo Gobierno se consignen en los próxi- mos presupuestos los fondos necesarios. 11.2 Ds las siguientes nóminas de candidatos presentados por el señor Rector de la Universidad para proveer en propiedad las asignaturas que se espresan en los establecimientos que se indi- can: Liceo Barros Borcoxo: Matemáticas con 16 horas semanales : de clases: Don Carlos Videla V., » Jorje Bocanegra, » Juan F. Rannou, Alberto Parry O., 1 Agustín Rivera G. 232 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Liceo DE RENGO: Historia 1 Jeografía con 6 horas semanales de clases: Don Heriberto Soto, » Catalino Arrocha, » Arturo Cardeweg, » Alejandro Cresta, 1 » Octavio González. Liceo DE Curicó: Castellano con 12 horas semanales de clases: Don Miguel Vilu Luco, » Waldo Urzúa A., » Luis García, » Blas Alzérreca, 1 » Juan Moreno. Liceo DE ANGOL: Castellano con 8 horas semanales de clases: Don Francisco Garay Oyarzún, » Alberto Elgueta Ruiz, » Juan Leiva Tapia, » Waldo Urzúa Alvarez, 1 » Miguel Vilu Luco. Por su parte, el señor Rector de la Universidad dió cuenta de que no se habían presentado profesores de Estado, ni en la Secre- taría Jeneral de la Universidad ni ante los respectivos recto- res, a los concursos abiertos para proveer en propiedad la asigna- tura de Química, con 6 horas semanales de clases en el Liceo de Rancagua, 1 la de Matemáticas con 16 horas en el Liczo de Lebu. se acordó que continuaran servidas interinamente. se tomó igual resolución respecto de la cátedra de Historia erafía con 16 horas semanales de clases, del Liceo de Ancud. ttinuación el señor Decano de Medicina avisó, para los Los reglamentarios, que había citado la Facultad que preside para el 22 de Julio a fin de elejir tres miembros Académicos, uno SS ' A y A ' $» SESIÓN DE 21 DE JUNIO DE 1920 233 en reemplazo de don Enrique Deformes, fallecido últimamente, 1 los otros dos para integrar el número que establece la Lei. A su vez el señor Decano de Matemáticas dió cuenta para los mismos efectos, que había citado a la Facultad para dentro de un mes, a objeto de elejir Miembro Académico en reemplazo de don Washington Lastarria, fallecido hace poco. A indicación del señor Secretario Jeneral se acordó solicitar del Supremo Gobierno la reforma del artículo 25 del Reglamente de Exámenes de 28 de Enero de 1881, en el sentido de que las Directoras delos Liceos fiscales de Niñas, podrán enviar a la Universidad las nóminas deexaminandas hasta el 30 de Setiem- bre, pero sin eximirlas de la obligación de presentar antes del 30 de Junio, la solicitud en que pidan el nombramiento de co- misiones examinadoras. En seguida el señor Rector del Instituto Nacional dió a cono- cer los siguientes datos estadísticos i razones de índole económi- . Ca que justificarían el alza de la pensión de los alumnos medio- pupilos de ese establecimiento, a la suma de $ 40 por mes: DÍAS LUNES, MARTES, MIÉRCOLES,- VIERNES 1 SÁBADOS: Manutención de un alumno al día (comprendida la manutención de los Inspectoreside la servidumbre ¿OESOTO dere A REZO Costo (en sueldo) de la servidumbre, por alumno, al AiA.co noc bov rara dur SAS A A A A 0.15 Costo del aseo, las reparaciones, los útiles, etc., por ANO Al O A 0.15 Costo de la atención de cada alumno, dentro de cada 110 ds lOs MASA EOS A A A 92) H ot o DÍAS JUEVES 1 DOMINGOS: Costo de la manutención de los Inspectores 1 de la ser- vidumbre i del sueldo de esta última, además del de las reparaciones del mobiliario escolar, del aseo, etc. por cada alumno, cada uno delos días referidos... .... $ 0.73 / DO BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA RESÚMENES 2 días completos (Lunes, Mártes, Miércoles, Viernes i Sábados), a razón de $ 1.50 cada día, dan por alum- no, un costo mensual di E $ 33.00 S días incompletos, es decir sin almuerzo ni once (Jue- ves 1 Domingos), a razón de $ 0.73 cada día, dan por cada alumno un costo mensual de....ooooooccccc.... 5.84 Costo total de la atención de cada alumno al mes $ 38.84 I NotTas.—a) Al presente, cada alumno paga por mes, sólo $ 35. De manera que cada alumno cuesta al establecimiento, mensual- mente, $ 3.84, más de lo que cada uno, a su vez, le paga por igual tiempo. E b) La manutención de los inspectores se estiende a 4 profeso- res de preparatoria del medio-pupilaje, a 2 Inspectores jenerales, a 15 Inspectores de planta, a 12 Inspectores a mérito, ia 4 ofici- nistas de planta. c) La manutención de la servidumbre se estiende a 20 mozos de patio de todo el establecimiento, a 32 mozos de comedores 1 empleados de la Sección Económica i a 2 mozos de la Biblioteca. dl) Con el mismo fondo de pensiones de alumnos medio-pupilos se pagan, como queda dicho, los siguientes empleados de la Sec- ción Económica (servidumbre 1 otros que se espresan): : NS) Ayudantes del Administrador, 1 Mayordomo, 1 Cocinero, 4 Ayudantes de cocina, 24 Mozos de Comedores, 1 1 Lavandera. El término medio de los sueldos de este personal es de$ 68.60 lo lerminó el señor Consejero Espejo, infiriendo de los datos es- puestos más arriba, la necesidad de elevar la pensión de los alum- SESIÓN DE 21 DE JUNIO DE 1920 235 mos medio-pupilos a $ 40 mensuales como mínimum, necesidad que se ve más evidente porque la carestía de los artículos de consumo va en aumento, 1 los proveedores de leche, pan 1 harina han notificado recientemente a la Dirección del Colejio, como a los particulares, que se verán obligados a fijar precios más cre- cidos todavía a sus mercaderías, a partir de Junio próximo. Recuerda además, el señor Rector del Instituto Nacional, que la actual pensión se fijó en vista del costo que tiempo atrás te- nían los artículos de consumo, 1 que como éstos han subido de precio, es obvio que la pensión debe subir también de cuantía. Ís Aceptada, por unanimidad la indicación del señor Consejero Espejo, para elevar desde el 2.0 semestre de 1920, a $ 400 anua- les la pensión de los alumnos medio pupilos del Instituto Nacio- nal, se acordó elevarla al Supremo Gobierno, para su aprobación. Puestas en tabla, las proposiciones formuladas por el Cuerpo le Profesores del Instituto Pedagójico relativas al Plan de Estu- «dlios de dicho establecimiento, se tomaron los siguientes acuerdos: a) Creación de una cátedra de perfeccionamiento de Latín, con 3 horas semanales de clases, que se distribuirán así: 4 horas obli- gatorias para los alumnos del 4.2 año de los Cursos de Castellano 1 Francés, 1 una hora optativa para los estudiantes del mismo, año, de los Cursos de Historia 1 Jeografía 1 de Ciencias Biolójicas (sesión de 31 de Mayo de 1920); hb) Aumento del tiempo destinado a la asignatura de Instruc- ción Cívica, la cual será profesada como obligatoria para todos los alumnos del Instituto, con 2 horas semanales de clases en el tercer año, 12 en el 4.0 (sesión de 21 de Junio); c) Creación del título de profesor de Instrucción Cívica, para los colejios de segunda enseñanza, el cual podrá ser otorgado a aquellas personas que hubieren cursado el último año de Derecho «le la Universidad de Chile, 1 hubieren además terminado satis- factoriamente sus estudios en cualquiera de las asignaturas que se siguen en el Instituto Pedagójico (sesión de 21 de Junio); 1 d) Creación de una clase de Jeolojía para el curso de Profesores de Historia 1 Jeografía, con 3 horas semanales de clases en el primer año, 2 en el 2.91 2 en el 3.9 (sesiones de 29 de Diciembre «dle 19191 de 21 de Junio de 1920). A continuación el señor Consejero Matte representó la nece- sidad de aumentar la capacidad de labor de la Corporación, en 236 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA vista de los numerosos e importantes asuntos que tiene en estu- dio 1 que exijen pronto despacho, como son, entre otros, la refor- ma de los estudios legales, la de los programas de Instrucción se- cundaria, del sistema de exámenes de humanidades 1 el reglamen- to 1 cedulario del bachillerato. Advirtió además, que la resolu- | ción de las solicitudes particulares ocupa una buena parte de la sesión i que, en muchas ocasiones, quita todo tiempo para otras » materias de mayor importancia. Por todo ello, el señor Consejero y Matte insinúa al señor Rector dela Universidad la conveniencia de arbitrar las medidas oportunas para que se pueda dedicar más tiempo a los asuntos de orden jeneral. Después de una breve discusión, se resolvió iniciar, en adelan- te, las sesiones, a las 43 de la tarde; ocupar la primera parte en la entrega de los diplomas, lectura del acta 1 despacho de solici- tudes particulares, 1 no comenzar sino a las 5 en punto, el estu- dio de los asuntos jenerales, a fin de dar tiempo a que ya estén presentes todos los señores Consejeros. Finalmente se tomaron los siguientes acuerdos: a) Pasar en informe a la Facultad de Humanidades una soli- citud de los alumnos de la Escuela de Bellas Artes, en que piden la creación, en ese establecimiento, de un Curso para Profesores de Dibujo. b) Pedir informe al Director del Instituto de Educación Fí- sica acerca de una petición de don Andrés Bahamonde Valencia, que hizo estudios completos entre los años de 1913 1 1916, en dicho establecimiento, para que se le conceda el diploma de Pro- fesor de Dibujo 1 Caligrafía., c) Conceder los títulos que se espresan a las siguientes perso- nas: a don Humberto Allende Sarón, el de Profesor de Música Vocal, 1a don Manuel Castillo Jorquera, el de Profesor de Dibu- jo 1 Caligrafía, en vista de la especial preparación del primero, 1 de los estudios hechos por el segundo en el Instituto de Educa- ción Física 1 en el Instituto Pedagójico. /) Autorizar a don Antonio Polloni para que rinda, ante comi- ¡ón de profesores del Instituto de Educación Física, en la tempo- le Diciembre próximo, un examen jeneral de competencia ra optar al título de Profesor de Dibujo 1 Caligrafía. Permitir a doña Madeleine Auclerc de Lamborot, que se in- 1. año del Curso de Francés del Instituto Pedagó- SESIÓN DE 21 DE JUNIO DE 192() 231 jico, cuyos estudios podrá seguir en el orden reglamentario para optar al Cerrtificado de Competencia. f) Autorizar a don Nicolás Vuscovich Zuvich, Farmacéutico graduado en la Universidad de «Zagabria», del Reino de los Servios, Croatas 1 Eslovenos, para que se presente a las pruebas reglamentarias para optar al mismo título en la Universidad de Chile. g) Denegar la petición del licenciado en leyes don Edmundo Larenas Barrera, para que se ponga en el diploma respectivo la frase «aprobado por unanimidad», en vista de que en la prue- ba escrita obtuvo aprobación por mayoría de votos, 1 unánime en la oral. En consecuencia, el diploma deberá llevar únicamente la calificación de «aprobado». hi) Autorizar a don Florencio Silva Trincado para que se incor- pore como alumno a las clases del 3. año de Leyes, cuyos exá- menes podrá rendir después que haya sido aprobado en el de Derecho Constitucional 1) Permitir a los bachilleres en Leyes, don Enrique Tapia Cru- zat 1 don Francisco Campos Rojas, que rindieron el examen res- pectivo el 27 de Noviembre de 1918, que puedan iniciar sus espe- dientes de licenciados en la misma Facultad, el 27 de Noviembre próximo, 1 presentarse a sorteo entre el 28 de Noviembre i el 2 de Diciembre. Se levantó la sesión. DOMINGO AMUN ÁTEGUI SOLAR. Octavio Maira, Secretario Jeneral. ANEXO DOCUMENTOS LEÍDOS EN LA SESIÓN IN O2: Santiago, 9 de Junio de 1920. Se la recibido en este Ministerio la nota de Ud N.0 333, de 1.0 del actual, en que comunica que el Consejo de Instrucción Pú- blica, en su última sesión, acordó hacer presente al Gobierno la 238 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA. conveniencia de efectuar diversas reparaciones en el edificio fis- cal ocupado por el Liceo J. Victorino Lastarria, a fin de dejarlo en las condiciones de hijiene 1 comodidad que el establecimiento necesita, para lo cual pide se consulte la suma de $ 10,000 en la Lei de Presupuestos del año próximo. En respuesta a dicha nota, me es grato manifestar a Ud. que el insfrascrito se hará un deber en hacer la indicación dél caso en la Sub-Comisión Mixta encargada del Estudio del Proyecto de Presupuestos del Ministerio de Instrucción Pública para 1921. (Firmado).-—E. BERMÚDEZ. N.0 €68. Santiago, 17 de Jumio de 1920. Se ha recibido en este Ministerio la Nota N.0 347 de 26 de Mayo último en que comunica que el Consejo de Instrucción Pública acordó, en su última sesión, pedir al Gobierno el mejoramiento de los sueldos del profesorado de los Liceos de Hombres de la República. En respuesta a dicha nota, me es grato manifestar a Ud. que este departamento, concordando con las ideas espuestas en su citada nota, pondrá todo interés en conseguir del Congreso Nacio- nal el despacho de la Lei sobre mejoramiento de los sueldos del personal de Instrucción secundaria i superior. Sírvase Ud. hacerlo así presente a los señores miembros del Consejo de Instrucción Pública. (Firmado).—J. GANDARILLAS. SESIÓN DE 21 DE JUNIO DE 1926 239 N Santiago, 8 de Junio de 1920. Señor Ministro: Varios Liceos de Hombres 1 de Niñas carecen de los elementos más indispensables para el estudio de las asignaturas de Física 1 Química; otros sólo cuentan con algún material, i en todos faltan Laboratorios en que los alumnos puedan por sí mismos ha- cer las preparaciones que exijen los programas de estudio. Por esta razón la enseñanza de estas ciencias es sólo oral i no estric- tamente esperimental como debe hacerse. Es, pues, de urjente necesidad establecer en dichos Liceos Salas de trabajos prác- ticos, en que cada alumno disponga de una mesa 1 de los elemen- tos necesarios para hacer por sí solo los esperimentos, en tal for- ma que sea, poco menos, que innecesaria la intervención del pro- fesor durante la prueba. Para la instalación de los Gabinetes de Física ¡ Química en esta forma en los Liceos de Hombres 1 de Niñas se necesitaría la suma de $ 1.335,000, lo que no sería posible realizar con los pocos fondos que se consultan anualmente en la Lei de Presu- puestos con este objeto. (Cuadros anexos). Me permito, señor Ministro, proponer que juntando los elemen- tos con que cuentan esos establecimientos se instalen desde lue- go en los Liceos de Hombres de provincia, laboratorios de esta especie, permitiendo en algunos días de la semana la asistencia de las alumnas de los Liceos de Niñas. Esta instalación en los Liceos de Hombres costaría la suma de $ 564,000. (Cuadros anexos). Dichos laboratorios dependerían directamente del Rector del Liceo, pero estarían a cargo de un ayudante que serviría de auxi- liar a los profesores de ambos establecimientos. Si US. diera buena acojida a lo que propongo, 1 después de consultar al Consejo de Instrucción Pública, sería conveniente, pedirle propusiera a dos profesores de estas asignaturas para que con el Visitador de Liceos de Hombres 1 el infrascrito procedan a formar un presupuesto detallado del material que se necesita 1 de las reparaciones 1 modificaciones que habría necesidad de hacer en las salas que se destinen para esta clase de laboratorios, 240 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA i consultar en el Presupuesto próximo los fondos necesarios, aun- que fueran mientras tanto para los Liceos del Norte, en donde el estudio práctico de estas asignaturas es indispensable. Así se podría saber la cantidad de elementos, ácidos, sustan- cias químicas, etc., que se necesitarían anualmente para el buen funcionamiento de estos laboratorios, 1 que se podrían adquirir en grandes cantidades para ser repartidos a los establecimientos. (Firmado). —ALBINO Ossa O. . ANEXO N:9 I LABORATORIOS DE FÍSICA Liceos de Hombres Presupuesto de instalación en-los 36 Liceos de Hombres de provincia: Material para 19 establecimientos que carecen en absoluto (Iquique, Taltal, Illapel, Los Andes, Quillota San Bernardo, Rengo, Parral, Constitución, Chillán, Tomé, Lebu, Los Anjeles, Angol, Traiguén, Valdivia, Puerto Montt, Ancud i Punta Arenas), a razón de $ 12,000 por cada gabinetesniocoicicococconcin ns: $ 228,000 Instalación de salas de trabajos prácticos en los 36 establecimientos a razón de $ 2,000 cada uno...... 72,000 Totalie Cae AER $ 300,000 Liceos de Niñas Material para 34 Liceos de Niñas (Arica, Antofagasta, Coquim- bo, Ovalle, Los Andes, Valparaíso, N.* 1, Viña del Mar, Quillota, san Bernardo, Rancagua, Rengo, Curicó, Talca, Linares, Cau- Constitución, San Carlos, Concepción, Talcahuano, To- Coronel, Lebu, Los Anjeles, Angol, Collipulli, Traiguén, SESIÓN DE 21 DE JUNIO DE 1920. 241 Victoria, Temuco, Lautaro, Valdivia, Osorno, Puerto Montt, Ancud 1 Punta Arenas), a razón de $ 12,000 cada uno $ 408,000 Instalación de Salas de trabajos prácticos en 42 Li- ceos de Niñas de provincias a razón de $ 2,000 ca- MA a o 0 $ 492,000 La instalación de los Gabinetes de Física en todos los Liceos de Hombres i de Niñas comó se hace actualmente costaría la suma de $ 792,000. La instalación de Laboratorios en la forma indicada por la Sección del Material se podría hacer con el siguiente presupuesto: Material para 16 Liceos de Hombres (3 se comple- tarían con el material de los Liceos de Niñas de las MISmas CCA e AREA A AAN $. 192,000 Instalación de Salas de trabajos práctices en los, 36 Liceos a razón de $ 3,000cada UNA....o.oocom.o... RA 108,000 Roraldelasinstala ciones cidos: $ 300,000 Habría una economía de $ 492,000, sobre el sistema actual- mente en uso. LABORATORIOS DE QUÍMICA Liceos de Hombres Presupuesto de instalación en los 36 Liceos de provincias: Material para 21 establecimientos del que carecen en abso- luto (Tacna, Iquique, Antofagasta, Taltal, Illapel, Los Andes Viña del Mar, Quillota, San Bernardo, San Fernando, Talca, Constitución, Cauquenes, Chillán, Tomé, Lebu, Valdivia, Osorno, ANALES.—ACTAS.—MAYO-JUNIO .—IÓ6 942 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Puerto Montt, Ancud i Punta Arenas), a razón de $ 3000 cada gabinete eo die Instalaciones de Salas de trabajos prácticos en los 36 Liceos a razón de $ 5,000 cada UNO. ..ocooccccccncco.. Liceos de Niñas Presupuesto de instalación en los 42 Liceos de Niñas de pro- vincias: Material para 32 establecimientos del que carecen en abso- luto (Arica, Antofagasta, Coquimbo, Ovalle, Los Andes, Valpa- raíso N.0 1, Viña del Mar, Quillota, San Bernardo, Rancagua, Rengo, Curicó, Talca, Linares, Constitución, San Carlos, Con- cepción, Tomé, Talcahuano, Coronel, Eebu, Los Anjeles,. Angol, Collipulli, Traiguén, Victoria, Temuco, Lautaro, Osorno, Puer- to Montt, Ancud 1 Punta Arenas), arazón de $ 3,000 CALA UNO iris AAA $ 96,000 Instalación de Salas de trabajos prácticos en los 42 Liceos de Niñas a razón de $ 5,000 cada UNO.......... $ 210,000 Total. i0 lc ArAl $ 306,000 La instalación de los Gabinetes de Ouímica en todos. los Liceos de Hombres 1 de Niñas, como se hace actual- mente costaria ls AS $ 543,000 La instalación de laboratorios de Química en la forma indicada por la Sección del Material se podría hacer con el siguiente presupuesto: Material para 16 Liceos de Hombres (5 se completa- im con el material de los Liceos de Niñas de las mis- Uadec e $ 48,000 alación de Salas de trabajos prácticos de Quí- en los 36 Liceos de Hombres a razón de $6,000... $ 216,000 Total de las instalaciones $ 264,000 5 - SESIÓN DE 21 DE JUNIO DE 1920 213 Se obtendría una economía de $ 279 000 sobre el sistema ac- tualmente en uso. Roma, 24 de Abril de 1920. Señor Ministro: Se encuentra en esta capital desde hace dos semanas el Dr. don Gregorio Amunátegui, Decano de nuestra Facultad de Me- dicina, comisionado por US. 1 por el Consejo de Instrucción Pú- blica para el estudio de todo lo relacionado con la Instrucción Pública secundaria 1 superior, que pueda interesar a nuestro país. y El celo e interés con que el Dr. Amunátegui se ha dedicado al desempeño de su comisión i las facilidades de todo orden que ha encontrado en el señor Ministro de Instrucción señor Torre, 1en todos los funcionarios de su dependencia, me han hecho pen- sar en la conveniencia de poner en conocimiento de US. estos hechos 1 adelantar un poco, al informe que el Dr. Amunátegui se propone presentar sobre el particular, algunas de sus impresio- nes. e En la audiencia que solicité del señor Ministro de Instrucción Pública para presentarle al Dr. Amunátegui, el señor Ministro tuvo a bien esplicar, en resumen, sus proyectos de modificar la actual organización de la enseñanza secundaria en Italia, espe- cialmente en lo que se refiere a la simplificación de los sistemas actuales de estudio en los jimnasios 1 en los liceos. Elseñor Minis- tro nos manifestó que, como su antecesor el señor Baccelli, él consideraba que la instrucción secundaria (scuola media) debe ser jeneral, sin tender a la especialización 1 que los programas debían ser más sencillos que los actuales para no recargar a los alumnos con conocimientos excesivos sobre materias especiales. Ya en el año 1905, el Ministro señor Bianchi había nombrado una comisión compuesta de personas especialmente preparadas, entre las cuales figuraba el actual Ministro de Instrucción, con el objeto de recojer todos los datos posibles para preparar un proyecto de lei de reforma a los estudios de instrucción secunda- ria, conforme al espíritu 1 necesidades de la cultura moderna. Esta comisión presentó, después de varios años, un luminoso 244. BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA informe que contiene un proyecto completo de la reforma del plan de estudios 1 de su programa. El Ministro de Instrucción Pública señor Baccelli envió, poco antes de dejar su cartera, dos interesantes circulares a los recto- res e inspectores de las escuelas medias. La primera, relacionada con la enseñanza que debe darse en las escuelas medias en mate- ria de cultura jeneral, 1 la segunda, sobre aplicación de los nuevos programas que entrarán en vijencia el 1.2 de Octubre del pre- sente año. El Dr. Amunátegui, ha manifestado su propósito de presentar un informe especial, tanto sobre el trabajo de la comisión nom- brada por el señor Ministro Bianchi, como sobre las últimas cir- culares del Ministro Baccelli, En materia de enseñanza médica, el Dr. Amunátegui ha visi- tado detenidamente los espléndidos institutos clínicos que cons- tituyen el «Policlínico Umberto», cada uno de los cuales dotado de todos los perfeccionamientos modernos 1 servidos por profe- sores eminentes 1 numeroso cuerpo de ayudantes que consagran toda su actividad al desempeño de sus funciones. El señor Amunátegui me ha manifestado su complacencia por las facilidades de todo orden que ha encontrado para estudiar las instalaciones 1 laboratorios, 1 asistir a las lecciones. Cree que los institutos de Clínica Médica del Profesor Ascoli, de Clínica Quirúrjica de los profesores Alessandri 1 Bastianelli, de Jineco- lojía 1 Obstetricia del Profesor Pestalozza 1 de Clínica Oftalmo- lójica del Profesor Cirincioni, son modelos en su jénero. Estima que ellos son dignos de imitarse i que nuestros médicos jóvenes que deseen especializarse en algunos de estos ramos, encontra- rían acá un inmenso campo para perfeccionar sus estudios 1 todo jénero de facilidades de parte de los profesores que los dirijen. Han llamado justamente la atención del Dr. Amunátegui dos puntos que considera de gran importancia: el gran número de iyudantes 1 de profesores agregados o auxiliares anexos a cada imstituto que comparten la enseñanza con el Director, que es el profesor titular, i que tienen a su corEn los trabajos prácticos deben ejecutar los alumnos. sta organización permite al titular dedicar parte de su tiem- po a estudios de investigación i a dirijir los estudios que podemos uperiores, de los ayudantes mismos. Cada profesor titu- SESIÓN DE 21 DE JUNIO DE 1920 245 ——_—_—_——_——_—_— 5 5 5 5 5 5 a E et lar tiene también a su cargo un curso de 5 meses que comienza en Enero, dedicado a los médicos recibidos 1 que deseen especia- lizarse. Cree el Dr. Amunátegui que este curso de perfecciona- miento sería mui ventajoso para los médicos jóvenes chilenos. El segundo punto es relacionado con las fuertes sumas de di- nero de que disponen los profesores para completar el material de enseñanza de sus respectivos institutos. : La mayor parte de ellos son Senadores o Diputados, pues no existe aquí la lei de incompatibilidades parlamentarias para los profesores universitarios. Posiblemente esta circunstancia, como también las altas consideraciones sotiales 1 políticas de que gozan .los hombres de estudio que llegan a ocupar estos puestos, les per- mite influir en el Gobierno 1 en el Parlamento para no restrinjir en el presupuesto respectivo las partidas destinadas a esos-'ser- vicios. No está demás recordar aquí que los servicios hospitalarios son pagados en Italia (más o menos 8 liras por cama). Los pagan los enfermos mismos o bien las comunas a que pertenecen cuan- do son'indijentes. Hai también escepciones: los enfermos que de- muestran merecer protección por sus antecedentes de trabajo 1 conducta, son asistidos gratuitamente. El Dr. Amunátegui se propone dar en Chile una conferencia gue resultará mui interesante sobre este importante tema re- lacionado con la enseñanza 1 la asistencia pública. El infrascrito ha presentado sus agradecimientos al señor Mi- mistro de Instrucción Pública 1 a los principales profesores 1 fun- cionarios italianos que han contribuido con sus atenciones i fa- cilidades a hacer útil 1 fructífera la importante misión de estudio encomendada al Dr. Amunátegui. (Firmado). —E. VILLEGAS E. Al señor Ministro de Instrucción Pública de Chile. 226 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Santiago, 30 de Abril de 1920. N.o 2540.—Vista la nota N.0 18 del Rector de la Universidad, Decreto: 1.2 Comisiónase al Profesor de Economía Política 1 So- cial 1 Estadística de la Escuela de Injeniería, don Guillermo Su- bercaseaux, para que, por el término de un año, a contar desde el 1.0 del actual, practique las investigaciones i reuna los materia- les necesarios para la publicación de su obra sobre el «Sistema Monetario 1 Organización Bancaria de Chile». 2.0 Nómbrase a don Daniel Martner, propuesto por el jefe res- pectivo, para que sirva en el referido establecimiento la cátedra de Economía Política 1 Social 1 Estadística, mientras el propie- ' tario desempeña la comisión a que se refiere el N.0 1 de este decreto. Páguese el sueldo correspondiente que no percibirá el titular. (Firmado). —SANFUENTES.-—£E. Bermúdez. Santiago, 15 de Mayo de 1920. N.0 2536.—Decreto: Nómbrase a las siguientes personas, pro- puestas por el jefe respectivo, para que sirvan interinamente en el Liceo Barros Borgoño los empleos de profesores de Relijión con el número de horas de clases que se indica, vacantes por fallecimiento de la persona que lo servía, al Presbítero don José Luis Valdés, con ocho horas semanales; al presbítero don José Aníbal Carvajal, con once horas semanales; i al presbítero don Alfredo Silva, con diez horas semanales. Páguese a los nombra- dos el sueldo correspondiente a contar desde que hayan comenza- do a servir. (Firmado). —SANFUENTES.—E. Bermúdez. SESIÓN DE 21 DE JUNIO Dz 1920 247 Santiago, 18 de Abril de 1920. N.0 2638.—Decreto: Acéptanse las renuncias que hacen de sus puestos los siguientes profesores del Curso de Leyes del Liceo de Concepción; 1 se nombran en su reemplazo en calidad de inte- rinos, a las personas que se indican que han sido propuestas por el jefe respectivo: don Esteban S. Iturra, Profesor de Derecho Civil, 1 se nombra a don Francisco Jorquera; i don Víctor M. Rioseco, profesor de Derecho Romano; 1 se nombra a don Pablo Vergara. Páguese a los nombrados el sueldo correspondiente a contar desde que hayan comenzado a servir. , (Firmado). —SANFUENTES.—E. Bermúdez. Santiago, 26 de Mayo de 1920. N.9 3040.—Vista la nota N.% 277 del Rector de la Universidad, Decreto: Nómbrase a don Juan Noé, propuesto en primer lugar de la terna respectiva, para que sirva en propiedad en la Escuela Dental, el empleo de profesor de Histolojía. Páguese al nombrado el sueldo correspondiente a contar desde que comience a servir. (Firmado). —SANFUENTES.—E. Bermúdez. Santiago, 28 de Mayo de 1920 N.9 3085.—Decreto: Comisiónase al Pro-Secretario del Consejo de Instrucción Pública i Profesor de Castellano 1 Filosofía del Liceo Valentín Letelier, don Carlos R. Mondaca C., para que prac- + tique las investigaciones 1 reuna los materiales necesarios para la publicación del Anuario de la Universidad. Esta comisión no 248 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA . podrá exceder del término de cinco meses, contados desde el 1.9 del actual, 1 no dará derzcho al señor Mondaca a mayor remune- ración. (Fi:mado). —SANFUENTES.—E. Bermúdez. Santiago, 28 de Mayo de 1920. N.o 3087.—Decreto: Acéptase la renuncia que hace don Gui- llermo Rojas Carrasco del empleo de profesor de Inglés, con 18 horas semanales de clases del Liceo de Hombres de Cauquenes; ¡ nómbrase en su reemplazo, en calidad de interino, a don Hum- berto Aymerich Toro, que ha sido propuesto por el jefe respecti- vo. Páguese al nombrado el sueldo correspondiente a contar des- de que haya comenzado a servir. (Firmado). —SANFUENTES.—E. Bermúdez. Santiago, 8 de Junio de 1920. N.o 3406.—Vistos estos antecedentes 1 teniendo presente: Que es de absoluta necesidad la formación de profesores espe- cialmente preparados para la enseñanza del Derecho, a fin de que las reformas que se introduzcan en ella, ya sea en sus planes de estudios o en sus métodos de enseñanza, puedan dar resultados apreciables; Oue para la formación de ese profesorado es indispensable pensionar en Europa o Estados Unidos de Norte América a los jóvenes que más se hayan distinguido en sus estudios de Dere- cho, como único medio de que puedan adquirir los conoci- lentos científicos 1 pedagójicos necesarios para deszmpeñar con las cátedras universitarias, i lo. acordado al respecto por Facultad de Leyes 1 Ciencias Políticas, AA » Ps 1) BEAN Y] ñ ñ 4 SESIÓN DE 2! DE JUNIO DE 1920 249 DECRETO: 1.2 El Gobierno enviará anualmente a perfeccionar sus estu- dios a las universidades europeas o norte americanas que de- signe la Facultad de Leyes 1 Ciencias Políticas en cada caso, a tres estudiantes distinguidos que hayan terminado sus estudios en la Escuela de Derecho. 2.0 La misma Facultad designará anualmente con este objeto a los tres alumnos que habiendo obtenido sus grados de licencia- dos, hayan alcanzado las mejores votaciones en todo el curso de sus estudios 1 hayan hecho un trabajo de investigación aprobado ¡ recomendado por alguno de les profesores de los Seminarios de la Escuela de Derecho. Deberán, además, poseer a lo menos un idioma estranjero, en forma de poder comprender, leer 1 escri- bir correctamente i rendir un examen de este idioma ante una comisión especial nombrada por el Rector de la Universidad a pedido de la Facultad. Si alguno de estos alumnos no aceptara esta designación, la Facultad designará otro en su reemplazo, siguiendo las normas anteriores. 3.0 Estos tres pensionados deberán dedicarse, en una universi- dad determinada: uno a algún ramo de Derecho Público, otro a algún ramo de Derecho Privado, i otro a las Ciencias Econó- micas 1 Sociales. Serán designados para estas diversas especiali- dades según cual sea el Seminario en que hayan efectuado el trabajo de investigación a que se refiere el número anterior. 4.0 El Gobierno celebrará un contrato con los alumnos agra- ciados, asegurándoles su permanencia en el estranjero por un período de tres años a los menos, e imponiéndoles la obligación de desempeñar a su vuelta la cátedra de sus estudios en la Uni- versidad de Chile por cinco años, a lo menos. 5.0 Cesará en el goce de su pensión el estudiante que no acre- dite semestralmente ante la Legación respectiva una asistencia regular a sus cursos, 1 certifique sus progresos 1 aptitudes. De- berá hacer, además, durante sus estudios 1 bajo la Dirección del profesor respectivo, un trabajo de investigación científica que permita apreciar su capacidad. Dicho trabajo deberá presentarlo, a su regreso al país, al Decano de la Facultad de Leyes i Cien- cias Políticas. 6.0 Los pensionados que hayan cumplido satistactoriamente 250 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA los requisitos anteriores (especialmente el último), desempeña- rán durante cinco años a lo menos, la cátedra de su especiali- dad como profesores suplentes rindiendo previamente el examen previsto para los profesores estraordinarios con arreglo a las dis- posiciones vijentes; 1, si se produjere alguna vacante de profesor titular en la asignatura correspondiente, deberán ser propuestos en primer lugar de la terna por la Facultad al Gobierno para des- empeñarla. Se preferirá en este caso a aquellos que hayan lo- erado graduarse de Doctores en Ciencias Jurídicas, en Ciencias Económicas 1 Sociales o en Ciencias Políticas. Sin embargo, po- drá la Facultad, en casos mui calificados 1 por el quorum de las tres cuartas partes de sus miembros presentes, no colocarlos en primer lugar de la terna respectiva, si algún motivo grave así lo aconseje. ; 7.2 Estos profesores, mientras desempeñan la cátedra a que están obligados o que hayan adquirido en propiedad, tendrán derecho a un sueldo mínimo de ocho mil pesos ($ 8,000) anuales, que aumentarán por quinquenios en la forma siguiente: en el se- gundo quinquenio, diez mil pesos ($ 10,000), en el tercero, doce mil pesos ($ 12,000), 1 en el cuarto 1 siguientes, quince mil pesos ($ 15,000). Estas disposiciones quedarán subordinadas a la condición de que las Leyes de Presupuestos respectivas consulten los fondos necesarios para su cumplimiento. Tómese razón, comuníquese, publíquese e insértese en el Boletín de Leyes 1 Decretos del Go- bierno. ¡Firmado). —SANFUENTES.—E. Bermúdez. Santiago, 1.0 de Jumio de 1920. N.0 3500.—Vista la nota N. 348 del Rector de la Universidad, Decreto: Fíjansa en las siguientes cantidades las pensiones que de- pagar los alumnos del Liceo de Hombres de Cauquenes, a contar desde el 1.0 de Julio próximo: Quinientos cincuenta pesos SESIÓN DE 21 DE JUNIO DE 1920 201 (550), los internos; doscientos setenta i cinco pesos ($ 275), los medios pupilos, i ochenta pesos ($ 80), los alumnos que co- men en el establecimiento los días Domingos 1 festivos. (Firmado). —SANFUENTES.—E. Bermúdez. Santiago, 10 de Junio de 1920. N.o 3504.—Vista la terna formada por el Consejo de Instruc- ción Pública para proveer en propiedad la asignatura de Historia 1 Jeografía, con veinticuatro horas semanales de clases, del Liceo de Hombres de Valparaíso, Decreto: Nómbrase a don Luis Ma- rín Puebla, propuesto en la terna respectiva, para que sirva en propiedad la asignatura de Historia i Jeografía, con veinticua- tro horas semanales de clases, del Liceo de Hombres de Valparaí- so. Páguese al nombrado el sueldo correspondiente desde que haya comenzado a servir. ) (Firmado). —SANFUENTES.—E. Bermúdez. Santiago, 9 de Junio de 1920. N.o 3612.—Vista la nota N.* 357 del Rector de la Universidad, Decreto: Modifícase en la siguiente forma el Reglamento de asue- tos 1 vacaciones de los establecimientos de enseñanza secundaria dependientes del Consejo de Instrucción Pública, aprobado por decreto N.% 4525 de 23 de Noviembre de 1918: 1.0 Será de vacaciones el tiempo comprendido entre el 10 de Enero i el 15 de Marzo i tres semanas completas del mes de Se- tiembre. El Consejo de Instrucción Pública queda autorizado para fijar la fecha inicial 1 la final de este último período, sin alteración del plazo señalado. 15%) »] | 2 2 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA 2.0 Suprímese el inciso 2.2 del artículo 4. del mismo Regla- mento. Tómese razón, comuníquese, publíquese e insértese en el Boletín de Leyes 1 Decretos del Gobierno. (Firmados).—SANFUENTES.—E. Bermúdez. Santiago, 12 de Jumio de 1920. N.o 3615.—Vista la solicitud en que don Osvaldo Garretón, pro- fesor de Instrucción Cívica del Liceo de Hombres de San Fer- nando, pide se le conceda un mes de licencia por motivos parti- culares; 1 teniendo presente que, según denuncios comprobados: por este Ministerio, el señor Garretón se encuentra trabajando en política en contravención a lo dispuesto por este Departa- mento en circular N.% 339, de 12 de Abril último, Decreto: No' ha lugar a lo solicitado. 1 (Firmado). —Por orden del Presidente.—R. VALENZUELA. Santiago, 12 de Junio de 1920. N.o 3620.—Decreto: Acéptase la renuncia que hace don Lau- taro Benham del empleo de profesor de Derecho Internacional del Curso de Leyes de Valparaíso. (Firmado).—Por orden del Presidente.—R. VALENZUELA. E SESIÓN DE 21 DE JUNIO DE 1920 11703 N.0 10. Santiago, 7 de Junio de 1920. Señor Rector: Desde los tiempos del Rectorado de don Valentín Letelier, esa Universidad destina una cuota anual de cien pesos ($ 100.00) para ayudar a la labor que desarrollan las colonias Escolares «Domingo Villalobos» Esta suma ha sido mantenida desde la época que Ud. se halla al frente de nuestro primer ess de ¿nstrucción superior 1 por este motivo tenemos pesa Ud. los más sentidos agradecimientos. Ahora bien, nuestras colonias poseen en el Cajón de Maipo un hermoso terreno en el cual se edificarán pabellones hijiénicos con el objeto de llevar a esos pobres niñitos de organismos débi- les con principio de tuberculosis, para que recobren su salud 1 “sus enerjías. Conocemos sus ideas de solidaridad social i las simpatías que las colonias escolares despiertan en su corazón 1 por eso nos atre- vemos a solicitar su ayuda en el sentido de que se nos aumente la donación uEl, que esa Universidad tiene señalada a las co- lonias. A nombre del Directorio de las Colonias Escolares «Domingo Villalobos» anticipamos nyestro agradecimiento por la favora- ble acojida que suponemos se dignará Ud. dispensarnos. (Firmado).—M. GUZMÁN, Presidente. N.9 42. Traiguén, 11 de Jumio de 1920. Señor Rector: Los profesores de este Liceo señores Ramón Andrade, Hermó- jenes Astudillo, Gustavo Vera 1 Carlos Viveros tienen a su cargo las siguientes horas de más, violando el Decreto Supremo de 3o de Junio de 1916. 254 BOLETÍN DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA Andrade, 1 hora: Astudillo, 1 hora; Vera, 2 horas, 1 Viveros 2 horas. Los tres primeros son empleados administrativos 1 el seeundo es profesor de preparatoria, 1 todos hacen clases de ia manidades. Pido a Ud. se sirva solicitar de quien corresponda el permiso necesario para que los profesores nombrados puedan desempeñar esas horas. Las razones que motivan mi petición son las que paso a espo- ner. En esta ciudad no hal profesores competentes que puedan hacerse cargo de las horas sobrantes 1 no hai posibilidad de traer otros de fuera por tan pocas horas. Los profesores mencionados pueden hacer esas horas sin perjuicio de sus labores de inspec- tores. (Firmado). —A. CONTRERAS. No 75. Amgol, 14 de Jumio de 1920. Remito adjunto a ese Honorable Consejo una solicitud de los vecinos de Angol, en que piden la creación del sesto año de Hu- manidades en el Liceo de Hombres de la localidad. Esta Intendencia se adhiere en todos sus puntos a esta solici- tud, considerándola mui justa en vista del excelente pie en que se encuentra ese establecimiento i de que su matrícula sube 2radualmente de año en año. La carestía de la vida en estos últimos años ha hecho que sea tifícil la educación ae la juventud mui lejos de sus hogares, por lo que se hace necesario darle esta facilidad que sin duda, ha de hacer menos onerosos sus estudios. Además, como la reciente aprobación del proyecto de eine ión Obligatoria ha suprimido las preparatorias, es necesario rles desde luego mayor incremento a las Humanidades, lo quí se haría con la creación del curso solicitado. (Firmado). El Intendente de la Provincia de Malleco. SESIÓN DE 21 DE JUNIO DE 1920 0 Honorable Consejo de Instrucción Pública: Los infrascritos, padres de familia de la ciudad de Angol, te- nemos el honor de dirijirnos al Honorable Consejo a fin de soli- citarle tenga a bien interponer sus altas influencias ante el Su- premo Gobierno con el objeto de crear en este Liceo el sesto año de Humanidades Nuestro justo pedido no sólo es la voz de la ciudad sino de to- da la provincia, ya que es una aspiración que colmaría nues- tras esperanzas 1 engrandecería el porvenir de nuestros hijos. No podemos menos de hacer presente en esta solicitud los móviles no menos poderosos que nos impulsan a dirijir esta pe- tición 1 que son los de proporcionarnos la seguridad de que nues- tros hijos puedan llegar sin obstáculos al término de sus estudios: lo cual sería en estremo difícil si no imposible—para la mayor parte de ellos, dada la situación económica de sus padres que no podrán soportar el fuerte desembolso que exije la instrucción fuera del hogar doméstico. Además, nos permitimos llamar la atención del Honorable Consejo al hecho, fuera de toda duda, de que el beneficio que va a recibir la ciudad de Angol es estensivo a toda la provincia, por no haber en ella ningún Liceo con el Curso completo de Hu- manidades. Nos alienta la esperanza de que no nos veremos defraudados en nuestros justos deseos. —(Hai numerosas Firmas), MEMORIAS | CIENTIFICAS Il LITERARIAS NES Ue La Enseñanza del Castellano | 1 la Reforma de la Gramática Memoria presentada al Honorable Consejo de Instrucción Pública POR EL y DR. RODOLFO LENZ Profesor del Instituto Pedagójico (Universidad de Chile) DR. RODOLFO LENZ 345 Santiago, 15 de Marzo de 1920. Señor Rector: Guiado por el deseo de contribuir a la mejora de la enseñanza de la Gramática Castellana en nuestros Li- ceos, me he ocupado durante las vacaciones en ela- borar una MEMORIA sobre La Enseñanza del Cas- tellano 1 la Reforma de la Gramática, que presento a la consideración del Honorable Consejo de Instruc- ción Pública. Como lo he espresado en el Informe de la Comisión de Castellano, impreso en el folleto que publicó la Universidad, creo que es necesario hacer en los años superiores del Liceo un repaso sistemático de la gra- mática del idioma patrio con un estudio científico de las definiciones gramaticales, fundado en la lójica 1 la sicolojía. Para poder redactar los Proyectos de los Programas es necesario que el Honorable Consejo re- suelva previamente esta insinuación mía en forma de- finitiva. En vista de la aparición de la edición reformada de la Gramática de la Lengua Castellana por la Real Academia Española, que es, según mi opinión, ac- tualmente el tratado más sistemático 1 completo que hai sobre esta materia, creo llegado el momento de 346 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS introducir ciertas innovaciones en las teorías enseña- das en los Liceos. Hasta ahora se consideraba ofictal- mente como única base de nuestra enseñanza la gra- mática de don Andrés Bello, con esclusión de la Aca- démica. Creo que conviene poner la enseñanza chilena en esta materia de acuerdo con la terminolojía inter- nacional, que es la de la Real Academia, en todo lo esencial. Aquellas teorías de Bello que contradicen las enseñanzas modernas (1 que enumero en el $ 17 de mi Memoria) deben poco a poco sustituirse por las teo- rías más correctas; en jeneral debe evitarse todo dog- matismo para conformar también la enseñanza gra- matical, como la de todas las ciencias, con los progre- sos modernos. AE Ruego, pues, a Usía, se sirva someter mi Memoria a la consideración del Honorable Consejo 1 resolver si se aceptan o nó las ideas que propongo. Dios guarde a Usía. RATENZ Al señor Rector de la Universidad. % DR. RODOLFO LENZ 3247 E La enseñanza del Castellano 1 la reforma de la Gramática. RESUMEN. 1. La división de las cátedras de Castellano en el Instituto Pedagójico.—2. Ense- ñanza directa i práctica del idioma patrio, según el modelo de Alemania.— 3. El manejo efectivo de idiomas se aprende sólo por el ejercicio. Los clásicos no sabían gramática teórica.—,. El estudio de la Gramática es deseable para comparar sistemáticamente lenguas diferentes.—5. Su estudio en años in- feriores es necesariamente superficial: se aprenden denominaciones, pero sólo en años superiores se pueden comprender definiciones científicasi el mecanismo del pensamiento.—6. Equivocación de muchos profesores acerca de la comprensibilidad de las teorías gramaticales.—7. Progresos modernos de la gramática.—8. La clase de Lingúística Castellana en el Instituto Pedagó- jico.—9. La clase de Lingúística Jeneral.—10. La gramática de Bello, como base, pero no como autoridad única.—11. Las Notas de Cuervo.—12. Críticas importantes a la Gramática de Bello. Detalles.—13. Falta de un estudio je- neral de la oración simple i compuesta i de definiciones exactas. Otros defectos _ cesidad de un libro que esplicara las reformas necesarias.—I6. Antecedentes de la «Oración 1 sus partes».—17. La revisión de los Programas ordenada por el Consejo de Instrucción Pública. Reformas urjentes en conformidad con la Gramática Académica Reformada.-—18. Imprescindibilidad dela crítica ide la reforma.—I9. La Real Academia reconoce la urjencia de la retorma 1 comienza por la sintaxis en su Gramática Reformada.—20. Antecedentes de la reforma; trabajos modelos.—21. Definición de la gramática. Su estudio debe fundarse enla comparación de las lenguasien principios filosóficos modernos.— 22. Crítica de la teoría de la declinación.—23. Coincidencias importantes entre la Gramática Reformada i mi libro. El uso de la preposición q.—24. Los verbos auxiliares.—25. Dificultad de la gramática científica moderna.—26. Es- quema del contenido de una gramática sistemática. I. La fonética.—27. La ortografía.—28. La ortolojía i la prosodia. La fonolojía.—29. II. La morfo- lojía.—30. III. La lexicolojía.—31. IV. La semántica.—32. V. La sintaxis. 1) La oración simple; su clasificación sicolójica, sus equivalentes i fragmentos; la oración desnuda i la compleja.—33. 2) El período paratáctico (coordinado); oraciones ensanchadas 1 contraídas.—34. 3) La oración compuesta con pro- posiciones subordinadas sustantivas, adjetivas 1 adverbiales.—35. VI. La estilística.—36. Deslindes de las subdivisiones de la estilística; su definición.— 37. Estilística del lenguaje real i del ficticio. Orijen del verso.—38. 1) La esti- lística lexical. 2). La estilística de construcción. 3) La estilística de la com- posición en prosa. 4) Id. en verso (poética). —39. Reducción de la gramática histórica para la enseñanza escolar.—40. Sintaxis formali lójica; sistema analítico i sintético.—41. Necesidad de reformar las teorías gramaticales epníorme a la Gramática Académica Reformada.—42. Innovaciones incon- venientes de la Academia: nombres de formas verbales.—43. Conclusión diri- jida al Consejo de Instrucción Pública.—44. Indicaciones para el Programa. 348 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS > S 1. En Diciembre de 1894 el Consejo de Instruc- ción Pública, a indicación del Rector de la Universi- dad, don Diego Barros Arana, resolvió repartir la en- señanza del Castellano en el Instituto Pedagójico en tres cátedras distintas: primer año, Historia Literaria 1 Literatura Preceptiva a cargo del Profesor don En- rique Nercasseau; segundo año, Lingúística Castellana, entregado al autor de estas líneas; tercer año, Caste- llano antiguo 1 Gramática Histórica, encomendado al doctor don Federico Hanssen (1). Era el objeto de esta medida amoldar la enseñanza superior del idioma pa- trio a las exijencias de los nuevos Programas de Ins- trucción Secundaria del año de 1893 que, en vez de las antiguas asignaturas del análisis gramatical ¡ ló- jico 1 de la literatura preceptiva, habían introducido la asignatura jeneral de «Castellano». Muchos profeso- res del ramo en aquella época no comprendían (1 per- sonas que han hecho sus estudios según el «antiguo sistema» hasta hoi a veces no comprenden) que se trataba de algo más que de un simple cambio de de- nominación o de distribución de la materia (2). S 2. En conformidad con los adelantos de la peda- gojía alemana se trataba de introducir también para el idioma patrio los «rumbos prácticos» de la enseñan- za directa, en vez de la abstracta gramatical i teórica; (1). Algunos años más tarde se repartieron las mismas tres cáte- iras sobre los tres años de estudios, lo que permite mejor asimilación os alumnos. He tratado ampliamente la cuestión fundamental de este tra- en la conferencia «Para qué estudiamos gramática?» (Anales de ersidad, tomo 131, pájs. 241-257 1 453-474; cito las pájinas de ión en folleto, Santiago, 1912). Compárese también «Sobre el Idiomas», Anales, tomo 142; folleto, Santiago, 19109. No tir aquí todos los argumentos. 1 MAA DR. RODOLFO LENZ 349 de poner el libro de lectura en el centro de toda la instrucción escolar, en vez del tratado de «análisis gra- matical», así como se había hecho ya años antes, con la introducción en la enseñanza primaria del Lector Americano por don Abelardo Núñez. Mientras en Fran- cia e Inglaterra la grammarre 1 el pfarsing mantenían su posición medioeval en la enseñanza de la lengua pa- tria, en Alemania la gramática se aprendía casi esclu- sivamente en las clases de latín. Recuerdo sólo que en la preparatoria se nos ha hecho aprender mecáni- camente algunos esquemas de declinación 1 de conju- gación 1 listas de las preposiciones ordenadas según el caso que rijen. En los años inferiores 1 medios del jim- nasio las clases de alemán se ocupaban cas1 esclusiva- mente en ejercicios de lectura con análisis material, reproducciones orales 1 escritos, dictados 1 composicio- nes. Lo que había que saber de análisis gramatical para comprender, por ejemplo, las reglas de puntua- ción, lo conocíamos en las clases de latín. En los años superiores de humanidades (séptimo a noveno) dedi- camos una parte del tiempo al estudio histórico de la lengua, interpretando trozos de la biblia en gótico, algunas obras de alemán antiguo 1 sobre todo leyendo muchas pájinas de las epopeyas alemanas de la edad media (Nibelungen, 1 otras más) 1 de poetas líricos co- mo Walther von der Vogelweide. Tales lecturas otre- cen mucho más dificultades para el alemán moderno que el Poema del Cid o Berceo para un castellano. Sin embargo, los alumnos del jimnasio, acostumbrados al análisis de textos difíciles latinos 1 griegos, suelen en- tuslasmarse por la interpretación de los trozos de ale- mán antiguo 1 medio. En cambio, no recuerdo nunca haber estudiado en el colejio reglas detalladas de la 950 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS sintaxis moderna del alemán, que para el estranjero es mui complicada. $ 3. El aprendizaje del correcto manejo oral i escri- to de la lengua literaria, al cual se atribuye en Alema- nia a lo menos tanta importancia como en Francia 1 en los países españoles, se consigue esclusivamente por el ejercicio práctico, que, en efecto, constituye el úni- co medio eficaz para adquirir el libre uso de la pala- bra en cualquier idioma. Por esta razón, también se ha adoptado el «método directo» para la enseñanza esco- lar de las lenguas estranjeras, 1 en esta materia Chile mostró el rumbo al mundo entero, pues ha sido el pri- mer país que ha prescrito oficialmente este método como obligatorio para toda la enseñanza escolar. Se- ría un absurdo que no se reconociera definitivamente que la lengua patria se debe aprender, 1 se puede apren- der únicamente por la práctica, lo mismo que los idiomas estranjeros. Los que creen que el estudio teó- rico de la gramática tiene importancia mayor para conseguir el dominio sobre la lengua literaria según mi opinión, están simplemente equivocados. Los clá- sicos, Cervantes, Lope, Calderón, etc., no pudieron sa- ber gramática castellana por la sencilla razón de que en aquel tiempo no existía ninguna gramática que va- liera la pena, en el sentido moderno de la palabra, que enumerara siquiera los hechos fundamentales de la sintaxis española. Por esta razón, también abundan en sus escritos (como Cejador lo demuestra respecto a Cervantes más de una vez) visibles descuidos, aún de concordancia i réjimen, que los gramáticos moder- tildarían de incorrecciones si se encontraran en tores de nuestros días. enguaje de los clásicos es todavía en gran parte A DR. RODOLFO LENZ 331 una «lengua natural», aprendida por la pura práctica 1 libre de especulaciones conscientes gramaticales. So- bre la base de los rasgos comunes a todos los clásicos, dejando a un lado las influencias dialectales (rejiona- les) que constituyen el fondo de las particularidades individuales de cada uno, se forma el modelo de la lengua común literaria, tanto con respecto a la gra- mática como en el diccionario. Si la formación de la lengua literaria castellana hubiera estado bajo la fé- rula de profesores latinizantes, no habrían podido im- ponerse al uso jeneral construcciones tan antigrama- ticales 1 antilójicas como: «A las ambiciones persona- les es a las que se deben tantas revoluciones» (BELLO, Gram. $ 813) en vez de «Las ambiciones son lo a que se deben...» I, sin embargo, tales construcciones mons- truosas para cualquier estranjero son hol correctas en castellano, porque correcto no es lo que pide la lójica o la gramática latina, sino todo lo que el uso común ha aceptado. $ 4. Aunque, como lo he esplicado más detenida- mente en el trabajo ya citado (1), el conocimiento consciente de la gramática teórica es completamente supérfluo para «hablar» cualquier idioma; tiene utili- dad el estudio de la «teoría del lenguaje» (o gramática) cuando se trata de «escribir», 1 en mayor grado, cuan- do se trata de aprender en el colejio una lengua es- tranjera. Para que se puedan hacer ejercicios metó- dicos acerca de los puntos más difíciles, que son pre- cisamente aquellos en que la gramática del idioma es- : tranjero es distinta de la patria o la lengua literaria del dialecto vulgar, es conveniente poder comparar la (1). ¿Para qué estudiamos gramática?, pájs. 24 1 sigs. 392 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS teoría de las dos lenguas para que los niños comprendan la razón por qué las palabras o formas de la una no corresponden a las de la otra. 3. Pero este conocimiento de los principios jene- rales de la lengua patria que es posible dar a niños menores de trece o catorce años, es necesariamente mui superficial. No se olvide que análisis de la lengua quiere decir análisis del pensamieno humano, 1 ¿quién se atrevería a hacer una clase de lójica o de sicolojía a niños de tan corta edad? Los alumnos de los años in- feriores del Liceo pueden aprender más lo menos me- cánicamente las «denominaciones» de las partes de la oración i de sus funciones 1 formas variables, pero no pueden comprender sus «definiciones científicas» (1). Para esto es indispensable estudiar a lo menos los elementos de lójica 1 sicolojía, lo cual se alcanza sólo en los últimos años de nuestra enseñanza secundaria. s 6. Es estraño hasta qué grado nuestros profeso- res están equivocados respecto a la comprensibilidad de las materias que desde siglos se enseñan rutinaria- mente o a niños chicos 1 que éstos suelen aprender con la misma docilidad con que aprenden su catecismo. Pero la gramática es una ciencia 1 las ciencias no de- ben creerse como los dogmas de la fe, sino que deben ser comprendidas; de lo contrario producen una indi- jestión mental que puede ser para el niño de efectos más graves de los que produciría en su estómago una comida sólo adecuada para la asimilación de un adul- to sano. A menudo los profesores que obligan a sus lumnos a hablar de los sustantivos neutros del cas- llano, de la diferencia entre un comparativo i un erlativo, del significado de los tiempos 1 modos de ST hid., páj. 27. DR. RODOLFO LENZ 3D) la conjugación, ellos mismos se verían en grandes apu- ros si tuvieran que esplicar qué cosa es el jénero de los sustantivos, la gradación de los adjetivos; si tuvieran que dar una definición clara de lo que es un tiempo 1 un modo. Las definiciones científicas de las partes de la oración 1 de sus funciones son mucho más compli- cadasi difíciles delo que creen los profesores de caste- llano que consideran como única base de su enseñanza la antigua Gramática de la Lengua Castellana por la REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (es decir, las ediciones pu- blicadas hasta 1913;de la última «Reformada» hablaré más detenidamente en la continuación de este estudio) o la Gramática dela Lengua Castellana destinada al uso de los Americanos por don ANDRÉS BELLO. $ 7. Es necesario conocer las obras fundamentales de la lingúística moderna para comprender cuánta distancia hai desde la Grammaire Generale et Raison- née, editada en Port Royal en 1660, que dió el molde para los estudios gramaticales de los últimos siglos (1), 1 la grande obra del filósoto alemán WILHELM WuUNDr, que salió por primera vez en 1900 con el título S1co- lojía étnica, imvestigación de las leyes del desarrollo del lenguaje, del mito 1 de las costumbres, 1 que puede con- siderarse como la última palabra de la ciencia hasta hoi, pues resume sobre la base más amplia los resul- tados de los estudios de los autores que durante el si- glo XIX se han dedicado a la lingúística jeneral: GUILLERMO VON HumBoLDT, H. STEINTHAL, HERMANN PaAuL, FEDERICO MULLER 1 otros. Wundt siempre tra- ta de averiguar cómo se esplican los fenómenos del desarrollo lingúístico a la luz de la sicolojía moderna empírica 1 esperimental, de la cual él mismo es el re- (1). Véase ¿Para qué estudiamos gramática?, páj. 9. 