AA, PO em... a e or ye Ñ ¡ de] ¿ CIENTIFICAS 1 LITERARIAS Entrega: correspondiente 4 Enero de 1885 AA ERRE ARA CALLE DE LA MONEDA, NÚM. 112 1885 q NITIA yA Je E SN DA es dl CANALES ds DE LA AÑO DE 1885 ' 1,* Seccion, A MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS SANTIAGO DE CHILE IMPRENTA NACIONAL, CALLE DE LA MONEDA, NÚM. 112 1885 / 4 ce el yy .> > ree ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—ENERO DE 1885. 5 IENORIAS CIENTIFICAS [ LITERARIAS 4 FÍSICA «—Descripcion de una nueva pila hidrocléctrica de sulfato de alúmina, por don Luis Ladislao Zegers. : FS 1 LAS a BAJO EL PUNTO DE VISTA INDUSTRIAL ' Er ciadiendo de teorías, un. elemento ll ralóe aca bajo un punto de vista industrial, sea cual fuere la pila que se considere, constará de: . Y 1.2 Un líquido activo, que en la holaa de los Casos, eg: el agua con una cierta cantidad de ácido sulfúrico (Pilas de Bunsen, de Daniell, de Marié—Davy, etc.), 0 el clorhidrato de amoniaco (Pila Leclanché) etc. 2. Un metal sobre el cual obra el líquido, i que casi siempre Mes el zinc. El metal se corroe, se gasta, no se destruye; pero si se - transforma en otra sustancia, transformacion que o. va y panada de efectos eléctricos, 0 Una sustancia que no es atacada por el líquido, que no sirve sino para recojer, por decirlo asi, el efecto” eléctrico. producido e en un elemento i para trasportarlo al elemento siguiente. - Empléase con este objeto una lámina de cobre (Pilas de Da- - niell, de Callaud); o bien un trozo de carbon: sepas es E Marió-Davy, Bunsen, Leclanché). En rigor bastaria esto para obtener el efecto especial que dones minamos corriente eléctrica. Efectivamente, con solo reunir por medio de las manos o de un hilo metálico la sustancia atacada i la que no lo es, formariíamos un circuito cerrado E por una corriente eléctrica, Pero, como se sabe, de la accion del líquido activo sobre el me- tal suena resulta el hidrójeno, que viene a oponerse al constante funcionamiento de la pila i que, por ia es necesario ha- cer desaparecer. PEO De aquí que sea menester agregar a las tres aa air das, en cada elemento, precedentemente: 4.2 Un cuerpo capaz de hacer desaparecer el hidrójeno, o mejor de transformarlo en un cuerpo inofensivo, en agua por ejemplo: de 7 w ” 6 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. esta sustancia puede ser el sulfato de cobre (Pilas de Daniell, Callaud), el sulfato de mercurio (Pila Marié-Davy), el ácido ni- trico (Pila Bunsen), el bióxido de manganeso (Pila de Leclan- ché), etc. - _Las acciones químicas que se producen entre estos diversos cuerpos ¡los fenómenos físicos que las acompañan son demasiado conocidos para que nos detengamos en ellos, En jeneral, es evidente que se tendrá una pila siempre que se haga uso de un líquido activo adecuado, de un metal que se oxide fácilmente, i siempre que se anule el hidrójeno a medida que se produce, para evitar la polarizacion. Realizadas estas condiciones se tiene un manantial hidroeléctrico constante. Hasta hoi las pilas de Danieil, de Bunsen, de Leclanché i de Marié-Davy son las que con mejor éxito realizan las condiciones indicadas. II EMPLEO DEL SULFATO DE ALÚMINA EN EL LÍQUIDO ACTIVO Fijándonos en la gran cantidad de ácido sulfúrico que contiene el sulfato de alúmina nativo de la provincia de Tarapacá (36. por ciento próximamente), pensamos que quizás una disolucion de es- ta sal podria constituir un buen líquido activo, Al efecto de verificarlo hicimos diversas esperiencias en nl labo- ratorio de física de la Universidad, cambiando las dósis de sulfato de alúmina, los metales oxidables i los despolarizantes; así como comparando los efectos eléctricos resultantes con los que obtenía- mos de otros elementos de pilas. Vamos a indicar someramente algunos de log variados elemen- tos de pilas que dispusimos para nuestras esperiencias: (Lámina de zinc Ej : do en una disolucion (10 oido eo por 100) de sulfato de alú- A ¿mina. Esperiencia (a).. Ud AN Trozo de carbon compacto Electrodo o en una disolucion de (10 ) por 100) nitrato Je soda; vaso poroso. ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—ENERO DE 1885, 7 Apénas si funcionó esta pila un par de horas, disminuyendo rá- pidamente la intensidad de la corriente, Empleando como despolarizante el nitrato de soda, tuvimos en vista que el hidrójeno se anularia provocando la formacion de una cantidad equivalente de amoniaco en la disolucion de nitrato. Esta reaccion se verifica; pero ya sea que tenga lugar mui lentamente o por la suficiente conductibilidad del nitrato de soda, el hecho es que esta pila nos dió mal resultado, Un elemento de pila arreglado de una manera Esperiencia (b).. idéntica a la anterior, con solo reemplazar el cm zinc por una lámina de fierro. - Esta pila nos dió resultados aun ménos satisfactorios, como por Otra parte era de preverlo atendiendo a las propiedades del fierro. Lámina de zinc amalgamado en una disolucion concen- trada de sulfato de alú- mina. Electrodo negativo - Esperiencia (c).. E ; Trozo de carbon compacto en ¡Electrodo positivo..) un vaso poroso con mezcla de peróxido de manganeso 1 carbon molidos. | ? Obtuvimos con esta pila resultados bastantes satisfactorios. - Aunque la intensidad de la corriente inicial era superior a la de un elemento Leclanché de iguales dimensiones, la polarizacion no fué tan lenta como en aquél, ñ Un elemento Leclanché sin vaso poroso, provis- to de blocs de peróxido de manganeso conglo- merado, zinc amalgamado i una disolucion de sulfato de alúmina. - Esperiencia El Este elemento de pila se comportó de una manera idéntica al anterior; como asimismo otro en el cual pusimos fierro mangánico de Aculeo (con 60 por 100 de peróxido de manganeso) en vez de - peróxido puro. Deseosos de dar a esta nueva pila una disposicion esencialmente práctica i de fácil manejo para nuestros industriales, emprendimos 8 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. aun no pequeño número de otros esperimentos que nos condujeron a una disposicion cuyos caracteres creemos dignos de ser descritos especialmente. TII ELEMENTOS DE SÚLFATO DE ALÚMINA Dispusimos el elemento de pila, que consideramos como defini- tivo por el momento, colocando en un vaso de greda o de vidrio una disolucion de sulfato de alúmina (17 a 18 por ciento en peso de la sal) en contacto con un cilindro de zinc amalgamado. El electrodo positivo que nos dió mejores resultados fué un trozo de carbon compacto (carbon de retortas) colocado en un vaso poroso de porcelana i comprimido fuertemente en todos sus lados con pe- queños trozos humedecidos del mismo carbon, hasta llenarlo por completo. La sal de alúmina que usamos, en hermosos trozos que junto variadas sales del desierto ha clasificado i estudiado con gran tezon i ciencia mi amigo i colega en el profesorado, señor Francisco Puelma Tupper, (alumbre nativo de pluma, alunójena, halotrichi- te), se presenta en masas fibrosas de color blanco, con sabor amar- go, trasluciente en los bordes i mui soluble. Dureza, 1.5—2; den- sidad, 1.6—1.8. Su composicion, segun Debray i Miller (1), es la siguiente: AY 03, 380%4+18HO0. Al poner en contacto el zinc con la disolucion de sulfato de alú- mina debe formarse un hidrato de zinc. La reaccion en este caso nos la esplicamos asi: Zn+2H0=Zn0, HO+H. Suponemos que la reaccion jeneral en este elemento de pila sea la siguiente: 2(Al 0%, 380%4+18H0)+2Zn0, HO+Aq.=[(AL 03, 380%+18H0) +(Zn 0.S0*+7H0)]+(AY 03, 280*+ Ag?). (1) A. D. «Wirtz. Dictionnaire de Chimie»; tomo 1, páj. 180, —Miller's. «Ele- ments of Chemistry»; Par, IL, páj. 536, k E h: : ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—ENERO DE 1885. 9 ' Creemos, en efecto, que esta sea la reaccion, porque hemos visto esperimentalmente que la disolucion de sulfato de alúmina que me- jor se comporta como líquido activo es la que contiene de 17 a 18 por ciento de esta sal; lo que hace presumir que solo un equivalente de ácido sulfúrico del sulfato reacciona sobre el metal. Ademas, la composicion del sulfato doble de alúmina i zinc es conocida, 1 hemos podido comprobar la presencia de los finos i sedosos crista- les de ese cuerpo depositados sobre la lámina de zinc; como asi- mismo la de otra sustancia de consistencia coloide que al cabo de cierto tiempo cubre el zinc. Talvez tenga la composicion indicada en el último termino de la ecuacion de mas arriba; pero solo un concienzudo análisis podrá resolver esta cuestion. ¿Qué efectos produce i dónde se deposita el hidrójeno llevado por la corriente interior de la pila al vaso poroso que contiene el carbon? Probablemente en este caso, como han pensado algunos electri- cistas, el oxíjeno del aire poco a poco lo estrae del carbon. Com=- prueba hasta cierto punto esta suposicion el hecho de verificarse la desporalizacion por medio del carbon subdividido, teniendo lu- gar un fenómeno mecánico digno de gran atencion. IV ALGUNOS ESPERIMENTOS VULGARES En posesion de este manantial de electricidad, juzgamos intere- sante practicar algunas esperiencias comparativas, aunque vulga- res; pero que podian acarrear luz sobre esta pila. Así, por ejemplo, un circuito en el*cual intercalamos un galva- nómetro de Nobili de mas de 300 ohms de resistencia, mantúvose electrizado invariablemente durante veinte dias de observacion, lo que comprobamos observando siempre una desviacion máxima en la aguja. Un elemento Daniell bien preparado, de las mismas di- mensiones próximamente, 1 en las mismas condiciones, al cabo de diez dias empezó a manifestar señales de polarizacion. Un solo elemento de sulfato de alúmina mantuvo en actividad, sin interrupción alguna, una campanilla eléctrica de 2 i medio ohms de resistencia durante diezinueve dias. La misma campanilla Do alcanzaba a ser accionada por un Daniell. Con un solo elemento de sulfato de alúmiva no pudimos des- 10 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, componer el agua, aunque sí ciertas sales; pero con dos, fácilmente lo realizamos. Esto podia preverse, en efecto, puesto que, desarrollando la di- solucion de cada equivalente de zinc 18 calorias, i exijiendo 34 cada equivalente de agua para descomponerse, un solo elemento no puede alcanzar a suministrar la suficiente cantidad de calor en el caso mencionado. La íntima relacion que existe entre todos los fenómenos físicos viene a aclarar en un momento dado, como se ve, hechos de la mayor importancia. Antes de terminar esta suscinta descripcion de la nueva pila, in- diquemos cómo procedimos para determinar sus constantes. V CONSTANTES DEL ELEMENTO DE SULFATO DE ALÚMINA El físico aleman Ohm ha encontrado por medio del cálculo la relacion que liga entre sí la cantidad de electricidad suministrada por una pila, la fuerza electro-motriz i la resistencia a la propaga- cion en la pila i en el conductor. La fuerza electro-motriz es igual a la cantidad de electricidad producida multiplicada por la resis- tencia que debe vencer durante su trayecto. Se enuncia esto ordi- nariamente escribiendo: I=f; o lo que es lo mismo, diciendo que la intensidad 1 de una corriente es directamente proporcional a la fuerza electro-motriz E e inversamente proporcional a la resis- tencia R, De aquí, por lo tanto, que si queremos juzgar de una pila deba- mos medir la fuerza electro-motriz de uno de sus elementos 1 su resistencia interior. Conformándonos con las resoluciones tomadas por el congreso de electricista reunidos en Paris en setiembre de 1881, elejimos como unidades en nuestras. medidas el Volt i el Olwm, Como se sabe, la unidad de fuerza electro-motriz es la que se necesita para que la unidad de cantidad de electricidad (Coulomb) (1) desarrolle una unidad de trabajo o sea un e»y. La unidad prác- tica de fuerza electro=motriz lleva el nombre de Volt, i equivale con mucha aproximacion a la fuerza electro-motriz de un elemen- to Daniell. (1) Se llama Coulomb la cantidad de electricidad definida por la condicion de que un Ampere dé un Coulomb por segundo; 1 4mpore la corriente producida por un Volt en un Olmo. A AA he De > + Ñ ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—ENERO DE 1885. 11 La unidad de resistencia, el O/4m, queda representada por una columna de mercurio de lmmc. de seccion 1 que a la temperatura de 0*.C tiene una lonjitud de 106cm,3 próximamente (1). Determinamos la fuerza electro-motriz del elemento de sulfato de alúmina valiéndonos del procedimiento de Lumsden, que reposa en las dos siguientes leyes de Kirchoff; 1.* Si varios conductores concurren en un mismo punto, las su- mas de las intensidades de las corrientes en cada uno de ellos, contados a partir de ese punto, es nula. 2.* Si varios conductores forman un poligono, la suma de los productos de la resistencia de cada conductor por la intensidad de la corriente que lo recorre es nula. De aquí que, si en la espresion: 3,=*, a la cual llegamos fácil- mente por medio del cálculo, apoyándonos en las leyes precedentes, se conocen a E, Ri r quedará determinada la incógnita E, que es la fuerza electro-motriz buscada, No entraremos en los detalles de este método; nos bastará decir que para realizar los esperimentos se necesitan un buen galvanó- metro de bastante resistencia, dos cajas de resistencias variables 1 una pila padron. Hicimos uso de un galvanómetro de Thomson de 2,178 unida- des Siemens de resistencia (2,082 Olums) provisto de su escala de reflexion, de dos cajas de resistencias que nos permitian intercalar en el circuito hasta 120,000 ohms, 1 de dos elementos padrones de Clark de zinc i mercurio (2). Intercalados en un circuito ad hoc el galvanómetro, los dos ele- mentos por comparar, de manera que enviasen corrientes opuestas al instrumento i las cajas de resistencia tambien en oposicion, efectuamos cinco medidas con cada uno de los padrones i con cada uno de los dos elementos de sulfato de alúmina que preparamos - para estas esperiencias. En cada medida se llevó dos veces, des- (1) «Sur la detérmination de V'Ohm par MM. E. Mascart, F. de Nerville et X. Benoit». (2) A la temperatura de 157.5 la fuerza electro-motriz de un elemento Clark es 1,457 volts, Los dos que empleamos, completamente idénticos, llevan los núms. 299 1 324, 1 salieron de los talleres de los señores L. Clark, Muirhead i C.* de - Lóndres, en 1883, 12 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. pues de abrir i cerrar el circuito, la imájen luminosa al cero de la escala (1). Hé aquí los números obtenidos: : Fuerza electro-motriz encontrada en un elemento de sulfato de alúmina preparado el dia 12 de febrero de 1885, ocho dias despues de cargado, tomando el término medio de 10 meusuras efectuadas con grandes o pequeñas resistencias; volt. 1.368 a 15%, 5C. Fuerza electro-motriz obtenida en un elemento idéntico, pero solo 24 horas despues de cargado: volt, 1.547 a 15%, 5. €, La resistencia interior del elemento de sulfato de alúmina la obtuvimos por medio del método de la semi-desviacion, segun el cual la resistencia interior r es dada por la fórmula: r=R—(2R'+G), en la cual R es la resistencia que es necesa- rio intercalar en un circuito dado para que la desviación de la aguja de un galvanómetro sea de un número N de grados; R” la resistencia necesaria para reducir la desviacion a 3 iG. la resis- tencia del galvanómetro testigo. Efectuadas las operaciones necesarias tambien 10 veces hasta obtener mensuras concordantes, valiéndonos de un galvanómetro de Nobili de agujas astáticas de 85 ohms de resistencia (2) obtu- vimos los números que a continuacion se espresan:s Di - deesdos el 4 AILULa. cocopormoccoovcanonraroracenss. = Om, 190 RS 1 ES a PSnsoS 7 Diámetro del vaso de greda...... = Om. 125 o o a Diámetro del vaso poros0......... = Om. 060 Resistencia interior 2 Ohms, 4 a 15% 5. C. (1) Debemos hacer notar aquí cuán difícil es llegar a exactos resultados en men- súuras de este jénero en el laboratorio de física de la Universidad. Los instrumen- tos de mensuras eléctricas, como muchos otros, requieren instalaciones sólidas que solo pueden obtenerse en un primer piso; las vibraciones, por pggueñas que sean, i que a cada momento ocurren en los salones en altos que ocupa el laboratorio, hacen mui difíciles las investigaciones que requieren precision. (2) La resistencia del galvanómetro la encontramos por el método de Sir W. Thomson. «Formulaire pratique de 1'Electricien», paj. 87. ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—ENERO DE 1885. 13 Wi COMPARACION DEL ELEMENTO DE SULFATO DE ALÚMINA SON LOS ELEMENTOS DE PILAS MAS USADAS EN LA INDUSTRIA Para completar los datos anteriores, consignemos en un cuadro comparativo las resistencias i las diferencias de tension o fuerzas electro-motrices de los elementos de pilas que mas se emplean en la industria: ELEMENTOS Mia lía Resistencia aproxi-| Diferencia de tension o fuerza mada en 0hms electro-motriz en Voltz Denia) A 12 c. m 10 1 Sl SANO y) = 1 Leclanché. ...... ...... 12 c. m. — 1.38 - : 12 » » 4 1.52 Marié-Davy Dosor.. .. . 8 » » 19 1.592 1 AA 12 » » 222 1.90 Sulfato de alúmina.. | 19 » » 2,4 1.547 inicial 1.368 en servicio Segun este cuadro, se ve que los elementos de una pila pueden ser comparados bajo el punto de vista de la intensidad de la cor- riente que producirian en un circuito esterior R de resistencia inapreciable, como seria, por ejemplo, una ancha placa de cobre que uniese los polos.—Esta intensidad quedaria representada en- tónces por 7, (D, diferencia de tension; r, resistencia interior), i tendríamos: Para la intensidad de un Daniell o de un Callaud. +4 = 0.10 == de un Leclanché...... ......ooomooo +32 = 0.14 = de un Marié-Davy......co.m..... 42 = 0,38 — de un BOOSeO o loccctots vesiacins 1:22 = 0.63 — de un sulfato de alúmina........ +34£ == 0,57 Los números 0.10; 0.14; 0.38; 0.63; 0.57; o lo que es lo mismo, 10, 14, 38, 63, 57, representan el valor relativo de los elementos correspondientes bajo el punto de vista de su enerjía eléctrica completa. 14 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. La pila de sulfato de alúmina, que acabamos de describir, se presenta con caracteres que llaman la atencion. Su pequeña resis- tencia interior, su fuerza electro-motriz considerable, la ninguna emanacion de gases deletéreos, su pequeñisima actividad en circuil- : to abierto, son otras tantas buenas cualidades; pero solo despues de un trabajo sostenido podremos agregarla a la ya larga lista de pilas, i la práctica i la esperiencia dirán la última palabra. <-——M>—== ORTOGRAFÍA UNIVERSAL.—Algunas observaciones de don Guillermo Frick sobre la propuesta ortografía unwersal, manda- das publicar por el Consejo de instruccion pública. Cuando en el Consejo de instruccion pública se trató de la indicacion hecha para incluir el griego entre los estudios obligatorios, el señor La- rrain Gandarillas manifestó que el tiempo era corto para los ramos que ya hai, pero opinó, sin embargo, que no podria prescindir de comprender en el plan de estudios la enseñanza de hijiene i de la fisiolojía elemental; i parece que esta idea fué aceptada por los demas señores del Consejo. Esto me hace creer que, cuando se hubiese comprendido bien la impor- tancia de una Ortografía universal, se le concederia tambien una coloca- cion en el plan de estudios, 1 con tanta mas razon, cuanto no solamente seria insignificante el tiempo que se quitaria a los demas ramos, sino que, una vez establecida la Ortografía universal, se facilitaria tambien increi- blemente la lectura i escritura, tanto del idioma patrio como de las otras lenguas cultas, i de consiguiente tambien el importantísimo aprendizaje de estos 2nstrumentos aplicables a adquirir conocimientos. Entre las lenguas cultas las principales son: el ingles, el frances, el aleman, el español 1 el italiano. Las Ortografías de todas ellas dejan mu- cho que desear, ino han faltado tentativas para correjirlas. Aquí en Chile se intentó una reforma en 1859 por Sarmiento, mas ella fué tan poco ra- zonable, que no tuvo efecto. En Alemania hubo en 1855 ya una conferen- cia de preceptores con el objeto de enmendar la Ortografía, pero tambieu sin resultado; i despues que otras varias reuniones no tuvieron mejox suerte, se convocó por el Ministerio de Instruccion Pública de Prusia un Parlamento Ortográfico, que tuvo sus sesiones en Berlin desde el 4 hasta el 15 de enero de 1875. Lo único que en todas estas tentativas se ha alcanzado es que la confusion ha quedado aun mayor. S / í ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—ENERO DE 1885. 15 Hace quince años ya, que movido por el interes que me inspiraba tan importante asunto, apunté mis ideas sobre la reforma de la Ortografía alemana, i cuando tuve conocimiento de las necedades proferidas por el Parlamento Ortográfico de Berlin, reuní i completé mis apuntes, coordi- + —nándolos en una Memoria, no ya sobre Ortografía alemana, sino universal. - Esperando que otros participasen del mismo entusiasmo por tan bello i utilísimo proyeeto, i deseando que a mi patria adoptiva cupiese el honor de señalar el camino de todo progreso a las demas naciones que hablan el hermoso idioma de Cervántes, redacté mi trabajo en español i lo dediqué al señor J. Victorino Lastarria, que en aquel tiempo era presidente de la Academia de Bellas Letras en Santiago. Aunque este señor manifestó gran interes por el asunto, el nombramiento de Ministro de lo Interior, que tuvo pocas semanas despues, no le permitió ocuparse de él; i la inten- tada publicacion de mi memoria en la Revista Chilena no tuvo lugar, l probablemente por falta de varios tipos nuevos. No entra en el objeto del presente escrito reproducir aquella Memoria, mas sÍ hacer un resúmen de ella. El señor Francisco Vargas Fontecilla, en sus Lecciones de Ortografía bs 3 ] castellana, que, si no estoi equivocado, sirve de testo en los colejios del ] pais, dice: La escritura debe ser una imdjen fidelísima de la pronuncia- h cion: 1 si fuera posible hacer prevalecer este principio en la Ortografía de una lengua cualquiera, cada sonido sería representado por un solo carác- ter, 1 cada carácter no representaria mas que un sonido. : El señor Vargas se declara, pues, partidario del principio que por los oramáticos alemanes ha sido denominado fonético, en oposicion al etimoló- jico, que felizmente en las naciones que hablan el castellano parece tener mui pocos defensores. Cuando nos ponemos a examinar 1 analizar la pronunciación i escritura del castellang i de los demas idiomas cultos, conocemos luego que no existe la imposibilidad, que supone el señor Vargas, de hacer prevalecer en la Ortografía el principio espresado: que la escritura debe ser una imá- jen fidelisima de la pronunciación. Notamos en las actuales Ortografías las siguientes faltas: 1.2 Un mismo sonido es representado por diferentes signos o caracté- res: el de la / alemana, por ejemplo, en castellano unas veces por c, otras por qui algunas por k; 2,8 Un mismo signo representa diferentes sonidos: la c, por ejemplo, el de la % ide la 2; :3,2 Hai letras que no tienen pronunciación alguna i que por consi- guiente son inútiles, como la h en castellano. MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, La Academía dice que en las provincias meridionales de España se confunde el sonido de la » con el de la jota, pero que en el resto de Es- paña es imperceptible, a excepcion de las voces en que precede aldiptongo we, i que en este caso es mul parecido a la y suave, como en huevo, huerto. Bello, dominado evidentemente por la autoridad de la Academia, se afa- na en esplicar este supuesto sonido, apareándolo al que le atribuye en las palabras americanas «en que la combinacion hu viene seguida de otras vocales», como en hualve, Huaiti. En seguida (Ortografía, cuarta edicion paj. 21) habla de otro sonido, que segun el señor Sicilia tiene la h, cuando precede a la combinacion ¿e (como en /herro), 1 eoncluye di- ciendo; yo confieso que me inclino a la opinion de aquellos que la tienen por imajinaria. Así es tambien imajinacion el pretendido sonido de la Ak que precede al diptongo ue, ies fácil persuadirse de ello. Escríbanse aquellas palabras sin h: uevo, uerto valve, Uatti, i pronúnciense acortando en cuanto se pue- da el sonido de la u, i se percibirá que la pronunciacion es exactamente la misma. Lo que sucede es, que la u se convierte en u consonante, que en ingles se representa por la w, así como en igual caso la ¿ se convierte en í consonante o y. Conviene, pues, poner la 4 en lugar de la hu. Parece, con todo, que en las interjecciones ha e ha, la h es pronunciada, o es aspiracion como en otros idiomas; i si realmente es así, no debe su- primirse. En las interjecciones he i hola no se pronuncia; en ha, he i ho solo se mdica que las vocales deben pronunciarse largas, i de consiguiente nota- mos en la escritura de estas interjecciones lo que acabamos de señalar eo- - mo la segunda falta: que un mismo signo representa diferentes sonidos; 4.* Un sonido compuesto, como el de la % o de la x, que debia ser representado por los caractéres que corresponden a cada uno de los soni- dos elementales de que se compone, se espresa por otro signo, que consi- guientemente es inoficioso; 5,2 Se combinan dos signos o letras para formar otro signo, que espresa un sonido que no es producto de los sonidos de esas dos letras, como la ch 1 1l españolas; 6.2 Falta un signo para un sonido que está incluido en otro; este es el caso de la ch castellana, que representa el sonido compuesto por el de la tide la letra que falta en el castellano para espresar el sonido de la sh inglesa o sch alemana. Aunque don Andres Bello (Y. c. p. 10) dice, que el sonido que corres- ponde a la letra compuesta ch es elemental, cualquiera podrá fácilmente convencerse dle que Bello no hace excepcion del dicho antiguo: errare est ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—ENERO DE 1885. 17 an. Pronú únciese la sh inglesa 1 obsérvese al mismo tiempo en un espejo el movimiento de la lengua, i se notará, que no se necesita arri- mar toda la parte anterior de la lengua en el principio del paladar junto E a los dientes de arriba, como dice el Diccionario de la Academia, 1 como es necesario para formar la £, i tambien la ch española. Así es que nadie, para espresar segun la Ortografía alemana la pronunciacion de la palabra chicha, titubearia en escribir tschitscha; p: 7.2 Es un absurdo principiar, o acabar—como frecuentemente se ve en í la escritura alemana—una sílaba con dobles o duplicadas consonantes, , puesto que al principio solo la segunda i al fin solo la primera puede he aferrarse de la vocal para ser pronunciada. Donde en castellano se escribe j y doble, la primera 7 forma sílaba con la vocal que le precedei la segunda , con la que le sigue: correr, fñer=r0 i no: co—rrer, fierro, como disparatada- mente se acostumbra escribir. En el mismo caso se halla la n doble: ¿n- moto, mas no la ll, porque no es 7 doble; 8.2 Queda a veces incierto, si una sllaba, o la vocal que contiene, es larga o corta: así: en es larga en bien, quien, buen, í corta en sien, ven, puente, etc.; ¿1 larsa en vil, jentil, Brastl, i corta en mil, píldora, etc.; 9.2 Queda tambien muchas veces incierto, cuál sílaba debe acentuarse. Esta falta no se nota en el español, porque posee un signo que indica la - acentuacion donde ésta no sigue las reglas; 10.2 Puede ser dudoso (en castellano mul raras veces) si una consonan- te forma sílaba con la vocal que le precede o con la que sigue; 11,* Cuando siguen dos o más vocales, puede ser dudoso sí han de - pronunciarse cada una separadamente, o como una sola vocal. Para correjir las espresadas faltas se debe: 1.2 Designar para cada sonido simple o elemental un solo carácter o letra, simple tambien; evitándose por esta correccion las dos primeras faltas; 2,2 Espresar los sonidos compuestos por caractéres compuestos, de los que cada uno corresponde a uno de los sonidos simples, de que se forma el compuesto; corrijiéndose así la cuarta, quinta i sesta de las faltas nota- das; SA Ñ 0 Suprimir una de todas las consonantes dobles que no pertenecen a distintas sílabas, i en jeneral toda letra que no tiene pronunciación; reme- -diando de este modo la tercera i sétima falta; 4.0 Indicar por algun signo, talvez por una rayita puesta sobre la vocal , (4. e ete.) las silabas o vocales que son largas, iio que las otras “sllabas son cor bas; 50 Señalar er acento a imitacion del castellano; A, DE LA U. 1. sEc. 3-4 18 y MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS, A e J respecto de la silaba a que pertenecen; 1 2d 7.2 Indicar de algun modo, v. g. por un arquito sobrepuesto (au), que dos vocales que se hallan juntas han de pronunciarse como una. El alfabeto castellano se compone de las siguientes letras: A A AN A ON LOA A OU La lc he coloeado en el alfabeto, tanto porque así lo hizo la Academia, cuamto porque se demostrará luego que conviene sustituirla a la qu o c, cuando ésta tiene el mismo sonido. Si nos ponemos a examinar i a analizar los sonidos que son representa- dos por estos caractéres, conoceremos luego, que solo los siguientes cum- plen con el primer requisito: a, b, c, d, e, f, ?, k, l, M, N, 0, P, Y, 8, t, U, 0, Y; porque son caractéres simples, que representan invariable- mente los mismos sonidos simples. Por consiguiente quedarian estas letras en el alfabeto de la correjida Ortografía española; 1 no solo española, sino tambien en los alfabetos de todas las demas Ortografías correjidas, o en el alfabeto universal, porque examinando los sonidos que esos mismos caractéres representan en las demas lenguas cultas, notamos que tambien en ellas conviene dejarlesla misma representacion. No tenemos, pues, que ocuparnos de estos caractéres sino solo de los demas. La € tiene dos diferentes pronunciaciones. Cuando precede a una consonante 6 a las vocales a, o, 4, o cuando termina una sílaba, se pronuncia como % 1 debe ser subrogada por ésta, ya que la pronunciacion de la % es conocida en todos los paises civilizados i ha quedado invariable desde la antigiie- dad. La pronunciación de la e subseguida de una e o ¿es la misma de la z. Pudiera, pues, subrogarse por la z; pero como «no hai hábito mas uni- versalmente arraigado en los americanos i mas difícil de correjir, que el de dar a la z el valor de la s» (Bello 1, e. p. 19), deberá, entre nosotros, reemplazarse la 2 ila c que precede a la e o 2, por la s, lo que puede ha- cerse sin perjuicio de la primordial o correcta pronunciación de la z 0 c, porque los españoles, o los que quieran cecearlas, pueden indicar esta pronunciación mediante una virgulilla bajo la s, como en la antigua ce- dilla: s. > Quedan, pues, eliminadas del alfabeto la c i la 2, sl acaso no se les quie- re emplear en algun otro servicio. ANALES DE LA UNIVERSIDAD,—ENERO DE 1885, 19 La ch no solamente es carácter compuesto, sino que representa tambien un sonido compuesto, segun hemos visto ya. E No podremos representar este sonido combinando la £ con la sh inglesa, iménos aun con la sch alemana, porque estos caractéres son tambien compuestos. Cuando primero escribí sobre Ortografía universal, propuse reemplazar la sh por la z (que como acabamos de ver, queda sin destino), i de consiguiente la ch castellana por la combinacion tz; pero conoci pron- to, que con dificultad se depone la memoria de la pronunciacion que * e ta hasta ahora ha tenido la z, tanto en el castellano como en los demas idiomas, i que es mas fácil acordarse del valor de un signo nuevo; por h cuyo motivo he propuesto despues, que”se admita, para señalar la pronun- | ciacion de la sh inglesa, el carácter que representa su sonido en el idioma eslavo, i que es una s que lleva sobrepuesta una especie de naricita: s. Pa- , Tece este signo tanto mas propio o conveniente, cuanto que la viciada pro- nunciacion alemana de la s seguida de la p o £, que es la misma de la sh imglesa, prueba la estrecha relacion que hai entre ámbas letras. El sonido compuesto de la ch española seria entónces representado por la combina- , Na cion ts, de que seria mui fácil acordarse. La g tiene, segun la vijente Ortografía, dos: diferentes pronunciaciones: la E: - «blanda 1 suave» ántes de otra consonante i ántes de la a, o 1 u;ila pronunciacion de la j (por la cual se le ha reemplazado ya en Chile) ántes de la € e 2. Deberí en lo sucesivo quedarse con la pronunciacion blanda tambien cuando hiere la e o la 7, i se escribirá entónces gerra por guerra, giso por guiso; de manera que ya no habrá que ponerle la crema sobre la y en verguenza, argutr, etc. La h se suprimirá en el castellano como enteramente inútil, quedando solo con la pronunciación que tiene en otros idiomas, que es la aspiracion. . La j pudiera seguir representando en la correjida Ortografía española el mismo sonido que tiene en la actualidad, si no se tratase de uniformar todas las Ortografías, Es claro que esto no se lograria sin mútuas concesiones. En el presente caso creo conveniente dejar a la j el valor que tiene en el 20 MEMORIAS CIENTIFICAS Il LITERARIAS. frances, a no ser que se prefiera un nuevo signo que juzgo preferible, i de que hablaré masfadelante. De todos modos, las consideraciones que debe- mos a los demas idiomas no nos permitirian dejar a la / la pronunciación castellana, porque la adopcion de ella presentaria demasiada dificultad, tanto a los franceses como a los demas pueblos cultos. Por otra parte, no tendremos embarazo para sustituir otro signo a la /, si nos acordamos que antiguamente (i aun en nuestros tiempos) se escribia zarabe, Xavier, exército, Aimenes, por jarabe, Javier, ejército, Jímenes, No habria, pues, mas que reponer la x con el sonido de la j, a lo cual no se opone el valor que jeneral i únicamente tiene la x en la actualidad, porque este, como sonido compuesto, debe ser representado por la is, i queda por con- siguiente el carácter x disponible para otro empleo. A fin de acostumbrar- nos mas pronto a su nueva pronunciacion, conviene, sin embargo, mo- dificar un poco su forma, dandole la de la /¿ griega: y, lo que se recomienda tambien por la circunstancia de ser este carácter ya conocido como anti- guo representante del sonido de la j. La MM nunca es 7 duplicada en el castellano; se le ha de subrogar, pues, siempre por los caractóres que representan los dos sonidos, de que se compone: la 7 ilay. La ñ deberá tambien ser sustituida por las letras que espresan los dos sonidos de que se compone, 1 que son la 72 i la y. La q de que en castellano a imitacion del latín mumca se usa sin poner des- pues de ella la u, la cual se elude ¿ suprime en la pronunciación, será mplazada por la 4, pero sin poner despues de ella la u en castellano i lo mismo en frances i en las palabras inglesas de orijen frances, miéntras en las demas palabras inglesas, como tambien en aleman e italiano se pon- drá la u despues de la /:. ) Ta X será reemplazada por la he 1 s. Aunque la Academia i Bello consideran el sonido de la + mas bien se- mejante a gs, me inclino a la opinion de aquellos que lo tienen por imaji- nario. Parece que los que quieren, que exdímen, p. e., se pronuncie egsá- AE | ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—ENERO DE 1885, 21 men, no han examinado o analizado bien, 1 será porque ignoran el sonido de la s suave del aleman (o frances, en oseau, p. e.), que no entra en la estructura de las palabras españolas, i que impropiamente se ha dejado de representar por larga, que ántes lo representaba 1 que en la escritura gó- tica todavía lo representa. Examinando, pues, atentamente el sonido de la x, se conocerá que debe espresarse, o por es o por gí/, segun la distin- cion que se haga en la pronunciacion. Creo, que entre nosotros nadie pro- nuncia: y/, a no ser que por llevarse de la autoridad de Bello o Sicilia haga un estudiado e innatural esfuerzo para dar a la primera parte del soni- do de la z la suavidad de la y, en cuyo caso involuntariamente dará a la segunda parte tambien la suave pronunciacion de la / alemana, de la que luego trataremos. La Ze por fin, quedará reemplazada por la so s, como ya hemos visto. Recopilando lo dicho, resulta que el nuevo alfabeto castellano se com- pondria de las siguientes letras: a, D, s, AMET E les la ICO ta Ta Ss Ñ EN : y OS, E, U, 1, 0, Y Segun se vé, las innovaciones se reducen a que la c 1 2 quedan elimina- dasireemplazadas por la / ila s, o s para los ceceadores; 4 y La y siempre tiene la pronunciación suave, reemplazando la gu ántes de la e e 2; La / es reemplazada por la y; La ch, h, 11, 1 x tambien quedan eliminadas; Para representar el sonido de la h4 se introduce la w i para representar TN la segunda parte del sonido de la ch la s, Las letras compuestas ís, ly, my, 1 hs, que han de reemplazar a la ch, ll, iz, no deben figurar en el alfabeto, así como nunca han figurado en él otras combinaciones de consonantes, como dl, br, fi, gr, ps, etc. Se comprende, que para que este alfabeto formase tambien parte del alfabeto universal, únicamente se requerivia, que en las demas Ortogra- Y fías reformadas se admitiesen tambien los signos s en reemplazo de la sí inglesa, i y en reemplazo de la ch alemana, cuya pronunciación es la mis- - made la / española. Por las letras de nuestro alfabeto reformado no nos seria, sin embargo, posible espresar todos los sonidos de las demas lenguas cultas. El escruti- nio de ellos nos manifiesta que necesitamos signos para la di, 0, 4 1 b ale- Ad MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS. manas, la / francesa i la “larga o suave alemana o francesa, cuyos signos pueden ser estos mismos caractéres. La a 6 iii, cuyos sonidos no se conocen en castellano, no son vocales compuestas, ni ménos diptongos, como pudiera creerse viéndolos muchisimas veces impropiamente representados por ae, oe 1 ue, sino verdaderas vocales sim- ples, por lo que no ha habido razon para no colocarlas en el abecedario aleman. Los dos puntos sobre la a, oi u no podrán confundirse con la diéresis o crema, porque teniendo la y siempre la pronunciacion blanda, ya no ha- brá crema, 1 la diéresis, que se emplea para denotar la disolucion de un diptongo, quedará abolida por lo que luego se dirá sobre diptongos 1 trip- tongos. La h significa la aspiracion, como ya hemos visto. La j francesa. representa un sonido que no se conoce en castellano 1 aleman, i pudiera quedar con esta representacion en el alfabeto universal, si por las razones que voi a alegar no pareciese preferible otro signo. Supongo conocidos los valores de la s/ inglesa (o sch alemana) i de la j francesa, así como tambien los de si /. Con este conocimiento, no po- demos ménos que advertir entre aquellos dos valores o sonidos una rela- cion mui parecida a la que hai entre la s fuerte i la / suave, porque tam- bien es fuerte el sonido de la sh inglesa i suave el de la / francesa. Si la viciada pronunciación alemana de las combinaciones sp 1 sf, que sue- nan como shp i sht, segun la Ortografía inglesa (o como schp 1 scht segun lo Ortografía alemana), nos prueba que la sh es una s modificada, com- prenderemos que la ¡ francesa debe considerarse como una / (suáve) modi- ficada; 1 si introducimos en el alfabeto universal la s para representar el sonido de la sh, será lójico representar el de la / francesa por 12 La opcion entre la j ila / correspondería a un futuro Congreso inter- nacional ortográfico. La f quedaria representando la s suave. ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—ENERO DE 1885. 23 El alfabeto universal que propongo resulta ser, pues, el siguiente; A, d, b, d, e, Í, 9 h, l, Y), k, l, M, NM, 0, O, P, y A Y, £ £ (7) S, $; l, UY, 1, U, Q, Yo 1 resulta, examinando escrupulosamente su aplicacion a las cinco principa- les lenguas, que es suficiente para representar todos los sonidos que en ellas se encuentran, porque así como el ceceo de la ¿española puede espre- sarse por la s con la virgulilla de la cedilla, así tamb let en otros casos en que la pronunciacion de runa jena no fuese la clara castellana, po- dria indicarse por alguna tilde u otro signo encima o debajo, p. e. el tono nasal de la mon por una naricita (nm), el de la a que se parece a la o, E y s 13 poniendo esta al pié (a), el de la e muda (o casi muda) francesa por una pequeña e un poco mas arriba: /ín (por une) etc, Los sonidos compues- tos serán siempre representados p>r los caractéres que representan los sonidos elementales: la ¿h inglesa por ds, o dí (con cedilla), la 7 inglesa 1 la y o gi italiana por d/o di, la gn italiana por ny, la z italiana por df, la 07 francesa por oa etc. A las vocales, i combinaciones de vocales fran- cesas, se sustituirán las que representan sus sonidos. Respecto de las mayúsculas hai que observar, que una de las letras del alfabeto universal, la j suave, no tiene mayúscula; pero si reparamos que en la escritura latina la / minúscula se diferencia de la f solo en que no tiene la virgulita, es obvio formar la mayúscula del mismo modo, quitando a la F' mayúscula la virgulita: E. La j¿í griega tiene la misma mayúscula que la x latina. Así es, que el alfabeto universal tendria las siguientes mayúsculas: AD E 20 E LY ELMO, PEPE (o SS EU) WD PX s Y Nos resta que hacer algunas observaciones acerca de los últimos cuatro requisitos que señalamos arriba para la correccion de las Ortografías. 4.2 Empleando, como lo propuse, la rayita sobrepuesta para indicar la pronunciacion larga de una vocal, deberíamos en lo sucesivo escribir bien, Ken (por quien) buen, vzl, yentzl (por jentil), Braszl etc; Dis Respecto del quinto requisito, que se refiere al acento, dije en mi citada Memoria: (Parece increible, que hombres de la ciencia puedan confundir la acentuación con la cantidad de las sílabas, si entendemos por tal el tiem po que se emplea en su pronunciacion, / a 24 - MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. »En procaz i demas; parabien i tienda; jentil i talde; precoz 1 postre; tragaluzi lustre las sílabas acentuadas son alternativamente largas i cortas. En aleman se pueden citar infinitos ejemplos, que prueban que el acento carga indistintamente sobre sílabas largas i cortas. Así en Zrrthum, Sehnurrbart, mannbar, bildsam, la primera silaba que tiene el acen- to es corta i la otra larga; en muthawillig, ¡dhrlich la acentuada larea i la última corta; en Lchrstuhl, vielmaz ¿ámbas largas. En Mástenvald (por Mastenwald), bosque de mástiles) la a es corta, en Masgabe (por Maalzgabe, medida) es larga (la primera a), pero en ámbas palabras tiene el acento, aunque en aleman, como en los demas idiomas, con excepcion del castéllano, no hai signo que indique la acentuacion. La regla que parece de mas fácil aplicacion a todos los idiomas, seria que el acento, es decir el signo ”, solo se pusiese en las dicciones agu- das, esdrújulas 1 sobreesdrújulas, mas no en las graves. Se escribiria entónces pinsél (por pincel), carsel (per cárcel ), amor, horason (por cora- 208); pero lágrima, alelí, gana, arrepentíamonos, como hasta ahora», Miéntras no se hubiere hecho un convenio entre las diferentes nacio- nes respecto del uso del acento ”, deberá en la Ortografía universal poner se este signo en todas las silabas acentuadas, con escepcion de las palabras monosilahas, a no ser que se las quiera acentuar espresamente. Agl las cita- das palabras: bien, Lien, buen, yental, Brasel debian, a mas de la rayita, tener el acento, sin el cual un aleman lo leeria bí2n 1: ¿2 eto. Sigo copiando de la Memoria: 6. «En cunatoal sesto requisito para una Ortografía universal, habria que establecer la regla jeneral, que hallándose en medio de una diccion una consonante entre dos vocales, formala consonante sílaba con la vocal que le sigue: Donde no rija esta regla, o donde, juntándose tres o mascon- sonantes, pueda ser dudoso a qué sílaba pertenezca, conviene poner la ra- yita que las reparta. En castellano constituyen escepción de la regla las palabras que princi- pian por las partículas compositivas: ab, 00, sub, seguidas de la / o 7; en otros idiomas las partículas compositivas, que constituyen escepcion, son varias otras mas, en aleman: an, aus, ent, er, mí etc., de manera que en todos los casos en que no tija la regla jeneral, i en que pueda orijinarse una diferencia en la pronunciacion, no debe faltar la rayita. Esta pocas veces será necesaria en castellano, como quizas en mal-estar, inofensivo, des-atár, sub-inspektór. in las dicciones que contienen la cl, ll, ñi x, o segun el alfabeto universal la ¿s, ly, 1y 14s, la rayita es ino- ficiosa, porque en la pronunciación no se notaría diferencia, p. e. entre ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—ENERO DE 1885, 25 muctsatsa (muchacha) i mutsat-sa, laba-lyo (caballo) 1 Iabal-yo, ba-nyo A baño) 1 ban-yo, eles-one-rúr (exonerar) 1 ek-sonerar. Para el caso de concu- ( ) Y ») rrir tres o cuatro consonantes entre dos vocales no puede establecerse una regla jeneral. Segun las reglas que rijen en castellano, no puede ser dudoso en este idioma, cuáles de estas consonantes son inversas 1 cuáles directas, aunque tambien en este caso será imperceptible la diferencia en la pronunciación, como p. e., entre ¿ns-brumento e ¿n-strumento (como se escribiria en aleman); mas en aleman ya es distinto por la mayor -abun- dancia de consonantes como por la facilidad con que en este idioma se for- man palabras compuestas, 1 hal casos, en que sin la rayita separadora no solo la promunciacion podria ser mui equivocada, sino tambien la diccion de diferente sentido, p. e. er-blassen (empalidecer) i érb-lassen (dejar he- rencia); Naytrit, por Nachtritt segun la actual Ortografía (andada a caballo de noche) 1 Vay+rit (paso o pisada que sigue a otra); Erts—ader ] por Erzader (veta de metal). 7.2 Sobre el séptimo o último requisito para la Ortografía universal na- da habria que agregar a lo dicho arriba, si no se notase mucha confusión en lo que se ha escrito sobre diptongos i triptongos. Analicemos: - Las vocales simples son, como hemos visto, ocho: d, ( €, 1, 0, 0, U, U. Combinaciones de vocales, o vocales compuestas, que se pronuncian | como una sola vocal, no hai mas que nueve: a, 04, cu, de dy ed, eu; 041 qu, Solo las tres primeras pueden pronunciarse fácil i claramente de mane- ra que se confundan los sonidos de ámbas vocales en una sola. O%i ou lijeramente pronunciadas apénas se distinguen de a, Las otras cuatro vocales compuestas, casi no se pueden pronunciar tan contraidas que no se distinga la 2 0 %. Las dichas combinaciones pueden tambien pronunciarse de modo que se —distingan claramente las dos vocales de que se componen. En aleman suelen pronunciarse como una sola vocal, en castellano como dos. Para indicar, pues, esta diferente pronunciación en la escritura, se necesita un signo, 1 lo mas natural parece poner un arquito sobre las dos vocales, cuando hayan de pronunciarse como una sola. En todas las demas combinaciones de la ú, , ei o, como tambien en las de la 4 1 %ú con las otras vocales: Gl, Ge, 40, 40, da, (e, do, (16, du, e(, ell, eo, ed, eu, 00, od, 0€, 00, O, de, 0d, 0e, 0, 00, Qu, 04; Uat, Ud, Ue, 1, LO, 10, Un 26 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, la contraccion no puede hacerse tan completa, que resulte un solo soni- do; pero pueden estos diptongos pronunciarse de manera que se haga mas o ménos notable la separacion de ámbas vocales, o formando, como suele decirse, dos sílabas o solo una, i la misma distincion puede hacerse tambien en las nueve combinaciones primeramente mencionadas: 42, qu, au etc., cuando no se pronuncian como una sola vocal, 4 Las combinaciones de las vocales débiles 2 iu con las otras vocales 20, 10, 12, 10, 20, YU; UA, UC, UN, UO, YO, UN, UY tambien pueden pronunciarse como una sola vocal, pero solo cuando la segunda vocal tiene la acentuacion, i en este caso la primera se convier- te en consonante: la ¿ en y i la u en w. No llegará, pues, el caso de escri- ASAS AS bir za, 10, un, uu etc., sino ya, yo, 1, wu etc, Se dice, como ya mencionamos, que las dos o mas vocales que se jun- tan, algunas veces forman una sola silaba i entónces se llaman diptongos o triptongos, i otras veces forman dos o mas. Nosotros partiremos del principio de que en todo caso, en que la union de (las vocales no sea tan = A AS perfecta, que formen una sola vocal, como en Karler, Haus, oúl, Maúle etc., perteecnen las vocales a distintas silabas; 1 por consecuencia no podrá haber duda respecto de las vocales, en que se debe poner el acento. La definicion que da la Academia española de sílaba, es como sigue: la unta de una vocal con una o mas consonantes; aunque la forma tambien una vocal. No nos apartemos de esta definicion, ino admita-mos dos o mas voca- les (diptongos, triptongos i tetraptongos) en una sílaba, Se dice que huez, p. e., es monosilabo. No hai tal. Buei es tan trisilabo, como son tres sí- labas distintas bu, e e [en Lebu e Iquique, que mediante la sinalefa se pronunciarán lo mismo que bue. Diígase mas bien, que las tres silabas han de pronunciarse tan seguidas 1 tan ligadas como sea posible; pero por mul lijera que sea esta pronunciacion, tanto en una diccion aislada, como bajo la influencia de la sinalefa, siempre subsistirán las distintas sílabas, si, como Bello lo exije, suenan claros, distintos 1 sín alteración alguna los elementos de que constan las dicciones, i por consiguiente la sinalefa, cum- pliéndose con este precepto, no es la confusion de dos o mas sílabas en una sola; i si lo fuera, seria tan malheureuse cacophonte, como el aullido que se produce en el sacabuche, cuando se toca en él como una sola nota (sílaba musical) estas cuatro p. e.: sol, si bemol, la, fa diesi, sin articular cada una de ellas, haciendo pausas imperceptibles entre nota 1 nota, para pasar sucesivamente de la cuarta a la primera, segunda i quinta e ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—ENERO DE 1885, 27 posicion del instrumento, que se requieren para esas cuatro notas. Sin ser mui atento observador, cualquiera conocerá, que para formar, p. e., la u, e e 7 se necesita hacer diferentes posturas de la boca, como las hai que hacer en el sacabuche, alargando o acortándolo, para producir los dife- rentes tonos, el sol, si bemol, la i fa diese, 1 sin suspender la emision de aire que se pasa de una vocal a otra, sucede una cosa parecida a lo que produce el sacabuche, cuando se pasa de un tono a otro, sin inte- rrumpir la emision del aire: una verdadera confusion, un aullido, i Vol- talre tiene mucha razon. Pero Gewohnhes macht den Fehler schón, Den wir von Jugend auf geseh'n La costumbre hace aparecer bonita la falta que desde la juventud hemos visto. Nos falta que acregar algo sobre los signos de puntuacion, que tambien forman parte de la Ortografía. HE Úsanse los mismos en los idiomas cultos, i del mismo modo en todos | ellos, mas en cuanto a la ¿nterrogacion, 1la admiracion, llamada con mas propiedad coclamacion, tiene el castellano una notable preferencia por emplearlas no solo al fin, sino tambien al principio de la pregunta o esclamacion, 1 seria de desear, que en los demas idiomas se imitase como le yo lo suelo hacer ya, poniendo la interrogacion o admiracion inicial, cuando É escribo en aleman.Sucede muchas veces que leyendo una frase en aleman, solo se viene a conocer que es pregunta o esclamacion, cuando se llega al fin de la frase, 1 por consiguiente ya pasó el momento en que debia ha- - berse modulado la voz. Queda, pues, fuera de duda, que la admiracion e interrogación iniciales son, necesarias para que la recitacion pueda ser co- rrecta). .| a - Respecto del propuesto alfabeto universal dije arriba, que su aplicacion a las cinco principales lenguas demuestra que es suficiente para repre- sentar” todos los sonidos que en ellas se encuentran. Así lo he manifesta- x do en mi citada Memoria, a que me refiero, advirtiendo solamente que en el alfabeto que en ella se emplea i en sus aplicaciones deberá susti- v tuirse: ala x el signo de la /¿ griega, y, 12 la 2 el sieno eslavo s, como lo habia propuesto ya en la observacion final de aquella Memoria. En 28 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. cuanto al carácter que deba representar el sonido de la j/ francesa dije ya, que un Congreso internacional ortográfico podria resolver, si la letra —o signo—¿ debia reemplazarse por la l. En el inter convendria talvez emplegr la f como representante del sonido que tiene en frances. No se estrañará que he colocado la y despues de la %, i la w despues de la %, porque y i 1 son inconsonante 1 u consonante. Para imprimir mejoz a la memoria el alfabeto universal, propuse que se formasen tambien los nombres de las consonantes del modo como lo hi- zo el señor Sarmiento, en su Método de lectura gradual, asregando a todas una e, 1 que se recitase el alfabeto por líneas de cuatro nombres. Ha- E A - 4 2 . biéndome despues parecido mas propio, que la j (o /”) tuviese su lugar en seguida de la 1 la s (o la 2 anteriormente propuesta) en seguida de la s, por ser los sonidos de la / (() is (z), segun lo demostrado, los sonidos modificados de la fi s, el órden de las letras del alfabeto propuesto ha quedado un poto alterado, ilos renglones de cuatro nombres no serian ya los primeramente formados, sino"los siguientes: DE C, Je, Ye, he, % ye ke, le, UCD O y . pe, re, le £ (e) v SOJSE reo tl ARI 1 Sin duda—como ya dije en la Memoria—estos nombres facilitarán tambien considerablemente el silabeo, pronunciándolos de manera que la e casi parezca muda; i para facilitar mas el aprendizaje de la lectura de las cinco lenguas i de las palabras sacadas de otras lenguas, seria convenien- be, que se pusiesen en la cartilla, que habia de servir simultáneamente pa- va todas ellas, no solo la ch, Li ñ españolas con sus caractéres 1 nom- bres nuevos: tse, lye 1 nye, sino tambien todas las demas letras compuestas, que pueden servir para articulaciones directas o iniciales, i que son: E ble, bre; dne, dre, dle, ds; fle, fme, fue, fre, fte; gle, gme, ne, gre, gle, » v gse; yle, ame, yne, ,yres * kle, lime, lene, kre, le, lese, kite, have, leve; laje % En el dialecto o lenguaje de la plebe de Berlin se pronuncia ylas, ynade, yrab por glas (vidrio), gnade (gracia), granb (sepulcro). La Ortografía universal debe permitir tambien la espresion de las defectuosas pronunciaciones. ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —ENERO DE 18805. 29 Vv lwe; mne; nye; pre, ple, pne, ple, pse, pse, pie; sbe, sfe, ske, sle, sme, sne, spe, sre, ste, swe, sue, syes ** sfe, ske, sle, sme, sne, spe, sr, sto, SO, sue; ije, tle, me, tne, tre, tse, tso, tuve, tve; vye, vle, une, vre, vte; yle, yme, yre, AJOS : 1 talvez una que otra mas. : No hai, en verdad, razon aleuna, por qué la ly, ny, ts, dí, 1 ts habian de ser las únicas acristianadas. Dije tambien en las anteriores pájinas, que cuando en algun idioma la pronunciación de una letra del alfabeto universal no fuese la clara caste- llana, podia indicarse por algun signo encima o debajo de la letra, i a este respecto creo útil resumir lo que en la citada Memoria espuse sobre EMeA Los alemanes no forman la + con la punta de la lengua como los espa- ñoles, sin que por esto pueda decirse, que es otra letra. Entre todas las consonantes la 7 es la única ¡euyo sonido no puede pre- pararse sin arrojar aire. Podemos preparar el sonido de la 7, p, l, m, £ ete., apretando los labios, o tocando con la lengua la inicial o el paladar, ete., para pronunciarlas en el mismo acto de pronunciar la vocal con que se liga; pero en vano buscamos un lugar a donde colocar la punta de la lengua para producir el sonido de la 7, porque para ello se requieren vibraciones, que la lengua no puede ejecutar sin el auxilio de una corriente de aire que se arroje. Así comprendemos, que los ariegos tuvieron razon para poner a la », cuando principia diccion, el spiritusasper o la aspiracion—aunque esta pa- labra no está bien empleada, si suponemos que los griegos formaban el sonido de la 7 con la punta de la lengua como los españoles, porque nadie puede formarla así, aspirando, es decir: ¿nspirando, el aire, sino solo esp- ¡rándolo o arrojándolo desde el pulmon hácia afuera. Asimismo comprendemos tambien, por qué no ponian spúntus asper a la 7, que tiene una vocal por delante; pues se aprovecha en tal caso la espulsion del aire, mediante la cual se forma la vocal, para las vibraciones de la lengua. Tampoco estrañaremos ver la 7 sin spiritus, cuando la precede alguna consonante, v. 3. Hpaytoy, porque en igual caso vemos las vocales sin él. Para producir el sonido de la 7 alemana se requieren tambien vibracio- - nes, que tampoco se pueden hacer sin corriente de aire. La diferencia con- siste únicamente en que para pronunciar la 7 castellana se hace tremolar v ** En Westfalia se pronuncia syajfen por sajfren. 30 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARÍAS. la punta de la lengua, i para la 7 alemana la punta de la glótis, como puede verse, sujetando la lengua abajo, miéntras se pronuncie la 7, Creo, que el aprendizaje del alfabeto universal deberá estenderse hasta aprender ámbas formaciones, porque el que solo ha aprendido la forma- cion castellana, difícilmente podrá pronunciar la combinacion de la sch alemana (os universal) con la 7, p. e., en Sehrank (o Srank), que es faci- lísima con la + alemana, como al reflexionar un poco se comprende per- fectamente. Pues, para formar el sonido de la sch se encoje la lengua i en seguida tiene que estirar la punta i hacerla tremolar para formar el sonido de la r, miéntras en la pronunciacion alemana la lengua solo hace el primer movimiento i el segundo ejecuta la glótis, Con razon se ha llamado a la 7, i tambien a la / con sus parientes NV; v bbs sis (universales) semivocales, porque se puede hacer perceptible su sonido sin juntarlas con vocal alguna, i por lo mismo no estrañemos encon- trar frases como estas: ¡Herrrr! ¡ pind (ie rrrrralend? o ¡Sacrrre nom de Dieu! o: ¡Foudrrre! o: Guerrrr-rrra/—en las que por el número de erres se quiera pintar o representar la mayor o menor prolongacion del sonido de la y, que suele arrancarnos algun rebato de cólera. Fieles al princi- pio que «la escritura debe ser una imajen fidelísima de la pronunciacion», pondríamos en semejantes frases el signo de alargamiento, como en las verdaderas vocales, porque la pronunciación no es de muchas erres, sino de una sola mas o ménos prolongada, i la duracion de su sonido puede in- dicarse próximamente por la lonjitud de la raya. Escribamos, pues, segun la Ortografía universal, aquellas frases como sigue: ¡Her! ¿find fir atend ?—¡Sakr enomdeDio!—¡Pudr —"e!l—Ger r al Merecerá mencion una particularidad de la r alemana, que en frases como las anteriores pudiera envidiarse la r castellana; consiste en que se pueda formar su sonido durante toda una respiracion, es decir: no solo espirando, sino tambien inspirando. Se esplica por la inmediacion en que se halla la glótis a la larinje. Para completar las observaciones sebre la 7, pueden mencionarse otras dos formaciones distintas de ella: la 7 de cocheros (Kutscherer) aleman i la r araucana. La primera es la que emplean los cocheros, para parar o sos: egar los caballos, en la interjeccion bu», haciendo tremolar los labios. La araucana, segun parece, es una mezcolanza de 7 1 S, en rume p. t., Las dos pronunciaciones de la » que menciona la Academia en su Diccionario son imajinarias. El spiritus lenis % asper, que ponian los griegos en Muggtyn, róppw3ev, etc., parecen haber orijinado esta suposicion. ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—ENERO DE 1885. 8l : Ask como, para dar mas espresion a nuestro desprecio o enojo, alar- Samos la pronunciación de la 7, así tambien podemos estirar la de la s i familia, i los representaremos en la escritura del mismo modo, p. e. SR afsiopf! (por Sch aafskopf) o ¡S “akr e nom etc. y Sobre la importancia i necesidad, cada dia mas crecienée de una Orto- grafía universal podria escribirse un grueso tomo; pero como cualquiera persona instruida las comprenderá al reflexionar un poco, no perderé tiempo en demostrarlas. Una vez establecida la Ortografía internacional, sus benéficos efectos se palparán aun muchísimo mas, así como, despues de la adopcion del Sistema métrico decimal, se ha venido a apreciar de- bidamente sus inmensos beneficios. Pero las ventajas del progreso—como dijo un autor—jamás nos ahorran las dificultades del tránsito. Así co- mo con la introduccion de la medida métrica no hemos podido desde luego ignorar la medida de la vara sin perder toda relacion con la anterior, así adoptando la nueva Ortografía universal no podremos tampoco ig- norar las Ortografías que hasta ahora han estado vijentes. Si nos acorda- y mos de que hace cerca de un siglo que se propuso el Sistema métrico, 1 . que todavía no se ha adoptado por todas las naciones civilizadas, no podre- Aa mos lisonjearnos con la esperanza de ver admitida por ellas en ménos tiem- po la ortografía universal; pero esto no puede ser un motivo racional para desistir indolente o cohardemente del empeño de establecerla. Debemos, al contrario, intentarlo por cuanto medio imajinable nos sea posible, i co- noceremos pronto que las dificultades no son tan grandes como parecen. En primer lugar deberá darse la mayor publicidad posible a la idea de la Ortografía internacional, motivo por el cual siento profundamente que no se haya publicado mi citada Memoria; i lo siento tanto mas, cuanto que deseaba que a mi patria adoptiva eupiese el honor de haber dado los primeros pasos para la realizacion de tan importante empresa. En todas las escuelas de los paises civilizados deberá enseñarse la Or- tografía universal al mismo tiempo que la usada hasta ahora. Para ello será una condicion precisa que el maestro posea perfectamente la pronuncia- cion, no solamente de las letras o sonidos que tiene el idioma patrio, el castellano, Po Sa sino tambien de los demas del alfabeto universal: de la 0, Uh, l, a o la s, w, de la £1 i s, (ceceadas); 1 deberá averiso que hasta ahora la 8 (ceceada) era representada por la e o », la % 7 pon la c o qu, la y por la ¡ o g, la ly por 11, la ny por ñ, la ks por x, la ts, por ch, la w por hu, Así los niños aprenderán, al mismo tiempo i con el mismo trabajo, 4m- * 32 ¡ MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. bas escrituras, la actual 1 la nueva, i la pronunciación de los sonidos estra- ños, 1 aprenderán tambien a analizar los sonidos, i mas tarde les será mucho mas facil el aprendizaje de los idiomas estraños. Lo que en las anteriores pájinas he dicho sobre el alfabeto universal contiene algunas 1n- dicaciones para la compostura de la cartilla. Pocos ejercicios bastarán para que los niños aprendan a leer con la misma facilidad lo escrito segun la Ortografía universal que lo escrito segun la usada hasta ahora, i tam- bien a escribir con arreglo a ámbas Ortografías. Pero no solo leerán lo escrito en el idioma patrio con Ortografía universal, sino tambien lo es- erito con la misma en cualquier otro idioma, v. 2. el aleman, 1 tan claro i correcto, como sl poseyeran este idioma. Para preparar la jeneralizacion de la propuesta Ortografía, 1 miéntras la aprenda la nueva jeneracion, pueden desde luego ya introducirse al- unas innovaciones, que no causen el menor embarazo en la lec- tura, como la que en Chile se introdujo ya, sustituyendo la / a la y ántes de la e e 2. Complétese, p. e., esta innovacion, dándole a la yla pronunciación - blanda tambien ántes de dichas vocales sin la 2, es decir: escribiendo ge- rra por guera, iso por guiso, ete, 1 no poniendo la crema sobre la en verguenza, arguir, etc. Tambien pudiera escribirse desde luego ya /: en lugar de e o qu, les en lugar de z: cualquiera de nosotros leerá con la mis- ma facilidad /abal que cabal, kreo que creo, buke que buque, elsámen que excmen, ete. etc. No digo que todas estas lijeras correcciones se hagan de una vez, sino poco a poco, a fin de que, p. e., primero nos acostumbremos a ver la y so- la donde ántes le seguia la 2%; despues se nos presentará la u sin crema donde ántes la tenia; mas tarde se nos presentará la /: donde acostumbra- mos ver la e o qu, ete., etc., 1 así poco a poco nos acostumbraremos a las nuevas imajenes de las palabras. Como lo útil i lo racional siempre sue- le encontrar imitadores, bastará que algunos principien a introducir estas mejoras en la escritura. Convendria tambien que se pusiesen en manos de la juventud estudio- saalgunos libros escritos con Ortografía universal, principalmente historias o cuentos amenos o divertidos, para que el deseo de leerlos venza la peque- ña incomodidad que pueda causar la no acostumbrada escritura. Mui importante seria que en los Diccionarios de todas las lensuas se espresase la pronunciacion con Ortografía universal, la que en el prólogo podria esplicarse brevemente. Asimismo seria de desear que los autores de cualquiera obra, en cualquier idioma, indicasen. con Ortografía uni- ersal la promunciacion de los nombres propios u otras palabras que no fuesen del mismo idioma del libro. a ANALES DE LA UNIVERSIDAD, —ENERO DE 1885, 33 En los mapas jeográficos convendria poner todos los nombres con Or- tografía universal, espresando en paréntesis cómo se escriben en los di- _ferentes paises cuando esta escritura fuese diferente, i lo mismo habia de observarse en las obras de jeografía, historia o descripciones de viajes. En el Manual de jeografía por Torres (novena edicion 1874) p. e., páj. 56 debia haberse, puesto: Ruin 1 (Rhein), Veler (Weser), Elbe, Nekkar (Nec- kar), Main (Main), Oder, Vaik(el (Weichsel), VNímen (Nicmen), etc.; paj. 58: Sar tsburg—Rúdolstad, (Schwarzburh-—(Rudolstadt), Sar tsburg Tóndershaulen (Schwarzburg—Sondeshaulen), Valde (Waldeck), Ñaiis (Reus), Saumburg—Lippe (Schaumbur*—Lippe) etc. páj. 59: Slesvig —Holstain (Schleswig—Holstein), Hi (Kiel), Hessen—Nassan, Kassel Cassel), Visbaden (Wisbaden) Frankfurt am Main etc., etc. Advierto que segun lo espuesto no se pone el signo del acento cuando la penúltima es la sílaba acentuada, como en los nombres antedichos, «que cualquiera, sea de la nacion que fuere, sin saber el aleman, pero conociendo la Orto- yrafía universal, pronunciara correctamente. Bastará este ejemplo para de- mostrar lo mui útil e importante que seria la aplicacion de la Ortografía universal en los mapas i libros de jeografía, historia, ete., precediendo siempre una suscinta esplicacion de dicha Ortografía. Me permito obser- var tambien, que deberán ponerse los nombres propios (de lugares, per- sonas etc.) sin alteracion alguna, p. e. Saumburg o Múgdebury i no Saumburgo o Magdeburgo etc., Frakfurt am Main i no Franktfur sobre Gain, así como decimos: Arsísúr—Ó0" (Arcis sur Aube) ino Arsí sobre ÓLs. Despues de las sesiones del deseraciado Parlamento Ortográfico de Ber- lin uno de los principales periódicos de Alemania, la Gaceta de Colonia, presentó en uno de los artículos que dedicó a la reforma de la Ortogra- fía un trozo en que suprimió la h como signo de alargamiento, para de- mostrar que los lectores se acostumbrarán pronto a las nuevas imájenes que forman las palabras así escritas, En mi citada Memoria presenté este mismo trozo, con el mismo objeto, escrito segun la Ortografía universal, no solo en aleman, sino tambien en sus traducciones al castellano, italia- no, frances e ingles, i para que se vea, que, habiendo comprendido lo que llevo dicho sobre esta Ortografía, cualquiera persona, sin tener el menor conocimiento del aleman, castellano o italiano, lo leerá correctamente, copio los siguientes tres trozos: a A Darum Múut gefást, liber Leler, du gevónst diy | bald an das yetst noz 34 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. fremd diX anmútend Bild. Tráte di Refórm mit Naúyar ins Leben, lo v 2d A ee ne , vúrdest du són am Dratkómigstage di foltsógene Anderunkaum noy, var- nemen, und ehe der Frúling ins Land gekommen, húttest du (i són lo libgevonnen, das du irer niyt mer ent-raten múy test. Aber entslossen mus fórgegangen verden. Es ist aín geríngerer Smerts fúr das Hiindlain, ven v Y ” > 5 TO , A > der Svants auf airmmál ábgehaven vird, als ven ¿r Tag um Tag yédesmal um eamnes Halmes Braite gekúrtst vírd, Fer=úble miyt dilen Ferglaty; er OS past auf di Payo. Ten, pues, valór, kerido lektór: te akostumbrarás luego a la imajen, ke todavia te parese estranya. Si la reforma tuviese lugár para anyo nuevo, apenas notarías ya, en el día de púskeua de reyes la variasión eyekutáda, t antes ke entre la primavera al país, le abrias kobrado tanto tarinyo, ke ya no kerrías karesér de elya. Pero es presiso ke se siga adelante con desisión. Menór es el dolór para el perrito, kuando se lkorta la kola de una ves, ke cuando día por día se le rekcorta solamente kada ves el antso de un talyo. No me tengas a mal esta komparasión; elya viene bién al asunto. En cuanto al acento se habrá notado ya, que la regla propuesta para la ortografía universal es incomparablemente mas sencilla, acordándose de que dos vocales (verdaderas vocales, ino ¿ o u consonante, que se re- presentan por y o w), que se siguen i nose pronuncian como una so- FAR NS oo la (az, au, ar), se consideran pertenecientes a dos silabas: por esta razon en el precedente trozo no se puso acento en la ¿de todavía, ise puso en la primera a de páskua,. Ánimo dunkwe, karo lettore, presto te avvedías al kuadro ke attualmente ti sembra pellegrino. Póngase la riforma kol kapo d'anno in vigore, nel djorno del santi tre re, appena te akkordjeresti del fatto kambiamento, e prima ke entró la primavera nel. paese te ajjedlionaresti ad ella de mado ke non staresti sendj'ella.—Ma avándlese kon korradjo. Molto menore e 1l dolore pel kanyolino se selyí talya kon un kolpo la koda, ke, sé selyelá talya de djorno in djorno onyi volta a largo di palya.—No disapprovare la comparadlione, ella conviene kolla kosa. A £ UNIVERSIDAD.—ENERO DE 1885. 35 E PBL Congreso internacional ortográfico decidirá si en lugar de / se ha Los que conocen las Ortografías que actualmente se observan en el aleman, castellano e italiano, se persualirán fácilmente que no puede haber una correccion mas racional de ellas que la propuesta, i que por consiguiente, aceptándola, no puede haber temor que mas tarde se vuelva : tl a reformar; se persuadirán tambien que la propuesta reforma de estas tres Ortografías no presenta verdaderas dificultades. Principien, pues, la reforma los pueblos que hablan estas tres lenguas, i los demas seguirán, sin duda, mas tarde su ejemplo. , a pe E PTA a od IE e li din Ri A aj ri ici tati cacas cd y IR E a pa uo dcir ai CONTENIDO DE ESTA ENTREGA Física. —Descripcion de una nueva pila hidroeléctrica de sulfa- to de alúmina, por don Luis Ladislao Zeger2.....ooocorosoo. Ortografía universal. —Algunas observaciones de don Guiller- mo Frick sobre la propuesta ortografía universal, man- dadas publicar por el Consejo de instruccion pública ..... Pajs. 14 PE DE LA UN IVERSIDAD DE E EE MA A 1.* SECCION A MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS do SANTIAGO IMPRENTA NACIONAL, CALLE DE LA MONEDA, NÚM. 112 1885 e e e Y . «by + Se A ds y , pa cn. m7 e al - +” mn : a ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—FEBRERO DE 1885. 37 MEMORIAS CIENTIFICAS [ LITERARIAS MEDICINA. De la eclampsia puerperal.—Memoria de prueba de don Eduardo Solovera R. en su exámen para optar al grado de licenciado en la Facultad de Medicina, leida a principios de enero de 1885. Señor Decano, señores: La Memoria que voi a tener el honor de leer versa sobre Eclamp-= sig puerperal. Los resultados, tan a menudo fatales, de los casos que de esta enfermedad suelen observarse, muévenme a hacer de ella un estu» dio detenido, ; Enfermedad que aparece al fin del embarazo, reclama del médi- co, como la mayor parte de las enfermedades puerperales, una - atencion en cierto modo especial: la ciencia puede combatirla he- róicamente arrebatando dos seres a una muerte segura. ; Puede decirse que sobre su naturaleza i patojenia reina una 0s- enridad completa, no obstante que se ha tratado de esplicarla con teorías mas o ménos injeniosas, pero que no han sido presentadas con el apoyo de hechos que las revistan de la autoridad necesaria para su aceptacion definitiva. | Su etiolozóa no está conocida claramente. Lo Respecto de su frecuencia, observaré solamente que entre no- ] sotros no es una enfermedad bastante rara, como en jeneral la consideran la mayor parte de los autores. Aunque la corta práctica 1 escasos conocimientos de un princi- piante no son suficientes para abordar con éxito un estudio de esta especie, he practicado algunas investigaciones, que espongo mas adelante, tendentes a averiguar la naturaleza de esta afeccion. No se me oculta que no aporto con ellas un valioso continjente, Con todo, aunque a veces sin obtener los resultados que se desean, para llegar al terreno de la verdad, es casi siempre¡necesario aventurarse por los senderos de la esperimentacion. Si no he logrado mi objeto, este estudio servirá, por lo ménos, de antecedente para otros que, ojalá con mejor fortuna, emprendan trabajos semejantes. $ Haré una relacion suscinta de la sintomotolojía, terminacion, ' A. DE LA U. 1.2 sEC, 5-6 ES 38 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. diagnóstico, pronóstico i tratamiento, por ser demasiado conocidos; estudiaré la naturaleza i patojenia; de la etiolojía diré algunas palabras, en cuanto se confunde con la naturaleza de esta afeccion; por último, espondré las conclusiones que he sacado de mis espe- rimentos 1 ademas dos relaciones clínicas. Síntomas + terminacion.—Esta afeccion puede presentarse ántes» durante i despues del parto. Jeneralmente hai prodromos. Se manifiestan poco ántes de la instalacion franca de la enfermedad o cor algunos dias de ante- rioridad. Consisten en malestar, ajitacion, impaciencia, dificultad de la respiracion, cefalajia pertinaz, vértigos, algunas veces náu- seas 1»vómitos, ruido de oidos; tomando mayor intensidad, se com» -plican con alteración de las facultades sensoriales e intelectuales: la vista se oscurece, el oido se hace tardío, el tacto pietde en finu- ra; en este periodo el rostro de la enferma presenta ese aspecto especial de las ¿luminadas (catalépticas), si se la interroga com- prende vagamente las preguntas i contesta mal, a veces habla con volubilidad en medio de risas 1 llantos. . z Luego empieza el primer acceso, tan semejante a uno de epi- lepsia, que suele denominarse, con razon, la afeccion de que me ocupo, epilepsia puerperal. Puede dividirse el acceso en tres perio- dos: convulsiones de invasion, convulsiones tónicas, 1 clónicas; el doctor Soyre considera el coma como un cuarto período. Consisten las primeras en convulsiones de los músculos de la cara, mas pronunciadas en el lado izquierdo, i que dan al rostro las fisonomias mas variadas. Mul pronto las convulsiones se jene- ralizen monifestándose en los miembros, los puños se cierran do- blándose el pulgar como en la epilepsia. Este periodo dura rara vez.mas de un minuto, De repente las convulsiones desaparecen, log maseteros, múscu- los del:tronéo 1 imiembros se contraen tónicamente, la respiracion se suspende i hai algunos segundos de inmovilidad jeneral; la len- gua, por su proyeccion hácia afuera, puede ser profundamente mordida. : Cesgando este estado, aparecen inmediatamente convulsiones cló- nicas Jenerales, la respiracion se acelera i hace incompleta, la cara se conjestiona i pone cianótica, así como los miembros. Los mús- culos de los órganos huecos participan tambien de estas convul- siones; en algunos casos el útero deja de contraerse, en otros pare- ce aumentada la contractilidad muscular 1 la espulsion del feto es rápida. Las facultades sensoriales e intelectuales permanecen com- e ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—FEBRERO DE 1885. 39 pletamente abolidas. Paulatinamente las convulsiones disminuyen de intensidad i el acceso termina. Este período es, enjeneral, de corta duracion; sin embargo, Cazeaux dice haberlo visto prolon- garse durante veinte minutos, reloj en mano. Estos accesos se repiten a veces con intervalos bastante cortos, en los primeros de los cuales puede la enferma, cuando la conjes- tion cefálica no es mui estensa, recobrar el conocimiento; pero la mayor parte de las veces éste se hace mas 1 mas confuso en los si- guientes, hasta dar lugar a un coma profundo, durante el cual la respiracion es estertorosa i los miembros quedan en resolucion. Aunque las facultades intelectuales permanezcan abolidas, la sen- sibilidad está solamente embotada. Cuando en este período la en- ferma recobra el conocimiento, el coma se transforma poco a poco en somnolencia que al fin concluye por desaparecer. Si la enfermedad va a tener una terminacion favorable, los ac- cesos son de corta duracion, los intervalos que los separan son prolongados i la enferma recobra el conocimiento, permaneciendo durante algun tiempo con alteracion de la memoria i órganos de los sentidos. Como consecuencias, pueden resultar otras enfermedades, como ser rotura del útero, apoplejía cerebral, meninjitis, peritonitis, etc. Cuando se termina por la muerte, que puede sobrevenir en el " periodo convulsivo o comatoso, los accesos son prolongados e in- tensos. Diagnóstico; pronóstico.—Siempre que se asiste a la enfermedad desde sus primeras manifestaciones, el diagnóstico es mul fácil, el cuadro clínico mui claro; en sus periodos puede confundirse con la epilepsia, histeria, catalepsia, tétanos, apoplejía cerebral, coma del alcoholismo, conmocion cerebral. En la epilepsia es frecuente un gtito inicial, en la eclampsia es raro; en la epilepsia hai poco o nada de coma despues del aceeso, en la eclampsia suele ser bas- tante profunda; en la epilepsia hai rara vez albúmina en la orina, en la eclampsia casi siempre, 1 ademas, en muchos casos, cilindros fibrinosos que afectan la forma de los canículos renales. El diag- -nóstico diferencial con las demas enfermedades es, en jeneral, fá- cil. Algunos autores dan a esta afeccion, cuyo pronóstico es tan gra- ve para la madre como para el feto, una mortalidad de 49, otros 20 2. Es evidente que estas apreciaciones no tienen nada de abso- luto; los resultados deben necesariamente variar segun muchas eircunstancias, como ser el estado nervioso dela enferma, el grado 40 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS, de la albuminuria i de la infiltracion edematosa, el estado del úte- ro, ete, El caso mas desfavorable es cuando la afeccion sobreviene ántes del parto. TRATAMIENTO Como tratamiento preventivo es mui racional aquel que propone M. Cazeaux, que consiste en alimentacion tónica 1 reparadora; con este réjimen se remediará en mucha parte el estado de la san- ere consecutivo a la pérdida de albúmina. En los casos en que hai predisposicion marcada a las conjestio- nes cerebro-espinales están indicados los purgantes, la sangría, 1 los diuréticos cuando la secrecion urinaria está disminuida; des- pues de estos medios se ha aconsejado el emético, administrándolo de manera a producir náuseas sin vómitos. Durante el trabajo se favorecerá la regularidad de las contrac- ciones; se combatirá la inercia del útero, si la hai, i se estraerá los coágulos que existan en dicha cavidad, Entre nosotros, el Dr. Murillo, catedrático de obstetricia, ha empleado con éxito la dieta láctea. Como tratamiento curativo 1n- siste sobre la bondad del empleo de la sangría, que puede emplear- se como medio jeneral o local. En efecto, está reconocido que este recurso presta importantes servicios. Se encuentra en armonía con el carácter de que se su- pone revestida la afeccion; así, dependiendo las manifestaciones sintomáticas de principios tóxicos existentes en el torrente circu- latorio, con la sangría podria estraerse éstos, siquiera temporal- mente; ademas, se combatiria la conjestion que pudiera existir en los centros nerviosos, quedando por este medio en situacion de ad- ministrar uba medicacion reparadora. Debe tenerse presente que el empobrecimiento considerable de la sangre es una contra indica- cion mui atendible en las sangrías abundantes jenerales, La ventosa de Junod puede emplears2 en muchos casos. «Cuando la existencia de materiales en el estómago o intestinos entre por algo en la determinacion de los accidentes, se recurrirá con éxito a los vomitivos o purgantes. Durante el trabajo, cuando el cuello está dilatado, es conve- niente apresurar el parto, aun aplicar el fórapa cuando las con- vulsiones son frecuentes 1 prolongadas. Cuando el cuello no está dilatado ni dilatable, habiendo trascu- rrido muchas horas i persistiendo las convulsiones despues de ha- ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —FEBRERO DE 1885. 41 ber empleado otros medios, podrá recurrirse a la deplecion del útero practicando incisiones múltiples en el cuello. Como ayudantes: de estos medios se ha aconsejado recurrir a los revulsivos, aspersiones de agua fria en la cara i pecho, etoc., etc. Tambien se ha administrado en esta afeccion los .anestésicos, como medio paliativo; producen buen [efecto, como asimismo los medicamentos que obran esclusivamente disminuyendo el poder reflejo de los centros nerviosos. Tratándose de un caso de esta enfermedad hai jeneralmente oportunidad de emplear casi todos los medios que dejo apuntados; es así que en el caso de la 2.* relacion, clínica que acompaño obra- ron con buen éxito la deplecion del útero, la sangría, los purgan- tes, los revulsivos, el hidrato de cloral 1 “bromuro de potasio. Naturaliza; patojenia.—Para mayor claridad en la esposicion, haré algunas consideraciones sobre las modificaciones numerosas que el embarazo determina en el organismo. No haré sino mencionar que en algúnas mujeres aparece un tialismo pertinaz; segun Cazeaux, jamás compromete sériamente la salud. | La composicion de la sangre se modifica mas profundamente a medida que el embarazo se aproxima a su término; esta modifica- cion puede ir mas allá de los límites fisiolójicos. Se ha constatado disminucion de la albúmina, de los glóbulos 1 del hierro, aumento de la fibrina i del agua; el serum, menos rico en partes sólidas, está aumentado relativamente a la fibrina 1 glóbulos. Jeneralmen- te hal una falsa plétora (plétora serosa). A veces la sangre se al- tera por su mezcla con los elementos de la orina, El útero grávido puede obrar mecánicamente sobre la vejiga e impedir la fácil emision de la'orina, que en este caso puede sufrir un principio de fermentación. Ademas, se han constatado en este líquido las modificaciones siguientes: existencia no constante de la kyesteina, materia azoada que existe en pequeña cantidad en ' la orina normal; muchas veces presencia de albúmina, cuya pro- porcion en la sangre con los demas elementos, que casi todos están: disminuidos, está relativamente aumentada (superalbuminósis), ya sea, como opina Yubler, porque la madre produce mucho, o e). feto consume poco, o mas probablemente, como cree Cazeaux, re- conozca la albuminuria por causas principales la superalbuminó- sis, el exeso de presion en log vasos del riñon, que está hiperemiado o es el asiento de una nefritis albuminosa primitiva o:secundaria; 42 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS, por último, disminucion de la urea, segun la mayor parte de los autores. Durante mucho tiempo la eclampsia fué considerada como una neurose, apreciacion en que no me detendré, Partiendo de la base de que casi todas las mujeres eclámticas son albuminúricas, M, Cazeaux cree que esta enfermedad debe ser considerada como una nosohemia, consistiendo en una modifica- cion de los elementos de la sangre, cuya manifestacion sintomáti- ca seria la albuminuria i eclampsia, 1 la manifestacion anatómica una lesion renal. Espone este autor que en casi todos los casos en que la albumi- nuria se acompaña de convulsiones, la autopsia demuestra que los riñones presentan los caracteres anatómicos de la nefritis albu- minosa (2. 3.2 o 4. grado); estas alteraciones serian debidas, se- gun M. Rayer, a una modificacion que el útero erávido determinaria mecánicamente en la circulacion renal. M. Blot cree que la albu- minuria puerperal es amenundo estraña a la enfermedad de Bright; M. Bach, que algunas veces podria referirse a ella; Imbert-Y our- beyre, se esfuerza por demostrar que es siempre el síntoma de la enfermedad de Bright. Blot, Depaul i otros autores hacen, entre otras, la siguiente objecion: «Se conoce la dificultad i la rareza de la enfermedad de las curaciones en Bright; ¿cómo esplicar si la albuminuria puer- peral se debe a la misma causa, la pronta desaparicion de la al- búmina despues del parto, i la curacion rápida de las enfermas»? Cazeaux responde: «Es verdad que en un cierto número de ca- sos la albuminuria cesa bastante rápidamente; pero en jeneral no ha habido eclampsia, o al ménos los enfermos han curado; 1, co- mo lo he dicho, es probable que la alteracion de la sangre fuese poco pronunciada, i que la conjestion activa o pasiva de los riño- nes, producida por la dificultad de la circulacion venosa, ha con- tribuido, cierta en parte, a la produccion de la albuminuria. Se con- cibe entónces que, despues del parto, cesando una de las causas, la otra sea insuficiente para mantener el perturbamiento funcio= nal». Sin tomar al pié de la letra la frase «conjestion activa o pasiva de los riñones, producida por la dificultad de la circulacion veno- sa», es verdad que la esplicacion de M, Cazenux aparece satisfac toria, Para Niemeyer, la afeccion renal que se encuentra a menudo durante el embarazo, debe referirse a una dejeneracion parenqui- br ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —FEBREBO. DE 1885. 43 matosa de los riñones. Al tratar de la conjestion, de estos órganos espone que en las fucciones del riñon casi nunca la orina es alvu- minosa, pero que en las estaciones hiperémicas del mismo, es por el contrario, oscura, albuminosa, con cilindros albumingsos 1 gló= bulos sangulneos. El hecho es que la orina de casi todas las eclámpticas contiene albúmina; i en los casos raros en que ésta no pueda:ser constata- da por los reactivos, debe tenerse presente que la intermitencia : suele observarse en la albuminuria del mal de Bright. Cazeaux e que sobre cuatro o cinco albuminúricas ¿m bara -zadas, la eclampsia se muestra probablemente una vez, De lo espuesto se deduce que si todas las mujeres eclámptiicas son albuminúricas, no todas las albuminúricas son eclámpticas. Existe, pues, entre la eclampsia 1 la albuminuria una relacion íntima. : Para M. Cazeaux, a quien citaré todavía mas de una vez, la exis- tencia de albúmina en la orina. de las eclámpticas, domina la etio= lojía de las convulsiones puerperales. No-cree, sin embargo, como he dicho ántes, que la albuminuria sea la causa de:la eclampsia; insiste en ella por la facilidad de su constatacion i como un medio de diagnóstico, pues que la eclampsia siempre se presenta con ella. Considera a la causa de la albuminúria como la sola causa predis- ponente de la enfermedad que vengo estudiando. .Ademas, eual- quiera que sea la causa de la albuminúria, es indudable, que ésta altera la composicion normal de la sangre, i esta sangre así alte- rada determina en el centro cerebro-espinal una:excitacion parti- : cular que se hace la causa directa de convulsiones, o al ménos le hace. mas impresionable a las excitaciones, que le Jegan, causas determinantes en este caso de los síntomas cantes 1 nóte- se que fuera del estado puerperal la alteracion sanguínea puede enjendrar accidentes convulsivos; la albuminúria de la nefrítis al- buminosa termina a veces por síntomas epileptiformes. Si estog.. accidentes nerviosos son mas frecuentes en las embarazadas cuya, Ñ orina es albuminosa que en otras formas de albuminúria, es por- que el embarazo determina frecuentemente una coca de los - centros nerviosos, Las causas determinantes de las convulsiones pueden der algunas veces de la excitacion producida sobre los nervios del úte=. : ro; vajina, recto, vejiga, estómago, etc. Sea como quiera, el modo de accion de estas causas es produ- cir una irritacion espinal, punto de, partida dela eclampsia. 44 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. No puede desconocerse que la teoría de Cazeaux es halagadora, pero no arroja sobre la patojenia de esta afeccion la luz apetecible; es una esplicacion mui racional por una parte, pero que presenta, como él lo comprende, muchos puntos oscuros, ¿En qué consisti- ria la alteracion de la sangre? Hai una doctrina, la de la uremia, que trata de esplicarla. Segun la mayor parte de los autores, casi siempre la presencia, de albúmina en la orina coincide con la disminucion de urea en la, misma. Segun la teoría de la uremia, el exceso de urea en la san- gre da nacimiento a perturbaciones nerviosas que se traducen por síntomas convulsionales. Para formarse una idea, tan cabal como sea posible, del ral que a la uremia puede asigrársele en la patojenia de la eclampsia, di- ré algunas palabras acerca de aquélla, M..Jacoud admite dos formas de uremia, provocando cada una un estado morboso que solo por lijeros matices distingue uno del otro. «En ambos grupos, dice, el término uremiía es igualmente aplicable, siempre hai orina en la sangre; solo que en la ¿msuñ- ciencia secretoria son los materiales jeneradores de la orina los que permanecen en la sangre, i en la ¿nsuficiencia escretoria es la ori- na completamente formada la que entra en los vasos por reabsor- cion». En la forma con desórden uropoyético, a la que bien pudiera llamarse uremia médica, la depuracion orgánica es insuficiente; está relacionada a las lesiones que restrinjen el poder eliminador de los riñones, pertenece a la patolojia de estos órganos. M. Ja- coud la define diciendo que es un estado secundario, resultado de insuficiencia en la depuracion urinaria. Respecto de los síntomas, distingue una forma rápida ¡otra lenta; la primera, cuya dura- cion no excede de 3a 5 dias, con prodromos inconstantes, puede afectar la forma convulsiva (que puede referirse a tres tipos: epi- léptico, convulsivo i tetánico), la comatosa, caracterizada por som- nolencia o coma, 1 la mista, forma la mas frecuente, en que el co- ma está asociado a convulsiones parciales o jenerales; como formas raras señala la delirante, la disneica i la articular. En la forma lenta, de prodromos constantes, de muchas semanas de duracion, se observa: cefalea intensa, desórdenes sensoriales, somnolencia i coma, vómitos; puede haber algunos movimientos convulsivos, i delirio en los últimos dias; muchas veces la respiracion es amo- niacal. Jeneralmente, en ninguna de estas formas hai fiebre; i en todas el desórden de la secrecion urinaria es la causa eficiente. ¿ % ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—FEBRERO DE 1885, Ab! Para esplicar la patojenia de estos accidentes se han admitido por diferentes autores las modalidades que siguen: 1.” envenena- miento por el carbonato de amoniaco, resultado de la transforma- cion de la urea en la sangre (ammoniemia); 2.2 envenenamiento por los materiales estractivos no eleminados (creatinemia); 3.2 un hidrocéfalo ventricular; 4. edema-i anemia del encéfalo, teoría de Traube, reputada por Jacoud como la mas satisfactoria para el mayor número de casos. Mas adelante examinaré algunas de estas teorías. El segundo grupo, uremia por reabsorcion de todos los elemen=-: tos de la orina, se observa en las lesiones de las vías urinarias i amenudo en heridas bañadas por la orina. Los síntomas de esta forma de uremia, denominada ¿ntowicacion urinaria, fiebre uretro= vesical» aparecen bajo una forma aguda o bien:bajo una «forma . lenta. En la primera, consisten en fiebre, casi siempre de tipo:cuo- tidiano irregular, mui semejante a la intoxicacion palúdica; el ca- lofrio principia en jeneral súbitamente, el calor es intenso i-moles- to, 1 el sudor insignificante, si no se le solicita; son frecuentes las perturbaciones gastro-intestinales. Ein los casos graves pueden presentarse flegmasias musculares, articulares o viscerales, que terminan rápidamente por supuracion, forma eliminatoria por medio de la cual la sangre se desembaraza de los principios tóxi- cos, Del número e intensidad de los accesos depende en jeneral el carácter benigno o maligno de la 'afescion; en este último caso suelen observarse las mas variadas manifestaciones sintomatolóji- cas, como en las fiebres perniciosas de oríjen palúdico; es asi que se ha descrito la forma tetánica, coleriforme (Velpean), convulsiva, comatosa, tifordea, sudoral. Berard cita un caso que califica de: áji- do. JSacoud espone que la uremia por reabsorción está caracteriza- da por los fenómenos de la ammoniemia, fiebre en todos los ca= sos, la orina es amoniacal, el aire espirado contiene amoniaco, las convulsiones son el síntoma dominante, i la muerte se verifi- ca en medio de un estado tifcideo mui marcado. En-la forma' lenta, la accesion es =nas veces franca, con sus tres estadíos bien caraterizados, pero otras es tan poco marcada quepuede pasar: desapercibida para el enfermo, que sin embargo enflaquece lenta- "mente, ¡ muere estenuado. M. Malherbe hace notat que aplicando el termómetro en una clínica de enfermedades delas vías urinas rias, sorprende el encontrar en' algunos enfermos un »exceso de + grado, 10 13 sobre la temperatura normal, cuando se leg: creia en 1 46 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. estado de apirexia; lós mismos enfermos se estrañan cuando se les dice que tienen calentura, Los sucesos desgraciados consecutivos a operaciones practica- das en las vías urinarias, principalmente en la talla (aun en el ca- teterismo), preocuparon a los autores sobre la jénesis de tan gra- ves accidentes. Numerosas teorías tratan de esplicarlos; no las espondré por no hacer demasiado largo este trabajo; me limitaré a decir que hoi en dia está admitida la reabsorción urinaria como causa de tales accidentes. M. Maisonneuve afirma que en las ope- raciones de uretrotomíia, el calofrio no sobreviene nunca ántes que el enfermo haya orinado, que si la orina es sana, la fiebre será sencilla; si alterada, los accidentes serán graves, terribles. M. Reliquet, en su artículo de la intoxicacion urinaria, dice: «En la intoxicación urinaria, la sangre es densa, viscosa, de color oscuro i de una consistencia semejante a la jelatina algo líquida; mién- tras duran los fenómenos de intoxicacion, la sangre fluye de las heridas con estos caracteres; el exámen miscroscópico permite ob- servar los glóbulos desorganizados i granulosos; cuando mejora el estado jeneral, se modifica la naturaleza de la sangre, se torna mas liquida, toma su color rojizo i es coagulable; entónces el fiu- jo sanguineo cesa». M. Girard es de opinion de que la reabsorcion - de la orina es causa de los accidentes febriles benignos, a veces de la fiebre pseudo-continúa, con diarrea, dispepsia 1 en ocasiones vómitos; 1 que las lesiones renales deben ser oríjen de los acciden- tes calificados de perniciosos, es decir, comatosos, coleriformes, de los vómitos 1 la diarrea incoercibles. Admitida la reabsorcion urinaria como jénesis de esta forma de uremia, se comprende fácilmente su mecanismo cuando hai aleu- na solucion de continuidad bañada por la orina; cuando no la hai, se esplica, con bastante fundamento, por una alteracion o desca- macion epitelial de la mucosa de las vías urinarias; en estos Órga= nos la funcion del epitelio es simplemente de proteccion; una vez alterado, se deja atravesar por la orina, que se pone en contacto con los vasos; si falta en algunos puntos, el paso de la orina es mas fácil; así se esplicaria la intoxicación lenta que se Observa en las afecciones crónicas _de la vejiga. Talvez he sido algo difuso en la esposicion de las teorías que vengo de consignar; pero si me he estendido sobre algunos deta- lles, es porque creo de suma importancia su conocimiento para analizar con mas provecho el rol que pueda atribuírsele en la pa- tojenia de la eclampsia, Agregaré todavía que aceptada la doctri- ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —FEBRERO DE 1885, 47 na de la uremia o de la urinemia (creatinemia), los fenómenos nerviosos que producen son esplicadog por el mismo mecanismo que se asigna a los de la epilepsia. Bajo la influencia de la altera- cion de la sangre ge produciria una excitacion de los nervios vaso- motores i de las arterias cerebrales. Contrayéndose estas arterias, resultaria ya convulsiones por olignemia del bulbo, ya coma por oliguermia del encéfalo, Aplicando la doctrina de la uremia a la produccion de la eclamp- sia, resulta que en las dos formas de aquélla la mezcla de la san- gre con los elementos de la orina o con este líquido en sustancia, es el hecho capital que domina la etiolojía. Comparando la sintomatolojía de las dos formas der uremia que hemos estudiado, vemos que los matices que las separan no son tan lijeros como espone M. Jacoud. En la una, el coma i las con- vulsiones son el carácter dominante, como en la epilepsia; en la otra, es un acceso febril, con sus tres estadios bien marcados, así como se observa en la intoxicacion palúdica. Insisto en la diferencia que existe entre los cuadros clínicos de estas dos formas, porque creo mui importante dejar establecido cuál da ellas puede ser causa de la eclampsia, Para M. Jacoud, la uremia por reabsorcion está caracterizada, ademas de los síntomas espuestos, por convulsiones, como fenóme- no dominante (1). ¿Será esta forma la causa jeneradora de la eclampsia? No sé que se haya descrito jamas algun caso de esta afeccion, en que la fe- bre haya formado parte del cortejo sintomático, ni aun que haya habido temblor, que, si fuera por establecer analojías, se hubiera podido invocar como la manifestacion del calofrio. Si se pretende que la opina en sustancia introducida en la sangre, da lugar a la eclampsia, no pasa esto de ger una opinion puramente hipotética. Que yo sepa, semejanteasercion no ha sido confrmada por la in- troduccion esperimental de orina en el torrente circulatorio; por el contrario, uno de los esperimentos que espongo mas adelante no autoriza para tal suposicion, Resulta, pues, que si la uremia tiene alguna conexion etiolójica con la eclampsia, es en aquella forma que se dice determinada por insuficiencia secretoria; hai; en ella síntomas epileptiformes mul francos, y Se admite, en resúmen, la falta secretoria de algunos productos (1) Pat, int., tomo 3.*, páj. 47. 48 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERABIAS, que debian ser eliminados por los riñones. Se ha demostrado la existencia de albúmina en la orina i la disminucion de urea en la misma, i esto es todo; jamas se ha practicado un análisis completo 1 perfecto de la sangre i de la orina, Se concibe la importancia del análisis cualitativo 1 cuantitativo de la sangre en los casos de eclampsia. En este líquido se encuen- tran todos los productos de la desnutricion de los tejidos, i acaso estos productos no sean eliminados sin sufrir alguna transforma- cion; siendo probable que la mayor parte de los cuerpos que por medio del análisis podemos aislar en los productos: de desasimila= cion, no sean los mismos en la sangre, encontrándose en dicho lí- quido sus análogos o jeneradores. En efecto, en los liquidos del organismo se encuentran multitud de cuerpos, para la formacion de los cuales no conocemos sino con- fusamente las leyes que actúan en el interior de los tejidos. Por ejemplo, las diversas sustancias azoadas que se encuentran, han sido absorbidas de los alimentos sin que hayan esperimentado modificaciones mui notables; pero una vez en la economía, son el objeto de una série de transformaciones que tienden a simplificar- las, i por medio de las cuales la economia se desembaraza de cuer= pos que habiendo desempeñado su rol en la vida, se hacen inúti- les despues: son eliminados en su mayor parte al estado de urea; mas para llegar a esta forma han pasado por una série (le meta- mórfosis intermedias; cuerpos diferentes aunque análogos en com- posicion i muchos de los cuales no conocemos. Ahora bien, es posible que la presencia en la sangre de los pro- ductos escrementicios en sustancia, dé lugar a manifestaciones sintomáticas diferentes de las que pudiera ocasionar el sexo de sus jeneradores en el mismo liquido, hipótesis que acaso la esperimen- tacion podrá confirmar alguna vez. Ademas, 1 es necesario no olvidarlo, para la esplicacion de la sintomatolojía de las enfermedad que estudiamos, hai que agregar a la insuficiencia secretoria consecuencia de la lesion renal,'la pér- dida de albúmina que sufre el organismo. Por ahora la esperimentación tiene que limitarse a los cuerpos de desasimilacion que han podido aislarse de la“secrecion urinaria. En los análisis se engloban bajo el nombre de sustancias estractivas muchos cuerpos, hoi dia casi todos bien determinados gracias a los progresos de la química. Se ha esperimentado Maciendo en perros inyecciones intraveno- sas con la urea i el carbonato de amoniaco, producto de la transfor- ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —FEBRERO DE 1880. 49 7 macion de aquel cuerpo. en la sangre (teoría de Frerichs). Segun -CL Bernard, la urea inyectada en las venas es incapaz de producir los accidentes nerviosos de la albuminuria, Segun Frerichs, la urea es inocente por sí misma, los accidentes serian debidos a que, des- componiéndose en la sangre, dá nacimiento a carbonato de amo- niaco, causa inmediata de los fenómenos; inyecta esta sustancia en las venas de perros sanos, i los animales son presa de convulsiones i de coma. Esta doctrina estuvo en voga por algun tiempo; pero M. Cl. Bernard practicó esperimentos que les son desfavorables: deduce de ellos que «si el carbonato de amoniaco es inyectado en pequeña cantidad no produce nada. Cuando le hemos inyectado en proporcion mas considerable en la sangre de un perro, el animal ha dado gritos i sido presa de uua ajitacion estrema que ha durado algun tiempo; con todo, la vuelto a la vida». Tales son los esperimentos que se han practicado tendiendo a la investigacion de la jénesis de los fenómenos eclámpticos, Son las primeras tentativas en este sentido. Refiriendo los síntomas convulsionales a la insuficiencia secre» toria del riñon, no se ha empleado, pues, en estos esperimentos sino un solo cuerpo, la urea, i su derivado el carbonato de amoniaco. 1 en el caso de que la uremia por reabsorcion pudiera CASTO no se ha esperimentado. Pareciéndome que en ámbos casos pudiera tentarse con fruto esperimentar ademas con otros productos análogos de desasimila- cion, me he atrevido, aunque desconfiando del éxito, a hacer algu- nos ensayos. Para los esperimentos que paso a esponer he empleado los cuer- pos que supuse podrian tener mas importancia para el objeto, tales son: la urea, carbonato de amoniaco, urato de soda, licitina (sus- tancia grasa fosforada, que Vauquelin ha demostrado existir en el cerebro i nervios), creatina, carbonato de soda, fosfato de soda i cloruro de sodio. Debo advertir que me consta la pureza química, de estos cuerpos, para algunos de ellos, urea, urato de soda, crea- tina 1 licibina, por haberlos preparado yo mismo. He practicado tambien una inyeccion de orina. A.—Inyeccion de una solucion 1 gramo de urea en la safena | Esterna de un perro de cinco meses ¡ de buena salud: no se produ- jo ningun fenómeno notable; ántes de la inyeccion el pulso era 144, despues 139. "Téngase presente que el corazon del perro late de una manera desordenada i mui rápida. B.—Perra jóven, buena salud, talla pequeña. Inyeccion en la 50 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. safena interna de 85 centigramos de fosfato de soda: ningun fenó- meno. C.—Dos horas despues inyecté en la safena interna de la otra pierna del mismo animal, que no sufrió cambio alguno con la ope- racion anterior, 27 centígramos de carbonato de amoniaco disueltos en un gramo próximamente de agua destilada. Hé aquí los fenó- menos que se produjeron: algunos segundos despues de la inyec- cion, estension de la cabeza, gritos enérjicos, convulsiones jenera- les de movimientos estensos, pareciendo, mas bien, esfuerzos que el animal ejecutaba para sustraerse a un dolor intenso; espulsion de la orina, cansancio muscular, disnea; dos minutos despues vó: mitos, marcha dificultosa. Diez minutos despues, inyeccion igual a la anterior: casi inme- diatamente convulsiones jenerales irregulares, gritos prolongados, disnea. —Intervalo de 1 minuto: otra inyeccion igual, convulsiones jenerales, algunas tetaniformes, gritos ménos intensos, despues disnea, vómitos prolongados, contraccion de las pupilas, somno- “lencia. Intervalo de 4 minutos, inyeccion igual: 30 segundos despues, convulsiones clónicas jenerales durante algunos segundos, despues - tetaniformes de los 4 miembros (estension), trimus, dilatacion de las pupilas; trascurridos 30 segundos, proyeccion lijera de la len- gua hácia afuera, convulsiones clónicas jenerales (intensas en los músculos de la cara) de 1 m. 50 de duracion, despues tetánicas de algunos segundos, clónicas por 1 minuto, respiracion mui irregd- lar, conatos de vómito, estravismo diverjente; durante 4 minutos convulsiones jenerales poco intensas, contracciones clónicas de los músculos de la cara (notables el elevador del labio superior, ele- vadores i depresores de la mandibula); despues somnolencia corta, convulsiones jenerales con estension tetaniforme de los miembros; sopor, insensibilidad, convulsiones jenerales débiles, estension de los miembros; segundos despues, nuevas convulsiones ¡jenerales, que no tenian el carácter de las clónicas intensas de los primeros accesos, eran, mas bien, un movimiento en masa determinado por cada inspiracion, fenómeno semejante al que se observa en los so- Mozos de un niño que ha llorado mucho; aunque la respiracion era irregular, (a sacudidas), la espiracion era fácil, notándose en la inspiracion como una constriccion de las fauces; de tarde en tarde algunas inspiraciones profundas i estension débil de los miembros; coma, persistencia de la dilatacion pupilar, i de la insensibilidad, pulso mas débil i lento que el normal, descenso de la temperatura E | ñ ANALES DE LA UNIVERSIDAD.--FEBRERO DE 1885, ol / (sin constatacion por el termómetro). Este estado persistió durante 18 minutos, las convulsiones jenerales desaparecieron por comple- to, la respiracion se hizo mas lijera 1 superficial (80), cambiando de ritmo: la espiracion se hizo prolongada. Tialismo abundante. El coma se transformó poco a poco en un sueño profundo; podíase constatar sensibilidad de la conjuntiva i parte posterior de la mu- cosa nasal. A los 3 m. 10 P. M. (dos horas despues de la primera inyec- cion), se notaba alguna mejoría; el animal podia levantar la cabe- za; vaedia hora despues se le incitó a pararse, lo que ejecutó con notable torpeza de los miembros, principalmente de los posterio- res. Luego el sueño continuó un poco mas profundo que el normal; de cuando en cuando algunos quejidos. A Jas 11 P. M. el sueño era lijero i el restablecimiento al parecer completo. D.—Perro jóven, buena salud, talla pequeña. Inyeccion intra- venosa de 6 gramos de una disolucion de carbonato de soda: nin- gun fenómeno notable. E.—Perra de cinco meses, buena salud. Inyeccion intravenosa de 1 gramo de licitina disuelta a favor de una pequeña cantidad de soda; la inyeccion fué en varias sesiones, 1.* Segundos despues de practicada, gritos 1, durante algunos segundos, opistótonos poco pronunciados; en seguida, tranquili- dad, somerolencia, respiracion lenta, 2. (Despues de 2 m.): ningun fenómeno; persistencia de la somnolencia. 3. (4 m. despues): ninzun fenómeno; puede andar, pero con lentitud; apatía 1 fiojedad en los movimientos durante 4 horas despues. F,—Perro jóven i de talla pequeña. Inyeccion intravenosa de una disolucion de 1 gr."50 de cloruro de sodio: prodújose una exi- tacion lijera 1 corta; sequedad de la mucosa bucal. - G.—Perro de cinco meses, buena salud. Inyeccion intravenosa de una solucion concentrada de urata de soda; la inyeccion fué en 11 sesiones, i en pocos minutos, de 1 gramo cada vez, 1.* 1 2.*: contracciones áceleradas del corazon; tranquilidad; somnolencia, 31 4,% Lijera ajitacion, quejidos. 2: Ajitacion, quejidos. 6.* Ajitacion, gritos, quejidos. 7.2 Gritos, quejidos. 8.2 Gritos, quejidos, respiracion irregular. 52 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS, -9.2 Gritos, quejidos, inspiracion entrecortada; tialismo. 10. Los mismos fenómenos; tialismo mas abundante. 11.7 Los mismos fenómenos; despues laxitud. Se levantó de la mesa de operacion sin dificultad alguna; orinó por dos veces: en la primera, la orina contenia un sedimento abun- dente blanco amarillento, que no analicé (probablemente era ura- to de soda). Aunque estaba en ayunas, se negó a comer; estuvo triste todo el dia. 4 H.—Perro jóven, talla pequeña. Inyeccion intravenosa de crea- tina 1 pequeña cantidad de inosato de barita, disuelta a favir de una lijera solucion alcalina; inyeccion en varias sesiones, de 1 gra- mo de solucion cada vez, 1 con pocos minutos de intervalo. 1.2, 2,2, 32, 4.2, 5.%, 6.2: Iijera excitacion. 7,2; saboreo, sequedad de la mucosa bucal. 8. 1 9,% ningun fenómeno. 10.*: temblor jeneral (calofrios?) 11.2: aumento del temblor. 12.*, 13,? 1 14.* continúa el temblor. Debo advertir que las inyecciones eran frias. Se levantó de la mesa de operacion sin di£cultad; estuvo triste todo el dia. 1.—Perra de cinco meses, buena salud. Inyeccion intravenosa, en varias sesiones (1 gramo cada vez), de orina humana fresca; reaccion ácida; orina de la mañana. 10 inyecciones seguidas: a la 9.” aceleracion de la respiracion; temblor de la cabeza i parte superior del tronco, despues laxitud 11. 112, (2 m. despues de las anteriores): disnea, algunos mo- vimientos jenerales i en masa; temblor mas intenso i prolongado, 13.* 1 14.*: movimientos jenerales; quejidos; minutos despues contracciones débiles de los músculos de la cara, en seguida mui débiles i raras de los miembros. Somnolencia, respiracion irregu- lar, sonora; contracciones mui débiles i raras de los músculos de la cara i cuello; despues, débiles i raras de los miembros; lijero temblor. 15.2, 16.* 1 17.* (minutos despues): movimientos i vómitos, que- jidos. | cda Inyeccion de 16 gramos de orina de 7 horas: gritos 1 movimien- tos. Se levantó de la mesa de operacion sin dificultad. Continuó con vómitos i temblor durante casi todo el dia; no se presentaron convulsiones, ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—FEBRERO DE 1885. 53 Resumiendo los fenómenos que se producen practicando inyec- ciones intravenosas en los perros, vemos que: La urea no produce ningun fenómeno notable. Si es que dicho cuerpo se transforma en carbonato de amoniaco, como es probable, la transformacion no se produce en poco tiempo, i acaso para que tenga lugar se necesita de la introduccion conti- nuada de cantidades considerables o de la accion de otros produc- tos en el interior del organismo, El carbonato de amoniaco dá lugar a convulsiones epileptifor- AO : El fosfato de soda i el carbonato de la misma base no producen hingun fenómeno notable. La lecitina produce fenómenos de excitacion seguidos de somno- lencia. : El urato de soda determina fenómenos de excitacion seguidos de la depresion correspondiente; se elimina rápidamente por la orina; produce tambien tialismo. El cloruro de sodio, excitacion lijera i corta; sequedad de la mu- “cosa bucal. Para los fenómenos producidos por la creatina, el esperimento no es concluyente, por cuanto esta sustancia no fué empleada en condiciones de pureza necesaria, La orina normal inyectada en gran cantidad determina temblor como síntoma dominante, i vómitos, exitacion lijera, contracciones musculares débiles 1 raras, localizadas en la cara i cuello, i ademas lijera somnolencia, como fenómenos secundarios. Una orina normal abandonada durante 7 horas bajo una tempe- ratura de 24% (centígrados), no produce mayores síntomas. Haré breves consideraciones sobre algunos de los esperimentos - que acabo de espohet. La urea solo difiere del carbonáto de amoniaco por tener dos equivalentes de agua ménos que éste. - Segun la teoría de Frerichs, introducido aquel cuerpo en la sangre se transforma en carbonato de amoniaco, dando de este mo- do lugar a los accidentes convulsivos, Abandonada la orina a sí misma, líquido que contiene una ele- vada proporcion de uréa, se descompone con gran produccion de carbonato de amoniaco, al cual debe su fetidéz en este caso. La A, DE LA U, 1.* SEC, 1-8 94 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. urea es, pues, el ámido del ácido carbónico, i como tal debe poseer el carácter de los ámidos, es decir, rejenerar una sal de amoniaco cuando se le someta a la accion de ajentes que determinen la fija- cion de los elementos del agua, Ahora bien, vemos que esta rejeneracion no tiene lugar inyec- tando urea en la sangre, de lo contrario se producirian los sinto- mas propios de la presencia del carbonato amoniacal en el torrente circulatorio. A no ser que la descomposicion necesite para operarse de algun tiempo i de influencias especiales que no conocemos, des- de luego, quedaria probado que no se produce en poco tiempo. No me cabe duda de que los síntomas resultado de la presencia del carbonato de amoniaco en el torrente sanguíneo, son mui aná- logos alos de la eclampsia, El tialismo es fácil de esplicar por exi- tacion de la cuerda del tímpano (filete del facial), exitacion que da por resultado suspender el tono vascular paralizando las arte- rias de la glándula submaxilar: de aquí abundancia de la secre- cion. ¡ Para la licitina, cloruro de sodio, urato de soda i creatina, resul- ta de estos esperimentos que 8u presencia en la sangre dá lugar, primero a fenómenos de excitacion i despues a la depresion corres- pondiente. Siendo tan limitados estos fenómenos, a la presencia de ninguno de estos cuerpos en la sangre debe atribuirse un rol de- masiado importante en la determinacion “de las convulsiones eclámpticas. Las inyecciones intravenosas de orina normal en la sangre, de- terminan temblor (mas o ménos intermitente i que persiste mu- chas horas despues de la. operacion), vómitos, exitacion lijera, dé- biles contracciones musculares, sobre todo en la cara i cuello, i lijera somnolencia. No sé si el temblor haya sido la manifestacion de calofrios, por no haber empleado el termómetro para medir la temperatura; la del líquido inyectado no era fria, Luego, pues; si alguna importancia puede tener la reabsorcion urinaria en la determinacion de fenómenos eclámpticos es como coadyudante de otras causas. Se comprende, sin embargo, que la, reabsorcion por una ancha brecha de una cierta cantidad de orina amoniacal pueda determinarlos, por mas que la clínica no haya presentado hasta ahora ningun caso que confirme tal suposicion, Ademas de la doctrina de la uremia, que acabo de analizar, hai otras que se han presentado para esplicar la produccion de la eclampsis... é : Yubler ha insinuado esplicar los fenómenos convulsionales de ANALES DE LA UNIVERSIDAD.=—FEBRERO DE 1885, 50 ' N ciertas formas de albuminúria por alteraciones de nutricion del tejido nervioso, esplicacion bastante vaga. En algunos casos mui raros, admite Cazeaux que la irritacion refleja, producida por dificultades del trabajo o la conjestion vio- lenta de las venas raquidianas, puede dar lugar a convulsiones je- nerales de apariencia eclámptica, que serian de naturaleza histó. rica o de otro órden; con todo, estos casos serian mui escepcionales. Que la eclampsia está ligada a la alteracion de la sangre es in- dudable, aunque hoi en dia no se pueda precisar en qué consiste esa alteracion; asi lo hace suponer la circunstancia de encontrarse modificados los productos de secrecion (líquido urinario). Desde luego, los esperimentos que he espuesto mas atras me inclinan a suponer que los productos que en la enfermedad de que me ocupo alteran el líquido sanguíneo, son en su mayor parte de naturaleza amoniacal; que prebablemente dichos productos son debidos a la transformacion de la urea en carbonato de amoniaco, úvica esplicacion posible en el estado actual de nuestros conoci- mientos. Es verdad que la esperimentacion con la urea no confir- ma este modo de pensar; peoo es positivo que el carbonato de amoniaco produce convulsiones epileptiformes, i téngase presente que no se ha hecho en los casos de eclampsia el análisis de la san- gre. La retencion de algunos otros productos escrementicios, que no podríamos precisar, influirá talvez en la trasformacion de la urea i en la produccion de los fenómenos. El mecanismo de la produccion de las convulsiones seria facil de esplicar toda vez que dichos productos obren exajerando el pos der reflejo de los centros nerviosos, es decir, la propiedad que tie-' nen éstos de trasformar las impresiones centripetas en reacciones ; centrifugas, impresiones centripetas que en este caso tienen un punto fácil de donde partir: del útero modificado por el embaroz:. Por manera que, respecto del tratamiento de la eclampsia hejo este punto de vista, la sangría llenaría una indicacion capital, des embarazando a la sangre de los productos morbosos, causa inme- - diata de los accidentes, OBSERVACION PRIMERA. Santiago, avosto de 1882,-—Lmisa Canales, de 20 años de edad, bien confoimada í al parecer de buena constitucion, llegó a la Maternidad a las 10% P. M. del 15 del presente, con dolores de parto, estando a fines del 9.” mes de su embarazo. 56 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. Desenyañada de su amante, que la abandonó, se vino hace po- cos meses del Perú, en donde servia como cantinera de nuestro ejército de ocupacion. Al dia siguiente de su llegada al hospital, la infeliz, previendo su suerte, estaba intranquila i alarmada por los síntomas que la invadieron; acusaba una cefalaljia mui intensa, vértigos, luego hubo vómitos biliosos, i poco despues notó con estrañeza que no veia a las personas que le dirijian la palabra. El pulso, que era regular, latia 140 veces por minuto. Las contracciones uterinas, que eran frecuentes i mui dolorosas, tomaron luego una violencia estremada. Practicado el tacto vaji- nal, se constató una resistencia mui grande que las paredes de la vajina, contraidas, oponian al dedo esplorador para llegar al hocico de tenca; la dilatacion dei cuello era como de un centímetro; la cabeza del feto, que se presentaba de vértice, completamente enca- jeda en la escavacion desde el principio del trabajo; las contrac- ciones eran tan violentas, que durante ellas el cuello uterino des- cendia hasta la vulva. Se administró una lavativa laudamizada. Los ruidos cardíacos del feto se olan a izquierda. A las 21 P. M. estalló un acceso de convulsiones jenerales que duró un minuto, perdiendo la enferma desde este instante el cono- cimiento, i cediendo la rijidez de las partes blandas para dar lugar a una relajacion mui notable que permitia hacer con facilidad la esploracion; no tardó en aparecer un segundo acceso de 2 minutos de duracion; luego un 3. de medio minuto; un 4. de 2 minutos; un 5.” de 20 segundos; algunos segundos despues un 6.2 de 22 mi- nutos, al que no tardó en seguir un 7.* de 1 minuto 7 segundos. Despues de este acceso (31 P. M.) tenia la enferma 162 pulsacio- nes llenas, de regular fuerza, en las que se notaba algunas inter- mitencias i 28 respiraciones; el feto 180 pulsaciones, que se perci- bian con mucha claridad. Este se presentaba en posicion oxipito- ilíaca izquierda anterior. El intervalo que separó los primeros accesos unos de otros fué de pocos minutos, haciéndose mas corto en los últimos; en todos fueron clónicas las contracciones, escepto en el 5, que fueron tóni- cas i de poca fuerza, afectando los flexores de log miembros torá= xicos. Sh La cara estaba pálida; la respiracion era dificultosa. Los accesos se anunciaban por inspiraciones profundas, los antebrazos se dos blaban yendo a aplicarse sobre el pecho, i luego log músculos espi- : ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—FÉBRERO DE 18805. 57 radores eran presa de contracciones clónicas rápidas, cortas, que iban haciéndose cada vez mas fuertes i frecuentes, llegando hasta 5 por segundo, a veces irregulares, estendiéndose luego las con- tracciones a los demas músculos toráxicos, miembros superiores e inferiores, presentando estos últimos un movimiento corto de flec- cion isócrono de ámbos músculos i de ritmo ménos rápido que las contracciones de los músculos respiradores; la cara lívida tomaba un tinte cianótico por la violencia de los esfuerzos i pequeña am- plitud de los movimientos de la respiracion, que era ruidosa e irre- gular i llegó a suspenderse por algunos segundos en dos de los últimos accesos a causa de la fuerza e irregularidad de las convul- siones torácicas i de la construccion de los músculos constrictores de la glótis; los ojos iban a ocultarse bajo los párpados a medio abrir, donde se fijaban presentando solo el blanco de la esclerótica; algunas contracciones poco notables de los músculos de la cara; trismus pasajero, mas frecuentemente contracciones prolongadas de los depresores de la mandíbula; las funciones sensoriales aboli- das, lo mismo la sensibilidad. Despues de minuto i medio de este estado, término medio de la duracion de los accesos, las convul- siones disminuian poco a poco de frecuencia 1 de fuerza hasta cesar por completo, terminando el acceso por inspiraciones profundas i resolucion muscular; los ojos presentando la mitad inferior de la córnea en las aberturas palpebrales con lijero estravismo diverjen- te, la mirada fija e inmóvil, la pupila dilatada e insensible a la luz; la cara conjestionada i lívida; las facultades sensoriales per- sistiendo abolidas, conservando este mismo carácter la sensibilidad de la piel, La respiracion un poco ruidosa al principio, se hizo estertorosa despues, el aire espirado daba a la mano la sensacion de frio; a la auscultacion, los latidos cardíacos poco perceptibles a causa de Ja existencia de numerosos estertores bronquiales sibilan- tes 1 mucosos, A las 3.35 P. M. solamente, hora en que pudo conseguirse un facultativo (Dr. Middleton), empezaba el 8.” acceso de convulsiones, se procedió a la aplicacion del forceps. La proximidad de la cabeza al suelo de la pélvis, i la posicion trasversal de las eminencias pa- _rietales, indicaban haberse efectuado ya el movimiento de descen- 80 1 rotacion interna; la introduccion de las ramas, que se aplicaron a los lados de la cabeza, se operó con facilidad suma, pues, aun- que durante el acceso, habia una relajacion completa de las partes blandas i paredes uterinas, en la estraccion de la cabeza, que al franquear la vulva hizo lanzar a la enferma quejidos de dolor a 98 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, pesar del estado comatoso i de insensibilidad en que se encontraba sumerjida, no hubo que vencer gran resistencia, ofreciendo mui poca el cuerpo; la criatura, que era varon, salió sin señales de vi- da, siendo impotentes los medios que se emplearon para reamimar- lo, aun la insuflacion de boca a boca que se le hizo por dos veces; la placenta se estrajo con facilidad, teniendo lugar una hemorrajia mediana; el útero se contrajo imperfectamente, relajándose des» pues, no pudo hacérsele contraer, no obstante haberse puesto en accion los medios usuales. La paciente, en decúbito dorsal, posicion que guardó durante todo el ataque, continuó en el mismo estado comatoso, los párpa- dos cerrados, las facultades intelectuales sin manifestarse; la res- piracion iba háciendose mas ruidosa, los estertores mas gruesos, francamente traqueales. Practicáronse fricciones sinapisadas en los miembros inferiores, aplicándose sinapismos fijos en los mus. los; en el pecho i miembros torácicos fricciones con un cepillo; administróse una pocion estimulante con base de acetato de amo» niaco i tintura de cardamomo; la enferma ejecutó movimientos de deglucion. Todos estos medios fueron impotentes; sin,embargo, hubo un momento de fujitiva esperanza: la enferma retiraba sus brazos incomodada por la accion del cepillo, tambien volvia+la cara para sustraerse al tocamiento de las conjuntivas; la pupila, dilata- da todavía, se contrajo, aunque lijeramente, por la accion de la luz; la temperatura del aire espirado se elevó un poco. De pronto el pulso, lleno i de regular fuerza, comenzó a disminuir conside- rablemente por espacio como de media hora; la cara se puso páli- da, los labios descoloridos, la respiracion se hizo.con ménos esfuer- zo; examinada la enferma, al introducir la mano en la vajina para hacer la titilacion del cuello uterino, con el objeto de solicitar la contraccion, se escapó con ruido una gran cantidad de sangre...... es lójico preguntar: ¿seria ésta la causa, que disminuyendo la con- jestion cefálica hizo por un instante menor el coma? Luego: se presentaron movimientos estensos i un poco bruscos de los miem- bros superiores i del tronco; el pulso disminuyó considerablemente de fuerza, hasta el punto de sentirsele con dificultad: los ruidos cardíacos dejaron de oirse; la respiracion perdió su frecuencia has- ta hacerse mul lenta, muriendo la paciente a las 5.15 P. M. Practicada la autopsia, se encontró el cerebro completamente exangúe i un lijero derrame de serosidad en los ventrículos latera- les; los riñones presentaban algunos pirámides de Malpijio ama- rillentas que contrastaban con el rojo de las vecinas, al exámen ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—FEBRERO DE 1885, 39. microscópico se constató una nefritis parenquimatosa en estado avanzado; en los demas órganos, nada de particular, OBSERVACION SEGUNDA N. N., de 24 años de edad, buena constitucion, temperamento sanguineo, de buena salud anterior, multipara, (?) estando en la penúltima semana del noveno mes de su embarazo, no tenia ótra alteración de su salud que un lijero edema de las estremidades in- feriores, edema que apareció en este último mes, Al día siguiente de haber comido dos o tres empanadas de hor- no, las cuales le habian producido una indijestion, con dolores cóli- cos pronunciados, aparecieron algunos sisnosque pudieran conside= rarse como prodrómicos de la terrible enfermedad que iba a apas recer, tales como malestar jeneral, estado melancólico, desazon estomacal, eto., siguiendo mui luego a los cólicos intestinales los primeros dolores del parto. Despues de una hora de estas contrac- ciones precursoras, fué cuando'a las 8 A. M. del siguiente dia es- talló el primer acceso de convulsiones jenerales, despues del cual la enferma quedó sumerjida en el coma, A este primer acceso si= guieron muchos otros, con un intervalo de diez a quince: minutos, principiando todos ellos por movimientos de los labios, pestañeo, contraccion de log masticadores (trismus), luego'convulsiones clá- nicas rápidas, poco intensas, de las estremidades superiores e in- feriores, que empezaban por pequeños movimientos de los dedos de la mano, principalmente del pulgar; en seguida un movimiento de estension rápido i brusco de los miembros superiores, que ques. daban en esta actitud i dirijidos hácia adelante; respiracion entre- cortada i ruidosa, facies conjestionada, en la boca' una espuma sanguinolenta. A estos accesos sucedia relajacion muscular, que- dando la enferma sumerjida en un coma profundo, que no E un: instante hasta el fin del tercer dia de enfermedad. Y “Practicado el reconocimiento de la enferma, pudo el dedo pe- netrar el orificio uterino i llegar hasta las membranas: se constató: una presentacion de vértice. El cuello estaba dilatado como centi- metro 1 medio, mui blando i dilatable. El trabajo del parto marchaba sin interrupcion: las contraccio: nes uterinas se hacian con bastante intensidad, determinando al parecer cada una de ellas la aparicion de un acceso convulsivo. Se administró una pocion con 4 gramos de hidrato de cloral, 1 enferma deglutió; se aplicaron sinapismos a las estremidades; to do fué sin resultado. 60 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, Haciéndose necesario terminar el parto, se rompieron las mem- branas a las 3 P. M,; el feto nació muerto; el útero se contrajo; no hubo hemorrajia; pero los accesos se hicieron mas intensos i mas próximos. A las 5 P. M, se administró una lavativa con 3 gramos de clo- ral, en la noche otra con igual cantidad: no se obtuvo resultado alguno, A las 8 A. M, del dia siguiente el estado de la enferma era: co- ma mas profundo; deglucion imposible; los accesos presentándose siempre, pero ménos intensos; metearismo, Se practicó una san- grla del brazo, estrayéndose unas seis onzas de sangre, que era mui negra i espesa, 1 salia rastreando. El estado de la paciente no cambió, A las 11 A. M, ninguna mejoría, Practicóse otra sangría 1 apli- cáronse seis sanguijuelas a las apófisis mastoideas i ventosas se- cas prolondadas en las estremidades inferiores; se administró 1 gramo de calomelano en diez papelillos (uno cada ¿ de hora), consiguiéndose deposiciones abundantes, con lo que desapareció el meteorismo, haciéndose mas raro los accesos (cada 3 de hora), la respiracion mas fácil; el coma siempre profundo. A beneficio de estos medicamentos se verificó, pues, alguna mejoría. Al dia siguiente (dia 3.) continuó esta pequeña mejoria; aun- que el coma era profundo, los accesos disminuyeron de intensidad, traduciéndose por débiles conyulsiones, Se trató de reanimar a la enferma, titulándole la úvula, exitando la mucosa nasal, apli- cando sinapismos i golpeando el rostro con un paño húmedo; todo fué inútil. Administrósele una pocion antiespasmódica con 3 gramos de bromuro de potasio; en la tarde, el estado de la pa- ciente era mejor, a pesar de la persistencia del coma: se notaba alguna sensibilidad a las exitaciones: jemidos, lijeros movimientos del rostro, En la noche apareció el conocimiento, Al dia. siguiente la mejoria continuó progresando, hasta que la enferma quedó completamente curada (1). a) Debo hacer presente que la preparacion química de los cuerpos de que ha- blo mas atras la hice en el laboratorio de química de la Estacion Agronómica, en presencia del director del establecimiento, M. Paul Lemétayer, 1los esperimen- tos delante de mis compañeros estudiantes de Medicina, señores Jerman Hertz, Gualberto Leguizamon i Jerónimo Arce. ANALES DE LA UNIVERSIDAD.-—FEBRERO DE 1885. 61 MEDICINA. Observaciones clínicas sobre el tratamiento de los abscesos hepáticos. —Memoria de prueba de don Miguel Claro en su exómen para optar el grado de licenciado en la Facultad de Medicina, leida a principios de enero de 1885, XL. Supungamos un enfermo que ha presentado el cuadro sintomá- tico de una hepatitis aguda, en el que, a pesar de un tratamiento: conveniente, el hígado ha permanecido con su volúmen aumen- tado; el proceso febril ha tomado el tipo remitente, han sobreve- nido ataques semejantes a los de una intermitente palúdica, ha aparecido un lijero edema del hipocondrio derecho, que suda copio- samente i que se demacra cada dia mas: ¿cuál será nuestra conduc- ta? No importa que no sintamos fluctuacion en parte, alguna, es preciso proceder a hacer una puncion esploradora cón un trócar puesto en comunicacion con un aparato aspirador. A veces encontraremos una coleccion purulenta, otras estraere- mos unas cuantas gotas de sangre. Estas punciones hechas en condiciones de asepsia debidas, están perfectamente exentas de todo peligro i son demasiado conocidas las esperiencias emprendidas por Lavigerie, en Francia, en 1864 1 por la Sociedad de Alejandría, en Ejipto, en 1867, para que yo me detenga a demostrar su inocuidad. Por el contrario, Murchison i otros autores afirman que, en el caso de no develar la presencia de pus, léjos de hacer mal, hacen un bien inmenso permitiéndonos practicar una sangría local. que apresurará la resolucion del proceso “inflamatorio. Por mi parte, numerosas veces la he visto practicar dando re-- sultados negativos respecto del la existencia o no existencia del pús; pero nunca las he visto producir el meror daño. Uno de mis compañeros presentaba de tiempo atras fenómenos de una! hepati- tis que parecia haber terminado por supuracion i en el cual los fenómenos inflamatorios no habrian cedido a un tratamiento mé- dico perfectamente dirijido. Se le hizo una puncion esploradora que solo dió salida a un poco de sangre, contiuuó despues su mis- mo tratamiento i rápidamente entró en la mas completa convales- cencia, estimulada, in mi opinion, por esa pequeña sustraccion sanguínea. Si ella nos revela la presencia del pus en un punto «cualquiera 62 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS del parenquima hepático, nos habrá hecho un beneficio incalcula- ble, pues que nos permitirá atacar el absceso desde log primeros momentos de su formacion, Las observaciones que voi a esponer, me parece que demuestran los beneficios de las punciones esploradoras a la vez que los peli- gros de una intervencion tardía. En resúmen: siempre que tengamos sospechas de la presencia de un absceso hepático, debemos cerciorarnos de ello por el medio indicado i con las precauciones que enumeraremos a propósito de las punciones aspiradoras. Ya que estamos investigando la presencia del pus, resolvamos de paso una cuestion que tiene mucha importancia tratándose de los abscesos abiertos espontáneamente, Esta cuestion es si hai un pus que sea caracteristico de los abs- cesos hepáticos. I una vez vi diagnosticar un absceso del higado abierto en el pulmon derecho, fundándose en gran parte en el pus tan característico, color ladrillo o chocolate; i otra vi negar la existencia de un absceso abierto espontáneamente por la pared abdominal, porque el pus era enteramente blanco amarillento i el médico que asistia a este enfermo me pidió le hiciera la autopsia para comprobar su diagnóstico. En el primer caso la autopsia reveló que se trataba de un abs- ceso de la base del pulmon derecho, que habia hecho descender el líquido tres traveses de dedo mas o ménos por debajo del reborde costal. En el 2.* caso se trataba de un absceso crónico del lóbulo dere. cho del higado, Por mi parte puedo decir que no he visto tres abscesos que pre: senten*la misma clase de pus: unas veces lo he visto de aspecto cremoso, otras color cnocolate i lleno de detrites, otras espeso como jelatinoso i lijeramente teñido de sangre. Pudiendo solo afirmarse que, en jeneral, el pus de los abscesos de marcha aguda es san- guinolento, color chocolate o café con leche, i a veces de una con- sistencia jelatinosa, i que el de los obscesos de marcha crónica es jeneralmente creroso o apénas teñido de sangre. Supongamos ahora que la esploracion nos ¿ha revelado la pre- sencia del pus en el interior del higado; ¿cuál debe ser en este caso nuestra línea de conducta? dejaremos que el absceso busque solo su salida al esterior? lo puncionaremos? lo'abriremos a bisturí? En qué momento debemos operar? » » ANALES DE LA UNIVERSIDAD.--FEBRERO DE 1885. 63 Hé aquí las cuestiones que procuraré resolver en el curso de esta memoria. TÍ. Debe siempre intervenirse i jamas esponer al enfermo a los aza- res de una terminacion espontánea, ni confiar en la reabsorción del pus que, aunque entra en los límites de lo posible, no entra en los de lo probable. I la estadística de la Sociedad Médico-quirúrjica de Alejandría, que es una de las mas estensas que se conozca, ha venido a cortar definitivamente la cuestion: está apoyada por 123 observaciones cuyo resultado es el siguiente: No ¡operados, muerboS.... menorca rovaracncina SO, AN A A 000) Grandes abscesos. No operados, muertos .viancas pos noqpe visos 98D Operados Pequeños abscesos. INOONera dos muertos mutenes ooo colo qugos basal 009 0D Md atea Upa a atar loops saldo O 0: 6D No insistiré mas sobre este punto. Admitida la necesidad de operar todo absceso hepático, ¿le qué modo intervendremos? Mr. Boinet resume asi el tratamiento de la hepatitis supurada en un artículo del Diccionario enciclopédico de ciencias médicas (serie 4.2, t. 3.” páj. 17). / «Despues de una apreciación : atenta de estos métodos, dice el autor, acongejamos principiar por una puncion capilar, porque si el absceso es reciente, operado a tiempo puede curar fácilmente; si despues de muchas aspiraciones se constata que el líquido se re- produce 1 que el estado del enfermo decae, inmediatamente es pre- ciso tratar de obtener una salida constante del pus, sea por la sonda a permanencia, sea por la abertura con los cánsticos, i pedir a uno de esos métodos la curacion que no se ha podido obtene por la puncion capilar», 64 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. No es esta, segun mi opinion, la conducta que debe observarse. Puede serse mas esplícito que Mr. Boinet i desde la primera pun- cion, i aun a veces ántes de ella, podemos fijar cuál va a ser nuestra conducta funcionaria futura. TIL. Principiamos por el estudio de las punciones aspiradoras. Algunas quieren que siempre se trate los abscesos hepáticos por punciones seguidas de inyecciones, ya yodadas, ya de cualquiera otra naturaleza. Dieulafoy, el introductor de los aparatos aspira- dores, las preconiza ardientemente, i solo permite otro método de tratamiento en casos mui escepcionales. Murchison las aconseja en los abscesos de mayores dimensiones i abre a bisturi los peque- ños. ¿Es esto lo que aconseja la observacion imparcial de los he- chos? Absolutamente nó, segun mi opinion. Si el pus sale fácilmente por la cánula, si es de naturaleza como el que llamamos flegmonoso, cremoso, loable, convenido: debe puncionarse; pero si al dia siguiente o subsiguiente el pus ha vuel- to a reproducirse i el higado ha vuelto a tomar las mismas dimen- siones que ántes, talvez va a ser insuficiente la puncion. Si la fiebre continúa, si los sudores no han disminuido 1 a la tercera puncion el pus se reproduce como ántes, es inútil perder el tiempo, agota- remos sin resultado alguno las fuerzas del enfermo: es preciso de- terminarse a abrirlo por bisturí, Si el pus es mul consistente no podremos evacuarle convenien- temente; si sale con dificultad obstruyendo a cada paso la cánula, a causa de los grumos que contiene, formados por detritus del pa- renquima destruido, es inútil continuar con las punciones, porque aun cuando se haya elejido el trocar mas grueso del aspirador, éste no podrá dar salida a trozos de tejido celular de mas de uz dedo de ancho, como los que he observado en dos de los casos que operé a bisturí. Lo único que conseguiriamos sería filtrar cada dia el pus estrayendo únicamente la parte líquida 1 dejando siempre en el fondo'la parte sólida: el enfermo caeria entre tanto en el marasmo. Si por otra parte la cantidad de pus es demasiado considerable, se reproducirá indefinidamente, presentándose los mismos inconve- nientes que en el caso anterior, como lo demuestra la siguiente ob- servacion que voi a resumir: Se trataba de un individuo de 39 años de edad, de hábitos alco- hólicos mui pronunciados, que presentaba el cuadro sintomático de ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —FEBRERO DÉ 18805. 65 una hepatitis supurada i en el cual se diagnosticó un absceso cró- nico del hígado consecutivo i una hepatitis aguda. El límite superior del hígado habia descendido centímetro i me- dio en todas las líneas de percusion; su límite inferior era el si- guiente: en la línea esternal llegaba a un centímetro por encima del ombligo; en la línea mamelar a 3 centímetros por debajo del ombligo, i en la línea axilar a 4) centímetros. La temperatura era de 37.6 por la mañana i 38 en la tarde. Se le hizo una puncion i se estrajo 2,475 gramos de un pus féti- do color ladrillo molido, haciéndosele en seguida una inyeccion yodada. La temperatura sigue fuctuando entre 37 i 39%, i cinco dias mas tarde el hígado ha vuelto a tomar las dimensiones descritas, de- cayendo rápidamente las fuerzas del enfermo. Se le hizo una nueva puncion 1 se estrajo 2,520 gramos de pus; se repitió la inyeccion, i 6 dias mas tarde la postracion del enfermo era tal que, habiéndose tratado de abrir el absceso con el bisturí, se temió que el enfermo no resistiera a esta pequeña. operacion i hubo de puncionarse una vez mas estrayéndose 2,000 gramos de pus. El paciente cayó en el marasmo i en medio de los fenómenos de la fiebre héctica, murió seis dias despues. : En la autopsia se encontró un hígado que contenia 3,000 gras mos de pus. Esta observacion pone de manifiesto tanto los ¿peligros de una intervencion tardía, como la insuficiencia de las punciones en los casos de abcesos mui considerables. Mui distinto resultado obtuvimos este año con las punciones se- guidas de inyecciones yodados en las dos observaciones cuyo resú- men os voi a leer; / En la primera se trataba de un absceso consecutivo a excesos . alcohólicos, ge le puncionó i se estrajo 250 gramos de pus cremo- so; la temperatura, que fluctuaba ántes entre 37.5 por las mañanas 1 39,1 por las tardes, bajó inmediatamente despues de la puncion a 36.8 137.2, permaneciendo normal; el pus uo volvió a da i el enfermo curó perfectamente, En la 2.* se trataba de un absceso al parecer consecutivo : a una disenteria. Se le hizo tres punciones seguidas de inyecciones yoda- das: en la 1.* se estrajo 300 gramos; en la 2.? 425, i en la 3.2 125 gramos de pus cremoso, lijeramente teñido de sangre. la primera vez. Salió de alta perfectamente curado, i un mes despues se le en- contraba en la calle en completa salud. La temperatura bajó a la 1 66 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. normal desde la segunda puncion, fluctuando ántes entre 37 1 39, Lo habeis oido, señores: éxito completo del tratamiento por las purciones seguidas de inyeccion yodada. En la que sigue vereis lo contrario. y El enfermo es un individuo alcohólico i su higado presentaba las siguientes dimensiones en el momento de la puncion: en la lí- nea superior los límites eran normales, midiendo en la línea ester- mal 13 centímetros, 18 en la mamelar i 15 en la axilar. El 3 de noviembre lo puncioné en el 9.* espacio intercostal, en que hacia prominencia el absceso, estraje 150 gramos de un pus sanguino- lento, tan espeso que a cada paso obstruia la cámula i que se coa= guló en masa en el frasco del aspirador. La temperatura oscilaba i siguió oscilando entre 37.5 por la mañana 1 38.5 en la tarde. El dia 6 el pus se ha reproducido i los dolores no dejan descansar un momento al enfermo. Nueva puncion i estraccion de una cantidad mas o ménos igual de pus de la misma calidad. La curba termo- métrica sigue las mismas oscilaciones; se presentan sudores profu- sos i el enfermo comienza a decaer visiblemente.—Dia 18; nueva puncion i estraccion de 200 gramos de pus de igual naturaleza. Temperatura igual i empeoramiento del estado jeneral.—Dia 28; abertura a bisturí en el 8.” espacio intercostal entre las líneas ma- melar i para-esternal, en una estension de 2; a 3 centímetros mas o ménos, dando salida a 300 gramos de pus. La temperatura baja a la normal; 3 dias despues el pus estaba casi agotado. El 10 de diciembre salió de alta con la herida completamente cicatrizada i el higado de dimensiones enteramente normales, — Fracaso absoluto de la puncion i éxito completo de la abertura franca a bisturí. En otra observacion, cuya autopsia narro mas adelante, vereis que despues de las punciones i de parecer curado el enfermo, abandonó el hospital 1 sin causa apreciable alguna, al mes i me- dio despues volvió con destrozos tales, causados por su absceso, que no fué posible salvarle la vida. El absceso, hacia eminencia en el 9.” espacio intercostal, habia cariado la 7.2, 8.2, 9,21 10,2 costilla, el pus se habia deslizado bajo“la piel, habia disociado las fibras del músculo recto i penetrando en el abdómen habia ido determinado un flemon crónico de la fosa iléaca derecha, casi to- do el lóbulo derecho del higado estaba destruido. Ante hechos, al parecer, tan contradictorios, ¿cuándo está indi- cado el tratamiento por medio de las punciones aspiradoras? Mi opinion se resume en lo siguiente: ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—FEBRERBO DE 1885. 67 Siempre debemos comenzar por.la puncion con el aparato aspi- Tador.— Ella confirmará nuestro diagnóstico, nos dará cuenta ca- bal de la cantidad i calidad del pus. Si el pus es cremoso, si sale perfectamente por la cánula ino pasa de 500 gramos, en jeneral, curará el enfermo con solo la puncion seguida de inyecciones modificadoras de diversa natura- leza, i En todo otro caso, continuar con las punciones; es no solo per- der el tiempo, agotar la paciencia i las fuerzas del enfermo, si no tambien esponernos a que cuando com mas fé nos proponemos reiterar las punciones, el absceso haga inuficion en los bronquios o en el intestino, como mas de una vez ha sucedido, i en los abs- cesos de marcha aguda este método presenta los mismos incon- venientes, como parece deducirse de la observacion siguiente: Se trata de un hombre de 56 años de edad, de hábitos alcohó- licos, i en el que despues de haber presentado el cuadro de una hepatites aguda se diagnosticó un absceso hepático. El limite su- perior del hígado llegaba a la 5.” costilla en la línea mamaria ia la 7.* en la asilar, midiendo 18 centímetros en la 1. i 19 en la 2.2—La temperatura oscilaba en las tardes entre 39 i 40. El 24 de mayo se le hizo una 1.* puncion aspiradora i se estra- jo 945 gramos de un pus de consistencia liquida i uniforme, en seguida se hizo una inyeccion yodada.—Dos dias despues el en- fermo presentaba un aspecto tifoideo: la temperatura era de 39 en la mañana i 40 en la tarde, El dia 29 el hígado ha disminuido de volúmen i ha desaparecido por completo la matidez hepática: el absceso se hnbia abierto en el intestino. Al dia -siguiente muere el enfermo i la autopsia confirmaba el diagnóstico. Acusan algunos a las punciones de poder producir hemorrájias i de causar la gangrena de las paredes del foco por la introduccion del aire, Acusacion que seria fundada si pudiese hacerse con justicia en la puncion misma; pero ella solo puede recaer sobre el modo co- mo se la practica. El mal resultado que se supone en las puncio nes, es orijinado, por no tomarse las medidas de desinfeccion necesarias o porque no se han hecho con un aspirador o porque no se ha sabido hacerlas. Toda precaucion es poca, por nimia que sea. El modus operandi es el siguiente: Debe desinfectarse perfectamente la superficie en que se va a operar, el operador debe desinfectar sus manos i todo los útiles de 68 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. que va a servirse, El sitio de la puncion varia en cada caso parti- cular. Si el absceso proemina en un espacio intercostal, debe pun- cionarse en él. Si por bajo las costillas, se puncionará a un centl- metro por debajo del reborde costal para dejar campo para mover la cánula cuando el hígado haya ascendido a su sitio normal. El médico no debe abandonar un momento el trócar 1 seguirá con él el movimiento de ascenso del hígado, 1 si el enfermo acusa dolor debe atendérsele en el acto: variar de direccion al trocar para no contundir la glándula. La mano que sujeta el trocar debe ser apo» yada sobre el abdómen o torax del enfermo, segun donde se haya hecho la puncion; así podrá seguir los movimientos o cualquier otro accidente i podrá irlo introduciendo lentamente a medida que el hígado se vaya retrayendo, i no se espondrá así a que un acceso, de tos o en un movimiento cualquiera, abandone la cánula la ca- vidad o se vierta pus en el peritoneo, o haga en él la inyeccion en lugar de hacerla en el foco del absceso. El olvido de esta precau- cion puede traer fatales consecuencias. Dieulafoy da como precepto absoluto, que debe seguirse al he de la letra, el no percutir ni ménos malaxar el hígado despues de una punción normal. Son estas investigaciones que no urjen i que podemos diferir para el dia siguiente; inadie nos asegura por otra parte que por nuestra intempestiva curiosidad no vayamos a hacer salir, cuando mas: no sea, algunas gotas de pus que pueden caer en el peritoneo. Es indispensable que haya un espacio vacío en el frasco del aspirador, al retirar la cánula, para tener seguridad de que no es de ménos importancia el consejo de retirar la cánula habiendo siempre vacío en el frasco del aspirador; así estaremos ciertos de que ella nofdejará escapar ni una partícula de su con- tenido. Cuando la cánula se obstruye es mas prudente desobstruirla por medio de un golpe de piston, que por medio de los estiletes romos que vienen con ese fin, de este modo es posible que dejemos entrar aire en el foco del absceso, i a este respecto debemos ser excesivamente cautelosos. Si el abceso está en el borde posterior o en la cara convexa del hísado, es fácil darse cuenta de su volúmen exacto por un méto- do que, bien practicado, no falla jamas: miéntras el médico auscul= ta la parte anterior del torax, un ayudante percute la parte poste= rior al mismo nivel que el oido del médico, con golpes. secos i repetidos con lentitud. Esta percusion combinada marca con toda exactitud el volúmen real del higado. ANALES DE LA UNIVERSIDAD.-—FEBRERO DE 1885. 69 Sucede alveces que miéntras se estrae el pus i con mas frecuencia al hacer los lavados v las inyecciones, sea que hayamos procedido con rapidez, aunque se haya procedido con solidez o lentitud, el enfermo comienza a sentir un dolor en el hipocondrio derecho; vago al principio, que se irradia en seguida al epigastrio, despues al ombligo i concluye por jeneralizarse a todo el abdómen 1 ha- cerse a veces intolerable. Sin que tenga una esplicacion suficiente, lo ví sobrevenir, una vez en un enfermo operado por nuestro sen- tido maestro el Dr. Schneider, con una tal intensidad, con un demudamiento tal de las facciones del enfermo 1 coincidiendo con un movimiento brusco hecho por el operado, que todos creimos que parte de la inyeccion se habia vaciado en el peritoneo i que iba a sobrevenir una peritonitis mortal. El Dr. Schneider, con su calma habitual, nos pidió que en la tarde volviéramos a ver el en- fermo, 1 avisó que él tambien volveria. Se le puso un vendaje de cuerpo i se le hizo una inyeccion de morfina. En la tarde con gran sorpresa nuestra, solo estaba un poco decaido, pero los dolores ha- bian desaparecido por completo. Muchas opiniones se han emitido para esplicar este fenómeno; pero la mayor parte admite que es debido al desgarramiento de adherencias poco sólidas que han sido rotas por el ascenso i des- censo repetidos del higado. Pero ello no puede afirmarse acerta= damente, es un fenómeno que causa mas espanto que mal, Mala práctica es la de tratar de estraer hasta la última gota de pus, por decirlo asi, forzando para ello el vacío, porque es es- ponerce a lesionar el hígado sín niagur. resultado útil. Despues de estraido el pus se lava la cavidad con un líquido desinfectante cualquiera, solucion fenicada, de borato de soda, etc. En seguida se hace una inyeccion con tintura de yodo yodurada i se deja toda o solo una parte para mejor modificar las paredes del foco. Rara vez sobrevienen fenómenos de yodismo, pus la absor- cion es casi nula en las paredes del foco. Dados los resultados obtenidos en los casos abiertos a bisturí, es preferible cesar las inyecciones con una solucion de cloruro de zincal 2 9% que produzca: efectos mas rápidos, sin molestar tampoco en nada al paciente. Una precaucion importante es no introducir una cantidad ma- yor de inyeccion que la de pus que se ha estraido, de otro modo, distendiendo la inyeccion el parenquina hepático es mui dolorosa, para el enfermo i no exenta de peligros. En seguida se aplica en el sitio de la puncion un pedazo de A. DE LA U, 1.” SEC. 9-10 70 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS esparadrapo, cortado en cruz de malta; se pone un vendaje de cuerpo i todo está concluido por el momento. ¿Cuándo debe repetirse la puncion? : En jeneral, tres o cuatro dias despues, escepto cuando el pus se reproduce mui rápidamente; entónces habria que evacuarlo al dia subsiguiente. Un hecho mui importante es el siguiente, que ha solido aconte- cer a los que por necesidad o conviccion curan solo con la puncion. Sucede a veces que el enfermo rehusa dejarse puncionar repetidas veces, 1 el médico tiene que condescender a pesar de que el hígado ha tomado de nuevo un gran volúmen i está mui tenso, retardando de dia en dia la nueva puncion: entretanto el enfermo tiene un poco de disnea i una tos seca 1 fatigosa; o bien se queja de dolores mas o ménos agudos en el abdómen ¡i sobreviene un poco de dia- rrea; es preciso inmediatamente procedera una nueva puncion sin dilacion alguna, porque esa tos viene a anunciarnos que el pus está pronto a hacer irupcion en el pulmon o los intestinos. Un médico me referia un caso que le habia acontecido a él, en que por condescendencia i a pesar de la tos habia demorado para el dia si- guiente la puncion: en la noche el pus salia a traves de los bron- quios. Da «En los abscesos hepáticos de los paises cálidos, dice Dujardin Beaumetz, esta sencilla operacion (la puncion aspiradora) no pue- de bastar; es un método de diagnóstico, pero no un método cura- tivo. Es necesario recurrir a otros procedimientos para permitir una libre salida al pus, i para practicar en el foco lavados mas o ménos abundantes». Esto es tambien, señores, lo que salvo en los casos ya espuestos, es necesario practicar en los abscesos hepáticos de nuestro pais que tanta semejanza tienen con los abscesos tropicales, Nada hemos conseguido con las punciones en las observaciones que os leeré mas adelante. ¿Cómo abriré el absceso? fué mi pregunta, Entre los diversos métodos que se ha propuesto para abrir el foco, solo mencionaré algunos. El método de Graves i el de Begin, que aconsejan incindir las paredes abdominales hasta el nivel del peritoneo esclusive,. des= pues aguardan que la naturaleza misma haga la abertura; el mé- ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—FEBRERO DE 1885. Al todo de Recamier, por aplicaciones sucesivas de pastas de Viena o de Canquoin i la abertura por el termo-cauterio, imitando en esto a los negros del Senegal; no deben emplearse: ¿a qué fin causar tanta molestia al enfermo i esponerle a una peritonitis, cuándo podemos disponer de métodos tanto o mas rápidos i por cierto mas seguros? Algunos afirman que toda hepatitis, por el hecho mismo de la inflamacion, provoca adherencias entre el hígado, el peritoneo i las paredes abdominales, si esto fuera siempre así, nada seria tan sencillo como resolver este punto. . Es verdad que en los abscesos perificos de marcha aguda suele acontecer esto. Pero ¡cuántas veces en abscesos que habian redu- cido el parenquima hepático a una simple corteza de algunos cen- tímetros de espesor, no hemos encontrado una sola adherencia!! Dutroleau i Cambay, que tanto se han ocupado de las enferme- dades de los europeos en los paises cálidos, proceden del modo si- guiente: confiando en las adherencias que, segun ellos, deben exis- tir, hacen desde luego una puncion esploradora, se sirven de la cánula como conductor i de un solo golpe penetra en el absceso. Puede ser que en sus manos este procedimiento haya dado siem- pre hermosos resultados. Una sola vez lo he visto practicar, hace ya algunos años en un absceso crónico i con tan mal resultado que el enfermo murió al dia siguiente, víctima de una peritonitis sobre- “aguda, porque gran parte del pus se habia vaciado en el perito- neo. Yo creo que no debe confiarse en adherencias que puedan o no existir; si el médico no está plenamente seguro de ellas, debe pro- ceder a establecerlas. Algunos han resumido las indicaciones de estos diversos méto- - dos del modo siguiente: Si hai urjencia, si el absceso es mui volu- minoso i causa grandes estragos en el enfermo, debe usarse los métodos rápidos, el de Cambay v. gr.; si no. la hai debe usarse el método lento, el de Recamier o el de Graves, etc. No es esto, se- ñores, lo razonable. Deberia decirse: si hai urjencia, si hai fenóme- nos que puedan hacer temer una abertura espontánea del absceso, ge puncionará en el acto, sin aguardar aun al dia siguiente; si no hai urjencia, se puncionará aun, i despues de la puncion se decidirá 0.2 curar el absceso por este método, o a abrirlo a bisturi por un procedimiento que ponga a cubierto de todo incidente, tanto nues- tra responsabilidad como la vida del paciente. Nada nos obliga a obrar de otro modo, puesto que la puncion prévia que hecha como 7% MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. medio de diagnóstico habrá alejado todo peligro de abertura es- pontánea. Si el enfermo por una u otra causa ha debido estar sometido a punciones repetidas, debemos aprovecharnos de ellas para deter- minar las adherencias haciéndolas a pequeñas distancias una de otra en el sitio en que debemos incindir, teniendo a veces la satis- faccion de ver salir una gota de pus por una de ellas ántes de practicar la incision, como sucedió en la observacion núm. 1. Pero si inmediatamente despues de la primera puncion hemos resuelto operar con el bisturí, ¿cómo se determinará las adheren- cias? Algunos recurren a los cáusticos; pero despues de haber en- sayado el método que me sujirió mi profesor, el Dr. Ugarte, mé- todo que, segunícreo, esy usado por los alumnos, me ha parecido tan cómodo, tani inofensivo i tan poco molesto que no querria usar otro, i que consiste en determinarlas por medio de alfileres, proce- diendo del modo siguiente: Se escojen seis u ocho alfileres de los usados comunmente para la sutura ensortijada, una pinza porta-agujas 1 se desinfectan conve- nientemente, así como el punto donde se va a introducirlos. Se pasa cada alfiler por un trocito de esparadrapo cortado circular- mente, que sirve para mantenerlos fijos, colocados en la pinza i prévia la anestesia local obtenida por un pulverizador de éter; se introducen perpendicularmente hasta penetrar en el foco a distan- cia de ménos de un centímetro uno de otro, describiendo con ellos el trayecto que va a recorrer el bisturí. Se atan los alfileres con un hilo, se adhiere el esparadrapo a la piel i se cubre todo con una pieza de la misma sustaucia. Si durante la operacion hemos hecho volver el rostro al enfermo, ni siquiera se apercibe de lo que le hemos hecho, pues que la molestia es insignificante. A veces solo siente mas tarde una lijera incomodidad al mover- se, i obras picazones un poco mas fuertes; pero que no le quitan ni el reposo ni el sueño. Si despues de introducidos los alfileres se queja el enfermo, conviene retirar el que le molesta ¡ reemplazarlo por otro mas largo, porque, segun he podido observar, esto sobre- viene cuando el alfiler queda rozando la superficie del hígado o fuera del foco. Se recomendará el reposo 1 se dejará los alfileres durante 48 ho- ras en su lugar; al quitar el apósito se ve fluir o no el pus al rede- dor de los alfileres, En el segundo caso que fué lo que sucedió en una de las observaciones de que os he dado cuenta, no me atreví a incindir desde luego i funcioné una vez mas, abriéndolo mas tarde ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—FEBREBO DE 1885. 73 a bisturi, Segun mi modo de ver eso indicaba que habia que atra- vesar una estension mayor, que cada alfiler, de parenquima sano 1 aunque, bien sé, que para otros este no es un inconveniente, yo temí una hemorrájia 1 preferí esperar. El completo éxito obtenido unos dias despues compensó plenamente este pequeño retardo. Hemos resuelto ya la operacion 1 hemos determinado las adhe- rencias de cuya existencia estamos plenamente seguros: vamos ya abrir el absceso a bisturl, Aun hai algunas precauciones que es ¿indispensable tomar, si queremos contar con un éxito satisfactorio. Pocas enfermedades hai que abatan mas el ánimo del enfermo que las afecciones hepáticas. Así es que ante todo he procurado levantar la moral del paciente, que en jeneral está mui decaida i aun cree firmemente que va a morir; he imbuido en su ánimo la certeza de su pronta curacion i la idea de que necesito que él se conyenza de que va a sanar, para obtener un buen resultado. En seguida se le acomodará convenientemente en su cama de modo que se pueda retirar todos los lienzos manchados, dejándolo despues de la operacion en toda su ropa perfectamente seca 1 lim- pia. Esto se facilita mucho pegándole una faja de tela emplástica de una mano de ancho i de largo necesario, por debajo del límite inferior de la futura incision a la cual venga a adherirse el hule que se pone sobre las sábanas para evitar que el pus huya por el flanco 1 ensucie sin necesidad al' paciente; así se evita enfriarle de- masiado con un lavado mui estenso que pueda resfriarle. - ¿En que punto debe hacerse la incision? Algunos autores, al «discutir el tratamiento de los abscesos hepáticos, la resúmen de este modo: si puedo incindir en un espacio intercostal, abro a bisturi, sinó punciono. Esta era tambien la opinion que me daba uno de mis profesores al consultarle sobre este purto, apoyándose, si la memoria no me es infiel, en un trabajo que sobre la materia ha publicado un señor Ramirez de Méjico. Pero habeis visto, señores, que casi en todas mis observaciones las punciones: han sido hechas bajo el reborde costal. . Repetiré lo dicho al tratar de la puncion si el absceso hace emi- nencia en un espacio intercostal ahí se incindirá, teniendo en cuen= ta que en este caso nuestra intervencion debe ser mucho mas rápida, sea que se trate de puncion, sea que se trate de abrir a bis- furl, so pena de ver cariadas las costillas i esponer al enfermo a peligros gravisimos que puedan conducir a un desenlace lJetal, Co- mo en una de las observaciones que os he leido, 74 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. Si el hígado ha descendido mucho bajo el reborde costal, en je- neral, será necesario abrirlo entre las líneas axilar 1 mamelar, siempre a un traves de dedo de las últimas costillas, porque si se hace mas cerca de ellas la retracion del higado disminuiria mucho el ancho de la incision. La estension varia con el tamaño del abs- ceso, si es pequeño, una incision de 3 centímetros basta; si es de tamaño considerable, será necesario una de 6 a 7 centímetros. Los instrumentos necesarios, son solo un bisturi recto 1 los ele- mentos de la curacion Lister. Estando todo pronto, se retiran los alfileres, se lava la piel con una solucion de bicloruro de mercurio o borato de soda i una esponja nueva, se hace la anestecia local con un pulverizador de éter, se desinfecta el operador las manos i los instrumentos o útiles que va a usar i bajo una atmósfera anti- séptica, obtenida con un pulverizador, se penetra de un golpe por puncion en el absceso i se incinde en una estension conveniente; se penetra de un golpe, porque no se está seguro de las adheren- cias o se está; si lo primero, se abstendrá de operar; si lo segundo es inútil hacer sufrir al paciente con incisiones capa por capa. Apénas hecha la incision salta un chorro de un líquido fuertemen- te coloreado de rojo, color de sangre venosa, ya de parte de inyec- ciones que se ha dejado dentro, ya de la parte líquida del pus que ha dejado depositar las partes sólidas por un reposo prolongado. Su aspecto de sangre venosa puede hacer creer que es sangre, 1 la, primera vez que lo ví caltar en un enfermo que yo operaba, o camente que no fué sin emocion. Se facilitará la salida del pus entreabriendo los labios de la im- cision; pero se abstendrá de hacer hacer esfuerzos al paciente o de oprimir sobre las paredes del abdómen. En este momento es mui útil introducir el dedo i esplorar la cavidad del absceso. Su cavi- dad es a veces lisa, lijeramente mamelonada. Este absceso cutará- rápidamente; otros, es una cavidad anfractuosa llenas de partes de tejido hepático que no tardarán en ser eliminadas, 1 erizadas sus paredes de bridas de tejido conjuntivo que flotan en su interior: este absceso cicatrizará mucho mas lentamente que el anterior, porque nos costará mucho mas modificar sus paredes. Esta esplo- racion nos da elementos mui seguros de pronóstico i de tratamien- to, dándono a conocer qué inyecciones conviene practicar. En los primeros nos bastaría simples lavados antisépticos o inyecciones con yodoformo suspendido en alcohol 1 glicerina. En el segundo caso apresuraremos su curacion con inyecciones de cloruro de zinc al 2/, curando con ellas mucho mas rápidamente que con las in- ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—FEBRERO DE 1885. 75 yecciones de tintura de lodo i no presentando las molestias de este último, ; En seguida se lava el foco con una solucion de borato de soda u otro desinfectante cualquiera hasta que ya no salga mas pus, lavado que será facilitado con la introducción de un tubo bastante grueso de drenaje; a continuacion se hará una inyeccion de 2 gra- mos de yodoformo suspendido en 50 de alcohol i 50 de glicerina o de cloruro de zinc al 29, segun los casos; se deja parte de la in- yeccion en el foco, para prolongar su accion de contacto, se coloca un tubo de drenaje fijando a esterior sus dos estremidades, se cubre el todo con la curacion Lister, teniendo que aplicar debajo: de la gasa una capa espesa de algodon boratado o fenicado. Despues de colocado el vendaje de cuerpo, se recomendará al enfermo la 1a- yor quietud posible, Esta curacion debe renovarse dos veces al dia miéntras_la gupu- racion sea mui abundante, una sola bastará en seguida i despues será suficiente renovarla cada dos dias. Cuando el pus comienza a disminuir i se ha hecho cremoso, se reemplazarán las inyecciones por simples lavados antisépticos. Respecto a la alimentacion de esta especie de enfermos, solo hai que advertir la conveniencia de no darles alimentos hidrocarbura- dos ni medicamentos que tengan esta composicion, porque, dadas las condiciones mismas de su estado, ellos podrian determinar la dejeneracion grasosa del parenquima hepático que queda sano, Es notable la rapidez con que engordó nno de los enfermos, cuya ob- servacion se encuentra al fin de este trabajo, al cual se administró, el aceite de bacalao solo durante quince dias, Por el contrario, las preparaciones yodadas ejercen una accion de las mas benéficas i apresuran mucho la convalescencia, Por lo demas, ni esto, ni los demas cuidados que hai que prestar al enfer- mo, presentan particularidad alguna, Una vez que la supuracion no mancha demasiado el apósito, puede el operado levantarse sin inconveniente alguno. Un accidente raro i del cual no he visto caso alguno, es el que tomo de una observacion publicada por el Dr. Allende Padin en la Revista Médica. Despnes de puncionar el absceso sin resultado alguno, se resolvió a abrirlo a bisturí, i en el cuarto dia, despues de curar al enfermo como tenia de costumbre, «me retiré, dice el Dr. Allende, 1 no habia marchado aun ciuco minutos cuando fuí alcanzado por el sirviente que desolado me avisaba que el enfermo se moria. Volvi 76 " MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, apresuradamente i el paciente estaba lívido, sus labios amoratados i todos los asistentes consternados. La escupidera que tenia al lado contenia toda la inyeccion que yo habia puesto en la herida (in- yeccion de tintura de yodo) i que acababa de arrojar por la boca, Al momento pensé que el absceso habia comunicado directamente con las paredes del estómago i creí en la muerte próxima. «Sin embargo, despues de dar un estimulante i serenar al pacien- te, juzgué que habia solo sucedido una comunicacion con los con- ductos que se abren en el intestino pasando de allí al estómago» «Hice al instante una segunda inyeccion 1 cuidé que el enfermo no se moviese, obligándole a permanecer acostado sobre el lado derecho. El vómito no se reprodujo 1 pudo soportar las inyecciones subsiguientes hasta el agotamiento completo de la supuracion, «La curacion fué completa en cuatro semanas, 1 dos años des- pues el enfermo seguia perfectamente». Entre los accidentes que se han achacado a la abertura a bisturl, los principales son la piohemia, la gangrena de las paredes del foco, las hemorrajias 1-los trayectos fistulares. Por lo que respecta a los primeros, ni la puncion ni la abertura a bisturí son responsa- bles de ellos; los responsables son los que, empleando estos méto- dos, no han podido o no han querido usar las medidas de desinfec - cion que la ciencia aconseja. En uno de los casos que yó operé a bisturí quedó un pequeño trayecto fistuloso a tres centímetros de lonjitud, que apénas dejaba salir unas cuantas gotas de pus 1 que no pude modificar en nada, pero que no perturbó tampoco la rapidez de la convalescencia. Estos trayectos permanecen fistulosos a veces por toda la vida; pero no ejercen ninguna accion desfavorable sobre la salud del in- dividuo: conozco un caballero que lleva uno hace 20 años, pero que no le molesta absolutamente. | En los demas casos la cicatrizacion de la herida ha sido per- fecta. v. Estudiemos ahora cuál es el resultado obtenido por este método: de tratamiento de los abscesos hepáticos. El Dr. Lowis i Stromeyer Litte de Shang Hai, citado por Du- jardin, refiere que tuvo que tratar 23 casos de abscesos del hígado. En 20 no empleó la curacion Lister i 19 murieron, en los 3 restan- tes la empleó i los 3 salvaton. A hi ye: / ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —FEBRERO DE 1885. 77 Hé ahi, señores, la causa de las acusaciones que se han dirijido a la abertura con el bisturí, i hé ahí tambien su mas brillante de- fensa, Seis casos he visto abrir en nuestras salas de clínica: 3 de ellos han sido abiertos por mí. De estos 6 uno solo murió, i ¿sabeis de qué? de una pleuro-neumonia doble, causada por descuido de los sirvientes que dejaron mojado en su cama al enfermo i espuesto a una violenta corriente de aire, despues de una curacion, i cuando iba en vía de convaiescencia. Otra observacion mas que copio de los libros de la clínica del Dr, Barros, donde, segun creo, fué abierto por él, con el mas completo éxito, En su mayor parte han sido abscesos de grandes dimensiones, en uno de los que he leido, habeis visto que estraje 2,000 gramos de pus, i no ha sido ménos considerable esta cantidad en otra de lasfobservaciones que apunto al fin de este trabajo. Un hecho digno de notarse es la rapidez con que cae el termó- metro a la cifra normal, de la de 38.4 —39.2—39.5 en que fluctua- ba ántes de la abertura en los casos febriles, Ahora bien, señores, ¿cuál es el secreto del éxito obtenido en los casos que apunto en esta memoria? ¿será que se ha escojido los casos? Nó, al ménos a lo que respecta en nuestra sala de clínica, se ha abierto todo absceso que no podria sanar por la puncion, i en cuanto a mi, que siempre fuí dejado en la mas amplia libertad por mi profesor el Dr. Ugarte, siempre he/procedido guiado por el eriterio que os he espuesto. El secreto está, señores, en que se ha empleado siempre, con la mas absoluta escrupulosidad, la curacion Lister, preservando así a los enfermos de todo peligro de infeccion, que es la causa mas co- muu de muerte despues de lafabertura a bisturí de un absceso he- pático. Creo, pues, que, aun el reducido número de 8 observaciones de abscesos curados por medio de la abertura franca con el bisturí, no nos fija un tanto por ciento sobre su mortalidad, Podemos afirmar que el pronóstico de esta afeccion ha disminuido mucho de su gra- . CADA! * vedad primitiva, hasta hacerse completamente benigna en aquellos ¿casos que pueden ser tratados oportunamente, puesto que una pe- queña parte de parenquina hepática que quede sana, bastará para satisfacer las necesidades de la economía, como parece probarlo la observacion núm. 2; 1 por fin, que la abertura con el bisturí es el único tratamiento racional de los abscesos de grandes dimen- 78 -— MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. siones, empleando, bien entendido, la curacion Lister con todo rigor, Nr , Nos queda que examinar un último punto i es; ¿qué debe hacer= se cuando el absceso se ha abierto espontáneamente? Las terminaciones mas comunes son la abertura en el pulmon, en el intestino, o que perfore las paredes abdominales. A veces un mismo abseeso se abre en las paredes abdominales i en el pulmon o en el intestino. Terminaciones mas raras son la abertura en el peritoneo, en el pericordio, en la vena porta, i en estos casos se comprende que los medios de que podemos disponer sean enteramente ineficaces. La jeneralidad considera como mas probable la abertura espon=- tánea en el intestino: esta es tambien la opinion de los profesores actuales de clínina interna, i yo no he visto sino un caso que tuvo esta terminacion, pero el enfermo murió. Otros estiman como mas favorable la terminacion por abertura en el pulmon; se comprende que fuera exacta esta opinion, si el absceso se hubiera puesto siempre en comunicacion con un grueso bronquio; pero de ninguna manera cuando el pus se haya fraguado una vía mas o ménos tortuosa a traves del tejido pulmonar mismo, i es innecesario iosistir sobre los peligros que acarrearia para el enfermo una situacion semejante, Dada la abertura espontánea en la pleura, el pulmon o los intes- tinos, creo que lo racional es no cruzarse de brazos 1 contentarse con sostener las fuerzas del enfermo; creo que siempre que aunque esté el absceso a nuestro alcance, es decir, siempre que no se haya va- ciado enteramente i sea posible operarlo, debemos intervenir, sea por la puncion, sea por la abertura a bisturí; ellas nos permitirán lavar ampliamente la cavidad i sustraer al enfermo, en cuanto es posible, a los peligros de una infeccion i permitiria cicatrizar la abersura que habia dado paso al pus. Voi a concluir, señores, pero ántes voi afresumir este trabajo en las siguientes conclusiones: 1.* Siempre que haya sospechas de la presencia de un absceso hepático, debe procederse a una punción esploradora, tomando los medios convenientes de desinfeccion. Hecha en estas condiciones, la punción es enteramente inofensiva. 2. La puncion aspiradora no necesita adherencias para ser efec- tuada. ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —FEBRERO DE 1885. 79 3.2 Antes de proceder a abrir un absceso con el bisturí, es ne- cesario proceder a determinar adherencias, prefiriendo para esto el método de los ps por ser el mas cómodo 1 al mas inofen- S1vO. 42 La lonjitud de ia incision varía entre 3 17 centímetros. Será hecha en un espacio intercostal cuando el absceso proemine en él, o a un traves de dedo bajo el reborde costal. 5. Para hacer la incision se introducirá el bisturí por puncion: 1, en jeneral, se pierde toda la lámina. 6.* Sea que se puncione, sea que se lopere con el bisturí, se to- mará las medidas mas estrictas de desinfeccion usando en el se=' gundo caso la curacion Lister. "72 Como inyeccion modificadora es mas conveniente la solu- cion de cloruro de zine al 2 por ciento que obra mas rápidamente: i no tiene las molestias e inconvenientes de la tintura de iodo. 8.2 Como antiséptico conviene añadir a los lavados desinfectan- tes las inyecciones compuestas de 2 gramos de yodoformo suspen- dido en 50 de alcohol i glicerina, dejando parte de la i ral en la cavidad. 9.2 La puncion aspiradora solo es útil en los casos en ile el pus puede ser estraido con toda facilidad i que su cantidad no sea mayor de 500 gramos. 10.2 La abertura a bisturí, hecha con las iodo de asep- sia debidas, es el único tratamiento racional de los abscesos cuyo contenido es mui considerable; el único que permite modificar la gravedad del pronóstico, hasta hacerlo casi completamente favo- rable, en los casos que puedan ser tratados oportunamente, ABSCESOS DEL HÍGADO ABIERTOS A BISTURÍ. OBSERVACION NÚM. 1. Francisco Jorquera, de 30 años de edad, natural de Talagante, residente en Santiago, donde es costador de carne, de hábitos al- cohólicos inveterados, de buena salud anterior hasta hace dos años Entró el 14 de julio de 1884. Anamnesia.—Dice que desde hace 2 años viene sufriendo de do- lores localizados al hipocondrio derecho, i cuando éstos faltan tiene una sensacion de peso i tirantez que le molesta mucho. En setiem-- bre del año pasado dice haberse aumentado sus sufrimientos, ha- 80 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS, ber sentido escalofrios en las tardes i sudores abundantes en las noches, i todo esto acompañado de un malestal jeneral, Poco despues comenzó a notar que su hígado aumentaba de vo- lámen a formar un tumor redondo por bajo las costillas, tumor que desapareció varias veces para reaparecer en seguida exasperán- dose los síntomas jenerales, En este estado entró al hospital en el mes de diciembre, donde permaneció hasta el mes de marzo del presente año. Ignoro como fuera curado. El enfermo asegura que su tumor desapareció casi por completo, que no tenia sino una pequeñísima hinchazon en el epigastrio. No ha tenido durante este tiempo ni diarrea, ni vómitos, ni ningun otro síntoma que pudiera indicarnos que el pus, de este absceso, que sin duda ha tenido este enfermo, habia buscado salida hácia, algun órgano vecino. Sea como fuere, el hecho es que el enfermo pudo entregarse a gus ocupaciones hasta el mes de mayo, en que volvia a entrar al hospital para salir en junio, notando de nuevo que su hígado co- menzaba a aumentar rápidamente de volúmen hasta alcanzar el que ahora presenta a muestro exámen. Estado presente.—Il individuo presenta un aspecto demacrado i un tinte subictérico de la piel i francamente ictérico de las con- jubtivas. Tiene anorexia, estado saburral i constipacion. Se queja de sen- tir escalofrios en las tardes i de tener insomnio, no suda; ademas adolece de un dolor constante en el hipocondrio derecho, donde encontramos un tumor que se estiende hácia la fosa ilíaca derecha, adelgazándose en forma de lengua i continuándose con el paren- quina hepático, Mas abajo del ombligo presenta un surco trasversal que parece dividido en dos. El resto del hígado tiene una consistencia bas- tante dura. Los límites del hígado en su Iparte superior son los normales i se estiende por abajo 243 centímetros, en la línea mamelar, 26 en la para esternal, siendo normal en la axilar i dorsal (escapular). Ningun otro fenómeno subjetivo i objetivo nos llamó la aten- cion. Nuestro diagnóstico fué: absceso hepático del lóbulo derecho, desarrollado en un hígado que sufre un proceso de AS de- bido al alcoholismo. Pronóstico. —Grave. s ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—FEBRERO DE 1885, 8l Para no repetir, espondremos en conjunto la marcha de la tem- peratura. Tratamiento.—Propuse una puncion esploradora que nos diera a conocer la calidad i cantidad del pus que; debíamos encontrar en el absceso. Debiendo en seguida, si el pus se reproducia, procu- rar determinar adherencias por un medio cualquiera i abrirlo a bisturí, El día 18 lo puncioné por primera vez i estraje 500 gramos de pus, color chocolate, espeso, que salia con dificultad i obstruia a cada paso la cánula. No pudo estraerse mas apesar de haberse hecho una inyeccion de agua débilmente fenicada i tibia, En la tarde el enfermo se sentia mas aliviado ino ha tenido ni escalofrios ni sudores. Dia 22.—Nueva puncion un poco por debajo para ayudar a de- terminar las adherencias. Se estrajo como 600 gramos de pus i no pudo continuarse por los mismos inconvenientes que en la prime- ra. Se hizo una inyeccion iodada que se dejó en parte. Se determinó proceder a abrir a bisturi el absceso. Dia 23,—No estando seguro de las adherencias, iba a determi- narlas con la pasta de Viena morfinada; pero despues de levantar la tela que cubria las punciones, pude notar que salia pus por una de ellas. - Dia 24,—Hice la anestesia local por medio del éter, 1 bajo una atmósfera fenicada procedí a hacer la abertura del absceso. Prac= tiqué en un tiempo una incision lineal de 6 centímetros, a 2 centí- metros del reborde costal, en una situacion intermedia a la línea media i mamelar, Hecha la abertura saltó a distancia un chorro de la inyeccion yodada, en seguida pus claro de aspecto casi sa- neoso i despues pus espeso color chocolate, acompañado de trozos de detritus del parenquina hepático i de olor desagradable, en cantidad de cerca de 3 Jitros (sin contar la tintura de iodo, que lle- nó completamente mas de dos palanganas de curacion). Se lavó el foco con disolucion fenicada al 5 por ciento. Se colocó un tubo de desagúe i se hizo la curacion Lister en toda forma. Durante cuatro dias se hizo la misma curacion. El 29 se comenzó a inyectar yodoformo suspendido en alcohol en la proporcion de 5 por ciento, dejando una parte de la inyeccion en el foco. Lentamente se fué modificando el pus ia los diez dias era cre- moso, amarillento, espeso i comenzó a disminuir en cantidad, El 25 de agosto se levantó por primera vez; el 26 de setiembre 82 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERABIAS, se quitó el tubo 1 el 1. de noviembre salió de alta en perfecto es- tado de salud i bastante gordo, hasta el punto de que nadie podria pensar que aun llevara un trayecto fistuloso de unos 2 centíme- tros de profundidad del cual se escapaban 2 o 3 gotas de pus todas las mañanas. Trayecto que no pudo cerrarse a pesar de las inyec- ciones a que se le sometió. Se estrañará que desde el 26 de setiembre, dia en que se le qui- tó el tubo de drenaje, permaneciera hasta el 1.2 de noviembre; pero esto fué debido a que yo deseaba permaneciera en el hospital todo el tiempo posible, para ver la marcha posterior de mi en- fermo. Al salir de alta el higado ¿habia recobrado en todas direcciones sus límites normales. El tratamiento interno se redujo a algunas lavativas simples, i durante 15 dias al uso del jarabe de: Yoduro de fierro de Blancard:...oomnorm.o 300 gramos » 0; de, Potasio reido cdo alinear Aro Una cucharada despues de cada comida. Buena alimentacion, Temperaturas.—Julio 14, tarde, 38.5.-—Julio 15, 37.4=38.8,— Julio 16, 38=38.5.—Julio 17, 38=38.5.—Julio 18, 37.7=38.— Julio 19, 37.8=38.—Julio 20, 38,5=38.—Julio 21, 385=38.—Ju- lio 22, 39.5=38.1 un gramo de muriato de quinina.—Julio 23, 37.7=38.—Julio 24, 37.5=38.5.—Julio 25, 36.5, carne=37.1,— Julio 26, 36.5=37 1 continúa con 37". Llamo la atencion al tipo i el haber bajado inmediatamente. OBSERVACION NÚM, 2. Eleuterio Arce, de 35 años de edad, bien conformado, natural de Rancagua, de hábitos alcohólicos, antiguos, 1 llevados a veces al último estremo, pues confiesa que durante el año Rorado raro era el dia en que no estaba ébrio, Por los síntomas que dice haber esperimentado puede afirmarse que mui a menudo ha estado sufriendo de conjestiones hepáticas mas o ménos intensas. Hace dos meses se dió una vuelta de caballo 1 sufrió fuerte con= tusion en el hipocondrio derecho. Desde ese momento comenzó a sentir en él una sensacion de peso i tension acompañada de un ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —FEBRERO DE 1885. 83 malestar jeneral, que si bien le molestaba bastante no le impedia entregarse a sus ocupaciones diarias; a los pocos dias (4 a 5) notó que su hígado aumentaba de volámen 1 mas tarde aun notó que enflaquecia i perdia sus fuerzas, continuando, no obstante, desem- peñando sus labores, hasta que el 30. de julio entraba al hospital. Estado presente. —Fiene el paciente un tinte anémico mui pro- nunciado, sin huellas de icteras, i está tan flaco que la primera impresion que a uno le producia era la de un tuberculoso, tanto que sin hacerle pregunta alguna me puse a examinar sus pulmo- nes, engañado al mismo tiempo por una tos seca 1 frecuente que tenia el paciente. Anticiparé que el exámen nada me hacia notar en los órganos torásicos. Hace dias tiene mucho frio en las tardes i suda mucho al anochecer i al venir el dia, Llama la atencion hácia el bulto que tiene en el vientre. En efecto, en el hipocondrio derecho se nota un tumor lijeramente doloroso a la presion, redondo i fluctuante, del tamaño de una ca- beza de feto, rodeado de una zona tan densa i resistente que daba una sensacion comparable a la que produciría un higado cirrótico, El hígado está considerablemente aumentado de volúmen en el lóbulo derecho, estendiéndose por abajo hasta tres traveses de dedo de la espina ilíaca, siendo normal en su límite superior. Sus dimensiones son: 18 centímetros en la línea mamelar, 22 en la axilar, Diagnóstico. —Absceso del lóbulo derecho del higado; tuna pun- cion esploradora vino a confirmarlo. Al dia siguiente se hizo una punción aspiradora que dió salida a 200 gramos de un líquido rosado oscuro, en el que apenas se dis- tinguía huellas de pus. No 38 pudo estraer mas por HaberóS obs= truido la cánula, A. los tres dias se hizo una nueva puncion i se estrajo 800 gra= mos de pus color chocolate. Ocho dias despues se estrajo 1,000 gramos. Despues de cada puncion se hicieron lavados desinfectan - tes en la cavidad. Hasta este momento no se hizo observaciones termométricas. Dia 22.—En la tarde ha tenido deposiciones frecuentes i acom- pañadas de mucho tenesmo, compuestas en su eonjunto de dos on- zas mas 0 ménos de un pus de aspecto cremoso i mui fétido, E] tacto rectal i el exámen con el espéculum hizo ver que el pus pro- venia de hemorroides internas ulceradas que cedieron pronto a un tratamiento conveniente, Dia 23.—Habiéndose resuelto a abrir el absceso con el bisturí, 84 MEMORIAS CIENTIFIOAS 1 LITERARIAS. se procedió a establecer las adherencias necesarias por medio de alfileres, por el método ya descrito, los cuales nc le causaron la menor molestia ni durante ni despues de su introduccion. Dia 26.—Al levantar el apósito, el pus fluia al rededor de cada alfiler, lo que probaba que las adherencias estaban establecidas. Despues de tomar todas las medidas necesarias de desinfeccion i haber hecho la anestesia local bajo una atmósfera fenicada, pe- netré a bisturí por puncion en el foco a 2 centímetros bajo el re- borde costal entre las líneas mamilar i axilar e incindí las paredes en una estension de 6 centímetros en el trayecto marcado por los alfileres. Se estrajo dos palanganas llenas de pus, al principio sero-san- guinolento i en seguida de un color plomizo de consistencia mui espesa i conteniendo verdaderos trozos de parenquina hepático destruido. Introduje el dedo en la cavidad del absceso pudiendo notar la depresion que hacian las costillas sobre la pared anterior, - que era la única accesible; su superficie era lijeramente mamelona- da i de cuando en cuando se encontraban bridas que parecian es- tenderse de una pared a otra. Despues de lavar el foco con una solucion fenicada al 5 por ciento, se inyectó una solucion de clo* ruro de zinc al 1 por ciento i se dejó parte en la cavidad. Se hizo la curacion Lister. Dia 27.—Han cesado los escalofrios i los sudores comienzan a disminuir para desaparecer completamente tres dias despues. Agosto 1."+—El pus es francamente cremoso i ha disminuido mucho, A las 6 semanas el hígado ha tomado sus dimensiones normales i la herida está completamente cicatrizada, pero se dejó en observacion hasta el 25 de octubre en que se le dió de alta, al parecer en un estado perfecto de salud. Reflexion. —Durante 15 dias se le administró el aceite le Baca- lao en dósis de dos cucharadas diarias i engordó tanto que el pro- fesor hizo suspender su administracion por temor de que pudiera sobrevenir una esteatósis del parenquina hepático. Otra.—La temperatura era ántes de operarlo de 37.1 por la ma- fñiana 1 39.5 en la tarde; el dia que se le operó la temperatura de la tarde fué de 36.9 i siguió normal. Temperatura. —A gosto 22, no se tomó, 39.8.—Agosto 23, 37,5= 38.—Agosto 24, 37,2=38,2.—Agosto 25, 37.1=39.5.—Agosto 26, 37.1=36.9.—Agosto 27, 36.5=36.6, Despues sigue normal. La respiracion i el pulso siguieron las mismas oscilaciones que la tem- peratura. ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—FEBRERO DE 1885. 85 OBSERVACION NÚM. 3. Clodomiro Soto, gañan, de 50 años de edad, de buena constitu- cion, hábitos alcohólicos, entró el 27 de octubre de 18814 a la clí- nica del Dr. Ugarte. Anamnesia.—Hace 22 dias que daño: de haber bebido mucho tuvo escalotrios repetidos, quebrantamiento de cuerpo i una pun- tada en el hipocondrio derecho, debajo de las costillas, puntada que se exasperaba con la respiracion i los movimientos. En los dias siguientes aumentó el dolor, i los escalofrios se repitieron to- das las tardes; tenia mucha fiebre. Dice que a las dos semanas notó que su hígado se le hinchaba. Por lo demas, todas sus funciones se han ejecutado normalmen- te. En el momento del exámen se notó un edema circunscrito al hipocondrio derecho que está levantado por un tumor blando pas- toso que sobrepasa las costillas i doloroso a la presion. El higado está aumentado de volúmen i tiene las dimensiones siguientes, siendo normal el límite superior: línea paralela 13 centimetros; línea mamelar 18 centimetros; axilar 15 centímetros. Se diagnosticó un absceso del higado consecutivo a una hepati- tis aguda en un individuo de hábitos alcohólicos. El absceso hace eminencia en el 9.* espacio intercostal entre las lineas mamelar í axilar, donde se puncionó el 2 de noviembre, es- trayéndose 150 gramos de un pus cremoso, lijeramente teñido de sangre i tan espeso que salia con suma dificultad por la cánula i que se coaguló en masa en el frasco del aspirador. Se lavó la cu- vidad i se hizo una inyeccion iodada. La temperatura oscila entre 37.5 1 38.6. Noviembre 6.—La temperatura sigue las mismas oscilaciones, los escalofrios se repiten todas las tardes, el sudor continúa 1 el dolor se ha hecho insoportable no dejándolo dormir. El hígado ha vuelto a aumentar de volúmen i se ha reproducido el pus haciendo eminencia en el 8.” espacio intercostal, donde se hizo una nueva “puncion, dando salida a 180 gramos de pus de igual naturaleza al estraido ántes; las fuerzas decaen notablemente. Noviembre 13.—El enfermo tose mucho; el dolor es mul vio- lento; los sudores mui abundantes; no puede tomar el decúbito dorsal, tiene que permanecer sentado; el enfermo mismo pide una nueva puncion. Se procedió a determinar adherencias con alíilexes para abrirlo a bisturí en el 8.” espacio intercostal. A, DE LA U, 1.* sec. 11-12 86 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. Noviembre 14.—No ha sufrido casi nada con los alfileres. Noviembre 15.—No saliendo pus al rededor de los alfileres se resolvió esperar algun tiempo. Noviembre 18.—No saliendo aun pus, se creyó que esto sig- nificaba que habia que atravesar una estension considerable de pa- renquina sano; se sacó los alfiléres i se hizo una nueva puncion, dejando para despues la abertura a bisturí, se estrajo 200 gramos de pus de igual naturaleza que el anteriormente estraido. Noviembre 28.—Yl estado jeneral ha continuado decayendo; se procedió a abrir a bisturí en el 8.” espacio intercostal, haciendo una incision de 2 a 3 centímetros. Se hizo la curacion Lister. La temperatura bajó en la tarde a 37.1, habiendo sido en la ma- ñana de 38.4; en seguida continuó normal. A los tres dias. el pus habia desaparecido casi por completo. Doce dias despues la herida estaba completamente cicatrizada. El 14 de diciembre salia de alta, habiendo recobrado rápidamente sus fuerzas. : Temperaturas.—Octubre 27 a 19 de noviembre fué constante- mente de 37.5 a 38.6, con variaciones de una a dos décimas. Noviembre 19, 38=38.4,—Noviembre 20, 38.6=38.6.—Novien- bre 21, 38.8=38.6.—Noviembre 21, 37.1=38.1.—Noviembre 22 al 26, 37.2=38.4.—Noviembre 27, 38.1=39,—Noviembre 28, 38,4 =37. Se abrió a bisturí i continuó normal. OBSERVACION NÚM, 4. Juan Antonio Guzman, de 34 años de edad, buena constitucion, minero, mui bebedor de cerveza, entró el 16 de abril de 1884, Anamnesta.—En octubre del año pasado, a consecuencia de de- sórdenes alimenticios, de haber bebido mucho aguardiente i haber trasnochado, tuvo escalofrios repetidos 1 numerosas deposiciones diarreicas. Se le puso entónces i siguió sintiendo un malestar durante 15 dias, fecha en que se notó una hinchazon del porte de un huevo de gallina, situada en el hipocondrio derecho, bajo el reborde costal 1 por fuera de la línea mamelar; malestar e hinchazon que no le im- pedian entregarse a sus trabajos, salvo una vez que otra que solia sentir un dolor bastante fuerte al epigastrio; sudaba mucho al ve- nir el dia. Pcr hábito obra dos veces al dia. Ha conservado su buen apetito, pero ha enflaquecido bastante, Estado presente,—Su musculatura 1 panus adiposo son escasos; ANALES DE LA UNIVERSIDAD: —FEBRERO DE 1885, 87 tiene un lijero tinte subictérico; su respiracion es anhelante 1 cuan- do forzada dolorosa; pero no hai disnea; pulso débil, depresible, filiforme. Acusa un dolor bastante vivo en el hipocondrio derecho, dolor que aumenta con la presion i los movimientos 1 que le impide to- mar el decúbito lateral izquierdo. El hipocondrio derecho está abombado, 1 ocupado por un tumor blando i fluctuante en parte que le ocupa en totalidad asi como el epigastrio. La matidez hepática se estiende en la línea mamaria 20+ centímetros, 17 en la axilar 1 21 en la esternal, El borde inferior puede sentirse a 4 centímetros bajo el ombligo 1 está mui duro, lo mismo que la zona que circunscribe la fluctua- cion. Las orinas no contienen ni albúmina ni pigmento biliar. Diagnóstico.—Teniendo en cuenta; los escalofrios, el dolor al hi-- pocondrio derecho, el tinte subictérico i el aumento considerable del hígado, se diagnosticó un absceso hepático del lóbulo derecho. El dia 18 se puncionó i se estrajo 1,200 gramos de un pus espe- so, lijeramente teñido de sangre, color chocolate en leche, obstru- yéndose en seguida la cánula. S= inyectó: iodo metálico, 4 gramos; ioduro de potasio 4 gramos i agua lijeramente alcoholizada 400 gramos. : El dia 23 habiéndose reproducido el pus, despues de tomadas todas las medidas de desinfeccion convenientes, se abrió el absceso a bisturí 1 se estrajo 2,000 gramos de pus. Se hizo la curacion an- tiséptica, se lavó i pulverizó borato de soda al 5 por ciento. En ningun momento ha habido fiebre. El tratamiento interno consistió únicamente en algunas pocio- nes con quina. En los dias subsiguientes se usó la misma cura- q cion. Poco a poco se fué mejorando el estado jeneral, modificándose i disminuyendo la supuracion. | En el curso de su convalescencia tuvo una disenteria lijera que, curada convenientemente, no perturbó en nada la curacion. El 1. de julio salia de alta completamente curado. ¿OBSERVACION NÚM. 5. Miguel Flores, de 44 años, de edad, de Limache, hábitos alco- hólicos, entró el 25 de julio de 1884. Llega al hospital con todos los síntomas de una hepatitis supu- 88 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS, rada. Se le hace una puncion el 28 de julio i se estraen 500 gra- mos de pus espeso. Agosto 6.—Se reproduce el pus i se abre anchamente a bisturí; tubo permanente. El 31 de agosto la supuracion se encuentra mui disminuida, no queda, al parecer, sino el trayecto del tubo; el 5 de setiembre la cicatrizacion es completa i el 27 sale de alta en buen estado de salud. ABSCESOS HEPÁTICOS CURADOS POR PUNCION, OBSERVACION NÚM. 1. José Tomas Araneda, de 34 años, casado, natural de Taguata- gua, cervecero, hábitos alcohólicos, temperamento linfático nervio- so, entra el 18 de agosto de 1884 a la sala de clínica del Dr, Ugarte. Anamnesia,—Dice el enfermo que cuando se excedia de sus 6 bo- tellas de cerveza que se tomaba por dia o tomaba aguardiente, sen- tia un dolor bastante agudo en el hipocondrio derecho. Hace un año que tuvo el higado aumentado de volúmen, todo lo cual pasó, merced a purgantes repetidos. Ha sentido i siente dolores vagos en las espaldas, así como en la rejion precordial, pal- pitaciones cuando se impresiona en algo. Tos seca; náuseas 1 vó- mitos pituitosos matutinos. Desde hace 14 dias, por exceso de la injestion de sus bebidas ha- bituales, se agravaron sus sufrimientos por lo que se vió obligado 2 recurrir al hospital. Estado presente. —Al presente se nota en el hipocondrio izquier- do un tumor del tamaño de una naranja pequeña rodeado de una zona bastante dura. Dando el todo la sensacion de un tumor can- ceroso, reblandecido en el centro. La matidez hepática es normal en el lado derecho. En el iz- quierdo normales, en el límite superior desciende a 4 centímetros del reborde costal. Se diagnosticó un absceso pequeño del lóbulo izquierdo en un hígado en el cual parece principia a desarrollarse un proceso cir- rótico. Se puncionó con el aparato de Potain i se estrajo 250 gramos de pus blanco amarillento, cremoso, de las cualidades del que llama mos loable. ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—FEBRERO DE 1885, 89 La temperatura ha fuctuado ántes de la puncion entre 37.5 ma- - ñíana 1 38 en la tarde; despues entre 36.8 1 37.2, El pus no se renovó despues, recobrando el hígado sus límites fisiolójicos. : Salió de alta el 19 de setiembre perfectamente curado. Temperaturas.—Dia 20, 38.—Dia 21, 37.5=38.5.—Dia 22, 37.2 =39.1.—Dia 23, 37.3=38.—Dia 24, 37.5=38.5.—Dia 25, 37.6= 38, puncionado.—Dia 26, 36.8=37. Sigue normal. OBSERVACION NÚM. 2. Isidoro Tobar, de 60 años de edad, mala salud anterior, consti- tucion débil, entró el 16 de mayo de 1883 a la clínica del Dr. Schneider. Presentaba el cuadro de una disenteria catarral que no ofrecia particularidad alguna. El día 20 habia desaparecido i el enfermo comenzaba a sentir un dolor lijero al hipocondrio derecho, que fué aumentando gra- - dualmente. El 27 tuvo vómitos biliosos, escalofriog i se constató un peque- ño aumento del hígado. Este aumento progresó rápidamente en una estension circunscrita entre la línea para estornal i la mame- lar, i donde se presentó bajo el reborde costal un tumor del porte de una naranja, al principio pastoso, despues blando i casi fluc- tuante. | | El 29 se hizo una puncion aspiradora ise estrajo 300 gramos l de pus cremoso, lijeramente teñido.de sangre, que salia con faci- 4 lidad; se hizo despues una inyeccion yodada. Junio 2.—El tumor ha tomado las dimensiones de una cabeza de feto 1 se puede percibir claramente la ductuacion. Nueva pun- - cion con estraccion de 435 gramos de pus cremoso, eroda yo- dada, dejando parte en la cavidad. Junio 12.—Se reproduce el pus; se puncionó nuevamente 1 se estrajo 125 gramos de pus igual al anterior; se repitió la inyec- cion. El pus no volvió a reproducirse i el enfermo salió de alta el 28 de junio, teniendo el hígado sus límites fisiolójicos. a El estado jeneral no ha ofrecido particularidad alguna; la tem- peratura ántes de la puncion fluctuaba entre 37 i 39,1 se hizo nor- mal despues de la primera puncion. 90 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. OBSERVACION NÚM. 8. N. N., de 56 años, casado, buena salud anterior, hábitos alcohó- licos, entra el 18 de mayo del 84 a la clínica del Dr. Ugarte. Hace 18 dias, despues de beber licor hasta la embriaguez, sin” tió dolor al hipocondrio derecho, escalofrios 1 malestar jeneral, sín” tomas que aun persisten. Estado actual.—Ademas de los fenómenos anteriores, el enfermo presenta palidez ictérica en las conjuntivas i la cara. Temperatu- ra de 37.8 en la mañana i 37.9 en la tarde. Estado saburral de la lengua i falta de apetito. Hígado aumen- tado: por su parte superior llega la a 5.* costilla en la línea mama- riaia la 7. en la axilar. Dnsretonza: línea mamaria 18 centi- metros; axilar 19 centímetros: Diagnóstico. —Hepatitis supurada, Los dias siguientes ¿las oscilaciones termométricas fueron mas marcadas, fluctuando en 38.5 139% por las mañanas 1 39.5 en las tardes. Dia 24. —Persistencia de todos los sintomas. Se practica una puncion i se estraen 945 gramos de un pus líquido uniforme. Se hace una inyeccion iodada. Dia 26 de mayo. —Temperatura media, 39. Tarde, 40. E cion tifoidea. : Mayo 28.—Temperatura 40% en la tarde 39.6. El hipocondrio derecho está levantado bajo el reborde costal; fiuctuacion. Se de- termina abrir a bisturí al día siguiente. Mayo 29.—Temperatura 38.4; tarde 39.4, La tumefaccion del hipocondrio ha disminuido. Desaparicion completa de la matidez hepática. En la noche el enfermo habia tenido deposiciones san- guinolentas abundantes. Se diagnosticó la abertura del absceso en el cólon 1 se suspende por lo tanto la operacion. Tratamiento, die- ta láctea. Mayo 30.-——El enfermo muere a las 3 P. M. Al día siguiente la autópsia confirmó el diagnóstico. OBSERVACION NÚM, 4. N. Contreras, de 39 años, zapatero, hábitos alechólicos, entra el 11 de julio de 1883 a la clínica del Dr. Schneider. Por los antecedentes del enfermo 1 el exámen del estado actual se llega a comprobar un absceso del hígado. : ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—FEBRERO DE 1885. 91 El límite inferior del hígado descendia de la línea umbilical, mamelar 1 axilar en 4 centímetros, estando a su nivel en la ester- nal. Temperatura en la mañana 37.6 138 en la tarde. Julio 12.—Temperatura 37.2. Se hizo la puncion i se estrajo 2,475 gramos de pus color ladrillo, fétido. Inyeccion yodada con parte en la cavidad. Las fuerzas siguen decayendo, aun despues de la puncion de un tratamiento tónico. El 16 de julio se aplicó emplasto de Vigo en la rejion del hígado para provocar adherencias 1 abrir a bisturi. La temperatura oscila entre 37 1 38.5. * El 20 de julio se hizo una nueva puncion, por no permitir las fuerzas del enfermo abrir ampliamente, estrayéndose 2,520 gra- mos esta segunda vez, de un líquido purulento mui fluido, color café con leche, inyeccion iodada en seguida. Los síntomas jenerales se acentúan cada dia mas; la tempera- tura alcanza en las tardes, hasta 39.7. Murió el 26 de julio. En la autopsia se encontró un hirado que contenia 3,000 gra- mos de pus i el parenquina estaba reducido a una corteza de 3 cen- tímetros de espesor. MEDICINA. La Katrina: lijera reseña sobre sus propiedades i aplicaciones. — Memoria de prueba de don José Agustin Ramirez CG. en su exámen para optar el grado de licenciado en la Facultad de Medicina, leida a principios de enero de 1885. Honorable comision examinadora: Desde que se supo apreciar el inmenso rol que desempeña el ele- mento calor en la evolucion de los diversos procesos mórbidos que los producen; desde que se midieron los peligros que acarrea siem- pre una alta cifra térmica, llegando en muchas ocasiones a domi- nar por completo el cuadro de las indicaciones, se han puesto en práctica todos los medios conocidos con el objeto de combatir este síntoma. La verotrina, la dijital i la quinina primero, las preparaciones salicilicas, el bengoato de soda, la resorcion, etc., despues, han sido empleados sucesivamente con mas o ménos entusiasmo i con éxito variable. La quinina, medicamento heróico como sabemos, en cier- 92 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. - tos casos, no llega a producir su efecto sino a dósis tales que no pueden sostenerse, si no se quiere ver aparecer fenómenos de in- toxicacion. Ademas, su accion es lenta, no sirviendo por consi- guiente para llenar una indicacion urjente; su eliminacion se efec- túa del mismo modo. Produce sérias perturbaciones del lado de los órganos de los sentidos i del tubo intestinal que molestan en estremo a los enfermos. La dijital, la veratrina, el ácido salicílico, etc., tienen tambien sérios inconvenientes que son hoi perfectamen- te conocidos. Todos estos ajentes ejercen en mayor o menor escala una accion real sobre su temperatura. Pero hai casos en que no producen este resultado, i en que el peligro de-la hipertermia es inminente, El descubrimiento de la kairina ha venido últimamen- te a llenar este vacio que se hacia sentir en la terapéutica, 1 está destinada, a nuestro juicio, a ocupar un lugar al lado de las mas poderosas armas de que dispone el arte de curar. (1) Se debe al profesor Filehne (de Erlangen) la introduccion. en la terapéutica de este nuevo medicamento, despues de haberlo esperimentado en los animales, Despues de él lo han empleado el profesor de Benzi en Italia, Ireymuth, Hallapeau, etc., en distintas afecciones. Los estudios de estos profesores i los del Dr, Aguilar i Lara en España, nos indu- jeron a observar sus efectos, i nos dedicamos preferentemente a usarlo en los casos de neumonia crupal simple o con compromiso pleural, enfermedad quizá la mas comun entre nosotros. MATERIA MÉDICA. Las kairinas son alcaloides artificiales derivadas de la oxigui- nolina, en las cuales el átomo de azoe está unido al carbono de un grupo etilo, metilo o de otro radical alcohólico. Cuatro son los principios compuestos que se han obtenido: 1.2 El oxihidrometilquinolina (hidruro de oximetilquinolina)- preparado por Fischer, cuya fórmula es 0” H*% Az O. 2.” El hidro-metilquinolina (hioduro de metil-quinolina) pre- parado por Hafpnar, cuya estructura es análoga a la del preceden- te, salvo la sustitucion de O H por H. (1) Nuestro malogrado maestro, el profesor Schneider, fué el primero que hizo venir a Chile este medicamento, cuando recien comenzó a usarse en Alemania. l ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —FEBRERO DE 1885. 93 3.” El hidro-etilquinolina (hidruro de etil-quinolina) de Wisch- negradsky, 1 | 4.0 El oxibidro-etilquinolina (hidruro de oxietil-quinolina. De estos compuestos se han esperimentado los números 1, 2 i 4: i, para comodidad del lenguaje, han sido designados respectiva- mente con los nombres de kairina M. (metálica), kairolina i kairina E. (etílica). El primero es el que se ha estudiado preferentemente, 1 el único que se emplea en medicina. La kairina M. nace de la quinolina por medio de reacciones químicas diversas. Es una base enérjica, que se presenta bajo la forma de cristales derivados de un prisma recto roimbridal i que se funde a 114%. Se disuelve poco en el agua i mui bien en el al- cohol caliente, en la benzina i en los álcalis cáusticos. Forma con los ácidos tres sales principales: el clorhidrato, el sulfato i el picrato. El primero es el único que se emplea, i el que ha tomado el nombre de kairina. La kairina, o clorhidrato de kairina M., es una sal blanca, cris- talina, soluble en el agua, inodora i de un sabor complejo, a la vez salado, amargo i cromático. Su fórmula es la siguiente: ((? H* Az) OCH*H. Es mui soluble en los líquidos alcalinos i se descompone con suma facilidad cuando está largo tiempo en contacto con éllos. En los ácidos es igualmente mui soluble i produce con ellos reac- ciones mui manifiestas. Operando en una solucion neutral al 59%, siguiendo la práctica del Dr. Oella Cella cds Jénova), se obtienen las siguientes reacciones: 1.” El ioduro de potasio iodurado de un precipitado rojo claro; 2. El iodo-merc. de potasa da un precipitado blanco coposo mui manifiesto; 3. Los bicarbonatos alcalinos dan un precipitado moreno, que se disuelve en un exceso aun pequeño; 4, El amoniaco precipita en blanco que se redisuelve oscure- ciendo el liquido; 6.” El óxido férrico precipita cristales amarillos; 7.2 El bicarbonato de potasa da un precipitado color violeta o morado, que se redisuelve por elácido clorhídrico, volviéndose amarillo anaranjado; 78. Pero la reaccion mas bd es la que produce la so- lucion normal de percloruro de hierro en una solucion ácida de kairina. Vertiendo en esta solucion algunas gotas de reactivo' se ve aparecer inmediatamente una bella coloracion roja, cuya inten- 94 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. sidad va aumentando gradualmente hasta llegar a tener un calor rojo sucio que enturbia el líquido. ACCION FISIOLÓJICA. «Cuando se administra la kairina a un hombre sano, dice File- ne, no produce efecto alguno sensible, i solo cuando'la dósis es su- bida, 2 gramos, se observa lijera diarrea. Es preciso darla a un febricitante para poder apreciar sus efectos». Sacamos de nuestras observaciones clínicas la mayor parte de lo que diremos de la ac- cion fisiolójica de esta sustancia. Espondremos aquí lo que hemos observado a la cabecera del enfermo en todos los casos en que la hemos usado en las salas de clínica. A ACCOION SOBRE EL TUBO INTESTINAL.. Administrada por la via gástrica a la dósis de 50 centígramos o un gramo de una vez, advierte el enfermo! en el momento de su injestion el sabor desagradable de esta sustancia cuando se admi- nistra pura i disuelta en agua, sensacion que desaparece pronto. Una vez en el estómago, es perfectamente tolerada, no produce ni dolor, ni ningun sintoma molesto. Las náuseas 1 los vómitos son escepcionales. Filene les ha observado solo dos veces, una vez en un tísico i obra en una mujer reumática. Nosotros los hemos visto producirse solo en un caso en que las dósis del medicamento fueran crecidas; los vómitos fueron aquí acompañados de diarrea, signos ciertos de que no se habia verifi- cado la observacion. La diarrea es, pues, como log vómitos, Escep- cional. Sobre la temperatura.—La kairina se observa mui rápidamente: diez minutos despues de su injestion comienzan a mostrarse sus efectos. El primero de todos es el descenso de la temperatura: a este fenómeno están ligadas todas las demas alteraciones que se producen en los distintos sistemas. Cuando no se produce aquél, no se manifiestan éstas. 4 Al cabo de 10 minutos de algunos casos, i hasta 20 en otros, siente el enfermo una sensacion marcada de bienestar. Si se aplica el termómetro en este momento se ve un descenso de la columna, mas o ménos grande, segun la dósis. Con 50 centigramos hemos observado medio grado de descenso; con un gramo, un grado i a ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—FEBRERO DE 1885. 95 veces dos. Una vez observamos uno de tres. Se cita un caso en que el termómetro bajó de 40% a 35% con una désis, es decir. 5% Conjuntamente con este fenómeno, o mas bien poco tiempo des- pues, se presentan abundantes sudores que duran jeneralmente de media a una hora, disminuyendo paulatinamente. Esta accion tan marcada sobre la temperatura persiste dos horas mas o ménos, a cuyo término vuelve a subir el termómetro al mismo grado que ántes, 1 a veces algunos décimos mas. Junto con este ascenso vuel- ve todo el cortejo que le acompaña, i queda el enfermo como si no hubiera tomado ningun antipirético. Si se repite la dósis se obser- va la misma sucesion de fenómenos que con la primera, solo que los sudores son ménos copiosos. Ñi en vez de esperar que se agote la accion de la kairina se sostiene la dósis, repetida cada hora 1 media o cada dos, podemos mantener una baja temperatura por cierto tiempo sin inconveniente. El escalofrio, el estado asfíctico 1 el colapsa despues, se observaron cuando recien comenzó a em- plearse este medicamento, producidos por su mala preparacion i por las impurezas que contenia. Rarisima vez se observa hoi el es- calofrio; 1 es solo cuando despues de un desceuso mui brusco i con. siderable de la temperatura, vuelve a elevarse ésta. Esta preciosa accion antitérmica se presenta siempre. Nosotros la hemos visto manifestarse constantemente, en mayor o menor escala, segun las circunstancias; 1 en las observaciones que presen- tamos podrá verse en detalle la marcha que ha seguido la fiebre bajo la influencia de esta sustancia. Sobre el pulso.—Junto con la temperatura baja, la frecuencia del pulso adquiere cierta fuerza. En un enfermo el pulso era tan rápi- do i pequeño que no era posible contarlo. Despues de haber toma-= do el medicamento fué notable el cambio: se hizo ménos precipi- tado, i sobre todo adquirió cierta enerjía. El pulso conserva su regularidad: las intermitencias solo las hemos observado. cuando la dósis era alta i repetida, 1 coincidiendo con un descenso mui “grande de la temperatura. 7 «El trazado espimográfico, tomado ántes i despues de la admi- nistración del medicamento, ha dado un aumento en la fuerza de las contracciones cardíacas». Secreciones .-—Orina.—Su cantidad permanece inalterable. Tres o cuatro horas despues de injerido el remedio, toma la orina un color verdoso que se va haciendo poco a poco mas oscuro. Este aspecto es mul parecido al que toma la orina por la eliminacion del ácido 96 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. fénico; i como en este caso, es debida a la presencia de la kairina en la secrecion renal. Por el exámen químico no se ka encontrado albúmina ni altera- cion de ningun jénero en su composicion. Sudor.—Ya hemos visto la enérjica hipersecucion que produce del lado de los tegumentos esternos. Hemos observado una rela- cion constante entre el grado de esta hipersecrecion i el descenso mas o ménos considerable de la cifra térmica. Miéntras mas gran- de es este descenso, mas abundantes son los sudores, i vice-versa. Nunca los hemos visto faltar, cuando se ha hecho la absorcion de la kairina; i en vez de durar una hora mas o ménos, los hemos vis- to prolongarse mas tiempo bajo la forma de una traspiracion lijera. Podria decirse que esta poderosa accion sobre la superficie fuera la causa del descenso termométrico; pero el sudor se produce des- pues de haber bajado el termómetro, i jamas se ha observado en un individuo sano. Es mas probable que sea el organismo que reacciona contra la bruscá sacudida que le ha impreso el medicamento impidiendo la produccion del calor. No hemos notado en ningun enfermo ni lágrimas ni hipersecre- cion nasal; a lo mas hemos oido a algunos quejarse de una sensa- cion de sequedad i prurito en la raiz de la nariz. Sistema nervioso.—En vez de producir fenómenos molestos co- mo los preparados químicos i salicílicos a dósis regular, esperi- menta el enfermo una sensacion de bienestar jeneral, el dolor de cabeza, por intenso que sea, desaparece, lo mismo que la puntada en los pleuriticos. El enfermo se siente fresco i dice que está com- pletamente bueno. Sus facultades intelectuales, abatidas por la fiebre, se reaniman, se disipa ese estado de sopor en que se encontraban sumerjidos; i en vez, de un individuo que parece próximo a la asfixia, que respi- ra fatigosamente, que delira i que no tiene un momento de calma, lo vemos despues tranquilo, respirando fácilmente i hasta con deseos de dejar la cama por sentirse perfectamente bueno. Mas, hemos visto que este bienestar dura poco cuando no se continúa adminis- trando el medicamento, El uso, aun continuado, de esta sustancia no produce perturba- ciones cerebrales de ningun jénero, ni tampoco de parte de los ór- ganos de los sentidos: no hai sordera, ni zumbidos, ni perturbacio- nes visuales, etc. Respiracion.—Disminuye su frecuencia 1 aumenta su amplitud. k d h .: 3 k / ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—FEBRERO DE 1885. 97 Hemos observado casos de disnea intensísima, en los que la res- piracion se regularizó volviéndose ámplia i fácil, i proporcionando al paciente algunos momentos de descanso. . Modos de administracion.—Por la via gástrica se puede dar en disolucion acuosa pura, que sin duda, es la mejor manera. Pero el mal sabor nos obligó a disimularla de algun modo i conseguimos que los enfermos lo tomasen con gusto disuelto en el siguiente ve- hículo: anaconda ciaaargia te raareaa sol y OO PP TAROS EIA mudnes daaioates ioccasasa decssnaaaiónaaso O! OLD Jarabe de cort. de naranjOS......mmo so... DO >» En una o dos cucharadas de esta mezcla se disuelve la cantidad de medicamento prescrita, teniendo cuidado de hacer tomar al en- fermo inmediatamente despues, un medio vaso de agua fria, con el objeto de diluir mas el remedio 1 evitar la accion de contacto, que pudiera tener sus inconvenientes. Tambien la hemos administrado en obleas o sellos, que, cuando el enfermo no los rompe en la cá- mara posterior de la boca, son injeridos sin percibir ningun sabor. Pero hemos visto que algunas veces son desgarradas al atravesar las fauces, dejando una sensacion mui desagradable, que era lo que se trataba de evitar. ] Otro modo de administracion es por las inyecciones subcutá- neas. De esta manera lo hemos usado en varios casos, consiguiendo siempre el descenso de la temperatura, mas pronto i con una dósis menor que por la via gástrica. Estas inyecciones se hacen con la jeringa ordinaria de Provez, no producen dolor i los pacientes las aceptan de buen grado. Nun- ca hemos observado accidente alguno local despues de esta peque- ña operacion. La solucion de que nos servíamos era la siguiente: Kia ea Lodo dotlamas secano ol PAD Agua destilada.....c.u coloco anios LD Cada inyeccion contiene 25 centígrados de medicamento. En esta proporcion la kairina no se disuelve completamente a la tem- perabura ordinaria. Para obviar este inconveniente hemos hecho es- ta solucion auna temperatura de 25% a 30%, 1la hemos inyectado ti- bia a los enfermos, sin esperimentar jamas el mas lijero accidente, Poco despues de su introduccion por la via hipodérmica esperi- 98 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS. menta el paciente la misma série de fenómenos que cuando se ha- ce por boca: viene el descenso de la temperatura, los sudores, la sensacion marcada de bienestar, etc. El Dr. Queirolo, en un bonito trabajo que ha publicado recien- temente sobre el empleo hipodérmico de la kairina, llega a las si- guientes conclusiones: «1.2 La inyeccion de 10 centís. de kairina da un descenso de la temperatura febril de algunos décimos de grado, que se disipa en el trascurso de una hora. 2.2 La inyeccion de 20 centís. da un descenso que llega hasta 7 décimos i que comienza ántes de media hora, i se disipa despues de dos próximamente. 3.0 La de 30 centig. da un descenso que oscila entre pocos déci- mos 1 grado i medio. Pero a menudo estas dósis faltan completa- mente o dan descensos insignificantes o fugaces. 4. La inyeccion de 50 centig. ha dado un descenso que osciló entre 1912, 4 c.; el descenso comenzó mui pronto i se disipó des- pues de dos o tres horas. 5.2 La inyeccion de un gramo, ha dado un descenso que osciló entre 2%7 ¡ 33 c. Una vez el descenso fué de 5% (de 40% a 35%). El descenso comienza mui pronto, alcanza su grado máximo a las dos horas, i se disipa pasado cinco horas i media. El pulso dismi- nuye proporcionalmente al descenso de la temperatura». Eliminacion.—Esta sustancia, una vez absorbida, atraviesa rá- pidamente todo el organismo, i se elimina principalmente por el aparato mopoyético. La orina toma, como hemos dicho, un color verde que se va haciendo cada vez mas intenso i que revela la pre- sencia del medicamento. Al eliminarse no produce sobre este apa- rato ninguna accion perjudicial: nunca hemos observado perturba- cion de ningun jénero. Se comprueba su presencia en este líquido por medio de los di- versos reactivos que hemos señalado mas arriba. Al hacer esta investigacion es necesario tener presente que algunas veces la reaccion se manifiesta inmediatamente, i en otras despues de una concentracion mas o ménos considerable del líquido urinario; i que el percloruro de hierro puede dar el color rojo que indica la- pre- sencia de la kairina, en ciertos casos en que la orina no la contiene, Es necesario en tales casos practicar la contra-prueba con los de- mas reactivos. «Este fenómeno se presenta ya en la orina normal concentrada al baño de maria, ya en laorina que contenga sustan- cias Orgánicas». ANALES DE LA UNIVERSIDAD.--FEBRERO DE 1885. 99 Esto para el análisis cualitativo, pero se puede hacer tambien el'cuantitativo. Hé aquí el procedimiento que recomienda el Dr. Aguilar i Lara: «Se recoje la orina escretada en las primeras doce horas de la administracion del medicamento, se acidula i se concentra al baño de maria. Se neutraliza con la potasa cáustica, i se trata por el cloroformo; se separa el líquido clorofórmico i la solucion acuosa que presenta la reaccion lairínica, se evapora a la sequedad, tra- tando el residuo por el cloroformo i lavándolo varias veces. Las soluciones clorofórmicas se reunen, se concentran en parte por destilacion, abandonándolas luego a la evaporacion espontánea. Redisuelto nuevamente el resíduo en una pequeña cantidad de agua destilada asidulada, se filtra, lavando repetidas veces la cáp- sula 1 el filtro. El líquido filtrado se abandona a la evaporacion i, desecado el residuo, se pesa». Propiedades terapéuticas i aplicaciones.—Ademas de su accion febrífuga posee este ajente una accion antiséptica. evidente, como se puede comprobar con los esperimentos siguientes del profesor de Renzi: «Se pone en dos prabetas 15 gramos de orina del mismo enfermo; en una de ellas se ponen 25 gramos de kairina. Al cabo de 24 horas esta última presenta una reaccion ácida sin olor amo. niacal, miéntras que la otra presenta este olor, se enturbia 1 se as alcalina, En otras dos probetas se edo hacer la misma esperiencia con espectoracion pulmonar disuelta en 6 gramos de agua, mezclando una con 25 centig. de kairina. Despues de 24 horas la solucion sin mezcla toma un color blanco apalecente i un olor fétido; la otra toma un color rojo anaranjado i un olor lijera- mente aromático. Al microscopio se encuentran muchos bacterios en la primera, 1 nada en la segunda». Entremos ahora a estudiar las diversas aplicaciones que ha reci- bido esta sustancia por sus preciosas propiedades febrifugas.. Desde luego diremos que nuestras esperiencias se han dirijido de preferencia al tratamiento de la, neumonia. En esta enfermedad la hemos usado en numerosos casos, de los cuales solo presentamos algunos al final de este artículo. Hemos conseguido por este medio mantener a raya la fiebre i hacer evolucionar la neumonia cun = toda felicidad 1 a una temperatura conveniente. La respiracion, la tos, el estado jeneral, se modifican favorablemente, i puede el en- 'fermo esperar la crisis de su enfermedad en un estado relativa- mente tranquilo i sin sufrimientos. No pretendemos que la accion de la kairina se estienda al proceso local mismo; pero sí creemos 100 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS, que le permite recorrer sus distintas faces en condiciones apropia- das, manteniendo al enfermo libre de la hipertermia i de sus peli- gros. Solo en los casos de neumonias malienas, tifoideas, 1 desarro- lladas en un terreno enferme hemos observado una terminacion letal. Todos sabemos que una neumonia marca evoluciones perfecta- mente a una temperatura de 38” a 39”, Nosotros hemos procurado siempre mantenerla a este nivel, sin tratar de producir una anti- pirésis mayor, aunque podíamos conseguirlo. Por lo demas hemos obrado localmente sobre el proceso siempre que sea necesario. La fórmula de que nos hemos valido ha sido la siguiente: KAITÍDA mo musconatonononca cer ozanas 20 CIO Obasicano de AniB....u.o.o ooo 20.» Para veinte papeles, que se tomaban en obleas, o mejor disuel- tos en el vebículo que hemos indicado ántes. Estos papeles se ad- ministraban uno o dos, cada dos horas, segun el caso, durante el dia i la noche, disminuyendo la dósis luego que se producia la api- rexla. -El Dr. F. Middleton, que ha usado este medicamento en grande escala, ha tenido la galantería de darnos varias de sus observacio- nes, que acompañamos integras al fin de este trabajo. ln éllos se ve el espléndido éxito que ha obtenido en todos los casos en que lo ha empleado i sobre todo en la neumonia. La ha usado tambien alternada con los preparados químicos, que, como se sabe, tienen una accion mas duradera que contribui- rá indudablemente a mantener la baja temperatura sin grande esfuerzo. Nosotros habíamos administrado ya asociados estos dos medicamentos bajo la siguiente fórmula: Kal conpoo sao AOS Clorhid. de quiNiDa......omomo... 2 » “ Obasinaco de amis. .omoococooo cos 10 > Para 10 papeles, administrados uno cada dos horas, o cada hora i media. Hemos creido que, asociando dos medicamentos huma- nos, uno de accion rápida i fugaz, como la kairina, i otro de accion lenta pero persistente, como la quinina, habríamos de tener el efecto deseado, mas fácilmente icon ménos dósis, i hemos tenido motivos para felicitarnos de esta asociacion. * E pe » ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—FEBRERO DE 1885. 101 Por la via hipodérmica solo hemos usado la kairina cuando la absorcion intestinal no se efectuaba, 1 en los casos en que era ur= jente una antipirésis. En estos casos creemos que este procedi- miento es un recurso precioso i que no presenta inconvenientes. Mantiene una temperatura conveniente, hacer desaparecer los síntomas mas molestos, como la cefalaljia, la puntada, la tos i la disnea, i todo esto sin deprimir las fuerzas, hé ahí en resúmen el efecto de la kairina en el tratamiento de la neumonia. Fuera de esta aplicacion capital, que ha sido el efecto de nues- ros trabajus, ha recibido otras mas este ajente. El Dr. V. Kórner lo ha empleado con éxito sorprendente en dos casos de infeccion purulenta consecutiva a una mastitis supu- rada. El Dr, Middleton, en el período de invasion de la escarlatina, en un caso en que la temperatura fué de 41”, consiguiendo el des- censo de esta alta cifra a 37%, con una sola dósis de 2 gramos, que, repetida, mantuvo el termómetro a una baja temperatura. Con la primera dósis se produjo un colapso verdadero, causado a nuestro juicio por la alta dósis que se administró, siendo que se trataba de un niño de 12 años. Despues de este accidente, que se disipó a los 40 minutos, la marcha de la enfermedad se hizo del todo favora- ble (Véase la observacion). El mismo Dr. lo ha usado en dos casos de inflamacion de la mama, con alta temperatura, en mujeres recien paridas con éxito completo i despues de haberse empleado inútilmente la quivina 1 la dijital (Véase la observacion). El profesor Gruttmann, de Berlin, ha hecho uso de este medica- mento en las siguientes afecciones: $ 'Sarampion, tísis pulmonar, tifus abdominal, escarlatina, pleuri- tis, peritonitis, erisipela del brazo, intermitentes cuotidianos, fiebre recurrente 1 septicemta. Los esperimentos se hicieron en el período del tipo contínuo de la fiebre, en el cual la temperatura no presenta sino insignifican- tes oscilaciones. ln las 72 esperiencias, las mediciones se hicicron en el recto hora por hora, observándose siempre el descenso de la fiebre 1 manteniéndose así administrando cada hora o cada dos el medicamento. RESÚMEN, De todo lo que hemos dicho podemos llegar a las siguientes - conclusiones: ADE RA LS EOS. 13-14 102 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS.' 1.* La kairina es un medicamento seguro e inocente, admistrado con prudencia, para combatir el síntoma fiebre; 2." En los casos en que el peligro de la hipertermia es inminen- te, es un recurso precioso que produce siempre su efecto. 3.” No presenta los inconvenientes de otros antipiréticos, que a poco que se elevan las dósis producen la intolerancia. 4. Para poder sostener su accion debe administrarse cada hora o cada dos, como máximun, disminuyendo la dósis cuando se pre- sente la apariscia, pero continuando siempre su administracion. 5.2 La dósis media es de 50 centigrados a 1 gramo, repetida cada dos horas, en los adultos. En los niños debe disminuirse pro- porcionalmente a la edad. 6.2 En los casos de neumonia debe usarse siempre que la tem- peratura sea superior a:39%, ya sola, ya alterada o asociada a la quinina. 7,2 Su empleo por la via hipodérmica está indicado cuando el mal estado de las vias dijestivas hace imposible su absorcion. Entre los incouvenientes que presenta esta sustancia podemos citar la fugacidad de su accion, la molestia de observar la tempe- ratura cada dos horas por lo ménos i su elevado precio. Este últi- mo desaparecerá probablemente luego que los medios de fabrica- cion del medicamento sean mas espeditos. [OBSERVACIONES. 1.2 Pleuro-Neumonia del pulmon derecho con sintomas conjesti- vos del lado del higado. En el curso de élla desarrollo de'otro pro- ceso en el pulmon izquierdo. Curación, El 11 de noviembre se presentó a ocupar la cama núm. 27 de la sala clínica de Santo Domingo, Demetrio Guzman, individuo de 30 años de edad, casado, de mui buena salud anterior i sin ante- cedentes alcohólicos ni diatésicos de ningun jénero. Refiere que su enfermedad data de 6 dias 1 que fué contraida despues de haber recibido golpes i de haber dormido una noche en la calle sin nin- gun abrigo, tando el entera se observó en el pulmon derecho en toda su estension los signos propios de una inflamacion pleuro=pulmo- nar, con síntomas conjestivos del lado del higado, lijero icterus, dolor en el hipocondrio derecho i vómitos biliosos. El enfermo tie- ne tos penosx i acompañada de dolor, cefalaljia intensa, sordera (en la mañana habia tomado 1 gramo de sulfato de quinina en una ca RNE E ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—FEBRERO DE 1885. 108 dósis) ajitacion 1 lijeras náuseas. La temperatura tomada a la una del día es de 402; la respiracion fatigosa se hace 30. veces por mix: nuto, i el pulso late 100 veces en el mismo tiempo. > En el pulmon izquierdo i en la base se nota lijero aumento. de las vibraciones vocales, submatidez i una respiracion áspera, que) indican un estado conjestivo de lobulo inferior de ese preso En los demas órganos nada se revela de anormal. ' A las 5 de la tarde la ajitacion es mayor, la temperatura alcan- za a 40% i la respiracion i el pulso se aceleran tambien i llegan a 311 120 respectivamente. Desde este momento se «estableció :el tratamiento por la kairina, para llenar la indicacion dóminante de combatir la hipertermia. Se administró un gramo del medicamento por dósis, para continuar asi cada tres horas. Quince minutos des- pues de injerido, el enfermo esperimentaba una sensacion de :bie- nestar, seguida de sudores abundantes, que duraron una hora mas o.ménos. La cefalaljia desapareció junto con el dolor de costado, 1 a las 7 el enfermo nos decia que se sentia mui bien, libre del intenso calor que sentia. La temperatura habia bajado a 39%, las respira- ciones a 30 1 el pulso a 100 por minuto. El medicamento se administró disuelto en una cucharada del ve- hículo siguiente: Conacintiiiaans le ráoancan! 4 hilsasa ¡CAD gta miós Agua destilada -...uidooio aconnes 12600), D Jarabe de cortezas de naranjas 50.» De esta manera el enfermo lo tomó sin percibir el gusto dej medicamento. No hubo náuseas, ni dolor de estómago. Inmediata- mente despues de la injestion se le dió a beber medio vaso de agua. Se prescribió la misma dósis cadu tres horas durante la no- che. Noviembre 12,-—A las 8 de la mañana. ¡Temporiktrá 399 P. 100, KR, 30. Anoche tuvo subdelirio; hoi amanece tranquilo.. No ha ha- bido perturbacion por parte de los órganos de los sentidos, «ni del aparato dijestivo. El pulso tiene cierta fuerza. Orines oscuros, que indican la presencia en ellos del medicamento, comprobada: por log reactivos. Se administró la misma dósis, que fué seguida de lijero gudor.—4 /as 9 T. 38%. P. 100, R..30. Descenso de medio grado en la temperatura de la mañana i de 2” en la del dia anterior. A las 10, T. 37%, P. 90, R. 28. Nuevo descenso de un: grado, causado por la administracion de otro gramo del medicamento, 104 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. Intermitencias cada 4 pulsaciones. Se dió al enfermo 20 gramos de coñac, i agua con coñac aparte. A la 1 P. M. Temp. 38”, P. 90, R. 30. Se suspendió la administracion del remedio a las 10. 4 las 5 T. 39%, P. 120, R. 36. Para la noche se prescribió 50 centígrados del medicamento cada dos horas. Noviembre 13,—A las 8 de la mañara, T. 39%, P. 120, R. 40. Las intermitencias del pulso desaparecieron. La noche ha sido ajitada, subdelirio e insomnio. Signos claros de neumonía en el Jó- bulo inferior del pulmon izquierdo. El resto conjestiorado. El en- fermo presenta una lijera traspiracion; vada de escalofrios. 4 las 10, T. 39%5, P. 120, R. 40. Continúa tomando 50 centígrados de kairina cada dos horas. A la 1, T. 38%, P. 120, R. 40. 4 las 5 P. M., T. 37%8, P. 100, R. 34. Bl pulso es regular; estado satisfac- torio; hai apetito i el enfermo dice que se siente bien. Se disminu- yó la dósis a 25 centígrados cada dos horas durante la noche. Noviembre 14.—A las 8 A. M., T. 38% P. 100, R. 38. En la noche tomó solo 4 papeles de 25 centígramos cada uno. Pulso re- gular icon fuerza; sed intensa. El pulmon derecho eu resolucion desde ayer; el izquierdo (lobulo inferior) en el segundo período. Continúa 50 centígrados c. 2 horas. Á las 10, T. 37%, P. 100, R. 36. Ala BAM, Tr3s 2.100). 38) contívua: A las 3 P. M.; T. 37%, LP. 90, R. 36. Estadojeneral satisfactorio, No hai sudor, ni depresion de las fuerzas. La neumonia sigue su evolucion natural, Un vejigatorio de Albespeyres ensel lado dere- cho del torax en un punto en que se teme la no resolucion. A las 5, T. 38%, P. 12, R. 38. Escitacion producida por las cantáridas. 25 centígrados de k. cada dos horas. Noviembre 15.—A las 8, T. 38%, P. 100, R. 36. Anoche ha to- “mado el medicamento cada 2 horas (25 centígrades). Durmió bien. Los mismos signos físicos. Contínua, A las 10, T. 88”, P. 100, R. 38. A dal 110.389 0B, 1102, Ra 88: A las 5, T. 380. Noviembre 16.—A las 8, T. 37%, P. 90, KR. 28. Signos físicos de: resolucion del proceso inflamatorio del pulmon izquierdo. Sudores abundantes. Apetito. Durante todo el dia la temperatura se mantiene normal i el es- tado jeneral satisfactorio. Suspendió la administracion de la kairi- na en la mañana 1 se prescribió para tomar durante el dia de ma-= ñana, la siguiente pocion: ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —FEBRERO DE 1885, 105 CR ammaonto avisado a... cae omeasnacons 1:20 NERO ESQUINA surno con es qae eneediaes ss 4 gramos Coñac, agua i jarabe de orozuz ...,..... 22090 gramos Noviembre 17.—La resolucion siguió su curso, ayudada por un réjimen tónico 1 espectorante hasta el 28, en que dejó el enfermo el hospital, OBSERVACION 2,* Neumonía del vértice del pulmon derecho que se estendió des- pues a todo el parenquima. Curacion, Junio 3.—Delfin Leiva, de 28 años de edad, de mediana consti- tucion, de hábitos alcohólicos, entró el 3 de junio a ocupar la cama núm. 10 de la sala de clínica de Santo Domingo. Individuo de buena salud anterior i sin diátesis hereditaria ni adquirida, dice que hace ocho dias comenzó a sentirse enfermo, con malestar jene- ral, cefalaljia, dolor de costado, ete. Examinado el enfermo, se comprueba la existencia de una neu- monía eu el lóbulo superior del pulmon derecho, en el segundo periodo, El resto del parénquima pulmonar es asiento de un pro- ceso conjestivo. Á la 1 de la tarde la temperatura es de 40%8, P, 140, R. 44. Los síntomas jenerales son los que acompañan habi- tralmente a una alta temperatura cefaláljica, ajitacion estrema, sed intensa, eLo. : El exámen de los demas aparatos nada reveló de normal, Para llenar la primera indicacion que se presentaba, cual era disminuir la produccion exajerada de calor, se comenzó a administrar la kal- rina, presoribiendo un gramo cada dos horas en una mezcla de ja- rabe, coñac agua para disimular su mal sabor, Una hora despues de injerida la primera dósis el termómetro marcó 39%8, es decir hubo un descenso de un grado, descenso seguido de abundantes sudores ¡de una sensacion de frescura agra- dable, Diez minutos despues de la injestion del remedio se presen» taron los sudores, ¡la cefalaljía estensa disminuyó considerable- mente, No hai alteracion del pulso i la respiracion es mas fácil. A las 3, T, 407, P. 120, R. 40. 88 administró la misma dósis de medicamento, que fué tan bien tolerada como la primera i no pro= dujo tar copiosa secreción sudoral, A las 5 P. M., T. 39%, P 108, R. 40; contínua, La orina indica la presencia Cel medicamento por su color verdoso, i por su reac- 106 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. cion caracteristica por el percloruro de hierro. El pulsa se mantie- ne regular i con cierta tension. JSunio 4.—A las 8, T. 40%, P. 140, R. 44. En la noche no se ad- ministró la kairina con regularidad; solo tomó dos gramos. Al exámen físico se nota que el lóbulo medio del pulmon afectado es asiento, de una neumonla; las sales finas son manifiestas. A las 9 se administró un gramo de la misma sustancia, mezclado como anteriormente a un jarabe. Poco despues se manifestó una nueva traspiracion no tan abundante como las del dia anterior i el termómetro bajó a 393 a la 11. El pulso continúa regular i la respiracion no es fatigosa. A la 1 se presentó un estenso i prolongado escalofrio que duró media hora, dtirante el cual subió la temperatura a 41% El enfer- mo está ajitado'i se queja de una sensacion de frio en la superficie. Tiene sed intensa i una sensacion de vacío en la cabeza. Inmedia- tamente, siguiendo el consejo del profesor Filehene, se le adminis- tró un gramo del medicamento, con lo que vimos desaparecer este accidente i bajar a los pocos momentos la temperatura a 39%8. El pulso, que habia perdido su fuerza 1 que se habia hecho mui fre- cuente, recobró su carácter, i todo volvió a gu anterior estado. Se “continuó administrando la misma dósis cada dos horas. Junio 5.—A las 8, T. 39%, P. 100, R 36 Hoi se comprueba la exis- tencia de la inflamacion en el lábulo inferior. Se aplicaron 8 ven- tosas escarificadas; durante el dia la temp. jiró alrededor de 39, 1 como en la tarde subiera a 10%2, se hizo una inyeccion hipolémica de 25 centigr. de kairina disulta en agua destilada. La ¡0flamacion dé la totalidad del pulmon, i el estado conjestivo del izquierdo han acarreádo ésta exacerbacion de los fenómenos jenerales, “Junio 6.—Al dia siguiente se mandó aplicar un vejigatorio en el vértice del pulmon derecho, porque se temia que no se hiciera la resolucion en“ese sitio. El termómetro''se mantuvo este dia alrededor de 39% se asoció a'la kairina el muriato:de quinina; 1 el almizcle-como sigue: kairi- na 56 centigs::muriato de quinina 25; almizcle en polvo 5, oleorá- no de mentha'50; para un papel. Uno cada dos horas, «Funio TAL dia siguiente pasó el el enfermo tranquilamente, la evolucion del proceso neumónico se hacé convenientemente, sin «disnea: mui intensa, ni calor mortificante. Continuó con el uso del medicamento. Junio.8.—Hoi a las 8, T. aro ,, p. 96, R. 98, Td deslónadidncia -se ha hecho brasesmente! como siempre, acompañada de profusos A E Te Ú ANALES DE LA UNIVERSIDAD. FEBRERO DE 1885. 107 ¡sudores i epistaxis: En toda la estension del pulmon afectado se oyen los rales de vuelta en todo su apojeo, -Se suspendió la administracion del medicamento 1:se prescribió úna pocion espectorante. vino de quina tres veces al dia i leche, La convalescencia del enfermo fué rápida i teliz, saliendo de alta el 24, pudiendo haber salido ántes. En el curso de la enfermedad no se presentaron desórdenes di- jestivos de ningun jénero; el pulso conservó siempre su fuerza, es. cepto durante el escalofrio, i.el proceso local no fué influenciado. Se sabe cuán comun es ver aparecer un nuevo foco inflamatorio en la vecindad de otro existente i los peligros que trae consigo es- «te accidente. MOD 03.2 Pleuro-neumonia del aa izquierdo. Curacion, Junio 19 de 1884.--Francisco Toledo, de 15 años, de constibu- «cion pobre, se presentó a' ocupar la. cama núm. 23 de la: sala de elínica del Dr. Ugarte +. con un pleuro-neumonia en el 5.2 dia de su evolucion. La disnea, la tos ila puntada eran penosas. El estado jeneral no era del todo favorable. Antes de administrar el medicamento la temperatura era de 29%9; pulso 140; respiraciones 60, Se comenzó con 50 centígramos de kairina cada dos horas, di- suelta en el vehículo que hemos indicado. Dos horas despues: 38%, - P.120, KR. 40. Sudores abundantes, ménos disnea, estado jeneral - mejor que ántes. En la tarde: temp. 39%, P. 128, .R. 50. El enfer- mo dice que siente una comezon en la nariz que espresa diciendo «que le:parece que tuviera ají, Junio 20. —El enfermo ha pasado una noche catala se siente uba mujer. Temperatura. en la mañana; 39% P. 220%, R. 40. A las 5 de la tarde se hicieron dos inyecciones de 25 centier, cada hora. Temp. ántes de hacerla: 38%, Una hora despues 3728. Junio 21.—El enfermo se siente perfectamente, la noche ha si- do tranquila, sin accidente de ningun ¡jénero, lijero sudor. La neu- _monia. ha terminado su segundo período; se «.yen las rales de vuelta en toda la estension del pulmon., Temp..31%1, P..100, R. 30. Se suspendió el medicamento. El enfermo entró en plena conva- «Jescencia hasta el 30, dia: en ques sal ió de alta, completamente ICAA | me y 42 pico de. toda el pulmon. NS Curación. Manuel. Pezoa, de 28 años, dé buena constitucion, sin hábitos. _ alcohólicos, ocupó la cama núm. 24 de la misma sala el :27 de agosto de 1884. Se diagnosticó. uná pleuro- neumonia de la totali- dad del, ¡pulmon dcrecho en el dia de su EXQUIcIO, Pia Li 108 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. Junio 23.—En la mañana 40%, P. 140, tan pequeño que casi es imposible contarlo; KR. 40, angustiosa; cefalaljia intensa. Se aplicaron 10 ventosas escarificadas en el lado enfermo de torax, 1 se prescribió al interior un grano de kairina cada dos horas, di= suelta en vino. Una hora despues: T. 395, P. 120, con cierta fuer- za; la respiracion se hace mas fácilmente, la cefala)jia no existe, i el enfermo se siente mui alentado, Ningun accidente, El descenso fué de 191, con la primera dósis. Sigue. A las 5 P. M., T. 80, P. 140 LK. 20, descenso de 2%, Se disminuyó la dósis a medio grano cada «los horas. Junio 29.—A las 8 A. M., T. 383, P. 140, R. 24. No hai sudor. Continúa con la misma dósis. A las 10, la misma temperatura que se mantuvo todo el dia. A las 5 se presentaron algunas intermi- tencias en el pulso que desaparecieron luego. El enfermo siguió bien hasta la terminacion del período febril. La resolucion se hizo francamente terminando el paciente su curacion, Señor don J. R, Ramirez, —Estimado señor; Voi a cumplirle la promesa que he hecho a Ud, de suministrar- le una lijera reseña de algunos de los casos en que he usado el nue- vo antipirético, la kairina, Esperaba con grande interes la llegada de dicho ajente terapén- tico, cuando en una junta habida para un caso de pulmonía gra- vísimo 1 mui maligno, supe por uno de mis colegas que acababa de recibir la kairina uno de nuestros mejores establecimientos de droguería. Empleada la kairina en el caso arriba citado, no produjo resul. tado alguno, como tampoco lo habian dado la quinina bajo cual- quiera de sus formas, las inyecciones hipodérmicas del bromidrato, eto. No habia pues por qué desconfiar todavía de aquel remedio usado en un caso tifoideo con discrasia hemorrájica de la sangre, Pocos dias despues, a principios de junio, se me presentó un cago de fiebre intensa (41% centígrados axilares), sin localizacion alguna que esplicara el orijen de la alta fiebre, Se trataba de un niño linfático, mui flaco, de 12 años, e hijo de padres mui débiles. Á consecuencia de una levantada a media noche, en el colejio, apa- reció un gran calofrio i fiebre intensa, | Lo ví a las doce horas de haber caido enfermo, i, como he di- ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—FEBRERO DE 1885, 109 cho, tenia 41* centígrados axilares, 140 pulsaciones, 32 respira- ciones, junto con una postracion jeneral enorme, estupor, subdeli- rio, la lengua mui sucia, repugnancia ¡invencible respecto al ali- mento, 1 abatimiento físico i moral tan considerable que solo des- pues de mucha exijencia apénas podia resolverse a sacar la lengua, Tomó dos gramos de kairina en una sola dósis que una hora despues produjeron un enfriamiento completo (37 centígrados axi- lares), 80 pulsaciones, 20 respiraciones, amdratamiento, fatiga, un verdadero colapso, en una palabra, de 40 minutos de duracion. Iu- mediatamente adquirió la animacion, la mirada, la advertencia i el bienestar de un sano, todo acompañado de un sudor tan profuso como jamas podrá observarse igual con un remedio injerido por el estómago. o Eu la misma tarde i a pesar de haber ordenado no se le diera mas kairina al niño, se le administró un nuevo papelillo de 2 gra- mos, que no produjo mas que la continuacion del estado de apirexia completa obtenida con el anterior. Como se temia, icon razon, la repeticion o reagravacion del colapso i sudores abundantes, estuve mui atento a lo que pudiera suceder, i no observé cambio alguno en el estado favorable del uiño, lo cual me llamó mucho la aten- cion, 1 me hizo recordar aquella observacion de que la kairina no produce efecto alenno en el estado normal, que podia decirse casi del todo restablecido ya en el niño, que ofrecia 37 centígrados, 80 pulsaciones i 20 respiraciones. Se suspende entónces la kairina; el niño pasa mui buena noche 1 solo ofrece unu fiebre de 39 centígrados axilares al dia siguiente a las 3 P. M,, que se reducen a 38.1 i 38.2 con dos nuevas dósis de kairina, de 2 gramos cada una, que solo producen ya sudores abundantes, mas no el colapso. : Al tercer dia la fiebre es de 38,5, ¡ para mitigarla basta otra dó- sis de kairina, con lo cual aparece una escarlatina tan benigna, completamente apirética, que no da quehacer alguno 1 solo exije para su terminacion feliz al sesto dia de la erupcion, los cuidados hijiénicos indispensables. : La fiebre habia sido, pues, reducida a cero con admirable espedi- cion i rapidez, en los primeros momentos, cuando todo hacia pre- sumir el estallido de una gravísima enfermedad, que mas tarde ha- bria presentado complicaciones viscerales quizá insuperables. Pre- cuente es ver, es cierto, afecciones eruptivas precedidas de un aparato febril inicial grave i cuya ceracion, espontánea o no, con= duce al mas feliz resultado sin el empleo de la kairina; mas en el 110 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, caso presente, tratándose de un niño estenuado, «lle mala constitu- cion, no era indiferente el camino que debia seguirse en presencia de una fiebre mui intensa, i efectivamente hubo que felicitarse del éxito obtenido con la kairina, La observacion precedente, entre otras varias, nos hizo pensar en la conveniencia de utilizar un antipirético tan eficaz i de rápi- da accion, en aquellos casos en que urje obtener una depresion in- mediata i considerable de la alta fiebre, | Pronto se presentó la ocasion de usar on dicho fin la kairina en una señora casada, de 26 años, que, efectuando la crianza de un niño, siente de repente un gran calofrio, fiebre intensa (40*) i dolor mediano con lijero infarto (como una nuez) en un pecho. Toma medio gramo de kairina cada hora i media, i sin colapso, pero sí con grandes sudores, principia a bajar rápidamente la fie- bre, que da 39.5 centígrados, despues de la primera dósis, 39 des- pues de la segunda, para quedar en 38.5 despues de la tercera. Intertanto el dolor e infarto del pecho no aumentaban. La noche se pasó mui bien. Al día siguiente, temeroso de la instabilidad de la accion de la kairina, la usé en iguales dósis alternadas con otras de 25 centigramos de muriato de quinina, a distancia de dos horas unas de otras, dósis que «alcanzaron a seis, tres de cada medica- mento en todo este segundo dia de la fiebre. Con. esto la apirexia fué completa i definitiva, cesó el dolor del pecho ¡unto con la fie- bre, el infarto del pecho desapareció a los cinco dias sin mas que cubrir de algodon la mama, 1 la crianza no se interrumpió mas que durante el único dia de la alta fiebre. En otro caso de inflamacion violenta de casi la totalidad de una mama, en una señora débil, de 24 años, a los 20 dias del parto, en la cual el infarto era enorme, la seguridad de la supuracion com- pleta, las fiebres vespertinas de considerable elevacion (39.7 1 39.9 centígrados axilares), rebeldes, por la, propia causa, a la quinina, la dijital, el nitrato de potasa, los laxautes empleados sin éxito i con el doble vbjeto de minorar las fiebres.i de disminuir o secar la secrecion láctea, en cuauto fuera posible, lo único que logró. reba- jar a. 38.5 138.3 las temperaturas de la tarde ¡ primera noche, fué el uno de dos o tres dósis le medio gramo de kairina, hasta que la abertura de los abscesos, la colocacion de los tubos a drainaje 1 la cura antiséptica lograban suprimir del. todo el movimiento fe- bril. Bajo la kairina los sudores eran profusos, mas no se presen- tó indicio alguno de colapso. ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—FEBRERO DxE 1885. 111 Pero donde la kairina puede prestar servicios inestimables, es en los casos en que, como en la pulmonía aguda franca, el descen- so de la temperatura es el síne qua non de la resolucion. Dos casos verdaderamente típicos recuerdo, cuya esposicion haré lo mas con- cisa posible. En el primero se trataba de un jóven de 30 años, enfermo de pulmonía, contraida en el servicio nocturno de los ferrocarriles, llegaba ya al 8.” dia, con una estensa hepatizacion de casi toda la parte posterior del pulmon derecho, con poco desgarro, aunque del todo típico, gran cansancio, 40.9 centígrados axilares 1.132 pulsa- ciones un tanto tumultuosas. Dos primeras dósis de un gramo cada una, con dos horas de intervalo, bajaron la temperatura, sin colapso i solo con medianos sudores, a 39 centígrados. Obtenido este primer resultado, se inició la resolucion, tímidamente al principio, resuel- tamente en los dias siguientes, en los cuales ya me pareció del caso alternar la quinina (sulfato) en tres dósis de 25 centígramos, con otras tantas de medio gramo da kairina, que suprimí al tercer dia por haberse obtenido la apirexia completa 1 marchar rápidamente la resolucion. En los dos últimos dias febriles, el calor no subió ya de 38.3 a 38.5 centígrados axilares. Una lenta i un tanto traba- josa convalescencia probó que las fuerzas vitales de este sujeto no eran exuberantes i que la defervescencia no' habria sido posible sin recursos de tanta valía como la kairina i quinina. En el segundo caso se trataba de una. pulmonía lobular de un niño en lactancia, de seis nieses, complicada con la denticion, mui peligrosa en todos los de su familia, por ser anémicos i haber muer- to durante ella todos los niños varones. Impuesto del peligro que la sola prolongacion del mal tenia que ofrecer, apelé a la kairina alternada con la quinina a la dósis de 15 centígramos de la prime- ra 110 centígramos de la segunda, cada tres horas, 1 tres veces de cada, una, a fin de tentar la yugulacion del mal, que felizmente se obtuyo,al segundo dia, 5.” de la enfermedad, sin mas efecto nota- ble que la abundancia del sudor bajo la influencia de la kairina, moderados en parte, como es natural, por la intervencion de la quinina, que contribuye tambien a hacer mas estable el efecto de aquélla... A ye "Ya áutes del caso anterior, ¡al salir del invierno de este año, tuve ocasion de palpar la accion antifebril de la kairina, en mi hijo Alfredo, de 189 meses, atacado de pleuro-pneumonia agudísima, 112 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. durante la eclosión de los colmillos. La ajitacion i quejidos a causa de la puntada pleural, de la alta fiebre (40.9 centígrados rectales), el cansancio enorme que daba 100 respiraciones + al minuto, la es- tremada frecuencia del pulso que llegaba a 204 pulsaciones, para cuya observacion era necesario contar solo 5 segundos, 1 multipli- car en seguida por 12 fracciones del minuto; todo este fatal con- junto agregado al vómito i diarrea que impedian el uso de todo remedio, me hicieron apelar al baño templado (de 25* centísrados), de 20 a 25 minutos, repetido "cuando la temperatura llegaba a 39.5 o'rars. Desde los primeros baños, las altísimas elevaciones del calor febril no se repitieron; el efecto de las sustracciones de calor se prolongaba cada vez mas, desde 3 hasta 4, 516 horas; i para evitar, en las noches, las elevaciones febriles, un tanto consitera- bles, i los baños consiguientes, una vez que el estómago ofreció al- guna tolerancia, apelé a la kairina, a la dósis única de 25 centí- gramos, empleada ántes de subir el calor a 89% con la que se re- dujo la fiebre varias veces a 38.5, 1 asistentes i paciente podian tranquilamente apelar a un sueño reparador. Dos o tres veces se notó un lijerísimo colapso, evidenciado por una rápida demudación del semblante 1 un tanto de fatiga, que inmediatamente daban lu- gar a un gran bienestar, animacion ¡deseo de tomar alimento. Con estós recursos la seodlución se inició a los tres dias ¿medio; al quin- to vino la apirexia completa, i entónces el derrame pleural siguió desapareciendo, con solo el uso de alguros neurosténicos 1 la ali- mentación, hasta su completa estincion, al cabo de dos semanas. Actualmente la permeabilidad de ambos pulmones, la resonancia torásica, etc., son del todo normales, así como el estado jeneral del niño. Hubo tos corta, frecuente i con desgarro de carácter pneumónico. No podria citarse pues un caso de yugulación mas vtápida de ambas afecciones. pl He procurado tambien aprovechar la accion sudorifica, evidente ¡rápida de la kaivina en los casos en que lo exija una urjente i clara indicacion. Abundantes sudores se obtienen a pesar de altas teramperaturas, en el tífos, por ejemplo, i con solo dósis moderadas de medio gramo de kairina; pero es necesario recordar que, como va presumible, el colapso será mas frecuente miéntras mayor sen . postracion jeneral del paciente, i que ese colapso asusta grade- «mente a las familias, lo que exije vijilancia 1 prevision de parte del médico, aunqué no por eso sea ménos estimable una baja del - culor i el refrescamiento efectivo que traen los sudores sin verdin ANALES DE LA UNIVERS!DAD:-—FEBRERO be 1885. 113 dera postracion que ocasiona la kairina, pues este colapso no es mas que un accidente esencialmente nervioso, pasajero, como una verdadera estrañeza (le la inervacion que no deja penppicio alguno tras de sí. Quirina (muriato) i kairina alternados he empleado en estos dias de fines de diciembre de 1884, en una erisipela de toda la ca- beza, de cinco dias, con 39.8 centígr. axilares, ea un hombre mui robusto, obteniendo, sin colapso alguno, las sudores abundantes, la apirexia completa i la yueulacion evidente de la erisipela, que quedó limitada a la cabeza solamente. Un total de: tres gramos de kairina 1 uno i medio de quinina, en tres dias, han bastado para terminar favorablemente el mal. En resámen, mi estimado señor, creo que la kairina puede lle- nar numerosas indicaciones, 1, lo que esmas aun, llenar algunas de urjentísimo carácter, abbr todo si, como Ud. parece haberlo ob- tenido, se llegara a sacar partido de da inyecciones hipodérmicas de dicho remedio, Grande i eficaz es el conjunto de los recursos antipiréticos que nos ofrecen la quinina en sus varias:sales i vias de introducción en el organismo, así como la dijital; el nitrato de potasa, las refrijeraciones locales o jenerales; pero todos estos re- cursos adolecen de defectos a cual mas capital en su caso, i, en consecuencia, el estudio de los nuevos antiplréticos es 1 será siem- pre de la mayor utilidad. Tengo, pues, el gusto de 'augurar a Ud. feliz éxito en su intere- sante tarea ¡ de suscribirme de Ud. A. 18.8, De. Y. MIDDLETON, Ao JJJJMMXMMMMIMIII MEDICINA. Tratamiento de la intoxicación saturnina.—Memo- ria de prueba de don Eliseo del Campo Meneses en su exámen para optar el grado de' licenciado en la Facultad de Medicina ; leida ed incipios de enero de 1885. Elcrable comision: Cumpliendo con el deber que imponen los estatutos de la Uni- versidad a los aspirantes al grado de Licenciado en la Facultad de Medicina i Farmacia, me permito someter a vuestro. elevado criterio la presente memoria. AS 114 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. No me halaga la idea de haber hecho un trabajo completo i aca- bado, pezo me cabe la satisfaccion de haber hecho cuanto deperdia de mí para cumplir con este deber. Antes de entrar en el tratamiento de la intoxicación saturnina, objeto principal de esta memoria, me parece absolutamente nece- sario detenerme mui especialmente en la jénesis i etiolojía de la afeccion, lo cual me permitirá esplicar mas fácilmente el resultado favorable de ciertos medicamentos i los peligros o la inutilidad de otros que todavía gozan de un prestijio a que no tienen derecho. Por otra parte, siendo la profilaxis 1Jas buenas condiciones hijé- nicas medios mui poderosos 1 necesarios en el tratamiento de la afeccion, es lójico i natural esponer las causas que producen i fayo- recen la enfermedad para comprender fácilmente el objeto que tienen semejantes medios i el resultado casi siempre favorable que se obtiene con ellos cuando se les emplea con lójica 1 oportunidad. Me permito advertir a la honorable comision que en mi trabajo no me ocuparé de los accidentes producidos por la administracion terapéutica imprudente de los preparados plúmbicos ni de los en- venenamientos criminales. Estos casos pertenecen a la toxicolojía mas bien que a la patolojía. Ademas, mis observaciones han sido recojidas en obreros que se ocupaban en la fundicion de metales de plomo 1 plata, en quienes el metal habia producido sus efectos, no de una manera rápida, como pasa en el verdadero envenena- miento, sino lenta i progresivamente, constituyendojla intoxicacion patolójica en el sentido rigoroso de la palabra. Jénesis de la intoxicación saturnina (1).—El plomo puede pene- trar en la economía por diversas vías. Tales son: el aparato dijesti- vo respiratorio tegumento esterno. Cualquiera que sea la vía por donde se absorba el metal, tiene siempre una evolucion idéntica cuando llega al torreute circulatorio, En presencia de los elemen- tos albuminoideos de la sangre, forma con ellos albuminatos de plomo que despues se fijan en los órgano3 en cantidad mayor o menor, que varia con la afinidad que tenia el metal para cada uno de ellos. Segun las observaciones de Henvel el sistema óseo, el ri= ñon i el hígado son los órganos que tienen mayor proporcion de plomo; los centros nerviosos vienen en seguida, los músculos son los que contienen menor cantidad. Segun Mialhe, la presencia del cloruro de sodio en la sangre, reduciendo la sal de plomo al estado (1) Casi todos los datos que entran en la descripcion de la jénesis de esta en- fermedad los he tomado de Jacoud, Trousseau, Subler, Biequet, Sombault i Tan: querel. ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—FEBRERO Dx- 1885. 115 metálico, favorece admirablemente la formacion de los albuminatos, 1 de aquí que los obreros que consuinen gran cantidad de sal ma- rina en la alimentacion están mas espuestos a contraer la enfer- medad. Pero no todo el plomo que penetra en la sangre se fija en los órganos. Una buena parte se elimina por las orinas, donde se pue- de demostrar su presencia por medio del polisúlfuro de potasio, el que se pone negro inmediatamente que se pone en contacto con la orina. Esta reaccion es todo lo característica posible si el enfermo se halla sometido a la accion eliminatriz del yoduro de potasio. Se elimina tambien por la mucosa jinjibal, produciendo en ella una coloracion gris negruzca que afecta la forma de un cordonci- lo cuya naturaleza puede averiguarse por medio del ácido sulfúri- co diluido, que lo pone blanco inmediatamente, lo cual es caracte- ristico solo del cordoncillo plúmbico. | Seccion de plomo sobre los órganos.—Una vez absorbido el plo- mo, produce una série de fenómenos mas o ménos constantes, cuya gravedad varia con las condiciones del individuo i con la accion mas o ménos duradera 1 persistente de la causa jeneratriz, que no es otra que la absorcion del metal bajo diferentes formas. Pero no todos los tejidos de la economía se afectan al mismo tiempo, El sistema circulatorio i los nervios periféricos son los primeros en esperimentar la accion perniciosa del veneno; el aparato dijestivo i el sistema muscular son atacados en seguida, 1 en último término deben colocarse los centros, el aparato respiratorio, los órganos de los sentidos 1 el aparato jenito-urinario. Alteración del sistema circulatorio.—La accion del plomo sobre el corazon se revela al principio por disminucion de sus latidos, lo que se aprecia claramente en el pulso, que desciende a 60, 50 i aun a 40 pulsaciones por minuto. Este fenómeno es debido a la accion sedante que ejerce el metal sobre la inervacion cardíaca. La ten- cion arterial aumenta por la da de la túnica muscular de los básos. Estos fenómenos primitivos son reemplazados mas tarde por otros de un órden enteramente opuesto. 1l corazon esperimenta en su textura alteraciones auatómicas mas o ménos profundas. Sus paredes se adelgazan por dejeneracion de un cierto número de ha- cesillos musculares, ¿en consecuencia su fuerza motriz se hace débil, frecuente e irregular. Las paredes de los basos son atacadas de una verdadera dejeneración 'ateromatosa, la cual contribuye a dificultar la circulacion i la nutricion, 116 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, La sangre sufre en su composicion cambios mui profundos. Los glóbulos rojos no solo disminuyen de número sino que tambien se alteran en su calidad. La fibrina esperimenta un lijero aumento. Estas alteraciones tan notables de la sangre traen como conse- cuencia forzosa trastornos mas o ménos graves en la nutricion de los tejidos a las que deben atribuirse una série de fenómenos cuyo conjunto tiene un aspecto característico i constituye lo que con tanta propiedad se llama descracia anémica saturnina, que es el primer periodo de su intoxicacion. Esta anemia se halla caracte- rizada por tres órdenes de fenómenos, que son: síntomas avémicos, coloraciones especiales de la piel i de los músculos 1 alteraciones circulatorias, Me parece oportuno describir con alguna detencion estos dife- rentes fenómenos. Los sintomas anémicos primitivos se hallan caracterizados por palidez especial de los tegumentos, que no deben confundirse con el tinte amarillo verdoso de la clorosis, es fija 1 no se modifica con las emociones morales. Es producida por la rijidez i disminucion de calibre de las arterias cutáneas, Los otros sintomas de la ane-. mia son el adelgazamiento, la pérdida considerable de las fuerzas, Ja. fusion del tejido adiposo, sobre todo en la cara. Ademas de la palidez de que acabo de hablar, la piel presenta una coloración gris negruzca, debida a la presencia en su superf- cie de cierta cantidad de súlfuro de plomo. La mucosa bucal presenta tambien una coloracion que se llama cordoncillo saturnino o ribete de Burton.: Está formado por una; banda de dos o tres milimetros de ancho, de color azul oscuro, que rodea a los incisivos 1 caninos i que probablemente es debida a la eliminacion del plomo por las encías o bien a un depósito de súlfu- ro de plomo. Se observa en todos los períodos de la intoxicacion i tiene una gran importancia para el diagnóstico de la afeccion. La eliminacion del plomo por la mucosa bucal esplica mui bien por que el aliento de los enfermos es tan desagradable 1 el sabor dulce 1 estíptico especial que esperimentan éstos, Los trastornos circulatorios se revelan por el estado del pulso, que frecuentemente es pequeño, blando i depresible. Hai disminu- cion del número de las pulsaciones, que puede ser de cincuenta 1 aun cuarenta, 1 por ruidos de soplo en las arterias, La intoxicacion saturnina puede detenerse en este primer perío- do sin presentar otros síntomas. La curacion completa es fácil de obtener entónces. Pero si la absorcion del veneno continúa, si la ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—FEBRERO DE 1885. 117 eliminacion diaria disminuye bruscamente, sobrevienen entónces lesiones mas profundas de los tejidos icon ellas un conjunto de fenómenos, que, para mayor comodidad en la descripcion, los auto- res denominan segundo periodo de la intoxicacion i cuya patojenia especial, poco conocida todavia, voi a tratar de esponer. Alteracion del sistema nervioso perífico.—Al principio las lesio- nes nerviosas se reducen a simples fenómenos conjestiyos, pero - mas adelante las alteraciones son mas profundas i persistentes. La mielina se halla alterada, disminuida, i aun puede desaparecer. El tejido conjuntivo de los cordones nerviosos esperimenta una proli- peracion abundante. Es de notar que la alteracion marcha de la periferia al centro, como ha observado Gombault en gran número de autopsias en las que las raices de los nervios i las médulas es- taban intactas, miéntras que las terminaciones periféricas presenta - ban alteraciones notables. En los nervios de las estremidades superiores, inferiores i paredes abdominales es donde se han nota- do que son mas frecuentes estas lesiones. Aparte de estos cambios anatómicos, Hembel admite que el plomo ejerce una accion quími- ca 1 fisiolójica especial sobre los ramitos intramusculares. Alteraciones del aparato dijestivo.—Las lesiones del estómago i del intestino, bien estudiadas por Kussmaul i Maier, son las de un catarro crónico. Las glándulas se encuentran al principio alteradas por dejeneracion grasienta; mas adelante se atrofian i desaparecen en gran número. El tejido submucoso adquiere un desarrollo exa- jerado por proliferacion del tejido conjuntivo areolar. La túnica muscular en los casos de alguna duracion esperimenta un princi- plo de dejeneracion grasienta, Igual lesion suele presentarse en los órganos linfoides de muchos ganglios simpáticos. Estos se encuen- tran indurados i con disminucion de sus células nerviosas. El higado presenta al principio, sobre todo durante el cólico notables variaciones de volúmer, debidas a la isquemia arterial por contraccion de su túnica muscular. En el pertodo de caquexia la disminucion de volúmen se hace persistente i definitiva por la atro- fia del tejido intersticial, exuberante al principio, i per la alteracion - de un número considerable de células hepáticas. Alteraciones se- - mejantes tienen lugar en el páncreas. Las lesiones del baso son poco conocidas todavia. Las alteraciones del aparato dijestivo de- sempeñan un papel importantísimo en la jénesis de los fenómenos que sobrevienen en el segundo periodo de la intoxicacion, como sucede cuando el cólico constituye por sí solo toda la sintomatolo- jia de este periodo. "ADELA U, 1.* SEC, | 15-16 113 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERABÍAS, / Alteraciones del sistema muscular.—El sistema muscular de la vida de relacion puede afectarse aislada o simultáneamente de tres maneras distintas, que son: 1.* Simple adelgazamiento, sin modi- ficacion en su estructura. 2. La fibra muscular se presenta páli- da i descolorida; pierde su aspecto estraido, caracteres que segun Gombault son producidos por una dejeneracion gránulo-grasienta. 8.” Los elementos; musculares i:conjuntivos sufren un verdadero proceso hipertrófico que se manifiesta por aumento de volúmen del . músculo, cuyo aspecto es el del jamon ahumado; su consistencia, dura i ríjida, i su corte seco 1 brillante. Estas lesiones son mucho mas frecuentes en los músculos inervados por el broquial i los de la rejion posterior de las estremidades inferiores. La accion prolongada del plomo sobre los órganos se puede re- sumir en las tres alteraciones anatómicas siguientes: 1. Atrofia del elemento glandular; 2.* Proliferacion ¡consecutivamente atro- fia del tejido intersticial; i 3 Dejeneracion del ¡elemento. paren- quimatoso característico del órgano. A. las alteraciones anatómicas del sistema nervioso periférico 1 muscular, i mui especialmente a las del aparato dijestivo, corres. ponde una série de fenómenos que constituyen el segundo periodo de la intoxicacion, cuyo pronóstico es mas sério que el del primero, en el cual la curacion es la regla, miéntras que en el segundo pe- riodo la reparacion puede ser ¡completa o incompleta segun la profundidad de las lesiones i las condiciones individuales, El síntoma mas constante del segundo período es el cólico: de plomo, que en la mitad de los casos es el único epifonómeno mor- boso, i en la otra mitad se acompaña de estraljias, parálisis, ence- falopatia saturnina. Regularmente va precedido de accidentes pro- drómicos cuyo conjunto se denomina dispepsia saturnina. La boca está pastosa 1 amarga, el aliento fétido, el sabor metálico, la len- gua sucia, las náuseas sor permanentes, los vómitos pituitosos, la anexia completa, las deposiciones escasas, duras. stos síntomas constituyen la dispepsia llamada preparatoria que no debe confun= dirse con el catarro crónico del estómago de oríjen saturnino, El dolor presenta los siguientes caracteres: paroxistico de sitio variable, disminuye por la presion ejercida en una vasta estension aumenta en las condiciones opuestas (Duchesne). El cólico regu- larmente es apirético, pero en algunos casos la temperatura se ele- va a 37% ia 38%. La patolojenia de este síntoma no está todavía perfectamente demostrada, La teoría mas racional, la mas jeneral- mente aceptada ) que tiene en su favor la. dean patolójica, es ki y $ ANALES DE: LA UNIVERISDAD.—FEIBRERO DE 1885, 119 la, de Heubel, que lo atribuye a una neuraljia de los plexos simpá- ticos abdominales. La irradiacion mas o ménos jeneral del, dolor dependería del número de plexos afectados. En cuanto a los atar ques que sobrevienen despues de un largo intervalo de salud serian producidos o por una absorcion mas abundante o porque el plomo que se habia fijado en los tejidos vuelve a entrar en el torrente cir= culatorio. El estreñimiento que acompaña constantemente al cólico seria, segun Hubel, resultado de la exitacion anormal del esplánico, ner- vio que modera las contracciones intestinales. Encuentro.mas acep- table la esplicacion que dan otros autores que atribuyen el estre= ñiimiento a las alteraciones de las glándulas intestinales, Frecuentemente acompaña al cólico la disminucion de volúmen del hígado cuya patojenia he indicado anteriormente i la ictericia. Pueden presentarse dos clases de ictericias, una que se llama ver= dadera o hepática 1 cuyo mecanismo íntimo no se conoce bien (Se- gun Tanquerel, esta ictericia seria debida a un espasmo de los canículos siliares). La otra forma, que se ha llamado ictericia he- mática que está caracterizada por la exajeracion del tinte icteroide saturnino, pero en la cual el color de la piel es ménos marcado que en la ictericia verdadera 1 las orinas no, contienen materias. colo-= rantes de la bilis. Segun Gubler, esta forma seria producida por una desglobulizacion aguda de la sangre, la que produciria. una cantidad tan grande de sustancias colorantes que el higado no al- canzaria a eliminarlas bajo la forma pigmento biliaria, Al lado del cólico se debe colocar la neuropatía saturnina fenó- meno mui grave, pero afortunadamente poco frecuente, pues. que solo se presenta una vez en cada catorce enfermos. Debe enten- derse por neuropatía saturnina el conjunto de accidentes: que so- breviene en los nervios periféricos 1 en los centros nerviosos bajo, la accion del plomo. a ro Las teorías que se han inventado para esplicar su produccion: son. numerosas. Unos como Rosenstcen, la atribuyen a la anemia cere- bral por contraccion de los capilares o bien al edema que puede comprimirlos. Otros como Tanquerel creen que la neuropatia es de oríjen urémico, pero los individuos que la presentan sin tener al- huminuria, ni uremia prueban la falsedad de esta teoria. Regularmente va precedido de síntomas prodrónicos que revelan la proximidad de la neuropatía, tales son: cesacion brusca del cóli- co, cefalaljia frontal, vértigos, estupor, sueño ajitado: o insomnio completo. Este último signo tiene grau valor, sobre todo si va 120 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS, acompañado de diplopia, estrabismo, ruidos de oidos. Estos sínto- mas acompañan a todas las formas de la neuropatia. Á veces se observan hormigueros, dificultad de los movimientos, ajitacion mo- ral inmotivada, temores profundos, tristeza, etc. Una vez consti- tuido el saturnismo cerebro-espinal, puede afectar diversas moda- lidades en relacion con el predominio de tal o cual grupo de síntomas 1 que los autores han bautizado con los nombres de forma delirante, comatosa, convulsiva i mista. Estas diversas formas no se presentan siempre aisladas, pueden ¿mezclarse o sucederse unas a otras. La forma delirante es una de las mas frecuentes i se halla caracterizada por un delirio variable en intensidad que se complica frecuentemente con desórdenes de la intelijencia, como confusion de las ideas, pérdida de la memo- ria; hai alucinaciones de la vista i del oido. El cuadro de síntomas se parece bastante algunas veces al que presenta un maniaco fu- rioso. La forma convulsiva, que es la mas frecuente, se halla caractes rizada por convulsiones ordinariamente clónicas i que pueden ser jenerales o parciales. Pueden tener una semejanza grande con las convulsiones epileptiformes, hasta el punto de hacerse mui difícil el diagnóstico si no se conocen bien los antecedentes del enfermo, En algunos casos las convulsiones pueden tomar aspecto catalep- tiforme. La forma comatosa está caracterizada como lo indica su nombre por un coma mas o ménos profundo que puede constituir por sí solo la enfermedad o asociarse con fenómenos convulsivos. Estas tres formas rara vez se presentan solas. Regularmente se combi- nan unas con otras i constituyen las formas mistas. La marcha de estos accidentes es mui variable. Rara vez se obtiene la curacion completa. Temblores, neuraljias, mialjias, astraljias. El temblor saturnino afecta tres tipos distintos que sor una simple tremulacion inapre- ciable a la simple vista; 2. una disminucion de la accion muscular i que ha sido colocada por Gubler en la clase de las astasias mus- culares, i 3, el verdadero temblor saturnino, que afecta primitiva= mente las manos i que rara vez se jeneraliza. Se distingue del temblor alcohólica en que aumenta con el cansancio i hácia el fin del dia. Regularmente sigue a los ataques graves de cólicos. Se confunde con los temblores tóxicos en jeneral. Diversas teorías se han inventado para esplicar su produccion, pero ninguna satisfac- toria, Las ustraljias, mialjias, que Tanquerel considera impropia- / AAA a o ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —FEBRERO DÉ 1885, 121 mente como neuraljias, pues que no siguen el trayecto de los ner- vios acompañan con frecuencia al cólico pudiendo ser supeaficiales o profundas, Segun Hitzig, serian producidas por la accion sobre los tejidos de una sangre profundamente envenenada. El dolor ocupa regularmente las masas musculares i las articulaciones del miembro inferior i del lado de la bliccion. Su agudeza es mui va- riable. El calor los calma algunas veces i otras los exaspera, pero encambio disminuyen por una suave presion. La duracion es va- riable, su marcha irregular i su terminacion siempre favorable, Habiendo deserito ya los síntomas que constituyen el 1.2 i 2.2 periodo de la intoxicacion, voi a pasar en revista, i mui a la lijera las alteraciones anatómicas que dan lugar a los sintomas que for- man el tercer período de la intoxicacion, En esta parte de mi trabajo procuraré ser mui breve, i esto por varias razones: 1.* por no cansar vuestra venébola atencion; 2.* porque ninguno de los enfermos que he podido observar se pre= sentaron en un período tan abanzado de la intoxicacion, i 3.* por- que cuando llega a presentarse un individuo en el tercer periodo de la intoxicacion, lo cual sucede mui rara vez el tratamiento tiene que ser puramente paliativo, Hecha esta lijera advertencia me per- mito proseguir. Alteraciones de los centros nerviosos. —El cerebro revela por el análisis químico la presencia de cierta cantidad de plomo, A. veces se presenta anemiado a consecuencia de la contraccion de los capi= lares, Frecuentemente se pone amarillento, duro, resistente; las circunvalaciones están achatadas como atrofiadas. En cuanto a la lesion histolójica no se conoce ninguna todayía, Tampoco son me- jor conocidas las lesiones medulares, ( Alteraciones del aparato respiratorio.—Las alteraciones de este aparato son mui inconstantes. Solo se han observado tres tipos Uno está constituido por un estado catarral crónico de los bron- quios debido a la absorcion de las partículas metálicas, i otro es una esclorosis del tejido pulmonar. En cuanto a la produccion de tubérculos, negada por algunos autores, es evidente en los sujetos predispuestos como he podido notar un caso, Alteraciones del sistema óseo ¿ fibroso.—=Las osteitis 1 las caries, las sinovitis, son lesiones no del todo raras, Alteraciones de los órganos de los sentidos, —El plomo obra so- bre el aparato de la vision de tres maneras: 1.2 accion electiva sobre el sistema muscular, de donde resulta la farecie del párpado superior estravismo; 2. produce una neuritis óptica i una atropia 122 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, papilar, 1 3.* ocasiona una retimitis albuminúrica o una amanrosis urémica. La sordera de los saturninos es poco conocida. Las mo- dificaciones del gusto i del olfato dependen directamente de'la hemionestesia, de que trataré mas adelante. Alteraciones del aparato jénito-urinario.—Log riñones se pueden presentar pequeños, duros, debido a una nepritis intesticial atrófi- ca. Sin embargo, no se vaya a creer que esta lesion renal sea mul constante. El individuo puede haber llegado al tercer período de la intoxicacion 1 encontrarse en la autopsia sus riñones en estado normal. Respecto'a los Óreanos jeneradores no se conocen bien sus lesiones anatómicas. Sin embargo, es necesario no olvidar que el plomo produce frecuentemente la impotencia i el aborto. La série de lesiones anatómicas precedentemente descritas tie- nen bajo su depeudencia inmediata el conjunto de síntomas que constituyen el tercer período de la intoxicacion. Entre éstos hai algunos que son mui frecuentes como la caquexia, la parálisis, los desórdenes oculares, Jos trastornos de la sensibilidad jeneral, las alteraciones del 'olfato i del gusto, la muerte del producto de la concepcion. Otros se presentan mui raras ocasiones, tales son, por ejemplo, la albuminuria, las afecciones de los huesos, el asma, la melanosis pulmonar saturina, la impotencia. Caquexia'saturnina.—Se observa en los individuos que despues de haber sufrido numerosos accidentes saturninos continúan todas vía ocupados en la elaboracion del plomo. Bajo la accion prolonga= da del metal, la túnica muscular de las arterias ¡ venas esperimenta una dejenéracion gránulo-grasosa,' lo cual debilita profundamente la actividad del sistema circulatorio. Por otra parte la sanere sufre en su composicion interna alteraciones notables que traen como consecuencia forzosa desórdenes graves de la nutricion i desasimi- Iición, Ta caquexia se caracteriza porel adelgazamiento conside“ rablé del enfermo, la pérdida casi completa'de las fuerzas, -colora- ciones de la“piel 1 de las mucosas que se hacen mucho 16as rito que en el primer período. Las perturbaciones dijestivas se agravan cada vez mák, el pulso se vuelve pequeño, irregular 'en el corazon, ¡en las arterias se perciben soplos /anémicos mui pronunciados, “Parálisis saturninas.—Estas parálisis pueden observarse algu- nas veces en el segundo periodo de la intoxicacion; pero: es mucho mas frecuente que se presenten en el tercer período. Wntre las teo rías que sevhan inventado pára esplicar su produccion, la mas pros bable es la de Heubel, que las atribuye a una accion del plomo sobre'los tamos intram usculares de los nervios, Tienen los siguien= ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—FEBRERO DE 1885, 123 tes caracteres: son poco frecuentes, principian por un entorpeci- miento especial en los músculos que van; a ser iuvadidos pocas veces, es jeneral tienen una accion electiva sobre los músculos es- tensores 1 en especial los del miembro superior donde afecta el antebrazo, la muñeca i la mano en primer lugar. Cuando afecta los músculos del antebrazo, respeta casi siempre el supinador largo, caracter importantísimo que se ve para diferen- ciarla de la parálisis o frigore dei nervio radial. La actitud del miembro 1 las alteraciones motrices consiguientes varian con los músculos afectados. La parálisis afecta las dos estremidades al mismo Sa E Le ; Desórdenes oculares.— Pueden comprenderse en tres grupos: 1. la faresia del párpado superior, el estravismo, los trastornos de la acomodacion producidos por ] la accion del plomo sobre el sistema muscular del aparato de la vision; 2. alteracion debidas á una neuritis óptica o un edema de la papila; 3.* alteraciones debidas a una ratinitis albuminúrica o a maurosis urémicas. Los síntomas oculares pueden algunas veces presentarse al principio de la in- toxicacion, pero esto es mul raro. Afectan regúlarmente la marcha siguiente: la vision disminuye poco a: poco'i'esto-en algunos dias, luego sobreviéne una segúera' mas o''ménos completa 'i siempre doble. La curacion se verifica brusca o gradualmente salvo cuando hai alterácion de la papila o del nervio od a 'entónces el pronóstico es grave. ' : | “Trastorno le la o al cuisd ge presenta en los casos de intóxicacion mui abanzada, Según Gubleri Rosen- tein es debido a la anemia dela piel, por la contracción delos caz pilares, pues que se puede hacer césar temporalmente por medio de la rubefaccion. Casi siempre parcial, afecta con especialidad el lado derecho ¡la estremidad «superior. Puede presentarse bajo as= pectos mui diversos, superficial, prada, O o 1 termoanestésica. L 9,835 L e Duo : Algunas veces lla corleibllidad está mbdificada enel ento! de que el enfermo pierde el sentimiento de la posecion:i continuidad de sus miembros. Otras veces'hai retardo en' la percepcion. de las impresiones tactiles. Entre las alteraciones sensibles mas: raras 'es necesario mencionar la anestesia lateral de la.mano, la: hemianes- tesia, la hiperestesia. ras 9 0 Debilegoinlem eb. soda lotes los sintomas raros del tercer Mao, Sole] me eE un momento en los fenómenos pulmonares. El asma. saturnino «pre- senta «los formas, una aguda: ¡otra crónica. La:forma: aguda está 124 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITE RARJAS, caracterizada por disnea paroxística, tos dificil i quintosa, especto- racion escasa 1 los signos etectoscópicos de la bronquitis. Esta for=- ma es producida por la inflamacion que determina en los bronquios la inhalacion constante del poJvillo plúmbico. La forma crónica se observa en los obreros que convalescientes de una afeccion de las vías respiratorias se dedican luego al mismo trabajo. La tos es se- ca, la espectoracion escasa, la respiracion acelerada i la disnea es- trema durante los paroxismos. Etiolojía de la intoxicación saturnina.—La elaboracion del plomo bajo cualquier forma que sea es la causa determinante por excelen- cia. Aunque en rigor puede bastar ella sola para producir la in- toxicacion, es necesario, sin embargo, no perder de vista cierto número de causas predispouentes que desempeñan un papel impor- tantísimo en el desarrollo i gravedad de la afeccion. Tales son. El alcoholismo, exesos en las comidas, falta de limpieza, trabajo exas jerado, falta de aire puro, Voi a detenerme siquiera un momento en demostrar la impor-= tancia de semejantes causas. Alcoholismo.—Los efectos del alcoholismo son de dos clases: in- mediatos i tardios. Los efectos inmediatos son de tres clases, a sa- ber: 1.2 altera las vias dijestivas i apresura la manifestacion de la dispepsia i del cólico; 2,2 acelera la absorcion del veneno, sobre todo si su injestion se verifica durante el trabajo, i 3.2 yna vez que llegue al torrente circulatorio obra sobre los glóbulos rojos, exaje- rando la alceracion que ya habia producido el veneno metálico, Los efectos tardíos se manifiestan por lesiones anatómicas que pueden reducirse a cuatro tipos principales, que son: 1.” esteatosis viscera- les; 2, alteraciones glandulares; 3.2 dejeneraciones musculares, 1 4.” ateroma. Se comprende que esta série de fenómenos producidos por la accion del alcohol apresuran i agravan los desórdenes oca- sionados por el plomo. Exesos en las comidas. —Las notables observaciones de Archam- bault han demostrado que la injestion de los alimentos ácidos i grasos favorecen admirablemente la absorcion del veneno, sobre todo si tiene lugar en los mismos talleres de los obreros. Por otró lado, se comprende mul bien que un estómago gastado ya por la accion del veneno no podrá soportar sin gran perjuicio el uso de alimentos de mala calidad o en cantidad excesiva. Falta de limpieza,.—La piel desempeña un papel mui importan- te no solo en la absorcion del veneno sino tambien en su elimina- cion. El polvillo metálico abundantemente desprendido por las ANALES DE LA UNIVERSIDAD, —FEBRERO DE 1885. 125 manipulaciones del obrero, se fija en gran parte a la piel i los ves- tidos de éste, El depósito gutáneo produce dos efectos igualmente perniciosos. Una parte se disuelve en los ácidos del sudor i penetra en el torrente circulatorio. La otra que todavía no se ha disuelto, dificulta grandemente la eliminacion del plomo que ha penetrado en la economía, Trabajo exajerado,—Obra de dos maneras, Favorece la obsor- cion del plomo prolongando la estadía de los obreros en los talle- res i gasta las fuerzas 1 la resistencia vital de éstos. Falta de ave puro.—Nada mas pernicioso que esos talleres en= cerrados donde trabajan algunos obreros. Estos talleres reunen al máximun todas las condiciones que fas vorecen la absorcion del veneno. Tratamiento de la intoxicación saturnina.—Tres son las indica- ciones capitales que se presentan en el tratamiento de la intoxica- cion, i son: 1.* evitar a los obreros la perniciosa influencia del plomo, o por lo ménos colocarlos en condiciones hijiénicas tales que la absorcion sea mui reducida i la eliminacion mui activa; 2.2 declarada la intoxicacion, favorecer la eliminacion del veneno por todos los medios posibles 1 3.* combatir los diversos fenómenos a que haya dado lugar la absorcion del plomo. 1.* Propilaxis.—Hai individuos que no pueden soportar la ab- sorcion de cortísimas cantidades de plomo sin presentar con rapi- dez fenómenos graves. Estos individuos deben abandonar forzosa- mente semejantes trabajos. Idéntica cosa deben hacer los que, aunque mas refractorios a la accion del veneno, presentan, sin em. bargo, a fin de cierto tiempo los fenómenos anémicos característi- cos del primer período. Varios i mui importantes son los preceptos hijiénicos que de- ben observar los obreros que por necesidad tienen que ocuparse en la elaboracion de las preparaciones saturninas para poder con- trarestar en parte la perniciosa influencia del metal. Todas ellas se desprenden claramente de lo que llevo dicho al tratar de la jé- nesis 1 etiolojía de la afeccion, Por desgracia, entre nosotros son desconocidos no solo de los obreros, que eso no tiene nada de es- traño, sino tambien de los dueños de establecimientos, que en “conciencia debian saberlas teórica i prácticamente. La alimentacion de los obreros debe ser sana, moderada. —8e les debe prohibir que coman dentro de los talleres. La leche me par rece mui recomendable en los obreros que se ocupan en esta clase de trabajos porque produce dos efectos igualmente favorables, Por 126 ' MEMORIAS CIENTIFICAS Y LITERARIAS. un lado aumenta la secrecion urinaria que es una de las vías de eliminacion del plomo, i por otro obra como un Jijero laxante co- rijiendo en parte el estreñimiento, tan constante en esta clase de * individuos i favoreciendo la eliminacion"por la vía intestinal. No necesito decir que los obreros deben abstenerse completa- mente de los excesos alcohólicos. Por desgracia esta clase de tra- bajadores tienen una predilección especial por los licores espiri- tuosos, lo cual se esplica por la falsa idea que tienen de que el alcohol les devuelve las fuerzas que les quita el trabajo i les mo- dera las gastraljias i los cólicos de que frecuentemente se ven aco- metidos. Debo mencionar todavía ciertas reglas que tienen una im- portancia reali que se refieren ala limpieza, la duracion del trabajo lla ventilacion de los talleres. Los obreros: deben conservar su piel constantemente limpia. por medio de baños, 1 cambiando los vestidos que les hayan servido durante la faena. Respecto al tra- bajo, este no debe ser:mui prolongado, no debe ejecutarse en espa- cios reducidos i con una. temperatura elevada. Los talleres deben ser espaciosos, bien ventilados, i nunca debe consetirse que los obreros coman o duerma en ellos. La observacion regular de las reglas anteriormente descritas puede anular o retardar por mucho tiempo la intoxicacion plúmbica. 2." Provocar la:eliminacion del: metal.—La eliminacion del plo- mo desempeña un papel mui principal, nosolo en el tratamiento curativo de la afeccion, sino tambien en la profilaxis. En efecto, en algunos casos en que la infeccion de la economía está mut po=' coabanzada se puede, activando la eliminacion cutánea ola intes= tinal con algunos baños simples .ojabonosos 1 algunos purgantes salinos, obtener una curacion completa, sobre todo si se logra dis» minuir, la. absorcion. Los medios de que Jeans se «echa máno para producir la eliminacion son, los siguientes. 108 Anos los purgantes,1; yodiro¡de patasios eiotindaie Baños.—La piel constituye una delas «vías mas Seguras: baña das e inofensiva para apresurar, la [salida del: plomo: de la: econo=: mia. EA í 101 : ' ( PEE É Se comprende e, mas, las ventajas que. sostléleda E la oda dl tracion de baños que limpien la piel: i arrastren las partes metáli- cas que se han fijado en ella las que no solo dificultan las: puncio=, nes eleminatrices cutáneas, sino que tambien pueden .valvet a penetrar en la sangre, adas en los ácidos del sudor. Los, baños pueden darse con agua pura, heelada, pero el resultado en es- te. caso, es mul mediocre. Conviene mucho. mas administrar al ANALES DE LA UNIVERSIDAD.-——FEBRERO DE 1889, 127 principio del tratamiento algunos baños jabonosos templados algo prolongados, de fricciones, que limpien la piel de todas sus impu- rezas, especialmente del polvillo metálico. Estos baños tienen to- davía otra indicacion importante, es la de calmar de un modo ma- nifiesto los cólicos. Algunos antores aconsejan que se administren con especialidad los baños sulfurosos pero yo creo son preferiblea los baños jabonosos, templados, porque són de una administracion mas fácil, cómoda i barata i porque no comunican a la piel ese color negro, repugnante para algunos enfermos i que demora al- gun tiempo en desaparecer. Eo Purgantes.—Al hablar del tratamiento del cólico saturnino en- traré a apreciar las ventajas que se pueden obtener con el uso de de ciertos purgantes i la mutilidad de otros que gozan todavía de alguna reputacion. Los purgantes están indicados especialmente en el 2. período de la afeccion. El cólico 1 las diversas formas de encefalopatías son los accidentes que reclaman como absolutamen= te necesario el uso de estos medicamentos. i Yoduro de potasio.—Casi todos los autores están de acuerdo en reconocer la utilidad que resulta de la administracion del yoduro de potasio para producir-la eliminacion-.del plomo. Sin embargo, no todos están conformes en el período de la enfermedad en que debe administrarse el medicamento. Unos quieren que se emplee en cualquiera de Jos periodos de la enfermedad, cualquiera que sean los fenómenos que presente el enfermo, asociándolo con una medicacion siutomática .en: armonía con los fenómenos: morbosos predominantes. ¡Otros quieren que el -yoduro de potasio no se emplee en aquellos enfermos.que presentan con una intoxicación profunda del organismo sintomas mas o mé-= nos agudos, como ser: cólicos intensos, ictericia. bien «marcada, neuraljias mas o ménos estensas de los miembros; porque en este caso dicen ellos que el yoduro de potasio descompone el albumina., to de plomo que se habia fijado en los órganos, el «que vuelve: a penetrar en el torrente circulatorio agravando de una manera ha: nifiesta los síntomas ya existentes o provocando la aparicion de algunos nuevos. In este caso quieren que se prefiera la eliminas cion cutánea por medio de ¡os baños, o la intestinal por los pur- gantes. | ! «El yoduro de potasio administrado en dósis conveuientes des- compone los albuminatos de plomo, los transforma en yoduro de, plomo insolubles, que se elimina por la orina donde se puede reco- nocer su presencia por medio del polisúlfuro de potasio que se pone e 128 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS, inmediatamente negro, color que es debido a la formacion del súl- furo de plomo, lo que, segun Jacoud,es característico de las orinas que contienen plomo, El yoduro de potasio tiene todavía otra ac- cion que es de una verdadera importancia, i es la siguiente: He dicho que el plomo, algun tiempo despues de ser absorbido, mani- fiesta su accion electivo sobre el tejido conjuntivo determinando una proliferacion mas o ménos abundante que despues termina por su refraccion i por la atrofia de los elementos anatómicos cons- titutivos del órgano. Ahora bien, el yoduro de potasio obra dismi- nuyendo esta proliferacion i por consiguiente estorba la atrofia consecutiva. Inútil me parece añadir que si ya ha tenido, lugar la atrofia, lo cual sucede casi siempre en período de caquexia, la ac- cion antiplástica del yoduro de potasio será completamente mula, Se ha propuesto el yoduro de fierro para reemplazar el yoduro de potasio. Las observaciones clínicas han demostrado que vale mucho mas como tónico reconstituyente que como eliminador. En cuanto a la administracion del cloruro de sodio que se ha propuesto con el mismo objeto que el yoduro de hierro, es un ver= dadero contrasentido pues las observaciones de Mialhe han proba- do que el cloruro de sodio, en lugar de producir la eliminacion del plomo mui al contrario ayuda poderosamente a la absorcion del veneno favoreciendo la formacion de albuminatos. En resúmen, al principio del tratamiento se deberá dar la prefe- rencia a los baños jabonosos i los pursantes en lugar del yoduro de potasio, si por la agudeza de los síntomas i por las circunstan- cias en que ha sobrevenido la intoxicacion hai motivo para pensar que ha penetrado en la economía una gran cantidad de metal, por miedo de que el plomo que se ha fijado en los órganos no vuelva a penetrar en el torrente circulatorio i reagrave los síntomas, 3. Combatir los diversos síntomas producidos por la absorcion del metal, — Discrásea saturnina. Como resultado necesario de las alte -Yaciones profundas que esperimenta el líquido sanguíneo de los desórdenes dijestivos 1 circulatorios sobreviene la discrasia que en compañía de la dispepsia, el estreñimiento, la hinchazon i el re- blandecimiento de las encias constituye el primer período de la intoxicación. La discrasia debe combatirse con el uso de los tónicos, especial- mente los amargos, no astrinjentes, el yoduro de hierro a la dósis ordinaria i el yoduro de potasio en pequeña cantidad, La dispepsia demanda el uso de los amargos, una alimentacion conveniente cuidando con especialidad de combatir el estreñimien=- ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —FEBRERO DE 1885. 129 to, si es lijero, con la magnesia, el podofilino, la belladona, i si es mas rebelde, por medio de las sales neutras, como el sulfato de - soda, de magnesia o de los drásticos, como el croton, la jalapa, etc. El estado fungoso de las encias se combatirá por medio de colu- torios repetidos con el clorato de potasio en infusion de quinina. Algunos enfermos suelen presentar neuraljias superficiales, en cuyo caso dan mui buenos resultados las presiones hechas con bál- samo tranquilo o misturas clorofórmicas. En cuanto al insomnio es mui raro que se presente en este pe- ríodo. El opio, asociado a la belladona o al cloral, son log medica- mentos que deben emplearse en semejante caso. Respecto a las coloraciones de la piel, no requieren por sí trata- miento alguno. Desaparecen con seguridad durante el curso del tratamiento. E El tratamiento de este primer período no ofrece, pues, grandes dificultades 1 el resultado es casi siempre completamente satisfac- torio, 1 esto en un espacio de tiempo relativamente corto, como ha sucedido con algunos de los enfermos que se han asistido en nues- tra clínica. Este resultado se comprende mui bien cuando se pien- sa que en esta época las alteraciones anatómicas de los órganos son mul poco marcadas todavía, de manera que eliminado el plomo no deja tras de sí consecuencias desagradables. Aunque la curacion completa sea la regla jeneral en el segundo periodo de la afeccion, sin embargo se presentan casos en los que por mas que los medicamentos hayan sido aplicados con lójica i oportunidad, no alcanzan un éxito favorable. Estos casos son, por fortuna, poco frecuentes 1 se observan en aquellos enfermos en quienes sobreviene la encefalopatia, sobre todo si ésta reviste la forma comatosa. No se vaya a creer por esto que la encefalopatía sea un acciden- te que indique siempre una terminacion fatal. Se observan muchos casos en los que los enfermos no presentan antecedentes alcohóli- cos, que los síntomas disminuyen de intensidad 1 la curacion, aun- que lenta, difícil i espuesta a recidivas, se establece al in de una manera mas o ménog completa. E El cólico o las neuraljias mialjias constituyen en la mayoría de los casos por sí solo toda la sintomatolojia del segundo período. La, “encefalopatía solo se presenta en uno de cada catorce enfermos. Cólicos.—Los tratamientos que se han propuesto contra el cóli- co de plomo son mui numerosos. Solo mencionaré para condenarlos dos de ellos, que son el Sendrin i el de la deridad, que han estado 130 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, en mucha vogá ántes de ahora. El primero consiste enla adminis- tracion del ácido sulfúrico en forma de limonadas astrinjentes. No necesito esforzarme mucho para probar que esta medicacion vá precisamente en contra del objeto que se propone, pues que dismi- nuyendo las secreciones gastro-intestinales aumenta el estreñi- miento i dificulta la eliminacion intestinal. El tratamiento de la Caridad mui empleado en Francia hasta hace poco tiempo ha caido en desuso i con razon. Es un tratamien- to mui complicado, contiene medicamentos empleados a dósis de- masiado enérjicas, como el tártaro emético. No puedo méuos que reproducir la opinion de mi distinguido maestro el Dr. W. Diaz, que dice así: El tratamiento de la Caridad debe desecharse com- pletamente por ser empirico i por acumular muchos medicamentos para llenar una indicacion, lo que se puede conseguir con medios mas sencillos. nde No es mi intencion seguir enumeraudo i rebatiendo el sinnúme: to de medicaciones absurdas o inútiles que se han propuesto para combatir el cólico saturnino. Solo voi a ocuparme de aquellos me- dicamentos que han dado mejor resultado en los enfermos que se: han presentado en nuestro clima. Los purgantes i los narcóticos son los ajentes adecuados por excelencia para combatir el cólico de plomo, Purgantes.—Creen algunos médicos que es indiferente la clase de purgante que se emplee pues que segun ellos el resultado es siempre el mismo, lo cual es un error grave. Por regla jeneral los aceites, los azúcares, algunas sales neutras, como los citratos tar- tratos, casi todos los dráticos, a excepcion del cróton, tiglio, la jalapa, son mas perjudiciales que útiles. Deben emplearse casi esclusivamente los sulfatos de soda, de magnesia el podofilino, la belladona mas rara vez el eróton, la jala- pa, el sem ¡estos últimos en casos de estrenimiento mui rebelde. Los sulfatos de soda tienen las ventajas siguientes: se pueden emplear por un tiempo mas o ménos- largo sin inconvevientes sé= rios corrijen favorablemente el estreñimiento, obran sobre el híga= do aumentando sus secreciones 1 disminuyendo las dos elases de ictericia favorecen la eliminacion del plomo, formando con él sul- fatos insolubles, El podoflino i la belladona obran aumentando las secreciones intestinales, lo que modifica poderosamente el estreñimiento. Ade- mas, la belladona aumenta las contracciones intestinales, combate las gastraljias, disminuye los cólicos, modera las neuraljias i el in- =b A ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—FEBRERO DE 1885, - 131 somnio. Las fórmulas que dan mejor resultado son las de Trous» seau: polvos de belladona 15 centigramos, estracto id. 5 centígra- mos, para tres píldoras, que el enfermo tomará en el dia, o esta otra: podofilina i estracto de belladona 6 centígramos, hojas de belladona 15 centígramos. Ms. Tres píldoras que el enfermo usará como las anteriores. El aceite de cróton solo se usa en los casos en que el estreñimiento es mui rebelde a la dósis de una a dos gotas. La jalapa ¡ el sen se emplean mui rara vez, la primera en forma de aguardiente aleman i el último en lavativas. Narcóticos.—El opio, la belladona, el cloroformo, son los narcó- ticos que se usan con preferencia. El cloroformo solo se emplea al esterior en los casos de cólicos violentos. El opio se administra siempre asociado a los evacuantes, porque tiende a favorecer el “estreñimiento, inconveniente que no tiene la belladona, razon por la que muchos médicos prefieren esta última, Sin embargo, en los enfermos en quienes las neuraljias son mui intensas 1 el insomnio mui pertinaz, debe preferirse el opio bajo la orma de inyecciones de morfina a dósis que varian con la tole= rancia del enfermo. Dispepsias.—Debe tratarse con los. amargos. Neuraljias, mial- jias, temblor. Estos diversos accidentes se combaten perfectamen= te con un tratamiento eliminador i. aplicaciones narcóticas loco dolenti., Encefalopatia.—El accidente mas grave del segundo período, especialmente cuando el enfermo presenta antecedentes alcohóli- cos, puede afectar formas numerosas, pero las mas importantes son la comatosa 1 la delirante. Cuando la encefalopatía coexiste con el cólico, se prescribirá un tratamiento evacuante enérjico. 1 se administrará el yoduro de potasio. En la "forma delirante se dará el opio i el bromuro de potasio. Si la curacion completa es la regla jeneral en los dos primeros períodos de la intoxicacion, es, al contrario, la escepcion en el ter= cero, lo que se comprende sin dificultad cuando se piensa que las alteraciones anatómicas son mui profundas e ¡irreparables en la mayoría de los casos. Debo hacer, sin embargo, una escepcion para uno de los accidentes mas frecuentes que se presentan en este pe- ríodo, tales son las parálisis, que curan casi siempre con un tratas miento bien dirijido, Respecto al tratamiento de los. demas accidentes que se obser= van en este período, apénas me ocuparé de” ellos, 1.” porque carez= co de observaciones clínicas personales, i 2. porque en la mayoría 132 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS. de los casos la terapéutica es impotente para combatirlos i hai que contentarse con un tratamiento paliativo. Parálisis.—La electricidad, la estricnina i el yoduro de potasio son los ajentes que se emplean con éxito casi siempre favorables en el tratamiento de las parálisis saturninas. Habiéndome ya ocupado anteriormente de la accion del yoduro de potasio, me creo dispensado de hacerlo ahora, La electricidad aumenta el poder éxito motor de la médula es- pinal i se opone a la atrofia de los músculos. Ocioso me parece advertir que su efecto es tanto mas seguro cuanto mas al principio de la parálisis se le aplique. Se prefieren en este caso las corrien- tes inducidas que despiertan con mas facilidad la sensibilidad mus- cular. : La estricnina tiene un efecto ménos pronto i seguro que la elec- tricidad, i regularmente se aplica cuando ésta no ha dado los resul- tados que se esperaba. Caquexia.—Los tónicos como el yoduro de hierro, los amargos, el yoduro de potasio 1 una alimentacion escojida. son lcs medios que se ponen en accion contra este accidente, pero casi nunca se consigue un resultado medianamente favorable. En cuanto a los desórdenes que sobrevienen en los órganos de los sentidos, la sensibilidad jeneral, el aparato respiratorio, etc., solo se puede emplear contra ellos una medicacion puramente pa- liativa, en armonía con el síntoma que se trata de combatir, OBSERVACIONES PRÁCTICAS (1) El 28 de abril se presentó a la sala del Salvador Daniel López, edad 34 años, casado, antecedentes alcohólicos, constitucion debi- litada, trabajador desde hace tres o cuatro meses en una fundicion de minerales de plomo i plata en las Condes. Hacia algunos dias que venia sufriendo cólicos lijeros, [gastraljias, dolores en los bra-= zos 1 las piernas, disminucion de las fuerzas enflaquecimiento i palidez de la piel. Las encías tenian un color azulejo poco marca- do, el aliento era fétido, la boca amarga, el apetito perdido, el es- treñimiento mui marcado, se acompañaba de cólicos i gastraljias. Las manos, el pecho, las espaldas 1 el vientre estaban de un color gris, debido a la presencia de partículas metálicas. Aunque la en- fermedad se presentaba por primera vez en nuestra clínica, el con- (1) Recojidas en las clínicas de los doctores Diaz i Schneider en los meses de abril, mayo i junio del 83. ANALES DE LA UNIVERSIDAD.-——FEBRERO DE 1885. 133 junto de sintomas 1 los antecedentes del individuo fueron suficien- tes para diagnosticar una intoxicacion saturnina poco grave. Se le dió un purgante de aceite risino i una pocion gomosa ano- dina. Al dia siguiente el enfermo se sentia un poco mejor. Se le hizo dar un baño jabonoso templado, una lavativa purgante i la pocion anodina. El dia 30 la gastraljia: era ménos intensa, la piel se habia. lim- piado completamente, los dolores en los brazos habian disminuido algo, pero el estreñimiento no habia cedido del todo; se le dió en- tónces un oleoso compuesto. Con esto el enfermo se sintió mucho mejor; cesaron casi por com- pleto los cólicos, la lengua se limpió, el apetito principiaba a re- nacer. En este estado el enfermo se retiró del hospital sin que na- die lo supiera. Estaba mui mejor, es cierto, pero no curado. Mayo 15.—Sala del Salvador.—Florindo Aliaga, de 29 años, casado, bien constituido, antecedentes alcohólicos, trabajaba en un establecimiento de fundicion de minerales de plomo i plata de don Daniel Garin. El enfermo se presentaba pálido, la piel cubierta de polvos me- tálicos, el cordon de las encías poco marcado, la lengua sucia, el aliento fétido, sentia un sabor metálico dulce i estíptico, el pulso era lento, 70 pulsaciones por minuto, la temperatura normal. Lo que mas llamaba la atencion en este enfermo era los desarreglos de las vías dijestivas, la falta de dolores en las estremidades, las fuerzas habian disminuido mui poco. Los desórdenes dijestivos consisten en anorexia, gastraljia moderada, cólicos de mediana in- tensidad, estreñimiento no mui tenaz. En suma, se trataba de una intexicacion saturnina en su forma mas leve. Se le hizo dar por la mañana un baño jabonoso templado, que limpió algo la piel, i en la tarde un purgante de sulfato de soda. Al día siguiente se sentia un tanto aliviado; sin embargo, el estre- q 'fíimiento no cedia del todo. Se le dejó una lavativa purgante i se le hizo dar otro baño jabonoso. El dia 17 el enfermo se sentia mucho mejor. La lengua estaba limpia, la gastraljia habia cesado, la anorexia era mucho menor, solo quedaba el estreñimiento, que no habia cedido del todo, para Jo cual se le dejó un salino. El día 19 el enfermo se sintió bien ise retiró del hospital el día 20. Si se tiene presente que la intoxicacion en este individuo era A. DE LA U. 1.2 sec, 17 RS : 134 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, mui leve, no se estrañará que la. mejoría fuera tan rápida, lo que no sucede siempre. Mayo 10.—Sala del Salvador.—Andres Opazo, de 29 años de edad, casado, fundidor de minerales de “plomo i plata en la fundi- cion de don Daniel Garin, constitucion mediana, antecedentes al- cohólicos, no habia sufrido nunca sífilis i habia gozado de una 82- lud envidiable hasta que entró en la fundicion. Debo advertir que este individuo trabajaba doce horas diarias en un departamento cerrado, lleno de polvo metálico, a úna tem- peratura elevada. Venia sufriendo desde unos diez o quince dias de cólicos perma- nentes e intensos, timpanismo, gastraljia, estreñimiento completo, anonexia, aliento! fétido, lengua sucia, cordoncillo de las encías bien marcado. A esto se agregaban dolores neuráljicos de las cua- tro estremidades i en el dorso. La piel estaba completamente cu- bierta de polvillo metálico, lijero tinte subictérico de las conjunti- vas. El pulso era débil, retardado, temperatura normal. El cora- zon presentaba en la base un soplo anémico. El enfermo confesaba haber enflaquecido mucho i que habia perdido casi todas sus fuer- zas. Se disgnosticó una intoxicación saturnina de mediana inten- sidad. Se le dejó un purgante de aceite de ricino i una lavativa purgante fuerte en la noche. A los dos dias el enfermo estaba casi en el mismo estado. Se le dió entónces un sulfato de soda i un baño jabonoso templado. Al dia siguiente el enfermo estaba un poco mejor. Sin embargo que el estreñimiento i los dolores musculares habian disminuido mui poco. El dia 14 el enfermo tomó un sulfato de soda i ademas se le dejó un colutorio con infusion de quina, clorato de potasa i miel de borax para limpiar la boca i las enclas. El dia 16 el enfermo se sentia algo mejor ' pero el vientre con- tinuaba estreñido. Se le dió un sulfato de sodu, un baño jabonoso templado i el colutorio con clorato de potasa. Mayo 17.—El enfermo se quejaba de que los dolores iso RITOS no lo dejaban dormir en la noche, para lo cual se le dejó una po- cion con cloral ¡ bromuro de potasio en la noche, i en el dia aplica- ciones tópicas con bálsamo tranquilo. Mayo 19.—El estado del enfermo era mucho mejor. Los dolores habian calmado mucho, el estreñimiento era mucho menor, la len- gua limpia lo mismo que las encías, principiaba a renacer el ape- tito, la gastraljia habia desaparecido. Se le dejó entónces la bella- ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—FEBRERO DE 1885. 135 dona segun la fórmula de Trousseeu (estracto belladona 5 centí- gramos, polvos id. 5 centígramos, para tres píldoras que el enfer- mo tomará en el dia) para combatir el estreñimiento i los dolores en los miembros. Se le dejó tambien vino de jenciana en las cori- das i una alimentacion sustanciosa. Se suspendieron, todos: los otros medicamentos. Mayo 22.—Sintiéndose mui bien, se le le pendieron los medica- mentos. Se retiró del hospital pretestando ocupaciones mui urjen- tes. Solo le quedaba un lijero estado anémico, contra el que pensá- bamos administrar el yoduro de hierro. En ninguno de los casos que llevo mencionados fué posible en- sayar el tratamiento eliminador por el yoduro de potasio. Estoi seguro de que en el primero i en el último habria dado resultados mui satisfactorios. : Debu hacer notar que los sulfatos neutros han dado un resultado mas favorable que los aceites que corrijen un tanto el estreñimien- to pero que aumentan la anorexia, | Mayo 24.—Sala del Salvador.—Juan Valdenegro, de 7 años de edad, soltero, gañan, empleado de la fundicion de don Daniel Garin. Antecedentes alcohólicos i falta completa de limpieza, constitucion mediana; ántes de entrar en la fundicion gozaba Je buena salud. Desde hace quince dias sentia cólicos, anorexia, gas= traljia, vómitos, estreimientos, dolores musculares en los, miem- bros. La piel estaba mui sucia, el cordoncillo jinjibal bien marca- do, palidez jeneral, pérdida de fuerzas, temblores en los dedos de la mano, enflaquecimiento. Pulso blando pequeño (72 pulsaciones), soplo cardíaco anémico. Lijera elevacion de la temperatura (373). Por el conjunto de los síntomas, el estado jeneral i los anteceden- tes del individuo, se diagnosticó una intoxicacion saturnina de cierta gravedad. Se le dejó un sulfato de soda:i un baño dl templado. Mayo 25.—El baño le hizo un efecto sudorífico. Ha do mala noche a consecuencia de los dolores tan molestos de los bra= zos, continúan los cólicos i la lengua está todavía un 'poco satu- rosa. Pulso mediano, 84. Temperatura, 37%8, Se le. dejó otro sulfato de píldora con dos centigrs. de estracto de bellasoda iuna dona i cinco de polvos. En la noche una. pocion con: clo- ral. i Mayo 26.—Vomitó el purgante. Los cólicos i los. dolores del brazo fueron tan violentos que no lo dejaron dormir., Pulso lento, 60. Temperatura; 378. Continúa el estreñimiento; la. anorexia es 136 MEMORIAS CIENTIFICAS Í LITERARIAS, completa. Se le dió dos píldoras con estracto de belladona i podo- pilina. Se le dejó ademas una pocion con cloral en la noche. Mayo 27.—El estado del enfermo sigue lo mismo que el dia an- terior. Solo los cólicos i el estreñimiento han disminuido algo. Se le dejó las pildoras, la pocion con cloral, dos lavativas purgantes fuertes i aplicaciones tópicas con bálsamo tranquilo. Mayo 28.—Se sintió poco mejor. El estreñimiento, el timpanis- mo i la anorexia se han modificado algo. Continúan los otros sín- tomas en el mismo estado. Sigue la misma medicacion. Mayo 29.—El estado jeneral del enfermo era mucho mejor. Los sudores musculares, el cólico i el estreñimiento haa disminuido. El sueño i el apetito eran regulares. El temblor de los brazos es- taba todavía mui manifiesto. Se le dió un sulfato de soda mezcla- do con maná, ¡ademas las pildoras, las aplicaciones tópicas i la pocion con cloral. - Mayo 30.—El enfermo se ha sentido mucho mejor. Los desór- denes dijestivos eran ya poco marcados. Los dolores mucho mas tolerables. El sueño i el apetito buenos. El cordoncillo seguia siempre lo mismo que el temblor, mui manifiesto. Contiauó las pildoras, la pocion con cloral, las aplicaciones tópicas i ademas un colutorio con clorato de potasa, miel de borax e infusion de quina. Mayo 31.—Estaba mui bien; solo le quedaban los dolores. El enfermo continuó con el mismo réjimen hasta el 7 de junio i con él se sintió cada vez mejor. | Junio 8.—Se le dió entónces una pocion con dos gramos de yo- duro de potasio i se hizo el exámen de la orina con el polisúlfuro de potasio, que reveló la presencia del plomo por la formacion de un súlfuro negro de plomo. Junio 17.—El enfermo se sentia mui bien; habia tomado el yo- duro de potasio desde el dia 7. El dia 17 se le agregó el jarabe de yoduro de hierro, que tomó hasta el dia 22, en que se fué de alta i curado por completo. Junio 1.—Sala de Santo Domingo.—Juan Roman, soltero, de 24 años de edad, trabajador en una fundicion de minerales de plo- mo i plata. No habia en su familia antecedentes tuberculosos. El mismo era de una robustez a toda prueba ántes de ocuparse en esta clase de trabajos. Antecedentes alcohólicos. Cuando entró en el hospital se presentaba mui flaco, de un color pálido amarillento, la piel sucia con el polvillo metálico, las conjuntivas i los labios de un color anémico profundo, la lengua sucia, el aliento desagra- ANALES DE LA UNIVERSIDAD, —FEBRERO DE 1885. 137 dable, el cordoncillo jenjibal mui marcado, la boca .amarga i seca. Se sentia mal desde un mes atras. Le dieron al principio en su casa una gran cantidad de purgantes. Sentia entónces cólicos; es- treñimiento, anorexia, timpanismo. Con los purgantes le sobrevi- nieron vómitos i diarreas. Los vómitos sobrevenian con la injes- tion de cualquier clase de alimentos i remedios. El pulso era, pe- queño 1 frecuente (100), habia ruidos anémicos en el corazon. El enfermo se quejaba ademas de falta de fuerzas, dolor a la espalda 1 en los miembros, tos, sudores, fiebre (38”). Examinado el pul- mon, demostró una tuberculósis en segundo periodo. Se diagnosticó una intoxicación sabturnina grave 1se le dejó un baño tibio, vino de quina en las comidas i polvos Dorrer en la noche. El día 2 se le suspendió los polvos Dorrer i el. vino de quina, porque los vomitaba i se le dejó dos inyecciones de 13 centígramos de hidroclorato de morfina, un baño jabonoso templado i:la si- guiente pocion: aceite recino, 90 gramos; aceite de eroton, 2 gotas; esencia de menta, 4 gotas; M—una cucharadita chica tres veces al dia. Esta última pocion se suspendió el diá 4. ¡Ye Dia 5.—El estado jeneral siempre malo, los síntomas no , habian mejorado nada. Se le suspendió el baño 1 se le. dejó vino;jeneroso, una pocion con un gramo de yoduro de potasio para tomar en tres veces, i una pocion con estracto blando de quina para tomar media hora despues de concluir la primera. Dia 6.—Un baño tibio i la pocion con yoduro de; ¡Bolnsjo. El enfermo siempre mui mal. Dia 8.—Descanso i una pocion anodina 1 elit, porque e3- taba mui postrado; los dolores eran mui intensos. ' Dia 9. —Siguió la pocion i un baño tibio. Dia 11,—Descanso i dos inyecciones de 14 centigramos de hi- droclorato de morfina. Dos centígramos de sulfato de quinina tres veces al dia. Esta medicacion se continuó sin dificultad alguna hasta el dia 19. Dia 20.—5Se le dió una pocion con bismuto, canela i tanino para combatir la diarrea, que era mui abundante. Dia 22.—Se le dió una pocion gomosa anodina. Los síntomas se habian ido agravando cada vez mas. Dia 23.—Murió, La autópsia practicada el dia 26 dió 4 conocer junto con algu- nas lesiones propias de la intoxicacion saturnina, como la atrofia - del hígado, de los músculos, de las glándulas gastro-intestinales - del corazon, las lesiones características de una tuberculósis jene 138 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. ralizada al encéfalo, pulmon, pleura, peritoneo, riñon, gánglios, mesentéricos, etc. Esta mezcla de las lesiones anatómicas me im- pidió sacar conclusiones positivas, lo cual me desanima a deseri- birla con todos sus detalles. Junio 6.—Sala Santo Domingo.—Juan Retamal, soltero, gañan, constitucion robusta, trabajador en una fundicion de Las Condes de don N. Concha. Hacia quince dias venia sufriendo de cólicos agudos, estreñimiento, anorexia, dolores en los miembros superio- res e inferiores, sabor metálico, falta de fuerzas. Examinado este individuo, se notaba un lijero tinte anémico de la piel i de las con- juntivas, el aliento fétido, el cordoncillo de las encías poco marca- do, la piel cubierta en casi toda su superficie de polvo metálico. El vientre timpanizado, el estreñimiento rebelde, los cólicos bas- tante agudos i frecuentes vómitos. El pulso lento i duro. En vista de estos antecedentes se diagnosticó una intoxicación saturnina de mediana intensidad, 1 se le dejó un oleoso i un baño tibio. > Dia 9.—Una inyeccion de morfina en la noche para calmar los dolores, i el dia 10 se le hizo otra inyeccion. Dia 11.—El estreñimiento, ilos cólicos han vuelto a presentarse, Se le dejó un oleoso, el que corrijió un tanto el estreñimiento. En los dias 13, 14, 15, 16, 17 1 18 el enfermo se sentia ya un tanto mejor; durante este tiemqo se le habian suministrado amar- gos no astrinjentes 1 lavativas purgantes, fuertes inyecciones de morfina en la noche i un purgante de sulfato de soda, que tomó el dia 17. , Dia 19.-—Se le dió un baño tibio. Dia 20.—El enfermo se sentia mui alentado. Desde este dia hasta el 26, en que se fué de alta, estuve tomando yoduro de pota- sio 1 yoduro de fierro. Se fué sano. CONTENIDO DE ESTA ENTREGA MEDICINA. De la eclampsia puerperal. —Memoria de prueba de don Eduar- Páje, do Solovera R. en su exámen para optar al grado de licenciado en la Facultad de Medicina, leida a principios de enero de odo POAdOSOS ECON no iooa coco corto ola db 37 Observaciones clínicas sobre el tratamiento de los abscesos he- páticos.—1Id. id. de don Miguel Claro, etC., ObCococccocconnnm..». 61 | La Kairina: lijera reseña sobre sus propiedades i aplicaciones. —1Íd. id. de don José Agustin Ramirez G., €tC., Cllecccoco.moo.. 91 Tratamiento de la intoxicacion saturnina. —1d. id. de don Eli- seo del Campo Meneses, etc., CbCo.ceconocasanoanerccanonanesioncoso LION TS ANALES DE LA MINTVERSIDA D CO = 44D 1,*? SECCION MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS Entrega correspondiente a Marzo de 1885 SANTIAGO DE CHILE IMPRENTA NACIONAL, CALLE DE LA MONEDA, NÚM. 112 1885 Y Cas ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—MARZO DE 1885. 139 MEMORIAS CIENTIFICAS [ LITERARIAS CHILE.—Sinópsis estadística i jeográfica de 1884, formada por la Oficina Central de Estadística, I IDEA JOEGRÁFICA LÍMITES j La RePÚBICA DE CHILE ocupa la estremidad sudoeste i mas austral de la América, en donde se estiende, bañada por el Pacifi- co, desde el paralelo 1912” de latitud sur hasta el Cabo de Hor- nos, o sea hasta el paralelo 56%5'; incluyendo la isla de Diego Ramirez 1 Tierra del Fuego o islas al sur del Estrecho de Maga- * Jlanes, como asimismo la de Juan Fernandez, San Félix i demas adyacentes a su territorio continental. Confina, en consecuencia, al norte con el Perú por la quebrada i rio de Camarunes (1); ul poniente 1 sur con el Océamo Pacífico; 1 al oriente, 1.* con la Repú- blica de Bolivia por los antiguos límites en esta parte entre ésta i el Perú, desde el nacimiento del rio Camarones hasta “el volcan Tua en los Andes, i desde aquí por una línea que se dirije al sur por el lago de Ascotan i por la cima de los volcanes de Cabana i Licancaur hasta el paraje de Sapalegui (2); i 2. con la República (1) Tratado de paz con la república del Perú de 20 de octubre de 1883, ratificado a 28 de marzo de 1884. La quebrada i rio de Camarones desembocan en el Pacífico bajo los 19912” Lat. S., naciendo en la cordillara de los Andes en la division de sus aguas por los 18%40” Lat.; lo que señala el límite permanente entre ámbas repúbli- Por el mismo tratado continúa sujeto a Chile, por el término de diez años desde su ratificacion, el territorio de las provincias peruanas de Tacna i Arica, comprendi- do entre la quebrada i rio espresados, al sur, i el rio de Sama al norte, desde su na- cimiento en la cordillera de los Andes, limitrofes con Bolivia, hasta su boca en el Pacífico (17%57” Lat.), i entre este mar 1 dichas cordilleras, (2) Pacto de «tregua indefinida) entre Chile i Bolivia, ratificado en 29 de mo- viembre de 1884. Segun este pacto, Chile continúa gobernando con sujecion a su réjimen político, miéntras dure la tregua, el territorio boliviano al sur del volcan ua i del rio Loa hasta el paralelo 23%, i al occidente de la línea entre ese volcan i Sapalegui o Sapalesi, situado por dicho paralelo, A, DE LA U. 1.* SEC, 18-19 140 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS, Arjentina, por la línea anticlinal de dicha cordillera de los Andes desde los confines de Bolivia, en el paralelo 23% hasta el 529%; desde donde continúa al oriente el límite por el último paralelo hasta su interseccion con el meridiano 70? oeste de Greenwich; prosiguiendo desde aquí, hacia el sudeste, por la cima de las mayores elevacio- nes de la cadena de las colinas de esa parte i de los montes Amon i del Dinero hasta rematar en el estremo de la punta Dungeness o de Miera, a la boca oriental del estrecho de Magallanes. Del lado opuesto de esa entrada del estrecho, se prolonga al sur la línea divisoria, partiendo del cabo del Espíritu Santo, en los 52%40 Lat., hasta tocar en el canal de la Beagle, donde coincide con el meri- diano 6834” oeste de Grreenvich, i sube en saguida por el mismo canal hacia el oriente; dejando. a esta parte la seccion oriental de la Tierra del Fuego i la isla e islotes de los Estados a la Repúbli- ca Arjentina (1). CONFIGURACION I ASPECTO La. forma del territorio es la de una larga faja tendida al pié de los Andes, entre esta cordillera i el mar Pacífico. La línea lonjitu= dinal de su costa corre de norte a sur por el largo de 42 grados de latitud, con una direccion inclinada al oeste de cinco i medio gra- dos de lonjitud desde Arica hasta el cabo de Tres Montes, en el paralelo 47, i desde aqui al oriente hasta el cabo de Hornos, en el 60% de mas de ocho 1 medio de dichos grados de lonjitud, Su fisonomía ofrece relieves de bastante orijinalidad. Demoran al oriente los Andes con sus altas cimas ¡1 numerosos contrafuertes, miéntras que al oeste, o sea bordando poco mas o ménos las oriilas del Pacífico, se estiende en línea de igual direccion la cordillera de la costa o marítima, Entre estas cadenas de montañas, i a modo de un rio de ancho cauce que corre entre dos altas márjenes, se desarrolla el valle central, prelongándose sin interrupcion desde los 33” hasta los 41%30” de latitud, en el cual yacen las principales poblaciones i domina el mejor cultivos De estas dos líneas de cordillera, la andina es notable por sus rápidas pendientes, los picos de sus altos macizos cubiertos de nieve hasta en medio del verano, i su regular continuacion de nor- te a sur; elevándose esos picos, como el volcan de Llullaillaco bajo (1) Tratado de límites entre Chile i la República Arjentina de 23 de julio de 1881 i ratificado a 22 de octubre siguiente, ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—MARZO DE 1885. 141 los 24%41* Lat. S., el cerro del Mercenario 31%58”, el pico de Acon- cagua 32240”, el Tupungato 32225”, el volcan apagado de San José 330”, etc., a una altitud, respectivamente sobre el Pacifico, de 6,173; 6,797; 6,835; 6,434, i 6,096 metros. La cordillera de la costa no es con mucho tan elevada; siendo sus puntos mas culminantes el cerro de Agua Amarga por los 28" 50”, los altos de Catemo por los 32%44”, los de Coliguai por los 33* 15”, el cerro de Alhué en los 3355”, etc., que alcanzan respectiva- mente a 3,218; 2,212; 2,230 1 2,221 metros: ni es tampoco tan continuado su encadenamiento; pues se corta a trechos i presenta aberturas por donde pasan a desembocar en el mar los rios, cuyas vertientes arrancan de los Andes. Esta segunda cordillera aparece, respecto de aquella, como un escalon inferior; sus pendientes son suaves, redondos sus perfiles, 1 apoyada aquí i allá por contra- fuertes 1 espolones de mas o ménos estension, i poblada de bos. ques. Mas adelante de los 41930” Lat. se transforma caprichosa- mente; sus valles se abaten, por decirlo así, para dar entrada, entre sus alturas, a las aguas del Pacífico; formando aquellos va- riados canales, i éstas multitud de islas, que constituyen los archi- piélagos de Chiloé, Guaitecas, Guayaneco, etc., hasta el estrecho de Magallanes, que comunica los océanos Pacífico i Atlántico, i al sur del cual se estiende la Tierra del Fuego con su intrincado la- berinto de islas hasta el cabo de Hornos. SUPERFICIE El ancho del territorio de la República, entre el Pacífico i las cumbres divisorias de los Andes, no baja de 170-1 exede de 200 kilómetros; véase cuadro mas adelante en division política, páj. 8. CLIMA El clima es notablemente benigno i sano; no hai exeso de calor ni frio, ni enfermedades endémicas malignas. El sizuiente estado - de mortalidad en los hospitales i establecimientos públicos puede estimarse como un resumen indicativo, en jeneral, de la jeografía médica de Chile: muertos de 142 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. 1881 1882 IT" RA A AX A TA A A EOMBRES.| MUJERES. | HOMBRES.| MUJERES. Se a o O 969 969 998 1036 MO a Lab icoadsuse do soai 58 31 17 36 Si o 398 34] 302 301 EDILES 261 381 169 359 Hipertrofia al cOraZzOD.....0.o.m..o.o. 141 1070 199 224 Nam e AE 323 303 278 360 SUIS a ele OS dl: 76 7 43 DIVISION FÍSICA Dividese el territorio, de norte a sur, en cuatro zonas o rejiones industriales, que son: 1.* Zona mineral: paralelos 18” a 27*; valles estrechos a la par- te boreal; agua corriente escasa; lluvias aun mas escasas; vejeta- cion zula o raquítica, pero mas cuantiosa 1 robusta entre las abras de los Andes; estensos depósitos de salitre i de guano en el centro; minas de cobre, plata 1 oro, abundantes 1 ricas en el sur; estacio- nes climatéricas rÍjidas, pero sanas. 2.* Zona mineral ¿ agrícola: entre la anterior 1 la siguiente; con los caracteres de-una 1 otra, participando mas de las condiciones de la primera, aunque contiene valles feraces mejor provistos de aguas corrientes. 3.2 Zona agrícola: entre los paralelos 33% 1 420 sur: valle central bien regado 1 de clima benigno; lluvioso, sobre todo, a medida que avanza en altitud; tierra laborable, rica 1 jugosa; bosques abun- - dantes en la cordillera de la costa, 1 en los valles de los Andes 1 las planicies sub-andinas; vejetación enérjica, a la medida de una latitud mayor. 4,2 Zona de maderas ¿ pesquería: desde los 42% hasta los 56% de latitud sur: el valle central desaparece, i la cordillera de la costa se transforma en los archipiélagos de Chiloé, Guaitecas, Guayane- co, etc., lluvias abundantes i precipitadas; islas 1 continente de exuberante vejetacion arbórea; abundancia de peces, marisco, fo- Cas, etc. La constitucion jeolójica del territorio comprende todas las for- maciones de la clasificacion científica: la de la cordillera marítima 83 egravítica mui variada; miéntras que la de los Andes se com- - PA ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—MARZO DE 1885. 1453 pone de rocas plutónicas, traquíticas i volcánicas de diversas eda- des. El valle central, que es el mas rico, se compone de terrenos de aluyion mui fértiles. La etaografía chilena está mui léjos de' presentar, por la varie- dad de razas, el interes que ofrece la de las otras naciones ameri- Canas, Dos son las que existen en Chile, a saber: la indíjena primitiva, 1 la conquistadora de oríjen europeo que forma la gran mayoría, fuerte, robusta i de buen aspecto. La primera se divide en tres ramas, que son: 1. la fueguina, constante de familias poco numerosas, enteramente salvajes, que vagan por las riberas i canales de la Tierra del Fuego i estrecho de Magallanes, i se estienden al norte de ese estrecho por la costa occidental del continente e isla de los archipiélagos de los Chonos 1 Guaitecas, cuyos nombres toman; comprendiendo parte del de Chiloé, donde esos indíjenas presentan un carácter ménos rudo i mejor aspecto físico: 2. la araucana, formando tribus fuertes, al- tivas i belicosas, que poblaban el territorio al oeste de los Andes desde Chiloé hasta Copiapó, subdivididas en parcialidades afines, de las cuales las mas notables eran: las típicas de esta rama, que ocupaban ántes las comarcas centrales de Chile entre el Bio-Bio i el Calla-Calla o Valdivia; las de los huilliches, al sur del último rio; la de los pehuenches i puelches, en los valles de los Andes; 1 las de los promaucaes, al norte del rio Maule; pero no subsistiendo ya de ellas en estado semi-independiente i con sus hábitos primi- tivos, no obstante de reconocer al Gobierno de la República bajo cuya tuicion se ballan, mas que las residentes entre poblaciones civilizadas de las comarcas al sur del Bio-Bio i algunos valles en lo interior de los Andes; i cuyo número total no exede de 50,000 individuos; 3.2 la de los changos, de afinidad peruana, resultado de la dominacion de los incas en la seccion de Chile al norte del rio Cachapual; la cual habitaba principalmente la rejion litoral, desde el desierto de Atacama hasta el rio Chuapa, o el Aconcagua al sur, 1 vivia de la pesca: forma al presente parte de la clase tra» bajadora a jornal. La masa de la poblacion es de procedencia española i de otras nacionalidades europeas, con desvaidos tintes de la raza indijena primitiva, en reducidas clases del pueblo. La raza africana se des- conoce en Chile; la asiática tiene apénas lijeras muestras desde po- cos años hace. 144 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. El idioma español es el único que se usa en las relaciones de la vida civilizada; ies un defecto todo provincialismo innecesario, especialmente en obras escritas. DIVISION POLÍTICA La tabla siguiente señala la division política de la República. Esta se divide en provincias, de las cuales hai 20 (1), 1 éstas en departamentos, siendo 68 el actual número de éstos. Existen ade- mas tres territorios, mui poco diferentes de los departamentos, los cuales se subdividen en 804 subdelegaciones i 2,900 dirtritos. El cuadro siguiente contiene la respectiva área, Pc 1 pad de provincia i departamentos. Cuadro de área i poblacion en 1884. Arca de idem en | Poblacion; de Poblacion de DEPARTAMENTOS Capitales de departamentos kilómetros , z idem idem cuadrados TERRITORIO DE MAGALLANES (2) Magallanes +... 195,000 1,342 | Villa de-Punta-Arenas*7 1,000 PROVINCIA DE CHILOÉ ¿ANG opononocabba 4,548 24,765 | Ciudad de Ancud * f...... 6,000 Castrol aan: 5,000 37,460 y Ade Castro aeass 1,000 Quinchao. ........ | 800 18,212: [aV. de ¿AChao ostias: 500 PROVINCIA DE LLANQUIHUE Llanquihue ...... 7,760 | 12,647 | C. de Puerto Montt * ;.. | 4,000 Carelmapu. ...... 6,000 AS ES OA NE) racdocuearcos 600 OSOTNO v.coonoo. d00 6,500 26,124 | » de Osorno ...ocoenomonm... 2,000 (1). Se delibera en el Congreso la ereccion en provincias de los territorios de Angol i Antofagasta. (2). El asterisco * indica que la capital lo es al mismo tiempo del departamento i de to- da la provincia; i el signo Y que la ciudad o villa es ademas puerto de mar. ANALES DI LA UNIVERSIDAD,=MARZO DE 1885, 145 Area de ¡dew en | Poblacion de Poblacion de : as Capitales de departamentos DEPARTAMENTOS | kilómetros cel leia cuadrados PROVINCIA DE VALDIVIA Valdivia.......... 11,536 | 20,629 | C. de Valdivia *+......... 6,000 (Ou AAA 8,000 17,956 | V. de la UnióN....ommooc... 1,200 TERRITORIO DE ANGOL Llosa | 5,500 25,222 Ci de -Amgol rev 555% | 5,000 PROVINCIA DE ARAUCO EU sas 4,000 | 16,911 | CAU Eb an dads | 7,000 pal anoto. 9,000 A SA O dae 600 Cañete inecsmsias 4,500 SO Y ae CEEI. colo róboloos 1,200 ATAUCO .onascononoo | 3,500 TASA MASA TACO a A 1,500 PROVINCIA. DE BIO-BIO cielo pen dda | 4,769 | 53,116 | C. de los Ángeles *...... 8,000 Nacimiento ...... 2,600 14,460 | » de Nacimiento. ......... 2,200 Mulchén. ..im..... 3,1400 16,672 9 de Mulchéniiio ooicces | 5,000 PROVINCIA DE CONCEPCION Concepcion. ...... 459 31,343 | O. de Concepcion *........ 19,000 DAUÍALO 00. comoa DD L 38,951 | » de Coronel Faoconcicne.s. 6,000 Talcaguano ...... 102 4,769 | V. de Talcaguano f........ 3,500 Rome rio .cmo0docoo> , 3,825 415212/|.0. de Wumbel....covsdinios) 2,000 - Puchacal ......... 1,425 ANTI E 1,000 Coeleml. ...00..... il 10%, 37,629 | » de Tomé foccocccccnocno. 3,600 PROVINCIA DE ÑUBLE (IES ROA 2,200 | AO Cd Clan dde Ela 16,000 aladas 1,750 SM Ade naaa 1,900 Bulnes... ooicoco. 1.550 OA de es oa 3,000 San Carlos....... 3,710 | 35,301 | C, de San CarlOS....o..o... 9,000 146 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. Area de ídem en | Población de | Poblacion de YN Kilómetros , Capitales de departamentos j DEPARTAMENTOS den “dem cuadrados PROVINCIA DE MAULE Cauquenes........ | 2,800 | 54,822 | C. de Cauquenes F..ooco.m.. 7,000 LA SANA 2,670 61,692 | » de Quirihue. .......oo... 2,500 Constitucion.. ... 2,121 16,608 | » de Constitucion T...... 7,000 PROVINCIA DE LINARES | Linares... | 4,900 | 56,528 | C. de Linares *.ooomnonns» | 8,000 : A o copuoonaS 2,086 3501929 de Barral 6,000 ] Loncomilla.,..... 2,050 42,115 | » de San Javier de Lonc. 5,000 3 3 PROVINCIA DE TALCA | . ] rl o eastondaded 4,984 EAN O OM rs tocona macacos 19,000 : GCurepto........... 2,5001 "2158500 Vis de CUIEpLo. cauca 2,000 MS nocodudanas 2,043 A OS cl lO sssosonvonoomes 3,000 PROVINCIA DE CURICÓ (CUEICO rento 003 3,847 ESO CCU 11,000 Vichuquen. ...... 3,698 46,066 | V. de Vichuquen. ...o..... 900 PROVINCIA DE COLCHAGUA San Fernando... 6,178 77,262 | C. de San Fernando *. ... 7,000 Caupolican. ...... 3,651 835015) de Reus cedo OS 4,000 PROVINCIA DE O HIGGINS Rancaglas. ...... 2,400 | 38,651 | C. de Rancagua ..o.com..os.”.. 7,000 Cachapual........ 2,000 DATO IVA CM EAS 600 Map dede LES OSA NE Eo IU cocuobcendoocuds | 1,200 AA LE pe E S ANALES DE LA UNIVERISDAD.—MARZO DE 1885. 147 Arca de ídem en | Poblacion de | : Poblacion de z nata , Capitales de. departamentos > DEPARTAMENTOS | k Gén ¿dem cuadrados : PROVINCIA DE SANTIAGO Santiago. ...o..... | 2,380 | 218,057 | C. de SANTIAGO *..ovcnoo. | 45,000 WVictorla. ......o.. 4,395 46,547 | » de San Bernardo....... 3,500 Melipilla ......... 6,752 55,872, | » de Melipilla. ..cooc.oo... 4,000 PROVINCIA DE VALPARAISO / Valparaiso. (1)... 366 96,388 | C. de Valparaiso * f...... 95,000 Casa-Blanca.. ... 1,234 18,507 | » de Casa Blanca......... 2,000 DAmache 00 conas 936 SO de naa 2,500 Quillota. ....... 1,704 52,431 | » de Quillota... ..ooomoo.o... 12,000 PROVINCIA DE ACONCAGUA San Felipe....... 1,012 35,988 | C. de San Felipe *......... 11,500 Adele deso 2,0535 | 31,056 | » de Santa ROSQ.......... 5,000 ¡Butaendos. cese 2,262 1 24,598 | » de Putaendo............ 1,000 eat aloe 1,713 ZO dr Al tE bo docosonsubace : 2,000 8,104 29,382 |.» de Petorca..cosccosnososo 2,500 IELOrCa aa | PROVINCIA DE COQUIMBO Serena s...... ad 4,600 31,234 | C. de la Serena K.roovens.. 14,000 Wapclcnse.». 1,945 35,316 | » de lapel...occoon.m.om... 7,000 Combarbala ...... 2,364 15,583 | V. de Combarbalá......... 1,600 OE AAN 10,851 70,338 | C. de Ovalle. ....co.ommmmo.. 5,000 Puerto Coquimbo 2,324 12,100 | V. de Coquimbo to..o..oo.. 5,500 aviat 5,339 12,2631.0. de VicUña..no cosacos 2,200 PROVINCIA DE ATACAMA. Coplapó..smme..... 34,316 31,198 | C. de Copiapó F..cooommoo.. 10,374 PTCIÍDA. coo.com.o 6,100 16,924 | » de Freirina.......oo.noo. 2,000 Malos 12,536 15,707 | » de Vallenar.....omiosinon. 5,000 Chañaral ......... 28,882 7,141 | » de Chañaral Foocoocc.... 2,670 00, 30,000 | 12,823 | » de Taltal foenciónn.. 6,188 (1) Forman parte de este departamento las islas de Juan Fernández, cuya superficie se estima en 120 kilómetros cuadrados. 148 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, Area de idem en | Poblacion: de Poblacion de al o :ló Capitales de departariontos DEPARTAMENTOS | — Kilómetros de | p sien cuadrados TERRITORIO DE ANTOFAGASTA Antofagasta...... y V. de Antofagasta * +... pa Tucopilla Salle eee ! Os0ud aa » Tucopilla + A OS AES ! dia PROVINCIA DE TARAPACÁ Tarapacá ..o.moocs 57,000 34,065 | C., de Iquique * Teno... p 16,430 Pisagla.. o... 14,000 13,486 | » de Pisagua Terceros... 3,556 PROVINCIA DE TACNA Tacha.o.moc... 24,000 20,071 Ñ Cde Tacna cto: 12,650 Acacias ads 29,000 SPA Eure rocaroncóaaodosa 3,255 Totales......... 729,093 (1) | 2,443,921 POBLACION Segun el Censo levantado en 19 de abril de 1875, la poblacion de Chile resultó ser de 2.075,971 habitantes, sin tomar en cuenta el tanto por ciento de aumento por defectos de esa operacion, ni los 50,000 indios, por lo mas, que existen en el territorio. La poblacion empadronada contenia, clasificada por su sexo: da A A A A O Es MU so da ioucas ucusias dada conose edo rca O O Ol Por estado civil: SOMerOS. ..coomoroso.... 120,989 hombres 690,469 mujeres. ¿Casados entes caaats 278, DES 276,948 > A Viados marcan otiass li 0% 572. » 74,580 » -Total.......... 1,033,974 hombres 1.041,97 mujeres. (1) El área es casi exacta en el centro y aproximada al minimum en los extremos norte 1 sur, ¿tomada de informes mas o menos fidedienos. Habia entradas en la direccion de los Andes, que, segun los últimos límites reconocidos a la República, no se tomaban ántes en cuenta para determinar la superficie. y y - ANALES DE LA UNIVERSIDAD. =-MARZO DE 1885, 149 Por el grado de instruccion: Sabian leer.....oo.mooo.. Sabian leer i escribir Nosabian leer ni es- cribir (párvulos i E A Potal..s... e Por nacionalidad: 270,908 hombres 206,413 mujeres. 244,985 » 176,162 » 518,081 » 659,422 » 1.033,974 hombres 1.041,997 mujeres, Hombres Mujeres Alemanes....... ae naaa SeñO 3,142 1,535 IAE HEMOS cons orronconiaop e eos 4,560 2,623 ales oonssnmanno sesaonos 1,102 121 AI A A 2,408 - 906 ltda euodas coprigoró csotagods 3,459 808 ELA 1,725 259 Anglo-americanos ...moooco ..omos 821 110 Peruanos ........ ada aaa - 470 361 Otros paises americanos........ 470 209 Otros paises europeos ....... ds 1,211 199 Paises aslatiros, ebC. ..... - 132 4 Total de estranjeros.... 19,500 7,135 Id. de chilenos......... 1.014,474 1.034,862 O os e —— A Loss 974. 11041,997 El aumento de los estranjeros se estima en un 15 por ciento sobre los 26,635 que enumeró el Censo de 1875, ¡en este supues- to, no baja de 30,500 el número de los actualmente residentes en la República. El total de la poblacion, despues de dicho Censo, en solo el área - que éste comprendió, es decir, desde el paralelo 24% al 44%, con mas la comarca del territorio de Magallanes, en que se halla el establecimiento del puerto de Punta Arenas i sus dependencias (100 a 200 kilómetros cuadrados), resulta haber alcanzado en 1884, segun el censo parcial de la parte norte 1 el movimiento anual de nacimientos i defunciones, obtenidos dentro de la espre- - sada área hasta ese año, al guarismo de 2.345,816; presentando un aumento, en cerca de 10 años, de 269,845 habitantes. 150 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. El número de nacidos anotados en 1883, fué de 48,994 varones 1 47,270 mujeres; i el de muertos, 33,099 de los primeros i 32,421 de las segundas: casi en igual proporcion en 1884. La anterior poblacion se reparte, segun el estado civil, como si- gue; Impúberes menores de 15 añO8... ...omo. 954,518 Solteros de Lo; arribar ie O) Casados de todas edades...ocomoorooononornos 627,154 Viudogide dilianren auna na esoo a O Total ias sega casaca Ree JS Ub A esta poblacion se agrega la de las secciones de territorios de Bolivia i el Perá al norte del paralelo 24” o hasta Tacna, cedidos por pactos con estas Repúblicas; lo que eleva la suma total de la poblacion de Chile en 1884 a 2,443,921 habitantes, distribuidos en los diversos departamentos de las provincias conforme se apunta en el cuadro precedente. La densidad de la poblacion en el área indicada previamente al sur del paralelo 24* (335,293 kilómetros cuadrados) es de 7 habi- tantes por kilómetro cuadrado; pero tomando todo el conjunto de la poblacion 1 superficie calculada i espuesta en el cuadro de páj. 8, seria solo de 3.4: porcion que fácilmente puede subir al cuádruplo 1 vivir en las tres cuartas partes del territorio de la República, sostenida por los propios recursos i producciones naturales, que aseguran su fertilidad 1 riqueza. : RESÚMEN HISTÓRICO Magallanes, por el sur, 1 Almagro 1 Valdivia, por el norte, con- currieron al descubrimiento 1 conquista de la tierra, pobiada por fuertes razas indijenas de organizacion faccionaria e independien- te, que luego se llamó reino de Chile. Tocóle a Magallanes, en 1520, la gloria del descubrimiento del estrecho que lleva su nom- bre; a Almagro, 1535-1536, la de la esploracion penosísima hasta en los valles cercanos a la capital; i a Valdivia, desde 1540 hasta fin de 1553, la del reconocimiento de Chile i.comprension de sus condiciones colonizables, la de la fundacion de la misma capital 1 otras primeras ciudades, la del establecimiento de sus bases de réjimen municipal, i en fin,¿la gloria de una porfiada lucha con los indómitos araucanos, en que perdió la vida. | e ANALES DE LA UNIVERSIDAD.--MARZO DE 1885. 151 Bajo el gobierno de don Garcia Hurtado de Mendoza, 1557 , 1560, acabó la conquista, i con el de Francisco de Villagran prin- cipió, 1581, el período de la colonia. La existencia de ésta, confor- me al molde español de la época, terminó el 18 de setiembre de 1810, bajo la doble influencia de los principios de la revolucion francesa i los trastornos internos de la metrópoli española que, dejando acéfala la monarquía, llamaron a sus pueblos a ejercer por si mismos las tareas de su defensa 1 gobierno. Intentó hacer lo propio el pueblo de ia colonia de Chile, i fué combatido con cons- piraciones i con guerras por el elemento español que dirijia desde Lima el virei Abascal, hasta que, proclamada francamente la inde- pendencia del pais, Chile la selió irrevocabiemente con la victoria de Maipo, el 5 de abril de 1818. Al frente de la primera organizacion republicana del pais, ya del todo independiente, figuró el jeneral don Bernardo O'Higgins, con facultades amplias i con el título de Director. Bajo su gobierno, 1817-1822, se organizaron el Instituto Nacional i la Biblioteca, cuyos establecimientos fueron obra de la trausformacion política de 1810; se abolió la esclavitud; se inició la libertad relijiosa; se organizó en 1819 la espedicion libertadora del Perú, i surjió, por último, en jé:zmen vigoroso, la marina de guerra que, despues de contribuir a la rendicion del archipiélago de Chiloé, el 19 de enero de 1826, dejó despejada de naves españolas las aguas del Pacífico, desde Magallanes hasta la costa mejicana, Eljeneral don Ramon Freire sucedió a O'Higgins, 1 bajo su autoridad, 1823-1826, mas accesible a la accion del pueblo ¡ de los principios liberales, se completó la obra bélica de la indepen- dencia con la ocupacion de Chiloé, 1 se perfeccionó la libertad de los esclavos. Tras los siguientes años de instabilidad política, i lucha entre partidos 1 poderes rivales, vino la reconstruccion de hecho ¡ su transformacion constitucional basadas en la actual Constitucion, promulgada en 25 de mayo de 1833, cuyo espíritu, modificado i entonado por la influencia del variado progreso que en largos años de paz 1 de trabajo ha alcanzado el pais, ha penetrado hondamente en el organismo social chileno. Esa organizacion, transformada, no destruida, 1 mucho ménos por medios violentos, ha dado vida 1 autoridad a diez administraciones ejecutivas, sucesivamente re- novadas en su personal, cada cinco años, 1 guiadas en sus princi- pios i conducta por la intervencion electoral i el buen sentido de la nacion, 152 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. Las dos administraciones, que presidió el jeneral don Joaquin Prieto, principiaron en 1831 i terminaron en 1841. Fueron de plantificacion de las nuevas instituciones, organizadoras de la ha- cienda pública i del crédito nacional, i preponderantes, en nombre de Chile, en las relaciones esteriores; pues que su política i sus armas derribaron en 1839 la Confederacion Perú-Boliviana, obra de usurpacion i artificio del presidente boliviano jeneral don An- dres Santa Cruz, en detrimento del naciente progreso de Chile. Las dos del jeneral don Manuel Búlnes, que acababa de triun- far en dicha campaña del Perú, terminaron en 1851; 1 se distin- guieron por la mayor regularidad administrativa; un espíritu de legalidad mas franco i mas fácil que el del periodo anterior; el fomento de la instruccion pública, i los preparativos para la obra de la codificacion lejislativa civil. Sucedieron a éstas las del ciudadano don Manuel Montt, abrien- do la série de presidentes civiles que ha seguido elijiendo el pueblo chileno. Durante ellas, 1851-1861, se mantuvo con firmeza el órden constitucional i público; se completó 1 sancionó la codifica- cion civil; se ensanchó la instruccion primaria gratuita; se dió nueva organizacion 1 estension al servicio de correos; se favore- cieron i se llevaron a ejecucion las obras de ferrocarriles i de líneas telegráficas, i otras de mejoras materiales i administrativas; prac- ticándose, ademas, una liberalidad fomentadora del espíritu de empresas i del acceso al pais de capitales 1 de brazos estranjeros. Fueron las introductoras de la inmigracion alemana en el sur. En las dos administraciones de don José Joaquin Perez, 1861- 1871, se trasmitió mayor impulso a la viabilidad pública i a las comunicaciones telegráficas; se dió autoridad legal a la tolerancia relijiosa, ya imperante en las costumbres; surjió el conflicto con España en 1865 que, despues de una guerra apénas sensible por el apresamiento de una nave de la escuadra española i el bombar, deo del puerto indefenso de Valparaiso, el 31 de marzo de 1866 habia quedado indefinido desde entónces, hasta que por recíprocas deferencias de ámbos gobiernos, se ha restablecido formalmente la paz con la entrada en aquel puerto, el 3 de febrero de 1883, de la fragata española de guerra Las Navas de Tolosa, 1 el tratado subsiguiente; i por último, dominó en la marcha política de estas administraciones un espiritu de tolerancia i cierta alteracion rápi- da de los hombres i aun en las ideas, que apaciguó grandemente las pasicnes que venian de atras mui enconadas. La administracion de don Federico Errázuriz, 1871-1876, en- EAS ANALES DE LA UNIVERSIDAD, —MARZO Dr 1885, 153 sanchó mas el principio de la alternativa en el Poder Ejecutivo, por la prohibicion de la reeleccion de presidente, reforma efectua- da en la Constitucion; estendió en vasta escala el sistema de vias férreas i de las comunicaciones telegráficas: trajo.al pais las fuer- tes naves de guerra, que son escudo de su honra i su derecho; i contribuyó a poner el movimiento político mas inmediata: i mas eficazmente bajo la influencia de las nuevas ideas i de los progre- sos de la civilizacion adquirida, A la administracion de don Aníbal Pinto, 1876-1881, no:le fué dable proseguir el desarrollo material que venia operándose de atras, en fuerza de la crísis económica i necesariamente fiscal tam- bien, que alcanzó a Chile. En consecuencia, se hizo necesario al Congreso reducir de 21 a 16 millones de pesos el presupuesto de los gastos públicos. Mas en ese tiempo se tuvo la fortuna! de que se mejorase la esplotacion de los depósitos salitrosos i mineros, descubiertos en 1876 al norte de Atacama i se lograse impartir a esas industrias, que ya brotaban allí prósperas, el fomento compa- tible con la situacion del Tesoro. En el ramo político poco hizo la, administracion, si no fué el indispensable apoyo a algnnos puntos de reforma constitucional exijidos por el adelanto i la opinion del pais, En abril de 1879, le cupo declarar la guerra a Bolivia i el Perú, principiando por ocupar a Antofagasta el 14 de febrero an- terior: guerra que, en defensa de derechos adquiridos por Chile por tratados solemnes, 1 hasta terminar esta administracion, sos- tuvo el sentimiento nacional i la llevó a efecto con la toma de Li- ma el 17 de enero de 1881 i la posesion .S la parte sur del terri- torio de los enemigos. La actual administracion la preside, desde el 18 de setiembre de 1881, don Domingo Santa María. Ya en el tiempo que lleva de ejercicio, se han realizado arreglos administrativos i trabajos importantes, que tienden al desarrollo de la riqueza pública i del bien social; se han afianzado las antiguas 1 fraternales relaciones con la República Arjentina, ratificando el tratado de límites con ella el 26 de octubre de 1881; se ha restablecido la paz con Espa ña por el tratado, ratificado el 21 de mayo de 1884, 1 en la misma fecha el que ha puesto completo término a la guerra con el Perú; igualmente se ha sancionado en 29 de noviembre de este año el pacto de «tregua indefinida» con Bolivia, que se habia ajustado en 4 de abril precedente; i en fin, se han cultivado i siguen cultiván: dose con política elevada 1 liberal, relaciones de recíproca conve- niencia 1 amistad con todos los paises de América i de Europa. 154 MEMORTAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. GOBIERNO I ADMINISTRACION El gobierno de Chile es popular representativo, i la República una e indivisible. La soberania de la nacion se ejerce por tres po- deres, que funcionan independiente i harmónicamente, con arreglo a las prescripciones establecidas por la Constitucion de 1833. I. El Poder lejislativo reside en un Congreso Nacional, compues- to de una cámara de 115 diputados, elejidos directamente por departamentos i renovada cada tres años, i de un senado de 40 senadores, elejidos tambien directamente por provincias, en la proporcion de un senador por cada tres diputados o una fraccion de dos de los que correspondan a la provincia, i por un periodo de seis años.—La renovacion del Congreso se varificará el 29 de marzo próximo, i sus sesiones se abren anualmente el 1.* de junio. II. El Poder ejecutivo se ejerce por el Presidente de la Repú- blica, elejido por electores nombrados en votacion directa, a razon de un elector por cada tres diputados de los que corresponden a cada departamento; su periodo dura cinco años, sin poder ser ree- lejido sucesivamente. Administra por medio de un Ministerio de cinco ministros i de un Consejo de Estado compuesto de once miembros, seis elejidos por el Congreso i cinco nombrados por el Presidente de la República de entre funcionarios determinados por la Constitucion. III. El Poder judicial ejerce sus funciones esclusivas e inde- pendientemente por majistrados nombrados, bajo ciertas reglas, por el Presidente de la República, i que no pueden ser depuestos de sus destinos sino per causa legalmente sentenciada. Lo compo- nen: 1. Una Corte Suprema de siete ministros, con residencia en la capital 1 jurisdiccion en toda la República; 2. Cuatro Cortes de Apelaciones: la primera compuesta de diez miembros, dividida en dos salas, con residencia en la misma capi- tal 1 con jurisdiccion en las provincias de Aconcagua, Colchagua, Curicó, O'Higgins, Santiago, Talca i Valparaiso, 'i territorio de Magallanes; la segunda, de cinco, en la ciudad de Concepcion i con jurisdiccion en las de Arauco, Bio-Bio, Concepcion, Chiloé, Liná- res, Llanquihue, Manle, Ñuble i Valdivia, i territorio de Angol; la tercera, tambien de cinco miembros, en la ciudad de la Serena, i jurisdiccion en la provincia de Coquimbo i Atacáma, 1 territorio de Antofagasta; i la cuarta, asentada, por ahora, en la ciudad 1 puerta de Iquique, i cuya jurisdiccion comprende las provincias de A ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—MARZO DE 1885. 155 Tarapacá i Tacna, consta como las anteriores de cinco ministros; 3.2 Un juez letrado o juzgado de letras unipersonal, en capitales de departamentos, con jurisdiccion de primera instancia en su res- - pectivo distrito, que puede comprender el territorio de uno o mas departamentos. Su número en 1884 era de 53. En cada corte i juzgado hai un oficial que ejerce el ministerio público, con la denominacion de fiscal en las primeras 1 de promo- log» tor fiscal en los segundos; 4. Un juez de subdelegacion i un juez de distrito, para menor cuantía, en cada una de estas divisiones territoriales; habiendo sido el número respectivo de estas divisiones políticas el de 804 1 2,900. Para los objetos de administracion i réjimen interior, la Repú- blica se divide constitucionalmente, como se ha dicho, en provin- cias 1 éstas en departamentos, rejidos por jefes nombrados por el Presidente de la República, i denominados Intendentes los de las primeras i gobernadores los de estos últimos. La lei ha creado tambien territorios, análogos a departamentos, unos 1 otros dividi- dos en subdelegaciones, 1 éstas en distritos. Los departamentos 1 aun los territorios tienen, ademas de la administracion política, otra local, 1 constituyen uno o mas distritos municipa'es con un consejo o municipalidad, compuesto de 8 a 24 vecinos, segun la poblacion, elejidos popularmente por un período de tres años. La eleccion que renovará estas corporaciones debe verificarse el 19 de abril venidero i su instalacion el 3 de mayo siguiente. Establecidos por lei de 10 de enero de 1884 el matrimonio civil 1 por la del 17 de julio siguiente el rejistro del estado civil de las personas, que han comenzado a rejir desde el 1. de enero de este año 1885, se ha dividido asimismo la República (29 de noviembre de 1884) en 218 circunscripciones para los efectos de esas leyes i el asiento de las condiciones civiles de las personas. Aunque la libertad relijiosa es parte del derecho público chile- no, el culto católico es protejido i sostenido por el Gobierno, En este órden se reconocen en la República un arzobispado i tres obispados. Arzobispado, con sede en la ciudad de Santiago, vacante; admi- nistrado por vicario capitular, el obispo de Martyrópolis don Joa quin Larrain Gandarillas, 1878. Obispado, con sede en la ciudad de Concepcion, vacante; vicario capitular, canónigo don Benigno de la Cruz, 1883. A. DE LA U. 1.* SEC, : 20-21 156 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. Id., con sede en la ciudad de la Serena, su obispo don José Manuel Orrego, 1854. Id., con sede en la ciudad de Arca vacante; vicario capitular, canónigo don Rafael Molina, 1882. PERSONAL DEL GOBIERNO Presidente de la República, don Domingo Santa María, cuyo periodo de cinco años, comenzó el 18 de setiembre de 1881... Ministro de lo Interior, don José Manuel Balmaceda: 12 de abril de 1882. Id, de Relaciones Esteriores i de Colonizacion, don Aniceto Vergara Albano; 18 de enero de 1884. Id. de Justicia, Culto e Instruccion, don José Ignacio Vergara; 28 de mayo de 1883. - ld, de Hacienda, Agricultura i Minería, don Ramon Barros Luco; 18 de enero de 1884, Id. de Guerra i Marina, don Cárlos Antúnez; 6 de mayo de 1884. , 1.—DEPENDENCIAS DEL MINISTERIO DE LO INTERIOR MUNICIPALIDADES Para atender al servicio local, que comprende una municipali- dad i cuyo territorio es el mis:mo, con cortas excepciones, que el del departamento en que residen, cuentan éstas con propios i arbi- trios instituidos a su favor. Los gastos efectuados por los 63 municipios existentes en 1881 1 1882, fueron como sigue: 1881 1882 Aseo, salubridad 1 OIDAQLO...oocnonennoctnaconnoo nono - 217,048 220,916 PANAMA Eo 1.210,696| 1.032,967 ODE cl leroobabcoar oso socboncobougbonas, 147,220 360,211 ¡NICO sera puoo canoa oob dos doAObOcOcoDa 55,144 12,100 Beneficencia imanutencion de presoS....oo.ommm... 135,959 138,494 Administración una ad 314,226 322,7 198 Intereses i amortizacion de deuda.....oopmmmsom.... 2.423,158| 2,669,474 Gastos estraordinarios e ImprevistoS ...o.ooommmme.s.. 293,692 222,890 $ 4.797,143|$ 5.039,850 ÁNALES DE LA UNIVERSIDAD.--MARZO DE 1885. 157 Sus entradas ordinarias 1 estraordinarias en los mismos años alcanzaron respectivamente a $ 4.861,284 ¡1 $ 5.200,919. En 1883 i 1884, segun sus presupuestos de entradas ordinarias, éstas montan a $ 2.797,841 1 2,781,580. FERROCARRILES 1 OTRAS VIAS PÚBLICAS Las líneas de ferrocarriles de propiedad del Estado,_son: 1,2 El ferrocarril que va desde la ciudad de Santiago hacia el noroeste hasta Valparaiso, pasando por la ciudad de Quillota 1 villas de San Francisco de Limache 1 Viña 3 1 AA 187 kils, Su ramal desde la estacion de las Vegas, jirando hácia el oriente, por la ciudad de San Felipe, hasta la de San- te Bose de 10 E A 45» MI o dle MUaLl IR bo esa 232 kils. Costo de construccion 1 equipo hasta fin de 1883............ 17.878,200 Quintales métritos de carga trasportados en 1883......... 5.363,911 Pasajeros en ld... ondonooneonccnno SONES e abr deis 1.093,439 cuida el llovido comence ic róncitaenoes cesa 1.501,317 2.2 El ferrocarril de Santiago al sur. 1.* Seccion desde esta ciudad hasta el rio Maule, tocando en las ciudades de San Bernardo, Rancagua, Rengo, San Fernando, Curicó Molina 1 Talca; i ramal hácia el oeste desde su empal- me, al sur de San Fernando, hasta Palmilla, pasando por Di e a 304 kils 2,2 Seccion desde el Maule a Talcahuano 1 Angol, con el ramal de Santa Fé a los Ánjeles; pasando por San Javier de Loncomilla, Linares, Parral, San Carlos, Chillan, Bul- nes, San Rosendo, Talcamávida, Gualqui i Concepción... 413 » ER A E 717 kils, Costo de construccion i equipo hasta fin de 1885......... $ 23.426,505 Quintales métricos trasportados en 188B3................ dEbco 5.101,979 Poo A CIU as male an 1.251,598 Viiliad A NN 1.053,921 El producto neto que las dos líneas precedentes han rendido en el año 1883, fué de $ 2.555,238, con los cuales se cubren la amor- tizacion e intereses de los empréstitos tomados para su construc- cion. El valor que representan estos ferrocarriles se computa en 41.304,705 pesos, 158 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. Se procede por el Gobierno i por sociedades particulares al es- tudio i formacion de planos i presupuestos para la ejecucion de las siguientes vias férreas, algunas de las cuales se hallan ya en obra; a saber; Desde la estacion de Quilpué, en el ferrocarril de Valparaiso hasta San- tiago, via Casablanca i Melipilla; » la de la Calera a la ciudad. de Ovalle; » la estacion de Pelequen, en el ferrocarril de Santiago al Sur, a la villa de Peumo; y » la ciudad de Talca al puerto de Constitución, siguiendo el curso de rio Maule, 85 kils. . » la ciudad del Parral a la de Cauquenes; » la estacion de Coihue, en el ferrocarril del Sur, ala ciudad de Mulchen; » Renaico al fuerte Victoria en el territorio de Angol, 81 kils. i desde Victoria a la ciudad de Osorno, mas de 300 kils,; » la ciudad de Angol a Traiguen, 74 kils.; » la ciudad de Concepcion a las de Lebu i Cañete, 160 kils, Las líneas corrientes de ferrocarriles particulares son, princi- piando por el norte: > Desde el puerto de Arica a la ciudad de Tacha....ooescoco cooocs 63 kils. » el puerto de Pisagua a Tres Marías, 90 kils, i ramales a Agua Santa 1 Puntunchara 1 desvl0S.....oocoenemcooooo.. 106 » » el de Iquique a Tres Marías, 109 kils., a Virjinia, 31 kils,, ramales a Bodegas 1 desviOS.....ooccoccococennccccoioso 191 » y elde Patillosta salitreras dela 93» » el de Mejillones del Sur al mineral del Cerro Gordo... 29 » » el de Antofagasta a Salinas de Dorado... AA 128 » » el de Taltal a Cachiyuyal o al Refresco......ooooommmosm... 82 » » el de Chañaral a los minerales de las Animas i del Salado E O dd SES Ue 60 » » el de Caldera a la ciudad de Copiapó, bifurcado a los minerales de Puquios, a. San Antonio de Apacheta 1 la Chañaral Juano A 242 » ». el de Carrizal Bajo a Carrizal Alto, vía de Barranquilla 1 Canto del Agua cacondi lada de ade mt dea AA 36 » » el de Coquimbo a la ciudad de la Serena i la Compañía. 15 » » elde idem a la ciudad de Ovalle i ramal a Panulcillo.. 1D SN) » el de la Serena a Elqui o hasta la ciudad de Vicuña, corriente desde el 1.2 de este Mes. ...ooococooocoonocccnooo.. 