37 ¡ GU 54 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS presentante más jenuino. Pero esta relación entre la lingúística 1 la sicolojía es mutua: no sólo la sicolojía esplica las leyes de la gramática jeneral, sino que tam- bién la lingúística contribuye con abundantes tesoros. a la formación de la sicolojía (1). $ 8. Cuando, hace veinticinco años, me hacía cargo de la nueva cátedra de castellano, ésta, a indicación mía, no se denominó simplemente «gramática moder- na», en oposición a la cátedra del señor Hanssen, que era la «gramática histórica» (aunque figura hasta hoi en el presupuesto con el nombre demasiado estrecho de «castellano antiguo»), sino que se le dió elnomtbre de «Iingúística castellana». Con esto deseaba dar a com- prender de antemano que no me proponía sólo adies- trar a los futuros profesores del ramo en el «análisis gramatical 1 lójico», como lo enseñaba, por ejemplo, Don Sandalio Letelier según el «antiguo sistema» en su cátedra de «gramática castellana» en el Instituto Na- cional. Siguiendo el modelo que HENRY SwEET había dado en su fundamental obra 4 New English Grammar, logical and historical (Oxtord, 1892) quería presentar la gramática castellana desde el punto de vista de la lingúística jeneral 1 de la gramática filosófica moder- na (2). $ 9. Veía luego que debía hacer preceder el estudio de la gramática castellana propiamente tal 'por una introducción jeneral que esplicara a los alumnos las bases jenerales de todo estudio lingúístico: las relacio- 5 que hai entre el pensamiento 1 el lenguaje, entre ' lengua 1 la gramática, entre lengua 1 dialecto; defi- : Wuxbrt, Sprachgeschichte und Sprachpsychologie, Leipzig, / ¿Para qué est. Gram.? pájs. y, 22 1 passim. DR. RODOLFO LENZ 59% niciones de las distintas especies de gramáticas, de la estilística 1 sus subdivisiones; de la oración 1 sus partes; clasificaciones de las diferentes especies de proposicio- nes, de las palabras, de sus formas 1 sus funciones, etc. A esto debía agregarse el estudio de la fonética jeneral, de la historia de la escritura, de las teorías acerca del orijen del lenguaje 1 de la clasificación jenea- lójica1morfolójica de los idiomas 1 en jeneral obser- vaciones sobre la vida 1 el desarrollo del lenguaje. Es- te curso de «lIingúística jéneral» se hizo obligatorio para todos los estudiantes de idiomas cuando la cátedra de lingúística castellana se distribuyó en los tres años de estudios. $ 10. Durante el curso de gramática tomaba siem- pre como base la obra de don Andrés Bello, no sólo porque era la gramática castellana más completa 1 más científica (1), sino también porque este libro había si- do desde medio siglo la norma de toda la enseñanza del ramo en Chile, con esclusión de la gramática de la Real Academia Española, que en España 1 en la mayor parte de los países hispano-americanos se con- sidera como autoridad única. Pero no era mi ánimo tratar como autoridad absoluta la gramática de Be- llo; en ciencias no hai autoridades absolutas. Verdad científica es en cada momento la teoría que parece es- plicar mejor los hechos que representa la naturaleza. Cuando se nota que una esplicación no es satisfacto- ria, se cambia la teoría: en esto consiste el progreso de las ciencias. Pero es precisamente una desgracia sin- gular el que la gramática desde los tiempos del rena- cimiento casi siempre haya sido considerada, no como (1) He espuesto mi opinión sobre la gramática de Bello con mayores detalles en las pájs., 10-18 del folleto ¿Para qué estudiamos Gramática? 356 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS una ciencia, sino como un dogma. Bello mismo dice de las malas definiciones (Gram. Nota III, páj. 343 en la edición de Cuervo): «se repiten 1 se repetirán, Dios sabe hasta cuando, porque la gramática está bajo el yugo de la venerable rutina». Cuervo en la Introduc- ción a sus Notas, páj. 6, insiste con mayor detenimien- to: ¿Desde que a fines del siglo XVI se declaró en Es- paña testo esclusivo para la enseñanza del latín, atri- buyéndolo a Nebrija, el arte compuesto por P. Juan Luis de la Cerda, ha sido la gramática objeto de mo- nopolio más o menos esclusivo de los pueblos que ha- blan castellano, con lo cual nos hemos acostumbrado a ver en esta disciplina no sé qué de fijo 1 puramente preceptivo, estraño a todo progreso, sea en la inves- tigación de los hechos o en su esplicación. sea en la clasificación o en la nomenclatura; i por consiguiente todos, sabios como ignorantes, apegados a lo que de niños aprendieron, con dificultad admiten innovación alguna, 1 raras veces perciben la diferencia entre una obra de rutina o de caprichosas invenciones 1 una obra científica. A pocos se les ocurre que el mérito de un libro filolójico, ni más ni menos que de uno sobre ana- omía o botánica, consiste en la claridad con que re- presente el estado actual de la ciencia 1 en que abra 10rizontes para nuevas investigaciones; 1 por lo mismo linguna obra de esta especie, tiene valor definitivo. Es esto tan cierto que ya obras monumentales como s de Bopp, Díez, Draeger van cediendo el puesto a , que a su vez se oscurecerán cuando aparezcan resuman los adelantos subsiguientes. Ninguna ¡ pues ha de causar el que, con ser admirable la Bello, requiera ahora en algunas partes rectifi- mplemento». — So) Qi DR. RODOLFO LENZ $ 11. Siendo estas palabras de Cuervo la clara es- presión del único punto de vista posible en materia científica, se comprenderá que recomendara siempre a mis alumnos la edición de la gramática de Bello con las Notas de Cuervo e insistiera en demostrarles cómo Cuervo puede tantas veces rectificar i completar a Be- llo porque dispone de un profundo conocimiento de toda la literatura filoló¡:ca 1 lingitística que se ha for- mado, desde mediados del siglo pasado principalmen- te en Alemania, 1, además, había hecho numerosos es- tudios orijinales de filolojía castellana, publicados ca- si todos en revistas científicas francesas. $ 12. Se comprenderá que en mis lecciones tuviera a menudo que añadir críticas nuevas a las que presen- taba Cuervo, para poner las teorías sobre la lengua castellana de acuerdo con las ideas científicas moder- nas. Sobre todo hallaba yo siempre mui inconvenien- te la conservación de algunas innovaciones de la ter- minolojía gramatical de Bello que no han sido acep- tadas por otros filólogos. El estudiante chileno que quisiera consultar obras o revistas filolójicas europeas encontraría a menudo dificultades si no aprendiera la terminolojía internacional. Se refiere esta observación por ejemplo al nombre atributo, con el cual Bello de- signa lo que se dice del sujeto de una oración, es decir, lo que en lójica se llama en el mundo entero el predi- cado, mientras por atributo se entiende un adjetivo que acompaña (modifica o determina) a un sustanti- vo. Otro ejemplo sería el denominar conjunciones so- lamente las palabras que introducen proposiciones coordinadas, dando a las comjunciones subordinantes (por ej. sí condicional) el nombre de adverbio relativo, que, según mi opinión, sólo corresponde a donde, como 2 —ANALES.—MAYO-JUNIO 358 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS cuando con antecedente adverbial. También los nom- bres, en sí mui sistemáticos 1 aceptables, que Be- llo dió a los tiempos copretérito, ante-copretérito, etc., tienen el inconveniente de no haber sido rejistrados por ningún diccionario castellano hasta hoi. En la en- señanza de lenguas estranjeras sobre todo, difícilmen- te podrán reemplazar a los términos antiguos de 1M- perfecto i pluscuamperfecto, que también para el cas- tellano guardan su utilidad. Otro inconveniente grave me parece ser el que Bello no reconozca un pronom- bre personal de tercera persona, llamando a él, ella, ello, etc., formas íntegras del artículo. Tampoco se puede enseñar que haya un caso terminal distinto del acusativo (1). | $ 13. Pero el defecto más grave de todas las antiguas gramáticas estaba, según mi opinión, en la falta de un análisis jeneral de la oración simple 1 compuesta, de los fenómenos de.coordinación i subordinación sin- táctica, del significado lójico 1 de las funciones de to- das las diferentes clases de palabras. Definiciones científicamente aceptables de los fenómenos jenera- les de la flexión, de la declinación isus casos, de la gradación de los adjetivos, la conjugación de los verbos; de la persona gramatical, de las voces, los mo- dos, los tiempos, faltaban casi en absoluto. Se daba en jeneral por establecido el conjunto de los fenóme- nos de «la gramática», es decir, de la gramática latina. 1 este respecto Bello se adelantó mucho a sus con- temporáneos suprimiendo la declinación, completa- nte imajinaria, de los sustantivos castellanos, lo !smo que mostró a comienzos del siglo XIX el ca- obieci > de "ETS o 7 d ) S Í ¡Jeciones pueden verse en ¿Para qué estudiamos Gramá.- 134 | DR. RODOLFO LENZ 359 mino por el cual ha de seguir la reforma de la orto- gratía castellana, iniciada con tanto tino 1 éxito un siglo antes por la Real Academia. Pero muchas defi- niciones, p. €ej., de las partes de la oración, reducidas a su justo número, quedaban defectuosas. Su aná- lisis de los tiempos constituye un enorme progreso; pero el de los modos es poco satisfactorio 1 el de las voces del verbo falta por completo. Así me quedaba mucho que hacer para amoldar la gramática castellana a las exijencias de la gramática científica moderna. La clasificación de las oraciones de Bello en regulares 1 anómalas, toca sólo un punto secundario gramatical. El carácter lójico diferente de las oraciones en las cuales el elemento principal del «predicado» es el verbo, con su subdivisión en neutro, transitivo simple (con acusativo complemento directo) 1 transitivo doble (que además contiene un complemen- to dativo, indirecto, en el cual termina la acción) 1 las oraciones, que conviene denominar atributivas, por- que el elemento principal del predicado es un adjetivo, atributo predicativo, no se hacía resaltar de la manera necesaria. La clasificación de las oraciones subordina- das según el elemento que sustituyen en la dominante en sustantivas, adjetivas, 1 adverblales, que es de fun- damental importancia para la recta comprensión del mecanismo de la oración compuesta, no se tocaba en absoluto. $ 14. Con pena veía que sólo mui pocas de las co- rrecciones 1 añadiduras que poco a poco había intro- ducido en la enseñanza de la gramática castellana en el Instituto Pedagójico se abrían camino en la ense- ñanza escolar. Sólo las gramáticas de Lararrázabal 1 de Maximiliano Salas habían aceptado tímidamente 60 MEMORIAS CIENTÍFICAS -L- LITERARIAS. AAA A e 5 algunas innovaciones modernas. En jeneral, se seguía enseñando estrictamente se; gún las teorías de don An- drés Bello, i eso era esplicable. Los profesores j jóvenes no se atrevían a aplicar en la enseñanza escolar las teorías científicas modernas que habían aprendido en el Instituto Pedagójico, porque con razón temían la oposición de los profesores antiguos, que estaban en las comisiones examinadoras. ¿Qué habrían dicho esos profesores que reconocían como la única e inapelable autoridad en gramática 2 Andrés Bello, si un alumno se hubiera atrevido a mantener en un exámen la teo- ría de que los infinitivos castellanos son sustantivos masculinos (1), o si hubiera analizado como sujeto de la oración «Los que llegaron son amigos mios» la frase relativa que llegaron, sustantivada i precedida del «ar- tículo definido» los ? Bello dice. que el sujeto de son es el artículo sustantivado /os, aunque es evidente que ningún castellano puede decir: Los son amigos míos. No existía siquiera un libro en el cual se espusieran los detalles de tales nuevas teorías, que, por supuesto, no son caprichos personales míos, sino el resultado de la. aplicación de teorías reconocidas en la gramática 'eneral mcderna o de investigaciones propias. $ 15. Por esta razón iba comprendiendo cada año. más la urjente necesidad de esponer en una publicación - científica el conjunto esencial de mis enseñanzas, para esponerla a la crítica de los filólogos españoles 1 estran- jeros. Una vez aceptadas o rectificadas mis teorías, ha- ría llegado el momento para pedir al Consejo de Ins- irucción Pública su adopción para la enseñanza esco- midad con la KReal Academia; véase |. Lenz, «La Pat?s», páj. 130. DR. RODOLFO LENZ 351 En 1914 estuvo en Santiago de Chile el señor don Ramón Menéndez Pidal, indiscutiblemente la figura más prominente de la filolojía castellana, catedrático del ramo en la Universidad de Madrid, i me pidió una colaboración para la Revista de Filolojía Española, cu- yo primer tomo aparecía en aquel tiempo bajo su direc- ción. Le prometí un estudio sobre «La Oración 1 sus Partes» en que deseaba revisar críticamente las cues- tiones fundamentales de la gramática jeneral 1 de la castellana en particular. Por gramática jeneral entien- do todo lo que yo mismo sé de la estructura de los idiomas de la tierra, tanto por la práctica directa (1) como por el estudio de obras científicas, en particular de las grandes enciclopedias filolójicas (F. Múlley Lingúística Jeneral; Bruemann-Delbrúck, Gramática comparada de las Lenguas Indoeuropeas; Meyer-Lúb- ke, Gramática Comparada de las Lenguas Románicas), 1, respecto a la base filosófica, de la Sicolojía Étnica de W. Wuna?. S 16. El tema parecía interesante 1 útil al señor'Me- néndez Pidal, 1 me puse luego a la obra. Pero, cuan- do en Setiembre de 1916 tenía los primeros capítulos concluidos, ya veía que las dimensiones de la obra excederían los límites de un artículo de Revista. Los mandé sin embargo a Madrid, conforme a mi promesa, pero pidiendo que se me devolviera el orijinal si no convenía su publicación en la Revista de Filolojía Es- pañola. A vuelta de correo recibí la contestación de que la «Junta para Ampliación de Estudios e Investi- saciones Científicas», institución oficial que edita la (1) El que se interese por mis esperiencias personales puede ver una reseña bastante minuciosa en las pájs. 21-30 de mi trabajo «Sobre el Estudio de Idiomas». 352 MEMOR AS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS Revista, me ofrecía la publicación de mi trabajo en for- ma de libro en su colección de manuales universita- rios. Naturalmente acepté el honroso ofrecimiento 1 en Mayo de 1918 concluí el manuscrito, del cual ya ha- bía recibido los primeros pliegos impresos. Por causa de la situación anormal en estos últimos años, parti- cularmente por la escasez de trasportes marítimos 1 la interrupción del tráfico en la cordillera, en Mayo de 1919, la conclusión del libro se ha demorado hasta aho- ra; pero ya está terminada la impresión del manuscri- to 1 espero la llegada de los primeros ejemplares en el trascurso de este año. Enseguida pienso presentar mi libro al Honorable Consejo de Instrucción Pública para obtener su aprobación universitaria. $ 17. Estando así las cosas sobrevinieron en 19168 1 1919 dos acontecimientos que son el motivo directo al cual se debe la presente memoria: el Consejo de Instrucción Pública nombró una comisión (de la cual formo parte) para revisar los programas de castellano para la enseñanza secundaria 1 llegó a mis manos la nueva edición reformada de la Gramática de la Len- gua Castellana por la REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, que lleva la fecha de 1917. La revisión del Plan de Estudios 1 de los Programas de Instrucción Secundaria da el carácter de cuestión de actualidad a la reforma de la enseñanza de la gra- mática castellana que yo tenía en mira desde que en 1912 di enla Universidad mi conferencia ¿Para qué es- tudiamos Gramática? Ha llegado el momento de reco- r oficialmente que la enseñanza de la gramática lana necesita algunas reformas para ponerla de n los progresos dela lingiúística jeneral, re- ¡leunas teorías inconvenientes de la gra- AJALAMOSÁAS. IIED RA A A DR. RODOLFO LENZ 363 mática de Bello i aceptando la nomenclatura interna- cional, al menos en aquellos puntos en que su conve- niencia está fuera de dudas. Recomendaría por ahora especialmente los puntos siguientes: 1) Lo que se dice del sujeto de una oración se de- nomina «el predicado», que puede ser verbal (Los ár- boles crecen) o nominal (Juan es estudioso, Juan es pintor). 2) «Atributo» es el adjetivo que acompaña al sus- tantivo (un buen niño, la casa grande). 3) El, ella, ello, etc., som pronombres personales de tercera persona. 4) En lo útil tenemos el adjetivo sustantivado 1 pre- cedido del artículo neutro, así como en el anciano, mi vecina, este enfermo, una jóven adjetivos masculinos 1 femeninos están sustantivados i precedidos de los correspondientes adjetivos artículos i adjetivos pro- nombres demostrativos 1 posesivos. 5) En la oración: 51 crees que estás enfermo por qu> no tienes apetito, debes consultar al médico cuando lle- gues a la ciudad, las palabras si, que, porque, cuando, se llaman «conjunciones subordinantes» (s7 condicio- nal, que copulativa, porque causal, cuando temporal): son adverbios relativos que, cuando, como, donde, 1 otros en frases como: A la hora que llegues, En el mo- mento cuando llegues, Así como lo dijiste, allí donde estás. 6) Los infinitivos son sustantivos verbales masculi- nos, como todas las sustantivaciones hechas con el artículo el (p. ej.: las oraciones sustantivas subordi- nadas, como El que luchásemos... sería diferente... Gram. Acad. Ref. N.2 379 d) aunque se reproduzcan 364 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS por el neutro, como sucede en todos los conjuntos de objetos e ideas, cualidades 1 circunstancias. En cuanto a la denominación de los tiempos de la conjugación, no cabe duda que la de Bello es más sis- temática 1 correcta que la antigua académica, pero es desconocida fuera de Chile. La reforme iniciada por lar Academia todevía no ha llegado a resultados com- pletamente satisfactorios: espero que mi análisis («La Oración i sus Partes» pájs. 428-464) contribuya a aclarar el asunto 1 a preparar una denominación def- nitiva internacional. Por ahora conviene mantener al lado de los términos de Bello los nombres antiguos de 2mperfecto, perfecto 1 pluscuamperfecto. $ 18. Es indudable que para pasar de las antiguas denominaciones 1 esplicaciones de Bello a las nuevas que recomiendo 1 que están todas en conformidad con las teorías de la gramática académica reformada, se ne- cesitará algún tiempo de transición durante el cual habrá que esplicar a los alumnos tanto las antiguas como las nuevas. Pero, en esto Chile no- estará en peor situación que los demás países de lengua espa- ñola, porque la gramática reformada ha aceptado mu- chas teorías buenas de Bello que no se hallaban en la académica antigua; de modo que en todas partes ha llegado para le enseñanza de la gramática Caste- lana una época de transición 1 de cambios pawiatinos. Sin innovaciones no puede haber progreso 1 lo único importa es que las interpretaciones de las leyes lenguaje que los niños aprenden, lleguen al ser ca- la más claras, completas 1 correctas. ¿Qué 'se'di- un profesor de mineralojía, química 1 física que lera enseñar a sus alumnos las particularida- no o de los rayos X, porque no se habla de DR. RODOLFO. LENZ , 350 —— _— estos descubrimientos científicos modernos en las obras de Domeyko? Sería un absurdo parecido oponerse a las innovaciones en la ciencia gramatical. He espresa- do más de una vez en mis escritos pasados la opinión de que la gramática de la Real Academia no esta- ba a la altura de la de Bello, lo mismo que he dicho que la admisión 1 la esclusión de palabras en el Dic- cionario Académico no obedecía a máximas científ- cas fijas, 1 algunos escritores nacionales me lo, han re- prochado, diciendo que yo era enemigo de la Real Academia. Espero que una crítica objetiva reconocerá que en toda mi labor científica 1 pedagójica (meto- dolojía de la enseñanza de idiomas) sólo he sido ad- versario de lo que considero como erróneo, quienquie- ra que lo haya dicho. Tampoco me creo infelible, sino que estimaré bien venida toda crítica fundada en he- chos. Más de una vez creo haber evolucionado en mis ideas durante los treinta años que lleyo dedicados a investigaciones linguísticas, etuolójicas 1 folklóricas en Chile, 1 no podrá. decir nadie que las innovaciones que propongo ahora en materia gramatical sean de- bidas á un mero capricho personal. $ 19. Rara vez en mi vida he esperimentado una satisfacción tan grande como cuando a fines del año de 1918 comencé a. rejistrar la edición reformada de la Gramática de, la Lengua Castellana por la Real Academia Española. Nunca habría podido esperar una comprobación tan espontánea i/tan oficial de la necesidad de revisar los fundamentos de la gra- mática, que estaba sintiendo cuando me puse a es- cribir mi libro. La Oración 1 sus Partes. La Advertencia Preliminar de la edición reformada dice: «Los positivos adelantos que en estos últimos 366 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS tiempos ha realizado la ciencia del lenguaje , desper- tando entre las jentes cultas plausible i notoria afición a los estudios gramaticales, pusieron de manifiesto la conveniencia de apresurar el planteamiento de la re- torma que tenía proyectada la Academia, 1 la necesi- dad que se imponía de hacerla tan estensa 1 tan com- pleta como fuera preciso, si había de responder a las necesidades 1 al progreso de los tiempos». En seguida se declara que por razones pedagójicas la reforma se hará por etapas 1 en ediciones sucesivas; se deja todavía intacto el plan jeneral; no se alteran por ahora la ortografía 1 la prosodia; la analojía se ha cambiado sólo en los puntos más urjentes que debían conformarse con la nueva sintaxis. «Lo que sí ha va- nado fundamentalmente, radicalmente podríamos de- cir, es, no el concepto del contenido de la sintaxis, pero sí el método i plan de esposición de la doctrina sintáctica, i hasta la forma misma de esta esposi- ción, que en la edición presente es más lójica, más ra- zonada que en las anteriores; 1 además la doctrina gra- matical se presenta confirmada por mayor número de autoridades de los más eminentes escritores españo- les de todas las épocas». De lo dicho se sigue que para juzgar la Gramática Reformada debemos tomar en cuenta sólo lo que se ha añadido de nuevo, mas no las teorías que todavía se conservan de las ediciones anteriores. En muchas de estas es probable que en el porvenir también se introduzcan alteraciones. No he leído todavía ningu- tica científica de la nueva Gramática; pero no : duda de que los filólogos europeos reconoce- dos que esta obra significa un progreso enor- ¿bra de un mérito estraordinario tanto por DR. RODOLFO LENZ 367 ¡el caudal de observaciones de la lengua castellana des- de los tiempos clásicos hasta nuestros días, como por lla esposición sistemática de los materiales. Precisa- ¡mente lo que faltaba casi por completo en la Gramá- ¡tica de Bello, la esposición jeneral de la estructura de ¡la oración simple i de la compuesta, está tratado con mucho tino, aunque en los detalles tendría que hacer | algunas observaciones críticas, que me reservo para otra ocasión. $ 20. Es innegable que en más de un punto pudo servir de modelo para el arreglo sistemático la exce- lente Gramática de «La Lengua de Cervantes» por don Julio Cejador 1 Frauca (Madrid, 1905) 1 habría sido conveniente citarla como fuente, lo mismo que se cita a Bello repetidas veces; pero de ahí hasta de- cir que la Academia se ha hecho culpable de «un robo» (como lo declaró el señor Cejador en un artículo de diario) (1) hai un trecho largo. La claridad sistemá- tica de la esposición que distingue ventajosamente a la Gramática de Cejador tampoco ha sido inventada por este autor, sino que en forma más o menos pa- recida se hallaba en muchas gramáticas latinas i grie- gas desde tiempo atrás i en gramáticas modernas del francés, inglés 1 alemán. Poseo una gramática alema- na de Heyse, del primer tercio del siglo pasado, que en muchos puntos ya satisface las exijencias moder- nas 1 recomendaría para la continuación de la refor- ma de la gramática castellana obras como la ya cita- da gramática inglesa de Sweet i la alemana de Ludwig Sútterlin (Die deutsche Sprache der Gegenwart, 2.4 edi- ción, Leipzig, 1907). (x) En el Suplemento Ilustrado de «El Mercurio» de Santiago de a Chile, del 14 de Julio de 1918. 368 MEMORIAS, CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS De todos modos seríe un absurdo científico si para la enseñanza del castellano en Chile. se quisiera segulr prescindiendo de las teorías de la Real Academia. Es- pañola. 1 de los innumerables detalles de interesantes pa aciones acerca del lenguaje de los clásicos cas tellanos, ya que éstos forman la base para la «dectura cultural», que constituye el único camino Seguro para aprender la lengua literaria. $21. ¡Entesto me parecemes tal equivocados los au- tores de la Gramática Reformada que todavía man- tengan la antigua definición «Gramática es el arte de hablar i escribir correctamente»., La, actual eramática de la Academia i la de Bello no fueron ni serán Jamás textos adecuados para la enseñanza secundaria, ni, muchos menos, para la primaria. La práctica de las artes (hablar 1 escribir bien es un arte, lo mismo que lo es cantar, tocar instrumentos de música, pintar, etc.) se aprende por el ejercicio. La gramática es la. ciencia que espone las leyes jenerales que rijen la es- tructura de un idioma. No es necesario saber de me- moria una larga serie de reglas abstractas para saber cuándo se usa en una proposición subordinada el sub- ¡untivo. En tales cosas es guía seguro la costumbre inconsciente, 1 mecánicamente adquirida. Esas reglas no se hallan completas en ningún libro. El estudio de la gramática del idioma patrio tiene el fin principal de lar al hombre culto una idea clara de lo más sublime ue distingue al hombre de ¡otros seres: del mecanis- ) del pensamiento 1 de su comunicación. Con esto lica también en qué se distingue la manera de es- pensamientos de una nación de la de otras. ta razón en mi libro de La Oración 1. sus Partes hecho hincapié en la comparación de la DR. RODOLFO LENZ 360 gramática castellana con la de los demás idiomas que se estudian en lá enseñanza secundaria (el francés, el inglés 1 el alemán) cuando el modo de pensar muestra tales diverjencias características: Por razones histó- ricas, también he debido hablar a veces del latín, cuvo estudio por desgracia se ha suprimido casi por com- pleto en nuestra instrucción secundaria oficial, lo que nunca dejaré de lamentar. Si no se pueden comparar diferentes lenguas el estudio detallado de la gramática patria tiene, según mi opinión, escasa utilidad. $ 22. Una gran parte de los errores 1 defectos de la gramática rutinaria se esplican precisamente porque las distintas lenguas no se han comparado cuidado- samente, sino que a ciegas se ha aplicado a la caste- llana lo que sólo era particular del latín, como, por ejemplo, la declinación de los' sustantivos. La Gra- mática Reformada suprime en la morfolojía (que to- davía se sigue denominando «analojía») la declinación de los sustantivos; pero en la sintaxis (cap. XII) vuel- ve a decir que en /a casa del padre la palabra padre «está en jenitivo», en vez de decir que el castellano del padre «corresponde al jenitivo latino patris», lo que no vale lo mismo. Del padre en castellano es un complemento circunstancial con preposición, que mo- difica al sustantivo casa. Hablar de un caso jenitivo, vocativo 1 ablativo en castellano es supérfluo 1 aún incorrecto; existen sólo en los pronombres persona- les nominativos seguros en yo, tú, acusativos átonos (lo, los, la, las), acusativos tónicos que sólo se usan con preposición (mi, ti, si), dativos átonos le, les. Las formas átonas me, le, se, mos, os sirven para dativo 1 acusativo. El pronombre acentuado de tercera perso- na (el, ella, ello, ellos, ellas) se trata como cualquier 370 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS sustantivo. Formalmente a mi padre e1 castellano es siempre un complemento circunstancial (sustantivo con preposición); pero gramaticalmente «funciona» Co- mo acusativo en amo a mi padre (lo amo), como dativo en debo gratitud a mi padre (le debo gratitud) 1 como circunstancial de lugar en me dirijí a mai padre, porque aa el pronombre resulta me diraji a el. $ 23. Pasarán todavía muchos años antes que la - rta castellana se libre de todos los restos de in- jerencias indebidas del latín, i más difícil será aún que se reconozcan todas las particularidades que son pro- : pias del idioma moderno, pero no existieron en latín. En muchos puntos en que he propuesto teorías nuevas en mi libro, he visto con gran satisfacción que la Gra- mática reformada coincide con mi apreciación, o al menos se acerca a ella en alguna nota. Por ejemplo, vo declaro respecto al uso de la preposición a con com- plementos acusativos que bastaría una sola regla: «El complemento directo lleva la preposición « si es ló- jicamente posible considerarlo como sujeto de la ora- ción» (Oración 1 sus Partes, páj. 51). Ahora la Gram. Ret. dice N.0 242, c, «Así mismo la empleamos en ca- sos en que haya que evitar ambigiiedad». De hecho basta esta sola regla, porque encierra la razón por que se usa la preposición a cuando el complemento es personal lo. mismo que el sujeto, i a la vez esplica su so en frases como el perro mordió al gato 1 el nombre r13e al adjetivo. Naturalmente hai que admitir que por analojía la costumbre de poner complementos de per- sona con a se estendió a los casos en que por diferen- la, de número o persona gramatical propiamente no Dría on 1 se dice encontré a Pedro aunque Pedro no se podría entender mal. DR. RODOLFO LENZ 371 $ 24. En el análisis de la conjugación insisto repe- tidas veces (Or. 1 s. P., pájs. 359 1401 sigs.) en la r. ece- sidad de reconocer al lado de las variaciones de tiem- po i modo, las diferentes especies de la «acción»; lo mismo hace la Gram. Ref. ahora (N.% 287), e indico como característico de los verbos ausiliares que se usan en las conjugaciones perifrásticas que se deben considerar como tales todos los verbos que, unidos con infinitivos, participios 1 jerundios se pueden atraer los pronombres personales átonos que propiamente son complementos de estas «formas nominales» (1) del verbo lójicamente dominante, pero gramaticalmente subordinado. El mismo criterio lo aplica la Gram. Ref. en el N.0 456, Nota 2. De este modo el número de las conjugaciones perifrásticas castellanas, que por la ma- vor parte son verdaderas «voces» especiales (comp. Or. 15. P., pájs. 411 1 sigs.) crece de una manera sorpren- dente 1 resulta que la lengua castellana posee el sis- tema de conjugación más complicado 1 espresivo que conozco en los idiomas indoeuropeos. : El hecho de que los adverbios relativos como, cuan- do, donde, lo mismo que los demostrativos así, enton- ces, ahí, allá, etc., sean de carácer pronominal, en el cual yo insisto repetidas veces, también está ahora en conformidad con la Gramática Reformada (véanse N.9 170, c, 1801 258). Así coinciden mis esplicaciones en gran parte con las que introduce la Gram Kef., 1 esto no es sorpren- dente ya que el señor don ¿José Alemany, que ha sido el principal redactor de la nueva edición de la Gramática Académica, parte de la misma base que yo, (1) Prefiero denominar estas formas «verboides», porque el jerur.- dio no merece el nombre «nominal», como adverbio que es. MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS uU 1 159) de querer aplicar a la teoría de la Jengua española los progresos de la lingúística. moderna. : 3 $ 25. Ahora bien, si las: gramáticas modernas se hacen cada día más complicadas, por el mayor cau- dal de hechos observados, 1 más difíciles por la mayor profundidad científica de la especulación filosófica, claro está que libros como la Gramática Reformada de la Academia llegan a ser inadecuados para la en- señanza escolar, sobre todo en los años inferiores 1 medios de la instrucción secundaria. Para este desti- no se necesitarán manuales abreviados que sólo in- sistan en los hechos. fundamentales, sin recargar la memoria de los alumnos con detalles que serán para el profesor 1 el filólogo todo lo interesante que se quie- ra, pero que son supérfluos para el niño que aprende el verdadero uso libre de la lengua literaria por el ejercicio práctico (1). Por otra parte, es indispensa- ble que en los últimos años de la enseñanza secundaria se dé el tiempo necesario para un resumen de la his- toria de la lengua castellana (incluyendo la historia de la ortografía) 1 para un repaso sistemático de los fundamentos de la gramática con definiciones cien- tíficas, fundadas en el análisis lójico 1 psicolójico del pensamiento humano. En los años inferiores sólo po- drán enseñarse las «denominaciones» de las distintas clases de palabras, sus formas 1 sus funciones, como va lo dije más arriba, pero las esplicaciones deben amoldarse a la capacidad del alumno 1 es inútil ha- cerle aprender de memoria definiciones cuyo verda- Por esta razón la Academia edita también un Compendio de la. ica, destinado a la segunda enseñanza i un Epitome de la mis- dispuesto para la enseñanza elemental. 4 DR. RODOLFO LENZ SM) ¡ero alcance no puede todavía comprender. Por esto lido el repaso sistemático en quinto i sesto año. $ 26 También hai que reconocer que en las gramá- licas corrientes faltan varios capítulos más o menos hor completo que hai que ir introduciendo poco a Doco. Una gramática sistemática 1 científica debe con- lener las materias que siguen: | L. La fonética. Después de una introducción jeneral ¡¡ue describe los órganos de la. voz humana i sus fun- ¡ones para la articulación (clasificación sistemática lle las vocales 1 de las consonantes) se debe estudiar ¡uáles son los sonidos que se emplean en un idioma da- lo 1 según qué leyes especiales se pueden combinar ¡consonantes iniciales, medias 1 finales, grupos de con- bonantes admitidos en cada posición, grupos de voca- ES) TELE!) Esta materia se ha enseñado en el Instituto Peda- iójico desde su fundación, pero se han dedicado a Pila principalmente los profesores de idiomas estran- eros. Gracias a la pequeña revista Le Maitre Pho- nétique, a la. cual han estado suscritos muchos profe- ¡ssores, podrá decirse que en ningún país de lengua es- ¡pañola los conocimientos de fonética están tan espar- lcidos como en Chile. Para el castellano había la difi- icultad de que faltara hasta hace poco un texto ade- ¡cuado en que pudieran estudiar la materia los profe- isores que no se habían educado en el Instituto Peda- ¡gójico. Desde 1918 existe el excelente Manual de Pro- imunciación Española del señor don Tomás Navarro Tomás editado por la Junta para Ampliación de Estu- itudios de Madrid, el que también debería recomen- ¡darse encarecidamente a las Escuelas Normales; pues ¡el profesor que enseña a leer 1 a escribir necesita saber 1 3:—AnaLes.—Mayo- Junio e ps - 7 exactamente cuál es la lejítima pronunciación espa-' ñola, para que no enseñe, como sucede a menudo, que. bi v tienen prontnciación diferente en castellano: porque se distinguen en la ortografía, i para que sepa pa 4 que es efectivamente más correcto pronunciar confor- me a la ortografía chilena estranjero, oscuyo, sustanti- vo que según la académica extranjero, obscuro, substan= É1DO. | $ 27. Escribir un idioma quiere decir representar: cada sonido «distintivo» por un signo especial. Dis-" tintivos son en cada lengua aquellos sonidos cuya sus-- titución por otro podría variar el significado; matices distintos de sonidos que no pueden producir tal efec-: to, sino que dependen en su uso de ciertas leyes fo-=- néticas especiales de cada lengua, no necesitan escri- birse con signos diferentes en una escritura fonética práctica; sólo en trabajos científicos que quieren es-- tudiar tales leyes fonéticas que el pueblo aplica incons- | cientemente, se exije una trascripción fonética rigu- rosa que distingue por signos particulares todos los matices que el oído del observador atento alcanza a notar. Ortografía sólo puede existir en idiomas cultos ; que tienen una escritura histórica que no ha seguido la evolución de la pronunciación, sino que ya conserva un sólo signo antiguo cuando el sonido único primiti- vo se ha bifurcado en dos sonidos modernos por causa de ciertas leyes de la evolución histórica (casa 1 cielo, del latín casa 1 caelum, pronunciados en tiempo clásico latino kasa 1 haelum); ya usa dos signos para un solo onido primitivo (cabe 1 quepo, del latín cap1t 1 capio porque en la evolución de la lengua ciertos sonidos uamente diferentes llegaron a coincidir en uno derno (latín qgualem dió kual, cual, pero latín DR. RODOLFO LENZ 315 quem, pronunciado kuem, pasó a kien, perdiendo la 4). De consiguiente cielo 1 quien son escrituras históricas antifonéticas, cual 1 quepo son escrituras antihistóri- cas, pero medio fonéticas, porque se han asimilado al resultado de la evolución más común de la escritura histórica (1). $ 28. La ortolozía es el complemento de la ortogra- fía, pues enseña la recta pronunciación de las palabras escritas ortográficamente, es decir, en contravención de la fonética, pero conforme a la costumbre histó- rica. Además debe enseñar cuál es la pronunciación modelo de la lengua literaria; pues, siendo ésta en pri- mer lugar una lengua escrita, hal que fiar cuál es el término medio de la pronunciación que usa efectiva- mente la jente culta en el discurso serio de estilo ele- vado 1 cuáles son las concesiones que se hacen a las influencias del lenguaje natural usado por las mismas personas en su conversación diaria. La parte de la Gramática Reformada de la Acade- mia que se llama Prosodia contiene una mezcla de observaciones de fonética, ortolojía 1 de prosodia pro- plamente tal, que más bien pertenece a la estilística (métrica) que a la gramática, por cuanto habla de la recta manera de leer los versos (diptongo prosódico., diéresis, sinalefa, etc.), cuyas reglas a veces varían en diferentes épocas conforme al uso de los poetas. Antes de pasar a la segunda parte de la Gramática, debo hacer todavía una observación respecto al tér- mino fonoloziía. Algunos autores toman esta palabra (MO más detalles véase mi folleto Ortografía Castellana, San- tiago, 1914, i las Afuntaciones para un texto de Ortolojía 1 Ortografía de la Lengua Castellana, publicadas en los Anales de la Universidad, tomo 88, pájs. 107-130. 376 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS como sinónimo de fonética; creo que conviene seguir el uso más común en otros idiomas 1 entender por foné- tica la ciencia de los sonidos en jeneral 1 la esposición sistemática, la descripción científica de los sonidos de un idioma dado en cierta época, 1 entender por fo- nolojía la evolución histórica de los mismos sonidos. En este sentido llama “Hanssen en su Gramática His- tórica fonolojia la historia de los sonidos castellanos en su desarrollo desde el latín hasta la lengua moderna. $ 29. II. La segunda parte de la gramática hoi en cas! todas las obras científicas se llama Morfolozía porque enumera sistemáticamente las formas varla- bles de los sustantivos, adjetivos 1 verbos, que son en castellano las únicas palabras que pueden variar ya para espresar cambios lójicos (como la distinción entre el singular 1 el plural en los sustantivos), ya pa- ra espresar las relaciones que se establecen entre dife- rentes conceptos cuando se unen en una oración (como la variación de los pronombres sustantivos según el caso, la de los adjetivos según la concordancia, 1 la ma- yor parte de los cambios de las formas verbales). Si se enumeran en la morfolojía también las diferentes cla- ses de adverbios, preposiciones 1 conjunciones, esto es propiamente indebido 1 obedece sólo al fin práctico de oponer las palabras invariables a las variables. Los detalles de su uso pertenecen al diccionario i a la sin- taxis. El nombre antiguo de analojía, que la Aca- demia todavía mantiene, era primitivamente un sinó- niumo de gramática (1), convendría desterrarlo cuánto 0. LIT. La tercera parte de la gramática, que a junta con la morfolojía, pero corresponde a ¿qué estudiamos Gvamática?, páj. 7. DR. RODOLFO LENZ IN una materia completamente distinta, todavía no tie- ne un nombre definitivo. El más corriente 1, según mi opinión, también más adecuado es Lex1colojía, aun- que este nombre también se aplica en jeneral a la cien- cia que trata de los diccionarios. Se entiende, pues, por lexicolojía en el sentido gramatical el estudio de las diferentes clases tle palabras (o partes de la ora- ción) en jeneral, 1 particularmente la derivación 1 com- posición de las palabras. A diferencia de la sintaxis, que estudia las palabras en su relación mutua que se necesita para que puedan espresarse juicios, la lexi- colojía considera a cada palabra como entidad sepa- rada que espresa un concepto 1 demuestra cómo con un número reducido de voces primitivas (raíces) se ha podido crear por derivaciones 1 composiciones la enorme riqueza que exije el diccionario moderno de una lengua de alta cultura. La lexicolojía mira los medios por los cuales se consigue este enriquecimiento por su lado esterior, formal, e investiga cuáles son los prefijos 1 sufijos de derivación 1 los elementos 1 pro- cedimientos de la composición, distinguiéndose cuida- dosamente entre elementos vivos por medio de los cuales se pueden seguir formando nuevas voces, 1 los elementos muertos que sobreviven sólo como restos, por decir así, petrificados. Hai que tratar por separa- do las palabras tradicionales, heredadas por trasmli- sión directa de los padres a los hijos, 1 los elementos cultos, palabras doctas, introducidas artificialmente por la labor de sabios i escritores, quienes las toman jeneralmente de las lenguas antiguas clásicas. El tratamiento escolar de la lexicolojía debe hacerse con tino, insistiendo en los elementos populares i vivos; los muertos i doctos exijirían, para ser bien compren- 378 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS didos, conocimientos de las lenguas antiguas. Es pre- cisamente ésta una de las razones porque estimo de- seable que al menos las personas que piensan dedi- carse al cultivo artístico 1 literario del castellano, es- tudien latín en las humanidades (1). El estudio más completo de la lexicolojía castellana que conozco es el que presenta el Dr. F. Hanssen en los capítulos XIV a XVI, agregados a la morfolojía de su Gramática Histórica de la Lengua Castellana (Ha- lle a. S. 1913, pájs., 121-171). A la lexicolojía pertene- cen también las clasificaciones de las distintas espe- cies de palabras según su significado (sustantivos con- cretos 1 abstractos con sus subdivisiones, la gradación absoluta con diminutivos 1 aumentativos); pero mu- chas de estas cuestiones hasta ahora se han estudia- do mui poco. En La Oración 1 sus Partes he tratado de dar ciertas clasificaciones de adjetivos, verbos, ad- verbios, etc., según su significado 1 su derivación, que todavía no he visto en otros libros. En cuanto al orden de las partes de la gramática, es tal vez más correcto que la lexicolojía como estudio más jeneral preceda a la mortfolojía; así presenta la materia Sútterlim en su ya citada gramática alemana. a $31. IV. Forma una cuarta parte de la gramática científica completa un estudio estrechamente unido con la lexicolojía 1 que, como ella, se ocupa en la pa- labra aislada; pero mientras la lexicolojía mira a la palabra desde su lado esterior, formal; averigua las leyes que rijen en la vida material, en el «cuerpo» le la palabra, esta cuarta parte estudia las leyes que ¡en la vida del «alma» de la palabra, en la evolu- de sus significados. De la filolojía clásica, donde Sobre el Estudio de Idiomas, páj. 121 1 slgs. DR RODOLFO LENZ 319 ¡nació este estudio apenas hace medio siglo, se tomó ¡su denominación Semántica, 0, menos usado, Sema- siolojía, es decir, la teoría de la evolución de los sig- ¡nificados. | He enseñado esta materia en mi curso de lingúística | "castellana del Instituto Pedagójico desde unos quin- ce años, siguiendo las huellas que da Wundt para el tratamiento en su Sicolojía Étnica, quien ordena la. ¡ materia según los principios sicolójicos que esplican los distintos fenómenos del cambio de los sigmifica- dos. Otros, autores (Bréal, Essai de Sémantique, 42 edición, París, 1908, 1 A. Darmesteter, La vie des mots etudiée dans leurs sigemifications, 8.2 edición, Pa- ¡Yís) toman por punto de partida más bien la clasifi- ¡cación lójica de los resultados de la evolución (am- | pliación, restricción, etc., del significado). Felizmente hace poco apareció un excelente estudio castellano: El Alma de las Palabras. Diseño de Se- ¡smántica Jeneral por el P. Félix Restrepo, S. J. (Bar- celona, 1917), que puede recomendarse a todos los interesados, 1 tales deberían ser todos los profesores de castellano actuales 1 futuros. Aunque este más moderno capítulo de la gramática ¡castellana todavía no haya llegado a tener una forma ¡fija para el mejor tratamiento sistemático, puede ser- vir de modelo por ahora la más completa Semántica que existe hasta hoi, el tomo TV de la excelente Gram- mare Historique de la Langue Francaise (Copenha- gue, 1913) escrita por el insigne romanista danés K7. Nyrop. ' La materia es sumamente interesante para los años superiores del liceo i, aunque todavía no se introduz- ca un estudio sistemático, sino que la enseñanza se li- 380 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS mite a oportunas observaciones del profesor; estimaría un verdadero crimen el que se la siguiera escluyendo de la enseñanza secundaria. Particularmente inte- Tesante sería, por ejemplo, mostrar a los alumnos chi- lenos como las palabras introducidas al castellano li- terario, o al menos al dialecto vulgar chileno, por la conquista de la América, son en gran parte debidas. al cambio de la cultura española que trajo la acomo- dación de la vida a la naturaleza especial del nueyo continente. Los materiales para este estudio se hallan reunidos en mi Diccionario Etimolójico de las Voces Chilenas derivadas de lenguas indijenas americanas (Santiago de Chile, 1904-1910). Una reseña sistemá- tica corta, en la cual resalta cuánto debe Chile a la cultura especial del indio araucano, ya ha sido pre- sentada por mí en el Congreso Científico de Temuco en 1913. Espero elaborar cuidadosamente este tema tan luego como mis tareas oficiales me lo permitan. Sólo mediante el análisis semántico recibe verdadera vida el estudio del diccionario. Se muestra la evolu- ción de los conceptos complicados que exije el pro- greso de la: cultura humana. Esperemos que con la continuación de la reforma la Real Academia incor- pore a su gramática también un tratado sistemático de la semántica castellana. 932. V. La Sintáxis es la quinta 1, según la clasifi- cación ordinaria, última parte de la gramática, 1 siem- pre guardará su posición como su capítulo principal, uyo análisis espone al estudiante el mecanismo del ensamiento humano así como se refleja en la lengua ctiva. Ojalá que mi libro de «La Oración 1 sus » contribuya en algo a aclarar ciertos puntos aún de la terminolojía 1 de las definiciones de los mu DR. RODOLFO LENZ 381 accidentes gramaticales. Con satisfacción he visto que la Gram. Ref. insiste en algunos fenómenos que con- sidero como característicos especiales de la sicolojía española, como ser la sustantivación de oraciones en- teras caracterizada por la añadidura del artículo defi- nido 1 de preposiciones, lo mismo que sucede con las cláusulas absolutas del infinitivo que admite, no sólo complementos, como en todas partes, sino también la añadidura de un sujeto nominativo. Otro punto no menos característico es la situación prevaleciente de verbos de movimiento, que reemplaza lo que en los idiomas jermánicos, por ejemplo, se espresa por un de- sarrollo más complejo de las preposiciones 1 de los adverbios de relación. La gramática sistemática, según mi opinión, debe- ría distinguir tres partes en la sintaxis: (1) la sin- taxis de la proposición (u oración) simple con su sub- división sicolójica en a) oraciones esclamativas, atec- tivas e imperativas u optativas; b) oraciones declara- tivas, nominales o atributivas, 1 verbales o predicati- vas; c) oraciones amterrogativas, jenerales o dubitativas, 1 parciales o determinativas. Al lado de la proposición gramaticalmente completa hai que tener en cuenta los eguivalentes o sustitutos de oración 1 los fragmen- tos de oración, que no es posible ni conveniente com- pletar siempre por elementos sobreentendidos, como suele hacerse en la gramática corriente. Respecto a los elementos que encierra la oración simple ella se puede subdividir en la oración desnuda, que sólo contiene elementos primarios o indispensa- bles 1 la oración que recomiendo denominar «comple- ja», que contiene elementos secundarios, terciarios, etc., que en el fondo encierran juicios anteriores 1n- 382 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS corporados por atributos 1 complementos cireunstan- ciales añadidos a los primarios. $ 33. 2) La segunda parte de la sintaxis estudia El período paratáctico, es decir, la oración que se com- pone de varias proposiciones coordinadas. Como su tratamiento es mui sencillo, pues requiere sólo el es- tudio de las conjunciones coordinantes, en jeneral no ocupa un lugar especial. Esto se puede aceptar porque también oraciones independientes según la teoría co- mún, que se separan por puntos, pueden estar intro- ducidas por tales conjunciones. Lo que importa es que se distinga claramente entre las conjunciones coordi- nantes i las sutordinantes, cosa que descuida hasta hoi aún la gramática reformada de la Academia (véase N.0 87). Por otra parte, como ya lo dije, tampoco es con- veniente denominar con Bello sólo a las coordinantes conjunciones 1 llamar a las demás adverbios relativos, nombre que debe reservarse a los adverbios que intro- ducen verdaderas proposiciones relativas que contie- nen un atributo para un antecedente sustantivo o su sustituto adverbial. Fluctúan entre la oración simple 1 el período para- táctico las oraciones simples que contienen lo que Be- llo llama «elementos análogos», es decir, sujetos, com- plementos o atributos de igual especie multiplicados, yuxtapuestos o unidos por conjunciones coordinantes. Estas oraciones se pueden dividir en oraciones ensan- chadas, cuando los elementos repetidos corresponden a una sola representación total, 1 oraciones contraídas, cuando corresponden a varias representaciones tota- Pedro 1 Juan llegaron ayer es una oración ensan- la si los dos han llegado juntos; pero una oración han llegado a diferentes horas. La pri- DR. RODOLFO LINZ --383 mera equivale a una oración simple Los dos amigos llegaron juntos, con sujeto en plural; o a Pedro llegó con Juan. La segunda es la contracción de dos ora- ciones simples unidas Pedro llegó ayer (por la mañana) 1 Juan llegó ayer (por la tarde). (Véase Oración is. P., pájs: 495 1 514.) $ 34. 3). La tercera parte de la sintaxis compren- de el estudio de la oración compuesta que consta de una sola oración dominante en la cual la idea de un sustantivo, un adjetivo o un adverbio se espresa por una proposición subordinada que en sí es grama- ticalmente completa, pero no encierra un juicio inde- pendiente. Es, de consiguiente, necesario para com- prender el mecanismo clasificar las proposiciones su- bordinadas según el elemento que sustituyen, en pro- posiciones subordinadas sustantivas, adjetivas 1 ad- verbiales, como lo hace la Gram. Ref. En la gramática de Bello no se menciona siquiera esta división fun- damental. En la práctica “puede justificarse que se traten primero las proposiciones adjetivas que se in- troducen por pronombres relativos, porque las sustan- tivas, lo mismo que las adverbiales, exijen para el en- lace una conjunción, el «que anunciativo» de Bello, que este autor clasifica tan desgraciadamente como sustantivo neutro demostrativo. $35. VI. Pero hai otra cuestión más: ¿Qué es la, estilística? Es, o no es una parte de la gramática? En- tendiendo por gramática la teoría jeneral del idioma, todas las leves que deben aplicarse, aunque sea in- conscientemente, para usar la lengua así como la usan los nacionales que la han aprendido por la imitación natural, como aprenden la lengua de sus padres los niños chicos, no cabe duda de que la estilística tam- 384 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS bién forma una parte de la gramática, 1 así lo creen los autores modernos. Por estilo se entiende, según la definición de los diccionarios, «la manera de escribir o hablar, no por lo que respecta a las cualidades esenciales 1 permanen- tes del lenguaje, sino en cuanto a lo accidental, variable 1 característico del modo de formar, combi- nar 1 enlazar los jiros, frases 1 cláusulas o períodos para espresar los conceptos». Habría que añadir que también pertenece al estilo la selección de las pala- bras sinónimas i que lo que nos guía para elegir el estilo conveniente, es el afecto, el sentimiento esté- tico 1 moral. Pues la mayor parte de las palabras (con escepción de los términos puramente científicos) no sólo son los símbolos de los conceptos, sino que cada una, ya más ya menos, evoca también ideas secunda- rias que dan un matiz particular a cada vocablo 1 jIro, 1, además, están acompañadas de sentimientos estéticos 1 apreciaciones morales. Cara, faz, semblante, rostro todos significan la parte anterior de la cabeza de un hombre; pero el estranjero que dijera: «El niño tenía una mancha de tinta en el rostro» cometería una falta de estilo. Hur, escapar, arrancar, tomar las de Villadiego, poner pies en polvorosa, 1 el vulgar echar- las son más o menos sinónimos, pero no deben usarse indistintamente, porque pertenecen a diferentes esti- los. S1 estas cuestiones lo mismo que la de los arcaís- mos, neolojismos, vulgarismos, etc., corresponden en rimer lugar a la lexicolojía en el sentido jeneral de ' palabra (teoría del diccionario) i se esplican en ca- ulos correspondientes de la semántica, otros pun- me desde antiguo pertenecen a la teoría del estilo labra estilística falta todavía en los diccionarios, Sy DR. RODOLFO LENZ 385 pero no en la lengua) como las figuras de construcción, (orden, repetición, supresión de pelabras, etc.) sin duda alguna son asuntos que pertenecen a la sintaxis. La Gramática Reformada conserva de las ediciones anteriores un capítulo que intitula «de la sintaxis figu- rada» (Gram. Ref. Cap. XXVI, correspondiente al antiguo, Parte II, Cap. VI), reduciendo 18 pájinas a unas seis, con muchas mejoras de detalles 1 supri- - miendo la figura llamada traslación, que corresponde 3 a lo que Bello llama el uso metafórico de los tiempos. Quedan, pues, las cuatro figuras: hipérbaton, elipsis, pleonasmo 1 silepsis. Al fin del capítulo se dice: «Se emplean otras muchas figuras en el discurso, que omitimos porque no pertenecen a la Gramática, sino a la Retórica i a la Poética». $ 36. Es evidente que hai que deslindar las distin- tas materias, lo cual no siempre será fácil. Desde luego es claro que el capítulo VIII de la Gram. Ref. (antiguo Parte I, Cap. XII) con el título de «De las Figuras de Dicción» que habla de los melaplas- mos (prótesis, epéntesis, paragoje; aféresis, síncopa, apócope; metátesis i contracción) (1) no tiene nada que ver con la estilística, sino que trata de fenóme- nos de fonética o fonolojía histórica. En cambio las «figuras de las palabras»de la Retórica de Barros Arana, que la Gramática Académica llama «figuras de cons- trucción», como lo vimos arriba, pertenecen a la esti- lística. En conformidad con otros autores modernos (1) Todos estos términos griegos, tal vez con escepción de sincopa, 1apócope, son supérfluios para la enseñanza secundaria. Los niños com- prenden el asunto mejor si se les habla de añadidura o supresión de sonidos iniciales, medios 1 finales, etc. Metátesis puede sustituirse por cambio de colocación o trasposición. 396 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS podemos decir que la estilística se distingue de la gra- mática propiamente tal en que ésta analiza las leyes del lenguaje cuya aplicación es más o menos obliga- toria para. la espresión tranquila 1 objetiva de los pen- samientos; la estilística averigua las variaciones del lenguaje normal que permite o recomienda la influen- cia del sentimiento, la apreciación estética 1 al subjetiva del que habla (1). $ 37. Como el lenguaje natural casi siempre no sólo - sons uniones de conceptos lójicos (juicios), sino también sentimientos, pues ningún hombre razona- ble habla sin estar empujado por algún interés, es claro que los fenómenos gramaticales 1 los estilísti- cos andan siempre unidos en la práctica. También las heuras de sigmpficación (metáfora, alegoría, etc.), 1 las de pensamiento (contraste, paradoja, etc.), no perte- necen solamante al estilo literario 1 poético, sino que abundan en el lenguaje de cualquier niño, i aún del salvaje de baja cultura. La única subdivisión natural que puede hacerse en el material estudiado por la esti - lística, me parece ser la que se funda en la distinción entre el lenguaje real de la vida diaria, dirijido a uno o 2. pocos interlocutores, 1 el lenguaje ficticio, oral o escrito que se dirije a un público jeneral. El primero (1) CH. BalLy en su Zraitó des Stylistique Frangaise (Heidelberg, 1909) tomo 1, $ ro, da la definición siguiente: La estilística estudia pues los fenómenos de espresión del lenguaje organizado desde el pun- to de vista de su contenido afectivo, es decir, la espresión de los fenó- menos de la sensibilidad por el lenguaje i el efecto de los fenómenos l lenguaje sobre la sensibilidad. Recomiendo encarecidamente este teresante libro a todos los profesores de francés i de castellano, para an cómo se debe estudiar el diccionario de la lengua. Seria, se- pinión, una tarea de mucho mérito si una persona competente Heccionar un tratado parecido, que aplicara al castellano entos que Bally empleó para su estudio del francés. DR. RODOLFO LENZ 387 se subdivide en el diálogo propiamente tal, con sus subespecies de pregunta, contestación, ruego, amo- nestación, amenaza, etc., la descripción 1 la narración; el segundo abarca las formas literarias todas desde el cuento popular, el brindis del obrero hasta las for- mas complicadas de la literatura en prosa i verso. El verso seguramente entre los pueblos primitivos ha nacido de la frase cantada (1) i el canto nace del grito emocional de alegría o tristeza, pasando al lenguaje verdadero por el intermedio de las sílebas sin sentido, pero claramente articuladas que se conservan a me- nudo en los estribillos populares 1 llegan a formar una especie de cantos tradicionales entre muchas tribus primitivas 1 aún entre naciones de alta cultura (como en los ¿odler de los tiroleses 1 Suizos). Según esto me parece que la estilística puede divi- dirse en cuatro partes esenciales: 1) la estilística lexical que trata de la selección de las palabras 1 se relaciona estrechamente con la semántica; 2) la estilística de construcción que investiga los medios por los cuales se ponen en relación mútua los conceptos que forman los juicios, las formas variables del nombre i del verbo 1 las palabras invariables, adverbios, prepo- siciones, conjunciones 1 palabras enfáticas. Su mate- rial es, pues, el mismo en que se ocupa la sintaxis; pe- ro la estilística lo mira todo desde el punto de vista de la espresión de los sentimientos subjetivos. 3) La estilística de composición en prosa que averigua las particularidades de todos los jéneros literarios, las leyes recomendadas por los buenos modelos para su (1) Véase en mis Estudios Araucanos (Anales de la Universidad, tomo 98; pájs. 306 1 sigs. en la edición de un volumen, Santiago, 18095 -1897). 