60 » » el de Tongoi al mineral de Tamaya....oooocdsonrnodoceao dao DO) » el de Laraquete, en la bahía de Arauco, a las minas de carbon de piedra de Quilachauquín i Maquegua......... ; 40 » Total. vononocacoroorononnancnnerasononenans 1,926 Kils, ANALES DE LA UNIVERSIDAD. MARZO DE 1885, 159 Se han pedido por estas mismas clases de sociedades particula- res concesiones al Congreso para prolongar hasta Bolivia el ferro- carril de Antofagasta, i construir otros entre el mismo puerto de Antofagasta hasta los salitrales de Aguas Blancas; entre el puer- to de Huasco i la ciudad de Vallenar; entre Santiago i el mineral de plata de las Condes, al oriente de esta capital; entre la estacion de Chagres, en el ramal de la línea de Valparaiso a Santa Rosa de los Andes, i el lugar de Nilhue de Catemo; entre Concepcion i Lota; entre Colcura, cerca de Lota, i Colicó al sur, etc. Ademas de los 2,275 kilómetros en actual movimiento (949 na- cionales 1 1,326 particulares), hai otros cortos ferrocarriles al ser- vicio de Jos establecimientos carboníferos de Coronel con 5 kils., Lota con 3, Lebu i Punta Arenas de Magallanes, i una tranvía o ferrocarril de sangre de unos 6 a 8 kilómetros entre el puerto de San Antonio i boca del Maipo. En las ciudades de Santiago i de Valparaiso se estienden cómo- das tranvías que pasan de 50 kilómetros: por las de Santiago han transitado en el último semestre 10.333,700 individuos. Igual ser- vicio comienza a establecerse tambien en otros pueblos, de los cuales la ciudad de Talca tiene, desde el 1. de agosto último, una línea corriente de 2 kilómetros. : Fuera de estas vias de comunicacion, se cuentan en Chile sobre 700 caminos públicos, a cuya conservacion se atiende con fondos nacionales i cuya lonjitud total no buja de 40,000 kilómetros; 1,600 id. vecinales i trochas, atendidos por los municipios i parti- culares, con una estension total de mas de 30,000 kilómetros; i 78 cursos de aguas navegables con mas de 4,500 kilómetros de esten- sion. ' CORREOS I TELÉGRAFOS Las oficinas de correos en servicio al principiar el año 1884 lle- gaban al número de 390,1 por ellas han jirado las piezas de cor- respondencia que se apuntan en los años siguientes: Clases. 15882. 1583. CAE A AAA E Ed LEN :: 10.128,556 11.481,149 IS corbicadas. cocoa ono cano e cepas 15,741 82,313 Muestras de mercaderías 1 avisos Impresos. 19,950 24,023 Espedientes judiciales ....ooococoncocnanncioo. 13,786 15,468 OCIO SUDErnativos....verievecooscnoonene ais 493,572 558,934 - Números de periódicos 1 diari0S...........o 11,046,534 12.070,080 21,777,939 24,231,967 160 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. Las entradas en 1883 han sido $ 346,777 1los gastos $ 339,016. Las oficinas de correos atienden asimismo a jiros postales de valores. En 1883 el número de £stos llegó a 54,661, por el monto de $ 1,211,938. Están igualmente a cargo del Gobierno las líneas telegráficas eléctricas, que se sirvieron el mismo año por 119 oficinas perma- nentes, provistas de 182 aparatos o máquinas adecuadas. La estension de los alambres de su comunicacion media 10,107 kiló- metros, representando un costo de 674,443 pesos; 1 los partes o telegramas trasmitidos fueron 393,781, que contenian 5.535,227 palabras, importando $ 116,250; fuera de 8£,848 telegramas ofi- ciales con 3.263,577 palabras, que se estiman en $ 70,286. listos servicios han aumentado proporcionalmente en 1881, Hai tambien al servicio del público una línea telegráfica de propiedad particular entre Santiago 1 Valparaiso, i otra entre la ciudad de Santa Rosa de los Andes i la República Arjentina, ámbas de bastante movimiento, lo mismo que el cable submarino a lo largo de la costa del Pacífico hácia el norte. 2, —DEPENDENCIAS DEL MINISTERIO DE RELACIONES ¿STERIORES Cuerpo Diplomático de Chile ENVIADOS ESTRAORDINARIOS I MINISTROS PLENIPOTENCIARIOS En Francia, don Alberto Blest Gana, nombrado en diciembre 1.” de 1869. Secretario de Legacion, don Cárlos Zañartu. Oficial de secretaría, En los Estados Unidos de Colombia, don José Antonio Soffia, en enero 2 de 1881. Secretario de la Legacion, don Manuel J. Vega. En en el Perú, don Jovino Novoa, en octubre 12 de 1881. Oficial de secretaria, don Manuel J. Novoa. En el Imperio Jermánico, don Guillermo Matta, en diciembre 17 de 1881. Secretario de Legacion, don Valentin Letelier, Oficial de secretaría, don Juan Gonzalo Matta. En la Gran Bretaña, don Marcial Martinez, en abril 4 de 1882, Secretario de Legacior, don Manuel Carvallo. Oficial de secretaría, don Marcial A. Martinez. ANALES DE LA UNIVERISDAD.—MARZO DE 1885. 161 En los Estados Unidos de Norte América, don Joaquin Godoy, en abril 4 de 1882. Oficial de secretaria, don Manuel del Campo, En el Brasil, don Domingo Gana, en noviembre 8 de 1883. Secretario de Legacion don Hernan Vial Bello. Oficial de secretaria, don Cárlos M. Calmann. En la República Arjentina : el Uruguay, don Ambrosio Montt, en noviembre 27 de 1883. Secretario de Legacion, don Ambrosio Montt 1 Montt. Oficial de secretaría, don Rafael Orrego González. En España, Vice-almirante don Patricio Lynch, en setiembre 22 de 1884, Secretario de Legacion, don José Toribio Medina. Oficial de secretaria, don Alberto del Solar. MINISTROS RESIDENTES En el Ecuador, don Domingo Godoy, en setiembre 14 de 1383. Secretario de Legacion, don José M. Larrain Urriola, Cuerpo Diplomático Estranjero ENVIADOS ESTRAORDINARIOS 1 MINISTROS PLENIPOTENCIARIOS De los Estados Unidos de Norte América, señor Cornelio A. Logan; recibido en setiembre 7 de 1882. Secretario, señor Clemente Carpenter. De la República Arjentina, señor José E. Uriburu; mayo 14 de 1883. Secretario, señor Jacob Larrain. De Francia, señor Pascal Duprat; mayo 31 de 1883. Secretario, señor Cárlos Wiener. De Uruguay, señor José €. Arrieta; setiembre 10 de 1883. Secretario, señor José Luis Arrieta Cañas. De los Estados Unidos de Colombia, señor José María Samper; enero 5 de 1884. Secretario, señor Cárlos Saenz EcheverrÍa. Del Perú, señor Vidal García 1 Garcia, julio 3 de 1884. Secretario, señor Manuel A. San Juan. 162 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS, De España, señor Enrique Vallés, recibido el 5 de setiembre de 1884, Secretario, señor Alejandro Alava 1 Amorós. MINISTROS RESIDENTES De la Gran Bretaña, señor Francisco J. Pakenham, agosto 30 de 1878. Del Imperio Aleman, señor baron Schenck de Schweinsberg; no- viembre 10 de 1881. De Italia, señor Silvio Carcano: setiembre 14 de 1883. ENCARGADOS DE NEGOCIOS De las Islas Haratianas, señor David Themas, junio 11 de 1859 Secretario, señor Santiago Thomas. De Béljica, señor Adolfo Carion, setiembre 2 de 1880. Del Brasil, señor José Pedro Werneck Ribeiro de Aguilar, abril 18 de 1882, Segundo secretario, señor Luis Rodriguez de Larenas Fer- reira, Del Ecuador, señor Cárlos E. Tobar, agosto 13 de 1883 (ausente). COMISION MISTA DE ARBITRAJE Comision Chileno-inglesa, (convencion de 4 de enero de 1883, pro- mulgada el 2 de junio del mismo), instalada el 1. de mar- zo de 1884.—Miembros—por parte de Chile, don Luis Al- dunate; por la Gran Bretaña o gobierno ingles, señor Francisco Juan Pakenham, tercero por parte del Brasil, señor Felipe Lopes Netto. Comision Chileno-italiana, (convencion de 7 de diciembre de 1882, promulgada el 30 de abril de 1883), instalada el 5 de abril de 1884. Miembros —por Chile, señor Aldunate; por Italia, señor Roberto Magliano, i por el Brasil, señor Lopes Netto. Comision Chileno-francesa, (convencion de 2 de noviembre de 1882, promulgada el 14 de setiembre de 1883), instalada el 17 de mayo de 1884.—Miembros—por Chile, señor Al- dunate; por Francia, señor Cárlos Wiener, i por el Brasil, señor Lopes Netto. ANALES DE LA UNIVERSIDAD,=MARZO DE 1885, 168 Estas comisiones o tribunales arbitrales, presididos respectiva- mente por el tercero nombrado por el Brasil, juzgan i deciden por mayoría de votos las reclamaciones contra Chile por actos de la guerra con el Perú i Bolivia, desde la fecha del rompimiento de las hostilidades hasta la del ajuste de paz, o de tregua que les puso término. El Ministerio de Relaciones Esteriores, a mas de los negocios diplomáticos i consulares, tiene a su cargo los asuntos de coloni- zacion, 1 atiende en este órden actualmente al fomento de los te- rritorios de Angol, en el centro de la República, ide Magallanes, a su estremidad austral, destinados a ese fin, i en donde se conce- den proporcionadas hectáreas de terrenos nacionales i otros auxi- lios a los inmigrantes que se establezcan en ellos. A este efecto, han llegado algunos colonos. El servicio diplomático chileno se halla remunerado con arreglo a la lei de 12 de setiembre de 1883, que establece solo dos clases de Legaciones—Enviados Estraordinarios i Ministros Plenipoten- ciarios, i Ministros Residentes, —señalando a los primeros un sueldo anual de 10,000 pesos i a los segundos de 8,000 pesos, con una asignacion para gastos de representacion de 3,000 pesos a aquéllos i de la mitad a estos últimos; a los secretarios de las pri- meras legaciones 4,000 pesos i a los de las segundas 3,500 pesos; a los oficiales de secretaría de aquéllas 2,000 pesos i a. los de éstas 1,800 pesos; i a mas, a unos i otros la mitad del sueldo en el pri- mer año del nombramiento 1 costo de viaje: todo en la proporcion de una libra esterlina por cada cinco pesos chilenos. La República tiene en América 3 Cónsules jenerales, 33 Cón- sules 1 13 vice-Cónsules; ien Europa i otras partes 2 Cónsules jenerales, 74 Cónsules i 43 vice-Cónsules. De estos funcionarios tiene el estranjero en Chile 8 Cónsules i jenerales, 37 Cónsules i 47 vice-Cónsules i ajentes consulares. 3.—DEPENDENCIA DEL MINISTERIO DE JUSTICIA E INSTRUCCION JUSTICIA En otro lugar se sefialan los tribunales a que incumbe la admi- nistracion de justicia, 164 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. En el establecimiento penal (la penitenciaria de Santiago, exis- tian, al fin de marzo de 1884, un número de convictos que llegó a 932. En el año corrido hasta esta fecha, los condenados por sen- tencia definitiva fueron 60, de los cuales hubo 44 por delitos con- tra las personas, 13 contra la propiedad 1 3 contra el órden admi- nistrativo. Cumplieron sus condenas 46 i fallecieron 8. En la penitenciaria se observa el réjimen de trabajo comun i de separacion solitaria durante la noche. INSTRUCCION PÚBLICA La República contrajo, desde su establecimiento, conforme a los principios que proclamó la revolucion de 1810, el deber de fomen- tar la enseñanza popular, costeándola con fondos de la nacion, 1 de vijilar por su desarrollo progresivo. A este efecto establece la Constitucion una superintendencia sobre ella que se ejerce por un consejo de Instruccion Pública, 1 está encargado de dictar el plan de estudios i el réjimen interior de los establecimientos públicos de enseñanza; de determinar las pruebas finales para obtener gra- dos universitarios; de intervenir en el nombramiento, destitucion o supresion de sus profesores, 1 de otros actos concernientes a la instruccion secundaria i superior, todo con aprobacion del Presi- dente de la República i con arreglo a la lei. Ejerce tambien, por sí o por delegados, sobre todos los establecimientos públicos i priva» dos de instruccion secundaria i superior las atribuciones de vijilan- cia 1 policía concernientes a la moralidad, hijiene i seguridad de los alumnos i empleados. El Consejo se compone de 14 miembros, de este modo: El Ministro de Instruccion Pública, que lo preside, don José Ignacio Vergara; El Rector de la Universidad, que preside en ausencia del ante- rior, don Jorje Huneeus; El Secretario jeneral de ídem, don Miguel Luis Amunátegui; Los cinco decanos de las facultades de la Universidad, de Teo- lojía, Leyes i Ciencias politicas, Medicina i Farmacia, Ciencias Físicas i Matemáticas i Filosofía, Humanidades 1 Bellas Artes: obispo don Joaquin Larrain Gandarillas, don José Clemente Fa- bres, don José Joaquin Aguirre, don Uldaricio Prado i don Diego Barros Arana; El Rector del Instituto Nacional, don Manuel Amunátegui; "Tres miembros nombrados por el Presidente de la República: 10% ANALES DE LA UNIVERSIDAD: —MARZO DE 1885, 165 don Adolfo Valderrama, don Francisco Solano Asta-Buruaga i otro, vacante actualmente; Dos miembros Universitarios elejidos por la Universidad: don Rodulfo Amando Philippi 1 don Antonio Varas. En Chile existe completa libertad para dar i recibir la instrue- cion que a bien tengan los particulares. El Estado se reserva solo, como se ha dicho, por medio del Consejo de Instruccion pública, el derecho de someter .los grados por la instruccion adquirida a exámenes i certificados, que emanan de su autoridad, en aquellos casos en que los que han recibido la enseñanza pretenden ejercer alguna o alguas de las profesiones que, conforme a la lei, requie- ren una especial garantía, por la trascendencia de sus efectos en la sociedad. La prestacion de esta garantía por parte del Estado se verifica invariablemente con estricta imparcialidad i con condiciones que, léjos de dañar, estimulan la saludable competencia de las institu- ciones docentes. La instruccion que Fomenta el Estado, que siempre es gratuita, ménos el simple pupilaje, se divide en instruccion superior o pro- fesional, instruccion media o segunda, e instruccion primaria o elemental, La instruccion de la primera i de segunda clase, se proporcio- nan en las dos secciones, universitaria i comun del Instituto Na- cional de Santiago, i en los liceos provinciales. Comprenden las asignaturas o ramos correspondientes a las Facultades de leyes, ciencias fisicas 1 matemáticas, medicina i humanidades i bellas artes. La tercera clase de instruccion se atiende por las escuelas pri- Marias. En la seccion universitaria se incorporó a los cursos de las fa- cultades de la Universidad, eun el año escolar terminado en 31 de mazo de 1884, el número siguiente de estudiantes: Al'curso de leyes i ciencias políticas........ eomooo 0.0... 949 E e medicina rot tanal eeds cto lonas alo o duo ZOO >» -» de farmacia iquímica Orgánica... coo 90 » de ciencias físicas 1 matemáticas. ...mmo,. . 21 » de bellas artes (dibujo, pintura, escultura) 62 778 166 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. De los 2,279 exámenes rendidos en el mismo año “escolar, se aprobaron en los estudios correspondientes: Al curso de leyes i ciencias políticas..... 1,014 exámenes » » de medicina i farmacia. ......... 811 » » » de matemáticas i quim:ca..... 102 » 1,927 exámenes A la seccion media o comun del Instituto concurrieron, en 1884, 1,158 estudiantes, de los cuales 175 estaban a pupilaje i 983 fueron asistentes esternos. En el perído de exámenes de diciembre de 1883 i marzo de 1884 se rindieron, ante las comisiones examinadoras del Instituto, 1,191 exámenes, 1 de éstos se aprobaron 638, calificándose 238 de dis- tinguidos. En los liceos provinciales se han matriculado 3,149 estudiantes en 1884, Estos establecimientos de primera i segunda enseñanza, situa- dos en las ciudades de sus nombres, han matriculado en el mismo año i en el anterior, juntamente que la segunda seccion del Insti- tuto Nacional en Santiago, el número: siguiente de estudiantes: 1853 1884 Seccion media o secundaria del Instituto.. 1,148 1,158 Liceo de Ancud loo oecrotlo dsc Ae Dido lAmjelesi. o ntanseloorro caco 152 182 ». de Cauquenes nodos lousaes leaecóoss ce A de Concepcion oa ... 828. 1345 "de VoplaDO into cnncar osenes Meueca qdo 207 de ASOC ct a ae EEES 106 133 de Chillan acen dl a loa dea DEA 182 201 de Me A A Lo 58 50 ». de Linares e 20oemo poiacccncicnta das ola O 92 » de Melipulli o Puerto Montf......... 97 66 Ad A 148 136 » de San Fernando ......... ..... duela SS 92108 » ¿de San PellPevne o nccao oosono atar o L ZLO Dr de Derenanaaca als cacon ads aca SA 2/7 » ¡de Taller coin aos etactracao o a 3593 A EU aaa sario ad de da o 95 101 » ¿de Valparaiso .heva desóondao denia OO SS Total de estudiantes...» ... 4097 4,307 = ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—MARZO DE 1885, 167 Hai, ademas, en Santiago, establecimientos sostenidos tambien por el Estado, como los anteriores, aplicables directa o indirecta- mente a la instruccion jeneral, i son: la Escuela de Artes ¿ Oficios, la cual en 1884 ha tenido 150 pupilos, de los que salieron varios despues de cumplidos provechosamente sus estudios i práctico aprendizaje, 1 en la que se enseña física, química, mecánica, dibujo lineal, nociones de construccion de edificios i máquinas, i la prác- tica de varios oficios e industrias mecánicas; el Instituto Agrícola para la enseñanza teórica i práctica de la agricultura, el que al efecto tiene una hermosa quinta normal para ensayos agrarios i una escuela veterinaria; la Escuela Normal para formar precepto- res, i dos para preceptoras de escuelas primarias; en el año esco- lar hasta abril de 1884, siguieron los cursos de la primera 120 discípulos, 1 de ellos pasaron 12 al puesto de maestros por haber terminado con plena aprobacion sus estudios, i en las segundas la de Santiago tuvo 76 alumnas, 19 de las cuales pasarán a rejentar escuelas públicas de niñas i niños, 1 la de Chillan con 37 alumnas; la Academia de pintura; la Escuela de escultura i el Conservato- rio de música, para la enseñanza gratuita de sus objetos. Auxilian asimismo la instruccion jeneral una Biblioteca Nacio- nal, la cual en abril de 1884 constaba de 65,094 volúmenes, sin contar gran número a la rústica mi los impresos nacionales, i a ella concurrieron en el año terminado en esa fecha, 6,492 lectores; la del Instituto Nacional, con 14,000 volúmenes, i otra de la sec- cion universitaria con 7,619 volúmenes de medicina, jurispruden- cia, literatura, historia, viajes, ciencias naturales, físicas i ma- temáticas. Existen ademas bibliotecas públicas en varias capitales de provincia; 1 cursos superiores de comercio en Valparaiso, i de minería i de matemáticas en Copiapó. Sirven al miemo propósito un rico Museo Nacional de historia natural ¿1 Jardin Botánico a cargo del profesor don Rodulfo A. Philippi, otro museo de anatomía 1 un gabinete físico en dicha Uni- versidad. - Existe tambien, desde 1850, un bien montado Observatorio As- tronómico, cuya posicion, al costado oeste de Santiago, es en los 33 26 42” Lat. S. 1 los 70% 40? 35” occidente de Greenwich, ia 535 metros de altitud sobre el Pacífico; a él está unida una Ofici- na central meteorolójica con ramificaciones a lo largo del pais. 168 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. ESCUELAS Las escuelas públicas 1 gratuitas de instruccion primaria, que han funcionado en toda la República, estaban distribuidas asi hasta principios de 1884: Escuelas superiores para hombres .. ..ccomoor oomo.. 16 Id. id, para mujeres cesa cos O Id. elementales para niñoS.....co e somo». .... 240 Td. 1d. para DAS bre EOS Id. 1d. para niños de ámbos sexos. 287 1736 Número de alumnos En las urbanas, niños inscritos 19,563, asistencia media. 14,102 En las id. niñas id. 18,339, 1d. id... 12,936 En las rurales niños id. 17,702, 1d, 1d'... 12,225 En las id. niñas 1d. 14,778, id. id... 10,503 Totales. li 70,/882 A A9x166 A estas escuelas se agregan las privadas o sostenidas por per- sonas 1 sociedades particulares. Ei número de éstas no bajó, en el mismo año, de 495, con inscripcion de 22,908 niños. Resulta, pues, que el número de escuelas públicas 1 privadas llegó a 1,231, 1 a 56 el término medio de asistentes a cada una. Sin embargo, estos guarismos pueden ser mas altos, porque existen en las grandes po- blaciones muchas escuelas inferiores e las que no se tienen datos. Los gastos destinados a cubrirse en todo el año 1884 por el Erario Nacional en la instruccion pública, comprendiendo sueldos de profesores i maestros de establecimientos de enseñanza comun, cientifica, especial 1 eclesiástica, provision de locales para los mis- mos, auxilio i fomento al ramo, i publicacion de libros, montan a mas de 2,104,000 pesos. Las municipalidades hacen tambien gas- tos en el fomento de-la instruccion primaria que no bajan de 65,659 pesos. Hai ademas varios e Importantes establecimientos particulares de educacion para uno i otro sexo, El arzobispado de Santiago 1 obispados de Concepcion, Ancud 1 Serena sostienen asimismo, con adecuadas subvenciones del Esta- do, seminarios conciliares en la capital, i ciudades de Valparaiso, Talca, Concepcion, Ancud, Serena i Copiapó, en que se dan educa- ANALES DE LA UNIVERSIDAD.--MARZO DE 1885. 169 cion eclesiástica 1 enseñanza comun gratuitamente a los que no están a pupilaje. ; 4 —DEPENDENCIAS DEL MINISTERIO DE HACIENDA RENTA NACIONAL Las entradas ordinarias i eventuales que ha tenido el Erario Nacional en todo el año de 1883 ascendieron a 44.248,695 pesos, 1 dieron sobre las de 1882 un aumento líquido de 2.291 ,659 pesos. El producto de aduanas llegó solo a 30,302,816 pesos, con un au- mento sobre ese año de 1.222,605 pesos: el resto lo produjeron los demas ramos de contribuciones i propios nacionales. Los gastos en 1883 en los diversos ramos de la administracion, solo llegaron a 41.553,918 pesos, de lo que resulta que, con saldos que quedaron del año anterior, existia el 1.2 de enero de 1884 un sobrante de 7.918,245 pesos. Para atender a eS gastos del año que acaba de terminar, se ha contado con las entradas siguientes: Puieuecaal prnemprar SS di nooo conca donen nnconanonescosnona $ 7.918,245 OOO E ANA 24,000,000 IA OL erE Oc arrest. oido aseo dosos sao paoronan esoo cos 6.000,000 IU conteos elecralOs toni nceco caco panacalasacono ns ' 500,000 A orimapuestos establecidos. conosca na retenc cuen» 3,900,000 Id. ¡por venta de guano i de otros bienes naciona- les, por” entradas vara. poco rro 3.566,000 o a e tos da ASCER $ 45,884,245 Las entradas ordinarias en el año actual de 1885 se estiman que no bajarán de 36.646,000 pesos; 1 el presupuesto de gastos para el mismo se halla calculado en la Memoria del Ministerio de Ha- cienda, como sigue: - Ministerio de lo Interior. ...ico.oco rocio. $ 10,638,336 Td. de Relaciones Esteriores......... 734,194 Td. de Justicia, Culto e Instruccion. 4.338,053 Id. ae aca deso ac unos de E cEBL 9.908,417 Td. ACA oscunorcntclcank ada as 5.986,547 Td. de Marina omoa o. a aoS a 3,479,428 Lal IAS $ 35,084,905 170 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS. DEUDA NACIONAL Se divide en esterior e interna: —La deuda esterior asciende a la suma de 34.870,000 pesos, habiéndose amortizado de la primitiva 18.237,100 pesos. Esta deuda, orijinada casi en un todo de em- préstitos, cuyo producto se ha destinado a la construccion de los ferrocarriles del Estado, presenta el siguiente detalle: Año de oríjen Intereses | Amortizacion Monto primitivo — [Monto en 31 de diciembre de 1883 A dedono VAN SS Ll $ 3.782.500 | $ 871,000 MI 41 » 1 >» 7.774,000 4.625,000 MAD ESO (A 2 » 5.604,600 3,420,500 A se ancabsto 6 » 2.» 10,000,000 6.626,500 SAO A 5 y» 1» 5.063,500 4.169,500 LTS 5» 2 » 11.382,500 9.962,000 STO IEA 5 » 2 » 9.500,000 5.195,500 $ 53.107,100 | $ 34,870,000 El servicio anual de intereses i de amortizacion de esta deuda se hace con 3.405,419 pesos. La amortizacion, que se habia sus- pendido por causa de guerra con el Perú 1 Bolivia, se ha restable- cido desde 1884, lo que ha disminuido aun esta deuda. La Deuda interna o interior resulta de empréstitos levantados dentro de la República para el pago de las indemnizaciones del tiempo de la independencia, para la construccion de los ferrocarri- les del Estado, i para los gastos de las últimas guerras con EEspa-= - ña, el Perú i Bolivia. Las emisiones de bonos, obligaciones i papel- moneda para tales efectos, se han efectuado al interes del 39%, al 7 % ¡icon amortizacion de un 3 a 4/, desde 1837 hasta 1882; habiendo llegado el monto de la deuda en ese último año a 58.309,959 pesos. Mas este monto, amortizado en gran parte, quedó reducido el 31 de diciembre de 1883 a 53.533,910, i del cual corresponden 26.927,966 pesos a la emision fiscal de papel-moneda. CONTRIBUCIONES Conforme al art. 37 de la Constitucion, las leyes tributarias solo subsisten por el tiempo de 18 meses, si no lo renueva sucesiva- : | ANALES. DE LA UNIVERSIDAD.—MARZO DE 1885. 107 mente una lei. La de 5 de julio i 31 de octubre de 1884 autoriza ahora el cobro de las contribuciones i el.pago de los servicios prestados por el Estado que a continuacion se espresan, determi- nados LA dd leyes respectivas, a saber: ! 1.2 Derechos de internacion de mercaderias jenerales. de 1d. de azúcar, chancaca i tabaco, Id. * de almacenaje de mercaderías en aduanas. Id. de esportacion de salitre, yodo, plata i cobre. Impuesto agrícola sobre renta calculada de fundos rústicos. Id. de patentes sobre industrias i profesiones. Id. de papel sellado, timbres i estampillas. 1d, sobre transferencias de fundos rústicos i urbanos, de minas i de imposiciones de capitales a censo. Id, sobre privilejios esclusivos de invencion e introduc- cion de nuevas industrias. Id, de peaje en caminos de cordillera. Id. sobre herencias. Id, sobre haberes mobiliarios. Servicio de amonedacion. Id. de correos. ld. de montepío militar. ld. — del muelle fiscal de Valparaiso. 2.” Las contribuciones i servicios municipales: por policía rural. » guarda de policia i alumbrado de pueblos. » establecimientos de diversiones públicas, » rotacion de carruajes en las poblaciones. » mataderos i espendio de carnes de abasto. -» esportacion de minerales, » pasajes de rios i pontazgo. » lanchas cisternas en Valparaiso, » esportacion de madera de los puertos de Aucud i Val- divia. lanchas de carguío en el puerto de Constitucion. lastreen el puerto de Coquimbo. mercados 1 puestos de abasto en lugares públicos. andamios en las ciudades de Santiago i Valparaiso, corrales de la feria en la ciudad de Chillan. - salinas de Vichuquen, muelles del puerto de Valdivia. : A. DE LA U. 1.? SEC, 22=23 E TIAS NY 172 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, por dique de Llanquihue. » amparo de minas. 3. 0 Los emolumentos a favor de instituciones de beneficencia o de instruccion, i de funcionarios públicos, segun aran- celes: dez cementerios. » fieles ejecutores o pesos i medidas. » injenieros de minas. » actos judiciales. » actos parroquiales. » cónsules en el estranjero. » tonelajes a favor de, hospitales. » rol de navegacion. » colación de grados universitarios. 4.2 Uso del crédito con el Banco Nacional de Chile hasta la can- tidad de 1.750,000 pe3os. INDUSTRIA JENERAL La produccion agraria, en sus principales ramos, llega anual- mente, por un cálculo prudencial, a 6,000,000 de hectólitros de trigo, a 2.300,000 hectólitros de los demas cereales, ia una pro- purcion correspondiente los de las legumbres i frutos de la zona templada comunes del pais. De vinos se cosechan no ménos de 7.000,000 de decálitros, i nacen sobre 400,000 cabezas de ganado vacuno, 1.000,000 del ovejuno i cabrio, etc. La minería produce unos 500,000 quintales métricos de cobre, 160,000 kilógramos de plata, 500 id, de oro, 5.500,000 quintales métricos de carbon de piedra, 5 a 5 i medio millones de quintales métricos de salitre; otras cantidades de sales, etc. La industria fabril provee ampliamente de manufacturas i aa factos comunes. Cuenta el pais con muchos molinos harineros i establecimientos de la industria mecánica i manufacturera. Hai tambien en mayor escala un injenio de refinacion de azúcar en Viña del Mar, junto a Valparaiso, i en Santiago una fábrica de tejidos de lana del pais, que produce paños de buena calidad, etc.; asi en las diversas provincias. Es tambien de mencionar aquí la Sociedad de FE omiento Fabril, fundada en octubre de 1883, con el objeto de propender al desar- | | ANALES DE'LA UNIVERSIDAD.—MARZO DE 1885. 173 rollo de los elementos industriales de la República, J a cuyo efecto publica un ilustrado Boletin mensual. COMERCIO JENERAL Los puertos habilitados para comercio son los siguientes, que designan la lei de servicio de aduana de 20 de enero 1 decreto de 20 de julio de 1884. Se dividen en puertos mayores marítimos 1 menores de mar 1 secos en la cordillera de los Andes; permitién- dose solo por los mayores las importaciones 1 esportaciones de mercaderías de procedencia, o con destino al estranjero, 1 por los segundos al comercio de cabotaje o tráfico entre ellos 1 un puerto mayor. Los puertos mayores van marcados con un asterisco i se- guidos respectivamente de los menores de mar i secos que depen- den de sus aduanas. PUERTOS LATITUD SUR | PROVINCIA DE SU SITUACION Punta Arenas (franco)....... 5310' Ene TerrItor10 DE MAGALLANES A a AN OL 41051” Mati coca AOS 43054 QureloD. ccconoorocrnoracoonoronn 4308' - CHILOÉ, (Fai AN 42028' OLEO AA > 42007” Puerto-Montt id 41030” Corts IAEA OAES | 41946” Iuanoungez Trumao o Rio-Bueno......... 40912 Valdivia o Corral T...ooco.... 39058" a Na nd A laa 39059” VALDIVIA. Monaco nor nenas | 39044 ' lA A 37%01” P» CONCEPCION. / DET OA E 37937 Marampangue.....ceoocococon . 31913 IA UE coro nacnc coo . 37909 ARAUCO. A a SNLOD Bocaide Maule c.icouoo condo 3700" Dell E 36944” PR AAN OR ha 3646' y Cds comicas orcas 36945” CON OEa cOn: Tomé. .... A 36039 WA o A 3303 + VALPARAISO. É 174 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. : PUERTOS LATITUD SUR | PROVINCIA DE SU SITUACION | Huechupureo o Buchupureo. 36005” ) OA A 35048” MauLrE Constitucion a 35920" ] Planchon' (Seco)...somccocoooo: 30011” ) LO ULilz acaso 0d: Cel 34046” CurIcó. O A 34032 ) Cajon de Tinguiririca......... 34045 Matanzase. o medio coa dba 158 3358 p Caco. El Portillo (seco).............. 33950” ES San Antonio de las Bodegas. 33035 Alamo DO asus 39 2D) ] Veo San José de Maipo...oooo.oo.o. 3320 $ . Rio Colorado (seco) Bedia 32950 Laplace qc qa Ae SR Pap eee o ACONCAGUA. Los Patos (seco).......oo..... 32024 od 3208 | A e aaaS0a 31054 Coquimbo anibal dde do 29057” Cuncumen (seco)....o.o.o..... 31054 A Calderon (Eco 31016' ; Eurtado (Seco 30030” a delo ld LA SAA, 30025” Coguiaso: y Rivadavia (SOCO)wecorinoaroo o: 32000" J lo o en popiandodasn Me 29059” Guayacanta ele talas 29058" oro aso dtor daba e ad: 29029” Carrizal ose 28%05' El Cármen (seco).....o.o..o... 29900" El Tránsito (SecO)..emicemo« 28945” IS ono. do nbaddoBbdd 28937” Leona papa doo gERES 28927” Caldera io ee 2704” Las Juntas (seco)......co.oo.... 28%00' Ñ Los Puquios (seco).......o..... 27e10' A Chañaral de Animas......... 2623 Pan de Azúcar cocidocaeo eos De 26:09” De meto retablo 28926 Me stoncadapye o dheop do upaDbin 25916” O verda sdo caba gooHonona 25%03' Esmeralda o Guanillo......... 2502 NS CEA in NA ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —MARZO DE 1885. 175 PUERTOS LATITUD SUR | PROVINCIA DE SU SITUACION LD A A 23040" Mejillones del Sur............ 23:02 ; - TERRIT. DE ANTOFAGASTA. Tocopilla o Tucupilla*....... 22:06' Sia e deca A 22:34 A 21915 Panrade MODOS. iddncin as. 2105 Pabellon de Pica.............. 2057” Calstaibuena to cda 19055” ne ERA PA 19937” no A A HN iasS 19041” LO UE O PAPA 20013 r AAA Ad RES E 18028* MOVIMIENTO COMERCIAL Los artículos introducidos, procedentes de paises estranjeros, importaron en 1883 un yalor de 54,447,061 pesos, dando un au- mento de 3.454,844 pesos sobre el año anterior, La esportacion correspondiente del comercio esterior llegó a 77.877,331 pesos, con un aumento de 7.678,547 pesos. El comercio de cabotaje tuvo un movimiento de estraccion e introduccion en el mismo año por valor de 141.724,972; habiendo sido en el año precedente 1882 por el de 140.246,908 pesos. IMPORTACION Clasificada la importacion por artículos o grupos de las merca-= derias despachadas para el consumo nacional, muestra estos resul- tados en los dos años 1882 ¡ 1883, . 176: MATERIAS DE IMPORTACION : MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. vaLor py 1882 | 1D. EN 1883 Artículos alimenticios...... SR PU 9:728,995 $ 11.029,325 Tejidos de seda, lino, algodon, etc. 13,516,665 13,224,807 Materias primas animales, vejeta- LU a STO Ie 6.335,567 6.189,009 Vestuario, joyas i objetos de uso Poe oa SEE ORCe 3.650,540 3.992,399 Instrumentos 1 objetos para in- y dustua oo 4.967,761 5.586,302 Artículos de menaje de casa i de otros usos domésticos............ 3.6143,368 3.501,747 Id. de ferrocarriles, carruajes, te- légrafos, animales caballares... TAILS 960,422 Vinos, licores, Cerveza......ooomoo.. 1,414,737 1.532,452 Tabaco, rapé, cigarros, pipas de A o ot osea ss 615,095 681,985 Minerales i metales de oro, plata LO ln atra 26,984... 16,621 Objetos de artes 1 concernientes a ciencias, letras EbC....0.. o... 672,493 630,844 Drogas medicinales i de uso in- ye! y dustriples estao: miro sde 527,611 510,776 Armas i sus útiles (L).......ooom.mo. 96,440 82,143 Artículos diversos 1 varios, ide servicio públicO...ocoopndoanópos 4,658,823 6.079,540 Monedas de oro 7,030 5,000 Td de plata mal ciós 30,571 333,689 Billetes de bancos.,.0....... AOS 214,915 190,000 $ 50,992,217 $ 54,447,061 ESPORTACION El valor de los objetos o productos esportados al estranjero se JN reparte en los capítulos siguientes: (1) No están comprendidas las armas, etc., introducidas por el Gobierno, ANALES DE LA UNIVERSIDAD.--MARZO DE 1885, 177 ESPORTACION NACIONAL 1882 1883 Productos de agricultura.......ooooom.o.... $ 11.638,413 | $ 11.864,524 18.0 BE Me AC 57,055,681 62,942,148 MENDIETA A AS 142,670 791,002 ACUO VARIOS vc ccmcioncocadesanaón sados 170,513 557,128 MOE AS EN 7,205 37,100 o A CACAO 973,052 1,763,176 Id. de papel o billetes de banco. 211,250 222,253 18 70,198,784 | $ 77.877,331 REESPORTACION Artículos diversos nacionalizados (1).. 987,242 1,678,500 OO AA das AAA A 30,100 17 ENVIE A A 2,978 146,622 Ti OA $ T1.209,604 | $ 79,132,583, Los principales artículos de esta esportacion fueron en las can» tidades que siguen: ed 18382 1883 E e o A A Qlts. mts. 43,119 YN CAN Canton de pledIa e iocconoqucionsasoness Id. id..| 1,112,230 | 1.486,320 Cebada comun 1 tostada.......oommmo.m.... Ed 39,552 167,164 ATA A ltros... 2 175,908 108,440 Cala e O Qlts. mts.| 367,261 366,152 VEU A A Td! 1d. 30,397 23,787 Galleta comun i fina, 1 fideos............ A 7,514 8,474 A pe AAA AOS Id. id..| 338,145 | 1.754,303 O A Id,» id..) 156,255 101,073 Lana comun 1 fina.............. ruta ido 1d 16,790 25,810 Minerales de Cobre.........opiiicconnoo o oa] ¡TOo) 1d: 30,311 19,634 ra A AA Td 1d: 24,010 28,936 Papas coyccrogroccccnnonoracnncancnnconanness 10 MOL, 28,039 44,240 1 A Kilógram 96,632 112,071 Régulo (ejes) de CObte....oooccomommmm+...o Qtls. mts, 122,638 (04000 Tarardetcobre 1' platas. ..oounvoonoorsl Td: 32,098 41,973 a ass lne rooimeoo ie AC dde ea e Vai) 1d. 4.893,465 5,847,984 Dc orasanions toc Ia e dle tad Id. id..| 1.290,629 | 1.234,080 OE a IIA Po 76 EIA Litros ....] 160,152 177,505 AO o AS ESE E Qtls, mts, 2,640 2,209 (1) Artículos nacionalizados o los estranjeros que despues de introducidos en el pais i despachados por aduana, vuelven a esportarse. 178 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS, El salitre esportado en los nueve Pactos meses de 1884 ha sido: QTLS, MTS, VALOR Por eliipuerto dePigagua.....oococpadorsezeoss 1.374,417 | $ /7.325,622 Id, ad de IQUIQUE costeo tronos 2,088,409 10.910,326 Td. dde Tocopilla scans dues 108,794 592,349 Id. 1d....de AmbofagasStalincaecnados=oonco: 295,846 1.504,842 Td. dde Mal ona 163,569 813,941 pa E SA ASE 4.030,836 | $ 21.147,080 Las monedas legales de Chile se reglan por las leyes de 9 de enero de 1851, 28 de julio de 1860 i 4 de setiembre de 1878; i son las siguientes: A A RETINA (NURDA OA PAU ca a PO Y DrÁ CLASE TI PESO LEGAL IÁMETRO EN o vaLor | en erams. PIO rr merros De oro (fino 0.900) Condor. AR ol $ 10.00 15.259 13.7277 28,5 Doblon aa 5.00 7.627 8.6638 22.0 scudo E 2,00 3,051 2.7455 16.5 Peso AAA 1.00 1.525 LITD Tp AO De plata 2 (fino 0.900) Pero A 1.00 25.000 22.5000 37.0 Medio “peso. .iisescocine.so 0,50 12.500 11.2500 30.0 Out a 0,20 5.000 4.2500. 23.0 DECIMO A 0.10 2,500 2,2500 18.0 Medio décimo.. rosa 0.05 1,250 1.1250 15,0 De vellon. (aleacion de 95 cobre 1 5 nikel). Dos centavos. occsesconono 0.02 TAO AS DO Un centavo. votas asin 0.01 DO A : 21,0 Medio centavó....0.o.o.o.. 0.005 O os 19.0 La Casa de Moneda, en compra de pa metálicas 1acuñacion, ha tenido el siguiente movimiento: ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —MARZO DE 1885. 179 COMPRADO 1883 1884. O o o dan coto 92,487: | 8... .90,928, A A APN 1,173,085 1.637,414 reposa oidor alolción $ 1,265,572 1:$:1.728,342 ACUÑADO | Ca ae 3 Cóndores, 9/10 fino............ $ 83,810 | $ ' 98,860 Pesos . Mood $ 1,396,666 | $ 1.811,555 Dase Décimo o diez cts., 5/10 fino 17,763 31,907 Medio décimos UNE 9,832 33.204 Dos centavos,.........oo.. 8,108 3,641 Cobre i níkel...< Un centavo................ 2,743 1,712 Medio centavo. ......,..... 3,571 522 MO lindaa tiea cal $ 1.518,493 | $ 1.981,371 Estas monedas suplen la necesidad de los cambios de la «circu= lacion interior, en la que, al principiar el año 1884, entraban espe- cialmente $ 26.927,966 de billetes del Gobierno, 1 $ 12.306,686 de id. de los once odas existentes i 5 en liquidacion, rejistrados - para su validez, conforme a la lei, en la Casa de Moneda hasta esa fecha: total emision de $ 39,234,652. El promedio del cambio en el año se estimó en 30 peniques por peso chileno. La institucion de la Caja de Crédito Hipotecario emitió letras o billetes al interes del'5, 6, 7 i 8 por ciento en nn mónto de $ 2.526,900; i el Banco Garantizador de Valores otros al5, 61 7 por ciento en la suma, de $ 1,846,300, durante el año 1883. 0/00 5, DEPENDENCIAS DEL MINISTERIO DEGUERRA I MARIN A Departamento de Guerra EJÉRCITO Al comenzar en 1879 la guerra con Bolivia i el Perú, ¡el.ejérci- to, distribuido en las guarniciones de todo el. pais, llegaba solar mente a 2,440 hombres. de artilleria, infantería i caballería. Este 180 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. número se aumentó, por las necesidades de ese estado, a 45,000 hombres, con movilizacion o llamamiento al servicio activo de parte de la guardia nacional. A principios de 1881 marchó de esas tropas sobre Lima i el Callao un ejército de 23,000 hombres, el cual, despues de las batallas de Chorrillos i Miraflores, 13 i 15 de enero de ese año, ocupó aquellas fuertes posiciones. En consecuen- cia, las fuerzas militares en servicio activo se redujeron hasta el restablecimiento de la paz (1884) a un monto que no ha podido exeder en el año próximo pasado de 12,410 plazas. El ejército de línea se distribuye al presente (decreto de 26 de diciembre de 1884) en Dos rejimientos de artillería Un batallon de zapadore s Ocho id. de infantería Tres rejimientos i un escuadron de caballería Un cuerpo de reemplazo, Las fuerzas de que consten, no podrán exeder de 7,100 plazas en el año. Lei de 9 de enero de 1885. El escalafon del ejército da existentes en 1884; 3 jenerales de division 259 capitanes 5 id. de brigada 238 tenientes 16 coroneles 297 subtenientes 18 tenientes—coroneleg — 137 sarjentos-mayores 1,037 oficiales Hai una Escuela Militar con el correspondiente plan de estu- dios, situada en el barrio norte de esta capital, i servida por un jeneral director, un teniente-coronel subdirector i los respectivos ayudantes i profesores. Los cadetes en ella educados entran al ejército de línea o a utros puestos militares, El número que tuvo la Escuela en 1884 fué de 115, GUARDIA NACIONAL - La guardia nacional consta de todos los chilenos en estado de cargar armas, no exceptuados porla lei. Hl número de éstos, orga» nizado en cuerpos, segun decreto de 26 de setiembre de 1882, con A A AS A iS q AN ANALES DE LA UNIVERSIDAD.-=MARZO DE. 1885. 181 el nombre de Guardia Nacional Sedentaria 1 que en: requeridos casos se puede pea es el siguiente: 5,965 plazas con 45,700 1d. con .2,076:. 1d. aller 13 cuerpos con Infantería 73 1d. Caballería 12: :id. 98 cuerpos con 53,741 hombres ¡Fobalhss. 4 Departamento de Marina , ¡MARINA DE GUERRA La Armada Naval de la República consta de los siguientes va- pores grandes i chicos: Blindados Escampavías': Blanco Encalada... 2,033 tons. LAautaTO....ococoronssoas 31 tons Almirante Cochrane 2, 033 Y | Gayioba...cooccaocapoous 10.» DO O OTRO ASAS SO 10 .» Monitor WalparalsO iscadaain os 18 » o 1190 10% Portones 'Corbetas Dislabar?s nico 800» Ds Miraflores, ..iooc..o.. 1,000. :» CMACabDUCO corsonrioo sos A E A + BOD 3D NINENDO TOS uorrara nacos 1,101 » | Kate Kellock Abtao OS y e 1,075 » | Elvira Alvarez > raid _Pachitea Cañoneras ] llanas . 175, » Porta-tor pedos Pilcomayo... ad 600: > Fresia | Cruceros Colocolo 041 LoS Tucapel A 2,880.» | Guacolda | DgaMO8e or» comme 465 9» .| Lauca AMAZONAS. concororoso 1,363.» | Glaura Lanchas de40 a 400 119: Janequ po «caballos, Trasportes Guale | Quidora os canaie as . 540 » | Tegualda | DM cis 1,178, > l Rucamilla 182 MEMORIAS CIENTIFICAS TI LITERARIAS, De estas fuerzas de mar no se podrán mantener en pié durante el presente año (lei de 9 de enero de 1885), mas que 2 fragatas blindadas, 1 monitor, 3 corbetas, 3 cañoneras, 3 vapores mayores, 2 menores v escampavías, 5 pontones i un cuerpo de ejército que no exeda de 800 plazas, destinado al servicio de la marina. El personal de la Armada constaba a fin de 1884 de: Oficiales de guerra Oficiales mayores 1 vice-almirante 29 contadores primeros, segundos 1 4 contra-almirantes terceros 7 capitanes de navío 1 ciruiano mayor 7 id. graduados 16 cirujanos. primeros, segundos i 7 capitaves de fragata terceros dl id, graduados 25 pilotos primeros ¡segundos - 5 capitanes de corbeta 61 injenieros primeros, segundos 1 17 id. graduados terceros ; 19 tenientes primeros 1 constructor naval $) 1d. segundos 34 mecánicos 22 guardias marinas 1,160 individuos de tripulacion E he 293 id. de guarnición 109 total. 1,620 total. La £Escuela Naval, establecida en Valparaiso, ha contado en 1884 con 76 cadetes, i de ellos han concluido algunos sus estudios i¡ pasadoa prestar sus servicios en la escuadra. Contiene una biblio- teca de marina de las principales obras del ramo, i apropiados ga- binetes de física, química e historia natural, Hai tambien en Santiago una Oficina hidrográfica, que prepara cartas náuticas i otros trabajos de interés para la navegacion, 1 publica un Anuario de la Marina de Chile, hábilmente dirijido por el capitan de navio don Francisco Vidal Gormaz, hoi delega- do en la convencion internacional de Washington para acordar un primer meridiano. Las costas i mar litoral de Chile constituyen un departamento marítimo, cuya capital es el puerto de Valparaiso, como asiento del comandante jeneral de marina, con dependencia del respectivo Ministerio, que atiende a todo lo concerniente a la marina de gue- rra i mercante, Dividese el departamento en las gobernaciones ma-= rítimas de— ANALES "DE LA UNIVERSIDAD.—MARZO DE 1885. 183 Magallanes, capital Punta Arenas. |Juan Fernandez, cap. San Juan Bau- Chiloé id, Ancud. tista. Llanquihue id. Puerto Montt |Aconcagua id. Papudo Valdivia id. Corral. [Coquimbo id. Coquimbo Constitucion id. Talcahuano. [Atacama id. Caldera Maule + id... Constitucion ¡Antofagasta ; . 1d. Antofagasta Colchagua id. Llico. Tarapaca... 1d. Iquique . Valparaiso id. Valparaiso Tacría AU EULICaS An: MARINA MERCANTE. Por los puertos indicados, capitales de gobernacion marítima i demas habilitados para el comercio (páj. 36-7), se ha efectuado el siguiente movimiento de entrada i salida de buques, durante los años terminados en 1.” de marzo de— Buques entrados 7,762 midiendo 6.415,185 toneladas. 1883 ld. salidos 7,894 id. 6.335,773 id, Pasajeros entraron 45,274 Id. salieron 41,053 4,221 restantes en puertos, Buques entrados 9,833 midiendo 8.455,072 toneladas. 1884) 2d. salidos 9,938 id. 8.573,694 id. Pasajeros entraron 44,430 Íd, salieron 41,326 3,104 restantes en puertos. Los buques de marina mercante, rejistrados con bandera chile- na, numeraban en 30 de abril de 1884 30 VApOTESmcooccnonenoscoconosanosa 2 14,896 toneladas métricas, A A 10 id, id. Ca coso coroce cero ciorsencans ansiosa 40,615 1d. id. EA DET ZMEIDES.......00 0000 escosó cascos 24188 id. id. 6 bergantines goletas........o..ommo.m. 1,552 id, id. A A id. id, 16 OLER ccinacodao andes coqtd ono 916 1d, 1d, ASA - 158 65,790 Ha habido tin aumento sobre el año anterior de 3 vapores i 24 buques de vela. ; . 184 SL AEMORIAS CIENTIFICAS L LITERABIAS, ¿7 á "Existen servidos con propia regularidad, ea los puertos princi cas desde Punta Arenas en el estrecho ae! Magallánes basta el puerto. de Arica, 12 faros de órden Jiratorio i de luz fija, i fanales de la última clase en varios otros puertos; servicio que va esten- diéndose cada año a algunos otros puntos a lo largo de la costa del Pacífico i de aquel estrecho. , Oficina Central de Estadística de Chile.—Santiazgo, enero 10 de 1885. at A ' Sri ¡ t Ñ Doa 141 0 ! Ñ 1 ¡ ' 4 Í í ¿ c ¡ 1] K »L ' y y f Ñ Mii) q¿q-_-AAN[TI[-A áA4mR CO —— ( f A 4 4 ri Ñ o | EN DIOIDI vd (sol) ñ , í £ | f ) E f 1) q MI 113 y) ' 10 : Ñ t Lo 7 ' A k , l t ; Y 1 s ¡9% ' OS i y ¡ 2 Up Ll A ; di 1] ? 1156 | A ta i di : ' j ¿Di j ( 1 . ó . ñ 171 107 í A 450) 1 A pé : a OS 121 1 : O ; 1 z *) | ¡ ¡ 4 ( ¿dy sí 198T:] ate] - r : A ¡ 6 > 05) sl 03) , Y 04 ; La rs OS CL e A y "8 A Bd É ' Í 4-1 be dk 1 SOLES Í HI Í ¡ mí ' ' ; > Lía ANALES DE LA UNIVERISDAD,—MARZO DE 1885, 185 EMPLEADOS DE LA OFICINA CENTRAL DE ESTADÍSTICA DE CHILE, SEGUN SU CREACIO N POR LEI DE 17 DE SETIEMBRE DE 1847. i Jefe de Oficina, don Francisco S. Asta-Buruaga. Oficial primero, don Joaquin Alvarez de Toledo. Seccion de poblacion i de administracion, don Alvaro Undurraga. ld, 1d, Ld. 1d. de estadistica judicial ¿ criminal, don Pedro Aldunate. de beneficencia 1 minería, don Clemente Valenzuela, de agricultura e industria, don Bernardo Zegers, de impuestos 3 municipalidades, don Washington Allende. Por decreto de 14 de noviembre de 1876 se ha establecido en la Oficina una seccion de jeografía 2 de coleccion jeolójica del pais, _ servida por don Amado Pissis. TU vi xi emorumeél-aael 4 006 RT gob ARO ay E, y Obalo «hb soto vlA niupeoL oh ¡ios Viste NO y suenabal vuvia sub osorno iscotonidos, ¿h soy Pa aicmbiA o ob Anses $ ioioida pois ah DL NÓ ¿ss puerco t0, rob pss Diorolaasd sh AS e 3 rovoÑ Ñ brsurad mob MESES sesibr 5 sos Ea ab: o y 1 ; 77 A ebamlA oranidas W a ob. A ii! LS o ¡sh +. z Á ; y yn ap ñ: si 119 obiosldaieo sil -op 0721 bl 3 ordioivol ob: HL 0h ¿iomob AS ) ¿ela Lab oosulos oloosios E SHA aSR: ay ¿DUO US añioño 7 o Mo o aieard anta. «ob. 04, Mirra y 4 ; » Ar ye AS 1 lobcobbsooti soltalbides aiaqonid ) CONTENIDO DE ESTA ENTREGA Pájs. CHILE, —Sinópsis estadistica i jeográfica de 1884, formada por la Oficina Central de Estadística. .ooooonmoocercoranooso oga correspondiente a Abril de 1955 ba : ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—ABRIL DE 1885. 187 MEMORIAS CIENTIFICAS [ LITERARIAS MEDICINA. Larvas de la CALLIHPORA LIMENSIS en las fosas na- sales. — Memoria de prueba de don Francisco Aguirre en su exámen para optar el grado de licenciado en Medicina 1 Farmacia, leida el 20 de marzo de 1885. Señores: Durante mi permanencia en el norte, en calidad de cirujano 1.9 del ejército de operaciones, en la campaña contra el Perú i Bolivia, tuve oportunidad de observar una afeccion que hacia algunas víc- timas entre nuestros soldados, que eran ya bastante diezmados por las intermitentes de carácter maligno. El ajente determinante de la enfermedad de que voi a hablar a la honorable comision, es un insecto, al parecer inofensivo, pero en realidad un temible enemigo: la Callipora Limensis, Ph. Este díptero no descrito, aun por los naturalistas, ha sido clasi- ficado ahora por el Dr. R. A. Philippi segun uno de los ejempla- res traidos por mí, proviniente de uno de mis enfermos, horrillos, Miraflores, Lima, Chosica i Matucana, son las po- blaciones que he observado como teatro de esta afeccion. La República Arjentina, la Guayana, 1 sobre todo Cayena, Fran- cia, España 1 Arjelia son atacadas por diferentes especies de Lu- cilia, 1 principalmente por la hornimivoraz. Esta afeccion, señores, no es solo la fatal herencia de los paises cálidos, si que tambien nosotros, aunque tan favorecidos por la naturaleza, que ha hecho de nuestro hermoso suelo uno de sus protejidos, tenemos tambien que pagar tributo a este comun ene- migo. Zoolojía,—La Calliphora Limensis Ph. tiene una lonjitud de 10 milímetros, palpos negros (la Caliphora peruviana descrita por Macquart, en su obra Diptires exotiques, tiene palpos rojos), cara 1 mejillas de un amarillo claro, cubiertas de un bello amarillo do- rado; cabeza grande; tórax de un azul pronunciado, mui brillante; abdómen del mismo color del tórax; patas negras, alas trasparen-= tes, un poco húmedas, sobre todo en la base, nervios negros; balan= cines mui desarrollados. A. DE LA U, 1.2 sec, - 24-25 188 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. Su larva es de un blanco opaco, de 14 a 15 milímetros de lonji- tud, por 3 o 4 de ancho; es afilada por delante i trunca en su parte posterior; está formada de 11 segmentos, 1 su parte mas ancha se encuentra hácia el sesto; la cabeza se presenta confundida con el primer segmento, como en las larbas de esta familia, i no tiene ojos; la boca está formada por una especie de labio que presenta dos mamelones bastante considerables, ofreciendo en su base hácia la línea media dos mandíbulas córneas, colocadas una al lado de otra; los ganchos de las mandíbulas son mui agudos 1 aislados al esterior, pero íntimamente unidos en el espesor de los tejidos. De cada lado del primer segmento se ve uma placa córnea gris que cu- bre los orificios de las estigmatas superiores. Cada segmento está provisto en su hase de un anillo cubierto de pequeñísimas espinas numerosas l1 apretadas. Las larvas de esta mosca, introducidas en las fosas nasales, se alimentan a espensas de los tejidos vivos. Cuando han completado su desarrollo, lo que comunmente tiene lugar en el momento en que el enfermo sucumbe, a veces algunos dias ántes, abandonan su presa 1 se esparcen al esterior para sus metamórfosis ulteriores. Se transforman mui luego en ninfas, que despues de ocho dias dan moscas. Esta metamórfosis tiene lugar a veces en el individuo mismo, 1 salen por la boza o nariz del enfer- mo moscas en perfecto estado de desarrollo. Etiolojía.—Dada la presencia de las larvas, es fácil comprender la etiolojía, pues es lójico suponer que hayan sido depositadas por la mosca hembra en las fosas nasales Varios enfermos dicen ha- ber sentido la mosca al penetrar a lo nariz 1 que han podido es- traerla; otrus han sido importunado : por sus zumbidos, i si hemos de dar crédito a algunos enfermos observados en el Perú por mi amigo N. Palacios, tres de los cuales afirman que la mosca se les ha introducido a las narices estando despiertos, podríamos afirmar que la mosca ataca a los individuos para depositar sus larvas, Algunos cirujanos de la marina francesa en Cayena se han atre=- vido a suponer que los huevos de la Lucilia hominivorax, que es la mosca que allá se observa, pueden ser introducidos a las fosas nasales sirviendo de intermedio las flores 1 aun el aire! La primera condicion de los atacados por la Calliphora es el desaseo. Miéntras mas desaseado, o mejor aun, si es atacado de ozena o de úlceras a las fosas nasales, mas tendrá que temer ser víctima de la mosca. Esta mosca, si encuentra infelices acumulados en habitaciones que carecen de hijiene, como algunos de nuestros soldados que ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—ABRIL DE 1885. .189 vivian en sucias i estrechas rucas, donde no solo dormian ellos i sus mujeres sino que tambien guardaban cuanto poseian: útiles de cocina, pollos, patos, frutas en descomposicion, chichas de jora, ete.; todo esto da un mal olor insoportable; la mosca, digo, es atraida por todos estos malos olores i hace entre esos individuos sus víctimas. Los que practican las reglas mas rudimentarias de hijiene no son jamas atacados. El aseo estremo exijido entre los soldados, los preservará cons- tantemente de los ataques de calliphora. La nariz de los individuos atacados presenta en la jeneralidad de los casos un vicio de conformacion: es anchamente abierta en la base i aplastada en la raiz (Matos). La mosca azul, para depositar sus larvas, ataca jeneralmente a los individuos miéntras duermen, i principalmente cuando este sue- ño es efecto de la embriaguez. Los jérmenes de la mosca encuentran en las fosas nasales un calor húmedo, que es eminentemente favorable a su desarrallo, Esta enfermedad se observa principal si no únicamente, en los meses cálidos del año. La raza negra estaria mas predispuesta, pues reune dos de las principales condiciones: el desaseo i la con- formacion de la nariz. : Sintomas. —El cuadro sindromático de esta afeccion no peca por la multiplicidad de los síntomas; todas las observaciones se pueden resumir en pocas palabras. Sabemos con cuánta rapidez se desarrollan las larvas de la mosca azul, i esto nos esplica la evolucion rápida, i a veces casi instantánea de los síntomas. Conocida es aquella frase de Linneo: «lo que no hace el leon en una semana lo hacen las larvas de una A mosca en tres dias!» Al principio se presenta hormigueo en las fosas nasales, cefa- laljia supra-orbitaria intensa, luego tumefaccion edematosa de la rejion nasal, que se propaga mas o ménos sobre la cara 1 llega a tomar el aspecto de la erisipela fegmanosa; epistaxis abundantes, o bien derrames serosos o serosanguinolentos, a veces tan abun- dantes que empapan las almohadas i pañuelos que tenga el enfer- mo; éste, a causa de la secrecion de los tejidos mortificados i de algunas larvas que mueren i entran en putrefaccion, exhala de sus narices un edor repugnante e insoportable que nos obliga a aislar al enfermo; entre tanto la cefalaljia frontal va siempre au- mentando de intensidad hasta llegar a ser verdaderos dolores tere. / 190 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS. brantes; luego aparecen síntomas jenerales que indican una reac> cion inflamatoria de las mas vivas; la temperatura oscila entre 399 140%, A veces ántes ia veces despues de esta reaccion inflamatoria intensa, aparece el cuerpo del delito, pues se ve salir cierto número de larvas, que regularmente han llegado ya a su completo desar- rollo 1 buscan un medio apropiado para su transformacion en nin- fas 1 en individuos perfectos, éstas salen ya por las fosas nasales, ya por la boca, ya por fístulas que se producen sobre la nariz, o ya en fin, se les ve aparecer en el fondo de saco conjuntival, a donde Hegan introduciéndose por el conducto nasal rompiendo los tejidos que se oponen a su paso. Otras veces las larvas se acumulan en el velo del paladar, donde forman enormes tumores, que si no se in- terviene a tiempo, matan al paciente por asfixia, o bien se espar- cen por la farinje i aun en la cavidad bucal; el velo del paladar inflamado, suele ulcerarse 1 perforarse en bastante estemsion, ca- yendo por este punto las larvas a la cavidad bucal, al esófago, 1 por este camino al estómago, o bien recorren caminos tortuosos entre el esófago i la columna vertebral para llegar cerca del dia= fragma. | Si la enfermedad no se detiene por no haberse espulsado 'com-= pletamente las larvas (aunque a veces la enfermedad continúa aunque las larvas hayan salido), hai propagación de la flegmasia a las envolturas cerebrales o al cuero cabelludo, que a veces se ha llegado a encontrar desprendido en la antopapsia; el enfermo espe- rimenta dolores espantosos que compara a la sensacion que pro- duciria un clavo que le rompiera el cráneo por su base; despues vemos al enfermo presa de! delirio, 1 por fin se presenta la muerte del sujeto, A veces la órbita, los párpados, la raiz de la nariz 1 las mejillas no forman sino una sola 1 horrible herida donde pululan centenas res de gusanos. Terminacion + pronóstico.—La muerte no es fatal, hai tambien - algunos casos leves, pero amenudo la curacion no se obtiene sino al precio de una pérdida de sustancia del esqueleto i de cicabrices deformes, estableciéndose fístulas de supuracion escasa, pero ina- gotables. A veces tambien el individuo queda condenado a ser gangoso. El pronóstico es siempre reservado, porque a pesar de los me- E dios que la terapéutica cuenta para esterminar las larvas, su nú- ba s / Ñ ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—ABRIL DE 1880. 191 mero i el increible progreso de su trabajo destructor los hace a veces impotentes. * Anatomía patolójica.—Las lesiones que nos revela la autopsia se estienden naturalmente al sitio elejido por las larvas para su de- sarrollo: fosas nasales, senos frontales 1 maxilares, los efeuvidales i células -_mastóideas, era del paladar, músculos prevertebrales, conducto auditivo, sacos conjuntivales, i por último, segun obser- vaciones de los señores Guldemont i Palacios, se han encontrado larvas en bubones no bien cicatrizados determinando en ellos una inflamacion consecutiva. Los individuos en quienes se han encon- trado tenian tambien larvas en las narices, lo que hace suponer que ellas han sido el foco primitivo. Hé aquí lo que nos revela la casi jenerelidad de las autopsias practicadas. Los tejidos que recubren los huesos propios de la na- riz i cartílagos nasales están mortificados circularmente en ámbos lados o en uno solo, de modo que forman fístulas que comprome- ten los huesos propios 1 cartilagos laterales, fístulas que dan paso a las larvas i a líquidos sanguinolentos i fétidos, a veces de color negruzco. La mucosa de las fosas nasales se presenta inflamada en toda su estension, roja, gruesa, reblandecida i ulcerada ¡ sembrada de larvas. Abierto el cráneo, se encuentran las meninjes inflama- das, injurjitadas de sangre, a veces manchas lechosas; este estado, por supuesto es mucho mas pronunciado en la base del cerebro; si incindimos el cerebro en varios cortes, lo encontraremos sembrado de un punteado rojo; los ventrículos contienen una serosidad san- -guinolenta, Las lesiones de los senos frontales i maxilares. son análogas a las de las fosas nasales; otras veces, como ya hemos dicho; todas estas cavidades no forman sino una sola i vasta cloa- Mica e de larvas. Tratamiento.—Se creeria al principio que para arrastrar las lar- vas al esterior bastarian las inyecciones, pero hai que convencerse -que los aparatos de ducha mejor fabricados no bastan, puesto que no pueden atacar todos los puntos de una cavidad tan anfractuosa como la nariz; en todo caso, mo podriamos irrigar los senos. Sin embargo las inyecciones medicamentosas están indicadas desde que se haya reconocido la existencia de larvas en las fosas nasales, ' Esta es una de las afecciones en que hai que desplegar enerjía i resolverse. con prontitud. Los médicos franceses de Cayena hacian inyecciones con agua clorurada o aluminosa, con cocimiento de tabaco o una disolución de sublimado a la dósis de 5 centígramos para 30 gramos de agua; 192 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, estas inyecciones, que deben ser de un litro cada vez, se repiten 5 i 6 veces por dia. Los ingleses hacen inyecciones de tabaco 1 de tre- mentina, Á veces han producido éxito fumigaciones exitantes; así es como Legrand du Saulle ha curado una niñita de nueve años, cuyos senos frontales encerraban larvas de insectos que habian de- terminado una cefalaljia frontal tenaz, acompañada de convulsio- nes; es verdad que estas larvas pertenecian a la mosca azul de la carne (1) o. de Francia. Las larvas de Cayena pertenecen a la mosca azul, o Lucilia horminivorax. En el Perú he empleado algunos de los medios apuntados arri- ba, como las inyecciones de cocimiento de tabaco, i ademas inyec- ciones fenicadas al 5/; ha producido buenos efectos la benzina, empapando en ella hilas o algodon i dándosela a oler al enfermo; polvos de Veratrum, sabadilla, administrados en forma. de rapé; la albahaca (2) ha producido buenos resultados dada a oler a los enfermos, Si todos estos medios no bastan, no hai que dudar en hacer la trepanacion de los senos frontales 1 aun maxiliares. Inyecciones medicamentosas practicadas por los senos, limpiarian- las cavida- des en todo sentido i tendrian por resultado arrastrar todas las larvas. Pero desgraciadamente, aun estos recursos estremos no bastan, puesto que algunos enfermos han muerto a pesar de estas Operaciones. OBSERVACION Il. Chosica (Perú). —Florencio Berrios, soldado de la 6.? compañía del batallon Victoria. El dia 26 de marzo se presentó este indivi- duo a mi visita de hospital, quejándose de una fuerte cefalaljia que - le impedia prestar sus servicios, agregándose a esto una marcada postracion física e intelectual. En esta época se habia desarrollado entre los soldados de la guarnicion una pequeña epidemia de tifus exantemático; creí, pues, que el caso presente fuese un tífus incipiente 1 prescribí en consecuencia. Dos dias se pasaron en este estado sin que se pro- nunciara ningun síntoma, escepto la cefalaljia, que iba en au- mento. Al tercer dia encontré a mi enfermo con una enorme inflama= cion en el ojo izquierdo, los párpados estaban tumefactos, la con- (1) Caliphora vomitoria L. (2) Ocimun Bacilicum-Labiada, Á ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—ABRIL DE 1885, 198 - Juntiva era una gran boisa llena de un líquido cetrino. El no se daba cuenta ni encontraba ninguna causa que esplicase el proceso. Procedí al instante al exámen del ojo para darme cuenta de este proceso, que al parecer se presentaba sine causa: procuré separar los párpados tanto como lo permitió la tumefaccion, i ¡cuál no fué mi sorpresa! al divisar en el fondo de la conjuntiva palperal una larva que se movia i trataba de ocultarse. La estraje por medio de unas pinzas: era una larva perfectamente desarrollada de color blanco amarillento, de 13 a 15 milímetros de lonjitud. ¿ista larva habia pasado a la conjuntiva por el saco lacrimal? Era lo mas pro- bable... . - . El diagnóstico quedó con esto establecido. Luego despues se presentaron algunas epistaxis que fueron pre- cedidas i seguidas de un derrame seroso contínuo i abundante que despues se hizo sero-sanguinolento; este derrame empapaba com- pletamente la almohada i pañuelos del enfermo. No tardaron ya en presentarse las larvas que salieron en número de tres por las fosas nasales. Ordené abundantes inyecciones con agua fenicada a 39, repi= tiéndolas cuatro veces al dia. El derrame eero-sanguinolento continuó. El enfermo exhalaba de sus narices un edor insoportable, tanto que tuye que aislarlo en una pieza. Ei sesto i sétimo dia las larvas salen en mayor número, 115 a 20 en cada sesion. Ademas de las irrigaciones fenicadas se aplicaban hilas empa- padas en benzina a las narices. Por este medio las larvas salian en mayor número. Dos dias pasaron repitiéndose los mismos siutomas i el mismo - tratamiento. Despues el número de larvas disminuyó como tambien el derra- me sero-sanguinolento, hasta que hubo una pausa completa de síntomas 1 el enfermo, creyéndose ya convaleciznte se aprontaba a pedir su alta, Una nueva recrudescencia de los sintomas nos advirtió que es- tábamos en presencia de un nuevo brote de larvas, ¿Era acaso una nueva mosca que habia venido a depositar sus larvas en el mismo individuo? ¿Las larvas pudieron metamorfosearse en individuos perfectos i estos copularse? Yo me inclino a creer la primera hi- -pótesis, sin creer por esto imposible la segunda, La enfermedad se nos presenta ahora con caracteres mas terri 194 MEMORIAS CIENTIFÍCAS 1 LITERABIAS. bles i alarmantes. En esta vez las larvas parecian haberse tripli- cado, tal era el número que arrojaba en cada sesion. En la union del cartílago lateral derecho con el hueso propio de la nariz del mismo lado, apareció un punto negro circular de tejido mortificado, que fué en aumento en los dias siguientes hasta tener el diámetro de una moneda de cinco centavos, constituyendo una fístula óseo—cartilajinosa que daba paso a las larvas. Antes que esta fístula hubiera llegado a su completo lesarrollo, una segunda simétrica apareció a la misma altura 1 llegó a tener el mismo ta- maño. En los bordes de estas fístulas aparecian por la mañana una multitud de pequeñas larvas. En una sola irrigacion que el practicante hizo en mi presencia, salieron ochenta larvas en com- pleto estado de desarrollo. Varias salieron tambien por la boca, principalmente en la noche, pues las larvas huyen de la luz i hai que aprovechar las primeras horas de la mañana para poderlas estraer fácilmente por medio de pinzas. Entre tanto, la fiebre habia aparecido; el enfermo padecia de insomnio; la temperatura de la mañana era de 38.6 1 llegaba en la tarde a 39.5, El último dia en la tarde llegó a 40. Estaba suma- mente irascible i miedoso i en un estado de subdelirio. En las pri- meras horas de la noche el enfermo dejó de existir, Cuando fui a pasar mi visito, al dia siguiente, el cadáver habia ya sido exhumado, pues lo creyeron peligroso 1 procedieron en con- secuencia, No pude, pues, practicar la autopsia de este caso. Por los síntomas que presentó el enfermo en el último dia, se lega a ereer que la causa de la, muerte fué una - meninjitis dee minada por propagacion de la fegmasia. OBSERVACION II Chosica, abril de 1884.—Juan Rojas entró el 1.2 de abril. A su llegada, acusaba un vivo dolor en la rejion infro-orbitaria 1 lado dencelo de la cara, la piel no tiene ni tumefaccion ni cambio de color. Su nariz era anchamente abierta en la base 1 aplastada en la raiz (ñato). En mi visita del dia siguiente noté los mismo sintomas del día anterior, pero habia coletas una cefalaljia intensa. El dia 3, noté hinchazon en la cara en el lado derecho i un lí- quido sero-sanguinolento se derramaba en abundancia por las fosas A A A A A A o e E ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—ABRIL DE 1885. 195 nasales. Estos síntomas iniciales no me tomaron ya desprevenido, eran un indicio casi seguro para afirmar que se trataba de larvas en las fosas nasales. Ordené, pues, practicar abundantes irrigacio- nes con cocimiento de tabaco. La segunda irrigacion dió el resul- tado que se esperaba, pues el enfermo espulsó tres larvas, i en una tercera sesion, diez. Ñ El dia 4, toda la cara estaba invadida de una hinchazon erisipe- latosa; los párpados 1 labio superior están un poco edematosos; la piel tensa, caliente i brillante, Despues aparecieron sintomas jene- rales; pulso duro i frecuente, sed viva, piel caliente; temperatura 40% i por fin delirio. La tumefaccion de la cara ganó la frente, la de los párpados oculta el slobo del ojo. Se practicaron varias inyecciones i fueron arrojadas unas 30 larvas. Se le administró un desivativo intestinal i algunos refrijerantes, pero nada valió, pues en la noche del mis- mo día los síntomas se agravaron considerablemente: el delirio era violento, temperatura 408; la tumefaccion de la cara 1 frente au- mento, etc. El enfermo murió el 5 de abril en la noche. Autopsia.—Los tejidos que recubren los huesos propios de la nariz están gangrenados, pero no hai fístula ósea; por las fosas nasales sale un líquido sanguinolento de color negruzco i fétido. La mucosa de las fosas nasales está inflamada en toda su esten-- sion 1 existen atun larvas esparcidas en su superficie; al nivel del meato medio la mucosa se presenta roja, gruesa, reblandecida i ulcerada; algunas larvas están en contacto con la lámina cribosa del etmoides, pero no hai vestijios de que alguna se haya abierto paso al cráneo; otras han invadido los senos frontales i maxi- lares, Abierto el cráneo, se encuentran las meninjes de un rojo vivo, ingusjitadas de sangre; este estado es mas pronunciado aun en la base del cerebro; no he encontrado ninguna larva ni en las envol- turas ni en la masa cerebral; incindido el cerebro en varios cortes, deja percibir un punteado rojo mui pronunciado, OBSERVACION 111 Hospital militar de Chorrillos. —Arturo Pérez, soldado del bata- llon Miraflores. Este individuo se presentó con hinchazon de la cara, de la nariz i de los párpados i dolor vivo en la frente. Al día siguiente tuvo un flujo sanguinolento por las narices. Ordené inyecciones fenicadas para combatir la fetidez de las se- 196 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. creciones sanguinolentas condensadas contínuamente en las fosas nasales. Tambien se le hacia oler varias veces al dia ramos de al- bahaca, remedio popular en el Perú contra esta afeccion. Por el olor de esta planta salian diariamente, durante tres dias, treinta 1 cuarenta larvas. Dos o tres dias despues salieron por la boca dos o tres m«scas en completo estado de desarrollo. Luego vino una mejoria notable; la fiebre que era contínua Jos dias anteriores (39 a 40%), llegó a la normal; volvió el apetito 1 el enfermo entraba en un periodo franco de convalescencia. Diez dias despues volvió la fiebre acompañada de un estado típico pronunciado. Temperatura 38% en la mañana, 39” en la tarde; bronquitis con espectoración abundante; diarrea, que en las últimas horas llegó a ser del todo serosa, sordera absoluta, raquial- jia intensa, un poco de timpanismo abdominal. Por lo demas, la intelijencia lúcida, solo estaba mui irascible; el enflaquecimiento hizo rápidos prozresos; la diarrea aumentó, vino el colapso i la muerte. | ¿Podrá atribuirse esta afeccion ulterior al desarrollo de una ver- dadera fiebre tifoidea o a la reproduccion de las larvas, a conse- cuencia de que los individuos perfectos salidos del último, hayan podido copularse en el seno frontal 1 parir larvas, cuyo desarrollo i metamórfosis haya producido la agravacion de los síntomas que causaron la muerte? Por un deplorable apresuramiento en la in- humacion del cadáver no se pudo hacer la autopsia, quedando, por consiguiente, irresoluto el problema de si habia en el seno frontal una nueva jeneracion de larvas, si habia en efecto las lesiones de una fiebre tifoidea, o, finalmente, si alguna lesion cerebral daba razon de la fiebre i del colapso final. e No está demas advertir que el enfermo en cuestion tenia, como los anteriores, la raiz de las narices mui deprimida i las ventanas nasales mui abiertas, circunstancia que hemos notado en la jene= ralidad de los casos. OBSERVACION 1V Hospital militar de Chorrilos.—N. N., de 16 años. Este indivi- duo padecia hace tiempo de una hotitis esterna. El 15 de mayo entró al hospital 1 acusaba dolores intensos al oido izquierdo. Exa= minado el conducto auditivo, se vió que era asiento de una infla. macion un tanto intensa, i que se desprendia del oido una supura- cion poco abundante pero fétida, - ANALES DE LA UNIVERSIDAD:—ABRIL DE 1885, — 197 Se le hicieron inyecciones de agua de cascarilla ide agua feni- cada al 2/, casi sin ningun resultado. A los dos dias se vieron salir del conducto AE algunos gusanos de 5 milímetros de largo i de milímetro ¡medio de diá- metro; su color era blanco amarillento. Por un lamentable olvido de mi compañero de hospital, dale Arrau, que tenia a su cuidado esta casa, no se supo de, qué especie de mosca provenian estas pequeñas larvas. | Se siguió el tratamiento con inyecciones de benzina, con coci- miento de tabaco, inyecciones fenicadas, etc., pero con ninguna se lograba espulsar del todo las larvas. Se ayudaba su estraccion por medio de pinzas. "5 El enfermo padecia horriblemente; espresaba su dolor diciendo que le parecía le dieran martillazos en el oido. Afortunadamente, a los diez dias de la enfermedad, todas las larvas fueron espulsadas (aproximadamente unas 140) ¡el enfer- mo fué dado de alta. OBSERVACION V Chosica.— Nicanor González, de 26 años. Este. individuo llegó con sintomas de fiebre intermitente. Despues de tres dias amaneció con una cefalaljia frontal considerable, epistáxis contínuas, i i tume- faccion de los párpados, lo que me hizo pensar en la existencia de larvas. pd : : Ordené una abundante inyeccion fenicada, la.cual dió por resul- tado que en el mismo dia salieron 7 larvas. El velo del paladar presentaba tumefaccion, pero no mui considerable. | Se siguió siempre con abundantes inyecciones practicadas varias, veces al dia, Las narices exhalaban un olor fétido insoportable i presentaban tambien el vicio de conformacion señalado (ñato). de A los cinco dias cesaron de salir las larvas, pero siguió con una. fiebre paládica de carácter tifoideo, que cedió despues de 15 dias de tratamiento, 1 el individuo salió de alta. OBSERVACION VI Chosica,—Gregorio Romero, de la plana mayor. Este eufermo acusaba, al entrar, dolores de garganta, Al exámen, se vió un gran tumor en el velo del paladar, El enfermo decia sentirse mal desde 198 MEMORÍAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. cinco dias ántes. Por el aspecto del tumor se creeria en un absce- so. Hice una profunda incision, saliendo inmediatamente, junto con un poco de pus i sangre, una gran cantidad de larvas. La mejoría fué inmediata i en pocos dias mas el enfermo estuvo bueno; pero ántes espulsó por las narices unas diez larvas. El enfermo quedó gangoso i mui débil, Las narices presentaban la misma deformacion. OBSERVACION VII Hospital militar de Chorrillos.—Pedro E. P., subteniente de Zapadores, de 21 años. Este es un caso leve que solo me limito a mencionar, pues todo se limitó a la espulsion de algunas larvas por las fosas nasales. El tratamiento fué el mismo. OBSERVACION VIII Antonio Perez, 20 años, del batallon Miraflores. Hospital mili- tar de Chorrillos. Las larvas formaban un enorme tumor en el velo del paladar. Este individuo se presentó al hospital en los dos últimos dias de su enfermedad. Entró el 30 de marzo i murió el 1,* de abril. El individuo murió por la asfixia ocasionada por el tumor del velo del paladar que habia adquirido enormes proporciones. No le valieron las incisiones, pues éstas solo consiguieron dis- minuir mui poco el volúmen del tumor. Autopsia.—Por la boca se ve salir espontáneamente larvas en perfecto estado de desarrollo. Incidiendo el tumor del velo del paladar se vió que estaba lleno de larvas. Estas habian tambien invadido la pared posterior de la larinje, destruyendo una gran parte de la masa muscular pre—vertebral; algunas, descendiendo mas abajo habian recorrido la pared posterior del esófago pero sin horadarlo; otras se habian introducido por él para ir a la cavidad estomacal. cin ANALES DE LA UNIVERISDAD,—ABRIL DE 1885. 199 MEDICINA. e para el tratamiento de los tumores malignos. —Memoria de prueba de don Maximiliano Wenger F. en su ezd- men para optar el grado de licenciado en Medicina ¿ Farmacia, leida en abril de 1885. Señores de la comision: Cumplo con lo dispuesto por el reglamento, presentando la prueba escrita requerida para optar el grado de licenciado. Al elejir su tema, me he preocupado a la vez que de poder Con- seguir en ella observaciones personales, de algo que por su impor- tancia pueda contribuir a la dilucidacion de una tésis sobre la que se mantiene en el dia una viva controversia. La aridez inherente a esta clase de temas me hace impetrar de antemano vuestra benevolencia, El poco tiempo disponible para leeros esta memoria me ha obli- gado a presentaros bajo la forma de breves- apuntes los puntos mas culminantes de los ya estensos estudios que se han hecho so- bre tan importante materia. No pretendo hacer la historia completa de esta enfermedad, si- no solo presentaros una breve reseña de los medios terapéuticos que han dado felices resultados en EE últimos tiempos, .en manos hábiles i esperimentadas. El tratamiento médico de los tumores malignos su jénesis i etiolojía, buscados ya por Galeno, (arte de curar lib, LI cap. X), que les dió el nombre de cáncer, ha seguido hasta nuestros dias en la mas completa oscuridad; en medio de innumerables teorias contradichas i rechazadas ya definitivamente por los hechos, Es necesario llegar al Virchow, Langenbek, Esmarch, para hallar un conocimiento mas completo de sus causas, estructura especies i de la accion de ciertos medicamentos sobre ellos. Estaba: reservado a Bencke, levantar una punta del espeso velo que los cubria consu teoría sobre la patojenia, esplicando per de canas pS he- chos observados hasta el dia. - Habiendo seguido la curacion de un caso tratado por los profe- sores Puelma T. i Aguirre, por medio del réjimen de Bencke ¡ del arsénico dado al interior, no he dudado un momento en hacerlo objeto de esta memoria, dado el carácter de actualidad que él pre- 200 "MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. senta en el dia. Consignaré los resultados obtenidos por los profe- sores europeos, cómo tambien el de los nuestros; pues, ellos sirven de confirmacion i suministran un gran caudal de práctica para po- der juzgar desapasionadamente i de un modo certero de la impor- tancia de un medio que talvez ocupe con el tiempo un lugar pre- ferente en el tratamiento de los tumores malignos. I En marzo del 82 fué llamado el doctor Aguirre J. a reconocer una enferma, en la 2,* mitad de la vida, soltera, de constitucion robusta, sin enfermedades anteriores; en sus antecedentes heredita- rios solo se encuentra la muerte de su madre de enfermedad inte- rior de cuyo diagnóstico no hai una completa certeza, La enferma dice que el año anterior se dió un golpe ea el pecho por efecto de una caida, que hace algun tiempo neta que fluye del pezon derecho algunas gotas de sangre que manchan su ropa, no- ta un pequeño tumor doloroso en el mismo punto. Pasando ahora al exámen de la enferma encontramos un tinte amarillo pajizo, mui distinto de su color natural; un tumor abollado, adherente a la piel i tejidos inmediatos, que arroja por los conductos galactó- foros una serosidad sanguinolenta, que exhala el ícor característico, no existe infarto ganglionar. Diagnosticado un tumor maligno por los doctores Aguirre 1 Puelma T., se decidió la operacion en la fecha antedicha, Estraido ese tumor la solucion de continuidad curó por primera intencion en «el espacio de nueve dias. El exámen del tumor reveló un car- cinoma glandular de naturaleza epitelial. La enferma permaneció sin novedad hasta diciembre del 82, en que recidivó en la cicatriz como tambien en el lado izquierdo bajo la forma de tumores duros, sobre cuya naturaleza no se dudó en vista de la ufeccion anterior, de los: dolores, de sus adherencias i del tinte caquético, que nue- vamente presentaba la enferma, Resuelta otra vez la operacion, se hizo la doble estraccion, curando la herida, sin ninguna complica- cion, en 20 dias. El exámen de ellos reveló su malignidad. En'oc- tubre del 84 se presentó de nuevo en la cicatriz del lado izquierdo, un nuevo tumor, duro, profundo, adherente, no inflamatorio, que presentaba dolores espontáneos, lancinantes, tinte ljeramente páli- do'en la enferma: el tumor era del tamaño de un” huevo de pa- loma. / a Interesado doblemente por la curacion i el deseo de abad ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—ABRIL DE 1885, 201 los resultados de un método de que nos habia dado cuenta en la clínica nuestro apreciado profesoy el Dr. Ugarte, resolví estudiar con detencion los diferentes tratamientos de los tumores rnalignos. I yoi a recojer a la lijera los resultados obtenidos por los diversos medios que se han empleado en este terrible mal que en nuestro pais hace aproximativamente un 129% de víctimas. ¿Existe, a mas de la estirpacion, otro medio que poder ofrecer a los enfermos? Todos los métodos puestos en práctica en las dife- rentes épocas pueden reducirse a tres: el operatorio, el medical i el propiláctico. Empezaré a hablar de este último, siguiendo el órden lójico de las ideas, PROFILAXIS La idea de profiláxis lleva envuelta en sí la de las causas que es precisó evitar para precaver una afeccion;'i permaneciendo la jénesis i etiolojia de los tumores malignos, aun en la actulidad, envueltas en densas nubes, era natural que no se tratara de su pro- filáxis; ella es de reciente fecha. ¿Cuál es, pues, la jénesis 1 etiolojía de los tumores malignos? La malignidad de estos tumores i sus metastásis han “sido objeto de infinitas teorías i trabajos de los mas grandes os de la ciencia. Unos, esplicándolo por fuerzas físicas, han sido ya completa- mente rechazados, otros, que en la actualidad: son admitidos a la discusion, apelan a las reacciones químicas. Dejando a un lado los primeros, me ocuparé de los segundos. La primera teoría, por su importancia, es la del profesor Con- héin (archivo Virchow, f. 68, páj. 549 1 f. 41, páj. 534) de Kiel, Segun él, la malignidad depende de un trastorno del desarrollo embrional, producido por una disposicion jeneral del organismo, que ha perdido la facultad de reabsorber los productos que en él se forman i trasmitirlos por embolias arteriales, produciéndose en ese punto una neoformacion de la misma uaturaleza del émbolo, Conbeim 1 Maas inyectan en la yugular de un perro un pedazo de periostio, ia las dos semanas existen ya producciones óseas; han visto que en unos jerminan i en otros nó. Llama resorptibilidad la facultad del organismo de reabsorber estos productos Í cree que dicha facultad está perdida en los otros. Una preocupacion vulgar ha atribuido a golpes la produccion 202 4 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. del.cáncer, como sucede en el caso que relato. Wolff, citado por Esmarch, ha recojido 344 observaciones en la clínica de Langen- bek, en las que el traumatismo estaba perfectamente confirmado. En el dia está aceptado que todas las flegmasias crónicas que mantienen un proceso de nutricion activa son predisposiciones po- derosas.- Tal seria la que producen las contusiones de cualquier clase; así, el cáncer se fija de preferencia en los mevus, verrugas, adenomas, pólipos i manchas pigmentarias, que se transforman comunmente en malignos. (Lidner allgemein Patolojia, f. 61, Congress von chirurgie). El ateroma es, segun Esmarch,—punto de partida de neoformaciones en la túnica esterna de las arterias; refiere haber observado en la clínica de Kiel dos carcinomas conse- entivas a la ateromasia de las arterias de la nuca, habiendo trascur- rido un término de diez años entre una 1 otra, recidivadas despues de su estirpacion. Los núcleos de inflamaciones crónicas perenqui- matosas son tambien el punto de partida de estos tumores 1 dan lugar a la forma conocida con el nombre de melánica. Lidner ha observado un pterigion que se transformó en sarcoma. Breiski lo ha observado en la cicatriz de la operacion del ectropion, en las rasgaduras del cuello de la matriz i en otras afecciones. La psoria- sis bucal i lingual se transforman comunmente en tumor maligno. El lupus da orijen al cáncer con frecuencia. Esmarch relata en gus «aforismos», cuatro casos, perfectamente confirmados, orijina- dos por esta afeccion. Siendo condicion necesaria para la proliferacion celular el a£ujo de elementos nutritivos en cantidad normal, como lo ha demos- trado Conheim, era natural que el cáncer se produjera con fre: cuencia en los procesos de inflamaciones crónicas que mantienen irritaciones nutritivas anormales: tal es lo que sucede en las mas- titis indurativas, que con suma frecuencia, como lo ha demostrado Esmarch con hechos prácticos, se transforman en mastitis carci- nomatosas. De ahí es que estando esta glándula sometida en la mujer a frecuentes conjestiones, que muchas veces pasan desaper- cibidas, se fije en ella el cáncer con especialidad. l _ Kocher (Uber die algemein griinzetze chirurgen behandlung bózartig geschw úlste) describe el caso de un individuo que por efecto de una contusion en la axila, no resuelta completamente, vió sobreyenir en el mismo punto i al poco tiempo un carcinoma confirmado por el microscopio. De 269 casos publicados por Lid- ner hai 67 consecutivos a mastitis. En la porcion vajinal del útero toma asiento una ulceracion du- e ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—ABRIL DE 1885. 203 ra i fungosa, que descuidada, se transforma fácilmente en maligna. (Lidner, observacion de la clínica Augusta). Las sustancias irritantes que por contacto mantienen inflama- ciones crónicas colocan al organismo en las condiciones necesarias para la formacion de los tumores malignos. Fhiersch ha observado cáncer en los labios de los fumadores 1 en las camisuras labiales, en los mascadores de tabaco, producidas por el sumo irritante de esta planta. Langenbek ha estirpado un carcinoma del carrillo producido por el depósito en ese parido del tabaco mascado. La fimósis, manteniendo una irritacion crónica en el glande, da lugar a tumores malignos en este órgano. Las producciones papilomentosas del escroto son el punto de partida del epitelioma. Los procesos irritativos crónicos de la piel acompañados de hiperplacias, como lo ha observado Valkmann en los fabricantes de sustancias fosforadas 1 alquitranadas son tam- bien causas de esta enfermedad. Busch i Esmarch citan casos producidos por la accion irritativa del ollin 1 de la parafina. Fillmann estirpó en un hombre de cua- renta i cuatro años, obrero de una fábrica de petróleo, un cancroi- de del rafe escrotal consecutivo a una derematitis crónica i que residivó tres veces. Las relaciones de los tumores malignos con las diátesis están en el día aceptadas por la ciencia. La similitud de formas anatomo- patolójicas entre el sacroma, la escrófula i los productos de la sifi- lis terciaria habian ya hecho presumir la posibilidad del nacimiento del primero en los dos últimos; el sifiloma es formado de elemen- tos embrionaxios, como muchos de los tumores malignos; los pro- ductos sifilíticos i escrofulosos manteniendo un proceso irritativo crónico a su alrrededor, son, como hemos visto, causas predisponen. tes para la formacion de neoplasmas, Billrofh i Busch lo demues- tran con casos prácticos. Quizas la accion del yoduro de potasio empleado en otro tiempo en la curacion de estos tumores se limite solo a combatir log pro- ductos diatésicos que pueden confundirse con el cáncer 'sin que tenga accion sobre este último. Tal puede ser la esplicacion de los casos de sarcomas curados por Busch en personas afectadas de sÍ= filis hereditaria, por este medicamento. Esmarch relata, entre varias observaciones, en el Congreso qui- rúrjico de mayo de 1877, la siguiente, que por su importancia con= signaré en breves palabras: Una mujer de treinta i un años entró A. DE LA U, 1,2 SEC, 26-27 204 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. a la clínica de Kiel con un sarcoma en la fosa supra=clavicular izquierda; la enferma de antecedentes escrofulosos hereditarios, habia sido afectada en ese mismo punto de inflamaciones glandu- lares, que habian mantenido fístulas inagotables. Habiéndose he- cho una incision se formó una ulceracion fungosa del tamaño de la cabeza de un niño pequeño, 1 el microscopio reveló su naturaleza sarcomatosa, fué estirpado recidivando dos veces en el mismo pun- to, 1 habiendo sido atacada la última por las pastas -arsenicales. Hai todavia otra afeccion que la anatomía patolójica ha venido a sacar de la oscuridad en que yacia, revelando su naturaleza ínti- ma, tal es a la que Hebra ha dado el nombre de Rinoescleroma, considerada ántes como producto canceroso, tiene su oríjen en la sí- filis terciaria. Hsmarch relata en sus aforismos el siguiente caso: Un comerciante habia tenido a los treinta años todos los acciden- tes de la sífilis primaria. A los sesenta fué atacado de condilomas, manchas opacas en las mejillas i labios, i efluvium capillitis. Hace dos años tiene en la mejilla izquierda i con compromiso de los dientes posteriores, un tumor maligno papilar que el microscopio revela ser un cancroide, recidivando varias veces despues de su estirpacion hasta que el paciente fué sometido a un tratamiento antisifilítico. Con razon Dieffenbach ha insistido en vista de estos resultados en la utilidad del tratamiento interno, por los yodados i la decocion de Zittman en los operados de cáncer. Esmarch con- cluye en sus «aforismos» que hai que tener mui presente al efec- tuar una estirpacion la similitud aparente 1 aun microscópica de los productos de la sífilis inveterada 1 los seudoplasmos malignos: tales son el sifiloma, i los productos tuberculusos de la lengua 1 del recto i el cáncer de éstos órganos. Muchas veces se recurre a una pronta estirpacion cuando la afeccion podria ser combatida por la administracion del yodo 1 el mercurio. Al ir a operar Es- march un cáncer de la comisura labial, hizo el exámen microscó- pico del tumor encontrando en él granulaciones que le revelaron su oríjen diatésico;' suspendida la operacion i sometido el enfermo a un tratamiento por el yoduro de potasio a dósis de cuatro gra- mos diarios, el tumor se atrofió i desapareció en el espacio de un: mes. I no se crea que el tiempo trascurrido entre' el principio de la diatésis i la manifestacion del tumor deba ser naturalmente corto, pues el mismo autor asegura conocer casos en que el virus sifilitico ha: dormitado mas de cuarenta años. Para él, uleus rodens o cáncer rodens de los ingleses, no son mas que sífilis inveteradas. Da, pues, ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—ABRIL DE 1885, 205 en su clínica quirúrjica de Kiel la siguiente regla: no operar mién- tras el microscopio no le haya revelado la naturaleza del tumor. Réstame, para concluir esta materia delas afecciones que a pri- mera vista pueden confundirse con una neoplasma, indicar la que Hebra ha descrito bajo el nombre de Sicosis parasitaria i que pro- duce fungosidades análogas, a primera vista, a la úlcera cancerosa i que léjos de exijir la operacion se cura perfectamente por la epi- lacion i las pastas cáusticas arsenicales. Todas las causas enumeradas pueden dar lugar a las afecciones de que trato, pero ¿podrian ellos crearlas por sí mismo? indudable- mente nó. Vemos diariamente miles de enfermos atacados ya de diatésis en todas sus manifestaciones, ya en las condiciones de irritaciones por las diferentes sustancias que hemos enumerado como causas de la produccion de neoplasmas i no son atacados de estas enfermedades, a lo mas podrán ser causas ocasionales que pongan el organismo en condiciones i propósito para su produc- cion. Falta, pues, la causa eficiente que Beneke ha venido a demos- trar con su teoría sobre el cáncer. Para él, depende su formacion de una especie de diatésis caracterizada por el exeso de sustancias albuminoideas ifosforadas en el organismo. Esta teoría, que ha, venido a hacer luz en una infinidad de hechos inesplicables ántes, parece reinar últimamente entre todas las ideas al efecto. La condicion necesaria para la rejeneracion celular 1 su multi- plicacion, que son la causa patojénica de los tumores, es el aflujo de sustancias albuminoideas en medio de las cuales tiene lugar su formacion. Así vemos en las heridas derramarse la linfa plástica, cuya naturaleza es esencialmente cuaternaria,' 1 en medio de la cual se rejeneran las células que dan lugar a la cicatriz. Ma Era natural, pues, concluir, como lo ha hecho Beneke, que la —multiplicacion anormal de las células de los tumores bea del exeso de sustancias nutritivas, que en un momento dado les eran comunicadas por los basos. Vemos el escirro 1 en jeneral todos los tumores de circulacion escasa por la dureza de su tejido necesitar para su desarrollo mu- cho mas tiempo que el encefaloide i los tumores mui vasculares. Segun una estadística de los conventos de Béljica, aquellos en que la regla les prohibe la carne, sustancia albuminoidea por exe- lencia, no se conoce el cáncer; miéntras que en los que se alimen- ¡tan únicamente de esta sustancia, esta afeccion es mui frecuente. En los hervívoros no se conoce ejemplo de la formacion de un neoplasma, miéntras en el perro, el gato, es mui frecuente esta 206 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. afeccion; cree, pues, Beneke, que disminuyendo las sustancias al- buminoideas de la sangre, bien sea impidiendo su injestion o des- truyéndola en el organismo, puede no solo impedir la produccion del cáncer sino tambien combatirlo una vez producido. Prescribe, pues, este autor como réjimen preservativo, el alimento esencial- mente vejetal, proscribiendo toda sustancia cuaternaria. Reasumiendo, pues, la propilaxis de los tumores malignos, de- duciremos las siguientes conclusiones: todos los ajentes irritativos que favorecen el aflujo anormal de elementos nutritivos hácia un órgano lo ponen en condiciones a propósito para la hiperjénesis celular i por consiguiente para la produccion del cáncer, tales son una constitucion robusta, las contusiones en órganos vasculares como las manos, las inflamaciones crónicas de los parénquimas i las producciones diatésicas; pero no podrian ellos crearlo por sí solo, faltaba la causa eficiente que! Beneke ha venido a esplicar con la teoría que dejo espuesta: disminuir la injestion de elemen= tos cuaternarios icombatir los ya existentes por medicamentos apropiados. He espuesto a la lijera las opiniones apoyadas por los principa- les profesores que marchan a la cabeza del movimiento científico en el dia; faltan nuevas observaciones para que la ciencia pronun- cie su última palabra. TRATAMIENTO El tratamiento de los tumores malignos ha sido en todos los tiempos objeto de ensayos infructuosos. Casi no hai en la materia médica sustancia que no se haya aplicado a su curacion. No nece- sito repasar las innumerables anotaciones que el profesor Trous- seau, aquejado de esta afeccion, hizo en su clásica i_majistral obra de terapéutica. Dividiré los tratamientos usados hasta el dia en' internos 1 es- ternos; estos últimos los subdividiré en dos: la estirpacion quirúr- jica, el mas seguro, rápido i constante de todos los medios i al cual $ se debe recurrir con preferencia, es el que ha estado en boga hasta nuestros dias; segun la destruccion intentada por algunos prácti- cos en vista de la pusilanimidad de los enfermos 1 quizás esperando de los resultados que no se realizaron, solo ha servido como ayu- dante local de la medicacion interna o para curar tumores peque= ños como pólipos o algunos otros en los que la recidiva no se es» peraba. O RA A A ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—ABRIL DE 1885, 207 En los diferentes formularios encontramos la preparacion de las pastas cáusticas en cuya descripcion no entraré; basta decir que la mas aceptada en vista de los resultados es la siguiente, empleada por Esmarch: Acido arsenioso.....oomo»..... f 2%. Muriat morfiMa....»..»....»». | 0.25 center. Bicloruro de mercurio...... 0.2 » Ema araDIga...occonnencosozo ¿O.LZ/. D Se coloca sobre la parte que se quiere destruir unos cuatro gra- mos de esta pasta, y Lidner asegura no haber notado jamas con ella síntomas de en- venenamiento, aun cuando la haya empleado en úlceras mui esten- didas. Esta fórmula tiene la ventaja sobre la de cloruro de zinc: de producir ménos dolor. No me ocuparé de los ensayos hechos por algunos cirujanos que han pretendido producir la mortificacion de los tumores por medio de las inyecciones de yodo, pepsina, creyendo talvez destruirlo por medio de la dijestion artificial, nitrato de plata 1 ácido acético glacial, pues ninguna de ellas cuenta en su abono ningun caso feliz. Vogt ha empleado el líquido de Wilkersheimer pero agre- gándole una gran cantidad de morfina, pues tiene el inconveniente de producir un dolor insoportable. Todos estos medios tienen una importancia secundaria, que si bien tienen sobre el quirárjico la ventaja de la menor impresion moral, este último es ménos dolo- rogo ¡ tiene en su favor la rapidez i seguridad de sus resultados. MEDICACION INTERNA Hai ciertos medicamentos que han hecho época en la materia médica en la curacion de estas afecciones; tal es el cundurango, que tomado de los indios del Brasil fué trasportado a Europa, estuvo en yoga durante muchos años, para caer despues en el ol. vido. Nadie en la actualidad se atreveria a fiar en él, i la ciencia ha pronunciado ya su veredictos. El guaco ha sido tambien preco- nizado para la medicacion interna. Indicaré tambien de paso el corontillo de nuestros campesinos; pero el que parece asegurar la supremacía, tanto en el campo teórico como en el práctico, es el arsénico. Langenbek refiere haber tenido una enferma afectada de un carcinoma inoperable del útero, a quien, como último recurso, le 208 MEMORIAS OIENTIFICAS 1 LITERARIAS. prescribió el arsénico. Vuelta la enferma a su casa, agobiada por el sufrimiento i los intensos dolores, trató de suicidarse tomando el licor Fowler, prescrito en dósis enormes. Algunos meses des- pues vuelve donde él acusando una mejoría completa. Reconocida la enferma se encontró una gran cicatriz en el punto afectado: el tumor habia desaparecido. Billroth i sus discípulos continuaron las esperiencias con buen resultado. Esmarch (sesto congreso quirúrjico) ha venido a dar a esta esperiencia una forma concreta en sus «Aforismos sobre el cáncer» en el cual relata muchos casos en que el diagnóstico era seguro. Lo ha dado tambien despues de operaciones de tumores cuya recidiva esperaba consiguiendo la completa curacion. Czerni relata en una de sus obras un caso de carcinoma curado por medio de inyecciones arsenicales i del licor Fowler al interior (Deutsche zulsch von chirurgié, t. 8, páj. 279) Isrrael i Kuester (Berliner medical geselschaft, octubre del 82, Briefliche mútheilung) lo han empleado en linfosarcomas inoperables de la rejion del cuello, con buen resultado. En nuestro pais, de algunos años a esta parte, se ha empezado a aplicar en algunas especies de tumores. Relataré despues alguna de esas esperiencias. Siendo las sarcomas i linfomas el primer grado de organizacion de la célula embrionaria para pasar,a tejido adulto, era natural que en ellos se empleara con mejores resultados. Esmarch relata, entre otros, el siguiente caso: : Una mujer entrada a la clínica de Kiel presentaba el tumor en la mandíbula inferior. Fué recetado el arsénico, desprendiéndose al poco tiempo grandes trozos de tejido embrionario i quedan- do por último una gran cicatriz; 1 no me cabe duda, dice este autor, de la naturaleza maligna de esta afeccion, pues habien- do suspendido la medicacion, una pronta recidiva en el borde .de la cicatriz se encargó de revelarlo. Billroth i otros prácticos lo han aplicado en linformas malignas, en linfosarcomas i en produccio- nes epitélicas nuevas intus et extra, obteniendo enrtodas la cura- cion, : En la clínica quirúrjica rejentada por el Dr. don Manuel Barros he encontrado dos observaciones: en la primera se trataba de un linforma del cuello a quien se administró el licor Fowler a alta dósis, obteniendo la reduccion i siendo dado de alta el enfermo cinco meses despues perfectamente sano. En el otro se trataba de un neoplasma desarrollado en la parotida que descendia por detras ANALES DE LA UNIVERISDAD,==ABRIL DE 1885. 209 del esterno-mastoideo en el cual la curacion obtenida al principio fué interrumpida por el fin letal del enfermo ocasionada por la sofocacion. Nuestro profesor de anatomía patolójica, Dr. Puelma, me ha comunicado el caso de un linfo-sarcoma del cuello del tamaño del puño; reducido considerablemente en poco tiempo, no ha podido saber el resultado definitivo por haber perdido de vista al enfer- mo. > La accion del arsénico, en las afecciones cutáneas que dependen principalmente de la multiplicacion anormal de las células epitéli- cas, i su aplicacion empírica en los animales i aun en la jente para aumentar la hermosura i suavidad de la piel, puede esplicar su accion aun en las producciones caracterizadas por la hiperjénesis epiteleal. A El Dr, Puelma T., ha conseguido un resultado bastante satis- factorio en una produccion de esta clase situada en el cuello ute- rino. ; Solo en el último tiempo se ha venido a dar ala aplicacion del arsénico una base fisiolójica 1 científica. La detencion i aun regresion de los productos organizados bajo la accion de este medicamento i su dejeneracion grasosa, están en el dia perfectamente demostradas. El que ha venido a esplicar esta accion es Beneke. Creyendo este autor, como lo ha espresado ántes, que la jénesis anormal de elementos nuevos es producida por el exeso de nutricion, i siendo el elemento nutritivo de la célula la albúmina, el arsénico destrui- ria esta sustancia impidiendo así las neoplasias. Las esperiencias - de Gáethyens han demostrado que bajo la accion del arsénico, la albúmina se descompone, separándose de ella el azoe., Prescribe, pues, a sus enfermos un réjimen alimenticio, del que están enteramente proscritos todos los albuminoideos, las sales - fosfóricas 1 cálcicas. Alimenta a sus enfermos con legumbres. fres- cas, materias grasas, limonadas, vino, leche en mui poca cantidad. f o Les prohibe la carne, Jas cortezas de frutas, el pescado, los maris- cos, huevos, queso, la cerveza i vinos fuertes. Une este réjimen a los alterantes, segun la siguiente fórmula: R, Sulfato de SO0da.....ooooo oso... 100 gramos MIOBUTO de SOI ame ccoocnocos asiccotiaa 50 >» Bicarbonato de SOdA...orommooco.. Al a M,—Una cucharada chica en la mañana i en la noche, 210 "MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. Esmarch cita, entre otros, el siguiente caso curado por esta die- ta. Una labradora de veintidos años tenia la tercera recidiva de un cáncer ulcerado en el pecho derecho. El microscopio reveló su estructura linfática, i cauterizada su superficie con el polvo arseni- cal, quedó una profunda herida en cuyo fondo apareció el tumor. Habiendo sido sometida a la dieta de Beneke (Sur Pathologie und therapie der caacinome), un año despues habia desaparecido el tu- mor, quedando solo una pequeña dureza junto al esternon. Indicaré tambien la electrólisis i un resultado obtenido por Langenbek, por medio de dos agujas introducidas en el tumor i puestas en comunicacion con los polos de una pila. Se trataba de un sistosarcoma en un hombre de treinta i seis años, en la parte superior del muslo derecho. Creyéndolo inoperable, fué constatada su naturaleza por medio de la akidoperastia. Introdujo dos agujas de platino en comunicacion con los electrodos de dos pares Bun- sen 1 los sostuvo en ese punto po* medio de una masa de cautchu durante seis semanas. En ese tiempo el tumor se redujo hasta de- saparecer, no quedando en su lugar mas que una pequeña dureza profunda entre los músculos. La erisipela, produciendo la dejeneracion grasosa de todos los tejidos, puede producir tambien la curacion del cáncer. Esa deje- neracion, que tiene lugar de la manera mas rápida posible, se hace sentir no solo en los tejidos superficiales sino tambien en los pro- fundos. El corazon, el higado, dejeneran rápidamente. Los micro- cocus descubiertos por Felheissen producen esa regresion. Yanick 1 Neisser inducidos por las esperiencias de Busch 1 Volk- mann sobre los efectos de la erisipela hicieron en Breslau la ino- culacion del líquido de Felheissen en la recidiva de un carcinoma inoperable de la mama en el cual no quedaba otro medio que em- plear. Insertados en el Central Blatí von Chirurgie de junio del 84, los creo suficientemente interesantes para estractarlos en este lu- gar; una mujer de cuarenta años tenia un carcizoma en la mano izquierda que hizo rápidos progresos, fué operada en octubre del 82 recidivando tres meses despues en varios puntos a la vez. Ope- rada por segunda vez seis meses despues, ya los dolores del pecho 1 del brazo eran mui fuertes i el tumor aparecia en la axila; ope- rada nuevamente, hubo nueva recidiva. La inñltracion cancerosa de los nervios de la axiia le producian la hinchazon de todo el brazo acompañada de dolores insoportables. La paciente solo descansaba a beneficio de las inyecciones de morfina; i la enferma misma 10 podia soportar el flujo icoroso que se desprendía de su pecho. No E mota ? ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—ABRIL DE 1885, 211 habiendo medio a qué recurrir para aliviar a esta desgraciada, se creyó perfectamente autorizado para hacer la inoculacion del mi- erococus de Felheissen incubado por este último en una disolu- cion de jelatina. Fué inoculado por pequeñas escarificaciones en un centímetro cuadrado de superficie del pecho afectado el 20 de mayo. En la tarde del mismo dia, de seis a siete, hubo un escalo- frio intenso i la temperatura se elevó rápidamente a 40.2; a las 8 la erisipela habia tomado toda la rejion pectoral derecha, la tem- peratura habia subido 0.2 décimos i el pulso fuerte i acelerado es- taba en relacion con los datos del termómetro; la enferma acusaba un malestar indefinible. El dia siguiente la rubicundez erisipela- tosa se habia estendido hasta la axila izquierda 1 todas las partes circunvecinas; la temperatura habia subido a 41" el pulso daba 116 golpes por minuto. En los tres dias siguientes la erisipela se estendió a todo el lado izquierdo, a la parte superior del brazo derecho 1 al cuello hasta su parte posterior. La temperatura no subió en esos dias a mas de 40.4, el pulso alcanzó a su mayor fre- cuencia a 120 1 140 por minuto. Desde la tarde del segundo dia estuvo pequeño 1 arrítmico, tanto que me hacia temer el calpso por falta del impulso cardíaco. La terminacion letal tuvo lugar. Du- rante estos cuatro dias en que el tumor estuvo bajo la accion de la - erisipela se manifestaron los siguientes fenómenos que paso a refe- rir: Desde el segundo dia el tumo*? perdió su consistencia dismi- nuyendo considerablemente a fines del cuarto. Examinado el tu- - mor despues de la muerte no se encontró en su lugar ningun resto de él sino solamente una serosidad mui fluida, colocada inmediata- mente sobre las costillas. El exámen microscópico de Neisser reveló una pequeña parte de células típicas del carcinoma, i en los demas no habia sino los micrococus de Fellheissen. El profesor Nielsen de Kostok inserta en el Central Blatt del 15 de enero del actual, un caso en que, léjos de producir efecto destructivo la erisipela, produjo por el contrario el rápido incremento e infiltracion de un cáncer de la mama. No omitiré la relacion del caso por creerlo de- masiado importante. Entró a la clínica Madelong una mujer, de cuarenta i un años, obesa, de constitucion robusta, con un cáncer en la mama izquierda, colocado sobre la facia del pectoral mayor 1 del tamaño del puño, la piel estaba roja eucima del tumor i en varios puntos habia fuctuacion. En la parte superior del pecho derecho cerca de la axila habia otro tumor, los ganglios no estaban infartados. Se hizo la estirpacion del pecho izquierdo con la piel correspondiente i habiendo sobrevenido la gangrena no ¡pudo cer- 212 MUMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, 3 rar por primera intension, los botones carnosos presentaban buen - aspecto, algunos dias despues sobrevino súbitamente un escalofrio con temperatura de 49%2. La herida palideció i se puso roja i edematosa la piel de los alrededores; al dia siguiente se estendió al pecho derecho, la temperatura subió un grado cuatro décimos i se diagnosticó una erisipela, grave por su estension. Dos dias des- pues notábamos en el pulmon derecho todos los síntomas de una pleuresía exudativa. Habiendo sobrevenido la difnea, resultado necesario de los exudados pleurales, se estrajeron tres cuartos de litro de un líquido claro, sanguinolento. Sobrevino la; gangrena de la piel del tumor derecho i habiéndose presentado la fuctuacion, fué abierto reconociéndose un absceso en que se encontró una gran cantidad de microorganismo. La temperatura descendió en los dias siguientes hasta hacerse completamente normal. Algunos dias despues nuevos escalofrios i vómitos hicieron pre- sajiar una nueva erisipela, que durante diez dias estenuó las fuerzas de la paciente hasta conducirla a la tumba, La autopsia dió a Nielssen el siguiente resultado: dejeneracio- nes difusas en el corazon i pulmon, pleuritis exudativa derecha con una gran cantidad de liquido sero-sanguinolento, el brazo re- blandecido, el hígado en dejeneracion grasosa. El exámen del tu- mor izquierdo reveló su naturaleza linfático-areolar. Las dos erisipelas de diez i quince dias respectivamente produjo al mismo tiempo que la atrofia del tumor de la mama derecha, el desarrollo de botones cancerosos de nueva formacion. 3 Vemos, pues, al micrococus de Felheissen en las dos observa- ciones que he descrito, dar distintos resultados. En la primera pro- ducir la rápida dejeneracion i atrofia del tumor; en la segunda, por el contrario, dos ataques sucesivos dieron por resultado el rá- pido incremento de la afeccion. No me estenderé sobre la accion de los yodados en los tumores malignos ni tampoco refutaré las observaciones publicadas sobre el empleo de estas sustancias, pues, como lo he dicho al principio, siendo la semejanza tanto macroscópicas como microscópicas de los linfomas i sarcomas con los productos diatésicos constitucio- nales de la escrófula i del sifoloma tan completa, puede ser que ' ¡ las curaciones de que se hacen mencion no hayan sido del carácter de esta última clase. Aumenta todavía mas la confusion la malig= nidad de estos productos i la recidiva despues de su estirpacion. Creo útil consignar en esta parte una observacion entre varias de Esmarch que confirman este modo de pensar. Se refiere a un * be ANALES DE LA UNIVERSIDAD. ==ABRIL DE 1886, 218 hombre de treinta i tres años que presentaba un sarcoma, como lo ha confirmado despues el microscopio, en la parte posterior i supe- rior del muslo i con compromiso del nervio isquiático, fué operado, recidivando poco despues en el mismo punto, nueva operacion, seguida tambien de recidiva que se estendió al escroto. No pudien- do recurrir a la estirpacion simple, se hizo la desarticulacion por el método de Manec. El tumor apareció nuevamente en el borde de la cicatriz i al mismo tiempo el paciente presentaba pequeños cuerpos dolorosos subeutáneos en distintas partes que se creyó fuera un reumatismo doloroso. Se le administró el yoduro de po- tasio a dosis de una dracma diaria al interior i en aplicaciones es- ternas, el tumor se redujo hasta desaparecer quedando una cicatriz limpia en la que no se distinguia ninguna señal de recidiva. Poco despues se averiguó que en la familia habia sífilis hereditaria. Tal es tambien el escleroma nasal i psoriasis vocal i lingual que ha sido hasta hace poco confundido con el cáncer, no siendo mas que un producto sifilítico. En vista, pues, de estos datos, que he apuntado a la lijera, se prescribió a la enferma de mi referencia el licor de Fowler al in- terior en dósis progresivas segun la siguiente fórmula: Licor de FowleT....ocooooosoooomor.... 20 gramos Gotas de Beaumé .ocococomesoncrsonos: 10 » Alcoholatura de menta.......mos.... 2 g0ta8, M., Cinco gotas en cada comida. ¡Teniendo presente la accion del arsénico, la dejeneracion graso- ga que produce i el rápido aumento del tejido celular, se prescribió ¡Cel yoduro de potasio, a fin de combatirlo, a dósis de 50 centígra- mos, una hora ántes de cada comida. Cinco horas despues de em- pezada la medicacion, la enferma notó dolores fulgurantes en la parte afectada 1 un principio de reblandecimiento del tumor, el “cual empezó a hacerse superficial disminuyendo al mismo tiempo de volúmen. Este tratamiento no produjo, por lo demas, ningun otro accidente sino un pequeño coriza que era de esperarse como consecuencia de la accion del yoduro. Habiendo tenido que forzar la dósis del licor de Fowler i no pu- | diendo hacerlo con la Jórmula ya administrada, que, por otra parte, 214 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. Vino dulce ac ovecscnac cnn sona osas OOO AOS Tintura de ajeno icocacos nacio Tintura de nuez vÓMiCA....oomoomom. 2 D M. I tómese una copita en cada comida, la cual servia de vehí- culo al licor de Fowler que se agregaba hasta treinta gotas al tiempo de tomar la pocion. Cuando las dósis arsenicales llegaban a este máximum, se nota- ba solo una pequeña dispepsia, caracterizada por cefalaljias, ano- rexias i estado nauseoso que indicaban la conveniencia de descen- der. Dos meses despues de continuar esta medicacion sin interrup- cion, el tumor disminuyó de volúmen ise hizo subcutáneo hasta aparecer bajo la piel en el labio superior de la cicatriz del tamaño de una lenteja se adhirió a la piel i la inflamó. El Dr. Aguirre hizo entónces una pequeña punsion sobre él con una lanceta, se colocó un pequeño tubo de drenaje i se curó con-yodoformo. La cicatri- zacion arroja el tubo a los tres dias cerrando la herida completa- mente 1 declarándose a la enferma curada de su afeccion. La medicacion arsenical se ha continuado hasta el presente, in- terrumpiéndola de vez en cuando, a fin de dar tiempo para que se restablecieran las funciones estomacales alteradas por este medi- camento. Como réjimen alimenticio se adoptó la dieta de Beneke, que Esmarch recomienda en esta enfermedad. En resúmen, tenemos como oríjen del cáncer, la necesidad de una causa predisponente, que produciendo en el organismo una alteracion constitucional dé lugar al exeso de nutricion de las célu- las, i por consiguiente a su hiperjénesis. Tal es la que Beneke ha descubierto, Existiendo en el organismo un exeso de sustancias nutritivas es fácil comprender, que las fuerzas de reabsorcion estén «destruidas. En esas condiciones, los trozos de periastio inyectados por Con- heim i Mas, segun lo dejo espuesto, no se reabsorben sino que dan lugar a producciones óseas múltiples. Células organizadas serian arrastradas por los basos, yendo a multiplicarse en distintos puntes a modo de embolias, i dando lu- gar a la produccion de nuevos cánceres. Esa hiperalbuminosis del organismo, producto de la exesiva injestion de sustancias cuater- narias, seria la causa eficiente que colocara al organismo en con- diciones a propósito para las producciones neoplásicas. Tal seria tambien una costitucion robusta en que los fenómenos de absor- cion i asimilacion tuvieran lugar de una manera enérjica, ese exego ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—ABRIL DE 1885. 215 de sustancias asimilables en el organismo, a lo que contribuiria tambien la vida sedentaria, tan pronto como una causa cualquiera, como una contusion o irritacion de cualquiera clase viniera a pro- ducir la jénesis celular que constituye una inflamacion crónica, la predisposicion antedicha, vendria a comunicarle el carácter de ma- lignidad que presentan los tumores. Así es como se esplica tambien el que las irritaciones parenqui- - matosas continuadas, como las mastitis pueden transformarse en garcomatosas. Del mismo modo las úlceras sostenidas por afeccio- nes crónicas de la piel o por la accion de sustancias irritantes co- mo las que he enunciado, el ollin, la parafina, el tabaco, etc., pue- den comunicarles el carácter maligno. Dejando a un lado las ligaduras de las arterias que lo alimen- tan, las inyecciones de líquidos cáusticos o destructivos que ideadas en diferentes épocas han dado pocos o ningun resultado, i las dife- rentes sustancias vejetales que han estado mui en voga en otros tiempos, 1 que en la actualidad han sido rechazadas, me ocuparé únicamente de los medios que la práctica ha confirmado con éxitos felices. : En primer lugar, consignaré la estirpacion como el mas seguro para combatir un tumor en su principio, recurriremos tambien a él para rejiones que, desprovistas de peligros, por sus basos i ner- vios de poca importancia sean fácilmente accesibles al operador. En tumores en que este medio presente algun peligro, como en el triángulo de escarpa 1 algunos otros puntos de difícil i peligroso acceso, serán un precioso recurso los medios que la terapéutica ha - puesto, en los últimos tiempos, a nuestra disposicion. El tratamiento profiláctico, que es el primero que se presenta al tratar de la curabilidad de esta afeccion, consistirá, pues, en la adopcion de un réjimen alimenticio pobre de sustancias albumi- —noideas, las cuales deben estar en relacion con las pérdidas que sufre el organismo. Siendo el ejercicio corporal el que hace desar- rollar la urea, producto de la combustion de las sustancias cuater- narias, debe estar en relacion con la constitucion del individuo i su nutricion; de esta manera combatiremos las predisposiciones orgánicas que las causas ocasionales pudieran poner en accion. No descuidaremos las conjestiones de órganos predispuestos a ellas, como el útero i la mama en la mujer, ni las, irritaciones en los tegumentos, que mantienen escoriaciones o úlceras crónicas que por su pequeñez pueden pasar desapercibidas. Pero una vez desarrollada la afeccion ¿qué medios nos ofrece la ciencia para 216 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. destruirla? Tal es el tratamiento arseuical que dejo espuesto i que lo reasumiré del modo siguiente: RÉJIMEN Alimentacion esencialmente vejetal, eliminando las raices en glúten, albumina o caseina; permitiremos las que son abundantes en fécula, azúcar o goma. Deberá ser compuesta de arroz 1 de las diferentes féculas de patatas, arrowrroot, sagú, tapioca, verduras frescas, aceite, miel i azúcar, pan i leche en mui poca cantidad. Las legumbres deberán ser terminantemente prohibidas, se permi- tirá las frutas carnosas o azucaradas. De los productos de orijen animal prohibiremos toda especie de carne i sus estractos, como el caldo, el jugo, la jelatina i la condrina, las diferentes especies de mariscos. Se permitirá la grasa, manteca 1 la miel de abeja. Entre las bebidas se usará solamente, los diferentes preparados alcohóli- cos, los vinos blancos 1 las bebidas ácidas i gaseosas. Se prohibe los vinos tintos, el café, el chocolate; la cerveza se usará en mui pequeña cantidad, Toca al médico, segun la constitucion del paciente, el trabajo a que se entrega, el mayor o menor ejercicio corporal a que es obli- gado, calcular la cantidad de materia azoada que debe permitir para sostener solamente las funciones de nutricion. Tal será el ré- jimen que se prescribirá despues de operaciones en que se tema la recidiva. Una vez aparecida ésta; ¿qué deberemos hacer? A mas de la alimentacion prescrita, recurriremos al tratamiento arsenical como lo he descrito. Solo advertiremos que la tolerancia del arsénico es mui grande, pudiendo llegar, segun lo ha hecho en uno de sus enfermos el Dr. Puelma T., a la dósis de ochenta go- tas de licor de Fowler al dia. Esta dósis deberemos asociarla a los tónicos estomacales a fin de combatir la dispepsia, que necesaria= mente orijiva el arsénico a altas dósis. Tendremos tambien presen- te la rápida dejeneracion grasosa de todos los órganos producida por este medicamento para no administrarlo imprudentemente cuando alguna afeccion orgánica o parenquimatosa lo contra-in- dica. 007 Esa dejeneracion deberá ser combatida por medio de los alte- rantes, i en primer lugar de los alcalinos o los yodados administra= dos una hora ántes de cada comida. Prescribiremos tambien el ejercicio despues de ellas a fin de disminuir los inconvenientes que una vida sedentaria produce en las funciones del estómago. de Y ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—-ABRIL DE 1885. 217 He repasado a la lijera los puntos principales del tratamiento de los tumores malignos, insertando un caso en que el tratamien- to que he descrito ha dado un feliz resultado, i creo que nuevas observaciones de este método podrán al fin poner en manos de los “médicos un recurso precioso 1 seguro en muchos cánceres inopera- bles en los que ántes de ahora no quedaba al paciente mas descan= so que el que pudiera esperar del fin de su existencia, —He dicho. FILOLOJÍA. La x ántes de consonante.—Estudios flolójicos por don Fidelis P. del Solar, 1 contestacion de don Sandalio Letelier. Siempre hemos mirado la pedantería con desden i procurado combatir esta plaga social do quiera la encontremos a nuestro pa= so. La época de los dómines, de las sabatinas, de los latines a cada triquitraque, ha pasado. Las voces rebuscadas, caducas, las frases anticuadas, las contracciones forzadas i poco conocidas de la jene- ralidad de los oyentes o de los lectores, deben proscribirse en el lenguaje, 1 conviene emplear un razonamiento claro i adaptable para todos. Por lo que hace a ortografía castellana se han intro- _ducido tantas reformas ya, que seria ridículo continuar escribiendo como antaño, i seria tan censurable este empecinamiento, como usar arcalsmos en las oraciones. ¿Quién sufriria al que en un dis- curso o escrito dijese, por ejemplo: En buen hora sean venidos vues- tras mercedes. Fablemos claros, señores: el home guisado + jentil es querido de todos. La hilaridad seria jeneral, i el que así hablase daria márjen para que se le tuviese por loco. Hai individuos entre nosotros que aun escriben obscuro, infras- eripto, egercicio, extraño, todo contra las reformas ortográficas que van haciendo mas lójica la escritura castellana. Esta anarquía in- justificable debe cesar, i todos debemos propender a uniformar la ortografía, que ya se va purificando de las irregularidades que la hacian tan difícil, i suavizando la pronunciacion afectada'i pedan- tesca. En este artículo nos contraeremos a probar con sólidas razones ¡el desuso en que ha caido la x, ántes de consonante, que es'el prin- cipal escollo en que se estrella la tenacidad de los puristas, que, por lo que hace a los círculos partidarios de las mayúsculas i de 218 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS. los acentos a granel, los dejaremos con su capricho, como las crea- turas; lo interior, para los ministros del interior; los corrientes, para lo que siempre ha sido del corriente (mes), o sea del que rije, i no el rodeo colombiano de «el catorce de los corrientes», (dias del mes que corre), pues para éstos diremos «cabeza loca no quiere toca», 1 «de casta le viene al galgo el ser rabilargo». Una escuela anticuaria de la prensa chilena conserva aun, mas por capricho que por conviccion, la antigua ortografía española. «No hai peor sordo que el que no quiere oir»; pero tambien «lo que uno desecha, otro lo ruega», l aunque crea predicar en desierto, apor viejo que sea el barco pasa una vez el vado». Verdad es que «armas i dineros buenas manos quieren», i aunque las que trazan estas líneas son inespertas i los ojos de los lectores poco pasarán j por ellas, tambien es cierto que «lo que con el ojo veo, con el dedo lo adivino», i no será tan miope el que pase su vista por estas mal perjeñadas líneas, que no descubra que la x ántes de consonante es contemporánea del re? que rabio. En el Diálogo de las lenguas de Mayans 1 Ciscar, escrito eu 1737, encontramos ya espresada la opinion que la » ántes de con- sonante debe sustituirse por la s. Dice así: > Marcio.—De manera que podemos usar la s en los vocablos que viéremos tener oríjen del latin, i la z en los que nos parecieren te- ner orijen del arábigo. VaLbes.—Ya yo os digo que yo así lo hago; pienso que en ha- cer vosotros de la misma manera, no erraréis, : Marcio.—-Pero de los nombres latinos acabados en encia, como exelencia, experiencia. VaLves.—Yo siempre la quito, porque no la pronuncio, 1 pongo en su lugar la s, que es mui aneja a la lengua castellana. Esto ha- go con perdon de la lengua latina, porque cuando me pongo a es- 3 cribir castellano no es mi intencion conformarme con el latin, sino esplicar el concepto de mi ánimo; de tal manera que, sl fuera po- | sible, cualquiera persona que entienda el castellano alcance bien lo + que quiere decir, 3 TorrEs.—Para deciros verdad, esto se me hace un poco durillo, - VALDES. — ¿Por qué? ] A TorrEs.—Porque yo no sé con qué autoridad quereis vos quitar id del vocablo latino la x 1 poner en su lugar una s. á -WVALDEs.—¿Qué mas autoridad quereis que el uso de la pronun= ciacion? Sé que diciendo experiencia no pronuncio la z de la mane= ra que diciendo exemplo, " ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—ABRIL DE 1885. 219 TorRrEs.—Así es verdad; pero...... Marcio.—Ese pero, si no es lo que quisiéredes comer, tragáoslo por ahora, que pues que, a nosotros dos nos ha satisfecho, tambien vos os debeis contentar. Torres.—«Yo me contento», (MAYANS 1 CiscAr. Oríjenes de la lengua castellana. Diálogo de las lenguas). Algunos me dirán: «la zorra mudará los dientes, mas no las - mientes», al ver el poco fruto que sacaré del presente artículo; pero yo les contesto: «múchos pocos hacen un mucho»; «mucho sabe la zorra, pero mas quien la toma», i que «la masa de fragua saca pol- vo debajo del agua», i «quien no se aventura no pasa la mar i «a la larga el galgo a la liebre mata». Pero, «callen barbas i hablen cartas». La gramática de Fernan- dez Monje dice lo siguiente: «X,—Esta letra representa una articulacion idéntica: a la que resulta de pronunciar cs, con sonido fuerte la primera de estas dos, 1 se emplea articulando directa o inversamente: v. g. exámen, exitar, exótico, fénix, alímax, sardóniz. La letra aspirada no destru- ye esta regla: v. y. exhumar, exhausto, exhibir, etc. «De lo dicho resulta que debe usarse en los siguientes casos: «1. Entre vocal i vocal, o sea articulando directamente. «2. Articulando inversamente en fin de diccion. A los “cuales añadiré el «3. En la preposicion ex cuando significa cesacion de empleo, cargo, profesion o calidad, debiendo separarse entónces por medio del guion menor: por ejemplo ex-rejente, ex-ministro, ex-deca- no, etc. : «Segun la Academia, debe tambien escribirse esta letra i no la -s, ántes de consonante en todas las voces que la traigan de su orl- jen, como exepto, expresar, explicar, exponer, extraño, etc.; pero creo que las letras no se han inventado para conservar etimolojías, que solo interesan a un reducidísimo número de personas en cada nacion, sino para representar los sonidos i articulaciones a que es- tán destinadas en la escritura». —(FERNANDEZ MoNJE. Curso ele- mental de la langua española). Don José Segundo Flores en su «Gramática filosófica de la len= gua española» se espresa así: «El uso de la x como c 1 s se va tam- ¡bien aboliendo, pues ya se escribe ausilio, estraer, espresar, estran- Jero, etc., que es mas suave que auxilio, expresar, extranjero, etc. A ——— 3 A. DE La U, 1.? SEC, 28-29 220 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. Don Pedro Martinez Lopez escribe sus «Principios de la lengua castellana» sin la » ántes de consonante, 1 avanza con timidez en la parte ortográfica la proposicion de que se cambia la x en s, án= tes de consonante; pero advirtiendo que suele no confusion co- mo en expiar i espiar, 1 otras. Para, tranquilizar escrúpulos de esta especie es mui sencillo con- servar la q en expiar (purificar algo) ila s en espiar (observar, ¡1 atisbar algo); pero aun este temor no tiene razon de gran impor= tancia, pues se sabe que tembiea espiar significa «mover una em- barcacion que está fondeada con una sola ancla o anclote». ¿Ten- dríamos que escribir excpiar o esspiar para distinguir la acepcion marina? ' El diccionario de Dominguez dice lo siguiente sobre el uso de la x ántes de consonante: «x, vijésima quinta letra del alfabeto nacional i décimanona de las consonantes. Figura en el número de las semivocales i de las paladiales o guturales, porque se forma con el medio de la lengua arrimada al paladar, no del todo apegada, sino acanalándola de modo que resulte o quede paso al aliento 1 espíritu productor de su sonido. La pronunciacion de la x tomada de las lenguas latina i griega es semejante a cs, o mas bien a gs, como se percibe en las palabras exordio, exuberante, eximio, exal= tado, ino la citamos ántes de consonante por haberla suprimido * (de motu propio), a causa de su redundancia i exajeracion enfática y 1 de mal gusto; como se percibe en las palabras eswtension, éxtasis, extraordinario, i en muchisimas otras donde hemos sustituido la zx ' -con la s como de mas natural, sencillo i fiúido sonido, diciendo + estension, éstasis, estraordinario, etc. La Academia, sin embargo, como apegada a los rancios! usos i prácticas antiguas, continúa. usando la x por la s ántes de consonante. El sonido gutural que la ; < ha tenido hasta ahora en algunas voces, procedente i heredado | del árabe, debe remitirse en adelante a la j 1a la y en sus casos” E respectivos, i reducida por consiguiente la w al sonido suave, se debe suprimir de todo punto el acento circunflejo, que se hañal colocado por espacio de tantos siglos sobre la vocal a que heria, para distinguir esta pronunciación de la llamada gutural.» Z ANALES DE LA UNIVERSIDAD —ABRIL DE 1885, 221 - * Basta el mismo purista don Vicente Salvá avanza tímidamente el uso de la s en vez de la x, diciendo: «Se convierte ordinariamente la x en s, para suavizar la pronun- ciación, si la sigue una consonante, como en esperimentar, estran- jero, sesto»; 1 luego, apegándose algo a la rutina, agrega: caunque el uso es todavía constante en este punto, 1 todos escriben aun exdiputado, exprior, etc. Hxangúe no puede dejar de escribirse así, 2. no pronunciarse esangúe.—La h, por decontado, se reputa como si no existiese en la palabra, i por tanto nadie escribe eshalar, es- hibir, sino exhalar, exhibir». Le A pesar de juicio tan parsimonioso, el señor Salvá escribió toda su Gramática conformándose al uso del dia, 1 al estampar” que todos dicen ex-divutado, ex-prior, debe tener presente que hal una regla para conservar la x en la preposicion ex precediendo al nom- bre de cargo, profesion, 1 que indica cesacion en su ejercicio, 1 de- be separarse por el guion menor, la que el señor Salvá no hace; que haz tambien otra escepcion, i es cuando la » precede a la h. E Tocante a la palabra que escribe exsangúe 1 dice que quitada la lx habria que pronunciarse esangúe, i es otro inconveniente para él de la, reforma, le diremos que no se escribe exsangiúe, sino exan= gúe sin s, 1 por consiguiente conserva la x su sonido sin necesidad de la s que la sigue, segun su Gramática, Conviene don Vicente Salvá en que la h es como si no existiera en la palabra, 1 por tanto debe escribirse « ántes de esta consonan- te: nadie lo pone en duda i así lo hacen todos. El sabio Bello, apegado a la antigua ortografía, mas que de grado, por fuerza de la costumbre de su tiempo, a pesar de reco= mendar el uso de la w ántes de consonante, parece inclinarse ya al uso moderno cuando dice en sus «Principios de Ortolojía i Metri- ca». (Mas en algunas voces ha' prevalecido la articulación simple "8, Como en sesto, pretesto, estraño, estranjero, estremo,” estremidad, estremoso, vocablos en que CREO NO SE PODRIA YA PRONUNCIAR LA X DE SU ORÍJEN SIN RECALCAMIENTO>». ¿Por qué no agregar a la lista, decimos nosotros, a estenso, espe- diente, esperiencia, esplicito, 1, mejor que todo, proscribir la y del todo ántes de consonante, en que no falta jamás el recalcamiento? St el ilustre Bello hubiera llegado a nuestros dias, ya habria proscrito la enfática w usada ántes de consonante. ¿Cómo anduvo OE 222 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. tan vigoroso para combatir con el mas brillante resultado la refor- ma ortográfica de la y por la ¿, de la g fuerte por la j, aun contra toda España i mucha parte de la América, i tan parco para la abo- licion de la finchada x que precede a consonante, reemplazada ya por la s hasta por muchos autores españoles, entre ellos no pocos miembros de la Academia Española? Ni los mas culteranos de nuestros publicistas escriben ya en Chile general, género, ginebra, muger, ni voy, convoy, soy, rey; pero la copulativa la conserva una pequeña seccion de la prensa de Valparaiso, sin esplicarnos el por qué (1). Tenemos, pues, en Chile anarquía ortográfica, dividida en tres escnelas: la de los españoles, que es mui reducida, porque la ma- yor parte de los chilenos han entrado por las reformas ortográficas introducidas por don Andres Bello. Esta escuela conserva la y griega en la conjuncion copulativa, en las terminaciones de las palabras, como estoy, soy, carey; sostiene la etimolojía griega de las palabras, que en su oríjen se escribian con y en el sonido fuer- te, como geografía, gyénrsis, genio; i escriben x= ántes de conso- nante. La escuela conservadora, que ha abolido, es cierto, el uso de la y griega como vocal, i el de la y en todos los casos de sonido fuerte, sigue, no obstante, con la + en todo su recalcamiento, siendo tanta su pasion por esta letra enfática, que llegamos a leer en pu- blicaciones de esa escuela excrúpulo, expecificado, exclarecimiento, extremo, expléndido, extrecho, cwpecie: voces que jamás han sido escritas con esa letra. «Esa es la derecha, i dábale con la zurda»; pero no nos metemos en ello: «cada uno, alega en derecho de su dedo». Diráse que son yerros de imprenta; pero «al que yerra per- dónale una vez, mas nó despues», dice el proverbio, i la verdad del caso es «que la cabra tira al monte» i la pasion por esa letra es tal que «grumos de oro llama la lechuza a sus hijos». “Por fin, tenemos la escuela liberal o progresista, que ha ido sim- plificando la ortografía” castellana, purgándola unas veces de sus (1) Escrito lo anterior hemos visto en el Mercurio la nimia razon que da el cro- nista don Roman Vial para conservar la y griega en la copulativa, todo lo cual no pasa de ser cuestion de cajas de imprenta: «El empleo de la % latina como con- juncion iba a tener un inconveniente material o tipográfico, cual era el de estar propensa, en principio o fin de línea, debil i aislada como quedaria, a Correse, caerse o quebrarse». Segun esta teoría tipográfica, debemos tambien inventar dos nuevas letras que reemplacen en tipografía a la nia la u, tan fácil de confundirse por los cajistas. ¿Cómo las demas imprentas chilenas no han tropezado con inconvenientes de esta naturaleza? SA A ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—ABRIL DE 1885, 223 anomalías, como v. g. proscribiendo la y con sonido fuerte en todo caso; escribiendo jénio 1 jefe, jendarme i jeme sin las diferencias académicas de oríjen griego en las primeras i latinas en las se- gundas; suavizando el sonido otras veces; sustituyendo unas letras a otras, como pretesto, escusa, en vez de pretexto, excusa; supri- miendo letras para hacer mas fácil i claro el sonido, como trasfu- sion, trasformdr, oscura, susericion, en vez de transfusion, trans- JSormar, obscuro, subseripcion o suscripcion; atendiendo en otras mas al uso que al orijen, como maravilla, móvil, en vez de marabilla, móbil. Y sepan los etimolojistas chilenos empecinados en conservar la 5 en la primera de estas voces, que la Academia dice lo siguien- te en su Ortografía: «No puede, con efecto, darse una regla cons- tante i segura (sobre la escritura de la 5 i de v), porque el uso ha respetado el oríjen en unas ocasiones, i en otras nó. Abogado, av- les, i maravilla, se escriben por uso, con b la primera, i con v las otras dos, aunque provienen de advocato, abulensi i marabilla, dic- ciones del idioma latino, en el cual se escribe al contrario: con v la - primera, i con 5 la siguiente i la última». I en la regla 6.* del mismo capítulo agrega: «Asimismo se es- cribirán con b los acabados en bilidad, a escepcion de movilidad». Ademas de esto, móvil se halla con v en su «Catálogo de ortogra- fía dudosa», al fin de la Gramática. Don Andres Bello es de opinion contraria a la Academia, pues- to que dice: «La etimolojía, cuando no hai duda en ella, es lo úni- co que puede guiarnos. Por consiguiente: 1.” Debemos pronunciar habil, móbil, núbil, derivodos de los vocablos latinos habíilis, mobi- lis, marabilla, procedente de marabilia, etc». 1 así escribió el señor Bello las dos voces que esceptúa la Academia de la escritura eti- molójica. En semejante discordancia entre los sabios, ¿qué harémos los profanos? El mismo señor Bello, que a renglon seguido recomien- da «pronunciar, i por consiguiente escribir» Abla, avogado, ver- mejo, vulto, vuitre, práctica no seguida por la Academia, ni por el mas flamante purista, nos deja siempre en la duda en el caso de una etimolojía que no admite duda alguna, puesto que dice: «Cuan- do es incierta i poco manifiesta la etimolojía, lo mejor es atenerse al uso de la Academia Española, como representativo del que pre- valece entre la jente educada». En los casos de Avila, abogado, bermejo, bulto, buitre, móvil, i maravilla, el orfjen es claro i eviden- | te, 1 por lo tanto, segun el señor Bello debemos atenernos a la etimolojía, i segun la Academia al uso. 224 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. El Cuerpo custodia de la lengua es mui parco jeneralmente para acatar el uso, 1 aquí lo respeta de una manera elocuente, De lo que resulta que si la opinion de prosbribir la + ántes de consonante fuera tan jeneral como escribir con la 5 las dicciones abogado, ber- mejo, bulto, buitre i con v Avila, móvil i maravilla, tendríamos ya un triunfo completo del uso sobre el orijen, lo que traeria por re- sultado inmediato la unificacion de la ortografía castellana. Creemos que lo dicho bastará para convencer a cualquiera del desuso en que ha caido el apego sistemático a la etimolojía latina, i la x ántes de consonante ha perdido ya su puesto pedantesco para dar lugar a la s, sonido natural, i que hoi dia es de uso jeneral. Como prueba práctica del uso moderno que se hace de la s en vez de la x, citaremos las obras españolas siguientes, omitiendo las chilenas i demas de América por temor de que sean recusadas por los apegados a la vieja práctica: Diccionario nacional de la lengua española, por Dominguez. Gramática filosófica de la lengua española, por don José Segun- do Flores. Principios de la lengua castellena, o prueba de todos los que asien» ta don Vicente Salvá en su Gramática, por don Pedro Martinez Lopez. Diccionario de Sinónimos, por Roque Bárcia. Curso elemental de la lengua española, por don Isidoro Fernan- dez Monje. Tesoro del teatro español, por don Enjenio de Ochoa. Apuntes para una biblioteca de escritores españoles contemporá- neos, por Eujenio Ochoa. El Diablo Mundo, (continuacion de Espronceda), por Carrillo de Albornoz. : Medicina de las pasiones, traduccion de don Pedro Felipe Mon- lau, de la Academia Española. Entre col i col lechuga, o gran floresta joco-seria. Obras de don Francisco de Quevedo i Villegas, edicion de Madrid, 1840. Vocabulario de la lengua castellana, por don Luis Marty Caba- llero. La jamilia regulada, por Frai Antonio Arbiol. , La mujer cristiana, por Mine. de Mercey, traducida por don Jo- sé Vicente i Carabantes, Madrid, 1865. ANALES DE LA UNIVERISDAD.—ABRIL DE 1885. 225 M. Villergas. Poesías joco-sérias 1 satíricas. Teatro social de Frai Jerundio. I así las infinitas que podríamos citar i que seria inoficioso agregar a esta ya tan larga lista. Señor don Fidelis P. del Solar. Mui señor mio: Usted ha tenido a bien enviarme el artículo publicado por us- ted en el Diario Uficial del sábado 11 del presente: se lo agradez- co, porque siempre recibo con gusto los trabajos que tienden a vulgarizar nuestro rico idioma i a dar estabilidad i fijeza a sus for- mas i modismos. El objeto principal de su artículo es vituperar el uso de la zx ántes de consonante, i por incidencia trata algunas otras cuestio- nes mul interesantes, sobre las cuales no podemos aun ponernos de acuerdo. Al contestar a usted la presente, mas que manifestarle mi opinion, espresada ya en mi testo de ortografía, pienso hacer algunas reflexiones sobre la doctrina desarrollada en él, ya que ellas no pueden caber en un libro destinado a la enseñanza ele- mental 1 práctica del ramo, Ante todo, debo declarar a usted que mi enseñanza tiene por base el uso comun i ordinaria de la sociedad educada: el medio en que vivo fija, por decirlo así, el rumbo de mis lecciones; i no po- dria ser de otro modo, desde que reconozco como única autoridad en gramática el uso, a quien Horacio atribuye tan grande i mere- cida influencia en materia de lenguaje. El uso lo busco, no en una corporacion determinada, ni en uno o mas profesores, sino en todos los autores o escritores que prac- tican el idioma i en la jeneralidad de los particulares que, ocupán- dose en muchas i diversas materias, emplean el castellano para la espresion de sus ideas. Pero, en materia de lenguaje, soi eminentemente conservador: creo que la estabilidad es para la lengua una condicion que nunca será suficientemente apreciada; puesto que si ella existiera, siem- pre nos tendria en comunicacion fácil con todos los tiempos i con todos los paises que hablan un mismo idioma. Reconozco que el ] 226 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. cambio es un hecho, i que el progreso de las sociedades impulsa al lenguaje de la misma manera que a todos los demas elementos de la civilizacion. Pero en el lenguaje, ese cambio deberia ser única- mente para la satisfaccion de las necesidades de una sociedad nue- va, que necesita espresiones nuevas para las ideas nuevas que con- cibe i a cuyo conocimiento llega por el trabajo i la laboriosidad: la renovacion de palabras 1 jiros, sin aumento de nociones intelec- tuales, es para mi un peligro constante, que puede llevarnos a la renovacion de una lengua sin ninguna ventaja para nuestro pro- greso intelectual. I aquí me cumple hacer una declaracion, necesaria para la tran- quilidad de mi conciencia, si bien algo depresiva para el juicio i prudencia de los que hablamos castellano. Todos los idiomas es - perimentan cambios: sea en las palabras, sea en la escritura de las mismas, todos ellos han pasado por diversas alteraciones que ten- dian a darles una nueva forma, a abandonar palabras o jiros que dejaba el uso como anticuados i a adoptar otros nuevos, que venian a suplantar a los pasados. Entre esos cambios, los mias notables han sido siempre los ortográficos: en ciertas épocas, la ortografía ha sido el campo de revoluciones mas o ménos profundas, i la anarquía se ha pronunciado con fuerza mas o ménos activa, mas O ménos intensa i llena de pretensiones. En todos esos casos ha sido necesario resolver algo, i la resolucion ha sido siempre adoptada por la totalidad de las personas que hablaban un mismo idioma: solo en el castellano, este trabajo de elaboracion, necesario para la naturaleza de las cosas, por la marcha natural i progresiva de los estudios, ha sido i es ahora la única fuente de los disturbios, de la falta de conformidad e intelijencia de los escritores en materia de ortografía. ; Ya en varias ocasiones, ántes de ahora, hemos tenido oportuni-= dad de observar una disconformidad completa en la ortografía de ciertas palabras: lo que sucede en la actualidad no es mas que una repeticion de las disidencias acaecidas en otros tiempos i en otros puntos del arte de escribir. La diferencia esencial entre estas varias disidencias consiste en que en el dia, dándoles toda la im- portancia que merecen, todos ponemos nuestra atencion i damos nuestro juicio sobre ellas; i otras han pasado solo en la práctica, sin que el estudio formulado de los profesores haya hecho notar las alteraciones que resultaban de cada uso nuevo que se introdu= cia, de cada variacion que se pretendia hacer adoptar. I aqui tiene usted que ahora la protesta no toma la forma de' ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—ABRIL DE 1885. 227 una Conversacion privada, que ningun efecto produce; sino la de artículos i publicaciones razonadas que se sostienen por la lójica, 1 que no caerán sino vencidas por el pronunciamiento uniforme o de gran mayoría entre los intelijentes, que espresarán su manera de pensar, en artículos i obras al alcance de todo el mundo. El resultado es que cada opinion sostenida en público tiene que ser estable i duradera, no solo por el apoyo que le darán muchas per- sonas, sino tambien por la fuerza moral de su autor, que no se de- jará arrastrar por una, dos o mas opiniones aisladas, 1 que sola- mente estará dispuesto a ceder cuando vea que la masa popular,, diré, de los escritores, practica lo contrario de su doctrina, de lo que él creia razonable i justo. Asi, poco há hemos visto establecerse tranquilamente nuestra ortografía provincial, cuando trajo ciertas innovaciones de escritu- ra que todos aceptaron; 1 ahora notamos el gran movimiento lite- rario producido por otra innovacion que quiere establecerse: esta reciente innovacion, relativa puramente a la acentuación, ha remo- vido el fondo del estanque, i ya vemos en tabla de discusion todos los puntos de diverjencia ortográfica, en que ni se habia pensado en los últimos cuarenta años. Usted mismo, señor Solar, está bajo la influencia de esta atmósfera de discusion i estudio particular, puesto que se reduce a tratar un solo punto de los muchos que forman hoi la materia para la pluralidad de opiniones, para la di- verjencia que reina en la ortografía castellana. Dados estos antecedentes, me permito darle mi opinion perso- nal sobre las apreciacivnes que usted hace sobre algunos puntos de ortografía: no entraré de lleno en consideraciones jenerales so- bre todo lo concerniente al arte de escribir; mi propósito es única- mente dar a conocer a usted mimodo de pensar sobre los puntos que usted toca en su interesante artículo del sábado. La fuente de nuestra ortografía es indudablemente el latin: este hecho no puede ménos de reconocerse, por mas progresistas que seamos. Pero tambien reconocemos que el uso comun se ha apar- tado, en mil casos, de la etimolojía latina. Así escribimos Avila, abogado, móvil, elejir, dije, correjir, biblia, papiro, abismo, coro, cris- ma, teodicea, tema, Tolomeo, afta, filosofía, etc. Hai variedad en la escritura de inmóvil, jefe, maiz, encojer, etc. En muchos casos he- mos abandonado algunos sonidos o alterado otros, como/en 0scuro, 228 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, trasladar, existir, carcaj, voz, capaz, etc.; pero en estas últimas pa- labras la cuestion es mas bien ortolójica que ortográfica. En todos estos casos, la decision corresponde al uso, que en al- gunas palabras se ha pronunciado en contra de la etimolojía, 1 en otras permanece vacilante; 1 siendo el uso la única autoridad en materia de ortografía, a él debemos referirnos siempre que demos nuestras reglas o principios para hablar o escribir con correccion. Hai variedad en la ortografía de la x ántes de consonante: la etimolojía la reclama en muchos casos, 1 en todos tiempos ha en- contrado resistencias; i los escritores están todavía divididos en dos bandos opuestos. La Academia española la conserva; i con ella, muchos buenos hablistas. Los que procuran la innovacion alegan la dificultad de su pronunciación 1 condenan el uso de la fin- chada x, como usted la llama, por molestosa i ajena a la práctica comun. Verdaderamente, el raciocinio es fuerte, 1 yo, por mi par- te, me alegraria mucho de que el uso de la s se jeneralizara para adoptarlo sin vacilacion; pero no puedo avounirme a él, cuando veo que en contrario hai todavía un gran número de escritores 1 cor- poraciones literarias que conservan esa x=, por mas finchada i mo- lestosa que sea. Naturalmente no se trata aquí de la x entre voca- les i ántes de la h muda, ni de la de los compuestos recientes en que indica cesación de funciones; casos en que todos estamos de acuerdo en conservarla. : Volviendo al caso principal, veo cierta ventaja en poder distin- guir en la pronunciación i escritura algunas palabras que de otro modo se confundirian: expiar i espiar (sea observar o dirijir una embarcacion), expectativa i espectativa, texto i testo, etc. Hal, sin em- bargo, voces en que el cambio se ha verificado, como sucede en diestro, destreza; 1 naturalmente, yor la tendencia que el castellano tiene a no duplicar sonidos consonantes, no se usa ántes de s, siendo ésta la que se pierde: existir, exequias, exangúe, etc. Solo en los compuestos de formacion reciente, de que ántes hablamos, se conserva la s: ex-secretario, ex-senador, ex-socio, etc. Altamente vituperable i merecedora de grave penitencia es la práctica de escribir donde nunca ha existido, como en excribir, ex. pejo, Expaña, exconder, etc. Sobre esto no tengo otra cosa que de- cir, sino que me uniria a usted para FUXTIGAR a los delincuentes. Grande es la variedad en el uso de ciertas palabras que tien len a perder sonidos difíciles o incómodos: creo que la p está suprimi- ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —ABRIL DE 1885. 229 da en los participios escrito, inscrito, cireunscrito, descrito, etc., 1 que se conserva en los nombres que no lo son, como inscripcion, padres conscriptos, rescripto, circunscripcion, etc. Pero no la llevan algunos como escritura, escritor, suscritor, etc. La n de trans, suprimida en trascender, trasconejar, trasgresion, trasladar, trasmitir, trasportar, trastornar, se conserva en trans- fusion, transcribir i sobre todo cuando la s viene seguida de vocal: transijir, transaccion, transeunte, transido. Pero no existe en trasa- ñejo, trasalpino, trasandino, 1 otros. Las dos consonantes finales se pierden en tradicion, tramontana, tramitar, trasoñar, traducir, etc. Perdida la 6 de oscuro, ostentar, se conserva en la mayor parte de los compuestos de la misma especie, obstinacion, obstáculo, obs- truir, etc., Bien que en muchos se pierden ámbas, como en oponer, omitir, etc. En subs, lo ordinario es suprimir la 5 ántes de consonante: sus- tancia, suspender, suscitar, etc. Pero se dice sub ántes de d, l, rr, s, a veces £, v: súbdito, sublunar, subrepcion, subsemar, subtender, subvenir. Dicese suponer, supeditar, suministrar, sujerir, i otros de formaciones semejantes, La Academia da las dos formas: sustan- cia i substancias, sustantivo ¡ substuntivo, etc. Despues de haberle dado a conocer mis ideas sobre algunas cues- tiones particulares de ortolojía i ortografía, vuelvo, para terminar, a mi declaracion primitiva. Yo enseño el uso comun 1 ordinario: habiendo encontrado un uso establecido en mi pais, lo sigo mien- tras la mayoría de sus hombres de letras lo tengan como suyo. Si supiera que nuestros escritores aceptaban sin vacilacion un uso nuevo, no dejaria de estudiar i proponer lo que me pareciera mas lójico 1 fácil; pero hallándome a una inmensa distancia de tal pre- tension, me contento con hacer lo que todos hacen, entendiendo por todos la mayoría de nuestros escriteres ilustrados. Pero ni aun asi aceptaré cambios parciales, que, sin uniformar el uso, servirán solo para hacer mayor el desbarajuste que reina en la actualidad. Las reformas pueden hacerse por partes; pero si no son acojidas por una gran mayoría, tienden a dificultar mas la uniformidad que para espresar nuestras ideas buscamos todos los que hablamos un idioma. La Academia española es para mi una autoridad de gran peso, como que espresa la idea de muchas personas ilustradas, pero sin 230 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. contar con que a veces sale de su cometido declarando, de uso prin= cipios o reglas que no lo son; tenemos ademas entre nosotros la autoridad de nuestros hombres de letras, que han tomado cierto camino, cuya desviacion considero difícil, i que nunca dejará de influir en la socizdad en que se manifiesta. Deseando que se me presente con frecuencia la ocasion de espo- ner mis ideas a una persona como usted, tan afecta a los estudios gramaticales, le ofiezco desde luego mi consideración i amistad. Ñ : 4 4 . SANDALIO LETELIER, CONTENIDO DE ESTA ENTREGA MEDICINA, Larvas de la Callihpora Limensis en las fosas nasales. —Memo- ; ria de prueba de don Francisco Aguirre en su exámen para optar el - grado de licenciado en Medicina i Farmacia, leida en 20 de marzo de A e A LA) oa O MES 8 Apuntes para el tratamiento de los tumores malignos. —1Id. id. de don. : Maximiliano Wenger F., id. id. id. leida en abril de 1885.......o.o.o..o 1 FILOLOJÍA. La x ántes de aia —Estudios filolójicos por don Fide- * Ñ lis p, del Solar, i contestacion de don Sandalio IO PS 2 ANALES DE LA PENTVERSIDAD CO =D 1,* SECCION MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS Entrega correspondiente a Mayo de 1885 SANTIAGO DE CHILE IMPRENTA NACIONAL, CALLE DE LA MONEDA, NÚM 112 1585 232 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS, ñl bios del vítus carbuncloso, tan admirablemente cultivado por Pas= teur, eran aniquilados por completo. En el comienzo de este siglo, Chaussier habia visto las propie- dades antipútridas del sublimado i habia jeneralizado su empleo para la inyeccion i conservacion de los cadáveres. En 1872, el Dr. Petti inauguró las observaciones de laborato- rio e hizo dar un paso importante a la cuestion. Presentó a la Academia de Ciencias una nota sobre las sustancias antifermente- cibles: hace obrar diferentes sales metálicas sobre un líquido de + cultura formado de una mezcla de:agua, azúcar 1 levadura, i com-- prueba que el bicloruro de mercurio posee en el mas alto grado el poder de impedir las fermentaciones, En el mismo año (1872) Dongall i Crase-Calvert, hicieron ob- servaciones análogas sobre las fermentaciones desarrolladas en lí- quidos albuminosos i con resultados análogos a los precedentes. En 1873 Davaine comienza sus esperiencias sobre los ajentes pro- * pios para destruir el bacterio carbuncloso, i en 1874 hizo conocer el resultado de sus primeras esperiencias; pero no es sino en 1880 — cuando publicó su estudio especial sobre las propiedades del su-= blimado; i sus resultados son de tal exactitud que parece que toda nueva observacion sobre este punto debia ser inútil, ) Krajewsky renueva Jas esperiencias de Davaine tratando la — sangre carbunclosa por diversos reactivos antisépticos, i, como el y sabio frances, encuentra que el sublimado corrosivo ocupa el pri- - mer rango. Billroth, en 1874 1 Bucholtz, eu 1875 i Haberkoin, en 1879, repiten las esperiencias i confirman los resultados de sus antece= | Ssores. PODER JERMICIDA DEL SUBLIMADO Está probado en la actualidad que lo que debe evitarse a toda costa en la curacion de las heridas es el desarrollo de organismos inferiores, Que se trate de fiebre traumática, de septicemia o de infeccion purulenta, de flegmon difuso, de erisipela o de podre= dumbre de hospital, son estos microbios su causa; sea suminis. trando a la absorcion diversos productos sépticos, sea invadiendo los tejidos paso a paso; sea, en fin, penetrando hasta el seno de de economía. y De esto se deduce que la sustancia, que a mas de otras cualida= des tenga un poder superior a las demas como microbicida, 1 je > ANALES DE LA UNIVERISDAD.-—MAYO DE 1880. 233 y micida, será indudablemente a la que debe a la preferencia i _Teconocer su superioridad. Veamos las esperiencias comparativas ¿que se han Hecho con el sublimado: Steruberg dá las siguientes cifras que representan el poder jer- micida de las diversas sustancias jeneralmente conocidas para destruir la vitalidad de los microbios. Con el fin de evitar todo error posible, Steruberg sometió los líquidos que contenian los microbios a la accion de esas sustancias durante dos horas, tomando para ello las precaucionas necesarias: Dieron buenos resultados en la proporcion de una parte por cada Bielgruro.de MEercurloj.. caso csousedrooos: 20,000 Permanganato de potaSa.....o.ocmmoo.... 800 NA 900 LATA AS 200 Ad, EAN An 100 Ácido clorhidriCO +... 2... .... adas 100 Cloruro de zinC. .c........ Cacao depLos aia 50 Concentracion que deben tener para ¿mpedir el desarrollo de los microbios, las soluciones hechas con las sustancias siguientes: Sublimado corrosivo......... is 35,000 IN, pres ee pd: PAGAS 4,000 0 £leido sulfúrico... Aaron 1,800 Ácido féNiCO........ 20. A dto 500 Ácido bórico........ dec OSA aia Ain 200 Jalan de la Croix, estudiando comparativamente la accion del _sublimado i del ácido fénico, llegó a los resultados siguientes para los bacterios que se desarrollan en la carne del buei. El sublimado en solucion de: 1 por 25,250 impide el desarrollo de bacteriog, 1 por 50,250 no lo impide. « 1 por 10,250 impide la propagacion de bacterios, 1 por 12,750 no la impide. 234 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS, 1 por 5,800 mata 'los bacterios. 1 por 6,500 no los mata. Du El ácido fénico en solucion de: 1 por 669 impide el desarrollo de bacterios. 1 por 1,002 no lo impide. 1 por 22 impide la propagación de bacterios. 1 por 42 nola impide. ij por 22 mata los bacterios. lpor 42nolos mata. Koch ha calculado que el poder desinfectante del sublimado es 400 veces mas activo que el ácido bórico, lo mismo que del ácido fénico, el mas famoso de los desinfectantes. Ha llegado a demos- trar que la solucion de una parte de sublimado en 20,000 de agua bastaba ampliamente para destruir la vitalidad del bacillus authra- cis uno de los microbios mas resistentes que se conocen. Bucholltz habla de 1 por 20,000 para impedir la pululacion de - los parásitos. | Wernitz constata la influencia destructiva del sublimado sobre los fermentos no figurados, 1 muestra que esta sustancia en solu- cion de 1 por 65,000 entraba la accion de la pancreatina i de la - ptialina. El profesor Tarnier ha hecho la siguiente esperiencia: en mu- chos vasos ha puesto agua fenicada cuyo titulo variaba, en otros una solucion de ácido bórico, en otros una solucion de bicloruro de mercurio al 1 por 1,000 (Licor de Van Swieten); a todos estos vasos ha agregado un pedazo de placenta i dejado macerar a tem- peratura media. En pocos dias, todos los vasos, escepto dos, con- tenian lejiones innumerables de microbios vivos; los dos vasos que q no contenian microbios vivos estaban llenos con el licor de Van y Swieten i con la solucion de ácido bórico a saturacion (40 gramos por litro). E Kehrer dice despueside esperiencias análogas: E 1.2 El sublimado es el mas poderoso de los antisépticos. j dl 2. La solucion a 1 por 1,000 se ha mostrado suficiente para' anonadar completamente el poder jerminativo de los esporos. 3." La solucion al 1 por 100,000 agregada a los líquidos de | cultura determina una detencion en el desarrollo de los esporos. e i 4.* La solucion al 1 por 333,000 detiene definitivamente el de- 3 sarrollo de los esporos. ¿E ANALES DE- LA UNIVERSIDAD.—MAYO DE 1885. 235 Como se vé a mas de la accion jermicida tenemos la propiedad de detener la multiplicación de los esporos, que seria, segun Koch, de 1 por 300,000 en una solucion de estracto de carne. Podríamos multiplicar las citas, pero creemos sobran ya para probar que el sublimado es el mas poderoso de los antisépticos conocidos. ¿A él debemos, pues, darle la preferencia despues de haber pasa- do revista a las ventajas que resultan de su empleo i a los incon- venientes 1 contraindicaciones de su uso. Todas esás ventajas e inconvenientes resultarán. al hacer la €s- posicion de su empleo en las heridas, en obstetricia, etc. DE SU EMPLEO EN LAS HERIDAS Con todo lo que hemos visto acerca de su poder jermicida, por- demos ya asegurar la supremacía que debe tener sobre las demas sustancias empleadas como desinfectantes. Pero hai todavia otras razones que lo hacen acreedor a nuestra preferencia 1 que espondremos brevemente: El profesor Lister, el mas eminente representante de la cura antiséptica, haciendo un análisis comparativo entre el sublimado 1 los desinfectantes volátiles, dice que éstos últimos, entre los que se encuentra el ácido fénico, requieren un cuidado especial por par- te del cirujano, pues el material de vendajes debe conservarse al abrigo de la volatilizacion para que no pierda su eficacia, Ademas, los antisépticos volátiles tienen el inconveniente de que el vendaje pierde su eficacia a medida que permanece aplicado 1 no les posible decir decir cuándo llegará el tiempo en que hai que qui- tarlo por ser ineficaz. «Yo tenia costumbre, dice Lister, de considerar una semana co- mo límite del tiempo que un vendaje de gasa fenicada puede con- siderarse aun como suficientemente enérjico, sin tener otra prue- ba para esta suposicion que el hecho de ser en conjunto satisfac- torios los resultados obtenidos durante este espacio de tiempo. En este concepto un antiséptico volátil ha de ser inferior a otro no volátil que al cabo de un mes o seis semanas fuese tan eficaz co- mo inmediatamente despues de su aplicacion, con tal de no haber sido arrastrado por Jas secreciones de la herida». El Dr. Dandois, de Lovaina (1), en un excelente artículo sobre , (1), Zevue Médicale de Louvain, 1884, 236 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. el tratamiento antiséptico de las heridas, espone que los peligros de la infeccion de las heridas reside en las maniobras de la cura- cion, i que debe vijilarse de manera a reducir a su minimum ese peligro i como las dificultades se renuevan a cada curacion, es pre= ciso no hacerlas renacer sin necesidad; de ahi este nuevo precepto de la cura antiséptica: las curas se harán tan raras como sea po- sible, i la herida dejada en reposo tan largo tiempo cuando se puede dejar de visitarla. El sublimado permite realizar este nuevo principio; se puede dejar mucho tiempo sin quitar el apósito i estar seguro de la ino- cuidad de este procedimiento. Con esto dejamos sentados tres puntos importantes de superiori- dad del sublimado. 1.” Mayor enerjía del poder desinfectante. 2.” Su no volatilidad i por consiguiente menor peligro de infec. cion para la herida. 3. Rareza de las curaciones, 1 por consiguiente! ménos incomo- didades i dolores para el enfermo. Hai otra consideracion que debe tomarse en cuenta para la elec- cion del ajente antiséptico: Cuando se cura enfermos de la clase inferior, en los hospitales, por ejemplo, no se toma en cuenta que el olor 1 sabor de los medi- camentos sea mas o ménos desagradable; no sucede asi en la clase acomodada, 1 sobre todo cuando se cura mujeres, donde suele ha- llar repugnancias invencibles para ciertas sustancias medicamen- tosas. Podemos, pues, apuntar este punto de superioridad del su- blimado: 4. Su falta de olor: El precio de las sustancias merece considerarse. Cuando se em- plea en grande escala, como en hospitales, maternidades, etc., será indudablemente mas conveniente el uso de un medicamento que, a igualdad de accion, tenga la ventaja de ser mas barato. 5. El sublimado corrosivo es de mas bajo' precio que el ácido fénico, iodoformo, etc. Bajo el punto de vista de la inocuidad, el tratamiento por el su- blimado no le cede en nada al ácido fénico. Es admirable que tra- tándose de una sustancia dotada de un gran poder tóxico, los re- sultados sean completamente satisfactorios. En las publicaciones médicas europeas, que hemos consultado, se relatan como rarezas los casos de intoxicación por el sublimado, Ú q ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—MAYO DE 1885, EN En la mayor parte se ha tratado de individuos que habian llegado al último grado del marasmo. Se tiene, por último, la salivacion que da la voz de alerta al ci- rujano, que, imprudente, ha usado una solucion demasiado con- centrada. Tenemos, pues: 6.” La inocuidad completa del tratamiento. a ANTECEDENTES DE SU EMPLEO EN LAS HERIDAS El profesor Esmarch emplea esclusivamente la cura con el su- blimado, dejando aplicado el primer apósito hasta que se efectúe la reunion por primera intencion. Esta es la práctica que sigue en todas las amputaciones, artrotomias, osteotomías i necrotomías, dejando a veces la primera cura durante un mes entero. El profesor Schede, de Hamburgo, despues de haber obtenido numerosos éxitos en el hospital de Berlin, empleando el método de Lister, ejerció en el hospital jeneral de Hamburgo, dotado de condiciones de insalubridad notablemente perjudiciales para la práctica quirúrjica, i en este medio, la curacion ordinaria de Lister fué seguida, en muchos casos, de la operacion de erisipela, Con el - lodoformo no se obtuvieron mejores resultados, hasta que en no- -viembre de 1881 se recurrió al sublimado bajo la forma de solu- cion al 1 1000, i desde entónces han sido constantes sus éxitos ope- ratorios. El profesor Weir, de Nueva York, opina que la cura de Lister no impide siempre la sepsia, ya porque el cirujano la aplique mal, ya porque los ajentes de la cura sean defectuosos. Entre estos hai algunos, como la gasa, que pierde sus propiedades antisépticas cuando no es resiente su preparacion. Es necesario, dice el autor, buscar un ajente mas seguro i estable que el ácido fénico, i cree haber encontrado en el bicloruro de mercurio las condiciones mas recomendables. La esperiencia personal del autor comprende cuatro casos de necrosis del pié 1 de la tibia, una desarticulacion de la cadera, otra de la rodilla, una amputacion del muslo, otra de la pierna, otra de la mama, dos estirpaciones de tumores, una fijacion de riñon mó- vil, una herida contusa en la parte superior del muslo que produjo la septisemia i la muerte al duodécimo dia, un higroma subdeltri- deo i tres fracturas de la pierna complicadas con heridas. En todos estos casos se obtuvo la curacion, esceptuando el que anteriormente se ha citado. En dos casos de fractura no pudo ob- | = ; í E 3 233 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. tenerse una antisepsia completa, en el uno, porque la solucion era mui débil (1 por 2,000) en el otro porque era demasiado fuerte (1 por 400). No hubo ningun accidente local ni jeneral, salvo una li- jera pustulacion en la vecindad de la herida, en algunos casos, Kimmel (1), en 1882, hablando de la nueva curacion por el su- blimado, hace las siguientes reflexiones: El yodoformo i el ácido fénicoconstituyen dos ajentes antisépticos mui poderosos, pero no carecen de peligros. El ácido salicilico, la naftalina, el subnitrato de bismuto, son mui inferiores. La arcilla impregnada de vinagre 1 adicionada con polvos de carbon ha dado buenos resultados en cier- tos Casos. Preferible a los medios precedentes por la enerjía de su accion 1 por su relativa inocuidad: es el sublimado corrosivo. Su accion sobre las heridas es de las mas favorables, pues dis- minuye la cantidad de los productos secretados. En cuanto al pe- ligro de intoxicacion es mínimo. Dos casos se han presentado en que ha habido salivacion i diarrea, pero los individuos atacados eran viejos, debilitados; 1 por otra parte la intoxicacion fué débil i de corta duracion, A principios de 1883, el profesor Perier, sustituyó el sublimado al ácido fénico en su servicio del Hospital San Antonio. No sola- mente en sus diversas operaciones obtiene la reunion inmediata i perfecta, sino que puede practicar intervenciones quirúrjicas segui- das de éxito, que el empleo de las soluciones fenicadas hubiese hecho infructuosas i peligrosas (casos de abscesos por conjestion en el mal de Pott, evacuados por incision i curados con sublimado sin fenómenos de infeccion pútrida i seguida de una mejoria nota- ble en el estado jeneral). En Alemania, Bergman en Berlin; Maas en Wurtzbourg; Lucke en Strasburgo, hacen de él un constante i feliz uso. Desde el primer semestre de 1883 el profesor Nussbaun en Mu- nich, cuyo nombre es autoridad en la cirujía antiséptica, emplea esclusivamente el sublimado 1 obtiene excelentes resultados. En Italia, Valerani publica una relacion de diez operaciones (amputaciones, etc.) todas seguidas de reunion por primera inten- cion, por medio de la cura con sublimado. | CURACION CON EL SUBLIMADO Como hemos visto, la cura con el sublimado se practica en (1) Langenbeck's archiyes, > ANALES DE LA UNIVERSIDAD.-—MAYO DE 1885, 239 grande escala en los hospitales de Europa i América. Esta es la mejor prueba de la conmocion sufrida por el método de Lister, que gozaba, hasta hace poco, de tan justo crédito. Pero aun hai-mas: el mismo Lister se declara decidido partida- rio del sublimado como puede verse en el discurso pronunciado por él en la Sociedad médica de Londres el 20 de octubre de 1884. Modo de emplearlo.—Diremos desde luego que la curacion con -—sublimado se ejecuta absolutamente como la curacion Lister sim- plificada. Una solucion al 1 por 1000 reemplaza a la solucion fenicada al 23 por ciento. Sin embargo, importa conservar la solucion fenicada para la desinfeccion de los instrumentos, porque se amalgaman fácilmente en la solucion de sublimado. Se hace catgut, seda antiséptica por medio del sublimado. La -protectiva se ha desechado, porque la gasa sublimada no ejerce sobre la piel accion irritante. Respecto a la gasa sublimada que suele producir irritacion en la herida i su vecindad, el profesor Lister ha hecho estudios tan bien dirijidos como fructíferos. Ha llegado a descubrir que la mezcla del sublimado con la al- —búmina quita a aquél casi por completo sus propiedades irritantes. Ha elejido para sus esperimentos el serum de la sangre de caballo- «Así, pues, dice el sabio profesor, poseemos la prueba que el ¡sublimado corrosivo forma con el serum de la sangre un compues- to, sea combinacion química o no, que ha retenido las propiedades ¡|sápidas 1 antisépticas de su cd mercúrico». «No es un o de mercurio, sino un albuminato de subli- ¡ mado, si puedo emplear este término, Es una asociacion libre de ¡"moléculas de cloruro mercúrico i de albúmina». «Aunque el sublimado asociado a la albúmina queda, por decirlo | así, como era di se hace mucho mas suave en su accion». ES Memos histo mas coo que en 26 beca una solucion en el agua de 1 por 500 habia producido ya fístulas; i siu embargo, aquí | una parte de sublimado por 160 de serum no ha producido nin- | guna Irritacion». | Despues de muchas pruebas para fijar el grado de concentra- ¡cion del albuminato para que no cause irritacion, dice que el 1 por 100 puede usarse con la seguridad del resultado feliz, 240 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. Abriga la misma confianza respecto al poder antiséptico de su mezcla. Con estos antecedentes, hariamos la indicacion para que en nuestra clínica quirúrjica se hiciera el esperimento de Lister con la gasa sero-sublimada i que se tomara el serum de sangre de ca- ballo como lo recomienda, el ilustre profesor. Ademas se ha mezclado el sublimado a sustancias pulverulentas inertes. Se ha utilizado a la manera del yodoformo, para espolvo- rear la superficie de las heridas abiertas i para llenar las cabidades producidas por traumatismos u operaciones i que deben cerrarse por granulaciones. Entre estas sustancias la mas usada es la arena ordinaria; se la somete primeramente a la calcinacion a fin de destruir los jérme- nes que pudiera encerrar; despues de su enfriamiento se la impreg- na bien uniformemente de sublimado, triturándola con una solu- cion de esta sustancia en el éter. Esta arena debe prepararse al 1 por 1000 de suerte que con 10 gramos de sublimado disueltos en 100 gramos de éter, se puede obtener 10 kilóxramos de arena su- blimada propia para las curaciones, La gran division de esta sus- tancia le permite penetrar en todas las anfractuosidades de la he- rida; ella goza, ademas, de un poder absorbente considerable que se ha aprovechado para reemplazar a la gasa, que es mas costosa. Se llena con este fin pequeños sacos de tela que se fijan sobre las heridas suturadas por algunas vueltas de venda 1 que quedan en su lugar casi indefinidamente. Curaciones ulteriores. —La curacion de sublimado es una cura- cion rara por excelencia; la mayor parte de las heridas curan con una sola curacion. Vista la rareza de las secreciones, no se está obligado a renovar la primera curacion, como cuando se trata del ácido fénico. | ; Las heridas suturadas 1 con drenaje exijirán, sin duda, que se | quiten las sustancias i los tubos al fin de la primera semana; pero 1 en las lesiones abiertas, las granulaciones exuberantes llenan la pérdida de sustancia, empujando delante de ella la arena-fuera de * la herida; i cuando despues de muchas semanas se quita la costra que ha formado la arena aglutinada por las secreciones, se encuen=" tra la cicatrizacion casi completa, 2 El enquistamiento de los granos de arena en los tejidos parece ' exesivamente raro, 1 serla, por otra parte, un accidente sin impor= tancia. La técnica de la cura con DMA es, pues, de las mas simo e ) ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —MAYO DE 1885, 241 -ples: aventaja a este respecto a la de Lister, porque permite no “usar la protectiva i otros materiales de curacion de fabricacion es- pecial, 1 ademas porque necesita de curáciones mui raras. Accion sobre los tejidos. —El sublimado posee una ventaja pre- ciosa sobre el ácido fénico: éste, en solucion de 1 por 40, empleada para la irrigacion de las heridas, ejerce sobre los tejidos una accion irritante, que se traduce por un aumento notable del exudado du- rante las primeras horas consecutivas a la operacion. La solucion de sublimado al 1 por 1000 ejerce una accion del todo opuesta, pues agota las secreciones de la herida, evitando así una causa de ago- tamiento para el enfermo i la suciedad de las piezas de curacion. La arena sublimada posee tambien en alto grado la propiedad de conservar la herida seca, gracias a la accion del sublimado i al poder absorbente de la arena. Kiimmel cita el caso de un adulto, en el que, despues de la reseccion de la cadera, no se mostró ni una gota de pus al esterior de' la curacion muchas semanas des- ¡pues de la operacion; la pérdida de sustancia habria sido llena ¡con un kilógramo de arena sublimada. Esta particularidad ha permitido aplicar, despues de operacio- nes practicadas en los miembros, un vendaje enyesado a perma- nencia durante muchas semanas. Esta preciosa ventaja ademas que se presta maravillosamente a la reunion por primera intencion, hace ménos indispensable la ¡práctica del drenaje, que deberá conservarse para las heridas pro- fundas. Los resultados obtenidos en Chile en la clínica quirúrjica los espondremos mas adelante. DEL SUBLIMADO EN OBSTETRICIA Está hoi completamente fuera de duda que es un microbio el que enjendra la fiebre puerperal, llamada en el dia septisemia puerperal. | Aunque por sus pequeñas dimensiones ¡ese microbio no haya sido clasificado, sin embargo se ha descubierto que pertenece al mismo jénero que el que enjendra el septisemia de las heridas. ¡Talvez mas tarde, cuando los elementos de exámen microscópico i ¡los adelantos que diariamente se hacen en este sentido, hayan lle- | gado a un grado de perfeccion suficiente, entónces los conoceremos | individualmente. «Dia llegará, decia Davaine a Tarnier, en que ¡podais distinguir los unos de los otros». 249 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS, En vista del gran poder microbicida del sublimado, Tarnier fué. ¡ el primero que tuvo la idea de aprovecharlo en la clínica, sustitu- yéndolo al ácido fénico en la práctica obstétrica. Mas que toda herida quirúrjica, la herida uterina, que proviene de la caida de la placenta está espuesta a un contacto permanente con sustancias orgánicas que constituyen un rico medio de cultura | para los microbios. La persistencia posible 1 aun inevitable de res- tos de anexos del feto en el útero viene todavía a favorecer el de- sarrollo de los jérmenes sépticos. Estaba averiguado que el ácido fénico era insuficiente para pre- venir o entrabar la infeccion, 1 esponia ademas a las puérperas a los fenómenos de intoxicacion por la concentracion de las solucio- nes fenicadas (1 por 20). Tarnier, como decíamos, fué el primero que, en 1880, puso en práctica el sublimado. Ese mismo año, en el Congreso internacio- nal habido en Lóndres, daba cuenta de su nuevo método i termina= ba con estas palabras: «Tengo por mi parte la mayor confianza en el bicloruro de mercurio como parasisticida». Desde el año 1881 fué introducido en la antisepsia obstétrica en la mayor parte de los servicios de partes creadas recientemente en' los hospitales de Paris: en la Caridad por M. Budin, en Tenon por M. Ribemont, en Laribrisiére por M. Pinard. La comunicacion presentada en agosto de 1881 por Tarnier en el Congreso de Lóndres ante la asamblea de los maestros mas emi- nentes de todos los paises, no debia quedar estéril. Así vemos en poco tiempo jeneralizarse el uso del sublimado en los servicios quirúrjicos i de las maternidades de Europa i América. En Berlin Schróder ha adoptado enteramente este método desde el semestre de estío de 1883 con resultados completamente felices. Toporsky, en la Universidad de Breslau (1), dá cuenta de em- pleo del sublimado en su servicio; Para tener las soluciones de que se sirve hace preparar paquetes de sublimado de 12 gramos. Al momento de serviase de este pas y quete es disuelto en un poco de agua caliente-o de alcohol i esta — solucion concentrada, echada en vasos especiales, que se encuen=> en cada sala i que contienen 12 litros de agua; se tienen de esta manera soluciones de 1 por 1,000. En. cada sala de parturientas existe una de las grandes atlas precedentes; en la sala de parir hai dos, : (1) Centralblatt fir Gynikologie, 1883, | mi ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —MAYO DE 1885. 243 Toda mujer en trabajo, ántes i despues de cada exámen, recibe una inyeccion vajinal, 1 es con el mismo líquido que se hacen in- yecciones vajinales i uterinas a las mujeres de parto. Ahora se ha reemplazado una solucion de 1 por 2,000, porque la antigua al mil “causaba a las mujeres un sentimiento de quemadura algo in- - tenso. Para las inyecciones uterinas se sirve de una sonda encorvada l en Si hecha de vidrio sólido, con numerosos agujeros en su estre- midad en una estension de 10 centímetros mas o ménos. El diámetro de esta sonda es de 7 milímetros. Para facilitar la salida del líquido de esta cavidad uterina se pes olda a la sonda superior, inferior i lateralmente, una gotera, de “suerte que el líquido derramado en la cavidad uterina encuentra para su salida las vías aseguradas. En cuanto a los resultados obtenidos por las soluciones de subli- Mo son de los mas satisfactorios. - ¡Toporsky presenta un cuadro comparativo de los resultados con el ácido fénico i con el sublimado. Con este último no hubo en un semestre sino un caso de septisemia, causada, segun el autor, por la neglijencia de un estudiante que hubia tenido que curar heridas - que supuraban abundantemente i no tomó despues las medidas de ME utccción convenientes. En un caso, dice, que dió en el canal jenital una parte considerable de las membranas, ¡en otros siete casos la misma retencioz, mas o ménos importante. Pero gracias al empleo del sublimado, en ninguna de estas ocho mujeres se ob- -servó, lo que era regla ántes, el menor grado de fiebre. E Polo de Negri (1), en Tala, ha adoptado el mismo ajente anti- séptico en la Universidad de Novara 1 ha jeneralizado su empleo para la desinfeccion de todos los objetos. Ha seguido en su aplicacion los principios sentados por Tarnier, no separándose de él sino respecto de las inyecciones vajinales que él cree buenas aun en los puerperios mas normales, ellas no hacen “nunca mal i en muchos casos su empleo es mui ventajoso. En jeneral, tambien se contenta con una solucion al 1 por 2,000 encontrándola suficientemente enérjica. El autor publica los resultados que ha producido este método durante cuatro meses en la maternidad de Novara. La estadística asciende a 51 partos en que la mortalidad fué nula ila morbilidad mui débil, por lo ménos en lo que se refiere a la septisemia. $ as par (1) Annali di Ostetricia, 1883. 244 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, Resumiendo, el partero italiano termina por las conclusiones | siguientes: Y 1.2 Los efectos tóxicos del sublimado, empleado segun el método ' precedente, son casi nulos; una sola vez ha habido un lijero erite- ma mercurial. 2. La solucion de sublimado al 1 por 2,000 posee una accion anti- séptica bastante enérjica paragluchar contra la septisemia puerperal, 3. Esta solucion puede sustituirse completamentea la del ácido — fénico al 2 por 100. ' Tánzer dice que en la policlínica de Breslau han sido tratadas - 109 mujeres por el sublimado al 1 por 1,000 sin presentar el me- nor signo de intoxicacion del 1.* de diciembre de 1383 al 1.9 de — abril de 1884; que del 1.* de abril de 1884 al 16 dejulio de 1884 ha habido 27 casos de aborto incompleto 1 65 partos. En todos se ha estraido con la cucharilla los restos abortivos i lavado el útero con la solucion de sublimado al 1 por mil. En estos 92 casos 82 han + sido absolutamente sin fiebre. Cuatro mujeres han presentado fie= bre 1 han sido curadas por lavados intrauterinos. En la clínica, del 1. de abril de 1883 al 1. de abril de 1884, han sido tratadas 299 mujeres por el sublimado, i dos mujeres so lamente han presentado fenómenos de intoxicacion. En realidad sobre 624 mujeres, 4 solamente han tenido fenóm.e- nos evidentes de intoxicacion, Dionis v. Szbo emplea desde setiembre de 1883 únicamente el sublimado como desinfectante. Se sirve de la solucion al 1 por mil. Nunca ha visto fenómenos de intoxicacion. El profesor Kekrer dice que eu 221 puérperas no ha observado - sino 4 casos de urticaria fugaz, 3 casos de estomatitis mercurial en 3 enfermas sifilíticas, tratadas ántes, en el servicio de jinecolojía por el cálomel i el ungúento napolitano. Hegar, Schatz, Fránckel, Kaltenbach i Bathleben hacen comu- nicaciones que concuerdan pd con las que hemos enu-. merado. ] Para terminar esta parte, diremos lo que hace el profesor 2 nier en su servicio, que consideramos como la última palabra sobre un asunto cuyo iniciador fué el célebre tocólogo, i que ha seguid observando con sin igual entusiasmo. + Lo hemos tomado de su discurso de apertura en la cátedra d obstetricia en el año 1884 (1): , (1) Annales de Gynekologre, 1884. ANALES DE LA UNIVERSIDAD.