388 MEMORI[AS CIENTÍFICAS I LITERARIAS estructura interior, sus clasificaciones 1 subdivisiones, 4) La estilística poética que estudia la forma especial del lenguaje fijado en versos; la estructura de cada especie de versos 1 sus combinaciones en estrofas i otras formas fijadas para cada nación por la evolu- ción literaria. Se ve que las primeras tres partes corresponden más o menos a las materias de la retórica tradicional i la cuarta a la poética. La estilística de composición en prosa 1 en verso no tiene nada que hacer con la gra- mática, sino que es un estudio ausiliar para la histo- ria literaria. $ 39. He insistido en todos estos detalles para mos- trar cuáles son las exijencias de una gramática cien- tífica ideal, completa i sistemática. En la práctica estamos todavía lejos de alcanzar este ideal. La gra- mática inglesa de Sweet, la alemana de Sútterlin 1 la francesa de Nyrop, por ejemplo, ya satisfacen a mu- chas de estas exijencias, pero no a todas. Ciertas par- tes, como la semántica 1 la estilística carecen todavía de un molde jeneralmente reconocido; Sweet 1 Ny- rop dan a la vez la evolución histórica de las len- guas estudiadas. Es indispensable que el profesor la CONOZCA; pero su introducción en la enseñanza es- colar del ciclo superior dependería del conocimiento de ] jrma más antigua del idioma correspondiente; cir, para el inglés 1 el alemán del estudio del gó- del inglés 1 del alemán antiguos; para el francés llano del conocimiento del latín. De consi- práctica de la enseñanza escolar, aún OS 00 eS 4 DR. RODOLFO LENZ en años superiores, el tratamiento de la historia del idioma debe reducirse a los rasgos fundamentales, sin entrar en los detalles de la evolución de cada palabra o forma de flexión. $ 40. Todavía me falta hablar de la recomendación de un procedimiento de la gramática moderna. Así como la palabra aislada se estudia en su forma este- rior variable en la morfolojía, respecto a su forma invariable para cada concepto en la lexicolojía; pero respecto a su alma, el significado 1 su evolución, en la semántica; así también la sintaxis debería estudiarse desde dos puntos de vista opuestos: por un lado está la sintaxis formal, que parte de la enumeración de las lormas variables 1 de las palabras de relación 1 de- termina los diferentes modos de ordenar las palabras para averiguar en seguida cuáles son los diferentes significados que resultan conforme a la tradición de cada idioma. Por el otro lado está la sintaxis lójica, que parte del pensamiento 1 de su análisis, para ave- riguar cuáles son los distintos medios que presenta la lengua para conseguir la clara espresión de todos los matices del pensamiento. La sintaxis formal es un estudio o sistema analítico que trata de saber cuáles son los fenómenos gramaticales de cada idioma, cómo se ordenan orgánicamente, cómo se aplican sus múlti- ples significados. Es el punto de vista de la persona que oye O lee la lengua. La sintaxis lójica es un siste- ma sintético desde el punto de vista del que habla o escribe. Está dado el pensamiento (la representación total que se analiza por la formulación del juicio) 1 se busca cuáles son los medios gramaticales i estilis- ticos para conseguir la clara espresión del pensamien- 4.—ANALES.—MAYOo- JUNIO. 390 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS to dado. Es una especie de sinonimia gramatical, como dice Georg von der Gabelentz (1). Pongamos un ejemplo: Formulo dos juicios inde- pendientes: La madre (se) enfermó. La hnja no pudo salir. Son dos oraciones desnudas. Junto las dos en un período coordinado espresando la relación lójica en que están: La madre cayó enferma; pues (por esto, de consiguiente) la hija no pudo salir. Trastormo el con- junto en una oración compuesta con subordinación: Ya que la madre cayó enferma, no pudo salir la hija; o: La hija no pudo salir porque la madre cayó enferma. Le doi la forma de una sola oración simple, pero com- pleja: Por haber caído (o habiendo caído) enferma la madre no pudo saliw la hija; o quitando por ejemplo uno de los verbos, pero guardando todos los elemen- tos de la idea, digo: Por una o la (repentina) enferme- dad de su madre, no pudo salir la hja. Así podría se- gulrse variando la forma gramatical, sin alterar la idea. Tenemos sinónimos gramaticales que permite la lengua castellana. No se podrían traducir todos ellos a cualquier idioma, 1 otras lenguas mostrarían otras posibilidades. Así se debe investigar cuáles son en cada lengua las partes de la oración formal i funcionalmente distin- tas; cómo se usan, cómo se modifican i completan, por qué elementos se pueden sustituir, etc. En la oración simple se ve cómo se espresan el sujeto, el predicado, los complementos de la acción; si se distingue o nó, ¡se Die Sprachinssenschajt, ihwe Aufgaben, Methoden. und en Ergebnisse (Leipzig, 1911), páj. 907. Todo el cap. VI de la parte del libro está dedicado a esplicar las exijencias cientí- rnas que deben cumplirse para presentar un idioma respec- tructura i su material. Compárese también Bally (1. c. $ 251 tamis 2 la estilistica». DR. RODOLFO LENZ 391 el predicado nominal del verbal; cuáles espresiones hal para la modalidad del juicio afirmativo, negativo, aser- torio, problemático 1 apodíctico; cuántas diferencias se distinguen en la acción del verbo (activo, pasivo, reflejo, recíproco, causativo, etc., acción momentánea, duradera, progresiva, terminal, inicial, etc.); cuáles son las formas de la gradación absoluta 1 relativa, del ruego, del mandato, de la pregunta, la esclamación, la condición, etc. - Aunque todos estos puntos no se traten desde lus- go sistemáticamente, no hai que perderlos de vista en ia sintaxis lójica. S 41. Se comprenderá por todas estas indicaciones que la gramática de una lengua moderna está tan le- jos de ser un edificio concluído, como sucede con todas las demás ciencias. Ouerer mantener intactas todas las teorías que estableció don Andrés Bello hace más de medio siglo, sería lo mismo que declarar que la - lingúística no ha hecho ningún progreso en todo este tiempo. Ahora la Gramática Reformada de la Real Academia Española contiene según mi opinión, como ya lo he dicho, la sintaxis más sistemática 1 completa que conozco de la lengua clásica 1 moderna. Es por esto indispensable reconocerla, no como autoridad úni- ca 1 absoluta, pues la única autoridad en materia de lenguaje, como lo dice mui bien don Andrés Bello, es la lengua misma, es decir el uso efectivo; pero sí como guía recomendable para el estudio de la lengua caste- llana. Una gran parte de las valiosas observaciones que hizo Bello en su libro, ahora están incorporadas a la gramática académica; otras pueden seguir aña- diéndose, con tal que no contradigen a teorías más modernas 1 más correctas. Declaro con franqueza que 992 MEMORIAS CIENTÍFICAS l LITERARIAS a e algunas de las innovaciones de la Real Academia me parecen inconvenientes. Como se trata precisamente de algunos puntos en que los partidarios de Bello es- tán al lado mío, paso a enumerar los más importantes. $ 42. No me parece conveniente denominar a canté «pretérito indefinido», cuando los franceses con más razón llaman a la forma correspondiente «passé défi- nt». Creo que basta conservar el nombre de Bello pre- ténito en oposición al ante-presente, que mejor conser- va su antiguo nombre perfecto sin otra añadidura. El nombre académico «pretérico perfecto» es molesto por su estensión 1 ni siquiera más correcto, pues he cantado con más razón podría llamarse «presente perfecto». Guardaría el nombre de pretérito perfecto para hube cantado, en correspondencia al futuro perfecto (el «ante-futuro» de Bello) habré cantado. Para había can- tado recomiendo la conservación del antiguo nom- bre pluscuamperfecto como más correcto que ante-co- pretérito, por razones que espongo en La Oración 1 sus Partes, páj. 459. Tampoco me gusta que cantaría se llame «modo potencial». Cejador denominó la for- ma «potencial imperfecto», pero al menos reconoció (Gram. de Cervantes, páj. 251) que Bello tenía razón al agregar la forma al modo indicativo (1). «Modo po- tencial» es un nombre que la gramática indoeuropea da a una función del modo conjuntivo, como sinónimo de subjuntivo dubitativo o problemático. Cantaría es según la historia i el uso principal indudablemente ina forma del modo indicativo (véase Ot. 1 s. P., páj. 434); su mejor nombre es, según mi opinión, el de La Gram. Ref. (N.2 298, Nota) admite el valor de indicativo o escepcional 1 considera el de potencial como fundamental. Lo vrece correcto. | DR. RODOLFO LENZ 393 Bello pospreterito; a lo sumo podría aceptarse la de- nominación incómoda «futuro del pasado». S 43. La cuestión de la denominación de los tiem- pos del verbo castellano sin duda seguirá arreglándose en ediciones futuras. Lo que urje es aceptar las teo- rías académicas en los puntos enumerados en el $ 17 de esta Memoria, para poner la enseñanza en Chile de acuerdo con la de todos los demás países españoles, que sin duda aceptarán simplemente los prescriptos de la Gramática Reformada. Es esto a lo que me refería en el Informe de la Co- misión de Castellano impreso por la Universidad en el folleto «Plan de Estudios 1 Programas de Instruc- ción secundaria. Proyecto de Reforma», (Santiago, 1919, páj. 28) al decir; «En cuanto a la esposición de las teorías gramaticales, conviene evitar todo dogma- tismo estrecho. No se puede negar que la gramática ha hecho notables progresos desde comienzos del siglo pasado, pues hoi ya no se funda en la lójica escolástica, como lo hacía la Grammaire Generale de Port-Royal, sino en la filosofía moderna 1 en la Iingúística compara- da. Por esto al lado de las teorías de Bello hai que to- mar en cuenta las Notas de R. /. Cuervo, la edición reformada de la Gramática de la Lengua Castellana por la Real Academia Española (1917), las Gramáticas Históricas de Menéndez Pidal i de F. Hanssen, la Lengua de Cervantes de /. Cejador 1 otras publicacio- nes modernas». Ruego, de consiguiente, al Honorable Consejo de Instrucción Pública que tome una decisión definitiva sobre la cuestión si las ideas espuestas por el infras- crito en dicho informe bajo los N.% 1, 2, 315 han de servir como base fija para la preparación del Progra- 394 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS ma correspondiente, 1 si conviene, o no, sustituir pau- latinamente las teorías de Bello, enumeradas en el $ 17 por las correspondientes académicas. $ 44. Respecto al Programa de Castellano no hai necesidad de ninguna reforma radical. En conformi- dad con el Programa actual la enseñanza de la gra mática en los años inferiores es esencialmente induc- tiva 1 práctica. Se aprenden las denominaciones de las partes de la oración 1 de sus principales formas 1 funciones, sin insistir en definiciones exactas. Pero en los años superiores se hace un repaso sistemático de toda la materia con definiciones científicas en cuanto lo permita la capacidad de los alumnos. Recomendaría, en conformidad con los espuesto en esta Memoria, más o menos la distribución que sigue. Los detalles deben encargarse a profesores que tengan la práctica en la enseñanza secundaria del ramo, que falta al infras- crito. IV“ año. Repaso sistemático de la fonética jeneral: los órganos de la voz 1 sus funciones en la articulación. Clasificación de los sonidos del castellano moderno; fonética del castellano literario comparado con el dia- lecto vulgar chileno. Repaso sistemático de la morfolojía: plural de sus- tantivos 1 adjetivos; variación según el jénero; pro- nombres tónicos 1 átonos i su declinación; verbos re- gulares e irregulares. Historia jeneral de la lengua castellana; elementos de la historia de los sonidos, leyes fonéticas (e-ie, o-ue) e influencias de la analojía. Yo año. Pronunciación anteclásica, ortografía ante- clásica i la evolución de la ortografía castellana. Elementos de lexicolojía; derivación i composición pu; DR. RODOLFO LENZ 395 en palabras tradicionales i doctas (raices latinas i griegas). : Sintaxis de la oración simple; clasificación de las oraciones independientes 1 coordinadas. Las partes de la oración con definiciones científicas. Elementos de estilística lexical (arcaísmos, neolo- jismos, vulgarismos, etc). VIO año. Repaso de la oración compuesta. Clasifi- cación de las proposiciones subordinadas, conjuncio- nes subordinantes, pronombres sustantivos, adjetivos 1 adverbios relativos. Significados de tiempos 1 modos. Construcciones anómalas. : Elementos de semántica 1 de estilística de construc- ción (orden de las palabras, etc.) Juicio de Imprenta seguido a don Benjamín Vicuña Mackenna con motivo de la publicación del “Ostra- cismo del Jeneral O'Higgins” Memoria para optar al grado de profesor en la asignatura de Histeria i Jeografía GUSTAVO LABATUT GLENA A E > k . 4 rd E = CO +, A AGE aa ñ , 4 AÑ ve A R as AVI A 7 do 20 l : , » * y i INTRODUCCION La historia de Chile encierra en sus pájinas pocos personajes más discutidos que don José Antonio Rodríguez Aldea. Defendido con calor por sus amigos, tenazmente criticado por sus adversarios, la historia aún no puede, dentro de la atmósfera de equidad 1 justicia que le es propia, emitir un fallo definitivo so- bre su activa 1 múltiple actuación en la vida pública. Demasiado conocidos son los severos juicios que su acentuada personalidad mereció a sus contemporá- neos, pero como en ellos van íntimamente ligadas la pasión 1 la envidia que necesariamente debía desper- tar su rápida elevación, la investigación histórica de- be someterlos a un examen prolijo 1 sereno. Nuestros historiadores han contribuído con sus exa- jeraciones a acentuar más aún esta aureola de despres- tijio que rodea al Dr. Rodríguez. Barros Arana, Amu- náteguii Vicuña Mackenna (para limitarme a los tres 400 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS más ilustres nombres que han estudiado el Gobierno del Jeneral O'Higgins) en mayor o menor grado, se complacen en acumular todas las acusaciones que se le han hecho 1 en señalarnos, a veces con lujo de deta- lles, los errores de su política 1 las consecuencias fu- nestas que de ella se derivaron para el país. Pero es preciso reconocer, (1 esto me parece fuera de toda duda) que al proceder así no siempre fundan sus apreciacio- nes en bases suficientemente sólidas, ni guardan la imparcialidad que la historia tiene el deber de exijir de los que dedican su actividad a la noble tarea de evocar el pasado. Parecen más bien empeñados en abrumarlo con sus violentas invectivas, que en dilu- cidar con criterio sereno 1 espíritu de justicia, las cua- lidades 1 flaquezas del hombre, los méritos 1 errores de su política. ln más de una ocasión se limitan a consignar en sus obras las diatribas contra Rodríguez Aldea que circulaban de boca en boca, 1 que unían, a las exajeraciones producidas por la pasión del mo- mento, los defectos inherentes a toda tradición oral. Se empeñan nuestros historiadores, (1 aquí es preci- so esceptuar a don Miguel Luis Amunátegui) en enal- tecer la figura del Jeneral O'Higgins, colocándola a inmensa altura ¡ rodeándola de toda suerte de home- najes. Es indudable que O'Higgins en su calidad de fundador de nuestra emancipación política es acree- dor al respeto 1 a la admiración de todos los chilenos; pero sus méritos no pueden constituir en ningún caso im obstáculo para que la historia juzgue con la mere- la severidad los graves errores en que incurrió como '¿hernante. Cierto es que estas faltas se debieron en auititud de casos a la culpa de sus consejeros 1 es- mente de sus ministros; pero no lo es menos que GUSTAVO LABATUT GLENA 401 él habría podido evitarlas si hubiese estado dotado de las cualidades propias del hombre de estado. O”Higgins fué culpable al dejarse dominar en absoluto por su Ministro don José Antonio Rodríguez Aldea 1 al no impedir la política de conveniencia personal que em- prendió su favorito. Sobresaliendo en forma tan des- collante la figura de éste, no es estraño que haya po- dido aplicarse al trienio 1820-1823 el nombre de «Die- tadura de Rodríguez Aldea». Al tratar de ensalzar la figura del Jeneral O”Higeins puestros historiadores han recurrmdo a un recurso es- traño: atribuyen las faltas de su administración a la obra de sus secretarios, especialmente a Rodríguez 1 consideran los beneficios que de ella se derivaron co- mo un producto de su política personal. Es principalmente don Benjamín Vicuña Macken- na en su libro el «Ostracismo del Jeneral O'Higgins» quien con mayor empeño procura poner de manifies- to las cualidades que el Director reveló como gober- nante, 1 naturalmente quien con mayor empeño taxm- bién se esfuerza en hacer responsable al Dr. Rodrí- eguez de todos los errores ¿ males de la administración. No sólo la actuación política de Rodríguez Aldea es allí violentamente censurada, sino que, salvando los umbrales del hogar, se complace el autor en referir hirientes chismes que circulaban acerca de la con- ducta profesional de su criticado. La violencia de este libro para con don José Anto- nio Rodríguez dió orijen a que uno de sus hijos, don Francisco de Paula Rodríguez Velasco, creyendo ul- trajada i aún calumniada la memoria de su padre, acusara criminalmente la publicación del señor Vicu- ña Mackenna. 402 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS Esta acusación promovió el más ruidoso 1 memora- ble juicio de imprenta que haya tenido lugar en Chile, tanto por la situación 1 renombre de los personajes comprometidos en él, cuanto por la importancia es- cepcional que revestía la cuestión en debate. He elejido este juicio como tema de la presente Me- moria. En el curso de las pájinas que siguen trataré no sólo de dar a conocer sus curiosas incidencias, sino también de analizar, con el detenimiento que merte- een, las acusaciones que en la defensa leída ante el jurado de imprenta hace Vicuña Mackenna al Dr. Ro- dríguez, considerándolo en su carácter de servidor público, de amigo 1 confidente del Jeneral O'Higgins. Procuraré así mismo, en la medida de los anteceden- tes de que dispongo, dilucidar cuáles de estos cargos pueden racionalmente aceptarse, de acuerdo con la luz que arrojan los documentos contemporáneos. ANTECEDENTES HISTÓRICOS SOBRE EL «OSTRACISMO DEL JENERAL O 'HIGGINS». Durante los penosos días de su espatriación, resl- diendo por segunda vez en el Perú de regreso de un viaje a Europa,tuvo don Benjamín Vicuña Mackenna la fortuna de ser presentado al hijo del Jeneral O'Hig- gins, don Demetrio, en los momentos en que éste se disponía a abandonar el Callao con rumbo a Europa. Al saber Vicuña Mackenna que don Demetrio O”Hig- gins conservaba con relijioso respeto todo el valioso archivo de su ilustre padre, le observó que sería para él mui grato dedicarse a la tarea de compajinar aque- llas piezas para poner su contenido al servicio de la historia patria, pues pensaba escribir un libro sobre don Bernardo O'Higgins. No tuvo, como se compren- derá, el hijo del Jeneral ningún inconveniente en acceder a lo que se le pedía, 1 puso a disposición de 404 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS su amigo cuanto documento ha bía compilado su pa- dre. l Al escribir este libro Vicuña Mackenna manifestaba propósitos elevados en cuanto a su manera de com- prender la misión del historiador, pues creía encontrat- se dominado por sentimientos ecuánimes 1 justicieros. Una prueba evidente de ello nos la suministra la si- guiente carta dirijida por él al señor Demetrio O'Hig- Sins: : «Estoi escribiendo una obra seria, imparcial i com- pleta. Yo elojiaré lo justo, admiraré lo grande 1 cen- suraré las culpas. Todos mis hechos serán relijiosa- mente documentados. No habrá contradicción posi- ble. De esta obra la figura de su padre saldrá grande ¡ aoloriosa. Pero yo no lavaré las manchas secundarias que apoquen sus altos hechos, porque mi regla será mi conciencia 1 Ud. sabe, amigo mío, que un hombre que se respete algo a sí mismo jamás consentirá en falsear la verdad 1 en ocultarla». «Sería larguísimo e inútil dar a Ud. un detalle de mis ideas 1 mi plan sobre esta obra, pero la juzgo por mucho la más interesante quese ha publicado en Sud- América, merced al precioso archivo de Ud. Mi tema es, pues, pintar a O'Higgins en primera línea como el más valiente 1 el más magnánimo soldado de Chile, 1 como el más ínclito patriota, pues en ambas cosas no reconoce rivales. Esa será su más pura gloria 1 bas- tante para su grandeza. En cuanto a su carrera co- mo hombre de estado, haré críticas severas 1 fundadas y su gobierno 1a sus actos, 1 sobre esto sólo le adelan- taré a Ud. una reflexión: ¿Qué gobernante de Sud- Ymérica no ha cometido grandes faltas? ¿1 quién no las cometió enormes en el difícil período de la inde- GUSTAVO LABATUT GLENA 405 — pendencia? Esta es una lijera esplicación que debo a su amistad del espíritu de mi trabajo. Su mayor mérito será su imparcialidad. La lisonja es mezquina 1 miserable. En fin, amigo mío, le diré con la noble in- dependencia del escritor de conciencia, que su padre "saldrá grande a la luz del mundo, porque lo fué gran- de 1 sus faltas saldrán a la par con su grandeza, i si por exaltar ésta hubiese de escribir aquéllas, soi uno de esos hombres que querría sus papeles: dejaría a la calumnia seguir su obra antes que combatirla con la mentira».—San Juan de Arana. en el valle de Ca- ñete. Noviembre 5 de 1860 (1). Tan nobles aspiraciones no llegaron, sin embargo, a ser una realidad. Los sentimientos de franca admira- ción que en Vicuña Mackenna despierta la personali- dad del Jeneral O'Higgins le impidieron llevar a la práctica este hermoso programa de historiador justi- clero e 1mparcial. «El Ostracismo», más que un estudio desapasionado i sereno, es una obra de polémica 1 de lucha, un monumento elevado en honor del glorioso guerrero que supo cimentar en forma indestructible la independencia de Chile. La lectura de la obra deja la impresión bien nítida de que en su autor triunfó el deseo de enaltecer la figura del héroe, sobre su propó- sito de apreciar con ánimo tranquilo los acontec:- mientos que narra. Nada tendré que decir en lo referente al interés que despierta la lectura de su libro: la sola firma del autor es prenda segura de sus escepcionales méritos litera- rios, pues en el terreno de la literatura, Vicuña Mac- kenna difícilmente habrá sido superado por los que (1) Archavo Vicuña Mackenna. Tomo 167. Defensa leída ante el ju- sado de imprenta, fojas 44 45. Se encuentra en la Biblioteca Naciona!. 5.—ANALES.—MavYo- JUNIO. 106 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS cultivan entre nosotros la ciencia histórica. Pero la importancia de la obra no descansa solamente en la galanura del estilo; como su autor lo dice mui bien en la carta que he reproducido más arriba, merced a la utilización delos innumera bles documentos que con- tiene el archivo del Jeneral O'Higgins, su libro es sin duda la más autorizada producción histórica que hu- biese aparecido hasta entonces, si no en la América del Sur entera, por lo menos en Chile. Sólo que, como ocurre a menudo a los autores que se proponen de- fender en sus escritos tesis formuladas de antemano, omite a veces o interpreta erróneamente los docu men- tos que arrojan alguna mancha sobre el personaje que se propone enaltecer. En lo que se refiere a la actuación del Ministro Ro- dríguez Áldea, analiza detenidamente su labor 1 for- mula graves cargos en su contra, en su mayoría apo- yados en documentos orijinales que no autorizan la más lijera duda acerca de la sinceridad del autor. Estos cargos, hechos:en un tono demasiado violen- to 1 empleando dichos 1 espresiones hirientes, fueron confirmados:1 aún ampliados por Vicuña Mackenna en la defensa leída ante el ¡jurado de imprenta, como tendremos ocasión de. verlo oportunamente. Pero, si bien es cierto que en el «Ostracismo» se critica acerba- nente la política de Rodríguez, el libro no ha sido eserito con el propósito decidido de difamarlo, como sostuvo la parte acusadora en el proceso que se le 1ió al autor. Se proponía éste más bien, ino estará más repetirlo, aplaudir los méritos de don Bernar- O Higgins, aunque no sin ciertas reservas. Las ¡ue Vicuña Mackenna le dirije, las limita, por al hombre de estado: el Jeneral despierta A pro RE GUSTAVO LABATUT GLENA S 407 —slempre su entusiasmo 1 es acreedor a toda su admi- ración. No se conserva la respuesta del señor Demetrio O'Higgins a esta carta de Vicuña Mackenna, pero en otra que le escribió posteriormente desde Milán el 13 de mayo de 1861, insiste en algo que ya antes le ha bía manifestado: que en resguardo de su reputación como literato 1 como historiador, érale indispensable guar- dar la más estricta imparcialidad en la apreciación de los acontecimientos. «Podemos, estimado amigo, agre- ga, llegar a tener maneras diversas de ver 1 de juzgar algunos de los actos administrativos, algunos de los principales políticos de mi padre, podemos talvez juz- gar de diverso modo los móviles de sus acciones, los hombres de su época; pero nunca haré agravio a sus intenciones, al pensamiento justiciero recto 1 patrió- tico quelo ha guiado al escribir: veré en Ud. siempre al historiador imparcial, al amigo severo, no por eso menos amigo, sino por el contrario más digno de mi estimación» (1). (1) Defensa leída ante el jurado de imprenta. Párrafo III, foja 46. dal led - nt dede pe = oz = 2 2 — a z = 20 1 AAA APA AE, E AS HI ACUSACIÓN BENTABLADA POR DON FRANCISCO DE PAULA RODRÍGUEZ VELASCO CONTRA EL «OSTRACISMO DEL JENERAL O 'HIGGINS» Heindicado en el párrafo anterior que don Benja mín Vicuña Mackenna escribió el «Ostracismo» valiéndo- se de la preciosa documentación que le confiara el hijo del Jeneral O'Higgins. Con el objeto de facilitar la difusión del libro, su autor, que se encontraba aún proscrito en el Perú, decidió publicarlo en forma de folletín en «El Mercurio» de Valparaíso. La publicación se inició el 12 de Di- ciembre de 1860, quedando completo el primer volu- men el 13 de Marzo del año siguiente (1). Pocos días antes, el 26 de Febrero, aparecía en las columnas de (1) Véase el folleto publicado por doi MANUEL GUILLERMO CARMO- NA con el titulo de «Vicuña Mackenna ante el jurado de Valparaiso». Valparaiso 1861. 410 MEMORIAS CIENTÍFICAS i LITERARIAS. ese diario un comunicado suscrito por el señor don Francisco de Paula Rodríguez Velasco que, en repre- sentación de su familia, protestaba ardientemente de la publicación de Vicuña Mackenna. Reproducité al- gunos de sus acápites que darán idea de la violencia con que fué escrito: «Todos aquellos que han leído el. pasquín que bajo el título de «Ostracismo del Jeneral O'Higgins» se viene publicando en «El Mercurio», no han podido menos que indignarse al ver los groseros insultos e inauditas calumnias con que el autor ha querido mancillar la memoria de mi señor padre». «Hallándose su nombre íntimamente ligado al del Jeneral O'Higgins, no es posible separarlos en la his- toria para ensalzar al uno 1 deprimir al otro. El que lo intentara, tendría que optar entre una torpe con- tradicción, o colocar a su héroe en el número de los hombres sin criterio 1 a merced de voluntades ajenas». Más adelante agrega el señor Rodríguez Velasco que aun cuando pasquines de esa naturaleza no merecen ni siquiera el honor de ser refutados, no desea, sin embargo, dejar 1mpune la osadía de su autor, en vit- tud de lo cual lo cita a comparecer ante un jurado de imprenta; advierte además a los editores del diario que por el hecho de. ignorar el paradero del señor Vi- cuña Mackenna, se verá obligado, si éste no comparece, a hacer recaer sobre ellos todo el peso de la responsa- bilidad. Parece dar a entender el señor Rodríguez Ve- lasco que su intención es acusar criminalmente toda la obra, ya que en toda ella se formulan graves cargos contra el Ministro Rodríguez; después tendremos o por- tunidad de ver que enel escrito de acusación presenta- do al Juzgado,sólo se menciona un párrafo aislado, en GUSTAVO LABATUT GLENA e que el autor censura a Rodríguez, no en carácter de tuncionario público, sino en su carácter de abogado. Los editores contestaron este comunicado declinan- do toda responsa bilidad sobre el autor de la publica- ción, puesto que ellos se habían limitado a reprodu- cirla en su diario; hacían presente, además, lo dis- puesto en el artículo 11, inc. 5 de la lei de imprenta de 1846, en virtud del cual no se reputará injurioso el escrito.en que se relaten hechos históricos, siempre que tal relato se haga por investigación histórica o tra- bajo literario 1 no con el propósito de difamar. Cuando apareció la protesta del señor Rodríguez Velasco, don Benjamín Vicuña Mackenna estaba ya en Chile. Había regresado no obstante la prohibición es- tricta que sobre él pesaba de volver al país, en busca de un clima más benigno para restablecer su quebran- tada salud (1). El temora ser descubierto porlas auto- ridades, lo indujo a ocultarse durante algún tiempo, iasí se esplica que el comunicado del señor Rodríguez Velasco haya llegado a sus manos sólo el 12 de Ma1zo precisamente cuando la publicación del primer volu- men del «Ostracismo» llegaba a su fin. A pesar de su temor a ser descubierto, no vaciló ni un momento en responder a la acusación de su adver- sario. En una estensa carta, que lleva también fecha 12 de Marzo i que se publicó en «El Mercurio», analiza Vicuña Mackenna detenidamente las afirmaciones que el señor Rodiíguez Velasco hace en su comunicado 1 después de largas consideraciones sobre el carácter de su obra 1 los motivos que lo decidieron a escribirla, (1) Véase su carta dirijida al señor don Santos TORNERO, publica- da en el «Mercurio» del 14 de Marzo de 1861. 412 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS termina aceptando en toda su amplitud el desafío de su contendor. El asunto prncipiaba ya a preocupar seriamente la atención pública: la alta situación social de las perso- nas comprometidas i la importancia de la cuestión en litigio, justificaban, por lo demás, este interés. Sin embargo, trascurrieron más de dos meses sin que el acusador intentara ninguna jestión judicial; ya se esti- maba que la acusación no se llevaría a efecto, cuando el 13 de Mayo apareció en las columnas del periódico «La Discusión» la siguiente noticia: «Parece que pron- to se reunirá el jura en Valparaíso, a solicitud del inte- resado para resolver si hai o no lugar a formación de causa en el asunto del «Ostracismo del Jeneral O”Hig- gins» por don Benjamín Vicuña Mackenna. Las jentes están ansiosas por conocer el resultado». Desde este instante el bullado debate quedó nuevamente a la orden del día. ln su escrito de acusación, don Francisco de Paula Rodríguez Velasco, invocando la disposición contenida en el artículo 24 de la lei sobre abusos de la libertad de imprenta de 1846 (1) acusa eriminalmente, no la obra completa, sino únicamente el siguiente párrafo aparecido en el número 10030 de «El Mercuno»: «Su profundidad era el embrollo, su seducción la falacía. su saber la chicana, sus medios favoritos el disimulo (1) Este artículo dice así: «Las injurias contra particulares o que no se refieran al desempeño de las funciones de un empleado público, sólo serán acusadas por el injuriado, su apoderado u otras personas ' quienes las leyes dan derecho de acusar. Sin embargo, si la injuria 'or su naturaleza o por el modo de hacerla ofendiese las buenas cos- tumbres, o la decencia pública, será también perseguida por el Minis- erto públi O». GUSTAVO LABATUT GLENA 413 1la astucia. Era la esencia, el tipo de todo lo que en la menguada ciéncia forense ha bía de más rebuscado, la maña, el sofisma, la impostura. Decíase de él que en los estrados de los tribunales se le había prohibido citar códigos i autores, porque cuando no tenía a ma- no algún argumento, ocurría al repertorio de su ina- gotable fraseolojía e improvisaba una lei como una mentira O levantaba un testimonio al más circunspec- to delos tratadistas, con una formalidad que abisma- ba; 1 en cuanto a su moralidad profesional, referíase de voz vulgar, que cuando daba consejos a un clien- te que le consultaba por primera vez, le decía sin rebozo señalándole los estantes de su estudio: «ln este lado están todas las leyes por las que Ud. ganará su pleito, 1 en el opuesto, todas aquellas por las que de- berá perderlo», lo que,fuera cierto o no lo fuera, pare- ció tan injenioso 1 característico que ha quedado como un proverbio en todas las escribanías 1 bute- tes de Santiago, donde todavía el Chillanejo Rod1í- guez es la primera eminencia del foro». Entablada la querella, se procedió el 19 de Junio al sorteo de las personas llamadas por la lei a componer el primer jurado, que debía pronunciarse sobre si la acusación daba o no mérito suficiente para la forma- ción de causa. Este jurado, compuesto por los seño- res Pedro A. Martínez, Juan de Dios Vergara, Cons- tantino Navarrete 1 José Tomás Ramos, se pronunció por la afirmativa. En consecuencia, se hizo necesario proceder a la elección de un segundo jurado, encat- gado de aplicar la pena o absolver al acusado, según que lo estimase o no culpable. El sorteo tuvo lugar el día 22, i resultaron elejidos los señores Carlos Lorca, Trifón A. Salas, Javier de la Cerda, Francisco Ro- / 414 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS cuant, Exequiel Valenzuela Castillo, Carlos Pérez e Isaac Lamas. y Entretanto don Benjamín Vicuña Mackenna em- pleaba cuanto recurso tenía a su alcance para evitar el escándalo del juicio, pues 1ba a aducir en su defensa una serie de cargos aún más graves, 1 que afectaban más directamente si cabe el honor i la reputación del Ministro Rodríguez 1 de su familia, que los dados a conocer en el «Ostracismo»; 1 como apoyaba estos car- gos en documentos emanados del propio Rodríguez Aldea o de personas que estuvieron con él en íntima relación, la refutación resultaba punto menos que im- posible. : He dicho ya en las pájinas precedentes, 1 desarro- llaré ahora con mayor detenimiento esta idea, que Vicuña Mackenna al historiarla administración O” Hio- gins no se hallaba dominado por sentimientos adver- sos al Ministro Rodríguez ni por el deseo de difamar su memoria. Bien espresamente lo dice en una carta de fecha 25 de Abril de 1862 dirijida al señor Rodríguez Velasco 1 cuyo contenido examinaré más adelante. Pe- ro además existe otro antecedente que permite afir- marlo: en su defensa leída ante el jurado, refinéndose al objeto de la reunión, espresa que no se trata de fa- llar una polémica de periódicos ni una injuria vertida en un libelo sin importancia, ni se trata de juzgar un escrito en que se debatan intereses políticos u odios disimulados, sino de fallar una cuestión esencialmente histórica, de afirmar o echar por tierra el derecho de la histqria de investigar el pasado, aunque de esa in- vestigación resulten lesionados intereses particula- res (1) Queriendo poner en relieve esta idea, sostiene l. fojas, 209-210. GUSTAVO LAPATUT CLENA 415 en seguida que no se trata de una cuestión personal, sino de un ataque1 de una defensa de la historia. «Harto mezquinos serían ciertamente los fines de este debate estraordinario, si yo hubiese venido aquí sólo para defenderme personalmente de la acusación de falso calumniante que se me hace o para probaros que el hombre público a quien acuso, delinquió en su mi- sión también pública 1 usurpada. No, señores jurados. Eso sólo sería el egoísmo 1 no la grandeza moral de esta cuestión. La personalidad de los actores de este juicio debe desvanecerse delante del ¿juicio mismo que entraña la discusión de puntos vitales para la sociabilidad, la historia 1 el progreso mismo de nuestra patria» (1). l en el «Ostracismo», en medio de la violencia del lenguaje i del vigor dela argumentación, Vicuña Mac- kenna modera a veces los ataques que dirije contra don José Antonio Rodríguez Aldea. Así, por ejemplo, no utiliza aquellos documentos del archivo que ponían demasiado en descubierto los fraudes i negociados en que intervino el ministro, 1 respecto de los que em- * plea, cuida en ocasiones de atenuarlos en todo lo que tienen de personal 1 de ofensivo. Más tarde, durante los preliminares del jurado de imprenta, esta modera- ción suya tuvo oportunidad de manifestarse nueva- mente en forma jenerosa: en la carta que dinje a los editores de «El Mercurio», 1a que me he referido antes, invita al público a hacerle rectificaciones o esclareci- mientos privados sobre la actuación del principal co- laborador de O'Higgins, dando de este modo prueba de los sentimientos conciliatorios que lo animaban. (1) Defensa I, fojas, 210-211. 416 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS Hasta el último momento estuvo fielmente decidido a evitar el quicio, 1 para conseguirlo puso en movi- miento todos los resortes que de él dependían; aun llegó a proponer a su adversario que consintiera en examinar previamente, por sí o por intermedio de un amigo común, los antecedentes, pruebas 1 documen- tos de queiba a servirse en su defensa . Pero el señor Rodríguez Velasco opuso siempre la más incalifica ble resistencia de todas las insinuaciones que se le hicie- ron en este sentido (1). En la antevíspera del día señalado para la reunión del jurado, esto es, el 22 de Junio, publicó la parte acusadora una prevención en hoja suelta en que se protesta ardientemente de una indicación hecha por «El Mercurio» para celebrar la sesión en un local más espacioso que la Sala del Juzgado del Crimen, con el objeto de que el numeroso público que se interesaba por el debate, pudiese concurrir a la audiencia; 1 en que se rechaza con indignación el jiro que el citado diario pretendía dar a la cuestión. Contestó el señor Vicuña Mackenna en una contra-prevención, insis- tiendo una vez más en que es la historia la principal interesada en el debate, 1 que, por lo tanto, la concu- rren cia de espectadores no podía ser considerada como un intento de dar por su parte carácter teatral a la polémica (2). (1) Defensa, II, fojas 211-215. (2) Puede consultarse también el Suplemento a la Revista de Sud- Umérica (año 1, núm. 4). Valparaíso, Junio 25 de 1861. Sn S LS TT. EL JURADO DE IMPRENTA. DISCURSO DEL ABOGADO DON JOSÉ EDUARDO CÁCERES, PATROCINANTE DE LA PARTE ACUSADORA. La audiencia se verificó el 24 de Junio de 1861 en la amplia sala del Consulado de Comercio, el local más estenso tal vez que por aquel entonces existía en Valparaíso. Desde las 11 i media de la mañana, una concurrencia numerosa i distinguida, ansiosa de pre- senciar el desenlace de un asunto que tan poderosa- mente preocupaba la atención pública, se había dado cita en aquel lugar. A las 121 cuarto el señor juez del crimen, don José Manuel Torres, declaró abierta la sesión. Se dió prin- elpio al acto por la lectura, que hizo el propio señor juez, del siguiente escrito de acusación presentado por el querellante: ' 418 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS S Jade O: «Francisco de Paula Rodríguez Velasco ante V. $. del modo que más haya lugar en derecho digo: que en el diario que en esta ciudad se publica bajo el título de «Mercurio» de Valparaíso, se han estado insertan do una serie de artículos alta mente injuriosos 1 calumnio- sos, 1 en los cuales, con el desprecio más irritante, más escandaloso i más criminal de cuanto hai noble i dig- no, se ofende la memoria de mi señor padre el Sr. don Antonio Rodríguez Aldea; i como sería necesario que yo fuera el último de los hombres para soportarlo en silencio, 1 como jamás puede faltarme la confianza en la majestad de las leyes que nos rijen, ni en la pro- verbial justificación de nuestros tribunales, ni un momento he vacilado para hacer uso del derecho que me franquea el artículo 24 de la lez de 16 de Setiem- bre de 1846. Esta lei, castigando el delito de abuso de la libertad de prensa, franquea ancho campo para que el agraviado jamás quede sin la justa reparación que le debe su ofensor, 1 yo, invocando todo el rigor de sus prescripciones vengo a entablar acusación en toda forma contra el autor o quien deba responder de la publicación hecha en el «Mercurio» núm. 10030 ¡ contrayéndome al artículo que contiene este pasaje: En este pasaje se ha quebrantado el artículo 8 inc. 4 l art. Jl incisos 4 1 6, 1 fuera preciso! ha berrenuncia- toda recta intelijencia de estos preceptos legales, do eulto por los principios protectores del honor ciudadanos 1 a toda consideración por el respe- los hijos deben a la memoria de sus projenito- GUSTAVO LABATUT GLENA 419 res, para queno se comprenda bajo qué impresión tan penosa de indignación 1 de dolor, me encuentro pre- cisado a entablar esta acusación. Seguro de poder con- vencer de su criminalidad al escritor injurioso 1 calum- niante que ha intentado manchar un nombre para mí tan venerado, 1 que quisiera también despojarme de mi propiedad más preciosa; hoi 1 siempre protestaré que ajeno yo de todo mezquino espíritu de venganza imnoble, ansío comparecer ante el jurado para reclamar tan solo justicia. Ningún hombre de honor ha:,nin gún hijo que amea su padre hai, ningún ciudadano que es- time lo que es fama 1 reputación hai, que nó deba simpatizar de lo íntimo de su corazón con los: propó- sitos que me guían 1 a los que quiero ser fiel.» Por tanto: «A V. S. suplico se sirva, habiendo por acompaña- do el número inculpado del diario. «Mercurio» de Val.- paraíso, haber por entablada mi acusación en toda forma 1 ordenar se proceda con arreglo a las prescrip- ciones de la lei del caso». Terminada la lectura, recibió el juez el juramento de los miembros del jurado. Serían más o menos las 12 1 media cuando se concedió la palabra a don José Eduardo Cáceres, abogado patrocinante de la parte acusadora (1). Este señor habló con naturalidad 1 con - pleno dominio de sí mismo, pero su tono enfático ¡las espresiones hirientes que empleó contra su adversario, contribuyeron a enajenarle completamente las simpa- tías del público asistente 1 justificaron las manifesta- (1) No he podido consultar el discurso del señor Cáceres en su ori- jinal. Lo que sigue es un resumen de las apuntaciones taquigráficas publicadas en el folleto ya citado del señor Carmona. 42%) MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS a ciones hostiles de que éste lo hizo objeto mientras ha- blaba. Todo su discurso está destinado a poner de relieve el derecho que asistía a la familia del Ministro Rodríguez, cuyo nombre había sido enlodado por Vicuña Mackenna, para vindicar la memoria de su deudo; 1 a insistir sobre la naturaleza particular de la injuria, dirigida a ofender al ciudadano privado. Hizo notar también el propósito deliberado de injunar que aparece del hecho de ha berse publicado el «Ostracismo» en forma de folletín en un periódico ino en un libro, con el objeto de facilitar su difusión. «Veinte años han trascurrido (1) desde que bajó a la tumba el esclareci- do ciudadano, eminente patriota ¡ jurisconsulto don José Antonio Rodríguez Aldea, sin que hasta hoi día las pasiones políticas, levantando la losa del sitio don- de reposan sus cenizas, hubiesen osado profanatlas tra- yendo a exhibición pública cuánto la pluma más im- prudente, más insidiosa 1 mordaz puede estampar pa- ra echar por tierra la sólida reputación de un hombre a quien sus contemporáneos, la historia 1la posteridad han hecho 1 sabrán hacer la justicia que merecen sus grandes talentos 1 victudes». Al referirsea Vicuña Mac- kenna lo calificó de «panfletero insigne». Dijo que al leer el párrafo acusado queda uno asombrado de su . violencia, violencia que, por lo demás, es inesplica- ble, porque el que lo escribió no había recibido agra- vio alguno del ofendido. Una vez sentado este princi- pio, dedujo que Vicuña Mackenna era un alma per- versa que se complacia en difamar las reputaciones más puras, guiado por «una ciega manía, un odio sal- vaje contra las figuras más relevantes de nuestra his- é Antonio Rodríguez Aldea falleció el 3 de Junio de 1841. GUSTAVO LABATUT GLENA 421 toria». No pudiendo esplicarse esta procacidad en el ataque, la atribuye a fanatismo político. Para demostrar que don Benjamín Vicuña Macken- na procedía siempre inspirado en el deseo de zaherir reputaciones ajenas, dió lectura a varios pasajes de una de las primeras obras escritas por el señor Vicuña, las «Impresiones de Viaje». Al leer uno de los párra- fos en que se refiere una anécdota sobre Napoleón 1, se dejaron o1r gritos 1 silbidos en la barra, que obli- garonal jueza llamarla al orden. Sin inmutarse por es- tas muestras de hostilidad de que era objeto, el señor Cáceres hizo notar que esa tumultuosa algazara, que venía a convertir una audiencia judicial en un espec- táculo grotesco, era el resultado lójico de la procla- ma que el señor Vicuña Mackenna había hecho circu- lar el día anterior. Como presintiese que el acusado trataría de justifi- car su conducta recurriendo al examen de la vida pú- blica del Dr. Rodríguez, lo desafía también a ese te- rreno, procediendo, como se comprenderá, con dema- siada lijereza, puesto que la familia de su defendido no poseía antecedentes para combatir con éxito to- das las poderosas pruebas que luego iba a exhibir en su favor el señor Vicuña Mackenna. Entrando después a examinar las cualidades que deben adornar al historiador, dice que para escribir historia es necesario estar dotado de una notable es- crupulosidad en la investigación de los hechos que lo preserve contra la aceptación inconsulta de las es- pecies calumniosas que tanto abundan en la tradición oral. Dos son las cualidades que estima necesarias 1 suficientes en todo historiador: buen criterio 1 una sincera imparcialidad para no desviarse de la justicia 6.—AnaLEs.—Mayo— Juno. i 422 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS ¡dela verdad. Descender a la vida privada con el dis- fraz de consignar hechos históricos, es, según él, apar- tarse de los verdaderos fines de la investigación his- tórica. Para patentizarlo absurdo delas acusaciones hechas por Vicuña Mackenna al doctor Rodríguez respecto a su conducta profesional, dió lectura a diez informes dados por otros tantos, personajes importantes de nuestro foro. En ellos no sólo se proclama a Rodrí- guez el primer abogado de Chile, sino que se desmien- te en la forma más terminante 1 categórica las afirma- ciones hechas en el párrafo acusado, 1 se asegura que el Dr. Rodríguez siempre fué tenido, tanto por sus colegas como por los majistrados, por un profesional correcto 1 honorable. [sos informes llevan la firma del Presidente de la República don Manuel Montt, del Presidente dela Corte Suprema don Manuel Cerda, del secretario jubilado de esa Corte, don Pedro Fernán- dez Garfias, 1 la de los señores Máximo Mujica, José: intonio Argomedo, Julián Riesco, Mariano de Ber- nales, José Antonio Alvarez, Manuel Valenzuela Cas- tillo 1 Fernando Lazcano. La lectura de estos informes deja, por lo demás, una impresión penosa: todos ellos se estienden más o menos sobre las mismas conside- raciones, lo cual los hace aparecer como salidos de ima misma pluma. Esta analojía justifica en cierto nodo las palabras de don Benjamín Vicuña Mackenna nando refiriéndose a ellos en su defensa, dice que son imples homenajes póstumos rendidos a la memoria el Dr. Rodríguez. Por eso creo innecesario estenderme- mayores consideraciones acerca de estos docu men- Bastará para darse una cuenta cabal de las ideas n ellos se espresan 1 del espíritu que los inspira. de 2 ió GUSTAVO LABATUT GLENA 423 , traseribir íntegra mente uno de los informes. Elejiré el que lleva la firma del entonces presidente de la Re- pública don Manuel Montt. Dice así: «El señor don José Antonio Rodríguez Áldea fué uno de los aboga- dos de mayor crédito en su época. Debió su reputa- ción a los estensos conocimientos que poseía en las ciencias legales, al celo 1 constante laboriosidad con que se dedicaba a la defensa de las causas que toma ba bajo su patrocinio 1a su conducta delicada 1 honrosa en el ejercicio de su profesión. Estas dotes eran jene- ral mente reconocidas i apreciadas en los Tribunales, 1 jamás ha llegado a mí noticia ninguna providencia o hecho que las pusiese en duda. El público le dispen- saba una gran confianza. Su estudio era mui concu- rrido por litigantes que solicitaban su patrocinio, por hombres de negocios que buscaban su consejo i direc- ción i por muchos abogados que ocurrían a sus luces 1 larga esperiencia para la ilustración de las cuestio- nes difíciles» (1). El señor Cáceres dió término a su discurso a la 1 1 media en punto. Tuvo especial cuidado en insistir so- bre los fundamentos de la acusación, que basó en el artículo 8 de la lei de imprenta referente a las injurias personales, 1 en recalcar la necesidad de dejar per- fectamente establecidos ciertos principios de jurispru- dencia en materia de libertad de imprenta. Terminó pidiendo que se aplicase al acusado el máximum de la pena señalada en la lei. Prescindiendo de las ofensas que dirijió a menudo a su adversario, el señor Cáceres reveló en su alegato mucha enerjía 1 gran talento oratorio. (1) Biografía del Dr. don José Antonio Rodríguez Aldea 1 refuta- ción documentada de los cargos que se le hacen en la obra titulada «Ostracismo del Jeneral O'Higgins». Santiago, 1862. Páj. 94. CNO! ENT O ALA y) ma m O ma == pz IV DEFENSA DE DON BENJAMÍN VICUÑA MACKENNA. Terminado el alegato del abogado patrocinante de la parte acusadora, el señor juez concedió la palabra a don Benjamín Vicuña Mackenna. En el primer momento la actitud de este pareció un tanto insegura; pero a medida que aumentaba el ca- lor de la argumentación, su palabra fué haciéndose cada vez más fácil, enérjica 1 brillante. Desde el co- mienzo de su defensa, como hemos tenido ocasión de verlo, procuró llevar la acusación al terreno de la his- toria, evitando toda alusión a la injuria privada, a la cuestión personal, tema que con tanto brillo aca- baba de desarrollar su adversario. Declaró que en nin- gún momento había pensado eludir la comparecencia ante el jurado, amparándose en las disposiciones le- gales que citó. En efecto, el artículo 24 de la lei de imprenta de 1846 lo autorizaba para discutir la per- sonería de su acusador, al declarar que «las injurias 426 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS contra particulares sólo serán acusadas por el injuria- do, su apoderado u otras personas a quienes las leyes dan derecho de acusat» (1). Evidentemente en la es- presión «u otras personas a quienes las leyes dan dere- cho de acusar», no están comprendidos los hijos de la persona injuriada, pues no existe ninguna disposición legal que espresamente les confiera ese derecho. En seguida pudo haber invocado en su favor la disposi- ción del art. 27, en virtud del cual, «el derecho de acu- sar por los abusos de imprenta, 1 por consiguiente la responsa bilidad que de ellos nace, prescribe a los dos meses», ¡ya habían trascurrido más de cuatro desde la aparición del párrafo acusado. Finalmente pudo aco- jerse a la inmunidad misma de la obra, en virtud de lo dispuesto en el art. 11. Antes de entrar a estudiar el fondo de la acusación 1allegarlas pruebas necesarias para sostener la verdad delos cargos hechos al Dr. Rodríguez en el «Ostracis- mo», procede Vicuña Mackenna a discutir los puntos preliminares de la cuestión en debate, que se des- prenden de la acusación misma i que pueden redu- cirse a los tres siguientes: 1.—La cosa acusada.—2. La categoría de la ofensa que se acusa.—3. La cali- dad de las pruebas rendidas por ambas partes (2). En el examen 1 discusión del primer punto, hace notar la circunstancia tantas veces recordada de que es un trozo del folletín de «El Mercurio» número 10030 el acusado, 1 no la obra histórica titulada «Ostracis- mo del Jeneral O'Higgins», considerada en su conjun to o en la parte referente a la administración Rodrí- s Boletin de leyes 1 decretos del Gobierno, 1846. Páj. 217. Detensa, VI, foja 232. GUSTAVO LABATUT GLENA 427 guez. Insiste en «la pueril mala fe de este propósito dirijido a despojar la historia de nuestro pueblo de todas las inmunidades que la protejen ante la lei i la opinión» (1). Si en realidad se acusa sólo un anécdota 1no ninguna de las afirmaciones históricas que se ha- cen en el libro, queda ampliamente justificada su bue- na fe i su imparcialidad de historiador. Si el acusador se limita'a someter a juicio ese párrafo burlesco, «el más insignificante, el más insustancial de cuantos com- ponen el cuadro que yo he formado de la carrera de su padre, 1 no denuncia todo lo que hai de serio, de grave, de terrible contra su memoria en el libro, es lójico, es evidente que acepta toda la responsa bilidad con que yo he enviado cubierta hácia las más remotas jeneraciones la misiónpública de su padre» (2). Si esto es así, la acusación no persigue una justificación: es una venganza. El señor Rodríguez Velasco en su car- ta provocación publicada en «El Mercurio» del 26 de Febrero, por el lenguaje altanero que emplea, da a entender que creía entonces posible poder desa fiar la obra entera, pero como después de cuatro meses de laboriosa i paciente investigación ,no ha logrado des- truir las concretas acusaciones hechas en el «Ostra- cismo» al Dr. Rodríguez, i como, por otra parte, no le era ya posible desistirse del juicio, no le queda ba otra salida honorable que apoyarse en el párrato alu- dido, que le proporcionaba una más fácil refutación. Como se desprende del desarrollo de sus argumen- tos, don Benjamín Vicuña Mackenna reconoce el error que ha cometido al convertir la vida privada de un alto personaje en el blanco de sus sátiras 1, por lo mis- (1) Defensa VI, foja 232. (2) ll YA, ica 23: 428 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS mo, se esfuerza en atenuarlo. De ahí, pues, su a firma- ción de que el párrafo acusado es el más insignificante 1 el más insustancial de la obra, 1 su constante ten- dencia a sustraer la acusación del terreno en que la planteaba su adversario para llevarla al dominio de la historia, que naturalmente le ofrecía mayores pro- babilidades de salir airoso del litigio. A este mismo fin obedece también la afirmación que hace más adelan- te de que el abogado no es en manera alguna un hom- bre privado, sino un hombre público, porque ejerce su ministerio en virtud de la lei (1). Il aun admitiendo que haya ofensa i que sea grave, no por eso debe ha- cérsele responsable, porque en el texto del párrafo acusado indica claramente las fuentes de donde estra- jo sus datos. «Cuando apoyaba mi narración sobre un documento (1 esto sucede en casi la totalidad de la obra), cito el documento, cuando me refiero a una tra- dición autorizada por un testigo, apunto el nombre 1 apellido de ese testigo, cuando, por último, como en el presente caso, me refiero al vulgo, cito al vulgo» (2). Tampoco es aceptable esta esplicación, porque el que desea relatar los acontecimientos del pasado sin de- jarse influenciar por ideas preconcebidas, debe selec- cionar cuidadosamente sus datos ino admitir como testimonios dignos de confianza, chismes inspirados en propósitos mezquinos. Ahora, respecto a la categoría legal de la ofensa que se acusa, esto es, a la necesidad de establecer previamente si es ofensa hecha al hombre privado (para la cual el art. 8 de la lei de imprenta no admite prueba) o al hombre público (para la que el art. 11 de 1) Defensa, IX, fojas 239-240. ld. IX, fojas 240-241. 7 GUSTAVO LABATUT GLENA 499 la misma admite cuanta prueba se juzgue necesaria), declara que es cosa resuelta que pertenece a la se- gunda clase, desde que el acusado en su escrito de acusación, señala la infracción del artículo 11 conjun- tamente con la del 8. Nuevamente se empeña el señor Vicuña Mackenna en demostrar que sus palabras no envuelven ofensa ninguna contra la memoria del mi- nistro Rodríguez. Sostiene que al escribir la obra que se acusa no abrigó el pensamiento ni mucho menos la intención de mancillar la honra del personaje defen- dido por su contendor; i que comó sus perseguidores se obstinan en afirmar que la ofensa existe 1 que va dirijida contra el hombre privado, pocas palabras le bastarán para demostrar cuán desprovista de funda- mentos es esa pretensión. En efecto, al historiar la carrera del Dr. Rodríguez, la ha considerado única- mente en el período comprendido entre 1814, en que figura como Auditor de Guerra del Ejército de Gainza, hasta la caída del Gobierno del Jeneral O'Higgins en Enero de 1823, es decir, analiza la labor que realizó en su calidad de funcionario público. Escusado parece decir que este es uno de los tantos recursos emplea- dos por el señor Vicuña Mackenna para apartar las cosas de su verdadero terreno, como ya he tenido oportunidad de observarlo en más de una ocasión. Entrando ahora al examen del tercero de los pun- tos en.referencia,o sea, a la calidad dela prueba rendi- da por ambas partes, declara Vicuña Mackenna que, por lo que a él se refiere, no necesitaría agregar nada más a las abrumadoras pruebas acumuladas en su li- bro. Hace presente que los certificados leídos por la defensa del Dr. Rodríguez, «no son sino una especie de póstuma cortesía de los discípulos o colegas del 430 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS Dr. Rodríguez en el foro» (1). Se ve que todos esos cer- tificados se limitan a declarar que Rodríguez fué en su época la primera eminencia del foro chileno 1, por lo tanto, la prueba es innecesaria i además absurda. porque se rinde fuera de la acusación. El máximum de conclusiones que podrían desprenderse de los tes- timonios antedichos es que Rodríguez Aldea, que ha- bía recibido tantos desengaños 1 castigos en el curso de su carrera pública, se hubiere arrepentido en el último tercio de su vida 1 conducídose en la forma honrada i digna como sus panejiristas lo pretenden. Sin embargo, después de haber empleado tantas pájinas de su defensa en la demostración de que la responsa bilidad de la parte burlesca i anecdótica acu- sada no le incumbe a él sino a la tradición de donde la tomó, varía de repente de opinión 1 asume toda entera la responsa bilidad que antes trataba de eludir; l afirma por su cuenta 1 riesgo que Rodríguez fué un abogado inmoral 1 que, como lo dice el párrafo acusa- do, «su profundidad era el embrollo, su seducción la falacía, su saber la chicana, sus medios favoritos el disimulo ¡ la astucia». Al echar sobre sí el peso de toda la responsabilidad que antes trataba eludir, don Benjamín Vicuña Mackenna lo hace porque dis- pone de documentos que le permitirán dejar clara- mente establecidas las infidelidades que Rodríguez co- metió en su carácter de abogado ,no en el período a que se refieren los testimonios leídos por la parte acu- sadora, sino anteriormente, cuando era Auditor del Ejército de Gainza i Fiscal de la Real Audiencia. Pasa en seguida a considerar la vida pública de Ro- GUSTAVO LABATUT GLENA 431 1 dríguez Aldea 1 comienza a analizar con todo deteni- miento las tres acusaciones fundamentales que le di- rije en el «Ostracismo»: 1.2 Que escaló el poder en Chile porla adulación, las intrigas 1 el denuncio de una conspiración forjada | por él mismo. | 2.0 Que durante su administración se cometieron injentes fraudes 1 se practicaron contrabandos escan- dalosos que dejaron al país en una bancarrota de más de un millón de pesos. 3.2 Que aconsejó e instigó siempre la traición a la patria 1 la puso por obra (1). Valiéndose de la abundante documentación que le proporciona ba el archivo del Jeneral O” Higgins, i que en su mayor parte estaba aún inédita, pudo Vicuña Mackenna desarrollar con bastante amplitud cada uno de estos puntos. La especial importancia que re- viste esta parte de su defensa, me obliga a dedicar para su estudio párrafos apartes. Durante todo el curso de su alegato, el señor Vicu- ña Mackenna reveló hermosas cualidades de orador, 1 en numerosas ocasiones fué entusiasta mente aplau- dido por la concurrencia. Su discurso puede dividirse en dos partes. La primera, que ya hemos estudiado, estaba destinada a desvirtuar la acusación de su ad- versario que se esforzaba en hacerlo responsa ble de la injuria hecha a Rodríguez Aldea en su calidad de ciudadano privado. Es también la más débil, pues, l- como lo he hecho ver, la mayor parte de las razones que Vicuña Mackenna alega allí en su favor, carecen de tundamento sólido 1 no convencen a nadie. Pero (1) Véase Detensa, XIII, foja 263. 432 MEMORIAS CIENTÍFICAS Il LITERARIAS a falta de argumentación sólida, es al menos la parte más elocuente, 1 es probable que su autor, consciente de su inferioridad en este terreno, haya procurado oranjearse el favor de los miembros del jurado 1 la simpatía del público por la elevación de las frases 1 de los conceptos. Era éste, por lo demás, un recurso que se empleaba con oportunidad, pues, siendo los jura- dos personas desprovistas de una especial cultura his- tórica, era de esperar que fuera más poderosa en ellos la voz delos sentimientos que la voz.de la razón. La segunda parte, talvez no tan brillante en su forma esterna, posee en cambio el mérito de la soli- dez de su argumentación. Es la parte propiamente histórica de la defensa 1 tiene especial interés, porque en ella se sirve Vicuña Mackenna de un gran número de documentos que no había utilizado en el «Ostra- cismo» 1 que después han desaparecido del archivo del Jeneral O'Higgins. En efecto, una vez espedido el ta- llo del jurado,las partes litigantes celebraron un acuer- do privado confidencial (1), en virtud del cual don Benjamín Vicuña Mackenna debió entregar a don Francisco de Paula Rodríguez Velasco, para ser des- truídos, todos los papeles de que se había servido en su defensa para apoyar los cargos que hizo al Minis- tro Rodríguez, de suerte que hoi día sólo podemos co- nocer esas elocuentísimas pruebas de su culpa bilidad por las referencias que hace Vicuña Mackenna en las pájinas de su defensa. (1) Véase pájinas 443 1 444; 1 Capítulo VII, pájinas 463 a 470. GUSTAVO LABATUT GLENA 434 Concluídos los alegatos, el juez pasó a resumir los principales argumentos formulados por las partes en pro 1 en contra. El señor Cáceres hizo presente enton- ces que aún cuando la defensa de su adversario se ha bía apartado de su verdadero terreno al referirse a la vida pública de Rodríguez Aldea, la acusación a la injuria privada quedaba siempre en pie. Terminado el acto 1 despejada la sala, correspondió emitir su fallo al jurado, Este fué favorable. a don Benjamín Vicuña Mackenna, pues declaraba que no era culpable del delito que su contendor le imputa ba. ¡0O0O0OVLOVDOPLALAVDO COLL VLOOLVUVAAAAAUAAACAAAAABAAAAAAUAAAUo UV) 5 u o o o S o o O) RQosoovceso ocoscoroooconnDpcconapocernncoonoocon ono OOO On coccoOVOOO oc o. Vo. V ¿FUÉ DON JOSÉ ANTONIO RODRÍGUEZ ALDEA EL DENUNCIANTE DE LA CONSPIRACIÓN DE ABRIL D£ 1820? Se han dado a conocer en el párrafo anterior los argumentos de que se sirvió Vicuña Mackenna para responder a la acusación de su adversario. Se ha he- cho notar también que las razones con que pre- tendía impugnar esa acusación carecían en su mayor parte de tundamento i que por lo mismo, difícilmente lograrían llevar el convencimiento de su inocencia al observador que juzgase el litijio libre de preocupacio- nes 1 de prejuicios. i Más afortunado anduvo cuando trasladó la cuestión en debate al terreno de la historia, como era de espe- rarlo, dados los elementos de que disponía. Es ésta la parte más importante de su defensa 1 la que suminis- tra los mejores elementos para emitir un juicio funda- do sobre el personaje que nos ocupa. 436 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS Conocidas ya cuáles son las acusaciones funda men- tales que Vicuña Mackenna hace al Dr. Rodríguez, corresponde ahora estudiarlas en él orden señalado. Dice el propio don José Antonio Rodríguez Aldea en la pájina 60 de su «Satisfacción Pública» (1) que por servira su país abandonó la toga quele había cos- tado $ 6000, pagados en Lima 1 no en Chile. Esta afir- mación hace decir a Vicuña Mackenna en el «Ostra- cismo» que don José Antonio Rodríguez Aldea «co- menzó su carrera pública, según su propia confesión. con el precio de una dádiva o de un cohecho. (Cap. XII, II. Páj. 338). Suponía al pensar de este modo que era la toga de doctor en derecho la que Rodríguez había comprado en esa cantidad, 1 como más tarde repa- rase en su error, declara en el párrafo XIV de su De- fensa leída ante el jurado que no ignora que el señor Rodríguez Velasco impugnará ese cargo, afirmando que al usar esa espresión, su padre se refería al empleo de fiscal de la Real Audiencia que desempeñó duran- te la Reconquista, 1 no al título de doctor en dere- cho. Efectivamente don Francisco de Paula Rodrí- guez Velasco en su «Biografía del doctor don José An- (1) Caido el Gobierno del Jeneral O'Higgins, don José Antonio Ko- driguez 1 los demás Ministros que participaron con él en las tareas de la administración, fueron reducidosa prisión i sometidos a juicio. Los escasos 1 diminutos periódicos que por aquel entonces veían la luz pública, aprovecharon de la relativa libertad que ese acontecimiento les dejó para descargar contra el odiado Ministro todas las acusacio- nes 1agravios que circulaban en el público, i que nadie hasta enton- ces se había atrevido a publicar. Entre ellos se señaló por la particular lolencia de sus ataques el «Interrogante i Respondente». El ex-Minis- tro contestó a estos ataques que se le dirijían en una esposición de su abor que escribió en su prisión i que se publicó en seguida con el tí- | satisfacción Pública del ciudadano José Antonio Rodríguez, Ministro de Hacienda 1 Guerra.» GUSTAVO LABATUT GLENA 437 tonio Rodríguez Aldea 1 refutación documentada de los cargos que sele hacen en la obra titulada «Ostra cis- mo del Jeneral O'Higgins», rectifica la afirmación del señor Vicuña 1 hace presente que hai diferencia entre el «capelo de doctor», como se llamaba entonces a un grado universitario que no se vendía sino que se ad- quiría mediante la rendición de los exámenes 1 prue- bas reglamentarias, 1 la «toga de oidor» 1 miembro de la Real Audiencia, que sólo en ratísimas Ocasiones era conferida a un americano (1). Pero Vicuña Mackenna, que presentía ya esta rectificación, se pregunta en su Defensa: ¿cuándo se ha dicho ni probado quelos fis- cales delas Reales Audiencias compra ban sus empleos? I aún suponiendo que se vendiesen, ¿por qué el Dr. Rodríguez no pagó en Santiago sino en Lima el pre- cio de su compra? Para responder a la primera de es- tas objeciones, bastará reproducir aquí las siguientes frases de la real cédula por la cual el rei confiere a Ro- dríguez el título de oidor dela Real Audiencia: «Todo lo cual quiero se guarde 1 cumpla con la precisa cali- _dad de que satisfa gais en la forma prevenida por Real Cédula de 26 de Mayo de 1774, lo que debiereis al de- recho de la medianata por el salario que habéis de go- zar, respecto de que según lo últimamente resuelto, debe satisfacerse en esta forma, 1 su importe entrar efectivamente en mis reales cajas, con más el die-. ciocho por ciento quese os carga porla costa de traer- lo a España a poder de mi Tesorero Jeneral» (2). Ro- dríguez debió, pues, pagar una suma de dinero, que, según él lo declara, ascendió a $ 6 000, antes de tomar (1) RODRÍGUEZ VELASCO. Obra citada, páj. 70. (2) RoDpríGuEz VELasco. Obra citada. Documento justificativo núm. 4. Páj. 234. 7.—ANALES.—MaAyo- Junto, 438 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS posesión de su cargo. Ahora, ¿por qué pagó esa suma en Lima 1no en Chile? Este me parece ser un punto referente a la organización administrativa de las colo- nias hispano-a mericanas que no ofrece mayor dificul- tad. Vicuña Mackenna se equivoca, pues, cuando afir- ma que Rodríguez ha bía iniciado su carrera mediante la compra de un título universitario. Más interesante es averiguar la participación que correspondió a Rodríguez Aldea en el denuncio de la conspiración de Abril de 1820. Los amigos 1 parciales de los Carrera organizaron un complot destinado a derrocar el Gobierno de O'Higgins, que debía estallar en la noche del 8 de Abril de 1820. Todos los historia- dores que han estudiado esa época son mui parcos en detalles al referirse a la manera cómo esta conspira- ción fué descubierta. Así don Diego Barros Arana en su Historia Jeneral de Chile se limita a decir que el Director Supremo estaba perfectamente al corriente de cuanto fraguaban sus adversarios, gracias a uno de los conjurados que les hizo traición 1 cuyo nombre se oculta cuidadosamente en los documentos de la épo- ca (1). Don Miguel Luis Amunátegui en la «Dictadura de O' Higgins» estima posible que haya sido Rodríguez ese traidor 1 delator cuyo nombre silencian los docu- mentos contemporáneos; pero la falta de pruebas con- cluyentes le impide pronunciarse sobre tan delicada cuestión. «En un caso como éste, dice, la suspensión de juicio es el partido que corresponde a la imparcia- idad de la historia» (2). Don Benjamín Vicuña nos suministra en el «Ostra- elsmo» 1 especialmente en su Defensa datos más preci- Historia Jeneral de Chile». Parte octava. Cap. XIX. Párrafo 8 dura de O'Higgins». Cap. XII, TIT. Páj. 294. pi E GUSTAVO: LABATUT GLENA 439 sos. Relatando este acontecimiento dice en la pájina 350 de aquella obra lo siguiente: «Don José Antonio Rodríguez compró un puesto público al lado de su protector con la moneda de Judas, delatando una conspiración que él ayudó a fragua». Rodríguez ne- só siempre su participación en este bochornoso suce- so, pero de la correspondencia que mantuvo con O Higgins durante el año 1823 se desprende que, sl no ha sido él quien denunció la conspiración, tuvo, sin duda,alguna participación en ella. Para demostrat- lo, cita Vicuña Mackenna un párrafo cifrado de una cat- ta que Rodríguez dirijía al ex- Director con fecha 11 de Mayo de 18231 que dice textualmente lo siguiente: «Ahora pocos días murió Luque i éste, en todo caso, está mejor (si fuese preciso) darlo como denunciante, porque como éste ha estado empleado...» (1). ¿Qué otro objetivo podía perseguir Rodríguez al descargar todo el peso dela responsa bilidad sobre un modesto e igno- rado empleado que apartar de sí la sospecha de la delación? En el párrafo XVI de su Defensa, nos proporciona don Benjamín Vicuña Mackenna una relación deta- llada de la manera cómo se orijinó la conspiración 1 llegó a ser conocida. El partido carrerino, alentado por los triunfos que obtenía su caudillo al otro lado de la cordillera, adquiría conciencia de su poder, 1 anslaba vengar los múltiples ultrajes recibidos. Se proponía derrocar el Gobierno de O'Higgins, i para conseguirlo le era preciso obrar con cautela 1 pronti- tud, puesto que a todos los sindicados de ser contra- rios al Gobierno establecido, se les vijilaba no sin cier- (1) Las palabras subrayadas están escritas en clave en el orijinal. 440 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS to rigor. Figuraban entre los corifeos del partido los hermanos Ureta, don Baltasar (en cuya casa vivía Rodríguez) 1 don Miguel. Rodríguez, merced a las ele- vadas cualidades que lo adornaban 1 que le son reco- nocidas aún por sus más tenaces adversarios, logró inspirarles una ilimitada confianza,1 con su apoyo pu- do introducirse en las reuniones que celebraban los carrerinos; 1 así, mientras la conjuración se desarro- llaba, él mantenía al cornente al Director de cuanto fraguaban sus rivales. La última de aquellas reunio- nes verificóse en una noche de Mayo de 1820; en ella debía acordarse el castigo que se aplicaría a O'Hig- gis. Pero éste, advertido ya por Rodríguez de lo que ocurría, había logrado penetrar disfrazado en la casa en que se reunían los conjurados 1, oculto tras una mampara, descubría por sus propios ojos a los auto- res de aquella descabellada maquinación, Hasta aquí la relación que de ese sensacional acontecimiento ha- ce Vicuña Mackenna. ¿Qué hai de efectivo en esta relación? Desde luego es preciso dar por definitivamente esta- blecido el hecho mismo del denuncio; es éste un acon- tecimiento histórico que no admite réplica. En efecto, rebatiendo Rodríguez Aldea la acusación que le hace el periódico ya citado «El Interrogante i Respondente» de 13 de Mayo de 1823 de haber llegado al Ministerio gracias a la delación de la conspiración de 1820, nie- ga en la «Satisfacción Pública» toda participación en el denuncio, 1 agrega: «Sé, 1 nadie sabrá de mí, quienes tueron los denunciantes» (1). Comprobado el hecho de la denuncia, surje naturalmente la necesidad de sa ber s La GUSTAVO LABATUT GLENA 441 a a — — quién fué el denunciante. Los historiadores de la ad- ministración O'”Higgims acojen sólo como un rumor desprovisto de fundamento esa acusación lanzada con- tra Rodríguez 1 cuyo orijen se esplica fácilmente si se tiene en cuenta la excitación que produjeron en el ánimo público las medidas de rigor adoptadas por el. Gobierno contra los comprometidos en el movimien- to; por otra parte, era natural que las sospechas re- cayesen sobre don José Antonio Rodríguez, que a raíz casi de ser descubierta la conspiración, pasaba a ocu- par por nombramiento supremo el Ministerio de Ha- cienda, como interino primero 1 días más tarde en ca- lidad de propietario. Ya hemos visto que don Miguel Luis Amunátegui, falto de pruebas auténticas, se niega a emitir un juicio categórico sobre la participa- ción que tuvo Rodríguez en el denuncio de la conspl- ración. Igual tempera mento adopta don Diego Barros Arana: acoje el rumor en su obra, pero se abstiene de emitir juicio alguno sobre él. Se limita a decir que se ha afirmado que el denunciante de la conspiración fué Rodríguez Aldea 1 que a eso se debió su inmediata elevación; pero, agrega, «todo nos hace creer que ese rumor carecía de fundamento, 1 que sólo fué hijo de las pasiones de partido» (1). Don Francisco de Paula Rodríguez Velasco en su obra se estiende ampliamente sobre el particular 1 es feliz en la refutación de este cargo que se hace a su padre (2). Se pregunta, ¿qué objeto pudo haberlo in- ducido a conspirar? Sus relaciones con el Jeneral O'Higgins fueron siempre de lo más cordiales, tanto en política como en privado. Entre esos dos hombres (1) Véase tomo XII de su «Historia Jeneral de Chile», páj. 608, nota. (2) RODRÍGUEZ VELASCO. Obra citada. Párrato XI de la Retuta- ción. 449 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS que el destino llamó a colaborar juntos en una misma 1 común empresa, existió siempre la más perfecta ar- monía, que ningún cambio de la fortuna pudo alte- rar 1 que sólo la muerte vino a romper. Es curioso dejar constancia que Rodríguez, que has- ta entonces no había podido guardar fidelidad a causa alguna, que habíaservido alternativamente a realis- tas 1 patriotas, demostrase por O'Higgins una afec- ción tan profunda 1 sincera que no se desmintió jamás. ¿Sería acaso la ambición, continúa Rodríguez Ve- lasco, la sed del poder 1 del mando la que lo inducía a conspirar? Evidentemente que no, puesto que nadie mejor que el mismo O'Higgins, que entonces se en- contra ba en la cúspide de su poderío, podía satisfacer sus ambiciones. Kn seguida el propio Rodríguez Aldea se encarga de decirnos en su «Satisfacción Pública» que no entró al Ministerio en busca de fortuna, iagre- ga además: «No era yo tan torpe para admitir en este caso un premio que debía dar la presunción del ser- vicio» (1). Existe aún una prueba más que demuestra hasta la evidencia que Rodríguez no tuvo participa- ción en la conspiración ni fué tampoco su delator: en el proceso que se formó entonces (2) 1 que se conset- va en el archivo del Ministerio del Interior, no apa- rece mencionado en ninguna parte su nombre, ni si- quiera por referencias. Tampoco es posible admitir que Rodríguez haya sido el delator por la amistad 1 la gratitud quelo ligaba a O' Higgins, como podría creet- se a primera vista, porque entre los compro metidos Citadas por Amunátegui en una nota a la páj. 204 de la Dic- ra. Conviene advertir que don Diego Barros Arana dice que nunca r este proceso judicial. (Nota 49, páj. 607, tomo XIT de su leneral GUSTAVO LABATUT GLENA 445 figuraba un hombre por el cual Rodríguez sentía no menos simpatía que por O'Higgins. Este hombre era don Baltasar Ureta; 1no es creible que Rodríguez Al- dea haya deseado sacrificarlo, viviendo como vivía en su propia casa, para hacerse agradable a los ojos del Director. Por otra parte, si fué Rodríguez el dela- tor, ¿cómo se esplica que al ser residenciado en 1823 no se presentase a acusarlo ninguno de los persegui- dos? Sostiene finalmente el señor Rodríguez Velasco que la carta cifrada de que se vale Vicuña Mackenna para acusar a su padre es apócrifa, pero no aduce prueba ninguna en comprobación de su aserto. Reproduce también una carta de Rodríguez a O' Higgins de fecha 17 de Agosto de 1820 en que aquél niega en forma absoluta 1 terminante que haya tomado parte en la conspiración, aduciendo más o menos las mismas ra- zones con que debía defenderlo más tarde su hijo, pero nada dice respecto a la delación. Por su parte, don Benjamín Vicuña Mackenna, des- _pués de haber afirmado categóricamente en la De- tensa que Rodríguez fué el delator de la conspiración, aduce en comprobación nuevos antecedentes. in una carta de 20 de Julio de 1823 dirijida por Rodríguez al ex- Director, anunciándole que ya tiene redactados los apuntes de un manifiesto que debe publicar a nom- bre del Director sobre los acontecimientos de su adm1- nistración, al referirse al denuncio de la conspiración de 1820 dice: «En él (en el manifiesto) tengo ya pensa- do descubrir lo que pasó en la conspiración diciendo (es decir, haciéndole decir a O'Higgins) que V. E. la supo por otras, pero que vuelto de Valparaíso 1 dán- dome todos los datos 1 señas, confesé también, pero 444 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS A que nada me pudo arrancar con respecto a los Ureta...» Esta carta, estraída del archivo del Jeneral O'Higgins | que por primera vez se exhibía como comprobación histórica de los cargos que se hacen al Dr. Rodríguez, fué entregada después, junto con muchas otras, a los deudos de don José Antonio Rodríguez para que fuese destruida, de modo que el párrafo citado por Vicuña Mackenna en su Defensa es el único que de ella se con- serva. Tales son los antecedentes acumulados por Vicuña Mackenna para justificar este cargo que se hace al favorito de O'Higgins. Veamos ahora qué consecuen- cias pueden desprenderse de un estudio crítico de ellos. Demostrado ya que O'”Higgins llegó a conocer la conspiración mediante un denuncio, procuraremos ave- riguar quién o quiénes fueron los delatores. Desde lue- go es evidente que el relato hecho por Vicuña Mac- kenna sobre la manera cómo O'Higgins llegó a ente- rarse de la maquinación de sus adversarios es fantás- tico, 1 que no resiste la más lijera crítica que de él se haga. Por de pronto, se dice allí que la última de las reuniones tenidas por los conjurados se verificó en Mayo de 1820, cuando la verdad es que la conjura- ción fué descubierta en el mes de Abril de ese año. Este error de fecha que, por lo demás, es mul pro- pio de don Benjamín Vicuña Mackenna, indica 'bien claramente que no debe atribuirse demasiado valor al relato. No es que sea imposible que las cosas ha- yan pasado como lo pretende Vicuña Mackenna; pero es mui improbable, dado el carácter de O'Higgins, que haya apelado a un recurso tan poco honroso para orprendera sus rivales. Existe, sin embargo, un ante- GUSTAVO LABATUT GLENA 445 cedente mucho más sujestivo para estudiar la partici- pación de Rodríguez Aldea en este asunto: es la cat- ta que le escribía a O'Higgins el 11 de Mayo de 1823 en que le sujiere la 1dea de dar como autor del denun- cio a un hombre que acababa de morir. Es verdad que don Francisco de Paula Rodríguez Velasco en la de- fensa de su padre, la califica de apócrifa; pero como no esplica de manera alguna las razones que tiene para afirmarlo, no es posible creerle bajo su pala bra. Por lo demás, esta carta 1 todas las que Vicuña Mac- kenna utilizó al escribir el «Ostracismo» 1 más tarde su Defensa ante el jurado de imprenta, fué estraída del archivo de O'Higgins, lo cual es indicio seguro de que se trata de una carta auténtica. De ella se des- prende que sino ha sido Rodríguez Aldea el delator, está interesado al menos en ocultar el nombre del autor de la delación. Esta interpretación parece con- firmarse con las palabras del mismo Rodríguez Aldea que en su «Satisfacción Pública» dice, como hemos visto, que sabe 1 que nadie logrará saber de él quié- nes fueron los denunciantes. Igual cosa se desprende de la carta de 20 de Julio de 1823 citada más atrás. Pasando ahora a considerar los argumentos que opone don Francisco de Paula Rodríguez Velasco a la acusación de Vicuña Mackenna, creo innecesario insistir sobre aquellos destinados esclusivamente a probar que su padre no participó nunca en los pro- pósitos que perseguían los conjurados: la suprema fidelidad que siempre guardó Rodríguez Aldea al Je- neral O'Higgins es bastante para desvanecer toda duda al respecto. No considero que el hecho de no figurar el nombre de Rodríguez en el sumario que se mandó instruir con 446 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS motivo de la conspiración, sea bastante para afirmar que no fué el delator; pues el más elemental sentido común nos indica que si realmente fué él quien denun- ció la conspiración habrá adoptado previamente to- das las precauciones necesarias para evitar que su nombre trascendiese al público. La única razón plau- sible alegada por Rodríguez Velasco es, a mi juicio, que su padre al delatar la conspiración, condenaba irremisiblemente a un hombre que le inspiraba no me- nos simpatía que el Jeneral O'Higgins: don Balta- sar Ureta. En resumen, puede decirse que de las pruebas acu- muladas no resulta en forma clara e incontestable la culpabilidad del Ministro Rodríguez Aldea; si fué él el ajente de que se valió O'Higgins para descubrir la maquinación, su habilidad era demasiado grande para no hacer desaparecer completamente los vesti- jos de su intervención en un asunto tan poco hono- rable. Mayores probabilidades existen de que Rodrí- guez se interese en ocultar los nombres de los denun- ciantes. Aceptando esta hipótesis, se armonizatían los antecedentes exhibidos 1 que a primera vista pa- recen contradictorios e incompatibles. Por lo demás, no es efectivo que Rodríguez haya necesitado del denuncio de una conspiración contra el Gobierno para llegar al poder. Demasiado esplícitamente reconoce el propio Vicuña Mackenna en el «Ostracismo del Jeneral O'Higgins» (1) que el personaje tan censu- rado por él poseía condiciones que naturalmente habrían de conducirle hasta los más altos puestos, para suponer que sólo debido a la delación llegó al Ministerio. Al sermombrado Ministro había prestado Ins pájs. 345-340. GUSTAVO LABATUT GLENA 447 ya un señalado servicio ala causa de los patriotas. Cuando en 1819 se trataba de reunir el Seminario al Instituto Nacional, encontró el Gobierno la más re- suelta oposición de parte del clero, que veía en esta medida un ataque directo a las prerrogativas 1 pri- vilejios de que hasta entonces había gozado. El Rec- tor del Seminario elevó una nota de protesta al Senado, sosteniendo que la fusión contrariaba los intereses del Estado 1 vulneraba la independencia de la Iglesia. El Senado, que no deseaba asumir solo la responsa bilidad en un asunto de tanta trascendencia. nombró una comisión compuesta de dos eclesiásticos 1 dos laicos, entre los cuales figuraba don José Anto- nio Rodríguez, para que emitiese un dictamen. Como lójicamente debía ocurrir, la comisión se dividió en dos bandos. Los laicos elevaron informes separados, aunque inspirados en las mismas ideas; el que lleva ba la firma de Rodríguez produjo sobre todo extraord1- nario efecto, tanto por el vigor de la argumentación, como por la claridad 1 lucidez de las ideas. Se pronun- claba abiertamente en favor de la fusión de ambos establecimientos, 1 su opinión prevaleció en las es- feras de Gobierno. Es natural pensar que una demos- tración tan elocuente de la capacidad 1 competencia del Dr. Rodríguez ha de haber influído poderosa- mente en su elevación (1). No tenía, pues, don José Antonio Rodríguez necesi- dad de recurrir a un medio tan vil para llegar a ser Ministro. Desde tiempo atrás venía labrándose el camino 1 con delación o sin ella, siempre habría lle- gado a la meta de sus aspiraciones. (1) Barros ARANA. Hist. Jen. Tomo 12. Cap. XVI, 'pájs. 414 1 si- guientes. — RoDríGUEZ VeLasco. Biografía, XII, pájs. 32-35. Ñ YE NN E 30 j | A Ñ 1 | pda 3 PS A 0 1 A Y Yi Í AE ANA LA Ml A A A a e GRA ad pl es Ñ IOMA VES DN Y E me ni B e ORIO Hey ad he ( o ed ¡ y AN O HOY ve) f re ye 0d y M E h 3 pe AD AO !] e a | (BOE 5] AA IRE SO CLON BO AE ARA GRE y : 1105 Mia Pa AID de | AN VE OA BM ITANOT ANDA aer a AAA ENE e EA aia rasa 1O A Ja i j AR des ¡ ANA Ñ Y IRON SOSA NE | TON Pc O PEE POTES EU 004 AIRE e 0 VE odio d0r) Dn E ss 118 y oc ae ) MÓ) O rn: 0 pedo: cel IM AE . bb y al NA AN LE ARA lo] AOS cbr NE Y EA dr TR An COLE a badal: Y ARAN Da DEN ES Y | a VI CARGOS RELATIVOS A LA ADMINISTRACIÓN RODRÍGUEZ ALDEA Hemos analizado en el párrafo anterior el primero de los cargos que hace don Benjamín Vicuña Mac- kenna a Rodríguez Aldea en su Defensa. Correspon- de ahora entrar a considerar la segunda de las acusa- ciones que, como sabemos, se refiere a los fraudes de que se le acusa cometidos mientras estuvo al frente de la administración pública. Empieza Vicuña Mackenna (1) por dejar esta ble- cido que son tres los autores de los negociados 1 di- lapidaciones durante aquella época: don José Anto- nio Rodríguez Aldea, su socio don Antonio Árcos 1 la hermana materna del Jeneral O'Higgins, doña Ro- sa Rodríguez. Prescindiendo de los cargos aislados que se han (1) Véase Párrato XVII i siguientes de su Defensa. 450 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS hecho a Rodríguez, estudia sólo dos que por su impor1- tancia 1 por los antecedentes en que los funda, le me- recen particular i especial atención: la: célebre con- trata de armas celebrada entre Arcos 1 Rodríguez 1 la negociación de tabacos en que los tres socios inter- vinleron. Afianzada de un modo definitivo la independencia nacional después de Chacabuco ide Maipo,la actividad comercial, que las perturbaciones producidas por la guerra habían reducido considerablemente, renacía aunque con cierta lentitud, augurando al país un li- sonjero porvenir. Grandes cantidades de mercaderías estaban acumuladas en el puerto de Valparaíso, pues no encontraban fácil salida debido a la falta de con- sumo 1 a: las elevadas tarifas aduaneras. Eludiendo éstas, el contrabando se ejercía en considera bles pro- porciones 1 procuraba crecidas ganancias. Fué este recurso el que permitió al joven español don Antonio Arcos pasar de simple sarjento mayor del ejército pa- triota, al rango de primer capitalista de Chile en el corto espacio de tres años. Arcos practicaba el contrabando en vasta escala 1 nada tenía que temer puesto que se hallaba confa bu- lado con Rodríguez. Para encubrir sus negociados con apariencias de legalidad, el Ministro autorizó a su socio para introducir en Chile mercaderías por valor de más de medio millón de pesos, reduciéndole en un 50%, todos los derechos de internación sobre los ava- ños de aduana. Se trataba, de un irritante privi- lejio, de un monopolio concedido en favor de un determinado comerciante; pero la intención de los octados era burlar todavía el pago de esos derechos. Para conseguirlo, Rodríguez, en su calidad de Minis- GUSTAVO LABATUT GLENA 451 tro de Guerra, celebró con Arcos un contrato de pro- visión de armamentos para el ejército, a precios ba- jísimos, pues los fusiles se pagaban a razón de 8 pesos cada uno, las pistolas a 6 pesos el par ilos sables a cuatro pesos. En total, la contrata ascendía más o menos a la suma de $ 75,000 que el Gobierno debería pagara Arcos. Este llegó a encontrarse, pues, en una curiosa situación: por una parte era acreedor simu- lado del fisco por la cantidad indicada; i por otra, de- bía al erario los derechos de aduana aún insolutos. Rodríguez convino entonces con Árcos en compensar las deudas: del valor de los derechos de internación deduciría éste los $ 75,000 que nominalmente le debía el Gobierno, pues aún no había dado cumplimiento a la contrata. Celebrado el convenio en esta forma, continuó Arcos introduciendo mercaderías en tal can- tidad, que sus solos derechos de aduana importa ban $ 214,000, delos cuales no pagó en efectivo más que la suma de $ 16,000, defraudando, por consiguiente, al erario en $ 198,000. Esto ocurría a fines del año 1822, es decir, en las pos- trimerías de la administración del Jeneral O'Higgins. Arcos se apresuró entonces a saldar su injente contra- bando. Con este objeto se presentaba al Gobierno en Diciembre de 1822 pidiendo que se dejara sin efecto la contrata de armas, por serle imposible darle cumpli- miento, lo cual era mui cierto, pues jamás ha bía pen- sado en su ejecución. El Gobierno accedió a lo pedido, pero exijió de Arcos, por vía de compensación, la cantidad de $ 50,000. Solicitó éste rebaja, ofrecien- do $ 40,000 en vales al portador; el Gobierno aceptó, pero la verdad es que estos cuarenta mil pesos ja más ingresaron a arcas fiscales. 452 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS «El 7 de Enero de 1823 caía el favorito. I entonces fué el correr azorados i el palidecer los semblantes en- tre los ajiotistas de todas las categorías 1 de sus altos padrinos; entonces el arrancar delos libros del Ministe- rio de la Guerra las contratas fraudulentas: entonces el sustraer las pólizas de los contrabandos de la adua- na de Valparaíso, el huir unos, por último, el escon- derse otros, 1 el repartirse entre sí, con ávida 1 sobre- saltada dilijencia las últimas piltrafas de la inmensa espoliación que se había hecho a la patria» (1). Después de hacer una esposición detallada de su acusación, don Benjamín Vicuña Mackenna exhibe las pruebas en que la funda. Comienza por declarar que no ¡ignora que su acusador se propone contrade- cir el cargo presentando un certificado del Ministerio de la Guerra en que consta que la foliación de sus libros no está alterada, pero no considera que sea és- ta una prueba de mucho valor. El hecho es que la contrata existe 1 existe todo el espediente relativo a ella hasta su liquidación final. Don Antonio Arcos, al partir para Europa en Enero de 1824, dejó tres copias de aquellas piezas: una en poder del Dr. Ro- dríguez Aldea, otra en manos de su cuñado el pres- bítero don Juan de Dios Arlegui i la tercera la envió desde Río de Janeiro a O'Higgins, según consta de una carta dirijida por Arcos a éste de techa 14 de A bril de 1824 1 que Vicuña Mackenna pudo consultar en su orijinal. Es esta última copia la que le sirvió para justificar su acusación. Y la caída de O'Higgins, Arcos atravesó la cordi- Hera 1 fué a refujiarse en Mendoza. Rodríguez por su Ostracismo del Jeneral O'Higgins». Cap. XV, V, pá]. 431. ls se E mn GUSTAVO LABATUT GLENA' ' 4505 parte, al abandonar el Ministerio, pudo permanecer. tranquila mente en su casa hasta el 5 de Febrero, día en que la Junta le notificó que debía abandonar la capital 1 dirijirse a la hacienda de su suegro, situada en el partido de Melipilla (1). Se le dió un pasaporte 1 marchó inmediata mente mui reconocido, por lo de- más, de la cortesía con que en esta circunstancia se le trató. Bien pronto, sin embargo, terminó su tran- quilidad. La Juntó acordó someterlo a juicio: el 10 de Febrero salía de Santiago una partida de tropa encargada de traerlo en calidad de reo i en la noche del 19 era conducido al cuartel de San Agustín, donde se le mantuvo incomunicado 1 con centinela de vista. El quicio de residencia a que se le sometió duró tres meses. Refinmendo a O'Higgins algunos meses más tarde la labor del nuevo Ministro de Hacienda, don Agus- tín Vial Santelices, le decía Rodríguez en carta del 20 de Julio lo siguiente: «Dijo (don Agustín Vial) al se- ñor Cruz (el Jeneral don Luis) que cuando se ins- taló la Junta escribió a Zenteno para que celase mu- cho el contrabando que se estaba haciendo: que Zen- teno le contestó que era falso que se hiciera allí con- trabando; que si se advertían muchas introducciones era por las que había hecho allí Arcos 1 que al efecto le mandaba copia de todas las partidas que le ha bía entregado Gormaz (empleado de la Aduana de Val- paraíso ?). Con este motivo se ha llamado anteayer a Baso (don Manuel, administrador de la aduana de Santiago?) para reconvenirle por las pólizas 1 porque ha sacado sólo un careo de $ 16,000 cuando por aque- (1) RoDríGuez ALDEA. «Satistacción Pública», pájs. 19-20, Edi- ción de 1823. S.—ÁNALES.—Ma Y o-] UNIO. 454 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS “llas partidas aparece de $ 214,000» (1). Se sabía, pues, por los libros de la aduana de Valparaíso que Árcos había introducido mercaderías cuyos derechos ascen- dían a la cantidad de $ 214,000 1 resultaba por los de la Tesorería de Santiago que sólo había pagado $ 16,000. ¿Pero dónde estaban las pólizas que la adua- na de Valparaíso enviaba a la de Santiago para pro- ceder después a la liquidación final? Habían desapa- recido como lo establece el mismo Rodríguez en su carta de 30 de Mayo de 1823 dirijida a O'Higgins, también reproducida en parte por don Benjamín Vi- cuña Mackenna en su Defensa. ¿Pueden exijirse testimonios más elocuentes? Evidentemente don José Antonio Rodríguez Aldea cuando escribía a O'Higgins estas cartas con fiden cia- les de que ahoras esirve la historia para acusatle, es- taba mui distante de pensar que sobre ellas iban a posarse otros ojos que los de su amo 1 protector. Je- neralmente empleaba al escribirlas una clave conve- nida entre ambos, precaución suficiente tal vez para el caso de ser interceptadas, pero enteramente infrue- tuosa para impedir que la posteridad se impusiese de ellas. ¿Por qué esas cartas no fueron destruídas por O'Higgins? ¿Estimaría acaso que nada nuevo ve- nían a agregar a las ya innumerables acusaciones que el público hacía a su antiguo Ministro? Cuestiones son éstas imposibles de ser” resueltas; - cualquiera afirmación categórica que se hiciera al respecto se- la aventurada. Sin embargo, parece fuera de duda que O'Higgins, al conservar esa correspondencia, no ha pretendido acusar ante la posteridad a su Ministro tado por Vicuña Mackenna en su Defensa. $ A GUSTAVO LABATUT GLENA 455 ni mucho menos hacerlo responsable de las faltas co- metidas durante su administración; para pensar así basta recordar, no sólo los estrechos vínculos de a mis- tad quelo ligaban a Rodríguez, sino el hecho de que la culpabilidad del uno debía necesariamente recaer sobre el otro, puesto que los miembros del Gobier- no son todos solidariamente responsables de sus ac-- tos. Vimos ya que don Antonio Árcos a la caída de-O'Hig- gins serefujióen Arjentina; pero como dejaba en Chi- le importantes negocios pendientes, en especial un empréstito contratado para la manna que su apo- derado inútilmente pretendía liquidar, creyó necesa- rio allanar en persona las dificultades 1 ocho meses después de su partida, apenas se abrió la cordillera, regresó a Santiago. Todo esto ha visto la luz pública ' en un documento célebre que lleva la firma del famo- so caudillo liberal 1 Ministro de Estado don Carlos Rodríguez; este documento es una carta intercepta- da a Rodríguez Áldea en 1825 1 publicada en un pe- queño folleto con el título de «Espreso al virrei de Popayán». Como Rodríguez Aldea negó más tarde la autenticidad de esta carta, Vicuña Mackenna se ve obligado en su Defensa a demostrar que no es apó- crifa. Aparte de que la carta fué publicada oficial- mente, 1 de que Rodríguez jamás la contradijo por la prensa, como debió haberlo hecho si la estimaba falsa, su autenticidad puede comprobarse recurriendo a los fehacientes testimonios que encierra el archivo del Jeneral O'Higgins. La carta impresa lleva fecha 12 de Febrero de 1825 i en otra de pocas líneas que Rodríguez escribía al ex- Director seis días después, se encuentra una postdata que dice testual mente: «Por 456 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS cierta consideración de más seguridad incluyo a La- rrea mi carta principal ile suplico pronta entrega» (1). ¿Cuál es esta carta principal dirijida al Dr. Larrea, que acababa de ser Ministro del Perú en Chile? No otra que la interceptada, según declaración del pro- pio Rodríguez. En efecto, algunos meses más tarde, cuando Rodríguez Aldea llegó a Lima desterrado de Chile, indicaba a O'Higgins en carta del 24 de No- viembre de 1825 la manera cómo Larrea, de buena o mala fe, entregó la carta a los ajentes del Gobierno de Chile, que inmediatamente la remitieron al Mi- nistro de Estado don Carlos Rodríguez. Una prue- ba más de su autenticidad la constituye la clave usada en ella, en todo igual a la empleada normalmente en la correspondencia entre O'Higgins i Rodríguez. Rodríguez Aldea impugnó la autenticidad de esta carta, pero nunca esplicó satisfactoriamente las ra- zones que tenía para hacerlo (1). Existe todavía otro antecedente mui sujestivo pa- ra apreciar la culpabilidad del ex- Ministro de O” Hig- eins. Sabedor de que don Agustín Vial preparaba un folleto en respuesta a su «Satisfacción Pública», no tardó en remitir al Jeneral O'Higgins, que entonces residía en Valparaíso, la siguiente carta para que este la enviase con su firma al nuevo Ministro de Hacien- da: «Sé que Ud. es sensible a la desgracia 1 hombre jeneroso, 1 por este conocimiento me dirijo a Ud. con la mayor reserva para evitar lo que acabo de saber con el mayor dolor. Se me avisa de ésa que Ud. trabaja un papel contra Rodríguez en que salen cosas mui indecorosas. Cuando yo leí el papel que él dió a Defensa, NVIIL, fojas 2095 1 siguientes. RÍGUEZ VELASCO. Biografía, XXI. Su =1 GUSTAVO LABATUT GLENA 4 luz, si bien me alegré por lo que me interesa su vin- dicación, me incomodé por lo que tocabaa Ud., pues yo esperaba 1 deseo que anden unidos 1 acordes los que me acompañaron a llevar el peso del Gobierno. Sea Ud. jeneroso con él, mi amigo, Ud. tiene bien ci- mentado su honor 1 crédito 1 él es quien necesita que Ud. 1 los amigos lo protejamos 1 cubramos. Ud. debe conocer que cualquiera cosa que salga contra él, degrada mi administración tan calumniada por mis enemigos». «Cualquier sacrificio que haga Ud. por salvar el honor de ese amigo, lo recibirá como propio su inva- riable 1 afectísimo». - O'Higgins cumplió sin duda este encargo de su fa- vorito, porque en carta de 20 de Julio de 1823 le dice éste lo que sigue: «Algo se ha logrado con lo que Ud. le dice; puso en mi favor algunos párrafos 1 quitó mu- cho de Arcos». Contestando las acusaciones que se le dirijen en el periódico el «Interrogante 1 Respondente» sobre los grandes negociados que había efectuado con Arcos 3 otros, dice Rodríguez Áldea en la pájina 73 de su «Satisfacción Pública» «Si he de hablar todo lo que siento, más que gratitud tengo yo queja contra él en lo privado, pues me vendió un fardo de azúcar 1 unos cajones de vino para mi gasto, 1 cuando después me dió la cuenta para el pago, cargó un peso más por arroba de la azúcar i dos reales más en botella de vino del corriente en que supe había vendido a otros.» Pero entre los papeles dejados por O'Higgins se encuentra una esquela sin fecha ni firma escrita por Rodríguez 1 que dice lo siguiente: «Lo que digo sobre Arcos en la pájina 73 ha sido acordado.» Esta declaración suya 458 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS es un testimonio elocuente del valor histórico de la «Satisfacción Pública» 1 de la fe que merecen las afir- maciones que en ella se hacen. Diré algo ahora acerca del negocio de los tabacos. Llegó a Buenos Aires un cargamento de tabaco pro- cedente de los Estados Unidos, de calidad tan inte- terior 1 tan averiado, que sólo pudo venderse a ra- zón de $ 7 el quintal. Pero aún por este precio hubo de rescindirse el contrato 1aunque después se ofreció a $ 5, nadie quiso tomarlo. Sabedores los comercian- tes de aquella plaza del estado 1 del manejo de las finanzas en Chile, hicieron doblar el Cabo al carga- mento que, naturalmente, llegó a Valparaíso en mu- cho peor condición. Vendióse, sin embargo; a $ 15 el quintal a causa de la escasez de tabaco que enton- ces se hacía sentir, 1 lo compró don Antonio Arcos, quien, antes de desembarcarlo, lo traspasó al Go- bierno a razón de $ 43 el quintal. En este cargo, como en los anteriores, don Benja mín Vicuña Mackenna utiliza en su venficación cartas autógrafas de Rodríguez Aldea. Refiriendo a O'Hig- gins la negociación, dice Rodríguez el 14 de Octubre de 1823: «El resultado decanta grandes pérdidas 1 yo sé cuántas son las ganancias. En solo el tabaco pasa de $ 100 000 1 aunque íbamos al partir. no me llegó Ñ d o | j A . a dar más de unos ocho mil.» En otra carta posterior (Dic. 14 de 1823), refiriéndose al mismo asunto, declara testualmente: «En solo los tabacos sacó cien mal ¡me ofreció mitad; no he visto más que perdonarme lo que le debía en un juego» (1). La primera de las acusaciones analizadas no ha sido palabras subrayadas están escritas en clave en el orijinal. DIA AA A A có A GUSTAVO LABATUT GLENA 459 refutada ni por don José Antonio Rodríguez, que en su «Satisfacción Pública» se limita a contestar los car- gos que le hace el periódico el «Interrogante 1 Res- pondente», ni por su hijo, que en la Biografía del Dr. Rodríguez Aldea sólo contradice los contenidos en el «Ostracismo del Jeneral O'Higgins». Es verdad que en una 1 otra obra se refuta indirectamente parte de la acusación al negarse la autenticidad del Espreso al virrel de Popayán, pero como los argumentos que se aducen no son en manera alguna concluyentes, creo que los cargos de Vicuña Mackenna quedan siempre en ple. No sucede igual cosa con la segunda de las acusa cio- nes que, habiéndole sido hecha también por el «Inte- rrogante», es rebatida por Rodríguez Aldea en su «Satisfacción Pública». Según él, la especie de que los tabacos comprados por el Gobierno estaban podridos fué lanzada con el propósito de especular, «pues te- niéndose los tabacos por podridos, 1 por comprados al duplo de sus valores regulares, se creería que el Es- tado hacía buena venta, aun dándolos por la mitad de lo que habían costado» (1). Por lo demás, agrega, al Estado poco le importaba averiguar el precio que pagó el particular por la partida de tabacos; insiste en «ue ese precio jamás pudo ser sólo $ 15 el quintal, ya que si la mercadería no se introdujo por contra- bando ha debido pagar un 40%, de derecho de inter- nación sobre la cantidad en que el arancel aduanero avaluaba esa clase de tabacos ($ 70 el quintal). Su rea- lización a $ 15 significaba, por consiguiente, una pér- (1) «Satisfacción Pública», páj. 202. Edición de 1862 agregada a ia Biografía del Ministro Rodríguez escrita por su hijo. 4€0 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS dida considerable. Si se compró a bordo o si el vende- dor se obligó a saldar los derechos de aduana, no pue- de sostenerse que el Fisco ha hecho un mal negocio. Estas esplicaciones, que bien pudieron servir para la lacónica acusación lanzada en medio de muchas otras porun periódico, carecen de valor ante la acusa- «ción detallada, precisa 1 documentada de don Benja- mín Vicuña Mackenna. Si en realidad el cargamento fué vendido al Grobierno antes de ser desembarcado. es evidente que aún no se pagaban los derechos fija- dos por el arancel aduanero i que el vendedor realizó una magnífica ganancia. Después de conocidas las pruebas en que Vicuña Mackenna apoya la acusación, crec que no es posible dudar de su veracidad, a me- nos de poner en tela de juicio la autenticidad de las cartas que acompañó en su Defensa. l existen razo- nes poderosas para no aceptar semejante solución. En el párrafo siguiente imdicaré la manera cómo se solucionó el conflicto surjido entre don Francisco de Paula Rodríguez Velasco 1 don Benjamín Vicuña Mackenna. Veremos que se llegó a un acuerdo amuis- toso, en virtud del cual éste se comprometió a poner en manos de su adversario todas las cartas 1 papeles que le sirvieron para preparar su defensa. Rodríguez Velasco no refutó jamás esas cartas, ni tampoco las calificó nunca de apócrifas; por el contrario, una pre- sunción grave demuestra hasta la evidencia que se trata de documentos auténticos: en vez de desauto- zar esas cartas, se limitó a destruirlas, revelando ce este modo claramente que el prestijio de su padre extjía que esos elocuentes testimonios de su culpa bi- lidad desaparecieran. Falta sólo estudiar el tercer punto fundamental de GUSTAVO LABATUT GLENA 461 la acusación, el relativo a la traición hecha a Chile por Rodríguez (1). Sin referirme a los servicios que prestó en los ejércitos del rei ni al ausilio de tropas que solicitó a mediados de Diciembre de 1822 del Gobernador de Mendoza, me limitaré a esponer lije- ramente la idea que concibió de reponera O'Higgins en el poder mediante el apoyo 1 la cooperación del Libertador Bolívar. En su carta de 12 de Mayo de 1823 (la misma en que habla de la conveniencia de culpar al empleado Luque como denunciante de la conspiración de 1820), sujiere a O'Higgins su diabó- lico proyecto con estas palabras un tanto ambiguas: «Es mi dictámen i le aconsejo se vaya a Lima a ver lo que le queda de la hacienda i allí unirse a Bolívar. Ya estoi viendo en perspectiva un futuro de que ya hemos hablado con V. E. en otra ocasión». Seis meses después, en carta del 17 de Octubre de 1823, era más esplícito: «Cada día gana más V. E. en opinión. Hai hombres que sueñan con el libertador. ¡Qué de cosas hablaría con V. E. sobre esto si pudiese! Deme V. E. algún consuelo. ¿Vendrá con él?» Más tarde le decía: «Esto1 pronto a ir a Montalván siempre que V. E. se determine seria mente (como ya. debe hacerlo) a emprender sobre Chile...» Á esta carta O'Higgins contestó el 25 de Diciembre de 1825. No parece que las palabras de su favorito hayan producido mucha impresión en su ánimo, al contrario, todo hace creer que O'Higgins jamás abrigó la quimérica esperanza de restablecer su autoridad mediante la ayuda estranjera. (1) Véase Parte XXIII de la Defensa. > > hi > 2 5 , E 1 E y = A ; a En 0 SY > e E > y > a PA E LE Did VI! FORMA EN QUE SE SOLUCIONÓ EL LITIJIO ENTRE DON FRANCISCO DE PAULA RODRÍGUEZ VELASCO I DON BENJAMÍN VICUÑA MACKENNA. Luego de notificado al procurador de don Francis- co de Paula Rodríguez Velasco el fallo del jurado que absolvía a Vicuña Mackenna de toda responsa bilidad, la parte ofendida presentó un escrito al Juzgado (Ju- nio 26) en que, invocando la disposición del artículo 72 de la lei de imprenta, pide la nulidad de aquel fa- llo «por manifiesta 1 evidente injusticia» (1) 1 entabla» el recurso correspondiente. Concedido por el juez el recurso 1 elevados los autos a la Corte, el señor Rodríguez Velasco desistió de su propósito de proseguir el juicio i dió por terminada esta controversia que venía a mancillar el honor 1 la reputación de un hombre profundamente vinculado (1) Defensa, fojas 4-5. 464 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS a nuestro mundo político 1 social. En efecto, su pro- curador, en virtud de instrucciones recibidas, solicitó de la Corte el desistimiento del recurso ¡la devolución del espediente. «Por graves que fueran los cargos, de- cía el escrito, que se hacían al funcionario público i que mi poderdante se proponía impugnar por los medios que le franquean las leyes, llamaron de preferencia su atención los que se referían a su vida privada 1 presentaban al Dr. Rodríguez como un hom- bre falto de honor 1 de delicadeza en todo el curso de su vida... Esta circunstancia ha dado lugar para que se crea, como se ha asegurado en publicaciones ulte- riores, que mi poderdante situaba el debate en un te- rreno que no permitía la más franca 1 libre discusión, ¡ que intentaba asilarse a las formas legales que colo- can al juez en el deber de mantener las restricciones que la misma lei estatu ye». «Pudiendo mi poderdante vindicar plenamente la memoria de su digno e ilustre señor padre que ha sido ya ¡juzgado por sus contemporáneos 1 que mereció hasta el último instante de su vida los testimonios de aprecio 1 consideración de la sociedad entera, hará uso delos medios de que puede disponer, 1 al desistirse ¿hora del presente recurso, no le mueve otra razón que la ya espresada de queno se crea que busca la vin- dicación en las formas o restricciones legales» (1). ¿De qué medios disponía Rodríguez Velasco para vindicar la memoria de su padre sin hacer uso de los recursos legales? Hallándose ambos contendores en Santiago, el se- nor Rodríguez Velasco tramitando el recurso de nuli- LDefensa foja 6-7. GUSTAVO LABATUT GLENA 465 dad dela sentencia,1don Bemja mín Vicuña ordenando, en razón de esa misma apelación, los apuntes i do- cumentos en que apoyó su defensa para darlos a la publicidad (1), se tramitó entre ellos un arreglo amis- toso. Mediante la intervención de una señora, común amiga de ambos, tuvieron una entrevista privada en el estudio de Vicuña Mackenna, en los primeros días del mes de Julio. En esta entrevista, que se prolongó por espacio de más de dos horas, el señor Vicuña declaró a su adversario que al defenderlos juicios emi- tidos en su obra, no lo movía el deseo de difamar la memoria del Dr. Rodríguez ni de mancillar el honor de sus hijos. Hizo también presente que le había co- respondido juzgar la labor del Ministro Rodríguez en el período más sombrío de su historia 1 que como, a no dudarlo, debían encontrarse en otras épocas de su vida rasgos que abonasen la alta situación que se supo crear, amplio campo quedaba al hijo para vindicar la reputación del autor de sus días. Terminó Vicuña con estas palabras: «Señor don Francisco de Paula: en conclusión. la cuestión histórica está terminada 1 sentenciada. Ese ha sido mi rol i mi éxito. Queda ahora pendiente la cuestión doméstica, la del amor del hijo, la dela honra privada. Santa misión es la suya al sal- var la última, i yo que también tengo un padre i¡ ante- pasados que han sido hombres públicos, me complace- ré en ausiliar a Ud. en cuanto esté a mis alcances para que llene tan noble deber. Más aun, si Ud. se limita a la vindicación de su padre, yo le ofrezco no salir más a la prensa en esta cuestión que se ha hecho un lastimoso asunto «ke familia, contentándome como (1) Carta de 25 de Abril de 1862 dirijida por Vicuña Mackenna al señor Rodríguez Velasco. 466 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS historiador con el fallo público que ha recibido mio bra. Desde hoi, añade, dejo de ser escritor delante del hom- bre i del hijo para ser hijo 1 hombre como él». Estas pa- labras, dichas en un tono de sincera 1 tranquila con - vicción, no pudieron menos de producir impresión en el ánimo del señor Rodríguez Velasco 1 disponerlo a aceptar una solución conciliadora. El señor Vicuña le manifestó, además, que estaba dispuesto a con- fiarle una serie de documentos que compro metían gra- vemente no sólo el honor de Rodríguez Aldea en su calidad de hombre público, sino también el buen nombre 1 la reputación de numerosas familias alta- mente colocadas en nuestra sociedad. Eran los papeles que habían servido a Vicuña Mackenna para fundar las acusaciones que hizo al Dr. Rodríguez en su De- fensa. La entrega de estas piezas debía necesaria men te significar una pérdida irreparable para la historia, porque con ellas desaparecían los antecedentes más preciosos para juzgar con acierto i conocimiento de causa la actuación del político preponderante en el sombrío período de nuestra historia que va de 1820 a 1823. | Aceptó el señor Rodríguez Velasco con visible agra- do el ofrecimiento iaun se manifestó dispuesto a es- tender un documento privado en que constase su re- cepción; pero Vicuña Mackenna creyó conveniente dejar una constancia más autorizada, mediante la ntervención de un Ministro de fe. No fué posible, sin embargo, llegar inmediatamente a un acuerdo de- finitivo sobre este punto, por cuanto don Francisco de Paula, estimando que no era necesario revestir la entrega de mayores formalidades, objetó la proposi- 1 m de su adversario. Al formular su proposición, GUSTAVO LABATUT GLENA 467 Vicuña Mackenna no lo hacía inspirado por un mez- quino sentimiento de desconfianza, sino «por el deseo de salvar la responsa bilidad que como historiador le cabía ante sus contemporáneos 1 ante la posteridad. Con esta única dificultad, cu ya solución seacordó a pla- zar para un día inmediato, se dió por terminada la entrevista. «Tarde le he conocido, dijo el señor Rodrí- guez a don Benjamín Vicuña Mackenna al despedirse, pero si yo me hubiese guiado sólo por los impulsos de mi corazón, nos habríamos ahorrado todas las amarguras que ambos hemos apurado» (1). Dos o tres días más tarde se presentó en el estudio de don Benjamín Vicuña el señor don Enrique Cood a nombre de Rodríguez, diciendo que éste encontra ba dificultades imsubsanables para acceder a lo pedido. Como el arreglo se había tramitado en una entrevista privada, 1 esta jestión no tenía este carácter íntimo, Vicuña le respondió secamente que él, por su parte, también encontraba tropiezos para llegar a un acuer- do amistoso. En presencia de esta actitud, el señor Rodríguez Velasco comisionó al Jeneral don Ignacio de Vivanco 1al Coronel don José María de Sessé con amplias facultades para solucionar la cuestión. Los sentimientos caballerescos 1 conciliadores de ambas partes, contribuyeron a la rápida solución de una dificultad puramente formal que sólo se refería a la manera de efectuar la entrega de los papeles. Desean- do poner su conducta al abrigo de toda falsa inter- pretación, comisionó Vicuña Mackenna a los seño- res don Domingo Santa María i don Federico Torrico para que, de acuerdo con los delegados de Rodríguez Velasco, procedieran a poner término al incidente. Dos o tres entrevistas bastaron para llegar a un (1) Carta citada. 468 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS acuerdo definitivo; 1una vez terminada su labor, pro- cedieron los delegados a dejar constancia escrita de los acuerdos adoptados 1 de las condiciones en que se les tomó. Este importante documento dice así: «Igna- cio de Vivanco 1 José María de Sessé comisionados. por el señor Francisco de Paula Rodríguez Velasco para obtener de don Benjamín Vicuña Mackenna una terminación satisfactoria i honrosa de la contienda que de resultas de una publicación hecha por el segun- do en que se lastimaba la memoria de su difunto pa- dre, declaramos en que ambos han convenido en que cese todo encono 1 desavenencia entre ellos, median- te: 1.-—La entrega que el señor Vicuña nos ha hecho de los papeles orijinales en que fundó su defensa ante el jurado de Valparaíso en el mes de Junio próximo pasado ¡de todos los demás papeles igual- mente orijinales de que pudiera hacer uso en caso de otra acusación semejante, los cuales no pudiendo serle útiles en adelante, son para él de ningún valor. 2.—(Que el señor Vicuña se allanará a no contradecir la esposición o biografía o papel que con cualquier nombre se propone publicar el señor Rodríguez en vin- dicación de la honra de su difunto padre, a menos que el señor Rodríguez ofenda en sus escritos la dignidad personal del señor Vicuña». «Declaramos igual mente que este avenimiento ha bía sido acordado de antemano entre los señores Rodrí- guez 1 Vicuña 1 que sólo por defecto de fórmula se había retardado su realización». «dl para satisfacción de ambos caballeros firmamos dos de un tenor i entregamos uno a cada uno de ellos. Santiago, 30 de Julio de 1861.» (1) foja $. GUSTAVO LABATUT GLENA 460 En cumplimiento del acuerdo que se ha leído, la mayor parte de los documentos en que fundó don Benjamín Vicuña su defensa, fueron entregados a los señores Santa Marta 1 Torrico para que los pusieran en mano de los representantes del señor Rodríguez Velasco. De este acto, verificado en presencia de los señores Domingo Santa María, Joaquín Pinto, Die- go Barros Arana, Benjamín Vicuña Mackenna 1 Fe- derico Torrico, se levantó un acta, autorizada con la firma de un notario público (1). Solucionada en forma tan elevada como honrosa esta delicada cuestión, dedicóse el señor Rodríguez Velasco con una laboriosidad digna del mayor enco- mio a redactar la obra que preparaba para justificar la conducta pública 1 privada de su señor padre, en respuesta a los cargos que se le hacian en el «Ostra- cismo del Jeneral O'Higgins». En el curso de su tra ba- jo tuvo oportunidad en más de una ocasión de reci- bir del señor Vicuña Mackenna consejos e indicacio- nes que facilitaron su labor ile permitieron orientarse con seguridad en medio de las escabrosas complica- ciones de los estudios históricos. Don Francisco de Paula llevó la sinceridad de sus propósitos hasta ase- gúrar a su adversario «que no se tiraría en la impren- ta ningún pliego de aquel trabajo sin que lo revisara para eliminar de él todo lo que fuese enojoso a su susceptibilidad» (2). La obra, publicada primero como folletín en «El Ferrocarril». fué reunida más tarde en un- volumen. Tan luego como estuvo terminada la publicación, el propio señor Rodríguez Velasco, cumpliendo lo pro- (1) Detensa, fojas 10, 11 1 12. (2) Carta citada. 9 —AnaLes.