==MAYO DE 1885, 245 Las mujeres embarazadas ocupan un dormitorio comun, ahi ar- den dia i noche quemadores que contienen una solucion de ácido fénico al 1 por 20. Vapores de ácido fénico se estienden constan- temente por este dormitorio i le sanean. Todas las mañanas, estas mujeres se hacen una limpieza com- pleta con una solucion fenicada. El sublimado va a aparecer a la sala de partos. En esta sala se encuentran todavía quemadores que esparcen vapores fenicados, pero para todos los lavados es al sublimado al que recurrimos. La solucion de sublimado de que nos servimos es el licor de Van Swieten. He aquí como están dispuestas las cosas: Toda persona, i esto es uña cosa mui importante, toda persona que entra a la sala de partos encuentra, cerca de la puerta, un la- vatorio en el cual debe lavarse 1 cepillarse las manos con el cuidado mas minucioso, No hai a este respecto ninguna escepcion. En se- guida pasa sus manos repetidas veces por el licor de Van Swieten, Las manos pueden considerarse entónces como indemnes de todo ajente infeccioso. Por lo que respecta al material que sirve a la sala de partos, to- mamos las mismas precauciones. Á cada instante tenemos necesi- dad de una sonda, de una cánula, de un tapon. ¿Cómo se hacia ántes? Se iba a buscar estos objetos a un cajon i se servia de ellos como estaban. Hoi estos objetos están sumerjidos permanentemen- te en recipientes llenos de licor de Van Swieten, i es ahí donde se les encuentra en caso de necesidad. En cuanto a los fórceps 1 otros instrumentos metálicos, cuando han servido, los lavamos primero con agua hirviendo, despues con alcohol rectificado 1 cuando queremos emplearlos de nuevo los pa- ''samos por la llama de una lámpara de alcohol en el momento mismo de proceder a la operacion. Cuando una mujer llega a la sala de partos, cualquiera que sea el período del parto en que se encuentre, la primera cosa que prac- tica es una Inyeccion vajinal con el licor de Van Swieten desdo- blado, es decir, adicionado de igual cantidad de agua. Despues, como en la vajina pueden los microbios pulular fácilmente, cada tres horas ze procede a una nueva inyeccion. Para que ninguna mujer escape a estos lavados, hemos estable- ¡ cido una disciplina de la que nadie se separa. lA mediodia todas la mujeres reciben una inyección; a las tres, a ¡las seis, a las nueve, a las doce, etc,, es renovada esta inyeccion. Una vez desembarazada la mujer 1 las secundinas espulsadas, 246 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS. se practica una inyeccion de licor de Van Swieten a 37 grados en la cavidad uterina. Bajo la influencia de esta inyeccion son arras= trados los detritus de membranas, coágulos sanguíneos salen con el líquido i el útero se contrae con mayor enerjía que cuando las cosas son abandonadas a sí mismas. Es obrando así como que se obtiene una antisepsia completa i que se asegura mejor la hemos=- tasis. En los casos de hemorrajía que sobreviene despues de la espul- sion de las membranas, la inyeccion intrauterina se hace con el mismo líquido llevado a 45 o 50 grados. Bajo la influencia de se- mejante inyeccion, las contraccienes uterinas llegan a un grado de enerjía mui superior al que es provecado por el cornezuelo de cen- teno. Así por este método he llegado a la supresion casi completa del cornezuelo, medicamento que ha prestado grandes servicios, pero que presenta tales inconvenientes que, desde hace tiempo, M. Pa- jot ha insistido sobre la necesidad de restrinjir su empleo, tanto como sea posible. Despues que ha parido la mujer, se le hace, tres veces por dia, su lavado con licor de Van Swieten desdoblado, i este lavado es seguido de la introduccion en el orificio vulvar de un tapon de hi- las empapado en el licor desdoblado. Sobre este tapon se aplica una compresa vulvar préviamente empapada en el mismo líquido, Si la mujer es de buena salud no se le hace inyeccion vajinal; ésta está reservada para los casos siguientes: 1. Si la mujer ha parido un niño macerado o putrefacto 1 que da mal olor. 183 Sl 2.” Si hai retencion de las membranas. : 3. Si hai fetidez de los líquidos. 4.2 Si se constata la presencia de una escara vulvar un poco es. tensa. : I cuando las mujeres se ponen enfermas, cuando sobreviene un estado febril, dolores de vientre, se recurre a las inyecciones im= - trauterinas practicadas dos o tres veces por dia. Entónces se ob=- tienen resultados verdaderamente sorprendentes. 3 ts A A A A a aii DE LA INTOXICACION Entre los millares de enfermos i enfermas tratados desde hace tiempo en toda Europa por medio del sublimado, llama la aten= cion la rareza¿de accidentes desgraciados, sobre todo cuando se tra- 1, A, A: Asia 1 / ANALES ¡DE LA ¡UNIVERSIDAD.—MAYO DE::1885. 247 ta de un medicamento dotado de un poder tóxico tan eonsideraple, 1 cuyo uso está todavía en sus ¡principios.: met Vamos a citar íntegro un caso de intoxicacion de Mes Elsisser, la enumerar todos los que hemos hallado en,las revistas. de me- - dicina estranjeras, advirtiendo que, como el sublimado en la anti- sepsia está todavía en observacion, se tiene gran cuidado de pu- blicar minuciosamente cada/intoxicacion:que se presenta. 01 o: el caso:de Elsásser (1). La enferma, úna mátroná, «pás 'ria/ por'5:* vez, i en éstardos jemelas.*Lavado el-útero i la «vajina con un Ms de agua fenicada al: 4:por'100, Desde la mañana si- guiente la temperatura llegaba a 39 grados, ¡apesar de.tres infec- ciones diarias: de agua fenicada i de:administracion de'altas «dósis de sulfato de quinina, la enferma tuvo al cuarto. dia. escalofrios; - fiebre, temperatura 41%. Vientre-doloroso. Lóquios fétidos, Pric- cion con ungitento gris. Calomel 0.05 centigramos cada dos horas. Solucion: de sublimado al 1 por: 1,000: en lavados-uterinos, dos, tres 1 cuatro veces por dia. Mañana ¡i tarde! reco yajinal: con dos litros de la misma solucion. poa antes sobr hueco: «El tratamiento duró 14.dias, durante los cuales-se. be adas 56 gramos: de sublimado en'solucion;.la mayor: parte en, inyecciones presinales; 30 gramos de: ungúento: O 15152, Es ale Cas penca: ooo T ol Pa ¿La caledas hata O abordo el 30 de: abril; el: 23 o mayo elescnta todos los signos: del: envenenamiento: por- el:sublimado: Colapso, deposiciones sanguinolentas, vómitos, pulso impercepti. ble; dolor epigástrico, nada de salivacion sino adoloramiento 1;sen- glbilidad delas encías, que están rojas :e:hinchadas, gusto,metálico ¡en la boca. Este estado: duró cuatro dias ¡fué seguido de una, fleg- ¡masia alba-dolens doble ide una bronquitis difusa. Orina en 'can- ¡tidad normal, contiene rástros de albúmina, "Aunque, de: inyecciones: de: sublimado «hayan. sido talas lésde ex 23 de mayo:1 reemplazadas por inyecciones - fenicadas, 1 aunque haya sido'instituido un tratamiento por el ópio, el éter, el | hielo, el — ¡la au la entera nose estableció hasta eliSode Junio. lo:zo sorortes 10 obabio mu 29 5998 fa 5 Vióhtz citas un: caso Se ona ontda e el a ublmadal Se | trataba det aborto de dos meses: imedió. 060000, 1600 Ml y 11 Schmalfuss cita dos casos de intoxicación... 0] a l 0) Centralblatt fiúr Gynikologie, Julio 1884. ,s dele aj A. DE LA U. 1.2 SEC. 32-33 248 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. Winter señala un caso. Tarmier, durante dos años, no ha tenido ni uno solo, INCONVENIENTES EN EL EMPLEO DEL SUBLIMADO Habiamos dicho que pasaríamos revista a las ventajas del etn- pleo del sublimado i tambien de sus inconvenientes. La tarea en esta parte de nuestro trabajo se encuentra mui simplificada, pues los inconvenientes son por fortuna bien pocos. Podemos dividirlos en dos clases: unos que se refieren al ¡a- ciente, herido o puérpara, i otros que atañen a la matrona o a los instrumentos u objetos de curacion. Entre los que se refieren al paciente tenemos: Hidrarjiria.—$Se observa mui rara vez en la rejion vecina, , Pero ántes, cuando se sometia alas mujeres a las unciones mercuriales, el vientre entero se cubria hidrarjiria, i sin embargo nunca se ha pensado abandonar estas unciones. Estomatitis.—Podemos decir que no se ha observado, pues, las tres enfermas de Kehrer habian sido tratadas ántes por el calomel. a dósis refractas i unciones de ungiiento napolitano, Jinjivitis.—Es lo único que ha observado Parnier, i agrega que este accidente ocurre siempre que se da el calomel en la peritoni- tis, i que nadie ha tenido la idea de renunciar por esto al uso del - calomel. . Otra contraindicacion es la anemia i la nefritis en las puérpe= ras. Winter dice que en las primeras se debe ser mui reservado en su uso i que debe suprimirse en las segundas. 3 El estado de marasmo tambien lo creen ciertos autores como una contraindicacion en el empleo del sublimado. Por fin, haciendo caso omiso de la intoxicación, que, como he- mos visto, es escepcional, tenemos la estrechez de la vajina 1 del cuello, sobre todo despues de inyecciones frecuentes. : Por lo que respecta a las matronas, la única recomendacion que hai que hacer es un cuidado estremo, i estrema exactitud i proliji- dad para hacer las soluciones, pues, como no siempre son personas que están al corriente de la terapéutica, pueden, por IS co- y meter alguna imprudencia. El sublimado produce a los encargados de aplicarlo mucha se= quedad i aspereza en las manos. En los instrumentos produce su enmohecimiento o amalgama ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—MAYO DE 1885. 249 cion, inconveniente que puede subsanarse como lo ha demostrado Tarnier, Produce tambien rijidez en las esponjas ¡una coloracion oscura en las pequeñas hendiduras del tejido. | Ahora pasamos a dar una rápida reseña de lo que se ha hecho en Chile con el sublimado.. Podria citar numerosas vbservaciones “recojidas por los médicos de esta capital; mas para no dar demasiada estension a este traba- jo, nos limitaremos a señalar el reswltado en la maternidad i en la clínica quirúrjica del Dr. Barros Borgoño, únicas fuentes que pue- den consultarse con provecho i donde su empleo se hace de una manera sistemática. El 2 de junio de 1884 se comenzó a usar la gasa sublimada en el servicio de clínica del Dr. Barros Borgoño; se hacia simplemen- f te una solucion al 1 por 2,000 en la que se empapaba la. gasa. ¡ | p El 19 de ese mismo mes se principió a preparar la solucion pa- ra la gasa de la manera siguiente: Sublimado' corrosivo .......o 10 gramos GlicetiMA... caoiccnos ..o soneéeoso 00D Agua destilada........ «.o.oomo 4450» “Desde esa fecha se usa la gasa en todas las heridas comunes, de malquies naturaleza. ¡Para las amputaciones u otras heridas u operaciones de grave-. dad se usa la gasa fenicada i nueva que se importa de Europa. La irrigación de las heridas se hace indiferentemente con.solu- cion dol i sublimada; a este pala no encontramos nada sistematizado. En las amputaciones u otras operaciones tn que se necesita usar ¡instrumentos metálicos, no se usa el sublimado porque los amal- ¡gama 1 enmohece. Pero en muchas operaciones que al principio se ha: usado la ga- isa fenicada se siguen despues curando con la sublimada. Desde la fecha que he indicado hasta enero de este año se han ¡curado con la gasa sublimada mas o ménos 150 heridos. Los resultados obtenidos son una curacion perfecta i relativas mente rápida 1 sin complicaciones, en todos los casos que hemos Irejistrado en los libros de la clinica. 250 “MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS; Tambien 'me ha hecho observar el Dr. Barrenechea, primer ayu= dante de la clínica, que dlesde que se ha empezado a usar el subli= mado ha desapárecido; casi completamente la erisipela del servicio, i los pocos casos benignos que se hían observado han recaido en enfermos curados con ácido fénico. Pero donde la introduccion del uso del sublimado ha sido en es- tremo provechosa, pues se ha planteado de una manera estricta el sistema antiséptico, es en la Maternidad. Ahí, gracias a la supervijilancia del jefe de aquella casa, Dr, Mu: rilio, se a la antisepsia segun los preceptos de Tarnier desde el mes ls octubre del año de 1884. 3 Vamos a resumir brevemente las_ medidas antisépticas que se toman en la Maternidad: En el vestíbulo del establecimiento hai un Javado donde el co- madron, matrona, i en jeneral, cualquiera que tenga necesidad de operar, se laya las manos en una solucion de sublimado al 1 Por 1000. A toda enferma que llega'al establecimiento se o le hace una in- yeccion vajinal. des infcctbnte con la misma solucion de sublimado,, Inmediatamente despues del parto se le hace una inyección in= trauterina de sublimado al 1 por 2000 a la; temperatura de 373 grados, mas o ménos; ¡una inyeccion vajinal al ] por 1000. Despues se colocan en; la vulva una A! empapada, con la misma solucion. ; Durante el puerperio, si éste marcha sin accidentes, se le hace dos veces por dia lavados vajinales i de los oo penttaleaa es= ternos con la solucion al 1 por 1.000. E E Si sobreviene infeccion septisémica, se le hace:a la enferma ¡ in-. yecciones intrauterinas con la solucion al A por 2000 a la tempe- ratura de:38 grados. * iy La matrona en jefe del establecimiento nos ha asegurado que. estas imyecciones no producian dolor ni ardor en las partes, 1 que mas bien lo sentian cuando se usaba el ácido fénico. Y ab Tambien ha observado que el olor fétido de los ua desapa-. recia con ¡las inyecciones de sublimado... 619 El Dr. Murillo nos ha dicho que usa el a en ¿su chienge tela particular, 1 que en los.casos que ha tenido de fiebre puerpe= ral, ha visto, despues de cada inyeccion intrauterina, producirse un rápido descenso de la a un ruedo la veces dos en pocas horas. j el Para poner mas de OS los Losenidal nlindaSS de. su: ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—MAYO DE 1885. 251 empleo en “la maternidad, hemos tomado al acaso un trimestre “en el tiempo que se usaba el ácido fénico, i 1 otro del su bed su- - blimado, para ver la diferencia, . Desde el 1. de Diciembre dé 1882 hasta el 28 de Febrero de 1883 entraron a la casa 237 a 1 de estas LLEDÓ cuatro “muertas, “es decir un 1.60 por ciento. ona Desde el 1.* de a de 1884 a A 28 de. Febráro de 1885 entrarón 237 mujeres. - “En este trimestre encontranios- una fallecida. eb” e -mes ad Di- Aciembre, pero la''matrona nos aseguró que era enferma. que habia ¡quedado del'mes''anterior. De todas Maneras, aun agregando a: la ¿cuenta de este trimestre la fallécida que encontramos én la esta- ¡| odística, siempre resulta un-0, 23 por ciento, lo-que'es la: más her- “moósa prueba del benéfico resultado Ls este aos desinfectante sen Obstetricia. 00 GUIDnGo91] Ss e OS aStaLad La evidencia de los hechos nos s ahorra de comentarios. iO la HIRE > VUDEL SUBLIMADO 'EN'LA 'BLENORRAJIA >| pe Pero no'son estos solos los-usos del sublimado en la antisepsia: -en todas las afecciones de eo anda su e se estiende pana. 1 20 aL ios 59h pa Vemos ya demostrado el obijVn 'parasitavio de: A blenorrajía: i “que'es -a la presencia del microbio: descrito por: Neissér que las ¿diversas manifestaciones de esta enfermedad deben sus! caracteres Mespecificos. +0:0011 Vela mide ob sonitaidass 9000 4 al En el año E el oleo Si Uirarisddo dió una conferencia ven: su clase de: de en la dana donde Da ver ¡Mesa parásito 299177 00p 0 Bar GiÍ9t ei: SRT al ir Constantino Paul ha Heras 6] cales e biEetal i asi enltivado (9.9 cultivo) lo ha: inoculado a una: mujer, o una uretri- «bis con. secrecion fibrinosa:; 00000 4Juepros obl Varios profesores alemanes haa echo Al Alco 1 repetido las inoculaciones: edad: verdaderas blenorrajias: con' ¿la presencia el parásitomiolvid oborberwdes noiouloz als ol ob 01 ¿A ] Í bye OA 3A0 Í Mibil 3 ANTECEDENTES DE sU EMPLEO EN LA BLENORRAJIA e 143 l y El profesor Barduzai ( 1) en a de detenidas obser- r 252 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. vaciones, aceptó la naturaleza parasitaria de la blenorrajia i ha: obtenido su curacion con las inyecciones de sublimado al 42, 1, 05 centigramos en 100 gramos de agua destilada. Con esta misma so- lucion ha logrado ademas nbtener¡la cura abortiva. Hasta ahora ha aplicado este tratamiento en seis casos, en todos los cuales eran evidentes los primeros síntomas de la invasion de + la blenorrajia, Las inyecciones se practicaron del 1.” al 20 dia de la enferme- dad, repitiéndolas 40 5 veces diariamente, empleando cada yez a lomas 1 0.2. gramos de aquella solucion i-no haciendo esfuerzos para que penetre en las partes profundas de la urebra, Solo en uno de los seis casos la blenorrajia pasó al período agudo, - pero sin ningun desórden grave. En los otros cinco casos la.enfer= medad abortó completamente al 3,2 o 4.2 dia de emplear aquel tra- - tamiento. Como medida de precaucion se continuó éste durante algunos dias. te Beaumetz dice que si el sublimado EE el gonoco- hh cus, se deberá instituir con éxito el tratamiento abortivo, tan poco $ estendido hoi dia. El Dr, Campbell Black de Glasgow (1) habla de una memoria que leyó el. Dr. Leistikoff ante la. Sociedad de Medicina de Paris — sobre el bacterio de la blenorrojia. En ese escrito el Dr. Leistikoft recomienda las inyecciones de una solucion: débil de sublimado, Dice el Dr, Black, que él habia ya recomendado, en un artículo | que publicó en The' Lancet de Abril de 1870, una solucion de seis a doce centígramos de sublimado en 250 gramos de agua en los casos crónicos de blenorrajia. El Dr, Keyes, de Nueva York, dice que la solucion de doblada Y irrita la mucosa de la uretra mas de lo que parece irritar una he” | rida cualquiera, El Dr. Piftard (2) dice que la solucion del Dr, pes es dema siado concentrada i que él ha hecho uso con éxito del sublimado contra la blenorrajia. e Ñ El Dr. Bronson, de Nueva York, dice que si se agrega un poco * de cloruro de sodio a la solucion saturada de bicloruro' de mercu= ' rio, se conseguiría con ello disminuir la irritabilidad que el subli- mado produce. rial (1) British Medical journal 1883. (2) El Repertorio: médico de Nueva York---1883, ANALES DE LA UNIVERISDAD,—MAYO DE 1880. 253 tantino Paul, 1 bajo las indicaciones de éste, ha hecho gran número de esperimentos M. Chameron. Hé aquí, segun. Chameron, cómo debe ser instituido este tratamiento: (1) Las jeringas que se em- pleen deben ser hechas de una materia sin-accion sobre el subli- mado. Es preciso proscribir absolutamente las de metal ¡ dar pre- ferencia a las de vidrio o de cautchuc. Se deben hacer por dia en tres sesiones: una a las 7 de la mañana, otra a las 12 i una tercera al acostarse, Cada sesion se.compone. de tres inyecciones: las dos primeras hechas de seguida para limpiar el canal, i la tercera que debe quedar en contacto con la mucosa durante un minuto, mas o ménos como se aconseja en el tratamiento de las inyecciones sus- titutivas. M. Chameron ha tratado de esta manera blenorrajias agudas, | subagudas i crónicas. Los resultados han sido buenos en dones casos. Nunca ha visto sobrevenir complicaciones imputables al tratamiento; muchas enfermas tenian retritis profundas con cisti- tis del cuello, proslatitis etc., i no solamente las inyecciones no han traido ninguna complicacion sino que la curacion ha sobrevenido rápidamente. Estas inyecciones no determinan ningun dolor, si no es por accion mecánica cuando la aplicacion es hecha en el estado agudo, Se debe recomendar a los enfermos continuar el tratamien- to durante unos diez dias todavía, aunque el mal parezca comple- tamente destruido, pues aunque la curacion parezca asegurada desde el segundo o tercer dia, se correria el riesgo de ver produ» cirse una recidiva, Segun las observaciones satis por Chameron, la época en que se hace la inyeccion parcce no tener importancia: en muchos enfermos el tratamiento ha sido comenzado al tercero o cuarto dia 1 ha dado siempre los mismos buenos resultados, de tal manera que el tratamiento preliminar habitualmente empleado no O “necesario en este caso. La fórmula empleada es la siguiente: Licor, des Van Swietel ooo sasoniono sio0on:. 10 gramos A AS NOD 7 Constantino Paul dice que el gonozoccus se sitúa en el interior de las células epiteliales i no en las células de pus, i que deben ha- cerse las inyecciones calientes, porque penetran mejor en el inte- (1) Journal de Médecine—-1884, 254 «CE MEMORTAS' CIENTÍFICAS Y LIFERARIAS. 1! 7. rior de los folículos. Dicé! tarbién' que así tratadas, en el AS la blenorrajid: 0/duva” sino siete” dias por término od La “Pará tellminar, creemos útil referir dós observaciones de bleno- rrajia tratadas" con sublimádo, pues “ellas nos darán” al conocér el grado de concentracion que debemós dar ala solucion. +. 0000 NETO! Y años de edad. Dicé haber tenido dos blenorrajía, anteriores. “Hace tres diás' tuvo ur coito sospechosos ños consulta en la tarde" del 3 de diciembre; de una sensacion de incomodidad: en lel'meato “urinario'i le párece 'que' los lábios se unen con algo aglutinante. Nos limitamos a esperar “el dia' siguiente temiendo una blenorrajia. AT otro dia viene i nos' dice que en la mañana hal AO: por la presion, una gota de pus en los lábios del meato: e! recomendamos las inyecciones de sublimado al 1 por 2000 1 “que las haga dos veces” al dia, mañana itarde, 1 le encareamos ademas que poa tres en cada ' pe segun el método de Cha- + metón, Ad OIR , "“AT día siguiente nos dice que ño ha hecho sino tna vez la i inyec- cion porque la. primera le produjo un ardor insoportable que le- duró como dos horas. La estremidad del glande 1 los lábios del meato estaban bastante inflamados i como edematosos. A pesar de todo 'le po una inyeccion d- sublimado al 1 por 4000. : "Tres dias despues viene a vernos'i nos dice quese ha hecho las inyecciones tal como le recomendamos; que siente “ardor cada vez que la hace, pero persiste solo como diez minutos. Nos dice tám- bién que el'derrame, en lugar de aumentar ha permanecido'el: mis- mo' hasta el día anterior, pero ese dia mo ha salido pus: Se*cree = curado i i quiere abandouar todo tratamiento. Le encargamos coh= tinuar. todavía unos seis dias mas. Pasado algun tiempo ' nos vé 1 | nos dice que persistió cuatro dias con las luyecciones, 1 después que ha cesado de hacerlas no ha tenido Ja menor incomodidad. —* El ardor estremado que produjo la inyeccion al 1 “por 2000'nos | hizo creer que talvez era demasiado concentrada esta solucion i que el resultado seria el mismo con soluciones al 1 por “4000, lo que despues vimos confirmado al: verla: desaparicion del de- rrame. AO B.de 24 años, temperamento linfático; dice no haber te- nido nunca blenorrajia. Desde hace ocho dias padece una que ha dejado persistir, pórque cree que no es bueno atacarla en el periodo: agudo. Durante este tiempo se ha limitado a tomar pese i mucha agua. E dee bios dd ab brío ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —MAYO DE 1885, 255 El derrame es abundantísimo, pero el enfermo dice no haber sufrido dolor ni aun en el principio. — ¿Le recomendamos las inyecciones de-sublimado, i las hace en'so- lucion del 1 por 2000, pero como le producen mucho ardor ¡como ademas. le hán alabado en,estremo. la eficacia de un específico 1la- mado 1 inyeccion Bron, resuelve 'abandovar el sublimado.. + 1110400 "Continúa: con la inyeccion A RS na sucedia a principios de enero. Como debia. irse a próviñ? cia no lo hémos' podido ver e hasta: principios de miarzó, ve nos cnen- ta lo siguiente: 0 y "ecos ¿dias despues de llegar al pueblo « en que. iba a pasar las yacaciones le sobrevino una orquitis mui intensa que le duró 12 días, , Esa | E. En, este, tiempo Srs a las i inyecciones de Aliada e 1 por 4000, pero como le produjeran mucho dolor las abandona nuevas mente i recurre a la inyeccion Brom. Quince dias despues de este tratamiento se cree curado i deja toda. inyeccion. Pero dus dias despues fué grande su sorpresa al encontrarse, segun él nos decia, bañado de pus. Toma otra vez las inyecciones de sublimado al 1 por ot, pero ¡hora metódicamente'i segun el sistema de Chameron. 22000 El derrame comienza a disminuir i cesa al cabo'de' ocho dias mas o ménos, pero tiene miedo de verlo reaparecer si deja 'las'in- yecciones, como le sucedió la primera vez. Por fin lo abandona al cabo de diez an de haber desaparecido el Ps Lts está vez no reaparece 09: 0 oui2ia 1 1400) Mons 's13p Las flciones que me hace el enferiiio ¡sepelio del sublimado son las siguientes. Las i ii ar 1 std 4000 son todavía bas- tante dolorosas. 1» .* e as obasifido 507 Liso lo ¡“Cuando mandaba preparar: su inyeccion sleipado el sublis mado en alcohol. Let o el E pc rai mayor olorss 115 9h oeroosra ) BS sus obasd Con esto creemos que no hai hecosidad. de hacer las inyecciónes al por 1000 02000, porque son demasiado dolorosas para'elen- fermo ¡“ademas no! hai necesidad:de tal concentracion para llexar al fin que nos propouemos, pues hemos visto, segun las esperien- cias de Koch, de Steruberg, etc.; que es: Sie para matar los microbios una solucion del 1 por 5000 u 8000. 1091 19 Ala ene Así, pues, damos: la preferencia. en la: hnos alas! Na mesi al 1 por4000.) teuoumoso! Gail OMV ar odas MO(LO $1 256 . /. MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, CONCLUSIONES Por lo que hemos dicho en el curso del Lio trabajo, pode- mos deducir: lag) 1.9 Il Bicloruro de mercurio es el «mas poderoso: de los desin- fectantes conocidos, 2. Su uso diario en millares de puérperas i¡ sus magníficos re- sultados, prueban su superioridad, 3.2 El incremento que toma dia a día en el sistema antiséptico de las heridas, vulgariza su superioridad. 4,9 En la blenorrájia es uno de los mejores ajentes para matar el gonococcus de Neisser, i por esto mismo para curar la enfer- medad. AN * El ácido fénico debe quedar relegado a un rango secundario, isolo para las pulverizaciones en las salas de hospital, maternida- des, etc. MEDICINA, Contribucion al estudio de la cocaina, —Memoria de prueba de don César Martinez P. en su exámen para optar: el ¿grado de licenciado en Medicina, leida el 20 de abril de 1885. En 1859 Niemann estrajo de las hojas de la coca un alcaloide que denominó cocaina, manifestando al mismo tiempo que podia - unirse algunos ácidos i formar sales, , Mas tarde, en 1862, Lossen preparó el clorhidrato de cocaina, el cual fué utilizado en Francia i Alemania, en los exámenes la= ringoscópicos, por la propiedad que posee de anestesiar la mucosa lingual i que Schroff fué el primero en descubrir. Dacile esa época casi nadie volvió a preocuparse de él i cayá en el olvido. Ñ Estaba reservado a Cárlos Koller, de Viena, demostrar que de todas ¡las propiedades de que góza la cocaina. la mas importante era, sin duda alguna la anestésica sobre la córnea 1 mucosa con» juntival, permitiendo ejecutar esploraciones u operaciones doloror | sas sin el recurso de anestésicos jenerales. Espondremos. ahora cuáles fueron las esperiencias a que debe su oríjen este invento, llamado a desempeñar en la oculística i.en ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—MAYO DE 1885. 257 muchos otros ramos de la ciencia médica un papel tan importan- -te, sobre todo bajo el punto de vista quirúrjico. Estado casi completamente relegada al olvido, como ya Emos dicho, la accion anestesiante de la coca sobre la. mucosa larínjea, Sigmund Freud vino a llamar sobre ella la atencion por sus va- liosos escritos de julio de 1884, i es a él a quien se debe el haber iniciado esa série de observaciones de que Koller derivó mas tar- de su descubrimiento, En efecto, Koller, jóven sabio, partiendo del principio que una sustancia que paraliza las terminaciones nerviosas sensitivas de la mucosa bucal i farinjea debia producir igual eficacia en todas las mucosas, probó, despues de varios esperimentos, practicados. en el Jaboratorio de Stricker, primero en animales i despues en el hom- bre, en la clínica del Dr. Von Reus, que la córnea i la conjuntiva ocular eran las que mayor tributo debian pagar a la accion del medicamento. ) Koller se limitó solo a estan la accion anestésica, sin entrar a averiguar la accion sobre el iris i la acomodacion. «Como se » trasluciesen inmediatamente los notables esperimentos de Cár- » los Koller, con el objeto de obtener la primacía de su invento, » lo comunicó en setiembre de 1884, por conducto del Dr. Bret- » taner, de Trieste, a la Sociedad Oftalmolójica de Heidelberg, i » en 17 de octubre a la Sociedad de Médicos en Viena; quedando » desde entónces hecho público el descubrimiento i aprovechando » de él los principales oculistas de Europa i Norte-América». Koeingstein i Katsourow, i otros confirman lo comunicado por Koller i demuestran la accion que ejerce sobre la pupila i-la aco- modacion. En. esta época Ene. de Paris, i otros disputan a Koller la prioridad del descubrimiento, pero por todos los datos que hemos podido recojer es al último a quien corresponde este invento, con- siderado por los oftalmólogos como el progreso mas grande alcan- zado en oftalmolojía en el presente siglo. - MATERIA MÉDICA La cocaina es un alcaloide que se estrae del Eritroxilum coca, arbusto de 2 a.3 metros de altura, cuyo tronco está cubierto: de ina corteza rugosa, entera, casi lampiña. La hoja, que es la parte usada, tiene de 4 a 10 centímetros de largo:i 2 a 22 de ancho; es elíptica, un poco prolongada i de un verde mas promuciado en: su 258 04% MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS: cara superior queen la inferior. Cuando la hoja está seca, es mui quebradiza i se reduce fácilmente a polvo... 0000 -»“Omitimos los demas detalles botánicos por ser demasiado cono- cidos i sin importancia a el sh que o MY 2117 ut) E 19 niSI 5 01 ; 56 NY Lo q sil A A MSN ! 51 : ) e0Jri92) Ve il ¡ 16 ata Ovalo ap colo Ar dado 90 91óa ses obaisie 1 IO OI 15h 17 Ñ n2 () y, 101 .035 La éochina fué estraida por Niemarún'en:1859;' ¡segun sé ha di- “cho, de las hojas del eriro-xilúm' coca. El procedimiento empleado fué el mismo: que para; la atropina, es' decir, el uso del cloroformo i de la potasa cáustica: procedimiento delicadó 1 de A ejecu- cion'por la serie de operaciones que requiere. 1 La'cocaina o eritroxilina se presenta bajo la'forma de pequeños cristales prismáticos, incoloros, de 4 a 6 caras, de un olor aromá- tico agradable, análogo al de la naroE ide un sabor amargo mui rad lata! 39 101908 ML 1 58 Losen, que continuó los cavghol de cis le dió la fórmu- la química siguiente: C17 H21 Az 0.* Ademas aisló de la hoja de la coca una base volátil, probablemente inerte, que llamó Hygrin. La cocaina es mui poco soluble en el agua (1 parte por 704 de “agua a 122), pero se disuelve mui bien en el :alcohol, i mejor toda- vía en el éter. Forma con los ácidos, sales; como el clorhidrato, el sulfato, el tanato, salicilato, i en estos últimos tiempos se ha pre- +parado el bromehidrato. Ademas de, estas «sales: monobásicas, se han preparado sales bibásicas, ocom el cloruro de'platino 1 cocai- na, de oro i cocaina. 0 Los ácidos fuertes O la: ¿cocaina ¡una nueva base - llamada eegonin.. ¡"01 estidueasb Asto bel :4] De todas las sales la que 1 mas se emplea por:su gran solubilidad es el clorhidrato, que tiene por reactivo el ácido pícrico en: solu- cion en el agua,*con el cual forma'un precipitado amarillento. Mr. Duquesnel, en un trabajo publicado recientemente, dice ha- ber encontrado en las hojas de la coca: 3 sustancias: 1.* la cocaina _cristalizada verdadera, poco soluble en el agua i formando sales ¿bastante solubles 1 fácilmente cristalizables en jeneral; 2.*:la co- caina amorla, de consistencia siruposa, base enérjica i al parecer dotada de una accion fisiolójica tan: activa como la de la primera; qe i 8% ' una sustancia cristalizable, mui poco soluble; neutra 1 que: no formalsaleszor unes olor ab ll paolorqr osea pu oi ANALES DE LA UNIVERSIDAD: —MAYO DE :1885, 259 ¡ACCION ¡FISIOLÓJICA .:, 3401: pe 1 a Use Ff 1 , PS] by ui ORIAD Veamos La los efectos oLicOS ola, por este i pa tante medicamento, particularizándolos especialmente en cuanto a su accion sobre la mucosa ocular, la córnea, el ¡ris i sobre la ¡re-. faccion,1 acomodacion, propiedades que hemos tenido oportunidad de observar repetidas veces bajo la intelijente direccion ¡de,mi dis= tinguido profesor, Dr. Cienfuegos. +. baborsano 8 - Instalando en el fondo del .saco, conri, dde un 1 ojo 3 gotas de una solucion del clorhidrato de cocaina al 5/100,.0 29%, el pa-. ciente no esperimenta incomodidad alguna, a no. ser un ¡pequeño escozor que dura de. 1.a 2 minutos ¡acompañado de lacrimeo; la. coloracion de la conjuntiva se hace mas blanca, los vasos se dibu= jan. notablemente estrechados: en una palabra, se produce una, verdadera isquemia. Al cabo de 1 a 2 minutos. se siente un lijero frescor, viene luego, la insensibilidad, que de minuto en minuto va haciéndose.mas notable i alcauza. el máximum a los 20, minutos, para empezar a perderse luego, lo cual obliga a hacer a tilaciones, si. se quiere sostener. su accion anestésica... 02: Es fácil observar durante el. período, anestésico que el, ojo pare-, ce mayor, por estar notablemente abiertos. los párpados. Entónces. se puede pasar ¡por sobre¡la córnea o:la .conjuntiva. algun cuerpo estraño,rozándolas, i.cojer,con pinzas pliegues, conjuntivales,,; ¡sia que el individuo manifieste “dolor alguno, , esperiencia que hemos ejecutado en nosotros mismos en diversas Ocasiones. .'.,, - La accion refleja de los párpados queda completamente abolida, haciendo desaparecer el blefarospásimos, si existe. Aparte, de esta accion sobre la conjuntiva i. la córuea,'que se ¡puede apreciar a los 10 minutos, i aun a los 5, empieza desde, este momento a dilatar=, se la pupila, llegando su accion midriática al grado máximum a los 30.0 40 minutos, si bien nos: ha sucedido otras veces no.obte-, ner este resultado sino una hora despues, scan cuando el ojo padecia un proceso inflamatorio, 2 La, dilatacion se conserva por dos. o tres, hora Duro ir ea en; descenso, hasta estinguirse por. completo, 2 nas en dentro de las 24 horas siguientes... ; 3 elas Esta accion deJa cocaina es aaa de la Robin) pues con la | primera la pupila conserva en gran parte su movilidad, contrayén-, ¡dose 1 dilatándose, segun es fácil comprobarlo con un, lente, al paso que la atropina produce una parálisis en la 'acomodacion, +. 260- “MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS, El Doctor Carreras Aragó dice: «que esta movilidad del iris” » prueba que la accion del anestésico se dirije principalmente a » la sensibilidad ocular, esplicaudo perfectamente el que, no alte- » rando para nada las funciones del músculo ciliar, o bien afec- » tándolo en grado mui pequeño, alo mas se presenta una sim- » ple paresia de la acomodacion; de modo que el lijero oscureci- » mierito en la vista es debido muchas veces, mas al trastorno que » ocasiona la demasiada cantidad de luz, que entra por una pupi- » la ensanchada, que a una verdadera paresia de la acomodacion». Durante la cocainizacion del ojo se ha observado con el oftal- moscopio la retina i no habia cambio en su coloracion. Hé ahí los efectos locales que hemos podido constatar sobre la mucosa ocular, córnea etc.; hechos que están en perfecta armo- nía con lo observado por la mayor parte de los esperimentado- res, Hemos usado diversas soluciones: al 1Y,, 2 %/,, 24 %., 5 %/,, en colirio i en pomada, 1 con todos ellos se han obtenido los efectos espresados, con mas o ménos enerjía, segun la concentracion de la solucion. La accion producida en las otras mucosas es exactamente igual a la'que se produce en la mucosa ocular, Así, untando la lengua o la farinje con una disolucion de cocaina al 5 %/,, se manifiesta a, los pocos minutos una palidez marcada, sensacion de frio i un grado mayor o menor de anestesia: primero con respecto al dolor, luego a la temperatura i finalmente, al tacto. Untando toda la cavidad bucal, se dificulta la deglucion ise al. tera la fonación por el espacio de un cuarto a una hora. Despues de bañar con la misma disolucion el paladar i úvula, se puede im- punemente intreducir el dedo hasta la parte posterior de la fa- rinje sin provocar vómitos. La accion anestésica se esplica por la anemia i parálisis de las estremidades nerviosas; i en el globo ocular parece tener tambien su lijera acciow sobre el gran simpático, La accion de la cocaina tomada al interior ¡es análoga a la de la cafeina i theina; detiene o retarda la nutricion, es un antide- perditór o alimento de ahorro. A pequeñas dósis produce un efec- to hilarante, exita el sistema nervioso. A altas dósis paraliza estos mismos centros. Ott Buchheim sostiene que retarda las contrac- ciones musculares. A dósis moderadas la cocaina disminuye la acción mederatriz del nervio vago 1 aumenta la rapidez de las contracciones cardíacas, sin alterar su ritmo; aumenta las contrac= ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—MAYO DE 1885. 261 ciones peristálticas del intestino, miéntras que a dósis fuertes las detiene i produce una conjestion venosa en sus paredes. Mr. Vulpian, despues de confirmar los esperimentos fisiolójicos anteriores sobre la cocaina, se propuso inyectarla en la safena en direccion hácia el corazon. La esperiencia fué hecha en un perro. Hé aquí lo que observó: Los globos oculares esperimentaron una proyeccion bastante notable hácia adelante; la hendidura palpebral aumentó conside- Tablemente i las pupilas se ensancharon: efectos que están en ar- monía con la paralizacion del borde superior del cordon cervical simpático, despues de cortado a traves. A cesto se agregó la insen- sibilidad mas absoluta de las córneas. RESU! ¡Despues de observar esto, empezaron a manifestarse fenómenos de otra naturaleza. El animal comenzó a ajitar vivamente la ca- beza, ya a la derecha, ya a la izquierda o hácia atras, renovando sin cesar estos movimientos. En seguida cayó en tierra, imposibi- litado para sostenerse con sus patas, ireposando ya sobre el vien- tre, ya sobre uno de sus lados, cambiando de actitud a cada ins- tante i moviendo sus miembros con rapidez, como para correr o saltar. Estos desórdenes motrices no eran'convulsivos; eran seine- jantes a una especie de embriaguez, mui especial. La sensibilidad de los miembros estaba evidentemente disminuida, pero no” a lida. é Diez minutos despues de la inyeccion intra-veñosa los desórdenes en los movimientos fueron perdiendo su intensidad, el 'pérro co- menzó a sostenerse sobre sus patas i marchó titubeando. Los te: Jidos fueron recobrando su sensibilidad i cinco minutos mas s tárde el animal volvia a su estado normal. Despues Vulpian quiso estudiar la accion “de la cocaina sobre las diversas secreciones 1 al efectu procedió a hacer una inyeccion en la misma vena con una solucion al 4 9, en un perro cútariza- do. Ademas de observar en un grado ménos pronunciado los fenó- “menos anteriores, notó que las secreciones permanecian en el mmis- mo estado, escepto la salival. Para ello ligó, despues de ponerlos a descubierto, los canales escretores de las glándulas sub-maxilar, pancreas, canal colédoco ¡ uno de -los' uréteres, fijando a ellos US bos metálicos, i contó el número de gotas que caia en cada uno por minuto. Como se ha dicho ántes, la salival fué la única influ- ¡ enciada, pues sufrió un aumento mui considerable (40 gotas por ' ¡ninuto en vez de 1 a 2). Este aumento se sostuvo en el mismo gra- do durante 10 minutos. En este tiempo hizo una inyeccion de sul- 262 ¿2 ¡MEMORIAS CIENTIFICAS +1 LITERARIAS. fato..de atropina,. (solucion al.2 9/,):en el mismo «sentido i.vena, La accion de: detencion. ejercida ¡sobre el derrame de saliva se manifestó, pero mucho mas lentamente que en el caso de tialismo provocado por la pilocarpina. ¡Durante el esperimento los movi- mientos, cardíacos fueron regulares i 1 frecuentes, '. Vulpian hizo ademas esperiencias en ranas, con el fin de averi- guar hasta qué punto podria,obteners» .la «anestesia de tal o cual rejion del cuerpo. ¡Así sumerjió los miembros posteriores de,una rana, en uba solucion de. cocaina, ¡despues pudo impunemente, valiéndose ¡de pinzas, ¡apretar com fuerza sin 'proyocar el menor movimiento por parte del animal; de tal. manera, que obtuvo, una insensibilidad completa en los dedos 1.1la membrana que los une. Despues de haber trazado, a grandes rasgos la accion fisiolójica de la cocaina, entrarémos en el. exámen de sus ScapMonclones tera PÉUticaRe=" sit ai APLICACIONES TERAPÉUTICAS, , Esta parte constituye la faz mas importante de nuestro alcaloi- de ¡. (entrare) procederémos. a tratarla, como,ew su accion fisioló- jica, especialmente bajo el.punto de, vista. de la oculística, si bien dando una lijera reseña ¡de,sus virtudes anestésicas en. las obras IUCOosas. dias operaciones que se practican en los ojos son seguramente » de las ¡que reclaman mas inmovilidad por parte del paciente, i » mas habilidad por la. del cirujano». ;;Las esperanzas que seha- bian fundado en los, anestésicos ¡jenerales no.se habian realizado enteramente, puesto que en multitud de, operaciones oculares se requiere el concurso de: la, voluntad, del enfermo, La cocaina ha, venido a llenar ¿este inmenso vacío i.a desterrar de casi completamente de la práctica oculística la, inhalacion anesté- sica, que tan sérias contraindicaciones tiene aveces, ya para el éxito aparRboro, en sí, mismo, ya 'para la conservacion del pa- ciente. 20550 se ¿Despues de estas , breves observaciones. IE E paso de lleno - al estudio. de la cuestion: terapéuticas i onohbloy lsnso 2691010) 9) 57 098J29:0 Es mui comun obseryar, ,sobre todo en los. niños, el espasmo tónico, del orbicular de los, párpados, ya sea producido por un: A 5 É E ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—MAYO DE 1885, 263 cuerpo estraño implantado en la córnea o en la conjuntiva, ya por una erosion del epitelio de aquella membrana, o por una altera- cion inflamatoria de sus capas superficiales; ien estos casos es necesario ejercer una violencia bastante graduada con los dedos o con los elevadores para vencer la resistencia del espasmo, a fin de esplorar la causa de esta contraccion; violencia que puede traer sérios inconvenientes i consecuencias desagradables para el en- Termo. Citanse casos de perforaciones corneales debidas a la presion ejercida sobre esta membrana, en casos de abscesos, por manos poco hábiles al verificar el reconocimiento; 1 no es raro constatar en los casos de keratitis de la infazcia la existencia de una cisura en la comisura esterna de los párpados, procedente casi siempre de los esfuerzos hechos para separarlos: cisura que, aumentando el blefaros-pasmos, está sostenida por la humedad que el lagrimeo sintomático de la enfermedad de la córnea produce en esta clase de enfermos. La cocaina presta en tales casos mui útiles servicios, porque, haciendo desaparecer, aunque sea por breves momentos, la sensi- bilidad de la córnea i conjuntiva, modera el espasmo reflejo, el ¡paciente puede con facilidad abrir sus ojos 1 el práctico entregarse ¡2 un exámen detenido i espedito de la superficie ocular. La obser- 'yacion siguiente confirma estos asertos i prueba de un modo in- ¡cuestionable los efectos del nuevo anestésico. Cárlos López, de 13 años de edad, se presenta en la dispensa- ¡ría oculistica de San Vicente de Paul, con un cuerpo estraño im- plantado en la córnea izquierda. Sufre dolores intensísimos. Es difícil toda esploracion para inquirir la naturaleza del ajente im- ¡Splatado ilos tejidos comprometidos, pues existe una fotofabia mui marcada 1 los reflejos palpebrales están notablemente aumen- tados. Se leinstilaron 2 gotas de clorhidrato de cocaina en solucion Lal 2 % 1a los 8 minutos los dolores habian desaparecido, el enfer- mo podia mirar la luz sin recibir ninguna sensacion desagradable, i con esto se probó la accion analjésica del medicamento i las úti- _les indicaciones que mas tarde estaba llamado a prestar en las ¡afecciones dolorosas del globo ocular. Habiendo cesado completa- mente los dolores, la separacion de Jos párpados i la estraccion del | cuerpo estraño, que consistia en una espina, se llevaron a cabo sin que el paciente esperimentara el mas leve sufrimiento. A. DE LA U. 1.* sec. 34-359 264 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. II Entrarémos a ocuparnos ahora de los resultados obtenidos en . varias otras operaciones oculares, que hemos tenido oportunidad de observar, como ser: estracciones de cataratas-iridectomía—es- tirpacion del pterijionm—estrabotomias esclerotomías—cauteriza- ciones corneales—enucleacion del globo ocular-—tatuajes—opera- cion del estafiloma—cateterismos del conducto lagrimal—i por último, en las afecciones dolorosas del ¿globo ocular, como jritis, irido-coclítis, keratítis, prolapso del iris, etc. Seguiré el órden es- puesto, dada por la estraccion de la catarata, pero no sin citar ántes las palabras del distinguido oculista español Dr, Ca- rrera Aragó, que al tratar de este asunto se espresa en los siguien- tes términos: ; «Es costumbre inveterada entre la jeneralidad de los prácticos el dilatar la pupila con la atropina ántes de la operacion de la ca- tarata, principalmente si se hace la estraccion por el método elá- sico, mas o ménos modificado. Como la accion de la A paralizando el músculo ciliar, dura algunos dias, la pupila se man tiene dilatada 1 si hal tendencia a hernearse¡el iris, por mas que se combata esta disposicion con la eserina, siempre se nota tendencia $ a reproducirse la hernia. Empleando en estos casos la cocaina, no $ hai temor alguno de que se proteja la salida del íris, pues éste * conserva su movilidad 1 obedece mejor al miótico. Por otra parte, $ la dilatacion que produce en el iris la cocaina basta para facilitar $ la salida del cristalino, i posible será asimismo, una vez estudiada $ mejor su accion salia sobre la croides, evitar los peligros que ofrece la aplicacion de los derivados de 1 belladona, cuando hal tendencia al glacoma». Hasta aquí el autor citado; pero no son solo éstas las ventajas que el nuevo anestésico presenta en esta delicada operacion ocular, en qne la inmovilidad mas absoluta debe ser rigorosa. La insensi- | bilidad que opone la conjuntiva a la accion de la pinza de fijacion i Ja anestesia completa de la córnea permiten que la puncion i- contra-puncion de la última sean mas regulares, i no existiendo contraccion del globo ocular por esta misma insensibilidad, las: complicaciones de esta operacion se hacen muchisimo mas raras, como accidentes por parte del iris, salida estemporánea del cuictdl lino, o pérdida del humor vítreo, accidentes que RS ' muchas veces por completo el éxito , operatorio. | IÓ o e ANALES DE LA UNIVERSIDAD.==MAYO DE 1885, 265 Pero se nos dirá: el cloroformo evita todos estos inconvenientes. Mu1 léjos de eso: aparte de que las contracciones suelen ser mas enérjicas, puesto que son inconsecuentes, hai los peligros inheren- tes a la cloroformizacion, 1 sobre todo, el temor de que sobreven- gan vómitos, que no dejan de ser frecuentes despues de la inhala- cion de este anestésico i que pueden ocasionar el vaciamiento del ojo, anulando, en consecuencia, los resultados favorables de la operacion. Escusado es detenerse en demostrar las incalculables ventajas que trae para el cirujano la conservacion de la conciencia en los movimientos oculares por parte del paciente, desde que ella hace mas espedito el manual operatorio. El Dr. Cienfuegos opina que en la estraccion de la catarata es preferible la cocaina al cloroformo cuando puedan quedar restos de la sustancia cortical de la lente, que sea necesario espulsar, lo que se consigue fácilmente contando con las contracciones mus- culares que la cocaina deja intactas, miéntras el cloroformo, rela- 'jando los músculos del ojo, destruye esta importante fuerza de es- “pulsion. Por el contrario, es preferible el cloroformo. a la cocaina, cuando se tema que por las contracciones musculares se provoque un prolapsus del íris. Hé aquí ahora el resultado de algunas observaciones en que he- mos tenido ocasion de palpar tan grandes beneficios. Miguel Alcántara, de 58 años, de profesion tendero, se presen- ta a la Dispensariía, de San Vicente, acusando haber perdido la vision en el ojo izquierdo. Hecho el exámen oftalmoscópico, se constata la existencia de una catarata senil, Al día siguiente fué operado, usando la cocaina en solucion acuosa al 3%/, e instilando una gota cada 5 minutos: a los 15 se habia obtenido una anestesia completa, absoluta. El procedimien- to empleado fué el siguiente: estraccion lineal periférica con iri- dectomia inferior. Los primeros tiempos de la operacion fueron singularmente facilitados por el anestésico: colocacion del Blefa- rostato, fijacion del globo ocular por las pinzas de presion; tiem- pos dolorosísimos pasaron completamente desapercibidos para el paciente. Igual cosa sucedió con la seccion corneal e iridectomia, Despues de ejecutar la kistotomía, la lente apareció entre los bordes de la herida, bastando lijeras 1 suaves presiones en la parte superior del globo ocular para que su estraccion fuera completa, quedando. el ojo tan perfectamente limpio que el enfermo pudo contar con la mayor facilidad los dedos i ver las fisonomias de los y 266 MEMOBIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. ¡que le rodeábamos. Aplicado el vendaje correspondiente, a los dos dias se habia cicatrizado la córnea por primera intencion, no 0cu= rriendo novedad alguna digna de notarse. Tal fué el éxito de la primera esperiencia hecha en nuestro pais con el nuevo anestésico en esta clase de operaciones. No pudieron quedar, pues, mas palmariamente justificadas la inmensa boga de que goza en el diaiel apojeo a que ha llegado por sus virtudes terapéuticas. Hemos tenido oportunidad de observar cuatro estracciones de * cataratas, siguiendo el mismo procedimiento, i en todas ellas se ha obtenido idénticos resultados, con una sola circunstancia especial en una de ellas, que vamos a resumir. Se trataba de un niño de 15 años de edad, llamado Pascual Huenchumilla, que padecia de una catarata traumática en el ojo izquierdo, pero la cápsula estaba adherente i era mui resistente, Ejecutados los primeros tiempos de la estraccion lineal periférica. con iridectomia, se procedió a la estraccion de la lente, siendo esta maniobra conpletamente infructuosa a causa de la adherencia. En- tónces se estrajeron parcialidades del cristalino, i aunque de una, duracion relativamente larva, la operacion fué del todo indolente. Aparte de las 5 operaciones de catarata ejecutadas por el Dr, Cienfuegos, se han hecho 3 por el distinguido oculista Dr. Mazzei, quien ha tenido la benevolencia de comunicarnos el resultado de sus esperimentos i la opinion que la cocaina le merece como anes- tésico, midriático i analjésico: opinion enteramente conforme con * la que sustenta esta memoria, Concluiré lo relativo a las cataratas haciendo un resúmen de - tres observaciones mas en que se han empleado la discision i la succion como procedimiento operatorio. . Observacion.—Se trata de una catarata capsulo-lenticular semi - blanda, en un jóven de 23 años, practicante de un hospital del sur. Se hizo la discision porel Dr. Mazzei. Fué operado con 2. agujas por el método de Bowman. Las maniobras fueron indolen=- tes, a pesar de ser mas largas que de ordinario, pues hubo que romper la catarata por completo. Cinco minutos despues se que= jaba de una sensacion de picada, que desapareció luego. La solu- cion empleada fué al 5%/,.—Otros dos casos de cataratas operadas por discision por el Dr. Cienfuegos, usando de la solucion al 2% o produjeron iguales resultados, Observacion.—Leonor Gacitúa, de 30 años de edad, natural de] Lota, cuenta que, a consecuencia de un golpe recibido en el ojo iz= ANALES DE LA UNIVERISDAD.—MAYO DE 1885. 267 quierdo hace como dos años, ha ido perdiendo la vision poco a poco hasta estinguirse. Efectuado el exámen oftalmoscópico, se dignos- ticó; catarata capsular traumática blanda. Fué operada el dia 7 de marzo. Se hizo una instilacion con 2 gotas de cocaina, i a los 12 minutos se podia impunemente rozar la conjuntiva i la córnea sin que la paciente lo notara siquiera. Pro- cedióse a la succion de la catarata con el aparato de Becker. La puncion de las diversas partes del ojo para poder llegar al interior del cristalino fué completamente indolente, sintiéndose solo una - lijera molestia. Quince minutos despues, i la operacion, que por su naturaleza es dolorosa, habia pasado, gracias a la cocaina, des- apercibida para la enferma. TIT Consideremos ahora los resultados obtenidos en las iridecto- mías. Diez operaciones de este jénero se han practicado por diversos motivos, a saber: 3 antiflósticas por glaucomas agudas i crónicas, de éstas últimas una con catarata glaucomatosa, 2 por siuequias posteriores totales con atresia de la pupila, consecuencia de una iritis plástica, 1 ademas infiltracion de la córnea i pterijion-interno en uña de ellas —3 iridectomias ópticas por estafilomas parciales — “11 como operacion preliminar en una fístula corneal. La accion de la cocaina en estos casos nos merece una conside- racion especial. En las tres primeras iridectomías que se hicieron, 'ainstilando una gota de muriato de cocaina al 29 diez minutos _ántes de la operacion, la colocacion del Blefarostato, pinchamiento “de la conjuntiva por las pinzas dentadas i la seccion corneal, como en las cataratas, fueron asimismo indolentes; pero al tomar el iris, “1sobre todo al escindirlo, los enfermos sintieron lijero dolor, ha- biendo perdido gran parte de su esquisita sensibilidad. Ein los otros siete casos en que se tomó la precaucion de hacer instilaciones cada cinco minutos, ya con la solucion al 29 o bien al 5%,, la anestesia fué completa, siéndolo mucho mas cuando se Instiló despues de hecho el colgajo corneal, observacion que está en armonía con lo que aconsejan algunos prácticos, de inyectar la solucion dentro de la cámara interior para anestesiar completa- mente el iris, a Despues de haber dado cuenta de los resultados jenerales, ha- Temos en seguida el resúmen de algunas de las pbservaciones que hemos recordado mas arriba, N 268 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. Observacion.—José Manuel Moreira, de 27 años, natural de Pa- rral, agricultor, se presentó a la consulta oculística del Dr. Cien- acda el dia 18 de-marzo, quejándose de haber perdido la vision en el ojo izquierdo. Constatada la existencia de un estafiloma pe- lúcido o keratocome, cuyo vértice estaba coronado por un leucoma, se procedió a hacer una iridectomía óptica. La anestesia que se obtuvo fué rápida i un poco profunda, pues se empleó la solucion al 5%/,, cada 3 minutos. Al seccionar el iris, lijerísimo dolor, siendo preciso interrogar al operado para cono- cerlo. Observacion.—Manuela Nuñez, de 40 años, natural de Santiago, tiene las siguientes lesiones: cicatriz en la córnea, consecuencia de un golpe recibido en tiempos anteriores, sinequias posteriores, re- liquias de una iritis plástica—estravismo interior en ambos ojos, Í por último, una catarata secundaria parcial, en el mismo ojo afectado, que era el izquierdo. Se hizo la iridectomía como en la observacion anterior, i a pesar de que la enferma manifestaba mucho temor a la operacion, por- que era mui nerviosa, la anestesia que se obtuvo, empleando la co- caina en la misma forma que ántes, fué casi absoluta. Observtacion.—Antonio Perez, de 40 años, tuvo una iritis plás- * tica con sinequias posteriores. Infiltracion jeneral de la córnea. ' Todo en el ojo derecho. Resultados anestésicos completamente satisfactorios. 3 -- Finalmente, para concluir este punto icomo un complemento + de las observaciones que anteceden, haremos mencion todavia de $ un ¡fenómeno curioso sujerido por la aplicacion de la cocaina en | dos personas operadas de iridectomía por el Dr. Cienfuegos, i cu= yos pormenores ha tenido éste la bondad de suministrarnos. De los dos enfermos, el uno habia soportado el desarrollo de una iritis i el otro los fenómenos de un proceso glaucomatoso. Las. 3 causas i condiciones de la operacion eran, pues, diversas. El fenómeno se presentó en ambos operados por las instilacio=" nes de la cocaina, efectuadas en uno de ellos al 4,? dia despues de * la iridectomía i en el otro al tercero, En uno i otro el uso del medicamento se hizo casualmente por” un error del enfermo, pues, en vez de la homatropina i de la es=' corina que se les habia prescrito, ambos pacientes, por una xana] coincidencia, instilaron cocaina de OS ANALES DE LA UNIVERSIDAD:—MAYO DE 1885. 269 casi en su totalidad, la inyeccion o hiperemia corneal era nula o casi insignificante i aun la hiperemia conjuntival era casi imper- ceptible: en una palabra, los restos del proceso infdamatorio debido a la operacion se puede decir que habian terminado, cuando se re- currió al empleo de la cocaina. Ambos enfermos usaron 4 gotas, uno en el espacio de una hora 1 media 1 el otro de dos horas, habiendo el último empleado antes de las gotas fomentos por una hora en el mismo ojo operado. La córnea perdió su transparencia i tomó el color rojo del carmin, pero conservando su epitelio intacto;—la córnea anterior 1'el iris no eran visibles; el tejido corneal habia sufrido poco, al parecer, notándose una intensa vascularizacion en el estremo opuesto a aquel en que se habia verificado la incision. A los cinco días 1 a medida que la córnea se iba despojando de su color rojo intenso, se dejó ver claramente una estravasacion sanguinea eu la cámara anterior; el humor acuoso adquirió lenta- mente en la mayor parte de su masa su color normal, ménos en su tercio inferior, donde el color era aun de un rojo claro. Por último, se pudo ver tambien que la materia colorante se encontraba como adherida a la membrana de Descemet, lo que influyó poderosa- mente en la coloracion de la córnea. ¡ En presencia de estos datos, cabe preguntar:... ¿Fué una simple diapedésis de los vasos del iris la que tuvo lugar en la cámara an- terior?, —materia colorante de la sangre? ¿Fué una hemorrajia en los vasos del iris provocada por la anemia que desarrolla la co- caina en la conjuntiva? Preguntas son éstas que solo nos limitamos a insinuar aquí, sin avanzar opinion alguna acerca de ellas i esperando que la ciencia o un estudio mas detenido i concienzudo de las virtudes del nuevo anestésico sabrán darles quizás mui luego la solucion que corres- ponda. Iv Pterijion.—En esta clase de operaciones, que sirvió de base a los primeros ensayos de la cocaina, tenemos 8 observaciones, en to- das las cuales su empleo ha producido magníficos resultados. Ad= vertiremos, no obstante, que cuando el pterijion reviste un grosor considerable, es prudente seguir instilando la cocaina despues de la seccion de las partos superficiales, para que la absorcion sea , mas completa i profunda, A 270 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. Observacion.—N. N., de 35 años, se presenta al servicio de ocu- lística del hospital de San Vicente con un pterijion craso, de un espesor bastante notable, 1 cuya cabeza invade casi toda la córnea, haciendo imposible la vision en el ojo afectado. Fué operado el 4 de marzo, empleándose la solucion al 2/,. A los 12 minutos la anestesia era completa i pequeños dolores que traia el enfermo desaparecieron enteramente. Atendido el gran es- pesor del pterijion, hubo que instilar nuevamente el anestésico, cuando se comprometieron las partes profundas, pues entónces el paciente empezó a sentir algun dolor que cesó con la nueya insti- lacion. Observacion.—Fr. Elías, de la Recoleta Dominica, tenia una pte- rijion craso, de carácter fibroso en el lado interno del ojo izquierdo, El dia 5 de marzo último fué operado por el Dr. Cienfuegos. Quince a 20 minutos ántes de la operacion se le instilaron 2 o 3 gotas de una disolucion de clorhidrato de cocaina al 2*/,. Ocho minutos despues fueron rozados el pterijion i la córnea con una sonda, i el paciente manifestó no sentir casi nada. En seguida fué operado de la manera siguiente: Colocado el Blefarostato, con un cuchillo para pterijion, se des- prendió toda la parte crasa, fibrosa, como ya hemos dicho, hasta los límites de la conjuntiva sana. En este momento, por el carác- ter fibroso del tejido se produjo una retraccion espontánea que dió vuelta la cabeza del pterijion hácia atrás. Se puso una sutura, que unió los bordes de la herida, quedando desprendido el pterijion por su cabeza, un poco hácia atras de la sutura i hácia adentro de la rejion que ántes ocupaba. Durante todo este tiempo el operado solo ha sentido una lijera molestia, mui distante de constitnir do- lor verdadero. Consignamos aquí estos detalles operativos para que pueda juz- garse mejor del ajente anestésico ¡porque ha sido el procedimiento observado para operar los demas pteríjions relacionados en esta memoria. Olvidábamos advertir que este enfermo habia dejado volunta- riamente desarrollarse su afeccion, por haber sido operado dos años ántes, de la misma cosa, a costa de agudísimos dolores, cuyo recuerdo le hacia retraerse de una nueva operacion. Observacion.—Rudecinda Vergara, de 25 años de edad, tiene un ptorijion craso en el lado interno de su ojo derecho i se presenta a la Dispensaría de oculística del hospital de San Vicente el 20 de febrero del año en curso, : ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—MAYO DE 1885. 271 Al siguiente dia fué operada, habiéndosele instilado 5 minutos ántes 2 a 3gotas de clorhidrato de cocaina en solucion al 2%/,. A los 10 minutos la anestesia era completa. El procedimiento ope- ratorio fué mas o ménos el mismo que el empleado en el caso de Fr. Elías, i la enferma no esperimentó dolor, sino una molestia mui soportable. Volvió los dias siguientes a curarse, al quinto se le quitó el vendaje ia los ocho dias despues de la operacion estaba completamente sana. y - Estrabotomía.—El Dr. Mazei ha ejecutado dos operaciones de este jénero, aprovechando tambien la virtud anestésica del nuevo 'ajente, con resultados igualmente satisfactorios. En uno de ellos se trataba de un estrabismo interno por paresia del recto esterno. Se usó la cocaina por el procedimiento ingles, o sea, instilando una gota de una disolucion al 5%/, cada 3 minu- “tos durante un cuarto de hora. Pasado este término, empezó la operacion, cuyos distintos tiempos, a saber: la seccion a y introduccion del gancho, tenotomía 1 separacion completa del ten- don cortado, se verificaron absolutamente sin dolor. Solo el engan- Ñ chamiento del tendon fué un poco incómodo, pero no doloroso. Este resultado es tanto mas interesante cuanto que en las de- mas tenotomías de que tenemos noticia, ejecutadas por otros es- - perimentadores, la accion de la cocaina no se ha ejercido mas allá de la conjuntiva. Atribuimos los efectos obtenidos por el Dr. Ma- o zei a que la instilacion del medicamento siguió despues de la sec- cion conjuntival i tejido celular sub-adyacente, facilitando de esta manera una influencia mas profunda en las diversas membranas del ojo. vI Esclerotomía.—Esta operacion se ha “efectuado dos veces i los resultados han sido siempre favorables, : Como la esclerotomía tiene lugar con aquellas afecciones que envuelven un aumento de la presion intra-ocular, es mui impor- “tante que el enfermo no haga esfuerzo alguno, de modo que el ope- ¡Tador pueda vaciar lentamente la cámara anterior 1 ensanchar sus orificios de entrada 1 salida sin correr el riesgo de un enclava- miento del ívis, 272 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. En los dos casos citados los enfermos no sintieron dolor i se trataba de glaucomas crónicos, uno en un individuo de 54años, que fué operado en su ojo izquierdo, i el otro en una mujer de 35» que lo fué en su ojo derecho. VII Enucleacion.—Koller refiere un caso de enucieacion del globo - ocular despues de la instilacion prolongada de cocaina. A cada * tiempo de la operacion instilaba algunas gotas de colirio sobre las * partes puestas a descubierto, q Kotsaurow, que ha publicado un artículo notable sobre este al- caloide, alentadc por los esperimentos de Koller, empleó la co- * caina pura en forma de pomada al 5%, con vaselina, introdujo una pequeña cantidad en el saco eonjuntivalfi la anestesia fué tan com- 3 plesa que permitió la enucleacion de un ojo afectado de glaucoma en el período de dejeneracion. > Entre nosotros solo tenemos conocimiento de dos casos, que va= | mos a referir, i cuyo estudio es tanto mas interesante, cuanto que | bajo condiciones idénticas, segun se nos asegura, la aplicacion de la cocaina ha producido efectos diametralmente opuestos. Sí El primero se refiere a una enucleacion verificada por el Dr. Ma- zei en una persona de 50 años que, a consecuencia de una herida recibida en su globo ocular izquierdo, andando el tiempo, se habia + desarrollado una oftalmía simpática en el otro. La cocaina, segun esposicion del señor Mazei, faé empleada con arreglo al procedi= h miento ingles, i tanto la seccion i desprendimiento de la conjun- $ que el paciente esperimentara un verdadero dolor. Sin embargo, desde este momento la operacion empezó a ser un poco dolorosa, | aunque mui tolerable, aumentando algo mas cuando llegó el ins- tante de seccionar el nervio óptico. En resúmen, la cocaina fué en este caso un ausiliar poderoso, permitiendo verificar los cortes con toda seguridad sin que el enfermo trabara de esquivarlos. ; ] testigos presenciales, se usó el mismo odo operatorio e igual solucion del anestesio. Sin embargo, los resultadós fueron A completamente diversos. > LE de un individuo llamado Perez O a quien como y ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—MAYO DE 1885. 273 membranas. Cuando fué operado, todo el ojo estaba transformado ¡en una bolsa purulentai sufria dolores bastante intensos. Desde que empezó el desprendimiento de la conjuntiva se hizn imposible continuar la operacion, por demas dolorosa, i tanto que hubo necesidad de poner dos inyecciones de morfina de 13 centí- gramos cada una para concluirla. A pesar de esto, la operacion. terminó en medio de atroces dolores para el enfermo, En presencia de esta diversidad de resultados, no nos creemos, pues; autorizados para desprender desde luego i de un modo posi- tivo, de la aplicacion de la cocaina a los casos de enucleacion, la certidumbre de una nueva conquista. Probable es, sin embargo, ¡que ello sea así, i aguardamos que nuevos esperimentos vengan a demostrarnos que, aun para tales casos, la cocaina puede reempla- zar con ventaja a la inhalacion pulmonal: recurso soberano, pero temible, que, junto con apagar la sensibilidad del paciente, priva a éste de su conocimiento 1 voluntad i encierra en el seno mismo de sus maravillosas propiedades un principio de destrucción i una ¡amenaza de muerte para el enfermo, como dice Trousseau. NL s Cateterismos del conducto lagrimal.-—Esta pequeña operacion, | que a veces suele ser mui dolorosa, se verifica con toda facilidad li sin dolor cuando previamente se toma la precaucion de hacer “una inyeccion en el mismo conducto. En todos los casos en que el sondaje ha encontrado algun obstáculo por el dolor, hemos em- ¡pleado la solucion al 2/, 22%/, o al 5%/,, siendo esta última la que nos ha producido mas seguros 1 rápidos resultados. Contamos 8 ¡casos de cateterismos verificados bajo estas condiciones, habiéndose ¡logrado en todos ellos un éxito completo. IX ¡— Tatuages.—Se han hecho 3, 1 sus resultados han sido siempre | satisfactorios. | | —Uno de ellos se verificó en una niña de 12 años, que padecia una tésis bulvar ocular derecha i ademas una opacidad jeneral de ¡la córnea. La operacion no trajo dolor alguno. 274 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. Xx Despues de haber estudiado nuestro alcaloide bajo el punto de vista quirúrjico como anestésico local del ojo, tratarémos de su ac= cion analjésica en las diversas afecciones inflamatorias dolorosas de Jas membranas. A este respecto bástenos decir que en todas ellas sus virtudes jamas han sido desmentidas, pues a los 2 minutos los dolores han cesado, como hemos tenido ya ocasion de recordarlo en algunas de las observaciones que anteceden. lin diversas soluciones hemos hecho uso de él, ya para úlceras - dolorosas de la córnea, ya para relatítis supuradas, iritis simples i diatésicas, prolapsus del iris, conjuntivitis, etc., 1 siempre la rapi- dez de su accion ha sido tal, que habiéndose presentado enfermos - con dolores ciliares espantosos en las sienes i arcos superciliares ha bastado la instilacion de una sola gota de cocaina en solucion, al 2%/, para que el alivio fuera completo a los 2 minutos. Citaremos una observacion que consideramos de gran importan- : cia por las consecuencias que la práctica está llamada a reportar. En una írido-ciclitis con hifema, derrame de sangre en la cá- mara anterior, en un individuo ciego de ambos ojos i en el cual, por lo tanto, no habia necesidad absoluta de practicar la enuclea- cion, desde que no se presentaba riesgo de- oftalmía simpática, ademas de las ventosas escarificadas en las sienes, calomelanus al — interior, calor húmedo en el ojo, i algun otro sedante, se ensayó el = nuevo medicamento, i despues de 3 instilaciones, de 5 en Á minu- tos, de una solucion al 5%/,, calmaron los dolores, disminuyó nota= blemente la hiperemia conjuntival i periquerática, cesó el ardori la flotafabia, i pudo el enfermo abrir el ojo i manifestar de un — modo inequívoco que se hallaba mui aliviado. . 3 Seis horas despues volvió a reagravarse en parte pero con nue- vas instilaciones; el alivio se restableció i continuó observándose ' este tratamiento por algunos dias, sin otra modificacion que la de haber sustituido al cuarto dia los calomelanos al interior por el 1 bromuro de potasio. De este modo se vió disminuir el hifema, cal=- mar los dolores i declinar estraordinariamente la enfermedad has- ta hacer innecesaria la enucleacion del ojo. Es cierto que no todos los resultados favorables que se han ob=: tenido deben atribuirse a la accion esclusiva del anestésico, pero: es incuestionable que ella ha contribuido en muchas al éxito, (R O. M.) ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—MAYO DE 1885 275 XI Para los exámenes oftalmoscópicos, el empleo del clorhidrato de cocaina es de suma importancia. Así la hiperestesia de la retina i “multitud de afecciones oculares hacen casi imposible todo exámen ¡oftalmoscópico, tanto por el lagrimeo que ocasionan, cuanto por las contracciones clónicas que sufren los párpados al dirijir la luz “oftalmoscópica a traves de la pupila. En los ojos cuya pupila esté contraida, como en los casos de pa- 'ráilsis de los músculos oculares, cuando se trata de examinar las rejiones periféricas de la retina i de verificar una esploracion dete- “pida del fondo del ojo a la imájen directa, conviene dilatar la pu- pila; ila cocaina, que no tiene los inconvenientes de la atropina, prestará en tales casos señalados servicios. El poder midriático de la cocaina es mucho mas notable puna se asocia a la atropina, Hé aquí lo que hemos oido al Dr. Cienfue- Usos a este respecto: «Cnando empleo la cocaiva 1 al mismo tiempo dla atropina, obtengo la dilatacion de la pupila con gran rapidez, » principalmente en aquellos casos en que para la accion de la atro- '» pina se necesitan repetidas instilaciones.» , XIT Hasta aquí los efectos de la cocaina en oftalmolojía. Pero no ¡son estos sus únicos beneficios. ¡Contribuye tambien a hacer mas trascendental su descubrimien- ¡to el inmenso campo de aplicacion que tiene en las afecciones do- ¡orosas de las otras mucosas. Fellinck, en Viena, insensibiliza instantáneamente la farinje, el Dr. Dumas las ulceraciones tuberculosas de la lorinje i el maes- tro Dujardin Beaumetz describe todavía los brillantes resultados obtenidos por él i Mr. Lejars en los vajinismos rebeldes. Para és- tos últimos baña con un pincel empapado en la solucion de clor- hidrato de cocaina al 29% el orificio vulvar i se presenta rápida- mente la anestesia, permitiendo la introduccion del speculum para practicar los reconocimientos. El Dr. Cienfuegos hace desaparecer el tenesmo anal i los dolo= ¡Tes agudos en úlceras sifilíticas de la lorinje, empleando en el pri- mer caso la pomada al 29 1en el segundo la solucion en la mis- ma proporcion. 276 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. Por nuestra parte la hemos empleado en casos de uretrítis agu= das para el sondaje de la uretra, con idénticos resultados. En un caso se trataba de un individuo como de 70 años que padecia de retencion de orina. Intentamos sondarlo, pero nos fué imposible, pues la sonda era rechazada, tanto por la sensacion dolorosa de] enfermo, cuanto por las contracciones espasmódicas que sobreve- nian en la uretra. Hicimos entónces en ésta una inyeccion de co- caina con la solucion al 5%, i los dolores espontáneos desaparecie- ron, practicándose el sondaje con suma facilidad i sin obstáculo de ninguna especie, salvo el que opuso la próstata, que estaba consi= derablemente hipertrofiada. Anrep lo emplea en un caso de pleuritis aguda acompañada de punzadas intensas, inyecta 25 milígramos en uno de los espacios intercostales del lado afectado 1 desaparecen los dolores al cabo de 10 minutos, permitiendo al enfermo una respiracion libre i amplia. Tambien le ha servido para curar dolores terribles de -una neu- raljia intercostal en un individuo que recibió 8 de estas inyeccio- nes en el curso de cinco dias, sin que se observase efecto aleuno sobre la enfermedad misma, que luego curó con la aplicacion del cauterio de Paquelin. El Dr. Obisier publica en el Boletin Jeneral de Terapéutica una observacion que consideramos de sumo interes, por referirse a una enfermedad altamente dolorosa 1 cuyo tratamiento está a menudo - erizado de dificultades. Aludimos a la fisura del ano. Bé aquí la observacion.—«M. 0O., de 29 años, robusto 1 bien » constituido, sufre desde hace varios años dolores anales tan vivos » durante la defecacion que no puede llenarla, sino administrán- dose 5 a 6 lavativas de agua tibia en el espacio de media hora que emplea en vaciar su recto. «Llegado a Paris, contrae aquí la blenorrajia, 1 habiendo tomado, » para tratarla, cápsulas de copasiba, las defecaciones se hacen de » tal modo dolorosas que el enfermo reclama una intervencion qui= » rúrjica. En el exámen constato: 1.* tres pequeños tumores hemo= » rroidales lijeramente irritados, que no esplican tan crueles suíti= » mientos;—2.” dos fisuras bastante profundas cuyos bordes están » cubiertos de fungosidades de pequeño volúmen. Me es imposi- » ble practicar el tacto, pues la introduccion del dedo provoca do= » lores intolerables.—Prescribo una solucion de 50 contisramos de » clorhidrato de cocaina en 25 gramos de agua, ordenando al en- » fermo hacerse untar con ella la rejion dolorosa, «Vuelvo a ver al enfermo en la mañana siguiente, me manifiesta ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—MAYO DE 1885. 2D que el dolor ha desaparecido inmediatamente despues del barni- zamiento 1 que ha podido exonerar su vientre, sin dolor i sin el IS de cocaina con el mismo éxito, la defecacion se hace a menudo ) seis i aun ocho horas despues del barnizamiento, siempre sin do- ¡> doce horas despues de la última aplicacion de cocaina i no oca- > siona ningun EU ento! ni sa nada de anormal. La provi- » to de una defecacion, el dolor se despierta tan intenso como en > los primeros dias.» 3 «(Llamado al lado de M. O., practico en el espesor del esfínter, » en dos puntos Dios dos inyecciones intersticiales, e re- » las mañanas. Al a de una semana las fisuras quedan curadas, » el enfermo va al lugar secreto sin dolor i quince dias despues de cesar todo tratamiento, el éxito no ha sido desmentido.» : XTII En la farinje i larinje la cocaina ha venido a reemplazar venta- samente al cloral, preconizado por Tiúrck—a la morfina, pro- nesta por Schraetter—1 al bromuro de potasio en las diversas es- e estas rejiones. Así se pueden introducir lariugotonos, pinzas de ólipos, sondas exofájicas, haciendo previamente aplicaciones sobre espeso 1 suave, cuando es la larinje. Las fórmulas empleadas con este in por Telinek son las siguientes: UR, | Mblomidrato de cocalna..ocoipoconacacaceananoroszo 1 PTAIO Mea destcladaso..os0time covanoooccacerocesa vivons O Icono! de vino rectlfiC...0ocieocorosccocananacezo 2 TAMOS, M. $, A. SolUCiorococoonoanoraca oeovnaronorancar 2 10 por 100: 278 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, O bien la siguiente: Clorhidrat_de'COcalMA..ccosooonoriovasenenenases 1 PTAMO, Agua destilada».onosooomocoovonsosoos servossss ooo 9 » Alcohol. de. VINO ECU Catas tocan co A » IS A a DU O 00 El autor citado usa la primera solucionen los casos en que 108 dolores sean moderados 1 la exitabilidad refleja débil, i la segunda en el caso contrario. Si la esploracion ha de recaer sobre la larinje o la parte poste- rior de las fosas nasales, basta untar con esta solucion la cara su- perior del velo del paladar, la pared posterior de la farinje, la raiz de la lengua ¡1 los pilares. Cuando sea necesario. puede repetirse la aplicacion despues de minuto i medio, pues la accion anestésica solo dura de 80 a 90 segundos, cuaudo se emplea en pulverizacion, ide 2a 10 minutos en contacto directo de la solucion, Si se quiere operar en la larinje; hai que cubrir con la solucion inmediatamente ántes de la operacion la cara interna de ese órgano. XIV Orijinales e interesantes esperimentos, que no han revestido un carácter clínico, hemos emprendido nosotros en otro órden de afec- ciones, como las neuraljias molares i dentarias por caries, i dolo- res agudísimos de oido, ya por una alteracion del mismo conducto o por enfermedad de las partes vecinas. Tambien lo hemos visto aplicado en la cauterizacion de un tumor telaugectásico de la nariz tratado con el cauterio de Paquelin por el Dr. Cienfuegos, siendo de advertir que en todos estos casos su empleo ha traido siempre un alivio casi instantáneo 1 en la mayor parte permanente. Recientemente Mr. Doleris, de la sociedad de Biolojía de Paris lo recomienda en los cólicos uterinos i durante el trabajo del parto en el momento de la espulsion. Los dolores disminuyen notable- mente, sobre todo los pernicales, causados por la presion que ejer- ce la cabeza del feto sobre esta rejion. Para obtener este resultado baña completamente el cuello del útero i todo el conddcto vulvar con una solucion acuosa de cocaina al 4'o. í La falta absoluta del medicamento no nos ha permitido hacer esperiencias en este sentido; pero, a ser cierto lo que afirma Dole- Ni * de < ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—MAYO DE 1885. 279 ; is, la práctica obstétrica contaria con un ajente terapéutico pre- -cio8O, Hemos concluido nuestra tarea, i como corolario de ella nos creemos autorizados para asentar las siguientes conclusiones: 1.* La cocaina, gracias a su poderosa accion anestesiante local, desterrará al cloroformo en la mayor parte de las operaciones ocu= lares. 2.2 En los exámenes oltalmoscópicos reemplazará con ventaja a la atropina, porque su accion dilatadora del íris es transitoria i no produce parálisis de la acomodacion,. 3. Teniendo en vista sus virtudes analjésicas e isquémicas sobre ] da córnea i conjuntiva, será de gran utilidad su empleo en las afec- ciones inflamatorias de estas membranas, especialmente cuando revistan un carácter escrofuloso i linfático. 4. En las afecciones de la larinje, fosas nasales, conducto audi- tivo 1 órganos jenitales, la cocaina prestará grandes servicios ya con un fin diagnóstico o terapeútico, pudiendo fácilmente ha- cerse la esploracion de estas rejiones sin aguardar que el paciente se habitúe de antemano por otros medios a esta clase de exá” 52 Queda un ancho campo de aplicacion para la cocaina en la patolojía del tubo dijestivo, especialmente cuando predomine un estado de atomía en sus planos musculares. 6.* Ejerciendo, al parecer, una accion especial sobre el gran ' simpático, consideramos de gran importancia ensayarla en las en- fermedades que estén ligadas a una perturbacion de estos centros. y MEDICINA. Lei del matrimonio civil considerada bajo el punto de vista médico-legal.—Memoria de prueba de don Jorje Eckers en su exámen para optar el grado de licenciado en Medicina, leida el 22 de abril de 1885. La lei del matrimonio civil, promulgada el 10 de enero del año pasado, contiene ciertas disposiciones para cuyo esclarecimiento i correcta aplicacion puede ser requerido pericialmente el médico. Algunos de sus puntos, además, descansando sobre hechos aun li- - tijiosos, adolecen de cierta vaguedad. Tal es, por ejemplo, el art. A. DE LA U. 1.? sEC, ] 280 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. 21, que dice: «El divorcio procederá solamente por las siguientes CAUSAS ..ocoooooorocroros 10, Enfermedad grave, incurable 1 conta- Jiosa». En el estado actual de la ciencia, mui escasas son seguramente las afecciones que indiscutible i simultáneamente puedan respon- der a este triple requisito de gravedad, incurabilidad i contajiosi- dad. Omitiremos, pues el estudio de estos puntos, no establecidos aun de un modo incontrovertible i que, en un caso concreto, serian talvez una verdadera manzana de discordia lanzada a los peritos llamados a informar. Un lijero exámen de los incisos 3.” i 4.* del art. 4. de la citada lei nos dará, quizas, resultados [mas positivos. 1 Dice el art, 4.2: «No podrán contraer matrimoni0.........3.2 Los que sufrieren de impotencia perpétua e incurable.........» Los signos para reconocer la impotencia no aparente son nulos o problemáticos: la observacion diaria manifiesta que hai hombres impotentes i mujeres estériles que, por lo ménos en apariencia, tienen sus órganos sexuales regularmente conformados. La lei, careciendo en estos casos de bases científicas sólidas, nada ha po- dido, pues, estatuir. La prueba del CONGRESO, mui en boga en otros tiempos para solucionar semejantes dificultades, hizo ya su época, i hoi tiene solo una importancia histórica. Los sanos princi pios de la moral, por una parte, i por ctra los hechos mismos, que en mas de una de ocasion dieron un formal i fehaciente desmenti- do privado a sus decisiones oficiales, acabaron por arruinarla. La otra clase de importancia, es decir, la manifiesta, ya sea na- tural o accidental i que es la única a la cual ha podido referirse la lei, presenta igualmente dificultades, si no tan invencibles, por lo ménos mul graves en algunos casos. No haremos mérito de las dudas 1 temores que habrán de asal- tar la conciencia de un médico recto e ilustrado al emitir su opi- nion en consultas de esta naturaleza; porque si es verdad que hai casos obvios i cuya solucion se impone por sí o hai otros bastante árduos i oscuros para que aun esperen;su fallo en la are- na de la discusion. El diccionario de la real academia española entiende por im- potencia «la imposibilidad de enjendrar o concebir». Prescindamos de aquellas organizaciones sexuales radicalmente ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—MAYO DE 1885. 281 malas, de la vejez avanzada cuyos espermatoblastos han sufrido la regresion grasosa, omitamos todavía ciertas viciosas conforma- ciones pelvianas que, si no con mas derecho, acaso con mas lójica debieron haber caido, juntamente con la decrepitud, bajo el peso deesta u otra restriccion. Pues bien, simplificada así la cuestion, ¿que signos servirán de norma al médico-perito para pronunciarse, en un caso dado, sobre esta imposibilidad de enjendrar o concebir? ¿Falta un testículo? Los hechos i persona autorizada han dicho que el tener dos es un lujo de la naturaleza. ¿Faltan ámbos? Su ausencia absoluta, aunque posible, no puede ser afirmada. Bien conocido es el largo trayecto que deben recorrer log testícu- los ántes de llevar al lugar de su destino. En cualquier punto de su descenso, por causas no fáciles de esplicar, pueden haber sido detenidos, conservando, sin embargo, su poder jenerador. En efec- to, Godard en sus «estudios sobre la criptorquidia i la monarqui- día en el hombre», Kiiss i otros sostienen que la ectopia testicular doble no siempre produce la impotencia. ¿Se trata de un miembro viril diminuto o amputado, o bien afectado de hipospadias o de epispadia? El coito quizás no podrá practicarse en condiciones mui ventajosas; pero no por esto podrá afirmarse con buenas razones la «imposibilidad de enjendrar» que es lo que constituye esencial- mente la impotencia. El licor fecundante no necesita ser lanzado hácia el cuello uterino: los espermatozoides, estando dotados de movimientos de traslacion relativamente mui rápidos, basta que sean depositados a la entrada de la vajina o en los lábios i que uno solo se ponga en contacto con el óvulo para que se produzca la impresion jeneratriz. Este hecho se encuentra corroborado por ca- gos auténticos que rejistran los "anales de la medicina i en los cua- les se ha observado la persistencia del hímen en úteros grávidos o en los momentos mismos de un parto a término. Esto en cuanto a la impotencia en el hombre i solo tomando en consideracion los casos principales. La duda surje en todos ellos. Respecto de la mujer, cuyos órganos sexuales, en razon de su posicion, son mucho ménos accesibles que los del hombre i cuyo mecanismo es tan delicado 1 susceptible, sobre todo en lo que ata- ñie a las partes profundas, nos limitaremos a decir que las dificul- tades de la solucion se multiplican considerablemente en razon de la oscuridad que aun reina sobre la causa de ciertas infecundida- des, : La fisiolojía de la concepcion, proyectando una viva luz sobre —Rumerosísimas condiciones que producen la esterilidad, ha ade- / > 282 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. lantado mucho el problema; pero estas adquisiciones, inestimables bajo el punto de vista anátomo-patolójico, dejan todavía mucho que desear cuando se trata de aplicarlas, en la práctica, a un caso concreto. Empero, aunque punto sustancial i eje mismo del problema, prescindamos de la cuestion de hecho i aventurémosnos en un ter- reno oscuro i resbaladizo para nosotros, la cuestion de derecho, no completamente desligada de nuestro objetivo. Hai una consideracion de este órden que hace, a nuestro juicio, casi completamente ilusorio el citado impedimiento cuando se le considera estrictamente en el carácter de tal, es decir, como pro- hibicion para la celebracion del contrato. No aludimos a la accion de nulidad a que puede dar derecho. Pues bien, es evidente que los futuros cónyujes, a quienes casi siempre debemos suponer anima- dos del mas vivo deseo para ocultar o allanar las dificultades que se presenten, es evidente, decimos, que, al presentar al oficial del Rejistro Civil la manifestacion prescrita por el art. 9.2 no espon- drán semejante impedimiento, cuyo solo enunciado barrena por su base la solicitud. Tenemos, pues, que sl los contrayentes i sus testigos no pueden constituirse ellos mismos en delatores, habrá de ser entónces un deponente oficioso, movido acaso por innobles propósitos, o en su defecto el ministerio público el que, haciéndose eco de la voz jene- ral i autorizada o por denuncia del oficial del Rejistro Civil, en- table accion de oposicion. El terreno no puede ser mas desventa- Joso, porque, segun un principio de derecho mui conocido, le toca probar su negativa al que niega a una persona alguna de aquellas cualidades que naturalmente pertenecen a todos los hombres, por- que la lei supone que todos las tienen, a ménos de prueba contra= ria. Para esclarecer la efectividad del hecho, la autoridad requeri- rá el ausilio del médico-perito. Pero si es verdad que nuestra lejislacion autoriza las visitas corporales, único medio en estos ca- sos para solucionar la dificultad, el médico no puede ir demasiado léjos, porque la lei no impone como un deber el someterse a ellas. La negativa del paciente en este caso podrá a lo sumo ser una presunción en su contra, pero de ningun modo una prueba que: anule su derecho. Planteada así la cuestion ha perdido casi su carácter médico-le= gal, revistiendo mas bien uno meramente jurídico, poco oportuno: en estos momentos. Aunque se prestaria a mul estensas 1 sérias consideraciones e4= ANALES DE LA UNIVERSIDAD.-—MAYO DE 1885. 283 to de perseguir en el matrimonio, como punto cardinal, la pro- creacion de los hijos, colocándonos casi al aivel del resto de la es- cala animal, prescindiremos, sin embargo, de ellas por estimarlas inconducentes a nuestro objeto. En consecuencia i sin detenernos sobre el punto de derecho, cuyo alcance juzgamos por lo ménos mui discutible, nos inclinamos a creer que hubiera sido preferible que la lei, tomando en conside- racion los hechos 1 resultados científicos actuales, hubiera guarda- do un prudente silencio sobre este punto, en jeneral de tan difícil como de incierta aplicacion. II Pasando ahora al inciso 4.2 del mismo artículo, vemos que no podrán contraer matrimonio «los que de palabra o por escrito no pudieren espresar su voluntad claramente». Sin pretender abordar el exámen de algunas dificultades, que la misma latitud del inciso podria autorizar, nos limitaremos a. indicar la faltade equidad que habria impidiendo contraer matri- monio, o bien legalizar su hogar, que graves consideraciones pue- den exijir, a un individuo que no obstante la integridad de su in- - telijencia, no puede, sin embargo, hacer uso de la palabra ni de la escritura. Ciertas afecciones cardíacas 1 cerebrales mediante proce- sos de embotía, trombósis, tumores etc., producen, por obliteracion o compresion del ramo silviano le la tercera circunvolucion fron- tal izquierda, la dejeneracion o muerte de este territorio cerebral, órgano del lenguaje articulado. Bien conocida es la afasi consecu- tiva, Pues bien, estos individuos, aunque afectados de claudicacion intelectual, segun la espresion de Trousseau, gozan, sin embargo, en la mayoría de los casos, del ejercicio de sus facultades menta- les. Pero, ajenos al propósito de buscar dificultades, que en fuerza delo escepcionales llegan a ser sutiles, no insistiremos mas sobre estos hechos. Llegamos al sordo-mudo, al cual con especialidad afecta el citas do impedimento. La, lei, dejando a salvo sus derechos cuando sabe escribir, ha 284 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, hecho simplemente un acto de justicia. Por la posibilidad del de- sarrollo moral e intelectual que este recurso les permite alcanzar, puede decirse que casi superan a la mayoría de los hombres por cuanto disponen de un medio cuya difusion deja aun mucho que desear. Respecto de la otra categoría de sordo-mudos que solo poseen el lenguaje jesticulado ya sea natural o artificial 1 que es con mu- cho la mas numerosa, la lei ha olvidado o no ha querido tomar en consideracion los inmensos progresos que han hecho los institutos de sordo-mudos, a tal punto que estos desgraciados puede decirse ya no son los párias de la intelijencia. Su capacidad civil para con- traer matrimonio i sus facultades afectivas e intelectuales para sentir i comprender los deberes que semejante estado impone, no han sido puestos en duda por el lejislador frances, que no ha es- tablecido respecto de ellos otra restrinccion que imposibilidad de manifestar su voluntad, condicion lójica, desde que, tratándose de un contrato, era necesario someterlo a las reglas comunes a todos ellos para que sean valederos. Nuestros códigos mismos, 21 aceptarlos aveces como testigos 1 al hacerles sentir el peso de la lei cuando la quebrantan (todo es- to, por cierto, prudencialmente) les han hecho justicia, justicia re- presiva, por desgracia. En cambio, cuando se trata de la justicia distributiva, se les niega la aptitud suficiente para discernir sus mas claras conveniencias como si solo poseyeran una vida de rela- cion puramente mecánica. «Es un error creer, ha dicho un distinguido profesor de sordo- mudos, que el desenvolvimiento del sentido moral i de las facul- tades intelectuales no se opere sino mediante el ausilio de nuestras lenguas convencionales; el sordo-mudo adquiere, sin intermedio de un lenguaje hablado i por la sola observacion de los hechos, la idea de propiedad, las nociones de bien i de mal, Se rodea de pre- cauciones i se oculta para hurtar el bien de otro: luego sabe que no tiene el derecho de apoderarse de él i abriga el temor del cas- tigo. Se enrojece cuando su latrocinio es descubierto: Juego, tiene vergilenza de su accion i el rubor de su frente traiciona la voz de su CONCiencia......».. Di, a ménos que no sea idiota, todo sordo-mu- do tiene la conciencia de una mala accion; i si tuviera que defen- der a un sordo-mudo delante de los tribunales, me guardaria mui bien, para salvar a un culpable, de tachar de incapacidad mental a todos los sordos-mudos que han permanecido fieles a sus debe- res para con la sociedad». LES DE 1 LA UNIVERSIDAD.—MAYO DE 1885. 285 ml n esúmen i como consecuencia de lo que ya se ha espuesto, s que no debió haberse establecido respecto de ellos otra ion que la imposibilidad de manifestar su voluntad por os visibles i comprensibles, de cualquiera naturaleza que fueran. ,] usticia i mE mas elementales consideraciones morales i huma- eg AA AN RA DN PR O a ab io EA pia str ro na is 1 scr nd Yen E e A Rd Pr da Mi ' %, CONTENIDO DE ESTA ENTREGA —_———— MEDICINA. El sublimado eomo antiséptico. —Memoria de prueba de don Roberto Humeres O., en su exámen para optar el grado de licencia- do en Medicina, leida en abril de 1885.....ooocmocccnecnancnccanorannancnono 23 = Contribucion al estudio de la cocaina.—Id, id. de don César Marti nez P., id. id. id. leida el 20 de abril de 1885.....oococorononnoncn... O 25 = Lei del matrimonio civil considerada bajo el punto de vista médico- legal. —Id. id. de don Jorje Eckers, id. id. id. leida el 22 de abril O MES pocoooduVoonLoncoVu co UcobogOcO Mc dlccosaVa Ouondcodocoo: Seno bn sonoros 27 ANALES DE LA VERSIDAD | SANTIAGO DE CHILE ENTA NACIONAL, CALLE DE LA MONEDA, NÚM 112 1885 ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DE 1885 287 | MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS HIDRUGRAFÍA. Estudio sobre la organizacion i administra- cion de los diferentes servicios hidrográficos de Europa i de Es- tados Unidos de America.—Informe al gobierno por don Fran- cisco Vidal Gormaz, en 25 de Mayo de 1885. Señor Ministro: Tengo el honor de poner en conocimiento de US. mi regreso a esta capital, despues de haber desempeñado, en lo que me fué per- mitido, visto el corto tiempo de que pude disponer, la comision que me habia confiado el Supremo Gobierno de estudiar la orga- nizacioni la administracion de los diferentes servicios hidrográfi- cos de Europa i de Estados Unidos. Me hallaba en la capital de este último pais, dedicado a mis ta- reas de delegado de Chile al Congreso del Meridiano, cargo con que me habia honrado el señor Ministro de Instruccion Pública, cuando recibí las instrucciones de US. de 27 de setiembre del año pasado, en las cuales me eran encomendados los estudios citados, así como la copia de los manuscritos mas interesantes que encon- trara relativamente a la historia de la náutica i de la jeografía de nuestro pais, i el establecimiento de canjes i de relaciones que me parecieran de provecho para la oficina que tengo el honor de di- rijir... Paso a dar cuenta a US. de la manera como he cumplido mi cometido. Para mayor claridad dividiré en varias partes este in- forme. En la primera hago, al mismo tiempo que una somera rela- cion del viaje, una reseña sobre la manera como he distribuido mi i tiempo para consagrarlo a mis diversas tareas. La segunda parte es una esposicion de mis estudios 1 observaciones hechas en las oficinas hidrográficas de Washington ide Madrid, las únicas que me fué posible visitar a causa del prematuro llamado que me fué dirijido el 11 de marzo de este año. La tercera contiene un estu- "dio sobre la Oficina Hidrográfica de Santiago, resultado de mis observaciones en las dos oficinas citadas. Allí verá US. que es poco lo que hai que reformar en nuestra oficina para ponerla en A. DE LA U, 1.2 SEC. 37-38 288 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS. estado de prestar todos los servicios de que es susceptible, En la - cuarta hago un resúmen de los establecimientos de relaciones con algunos establecimientos científicos cuyos trabajos pueden ser úti- les a nuestro pais i de los canjes de publicaciones conjenéricas O pertinentes. Las tres partes restantes, por fin, contienen los catá- logos de las obras 1 publicaciones adquiridas en los dos paises que he visitado, de los manuscritos relativos a la hidrografía chilena i a la historia de la jeozrafía sud-americana que he copiado o hecho copiar, i de algunos planos inéditos levantados en las costas de Chile por algunos navegantes españoles, tambien copiados por mí o bajo mi inmediata inspeccion, 1. VIAJE.—DISTRIBUCION DEL TIEMPO 1 MÉTODO SEGUIDO EN LOS TRABAJOS Una vez terminada mi mision de representante de Chile en el Congreso del Meridiano, me consagré a las investigaciones nece- sarias para informarme de la organizacion i administracion de la Oficina Hidrográfica de Washington, tarea que terminé en los primeros dias de diciembre a mi entera satisfaccion, gracias a las facilidades de todo jénero que me fueron concedidas i a la amabi- lidad i buena voluntad del director de esa oficina, el commander J. R. Bartlett, marino mui conocido en el mundo científico por sus trabajos. Ein las partes respectivas doi detalladamente cuenta ' a US. de los trabajos, apuntes i colecciones que hice allí 1 que en parte han venido a ilenar vacios'que en múchas ocasiones habian sido notados en la oficina de mi cargo. Concluida esa parte de los trabajos que me habian sido enco- mendados en mis instrucciones, me despedí, manifestándoles todo mi agradecimiento, de los dignos jefes de esa laboriosa oficina, una de las que mejores relaciones mantiene con la de nuestro pais, 1el 6 de diciembre me embarqué en Nueva: York con destino a | Jibraltar, en el vapor italiano Gottardo, el único de los que habia * fondeados en el puerto que podia conducirme directamente i sin demora a España. Como no se me habia prescrito itinerario al= guno, creí conveniente comenzar mis investigaciones en Buropa por ese pais, tanto por contar en él con relaciones que podian fa= cilitarme mucho una tarea que yo prevela habia de ssr difícil de levar a cabo, como por ser allí menos riguroso el invierno, que ya habia entrado en ese hemisferio i que yo temia agravase una afec= cion reumática bastante fuerte de que padecia desde algun tiempo ' pS ANALES DE LA UNIVERISDAD.—JUNIO DE 1885. 289 atras i que podia ccasionarme pérdidas de tiempo en lo sucesivo, "En la mañana del 19 del mismo mes llegué a Jibraltar, i des- pues de una permanencia de algunas horas en ese histórico peñon, me dirijí al puerto español de Aljeciras, situado al frente i a corta distancia del primero, en el lado opuesto de la bahía del mismo nombre. Busqué en él algun vapor que estuviera pronto para salir a Cádiz o a Málaga, 1 me embarqué en el Vargas, que debia salir en la noche para el segundo de esos dos puntos. En las primeras horas del dia siguiente estaba en Málaga, uno de los puertos mas importantes de España en el Mediterráneo 1 donde reina una actividad comercial mui grande. Consagré cinco dias para examinar sus muelles, faros, obras hidráulicas en cons- truccion, que dan una bueña idea de los trabajos hechos en este ramo por los injenieros españoles. Me ocupé tambien en visitar los principales establecimientos i talleres, que dan a conocer una in- dustria fabril bastante desarrollada. En la mañana del 25, día en que comenzaron los temblores de tierra en las provincias andaluzas, que tantos estragos ocasiona- ron, tomé el tren espreso para Madrid, llegando a esa capital en la madrugada del dia siguiente. Como mi enfermedad persistiege, a causa de los intensos frios ide las nevadas que habian tenido lugar durante mi viaje i que se prolongaron por algunos dias, no estuve en estado de salir del hotel en que estaba alojado sino va- rios dias despues. Solo el 6 de enero me fué posible proceder a re- lacionarme convenientemente con las personas de gobierno, dili- —jencias preliminares indispensables para llevar a buen término los trabajos que tenia que realizar, i el dia 15 me hice presentar al señor Ministro de Marina, Olano de él una Real Orden para que se mie permitiese visitar con toda libertad los archivos i i ofici- “nas dependientes de ése Ministerio. Ese mismo dia obtuve un. «Besa la Mano» por el cnal se me dió todas las facilidades nece- =sarias para lograr los fines que perseguia 1 que me valió en todas partes la acojida mas benévola por parte de los ¡jefes i directores de ese establecimiento. -El'16 me puse en comunicacion con el distinguido Ministro Plenipotenciario de Chile en Paris, avisándole mi arribo a Espa-. ña. El día siguiente recibí una Real Orden espedida a mi favor i. por la cual me era concedido el permiso de examinar los archivos. del Ministerio de Marina, así como la Biblioteca Central de Ma- rina i el Depósito do Hidrografía, i de sacar las copias que creyesc convenientes de los documentos allí coleccionados. La Real Orden. 220 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. me sirvió mas tarde para presentar al señor José Toribio Medina, secretario de la legacion de Chile, como cooperador mio en los trabajos que ejecutaba. En cada uno de esos establecimientos en- contré muchas obras i documentos antiguos, inéditos aun, de sumo interés para el estudio de la historia, de la jeografía i de la náu- tica de la América Meridional, muchos de ellos relativos a Chile 1 a los paises vecinos, Iniciados mis trabajos bajo tan favorables auspicios, pude pro- ceder con toda independencia en mis rebuscas en los citados ar- chivos. Dí principio a algunos trabajos preparatorios que habian de servirme para orientarme en los citados archivos, para formar= me una idea de lo que encerraban i de la importancia de unos i otros, tarea mui laboriosa cuando se hace en archivos que se visi- tan por primera vez. Convencido de que el Depósito de Hidrogra- fía encerraba cuanto podia desear para el tema de mis estudios- me concreté de una manera definitiva a su archivo de manuscri, tos desde el dia 27, fecha desde la cual fuí allá dia a dia. Mi nota del 31 de enero habrá demostrado a US. el gran interés que tiene para nosotros ese establecimiento, lo mismo que la Biblioteca Cen- tral de Marina. No pudiendo, para realizar mis trabajos, contar con mas apoyo que mis recursos personales, por haber empleado don José Tori- bio Medina los 500 pesos que se me habian dado por mis instrue- ciones para el pago de copistas i la adquisicion de manuscritos de importancia para la Oficina Hidrográfica de Santiago, me decidí, miéntras pasaba el invierno, a copiar personalmente i a hacer co- piar a mis espensas varios de los documentos que yo habia revi= sado o examinado. Procedí de esa manera para utilizar del mejor modo el tiempo i con la esperanza de recibir de US. una autori- zacion para ensanchar mis trabajos i fondos para sufragar los gas- tos que imponian las copias. En esas ocupaciones empleé todo el mes de febrero 1 la primera. decena de marzo, cuando el dia 11 de ese mes recibí un telegrama de US. en que se me impartia la órden de regresar a Chile, Esa órden, señor Ministro, me afectó tanto mas profundamente cuanto que llegó a mi conocimiento precisamente en una época en que principiaba a recojer los primeros frutos de las largas i peno= sas labores de rebusca o de clasificacion que me habian costado. tanto trabajo i paciencia i que constituian una especie de programa. que habia de servirme de norma para proceder con método i regu-- laridad. En la fecha indicada llevaba, no obstante, mucho trabajo rl a a ión ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DE 1885, 291 hecho, pues hacia ya bastante tiempo que a mis esfuerzos perso- nales agregaba el de cinco espertos copiadores que trabajaban siempre bajo mi vijilancia inmediata. A pesar del poco tiempo de que pude disponer, alcancé a reunir, como US. lo puede ver en la parte respectiva, un buen acopio de toda clase de trabajos, tanto manuscritos como impresos, sobre hidrografía, viajes 1 navegacion l otros concernientes a estos ramos, a todo lo cual tuve que hacer frente, como ya lo dije, con mis propios recursos. “Suspendí, en consecuencia, mis tareas i me dispuse a hacer los preparativos de mi viaje de regreso a Chile. Encontrándome en Madrid sin medio alguno para obtener mi pasaporte para penetrar en Portugal, requisito exijido por las leyes de ese pais, i no pu- diendo, por consiguiente, tomar el vapor que debia pasar a los po- ces dias por Lisboa, me vi oblizado a telegrafiar al Ministro de Chile en Paris, demandando esos elementos i poder dar así cum- plimiento a la órden de US, El señor Blest Gana me proporcionó inmediatamente pasaporte i pasaje, 1 aunque perdí el vapor del 17 de marzo, por las razones ántes espuestas, pude embarcarme el 1.9 de abril en el vapor Britannia, que me desembarcó el 5 der presente en Valparaiso. Antes de terminar esta breve esposicion, que podrá dar a US, una idea de la manera como cumplí con mis instrucciones, creo necesario agregar que ántes de dejar a Madrid i con el objeto de realizar, en lo que fuera dable, alguno de los puntos que proyet- “taba hacer tema de mis estudios en otros paises de Europa, oficié a los señores Ministros Plenipotenciarios de Chile en Paris, Lón- —dresi Berlin, como tambien a los señores cónsules acreditados en Roma 1 en Viena, incluyéndoles copias de mis instrucciones. Mi deseo era que esas personas utilizasen su aventajada posicion so- cial, en la parte que les fuera posible hacerlo, completando ciertos trabajos que mi prematuro llamado no me permitia realizar. Al hacerlo así abrigaba la intencion de que no quedasen del todo de- fraudados los laudables deseos del Supremo Gobierno al enco- mendarme los estudios de que he hablado. 2.0 ESTUDIO SOBRE LA ORGANIZACION I ADMINISTRACION DE OFICINAS HIDROGRÁFICAS ESTRANJERAS Este asunto, que a mi ver era el de mayor importancia de los que motivaban mi viaje, fué desgraciadamente aquel cuyo estudio quedó mas incompleto, a causa del poco tiempo que me fué con= ) 292 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS. 4 al Al cedido. Solamente dos oficinas me fué dado visitar, la de Was- hington i la de Madrid, lo que hace que esta parte de mis inves=, tigaciones me haya dejado que desear. Habria sido completa i ha- bria llenado mis propósitos si hubiera tenido tiempo para visitar otros establecimientos, de esa especie notables por su organizacion, tales como los de Lóndres, Paris 1 Berlin. Hé aquí el resultado de mis observaciones en las dos oficinas que he visitado. El servicio hidrográficode los Estados Unidos me ha parecido merecer una, atencion especial, pues creo que está subordinado a un sistema enteramente diferente del que rije en los demas paises del mundo. Este servicio está hecho allí por cinco oficinas dife= rentes: el Hydrographic Office, la Light House Board, el Coast Survey, el Bureau of Navigation, que redacta el Almanaque Náu- tico i la Signal Office. Muchas de ellas no tienen, por decirlo así, ninguna conexion con las demas. Sucede, por ejemplo, que mién- tras la oficina Hidrográfica depende del Ministerio de Marina, el: Coast Survey lo es del Ministerio de Hacienda, La razon de esto, está en que los primeros trabajos de hidrografía fueron hechos en: las costas mismas del pais 1 encomendados a los buques guarda-. costas, dependientes de ese último Ministerio, miéntras que la Of- cina Hidrográfica se concreto mas especialmente a los trabajos ejecutados en costas estranjeras. Aunque todo el mundo está con- vencido de la necesidad de unir ambos servicios, no se ha hecho nada hasta ahora, parece que únicamente por consideraciones per- sonales. Se ha intentado, sin embargo, varias veces centralizar un. poco mas estas diversas ramas de tan importante servicio, i hal entre los personajes públicos que se ocupan de estos asuntos una tendencia mul marcada hacia ese fin. Se habla, por ejemplo, de fusionar las cinco oficinas citadas mas arriba en una seccion espe- cial dependiente del Ministerio de Marina, o aun de crear para ellas i algunas otras un Ministerio que se titulará Ministerio de. Ciencias; pero todos estos no son mas que proyectos que probable- mente no serán realizados ántes de:algun tiempo. La Oficina Hidrográfica no cuenta con mas fuentes de datos que.sus canjes con todas las oficinas conjenéricas, tanto en cartas como anuarios, derroteros, avisos, listas de faros, ebc., i las noti- cias orijinales i diarios de mar que recibe de buques americanos O estranjeros que llegan a puertos americanos. Con estas. noticias mantiene la publicacion de sus avisos i noticias a los marinos, dan=. do siempre crédito preferible al primer responsable. Publica tam-, * e Y | E q ñ y ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DE 1885. 293 bien la Oficina Hidrográfica, 1 reparte a los buques, el juego de cartas maritimas americanas, bajo el mismo plan jeneral que el Almirantazgo Ingles, El trabajo de grabado de las cartas orijina- les i el de correccion de las antiguas se hace todo por artistas gra- badoros que ganan jeneralmerte de tres a cinco pesos (oro) por pulgada cuadrada de trabajo. Las planchas son todas de cobre puro; el tiraje se háce siempre a mano, como lo 'exije la delicadeza de la impresion. Cuando el número del tiraje es mui crecido, se saca de la plancha orijinal nuevas copias por medio de la galvanoplastia. La Oficina Hidrográfica da gran valor a las publicaciones de, cartas de vientos i corrientes, 1, en jeneral, a las de jeografía física. Las publicaciones especiales para cada rejion, i en tres series:, unas jenerales para todo tiempo, otras para cada estacion i otras para cada mes del año. Naturalmente estas publicaciones, mui completas para el Atlántico del Norte, no lo son para otros mares, 1 ménos para el Pacífico del Sur, por falta de datos. Ys mui completo el arreglo interior ea materia de copias, ar- chivos, etc. Cuando es necesario entregar una plancha a los gra- a o algun documento orijinal para que el artista lo consulte al hacer su trabajo, ello no se hace sin varios trámites i recibos, i Eos documentos deben volver a su archivo todos los dias ántes de cerrarse los trabajos. "Segun fuí informado, no hai nada escrito respecto a reglamen- tacion interior de la Oficina, 1 todo marcha segun los arreglos ver- bales 1 tradicionales, bajo los cuales se lleva el trabajo desde hace años. : El Depósito de Hidrografía de Madrid depende del Ministerio de Marina ise ocupa esclusivamente de la hidrografía de las cos- tas de la Península i de sus colonias e islas adyacentes. El Depósito de Hidrografía se halla bajo la direccion de un ¡jefe de la armada de la clase de capitan: de navio o de contra-almiran- te, un segundo jefe de la clase de capitan de fragata o de capitan ' de navío de varios otros jefes 1 oficiales de la armada agregados a las diversas secciones. Aparte de la direccion, el Depósito se compone de una seccion de constructores de cartas i planos i de la correccion de los anti- guos; una seccion de delineadores; una seccion de redaccion de avisos 1 notícias a los navegantes; una seccion de redaccion que di- =Yije el Anuario del Depósito, la Revista Jeneral de Marina i otras publicaciones técnicas; una seccion de grabadores i un biblioteca- DIAS MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, rio que cuida de las diversas secciones de la biblioteca i archivo de manuscritos, cartas i planos inéditos. Así el Depósito de Hidrografía forma un todo armónico, depen- diente directamente del Ministerio de Marina i sin ninguna inje- rencia de otra autoridad perturbadora. De manera que la labor es espedita, correcta i bastante activa, como lo prueban sus publica- ciones 1 el largo catálogo de cartas i planos náuticos que ha dado a luz i que corrije i aumenta de año en año para el servicio de la Armada Real i de su numerosa marina mercante. e Al presente i durante mi corta permanencia en Madrid, una co- mision de jefes de la armada se hallaba ocupada en estudiar la or- ganizacion del Depósito i, previo el conocimiento de las demas oficinas conjenéricas de Europa, trataba de introducir reformas apropiadas para armonizarla mejor con Jos estudios universales i perfeccionar su marcha i administracion. El informe que debia evacuar i el plan definitivo no habia sido dado todavía a mi salida de Madrid, por lo que nada me es dado esponer aquí; mas las re- formas serán enviadas al Ministerio tan pronto como se apruebe el nuevo plan por el Gobierno español. 3. NUESTRA OFICINA HIDROGRÁFICA.—CONVENIENCIA DE ESTABLECER EN ELLA UNA SECCION DE GRABADOS.—GRABADORES La oficina de Santiago, que nació casi sin elementos i un tanto prematuramente por lo reducido'de nuestra escuadra i la pequeñez de la marina mercante, ha ido desarrollándose en proporcion a las necesidades 1 merced al apoyo que siempre le ha prestado el Su- premo Gobierno. El rol que le cabia entre sus conjenéricas de Europa i América ha sido llenado en proporcion, i aun ha solido ir mas allá de su mision primitiva, dominando el campo de lajeografía jeneral, como se hizo notar durante la guerra con el Perá i Bolivia. La Oficina Hidrográfica de Santiago no necesita reforma alguna en su planta actual, pudiendo continuar como hasta el presente miéntras el desarrollo de los estudios hidrográficos no lo exija, lo que no es probable suceda tan pronto; pero en cambio ha menester un cierto ensanche para la mejor organizacion i servicio de las sec= ciones que la componen. Los departamentos que ocupan la biblio- teca i la seccion de cartas 1 y lanos son mui estrechos i las exijen- cias son cada dia mas apremiantes i demandan estension para la buena organizacion i garantía de sus abundantes materiales. ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DE 1885, 295 Otras de las razones que apoya la necesidad de un ensanche en el local, es la conveniencia de agregar a la Oficina una seccion de grabadores, como tienen todas las conjenéricas, sin cuyo elemento el servicio habrá de ser siempre mui continjente, mal servido 1 gravoso al Erario Nacional a causa de las exijencias de la indus- tria particular, no siempre apta para la ejecucion de trabajos o nicos, como ocurre con el grabado de cartas i planos. Los hidrógrafos se están preocupando mucho de este ramo del servicio maritimo a causa de los variados sistemas empleados en la timpresion de planos. El tiraje en piedra, ya sea litográfico o grabado, deforma considerablemente las proporciones del papel i en consecuencia, las escalas 1 la graduacion, introduciendo errores en el impreso destinado al servicio de los navegantes o de los jeó- grafos. Pero esto seria hasta cierto punto llevadero si los errores que se cometen en los traspasos no se multiplicasen, cosa que ocu- rre con nuestras publicaciones litográficas, que reproducen por igual procedimiento las demas oficinas al circular: los estudios chilenos. Tales defectos de la litografía, su reproduccion i traspaso, ha hecho pensar a Jos jeógrafos e hidrógrafos que el mejor procedi- miento es el uso del grabado en cobre, que emplea para la impre- sion la plancha recalentada; evita la dilatacion del papel i le hace ménos sensible al estado higrométrico del aire, lo que permite que los planos o cartas así tirados sean próximamente: cercanos a la , espresion de la verdad. Entre nosotros, donde los grabadores son mui escasos i-nunca especialistas, es mas urjente la necesidad de arbitrar medios que permitan montar un taller de grabados anexo a la Oficina Hidro- gráfica, bajo la direccion de un artista esperto, que a la vez de atender a las necesidades del servicio fuese tambien. el maestro de cierto número de jóvenes aventajados, para que con el trascurso del tiempo pudiesen desprendernos de la tutela de los primeros, . abaratando el servicio de grabados para dar mas ensanche a la pu». blicidad i a nuestro adelanto jeográfico. El artista grabador gana su vida en todas partes, i si es aven- tajado hace fortuna, por lo cual busca siempre los centros donde la publicidad se halla mas adelantada. En los Estados Unidos, , por ejemplo, aunJeuando afluyen a esa Gran República artistas de má E todas partes del mundo, son escasos i piden un fuerte honorario, debido a la demanda i a la profusion de las publicaciones ilustra- das, Así los grabadores de la Oficina Hidrográfica de Washington 296 “MEMORIAS: CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. cobran por pulgada cuadrada desde 3 hasta 5 dollars, lo que hace que una plancha de medianas proporciones; valga una gruesa suma. No nos conviene, pues, pensar en - buscar grabadores en los Esta- dos Unidos de América, En Madrid, Ja cosa es diferente; hai mui buenos grabadores en cobre, ¡el trabajo no es tan activo, por lo que esos artistas podrán ser mas convenientes; contratando uno o dos de los muchos que han trabajado o coadyuvan a los grabadores del Depósito de Hi- drografía, Los honorarios son mucho mas bajos i el idioma e in= dole nacional mas apropiados a nuestra manera de ser. Como muestras que pueden justificar la habilidad de los gra- badores españoles, bastan los planos i cartas que emite el Depó- sito de Hidrografía ola carta jeolójica i topográfica de España, ya publicada por el Instituto Jeográfico de Madrid, i que llama la atencion por su belleza i precision. 42 :CANJE DE PUBLICACIONES CONJENÉRICAS O PERTINENTES Al pasar por la ciudad de Washington me fué dado afianzar los canjes ántes establecidos relativos a las cartas nuevas o modifica- das que emite la Oficina Hidrográfica, tanto de las referentes a la costa de la Gran República como de los demas paises del universo que emite la citada oficina. De igual manera se estableció canje con la Coast Survey, la Sygnal Office i el Instituto Smythsoniano, recibiendo desde el pri- mer momento las publicaciones que se rejistran en el catálogo. En las oficinas de Madrid ocurrió igual cosa. Se ratificaron los canjes, ántes un tanto incorrectos, con el Depósito de Hidrogra- fía. Se abrió canje con la seccion de la Revista Jeneral de Marina, la que adelantó los 16 primeros tomos de su importante publica- cion, sucediendo igual cosa con el Instituto Jeográñico, que comen= zÓ por poner a mis órdenes todos sus Anuarios, instrucciones de todo jénero, etc., como podrá verse en el catálogo en que van cla- sificadas dichas obras. Tambien me fué dado establecer canje con la Comision Meteoro- lójica de Madrid, secciongdel Observatorio Astronómico de aquella capital. empeño de las instrucciones que me fueron conferidas. Esto es, señor Ministro, Do que puedo esponer a US. en el des- 3 Í + > li E Ñ RATA IAIA IDAS PEE ANALES' DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DE-1885, 297: CATÁLOGO DE LoS MANUSCRITOS TRAIDOS DE MADRID, COPIADOS “O HECHOS COPIAR POR EL QUE SUSCRIBE A; da : - Pájs. 1 Don: José de Moraleda: i; Montero, alférez de fragata i 21 spiloto de la clase de primeros de-la'Real Armada, ::: Tomo -1.—Contiene: Diario dela navegacion desde el «Callao de Lima a la isla. de Chiloé, operaciones practi- cadas i acaecimientos ocurridos enel: reconocimiento :! 2. del contorno marítimo de la isla,—1786,87 188.0... 479 Tomo 11.—Contieñe: Diario de la navegacion desde el *! +1 puerto del Callao de Lima.al de San Cárlos de Chiloé -¡ desde éste al reconocimiento del archipiélago de Cho- * nos i costa occidental de Patagonia, comprendida en- tre los 41% i 46? de latitud meridional.—1792:11796... 487 2 Alejandro Malaspino.—Viaje de las corbetas Descu- bdierta 1 Atrevida. Indice de las materias e introduccion val: viaje:. RA. amb ara a. ab. 61 3 Viajo en' limpió de las cor holis ¡Debbie ta 1 alinea “desde sú salida de Cádiz, en 1789 hasta su regreso'a Montevideo en 1794, por Alejandro Malaspina. (Copia -inconclusa que alcanza hasta diciembre de 17901 12 la qe hahía. de. Panamá) nescsirorsa br red sn road. 198 4 Viaje in estenso de len leas Descubierta 1 Atrenidi os desde Cádiz hasta Lima, acaecimientos i tareas en los ¿puertos que visitaron, reflexiones físicas i politicas: 8ó= ; bre-las costas de la América meridional, —1789 1.1790 o (enfimaincorclosa) css. doloniicoo mie door doce. 630 2:56 Pedro Porter ada (El Almirante): —Diversos des cuentos sobre: los hechos de este hombre.-——1644...., 35 6 Noticias sobre el descubrimiento de. Indias; tuta que se- ¿guían los navios.en;suida i vuelta; provincias; có» E lonias:que poseen-en aquella parte del niundo diferen- tes naciones de «Európa-.i “situacion 1. estado' de las $1 muestrasol sio comercio md lira. 6 po derivar eb. 76 “7 Bartolomé Marin de Paba ia ibn Soles las mi-- - «siones de Chile, —1697... DAN O, 54 8 Viaje desde Cádiz.a San Cánldl de 'Chilos! dEl navío 21 Asia i bergantin Aquiles, al mando del a de na- ¡vío. don Roque Guruzeta.—1824 ,, ds 10 e » en 298. MEMORIAS (CIENTIFICAS I LITERARIAS, 9 Diario de navegacion i acaecimientos del navío nom- _brado la Purísima Concepcion (alias los Pasajes) en su viaje desde el puerto de Cádiz a los del mar del Sur, que dió¿principio en 12 de enero de 1764........ ATA 10 Diario de la navegacion desde Cádiz a la Concepcion de Chile en 1795 i 1796, por la escuadra del rei al mando del jefe de escuadra don Ignacio María Alaba. 19 11 José lgmacio Colmenares. —Derrotero de las costas de ¡Ohilp aria ga. dalt abla ba 36 12 Espedicion a Lurin i ruinas de Pachacamac. —Anó- nimo.-—1790? . A 16 13 Alejandro Malopina —Desripcion is a 1 sus guacas.—1790 . Dd 17 14 Viaje al Macallánes o dl da del Dlispa de Pla- gencia. -1541.—Contiene: 1. Relacion del suceso de la armada del Obispo de Plasencia que salió de España año de 1539, compues- ta de cuatro navíos para la Especería por el estrecho de Magallanes a donde llegaron a mediados del mes de enero de 1540, sacada de una carta escrita a Lá- .zaro Aleman desde Lisboa con fecha 19 de julio de 1541, por Cristóbal Bayzer. 2.2 Relacion de la navegacion del estrecho de Maga- llanes de la banda del NOrtO.....o cocóon envroncocornioionono 20 15 Juan Ladrillero.—Viaje al estrecho de Magallanes.— A A O Ae 70 16 Antonio de Vea.—Viaje a las costas occidentales de Pa- tagonia en 1675 i 1676.—Relacion diaria del viaje que se ha hecho a las costas del estrecho de dee con el recelo de enemigos de Huropa... ....bs ccosmscoosm. 65 17 Cosme Ugarte.—Diario de la espedicion- ajha hikcó ale e8- trecho de Magallanes el año de 1767 por direccion de don Manuel de Castel Blanco, Gobernador de Chiloé, bajo el mando de Pedro Mancilla.—1767 i 1768...... 3 18 El piloto Francisco Machado. —Contiene: - y 1, Memorial que presentó para el exámen de piloto a los oficiales reales, setiembre 9 de 1762.......o.o...... 1 12 2.” Instrucciones reservadas que le dió el Gobernador de Chiloé, don Cárlos Beranger, para la esploracion de las costas australes: de Chile.—1768 ocio ceci cocos 12 3. Instrucciones jenerales que deberán observar i 4 A SAS IA A O O A PA o ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DE:1885, cumplir don Joseph de Sotomayor, teniente de infan- tería de Calbuco, i don Francisco Machado, piloto, am- bos nombrados para pasar al reconocimiento de las tierras del sur, dominios de S. M., por los motivos que de seguida se espresan.—1768 coccoonon coosccaroanóciovooooo 4. Diario de bitácora llevado por Machado en su via- je a Guayaneco i estrecho de Magallanes.—1768,...... 5.” Proceso seguido al piloto Machado por creerse no haber seguido las instrucciones.—1769.1 1776 cccuioo.. 6. Descripcion de los puertos que dice Herrera hai desde las islas o archipiélago de los Chonos hácia el estrecho (tomado de los apuntes de Francisco Ma- AN CI des 7.2 Diario de viaje HáGho al estrecho de Magallanes por órden del señor Gobernador i Comandante Jeneral de la isla de Chiloé en la goleta de S. M., nombrada Nuestra Señora de Monserrate i dos piraguas.—-1768 i 1769 (conteniendo cinco planos relativos a las costas occidentales de Patagonia) ....oo couooovor oom00.000.0.0 co 19 Derrotero de Chiloé a. Coguimbo.--Anónimo, pero que se supone de fines del siglo pasado, que se halla entre log escritos de don Alejandro Malaspina, copia incon- clusa)... OOO o iran Dore 20 Pedro alientos de Santa Clara lona Ae las o rras mas que civiles del Perú (Copia: comenzada). .. 21. Observaciones sobre la necesidad de poblar: el do de Magallanes.---Memorial del presbítero don Manuel Jovin (natural de San Maló) al rei de España. Biblio- teca Nacional de Madrid, Códice J. 1 ..usoooo covnoonocnas 22 Bartolomé Diez Gallardo. an do en Lima so- bre el viaje que hizo al reconocimiento de las pobla- “ciones de los ingleses con todo lo sucedido en él i para- ¡ je donde llegó, 1674 1.1675 .ucraoo A O 00 23 1.2 Frai Benito Marini fra: Julian Real, a de estos misioneros del Colejio de Ocopa a los archi- -¿piélagos de Guaitecas i Guayaneco en solicitud de in- E NN AA 01022 Fros Francisco Menéndez i frai Ignacio Vargas. - —Espedicion hecha, a los archipiélagos de Guaitecas ¡ Guayaneco, en solicitud de indios. infieles, 1779 i 1780 III 6000060000 Parés 6... HO AA 00 0900099009000 .0.0.00 q0...0..., 299 48 211 al 11 24 19 29 300 Co MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. 24 Francisco Machado.—Diario de la espedicion que:hizo É desde el. puerto de Chacao pará el reconocimiento de , -los archipiélagos de Guaitecas ¡ Guayaneco, de órden del Gobernador de Chiloé, 1769......oomónccno voioooiocoor 18 25--Frai. Francisco Menéndez —Diario del cuarto viaje a la laguna de Nahuelguapi. 1793 11794. .concsno O ee Frai Francisco Menéndez.—Diario de la ED espe- '¿dicion'a la laguna de Nahuelhuapi, 179liicin....ooo 38 97 Noticias sobre el descubrimiento de Indias; ruta que si- guen los navíos en su ida i vuelta; provincias i colo- nias que poseen en aquella parte del mundo diferentes naciones de a situacion 1 estado: de los nuestros 1 su (comercio. ein rodas dile PU E Suma todo. es mil seiscientos setenta i seis (2676) pinos. Joao DE' PLANOS ORIJINALES ' 1 Plano del Estrada: de Magillases nuevamente “levantádo por la fragata El Aguila, el año de 1765. 2 Carta esférica 'que contiene las islas Guaitecas i los Chonos segun los reconocimientos hechos el año de 1792 en las pi- raguas de S. M. Cármen' 1 Rosario, por el alférez de navío don Francisco de Clemente i Miro, el de fragata don Luis * Lasgueti 1'el primer piloto de la Real Armada don 'Anto- “nio Castellanos, bajo la correccion del capitan de fragata i cómandente de la nombrada Santa Bárbara, don Nicolas "Lobato; todo de órden i por comision del señor don Am- “brosio Higgins Vallenar, presidente-gobernador i capitan jenéral del Reino de Chile.—Escala, 1/66 700. De “Plano de la Bahía de Inche-mó 'i puerto del Refujio del Pingue-Ana, Levantado por el alférez de navío don Fran- “cisco Clemente'i Miro'i-el de fragata don Luis Lasgueti, i el primer piloto" 'dón Antonio Castellanos, bajo la: correc- “cion del capitan de fragata don Nicolas Lobato, comandan- te-de la nombrada: Santa Bárbara, año de 1792. 4 Cinco hojas representando contornos de las islas Eligio ''cas, canal Fallos, etc., por el piloto Francisco Machado. - (Están anexos a sus viajes inéditos) 1769. o e ” ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —JUNIO DE 1885. 301 CARTAS JEODÉSICAS, SIGNOS CONVENCIONALES I OTROS PLANOS 1 «I O) Carta de España. Red jeodésica de primer. órden i nivala- cion de precision de España, por el Instituto Jeográfico i Estadístico.—Escala, de 1: 1500 000. Mapa topográfico de España.—Escala de 1: 50.000. Contie- ne como tipo la provincia de San Lorenzo. ., Signos convencionales empleados en la carta topográfica de España, por el Instituto Jeográfico. Signos convencionales usados por. el Depósito te ciañeo de Madrid. a i Mapa de la República del Ecuador, por Wolf. Escala, de 1: 444 800; provincias de Guayas i de Los Rios. 1882. Baltimore Harbor.—Escala, de 4: 1800 de 1876, Plano de la ciudad de Washington.—1884., Siete hojas del plano en detalle del istmode Panamá, CATÁLOGO DE LIBROS RELATIVOS A LA ADMINISTRACION DE LA 1 Indice jeneral de la, coleccion [de reglamentos. —Ma- MARINA ESPAÑOLA Tom. fol. drid, 1885.. .Loe.n. cerrojo... %O0p001a” eo. .. 1 Yo 2 La on: en AA lo cl le lejis; | lacion vijente de dicho servicio en el espresado ramo por el Intendente de Marina don Joaquin M,:Aran- da i Pery.—Madrid, 1384... ed contra) Ll 40 3 Junta reorganizadora. de. la read Pa de fuerzas navales, —Madrid, 1884...oocmooosemo» Jaca Ll. 40 4 Convenios internacionales. + Contienga luces i-aborda- jes; proteccion de cables submarinos; protocolo sobre Joló;. arqueo de embarcaciones.—Madrid, 1885... pa 49 5 Reglamento del Cuerpo de Sanidad de la. Armada.— Contiene: Reglamento del Cuerpo de Sanidad; prace ticantes; medicinas i envases; farmacéuticos; exen- ciones físicas; hospitales; cuentas de medicinas; neutralizacion de hospitales; savidad de puertos i lazaretos.—Madrid, 1885 ..o.ooomoosonvoconrsomenoscaanaso 1740 302 " MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. ' : 6 Reglamento de la Administracion de los fondos econó- 1 micos de los bugues de guerra.—Madrid, 1885........ 1 4% 7 Injenieros de la Armada,—Contiene: Reglamentos | del Cuerpo de Injenieros; academia del cuerpo; ma- quinistas de la Armada; maestranza de arsenales.— Madrid LS cae asada lo once aa al 8 Documentacion de los buques. —Contiene; libros e ins- trumentos de los buques: historia de los buques; pliegos de condiciones de los buques; cuaderno de bitácora; velocidades de marcha; cuaderno de vapor; consumo de máquinas; numerales; estados de revis- tas de inspeccion; documentacion; dotaciones.—Ma- drid, 1885... dese cute ale 9 'Pólamiitó Orainidó dol Pleno WotesiBitiod de le 7 mada,—Contiene: cuerpo eclesiástico; instruccion para los capellanes; derechos parroquiales. a drid, 1885......... AO Subo o ona 1 10 Servicios administrativos.—Contiene: decreto sobre contratacion; instrucciones para su aplicacion en ma- rina; lei de contabilidad del Estado; cuentas de gastos públicos; idem de ejercicios cerrados; recaudacion de rentas públicas; espedientes de reintegros; idem contra deudores; contabilidad del material; idem de víveres; idem de medicinas; cuenta anual de pertre- chos; revista administrativa; cajas de caudales; re- vistas de inspeccion administrativas, — Madrid, E 1889 GIIA liadins O o odia 1 11 Organizacion Central.—Contiene: reglamento del Ministerio; junta? superior consultiva;¿archivo cen- tral; museo naval; biblioteca central; esposicion ma- rítima permanente; direccion de hidrografía; consejo de premios; consejo de estado; tribunal de cuentas; consejo supremo.—Madrid, 1885...... O eN Dl 12 Escuelas del Cuerpo Jeneral.—Contiene: escuela na- - val flotante; guardias-marinas;j estudios de aplica- cionms=Madrid, ASI NIN IA Ads actina o e 1 13 Jurisdiccion ¿ Justicia. — Contiene: cuerpo jurídico; jurisdiccion de marina; ¿lei de aguas; tribunales de guerra; leyes penales; consejo de disciplina; código de policía.—Madrid, 1885... o.conunno cosunoson nononnono 1 14 ¡Clases subalternas dd Cuerpo Jeneral de la Adi ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —JUNIO DE' 1885, 803 —Contiene: contramaestres; cabos de mar de puer- tos; patrones de escampavías; aprendices marine- ros; reclutamiento: de la marineríaz premios de en- ganche; ascensos de: la' marinería; cabos de cañon; marineros fogoneros; prácticos de puerto 1 costa; es», >. cribientes de la armada.—Madrid, 1885 .uconoiomcmmorso 1 4 15 Estadística Jeneral de Marina, —Contiene: estadísti- ca de la marina militar i mercante; establecimien- tos e industrias maritimas.—Madrid, 1885.. .uceooooo 1 40 16 Servicio a bordo,—Contiene: organizacion del seryi- cio interior; bloqueos; ejercicios al blanco; guardas costas; pliegos de cargo de artillería; manejo de la artillería hontoria; montajes de fierro; armamento portátil ; mamparos-estancos; alumbrado eléctrico; ' pinturas i limpiezas; ¿muebles de los buques; situa» cion de los buques; fondo económico de los buques... A NO pots vb It. L 17 Artillería de. la armada.—Contiene: reglamento del cuerpo de artillería; comision de esperiencias; aca- demia i programas; escuela de condestables; regla- mento de municionar; reconocimiento de municiones; almacenaje i trasporte de algodon-pólvora; acta de fa- - bricacion de piezas; estados de pertrechos; baterías doctrinales; tablas de tiro de la artillería.—Madrid, - 18 Documentos personales. —Contiene: hojas jenerales de servicio para oficiales; idem anuales; idem para pe- dir la eroz de San Hermenejildo; libretas de aspi- " rantes; idem de maquinistas, contramaestres, con- destables i maestranza; hojas de servicio de practis cantes; hojas de hechos de las clases de tropa; libretas de marinería; informes de oficiales de tódos los cuerpos; «idem de: astrónomos; idem de contras maestres i asimilados; formularios de patentes, nom- ee bramientos i pasaportes. —Madrid, 1885 .w0..u.comi. 1 4 | 19 Navegacion mercante e industrias marítimas. —Contie- ne: capitanes i pilotos; patrones, maquinistas; con- tramaestres; pasajeros; documentos de los buques; ' patente de navegacion; diarios de los correos; se= máforos i su personal; banderas de matrícula; liber- tad dela pesca; junta de pesca; almadrabas; .esta- A. DE LA U. 1.* sec. 39-40 01 ¿ho A 304 | MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, | blecimientos de piscicultura; corrales de pesca; pesca en el mar menor de Cartajena; propagacion i aprovechamiento de mariscos; pesca con el bou; convenio con Portugal.—Madrid, 1885,....e oso 1 4 20 Ponencia del Contra-Almirante don Ramon Topete t el Intendente don Joaquin M. Aranda, sobre regla- mentación de las subastas % concursos para las ad- quisiciones en marina, Madrid, 1885 0omorindanecciotos 1 42 - 21 Servicio en Tierra.—Contiene: organizacion de se- cretarías; id. ae mayorías; fondo económico de edi-- ficios 1 oficinas; arsenales; castilla para los guar- dias de arsenales servicio de torpedos; escuela de torpedos; observatorios; centro de agujas; centro meteorolójico; línea telegráfica del departamento de Cádiz. MA , 22 Personal administrativo.—Contiene: reglamento del cuerpo administrativo; academia; programas de in- greso i salida; guarda-almacenes.—Madrid, 1885... 1 23 Reglamentosjenerales. (Cuaderno 1.*).—Contiene: Lei de ascensos; escala de reserva; inválidos; licencias de caza; haberes; indemnizaciones: lei de retiros; distribucion de presas; montepio.—Madrid, 1885. . 1 24 Reglamentos jenerales. (Cuaderno 2,” —Contiene: Destinos i plantillas de todos los cuerpos; unifor- mes i vestuarios; fondo económico de vestuarios; honores i saludos; cruz del Mérito Naval; medalla de distincion para capitanes i pilotos estranjeros; cruz de San Fernando; cruz de San Hermenejildo; medalla de sufrimientos por la patria; cruz de Cárlos TIT; cruz de Isabel la Católica; cruz de beneficencia; condecoraciones estranjeras.—Madrid, 1884 ...... .. 1 25 Infantería de marina.—(Documentos en prensa). — Debe contener: organizacion; detalle 1 contabilidad; academia jeneral central; soldados jóvenes; recluta- miento de tropas; organizacion de las reservas; guardias de arsenales; instruccion de la tropa en las batertas doctrinales; certámenes de tiro.—Madrid, 26 Arqueo de las embarcaciones; instruccion para la, aplicacion del reglamento i vocabulario de los tér- ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DE 1885. minos de marina usados en el reglamento.e instruc- cromyelMaderid; UA dd ra de er 27 Reglamento para: la- administracion del fondo eco- nómico de vestuario de marinería. —Madrid, 1876.. 1 23 Junta reorganizadora de la armada; proyecto de fuer- zas. navales, —Madrid, 1884 ..ooccoro ceoorenoricoarenenzso 29 Proyecto de lei presentado por el señor Ministro de Marina estableciendo el programa de las fuerzas navales de la nacion.—Madrid, 1884 ...... comomo «.. , 30 Programas para los exámenes de ingreso en el cuer- po'administrativo de la armada.—Madrid, 1884... 31 Instruccion para el procedimiento ; doc en los espedientes de reintegro por alcances, defalcos i malversaciones, etc.——Madrid, 1881l........ ... «nooo «oo 32 Reglamentos de destinos para los cuerpos jeneral en su escala de reserva, artillería, injenieros, infantería de marina, administrativos i sanidad de la armada, —Madrid, a ASPE AOS e Ear Sn 805 . 1 folio Yo a 4 49 el 4074.90 2d EJE AO Dado RELACION DE LAS OBRAS I PUBLICACIONES COLECTADAS EN ESPAÑA, DE INTERÉS PARA LA OFICINA HIDROGRÁFICA “Tom. Fol. 1 Memorias sobre 'las observaciones astronómicas he- chas por los navegantes españoles en distintos lu- ; gares del globo, 16 cuales han servido de funda= mento para la formacion de las cartas de marear, ¡publicadas por la Direccion de trabajos hidrográ- ficos de Madrid, ordenadas por don Joseph EN moza 1 Tello, dnd. 1809.. 9 Nociones de Táctica Naval, E de dsidata ae na-0; vío don Federico Ardois 1, Casada. —Madrid; 1884 . 3 Catálogo de las cartas, planos, vistas, libros, ete. pertenecientes a' la. Direccion de Hidrografía. — Tv 1 49 Madrid T83sbs. bidbdoiddarrrrddarol 4 Catálogo de la biblioteca entra] de marina hasta... 1866. —Madrid, 1865. prono ..c... pesonas non... 00.0... 100.0. 1 15, Relacion del bas viaje al Estrecho de Magallar 806 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS, nes de la fragata de S. M. Santa Maria de la Ca- beza, 1785-1786, .con el Apéndice a la Relacion del viaje que contiene la de los paquebotes Santa Casilda 1 Santa PAE años 1788-1789.—Ma- drid, 1798... ¿roda A RI d 4 6 Orinoco sia 1 defeitill, Mistolía natural, ci- vil i jeográfica de este gran rio, ete., por el padre Joseph Gumilla, C. Ji MaaÍia; 1745 O PS 2 4 7 Historia política de los Establecimientos Ultrama- rinos de las naciones europeas, por Eduardo Ma- lo de Luque.—Madrid, 1784... A DM 6 8 Anuario de la Direccion de Hidrografía, tomos XX1i XXIT.—Madrid, 1883 1 1884...o..ocoo..... 2 4 9 Estado jeneral de la Armada para el'año 1885, b. 19 Madrid, 1884 cacceosue monndisns coso dd A Ae 10 Estudio sobre los bajos, vijías i otros escollos del Océano Atlántico, por don Joaquin Rodriguez de Rivera.—Madrid, 1873 . A OO ol Ya 11 Lecciones de jeometría acaben re dacedióS para el uso de los aspirantes a guardia-marinas, por don Julio Merás i Uría.—Ferrol, 1879 ........ AE 12 Derrotero jeneral del Mediterráneo, tomo 1, que comprende. el Estrecho de Jibraltar, la costa de España, las islas Baleares i la costa de África, desde Ceuta hasta la frontera de Túnez, por la Direccion de Jeografía,— Madrid, 1883 ............ 14 13 Anuario del Observatorio de Madrid, tomo XVII, año'de 1879.—Madtid, 102 HANA ] 40 14 Fechas cosmopolitas, por don Juan Pastorin,— Madrid, 1884 ....oc.... A OS LAOS] 1 4 15 Derrotero de las costas del Brasil por don Isidro Posadillo.—Madrid, 1872... O 16 Navegacion del Ono Allanlicoja O sea Fesladro qe neral de los vientos 1 corrientes, por A. B, Be- cher.—Madrid, 1864.. CLOS Y 4 17 Tratado elemental de gba descripta! PUE Miguel García Villar.—Madrid, 1883. Testo i a A .. 2.42 18 Tratado de Sailor la constiidólos ell 1 Coat : por don Eujenio Plá ¡ Ravé.—Madrid, 1880...... 1 folio - ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DE 1885. 307 19 Memorias del Instituto Jeográfico 1 Estadístico.— ] IS PI O la cacccecmeso cocnzomn esoamtororhó eflnoos 4 4% m. 20 Instrucciones para los trabajos topográficos, emi- tidas por la Direccion Jeneral del Instituto Jeo- gráfico i Estadístico.—Madrid, 1878. ...... ......... 1 82 21 Instrucciones para los trabajos jeodésicos, emitidas por la Direccion Jeneral del Instituto Jeográfico E stadistico. Madrid, 178. Locooción oogeco pootón aca 1 80 22 Tabla de aziímutes para todos los arcos cuya decli- nacion no esceda de 30” i entre los paralelos 0” 1 - 60% en ambos hemisferios, etc., etc., por don An- tonio Terry i Rivas, dois en la, armada : española). —Madrid, 1884... Eta A Sa 1 23 Reglamento del Tis tiÉnES J ¿etáñbo! 1 ad —Madrid, 1877.. ea Ap Ur Sd 24 Aparato de AS mad cs servicio de lós Morpa dos eléctricos, por don Ramon Albarrán. Instruc- “ciones para su manejo.—Madrid, 1880.............. 1 16% 25 Revista Jeneral de Marina. Publicacion oficial del Gobierno español. —Madrid, 1877 a 1885.......... 16 40 26 Historia de la guerra de España en el Pacífico, por Novo-Colson, edicion de Mon dedna rada Lo 27 La Armada Invencible, por el oa de cod Cesáreo Fernández Duro, de la Real Academia — dela EStoTIA....oouoo.oo Sendo duo olaa pct 28 Viaje de regreso de a os. Eo A. Fery...... 1 4 29 Sobre los viajes apócrifos de o de Fuca 1 de - ; Lorenzo Ferrer Maldonado, 1 última teoría sobre la Atlátida, por don Pedro de Novo-Colson........ 1 4% m. 30 Historia constitucional de Inglaterrra desde el ad=>* 0 'venimiento de Jorje' TI (1760- -1871), por Ers- la ec pe ao edad dica alcoi 31 Memorias de don Manuel uti Principe de Le o Ad DUO UICN Co adenrvann ono o secos 6 18 D0 UL 308. + MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, CATÁLOGO DE LAS OBRAS TRAIDAS DE LOS ESTADO UNIDOS PARA LA OFICINA HIDROGRÁFICA Núm, Vols 1 Coast and Geodetic Survey.—1870 a 18 OS ar eS 2 Report of the commissioners of Railroads, 1880, a ñ 1883.. a, aa Md 3 a e id La — 1881. OS eee Sl 4 List of Buoys.—1888...o.ommmos - o e e al 5 List of Lights.—1884......ooomoo.. Pte: o 1 6 Report of the electric light. (H. Morton)... coooooccernos 1 7 Report of the Light house board.—1880 a 1883........ 4 8 Documents relating to light houses, desde 1871......... . 1 9 Aids to Navigation ..o.oecoo ».. vd 10 History of the application En se electric dba a o France. ...... arena nace puse o o ias Eo E OS. 1 11 Spunds Signals (As Bo Johnson) ras ES 1 12 Report on light house engineering.......... 1 13 Law. and Ca acens relating to ee light MS se blishment.—1880 .. Dapisto e tr 14 The West India Oria NA 291 1 30 de 1867. DA 1 15 International Conference held at Washington............ 1 16 Conférence Internationale tenue a Washington.......... 1 e dd O AA ORTOGRAFÍA de la lengua castellana: la cuestion ortográfica, — Artículo del miembro docente de la Facultad de Humanidades don José Roehner, elaborado en abril de 1885. La ortografía de la lengua castellana en su forma actual es el resultado de una série de trabajos destinados a este punto de la - ciencia de gramática. Desde Antonio de Nebrija, padre de la gra- mática española, bajo el reinado de la reina 1sabel, hasta la duo- décima edicion del Diccionario de la lengua castellana compuesto por la Real Academia Española (Madrid, 15881) se ha dirijido una atencion especial al arreglo de la escritura de este idioma. En la historia de la ortografía española se conoce la tendencia ANALES DE LA UNIVERSIDAD.-—JUNIO DE 1885. 309 jeneral de referir los preceptos concernientes a este arreglo a un solo principio determinativo, es decir, la correspondencia de la es- critura con la forma oral, o sea fonética. En efecto, entre las es- erituras modernas, la, A presenta en mui aito grado esta uniformidad, no cediendo-de cierta manera sino al italiano por este respecto. Los ortógrafos españoles, posponiendo i descuidando a sabien- das el principio etimolójico por encontrarle embarazoso i no adap- table al uso actual de la ¿lengua hablada, han conseguido apróxi- mativamente el fin propuesto de arreglar la escritura en sentido del precepto de ortografía: escribir conforme al buen uso de ha- blar. -A los gramáticos españoles que en virtud de su tendencia ca- racteristica i de su mérito, pueden ser llamados propiamente los fundadores de la nueva ortografía, pertenecian: Antonio de Nebri- ja, Mateo Aleman, Juan López de Velasco, Gonzalo Correas, Bar- tolomé Ximenez Paton. Antonio de Nebrija (Lebrija), uno de los mas célebres eruditos i escritores del siglo XVI, fué el primero que dirijió su atencion i la de los españoles a la ortografía de su lengua. Fuera de su Gra- mática sobre la lengua castellana, compuso ur, tratado sobre. la ortografía española, en el cual determina espresamente como con=- dicion' principal de una buena ortografía el que los signos escritos o gráficos sean adecuados a los signos.orales o fonéticos. Despues de haber mostrado las imperfecciones del alfabeto de la lengua de su tiempo en cuanto a la realizacion del precepto es- tablecido a causa de la falta de letras para la representacion de ciertos sonidos, así como la superfluidad innecesaria de signos vi- suales para la forma auditiva, indica el modo de allanar este in- conveniente por medio del empleo de un signo especial introducido enla escritura en representacion del respectivo elemento fonético, Mateo Aleman, célebre novelista 1 autor de una Ortografía “cas- tellana (Méjico, 1608), destinada a los neo-españoles de Méjico, era partidario de la teoría de “Nebrija. Mas rigoroso aun que éste en favor de la pronunciación, no hizo caso absolutamente' de la etimolojía: sostuvo por principio que cada palabra adoptada en la lengua, sea de oríjen latino, griego, arábigo o tomada de cualquier otro idioma, debiera trasformarse segun las leyes de la pronuncia- cion i ortografía españolas, sin conceder ninguna influencia al modo de escribirla o de pronunciarla orijinariamente. Juan Lopez de Velasco (siglo XVI), fundó tambien su reforma 310: MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. - de lá ortografía española en la pronunciacion i en el uso. La obra compuesta por él lleva por título «Ortografía! i Pronunciación: cas- tellana». No atribuyendo, sin embargo, al uso una autoridad abso- lutamente decisiva, llama la atencion al cultivo de-la pureza de la lengua, por lo cual recomienda la rectificacion del habla 1 ESIPICin en cuanto sea posible. Gonzalo Correas propuso, en particular, la supresion de las con- sonantes cy de la escritura española, por ser letras inútiles en ella, lo. mismo que en la escritura griega; con este motivo, reco. mendó. el empleo de 2i k como reemplazantes respectivas. En aplicacion de este trueque, el: título de -su obra tomó la forma si- guiente: «Ortografía Kastellana nueva 3 perfekta; juntamente ¡el Manual de Epikteto ¿ la Tabla de Kebes, filósofos estoikos: konfor- me al orizinal greko-latino, korreto 1 traduzido. Salamanka». etc: : (1680). Bartolomé Ximenez Paton, que compuso el «Epútome de la Or- tografía latina i castellana», tambien habia.suprimido, ya ántes de Correas, lag en ciertos casos; pero, en JenereN se conformó a las reglas de la nueva doctrina. Estos i otros autores españoles mas, que ántes del siglo XVIII se ocuparon de la ortografía de su lengua, están de acuerdo en: cuanto a la sencillez'i uniformidad como condicion esencial de la : escritura, bien que por lo tocante a los. medios' adecuados hubo » opiniones distintas entre ellos. 0 El mérito jeneralmente reconocido: por la. creacion de la orto- grafía de la lengua castellana lo ha obtenido la Real: Academia Española. Fundada bajo el reinado de Felipe V (1714), dirijia n= mediatamente «su atencion principal.al cultivo dela lengua, en - particular al importante asunto de la. ortografía. Sucesivamente comunicaba sus opiniones i sus resultados referentes a este objeto > a Ja nacion, encontrando siempre buena eran apo y apetecida de parte de ésta, El primer trabajo publicado por, la Academia A el denotada y punto gramatical, fué. el discurso preliminar. destinado a, la.pri=- mera edicion desu grande obra: Diccionario de la lengua castellana, etc. (Madrid, 1726). Este. discurso apareció ampliado i.elaborado:- mas metódicamente en el- Tratado sobre la ortografía, 14. co000! Despues de concluidos los necesarios, trabajos preparatorios, las, Academia procuró una segunda edicion del referido Tratado, en la. cual emprendió establecer las primeras reglas determinativas pas ra, la simplificación i para el perfeccionamiento de la ortografía, ANALES. DE. LA UNIVERSIDAD.—JUNIO:DE 1885 311: lega a restituir al alfabeto varios .signos que le pertenecian, 'o que se. volvieron desusados. Reprueba i desecha la repre- sentacion de las palabras en la escritura mediante formas, ántes eruditas que sencillas. Atribuye aun: ménos que:en $u Diccionario una importancia a la etimolojía de las palabras, siempre que ésta se considera contraria alapropiedad del espíritu que prevalece:en: la:prouunciacion ¡en la ortografía de la: lengua materna. bso A En las ediciones posteriores: se ha observado: la constante 1 dis-: tinguida: tendencia de lá Academia de llevar su Tratado a. un grado mas i mas alto de perfeccion. Los resultados sucesivamente obtenidos en la investigacion, ayudada por varias conferencias i discusiones, asimismo por memorias presentadas de parte de los miembros ordinarios: de la Academia, produjeron el efecto de me=., —jorar-la pronunciacion i de. determinar la ente aida Jongralimente practicada en la lengua castellana. ¿La nueva ortografía se ha puesto fácilmente en uso, no tan so- lo.emlos escritos de carácter oficial sino con “agrado de-la:hacion es- pañola misma: todos: los libros, 'todas las producciones literarias, compuestas por autores españoles, nose publican sino en confor-:' —midad con la ortografía acordada por la. Real Academia i reputa- da la escritura popular del idioma. castellano. Seria difícil indicar alguna obra. literaria española quese hubiese dado a luz despues - de:1815 ¡en otra forma ortográfica que no sea esencialmente la: | designada ántes. | Empero, a pesar de la aceptacion jeneral del. 'nuevo sistema de escritura, no faltaron voces de oposicion, cuyo motivo: se relaciona “con-ese principio gramatical que habia sido descuidado por la ma ,, yor parte de los ortógrafos reformadores españoles, i por la Acan —demia misma, es decir, el principio etimolójico.' | Las: objeciones críticas, sin embargo, por motivadas que pareza can segun el punto de vista, no produjeron el efecto de desacredi- tar las ideas reguladoras: ni:de desvirtuar el eminente mérito de los¡autores, de la reforma ya realizada. sh La ortografía establecida ¡por la. Academia o peñali se da pro- A - pagado-1 se emplea, esencialmente entre todas kpelas naciones que ,, $ hablan la lengua castellana... "Los esfuerzos maso ménos notables Aa entretanto se a he- p cho separadamente para allanar inconvenientes que subsistian aun E en la escritura castellana, orijinaron diferentes modificaciones en varias partes, sin poder asegurarse un uso! duradero, ni mucho. . E popular, Ademas, en lugar de una ortografía segun el .sen-. de A 00 312 MEMORIAS CIENTÍFICAS I' LITERARIAS. tido de la palabra, nacieron pretendidas ortografías locales, faltas de uniformidad i, por consiguiente, del Ma primario a una ortografía normal. Con motivo la presente cuestion, conviene examinar las dificul- tades que se oponen al arreglo denota de ortografía en jeneral, para sacar la conclusion referente al principio adoptado por la Academia española, así como al medio proporcionado por lo tocan- te al principio de unificacion de la ortografía castellana. Para establecer exactamente la relacion entre la lengua habla- da i la escritura, hai que abandonar desde luego la idea de que ésta puede llegar alguna yez a ser la representacion completamen- te conforme a aquélla. No se debe distinguir, como suele hacerse, entre lenguas en que la pronunciacion se diferencia de la escritu- ra i tales que se hablan ise escriben del mismo modo. La escri- tura puede adaptarse en un caso mas, en otro ménos a la pronun- ciacion de una lengua, pero siempre permanece limitada i deficiente en el estudio señalado. No se trata aquí solamente de tal o cual mudanza, o sea variedad accidental, sino que existe una diferencia fundamental que trae su orijen de la naturaleza misma de ámbas formas de la lengua, con cuyo motivo es imposible que a cada so- nido pronunciado corresponda un signo especial de la escritura, 1 a cada signo de ésta, un solo signo fonético, Porno esponer mu- chos detalles pertenecientes a la fisiolojía fonética, baste recordar un punto de la lengua castellana en relacion con la idea emitida. La j, calificada dela principal de las consonantes paladiales i guturales, esperimenta fonéticamente una modificacion, por leve e Jal que sea, segun va acompañada inmediatamente, precedida o se- guida, de a, e, 2, 0, u, (v. y. faja, fijo, esfinje, juego, tanjible, etc.) Mas perceptible es la modificacion fonética en la d, ya inicial ya final (v. g. don lid), señalada por la misma letra, i en otros casog mas. Pueden aumentarse, a la verdad, convenientemente los signos de la escritura, por lo cual el alfabeto no comprende el mismo - número de ellos en todas las lenguas; de “ejemplo puede servir el alfabeto español; pero por mas que se emplean, siempre habrá pro»: piedades peculiares de sonido que se sustraen a la escritura a pe=" sar del alfabeto mas ampliado. Una parte considerable de varie- dades de dialecto o del habla individual nacen de la modificacion i tenuidad de elementos vocales que no tienen ni pueden tener su ' representacion adecuada en la escritura. En los diptongos, forma= dos fonéticamente de manera que la rápida transicion de vocal a ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DE 1885, 313 'yocal (ai, au, io) se efectúa por una especie de sonido intermedio, , la escritura está limitada a la! indicación de los sonidos: prevale- - cientes por medio de solo dos signos... ' -En estos casos, asi cono 'enjeneral, se emplea “una ortografía habitual, de modo que ya no se tiene presente con claridad la re- lacion de las distintas letras con los sonidos hablados. Hai muchas influencias sóbre un sonido provenidas de sonidos vecinos, las cua= les, por la igualdad 1 constancia del uso, no necesitan signos espe- ciales para el que conoce: la lengua de quese trata. Para ésté tambien los signos de la cantidad silábica ide la acentuación son necesarios solamente en casos particulares. A este respecto pueden: servir de ejemplo las combinaciones de mui frecuente uso: ng (ten- Jo, engrandecer, angosto, ingrato), ne (franco encargo). Una escritura destinadaal fin práctico para todos ño puede te- ner por objeto el designar tales modificaciones del sonido como las y del vocalismo, principalmente de las lenguas inglesas i francesas, 0 de las consonantes b, d;'s, 1 otras en castellano segun sus ista os lugares que ocupan en la diccion, simple, o compuesta. La or- tografía de cualquier 'idioma no es un arreglo tendente a la ins- E truccion sobre la naturaleza de los sonidos peculiares para quien no conozca el idioma respectivo. La forma escrita, arreglada para el uso de los que conocen ya suficientemente su lengua materna, solo tiene por objeto el servir de signo de reconocimiento concer- niente a una cosa ya conocida. Nadie puede aprender ana lengua estranjera, considerada en su empleo hablado, tan sólo en atencion a la correspondiente escritura, tampoco si el alfabeto de aquélla ces conforme al de su lengua materna; por lo contrario, tiene que —instruirse acerca de la pronunciacion exacta a imitacion sE la voz viva de quien conoce el idioma respectivo. | Segun este fin i carácter de la ortografía, el número de los sig- “nos necesarios se reduce considerablemente: para la gran multitud “de sonidos distinguibles solo se emplea en cada lengua escrita con observacion de un arreglo fijo, un' número comparativamente pe- .queño de letras. Por lo tanto, es posible que el mismo alfabeto, o con pocas modificaciones, pueda aplicarse a varias lenguas de las. * que cada cual se diferencia mas o. ménos por' sus propiedades fo- néticas. Asi, los signos h, ch, por ejemplo, comunes a varias len- 'guas, española, fritos] inglesa 1 a otras mas, tiene 'un valor especial en cada una de ellas. Nadie conoce en el signo por sí el distinto modo de pronunciacion, pero ' cada uno' acierta a pronun- ciar tal signo, al verlo en “alguna palabra de su lengua materna 7 314 . Fo MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. in ninguna determinacion en particular. Lo mismo se verifica respecto del ¡oficio que desempeñan las letras en jeneral. Per otra parte, existen lenguas con escrituras formadas de . elementos mas numerosos i en proporcion aproximatiya de la am- plitud de sonidos, a un grado que exceden, en cuanto a la prácti- ca, del caudal necesario para el iniciado en una lengua de esta clase. De ejemplo puede servir el sanscrito. Aun no faltan casos en que, ora la escasez, ora el lujo por lo que tocante a este jénero de los recursos de lenguaje, contrarian el arreglo de la escritura en sentidos, de principios consecuentemente aplicables. La denotada proporcion entre sonido i letra ha nacido, o de la primera deter- minacion ortográfica de una lengua, o se ha formado sucesivamen- te en el trascurso del desenvolvimiento histórico. Casi todos los pueblos no han creado independientemente su alfabeto segun las exijencias de su propia lengua, sino que han adaptado lo mejor po- sible el alfabeto. de una lengua estranjera a la suya. Este arreglo se ha realizado de suerte que se presta a veces un solo signo para varios sonidos, otras un solo sonido se espresa por varios signos. La escritura, en jeneral, considerada en su relacion con la len- gua hablada, supone naturalmente la calidad de constancia, El fin práctico, sobre todo, exije esta igualdad de forma. El leer o escri- bir con facilidad i de corrido solo se esplica por la rápida aplicacion de signos constantemente usados a lás cosas significadas. Tal for- macion, relacionada con el interes práctico, mo se realiza sin atri- buir a la escrituraíde cierto modo el carácter de independencia de la lengua hablada. En efecto, se establece una escritura que se trasmite.a manera de una, escritura tradicional, cuyo uso consiste - en. escribir las. palabras, ya no solamente en conformidad con su pronunciacion, sino segun los presentes. modelos. A este respecto precisamente existe lo que llamos' ortografía. Considerándola en su.verdadera naturaleza, la conclusion será contraria al dominio + absoluto del principio fonético. y El acto de ligar instantáneamente la forma escrita al significa= do, se efectúa tanto mas fácilmente cuanto mas fija e invariable; aquélla, permanece. Todas las alteraciones i. vacilaciones que se. > encuentran en el modo.de escribir, embarazan la ligacion señala=: y da. Una circunstancia que de ordinario al principio se resiste ala» realizacion de uua escritura uniforme, es la division de la lengua. y en dialectos. A la época cuando comienza la consignacion escrita >. de una lengua, regularmente no. existen sino dialectos; la lengua comun, reconocida por todo el territorio, se forma posteriormente, ANALES DE LA UNIVERSIDAD: —JÚNIO' DB 1885, 316 Una ortogrfía ñormal se halla siempre relacionada con la forma- cion de una lengua modelo; la uniformidad de la escritura apénas puede imajinárse de otro modo. A este respecto, el principio foné- tico no puede sostenerse como regulador esclusivo de la ortografía actual, teniendo en cuenta la considerable parte que pertenece al “desexvolvimiento histórico durante todo el espacio' despues de pe paa el cambio de dialectos en una lengua común. * - Conviene añadir aun “algunas esplicaciones sobre está cuestión .- - de principios. E Cuando la. escritura ha llegado al punto de determinarse ya, no “por la pronuñciacion actual sino por la tradicion, la' independencia entre ámbas formas, escrita i hablada, va aumentando, a veces, hasta llevar por consecuencia una disimilitud estraña. Tía lesión está sometida por muchos conceptos, igualmente en gus relaciones -fonéticas, a un cambio contíntio, por. ocultas que sean' las causas que producen este efecto. En contrariedad a esta transformacion paulatina se conserva el modo de escribir segun el antiguo arre- glo que, quizás, podia “ser: Strolon te 1 pa a una faz - idiomática anterior. 018 b Una reforma de Ja escritura con arreglo a la Prod RREIACIOA:aR- tual no se lleva a cabo, como lo demuestra ya el esmerado trabajo de la Academia española, de ninguña manera radicalmente, o sen con consecuencia absoluta. Aun prescindiendo de la denotada di- ferencia natural entre el sonido i la escritura, las modificaciones —fonéticas se realizan en virtud de una transicion lentamente pro- gresiva. La escritura, por lo contrario, ho puede adaptarse sirnul- táneamente a este desénvolvimiento continuo; 'solo a intervalos mas o ménos estensos ¡ a fuerza de un acto regulador puede espe- rímentar innovaciones relacionadas con'el estado de la len gua ha- blada. La transicion de un modo de escribir a otro se efectúa siem pre con cierta violenciai con muchas incomodidades, como'lo han manifestado las conocidas tendencias reformadoras en él campo de la ortografía. Un período de incertidumbre ode vacilacion entre ' el antiguo modo tradicional de 'escribir'i el nuevo fonético es ine- vitable, Tampoco puede fijarse el púnto que ¡dique terminante- po mente la época conducente a un trueque del uso ortográfico. Y -Teualmente hai que considerar que, a pesar de todo desenvolví- | ds “miento, el alfabeto aceptado permanece reducido a'su estado óri- _jinario 1 que la escritura no comprende sino los signos dados. Si un sonido se convierte de modo que viene a igualar otro existente E ántes en la lengua, puede servir la misma letra para uno i otro, 316 ¿42 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, Pero frecuentemente nacen sonidos que no existian todavía cuan- do el alfabeto fué introducido. En este caso.no puede hacerse re- gularmente, obra cosa, que conservar el signo empleado antigua- mente en .el idioma de donde; provino la señalada mutacion foné- tica, a pesar. del inconveniente de que la misma. letra debe servir para fines distintos. Este uso se estiende. auna aquellas ortogra- fías en las cuales el principio fonético. aparece: mejor. observado. Respecto de este cambio de sonido se ofrecen ejemplos ¡como el si- guiente: La y latina .se ha convertido en italiano ¡delante de: las vocales e, ¿en un sonido doble o misto quese señala «le un modo inexacto en castellano por.ch. Con motivo de.que no hubo. disponible nin- gun signo para este nueyo sonido, se conservaba la y orijinaria; por tanto, debe aprenderse la:regla de. pronunciacion,. segun la cual la y italiana ántes de e, 2, se pronuncia de otro modo que ántes de á,. 0, 4, i ántes de consonante. En esto tambien se conoce la causa del empleo.de gi para señalar el. nuevo sonido ántes de a, o, u, donde habia nacido de j, por. ejemplo Giacamo de Jacobus. Formaciones del mismo jénero o os se. encuentran en las demas lenguas romanas. - En jeneral, la diversidad entre el do de UE i el de pro- nunciar, tan notable en varias lenguas, .como en frances, 1. aun mas en ingles, aparece mucho ménos cbocante, si se considera, en cuántos casos habrian sido necesarias letras enteramente. nuevas para trasformar la gscritura histórica o tradicional en-la fonética. ¿Qué podia sustituirse, por ejemplo, en frances, a la combinacion de eu (jeu)? Por otra parte, si la u latina tomaba en este idioma jeneralmente el sonido entre u e (pur), no; hubo motivo alguno de introducir otro signo; despues, habiéndose desarrollado histórica- mente el sonido u de o, se usaba por signo. la combinacion ou Novia, es decir, ya en el siglo XII, Sin embargo, la escritura francesa, a pesar de todas sus diferen- cias en comparacion con la forma hablada, establece el mas per- fecto acuerdo, entre la idea 1-la palabra. Lo mismo puede decirse, en jeneral, de la ortografía practicada habitualmente en otras len- guas. En ninguna se ha conseguido todavía realizar completa- mente el principio fonético, ni podrá ser llevado jamas a sus últi- mas consecuencias sin orijinar en la escritura formas ajenas 1 man- cilladas, tales que menoscaban el momento. histórico de la lengua nacional. ANALES. .DE LA ¿UNIVERISDAD.—JUNIO DE 1880. 317 ¡En razon de las ideas. emitidas anteriormente sobre los, carac- teres jenerales de la lengua escrita en comparacion con, la lengua hablada, puede formarse un juicio tocante a las tendencias regula- doras en el campo de la ortografía. en jeneral, así como de la nues- tra en particular. | Acerca de estas tendencias son blas tres direcciones diver- 4 Dedos representantes de la primera tienen por objeto el estable- cer un principio constante para estirpar todas las vacilaciones or- tográficas; log representantes de las otras dos tienden «4 una ré- forma, a. saber: una parte sobre el fundamento histórico; la otra, sobre el fundamento fonético. Las direcciones denotadas, sin em- bargo, se confunden frecuentemente, a veces aun con perjuicio de la claridad. Pero, por bien ideado que sea cada uno: de esos arre- glos, ninguno se ha realizado enteramente. La dificultad consiste en las circunstancias especiales que han contribuido a constituir las escrituras de las lenguas vivas independientemente del espí- ritu de sistema o de doctrina. A causa de la condicion peculiar i de la variedad de modificaciones accidentales del lenguaje, aun esa regla: escríbase como: se habla, por su tenor, a la verdad, positiva i terminante, es ántes especiosa que efectiva, si se le e una aplicacion universal; por el contrario, es conducente i ventajosa en sentido particular. Tal debe haber sido la idea de los ortógrafos españoles, reali- zada con certero discernimiento de la naturaleza de su idioma, en la obra de sobresaliente mérito, el Diccionario de la Real Acade- mia Española. Tn efecto, queda determinada la ortografía de la —Jengua castellana, esencialmente en virtud del referido pocas de pronunciación, o sea fonético, Empero, este arreglo no ha podido allanar tampoco todas las dificultades que se opovian al nuevo sistema de escritura. Consi- derando lo que está por hacerse tocante a numerosos puntos, aun- que jeneralmente de una importancia accidental, la misma Acade. mia no veia en la ortografía castellana, segun el último resultado l obtenido por ella, sino un arreglo provisorio. Sentado este juicio de la autoridad misma que fundó el sistema de ortografía, el cual se ha jeneralizado i, a no caber duda, arrai- gado en la práctica entre las naciones que hablan la lengua cas- tellana, la presente cuestion de ortografía no puede propiamente versar sobre la crítica del referido sistema, sino que tendrá por objeto tomar el medio apto i proporcionado que conduzca a en- 818 “0 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. mendat lo ménog exacto en el arreglo actual, esto es, a servir los fines de la Academia Española. Segun esta conclusion, el medio ¡de satisfacer el interes por el perfeccionamiento de nuestra ortografía en sentido de la apete- cida unificacion de la escritura castellana, se manifiesta de suyo. Pnede:ser únicamente aquel que la ilustre Academia tuvo a bien recomendar nuevamente en la: duodécima edicion de su esmerado Diccionario de: la Lengua Castellana: (Madrid, 1884), espresán- dose en la Advertencia preliminar en estos términos: «Cree (la Academia) haber «mejorado :su Diccionario: no cree haber puesto fina la tarea de/aumentarle i de correjirle: tarea que no concluye jamas sino para empezarla de nuevo, porque sabe que el léxico. de una lengua viva nunca está definitivamente acabado, ¡porque ella mejor que nadie conoce lo imperfecto del que es obra suya. No le sorprenderá, por tanto, la censura atinada, ni desoirá ningun consejo, venga de donde viniere, ni dejará de acatar la bue- na intencion, aunque no la recomiende el acierto. Para la patrió- tica iy por muchas razones, meritoria empresa de elevar el Diccio- nario de la lengua castellana hasta el último grado de perfeccion a que la voluntad i el entendimiento del hombre puedan elevarle, siempre recibió ¡siempre recibirá la Academia con Intimo júbilo el amparo de los entendidos 1 del público en jeneral», A fuerza de la designada actividad combinatoria seria posible llegara un arreglo comun que corresponda al uso. de la, lengua castellana en toda su propagacion. El camino, ala. verdad, es lar- go, incierta e tardía la union de dictámenes frecuentemente dis- cordes, a juzgar por la naturaleza del objeto. E Sin embargo, por espedita i ventajosa que parezca una deciaian inmediata acerca del asunto ortográfico, el pensamiento de efec- tuarla, con prontitud, acaso respecto de un ordenamiento especial, ha de conformarse en consideracion a que .lo acabado en su línea supone el desarrollo gradual, ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DE 1885. 319 " ZOOLOJÍA. Sobre los animales introducidos en Chile desde su con= _quista por los españoles. —Artículo del Dr. don Rodwlfo A. Phi- “Todos sabemos que la flora de los paises colonizados por los eu- Topeos ha sufrido un cambio considerable por haberse introducido, sea intencionalmente, sea accidentalmente, un gran número de plantas europeas, que han encontrado una nueva patria, 1 se han - propagado a veces de tal manera, que han expulsado de mas o mé- nos trechos considerables a las plantas indíjenas. Pero igual cosa ha gucedido con la fauna de esos paises, 1 hemos-visto casos, en que animales domesticados, cuya raza salvaje ya no existe, se han vuelto salvajes o cimarrones en la segunda patria, como el caballo, que ahora vaga en número inmenso en los llanos de la América del norte, i como la raza vacuna, que al principio del siglo décimo sexto, se habia alzado en la isla de Santo Domingo, hoi dia Haiti, li cuya caza dió orijen a los bucaneros, que luego dejeneraron en filibusteros i corsarios, 1 devastaron por muchos años las costas de la América española. He creido que seria de interes examinar el cambio que la fauna chilena ha esperimentado por el hombre. Los historiadores están conformes en asegurar que los españo- les no encontraron al entrar en Chile otro animal domesticado que el guanaco, que ellos llamaron carneros del país, pero cuyo “nombre indijena. era chilihueque. No habia, segun parece, propie- “tarios que poseyeran un número mui considerable de estos anima= “les, que no hacian en la economía doméstica un papel tan impor- “tante como el ganado lanar en Europa, ni siquiera la llama en el Perú, siendo que su carne no servia de alimento diario 1 jeneral, ni i eran estos animales empleados como bestias de carga; pero pocas fa- milias habia que no tuvieran un corto número de ellos, porque su ana, hilada i tejida por las mujeres, proporcionaba los únicos ves- ya tidos que usaban los indíjenas. Pero tan luego como estos cono- cieron las ovejas i pudieron'conseguirlas, dera la preferencia a este animal, mucho mas manso, mas fácil de criar i'mas útil, aban- donando pronto la crianza de los guahacos. A No he hallado ninguna noticia de que los peruanos, que con- vistaron la parte setentrional de Chile hasta el rio Maule, hayan 4 'A. DE LA U. 1.* sec, 41-42 E 320 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. introducido la crianza de la llama, pero creo que llevaron a Chile UA : los cuis, cuya carne era la única que los peruanos pobres podian NA y lo NE consumir con alguna regulatidad. Ho notado, que cuando llegué | ( a Chile, hacen ahora mas de 33 años, Casl toda la jente pobre de dy ; Santiago tenia estos animalitos en sus habitaciones, miéntras unos inc ANNO | diez años mas tarde eran tan escasos, que me costó mucho trabajo 0 “el conseguir algunos para la diversion de mis nietos. Los chi- 00d Ñ lenos primitivos comian ántes de la llegada de los españoles con mucha frecuencia los a«legus», que son mas conocidos ahora bajo el nombre de «raton de las tapias», aunque se diferencien bastante del raton. Molina lo habia tomado equivocadamente por una espe- cie de ardilla 1 denominado Sciurus degus; Benuett le dió el nom- bre de Octodon Cumingii, adoptado en la obra de Gay. Del mis- mo modo los habitantes de la isla ¡oriental de la Tierra del Fue- go se alimentan en gran parte de otro roedor del mismo tam ño, que he descrito con el nombre de Ctenomys fueginus, 1 hau adies- trado sus perros para cazar estos animales. Despues de esta digresion vuelvo a mi tema, 1 trataré desde luego la cuestion del perro. Gray dice (História física i política de Chile. Zool. tom. 1 p. 58): «El perro no existia en Chile ántes de la invasion de los españoles.» No soi de su parecer, 1 creo que Mo- lina tiene perfectamente razon, cuando dice en Su Historia natural de Chile: «No quiero pretender que todas las clases que se crianm en el pais hayan existido en él ántes de la llega la de los españo- les, pero sospecho que existian ya ántes de esta época en Chile el pequeño perro velludo llamado quiltho (o quiltro), i el perro do comun llamado thegua (o tregua), que se han hallado en todas partes visitadas por los viajeros hasta el Cabo de Hornos». La circunstancia de existir en el idioma 'araucano o chileno dos nom- bres" peculiares de perro, que hasta el dia se usan, es un argumen-, “to de sumo peso en favor de la opinion de Molina, puesto que to- dos los animales introducidos por los europeos han retenido en el idioma araucano su nombre español poco variado, con la sola ex- cepcion del puerco. Con este mismo argumento refuerza tambien Tschudi la opinion de Garcilaso de la Vega, que dice que el perro. era indíjena en el Perú ántes de la invasion de los españoles, Cuenta éste, que bajo el réjimen de Pachacutec Toca, el hermano a de éste, Inca Capac Yupanqui conquistó la provincia de Sausa, que se llama actualmente Jauja, que era habitada por la nacion Huanca; i sigue diciendo, que los Huancas adoraban la figura de tiempos mui antiguos ántes de ser vencidos porlos ae un perro en los ANALES DE LA' UNIVERISDAD.—JUNIO DE 18805. 321 Incas, i que la tenian en los templos por su dios, que comian asl- mismo apasionadamente la carne de perro, i supone que adoraban a los perros precisamente porque les gustaba tanto la carne de és- a tos; la fiesta mas grande que celebraban era una comida de perros. E. Véase los «Comentarios reales del citado Garcilaso, parte 1 lib. VI. cap. X £. 138. En el libr. VIII. cap. 16 p. 215 dice Garcilaso: En | cuanto a los perros, que traian los indios, es de notar que no po- —selan todas las castas que hai en Europa, sino solo las que se lla- man ea España «gosques». No sé como podrian hacerse objecio- nes a estos datos precisos, El padre de Garcilaso habia venido al Perú en compañía de Pizarro, se habia casado con una princesa loca, 1 Grarcilaso se acuerda perfectamente de su niñez, que pasó en el Perú, cuando 1 como fueron introducidos la mayor parte de los animales domésticos europeos, así como las plantas de cultivo, Los primeros historiadores que trataron de Chile no mencionan la preexistencia del perro eu nuestro pais, pero su silencio no prueba lo contrario; mui bien podian haber callado respecto de este punto, porque creian que era mui natural que el perro, que “acompaña al hombre en todas partes como su mas fiel amigo, era tambien el compañero del araucano, i que no valiá la pena de decir- lo espresamente. Tschudi dice en sus «Untersuchungen 'iber die fauna von Perú, p. 247,» que todos los idiomas de la costa occiden - tal de Sud América tenian una espresion peculiar de perro: en el idioma quichua se llama «alco», los Cauquis lo llaman «Auja», los moxos (Tamucu» i Pacu». Cree que dos clases de perros existian en el Perú, una en el litoral, otra en la parte montañosa; denomina aésta Canis Ingae, véase p. 249, donde se da su descripcion. Esta conviene perfectamente a un perro que he visto frecuentemente en- tre los indios de Valdivia, i que no se puede referir a ninguna de las castas conocidas de Europa.—Siendo que los peruanos han t.- nido perros ya ántes de la conquista de su pais por los españoles, puede admitirs= como cosa segura que hayau traido perros consigo cuando se posesionaron de la mitad de Chile; pero si los leo: no hubiesen tenido ántes este animal, le habrian conservado el nombre peruano. - Sabemos que todos loz animales domésticos europeos han sido introducidos mui luego en Chile, i que se hau propagado rápida- mente desde el principio, Los animales vacunos eran en otro tiem- po mas abundantes que en la actualidad. Gay dice (Zool. tom. I dl p. 169): cen 1557 abundaban ya bastante eu las cercanías de San- tiago. En esta época se obligaba a los propietarios a tener cada hi 3 W A pa ps agas E % y Y 322 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. uno una marca que se depositaba en el Cabildo, i servia para se- ñalar sus animales, o bien se diseñaba dicha marca en el libro de acuerdos para servir de prueba en caso de necesidad; i para que los propietarios no perdiesen ninguna de sus vacas, se las reunia todos los años por San Márcos en la plaza mayor, donde cada intere- sado iba a recouocerlas. Estas "precauciones, que se practicaron tambien con todos los otros animales domésticos, no duraron mas que algunos años, pues se multiplicaron con tan excesiva abun- dancia, que solo valian seis a ocho reales, i fueron despreciados de tal modo, que muchos se hicieron completamente salvajes. Dos siglos mas tarde habia, segun refiere Molina, hacendados que te- nian 10 a 12000 animales vacunos, lo que no es de admirar, porque entónces las propiedades, las grandes encomiendas, estaban todavía indivisas, i se destinaba poco terreno al cultivo de los cereales, Gay cuenta igualmente, que, a consecuencia de las guerras de la independencia, las haciendas inmediatas al camino que de Osorno conduce a Chiloé fueron tan destrozadas, que muchos toros 1 va- cas se escaparon a los vastos bosques que rodean el lago de Llan- quihue; se multiplicaron con toda libertad 1 volvieron a su estado primitivo, en el cual han permanecido hasta 1838, poco mas o mé- nos, época en que se ha empezado a cazarlos. Para este efecto se han adiestrado perros, que soltados en estos montes llegan a des- cubrirlos, fatigarlos i aun obligarlos a dirijirse al lado de sus due- ños, los cuales despues de haberlos enlazado los atan a un árbol para continuar la. caza. Se reunen todos los toros 1 vacas, i unién- dolos por las colas unos tras otros, los conducen sin dificultad has- ta las haciendas designadas.» Gay mismo ha visto nua fla de ca- torce de estos animales salvajes giuados por dos hombres, En el dia no hai mas bueyes salvajes en los bosques de los alrededores del lazo de Llanquihue, pero los hai talvez todavía, aunque en mui reducido uúmero, en el distrito de los Cuncos. Hace pocos años que unos individuos se internaron en los bosques de ese paraje para cazar toros «alzados», i despues de muchos dias pudieron to- mar uno vivo i matar tres, miéntras dos auimales escaparon. Las ovejas son hoi bastante numerosas, 1 las «del pais» tienen una lana grosera. El estraujero se admira de ver que entre log carneros hal con mucha frecuencia animales con tres, cuatro i hasta cinco cuernys. Mas aun le llaman la atencion las ovejas linas, mes: tizas de ovejas i cabros, porque son capaces de reproducirse entre sí durante algunas jeneraciones ántes de que sea preciso renovar la raza. Es todavía una industria casera hilar 1 tejer la lana, i los 'ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DE 1885. 