—Mayo— Junto 470 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS —— ¡IA metido,se apresuró a poneren manos de Vicuña Mac- kenna un ejemplar de ella i le reiteró la promesa de que no circularía ningún otro mientras no le hiciera» las observaciones que estimara conveniente. Don Benjamín Vicuña se limitó a imponerse lijera mente de la obra ila devolvió luego «diciéndole que era due- ño de hacerla circular i que en cuanto a la descorte- sía 1 brusquedad con que era tratado en ciertos pa- sajes no valdría la pequeñez de quejarse del redactor porque no lo tomaría por gran cosa» (1). Tal es el:orijen histórico de la «Biografía del doctor don José Antonio Rodríguez Aldea 1 refutación docu- mentada de los cargos que se le hacen en la obra ti- tulada «Ostracismo del Jeneral O”Higgins» única obra de conjunto que se ha eserito sobre el personaje. (1) Carta citada. FAA RAMA AYORA AA A YAA AA Y Y Y E == A a cd ade be to ds ed dl de WS El sistema Monetario i la Organización Bancaria de Chile (Continuación) (NEO ES EVOLUCIÓN DE LAS IDEAS EN FAVOR DE LA LIBERTAD DE EMISIÓN DE BILLETES DE BANCO 1 ESTABLECI- MIENTO DE LOS PRIMEROS BANCOS. Vimos ya como fracasó, en 1850, la tentativa para fundar el Banco de Chile de Arcos 1 Cía., porque el Gobierno, haciéndose eco de la opinión que resistía la circulación de vales o billetes, le quitó el derecho de emitir, 1 con esto desapareció el principal aliciente de su fundación. La corriente que resistía las emisio- nes de billetes fué considerable hasta 1850; 1 en su lucha contra el Banco de Arcos consiguió el triunfo, venciendo la resistencia no sólo de los empresarios 472 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS . «—— interesados en el negocio sino también de los partida- rios de la emisión de billetes que entonces comenza- ron a pronunciarse en favor de los Bancos de emi- sión (1). «En el decenio que trascurrió entre 1850 1 1860 al-. guna influencia poderosa, que no acertamos a pre- cisar, operó sin duda, dice don Agustín Ross (2), un cambio mui notable en las ideas, tanto de los miem- bros del Gobierno cuanto de los de la mayoría de los Congresales». ) «En efecto, se echaron en olvido las prudentes me- didas de precaución adoptadas en 1839 1 1849, 1 como con el trascurso del tiempo i con el natural desarro- llo industrial 1 comercial del país, se crearon institu- ciones de créditos 1 casas bancarias en diversas ciu- dades de la República; dos de éstas radicadas en San- tiago, Ossa i Cía. i Bazanilla, Mac-Clure i Cía., princi- piaron a emitir a la circulación ciertos papeles, que unos llamaban billetes 1 otros llamaban vales, ignoramos con qué autorización, puesto que no encontramos ninguna disposición que revoque el decreto de No- viembre de 1839. El hecho es que en 1856 ya circula- ban los billetes de esos dos Bancos, 1 a principios de 1860, antes de promulgada la actual lei, aparecieron también los del Banco de Chile». (1) Un testigo de aquella época dice, en un artículo que se publicó en la «Revista Económica», en 1886 lo siguiente: «Entre tanto un gran movimiento de opinión se había pronunciado entre los comer- cantes de Valparaiso i de Santiago, diseñnándose luego dos corrientes, una que protestaba contra la empresa de Arcos i se proponía hacerla iracasar, 1 otra que, juzgándola lícita 1 benéfica trataba de defenderla ostenerla» (Nicomedes C. Ossa). (2) «Los Bancos de Chile», folleto publicado en Valparaiso, 1886. Páj. 142 EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 473 Efectivamente se operó por aquella época un cam- bio notable en las ideas dominantes con respecto a la emisión de billetes de Banco. La casa comercial de Bezanilla, Mac-Clure 1 Cía., establecida en Santiago, que se ocupaba de consignaciones 1 otras operaciones comerciales, comenzó en 1854 «a hacer circular entre sus clientes vales a la vista 1 a la orden de otra casa comercial que los endosaba en blanco» (1). En 1856 la firma de Ossa 1 Cía., con el nombre ya de Banco, inició una emisión de billetes a la vista 1 al portador. En 1855 se estableció la primera Sociedad anónima destinada a jirar en operaciones de Banco, con el tí- tulo de Banco de Valparaíso, que fué autorizada por decreto Supremo de 12 de Setiembre del mismo año (2). El capital autorizado era de $ 2.000,000 dividido en 4,000 acciones de $ 500 cada una; pero las operacio- nes se iniciaron con un capital pagado de sólo $ 400 mil pesos. Las operaciones del Banco eran, según sus estatutos, las siguientes: descuento de letras de cam- bio, pagarées, escrituras públicas o cualquiera otra obligación del Gobierno o particular; préstamos so- bre prendas 1 fianzas; créditos en cuenta corriente; recibir depósitos en custodia; hacer cobros de crédi- tos por cuentas de terceras personas; encargarse por comisión de la compra i venta de metales, bonos 1 (1) «Lijeros apuntes sobre el establecimiento i desarrollo de los Bancos de Emisión en Chile». Nicomedes C. Ossa. («Revista Económi- ca», año 1887). É (2) Para fundar este Banco se despachó una lei especial por el Con- greso de fecha 235 de Junio de 1855 que concedía ciertos privilejios relativos al cobro de las deudas i a las Operaciones en letras de cambio, con el objeto de facilitarlas. En los documentos relativos 2 la fundación de este Banco aparece con el nombre de «Banco de Depósitos 1 Des- cuentos de Valparaiso», pero posteriormente se le llamó sólo Banco de Valparaiso. 474 MEMORIAS CIENTI¡FICAS I LITERARIAS otros valores; hacer remesas de fondos de un punto a otro de la República 1 al estranjero; jirar letras; re- cibir dinero en depósito; comprar metales preciosos ¡ comprar i vender bonos de la deuda pública. Con- tenían además, los estatutos del Banco, en su artículo II, una curiosa disposición que era la siguiente: «Es prohibido al Banco la emisión de billetes al portador i poner en circulación cédulas o vales que hagan las veces de papel moneda». Los fundadores del Banco de Valparaíso, personas influyentes del comercio del vecino puerto, pertene- cían a la corriente de los enemigos del billete que, como se ve, todavía estaba mui en pie en 1855. Con fecha 5 de Setiembre de 1859 se reducía a escritura pública en Santiago la fundación de una nueva Sociedad Anónima, bancaria, titulada Banco de Chile cuyos estatutos fueron autorizados por de- creto Supremo de 17 de Noviembre del mismo año. El capital se fijó primeramente en $ 400,000. Esta nue- va institución bancaria, fundada por personas de gran influencia de Santiago, tenía, por estatutos, además de las otras operaciones de banco, la de emitir bille- tes a la vista 1 al portador. A la época de la fundación del Banco de Chile, la corriente partidaria de dar a los Bancos el derecho de emitir billetes, había ya triunfado por completo. sobre los elementos que le hacían resistencia. «La influencia poderosa, que no acertamos a preci- sar» a que se refería el señor Ross en el párrato que hemos trascrito, al iniciar este capítvlo fué, a mi jui- cio, la del liberalismo individualista de la Economía Política clásica, 1 sobre todo de cierta rama de esta escuela, que tuvo gran prestijio en Chile desde la ve- EL SISTEMA MONETARIO, ETC. A75 nida del economista francés Juan Gustavo Courcelle Seneuil contratado por el Gobierno de Chile en 1855 como consultor del Ministerio de Hacienda 1 como profesor de Economía Política de la Universidad. Antes de la llegada de Courcelle Seneuil, entre las obras de Economía Política más leídas en Chile es- taban las de J. B. Say, puesto que la enseñanza de esta ciencia que se hacía en el Instituto Nacional, se reducía a algunos capítulos de este autor (1). En ma- teria de emisión de billetes de Banco, Say no era ene- migo, por lo menos en principio, de la intervención del Gobierno para regular las emisiones de billetes de Banco; por el contrario, estima que tiene el derecho de hacerlo «del mismo modo que está autorizado a oponerse que se construya un edificio particular que amenaza a la salubridad pública» (2). Pero Courcelle Seneuil era un admirador de los an- tiguos bancos libres de Escocia, 1 en jeneral un fer- viente partidario de la libertad bancaria como réji- men ideal, por lo menos en teoría. I estas doctrinas estaban más en armonía con las del liberalismo indi- vidualista 1 libre cambista, según las cuales existe un orden de leyes naturales en el mundo económico- social que funcionan correctamente cuando no las per- turba la intervención del Estado. Nuestros principales hombres públicos 1 mui en es- pecial los que se formaron en la Universidad al calor (1) Según J. Bello, la enseñanza de la Economía Política esta- ba reducida, ántes de la llegada del profesor Courcelle Seneuil a unos cuantos capítulos de Say «que el profosor esplicaba mal 1 sus discípulos aprendian peor» (prefacio de la traducción del tratado de Economía Política de Courcelle Seneuil. París 1859. (2) «Tratado de Economía Política» Traducción española. Paris 930. VOL 2: P. 301. 476 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS de estos principios, creían a pie juntillas en la teo- ría aquella según la cual el verdadero réjimen natural de los Bancos sería el de la libertad. El monopolio o privilejio esclusivo en favor de un Banco central, se- ría un atentado contra el orden natural. Si antes de 1850 se habían resistido las emisiones de billetes 1 no se había producido un acuerdo en fa- vor de la creación de un Banco Central, aquello se de- bió, como ya lo observamos, al espíritu excesivamen- te conservador 1 prudente de los Gobiernos de la épo- ca, pero no a prejuicios de un carácter doctrinario como fueron los que comenzaron a influir poco des- pués. Se comprende perfectamente que en determina- das circunstancias de la vida de un pueblo, el réjimen de descentralización de las emisiones de billetes 1 en jeneral la libertad bancaria haya podido tener sus partidarios por considerarse preferible al réjimen de centralización de las emisiones en un gran Banco Cen- tral privilejiado; pero aparece como una mera teoría sin fundamento serio alguno, y, sí, con muchos in- convenientes de carácter práctico aquello de conside- rar como único sistema de acuerdo con la naturaleza de las cosas el de los bancos libres. No hai razón al- guna científica para dar el calificativo de natural a los bancos libres negándoselo a los bancos privilejia- dos o reglamentados. Era éste un prejuicio doctrina- no absurdo, que sólo servía en la práctica para per- turbar el criterio de los estadistas, alejándolos de la ¡Dservación positiva de los hechos i circunstancias de vida económica 1 social de la práctica, que deben r las principales normas para dar orientación a la lítica económica en jeneral i a la bancaria en espe- 1. Con razón los hombres prácticos llegaron a no EL SISIEMA MONETARIO, ETC. AT comprender la importancia de una ciencia como esta Economía Política, que lejos de iluminarlos para el obrar de acuerdo con las circunstancias del momento, parece que los sustraía de la vida real, colocándolos en un mundo económico que sólo existe en las rejio- _nes de la teoría. Los estadistas más intelijentes e ilustrados que hemos tenido hasta hace poco tiempo, perturbaron su espíritu con la influencia de estas teo- rías, 1 se alejaron del estudio realista e inductivo de nuestros problemas económicos, convencidos como estaban de la veracidad de sus principios. vornvco0novnooVoVVoo coo cono .v.VOVO OOOO IVA VIUDA A0000000(g) Hooococco(a o o e o o o o o O ocooo0o0soo0ooconconc.v..”.”_m”osp9cooooOVUmmeVnDc on co. nLo.nr.m”. ”ovcenssppcoo vv CAPITULO XX LA LEI JENERAL DE BANCOS DE EMISIÓN DE 1860 El Gobierno venía preocupándose desde hace tiem- po del estudio de una lei jeneral que estableciera las condiciones requeridas para la instalación de bancos particulares que gozaram del derecho de emitir bi- lletes. Desde las jestiones relativas a la negociación de Arcos pudo verse que el Estado se orientaba ha- cia la política descentralizadora de fomentar el es- tablecimiento de bancos particulares, sin privilejio especial en favor de ninguna institución. La llegada de Courcelle Seneuil sirvió, como hemos visto, de refuerzo poderoso a la corriente partidaria del réji- men de libertades bancarias. El Gobierno de la época se plegó decididamente a esta orientación. En 1859 el Gobierno enviaba al Congreso, el pro- yecto de lei jeneral de Bancos de Emisión, que había 480 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS NS sido inspirado por el propio Courcelle Seneuil. He aquí algunos párrafos del mensaje que lo acompaña: «Algunas veces se ha propuesto la fundación de un Banco por el Estado; pero el Gobierno la ha re- chazado porque la considera sumamente peligrosa, desde que pudiera el Poder Ejecutivo disponer de los medios de ejercer un poderoso influjo sobre el comercio. No es de temer menos el peligro eventual del papel moneda, fatal al fin, a la libertad política ia la prosperidad industrial del país. Un banco, por otra parte, no es más que una empresa comercial, i al Gobierno no le conviene hacerse comerciante. Un Banco Privilejiado presenta los mismos inconve- nientes 1 a más el de ligar al Poder Ejecutivo una colección de poderosos intereses cuyo desarrollo pu- diera con el tiempo llegar a ser una causa de discor- dias 1 de disturbios». ¡ «Restábale elejir entre la libertad reglamentada o nó». «Teóricamente, la libertad absoluta es el mejor sis- tema, el más fecundo 1 ha producido en Europa exce- lentes resultados. Pero se ha tenido presente que el comercio de Bancos es nuevo i poco conocido en Chile; que podía ser mal dirijido por algunas causas ¡ dar lugar con el tiempo a uno de esos sacudimien- tos que trastornan la opinión quitándole la libertad a. su juicio. Habiéndose dictado en todos los países del mundo leyes reglamentarias para los Bancos, o más bien contra los Bancos, bajo la influencia de acon- tecimientos semejantes, el Gobierno no ha podido esperar que Chile sea bastante privilejiado por la Providencia para escapar a trastornos de esta clase l ha creído prudente proponer de antemano las pre EL SISIEMA MONETARIO, ETC. : 481 cauciones que racionalmente pueden tomarse contra los abusos de los Bancos». La lei fué promulgada en 23 de Julio de 1860, 1 sus disposiciones principales son en resumen, las si- guientes: Cualquiera persona hábil para ejercer operaciones de comercio puede establecer Bancos de Emisión. Para ejercitar este derecho deberá presentar al Mi- nisterio de Hacienda una declaración que contenga el nombre del Banco, la ciudad o ciudades en que se instalará, el monto del capital, etc.; 1 además una copia de los reglamentos 1 estatutos del Banco. El Presidente de la República deberá hacer com- probar de la manera que juzgue conveniente la exis- tencia del capital, i al efecto dice el artículo 6.*: «No será considerado como capital de Banco sino un capital efectivamente realizado en moneda legal del país, en barras de oro o plata o en obligaciones 1 do- cumentos suscritos por personas notoriamente sol- ventes a seis meses plazo o menos. Los inmuebles, obligaciones ordinarias, hipotecarias o aun públicas 1 las fianzas pueden asegurar el capital, pero en nin- gún caso constituirlo, i es prohibido a los propieta- rios o directores de Banco hacer mención de dichos valores o garantías como constituyentes del capital del Banco en los avisos, carteles o anuncios que pu- blicaren del Banco, bajo la pena de cien pesos de multa por cada publicación». Los Bancos debían pasar mensualmente al Gobier- no un balance de sus operaciones. En este balance se anotarán en cuenta especial los préstamos o des- cuentos hechos a los jerentes, directores o miembros del Consejo de administración. 452 MEMORIAS CIENTÍFICAS T LITERARIAS se prohibía a los Bancos prestar suma algúna so- bre sus propias acciones. El Presidente de la República debe hacer compro- bar por medio de ajentes especiales los libros, cajas ¡ cartera de los Bancos de Emisión. El corte de billetes sería de 20, 50, 100 1 500 pesos Los billetes serán título ejecutivo contra los bienes ¡la persona de los propietarios o directores de Banco. Se establecía como horas para mantener abiertas las oficinas bancarias, desde las 10 A. M. hasta las AE Se limitaba la emisión de billetes al 150% del ca- pital efectivo de cada Banco. A la época de la aprobación de esta lei, el triunfo de la corriente liberal, enemiga de la intervención del Estado en la vida económica, era completo. Los con- eresales estaban tan contaminados de las nuevas ideas, . que la Comisión de Hacienda de la Cámara de Dipu- tados, no satisfecha con algunos puntos de esta li- beral reglamentación, quería mayores libertades aún. Hé aquí, como muestra, un párrato del informe de esta Comisión: «Está la Comisión perfectamente de acuerdo con las ideas capitales del preámbulo del pro- yecto: cree que tanto la teoría como la esperiencia han puesto ya fuera de duda que la libertad absoluta en materia de Bancos es el mejor sistema 1 el más fecundo». En resumen, la lez chilena de 1860 no contenía otra limitación efectiva a la facultad de emitir billetes que del 150%, del capital efectivo o pagado de cada Banco como límite máximo. La limitación del corte le los billetes a $ 20 débese también considerar co- EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 483 mo una limitación, aunque de menor importancia. Aquello de la inspección por el Gobierno del capital de los Bancos i de su contabilidad, en la práctica, nada ha significado: cuando por el mal estado de sus negocios, un banco se ha visto arrastrado a la quie- bra, el Gobierno ha sido uno de los últimos en saberlo. CAPITULO. XXI LEI DE 1855 SOBRE BANCOS HIPOTECARIOS Con el fin de desarrollar el crédito a largo plazo, en forma conveniente para los propietarios territo- riales, se dictó la lei de 29 de Agosto de 18535. Esta lei crea una institución denominada Caja de Crédito Hipotecario, destinada a facilitar préstamos sobre hipoteca, con reembolso a largo plazo, por me- dio de anualidades que comprenden los intereses i la amortización de las deudas. Las operaciones de la Caja consisten en emitir le- tras de crédito o, como se las llama jeneralmente en el comercio, bonos hipotecarios, mediante la hipoteca de propiedades; en recaudar las anualidades que de- ben pagar los deudores; en pagar los intereses corres- pondientes a los tenedores de bonos; 1 en amortizar, a la par, los bonos que se retiran de la circulación. Además de los intereses i de la amortización, la Caja está autorizada para cobrar al deudor una comisión que no exceda del 1/2% anual. 10.—ÁNALES.—MAYO-] UNIO. 486 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS La Caja Hipotecaria no puede emitir letras sino por la cantidad a que ascendieren las obligaciones hipotecarias constituidas a su favor. S1 el deudor no paga puntualmente los intereses 1 la amortización de su deuda, debe pagar un fuerte interés penal, que la lei ha fijado en 2% anual. Ac- tualmente hal un proyecto de lei pendiente de la consideración del Congreso, que rebaja este interés penal al 13%, mensual, lo que siempre es pena bien dura.. : Cuando el deudor no paga en los plazos fijados, la Caja puede solicitar la posesión del inmueble hipo- tecado o pedir que se saque a remate. La Caja tiene como director o jerente una persona nombrada por el Presidente de la República; i la ad- ministración superior de ella está a cargo de un Con- sejo compuesto del Director 1 de cuatro miembros nombrados, dos por el Senado de la República 1 dos por la Cámara de Diputados. Estos consejeros deben - ser elejidos entre los deudores de la misma Caja; 1 no gozan de remuneración alguna. Cada seis meses el Consejo de Administración pre- senta al Gobierno un estado de las operaciones de la Caja, 1 este estado se publica en el Diario Oficial, periódico del Gobierno destinado a las publicaciones oficiales. En este mismo periódico se publica también el balance anual de las operaciones de la Caja. La lei determinó el establecimiento de esta Caja, sin fijarle capital alguno de responsabilidad para ini- ciar sus operaciones. Pero debía, desde el inicio de us Operaciones, constituir con todas sus utilidades, un fondo de reserva. Las utilidades debían consistir: 1.2 En la comisión de 19% que se cobra al deudor; EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 487 2.0 En los intereses que deben producir los pagos que hacen los deudores por semestres anticipados, sien- do así que la Caja sirve los intereses de los bonos por semestres vencidos, gozando de esta manera del in- terés de estos fondos durante un semestre; 3.2 En los intereses penales que pagan los deudores morosos; 1 4.0 En los intereses que debe producir el propio fon- do de reserva a medida que se va acumulando. De- duciendo de estas entradas los gastos de administra- ción, el saldo restante constituye las utilidades netas de la Caja. El Estado no obtiene, pues, entrada algu- na de esta Caja; ella se limita a acumular sus utili- dades en el fondo de reserva. En el capítulo LIV daremos cuenta de la marcha mui próspera de esta institución. Esta lei que creaba la institución denominada Caja de Crédito Hipotecario, autorizaba también el esta- blecimiento de sociedades anónimas con el mismo fin. Estas sociedades, que en la práctica han sido deno- minadas con el título de Bancos Hipotecarios, deben sujetar sus Operaciones a las mismas disposiciones que la lei establece para el funcionamiento dela Caja. ES GARCÉS LA PRIMERA CRISIS DE CRÉDITO Crisis económicas, en el sentido de escasez de pro- ductos alimenticios ocasionada por pérdida de las co- sechas, que ha acarreado privación i miseria, han existido desde los más remotos tiempos. Perturbacio- nes del orden económico establecido, que han ocasio- nado la ruina de muchas personas, se han producido también por otras causas, como ser los terremotos, las guerras, etc. En la historia de nuestra época colo- nial encontramos, en múltiples ocasiones, las quejas de los que se lamentaban de la situación económica por que atravesaban estos reinos. A veces los agricul- tores no encontraban cómo esportar sus productos o eran víctimas de los comerciantes de Lima que les 1mponían un bajísimo precio por ellos; 1, en conse- cuencia, se producía una lamentable situación para esta rama de.la actividad económica. A veces las re- jiones mineras sufrían los efectos críticos de la para. 490 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS lización de las faenas. Otras veces, como en 1/88, eran los comerciantes los que sutrían las consecuen- cias de un exceso tal de mercaderías importadas de España, que se tradujo en una baja considerable en el valor de ellas 1 produjo la quiebra 1 la ruina de muchos comerciantes de Valparaíso 1 de Santiago. Pero crisis que manifiesten las características de las producidas en los tiempos modernos, en que el desarrollo del crédito ha dado a la vida económica un aspecto especial; es decir crisis que han sido prece- didas de un período de prosperidad estraordinaria 1 de excesivo desarrollo del crédito, 1 que se caracte- rizan por el alza considerable del interés del dinero, por la restricción del crédito, por la pronunciada baja de los valores a consecuencia de las ventas forzadas que hacen los deudores, por las quiebras, por la pa- ralización del espíritu de empresa, por el estanca- miento del comercio, etc., etc.; esta clase de crisis no existía en la época colonial, ni en los primeros cincuenta años de nuestra vida independiente. Así como el hombre civilizado que vive en las gran- des ciudades ha tenido a menudo que sufrir las con- secuencias de eníermedades especiales que parecen haberse desarrollado por las condiciones mismas de la vida urbana, así también las organizaciones eco- nómicas sociales modernas, en las cuales se ha desa- rrollado el crédito, han tenido que sufrir las conse- cuencias de ciertas crisis periódicas, producidas en gran parte o, por lo menos, eficazmente secundadas, pon el desarrollo excesivo dado al crédito en penas pocas de prosperidad. a primera de estas crisis que encontramos en Chi- le es la que sigue al período de gran prosperidad ha- EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 491 bido entre 1848 1 1856. Se descubren, desde 1848 im- portantísimos minerales de plata en Atacama, que producen en la ciudad de Copiapó una época de es- traordinaria riqueza, de la cual participó también, por repercusión, el centro de la República. Junto con los alcances de minerales de plata en Chile se producen también los estraordinarios descubrimientos de oro en California, cuyos benéficos resultados alcanzaron hasta Chile, pues la agricultura nacional encontró en California un espléndido mercado para sus productos. Los Bancos, como hemos visto, comenzaron a fun- darse desde 1854, 1 en 1855 se creó la Caja de Cré- dito Hipotecario, con lo cual se impulsó notablemen- te el desarrollo del crédito 1 la inversión de dinero en valores mobiliarios. Se había iniciado ya en Chile la vida económica impulsada por el crédito. A partir de 1856, la situación económica empezó a desmejorar. En 1838 los famosos minerales de Cha- ñarcillo estaban en completa decadencia. El Gobier- no recurrió entonces al arbitrio de dar en préstamo a particulares el producto de un empréstito contratado en Londres para la construcción de ferrocarriles; 1 de esta manera colocó, durante los años 1857, 1858 1 1859 buena parte de estos empréstitos. Estos em- préstitos mejoraron notablemente la situación, pero cuando se comenzó a cobrar, en 1860, las sumas adeu- dadas, se manifestó nueva 1 más gravemente la crisis. El año 1860 fué además mui malo para la agricultura: la esportación de los productos de esta industria bajó a la mitad de lo que había sido otros años. Dificul- tades de política interna produjeron una revolución que fué sofocada en 1859, 1 este mismo año estalló una grave sublevación de los araucamos, semi-bárbe.- 4.92 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS ros que ocupaban buena parte de la rejión sur del país. En 1861 se produjo ya la crisis en forma aguda, comprometiendo también a la Hacienda Pública. Hé aquí cómo describe la situación un artículo de «El Mercurio» del 19 de Julio de 1862: «En medio de una crisis cuyos primeros sacudi- mientos apenas han pasado, después de aterrar a la sociedad con sus terribles efectos, por una baja jene- ral de los valores sin probabilidades de un alza, por una paralización en el comercio i en la industria, por un pánico espantoso que se manifestó por la descon- fianza más inaudita, nos encontramos en una situa- ción tanto más difícil cuanto que todavía no conoce- mos de un modo preciso toda su estensión. Porque ilusiones 1 nada más que ilusiones, son las pretensio- nes de algunos que no quieren creer que la crisis no ha terminado todavía: al contrario ella. obra actual- mente en la sociedad, 1 cada día llega a nuestros oídos la noticia de alguna nueva quiebra, de alguna nueva fortuna deshecha i evaporada...» «Siendo una de las causas de la crisis el abuso que se ha hecho del crédito, éste naturalmente se ha. re- ducido tanto como antes estaba estendido; hemos pasado de un estremo a otro. De aquí provino la muer- te de la industria porque ésta no puede existir sin capital...» Respecto a las causas de esta grave crisis económi- ca, hé aquí lo que decía en un folleto especial publi- cado en Valparaíso en 1861 don Marcial González. «Meditando sobre esta situación 1 estudiándola en: sus fases principales, nosotros hemos llegado a con- vencernos de que ella nace esclusivamente de dos EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 493 causas: la una natural, la otra artificial. La pérdida de los mercados de California 1 Australia, la baja del cobre, el alza del interés por la escasez de capitales propios, el agotamiento de las minas de plata 1 la es- tagnación de nuestros frutos agrícolas, constituyen la primera de estas causas. Los abusos del crédito 1 el mal manejo de las empresas industriales, la rutina en sus procedimientos 1 la falta de contabilidad, el lujo sin freno, la. militarización del país, la multipli- cación de empleos innecesarios 1 el aumento excesivo de los sueldos fiscales, constituyen la segunda» (1). La mayor parte de estos factores eran sin duda cau- sales que habían intervenido en la crisis. Los mayores gastos en que había tenido que incurrir el Gobierno 1 aquello de «la militarización del país» fueron, en gran parte, consecuencias de la necesidad de mante- ner el orden público 1 de someter a los indíjenas. Aquello de la pérdida de nuestros mercados agrícolas fué un factor que alarmó bastante la opinión en 1860; pero desde 1861 se incrementó nuevamente la espor- tación de productos agrícolas. En cuanto al abuso del crédito, era sin duda un factor que había tenido erande importancia en la preparación de la crisis, 1 en las características que ella revistió. La crisis fué después liquidándose, poco a poco; 1 los años que siguieron a 1867 fueron bastante prós- peros por el desarrollo favorable de la agricultura 1 el buen estado de la minería del cobre 1 de la plata. (1) «Estudios Económicos», por Marcial González. Santiago, 1880. GABITULOS2LEl DESARROLLO DE LOS ACONTECIMIENTOS MONETARIOS I BANCARIOS HASTA LA CRISIS DE 1878.—INCON- VERSIÓN DEL BILLETE BANCARIO EN 1805. En 1865 se fundó el Banco Nacional de Chile (1) con un capital suscrito de $ 7.000,000 dividido en acciones de $ 1,000 cada una, al cual se incorporó el Banco de Chile, quedando con esto elevado su ca- pital a $ 9.000,000. El capital pagado con que se iniciaron las operaciones no alcanzaba a $ 1.000,000. El Banco Nacional de Chile era la institución Bance- ria más importante del país, tanto por el monto de su capital como por el de sus depósitos 1 préstamos. Aunque por su nombre parece que fuera éste un Ban- co privilejiado, en el hecho no era sino una sociedad anónima de carácter absolutamente particular, como las demás de su jénero. (1) Sus estatutos fueron aprobados per decreto de 12 de Julio de 1865. 496 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS En 1866 el Banco de Valparaíso modificó sus es- tatutos para acojerse a la lei de 1860, es decir convir- tiéndose en un Banco de emisión de billetes. En Septiembre de 1865 sobrevino la guerra con España situación que produjo, por una parte, un desequilibrio financiero, es decir, un aumento .es- traordinario de los gastos del Estado; 1, por la otra, una cierta crisis de restricción monetaria que pronto afectó a las instituciones bancarias, iniciándose un movimiento de retiro de depósitos (1). Por lei de 24 de Septiembre de 1865 se autorizó al Gobierno, para conceder al Banco Nacional de Chile, que recientemente había iniciado sus operaciones el 1.9 de Septiembre, la facultad de emitir billetes hasta por el 50%, de su capital suscrito «tomando las pre- cauciones necesarias para que los billetes sean per- fectamente garantidos» (art. 1.9) Estos billetes serían inconvertibles hasta el 31 de Enero de 1866 (art.-2.9) La lei de 1860 prohibía la emisión de billetes de corte menor de 20 pesos; i esta nueva lei de 1865, modi- ficando la disposición vijente, autorizó la emisión de billetes hasta de un peso. Los billetes así emitidos serían recibidos en arcas fiscales en pago de contri- buciones 1 otros créditos del Estado. La lei no de- claraba el curso forzoso o legal de los billetes (2), (1) Los depósitos del Banco de Valparaiso, que era el más impor- tante de los que entonces existían, (puesto que el Banco Nacional de Chile apenas había iniciado sus operaciones,) que alcanzaban en Ju- ho de 1865 a $ 3.330,000 descendieron en Diciembre del mismo año $ 2.203,000. (2) El papel-moneda suele ser llamado «de curso forzoso» en lugar e «curso legal». En realidad, juridicamente considerado, «curso le- ¿» equivale a «curso forzoso». Este término «forzoso», tiene, a mi jul- una significación meramente histórica: el «curso» otorgado a las EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 497 sino que se limitaba a declarar la inconvertibilidad de ellos, tal como se había hecho en Inglaterra en 1797 cuando se declaró la inconversión de los bille- tes del Banco de Inglaterra sin darles el carácter de curso legal (legal tender). El 20 de Diciembre de 1865 se dictó una. nueva lei que prorrogaba el plazo de la inconversión de los billetes de Bancos hasta seis meses después de con- cluida la guerra con España o a más tardar hasta el 30 de Junio de 1867. Esta lei concedía además cier- tos privilejios a los Bancos emisores, como ser el de admisión de sus billetes en arcas fiscales; en cambio el Gobierno les exijía que le prestaran, sin interés alguno, la tercera parte de los billetes emitidos. Las sumas que, de acuerdo con esta lei, pudo el Gobier- no obtener en préstamo fueron tan pequeñas que hubo de derogarse la lei 1 reemplazarla por otra que permitiera al Gobierno obtener el empréstito que necesitaba para cubrir el déficit. Se dictó la lei de 20 de Julio de 1866 que otorgaba al Banco o a los Ban- cos que prestaran al Gobierno de cuatro a seis mi- llones de pesos, ciertos privilejios, como ser el de que sus billetes serían recibidos en arcas fiscales como mo- ' neda corriente por el término de 22 años quedando derogada la lei anterior de 20 de Diciembre de 1865. El Gobierno se comprometía por su parte a no per- mitir que se emitiera papel-moneda de curso forzoso. Sin embargo, estos billetes del banco que prestara monedas metálicas por la lei, ha sido acatado voluntariamente por el público, i por esto se le ha llamado únicamente «legal»; al paso que el «curso» otorgado al billete inconvertible ha encontrado en muchas ocasiones resistencia de parte del público, i la lei ha tenido que impo- nerlo llegando, a veces, hasta aplicar severas penas a los que lo re- sistian. 498 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS / la suma indicada gozarían del privilejio de la incon- vertibilidad hasta seis meses después de concluida la guerra o a más tardar hasta el 30 de Junio de 1867. Con la autorización de esta lei pudo el Gobierno con- tratar el empréstito que necesitaba (1). La situación monetaria se regularizó pronto. La inconvertibilidad de los billetes de Banco sólo se mantuvo hasta el 31 de Agosto de 1866. El billete continuó circulando con su carácter de convertible por la moneda legal de oro o plata. El cambio inter- nacional no sufrió depreciación alguna durante esta pasajera inconversión provocada por la guerra con España. Fué sin duda un caso bien feliz de incon- versión del billete (2). (1) Por decreto de 8 de Agosto de 1866 se aprobó el contrato de empréstito entre el Gobierno i los Bancos. La distribución del emprés- tito fué la siguiente: Banco Nacional de Chile............ $ 2.805.000 Banco do Valparaiso ' 510,000 A Edwards 510,000 MacClureiCia 510,000 Ossa 204,000 Tota cie $ 4.539,000 El Gobierno entregaba a los Bancos contratantes bonos del 8% de interés, si su pago se hacía en Chile i del 7% si se hacía este pago en Inglaterra. Estos bonos se entregarian a los Bancos a razón de 100 pesos en bonos por cada 85 en dinero que los Bancos prestaban. Como se ve, el interés era bastante considerable. (2) He aquí las cotizaciones del cambio durante la guerra: 1805 O CctUbIcS a 44 a go días vista. ID Ice bie 40,5 » » RAMAS Moro daccoso. 40,5 » » Ñ yEMArzO oe 4725» » Mayo Io: AZ» » A ochoa 45,25, » » EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 499 Los años 1867 1 siguientes hasta 1873 fueron de prosperidad económica 1 de espansión del crédito. Mineros chilenos descubren los famosos minerales de Caracoles ubicados en la provincia de Antofagasta que entonces pertenecía a Bolivia; los que produje- ron entre 1872 1 1875 un verdadero raudal de plata en favor, en su mayor parte, de empresarios 1 capita- listas chilenos. Estos descubrimientos despertaron una verdadera fiebre de empresas mineras, de es- peculación 1 de abuso del crédito (1). Hé aquí un estracto del balance de los Bancos en 31 de Diciembre de 1869 (2). Bancos Capital 1 fon- Depósitos Billetes dos de reservas emitidos Valparaísó......... $ 1,312,500 $ 3.451,696 $ 543,060 Nacional de Chi- di dd 2.395,000 10.259,014 2,704,424 LO AA 812,856 268,111 60,100 AO ESE 628,157 OO 22010770) A. Edwards....... 500,000 4.626,056 591,500 Mac-Clure 1 Cía.. 508,378 OO 07300 Montenegro 1Cía 100,000 70,785 SOT Morales $ 6,256,891 $ 21,492,078 $ 4.635,300 (1) «En cuanto al número de sociedades anónimas que con mil fan- tásticas denominaciones se formaron para esplotar a Caracoles o más propiamente para esplotar la codicia i la credulidad de los que no son mineros de profesión, basta decir que éstas llegaron a 29, con un capital de $ 13.223,000, todo lo cual se convirtió en ruina i descré- dito». (B. Vicuña Mackenna. «El libro de la plata». Santiago, 1882. Pág. 387). Para aquellos tiempos, semejante suma en pesos de 45 pe- niques era bastante elevada. (2) Estas cifras están espresadas en pesos moneda corriente; i se ha prescindido de los centavos. 500 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS Bancos Metálico en Préstamos Utilidad del Caja : semestre Valparaíso......... $ 202,702 $ 4.516,804 $ 101,940 Nacional de Chile 445,514 12.627,033 188,945 Arco 121,151 986,450 38,509 Ossa 30,906 2.337.089) Me 210047 Aa nds 154,519 5.972,022 71,983: Mac-Clure 1 Cía.. 70,849 1.630,057 49,235 Montenegro 1 Cía 62,019 OLA 07 e QUEZ, TMovaleS oda $ 2.104,324 $ 28,185,124 $ 477,533 Mientras tanto a partir de 1871, a medida que los países europeos 1 los Estados Unidos fueron suspen- diendo la libre acuñación de las monedas de plata. para adoptar el patrón de oro, se produce una pro- nunciada depreciación de la plata con relación al oro. Hé aquí la relación media de valor entre ambos me- tales. LOL. PAC 15,56 1876 ao O, LO ud 15,95 LO 1 2A! TOA 16,05 LO 7 vos 17,96 a LE 16,54 1970. PLA 18,31 Siendo la relación legal de Chile de 16,39, según la ler de 1851, que no fué alterada por la lei de 1860, se produjo una tendencia a la esportación de las mo- nedas de oro, que en poco tiempo dejó reducida to- da nuestra circulación a las monedas de plata. El sistema monetario chileno quedó de hecho convertido en un monometalismo de plata, aunque de derecho se mantenía el doble patrón. Durante este período el cambio internacional estuvo directamente influen- clado por el valor de la plata. ES A 0000000000000 lo) % bo? 000.00000000000000 0O0000000000000D) 2.000 CALERO S>XIV LA CRISIS DE 1878 Desde 1874 el interés del dinero comenzó a subir. Los bonos del 8%, de la Caja de Crédito Hipotecario, nuestra principal institución hipotecaria, que se co- tizaron a 104%, en 1870, bajaron a 100 en 1873, a 96 en 1874, a 93 en 1876 i llegaron en 1878 hasta el mínimum nunca visto de 76%. La tasa del interés del dinero para préstamos Bancarios que era del 8 19% en 1872 llegó en 1878 hasta el 129, (1). Las entradas fiscales que habían alcanzado en 1875 a $ 16.350,000 bajaron en 1877 a $ 13.845,000. (1) He aquí algunas cotizaciones de valores mobiliarios en 1878, o sea en el período más agudo de la crísis: «Bonos del Gobierno del 3 Uroccccc.... 309%, Vales del Gobierno del. 9% -...0oo.m.o.... ASS Bonos de la Caja Hipotecaria del 8% 76% Bonos de la Caja Hipotecaria del 7%... 66% Bonos de la Caja Hipotecaria del 5%... 59% Bonos del Banco Garantizador del 8%, 70%, Acciones del Banco Nacional de Chile.. 50%, Acciones del Banco Valparaiso........... 50% 11.—ANALFS —Mayo- JuN1o. 50 2 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS La minería sufría las consecuencias de una gran baja en el precio del cobre, que de £ 108 que valía la tonelada inglesa en 1872 bajó gradualmente hasta llegar al mínimum de £ 53 en 1879. Siendo la pro- ducción anual de Chile por aquellos años de 45 a 50 mil toneladas, se comprende la importancia que tenía para la vida económica de Chile la minería del cobre. El precio de la plata había también bajado alrededor de 15% Entre 1872 111870% A todo esto se juntó la mala situación en que se encontraban las empresas chilenas establecidas en la provincia de Antofagasta a consecuencia de la hos- tilidad del Gobierno de Bolivia. En 1878 la crisis había llegado a un período mui agudo. El stock monetario iba disminuyendo con la esportación de monedas (1). El alza del interés del dinero, la baja de los valores, la restricción del cré- dito 1 demás características de las crisis de crédito se manifestaron con caracteres alarmantes. El cuadro siguiente manifiesta la situación de los Bancos en el primer semestre de 1878: Capital pagado i fon- do de reserva Metálico en Caja Billetes en circulación Fecha del balance total de los bancos Depósitos | $ 20.633,995| 41.200,725|$ 8.153,700|$ 4.639,302 31 de Diciembre de 1877... NO ; jo de Junio de 20.006,492| 37.173,540| 8.394,089| 3.449,121 He aquí las cifras de la esportación de monedas de plata i de Edo $ 1.500,000 STA NAS ISUBO PO ES $ 1.400,000 3.700,000 AAC O BOO S SB Rodo doo 3.300,00 3.000,000 EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 503 A todo esto el estado de la Hacienda Pública, no era más satisfactorio, lo cual complicaba gravemente la situación. El Gobierno había emprendido obras públicas de importancia 1 se encontraba con que sus entradas no alcanzaban a cubrir sus gastos; 1 sin en- contrar otro camino para satisfacer sus déficits que el de los empréstitos. Dado' el estado jeneral de los negocios particulares, se comprende que no podía ser cosa fácil para el Gobierno proporcionarse estos fon- dos, en condiciones regulares; por este motivo tenían que hacerse estos empréstitos con concesiones anor- males que complicaban más la situación monetaria. El 27 de Junio de 1878 se promulgó como lei de la República un contrato de empréstito celebrado con 9 de los 11 Bancos que había entonces. Estos yg Ban- cos prestaban al Gobierno la suma de 2.525,000 pe- sos, 1 recibían en cambio Vales del Tesoro con 9%, de interés 1 a dos años plazo. Pero dada la situación de los establecimientos de crédito bancario, que sufrían las consecuencias del grave estado económico 1 monetario por que atrave- saba el país 1 del excesivo desarrollo del crédito de los años anteriores, no habrían suscrito el emprésti- to del Gobierno sin obtener en cambio algunas con- cesiones. En efecto, según el antedicho contrato, el Gobierno se comprometía a recibir en todas sus ofi- - cinas una cantidad de billetes de esos mismos y Ban- cos igual a cuatro veces la suma prestada, pudién- dose elevar esta cantidad admisible en arcas fiscales, hasta 12.000,000 de pesos. El privilejio así otorgado a estos Bancos duraba hasta el y de Agosto de 1888. El Estado además se comprometía por su parte a «no emitir ni permitir que se emita papel-moneda de 504 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS curso forzoso o billetes de Banco que no sean paga- deros en moneda de oro o plata sellada». La garantía que los Bancos daban al Gobierno para, la admisión de sus billetes en arcas fiscales, era un depósito en Vales del Tesoro, de los mismos que ha- bía otorgado el Gobierno por el empréstito, garantía que alcanzaba solamente al 259% del monto de la emisión. Los Bancos estaban, por lo tanto, acosados de un lado por un público ávido de dinero i lleno de des- confianza, i del otro por un Fisco que recurría a sus cajas para cubrir sus déficits; no siéndoles, en cambio, dable recuperar los fondos que tenían invertidos en sus préstamos por el crítico estado de los negocios particulares. Por otra parte, noera fácil para los Ban- cos recuperar préstamos otorgados en años de espe- culación i abuso al crédito como habían sido los an- teriores (1). El contrato-lei de 1878 que determinaba las bases de este crédito que los Bancos otorgaban al Estado, (1) «Los Bancos hacian todo jénero de concesiones a sus comitentes con tal de lograr la circulación de sus billetes. Les hacían remesas de billetes a puntos lejanos sin cobrarles flete, i muchas veces les con- cedían préstamos hasta por un mes sin cobrarles interés alguno, todo con el fin de conservar la plata para otros usos i reemplazarla en la cirenlación por los billetes. Con el fin de mantener a flote esos bille- tes establecieron sucursales que no costeaban por otros motivos». atisfechos con esto, fundaron nuevos Bancos, como el de la el único i esclusivo objeto de proveer de más billetes a ncos que ya habían forzado á la circulación todos los que la lei 3 permitía». Tal empeño por circular billetes, haciendo todo jénero de concesio- deudores, trajo por consecuencia natural hacer colocaciones das 1 excesivas que, llegado el caso, no pudieron cobrarse ad. También hicieron muchos préstamos hipotecarios EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 505 pudo abrirse camino en el Congreso, tanto en vista de la angustiosa situación de la Hacienda Pública, cuanto porque existiendo a la fecha el privilejio de admisión en arcas fiscales de los billetes de 2 de los Bancos, no se consideraba peligroso estender este pri- vilejio a 9; 1 fiados en que los billetes debían ser siempre convertibles en metálico, no se dió mayor importancia al peligro inminente del curso forzoso. que son de dificil i moroso cobro 1 de consiguiente inconvenientes para Bancos que tienen que pagar una gram masa de billetes a la vista». «Se comprende que todo esto tenia por objeto tener fondos sufi- cientes para pagar buenos dividendos a los accionistas, quienes, sa- tisfechos en esta forma, dejaban por lo demás entera libertad a la di- rección» (A. Ross.—«Los Bancos de Chile». Valparaiso, 1886). SEA eee NANO AS NW NAINV Ae (Ode CARELOLO 0. SE DECLARA LA INCONVERTIBILIDAD I CURSO FORZOSO DE BILLETES BANCARIOS Después de este empréstito, el metálico de las ca- jas de los Bancos fué disminuyendo más i más. La esportación del numerario continuó 1 los depositan- tes de los Bancos, viendo arreciar el peligro, comen- zaban a retirar sus depósitos (1). En el mes de Julio la situación se hacía ya irre- sistible, pero antes que de ella se diese el público cuenta exacta, se citó al Congreso Nacional a una (1) El Banco Nacional de Chile, que era el que jiraba con un capi- tal mayor, fué uno de los que se encontró en peores condiciones. Hé aquí como disminuyeron sus depósitos i su caja en metálico: Fecha del balance Depósitos Metálico en Caja SAS de MD ICIEMPLE it $ 18.520,048 $ 3-343,370 1875 30 de JO osos tos doo gcobuouddS 15.069,835 1.895,506 CD cemnbre Ss 11.321,284 (papel moneda). 508 MEMORIAS CIENTÍFICAS T LITERARIAS sesión estraordinaria i secreta en la noche del 22 de Julio, con el objeto de aprobar un proyecto de lei de inconvertibilidad 1 curso forzoso de billetes ban- carios que presentaba el Ejecutivo con caracteres de suma urjencia. Por cierto que si la sesión hubiera sido diurna habría bastado el tiempo de la discusión para que todos los Bancos hubiesen tenido que ce- rrar sus puertas, víctimas del pánico de los deposi- tantes. El Congreso que contaba en su seno con algunos hombres de bastante discresión e ilustrados, se en- contró en el duro caso de prestar su aprobación al curso forzoso, propuesto en un dilema por el Go- bierno, cuyo otro término era la caída de todos los Bancos. No había tiempo que perder en la discusión; ya la palabra curso forzoso estaba pronunciada por el Gobierno, i ésta bastaba para abrir los ojos del pánico a todo el público. Era necesario que los Ban- cos comenzasen sus pagos del siguiente día, con ES lletes del curso forzoso. El réjimen de Bancos de emisión libre, no evitó en Chile el curso forzoso como lo pretendían los políti- cos que resistieron la fundación de un Banco privi- lejiado por temor al papel moneda. ¿Nos habría librado de la inconversión un Banco Central privilejiado? No es posible dar respuesta a esta, cuestión, pues esto habría dependido, en gran parte, de la prudencia i competencia de su administración. No cabe duda que los Bancos particulares libres fueron imprudentes en sus operaciones, i usaron del derecho de emitir billetes como de un arbitrio para propor- cionarse utilidades, sin atender al peligro que podía nvolver el aumento de la emisión. EL SISTEMA MONETARIO, EIC. 509 De los 11 Bancos que había entonces, sólo uno, tal vez, habría podido hacer la conversión de sus bi- lletes por especies. El día 23 de Julio de 1878, 26 días después del em- préstito, se promulgó la lei de curso forzoso. Según esta lei se concedía, a los nueve Bancos que habían suscrito el empréstito de $ 2.525,000, el pri- vilejio de inconvertibilidad 1 curso forzoso de los mis- mos billetes que, según la lei que autorizó este em- préstito, tenían entradas en arcas fiscales, las cuales ascendían a 10.000,000 pesos. El plazo de este privi- lejio era de un año, vencido el cual debía continuar la circulación metálica. En garantía de las emisiones los Bancos debían depositar bonos hipotecarios o cré- ditos contra el Estado. Además debían pagar al Fis- co un interés de 4%, anual, sobre el monto de los bi- lletes en circulación. Con estas condiciones, el Fisco se hacía fiador de la convertibilidad en metálico de los billetes al cumplirse el plazo de un año fijado. Los Bancos Valparaíso 1 Concepción, que eran los únicos que no habían participado en el empréstito al Go- bierno, sólo podrían gozar del privilejio de inconver- tibilidad 1 curso torzoso, en el caso de suscribir el empréstito en las mismas condiciones de los otros Bancos; pero se les adjudicaba, al primero la suma de 3.000,000 de pesos 1 al segundo la de 500,000 pe- sos, como máximum de la emisión inconvertible de curso forzoso. Tal era el fondo de la lei que declaró el curso torzoso el 23 de Julio de 1878. Como se ve, la cantidad de billetes inconvertibles 1 de curso forzoso, que se acordó a cada Banco fué determinada, tomando por base lo que cada uno de ellos había suscrito en el empréstito de 2.525,000 pe- 510 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS sos. Este fué talvez el principal motivo por qué ca- yó esta lei mal en la opinión de algunos Bancos i de muchos de los miembros del Congreso, a los cuales no les parecía conveniente, ni justo, que la base del poder emisor fuese una cantidad hasta cierto punto arbitraria como era el empréstito hecho al Gobierno, i no el capital pagado de cada uno de los Bancos. Después de larga discusión sobre la reforma de la lei de 23 de Julio, se arregló la cuestión de la canti- dad que cada Banco debería emitir por medio de un convenio entre los Bancos i el Gobierno. La nueva lei que modificaba a la anterior se pro- mulgó el 6 de Setiembre de 1878. Esta lei fijaba el máximum de la emisión de billetes inconvertibles i de curso legal en 15.010,000 de pesos distribuidos entre todos los bancos convencionalmente (1). (1) He aqui la distribución de los billetes inconvertibles entre los diferentes Bancos: j Bancos Capital Pagado Emisiónincon- vertible + Nacional der Chi $ 4.000,000 $ 4.400,000 DEV lp EN 6.150,000 4.000,000 AE MAS IA 1.500,000 2.160,000 Di MattenitCia. ho dl ARITAR ate 1.000,000 800,000 Allanza Hd dd LENTOS y Doe aUESE een 1.000,000 ! 600,000 ATÍCOla Es to tec ALL NES MA E 1.800,000 600,000 Decor 400,000 500,000 MOD 1.125,000 400,000 De MUDÓ LATE RE do 182,588 300,000 De ¡Ossalyi Giañ. smart. cho a cesa 500,000 250,000 Consolidado: seso tarada a ATA 1.500,000 1.000,000 Total Mt $ 19.157,588 $ 15.010,000 ucos de Valparaiso i Concepción, para gozar de los benefi- ta les, deberían prestar al Gobierno su cuota correspondiente sstito que se habían negado a suscribir. EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 511 Los Bancos debían garantir su emisión inconverti- ble según esta lei de 6 de Setiembre, con un depó- sito en arcas fiscales de oro o plata, de créditos contra el Estado, de letras de la Caja de Crédito Hipotecario 1 de otros Bancos Hipotecarios o de bonos municipa- les. «El Presidente, agregaba la lei, fijará el tipo a - que se recibirán los títulos de crédito mencionados, tomando por base las cotizaciones de plaza» (Art. 1040 Desde el 30 de Julio de 1879 los Bancos deberían entregar mensualmente a la Casa de Moneda, para que sea destruido, el 5%, de su emisión inconvertible o bien reemplazar la garantía prendaria de valores mobiliarios a que acabamos de referirnos por oro o plata a razón de 4% mensual. (Art. ID). El 1.2 de Mayo de 1880 cesaría la inconversión del billete (Art. VIID). Los Bancos pagarían al Gobierno mensualmente un interés equivalente al 4%, anual sobre el máximum de su emisión rejistrada como inconvertible, pero quedaba exenta de este pago de interés aquella par- te de la emisión de billetes que estuviera garantida por oro o plata. El máximum de la nueva emisión quedó, pues, fija- do en 15.010,000 pesos distribuidos entre todos los Bancos convencionalmente. Como, según la lei de Bancos, podían éstos emitir hasta el 150% de su ca- pital en billetes convertibles a la vista, ascendiendo a 19.157,588 pesos el capital pagado de los Bancos, resulta que podían emitir hasta 28.736,382 pesos bi- lletes, de los cuales 15.010,000 pesos quedaban in- convertibles según la lei de 6 de Setiembre. La idea del Gobierno fué que estos billetes inconvertibles 3192 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS sirvieran como de monedas metálicas, de tal manera que subsistieran juntamente con los billetes conver- tibles a la vista, debiendo los Bancos, cuando el por- tador lo solicitase, canjear el billete convertible por el inconvertible. Al dictarse la inconvertibilidad 1 curso o había (según el balance de los Bancos de 1878), 8.349,089 pesos de billetes bancarios convertibles a la vista, en circulación; 1 los Bancos sólo tenían 3.449,121 pesos en monedas 1 pastas metálicas. De tal manera que la lei de 6 de Setiembre “aumentó considerablemente las cajas de los Bancos. La inconvertibilidad debía cesar, no el 31 de Agos- to de 1879, como lo había dispuesto la lei de 23 de Julio que quedaba derogada, sino el 1.2 de Mayo de 1880, O sea con esta nueva lei de 6 de Setiembre, se prorrogó por ocho meses el plazo fijado para vol- ver al réjimen metálico. ¿Habrían podido los Bancos convertir sus billetes el 1.2 de Mayo de 1880? La In- glaterra comenzó su era de curso forzoso declarando la inconvertibilidad de los billetes bancarios por el pla- zo de 52 días. Dos días antes de vencerse este plazo fué prolongado; 1 de esta manera, el curso forzoso que se había tomado como un recurso pasajero, llegó hasta durar 24 años en uno de los más poderosos países del globo. ¿Habría pasado algo parecido en Chile? Es múi de temerlo. 11 terminar este año comenzaron a soplar malos vientos en las relaciones con los países vecinos. Las ¡sas siguieron de mal en peor hasta que.el 14 de rero de 1879, un cuerpo de tropas chilenas tenía embarcar en el puerto boliviano de Antofa- n el objeto de impedir, a viva fuerza, que se A e bt EL SISTEMA MONETARIO, EIC. 313 verificase el remate o esproplación de importantes propiedades chilenas decretado por el Gobierno de Bolivia. Con esta operación quedó de hecho iniciada la guerra contra Bolivia. Pocos días después pudo convencerse lille que 1 no era Bolivia su único adversario. El público i la pren- sa comenzaron a darse cuenta de la alianza Perú- boliviana, 1 el Gobierno de Chile obligó al Perú a definir su actitud. Contestó este país dando a la pu- blicidad su tratado de alianza con Bolivia; 1 el 5 de Abril de 1879, el Gobierno de Chile de acuerdo con el Congreso, hacía la declaración de la guerra contra sus dos enemigos. vom y NÓ AN E 10 CAPITULO XXVI LA SITUACIÓN ECONÓMICA DEL PAÍS SE MODIFICA CON LA DECLARACIÓN DE LA GUERRA.—EMISIONES DE BILLETES FISCALES. La sola declaración de la guerra iniciaba un perío- do económico del todo diferente al anterior; desde este momento la crisis quedaba como relegada al olvido. Es un hecho perfectamente observado ya en dife- rentes países que la declaración de una guerra pro- duce una especie de excitación que por sí sola desa- rrolla fuerzas considerables 1 pone, por el momento puntos suspensivos a una crisis, como sucede con un enfermo que olvidando sus dolencias saca fuerzas de su propia excitación para repeler al enemigo que lo ataca. Los malos efectos de esta misma excitación 1 de este mismo desgaste de fuerzas económicas sólo vienen a sentirse después de la guerra, cuando lle- gan las horas de la liquidación. Entonces, si de la 516 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS: jornada no se han obtenido ventajas materiales que compensen los esfuerzos, se manifiesta el frío balance que demuestra con terrible claridad sus desastrosos efectos. La crisis propiamente tal, terminó pues con la de- claración de la guerra, la cual iniciaba un nuevo es- tado de cosas, estado anormal que modificaba radi- calmente la situación económica. El único desidera- tum, la única idea que absorbía completamente la atención jeneral era la del triunfo, para obtener el cual se iban a poner en juego todos los resortes, to- das las fuerzas del país. Inmediatamente después de la declaración de la guerra, el Congreso autorizó al Gobierno para emitir por intermedio de los Bancos, o bien directamente, la cantidad de 6.000,000 de pesos en billetes fiscales de curso forzoso (1). Después de esta autorización tra- tó el Gobierno de llegar a un acuerdo con los Bancos, para que éstos hiciesen las emisiones 1 se las diesen en préstamo, sin otro interés que los gastos insigni- ficantes de la fabricación i trasporte de los billetes. Como el público estaba acostumbrado al billete ban- cario, se quería continuar en la misma forma. Pero no se pudo llegar a un acuerdo con los Bancos, i el Gobierno, usando de la autorización del Congreso, se decidió a lanzar él mismo las nuevas emisiones de billetes, que se llamaron «fiscales». Se tenía la idea de ir reemplazando poco a poco, el billete bancario de curso forzoso que había en circulación por el fiscal, de tal manera que al cabo de algún tiempo los úni- billetes inconvertibles 1 de curso forzoso fuesen 1les. j ¿ ; ro de Abril de 1879. EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 517 El 1.2 de Mayo de 1880, según hemos visto en la lei que declaró el curzo forzoso el 6 de Setiembre de 1878, debía cesar la inconvertibilidad de los bi- lletes bancarios. ¿Cuál seríaentonces la situación en que iban a quedar estos billetes después del 1.9 de Mayo de 1880? Como en esta fecha no debía haber terminado todavía el curso forzoso de los billetes fiscales, es claro que los Bancos emisores no podían volver al canje de sus billetes por especies, sino que, a lo más, quedarían con la obligación de canjearlos por los billetes que pasaron a ser, después del 1.% de Mayo de 1880, la única moneda legal. El derecho de admisión en arcas fiscales, otorgado a los billetes de Banco, según el contrato de lei de 27 de Junio de 1878, como lo hemos visto, duraba hasta el 7 de Agosto de 1888. Al comenzar la guerra el espediente de las emisio- nes, como medio de proporcionar los recursos que necesitaba el Gobierno, no era cosa mui sencilla, porque, ni el crédito del Gobierno ni las necesidades de la circulación monetaria del país, daban para au- mentarlas mucho más. La declaración de guerra bajó el cambio a 38d; después de la primera emisión des- cendió a 32d, i continuó en seguida alarmantemente hacia abajo. Esto demostraba que el Gobierno de Chile con sus recursos de entonces, sin victorias de- cisivas sobre el enemigo, no podía seguir mui allá en sus emisiones. Había, pues, que combinar el papel moneda fiscal con otros espedientes, como ser los 1m- puestos 1 hasta la suspensión de la amortización de la deuda de Chile, de acuerdo con los tenedores de bonos en Europa. 12.—ANALES.—MaAyYo-JunNIo. 518 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS En Agosto del mismo año 1879 (1) se autorizó la segunda emisión de 6.000,000 de pesos en billetes ales, la cual agregada a la primera, formaba un al de 12.000,000 de pesos en billetes fiscales. Mientras tanto el cambio internacional bajaba hasta llegar en Setiembre a 24d. El éxito definitivo de la guerra estaba todavía cubierto de tinieblas, i en esta incertidumbre las cosas no podían marchar de otra manera. Temiendo el Gobierno nuevas bajas en el cambio, hasta el punto que se produjese una emigración de las monedas divisionarias, alcanzó a encargar a los Estados Unidos billetes de corte pequeño para reem- plazarlas. Los primeros encuentros de la guerra hasta el mes de Setiembre de 1879, aunque en su mayor parte favorables a las armas chilenas, no eran bastante decisivos; i en el mar, la escuadra peruana cuyo jefe 1 cuyo todo era el Huáscar, diestramente manejados, burlaban, aprovechando su mayor velocidad, la vijilancia de la escuadra chilena, i con sus continuas correrías mantenían cierta alarma en el país 1 cier- tas indecisiones en el estranjero. En los primeros días de Octubre de 1879, vino la caída del poder marítimo del Perú. En seguida, dueño. ya del mar, continuó Chile su campaña de invasión, con tal éxito que a fines de 1879, era poseedor de las ricas provincias salitreras de Tarapacá. ll cambio internacional que había llegado a 24,5d, con la sola captura del Huáscar subió rápidamente, ando con los nuevos triunfos de tierra hasta menos de tres meses. El cambio en este pri- le Agosto. ¿0 ¿e E EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 519 mer período de la guerra se guiaba principalmente por el efecto moral, por llamarlo así, del éxito: mien- tras nada hubo bien decisivo, bajaba más 1 más; pero tan pronto como vinieron los triunfos que despeja- ron el horizonte, entonces subió rápidamente. Aquí cambió, pues, la situación financiera 1 económica de Chile: la guerra había puesto puntos suspensivos a la crisis; 1 los primeros triunfos iniciaron un período de prosperidad. : Las entradas fiscales quedaron considerablemente incrementadas con el producido de la nueva riqueza del salitre, cuyo monopolio quedaba en poder de Chile, como puede verse en el cuadro de las entradas 1 gas- tos del Gobierno. En 1879, las entradas alcanzaron a 15.708,246 pesos 1 en 1880, llegaron a 25.941,977 pesos, de los cuales 8.000,000 de pesos (en números redondos) provenían del salitre i de las aduanas de los puertos ocupados militarmente. En el año 1880, segundo de la guerra, se autoriza- ron dos emisiones más de billetes fiscales: la primera, el 10 de Enero, por 4.000,000 de pesos 1 la segunda, el 19 de Agosto por 12.000,000 de pesos. Al emitir esta segunda suma, tuvo, el Gobierno, la prudente idea de admitir en arcas fiscales, en depósito, retirado de la circulación, hasta la suma de 12.000,000 de pe- sos, por los cuales abonaba un interés de 5% anual. Medida era esta que tendía a impedir la deprecia- ción del billete dando a estos 12.000,000 de pesos el carácter de empréstito. Durante el año 1880 continuó activamente la gue- rra. Los ejércitos del Perú i Bolivia se habían con- centrado en Tacna, provincia peruana que sirvió de teatro a la segunda campaña de invasión del ejér- 520 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS cito chileno. El éxito de esta campaña fué también favorable a Chile. Por fin, a principios de 1881 cayó, después de una tercera campaña, la capital del Perú en poder de Chile, 1 con su caída pudo darse por terminada la parte activa 1 decisiva de esta terrible guerra. El curso del cambio internacional estuvo mui in- fluenciado por los acontecimientos de la guerra, des- de 1879 hasta 1881. En Enero de 1881 se autorizó una nueva emisión de vales o billetes fiscales por 12.000,000 de pesos; pero no hubo necesidad de emitirlos, pues la guerra quedó de hecho terminada en favor de Chile. Los gastos de la guerra, según cálculos del Ministe- rio de Hacienda hasta 1882, no pasaron de $ 75.000,000, suma que quedaba mui compensada con los resulta- dos obtenidos. La situación financiera del Gobierno mejoró notablemente; 1 otro tanto sucedió con la si- tuación económica en jeneral. CAPITULO XXVII LA SITUACIÓN MONETARIA 1 BANCARIA DESPUÉS DE LA GUERRA E 1882 la circulación de billetes era: Emisión total de billetes fiscales...... $ 28.000,000 Billetes fiscales sustraidos de la cir- culación en la Casa de Moneda. 9-794,900 Circulación efectiva de billetes iecales ROI BOTS II 0 18.205,100 Billetes bancarios rejistrados.......... 12.804,100 Total de la circulación efectiva $ 31.009,200 La guerra estaba terminada de hecho en 1882, pero los tratados de paz sólo se firmaron en 1883. La situación económica 1 financiera había mejo- rado notablemente. El interés del dinero, del 12%, a que había llegado antes de la guerra bajó al 5 1 MES 522 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS 6% en 1882. Los deudores pudieron aprovechar el cambio de situación convirtiendo sus deudas en otras de más bajo interés. Los precios de las propiedades rústicas 1 urbanas subieron notablemente, de tal ma- nera que muchos de los propietarios que poco antes no habrían alcanzado a pagar sus deudas con la ven- ta de sus propiedades, se encontraron después con un buen sobrante a su favor. El alza de los precios unida a la baja del interés, al desarrollo del crédito 1 al buen mercado que proporcionaban a los produec- tos agrícolas las nuevas provincias salitreras mejoró notablemente la situación de la industria agrícola. Verdad es que la riqueza de los grandes yacimien- tos salitreros que quedaron en poder de Chile, es- taba en su mayor parte en poder de estranjeros, lo cual privaba al país de una buena parte de la ren- ta que producían; pero, a pesar de esto, además de las propiedades salitreras que quedaron en poder de nacionales o de estranjeros domiciliados en el país, 1 además de las entradas que la esportación del sa- litre proporcionaba al Gobierno, el comercio, la in- dustria i los operarios nacionales pudieron disfrutar de grandes ventajas con la riqueza salitrera (1). A fines de 1882 el cambio internacional se cotizaba a 36,5 peniques o sea muy cerca de la par del peso (1) De la Memoria del Ministerio de Hacienda de 1894 sacamos los siguientes datos que demuestran la utilidad que Chile obtenía de las alitreras, a pesar de pertenecer la mayor parte de ellas a estranjeros. El producto o utilidad neta por cada quintal de salitre sería de 1 chelín (moneda inglesa). El resto del precio que éntonces tenía el quintal o sea 4 1 5 chelines quedaría en su mayor parte en el país o de salarios, alimentos, combustibles, etc., 1 en el impuesto %/, pertenecía a chilenos o estranjeros domiciliados en tación que cobraba el Fisco. Además de la producción de 3 Y a o) $ 0d ú e E EL SISTEMA MONETARIO, ETC. DD plata, porque, como en la misma fecha la plata se cotizaba en Londres a 50d. la onza, el peso chileno valía muy poco más de 38d. Observando el cuadro de las entradas 1 gastos fis- cales se nota el gran incremento habido en ellas. Las rentas ordinarias 1 eventuales del Gobierno apa- recen más que dobladas desde 1878 hasta 1882; 1 esto tomando en cuenta la depreciación de la mo- neda. Por lo que hace al comercio esterior, se produce también un notable incremento, como puede obser- varse en el cuadro correspondiente (Cap. LX). Las Instituciones bancerias tomaron gran desarro- llo en sus operaciones como puede verse en el cua- dro siguiente que está espresado en pesos moneda corriente. Para redondear las cifras se ha suprimido la aproximación de las tres últimas. Años Capital pagado Depósitos Préstamos MO 0 9 14-990,0001 $ 37.253,000.$.42.2/75,000 1880........... 15.006,000 65,650,000 57.663,000 OO ie 15.021.000 60.631,000 59.961,000 1882.. 14.143,000 50.844,000 59.984,000 1883.. 15.274,000 56.349,000 68.547,000 1884.. 15.720,000 61.479,000 73.212,000 1885.. 19.092,000 59.200,000 75.994,000 1886.. 20.910,000 62.814,000 73.349,000 MA 22.351,000 73.348,000 83.557,000 ROO loser 23.075,000 89.023,000 103.312,000 NO RN 25.117,000 0Q0.350,000 126.192,000 MO 30.476,000 092.209,000 117.037,000 I801.. 33.011,000 131.472,000 130.659,000 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS 524 TOOL 37.188,000 133.489,000 145.915,000 18983 ..00...0 2.11. 40:914,000 1 1:20:20/4000. $ 1474182000 18094........... 43-514,0001:124.409,000/1147:913;000 En cuanto a la estadística de los billetes bancarios, podrá el lector encontrarla en el capítulo LITI. Vemos en este cuadro un desarrollo creciente de las operaciones bancarias hasta 1894. Pero es nece- sario recordar que, si bien parte de este progreso era real i efectivo, parte era también aparente, pues se debía, especialmente en los años que siguen a 1890, a la depreciación del billete. O A A A E EDS DE DDD RD y de ab dad ds ad des ad da ta de bh deb des a da Al ba da tl di ll ds a da tl ds al la a da a de CAPITULO XXVIII LEI DE 1887 PARA PREPARAR LA CONVERSIÓN DEL BILLETE En 1884 se acentúa un movimiento descendente del cambio internacional. Preocupa do el Gobierno de esta situación habís comenzado a disminuir gradual- mente, por medio de economías en el presupuesto, la circulación del billete fiscal; pero a la par que dis- minuía el billete fiscal aumentaba el de los Bancos, como puede verse en el siguiente cuadro: y Emisión Emisión - ¡ ANOS de de billetes de Banco billetes fiscales POSI ANI $ 11.887,023 $ 27.250,000 Jo A 12.304,686 26.927,966 O O. TAADO 211 200913207 RSE AN 1 1S:5124989 1120087916 O A OO 10.713,1331.1:25:318,223 526 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS En 1887 la constante baje del cambio internacional tenía preocupada la atención pública. A principios de 1887 estaba a 23d, siendo así que el peso plata de 25 gramos 1 9/10 de fino equivalía más o menos a 35! peniques (1). En el Congreso se habían pre- sentado diversos proyectos para acelerar el retiro del papel-moneda de la circulación, 1 el Gobierno acep- tando esta corriente de ideas, presentó un proyecto de lei con el fin de preparar la conversión del bille- te, que fué convertido en lei de la República con fe- cha 14 de Marzo de 1887. Las disposiciones fundamentales de esta lei eran las siguientes: a) Retiro e incineración mensual de 100,000 pesos de billetes fiscales hasta reducir la emisión a 18.000,000 deNpesos (AGE ao) ») Aumento del impuesto aduanero en una pro- porción que no alcanzaba al 15% del existente. (EA) | c) Acumulación de pastas de plata para formar un fondo de conversión del billete, por valor de 1.200,000 pesos el primer año 1 1.500,000 pesos los años siguientes. (Art! 3.014.024 d) Algunas disposiciones tendientes a restrinjir 1 garantir las emisiones de billetes bancarios. Se mo- dificaba la lei de Bancos de 23 de Julio de 1860 en el sentido de reducir al 100% del capital de cada Banco el poder emisor. (Art. 6.0) Se establecía tam- bién que los Bancos deberían depositar en poder del La depreciación había que tomarla con relación al peso de plata, o que el papel-moneda correspondía al réjimen bimetálico; 1 si biera sobrevenido la inconversión, habría continuado circulando nente el peso plata que era de menor valor que el de oro. : q d+ A cd] > z e ¿y 3 : EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 527 Estado una garantía equivalente al 50% del monto de su emisión de billetes, consistente en títulos de la deuda del Estado o de ciertas Municipalidades, en bonos de la Caja de Crédito Hipotecario 1 demás establecimientos rejidos por la lei de 1855. Al lado de estas garantías estaba también la de pastas me- tálicas a opción del Banco, pero ningún Banco ha- bría preferido depositar tales pastas, por no perder el interés de su dinero. (Arts. 7.9, 8.01 9.9). Por últi- mo, volviendo a la disposición de la lei de 1860, se prohibía la emisión de billetes bancarios de corte me- one lZoOpesos. (Art. 1O): Era esta una lei destinada a preparar el camino para dictar después otra que dispusiera la conversión del billete por la moneda metálica. El recurso a que se apelaba era el de la disminución de la cantidad de billetes fiscales en circulación con el propósito de va- lorizar el billete por medio de su disminución. Este sistema ha tenido en la práctica el inconveniente de producir restricción o sea contracción monetaria, sin que esta restricción influya eficazmente en la dismi- nución del premio del oro. (Véase $ 38 del Papel Mo- neda por G. Subercaseaux. Santiago, 1912.) Ere esta en realidad una lei restrictiva de las emi- siones, no sólo por las incineraciones de billetes fis- cales sino también por las disposiciones relativas a restrinjir 1 garantir el billete bancario. La lei no vino a disminuir en realidad la cantidad de billetes ban- carios emitida en 1887, pues el monto de la emisión bancaria en esta fecha era de 16.713,133 pesos; 1, siendo el capital de los Bancos en esta misma fecha de 22.351,000, podían aumentar la emisión, aunque no se fundaran nuevos Bancos, hasta este límite. Pero £ en “ 528 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS derogaba el derecho de aumentar esta emisión ban- caria hasta el 150%, del capital, como lo disponía la lei vijente. Lo que era más grave para los Bancos fué la obligación de adquirir valores mobiliarios para garantizar el 50% de su emisión, porque los hacía distraer sus fondos en esta operación, privando a sus clientes de ellos. La derogación del derecho de los Bancos de emitir billetes de corte menor de 20 pesos, significaba que esta clase de billetes sólo sería fiscal. En cuanto al pequeño aumento del impuesto adua- nero, que era en aquella época bastante moderado, no era esta una medida que se la relacionase tan di- rectamente con la cuestión monetaria, ni tampoco tenía el carácter de protección a la industria nacio- nal, sino que tenía por objeto dar una mayor renta al Gobierno, para atender con ella el retiro de bille- tes fiscales 1 la adquisición de pastas metálicas que disponía la lei. Llama también la atención la acumulación de pastas de plata acordada en momentos en que el bimetalis- mo parecía ya destronado. Las razones que pueden esplicar esta medida son las siguientes: Chile en 1887 no era un país productor de oro 1 sí lo era de plata. Además, los capitalistas chilenos tenían intereses im- portantes en la minería de plata de Bolivia. Había, pues, una corriente de influencia en favor de la plata. Por otra parte, el tesoro de los Estados Unidos hacía por aquella época, compras de plata con el objeto de formar un fondo de reserva monetario, a pesar de estar en réjimen del patrón de oro; i éste era sin duda un precedente que debía ejercer su influencia z política chilena. Por último, todavía se mante- nte buena parte del prestijio de la plata, como MI AN AN - PAN S EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 529 recuerdo del antiguo réjimen bimetalista que aún no había sido derogado en Chile. En 1890 se pronunció un grave conflicto entre el Presidente de la República 1 el Congreso. Las cosas siguieron de mal en peor, hasta que el 7 de Enero de 1891 comenzó de hecho la revolución. El conflicto entre el Ejecutivo i el Parlamento asumió entonces los caracteres de una guerra civil. El cambio internacio- nal, como consecuencia de la tormenta, sufrió un - grave descenso. La circulación total de billetes no disminuyó por efecto de la lei de 1887, pues a la par que se retiraba el billete fiscal de la circulación, los Bancos se vieron obligados a aumentar sus emisiones de billetes, para evitar los efectos de la contracción monetaria. Así en 1887 el total de la circulación de billetes fiscales 1 bancarios era de 31.879,768 pesos 1 en 1890 fué de 41.303,080 pesos. | CAMU SOU GUERRA CIVIL DE 1891. NUEVAS EMISIONES DE BILLETES FISCALES Desde que los revolucionarios, partidarios del Con- greso ocuparon las provincias salitreras del Norte hu- bo dos Gobiernos en el país: el de la Junta de Gobier- no de los revolucionarios en Iquique, i el del Presi- dente Balmaceda convertido en Dictador, en Santiago. Con el objeto de proporcionarse fondos, el Presi- dente Balmaceda suspendió la incineración de billetes fiscales i la acumulación de pastas de plata, dispues- ta por la lei de 14 de Marzo de 1887. No siéndole suficiente este recurso, del fondo de pastas de plata acumulado hasta entonces, que ascendía en 1890 a 3.841,987 pesos de 25 gramos de plata de g9/1o de fino, tomó 1.691,194 pesos. Como la mayor parte de los Bancos eran afectos al movimiento revolucionario, nombró el Presidente Bal- maceda un interventor para casi todos ellos; i por al (90) 199) MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS último decretó que todos ellos prestasen al Gobierno una suma igual al monto de sus emisiones de billetes, quedando estas emisiones a cargo del Estado, cual “si fuesen verdaderos billetes fiscales, operación que equivalía a contratar un empréstito sin interés. Este recurso alcanzó sólo a producir al Gobierno de Bal- maceda la suma de 8.918,838 pesos, porque el triunfo de la revolución impidió que los Bancos alcanzasen a entregar todo el equivalente al monto de su emisión. El Gobierno del Presidente Balmaceda acudió ade- más a la emisión de billetes fiscales por el monto de 20.809,297 pesos, con lo cual quedaba doblada la circulación de billetes fiscales existentes en 1890. Quedó así completamente anulada la lei de 1887, destinada a preparar la conversión del billete por medio de la incineración del billete teca 1 la acumu- lación de pastas de plata. | La dualidad de Gobierno duró hasta el 14 de Agos- to de 1891, día en que se decidió por las armas el triunto de los revolucionarios. El Gobierno establecido después del triunfo de la revolución, tomó bajo su responsabilidad los billetes fiscales emitidos por el Presidente Balmaceda, pues no se les podía declarar nulos sin lastimar muchos intereses. Otro tanto hizo después con los Bancos a los cuales reconoció los créditos que tenían en contra del Gobierno de Balmaceda, provenientes del emprés- tito de que ya hemos hablado. Con el restablecimiento del orden el cambio subió hasta 22,5d, para descender nuevamente, como puede verse en el cuadro corres- ndiente. 4 restablecerse el orden, después de la revolución la circulación de billetes era la siguiente: EL SISTEMA MONETARIO, ETC. aa Bletes fiscales. rones cdocosazas $ 42.203,424 Cao a nod 20.291,036 oc. $ 62.554,400 Esto significaba un incremento de más o menos un 50%, del total de la circulación de 1889, 1 casi un 100% del billete fiscal que era el único de curso for- ZOSO. 13.— ANALES. —MAYo-] UNIO. CALADO LEI DE 1892 QUE PERMITIÓ LA CONTRATACIÓN EN CUALQUIER MONEDA DE ORO O PLATA El Código de Comercio chileno disponía que los contratos en los cuales se estipule que el pago debe hacerse en las monedas de otros países, deberían ser reducidos, por convenio de las partes o a juicio de peritos, a las monedas legales de Chile. (Art. 114). Cuando en 1878 se declaró la inconversión del bi- llete de Banco, la lei de 6 de Setiembre dispuso que los «billetes inconvertibles se consideraran como mo- neda legal para la solución de todas las obligaciones que deben cumplirse en Chile, contraídas antes o des- pués de la promulgación de esta lei, 1 cualquiera que sea la forma en que se han otorgado». (Art. 2.) Igual declaración se hizo posteriormente en las leyes que autorizaban la emisión de billetes fiscales en 1879 1 1880. Por lo tanto, según el réjimen existente hasta 1892, 536 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS el papel-moneda de curso forzoso servía para solu- cionar todas las obligaciones contraídas en cualquier clase de monedas. El Gobierno de 1892, que estaba mui preocupado de dar fin al réjimen del papel-moneda, obtuvo del Congreso el despacho de la lei de 10 de Setiembre, según la cual «desde la fecha de la promulgación de esta lei, las obligaciones que se contralgan en moneda de oro, o plata, nacional o estranjera, serán exiji- bles en la moneda convenida». De esta manera ha quedado permitida la contratación en cualquier clase de moneda. Esta lei está en vijencia hasta el presente. Pero, en el hecho, no circulando otra moneda que las de curso legal, es forzoso pagar las deudas con- traídas en cualquier clase de monedas, en la moneda chilena de curso legal, haciendo la reducción de valor correspondiente. Esta disposición de permitir la ación en cual- quier clase de monedas, en un país en el cual existe el réjimen del papel-moneda, podrá ser, desde cierto punto de vista, conveniente para el desarrollo de las operaciones de crédito; pero en realidad no puede considerársele como un paso hacia la vuelta al réji- men del patrón de oro, puesto que deja siempre sub- sistente 1 aun reagravado el problema de las fluc- tuaciones del cambio internacional. Son leyes que tienden más a desmonetizar el billete de curso for- zoso cercenándoles su uso que a estabilizar el cambio. DA Y SAS O CENPLLULO- O LEYES DE 1892 1 1893 PARA LLEVAR A EFECTO LA CONVERSIÓN DEL PAPEL-MONEDA En Junio de 1892 lanzaba el Gobierno la idea de poner cuanto antes término al réjimen del papel-mo- neda. El Presidente de entonces tenía el firme pro- pósito de llevar adelante esta reforma, a pesar de que la situación que se presentaba no era de las más propicias. Se deseaba hacer una conversión a la par en los momentos en que el cambio internacional es- taba a 1yd 1 con tendencias a la baja (1). El precio del cobre hacía años que estaba bastante deprimido 1 cada día bajaba más. La plata se encontraba tam- bién en igual condición. El salitre se mantenía más o menos al nivel de los años anteriores; 1 el cambio internacional manifestaba una tendencia a la baja. (1) La par o sea el valor del peso de 25 gramos de plata i 9/to de fino equivalía en aquella época más o menos a 30 peniques. MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS. al (do) 5 El 26 de Noviembre de 1892 se promulgó una lei cuyas disposiciones principales eran las siguientes: a) Se autorizaba la contratación de un empréstito por valor de £ 1.200,000. b) Se determinaba la incineración de 10.000,000 de pesos de billetes fiscales lo que equivalía más o menos al tercio de la cantidad circulante. c) Se continuaba depués el retiro del billete fiscal, canjeándolo por la moneda de oro que creaba esta lei, siempre que el tipo del cambio internacional estu- viera a 23 dd. : d) Desde el 1: de Diciembresde1S95mMelMbillete fiscal sería convertido en la antigua moneda de plata de 25 gramos 1 9/10 de fino o en su equivalente en la moneda de oro de 24 peniques que creaba esta lei. El Presidente de la República fijaría la relación entre ambas monedas. e) En todo caso el 1.9 de Julio de 1896 el billete fiscal, que era el único que tenía el carácter de papel moneda dejaría de tener curso legal. /) Se establecía el patrón de oro. La unidad mo-. netaria era el peso de 0.798805 gramos de 11/12 de lei, que equivale a 24d oro (1). g) Se mantenía el réjimen de libertad de emisión de los Bancos exijiéndoseles únicamente mantener en ca- ja un mínimum del 20%, en oro de la emisión de bi- letes. h) Se daba curso legal a las libras esterlinas in- lesas. tipo no correspondía ni al peso oro-:ni al peso plata del O sistema bimetálico que representaba nominalmente el papel- eso de 25 gramos de plata que era el de menor valor va- ] a 20d. EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 539 El término medio del cambio internacional duran- te los años 1891 1 1892 había sido de 18d, de tal manera que la conversión a 24d significaba aumentar el valor en oro de la moneda una tercera parte. Si se considera esta valorización de la moneda, por una parte, 1 la restricción monetaria que tenía que pro- ducir además la incineración de billetes fiscales, ' todo esto a raíz de una época de abuso del crédito 1 de inflación de valores 1 en una situación económica poco favorable por la baja de los precios de los pro- ductos de esportación, se comprende perfectamente que la conversión en esta forma tenía que producir una grave situación de crisis. Era una sofrenada de- maslado violenta que se daba a un caballo que se ha- bía dejado correr con rienda suelta. Se partía de la idea de creer que el Estado sólo tendría que preocuparse de convertir su propio billete o sea el fiscal, 1 que los Bancos se encargarían ellos mismos de convertir los billetes emitidos por ellos. Si el curso forzoso se había orijinado en 1878 por salvar a los Bancos, no era práctico prescindir de ellos al volver ala circulación del oro, pues estas institucio- nes no habrían podido resistir la situación, sobre todo si se tiene en cuenta que acababan de pasar por una época de abuso del crédito. El artículo 7.0 de esta lei de conversión del billete disponía que desde el 31 de Diciembre de 1895 el Es- tado pagaría el billete fiscal que se le presentara por 25 gramos de plata o su equivalente en la moneda de oro que creaba esta lei. Así, por ejemplo, si en esta fecha los 25 gramos de plata equivalían a $ 1.20 de oro de 24d, el Estado canjearía sus billetes dando $ 1.20 oro por cada peso billete fiscal. ¡Curiosa i ab- 540 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS surda escrupulosidad la que había inspirado tal me- dida, después de 12 años de cambio siempre decre- ciente i siempre bajo la par! Las injusticias producidas por la baja del cambio no iban a ser reparadas con este canje, pues los tenedores de billetes fiscales en 1895 no eran, por cierto, los mismos que se perjudica- ron antes con la depreciación de la moneda. Este canje significaba más bien un enriquecimiento inmerecido de personas que nada habían perdido antes. En 31 de Diciembre de 1892 la cantidad de billetes en circulación se redujo hasta el límite que sigue: Biletesitiscales o A $ 31.375,738 Billetes bancos $ 14.279,096 $ 45.054,834 S1 se recuerda la cifra que dimos en el capítulo ante- rior se verá que el total de la circulación se había disminuido casi en una tercera parte en el espacio de un año. El Estado, por su parte, seguía la política de retirar de la circulación el billete fiscal; 1 los Bancos, movidos por el temor que les inspiraba la obligación de canjear sus billetes por oro de 24d, ya que no admitiéndolos el Gobierno en sus oficinas se hacía más difícil su circulación, comenzaron también a retirar sus billetes. A esto se agregaba aún la ocultación del billete fiscal, motivada por las espectativas del canje, jue había comenzado a producirse (1). 1% propósito de la ocultación de billetes fiscales el Ministro de la decía lo siguiente: ¡tación del billete fiscal, según las ideas de muchas personas | estudio de nuestra situación económica, es debida a un vamente receloso de muchas personas a quienes una EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 541 Al comenzar el año 1893, antes aún de iniciarse las incineraciones prescritas por la lei de 1893, se deja- ron sentir en tal manera los efectos de la contracción monetaria que el propio Gobierno 1 los partidarios mismos de la lei de conversión juzgaron que era lle- gado el momento de devolver al mercado el circulante de que se le había privado, i que se imponía, por lo tanto, la reforma de la lei de conversión que acababa de dictarse. El cambio internacional que en Diciembre de 1891 fué de 21,5d, en Diciembre de 1892 llegaba a 17.75d. La disminución de la cantidad de billetes no había, pues, producido el efecto que se buscaba sobre el cambio internacional. En cambio había, sí, producido una grave contracción monetaria; 1 a pesar del firme propósito del Gobierno de concluir con la inconver- sión, 1 a pesar de su política restrictiva de la circula- ción monetaria, se vió obligado, para contrarrestar los efectos de la restricción monetaria, a lanzar en 1893 una nueva emisión de Vales de Tesorería. Esta política de la disminución de la cantidad de billetes en circulación no tiene una influencia directa sobre el cambio internacional i en cambio sí la tiene sobre los efectos de contracción o restricción monetaria. En vista, pues, de la grave situación de restricción que se había producido comenzó el Gobierno a desha- cer lo hecho. Dió a los billetes de Banco libre entrada en sus arcas, medida que ha tenido en Chile gran im- portancia para los billetes, no sólo por el pago de contribuciones:sino también porque pertenecen al Es- especie de temor de que desaparezcan sus valores les induce a ocultar el billete fiscal, en el cual tienen más confianza que en otros valores...» (Sesión del Senado de 8 de Mayo de 1893). 542 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS tado casi todos los ferrocarriles de la rejión central. Se suspendió la incineración de billetes fiscales acor- dada por la lei de 1892; 1 por último se emitieron unos Vales de Tesorería con el carácter de billetes como los fiscales. En Diciembre de 1893 la cantidad de bi- lletes en circulación era la siguiente: Billetes tiscale see ss $ 29.590,033 Billetesibancanos. da e 17.266,507 Vales de Tesorería... lead 8,902,000 Toten $ 55-704,540 En el primer semestre de 1893 había quedado des- hecho todo lo hecho en 1892 en materia de restric- ción monetaria. Después de derogadas las disposiciones de la lei de 1892 relativas a la incineración de billetes fiscales se promulgó, en 31 de Marzo de 1893, una nueva lei que modificaba en la forma siguiente la de 26 de Noviem- bre de 1902: a) Desde el 1.2 de Junio de 1896 el Estado converti- ría el billete fiscal que se le presentara para el canje. por la moneda de oro de 24d creada por la lei de 1992. ; b) Desde el 31 de Diciembre de 1899 el Estado convertiría a quien la presentara, billetes fiscales a razón de un peso de 25 gramos de plata o su equi- alente en moneda de oro por cada peso billete. se mantenía para la emisión de billetes de Ban- mismas disposiciones de la lei anterior, o sea se daba el derecho de emitir billetes convertibles a EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 343 condición de mantener en caja un mínimum de 20%, en oro sobre el monto de la emisión. Esta lei suprimía los retiros e incineraciones gra- duales de billetes fiscales de la lei anterior; 1 disponía que a partir del 1.9 de Junio de 1896 se haría la con- versión del billete para quien la solicitara. Se desistía también de la contratación del empréstito de 1 mi- llón 200 mil libras esterlinas. Se mantenía la curiosa disposición de pagar el billete fiscal, que no hubiera sido convertido antes, a razón de 25 gramos de plata o de su equivalente en oro de 24d. Esta nueva lei no venía a solucionar las dificulta- des creadas por la anterior, pues la insistencia en mantener la conversión a 24d a corto plazo, estando el cambio internacional a 171d, significaba dejar en pie la mayor de las dificultades. Mientras tanto el cambio bajaba más 1 más, sin que se notase la menor influencia de estas leyes en él, lo cual prueba la profunda desconfianza que había en la promesa del Gobierno. En otro tiempo una lei así habría tenido inmediato efecto en el cambio, en- tonces no tuvo ninguno. % CAPITULO XXXII ÚLTIMA I DEFINITIVA LEI DE CONVERSIÓN DE 18095 Al comenzar el año 1894 el cambio estaba a 13d 1 pocos meses después llegaba a 11d. Mientras tanto la lei que disponía que el billete sería canjeado en dos años más a razón de 24d estaba en plena vijencia. Esto sólo manifiesta la profunda desconfianza que existía en el público respecto al cumplimiento de la lei. Ya se comprendía también que los Bancos no estaban en situación de canjear sus billetes ni devol- ver sus depósitos en la moneda de oro, porque buena parte de sus deudores se encontraría en la situación de no poder pagar sus deudas. La liquidación a 24d tenía que acarrear la bancarrota de innumerables per- sonas, 1 la situación de los bancos llegaría a hacerse mui difícil en medio de la crisis, pues, como lo hemos dicho, habían dado excesivo desarrollo a sus opera- ciones de crédito en los años anteriores. Los deudores Aa 546 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS comenzaban ya a comprender la gravedad de la si- tuación que se les esperaba. | Para aumentar aún más las dificultades, las rela- cicnes con la República Arjentina, con motivo de la vieja cuestión de límites, entraron en un período que amenazaba perturbar la paz, situación que obligó al Gobierno a invertir gruesas sumas en armamentos. En tal situación no era posible dar cumplimiento a la lei de conversión vijente. Así lo comprendió el Gobierno que en Junio de 1894 declaró que estaba dispuesto a aceptar que la lei de conversión se modi- ficase, según las exijencias de la situación. El cambio había llegado a descender hasta 11d; 1 la incertidum- bre respecto de la solución de la cuestión monetaria se hacía cada día mayor. Al iniciarse el año 1895, el Gobierno, comprendien- do la necesidad de modificar la lei de conversión, pero manteniendo el firme propósito de dar cuanto antes fin al papel-moneda, trató de buscar una solu- ción de conciliación entre las corrientes opuestas, es decir, entre los partidarios 1 los enemigos de la lei de conversión. Resultado de estas jestiones fué un pro- yecto de lei en el cual se ponía a elección del Con- greso el tipo de 16d. i el de 18d para la mueva moneda de oro. Fué ésta una transacción entre los partidarios de los 24d i los enemigos de la reforma. Así se jestionó el despacho de la lei de 11 de Fe- brero de 1895 cuyas disposiciones principales eran: las siguientes: 1 a) La conversión del papel-moneda se realizaría desde el 1.2 de Junio de 18095, es decir, 4 meses des- s de promulgada la lei. 1) Desde el 31 de Diciembre de 1897 el Estado pa- EL SISTEMA MONETARIO, ETC. B47 garía el billete fiscal que se le presentara al canje por el equivalente al peso de plata de 25 gramos 1 9/10 de fino. En esta misma forma se liquidarían todas las obligaciones del Estado de fecha anterior a esta lei. Desde esta misma fecha quedaría desmonetizado el billete fiscal. c) Se disponía que el producto de la venta de algu- nos terrenos salitreros que pertenecían al Estado se destinaba esclusivamente a la adquisición de oro para dar cumplimiento a esta lei. d) Los Bancos deberían garantir el valor total de su emisión de billetes con un depósito de bonos del Estado o de las instituciones hipotecarias 1 también con oro. e) El peso unidad monetaria sería de 0,599103 gra- mos con lei de 11/12 de fino o sea 18d. La libra es- terlina inglesa tendría curso legal, por su valor co- rrespondiente. En vez, pues, de 24d se adoptaba el tipo de 18d para el peso unidad monetaria; lo que significaba una rebaja de una cuarta parte. Pero se disponía la reali- zación inmediata de la conversión, pasando por sobre toda dificultad. Se mantenía la disposición tan injustificada de pa- gar a los felices tenedores del billete fiscal que no hubiera sido convertido antes 1 a los acreedores del Estado a razón del equivalente del peso de 25 gramos de plata. Se pretendía así cumplir honradamente la promesa del Estado de convertir sus billetes 1 obliga- ciones 2, la par, como si esta promesa se hubiera. refe- rido únicamente a unos cuantos tenedores de billetes 1 nó al público en jeneral que había estipulado con- tratos en moneda corriente. Se cometía una verda- 548 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS dera injusticia: ya que los beneficiados con esta me- dida estaban mui lejos de ser los mismos que antes se habían perjudicado con la desvalorización del bi- llete. En estas leyes se nota la influencia del sistema mo- netario inglés. En vez de la lei de fino de 9/10, o sea de 0.90 que tenían antes nuestras monedas metálicas, lei que está más de acuerdo con el sistema métrico de- cimal, se adopta la lei inglesa de 11/12, osea de 0.916 de fino. Además se daba curso legal a las libras ester- linas selladas en Inglaterra en las mismas condicio- nes que a las monedas chilenas, disposición que podía presentar sus inconvenientes al tratarse de la reacu- nación por cuenta del Estado de las monedas ingle- sas que hubieran perdido parte de su peso por el uso. Además, como la lei decía que «el valor de la libra esterlina sería de trece pesos 1 un tercio», si en el caso hipotético, aunque improbable, de que el Gobierno in- glés modificara el contenido de oro de sus libras, los chilenos se encontrarían a merced de las resolucio- nes de aquel Gobierno; esto significaba una cierta ab- dicación de la soberanía nacional. Cuando esta lei se dictó el cambio estaba a 15d; 1 como la conversión aseguraba a cuatro meses de plazo un cambio a 18d, los especuladores al' cambio que sabían que el Gobierno estaba resuelto a cumplir la le1, aprovecharon la ocasión para realizar una brillan- te operación. | Pronto se vió que los Bancos no se encontraban en situación de hacer frente a sus compromisos ni aún con los 18d, i el Gobierno, dispuesto como estaba de llevar adelante la reforma, jestionó el despacho de la ler de 28 de Mayo de 1895 que disponía lo siguiente: EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 549 a) Se autorizaba la contratación de un empréstito de £ 2.000,000. b) El Estado se hacía cargo de la conversión por oro de los billetes de los Bancos, los cuales quedarían obligados a pagar al Estado lo que éste hubiera de- sembolsado por este capítulo. Llegó el 1.2 de Junio de 1895, día fijado para | co- menzar el canje de billetes. La atmósfera de descon- fianza no se disipaba un punto; se confiaba en que el Gobierno comenzaría el canje, como lo disponía la lei, pero se temía mucho que la conversión no du- rase sino unos cuantos días o meses. Se había anun- clado por diferentes diarios, folletos 1 discursos que el oro huiría en los primeros vapores de Junio, 1 que el país, sumido en una nueva crisis monetaria tal cual la de 1878, tendría que volver al curso forzoso. Además, para mayor dificultad, los rumores de complicaciones en las relaciones con la República Ar- jentina, aumentaban la desconfianza. Así, pues, como era de esperarlo, tan pronto como se abrieron las cajas de la Moneda al canje, se pre- cipitaron sobre ella los portadores de billetes a exi- jir en cambio, las nuevas monedas metálicas. Mientras tanto, los Bancos sufrían el empuje de los depositantes que solicitaban la entrega de sus fondos para llevarlos al canje. El Gobierno, entonces, para salvar a los Bancos, los cuales seguramente no habrían podido resistir un día a la corrida de los depositantes, en vez de incine- rar todos los billetes que recibía en el canje, depositó nuevamente una buena parte de ellos en los Bancos, limitándose de esta manera a incinerar billetes fisca- 14 -—ANALES.—MAvYO-JUNIO, 550 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS les i mantener siempre a la par el cambio de los an- carios. Después de asegurada la estabilidad de los Bancos, : se continuó el retiro de las emisiones. La cantidad de billetes circulantes en el momento de empezar la conversión era: Vales del. Tesoro paa $ 8.898,728.00 Billetes fiscaleseci. das 29.001,242.00 Billetes bancarlos............. 20.093,330.00 Total... mad $ 50.493,300.00 = Los recursos con que contó el Gobierno hasta Mayo de 1897 fueron: Barras de plata existentes en 1892 $ 4.319,226.15 259%, de los derechos de importación | desde el 1.2 de Enero de 1893 al de UM de 20.304,954.00 Parte pagada del remate de salitre-. 0 ls ooo dabas 14.884,541.24 Obligaciones de salitreras descon- tadas cito ps iia BAD 14.423,507.43 Ventaide Tipos a 40,000.00 Parte pagada por billetes no resca- A ei bio pos 696,163.50 Producto líquido del empréstito de a 000 OOO o lA 24.333,333:-33 Total. nc $ 79.001,785.05 EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 551 Hasta esta misma fecha, Mayo de 1897, los bille- tes canjeados alcanzaban a Billetes fiscales,.......0..oo. $ 26.537,820.50 Maltes ter Tesoro... oo caoccsoconos 8.862,828.50 Billetes bancarios. c.mivccoooccne: 8.753,905.00 ota ios $ 44.154,503.00 Quedaban, por consiguiente, en circulación: Beret cales. cada o $ 3.063,412.00 Mialestdel esoo cis aaa so mr: 35,900.00 eres iDancarios in 12.239,425.00 Mota cas $ 15:338,737.00 A —Á De estos 15.338,737 pesos, habría algunos 3.000,000 de pesos en billetes desaparecidos, 1 por lo tanto, fuera de la circulación... 4 Ya en esta fecha (1.0 de Mayo de 1897), la conver- sión podía considerarse como totalmente concluida; los 12 millones de pesos en billetes bancarios, después de restablecida la calma, podían ya quedar en circu- lación como billetes canjeables a la vista. I si la ope- ración del canje no hubiese sido hecha en tan malas condiciones; o sea si se hubiese verificado en una épo- ca más regular, 1 al cambio del día, a buen seguro que no habría habido ni necesidad siquiera de retirar de la circulación los billetes bancarios; habría bastado dejarlos todos, como billetes canjeables a la vista. 02 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS Los Bancos llegaron a adeudar al Gobierno más de 24 millones de pesos, por fondos que les había pres- tado i por el canje de sus billetes. Con bastante rapi- dez se fueron cancelando después estas deudas de tal manera que el Gobierno no perdió nada en esta operación. . CAPITULO XXXIII LA CIRCULACIÓN DEL ORO I LA VUELTA AL PAPEL MONEDA EN 1898. CRISIS ECONÓMICA DE ESTE PERÍODO Desde el 1.2 de Julio de 1895 quedó establecido, como hemos viste, el réjimen del patrón de oro, fiján- dose la unidad monetaria en el peso de 0.599103 gra- mos de lei de 11/12 de fino. La situación económica que se presentaba era bastante crítica. De nueve Ban- cos que entonces existían con un capital superior a 1.000,000 de pesos, dos de ellos pertenecían a un de- terminado banquero 1 los otros siete estaban consti- tuidos en sociedades anónimas. De estos siete Bancos constituidos en sociedades anónimas, cuatro se vieron obligados a cerrar sus puertas durante esta crisis (1). O A (1) Los Bancos con capital sobre un millón de pesos eran en 1895: Capital pagado Chile (que se formó por la fusión del Valparaiso, del Nacionali del Agricola realizada en 1893). $ 20.000,000 SU O ds esoo oleo 4.000,000 Comercial tt o e 4.000,000 MODO ocn dios olla: 3.500,000 504 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS El interés del dinero subió estraordinariamente. Los bonos hipotecarios 1 demás valores mobiliarios baja- ron; 1 otro tanto sucedió con los precios de las pro- piedades rústicas i urbanas. Se dejó sentir una es- traordinaria paralización en los negocios 1 una gran restricción del crédito. Cuando estas clases de crisis so- brevienen en el réjimen del papel-moneda, la depre- ciación misma del billete reflejada en las bajas del cambio internacional 1 a menudo en ¡0s aumentos in- considerados de las emisiones, alivian la situación de los deudores e impiden las grandes bajas de los pre- cios. Por otra parte los Bancos, en el réjimen del bi- llete inconvertible, están menos sujetos al retiro de fondos por desconfianzas que en el réjimen del oro. En 1898 continuaba adelante esta situación de cri- sis, s1 bien la circulación metálica podía ya conside- rarse como establecida. Coincidía con esta situación económica bastante crí- tica un alarmante estado de tirantez de nuestras re- laciones con la República Arjentina; 1 con motivos de los peligros de la guerra, se esparció el rumor, en- Santiago, que el Gobierno preparaba la vuelta al ré- jimen del papel-moneda. Como consecuencia de este rumor, los depositantes comenzaron a retirar sus de- pósitos de los Bancos para poner a salvo su oro. No Edwards (Cain A as OB ROBOS 3.000,000 Talca io EA IO NIRO E 2.000,000 D.. Matte. 1.000,000 Dela Uni A 1.000,000 Crédito Und 1.000,000 tos nueve Bancos, fuera del A. Edwards i del D. Matte, que pertenecientes a un determinado Banquero, sólo que- el Chile i el Mobiliario en Santiago i el Talca en la ciudad he e EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 595 se trataba tanto del canje del billete bancario, pues había pocos en circulación, sino más bien del retiro de depósitos. Pronto este movimiento de desconfianza toma cuerpo 1 se produce aquí en la ciudad, una co- rrida a los Bancos que en menos de dos días coloca a estas instituciones en una situación aflictiva. Como la corrida a los Bancos amenazara estenderse por toda la República, 1 en vista de la mui crítica si- tuación en que se encontraban estas instituciones, el Gobierno los autorizó para cerrar sus puertas. El 11 de Julio de 1898 se autorizó una moratoria jeneral por 3o días; 1 antes de cumplirse este plazo se despachó la lei de 31 de Julio que disponía lo si- guiente: | a) Emisión de 50.000,000 de pesos en billetes fis- Cales con el carácter de papel-moneda de curso for- zoso. Se suprimía el billete bancario con lo cual que- daban estos 50 millones como única moneda circu- lante, aparte de la moneda divisionaria de plata (1). b) Se fijaba el 1.0 de Enero de 1902 como fecha para volver a la conversión del billete por la moneda de oro. c) El pago de los derechos aduaneros por interna- ción de mercaderías se continuaría haciendo en mo- neda de oro. La vuelta al réjimen de inconversión calmó las des- confianzas de los depositantes de los Bancos: si había interés en retirar el oro no lo había por cierto en ate- sorar billetes de curso forzoso. El nuevo sistema monetario reducido a una suma fija de billetes fiscales, puesto que ya no existía el (1) La lei 1,510 de 31 de Diciembre de rgor confirmó definitiva- mante esta abolición de las emisiones de billetes de Banco. AA 556 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS mr, mn derecho de emitir de los Bancos, era absolutamente inelástico. Las necesidades de la circulación son va- riables 1 un buen sistema monetario debe poseer la cualidad de la elasticidad, o sea la cualidad de amol- dar la cantidad de monedas a las exijencias del mer- cado. E En cuanto a la fecha para volver al réjimen de la moneda de oro, como lo veremos después, ha sido prorrogada repetidas veces hasta el presente. ¿Por qué, tratándose únicamente de salvar a los Bancos, no se recurrió a la emisión de billetes banca- rios en vez de optaise por los billetes fiscales, como se hizo en 1878? Porque dada la buena situación finan- ciera del Gobierno i su crédito mui superior al de los Bancos, sus billetes gozaban de mayor prestijio 1 eran sin duda preferibles a los bancarios. La causa de la caída del réjimen del oro 1 de su sustitución por el del papel-moneda fué, pues, la ne- cesidad de salvar a los Bancos de una corrida acci- dental. No fué posible pensar en traer oro del estran- jero para resistir la tempestad del pánico de los de- positantes de los Bancos, pues el poco oro que había más cercano estaba en Buenos Aires, a 15 días de viaje, puesto que las comunicaciones por cordillera estaban interrumpidas por los temporales del invierno. En cuanto a la medida de mantener el cobro de los derechos aduaneros en la moneda de oro, ella obede- cía al propósito de mantener cierto oro en circulación, creyéndose que de esta manera sería más fácil volver después al réjimen del oro. Pero en realidad nada se anaba en este sentido con que circularan en esta for- algunas monedas de oro. Algunos países que se lan encontrado en el réjimen del papel-moneda han =1 Si Ol EL SISTEMA MONETARIO, ETC. establecido el cobro de ciertos derechos en oro, como medio de proporcionarse algunas entradas para hacer pagos en el estranjero 1 evitarse de esta manera la - compra de letras de cambio en el mercado; pero el Gobierno de Chile se limitaba a recibir el oro de las aduanas 1 en seguida lo ponía en subasta pública o sea lo canjeaba por papel-moneda al tipo de cambio existente, pues era papel-moneda el que necesi- taba para sus gastos (1). ¿No habría sido preferible cobrar estos derechos en la moneda corriente con el recargo correspondiente al tipo de cambio del día ya que el Gobierno para nada necesitaba este oro? (1) Para atender los pagos en el estranjero, el Gobierno de Chile ha dispuesto de los derechos de esportación que paga el salitre pro- ducto que es como oro, porque se esporta totalmente al estranjero. CAPITULO XXXIV NUEVO PERÍODO DE PAPEL MONEDA INICIADO EN 1898 Hemos visto cómo la lei de 31 de Julio de 1898 vino a restablecer el réjimen de papel-moneda. La cantidad de billetes emitida fué fijada en 50.000,000 de pesos de billetes fiscales 1 no se permitió la emisión de bi- lletes de Banco. Recién iniciado este período de papel moneda se producen fuertes alzas del premio del oro motivadas por la situación de desconfianza que entonces existía. El cambio baja hasta 11d en Enero de 1899. Pero a partir de esta fecha se pronuncia una reacción 1 el premio del oro comienza a disminuir gradualmente. A fines de 1899 cierra el cambio a 16d. La crisis económica que aun existía con todas sus . manifestaciones al advenimiento del nuevo período de papel-moneda en 1898, había entrado en su período de liquidación, i en 1902 estaba ya liquidada o sea terminada, 1 se iniciaba un período de franca bonanza. El salitre, principal producto de nuestra esportación 560 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS i al cual están ligados muchos intereses nacionales, subía gradualmente de precio. De 7 chelines 6 peni- ques a que se cotizaba el quintal inglés en 1898 subió gradualmente hasta más de 11 chelines en 1906. El cobre que era el principal producto de la minería me- tálica subió de 48 libras la tonelada inglesa, precio a que se cotizaba en 1898, hasta cerca de 100 libras en 1906. El trigo 1 la cebada habían también subido de pre- cio.¿Las esportaciones que en 1895 eran de 152.085,331 pesos de 18d, en 1905 alcanzaron, después de una alza eradual en los años anteriores, a 266.804,729 pesos de la misma moneda. Las importaciones, en cambio, no subieron en igual proporción, pues de 146 millo- nes en 1895 pasaron a 188 millones en 1905. El premio del oro disminuía día a día; 1 esta valo- rización de la moneda no producía un estado de crl- sis, como la había producido en 1895, por la prospe- ridad en que se encontraba el país debido al alza de los precios 1 en especial a la de los productos de espor- tación. El alza de los precios venía a neutralizar los efectos del alza del cambio o sea de la valorización de la moneda en su relación con el oro. Por otra parte, la depreciación del billete por efecto de la baja del cambio internacional había sido de corta duración, lo cual significaba que se habían ligado pocos intereses a ella. La disminución del premio del oro continúa hasta llegar a 6%, lo que correspondía a un cambio superior a 17d en 1904. Se descubren nuevos yacimientos salitrales en la ejión del norte * se establecen empresas ganaderas nportantes en la rejión del sur donde antes no exis- la, producción alguna. La prosperidad i el desarrollo | crédito amenazaba tomar los caracteres de espe- EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 561 culación 1 de abuso. Hé aquí el desarrollo de los de- pósitos 1 préstamos bancarios en moneda corriente en estos años: Años Depósitos Préstamos 1 bano AAA $ 04.057,415 $ 106.700,359 Zoco A 141.342,115 173.101,964 Oc 136.285,501 162.860,516 Oi 171.085,232 201.691,651 El cambio internacional estaba en 1904 mui cerca de la par, cuando se iniciaba todo este movimiento que no tomaba aún los caracteres de especulación 1 abuso del crédito. Comenzaba también a sentirse la necesidad de aumentar la cantidad de monedas en circulación, pues el único circulante consistía en 50 millones de pesos en billetes fiscales, ni un billete más ni uno menos. Era un sistema monetario mul incon- veniente por lo que respecta a la elasticidad de la cir- culación. Se presentaba sin duda una de las ocasiones más propicias para volver al réjimen metálico, adoptando a la vez algún sistema conveniente de emisión de bi- lletes de Banco. De esta manera se habría podido dar al sistema monetario la elasticidad que en realidad necesitaba para amoldar la cantidad de monedas a las crecientes necesidades del mercado. Habría sido. mui fácil procurarse el oro necesario para asegurar la estabilidad del cambio, sobre todo si se hubiera re- currido al sistema que se ha llamado del gold-exchange standard; pues el mercado del cambio intern acional era favorable al país i el Gobierno contaba además con todo el crédito que hubiera sido necesario. Los propósitos de realizar la conversión del papel moneda, que tuvo el Gobierno de 1895, hubieran sido más oportunos en la situación que se presentó en 1904. Qo0oo0oo0vcoorrcoovcrrVpccp|ovrcrc ccoo cr. ””—eo. josspovcocccc.ccof) Qoevcoceoo Goeoso..o. cocer n nm noO cOOC O rceT rn. coco cOOoOOOOO CO Oo roca VcOVU VU ¡a CAPITULO XXXV PERÍODO INFLACIONISTA DESDE 1905 HASTA 1907 En medio del exajerado desarrollo que empezaban a tomar las operaciones de crédito, 1 en medio de la especulación que se preparaba ya, la solución de vol- ver al réjimen del oro o de la estabilidad del cambio internacional tenía que encontrar resistencia de parte de muchos de los que estaban comprometidos en el nuevo jiro de los negocios. Estaba mui fresco el re- cuerdo de la dura crisis de 1895 que había coincidido con la circuleción de la moneda de oro, i muchos eran los que creían que la vuelta al oro significaba necesa- riamente la vuelta al mismo estado de postración de los negocios. La gran mayoría de los miembros del Parlamento se manifestaba contraria a toda idea de volver al oro, i patrocinaba lisa 1 llanamente un incre- mento de las emisiones de billetes fiscales. Se hablaba por todas partes de la necesidad de adoptar una po- 564 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS lítica de abundancia de circulante, como medio de ' facilitar el desarrollo económico del país i de asegurar el éxito de las nuevas empresas industriales. Fruto de esta tendencia inflacionista fué la lei de 29 de Diciembre de 1904 que junto con postergar por segunda vez el plazo para volver a la conversión del billete, acordó la emisión de 30.000,000 de pesos en billetes fiscales. La mayor parte de este valor, como el Gobierno no lo necesitaba para sus gastos, se debía invertir en bonos de la Caja de Crédito Hipotecario. Se acordó también por esta misma lei la formación de un fondo de conversión que serviría esclusivamen- te para el canje futuro del billete por oro. De esta manera la circulación total de billetes quedaba incre- mentada de golpe en un 609%,; 1 perdida la única oca- sión que se presentó para volver, en condiciones fa- vorables, a la moneda de 18d oro. Por el mes de Mayo de 1905, después de haber al- canzado a sus más alto furor las especulaciones bur- sátiles, después de un inusitado i abusivo desarrollo del crédito, se produjo una especie de crisis bursátil, que obligó a liquidar en malas condiciones para los es- peculadores, muchas operaciones de bolsa. Los Ban- cos restrinjieron el crédito; bajaron los precios de les valores mobiliarios sobre los cuales se había especu- lado, 1 se detuvo por un breve tiempo el movimiento especulativo. Esta reacción duró pocos meses; pronto vuelve lo que se solía llamar el resurjimiento, i con él continúa adelante la especulación 1 el abuso del crédito. El cambio internacional, que había llegado, a fines 14, hasta casi la par, comienza a descender en ta llegar a fines de este mismo año a 15.5d. EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 565 En 1906 continúa el descenso del cambio, como puede verse en el cuadro correspondiente. A fines de Abril de 1906, los Bancos comienzan a quejarse nuevamente de escasez de circulante. Hé aquí el cuadro que manifiesta la cantidad de billetes que los Bancos tenían en caja: En ¿Le So delos $ 34.335,219 DIS AA 25-735,428 MAZO ras 22.228,408 En Abril la disminución de las Cajas bancarias con- tinuó adelante. En tal situación como no podía pen- sarse en volver a la circulación de la moneda de oro, por lo menos a la par, pues el premio del oro era ya mul elevado; 1 como la corriente inflacionista parti- daria de los incrementos de las emisiones de billetes fiscales aumentaba día a día, el Congreso optó por una nueva emisión de 40.000,000 de pesos. (Lei de 23 de Mayo de 1906). Con esto la cantidad total de billetes en circulación quedaba en 120.000,000 de pe- sos: en poco más de un “> había incrementado en proporción de 240%, NL como la anterior: disponía también que se continuara acumulando el fondo de conversión destinado al canje del billete por oro i que cada peso de billete emitido por esta lel estuviera garantido por un peso oro. Estos 40 millo- nes recién emitidos deberían ser invertidos en su ma- yor parte en obras públicas. Mientras tanto el nivel jeneral de los precios subía, lo que denotaba una baja en el valor de la moneda. No eran ya únicamente el oro 1 los productos impor- tados del estranjero los que habían subido de valor, 15—ANaLes.