323 “araucanos, los indios de Valdivia i los chilotes visten raramente Otros vestidos que los trabajados por sus mujeres, Eu las otras pro- A yincias se teje rara vez otra cosa que ponchos, 1 aua esta industria se hace de año en año mas reducida, porque los ponchos trabaja- ] dos en las fábricas de Europa e introducidos en Chile se venden de E E mas baratos que los hechos a mano. La espurtacion de lana pro- dujo en 1880 al pais medio millon de pesos. Las cabras se crian principalmente en las provincias secas i ári- y das del norte, señaladamente en las de Aconcagua i Coquimbo; en Jas del sur son muchas veces escasas. Juan Fernandez, el descu- ¡bridor i primer propietario de las islus que llevan su nombre, tras- portó cabras a estas islas, que se propagaron allí en número pro- dijioso; así es que los corsarios del siglo décimo séptimo, que de- solaban entónces las costas de Chile ¡ del Perú, solian visitar esas | islas para proporcionarse carne fresca. Para apadi eso, don An- tonio de Vea llevó allí en 1675 perros de caza, los que a su vez “se multiplicaron en gran número 1 concluyeron con las cabras, a escepcion de unas pocas, que se refujiaron en peñascos inaccesibles a los perros, los que, no encontrando ya que comer, murieron. En- tónces las cabras volvieron a aumentarse, i existen todavia en es- tado salvaje. Todas son del mismos color, de canela claro, que re- ; cuerda el color del cabron mentes, del cual descienden las cabras A domésticas. Los puercos llevan jeneralmente en Chile un nombre particu- lar, el de chancho, que no es español, i cuyo orijen es problemá- tico, puesto que no puede caber duda de que estos animales no existian en Chile ántes de la invasion española. El clima no ha "producido un cambio notable en su físico; son exactamente iguales a los europeos. Se crian principalmente en las provincias del sur, “] tienen fama en el pais los jamones de Chiloé 1 de Valdivia, así como las lenganizas i la manteca de esta última provincia - Los caballos son mui numerosos i baratos, comparativamente con Europa. Los que se necesitaron para la última guerra con Bolivia 1 Perá se han pagado a cuarenta pesos. Una de las particularidades - de Santiago, que llamaba mas la atencion del europoeo recien lle- gado, hace treinta años, era la de ver andar tantas personas en las calles con el plumero en la mano, médicos, procuradores, elegantes señoras etc.; muchos profesores iban a cello a sus clases, 1 hasta mendigos venian a caballo a pedir limosna. Los conejos no se han hecho salvajes por felicidad, a pesar de que algunos franceses hayan tratado de ponerlos en una que otra a ed A Mo Tao y 4 pS A A E A 324 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. chacra para tener el gusto de cazarlosi de comer su carne, mui es. timada en Frarcia. Pronto se ha visto el gran daño que hacian i - se han esterminado ántes de que hayan podido volverse salvajes. - Los ingleses, grandes cazadores de conejos, los han trasportado a il done se han multiplicado en algunos puntos de ua modo tan excesivo que llega a ser una gran placa; de modo que los pobladores no saben como librarse de estos animales, que ame=- nazan devastar toda plantacion. Los quirquinchos o armadillos no entran en la lista de los ani- males introducidos en Chile. Debo hacerlo notar espresamente, porque Burmeister dice en la Reise in die La Plata staatert (Viaje a los estados de La Plata) tomo 1. p. 198: «solo despues de la co- lonizacion por los españoles se han llevado el peludoi el quirguin- cho a Chile, donde comienzan a mostrarse salvajes.» Debe haber sido mal informado, Es verdad que Molina enumera estos anima» les entre los chilenos, pero por la razon mui sencilla de que hasta su tiempo el Cuyo, esto es, las provincias de Mendoza, San Juan i* Tucuman, pertenecian a Chile, pues solo en 1776 fueron separadas + de. él i agregadas al vireinato de Buenos Aires, Paso ahora a la enumeracion de los mamiferos que no han sido + introducidos intencionalmente a Chile, i con mucho pesar por ser. demasiado dañinos, los ratones 1 ratoncitos. Todo el mundo sabe * que los rutones han llegado a ser una plaga demasiado grande en todo el pais, pero no todos saben que estos animales no son indi- $ Jenas de Chile sino venidos de Europa. Tenemos dos especies, la * rata negra (Mus rattus), qne no es mui comun, il que se encuentra * a veces overa, i la rata migratoria (Mus decumanus), de color par= do, Ha recibido su nombre científico, porque se ha podido constar tar su migracion de la India, que es su verdadera patria, a Europa * en tiempos bastante modernos. En 1727 pasó el rio Wolga a nado; en 1732 llegó a Inglaterra en buques que venian de) Indostan; en. lonias inglesas de Norte América, hoi dia los Estados Unidos. Es 7 singular, que su estension haya sido mui irrregular; en Suiza apare= ció solo en 1809, i en 1825 no se habia adelantado mucho mas allá de Kingston en el alto Canadá. Molina conocia ya este raton co mo chileno. Lleva tambien el nombre de pericotes, palabra que n es castellana, a lo ménos falta en el diccionario de la Academia espa ñola, edicion de 1838 por Salvá; pero ¡ue yo la encuentro como ca palabra que no es araucana. ¿Seria acaso el nombre que se da en el otro lado de los Andes a un ratoncito? ¿U ha llegado acaso el ani- ñ mal, junto con este nombre, de la otra banda? Los aborijenes de Chile no tenian ninguna ave domesticada, Las pais, i observaré solo, que la crianza de los pavos es difícil en las provincias del sur,ique en compensacion los gansos de esta son mas sabrosos que los que se crian en las provincias del norte. Las pintadas ¡el pavo real no son mui comunes en los corrales, 1 se mantienen solo por curiosidad. Me admiro de que los faisanes "(Phasianos colchicus) no hayan sido introducidos i criados para la cocina, siendo que su carne es tan estimada en Europa. Unos po- cos propietarios tienen uno que otro ejemplar del faisan dorado i del faisan plateado.—Con mucha abundancia se crian las palomas, Co- y lumba livis, de Europa. Conozco una sola ave estranjera, que, es- capada de las jaulas, se ha hecho salvaje, i es la codorniz de Cali- | _fornia (Ortyz califórnica). Hará unos quince años, que ol contar ? por la primera vez, que este bonito pájaro se encontraba i propa- | gaba libremente en los matorrales de la vecindad de Valparaiso, donde no es nada raro actualmente. Yo mismo he visto dos ban- dadas en la hacienda de Curauma. Dicen que es animal mui des- confiado i difícil de cazar, i debe saber resguardar mui bien su cria | "contra los zorros ide las aves de rapiña. Desde algunos años se han establecido cerca de Paine algunas familias de un pato de la Repú- blica Arjentina (Anas fulva), 1 se han propagado allí. No es raro, que aves de la vecina república atraviesen los Andes, lo que se ha observado principalmente con la ánade, llamada pato jergon grande y en la obra de Gay (Anas o Dafila la el Molobrus bo= "q _Dariensis, l el cheuque o avestruz, RKhea Darwini, pues esta especie es la que habita principalmente, por no decir esclusivamente, la h falda oriental de los Andes, i no la Rh. americana, Pero en cuanto £é, estas aves no se han nunca mantenido mucho tiempo en Chile, - ciudadano chileno, 1 es el pez dorado de la China, Cyprinus o Caras- sius auratus, puesto que ya es mui comun, no solo en redomas en 3 las casas, sino en las pilas, las fuentes i los estanques, donde se Miptopasa con la mayor facilidad. Es preciso saber que el color pro- pio i normal del pez es pardo, 1 que el color rojo i plateado es he una anomalía, propagada con cuidado por los chinos, hasta haber obtenido una raza casi constante del color rojo apreciado. Pero no es nada raro el ver, que, por efecto del atavismo, una porcion de ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DE 1889. 325 E 7. > . gallinas, añades, gansos, pavos sou ahora mui comunes en todo el En cuanto a los peces, no hai mas que uno que pueda llamarse - / AA se q WE hos. pr : Ñ y 4 LN 326 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. la cria del pez dorado nace con el color pardo primitivo de la Ñ especie. Tales individuos, nacidos en el lago de la Quinta Normal, hicieron creer a algunos miembros de la Sociedad Nacional de Agricultura, que eran carpas europeas, 1 por tales se vendieron por algun tiempo.— Varias tentativas se han hecho para introducir en Chile la carpa verdadera (Cyprinus carpio), pez mui estimado en Europa por su carne sabrosa, 1 mui apropiado para vivir en es- tanques i pequeños lagos, hasta ahora sin éxito. Hace años que el doctor Segeth hizo venir carpas de Alemania, i existen todavía en un estanque de la propiedad de don Enriqne Lanz, pero no se han propagado, no se sabe por que. La causa de esta circunstancia fatal es quizas la abundancia en esta lagunita de un pequeño pez mui voraz, (cheirodon pisciículus de Girard), que destruiria los huevos de la carpa i los peces mui pequeños. 1l finado don Otto Muhm en Valdivia trajo igualmente carpas a esa provincia, que se pusieron en un lugar adecuado de la isla de Guacamayo; pero una gran crece del rio inundó la parte de la isla, donde habia las carpas i se las llevó al mar.—No fueron mas felices las tentativas de introducir el salmon en las aguas de Chile. La primera fué he- cha por el finado don José Tomas de Urmeneta, quien hizo venir huevos. Estaban bien acondicionados i debia mantenerse la tem- peratura fresca necesaria para su conservacion por hielo, para cuyo objeto el aparato en que venian estaba bien calenlado. Pero por circunstancias especiales e imprevistas los huevos quedaron 70 dias en su aparato, i cuando lo abrÍ, por encargo del señor Urmeneta, vi — que todos los huevos, a excepcion de mui pocos, estaban muertes 1 | cubiertos de moho. Para mayor desgracia, el aparato para sacar log pecesitos de los huevos habia sido colocado en el fondo del buque en que vinieron los huevos, i llegó solo quince dias despues de es- tos. Hace dos a tres años doña Isidora Goyenechea de Cousiño hizo venir otra vez huevos, que debian colocarse en la hacienda de Col- cura. Visité el lugar destinado a este objeto, que era mui apropiado. En un bosque vírjen, espeso, el arroyo Chivilingo hace una cascada mul pintoresca; sus aguas frescas i cristalinas caen en una pila natural de piedras redondeadas, para correr despues murmurando sobre un lecho rocalloso; venia con los huevos un escoces prác= tico en la crianza artificial del salmon, Todo prometia el mejor éxito, cuando grandes aguaceros aumentaron el caudal del riachue=- lo, el cual se llevó toda la cria de los peces al mar. La introduccion de las abejas se debe a don Patricio Larrain, quien trajo en 1848 las primeras colmenas a Chile. En los prime- á ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DE 1885. IZ “ros años ya se propagaban mucho; sin embargo eran las colmenas todavía tan poco numerosas en 1854, que me pedian tres onzas de oro por una. Pero mui luego se hicieron fan abundantes, que unos diez años mas tarde valian solo doce reales, i aun hubo individuos que tenian mas de mil colmenas, La esportacion de miel i cera que se hace de Chile, i principalmente para Hamburgo, es mul consi- derable; en 1880 se cifraba el valor de la cera esportada en 78,000 pesos, i el de la miel en 154,000 pesos. (No tengo en este momen- to la última estadística comercial a la mano, para poder decir a cuánto se ha elevado la esportacion de estos dos artículos en el año pasado). Yo me reivindico el mérito de haber introducido, en com- pañía con el finado don Eduardo Buschmann, tan importante in- secto en la provincia de Valdivia, que esporta actualmente una regular cantidad de miel i cera, miéntras no he conservado ni una docena de colmenas en mi fundo de esa provincia. En compensa- cion, muchos enjambres que de mis colmenas han salido, i que se fueron a los bosques, han sido recojidos por mis vecinos o se han establecido¿en árboles huecos del monte, de modo que puedo de- cir que las abejas son ahora salvajes en Valdivia. La abeja intro- ducida en Chile es la abeja italiana. La cochinilla, que sin duda alguna se daria mui bien en el norte de Chile, no existe en ninguna parte, ni siquiera como curiosidad. Hubo un tiempo en que la crianza del gusano de seda fué empren- dida con gran entusiasmo, se plantaron numerosas moreras, 1 el Congreso votó la suma de 6,000 pesos para el fomento de la in- dustria de la «sericicultura», para hacer venir máquinas para de- vanar, etc. Fué nombrado un nuevo director de la Quinta Normal de Agricultura, el señor Manuel Arana i Bórica, las moreras de la Quinta se arrancaron, i los 6,000 pesos se invirtieron en la compra de caballos percherones, de vacas lecheras, etc., i en el dia la crianza del gusano de seda es casi nula en Chile, a pesar de que las condiciones físicas sean tan favorables para esta industria como en pocos paises. ¿Por qué entónces no prosperó? La culpa la tienen los hombres. En Italia, en Hungría 1 otros paises es una industria, casera, 1 las mujeres se ocupan principalmente del cuidado de los gusanos, miéntras los hombres, ocupados en otros trabajos, acar- rean solo las hojas de que aquéllos se alimentan. Nuestros campe- —sinos no tienen las costumbres necesarias para un trabajo que exije una gran prolijidad 1 una atencion no interrumpida, i los gusanos no pueden quedar en ayunas los domingos i lúnes. Las mismas difi- cultades se presentaron al que queria levantar un establecimiento 328 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. Y A en grande escala para la crianza de estos animales tan útiles. La época del entusiasmo por esta industria coincidió con la peste de los gusanos, que aflijia durante algunos años los paises europeos mas productores de seda, 1 se mandaron entónces con gran prove- cho los hnevos, o como se dice, las semillas de gusanos a Europa. Tengo que hablar ahora de los insectos dañinos introducidos en Chile. La filoxera (Phylloxera), que aniquila las parras, no ha Jle- zado a Chile felizmente, pero sí el insecto conocido en el pais con el nombre de peste de los manzanos, i llamado por los naturalistas Schizoneura lanigera. Me han dicho que vino por los años 1854 o 55 a Valparaiso con plantas de manzanos, que el señor Chabry habia encargado a Francia. Sea de ello lo que fuere, se esparció con prontitud por toda la república, haciendo pérecer un gran número de estos árboles. No pasaron diez años, i era ya la peste tan jene- ral en la provincia de Valdivia, que se temia el esterminio total de los manzanos, lo que habria sido una gran calamidad para la provincia, puesto que la cidra, la «chicha» de manzana, es allí la bebida jeneral. Felizmente la enfermedad perdió pronto su inten- sidad; el número de los árboles atacados por el insecto que se per- dia enteramente no era tan grande, i en la actualidad los árbo- les, aunque sean infestados en su mayoría, siguen vejetando i dando frutc, pero por supuesto no sin sufrir en su vejetacion.— Varias clases de pulgones (Aphis) han venido a Chile, como debia esperarse, con las plantas europeas, cuyo jugo chupan para ali- mentarse; la mas conocida es sin duda Aphis rosae, el pulgon verde, que cubre con tanta frecuencia los brotes tiernos de los ro- sales. Mas dañinos son los pulgones que afectan la forma de pequeños escudos adheridos a las hojas o tallos de las plantas 1 que pertenecen a los jéneros Coceus i Áspidiotus. Los mas nota- bles de estos malos inmigrados son: Aspidiotus rosae, que cubre como una harina blanca los tallos añejos de los rosales, 1 los hace secar en muchos casos; Aspidiotus Lauri, que cubre las hojas del laurel de Castilla i del olivo, con frecuencia en tanta abundancia, que estos árboles llegan a secarse; el Cocecus hesperidium, que en- contramos en las hojas de los naranjos i limoneros. El Coccus ado- nidum, mui parecido a primera vista a la cochinilla i a la peste del manzano, sale rara vez de los conservatorios, siendo mui per- judicial a las plantas delicadas que en ellos se bici Chile lleva una gran ventaja a Europa en cuanto a las orugas, que devastan en aquella parte del mundo las plantas cultivadas, ya introducidas, i buenos ciudadanos de la flora chilena nos faltan ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —JUNIO DE 1885 329 enteramente. ¡Cuántas veces no sucede en Europa que las coles son enteramente devoradas por la oruga del Pieris brassicae, 1 que se encuentra este animal asqueroso cocido en la coliflor que se lleva a la mesa! ¡Cuán frecuente es encontrar un gusano rosado en una mabzana, pera o ciruela, que es la oruga de la mariposita E Tortrix pomonana. No ha llegado a Chile la larva del Bruchus pisi, tan comun en la vaina de los guisantes (llamados en Chile arvejas o mas bien alverjas, aunque se designa en España otra planta con el nombre de arveja), etc. Hemos recibido estas plantas útiles sin los enemigos que tienen en su patria. , Pocos insectos coleópteros han sido introducidos en Chile. El E mas dañino de estos es sin duda el gorgojo, Calandra. granaria, ] que destruye tanto trigo en los graneros; una especie mul parecida 5 nos ha venido con el arroz, la Calandra oryzae, pero sale raras veces de las tiendas en que se vende este artículo i es mas bien A e escasa. El pequeño Anobium paniceum, que destruye las colec- ciones de plantas secas i objetos análogos, se halla citado como chileno en la obra de Gay (Zool. t. IV, p. 471) como especie no descrita ántes, sin duda por un error de imprenta. Ha sido intro- ducido en el Museo Nacional con plantas desecadas enviadas de Melbourne por el señor Fernando von Miller; no lo he visto en ninguna otra parte. Los Dermestes lardarius iD. pellio, que se : alimentan de pieles, tocino i otras sustancias animales secas, lle- A gan de vez en cuando de Europa a nuestros puertos de Chile, pero no tengo noticia de que se hayan propagado. En los últimos años ; unos alemanes, aficionados a las aves de jaula, hicieron venir el ME Tenebrio molitor, coleóptero que se alimenta de harina 3 de sus- tancias animales secas, 1 es comun en los molinos i panaderías de Europa, para criar sus larvas, que son el mejor alimento de las “aves cantoras e insectivoras, que se tienen en jaula; no es de te- mer que se propaguen fuera de los cajoucitos en que se tienen. Maui comun es en Chile la polilla llamada Tinea crinella por los naturalistas, cuya larva se alimenta de crines, 1 prircipalmente de lana. Las alfombras son el verdadero criadero de ellas, pero no y desprecian atacar igualmente todo otro tejido de lana. La barata, Blatta orientalis, tan comun en Chile, no es sin em- 6 bargo animal indíjena; su verdadera patria es el Oriente, de donde se esparció en Europa, 1 ha acompañado a los europeos a sus colo - Í nias (1). Felizmente no nos han llegado las especies de. la zona 3 ) pá — (1) Es singular que esté olvidada en la obra de Gay. 330 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS. tórrida, mucho mas grandes ¡ aun mas voraces. Tenemos la Blatta jermánica en Chile, especie que tiene apénas la mitad del tamaño de la orientalis, 1 que hace muchos estragos en Laponia en los pescados secos; en nuestro pais habita los bosques de las provin- cias del sur. Los piojos de las dos clases, ¡las ladillas, son tan comunes en Chile como en otros paises, i han probablemente llegado juutos con los primeros hombres que vinieron a poblar las tierras de Chile, pero creo que las chinches han sido introducidas por los eu- ropeos. Hasta el dia de hoi no se conocen en la provincia de Val- divia. Es singular que la pulga no exista en lugares situados en una elevacion mayor de unos 1,500 a 1,500 metros sobre el nivel del mar, La mosza comun, Musca doméstica, es abundante en todas partes donde kai hombres, Creo que nunca se resolverá ja cuestion, de si este insecto fué cosmopolita desde el principio, o si ha sido llevado a todas partes de Europa o del Oriente. Homero lo conocia mui bien i describe admirablemente sa importunidad tenaz. La mosca picante, Stomoxys calcitrans, es mucho mas rara que en Europa; no se menciona en la Zoolojía chilena de Gray; yo la conozco desde veinte años, 1 ha talvez existido mucho ántes. Con las ovejas ha llegado a Chile el piojo de las ovejas, Melophagus ovinus, pero creo poder aseverar que la mosca llamada Oestrus ovis, es una introduccion bastante reciente, porque, hará como 25 años que ful consultado sobre qué cosa eran los gusanos quese hallaron en la ca- vidad nasal de un carnero, 1 que eran completamente desconocidos a los carniceros ia los miembros del protomedicato; los reconocí luego por las larvas de la citada mosca, que viven únicamente en la nariz del ganado lanar, La larva del Oestrus bovis, que vive de- bajo de la piel de los animales vacunos, ha llegado algunas veces con toros i vacas de raza fina traidos de Europa, pero ha sido des- truida ántes de haber tenido tiempo de pasar al estado de insecto perfecto 1 de propagarse. No he oido jamas que se haya encontra- do en Chile el Oestrus equi, mosca cuya larva vive en el estómago del caballo, ni la Hippobosca equina, especie de piojo alado, que se halla ¡igualmente en el caballo. Mui comun es en Chile un animalito mui pequeño, Tetranychus telarius, casi microscópico, que pertenece al grupo de los aradores, - mitas, etc., pero que cubre las plantas cuyo jugo chupa con un te- jido como tela de araña. Estos tejidos se ven con mucha frecuen-- cia a lo largo de los caminos, sobre todo cuando a fines de verano ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DÉ 1885, 331 están cubiertos de una espesa capa de polvo. No es raro que la planta atacada de estos animalitos muera. No lo he visto en las provincias del sur, donde llueve mucho, En todas partes donde se crian gallinas i palomas se hallan tambien los piojos, o mas bien los aradores, que chupan la sangre de estas aves, el Acarus galli- nae L. i Argas reflexus Fabr.; es claro que son animales introdu- cidos 1 no primitivamente indíjenas. Es dudoso, si el animal que produce la sarna, i que pertenece igualmente a los aradores, Aca- rus scabiei, es indijena o introducido solo desde la invasion del pais por los españoles. Dicen que la sarna es mas comun ex Chiloé que en las otras provincias. No se habia descubierto en Chile que la causa de esta enfermedad asquerosa es un animalito parásito, Animalitos mui parecidos son los que enjendran la sarna o moriña de los animales domésticos i han sido sin duda introducidos con el huésped en que viven. La mita o tarma, Acarus siro, Aioalito que apénas se distingue a la simple vista, mui comun en la costra de los quesos, se ha de considerar igualmente como animal introducido. Hai un corto nú- mero de insectos europeos en Chile, que yo considero como indíje- has, porque no puedo divisar, considerando su modo de vivir, que hayan podido ser introducidos. Tales son la Blatta germánica, de que ya se ba hecho mencion, el Ophion lutens, Plasia gamma, i la langosta migratoria, en la suposicion que nuestra gran langosta, Acridium tessellatum, sea idéntica con el A. migratorium de Europa, como cree mi amigo, el profesor Cárlos Berg de Buenos Aires, lo que me parece todavía dudoso. En todo caso, cuando hai devasta- clones por langostas en Chile, las que en los últimos 30 años no han sido jamas de consideracion, el malhethor no ha sido el A. tessellatum, sino una langosta mucho mas pequeña, la Oedipoda cinerascens. Algunos alemanés han querido criar en Valdivia la sanguijuela medicinal. No existe en Chile ninguna especie de sanguijuela que pueda sostituirse a la que los boticarios hacen venir de Europa; es verdad que existen sanguijuelas en las provincias del sur, pero son tan pequeñas, que una docena de éstas saca apénas tanta sangre “como una sola de las europeas. Son del grupo de las sanguijuelas terrestres; viven durante el tiempo seco escondidas en la tierra E para salir cuando llueve, 1 entónces se hallan en el pasto i los ar- bustos, l atacan a las personas que vienen en contacto con éstos, para alimentarse de su sangre. ¡Aquí seria el lugar de enumerar los gusanos intestinales, que AT DA MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS. han venido a Chile junto con los animales en que se hospedan; pero me parece supérfluo, 1 su lista no seria tampoco completa, porque hasta ahora nadie en Chile ha estudiado estos animales, Me limito a decir, que el «pirihuim», palabra araucana con que de- signamos el Distoma hepaticum, que vive principalmente en el hí- gado de las ovejas que se apaceutan en lugares húmedos, i el Coenurus cerebralis, que habita el cerebro de los mismos anima- les, causan muchas veces grandes pérdidas en el ganado lanar. El gusano llamado Cysticerus cellulosae, que produce el «grano» en la carne de los cerdos, i del cual nace la lombriz solitaria en el hombre, cuando éste come la carne infectada i mal cocida, es bas- tante comun en Chile; pero hasta ahora no se ha encontrado la terrible Trichina spiralis. Queda la clase de los moluscos, clase mul vasta, pero sumamen- tc pobre en Chile, no solo en cuanto a los moluscos terrestres i de agua dulce, sino tambien en cuanto a los marinos, Conozco tres especies de caracoles terrestres introducidos en Chile. La primera es un caracolito mul pequeño i bonito, nada raro en los alrededo- res de Santiago, sea en la variedad lisa (Helix pulchella), sea en la adornada de costillas (Helix costata); la segunda es un caracolito un poco mas grande, mul liso i lustroso, la Helix lucida: ámbos son demasiado pequeños para ser perjudiciales. No sucede así con la tercera especie, Helix aspersa, introducida intencionalmente por unos franceses e italianos para comer estos animales, porque se han propagado inmensamente e invadido jardines, huertas i viñas, donde su voracidad causa grandes daños, i obliga a los propieta- rios a gastar bastante plata para hacerlos recojer. Poco menor es el daño que hace la babosa, llamada Limax agrestis por los natu= ralistas, que sale de sus escondrijos cuando llueve, para comerse las plantas tiernas. Gray no menciona esta especie; dificulto que sea por un simple olvido, i me siento inclinado a creer, que no existia todavía en Chile en su tiempo, a lo ménos era mucho mas rara en Santiago, hace 31 años, cuando llegué a Chile. Debo acu- sarme de haber llevado este animal dañino a Valdivia con plantas en macetas, 1 he recibido i recibo siempre el castigo por el daño que está causando en la huerta de mi fundo. Gay menciona (Zool. t. VIII, p. 88) una sola especie de babosa, que llama Limax chi-- lensis; esta es mucho mas grande, alcanzando a la lonjitud de 26 mm. 1 mas: creo que no es animal indijena de Chile, sino introdu= ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DE 1885, 333 ropa, a lo ménos los individuos que he recojido en la Quinta Nor- mal no me la han presentado. Concluyo dando la lista sistemática de los animales introdu- cidos, ANIMALES INTRODUCIDOS EN CHILE 7 — Mamíferos Felis domestica, el gato. Lepus cuniculus, el conejo. Cavia cobaya, el cui. Mus: decumanus a gue el raton. » rattus ¿o » Musculus, la laucha. Sus scrofa, la puerco. Equus caballas, el caballo, : » asinus, el asno, Capra hircus, la cabra. Ovis aries, la oveja. Bos taurus, la vaca. Áves : Columba livia, la paloma. ¿ Gallus domesticus, la gallina. Meleagris gallo pavo, el pavo. Numida meleagris, la pintada, Pavo cristatus, el pavo real, Lophortyx californica, la codorniz de California. Anas boschas, el ánade comun. = » moschata, el pato almizclero, ; > fulva. Anser domesticus, el ganso, Y 3 Repti les 2) Ninguno. 331 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS, Peces Cyprimus carpio, la carpa. » (s. carassius) auratus, el pez dorado. Insectos Anobium paniceum. Corynetes violaceus. Tenebrio molitor. Calandra granaria, el gorgojo. » OryZzae. Apis mellifica, la abeja. Ophion luteus? Bombyx morí, el gusano de seda. Plusia gamma? Tinea crinella, la polilla. Musca doméstica?, la mosca comun. Stomoxys calcitrans, la mosca picante. Oestrus ovis, Melophagus ovinus, el piojo de la oveja. Blatta ocientalis, la barata » germanica,. Acridium migratorium?, la langosta. Acanthia o cimex lectularia, la chinche. Aphis, varias especies, los pulgones. Schizoneura lanijera, la peste de los manzanos. Coccus hesperidum. » adonidum. Aspidiotus rosae. » Nerii. » Lauri i algunas otras especies mas. A Arácnidas Tetranychus telarius. Acarus siro, la mita o tarma, Acarus gallinae L. Argas reflexus Fabr. os piojos de las aves. ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —JUNIO DE 1885. 335 3 9 ¿100 yl Acarus scabiei? el anima] de la Sarna, o ¿Mins Tua 11 , ITA OTURA i otras especies. la (mar ' ¡nin 1 1 GRS Gusanos e : F j BD 1190311 / Distoma hepaticum, el pirihuin,. Caenurus cerebralis, Taenia solium, p la ¡lombriz Aolitamad py medio-cannellata. . i otros gusanos intestinales. E ) yA 3 es Moluscos IO 1231 Í1 la A q - Helix pulchella. GQ E As q. Lucida. $3 » .aspersa, E* Limax agrestis. Msi ida det las babosas. e > » varliegatus. MEDIOIN de A Soba las pe a a en WOhále Hóvos A ¡pilacion de la estadística. de la.casa, de. Orates, desde,su fundacion: en 1852, hasta la fecha. Estudios sobre. ella, datos: que. arroja, de= _ducciones a que dá lugar, etc. Memoria de prueba: de don:P. Ma- nuel 2.2 Beca, en su'exámen para optar el grado de licenciado en ¡Medicina 1 Farmacia, leida en, mayo de 1885. Honorable comision examinadora: a Al presentarme aquí a rendir la prueba escrita que el colada to yde nuestra Universidad exije para optar el grado de licenciado a la Facultad de Medicina i Farmacia, vengo confiado en que vuestra benevolencia os hará disculpar las faltas o errores, que,, en mi escaso trabajo, pueda haber i 1 en que, esa misma induljencia, "hará que él alcance vuestra comun aprobacion. El tema que desarrollo, es por demas árduo, 1 solo el desea “ar A. DE LA U. 1.* sec. 43-44 y 336 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. 4 A diente de contribuir, en esta materia, aunque mas no sea con una insignificancia, al estudio de una enfermedad que, por desgracia, en nuestro querido Chile va tomando un considerable incremento, solo eso ha podido decidirme a emprender el presente trabajo, que está mui por encima de mis escasas fuerzas e intelijencia. La enajenacion mental, objeto de esta memoria, es, hoi dia, para todo el mundo, una enfermedad como cualquiera otra que afecte nuestro sér, i los enajenados, los locos, no son mas que enfermos que como otros i que, mas que otros, son dignos de inspirarnos in= teres i compasion. Las erróneas ideas de los tiempos antiguos i de la Edad Media, mediante las cuales se les trataba como a endemoniados i como a seres que habian dejenerado de la categoría humana, sufriendo por esto los mas crueles suplicios, desde el cadalzo hasta la hoguera, han desaparecido ya, se han borrado para no volver, i en muestro siglo, este siglo llamado de las luces, no hai ni podrá haber para con esos desgraciados sino sentimientos filantrópicos tendentes a su propio bien; tales, cuales nos legara el ilustre i sabio alienista Pinel, el primero talvez que tuviera ufeccion por sus enajenados, el primero talvez que comprendiera, como lo dice mui bien el pro- fesor Ball, que a pesar de su profundo infortunio, no estaban des= pojados de la dignidad humana. Acorde con estas moderras ideas i con estos humanitarios sen- timientos, me he propuesto desarroilar el tema, Enfermedades Mentales en Chile, basado en los escasos conocimientos que sobre ellas he logrado adquirir, i apoyándome en la estadística de la Casa de Orates, desde su fundacion en agosto de 1852 hasta la fecha, 1 en la observacion constante que de sus moradores he hecho desde 1882, en que siendo practicante de ese asilo tuve ocasion de cono- cerlos mui de cerca, hasta el presente en que, por este mismo tra= bajo, me he impuesto la cbligación de visitarlos con asiduidad. La intelijente cooperacion del Dr. Cárlos Sazie, primero, cuando era médico de ese establecimiento, i la no ménos hábil e ilustrada de los doctores Valderrama, Castro S. i Echegóyen, que lo han reemplazado, en seguida, harán inspirar alguna fé a este corto tra- bajo, que hubiera deseado hacer mas estenso, completo 1 detalla» da; pero la insuficiencia de la estadistica a este respecto, al ménos por lo que hace a los primeros años, no me lo ha permitido; de. suerte que presento aquí lo que materialmente me ha sido posible: obtener, i de ello, lo que bajo el punto de vista de la exactitud 1 veracidad me ha inspirado mas fé i confianza, h ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DE 1885, 337 Mi ¡ trabajo comprende una série de cuadros, en número de 13, i que versan: El 1.2 Sobre el número de hombres entrados desde 1852, fecha de la fundacion de la casa, hasta 1885, con especificacion de los meses en que han entrado. El 2.* Sobre el número de mujeres entradas en el mismo espa- “cio de tiempo, con especificacion tambien de los meses en que esta “entrada se ha verificado, El 3.2 Se refiere al estado civil de los entrados de ámbos sexos, comprendiendo para cada año, el número de solteros, casados i viudos, que han entrado, i los totales que cada uno de estos esta- dos dá en los 33 años de existencia de la casa, El 4.2 Sobre las distintas edades de los entrados, divididas en 8 séries, desde 10 hasta 90 años, con especificacion del sexo ¡ los años de entrada, divididos estos últimos en períodos 5 en 5 años. ¡Señala ademas el órden en que las edades deben ser colocadas se- gun el número de enfermos que cada una de ellas da. El 5.2 Versa sobre la procedencia de los entrados, dando a:co: nocer, ademas de los años, las provincias que han dado mayor e menor número de enajenados, Están colocados en órden de sur a morte, comprendiendo las nuevas provincias creadas i las anexadas a nuestro territorio, El 6.2 Trata de la nacionalidad de los entrados, i segun ella, de su número; habiendo podido detallar bien estas nacionalidades solo desde el año de 1875; pues ántes de esa. fecha solo se hacia. diferencia en dos grandes grupos; estranjeros ¡ nacionales o chi- -lenos, El 7.” Señala las profesiones, oficios, etc., de: los entrados de “cada año, con los totales que cada una de ellas arroja en los 33 años que comprende dicho cuadro. El 8.2 En este cuadro he clasificado la existencia de la Casa ¡de Orates en enero de 1884, segun los diagnósticos hechos en esa fecha, En él se observan las distintas formas de locura i las divi- siones de cada una de ellas, con el número de enajenados de los dos. sexos 1 los totales que a cada cual pertenecian. El 9,? Describe como el anterior la existencia. de la casa en “enero de 1885, detallando tambien las distintas formas, sus divi- ¡siones i el número de enfermos de cada una. El 10.? Trata de los enajenados curados desde 1865 hasta 5, clasificados segun los meses en que han sido dados de alta. El 11. Como el anterior, da a conocer el número de enajena- 338/ 00 MEMORIAS ¡CIENTIFICAS TI LITERARIAS: _dog'salidos sanos en estos últimos 20 “años, agrupados! segun os! meses en que han salido. ¡97-25 ¿El 12. Se vefiere al número de altas dadas: desde 1882 hasta 1885, detallando las-formas de enajenación cufadas en ese tiempo, su número para cada sexo i sus totales, + 1100 000 90) 10 298901 El:13.% Este último cuadro comprende dos: uno que se refiere al número de entrados en los 33-años, “tanto hombres cómo muje-" res, i sus totales, i otro de salidos, durante el mismo “espacio” de tiempo, sublivididos en salidos sanos 1 e con Ape On tambien del:sexo i"sus totales. O ved a -De estos'cuadros que; tan a la: lijera, he' restimido, he sacado algunas conclusiones; despues de estudiarlos 'someranierte, cón- clusiones que están, casí eu todo, conformes con las obtenidas en otros paises en trabajos de esta naturaleza, 1 que, si no son de su- ma importancia: entre nosctros, tendrán al ménos algun interes, aunque mas'no sea como:punto de mira como estímulo para los” que vengan mas tarde a tratar este tema con masintelijencia 1 Ta= cidez"que el que suser de al' rendir a prueba tan a como importante... AS ¿ ós ye “Comenzaré por el estudio “de los cuadros, 'agregando algunas' consideraciones, 'nece arias para algunós: de ellos, i terminaré con las: Eorelnslonedo que de éllos se Sor SalaR i que yo haya paa deducir. +00 “Del cuadro núm. 1, referente a los hombres “entrados, agrupa dos segun'los meses en que lo han hecho, se desprende, "por poco que uno fije la atencion, que es el mes de diciembre el en que en" tim mas locos, le sigue él mes dé noviembre, despues el de enero, 1 en seguida 1 por órden decreciente, los meses de octubre, agosto; marzo, setiembre, febrero; mayo, abril, julio 1: junio. 813% Del cuadro múm. 2, idéntico al anterior ¡”que sé refiere a las” mujeres entradas, se deduce que, con cortas diferencias, los meses" en' que hai mayor número de entradas, son Jos arriba indicados, en este: órden: noviembre, diciembre, octubre; 'agosto, Pia enero, abril, mayo, setierbre) Junio 1 febrero. o lo 1 ¿De buen que se puede sentar que es' en Vel primero i los tres últimos meses de cada año, cuando el número' de entrados 'es ma=' yor, tanto por loque respecta alos hombres como a las mujeres. ANALES DE LA: UNIVERSIDAD —JUNIO: ¡DE 1885. 339 E Cual sea la causa de que en esos. meses:hay a exeso de entradas re. los. demas, no podré. precisarla; pero, es: indndable que harán entir. snfinfluencia: los calores'en;¡esa época, lla ¡aparicion de bebi- das,alcohólicas. de que tanto gusta nuestro pueblo,:como cervezas; chacolies,: .chichas, el ¡abuso que con .motivo ¡des los. dias festivos, a; comunes en. este, tiempo, se hace de ellos;-la:aparicion de: db financieros.de fin de.año; pérdida de cosechas; eto:, a causa de uvias. Intempestivas, eto. ete.; todo eso/1.mas, Creo quese puede ocar, en la: mayoría de casos. para esplicar:las causas. 10000010 19 omos ¡0bisidsd Par". ) 000835 MOI k b í . 1 . ' vi) MEN "TE ODO TES DI vi ¿E OTTO yl ) ÚM., Es que indica e estado civil, de los entrados de ámbos ; s, MOS, hace ver que los solteros ocupan el primer rango por su Cta tan “crecido, i 1 que entre ellos, los hombres beatos as que las mujeres célibes en la proporcion de. 61 ,28,/ para los primeros sE 12270 para 1 las segundas; los casados yan en segunda línea, formando los hombres el 58,44 9 del total de casados i las mujeres. el 41,56 9%, restante, El tercer, lugar, por órden de núme- » $0 ca, a los viudos; pero, aquí, preciso es ande son las mujeres, las viudas, las que, exeden: a los hombres, al reves de lo que sucede en los otros dos estados, ya descritos; las viudas entran en la pro- porcion de 71, 95. dv 1 los viudos, ¿solo con el 28, 05 Y restante. , Estas deducciones Paid estar acordes con las causas que pue- den obrar en favor de la produccion de la enajenacion mental en que cada uno de esos estados por los que el individuo racional puede pasar; Í asi el celibatario está mas, espuesto que el casado o viudo a la locura, i i éste último ménos que el segundo; en los tres K Dio? estados, es tambien sobre el hombre en quien recaen todas las Moor 1 “causas, ménos en la viudez; en que, la mujer, por todos motivos, ¿ lestá mas espuesta que el hombre, | Leda mios YOTG BDB) 50p 2obg TD ODIt 151) 49 ) E 0 Le Did, Lá ' hos sexos, en los 33 años ca: que Mere nidatlo mani- mio, nos demuestra tambien cuáles son las edades en que es mas ecuente la enajenación mental, da stats 1 o ada uno de 1 340 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. La edad de 30 a 40 años ocupa el primer lugar por el gran nú- mero de casos que dá, hubiendo mas hombres que mujeres; el se- gundo lugar, ocupado por la edad de 20 a 30 años, habiendo, tambien de ella, entrado mas hombres que mujeres, con la parti- cularidad que es de ella, de la que han entrado mas mujeres que de cualquiera otra; en tercer lugar están las edades comprendidas entre 40 i 50 años, habiendo entrado mas hombres que mujeres; en cuarto lugar, las comprendidas entre 50 i 60, teniendo aquí el predominio las mujeres sobre los hombres; sigue a ésta las de 60 a 70 años, ocupando el 5. lugar, habiendo, como en la anterior, mas mujeres que hombres; en 6.2 lugar están colocadas las edades comprendidas entre 10 i 20 años, habiendo predominio del sexo masculino sobre el femenino; el 7.2 lugar corresponde a la edad de - 70 a 80 años, participando los dos sexos por iguales partes; el 8.” 3 último corresponde a la edad de 80 a 90 años, de las cuales han entrado solo seis, cuatro mujer i dos hombres. De edad menor de 10 años ha habido unos pocos casos, que es- tán incluidos en el 6. lugar, por ser casos mui raros; han sido ni- ños idiotas o imbéciles, De suerte que de 20 a 50 años es mas comun la locura; de 50 para adelante, mas rara, i mas aún, ántes de los 20 años; en otros términos, es mas comun en la edad adulta, ménos en la vejez i ménos todavía que en ésta en la niñez i juventud. Para el hombre, en Doa de 30 a 40 años. Para la mujer, de 20 a 30 años. El cuadro núm. 5 señala la procedencia de los entrados de ám= bos séxos, segun la provincia de donde han venido; pero solo des= de el año 1859, pues, ántes de entónces, no era ni medianamente - bien Alai dicha procedencia. . | Segun los totales del número de enajenados que cada provincia ha dado, se puede establecer el órden siguiente: 1.” Santiago 6.2 Coquimbo 11.” Chiloé 2. Valparaiso 7.2 Atacama 12. Maule 3.” Aconcagua 8. Curicó 13. Linares 4.2 Talca 9, Concepcion 14." Valdivia. e 5,2 Colchagua 10.2 Ñuble 15. Arauco 16.” Antofagasta—0'Higgins—Llanquihue tE, 17. Magallanes. ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DE 1885 341 De manera que no se puede decir otra cosa, al observar este "órden, sino que el centro de nuestra República proporciona al asi- lo de locos, mas que el sur i que; el norte, i que éste da mas que aquél. ! Para esplicar esta mayor frecuencia en una que en otra parte de nuestro territorio, creo que se podrá invocar: 1.7 Mayor poblacion, comparativamente. 2, Clima, mas ardiente en el norte i centro, que en el sur, lo que, indudablemente, tiene una gran influencia en el carácter de 3.” Costumbres; la escasa mala alimentacion, el abuso de los licores espirituosos, etc. 4. Abundancia de alcohólicos de toda especie ¡ de mala calidad, 5, Pobreza. Es innegable que en el centro i norte de Chile es esta una causa de enajenacion que tiene una marcada influencia, sufriendo por ella no solo el sér físico sino el moral. 6.2 Creo aun que la herencia tenga una buena parte en el au- mento de los casos de enajenacion mental en el centro i norte, en el primero sobre todo, donde hai tantos locos al lado de sus fami- “lias i tantos reincidentes, como locuras periódicas. , Aun me seria dable señalar otras causas; pero prefiero no entrar 1 ántes bien alejarme del resbaladizo terreno de las hipótesis. y El cuadro núm. 6 nos muestra la nacionalidad de los entrados á desde la fundacion de la casa; pero con pocos detalles en los pri- meros 23 años, porque la estadística no distinguia en esa época “mas que dos grupos: estranjero i nacionales o chilenos; entrando los primeros a formar en esos 23 años el 6,37 %o del total. Desde el año 1875 se tuvo el cuidado de clasificar las nacionali- ' dades, i por el cuadro se puede deducir que entre los estranjeros, los franceses ocupan el 1.% lugar por su número; el 2. los alema- b nes; el 3.* los italianos; el 4.” le ingleses; el 5.” los: bolivianos; el 06. > los peruanos; i así en órden dla siguen las demas na- “cionalidades. En resúmen, para estos últimos alos años tenemos que los es- —tranjeros han la en la proporcion de un 5,31 9. respecto de mos, chilenos i en un 5,04 /, respecto del total. Ñ: A y 3 A E « In | | e 16 b k 342 27 ¿MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS, El cuadro num. 7 nos da a conecer las profesiones, ocupaciones, eto,, ete., de los entrados en los 33 años, Examinando los totales ' que cada uno de, ellos ha dado para, á£mbos exos en ese número de años, vemos que hai mayor canti- dad de: 1,” gañanes; 2.* sirvientes, que en su casi totalidad -80n mujeres; 3.0 aquellas cuya pr ofesion se ignora; 4, A «los ¿sin oficios, 5. costureras mujeres; 6.” agricultores; des e 8. cogi- neras, cuya mayoría es formada por mujeres; 9. lavanderas; 10.2 mineros; 11. ss zapateros; 12.” carpinteros; 13.2 fondistas; 14.” mili- tares; 15. marinos; 16.* sastres; 17. modistas, mujeres; 18." em-. pleados. Despues siguen otras, que han dado cifras mui inferiores a las de las anteriores i que seria demasiado largo 1 Í de ¿escaso 10-; tereg enumerar, Ñ Con solo yer el órden en que están colocadas estas profesiones, se puede sentar que es la clase pobre, en jeneral i para ámbos sexos, la que mas contribuye en la poblacion de la. Casa de Ora- tes, 1 que, entre esta clase pobre, son aquellos individuos que por su ndo de vivir i sus costumbres los espone mas a la influencia del alcoholismo los que mas abundan; por ejemplo los. gañanes,, los sin oficio i los obreros, entre los hombres; o que están mas es-. puestos a la miseria, a los pesares, etc., etc., como las sirvientes, Cocineras, code niias etc., entre las ad , El cuadro núm. '8 trata sobre la existeucia que habia en enero de 1884, clasificada segun el diagnóstico apo de ella hice en com- pañía del DK'C! Sade. : i a Pero ántes de pasar adelante, debo'advertir que esos diagnósti- cos son hechos basados en la forma del delirio que cada enajenado presentaba, para la mayor parte de los casos, i en otros apoyado en el cuadro o: o os a tal o cual a de enajenacion, ¡Respecto de los nombres igualmente debo decir algo; no por lo que se refiere a la mania o a la demencia, denominaciones en que todos los autores están conformes, i que, como los estados conjéni- tos, idiotismo, imbecilidad, cretinismo, no pueden ser confundidos - entre sí ni espresados de otra manera: pero sí debo manifestar que he tomado con el profesor Ball la palabra Lipemania reemplazan- do a la antiguamente usada de Esquirol i Pinel, melancolía, para A ; is de SL Ae ANALES DE:LA UNIVERISDAD,—JUNIO DE 1885. 343 significar 1 los delirios, tristes, dividiendo las lipemanías solo en sim= ples i estúpidas, omitiendo así la lipemanía ansiosa, forma perfec- tamente bien caracterizada, pero. que no he puesto, por no alargar demasiado .el cuadro i; por .evitar las confusiones que con, tanto nombre se hacen. Ha habido, es verdad, unos casos «de lipemanía: ansiosa, pero. los, he, colocado en las formas! ya: nombradas. ¡Respecto-a las, monomanías, he conservado este nombre, dándole su. verdadero significado, tal como estaba en la mente de Esquirol al fundarlas. Correspunde al delirio: parcial del profesor. Ball. En cuanto a las divisiones de cada forma, se les. ha dado cabida atendiendo ya a las causas de la enajenacion, ya al ¿modo de. ser particular del delirio, ya a la duracion de él, etc:, etc. De suerte que no he tenido en vista AOS fija alguna. para hacer dicho cuadro, sino que; consultando la sencillez de. la comprension 1 del trabajo mismo, 'he:bomado,de.una u otra lo que: me ha parecido mas conveniente. | De este cuadro trataré de estudiar: cuáles formas de, enajenacion son mas comunes, 1 en qué sexo; cuáles divisiones de cada forma presenta mayor número, tanto de hombres como de. mujeres; la proporcion calculada al tanto por ciento en que cada forma se en- cuentre con el total existente, ¡como tambien la proporcion en. que cada division de las formas se encuentra con ella, En enero de 1884 existian en la Casa de Orates, 486. enajena- dos, de los cuales habia 252 hombres i 234 mujeres; este total era formado: 1.2 por 231 maníacos, 122 hombres, 109 mujeres; 2.” 44 — lipemaniacos, 23 hombres, 21 mujeres; 3. 21 monomaniacos, 16 mm hombres, 5 mujeres; 4.” 32 imbéciles, 14. hombres, ¿18 ¿mujeres;: 9. 2 cretinos hombres; 6.” 134 dementes, 63 hombres, 71 muje- res; 7.” 6 paraliticos jenerales, 5 hombres, 1'mujer; 8.” 2 corei- cos, 1 hombre, 1 mujer; 9.2 1 hombre con ocur .sifilítica; 10.9 1 mujer hístero-epiléptica. : Por esta enumeracion se ve que la manía 1 a demencia eran las dos formas que contaban mayor número de enfermos; los de- mas le seguian en érden i en proporcion asi: 1.5 La manía, Es la forma mas. comun: de la usan! ro a formar el 47,75 9 del total, correspondiendo ¡un 25,12 pa a 105 hombres, i el 22,41 % restante a las, mujeres. 003 00010110, De las Ciao de la manla, va en 1." lugar, la manía od que concurre con el 73,50 9%, a formar el total de maníiacos. Va en - 2." lngar la manía aguda, figurando con un 13,41 /; en 3.” la ma- nía epiléptica, que entra con un 7,36 9%; en 4.* la manía alcohólica, Ay 7 344 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, con un 4,86 /; en 5.2 i último lugar, la manía puerperal, entrando a formar el 0,87 / del total de maníacos. 2.? Las demencias figuran en segundo lugar en cuanto a fre- cuencia, forma el 27,56 / del total, ocupando el primer rango en- tre las formas de demencia, la demencia simple, que entra con el 83,58 /, en el total de dementes; el segundo lugar pertenece a la demencia epiléptica, que figura con un 8,20 /; en tercer lugar está la demencia senil con un 5,97 Y, ¡en último la demencia alcohólica, que forma el 2,23 / restante del total de dementes. 3.2 Las lipemanías siguen, en frecuencia a las demencias; forman el 9,05 Y del total de enajenados existentes en enero de 1884, Entre las dos divisiones de esta forma, es la lipemanía simple la*que ocupa el primer lugar en cuanto al número de indi- viduos afectados; entra en el total de lipemaníacos con un 68,17 /; miéntras que la lipemanía estúpida entra solo con 31,82 7. 4. A las formas anteriores, siguen las monomanías, que figu- ran con un 4,82 Y/ del total existente. De las divisiones de la mo- nomanía, va en primer lugar, la monomanía de grandeza o mega- lomania; entra a formar el total de monomanfacos con un 28,57 Y; le sigue la erotomanía con un 23,80 Y; sigue ésta la monomanÍa relijiosa o teomanía, que da un 19,04%; i despues, i en igual pro- porcion, la monomanía razonante, suicida i la del robo o cleptoma- nía, que figuran en el total de monomaníacos con un 4,76 %. 5.” La imbecilidad. Por 10 que toca a esta forma, tenemos que entraba con un 6,58 /, del total de enajenados; siendo la ¿mbeceli- dad simple la que va ántes de la epiléptica, contribuyendo con el 81,24 / al total de 'imbéciles; la imbelidad epiléptica, da solo el 18,76 /, restante. 6. El idiotismo. Esta forma conjénita de enajenacion entraba a formar el 2,46 /. 7. El cretinismo. Forma conjénita como las dos auteriores, for- maba el 0,41%. 8. La parálisis jeneral. Contribuia con un 1,23 / del total existente en 1884, 9.” La locura coreica. Estaba representada solo por el 0,41 Lo 10. La locura sifilítica. Formaba el 0.20 Y. 11,” Histero-epilepsia. Formaba el 0,20 /. Tales son las deducciones que del cuadro mencionado he podido sacar i oxe0y(€0L fundamentos, sean 1 verdaderas. 4 ' A] 4 k ; y A E ¡ A ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DE 1885, 315 El cuadro núm. 9, semejante al anterior, ofrece como él resulta- dos semejantes, Da a conocer la existencia de nuestro asilo de ena- jenados en enero del presente año. Ha sido hecho en compañía de los actuales "médicos de la casa i mediante su decidida cooperacion. - He aquí los resultados que ofrece su estudio: - 1. La manía es la forma mas comun de la, locura comprendien- do un 49,53 /, del total, correspondiendo un 27,66 /.a los hombres ¡un 21,87 / a las mujeres. Entre las divisiones de manía, la manía crónica forma un 69,43% l estando, por consiguiente, en primer lugar; le sigue la manía aguda, que abraza un 12,08 Y; va en tercer lugar la manía epilép- tica contribuyendo con un 9,40 Z: la manía alcohólica da un 6,70 /; la ¿manía (histérica, con un 1,10 /; 1 por último la puerperal con un 0,80 %. 2. Las demencias siguen en frecuencia alas manías; entraban a formar el 23,24 */, del total existente. La demencia simple, ocupa el primer lugar entre las divisiones de esta forma; contribuye con un 68,06 9/, al total de dementes; sigue la demencia epiléptica, for- mando un 14,28 %/,; viene despues la demencia alcohólica, que. en- tra con un 12,61 */,; por último la demencia senil, que forma el 5,04 9/, restante, 3.0 Las lipemanías ocupan el tercer lugar entre las formas de locura mas frecuentes. —Entraban en el total en la proporcion de un 1,84 /; ocupando la lipemanía simple, el 72,41 /,, i la lipema- ma estúpida, el 27,59 9 restante. 4." Tras monomanías siguen en frecuencia a las formas anterio- res, figurando en el total con 1,09 %/,.—Entre las variedades de monomanías, la erótica o erotomanía da un 29,46 lo; la monoma- nía de persecucion, la de grandeza o megalomanía i la relijiosa O teomanía, dan cada una igualmente un 23,07 %/¿; la monomanía del robo o eleptomanía, que da un 5,55 %/,; por último las monomantias homicida i la suicida, que dan, cada, una 1,86 */, al total de mono- mantas. 1” de 5. La imbecilidad.—Esta forma conjénita de enajenacion con- tribuia, con sus dos divisiones, simple i epiléptica, solo con un 2,90 %/, al total existente. 6. Las idiocías, tanto puras como complicadas, figuraban con , an 2,80 o. 7.2 Parálisis jeneral.—Esta forma de enajenacion era represen- ada, solo por 0,56 7, en el total de enajenados. 346 CS MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS) 1/1 8/01 cretinismo] entraba ¿on 0,87 */30000 2 0 obs “190 La Tocura sifilítica ¡gualménte con O; id a E00E 310 10.2 La id. coreica con solo ur 0318!9/7:2111 (sh 01919 as col "Tos resultados que arroja, pues, el 'enadro”que'acabo ode dar a conocer con los que da el anteriormente! estudiado, sobre la exis- tencia de enajenadós' en los"dos años 'que'se tratán, clasificados segun Ja! forma” “de! énajenación que presentaban, * no” pueden ser mas semejantes en todás'sus partes, 1 ámbos nos dan conclhsiónes semejantes, que tendré ocasion de apuntar al fin'de'esta- memoria. $4 445! El cuadro“núm. 10, referente 'a los: meses en-que.han sido. da= dos de alta los hombres que han salido sanos, nos enseña, que:es en los cuatro primeros 1 dos últimos meses.de cada: año, cuando mas sanos salen, por regla jeneral, conclusion: que se Hodacé de los totales que arroja dicho cuadro" +: 119 7691 ls Segun ellos, se pueden colocar así los. meses que in mayor'0) menor número de altas: enero, abril, diciembre, marzo, noviembre, agosto, febrero, octubre, mayo, julio, setiembre, junio, +: end El cuadro núm. 5 Lata como el anterior, So las, altas, en lo, que. se refiere a las mujeres salidas sanas, segun los, meses en que han salido. Segun los totales; que da; esos meses guata colocados en este. a y DA SoiEn ' Diciembre, Actabra, noviembre, abril, enero, junio, caña setiem-, bre, agosto, marzo, febrer», mayo. : Comparado este resultado con; el ute se. ve. a al alguna diferencia entre los meses de salida para los hombres 1 para las. mujeres; parece. que de éstas salieran mas:en los tres últimos ie! primero de:cada año... l : UN > LE Ie 7 NA MOS El cuadro: núm: 12 manifiesta lasformas de enajenacion cura- das desde 1882 hasta 1885.=Es tomado «del libro: de ¡altas del: AAA a ANALES ¡DB ¿LA ¡UNIVERSIDAD.—JUNIO, DE 1885, 347 establecimiento,::i está subdividido en, dos, ¡porque el '1.* es .to-, mado de las altas, dadas por el; doctor,Sazie desde 1882. hasta ju- nio de 1884 1.el segundo de las! dadas, desde esa. fecha hasta: 1880 por los actuales doctores de la.casas: ( 19" - «En esos tres años han sido; e de altea 489 liinda, Ma los. que 302 eram:! hombres] i 187 mujeres; de manera que: hanestado en laproporcion de 61 ¿15 9/,correspondientea los primeros. 38,204: a las segundas, Las formas de enajenacion de-que se dieron mayor número de altas, fueron: 1. las manías; le siguen, 2.2 O 3.2 mo- A plnaníopió:? debilidad cerebral. 1... 0 13 “¿En cada ina de ellas, estaban adas log, ad así. 1.2 Maurníos.—Formaban la casi totalidad.de los enternios euras E dos, dando un 66, ¿25,76 del total de salidos. Entre ellas, la. manía alcohólica, esclusiva aquí.al hombre, daba un 37,03 96 el total de mahiacos, ocupando, por consiguiente, el primer lugar, en el grado de curabilidad.—En segundo, la manía aguda, figurando. ,com' un, - 36,11 9%, correspondiendo. deesto un 18,51%, .a «los, hombres i el 17,60:9/. restante.a las: mujeres afectadas, de manía, aguda. —En tercer lugar viene la maría crónica, que contribula con un 18,272), al total de sálidas, correspondiendo, de esto, a los. a el 9,55 %/, 1 a las mujeres. el 3,71 9% restante. En cuarto lugar viene. la:manía epiléptica; que entra en el. total de salidos, con 2,46:%o referente únicamente a, los hombres. —En quinto lugar, la; manía, puerperal figurando con;1,54 %.El-9,66 9 restante del: total de manjacos figura, sin especificación. emel: hos de,altas., ( 2 «Lipemanías Esta forma, de enajenacion, rental figura/en; ll total con 22,09 9%, O pa iguales partes hombres [mati jereg. ls peorben: ) EG j > la ob sv NOS ¿3,2 Monomanías; e ¿cons un, 7 57 % el lali hi sli, das.—La variédad,mas frecuente fué Ja.:monomarta de persecución, que figuraba, con un, 45,94 */, en el total: de monomaníacos; perte- neciendo el.35,13-/; a. los hombres ¡:el: 10,81 2/, a las mujeresj. se" guian la teomarnía. com un 18,91 yw iperteneciendo 13,51:%/; a: 109: hombres, 1:5,40 */, a: las. mujeres; das monomanías de grandeza: i la: erótica entraban cada una con un 8,10. */, del total de .monoma-' níacos; la razonante con.10,41 co da suicida con. 5, 40 llos 1 la ho- mitida. con 2,70%/4%.. O isió 142 La; debilidad + Cormab el 3 46 7 del holalo dadas de: alta, '1-390p od Í. cba 1d 19) Por lo anteriormente bledo, se Eure defuriso ul dn bota. | 348 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS. mas curables de locura han sido las cuatro estudiadas; que entre ellas, la manía és la mas curable tanto para uno como para otro sexo, figurando los hombres con el 66,76 */, i las mujeres con el 33,24 %, restante.—Que siguen a éste las lipemanías, figurando con iguales partes los hombres i mujeres; despues vienen las mo- nomanías, figurando los hombres con 74,59 Yi las mujeres con 25,41 Y/3 por último la debilidad cerebral, El cuadro núm. 13, el último de la série, está subdividido en do secciones una de entradas, otra de salidas, i ésta última en otras dos: salidos sanos i muertos. Del cuadro de entradas se deduce que entran mas hombres que mujeres, en la proporcion de 55,96 %, para los primeros, por 44,04 0, para las segundas, segun se desprende de los totales que dicho cuadro arroja. Del que trata de salidos, se puede deducir igualmente que salen mas hombres que mujeres, 1 en la proporcion, para los hombres, de 56,62 /'i para las mujeres, en la de 43,48. Por lo que respecta a los muertos de la division del cuadro de salidas, se puede decir como en los dos casos anteriores, que los hombres mueren mas i que las mujeres méxos, en la proporcion de 57,25% para los primeros ¡1 42,75 /, para las segundas. Las salidas están con las entradas en la proporcion de salidas sanos 52,38 ”/,—muertos 25,30 9%. Los 22,32 9% que faltan son ocupados por Jos demas salidos entre fugadosi sacados por las fa- milias, Con esto doi por terminado el estudio de los Cuadros; estudio que habría deseado hacer mucho mas completo; pero que por falta de datos, o por otras razones no lo he podidohacer. Pero ántes de entrar a esponer :as conclusiones, me voi a permitir decir algo so- bre el tratamiento que he visto emplear i los resultados que en : algunos casos se hanobtenido asu espensa.—No hablaré del trata- miento hijiénico, 'sin- duda demasiado eficaz i que en todo caso debe usarse; ni de algunos medios que como el trabajo, distraccio- nes, etc., son una ayuda eficaz i un poderoso ausiliar para la cura- cion de la Enajenacion Mental, sino que me concretaré a decir al=. go sobre algunos medicamentos que comunmente se usan en esta clase de enfermedades i sobre un medio terapeútico que no se sa- brá nunca apreciar lo bastante, cual es la hidroterapia. ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DE 1885. 349 Entre los medicamentos que mas se Usan, figura en primera lí- nea el bromuro de potasio, sustancia que goza de propiedades se- dantes en jeneral i que tiene por esto una accion, entre otras, de- masiado notable 'i utilizable en. Ja Enajenacion Mental: aparte de su accion curativa en ciertas neurósis, como la: epilépsia, corca, etc., ejerce tambien su influencia sobre los desórdenes psíquicos, que comunmente las acompañan, ¡ así se ha visto casos de curacion: de Manías, euyo orijen era la epilepsia, mediante la medicacion con el bromuro de potasio. / En todos los casos en que hai una exitacion demasiado grande del sistema nervioso, este medicamento no desmiente jamás su justa fama. Por ejemplo, en todos los casos de delirio agudo en la exitacion maníaca, i en todas las formas de enajenacion, en que sobrevienen siempre accesos de verdadero furor, siempre le he visto producir magníficos resultados, sea puro, sea asociado a otros bromuros, como el de sodio, de amonio, de alcanfor, etc.; sea aso- ciado a vtro medicamento, tan precioso como él, cual es el hidrato de cloral. En los casos de enajenacion ocasionados por vicios como.el ona» nismo, por ejemplo, se le ha visto detener su marcha i aun curat= los mediante su uso frecuente ¡asociado «al bremuro de alcanfor, al lupulino, etc., contribuyendo así a calmar o evitar el eretismo jenital. Los accesos de furor uterino de las ninfómanas, ceden. igual- mente al uso del bromuro a altas dósis. 1 ya que digo dosis, diré que el bromuro debe ser prescrito con cautela; no hai que prodigarlo a manos llenas, como se hace fre- - cuentemente, porque tiene sus inconvenientes i mui graudes, de los cuales preciso es uo desentenderse. Aparte del bromismo agudo o crónico, la caquexiai la adinamia brómicos de que habla el profesor Voisin en su último libro de clí- nica sobre Enfermedades Mentales i nerviosas, suelen sobrevenir, provocando fenómenog mui serios, aún mortales, que suelen des” viar al mélico en su diagnóstico haciéadolo confundir con afeccio- Des mentales, que no son mas que efectos del bromuro, i sobre todo — del bromuro impuro.—Asi refiere casos de bromismo: que presen- 'taban todos los caracteres de una parálisis jeneral, sin que fueran mas que efectos del abuso del bromuro. Por su uso largo tiempo prolongado ¡ia dósis masivas, los ena= _Jenados tienen que sufrir sus consecuencias, i yo me atrevería a de- Cir que conduce mui prouto a la Demencia, o por lo ménos, los 350 “¿MEMORIAS CIENTÍFICAS TI LITERARIAS. * deja en'un estado de 'hebetud:i a que' "pol: su duracion semeja a esa forma de enajepacion. pra f «De «suerte que así como un uso razonable i juicioso de” €l dá buenos resultados, el abuso acarrea” sérios desórdenes 'i molestas consecuencias que'es preciso evitar, ya haciendo de él un uso 'mo- derado, o:en el caso contrario, si él es preciso, favoreciendo la «eli minacion por distintos medios, como el ecos sudoríficos, baños diuréticos, etc, mM Otro medicamento, que desde “su descubrimiento en 1831 por Liebig, ha gozado de grande i merecida vova, es el hidrato de clo- ral.—Esta sustancia, aparte de sus efectos localés, que permiten aplicarlo a diversos usos esternos, tiene mui principalmente efec- tos jenerales, tomada al interior por la boca o por la via rectal, que se dirijen' sobre el sistema nervioso 1 que se mani fiestan por su accion hipnótica, anestésica i sobre la motilidad voluntaria, que esla primera que desaparece, produciéndose la resolución mus- cular. z le Laso | Son las dos primeras acciones que produce el cloral, ¡sobre todo la hipnótica, la; que se: utiliza en todo caso 1 con mayor razon en la enajenacion mental, en que, venciendo el insomnio, se consigue una gran cosa, | Por esta accion es que se consigue tan buen PE en “los casos de delirium-tremens, en los accesos de manía aguda, en la mono- manía de persecucion, etc., i en jeneral en las neurosis de la idea=" ción, considerando como a tales las locuras, en! que ii haj' exaltacion de las facultades psíquicas.” * 19 203 Parece que el cloral no fuera un medicamento seda: al mé- nos a dósis moderadas; sin embargo se ha dicho que ha producido: la muerte en adultos que han eno de una sola vez alguna can- tidad. pise ( se Su modo de obrar; no obstante, sobre las células nerviosas trans=' formándose 'en parte en cloroformo, parece no aconsejar su uso' diario i prolongados: «podría traer lt nuevo trastorno en éllas en los. casos de enajenacion en que fuera empleado sin cautela epoñ 0 largo tiempo. 10d APA hos -Las dósis a que se-ha dado en nuestro manicomio, han váriado según los casos, entre uno i dos gramos de una vez, i hasta ciaco | gramos en el dia. Sin embarzo, varios autores, entre' otros Leca- ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —JUNIO DE 1885. 351 chi ur en su estudio sobre el hidrato de cloral, dice que se puede dar hasta cuatro gramos de una vez i hasta siete gramos en el dia. Alas dósis que he nombrado no se han producido nunca acei- dentes de importancia, como el cloralismo, por ejemplo, como se ha observado en otros casos, Otro medicamento de no ménos importancia que los anteriores “j que presta grandes servicios en el tratamiento de la enajenacion “mental, es el opio i sus preparados, así como las alcaloides que de El se derivan. : Por su modo de obrar sobre la circulacion cerebral, que exita, está naturalmente indicado, en aquellas formas de locura con de- “presion o depresivas, tales como las diversas variedades de Lipe- manías u otras a las que acompañen un delirio triste. demasiado grande, como sucede en los accesos de manía aguda, es ¡necesario subyugarla, procurando el sueño, Las preparaciones opiadas han sido usadas durante mucho tiempo en la enajenacion; pero con éxitos que, si bien brillantes en aleunos casos, han tenido el gran inconveniente de ser pasaje- ros. Ultimamente, el célebre alienista de la Salpétriere, Mr. A. Voisin, asevera haber curado mediante el uso de las sales de mor- Minos años como incurable, i que él dice Mes curado lea tamente dos veces i haber mejorado otras dos. Este éxitotan notable invita, pues, a usar mas de lo que se acos- tumbra, los opiáceos o sus derivados. Pero este medicamento no está exento de peligros i tiene sus -contbraindicaciones, que hacen restrinjir su uso o por lo ménos ha- ¡ten receloso su empleo en manos poco diestras. Siendo un conjestionante del encéfalo, claro está que no sentará bien en aquellos casos en que hai una conjestion o hiperemia de este órgano, sea ella activa o pasiva, como tampoco en las infla- ciones de este órgano, en que por este mismo proceso hai un jo mayor de sangre, ya sea circunscrito o jeneralizado. A. DE LA U, 1,? SEC. 45-46 A z EE - AS 1 352 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. — El profesor Voisin, ya citado, en sus lecciones clínicas de enfer- medades mentales i nerviosas, del año 1883, resume hábilmente en dos artículos las contraindicaciones para el uso de la morfina, en el tratamiento de las enajenaciones, como sigue; 1.2 «Todo enajenado que está atacado de locura inflamatoria 1 diopática o sintomática de lesiones de los centros nerviosos, de locura epiléptica o de una forma cualquiera de parálisis jeneral, soporta mui mal la medicacion opiácea.—Un error de diagnóstico puede ser funesto a log enfermos.» I esto, por loque a mi toca ia lo que he visto, creo sea la rea- lidad.—Un día fué necesario dar a uno de los enajenados afecta- do de parálisis jeneral, una pocion antidiarreica a causa de un fujo intestinal que le habia sobrevenido, talvez por cambios telúricos, O un enfriamiento; esta pocion, llevaba a título de anexosmótico una pequeña cantidad del mas débil en accion de los preparados de opio, el jarabe diacodion, i a pesar de eso, cuando aún no habia inje- rido la mitad del medicamento, esperimentó tedos los fenómenos de una conjestion cerebral, que, felizmerte, fué subyugada a tiem- po por uno de los doctores de la casa, doctor A. Valderrama, que ya lo preveía.—S8e vé, pues, por esto, cuán cauto hai que andar en el uso de los opiados en tales casos. La segunda serie de contraindicaciones, dice el profesor Voi- sin, es: 2.* «La morfina no es de ninguna utilidad en las locuras, por ateroma i cuando más, podría ser perjudicial en razon a las conjes- tiones que produce, las que por sí mismas traerian hemorrajias por ruptura vascular.» I esto es óbvio, acrecentando el opio a sus preparados o deriva- dos, pues todos obran por el mismo mecanismo la tension sanguí- nea, habiendo por consiguiente mayor- presion, ¡en vasos que no están sanos, de paredes frájiles, fuerza es que cedan, i de ahi la he= morrajia.—Preciso es, pues, resguardarse contra tal emerjencia proscribiendo el opio en todos aquellos casos en que se sospeche, siquiera la existencia de una ateromacia arterial. : En cuanto a la Hidroterapia, eficaz medio de terapéutica en la enajenacion, último de que me ocuparé, solo diré algunas pala= bras. CN Los modos mas corrientes i fáciles de aplicacion son las duchas o chorros frios únicos o múltiples i los baños tibios o calientes, Los primeros, en que se sirven del agua fria, son aplicables so= : y ERERARRE AAN 1 ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DE 1885, 353 bre todo en aquellos casos en que conviene despertar, si así puede decirse, la exitabilidad del sistema nervioso, por ejemplo en las locuras tristes o lipemaniacas, i en las que conviene estimular en Jeneral el organismo por medio de una reaccion provechosa como -es la que sobreviene despues de un baño frio. —Ademas, en otros paises, 1 en Francia sobre todo, sirve como poderoso ausiliar para convencer a los enfermos o para disuadirlos de tal o cual idea, “aprovechándolo tambien como medio de temor, cuando no quie- ren comer, por ejemplo.—El baño tibio o caliente, es un poderoso sedante del sistema nervioso, con tal que se use como es debido, es decir, prolongado i mejor con afusiones o chorros frios en la cabeza; es asi como presta grandes servicios toda vez que se quiere apa- siguar el eretismo nervioso deprimiéndolo, como es necesario en las manías agudas o en otras formas con exitacion maníaca. Podria esplanar algo este asunto; pero me limito solo a indi. carlo, porque la naturaleza de este trabajo requiere mayor bre= “vedad. : Podría aún citar otros medicamentos que se usan comunmente: la belladona, el éter, el haba del calabar, el cáñamo indiano; pero por la razon aducida no lo hago. Son medicamentos, sobre todo los últimos nombrados, que go- zan de preciosas propiedades i que algun dia formarán entre las primeras filas de los que constituyen la escasa série, al ménos efi- caz, de la terapeútica de la enaienacion mental. Despues de lo dicho solo me queda por esponer las conclusiones que van en se- guida. CONCLUSIONES 1.* A nuestro manicomio entran mas hombres que mujeres. 2.” Salen sanos 1 mueren mas hombres que mujeres. 3. Es en el primero i en los tres últimos meses de cada año «cuando el número de entrados es mayor, tanto para uno como para otrú sexo. 4, Entre los entrados, el número de los celibatarios es mayor que el de los casados i viudos, tanto para el hombre como para la mujer, ménos en el tercer estado, de viudez, en que hai predominio del sexo femenino sobre el masculino. 5.* La locura es mas frecuente de 20 a 50 años; rara de 50 para adelante i mas aún, ántes 'de los 20 años, i esto es para ámbog HCXOB. 354 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS. — 6.* El centro de nuestra República proporciona a nuestra casa. de Orates mayor número de enajenados de ámbos sexos que el Norte i el Sur, i aquel, mas que este. 7.* Los estranjeros figuran en débil proporcion respecto a los chilenos. Para los primeros 23 años estaban con éstos, en la proporcion del 6,37 9% del total i en los últimos 10 años en la del 5, 04 %. 8.* La clase pobre es la que forma la casi totalidad de la exis- tencia, figurando entre las profesiones, en primer lugar los gaña- nes, sirvientes, costureras, cocineras, etc., dando mayor número de enajenados. 9.* La manía es la forma mas comun de enajenacion, siguen: Ja Demencia.—Lipemanía.—Monomanías.—Imbecilidad.—Idio- tismo,—Cretinismo.—Parálisis jeneral.—Locura coreica.—1Id. Si- filítica.—Histero-epilepsia. 10.* Hai mayor número de altas, es decir salen mas sanos en los tres primeros i tres últimos meses de cada año, para ámbos sexos. 11. La Manía es la forma mas curable de locura, siguen las Lipemanías; despues las Monomaníias; por fin la debilidad cere- bral. En cuanto al tratamiento no os presentaré conclusion alguna, puesto que no irá apoyada en este estudio por nada que como observacion especial lo haga valer. Tal es, honorable comision, el escaso trabajo que tengo el honor de presentaros 1 de someter a vuestro juicio, esperando que él sea. digno de vuestra aprobacion. Cuadros sobre estadística de la Casa de Orates—1852-1885, hechos por P. Manuel 2.” Beca NÓMINA DE LOS CUADROS Núnms. 1.2 Hombres entrados, segun los meses, desde la fundacion de la casa, hasta la fecha. 2.” Mujeres entradas, segun los meses, desde la fundacion de la casa hasta la fecha. : 3.2 Estado civil de los entrados, A 4. Edades de los entrados. 5.” Procedencia de los entrados. 6. Nacionalidad de los entrados, 7.” Profesiones de los entrados. bis, Td. id, id. 8.7 Existencia en enero de 1884, clasificada segun el dias nóstico 9.” Existencia en enero de 1885, clasificada segun el diagnóstico. 10. Hombres que han salido de alta, segun los meses en que han salido, 11. Mujeres que han salido de alta segun los meses en que han salido. 12.” Diversas formas de enajenacion, curadas desde 1882 hasta 1885, 13. Entrados 1 salidos. Estos últimos divididos en sanos i muertos dia NÚM. 1. ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DE 1885, 357 Hombres entrados, segun los meses, desde la fundacion de la Casa hasta la fecha. AÑOS rnoanonoosnssnos nuaranson...n.. 99 oncronssss.s AS canonnrosrossss raras...» mrannarsass.r.. Harraa rar ooo... tarros rsnn..no. nono nonsonsasss cnn. rososanas Aranaaransonn.s nasa nransoso.o a oonanororosas rro. rnsoararsss mono prono... rrarransnroeoos Arana rr 2 0 0.» ronprrnsonnnos rnrasos roo... cn .sanponaasoso Prrraars so. . on. canposossn..nss ron pososcsrsasss canorarssnanosa rocosas on... Motalesao o... anoocorsorapras[on.... 273 | Febrero aanncosonptanao [annooo [soso fonaoos pen Ha : 20 DIANODADMONOaARAo; 193 Noviembre hh 10 SD 0 Hs O) OUSISIOLOr CO ONDA O NOA NO O p= pu | Diciembre pu La NJ 0100 NN 9 O) OUT OUEN 00 VULVA NY y O to 10 9 lo) D aliados les Bl£ 3 3 G E a! + 2 e AS EDO ra OO lo A NAS 6 E ee AS EAS A E Sd praia ada ls al oie A ro Ed 2 pio A O Si AO E SAI a ss aora O A e EN E. ee AA AT [Eo IES A A A SS O ace SAA A E UA O a a O A E ES UI AS sa le o AO e a adi a e lios O có A a ea AAA A AD NAAA E AAA AE ESTO A AAA O ENTE IO e ios Aa A AA A A a sl Elo Ol Pl E A A E ON A A OE A ES E A O a E O A a IS MA a bs ao 181 12) 18) 11). 4 16/14 13 O asi A cacon 201 12 20) 9| 13| 28| 17| 23 205| 182] 186| 262] 179| 212| 202| 259] 277| 281 4 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIA 3084 NÚM. 2. Mujeres entradas, segun los meses, desde la fundacion de la casa hasta la fecha, A! o axquoprg | leo : 3 [cal | 3 A A _ _a_—_ A A A NN 1190 (N M1 + $H10 0h HAHN ANO SRRO ++ mm [=] O.IQUIALAO y] rm rr A eS NAAA ¿72 10 (¿A10N HANA Hd 001 Dd MNORNo»o0 o PAUUATO) : 0 ; rm ll al mm SS . . . . + , N INR 717200 ¿A 10 HN 410 NX (010000001020 E 91QUIINYIS q na ; = HA A ha —SG>S—_———=B === === —_—_— ——————_—_ O SA SIS SS EAS SACIS A AUN 10 0803 y pa : ; ” Anna ES A A A A A O | 10 (¡AA AANAN ANA INAANLD DORADA DO AAN” (SN , . . . mr TA NA Co) ro a A A A A A e e E EIA A YA O A TA HTA DN10 410 H HN QA Y 1 NO D010 m0 00000 [en orun STE 2 QS pe a ÉS O SS o a o a a O o H £ AA . nm Tm HH SECTA OS ; pe ¿A ¿ON 7? ¡A NOMA SAAAAN1O NAH MNONao1coa o + o000 0. 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Euadro del estado civil de los entrados. ¡[an hh Ho Eh .u 00 Y O HO 000 OOOO N-=IOu0 0 =D pN Or co Hi 36 26 159) . pan *20O0UN DDD EN 237 ag E co A 0% , o 9 O) ' v G [09 [93 [9% [9P3 [931 [1GL |8vp [£sz [913 |z00T|997 |9vS leezristo logo le9z1 zo 379 [8T3 [86 [SIT | ""*""sa]ejoL, Ir de 9 [03 148 [391 [24 [94 [293 [831 (631-106? [rre leer |24» |283 lo6t lyg 8€ |9P |"""9881—088T 9 v (dE O) €2 [18 [33 [66 [9 [68€ [263 [pol [eer [tes loer |[c0z lete loer lz81 les loz lze 20881579281 6 ÉS 9 Ig (43 [vé [924 [98 JO? |94T jog |96 [o4Tt [oz [001t |I8ST lwe |z6 lpz lr ler G28 10/81 8 y v 9? 133. [P3 ¡09 [63 [Té [3PLI [09 |38 [otr lpe lag l1t3r ler lz4 Jer le OT 08 19981 v $ I qa Ona 6 9p [86 [8 [46 [6? 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El Al . z E SE Base uo TS 3 a | p= | AS a a SA | D z A 3 . . . SAO TORTOSA tala la! al mm . A =D oo) | A lona | 93 5! 19 17) IIS SS NONDINADORANAO | q o ¡a IS — TL 4 l ni Sn [4p] o O A HA (an) 4 PD 2 salut | S A A 5 E 59] e) =) N a a 3 Jue | E o LA a q ” pi 110 HA AHH O O 00 o o M5 8 IN A: RES E : a PESETA A So En NT | | H | de Es 3 voto dado) == S al 2 Org O1g | ES 3 E, oourIy | Esas oa En a E 3 _PLAmpIeA | DATA ES dE oaqubaur q]. ARISTA AS E MA IIA OA MSI a o y Hi a! Sl rS SOMO | y : EA | ñE soe] pese yy | : A 3 E E RO E E : : 5 E 4 LS O = 5 362 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS. NÚM. 6. TY YUU YS Totales tada a Saa AOS 85 | 39 | 124/1034 AS Cuadro sobre nacionalidad de los entrados ESTRANJEROS CEILENOS AÑOS ales Des errar radares. Nacionalidad de entrados Alemanes Arjentinos Austriacos Bolivianos Chilenos Colombianos Ecuatorianos Españoles Franceses Holandeses Ingleses Italianos Peruanos Portugueses Totales.......... a 82391 Z rvofroo[eoofaco[vonforojroo[coccrofjeroorar[enoonajoncoca[onconojeconvcojorrccanjorocoolonccoo [rocoso Jeroccojrooroo oonosojonconafenororjanonon T es ... I eee * Se9sTIO() 988 |08|P8|8 [ST|9 |“ "|T | LI CA SIA TA SES MES GTA (522, S PE |GrT]s SE | S ¡OEP 16 | PL |." "Setom9s09 E6L [ELJ9T|S [4 [2 [6 [8 | Y MA OT cs | (180, 6 9 L 6 L 8 7 8 9 3 |8 [9 131/ 8 |" ““Sa]uerolamoy 5 ¡Cn es [a [LEA EST I kS v Z ÉS $ 9 SI ¡Or 9 $S OT PEL OT (PEL 12124 18 | ST 3223 SOISUT00f e O O O (O A (A TOO OOO OOO ASA OSO OOOO ODO OSO ODOOO BSOS RASO DAS ORO SO OSO A 16 araloasjonanos reee SOLOLIBILO) 20 HQ y O OCIO OO (O OOO OOO OO AO [OOOO DIGO ISO SODIO IDOSOOO ODOOO OOOO! DDODO HORA OOO! DODOGO DODRSO DO! (5070) (00) OO tits sOJ909Ad0() 00 O O A (A OA OO OOOO ASA OOO OOOO OSOS DODSSO ROSSO SASSOS SAS MOSSOS SAO OOOO OOOO OSA SO) (500) [O ROSSO OOOO *SOJODOIIBO) 6 |L EA | ES 7 ea HG ó 9 T v ÉS 3 P Y “le la | e | 0 csoteguidiep son lap [e jeenffsdo]|bogbod]|banssellscooda] [vascas] [osnapdtoodcos luso bonooollasanba|aosoaa lavados A OO (O (SA tres SOLODMIAL) Pomo... "sooe3ede() R 10 000 (00110901 (00901 (910101 (010101 1010001 ¡DICO OIDO [OSO OOOO OOOO DODODO BDOOO HIOIDIDGO! DODOOO ODO MODOS ponsonfenoso. O ION IO [OS sonoro [sonoor¡coonocn[sroono [sr oroofororsa jo ovooo eocooa[corooso[ooosos .oonajeron»s e [e A E O salta 1 bon... rofuaoocafornoasfaraono poco lero joo reses sOJOQUeg, q]eva jes joss [coaloo] foto [estos loco le s450 Jossouo logia ledonos|lbadada|Pápnsa|lasaonallcondad =p O OOOO! BORDO] EOGO OOO (SS eres [roses "919 [HOR E00 (001599 1950 [29011800 [50011005900 ][6 5008011590600 [89009 [606509 (589084] [850500 [000000] [850800] (895008 [605080] [058000 [8 00008][290059] (8505801980901 [838 119 1599 e PAS QUO = 099 [Soellip SOL lSoo][oou [pasada lcssbuo oa cie | canos. . SDO0 OOOO (500 (555 O Si eo ofosafoarajorofarno[onolrorfjannoss[ronaso[...... T sI noo orofanonon[sonooo e 9 $ AT Z O OOO AS O IO O II A Z "+ * SOJOSUQUILLO y 2 ES v Esp y G e lp lrlo | rl salou usy O A O OO OOO CIO IRIOIÓN (OIC MONTON 1 E SO (0 O ñ sesgo lp slo mer sopeSoq y onb0d0 [ecasos |bociosaJeanoas|anouelicoonbs [Suu bossad acooua lavada ñ a a el edo] ns SS TO DUDO SENO a QA a (e) 00 pul o >> > II A á SI Y A AA AAA MANI nenas ] Epiléptica ..o.ooo..... [Mc so sscosasuo lpsosro LAlcohólica...o.oo.... , Mala devo conanioso: LIPEMANIAS o..... a Megalomania........ Razones De persecucion...... MONOMANÍAS ..... | Cleptomadia......... Sito E oboouudaocaddn Si Epiléptica .ocoooo..: ale os dusosanisos Epuepticanacooco.o DEMENCIAS. ...... COS rencoroso] — Ofscenos Parálisis jeneral.... Locura corelca...... Totales...... A LORO d REE - A : ! LES DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DE 1885. 367. NÚM. 9. , dro sobre la existencia en enero de 1885, clasificada segun : . el diagnóstico, TOTAL DE CADA | 8 Es : FORMA a FORMAS DIVISIONES EIA IT > a las] H. ES ; Ada ei odiados 16| 16| 327 “q CrOMWICanceoccenonodas: 104| 80| 184 | ES Pp iaa eos 10| 16|. 26 E NAS nccarnonoss ¡Buerperalcacnceasiliecosa 2 2 eS 117 oa y 'Aleobolea.cedesooo ce Me odeco 18 3 IICA aanocac omiso esos 3) 3) E STMplo dedo enla 13] 29) 42 ESE pid, ccoo, 10) 6 16 | eS A De persecucion...... por (| Megalomanía,....... E 2a) ala y Cleptomania ........ MI AS MONOMANÍAS.....< DUIcida...oooomomomoo.: e ea Sl 23 31 54 Erotomanía ......... 3 13| 16 Memo vonaaoe os A ISLA MElomcidas ocn. ada 1 plena AU IZcono 41) 40| 81 be Epiléptica .......... ALO e AS een ¡Alcoholica...bhasscos A bdcoce 15 Be de mE 3 Sa AS 2 4 6 3 Imbecilidad simple 1 epiléptica ....... ALE 11 5 16 Cretinismo puro....| 2l.... 2 SNE SOSA EE HI Idiotismo puro i il complicado ....... 9 al) 9 6 15 Locura sifilítica,.... dllatoceo 2 24 lonocadnaios 2 Locura corelca......... ceo 1 lea Joo0ocao 1 1 Parálisis jeneral,... OS A VIS On A 286| 249| 535 286 249 | 535 A. DE LA U, 1.* SEC, y e 4 : ve -368 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. NÚM. 10. Cuadro de los hombres dados de altas, segun los meses en que . han salido. - (5) Z o : ¿ E 213 AÑOS A E 10 EAS 0 E < D IS o eS) 5 = a | 2 o pó “Y a ai 5 ps o 77] o r= ' y O EA AN A E EIA pl E A o 2 ps = El E0 = > o e EA AS E a AS SEE 5 : E ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DE 1885. 369 NÚM. 11. Cuadro de las mujeres dadas de alta, segun los meses en que han salido. (] | E AÑOS 2 3 8 e e lua S E E 5 3 S 3 ENEE O pi DATA iS E SIS o abla EA E os aso dl cat 2 o AA A ASA 19 Y 00 Na 10 UA DO EA eS e - AAA 001 a ta is o als novosojosoros ...o.» eroronanosoono. sosssa[ —L | 0 [os.oo. .o.oocsosossos 3 ER | - TELCRAO oa 6 2 3 3 E lacocos Macas. conteo 8) 2 2 3 2 4 3 4 3 JE Jbacos: 2 1875 2 4 5 6 4 3 3 2 4 5 M.: Der ezanoa 4 4 4 3 1 5 5 8 4 2 7 3 ST. 3 2 2 6 2 3 4 5 6 7 3 3 z 370 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. NÚM. 12, Cuadro de las diversas formas de enajenacion curadas desde 1882 hasta 1885, De enero de 1882 a junio de 1884, De junio de 1884 a 1885, FORMAS DIvisioNas | H. | M. | T. |H. | M. | T. | TOTAL DE CADA FORMA, Aguda..o.m..] 511 44 95 9|13 | 22) Crónica...osom.. 201-4124 11 AS LO Epilépticariso.] 7fooómo] 7] 1 forano 1 324 (1) MANÍAS.s00..... Maniacos. Alcohólicas 2 ada 2 A o ES Buerperalia peta SS [esos NO 2 SiOESPEcI A a O SO | De persecucion| 10 3| 13 8 1 4 Relijiosa ....... 3 2 AZ 2 De grandeza... 2] 1] Bleccccofocinco[enenss 37 MANOMANÍAS., EtótiCA.oooccmoo]oaono»] 2] 2] 1 fosos. 1 / Monomaniacos, - Homicida,.....]u.oo». 1 1 MOE Eoccgosace A SSc0OS 2 Razonante..... 6d écodo So as l 108 Lipemanias....| 52| 49| 101] 2 Debilidad cere- el booonororao. A a a 7 | Lipemaniacos. otal de altas ll Alas 158 (882 [78 1629 ION 489 (1) Por un error figuran 4 menos en este total, de manera que los cálculos sa. cados con esta cifra adolecen, aunque en una insignificancia, por esta falta, q7 ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —JUNIO DE 1885 371 EA NÚM. 13. Cuadro de entrados 1 salidos. ENTRADOS SALIDOS SANOS MUERTOS AÑOS II A METAS (ASA [ETES [TIMES Yo MIMI e FAN 177| 111| 288| 60| 48| 108| 24| 10| 34 BIO oe aotroce SETE SA o Sl DA: Bilooooco 5 » TA burcocóctoe DUNAEZS AO O EEES O (ADS 6 3 8 » IES: cda alos SIS ZO OO ll LA: ZO 3 AL » AAA e LAME SO io 2S 5 3 6 » EA 54| 51| 105| 29| 20| 49| 16 81 13 » VIS C A C AA v0udo 461 44 901 13| 24| 37 19 ALS > MIN tcs 57| 49| 106| 36| 20| 56| 12| 10| 29 » MPAA ¿sc DANS 891 0281.32 | DD 16 6| 18 » Maida s JénoeH «601 30| 90| 29] 181 47| 21 AZ » Mano Veco caen o CAS ICE A 10 10 EA Y E O) 51 26 » (O rca tados a A AOS SS el O dol 9| 34 » ada la ANC SO AS (e) E OEl » MA A A 76| 55| 131] 55] 38| 88| 21 8| 31 USA doi sa 66| 73| 139| 33] 32| 65| 16| 13| 34 or toca aca caos 86| 69| 155] 38] 45| 78| 27| 16| 32 » MENA A 99| 60| 159] 49| 29| 78| 21] 18| 45 » MD octanos 122| 70| 192| 65| 389| 104| 31| 33] 54 » VA 124| 91 1151 78] 51] 124| 36| 27| 58 » is aos TAO SA LO DS MZ OS » MEAN 144| 119| 263] 49| 55 104| 51| 45] 98 Dd ESAS Odo0ecora 130| 109| 239| 64| 56| 120| 34| 31| 82 SS Data eiosaiaaes 123| 118| 241] 86| 71| 157] 37, 27] 61 » Mc AA 166| 124| 290| 95 65| 160| 40] 28] 65 » MA io ads ie dev 120| 96| 216| 97| 84| 181| 49| 49] 89 » MAN 205| 163| 368, 1211 69] 190| 36| 49| 98 » MA dde tacocao 218! 134] 852| 119| 62| 171 DISS 69 p ¡€_-_EIE<< Am > AA AAA A AAA A A | _ — ” Dotalesocccascsnc..o sneso .»».12483/1954/4437/1816/1008|2324| 643| 480/1123 ERES A y ES AE A A cy y TEO Pt AN e E ENS IEN x E Esa e ad A ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DE 1885, 373 LENGUA CASTELLANA. Los adjetivos sustantivados segun el - DicciONARIO de la Real Academia Española.— Artículo del miembro correspondiente de la misma en Chile, don Miguel Luis Amunátegui, mandado publicar por el Consejo de instruccion pública. , , La Real Academia Española ha erijido un verdadero monumen- to a la lengua ia la literatura nacionales en el gran Diccionario “cuya duodécima edicion acaba de dar a luz. La composicion de una obra semejante es una de las mas arduas ¡de las mas laboriosas que puedan concebirse. J Supongamos que se tratara de una lengua fija e invariable. La tarea de formar un inventario clasificado i razonado en que se incluyeran todos los vocablos de que constase, i las diversas sig- —nificaciones de éstos, seria enorme. Es fácil figurarse cuántc de laboriosidad i cuánto de constancia se habria menester para llevar a buen remate una empresa de esta clase. A fin de convencernos de ello, basta advertir que el propósito de formar el catálogo de una lengua, aun cuando sea muerta, obli- ga al imponderable trabajo de recojer i de estudiar, no solo cada una de sus palabras, sino tambien cada una de las acepciones de éstas, La variada ciencia i la vasta erudicion necesarias para triunfar en tal obra solo pueden compararse con la minuciosidad i la pa- ciencia estremadas, que son sus condiciones igualmente precisas Isi esto ocurre cuando la materia de las investigaciones es una lengua muerta, ¿qué sucederá cuando es una lengua viva, que cuenta mas de cuatro siglos de cultivo literario, i que actualmente es hablada i escrita por mas de cincuenta millones de individuos esparcidos en las cinco partes del mundo? No es estraño entónces que, aunque el DICCIONARIO DE LA LENGUA CASTELLANA sea a la fecha el fruto de la labor de varias —jeneraciones de insignes humanistas i de espertos gramáticos, no haya lleyado todavía al grado de perfeccion a que sus ilustres au- tores desearian que alcanzase, ia que probablemente no llegará jamas. Por este motivo, los maestros del idioma, al presente miembros y la docta i respetada academia, han puesto mano a la correccion 1 al mejoramiento de su utilísima e importante obra, cuando apé- y 4 :S £ , % 374 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. nas han entregado al público la recien concluida duodécima edi- - cion. Como esta benemérita corporacion recibe benévola las observa- ciones sometidas a su consideracion, i aun estimula a que se le hagan, voi a permitirme consignar por escrito algunas que la aten- - ta i cuidadosa lectura del nuevo Diccionario me ha sujerido, por si acaso pudieran servir para algo. | Los nombres, hablando gramaticalmente, son, segun el Diccro- NARIO DE LA REAL ACADEMIA, duodécima edicion, sustantivos O adjetivos. Si se consulta el artículo destinado a la palabra nombre, sesta : acepcion, se aprenderá lo que la ilustre corporacion ¡lama sustan- tivo 1 lo que llama adjetivo. , Sustantivo es «la parte de la oracion con que se designan o dan a conocer las personas o cosas por los atributos, accidentes, cuali- dades o propiedades variables». Haré notar de paso una inadvertencia, o probablemente errata tipográfica. El Diccioxarto da a conocer el significado de la palabra sus- tantivo refiriéndose a la espresion nombre sustamtivo, que se encuen= tra efectivamente en el artículo destinado a la palabra nombre. Hace otro tanto por lo que hace a la palabra adjetivo, refirién-= dose a la espresion nombre adjetivo, que debería encontrarse, pero y que no se encuentra, en el artículo destinado a la palabra nombre. A pesar de esta omision, basta leer la sesta acepcion de la pala= bra nombre para saber que, segun el DICCIONARIO, el adjetivo debe 0 definirse como lo he espresado testual mente mas arriba. Si no me equivoco, las definiciones de sustantivo i de adjetivo da= das por el DIccIONARIO dejan que desear. E En caso de admitir esas definiciones, varias de las palabras que + el mismo DICCIONARIO clasifica, i fundadamente, como sustanti= vos, deberian tenerse, no como tales, sino como simples adjetivos. 3 Para comprobar esta asercion, citaré, entre otros muchos de igual clase, los primeros ejemplos que se me presentan. Postillon es un sustantivo masculino, dice, el cual significa un: e «mozo que va a caballo delante de los que corren la posta, o mon= 3 ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —JUNIO DE 1885, 375 designa de ninguna manera la naturaleza, esencia o sustancia del - hombre, Parecería, pues, que si hubiéramos de atenernos a la definicion mencionada, el vocablo en cuestion no deberia contarse entre los - sustantivos. Por el contrario, el oficio de postillon es una cualidad mas o - ménos variable. Parecería, pues, que, segun la definicion, debería reputarse ad- jetivo. Propio es un sustantivo masculino, dice el DIccroNARIO, el cual significa una «persona que espresamente se envía de un punto a otro con carta o recado». Las observaciones que he apuntado por lo que respecta a posti- llon se aplican a propio, aun mejor, si cabe. Melero es un sustantivo masculino que significa, segun el Dic- NARIO, «el que vende miel, o trata en este jénero». Habrá de convenirse en que la cualidad de vender miel es una de las mas transitorias que puedan imajinarse. ; Asi, melero, segun las definiciones del Diccionario, deberla ser adjetivo, i no sustantivo. Pescadero i pescadera son dos sustantivos, el uno masculino, i el otro femenino, dice el Diccrosarto, los cuales significan el hombre o la mujer «que venden pescado, particularmente por me- Dor», No acierto a descubrir por qué aceptadas las dos definiciones ántes copiadas, estas dos palabras han de clasificarse entre los sustantivos, i no entre los adjetivos, Ilo acierto tanto ménos cuanto que el mismo DICCIONARIO, en otro de sus artículos, enseña testualmente lo que va a leerse. Pescador i pescadora son dos adjetivos, que pueden usarse como sustantivos, los cuales designan el hombre o la mujer «que tienen por trato u oficio el pescar». Si no me engaño, es difícil que, en conformidad a las definicio- nes ántes copiadas del DICOIONARIO, se esplique satisfactoriamen- te cómo la palabra con que se denomina al que vende pescado, y particularmente por menor, es un sustantivo, mientras que la pa- labra con que se denomina el que tiene por trato u oficio el pescar ces un adjetivo que puede emplearse como sustantivo. Los ejemplos citados, Jos cuales podrian multiplicarse mucho, manifiestan superabundantemente, en mi concepto, que las dea Ones de sustantivo i de adjetivo dadas por el DIccIoONARIO, no : 376 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. / correspoaden a su objeto; i que, por lo tanto, necesitan enmen- darse. Sin embargo, creo que, por mas que se haga, no se logrará el resultado apetecido, si las definiciones de estas dos especies de nombres se basan única i esclusivamente en el significado, La razon que tengo para pensarlo así es que, como se sabe, los sustantivos i los adjetivos cambian amenudo sus oficios en la pro- posicion, Los sustantivos se adjetivan. Los adjetivos se sustantivan., Mientras tanto, esos cambios de oficios no importan un cambio de significado. Hai mas. Los gramáticos no están acordes sobre si los nombres en do», sor i tor derivados de verbos castellanos o latinos son sustantivos mas bien que adjetivos, o adjetivos mas bien que sustantivos. Indudablemente algunos son solo sustantivos, como embajador, censor, doctor. Sin embargo, es difícil determinar cual de los dos caracteres es el que predomina en el mayor número. Don Andrés Bello i otros gramáticos piensan que es el de sus- tantivos, bien que pueden usarse, i se usan amenudo como adje- tivos. El DiccioNaArIO de la Real Academia ha decidido que son adje- tivos, bien que pueden usarse como sustantivos, El hecho que acabo de recordar sobraría para demostrar que el significado solo no puede hacer distinguir bien lo que es sustan= tivo i lo que es adjetivo. Tal es el motivo por el cual algunos grandes gramáticos, i entre ellos don Andrés Bello, han buscado el fundamento de la distin- cion entre las dos clases de nombres, no tanto en el significado, como en el papel u oficio que desempeñan en la proposicion. 5 Segun Bello, lo que caracteriza al sustantivo es la propiedad de servir de sujeto en la proposicion i de término en el complemento. Tal es igualmente la opinion de Juan Stuart Mill en su SistE= MA DE LóJICA. Quizá será ventajoso combinar los dos procedimientos, el del- significado i el del oficio gramatical, a fin de llegar a una buena definicion. ; 4 Sin embargo, me parece que, en todo caso, la mencion del oficio | es un elemento indispensable, y 317 Como nadie lo ignora, i como ya lo he dicho, los sustantivos se adjetivan amenudo, i los adjetivos se sustantivan; pero lo primero 'ocurre ménos frecuentemente que lo segundo, i ademas no se ha- lla sujeto a una lei que pueda formularse. El DiccioNaArIO ha tratado de señalar los adjetivos que pueden usarse como sustantivos. - Pero, a lo ménos en mi concepto, sus advertencias referentes a este punto son tan incompletas como las dos definiciones que he comentado, i no se ajustan a la lójica. - Don Andrés Bello, en unos apuntes sobre el DICCIONARIO DE Gaznicismos de don Rafael Maria" Baralt, ha espresado perfecta- 'mente la norma principal a que ha de conformarse el empleo de los adjetivos como sustantivos. «Los médicos, dice Baralt, suelen usar a atenuante como sus- tantivo, a la francesa, diciendo, verbi-gracia: —El ejercicio es un atenuante. Se ha puesto agua pura entre los atenuantes—». E Con este motivo, Bello espone las consideraciones que van a leerse, - «Atenuante, como odjetivo sustantivado, no tiene; nada que sea Eeontrario a la índole de la lengua castellana, en que son muchísi- mos los sustantivos que no han tenido otro orijen, como oyentes, circunstantes, asistentes, delincuentes, vecinos, advenedizos, eclesiásti- 00s, seglares, antiguos, modernos, los trájicos (HrísroLa MorAL de Rioja), los afrancesados (DICCIONARIO DE (+ALICISMOS), los doo- tos, los ignorantes, nombres apelativos de personas; llanos, desier- los, yermos, trópicos, paralelos, esferoide, elipsoide, romboide, tan» jente, secante, móvil, premisa, antecedentes, nombres apelativos de "cosas. En el lenguaje técnico de la estética, tenemos los corriente- ¡mente usados el bello, el sublime, el patético. En el uso medical de atenuante, se entiende obviamente medio, medicamento, i lo mismo ue puede esplicarse a excitante, estimulante, emoliente, calmante, “etc,—Se administraron al enfermo los mas activos estimulantes.— Desde que un adjetivo o clase de adjetivos, a fuerza de construirse enudo con un sustantivo determinado, lo sujiere de suyo, tarda oco la lengua en suprimir el sustantivo, embebiéndolo, por decir- así, en el adjetivo, que, de esta manera, se sustantiva; 1 esto en chos casos hasta el punto de ofendernos como redundante i de- pacible al oido la frase primitiva completa. La elipsis es uno de mas positivos 1 poderosos ajentes en la vida de las lenguas». s tan exacto lo que Bello espone sobre esta materia, que mu- s de aquellas palabras que denotan cualidades, ocupaciones, 378 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS, profesiones u oficios de hombres o mujeres, aunque en el oríjen fueran adjetivos, han llegado a ser esclusiva o casi esclusivamente sustantivos. A esta clase pertenecen: padre, madre, abogado, médico, padri- no, madrina, carretero, matrona, carpintero, orador, i tantas otras. Solo en rara ocasion estas palabras suelen adjetivarse, como en «Busca un maestro carpintero», o en «Es una mujer ya matrona». El DiccroNario, duodécima edicion, acepta i aplica en jeneral la doctrina relativa a los adjetivos sustantivados formulada por Bello en el trozo ántes copiado, la cual espresa efectivamente la tendencia invariable de la lengua castellana. Conforme a ello, el DiccioxArIO declara que los adjetivos étni- cos, nacionales i jentilicios, esto es, los que denotan la raza, la na- cion, 1 la jente, aplicados a personas, pueden usarse como sustan= tivos. La razon es por qué, en cada uno de estos casos, era inútil decir hombre español o mujer española, cuando diciéndose solo español o española se subentendia en el primero de estos ejemplos hombre, i en el segundo mujer. Crmo Bello lo observa mui bien, la mencion del sustantivo, por ser inú,i!, ha llegado a tenerse por redundante 1 desapacible. El DiccioNARIO aplica la misma regla a los adjetivos destina- dos a significar la calidad de que un individuo pertenece a un par- tido, a una secta, a una comunidad relijiosa, a una escuela filosó- fica o literaria, o a cualquiera corporacion, gremio, o clase, como republicano, calvinista, dominicano, eclético, volteriano, lego o sea el que no tiene órdenes clericales, correspondiente o sea el que tiene correspondencia con una persona o corporacion, navegante, parien= te, soltero, casado, viudo. Pero, aun sin necesidad de recorrer todo el volúmen, se advierte pronto que el DiccioNARIO no se ha cuidado de ajustarse a esta norma con el rigor necesario. ; Paso a comprobar mi asercion con ejemplos tomados al acaso. Idealista, segun el DICCIONARIO, es un adjetivo aplicado a ala persoua que profesa la doctrina del idialismo, o a la que propende representar las cosas de una manera ideal». 'No dice que puede sustantivarse. ; Miéntras tanto, el mismo DiccioNARIO declara que esto puede. hacerse, con el adjetivo espiritualista, «el que profesa la doctrina. del espiritualismo», i con el adjetivo materialista, «el sectario del materialismo». : ANALES DE LA UNIVERISDAD.—JUNIO DE 1885, 379 No comprendo la razon de la diferencia, Se ha visto que don Andrés Bello incluia el adjetivo seglar entre aquellos que, aplicados a personas, pueden usarse como sustan- tivos. Sin embargo, el DiccronArIo no reconoce que asi pueda ha- cerse, : o Es cierto que dice significar lo mismo que lego en su primera acepcion; i que lego, en esa acepcion, esto es, en la de «el que no tiene órdenes clericales», puede usarse, segun la Real Academia, “como sustantivo. Pero ha de tenerse presente que esta docta corporacion, cuando “opina que un adjetivo puede usarse como sustantivo, Jo espresa terminantemente, aun cuando haga referencia a otro que pueda “usarse igualmente como sustantivo. Asi, verbigracia, admite los dos vocablos chileno, chilena, 1 chile- ño, chileña. Para dar a conocer el significado del primero, se refiere al se- '¡gundo ni mas ni ménos que como para dar a conocer una de las acepciones de seglar se refiere a una de las acepciones de lego. A pesar de esto, tanto, en el artículo destinado a chileno, como en el destinado a chileño, cuida de espresar que estos adjetivos, "aplicados a personas, pueden usarse como sustantivos. Esta observacion basta para demostrar que, desde que el Drc- 'CIONARIO ha omitido en el artículo destinado a seglar la adverten- “cia de que puede usarse como sustantivo, quiere decir que, en con- “cepto de sus autores, no puede emplearse como tal, aunque, para ¡dar a conocer su significado haga referencia a una de las acepcio- "nes en que /ego pueda sustantivarse. Sin embargo, habria sido mas conveniente autorizar el empleo de seglar como sustantivo en el sentido de «el que no tiene órde- nes clericales», que el de lego en igual acepcion. - El motivo es obvio. La tercera acepcion asignada por el Drccroxario a la palabra ego es la del «relijioso que, siendo profeso, no tiene opcion a las gradas órdenes». Es fácil entónces que resulte una anfibolojía. La frase: «Me agrada conversar con los legos» puede significar: Me agrada conversar con los que no tienen órdenes clericales, o n los relijiosos profesog que no tienen opcion a las órdenes sa- y adas). y No pretendo sostener que, a causa de esta posible anfibolojía, se A a ie y e, AS A 380 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, rechace el empleo de lego como adjetivo sustantivado en la acep- cion del que no tiene órdenes clericales, puesto que el uso i la ín- dole de la lengua lo autorizan. Lo que quiero únicamente decir es que, en el caso propuesto, seglar conviene mas, por el motivo mencionado, que su sinónimo lego. El DiccIONARIO dice que el adjetivo secular equivale al adjetivo seglar «particularmente como contrapuesto a regular o relijioso». No reconoce tampoco que secular en esta acepcion pueda ser adjetivo sustantivado. Miéntras tanto, en Chile por lo ménos, el adjetivo secular toma- do en este sentido se sustantiva mucho mas que el adjetivo seglar, i por supuesto, mucho mas que lego. Guardando a los autores del DiccioNARIO todo el respeto que merecen, i que me complazco en tributarles, no puedo ménos de manifestar que ese uso de seglar 1 de secular como sustantivos, es, a mi juicio, completamente lejítimo. Ñ El DICCIONARIO dice que liberal es un adjetivo que significa cel que profesa doctrinas favorables a la libertad política de los es- tados». Agrega que, aplicado en este sentido a personas, puede usarse como sustantivo. Sin embargo, no reconoce las acepciones análogas de radical, el que propone o defiende innovaciones mui fundamentales, i de c/e- rical, el que sostiene las aspiraciones i las pretensiones del clero, En Chile, estas dos palabras son mui usadas, no solo como ad= jetivos, sino tambien como sustantivos, Entiendo que igual cosa sucede en todas o en casi todas las re- públicas hispano-americanas. h I no podria ser de otro modo, puesto que, come liberal, sirven para designar bandos políticos que realmente existen, 1 que tienen marcada influencia en la direccion de los negocios de cada nacion. Me parece entónces que no hai ningun motivo para no conceder a radical i a clerical lo que se concede a liberal, vocablo que se ha= lla en el mismo mismísimo caso que los otros dos. 7 Una observacion parecida pre hacerse por lo que toca a inde- pendiente. : El Diccionario asigna a esta palabra dos acepciones: 1.2 la de «no dependiente»; 1 2.? la de «la de persona que sostiene sus dere- chos u opinones sin que la doblen halagos u amenazas». 8 ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DE 1885. 381 No dice que en ninguna de las dos pueda usarse como sustan- tivo. -—Miéntras tanto, es mui sabido que independiente es un vocablo que sirve para designar a los individuos de dos grandes i célebres partidos históricos formados primitivamente el uno en Inglaterra, 1el otro en los Estados Unidos de Norte América. Independientes se denominan desde 1640 para adelante los par- " tidarios de Cromwell i de Vane, que Ci toda autoridad eclesiástica. Independientes se denominaron igualmente los norte-americanos que se levantaron contra su metrópoli para constituirse en nacion "separada i soberana. En materia de lenguaje, sucede amenudo que las denominacio- Les empleadas en los paises estranjeros han sido adoptadas en las naciones españolas para denotar objetos mas o méncs semejantes. Así los hispano-americanos que, a principios de este siglo, pro- —clamaron i realizaron la idea de independencia, fueron i son llama- dos los independientes. ] Del mismo modo ciertas agrupaciones políticas que no se some- ten en todo a los sistemas i a los planes de los grandes partidos con los cuales tienen afinidad, i que no se resignan a una disciplina rigurosa, suelen ser denominados en la América Epañola, a ejem- plo de lo que se practica en Béljica i en otros paises, los ¿ndepen- dientes. Los fundamentos espuestos lejitiman sobradamente, en mi con- cepto, el uso de independiente, como sustantivo en las acepciones - espresadas. El DicciovARIO admite con mucha razon el adjetivo carlista para designar el «partidario de los derechos que don Cárlos Isidro Daria de Borbon ha alegado a la corona de España». : Advierte ademas que este adjetivo puede emplearse como sus» - tantivo. Pero me parece que la misma razon existe para admitir como adjetivo 1 i sustantivo el vocablo independiente, con el cual se desig- na a los individuos de un partido que ha desempeñado en la his- toria de la raza española un papel mas importante que el de don Cárlos Isidro Maria de Borbon i sus descendientes. El DiccIoNARIO enseña que ¿nsurrecto e insurjente son adjetivos que pueden usarse como sustantivos. e E SERIO ee PSN Ú ey 382 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, blando en jeneral, sustantivarse. Hai otras clases de ellos que se encuentran en el mismo caso, — Tales son, verbi-gracia, muchos de los que significan calidades físicas, intelectuales i morales de las personas. La razon esplicativa de esto es la que ántes se ha indicado. Esos adjetivos modifican comunmente a unos mismos sustanti-= vos; i por lo tanto, al fin la mencion de estos sustantivos se ha re- putado innecesaria, i aun disgustante. Pertenecen a estas clases: tísico, variloso, o virolento, sifilítico, co- lérico (el atacado del cólera morbo), gotoso, hernioso, hepático, es- crofuloso, tuberculoso, reumático, loco, anémico, hipocondriático, ma- niático, parturiente (i no parturienta como se dice en Chile), lunático, — diabético, niño, mozo, jóven, viejo, anciano, ignorante, sabio, erudito, — valiente, cobarde, disipado, discreto, vanidoso. ; He citado anteriormente un trozo del cual consta que Bello - comprendia entre los adjetivos que pueden usarse como sustanti- vos a oyente, delincuente, vecino, advenedizo, eclesiástico, trájico, afrancesado. El DiccioNARIOo, aceptando la misma norma que Bello, esto es, la tendencia incontestable de la lengua en este punto, reconoce : igual cosa respecto a las palabras citadas, pero no respecto a asis- tente 1 seglar, que Bello incluia tambien en su lista. ' Ya he manifestado con algun detenimiento lo que ocurre en cuanto a seglar. Lo Ahora me toca solo preguntar: si el DIccioNARIO lejitima el uso — de oyente como sustantivo, ¿por qué no hace otro tanto con el de asistente, el cual se emplea tan amenudo como oyente en el carác- ter referido? Bello decia que el plural antiguos se sustantivaba. E El DICCIONARIO reconoce que así sucede en dos acepciones: en la de «los que vivieron en siglos remotos», i en la de «los hombre célebres de la antigúedad». 2 No tengo nada que objetar por lo tocante a esto; pero cito el — hecho como antecedente para hacer notar que el DiccIONARIO nO reconoce las acepciones correspondientes por lo que toca al plural modernos que Bello, con mucho fundamento, asimila en este aspec to al plural antiguos, ajustándose al uso jeneral i frecuente. Me bastará traer a la memoria en comprobacion de que el 1 equipara en estas acepciones sustantivadas a aníiguos 1 a moder' ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —JUNIO DE 1885. 383 la tan famosa «controversia de los antiguos i de los modernos», O “sea «del mérito relativo de los antiguos i de los modernos». Don Andrés Bello enumera, como se ha visto, a trájico entre los adjetivos que pueden sustantivarse; ise apoya para ello en el irrecusable testimonio del autor de la EPísroLa MORAL: : No quiera Dios que imite estos varones, ] que moran nuestras plazas macilentos, de la virtud infames histriones: Esos inmundos trájicos, atentos al aplauso comun, cuyas entrañas son infaustos 1 oscuros monumentos. Aparece que el autor de la EpPístoLA MORAL sustantiva a trá- Jicos, refiriéndose este vocablo a histriones o actores. El DiccioNARIO admite que-este adjetivo solo puede sustanti- ' varse cuando se aplica al autor, i no al actor, de trajedias. Reconoce igualmente que por los autores de odas i de poesías líricas, por los de poemas, por los de comedias, i por los de dra- mas, puede decirse los Jíricos, los' épicos, los cómicos, los dramá- ticos. | Adviértase que es indispensable usar como sustantivos los adje- tivos lírico, épico, trájico, cómico, por no haber otras palabras para ¡designar a los autores de poesías líricas, de poemas, de trajedias 1 de comedias. El adjetivo sustantivado dramático, que el DIcCCroNARIO acepta, no se encuentra en el mismo caso, puesto que existe el sustantivo dramaturgo. El DiccrioxArIo reconoce tambien que clásico i romántico pueden emplearse como sustantivos. - Conviene en que puede hacerse otro tanto con cínico 1 mistico. Enseña que crítico, en el sentido de quien juzga las obras lite- Tarias conforme a las reglas del arte de hablar 1 escribir bien, solo puede emplearse como sustantivo. A pesar de estos amtecedentes, i del uso incontestable, el Dro- CIONARIO no autoriza el uso de elejíaco, de bucólico 1 de satírico, a imitacion de lo que permite respecto de lírico, de épico, de trájico, de cómico, i aun de dramático. -— Miéntras tanto, esos adjetivos sustantivados son las únicas pala- bras de que podemos disponer para designar a los autores de ele- jías, a los de idilios i bucólicas, i la los de sátiras. A. DE LA U, 1.* SEC. 49-50 384 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. Se comprende que, puesto que hai epigramatario, epigramatista 1 epigramista, el DICCIONARIO no reconozca el uso de epigramático como adjetivo sustantivado, a pesar de que autoriza el de dramáti- co como tal, no cbstante haber dramaturgo. Se comprende de la misma manera que, puesto que hai historia- dor, no reconozca a histórico, como adjetivo sustantivado, a pesar de que nos hace saber que, en la antigiedad, esta palabra histórico fué un sustantivo que se empleaba en el significado de historiador. Pero nada de esto puede alegarse para desaprobar el uso sus- tantivado de elejíaco, 1 particularmente de bucólico i de satírico pa por escritores de nota. El ds 1tado don Antonio Alcalá Galiano insertó en el número 1, tomo 1.2 de la Revisra DE MADRID, un artículo titulado Lite- ratura, donde, hablando de los autores de los siglos XV1i XVIL se espresa de este modo: «Eran los literatos pocos, formados todos en una misma escuela, vaciados, por decirlo así, en un soio molde, De aquí la singular uniformidad notable en nuestros líricos 1 bucólicos». El distinguido perceptista don Manuel de la Revilla, catedrático en la universidad de Madrid, ha escrito, en sus os JENE- RARALES DE LITERATURA, le dos eS que van a leerse: «Italia no carece de satíricos notables», «España ha producido satíricos mui notables». H Don Pedro de Alcántara Garcia, en la HISTORIA DE LA LrITE- RATURA ESPAÑOLA, dice que don Francisco de Quevedo era «a la vez insigne moralista, discreto político i satírico inimitable», No se alcanza, pues, el fundamento que pudiera aducirse para ne- gar particularmente a bucólico 1 satírico la calidad de poder emplear- se como sustantivados que se concede a palabras de igual clase. He citado anteriormente muchos ejemplos de adjetivos destina= dos a significar que una persona padece de cierta enfermedad, los $ cuales, segun el DICCIONARIO, pueden emplearse como sustantivos Habria sido de pensar que se hubiera estendido la misma regla * a todos los vocablos análogos; pero no ha sucedido asi. A El DiccioNarIO no admite que puedan usarse sustantivadamen- te adjetivos tales como disentérico, dipiérico, hipocóndr ico, anjinoso hipertrófico, nErTLO0SO. ¿En qué puede apoyarse esta diferencia? Léase el siguiente pasaje que se encuentra en el párrafo prime ro del PróLOGO G-ALEOTO con que frai Luis de Granada encabeza la GUIA DE PECADORES. : 4 ANALES DE LA UNIVERISDAD.—JUNIO DÉ 1885. 385 «así la palabra de Dios resucita los muertos, reenjendra los vivos, cura los enfermos, conserva los sanos, alumbra a los ciegos, enciende los tibios, harta los hambrientos, esfuerza los /%acos, i ani- ma los desconfíados. Finalmente, ella es aquel maná celestial, que tenia los sabores de todos los manjares, porque no hai gusto ni afecto que una ánima desee tener que no le halle en las palabras de Dios. Con ellas, se consuela el triste, i se enciende el indevoto, 1 se alegra el atribulado, i se mueve a penitencia el duro, i se der- rite mas el que está blando». Aparece que fral Luis de Granada, en el trozo precedente, em- -plea como adjetivos sustantivados a muerto, vivo, enfermo, sano, ciego, tibio, hambriento, faco, desconfiado, triste, indevoto, atribulado, duro, blando. -—Miéntras tanto, el DiccIoNARIO solo admite que pueden usarse como tales muerto, enfermo, ciego 1 hambriento; pero no vivo, sano, tibio, flaco, desconfiado, triste, indevoto, atribulado, duro i blando. ¿Por qué? Difícil seria descubrirlo, : Parece raro que el DrocroxArIO admita que los adjetivos muerto > “1 enfermo puedan usarse como sustantivos, pero no los de igual clase vivo i sano. Son mui conocidos, sin embargo, aquellos versos de Lope de Vega: | ; 0, Cuanto contento encierra contar su herida el sano, 1 en la patria, su cárcel el cautivo; tanto en cantar mi libertad recibo; di ' El mismo DICCIONARIO reconoce que hambriento puede sustan- tivarse ; pero estiende igual concesion a sediento. Sin embargo, habria bastado recordar las obras corporales de “misericordia, segun el catecismo del padre jesuita Gaspar Astete, “que fué profesor de humanidades, i que falleció en Burgos el año 1601 , para advertir que el uso de sediento como sustantivo no es ''ménos antiguo que el de hambriento. : «Las obras corporales de misericordia son, enseña el padre As- 386 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. »La segunda, dar de comer al 2ambriento. » La tercera, dar de beber al sediento. »La cuarta, vestir al desnudo. »La quinta, dar posada al peregrino, »La sesta, redimir al cautivo. »La sétima, enterrar los muertos». El Diccroxario declara que cautivo puede sustantivarse. No admite igual cosa por lo que toca a desnudo. En cuanto a peregrino, reconoce que puede usarse sustantiva- damente en la acepcion de la persona que, por devocion o por vo- 3 to, va a visitar un santuario, 1 mas propiamente si lleva el traje de tal, que es el bordon i la esclavina; pero no en la de aquella que anda errante por tierra estraña, la cual es precisamente la y acepcion en que el padre Astete emplea esta palabra en la quinta — de las obras corporales de misericordia. El DiccioNARIO no autoriza el que ¿mpío pueda usarse como sustantivo, aun cuando manifiestamente se encuentre en las mis- mas condiciones para el caso que orgulloso, modesto, cursi, ambicio- so, atrevido i muchos otros adjetivos, que, segun él, pueden sus- ' tantivarse, ¿Acaso siempre triunfará el ¿mpio? dice don Alberto Lista en su oda A La RESTAURACION DE BUE- NOS AIRES EN 1806. A I no es esta la última vez que tan justamente acatado maestro | de la lengua empleó a ¿mpío como sustantivo. Otro tanto hizo en la ImITACION DEL SALMO CVEATUS VIR QUI NON ABIIT IN CONCILIO IMPIORUMD, : E El DiccronArio no admite tampoco que soberbio pueda em-= plearse como sustantivo; pero el mismo ilustre autor usa este yo= | cablo haciendo oficio de tal en su oda A LA BESURRECOION DEL SALVADOR. A I ni el blando cantar, ni el bosque umbroso, te borrarán, ¡oh esposo!, del pecho enamorado; ni la abundante choza, ni del soberbio la veloz carroza. ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DE 1885 387 El DiccioNARIO trata de adjetivo listo como a impío i a soberbio, sin tomar en cuenta que una de las excelentes novelas del actual académico don Juan Valera se titula: PASARSE DE LISTO, Sin embargo, aun es mas reparable el que reconozca que el ad- - jetivo insolvente, el que no tiene con que pagar, puede usarse como sustantivo, i el que no haga igual cosa con el adjetivo solvente, el - desempeñado de sus deudas, El mismo DICCIONARIO enseña que el El Excelso en la acepcion de El Altísimo, o sea de Dios, es un sustantivo. Miéntras tanto, El Altísimo en este mismo significado es, segun él, un mero adjetivo. Me parece indudable que ha de haber en esto un descuido de copiante o una errata tipográfica de cajista. Pero debo confesar que a esta presuncion, mui lejitima, puede oponerse el reparo mui fundado que el DiccioNARIo, junto con hacer notar que el vocablo eterno solo es aplicable propiamente al - Sér Divino, que no tuvo principio, ni tendrá fin, no autoriza nes pueda emplearse como sustantivo. 4 ¡Oh víctima preciosa, ante siglos de siglos degollada! | aun no ahuyentó la noche pavorosa Y por vez primera:el alba nacarada, : 1 hostia del amor tierno, moriste en los decretos del Lterno, dice don Alberto Lista en su oda titulada La MUERTE DE JESUS, En la misma condicion que excelso, altisimo, eterno, se encuentra potente, adjetivo sustantivado con que los poetas bíblicos i místicos “acostumbran designar a Dios. ¿No veis como se apaga el rayo entre las manos del Potente? son versos de Lista en la oda: La MUERTE DE JEsUs. ¿Quién sube a la cumbre do reina el Potente? Ms AA a son versos del mismo poeta en su IMITACION DEL SALMO «DOMINI EST TERRA, 3883 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, I aquí es la oportunidad de hacer una observacion análoga a otras de las hechas anteriormente. Entre las acepciones que el DiccroxArIo señala al adjetivo sim- ple potente, se encuentra la destinaúa a denotar en un hombre la capacidad de enjendrar, i entre las que atribuye al adjetivo com- puesto impotente se encuentra naturalmente la destinada a denotar en un hombre la incapacidad de enjendrar o concebir. Miéntras tanto, admite que el compuesto impotente pueda usarse como un sustantivo en la dicha acepcion, pero no estiende igual concesion al simple potente. En la oda de Lista titulada La MUERTE DE J ESUS, se lee la siguiente estrofa: Cesad, cesad, criieles; al Santo perdonad, muera el malvado; si sois de un justo Dios ministros fieles, caiga la dura pena en el culpado; si la impiedad os guia, i en la sangre os cebais, verted la mia. El DiccIoNARIO reconoce que los adietivos malvado 1 culpado pueden usarse como sustantivos; pero no autoriza jgual cosa res- pecto a cruel, 1 a Santo aplicado a Dios. A pesar de esta distincion, a mi juicio, arbitraria, acaba de ver- se que Lista no ha tenido inconveniente para emplear a crueles 1 a Santo, como sustantivos, ni mas ni ménos como empleó 2 mal- vado ia culpado. Si los adjetivos que ordinariamente se aplican a sustantivos de-" terminados que denotan personas se sustantivan, sucede otro tanto con aquellos que con frecuencia se aplican a sustantivos determi- nados que denotan cosas. Don Andrés Bello, en un trozo ántes inserto, citaba varios ejemplos de este caso. El DICCIONARIO, ajustándose a un procedimiento de la lengua castellana, (i entiendo que de todas las lenguas), el cual no puede desconocerse, confirma el uso sustantivado de muchos adjetivos aplicables a cosas, como, segun queda ántes espuesto, autoriza el de muchos adjetivos aplicables a personas, cuando acompañan siempre un sustantivo que, a causa de esta circunstancia, no ne= cesita espresarse. 3 Se encuentra, verbi-gracia, en este caso, reactivo que califica a ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —JUNIO DE 1885. 389 cuerpo; fiambre que califica a. alimento asado o cocido; mediterráneo, que califica a mar; recta, curva, diagonal, que califica a línea; los nombres de adjetivos numerales que designan los dias del mes; diez 1 ocho de setiembre, doce de febrero, cinco de abril, veinte i uno de mayo; i muchos que seria largo e inoficioso enumerar. _La tendencia a subentender un sustantivo que, por demasiado sabido, es inútil, llega a ser tan irresistible, que algunos de los ad- lJetivos a que voi refiriéndome han empezado, ya sea que se apli- quen a personas, ya sea que se apliquen a cosas, a emplearse sol l esclusivamente como sustantivos. Suministran ejemplos de este caso los vocablos j¿gante, sirviente, reo, jeneral, 1 otros, que se aplican a personas; i los vocablos helas do, dulce, frito, cocido, amargo, agrio, combustible, útil i otros que * se aplican a cosas, > Todos esos vocablos fueron, sin duda alguna, en su oríjen, ad- - Jetivos que se emplearon como sustantivos por no haber necesidad de espresar el nombre determinado 1 mul sabido a que siempre calificaban, hasta el punto de que ya no se o como ad- - jetivos. Don Andrés Bello ha observado que, en ocasiones, seria difícil determinar el sustantivo subentendido, como en a la larga, a solas, a las claras, de claro en elaro, a oscuras, Conformándose a este procedimiento de la lengua por el cual se sustantivan los adjetivos cuando califican a un mismo sustanti- yo, que, por lo tanto, es fácil de suplir, el DrccroNArRIO aprueba las espresiones a la española, a la francesa, a la inglesa, a la ita- liana, en las cuales se ha suprimido por supérfluo el sustantivo manera. Sin embargo, no se comprende por qué no se hace otro tanto con las espresiones análogas de uso mas o ménos corriente, a la turco, a la americana, a la peruana, a la prusiana, que se lee en la fábula EL Mono 1 EL TITIRITERO de don Tomas de Iriarte, i é muchas mas de la misma especie que se usan o pueden usarse sin ningun inconveniente, i sin ningun menoscabo del idioma. Aprovecho la oportunidad para llamar la atencion a un hecho - que no deja de ser instructivo. Quizás se recuerde que, años atrás, algunos puristas chilenos condenaron la espresion libro a la rústica, 1 dijeron que solo era castiza la de libro en rústica, El fundamento de esta opinion era un aviso de venta de libros 390 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. 9 publicado por la Real Academia española, en el cual se decia li= bro en rústica, i no libro a la rústica. Los mencionados gramáticos no advertian que el ser buena una espresion no impide que otra tambien lo sea; i que, si la espresion en rústica, es correcta, la espresion a, la rústica lo es del mismo modo. El nuevo DICCIONARIO DE LA ACADEMIA ha venido a enseñár- selo en estas palabras: «A la o en rústica, modo adverbial; tratán- dose de encuadernationes de libros a la lijera i con cubierta de papel». - Repárese de paso en la espresion a la lijera, autorizada por la Real Academia, i en todo semejante a las otras de que he estado tratando. los objetos, tales como, verbi-gracia, anaranjado, azul, blanco, ver- de, verdeguí, amarillo, rojo, carmesí, turqui, morado, oscuro, pue- Jen emplearse sustantivadamente; pero, a pesar de hallarse en igual condicion, i a pesar del uso, que en esto se manifiesta lójico, no hace lo mismo, sin que sea espedito descubrir el fundamento de ello, con negro, rosado, colorado, encarnado, bermejo, gualdo, prieto, moreno, dorado, amoratado, rubio. Son muchos los adjetivos aplicables a medicamentos que, segun el DiccioNARIO, pueden sustantivarse: antijlojístico, antihelmánti- co, antihistérico, antipútrido, antiséptico, laxativo o laxante, pur= gante, tónico, vomitivo, confortativo, sudorífico o sudorífero, debi- litante. : bl A. causa de ello, estraño el que no haya colocado en la misma categoria a sedativo i a astrinjente. El DriccioxaArIO conviene en que se sustantivan cuando se refie= ren a medicamentos los adjetivos exitante, emoliente, calmante, — puestos de ejemplos por Bello en un trozo ántes citado; pero no se percibe el motivo para que no esbienda una regla igual a atenuan-= misma clase, El Diccioxario coloca con razon entre los adjetivos que pue- den sustantivarse a sustantivo, adjetivo, relativo, superlativo, activa — (voz), pasiva (voz); pero no hace igual cosa, como debiera hacerlo, en mi concepto, con positivo, comparativo, calificativo, moatenida vo, aumentativo, diminutivo. El no haber Analtín a aumentativo 1 diminutivo en esta clase, es ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DE 1885. 391 tanto mas notable, cuanto que el mismo DICCIONARIO emplea es- tos dos vocablos como sustantivos. En la pájina 1,119, se lee testualmente lo que sigue: «Reglas para la formacion de los diminutivos en ico, illo, ito, 1 de los au, mentativos en On 1 azo». El DiccrioxarIO ha incurrido en una inconsecuencia auáloga por lo que toca a activo. En el artículo destinado a pasivo, dice que este vocablo es sus- tantivo masculino en la significacion de «importe de las obligacio- pes onerosas que uno tiene ccntra sí, i que debe considerarse como disminucion del valor del activo que posee la misma persona». Segun puede observarse, la Real Academia, en la definicion precedente, usa a activo como sustantivo en la acepcion de «con- junto de los créditos, derechos i obligaciones que tiene alguno a su favor». Miéntras tanto, en el artículo destinado a activo, no reconoce que este vocablo, en esta acepcion, pueda usarse sustantivada- mente. Quizá me equivoco, pero me parece que tal procedimiento no es, ni ajustado a la realidad de las cosas, ni tampoco lójico. Todos los negociantes i contadores emplean sustantivadamente no solo a pasivo, sino tambien a activo. Illa razon de esta práctica es mui fundada, puesto que, en los Bi casos de que se trata, los adjetivos activo i pasivo vienen modifi- cando siempre el sustantivo crédito que se subentiende por supér- fluo, Ha podido observarse en lo que va espuesto” ser muchos los ad- -jetivos terminados en ¿vo, ¿va, que se usan como sustantivos. En este momento, se me viene ademas a la memoria atractivo, abortivo, correctivo, preservativo. Misivo, misiva es un adjetivo de esta clase que se aplica al pa- pel, billete o carta que se envía a alguno; pero que amenudo se sustantiva en la terminacion femenina por callarse epístola o carta, pudiendo decirse con igual correccion la epístola misiva o simple- mente la misiva. ie El DrocioNARIO reconoce todos estos hechos. De lo mencionado, resulta que, cuando alguno de estos adjetivos terminados en ¿vo iva modifica constantemente a un mismo sus- - tantivo, hai una fuerte inclinacion a sustantivarlo. Lo mismo sucede por lo que toca a los adjetivos de otras termi- naciones que se encuentran en circunstancias parecidas, $ EÉ SS E 392 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, Esto hace pensar que el DrccioÑARIO se ha mostrado demasiado - riguroso cuando no ha sancionado el uso ya mui jeneralizado de - sustantivar a efectivo, como se hace, no solo en Chile i en la Amé- rica española, sino tambien en la misma España, segun aparece de la obra de don Ramon Joaquin Dominguez, donde se lee que efectivo es sustantivo masculino cuando significa «el número com- pleto de individuos de un rejimiento, de una compañía, etc., o el pié de fuerza que mantiene una nacion». El DiccioNARrIO enseña que ejecutivo solamente significa «que no da espera, ni permite que se difiera a otro tiempo la ejecu- cion.» No admite que ejecutivo pueda ser equivalente de ejecutor. Sin embargo, se sabe que, en las Repúblicas hispano-america- nas, es aceptada 1 practicada la teoría de los publicistas que divi- den el poder público en tres ramas principales, a saber: el lejisla= tivo, el ejecutivo i el judicial. Así es de presumir que no trascurran muchos años sin que el DICCIONARIO DE LA ACADEMIA reconozca que ejecutivo tiene el sig- nificado de ejecutor. Cuando esto suceda, tendrá igualmente que autorizar el uso su- mamente jeneralizado en América de emplear sustantivadamente a ejecutivo en la acepcion del poder público encargado de la eje- cucion de las leyes. Don Andrés Bello dió a luz en EL ARAUCANO, número 337, fecha 27 de enero de 1837, un editorial de que copio el siguiente — pasaje, donde ejecutivo aplicado a uno de los altos poderes públicos se encuentra empleado cuatro veces como sustantivo. «Si el ejecutivo quiere, no diremos dictar una decision judicial, pero inclinar a un lado o a otro la opinion de los jueces en una causa, el ejecutivo cometerá una culpable usurpacion de autoridad, violando la independencia de los tribunales; pero si el ejecutivo si= gue los procedimientos en tal o cual negocio contencioso o en todos a la vez; si procura inquirir el estado en que se hallan para cono= cer si se desempeñan con escrupulosidad los deberes judiciales; si — examina la conducta de los funcionarios que tienen a su cargo el ramo mas vital para la conservacion i el órden de la sociedad, el - ejecutivo, léjos de cometer un abuso, habrá desempeñado uua de las obligaciones mas sagradas que le imponen la constitucion, la q razon i los intereses de la república». Editorial es, segun el DiccioNARIO, un adjetivo que guita «perteneciente relativo a editores o ediciones». ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DE 1885, 393 Esta palabra se usa mucho en Chile i en toda la América espa- fola como sustantivo para denotar un artículo escrito por el re- - dactor principal de un diario o ptes o por uno de los redac- tores principales. Creo que este uso es mul lejítimo i mui conforme a la índole de la lengua. Ha sucedido a este respecto con editorial lo que la Academia reconoce que ha sucedido con comunicado, el cual, subentendién- dose artículo, como tambien se subentiende en el uso ántes espre- sado de editorial, ha pasado a ser un sustantivo que significa «es- erito que, en causa propia 1 firmada por una o mas personas, se - dirije a uno o varios periódicos para que lo publiquen». Siendo el uso de la una i de la otra palabra enteramente análo- go, no veo por qué habria de legalizarse el de comunicado, i no el de editorial. Ha de advertirse que en Chile, 1 entiendo que en varias de las - Repúblicas hispano-americanas, se denomina comunicado, no el es- -crito especial que el DicciONARIO define, sino uno firmado o amónimo relativo a asunto de interes jeneral o personal, enviado por un individuo que no pertenece a la redaccion. En esta significacion de comunicado, se emplea igualmente re- mitido, El DiccioNARIO no ha dado cabida en sus columnas al segun- do de estos vocablos. Es cierto que no hace falta; pero un uso bastante esparcido lo ha incorporado en el idioma, como lo ha hecho econ tantas otras palabras de naturaleza semejante, verbi-gracia, los sustantivos em- pedrado, curtido, embutido, cercado, vedado, vestido, acto sur- tido, calzado, etc., etc. Don Rafael Maria Baralt, en su conocido DICCIONARIO DE GrA- LICISMOS, dado a la estampa el año de 1855, censuró el uso, ya vulgarismo en esa fecha, segun lo declara, de emplear a pasado, presente 1 futuro como adjetivos sustantivados en las acepciones del tiempo que trascurrió, del tiempo actual i del tiempo que vendrá. Sostiene que en vez de el pasado, de el, presente, de el futuro, de- be decirse, lo pasado, lo presente, lo futuro. Baralt, para fundar su opinion, parece recurrir en este Caso, co- mo er muchos otros de los que menciona en su libro, a la falsa doctrina de que, por cuanto ciertos autores clásicos han espresado una idea en determinada forma, no es lícito espresarla en una dis- E tinta, aun cuando esto se practique sin ofender en lo menor la ín- _ hb ñ . Ñ : t 394 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. dole de la lengua, 1 por el contrario, ajustándose a sus tendencias A mas manifiestas. q Este es el mismo falso concepto por el cual algunos puristas * chilenos reprobaban la locucion a la rústica, solo porque habian leido en un anuncio de venta de libros publicado por la Real Aca- demia española la locucion equivalente en rústica, como si el idio- ma castellano no empleara amenudo diversas formas para enun- ciar una misma idea. El distinguido filólogo colombiano don Rufino José Cuervo, en sus ÁPUNTACIONES CRÍTICAS SOBRE EL LENGUAJE BOGOTANO, CON= sidera un triunfo de la buena gramática el que, en su pais, no se siguiera diciendo vulgarmente ama de brazos por niñera. Debo declarar con franqueza que no encuentro motivo fundado para esta condenacion. El DiccioNarIo da cabida en sus pájinas solo al sustantivo 22- fiera, que define «criada destinada principalmente al cuidado de los niños teniéndolos en brazos 1 divirtiéndolos»; pero me parece que esto no puede impedir de ninguna manera el uso de la mui espresiva perifrasis ama de brazos, la cual está compuesta de pa- labras mui castizas, 1 que se halla, por decirlo asi, incluida en la definicion que acaba de citarse, Aunque el DicciONARIO no menciona la locucion ama de brazos, autoriza la de ama de cria o de leche, que es enteramente análoga, i que, segun el mismo DICCIONARIO, puede ser a por nodriza. En Chile no se usa ni ama de brazos, ni niñera. La especie de criada a que se alude es denotada por la locucion ama seca, que tengo por completamente aceptable, aunque don Valentin Gormaz la reprueba en las CORRECCIONES L.EXIGRÁFI- CAS SOBRE LA LENGUA CASTELLANA EN OHILE, : Algunos puristas chilenos han sostenido que solo podia decirse dí testigo de vista por el que se halló presente al caso en que atesti- gua o depone. A El DiccioNARIO declara que testigo de vista i testigo ocular son : A locuciones ne equivalentes. solo testigo de vista 1 testigo ocular, sino tambien testigo eso Así, la principal razon aducida por Baralt para reprobar que los adjetivos pasado, presente i futuro se usen como sustantivos, subentendiéndose tiempo, no me parece de ninguna fuerza, Si hubiéramos de admitirla, tendríamos que suprimir en el idios | ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DE 1885. 395 ma castellano centenares de palabras que se encuentran en las mismas circunstancias. «Fuera de estas razones (que, como acaba de verse, es una sola), continúa Baralt, existe contra las espresiones citadas la de que ocasionan equívocos con los significados propios de presente, pasa- do i futuro. Verbi-gracia. »El presente (en términos de gramática, el tiempo presente; tam- bien don, alhaja, regalo). »El pasado (en términos de gramática, el tiempo pasado; tam- bien tránsfuga)». »El futuro, (en términos de gramática, el tiempo futuro; tam- bien novio). Semejante razon seria atendible, si las palabras castellanas tu-- vieran un solo significado; pero, desde que está mui léjos de ser así, no tiene ninguna fuerza. - Voia citar por vía de ejemplo una sola en que el inconveniente señalado por Baralt es mucho mas grave, i que, sin embargo, es empleada sin reparo por les mas insignes hablistas. El adjetivo profundo, en el lenguaje poético, se sustantiva ame- nudo en los dos distintos significados de mar o de infierno. Si hubiera de adoptarse la teoría que Baralt aplica a presente, pasado i futuro, esto no podria tolerarse. La reputada cancion de Fernando de Herrera A LA BATALLA DE LEPANTO empieza así: y Cantemos al Señor que en la llanura venció del ancho mar el tracio fiero. Tú, Dios de las batallas, tú, eres diestra, salud i gloria nuestra. Tú rompiste las fuerzas i la dura frente de Faraon, feroz guerrero: sus escojidos príncipes cubrieron los abismos del mar, i descendieron, cual piedra, en el profundo; i tu ira luego 3 los tragó, como arista seca, el fuego. Aquí el adjetivo sustantivado "profundo está empleado en la acepcion de mar. Lope de Vega, en el canto primero, estrofa 66 de La Crircr, dice así: : ? y 396 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, Mas luego un huracan 1 travesía, tan fiero, tan voraz, tan iracundo, las acomete al espirar el dia, que midieron el suelo i el profundo. Aqui profundo, significa igualmente mar. Don Alberto Lista, en la estrofa 9 de la oda A LA RESURRECION DEL SALVADOR, se espresa como sigue: Mas ya deja triunfante las sombras del sepulcro 1 de la muerte. Ciñe, oh tú, ciñe, oh fuerte, la espada fulminante. Vence, tuyo es el mundo, las lejiones domaste del profundo. Aqui profundo se halla empleado indudablemente en vez de infierno. El mismo Lista usa con igual acepcion esta palabra en las odas A LA CONVERSION DE LOS GODOS EN EL REINO DE RECAREDO, i EL SACRIFICIO DE LA ESPOSA; 1 dos veces sola en la oda titulada: La- CONCEPCION DE NUESTRA SEÑORA. Creo superfluo multiplicar los comprobantes, cuando el Drccro- NARIO reconoce lejitimos estos dos significados del adjetivo sus- tantivado profundo. Esta es una refutacion práctica de la objecion de Baralt contra el uso sustantivado de pasado, presente 1 futuro subentendiéndose tiempo. LA GRAMÁTICA DE LA LENGUA CASTELLANA por la Real Aca- demia española enseña que «es solecismo cambiar el oficio de una parte de la oracion por el de otra, como cuando se da valor de sus- tantivo a un adjetivo o a un participio, sustentándolos indebida= mente)». «En esto incurren, agrega, verbi-gracia, los que, sin referirse a la — voz tiempo, quieren que se sobreentienda, diciendo solo el presente, el pasado, el futuro, en lugar de lo presente, lo pasado, lo futuro, E q que es lo castizo 1 propio. «Con la frecuencia de semejante solicismo, se va destruyendo la forma neutra de adjetivo i del participio, que es una de las mayo= res i mas celebradas bellezas del idioma castellano, ¡Qué propia i hermosamente dijo Lope de Vega en las BISARRIAS Dn BELISA. A ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DE 1885, 397 El mundo ha sido siempre de una suerte, ni mejora de seso, ni de estado. Quien mira /o pasado lo por ventr advierte». Sin duda alguna, puede decirse de una manera correcta i ele- gante lo presente, lo pasado 1 lo futuro. Nadie que yo sepa pretende una cosa contraria, Lo que sostengo es que tambien puede decirse el pesado, el pre- sente el futuro. Esos tres vocablos se encuentran a este respecto en la misma condicion que porven:r. Acaba de verse un ejemplo en que Lope de Vega dice lo por ve- nir, dando a esta locucion la forma de un complemento que modi- fica a lo. Conozco casos en que ham empleado esta misma construccion Cervantes, Santa Teresa de Jesús i otros clásicos. Don Rafael María Baralt, así como sostiene que solo puede de- cirse lo pasado, lo presente, lo futuro, asi tambien pretende que so- lo puede decirse lo porvnetr. Este es un error manifiesto. Puede decirse incuestionablemente el porvenir cuando esta pala- bra se emplea como sustantivo, segun lo enseña el DiccIoNARIOo, no solo en la recien dada a luz duodécima edicion, sino ademas en algunas de las anteriores. ¡En cuanto a pasado, puedo apoyarme en la misma respetable au- toridad. A pesar de la severa iotesta de la Gramática de la Academia contra la práctica de usar como adjetivos sustantivados a pasado, presente 1 futuro, el DiccioNARIO, duodécima edicion de 1884, de- selra categóricamente que pasado puede emplearse como sustanti- vo masculino para significar «tiempo que pasó». Es probable, i sobre todo lójico, que la Real Academia no tarde “mucho en reconocer el uso análogo de presente 1 de futuro. Imfímito es un adjetivo cuyo uso sustantivado es tan lejitimo co- mo el de los anteriores. Todos o casi todos la autores nacionales medernos que tratan “directa o indirectamente de materias metafísicas lo emplean así, conformándose en esto a la pa de todos los filósofos del pre- sente siglo, En una obra del académico don Juan Valera titulada: QuÉ Ha 398 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. SIDO, QUE ES I QUÉ DEBE SER EL ARTE EN EL SIGLO XIX, se lee lo que sigue: «El señor Galiano demostró que existirá siempre ese infnito inesplorado donde la imajinacion vive 1 se encumbra». Don Jaime Balmes, que, en la FILOSOFÍA FUNDAMENTAL, Usa con mucha frecuencia a infinito adjetivadamente, lo emplea, no obs- tante, a veces como sustantivo. Así, en el capítulo, 7, libro 8, usa la espresion: órdenes de infi- nitos. A pesar de todo, el DiccIoxARIO no autoriza este uso, como pa- rece que debiera hacerlo. El mismo reparo me atrevo a hacer por lo que toca al uso del adjetivo ¿deal como sustantivo en el sentido de prototipo o modelo, Todos saben que son mui comunes las espresiomes el bello ideal, el ¿deal cristiano, el ideal artístico, el ideal político, el ideal económi- co, el 2deal poético, etc., etc. El académico don Juan Valera, en un ensayo sobre la obra de Donoso Cortés titulada EL CATOLICISMO, EL LIBERALISMO 1 EL SO- CIALISMO, escribe la siguiente frase: «Dirá alguno que no es enteramente la imajinacion, ni la inte= lijencia tampoco, los que nos hacen ver o imajinar ese ¿deal de per- feccion». El académico don Antonio Cánovas del Castillo, en sn obra ti- tulada: EL SOLITARIO 1 SU TIEMPO, capitulo 11, pájina 126, escri= be la frase que va a leerse: Y «El estudio atento de nuestra historia, el conocimiento exacto de nuestro estado económico 1 político, así como de la circunstancias en que el mundo se encuentra, me obligan a hacer hoi, tocante a la realizacion de aquel hermoso ¿deal, grandes reservas». Don Pedro de Alcántara Garcia, en la HISTORIA DE LA LrTE- RATURA EsPAÑOLA, leccion 2, escribe lo que paso a copiar: : «Este conjunto de cualidades constituyen desde mui antiguo los . caracteres destintivos de nuestro espiritu nacional, i dan razon de las principales ideas i sentimientos que, einer rento verdaderos | ideales, han inspirado en cada una de sus épocas a la literatura española». Seria fácil OS los ejemplos o NARIO NO reconozca e ideal en la acopcion mencionada puede da usarse como sustantivo. j ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DE 1885 399 Don Mariano José de Larra escribia lo que sigue en EL Porrr> ciro HABLADOR. «No hace mucho tiempo que vimos, en la representacion de una comedia titulada No MAS MOSTRADOR, la frase sigulente:—Si el ridículo que nos hemos echado encima, no nos hace morir, etc.— T en muchas partes, vemos continuamente repetido este galicismo, «¿Qué cosa es un ridículo que se hecha uno encima? ¿Se usa en castellano como sustantivo la voz ridículo, ni quiere decir nada usada de esta manera?» Esta innovacion de usar como sustantivo el adjetivo ridículo, introducida, segun Larra, poz don Francisco Martinez de la Rosa 1 por otros, fué sucesivamente adoptada por muchos. El año de 1855, don Rafael María Baralt, como era natural, tronó contra ella en el DICCIONARIO DE G+ALICISMOS. «Badículo es siempre adjetivo en español, dice; ai paso que en francés es siempre sustantivo». La frase precedente contiene dos inexactitudes. —Ridículo, aun segun el mismo Baralt, puede ser sustantivo en castellano, puesto que ha escrito testualmente lo que va leerse: «Poner i ponerse en ridiculo son espresiones consagradas ya por el uso moderno. Usénse en buen hora, si evitan penosos circunlo- quios, mas no se olviden nuestras locuciones castizas: poner 1 po- nerse a desaire; poner 1 ponerse a burla, mofa, escarnio; dar que reir; ofrecer materia a burlas, vaya, zumba; hacerse ridículo». = Adviértase que Baralt, en este caso, admite i aprueba que una misma idea puede espresarse en distintas formas. Ridiculo tampoco es siempre sustantivo en francés, Si se abre cualquier Diccionario, se verá que ridicule es en fran- ces mas frecuentemente adjetivo que sustantivo, aunque tambien puede ser lo segundo. Voltaire ha escrito: «Le génie des francais est de salsir vive- ment le coté ridicule de choses les plus serieuses». En esta frase, ridicule es ae un adjetivo, i no un sustantivo. La tendencia de la lengua a sustantivar los adjetivos cuando se refieren a un mismo nombre, ia subentender éste por no nece- —sitar la mente la mencion espresa de él para comprender la idea, * es incontestable, A Si no estoi equivocado, sucede otro tanto en todas las lenguas. ps Por esto, un maestro tan cuidadoso de la correccion como don - Tomas José González Carvajal, no ha fenido reparo en sustanti- A. DE LA U, 1.? sE0, 6l A AN «y 400 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. var a grave, subentendiendo cuerpo, en la siguiente estrofa de sa oda al EsPÍRITU SANTO EN EL DIA DE PENTECOSTÉS. Ama su centro el grave ama lo leve la sublime esfera, ama, el pez, ama el ave, ama la agreste fiera, i la planta i la flor a su manera. I adviértase que nada impedia a González Carvajal el que, en el precedente pasaje, hubiera escrito lo grave,' como escribió lo leve. En consecuencia, basta que haya algun uso de sustantivar cual- quiera de los adjetivos sobre que voi discurriendo para que, en mi concepto, deba lejitimarse. l esto debe hacerse con especialidad cuando el empleo de uno de estos adjetivos como sustantivo no da motivo para ninguna os- curidad, como en el caso de Martinez de la Rosa: «El ridículo que nos ha caido encima nos hace morir», la cual equivale, sin pretes- to de vacilacion, a esta otra: «El hecho ridículo que nos ha caido encima nos hace morir». Tales son los fundamentos mui "poderosos que gramáticos tan eminentes como Bello i Salvá han tenido para reconocer que ridí- culo se usa i puede usarse como sustantivo. Bello, en su GRAMÁTICA DE LA LENGUA CASTELLANA, tratando de esta materia, enseña. lo que sigue: «Dicese sustantivadamente el sublime, el ridículo, el patético, el necesario, el superfivo, el imposible.—Infelices cuya existencia se reduce al mero necesario (Jovellanos). —Todo impuesto debe salir del superfíuo, i no del necesario de la fortuna de los contribuyentes (el mismo).—El sumo posible ocurre muchas veces en este esmera- do escritor. Pero estas locuciones son escepcionales, i es preciso irse con tiento en ellas». Haré notar de paso que el DiccronArIO no admite que puedan sustantivarse ni sublime, ni patético, ni necesario, ni superfluo. En cuanto a posible, autoriza que pueda emplearse como sustan- tivo solo en plural, cuando significa bienes, rentas o medios que uno posee O goza. i - ¿Sin embargo, Baralt hace presente que los escritores clásicos daban a posible en singular esta misma acepcion. - Cita en comprobacion los dos siguientes ejemplos: «5 e ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DE 1885. 401 «Llevando cada uno consigo conforme a su posible, oro, vestidos 1 otras cosas (Sandoval)». «Ni puede parecer-decentemente quien tiene opinion de algun caudal ménos que con criados vestidos de librea, mas o ménos, conforme tiene cada uno el posible (Ovalle)». Don Vicente Salvá asienta categóricamente en su DICCIONARIO que ridículo es un sustantivo como equivalente de ridiculez, esto es, significando dicho o hecho estravagante e irregular; o bien sig- nificando lo que es ridículo, la parte ridícula de una cosa. El DicciONARIO DE LA REAL ACADEMIA no reconoce el empleo de ridículo como adjetivo sustantivado; pero tiene por castizo el modo adverbial en ridículo, que, segun dice, se usa mucho con los verbos estar, poner i quedar. Cualquiera conocerá que en esta locucion, aun no autorizada en la undécima edicion de 1869, el vocablo ridículo es, no adjetivo, sino sustantivo. Así es de esperar que, en la próxima edicion, el docto cuerpo se mostrará ménos severo con una innovacion, ya no moderna, que se encuentra jeneralmente adoptada por los que hablan el castellano en ambos continentes, i que está perfectamente ajustada a la índo- le de nuestra lengua. ' El DiccioNARio, tratando del adjetivo manzfesto, contiene, entre otras cosas, lo que sigue: / «Dicese del Santísimo Sacramento cuando se halla espuesto o patente a la adoracion de los fieles. Usase tambien como sustanti- vo: mañana habrá manifiesto». Nunca he sabido que ni en Chile, ni en alguna otra parte de la América española, se sustantive en esta forma el adjetivo mani= fiesto, Sin embargo, el DiccioyArIO no ha vacilado en declararlo lejí- timo, ¿Por qué no hacer entónces otro tanto con ridículo que, desde años atrás, se emplea como sustantivo en uno i otro mundo por escritores de nota? Dejar de hacerlo por no legalizar una práctica francesa, es una razon que no puede ni darse, ni admitirse. El que los idiomas tengan entre sí las mayores semejanzas po- sibles es, no un inconveniente, sino una gran ventaja. ¡Ojalá lo que abundara en ellos fuesen las analojías, i no las di- -verjencias! Lo que ha de censurarse, lo que ka de evitarse en materia de 402 -MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. lenguaje, es la imitacion o la adopción de una práctica estranjera que sea contraria a la naturaleza propia del idioma nacional, 1 que pueda deslustrarlo o viciarlo. El DiccioNARIO no admite sino tres casos en que ¿nterior pueda ser sustantivo: 1,2 Cuando significa la division o caja en medio de los coches que tienen tres. 2. Cuando equivale a ánimo. 3. Cuando en plural, se emplea por entrañas. Sin embargo, el uso de grandes hablistas, 1 lo que es mas, el uso jeneral, autoriza el empleo del adjetivo ¿mterior como sustanti- vo en otros casos mui frecuentes, que el DICCIONARIO ha omitido, en mi concepto, sin motivo fundado. Don Sebastian de Miñano es un escritor de estilo mui correcto ¿ esmerado, a quien don Eujenio de Octiva aplica con sobrada jus- ticia el calificativo de «consumado hablista», Miñano imprimió allá por el año de 1837 o de 1838 una obra titulada ExÁmeN CRÍTICO DE LAS REVOLUCIONES EN EsPAÑA DU- RANTE LOS AÑOS DE 1820 1 1823 1 LA DE 1836. Enumerando en esta obra las personas que compusieron el mi- nisterio formado bajo la presidencia del procurador Isturiz, refiere que el duque de Rivas fué nombrado «para el interior». Casualmente he leido en estos dias LA Novia DE LAMMERMOOR de Walter Scott, traducida al español en 1831 por don Pablo de Jérica, escritor que, aun que, como Martinez de la Rosa i Salvá, dice apereibir por percibir, 1a quien puede reprochársele algun otro descuidiillo parecido, es bastante puro en materia de lenguaje. Pues bien, en el capitulo 11 de esta obra, se lee testualmente la, frase que sigue: E «Dejando al fin su irresolucion, continuó su camino, acercándose a la casa del tonelero, 1 entró sin ceremonia hasta un corredor des- de el cual podia examinar el os por hallarse abierta la puerta — de la cocina». A Don Rafael Maria Baralt, el severísimo 1 excesivamente escru- puloso autor del DICCIONARIO DE GALICISMOS, imprimió el año de - 1841 una obra titulada RESÚMEN DE LA HISTORIA DE VENEZUELA S DESDE EL AÑO DE 1/97 HASTA EL DE 1830. 3 En el tomo 1.*, pájina 584, se encuentra esta frase: «Careciendo Urdaneta de caballería, escojió a Barcelona po punto de desembarco, atento que, en el ¿interior de aquella provin: cia, se hallaba con fuerzas respetables el jeneral Mariño». 4 “ANALES DE LA UNIVERSIDAD —JUNIO DE 18805, 408 Enel mismo tomo, pájina 585, aparece la que sigue: «Despues de esto, el principal cuidado del jefe republicano, fué buscar la comunicacion con el ejército del interior». En el tomo 2, pájina 269, se lee esta otras «TL apénas se concibe como al propio tiempo que Córdova con mas coraje que prudencia proclamaba el código de Cácuta, contase E el consejo de ministros (componíalo el jeneral Rafael Urdaneta, . secretario de marina i guerra; Estanislao Vergara, de relaciones " esteriores; Nicolas M. Tanco, le hacienda; José Manuel Restrepo, , de Justicia e interior), contase, decimos, con la obediencia servil de la nacion para arrancarle el fruto de sus inmensos sacrificios». En el mismo tomo, pájina 287, se dice lo que copio en seguida: «Uno de esos decretos fué el que creaba tres ministerios de es- tado para el despacho del gobierno provisional de Venezuela. Fue- ron nombrados secretarios de estado el jeneral Soublette, el doctor Miguel Peña, i el licenciado Diego B. Urbaneja; aquel para mari- na i guerra; el segundo para interior, justicia 1 policía; para ha- cienda i relaciones esteriores el tercero». ¡Don Vicente Salvá, en su DIccIONARIO, enumera entre las di- A “versas acepciones de interior una en la cual es sustantivo masculi- no, 1 significa «la parte interior de una cosa; i así se dice: «el ¿n- terior del libro está mejor conservado que las cubiertas». Serian centenares los ejemplos sacados de eseritos orijinales o “traducidos en que don Andrés Bello ha empleado sustantivada- mente el adjetivo interior. Basta para ello ojear EL ARAUCANO, que redactó por tanto tiempo, i cuyas pruebas correjia con cuidadoso esmero. En EL ARAUCANO, se encuentran tambien muchos documentos ¡oficiales de las diversas Repúblicas hispano-americanas en los cua- les aparece usado como sustantivo el adjetivo interior, subenten- - diéndose gobierno. i I no podia ser de otro modo, puesto que, en todas ellas, hai o ha habido un ministerio del interior, como sucede en Chile hasta ahora. Ex Drarro OrrcraL de este último pais ha empleado siempre ¡o casi siempre la espresion el interior desde el 1. de marzo de 1877 en que salió a luz su primer número hasta el 17 de marzo de 1884, fecha en que empezó a decir con afectacion lo interior, en lugar de el interior, como si esta segunda espresion fuera incorrec= ta, cosa que está mui distante de ser exacta. Eg cierto que, como ántes lo he manifestado, el DICCIONARIO DE 404 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. LA ACADEMIA no autoriza el uso sustantivado de interior; pero esta es manifiestamente una omision infundada análoga a las va- rías que he mencionado, las cuales probablemente serán salvadas en las próximas ediciones. Es imposible que, en una obra de esta especie, por estensa que sea la erudicion, i por ejemplar que sea la laboriosidad de los hu- manistas encargados de formarla, no se pasen inadvertencias se- mejantes, las cuales van enmendándose poco a poco. Me parece indudable que la docta corporacion no dejará de ha- cerlo así en cuanto a interior, cuando sepa que, desde el comienzo del siglo, ha sido jeneral i mui frecuente en la América española el uso de interior como sustantivo, particularmente subentendién- dose gobierno. Los que esperimentan escrúpulos para decir ministerio del inte- rior, porque el DICCIONARIO no reconoce categóricamente la leji- timidad de esta locucion, deberian esperimentarlos tambien para decir ministerio de relaciones esteriores, locucion que se encuentra a este respecto en el mismísimo caso. Hai mas. Los meticulosos puristas a que aludo han estado cometiendo durante ochenta años el pecado de llamar, sin autorizacion de la Real Academia española, presidentes a los funcionarios que en las Repúblicas ejercen el supremo poder ejecutivo, puesto que la Aca- demia no ha admitido esta acepcion de la palabra presidente sino en el Suplemento de adiciones ¿ enmiendas que ha agregado al fin de la última adicion del DIccIONARIO. La Academia se limita a decir que allá en la Peninsula se de- nomina ahora ministerio de la gobernacion lo que acá en América hemos denominado desde la revolucion de la independencia minis- terio del interior. «Ministerio de la gobernacion, enseña testualmente el Diccrio- NARIO, es el que entiende en lo concerniente al gobierno interior 1 al órden público er España, con otros ramos que le están encomen- dados. Se ha llamado tambien en varias épocas ministerio de la: gobernacion de la Península, de la gobernacion del Reino, i de lo in= terior, 1 anteriormente han sido mas estensas sus atribuciones», | Como se advertirá fácilmente, la Real Academia no pretende de ninguna manera que las denominaciones de los ministerios de £spaña se hagan estensivas a los ministerios análogos existentes en las demas naciones de raza española. DE LA UNIVERSIDAD.—JUNIO DE 1885. 405 ciones esteriores, sino ministerio de estado, que es, como, segun el DiccroNARrIO, se llama en nuestra antigua madre patria. La Academia se ha concretado a indicar cuáles son en España as denominaciones de los ministerios. IT no podria haber procedido de otro modo. Las denominaciones de las oficinas i de las autoridades públi- cas son materia de lei, i no de Diccionario. ; Lo espuesto no significa que, a mi juicio, sea mal dicho lo ¿n- N6, absolutamente nó. Puedo decirse lo interior, 1 el interior. Toda la diferencia consiste en que, en el primer caso, ¿nterior es ad jetivo; i en segundo, adjetivo sustantivado por subentenderse el nombre a que acompaña siempre, i que, en consecuencia, es super- duo espresar. Interior es un adjetivo que se sustantiva, ni mas ni ménos como Ladjetivo contrario se sustantiva en las locuciones al contrario, el contrario; i que el adjetivo pronto, en las locuciones a/ pron- o_o por el pronto, cuyas cuatro locuciones están antorizadas por el DICCIONARIO. ¡La Real Academia admite que se puede decir tambien por lo ronto, ; Me parece que no hai ningun inconveniente para decir igual- mente por lo contrario. He espuesto las lijeras observaciones precedentes para llamar la encion de a quienes corresponda sobre la inmensa ventaja, 1 aun ¡prescindible necesidad, de tender cada dia mas imas a dar a estro idioma un fundamento verdaderamente racional i lójico, Creo que este es el mejor, 1 quizá el único, medio de conservar i msolidar el precioso beneficio de la unidad en un idioma hablado r tantas i tan separadas naciones. DO TIT A A E IO O e 10NA IJUU pe A CONTENIDO DE ESTA ENTREGA Pájs. HIDROGRAFÍA, Estudio sobre la organizacion i administracion de los dife- rentes servicios hidrográficos de Europa i de Estados Unidos de Amé- rica. —Informe al gobierno por don Francisco Vidal Gormaz, en 25 de mayo de 1885 ..o.oooro. SOnNBRaSa pcobuoVsoViVaad Doo nndoococia 10nUNaRaTOdunOUn So ORTOGRAFÍA de la lengua castellana: la cuestion ortográfica. Artículo del miembro docente de la Facultad de Humanidades don José Roehner, elaborado en abrilde tc cue ada AUN A: ZOOLOJÍA. Sobre los animales introducidos en Chile desde su conquista por los españoles. —Artículo del Dr. don Rodulfo A. Philippi......... Sdobco MEDICINA. Algo sobre las enfermedades mentales en Chile. Recopilacion de la estadistica de la casa de Orates, desde su fundacion en 1852 hasta la fecha. — Memoria de prueba de don P. Manuel 2,” Beca en su exámen para optar el grado de licenciado en Medicina i Farmacia, leida en mayo de 1885...... don Oods dc hoonoogue duCODa doo bocodccanó dianos 33: A á Nao "ANALES DE LA UNIVERSIDAD DE Fa 1D 1,? SECCION MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS Entrega correspondiente a Julio de 1885 e SANTIAGO DE CHILE - [IMPRENTA NACIONAL, CALLE DE LA MONEDA, NÚM 112 1885 SE> ' 7 O anta. Vida i obras del Timo. ¿ Rmo. señor Dr. don Ra- fael Valentin Valdivieso ¿ Zañartu, segundo Arzobispo de San- tiago de Chile. —Memoria histórica por el presbítero don Rodolfo Vergara Antunez, premiada por la Universidad nacional i man- dada publicar en los Anales. PRIMERA PARTE. VIDA SECULAR DEL SEÑOR VALDIVIESO. CAPÍTULO Ll NACIMIENTO 1 PRIMEROS AÑOS DEL SEÑOR VALDIVIESO. Noticia de sus padres. —Su nacimiento 1 educacion materna.—Sus inclinaciones 1 a juegos infantiles. —Rasgo de piedad.—Sus austeridades.— Aprendizaje de las primeras letras. —Estudio de las humanidades. —Juicio de sus condiscípulos. — Estudios legales. —Su vida de apartamiento. —Su- aplicacion al estudio 1 sus pasatiempos juveniles. —Amor por el perfeccionamiento moral. —El término de su carrera ar Cuando se emprende la tarea de historiar la vida i los hechos de un hombre ilustre, lo primero que el biógrafo procura es re- montarse, como los os dones de un rio caudaloso, hasta el ma- —nantial que le ha dado orijen. En la procedencia de los hombres hállase a menudo la clave que explica sus destinos e inclinaciones, "porque, junto con la sangre, suelen trasmitirse las semillas que enjendran despues frutos de bendicion o de maldicion. . El prende hombre, e obras 1 1 o vamos a relatar, tuvo r sus prendas personales i a antecedentes que por el lus- E qee su alcurnia, ¡Estos eran don Manuel Joaquin Valdivieso, i A. DELLA U. e A SEC, 52-93 408 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. — nuel Valdivieso llegó hasta ocupar un puesto en la Corte Suprema de Justicia, el mas culminante de la majistratura judicial chilena. Débesele, ademas, la fundacion del cementerio público de Santia=" go, el mismo que existe hasta el presente, 1 cuyo terreno adquirió por donacion de los Relijiosos domínicos. Fué tambien durante al- gunos años su celoso administrador, i a fin de atender debidamente este cargo fué a domiciliarse en una casa-quinta vecina al cemen- | terio (1). p> La señora Mercedes Zañartu i Manso era, como casi todas las respetables matronas de su época, fiel en el cumplimiento de gus deberes relijiosos i domésticos, asidua en las prácticas de la piedad — cristiana, de corazon oe i caritativo, de costumbres patriará] cales i de afable trato social, Dios bendijo la union de estos excelentes esposos con una nume= | rosa descendencia, siendo el vástago mas esclarecido de ella don | Rafael Valentin Valdivieso, que había de ser mas tarde lumbrera de la Iglesia i de la patria chilenas. E Nació en Santiago el 2 de Noviembre de 1804 (2). E. . A poco de nacido, el niño Valdivieso fué separado de los brazos de su madre i confiado a la cariñosa solicitud de sus abuelos ma- , ternos, don Juan Antonio Zañartu i doña Rosa Manso (3). Si en E esa edad hubiese sido capaz de apreciar el sacrificio que cuesta la separacion del regazo materno, el señor Valdivieso hubiera podido * ver en este primer desprendimiento un augurio de su futura vida de forzosas i voluntarias inmolaciones. A Puede decirse que no conoció otro hogar ni otro regazo que el | de su ilustre abuela, pues a su lado vió trascurrir todo el tiempo de su infancia i de su adolescencia, hasta que la muerte la arreba- tó a su cariño en los últimos meses del año de 1838, cuando frisaba ya en los treinta i cuatro años de edad. Solo entónces, de pues de haber cerrado los ojos de la que fué su segunda madre, volvió a la casa paterna (4). (1) En reconocimiento a estos servicios, el Gobierno le concedió al morir sep tura perpetua de familia, —(Vicuña Mackenna). (2) En la calle de la Catedral, casa que ha sido despues de don Fernando Er guriz, frente al Congreso Nacional. (3) La señora Manso era descendiente en línea recta del Presidente de Chile Virei del Perú, don José Antonio Manso, por un sobrino de éste que quedó de 1 gociamte en Chile. (Reminiscencias Tel señor Arzobispo de Santiago, por el señor Vicuña Mackemna). ia (4) La casa que habitó la señora Manso, en la que fué criado el señor Vald? so, estaba situada en la calle de las Monjitas, en la última cuadra ántes de lleg: a la que es hoi plaza de Bello. Con motivo del fallecimiento de una hija de: misma señora, madre que fué de don Federico Errázuriz, se trasladó a la call la Moneda. (Noticias recojidas en la familia). ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JULIO DÉ 1885. 409 El señor Valdivieso creció allí como una planta puesta al abrigo de vientos corruptores. La piedad cristiana fué su alimento desde “los primeros años de la vida; i de tal manera se había asimilado este delicado sustento de las almas, que sus mas dulces pasatiem- pos infantiles consistian en reunirse con sus hermanos i amigos de la infancia en un pequeño oratorio, aderezado en su casa, para ha- cer el fac simile de las ceremonias 1 prácticas del. culto católico. Allí congregaba cada tarde a un buen número de niños para orar E en comun 1 dirijirles piadosas exhortaciones en forma de predica- cion. Entre los que lo acompañaban mas asiduamente en estos y inocentes entretenimientos, que presajiaban al futuro sacerdote, se contaban don Ventura i don Estanislao Marin, con quienes el se- ñor Valdivieso conservó hasta la muerte íntimas i no interrumpi- das relaciones. La devocion, que'al decir de San Francisco de Sáles, es la flor de la caridad, era como el ambiente que respiraba su alma. Cuén- tase que, niño aún, en uno de los dias de la octava de Córpus, ora- ba fervorosamente al pié de una de las columnas de piedra de nuestra Catedral. El templo estaba desierto: la oracion del niño era la única voz suplicante que en esa hora se elevaba hacia el ta- bernáculo. Cuando llegó el momento en que, reclamado por otros deberes, debía ausentarse del templo, notó con dolor i sorpresa que el Santísimo Sacramento quedaba sin compañía. Esta soledad in- voluntaria aflijió en tal manera su corazon, que, dirijiéndose a toda prisa a la casa mas vecina, suplicó con una emocion, cuya intensi- ¡dad denunciaban sus ojos húmedos en llanto, a la primera persona que halló a su paso, que buscase quienes fuesen a hacer compañía a Jesus Sacramentado (1). Un niño de diez años que así comprende llos deberes i siente los suaves atractivos de la piedad no podía ser Criado entre esa abundancia de coladas que la ternura mas cristiana no sabe a las veces contener, se esforzó desde temprano por straerse a la molicie que inhabilita para las obras que enjendra el espíritu de sacrificio. 1 a fin de no caer en esas redes, tan ama- bles para el mayor número, se imponía secretas mortificaciones, 3 como la de dormir en duro lecho o tendido en el pavimento de su “alcoba, por lo cual mereció muchas veces severas reprensiones de y A ide sus padres. La casa a que se dirijió fué la que está situada en la calle de la Catedral, wina de la de La Bandera; i ha contado el hecho la mismá persona a quien di: la súplica, que es hoi Relijiosa de las Rosas, 410 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS. Cuando apénas despuntaban en él las luces de la razon, fué a aprender primeras letras en una escuela situada en la calle de las Monjitas i rejentada por doña Josefa Fuéntes, señora de no me- diana ilustracion i de piedad acendrada. Hasta en sus últimos años solía el señor Valdivieso recordar los méritos i buenas prendas de su maestra con la grata memoria que conservan las almas bien nacidas de la mano que abre los primeros surcos en la intelijencia desparrama en el corazon las primeras semillas del bien. A los once años de edad comenzó a cursar las humanidades, en una época en que era preciso hacer verdaderos prodijios de aplica- cion para ver de adquirir algunos conocimientos. El Instituto Na- cional, que era a la sazon el único establecimiento medianamente organizado, había cerrado sus puertas en 1814, a causa del triunfo obtenido en Rancagua por las armas españolas. Solo en 1818,me- diante los esfuerzos del Director O'Higgins, pudo reorganizarse nuevamente, i fué colocado bajo la direccion del presbítero don - Manuel Verdugo. Durante estos cuatro años los jóvenes estudian- tes tuvieron que adoptar el arbitrio o de recibir lecciones particu= lares o de acudir a las aulas de los conventos. Ambos partidos fue-= ron adoptados por el jóven Valdivieso. Desde 1815 hasta 1817 - cursó latinidad en la clase particular que dirijía don Bartolomé Mujica, i en el convento de Santo Domingo, que abundaba en hombres de reconocida suficiencia, estudió física, lójica i metafísi= ca bajo la direccion del Padre Lector fra1 Santiago Quintana, has. | ta que el 19 de julio de 1817 se incorporó como alumno externo | en el Instituto Nacional. En esta primera época de su aprendizaje tuvo por condiscipulos a muchos de los hombres que figuraron mas tarde en la organiza= 3 cion política del pais, tales como don Manuel Cobo, don Pedro al Lira, don Melchor Ramos, don Pedro Félix Vicuña, don Juan de la Cruz Gandarillas, don J avier Errázuriz Sdmenor. don Ma= nuel Arriarán, don Ventura i don Estanislao Marin i otros. Ya e esta época el señor Valdivieso dejaba traslucir el poder de su inte lijencia 1 sus admirables disposiciones para la ciencia, lo que daba cierto prestijio entre sus condiscípulos. Entre estos había un grupo de seis jóvenes intelijentes 1 estar diosos, ligados por comunidad de ideas i sentimientos, que lo re= conocían como jefe. Uno de ellos era don Ventura Marin, quí - decía hablando de aquella remota época de su vida: «Con frecue cia se nos ofrecían discusiones a las veces mui acaloradas; i nuestr último recurso para concluirlas era Valdivieso, a cuya opinion to Él ' cd ñ . ) ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JULIO DE 1885. 411 -3 dos nos sometíamos de buen grado, como a la del Padre maestro, que así lo llamaban». 1 es de notar que, con excepcion del señor Marin, los demas eran de mas edad que el señor Valdivieso (1). , «El señor Valdivieso, decía el señor Vicuña Mackenna en sus - Reminiscencias, tenía el culto del aula, ese primer síntoma de la lealtad de la vida. Recordaba con las prolijidades de su poderosa memoria todos los incidentes i caractéres de sus condiscípulos, tí- tulo que fué siempre para él grata recomendacion i bien hallada - memoria. «Aunque de un carácter pacífico, estudioso 1 sosegado, tomaba parte como buen camarada en todas las aventuras de sus compa- jieros, por arriesgadas que fuesen. En la época en que prevalecían las rivalidades a piedra entre la capital i su suburbio de la Chim- ba, dos grandes villas divididas por el rio, la autoridad local, especialmente San Martin, fomentaba esas riñas infantiles, que a la larga darían animosos soldados a la patria. El estudiante de Santo Domingo, poseedor de una quinta en la Chimba, tenia las condiciones de un buen cuartel-maestre-jeneral en aquellas bata- las riberanas, a las cuales concurría sin verdadera aficion a ellas. E. «El jóven Valdivieso, agrega el mismo escritor al hablar de esta época de la adolescencia de que nos quedan tan escasas noticias, del cual era aquel administrador. En ese ejercicio fué donde co- -menzó el señor Valdivieso a ejercitar la santa probidad que le hizo mas tarde el austero e inexorable depositario de tantos intereses confiados a su desprendimiento de hombre i a su celo de pastor». Casi niño todavía, el señor Valdivieso comenzó a cursar los ra- mos de la jurisprudencia civil 1 canónica. En las clases de Derecho de Jentes i de Economía Política fué su maestro el señor don Ma- riano Egaña; en la de Derecho Natural el sabio presbítero don Jo- só Santiago Iñiguez; en la de Derecho Canónico i Patrio el no mé - nos ilustrado a don Pedro Fermin Marin. El señor Valdivieso estaba revestido de todas las e liiados que poseen los hombres predestinados para la sabiduría: talento profundo, memoria felicísima 1 decidido amor por la ciencia. Des- de temprana edad huyó de las disipaciones i pasatiempos a que | Ñ - suele entregarse la juventud, 1 que dificultan en gran manera el a (1) Dato suministrad o por el señor don José Zapiola. 412 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. aprovechamiento en el estudio. Malgástanse en ellos muchas horas preciosas para el cultivo de la intelijencia; i el espíritu, des- parramado en tantas frivolas atenciones, se hace poco ménos que inhábil para el trabajo intelectual que exije esfuerzos i dedicacion perseverantes. El señor Valdivieso no dió jamas entrada ni en su corazon vien : sus gustos a esos incentivos peligrosos” del mundo. No frecuentó jamas ni reuniones ni espectáculos mundanos, ni aun aquellos en que una conciencia delicada no divisa peligros para la virtud. A ello se oponia la extrema virilidad de su carácter i sus decididas inclinaciones a las cosas serias. Fué hombre ántes de dejar de ser niño; 1 por eso hallaba su mas ¿rato solaz en la piedad i el estudio. Levantábase ántes de la aurora, 1, como fervoroso cristiano, su pri- mera obra de cada dia era dirijirse a San Francisco para asistir a la misa de comunidad que en toda estacion se celebra a las cinco de la madrugada. Todas las demas horas de la mañana eran para el es- tudio, segun el sabio consejo de la antigiiedad: amica musis aurora. Mas, el señor Valdivieso no amaba solamente aquella sabiduría quefconsiste en el acopio de conocimientos humanos, sino que aspi- raba a ser sabio en toda la amplitud i jenuina acepcion dela pala- bra. Amaba el bien tanto como la verdad, 1 la virtud tanto como la ciencia. Desde los albores de su vida supo unir con cariñosa la- zada a esas dos hijas del cielo; i poseerlas fué el afan incesante de su corazon. Ellas correspondieron a sus desvelos con retribucion jenerosa, pues ámbas hicieron de él un sabio i un santo. La precocidad intelectual del señor Valdivieso, junto con su aplicacion al estudio, fueron parte para que en poco tiempo ter- minase su carrera profesional, no obstante los graves obstáculos que en aquella época era preciso vencer. Recibió su diploma de abogado el 25 de mayo de 1825, cuando aun no cumplia veinticin- co años de edad. : «Un'talento tan esclarecido como el del señor Valdivieso, dice un biógrafo suyo, unido a prendas morales poco comunes, no podía dejar de llamar la atencion pública, haciéndose el blanco de los hacerlo el depositario de importantes confianzas, no obstante, sus IN brillantes luces i acrisolada virtud suplian el defecto de aquéllos i hacían descansar tranquilos a los clientes del jóven abogado». CAPÍTULO IL PRIMEROS SERVICIOS DEL SEÑOR VALDIVIESO. Es asociado a la direccion del Hospicio de Inválidos. —Servicios prestados a este establecimiento.--Es nombrado Defensor de Menores.—Su conducta en el de- sempeño de este cargo. —Un rasgo de desprendimiento.—Es elejido Municipal | i se le confiere el cargo de Secretario de esta corporacion, —Sus servicios en este puesto, —Es elejido Municipal por segunda vez.—Nuevos e importantes servi: cios en la organizacion del Municipio. —Diversas mociones, y 4 El Hospicio de Inválidos de Santiago, fundado en los últimos años del gobierno colonial por don Luis Muñoz de Guzman, cerró sus puertas, por falta absoluta de recursos, cuando se hicieron sen- tir en 1810 las primeras ajitaciones políticas de la independencia “nacional. Despues de doce años de supresion, fué restablecido por decreto supremo de 8 de Marzo de 1822 i solemnemente inaugu- rado por el Director don Ramon Freire el año de 1823, A solicitud de los beneméritos administradores a cuyo cargo fué “colocado este importante establecimiento de beneficencia, los se- | _ñores don Manuel Sálas i don Domingo Eyzaguirre, el Supremo “Gobierno asoció a la administracion del Hospicio al jóven Valdi- “vieso cuando apénas contaba veinte años de edad. ¿Cómo se expli- ¿ca que para desempeñar un puesto de tanta abnegacion se buscase a un jóven, en aquella edad de la vida en que se huye hasta de la o vista de las miserias? Es que los señores Sálas i Eyzaguirre sa- bian que el señor Valdivieso, si era jóven por los años, había lle- ¡gado a la madurez por su juiciosidad isus virtudes. Buscaban a un hombre a a sacrificarse con absoluto desinteres por el 414 : ; ciones de ese corazon juvenil, se habría persuadido de que la fibra. que vibraba en él con mas sensible delicadeza era la compasion- por las desgracias ajenas. Cuando tomó posesion de su cargo (16 de Octubre de 1824) el * señor Valdivieso se sintió feliz al ver que comenzaba su carrera pública en medio de aquel rebaño de séres desventurados a quie= | nes la sociedad por inútiles destierra de su seno. Con la abnega- cion de un Vicente de Paul, consagróse a mejorar la condicion de los asilados, quienes lo vieron con asombro desempeñar los mas repugnantes ministerics. El hijo de la nobleza de la capital no tu- * vo a ménos constituirse en servidor de tantos séres dejenerados, - que, careciendo muchos de ellos del uso de la razon, eran incapa- ces de corresponder, siquiera fuese con la gratitud, a los servicios de sus bienhechores. Allí practicó a la letra el ejemplo del Divizo Maestro, que x0 vino a ser servido, sino a servir, sio ambicionar otras recompensas que las que promete el Evanjelio a los que sir- + ven a Dios en la persona de los pobres. Consagracion semejante en un jóven a quien sus talentos 1 relaciones sociales le deparaban tantos puestos lucrativos i honrosos, habría sido admirable aun- E que hubiera perseverado poco tiempo en ella. Pero nó: durante diez años (desde 1824 hasta 1834), es decir, hasta su incorporacion al ciero, el señor Valdivieso estuvo constantemente al frente del : establecimiento, como si hallase su mas grato solaz en medio de sus amados pobres. Nunca le faltó tiempo que dedicarles, aun cuando, en ocasiones, fué solicitado a la vez por los trabajos de su profesion, por las atenciones del Municipio, del Congreso ide los e Tribunales de Justicia (1). j Cumplir con fidelidad todas las obligaciones de su cargo es lo 1 que basta para hacer un buen empleado. Pero el señor Valdivieso E, no se contentó con eso; sino que en todas las obras en que puso ma= no dejó marcado su paso con útiles reformas. En esta época el Hospicio de Santiago no solamente carecía de rentas fijas, sino que pesaba sobre su fundo una crecida deuda fiscal; por manera que sus recursos no le permitían recibir sino a un escaso número de asila- dos, i aun estos eran medianamente atendidos. Pero el celo indus- trioso del nuevo director arbitró tales recursos que en poco tiemp canceló la deuda i le creó rentas permanentes. En seguida hiz construir desde sus cimientos, con entera separacion de los demas, un departamento especial para los inválidos casados. Para dar (1) Rasgos biográficos publicados en la Revista Católica, t. 9. “ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JULIO DE 1885. 415 cima a estos esfuerzos tuvo que vencer dificultades que habrían ¡parecido insuperables a otro carácter menos animoso, Entre otros, le fué preciso promover un costoso litijio judicial a un próximo -deudo suyo, cosa que le deparó no pequeños disgustos de fami- lía. Pero el señor Valdivieso, que rindió siempre culto a la Justi- cia, era hombre que no transijía con lo que su conciencia creía in= Justo, sin arredrarse por miramientos humanos ni prestar oido a la "voz insidiosa de la sangre. - Desde los primeros dias de su profesion de abogado granjeóse el señor Valdivieso sólida reputacion de probidad i suficiencia, i fue- ron muchas las personas que le dieron pruebas de ilimitada confianza. Entre ellas, debemos hacer mencion especial de la Ilustrísima Corte de Apelaciones que, dos meses despues de ha- ber recibido su titulo profesional, le confirió el delicado cargo da Defensor de Menores, cargo que hasta entónces habian desempe- - ado personas respetables por sus años 1 experiencia. No tuvo el Tribunal por qué arrepentirse de haber puesto este cargo en manos de un jóven que comenzaba su carrera, pues en los ocho años que lo desempeñó llevó a término arreglos de suma trascendencia que hasta entónces o habian escapado a la penetracion de sus predece- sgores o no se habiansentido estos con resolucion bastante para ejecu- Ctarlos. Había entónces un buen número de viudas com hijos de menor edad que habían descuidado la obligacion de hacer inven- “tarios i dar particiones, por lo cual se ignoraba el monto del haber de los menores. Este descuido era parte a que las viudas se exce- dieran en los gastos con menoscabo de la lejítima de sus pupilos. lol señor Valdivieso trató de subsanar estas perniciosas omisiones, haciendo que se legalizasen los nombramientos de tutores 1 cura- “dores con las respectivas fianzas; i de esta manera logró colocar “al amparo de la lei los intereses de sus protejidos. Pero, para el lo- “gro de estos laudables propósitos, fué menester entrar en averigua- ¡ciones irritantes para quien las soporta i en extremo odiosas para quien las practica. Sin embargo, el señor Valdivieso, cou una fir- meza no comun en los años juveniles, sobre todo cuando se trata de intereses ajenos, arrostró dificultades 1 compromisos sin tener en cuenta otra cosa que las inspiraciones del deber. Su auhelo por la conservacion de los bienes de los menores lo llevó a las veces hasta el extremo de querer servirlos casi sin retribu- cion. Pruébalo el hecho siguiente: el juez tasador, que entónces lo era don Manuel José Cerda, estimó en cien pesos em honorario que e correspondía por la defensa de una causa valiosa de algunos meno- 416 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, a res. Al tener conocimiento del dictámen del tasador, el señor Val-- divieso objetó de excesiva la tasacion,i le exijió que reconside= rase su dictámen. El juez negóse a ello porque estaba cierto de haber procedido con equidad; i solo en virtud de esta respuesta decisiva se aquietó la conciencia del señor Valdivieso. (1) El señor Valdivieso iniciaba su carrera pública en una época en que el país echaba los cimientos de una sólida i durable organiza- cion política. En los dieziocho años corridos desde el dia en que juró ser libre, Chile no habia podido llegar a constituirse de una manera definitiva, porque todo este tiempo fué absorbido por la doble empresa de aniquilar a los enemigos de fuera i de sofocar los mo- tines, trastornos 1 rencillas de dentro. Puede decirse que el primer paso eficaz dado en el camino de la organizacion fué el de la pro- mulgacion de la Constitucion de 1828, Cupo al señor Valdivieso la honra de cooperar a la obra orga- nizadora del país en su cualidad de miembro de la Municipalidad 4 de Santiago, cargo que le confirió la Junta provisoria el 25 de Di- ciembre de 1829. En la primera sesion celebrada por la nueva Municipalidad fué unánimemente elejido Secretario. En las actas de las sesiones de esta corporacion hallamos a menudo consignado el nombre del señor Valdivieso como autor de importantes acuer- dos. El primero de ellos tuvo por objeto dar impulso a la instru- ccion primaria, casi nula en aquella época embrionaria. Pero como el Cabildo de Santiago carecía de -recursos para satisfacer esta ne- cesidad, el señor Valdivieso propuso, en sesion de 26 de Enero de 1830, que se nombrase una comision que se acercase al Prelado Y diocesano, que lo era el Ilustrísimo señor don Manuel Vicuña, para * que recabara de éste el planteamiento de escuelas primarias en to- dos los monasterios de la capital. La indicacion fué aceptada por Y unanimidad, i la comision quedó compuesta del mismo señor Val- divieso i delos señores Vial i Procurador Municipal. Mediante las dilijencias de los comisionados i de la buena voluntad del Obispo, Y se llevó felizmente a cabo el benéfico proyecto, 1 hasta el presente cada monasterio sostiene a sus espensas una escuela¡de instruccion * erabuita para el pueblo. Atenciones de otro jénero impidieron por entónces al señor Val divieso seguir prestaudo al Municipio el valioso concurso de su HH celo i de sus luces. Pero su receso no duró mucho tiempo, pues en A (1) Debemos la noticia de estos hechos al mismo señor Cerda. 4 ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JULIO DE 1885. 417 de rejidor, al mismo tiempo que se le asignaba un asiento en el ¡Congreso Nacional. En Enero del mismo año'fué nombra do Procu- “xador de ciudad en reemplazo de don Juan Manuel Carrasco, i un Ines despues fué; designado para custodio de la llave del sello del Cabildo. ; ba En sesion de 15 de Marzo del mismo año hizo presente la obli- -gacion que pesaba sobre la Municipalidad, segun lo dispuesto en “la Constitucion de 1828, de formar los reglamentos-por los cuales "debiera rejirse, previa la aprobacion de la Asamblea provincial. (1) “La Municipalidad comisionó al rejidor Valdivieso i a don Manuel Arriarán para que, despues de estudiar los artículos constitucio- “nales referentes al asunto, informasen a la Sala sobre el número “1 clase de los reglamentos exijidos por la Constitucion, a fin de "proceder inmediatamente al nombramiento de las Comisiones que “debieran formarlos. Tres dias despues, el 18 de marzo, la Comi- “sion presentó su informe, que fué aprobado sin discusion por el Ca- “bildo. En esta virtud los señores Valdivieso, Dávila i Valdés fue- “ron comisionados para formar el reglamento de los establecimien- tos de beneficencia pública, 1 los señores Valdivieso, Arriarán i “Urizar para que redactasen otro sobre arreglo i distribucion de "propios i arbitrios. (2) | Puede decirse que el señor Valdivieso fué el exclusivo autor de esos dos importantes reglamentos, cuyas disposiciones son sustan- “cialmente las mismas que rijen hasta el presente. El mismo fué “comisionado para presentar i sostener estos estatutos ante la Asamblea Provincial, la cual los aprobó casi sin modificacion. Para valorar debidamente la importancia de estos servicios, "preciso es considerar que la moral i conveniencia públicas están “interesadas en que las erogaciones de los contribuyentes se em- “pleen en obras de reconocida utilidad; para lo cual es indispensable que su inversion se sujete a reglas fijas i estables. Con las disposicio- “nes consignadas en los nuevos reglamentos cesó el desbarajuste en “que habían estado hasta entónces las rentas municipales i se puso ¡coto a los gastos inconsiderados. = Los sentimientos relijiosos que se albergaban vivos iardien- LS (1) Esta Constitucion dispuso en su artículo 108, cap. X, que el gobierno i admi- mistracion interior de las provincias se ejercería en cada una por una Asamblea Pro- vincial 1 el Intendente. La Asamblea se compondría a lo ménos de doce miembros “elejidos por el pueblo, entre cuyas atribuciones figuraban las de autorizar anualmente “los presupuestos de las Municipalidades, aprobar o reprobar los gastos extraordina- los que éstas propusiesen 1 los reglamentos que debieran rejirlas. (2) Actas orijinales de las sesiones de la Municipalidad. 