—MayYo- JUNIO. D66 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS sino también los productos de la industria nacional i de consumo meramente interno, las propiedades rús- ticas 1 urbanas, los sueldos 1 los salarios, los cánones de arrendamiento, etc. Los incrementos de las emi- siones acompañados de la baja del cambio interna- cional estimulan esta alza j¡eneral de los precios, o sea, la desvalorización de la moneda. El Gobierno se equi- vocó al creer que con la acumulación de un fondo en oro en el estranjero se impediría el alza del premio del oro, 1 la depreciación del billete. Con el alza de los precios se producía naturalmente una mayor necesidad de billetes circulantes. Se nece- sitaba más billetes para llevar en los bolsillos, más billetes para hacer los pagos de los salarios de los obreros, más para guardar en las cajas, etc. Las ne- cesidades que antes podían ser satisfechas con 50 mi- llones de pesos en billetes, ahora exijían más del doble. En 1907 se produce nuevamente una situación aná- loga a las anteriores, en que los Bancos 1 los que ha- bían abusado del crédito se quejaban de falta de cir- culante. La corriente inflacionista fué tal, que a pesar de la oposición del Ejecutivo que entonces era ene- migo de estos incrementos de las emisiones, el Parla- mento, cuya mayoría estaba todavía en favor de ellos, acordó una nueva emisión de 30,000,000 de pesos en billetes fiscales. (Lei de 27 de Agosto de 1907). Con esta nueva emisión la cantidad de billetes en circu- lación alcanzó a 150,000,000 de pesos. Con el fin de poner término a esta política de los incrementos periódicos de las emisiones, contra los les empezaba a formarse un movimiento de resis- en la opinión, la lei de 1907 autorizó la emisión fiscales siempre que se depositara en ga- EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 367 rantía oro en la proporción de 18d por peso. Cualquier persona que hiciera un depósito de oro en arcas fis- cales o bien en la Tesorería Fiscal de Chile en Londres, adquiría el derecho de obtener billetes en la propor- ción antedicha. Se llamó a esta institución emisora «Oficina de Emisión». Según el artículo 3.2 de la lei que recordamos «los depositarios (de la Caja de Emisión) recibirían un certificado nominativo para retirar el oro depositado en Santiago o en Londres, mediante la restitución de la cantidad correspondiente en billetes fiscales». Esto significaba que la persona que depositara una cierta cantidad de oro, para obtener en cambio de ella bi- lletes, recibía un certificado que le daba el derecho de rescatar su oro devolviendo a la vez la cantidad de billetes emitidos. Habiendo el cambio internacional bajado a 13 1 aún a 12 peniques por peso durante el año 1907 1 siguien- tes, el mecanismo de la Caja de Emisión, de que aca- bamos de hablar, no podía funcionar por lo menos con alguna regularidad, puesto que se hacíe mui one- roso emitir billetes que sólo valían 12 peniques o menos aún, mediante un depósito de oro de 18 pe- niques por peso. Para que se vea el exajerado desarrollo que tomó el espíritu de formación de nuevas empresas, hé aquí un cuadro que contiene el capital de las sociedades anónimas que se formaron durante esos años. Todas eran nuevas sociedades anónimas mineras, salitreras, agrícolas, ganaderas, bancarias, de seguros 1 de otras clases, constituidas en Chile, con capital suscrito 1 pa- gado también en Chile. dape SNE sa Po ES E: ES y 568 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS iS DEYE TOO ae $ 23.900,000 £ 230,000 LOOSE IO CS ¡0 TA 044 230 MAS OOO TOO IIA BEA! 10.985,500 40.000 1003457. Sada ed: ZO AO LOA Mi IATA ce 28.598,000 995,000 LOA a 216.002,000 8.393,240 LODO Ora 1% 88.040,000 7.999,000 7 ES CAICOS CONSIDERACIONES SOBRE ESTA POLÍTICA DEL INCRE- MENTO PERIÓDICO DE LAS EMISIONES El sistema de autorizar nuevas emisiones de bille- tes fiscales cada vez que se producían quejas de falta de circulante, que caracteriza a este período de la his- toria de nuestro papel-moneda, desde 1904 hasta 1907, tenía sin duda muchos inconvenientes. En efecto, ¿có- mo se medía la cantidad de billetes que necesitaba el mercado? ¿qué norma objetiva se seguía para determi- nar el monto de cada una de estas emisiones? Se pro- cedía, sin duda, arbitrariamente: se fijaba el monto de una emisión en 30 millones con la misma lójica con que se la habría podido fijar en 20 ó en 40 millones. Permítaseme copiar aquí lo que, siendo yo Dipu- tado al Congreso Nacional, decía en una de las sesio- nes de 1912, a propósito de esta política: «Lo que ha sucedido desde 1904 no es sino una con- secuencia de nuestro defectuoso réjimen monetario. 570 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS En esta época, estando el cambio a 17d, se deja sentir la primera falta de monedas, la primera estrechez de la circulación. ¿Cómo remediar esta falta de moneda? En el sistema metálico, en tales situaciones comc en 1904 acude el oro estranjero a gozar del mayor interés del dinero, como ha sucedido en la República Arjen- tina 1 en el Brasil, con la Caja de Conversión. 1 cuando hai emisión de billetes de Banco como en Francia, In- elaterra, etc., lo que no satisface con la moneda me- tálica se satisface con el billete bancario. Hai, pues, dos capítulos de elasticidad en el sistema monetario me- tálico: 1.0 el metal que entra 1 sale del país aumentan- do así o disminuyendo el stock monetario total, 1 2.9 los billetes de Banco convertibles a la vista, que se emiten según las necesidades del mercado». «En nuestro réjimen de billetes del Estado no ha ha- bido elasticidad alguna. En 1904 la circulación total se componía de 50 millones de pesos en billetes fisca- les: ni un billete más ni uno menos. Presentada la cri- sis de circulante ¿qué hacer en ella? Si no se buscaba la elasticidad entrando al réjimen metálico acompa- ñado del billete bancario, ni tampoco al sistema de Caja de Conversión, no quedaba más camino que el de aumentar las emisiones de billetes del Estado. Pero ¿en qué cantidad era necesario aumentar la cir- culación del billete? No había norma, ni base alguna objetiva, sólo podía recurrirse a las apreciaciones del Gobierno 1 del Congreso. Se emitieron 30 millones más, únicamente porque así se les antojó. Con las mismas zones pudo haberse emitido 20 Óó 40 millones. Cuan- un Banco bien dirijido emite sus billetes, lo hace mendo en cuenta las necesidades corrientes del mer- ada de 1 lo de los préstamos o descuentos; 1 de esta manera ( 2 1 EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 311 puede regulerse una emisión a las exijencias del mer- cado. En nuestro réjimen del billete de Estado au- mentable a voluntad del Congreso i nunca disminui- ble, no ha podido sino procederse arbitrariamente». «Emitidos los 30 millones de 1904, los precios su- ben, la especulación sigue, 1 todo parecía mul bien, cuando en 1906 se vuelve a presentar el mismo apuro monetario 1 los Bancos vuelven a clamar por falta de billetes. Los efectos vivificadores de la inyección de 1904 habían pasado, 1 la situación de la crisis mone- taria se repetía nuevamente. Ahora no era posible pensar en conversión ni en Caja de Conversión, por- que el cambio estaba ya depreciado. Se acudió nue- vamente a la terapéutica de los incrementos de las emisiones, 1 se autorizó un aumento de la circulación de 40 millones de pesos. Esta cifra de 40 millones era, por lo demás, tan arbitraria como lo había sido la anterior de 30 millones. Aplicada esta nueva in- yección, el enfermo se siente restablecido nuevamen- te, 1 continúa su vida de jolgorio i de especulación. El cambio sigue bajando 1 los precios en jeneral si- guen subiendo; o lo que es lo mismo la moneda sigue desvalorizándose». «Poco dura la felicidad. Viene el terremoto 1 en 1907 se vuelve a presentar igual situación, con igual clamoreo de falta de monedas; 1, a pesar de las pro- testas del Ejecutivo, se acude nuevamente a la te- rapéutica obligada del aumento de la emisión. Salen entonces los últimos 30 millones de billetes». «De entonces acá los precios han subido nueva- mente 1 el cambio ha bajado hasta 10d. Hoi en 1912, vuelve a repetirse la eterna crisis, la misma de 1904, de 1906 1 1907, con los mismos apuros de los Banco. 12 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS i¡ la misma paralización de los negocios i baja de los precios». «En esta terapéutica cada crisis remediada con emisiones enjendra a su vez la crisis siguiente 1 vuel- ve a necesitarse otra emisión; así como sucede a los morfinómanos que provocan sus crisis con el narcótico i encuentran también en él su alivio». En Chile dominó durante este período de años, desde 1904 hasta 1907, la política que ha solido lla- marse «inflacionista» 1 que aquí en Chile se ha llamado más bien política de «los papeleros» o sea de los par- tidarios del papel-moneda. El país atravesaba por una situación económica de gran prosperidad 1 se creía - que era conveniente aumentar jenerosamente el cir-. culante para satisfacer las necesidades del desarrollo económico, 1 para propender a la baja del interés del dinero, sin atender a los peligros que envolvía esta política. En la República Arjentina, en el período del pa- pel-moneda que se inicia en 1885, vemos producirse también una situación parecida. Se aumentaron in- considerablemente las emisiones de papel-moneda en nombre de «las necesidades lejítimas del comercio 1 de la industria». Según dice el escritor arjentino José A. Terry: «Se decía entonces: 70 millones de emisión es poco para las necesidades circulatorias de nuestro país. El prospera debido en gran parte al uso del crédito; no debemos, pues, limitarlo colocando a los Bancos en la imposibilidad de llenar los pedidos de que son objeto». «Y si bien en teoría, continúa el señor Terry, se hablaba de necesidades lejítimas, en la práctica. era icil, por no decir imposible, deslindar lo lejítimo EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 573 de lo ilejítimo; al lado del comercio 1 de la industria se iniciaba el ajio i la especulación como consecuen- clas fatales e inevitables de la inconversión de nues- tra moneda». (La crisis de 1885.—Buenos Aires 1893). Con esta política se elevaron las emisiones de bi- lletes inconvertibles, en la República Arjentina, de $ 75.000,000 a $ 261.000,000 desde 1885 hasta 1891; 1 el.premio del oro subió de 37% a 281%, en el mis- mo espac 10 de tiempo. En la República de Colombia se ha observado tam- bién igual fenómeno. El escritor colombiano don An- tonio José Iregui dice: «Entre los males del papel- moneda debe contarse su incontinencia, que lo hace tanto más escaso cuánto más abundante por la insa- ciable carestía que fomenta. Aunque parece estraño que haya quienes deseen este azote, las continuas emisiones, alzando los precios procuran a ciertos ne- gociantes 1 banqueros grandes ganancias, por la venta de productos obtenidos a antiguos precios. Ello es- plica porque sienten que el dinero escasea 1 piden que se emita más». (Curso de Economía Política.— Bogotá 1905). En la historia del papel-moneda del Brasil, encon- tramos también un período de «inflacionismo» con es- tas mismas características. En 1889 la cantidad de billetes en circulación era de 197 millones de «mil reis». Las emisiones de los años siguientes fueron aumentando esta cantidad hasta llegar en 1898 a 778 millones de «mil reis». Durante el mismo perío- do de tiempo el valor en oro de la moneda bajaba de 27 peniques los «mil reis» hasta 7,5 peniques. El delirio de la especulación, dice un escritor brasilero, llega hasta el punto de no encontrarse ya nombres 574 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS que dar a las nuevas sociedades anónimas que se formaban. El caso del inflacionismo en Chile es, pues, uno de esos casos típicos, que vemos producirse en varios otros países, en circunstancias análogas. Los períodos de 1904 a 1g10 en Chile, de 1890 a 1900 en el Brasil 1 de 1885 en la República Arjentina son casos típi- cos de la misma clase. Hé aquí las características comunes de estos tres casos: a) La situación económica atraviesa en los tres paí- ses por un período de gran prosperidad. b) Se desarrolla una sed insaciable de incremento de las emisiones de billetes inconvertibles. c) El premio del oro sube en gran proporción (1). d) Se produce un alza jeneral del nivel de los pre- cios, o sea se desvaloriza la moneda. e) El alza misma de los precios unida a la fiebre especulativa 1 al abuso del crédito, hace sentir la ne- cesidad de incrementar las emisiones de billetes. /) Se desarrolla un gran espíritu de especulación 1 de abuso del crédito. En medio de la fiebre bursátil domina una atmósfera de optimismo para juzgar el porvenir de los negocios. Se produce una excitación lebril de la actividad formadora de nuevas empresas (1) No puede afirmarse que el premio del oro, en el réjimen del pa- pel-moneda, aumente proporcionalmente con las emisiones de billetes, pues esto sería caer en la antigua teoría llamada «cuantitativa» que ciencia moderna no puede aceptar. (Véase «El papel-moneda». te Ll, Cap. 1, escrito por el autor). Pero no puede desconocerse los incrementos de las emisiones envuelven un jermen de desva- de tal manera que no es posible incrementar inconsidera- emisiones de billetes inconvertibles sin producir un alza oro, como lo manifiestan todos los casos prácticos de misiones 1 como lo esplica también la teoría. | 1 EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 575 industriales. El aumento de las emisiones fomenta esta excitación. g) Después del período agudo de excitación infla- cionista, viene otro período de crisis, en medio del cual la depreciación del papel-moneda llega a su máximum. h) Cuando sobreviene este período de crisis, las nuevas emisiones de papel-moneda no tienen ya la virtud de resucitar la efervescencia de la especulación bursátil, como antes. Sobreviene la paralización de los negocios, la restricción del crédito, i se inicia des- pués, como en toda las crisis de crédito, la liquidación de todas las locuras del período anterior. 1) En medio de esta crisis, el alza del premio del oro 1 el incremento de las emisiones de billetes, o sea la desvalorización del papel-moneda, favorece gran- demente a los deudores, 1 facilita de esta manera la liquidación de la crisis. Si no fuera por esta desva- lorización de la moneda, las quiebras 1 liquidaciones habrían revestido caracteres mucho más graves. Se trata pues de formas especiales que revisten las crisis de crédito modernas en estos casos del inflacio- nismo del papel-moneda. En la historia del papel-moneda de los Estados Unidos se rejistran también casos de este inflacionis- mo, 1 especialmente en la época colonial. En el papel- moneda de 1862 a 1879 tenemos también incremen- tos de las emisiones 1 alzas del premio del oro. A pesar de la guerra, encontramos también el desarrollo del espíritu de especulación 1 la formación de una co- rriente partidaria del inflacionismo. Pero la política de la valorización de la moneda seguida después, hace que este caso sea diferente al de los otros tres que hemos citado. ZAS E) CG XDR XOARDEZAASOAAS CALIBRE O SOX nl LOS BANCOS ESTRANJEROS EN CHILE Hasta el año 1888 la industria bancaria de Chile era en absoluto hija del capital i de la iniciativa na- cionales. Todos los Bancos que se habían fundado en el país o bien eran sociedades anónimas organizadas en Chile por capitalistas chilenos 1 por estranjeros domiciliados en el país, o bien pertenecían a algún banquero chileno. Para instalar un Banco en Chile, de acuerdo con la lei de Bancos de 1860, es necesario presentar una solicitud al Ministerio de Hacienda declarando el nom- bre del Banco, la ciudad o ciudades en que ha de ins- talarse 1 el monto de su capital. El Gobierno, por su parte, debe comprobar la efectividad del capital pa- gado. En estas condiciones el capitalista estranjero que deseaba invertir sus capitales en la industria banca- ria de Chile, o bien tenía que adquirir acciones de las 578 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS sociedades anónimas bancarias existentes en el país, o bien fundaba un nuevo Banco, sujetándose a las prescripciones de la lei. El primer Banco constituído en forma de una so- ciedad anónima estranjera fué el Banco de Tarapacá 1 Londres, fundado en Londres en 1888 por un grupo de capitalistas relacionados con los negocios salitre- ros de Chile. El objeto principal del Banco fué ope- rar como banquero de los negocios del salitre que estaban entonces radicados casi exclusivamente en la provincia: de Tarapacá. Este Banco está al presente fusionado con el Banco Anglo Sud-Americano. Desde 1893 se comienzan a instalar en el país ajen- cias de Bancos estranjeros, sin someter su capital a fiscalización alguna de parte del Estado. Basándose en el artículo 468 del Código de Comercio, algunos Bancos estranjeros consiguieron la autorización del Gobierno para instalar sus ajencias en el país. Este artículo dice lo siguiente: «Las Compañías anónimas estranjeras no podrán establecer ajentes en Chile sin autorización del Presidente de la República». En realidad esta disposición del Código no se ha referido a los Bancos los cuales se rejían por una lei especial como era la de 1860, sino que se refería a las demás clases de sociedades comerciales o industriales es- tranjeras. De esta manera se instaló en Chile el Banco Ale- mán Transatlántico (Deutsche Ueberseeische Bank) a principios de 1896. El Banco de Chile 1 Alemania Bank fiir Chile und Deutschland) se fundó en se- uida, En 1911 se instaló el tercero de estos Bancos el Banco Jermánico de la América del Sur (Deutsche ud erikanische Bank). EL SISTEMA MONETARIO, ETC, 579 Estos tres Bancos alemanes que funcionan en Amé- rica tienen características bien dignas de ser notadas. Los tres han sido formados por grandes instituciones bancarias de Alemania, como el Deutsche Bank de Berlín, el Nord Deutsche Bank de Hamburgo, el Dis- conto Gessellschaft de Berlín, el Dresdner Bank de Berlín i el Schaffhausenscher Bankverein de Colonia. Todas estas grandes sociedades bancarias alemanas, en vez de solicitar directamente autorización para instalar ajencias en los países de América, han creído más conveniente formar otras sociedades, dotadas de un capital relativamente pequeño, para que estas nuevas sociedades esplotaran el negocio de Banco en el estranjero. Ha sido sin duda una manera mul prudente de proceder. Si, por casualidad, cualquiera de estos Bancos alemanes que han operado en Chile, en la República Aijentina 1 en otros países de Amé- rica, hiciera tan malos negocios que se viera reducido a la quiebra, esta quiebra no comprometería la res- ponsabilidad de los fuertes capitales de los grandes Bancos de Berlín, Hamburgo 1 Colonia. Estos Bancos alemanes han sido por lo regular ad- ministrados con bastante intelijencia. Sus jerentes 1 directores han sido casi siempre personas competentes en esta clase de negocios. A pesar de las grandes fluc- tuaciones que ha esperimentado el cambio interna- cional en Chile, han sabido manejarse, de manera de poder obtener utilidades que les han permitido dar dividendos a sus accionistas e incrementar sus capl- tales. Sus pilotos han sabido navegar por el mar tem- pestuoso de nuestro papel moneda. Cuando se haga la historia del alto erado de espan- sión económica que había alcanzado el imperio ale- 580 MEMORIAS CIENTÍFICAS Il LITERARIAS. mán, por el mundo entero, antes de la guerra de 1914; cuando se manifieste de cómo los hombres de empre- sas alemanas habían llegado a aprovechar en su favor todas las oportunidades que les brindaba el resto del mundo, 1 especialmente los países nuevos de la Amé- rica, los Bancos alemanes, a que me refiero merecerán, sin duda, un buen capítulo. El solo Banco Alemán Transatlántico, según su balance de 31 de Diciembre de 1912, con un capital: pagado de sólo 25.500,000 marcos, tenía depósitos por valor de 132.530,473 marcos. Estas cifras bastan para indicar el buen negocio que hacía esta institución. Posteriormente se han instalado nuevas ajencias de Bancos estranjeros. El Banco de Londres 1 Río de la Plata, fundado en 1862 en Arjentina 1 Uruguai por capitalistas ingleses ha abierto, también, sucursales en Chile; 1 más recientemente se ha instalado en Val- paraíso 1 en Santiago una ajencia del National City *' Bank ot New York. vocero om”. pc” Jo. von onc nv. cover.” Pm”. oo. c.m”..vpo.nvnvc.coo) y E An TI A Sea IR ANY AN LRZA DE y la E ye y mA SS % GON AS E Hovoooccccoa o o e. ¿ o ss IIA o a ocooo00o00oOVOO cc r.VUV rro AADDIABADADV00VV CAPITULO XXXVIII LOS BANCOS ESTRANJEROS JUZGADOS DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LOS INTERESES ECONÓMICOS NACIO- NALES. / Cuando se anunció en Chile la instalación de los primeros Bancos alemanes, la noticia causó mui favo- rable impresión. El público se imajinaba que cada una de estas instituciones funcionaría como un ver- dadero tubo comunicante que traería al país el so- brante de los capitales europeos. Como el interés del dinero era mui bajo en los mercados de Europa i mul alto en los de Chile, se esperaba que puestos en co- municación ambos mercados, por medio de estos tu- bos comunicantes, se produciría una tendencia a la nivelación del interés del dinero, que redundaría en beneficio nacional. Por este motivo cada Banco es- tranjero que se instalaba en el país era mui bien acojido por el público. 16.—ANaLeEs,—MAYO- JUNIO. 982 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS Estas espectativas tan optimistas no se han reali- zado después. Los Bancos estranjeros no han fun- cionado como el público se imajinaba, en forma de brazos o tubos comunicantes que producen la nivela- ción de los intereses del dinero entre Europa 1 Amé- rica, sino más bien en forma de bomba que estrae del país, a título de ganancia, una buena suma anual. Los Bancos estranjeros, por lo regular, no han traí- do capitales del estranjero para ofrecerlos a présta- mo en el país. El capital con que se han instalado ha sido relativamente pequeño; el negocio se ha limi- tado a recibir depósitos del público 1 a emplear estos mismos depósitos en hacer operaciones de préstamos 1 descuentos, obteniendo, de esta manera, una ganan- ci2 por diferencia entre los intereses que se pagan a los depositantes 1 los intereses que se cobran a los acreedores, - ¿Por qué han funcionado estos Bancos en tal for- ma? Por dos razones. Primero, porque siendo nues- tro sistema monetario un papel-moneda cuyo valor en oro sutre grandes alteraciones de un tiempo a otro, no puede ofrecer las debidas garantías al capi- tal estranjero que se coloca a préstamo. ¿Qué ha- lago puede significar a un capitalista europeo el y ó 10%, que pueda obtener de Chile, como interés de su dinero, si el capital mismo corre el peligro de sufrir pérdidas mucho mayores? ¿Cómo podría un Banco estranjero, en medio de esta inseguridad, colocar a préstamo en Chile, los londos que recibe en calidad de depósitos en Europa? ta mala condición de nuestro mercado monetario puede ser remediada por medio de la reforma stema monetario. Mientras tengamos el réji- EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 583 men de papel-moneda con fluctuaciones del cambio internacional, el capital estranjero no podrá venir a colocarse a préstamo, ni a invertirse en valores mo- biliarios, como bonos 1 acciones de Bancos. La única manera de invertir un capital exento de estos pe- ligros que envuelven las fluctuaciones de cambio in- ternacional es la instalación de empresas industriales, como ser, por ejemplo, las salitreras, las mineras, las ganaderas, etc. La segunda razón que esplica esto de que los Ban- cos estranjeros no hayan funcionado como tubos co- municantes para conducir al país el capital estran- jero, consiste en la naturaleza misma de las opera- ciones bancarias. En efecto, el negocio del banquero consiste, no tanto en el interés que obtiene de sus propios capitales, cuanto en la ganancia que le pro- porcionan los depósitos que le aporta el público. El negocio del banquero consiste principalmente en ope- rar con el dinero ajeno. Por este motivo, mientras menor sea el capital aportado por un Banco, en com- paración con los depósitos que recibe del público, mayor será la ganancia que obtiene. Ya vimos en el capítulo anterior, cómo el solo Banco Alemán Transatlántico, en sus negocios en Chile, Arjentina, Uruguai, Perú 1 Bolivia, tenía en 1912, más de 132 millones de marcos en depósitos, con sólo 25 millones de capital. Este mismo Banco en sus Operaciones en Chile, antes de la guerra, tenía según sus balances, más de $ 50.000,000 de depósi- tos con sólo $ 5.000,000 de capital. Según el balance de 31 de Diciembre de 1913, O sea antes de las perturbaciones de la guerra, los Ban- cos estranjeros que eran seis (el Anglo Sud-Ameri- 584 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS E cano, el Alemán Transatlántico, el Chile 1 Alemania, el Jermánico de la América del Sur, el Londres i Río de la Plata 1 el Mercantil de Bolivia) tenían el capital i los depósitos que siguen: a es Pesos oro de 18d. Depot $ 94.004,919 $ 28.060,408 Capital pagado......... 16.039,207 8.207,073 A Reduciendo los pesos oro a moneda corriente al cambio de 12d, resulta que con un capital de poco más de 29 millones de pesos moneda corriente, han recibido depósitos del público por valor de más de - 136 millones. El capital i los depósitos están, más o menos, en la proporción de 1 a 4,6. Los Bancos nacionales tenían en esta misma fecha el capital 1 los depósitos siguientes: Besos] m/c. Pesos oro de 18d. Depositos $ 310.055,823 $ 33-041,352 Capital pagado...... UTA 227 M047 502,000 Reduciendo también los pesos oro 4 moneda co- rriente al cambio de 12d, resulta que con capital de 143 millones han recibido depósitos por valor de 365 millones de pesos, en números redondos. El capital 1 los depósitos están más o menos en la proporción de mrraroios Antes del establecimiento de los Bancos estranje- ros, las utilidades producidas por la industria ban- aria, en estas operaciones de recibir depósitos a bajo “Ss 1 colocar estos depósitos a un interés más quedaban en el país a beneficio de los re- EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 585 —_—_ — o. sidentes en él. Con la instalación de los Bancos es- tranjeros estas utilidades han pasado, por lo menos en gran parte, a poder del estranjero. Cuando el capital estranjero instala empresas in- dustriales (como las grandes empresas de producción de cobre que ha instalado el capital norte-amerl- cano en Chile, o como sería un establecimiento side- rúrjico) resulta de esto un beneficio positivo desde el punto de vista nacional, puesto que ni el capital, ni los hombres preparados técnicamente, de que dis- pone el país, habrían sido capaces de instalar tales industrias. Pero no es lo mismo cuando se trata de industrias de organización 1 dirección técnica mul sencilla 1 que no necesita del concurso del capital estranjero, como los Bancos de depósitos o las Com- "pañías de seguros. Hai además que observar la falta de reciprocidad que ha existidc entre la política tan liberal de las Repúblicas americanas para recibir a los Bancos es- tranjeros, i la política tan restrictiva de muchas na- ciones europeas para recibir a los Bancos sud-ameri- canos. El Banco de Chile, que tiene una ajencia en Londres, pretendió instalar otra en París; pero fue- ron tales las dificultades con que tropezó, fué tan elevado el impuesto que se le exijía, que hubo de renunciar al propósito de establecer ajencia en la ca- pital de Francia. Si hasta aquí nos hemos limitado a manifestar pun- tos de vistas desfavorables a los Bancos estranjeros, paso ahora por la inversa a considerar los resultados favorables de ellos, es decir los servicios que han po- dido prestar en nuestra vida económico-nacional. En favor de los Bancos estranjeros que han funcio- 586 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS nado en Chile, es mui justo manifestar que han sido, por lo regular, instituciones bien administradas. Es- tos Bancos han tenido al frente de su administración a personas competentes en esta clase de negocios; lo cual ha significado un buen funcionamiento de ellos, 1 a menudo una lección para los Bancos nacionales, cuyo personal administrativo no siempre ha tenido le competencia requerida. En este sentido la influencia de los Bancos estranjeros no ha podido menos de ser benéfica. Desde el punto de vista del comercio internacional, i en jeneral desde el punto de vista de las relaciones económicas entre las Repúblicas sud-americanas 1 los estados europeos, los Bancos estranjeros han sido un factor de gran importancia. Los Bancos alemanes han prestado grandes servicios al comercio entre Alema- nia 1 Chile, 1 han favorecido grandemente el desarro- llo de ciertas empresas alemanas instaladas en Chile. Además se han ocupado también de varias negocia- ciones de crédito con el Gobierno de Chile, como ser empréstitos por medio de bonos colocados en los mer- cados alemanes. Estos Bancos fueron también los que negociaron con el Gobierno el depósito de gran parte de los fondos de conversión gn grandes instituciones bancarias de Alemania. Los Bancos ingleses, 1 en especial el Anglo-Sud- Americano prestan también mui buenos servicios al comercio entre Chile 1 Gran Bretaña. El National City Bank of New York hace mui poco tiempo que inició sus operaciones en Valparaíso, i al ente tiene ya abierta una sucursal en Santiago. ta institución está llamada a prestar grandes ser- los en el estrechamiento de las relaciones comer- EL SISTEMA MONETARIO, EIC. 585 ciales entre los Estados Unidos 1 nuestras Repúbli- cas de esta América. Si por ejemplo un comerciante o un industrial que reside en Chile, i no tiene rela- ciones de crédito en el estranjero, necesita adquirir algunas mercaderías estranjeras, o hacer fabricar es- pecialmente ciertas maquinarias, el National City Bank, previas las garantías del caso, se encarga de efectuar el pedido en los Estados Unidos; i cuando éste es despachado, trasporta la mercadería a Chile, 1 la entrega aquí al comerciante o industrial que la había encargedo. El comercio de esportación de metales, de salitre, de artículos agrícolas 1 de otros productos chilenos que pueden encontrar fácil venta en los mercados de Norte América o de Europa se puede también faci- litar por la influencia de estas instituciones bancarias que tienen ajencias en Chile, como también de las instituciones bancarias chilenas que tienen ajencias en aquellos países. A Las relaciones económicas de pueblo a pueblo to- man cada día un desarrollo mayor. El mundo eco- nómico moderno se diferencia esencialmente del an- tiguo en este aspecto económico-internacional. Si antes podían vivir los pueblos en cierto aislamiento, hoi existe una complicada red de relaciones econó- micas que los liga a todos ellos entre sí, de manera que ninguno de ellos puede vivir, en condiciones sa- tisfactorias, sin el concurso de los demás. En estas condiciones no es un fenómeno estraño que las fun- ciones bancarias hayan tenido también que hacerse, en cierta manera, internacionales. Para satisfacer en las mejores condiciones posibles las exijencias de estas operaciones, los Bancos se han visto impulsados a es- 588 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS - oca? tender su radio de acción, fundando ajencias en el estranjero, es decir, abarcando en sus Operaciones a varios países. Una manera práctica de hacer sentir los efectos de la política pan-americana, sería que las Repúblicas de América acordaran concederse entre ellas amplias 1 recíprocas facilidades para el establecimiento de ajencias bancarias. O | UXPTECEO XXXIX DESARROLLO DE LOS ACONTECIMIENTOS MONETARIOS DESDE 1907 HASTA 1913. A fines del año 1907 los Bancos vuelven nueva- mente a quejarse de falta de billetes. La Caja de Emisión creada por la lei de este mismo año, como ya lo vimos en el capítulo XXXV, que estaba des- tinada a emitir billetes contra depósitos de oro a razón de 18 peniques por peso, no funcionaba, por- que el cambio internacional estaba, en Diciembre de 1907, alrededor de 9,5 peniques. A pesar del dere- cho de rescatar el oro depositado en la Caja mediante la devolución de los billetes emitidos, era demasiado oneroso depositar 18 peniques para adquirir el de- recho de emitir un billete que sólo valía 9,5 peni- ques. No se buscó ahora el remedio para esta situación de los Bancos en un incremento de las emisiones de billetes fiscales, como se había hecho antes, sino que 590 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS se dictó la lei de 24 de Diciembre de 1907, ds dis- ponía lo siguiente: El Gobierno quedaba autorizado para emitir Va- les de Tesorería al portador de los tipos de cinco mil, de mil 1 de quinientos pesos cada uno. Estos vales eran, en realidad, verdaderos billetes fiscales, puesto que no ganaban interés i tenían curso legal para sa- tisfacer todas las obligaciones contraídas en moneda legal. Estos vales o billetes sólo podían ser emitidos para ser entregados a los Bancos que los solicitaran en préstamo, debiendo dar en garantía, bonos de insti- tuciones hipotecarias, cotizados al go% de su valor de plaza. Además los Bancos deberían pagar por es- tos préstamos un interés inferior en 3% a los inte- reses que dichos Bancos cobran a sus deudores. Como el interés corriente que los Bancos acostum- braban cobrar a sus deudores era, más o menos, del 9%, resultaba que deberían pagar al Estado, por el préstamo de vales que recibían, el 6%, de interés. De los espedientes a que se recurrió en este pe- ríodo que se inició en 1907 para dar cierta elastici- dad al sistema monetario, evitando las periódicas emisiones de papel-moneda que se venían lanzando desde 1904, el que dió mejores resultados en la prác- tica fué este de los vales de tesorería de que acaba- mos de dar cuenta. Bastó la aprobación de esta. lei para volver la confianza a los Bancos que continua- mente veían, como espada de Damocles pendiente sobre sus cabezas, el peligro de retiros violentos de depósitos, sin que pudieran proporcionarse los bille- es necesarios para hacer frente a ellos. Ningún Ban- co se vió en la necesidad de solicitar los vales del EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 591 tesoro, durante todo el año que duró la autorización lejislativa. Como el préstamo se hacía a los Bancos a un interés relativamente elevado, como era el de 6%, no les convenía a estas instituciones recurrir a él sino en situaciones estraordinarias. La medida ésta obró, puede decirse, de una manera psicolójica, por sujestión, pues sin necesidad de la emisión de bille- tes se pudo calmar las inquietudes de los Bancos. En todo caso, esta lei demuestra que la corriente infla- clonista empieza ya a estar en minoría; es la primera vez que las exijencias de los Bancos no se satisfacen con simples emisiones de billetes fiscales. El cambio internacional, como puede verse en el cuadro que damos más adelante (cap. LIT) había lle- gado a descender hasta 9 peniques por peso. La situación financiera, o sea de la Hacienda Pú- blica, ha sido favorable en Chile, desde 1881, época en que comenzó el desarrollo de la industria del sa- litre, que ha proporcionado al Gobierno entradas con- siderables con el pago de un fuerte derecho de es- portación (como puede verse en el cap. LXI). No hai pues que atribuir a desconfianza en la solvencia del Estado la desvalorización del billete. Además, como ya lo he indicado, el Estado tenía entonces, como tiene ahora, un fuerte fondo en oro depositado en Bancos estranjeros de primera clase destinado única 1 esclusivamente a la conversión del billete. En 1911 vuelven los Bancos a quejarse de falta de billetes. Pero como ya se había robustecido bastante la corriente de resistencia a la política inflacionista de los incrementos de las emisiones de billetes fisca- les, se pensaba en buscar otros espedientes menos pe- 992 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS lierosos, para proporcionar al sistema monetario una cierta elasticidad. eh Pero en vez de recurrirse al espediente de autori- zar la emisión de vales o billetes para darlos a los Bancos que los solicitasen previo pago de un interés, 1 debiendo garantizar el préstamo con ciertos valo- res mobiliarios, espediente que por lo menos era ino- fensivo, como se probó en 1907, recurrió el Gobierno a una modificación de la Caja de Emisión creada también ese mismo año. Ya hemos visto cómo se creó esta institución (cap. XXXV) destinada a emitir billetes contra depósitos de oro, a razón de 18 peni- ques por peso, 1 que espedía además un certificado por el cual el portador de él podía rescatar nueva- mente su oro, devolviendo billetes en igual propor- ción. Estando como estaba el cambio internacional, alrededor de 10 peniques, resultaba mui oneroso este derecho de emitir con garantías de 18 peniques. Los Bancos patrocinaron una reforma de esta lei de la Caja de Conversión de manera de hacer más fácil su funcionamiento. Como resultado de estas jestiones se aprobó la lei de 11 de Mayo de 1912 patrocinada por el Gobierno. Esta lei decía en su artículo primero: «Desde la promulgación de la presente lei, la Oficina de Emisión (la misma oficina que la lei de 1907 llamó Caja de Emisión) entregará a los Bancos nacionales o estran- jeros, establecidos en el país, billetes de curso legal en la proporción fija de un peso por cada doce peni- es, en cambio de los depósitos de oro que hagan la Tesorería Fiscal de Santiago:o en la Tesore- Chile en Londres». do el peso papel-moneda de curso legal se EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 593 cotizare a más de doce peniques, los Bancos estarán obligados a enterar en oro, en la Tesorería corres- pondiente, sobre los doce peniques ordenados por el inciso anterior, las cantidades que determine el Pre- sidente de la República para mantener la correlación entre los dichos depósitos 1 el tipo de cambio del billete en el mercado». «El oro entregado quedará destinado esclusivamente al canje de billetes 1 se conservará bajo la garantía del Estado, quien podrá mantenerlo en custodia en sus Cajas o depositarlo en el Banco de Inglaterra o en la casa bancaria de los señores N. M. Rothschild and Sons o en algún otro Banco de primera clase». «Al hacer los depósitos, los Bancos recibirán un cer- tificado nominativo, que deberán devolver al exijir el canje de los billetes por el oro correspondiente, el cual les será restituído en la Tesorería en que se hu- biere efectuado el depósito dentro de los treinta días después del requerimiento. Dichos certificados po- drán ser transferidos, sin perjuicios de las obligacio- nes del Banco cedente». «Ningún Banco podrá obtener mayor ba de billete fiscal que el monto de su capital efectivo». «Los billetes devueltos a la oficina de emisión serán inutilizados e incinerados». Esta lei venía a modificar la Caja de Emisión crea- da por la lei de 27 de Agosto de 1907. En primer lugar rebaja el monto del depósito en oro que se exije para la emisión de billetes de 18 peniques, a 12 pe- niques por peso. En cuanto a la exijencia de comple- tar esta cantidad de oro, en el caso que el cambio internacional subiera de 12 peniques por peso, se veía Da4 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS tan lejana esta probabilidad, que podía prácticamente considerarse que bastaba un depósito de doce peni- ques por peso para obtener el derecho de emitir bi- lletes. En segundo lugar el derecho de emitir por inter- medio de esta Caja, que la lei del año 1907 concedía a cualquier persona, esta nueva lei lo restrinjió sólo a los Bancos; 1 se limitó el monto de la emisión al capital de cada Banco. Se mantenía aquello del cer- tificado nominativo entregado al depositante del oro, el cual certificado le daba el derecho de rescatar nue- vamente su oro, previa devolución de los billetes emi- tidos con él. Este sistema de certificados de emisión entregados a los que hicieran depósitos de oro, era una especie de salvaguardia contra las fluctuaciones del cambio internacional quese otorgaba al tenedor de dicho cer- tificado. Esta manera de conseguir la estabilidad del cambio no interesaba, pues, a todos los que tenían que hacer operaciones de crédito con la moneda na- cional de curso legal, sino que beneficiaba únicamente a ciertos Bancos o a ciertas personas que podían ase- gurar para sí el derecho de rescatar sus billetes a un determinado tipo de cambio. Lo que se necesita en un sistema monetario es que la estabilidad del cam- bio internacional sirva para todos los que tienen que realizar operaciones monetarias. El oro se aplica en el sistema corriente al canje de cualquier billete con el objeto de mantener el valor de todos los billetes circulantes; al paso que en este sistema de la Caja de Emisión de Chile el oro se aplica únicamente al anje de los billetes de una determinada persona oa adora de certificado de emisión. EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 595 Por otra parte esto de dar facultad de emitir bi- lletes a los que depositaran oro en la casa bancaria de Rothschild de Londres o en otro gran Banco europeo, casi significaba entregar a estos Bancos in- egleses o alemanes el derecho de emitir billetes de Chile. Si Rothschild, por ejemplo, habría un crédito a un Banco de Chile o a uno de los Bancos europeos con ajencia en Chile por £ 200,000 se dejaban estas f 200,000 depositadas en la misma casa bancaria de Rothschild a la orden del Gobierno de Chile; 1 como éste no retiraba estos fondos de dicha casa, sino que los dejaba depositados en ella, la operación resultaba bastante sencilla. Cuando se creó esta Caja de Emi- sión, en 1907, para evitar la posibilidad de estas ope- raciones de crédito, se dispuso que los depósitos he- chos en Londres se depositarían en una cuenta espe- cial del Banco de Inglaterra, institución donde no es posible hacer operaciones de crédito como la que aca- bamos de indicar. Alautor de este trabajo, que entró por pocos meses en aquella época, al Ministerio de Hacienda le correspondió establecer en un reglamen- to esta disposición; pero poco tiempo después, otro de los muchos Ministros que han pasado por el Mi- nisterio, modificó la disposición de depositar estos fondos en el Banco de Inglaterra, 1 permitió el de- pósito de ellos, como lo hizo después la lei de 1912, en varias instituciones de crédito. Esto de dar la facultad de emitir billetes de curso legal a los Bancos que depositaran oro en el estran- jero, en las condiciones antedichas, colocaba en si- tuación desventajosa a los Bancos nacionales, es de- cir a los Bancos chilenos, a los cuales no era fácil proporcionarse oro o crédito en Londres. Por este 396 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS motivo, era esta Caja de Emisión una institución es- pecialmente favorable para ciertos grandes Bancos es- tranjeros, que gozaban de gran crédito en Londres 1 que tenían ajencias establecidas en Chile. Revisando el cuadro de las operaciones de esta Caja de Emisión durante el año 1913, que aparece publicado en las memorias del Ministerio de Hacien- da, encontramos ese año que los Bancos depositaron en ella £ 1.980,000 en Londres. De esta suma un millón 530,000 libras esterlinas pertenecían a Bancos estranjeros (1) que tenían relaciones de crédito espe- ciales en Londres, i donde por consiguiente, no les era tan difícil hacer estos depósitos. A los Bancos nacionales, es decir a los Bancos chilenos, sólo les ha sido fácil tener depósitos de oro en Londres cuando el Gobierno les ha hecho estos depósitos. | Mientras tanto el cambio internacional continuaba alrededor de 10d., i cada año que pasaba en estas condiciones era un eslabón más que venía a ligar los intereses económicos a la depreciación del billete. En 1913 la situación continuaba igual; el cambio internacional se mantenía alrededor de 9,5d. por peso. Era sin duda une situación monetaria sumamente inconveniente, por la inseguridad que existía respecto al cambio internacional. El término medio del cam- bio internacional, durante los diez últimos años ante- riores a 1914, había sido, más o menos de 12d. por peso; 1 si se toman los seis años anteriores a IQIA, es decir, desde 1908 inclusive, el término medio del cambio había sido más o menos de Iod. Bancos que hacian estos depósitos eran los siguientes: el WMemania, el Jermánico de la América del Sur, i el Alemán todos ellos Bancos alemanes mui relacionados, en o, con Bancos ingleses. ] EL SISTEMA MONETARIO, ETC. 397 A propósito de esta situación de incertidumbre que existía respecto al cambio internacional, permítaseme recordar lo que decía yo en mi calidad de Diputado al Congreso Nacional en 1912: «Pocas veces estos inconvenientes se han manifes- tado en forma más grave que al presente en Chile. Tenemos desde hace varios años un cambio depre- clado que fluctúa entre 101 11d, 1 respecto al futuro nada sabemos, sino que no es imposible que este cambio suba hasta 18d. 1 tampoco que vuelva a ba- jar a 8 o menos peniques por peso». «Esta es una situación absolutamente insoportable para una unidad monetaria. ¿Quién puede contratar en un peso que puede mañana valer 18d., valiendo al presente sólo 11d? ¿Quién que no quiera ligar su trabajos 1 capitales a los azares de un verdadero jue- go, puede poner su firma a un contrato de arren- damiento a un largo plazo de una propiedad rústica? ¿Ouién que no sea un atrevido podrá comprometerse en la compra de una propiedad para pagarla por anualidades, si en realidad no sabe en qué clase de pesos la ha de pagar? ¿Quién puede establecer una industria sobre las bases de los precios que al pre- sente tienen los productos, los gastos de los salarios 1 demás costos de producción, si mañana con una alza del cambio caen los precios de los productos, 1 trastornándose por completo las bases calculadas de las industrias ha de verse obligado a cerrar las puer- tas de su empresa o a venderla a vil precio antes de abandonarla? ¿Ouién por la inversa, puede vender una propiedad, o ligar su trabajo a un contrato, si no se sabe si las nuevas fluctuaciones del futuro del cambio han de ser a la alza o a la baja, en medio de 17.—ANALES.—Mayo- Junio. 598 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS esta eterna montaña rusa de nuestro cambio? ¿Quién va a traer del estranjero un centavo en oro para co- locarlo a 1d. si mañana puede verse obligado a reti- rarlo a 18d? ¿Qué estímulo hai para el ahorro 1 la economía de un país que tiene semejante moneda?» «La vida del comercio de importación se hace tanto más insegura cuanto más inestable es el tipo de cam- bio; 1 si los grandes comerciantes 1 banqueros pue- den cubrir sus operaciones de cambio con las com- pras o ventas de oro a plazo, en cambio el mediano, el pequeño comerciante, sufre continuamente de los males de la inestabilidad». «Cuando se pregunta si será buena o mala inver- sión para los ahorros de una persona el comprar tales o cuales acciones, tales o cuales propiedades, es ne- cesario contestar que el negocio puede ser bueno o malo, pero que no es posible aconsejar ni compra ni venta porque los precios del futuro dependerán del movimiento futuro del cambio, o sea que toda ope- ración de compra o de venta que se haga al presente envuelve una grave especulación al cambio interna- cional». «Nuestro peso, unidad monetaria, para medir los valores, o sea para avaluar en las compras i ventas 1 en las operaciones de crédito, es una unidad de me- dida de valores tan absurda i peligrosa como ser ía de absurdo 1 peligroso un metro tan elástico que pudiera duplicar de lonjitud o disminuír hasta la nada». «Si siempre ha sido un desideratum el realizar la estabilidad del cambio internacional, hoi es esto para otros una condición indispensable de nuestra esta- bilidad 1 progreso económico». (Continuará). 1 ARAUCO DOMADO del licenciado PEDRO DE OÑA ZARZA ls 1 aa Ma a AR ac ARAUCO DOMADO DEL LICENCIADO PEDRO DE ONA CAPITULO I EL FIN 1 EL VALOR HISTÓRICO DEL POEMA Con la base histórica de la Araucana, e 1mitando algunos de sus episodios el autor del Arauco Doma- do circunscribe la obra a un corto período, desde la venida de don García de Mendoza hasta la batalla de Bío- Bío. No proyecta nueva luz sobre esa época i los pocos detalles que pudieran resultar utilizables ca- recen de exactitud o, por lo menos, no inspiran con- fianza. En verdad Oña sólo pretendió escribir una obra apolojética, ensalzando a don García, héroe del poe- 602 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS ma 1a la sazón Virrei del Perú, ajigantando su per- sonalidad, con finjidas proezas, o episodios modifi- cados a su sabor. | Secundado en su propósito por Mariño de Lobe- ra i por Suárez de Figueroa 0, mejor dicho, copián- dose unos a otros i todos tres interesados, por una u otra razón, en lisonjear a los linajudos 1 podero- sos marqueses de Cañete, consiguieron que la histo- ria acojlese algunas de sus versiones semi-fantásti- cas. las que durante siglos no fueron puestas en duda ni menos desmentidas, rodeando de una aureola de gloria al joven Gobernador de Chile 1 más tarde Vi- rrel del Perú. Entre otras inexactitudes, afirma que la espedición terrestre vino a cargo de Julián de Bastida; que en Penco desembarcaron 180 hombres para construir el fuerte; 1 que la armada de don García se componía de cuatro naves artilladas, cuando en realidad constó de diez (1). z Oña apunta, sin embargo, un dato útil para fija: la fecha aproximada de la muerte de Lautaro, cuan- do, refiriéndose a los preparativos para la venida de don García a Chile, dice: «Lo cual se pareció patente 1 claro, Pues en adevinando su partida, Fortuna comenzó a enmendar la vida Quitándosela al mísero Lautaro:» Canto I, estr. 13. (1) Las naves fueron por lo menos diez, como afirma Ercilla, tal vez de ellas sólo cuatro serían artilladas, pudiendo por tanto ectos ambos asertos. 0] ARAUCO DOMADO 605 ———— ——— La batalla de Mataquito habría acontecido ántes del 2 de Febrero de 1557, en vez del 30 de Abril, como vierte Mariño de Lobera. Ni una ni otra fecha son exactas. pero a lo menos debe entenderse que tuvo _lugar antes de la llegada a Chile de don García (23 de Abril), cobrando así mayor valor la de 1.2 de Abril que para esa batalla ha calculado el Ilmo. se- ñor Errázuriz en su obra «Sin Gobernador». Felizmente la abundante documentación de que hoi se dispone para el estudio de esa época han per- mitido al historiador señor Errázuriz, rehacer la his- toria de su gobierno 1 circunscribir dentro de los ver- daderos límites los elojios debidos a los indiscutibles méritos de don García de Mendoza. Oña acusa a Ercilla de haber callado, incitado por la venganza, las hazañas de don García: «Pensó callando así, dejar cerrada De vuestra gloria 1 méritos la puerta, T la dejó de par en par abierta, Dejando su pasión descerrajada: Sin vos quedó su historia deslustrada, T en opinión quizá de no tan cierta, Mas tal es un rencor que da por bueno El daño propio a trueque del ajeno. «¿Quién a cantar de Arauco se atreviera, Después de la riquísima Araucana? Qué voz latina, espérica, o toscana, Por mucho que de música supiera? Quién punto tras el suyo compusiera Con mano que no fuese más que humana? Si no le removiera el pecho tanto, El ver que sows la pausa de su canto. 604 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS Pues esta ha sido casi todo el punto, De donde le tomé para cantaros Doliéndome que en cánticos tan raros Faltase tan subido contrapunto: Más bien será que cese lo que apunto TI que de vuestros hechos más que claros A resonar comience alguna parte Que para lo demás ninguno es parte». Estas estrofas son las últimas de las veintiuna que forman el exordio, en que con frases lisonjeras pre-. tende el autor justificarsu obra a los ojos de don Gar- cía. No obsta el «ser—según Oña—tal por sí la grave historia mía», ni haber retardado su publicación hasta que don García se fuese a Mspaña, para creer que la obra no es el fruto con que la adulación quiso rega- lar al Virrei del Perú. Oña protesta anticipada men- te de tan posible acusación, advirtiendo que no qui- so dar a luz su obra hasta que don García salió del Perú «porque el publicar sus loores en presencia suya no enjendrase (a lo menos en dañados pechos 1 de poca consideración) algún ¡énero de sospecha, cosa que tan ajena está a la limpieza de la verdad que en todo este discurso trato». j Nos contamos entre esos seres «de dañados pechos 1 poca consideración» a quienes presentía el poeta. Cualesquiera que sean sus protestas, el exordio re- vela otro propósito; 1 algo mui diferente se deduce también de la acción de solicitar del propio don Gar- cía la licencia, necesaria entonces, para publicar la obra. Le habría bastado aguardar unos cuantos me- ses para evitar al héroe del poema la molesta situa- ción de conceder la licencia 1 privilejio para la pu- ARAUCO DOMADO 605 blicación de su propia apolojía, atendiendo, entre otras razones, a que contaba «en él con limpieza de verdad, los hechos señalados de muchos caballeros», entre quienes ocupaba el virrel preeminente lugar. El intento de Oña de ensalzar hasta la adulación a don García de Mendoza se descubre ya en los pri- meros versos del poema: «Canto el valor, las armas, el gobierno Discanto aviso, maña, fortaleza, Entono el pecho, el ánimo 1 nobleza, Del estremado en todo joven tierno: Hinche la fama ahora el áureo cuerno, Apreste sus alas la presteza Redoble su garganta el claro Apolo, Y llévese esta voz de polo a polo.» Refiere en seguida que, solicitado como áncora de salvación, sale don García para Chile: «Partido pues de Lima el mozo bello Encaminó sus pasos a la playa, IT en medio su escuadrón haciendo raya, De toda perfección echaba el sello; Sumo placer causaba en todos vello, Sumo pesar también de que se vaya, Todo el Perú su pérdida lamenta, TI Chile su ganancia representa. No sale tal el hijo de Latona, Al tiempo que mostrándonos su lumbre La verde cabellera de su cumbre Con rayos fuljentísimos corona: 606 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS o q(_E-=s<-5LeA o 5 Cual muestra don Hurtado su persona En medio la guerrera muchedumbre, A la sazón que sale como digo, En busca del indómito enemigo. Mírale el niño, el mozo 1 el anciano, l desde su balcón la bella dama, Cuyo corazón helado inflama Aquel fogoso término lozano: Codíciale mirándole 1 en vano Suspiros lanza, lágrimas derrama, I síguele afectuosa con la vista Muriendo por hallarse en la conquista». Ignoramos con cuanto dolor verían las damas li- meñas alejarse «aquel fogoso término lozano», pero es indudable que no en todas partes despertó tal en- tusiasmo la persona del futuro gobernador de Chile. Así, por ejemplo, en Trujillo «cuando don García con algunos galanes se quería pasear por las calles enviaba a decir a la viuda del Adelantado Alderete que hiciese parar sus damas a la ventana para pa- searse él, «1 hasta once que había se paraban mui car- gadas de luto 1 sin osar hacer otra cosa su señora (1)». Prescindiendo de la falta de respeto a la viuda de Alderete, la manera de conseguirse admiradoras usada por don García no lo presenta como galán irre- sistible. in el canto III, aplaude Oña las humanitarias ordenanzas dictadas por don García en favor de los (1) Carta del contador Real Bernardino de Romay al Emperador, Octubre 6 de 1557,— MeDINa (J. T.) Docs. Inéds:, tomo XXVIII, ARAUCO DOMADO 507 indíjenas. Buenas fueron; pero en obsequio 1 «limpie- za de verdad» es justo recordar que se debieron al l:- cenciado Hernando de Santillán, Teniente Jeneral del Gobernador de Chile, 1 oidor de la Audiencia de Lima, quien las redactó, en cumplimiento de reales disposiciones (1). Agotado el tema de aquellas ordenanzas prorru m- pe el poeta entusiasmado: «Oh gran lejislador del nuevo mundo, Celoso de equidad 1 de justicia, Primero en la barbárica milicia T en tu feliz estrella sin segundo: Confuso asombro, 1 pasmo del profundo, Total perseguidor de su malicia, Perdona el corto vuelo de mi pluma, Que al pie no llega de tu cumbre suma». Esa protusión de elojios elevados al grado super- lativo 1 prodigados sin tasa demuestran que Oña no se percató de no descender con sus alabanzas hasta la adulación rastrera. Cuatro estrofas adelante dice: «Faltaba en la Serena, ved qué falta, Para que tenga sobra en su descuento, El misterioso 1 alto sacramento (1) Al dar cuenta de su cometido, dice Santillán, al Virrei don An- drés Hurtado de Mendoza i a la Real Audiencia de Lima: «Yo hice las dichas ordenanzas i proveimientos por ver por vista de ojos i por información bastante que de ello tuve... i si a V. E. i mercedes pareciere que la orden que yo di excediere de las provisiones de S. M. las manden restrinjir conforme a ellas». —MEDINA (J. T.)—Dccs. Inéds., tomo XXVIII, 296. 1 608 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS == Adonde Dios, 1 hombre nunca falta; Mas con su caridad intensa 1 alta Haciendo a costa suya el ornamento, Hizo desde entonces no faltase Para que el bien al ánima sobrase. «El hecho fue que cuando el pan del cielo En procesión al templo se traía, Por dar ejemplo al Indio que atendía Se derribó a medirse con el suelo: Haciendo que el presbítero sin duelo Por cima dél (Don García] hiciese paso 1 vía, Tratando con el pie su cuerpo humano Pues el de Dios trataba con la mano». Este acto de fanática veneración, propia de cultos orientales, dista de ser de insospechable autentici- dad. | ; En primer lugar no menciona don García en su información de servicios que en tal desamparo re- lijioso hallase a la Serena; haciendo, como hace, hinca pié en que envió un clérigo a Santiago del Estero donde no se decía misa desde tres años atrás (1). En cambio, en la Serena se administraban los sacramen- tos casi sin interrupción desde su repueble en Agos- to de 1549 (2). (1) Mebixa (J T.) Docs. Iméds., tomo XXVII, páj. 8. (2) El primer cura de la Serena fué Hernando Márquez, a quien en 1550 se le pagaron doscientos pesos «porque administró los oficios divinos en la ciudad de La Serena». XXVIII, 184. Le sucedió Bartolomé del Pozo, el 2 de Enero de 1550, quien ade- nas de los diezmos percibió de la real hacienda 200 pesos el 13 de tubre de 1550 «porque fuese a servir de cura un año en la ciu- ela Serena» i otros 200 el 13 de Febrero de 1552 «porque sirvió ren La Serena». XXVIII 185 i 186: e ARAUCO DOMADO. 609 Además, durante la estada de don García en la Serena no se nombró ningún párroco para la ciu- dad (1). Por último, aun cuando no conste claramente, hal antecedentes para presumir la presencia de sa- cerdotes en la Serena. Desde luego, hasta Noviem- bre del año anterior es decir cinco o sels meses antes de la llegada del Gobernador, hubo dos curas: Juan Cidrón 1 Rodrigo García de la Torre; no es probable que en tan corto tiempo cesasen ambos en sus fun- ciones. Cada uno de ellos ganaba quinientos pesos anuales a contar desde el 1.2 de Octubre de 1556 o sea $ 41,66 2/3 mensuales. Ahora bien, el 16 de No- viembre García de la Torre recibió «para su cuenta del entretenimiento que tiene» cien pesos, quedando en consecuencia pagada su renta hasta el 12 de Di- Miguel de Valdés, desde el 2 de Enero de 1552 a 17 de Marzo de 1553. XXVI, 179 1 180. Vacante: 18 de Marzo de 1553 a 27 de Agosto del mismo año. Juan Cidrón, 28 de Agosto de 1553 a 24 de Agosto de 1554. XXVII, 182. Cosme de Santo Domingo, 24 de Agosto de 1554—10 de Julio de 1555, XXVIII, 180 ¡ 182. Rodrigo García de la Torre, 11 de Julio de 1555—1.% de Octubre de 1556, XXVIII, 181. Desde el 1.2 de Octubre de 1556 hubo dos curas, con quinientos pesos anuales de renta cada uno. Rodrigo García de la Torre, recibió cien pesos a cuenta «del entre- tenimiento que tiene», el 16 de Noviembre de 1556, XXVIII, 181. Juan Cidrón, recibió 200 pesos a cuenta de sus servicios el 27 de Octubre de 1556, XXVIII, 18l. (1) Después de los mencionados sólo encontramos los siguientes párrocos nombrados en 1557. Hernando Díaz Rojo, 3 de Agosto a 4 de Setiembre de 1557. Hernando de la Cueva, 5 de Octubre a 27 de Marzo de 1558. XXVIII, 183. 510 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS ciembre. Siu embargo, el 6 de Octubre de 1558: se abonaron por la real hacienda otros doscientos pe- sos «en cuenta de lo que se le debe al padre García de la Torre» (1). : Podría objetarse que sus servicios fueron poste- riores al período de que se trata, supuesto que el pago se efectuó en Octubre de 1558; pero hai razones para sostener lo contrario. El 5 de Octubre de 1557, se recibió de cura de la Serena Hernando de la Cueva, con la renta de sete- cientos pesos al año señalada por el Gobernador «como al padre Rodrigo García de la Torre» (2). Ll aquí se deduce: 1.2 Que a García de la Torre sele elevó la renta de guimentos a setecientos pesos después del 16 de No- viembre de 1556, fecha en que, como se ha dicho, re- cibió dinero a cuenta de su estipendio; (3) 2. Que con la llegada de de la Cueva cesó García de la Torre en sus funciones, a menos de suponer que hubiera seguido la ciudad con dos curas, en cuyo caso es menos aceptable la afirmación de Oña; 3.2 Que con los doscientos pesos recibidos a cuen- ta se comprueba que, o bien sirvió a razón de 500 pe- sos hasta después del 11 de Mayo de 1557, contando desde la fecha del vencimiento del último abono; o bien desde antes del 22 de Junio del mismo año, a razón de 700 pesos hasta la fecha de la llegada del sucesor; 1.0 (Jue, por consiguiente, a lo sumo podría haber nterrumpido su ministerio por unos cuatro o cinco debiNa (J. T.). Docs. [méds., tomo XXVIII, páj. 184. lebina (Y. T.). Docs. Iméds., tomo XXVIII, páj. 183. MEDINA (J. T.). Docs. Iméds., tomo XXVIII, páj. 181.. ARAUCO DOMADO 611 meses, cosa por demás improbable desde que el abo- no fué a cuenta de lo que se le debía; 1 5.2 Que apareciendo García de la Torre como cura en fechas tan próximas antes 1 después de la llegada del Gobernador se debe presumir que lo fué en el in- termedio. Doce octavas dedica Oña a justificar la prisión 1 destierro de Francisco de Aguirre 1 de Francisco de Villagra. Supone para ello que ambos levanta ban una tempestad que tenía alborotado a todo el país «que- réndole volar por los cimientos» con sus pretencio- nes al Gobierno de Chile. Por más calamitosa que trate de pintarla, la situa- ción del pais era mui diversa. Si bien a la muerte de Valdivia hubo bandos que amenazaron encender la guerra civil, tal peligro desapareció cuando la Real Audiencia de Lima dispuso a principios de 1555 que el gobierno recayese en los Cabildos, resolución acatada inmediatamente por Villagra y después tam- bién por Aguirre, aunque más por fuerza que de grado; y desde 1556 gobernó Francisco de Villagra con el título de Correjidor Jeneral por disposición “de la misma Real Audiencia, i en tales funciones le sorprendió la orden de prisión. Aguirre recibió carl- ñosamente y hospedó al joven Gobernador; Villagra, vencedor de Lautaro, se dedicó a preparar cuanto era menester para recibir cual merecía a don García 1 sus soldados, sin pensar en oponerle resistencia; en consecuencia, ni la situación de Chile, ni la actitud de esos viejos capitanes podría justificar su destie- AS ya 612 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS rro, ni menos la forma violenta 1 desleal con que fueron aprehendidos. Si alguna escusa merece la conducta a zabiliaria de don García para con ellos, se debería a conside- raciones de otro orden. Cuando su padre se recibió del Gobierno del Perú, el país había sido sacudido durante diez años por violentas convulsiones sub- versivas. El virrei condenó a muerte a algunos de los más comprometidos en esos movimientos 1 deste- rró a otros a España. Nada estraño habría sido, por consiguiente, que el nuevo Gobernador, creyendo en- contrar a Chile en situación análoga viniese dispues- to a seguir igual tempera mento; pero ello no justifi- ca: tuvo sobrado tiempo para desengañarse. Después de permanecer dos meses en la Serena, zarpó el Gobernador con parte de sus fuerzas para la despoblada Concepción, desatendiendo los pruden- tes consejos de quienes pretendieron disuadirlo. El viaje resultó peligrosísimo; casi naufragaron en una furiosa tormenta; hubieron de permanecer inactivos en la isla de Quiriquina i de librar una peligrosa acción en el fuerte de San Luis, 1 sólo a los cuatro me- ses del desembarco se pudo iniciar la campaña, cuan- do ya los indios habían dispuesto de sobrado tiempo para aprestarse a la lucha. Para paliar el desacierto, Oña supone que don Gar- cía no quiso pasar por SanHabo para no exponer a sus fropas a contajiarse con el ocio 1 la molicie 1m- perantes en la capital: | «Albergue de holgazanes, 1 baldíos, iz donde el vicio a sus anchuras mora | tierra do se come el dulce loto. ARAUCO DOMADO : 613" do Que al filo de la guerra tiene boto. Es la vadosa Sirte donde encallan, O todos, o los más gobernadores, Ta donde por hablar cosas de amores Las del guerrero adúltero se callan, Do como la dulzaina 1 rabel hallan No quieren són de tropas, ni atambores, Ni dar en cambio, 1 trueque de una vela, Amanescer dos mil en centinela. Mucho pondera Oña la corrupción 1 no sabemos cuanta verdad contengan sus afirmaciones; pero en lo tocante a los gobernadores la exajeración del poeta es manifiesta. Prescindiendo del primer decenio durante el cual Valdivia hubo de permanecer en Santiago por no exis- tir otra ciudad propiamente tal; tanto él como sus sucesores residieron en el sur, dedicados precisa men- te a la guerra 1 mui lejos de «la vadosa Sirte donde naufragaban todos o los mas gobernadores». Hojean- do la historia, hemos recojido estas indicaciones, sus- ceptibles de error aunque éste no modificaría el re- sultado: 18.—ANALES.—MaYo-] uno. o o id 614 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS GOBERNADORES Duración del Permanencia Gobierno en Santiago Pedro de Valdivia, 1550-1553........ 4 años | 4 a 6 meses Villagra, Capitán Jeneral; gobierno de los Cabildos; Villagra Corre- jidor Jeneral, 1554-1557++....+..| 34ñOS, 4 meses 8 meses Don García de Mendoza, 1557- E 1561, con el interinado de KRo- drigode Omron 4 años, . 73 meses Francisco de Villagra, 1561-1563...| 2 años. 23 meses Pedro de Villagra, 1563-1505........l 2 años 9 meses Rodrigo de Quiroga, 1565-1507...... 2 años 2 meses 5 meses La Real Audiencia, 1567-1568.......| 1 año Don Melchor Bravo de Saravia, 15Ó8-1575..0.... ia a 6 años 5 meses 24 a 36 meses Rodrigo de Quiroga, 1575-1580...... 5 años 36 meses Martín Ruiz de Gamboa, 1580- lee OS 3 años 1 medio 6 meses Don Alonso de Sotomayor, 1583- 1 ocoo SdobdacondonarasoOonVOdO odon 9 años 4 meses 12 meses García Oñez de Loyola, 1592-1595. 5 fecha en que se escribía el poema! 3 años 3 meses 43 meses 46 años 120 a 136 meses Osea 1042 11 años. Se ve, pues, que los go bernadores no permanecían: en Santiago, por término medio, arriba de la cuarta o quinta parte del período de su Gobierno. Si de esto se descuenta el tiempo que necesariamente gastaban en las ceremonias de la recepción i primeras provi- dencias, en reunir jente 1 organizar espediciones, en curarse de sus enfermedades i en aguardar al sucesor, queda de seguro mui poco para aquella vida de ocio que describe Oña. Por último, si se atiende a la edad a que tomaron en su mayor parte las riendas del gobierno se puede presumir que es inexacta la acusa- ARAUCO DOMADO 615 ción formulada a «todos, o los más gobernadores» (1). Don García de Mendoza sólo supo el adveni- miento de Felipe II en Marzo de 1558. Esto no pudo ignorarlo Oña, porque precisamente en las fiestas de la jura del monarca se orijinó el lance entre Pineda 1 Ercilla de donde se derivó, según Oña, el rencor de Ercilla que le instigó a callar las hazañas de don García. Sin embargo, repitiendo el error en que in- currió Ercilla afirma que recién desembarcado en la Quiriquina dirijió el Gobernador una intimación a los indíjenas llamándolos a un pacífico sometimiento: «I que se confesaran por vasallos Con someter al yugo el cuello altivo Del sacro don Felipe són segundo Monarca universal de todo el mundo». I poco después, ya instalados los castellanos en el fuerte de Penco «Arbolan de Filippo la bandera.» En la sustitución del Emperador Carlos V por Fe- lipe IL, tanto Ercilla como Oña no tuvieron en vista sino dar cabida a una frase de elojio a la persona del monarca remante. Para resumir los protusos loores prodigados en su poema a don García, supone Oña una junta de las deidades del Averno, convocada por el «Rei de los (1) Don García, esceptuado por Oña, 21 años; 38, Sotomayor; 43, Oñez de Loyola; 47, Ruiz de Gamboa; 50, Valdivia i Francisco de Villagra; 53, Quiroga, en su primer gobierno i 63 en”el segundo; 55, Pedro de Villagra i 56 Bravo de Saravia. 616 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS x_—Á A -=«AMAA¡AMANAAR Abismos»con el objeto de conjurar el peligro que para su soberanía envolvía un joven dotado de tantas 1 tan excelsas virtudes. «Ya veis [les dice] como este próspero mancebo En su gobierno va por tal camino, Que, o yo seré malísimo adivino, O él será el estrago del Erebo: Pues ultra de que al fin es el renueve De aquel fecundo tronco Mendocino, Le presta Dios auxilios eficaces I mueve sus ejércitos 1 haces». «No sé por donde pueda ser entrado, Pues no hai en él resquicio, ni repeto, Ni agalla, en que se trabe aquel anzuelo; Que a sus antecesores ha trabado: Porque del cebo, en que ellos han picado, Que es el metal de fértil Indo suelo, Tiene tan apartado el apetito, Que no hai por él, cogelle en el garlito». La codicia de los «antecesores» de don García, es decir de Valdivia 1 Villagra, debió de ser insaciable en atesorar deudas, pues tantas tenían a su muerte que sólo a la Hacienda Real debían entrambos más - de doscientos mil pesos, 1 mucho más a los particu- lares (1). (1) Todavía podríamos oponer a la palabra de Oña la de su com- pañero de trabajo, don Pedro Mariño de Lobera, otro panejirista de don García. Según este cronista, Valdivia «no era nada vengativo, en cosas que tocasen a su persona» mayormente con quien se le rendía; ¡mucho menos codicioso, mi sabía guardar el dinero, por ser natural- mente amago de dar» Cuanto a Villagra «era amigo de lo poco que te- nía guardallo; mas se holgaba de recibir que de dar». ARAUCO DOMADO 617 «I si por ambición le hacemos guerra, O le queréis llevar por injusticia, Ya veis con la equidad 1 la justicia, Que echó los ambiciosos de la tierra: Pues presunción mirad sl encierra, O si soberbia alguna el alma envicia Del cuerpo, que se ajusta con el suelo, Por el que se disfraza en blanco velo. «Pues, ya si por deleites sensuales (Quisiésemos entralle blandamente, No vistes cual huyó tan cautamente Del Mapochó vicioso los umbrales: Colijo, a mi pesar destas señales, Que no se lo estorbando presta mente Reducirá de suerte a todo Chile Que mi corona, 1 cetro se aniquile.» Eran intundados los temores del Espíritu maligno. A pesar de que con las batallas de Tucapel, Mari- hueño 1 Mataquito segaron lo más florido de los gue- rreros de Arauco; de que el chavalongo, diezmó de la manera más horrorosa su población, i de que los: es- tragos del hambre los llevó al estremo de comerse unos a otros, 1 no obstante haber sido vencidos en las batallas campales, los araucanos resistieron con in- domables bríos al ejército de don García, cuatro veces superior a cualesquiera de los que hasta en- tonces habían presentado los españoles en los cam- pos.de batalla. De seguro distaba mucho de ser el Arauco Domado, de la mente soñadora del poeta. Mientras Plutón se mostraba tan alarmado en sus infernales cavernas, don García, atendía solícito “sus funciones de esperto capitán, preparando cuanto era 618 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS menester para la defensa del fuerte levantado sobre las ruinas de la Concepción. Al fin sonó para él la hora venturosa en que avistó las huestes de Can- policán: «Asómase a mirar su fiera traza Aquella clara sangre de Mendoza, Que dentro de las venas le retoza, Por esperimentar la dura maza: I no se turba punto ni embaraza, Mas todo lo posible se alboroza, De ver que ya lugar se le concede Para mostrar (en parte) lo que puede. «Previene con fervor, industria 1 maña, Aquello, que no estarlo parecía T en frente, por la parte que venía Arauco denodado contra España: Seis piezas (como dije) de campaña El adivino joven puesto había, Que fueron casi todo el instrumento, Para que se cantase el vencimiento». Presentar a don García como adivino es uno de los más curiosos resortes puestos en juego también .por Mariño de Lobera. : «(Juisiera bien saltar la palizada, Il a recibir al bárbaro saliera, Si su temeridad no conociera, l cosa en Jenerales reprobada: Ya sube a toda priesa la emboscada, Con astas erizando la ladera, Pero con todo el Hércules gallardo ARAUCO DOMADO 619 Se mata, porque viene a paso tardo. «No suele estar jamás lebrel de Irlanda, Si al jabalí cerdoso ve mostrarse, Con tanta voluntad de abalanzarse Tirando del collar, 1 quien le manda: Como de ver subir la espesa banda Revienta el Jeneral por señalarse Más la razón, que sola es quien le humilla, Sabe tenelle corta la trailla. «I como la visera no ha calado, Para que así mejor advierta, 1 note, Cual viene por su mal i por su azote El enemigo ejército formado: Está como el Azor empiguelado, Antes de haberle puesto el capirote, Que ni pasar un ave se le antoja, Mil veces de la alcándara se arroja. «Estando pues intrépido mirando Al Indio bravo, el joven orgulloso, No se qué brazo idólatra nervoso Desembrazó con ímpetu nefando Una redonda piedra, que zumbando Su curso fugacísimo endereza A la cabeza fuerte del Cabeza. «Alí quedó la furia desmedida, I tanto, que con dar en la celada, Por especial milagro, la pedrada, Dejó de dar al blanco de la vida: Pues con la frente el joven aturdida Miró de abajo el muro, 1 albarrada Más no tocó la tierra, cuando luego Se enderezó, brotando vivo fuego. A 620 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS «No dudo que Mejera de su mano Hiciese el riguroso tiro fuerte, Sabiendo, que si al joven daba muerte, Estaba lo demás rendido, i llano: Mas el Eterno Padre Soberano, Que permitió acertalle desta suerte, Por ser tan lleno el blanco, 1 espacioso, Previno, como Dios, lo más dañoso. «Después que firme el pie en la tierra pone I la esperanza 1 ojos en el cielo El Cesarimo espíritu novelo, Su jente anima, exhorta ¡la compone No hai prevención ni ardid, a que perdone Porque los halla escritos en el suelo, Su claro entendimiento 1 perspicacia Herido con los rayos de la gracia.» Este episodio es imajinartio. Ni don García de Mendoza, en su. información de servicios, ni los testigos que depusieron en ella, ni los amigos del gobernador, ni sus enemigos, habrían omitido mencionar este hecho, ora para enaltecer su conducta, ora para acusarle de imprudente o teme- rario; en suma, para comentarlo a su sabor. Además, como ya hemos dicho en otro lugar por las cuentas del boticario Hernán Pérez, se pueden conocer los ' nombres de los que resultaron heridos en esa Ocasión 1, por cierto, que entre ellos no figura don García. El asalto comenzó con furia inusitada; españoles | araucanos tivalizaban en valor: «Mas quien de sí da claro testimonio, (Jue en hecho, como en dicho resplandece ARAUCO DOMADO 621 Es nuestro Jeneral 1 así merece Tener por nombre Ulises Telamonio: Pues siendo en sus palabras un Favonio, En obras más que Boreas se embravece, Según veréis agora por mi canto Si a dicha voz mortal pudiere tanto». . Con su luciente espada en sangre roja Está sirviendo al muro de muralla, Ta donde ve más viva la batalla Con más denuedo 1 ánimo se arroja: Haciendo por do va que se recoja El mísero, que cerca dél se halla Pena de que, esperando el' golpe esquivo Podrá desesperar de verse vivo. «De una estocada a Pinguedo barrena, De otra punta al diestro Longo ensarta, El alma a Copil del cuerpo aparta, A Crin de un tajo un músculo cercena; De bárbaros la cava tiene llena, Aunque su hambrienta cólera no harta, Que como crece dellos el enjambre, Crece también sin término su hambre. «Lugar le hacen ya los más altivos, Porque ninguno al fin de grado muere, T así, para pasar a donde quiere, Le estorban más los muertos que los vivos: En el que ve más puesto los estribos, TI que a esperar su encuentro se profiere En ése carga más la dura mano, Haciándole allanar de llano en llano.. Bastante sería lo dicho para unjir héroe al prota- gonista; pero tales proezas son en el poema mero pre- 622 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS : sajio de otras mayores. Luego entra don García en desigual combate «con Rengo, Leucotón 1 Gracola- nO»; avanza victorioso «El Jeneral, que al ímpetu arrogante Del bárbaro pretende poner freno, I despegalle ya de la estacada, Muestra de sí milagros por la espada. «No hace por do pasa tal estrago El caudaloso, bravo 1 lleno río Quien, fuera de su madre, 1 vado frío Al fresco valle envuelve en turbio lago: I a la dehesa, éjido, soto 1 pago Despoja de su adorno 1 atavío Volcando piedras, troncos 1 maderos I alguna vez los árboles enteros. «Sonaban ya por donde discurría Rabiosas vascas, voces, 1 jemidos, (ue con mortales ansias despedidos Formaban dura 1 áspera armonía». Cuando apareció a su vista Caupolicán: «Ensordeciendo a golpes los oídos, TI haciéndose temer de cabo a cabo». Asestóle presuroso don García una estocada, un teroz golpe en la boca, 1 arrojándole al foso que ro- dea ba al fuerte, casi acaba en un santiamén con el héroe de La Araucana. (Juien quiera que recuerde las hazañas, el valor 1 altivez de los héroes de Ercilla puede fácilmente a preciar a qué altura coloca al suyo Oña en el poema: Andrea, aquel jenovés de estraordinarias fuerzas 1 valor, jamás tuvo a Rengo en tanto aprieto; el or- ARAUCO DOMADO 623 gulloso Tucapel iguala a don García con don Felipe de Mendoza 1 de éste dice que cree sea el Demonio en persona «que tuvo algún deseo de combatir con- migo mano a mano, a fin de que faltándome en el mundo, en él pudiese yo tener segundo»; cuanto a Caupolicán acabamos de ver en que lastimoso estado le derribó don García al primer encuentro. Injusto sería negar el valor al joven Gobernador de Chile, pero hai sobrado motivo para dudar de cuanto le atribuye Oña tocante a la defensa del tuerte de Penco o San Luis. En efecto, libróse dos meses después la batalla de Bío-Bío en donde, según refiere el poeta, don García «En medio destas dos (1) vibrando el asta Con el aspecto duro; denodado Se representa el joven don Hurtado Mostrando a todos bien, que sólo basta: No tres doblada piel, ni fina pasta Es parte a resistir su golpe airado Pues cuando se le pone alguno a tiro Le hace dar el último suspiro. «Encuentra con el réprobo Chilcote Que velle blastemando, le provoca A le ensartar el asta por la boca, En pena de su culpa 1 justo azote: De allí la saca recio 1 de otro bote, A Chalco que soberbio al mundo apoca Le esconde el rojo hierro en el costado Tendiéndole, sin alma, sobre el prado. (1) Némesis i Belona, diosas de la justicia i venganza i de la guerra, respectivamente. 624 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS «Desnuda luego en alto la cuchilla I por la espesa hueste abriendo playa Desmiembra, descoyunta, despedaza, Cercena, corta, rompe. 1 acrebilla; Con lengua i mano exhorta a su cuadrilla, Incita, mueve, rije, ordena, 1 traza, I tanto menos cólera le ciega, Cuanto se mete más en la refriega». El denuedo de don García en la batalla en nada desmerece del desplegado en la primera acción. Sin embargo, don García no tomó parte en la contien- da, porque—él mismo lo refiere,—«todos los soldados 1 frailes 1 clérigos me asieron de las riendas del caba- llo [para] que no los dejase» (1). I cabe ahora pre- guntar ¿cómo esos soldados, clérigos i frailes que tanto cuidaban de la persona de don García. en la ba- talla de Bío-Bío, le permitieron en la ocasión ante- rior arrojarse en mayores peligros sin interponer en- tonces su oportuna 1 eficaz influencia para evitarlo? - En los cantos VII i X procura Oña justificar la conducta de don García por haber dado cuchilladas a Antonio Rebolledo i por el mutilamiento de Gal- varimo. Por el primero, el juez de su residencia puso a don García culpa grave, de donde se infiere que el hecho fué delictuoso; en cuanto al segundo, censura- (1) Mubixa (J. T.) Docs Iméds., tomo XXVIII, 146, carta de don García de Mendoza. Consta en este documento que Reinoso se adelantó con 15 o 20 corredores; en su auxilio marchó Juan Re- món con treimta jinetes: luego Rodrigo de Quiroga con 50 lanzas i y compañía de arcabuceros al mando de su alférez; en pos de ellos alió el capitán Francisco de Ulloa con su compañía i, por último, don Felipe de Mendoza con otros cien arcabuceros. El resto de las vopas con el Gobernador a la cabeza no entró en acción. ARAUCO DOMADO 625 do por Ercilla en su poema, no basta cuanto refiere Oña para vindicarlo. Dice que don García le hizo cor- tar ambas manos por haber asesinado con alevosía a un soldado, Hernán Guillén, que se alejó impru- dentemente del campo real. Si tal fuera la verdad el suplicio habría alcanzado sólo a Galvarino 1 entre- tanto fueron muchos los indios mutilados de pies i manos (1); 1 otro testigo, apasionado en alto grado, pero en todo caso más fidedigno que Oña, advierte que a los indios los mataban a pesar de ir de huída, «que se aperrearon algunos, ahorcaron muchos, cor- taron brazos, pies, narices, dedos sin número, i des- _pués de haberles cortado los pulgares o otros miem- bros los cargaban con el carruaje del Gobernador 1 los demás» (2). Galvarino fué, pues, sólo una de las muchas víc- timas que recibieron el cruel castigo decretado por el Gobernador. Por lo espuesto se ve con claridad que el móvil inspirador de la obra de Oña fué el de hacer el pane- jírico de don García de Mendoza, sacrificando la verdad en cuanto le era dañosa, ora desfigurando los hechos reales, o pretendiendo dar tal valor a episo- dios imajinarios. Siendo, en consecuencia, menos ve- raz que La Araucana 1 careciendo el Arauco Domado de investigaciones 1 observaciones propias del autor no merece ser incluído entrelas fuentes recomenda- bles para el estudio de la historia política i militar. (1) MeDIxa (J. T.) XXVIII, 153, carta del tesorero real de Lima, Pedro Rodríguez Puertocarrero, 16 de Marzo de 1558. (2) Menixa (JJ. T.) XXVIL, 27, carta de frai Gil González de San Nicolás, 26 de Abril de 1559. SS | E 3 dead do od ds ab de o ds do ds ab ds ob ds rd da o sb ls ds el ds a ds e ds AFA CAPITULO II LOS HÉROES DEL ARAUCO DOMADO En el poema figuran ciento doce personas de las cuales sesenta 1 seis pertenecen a La Araucana. En la elección de ellas procedió Oña, lo mismo que Er- cilla, con visible parcialidad, atendiendo más a la calidad que al verdadero mérito, cuando no intervi- no además la pasión o el interés personal. Escrito para ensalzar a don García de Mendoza era obvio sustituir nombres pocos gratos para él por los de amigos suyos. Por otra parte, Oña vivía en la Metrópoli peruana 1, aunque por entonces contaba con el favor del virrei, de su gobierno espirante poco podía esperar; érale por tanto conveniente captarse la amistad de viejos compañeros de armas de don García o de sus descendientes, vecinos del Perú, in- cluyéndolos entre los héroes del poema, creándose por ese medio un ambiente propicio en donde desen- volver su actividad. 628 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS Esto se ve con claridad agrupando los nombres mencionados por Oña según sus afecciones con don García o enemistad reconocida con Villagra 1 por su residencia o vinculaciones en el Perú. Además de estos dos grandes grupos, es menester formar otros más reducidos con aquellos nombres citados para justificar a don García, o para realzar su valor físico ¡ moral, i los de otras personas que vivían entonces 1 habían alcanzado altos honores i merecida reputa- ción. Comenzaremos por dar la lista alfabética de las personas mencionadas por Oña ¡1 que nos servirá de base para la clasificación de ellos en la forma indi- cada. Los guarismos que llevan a la derecha corres- ponden a los de las pájinas de la edición crítica del Arauco Domado publicada por la Academia Chilena 1 con anotaciones de don J . T. Medina. : Aguayo (Pedro de), 201, 321 1 384. Aguirre (Francisco de), 41, 110, 111 1 112 (1). Ahumada [Agustin de], 206. Alvarado [Hernando de], 406. Alvarado [Juan de], 406. Alvarez de Luna (Juan), 229 1 404. Andrea, 4083. Antón (Per), 394. Perantón de Oporto. Arama [Diego], 338. Aranda Valdivia, Pedro o Hernando de], 3381 407. Avalos [ Diego de], 201, 338 i 369. Avendaño [don Pedro o don Miguel de], 406. Barahona | Diego o Juan de], 404. Barrera (Gaspar de la), 372 1 373. Los nombres escritos con letra cursiva son los introducidos ¡la parte encerrada entre corchetes [ ] los hemos agregado 1 mp letarlos, tomándolos de otras fuentes. ARAUCO DOMADO £29 Barrios o Barros (Juan de), 205, 228, 372, 373 1 407. Bastida (Julián de), 56, 113, 325, 349, 398 1 405. Bernal del Mercado (Lorenzo), 332, 390 1 391. Biedma [Juan de], 406. Bomfacio [Luis], 236. Bravo [Rodrigo], 206 1 372. Bustamante [Diego de], 338. Cabrera [Alarcón de], 308. Carranza [Diego de], 220 1 406. Cano (Diego), 336, 349, 393 1 398. Castañeda (Gregorio de), 406. Castillo (Pedro del), 399. Cepeda [Alonso o Gabriel de]. Córdoba.—-Véase Fernández de. Cortés (Pedro), 338, 372 1 404. Cueva (Don Cristóbal de la), 322. Cherimos de Loaysa, [Luis], 204 1 405. DOI QUe: LE. SH28: Delgadallo.—Véase Ordóñez. Ercilla (don Alonso de), 207, 334. Elvira (Martín de), Ex Espinosa (don Pablo de), 393 1 406. Esquivel (Sancho de), 395. Fernández de Córdoba (Pedro). [García de: Cáceres [Diego], 338 ¡1 368. Godinez [Juan], 338 1 404. Gómez [Pedro], 406. [González] Andicano [Pero], 338. Gullén (Hernán), 359, 360, 362, 364 1 365. Guzmán (Don Hernando de), 206. Guzmán (don Martín de), 206 1 373. Gutiérrez (Gabriel), 201. Hinojosa [Juan de], 406. 19.—ANALES.—MAYO- JUNIO. €30 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS o Juárez de Avila (Vasco), 407. Ladrillero (Juan), 303. Lagos (Gómez de), 217'1 229. Lasarte [Juan de], 228: Lisperguer (Pedro de), 112. Lira (Diego de), 338. Mariño de Lobera (don Pedro), 112, 328 1 372. Manrique [don Francisco], 407. Matienzo [Andrés o Juan de], 406. Mejía [Bernabé], 205 1 406. Mendoza (don Felipe de), 188, 191, 211, 216, 219, 230, 321, 386, 389, 392, 436 1 451. e Mendoza (don García de).—El héroe del poema. Miranda [Alonso o Pedro de], 338, 367 1 372. Molina, [Cosme o Francisco del], 210. Murguía (Pedro de), 329 1 406 vta. Montiel [Antonio de], 338 1 404. Niebla [Francisco de], 338. : Olmos de Aguilera (Pedro), 334 1 393. Oña (Gregorio de), 336. Ordoñez Delgadillo (Pedro), 407. Ortigosa [de Monjaraz, Francisco], 217 i 405. Osorio (don Francisco), 208 1 372. Pacheco (don Alonso), 323, 372 1 407. Pacho [Melchor], 208 1 394. Palos (Rodrigo de), 394. Pantoja [Pedro del], 406. Pardo [Maldonado] (Arias), 218 1 220. Payo [Lorenzo], 202 1 406. Peña [Francisco o Lope de la], 407. Peñalosa (Martín de), 218 1 407. Pereira (don Simón), 203, 331 1 398. Pérez de la Entrada (Diego), 209'1 406. ARAUCO DOMADO 63! xñI[I[lAA A Pérez [de Quesada] (Hernán), 365 1 370. Pineda (don Juan de), 228 1 406. [Portugal] 1 Navarra (don Pedro de), 320 1 384. Quiroga (Rodrigo de), 327, 372 1 398. Rebolledo (Antonio de), 392. Reinoso (Alonso de), 330, 356 1 372. Remón (Juan), 11, 114, 306, 320, 349, 365, 372, 380, 384, i 398. Renjifo | Francisco de], 384. Riberos (Francisco de), 406. Riva Martin [Juan de], 209. Román de Vega [Hernando], 364. Ruiz de Gamboa (Lope), 333. Ruiz [de Gamboa] (Martín), 335. Salvatierra (Andrés de), 370 1 371. Santander o Santarén (Martín de), 209. Santillán [Diego o Heimando de], 203, 338, 406. ¡Serra 20 10210: Teruel [de Montemayor, Martín Alonso], 210. Toledo (don Luis de), 319, 320 1 383. Ulloa [Francisco de], 384. Urbina [Francisco de], 406. Vaca [Lorenzo], 202 1 407. Valdivia [Francisco Gutiérrez del], 373 1 406. Valdivia [Pedro de], 41. Valenzuela (Francisco de), 373 1 406. Valenzuela (Julián de), 396. Veas (Marcos), 406. Vega (Román de). —Véase Román de Velasco (don Luis de), 327. Verdugo [Baltasar], 406. Verdugo [Gaspar], 406. Villagra [Gabriel de], 406. 632 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS / Villagra (Francisco de), 41. Villegas (Juan de), 205 1 338. Zúñiga [Francisco Ortiz de], 210 1 407. Las personas mencionadas con el fin de justificar los actos de don García, o enaltecer sus cualidades físicas 1 morales son los que siguen: Valdivia, Aguirre 1 Villagra para justificar el des- tierro de los dos últimos; Andrea, para exajerar las fuerzas de don García; Guillén, para justificar el su- plicio de Galvarino; Ladrillero, para encomiar los servicios del Gobernador, i Rebolledo, con el objeto de probar que fueron mui merecidas las cuchilladas que le dió don García. Los amigos de don García se subdivide en tres grupos a saber: el de sus deudos, el de las personas a quienes don García dió encomiendas 1 se las quitó Villagra 1 el de los que sirvieron de testigos en la in- formación de servicios de don García de Mendoza. Entre las primeras se contaron: don Luis de To- ledo*, Alarcón de Cabrera*, don Cristóbal de la Cue- va*, don Francisco Manrique* 1 don Felipe de Men- doza. El grupo de los despojados es mucho más crecido: Ahumada*, los Aranda Valdivia, de la Barrera*, Bastida, Biedma, Cabrera**, Carrillo, Castillo*, C'hi- rmnos*, Elvira, Fernández de Córdoba, Lagos, Lis- perquer, Mariño de Lobera, Alonso de Miranda, Francisco de Molina, Murguía, Niebla, Ortigosa de Monjaraz*, don Alonso Pacheco, Payo, Peña, Pérez de (Juesada, los Santillán*, Teruel de Montemayor, Ulloa, Urbina 1 Villegas. lestigos de la información fueron Bravo, Riva- Hartin*, Diego de Santillán** Manrique, don Martín Tabla N.” 1.—Deudos del Licenciado Pedro de Oña""""" "> Juan Bautista de Acurcio o Villegas (1) Capitán Antonio de Montiel (2) = A ANS Alonso de Remoso (3) Doña Juana de Loyola c.c. Gregorio de OÑa (4) €. 1.% ce. Doña Isabel de Acurcio c. 2.% c. Don Cristóbal de la Cueva (5) El capitan Pedro de Acurcio, c. c. doña Juana de Montiel. e.c. doña Beatriz de Mercado — —— — _—_—— -».E__—_—_— = Doña María de Reinoso El capitán Cristóbal de Oña El licenciado Pedro de Oña c.c. Juan de Villegas ¡ Loaysa, e. c. doña Isabel autor del poema. de Agurto. Tabla N.? 2.—Deudos de don Pedro Mariño de Lobera"”""*" Pedro Gómez de Don Beni- to (1), c.c. Isabel Pardo Parraguez. Jerónimo Díaz c.c. Isabel Cabrera (2) O A A A IEA EE : A A ARS E AI Doña María (Gómez) Pardo Doña Isabel Cabrera Doña Ana Cabrera Doña Beatriz Cabrera Don Pedro Mariño de Lobera () Dona María de Cabrera 0.0. Pedro Ordóñez Delga- e.c, Juan de Sierra (4 e.c. Luis Chirinos de Loay- e. c. Julián Carrillo (6) e.c. doña Francisca de Mi- 0,0. Diego de Frías , dillo (3) sa (5). randa (8), AMAN >Á __——— _AMNNIAX 654 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS Al fuego con arena en las callanas: (1) » . I en copas de madera no medianas Les dan licor de molle regalado, Muday 1 pérpér 1 el ulpo, su bebida, Que sirve ¡juntamente de comida» (2). En las estrofas copiadas hai base para plantear el estudio de la raza araucana, siendo exactas las informaciones suministradas por Oña. Cuanto a la esteriorización de os sentimientos de sus personajes se reproducen en mayor grado os defectos de los de La Araucana: piensan, hablan i proceden como seres de mucha mayor cultura, el amor en a mujer la lleva al heroísmo, todo, en fin revela una raza mucho más avanzada en la civilización. Al estudiar La Arau- cana nos hemos hecho cargo del valor de tales im- pugnaciones; sería inoficioso discutirlas de nuevo aho- ra. Debemos, sí, anotar una diferencia esencial. Er- cilla, testigo ocular de la mayor parte de los sucesos que canta, pudo traducir, puede decirse, un idioma que no entendía con el auxilio poderoso de las mani- festaciones inherentes a las grandes conmociones del alma; a pesar de su lenguaje florido, del ropaje que vista sus ideas, siempre habrá en ellas algo del alma araucana, algo que puede utilizar el psicólogo en sus lucubraciones. No sucede lo mismo en el Arauco Do- mado: sus episodios son imajinarios, moldeados unos en la obra de Ercilla, creados otros en la mente del poeta ¡ nada nos induce a creer que haya querido va- 2uelas de barro. (Nota de Oña). nal de la obra agrega Oña unas definiciones de las pala- mácana, madi, molle, muday, pérpér i el ulpo, que l valor de estas estrofas. ARAUCO DOMADO 655 ciar en ellos impresiones personales sobre la psico- lojía del pueblo araucano, como aún sin pretenderlo pudo hacerlo Ercilla, con sólo describirlos tal cual él los comprendió, ciñéndose a las impresiones que pro- ducían en su alma. En consecuencia, los araucanos de Oña son mucho más españoles que los de Ercilla, son netamente españoles. No es probable, pues, que en esta parte pueda utilizarse el Arauco Domado para investigar la psicolojía del pueblo araucano. 5 AESTÚDIO DEL ALEMÁN Memoría de Prueba para optar al título de Profesor de Estado en la Asignatura de Alemán HON AO UE VERSDING Ea A O EL ESTUDIO DEL ALEMÁN Memoría de Prueba para optar al titulo de Profesor de Estado en la Asignatura de Alemán Por ENRIQUE EVERDING Esta Memoria no es sino una síntesis de las ob- servaciones recojidas por mí durante muchos años de profesorado en el ramo de Alemán. Se derivan de ellas, más aun, están como encar- nados en ellas mismas, algunos procedimientos pe- dagójicos opuestos a los hoi en uso en la casi tota- lidad de nuestros liceos 1 establecimientos de ense- nanza especial. Por eso, de antemano, creo ver le- vantarse resistencias contra su implantación 1 aún contra su mera aceptación teórica; pero dicho queda que estas observaciones mías 1 los procedimientos que les son consiguientes. constituyen el fruto de 660 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS una larga esperiencia en el profesorado, 1 también —vale decirlo-—de mi interés personalísimo, 1 acaso un poco sentimental, porque mi lengua patria 'sea enseñada en Chile del modo más racional posible, atendidos los medios 1 el tiempo de que se dispone para hacerlo. 0 No sé si en estas pájinas logre traducir de una manera clara 1 convincente los resultados a que ven- go refiriéndome. Puede que en su desarrollo literario se me escapen algunos detalles que harían más fácil la comprensión del conjunto; i es sólo ante esa posi- bilidad, que me permito advertir que la aplicación del método aquí diseñado me ha producido siempre, en cada uno de mis cursos, 1 con una frecuencia que me halaga, la satisfacción de contar con un prome- dio mui apreciable de alumnos aprovechados. Por otra parte, no pocas de las observaciones fun- damentales de esta Memoria 1 algunos puntos del modo de proceder que aquí insinúo, ocupan, preci- samente en estos días, la atención de las comisiones de reforma de los programas de enseñanza. Esta circunstancia, además de las que he espuesto más arriba, me sostiene en la convicción de no estar des- caminado al concebir algunos cambios en la ense- ñanza del Alemán, ni menos al consignarlos en las pájinas de esta Memoria. Voi a analizar la importancia del estudio del idio- ma Alemán desde el punto de vista de la cultura jeneral i como medio para los estudios científicos 1 universitarios. E Una vez esplicada la importancia i utilidad que mede traer la enseñanza del Alemán en los liceos trataré de deducir las reformas que con- EL ESTUDIO DEL ALEMÁN 661 viene introducir, tanto en los programas como en los métodos empleados actualmente, a fin de evitar que algunos profesores malgasten sus esfuerzos para conseguir objetivos de escasa o ninguna utilidad. Debo advertir que considero este problema desde el punto de vista de las conveniencias chilenas. Creo que, a causa de la anarquía que reina entre los pro- fesores sobre los objetivos principales que deben per- seguirse con la enseñanza del Alemán, los métodos en vijencia no han dado los resultados que debiéra- mos esperar. | Para nadie estun misterio el enorme desarrollo que las industrias, ciencias 1 literatura alemanas han te- nido en los últimos años. Sabemos, por ejemplo, que Alemania se ha colocado en los últimos tiempos en uno de los primeros puestos entre todas las naciones civilizadas tanto que, en sus universidades se han de- sarrollado muchas de las ciencias modernas tales co- mo: la Medicina, Física, Química, Injeniería, Peda- gojía, Lingúística, etc.; de modo que para cualquier persona que quisiera ponerse al corriente de estas ciencias, el conocimiento del idioma alemán se haría indispensable. La estadística sobre la producción científica 1 lite- rarila mundial nos muestra con números el grado del desarrollo e importancia que esta lengua tiene desde muchos puntos de vista. La estadística de los libros publicados anualmente por cada pais entre los años 1901 - 1911 da los si- guientes datos, según la «Encyclopedia Britannica»: 21.-—AÁNALES.—MAYO-» JUNIO 662 MEMORIAS CILNTÍFICAS 1 LITERARIAS Alemania aladas. OSO 209,199 Francia isos UA 11,510 SUlza a. doo 8,145 Estados Unidos 7,970 Inglaterra: 20: AA 7,492 ralla ii ES 7,240 España. 00. pil 2,005 "Se comprende, pues, que contemplando el estudio del Alemán desde el punto de vista de la cultura ¡jeneral, no se le puede negar su gran valor. Lo mismo se puede decir en cuanto a su valor como medio para los estudios científicos 1 universitarios. Para los países de habla castellana la importancia del Alemán es aún mayor que para los franceses, in- gleses u otros, pues un francés culto, por ejemplo, tiene a su disposición en la producción científica 1 literaria de su propio pais elementos de cultura, po- dríamos decir, suficientes. No se puede decir lo mis- mo de los países de habla castellana. Ni España ni los países sudamericanos han llegado aún a un grado de cultura que los independice del estranjero. El cuadro preimserto nos muestra la situación cultural en que estos países se encuentran. No necesito, pues, estenderme mucho sobre este aspecto del problema objeto de mi estudio. Ahora, mirando el mismo problema desde el punto de vista de la importancia práctica que el Alemán puede tener para los chilenos en especial, debo reco- locer su relativa inferioridad con respecto a las de- lenguas estranjeras, que se enseñan en los liceos, Imente el inglés. del considerable intercambio comercial, 1 EL ESTUDiO DEL ALEMÁN 663 del gran número de alemanes 1 de descendientes su- yos que residen en Chile, esta lengua no ha logrado hacerse indispensable. Se puede decir entonces que sólo necesitan hablar el Alemán aquellas personas que por uno u otro motivo tienen que viajar o estu- diar en Alemania, puesto que los descendientes ale- manes en Chile utilizan el castellano para todas sus relaciones de la vida. I esta ha sido la situación an- tes de la guerra mundial, 1 seguirá siendo la misma. Quiero analizar, además, otro punto que se refiere especialmente al estudio de la lengua alemana i es el relacionado con las dificultades especiales de esta lengua para individuos de raza latina. Poco hai que decir sobre las dificultades que el Alemán presenta en cuanto a su pronunciación, pues- to que el alumno al comenzar sus estudios de esta lengua ya está acostumbrado con los sonidos que no existen en su idioma materno, i ello a causa del es- tudio del francés que comienza en el primer año de Eumanidades. Pero donde las dificultades son más serias es en la declinación 1 en la construcción de la frase. Sabemos que el Alemán se diferencia funda- mentalmente del castellano por ser el Alemán una lengua mas «flexiva» que las lenguas neolatinas, pues mientras éstas emplean las preposiciones para espre- sar las diferentes relaciones con los sustantivos, pro- nombres 1 adjetivos, aquél emplea flexiones o cam- bios de terminaciones para el mismo objeto. La esperiencia me ha enseñado que este es uno de los puntos que representan más dificultades de asi- milación para los alumnos chilenos. Si estas dificul- tades son notables en cuanto a la facultad de reco- nocimiento, aun mayores son ellas con respecto a la 664 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS facultad de reproducción. Esto es, s1 los alumnos encuentran muchos obstáculos para interpretar las declinaciones de los sustantivos, pronombres 1 adje- tivos en la lectura, tanto más los encuentran en la conversación. En cuanto a la construcción, la dife- rencia, entre las lenguas neolatinas 1 el Alemán, es también bastante grande. La colocación de los ver- bos en las formas verbales compuestas, tanto en las frases ordinarias como en las subordinadas, no tiene semejanza entre estas lenguas. Esto también presen- ta dificultades notables para el aprendizaje. Doil mucha importancia a estas dificultades especiales que presenta el Alemán para los individuos de raza lati- na, porque considero que todo programa debe ajus- tarse a las posibilidades reales que pueden obtenerse dentro del tiempo de que se dispone en el liceo para esta enseñanza. Porque si no fuera así, podría suce- der, como en parte sucede actualmente, que a fuerza de perseguir muchos objetivos se dejan de mano aque- llos cuya realización es de un valor capital. Podría resumir todo lo anterior en los siguientes puntos: | 1. La enseñanza del Alemán es importante como me- dio de cultura jeneral. ó Como medio para los estudios científicos 1 univer- sitarios. ho 3. Es escasa la importancia práctica para la vida que el Alemán hablado tiene para los chilenos. 1. Far dificultades especiales que presenta el Ale- mán para individuos de raza latina. hora trataré de ver cuáles son las consecuencias 'Ójicas que pueden derivarse de las observacio- más arriba. EL ESTUDIO DEL ALEMÁN 665 De acuerdo con estas ideas, salta naturalmente a la vista que el objetivo principal de la enseñanza del Alemán no debe ser el conseguir que los alumnos aprendan a dominar prácticamente el Alemán en la conversación, pues hemos visto que la enorme ma- yoría de los alumnos que cursan las humanidades no necesitan recurrir en la vida ordinaria a esta lengua, 1 que sólo la necesitan para aumentar su cultura je- neral o para sus estudios universitarios. Sería evidentemente mul interesante si se pudiera realizar también este objetivo, pero la esperiencia de varios años de profesorado me ha enseñado que dentro del tiempo de que actualmente se dispone en el liceo, este objetivo presenta dificultades casi insu- perables. Me atrevo a afirmar que es casi imposible, salvo rarísimas escepciones, que se pueda conseguir dominar una lengua cuando no se tiene ocasión de practicarla continuamente. De modo que si se qui- siera imponer este objetivo como principal habría que buscar su solución contratando profesores espe- ciales de idiomas estranjeros que se dedicaran esclu- sivamente a practicar esas lenguas con los alumnos. Pero sabemos que hoi día esto no puede realizarse por muchas dificultades, especialmente por falta de tondos. En consecuencia, resulta que, por una parte, no hai un interés vital en que los alumnos aprendan a hablar en Alemán, 1 por otra parte, esto presenta dificultades casi invencibles en vista del escaso tiem- po disponible. De ahí que yo considere que no se debe gastar muchos estuerzos en conseguir ese fin, porque indirectamente redunda en perjuicio del fin principal que debemos tener en vista. 666 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS Pasaré a analizar un poco lo relativo a la enseñan- za de la historia de la literatura alemana. Entre los objetivos que pueda perseguir la ense- ñanza de los idiomas estranjeros dentro de las ten- dencias humanísticas de los liceos chilenos, cabe evi- dentemente la enseñanza de la literatura, por el va- lor cultural que esta parte de la materia presenta. El conocimiento de las diferentes tendencias litera- rias, del desarrollo de la lengua 1 de la literatura, las influencias mutuas que las literaturas de los di- ferentes países ejercen unas sobre otras, todo esto es materia interesante para cualquier hombre culto. De modo que no me propongo negar la utilidad que tie- ne esta materia. Pero conviene proceder con pru- dencia, 1 darle la estensión debida, es decir, sin exa- jeración. : Me parece mui natural que en los liceos alemanes se estudie con mucha profundidad la literatura ale- mana del mismo modo como aquí se estudia la Jite- ratura castellana. Pero no veo ni la utilidad ni la posibilidad de exijir aquí una especialización en este ramo. En los liceos alemanes se estudia también la historia de la literatura castellana, pero sólo a gran- des rasgos; no se exijen muchos detalles de la vida de los autores, mi se estudia a los autores mediocres, ya que no hai conveniencia alguna en exajerar una materia que para profundizarla convenientemente exijiría largos años de intensa labor, que el liceo no puede ni debe dedicarle. Réstame todavía considerar otro punto que ya no efiere a los programas sino a los métodos, 1 es el la eñanza de la gramática. ) que ya se habrá abandonado la tenden- EL ESTUDIO DEL ALEMÁN 667 cia de utilizar la gramática como disciplina mental. A mi entender, en cuanto a los idiomas estranjeros, la gramática tiene esclusivamente valor como medio para facilitar el aprendizaje de la lengua que se tra- ta. Pero parece que por inercia algunos profesores dan todavía a esta materia un carácter demasiado teórico, de manera que lo que debía servir sólo co- mo medio se ha convertido en finalidad. En los años superiores se dedica demasiado tiempo a esplicacio- nes de reglas gramaticales 1 a Jos ejercicios en que éstas se aplican. Aun en los exámenes se puede ob- servar que algunos profesores no se interesan por comprobar si éste método ha dado resultados en el aprendizaje de la lengua, es decir, si los alumnos poseen conocimientos suficientes de ella, sino que jeneralmente tratan de ver si el alumno conoce el método que se ha empleado en la enseñanza. A algunos profesores les basta ¡jeneralmente que el alum- no sepa traducir del castellano al alemán ciertas fra- secitas tradicionales que realmente no pueden dar una idea sobre los conocimientos que posee el alum- no. Me consta que muchos alumnos preparan sólo a fines del año algunos de estos ejercicios lo que, por lo que dejo espuesto, les basta para salir bien en su exámen. Aún me atrevería a afirmar que en la ma- yoría de los casos Jos ejercicios ejecutados por medio de estas frases, no habilitan a los alumnos para la comprensión fácil de libros alemanes. He observado que a veces sucede que un alumno capaz de traducir ciertas frases del castellano al alemán, no es capaz de hacer la misma traducción a la inversa. Parece que estos ejercicios habilitan sólo para el aprendizaje de estos mismos, a semejanza de lo que sucede con MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS el ejercicio mental que se hace en el juego de aje- drez, que sólo habilita para el mismo juego. En resumen, sostengo que la actual enseñanza de idiomas estranjeros tiene ciertas deficiencias que po- dríamos concretar en los puntos siguientes: 1. Excesivos esfuerzos que se gastan en el aprendi. zaje de la conversación. 2. Estensión exajerada 1 orientación deficiente que se da al estudio de la historia literaria. 3. Forma demasiado teórica que se da al estudio de la gramática. : Aa A mi juicio, estas deficiencias se deben principal- mente a la falta de uniformidad que existe entre los profesores respecto de los objetivos que con la ense- ñanza de idiomas deben perseguirse. Á causa de esto, muchos profesores siguen, sin analizarlo previamente, métodos ya tradicionales. En el curso de este modesto trabajo he tenido ocasión de indicar cuáles son los objetivos que a mi entender deben considerarse como los principales. He dicho que la utilidad principal del conocimiento de las lenguas estranjeras consiste en su aprovechamien- to como medio para los estudios universitarios. De ahí que yo sostenga que no hai un interés vital en conseguir que los alumnos aprendan a hablar las len- guas que en los liceos se enseñan, objeto que, por otra parte, es casi imposible de conseguir dentro del tiempo de que actualmente se dispone. Creo que no debe ex1jir del liceo resultados que de antemano difíciles o imposibles de obtener. Sin em- len varias razones de orden psicolójico 1 EL ESTUDIO DEL ALEMÁN 669 O A ÓA O ÓIZ€; á= ——_ —— _ _— A A A RÁ NX pedagójico para mantener los ejercicios orales en for- ma intensa durante los primeros tiempos de estos estudios. Sabemos que el principal mérito que tiene el método llamado «directo» en la enseñanza de los idiomas, está en suprimir gran parte de la aridez que el aprendizaje de una lengua presenta para los niños, 1 en dar mas amenidad 1. viveza a los prime- ros pasos que éstos deben dar en él. No se puede comparar el interés que el método directo despierta en los niños en el primer tiempo, con la aridez que tenía el método antiguo. Por más reservas que se puedan hacer sobre si este método puede llamarse na- tural, son indudables las ventajas que su aplicación ha aportado a la enseñanza de los idiomas. Basta considerar que por él se consigue hacer intervenir en el proceso del aprendizaje varias de las facultades del alumno. Así, por medio de las conversaciones a que se les obliga desde el comienzo, se recurre no sólo a la memoria, a la facultad retentiva de pala- bras, sino también a las asociaciones casi directas. Por estas razones, sostengo que al comienzo de la enseñanza del Alemán debe dedicarse bastante tiem- po a los ejercicios orales, sin convertirlos en finalidad 1 sólo como medio de facilitar los primeros pasos que. son los más difíciles. Una vez enrielado el alumno en este estudio, deberían concentrarse todos los es- fuerzos en obtener que adquiera suficiente habilidad para la fácil comprensión de cualquier libro, pues éste 1 no otro debe ser el objetivo principal de la enseñanza de idiomas en Chile. Sin embargo, no de- be el profesor olvidar la conveniencia que hai en que él utilice siempre la lengua estranjera en todas sus 670 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS esplicaciones con el fin de acostumbrar el oído de los alumnos 1 de aprovechar este sentido. Me parece necesario insistir sobre un punto al que los profesores no han dado hasta hoi día la impor- tancia debida 1 es el de la lectura doméstica. Creo que el mejor método para aprender a traducir es ejer- citarse continuamente en la traducción, lo mismo que para aprender a hablar es necesario ejercitarse siem- pre en la conversación. Gustave le Bon en su obra «La psicolojía de la educación», al hablar sobre la enseñanza de idiomas estranjeros, sostiene que el aprendizaje de la traducción. es una de las cosas más fáciles de conseguir. Cuenta la manera cómo él mis- mo aprendió a traducir el inglés en pocos meses, sin profesor 1 sin estudiar la gramática inglesa, 1 sólo por medio de lecturas intensas. Sostiene dicho au- tor que cuando ya se poseen algunos elementos del idioma que se estudia, sólo es necesario leer pare conseguir el objeto deseado. Por esperiencia propia 1 por la de otras personas conozco toda la verdad que contiene esta afirmación. Por esta razón doi una enorme importancia a las lecturas domésticas, que deben ser obligatorias para todos los alumnos. Es claro que estas lecturas deben ser estrictamente con- troladas por el profesor para obtener mayor eficien- cia en los resultados. También debe establecerse la lectura doméstica como condición previa para poder rendir el examen. Se entiende que para que estas lecturas den todo el rendimiento necesario deben ser bastante numerosas. Estol seguro que dando a este método toda la intensidad que debe tener, se conse- uiria facilitar enormemente tanto la tarea del pro- mo la del alumno. Se acostumbraría además EL ESTUDIO DEL ALEMÁN 671 a éstos a recurrir a sus propios esfuerzos, lo cual tiene evidentemente un valor educativo. Hai muchas otras ventajas que estas lecturas do- mésticas pueden traer. Una de ellas sería la de hacerlas servir para la cultura jeneral de los alumnos, puesto que si se consigue que todos ellos al retirarse del liceo hayan leido alguna de las buenas obras de la literatura alemana, esto representaría cierta cantl- dad de ilustración. De manera que estas lecturas dir1- jidas en forma conveniente 1 consultando en lo po- sible las inclinaciones 1 preferencias de los alumnos, podrían reemplazar con éxito la enseñanza de la historia literaria tal como se da actualmente. Otra de las ventajas que ellas tienen es el que pueden contribuir al desarrollo del gusto por la lectura, hasta hoi día tan descuidado en la ense- ñanza en jeneral. No hai que olvidar tampoco que normalmente sólo el trabajo personal habilita para la asimilación verdadera. Creo que el mejor protesor con el mejor de los métodos no representa tanto co- mo el trabajo personal. Hai que tomar en cuenta que el estímulo que representa para el alumno el ir venciendo dificultades por el propio esfuerzo, es un factor que conviene utilizar en esta enseñanza. En el curso de este trabajo he analizado la ma- nera cómo se enseña la historia literaria, he insinua- do que noconviene darle una estensión excesiva, pues se cae en el error de desnaturalizar esta materia dán- dole un carácter demasiado detallista 1 sin importan- cia para la educación ni para la cultura jeneral, pues supongo que nadie sostendrá que el retener los nom- bres de algunos autores 1 los títulos de sus obras re- presente algo que pudiera llamarse ilustración. En mi 024 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS opinión, esta manera de enseñar la literatura puede reemplazarse ventajosamente por otra que he tenido en vista al confeccionar mi libro adoptado actual- mente en los liceos para la enseñanza de la literatura alemana. Según puede verse en él no doi mucha importancia a las + biografías de los autores ni a las listas de sus obras: Me ha parecido de un va- lor incomparablemente superior el que los alumnos conozcan no tanto los detalles arriba indicados, sino que conozcan por lo menos resúmenes de las obras principales de los autores más eminentes, ya que no es posible que alcancen a leerlas todas. Tengo la convicción de que enseñándola de esta manera se consegulría que los alumnos se penetrasen del espí- ritu de la literatura 1 de la civilización alemanas. También he analizado 1 criticado la manera cómo actualmente se enseña la gramática. Dije que a esta materia se le ha dado un carácter demasiado teórico 1 también se ha exajerado su importancia en lo que puede contribuir al aprendizaje del Alemán. Dije también que, a juzgar por los métodos empleados, parece que se tuviera el propósito de convertir en finalidad lo que sólo es un medio. Veamos cómo se enseña hol día la gramática. Jeneralmente, el pro- tesor esplica una regla 1 exije a los alumnos que la apliquen en la traducción de ciertas frases que se dictan en castellano; muchos recurren también al sis- ma de hacer comparar estas frases en los dos idio- Pero jeneralmente se tropieza con la dificultad ienorancia en que los alumnos se encuentran to de la gramática castellana. La enorme ma- ellos en las humanidades no conoce su- EL ESTUDIO DEL ALEMÁN 673 ficientemente la gramática de su idioma materno. Creo que, si bien no se puede negar su utilidad para el dominio perfecto del idioma patrio, ésta se aminora considerablemente cuando se trata de idiomas estranjeros 1, sobre todo, para el obje- tivo que yo he considerado como principal. Hail que tener presente que la gramática sin una sólida base de vocabulario i de lectura es un esque- leto desnudo. Creo que cuando el alumno después de muchas lecturas se ha dado cuenta inconsciente- mente de la estructura de la lengua, no hai dificul- tad mayor para darle nociones científicas de la gra- mática. Antes de este momento las reglas gramati- cales sólo sirven como un ejercicio de la memoria. Ya lo ha dicho Rollin en su «Tratado de los estudios»: «Los autores son como un diccionario viviente 1 una gramática parlante en donde se aprende por esperien- cia la fuerza 1 el verdadero uso de las palabras, de las frases 1 de las reglas de sintáxis». De acuerdo con estas ideas, sostengo que la gra- mática debe enseñarse sistemáticamente sólo en el último período de la enseñanza del Alemán, cuando el alumno posee ya un estenso vocabulario 1 está ha- bituado a la construcción de frases 1 a los verbos por medio de la lectura. Entonces me parece convenien- te que se hagan estos ejercicios de fraseolojía, a los que hoi se dedica tanto tiempo con tan escasos resultados. Resumiendo todo lo dicho hasta aquí, tenemos que las deficiencias principales, de la enseñanza del Ale- mán, tal como se practica entre nosotros, a mi en- tender, son: 674 MEMORIAS CIENTÍFICAS E LITERARIAS a Excesiva importancia que se da a la enseñanza de la conversación. Estensión exajerada de la enseñanza de la lite- ratura. Valor exajerado que se atribuye a los ejercicios gramaticales. Abandono completo en que se deja la lectura do méstica de los alumnos. sr” Las reformas que, a mi juicio, sería conveniente introducir son las siguientes: 1, ( n el Concentrar toda la enseñanza del Alemán para conseguir que los alumnos al terminar sus estu- dios sean capaces de comprender cualquier libro de estilo fácil que puedan necesitar. (1). : Suprimir la enseñanza sistemática de la historia literaria, reemplazándola por la lectura de resú- menes de las obras principales. Limitar la enseñanza sistemática de la gramática hasta la época en que los alumnos hayan hecho algunas lecturas serias, 1 utilizar en los primeros tiempos, ejercicios fraseolójicos pero en orden in- verso al que se emplea hoi. Exijir seria 1 estrictamente la lectura doméstica a los alumnos, 1 esto en la forma más intensa po- sible. 1) Si se aprueba el proyecto de reformas recién presentado, se- cual la enseñanza del Inglés empezaría en la tercera Pre- ria 1 el Alemán en el 4.9 año de humanidades, este objetivo más fácil de conseguir a causa del oríjen común i de la que hal entre las raíces de muchos vocablos ingleses 1 EL ESTUDIO DEL ALEMÁN 675 Creo necesario agregar que si se introducen estas reformas deberá darse en los exámenes la mayor im- portancia a la facilidad que el alumno demuestre en la comprensión de libros que no hayan sido leídos en clase. QQ us OIVERNTARO -_ BIENDALES ES - (Premios reglamentarios: $5 000 para cada uno) | e FACULTAD DE CIENCIAS FISICAS 1 MATEMATICAS (Bruno DE 1920 - 1921) de | Estudio de las fuerzas hidráulicas de Chile, desde el punto de vista de su aprovechamiento como fuerza motriz, LN “Las composiciones deberán presentarse a la Secretaría de la Facultad respectiva, ántes del 10 de marzo siguiente al bienio a que correspondan. e (Premio reglamentario: $. 5,000) FACULTAD DE TEOLOJIA (Bienio DE 1920-1921) | S - Un estudio sobre la Sagrada Escritura, destinado a vul- garizar el conocimiento de los Libros Sagrados. ase / LA ME , * '/ Mi / [ E 1 Í 0 pa . 2 E " , 7 s . » y > ne á ' j se 2 Pr 4 ' 'M A «1 » ' 5 1 ( J A ARAN Ax