418 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. tes en el corazon del señor Valdivieso, hicieron sentir tambien su influencia en las disposiciones dictadas en aquella época por el Ca- — bildo de Santiago. Durante algun tiempo la fiesta del Patrono i titular de la ciudad, el Apóstol Santiago, había pasado casi inad- vertida para los representantes locales de la capital. Creyó el se- ñor Valdivieso que en un pueblo católico convenía que sus repre-. sentantes diesen público testimonio desu piedad, celebrando esta testividad relijiosazcon una pompa análoga a la que se desplegaba en la celebracion de los gloriosos aniversarios de la patria. Con este propósito presentó en la sesion del 15 de Julio una mocion, cuya. parte dispositiva decía como sigue: | «Art. 1.2 Se costeal de fondos de/propios, conforme a los anti- guos estatutos, la fiesta relijiosa del Patrono principal de esta ciu- dad, el Apóstol Santiago. «Art. 2. La fortaleza hará las salvas que previene el art. 3.” de las Ordenanzas del ejército, al tiempo de la procesion i al de la elevacion de la hostia en la misa solemne. - CArt. 3.” Los cuerpos cívicos de la guarnicion formarán en la plaza de la Independencia, correspondiendo con salvas de fusile- ía a las de la fortaleza. 3 «Art. 4.” Oficiese a los subdelegados e inspectores del distrito para que, reunidos el dia de la fiesta en la sala municipal, concu-= rran al templo con la Municipalidad. 3 «Art. 5.2 Invítese al señor Intendente de la provincia a que b e asista a solemnizar la fiesta.» Excusado es decir que esta mocion fué aceptada sin contradi= cion, pues el sentimiento relijioso era atributo peculiar de casi to- | dos los hombres públicos de aquella época. Para la buena 1 correcta administracion provincial, era indis- pensable fijar las atribuciones de los diversos e plcdos que la lei! llamaa tomar parte en ella. La Constitucion no cuidó de señalar las que correspondían a los Gobernadores respecto de sus subalter- nos; por lo cual, el señor Valdivieso, tan solícito del órden como. respetuoso de los derechos de todos, juzgó que era necesario, a fin de evitar las odiosas competencias que solían suscitarse, que la Mu= | nicipalidad declarasé cuál era la Órbita de las facultades del Gro=" bernador local. Pal fué el objeto de la resolucion que presentó ens sesion de 29 de Mayo de 1832, la cual, ¡reviamente declarada fácil 1 unjente por la Sala, fué aprobada en esta forma: A «Art. 1. El Gobernador local, por su oficio, puede 1 debe ins: peccionar todos los establecimientos costeados por la Municipalis eS «| Y, Ñ > A E E 5 a ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JULIO DE 1885. 419 dad, aun cuando estén especialmente cometidos a la inspeccion de' un rejidor peculiar. 2,2 Puede igualmente vijilar sobre la conducta funcionaria de todos los empleados municipales, | 3. Si en la inspeccion de que hablan los artículos precedentes notare defectos, acordará su remedio, consultando a la Municipali- dad en las providencias de alguna importancia, 1 que requieren su - acuerdo. 4.2 Puede asimismo suspender a los empleados que falten a su deber o sean ineptos, dando cuenta inmediatamente a la Municipa- lidad para que los deponga o restablezca en sus respectivos des- —tinos. (1) Al comenzar el período lejislativo de 1833, el señor rejidor Val- divieso pidió a la Municipalidad que lo exonerara de la obligacion de concurrir a sus reuniones, declarándolo no hábil en ejercicio, j durante el tiempo que funcionare la Cámara de Diputados de que era miembro. El Cabildo otorgó la licencia solicitada con la con- dicion de que tan pronto como cesasen las tareas lejislativas, vol- "viese a incorporarse en su seno. A fines de este mismo año termi- naba gu mandato como Municipal; pero ántes de retirarse quiso dejar, como nuevo recuerdo de su paso por el Cabildo de Santiago, un claro testimonio de su amor por la libertad de industria en una mocion destinada a exonerar de derechos el pontazgo en los l rios del departamento de Santiago. sta mocion constaba de los ; artículos siguientes: «Art, 1.2 Es libre en el distrito municipal de Santiago la cons- a truccion dec puentes en todos los rios, esteros i zanjas, bajo las condiciones siguientes: «2.2 Los particulares que quieran construirlos darán aviso al juez de policía, anunciando el luyar que elijan para ello, «3. Luego que esté expedito el puente, previa la solicitud del constructor, nombrará el juez de policía una comision visitadora pique examine si es o nó suficientemente seguro; 1 con su informe, otorgará la licencia para su apertura. E (4. Siempre que los puentes amenacen peligro por su debili- dad o mal estado, podrá suspenderse gu uso, miéntras no se repa= ren a satisfaccion del juez de policia». Con estas acertadas disposiciones se proponía el señor Valdi- mM A dG ERA Es VE 2 pa A - he OO VEO e E pe E » da Mea p A E: E pi y : 14 AARÓN A A 420 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. * derechos, a fin de que ésta contribuyese a la construccion de puen=- tes indispensables para facilitar el tráficoiel acarreo de los pro- ductos agrícolas, cosa que la Municipalidad no podía hacer por e3- casez de recursos. Tales son algunos de los servicios prestados por el señor Valdi. ' vieso a la Municipalidad de Santiago en pro de su organizacion. En estos servicios comenzó a poner de manifiesto una de las cua-= lidades que mas tarde habian de ser fuente de grandes bienes para la Iglesia: su talento organizador. Despues de medio siglo, la Mu-- nicipalidad puede ver todavía en su actual organizacion las hue- llas del talento : laboriosidad infatigable de uno de los hombres mas ilustres que ha contado entre sus miembros. CAPÍTULO IIL EL SEÑOR VALDIVIESO EN LA CÁMARA DE DIPUTADOS. Las elecciones de 1831.—Tareas del señor Valdivieso en la Cámara de Diputados. —Oposicion a un proyecto de lei, —Acusacion ante el Senado del ex-Presidente don Francisco Ramon Vicuña. —Representacion del Diputado don Gaspar Ma- rin contra el ex-Director don Ramon Freire. —Opinion contraria del señor Val- divyieso a ámbas acusaciones, —Fallo absolutorio del Senado. Con la jornada de Lircai se eclipsó la estrella del partido libe- ral, que dirijió por poco tiempo los destinos del país, i fué reempla- ' hombres de accion i de experiencia, creyó que la primera i mas ur- jente necesidad de la nacion era robustecer el principio de autoridad, dejando el réjimen de libertad para la época en que el pueblo es- | ¿uviese preparado para recibirlo sin peligro del órden público. Los nuevos hombres que llegaban al poder juzgaron que nada podría hacerse en beneficio de la prosperidad nacional sin haber ántes sofocado el espiritu de insubordinacion contra la autoridad constituida, que era como el ambiente en que se respiraba desde la caída de O'Higgins. Si bien puede acusársele de haberse excedido a las veces en el uso de los medios de rigor, es indudable que el partido que se “elevó en 1829 merece, por sus grandes servicios, la absolucion de 28: 1 cambiar todo el personal de la administracion en sus diversos mos. Por esta razon, por decreto de 17 de febrero de 1830, el ¡o zado en el poder por el partido conservador. Compuesto éste de 422 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, Congresode 1829 i convocó a nuevas elecciones de Cabildos, Asam- bleas Provinciales, Congreso nacional i electores de Presidente 1 Vice-presidente, a fin «de restablecer la union, restituir el pacto - social, poner término a las disensiones i consultar la tranquilidad pública.» «Fué sancionada con este motivo, dice el señor Sotomayor Val- dés, la lei de 25 de Noviembre de 1830, que prescribió la forma 1 el tiempo de proceder en las elecciones directas e indirectas. Las elecciones de Asambleas Provinciales, Cabildos i Diputados al j Cungreso eran directas o de primer grado, i las de Presidente i Vi- + ce;presidente de la República, Senadores, Intendentes i Jueces le- 4 trados, indirectas...... Las comisiones receptoras de votos en cada j parroquia debían componerse del rejidor mas antiguo o juez territo- rial, del cura-párroco i tres ciudadanos elejidos a la suerte por la * Municipalidad. El acto de sufragar era exclusivamente personal, - Concluida la votacion, cuyo período era de tres dias, debían ser depositados en una caja con tres llaves los escrutinios parciales practicados cada dia i el rejistro de calificaciones que había servido para comprobar la autenticidad del; 'sufrajio. Reunidas las cajas de - cada partido o circunscripcion municipal, la respectiva Municipa- lidad, en sesion pública i a presencia de un comisionado por cada mesa, debía proceder al escrutinio jeneral.» (1) an En esta forma se verificaron las elecciones de Diputados el pri-= mer domingo de Marzo de 1831. No escasearon en ella los distur- bios consiguientes cuaudo en la arena de las urnas luchan dos | partidos poderosos. Pero no podía ser dudoso el triunfo del partido que acababa de ganar las alturas del poder, pues a sus propios re= cursos añadia el casi siempre decisivo de la autoridad. Elijéronse | A AE de los cuales once propietarios i siete suplentes correspondian a la de provincia de Santiago. Entre estos últimos figuró el señor Valdi vieso. 38 El Congreso abrió sus sesiones el 1.” de Junio de 1831, 1 desde ese dia cesó en sus funciones el Congreso de Plenipotenciarios, ins= titucion que, aunque de dudosa constitucionalidad, prestó valiosos: servicios a la organizacion del país 1 contribuyó con su enerjía contener el brazo de los conspiradores contra el órden públic El vice-presidente Errázuriz, agrega el historiador ya citado, co currió para declarar i solemnizar la instalacion del nuevo cuerpo (1) Historia de Chile, 6, E, cap. 1H, ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —JULIO DE 1885 423 “lejislativo. «Bajo los mas felices auspicios (dijo en esta ocasion) venis a dar principio al desempeño de Jas altas funciones a que sois llamados por los pueblos. La voluntad jeneral, libre, solemne ¡lesalmente pronunciada, os fia el ejercicio de la primera, la más noble de sus atribuciones soberanas. Las ideas perturbadoras se han desvanecido, la tranquilidad se solida; el órden i la union renacen en toda la República......» Despues de prestar los Senadores i Di- putados el juramento prescrito por la Constitucion, el Ministro de lo Interior leyó la exposicion en que el vice-presidente daba cuenta ' de- la política del Gobierno i del estado de los negocios públicos. El acto terminó con una breve alocucion del Presidente accidental del Senado. En seguida el vice-presidente i las Cámaras asistieron a un solemne Te Deum, que se celebró.en la iglesia Catedral para dar la santificacion relijiosa al gran acto político del dia.» (1) Ardua 1 trascendental era la tarea encomendada al Congreso de 1831. Debía echar las bases de la organizacion política, definitiva “¡estable de Chile; de su seno debía salir la nueva Constitucion que —reemplazaría ala de 1828;en él iba a nacer la idea fecunda de la "completa i cabal codificacion de las leyes que debían reemplazar a las incongruentes disposiciones de la lejislacion española; i, sobre todo, él debía satisfacer la primera necesidad sentida en nuestro réjimen político de afianzar el órden público por medio del robus- —tecimiento del principio de autoridad. En efecto, en las primeras sesiones se trató, a peticion del Mi- mnistro don Diego Portales, de la necesidad de la reforma de la le- jislacion; pero lo que absorbió principalmente la atencion del Con- ¡greso fué el proyecto de reforma de la Constitucion de 1828, pro- ¡yecto presentado al Senado por don Manuel J, Gandarillas, En “medio de las amenazas de perturbaciones lanzadas por los parti- _darios del antiguo réjimen el Congreso discutió tranquilamente el "proyecto; i de esa discusion emanó he lei de 1.” de octubre de 1831, por la cual se declaró que la Constitucion del año 28 sie ser reformada. Con este objeto se mandó formar una Convencion compuesta de ocho Senadoresi ocho Diputados del actual Congreso i veinte ciudadanos de reconocida probidad e ilustracion, cuya elec- cion debería hacerse por las dos Cámaras reunidas i por mayoría ¡absoluta de sufrajios. Del seno de esta asamblea constituyente na- 16 la Constitucion de 1833, que ha llegado ya ala edad de medio siglo, sin que haya sido obstáculo para que todos los partidos po- 1 | n(). Historia de Chile, t. I, cap. IV, A, DE LA U. 1. SEC, 04-09 494 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. líticos militantes se desenvuelvan i prosperen a su sombra. La Cons- titucion de 1828, con ser mas favorable a la libertad política, ado- lecía de un defecto insubsanable: el de ser inadecuada para su época. Ella fué una túnica de hombre que quiso adaptarse a la estatura de un niño. Entónces el país, que acababa de sacudir el yugo del abso- lutismo a que estuvo uncido desde su nacimiento, no estaba prepa- rado para la libertad. La libertad habría sido para él un don fu- nesto, porque lo habría llevado a la anarquía. Un pueblo acostum- brado a la servidumbre no puede pasar violentamente a un réji- men de libertad, sin que abuse de sus beneficios, convirtiéndolos en armas contra el órden 1 la autoridad. Por eso la Constitucion que emanó del Congreso de 1831, con todos sus defectos, entre los cuales figuran en primer término las reliquias del regalismo español que dejaron en ella sus autores, ha sido fecunda en bienes para el país, porque no fué el producto de utopias irrealizables, sino del conocimiento práctico de la si- tuacion i de las necesidades de su época, Í si es verdad que no se amoldan los pueblos a las leyes, sino las leyes a los pueblos, pre- * ciso es convenir en que la Constitucion del 33, siendo mas autori- taria, fué mas conveniente por entónces. Tal fué el primer Congreso de que el señor Valdivieso formó - parte como Diputado suplente por Santiago. Había en esta Cámara, dice el señor Sotomayor Valdes, una pequeña fraccion de Diputa=- dos que, ora por sus antecedentes políticos, ora por su carácter per= sonal, se reservaban una independencia incompatible con toda | disciplina de partido. Entre ellos coloca el historiador precitado al jurisconsulto don Gaspar Marin. Por nuestra parte podemos agre= gar al señor Valdivieso en el número de esos pocos Diputados in= dependientes; porque, en efecto, no reconoció mas partido que el de la justicia en las luchas ardientes de la política. No hai en su vida pública indicio alguno que haga presumir que se hubiese abande= de rizado ni en el bando caido ni en el bando triunfante. Estamos ciertos de que no simpatizaría con todas las ideas del primero, s 30%) y bre todo en lo que tenían de hostil a las creencias relijiosas; 1 las vigorosas oposiciones que hizo al Gobierno en algunos asuntos, 108. dan derecho a pensar que tampoco estaba afiliado en el segundo Hombre extraño a toda mira de medro personal, sin mas ambiciol que la de ser útil a su patria, al tomar una resolucion, jamas $ detuvo a considerar si sería o nó del agrado del Gobierno. As unas veces se le vió sostener con decision el partido de los gob nantes, i otras combatirlo con la misma enerjía. ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—-JULIO DE 1885, 425 En su puesto de representante del pueblo fué laborioso e infa- tigable como lo había sido en todos los cargos que hasta entónces se le habían confiado. Formó parte de las Comisiones de lejislacion i justiciai de la de negocios eclesiásticos, educacion i beneficen- cia; ia pesar de sus pocos años, no hubo proyecto importante de que no fuese cooperador, ni punto cuestionado que no ilustrase con su palabra, como lo demuestran las actas de las sesiones lejislativas en que figura mui a menudo su nombre entre los que terciaban en los debates parlamentarios. En el curso de esta lejislatura presentóse a la Cámara un pro- yecto de lei destinado a aumentar la renta del Presidente de la Re. pública. Persuadido el señor Valdivieso de que en una época de organizacion en que los fondos nacionales apénas bastaban para las necesidades mas urjentes, debía servirse al país mas por patrio- tismo que por interes, creyó conveniente oponerse al proyecto i or- - ganizar la resistencia. Unióse, en efecto, a unos cuantos Diputados jóvenes para combatir el proyecto, que contaba en su favor con to- das las influencias del poder. Contra todas las probabilidades de ser vencido, su palabralogró, sin embargo, llevar al espíritu de la mayo- ría de la Cámara el convencimiento de que no era justo imponer en tales circunstancias ese nuevo gravámen al tesoro nacional, i el s proyecto fué desechado. En esta misma lejislatura los odios i rencores políticos fueron a Ñ pedir hospitalidad i amparo en el seno de la representacion nacio- p nal, en forma de acusaciones contra dos respetables majistrados $ que habían ido a pedir a la vida privada lá paz i el reposo del es- —píritu. La primera acusacion fué enderezada contra el ex-Presiden- e te don Francisco Ramon Vicuña, i la segunda contra el ex-Direc- "tor don Ramon Freire. $ Fundábase la acusacion contra el señor Vicuña en haber atro- —pellado las garantías individuales, haciendo ejecutar al teniente del batallon Maipú don Pedro Rojas, sorprendido por cuarta vez en el delito de sedicion, sin haber aguardado el dictámen del Au- ditor de guerra ni el fallo de la Corte Marcial. ¡El teniente Rojas se había puesto a la cabeza de los Inválidos en la sublevacion que tuvo lugar el 6 de Junio de 1829; había to- ''mado parte activa en la revolucion organizada en Colchagua i for- “mado en el destacamento revolucionario que vino a Santiago a las órdenes del coronel Urriola; había sido procesado por haber inten- tado sublevar al batallon a que pertenecía; 1 despues de tres o cuatro conatos mas de conspiracion, hallándose oculto en Santiago, 426 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. fué aprehendido i entregado a la autoridad por un sarjento del ba. tallon Pudeto, a quien trataba de sobornar. (1) E Con el propósito de intimidar a los revolucionarios, que en gran número i con mucha frecuencia turbaban la paz pública, con un rápido i severo escarmiento, el vice-presidente Vicuña aprobó e hizo ejecutar la sentencia de muerte pronunciada por el consejo de guerra contra el teniente Rojas, siendo pasado por las armas en la mañana del 24 de julio en la plazuela de San Pablo. Mas de un año despues de haber caido del poder, la viuda del teniente Rojas entabló ante la Cámara de Diputados acusacion criminal contra el señor Vicuña, por haber mandado ejecutar la sentencia sin aguardar la resolucion de la Corte Marcial. La Cáma- ra declaró haber lugar a formacion de causa; nombró una comision que la formalizase ante el Senado i previno al acusado para que se defendiese, asignándole, entre tanto, por cárcel la ciudad de San- tiago. En el mismo año el doctor don Gaspar Marin renovó ante la Cámara una representacion contra el ex-Director don Ramon Freire, que estaba pendiente desde 1826. En ella lo acusaba de haber atropellado sus fueros de diputado, desterrándolo sin proce- so, despues de haberlo suspendido de las funciones de majistrado judicial. La comision de justicia, compuesta de los señores don Gabriel José de Tocornal, don Joaquin Gutierrez i don Manuel Carvallo, informó favorablemente a la acusacion, i la Cámara de- claró haber lugar a formacion de causa. En esta virtud nombróse una comision para que formalizase ante el Senado ámbas acusa- ciones, 1 fueron designados al efecto los distinguidos abogados don Rafael Valentin Valdivieso i don Joaquin Gutierrez. Este acuer- do se tomó en ausencia del primero, 1 su nombramiento le fué notificado por el secretario de la Cámara. La opinion del señor Valdivieso era adversa a ámbas acusacio= nes, por lo cual declinó el honroso cometido en la siguiente comu= hicacion: | «Por la nota de US., fecha 1.2 del que rije (setiembre de 1832) quedo instruido de que la Cámara me ha nombrado para que en union del señor Gutierrez formalicemos verbalmente ante el Se- nado las acusaciones contra el ex-Presidente Vicuña i el ex-Di- | rector Freire. Podria excusarme de este encargo cen la consideras cion de que su importancia i delicadeza piden conocimientos i tino (1) Chale, bajo la Constitucion de 1828, por don Federico Errázuriz. AAA A AA RI Y ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JULIO DE 1885, 497 A superiores a los mios. Pero, despues que la Cámara la ha desa- tendido, insistir en ella seria aparentar una modestia que esperaba lisonjearse con la repulsa. «Por otra parte, el estado amenazador de mi salud me impide emprender un trabajo que, por la gravedad del negocio i la pre- mura del tiempo, exije una contraccion dedicada a recorrer todos los antecedentes que han obrado en la materia. Mas, alegando esta excusa, lograria mi objeto, pero no habria manifestado a la Cámara con la franqueza que me es característica el principal motivo de mi negativa. Mi opinion no ha sido en favor de las acusaciones en los términos 1 forma que se han presentado. No es ahora del caso ma- nifestar los fundamentos despues que la Cámara se ha pronunciado. _Acato i respeto como el que mas sus acertadas deliberaciones; sin embargo, ellas no han podido cautivar mi razon, aunque me haga violencia, porque se halla fuera del influjo de las leyes; 1 aunque estoi pronto a obedecer el acuerdo en los términos que manda for- malizar las acusaciones a los señores Vicuña 1 Freire, no me hallo "persuadido de las razones en que se apoya esta resolucion. Si fuese capaz de abogar contra mi opinion, faltándome el con- vencimiento ¿cómo podría sostener los encazgos de la Cámara con el decoro i dignidad que a ella le son debidos? Como diputado, he jurado desempeñar las funciones de tal segun el dictámen de mi conciencia. En esta virtud, puede la Cámara encargarme cuantas comisiones juzgue convenientes, pero sin imponer trabas a mi opi- nion para que siempre sea fiel a mi juramento. «Sirvase V. $8. elevar esta solicitud al conocimiento de la Cámara a quien, por su conducto, tiene la honra de dirijirse,— Rafael V. Valdivieso ¿ Zañartu» (1). Contrariando los deseos 1 la opinion casi unánime de la Cámara en un asunto de grave trascendencia política, siendo él el mas jó- ven de sus colegas, daba una muestra bien clara de la indepen- dencia de su carácter i de respeto a sus propias convicciones. «La hidalga nobleza de sentimientos, dice un biógrafo, que caracteri- zan al señor Valdivieso, no pudo ser sofocada por las maquinacio- nes de la política: se conservó en la altura en que lo colocaban su y A razon 1 la magnanimidad de su alma: su mano de cabas pero se resistió a oprimir al vencido» (2). El señor Valdivieso creyó descubrir en las acusaciones llevadas a (1) Documentos parlamentarios de la Cámara de Diputados, (2) Rasgos biográficos publicados en la Revista Católica, 428 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, la Cámara resentimientos i pasiones políticas, i en la conducta de los acusados actos disculpables, atendida la situacion excepcional del pais. En cuanto al señor Vicuña, debia tomarse en consideracion la odiosa competencia suscitada entre el poder ejecutivo 1 los tri- bunales de justicia en el juzgamiento úe la causas criminales por motines i sediciones, competencia que, convertida entónces en de- clarada hostilidad, era parte a que muchos de los sediciosos queda- sen impunes. Vicuña creyó que entrando el tribunal a conocer de la causa del teniente Rojas, había probabilidades de que, en odio al Ejecutivo, dictase un fallo ménos severo del que convenía a la tranquilidad pública i a los antecedentes del reo. Por otra parte, la sentencia de muerte dictada por el consejo de guerra era, a su jui- cio, legal, puesto que procedía de tribunal competente; i aunque, en verdad, la legalidad no quedaba con esto satisfecha, la concien- cia del majistrado quedó tranquila, porque creyó que este acto de severidad era exijido por el deber de resguardar la tranquilidad pública. La acusacion era, ademas, extemporánea, puesto que había espirado el plazo señalado por la Constitucion, i entrañaba un- carácter odioso, como quiera que se arrastraba al banquillo de los acusados a un hombre de probidad reconocida, inofensivo por su indole i por sus años, i que, cansado de los sinsabores de la po- lítica, no tenía mas anhelo que el de vivir en paz en el sosiego de la vida privada. El Senado, constituido en tribunal, oyó a los acusadores i la de- fensa del acusado, que fué leida por un deudo inmediato; i en $ge- guida pronunció el siguiente veredicto de absolucion: «La Cámara de Senadores de Chile: »Teniendo presente lo dispuesto en el artículo 82 de la Consti- tucion: »Considerando ademas el mérito que resulta del proceso; »Absuelve a don Francisco Ramon Vicuña, ex-Presidente de la República, del cargo que se le hace en el juicio nacional intentado por la Cámara de Diputados, por infraccion de la Constitucion en haber aprobado i mandado ejecutar la sentencia pronunciada por un consejo de oficiales jenerales contra el teniente don Pedro Ro- jas» (1). Como se ve, este fallo absolutorio del Senado no hizo mas que corroborar el juicio del señor Valdivieso, poniendo de ma la exactitud de sus apreciaciones 38 (1) Historia de Chile por don Ramon Sotomayor Valdés, E ENS OrTi mejor nece! la acusacion renal por el doctor Ma- ra el ex-Director don Ramon Freire. Aunque la Cámara de D Diputados declaró haber lugar a formacion de causa, el Senado no fué mas allá de emplazar al acusado, que a la sazon se hallaba E el destierro, para que nombrase un representante que hiciera sus veces en la prosecucion del proceso. A no dudarlo, la sentencia - del alto tribunal habría sido tambien favorable al acusado, pues, lo mismo que la acusacion contra el señor Vicuña, había sido pre- - sentada fuera del tiempo hábil. Pero la clausura de las sesiones Jejislativas de aquel año no dió tiempo para proseguir el proceso 1 - pronunciar una resolucion definitiva, cosa que creemos ho se hizo - DUNCA.. E ra » de Í y CAPÍTULO IV. SEPARACION DEL INSTITUTO NACIONAL I DEL SEMINARIO. "Graves inconvenientes de la reunion de estos dos establecimientos. —Mocion del - Diputado presbítero don Juan José Uribe. —Informe de las comisiones eclesiás- tica 1 de educacion. —Su aprobacion en ambas Cámaras. —Decreto de separa- cion del Ejecutivo. —Rentas del Seminario en la época de su separacion, —Su traslacion a la casa que le cedió el señor Vicuña. Otro asunto de vital importancia para la Iglesia chilena ocupó la atencion del señor Valdivieso en esta lejislatura: la separacion del Instituto Nacional i del Seminario, que hasta entónces habían vivido vida comun. El Instituto, creado por decreto supremo de 27 de Julio de 1813, tuvo por objeto reunir en un solo estable- cimiento los diversos colejios existentes en la capital. Entre estos se le incorporó el Seminario, pero sin perder su carácter de esta- E blecimiento eclesiástico, i conservando todas las propiedades, dere- chos e inmunidades extipuladas en el concordato de 25 de Julio ' del mismo año. El Seminario había sido fundado por el Obispo de Santiago don Y uan Perez Espinosa en 1603, i reformado en 1688 por Iltmo. señor don Frai Bernardo Cen que promovió tambien la repa- racion de su edificio arruinado por un terremoto. En los comienzos el presente siglo cursábanse en él latinidad, lójica, física, filosofía moral 1 Ho con dotacion de cinco empleados que eran: el Rec- > | tor, vice-Rector i tres profesores. Tal era su situacion cuando, por aumentar las rentas del Instituto, se decretó la incorporacion del Seminario al nuevo establecimiento. En virtud de lo pactado en el “concordato, correspondía al Diocesano proponer los profesores de ¡Ciencias sagradas, visitar el Instituto cuando lo estimase conve- niente, inspeccionar la conducta del Rector i catedráticos del Se= A A E AS ES + y e 432 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, minario, poner reparo a la persona elejida para el Rectorado i hacer - la admision de los dieziseis alumnos agraciados con becas. La, reconquista española efectuada en Octubre de 1814 trajo consigo la clausura del Instituto Nacional, como lo hemos dicho en otra parte, Entónces el Seminario fué restablecido a su an- tiguo estado i subsistió separadamente del Instituto hasta que, obtenido el triunfo de las armas republicanas, fué nuevamente in- corporado al Instituto con el asentimiento de la autoridad eclesiás- tica el 18 de Julio de 1819. En esta ocasion la condicion del Seminario llegó a ser deplorable. Apénas quedó vestijio de las dis- posiciones conciliares respecto de la educacion de los seminaristas; — suprimióse el hábito talar; se cambió notablemente su réjimen - disciplinario i se prestó mui escasa atencion a las prácticas devotas; de modo que los seminaristas solo se diferenciaron de los alumnos que se educaban para otras profesiones en que aquellos estudiaban teolojía i servían en la catedral. 1 para colmo de su mala ventura, vendióse la casa que el Seminario tenía en propiedad, i el producto de la venta fué aplicado al Instituto. Muchos deploraban este estado de cosas, persuadidos de que la - amalgama de estos dos establecimientos tan diversos en sus fines no podía dejar de redundar en perjuicio de la educacion eclesiásti- ca. Entre los que mas amargamente lamentaban esta situacion - contábase el Tustrísimo señor don Manuel Vicuña, quien hizo va= ler todas sus influencias para obtener la separacion. Antes de efec- tuarse la reinstalacion del Instituto en 1819, el presbítero don Ju. — lian Navarro, Rector del Seminario, solicitó del Supremo Director de la República, don Bernardo O'Higgins, la revocacion del decre- to de 1813. El Gobierno remitió en consulta al Senado esta solici= tud, el "cual calificó de «intempestiva la jestion del Rector del : Seminario», i declaró que el concordato entre ambas potestades no había perdido su valor por haberse interrumpido las tareas del Instituto. El Gobierno se adhirió a la resolucion del Senado; i en | consecuencia, los dos establecimientos continuaron reunidos por algun tiempo. Así estaban las cosas cuando en 1831 el presbítero don Juan José Uribe, Diputado al Congreso, presentó a la Cámara la sl guiente importante mocion: «Como en el órden físico, los cuerpos mas sólidos 1 firmes soft mas de los fuertes sacudimientos, así en el sistema moral se resiehs ten mas los objetos de mayor gravedad e importancia de las explo slones anexas a las revoluciones, El primero en todos sentidos ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JULIO DE 1885. 433 epciones, el único que constituye nuestra felicidad i que solo es capaz de hacernos buenos ciudadanos i verdaderos patriotas, la Relijion Santa, ha padecido descuidos que (si no fuese imposible) la habrían hecho desaparecer, i sustituido la supersticion, los erro- es 1la fuerza. Nada es mas de temer que, al paso que crece la mies, se minoren los operarios. ¿Cómo sabrán si no oyen? ni cómo oirán “si no se envian ministros? ni cómo habrán dignos ajentes si no se forman? Disminuiría la excelencia de la materia de mi mocion apoyándola en motivos de buena política que están al alcance de "cuantos piensan maduramente. Ni creo necesario presentar el ejem- “plo de las naciones sabias, que con inmenses costos i fatigas tra- bajan en la propagacion de los libros sagrados i en sostener su enseñanza en rejiones apartadas i bárbaras. Ni incubaré en el de- “plorable estado del culto, moral i disciplina de nuestra adorable Mo ccia, porque mi pluma no es capaz de describirlo sin el recelo de que se califique de exajeracion, i sobre todo, porque nadie lo ignora i todos lo lamentan: no quiero consternaros, Padres de la Patria, sino excitar vuestra piedad. Todas las ciencias i carreras tienen alumnos que, mutridos en los elementos de sus principios 1 ¡penetrados de su doctrina, se preparan a poseerla 1 ministrarla a los demas. El arte de la guerra para defender a los hombres de los “ataques de sus semejantes; la medicina para remediar sus dolencias; la jurisprudencia para contener sus desavenencias ¡ excesos: en su- 'ma, cuantos conocimientos interesan en la vida civil, todos encuen- tran fuentes en que se adquieren; al mismo tiempo que las mane- Tas, modales i habitudes propias de cada ejercicio. Solo la ciencia de Dios, el regulador de las buenas costumbres, el principal vínculo dela sociedad, la profesion mas necesaria i el destino mas impor+- ¡tante, carece de una clase en que hacerse aptos cultivando con pre- ferencia los estudios eclesiásticos, los escritos de los Santos Padres, al mismo tiempo que las virtudes propias de su estado, i practican- do la decencia, aplicacion, modestia, recojimiento, la santa severi- dadi dulzura caritativa para poder con éxito usar de la palabra i el ejemplo en bien de los innumerables que piden pan sin tener quien se los parta. | «Cuando la necesidad no era tan urjente ni absoluta, había un plantel de párrocos i ministros, aunque reducido, en el Seminario ¡Conciliar, que reunido imprudentemente ai Instituto Nacional, se- eularizó, digámoslo así, el establecimiento i los alumnos, cuyos resultados, juntos a otros accidentes, ha sido el inhabilitar a éstos ara los fines de la institucion, i contribuir a la horrorosa falta ac» 434 MEMORIAS CI IFICAS “ LITERARIAS. tual de curas, ayudantes i auxiliares en el mas santo i preciso de log. ministerios. Existen todos los elementos para restablecerlo i ade= lantarlo: la piedad, el celo i la vista de sus progresos proporciona=': rán fondos suficientes, i nadie duda de que incrementará, como todas las buenas obras, de todas las que se considera ésta la raiz i - primer fundamento, Animado de este firme concepto, propongo el siguiente PROYECTO DE DECRETO. «Artículo 1.2 Restablézcase el Seminario a su antiguo pié con y sus rentas i fondos. «Artículo 2.” Se nombrará por el Diocesano una comision de uno | o de tres eclesiásticos que propongan un plan i que soliciten me- dios para realizarlo, E «Artículo 3. Darán cuenta de todo en las primeras sesiones de las Cámaras. Quedando desde ahora facultados para impetrar de cualquiera autoridad cuantas gracias crean oporbunas para la repo= sicion i mejoras del establecimiento; cuyos servicios se considera= rán como de la primera magnitud.—JUAN José URIBE». E La Cámara mandó que esta mocion pasara a las comisiones de Educacion 1 Negocios Eclesiásticos para que entrambas informasen de comun acuerdo. De una i otra era miembro el señor Valdivieso, | i faó él el comisionado para redactar el informe que trascribimos a continuacion: ¿Las comisiones de Educacion i Eclesiástica, al examinar la mo= cion presentada para la separacion del Seminario i su reforma, han | creido que por su importancia demandaba la atencion particular. de la Cámara. El sacerdocio, ya sea por el objeto relijioso a que se dirije, ya por los intereses sociales que promueve, ya, finalmente, por las calidades personales que requiere, debe prepararse con ula educacion esmerada i privativa. La Relijion confía al sacerdote el depósito sagrado de su celestial doctrina i la administracion de las cosas santas; i la sociedad le hace el órgano por donde se difunden en la masa del pueblo las máximas de moralidad 1 civismo, que forman las costumbres públicas, i sirven de apoyo seguro a las buenas instituciones. El ejerce al mismo tiempo un poderoso iM= flujo en la paz doméstica, 1 estrecha de un modo que le es Propón privativo las relaciones sociales. «La profesion sacerdotal es la que entre todas exije mas virtu un sacrificio heróico de las pasiones i gustos, 1 cuyos extravios ' el Rolo desinteresado que debe caracterizar a los que a ella se dle: di quen. Por otra parte, el progreso de las luces ¡el buen gusto difundido entre todas las clases de la sociedad han hecho ya nece- 'sarias ciertas calidades científicas para que sean fructuosas las ins- trucciones morales de los ministros del culto. Ellas no se adquie- ren sino a costa de estudio i dedicacion. El sacerdote no encuentra A estímulos temporales, i solo se resuelve a abrazar este ministerio “delicado por un premio futuro, que no es el mejor atractivo de la multitud; por esta razon siempre debe ser mui corto su número, i es necesario no malograr la educacion de uno solo, (Verdades son estas que no se ocultan a la penetracion de la Sala; “pero ménos puede ocultársele que los institutos científicos no bastan para llenar tan importantes objetos. Las ciencias eclesiásticas piden por si una contracción exclusiva, que no debe interrumpirse por “otras atenciones incoherentes. La historia de la Iglesia i sus contro- versias, los libros santos, su meditacion e intelijencia, la teolojía, los "cánones, litúrjia, 1 la práctica del ministerio parroquial son ramos ¡de enseñanza que requieren un establecimiento peculiar para culti- “varse con provecho. Aun es mas difícil mantener el espiritu de re- cojimiento, abnegacion i retiro, que forman el fondo del ministerio sacerdotal en los institutos erijidos para la educacion jeneral de “todas las clases de la sociedad. Un corazon tierno e inexperto, por buenas disposiciones que tenga para el sacerdocio, no es difícil que “ceda a la novedad i se inquiete con el ejemplo de la multitud disipa- da con proyectos brillantes i aparatos mundanos, Sería impruden- cia perjudicial dar al majistrado, al comerciante i al padre de familia una educacion monacal; pero es temeridad juzgar, que jun- tos con estos, i con las mismas prácticas, se formen buenos ecle- siásticos. La experiencia nos ha resuelto éste, que ántes podia con- derarse problema; cuasi no se ha formado uno solo desde sus primeros estudios en el Instituto durante los trece años que han q ermanecido unidos a ellos los Seminarios, Allí la enseñanza de la teolojía es el único vestijio que se conserva de la institucion conciliar, i para que los seminaristas se dediquen a ella es necesa- 436 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. cordato celebrado entre ambas potestades no subsiste ya en sus principales artículos. Se prevenía en el 6.2 que se separase el Semi= nario desde que viese el Prelado que decaian los estudios, o no se verificaban las intenciones conciliares. En el 7.” que el Rector del Instituto, aunque es de provision del Gobierno, se sujetase al prévio informe del Prelado. En el 8.?, que las cátedras de Teo- lojía, Historia Eclesiástica, Escritura i Cánones se provean por el Obispo. En el 10.?, que éste pueda visitar el establecimiento en lo relativo al art. 6.9; i en el 11.?, que los seminaristas frecuenten sa- cramentos 1 asiaia! a la Iglesia. Estas disposiciones, que eran la, base de la reunion, se hallan hoi derogadas por el reglamento del — Instituto Nacional, que el Gobierno ha creido conveniente dictar — para la reforma de este importante establecimiento. »El ya citado concordato quiso, digámoslo así, eclesiasticar las casas de educacion; mas, de este modo no se llenaban los fines de - su institucion. Léjos de las comisiones aconsejar su estricta obser= vancia; pero están persuadidas que sin ellas no puede haber edu- cacion eclesiástica. En la difícil alternativa de infrimjir un pacto solemne, que es el único que da título al Instituto para percibir + las rentas del Seminario, o hacer infructuoso aquel establecimien= | puede adoptarse es la separacion de uno i otro, i hacer que ambos — reciban independientemente todas las mejoras de que son suscep- tibles. E «Las comisiones informantes no creen que pueda ofrecerse como dificultad el aumento de algunos gastos, que seguramente queda- - rian reducidos a una pequeña suma, por los ahorros que los Insti- tutos harán con la separacion del Seminario; pero aunque fuesen cuantiosos, ellos eran debidos, i los fieles que contribuyen con ero- gaciones crecidas para la educacion de los eclesiásticos i sosten de — los Seminarios conciliares, tienen derecho de no ser defraudados : en sus esperanzas. La instruccion i moralidad de los pueblos son bienes que deben adquirirse a toda costa. I si se ha creido conve= niente para formar militares erijir una academia a costa de la Na- cion, educando en ella ochenta jóvenes, ¿por qué no será justo mantener la mitad de esos alumnos para que sirvan a la Iglesia chi- lena? Sobre todo, los Seminarios solo exijen unas rentas que les son debidas, i de que se les priva ilegalmente desde que no se obs servan las condiciones de gu reunion. l o 8. ya porque pasó la época a que hacía referencia, ya porque los Seminarios deben dirijirse por sus estatutos peculiares, ya porque da educacion eclesiástica. debe estar sujeta inmediatamente a la PROYECTO DE DECRETO: «Art. 1.2 Restablécese el Seminario a su antiguo pié con sus rentas i fondos. * y Art. 2. El Diocesano nombrará una comision que forme un plan de enseñanza, i proponga medios de realizarlo, y Art. 3. Comuníquese, etc.—Gabriel José-de Tocornal,—Ra- fael Valentin Valdivieso Zañartu.—José Vicente Larrain.—Ma- nuel Martinez.-—José Vicente Bustillos. —Fernando Márques de la Plata». Este proyecto fué tomado en consideracion por la Cámara de ' Diputados en las primeras sesiones de 1834, i fué decididamente apoyado por el Ministro de lo Interior señor Tocornal con todo el poderoso valimiento de sus influencias. La discusion de este pro- yecto dió lugar en ámbas Cámaras a ardientes debates, i fueron sus impugnadores los patronatistas exaltados, bando a que perte- necian hombres de notoria influencia política, tales como Errázu- riz (don Ramon), Benavente i Gandaríllas. «En los primeros dias de Setiembre, dice el señor Sotomayor Valdés, habiéndose proro- "gado las sesiones del Congreso, púsose en tabla el proyecto en la, Es Cámara de Senadores. La mayoría, dirijida por el Senador Secre- tario don Juan Francisco Meneses, había resuelto abreviar en lo posible la discusion. Iniciada ésta, el Ministro Renjifo, que tam- bien era Senador, mirando el asunto, en particular bajo el punto de vista económico, hizo indicacion para que se pidiese al Gobier- no datos sobre el estado i recursos de los dos establecimientos que 'se trataba de separar. La mayoría creyó ver en la indicacion del inistro de Hacienda un recurso dilatorio i la desechó. En una sion posterior (10 de Setiembre) el Senador don Manuel José andarillas formuló otra indicacion para cambiar el lenguaje del royecto, que creía impropio de una lei i hasta contrario a la gra-= tica, i para postergar su consideracion por treinta dias. La in- acion fué inútil, i en la sesion del 12 de Setiembre el proyecto 438 ' MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. fué aprobado, no sin que su debate, aunque superficial i breve, | hubiese apasionado los ánimos i aun dado lugar a conflictos i dis- putas escandalosas en la Cámara» (1). En la Cámara de Diputados, despues de algunos debates en que tomó una parte principal el señor Valdivieso, el proyecto fué aprobado por treinta i dos votos contra siete, en esta forma: «Art. 1.2 Se restablecen los Seminarios del Estado de Chile, segun lo dispuesto por el Santo Concilio de Trento». «Art, 2. Se autoriza al Poder Ejecutivo para que se les asignen las rentas suficientes a su conservacion, en concepto a las esca- seces del Erario, i a que el ánimo de la Lejislatura es no atacar en manera alguna al Instituto Nacional, ni cooperar a su deca- dencia». «Esta última declaracion, ayrega el historiador ya citado, tan impropia del estilo puramente preceptivo de las leyes modernas, no era mas que una satisfaccion para prevenir la opinion jeneral contra ciertos impugnadores del proyecto que en él señalaban el encubierto propósito de dar auje a la enseñanza eclesiástica con detrimento de la enseñanza laica. El cargo no tenía fundamento; pero no por eso era ménos apropiado para suscitar-aprensiones en- tre los temerosos de la teocracia». El señor don Diego Portales, que sucedió en el Departamento de lo Interior al señor Tocornal, se apresuró a dar cumplimiento a la lei de separacion por decreto de 18 de Noviembre de 1835 (2). (1) Historia de Chile, t. 1 p. 432. (2) Este decreto estaba concebido en estos términos: Art. 1.” El Seminario de la Iglesia Catedral de Santiago se separará del Insti- tuto Nacional. Art. 2. Las rentas afectas a este establecimiento i pertenecientes a dicho Se- minario serán puestas a disposicion del Reverendo Obispo i Vicario Apostólico para que las invierta en su conservacion i fomento, con arreglo a las disposiciones del Concilio Tridentino. Art. 3.” No existiendo un local en que establecer el Seminario por haberse enajenado el que le pertenecía, no habiendo tampoco en el Instituto Nacional un departamento separado en que pueda colocarse; i hallándose el Gobierno en este caso obligado a proporcionar un lugar equivalente, segun lo prevenido en el art, 2. del mencionado concordato, (el celebrado por el Gobierno con el Obispo Go- bernador de la Diócesis de Santiago en 25 de Julio de 1813) los Ministros del Tesoro pasarán anualmente al Reverendo Obispo la suma de ochocientos pesos, q que ha solicitado para cubrir el alquiler de una casa, miéntras se concluye la que se está construyendo para el servicio del mencionado Seminario. e Art. 4.2 El plan de estudios de este establecimiento será provisoriamente, 1 ES miéntras se dicta el plan jeneral de educacion, el mismo que ha propuesto el Re- EN verendo Obispo, con las alteraciones acordadas por el Gobierno en el decreto aprobatorio de esta fecha, Art. 5.” El nombramiento de los empleados del Seminario se hará por el Reve- rendo Obispo con previa aprobacion del Gobierno. Art. 6.” Refréndese, tómese razon i comuniquese, —PRIETO, —Diego Portales, E E y E O e a A a 0 ps NES AS » E : : 4 ] h ue , : QA 1 o Ñ Y ANALES DE LA UNIVERSIDAD, —JULIO DE 1885. 439 n el año siguiente de 1836 el Seminario, libre de las trabas su antigua servidumbre, se instaló solemnemente en una casa “alquilada, por no tenerla propia, en la calle del Chirimoyo, con una : dotacion de setenta alumnos, de los cuales veintidos eran del servi- cio de la Iglesia i los demas pensionistas. Allí permaneció hasta que fué trasladado a la casa que le cedió el señor Vicuña. Las 'rentas del establicimiento consistían a la sazon: 1.* en parte de la “masa decimal asignada por la lei, que ascendía a la suma de 5,630 esos; 2.” en los réditos dé varios censos i del capital que produjo a venta de la antigua casa del Seminario, ascendentes a 1,639 pe- '8os; 1 3.” en la pension de los alumnos (1). (1) Como dato que pone de manifiesto los servicios prestados por el clero desde "remota edad a la instruccion de la juventud, haremos notar que en el tiempo en que el Instituto estuvo unido al Seminario casi todos sus Rectores i muchos de 'sus empleados fueron eclesiásticos. Entre los primeros cuéntanse el presbítero don José Francisco Echáurren, el canónigo don Mamuel Verdugo, el presbítero don anuel Frutos Rodriguez, el presbítero don Juan Francisco Meneses i el presbi- “tero don Blas Reyes. Despues de éste ocupó ese puesto el señor don Manuel Montt, 1 en seguida fué nombrado el presbítero don Rafael Valentin Valdivieso, que no alcanzó a servir el destino. Posteriormente desempeñaron ese cargo otros dos eclesiásticos: don Francisco Puente i don José Manuel Orrego, actual Obispo de la Serena. Los cargos de Ministro e Inspectores de externos fueron tambien a menudo esempeñados por eclesiásticos, entre los cuales se recuerda a los presbíteros don Manuel J. Rodríguez, don J osé María Torres, don Blas Reyes, don José Manuel Fernández i don Juan Ulloa. Entre sus profesores figuraron: el Doctor don Pedro Marin, catedrático de derecho civil i canónico; el Doctor don José Santiago Iñi- uez, de derecho natural, de jentes i de economía política; el Doctor don José Alejo Besanilla, de física; el presbítero don Pedro Peña i Lillo, de filosofía; frai meisco Puente, de matemáticas; frail Manuel Rojas, de latin; frai Tadeo Silva, los presbíteros don Fernando Velasco i don José María Torres, de teolojía e istoria eclesiástica. (Memoria acerca de las cuestiones relativas a la reforma de las bas del bachillerazgo en humanidades, que leyó el Decano de la Facultad de Teolo- la, prebendado don Joaquin Larrain Gondarillas, ante el Consejo Universitario). 3 ADELA U, 1.* SEC, 56-57 CAPÍTULO V. E SEÑOR VALDIVIESO ACUSADO DE TORCIDA ADMINISTRACION DE JUSTICÍA, pecmpracion de Artega 1 otros. —Denuncio de la conspiracion. —Proceso de los cons- piradores. —Sentencia del consejo de guerra. —Sentencia de la corte marcial, — Decreto de arresto contra los jueces de la Corte. —Acusacion hecha por el Fiscal ante la Corte Suprema. —Vindicacion del señor Valdivieso. —Solicitud de desa- fuero de los Diputados Valdivieso 1 Lira, —Resolucion de la Cámara. —Defensa de los jueces acusados, hecha por el señor Valdivieso ante la Corte Suprema. —Fallo E -albsolntorio i triunfo del señor Valdivieso, Corria el año de 1833. La tranquilidad pública, restablecida por el gobierno del jeneral Prieto, fué inopinadamente turbada por la noticia de una formidable conspiracion que se tramaba en Santiago 1 Valparaiso contra el gobierno constituido. El intento de los conspiradores fué confidencialmente denunciado al Presidente de la República por el sarjento mayor de artillería don Márcos Matu- rana, cuyo concurso habia sido solicitado por uno de los conspira- dores, El rumor público se encargó de revestir la conspiracion de iniestro colorido, atribuyéndole proporciones jigantescas. Hablá- ase de proyectos de asesinato, i llegaron a señalarse entre las victimas que debian ser inmoladas al Ministro Portales i al mismo Presidente de la República. Parece que los hombres del Grobierno no estuvieron exentos de estos infundados temores, a juzgar por la actividad que desplegaron en la aprehension de los conspiradores i la instruccion del proceso. En la noche del 6 de Marzo fueron aprehendidos don Ramon Pi- carte, don José Erasmo Jofré, don Justo de la Rivera, don Benito 449 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS ¿ Acosta, coronel de caballería, todos acusados de corifeos del mov=" miento revolucionario. j Segun los datos que arrojó el proceso judicial, el plan de Jo conspiradores era aprehender al Presidente de la República i- a los Ministros Tocornal i Cavareda, mantenerlos en A A: constituir una junta de gobierno compuesta de hombres de diver- sos partidos políticos, sin que nadie pensase en atentar contra la vida de ningun majistrado. La conspiracion iniciada en Santiago debia ser secundada en Valparaiso, siendo allí el ajente principal — un antiguo comandante de policía, don Juan de Dios Quirós, que | contaba como auxiliares, entre otros muchos vecinos de aquel - puerto, a los comerciantes don José Esquella i don Eujenio Veas, Los procesados de Santiago, dice el señor Sotomayor Valdes, * de quien tomamos los datos precedentes, negaron obstinadamente la intencion de hacer una revolucion; 1 fundábanse en una carta A confidencial dirijida poco ántes al Presidente de la República por el comandante Arteaga, en la que lo ponía sobre aviso acerca de acontecimientos que amenazaban la estabilidad del Gobierno. Esta — carta, que se halla incluida en el proceso, era del tenor si= | guiente: : que quisiera hacerlo por motivos mui poderosos, temo la censur de mis enemigos, aunque como Ud. 1 todo el mundo sabe, esto expuesto, como que no dol un paso sin ser espiado, adopto el par tido de dirijirme a Ud. por escrito. Hai grandes cosas que a su tiempo manifestaré a Ud. De ellas pende la tranquilidad o des=* nemos tiempo». í . . . .o. % Cualquiera que fuese el designio del autor al escribir esta car ella revela que la conjuracion se preparaba con esmero i que ANALES DE LA UNIVERSIDAD, —JULIO DE 1885. 448 sofocada ántes de nacer i no pasó mas allá de un proyecto cuya re alizacion estaba todavía distante de efectuarse, Los autores de ella, una vez apresados, fueron sometidos al "consejo de guerra, el cual instruyó el proceso con tan activa dili- Pencia, que una semana despues del denuncio los acusados prece- 'dían a nombrar sus defensores. De este proceso resultó claramente probado el conato de revolucion de los reos; pero el consejo de “guerra no halló mérito para condenarlos a pena capital, no obs- tante el parecer contrario del fiscal de la causa, el sarjento mayor don Manuel García. Por sentencia del 4 de Julio, Arteaga i Acos- “ta fueron condenados a destierro por tres años ia perder sus gra- idos militares, i Ficarte, Quirós i demas acusados a solo destierro por el mismo tiempo. A pesar de la lenidad de la pena, los proce- sados apelaron de este fallo ante la Corte Marcial, 2 Compusieron este tribunal los ministros propietarios don José ¡María Villarreal i don Ramon Zarricueta, los suplentes don Ra- “fael Valentin Valdivieso i don Pedro Lira, i los vocales militares ¡coroneles Cáceres i Recabárren (1). En vista del proceso, la Sala Marcial expidió, con fecha 3 de Octubre, la sentencia siguiente; «Vistos: se declara que don Ambrosio Acosta, don Joaquin Ar- aga, don Eujenio Veas Perez 1 don Ignacio Cabrera, por lo que esulta de autos, deben separarse del pais por el término de dos os, quedando a su eleccion el punto en que deben permanecer sta el vencimiento del plazo señalado: los dos primeros con re- encion de sus empleos, pero con la calidad de no correrles el tiem- po: de su servicio. Don Tomas Quirós sufrirá igual separacion en | compareciendo. Se destina a don Ramon Picarte a la ciudad de la rena por dos años, luego que restablezca su salud, quedando en ínterin bajo la fianza que tiene producida. Don Justo de la Ri- era, por los mismos dos años a Copiapó, i don José Esquella, por año al Huasco. Se entiende que el tiempo de la condena corre sde el 7 de Marzo último para todos los relacionados, a excep- ton de Quirós en quien se contará desde que sea aprehendido, o se dijo, Póngase en libertad a don Juan de Dios Fuenzalida don Victorio Dominguez, declarándose compensado lo que con- ellos resulta de los mismos antecedentes con la prision que han rido. Confírmase la sentencia del consejo de guerra de ofi- 444 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS, (1). El Fiscal de la Corte Marcial don Fernando A. Elizalde, en dictámen de 20 de Setiembre, opinó que el consejo de guerra había procedido arbitrariamente en la sentencia, siendo probada la cons- piracion i habiendo antecedentes bastantes para imponer mayor pena. En consecuencia, fué de parecer que la Corte impusiera a los reos militares confinamiento por ocho años, a lo ménos, i pérdida de sus empleos, i a los paisanos la misma pena de confi- namiento» (2). Este fallo de justa clemencia produjo profunda indignacion en el ánimo del Gobierno, que esperaba que la Corte Marcial conde- nara a los reos a la pena capital. Burlado en sus esperanzas, hizo blanco de su saña a los honorables miembros del tribunal que con- currieron al pronunciamiento de la sentencia, mandándolos arrestar i poner a la disposicion de la Corte Suprema para que fueran pro- cesados por torcida administracion de justicia. Hé aquí el texto de este arbitrario decreto, expedido por el Presidente de la Repú- blica el 4 de de Octubre de 1883, es decir, al día siguiente de pro- nunciado el fallo de la Corte Marcial: «Obligado por la Constitucion i por la naturaleza misma del alto empleo que ejerzo a velar sobre la cumplida administracion de justicia 1 sobre la conducta ministerial de los jueces, i resultan- do de la sentencia pronunciada por la Corte Marcial el dia de ayer, en la causa seguida contra los reos don Ambrosio Acosta, don Joaquin Arteaga 1 otros co-reos, que los jueces que la pronuncia- ron han infrinjido manifiestamente las leyes, decreto: que los mi= * nistros propietarios de dicha Corte, don José María Villareal, don Manuel Antonio Recabárren, i los suplentes don José Bernardo Cáceres 1 don Ramon Zarricueta, sean inmediatamente puestos en arresto i a disposicion de la Corte Suprema, quedando suspensos. , de todo ejercicio de funciones judiciales hasta la: resolucion de la E causa que se les forme por torcida administracion de justicia, pa- sándose inmediatamente los autos de la materia al Fiscal de dicho supremo tribunal para que interponga i continúe la acusacion con : arreglo a las leyes; i por lo que respecta a don Rafael Valenti Valdivieso i a don Pedro Lira, que tambien concurrieron al pro=- nunciamiento de la sentencia i que son miembros de la Cámara de Diputados, pásese el correspondiente oficio con copia de los autos a dicha Cámara, a efecto de que declare si há lugar o no a la for- de (1) Esta sentencia se halla incluida en la defensa de la Corte marcial publicada en el 4icance al núm. 165 del Araucano. y (2) Sotomayor Valdes. le / ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JULIO DE 1885, 445 macion de causa; 1 en caso de declarar que la hai, quedarán dichos “individuos comprendidos en las disposiciones de este decreto» (1). En vista de este decreto gubernativo, el señor don Mariano Egaña, que desempeñaba el cargo de Fiscal de la Corte Suprema» entabló la acusacion de los jueces ante dicha Corte. En el extenso documento en que formaliza la acusacion, presentado en 21 de Octubre del año corriente, se muestra íntimamente convencido de la > culpabilidad de los reos i de la ilegalidad con que procedieron los jueces por no haberles aplicado la pena capital. «La simple lectu- ra delos autos, dice el severo majistrado, deja en el ánimo la mas intima i profunda conviccion de que ha existido una conspiracion para destruir el Gobierno establecido, en que han sido cómplices principales don Joaquin Arteaga, don Ramon Picarte, don Tomas Quirós, don Ambrosio Acosta i otros. Podrá ocurrir dudas sobre algunas circunstancias accidentales o de menor importancia: podrá vacilarse, talvez, sobre el estado en que se hallaba el proyecto, i la mayor o menor proximidad a la ejecucion de los pasos que se habían dado; pero en cuanto al hecho principal no solo queda satisfecho el entendimiento de esta verdad, sino convencido de que no ha podido ser de otra manera: lo cual constituye aquel grado de certeza moral que es necesario para que el juez proceda con —geguridad a aplicar la pena que la lei señala al delito...... (Casi todos (los reos) están convictos 1 confesos o confesos, que es lo mismo en el caso presente. Entre la confesion de Arteaga i la declaracion del teniente coronel Maturana, apénas puede notar- se otra diferencia sustancial que la discrepancia sobre quien fué el primero que invitó a entrar en la conspiracion. El mismo Arteaga, despues de confesar los pasos que dió i acuerdos en que tuvo parte, como uno de los principales conspirantes, añade que proponía a Maturana los planes de conspiracion de que allí habla, aunque pretende disculparse con que su objeto era ver qué hacía éste. Pi- carte i don Justode la Rivera confiesan llanamente que dieron pasos para hacer efectiva la conspiracion i buscaron cómplices pa- ra ella, Acosta conviene en que franqueó su casa para los acuerdos que se tuvieron a efecto de llevarla a cabo, no solo siendo sabedor | del objeto para que la franqueaba, sino despues de haber él mismo dispuesto la sala de reunion en términos que pudiese oir lo que se acordaba; i confiesa tambien que concurrió a la reunion a que que- -daron citados a la siguiente noche, i aún mandaba llamar a los PE (A) El Araucano, núm. 162. 446 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, cómplices que tardaban. Todos ellos aseguran que su ánimo era denunciar al Gobierno la conspiracion, 1 al efecto tomar conoci- miento de ella: pero ¿quién no vé que esta exculpacion ridícula no puede merecer consideracion en el ánimo de los jueces que la ven desmentida en el hecho mismo de no haber dado ninguno de los reos tal denuncio? Maturana que, desde que fué invitado, concibió el ánimo sincero de delatar, lo verificó en el momento; mas los otros que tambien tenian el ánimo sincero de efectuar la conspira- cion, continuaron en sus pasos 1 planes, hasta que, por circunstan- cias particulares que ocurrieron el dia 6 de Marzo, sospecharon que estaban descubiertos. Entónces, llenos de incertidumbres, me- ditaron Acosta i Arteaga el arbitrio de la carta (1) que no es de- nuncio, porque en ella léjos de expresarse las circunstancias 1 estado de la conspiracion, o delatarse las personas, ni se da un simple aviso de ella, sino que se habla de un modo vago 1 rápido — de peligros en el pais, sin la menor alusion a una conspiracion actual i ya para estallar; de modo que pudiera darse a su conteni- do una interpretacion conveniente en cualquiera circunstancia, ....=. Convencidos los reos, por el mérito del proceso, de tener for- mada su conspiracion, esta carta se halla tan léjos de libertarlos de su criminalidad que, por el contrario, es una nueva prueba de ella i del deseo eficaz que tenían de llevarla a efecto, pues mi en medio de las sospechas querían que ciertamente se delatase, resol-- viéndose a perder lo trabajado. Sobre todo, si el simple dicho de un conjurado de que su ánimo había sido estarse imponiendo de la — conspiracion para denunciarla despues, o si una cautela tan grose- ra como la presente carta, pudiera lavar al reo de su complicidad, — sería necesario declarar que no existía entre nosotros el grave de= lito de sedicion i todas sus ramificaciones)» ...... Todo lo que precede se refiere a comprobar la culpabilidad de E los reos. En cuanto a la culpabilidad de los jueces acusados de torcida administracion de justicia, el Fiscal se expresa en es tos términos: «Siempre que la sentencia se halla en oposi- cion a verdad evidente, a los principios elementales del dere-=- cho natural, a las primeras reglas del sentido comun, a lel expresa i terminante i al concepto que el mismo juez manifiesta haber formado, hace responsable a los jueces i los sujeta a las penas señaladas por derecho. Sobre la evidencia de los hechos que apas (1) La carta a que se refiere el Fiscal es la escrita por Arteaga al Presidente e 6 de Marzo, citada mas arriba. de. ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JULIO DE 1885, 447 recen justificados en este proceso, o lo que es lo mismo, sobre la conviccion que ellos debieron producir en el ánimo de los jueces, ha hablado ya el Fiscal. Una circunstancia ocurre aquí mui dig” “na de consideracion, 1 es que todos los funcionarios que han sido llamados a dar su dictámen sobre el mérito de este proceso han opinado, sin excepcion, que el delito está plenamente probado: el “juez Fiscal en la primera instancia; los siete individuos que com- pusieron el consejo de guerra; el Auditor de guerra; el Fiscal de la Corte Marcial i el Fiscal de esta Suprema Corte. Los mismos majistrados de la Corte Marcial han encontrado delito, pues su $ sentencia es penal i lo supone: partiendo del principio de que en su concepto los reos son delincuentes, no pueden haber formado esta E. sino por el mérito de los autos; luego han debido senten- "ciar con arreglo al mérito de elios. Por otra parte, cualquiera que sea el grado de certeza que, segun los jueces, ministre esa prueba, Mrs el momento que conceptuaron alguna criminalidad, debieron ne la pena correspondiente i atendida la lei: la que han dis- puesto en su sentencia noes la que corresponde ni aun al menor grado de complicidad en una conspiracion donde la Ordenanza quiere que se castigue con pena de muerte hasta al sabedor que denunció, si no lo hizo en el primer momento que pudo». En consecuencia, por no haber sentenciado a la pena capital, “sino a la de destierro a los reos, el Fiscal pide para los jueces de la Corte Marcial, las penas contenidas en las leyes que cita en el siguiente acápite final de su acusacion: (La lei 24 tit. 22 part. 3.* dispone que el juez que juzgare con- tra derecho a sabiendas, a mas de los daños i perjuicios, i de pa- gar otro tanto cuanto hizo perder a aquel contra quien dió el Juicio, fnque enfamado para siempre e le sea tollido el poderío de juzgar. La lei 1.2, tit. 7.2 part. 2.* dice: «que todo juzgador que da juicio a sabiendas contra derecho, face falsedad», i la lei 6.* del mismo título ordena que «el que hubiere cometido esta falsedad, sea desterrado para siempre en alguna isla», El art. 29 tít. 5.* tratado 8. de la Ordenanza previene: «que los jueces militares de- ben votar con arreglo a la misma Ordenanza, segun su concien- cia 1 honor, sin aflojar ni agravar su voto, ni disminuir por suavi- dad la fuerza de las leyes militares, i que si contravinieren a su observancia queden privados de sus empleos. El Fiscal, con sumo sentimiento, i cumpliendo con el indispensable deber de su minis- terio, se vé obligado a acusar a estas penas (a excepcion de las pecuniarias que no tienen lugar en el caso presente, como tampoco 448 [MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS. la duracion del destierro) a los señores don José Maria Villarreal, don Manuel A. Recabárren, don José Bernardo Cáceres i al licen- ciado don Ramon Zarricueta, que pronunciaron la sentencia», Como se vé, a juicio del Fiscal de la Corte Suprema, los jueces de la Corte Marcial debían sufrir las penas de destierro i de pri- vacion de sus empleos por haber incurrido en el delito de preva= ricato. Veamos si el Fiscal tenía razon. Tan pronto como se hicieron públicas las alegaciones del Fis» cal, el señor Valdivieso fué el primero en lanzarse a la arena en defensa de su propia honra i de la de sus conjueces. Temeroso de que los especiosos argumentos alegados en su contra extraviasen la opinion pública, no se resignó a aguardar la hora de hacer su defensa ante la Corte Suprema de Justicia; i anticipándose a ella» desbarató los fundamentos de la acusacion en una hoja suelta que, con el título de A1 Público, se distribuyó profusamente en la ca- pital. Esta hoja, dada a luz el 16 de Noviembre de 1833, contiene su. mariamente lo que expuso mas tarde en la célebre defensa hecha en los estrados de la Corte Suprema. Concrétase principal mente a manifestar que su acusador ha desfigarado los hechos i terjiversado — las leyes con el objeto de presentar como culpables de trasgresion de la justicia a los jueces de la Corte Marcial. Bien pudiéramos contentarnos con resumir las consideraciones que el señor Valdi= vieso aduce en pro de su inocencia en esta notable publicacion» Pero, en asunto de tanta trascendencia que afecta directa i grave- mente la rectitud de la majistratura judicial, no es dable desvir-- tuar en un ápice el vigor de Jos razonamientos que la ponen a salvo. Por lo cual trascribimos integra a continuacion la pieza jus- p tificativa. : «Desde que fuimos acusados por po de las leyes i torci- da administracion de justicia, sufría en silencio la infamia de tan vergonzosa acriminacion, esperando con ánsias la ocasion de hacer nuestra defensa con vista del proceso, 1 con la detencion que de manda un negocio de tanta trascendencia. Ella a su tiempo ma mas segura de los derechos del ciudadano. «Algunos (talvez de buena fé, porque no tenian instruccion de ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JULIO DE 1885, 449 antecedentes) creyeron induljente la sentencia de la Corte Marcial pronunciada contra don Joaquin Arteaga i otros co-reos, Su con- cepto público les hizo escuchar; i con discursos acalorados llegaron a persuadir al Gobierno de que era absolutamente necesaria la medida que adoptó, sin instruirse detenidamente del proceso; por- que éste ni salió de la escribania, ni hubo tiempo de leerlo, Mién- tras se pudo atribuir nuestra persecucion a equivocaciones de con- cepto, disculpables por el celo que las animaba, no fué vituperable el silencio con que ahogábamos el grito de la conciencia i del ho- nor, esperando desvanecerlas en mejor oportunidad. Mas ya veo que el señor Fiscal de la Suprema Corte de Justicia, despues de un detenido exámen del proceso, alza la voz para pedir contra no- sotros infamia, deposicion i destierro al lugar de log perversos delincuentes. El emplea todo su talento en desfigurar hechos, al- terar leyes, o silenciar las que debería citar, 1 mas parece que se fué a buscar en la causa pretextos con que sostener una opinion emitida de antemano, que a inquirir la verdad con imparcialidad. Los escritores proclaman como incontestable la acusacion, i hasta el mismo Gobierno llega a concebir que puede subrogar mui bien la copia de autos que había mandado pasar a la Cámara de Dipu- tados para que resuelva si ha lugar o nó a la formacion de causa contra los jueces que pertenecen a aquel cuerpo. Cuasi llego a creer que hai personas empeñadas en arrancar a todo trance, i sin reparar en medios, un fallo que nos condene i holle la dignidad - del Tribunal a que hemos pertenecido. En estas circunstancias el decoro de éste me impone la obligacion de denunciar las mas no- tables suposiciones de hechos que no constan del proceso, las alte- raciones de otros 1 terjiversacion de leyes con que se ha querido - prevenir la opinion pública. Mi objeto es que, al ménos, se sus- - penda ésta, miéntras oye nuestras defensas, i que no se crean infa- libles los juicios de quien se ha constituido en el deber de ajar los respetos de todos los tribunales de justicia, sin esceptuar el supre- mo a que pertenece. «Los criminalistas hacen siempre distincion entre el conato de delinquir i el delito mismo. Dan por regla «que si el conato llega « hasta el último acto con que el delincuente había de consumar (gu obra, aunque no se consume ha de castigársele con la misma «pena que si se hubiese consumado, i de lo contrario deberá ser | € menor su castigo». I aún habiendo ánimo de conspirar, añade el Mismo autor de quien copiamos estas palabras, si medió algun intervalo entre el conato i la ejecucion, dentro del cual pudieron ES e K 14 450 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. arrepentirse los conjurados, no hai delito consumado, i deberá cas- tigarse con pena mas suave, La Ordenanza militar distingue per- fectamente los dos casos; el art. 26, tít. 10, trat. 8, habla del delito consumado de conspiracion, e impone la pena de horca a los que las emprenden, inducen ino denuncian pudiendo; mas el 42 del ¿mismo tit. 1 trat, limita la pena a otra corporal extraordinaria res- ' pecto de los que, por escrito o de palabra, procuran inclinar a co- meter igual delito. El señor Fiscal citó el primero, pero se cuidó mui bien de no hacer mencion del segundo; por esto es que afirma sin temor que la lectura del proceso convence «de que ha existido una conspiracion para destruir el Gobierno establecido», i mira como indiferente atender al grado en que se hallaba el proyecto, Omite tambien hacer referencia de que fueron puestos en libertad durante la secuela del juicio los que habían sido aprehendidos, porque segun las conversaciones de los reos eran destinados para dar el golpe sobre la fuerza armada; e igualmente que tampoco se ha hecho cargo alguno a los sujetos propuestos para componer la Junta que debía sustituir al Gobierno que iban a derrocar: a todos los que se ha creido inocentes, no obstante que, sin su voluntad 1 sin un solemne compromiso, ni podía combinarse plan, ni ménog ejecutarse la conspiracion. En Valparaiso todo el apoyo del movi- miento era la brigada de Artillería, porque se decia que un oficial la tenía ofrecida; i en el proceso no hai constancia de este hecho, : ni resulta sospecha contra un solo individuo de la fuerza armada de aquella plaza. Sin embargo, el señor Fiscal asegura que hubo conspiracion concluida i perfecta, puesto que acusa a los jueces porque no impusieron la pena del ya citado art, 26. «El señor Fiscal asienta que los reos que no están confesos, se hallan convictos, i para graduar esa conviccion pudo haber indi- cado los testigos i sus circunstancias. En el proceso de esta ciudad aparecen dos que al mismo tiempo son delatores: el sarjento ma-= yor don Márcos Maturana, 1 el alférez de su cuerpo don Santiago. Salamanca. Este último nada mas sabe de conjurados 1 planes que lo que oyó al primero; solo acusa a don Juan de Dios Fuenzalida de haberle invitado para la conspiracion. El acusado niega el he- cho; su nombre no aparece en todo el curso del proceso; para nada le toma en boca el mayor Maturana, a quien hicieron sabedor de todos los planes, 1 su culpabilidad es tal, que a pesar de habérsele mandado poner en libertad, ni siquiera hace mencion de él el se- ñor Fiscal. El mismo Sos segun la nota oficial del Supre- sn mo Gobierno, denunció que le Mali pedido cañones, municiones. ya ANALES DÉ LA UNIVERSIDAD. —JULIO DE 1885 451 1 tropa, i luego lo niega éste en su declaracion; mas como dijese d que Fuenzalida le previno que las invitaciones se hacian de hom- bre a hombre para no ser descubiertos, sin mas dato asienta con énfasis el señor Fiscal «que constan de autos las precauciones que == « habian acordado los reos para no ser convencidos por testigos», «El sarjento mayor Maturana, en órden a los dias de las citas, conferencias 1 reunion de personas está sustancialmente confurme 2 con las confesiones de Arteaga, La Rivera, Picarte i Acosta; pero ¡hai la notable discrepancia, segun tambien lo confiesa el señor - Fiscal, en atribuirse reciprocamiente la invitacion; excusáncose cuasi todos con que solo concurrían para descubrir planes. El se- ñor Fiscal habla vagamente de reuniones sediciosas, pero no ad- vierte que todos los pasos que se dieron ántes de la noche del 5 de Marzo apénas eran citas e invitaciones; que solo esa noche se hú- bló de preparativos para trastornar el Gobierno; que aún cuando era todo el objeto de la conspiracion este trastorno, nadie se fijó en él modo de sustituirlo hasta que el mayor Maturana propuso la h instalacion de una junta, segun lo refiere en su declaracion, 1 e A por entónces nada quedó definitivamente concluido, puesto que e citaron para otra conferencia al siguiente dia. Esta se redujo a una e ? ñ conversacion indiferente, talvez porque en la mañana del 6 había dirijido Arteaga la carta al señor Presidente. Asienta el señor Fis- cal, como hechos indubitables, que, cuando se escribió dicha carta atían los reos que estaban descubiertos i que hacía tres dias que tez tenía noticia de la conspiracion; pero ni lo uno ni lo otro consta del proceso, 1 si juzgamos por las referencias de los reos i de- 1 “elaracion del mayor Maturana, Acosta i Arteaga solo fueron invita- ls dos el dia 5. Cabalmente dichos se han valido de esto mismo pa- a ra hacer creer que la reunion de esa noche solo tuvo por objeto asegurar testigos con que acreditar la delacion, que pretenden ha- ber dado por medio de la carta que escribieron al señor Presidente enla mañana del siguiente dia. a «Supone el señor Fiscal que consta de autos haberse fraguado la conspiracion de Valparaiso de acuerdo con los conjurados de y Santiago, i por esto silencia que los pasos que allí se dieron solo “fueron invitaciones para el proyecto; que no se acordó plan alguno; me don Tomas Quirós, que aparece como autor, apénas llegó a “aquel puerto el dia 7; que en la tarde de éste i mañana del 8 se buscaban aún conjurados, cuando en concepto del señor Fiscal los - conspiradores de Sas sabian que estaban descubiertos desde la mañana del 6 ántes de escribir la arta al señor Presidente, i per- 452 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS, manecieron en libertad hasta el dia siguiente. Veas en su confesion — es el único que afirma haberle oido a Quirós que su plan tenía relacion con otro de esta ciudad en que estaban comprendidos Pi- carte i Arteaga, i en dicha confesion se anuncia que éste último estaba preso. Ninguno de los conjurados de Valparaiso tiene noti- cia de las prisiones de Santiago hasta el 8, en que se divulga por la estafeta. Quirós desaparece, i los reos, prevalidos de la compli=- cacion de estos hechos, claman porque todo ha sido una ficcion pa- ra tender lazo a los incautos. «El análisis que el señor Fiscal hace de los cargos que por el mérito de autos resultan contra cada reo, no solo está desfigurado sino que supone confesiones que no han hecho. Ha rebajado algu-- nos meses del tiempo porque fueron destinados, i no teme afirmar - que Acosta i Arteaga van a gozar sueldo miéntras permanezcan fuera del pais, contra el tenor expreso de la sentencia. Afecta creer que don José Esquella talvez empleará cinco meses en preparar su viaje al Huasco, siendo así que de órden suprema: permanece alli desde ántes que se juzgase su causa. Para acriminar a los jue- ces pondera la culpabilidad de Picarte, como reincidente en el delito de conspirador, por haber sido condenado a presidio en la causa que sobre esto mismo se le siguió en 1813; hecho que ni siquiera se ha tocado por incidencia en el proceso i que cuando . sucedió apénas iban a la escuela algunos de los jueces. Figura a Dominguez como uno de los conspiradores, siendo así que solo le acusa Acosta de haberse puesto por órden suya a escuchar la con- versacion del mayor Maturana, para que sirviese de testigo, segun dice, en la delacion que iba a dar; e igualmente que el 6, a la no- che, despues de la carta al señor Presidente, le mandó buscar a Arteaga para la reunion que no tuvo efecto. Dominguez niega esta última circunstancia, i sin haber prestado juramento ni haber otro dato contra él, se le llama perjuro, etc., etc. a «Lo que no puede conciliarse con la veracidad de que se precia el señor Fiscal, es que haya hecho notar como circunstancia digna de consideracion el que todos los funcionarios que han sido llama dos a dar dictámen sobre el mérito del proceso, han opinado si excepcion porque el delito está plenamente probado. Cuenta entr ellos al Auditor que por ordenanza solo debe decir si el proceso 8 halla en estado de reunir el consejo, i que no consta haber hect otra cosa; ántes por el contrario, en El Araucano núm. 157, se ex presa de este modo: «El proceso formado contra los conjura que se descubrieron el 6 de Marzo último, si se presenta a los o 7 ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—JULÍO DE 1885. 453 de un extranjero que no conozca a Chile, solo le ofrece una idea de que el delator fué un falso"calumniante». Cuenta tambien, al Fis- cal de la Corte Marcial, que para encontrar delito provoca al Tri- “bunal a que no lo juzgue por la jurisprudencia civil, sino por la que él llama revolucionaria, pidiendo solo contra los reos la pena de - expatriacion. Si él creía que había conspiracion plenamente pro- bada, tal como la requiere el ya citado art. 26 de la Ordenanza, ¿por qué mo acusó a la pena que éste impone? Sin embargo, nues- tro acusador supone que confesaba la evidencia de la prueba i elo- = jía su conducta; pero los jueces que impusieron una pena semejan- te, aunque no en tiempo, 1 que no hacen aquella confesion merecen deposicion, infamia i ser arrojados por toda su vida al lugar de los malvados. ¡Rara imparcialidad! «Si el señor Fiscal ha desfigurado los hechos, con ménos respe- to ha tratado las leyes. Entra suponiendo que el ya citado art, 26, tit. 10, trat. 8 de la Ordenanza impone pena de muerte a los que con alguna tardanza delatan las conspiraciones, fundado en aque- llas palabras: «I los que hubieren tenido noticia i no lo delaten luego que puedan, sufrirán la misma pena». Basta tener sentido comun para conocer, que estableciendo la Ordenanza castigo contra los que no delataban absolutamente, añadió en seguida la modifi- - cacion luego que puedan para que sirviese de defensa a los lejíti- mamente impedidos. De lo contrario se habría impuesto a los conspiradores la necesidad de consumar los proyectos, pues que - denunciándolos con tardanza, debían contar con una muerte segu- ra; 1 muchas veces un pais que evitaba los mas desastrosos tras- tornos por el denuncio, tendría que premiarlo con la horca, si el que prestó tan importante servicio lo retardó una o dos horas. So- bre todo, cuando se quisieren suscitar dudas acerca del jenuino sentido de la Ordenanza, ellas debían explicarse por las leyes jene- rales; i la 5, tít. 2, part. 7, despues de ordenar se prémie a los que descubren conspiraciones ántes que presten el juramento, añade: CE si por aventura lo descubriere despues de la jura, e ante que h « la traicion se cumpliere; porque pudiera ser que fué cumplida si «él no la descubriese, debe ser aún perdonado del yerro que fizo; € mas no debe aver galardon ninguno, pues que tanto anduvo ade- e « lante en el fecho, e lo tardó tanto que lo no descubrió». No se crea que pretendo apoyar en esto nuestro fallo; solo he querido manifestar el mal uso que el señor Fiscal hace de la lei siempre con el designio de acriminarnos. «No Habria sido chocante afirmar que para condenar a muerte 454 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, bastan indicios, si pueden equipararse a la misma prueba de testi- gos i prestan aquella evidencia incontrastable que las leyes exijen para imponer la última pena; mas nunca puede hacerse extensiva esta doctrina a toda clase de indicios. Pero lo que hai mas notable es que el señor Fiscal en apoyo de su opinion copió el preámbulo del art, 43, tít. 5, trat. 8 de la Ordenanza omitiendo la parte dispositiva, que decía así: «Se procederá en estos términos: si el delito merece « pena capital, i hai medias pruebas por testigos o indicios, se « acordará el tormento por el consejo, pero no se le dará al reo gin « que el Capitan Jeneral, con dictámen del Auditor, o Acesor Mi- « litar, lo apruebe primero; 1 no conviniendo consultará el Capitan « Jeneral o Comandante Jeneral al Supremo Consejo de Guerra « con los autos; 1 en los delitos que no tienen pena capital, o en « las capitales que no hubiesen medias pruebas, se evacuará la cau- « sa con pena extraordinaria». Si la parte omitida por el señor Fiscal tiene o nó relacion con el negocio, júzguelo quien lo lea, «En corroboracion de lo mismo, tambien se cita la lei 16, tít. 21, lib. 12, Nov. Recop. i se le hace decir que basta encontrar un cadáver en casa de otro para que no sabiéndose el matador sea responsable el dueño de ella, silenciándose las notables palabras salvo el derecho para defenderse si pudiere. Hé aquí el texto inte- gro: «Todo hombre que hallase muerto o ferido en alguna casa, 1 « no supiese quien lo mató, el morador de la casa sea temudo de « responder de la muerte; salvo el derecho para defenderse si pu- « diere». «Para comprobar el señor Fiscal que los reos están confesos, supone que varios han perjurado, aunque no nombra quiénes i en qué consiste el perjurio. ¿Mas han prestado acaso juramento? ¿Ig- nora el señor Fiscal que no podía exijírseles en causa criminal? ¿No ha leido las confesiones? Cita en comprobante la lei 2, tit. 9, lib. 11, de la Novís. Recop. que habla de causas puramente civiles, 1 dispone que cuando se pide absolucion de posiciones i se excusa la - contestacion o no se hace con las palabras de niego o confieso, sean habidos por confesos. ¿Qué conexion tiene esta ip legal con el objeto a que se aplica? «Pará atribuir el señor Fiscal otra infraccion a la Corte Mar- cial, supone que la real órden de 16 de Febrero de 1774 exclusivas mente concede al Capitan Jeneral la facultad de señalar el punto de las confinaciones o destierros de los reos militares. Aquí hai | otra notable terjiversacion; véase su texto orijinal: «El Rei se ha « servido declarar, que cuando se sentencie un reo militar a tras — ANALES. DE LA UNIVERSIDAD.-—JULIO DE 1885. 450 ajar en obras públicas de una provincia, bien sea por el Capitan EC Jeneral de ella, o por el Consejo de Guerra de oficiales del cuet- EC po de que fuere el crimiral, corresponde señalar el paraje donde «a debe cumplir la condena al Capitan o Comandante Jeneral de la « provincia, pasando el aviso conveniente al Intendente de aquel Ea A Esército para que se asista como los demas de su clase». Hé aquí, "pues, 1.? que solo habla la lei con los destinados a trabajos forzados en obras públicas de alguna provincia; 2. que no comprende a los juzgados en Consejos de Oficiales Jenerales; 3.” que la Corte Mar- “cial fué erijida con el objeto de subrogar al Capitan Jeneral en la “aprobacion de sentencias i cuanto tiene relacion con el órden judi- cial militar. «No ha sido mi ánimo poner a la vista los fundamentos de la ¡sentencia por que se nos acusa, 1 de propósito he omitido impug- 'nar las consecuencias que el señor Fiscal deduce de ella. Hablar “sobre esto sin dar una idea circunstanciada del proceso sería debi- litar el nervio de la justicia; lo harémos, sí, cuando llegue el tiem- po de nuestra defensa. Entónces con el mismo tenor de las leyes 24, tit. 22, Part. 3 11.2, tit. 7, Part. 7, de que extrajo algunas pa- “labras el señor Fiscal, le manifestarémos que en su conciencia no ha debido creer aparentemente justa nuestra acusacion. Por ahora me contento con que se vea su inexactitud en la relacion de los “hechos i referencia de las leyes, para que al ménos se espere oir- 'nos, ántes de formar opinion contra hombres que, aunque sin es- trépito ni ostentacion, han consagrado su vida ise han desvelado, sin perdonar sacrificios, por adquirir mediana reputacion». El señor Valdivieso, que así defendía su propia honra i la de sus compañeros con todo el vigor del razonamiento i con la santa indignacion de una alma herida por la injusticia, no estaba, sin “embargo, incurso en la acusacion. Su cualidad de Diputado lo po- la 2 salvo de responsabilidad efectiva, miéntras que la Cámara o acordase el desafuero. El Gobierno, empeñado en arrastrar a dos los jueces de la Corte Marcial al banquillo de los acusados, “solicitó con instancia el desaforamiento del señor Valdivieso i del señor Lira (don Pedro), haciendo valer sus poderosas influencias. Tambien lo deseaban los dos Diputados, porque, solidarios como 'an en el supuesto delito de torcida administracion de justicia, rían correr la misma suerte de sus conjueces. Pero la Cámara, mejor inspirada que el Ejecutivo, se desenten- dió de sus instancias, i en vez de declarar haber lugar a formacion d E causa, reclamó reiteradas veces la asistencia de les dos Diputa- A. DE LA U. 1.* sec, 58 | a pS ns 4 y . ad: FS 456 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 ENTERAR NO dos, que, por motivos de delicadeza, se abatuvieron de conca las sesiones. El Diputado Secretario, don Manuel Camilo Vial, h decía al señor Valdivieso en oficio de 9 de Octubre; «Habiéndose hecho presente a la Cámara que V, $. se excusa de concurrir a lag sesiones de la Cámara por una acusacion que dicen va a interpos nerse en contra de V. $., la Sala declaró que ínterin no se inmter=" ponga i resuelva, debe V. S. comparecer a desempeñar las funcios nes de Diputado» (1). 3 El señor Valdivieso obedeció a este llamamiento miéntras la acusacion del Fiscal no se formalizó; pero tan pronto como pudo - conocer los términos en que estaba concebida, pasó a la Cámara, con fecha de 11 de Diciembre, la nota siguiente: ] ¿Cuando la Cámara se sirvió acordar que debíamos concurrir a * sus sesiones, a pesar de la noticia vaga que tenía de nuestra acusa= cion, no pudo ni remotamente presumir el carácter de ésta i su gravedad. Nosotros tampoco lo prevelamos, i aceptamos gustosos. el honor que nos dispensaba llamándonos a su seno hasta que se formalizó la acusacion por el señor Fiscal de la Suprema Corte, : en que trata a los jueces que sentenciaron la causa de don Joaquin * Arteaga i otros en Corte Marcial de un modo peor que si fuesen salteadores o asesinos, porque siquiera contra éstos no se pide in- * famia. El Supremo Gobierno no solo ha aprobado el dictámen fis= cal, sino que lo ha pasado a la Cámara en lugar de la copia de* autos que, por decreto de 4 de Octubre último, se le mandaba re=- mitir para que decida si há o no lugar a la formacion de nuestia Causa. 3 «No creo decoroso al augusto cuerpo a quien la Nacion encargó: p la formacion de sus leyes admitir en su seno a los que el Supremo — Gobierno juzga acreedores a la deposicion de sus cargos judiciales, a inhabilidad para obtenerlos, a infamia i deportacion al lugar de. los malvados por todo el tiempo que la lei permite. Al ménos si recuerda la delicada escrupulosidad con que debe cuidar un lejis- lador su reputacion, espero que la Sala tendrá por suficiente excl sa para dejar de concurrir a sus sesiones, la infamante acusacion. con que se ha querido acriminarnos. | «Por lo expuesto, creo que no me comprende el acuerdo sob: las penas contra inasistentes que V. $S. se ha servido trascribirm Al efecto, suplico a V. $. se digne elevar a la Sala esta solicit para que declare que debe tenérseme por licenciado todo el tiempo (1) Libro de oficios de la Cámara de Diputados. LES DE LA UNIVERSIDAD. — JULIO DE 1885. 457 [perimanezca sin decidirse mi acusacion; esto es para el caso de no juzgue que, por la naturaleza de ella, debemos ser de hecho ' eluidos de alternar con los Diputados». A pesar de estas consideraciones i de la gravedad de los cargos que por el Ministerio público se hacían contra la conducta funcio- ia del señor Valdivieso, la Cámara insistió en su primer acuer- i resolvió contestarle que «miéntras la Cármara no declarase er lugar a la formacion de causa promovida por el Ejecutivo, o le serviría de excusa para no concurrir a las sesiones el haberse terpuesto dicha acusaeion» (1). Esta insistencia de la honorable Cámara demuestra claramente que estaba mui distante de su pensamiento el propósito de otorgar 'el desafuero solicitado por el Ejecutivo. Si tal hubiera sido su in- “tencion, en vez de violentar la delicadeza del señor Valdivieso» habría procedido a examinar los autos del proceso i la acusacion del Fiscal que le fueron remitidos como antecedentes para proce- $ de er al pronunciamiento del desafuero. Pero, los dias i los meses - pasaron sin que prestase atencion a este grave asunto, i a pesar de las influencias de un Ministro casi omnipotente, solo en el mes de Marzo del año siguiente ocupóse en la acusacion; pero no para - dar un fallo resolutorio, sino para dictar una providencia que era una hábil evasiva. Así, en nota dirijida al Ejecutivo, decía la Cámara que «no ha- “biendo podido conocer de la acusacion interpuesta contra los seño- Yes Diputados Valdivieso i Lira, i no creyéndose facultada para examinarla despues de cerradas las sesiones extraordinarias, ha ¡acordado devolverla para que la alce o la interponga ante la Co- mision Conservadora». Estaba en la conciencia de la Cámara que los jueces para quie- nes se solicitaba el despojo de sus fueros de Diputados habian procedido con rectitud e integridad. Para estar segura de ello bastábale el conocimiento que tenía de sus prendas personales. Pero, si tal era su convencimiento, no creyó prudente concitarse a mala voluntad del Ejecutivo, declarando con levantada fran- tueza, no haber mérito para la formacion de causa. Prefirió la ámara el expediente de dejar pasar el tiempo i esperar que los ros acusados justificasen su conducta ante el tribunal que debía Juzgarlos. Si bien habría podido tacharse de tímido i cobarde este A es indudable que la Cámara dió en esta vez mues- . 458 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, tras de no ser un dócil i ciego instrumento de la omnipotencia gu- bernativa i de que no estaba dispuesta a despojar sin motivo a sus miembros de la concesion que los pone al abrigo de la presion e. - influencias casi siempre dañosas de la política, Entre tanto, el señor Valdivieso, lastimado en lo que mas ama- ba, en su reputacion de intesridad, ardía en deseos de justificar - sus procedimientos como majistrado judicial, 1 no solo lo impul- saba el noble anhelo de poner en salvo su decoro personal i el de sus colegas, sino tambien el buen nombre de la majistratura chi- lena afeada por la nota de prevaricato que se le infería por con=*. ducto del ministerio público. Pero, el no habérsele concedido el desafuero era parte a que quedase inhibido de la acusacion, i en consecuencia imposibilitado para presentarse ante el tribunal para defender su propia causa. Quiso, empero, la buena fortuna que el señor Villareal, aquejado * por los achaques de la ancianidad agravados por estos rudos pesa= res, 1 los señores Cáceres i Zarricueta pusiesen su defensa en ma- nos del jóven i distinguido jurisconsulto. I así, con la investidura de defensor de tres de los jueces acusados, presentóse con frente alta i corazon entero, ante el Supremo Tribunal de la República - en uno de los dias del mes de Diciembre del año corriente (1). El asunto era demasiado ruidoso para que no despertase la eu= riosidad pública. Tratábase de averiguar la culpabilidad o inocen= | cia funcionaria de honorables majistrados, algunos de ellos enca= necidos en las tareas de la majistratura, siendo el acusador el Gobierno instigado por un Ministro omnipotente. Por lo cual no podía dejar de ser selecto i numeroso el concurso de las personas que asistieron a oir la defensa que un jóven de 28 años iba a hacer ante el primer tribunal de la República de la conducta de altos majistrados. En un extenso alegato, acaso uno de los mas brillan+— tes de los que consigna en sus anales la elocuencia del foro chile= no, desbarató el señor Valdivieso las especiosas alegaciones de don Mariano Egaña con un poderosisimo caudal de razonamientos. «Lo único que sabemos con fijeza, decía entre otras cosas el se» ñor Valdivieso, es que el mayor Maturana, Arteaga i Picarte 9 juntaron en casa del coronel graduado don Ambrosio Acosta 1 noche del 5 de Marzo a conversar sobre la variacion del Gobierne i que repitiendo la misma reunion la noche del 6 siguiente, en (1) El señor Sotomayor Valdes afirma equivocadamente que la defensa de l Corte Marcial fué obra del rejente Villareal. Con mejores datos podemos afin que fué obra del señor Valdivieso, ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —JULIO DE 1885. 459 que entraron Acosta 1 Salamanca, se tuvieron conversaciones in- diferentes por no haber parecido Arteaga. Allí no hubo planes 'combinados; no hubo armas, tropas ni dinero, sino en la esperanza de los aprehendidos, asnos al dicho del delator, 1 ni aún la Jura de que habla la lei 5,*, tít. 2.9, part. 7.%. ¿I esto se llama cons- piracion existente? Será bado de ella, será intencion, será volun- tad, será conato en primer grado, como se explica un juicioso cri- minalista (Gutierrez); pero nó el crimen calificado que quiere el señor Fiscal para que se pronunciase la sentencia de muerte. Las “palabras no son crímen, dice un sabio publicista, a no ser que va- yan acompañadas de una accion criminal; ellas no forman cuerpo de delito; 1 un pais en que se adopte lo contrario, pierde no solo su libertad, sino aún la sombra de ella (Reinoso). «Se asegura que casi todos los reos se hallan convictos ¿ confesos o confesos, que es lo mismo en el caso presente. Aquí el señor Fis- cal padece el error de tener por suficiente, para llevarlo al patíbu- lo, la confesion desnuda del reo, contra el tenor de' la lei 5,2, tít, 13, part. 3.* i en contra de la opinion de los autores, fundados en los graves inconvenientes que presentan la exposicion del reo, cuando el juez no tiene constancia, por otros medios, del delito de ue es acusado. «Y eamos si de autos resulta esclarecido el hecho que supone el —geñor Fiscal. ¿Quiénes lo convencen? ¿Será el testigo i delator Maturana? Nó; porque bien examinadas sus exposiciones, no bas- tan para que un juez pueda descansar con seguridad en su dicho, desmentido por el de los reos. Segun el certificado del Exmo. señor Presidente. de la República consta que Maturana comunicó aS, E, la conspiracion el 3 de Marzo último; i segun lo que él mismo de- “clara en la causa resulta que solo el dia 5 fueron sus primeras conversaciones con Arteaga sobre la revolucion. Esta circunstan- q l ademas las quejas contra el Jefe Supremo por su posterga» fico que pone en boca de Arteaga i La Rivera, con otras particú- Le laridades que se notan a fojas 7 i los hechos negados por los “acusados, hicieron vacilar el juicio de los jueces para dar a gus re- Jaciones todo el valor que merece un testigo sin tacha. «La declaracion del otro delator i testigo, don Santiago Sala- Jnanca, presenta aún mayores perplejidades. Ella está en oposicion con lo que denunció al Supremo Gobierno, segun se ve en la nota sada por el Ministerio de la Guerra al señor Comandante Jene- de Armas que en su segundo acápite dice asi: «El teniente de Artillería don Santiago Salamanca dió parte a $. E. el Presidente a A 460 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. de la República de haber sido solicitado por don Juan de Dios Fuenzalida para que contribuyese por su parte al movimiento re- volucionario que se pensaba, proporcionando los auxilios de caño= nes, municiones i hombres que había en su cuartel»...... Interro= gado Salamanca, al final de su declaracion, «si cuando fué invitado | por Fuenzalida para que tomase parte en el movimiento revolu= | cionario, le pidió auxilio de cañones, municiones i hombres i si le dijo con qué objeto cera este pedimento, responde: que no se le había pedido añones, municiones ni hombres, i ménos se le había dicho con el objeto que era». | l «¿Qué juicio se formará de este testigo? Una cosa anuncia all Gobierno i otra contesta en su declaracion. ¿Podrá haber valor | para suponer convencidos a los reos con tales testigos? Dándoles todo el crédito que se quiera, no podrá sacarse otra cosa que con=. versaciones en que los aprehendidos significaron la voluntad que * tenian para variar el Gobierno. No creyendo a log reos cuando | aseguran haber sido invitados por Maturana, i dando a la decla- | racion de éste i a la de Salamanca una importancia que no tienen, como de ellas resulta que Arteaga i los demas solo intentaban, — segun se explican literalmente, hacer una revolucion contra lag autoridades constituidas, habrían dado los jueces el ejemplo de : horror con que Neron selló los últimos dias de su vida, si hubieran mandado al patíbulo a los acusados. No deben perseguirse log — afectos, los deseos, los pensamientos, ni las intenciones de los: hombres, porque solo puede ser delito público una accion opuesta al bien de la sociedad. ¡Qué sería de los hombres si ante las potes: tades de la tierra fueran responsables de sus malos deseos 1 torci das intenciones contra la seguridad i tranquilidad pública! Pero a señor Fiscal le parece que, atropellando por todo, debieron log jueces mandar aborcar a los reos, porque en su acelerada: imajin cion los halla convencidos. «Mas están confesos, añade. ¿I de qué? De los deseos i de las intenciones de variar la presente administracion. ¿I esto bas para tener por confesos a los que aseguran haber sido invite dos por su mismo delator? Habrán hablado con falsedad, com lo supone el señor Fiscal con el propósito de sacarlos delincue i en el caso de morir; pero, careciendo los jueces de otro apo mas seguro que la misma confesion de los reos ¿podrían co denarlos al último suplicio, teniendo esa confesion por cierta el perjudicial i por falsa en lo favorable? Esto habría sido atropella el sentido comun, echar por tierra la lei 26, tit. 1.%, part. 7.2 y e ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —JULIO DE 1885. 461 para la imposicion de penas corporales, exije que se presente el ¡delito tan claro como la luz del medio dia, i despreciar el precepto de la lei 7.”, tít. 31, part. 7.* que prohibe imponer pena corporal "por sospechas, conjeturas o persuaciones. «Apénas puede notarse, dice el señor Fiscal, entre la confesion de Arteaga i la declaracion de Maturana, otra diferencia sustan- ¿cial que la discrepancia sobre quien fué el primero que invitó a entrar en la conspiracion. Pero, esta es toda la esencia de la cau- sa, pues no hai mas cuerpo de delito, ni mas delito que esa invi- tacion; 1 habiendo contradiccion entre los reos i el delator, no Mbnodo saberse quién fué el primero que la hizo. Sin embargo, el “señor Fiscal halla certeza moral para hacer caminar al patíbulo a Arteaga, i dejar a Maturana sin una reconvencion, Cree a Matu- rana, i desprecia la excepcion del acusado. ¡Bello principio para que un juez proceda con seguridad a imponer a uno de estos dos Cla pena de muerte, sin poder descubrir en el hecho cuál es el ver- dadero delincuente! Hé aquí una nueva jurisprudencia; porque la Íque conocemos por nuestras leyes prohibe condenar con dudas i Dexije una certidumbre verdadera i tal que al juzgador le quede el “convencimiento que enseña la lei 12, tit. 14, part. 3.* Por eso es ¿que los tratadistas previenen que en las causas criminales la prue- ppa debe ser plena; i si es de testigos, deben ser mayores de toda “excepcion 1 libres de las tachas que de autos resultan contra Ma- turana 1 Salamanca. Maturana es delator i testigo; es socio en el “proyecto de conjuracion, segun esponen los reos i segun el relato “le su propia declaracion. Como delator debió probar su aserto en “conformidad con lo dispuesto en la lei 5, tit. 13, lib. 2.* de la Recop.; 1, revestido de este carácter, no puede ser testigo, Como socio, la lei 21, tit, 16, part. 3.?, le prohibe testificar. Mas para el ¡señor Fiscal todas estas son bagatelas; los jueces de la Corte Mar- ¡cial son criminales; merecen la pena de infamia, quedar sin dere- ¡chos para obtener cargos públicos i concluir sus dias en una isla, porque no mandaron ahorcar a los reos», Las consideraciones que preceden bastan para dejar justificada la conducta de los jueces de la Corte Marcial. En efecto, si es Pp incipio inconcuso de justicia que la pena ha de ser proporciona- da al delito, los jueces no habrían podido condenar a la pena capi- tal, esto es, a la mas grave de las penas que puede imponerse a un delincuente, a hombres que habían concebido el proyecto de cons- pirar, pero que no habían verificado aún ni un solo acto revolucio- nario ¡ i que, en consecuencia, no eran verdaderos conspiradores, 462 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS, Para imponer con justicia esa pena habría sido preciso que hubíe delito realizado i calificado; i nadie podrá sostener que una simple conversacion sobre cambios i trastornos revolucionarios constituye un delito digno de la pena capital. No creyó, sin embargo, el se- Valdivieso, que su defensa estuviese completa con esta saol consi= ' deracion jeneral, sino que descendió a calificar la culpabilidad de cada uno de los acusados, i a demostrar que de autos no resultaba contra ninguno de ellos crímen alguno que no pasase de ser un simple conato de sublevacion iun proyecto aún no bien concer- * tado. : «En el proceso, dice, hai tanta oscuridad para descubrir la cong= piracion que se supone efectiva i a punto de estallar, que el juez! mas experto i mas perpicaz para penetrar el corazon de los hombres, no tendria valor para imponer la pena de muerte a los aprehen= didos»...... En consecuencia, si el delito no consistía sino en un proyecto de conspiracion, los jueces no podían aplicar a los reog' la pena que la lei establece para los que efectúan de hecho la per-' turbacion del órden público. 4 El señor Valdivieso abandona a veces en su luminosa defensa el terreno frio del raciocinio i de la legalidad para dejar escapar — los acentos vigorosos de un corazon Sab por inmerecidos agra- vios. «Quien lea, dice, con meditacion el proceso ilo coteje con la; vista del señor Fistal, debe sin duda entregarse a mui tristes re. flexiones, porque no es fácil hallar un documento que contraríe- tanto los fines de la justicia i que ofrezca un testimonio mas pas tente del enfurecido deseo de hacer criminales i de sacar delin- cuentes a los jueces porque no impusieron la pena de muerte. Si de algo pueden gloriarse los individuos que formaron la Sala Mar- cial es de que en su conducta funcionaria no han manchado la re- putacion que han merecido con la baja idea de contemporizar co los partidos, adulando al que impera i complaciendo al que, como cree el señor Fiscal, lucha por imperar. Es bien conocido en sociedad el carácter de los jueces que fallaron; i si el señor Fiscal: ofender a sus conciudadanos». En obsequio de la brevedad hemos de renunciar, a pesar n AS: He DE LA UNIVERSIDAD. --JULIO DE 1885. 463 ala tarea de trascribir las demas consideraciones aducidas el señor Valdivieso, en abono de su causa. Para valorar el mérito de esta defensa basta tener presente que nada pudieron contra ella la habilidad del acusador i las poderosas influencias del Gobierno. «¡Qué jóven tan hábil! exclamaba uno de los jueces: ha hecho pedazos las alegaciones del Fiscal; cada golpe, cada he- vida iba rectamente al corazon» (1). La Corte Suprema ubsolvió a los jueces acusados; 1 con este fa- llo de severa justicia dió a saber al país que el Gobierno no lo podía todo. Este triunfo obtenido en tan brillantes condiciones por el jóven jurisconsulto era asimismo una batalla ganada en pró de la udependencia del Poder Judicial, que constituye la mas segura “garantía de la vida, honra, hacienda i libertad de los ciudadanos. 1 así, los nobles esfuerzos del señor Valdivieso tuvieron doble i me- recida recompensa: salvaron la honra de altos majistrados 1 con- firmaron la confianza que deben inspirar, por su independencia, los 3 - Tribunales de Justicia. Este triunfo, que le deparó tanta gloria, ponía tambien digno término a su Carrera cívica. (1) Oracion fúnebre escrita por el Ilmo, señor Obispo de la Concepcion, (Continuard). Y t A Ñ 1 / CONTENIDO DE ESTA ENTREGA Pájs, BIOGRAFÍA. Vida i obras del lltmo. i Rmo. señor Dr. don Rafael Valen- tin Valdivieso i Zañartu, segundo Arzobispo de Santiago de Chile.— Memoria histórica por el presbítero don Rodolfo Vergara Antunez, premiada por la Universidad nacional i mandada publicar en los Anales cosoncoccsnenersanuanacosos cd O 0 0dONOnCOrROOJEcco canas Deoroccoo Mine acia 407 1,* SECCION 1 MEMORIAS CIENTIEICAS 1 LITERARIAS Entrega correspondiente a Agosto de 1885 ¿ SANTIAGO DE CHILE MPRENTA NACIONAL, CALLE DE LA MONEDA, NÚM 112 1885 ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —AGOSTO DE 1885. 465 > “3 MEMORIAS CIENTIFICAS [ EITERARIAS BIOGRAFÍA. Vida: obras del Itmo. i Rmo. señor Dr. don Ra- , fael Valentin Valdivieso i Zañartu, segundo Arzobispo de San- tiago de Chile.—Memoria histórica por el presbítero don Rodolfo 1 Vergara Antunez, premiada por la Universidad nacional ¿1 man- dada publicar en los Anales. (Continuacion). SEGUNDA PARTE. VIDA SACERDOTAL DEL SEÑOR VALDIVIESO. CAPÍTULO L ENTRADA DEL SEÑOR VALDIVIESO A LA CARRERA ECLESIÁSTICA. Ejercicios espirituales que decidieron su vocacion al sacerdocio.—Su preparacion a este nuevo estado.—Sus estudios eclesiásticos, —Su ordenacion i primera mi- sa.—Importantes misiones de Chiloé.—Valiosa cooperacion prestada por el Gobierno i el señor Obispo de Concepcion. —Frutos recojidos en ellas, ¿ Habia llegado la hora excojida por Dios para torcer el rumbo de esa barca que encerraba tesoros de virtud que no podía explotar - convenientemente el mundo. En medio de las fascinaciones de E temprana gloria, cuando su posicion social, sus talentos i numero- sas relaciones le abrían ancho camino para llegar a la cumbre de los honores cívicos, cuando a los veintiocho años había llegado a un punto que es de ordinario el término de una brillante carrera, el señor Valdivieso sintióse atraido por las inmolaciones i sacrificios e son el patrimonio de la vida sacerdotal. Corazon tan magná- Ímo no podía contentarse con el humo de los honores mun- danales, i una virtud tan sólida no podía hallar aire i espacio ficientes en el estrecho círculo de ¿las conveniencias i afanes YTenos. A. DE LA U. 1.* sEC, 59-60 lar ES $e Ae ,) 466 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS, En Setiembre de 1833 penetraba el señor Valdivieso en los claustros de la Recoleta Dominica para pasar allí algunos dias de - retiro espiritual i sacudir el polvo que dejan en el alma las solici- tudes seculares, Era alli donde Dios lo aguardaba para darle a entender su voluntad. Alma tan bien dispuesta para la virtud, adornada de cualidades excepcionales para el bien, modelada des= de temprano en la frágua del sacrificio, no podía resistir a la voz que lo llamaba. 1 al salir de aquellos claustros silenciosos, cuna bendita de su vocacion, su resolucion era irrevocable. El triunfa- dor de la ambicion en sus luchas por la justicia i la libertad, triun- fó tambien con el mismo denuedo de los halagos de la gloria 1 de la edad, cambiando los hábitos del mundo por la humilde i auste- ra sotana del sacerdote. : | La delicadeza lo obligó, sin embargo, a retardar su entrada al sacerdocio. Estaba pendiente aún la resolucion de la Corte Supre- ma en la acusacion de prevaricato interpuesta contra los jueces de la Corte Marcial, 1 creyó que no era decoroso entrar al nuevo es- 1 tado hallándose sindicado de falta de rectitud en el cumplimiento 3 de sus deberes de majistrado. ho: Los años trascurridos hasta este momento habian sido en el * señor Valdivieso como una larga preparacion para el sacerdocio. Ñ Puede decirse con entera propiedad que no había conocido el mun= E do. Nunca se le vió entretenido en pasatiempos mundanales, i si 1 siempre ocupado en obras de piedad ide caridad. Las tareas pro= fesionales i los laboriosos cargos públicos que desempeñó absor= H bieron en tal manera esos años que no le dejaron tiempo que El perder en las frivolidades de la vida mundaza. Había adquirido desde la infancia hábitos austerós que lo premunieron de las fla- | quezas del alma. Todo su entretenimiento, en los ratos de ócio, consistía en departir en instructiva, amena 1 festiva conversacion con algunos amigos de su confianza; i en esto hallaba su má grato solaz (1). Hemos oido asegurar a personas que lo trataron mui de cerca que, cuando jóven, jamas se le vió fijar sus ojos en. persona de diferente sexo i que nunca se consiguió que tomase: parte ni aún en las entónces patriarcalez reuniones de familia: que tenían por objeto un honesto entretenimiento. Siempre había (1) Reuniase de ordinario con algunos amigos en el establecimiento de farm: cia del sabio químico 1 naturalista don Vicente Bustillos, con el cual cultivó es trechas relaciones hasta la muerte de éste. Cuando falleció, el señor Valdivie escribió de su puño i letra una hermosa necrolójia en las columnas de La Revista Católica, 467 sido severo consigo mismo, porque aba que la sumision del cuer- po al espiritu es el camino abierto para las grandes perfecciones morales. Sus contemporáneos recuerdan todavía el fervor de su ] piedad i la constancia en el ejercicio de sus prácticas espiritua- _les,fervor i constancia que son signo inequívoco de una alma fa- vorecida por la abundancia de la gracia i dispuesta para grandes - COSAS. Dedicado desde edad temprana al estudio i ejercicio de la juris= A prudencia i consagrado al desempeño de importantes cargos públi- q Cos, no había tenido tiemípo de adquirir sino la instruccion relijiosa, - que es dable a un fervoroso cristiano que vive solicitado por nume- | rosas atenciones seculares, Pero su clarísimo talento no tardó en poseer las ciencias eclesiásticas con la perfeccion con que poseía la ciencia del derecho. Lo auxilió en esta tarea el Padre Lector de la órden de Predicadores, frai Tadeo Silva; pero puede decirse con mas propiedad que no tuvo otros maestros que los esclareci- dos injenios de la Teolojía, cuyas obras leía i hojeaba de contínuo. -—Interrogado a este respecto el Ilustrísimo señor Obispo de la / e don José Hipólito Salas, nos decía en carta particular de 4 de Junio de 1879: «No puedo con certidumbre absoluta ase- =verar dónde i bajo qué direccion hizo el señor Valdivieso sus estu- E dios de ciencias sagradas. Cuando de esto hablábamos, era solo para deplorar los malos tiempos que nos habían tocado para el aprendizaje de los ramos de las ciencias. No culpábamos a los hombres, porque nuestros maestros nos dieron lo que tenían. Sin embargo, creo que con seguridad puede afirmarse que los dos hombres que mas influyeron en el cultivo de las ciencias sagradas, especto de nuestro venerable Arzobispo, fueron los doctores don Pedro Marin i don José Santiago Iñiguez. El señor Valdivieso no studió con maestros Teolojía Dogmática ni las demas materias iclesiásticas que conocía con perfeccion 1 trataba con maestría. Fué sta la obra de su talento sobresaliente, de su memoria extraordis Dydimo de la Iglesia griega, puede decirse de él que conoció casi odas las materias del saber humano sin maestros ni profesores. Usto es propio del jénio. «El señor Valdivieso respetaba profundamente ¡ 1 mirada como a 468 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. otros. Amigo, consultor imaestro del clero, a todos nos oía con benevolencia i a todos nos daba luz con sus respuestas en los ca- sos que la necesitábamos para el ejercicio de nuestro sagrado mi- nisterio. «El verdadero autor sobre la emancipacion de la Iglesia chilena del ominoso yugo i vergonzosa tutela del regalismo español, im- plantado en esta como en las otras partes de América, fué ese santo sacerdote. A él, primero que a nadie oi hablar con ciencia i elevados conceptos sobre la preciosa libertad de la Iglesia de Dios. Para mí, de los labios de este maestro del clero cojió el señor Val- divieso esa santa palabra, esa doctrina de vida, a las que consagró los varoniles esfuerzos de su esclarecido talento e indomable vo- luntad. La primera de las glorias de nuestro venerando Arzobispo es haber sido en su patria el campeon infatigable, el insigne guer- rero i el apóstol denodado de esa gran cosa, como dicen los fran- ceses, que se llama Libertad de la Iglesia. Le hizo atmósfera 1 le formó escuela. ¡Dichoso por sus combates dirijidos al triunfo de tan noble causa, porque nada ama Dios tanto como la libertad de su Iglesia! Esta fué la máxima que sirvió de norte al señor Val- divieso en su vida sacerdotal 1 pastoral......» «Dios, dice un biógrafo del señor Valdivieso (1), al dotarlo con talentos tan sobresalientes i de un raro conjunto de relevantes prendas iesclarecidas virtudes, no lo envió al mundo para que atravesase el camino de la vida sin dejar en pos de sí una huella luminosa: la Providencia le había confiado una noble i sublime mision, i por eso le dió una intelijencia elevada i penetrante que descubre de una ojeada todo lo que tienen de mas delicado e im- portante las mas abstrusas cuestiones; una prevision i tino admi- rables para expedirse con acierto en los asuntos mas espinosos i graves; una penetracion singular para conocer el carácter i mérito de las personas; una prudencia jamas desmentida en el manejo de - los intereses mas delicados; una memoria tan fiel que el trascurso , de largos años no es obstáculo para que haga reminiscencias acer= tadas 1 fijas. A estas sobresalientes dotes quiso agregar el cielo un - corazon noble i jeneroso, humilde i manso, desprendido de los: mezquinos intereses del siglo, no ménos que distante de fijar sus goces en los seductores pasatiempos de la vida. Dotólo tambien de un amor acendrado a la justicia, de longanimidad i paciencia en los trabajos, de una voluntad enérjica i firme que no retrocede ur (1) Revista Católica, 4. 9, > Ñ AN 'ALES DE LA UNIVERSIDAD. —AGOSTO DE 1885. 469 to: en el cumplimiento del ones de una caridad ardiente i de “tacto fino i exquisito para curar las llagas de corazones heridos or los contratiempos de la vida». Tal era el hombre que iba a ingresar en las filas escasas del clero de Santiago. Pero, como acontece a los hombres de mas po» —sitivo mérito, el señor Valdivieso se creia falto de preparacion para vestir el hábito clerical, 1 había resuelto retardar por tiempo ináetidido la realizacion de su propósito. No consintió, sin embar- ¡ go, esta postergacion el Ilustrísimo señor don Manuel Vicuña, Obispo in partibus de Cerán, que a la sazon gobernaba la diócesis h. en calidad de Vicario Apostólico. Conocedor personal de las cua- lidades del candidato, no quiso que la Iglesia se privase por mas tiempo de sus servicios. Por lo cual, no obstante las resistencias del señor Valdivieso, le confirió en un mes todas las órdenes sa- gradas desde la tonsura clerical hasta el presbiterado. El 15 de Junio de 1834 vistió el hábito clerical; el 24 del mismo mes reci- bió el subdiaconado; el 20 de Julio el diaconado, i el 27 del mismo. mes el sacerdocio. Así, para valernos de una expresion canónica, Hegó per saltum, en la plenitud de la vida, hasta la otra extremi- y dad de las cosas humanas. Es privilejio de las almas jenerosas i - superiores recorrer sin trabajo todas las distancias i acomodarse a todas las situaciones. 2 Sabió al altar, para celebrar su primer sacrificio, el 15 de Agos- to del mismo año en el templo de Santo Domingo. Entónces, jun- o con la víctima divina, inmoló su voluntad, prometiendo, como otro heróico discípulo de la cruz, padecer i ser despreciado por 4 Jesucristo. Las deliciosas lágrimas caidas entónces sobre el ara "del sacrificio denunciaron el gozo que inundaba su corazon. Col- 'madas quedaban todas las aspiraciones de su alma; había hallado n el sacerdocio cuanto podia anhelar: dulce sosiego del espiritu, campo anchuroso donde espaciar su celo ¡union con Dios en las ¡intimidades de una voluntad dispuesta a todas las inmolaciones. Su mueva condicion lo obligó a renunciar a la administracion del Hospicio de Inválidos que había servido sin interrupcion du- “rante los diez años de su vida pública. Pero, así como su primer pleo en la vida secular había sido atender a las necesidades “temporales de esos desgraciados, la primera ocupacion de su vida, cerdotal fué la de servir gratuitamente la capellanía del mismo tablecimiento, ofreciendo a los asilados los socorros del alma, Pero ese campo era sobrado estrecho para el ardimiento de su , El apostolado era la mision que mas lo halagaba, i a ella 470 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS, aspiró desde los primeros dias de su sacerdocio. Había resuelto entregarse por algun tiempo a las misiones, persuadido de que es el medio mas eficaz de salvar almas. Pero vacilaba sobre la eleccion del campo a que convendría llevar de preferencia el au- xilio de sus trabajos. La lectura de la Memoria presentada al Congreso de 1835 por don Joaquin Tocornal, Ministro de lo Inte- rior, hizo cesar sus vacilaciones. En esa Memoria se leían estas palabras: «Contrayéndome a las provincias de Valdivia 1 Chiloé, donde la urjencia se hace sentir con mas fuerzas, debo hacer pre- sente a las Cámaras que en la primera no hai mas que dos cura= tos, cuyos feligreses están esparcidos en un territorio extensísimo, i que, por falta de competente instruccion cristiana, subsisten to- davía entre los indíjenas antiguas prácticas supersticiosas i atroces, hasta la de quemar familias enteras por la sujestion de un adivi- no. El Intendente propone como únicos arbitrios para remediar estos males la division del curato de Valdivia, la provision del de Osorno i el restablecimiento de las antiguas misiones. En cuanto a la provincia de Chiloé, el culto relijioso, por valerme de la ex- presion del Intendente, marcha allí principalmente a su ruina, por falta de ministros evanjélicos. Baste decir que de los veintidos que se contaban en 1826, 1 que aún no eran suficientes para la po- blacion, no quedan mas que tres en el dia» (1). Este oscuro cuadro pintado por la mano del relijioso Ministro fué el rayo de luz que lo orientó en la eleccion del campo en que debía derramar su celo. Comprendió que aquella extremidad apar- tada de la República, envuelta en las eternas brumas del Archi-. piélago, era la tierra que Dios le señalaba como teatro primero de su apostolado. Con el ardor de la juventud i del noviciado or- ganizó una carabana de obreros evanjélicos, compuesta de los jó= venes i animosos presbiteros don Manuel Valdés, don Ramon del Canto, don Juan Ramon Cabrera 1 el relijioso franciscano frai Manuel Araya. e El Hustrísimo señor Vicuña acojió lleno de júbilo este proyec= to de misiones i bendijo con santas efusiones a los sembradores del a bien. El Supremo Gobierno, que con la triste exposicion que aca» baba de hacerle el Intendente de Valdivia acerca de las necesida= 3 (1) Documentos parlamentamos, $. 1.2 ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—AGOSTO DE 1885, 471 isioneros una nave del Estado i les suministró todos los recursos ateriales que podían necesitar. Pidió ademas dos relijiosos a ca- a una delas cuatro comunidades existentes en el país, es- , es, alas de franciscanos, domínicos, agustinos i mercenarios, con el objeto de que, durante un año, anxiliasen aquellas desam- - paradas feligresías, persuadido de que los frutos de la mision no E - serían durables si, despues de la vuelta de lo3 misioneros, no que- daban allí sacerdotes que los afianzasen. Los doce misioneros fue- - ron puestos bajo la inmediata direccion del señor Valdivieso. A propósito de la organizacion de esta carabana apostólica de- Da Araucano de 4 de Diciembre de 1835. «¿Quién creería que “en una poblacion de cincuenta mil habitantes, esparcidos en un vasto territorio, no se encuentran mas que dos ministros del altar? Para poder hacer partir con aquel destino solo a ocho relijiosos, cel Gobierno ha hecho convocar a todos los prelados, i ha encon- trado las mayores dificultades para hacerlos nombrar. Despues de nombrados, se ha hallado que los mas estaban enfermos; 1 ha sido preciso hasta quitar a los conventos algunos de los individuos des- tinados a la enseñanza». Con referencia a los misioneros encar- gados a Italia, decía el mismo periódico: «El Gobierno se ha visto obligado a llamar de Italia relijiosos con el objeto de incorporar- los al colejio de Chillan, para destinarlos de allí a las funciones ¡del sacerdocio en las provincias de Chiloé i Valdivia. Por la Cons= ucion, la relijion de la República de Chile es la católica, apos- ólica, romana; e incumbe al Gobierno protejerla. Valdivia i Chiloé 0 aman por esta proteccion». Vasto i difícil era el campo excojido por el jóven sacerdote pa- 'xa dar principio a sus tareas apostólicas; pero la persuasion de e en ninguna otra parte podría cosechar frutos mas copiosos, rque ningun punto del territorio se hallaba mas desprovisto de auxilios espirituales, era parte para que acometiege la empresa imoso i contento. le arribaron sin novedad al puerto de San Cárlos el 2 de Ene- le 1836. Al dia siguiente el señor Valdivieso comunicó al erno la noticia de su arribo en nota de 3 del mismo mes. er hemos llegado a este puerto, decía al Ministro Portales, los e sacerdotes destinados a misionar 1 servir en el A cnipilao pss de una feliz naveg ación de once dias. El contento que ha 472 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. k consuelo en sus necesidades espirituales, ial reconocimiento al Supremo Gobierno que se los ha procurado. Esperamos recibir del señor Intendente i Vicario foráneo las noticias sobre la loca- lidad i costumbres de los puntos que vamos a recorrer para acor- dar el plan de nuestros trabajos; así como la autorizacion del Ilustrísimo señor Obispo para tomar conocimiento de los otros ra- mos que deben dar el lleno a los deseos que el Supremo Gobier- no nos ha manifestado» (1). Por su parte el Intendente de San Cárlos de Ancud, don Juan Felipe Carvallo, comunicaba la noticia Gel arribo de los misione- ros en estos términos: «En la mañana del dia de ayer (2 de Ene- ro) fondeó en este puerto la goleta Colocolo, conduciendo a su bordo los cinco respetables misioneros que US. se sirve anun- ciarme en su oficio núm. 528 de 12 del que espiró, i juntamente ocho regulares para que auxilien la provincia: todos han sido acojidos a porfía por los vecinos para obsequiarlos, i el regocijo, siendo jeneral, producirá sin duda los mejores sentimientos de gra- titud i reconocimiento al Gobierno». El señor Valdivieso había hecho presente con anterioridad al Ministro Portales la necesidad de recabar del Ilustrísimo se- ñor Cienfuegos, a la sazon Obispo de la Concepcion, todas las facultades necesarias para acudir a las necesidades espirituales del Archipiélago. El Ministro, que había acojido con tan vivo en- tusiasmo la mision, ofició con este objeto al señor Obispo en Di- ' ciembre de 1835. En esa comunicacion le decía lo siguiente: «Penetrado el Gobierno de la urjentísima necesidad que tiene de eclesiásticos útiles la provincia de Chiloé, no ha omitido medio alguno para remediarla en la parte posible; ia este fin va a man= dar ocho relijiosos de la mejor nota, cuyos nombres verá US. L por la lista adjunta. «Para hacer mas fructuosa esta mision estacionaria, se ha pro= porcionado otra temporal, a que se han prestado los presbiteros don Rafael V. Valdivieso, don Manuel Valdés, don Ramon Can= do, i que serán seguramente mayores de lo que puede pensarse a la distancia. A : (1) El Araucano núm. 281. 47 ñ ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —AGOSTO DE 1885. 4:13 «No. duda el Gobierno que, al recibir US. I. este aviso, tenga consuelo que. debe experimentar un buen pastor, mirando socor- ponsiderable de su rebaño, a que de ningun modo podía propor- =cionar los socorros que demandaba, Espera por lo mismo que US. I. - autorice al presbítero Valdivieso con todos sus facultades para que, al mismo tiempo que llene las funciones de la mision de que se A ha encargado, visite los curatos, remueva los curas que halle inúti- les para el desempeño de sus nos o implicados en delitos i manejos que los hagan desmerecedores de tan delicado ministerio, Ji ponga en su lugar a algunos de los relijiosos misioneros que juzgue de mas virtud e intelijencia. El Gobierno los recomienda "tambien especialmente a US. l. para que se provean con ellos los curabos actualmente vacantes en el Archipiélago, i con particu- laridad a frai Francisco Diaz de la órden de San Agustin. -C(Las demas facultades para el fuero interno i externo, inclu- yéndose la de dispensar impedimentos para contraer matrimonios, -comunicables por el presbítero Valdivieso, presidente de la mision, son tambien de absoluta necesidad para el mejor acierto i para - evitar todo entorpecimiento, que sería mui perjudicial al cum- =plido éxito de la empresa; i US. I., que conoce bien su impor- “tancia, no omitirá en esta parte cuanto penda de su autoridad a fin de que, por falta de ella, nada quede por hacerse.—US. L. “se servirá mandar extender, a la mayor brevedad, las facultades mencionadas llas que sea preciso otorgar a los relijiosos misione- ros para el lleno de sus peculiares funciones. Evacuadas todas, cuidará US. IL. de pasarlas al Intendente de Concepcion, para ue éste las dirija a Chiloé en primera oportunidad». - El señor Obispo no podía dejar de acojer con particular com- “placencia la solicitud del Ministro, pues la colonia de misioneros levaba a la parte mas abandonada de su extensa diócesis un au- ilio voliosísimo. Aunque no tenemos a la vista el texto literal l documento en que el señor Obispo confirió al señor Valdivie- facultades especiales para el logro de su mision, sabemos que “solo le concedió Jas que necesitaba, sino que lo nombró Vicario ral i Visitador episcopal de la provincia de Chiloé. lurante cuatro meses de labor infatigable permaneció la cara- a de misioneros entre las brumas del Archipiélago, durante los ales llevó hasta a las islas mas apartadas los socorros espiritua- Allí dejó el señor Valdivieso encarnada en los habitantes de 1ellos desamparados territorios la memoria de su talento, de su 474 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS, caridad i de su celo. Allí pasó los dias i una parte de las noches oyendo comunicaciones de conciencia, predicando muchas veces al aire librei administrando los sacramentos. Nunca se consideró mas feliz que en medio de tantas fatigas i privaciones. Cuando dormía a la intemperie las horas escasas robadas al trabajo 1 s0- portaba las asperezas de los caminos i las inclemencias de aque- llos climas en que reina perpétuo invierno, su espiritu rebosaba de contento. Terminadas las misiones, emprendió la visita de las parroquias en cumplimiento de la comision encomendada por el señor Obispo de la Concepcion. La deficiencia del servicio parro- quial i la desorganizacion en que se hallaban las parroquias de toda la provincia de Chiloé reclamaban oportuno remedio, Ll se- ñor Valdivieso trató de dárselo dictando una sabia Ordenanza con el objeto de poner en buen pié la administracion eclesiástica de toda la provincia. Antes de dejar aquellas comarcas i de dar por terminadas sus tareas, fuése a dar?cuenta al señor Cienfuegos de cuanto había hecho a su nombre i en virtud de las ámplias facul- tades de que tuvo a bien revestirlo, : «Grandes i copiosos fueron los frutos que produjo la apostólica comision en que tanta parte cupo al señor Valdivieso, dice el bió- grafo ántes citado. Este infatigable obrero evanjélico que, con tanto teson i desprendimiento trabajaba en la viña del Señor en tan lejanas comarcas, soportando con cristiana alegría los traba- jos i privaciones, no volvía al seno de la familia para gozar de las delicias de una vida cómoda: nuevas tareas le aguardaban en el desempeño de su ministerio, nuevas pruebas del alto concepto de sus talentos i virtudes iba a recibir». El señor Valdivieso, con sus cuatro compañeros de mision, regresó a Santiago en Abril de 1836. Los otros ocho relijiosos enviados por el Gobierno fueron distribuidos por el señor Valdivieso entre las parroquias mas ne- cesitadas del Archipiélago. 3 : CAPÍTULO IL LAS SOLICITUDES DEL MINISTERIO SACERDOTAL. Visita del Beaterio de San Felipe.—Reformas introducidas en su constitucion E: por el señor Valdivieso.—Su asiduidad en el ministerio del confesonario.—Sus cualidades como predicador.—Sus oraciones fúnebres. —Acompañó como secre- o tario al señor Vicuña en la visita que hizo a las parroquias del norte, —Elo- cuentes testimonios del Ilustrísimo señor Salas acerca de las virtudes i trabajos sacerdotales del señor Valdivieso, - Aun no había cumplido el señor Valdivieso tres años de sacer- ocio i ya era depositario de la plena confianza de su Prelado, Sus ¡prendas personales eran bastante notorias para que el Ilustrisimo señor Vicuña no las aprovechase en beneficio de la Iglesia. Ya lo “hemos dicho, i necesitaremos repetirlo muchas veces en el curso e este relato: una de las cualidades mas sobresalientes del señor ¡divieso era la de eximio organizador. Dió una nueva prueba de esta excelente cualidad en el desem- ño de la comision que le fué confiada por decreto de 4 de Enero 1837 de visitar el Beaterio de Carmelitas de San Felipe con plias facultades para introducir en su réjimen las reformas que yese convenientes. El señor Valdivieso desempeñó esta comi- m con la dilijencia i tino que le eran propios. Era aquel Beaterio ina reunion de mujeres piadosas que, sin hacer votos monásticos, fan la resolucion de vivir en comun practicando los deberes de dad cristiana. Hasta entónces no se habían sujetado a mas las que las prácticas introducidas por las fundadoras, prácticas conservaban por tradicion. Es claro que careciendo de reglas itas que estuviesen obligadas a cumplir, los abusos podrían tiplicarse con el trascurso del tiempo i llegar a ser el Beaterio 476 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. centro peligroso de reunion. Así lo comprendió el visitador, el cual, bien impuesto del fin de la institucion, de sus entradas i salidas, de sus costumbres i prácticas i demas cosas referentes a la orga= nizacion del Beaterio, dictó un código de reglas compuesto de dieziseis artículos, que contienen la suma de cuanto puede servir para mantener a una congregacion relijiosa en estado de perfecta observancia. Por auto de 17 de Marzo de 1837 el señor Vicuña dió su entera aprobacion a estas Constituciones i mandó ponerlas en ejecucion, por cuanto las estimaba «mui conducentes al mejor réjimen del establecimiento i aprovechamiento espiritual de las hermanas» (1). : Estas comisiones encomendadas a su celo i suficiencia no eran parte a distraerlo de las tareas ordinarias del ministerio sacerdo- * tal. En ellas empleaba muchas horas del dia i de la noche en su | amada iglesia de la Compañía. Como confesor, distinguióse por su — prudencia i paciencia inalterable. Su confesonario estaba siempre rodeado de toda clase de personas que se alejaban con el alma: 4 tranquila, con las dudas disipadas i los pesares dulcificados. La hija del pueblo i la noble matrona, confundidas a sus piés, recibían sin distincion consejos paternales i útiles enseñanzas. Como el — buen samaritano de la leyenda evanjélica, tenía siempre prontos el | ze vito 1 el aceite o der ramarlos en los corazones lacerados i eN Ñ noche desde las oraciones hasta una hora avanzada. La cátedra sagrada lo contó entre sus mas distinguidos orado=- res, en la misma medida en que lo hemos visto sobresalir en la elocuencia del foro i en la tribuna parlamentaria. Su palabra se encaminaba principalmente a ilustrar la intelijencia, explicando el dogma i desenvolviendo con sabiduria las doctrinas de la moral: evanjélica. Raudales de santa uncion corrian de sus labios que arrastraban dulcemente los corazones hácia el bien. Tenía el señol Valdivieso tal respeto por la palabra evanjélica que, a pesar de sus vastos conocimientos i natural facilidad de elocuencia, casi nunca se exponía a los azares de la improvisacion, Acostumbraba prepa- rar sus discursos con detenido estudio, i de ordinario los escribi ántes de pronunciarlos (2). Sin embargo, a nuestro juicio, el señor Valdivieso no poseía l (1) Boletín Eclesiástico, €. L, p. 42. (2) Oracion fúnebre del presbítéro don Mariano Casanova ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—AGOSTO DE 1885. 477 de es externas de la elocuencia, que consisten en Una voz sonora, timbrada, agradable al oido, ¡en una accion elegante i variada. cambio, sus discursos son piezas acabadas de elocucion en lo e mira a la exposicion de las pruebas, a la solidez de la argu- 'mentacion, a la habilidad para desenvolver el asunto, en suma, a todo lo que se refiere al convencimiento. La forma es esmerada, correcta 1 sóbria de imájenes i figuras retóricas. No hai en ellos ni 'golpes de elocuencia ni mucho colorido de imajinacion. Convence 'i persuade con la fuerza del raciocinio i con la autoridad del talen- to, mas que con los resortes del sentimiento i la conmocion de las “pasiones. Enseña, ilustra, ilumina, pero no conmueve; se admira “en él al sabio, pero el corazon no siente grandes emociones; juega “con su tema, pero no arranca lágrimas. El señor Valdivieso retra- “ta su temperamento en sus discursos: hombre que hacía predomi- nar siempre su cabeza sobre su corazon, como orador atendía mas al raciocinio que a las pasajeras emociones de la ternura, - Recuérdanse todavía, como modelos en su jénero, las Oraciones fánebres que pronunció en las solemnes exéquias del Ministro don Diego Portales i-en las que se celebraron por las victimas de Yungai, las que, en concepto de respetables críticos, pueden colo- Ss al lado de las de Bossuet 1 de Plechier. h Las exequias que se celebraron el 16 de Julio de 1837 en la elesia Metropolitana en homenaje a la memoria del mas ilustre i “malogrado de los hombres de Estado de Chile, inmolado atroz i cobardemente, han sido una de las mas solemnes de las que se han celebrado en la República. «Asistieron a la ceremonia fúnebre, dice El Araucano de 21 de dentes de ámbas Cámaras Lejislativas con numerosas comisiones de ellas, los individuos del Cuerpo Diplomático, los miembros de s Tribunales 1 corporaciones, todos los empleados civiles i mili- res 1 casi todos los moradores de la A Jamas se ha visto en la concurrencia que ocupaba todos los lados de la plaza de la dependencia, todas las calles, todas las ventanas, puertas i bal- nes del tránsito, se veía bien claro la impresion dolorosa que jaba en las almas la pérdida prematura de este ilustre chileno, y féretro, conducido por un Ministro del despacho, un Senador, Diputado, el Presidente de la Corte Suprema, el Rejente de la Apelaciones, el Intendente de la provincia, i el Gobernador 478 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS. político de Valparaiso, despues de haber dado vuelta a la plaza arrancando lágrimas a los ojos que se fijaban en él, entró en la Iglesia Catedral, llena tambien de jente. El Hustrísimo Obispo celebró los oficios relijiosos dedicados al alma de este'chileno, nun= ca suficientemente lamentado». Pues bien, en presencia de ese inmenso concurso, compuesto de todos los órdenes de la majistratura chilena i de lo mas selecto de la, sociedad de Santiago, el jóven sacerdote subió al púlpito para pronunciar el elojio fúnebre del hombre mas esclarecido de Chile. - Su oracion estuvo a la altura del gran mártir del órden social, 1 los robustos acentos de su elocuencia colocaron sobre el túmulo - del gran ciudadano una corona de gloria cívica que el tiempo no: ha marchitado, Esta Oracion, honra a su autor en la misma medida que al egré= jio varon que es objeto de sus encomios. Las palabras del Libro I: de los Macabeos, que le sirven de mote o resúmen, fueron elejidas con acierto tal que parecen haber sido escritas en elojio del malo- grado Ministro: Procuró de todos modos exaltar a su pueblo; 2 du- rante sus dias todo prosperó en sus manos. El exordio recuerda a aquel por siempre memorable con que Masillon encabezó la oracion fúnebre de Luis XIV: ¡Solo Dios es grande! ...... i al otro, no ménos célebre, con que Bossuet co-- mienza el elojio de la Reina de Inglaterra 1 en que pinta con pin=- celadas inimitables la vanidad de las humanas grandezas. j Nadie ignora que entre los jéneros de la elocuencia sagrada nin=- guno hai que presente mas sérias dificultades al orador, sobre todo cuando tiene por objeto ensalzar a hombres principalmente politi- cos, los cuales dejan casi siempre en pos de sí enemigos encarnizados que denigran sus actos i mancillan su memoria. Tino exquisito ha menester el orador para apartar de la cátedra sagrada cuanto pue= da sublevar las pasiones i herir las susceptibilidades de personas 1. partidos políticos contrarios a aquel en que militó el hombre ob=: jeto del elojio póstumo. I ese peligro, que siempre subsiste tratá dose de encomiar a los que se han ajitado en la arena política, e mas difícil evitarlo en el elojio de don Diego Portales, a quien estado de desorganizacion pública de la época en que gobernó lo obligó a tomar a las veces medidas extremas i dolorosas que li concitaron ágrias recriminaciones i enconados enemigos. ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —AGOSTO DE 1885. 479 enidos tornando en admiracion los odios de los enemigos de su héroe. “Pinta con mano maestra sus virtudes cívicas i cristianas; i si hace brillar su gloria i llorar sus infortunios, no es solamente para ensalzarlo, sino tambien para deducir lecciones de bien público i las severas enseñanzas de la experiencia. Muéstrase conocedor pro, fundo de todas las circunstancias de la vida pública del personaje cuyo elojio le estaba encomendado; i, colocándose en el terreno de los acontecimientos, los estudia en sus principios i los considera en sus consecuencias con la mirada certera que es propia del jénio; ¡de todo ese conjunto de grandezas, de miserias i de trastornos desprende la siguiente instruccion final, que es como el magnifico corolario de aquellas múltiples premisas: «Chilenos, dice, sean cuales fueran vuestras opiniones, apren- ded en las Lee de este ilustre cadáver i en la calidad de sus “asesinos, hasta dónde puede conducirnos el espíritu de discordia. No olvideis que es un torrente impetuoso que arrastra consigo 'aún a aquellos que le dieron impulso; i si no os ha espantado pro- om overlo, temed, a lo ménos, llegar a ser sus víctimas. Si quereis borrar la negra mancha que en estas escenas de horror ha manci- ado las glorias de la patria, hacedle el sacrificio de toda personal feccion, 1 no haya mas que un solo anhelo i un solo esfuerzo: la defensa contra el enemigo comun». El señor Valdivieso, que conocía su época, ponía el dedo en la a laga e increpaba a los que la habían abierto con la santa libertad que cumple al Ministro de la relijion, de cuyos labios debe caer empre la verdad, por amarga que sea. Eran las disenciones polí- ticas, las conspiraciones contra los poderes constituidos i las am- “biciones personales las causas de aquella catástrofe. I sobre el ca- er, tibio todavía, de la ilustre víctima, i al borde de aquella ba prematura, abierta por el brazo de un oscuro conspirador cuartel, lanza desde la altura de la cátedra sagrada un anatema uelto en saludable consejo. l concluir la lectura de esa pieza, austera en la forma, levan- ¿en el fondo i tan abundante en rasgos de sensibilidad como nseñanzas provechosas, no sabe uno qué admirar mas, si al erdote que habla a nombre del cielo o al sabio político que de- e el LN E "Y Es Y >: AE A AS Y 1 E EN A 480 : MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. - ciudadano, al hombre de fé i al hombre de órden, de la manera” que lo hace el señor Valdivieso en el elojio fúnebre del Ministro - Portales. 3 De no ménos importancia por su objeto, i acaso de mayor mérito - literario, fué la Oracion fúnebre que pronunció en la Catedral de Santiago el 26 de Abril de 1839 en elojio de los patriotas que pe= recieron gloriosamente en la memorable jornada de Yungai. > Es sabido que el Jeneral Santa Cruz, jefe político de Bolivia, - concibió i trató de realizar el proyecto de formar del Perú i de Bolivia una Confederacion con el propósito de constituir un Estado poderoso, El Gobierno de Chile, viendo en ese proyecto una futura amenaza contra su autonomía e independencia, se opuso enérjica- mente a su realizacion. Para impedirla, hubo que recurrir al do- loroso extremo de hacer uso de la fuerza armada; i en efecto, | organizáronse en Chile dos expediciones militares, de las cuales la primera terminó con el estéril tratado de Paucarpata, que deja- ba subsistentes los peligros que se trataba de conjurar. En cam- bio, la segunda expedicion, enviada al mando del hábil i bizarro | Jeneral don Manuel Búlnes, desbarató los proyectos ambiciosos de Santa Cruz con la espléndida i decisiva victoria ganada por las - armas chilenas en el llano de Yungai. 3 Pero, como ninguna victoria se obtiene sino al precio de precio= sas vidas, aquellos campos gloriosos sirvieron de tumba a mas de - mil soldados chilenos. La nacion agradecida quiso honrar la me- moria de esos mártires con solemnísimas exéquias, a las cuales * concurrieron el Gobierno i todos los miembros de la majistratura i : del ejército, Cupo al señor Valdivieso, por encargo del Gobierno, la honra de encomiar las virtudes patrióticas 1 cristianas de los hé-- roes que, «llenos de valor ¿ de constancia, se hallaron dispuestos a morir por las leyes ¿ por la patria» (1). ó Esta Oracion fué, en todos conceptos, digna de los aplausos que * mereció. Ora se atienda a la doctrina,” ora se considere la oportu= nidad de sus pensamientos, ora se mire su forma literaria, ella - ocupará uno de los primeros puestos entre los discursos de este difícil jénero de la elocuencia del púlpito. Dificultosa es la situa- galas de la elocuencia en encomio de los que hacen verter a tor= e de (1) Palabras del Lib. de los Macabeos que sirvieron de mote o encabezamiento | a la Oracion fúnebre, a" 481 tes la sangre humana. Para no escollar en materia tan delica- a, ha menester el orador de tacto i prudencia exquisitos, porque le es dable ni celebrar mi reprobar la guerra: no celebrarla, 'nera?— Del modo que lo hizo el señor Valdivieso, a saber, consi- derando la guerra como instrumento de los designios de Dios. «Cuando Dios quiere hacer ejemplares castigos en los soberanos “¡sus pueblos, dice en el exordio de sn Oracion, manda al tiem- po que entregue su hoz destructora al hombre; i entónces vé el tiempo con espanto cómo arruinamos en un instante lo que "él necesitaba de muchos siglos para destruir. Por mas que la guer- Ta se mire como azote del jénero humano, ella es, sin embargo, el instrumento de que Dios se vale para la ejecucion de sus decretos ] soberanos; i el soldado, pronto a ofrecer la vida en defensa de una Causa Justa, se constituye en un verdadero 1oinistro de Aquel a quien, no sin misterio, titulan tantas veces las Santas Escrituras ll el Dios de los Ejércitos». Propónese el señor Valdivieso manifestar que los beneméritos patriotas que perecieron en Ancachs hicieron el mas importante sacrificio que puede hacer un ciudadano en aras de la felicidad pú- blica i contrajeron el título mas abonado que puede adquirir un hombre a, la gratitud de sus conciudadanos. Ia fé que, como “hombre que conocía las reglas i los resortes de la elocuencia, prue- ba brillantemente su tésis; pero no sin protestar ántes que «los labios de un ministro del Dios de paz jamas deben desplegarse para alabar la guerra». Pero reconociendo al mismo tiempo que la uerra es a veces una triste necesidad, exclama: «¡Oh condicion “infeliz de los mortales! Casi no podemos adquirir bien alguno so- bre la tierra sin someternos a tolerar el mal...... es forzoso com- prar la paz con la vida de virtuosos i esforzados ciudadanos». A «causa de las pasiones de los hombres, mas vivas i poderosas en los que mandan los estados, para vivir en paz, han menester de «va- “lientes militares dispuestos a despreciar los riesgos 1 sufrir la muerte en defensa de las leyes i salud de la patria». - Lo que ante todo cumplía hacer al señor Valdivieso, como , pa- A de los que sucumbieron en aquellas jornadas, era ma- Mifestar que murieron por una causa justa. Porque ese sacri- A, DE LA U. 1,* sec, 61-62 482' [MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. ficio, en vez de merecer encomios, debería haber sido enérjica= mente condenado, si Chile hubiera promovido la guerra a las Repúblicas del Perú i Bolivia sin justos i graves motivos de bien público. «Chile, dice a este respecto el orador, solo pensa- ba en cimentar sus instituciones, proporcionar garantías al hom- bre honrado i laborioso, sostener Ja moral pública, i sin envidiar prosperidades ajenas, buscaba la propia por los medios que le ofrecían la naturaleza i su misma posicion. Celoso hasta el extre- mo por el respeto a sus vecinos, jamas quiso mezclarse en las dis- cordias de las Repúblicas hermanas, si no es para mediar en su reconciliacion, cuando ámbos contendientes se lo pedían. Desde Jos primeros pasos del conquistador boliviano, penetró sus desig- nios i conoció los peligros que amenazaban a nuestra tranquilidad; i aunque entónces nada le habría sido mas fácil que impedir los triunfos de Yanacocha i Socabaya, quiso mas bien tolerar el en- grandecimiento de su enemigo que alterar en lo mas leve la -es- trictez de su neutralidad. Cuando ménos debíamos esperarlo, lle- garon a las playas chilenas naves enemigas que conducían los elementos mas a propósito para encender en este suelo pacífico una guerra fratricida; i apénas el titulado protector se hizo dueño del Perú i Bolivia, cuando, orgulloso con los recursos para opri- mirnos que ponían en sus manos la poblacion i riquezas de ámbas - Repúblicas, creyó que podía burlarse impunemente de nuestro enojo; i sin respetar la dignidad i la inocencia del representante chileno, cometió en su persona un atentado que ha escandalizado a la civilizacion del siglo i que será el baldon eterno de la política protectoral». El primero de estos hechos que determinaron la declaracion de. guerra fué la expedicion organizada en el Perú, a instigaciones de. Santa Cruz, por el Jeneral An Ramon Freire i que tenía por ob= jeto turbar la paz interior de Chile. Con esta. expedicion, para. la cual suministró Santa Cruz las naves peruanas, se proponía debi litar el poder de Chile sembrando en su suelo la anarquía, seguro de que tendría en él un obstáculo para la realizacion de sus pro= yectos ambiciosos. Chile consideró con razon este acto de des- lealtad internacional como una declaracion, de guerra de hecho» En esta virtud, el Gobierno de Chile autorizó a su enviado, don Vic- torino Cada para que apresase en el Callao tres embarca ciones peruanas (1). Esta determinacion irritó en tal manera a (1) Historia de la campaña del Perú por don Gonzalo Búlnes, ' ANALES DE LA UNIVERSIDAD.-—AGOSTO DE 1885. 483 ¡ta Cruz que, olvidando toda consideracion, tomó preso al re- bresentante chileno, que lo era don Ventura Lavalle; i este es el egundo hecho justificativo de la guerra a que alude el señor Val- Ivieso. Es indudable que Chile tuvo sólidas razones en que fundar su deterininacion. Si toda nacion tiene el derecho de resguardar su utonomía, correlativa de este derecho es la facultad de oponerse a todo loque la amenaza. La Constitucion de un Estado poderoso con miras absorbentes 1 dominadoras es un grave peligro para la independencia de los vecinos débiles. I tal lo era la Confederacion ideada por Santa Cruz, quien parecía perseguir la realizacion del Ñ sueño monárquico que acarició el Jenéral Bolívar. Por otra parte, los hechos de hostilidad traidora que hemos mencionado prueban “con evidencia que el Protector había teudido sobre Chile mira- “das codiciosas, como las fijaba sobre el Ecuador. Chile, salién- dole' al encuentro para cruzar sus planes, ántes de que robus- teciese su poder, no solo obró con derecho, sino con prevision i habilidad, que honran en alto grado a los políticos que en esa épo- ca conducían los destinos de la nacion. - Justificada la guerra, el sacrificio de los que murieron en ella era un sacrificio glorioso ante la relijion i la patria; i si a ésta ds correspondía el deber de inmortalizar su memoria con las obras del E cumplía al sacerdote la facultad de ensalzar su memoria, 'a, nombre de la relijion, i enviar a sus nobles almas los auxilios de la | iio i del sacrificio. El señor Valdivieso cumplió dignamen- te este encargo, poniendo de manifiesto el mérito incomparable del militar que todo lo sacrifica, conveniencias, fortuna, afectos [ corazon i cuanto tiene de grato la vida, por defender la patria us leyes. 1 con rasgos de varonil elocuencia, que recuerdan los. F!echier al hacer el elojio del gran Turena i los de Lacordaire ensalzar las virtudes guerreras del Jeneral Drouot, describe la anza i denuedo con que los soldados chilenos, sobreponién- se a todo jénero de dificultades, conquistaron para la patria la ctoria i para ellos la inmortalidad. «Ellos acometen, dice, una presa. que parecia temeraria; pero seis horas del mas reñido mbate bastaron para sepultar en las cercanías de Yungai las orias del Protector bajo las ruinas de su Confederacion. Pero e triunfo ha costado doscientas veintinueve preciosas vidas (1), Como siempre acontece, poco despues de las batallas se ignora o se oculta a exacta de las bajas de los ejércitos; por lo cual no es extraño que el señor lyieso, que escribió su Oracion cuando an no se tenían pormenores exacto 484. . [MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. E i no existen ya aquellos esforzados campeones. Los unos, despues de trepar los escarpados precipicios de Pan de Azúcar, exánimes - por el cansancio, ofrecen sus pechos a los tiros del enemigo a fin - de dar lugar a que sus compañeros cobren aliento para batirlo. - Los otros, despreciando los fuegos vivisimos que se les dirijían desde las trincheras, se abalanzan sobre ellas, marcando con su sangre las señales de su arrojo. Estos salvan el muro i no sienten ser traspasados cor: las bayonetas que los defendían, al ver que su denodado esfuerzo ha puesto en precipitada fuga los mejores bata» — llones del Protector. Aquellos, sin vida para proseguir la derrota, pierden para siempre de vista a los compañeros de su triunfo. Nuestros valientes oficiales mueren -con la tranquilidad de los hé= roes, aprovechando algunos los pocos momentos que les quedan - para despedirse de sus deudos i saludar desde tan léjos a la patria por la completa victoria». -N Larga tarea sería la nuestra, si nos propusiéramos acopiar aquí todas las oportunas reflexiones, elevados pensamientos i variados rasgos de patriótica elocuencia que forman el tejido de esta nota= | ble pieza literaria, Pero, si la mejor manera de apreciar el mérito ' de un discurso es la de considerar el éxito que obtiene, forzoso y es convenir en que el mérito de esta Oracion es sobresaliente, pues fué maravilloso el éxito obtenido en el selecto 1 numeroso audi- 5 torio. +8 El Supremo Gobierno quedó tan complacido de este trabajo. que, contra los usos comunes, envió al señor Valdivieso una nota. % oficial, firmada por el Mindsted del Culto, en la cual, al mismo tiempo que le daba la enhorabuena en conceptos bien lisonjeros porel brillante desempeño de su cometido, le pedía una copia de ko su Oracion para darla a la estampa, como lo hizo, por cuenta del Estado. A El señor Valdivieso, accediendo a esta honrosa solicitud, remi= tió al Ministro el manuscrito con la siguiente nota de agradece miento, fechada el 3 de Marzo: «Me ha complacido en extremo el agrado con que el Supremo Gobierno escuchó la Oracion fúnebre por los valientes que pere= cieron en Yungai, que, por encargo suyo, pronuncié el 26 de Abri último. Remito a US. el manuscrito que me pide en su aprecia — de la batalla de Ancachs, incurriese en la equivocacion de computar en doscie veintinueve el número de muertos en la gran jornada. En posesion de mejores tos, don Gonzalo Búlnes, en su Historia de la campaña del Perú, fija en L, 304, cifra aproximativa de los muertos. Es DE LA UNIVERSIDAD. —AGOSTO DE 1885, 485 de ayer, rogándole se sirva hacer presente a S. E. mi grati- L por el elojio que en ella hace de la obra, debido, en mi con- to, mas que a su mérito, a la benevolencia con que siempre me favorecido el Supremo Gobierno» (1). —Persuadido de que el sacerdocio no es un puesto de descanso, o de labor infatigable, el señor Valdivieso no esquivaba el ua de las almas. El 26 de Febrero de 1838 el Tlustrísimo se- ñor Vicuña emprendió la visita episcopal de las provincias del Forte. Para llevar a debido efecto esta fatigosa excursion necesi- a del auxilio de laboriosos cooperadores. Uno de los primeros cuyo concurso solicitó para esta obra fué el señor Valdivieso, a das en esta visita, dice que «era necesaria la constancia infatiga- ble del señor Vicuña para no arredrarse con el plan de trabajos se había propuesto. Marchaba una comitiva compuesta de edicadores ¡ 1 confesores para misionar en las parroquias visita- das, se examinaba con esmero la administracion parroquial en dos sus ramos, se tomaban datos estadísticos i se administraba acramento de la confirmacion con teson infatigable a la inmen- "muchedumbre que se presentaba. No había hora segura de par- , Dilugar fijo de hospedaje en el camino cuando se presentaba a infeliz 2 pedir los socorros espirituales de su ministerio (2). úes bien, de todos estos trabajos, que se prolongaron durante e meses, el señor Valdivieso era como el alma que los impulsaba brazo que los ejecutaba. Los lugares a donde el señor Vicuña podía alcanzar, por la distancia o el cansancio, eran»visitados a nombre por el señor Valdivieso con las facultades de visitador iscopal; prueba inequívoca de la confianza que inspiraban al relado las: aptitudes del jóven sacerdote. lo por lo tanto al en señor Valdivieso, dice el señor Obispo de la Concepcion, lado del venerable ¡ piadoso señor Vicuña, que, conocedor de iombro a ninguna tarea que se enderezase a la gloria de Dios i la . o do a DE 486 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. ¡Era ED ples, variadas i pesadísimas tareas de la visita episcopal. En todo ] el vigor lozano de la vida, no daba otra tregua a sus ocupaciones ' que unas pocas horas de sueño que concedía a sus trabajadas fuerzas. A todo atendía, en todo se fijaba, todo lo ordenaba, 1 para todo le daba sus horas i sus instantes el tiempo. Era el alma, la vida, el gran motor en ese gran torneo apostólico por la virtud i contra el vicio, si puedo expresarme asi, emprendido por aquel venerando lados (1). No terminaremos este breve recuento de las solicitudes sacer- dotales del señor Valdivieso sin invocar el testimonio autorizado del que fué compañero de sus tareas en esta época de su vida, el tes- timonio tantas veces invocado del mismo llustrisimo señor Salas. «Oracion, estudio, mortificacion, ayunos, cilicios, maceraciones, - confesonario, predicacion, conferencias, trabajos literarios, obras: de celo i caridad apostólica, todo esto, 1 algo mas todavía, ocupa- ba 1 dividía su tiempo, Tenía sus horas bien distribuidas i no ha- bía de ellas un solo instante perdido. Yo fui su compañero de trabajos, su confidente 1 su amigo en aquel tiempo, el mas feliz de mi vida, i puedo aseguraros con verdad, que no he conocido jamas hombre alguno mas constante en el trabajo, mas vigoroso en sus tareas, ni mas igual consigo mismo, en medio de las pesadas i abrumadoras tareas del ministerio. Nunca salía de sus labios una sola palabra que revelase fatiga o cansancio: su paciencia era in- victa, i siempre jovial i festivo, con la exuberante riqueza de su talento prodijioso icon las galas de una imajinacion fecundísima, siempre ocultando sus trabajos 1 penitencias, solazaba a sus amigog con instructiva i amena conversacion en los pocos ratos que reser= vaba al reposo...... ¿Quién no recuerda en la capital de la Repú- blica i fuera de ella, esa época de la vida del señor Valdivieso? ¿Quién como él ocupaba mas horas en la meditacion de las eter= | nas verdades? ¿Quién como él estaba mas largas horas en el con- fesonario? ¿Quién como él solucionaba con mas lucidez los árduos problemas de la ciencia del corazon? El pobre i el rico, el sabio i el ignorante, la señora de ilustre cuna i la humilde hija del-pue- blo, todos oían de sus labios la doctrina de Cristo, ia todos, sin — distincion de personas, atendía con igual mansedumbre, interes i. narlos a todos para nuestro Señor Jesucristo, ¡Qué sacerdote!» (1) Oracion fúnebre. ST SISIA CAPÍTULO IIL. «les extraordinarias. —Leyes dictadas por el Gobierno en virtud de esas fa- sltades. Ranaeblo Mocion a señor Valdivieso. —Comisiones des 5 preciosa de su celo i de su caridad. El nde amento de de 50, que conocía de cerca sus prendas sobresalientes, lo honraba xr segunda * vez con sus votos e | Al optó por la de aso i dejó que representase inchao el Diputado suplente don Rafael Gatica. En esta le- e Eo cosa ola! No Ud cuestion importante en que no tomase Ane, parte; pero lo que mas señaló su dE por este es le- 488 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. Despues de la solemne declaracion de guerra a la Confederacion Perú-Boliviana encabezada por el jeneral don Andrés Santa Cruz, verificada el 26 de Diciembre de 1836, el Congreso Nacional con- cedió al Presidente de la República amplísimas facultades ex- traordinarias. La lei promulgada con este objeto el 31 de Enero de 1837 estaba concebida en estos términos: «El Congreso Nacio- nal declara en estado de sitio el territorio de la República por el tiempo que durare la actual guerra con el Perú, i queda en conse- cuencia autorizado el Presidente de la República para usar de to- do el poder público que su prudencia hallare necesario para rejir el Estado, sin otra limitacion que la de no poder condenar por si, ni aplicar penas, debiendo emanar estos actos de los Tribunales establecidos o que en adelante estableciere el mismo Presiden- te (1). El Gobierno, dando a estas facultades mayor extension que la que comporta el sistema representativo 1 que la que quiso darle el Congreso, dictó con el carácter de leyes varias disposiciones en el órden administrativo i civil. Por decreto de Febrero de 1837 se creó un cuarto Ministerio de Estado, el de Justicia, Culto e Ins- truccion Pública, ramos hasta entónces anexos al Ministerio de lo y Interior. (2) Por otro decreto del mismo mes se mandó que en toda sentencia judicial se expresasen sumariamente las leyes apli- cables al caso cuestionado; por otro se creó la terrible institucion de los Consejos de Guerra para juzgar los delitos de conspiracion, compuestos de vocales nombrados por el Gobierno. Asimismo, EN fueron promulgados como leyes algunos títulos de un proyecto de don Mariano Egaña sobre administracion de Justicia, que versaban sobre el procedimiento en juicio ejecutivo i concurso de acreedo- de res, sobre implicancias i recusaciones i sobre el recurso de nulidad. Expidiéronse tambien en forma de decretos algunos otros trabajooiN 4 del mismo autor sobre la competencia de lod jueces de menor cuantía para conocer en delitos so 1 sobre la revista de las coa narios (3). Todas estas disposiciones fueron dictadas durante el receso de , (1) Boletin de las Leyes, lib. VIL, núm. 6. A (2) Sotomayor Valdes, Historia de Chile, t. IL. ; 03 (3) Lastarria, Juicio histórico sobre Portales. 489 eN y que “duró desde el 1.2 de Febrero de 1837 hasta 1 de Junio de 1839. En su A de o del Con- E movimiento lejislativo en estos términos: «En la sesión de a circunstancia de que debía. aprovecharme para ed otras ormas importantes en el sistema a: Un decreto de 2 de e 1 vejatoria la O RTE de justicia para los litigan- 3 de buena Le Otro decreto de igual fecha, ra por el del miz: a los Consejos de Guerra a para los delitos O el ee alentaba no poco la a del enjuiciamien- a parte las E existentes, ca td 1 viciosa interpretacion 1 abia despojado a aquellos juicios de la saludable prontitud i vigor encialmente les pertenece. Finalmente, omitiendo otras me- 3 lejislativas de menor importancia, el decreto de 1.2 de Marzo a a los. recursos de nulidad reglas precisas que quitan a la mali-: “¡al fraude uno de los medios de que se valían a menudo para rolongar los pleitos, retardando el cumplimiento de las obligacio- es mas claras i fundadas». pues, el gobierno de Prieto se revistió en estas circunstan- ias de facultades de lejislador, en virtud de la extension de auto- dad que le fué concedida por lei de 31 de Enero. Parece iududa- le, si sin embargo, que no fué esta la mente del Congreso. Las iltades extraordinarias tentan por objeto facilitar al Gobierno redios de obrar con expedicion i enerjía en lo concerniente a guerra declarada a la Confederacion Perú-boliviana, pues no Í “motivo alguno para que el Congreso se despojase de sus ibuciones constitucionales en órden a la revision i discusion de 1 yes. Por útiles que fuesen las disposiciones dictadas por el tobierno para el réjimen civil de la nacion, ninguna de ellas era 'n ada | por premiosas necesidades del momento. Siendo así, es identc que esas disposiciones no podían revestir el carácter de rd aderas leyes, miéntras que el Congreso no las sancionase. Terminada la. guerra, quiso el señor Valdivieso correjir esta regularidad, pidiendo Me todas las disposiciones dictadas por el 490 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. Gobierno en virtud de las facultades extraordinarias fuesen some-. tidas a la aprobacion de las Cámaras. 1 con Ese objeto presentó la notable Mocion siguiente: 2 «Señores Diputados: «Los veintiocho meses en que el Poder Ejecutivo ha rejido al listado con las ámplias e ilimitadas facultades que le fueron con= cedidas por la Lejislatura de 1837, han sido no ménos fecundos en acontecimientos políticos que en reformas legales, 1 éstas deben - ocupar con preferencia vuestra atencion. Hace tiempo que se cla. maba por una lejislacion civil mas análoga a nuestras instituciones i actuales exijencias; pues la que nos . rije, a mas de haber sido a formada por una Monarquía, se compoue de leyes que sucesiva- mente se han ido dictando en la dilatada série de seis siglos; mién- E tras que las ideas, las costumbres, i hasta el idioma mismo han sufrido las mas notables variaciones. Empero, esta árdua empresa encuentra siempre mil obstáculos en un pueblo nuevo, porque ni es posible trasplantar servilmente estatutos que se practican en naciones montadas bajo un pié mui diverso, ni acertar con facili- dad en los ensayos que se proyectan sin otros guias que cientificas especulaciones. La experiencia sola es quien puede dar a conocer los buenos o malos resultados de una innovacion legal, ' A «Este, sin duda, ha sido el fin que se propuso el Gobierno, ' y cuando en medio de las complicadas atenciones de la guerra se ha contraido con tanto esmero a ensayar aquellas leyes que creyó de mas urjente necesidad; pero un servicio de tanta importancia que- hs 4 daría incompleto sin vuestra eficaz cooperacion, porque ellas nece= sitan la sancion del Congreso para que reciban el carácter de una subsistencia permanente, 1 puedan rejir como tales leyes despues de restablecido el órden constitucional, La division de poderes es la base fundamental del réjimen que establece la Constitucion, i el de lejislar, conforme al art, 13, es privativo de las Cámaras; de. sora que aún cuando el 161 mande o el imperio de dicha funcionarios emana de su formal delegacion; por consiguiente, ) preciso un pacto expreso para que-el Presidente adquiriese “aquella parte de esa soberanía, cuya denegacion constituye la esen- “cia del sistema republicano representativo. A lo mas, todo lo que podría permitirse sería que durante el estado de sitio el Gobierno 'para obrar no necesitaba de la autorizacion de las leyes; pero siempre sus providencias serían de circunstancias, i cesando éstas, una vez restituido el imperio de la Constitucion, jamas po- drían convertirse en leyes permanentes como si hubiesen emanado una autoridad constitucional. El mismo Supremo Gobierno, eno siempre de aquella moderacion, que en el uso de las faculta- con que ha sido investido, le ha graujeado la admiracion i gra- tud de los pueblos, no se ha atrevido a calificar de verdaderas es las medidas que ha dictado en el ramo lejislativo, conten- dose con llamarlas meras providencias en el discurso que 0s caba de dirijir en la apertura de vuestras sesiones, «Es verdad que cuanto ántes debeis aprovecharos de los traba- jos útiles que se os han anticipado; que la práctica de las innova. nes proyectadas ha ahorrado áridas i embarazosas discusiones, 1 se ya es fácil conocer lo que conviene sancionar como lei i en donde+deben hacerse prudentes modificaciones; pero un trastorno repentino del órden vijente no podría ejecutarse sin violencia, al o que con la aprobacion interina i temporal de las nes anteadas se hará insensible la reforma que necesiten, 1 servirá e testimonio público del aprecio a que se ha hecho el Gobier- acreedor por sus designios patrióticos.i constantes desvelos, Mas, no son estas solamente las medidas que el bien público clama de vuestro patriotismo. Por muchos que hayan sido los eficios causados por el buen uso que/ el Poder Ejecutivo ha 0 o de las ámplias facultades con que fué investido, nunca pue- 'Igualar a los males que ha dejado de hacer por pura modera- “¡esto mismo, al paso que realza su justificada conducta, os ó cubre la posibilidad de los peligros que Aa a la libertad, 1 > Vosotros podeis desde ahora precaver. Con la lei de 31 de o de pen el Presidente de la O poa aumentar la 2 en lugar de imponer las penas por sí mismo se valiese de jue- Myo Pide ad i od de GR la 40203 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. 5 límites que aquellos que quisiese fijar su propia discrecion, 1 aun o cuando debían durar únicamente miéntras la guerra, estaba a su arbitrio prolongarla como gustase. Es cierto que no se ha dejado Ñ: percibir esta suma inmensa de autoridad sino por su influjo bené=- Él fico; pero siempre no han de ser unos mismos los depositarios del poder, i miéntras gobiernen hombres susceptibles de pasiones, es bien raro que se reproduzcan ejemplos de una rectitud ijustificas cion tan acendradas. Sobre todo, no deben buscarse en las personas — sino en las instituciones las verdaderas garantías. «Al ver suspendido el imperio de la Constitucion en toda la República, no ha faltado quien creyese que esto importaba una Dictadura absoluta, 1 que todos los ramos del poder público habían quedado resumidos en el Presidente, no solo para dictar provi-- dencias de circunstancias, sino tambien otras que llevasen consigo. el carácter de irrevocabilidad 1 permanencia. De aquí inferían que — habría podido sancionar una nueva lejislacion civil, reformar la: Carta fundamental de la Nacion, i hasta destruir la forma repu= blicana representativa; pues tan constitucional es el artículo que * confiere a las Cámaras el poder lejislativo, como el capítulo 2.* que — designa la forma de gobierno, i el 12, que establece el modo de ha= y cer reformas i adiciones a la Constitucion. Por absurdas que parez= can algunas de estas consecuencias, todas se deducen de un mismo principio, i aupque se crean pueriles nuestros temores, la historia del jénero humano publica cuánto ha podido la ción siempre que se ha visto apoyada por las bayonetas. : E «El remedio de tamaños males, a juicio del que suscribe, con- siste en la jenuina intelijencia del literal sentido del artículo 161, 1 la parte 20 del 82 de la Constitucion. Eu ámbos, que son los. únicos en que se habla de la declaracion en estado de sitio, se dice que puede hacerse en uno o varios puntos de la República, mani- festando esto mismo que no puede a un mismo tiempo verificarse dencias que el Gobierno dictaba no eran jenerales i permanentes por consiguiente no surtian el efecto de una lei, ni ménos podían alterar un solo artículo de la Constitucion. Igualmente, en el lug «donde imperaba la Carta era posible que las Cámaras tuviesen reunion periódica, 1 contuviesen oportunamente los abusos pueden hacerse de facultades tan ¿mplias i peligrosas. Pero DE LA UNIVERSIDAD.-—AGOSTO DE 1885. 498 ' o cuando sancionó la lei de 31 de Enero de ese año, 1 esto tituye una formal duda, cuya resolucion debe darse por-las maras, en virtud de una lei, segun lo dispone el art. 164 de la os que abraza el siguiente PROYECTO DE LEI, «Art. 1.2 Las providencias que el Poder Ejecutivo, en uso de las cultades conferidas por la lei de 31 de Enero de 1837, ha dicta- 3las cuales, segun la Constitucion del Estado, debían emanar laban pendientes en alguna de las Cámaras, continuarán discu- ' dose, observándose para su sancion las reglas que establecen los artículos 40 i siguientes de la Constitucion para la formacion las leyes. «Art, 3.2 Las providencias de que habla el art. 1.2 quedarán subsistentes miéntras dure su revision i sancion en el actual perio- de lejislatura, sin perjuicio de irse planteando las reformas de $ que necesariamente haga el Congreso. «Art. 4. El contexto de los artículos 161 i parte 20 del 82 de Constitucion, ofrece una duda que es preciso aclarar, «Art. 5.2 Para resolver el Congreso Nacional, en uso de las fa. ades que le confiere el art. 164 de la Constitucion, declara que -precitados artículos 161 i parte 20 del 82, solo permiten cons- ir en estado de sitio uno o varios puntos de la República; pero e es contra su tenor declarar a un mismo tiempo todo el terri- o chileno en tal estado de sitio, mision los señores diputados Gutierrez, Pérez, Irarrázaval, rtinez, Reyes, Montt, i Larrain, Discutido largamente por los a mencionada Constitucion; i ved aquí tambien uno de los obje- ' ovidencias que habla el artículo anterior, que de antemano se Art. Eo Cada una de las Cámaras acordará. el bios de hacer : 494 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. informantes, no pudieron al fin llegar a un acuerdo, porque había entre ellos diverjencia de pareceres. Esta diverjencia dió oríjena tres diversos informes: el primero fué suscrito por los señores Pé- rez, Irarrázaval i Reyes, el segundo por los señores Martinez Í Larrain, 1 el último por el señor Montt. El señor Gutierrez, por su parte, presentó a la Cámara, en sesion de 12 de Agosto, un nuevo proyecto que conciliaba, a su juicio, las varias opiniones de los informantes. ' El debate fué prolongado i ardiente. El señor Valdivieso des- plegó en defensa de su proyecto todo el vigor de su poderosa dia- léctica i de su robusta elocuencia. Estaba íntimamente persuadi- do de la justicia de su causa i no cedió un palmo en su defensa. «Yo sostengo, decia en uno de sus arranques de oratorios, que la Constitucion del Estado no puede suspenderse jamas en todo el territorio de la República. Es preciso que ella im= pere en alguna parte, siquiera sea en un risco de nuestras cor= dilleras, a fin de que los ciudadanos hallen a su sombra garantías para su libertad 1 respeto para sus derechos» (1). El señor Val- divieso, que odiaba el despotismo por conviccion 1 por carácter, no transijía con la suma de autoridad puesta en manos de un solo hombre ni consentía que esa suma de autoridad la extendiese el Gobierno hasta el extremo de querer que el Congreso abdicase en su favor la facultad de dictar leyes. No ignoraba que con este proyecto incurría en el anatema tan temido de las iras gubernati- vas; pero en pechos levantados como el suyo no podía caber ese temor servil, cuando reclamaba los fueros de la libertad, de la justicia i del bien público. No había nacido para ser cortesano. po Prueba mas irrecusable de la entereza de su carácter ide la in= dependencia de su espíritu es este proyecto, presentado por él solo a una Cámara compuesta en su casi totalidad de partidarios del - Gobierno i cuando éste estaba armado de un poder casi absoluto, razon, la justicia i la conveniencia pública, no fuese, sin embargo, favorablemente despachado por la Cámara. El Gobierno, que vela. en él un voto de desaprobacion de su conducta i que se resistía a entregar su obra a la discusion razonada i franca, movió sus po derosas influencias e hizo fracasar el proyecto del señor Valdivi so, Es achaque ordinario de los Gobiernos representativos que las (1) Palabras trasmitidas por uno de los congresales de esa época. "Sin embargo, el triunfo moral conseguido por el autor del pro- yecto fué inmenso. Algunos Diputados, para decidirse a dar un voto adverso, necesitaron formar su conciencia atendiendo a las - graves dificultades políticas que surjiriían de su aprobacion. Nadie podía desconocer la fuerza de las alegaciones i la nobleza de los 3 propósitos del autor del proyecto; pues el señor Valdivieso, traba- - Jando por la restriccion de las facultades concedidas al Ejecutivo durante los estados de sitios, quería precaver a la República de os abusos de una omnipotencia irresponsable; trabajaba porque el sistema republicano no fuese en Chile una vana palabra i que la Constitucion del Estado no quedase jamas al arbitrio de los que mandan. Si bien reconocía que el Gobierno había hecho uso de gus facultades con moderacion digna de encomio, sin embargo, no “habiendo seguridad de que siempre hubiese en Chile gobiernos ispuestos a no abusar de su omnipotencia, pedía que el Congreso clarase que los artículos 161 i parte 20 del 82 solo permiten constituir en estado de sitio uno o varios puntos de la República, ro que es contra su tenor declarar a un mismo tiempo todo el territorio chileno en estado de sitio. Recordando este solemne debate en favor de las libertades pú- “blicas, decía el Ilustrisimo señor Salas en su Oracion fúnebre: Quién de vosotros ignora su famoso proyecto de lei en la lejisla- tura de 1837, para restrinjir las facultades del Poder Ejecutivo durante los estados de sitios? ¿Quién de vosotros no conoce las que n aquel tiempo llevaban el nombre de leyes marianas? Contra las xorbitancias del poder que a la sombra de sus atribuciones po- a convertir la República democrática en Monarquía absoluta, fué dirijido ese proyecto de lei presentado por mi ilustre amigo. Era la expresion sincera de su fé republicana i de su amor nunca d desmentido a la justicia i a la libertad. La idea no triuntó, a pe- “sor de la vigorosa defensa que de ella hicieron, notadlo bien, el ñor Valdivieso i otros compañeros sacerdotes que le seguian en noble i gloriosa lucha parlamentaria. Cuantos obstáculos tuvo que vencer i cuantas insinuaciones i empeños que rechazar ese ble corazon para llevar adelante ese proyecto reparador, para on solo considerar que el denodado Diputado era querido, vene- oi cordialmente respetado de los hombres de Estado que en- 496 _vieso no sabía ceder cuando estaban de por ; medio la justicia. deber». Nada tenemos que agregar a este Lestio na doblemente respesA : table, porque es de un contemporáneo que asistió a la lucha i ii el de una palabra cuya autoridad se impone por sí misma, Por la misma época, discutiéndose en el Congreso los A 3 internacionales entre el Brasil i Chile, el diputado Valdivieso hi- zo indicacion para agregar al tratado un artículo que declarase libres a los esclavos desertores de la marina brasilera que se agi- laren en el territorio chileno (1). El señor Valdivieso, lastimado - de que hubiese esclavos en la tierra americana despues que ha lar E cido en ella el sol de la civilizacion cristiana, 1 ya que no le era dado desatar por entero las cadenas de la esclavitud en aquel im- ; perio, quería que alo ménos pudiese dejar caer los hierros del es- 4 clavo todo el que pisase las playas de Chile. La indicacion era bastante simpática a los nobles i cristianos sentimientos de los le jisladores chilenos para que no fuese acojida por muchos levantar : dos corazones. Pero creyeron algunos que la agregacion del artícu ' lo propuesto podría ser estimada por el o del Brasil como una censura de su conducta, que tolera en toda la extension delim-= - perio la esclavitud. Pero, a pesar de todo, la indicacion del Honc rable Diputado obtuvo empate en la primera votacion i solo fué desechada por la mayoría de un voto en la segunda. : Bastan estos rasgos para comprender lo que fué el señor Val E divieso en su calidad de Diputado. En ellos aparecen de bulto los dos amores que ardieron siempre en su corazon: el amor a la ] Jus- ticia i el amor a la libertad. (1) Acta de la sesion lejislativa de 28 de Junio de 1837. CAPÍTULO IV. HONORES REHUSADOS POR EL SEÑOR VALDIVIESO, royecto del Gobierno para la creacion de la Iglesia Metropolitana de Santiago + ide las diócesis de la Serena i Ancud.—Terna para proveer el Obispado de Coquimbo.—Primera renuncia del señor Valdivieso.—Insistencia del Gobier- o.—Segunda renuncia. —Ofrecimiento del Obispado de Chiloé i su no acep- a tacion.—Su nombramiento de Rector del Instituto Nacional.—Nueva renuncia. - A medida que los talentos 1 virtudes del señor Valdivieso iban siendo mas notorios, las distinciones i honores venian a golpear a 'su puerta con mayor insistencia. Pero en la misma medida él se afanaba por eseonderse bajo el velo de la modestia, rehusándolos con decidido empeño. Tan pronto como le era posible desprenderse las comisiones honoríficas que la obediencia o el deber lo obliga- La aceptar, se le veía ir en busca de humildes ministerios, como 'si temiera asfixiarse entre elhumo de los honores, Signo inequívoco de gran virtud es la renuncia de cuanto hala- ¿la aspiracion innata que siente el hombre a elevarse sobre el el comun. Rara vez los que están sentados en los últimos sillo- 'nes del banquete social dejan de lanzar miradas envidiosas a los ocupan los primeros puestos. Por esto siempre ha causado “asombro la conducta de aquellos voluntarios de la humildad que, como los Crisóstomos i Gregorios de Nacianzo, han echado mano de todo jénero de arbitrios para escapar de los honores i dignida- Pero acontece las mas veces que esos héroes de la humildad uscados de preferencia, porque comunmente los méritos mas ositivos son los que se esconden bajo la concha de la modestia, i orque, como dice La Bruyére, la modestia es, respecto del verda- ro mérito, lo que las sombras respecto de las figuras de un cua- dro; lo pone de relieve. ADELA U. 1.* SEO, 63-64. +8 - To: * JE > gi «sede metropolitana de la silla episcopal de altas Aprobado el: de la que había sido hasta entónces sufragánea. La. nacion ha “progresado lo bastante para merecer este'alto honor, 1 su pob “mitam, e y 04) A CA E! AN) Y y Z Í 54 ez A ; >La e "A + s deter Hei. OS le (E Í > y y Ey, 498 ' _ MEMORIAS CIENTÍFICAS. 1 LITERARIAS | Tal le aconteció als señor Valdivieso, A pesar de que él. E los altos puestos, porque la responsabilidad que llevan cons asustaba su delicada conciencia, era buscado con afan para colo= carlo en los mas encumbrados de la jerarquía eclesiástica, La vasta extension de las diócesis de Santiago 1 Concepcion exi- jía imperiosamente la creacion de otras nuevas. Era imposible, en: efecto, que un solo Pastor atendiese debidamente a las necesidades” espirituales de los ochocientos mil habitantes que poblaban el ex, tenso territorio que comprendía la primera, esto es, desde la pro- vincia de Talca hasta la de Atacama, i los poco ménos numerosos que habitaban desde el Maule “hasta el confin austral de la Repú- blica, que comprendía el Obispado de Concepcion. : P. Débese al empeño del Ministro Portales el rémedio de esta gra- ve necesidad; Pues, sin arredrarse por el desembolso que impondría: | al Erario la creacion de nuevas diécesis, sometió. en 1836 a la aprobacion del Congreso un proyecto de la que tenía por objete -la ereccion de las diócesis de la Serena i Anend, i la conversion en! proyecto por el Congreso Nacional, EE a como lei d rea el 24 de Agosto de 1836: (o. TON A Las disposiciones de:esta lei.eran 8 gran trascendencia para la Igea. chilena. La: creacion de una Metrópoli debía: acrecentar wA “importancia, emancipáudola de.la Sede. Metropolitana de: Lima, : cion se había aumentado en la misma medida en que mejorab 0 HE aquí 1óS artículos dispositivos de la lei: Art. 1.2. El Presidente de la República dirijirá,a la Sede pen: las Cor _ pondientes preces para que se establezca en el territorio de Chile una Metrópo eclesiástica, erijiéndose en Arzobispado la silla episcopal de Santiago... 5 Art. 22 Dirijirá igualmente: las correspondientes preces para que se erija, Obispado en Coquimbo i 1 otro en Chiloé. Art. 3. Estos 1 el de Concepcion serán los sufragáneos del 'Arzobispado. Art. 4.2 La dotación de los nuevos Obispos: será de cuatro mil pesos. a uno. Art. Ita la lodo? se ESTA tal provision de las dienida ad i demas beneficios i oficios de que deben constar los nuevos “cabili ¡hasta tambo que, disminuyéndose las escaseces del erario 1 aumentándose, los] “duetos. es PS hacerse sucesivamente segun las circunstancias lo Art. 6,” re Aids de less desde se hará en la forma, acostum ra comprendiendo el Obispado « de Coquimbo el territorio que media entre el vio dl “Choapa 1'la extremidad setentrional de la República, i el de Chiloé el. te ¿comprendido entre el rio Cautin o de la Imperial hasta la extremidad merid de la República, inclusos los archipiélagos de Chiloé i Guaitecas 1 la isla. “Mocha, Y j> le E pea ! NALES DE LA UNIVERSIDAD.—AGOSTO DE 1885. 499 ecursos financieros, sus industrias i relaciones comerciales, o la Iglesia había quedado estacionaria en la misma condicion “que había estado bajo el réjimen colonial. Dos diócesis, sufra- ineas de una Metrópoli situada en pais extraño 1 separadas de por centenares de leguas i con grandes dificultades de comu- acion, eran de todo punto insuficientes para llenar las múltiples esidades del órden espiritual. Una nacion que, a costa de pro- ngados i heróicos esfuerzos, había conquistado su independencia política, bien merecía el honor de formar por sí sola una provincia lesiástica. Con esta medida se aumentaría el escasísimo número de sa= 2rdotes, se establecerían nuevas parroquias, se mejoraría el ser- vicio eclesiástico en todos sus ramos i dejaría de ser desesperante i casi irremediable la suerte de los habitantes situados en las os apartadas extremidades de la República. Por esto, aunque el Ministro de Estado don Diego Portales no hubiera hecho otros aportantes servicios a la Iglesia chilena, este solo bastaría a em- ar la gratitud de los católicos. Empero, para llevar a cabo esta lei era menester impetrar la robacion de la Santa Sede, 1 presentarle, segun lo dispuesto por Constitucion, las personas que habían de rejir las nuevas sedes, on este fin, el Consejo de Estado, en nota de 4 de Octubre de 337, ofició al Gobierno en estos términos: «Convocado por V. E. Consejo de Estado, i reunido en la sala de sesiones con el objeto proponer en terna las personas que pueden ser presentadas ra el Obispado de Coquimbo, despues de un detenido exámen, pone a Y. E. en primer lugar al doctor don Alejo Eyzaguirre; segundo lugar al Arcediano don José Miguel Solar, i en tercero esbítero don Rafael Valentin Valdivieso, quienes han mere- o siempre la mas distinguida reputacion por su virtud 1 ciencia, los que V. E. habrá por propuestos en conformidad del decreto upremo de 28 del pasado mes i del inciso 3,2 del art. 104 de la titucion política del Estado» (1). o fué pequeña la distincion que el Consejo de Estado hizo al r Valdivieso, proponiéndolo en la terna para el Obispado de quimbo. No se trataba, en efecto, de elejir pastor para una sede Firman esta nota los señores consejeros don Joaquin Tocornal, don Mariano" ña, don Jogé Miguel Solar, don José Ignacio de Eyzaguirre, don Diego' onio Barros, don Pedro Nolasco Mena, don Juan Agustin Alcalde. don José izo Montt, don Juan de Dios Vial del Rio 1 el secretario don Manuel Camilo' 500 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. vacante, sino, lo que es mucho mas grave, de excojer un hombre que crease una nueva diócesis. El que desempeñase este cargo de- bía ser un hombre que, a su virtud probada, añadiese cualidades sobresalientes como creador i organizador. Sin Cabildo, sin clero, sin Seminario, era preciso que lo improvisase todo i que gobernase por largo tiempo sin auxiliares ni consejeros. En virtud de estas consideraciones, el Consejo de Estado formó la terna con las per= sonas mas distinguidas i suficientes del clero de Santiago. 1 el- señor Y. o iimacaga fué, a juicio de los Consejeros, uno de esos hom= bres, a pesar de que a la sazon solo contaba cuatro años de sacer- docio i cuarenta años de edad. Nótese ademas que el señor Valdivieso, simple presbítero, era - puesto al lado de las dos primeras dignidades del Cabildo ecle- siástico, sacerdotes que, por su vasta ilustracion, por sus largos servicios i los altos puestos que habian desempeñado, eran lo de — mas ilustre 1 meritorio que el sacerdocio contaba en sus filas. El primero, el señor don José Alejo Eyzaguirre, era un sacerdote que llegaba a la edad provecta cargado de merecimientos, despues * de haber ocupado muchos puestos importantes. Oigamos, para | estimar su valimiento, lo que dice de este sacerdote uno de sus bió= á grafos: «En los altos i delicados empleos que fué llamado a desem- y peñar, el señor Eyzaguirre jamas desmintió la reputacion que se |] adquiriera de sabio i de justo. Su vida pública está marcada con | el tino i consumada prudencia que siempre desplegó en los gra=* ves negocios que le confirieran la Iglesia 1 el Estado. Así, cuando en 1817 fué nombrado juez de eclesiásticos procesados por re: lis. — tas, supo conciliar los derechos del sacerdocio i de la iglesia con las exijencias de la causa nacioval. Vocal por Curicó en la Cons- tituyente de 1823, ilustró con sus talentos esta célebre Asamblea como lo hizo despues en el Congreso de 1826, al que asistió d Diputado por Santiago, «Pero si el nombre del señor Eyzaguirre merece figurar en los. anales de la patria por su brillante carrera política, la histor eclesiástica del país debe consiguarlo en sus fastos con el eloj debidu a sus largos servicios. Elejido cura Rector, en 1819, de e ta santa iglesia Catedral i juez privativo de monasterios, se eje citó en tan elevados cargos con el relevante celo que era mul justo esperar. Los complicados i graves negocios que ocurren a Curia o fueron resueltos por el señor a ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—AGOSTO DE 1885, 501 da experiencia. El señor Eyzaguirre, a imitacion de los Atana- 5, Gregorios, Anselmos 1 otros héroes del cristianismo, sufrió E “un violento pero honroso destierro en defensa de la libertad ecle- ¡3 siástica. Restituido con honor a su patria, siguió prestando a la -Tglesia nuevos e importantes servicios. En 1823 fué nombrado examinador sinodal 1 canónigo pemitenciario interino: en 1826, el Timo. señor Rodriguez, desde Madrid, lo recomendó a la Santa Sede en primer lugar para Vicario Apostólico de Santiago; en 1829 obtuvo la dignidad de Tesorero, ascendiendo despues a la de ean de esta santa iglesia Metropclitana, en cuyo destino falle- 16 (1). -Noera ménos meritorio el señor don José Miguel Solar, que ocupaba el segundo lugar en la terna. Oigamos lo que dice de él uno de sus biógrafos: «El señor don José Miguel Solar fué encar- “gado del servicio del curato de la Serena, i lo desempeñó todo el tiempo que le fué posible con el celo, caridad i luces propias de un verdadero párroco, atrayéndose el cariño i respeto de cuantos lo conocieron en aquel destino. En 1825 fué presidente de la Asamblea de la provincia de Coquimbo, en la que acreditó su ta- lento político; 1 despues de haber sido electo Diputado del Con- greso Nacional de 1826, fué nombrado Ministro de Estado por el E Supremo Gobierno en 1897; destino que no admitió, por no con- venir con sa jenial desprendimiento de toda distincion i autoridad. Posteriormente, en los años de 36 ¡1 37, cuando ya desde el año 29 estaba en posesion de la dignidad de Arcediano, fué electo Consejero de Estado i Senador, destinos que ada por largo 4 ¡lempo, manifestando siempre intelijencia, discrecion i firmeza a toda La (2). “Tales eran los hombres a cuyo lado, en nivel inmediatamente ferior, fué colocado el señor Valdivieso en los primeros años de sacerdocio. ¡Sin embargo, ninguno de los tres aceptó el honroso puesto que es ofrecía el Supremo Gobierno. El señor Eyzaguirre hizo valer s achaques de su salud, que se reagravarían con dejar el clima tivo; 1 el señor Solar basó su negativa en la enfermedad que aquejaba desde su juventud i en la absoluta necesidad que tenia reposo para su conservacion. Jon la renuncia de los dos primeros el Supremo Gobierno puso ') Revista Católica, núm. 220. nO) Revista Católica, núm, 136, 502 - MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. sus esperanzas en el señor Valdivieso, resuelto a no omitir esfuer= zos a fin de conseguir su aceptacion. Couvencido de que siendo el mas jóven de los tres candidatos, era tambien el mas adecuado para desempeñar el difícil cometido, juzgó que, si podía aceptar . la renuncia de los señores Eyzaguirre i Solar; no debía aceptar la. del señor Valdivieso. +3 Pero se engañaba, El jóven sacerdote había resuelto desde la primera hora rechazar esta distincion; iasi lo hizo saber al Su- premo Gobierno, primeramente por conducto privado, 1 despues por medio de la nota que reproducimos a continuacion, dirijida al Ministro del Culto en 10 de Enero de 1838: 3 «Su Excelencia el Presidente de la. República, al resolver pre= sentarme a su Santidad para Obispo de la nueva Diócesis que va a erijirse en Coquimbo, me ha colmado de un honor i distincion que dejan para siempre obligada mi especial gratitud. Estoi per-- suadido de que el Supremo Gobierno solo se ha propuesto en esta. medida el bien de la nueva Iglesia, 1, por lo mismo, no acabo de- comprender cómo, entre tantos eclesiásticos de mérito, virtud 1. ciencia sobresalientes, me ha podido considerar a propósito para for= marla i rejirla. De modo que faltaría a Dios, traicionaría mis sen-: timientos 1 no correspondería a la confianza con que el Supremo Gobierno me honra si le ocultase las dificultades que me impiden consentir en mi eleccion. No se crea que miro como cosa de poca ' estima la mitra de Coquimbo, o que intento recomendarme rehu-=-. sando su admision; pues a nadie se oculta cuanto sabe la vanidad > | ponderar lo que vale a un eclesiástico, en el cuarto año de su cartes | ra, recibir el báculo episcopal, 1, OIDO su nombre entre log: fundadores de Obispados, ocupar una silla que con el tiempo debe ser ilustre. Es preciso que el Supremo Gobierno me haga la justi- cia de creer que mi negativa se apoya en las causas mas poderosas i positivas que pueden ocurrir, aunque, por desgracia, no sea posi. ble publicarlas todas. «Un Obispo sin cabildo, que es quien le sirve de consejo 1 auxilia con sus luces, con un clero secular mul diminuto 1 con el regular casi nulo, i donde los negocios deben ser de suma ardu dad, porque es lelesia que va a fundarse, necesita para expedi con acierto poseer anticipadamente no solo aquella ciencia prof da, que debe adornar a un Pastor, sino tambien la que especial mente se requiere en quien todo lo va a hacer por sí mismo; 1 debo confasa t-AUnque/s0n vuboroso—que, educado para otra e rora bien diversa, | ompleados on e Ja los años mas pro elos Ds vida, durante. e pocos. que levo de eclesiástico, recargado, ¡pre con las fatigas del ministerio, que han- crecido a medida ese ha ido: disminuy endo el número de ministros, apénas, he. po- LO o adquirir los conocimientos precisos para desempeñar las ocu, : ACiones. comunes de un simple presbítero. : «Por Otra parte, en años pasados fuí atacado de una pulmonía. ligna que casi me arrastró al sepuicro., Entónces el vigor juve- un cuidado esmerado 1 las constantes precauciones ; ¡me salya- nh del peligro, hasta que, últimamente, merced al temperamento implado, logré sanidad completa, Temo justamente que, la seque- 1 el excesivo calor de los pueblos del norte, así como los repe- e. “viajes que al principio son indispensables, la mayor parte por. avesías penosas, me hagan contraer de nuevo la misma, enferme: ¿1 que postrado entónces, sin brazos auxiliares, sin recursos, a, proporcionármelos 1 agobiado por el cúmulo de necesidades. demandan. .Urjente remedio, se acelere, el término de una vida. e $ sin estos inconvenientes.1 en climas mas, análogos a mi salud jo la, direccion de otros, quisiera consagrarla. toda entera al rvicio de la lolesia i 1 de la Patria. Se agrega, tambien que, des- aciadamente sol víctima de un aceeso., nervioso que me imposibi- ¡del todo, para tomar sobre mí la responsabi lidad i cuidados del, pastoral; i, enseñado, Por, una triste, experiencia, miro “como. lubitable que, ántes de un año, estaría incapaz, de. administrar, cramentos.. ' E «No quiero representar ; al opicada la, falta de Seminario . i e as bastantes para atender a la educacion, ¡de eclesiásticos, s0- delos. indijentes, visitas frecuentes a parroquias distantes, en del culto mas económico, ministros auxiliares, etc, en todo, que un jenio emprendedor encontraría recursos a millares, el ncuentra, insuperables dificultades, Pero sin atender 2 mi ins cia, al peligro de mi salud i a la íntima persuasion en, que de la falta de medios para, hacer el bien, me sometería, gus- ala voluntad del Grobierno st pudiese sofocar el ¿grito impe: le mi conciencia por motivos que me. es forzoso conservar en ereto de mi corazon. En estos cargos muchas veces no se brasa lo que hai de mas erave; 1 por eso sábiamente dispuso la San- l de Gregorio X en el Concilio jeneral de Lyon, que no se paz nsagrar al electo para, Obispado sin que concurriese su libre entimiento, cuya constitución forma hoi un capítulo canónico» ¡se me oculta cuanto embaragan las operaciones del Gobiore e 2ue aeben dosmgradarl ga semejantes ronungias; 0, ANGneR a A ANALES DE LA UNIVERSIDAD: A605z0 Dp,1885. 508, 504 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS, tro imperiosamente obligado a complacerle a costa de cualquier E sacrificio por la distincion misma en el nombramiento que ha he- cho de mi persona: aun sin este motivo siempre he sido enemigo de renuncias, ¡jamas he renunciado los cargos públicos, por one= rosos i compromitentes que hayan sido; todo lo que debe penetrar al Gobierno de que, si represento mi excusa, es únicamente por no ser infiel a Dios ni traicionar mi conciencia». A pesar de este cúmulo de consideraciones en que el señor Val- divieso apoyaba su renuncia, vése claramente que la razon funda- mental que obraba en su ánimo para rehusar el cargo era la conviccion de su insuficiencia. La falta de cabildo, la escasez de — cooperadores, los peligros de su salud, la carencia de recursos i demas motivos que expone en su nota, si eran en verdad dificulta= des que haclan penosa la tarea del nuevo Obispo, estaban mui distantes de ser insuperables para el jenio organizador i el vigoro- so talento del señor Valdivieso. I así lo confiesa él mismo cuando, al terminar su nota, afirma que «un jenio emprendedor encontra= ría recursos a millares» para orillar los inconvenientes; pero que — el suyo solo encuentra dificultades. P El hombre que en los años de su vida pública había dado prue- bas brillantes de eximio organizador, introduciendo importantes reformas en el Hospicio de inválidos, en la Defensoría de menores * i en el Municipio; el que, como Diputado i como Juez, había de= mostrado entereza indomable de carácter; el que como Sacerdote do se había distinguido por su incansable laboriosidad en las árduas comisiones que le hablan encomendado los prelados, no tenía por que arredrarse delante de las dificultades de que estaba rodeado el nuevo cargo. Para resolverlas satisfactoriamente, bastábanle sus talentos i virtudes. : Pero, tal es la condicion de las almas verdaderamente ha 6 miéntras que sus méritos brillan como el sol a la vista de los de- Es mas, a Sus propios ojos se ocultan entre tinieblas. 0 Por lo mismo que la creacion de una Diócesis es empresa da || cultosa, era preciso confiarla a un hombre del temple del señor | - Valdivieso; i por lo mismo que en esta obra era necesario impro visarlo todo, el Grobierno buscaba un sacerdote que hallara en e talento los recursos que él no podía proporcionarle. k No es extraño, por esta razon, que el Ministro Portales, qu sabía discernir a los hombres, se negase a aceptar la renuncia del señor Valdivieso i que insistiese en su resolucion, a pesar de las razones expuestas. El Gobierno recabó e la aquie ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —AGOSTO DE 1885. 505 ncia de su candidato en nota de 24 de Febrero, en la cual se esfor- aba por convencerlo de la utilidad que reportaría a la Iglesia 1 al ais su aceptacion, prometiéndole allanar las dificultades que lo “arredraban. A su turno, el señor Valdivieso, despues de un mes de silencio, insistió en su renuncia en nota fechada en Quillota el 22 de Marzo de 1838. Hé aquí los términos de esta nueva nota: «(En nota de 24 del pasado se sirvió US. comunicarme la reso- ucion de S, E. el Presidente de la República de no admitirme la renuncia que hice de la silla episcopal de Coquimbo para la que había sido presentado; la cual, por circunstancias particulares que - ya sabe V. S. i que no es del caso exponer, no contesté inmediata- mente como lo deseaba i era mi obligacion hacerlo. Ahora lo veri- co, pero con el sentimiento de expresar a US. que me es imposi- ble cumplir en esta parte las órdenes del Gobierno, órdenes que me son tanto mas respetables cuanto que ellas envuelven una ma- nifestacion de aprecio hácia mi persona que por ningun título de- bía esperar. Conoce US. mi carácter, i conoce asimismo que en "semejante determinacion no obra mira alguna de interes particu- lar ni otros motivos ajenos a un hombre de bien i patriota; -que solo me hacen insistir en ella razones que solo tienen valor en un pecho tímido, i la certeza que por otra parte me asiste de ser mas útil al pais en otras tareas quizas mas penosas que las de a dignidad a que se me quiere elevar. No dudo que US. recabará de $. E. la benigna acojida de mi súplica, i espero que, al dar este paso, se sirva US. ser para con S. E. el intérprete de toda mi ; o Jamas olvidaré la honra con que el Gobierno me ha que- —rido distinguir, i este motivo, entre tantos que para ello tengo, me confirmará en la resolucion de contribuir con mis aptitudes a cuanto el Grobierno exija de mi en cualesquiera otras ocupaciones que sean de utilidad i servicio público». Con esto el señor Valdivieso puso sello a su inquebrantable ñ esolucion, ante la cual hubo de doblegarse toda la poderosa in- empre vencer: el halago de los altos puestos i el inflajo de los derosos. Al reves de lo que acontece comunmente, esto es, que a ambicion lucha por subir, en el caso actual se vé a la modestia chando vigorosamente por bajar. Solicitado con porfiada insis- cia para que aceptase uno de los puestos mas encumbrados de erarquía eclesiástica, el señor Valdivieso puso en juego toda la lucidez de su talento para encontrar excusas i se revistió de toda 506 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. la fortaleza de su espíritu para resistir a la voluntad del supremo. E majistrado que quería honrarlo elevándolo. Con todo el comedi- k miento que es propio del que sabe agradecer, pero tambien com toda la firmeza de un propósito irrevocable, rehusó los honores i se consideró feliz de haberse desembarazado de sus doradas redes, Pero ne era solamente su aversion instintiva a los honores lo que lo decidió a oponerse a la voluntad del Gobierno, que tambien - inflaía con mucho en esta resolucion la extrema delicadeza de su conciencia. La del señor Valdivieso era una de esas conciencias que se asustan delante de cualquiera responsabilidad. I al pensar que iba a caer sobre sus hombros el grave peso de los deberes epis- copales, sintió que las fuerzas le faltaban. Asi lo declara explicita= mente en su última nota, en la que, dejando de lado las demas consideraciones, confiesa que lo obligan a insistir en su renuncia «razones que solo tienen valor en un pecho tímido». a Pero, sobre todos estos motivos estaban los designios de Dios que predestinaba al señor Valdivieso para ocupar, no un puesto secundario, sino el mas encumbrado de la Iglesia chilena. Dios quería premiar su humildad elevándolo a mayor altura 1 aprove- char sus talentos entregándole el timon de la nave en época en que había de bogar por entre récias tempestades. DS Despues de esta repulsa, el Gobierno fijó su eleccion en el prés- bítero don Juan Agustin de la Sierra, el cual, presentado a la y Santa Sede, obtuvo la institucion canónica por las Letras Apostó- licas de la Santidad de Gregorio XVI, fechadas el 1.” de Julio de 1840. Por delegacion del Mustrísimo señor Vicuña, el Arcediano don José Miguel Solar, puso en ejecucion esas Letras, erijiendo en Obispado la Iglesia de la Serena el 26 de Marzo de 1844. Como hemos dicho, el Gobierno solicitó ademas la creacion de otro Obispado, que comprendiese las provincias mas australes de 3 j ] República 1 cuya sede residiese en Ancud. Para este fin necesitas : ba presentar al Papa un nuevo candidato. No obstante el rechazo del Obispado, de la Serena, el Gobierno quiso ante todo obtener del señor Valdivieso la aceptacion de esta otra mitra. Pero, con pocas 0 esperanzas de realizar su deseo, comisionó a una persona que le hiciese en privado la propuesta. Como era de esperarlo, la respues= ta del señor Valdivieso fué otra vez negativa (1). > (1) El carácter privado con que se hizo este ofrecimiento ha sido causa de Y) 16 este hecho no +e halle O en ningun documento oficial. Pero, en cambio tados loa blágratos del señor Valdivieso están contestes en pregurar e efeotivk Rad; dentes plyos, benemos el apbevizado tenblimonje de) señor Obiapa fe las! LES DE EN UNIVERSIDAD. —AGOSTO DE 1885 507 > a eleccion tecayó oda en el presbítero don Justo Donoso, ¿que expidió el auto de ereccion de la nueva diócesis de Ancud el -27 de Octubre de 1844. De esta manera en un mismo año fuerón ercadas en Chile dos nuevas diócesis i erijida en Metropolitana la Sede Episcopal de Santiago, siendo primer Arzobispo el Ilustrísimo señor don Ma- nuel Vicuña. Pero no bien se vió libre el señor Valdivieso de estos compro- nistración de sacramentos, del derecho eclesiástico en la parte pura= mente administrativa, i de la enseñanza de la divina palabra». Los ejercicios de la Academia serían de dos clases: (art. 11) los unos - | teórico-prácticos 1 los otros puramente prácticos. Aquellos consis- tían en conferenciar i disertar sobre las materias que formaban el | objeto de los cursos, i éstos en finjir casos i ejecutar lo mismo que si fuesen verdaderos. La instruccion teórico-práctica (art. 12) se | daría cada año en dos cursos. El primero tenía por objeto la adimi- nistracion de los sacramentos i el segundo el derecho eclesiástico administrativo. Ambos cursos debían consagrarse ademas (art, 18) a estudios bíblicos, tratándose sobre el cánon del Antiguo i Nuevo Testamento, sobre los diversos sentidos de la Sagrada Escritura 1 sobre su uso i regla para exponerla. Una sesion especial de cada pronunciándose dos discursos sobre los diversos AN des cb : do Había tres clases de AN (art. 2, A la pea A ue que, sin ser o id isbena asociarse a los a se académicos. Ademas del O que lo sería siempre el Decano : de la Facultad de Teolojía, debería, haber un Presidente i vice, un Consejo académico, tres comisiones revisoras, un Secretario i pro Secretario, un Promotor fiscal, un Pesorero 1 vice, un Maestro de ceremonias, un Bibliotecario i un portero (2). : (1) Los primeros miembros de esta Facultad fueron los señores don José Migu Arístegui, Frai Francisco Alvarez, Frai Domingo Aracena, don Bernardino Bilbao don J. Antonio Bansa, Iltmo. señor don J. Tenacio Cienfuegos, don Justo Donos don J. Alejo Eyzaguirre, Tltmo. señor don Diego A. Elizondo, Fr. Miguel Gaete, don Pedro Marin, Fr. Miguel Ovalle, don José María Peña, don Rea Puente don Miguel Fruto Rodriguez, Fr. Clemente Rocha, Fr. José María Romo, do Pedro Reyes, don José Miguel Solar, don José Hipólito Salas, Fr. Lorenzo So don Rafael V. Valdivieso i don José Santigo Iñiguez. (2) Puede verse el texto íntegro de esta importante pieza en 1 A nales de 1 Universidad, 6. 1.2, p. 77. al era, en resúmen, el “objeto 1 composicion de la Academia de encias Sagradas, a la cual dió vida i calor la fecunda iniciativa | jóven Decano. Ella estaba destinada a servir de escuela de 1 reparacion a los que debían mas tarde desemyeñar los importan- tes ministerios del cargo pastoral. De allí saldrían con los conoci- mientos 1 la práctica e para administrar debidamente los sacramentos, gobernar las parroquias i predicar al pueblo la di- ina palabra. Til reglamento de la Academia fué; discutido i aprobado por el Consejo universitario i sometido a la alta aprobacion del Supremo Mer Gobierno, quien expidió el decreto de aceptacion el 21 de Noviem- bre de 1944 (1). En el año siguiente, el 22 de junio de 1845, la Academia de ciencias sagradas se instalaba solemnemente en la sala de la Cá- mara de Diputados. Concurrieron a esta ceremonia los miembros del Consejo universitario i algunos otros de la Universidad, el Se- mitario Conciliar i gran número de particulares. Presidió la reu- nion el AEaOE Aaldivieso como Decano de la Facultad de Ace En este discurso, ponía de manifiesto los nobles fines de la bella ucior, esto es, el adelantamiento de las ciencias eclesiásticas la ilustracion del clero. ón ¿poca vecina a la de su exaltacion H6 aquí el texto del oficio del Rector de la Universidad: eñor Ministro: Tengo el honor de acompañar a US. el Reglamento para la Aca- mie de Ciencias Sagradas que debe establecerse en esta capital, formado por el Decano de Teolojía, 3 discutido i aprobado por el Consejo de esta corpora- afin de que, si S. E. el Presidente lo tiene a bien, se sirva expedir por el io. ¡de Us. la aprobacion correspondiente. — Dios guarde a US.— ANDRÉS Preto de Ao bdcida dice así: tiago, Noviembre 2] de 1844. Apruébase el Reglamento para la Acadomia as Sagradas, acordado por el Consejo de la Universidad. lin consecuen- lictense las providencias necesarias a fin de que aquella corporacion empiece cer sus funciones. Comuníquese. —IRARRAZAVAL. —Manuel Montt. » Puede leerse este discurso en La Revista Católica, t. 2.2 524 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS, y episcopado: la preparacion cientifica del clero conforme a las exi- jencias de la época. Ia fé que el señor Valdivieso ha tenido la noble satisfaccion de haber visto satisfechos en gran parte estos encendidos votos de su alma. El ha dejado al morir una pléyade de sacerdotes dignos de la relijion por sus luces i virtudes, amaestrados en la escuela de sus ejemplos i enseñanzas, i uniformes en sus principios i senti- mientos. El acabamiento de la obra que iniciaba con la creacion de la Academia fué especialísimo empeño de su vida, como hemos de verlo en el curso de esta memoria. Conjuntamente con la creacion de esta asociacion científica, ocupóse el señor Valdivieso en otra obra conducente al mismo trascendental objeto de la Academia. En calidad de Vicario Capitular en Sede vacante, el Dean de la Iglesia Metropolitana, señor don José Alejo Eyzaguirre, nombró una comision compuesta del señor Valdivieso i de los señores Rector del Seminario, profe- sor don José Miguel Arístegui, Dr. don José Alejo Bezanilla 1+- presbítero don Manuel Valdes, «para que examinando las Consti- tuciones del Colejio Seminario, el plan de estudios que se observa i los fondos que tiene a su disposicion, informasen unidos o por separado sobre la mejor direccion que pudiera darse a sus estudios, atendido lo que dispone el Concilio Tridentino en la ses. 23, cap. 18 de Reformatione, como tambien sobre la mejor disciplina inte= rior que deba observarse i el local en que mas ventajosamente pudie= ra colocarse, i sobre todo cuanto creyeran conducente para su me- | jor arreglo en lo formal i material del expresado establecimien= to (1). A virtud de este honroso cometido, el señor Valdivieso redactó un proyecto de bases de reforma del Seminario, junto con un nota» ble informe en que exponía los defectos i vacios del réjimen anti= guo i las útiles reformas que convenía llevar a cabo para el mejo- ramiento de la educacion eclesiástica. La vista perspicaz del señor Valdivieso descubrió desde el primer momento en la organizacion del Seminario un defecto capital. Este defecto consistía en que el Seminario no era propiamente tal, segun lo dispuesto por el santo otro objeto que el de la educacion de eclec esto es, de 1] personas que den muestras de vocacion para este estado. I tal como 4 ¡ Ye (1) Decreto de nombramiento expedido el 21 de Setiembre de 1844, quese re jistra en el Boletín eclesiástico, $. 1.”, páj. 159. O AÑALES DE LA UNIVERSIDAD.—AGOSTO DE 1885. 525 se hallaba constituido el Seminario, la inmensa mayoría de los se- "minaristas era de jóvenes que se preparaban para las profesiones del siglo, Pero si este era un mal, no era menor el de alejar del estable- "cimiento a los niños de tierna edad, que, inhábiles para decidir su vocacion, podrían mas tarde, convenientemente educados, ser cumplidos sacerdotes i útiles ciudadanos. Hé aquí como el señor Valdivieso desataba la dificultad: «Para resolver el árduo problema, dice en su informe, de adecuar el establecimiento a la educacion de niños tiernos, sin admitir por seminaristas a los que no se ha- len en edad competente, hemos creado un departamento que, sin ser propiamente Seminario, forme una seccion suya, 1 mantenién- - dose en total incomunicacion con los seminaristas, esté, sin em- bargo, a cargo del Rector i Vice-Rector. De este modo se puede sin embarazo adoptar diversas reglas para el réjimen de ambas secciones, apropiándolas al objeto de cada una, i el Rector, al ele- jir los seminaristas, no obra ya a ciegas o por informes ajenos en esta materia, sino por el conocimiento propio, adquirido con el trato i manejo directo de los mismos jóvenes». De estas conside- raciones emanaron las primeras bases de la reforma establecida en los siguientes artículos: «l1.* El Seminario debe tener por objeto servir exclusivamente para la educacion de los eclesiásticos; —2.” sin embargo, el Semi- "nario tendrá una seccion accesoria compuesta de alumnos internos que se titularán menores; —3.% El objeto de esta seccion es conocer personalmente las inclinaciones de los jóvenes que se preparan pa- Ya ser admitidos en el Seminario, i proporcionarles entre tanto la instruccion preparatoria». I tal es la organizacion que rfubsiste hasta el presente, la cual no ha padecido alteracion, no obstante los notables progresos que en su réjimen i enseñanza ha ido alcanzando el Seminario en el curso de los años trascurridos desde esa época remota hasta la Pero no era éste el único mal que reclamaba remedio. Predo- 'minaba entónces la funesta persuasion de que no había verdadera, Ilustracion sin el título de abogado, i por esta razon, contrariando l fin de su institucion, se cursaban en el Seminario los diversos Tamos de lejislacion. De aquí resultaba que los estudios peculiares de la carrera eclesiástica eran pospuestos o desatendidos, con gra- ve detrimento de los conocimientos profesionales del sacerdote, Seguíase tambien de ese sistema que las becas fundadas con el fin de favorecer las vocaciones de los que carecían de recursog 526 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS, eran comunmente ocupadas por jóvenes que, sin ánimo de abrazar el sacerdorcio, solo se proponían obtener el título de abogudo de — un modo económico, con defraudacion injustificable de los dineros de la Iglesia. Y El señor Valdivieso fué el primero en reaccionar contra estas — falsas ideas de la época i cerrar la puerta a los abusos. Von su mirada de águila descubrió la causa del mal, i la denunció con su habitual franqueza. «La Comision, decía en su informe, al buscar el orijen del mal, ha creido encontrarlo en la funestajpreocupacion que todavía na se ha extinguido del todo entre nosotros, 1 segun la cual no se concibe que pueda existir saber humano sin la abo- gacía, preocupacion que hace agolparse alumnos en las escuelas lejistas 1 que arrebata a otras profesiones científicas e indus- triales muititud de jóvenes que vam a estancar sus conocimien- tos en un foro que no puede contener ya la mitad de los que tienen que frecuentarlo. Miéntras que se respete como principio el error manifiesto de que no puede ser sacerdote perfectamente ilustrado en su profesion el que no lleve consigo el título.de abo- gado, juzgamos que es imposible sistemar Ja educacion eclesiásti» ca del Seminario, Siendo un establecimiento exclusivamente ecle= | siástico, no puede haber alumnos que no se destinen para el ministerio de la Iglesia; por consiguiente, todos deben estudiar sin excepcion un curso completo de ciencias eclesiásticas. Deci- mos completo, porque no sería justo dar preferencia a estudios peculiares a otras profesiones, por útiles que parezcan, postergan= do los ramos de la eclesiástica, que:son los necesarios». Y El señor Valdivieso, junto con señalar el a proponía el re- 4 del nda los ramos dojuceo occ con e sola exclusion de aces que, como el Derecho Canónico 1 el Civil concordado de los ministerios sagrados. De esta manera no se formarían abo gados en el Seminario sino sacerdotes, que es el fin exclusivo de estos O sin a de que los que quisieran obtener de las carreras dias tituladas, que hasta Borras cier» ra el porvenir a un gran número de jóvenes que lo hallada en ANALES DE LA UNIVERSIDAD,—AGOS'IO DE 1885. 527 de los ministros del altar. El señor Valdivieso, que tanto suspira- ba por la ilustracion sacerdotal, dictó con elevado espiritu el plan de estudios de ciencias sagradas que rije hasta hoi en el Seminario, 1 que sino fué puesto en práctica en todas sus partes desde la primera hora, ha alcanzado ya su perfeccionamiento con gran pro- —vecho para el clero. Segun el nuevo plan, el curso científico del - Seminario propiamente dicho debería durar ocho años, durante los cuales se cursarían los ramos siguientes: Teolojía Moral, Teolojía - Dogmática, Teotojía expositiva i Controversia bíblica, Historia eclesiástica, Historia de la teolojía, Filosofía moral, Derecho de, natural, Derecho Canónico concordado con el nacional, Computo eclesiástico, idiomas E oratoria sagrada, liturjía 1 canto llano. No necesita mas el sacerdote para desempeñar cumplidamente gu ministerio i ser sólidamente ilustrado en su profesion. Las Hu- manidades deberían ser estudiadas en los cursos de la seccion accesoria; siendo de notar que en el plan propuesto por el señor Valdivieso figuran ramos que solo en estos últimos tiempos han sido incluidos en el plan de estudios universitarios, como son la jeolojía, zoolojía i botánica (1). Ts propio de los hombres de talento conocer las necesidades de Ja época en que viven. Nadie ignora la influencia que ha alcanza- do la prensa diaria 1 periódica en el presente siglo, Ella es la po- derosa palanca de Arquímedes, capaz de solevantar el mundo i — trastornar las sociedades. «Inícianse en los periódicos, dice Severo Catalina, todas las cuestiones, grandes i pequeñas; i una ¡jenera- cion que no tiene tiempo para leer libros i que desea conocer si- quiera la superficie de las cuestiones, ha de incluir el periodismo entre las necesidades de primer órden, lo ha de considerar como ' de la prensa es donde hoi se debaten todas las cuestiones de in- teres social, la Iglesia ha necesitado bajar tambien 4 esa arena Jara propagar 1 defender los principios de la fé, La Igiesia chilena había carecido hasta el año de 1843 de un pusiese correctivo a las malas doctrinas, Por carecer de él se bían dejado pasar inadvertidos muchos encubiertos ataques con- (1) Vease para otros pormenores el informe i plan en el Bolciin eclesitstaco, €, 1.2 h 6) Lo Vordad del progreso, 528 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. tra la verdad católica i las autoridades eclesiásticas que se desli= zaban en algunas de las publicaciones periódicas que solian nacer al calor de los partidos políticos militantes. Era preciso que el clero hiciese tambien oir su voz en la prensa, ora fuese para parar los golpes asestados contra la causa relijiosa, ora para llevar un continjente de luz a los sacerdotes que vivian en apartadas parro- quias. > El señor Valdivieso, que comprendió la gran necesidad, puso todo su celo al servicio de esta obra; i aunque en la época que corría era esta una empresa de romanos por la escasez de recursos i medios de llevarla a cabo, asociado con unos cuantos operarios, — celosos como él, puso el hombro a la obra i la sacó avante. La 5 Revista Católica fué el fruto de sus conatos i desvelos. Todos los que trabajaron por echar las bases de esta obra desig- | naron unánimemente al señor Valdivieso para que tomase a su | cargo la direccion. Sin embargo, el designado la rehusó con insis- tencia, alegando su poca versacion en ciencias eclesiásticas i otras consideraciones nacidas de su injénita modestia. Estaba dispuesto a trabajar como soldado, pero rehusaba el puesto de jefe. Mas, viendo que todos esquivaban el hombro a la carga i temeroso de que esto pudiese entorpecer la realizacion de la obra, se resignó a - someterse al dictámen de sus amigos, dispuesto a sacrificarse por el bien comun. Lo auxiliaron como colaboradores don José Miguel Arístegui, don José Alejo Eyzaguirre, don Eujenio Guzman, el - R. Padre Aracena, don José Alejo Bezanilla, don José Gandari- llas, don Justo Donoso, don José Hipólito Salas, i otros sacerdotes — tan recomendables como éstos. e El primer número de La Revista Católica salió a luz el 1.2 de Abril de 1843. La sentencia de San Agustin, que servía de enca= bezamiento a su primera pájina, revelaba claramente cuál era el propósito de sus fundadores: La verdad es la que vence, la caridad es el triunfo de la verdad. La defensa i propagacion de la verdad católica teniendo a la caridad por norma de conducta, hé ahi ex puesto el programa,a que habían de ajustarse en sus escritos log be redactores del primer periódico católico fundado en Chile, A De esta publicacion el señor Valdivieso fué el alma, como lo afirma uno de sus mas animosos fundadores, el Ilustrísimo señ don José H. Salas en una de las comunicaciones con que nos : favorecido (1). «Él, agrega, con los demas que iniciaron la obr HA» (1) Carta del 19 de Marzo de 1877. A. ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—AGOSTO DE 1885. 529 propusieron arrojar el primer grano en el campo del periodis- mo católico con la confianza de que Dios lo haría jerminar mas tarde en nuestro pais para bien de la Iglesia. Las esperanzas no quedaron burladas; i este debió ser uno de los consuelos que llevó al sepulcro el señor Valdivieso. En 1843 no había en Chile mas periódico católico que La Revista, i ¡cuántos son los que hoi se pu- blican en este suelo de la patria en defensa de la Iglesia de Dios! - Ayúdeme Ud. a bendecir a la Divina Providencia por este benefi- elo, ya que soi yo el único que queda con vida de los fundadores de La Revista Católica». En verdad que el señor Valdivieso fué el alma de esta impor- tante e ilustrativa publicacion relijiosa, filosófica, histórica 1 lite- “aria, que es hoi rico arsenal de documentos para la historia de la ¡Iglesia i que en el espacio de mas de treinta años de existencia ha “sido el hábil i esforzado paladin de los intereses relijiosos de Chi- “le ide las santas libertades de la Iglesia. Las mejores plumas i los talentos mas distinguidos del clero de Santiago han ilustrado sus pájinmas con luminosos artículos sobre todas las materias im- "portantes del derecho público eclesiástico; por manera que el pole- nista católico encuentra en ella cuanto ha menester para tratar con acierto cualquiera de los puntos cuestionados de las ciencias, disciplina e historia eclesiásticas. Todas las cuestiones relijiosas promovidas durante el largo 1 ajitado periodo de su existencia han sido majistralmente tratadas por hombres de vasta ilustracion. lla ha vivido con el arma al brazo, dispuesta siempre a rechazar s ataques de la impiedad sin cobardes contemporizaciones 1 sin eocuparse de la calidad i condicion del adversario. Ha declarado erra al error doctrinal donde quiera que lo encontrase, i cual- lera que fuese el orijen de donde partiese; pero sin trasgredir leyes de la caridad i sin olvidar las consideraciones personales son debidas al enemigo. La Revista Católica, que ha cuidado de anotar el movimiento iJioso de los paises de América i de Europa i de consignar los cesos importantes verificados en este órden en el mundo católico, suministrado al clero i a los fieles de Chile un medio de vivir estrecha solidaridad de sentimientos con los católicos del mun- señor Valdivieso asentó la primera piedra de la obra i es- ó su primera pájina. En ella fijó las bases de la nueva publi- cacion 1 dió a conocer el carácter en que aparecía en el campo de publicidad. «A fin de que la sociedad no pierda una sola de las ADELA DU, 1.* seo. 67-68 530 MEMORÍAS CIENTIFICAS 1 LITERARÍAS. ventajas que la relijion le ofrece, decia en el prospecto, es preciso A explotar con teson este rico venero, i presentar a la vista de todos las necesidades morales mas imperiosas del país. Así el sacerdote conocerá mejor el jiro que deben tomar las altas funciones de su ; carácter sagrado, i los fieles se esforzarán a prestar con mas esme- ro el apoyo de una eficaz cooperacion. Porque si bien, en obsequio de aquellos, debemos decir que soportan con buena voluntad las pri- vaciones i fatigas del ministerio que en Chile, por cireunstancias locales, son mas penosas que en otras partes, forzoso tambien es confesar que sus trabajos se recienten de cierto aislamiento que los hace ménos provechosos, i que falta un plan sistemado que dé mas accion i vida a las grandes empresas con que le convida su augusta mision». La Revista Católica rejistra en sus columnas un gran número de artículos, ricos de erudicion i de razonamientos, salidos de la - pluma del señor Valdivieso. Un nutrido raciocinio i una lójica - irresistible, revestidos de una frase sóbria 1 enérjica, son las cuali- dades comunes de sus escritos. 1 aunque los redactores de la Re» vista ocultaron siempre sus nombres, estas cualidades caracterís. | ticas denuncian a cada paso la pluma del señor Valdivieso. Su claro talento, sus vastos conocimientos i su intrépida enerjía - hacían de él un polemista temible. En las discusiones que sostuvo como periodista i como Prelado de la Iglesia se situaba a una al- tura tal que todo adversario parecía pequeño en su presencia. No Ñ era posible resistir al empuje de su lójica 1 de sus razonamientos. 3 Era un impugnador que cegaba a su adversario con la luz de su intelijencia i lo aplastaba con el peso de sus razones. Poseido- ve íntimamente de la justicia de su causa, su lenguaje denotaba una entereza igual a su convencimiento, Su brazo rechazaba con ajili- dad increible los golpes de su contendor, al mismo tiempo que le disparaba proyectiles de muerte. La materia que caía bajo su plu= ma quedaba agotada, porque acostumbraba tratarla en todos sus aspectos, siendo la historia uno de los recursos favoritos de que echabamano en apoyo de sus tésis. A Uno de los intereses a cuyo triunfo consagró el señor Valdivie= so los esfuerzos de su grande espíritu ide su gran corazon fué la | independencia de la Iglesia. A la defensa de esa preciosa libertad dedicó los artículos mas brillantes que salieron de su pluma. escritor. Todas las cuestiones que se relacionan con este dogma, como son el patronato, el exequatur i demas trabas inventad: por el regalismo para atar la libre accion de la Iglesia, fuero: ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —AGOSTO DE 1885 531 muchas veces dilucidadas por él hasta no dejar asidero posible a los defensores del realismo. En esas cuestiones es cuando el há-= 'bil polemista parece esgrimir sus mejores armas 1 cuando la frase sale de su pluma mas entera, robusta i llena de colorido. Es que en esas materias no solo discurría la intelijencia, sino que ha- 'blaba el corazon. La Revista Católica no solo fué para el señor Valdivieso un palenque donde defendió como escritor los altos intereses de la Iglesia, sino tambien el periódico oficial del Arzobispado durante el largo período de su gobierno, hasta que se transformó en diario bajo el nombre de El Estandarte Católico. La publicacion, primero quincenal i despues semanal de La Re- "vista, llegó a ser de todo punto insuficiente cuando se inició en Chile la era de las reformas sociales i relijiosas. El Gobierno 1 los partidos adversos a la Iglesia llevaban inmensas ventajas al clero "3 los católicos en las luchas por la prensa, pues, al paso que aquellos disponían de varios órganos diarios de publicidad, éstos solo tenían un diario, El Independiente, diario principalmente político, i una Revista semanal, órgano del clero. Por esta razon la defensa i el ataque no se hacían con la debida oportunidad, condicion indis- -pensable en las luchas por la prensa. Esto fué lo que obligó al señor Valdivieso a pensar en la transformacion de La Revista en un diario que tomase principalmente a su cargo la defensa de los ntereses relijiosos 1 continuase siendo el órgano del clero (1). Así es como los importantes servicios prestados por este perió- ' dico a la relijion ia las letras débense a los esfuerzos del que fué su fundador i sostenedor durante treinta años de labor infatigable. k Solo Dios sabe con cuántas dificultades tuvo que luchar para ase- P. gurarle tan larga duracion. Una vida de treinta años para un pe- riódico, extraño a toda mira de lucro mercantil, es un verdadero rodijio de constancia. Hoi La Revista Católica vive todavía en sucesor con vida mas fecunda i vigorosa, siendo un arsenal de CAPÍTULO VIL DESIGNACION DEL SEÑOR VALDIVIESO PARA ARZOBISPO DE SANTIAGO, Fallecimiento del señor Vicuña. —Ultimos oficios del señor Valdivieso para con el Prelado. —Terna presentada por el Consejo de Estado.—+Eleccion del señor Dean don Alejo Eyzaguirre. —Su renuncia. —Nueva terna en que ocupa el pri- mer lugar el señor Valdivieso, —Vacilaciones de éste, —Aceptacion, — Toma de posesion del gobierno de la Arquidiócesis. El 3 de mayo de 1843 fué un dia de amargo duelo para la Igle- sia de Santiago. En la mañana de ese dia entregaba santamente gu espiritu en manos del Criador el Ilustrísimo señor don Manuel Vicuña, primer Arzobispo de Santiago. La triste noticia comuni» cada desde Valparaiso, donde falleció, fué causa de profundo dolor les i ardientes simpatías. Instituido Obispo ¿n partibus le Ceran en 1830 por el Papa Leon XII, gobernó la diócesis en calidad de Vicario Apostólico primeramente, i de Obispo diocesano despues, hasta que en 1840 recibió el pálio arzobispal enviado por la Bantidad de Gregorio XVI, La Iglesia de Santiago debe al [lustre Prelado el plantea- miento de útiles reformas, ia su caridad inagotable muchas Obras de beneficencia. Las lágrimas que produjo su muerte fueron | mejor justificativo de sus virtudes i merecimientos, los cuales le anjearon grata i perdurable memoria en el corazon de cuantos e conocieron i un puesto distinguido entre los egréjios Pastores la Iglesia chilena, i 311 ¿PI Es AAA ETA ON ps v ra yv 534 ; MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. que el sensible corazon del señor Valdivieso. El Tlustrísimo Prelado había sido para él verdadero padre i afectuoso amigo. El señor Valdivieso, siendo seglar, había estado siempre a su lado en las horas de borrasca que ajitaron el gobierno del señor Vicuña. Cuando el Cabildo eclesiástico suscitó antojadizas dudas acerca de la extension de las facultades que, como Vicario Apostólico, le confirió la Santidad de Leon XII i llegó al extremo de entablar recurso de fuerza por el nombramiento que hizo de un Vicario, el señor Valdivieso estuvo mui dispuesto a prestar sus servicios co- mo jurisconsulto en defensa de los claros derechos del Vicario Apostólico, que eran al propio tiempo los de la Iglesia. Cuando en 1832, con motivo del fallecimiento del Ilustrísimo señor don José Santiago Rodriguez Zorrilla, expatriado por causas políticas, el mismo Cabildo, desconociendo la autoridad del señor Vicuña, nombró un Vicario Capitular de su seno, no obstante los términos expresos de la Bula pontificia en la cual le confería el gobierno de la Diócesis hasta que de cualquier otro modo proveyese la Silla Apostólica al réjimen de la Iglesia, el señor Valdivieso sostuvo con decision la causa del señor Vicuña contra las arbitrarias preten- siones del Cabildo. Siendo sacerdote, el Prelado le confió los cargos mas delicados 1 las comisiones de mayor confianza, distinguiéndolo entre todos, a pesar de sus pocos años de sacerdocio. Con el señor Valdivieso, como lo dejamos dicho en otro lugar, compartió las rudas tareas de la visita episcopal que emprendió a las provincias del norte. Prestó siempre decidida aprobacion a las obras de celo i de caridad que el señor Valdivieso se propuso ejecutar. I por último, cuando el venerable Prelado necesitó emprender su viaje a Valparaiso en busca de salud, fué el señor Valdivieso el compañero elejido para ese viaje, del cual no había de volver sino convertido en cadáver. Entre sus brazos dejó escapar su último suspiro, 1 él fué el depositario de sus últimas voluntades i el ejecutor de sus disposi- ciones testamentarias. Fué todavía el señor Valdivieso el que hizo la traslacion de los restos del santo Arzobispo desde Valparaiso a la capital, i el que puso sobre esos restos la losa tumularia i depo- sitó allí la primera flor i la última lágrima. po Despues del sensible fallecimiento del Ilustrísimo señor Vicuña, el Cabildo de la Iglesia Metropolitana, reunido en sala capitular: Eo el 9 de Mayo, elijió al señor Dean don José Alejo Eyzaguirre para que gobernase la Arquidiócesis en calidad de Vicario Capitular. El gobierno del Excmo. Jeneral don. Manuel Búlues no pensó en ¿a y ; ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—AGOSTO DE 1885, 535 proveer la vacancia de la Sede Arzobispal hasta cumplido el año de viudez. Con este fin, en Mayo de 1844 el Consejo de Estado propuso al Gobierno la terna siguiente: El Dean de la Ielesia Metropolitana, don José Alejo Eyzaguirre. El presbítero, don Rafael Valentin Valdivieso. El Arcediano de la antedicha Iglesia, don José Miguel Solar. El 3 de Junio de ese año el Supremo Gobierno pasó al Sena- do una nota en que, para dar cumplimiento a la prescripcion constitucional, pedía la aprobacion del honorable cuerpo de los sujetos elejidos para ocupar la Sede arzobispal i la episcopal de Ancud. «A fin, dice esa nota, de proveer la Sede arzobispal vacante por el fallecimiento del mui Reverendo Arzobispo don Manuel Vicuña e instituir el Obispado de Ancud, ordené al Consejo de Estado formar las correspondientes ternas; i en vista de ellas he acordado presentar para la primera de dichas dignidades al Dean de esta santa Iglesia Catedral don José Alejo Eyzaguirre, i para la segunda al presbitero don Justo Donoso; sujetos recomendados en el primer lugar de las respectivas propuestas i que, a su virtud 'i ciencia, reunen importantes servicios i todas las cualidades reque- ridas para ejercer dichos cargos». En la sesion del Senado correspondiente al 17 de Junio se dió cuenta del mensaje anterior; i en el acta de esa sesion se lee lo 1 siguiente: «Se procedió a votar separadamente i por escrutinio sobre cada una de las propuestas referidas, i fué aprobada por unanimidad la que se hace en la persona del Dean don José Alejo Eyzaguirre para la primera de dichas dignidades; i por doce votos contra uno la propuesta para la segunda dignidad hecha en la persona del presbítero don Justo Donoso, mandándose comunicar al Supremo Gobierno el resultado de este acuerdo». - No fué pequeño honor para el señor Valdivieso el haber sido propuesto en el segundo lugar de la terna, entre las dos primeras dignidades del Cabildo, a pesa: de ser simple presbítero i de no Contar mas que con diez años no cumplidos de sacerdocio. Sin em- bargo, no era extraño que figurase en la terna del Arzobispado el e había sido hallado, cuatro años ántes, bastante digno de ceñirse s mitras episcopales de la Serena ide Ancud. Los pocos años de cerdocio no son inconveniente para ascender a un alto puesto cuando los talentos 1 virtudes del candidato suplen con ventaja las uces de la experiencia. El hecho de ser colocado en el segundo lu- w de la terna significaba que, a juicio del Consejo de Estado, era 536: MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. el mas digno de ocupar la Sede Metropolitaua despues del virtuoso i ya anciano sacerdote designado para el primer lugar, El venerable Dean aceptó con grandes dificultades el Arzobis- pado de Santiago. En su nota de aceptacion, dirijida al Mi- nistro del Calto, que lo era a la sazon el señor don Manuel. Montt, decía textualmente: «Bien puedo asegurar al señor Minis- tro haber estado oprimido i angustiado desde que fui sabedor del destino para que se me proponía, mucho mas en circunstancias de hallarse mis fuerzas extenuadas por las dolencias de mi salud, Pero el sentir unánime del Consejo de Estado, la decision de S. E., las insinuaciones i persuasiones del Venerable Cabildo, de gran parte del clero secular i regular i de vecinos respetables de esta ciudad, me han dejado sin libertad para proceder segun el conocimiento de mi indignidad, i me han estrechado hasta verme en la dura necesidad de hacer un sacrificio de mis ideas, de mi sa- lud i aun de mi existencia». Esta casi forzada aceptacion hacía presentir que el señor Eyza- guirre no permanecería largo tiempo al frente del laborioso gobierno de la Metrópoli eclesiástica. En efecto, poco despues de aceptada la carga pensó en deponerla; i a principios del año siguiente, su pen- samiento llegó a ser una resolucion definitiva, no obstante los rue- gos de sus mas influyentes amigos. En nota de 5 de Marzo de 1845, elevó sn renuncia al Supremo Gobierno en estos términos: «Nombrado para el Obispado de la Serena, fuí exonerado de este cargo, atendidos los achaques de mi salud que hice presentes. Electo despues para el Arzobispado, me halagó la esperanza de | que no teniendo que salir del pueblo nativo, las indisposiciones no progresarían ni me estorbarían su desempeño. Pero desgraciada= mente experimento lo contrario i mi salud va en decadencia. Esto me obliga a suplicar al señor Ministro se sirva hacerlo presente a: S. E. para que se digne aumitirme la dimision del cargo pastoral — en que estoi colocado, nombrando otra persona para el destino; miéntras se da este paso, tenga a bien avisar al Venerable Cabils. do eclesióstico a £n de que proceda a elejir Vicario Capitular». No bien tuvo el señor V aldivieso noticia de la renuncia, puso en juego todas sus influencias para conseguir que no fuese aceptada. Un testigo tan abonado como el Hlustrísimo señor Obispo de la- Concepcion, cuyo testimonio hemos invocado tantas veges, dice este respecto: «Cuindo se supo Pe el señor Dean había renunel ; ANALES DE LA. UNIVERSIDAD. —AGOSTO DE 1885. 537 osé Miguel Solar, a in de que Ja renuncia no fuese aceptada. - Creía que era un mal para la Iglesia de Santiago la separacion del - señor Eyzaguirre; i tengo plena certidumbre de que nadie, inclusos los mas adictos al Ilustre Dean, trabajó como el señor Valdivieso para que tal desgracia no sucediera. En negocios de este jénero, nunca le ví desplegar tanta actividad i celo. No consiguió el objeto que buscaba en sus elevados propósitos, ni fueron sus miras bien ] conocidas, ni ménos debidamente; estimadas; mas nunca el señor - Valdivieso se hizo un mérito por ello. Hacer el bien i callar, era una de sus máximas favoritas». Este hecho, que pudiera parecer extraño a quienes creen que los hombres obran siempre aguijoneados por la ambicion, no lo era, 7 sin embargo, tratándose del señor Valdivieso. Porque s! bien había 3 razones para creer que él sería el elejido en reemplazo del ilustre Dean, el señor Valdivieso estaba mui léjos de-pensarlo así, pues, habiendo rehusado por dos veces la carga episcopal, se creía para siempre exento de este destino. Cuando con_tan decidido empeño trabajaba por impedir la aceptacion de la renuncia del señor Ey- zaguirre, solo tenía en vista alejar el peligro de que las exijencias siempre dañosas de la política obligasen al Supremo Gobierno a - fijar su eleccion en algun sacerdote ménos diguo que el dimisio- ] ario, Esto se halla corroborado con un suelto que publicó el se- : or Valdivieso en La Revista Católica, en el cual se revela el deseo: vehemente de evitar la desgracia que, en su concepto, 0ca- sionaba a la lelesia la aceptacion de la renuncia. «Cuanto ha- lamos celebrado, dice, el acierto del Gobierno en la eleccion del Ilustrísimo señor Eyzaguirre, nos sorprendió la noticia de su re- - duncia. Al ménos advertido no se ocultan las graves dificultades ue ocurrirían si se llevase a efecto. Aun a el Gobierno llega- a sobreponerse a las pretensiones exajeradas de los que quisic- o merced a la crísis mo actual del país, toduvía le - nion de les Gel 83 adas que ansian de veras horiad un Edd gno de rejívla, Afortunadamente hemos sabido que los mectivo 8 Ue 86 ee la renuncia, léjos de prestevl 6 un apoyo invengible, emanan de la delicadeza de conciencia 1 de la desconfianza pro» que adornan al digno prelado, Desmentimos formalinante a La eta del Comercio de Valparaiso, que ha afirmado que la renun- había sido admitida; i tenemos Ja satisfaccion de anunciar a a y E A Y ds ñ E Es 538 - MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. $ nuestros lectores que casi contamos con la seguridad de que la cor- dura del Gobierno i su interes por la paz de nuestra Iglesia no soto rehusará la admision, sino que se empeñará en remover cuan= to ántes, en la parte que puede tocarle, los motivos que hayan obligado al señor Eyzaguirre a elevar su renuncia» (1). Pero el hecho fué que los esfuerzos del señor Valdivieso fue= ron infructuosos i sus esperanzas burladas. Con fecha 22 de Abril ES de 1845 el Presidente de la República expidió el siguiente decreto: - «Cediendo a las reiteradas instancias del mui Reverendo Arzobis- po electo don José Alejo Eyzaguirre, vengo en admitirle la renun- 3 cia que ha hecho del mencionado cargo. Procédase por el Consejo de Estado a hacer las propuestas correspondientes, i trascríbase | éste decreto al Venerable Cabildo eclesiástico para los efectos a que | hubiere lugar». Con esto la renuncia del señor Eyzaguirre quedaba admitida i era llegada la hora de elejir la persona que debía reemplazarlo en la Sede Metropolitana de Santiago. ¿I cuál sería, despues de esto, el hombre a cuyas manos pudie- ra confiarse con ventaja el timon de la nave? ¿Cuál sería el sacer- E dote bastante digno de recojer la herencia de los dos preclaros va= rones que acababan de soltar, el uno por la muerte i el otro por la renuncia, el cayado de Pastor? 4 Había un jóven sacerdote de distinguidos antecedentes, de vir= | tudes excepcionales, de talento sin rival, de vasta ilustracion, de en las Cortes de justicia; que, como sacerdote, había emprendido i efectuado grandes obras en provecho de las almas i prestado | grandes servicios a la Iglesia 1 que, no obstante sus pocos años de - sacerdocio, veía a sus piés dos mitras despreciadas. "7 Pues bien, ese era el sacerdote a quien el clero i el pueblo seña= laban como con la mano para ocupar la Sede Metropolitana 1 em-- puñar el báculo pastoral. Ese sacerdote era el señor Valdivieso; mismo que habia ocupado el segundo lugar eu la terna prece- dente i quien, habiendo deplorado como inmensa desgracia para la Iglesia la renuncia de su antecesor, no creía en su humildad que hubiera otro sacerdote digno de reemplazarlo. El Gobierno del Excmo. Jeneral don Manuel Búlnes, uno de l: (1) Revista Católica, t. 1, p. 70. o Papi er DIA A AU pas 1 ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—AGOSTO DE 1885, 339 stituyéndose en intérprete de la voluatad unánime del clero i pueblo, designó en los consejos del Gobierno al señor Valdivie- $0 para ocupar el primer puesto de la Iglesia chilena. Efectivamente, el Consejo de Estado, en sesion celebrada el 9 ¿de Marzo de 1845, acordó proponer al Presidente de la República la siguiente terna: El señor Decano de la Facultad de Teolojía de la Universidad, presbítero don Rafael Valentin Valdivieso, El Arcediano de la Iglesia Metropolitana, prebendado don José Miguel del Solar. El Obispo electo de la diócesis de Ancud, presbítero don Justo Donoso (1). En conformidad con la terna propuesta por el Consejo de Esta- o, el Presidente expidió con fecha 13 de Mayo el decreto si- iente: : «Vista la terna formada por el Consejo de Estado para proveer el Arzobispado de Santiago, vacante por renuncia del señor don José Alejo Eyzaguirre, preséntese para esta dignidad al presbíte- ro don Rafael Valentin Valdivieso, de cuyas virtudes, aptitud i ciencia estoi plenamente satisfecho. I conforme a lo dispuesto en la parte 8.*, art. 82 de la Constitucion, dése cuenta de esta elec- cion al Senado para su respectiva aprobacion. Comunfquese.— BúLxNEs.—Antonio Varas. Un grito unisono de aprobacion fué la respuesta del clero i del ¿pueblo de la Arquidiócesis a la anterior designacion. El Gobierno acababa de cumplir un acto de Justicia, reconociendo públicamente s méritos que hacían al elejido digno de suceder en la silla epis- pal de Santiago a los Barrionuevo, Aldai i Vicuña. Í ese acuer- tomado sin la presion de influencias extrañas i sin otra mira ne la del bien de la Iglesia, no llevó la inquietud a ningun cora- ni despertó mezquinas emulaciones en ningun espiritu. "ero en medio de esa alegría universal, de esa aprobacion uná- e, de ese concierto de ardorosos aplausos, solo un corazon es- abrumado de tristeza, solo una alma se sentía vacilar, solo Hé aquí el texto del oficio: amblago, mayo 9 de 1845.—El Consejo de Estado tiene el honor de proponer para la provision del Arzobispado de la Iglesia Metropolitana de Santia- camte por renuncia del señor don José Alejo Eyzaguirre, la terna siguiente: afael Valentin Valdivieso, don José Miguel Solar i don Justo Donoso, os guarde a V. E. —Juan Agustín « lzalde.—M. Novoa.—J. Santiago Aldu- osé Ignacio de Eyzaguirre. — Manuel Montt.—Francisco Ruiz Tagle. —José juín Perez, —F. A. Pinto. — Antonio Varas. —Mariano de Egyañay. y 540 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, unas manos se abstenian de aplaudir. Eran las del señor Valdi- vieso, que, habiendo odiado toda su vida los altos puestos, se veía hoi en la dura alternativa o de prolongar por mas tiempo la viudez - de la Iglesia, rehusando el honor que se le hacía, o de violentar su carácter, sus deseos i sus aspiraciones, aceptándolo. Dos hablar sobre este punto a un testigo presea ¡ de las torturas del modesto sacerdote al saber la noticia de su elevacion: «Pocas horas despues que tuvo lugar en los con=- sejos del Gobierno el acuerdo de la designacion del señor Valdi= vieso para el Arzobispado de Santiago, un hombre ilustre, que era mi amigo, i no existe ya, me llamó a su casa 1 me reveló el acuer= do del Gobierno, que era todavía un secreto para el público. Me- agregó que era necesario persuadir al señor Valdivieso a que no. opusiese resistencia, i aceptase el cargo que, en la noche de ese dia, debía proponerle el señor Ministro del Culto, a nombre del | Gobierno. «Yo era amigo leal del señor Valdivieso, i, en vista de esta re= velacion confidencial, comprendi toda la gravedad e importancia del asunto; me diriji al señor don José Miguel Arístegui, finado e ilustre Obispo de Himeria, que era entónces como yo un simple presbitero, pero antiguo i mui sincero amigo tambien del señor Valdivieso, ia cuyas Opiniones tenía éste gran deferencia: le expuse el caso que ocurría, i ámbos nos fuimos a casa de nuestro comun amigo, Sin: descubrirle el oríjen, le dije que sabía de una manera segura que el señor Ministro del Culto lo llamaría para proponerle el Arzo- bispado de Santiago, que, cumpliendo un deber de amistad, venía yo a traerle esta noticia, triste sin duda para su corazon, pero de: consuelo para la Iglesia, la cual, en mi humilde opinion, exijía de él este sacrificio, El señor Aristegui corroboró esta opinion con la. autoridad de su palabra i el ascendiente de su virtud, e «La palidez de la muerte apareció en aquellos solemnes m mentos en el semblante de aquel hombre, en cuyo levantado pech no cabían ni el sobresalto ni el miedo; dió sus razones; expuso los motivos de sus anteriores resistencias; con su mirada de águila Í con las intuiciones de su jénio vió todo el porvenir que le aguar daba; lo comparó con sus fuerzas, con sus principios, con sus feos. tias, l hasta alegó la inconsecuencia que habría en aceptar un Arzobispado despues de haber rechazado ántes dos Obispado Mas nosotros le observamos que sobre todas las consideraciones d gu razon i los inconvenientes de sus principios e ideas para el ré; men i gobierno eclesiásticos estaban la gloria de Dios, el interes ( . E E ES - ' ? t v d > ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—AGOSTO DE 18805. 941 Iolesia i la salvacion de las almas, eu cuya presencia debían allar todos los motivos de insuficiencia i hasta las exijencias del “amor propio, o lo que podía llamarse humana dignidad en el caso "presente. Larga fué la lucha i la duracion de nuestra conferencia; “mas, al fin, el señor Arístegui i el que habla triunfaron de aquel “héroe de la humildad. La idea del deber lo venció, i, pálido como “un cadáver, inclinó su frente 1 calló» (1). Esta hermosa pájina, escrita por el que fué el mensajero de la “noticia de su promocion al Arzobispado i el testigo de las prime- "ras impresiones que produjo en el alma del señor Valdivieso, reve- “la cuán distante estaba su pensamiento del honor que se le hacía, ¿Mui diversos eran los pensamientos que ocupaban su mente i mul distintos los proyectos que acariciaba su alma. «Cuando en los “años a que me refiero, nos dice el mismo señor Obispo Salas en carta particular, nos tratábamos con las intimas confianzas de la amistad, no pensábamos jamas en Prelaturas: simples presbiteros, estudiábamos sin cesar teolojía moral i nos ocupábamos en libros, aisiones i otras materias por este tenor. El señor Valdivieso me “xeveló entónces su proyecto de formar una Congregacion que se "propusiera estos objetos: enseñanza i misiones. Era esto un reflejo del pensamiento del grande Ignacio de Loyola en la institucion de la Compañía de Jesus, de la cual era un ardoroso admirador, “Mucho nos ocupó esta idea i aún comenzamos a estudiar el plan que convenía adoptar para ejecutarla. Así marchaban las cosas cuando aconteció la muerte del Ilustrísimo señor Vicuña en Mayo de 1843. Esta circunstancia, i los sucesos que comenzaron pronto a desenvolverse i las graves cuestiones que se ventilaban aún por Ja prensa, no dejaban al señor Valdivieso mas tiempo libre que el necesario para su reposo» (2). -—Persuadido el señor Valdivieso de la necesidad de aceptar el cargo que le imponía la voluntad de Dios, manifestada por el o acuerdo de la voluntad de los hombres, impuso silencio a su con- ú ciencia 1 a sus sentimientos i se sometió resignado al veredicto de las autoridades de su pais. No era posible prolongar por mas tiem- po la viudez de la Iglesia i la orfandad del numeroso rebaño, i no “era justo esquivar el hombro a la pesada carga cuando le exijían e sacrificio intereses tan valiosos como los de Dios, de la Iglesia e las almas. E OS (1) Oracion fúnebre pronunciada en la Catedral de Concepcion por el Tlustrísimo Obispo de esa diócesis, doctor don José Hipólito Salas, Carta de 18 de Mayo de 1879. y E A ÓN pi >? ' y 5 e A A E : | | DÍ E a k 342. MEMORIAS A I LITERARIAS. ñ 4 ES oficialmente su desicnadión en nota de 18 de dd, trascribi dole el supremo decreto que bemos consignado en otra pájina. El señor Valdivieso contestó a esa nota con otra bien lacónica de Agra decimiento, como quien se ve precisado a aceptar un honor que 1e- puena a su voluntad, i es como sigue: «Santiago, Mayo 15 de 1845. «La eleccion que, segun la respetable nota de V. $. de 13 de Ma= yo del que rije, se ha servido hacer S, E. el Presidente de la Re pública de mi persona para el Arzobispado me colma de un alto inmerecido honor, i ruego a V. $. se sirva manifestar a S, E, mi mas profunda gratitud por tan singular distincion. «Dios guarde a V. S.—Rafael Valentin Valdivieso». En oficio dirijido al Senado el 10 de Junio de ése año el Presi= dente le comunicó esta eleccion, El mensaje gubernativo está co n- cebido en los siguientes honrosos términos: La «No habiendo podido negarme a las reiteradas sb cor , que el Venerable Dean de esta santa Iglesia Metropolitana, Doez tor don José Alejo Eyzaguirre, ha hecho dimision del Arzobispas do de Santiago para el que había sido electo, tuve a bien adwit su renuncia, i ordené en consecuencia al Consejo de Estado presentase la correspondiente terna para elejir al individuo había de subrogarle. De entre los propuestos he acordado presen= tar para la expresada dignidad al presbítero don Rafael Vale Valdivieso, que ha sido colocado en primer lugar, ia quien re miendan su virtud, reputacion i servicios, i todas las cualida que las leyes i cánones exijen en los que deben ejercer di Cargo. «Lo pongo en conocimiento del Senado con el fin prevenido, la parte 3,* del art. 39 i 8? del art. 82 de la Constitucion NUEL BÚLNES.—Antonmio Varas». «Santiago, Julio 2 de 1845. bre recibido la respetable nota de US. fecha 30 dejunio último, ¡ en la que me trascribe el supremo decreto por el cual se encarga Venerable Dean i Cabildo de la Iglesia Metropolitana me pon- en posesion del gobierno de la Diócesis con arreglo a la disci- 11 de nuestra Iglesia, 1 a virtud de haber sido presentado por E. para la silla Arzobispal 1 haber obtenido la presentacion i “aprobacion del Senado. Esta distincion elevada, a la que me creo poco acreedor, no solo liga profundamente mi reconocimiento, o que añade un nuevo vínculo a los deberes sagrados que me pone tan delicado cargo para corresponder en su desempeño, en nanto me sea posible, a los designios del Supremo Gobierno. metrado de que ellos solo tienen por objeto promover los verda. os intereses de la Iglesia, cuento con su eficaz cooperacion ra emprender los trabajos que demanda tan santa obra. Sírvase . S. elevar al conocimiento de S, E. esta sincera expresion de is sentimientos. ¿A eos emarde a US.—Rafael Valentin. Valdivieso». mtro 1 fuera de un gran número de personas de sexos i cla= erentes, ansiosas de conocer i aplaudir al benemérito sa- dote que iba a empuñar el cayado pastoral. En la Sala Capi- r ocupó el señor Valdivieso un asiento de distincion que se le abía preparado en medio de los miembros del Cabildo. El secre- o leyó entónces en alta voz el oficio del boa. en y > AAA 544 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. despues de lo cual el señor Dean, a nombre del Cabildo, puso esa Jurisdiccion en manos del señor Valdivieso, el cuál habló entónces. en estos términos: a N «Señores: Al cargar sobre mis débiles hombros el grave peso de la autoridad que acabais de confiarme, yo creería que iba a manchar las huellas honrosas que ha dejado impresas la marcha venerable de los ilustres Prelados de esta Diócesis, si no contase con vuestra leal i eficaz cooperacion. Sé mui bien que las deman=- das de nuestra Iglesia son grandes i perentorias; pero conozco cuanto vale el apoyo de vuestras luces i fervientes oraciones. Ten= go la satisfaccion de creer que el digno sacerdote, cuyo lugar ven- go a ocupar, al buscar el retiro, ha llevado en su corazon aquel amor ardiente a la Iglesia que siempre le hu distinguido, i me asiste el consuelo de que, por ese mismo amor, no se descuidará de auxiliarme con sus acertados consejos i profunda doctrina. «Señores: vamos a dar gracias a Dios, no tanto porque me ha - colocado al frente del Gobierno de la Diócesis, cuanto porque lo ha hecho bajo tan felices auspicios». A estas palabras el señor Dean don José AN Eyzaguirre con- testó manifestando la buena disposicion en que se hallaba el Vene= rable Cabildo para auxiliar al electo en los trabajos que quisiese | emprender, a pesar de que sus luces no necesitaban de ajeno apo= yo; hizo una rápida reseña de los objetos mas dignos de fijar la atencion del Prelado, i procuró con particular interes encarecerle - la obra de la iglesia Catedral, para la cual se necesitaba una per= sona de la actividad i empeño que había desplegado siempre el se= | ñor Valdivieso en las obras confiadas a su celo. P Terminado este acto, toda la concurrencia se trasladó a la Cate= dral, donde se cantó a grande orquesta un solemne Te Deum de accion de gracias. ln seguida el Cabildo, los miembros de ámbog oleros i un gran número de distivguidos ciudadanos acompañaron al señor Valdivieso a su casa de habitacion en medio del alegre tañido de las campanas i las voces de festivo júbilo. Al dia siguiente el señor Valdivieso dió cuenta al Supremo Go- la persona del presbítero don José Hipólito Salas, miembro de la Facultad de Teolojía de la Universidad Nacional (1). (1) «Santiago, Julio 7 de 1845.—A virtud del requerimiento 1 encargo del Su- premo Gobierno i conforme a la disciplina de nuestras iglesias, el Venerablé D i Cabildo eclesiástico de esta santa Iglesia Metropolitana me dió, ayer, a las: AN b , el Supremo Gobierno expidió un decreto por ndaba abonarle desde ese dia la renta que por lei cor- día al Arzobispo de Santiago (1). , posesion del gobierno de la Diócesis, solemnizando este acto con las cere- s de costumbre, habiendo ántes precedido la renuncia del señor Vicario Ca- ular en Sede vacante; lo que participo a US. para la intelijencia del Gobierno. Asimismo, a consecuencia de haber nombrado por mi Secretario de Cámara al embro de la Facultad de Teolojía de la Universidad Nacional, presbítero don pólito Salas, lo pongo en noticia de US. para que se dé entera fé a las au- ¡ones que expida como tal Secretario. Dios guarde a US.—Rafael Valentin Valdivieso, Arzobispo electo.—Al señor istro de Justicia, Culto e Instruccion Pública». 40 y DECRETO. «Santiago, Julio 9 de 1845.—Abónese al mui Reverendo Arzobispo electo a Iglesia Metropolitana de Santiago la renta que por lei le corresponde, desde dia seis del actual, en que tomó a su cargo el gobierno de la Diócesis». DE La U 1% sec. cad 69 LA UNIVERSIDAD.—AGOSTO DE 1885. 545 CAPÍTULO VIII. —JUSTIFICACION DE LA CONDUCTA DEL SEÑOR VALDIVIESO 1 ALGUNOS RASGOS CARACTERÍSTICOS. D Disciplina de la Iglesia en órden al gobierno de los presentados.—El señor Val- —divyieso no tuvo el carácter de Obispo presentado.—Su jurisdiccion la recibió de manos del Cabildo.—Disposiciones de la Constitucion Romanus Pontifex.—Res- -cripto pontificio dirijido al Arzobispo de Lima.—Algunas pinceladas de las vir- - tudes cristianas 1 sacerdotales del señor Valdivieso. Antes de continuar la narracion de los hechos i virtudes del se- for Valdivieso, creemos indispensable detenernos por un instante para justificar la conducta del benemérito sacerdote llamado por la voluntad jeneral del país a ocupar el primer puesto de la Igle- sia chilena. Como acabamos de verlo, el señor Valdivieso tomó a su cargo el gobierno de la Arquidiócesis ántes de recibir la institu- cion canónica, conforme a la disciplina entónces vijente en nuestra “Iglesia. Despues de la condenacion que esta práctica ha merecido de la Silla Apostólica, álguien pudiera formular contra él el car- go de haber obrado en contravencion a los principios canónicos. Con el objeto de prevenir esta grave inculpacion, vamos a exponer. algunas de las razones que tuvo en vista el señor Valdivieso para brar de la manera que lo hizo, - 548 - MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. A E es privaba de la libertad que les otorga el Derecho para designar la la persona que debía gobernar la Iglesia en sede vacante, obligándo-= los a destituir al que habían elejido para dar el gobierno a quien el Rei les designaba. > 3 Este acto atentatorio de la independencia de la Iglesia no po- día dejar de ser reprobado por la Santa Sede; 1 en efecto, prohibió a los Obispos presentados que se hiciesen cargo de la Diócesis an-= tes de haber recibido las bulas de institucion, so pena de suspen-= sion i nulidad de sus actos. 3 Mui diverso era el caso en que se encontraba el señor Valdivie- - so. El no se puso al frente del gobierno eclesiástico en el carácter de Obispo presentado, sino que se limitó a aceptar la jurisdiccion que el Cabildo expontánea 1 libremente le otorgó, prévia la formal renuncia del Vicario Capitular. En efecto, el señor Valdivieso no podía tener el carácter de presentado, por la mui óbvia consideracion de que el Gobierno de Chile carece radicalmente de la facultad de presentar, facultad que solo fué concedida a los Reyes de España i que no ha sido confirmada despues al Gobierno independiente. Siendo así, el se- ñor Valdivieso no tenía mas título que el de un presbitero reco- mendado por nuestro Gobierno a la Silla Apostólica como mui digno de ser canónicamente instituido Arzobispo de Santiago. | Por lo tanto, la inhabilidad establecida respecto de los electos 1 presentados no alcanzaba al señor Valdivieso, por cuanto no re= vestía ese carácter, i porque, siendo la inhabilidad una lei penal, no debía aplicarse, segun los principios jenerales del derecho, por — analojía sino estrictamente. Ademas, el señor Valdivieso nc hizo mas que recibir la juris- diccion de manos de quien lejítimamente podía delegársela. al aceptarla, no contribuía ni directa ni indirectamente a la presion 3 del Cabildo, que era el único i lejítimo delegante. Este obraba con perfecta libertad de accion, como quiera que el requerimiento del. Gobierno no era coactivo, Tampoco el Cabildo destituyó al Vica= rio Capitular que había elejido ántes, pues éste, que lo era el se= ñor Meneses, hizo de su cargo formal renuncia, ien vista de ella se procedió a nueva eleccion, la cual recayó en el señor Valdivieso. Así, pues, todo el tiempo que precedió a su institucion canónica, gobernó en virtud de las facultades que le confirió el Cabildo en — sede vacante. Para proceder de esta manera tenía tambien en su abohol una larga costumbre 1 el ejemplo de muchos de sus predecesores, . VALES DE LA UNIVERSIDAD.—AGOSTO DE 1885, 549 dad que esa costumbre fué censurada en el caso ocurrido con eñor Arrieta, Arzobispo de Lima; pero esa censura, cuidado- mente mantenida en secreto, no llegó por entónces a noticia del señor Valdivieso; por manera que él obró en conciencia de que "seguía una práctica no censurada por la autoridad de la Iglesia. Ciertamente, despues de la Constitucion Romanus Pontifex, de Pio IX, dada a luz el 28 de Agosto de 1873, esta práctica, vijente por largos años en la América latina, no podría seguirse sin incur- “vir en las gravísimas penas que ella establece para los Cabildos que confieran jurisdiccion a las personas presentadas por el poder -civil, aún por aquellos que, por concesion de la Santa Sede, tuvies “sen esta facultad. «Declaramos i decretamos, dice la citada Cons- pl itucion, que todas aquellas cosas que fueron estatuidas 'i sancio- nadas por nuestro Predecesor Gregorio X en el Concilio Lugdu- mense II (1) sobre los electos por los Cabildos, se extienden 1 comprenden igualmente a los nombrados i presentados por los Su- premos Jefes de los Estados, sean Emperadores, Reyes, Duques, Presidentes, o como quiera que se denominen, que por concesion de la Santa Sede, o por privilejio, gozan del derecho de nombrar o presentar para las sedes episcopales vacantes en sus propios Hs- tados, aboliendo por consiguiente, irritando i completamente anu- do el uso, o mas bien el abuso, introducido en ciertos reinos o iones, principalmente lejanas, bajo cualquier título o supuesto ivilejio que se crea tener con cualquier pretexto o razon, aunque digna de especial i específica mencion, segun el cual el Cabil- ¡de una Iglesia Catedral vacante, obedeciendo a la invitacion o mandato de la suprema potestad civil, aunque se halle concebi- en forma de ruego, presuma conceder i transferir, i de hecho abre, la rije 1 administra ántes de la presentacion de las Letras ostólicas que, segun queda dicho, debía préviamente efectuarse, 1oviendo para ello el Vicario Capri do conforme a e é, pues, por las palabras trascritas que la práctica del go- de los suplicados por la autoridad civil está explícitamente lada desde 1873. Pero el señor Valdivieso, en la época en Cap. Avaritia de eleccion en 6, que tomó a su cargo el gobierno de esta Diócesis, estaba mui dis tante de creerla abusiva. Al contrario, por las razones que dejaradl expuestas i por otras que él tuvo presentes, creyó con perfecta buena fé que le era lícito recibir la jurisdiccion que el Cabildo le otorgó expontáneamente, a rueso de la potestad civil. T esto basta para justificar plenamente su conducta. Pero, a fin de salvar cual. * quier defecto de nulidad, pidió al Cabildo que aprobase el nombra= miento de Vicario Jeneral que hizo en la persona del señor don * José Miguel Aristegui. e En 1846 llegó a noticia del señor Valdivieso que un rescripto * pontificio llegado a Lima reprobaba el gobierno de los electos. Tan pronto como llegó esta noticia a su conocimiento, procuró in- dagar la efectividad del hecho; i al efecto, comisionó al señor Rio- bó, cura de Valparaiso, para que en su viaje a Lima hiciese todo empeño por conseguir una copia del rescripto. Con este motivo el Arzobispo de aquella ciudad, don Francisco Luna Pizarro, le es- cribió instruyéndolo acerca del contenido de la disposicion pu ficia (1). Con fecha de 25 de Noviembre de 1846 el señor Valdivieso contestó esta comunicacion en los términos siguientes: «Instruido * de la mui apreciable de V. S. L, fecha 9 del que rije, con que se ha servido favorecerme, cumple a mi deber manifestar a V. S. L- Ja mas cordial gratitud por la dignacion que ha tenido de comuni- carme sus oportunas ilustraciones sobre el decreto del Padre San- to, relativo al gobierno de esa santa Iglesia que ejerció el Ilustri- 3 simo señor Arrieta en calidad de Electo. He quedado no ménos edificado que complacido al ver el profundo respeto con que V. $. L ha acatado la decision de la Santa Sede, no obstante que, * como sabiamente advierte V. $. L., para variar la práctica constan= temente observada en nuestras Iglesias de América durante tres | siglos de gohernar los Electos, práctica que forma ya nuestra pecu= liar disciplina, se necesitaba de una Constitucion Apostólica qu expresamente la derogase. No faltan, sin duda, poderosos motivo para hacer esta derogacion i uniformar nuestra disciplina a la je= neral de la Iglesia; pero miéntras esto no se verifique, mi pued sostenerse como cierta la nulidad de los actos que emanan de ta jurisdiccion, ni los Cabildos i Electos tienen un apoyo legal pa resistir a la observancia de la antigua costumbre. No es “del cas referir a V.S. L las circunstancias de la Diócesis cuando m (1) No hemos podido encontrar el texto de esta comunicacion. a habrían producido resultados favorables a la Iglesia. Desde que tuve noticia del rescripto pontificio expedido para esa Iglesia, | procuré que se consultase a Su Santidad sobre la conducta que debía yo observar en la nuestra; i cuando ví la copia legalizada que la bondad de V. $. L tuvo a bien facilitarme, no quise librar a mi ¿juicio la decision de un negocio de tan grave i trascendental con- 'secuercia. Solo he continuado en el gobierno cuando el voto uni- forme de los eclesiásticos mas ala. de este clero, a quienes he instruido de los antecedentes, me han compelido a hacer- plo» En): Se vé, pues, por esta comunicacion que la noticia del rescripto E nienatorio del gobierzo de los Electos, enviado privadamente al ; gobierno eclesiástico de Lima, fué posterior a la aceptacion del go- % bierno de esta Iglesia. I aunque esa condenacion privada no era bastante para derogar la disciplina peculiar de todas las Iglesias € América, el señor Valdivieso habría renunciado su puesto si la “opinion de respetables teólogos del clero de Santiago no hubiese “tranquilizado su conciencia. Si despues de la Constitucion mencio- ada ningun Electo puede tomar a su cargo el gobierno de las Dió- "cesis, ántes de ella militaban razones que bastan para justificar ¡plenamente la buena fé de los que obraron de otra manera. Tal era el hombre destinado a ocupar la Sede Metropolitana de mtiago. El camino que llevamos recorrido de su vida manifiesta ue la voz pública no se engañaba en la apreciacion de sus méri- . Era un sabio i un santo, un ciudadano distinguido i un sacer- dote ejemplar, un hombre de carácter entero i de probidad intas= chable. —T esa brillante corteza de méritos i esa hermosa corona de tra- s tenían por raiz una alma templada en el sacrificio i un co- zon que ocultaba en el fondo tesoros de bondad i de silenciosas udes. Acaso su vida íntima sea todavía mas preciosa que su la pública; i acaso la escondida sávia que daba oríjen a tantos celentes frutos merecen mas estimacion que las innúmeras as de sus manos. Pero ¿quién se atrevería a levantar el velo que alta las intimidadas del alma? Incapaces de penetrar en ese ntnario a donde solo llega la mirada de Dios, nos habríamos de- 4 d (1) Libro de correspondencias, ts 1., del archivo de la Secretaria Arzobispad; 552 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. tenido respetuosamente en el vestíbulo, si no hubiésemos obtenido alguna luz emanada de las deelciones de la amistad, que tiene el privilejio de leer en el fondo de los corazones. 3 Hemos obtenido esas revelaciones de quien ocupó el primer asiento en el hogar de la amistad i a quien le fueron comunicados muchos de los preciosos secretos de esa bellísima alma. la fin — de que se pueda apreciar por dentro i fuera al hombre a quien — Dios destinaba para primer pastor de nuestra Iglesia, vamos a consignar aquí, al llegar al término de nuestra segunda etapa, las pinceladas de mano maestra que ha trazado el pincel de la amis- ' tad. La interesante pájina que contiene esos rasgos es debida a 1 pluma del Ilustrísimo señor Salas. «Yo comencé a tratar con intimidad al señor Valdivieso por los años de 1837; es decir, cuando él tenia tres años de sacerdocio, - Entónces eran públicos i notorios su pureza de costumbres, su talento sobresaliente, su integridad 1 rectitud, su celo i laboriosi- dad. No tenía sino admiradores en el foro, en la majistratura, en las cámaras i entre los hombres de todos los partidos. % «Por lo que hace a mi, puedo asegurar que la nitidez i delica» z deza de su corazon eran tales que se espantaban hasta de la som= bra del mal. Su amor al trabajo, por pesado i molesto que fuese, | era siempre ardoroso i constante; i lo que es mas, lo que no he co- nocido en hombre alguno de cuantos he tratado en mi larga vida, jamas se quejaba de cansancio i de fatiga por ninguna clase de | tareas: siempre igual i siempre alegre i festivo, parecía haber re= cibido esos inefables consuelos con que Dios suele, aún en la tie= rra, comenzar los premios de sus siervos. 3 «l no era así, sin embargo. El señor Valdivieso no saboreabs 4 esas dulzuras. De alma varonil i de gran Corazon; servía i amaba ; a Dios i practicaba las virtudes, porque así se lo exijía el deber, i siempre con el tacto mas fino para ocultarlas. Entre sus virtudes. sobresalia, en mi concepto, su amor acendrado i nunca desmenti= | do a la justicia. Quería verla dominar en todas partes; i sus des | fensas ante los Tribunales i en las Cámaras 1 su ardor por corre los abusos donde quiera que los encontrara, son claras manifest ciones de esa noble pasion por la justicia. «Para mi, es esta la clave que explica toda su vida i hasta severidades, si asi quieren llamarse los actos de su jénio reforn dor que a veces encontraban porfiadas resistencias hasta entre 8: propios amigos. Pudo como hombre equivocarse; pero nadie po imputarle falta de grandeza de alma, de amor al bien i de $ ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—-AGOSTO DE 1885. 553 pasion por la justicia en ninguno de los actos de su vida pública i privada. Detestaba el respeto humano, i era severo hasta el extre- mo con el espíritu de relajacion i corruptelas que se introducen a veces hasta en el santuario. I de aqui partían los arranques de su "corazon para llevar a buen término las atrevidas reformas que concebía su razon. De lleno, pues, puede aplicarse al señor Valdi- vieso el dilexi justitiam et odivi iniquitatem de San Gregorio VII, 1el certa pro justitia usque ad mortem del Espíritu Santo. «Durante su vida de presbítero fué querido i respetado de to- dos. No tenía enemigos; i a pesar de que por sistema era serio i hasta enemigo de maneras melosas en el trato social, todos lo amaban i respetaban por su distinguido talento, variada instruc- cion i rectitud, i pureza de costumbres. La ciencia i la virtud reci- 3 bían en su persona el homenaje de veneracion que se merecen. Su "corazon sentía el santo ardor del entusiasmo cristiano toda vez que era necesario saltar a la arena de los combates por la causa de Dios i de su Iglesia. Era a este respecto hasta vehemente, cuando se atacaban objetos tan tiernamente amados, se asemejaba al leon que se siente herido i se lanza sobre su presa. Aún en los años de su vejez se le oía discurrir sobre estos asuntos con tal ar- "dimiento como en el vigor lozano de la vida, «al ese corazon de antiguo romano era exquisitamente tierno en las expansiones de la amistad, i sobre todo, leal i consecuente con gus amigos. En las grandes pruebas de la vida, en los asuntos mas graves de que fuí yo testigo e íntimo confidente, jamas lo noté triste i abatido. Siempre sereno i elevado en sus miras i propósi- tos, esperaba el desenlace de los sucesos sin intimidarse. A nadie e conocido que como él, despues de tomar una resolucion, queda- se mas tranquilo, aun cuando vinieran en seguida tormentas i con- 'tratiempos. Su máxima invariable era esta; «cumplir el deber, que la providencia hará lo demas». : «1 sin embargo, a ese corazon que parecía insensible en medio de. las tempestades i contradicciones, lo observé una vez profunda- "mente abatido. Lo que le causó € ese abatimiento fué la deslealtad xa] . . . E . . Como cristiano 1 como sacerdote, el señor Valdivieso fué hom- bre de Dios, de oracion i de mortificacion. Oraba mucho, i siempre 554 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. en espantosa aridez i soledad del alma. Dios no quiso darle log consuelos, este néctar de la piedad, en la vida, para dárselos por entero despues de su muerte. La pureza de sus costumbres era anjelical; su anhelo por la fiel observancia de las leyes de la santa Iglesia ardoroso i constante; su humildad profundísima 1 su amor a Dios i celo por la salvacion de las almas como el de los mas fie- les siervos del Señor. Yo le ví practicar actos de humildad i mor- tificacion que no los habrían hecho mayores los santos. 1 lo mas - admirable era que sabía hacer todo esto de tal manera que no lla- maba la atencion de nadie. No he conocido yo ciencia igual para ocultar el brillo del propio mérito. La austeridad de su vida i su desprendimiento de intereses terrenales podía conocerlos cualquie- ra que lo tratase de cerca 1 observase su habitacion 1 sus vestidos. «Su viva i elevada intelijencia, unida a la santidad de su cora- zon, le hacía penetrar casi por intuicion los corazones ajenos. Nun- ca olvidaré, a este propósito, dos textos de la Santa Escritura que me citó de improviso en circunstancias mui solemnes i dolorosas de mi vida. Conocí por ellos que había penetrado hasta el fondo - de mi alma, A él, primero que a nadie, oí predecir la caida del in- fortunado Lamennais; i esto, ¡cosa singular! por la lectura de la celebrada obra sobre la «Indeferencia en materias de Relijion» de - ese infeliz sacerdote. «No puede durar tanto fuego», me dijo una vez el señor Valdivieso. I el hecho vino, dos o tres años despues, a confirmar esa mirada profética de su intelijencia. Tal es el privi- lejio de los grandes injenios: ver las cosas ántes que sucedan, : «En suma, durante nuestra vida de presbíteros, el señor Val: divieso, bajo todos los puntos de vista, fué para mí un modelo ¡un - tesoro. El hombre, el cristiano, el sacerdote, el amigo, el sabio, el discípulo de Cristo, humilde, penitente, mortificado, todo fué para mi espíritu objeto de estudio i admiracion, i para mi corazon de simpatía 1 cariño, al aquí pongo término a mi compromiso i a las tristezas de mi alma que se renuevan con estos recuerdos de tiempos mejores para mie : Tal era el hombre a quien iba a ser entregado el timon de esta - gran barca que se llama la Arquidiócesis de Santiago i cuyo dila= | tado i fecundísimo gobierno va a ser el objeto de la tercera mas. | interesante parte de este relato. (Continuará). OA CONTENIDO DE ESTA ENTREGA —_—_——— Pajs, BIOGRAFÍA. Vida i obras del Tltmo. i Rmo. señor Dr. don Rafael Valen- tin Valdivieso i Zañartu, segundo Arzobispo de Santiago de Chile.— Memoria histórica por el presbítero don Rodolfo Vergara Antunez, premiada por la Universidad nacional i mandada publicar en los Anales: (COMtIMUACIO) cani aa ION SECAS 465 AA SANTIAGO DE CHILE A CIONAL, CALLE DE LA MONEDA, NÚM 112 1886 'ALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885. 555 EMORIAS CIENTIFICAS T LITERARIAS fael Valentin Valdivieso i Zañartu, segundo Arzobispo de San- tiago de Chile.—Memoria histórica por el presbítero don Rodolfo Vergara Antunez, premiada por la Universidad nacional i man- dada publicar en los ANALES. (Continuacion). TERCERA PARTE. VIDA EPISCOPAL DEL SEÑOR VALDIVIESO. CAPÍTULO 1. ESTADO DE LA IGLESIA DE SANTIAGO EN LA ÉPOCA DEL ADVENIMIENTO DEL SEÑOR VALDIVIESO. a guerra de la independencia. —Destierro del señor Obispo Rodriguez Zorrilla 1 funestas consecuencias de esta medida para la Iglesia. —HEl cisma en la Diócesis de Santiago. —Nombramiento de Vicario Apostólico. —Disturbios promovidos or el Cabildo eclesiástico.—Nuevas disensiones ocasionadas por el nombra- miento de Vicario Jeneral, hecho por el señor Vicuña. —Recurso de fuerza en- “tablado por los capitulares. —Arbitrio inaceptable excojitado por el Gobierno. E Jueva causa de desavenencias con motivo de la muerte del Tustrísimo se- Rodriguez. —Resolucion del Gobierno. —Reseña de los males de la Iglesia al advenimiento del señor Valdivieso. jas conmociones políticas de los pueblos casi siempre trascien- los intereses relijiosos de la Iglesia. Si esta es inmutable | elemento divino que la compone, no acontece lo propio en ento humano, el cual experimenta en mucha parte las con- ncias de los trastornos que sacuden el órden en las Naciones, luestra guerra de la Independencia fué para la Iglesia de San- o jérmen de graves perturbaciones en su marcha, No era posi- ella prosperase en medio de la ajitacion de los ánimos 1 las itudes de una guerra que, para ser provechosa, reclamaba toda on i todos los esfuerzos de los ciudadanos, ADE LA U, 1.2 SEC, 70-71 o MN 556 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS, A esta causa jeneral de perturbacion añadióse una circunstan.- cia especial, nacida del recelo con que se miran las grandes inno- vaciones. Muchos de los hombres que habían nacido i crecido bajo el réjimen de la colonia, acostumbrados a ver en la autoridad del Rei algo como un reflejo de la autoridad divina, estimaron las ideas de libertad como un conato de rebelion contra la potestad lejítima. Oreían sinceramente que las Colonias americanas camina- rían a su ruina, si llegaban a sustraerse por entero de la protec= cion otorgada por los soberanos españoles. No faltaban tampoco hombres timoratos a quienes conturbaba el temor de que, a la sombra de la libertad política, se reprodujesen en América las es- cenas de lágrimas i sangre ilas expoliaciones sacrilegas de la Iglesia que se vieron en Europa a fines del siglo pasado. En el número de los que así pensaban contábase el Ilustrísimo señor Obispo de Santiago, don José Santiago Rodriguez Zorrilla, quien se hallaba, ademas, ligado por un juramento de fidelidad 1 obediencia a los reyes de España. Los autores de la revolucion creyeron que las ideas políticas del señor Rodriguez eran un peligro para la estabilidad del nuevo ré= jimen, i resolvieron alejarlo del territorio de la República. En efecto, pocos dias despues del triunfo obtenido en Chacabuco por las armas chilenas, el anciano Obispo fué obligado a dejar su pa- tria i su grei en compañia de varios beneméritos sacerdotes. Men= doza fué el lugar señalado para la residencia del venerable pros- crito, i allí pasó, entre vejámenes i malos tratamientos, los: cuatro años de su ostracismo. Al cabo de estos años el Prelado | fué restablecido al seno de la patria, pero sin permitirle llegara la capital ni reasumir el gobierno de la Diócesis. Estos cinco años de ausencia del pastor i de orfandad del reba= ño fueron de completa esterilidad para la Iglesia; porque nada hai que cause tanto daño a los intereses relijiosos como la acefaz lía de la grei. Cuando falta por algun tiempo la direccion inme- diata de los Prelados, falta tambien la unidad de accion en el A sacerdocio 1 se introduce la relajacion. de De vuelta de su destierro, el señor Rodriguez se empeñó en manifestar su conformidad con el nuevo réjimen político; 1 al efecto, predicó en la fiesta relijiosa con que se instaló el primer Congreso constituyente i juró la Constitucion dictada por el mis= mo Congreso en 1821. UN Pero no bastaron estas manifestaciones de sumision a las al toridades republicanas para aquietar los temores que inspiraban E: antiguas ideas políticas. Decretóse contra él un segundo des- ro, que fué llevado a cabo 'con circunstancias en extremo odio- i ultrajantes para su dignidad. En las altas horas de la noche 123 de Diciembre de 1825 el septuajenario Obispo fué violenta- mente arrancado de su lecho 1 conducido a toda prisa a Valparai- 50, Como si se tratara de un perturbador del órden público. Embar- -cado en una mala goleta, llamada Motezuma, atravesó los mares por entre récias tempestades hasta que arribó al puerto de Aca- 3 pulco en Méjico. Estos actos de animosidad «jecutados contra un Obispo anciano i venerable por su ilustracion 1 sus virtudes, en una época en que la “¡independencia de Chile estaba firmemente asegurada, son prueba ¡inequívoca del espiritu hostil a la Iglesia que entónces animaba a las autoridades de la República, No se explicaría de otra manera ste lujo injustificado de arbitrariedad. E Esta PE SEncIOn, declarada contra el Obispu de Santiago, tuvo A tambien por oríjen la. resistencia opuesta por el señor Rodriguez a abdicar en manos de la autoridad civil los derechos de la autori- dad episcopal. Quiso el gobierno que el Obispo delegase todas sus facultades en un sacerdote que no era de su aceptacion, 1 hé aquí ini lada, en los oríjenes de la República, esa lucha de la Iglesia “contra las pretensiones avasalladoras del poder civil que mas tar- “había de tomar formidables proporciones. Con esta nueva expatriacion del señor Rodriguez la Diócesis de Santiago comenzó a sufrir otra vez los inconvenientes de la ace- la, 1 en breve agregáronse otros males mucho mas graves, los cisma. La manera precipitada i violenta con que se le obligó dejar el país no permitió al Obispo proveer al gobierno de la Diócesis durante su indefinida separacion. Al llegar a Acapulco, su primera dilijencia fué nombrar Gobernador del Obispado al bendado don José Alejo Eyzaguirre. Por su parte, el Cabildo eclesiástico se creyó con derecho para mbrar Vicario Capitular en ausencia del diocesano, cargo que confirió al dean del Iglesia Catedral don José Ignacio Cienfuegos. El Cabildo i el Gobierno se negaron a reconocer al señor Eyza- re como Gobernador de la Diócesis, iel Vicario Capitular eleji- or el Cabildo continuó en el ejercicio de sus funciones. De esta era, la Iglesia de Santiago se vió inopinadamente desgarrada, el cisma, i el clero i fieles sin saber a quién obedecer. Los os del Grobernador eclesiásticos, única autoridad lejítima, eran conocidos por la autoridad civil, por lo cual los sacerdotes 1 558 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, las personas timoratas acudían en público al Vicario Capitular para el despacho de los asuntos eclesiásticos, i en privado al Go= bernador nombrado por el Obispo para que subsanase los actos jurisdiccionales de aquél (1). Es indudable que el Cabildo eciesiástico procedió en esta vez contra lo dispuesto por el Derecho, pues la ausencia temporal del Diocesano no es motivo para tener por vacante la Sede episcopal, i por lo tanto para que el Cabildo asumiese la jurisdicion (2). Se comprende que el Cabildo se hubiese creido facultado para nom-= brar Vicario Capitular en la persuasion de que el Diocesano au- sente no proveería desde su destierro al gobierno de la Diócesis. Pero esa persuasion debió cesar tan pronto como tuvo noticia del nombramiento hecho por el Obispo. Por manera que desde ese momento la subsistencia del Vicario Capitular importaba el des- conocimiento de Ja jurisdiccion episcopal, que no se pierde por la e ausencia voluntaria o forzosa del Diocesano; por lo cual los capi- tulares de la catedral de Santiago fueron cismáticos, i sus actos radicalmente nulos a los ojos del Derecho. (1) Sotomayor Valdes, Historia de Chile, (2) Una Sede Episcopal puede considerarse vacante en los casos siguientes: 1.” por muerte del Obispo; 2.” por su traslacion a otra Sede; 3.” por renuncia; 4.” por deposicion; 5.2 cuando fuere notoriamente hereje; 6.” cuando, durante larga ire- mota ausencia del Obispo, falleciere el Vicario Jeneral o fuere de cualquier otro mo- do impedido i no se hubiese dispuesto nada para el caso de esta emerjencia; i 7.” iS cuando el Obispo fuese excomulgado, o suspenso o inhábil. (Craisson, Manuale totius juris canonici). Para que se comprenda mejor la irregularidad del procedimiento del Cabildo de Santiago, léase el siguiente decreto emanado de la Congregacion de Obispos i Regu- lares contra los Vicarios Capitulares elejidos por los Cabildos en las Diócesis de don- de han sido expulsados los Obispos: BS «Mui doloroso es ver que en ciertas Diócesis del Reimo de Nápoles, los Cabildos de S las Iglesias Catedrales en donde los Obispos han sido indignamente arrojados de sus. sillas, en lugar de adherirse firmemente a ellos i procurar darles algun consuelo, menospreciando su autoridad i la de sus legados han llevado la audacia hasta atre- werse a proceder á la eleccion de un Vicario Capitular, Estos Vicarios Capitulares intrusos, en virtud de las órdenes de N. Santo Padre el Papa Pio IX, han sido ad- vertidos por esta sagrada Congregacion de Obispos i Regulares, de la nulidad de la eleccion, de las censuras en que ham incurrido 3 de la obligacion en que están de des» pojarse de este cargo. No obstante, ellos han continuado i continuarán aun a esas funciones, con grande escándalo i daño del pueblo cristiano, echando así por tierra el gobierno eclesiástico. Para que una accion tan criminal no quede imp ia fin de que ningun otro se mueya a imitarla, Su Santidad, en virtud de la aut ridad apostólica, ha querido que por el presente decreto se declare lo que sigue». Sigue el decreto de nulidad de las eleceiones, de las censuras i penas eclesiásticas: en que incurrieron los Vicarios 1 sus electores, de suspension a divinis i de privación «de todo beneficio. Este decreto fué declarado extensivo a los Cabildos que en el venir procediesen de la misma manera. Dado en Roma a 3 de Marzo de 1862, (Revista Católica, t. 10, p. 867). ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885. 509 En esta situacion don José Ignacio Cienfuegos renunció a su argo de Vicario Capitular para emprender un segundo viaje a oma. El Cabildo, persistiendo en su propósito, nombró en reem- lazo del señor Cienfuegos al canónigo don Diego Antonio Eli- ondo. 1 así continuaron las cosas hasta que el Papa Leon XII, informado por el señor Cienfuegos de lo que ocurría en Santiago, tomó la resolucion de instituir Vicario Apostólico al presbítero don : Manuel Vicuña, expidiendo, ademas, en favor suyo las bulas de - Obispo in partibus de Ceram. En esta virtud, el señor Vicuña tomó a su cargo el gobierno de la diócesis i recibió la consagracion epis- —copal en 1830. Pero esta medida, si hizo cesar la indebida pretension del Cabil- do, no concluyó con su mala voluntad. Habiendo procedido el se- or Vicuña.a extender nombramiento de Provisor i Vicario Jene- -Tal sin consentimiento del Cabildo, protestó éste contra la medida, 4 “negando al Vicario Apostólico la facultad de hacerlo. Despues de E 'entativas infructuosas encaminadas a llevar el convencimiento de su buen derecho al ánimo de los capitulares, el señor Vicuña hizo uso de su autoridad para reducirlos a obediencia. Los rebeldes en- tablaron entónces recurso de fuerza ante la Corte Suprema de "Justicia, i el Vicario Apostólico pidió al Gobierno proteccion para hacer respetar su autoridad. El conflicto llegó, con estas medidas, a su último extremo. To- "das las autoridades eclesiásticas i civiles del pais debían entender en el asunto i tomar parte en su solucion. Sin embargo, el caso uestionado era de sencillísima resolucion. El busilis de la dificul- ¡tad consistía en la interpretacion del Breve pontificio de institu- cion del Vicario Apostólico, el cual, por el hecho de conferir este tí título al señor Vicuña, le confería a las facultades de Obis- po ) diocesano, pues estas facultades se equiparan en el Derecho, a ando no se hace expresa restriccion en el breve de institucion. Pero, aun siendo dudosa la extension de las facultades del Vi: 10, la única autoridad competente para decidir la cuestion era Papa. Por manera que el Cabildo no pudo ni debió seguir otro mino que el de entablar recurso a Roma. Í ya que no lo hizo 1 refirió el camino de la inobediencia ¡ rebeldía contra el lejítimo Prelado, debió someterse tan pronto como el Delegado Apostólico Santa Sede, el Ilustrísimo señor Obispo de Tarzo, residente sazon en el Brasil, manifestó su opinion favorable al Vicario tólico en carta dirijida al dean de la Catedral de Santiago, 560 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. recurso entablado por los rebeldes, lo decidió en favor de ellos. mandando que cesase en el ejercicio de sus funciones el pro» E visor nombrado por el señor Vicuña. El Cabildo i la Corte - obraron mal en este asunto: el primero entablando recurso de fuer- za con desprecio de las condenaciones de la Iglesia, i la segunda : avocándose una causa que no era de su competencia, con evidente invasion i atropello de la jurisdiccion eclesiástica. Se comprende fácilmente que esta resolucion de la Corte Supre- 5 ma, que alentaba a los capitulares obstinados, hiciese mas difícil la — solucion del conflicto. El Gobierno, por su parte, intentó un arbi-- trio que con mucha razon rechazó el Vicario Apostólico, como ofen= sivo a su dignidad i derechos. Este arbitrio consistía en nombrar árbitros que dirimiesen la cuestion. «Haga S. E. que el Cabildo — me reconozca, como debe, por su prelado, i todo está concluido; h pero el sujetar a árbitros este reconocimiento, no traerá otra cora que abrir un nuevo campo a escandalosas discusiones», decía el se- or Vicuña en oficio pasado al Ministro de lo Interior don Ramon Errázuriz. En estas circunstancias llegó a Chile la noticia del fallecimiento — del Ilustrisimo señor Rodriguez, acaecido en España el 20 de ' Marzo de 1832, cuando se preparaba para volver al seno de su patria 1 de su grei, en virtud de la suspension del destierro, decre- tada por el jeneral Prieto en los primeros dias de su gobierno. Era de creerse que esta noticia pusiera término al conflicto ecle= siástico. Pero, al contrario, ella dió al Cabildo nuevo pretexto para un nuevo conflicto. Pretendía el Cabildo que, a causa de la muerte — del Diocesano, le cumplía el derecho de elejir Vicario Capitular, 1 así lo hizo saber al Gobierno en su oficio de 7 de Octubre de 1832. Felizmente para la Iglesia, desempeñaba la cartera de Ministro del Interior don Joaquin Tocornal, hombre de ardiente fé i de in tachable probidad, el cual resistió a los propósitos del Cabildo: 1 le hizo comprender su ningun derecho en el siguiente oficio de 10 de Octubre: e «Habiendo obtenido el breve del Santo Padre Leon XII, dado en Roma en 22 de Diciembre de 1828, decía al Cabildo, el caráe= ter de lel del o sedas el pase que se le dió por E Congre- ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885. 561 inistracion de esta Iglesia a cargo del mismo Vicario Apostó- Tico hasta que de cualquier otro modo proveyese la silla apostólica el réjimen de dicha Iglesia. Como ademas es punto asentado i con- forme a las disposiciones canónicas, que habiendo Vicario nombra- do por la silla apostólica, cesa en los Cabildos el derecho de elejir k Vicario Capitular, cree Su Excelencia el Presidente que V. $. no 3 debe proceder a la eleccion que se proponía hacer el 11 del cor- riente, sin que por esto sea su ánimo coartar los recursos legales que, supuesta esta decision del Supremo Gobierno, a quien séria- mente corresponde el ejercicio de la alta proteccion en materias eclesiásticas, pueda competir al Cabildo o a cualquiera otra auto- ridad o persona particular», Con esta decision gubernativa el Cabildo renunció a sus preten- siones, i el Vicario Apostólico entró en el tranquilo ejercicio de sus atribuciones, pero sin tomar el título de Obispo de Santiago, po! no haber sido postulado para tal por el Gobierno de la Repúbli- ca (10 Por esta breve reseña de los acontecimientos verificados duran- te los últimos años del gobierno del señor Rodriguez, puede cal- - cularse la deplorable situacion de la Iglesia de Santiago. A los males que produce la ausencia prolongada del pastor, ia los que enjendra la lucha entre los poderes eclesiástico 1 civil, agregá- ronse los mucho mas graves que trae consigo el cisma. La per- —secucion vigoriza i retempla las almas, a la manera que los robles se robustecen al soplo de los huracanes; pero el cisma introduce la livision en las filas del clero, siembra odios en los corazones, debi- ta la accion del sacerdocio en las almas i produce perturbaciones 1 las conciencias i escándalos entre los fieles. Libre de estas dificultades, el señor Vicuña se consagró con celo infatigable a proveer a las numerosísimas necesidades de la Diócesis. Una de esas necesidades mas premiosas era la formacion de buenos ministros del altar. Con este fin se empeñó en colocar Seminario Conciliar a la altura de su objeto en cuanto las cir- —cunstancias se lo permitieron. Construyó a sus expensas la casa ne ocupó hasta 1858 (2), contigua a su propia morada. Hizo una ta jeneral de la vasta Diócesis para conocer i remediar por sí mo las necesidades de las parroquias i llevar a los campos so- rros espirituales. Sotomayor Valdes, Historia de Chile, t. 1. l 2 Esta casa está situada en la calle del Colejio, entre la de Agustinas 1 de la Moneda. 562 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, Erijida está Diócesis en Metrópoli eclesiástica en 1840 1 habien- do sido favorecido por la Santidad de Gregorio XVI con el pálio arzob:spal, continué con mas ardor la obra de la reforma miéntras que sus virtudes cobraban nuevo realce. Muchos eran los proyec- tos que meditaba i que se disponía a realizar; pero la muerte le impidió adelantar la grande obra, dejándola apénas iniciada. Cuan= do Dios tuvo a bien cortar el hilo de sus preciosos dias (1843) la Diócesis de Santiago se asemejaba a un campo no bien desmaleza- do, pero en que el labrador había abierto muchos surcos que espe= raban la semilla. Era otra la mano que debía desparramarla en abundancia. No era difícil comprender que, dada la situacion de la Iglesia, el Arzobispado debía ser un lecho de espinas para el que quisiese desempeñarlo dignamente. Lo primero que reclamaba los esfuer- zos del pastor era la reivindicacion de la independencia de la Igle- sia, elemento indispensable de su vida i prosperidad. De la escursion histórica que acabamos de hacer se desprende el hecho de que nuestros gobiernos, despues de emancipados de los monarcas españoles en el órden político, se constituyeron herede- ros de todas sus regalías. El patronato i el exequatur entraron des- de la primera hora en las Constituciones políticas como derechos inherentes a la soberania nacional. En esta virtud, los gobiernos se injerían en el nombramiento de todos los funcionarios eclesiás- ticos, retenían bulas pontificias, intervenían en todos los asuntos de la Iglesia, se avocaban el conocimiento de causas espirituales i se conformaban en todo a lo dispuesto por las leyes de Indias, que eran, ademas de absurdas en muchos puntos, del todo incongruen= tes al nuevo réjimen político, Imbuidos los hombres de esa época en las ideas regalistas, domi-- nantes bajo el réjimen colonial, ni siquiera sospechaban cuán fur nesta era para la Iglesia esta sujecion al poder civil, que equivalía a una verdadera esclavitud. Así, no era extraño ver a hombres sin= ceramente católicos ejercer las regalías con una severidad mui se- mejante al despotismo, i a algunos Prelados de la Iglesia confor- marse con ellas i suscribirlas, Lucha larga i porfiada era menester empeñar para reaccionar - contra el Regalismo, introducido en muestras instituciones republi- canas, 1 reivindicar para la Iglesia avasallada el don preciado e inalienable de su libertad. Por fortuna, el hombre que llegaba sin pretenderlo al primer puesto de la jerarquía eclesiástica de Chile era del temple que se necesitaba para trabar la lucha i ganarla lado de esta grave decesidad había muchas otras; el cisma 2 debilitado los vínculos que deben ligar al pastor 1 al rebaño, - d lejítima habían dado por resultado E desprestijio de la po- ad eclesiástica. Era preciso robustecer el principio de autoridad ¡éndolo respetar sin debilitar los lazos de la caridad 1 del amor mutuo. El señor Vicuña había conseguido hacerse amar por el encanto irresistible de sus virtudes; faltaba que la enerjía 1 el ta- 1 nto del señor Valdivieso consumasen la obra rodeando a la au- toridad de otro elemento indispensable, del respeto. Sin que escaseasen en las filas del clero hombres ilustres, en jeneral se resentía de falta de disciplina i de idoneidad. La incuria tiempo, que lo vicia i deslustra todo, kabía introducido la re- lajacion en el clero regular. Doble tarea que pesó toda entera so- bre los hombros del señor Valdivieso. al era la situacion de la Arquidiócesis de Santiago en la época ue fué llamado a rejirla. Si la situacion era difícil, en cambio, idos, sin odios ni prevenciones de nadie, cargado de méritos enas obras, querido i venerado del clero, el presbítero don ael Valentin Valdivieso era, a los cuarenta años de su edad, el CAPÍTULO IL 5 PRIMEROS ACTOS DEL GOBIERNO DEL SEÑOR VALDIVIESO, Pe |: de 540 Primeros nombramientos hechos por el señor Valdivieso.—Arreglos introducidos en la Secretaría arzobispal.—Restablecimiento de la fiesta del Apóstol Santia- go. —Reformas en el Seminario. —Casa de refujio para eclesiásticos inválidos.— ¡Creacion de la Junta de socorros.—-La administracion de las parroquias. Cuando el señor Valdivieso sintió en sus manos el grave peso ¡del gobierno de la Arquidiócesis de Santiago, trató de buscar en- “tre sus hermanos en el sacerdocio cooperadores animados de su es- 'píritu que le ayudasen a llevar la -carga. Había en el clero de Santiago un jóven sacerdote de intelijencia inguida 1 de virtud probada, íntimo amigo del señor Valdivieso tiguo depositario de su confianza, a quien nombró su Secreta- lo de Cámara: este sacerdote era el presbítero don José Hipólito alas. Era a la sazon miembro i secretario de la Facultad de Teo- ía de la Universidad i se había consagrado con asiduidad duran- ice años al ejercicio de todos los ministerios del sacerdocio. go, 1 tanto frecuentaba la predicacion que excedía el número de s doctrinas al que por deber incumbe hacer a los párrocos. Duran- diez años había sido profesor de distintos ramos en el Seminario nciliar i en el Instituto Nacional, sin perjuicio de las lecciones Eon en o particalaros i i en una a erabui- | Tomamos estos datos de una nómina 1a pasada al Gobierno por el señor Val- so en esta época de log sacerdotes disnos de llenar las vacamtes del Cabildo 566 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. El presbítero don José Miguel Arístegui fué llamado para ejer= cer el cargo de Provisor i Vicario Jeneral, cargo que desempeñó desde entónces hasta sa muerte, Veintidos años había consagrado el señor Arístegui al servicio de la Iglesia en diversos destinos. El Tlustrísimo señor Cienfuegos, Gobernador de esta Diócesis en 1824, le nombró promotor fiscal. Despues desempeñó durante veinte años la defensoría de matrimonios i profesiones. Durante el gobierno de los señores Vicuña 1 Eyzaguirre fué dos años Provisor oficial. Había prestado importantes servicios a la enseñanza ecle- siástica como profesor de Teolojía moral, Rector del Seminario, Decano de la Facultad de Teolojía de la Universidad, i comisiona- do para el arreglo de los estudios eclesiásticos en el Seminario i adjunto conciliar en su administracion, sin que estos trabajos i otros muchos confiados a su pericia le impidiesen trabajar en los ministerios comunes del sacerdocio, principalmente en la direccion espiritual de los fieles de ámbos sexos i de relijiosas. Elejidos sus inmediatos cooperadores, el señor Valdivieso «co- menzó a rejir la Arquidiócesis con tanta expedicion i destreza como la que tenía en los años de su vejez»... Preciso es confesar que la administracion eclesiástica dejaba mucho que desear. La Secretaría — se hallaba en lamentable abandono a causa de que sus predecesores no habían estabiecido una oficina especial consagrada al despacho de todos los asuntos administrativos. Los libros de oficios, licencias, — dispensas i demas que forman el archivo se hallaban diseminados | en poder de varias personas, 1algunos confundidos con los bienes particulares de los Obispos. Su primera dilijencia fué investigar el paradero de esos importantes documentos, i merced a sus dilijen= cias se consiguió reunir algunos. Faltaban, sin embargo, los libros antiguos que habian sido reducidos a cenizas en el incendio que : abrasó el archivo episcopal en la época del señor Rodriguez. El señor Valdivieso, que era organizador exímio, arregló la ofi= cina de la Secretaría de manera que desde los primeros dias de su gobierno el despacho i documentacion de todos los asuntos refe- rentes a la administracion se hicieron con la mayor expedicion 1: escrupulosidad. Hasta entónces el secretario era el único encarga do de la anotacion de todos los actos administrativos. Pero el se= ñor Valdivieso, que conservaba copia hasta de la última carta qu escribía con relacion al gobierno de la Arquidiócesis, agregó auxt liares al secretario, los cuales se aumentaban en número a medida que iban creciendo las necesidades i los recursos. En los primeros años de su administracion, el señor Valdivieso trabajaba a la pa ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885 567 7 » E de sus auxiliares en el arreglo de los libros de la Secretaría. 1 tal fué el órden que con el auxilio de su injenio llegó a introducir en este importante ramo, que cuando en 1859 verificó su primer viaje a Europa, habiendo tenido especial esmero en visitar i estu- -diar la organizacion de las mas célebres oficinas eclesiásticas, bien poco o nada tuvo que agregar a lo que él tenía de antiguo esta= -blecido en la suya, Tan pronto como tomó a su cargo el gobierno de la Diócesis, quiso restablecer el culto solemne del Apóstol Santiago, para lo “cual solicitó la cooperacion de la Municipalidad de esta capital en nota que le dirijió el 22 de Julio de 1845. «Nada es mas justo, de- cía, que solemnizar con aparato público las fiestas consagradas a los Santos patronos de los pueblos. Estas devociones que inspira la Iglesia son preferentes a las que elije la voluntad privada. Ellas contribuyen a estrechar los vínculos de union que deben li- p gar a los vecinos de una misma ciudad, imponiendo un carácter relijioso a las alegrias populares, i aún a las empresas que tienen 2 por objeto promover los intereses de la comunidad. El eco unifor- me de mil voces que imploran, en favor de su pueblo, los socorros de Aquel que reconocen por especial protector en los cielos, es un ] espectáculo altamente moral i que deja hondas huellas en el cora- zon de la multitud. Por esto la Iglesia ha elevado a la clase supe- rior de sus ritos la festividad de los Santos tutelares, i por eso “tambien todos los pueblos católicos han acostumbrado ofrecer a Dios en ellas un culto verdaderamente público i solemne. Tal era Fla costumbre de nuestros padres en el dia en que la santa Iglesia elebra la heróica muerte de Santiago, el primero de los A póstoles ue rubricó con su sangre el testimonio de su fé, 1 el Patron prin- cipal de esta ciudad que lleva su nombre glorioso. Mas, tiempo há que su fiesta ha perdido el carácter popular que debía distinguirla, mortiguándose por esta causa en los fieles el espíritu que debía lla inspirarles. Creemos, pues, de nuestro deber promover, en anto esté de nuestra parte, el restablecimiento del aparato pú- ico con que conviene solemnizar una de las fiestas mas relijiosas esta capital; 1 confiados en el celo de la Ilustre Municipalidad, 08 atrevemos a esperar que con su cooperacion lograremos rea- arlo». . No podrían expresarse con mas precision i exactitud las consi- eraciones del órden moral, social i relijioso que exijen en un pue- católico la celebracion pública i popular de las fiestas patrona- Por lo mismo, la Ilustre Municipalidad, a cuya cabeza se " ( de yá A. Ñ E O 0 AS 568 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. | hallaba a la sazon el distinguido ciudadano don Miguel de la Bar= ra, no pudo ménos que aceptar la invitacion del señor Valdivieso. - En la sesion del 19 de Julio se acordó que en lo sucesivo fuese la del Apóstol Santiago una de sus fiestas de tabla, dándole «el ea-= rácter de un acto público de relijion, en que una gran ciudad tri- buta homenajes al Santo cuyo nombre lleya 1 10 Ea proteccion ha prosperado desde su fundacion», j Conforme a los deseos manifestados por el señor Valdivieso en la nota de nuestra referencia, la fiesta del Apóstol Santiago tuvo en ese año ien los siguientes una solemnidad desusada. El do- + mingo 27 de Julio salió de la Iglesia Metropolitana una proce= sion a la que concurrieroz las autoridades del departamento, la Municipalidad, Jueces letrados, Subdelegados de la ciudad, pre= sididos todos por el intendente de la provincia, i las corporaciones * relijiusas, Cabildo eclesiástico i Congregaciones piadosas, presidi= das por el Vicario Capitular. Los batallones de la guardia civica cubrieron la carrera de la procesion, i salvas hechas en la fortaleza - anunciaron la salida i regreso de la misma. :3 Una de las primeras atenciones del señor Valdivieso fué ia de * colocar el Seminario de Santiago a la altura que exijían las nece= sidades del clero. Este había sido el proyecto mas acariciado del — señor don José Alejo Eyzaguirre durante su corto gobierno; i ya hemos dicho que con este fin nombró una comision informante, de — la que formó parte el señor Valdivieso, Eista.comision presentó su luminoso informe en los últimos dias del gobierno del señor Ey=" zaguirre, por lo cual no pudo éste poner en práctica las indicacio= nes que contenía. a Cupo la realizacion de esta obra al mismo que la había prepas: rado. Por decreto de 2 de Setiembre del año corriente el señor Valdivieso dió su aprobacion al proyecto de bases para la reforma del Seminario; ia fín de que cuanto ántes se pusiese en ejecucion nombró dos comisiones: la primera fué encargada de formar u proyecto de reglamento para la disciplina 1 réjimen de la seccio: accesoria i del Seminario propiamente dicho. Compusieron est comision el prebendado don Manuel Valdes, el presbítero don Jo: Alejo Bezanilla, el Vice-rector del Seminario, don Manuel Anto nio Valdivieso, i el catedrático de Teolojía don José Manuel Orreg La segunda comision debía encargarse de reglamentar el científico del establecimiento, distribuyendo el número de las ses, horas en que debían hacerse las de cada ramo 1 todo lo con cerniente a las distribuciones literarias. Esta segunda comisiol 0 ANALES DE LA UNIVERSIDAD, —SETIEMBRE DE 1885. 569 sa del señor Provisor don José Miguel Arístegui, del Se- eretario del Arzobispado presbítero don José Hipólito Salas, del Rector del Seminario don Eujenio Guzman, i del catedrático de o don Ramon Valentin García (1). - En 1846 quedó organizado el Seminario en esta forma por de- _creto expedido el 25 de Febrero. El establecimiento constaría en “adelante de dos secciones o departamentos independientes: la sec- cion accesoria, compuesta de los alumnos que cursasen Humanida- des, ila seccion superior, o Seminario propiamente dicho, compuesta de los jóvenes que cursasen Teolojía i demas ciencias eclesiásticas. El estudio de humanidades se haría en dos secciones: en la prime- ra debía estudiarse latinidad, castellano inferior 1 elementos de aritmética, áljebra, gramática i catecismo de relijion. En la segun- da debería cursarse lavin i castellano superior, jeografía, elementos de historia i cosmografía. El estudio de la Filosofía debería hacerse en dos años: en el primero se estudiaría sicolojía, ontolojía 1 lójica, como ramos accesorios, retórica e idioma frances; i en el segundo el resto de la Filosofía, fundamentos de la fé, conclusion de la. re- tórica i frances, 1 elementos de jeolojía, zoolojía ¡ botánica. El estudio de la Teolojía debería hacerse en tres cursos bienales. n el primero se estudiarian lugares teolójicos, Sagrada Escritura en lo concerniente a su autenticidad, veracidad, integridad 1 cano- “picidad, teolojía dogmática, ménos el tratado de gracia, e historia “eclesiástica. En el segundo se enseñaría el tratado de gracia, teo- Jojía moral, derecho natural i liturjía, En el tercero se cursarían el derecho canónico, concordancia de éste con el civil, contro- “versia biblica i teolojía expositiva, literatura sagrada, có ipalo ecle- 'siástico e idiomas sagrados. La oratoria sagrada se estudiaría du- “rante los tres cursos, Con esto quedaba O el plan científico a Seminario; los abusos que venía a extirpar: «Considerando: 1.2 que la seriedad prudente en los exámenes “forma uno de los estímulos mas poderosos para el aprovecha- nto de los alumnos, ies al mismo tiempo la garantía de su 570 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. aptitud en las profesiones científicas a que se dedican: 2. que sin “esa prudente severidad se expone el Prelado a conferir las sagra- das órdenes i encargar ministerios delicados a personas que ad- quieren título de una idoneidad que no tienen, resultando gravísi- mos males a la Iglesia i a los fieles: 3.” que la práctica observada hasta aquí para los exámenes públicos del Seminario abre una puerta franca a abusos de todo jénero, puesto que se concede el voto de aprobacion a cuantos se presentan en calidad de examina- dores, sin otra calificacion que un convite vago ijeneral para so- lemnizar los exámenes: 4. que es un absurdo que se tenga por examinador calificado para una ciencia el que no la ha estudiado - ni la profesa, 1 que a pesar de esto el actual sistema de exámenes - expone a cada paso en el Seminario a que examinen con voto pro= fesores del mismo Seminario o convidados que carecen de conoci- mientos en algunos ramos de enseñanza. sobre que se rinden exá- menes». Esta Ordenanza divide los exámenes en dos clases: de simple inspeccion i de aprobacion. «Los de simple inspeccion son aque- llos que se rinden para conocer el aprovechamiento de los alum= nos, cerciorarse del servicio de las clases, o manifestar al público o á los padres de familia el estado de la enseñanza. Los exámenes de aprobacion son aquellos que se rinden para acreditar que se ha aprendido un ramo de enseñanza o parte de él, a fin de ganar el curso para los grados literarios i otros efectos semejantes». Ningun alumno podría ser presentado 4 exámen, si no es con la — calificacion de que es capaz de darlo, hecha por el profesor del ramo l a cuya clase haya asistido durante el tiempo que en el es- tablecimiento se destina para estudiarlo, con lo cual se alejaba el peligro de que los estudiantes se presentasen a tentar fortuna, por si acaso les fuese favorable. Los exámenes de aprobacion de- berían durar media hora i rendirse ante el Rector i tres o cuatro profesores nombrados por él mismo de entre los del establecimien= to que tuviesen título literario en la facultad que examinasen o que la hubiesen estudiado o profesado. En el libro de exámenes se asentariían las partidas de cada uno de los que se rindiesen con ex+- presion del nombre de los examinadores i personas que votasen, l calificacion que se dió en la votacion, la materia sobre que fué examinado, el profesor que lo presentó i que lo hizo por programa | aprobado. ab Con las prolijas disposicionesjde la Ordenanza de exámenes que dó plenamente garantida la seriedad de las pruebas finales qu gon para el estudiante, a la vez que un estimulo, una ejecutoria de idoneidad. Al mismo tiempo que se ponían las bases de la reforma disci- plinaria i científica del Seminario, el señor Valdivieso pensaba tambien en su mejoramiento an preparando los recursos para la construccion de un grande edificio en donde pudiese educarse cris- tianamente i para el sacerdocio un crecido número de jóvenes. Con este objeto dispuso que el Rector del Seminario fuese acumulando los fondos del establecimiento, para lo cual debia notificar a los tenedores de dineros pertenecientes al Seminario, que los entrega- sen al vencimiento de los plazos. | Deesta nueva organizacion del Seminario dió cuenta al Con- greso el señor don Antonio Varas, Ministro del Culto, en la Memoria correspondiente al año de 1846, en estos honrosos - términos: «En el Seminario de Santiago se han introducido refor- mas importantes, tanto en el réjimen interior como en el plan de . A E estadios Una instruccion mas completa que la que ántes se daba en los ramos relativos a la instruccion elemental, i mas detenida i - EN en los ramos especiales que miran a la carrera del sacer- -docio, prometen a la Iglesia ministros instruidos i a la altura de la épcca; i un réjimen bien combinado asegura tambien, en cuanto E posible, sacerdotes que abrazen el estado eclesiástico con verda- ; dera vocacion» (1). - _Llamaba mucho la atencion del señor Valdivieso el hecho de que en los diez años que había estado separado del Instituto Na- ional, el Seminario no hubiese producido ningun eclesiástico de sntre los veintidos alumnos que gozaban las becas de la Iglesia. Investigando la causa de este mal, creyó hallarla en el falso cri- terio a que obedecían los ido de distribuirlas. Era cosa cor- ente que se distribuyesen las becas sin tener en cuenta los signos de vocacion al sacerdocio de los solicitantes, sino principalmente la ircunstancia de ser pobres. Con justísima razon hizo presente ste abuso a los superiores del Seminario en una extensa nota, en que les recuerda que esos dineros los eroga la Iglesia, no para fa- orecer a los pobres, sino para formar 1 educar a los que han de er gus ministros. ¿Una triste experiencia, les decía, nos ha mani- stado lo fácil que es malgastar los fondos que la Iglesia ha des- inado para la formacion de la juventud eclesiástica 1 esterilizar el E A Y 1) Documentos parlamentarios desde 1842 a 46, A, DE LA U. 1,* SEC, 12-73 572 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. medio que su sabiduría excojitó con tanto acierto para proporcio- A narse buenos ministros». 2 Con el fin de precaverse contra este abuso dictó las reglas a que debía sujetarse la admision de las solicitudes a las becas del Seminario, 1 encargó con grande encarecimiento a los profesores del establecimiento que procurasen estudiar i conocer a fondo las inclinaciones i aptitudes de sus discípulos a fin de no dar las becas sino a los que manifestasen vocacion para el estado eclesiástico, El Seminario adolecía de otro mal de no pequeña trascendencia para los intereses de la buena instruccion i moralidad de los alum- nos agraciados con becas de la Iglesia. Este mal consistía en la obligacion impuesta a estos seminaristas de prestar el servicio de acólitos en la Metropolitana todos los dias del año, en cuyo servi- cio invertían diariamente una o dos horas en la mañana, fuera de la asistencia a que estaban obligados en la tarde de algunos dias. De aquí resultaba una pérdida considerable de tiempo para el es- tudio i, lo que era peor, durante ese tiempo quedaban sustraidos a toda vijilancia, con evidente peligro de su moralidad. A fin de reparar este mal, el señor Valdivieso elevó al supremo gobierno una nota en que, apoyado en las disposiciones del Tri- dentino, que solo obliga a prestar este servicio en los dias festl- vos, i en decretos de Inocencio [111 i Benedicto XIII que exone- ran a los seminaristas de este servicio, solicitaba la exencion de esta obligacion, limitándola a los dias festivos i las procesiones so- lemnes. «Con tanta mas razon, dice en su nota de 1846, se implora en este punto la proteccion del gobierno, cuanto que la creacion de los Seminarios conciliares se ha mirado como una de las pro- videncias de mas vital importancia que adoptó aquella sagrada asamblea (la del Tridentino) para la reforma del clero; siendo así que de ella depende en gran parte la de todo el pueblo cristiano», — Para suplir la inasistencia de los seminaristas propuso al go- bierno la provision de las seis plazas de acólitos que establece la ereccion de la Iglesia Metropolitana, con la dotacion de seis pesos. mensuales a cada uno de ellos, quedando obligados a servir como. | tales acólitos en el oficio i coro diario de la santa Iglesia i a desem-= | peñar las funciones que el Prelado designase en los dias festivos i- de solemnidad en que debieran servir los seminaristas, | El gobierno aceptó sin inconveniente las medidas propuestas, i | el congreso, por lei de 26 de noviembre de 1847, votó la partida de cuatrocientos pesos que debia invertirse en la dotacion de los. seis mencionados acólitos, ANALES DE LA UNIVERSIDAD.-—SETIEMBRE DE 1885 573 De esta manera trabajaba el señor Valdivieso desde los comien- zos de su fecundo gobierno por prepeurar convenientemente el ta- “Jler en que se forman los ministros del altar. Despues veremos cómo este establecimiento, merced a, sus constantes esfuerzos, ha llegado a ser el primero en su jénero de la América latina (1). Desde que se hizo cargo del gobirno de la Arquidiócesis tuvo tambien especial empeño en completar las útiles obras iniciadas , por sus predecesores, en casi todas las cuales había tomado parte “mui importante como cooperador d.e sus Prelados. Entre estas de- bemos enumerar, despues de la reforma del Seminario, la funda- y o de una Casa de Refujio para los párrocos i eclesiásticos impo- —sibilitados para el servicio por sus enfermedades o los achaques de la vejez. Pocos dias ántes de su lamentado fallecimiento, el señor Vicuña decretó su creacion i nombró al señor Valdivieso adminis- trador de la obra, Cuando éste se hizo cargo del gobierno de la Arquidiócesis, contaba para su realizacion con seis mil pesos en dinero iun terreno dorado por don Pedro Francisco Lira en la calle que lleva su nombre. Pero esto no era lo bastante para darle cima, por lo cual solicitó la cooperacion del supremo gobierno en oficio fechado el 4 de Setiembre de 1845. (La clase benemérita de los párrocos, decía en este oficio, por la “importancia de los servicios que presta a la Iglesia i al Estado, bo > A y Y es, es acreedora a las mas distinguidas consideraciones. No sien- do posible que todos los párrocos logren una colocacion cómoda i nrosa en los beneficios superiores eclesiásticos, ¿ hallándose por | mismo jénero de vida que llevan la a sufrir los trabajos man; Vice-Rector, el presbítero don Manuel Antonio Valdivieso; profesor de lojía e Historia eclesiástica, el presbítero don José Mamuel Orrego; de Filo- a 1 Fundamentos de la fé, el presbítero don Pedro Ovalle; de Literatura, el sbítero des Zoilo Villalon; de o castellana, e o don José Ra- Dtesores los presbíteros don Cásianito Vargas, don Demtcd Meneses, don isco Cañas, don José Antonio Ortiz, don Fernando Zegers, don Máximo ramuño i don Vicente Bustillos. Solo este i Zegers eran seculares. 574 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, vida las angustias del hambre i del desamparo. El remedio que hasta aquí habían provisto muestras leyes era del todo ineficaz res. pecto de los socorridos 1 sumamente gravoso al servicio parroquial. La suma de doscientos pesos que se asignaba para la cóngrua sus- tentacion de los párrocos retirados, a mas de no corresponder sino a los propietarios, era insuficiente para satisfacer las necesidades mas urjentes del hombre mas morjjerado en sus gastos que se ha= llase en perfecta salud» (1). En el auto de ereccioz de la Casa de Refujio se disponia tam: bien que un departamento se destinase para Seminario de Reclu- sion, en el cual pudiesen permanecer los eclesiásticos enjuiciados i los que por ciertos delitos condenan los cánones a la pena de re- clusion, No podía ocultarse al supremo gobierno la importancia de estos establecimientos, por lo cual no puso obstáculo a la solicitud del Vicario capitular. Como primer auxilio le destinó las maderas que se sacaron de la demolicion del edificio de San Diego para cons- truir el de la Universidad (2). Con el objeto de apresurar la cons- truccion del edificio de la Casa de Refujio se nombró una junta compuesta del presbítero don Ignacio Víctor Eyzaguirre, del diáco= no don Vicente Gabriel Tocornal i de don Pedro Francisco Lira, Prévias estas dilijencias, procedió el señor Valdivieso a colocar la primera piedra del templo que debía servir a los asilados, cere= monia que se verificó solemnemente el domingo 21 de Setiembre (3). Posteriormente, a solicitud del mismo señor Valdivieso, el Pre= sidente de la Revública don Manuel Búlnes, siendo Ministro del Culto don Salvador Sanfuentes, declaró que la Casa de Refujio 1 Seminario de Reclusion gozarían de todos los privilejios 1 prero= gativas otorgadas por la lei de Setiembre de 1828 a los estableci mientos de beneficencia (4). : Por la misma época el señor Valdivieso fundó en Santiago una institucion destinada a asegurar la recta inversion de las limosnas que personas caritativas disponían en favor de los desheredados de la fortuna. Acontece mui amenudo que la buena fé de las per= (1) Revista Católica, t. 2, p. 232, ño! (2) Decreto de 13 de Setiembre, expedido por el señor don Antonio Varas, Mi nistro de lo Interior. (3) Fueron madrinas de la ceremonia las señoras doña Cármen Velasco, do Nicolasa Toro i doña María del Tránsito Cruz. La calle de Lira, en que esta situada la Casa de Refujio, se vió:invadida por las numerosas personas po asistieron a la fiesta inaugural (Revista Católica). (4) Decreto de 30 de Noviembre de 1847. : ANALES DE LA UNIVERSIDAD,—SETIEMBRE Dr 1885. 575 sonas caritativas es sorprendida por engañosas maquinaciones, ha- ciendo valer necesidades ficticias, con perjuicio de los que se hallan oprimidos por necesidades reales. El señor Valdivieso juzgó que la manera de precaver los abusos a que se presta la limosna dada in- q distintamente a todo el que la solicita era establecer una Junta de personas honorables i dilijentes, encargada de recibir 1 distribuir | las limosnas, prévia la calificacion de las necesidades de los socor= —ridos con ellas. Esta Junta fué denominada Junta de Socorros | sería compuesta de sacerdotes. El exámen de dicha Junta debería recaer sobre las solicitudes enviadas por el Prelado i las indica- ciones que cada miembro hiciese acerca de las necesidades que llegasen a su noticia. Para proceder a dar su dictámen, la Junta de- - bería encargar a alguno de sus miembros las indagaciones conve- nientes, debiendo resolver el monto i la clase de auxilio que con- o escrito del comisionado. Compusieron esta Junta los presbíteros don Justo Pastor Agote, don Miguel Mendoza, don Manuel A, Valdivieso i don J. Dolores Ramos (1). Uno de los mas importantes i a la vez mas árduos cargos que pesan sobre losh ombros de un Prelado, es el de procurarse buenos cooperadores en el réjimen i santificacion de las almas. En la épo- ca en que el señor Valdivieso tomó a su cargo el gobierno de la Arquidiócesis, el clero apénas bastaba para satisfacer las necesida- “des mas premiosas del servicio eclesiástico. Dentro i fuera de San- tiago existían sesenta 1 siete Parroquias 1 poco mas de doscientos sacerdotes en toda la vasta Arquidiócesis, muchos de los cuales eran transeuntes, i no pocos inhábiles para el servicio parroquial. De estos doscientos, solo en la ciudad de Santiago residían ciento “trece ocupados en distintos ministerios i el resto se hallaba dise- minado en las provincias (2). Mediante la reforma disciplinar i científica del Seminario, el señor Valdivieso se lisonjeaba con la esperanza de recojer buenos frutos en porvenir. Pero, entre tanto, era menester llenar las necesidades presentes del mejor modo posible a fuerza de celo, de abnegacion i de industrias. Para esto el señor Valdivieso hacía sentir su accion en todas partes aguijoneando a los reácios, alentando a los débiles, pirando abnegacion a los amigos del descanso, corrijiendo a los raviados e ilustrando a los indoctos..Basta' hojear el libro que (1) Decreto de 6 de noviembre de 1845. (Boletín eclesiástico, t. 1.” o 2) Estadistica levantada en 1843 por órden del señor Eyzaguirre, entónces Vicario capitular. . 576 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. - onserva su correspondencia epistolar para convencerse de la in- cansable actividad con que promovía el buen servicio de las Parro- quias durante estos años de penuria de sacerdotes. Parecía que cada una de las Parroquias era objeto único de sus atenciones i des- velos, a juzgar por el interes con que procuraba su buen servicio, A un cura que se quejaba de las persecuciones 1 calumnias de que era víctima, le escribia: «La nota de usted no ha hecho mas que añadir nuevos datos a los que acreditan la necesidad que tiene un párroco de revestirse de una santa fortaleza para sobrellevar con paciencia los trabajos que este ministerio trae consigo. Mui sensibles nos son las persecuciones i calumnias que usted sufre; pero esto no debe desanimarlo a trabajar con celo por la destruc- cion de los vicios 1 escándalos de su Parroquia, Con semejante con- ducta no hacemos mas que seguir las huellas que nos dejó trazadas nuestro divino Maestro; 1 así, a imitacion de él, clamémosle a Dios. por nuestros perseguidores 1 pidámosle que nos conceda los auxi- lios de su gracia para sobreponernos a los tiros de la maledicen- cia» (1). A otro que dejaba traslucir alguna ambicion de conveniencias temporales, le decía: «El ministerio sagrado no se ha establecido para nuestra comodidad, ni es un venero en que pueden explotarse riquezas 1 satisfacciones temporales. Cuando entramos a cultivar la viña del Señor no vamos a recojer el fruto en el sosiego, sino mediante las fatigas i el trabajo. La corona de justicia, segun el: Apóstol, no se da sino a los que pelean en buen combate. Pene= trado, pues, como usted debe estarlo, de estas verdades, no sé có= mo se arredra de que el trabajo de su ministerio no sea coronado por la abundancia de provechos. Tampoco comprendo que su áni- mo se abata porque entre sus feligreses hai discordias enconadas, Esas enemistades no son cosas que se refieran a la persona de us- ted; pero aunque así fuese, esto mismo debería animarlo a traba- jar con mas empeño en la reconciliación. Sus buenas doctrinas, acompañadas del buen ejemplo, son el medio de que usted debe | valerse para rendir a los corazones endurecidos i para curar los ánimos llagados. Es preciso que en el corazon de un ministro de Jesucristo no haya otro anhelo que el de trabajar por su gloria i | servir a la Iglesia en el lugar en que ella lo coloque. Miéntras el destino sea ménos de nuestro agrado, hai mas Pob que lo sea del de Dios». (1) Correspondencia epistolar, t. 1, ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1885. 577 Al mismo tiempo que el señor Valdivieso era para sus curas consejero i padre, era tambien un libro abierto para la resolucion de sus dudas. Hs cosa que asombra la expedicion con que resolvía las cuestiones de todo jénero que le consultaban los párrocos. En una época en que el servicio parroquial estaba deficientemente organizado habían de ser muchos los casos dudosos con que trope- ——zaban. Í asi vemos que la inmensa mayoria: de sus cartas tenían A por objeto contestar a las consultas de los párrocos i fijar reglas para la administracion parroquial. Cada una de esas sabias resolu- ' ciones era una piedra allegada al admirable edificio de la organi- zacion de las Parroquias, que es uno de los gloriosos timbres del - gobierno del señor Valdivieso. 3 Así, consultado por el cura de los Santos Apóstoles de Valpa- raiso sobre la manera práctica de hacer los matrimonios de disi- dentes, fijó en su respuesta las reglas a que hasta el presente amoldan sus actos los párrocos de la Arquidiócesis. «La interven- cion de usted, le dice en oficio de 16 de Agosto de 1845, en el ma- —trimonio de protestantes es puramente civil; i para que no se crea que usted ejerce un acto del ministerio sacerdotal es necesario que se precava de todo lo que pudiera interpretarse en este sentido, l En esta virtud, no consienta usted que la informacion se actúe p como la de los católicos; haga que se exprese en el pedimento el hecho de que ofrecen a usted comprobar su soltería i habilidad para contraer matrimonio segun su creencia. Comience el encabe- zamiento con estas palabras: Comisionado por la. lei para el rejis- tro de matrimonzos, etc., 1 cometa la dilijencia del exámen de los testigos i del consentimiento de la novia i de los padres a su notario, si lo tiene, 1 si no, a algun escribano público. Si solicitan dispen- sas de proclamas es preciso expresar en un auto que, en uso de las facultades de que goza i en conformidad a lo dispuesto por la lei de 6 de Setiembre de 1844, dispensa las proclamas civiles requeri- das por esta lei para la validez i efectos civiles del matrimonio de disidentes. Practicadas estas dilijencias, prevenga usted a los con- - trayentes que pueden celebrar su matrimonio como lo tengan a bien, i que con respecto a la solemnidad legal que debe verificarse ante usted i dos testigos, segun lo dispone el art. 2.2 de la citada 1ei, pueden concurrir el dia i hora que con usted acuerden a fin de levantar el acta i extender la. respectiva partida. Cuidará usted que no se señale para verificar el acto ni la casa de los contrayen- an 578 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. ejercicio del ministerio parroquial. Se limitará solamente a pre- guntar al novio si reconoce a la novia por su mujer lejítima segun su creencia, i a ésta si mira a aquel en la misma forma como su esposo lejítimo. Instruido de la afirmativa de ámbos, asentará la partida en un libro que abrirá al efecto con este encabezamiento: «Rejistro civil en que se asientan las partidas de los matrimonios que celebran segun su rito los que profesan relijion diversa de la católica, residentes en el distrito de esta Parroquia que está a car- go de su párroco como ministro civil, constituido por la lei de 6 de Setiembre de 1844, para acreditar la constancia de dichos matri- monios a fin de que surtan los efectos civiles», Con el mismo empeñoso celo con que irabajaba por sostener, correjir e ilustrar a sus cooperadores, procuraba depurar las filas sacerdotales de aquellos que podían desacreditarlas, Era inflexible en impedir el ejercicio del sagrado ministerio a los sacerdotes indoctos i de mala reputacion. Tomaba todo jénero de precauciones con los sacerdotes extranjeros i aún se precavia cuidadosamente de los de ajena Diócesis; pues, a causa de la escasez del clero, no se es- crupulizaba entóces lo bastante en la admision de los pretendientes al sacerdocio. «Esté usted mui a la mira, escribía en esta época a un párroco de una provincia del sur, para noticiarme luego de los que pretendan ejercer el ministerio sin prévia calificacion de su conducta 1 aptitudes; i haga en mi nombre igual encargo a todos los curas de la provincia, zon el mui especial de que rueguen enca- recidamente al Señor que aleje de nosotros el terrible azote de los malos ministros». , Con el laudable propósito de poner a salvo la reputacion de los párrocos, muchas veces hecha blanco de la maledicencia por lo que mira a la administracion de los bienes temporales, dictó el señor Valdivieso el decreto de 30 de Agosto de 1846, ordenándoles que cada seis meses le remitiesen un estado de los bautismos, ca- samientos 1 entierros que hubiesen ocurrido en sus Parroquias, es- pecificando los que hubiesen pagado integramente los respectivos derechos o parte de ellos, i los que se hubiesen hecho gratuitamen- te, i acompañando los certificados expedidos por los jueces para | acreditar la pobreza de los contribuyentes. | Con otro importante propósito, el de estar al corriente de todo los eclesiásticos diseminados en la Arquidiócesis, ordenó a los curas que le remitiesen otro estado en que se expresase el número de sacerdotes que hubiese en sus Parroquias, sus ocupaciones 1 desti= nos, títulos a que hubiesen sido ordenados, facultades que ejercie: mitiesen que ningun sacerdote vago o A ejerciese las nciones del ministerio, sin exhibir ántes las credenciales que hi- Ciesen constar su carácter sacerdotal i las facultades concedidas por los Prelados; i si fuese de ajena Diócesis, debía presentar, ademas e sus títulos de órdenes i licencias de su Obispo, las que hubiese obtenido del Ordinario de la o CALBITFUTO DLE EXTIRPACION DE ALGUNOS ABUSOS. 3 Algunas medidas referentes a los Regulares. —Prácticas abusivas en órden al nom- bramiento de Párrocos.—La Cofradía del Santo Sepulero.—Conatos de intro- duccion del protestantismo en Chile. —La moralidad pública. Desde los primeros dias de su gobierno fué el señor Valdivieso implacable con los abusos. Los correjía o denunciaba con la fran- - queza que era propia de su levantado carácter. En el estado de atraso de nuestra Iglesia, necesariamente habían de abundar las prácticas abusivas; i por lo mismo, el extirparlas había de ser obra E pese: i dificultosa. Pero el señor Valdivieso no era hombre que dejase las cosas al - tiempo o que demorase el cumplimiento de un deber por conside- raciomes a las personas. Así, no esperó que pasase el primer año de su gobierno para denunciar lo que él creía que perjudicaba a la a ales. Uno de los males que mas aflijía al señor Valdivieso era el es- tado deplorable de nuestros Conventos, en los cuales la relajacion hacía lamentables estragos. La supresion de la utilísima institu- cion de la vida comun era parte a que se despertase en los relijio- sos la codicia de bienes temporales, con daño de la pobreza monás- tica, i por esta causa se había jeneralizado en gran manera la secularizacion de los regulares, debido principalmente al deseo - del mayor lucro secular. En 1845 un relijioso mercenario solicitó del supremo gobierno permiso para recabar de la Santa Sede un breve de secularizacion. Antes de otorgar esta licencia, el gobier- Ko, que en todo defería a la opinion del señor Valdivieso, le pidió ¡nforme sobre el particular, 1 le envió el mui luminoso que extrac» 582 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. tamos en seguida i que manifiesta las razones de su invariable conducta posterior a este respecto. «El remedio de la secularizacion, decía, que en otros tiempos solo acostumbraba aplicar la Santa Sede a necesidades mui graves i en casos mul señalados, va haciéndose cada dia mas jeneral i ex- pedito, a medida que los Institutos regulares se han visto mas amagados por sus enemigos, 1 los relijiosos en mayores conflictos para seguir el tenor de vida a que en su profesion se ligaron. Alla- nado el camino por las concesiones que motivos poderosos deter- minaron al principio, no ha sido dificil obtener breves de secula- rizacion sin que influyesen causas tan graves como las enumeradas: Í si bien es este un remedio en algunos casos, cuando se prodiga es fuente de graves males para la disciplina regular i para el ser- vicio de las iglesias. «Si el relijioso es de aquellos que, por su virtud e instruccion, se hace recomendable en los claustros, su incorporacion en el cle- ro secular priva al Instituto que le prodigó los cuidados de su educacion 1 que lo formó en las ciencias i en la virtud, de los ser- vicios a que tenía indispuiable derecho por las leyes imperiosas de la gratitud i del deber. Si, por el contrario, el secularizado es de aquellos díscolos para quienes la vida regular es un penoso yugo, extraido de los claustros queda mas a sus anchuras con la pérdida de la vijilancia continua de sus superiores i la subordina- cion que le imponía el réjimen de los estatutos de su Orden, e introducido en el clero secular, en el que puede fácilmente sus- traerse a la vijilancia del superior, por una fatalidad jamas bas- tantemente lamentada, desacreditará con su ejemplo el estado clerical. Esta injerencia perniciosa es tanto mas dificil de evitar cuanto que el Prelado ordinario no tiene intervencion alguna en la admision de los regulares a la profesion ies tan limitada la que conserva en la colacion de las sagradas órdenes; de tal modo que, por grande que sea su celo, no puede impedir que algunas. veces se confieran a personas que jamas habría elejido con su voto para el sagrado ministerio. Por manera que repentinamente puede la Diócesis hallarse plagada de clérigos en cuya admision no ha podido ejercer el Prelado la mas augusta 1 delicada funcion de su cargo pastoral. 1 «Entre nosotros los males son de una marcada trascendencia, porque las Comunidades relijiosas, disminuidas en sumo grado, ca- recen de sujetos bastante adecuados para ocupar los destinos mas necesarios; escasez tanto mas digna de lamentarse, cuanto - que es mayor la necesidad de llevar a cabo las útiles reformas que reclama el lustre e importancia de estos beneméritos cuerpos de la Iglesia... «El único arbitrio que se presenta para cortar radicalmente el mal es solicitar de la misma Santa Sede que disponga, para todos los casos de secularización que ocurran, que no puedan ele- varse preces a Su Santidad sino por aquellos que, con prévio in- forme de los prelados regulares i rendicion de pruebas de las cau- sales que aleguen, obtengan aprobacion del Prelado ordinario de su domicilio; aprobacion que no otorgará sino cuando estime en conciencia que las causales son lejitimas i suficientemente proba- das; bien entendido que tal aprobacion no pueda ser jamas arran- cada por recursos o apelaciones ni que el negocio se haga bajo ningun pretexto contencioso. «Se dice que hai una Bula expedida en términos análogos a - peticion de los Obispos de la República Arjentina; pero hasta ahora no ha llegado ningun ejemplar a nuestra vista. Tambien hemos oido que, a consecuencia de las preces para la seculariza- cion de un relijioso agustino, vino un Breve en que Su Santidad advertía que no estaba dispuesto a proveer tales solicitudes sin el informe prévio del Ordinario; pero todas nuestras dilijencias para encontrarlo han sido infructuosas. 3 «Sería, pues, mui del caso incluir entre las instrucciones que deben darse al señor Ministro Plenipotenciario cerca de la Santa Sede, que está dispuesto a partir pronto para el desempeño de es- ta mision, la de que se recabe de Su Santidad una disposicion E concebida en términos como los que hemos indicado» (1). 1 Como se vé, ei señor -Valdivieso denunciaba el mal e indicaba el remedio. Lgnoramos si se llegaría en este punto a un acuerdo con la Santa Sede por el órgano de nuestro Ministro Plenipoten- ciario en Roma; pero lo que sabemos es que nose daba curso a ningun Breve de secularización en la Arquidiócesis si no eran poderosas 1 bien probadas las causales alegadas por el solicitante. En virtud de estas medidas i de los vbstáculos que oponía en ca- ¿da caso particular, cesó en gran parte la emigracion de los relijio- sos de sus Conventos 1se impidió que quedasen desiertos, como Por el mismo tiempo comenzaba a jeneralizarse otra práctica (1) Libro de oficios, t. 1. 584 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, que podía poner trabas a la libertad episcopal en la eleccion de los párrocos. Esta práctica consistía en elevar solicitudes a los Prelados eclesiásticos en favor de sujetos determinados, ora para que en ellos recayese el nombramiento de cura, ora.para retenerlo en la: Parroquia cuando se trataba de removerlo. Púsole el señor Valdivieso eficaz correctivo, negándose a acceder a esta solicitud en dos casos análogos que se presentaron durante el primer año de su gobierno. El primero de estos casos fué una reclamacion hecha por la au- toridad local i algunos vecinos de la Parroquia de Tataquen, pi- diendo la retencion del cura que la servía, dou Nicolas Lucero, que debía ser sustituido porel presbítero don Juan de la Cruz Silva. Al tener noticia del carácter público que se había dado a esta reclamacion, el señor Valdivieso escribe al presbítero Silva en estos términos: «Desde que se me hizo presente la solicitud de los vecinos de Tutuquen manifesté los graves inconvenientes que ofrecía librar la eleccion de los párrocos a las insinuaciones de los que quisiesen tomar la voz de la feligresía, i presentar en su nombre, no ya súplicas humildes, sino perentorias reclamaciones, revestidas de apariencias de un ejercicio de derecho popular. Si esta fuese la forma de elejir los párrocos, los fieles, i no los Pre- lados, vendrían a ejercer indirectamente la funcion mas augusta del cargo pastoral, quedando de este modo en la práctica mul desvirtuado el principio que debe reglar el gobierno de las igle- sias, segun las Santas Escrituras, en cuyo lenguaje Spíritus Sanc- tus posuit Episcopos regere Ecclesiam Dei. Sin embargo, la con- sideracion debida a las personas que encabezaban aquellas reclamaciones, la persuasion de la buena intencion que las había guiado, quizás sin advertir las consecuencias del mal ejemplo que daban a otras feligresías ménos bien intencionadas, i el mucho - campo que abría a las miras de los aspirantes, junto con el deseo de contemporizar en lo posible en el ejercicio de- nuestra jurisdiccion, me impelieron a tolerar la continuacion : del señor Lucero. Pero, al tomar esta resolucion, creí que las insinuaciones dirijidas a Ud. fuesen hechas de un modo privado i amistoso; mas, los documentos que Ud. me acompaña me con- vencen de que las instancias de los vecinos de Tútuquen tienen : carácter público, puesto que se han dirijido a Ud. por comisio= nes que se apropian el nombre de represeutacion de la Parro- quia i que se autorizan con el respetable carácter de la primera majistratura del departamento. Atendidas estas circunstancias, Y ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885. 585 ¿cree Ud, que sea posible convencer a la mayoría de ese vecinda- “rio ia los demas de la Diócesis que la continuacion de Lucero en la Parroquia, si se efectuase, no ha sido arrancada al Prelado, mas bien que pedida? 1 si tal fuese la manera de mirar este acto, ¿se ocultan a Ud. las funestas consecuencias que este ejemplo produciría? Al tiempo de escribir ésta, una persona me asegura que ya están en Santiago sujetos de una Parroquia vecina que, con la investidura de comisionados, vienen a solicitar que no se j reciba de la Parroquia un eclesiástico digno que se le ha designado ¿por cura; 1 nunca sería mas criminal la condescendencia del Pre- lado que en estas circunstancias» (1). El otro caso que se presentó en el mismo tiempo fué una solici- tud del gobernador i de la municipalidad de Rancagua, para que el nombramiento de cura de esa Parroquia recayese en la persona que indicaban. Con la misma franqueza con que rehusó acceder a la peticion de los vecinos de Tutuquen, rehusó su asentimiento a la de la autoridad local de Rancagua, pues el señor Valdivieso era inflexible en la conservacion de su libertad i de sus fueros de Pre- lado eclesiástico. En respuesta a los solicitantes, les decía en nota fechada en Setiembre de 1845: «Siendo los párrocos poderosos auxiliares del Prelado en el de- —sempeño de las mas altas funciones pastorales, su nombramiento debe fiarse del todo a la conciencia de los Prelados; i cualquiera tra- ba que se les oponga no puede ménos de enervar la fuerza de los —socorros divinos con que Dios favorece el ejercicio de sus altos en- cargos, Por mui rectas que sean las intenciones de los habitantes de una Parroquia, sus miras son mui limitadas; puesto que carecen “del conocimiento de todos los eclesiásticos de la Arquidiócesis, co- nocimiento que solo tiene el Prelado, i que tanto se necesita. para ¡hacer una eleccion acertada. Por otra parte, en un pais como el nuestro, en que es tan fácil adquirir recomendaciones, se abriría un ancho campo a las pretensiones de los aspirantes, desde el mo- “mento en que se supiese que la peticion de un majistrado o de Una municipalidad podía decidir del nombramiento de un párroco. po hace mucho que recibíamos un oficio mui recomendatorio para Ja provision de un curato vacante en favor del mismo a quien es- Mábimos enjuiciando por su conducta irregular». $ En el año de 1844; gobernando la Diócesis en calidad de Vicario ¡a delegado el señor prebendado don Bernardino Bilbao, q (1) Libro de correspondencia epistolar, t. 1. 586 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. un conocido caballero de Santiago se propuso resucitar la cofradía del Santo Sepulcro, en receso mas de veinte años. Esta cofradía tenía por objeto el ejercicio en comun de algunas prácticas devotas ¡ de caridad, i efectuar una de las fiestas relijiosas mas populares de la capital, la procesion del entierro del Salvador, que se verif- caba anualmente el Viérnes Santo. La obra era laudable, i la au- toridad eclesiástica no opuso inconveniente a su restablecimiento, Pero la persona que encabezaba la restauracion de la cofradía no estaba animada de verdadero espiritu piadoso, lo que ocasionó en aquel año una ruidosa cuestion. Cuando en 1845 tomó a su cargo el señor Valdivieso el gobierno de la Arquidiócesis, proyectó la cofradía una fiesta civico—relijiosa, que debía verificarse el 17 de Setiembre, en celebracion del aniver- sario de la independencia nacional. Segun el proyecto, debía cele- brarse el sacrificio de la Misa en el centro del paseo público, i en la procesion del Santo Entierro deberían conducirse las efijies del Tlustrisimo señor Vicuña, del presbitero Balmaceda i de don Ma- nuel Salas, hombres, en verdad, de virtudes esclarecidas; pero que- no podían ser venerados en público, porque este honor solo es con- cedido a los que han sido canonizados por la Iglesia. Estas 1 otras disposiciones del programa de la fiesta decidieron al señor Valdi- vieso a dirijirse al Intendente, pidiéndole noticia oficial de lo que se tenia proyectado. Una vez obtenido el programa, fué sometido al dictámen de dos eclesiásticos doctos, los cuales opinaron desfa- vorablemente, por cuanto aquellos actos, en lo que tenian de reli- jiosos, se apartaban de las reglas establecidas por la Iglesia. En esta virtud, el señor Valdivieso, que no supo jamas contem-= porizar con los abusos, dictó un decreto ordenando que se omitie- sen, en la fiesta civico-reliji0sa proyectada por la cofradía, la pro= cesion, la Misa i demas actos relijiosos incluidos en el programa, permitiendo solamente la celebracion privada o solemne del santo sacrificio en algun templo i la predicacion del Evanjelio, haciendo saber al Hermano mayor de la cofradía, que a ninguna congrega= cion relijiosa le es permitido poner en práctica nuevos usos, Cere- monias o insignias sin la aprobacion de la autoridad diocesana (1). Sin embargo, no fué esto bastante para que se moderase el es- piritu de innovacion que animaba al que se daba el título de Her- mano mayor de la cofradía, Cuando llegó la época de la procesion del Viérnes Santo se formó un nuevo programa sin anuencia de a E (1) Decreto rejistrado en el Boletin eclesiástico, 6. 1. y vidad dd eástitos! en el cual se introdujo la novedad de que - levasen velas las mujeres, cosa que a mas de ser inusitada i oca- sionada a abusos, está prohibida por el Ritual i por las Constitu- ciones sinodales. El señor Valdivieso mandó suprimir lo que le pareció inconveniente; pero, despues de finjidas protestas de sumi- sion, fué desobedecido. Esto hizo comprender al Prelado que había - ¡Megado el caso de mirar el asunto con toda la seriedad que recla- - maban estos multiplicados escándalos; pero habiéndose interesado el supremo gobierno en que no se tomasen por entónces otras pro- yidencias, ofreciendo de su parte que serían rigorosamente obser- -vadas cuantas prevenciones se hiciesen por la autoridad eclesiásti- (5, creyó el señor Valdivieso que era prndente acceder a esta _insinuacion. Pero no tatdó en suscitarse otro motivo de disturbio. El mismo h- actor de los actos de rebeldía que dejamos referidos ' redactó UNOS Estatutos o constituciones, como él las llamó, que eran una Ñ - copia servil de la Constitucion política del año.33, sin mas diferen- cias que el cambio de nombres. Entre otras muchas disposiciones ridículas, se facultaba a los hermanos para predicar en público en las reuniones de la cofradía. En ellas se constituía la cofradía en un pié de absoluta independencia de la autoridad diocesana, tal como si se tratase de una asociacion puramente industrial o mer- - cantil. Era otra asamblea de Pistoya. ] 3 Se: comprende fácilmente que un documento de esa clase no po- a tener la aprobacion del señor Valdivieso, Esas constituciones fueron pulverizadas en tres brillantes artículos publicados en La torrentes de soeces injurias en un papel intitulado Mastodonte. Iiscondido bajo el anóvimo, se empeñaba en enlodar la reputacion del digno Prelado i de los mas estimados sacerdotes de la Arqui- A cesis, Por fortuna, el autor de tales escándalos conoció al fin sus yerros, los hizo olvidar con su arrepentimiento i llegó a ser un admirador entusiasta del señor Valdivieso (1). + ita abusaban de da jenerosa hospitalidad' que se les brindaba 'hile, procurando por diversos medios seducir a los incautos. A. DE LA U. 1. SEC, 74-75 Revista Católica por el Prelado, miéntras que su autor vomitaba ' "des e, 1 e E ” E b 4 588 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. Contra esta propaganda reclamó el señor Vicuña, en los últimos años del gobierno del Jeneral Prieto. Este tuvo a bien someter la reclamacion del Prelado al dictámen del Consejo de Estado, com- puesto de hombres doctos i de probada fé, tales como don Mariano de Egaña, don Joaquin Tocornal, don José Alejo Eyzaguirre 1 otros. El Consejo opinó unánimemente que el Gobierro se ha- llaba en el deber de cohibir toda manifestacion pública de cual- quiera otro culto que no fuera el católico, en virtud de lo dispuesto en el art. 5.2 de la Constitucion del Estado (1). Tgn'oramos si el gobierno adoptaría medidas para reprimir la pro- paganda protestante; pero, si las tomó, ellas no debieron ser mui eficaces, pues en el año de 1846 el lobo amenazaba de nuevo el rebaño. Afortunadamente el Pastor que a la sazon apacentaba la | grei no era de aquellos que se duermen en la confianza. En Di-* ciembre de 1846 escribía el señor Valdivieso al Vicario foráneo de Valparaiso, señor Riobó: «He tenido noticia de hechos graves que dejan traslucir que haí en ese puerto una propaganda protestante sistemada. El ministro Mr. Armstrong va semanalmente a la escuela de Mr. Barry a dar lecciones de relijion i se obliga a recibirlas a los hijos de católicos. Mr. Trumbul, ministro de la secta unitaria, cficia i predica pú- blicamente su doctrina todos los domingos en el Hotel de Chile, Insta a los católicos a que concurran a sus sermones 1 persigue a los que se resisten. Emplea el dinero i la seduccion para hacer caer a la jente sencilla i distribuye entre ellos tratados de impug- nacion contra el catolicismo. Estos hechos manifiestan que hai allí verdadero culto público protestante i empeño decidido por atraer a él a nuestros compatriotas. Antes de tomar providencias para ata-= jar tamaños males, he querido saber en qué disposicion se halla el gobierno. El señor Ministro me ha asegurado que por su parte. empleará todos los medios que sean de su resorte para impedir el proselitismo protestante». Quiso el señor Valdivieso persuadirse plenamente de la efecti- vidad de los hechos denunciados, i para ello comisionó al mismo señor Riobó para que levantase un sumario indagatorio. «No es posible, agrega, que miéntras el lobo asalta el rebaño seamos trios. espectadores de la pérdida de una sola de las almas confiadas. a nuestro cuidado». ; Los hechos On oda i las medidas adoptadas para. (1) Libro de oficios del Gobierno, t, 11, A ; "ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885. 589 reprimirlos fueron por entónces eficaces. Don Dionisio Barry, di- rector de la escuela protestante, abjuró solemnemente sus errores 1 volvió al seno del catolicismo, del cual se había Prada por su- Ñ [Jestiones de Jos sectarios. Pero la mala yerba, cuando no se la arranca de raiz, no tarda en h - reaparecer. En 1848 los ministros protestantes volvieron a poner en juego medios de activa propaganda. Mr. Trumbull abría todos los domingos una capilla con el título de Jióre en los altos de El terrario, donde predicaba públicamente sus errores. Valiéndose A de mujeres protestantes, trabajaba por atraerse a los niños, para lo cual habían abierto una escuela que admitía internos, donde - ponía en sus manos libros destinados a arrancarles la fé, Para hacer constar la efectividad de estos hechos fué comisionado el —presbítero don Zoilo Villalon, de cuya investigacion resultó que había mucho mas de lo que se había denunciado. . Sin embargo, el señor Valdivieso hubo de persuadirse de que no tenía el gobierno la misma buena voluntad para poner coto a la audacia de los propagandistas. Prueba clara de esta poca vo- untad es la doctrina que don Salvador Sanfuentes, Ministro del Culto, estampó en la Memoria presentada al Congreso en 1847. ¿Todo hombre debe ser libre, dice, en cualquier punto del globo que se encuentre para tributar al Ser Supremo aquel culto que legaron sus padres o que él mismo adoptó de su libre albedrío. retender poner trabas a un derecho tan sagrado, querér escudri- fiar o violentar las conciencias, es invadir un terreno vedado al ps del one Los progresos del mundo no podían ménos de Mido» al que cn separarse del modo de pensar de los demas, 1 materias relijiosas, de sus conciudadanos. La tolerancia a este specto es, pues, ya en casi todo el orbe civilizado uno de los gran=- des bienes que ha conquistado la humanidad: Chile, el civilizado hile, no podía dejar de entrar a su turno en esta senda de progre- ) 1 la verdad es que una gran tolerancia relijiosa existe de hecho su territorio, sin embargo de que la Carta fundamental declara en uno de sus artículos relijion del Estado la católica romana, con lusion del ejercicio público de cualquiera otra. Los sabios re- tores de esa Carta vieron que unas de las ventajas que nos ha- ¿legado la España era la unidad relijiosa de la poblacion, cuya falta ha sido el oríjen de las mas prolongadas i sangrientas guer- 8 que han destrozado a la Europa en los últimos siglos, 590 3 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. «No creyeron, pues, 1 con razon, que este fuese un elemento de órden i de tranquilidad que debiese desperdiciarse, cuando eran precisamente csos bienes los que ellos trataban de asegurar a toda costa. A Chile no le conviene separarse en este punto del modo de pensar de los autores de la Constitucion ni derogar ese artículo. Pero al mismo tiempo que él procura conservar esa benéfica uni- dad por medios prudentes, es preciso que acabe de conformarse con el espíritu del siglo, destruyendo las preocupaciones que aún nos hacen mantener en el aislamiento i alejar de la incorporacion en nuestras familias al extranjero que viene con ¡su ejemplo a in- troducir el hábito del trabajo en nuestras masas, a propagar entre ellas sus conocimientos i su industria, a animar esta última con sus capitales, i a dar, en fin, por cien caminos diversos, un activo impulso a la prosperidad i riqueza del pais, solo porque en el re- ciuto privado de su hogar, libre del espíritu de proselitismo, tri- buta un culto distinto del nuestro a la Divinidad» (1). - Lo primero que se advierte en esta doctrina asentada tan fuera de lugar por el señor Sanfuentes, es que confunde la libertad de conciencia con la libertad decultos, el culto interno con el ex- terno i público. Sin duda que ningun poder humano tiene fa- cultad para escudriñar las conciencias individuales i violentarlas - en sus creencias meramente privadas; pero cuando se prohibe la libertad de cultos, como lo hace la Constitucion del Estado, no se trata de imponer a nadie una creencia relijiosa determinada, sino de impedir las manifestaciones públicas de los falsos cultos i la perversion ejercida por sus ministros en los ciudadanos de una na- cion social i constitucionalmente católica. Así, cuando el señor Valdivieso solicitaba el auxilio del brazo secular para reprimir los. avances del protestantismo een el primero de los puertos de Chile, no era su intento que el gobierno fuese a interrogar a cada uno. acerca de sus creencias 1 a imponerles por la fuerza los principios católicos, sino que impidiese que los ministros protestantes predi- casen en público sus doctrinas i pervirtiesen a los católicos en es= cuelas públicas i por medio de la propaganda de libros heréticos; es decir, pedía que el gobierno hiciese cumplir el art. 5. de la taria que establece a la católica como relijion del Estado, con exclusion del ejercicio público de cualquiera otra. as El señor Sanfuentes incurría en una palmaria contradiccion cuan- do, por una parte, deseaba que Chile entrase en el espiritu del siglo, ” (1) Documentos purlaticntids de 1847 a 51. + ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMPRE DE 1885. 591 o reindo rada completa al error, 1, por otra, aplaudiendo a, los autores de la Constitucion que, en e ala unidad reli- jJiosa, habían cerrado las puertas al error cohibiendo su ejercicio “público. Si, en su concepto, lo que éstos establecieron era benefi- cioso para el pais, ¿cómo se explica que abogase por la tolerancia relijiosa como fuente de prosperidad i de riqueza? Estimamos, asi- ; mismo, inconducente la alusion que hace a los horrores de la in- - quisicion española, pues nadie igñora que esta fué una institueion política establecida en conformidad con el espíritu i prácticas de la época con el objeto de precaver a España de las guerras de re- -lijion; pero que al presente, i ménos en Chile, no podría tener E Meplicacion. Sin embargo, preciso es convenir en que, ni aún la in- " quisicion castigaba los errores sipo cuando trascendían al dominio público e intentaban por medios externos atraerse prosélitos. Pero, en todo caso, miéntras subsistiese el art. 5. de la Consti- Son el deber del gobierno era impedir que ningun culto falso ge ostentase en público, pues pesa sobre él la grave obligacion de A cuople: i hacer cumplir la Constitucion. Pero esta mala voluntad no fué parte a desalentar al señor Valdivieso, a quien veremos mas tarde continuar en la empresa de poner diques al torrente. No ménos solícito se manifestaba el señor Valdivieso en lo que "atañe a la moralidad pública. Por este mismo tiempo introdujéron- se por el puerto de Valparaiso algunas mercaderías, como bolsas de tabaco ¡ pañuelos de mano, con imájenes ofensivas al pudor, Súpolo el señor Valdivieso i denunció inmediatamente el repren- gible abuso al señor Ministro de lo Interior, el cual dictó provi- cias para que los empleados de aduana impidiesen la inbtro= duccion de esa clase de mercaderias. Pero el señor Valdivieso no se contentó con eso, pues si las medidas gubernativas podían pre- caver el abuso en el porvenir, no remediaban el mal presente, mo quiera que esos objetos se expendían en algunos almacenes Valparaiso i Santiago, Para atenuar el mal en lo posible obtu- 'o por distintos conductos algunas de esas mercaderías i las remi- e 00d Les ñ 10 pe y pe abi Dal bl peo: EY + Ñ rota 20 de ya gn dd tula rán Es AA Hs: ad de Li SO 7 IN ee $ Hino Y qq rada: pe 4 ed n9 Pg . poo » bol od PS ATINA A O GAN ei susp Sd 50) 758 eE ao IE pes có: old vd soi , O ha ALT DI de xd gil, 40 urasial, 1d pili :04 visa ¡ade pipa Made SON PO E ds dia ce Ñx mba de J' olas Lera ds e da CAPÍTULO IV. LEGACIONES CHILENAS CERCA DE LA SANTA SEDE. ] Motivos que las exijían.—Mocion del Gobierno sobre este objeto. —Envio a Roma de las preces para la provision de las sedes de Santiago i Ancud.—Expediente 3 canónico del señor Valdivieso.—Encargos hechos por éste al Ministro Pleni- LL potenciario de Chile. — Motivos que hicieron poco fructuosa esta Legacion. —Si- tuacion de Roma en aquella época.—Asuntos cuyo despacho se obtuvo a pesar de las dificultades. —Otras Legaciones infructuosas. En el año de 1843 concibió el gobierno del Jenetal Bálnes, siendo Ministro del Culto el señor don Ramon Luis Irarrázaval, A el laudable proyecto de enviar a Roma un Ministro Plenipoten- ciario con el objeto de arreglar varios importantes asuntos refe- rentes a la Iglesia i asus relaciones con el Estado, - Para llevar a cabo este propósito presentó al Congreso Nacio- al una Mocion, en que enumeraba algunos de los asuntos cuya certada i pronta solucion reclamaba el envío de un Ministro Di- lomático. Entre esos asuntos ocupaba el primer lugar el reco- ocimiento ¡por parte de la ¡Santa Sede del patronato nacional tablecido por la Constitucion del Estado. Los autores de la A onstitucion del año 38, como los de las anteriores, imbuidos en las ideas regalistas de la época, incurrieron en el grave error de , dejar subsistentes las regalías concedidas graciosamente por los Papas a los monarcas españoles en reconocimiento a los señalados “servicios prestados a la Iglesia. Decimos que incurrieron en grave rror, porque aquellos privilejios cesaron de hecho desde el mo- nto en que Chile dejó de formar parte de la corona de Es- ña. Por esta razon la Santa Sede en las bulas de institucion de “Obispos ha hecho caso omiso del derecho de patronato que a Constitucion acuerda al Gobierno chileno, e instituye a los 594 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, Obispos motu propio. Esta conducta ha suscitado protestas ince- santes de parte de los (Gobiernos de la República, en razon de creerse investidos de las regalías españolas, por el hecho de ha- bérselas concedido la Constitucion. Se comprende sin mucho es- fuerzo que la Constitucion no ha podido conceder lícita i válida- mente privilejios que entrañan cierta injerencia en la designacion de los Prelados de la Iglesia, i ménos la facultad de revisar i dete- ner los actos de la suprema potestad de la Iglesia, porque estos actos, excediendo la órbita de los dominios i facultades naturales del Estado, son privativos de la Iglesia. Pero, el hecho es que esta atribucion constitucional, no recono- cida por la Santa Sede, ha sido oríjen de conflictos cada vez que ha llegado el caso de ejercerla, Para hacer cesar estos conflictos no hai mas que dos arbitrios: el de solicitar del Papa la concesion del patronato, el de suprimir estas regalías de la Constitucion. El gobierno del Jeneral Búlnes adoptó el primero de estos arbitrios, enviando a Roma una legacion para arreglar amistosamente los asuntos que se enumeran en la siguiente Mocion presentada al Congreso: , «Estais instruido, decia el Jeneral Búnes, de e obstáculos que se han tocado.en el Consejo de Estado para dar el exeguatur a las Bulas pontificias relativas a la creacion de sillas episcopales 1 al nombramiento de Prelados; obstáculos tan graves, que en la últi- ma deliberacion' de aquel cuerpo sobre la ejecucion de las Bulas | en que se instituyó al actual primer Obispo de Coquimbo, se re- solvió no concederles el pase, sino acompañado de una solemne protesta para que en lo sucesivo se retengan las que no se halla ren en estricta conformidad con las regalías del patronato, de que por nuestra Constitucion está investido el Presidente la Repúbli- ca. Si subsistiesen, pues, las cosas en su estado presente; si sobre esta materia no hubiese una perfecta concordia entre las miras de la Corte de Roma i las instituciones que henxwos jurado conservar i defender; si en el lenguaje de la Suprema Autoridad Eclesiásti ca se irrogase detrimento i agravio a las atribuciones de la sobe- - ranía chilena, representada para este efecto por la cabeza del Go» bierno, ¿qué lamentable demora no nos expondríamos a experi. mentur en la provision de nuestras sedes ¡entre ellas la de la Metropolitana del Santiago? Dejo a vuestra consideracion log mas les que de la larga vacante de las sillas nacerian i cundirian por, toda la Iglesia chilena, que tanto ha menester la presencia i cuá- d dado de los Pastores que deben rejirla, ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1885. 595 «Otro punto hai que ns la atencion del Gobierno i de los fie- E “les, i 1es la reforma que tiempo hace reclaman las Órdenes monás- ficas estabiecidas en el territorio de la República. Ponerlas en - armonía con el estado presente de Chile, sacar de ellas toda la - utilidad de que son capaces en consonancia con su instituto, 1 ha- cerlas servir activamente a las necesidades de nuestra Iglesia, que dan tan justo motivo de dolor a todos los que contemplan su ac- - tual estado ¡-se interesan en el adelantamiento de la educacion re- lijiosa i moral del pueblo, son objetos que se recomiendan por si mismos a vuestra piedad i cordura, i en que es preciso que el Go- - bierno se entienda préviamente con el Sumo Pontífice, para que, determinadas las bases i trazado el plan de las reformas, se proce- da a ellas de comun acuerdo por el Gobierno i los Prelados dio- - CEBAnOS. | «El réjimen de las Misiones en la parte de nuestro territorio que - ocupan las tribus infieles, es otra materia de trascendental impor- - tancia, no solo en cuanto se dirije a propagar la fé i la cultura so- ' cial sobre una vasta rejion, en que hoi reina la mas ruda barbarie; no solo para dar un nuevo título, 1 el mas jeneralmente respetado, - a la soberanía de la República sobre un pais de grande extension 1 de inestimables recursos, sino para asegurar la tranquilidad i fomentar la poblacion, la civilizacion 1 la industria de nuestras - provincias del Sur, tan dignas de la consideracion del Gobierno, por sus ventajas naturales i por la série de calamidades que las han empobrecido i desolado, Diariamente tiene el Gobierno óca- sion de deplorar la falta de un oportuno arreglo en el réjimen de Prefecto, i hasta cierto punto ampliarlas, i para ello es indispensa» ble que el Gobierno arregle con la Silla Apostólica lo que en esta, materia le pareciere conveniente, | _ ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1885, 599 debían durar un tiempo mui limitado comenzase este tiempo a orrer desde la concesion que se hiciere. Así, el Enviado de Chile partió a su destino cargado con las comisiones del gobierno civil i eclesiástico i con la fundada espe- ranza de obtener grande provecho de su mision. Daba derecho a esperarlo la benevolencia nunca desmentida de la Santa Sede para con los Gobiernos católicos. Pero sucesos inesperados, que no podían entrar en las previsio- Re nes humanas, fueron parte a que no se obtuviese de esta mision: todo el fruto apetecido. El señor Irarrázaval llegó a Roma pocos dias ántes del deporable fallecimiento de la Santidad de Gregorio y XVI, ante cuyo Gobierno iba acreditado, suceso acaecido el 1. de Junio de 1846, despues de haber gobernado la Iglesia catorce años, tres meses i veintinueve dias. Este triste acontecimiento retardó cerca de un año las jestiones diplomáticas del Ministro de Chile, pues fué preciso enviarle de aquí nuevas credenciales que lo acre- ditasen ante el gobierno de Pio IX, La exaltacion al trono pon- ficio de este gran Pontífice era, sin embargo, augurio de un éxito feliz en las negociaciones, como quiera que en el año de 1824 ha- bía sido huésped de Chile como agregado a la Legacion del Vicario - Apostólico Monseñor Juan Muzzi. Así lo declaró el Ministro del Culto, don Salvador Sanfuentes, en la Memoria presentada al Congreso en 1847. «Segun las últimas comunicaciones recibidas de Europa, decía, el Ministro Plenipotenciario de Chile cerca de Su Santidad había llegado a Roma en los postreros dias del mes de Mayo último. Es e esperar por lo mismo que no pasará mucho tiempo sin que co- ozcamos las disposiciones de la Santidad de Pio 1X, de cuya fe- liz exaltacion tenemos tantos motivos de congratularnos, respecto dela Iglesia chilena» (1). (1) Cuando Pio IX estuvo en Chile tenía 31 años de edad, hábiendo nacido en igaglia el 13 de Mayo de 1792. Durante su:permanencia en Santiago habitó la casa situada en la calle de la Bandera esquina con la de las Rosas, dejando aquí muchos amigos i mui buengs recuerdos, que él conservó frescos hasta los últimos ños de su vida, A su regreso de Chile,. Leon XII, que había sucedido a Pio VII en el Supremo Pontificado, le nombró superior del Hospicio de San Miguel en Ripa. En 1827 fué nombrado Obispo de Spoleto, Sede que ocupó hasta el año de 1832, en que fué trasladado al Obispado de Imola. El Pontífice Gregorio XVI, que sucedió a Leon XIT, conocedor de los merecimientos de Mastai Ferreti, le re- vó in petto en el consistorio de 23 de Diciembre de 1839, proclamándole Car- denal el 14 de Diciembre de 1840. El Cardenal Mastai no abandonaba su Obispa- sino cuando algun asunto importante reclamaba su presencia en Roma. Cuando pueblo, para quien era mui simpático por la bondad de su corazon, le vela pa- , exclamaba; «He ahí al futuro Papa». El vaticinio del pueblo se cumplió el 600 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS Sin embargo, en medio de los regocijos con que fué recibida dentro i fuera de Roma la exaltacion del nuevo soberano, el jénio de las discordias se paseaba amenazante por las orillas del Tíber. En efecto, las mismas ovaciones de que fué objeto Pio IX por sus actos de clemencia, i en especial por la amnistía jeneral, decretada a favor de los reos políticos desterrados i presos por Gregorio XVI, sirvieron de pretexto a los mazinianos para desenvolver su plan de revolucion. Las sociedades secretas organizaban en vasta escala paseos a la luz de las antorchas i procesiones al Quirinal con el objeto de adormecer la confianza del Soberano Pontífice con estas hipócritas manifestaciones. 1 el pueblo, siempre ávido de fiestas, respondía con entusiasmo a su llamamiento i ensordecía sin cesar los espacios con sus gritos de júbilo. El magnánimo corazon de Pio IX, sin sospechar que el pueblo era cómplice inocente de los revolucionarios, consintió en organizar la guar- dia cívica, cediendo a las instancias que se le hicieron i por evitar perturbaciones. El 7 de Setiembre de 1847 un popula- cho inmenso, azuzado por el oro de las sociedades secretas, re- corrió las calles de Roma dando gritos contra el Austria i contra el clero. Los hombres honrados temblaron, el comercio - cerró sus puertas i la ciudad quedó desierta. Hiciéronse algunas prisiones; pero no tardaron en ser puestos en libertad por la cle- mencia inagotable de Pio IX, el cual respondía a cada movimien=- to tamultuoso con una nueva jenerosa concesion. El 2 de Octubre publicó un motu propio para la organizacion de la Municipalidad, lo que hacía decir a los revolucionarios: «Hemos hecho de Pio 1X, sin que él lo advierta, el motor de la revolucion italiana». Pocos dias despues, otro decreto creaba la Consulta de Estado. Nuevas demostraciones de amor i de agradecimiento, sinceras en el pue- blo, pero siniestras en los mazinianos, respondían a las reformas políticas tan sabías 1 benéficas para otro pueblo que no fuese ju- guete de la revolucion. : Sin embargo, Pio TX había penetrado ya en las pérfidas inten - ciones de los ajitadores que mezclaban el nombre del Soberano de Roma con los himnos a la libertad ia la igualdad; lo que dejó traslucir en una frase enérjica de su discurso en la apertura de la Consulta de Estado. Pio IX comprendía ya toda la gravedad de 16 de Junio de 1846 en que fué proclamado Papa, despues de una eleccion casi unánime i en la que intervinieron circunstancias claramente providenciales. Esta eleccion fué recibida por el pueblo de Roma con muestras de delirante regocijo 1. por el mundo católico como una prenda de felicidad para la Iglesia universal, nacion; ¡ el 14 de Febrero convocó en el Quirinal a los cator- ' fes de la guardia cívica para preguntarles si podía contar con “so fidelidad. En la respuesta de los jefes se dejó comprender que, si sus personas le serian fieles, no podían asegurar la fidelidad de la guardia cívica, ya seducida por los corola En estas críticas circunstancias, el Papa llamó al conde Rossi, ex-embajador de Luis Felipe, mui adicto a su sagrada per- “sona, para que organizase un Ministerio, siendo él Ministro de lo Interior. Los clubs revolucionarios acojieron enfurecidos la consti- cion del nuevo Ministerio i no tardaron en designar una victima. Esa víctima debía ser el mismo conde, i la hora excojida para la inmolacion la de su entrada a las Cámaras. Este había recibido re- y etidos avisos de los designios homicidas; pero los desoyó ss exclamando: «La causa del Papa es la causa de Dios: morir por. ella ha de ser dulce muerte». En efecto, al llegar a la ancillería, un asesino, designado a la suerte en una sociedad le mazinianos, se destacó de la multitud i asestó al cuello el conde una puñalada que lo hizo caer al suelo moribundo. Las turbas pasearon en triunfo por las calles de Roma el puñal asesino, bendiciendo la mano que lo había manejado. Desde este momento la revolucion se presentó a la faz de Roma n toda su repugnante desnudez. El 16 de Noviembre reuniéronse los revolucionarios en la plaza del Popolo. Allí se designó una co- "mision que debía presentarse en el Quirinal con un programa de reformas que pretendían imponer al Paja. En aquel momento los representantes de las Naciones extranjeras, comprendiendo el peli- 8 rro. qe corria, Pio pa rodearon su sagrada persona, siendo el programa traido con este espectáculo de cuaccion». El pue- , al saber esta respuesta, lanzó a los aires el grito de ¡a las mas! arrojó piedras al palacio apostólico e intentó penetrar hasta ) presencia del Papa. En la lucha empeñada por los fieles suizos los cívicos, un proyectil penetró en la sacra morada e hirió de te a monseñor Palma, secretario de las letras latinas, Pio IX se vió precisado a abandonar a Roma ¡a pedir un al- Bue en tierra extraña Land poner en salvo su persona i eco ella 1848 salió orado de la ciudad 1 end el camino de, Gaeta, los dominios del Rei de Nápoles, en cuya ciudad permaneció en 602 É MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS, calidad de proscrito durante dieziseis meses, hasta que, tomada la ciudad de Roma a viva fuerza por el ejército frances a las órdenes del denodado Jeneral Oudinot de Reggis, el 4 de Julio de 1849, el ilustre desterrado entró .triunfalmente a Roma el 12 de Abril de 1850. Tales fueron los graves sucesos que hicieron ménos fructuosa la, mision diplomática del señor Irarrázaval. Dividida la atencion de la Santa Sede entre las innovaciones políticas i el gobierno de la Iglesia universal, i mas que todo su prolongada ausencia de Roma, fueron parte a que no pudiese prestar atencion a todos los asuntos encomendados al Enviado de Chile. El tiempo mas adecuado para tratar de ellos fué el que tardaron en llegarle las nuevas creden- ciales que lo acreditaban Ministro de Chile cerca de la Corte de Pio IX, Con referencia a estas circunstancias decía el Jeneral Búlnes en su discurso inaugural de Jas Cámaras lejislativas en 1849 lo siguiente: «Profundamente conmovido el Gobierno por los desgraciados sucesos que han ocurrido en Roma i que obligaron al Sumo Pontífice a dejar la capital de sus Estados, ha unido sus vivas simpatías a las de la Nacion chilena i de todo el orbe católi- co por la suerte del ilustre Pio IX: suceso doblemente sensible para nosotros por los embarazos talvez insuperables que ha cpues- to al buen éxito de la mision chilena cerca de la Santa Sede. Esta persuasion me ha movido a remitir a nuestro Ministro Plenipo- tenciario su carta de retiro, para que haga uso de ella, si conside- ra infructuosa su permanencia» elo; Sin embargo, a pesar de estas graves dificultades, el señor Irar- rázaval pudo cumplir algunos de los encargos de que era portador. Desde luego, en el año de 1848 remitió al Gobierno las Bulas de institucion canónica del señor Valdivieso, de lo cual el Ministro del Culto, don Salvador Sanfuentes, daba cuenta al Congreso de ese año: «Dado el pase a las Bulas de institucion del M. R. Arzo- bispo de Santiago, está provista la Iglesia chilena en el dia de un. jefe cuya celosa solicitud 1 conocidas virtudes lo prometen dias de prosperidad». En cuanto a las Bulas de institucion del señor Obispo Electo. de Ancud, don Justo Donoso, agregaba el Ministro en la misma Memoria: «Es sensible que la Diócesis de Ancud no haya visto todavia confirmada la eleccion de la persona que el Gobierno i las primeras autoridades de la Nacion juzgaron digna de ser pro= | (1) Documentos parlamentarios . ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885. 603 1esta para rejirla. Injustos 1 calumniosos informes, cuyo orijen aún no ha podido averiguarse con certidumbre, en co de ese Mistico por tantos títulos acreedor a la distincion que se le ha- bía conferido, han inducido a Su Santidad a demorar por algun 6 tiempo, segun sus propias.expresiones, la expedicion de esas Bulas. Pero el Gobierno se complace en esperar que los nuevos e irrecu- sables testimonios que ha mandado poner a la vista del Pontífice disiparán pronto en su ánimo la desfavorable impresion producida por tan míseras calumnias, i que formando una idea mas justa “acerca del propuesto, no vacilará en poner término a tan pernicio- sa demora. Tanto mas deseable es este resultado, cuanto que no hai en la República una Diócesis en donde se presente un campo mas vasto que en la de Ancud a las tareas de un celoso Prelado, i "debería reputarse una verdadera desgracia que su orfandad se pro- “longase por un tiempo cuyo límite sería difícil entrever». Pero esta resistencia opuesta por la Santa Sede a expedir las Bulas de institucion del señor Donoso, a consecuencia de denun- “cios enviados a Roma, fué al fin vencida con la presentacion de “nuevos testimonios en favor del suplicado, i de estos fué el de mas peso para influir en la decision pontiticia el del señor Valdivieso. En cuanto a los demas asuntos de que había sido encargado “muestro Ministro Plenipotenciario, casi todos ellos tuvieron solu- | ci ion favorable, merced a la actividad desplegada por el señor Irar- 'rázaval, el cual no se desalentó con los obstáculos casi invencibles “que se opusieron al logro de su mision. Aún durante la expatria- ion del Soberano Pontífice obtuvo conferencias i cambió notas con el Gobierno de Roma. Hemos dicho que el mas importante de los asuntos que debía tarse era el arreglo de las cuestiones orijinadas por el patronato cional. Es sensible que en este punto no se arribase a resultado Mlefnitivo, a causa de la deficiencia de las instrucciones que lleva- ba el Ministro. Sin embargo, la Santa Sede, para corresponder a los s deseos del gobierno de Chile, presentó a su Ministro el si- Lo La Relijión Católica, Apostólica i Romana, que la Nacion ena, profesa con exelusion de cualquier otro culto, se cobserva- Me en la misma República, con todos los dom 1 prero- icas. 2.2 Así, pues, en o los Colejios, ea: 1 Escuelas, A: DE LA U. 1.* SEC, 16-17 604 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. ya públicas, ya privadas, la enseñanza será del todo conforme a la: doctrina i preceptos de la misma Católica Relijion, atendiendo a ella los Obispos segun oficio. «3. El número de las Sillas Episcopales en el territorio chile- no se aumentará en cuanto parezca lo pidan la necesidad i utilidad de los fieles; i en cada una de ellas se establecerá asimismo un Cabildo de canónigos, con un Seminario que sea suficiente para la educacion del clero diocesano. «4.2 Se erijirán ¡igualmente nuevas Parroquias segnn lo exijan la condicion de los lugares 1 la comodidad de los fieles. «5.” A los Obispos, Cabildos, Seminarios, 1 a las mismas Parro- quias se les señalará una dotacion enteramente cóngrua, segura e independiente, «6. En cada vacante de cualquiera Iglesia Metropolitana o Catedral el supremo Presidente de la República elejirá clérigos dotados de aquellas cualidades que requieren los sagrados cáno- nes; pero el Sumo Pontífice, con arreglo a las leyes de la Iglesia, les dará la institucion canónica segun la forma acostumbrada. «7. En las vacantes de Parroquias el mismo Presidente de la República eletirá uno de los tres candidatos que el Obispo juzgare mas dignos i aptos que los demas en el concurso celebrado segun los reglamentos del Concilio de Trento, 1 el Obispo luégo insti- tuirá canónicamente al así nombrado para la Parroquia vacante. «8.2 La Iglesia gozará del pleno derecho de adquirir nuevas propiedades bajo un justo titulo cualquiera i del de administrar libremente éstas i las demas que ya posee. «9. La comunicacion de los Obispos, del clero i de los fieles con la Santa Silla Apostólica, será enteramente libre por lo que mira a asuntos relij10sos. «10. La eleccion i recepcion de los alumnos en Jos Seminarios Eclesiásticos 1 el gobierno 1 administracion de éstos pertenece de todo derecho a los Obispos, observándose lo prescrito por el Con- cilio Tridentino. «11. En todos los demas negocios eclesiásticos 1 relijiogos per- tenecerá absolutamente a la Iglesia usar libremente de su autori- dad segun las leyes canónicas». En cuanto a los demas negocios, el señor Irarrázaval logró arreglar los siguientes que enumera la Memoria del Ministerio del Culto del año de 1851: «1.* El que autoriza al mui Reverendo Arzobispo de Santiago, con la plenitud de facultades de visitador extraordinario 1 delega- ás e se EierO para el arreglo de las Comunidades dica ante el período de-cinco años, que deberán contarse dejsde el dia. n que se acordó en Roma la. auterizacion. «2.2 El que, arreglando lo relativo a la Bula de la (Jrazada, es- tablece que el producto de ésta se aplique en parte a'¡ fomento de: E las Misiones de infieles dentro del territorio de la J Zepública, 1 el resto al mantenimiento de hospitales en Chiloé, du «ando este arre- glo por el término de diez años, que enla Cc” )utarse desde. la publicacion del indulto relativo a la Bula, 1 «82 El que faculta al mismo Reverendo A> ¡delegar las concesiones que se le acuerdan er tos de la República, cometiendo el ejercicio 2 los eclesiásticos, capellanes o vicarios cast at." El que prescribe el modo de organi: 'bunal eclesiástico para la terminacion def aquel fuero en la última instancia, desigr Obispo sufragáneo de tados para, laciones 1 recursos que se interpongan el Metropolitano de Santiago; i estab cultades concedidas a dicho Tribuna! no de quince años, contados desde Aparte de estos negocios de in' señor Irarrázaval desempeñó cc iculares que se le confiaron. adquisicion del valioso retrat para el Cabildo eclesiástico de comision, el señor Irarrázava mano la fabricacion de la o' adelantado, Pio IX se vió unstancia que impidió £ buena fortuna que en |): agnífico retrato del uno de los mejores del Felipe, rei de Franci «zobispo para hacer ¿favor de los Ejérci- .de dichas comisiones TEnses. zar en Santiago un Tri- initiva de los juicios de aando al mismo tiempo al: que a él se dirijan las ape-- de sentencias libradas por leciendo que el uso de las fa-- ¿eclesiástico dure por el térmi-- el 23 de Junio de 1850» (1).- ceres j-neral para la Iglesia, el m acierto algunos encargos par- Entre ellos mencionaremos la o de Pio IX, que obtuvo en Roma ; Santiago. En cumplimiento de esta, 1 había contratado con un artista ro- bra; pero cuando el trabajo estaba ya precisado a ausentarse de Roma, cir- ¡4 terminacion. Quiso, sin embargo, la: 4 misma época se hubiese concluido un Pontífice por el primer pintor de Roma ¿ . mundo, señor Fodesti, encargado por Luis IN 7 Pero cuando la revolucion arrojó a este eo ee! trono de su patria, el trabajo no pudo llegar a su destino, O vedía por este retrato, decorado con un valioso ico, la suma a ES les a de mil quinientos pesos; pero la revolucion roma- 1 o «e la gran patria de los artistas a. los extranjeros da, puso al pintor en la necesidad de e pastisar el pre=- 3 "N * mentos parlamentarios de 1847'a 51. 506 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. cio hasta reducirlo a seiscieutos pesos, que era la suma que para solo el lienzo había puesto el Cabildo en manos del señor Irarrá- zaval, De esta manera se obtuvo por ese módico precio un retrato fiel 1 una obra maestra (1). Por medio del mismo Ministro Plenipotenciario, el señor Valdi- vieso hizo venir de Europa al célebre organista don Henrique -Howel, con la obligacion de servir el grande órgano de la Cate- dral, que sustituyó a la orquesta que antes se usaba en las solem- nidades relijiosa. L por último, consiguió por el mismo respetable conducto la aprobacion de un Proyecto de Sustituciones en el of- cio público del altar cuando se usan preces por el supremo Majis- _ftrado de la nacion, en vez de las que se usaban pro reye en el tiempo de la colonia. En 1855 el Jeneral don Manuel Blanco Encalada, Ministro Plenipotenciario de Chile residente en Paris, recibió del gobierno de don Manuel Montt la órden de trasladarse a Roma para ajus- tar un Concordato con la Santa Sede. Esta recibió al Ministro de Chile con la benevolencia que acostumbra para con los represen- tantes de las naciones católicas, i aceptó llena de complacencia la idea de arreglar amigablemente las disconformidades que existen entre las leyes canónicas i las civiles chilenas. 1 al efecto presentó al Jeneral Blanco un proyectó de Concordato, en que cedía hasta donde le era posible a los deseos i exijencias del gobierno de Chi- le. El Ministro presentó per su parte un contraproyecto que dife= ría del primero en puntos sustanciales; 1 había algunos que la Sauta Sede se hallaba en la imposibilidad de aceptar, tales como el reconocimiento de la facultad que se arroga el gobierno para conceder o negar el pase o exequator a las disposiciones pontificias, i la aprobacion de ún juramento civil para los Obispos de observar la Constitucion 1 las leyes de la República, sin la limitacion nece- saria de todas aquellas que sean contrarias a la lei de Dios oa las disposiciones de la Iglesia. Sobre estos puntos el Cardenal Berardi hacía al representante de Chile las siguientes observaciones: «En el art, 9. quiere hoi introducirse por el gobierno de Chile una cláusula que sirva de pública 1 solemne aprobacion i sancion de la práctica abusiva del pase. V. E. conoce mui bien (i muchas veces la sido esto objeto de nuestras conferencias) que, si es posible a la (1) Este retrato se halla actualmente en la sacristía del Cabildo de la Iglesia Metropolitana. Fué traido a Chile en 1850 en el bergantin GFiovani, que partió de (Génova en Marzo de ese año. El importe del flete maritimo ascendió a 91 pesos. (Carta del señor Trarrázaval al señor Valdivieso). k ANALES DE LA UNIVERSIDAD: SELIEMBRE DE 1885 607 Santa Sede tolerar alguna vez, a su pesar, una les que se oponga a sus derechos i prerrogativas, no le es permitido confirmarla i solemnemente sancionarla. Tal es la lei del pase, que ofende direc- tamente el libre ejercicio del poder supremo e independiente que tiene el Vicario de Jesucristo sobre la Iglesia universal. No es, ¿por lo tanto, posible que la cláusula en cuestion pueda ser admi- tida 1 sancionada». En órden al juramento civil de los Obispos, decía el Cardenal en la misma comunicacion: «V. E. hace tambien mencion del ju- ramento que deben prestar los Obispos, 1 cuya fórmula se propone consignar en un artículo del Concordato. Sobre este particular debo manifestar a V. E. que una fórmula tan ámplia i absoluta no sería admisible sin alguna cláusula que excluyese la parte que pueda haber en la Constitucion i demas leyes que de ella provie- nen disconforme a las leyes i derechos de la Iglesia. A este fia pu- diera tambien ser suficiente, como se ha practicado en otras cir- cunstancias 1 con otras naciones, una pública declaracion del Jefe del Estado en que se insinúe que en la fórmula de juramento no pretende obligar a los Obispos a nada que sea contrario a la lei de Dios i a las disposiciones de la Iglesia». No pudiendo la Santa Sede acceder en estos 1 otros puntos a las exajeradas pretensiones de! gobierno de Chile, éste dió por termi- nada la mision diplomática sin haberse arribado a ningun resul- tado. El mismo gobierno del señor Montt, poco ántes de dejar el mandu de la República, quiso hacer una nueva tentativa de Con- cordato, acreditando cerca de la Santa Sede una nueva Legacion diplomática. Fué nombrado para desempeñar esta mision el señor don Manuel José Cerda en Marzo de 1861. Con este objeto se le dieron por escrito instrucciones que diferían en mui poco de las que se habían dado a los Ministros anteriores (1); por lo cual era de presumir que si el nuevo Ministro hubiese ajustado a ellas sus k jestiones, habría malogrado sus esperanzas. Pero, ántes de la par- tida de la Legacion, se verificó el cambio del gobierno, i las ins- trucciones precedentes fueron modificadas por el señor Obispo de (1) Pueden leerse estas Instrucciones en el apéndice de esta obra, instrucciones que dan mucha luz acerca de muchos puntos interesantes relativos E las relacio- nes de la Iglesia i del Estado. En el mismo lugar hallarán nuestros lectores algu- nos documentos importantes acerca de la mision diplomática del Jeneral Blanco. 808 ' MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. la Serena, don Justo Donoso, nombrado Ministro del Culto por el “señor don José Joaquin Perez» Es posible que con estas modifica- «ciones, que pueden verse en el apéndice, se hubiese llegado a un “arreglo definitivo, favorable a los intereses de la Iglesia i del Es- “tado. Pero, por circunstancias que ignoramos, esta Legacion no se llevó a efecto i ni siquiera alcanzó a salir del pais. ASAS SID CARPPETO DO! y DEMOSTRACIONES HECHAS A PIO IX POR EL SEÑOR VALDIVIESO. * “Carta de felicitacion por su exaltacion al Trono pontificio. —Respuesta de Pio IX, Obsequio del Papa a la Iglesia Metropolitana. —Inmauguracion solemne del re- trato de Pio 1X.—Edicto, publicando el jubileo.—Valioso obsequio enviado al 7 Papa por el señor Valdivieso, 1 comunicaciones con este motivo. Tan pronto como el señor Valdivieso,tuvo noticia de la exalta- «cion de Pio IX al Trono pontificio se apresuró a manifestarle su complacencia, junto con los sentimientos de su inquebrantable adhesion a la Santa Sede. En carta fechada el 30 de Noviembre de 1846 1 firmada por él i el venerable Dean i Cabildo de la Igle- sia Metropolitana decía lo siguiente: «No hai voces con que explicar las dulces emociones de com- plácencia afectuosa que han penetrado en lo mas hondo de nuestro corazon 1 los sinceros votos de satisfaccion que os ofrecemos por vuestra feliz exaltacion al Trono pontificio. Fieles hijos de la Iglesia católica, nos gloriamos de estar tanto mas unidos a la Cá- tedra Romana de San Pedro cuanto la naturaleza se empeñó en alejarnos de la Ciudad Eterna. Ya que procelosos mares e inmen- sas distancias nos impiden besar la tierra regada con la sangre del Príncipe de los Apóstoles, no sin especial disposicion de la Divina Providencia,somos los primeros que hemos logrado conocer con nuestros propios ojos al sucesor de San Pedro, que en vano ansia- ron nuestros padres desde hace tres siglos. A la verdad, así como sois el primero de los Pontífices Romanos que ha pisado nuestro suelo desde que la antorcha de la fé iluminó estas apartadas re- jiones, recreándonos con la presencia de aquel que Cristo había destinado para su Vicario en la tierra, asi tambien somos los pri- , 610 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, meros de núestra patria que, sin salir de ella, hemos podido ad- mirar la bondad de aima del Pastor universal de la cristiana grei. Habiendo sido algunos de nosotros honrados con vuestra amistad, i testigos muchos otros de las distinguidas prendas de nobleza, pureza de costumbres, esclarecido injenio 1 demas virtudes que os decoran, la noticia de vuestra eleccion no ha podido ménos de ha-" cer rebosar de gozo a todos los chilenos. Por lo que ni las vicisi- tudes de los tiempos, ni la variedad de circunstancias, ni la di- versidad de sucesos podrán jamas borrar de nuestra alma las gratas impresiones ni la firme esperanza que concebimos al recor= dar que el gobernalle de la nave de San Pedro se halla en manos de aquel cuya prudencia i sabiduría, años há, 'tanto auxilió a la Legacion que la Silla Apostólica envió a estas nuevas Repúblicas. del Continente Americano. Por estas consideraciones, 1 ligados a Vuestra Santidad con tantos vínculos, nos atrevemos a creer que el recueráo de los dias que pasasteis entre nosotros, cuya memo- ria nos es tan grata, no os será desagradable; i que el Pontificado- de Pio 1X será ilustre, no solo por la felicidad de la Iglesia uni- versal, sino tambien de la nuestra, cuyas necesidades os son tan: conocidas. Entre tanto, rendidos a vuestros piés, os pedimos la Bendicion apostólica» (1). En respuesta a esta amable felicitacion, el Padre Santo envió a la Iglesia Metropolitana de Santiago el valioso obsequio de un cáliz de oro macizo con patena del mismo metal, en que había ofrecido el santo sacrificio el 8 de Setiembre de 1847, segundo de su Pontificado, junto con la siguiente Epístola fechada el Y de Se- tiembre del mismo año: Pro Papa IX. A los amados hijos, Capítulo ¿+ Canónigos de la Santa Iglesia Metropolitana de Santiago de Chale. Amados Hijos, Salud i Bendicion Apostólica. Nada por cierto nos es mas grato que daros alguna demostracion de nuestra parti- cular benevolencia para con esa inclita Iglesia i vuestras personas, recordando bien la benignidad, atencion i consideraciones que nos. (1) Traduccion hecha del latin, publicada en la Revista Católica, t. 3. p. 741» ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1885. 611 dispensasteis, cuando,. constituidos en un grado inferior, estuvi- mos allí, desempeñando asuntos de nuestra santísima relijion, - Por tanto os enviamos un cáliz de oro macizo con su patena para el uso del divino ministerio, en que Nos hemos ofrecido el santo sa- erificio de la Misa el dia de ayer, consagrado a la Natividad de la Virjen María, Inmaculada Madre de Dios. Mas, aunque la triste E condicion de los tiempos nos impide corao deseúramos ofreceros un dón de mayor consideracion, vivimos seguros de qua este obse- - quio, cualquiera que sea, será para vosotros una prenda gratísima de vuestra entrañable i mui particular voluntad para con vuestra y olase, Pero convencido, no sin grave afliccion de nuestra alma, de 1 que allí no faltan enemigos de la Iglesia Católica 1 de esta Silla. Apostólica, no podemos ménos que excitaros en el Señor del modo sus asechanzas i esfuerzos. Sobre todo, amados Hijos, os suplica- mos encarecidamente que, resplandeciendo por la A de ¡ capliendo o uno oda 1 reedto con los ibas - propios de su ministerio, procureis que en ese pueblo cristiano ja- mas decline el espíritu de piedad i relijion, de que con gran pla- cer de nuestro ánimo, le hemos conocido animado cuando está- “bamos cerca de vosotros, a fin de que permanezca mas imas constante en la profesion de la fé católica, se adhiera con firmeza, a esta Silla Apostólica, 1 principalmente cierre del todo la entra-= da a los libros plestilenciales que con gran dolor nuestro circulan allí con grave detrimento de las almas. No dudamos, pues, que vosotros, amados Hijos, correspondiendo a estos nuestros deseo», s empeñeis, en cuanto a vuestro deber pertenezca, el no omitir dilijencia para promover la gloria de Dios i la salud de las almas. Entre tanto, dándoos las gracias por el mui buen afecto para con Nos de que o demostrado de una manera admirable estar 4 612 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. ría la Mavor el dia 9 de Setiembre del año 1817, 1 segundo muestro Pontificado» (1). Pro, PIS Esta carta, que respira toda la ternura del corazon paterna Pio IX i la especial benevolencia con que miraba este suelo, recibida por el clero i los fieles de Chile con gran complace El nuevo Pontífice, el único e .:re todos los que han rejido la sia universal que haya visitado estas comarcas, fué desde su el: tacion amado 1 venerado con afecto vedaderamente filial pork chilenos, que veían en él algo que les pertenecía. I al conci que sus afectuosas palabras venian acompañadas de un obseflk que manifestaba especial predileccion por Chile, nadie pudo d de que nuestra Iglesia recibiría grandes beneficios de su sobidik El señor Valdivieso fué el que mas estimó esa prenda de pi nal afecto, i quiso que su recuerdo fuese duradero. Con este dictó una Ordenanza "para que «en la custodia 1 uso de tar timable alhaja se acreditase la veneracion i aprecio que Mi merecía i¡ se consignase en un monumento perpétuo nue gratitud portan amoroso benefactor». Esta Ordenanza disp que el Cáliz i la Epístola autógrafa con que fué enviada se € diasen en un armario especial con tres llaves, de las cuales tendría en su poder el prelado diocesano, otra el Dean, i la úl el tesorero del Cabildo. Este cáliz solo podría usarse dos veces el año, a saber: el dia de San Pedro i el de la Natividad - Vírjen;i para perpetuar el recuerdo de este 'obsequio se ma ba que fuera colocada la figura de este Cáliz en el escudo di mas del Cabildo i en el selio capitular. Esta Ordenanza fué leida en la fiesta que se verificó el 8 de tiembre de 1851, en la Metropolitana, con motivo de la inaug cion solemne del retrato de Pio IX, de que ya hemos hablad: la sacristía del Venerable Dean i Cabildo eclesiástico. «Reun dice La Revista Católica, el Ilustrísimo i Reverendísimo £ Arzobispo, los señores canónigos i una parte notable de los: viduos de ámbos Cleros i del pueblo en la antedicha sacristía, Dustrísima anunció en un breve discurso el objeto de la ceremdl «Cumplimos, dijo, en este dia un deber de gratitud hácia las gusta persona de nuestro Santísimo Padre Pio 1X, recordandi0s"* inequivocos testimonios de alta benevolencia que ha man (1) Revista Católica, t. MI. 3 ANALES DE LA UNIVERSIPAD.—SETIEMBRE DE 1885, 613 esta Iglesia». Recordó en seguida el obsequio del hermoso Cáliz que Su Santidad remitió a esta Iplesia i la necesidad de conservar en monumentos duraderos la memoria de tan valioso dón. Luego se procedió a la inauguracion del retrato de Su Santidad. En se- A -guida el señor rector del Seminario, José don Manuel Orrego, leyó un discurso alusivo a la ceremonia i encomiástico de las lore tes virtudes que adorzaban a Pio 1X>» (1). d La noticia episcopal del fallecimiento de la Santidad de Grego- Tio XVI i la exaltacion de Pio IX, fué comunicada al señor Val- divieso en Marzo de 1848 por el Exmo. señor Cayetano Belini, Internuncio i Delegado Apostólico en el Brasil. Pero solo a fines de ese año llegó a sus manos de un modo auténtico el Breve ex- pedido por el Pontífice el 20 de Noviembre de 1845, en el cual con- cedía a la Iglesia universal una induljencia plenaria en forma de jubileo; con las demas gracias que acompañan a estas extraordina- rias liberalidades de 108 depositarios de los tesoros espirituales de la Iglesia. Jl 1.2 de Marzo de 1848 expidió el señor Valdivieso un edicto, nunciando a los fieles de la Arquidiócesis este jubileo i dictando as condiciones en que debía ganarse. En este edicto renueva sus afectuosas expresiones de amor filial por la persona del nuevo Pontífice, con quien habían de ligarlo, durante el dilatado gobierno de ámbos, tan estrechas i cordiales relaciones, «Sucede muchas veces, decía en su edicto, que miéntras ruje el huracan furioso de la tempestad, el mar se ajita, i con sus olas embravecidas amenaza sumerjir la navecilla del pescador. Jesus duerme i al parecer no se apercibe del peligro. Pero esta aparente _olyido es tan solo para ostentar mejor su poder i enseñarnos a “confiar en él 'en medio de la mas acerba tribulacion sin temor ni zozobra. Entónces es cuando suscita pastores próbidos, formados egun la medida de su corazon, para que obrando con prudencia i “celo conjuren la tormenta i desconcierten las asechanzas de sus enemigos. Tristes eran las circunstancias en que el anciano 1 vene- rable Pontífice Gregorio XVI descendió al sepulcro; enemigos de diversos jéneros, ya solapados, ya descubiertos, asestaban sus tiros contra la Santa Silla, i los que juzgaban de las cosas por los cál- culos de la humana sabiduría, le presajiaban fanestos resultados. Mas, no bien una eleccion casi repentina, hecha al abrigo de toda influencia política, hubo designado por sucesor de San Pedro a (1) Revista Católica, t. V, p. 183. 614 : MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. Nuestro Santísimo Padre Pio IX cuando el mundo entero lo «all dó con aplausos; i no sin razon, porque la marcha de su recien gobierno ha acreditado que es un acontecimiento providencial € que ha ceñido la Tiara en sus augustas sienes ...oo.... : «Al publicar estas Letras Apostólicas para haceros partici - pantes de los beneficios espirituales que en ellas se conceden, a podemos méno3 de recordaros los motivos peculiares que tenemos, a mas de los que son comunes a todo católico, para tributar a D acciones de gracias por la elevacion de tan gran Pontifice 1 dire jirle tiernas i fervorosas plegarias por su acierto i felicidad. El no8 honró con su visita en 1821 con ocasion de la mision del Tlustri simo señor Muzi, de quien fué su consultor i secretario. Entónce tuvisteis con Nos la dicha de ser testigos de sus virtudes 1 de pa ticipar de su benevolencia; i nos complace sobre manera aseguras ros que, aún despues de tantos años de ausencia, i hasta sobre € eminente sólio a que ha sido elevado, conserva gratos recuerdos de nuestro hospedaje, i con distinguidos testimonios de munific: cia i amor ha acreditado a nuestra Iglesia su especial ro cion», Pero el amor del señor Valdivieso no solo:se manifestó en alegrías i congratulaciones por la fausta eleccion de Pio 1X, sl mui principalmente en la parte que tomó en las aflicciones que atribularon el alma magnánima del bondadoso Pontífice. «Des que se divulgaron las noticias infaustas venidas de Europa, deci en su edicto pastoral de 28 de Febrero de 1819, los corazones Cas tólicos se han sentido profundamente conmovidos al saber los tes acontecimientos que tienen escandalizada a la Italia i al mun entero. El ilustre Pontífice que había sido saludado con apt por todas las Naciones, el bienhechor de la humanidad que la a zaba toda entera en sus miras benévolas i previsoras, el “sobe clemente que había convidado con la oliva de la paz a los ex viados, el infatigable defensor de la libertad italiaua que hi promovido tan saludables mejoras, el verdadero padre de los blos que había consagrado a ellos todos sus desvelos, el gran IX, ha sido inícuamente ultrajado por los mismos a quienes ta calles de la Ciudad Eterna. La morada del Santo Padre fué como fortaleza enemiga, i sus puertas fueron forzadas por la de sus sacrilegos invasores. Corrió la sangre de los fieles se . + 4 ÉS DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1885. 615 "donar sus Estados i salir prófugo para'buscar en pais ex- la libertad e independencia, de que tan cruelmente lo des- Án sus propios súbditos i los hijos de su particular predilec- n suinicua planta la veneracion i respeto que, durante diez siglos, han- consagrado mil jeneraciones al sucesor del Prin- los Apóstoles 1 al Vicario del Pontífice eterno, Jesus Salvador. A pesar de las ajitaciones en que fluctúa la Eu- u grito de indignacion se ha lanzado de todas partes, i los nos católicos a porfía se han disputado la preferencia en las staciones espontáneas de sus simpatías. A la verdad, aún ado el brillo de la soberanía temporal no es esencialmente né- a la autoridad apostólica, nadie puede dudar. de que para a útilmente sobre diversos pueblos 1 naciones, necesita el ce tener garantidas su libertad e independencia, i de que triunfar de la opresion anárquica que las amaga es interes de todos los católicos, Separado el Papa del lugar en que na Providencia ha colocado su silla, léjos de los brazos au- de que debía valerse para el gobierno de la Iglesia uni- l trabado por consecuencia el impulso inmediato que nece- los resortes de una administracion tan vasta, la persecucion o IX es una calamidad jeneral». rda en este documento los motivos especiales que tenía ra deplorar las aflicciones del gran Papa, i expone en sen- abras la necesidad de acudir en su auxilio con el socorro 'aciones de los fieles hechas en comun 1 públicamente para nh mas eficaces. Con este fin ordenaba que todos los sa- del Arzobispado rezasen en la Misa la colecta Pro Papa e treinta días; que en la Iglesia Metropolitana, 1 en todas troquias se cantasen solemnemente por el espacio de nueve tanias de los Santos; que el domingo tercero de Cuares- de Marzo de 1849) se organizase una gran procesion a urrirían el Cabildo, el Clero i Comunidades relijiozas; que relijiosas de la Arquidiócesis ofreciesen una comunion adre Santo. o se contentó el señor Valdivieso con procurar al Padre do el poderoso continjente de la oracion de los católicos de a que apresuraría la hora de su libertad i repatriacion, ademas, creyó que su auxilio i el de los católicos debía / E A 616 a I LITERARIAS. consistir tambien en recursos pecuniarios, ya que ellos no podrian ménos que escasearle estando ausente de sus Estados. Con este fin publicó con fecha de 13 de Julio otro edicto, en que invitaba a. | los fieles a erogar algunos escudos para remitirlos a Pio IX en su destierro. «Privado de sus rentas, decía, i sin medios para hacer servir las de la.Iglesia a los objetos a que están destinadas, no'es posible que pueda proveer a los gastos que demanda la adminis- tracion de los negocios de la Iglesia universal, si los fieles no acu- den en su auxilio». Coa el objeto de hacer esta colecta nombró una conision com- puesta del señor dean don José Alejo Eyzaguirre, del canónigo don Pedro de Reyes, de los presbíteros don Justo Pastor Agote 1 don José María Urriola, i de lus vecinos señores don Francisco Ignacio de Ossa, don Jvaquin Tocornal i don José Vicente San-= chez; ? E! resultado obtenido por esta respetable comision es el que se expresa en la Carta gratulatoria enviada a Pio IX con fecha 29 de Diciembre de 1849, de la cual tomamos lo siguiente: «El Arzo- bispo, clero i pueblo de esta Arquidiócesis, que se glorian de no ser sobrepujados por ningunos en la adhesion 1 respeto a la Silla Apostólica i en afecto a vuestra Santidad, habríamos querido ser los primeros en ofreceros nuestras simpatías i servicios en las amargas pruebas con que la Divina Providencia ha tenido a bien visitaros; pero la inmensa distancia que nos tiene separados, no ha permitido que pudiésemos oportunamente practicar dilijencia al- CSUDA ,..omooo El continjente del Cabildo, aumentado con el de otros cuerpos relijiosos, nuestras oblaciones i las de algunos pia- dosos ciudadanos, que espontáneamente han querido tomar parte en esta demostracion afectuosa, apénas habían producido la suma de siete mil 1 cincuenta 1 seis pesos, cuando llegó la noticia de que, vencidos los enemigos de la paz i de la autoridad soberana del Romano Pontífice, vuestra Santidad había reasumido el gobierno temporal de sus Estados, i con él habían vuelto los negocios a to= mar su ordinario curso, cesando los males que habían producido tan lamentables acontecimientos. Por tan fausto suceso, el Árzo- bispo i Cabildo de esta santa Iglesia Metropolitana se apresuran a dar a vuestra Santidad las mas expresivas felicitaciones, 1 en nombre de la Iglesia, en el suyo propio ¡en el de los antedichos ciudadanos, piden humildemente a vuestra Santidad se digne acep- de tar esa barra de oro, de peso de veintitres libras, treinta i cinco céntimos i ochocientas noventa milésimas partes, no tanto como E Manos i vdd ferviente i cordial amor que profesamos a jersona de vuestra Beatitud; rogándoos que no mireis la peque- TA Ls: . j . . g del dón, sino que atendais solamente a la voluntad i corazon le los que lo ofrecen» (1). En respuesta a esta Carta gratulatoria, Pio IX dirijió al señor Valdivieso, con fecha 24 de Abril de 1850, la siguiente Epístola eradecimiento: LOA EI nerable hermano, Salud i Bendicion Apostólica. Han llega- nosotros las mui gratas demostraciones de adhesicn i de pie- nion con tu clero i pueblo por letras datadas en 10 de diciem- del año anterior. A la verdad, aunque separados por una lar- listancia, habeis experimentado el mismo dolor i tristeza que “que han presenciado de cerca nuestras angustias i calamida- Por este motivo, adorando los inexcrutables designios de Dios, be sacar bienes de los males, nos' IS con sumo ser por los sentimientos AUDE 1 obsequios, en ti, Venerable mano, 1 de ese clero i pueblo hácia Nos; i a todos manifesta- nuestra gratitud por sus espontáneas oblaciones. Pero habria- deseado que os hubieseis abstenido del todo de hacer estas ciones, porque nos asiste el grave temor de que alguno lo haya o con mengua, aunque sea pequeña, de sus intereses. Entre Venerable Hermano, no dudamos wn momento de que para para tu Iglesia debe haber sido de gran consuelo la noticia de a vuelta a esta ciudad de Roma, i que no habreis dejado de a Dics Omnipotente fervientes súplicas para que Él, con su al virtud, se digne dirijir nuestras operaciones i esfuerzos, i onceda aquí ¡en todas partes la paz i la tranquilidad. Empero, cate, Venerable Hermano, con todo empeño a redoblar la viji- ja sobre tu grei, i procura mas 1 mas la gloria de Dios i la 18 salud del rebaño que se te ha confiado, a tin de correspon- oblemente a nuestros votos i a los de todos los buenos. Final- , en prenda del particular afecto que te profesamos en el A : E pu pl n' e O el y ye AN O 618 “MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARI A amantísimamente, a ti, Venerable Hermano, de lo íntimo de nues- tro corazon, 1 al clero i pueblo de tu Iglesia, la Bendicion Apostóli- ca. Dado en Roma en San Pedro, el dia 24 de Abril de 1850, año cuarto de nuestro Pontificado». Pro Papa iX. Por fin, para celebrar el triunfo del Papa sobre la revolucion demagójica, el señor Valdivieso dispuso que el 29 dejunio de 1850, dia en que celebra la Iglesia al príncipe de los Apóstoles, se can- tase un solemne Te Deum en la Metropolitana i en todas las Par- roquias de Santiago. Todas estas demostraciones indican la firme - adhesion i acendrado afecto del señor Valdivieso hácia la sagrada persona del Jefe del Catolicismo i la parte que tomaba en las ale- grías i dolores de la Iglesia. CAPÍTULO VL ALGUNAS DISPOSICIONES REFERENTES AL CULTO. La sustitucion de la orquesta por el órgano en el templo Metropolitano. —Adqui- sicion del grande órgano de la Catedral. —Inauguracion del templo de la Com- pañía despues del segundo incendio. —Dilijencias del señor Valdivieso por la canonizacion de Frai Pedro Vardesi. Me El señor Valdivieso marchaka siempre adelante de todos en las ideas de progreso i mejoramiento. Es comun ver a hombres ape- gados a la rutina sin valor para reaccionar contra hábitos invete- rados, aunque sean defectuosos. El señor Valdivieso adoptó siem- pre las ideas nuevas que concebía cuando ellas podían mejorar lo existente. Asiaconteció en órden a algunas importantes medidas referen- tes al culto que tomó en los primeros años de su gobierno. Entre éstas debemos mencionar en primer término la sustitucion de la antigua 1 tradicional orquesta en la Iglesia Metropolitana por un grande órgano de primera calidad, Creía el señor Valdivieso que la orquesta no era música ade- “cuada para el templo, Para creerlo así le bastaba considerar que, siendo la música adoptada en los entretenimientos profanos, no podía despertar en el alma de los asistentes al templo otra cosa que sensaciones profanas. La música, como todas las mejores co- - Sas, se ha hecho servir para despertar la sensualidad, i como un mjel sin alas se ha arrastrado por el lodo de las pasiones, La úsica teatral se propone comunmente este fin, 1, por lo tanto, es impropia del templo, en que solo deben oirse las acentos de la plegaria 1 las armonías que eleven al cielo el pensamiento. De aquí _Tesulta que debe haber una separacion completa entre la música profana i la sagrada; pero esta separacion no existe cuando son | A. DE LA U. 1.* SEC, 78-79 J 620 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, unos mismos los instrumentos que producen la armonía. Era pre- ciso, por lo mismo, adoptar un instrumento propio i exclusivo del templo, cuyas melodías no se oyesen en las reuniones profanas, que fuese como una parte integrante del culto i como la expresion musical del dogma 1 moral católicos. El instrumento que cumple mejor con estas condiciones es el ór- gano. «Para publicar los beneficios i alabanzas de Dios con pompa i magnificencia dignas de la Majestad soberana, dice el Cardenal Giraud, la Iglesia ha adoptado dos voces cuyo poder se iguala en extension: el órgano i la campana. El órgano, voz de dentro, que derrama sus olas de armonía bajo las bóbedas sonoras de las basí- licas, a traves de los viejos pilares de las grandes naves, en las misteriosas soledades del santuario. La campana, voz de fuera, que conmueve a lo léjos la tierra con el trueno de sus largos mujidos, El órgano, es la expresion de la oracion pública en los templos con- sagrados porla relijion. La campana, es la expresion de la oracion universal, de la oracion católica en el templo augusto del Universo. El órgano, voz de los ánjeles i de los santos, que desde la altura de las vidrieras en que están representados sus combates i sus vic- torias, desciende sobre la multitud recojida para suspirar a su oido los goces i las glorias del cielo». Estas consideraciones movieron al señor Valdivieso a desterrar de la Iglesia Metropolitana la música de orquesta conservada allí por una larga costumbre. Pero, ántes de dar este paso tan conve- ' niente para el decoro de las solemnidades relijiosas, era menester sustituirla por un órgano de excelente calidad, que supliese venta- josamente a la antigua música. Con este fin concibió el proyecto de encargar a Europa un instrumento de esa clase, de lo mejor que pudiese fabricarse en los talleres del viejo mundo. Pero la calidad del órgano debería estar ciertamente en proporcion con su costo, 1 las rentas de la Iglesia Metropolitana no podían por entónces so- portar un gasto de tanta magnitud. Sin arredrarse por esto, el señor Valdivieso solicitó el concurso del Gobierno en oficio datado en 1847. En este oficio presentaba a la consideracion del Gobierno, entre otras razones justificativas de su solicitud, la del mal servicio de la capilla de la Catedral, servi- cio sujeto a perjudiciales eventualidades, a causa de que las rentas asignadas a los empleados del coro alto eran insuficientes para li- gar al servicio de la Iglesia a artistas distinguidos en su profesion I no siendo posible aumentar esas asignaciones, era preferible sus= tituir a la orquesta instrumental un órgano, que solo exijiria el y | ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885. 621 “servicio de un solo artista, que podría ser bien remunerado, obte- -niéndose por este medio una no despreciable economía para el erario 1 música adecuada al culto i al rango de la Iglesia. El Gobierno acojió la'solicitud i dictó con fecha de 15 de Diciem- bre de 1846 el decreto que en su parte dispositiva dice así: «He acordado i decreto: 1.” Por conducto de las personas que el mui Reverendo Arzobispo Electo designare, se encargará a Eu- ropa un órgano de primera construccion para el servicio de la Iglesia Metropolitana. 2.” El expresado Arzobispo reducirá desde Juego el número de empleados de la capilla de la Iglesia Catedral a los que crea absolutamente necesarios. 3. Se asignan desde lue- q go para satisfacer en parte el valor de dicho órgano la cantidad de tres mil pesos, que pueden aplicarse a gastos del culto. 4.2 Las rentas asigradas a las plazas del coro que actualmente estén va- camtes o que en lo sucesivo vacaren, por el tenor de esta disposi- cion, se aplicarán a la compra del indicado órgano por todo el tiempo que fuere preciso para su íntegro pago. 5.2 Esta disposi- cion será provisoria 1 deberá someterse al exámen i aprobacion de las Cámaras lejislativas en el periodo inmediato de sus sesiones, 6.2 Los ministros de la tesorería jeneral pondrán a disposicion del mui Reverendo Arzobispo Electo los tres mil pesos que se expre- san en el art. 3.—Refréndese, tómese razon i comuníquese.— — BúLNEs.—Manuel Camilo Vial». Con fecha 14 de Agosto del año siguiente el Supremo Gobierno pasó a las Cámaras lejislativas un mensaje cuyo artículo disposi- tivo decía: «Téngase por lei del Estado el decreto expedido por el Ministerio del Culto con fecha 15 de diciembre de 1846, ordenando da compra de un gran órgano de primera construccion para el ser- en el coro de la misma Iglesia, a fin de contribuir a su pago» (1). El Congreso de ese mismo año aprobó ese artículo como lei de Se la República. En esta virtud, el señor Valdivieso comisionó a don Alejandro Caldeleng para que dirijiese el encargo, recomendándo- le la casa constructora de B. Hight e hijo en Londres. El contrato se estipuló en las siguientes condiciones: el órgano importaría, encajonado i empaquetado en los digues de Londres, la suma de 2,500 libras esterlinas; por dejarlo colocado en el coro de la Cate- -dral i en estado de usarse se abonarían 200 libras; los constructo- (1) Boletín de las Leyes, vicio de la Iglesia Metropolitana i la supresion de ciertas plazas A de 0 Ad > 622 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. para que lo armase, debiendo permanecer en Santiago seis meses despues de armado, por lo que pudiese ocurrir. Este órgano, por su magnitud i calidad, necesitaba de un coro especial que pudiese soportar su pesó. Fué preciso construir el ac- tual, cuyo diseño vino de inglaterra junto con las catorce colum- nas de fierro que soportan el pavimento (1). En carta fechada en Londres el 14 de Abril de 1849 se anunció que el órgano estaba terminado i era objeto de admiracion para el gran número de artis- tas ide personas de la nobleza i del pueblo que lo visitaron. Lle- gó a Santiago en los últimos meses de ese año, junto con uno de los fabricantes que, segun lo estipulado, debia encargarse de ar- marlo i colocarlo, operacion que estuvo terminada en Marzo de 1850. ' A fin de asegurarse de la perfeccion del trabajo, el señor Valdi- vieso nombró una comision compuesta del Maestro de Capilla, del - organista venido de Europa don Enrique Howel, de los profesores don Enrigue Newman i don Julio Barré, i del fabricante de órga- nos don Luis Shultz, con el encargo de que informase sobre si el órgano estaba enteramente conforme con el detalle que se tuvo presente al encargarlo i sobre si la obra estaba perfectamente con- cluida en cuanto a la máquina i forma externa. Del resultado de esta investigacion ha podido juzgar el público de Santiago, pues hace treinta i dos años que oye cada dia sus poderosas vibraciones 1 los torrentes de armonía que derrama en las vastas naves de nuestra Iglesia Metropolitana. Pero no bastaba tener un magnifico instrumento, era menester que hubiese una música apropiada. Esa mo la había en Chile, porque en todos los templos se hacía uso de la orquesta en las so= lemnidades relijiosas. Para satisfacer esta necesidad, el señor Val- divieso se dirijió al encargado de negocios de Chile cerca del gobierno de España, don José María Sesé, para que se sirviera re- mitirle un buen repertorio de música sagrada con acompañamiento de órgano. Mediante los buenos oficios del señor Sesé la capilla de cantores de la Catedral posée uno de los mejores repertorios de música sagrada que existen en América. Ao) Con la misma fecha (Julio de 1850) se dirijió al señor don Francisco Javier Rosales, Encargado de Negocios cerca de la Re= pública francesa, para que le remitiese de Francia ochocientas vitelas con los útiles para libros de coro i doce estátuas que debe= » (1) Estas columnas importaron 294 libras esterlinas. ANALES DE LA UNIVERSIDAD: -—SETIEMBRE DE 1885. 623 rían colocarse en las repisas de la nave central, ántes ocupadas por telas pintadas, para lo cual le envió buenos modelos. Esas estátuas son las mui hermosás de los santos Apóstoles que embellecen la nave central de nuestra Iglesia Metropolitana. Sobremanera aciaga fué para los moradores de Santiago la no- che del 31 de Mayo de 1841, en que fué consumido por las lla- E mas el templo de la Compañía. Seis años pasaron ántes de que fuese completamente reedificado el templo i de nuevo abierto a la piedad de los fieles. Este plausible acontecimiento se verificó el 4 de Abril de 1847, debido al celo ¡ constancia desplegados por el señor Valdivieso desde la primera hora del siniestro, como en- cargado de su reparacion por el Ilmo. señor Vicuña, El templo se inauguró con la primera misa del entónces pres- bítero don Joaquin Larrain Gandarillas, con la asistencia del señor Valdivieso i de un numerosísimo concurso de distinguidas per- ; sonas de la capital. Cupo al entónces tambien presbítero don Jo- sé Hipólito Salas la honra de pronunciar el discurso sagrado | Jl poo de las circunstancias. El templo se presentaba a la vista de los fieles mucho mas sólido 1 hermoso que ántes de ser devorado Ñ por las llamas. Se habían introducido en él reformas conformes a los usos dominantes en Europa, como era la sustitucion de las an- 7 tiguas imájenes vestidas de jénero por cuadros de pintura al óleo. «Dos de esos cuadros, dice La Revista Católica (1), el Santo Cris- toi Santa María Magdalena, son orijinales de pintores españoles; , 2 juicio de artistas cuyo voto merece respeto, tienen bastante mérito, así por su buena ejecucion, como por su antigúedad, pues uenta el primero mas de doscientos años, 1 mas de ciento el se- oundo. Los demas son copias de cuadros célebres, tales como el San Francisco de Paula, el San Ignacio i el San Luis Gonzaga». La reconstruccion de la Compañía consultaba la solidez i la her- mosura. Ei techo de la nave central estaba sostenido por arcos ompuestos de varias piezas de roble trabadas por medio de torni- los, que suspendían la nave a una prodijiosa altura, como si qui= iera dar aire i espacio al Dios que no cabe en la inmensidad. En l arranque de la nave principal se elevaba una soberbia cúpula, no —sobrepujada hasta hoi por ninguna otra, 1 era sin duda lo mas ello que tenía el templo reconstruido, pues al mismo tiempo e daba espansion al alma, bañaba el templo en un océano luz, suavizada por elegantes vidrieras de culores. «En este Ñ 0 Di 3 1) Tomo TÍ, p. 562, 624 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. punto, dice el diario ya citado, ha quedado la Compañía en una forma semejante a la que tenía ántes del terremoto de 1730, Se- gun aparece en una de las láminas que adornan la Historia de Chile del padre jesuita Ovalle, tenía entónces una cúpula en el mismo lugar que ocuva la actual, si bien excede ésta a la antigua en magnitud i hermosura». Cuando el templo se inauguró, los altares solo se habían arregla- do provisoriamente, i pasaron algunos años ántes de que se cons- truyera el altar mayor, uno de los mejores de las iglesias de San- tiago, notable sobre todo por la forma i magnitud de su taberná- culo. La construccion de los altares colaterales se encomendó a la piedad de algunas señoras de la capital. La apertura de este templo prometía grandes bienes espiritua- les al pueblo de Santiago, pues era propiamente el templo del cle- ro secular donde ejercía de preferencia las funciones del sagrado ministerio. Allí se formaban los jóvenes levitas a la sombra 1 bajo la direccion de sacerdotes de saber, de virtud i de experiencia. Era el taller en que trabajaban con celo apostólico los varones mas ilustres del clero i una fuente perenne en que los fieles hallaban a toda hora socorros espirituales. Desde entónces la Compañía fué el templo mas frecuentado de Santiago 1 en particular por las cla- ses acomodadas. En este mismo año emprendió el señor Valdivieso otra obra que redundaria en gloria de Chile i de la Iglesia: la canonizacion del siervo de Dios Frai Pedro Vardesi, relijioso lego de la Orden de San Francisco, cuya admirable vida fué de grande edificacion para sus contemporáneos. Muchos años ántes se había iniciado en Roma el proceso de su beatificacion; pero, por motivos diversos, no se habían terminado las dilijencias dentro del plazo señalado por la Sagrada Congregacion de Kitos. En Julio de 1847 recibió el señor Valdivieso un rescripto de dicha Congregacion en que se prorogaba por tres años mas el tiempo hábil para proseguir i ter- minar el proceso pendiente. Con la actividad que le era propia, el señor Valdivicsa puso ma- nos a la obra, deseoso de que la Iglesia de. Chile venerase en los altares a un honibre que se santificó en su suelo. No tardaron mucho en estar terminadas las dilijencias pendientes, que fue- ron oportunamente enviadas a Roma. Al mismo tiempo se autori- zó la demanda de limosnas i se nombró procurador de la causa al padre lector de la misma órden, Frai Antonio Gallardo Rodriguez, | 1 tesorero a don Joaquin Iglesias. Para excitar la piedad de los fies » - 8 ES DE LA AER DE 1885. 625 a al siervo de Dios dando de comer a _muchos pobres i niños , validos. : - —Miéntras se ajitaba el proceso se dió a luz a un interesan- te opúsculo intitulado: «Vida del venerable siervo de Dios Frai edro Vardesi», debido a las investigaciones de don José Ganda- as. Su AEto. era dar a conocer, por medio de testimonios fide- dignos, los hechos i virtudes de un hombre ilustre por su santidad, primicia de la relijiosidad de este pueblo ¡ honra de la patria. Demas de esto, constituyóse en Roma un postulador o apoderado de la causa de beatificacion para que activáse las dilijencias. I no ; solo el gobierno i la autoridad eclesiástica de la República se em- —peñaron vivamente en este negocio, sino tambien el gobierno de , Reina de España, quien por real órden de 30 de mayo de 1853, encargó a su Ministro plenipotenciario en Roma que practicase las dilijencias que estimase convenientes (1). (1) Revista Católica, £. VI, p. 759. e CAPÍTULO VEL PRIMERAS LUCHAS POR LA LIBERTAD DE LA IGLESIA, Decreto sobre procesiones del Intendente de Santiago. —Vejámenes inferidos por el Gobernador de San Bernardo al cura de la Calera, —Violacion del cemente- rio parroquial de Pur'utun.—Tendencias invasoras de la autoridad civil en ly A Je a ; ! asuntos eclesiásticos i reclamos del señor Valdivieso. —Prevenciones hechas a los párrocos en órden a su conducta con la autoridad civil. y El rasgo mas saliente de la fisonomía moral del hombre ¡lustre cayos hechos venimos narrando, es su amor por la independencia de la Iglesia. Tal será el intimo convencimiento que ha de adqui- vir el que recorra hasta el fin las pájinas de este relato, No aguardó el señor Valdivieso estar revestido de la consagra- cion: episcopal para iniciar la lucha en favor de esta amada liber- tad, lucha formidable que no terminó sino con su vida. Es de no- tax, sin embargo, que jamas la provocó, i solo entraba en ella uando algun acto gubernativo o alguna disposicion legal vulne- raban los derechos de la Iglesig. Es de notar asimismo que siem- _pre lo hizo con respetuoso comedimiento, si bien con todo el calor de sus profundas convicciones 1 con la firmeza inquebrantable del que reclama la defensa de intereses de gran trascendencia. Uno de los primeros casos en que se vió precisado a elevar re= lamos en defensa de esta preciosa libertad, fué con motivo de im decreto dictado por el Intendente de Santiago en Junio de 848 sobre procesiones, en el cual se restrinjía la libertad de eje= utar estos actos públicos del culto católico, o una nota dirijida al Intendente decía el señor Valdivieso: «En este decreto se sujeta irrevocablemente a la voluntad del eñor Intendente la salida a la calle de las procesiones i el rumbo q ¡ue deben tomar, ¡BUEniO que, para conceder o negar las licencias, 628 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, “no tiene mas reglas que su arbitrio; lo que equivale a decir que el tributar culto a Dios fuera de los templos no es un derecho de los pueblos católicos, sino una gracia de la autoridad civil. Los cató- licos reconocemos como establecido por Dios el culto externo, 1 que no es la potestad civil, sino la Iglesia 1 sus ministros quienes de- ben determinar el modo, lugar i casos en que conviene ofrecerlo. Los actos relijiosos no dejan de ser tales porque se practiquen en la calle, 1 aún cuando no se mirasen sino como una accion licita, la autoridad no podría, por su sola voluntad, impedirlo. «A esta libertad relijiosa de los católicos se agrega en Chile la garantía constitucional que asegura el culto público de la relijion católica tal como la Iglesia lo ha establecido, esto es, sujeto en todo i por todo a sus ministros, leyes i sagrados ritos. El Jecreto, a mas de violar la libertad católica, ataca la libertad eclesiástica que consiste:en observar los cánones i leyes de la lelesia en lo relativo al culto i facultades de sus ministros*para ejercerlo. Los católicos reconocemos que estas materias son exclusivamente de la competencia de la Iglesia, i el majistrado no ménos que el súb- dito, en esta parte, deben profesar igual respeto a sus determina- ciones, Las decisiones de la Congregacion de Ritos, especialmente las del 17 de Diciembre de 1602, de 24 de Junio de 1618, de 28 de Marzo de 1628 i 9 de Mayo de 1693, atribuyen a los Obispos la facultad de ordenar procesiones i designar su direccion; i como el decreto de US., sujeta eso mismo a la voluntad del señor: In- tendente, viola la libertad de observar las disposiciones de la Igle- sia e invade las atribuciones naturales de los Prelados. «Ni se diga que puede en casos extraordinarios amenazar al- gun peligro al órden público con el concurso de jente que acude a las procesiones; porque eso daría facultad solo para modificar en determinados casos el uso de libertad tan sagrada, pero nunca, enervaría la fuerza del principio de donde emana. Esos casos raros no pueden servir de regla para determinaciones jenerales en tiem- pos ordinarios i tranquilos. Puede llegar ocasion, i la ha habido entre nosotros, en que para salir a los suburbios de la poblacion era necesaria la licencia de la autoridad; pero esto no podría justi- ficar un decreto que estableciese semejante traba. «Por mas que hemos leido los artículos 121 i 122 de la lei de Ré- jimen Interior en que US. funda su decreto, no hemos encontrado nada que ni remotamente tenga alguna conexion con el asunto a que se refiere el decreto. Por el primero se manda que durante las fiestas pueda el jefe del pueblo hacer patrullas i guarnecer la po= ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885. 629 acion; i por el segundo, que otorgue licencias para fondas, cafées, casas de trato, etc.; como tambien para pedir limosnas, i ésto des- pues que la haya dado el Ordinario respectivo. I nótese que en una lei puramente civil la palabra fiestas designa las profanas i no las relijiosas. Asimismo el decreto de US. ataca la inmunidad sa- —cerdotal en cuanto somete al Arzobispo ia otros Prelados ecle- —siásticos, a la pena que el señor Intendente quiera imponer a los '|contraventores a su mandato. Aún cuando no fuese una lei del Estado el Concilio de Trento, que solemnemente sanciona la in- munidad eclesiástica i que con tanta veneración i respeto trata a | los Obispos en sus juzgamientos, dejamos a la consideracion de US. calcular el efecto que produciría ver al primer Pastor de la ' - Telesia chilena conducido a la cárcel o rodeado de los esbirros de la policía para arrancarle multas, solo porque puso los piés en la calle con nuestro Señor Jesucristo en las manos sin licencia del Intendente. Aseguramos a US. que no sabemos cuál sería mayor, en tal caso, si la humillacion inferida a la Iglesia o la herida abier- ta al corazon de la sociedad en lo mas vivo i delicado de sus pro- fundas convicciones e inveterados hábitos». No podía ocultarse a la penetracion del señor Intendente la fuerza de estas graves consideraciones, que acaso no tuvo pre- sentes al dictar su decreto. Pero, tan pronto como recibió la nota -, que precede, dictó otro decreto explicativo en que se declaraba: 1.2 que las procesiones que salgan por Una puerta i entren por Otra no necesitan de licencia, i ni aún es preciso dar aviso; 2. que cuando salgan por las calles, solo se exije un simple aviso a la In- tendencia, poniendo en su conocimiento la calle o calles por donde debían transitar, con el fin de que si ocurriese algun inconveniente de policía u órden público se adoptasen las medidas convenientes; 3,2 que.las personas obligadas a dar este aviso deberían ser los superiores o prelados respectivos de la iglesia de donde saliese la procesion. Este decreto e oicatiro: que dsnba a salvo la libertad episco- pal, puso fin al reclamo elevado por el señor Valdivieso. Pero no fué este el único que la necesidad de conservar ilesa la libertad sacerdotal obligó a elevar al mismo señor Intendente. En Mayo del mismo año sucedió que el Gobernador de San Y Bernardo amenazó abit al cura de la Calera por no haber 630 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. victima; 1 éste se dirijió al Intendente de la provincia dentincián- dole los hechos vejatorios i pidiéndole que, como superior, refrena- se los impetus del Gobernador de San Bernardo. «El cura, por ser tal, decía en su nota, no pierde el derecho a que se le guarden las consideraciones que se otorgan a todos los vecinos honrados, los cuales no son ni molestados ni ultrajados porque falten una vez que otra a la cita que se les hace para el desempeño de comi= siones gratuitas. El cura, en su calidad de tal, solo tiene obliga- cion de asistir espiritualmente a sus feligreses; 1 cuando la lei lo llama a comisiones o encargos puramente temporales no hace mas que ocuparlo como a ciudadano sin imponerle diversas obligacio- nes de las que a estos corresponden. La concurrencia que en tales casos presta es la de un vecino libre, i no la de un empleado asa- lariado. El carácter de Párroco da derecho al que lo inviste no solo para ser respetado, sino para que las autoridades le presten su apoyo en el desempeño de sus funciones. Hrtre estas no hai ningana mas urjente que la de auxiliar a los moribundos; pues que de su postergacion puede depender nada ménos que la perdi- cion eterna de una alma. Las leyes en paises católicos no pueden oponer obstáculo al Párroco para que cumpla con su ministerio, i las cargas civiles que se les imponen deben suponer que le queda a salvo la libertad para dispensar los socorros espirituales que de rigurosa justicia le demardan sus feligreses. ¿I habrá de descen- der el Párroco a pedir como gracia que no se le impida ejercer su ministerio 1 que se le trate como a cualquier hombre honrado? ¿El cuidado de las almas habrá de estimarse tan envilecido que los que lo ejercen no logren para sus personas ni siquiera las garan- tías que los jefes políticos conceden al último vecino de su depat- tamento?» Se vé que en esta comunicacion, de la que no hemos trascrita mas que un fragmento, se defiende con lójica vigorosa la libertad natural de los párrocos en'el ejercicio.de su ministerio, libertad que en un pais católico están ebligados a respetav i amparar las au- toridades civiles, En ella se asienta tambien el hecho, tan deba- tido en estos tiempos, de que los funcionarios eclesiásticos no son empleados civiles, Las cargas que las leyes del Estado pueden imponerles no los constituyen empleados suyos, porque, si las re- ciben, no es en el carácter de fancionariós de la Iglesia, sino en el de ciudadanos del Estado; i aún en este caso, esas cargas deben ce- sar siempre que sean un estorbo para el ejercicio del ministerio. En la Parroquia de Purutun se efectuó en Agosto de 1848 una, ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885. 631 escandalosa violacion del cementerio parroquial, introduciendo furtiva 1 violentamente el cadáver de un individuo, con la circuns- “tancia agravante de haber acompañado este acto con injurias al Párroco, por haber exijido éste que se guardasen las formalida- des establecidas para el entierro de Jos difuntos , 1 entre ellas, la de esperar que trascurriesen las veinticuatro el requeridas por la lei. despues del fallecimiento. - A consecuencia de este grave atropello, el párroco interpuso ante la autoridad civil formal querella contra el delincuente; per ésta, faltando a sus deberes, hizo caso omiso de la demanda i dejó completamente impune el doble delito de sacrilejio 1 de injurias. Tan ao como el señor Valdivieso tuvo noticia de lo b ocurrido, elevó reclamo al supremo gobierno en una extensa nota, de la que extractamos los conceptos siguientes: «Aunque los lugares consagrados por la relijion, decía, no son Ja misma relijion, sin embargo esos lugares le pertenecen de una manera que no pueden violarse sin oca de Dios a quien están consagrados. No solo en las Letras divinas está consignado el hor- Tor al sacrilejio, sino que las lejislaciones humanas lo han mirado como base necesaria de órden i moralidad. La Iglesia no consiente ue los cadáveres de los cristianos se entierren en otros lugares que aquellos que ha santificado con su bendicion, i los infractores del respeto debido a los cementerios son reputados sacrílegos, no solo en la lejislacion de la Ixlesia, sino tambien en la civil que nos nje. El Párroco es el ministro directamente encargado de ha- er respetar a los pueblos el culto i la moral que sanciona la reli- Jjion; 1 si la jente, principalmente de los campos, no vé en el inisterio parroquial mas que un espantajo de autoridad, i si se onvence de que los reclamos de un párroco, ofendido en el ejer- lo de su ministerio, no inspira interes alguno al majistrado ¿qué ea llegará a formarse del respeto i sumision debidos a ese impor- ante cargo, sin el cual queda la sociedad defraudada de la mayor arte de sus ventajas? Los insultos que se acompañan a la deso- bediencia de un Párroco en lo que mira al desempeño de sus san- tos deberes, no es una ofensa privada que solo perjudica al indivi- - duo, sino un golpe que afecta en cierto modo al órden público. La justicia se halla, pues, en el deber de escarmentar tales ofensas, in cuando no haya parte que lo pida. La profanacion de una iglesia o cementerio es delito que debe ser castigado por la autori- dad pública en virtud de un simple requerimiento de la autoridad eolesiástica, segun la textúal disposicion de la lei 1.2, tít, 2, lib, 632 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. a 1.0 de la Nov. Recop. Por consiguiente las autoridades de Puru- tun, al negarse a proceder contra el violador del cementerio parro» quial i atropellador del Párroco, han excusado el cumplimiento de un deber riguroso». La denegacion de justicia por parte de las autoridades locales a los curas que la reclamaban no era un caso raro en la época que historiamos. Mucho tuvo que sufrir el señor Valdivieso por esta causa; pero no por eso dejó de trabajar para que fuesen respetado el carácter 1 las funciones parroquiales. Nunca dejó pasar inadver- tido los atropellos verificados en la persona de sus cooperadores; i mediante su actitud enérjica 1 su constaLcia inquebrantable en denunciarlos, logró al fin extirparlos casi por entero. Por este mismo tiempo aconteció que el cura de Peumo fué de- nunciado ante el Gobierno de haber rehusado prestar auxilio espi- ritual a un moribundo. En consecuencia, el Ministro del Culto señor Sanfuentes, puso el hecho en conocimiento del señor Valdi- vieso, designándole al mismo tiempo la pena que debía imponer al culpado. El señor Valdivieso contestó al Ministro prometiéndole in= vestigar los hechos, i, si resultasen efectivos, castigar al cura por su falta en el cumplimiento de su deber; protestando al mismo tiempo contra la facultad que se atribuia de fijar la pena que el Prelado debiera imponer al presunto delincuente. «La Constitucion política del Estado, le decía en su nota, ha querido que no se confunda el po- der judicial con el ejecutivo; i cuando ha revestido a éste de las fa- cultades necesarias, le ha limitado todo lo que concierne al conoci- miento de los juicios. De suerte que ni aún cuando no se atendiera mas que á la sancion civil extrínseca que nuestras leyes conceden a la jurisdiccion contenciosa de los Prelados eclesiásticos, ella de- biera gozar de la independencia del poder ejecutivo, independencia que sería ilusoria, si tuviera la facultad de designar la pena que debe imponerse a un delincuente i el derecho de inspeccionar ' i rever el fallo que se dictare. Mas, en el caso presente la au- toridad que vamos a ejercer sobre el cura acusado cuenta para su independencia garantías de un órden mui superior a la que pue- den establecer los hombres. El oríjen de aquella es enteramente di- vino, 1 su ejercicio solo ha sido conferido por Nuestro Señor Jesu- cristo a los Obispos. Se trata de un párroco que se ha negado a administrar el sacramento de la penitencia a un moribundo, o en otros términos, sobre una falta cometida en la administracion de: los sacramentos i de un órden puramente espiritual, El mayor mal que puede sobrevenir a un cristiano es el de morir sin obtener el ' ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DÍ 1885, 633 y perdon de sus pecados; pero este mal nada tiene de temporal; sus e “consecuencias no van a sentirse en esta vida mortal, sino despues que el hombre ha roto los vínculos que lo ligan a la sociedad. De manera que el sacerdote no delinque en este caso como ciudada- no, sino como ministro de Jesucristo. No puede, por lo tanto, po- 'nerse en duda que solo el poder espiritual está facultado para co- —nocer de tales delitos i correjir a los sacerdotes que los cometan.» La autoridad conferida a los Obispos por su mision divina es de tal modo independiente que cuando obra dentro de los límites de gu institucion, que es el réjimen de las almas, no puede ser traba- da ni modificada por ningun poder extraño por grande i elevado que sea. La Constitucion del Estado, al adoptar como relijion' de la nacion la católica, ha tenido que respetar esta independencia ] del poder espiritual, porque ella es un dogma católico sobre el cual se funda todo el ejercicio del ministerio sagrado». El señor Valdivieso establecía en esta nota la independencia» - del poder eclesiástico en el ejercicio de la jurisdiccion contenciosa despues de haber defendido en los casos anteriores la libertad dei —ministerio sacerdotal i la del culto público católico. No obstante la claridad i el vigor con que están defendidos los principios no quiso el gobierno darse por convencido, porque ello habría sido confesar que obró con lijereza al escribir su primera nota. El señor "Sanfuentes, Ministro a la sazon del Culto, contestó a las observa- ciones del señor Valdivieso sosteniéndo sofísticamente que el go- bierno obra dentro de sus facultades cuando expresa la pena que ñor Valdivieso que se habilitase un oratorio que sirviese provi- onalmente para el servicio de la parroquia; ia su vez el Goberna- exijió que el cura, que lo era el presbítero don Pedro José Mu- , funcionase en el templo de la Merced que, entre otros inconve- entes, tenía el de que amenazaba ruina. La resistencia del cura 634 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. Valdivieso elevó al supremo gobierno una nota que, entre otras consideraciones, contenía las siguientes: «El decreto de 4 de Abril del señor Gobernador, a mas de re- solver sin contar con nuestra aprobacion la cuestion de traslación de la iglesia parroquial, prohibe formalmente que el cura ejerza funcion alguna parroquial en el oratorio, derogando en ésta parte la facultad que le teníamos concedida. 1 para que no tenga excusa esta interdiccion injusta e invasora de las atribuciones mas sagra- das 1el Episcopado, note V. E. que el Párroco de Curicó se ofrece, por conservar la buena armonía, a continuar el servicio en el tem- plo de la Merced, a pesar del mal estado de la iglesia, 1a ejercer en el oratorio solo los actos para Jos cuales estaba autorizado por mí. ¿Con que ya no basta que el Diocesano habilite un lugar para la administracion de los sacramentos? ¿Con que es necesario que los sacerdotes ocurran a los Gobernadores, 1 no a los Obispos, para el ejercicio de las facultades puramente espirituales? ¿Con que el jefe de un departamento puede a su arbitrio suspender las licencias de oratorio 1 limitar a su voluntad las facultades que en ella se otor- gan por la autoridad de la Iglesia? No se divisa el abismo a donde nos conduciría lejitimar el procedimiento del señor Gober-" nador. No hai tampoco una sola lei que obligue a los sacerdotes i seculares a presentar a los jefes políticos las licencias que obten- gan de sus Diocesanos para erijir oratorios, ni ménos que compela a los primeros a obtener el beneplácito de la autoridad civil para poner en ejercicio la autorizacion que obtengan de sus Prelados para administrar los sacramentos. ¿Ni cómo podrian las leyes de un pais católico sancionar una traba tan vejatoria de los derechos de la conciencia i tan depresiva de la autoridad espiritual del Episcopado?»...e.-..- Los enemigos del señor Valdivieso lo han acusado muchas veces de batallador i belicoso, confundiendo la firmeza en la defensa de un derecho con la propensión a provocar disturbios i desavenen- cias (1). Nada hai, empero, mas inexacto. No rehuía la lucha cuando a ella se le provocaba con determinaciones conculcadoras de la libertad i derechos de la Iglesia; pero no la amaba ni la bus- caba. Al contrario, se empeñaba por evitarla siempre que era po- sible sin mengua de los deberes de su cargo. : Prueba de esta verdad eran las instrucciones que impartía a los curas de la Arquidiócesis. En 1847 decía al Párroco de Curicó, de (1) Entre otros, El Ferrocar rl de Santiago lo calificó de esta manera al dia si- guiente de su muerte. ES . / (ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885. 635 y e == e que acabamos de hablar: «Nuestra deferencia a las autoridades civiles mo debe tener otros limites que los que prefijan las leyes de Dios i de la Iglesia i el decoro del sacerdocio. Áún cuando pu- —diéramos con derecho exijir sus respetos, si se evitan mayores es- -cándalos, renunciándolos, conviene hacerlo, siempre que el deber no lo impida» (1)...... A otro Párroco que en el púlpito viuperó la conducta funcio- naria de un majistrado, dando con ello ocasion a odiosas desave. '—nencias, le escribía en Marzo de 1849: - «El ejemplo de los Apóstoles debe ser el mejor guía del sacer- dote. Si tratásemos como ellos de introducir el cristianismo en A pueblos que no lo conocen, deberíamos decir a los majistrados que quisiesen estorbarlo lo que ellos dijeron a las autoridades de su tiempo: Debemos primero obedecer a Dios que a los hombres. Del mismo modo, si en un pueblo católico pretendiese algun majistrado hacer prevalecer la herejía con su autoridad, no debería guardarse ' consideracion alguna a fia de impedir que se arrastrasen almas a la perversion.' Mas, cuando no se trata de hacer triunfar la verdad ni de difundir el Evanjelio, sino de correjir a las personas, es pre- “ciso observar las reglas de la prudencia. No ignora usted que los “teólogos distinguen tres clases de correcciones: obligatoria, carita- “tiva e infrucbuosa, segun las circunstancias de personas, tiempo i lugar, i que esta última llegaría a ser perjudicial cuando, léjos de causar provecho, abrajera persecuciones al ministerio. Los Apósto- ] 's no provocaron la persecucion por solo echarla de valientes, “Los primeros discípulos i los heróicos pastores de los tres prime- ros siglos buscaban las catacumbas para predicar a los fieles, no obstante que les sobraba valor para presentar el cuello a la cuchi- lla de los verdugos en el momento necesario. El gran San Cipria- "no, que tantas veces se presentó al martirio i que al fin rubricó su va lor con su sangre, hablando de sus sacerdotes, decía al Procón. sul: «Nuestra relijion nos veda presentarnos voluntaria mente de- lante del majistrado, ni esto sería de ta agrado; pero si los buscas, los hallarás», La prudencia es una virtud necesaria en los que dican el Evanjelio, i cuando falta, puede darse ocasion para los enemigos de la libertad evanjélica tomen pretexto para rtarla con odiosas trabas». (1) Libro IÍ de oficios. y A. DE LA U. l.* SEC. 80-81 e CAPÍTULO VILL . 4 CUESTION SOBRE LA EDAD REQUERIDA PARA LAS 8 y PROFESIONES RELIJIOSAS, É Primeros decretos del gobierno sobre este punto.—Expropiacion de las tempora- lidades de los Conventos.—Decreto sobre la edad de las profesiones relijiosas, de 1846.—Notable impugnacion del señor Valdivieso. —Respuesta del gobierno. —Declaracion del gobierno sobre este punto. —Una mocion presentada al Con- greso, prohibiendo la fundacion de nuevos Monasterios, —Luminosa impugna- cion del señor Valdivieso, hecha en La Revista Católica. Poco despues del definitivo afianzamiento de la independencia acional los gobiernos intentaron correjir un mal bien lamentable “sin duda: el de la relajacion introducida en los conventos. Mas, tan los gobiernos por sí solos los llamados a curarlo, mi fueron cuados 1 eficaces los medios adoptados para dar cima a la árdua mpresa. a Efectivamente, la curacion de las llagas que, por la incuria de s tiempos 1 la miseria humana, suelen aquejar a las instituciones ijiosas es obra que corresponde ejecutar a la misma Iglesia. 'En esa obra los gobiernos no pueden ser ejecutores, sino auxiliares “1 cooperadores de la Iglesia. Tampoco acertaron los gobiernos con “log medios conducentes a la reforma. Creyeron éstos que el oríjen del mal provenía de la corta edad que el derecho canónico permite hacer las profesiones relijiosas. ra creerlo asi, fundábanse en que muchos de los que solicita- a la secularizacion alegaban como razon de su solicitud el hecho ¡haber profesado inconcientemente. No era difícil, sin embargo, omprender que esta alegacion no era mas que un pretexto para A 638 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. pasar a vida mas libre i holgada, pues nadie hai que a los diez i seis años no sepa lo que hace. I la prueba de que no era esta la causa de la relajacion, es que en todo tiempo i en todas partes ha habido comunidades florecientes i observantes sin que haya sido preciso retardar la profesion hasta una edad mas -avanzada. Apoyado en este frájil fundamento, el Senado de 1823 dispuso que en Chile nadie pudiese hacer votos de perpétuo monaquismo ántes de cumplir veinticinco años. Hé aquí el texto de la lei pro- mulgada por el presidente Freire: «Por cuanto, de acuerdo con el Senado Conservador, he decre- tado: Que ningun habitante de Chile, súbdito del gobierno, pueda hacer profesion solemne de perpétuo monaquismo, ántes de haber cumplido 25 años de edad. Por tanto, ordeno que se publique por lei, insertándose en el Boletin. Dado en el palacio directorial. de Santiago, a 24 de Julio de 1823.—FrrIrE.—Mariano de Egaña». * Esta lei no podía ser aceptada por la Ielesia, como quiera que contrariaba las disposiciones eclesiásticas que declaran la edad de diez i seis años hábil para profesar en cualquiera institucion mo- nástica. Ademas de invasora, pues versaba sobre un asunto que no le compete, esta lei era infructuosa, pues no atacaba el orijen del mal que era la inobservancia de las reglas 1 constituciones peculiares de cada instituto, 1 principalmente de la vida comun. No es de extrañarse, por lo tanto, que elia levantase protestas i suscitase resistencias. Siguióse a esta medida otra no méros grave 1 vejatoria: la ex- propiacion en favor del Estado de las temporalidades de los con- ventos, con la obligacion de parte del erario de sufragar una mez- quina pension alimenticia por cada uno de los miembros de las comunidades relijiosas, so pretexto de que los bienes temporales que: poseian eran incentivos para que! se asilasen en los claustros personas sin vocacion relijiosa. Hista medida, llevada a cabo por el Ministro de sstado don Francisco Antonio Pinto, fué objeto de enérjicas protestas de parte del Vicario Apostólico Monseñor Muxzi, a la sazon residente en Chile, como que era un despojo vio- lento de bienes eclesiásticos lejitimamente adquiridos. Es sabido que ningun gobierno tiene derecho para despojar de sus bienes a los ciudadanos, sean estos findividuos o corporaciones, cualquiera que sea el uso que de ellos hicieren. Puede impedir que se em- pleen en daño del bien público; pero en ningun caso arrebatárse= los, I si los gobiernos carecen de este derecho respecto de los ciu- dadanos de la nacion, mucho ménos puede atribuirse el de apro= ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885. 639 piarse los bienes de la Iglesia, sociedad autónoma e independiente. Lo dispuesto por el Senado Consulto de 1823 en órden a la edad de las profesiones relijiosas, subsistió sin modificacion hasta el año de 1846, en que el Congreso Nacional autorizó al presidente de 3 la República, don Manuel Búlnes, para establecer excepciones de 3 mui escasa consideracion en favor de los relijiosos que se gradua- sen de bachilleres en la Facultad de Teolojía de la Universidad 1 Misiones de infieles 1 de estricta observancia, los cuales podrían profesar a los veintiun años, i de los relijiosos de conventos cuyos noviciados estuviesen separados de la casa principal, a quienes les sería permitido profesar a los veintitres años. El decreto que consultaba estas excepciones es del tenor si- - guiente: «En uso de la autoridad que se me ha conferido por lei de 13 de Noviembre de 1846, para suspender o modificar los efectos del - Senado Consulto de 1823, que señala la edad en que debe hacerse la profesion solemne de los votos de perpétuo monaquismo, he ve- nido en acordar i decreto: «1. Subsistirá en vigor el Senado Consulto de 24 de Julio de 1823 que manda que ningun habitante de Chile, súbdito del go-. bierno, pueda hacer profesion solemne de perpétuo monaquismo ántes de haber cumplido veinticinco años, (2. Se exceptúan de la regla jeneral establecida en el artículo precedente, 1 podrán profesar a la edad de veintiun años, los que hubieren seguido su curso de estudios hasta graduarse de bachi- Meres en la Facultad de Teolojía de la Universidad. ' A 43.” Igualmente se exceptúan, i podrán profesar a la edad de "veintiun años, los que hubiesen de hacer su profesion en conven» tos de comunidades relijiosas especialmente destinadas al servicio de las Misiones de infieles, o en conventos de comunidades relijio- sas de estricta observancia. «4, Podrá profesarse a la edad de veintitres años en los demas ¡conventos que hubieren establecido sus noviciados en conventillos o en casas separadas de la principal, i sometidos estos noviciados n buen plan de estudios i a un buen réjimen interior. «5. Para que surtan su efecto las excepciones contenidas en los tículos 3. i 4.” que preceden, será necesario que el gobierno de- e préviamente con respecto a cada convento, que se halla en alguno de los casos referidos en dichos artículos; i esta declaracion xpedirá a consecuencia del informe favorable del respectivo A 640 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. Diocesano sobre el buen estado de la disciplina 1 arreglo interior, 1 sobre el buen sistema de estudios que en dicho convento se hu- biere establecido. : «6. Los que hubiesen profesado en algun convento observante, en virtud de la excepcion contenida en el art, 3. no podrán tras- ladarse a otro convento miéntras no hayan trascurrido seis años despues de su profesion. «7.2 Los monasterios de mujeres que estuviesen destinados a la asistencia de los enfermos o a la enseñanza de las mujeres, podrán admitir profesiones a la edad de veintidos años siempre que obtu- vieren para ello autorizacion del gobierno, prévio el informe favo- rable del Diocesano respectivo. «8.2 En los monasterios de mujeres de profesion temporal que en lo futuro pudiesen establecerse en el territorio de la República, podrá profesarse a la edad de veinte años, con tal que no exceda de cinco el término por que se haga la profesion. | «9. La edad requerida, segun los diversos casos, para la profe- sion; como tambien la circunstancia de haber tenido conducta moral i arreglada el que pretende hacerla, deberán comprobarse en debida forma ante el jefe político del respectivo departamento. «10. Los años de edad que se exijen por este decreto deben en- tenderse cumplidos, 1 empezarse a contar desde el dia del naci- miento. : «Comuniquese i publíquese». BÚLNES. Salvador Sanfuentes. Cómo se vé, este decreto, si bien rebajaba en favor de algunos relijiosos el número de años requeridos para la profesion solemne por el Senado Consulto de 1823, no hacía desaparecer los incon- venientes alegados contra aquella lei, i, sobre todo, dejaba subsis- tente el hecho de que sus disposiciones pugnaban abiertamente con lo dispuesto por el Concilio de Trento, recibido en Chile como lei de la República. Por lo cual el señor Valdivieso se vió en la precision de elevar al gobierno un reclamo contenido en una extensa nota, calificada justamente de obra monumental de ciencia canónica 1 de dialéc- tica, de la cual trascribimos en seguida algunos fragmentos: «Cuando el santo Concilio de Trento fijó los diez i seis años como término de profesiones inmaturas e inconsideradas, lo hizo: ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1885, 641 despues de un maduro i detenido exámen; i la época en que lo zerificó no era aquella en que podían esperar induljencia los abu- sos de la disciplina regular. La pretendida reforma del siglo XVI había reunido cuantas acusaciones verdaderas o falsas se habían hecho a los regulares para concitarles la cólera de los pueblos. El fraile apóstata que enarboló el primero el estandarte de la rebe= lios contra la Iglesia tuvo particular interes en combatir los votos - ¿Inonásticos, porque queria encubrir la vergúenza de la violacion —sacrilega que proyectaba. Sus declamaciones encontraban eco en la ambicion de las potestades que lo protejían, para quienes eran poderoso cebo las riquezas de los conventos i abadías. A la som- bra de tan encarnizados enemigos se habían alimentado preocu- A paciones funestas en odio a los cuerpos relijiosos; i la Iglesia para conservar éstos i Jestruir aquellas se veía precisada a r mover hasta los mas leves pretextos de malquerencia, reformando todo aquello que pudiese empañar el lustre 1 espiendor de las relijiones. Con estas miras entró a resolver todas las cuestiones sobre regula- res que se ventilaron en el santo Concilio de Trento. Como se ha- -bía declamado mucho contra las falsas vocaciones i la indiscrecion h de los que hacían votos, la Iglesia por su propio decoro se propuso otorgar toda clase de garantías a la libertad de las profesiones. Desde luego, resolvió retardar la edad entónces requerida para ha- cer votos solemnes, i solo despues de haber oido el dictámen de los mas sabios i experimentados maestros en lá materia que se hallaban reunidos en la ilustre asamblea, vino en declarar los diez 1 seis años come edad bastante para profesar solemnemente en cualquiera relijion aprobada. «A la verdad, todos reconocen los doce años en la mujer 1 los catorce en el varon como edad suficiente para deliberar por sí en a eleccion de estado cuando se trata del matrimonio. No sabemos CALI MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. previstas, porque cuenta con la inmutabilidad de su estado, en el que solo las alteraciones de su corazon pueden hacerlo cambiar de suerte. Las mas veces para resolver sobre la adopcion de un ma- trimonio es preciso luchar con aquello que mas ofusca la razon, i es necesario que ésta se halle mui despejada para que no ceda al predominio de las pasiones o a los incentivos de un cambio de for- tuna o de condicion social. Por lo mismo que se atraviesan grandes intereses, son mas ocultos 1 mejor urdidos los lazos que se tienden , a la inexperta juventud; i si la lei quisiese precaverlos fiando a los años todo su remedio, se haría opresora de la libertad individual i llegaría hasta el punto de hacer infecundas las uniones lejítimas. Con sobrado fundamento se ha limitado a declarar la capacidad legal en la edad en que la naturaleza descubre el deseo de fijar su persona, reservando las precauciones para el acierto a las dilijen- cias del individuo i a los cuidados de la autoridad doméstica. ¿Por qué no deberá hacerse lo mismo con respecto a las profesiones en las que el riesgo, si lo hai, es mucho menor? Las ventajas que se propone el profeso, aunque mas sólidas, no son de naturaleza apro- pósito para seducir. Como no es la renuncia del mundo el único medio de asegurar la vida eterna, la libertad no padece coaccion alguna cuando abraza ese estado. Jl que se consagra a Dios, no teniendo cosa que le halague en el sacrificio que hace de su perso- na, solo podría alucinarse por un amor exaltado por Dios, al que ciertamente no dejaría de corresponder el autor de todo bien con los auxilios necesarios para evitar un' desenlace funesto, Pudiera alguna vez la renuncia aparente del mundo hacerse servir para la adquisicion misma de lo que se afecta dejar; pero esto solo sucede cuando se menosprecian las reglas que la lolesia tiene estableci- das». Diserta en seguida sábiamente sobre la conveniencia de que las profesiones relijiosas se hagan en la adolescencia. Fúndase, en pri- mer lugar, en que es mui difícil que un hombre acostumbrado a otro jénero de vida pueda someterse de buen grado a la condicion penosa de los que profesan en una, relijion austera, cosa que es mui fácil en aquellos que se han acostumbrado a las privaciones que exije el estado relijioso desde su juventud. A esto se agrega, que la edad de veinticinco años no es la mas adecuada para adqui- rir los vastos conocimientos 1 hacer los largos estudios que se re- quieren para que el relijioso sea útil 1 llene cumplidamente su mision. «¿Sería prudente, dice, que a las relijiones no fuesen sino personas que tuviesen que estar batallando con hábitos envejecidos f ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1885 643 en la disipacion o el vicio? ¿quién para formar un hermoso huerto preferiría el trabajo de enderezar árboles corpulentos al cultivo de tiernos retoños capaces de recibir la forma que mas conviniese? El decreto del gobierno tuvo por objeto alejar de los claustros a las personas sin vocacion, o mas bien, a aquellas que entrasen por miras puramente terrenas, como de lucro o mejoramiento de po- sicion social, El señor Valdivieso destruye por su base el medio excojitado por el gobierno para precaver los abusos, haciendo no- tar con mucho acierto que el retardo de la profesion para una edad mas avanzada no es un arbitrio adecuado para alcanzar el fin del decreto. En efecto, el que abrazase el estado relijioso con estas miras, no lo haría por falta de edad, sino por malicia, malicia que - perseveraría con los años, pues quien lo induciría al extravío sería la perversion del corazon 1 no la edad. Al contrario, esta cla- se de perversion es mas frecuente i temible en el hombre maduro que en el jóven de tiernos años. La avaricia no es la pasion de la juventud, la cual es principalmente seducida por los encantos de la vida, encantos a que renuncia el que toca las puertas de un claustro con el único anhelo de vivir imorir en él. Es el hombre maduro el que puede calcular con frialdad las ventajas pecunia- vias de las profesiones i el que se siente capaz de renunciar a los apetitos de la concupiscencia a trueque de adquirir un acomodo ventajoso. -—Elart. 9.2 del supremo decreto sobre profesiones mandaba ren- dir ante el jefe político pruebas de buenas” costumbres. «Entiendo, decía el señor Valdivieso, que no se ha querido conferir a éste una facultad discrecional para que sin atender al mérito que resulte A de la prueba escrita decida solo segun su conciencia; porque esto sería dejar abierta la puerta a las mas espantosas arbitrariedades, sujetando el uso de la mas preciosa libertad, la de disponer cada cual de su persona al fallo inapelable de caprichos i pasiones de que no se hallan exentos los hombres, por caracterizados que sean. Habrá, pues, el jefe político, ante quien se acrediten las bue- nas costumbres de los que profesan, de conformarse con el mérito Que arrojan las informaciones que se le rindan. ¿I hai alguno de los que conocen el valor testimonial de tales informaciones que llegue a persuadirse de que con esta traba se logre impedir una sola profesion de cuantas se quieran hacer por malos fines? ¿Dón- de están los elementos con que cuenta nuestra policía para descu- ¡ brir los defectos secretos de las personas que quieren ocultárselos, cuáles son los que entre nogotros, sin mas estímulo que el amor 644 - MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. a la verdad, vienen a ofrecerse como testigos de los vicios ajenos que están ocultos? Asígneseme uno solo que haya dejado de ren- dir informacion de vida i costambres cuando se le ha pedido para algun destino, i entónces confesaré que alguna vez puede surtir el efecto que se desea aquella prueba que se manda rendir. Es preci- so que el gobierno se desengañe. Con las relijiones que mantienen el vigor de la observancia, nada mas hai que hacer que protejer esa misma observancia; icon las que la han relajado no queda otro arbitrio que renovar su espíritu en la juventud que se educa, adop- tando para ello los remedios canónicos que la experiencia de los siglos i la sabiduría inherente a las determinaciones de la santa Iglesia le han sujerido ya en iguales casos». Hasta aquí ha objetado el decreto gubernativo solo en lo que se relaciona con los institutos relijiosos de varones; pero expone consideraciones especiales respecto a los de mujeres, los cuales no se hallan en el Arzobispado exentos, como los primeros, de la autoridad Diocesana. Manifiesta que los Institutos regulares son asociaciones puramente relijiosas, bien sea que se atienda a su ob- jeto o a su oríjen; los que entran a ellos lo hacen para consagrar- se a Dios, que es de suyo un fin sobrenatural. En esta virtud, la Iglesia los ha considerado en todo tiempo como propios i les ha dado reglas i constituciones, sin que jamas se haya desprendido de la facultad privativa de introducir modificaciones en esas Te- glas. El Concilio de Trento ha establecido la edad en que puede hacerse la profesion, 1 los Prelados eclesiásticos no pueden violar esa lei sin que la Iglesia lo consienta. De manera que negarse a recibir por relijiosa a la que cumple con los requisitos de sus cons- tituciones solo porque lo prohibe la lei civil, sería introducir en ellas modificaciones que la Iglesia no ha sancionado, i el Prelado que lo hiciese sería infractor de los sagrados cánones. «La Iglesia, al encargar a los ordinarios de nuestras Diócesis el cuidado de los monasterios, les ha prefijado los límites de la jurisdiccion que so- bre ellos pueden ejercer, i una de las cosas a que no alcanza la nuestra es a la derogacion de la lei sobre la edad de los que prote- san, como que ha sido dictada en un Concilio jeneral». Volviendo sobre lo dispuesto en el art. 9.? del decreto guberna- ! tivo, observa que el jefe político es el último juez acerca de la eleccion del estado relijioso que quieran hacer los chilenos, pues nadie puede ser admitido a la profesion sin que aquel declare que el solicitante tiene la edad i las aptitudes morales requeridas por la lei civil; siendo de notar que contra el fallo del jefe político no ANALES DE LA UNIVERSIDAD, —SETIEMBRE DE 1885. 645 hai apelacion, porque en negocios puramente gubernativos la lei no ha lugar a las apelaciones, que en los juicios sirven para corre- jir los errores de los jueces. I luego, el hecho de obligar a una doncella que viste ya el hábito de esposa de Jesucristo a compare- cer ante el majistrado público para ser interrogada sobre sus cos- tumbres, es imponer un penoso sacrificio a la delicadeza del sexo 1 a las consideraciones i respetos debidos a las que tienen la resolu- cion de separarse del mundo. ¿Qué dirían las señoras de Santiago si para contraer matrimonio se les exijiese publicar su edad i acreditar buenas costumbres ante el señor Intendente? ¿L por qué han de ser de peor condicion las que se consagran a Dios? Concluye su luminosa exposicion con estas palabras: «El su- premo gobierno, a quien las leyes del Estado constituyen protec- tor de los cánones, i mui especialmente del Concilio de rento, no puede despojarse en esta ocasion de ese timbre glorioso ni preten- der que yo traspase mis mas sagrados deberes» (1). El señor don Salvador Sanfuentes contestó este oficio con otro fechado el 4 de Enero de 1848, no ménos extenso, que nos es for- zoso confesar que es un brillante esfuerzo de su talento. Pero co- mo la causa que debía defender por oficio no era buena, 1 su con- tradictor había agotado el arsenal de la dialéctica sin dejar resqui- cio legal ni racional por donde ser cojido, su alegacion no pudo llevar el convencimiento a ningun espíritu desprevenido (2). Así subsistieron las cosas hasta que en Mayo de 1852 el señor Valdivieso volvió a recabar del gobierno una medida que pusiese término a la situacion violenta en que se hallaban muchas novi- cias, que se veían obligadas a prolongar muchos años su novicia- do, esperando cumplir la edad de veinticinco años. «La espe- ranza que he tenido siempre, decia, de que el supremo gobier- no suspendiese los efectos del decreto de 12 de Marzo de 1847 sobre profesiones relijiosas, me ha hecho contener a las novicias que han estado dispuestas a consagrarse a Dios con sus votos an- tes de cumplir los años que se les exije. Porque aunque estol per- suadido de que la autoridad civil solo puede privar a lo mas de los efectos civiles a la profesion que se haga contra sus prescripcio- nes, miro como un bién para la sociedad que se mantenga perfecto acuerdo entre los vínculos relijiosos i los tivilmente coactivos que ligan el estado de las personas. Mas, son tantas las instancias que (1) Libro de oficios, t. 3.”, p. 32. (2) Libro de oficios del gobierno, t, 3,0 646 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. me hacen varias relijiosas novicias 1 tales los daños que se les oca- siona con la demora, que me veo en la necesidad de dejarlas en completa libertad para obrar segun sus inspiraciones. Mas no he podido hacerlo sin llamar ántes la atencion del supremo gobierno sobre este negocio importante, suplicándole que ponga remedio a tamaño mal». El señor don Vernando Lazcano, entónces Ministro del Cul- to, contestó este oficio el 14de Mayo de este año, 1 en su res- puesta le dice que el decreto subsistirá mientras no se verifique la reforma úe regulares o se derogue por la lejislatura, pues desde que el gobierno hizo uso de la autorizacion del Congreso para dic- tarlo, modificando el Senado Consulto de 1823, quedó sin facultad para modificarlo nuevamente. Declara, sin embargo, que, en su concepto, ni el decreto de Marzo ni el Senado Consulto ligan en manera alguna las conciencias de las novicias, 1 que los votos que hicieron ántes de los veinticinco años no producirán efectos civiles, pero producirán en el fuero interno la obligacion que lle- va consigo toda promesa hecha a Dios por persona hábil para ello (1). Otro asunto análogo al que motivó la nota precedente se susci- tó por este mismo tiempo, a causa de una Mocion presentada al Congreso el 2 de Junio de 1847 por el Diputado por Putaendo, don Fernando Urizar Garfias, cuya parte dispositiva decía como sigue: , «1. Queda prohibida en el territorio de Chile la fundacion de nuevos monasterios de monjas que por su constitucion sean única- mente contemplativas. «2.2 Quedan igualmente prohibidas las profesiones con voto perpétuo en todos los monasterios de monjas que existen actual- mente i en los que se funden en adelante en el territorio de Chile, cualquiera que sea su denominacion i la constitucion que los rija. Las profesiones serán en adelante por tres años; pero pueden re- novarse indefinidamente al fin de cada período a voluntad de los que las hagan, procediéndose préviamente a nueva votacion de la comunidad en la forma establecida o que se estableciese para ad= mitir a las novicias, y «3. La cantidad de dote designada o que se designare en cada monasterio, debe la persona a quien corresponda reconocerla en algun fundo, i solo será obligada a contribuir por mesadas con A (1) Libro de oficios del gobierno, (ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1885. 647 el interes legal para alimentos de la monja en cuyo favor se hace la imposicion, miéntras esta viva o permanece en el convento». No dejó pasar en silencio el señor Valdivieso este nueve intento de hostilidad contra los institutos monásticos, tan gravei de conse- | cuencias tan funestas para su porvenir como el decreto gubernati- | vo sobre la edad de las profesiones relijiosas. Mas, como el autor del proyecto era un Diputado, no podía dirijirle sus impugnaciones sino por medio de la prensa. I en efecto, La Revista Católica re- jistra una série de luminosos articulos consagrados a desautorizar las alegaciones en que el Diputado Urizar Garfias fundaba su proyecto de lei. El número i extension de esos artículos no nos permiten reproducirlos íntegros; pero, a lo ménos, haremos de ellos una somera exposicion, «Por el art. 1.” del proyecto, decía el señor Valdivieso, se pro- —hibe que en adelante se funden en Chile conventos de monjas que - por su constitucion sean únicamente contemplativos...... Cuando la lei sin limitacion alguna declara inadmisible cierto jénero de establecimientos ¿reprueba formalmente los principios que les sir- ven de base; porque la sociedad solo puede desterrar para siempre de su seno aquello que es esencialmente malo. Prohibir, pues, de un modo absoluto la introduccion en Chile de monasterios que únicamente se dediquen a la vida contemplativa, es reputar a ésta perniciosa. I ¿puede la lei de un pais, que reconoce relijion del stado en que por lei fundamental se adopta una relijion exclusi- va, desquician la sociedad i pierden el derecho de ser obedecidos, desde que desconocen lo que la relijion prescribe; pues que la so- heranía solo les es concedida a título de respetar las creencias que esa misma relijion propone ........= Los católicos no podrán ménos de respetar lo que tan a las claras han aplaudido las Santas Escri- uras. Jesucristo elojió a Magdalena que se ocupaba en contem- lar sus divinas palabras, i declaró que esta ocupacion era prefe- ente a los afanes que tomaba su hermana en el desempeño de sus beres domésticos...... El que de corazon abraza las creencias elijiosas no puede pensar de diverso modo; j la lei que declarase rnicioso lo que la relijion ha aprobado, no podría ménos que po- erse en abierta contradiccion con sus doctrinas». Con estas consideraciones el señor Valdivieso ponía de manifies- la inconstitucionalidad del proyecto de lei del Diputado Urizar; 0 s N $ 648 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIÁS, pues ninguna lei puede contrariar lo establecido por la Constitu- cion, que en todo pais es norma i regla de las demas leyes. 1 puesto que la Constitucion manda respetar i observar la relijion católica, es claro que prohibe dictar leyes opuestas a los dogmas enseñanza de la mismas. , ; El señor Urízar decía en los considerandos de su proyecto estas palabras: «La relijion de Jesucristo es santa por sus dogmas 1 no por el sacrificio de los que la profesan».—El 'señor Valdivieso con- testaba a esta observacion: «Lutero dijo que la fé, i no las obras, es la que justifica al cristiano; i por extravagante que parezca esta doctrina, hoi se nos repite que la santidad está en el dogma i no en los sacrificios que llevan consigo las obras virtuosas, Ese dog- ma solo pide de nosotros fé; con ésta, pues, segun tales máximas, i no con las obras, se alcanza la santidad. Es bien curioso que se haya alegado para deprimir el mérito de los monasterios uno de los mas monstruosos errores del protestantismo primitivo, conde- nado solemnemente en repetidos cánones de la sesion sesta del Concilio de Trento. ¡Cuán cierto es que, así como las verdades se tocan, los errores tienen siempre vínculos que los ligan!...... «Finjamos la hipótesis de que nuestra lei fundamental fuese atea; aún asi, ¿podría la autoridad pública impedir que algunas mujeres se reuniesen para meditar i orar, ligándose del modo que quisiesen, con tal que no perturbasen el órden establecido?...... El hombre en sus relaciones para con Dios solo tiene deberes que cumplir i no derechos que delegar al soberano temporal que lo ha de rejir...... Si él cree que Dios lo llama al retiro 1 que peligra su salvacion eterna rehusando escuchar su voz, no hai autoridad so- bre la tierra que pueda impedirle que siga su llamamiento. La sociedad solo puede exijir de sus miembros que contribuyan a sus cargas ino perturben la tranquilidad pública. Miéntras cumpla con estas condiciones, cada cual es libre para disponer de su per- sona como le agrade. Esta libertad no es concesion de la lei, sino anterior i superior a ella; pues que el hombre, al sujetarse a la sociedad, se ha reservado esa libertad, 1 cabalmente para garantir- la se somete a las demas cargas. Las mujeres recojidas en los mo- nasterios pagan entre nosotros las contribuciones que gravitan sobre los demas; i como las mujeres, por razon de su sexo, son 1M= capaces de sufrir cargas personales, reclaman de justicia el dere- cho de no ser inquietadas en la libre disposicion de sus personas; i¡ el gobierno que no lo otorgase abusaría de su poder», Con estas consideraciones aparecía el proyecto de lei como un. ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885. 649 atentado contra la libertad individual i, en consecuencia, tiráni- “co. Deber ineludible del Estado es asegurar a cada uno el ejerci- cio de sus lejitimos derechos; itodo ciudadano tiene el derecho natural de excojer un estado o jénero de vida que no se oponga al bien jeneral o a las buenas costumbres. Nadie ignora que el ideal social, que aún el liberalismo reconoce en teoría, consiste en asegurar a cada uno la mas ámplia libertad de accion dentro de lo honesto i sin perjuicio del bien comun; 1 por lo tanto, ninguna autoridad puede estorbarle la consecucion de los bienes que busca en un jénero determinado de vida. ¿Podría una lei prohibir a los ciudadanos que se casen o que se queden célibes? Nó. ¿I por qué podría estorbar el celibato relijioso en un monasterio dedicado a la vida contemplativa; o lo que vale tanto, por qué podría estorbar a los ciudadanos que busquen la santificacion propia en un jénero de vidu apartado del mundo? Notaremos de paso que el señor Valdivieso ha sido siempre uno de los defensores mas decididos de la libertad individual contra los avances de la omnipotencia gubernativa. Si bien se recuerda, Mn lo que llevamos historiado hasta el presente no hai talvez una sola de sus notas en que no reclame respeto por las libertades re- lijiosas, civiles i políticas. Su jenio veía con mucha anticipacion que este había de ser el grande escollo de nuestras instituciones públicas 1 que el apetito de absorcion de las libertades individua- am les había de ser jérmen de muchas perturbaciones. «Cuando se ha dicho, continúa el señor Valdivieso, que la socie- dad, que proteje i sostiene esas casas de recojimiento, exije de ellas alguna retribucion, se ha querido alucinar con palabras. ¿Dónde está el monasterio que deba a los fondos públicos su subsisten- UU dia?...... Es que la sociedad los proteje. Mas, la proteccion que les dispensa es la misma de que goza cualquier ciudadano, i esta no se concede a título de retribucion, pues es un deber sagrado que todo gobierno tiene que cumplir con los súbditos pacíficos, i bajo cuya condicion puede exijir de ellos la sumision i obediencia. Es una desgracia que los que mas hablan de progreso no olviden todavía Que pasaron los tiempos en que el soberano llamaba gracias i con- pero no es su pupilo para que ella disponga a su antojo de su per- - sona 1 le prescriba su profesion o estado i distribuya su tiempo i le prefije ocupaciones...... Poco importa que desagrade al poder la E contemplacion, porque cada cual tiene derecho a contemplar sin Ñ 650 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS, límite ni reserva, con tal que pague las contribuciones i no pertur- be la tranquilidad pública. La contempiacion no es un crimen, i la lei solo puede estorbar los que lo son. Desde que la sociedad em- plea el poder en reprimir acciones que no son criminales, el des- potismo se entroniza 1 todas las libertades corren peligro...... Permitid ahora que a nombre de la lei se haga violencia a unas indefensas mujeres, i no tardareis en experimentar los tristes efec- tos de la omnipotencia lejislativa, que es la peor de cuantas tira- nias pueden aflijir a la humanidad, porque mata la libertad con sus propias armas». En cuanto al art. 2, del proyecto de lei del Diputado por Pu- taendo que establecía que en los monasterios existentes en la Repú- blica i enlos que en adelante se fundaren no podrían hacerse votos perpétuos, sino por el tiempo de tres años, aduce el señor Valdi- vieso la potisima consideracion de que, suprimida la perpetuidad de los votos, dejarían de ser aprobados por la Iglesia tados los monasterios que a la sazon existían en Chile, con la única excep- cion del de los Sagrados Corazones, porque todos ellos han sido aprobados bajo la condicion de que sus votos fuesen perpétuos. Esto valdría tanto como suprimirlos, pues no habría quienes acu- diesen a monasterios cuyo tenor de vida no llevaba el sello de la sancion relijiosa, única que podria hacerlos apetecibles. 1 luego, si, segun el autor del proyecto, el mal consistía en que la vida con- templativa es perniciosa, mal de tanta gravedad que merecía la condenacion de la lei, ¿cómo se explicaba que el Diputado la dejaba subsistente con solo la limitacion del tiempo de los votos? En otros términos: o el mal consistía en la contemplacion o en la perpetui- dad de los votos; si lo primero, el art. 2, del proyecto contradecia la mente de su autor, puesto que dejaba el mal subsistente; si lo se. - gundo, el art. 1. no tenía razon de ser, puesto que condenaba a los monasterios por el hecho de tener por regla la vida contempla- tiva. A dos parece que pueden reducirse, continúa el señor Valdivie- so, los fundamentos en que apoya el señor Urizar la mocion con- tra los votos perpétuos: uno de puro raciocinio i otro de experiencia, En la instabilidad, dice, del corazon humano no puede suponerse que la resolucion que toma una mujer delicada de encerrarse para siempre en un monasterio permanezca mucho tiempo. No sería imposible, contesta el señor Valdivieso, que alguna vez en su vida una monja dejase de experimentar la complacencia sensible que regularmente encuentra en su encierro i abstraccion. Pero esto ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1885. 651 x ' ¿qué prueba contra la perpetuidad de los votos? No todas las obli- .gaciones que se impone el hombre halagan siempre sus pasiones i gustos. Si la duracion de los vínculos que se contraen en la socie- dad estuviese sujeta a los gustos e inclinaciones de cada cual, no habría ninguno durable; puesto que no hai cosa de que el corazon ' humano no llegue alguna vez a disgustarse. «La: lei, pues, para ser consecuente, tendría que prohibir todas las obligaciones que el hombre quisiese contraer por mas tiempo que aquel en que fuese q: el arrepentimiento; en una palabra, no debería haber mas sancion de los pactos 1 obligaciones que la de la duracion del gusto 1 querer simultáneo de ámbos obligados. El que fuese recoñ- ias por el cumplimiento de lo que que ya no gustaba hacer, h podría contestar con el raciocinio del señor Diputado: como mi corazon es instable, ya no gusto hacer lo que prometi; i como es contrario a mi naturaleza i desagradable a Dios hacer las cosas con disgusto, ya no estoi ligado a ninguna obligacion»...... Cabal- mente porque la vida del claustro no halaga las pasiones es mas 4 conforme al espiritu del Evanjelio. Para triunfar de los vicios es preciso mortificar los gustos; i esto es lo que busca el alma que gol- pea a las puertas de un monasterio. Tan léjos está de serle doloroso el contraste que ofrecen el mundo i el claustro, i las comodidades del uno i la austeridad del otro, que eso es precisamente su mas ulce consuelo, porque es el fundamento de la esperanza del cie- O...... Léjos entónces de disgustarse con su encierro, encuentra en él la inexplicable satisfaccion de que allí se halla su virtud preservada i su felicidad eterna asegurada»... . das las iglesias de Santiago. Era el festivo anuncio de la llegada d de las Balas de institucion canónica del señor Valdvieso, tanto “tiempo esperadas. El regocijo fué jeneral en todos los habitantes de la ciudad, pues el señor Valdivieso, como sucede a todos los hombres de mérito sobresaliente, había logrado ganarase el afecto sus diocesanos en los años que había gobernado la Arquidió- g como Vicario Capitular con el Anto de Arzobispo Electo. fausto suceso, va a cesar la orfandad de la Iglesia de Santia- viuda desde la muerte del Tlustrisimo señor Vicuña, va a tulos a su ternura ha ya reunido, va a ser la sólida garantía s otros preciosos servicios que justísimamente deben espe- 8 Delleres estivales, no participó de estos primeros regocijos que produjo la proximidad de su consagracion. 654 | MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. La Santidad de Pio IX, de gratísima memoria, lo preconizó Arzobispo de Santiago en el Consistorio secreto celebrado el 4 de Octubre de 1847. Con las Bulas de institucion, que insertamos mas adelante, el señor Valdivieso recibió una epístola gratulato- ria de Pio IX en la cual le dicía entre otras cosas lo siguiente: - «Entre los muchos Prelados que hemos instituido hoi para las diversas Diócesis en el Consistorio de nuestros venerables herma- nos los Cardenales de la Santa Iglesia Romana, te hemos promo- vido tambien a tí, amado hijo, para rejir 1 gobernar esa ilustre Iglesia Metropolitana de Santiago de Chile, i en testimonio de esto, hemos mandado expedir las letras apostólicas que en breve llegarán a tus manos. Í porque, no sin pequeño consuelo de nues- tro ánimo, hemos sabido que eres cordialmente adicto a Nos 1 a esta Cátedra de Pedro, que estás animado de singulares senti- mientos de piedad, 1 que nada has tenido mas presente en el curso de tu vida que el procurar la gloria de Dios 1 la salud de las al- mas, por esto abrigamos la esperanza de que, sostenido por el di- vino auxilio, te dedicarás dilijentísimamente a llenar todos los de- beres de un buen Pastor. A la verdad, no ignoras cuan grande sea el cargo que recibes, principalmente en estos dificultosísimos tiempos; por lo que debes con sumo cuidado 1 dilijencia defender 1 conservar en esa Diócesis la doctrina de la Iglesia Católica, pro- mover la santidad i disciplina del clero, 1 apartar a vuestras amadas ovejas de los pastos venenosos i conducirlas a los saludables. L así, amado hijo, como buen soldado de Jesucristo, vijila esforzadamen te, trabaja en todas las cosas, predica la divina paiabra, arguye, ruega, reprende con toda paciencia, doctrina i prudencia. 1 en pri- mer lugar cuida con toda solicitud que los eclesiásticos, especial- mente los Párrocos, meditando con seriedad las gravísimas obliga- ciones del ministerio que les ha sido encargado, las cumplan: puntual i relijiosamente i sean el ejemplo de los fieles en la pala- bra, en la conversacion, en la fé, en la caridad, en la castidad, perseverando asimismo en la oracion i medrando en la ciencia de Dios, alimenten sin cesar al pueblo cristiano con la predicacion de la santa palabra, la administracion de los sacramentos, conduzcan alos extraviados por la senda de la salud 1 exhorten a ode saque | se amen con mútua caridad)...... 0] En los tres precedentes años de su gobierno el señor Valdivieso había puesto en práctica estos consejos ántes de recibirlos, iellos: siguieron siendo durante su vida entera el norte de su conducta co= de mo Obispo, Lo hemos yisto hasta la fecha dilijentemente ocupado 4 vada a su objeto, promoviendo la piedad de los fieles, trabajando por la extirpacion de los abusos, velando por la independencia de a Iglesia en sus relaciones con el poder civil, alentando el celo de sus couperadores, mejorando la administracion eclesiástica. La continuacion de estas mismas tareas i de muchas otras de que da- remos cuenta en su lugar i a su tiempo, constituyen el magnífico tejido de su laboriosa vida. 6 aquí la Bula de institucion: «Pio Obispo, siervo de los siervos de Dios, al amado hijo —RararL VaLENTIwx VALDIVIESO, Arzobispo Electo de Santiago de Chile, salud i bendicion Apostólica.—Colocados por disposicion de la Divina Clemencia, por cuya inexcrutable sabiduría todo se orde- a, en el solio de la Dignidad Apostólica, aunque con méritos in- 'feriores para ello, extendemos el amparo de nuestra consideracion a todas las Iglesias del Orbe, i dirijiéndolas saludablemente, segun “su estado, les aplicamos el auxilio del favor apostólico, i con espe- ¿ cialidad a las que carecen de Pastores propios, para que conforme 2 nuestro corazon se les concedan reciores idóneos, 1 tales que por u atencion previsora i su providencia atenta, dde 1 enseñen aludablemente a los pueblos que se les han confiado, i no solo go- rnen con utilidad los bienes de las Iglesias, sino que los aumen- “ten con todo jénero de incrementos; i supuesto que de “antemano emos reservado a nuestra administracion 1 disposion la facultad de vacar, decretando desde entónces que fuese nulo i de ningun valor cuanto en contrario se hiciese con conocimiento o sin él, por nalquiera persona i con cualquiera autoridad: i estando destituida “amparo de su Pastor la Iglesia Metropolitana de Santiago de e, en las Indias Occidentales, que presidió su último Arzobis- y Manuel Vicuña, de buena memoria; por muerte del dicho Ma- 656 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. una persona útil i provechosa, hemos dirijido en fin los ojos de nuestra mente a tí, que has nacido en la ciudad de Santiago de Chile, de padres lejítimos, católicos i honrados; que tienes cuaren- ta 1 tres años de edad; que habiendo recorrido con grande gloria la primera carrera de los estudios i alcanzado el honroso titulo de Doctor en ámbcs derechos, desempeñaste por algun tiempo en el foro civil el cargo de defensor de menores, de huérfanos i de po- bres, el de protector de la casa de beneficencia i otros empleos, i que en seguida desde el año de 1834, llamado al estado del Señor, iniciado en el sacerdocio i honrado con el título de Doctor en Sa- grada Teolojía, te entregaste completamente a las obras de piedad i de relijion; que despues con mucho fruto de las almas te ejerci- taste en oir la sagrada confesion de ámbos sexos 1 tambien de monjas, en la predicacion de la palabra de Dios, 1 en las sagradas Misiones; que habiendo desempeñado mui bien el cargo de visitas dor, en el mismo Arzobispado, cuidaste de la reparacion de los templos, de la refutacion de los errores en los escritos, i de la ins- titucion de un oratorio vespertino, para conseguir con su singular celo i piedad la mayor utilidad i santificacion de los fieles; 1 que sabrás, querrás i podrás'con la proteccion del Señor, rejir saluda-- blemente i gobernar con felicidad la dicha Ielesia Metropolitana de Santiago de Chile; i habiendo pensado en todo esto con la de- bida meditacion, por lo que exijen tus méritos, proveemos con tu persona, acepta a Nos 1 a nuestros hermanos, a la Iglesia Metro-- politana de Santiago de Chile, a virtud de la autoridad apostólica que hemos recibido i¡ con el Consejo de esos mismos hermanos, como Arzobispo i Pastor, encargándote plenariamente el cuidado, réjimen i administracion de la Iglesia Metropolitana de Santiago de Chile en las cosas temporales i espirituales. Confiando en Aquel que da gracias i reparte con liberalidad los premios, esperamos que el Señor dirija tus actos en la antedicha Iglesia Metropolitana de Santiago de Chile i que bajo tu feliz gobierno será rejida útil- mente i dirijida con prosperidad, reportando al mismo tiempo grandes incrementos en lo espiritual i temporal. Recibe, pues, con pronta sumision el yugo del Señor, impuesto a tus hombros; pro» cura ejercer la administracion i el cuidado antedicho con tal soli- citud, fidelidad i prudencia, que la Iglesia Metropolitana de San= tiago de Chile se goce por haber sido confiada a un Pastor próvido: i celoso administrador: por todo lo cual merecerás conseguir en Ye= tribucion, £ mas del premio eterno, nuestra bendicion i gracia ilas | de la Sede Apostólica, Queremos, empero, que ántes de mezclarte AS ANALES DE LA UNIVERSIDAD, —SETIEMBRE De 1885, 657 en cosa alguna del réjimen i administracion de la dicha Iglesia Metropolitana de Santiago de Chile, estés precisamente obligado prestar en manos de algun Obispo católico, que tenga la gracia comunion de la Sede Apostólica, una profesion de la fé católica, con arreglo a la fórmula que indica la Bula que incluimos, i que, prestada, la trasmitas a Nos en el tiempo prefijado; i al tal Obis- 3 po, por otras letras nuestras, le cometemos i mandamos que reciba e ti esta profesion de fé en de términos expresados. Por la pre- sente reservamos ademas a Nos i a la Sede Apostólica la facultad 3 de formar una nueva cireunscripcion de la Diócesis de Santiago de Chile, que deberá hacerse en el tiempo que parezca a Nosia di- cha Sede.—Dada en Roma en Santa María la Mayor, el año de 1847 de la Encarnacion del Señor. Dia de las Nonas de Octubre, ño segundo de nuestro pontificado». Junto con la precedente Bula de institucion recibió el señor Valdivieso otra que comienza Cum nos pridem, i que contenía la fórmula del juramento de fidelidad au la Santa Sede. Ademas, Ja Santa Sede, como es de costumbre, dirijió otras Bu- las al Cabildo eclesiástico, al clero, al pueblo ia los feligreses de la Metrópoli, encargándoles obediencia, respeto i veneracion al [etropolitano (1). El 28 de Abril de 1848, es decir, tres meses despues de haber ecibido las Bulas de institucion, el gobierno les concedió el pase querido, aunque indebidamente, por la Constitucion del Estado. ste inmotivado retardo pareció, a juicio de muchos, signo de que el Ministerio que gobernaba a la sazon no había mirado con bue- mos ojos las luchas por la independencia de la Iglesia, sostenidas tanto vigor como prudencia por el señor Valdivieso. Pero, sea sto lo que fuere, el hecho es que el pase gubernativo fué expe- o con retencion de algunas cláusulas que desconocían el patro- to nacional, de que los gobiernos de Chile se creen investidos. Aunque para ser verdadero Pastor de la' Iglesia no había me- nester de otra cosa que de la institucion canónica hecha en la Bu- divina disponente clementia que dejamos trascrita, las leyes del stado colocaban al señor Valdivieso en la necesidad de aguardar robacion del gobierno, sin lo cual su autoridad no habría en- trado apoyo en el brazo secular ni habrían sido sus actos vale- s en el órden civil. _ El texto íntegro de todos estos documentos pontificios se halla en el to- TIT de Za Revista Católica 1 en el tomo 1 del Boletin cclesiástico, 658 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, Hé aqui el texto del decreto de exeguatur del gobierno: «Santiago, Abril 28 de 1848. «Visto este espediente, con lo expuesto por el fiscal de la Su- prema Corte de Justicia, i teniendo en consideracion: «1.2 Que el supremo derecho de Patronato es una prerrogativa inherente a la soberanía nacional, cuyo ejercicio me corresponde segun lo dispuesto por la Constitucion política de la República; «2.2 Que ninguna autoridad secular o eclesiástica puede despo- jar a la Nacion de este derecho de que hasta ahora ha estado en pleno ejercicio, i que nada le impide seguir ejerciendo en toda su latitud en lo futuro; «3.2 Que del gobierno depende impedir que surtan el menor efecto en Chile las cláusulas contrarias a las regalías 1 privilejios inherentes a ese derecho, de que el Santo Padre usase en sus Bu- las o Rescriptos destinados a este pals; «4.2 Que aunque en algunas de las presentes Bulas se haya empleado ciertas cláusulas en que parecen desconocerse dichas re- galías, esto no ha impedido que en la realidad Su Santidad haya obrado con arreglo a esos mismos privilejios, nombrando Arzobis- po de Santiago a la misma persona que le fué propuesta por el gobierno; «5.” Que, a mayor abundamiento, en la carta que Su Santidad me ha dirijido con fecha 4 de Octubre del año próximo pasado, participándome la institucion con igual fecha de don Rafael Va- lentin Valdivieso para esta Sede Arzobispal, se refiere con espe- cialidad a mi presentacion como a uno de los motivos que mas han - influido en su ánimo para verificar dicha eleccion; «6. Que el Ministro plenipotenciario de Chile cerca de la San= ta Sede, en el momento de recibir las presentes Bulas, protestó contra las cláusulas contenidas en ellas, en que parece descono- cerse nuestro Patronato; 1 «7.2 Que aún no ha terminado la negociacion principiada en Roma por el referido Ministro relativa al reconocimiento de dicho Patronato, 1 que entretanto quedan debidamente resguardados los derechos de la República, negando el pase a las cláusulas que le son contrarias; De acuerdo con el Consejo de Estado vengo en conceder el pase a la Bula Divina disponente clementia, expedida en Roma a cua- tro de Octubre de mil ochocientos cuarenta 1 siete, por la que la ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885, 659 Santidad de Pio IX instituye Arzobispo de Santiago a don Ra- fael Valentin Valdivieso, que le fué al efecto presetado por mí en seis de Diciembre de mil ochocientos cuarenta i cinco con arreglo a la Constitucion i Leyes del Estado, sin que por este pase se en- “tiendan aprobadas las cláusulas, fórmulas o expresiones conteni- das en dicha Bula, que son i pueden ser contrarias a las referidas Constitucion i leyes nacionales, o las reglas del Supremo Patro- nato que ejerzo en todas las Iglesias de la República, 1 señalada- “mente las siguientes cláusulas, respecto de las cuales se retendrá la Bula i se dirijirá la correspondiente súplica a Su Santidad, a saber: «Supuesto que hace tiempo reservamos a nuestra ordena- “cion i disposicion la facultad de proveer todas las Iglesias en- “tónces vacantes i que en lo sucesivo hubiesen de vacar, declarando desde aquel tiempo irrito 1 nulo cuanto a ciencia cierta o por 12- orancia se intentase en contrario por otra cualquiera autori- dad......» En la cual ninguna fuera de Nos ha podido o puede -entrometerse obstando la reservacion 1 decreto antedichos)»......... «Mas por la presente reservamos a Nos ia la Sede Apostólica la facultad de decretar en cualquier tiempo una nueva circuns- cripcion de la Diócesis de Santiago de Chile a nuestro arbitrio i el de la misma Sede». En atencion a que en dichas cláusulas se ssconocen el Patronato i regalías que por derecho competen a la cion, 1 que desde que en estos paises se introdujo la Relijion Católica, ha ejercido constantemente su gobierno por varios jus- ] títulos, 1en virtud de cuyo Patronato 1 regalías corresponde mismo Berto la presentasion para todos los Arzobispados, Obispados, dignidades-1 demas beneficios 1 oficios eclesiásticos de ¡ , República, 1el derecho de acordar 1 disponer la circunscripcion de las Diócesis con intervencion i autoridad de la Silla Apostólica. (Con respecto a lá falta de mencion que en la citada Bula se lerte de la eleccion i presentacion que hizo el gobierno para ho Arzobispado, i 1 de la cual se deduce, no ménos que de las usulas arriba citadas, que Su Santidad desconoce el Patronato lonal, se reiterarán a Su Santidad las correspondientes súpli- en conservacion i defensa del citado Patronato i regalías na- les, protestando de dicha omision para que no pueda inter use de un modo perjudicial. oncede asimismo el pase, con igual acuerdo del Consejo de ado, a las demas Bulas anexas a la anterior, pero sin que por éste pase se entiendan aprobadas las Alsa siguientes, conte- as en la que principia Cum nos pridem, expedidas en cinco 660 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. del mismo mes de Octubre: «Los ayudaré a retener i defender con- tra todo hombre el Papado romano i las regalías de San Pedro» ss...» (Cuidaré de conservar, defender, aumentar i promover los derechos, honores, privilejios i autoridad de la Iglesia Romana, - del Papa nuestro señor i de sus predichos sucesores»... COb- servaré con todas mis fuerzas i haré que por los otros sean obser- vadas las reglas de los Santos Padres, los decretos, ordenanzas o disposiciones, reservas, provisiones o mandatos apostólicos»...... «Personalmente i por mí mismo visitaré cada diez años el templo de las Apóstoles; daré cuenta a Nuestro Señor 1 predichos suceso- res de mi oficio pastoral i de todas las cosas pertenecientes al es- tado de mi Iglesia, a la disciplina del clero i pueblo»...... No ven- deré, donaré, daré en prenda, hipoteca o feudo, ni enajenaré de modo alguno, aún con el consentimiento del Cabildo de mi Igiesia, sin consultar al Romano Pontífice, las posesiones pertenecientes a mi mesa; i si hiciere alguna enajenacion, quiero por eso incurrir en las penas contenidas en cualquiera Constitucion promulgada so- bre esto»; por la demasiada extension que en dichas cláusulas pa- rece darse al juramento, en perjuicio de la fidelidad debida a la república, de la dependencia que el mui Reverendo Arzobispo debe tener de la potestad temporal, i opuesta a los derechos i re= galías de la Nacion. En atencion ademas a la jeneralidad con que está concebida la cláusula: «No descubriré a nadie para daño su- yo, sabiéndolo yo, la resolucion que me confiaren por si mismos, por sus Nuncios o letras», se retiene dicha cláusula en cuanto pu- diere referirse a materias puramente temporales. I deberá con= cluirse dicho juramento con las palabras siguientes.—«Sin perjui- cio de la fidelidad debida a República i en cuanto no perjudique a sus regalías, Patronato, Leyes, disciplina, lejítimas costumbres, i otros cualesquiera derechos inherentes a su independencia 1 sobe- ranía». de «Comuníquese esta disposicion para que surtan su efecto las Bu- las antes expresadas, despues que el mui Reverendo Arzobispo de Santiago don Rafael Valentin Valdivieso haya prestado ante el — Ministro de lo Interior el juramento que prescribe la lei 1.%, tk tulo 7.2, libro 1.2 de Indias, del cual se agregará constancia a este expediente». E BÚLNES. Salv1dor Sanfuentes. ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1885 661 ] ste decreto sobre el pase demuestra hasta qué extremo de exa- acion han llevado los Gobiernos sus pretensiones regalistas. No ontentos com exijir que el Papa haga mencion especial de su pre- sentación en las Bulas de institucion, todavía retieren como con- trarias a sus supuestas regalías las cláusulas introducidas en los d documentos pontificios en virtud de la plenitud de la jurisdiccion espiritual de la Santa Sede, i aún las que expresan los deberes “anexos al cargo episcopal. El señor Valdivieso, ántes de su consagracion, debía prestar n doble juramento: el uno exijido por los cánones 1 contenido en la Bula Cum nos pridem, ya citada, 1 el otro ante la autoridad ci- v vil, impuesto por las leyes adas El primero de estos juramentos lo verificó el 1.2 de Julio, vís- pera del dia fijado para su consagración. «A pesar del agua que caía en id dice od Revista A un Hnmeroso 1 lucido E. quiso tomarlo el señor Valdivieso; « así odos caminaron a lo que contribuyó a hacer mas solemne aquel acto. Despues aber hecho en manos del consagrante el juramento de fideli- muceta ¡ el mantelete, concluyéndose todo con un Te Deum, itado por los asistentes» (1). mtes de esto, el 8 de Mayo del mismo año, había prestado el tamento de sumision a las leyes de la República en la sala del cho del Ministerio de lo Interior, que lo desempeñaba don uel Camilo Vial. Consta esta dilijencia del siguiente docn- o oficial: | S e Santiago, Doctor don Rafael Valentin Valdivieso, con el fin estar el juramento prevenido en el anterior supremo decreto el señor Ministro de dicho a don Manuel Camilo indias 1 la 13.*, tit, 3.*, lib. 1. 10 la Nueva Recopd de cuyo con- uedó bien instruido; i en consecuencia puso la mano sobre el ) El señor Obispo Etura era entónces párroco de la Estampa, en el barrio de la Coñadilla, en cuya jelesia se cantó el Te Dev. 662 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS, libro delos Sautos Evanjelios, i le interrogó el señor Ministro en esta forma: ¿Jurais in verbo sacerdotis por Dios Nuestro Señor i estos Santos Evanjelios, reconocer en el ejercicio del episcopado el Patro- nato nacional, que compete al Presidente de la República, no ofen- der en manera alguna sus regalías con arreglo a lo prevenido en las citadas leyes; i no dar cumplimiento a ninguna Bula, Rescripto o Resolucion pontificia de cualquiera clase, sin que áutes haya obte- nido el exeguatur de la autoridad competente, conforme a lo preve- nido por las leyes? —Contestó $. S. L.: sí juro; 1 su señoría le re- puso: Si así lo haceis, Dios os ayude; 1 si nó, él os lo demande; con lo que quedó concluida esta dilijencia, que firmó el M. R, Arzo- bispo con el señor Ministro, en Santiago, a ocho dias del mes de Mayo de mil ochocientos cuarenta 1 ocho». Tal fué la fórmula del juramento civil que prestó el señor Val- divieso dos meses ántes de su consagracion. Í aquí ocurre pregun- tar: ¿obró correctamente al prestar este ominoso juramento? El mismo egréjio Prelado se encargará de contestar a esta pregunta con la llana i honrada ea de todas las almas superiores cuando suelen pagar algun tributo a la flaqueza humana. Cuando en 1858 la maledicencia fué a pedir hospitalidad a las columnas del Universo, diariv católico de Paris, cuyo redactor principal era Luis Veuillot, el señor Valdivieso se vió precisado a parar los golpes asestados contra su inmaculada reputacion por dus súbdi- tos rebeldes, explicando, entre otras cosas, su conducta observada li en la prestacion del juramento civil. En su carta dirijida a los Redactores de ese diario el 15 de Julio de 1858 se expresa asÍ: «Para mejor intelijencia de esta materia, conviene que os haga una lijera reseña de lo ocurrido acerca del juramento civil de los Obispos. Por las leyes españolas que arriba he copiado (1) conoceis cuál era el juramento que los Reyes de España exijían de los Obis- pos nombrados para las Iglesias de sus Colonias. (1) Las leyes a que se hace referencia en esta carta i que se mencionan en el - decreto gubernativo ya citado, son las siguientes: La parte dispositiva de la lei 1.%, tt. VIL, libro I de la Recopilacion de Indias ordena: «Que los promovidos a Obispados hagan juramento solemne por ante escribano público i testigos, de 10 4 contravenir en tiempo alguno, ni por ninguna manera a nuestro patronazgo real, 1 [1 que lo guardarán 1 cumplirán en todo 1 por todo, como en él se contiene, llana- mente i sin impedimento alguno; i que en conformidad de la lei 13, tít. ILL libro 1 E de la Nueva Recopilacion de estos reinos de Castilla, no impedirán ni estorbarán. el uso de nuestra real jurisdicción 1 la cobranza de nuestros derezhos + rentas reales, | que en cualquiera manera nos pertenezcan, ni la de los dos novenos que nos están: reservados en los diezmos de las Iglesias de las Indias, 1 que ántes ayudarán par que los ministros a quienes toca, los recojan: llanamente i sin contradiccion alguna, i que harán las denominaciones, instituciones 1 colaciones que están obligado y -«Emancipado Chile, el primer caso que ocurrió de la institucion de un Obispo bajo el gobierno republicano fué el de monseñor Cienfuegos, elejido para la Iglesia de la Concepcion, i el gobierno de esa época, conformándose con la Jejislacion colonial, que está to- -davía vijente entre nosotros, exijió de él que lo prestara conforme al primer inciso de la fórmula que sirvió al mio. En esta virtud, monseñor Cienfuegos juró únicamente el 1.* de setiembre de 1834 reconocer en el ejercicio del episcopado el patronato nacional del presidente ( de la República, conforme a las Jeyes arriba menciona- das. El segundo caso que ocurrió fué el de monseñor Elizondo, su- - cesor del antedicho ilustrísimo señor Cienfuegos en la silla de la Concepcion. A la sazon era Ministro del despacho el actual pre- sidente de la República, excelentísimo señor don Manuel Montt, i sin precedente lei ni aún decreto que lo ordenara, aparece por pri- mera vez en el juramento que prestó el 20 de Febrero de 1841 el dicho monseñor Elizondo la cláusula por la cual se compromete a bo dar cumplimiento a las disposiciones pontificias sin el corres- pondiente exeguatur. Un mes despues, esto es, el 10 de Marzo del mismo año de 1841, ocurrió el tercer caso con ocasion del jura- “mento que tuvo que prestar mi dignísimo predecesor en este Ar- zobispado, el ilustrísimo señor Vicuña, a quien se le exijió en los ismos términos que a monseñor Elizondo. Mas en esta vez se dó de prevenir en el decreto en que el presidente de la Repú- y mandaba exijir dicho juramento, que se agregase a la fór- que debía prestarse el juramento civil con motivo de la promo- nm de monseñor Sierra al Obispado de la Serena; pero el jura. nto de este señor no se publicó en el Boletin de leyes i decretos ' conforme al dicho nuestro patronazgo».—I la lei 13, tit. TIT, libro 1 de la Nueva Recopilacion de Castilla se expresa así: «Que hagan duramento solemne por ante escribano público i testigos, que no tomarán ni consentirán tomar en tiempo algu- las muestras alcabalas e tercios, ni los nuestros pedidos i monedas; mas que os Ñ ejarán 1 consentirán pedir i cojer todo a los nuestros recaudadores i receptores, 9 a quien su poder hubiere, llanamente i sin perturbacion alguna». tas disposiciones manifiestan que los dos únicos puntos que abrazaba el jura- lento civil exijido a los Obispos por los Reyes españoles eran: 1. respetar el pa- to real, 1 2. no poner obstáculo a la recaudacion del diezmo i demas rentas corona. Pero, siendo Ministro del Culto don Manuel Montt, se agregó a la ua fórmula una clásula de todo punto inaceptable para un Obispo católico, omo es la siguiente: no dar cumplimiento a ninguna Bula, Reseripto o Resolucion omtaficia de cualquiera clase, sin que ántes se haya obtenido el exequatur de la auto- 1d, competente, conforme a lo prevenido por las leyes. Esta agregacion está pro- o que los Grobiernos de la República han sido a veces mas realistas que 664 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. del gobierno: omision que se ha cometido con todos los que se han prestado despues». «Tal era el estado de las cosas cuando yo fui promovido a la Silla Arzobispal, 1 solo entónces hube de instruirme de la fórmula segun la cual se pensaba exijirme el juramento civil; pues que en- contrándome ejerciendo mi ministerio a mas de trescientas leguas - de Santiago i en donde no llegaban los periódicos cuando presta- ron su juramento los ilustrísimos señores Elizondo i Vicuña, no supe entónces la adicion hecha a la antigua fórmula bajo la cual ántes se prestaban. Desde luego, a primera vista me repugnaba prestar el juramento con las cláusulas inventadas por el señor ministro Montt. No ignoraba que el Ministerio que sucedió al de este señor, i el que en la época a que me refiero rejía el pais, mira- ba de mal ojo mi promocion 1 había retardado tres meses el dar curso a las Bulas espedidas en mi favor; contaba, pues, con que cualquiera objecion de mi parte bastaría para libertarme de una carga que ya había conocido por experiencia ser superior a mis + fuerzas. Pero por otra parte no podía olvidar que ocupaba un pues- to designado por la Iglesia, i que una resolucion precipitada podría - ocasionar dificultades 1 embarazos de no pequeña consecuencia. Consulté, pues, a los eclesiásticos mas respetables de la Diócesis, 1 adoptado su dictámen, juzgué que debía prestar el juramento que - se me exijió. Hé aquí las razones en que apoyé mi procedimiento: «La parte mas árdua 1 chocante del juramento era el segundo | inciso, en que se obliga a no dar cumplimiento a las disposiciones pontificias sin que ántes se haya obtenido el exeguatur; mas debe notarse que solo se habla de la autoridad competente, sin desig- narla, i que luego se añade la cláusula conforme a lo prevenido por las leyes i en los casos que ellas lo ordenan; fuera de estos casos ¡ autoridades el juramento no liga a respetar otro exequatur. ¿De- berían respetarse por verdaderas leyes todas las que se hallan es- critas en nuestros códigos, en que arbitraria 1 despóticamente se — establece la necesidad del exequatur? «¿Deberá un católico aplicar el nombre i cualidades augustas de la lei a los actos abusivos i tiránicos del poder temporal, en que, traspasando la esfera de sus facultades, pretende despojar a la ca- beza de la Iglesia de las prerogativas que le son inherentes por derecho divino, modificando i alterando la Constitucion de esa : misma Iglesia con que la dotó su divino Fundador? No me parece que la ofuscacion del sentido cristiano llegue a tal extremo. Esto conduciría a llamar lejítimos los mas crueles edictos de los perse= E > ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885. 665 ¡dores de la Relijion. Debe, pues, hacerse distincion entre las di- ersas prescripciones de nuestros códigos i no confundir los exce- s de los lejisladores con las verdaderas leyes. Segun esto, hai que liminar, de aquellas a que se refiere el juramento, todas las dis- posiciones relativas al exeguatur, opuestas a la independencia de la q Iglesia i ¡al poder conferido por Dios a su cabeza. «Pero como podía creerse que con esta limitacion queriamos reducir a un juego de voces sin sentido la cláusula del juramento, “advertimos que en muchos casos se requiere, no como condicion “necesaria para que se preste obediencia a la disposicion pontificia, ino para que ciertas gracias espirituales produzcan efectos tem- "porales en el órden civil; i sobre todo, en que hai casos en que nuestras leyes, apoyadas en la espresa concesion de la Iglesia, dis- “ponen que se haga por especiales majistrados la revision de ciertos ndultos apostólicos sobre determinados objetos ántes de que se ejecuten. Tal es la referencia de la lei 2, tít, 111, lib. 11 de la No- vísima Recopilacion de Castilla. En vista de tan terminante dis- posicion nadie pondrá en duda que en las Iglesias de España, lejitima ¡ canónicamente se sometan las Bulas i Rescriptos pon- tificios ya mencionados al exeguatur de los diputados especialmen- te designados i los que verdaderamente eran autoridad competen- Me dirán algunos: todas estas explicaciones suponen que los e prestaban el juramento daban a sus palabras un sentido opues- a la intencion de los que se los exijían. ¿I da intencion era gar otras exijencias que las que vayan marcadas con la db a Justicia. El presidente de la República no puede hacer de ion, porque esto sería “violar él mismo sus juramentos. En o, al tomar posesion de su cargo conforme al art. 80 de la cion observar i protejer la relijion católica, apostólica i romo- sería hacerle la mas grave ofensa el sospechar solo que pu- 666 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. diera presentar una fórmula de juramento reprobada por esa mis- ma Relijion que él se ha obligado a observar i protejer, «Sobre todo, los sagrados cánones tevían de antemano previsto el trance en que las inmoderadas pretensiones de los Gobiernos colo- can a los eclesiásticos. El capítulo Contigit de jurejurando, in VI, ha declarado que en esta clase de juramentos debe entenderse que la intencion de los que los prestan es no dar a las palabras un sentido que los haga ilícitos u opuestos a la libertad eclesiástica, i que, sea cual fuese la fórmula bajo la cual se presten, jamas obli- guen en aquello que se oponga a dicha libertad. «Tales eran los motivos que a nuestro juicio hacian acepta- ble la fórmula del juramento. Los venerables Prelados que ántes i despues de mi han prestado el mismo juramento que yo, han muerto o viven todavía en estrecha union con la cátedra de San Pedro, 1 nadie ha dudado de la pureza de sus sentimientos católi- cos. Entre ellos hai algunos de cuyos mas íntimos secretos puedo dar un seguro testimonio, 1 estoi cierto que si hubieran sospecha= do siquiera alguna falta leve, habrían resistido hasta la muerte prestar el juramento. Mi dignísimo predecesor monseñor Vicuña, varon verdaderamente apostólico, fué promovido al episcopado de una manera tan maravillosa que todos vieron en ella el dedo de Dios; monseñor José Hipólito Salas, actual Obispo de la Concepcion, - ha sido con su elocuente pluma el mas impertérrito defensor de - los derechos de la Iglesia, i para recibir la consagracion episcopal ha sido necesario que yo mismo por comision especial de nuestro santísimo Padre Pio IX, le persuadiese a ello. En nuestro juicio ha habido error, es verdad, pues que ya la Santa Sede ha pronun- ciado el suyo en contra de tal juramento; pero en este error no ha tenido la menor parte la cobarde condescendencia con el poder, ni el olvido de los derechos divinos, ni de la adorada libertad de nues- tra santa madre Iglesia. Nuestros entendimientos han pagado el tributo a la debilidad humana, pero nuestras voluntades no han flaqueado un instante. Por lo que a mi toca, me glorío de haber », provocado con instancias el juicio de la Santa Sede i de haberle talvez mostrado con sinceridad cordial los mas importantes datos -para que lo pronunciase, Despues de esta franca 1 leal manifesta= cion, ya podreis juzgar, señores redactores, si soi acreedor a vues=. tra es cuando he solicitado de vosotros que dels laca en. vuestro diario a esta larga 1 talvez pesada carta». d Tales fueron las razones que obraron en el ánimo del señor Val divieso para prestar un juramento que despues ha condenado Co: ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885, 667 oda la viril enerjía de su alma. Pero atormentado por el temor de - haber incurrido en un lamentable yerro, a pesar de los motivos | | que, a los ojos de su conciencia, ponían a salvo su responsabilidad, en 1853 recabó con repetidas instancias de la Santa Sede una re- j solucion definitiva sobre este grave asunto. j Pio IX, accediendo a las súplicas del Metropolitano de San- tiago, dió su dictámen condenatorio del juramento civil de los Obispos en carta de 6 de Julio de 1854. En ella, despues de col- 'mar de elojios al señor Valdivieso i de recomendar sus méritos 1 firme adhesion a la Cátedra Apostólica, dicía: «Í en primer lugar, venerable hermano, por lo que toca al jura- mento político de fidelidad que debiste emitir ántes de que te fue- sen entregadas las Bulas de tu eleccion e institucion episcopal, mui bien conoces que, por el Concilio Lateranense 1V, (cap. Vimis) se prohibe absolutamente a los clérigos prestar juramento de fide- idad al poder secular; ni ignoras que, para que los eclesiásticos puedan prestar semejante juramento de fidelidad, como se ha con- venido en varios Concordatos celebrados entre esta Sede Apostóli- ca i algunos gobiernos, debe ante todo consultarse a la misma Sede postólica. A esto se agrega tambien que el juramento prestado por ti debe tenerse por absolutamente ¿lícito ¿ nulo; porque en la emas se promete, por la expresada fórmula, no dar cumplimien- poa las disposiciones de los Sumos Pontífices sin la vénia o exe- al de la potestad civil, lo que es de todo punto contrario al Su- Esta resolucion pontificia, condenatoria de la antedicha fórmula lel juramento, la reservó el señor ran en secreto en confor. A, DE LA U. Je SEC, 84-85 668 MEMORIAS (CIENTIFICAS I LITERARIAS, con mucha discreción i prudencia. Solo en Setiembre de 1858 la comunicó a los Obispos sufragáneos, acompañando las letras apos- tólicas en que se contenía, con una carta concebida en estos tér- minos: «Hasta aquí, conformándome con el encargo que el Santo Pa- “dre me hace de usar prudentemente, 1 sin causar embarazos de la decision que, a instancias mias, dió Su Santidad sobre el juramen- to que el supremo gobierno me exijió ántes de mi consagracion, la había tenido reservada, aguardando oportunidad para comuni- carla. Mas, viendo que Su Santidad, en la alocucion de 15 de Di- ciembre de 1856, reprueba clara i terminantemente esta clase de juramento, i que otros actos posteriores de la Santa Silla dan a entender que es su voluntad el que se procuren cortar abusos aná- logos, me ha parecido que es legado el caso de comunicar a los Prelados sufragáneos de esta nuestra Provincia Eclesiástica la decision, a fin de que cada cual sepa la regla a que debe atenerse. Se deja entender que, en órden a la publicidad que deba darse a la decision pontificia, subsiste siempre el encargo que me hace Su Santidad en su Rescripto, de que tal publicacion queda reservada siempre a la prudencia de los Frelados». CAPÍTULO X. CONSAGRACION EPISCOPAL DEL SEÑOR VALDIVIESO E INSTITUCION DE LA JUNTA DE INSPECCION DE ORDENANDOS. E Y E Ceremonias de la consagracion.—Manifestaciones de regocijo. —Subsidio extraor- Ñ —dinario acordado porel Congreso para el pontifical del señor Valdivieso, — Recepcion del Pálio Arzobispal.—Objeto de la Junta de Inspeccion de Orde- - nandos.—Su organizacion. —Sus resultados, -uncion episcopal. El pueblo de Santiago aguardaba este dia con : a PrconO lo hemos dicho, se había captado ] peras ] A de la bacon El día designado por el señor Valdivieso para este acto solemne fué el domingo 2 de julio de 1848. A las diez i media de la maña- , de este dia, el venerable Cabildo eclesiástico, el clero secular traje coral, el Seminario Conciliar i las comunidades relijiosas salieron de la Iglesia Metropolitana en largo desfile hácia la casa del señor don Antonio Dámaso Zañartu (1), en la que aguardaban 'a la comitiva los ilustrísimos señores consagrante i consagrando, bría parte de la carrera la tropa del batallon cívico núm. 1 1 compacta muchedumbre de pueblo que llenaba las calles del sito, Tan pronto como llegó a la casa la numerosa comitiva, ¡lustrísimos Obispos se encaminaron a la Catedral, donde to- sr 670 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. lado de la epístola habiase colocado la silla destinada al señor Ar- zobispo, coronada por una imájen de San Pedro, sentado en su solio, ceñido de la tiara i con la cruz en la mano. Con mas inme- diacion al altar se hallaba el sitial del ilustrísimo Obispo consa- grante, don Frai Hilarion de Etura. Al lado del Evanjelio se hallaban los asientos destinados al Cabildo eclesiástico. A conti- nuacion del Cabildo i frente al consagrando se colocaron los pa- drinos, que fueron los siguientes: el señor Ministro de Justicia, +: Culto e Instruccion pública don Salvador Sanfuentes, don José - Patricio Larrain, don Javier Ovalle, don Luis Huidobro i don An- tonio Dámaso Zañartu, tio del señor Valdivieso. Como es de cos- tumbre en las iglesias de América, el Papa dispensó de la concu- rrencia de los dos Obispos asistentes exijida por el pontifical romano, debiendo ser sustituidos por dos dignidades del Cabildo, El señor Valdivieso designó para este cargo al señor Dean don José Alejo Eyzaguirre i al señor chantre don Casimiro Albano. Servian de presbiteros asistentes el canónigo doctoral don José Alejo Bezanilla i los señores prebendados don Juan José Uribe i. don José Manuel Fernandez. La misa fué cantada i oficiada en el coro alto por una numerosa capilla de cantores. Las letanías mayores fueron cantadas por el clero que ocupaba el presbiterio. En el ofertorio presentáronse va- rias delicadas ofrendas, de las cuales fué la mas estimada dos her- mosos cirios de cera elaborada en el pais, primicias que pagaba a la Iglesia esta nueva industria que el señor Valdivieso había in- troducido en el pais i que al presente no solo satisface todas las necesidades del culto, sino que ha llegado a un perfeccionamiento que no tiene mucho que envidiar a los industriales europeos. Despues de la misa i demas ceremonias, el Obispo consagrante, los dos asistentes, el Cabildo i el clero se dirijieron al coro para colocar al señor Valdivieso en la silla Arzobispal. En seguida, acompañado de los que hacían de Obispos asistentes i del clero recorrió procesionalmente toda la iglesia por sus naves colate- rales, repartiendo en el tránsito bendiciones al pueblo. «Era ver= daderamente patético, dice La Revista Católica, de la que he- mos tomado los datos anteriores, el espectáculo que presentaba este devoto pueblo que se agolpaba, a pesar del inmenso jentío que. llenaba las naves, para poder divisar a su Pastor i recibir su-ben= | dicion con rostro bañado en tierno llanto...... No creemos que ja- mas haya habido en nuestra Catedral tan numeroso concurso, Las tres naves estaban completamente llenas: no bastaban las intima- |- a o ANALES DELA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1885, 671 ciones de los eclesiásticos que custodiaban las entradas del presbi- terio para impedir que lo invadiesen, i ni aún los guardias que los sustituyeron lograron hacerse obedecer. La estrechez no permitía al pueblo arrodillarse. Hasta las gradas de la plaza se hallaban enteramente ocupadas por los que pretendían entrar a la iglesia. Ñ Así es que cuando tuvo el Ilustrísimo señor Obispo que salir de ella costó grandisimo trabajo abrirse paso entre el pueblo, habien- do demorado cerca de una hora para llegar a casa del señor Zañar- tu, que solo dista dos cuadras i media: las calles del tránsito esta- ban enteramente ocupadas. «Acompañado Su Señoría Ilustrísima por los mismos que lo sa- caron de la casa, escoltado por delante i por detrás por un inmenso ueblo, uniéndose a la música militar repetidas i estrepitosas acla- maciones i vivas, los unos mostraban su alegría postrándose en tierra para recibir su hendicion, éstos con respetuosos saludos, aquellos con cordiales felicitaciones, otros con las vistosas flores que arrojaban a su paso. Este acto fué un verdadero triunfo...... «Creemos, agrega el mismio periódico, que el segundo Arzobis- po de Santiago elevará esta Iglesia a la cumbre de la gloria. Si los conserva su preciosa vida, si logra realizar sus altos pensa- sientos, si el hombre enemigo no embaraza la ejecucion de sus lanes, nosotros mismos talvez veremos cambiada la faz relijiosa e nuestra patria» (1)...... El tiempo ha justificado plenamente las esperanzas de los que 'entónces predijeron la futura gloria de la Iglesia de Santiago. A estas manifestaciones de público regocijo agregó el gobierno por su parte un acto que le honra, presentando al Congreso Nacio- nal una Mocion destinada a solicitar un subsidio extraordinario para subvenir a los gastos que demandaría al nuevo Arzobispo la adquisicion de un pontifical digno de su puesto i a otras imperio- ¡sas exijencias de su consagracion (2). (1) Revista Católica, t. TIT, p. 868. » (2) La mocion gubernativa con el proyecto de lei que la acompaña era del tenor uiente: Conciudadanos del Senado 2 de la Cámara de Diputalos. Dado el pase a las Bulas de institucion del mui Reverendo Arzobispo Electo Santiago, su próxima consagracion le demanda gastos considerables que no sería posible hacerle soportar. Parece justo, por otra parte, que la Nacion propor- cione a la primera dignidad de su Iglesia los medios de desempeñar sus funciones son todo el decoro correspondiente. El Congreso, en análogas circunstancias, ha suministrado a los Prelados chilenos, de fondos fiscales, los recursos que para 3 pro les han sido precisos. Tanto mas O se hallará en el caso pre- 672 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. El señor Valdivieso vió en este acto gubernativo una prueba de la consideracion que se merecia de los hombres del gobierno, 1 acaso pudo mucho para hacerle cambiar de opinion acerca de las poco favorables disposiciones en que se hallaban respecto de su persona. Este dia tan fausto para la Iglesia el corazon del Prelado no podía olvidar a los pobres, que habían sido hasta entónces i conti- nuaron siendo hasta su muerte, objeto preferido de su solicitud pastoral. En la víspera de su consagracion hizo distribuir trescien- tos pesos a pobres vergonzantes por medio de la Junta de soco- rros establecida por él «para impetrar del Señor sus auxilios i gracias a fin de aprovechar debidamente las que el Espíritu Santo ha de comunicarnos en la consagracion episcopal», como lo decía en carta dirijida al presidente de dicha Junta. No tuvo el padre del señor Arzobispo, don Manuel Joaquin Valdivieso, la satisfaccion de ver a su ilustre hijo ceñirse la mitra sente a decretar este auxilio, cuanto que la suma que ahora se exije, sobre ser harto mas moderada que la que se ha pedido en otras ocasiones, solo se reduce a lo absolutamente necesario para la adquisicion de la parte del pontifical que el mui Reverendo Arzobispo no ha podido proporcionarse, i para hacer frente a los gas- tos mas indispensables de su consagracion. «¿Fundado en estos antecedentes os someto, de acuerdo con el Consejo de Esta- tado, el siguiente PROYECTO DE LEI: «Artículo único, —Se concede por una sola vez, de fondos fiscales, al mui Re- verendo Arzobispo de Santiago, la cantidad de siete mil pesos, con el fin de que pueda proporcionarse con ella su pontifical i atender a los gastos mas indispensa- bles que exija su consagracion. «Santiago, Junio 28 de 1848». MANUEL BUÚLNES. Salvador Sanfuentes. El Congreso acojió con suma benevolencia la mocion, declarando lei del Estado al proyecto anterior, en cuya virtud el gobierno lo promulgó como tal el 18 de Agosto de 1848 en estos términos: «Por cuanto el Congreso Nacional ha acordado el siguiente PROYECTO DE LEI: «Artículo único.—Se concede por una sola vez de fondos fiscales al mui Reve- rendo Arzobispo de Santiago la cantidad de siete mil pesos, con el fin de que pue- da proporcionarse con ella su pontifical i atender a los gastos mas indispensables que exija su consagracion. «I por cuanto, oido el Consejo de Estado, he tenido a bien aprobarlo 1 saneio- narlo: por tanto, dispongo se promulgue i lleve a efecto en todas sus partes como lei de la República». MANUEL BÚLNES. Salvador Sanfuentes, A + ES ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1885, 678 arzobispal en medio de jeneral entusiasmo, pues había fallecido en 1840, de un ataque violento, habiendo recibido de manos de su propio hijo los últimos auxilios relijiosos. Solo cupo este con- suelo a su virtuosa madre, doña Mercedes Zañartu i Manso, quien debió sentir entónces todo el lejítimo isanto orgullo que en- jendran en el corazon de las madres las puras glorias de sus hijos. El señor Valdivieso vivía a la sazon con su señora madre en una casa de la calle de Huérfanos, donde tuvo lugar una gran recep- cion de caballeros i sacerdotes en la noche del dia de su consagra- cion, a la que concurrieron los hombres mas distinguidos de San- - tiago. Por los años de 43 a 44 el señor Valdivieso adquirió en propie- dad un sitio eriazo en la segunda cuadra de la calle de Santa Rosa, que era entónces un suburbio insignificante en que no había mas edificio de importancia que la Casa de Ejercicios de Santa Rosa, pues de su consagración (2). En ella lo hemos conocido todos los que hemos venido despues; i ese barrio, ántes abandonado i soli- A tario, ha sido durante treinta años uno de los mas frecuentados de Santiago. ¡Cuántas veces esa estrecha calle ha presenciado ovacio- 3 nes entusiastas i ha visto afluir por sus veredas en gran número lo mas distinguido de la sociedad! En el consistorio secreto celebrado el 17 de Diciembre de 1847 en el Palacio Apostólico del Quirinal, se hizo a Su Santidad la pe- cion del sacro Pálio (3) para el señor Valdivieso, Pero este símbolo sagrado de la plenitud de la autoridad metropolita- (1) Compró este terreno por la suma de 3,500 pesos, sacados de la herencia pa- ma, que ascendió a la suma de 7,000 pesos. (2) Esta casa fué mui poco a poco edificada; de manera que que veinte años despues no estaba aún enteramente concluida. (8) El Pálio trae su oríjen desde el siglo IV en que los Emperadores de Orien- concurrieron a adornar con él a los Prelados. Era en su principio una especie de capa pluvial de lana para representar a la oveja que Jesucristo, buen Pastor, ¡carga sobre sus hombros. Posteriormente solo consistía el Pálio en una especie de stola que caía por delante ipor detras, guarnecida de cuatro cruces de escarlata. Era el signo de la autoridad episcopal, i ningun Obispo podía ejercer funcion pon- tifical hasta haber recibido el Pálio.—El que se envía actualmente de Roma es na faja de lana blanca de dos pulgadas de ancho, que se coloca sobre los hom- 8 1 con tres cruces negras distribuidas proporcionalmente. La lana del Pálio se saca del vellon de dos corderos que se ofrecen amualmente en el altar de Santa nes en Roma, el 21 de Enero, dia de la fiesta de la Santa. Los subdiácanos apos- tólicos cuidan estos corderos hasta el tiempo de trasquilarlos; i de.esta lana se te- e el Pálio, Estos pálios se conservan en el sepulcro de los Santos Apóstoles i se avían a los Arzobispos despues de su preconizacion, ros, cerrada por delante i por detras, con dos puntas pendientes de las cerradu-" que dió su nombre a la calle (1). Allí construyó la casa que habi- . tó durante los años de su gobierno, i a la que se trasladó poco des- 674 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS, na no llegó a Chile sino despues de la consagracion del señor Valdivieso, por lo cual solo lo recibió el 15 de Agosto de 1848 de manos del mismo Ilustrisimo señor Etura con las solemnidades de estilo. ' Junto con el Pálio había recibido el señor Valdivieso un breve de Pio IX fechado el 20 de Diciembre de 1847 en que le decía, entre otras cosas, lo siguiente: «Instruidos de antemano de una manera cierta que la Iglesia de Santiago de Chile carecía de su Pastor, i habiendo en virtud de nuestra autoridad apostólica, 1 con el consejo de nuestros venerables Hermanos las Cardenales de la Santa Iglesia Romana, encargádola a tu persona, que por voz de tus méritos fué aceptable a Nos i a los dichos nuestros hermanos, constituyéndote en la misma Arzobispo i Pastor, encomendándote plenamente el cuidado, gobierno i administracion tanto en las co- sas espirituales como en las temporales de dicha Iglesia arzobis- pal de Santiago de Chile, segun icomo mas extensamente se con- tiene en nuestras letras expedidas al efecto, i habiéndosenos pedido hoi en tu nombre, con la reverencia debida, por nuestro querido hijo, el maestro César Lipi, abogado consistorial, el Pálio, insignia de la plenitud del oficio pontifical, accediendo Nos a esta súplica, hemos resuelto concederte el dicho Pálio, para que lo re- cibas de cualquier Prelado católico que tú elijas i que se halle en gracia i comunion con la Santa Silla Apostólica, i el dicho Prela- do te lo asigne en nuestro nombre i en el de la Iglesia Romana i reciba el juramento acostumbrado de la fidelidad debida. Tú, pues, usarás de dicho Pálio dentro de tu Iglesia Arzobispal de Santia- go de Chile solo en aquellos dias que expresamente están conteni= dos en los privilejios de la misma Iglesia», Pocos meses despues de ser consagrado, el señor Valdivieso tu= vo la satisfaccion de consagrar a otro Obispo chileno, al Uustrísi- mo señor don Justo Donoso, primer Obispo de la Diócesis de An- cud, instituido, como hemos visto en otra parte, por la Santidad de Gregorio XVI en 1840. Esta solemne ceremonia se verificó en el templo de Santo Domingo el 4 de Febrero de 1849. Concurrieron como Obispos asistentes los Ilustrísimos señores don Frai Hila- rion de Etura, Obispo de Augustópoli, i don Antonio Domner, Obispo de Hiliópolis, ambos in partibus infidelium, residente el- último en Valparaiso. Era acaso la primera vez que en Chile se reunían tres Obispos para hacer la consagracion de otro, 21 primer acto ejecutado por el señor Valdivieso despues de su - cozsagracion episcopal fué el planteamiento de una utilísima ins- ANALES DE LA UNIVERSIDAD: —SETIEMBRE DE 1885. 675 titucion destinada a ásegurar en lo porvenir la acertada eleccion de los ministros del santuario. Fué una creacion orijimal de su je- nio organizador, que ha producido frutos copiosos para el bien de | la 1glesia, pues su bienestar depende en gran parte de la buena ; calidad de sus ministros. No basta, en efecto, que el sacerdote re- —ciba la sagrada uncion para que la Iglesia recoja los beneficios A que tiene derecho a reclamar de su ministerio. Es menester, ade- 3 mas, que sea idóneo para trabajar con fruto en la salud de las al. mas 1 desempeñar cumplidamente los delicados deberes de su cargo. Para esto es indispensable que no se introduzcan en la mi- Jicia sacerdotal hombres sin vocacion eclesiástica i destituidos de las aptitudes morales e intelectuales que exije el sacerdocio en to- do tiempo, ¡en especial en la época de lucha ardiente contra la impiedad, que es el carácter predominante de nuestro siglo. La Iglesia ha dictado muchas sábias medidas para asegu- —rarse de las buenas cualidades de los candidatos al sacerdocio; pero esas medidas, por motivos locales, no eran entre nosotros efi- que precedían a la admision de los aspirantes al clero con medi- das que alejasen, en cuanto fuese posible, los peligros de una ma- la eleccion, Tal fué el objeto de la Junta de Inspeccion de Ordenandos, que estableció por medio de la notable Pastoral de 21 de Diciembre de 1848, en la que se exponen por extenso las razones de su institu- cion. Era la primera vez que, despues de consagrado Arzobispo de Santiago, se dirijia en público al clero i fieles. de la Arquidiócesis; por eso comienza por algunas consideraciones referentes a su ca. rácter i a su puesto, sóbrias como eran pañEs las que tenían rela- cion con su persona. «(Desde que sin mérito nuestro; dee, fuimos colocados sobre la átedra arzobispal de esta ilustre Iglesia, que han honrado con su abiduria i virtud tan esclarecidos pastores, no hemos cesado de amentax la desproporcion de nuestras débiles fuerzas con las rele- antes cualidades que requería “tán eminente cargo. Durante el tiempo que la hemos rejido)'si' bién! hómos llegado a conocer con laridad sus necesidades 1 los obstáculos” que es preciso vencer pa- para alcanzar el cto esto “solo. E servido para aumentar nia afliccion que nos causa” 'Taltriste corviecion de nuestra insufi- 676 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. ciencia. Para templar la amargura de nuestro corazon, ha sido necesario arrojarnos en los brazos paternales del Pastor Divino que da abundante sabiduría al que la pide con segura confianza» i que muchas veces, para hacer ostentacion de su poder, se vale de instrumentos débiles i elije la misma flaqueza. En esta ocasion solemne en que comunicamos al venerable clero i pueblo: fiel de nuestra amada grei las letras apostólicas, que tuvo a bien dirijir- les el digno sucesor de San Pedro, que hoi gobierna la Iglesia, al tiempo mismo que su bendad quiso admitirnos al episcopado, es cuando con toda la efusion de nuestra alma les rogamos dirijan al cielo sus fervorosas plegarias, e impetren sus bendiciones pa- ra nuestras pastorales tareas, (Quiera Dios que la uncion santa que se derramó sobre nuestra cabeza al recibir la plenitud del sa- sacerdocio, no solamente nos comunique con profusion la gracia del Espiritu Santo, sino que cada vez dé mas espansion a nuestro corazon, a fin de que, si posible es, vaya en aumento el entraña. ble i tierno amor que profesamos a las mui queridas ovejas de. nuestro espiritual rebaño. «Ante todo, séanos permitido consagrar un recuerdo de vene- racion i gratitud al mui ilustre Prelado, cuyo lugar vamos a 0cu- par con tan desiguales prendas. Humilde i manso de corazon, su- po atemperar su ardiente celo con la dulce caridad, ganándose aún a aquellos cuyos defectos se veía precisado a correjir. Compasivo i afable, jamas se vertió lágrima en su presencia que no fuese en- jugada. Sus manos siempre estuvieron abiertas al menesteroso. Infatigable en la predicacion de la divina palabra, sus lábios solo dejaron de anunciarla cuando el frio. de la muerte los hizo enmude- cer. La Iglesia i su amada grei fueron el idolo de su noble cora- zon hasta el postrer aliento. Vosotros todos llorasteis sin consuelo. su pérdida, no obstante que, por la confianza que nos dispenaó, hemos conocido que su modestia había sabido ocultarnos mucha parte del brillo i esplendor de ese espíritu aventajado, que ha es- clarecido el nombre del primer Arzobispo de esta ilustre Iglesia. «Siguiendo las huellas de tan digno Prelado, hemos querido con- sagrar desde luego nuestros cuidados pastorales a la suerte del Ses ñor, a esa porcion excojida, que se forma i alecciona para ejercer algun dia los sagrados ministerios. Nos congratulamos sobre ma- nera de poder dar aquí un testimonio honroso del celo i dedicacion de nuestros venerables cooperadores, que tanto debe recomendar- los a los ojos del pueblo fiel. Ni el corto número de ministros respecto de las necesidades de la Arquidiócesis, ni las penalidades ' ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SEMEMBRE DE 1885, 677 i fatigas que el ministerio del sacerdocio lleva consigo entre noso- tros, a causa de las circunstancias locales que embarazan su des- empeño, ni la ingratitud i las calumnias, que muchas veces son la recompensa que reciben los agobiados Párrocos, que en la oscuri- dad de un lugarejo o en lo escarpado de las breñas soportan todo el peso del dia i del abrasado estío, ni otras dificultades de nin- gun jénero, han podido entibiar el anheloso esmero con que eulti- van esta parte de la viña del Señor. Testigo de su abnegacion i constancia, sentimos que la carga insoportable que pesa sobre nues- tros débiles hombros se alijera, cuando recordamos que el Señor nos ha concedido tan hábiles i celosos colaboradores. Para que pues éstos encuentren dignos sucesores en la juventud eclesiástica que Se prepara, 1 para que la milicia del Señor codicie cada vez mejo- res carismas, hemos creido que debíamos fijar nuestra atencion en su inspección i cuidado. CA la verdad, cuando el Señor estableció el Sacerdocio cristiano le confió la mision mas importante i augusta, en el hecho de cons- tituirle depositario de la santa doctrina i dispensador de los divi- nos misterios. Tan alto encargo impone al sacerdote la obligacion de cumplir con deberes delicados, a cuyo buen o mal desempeño regularmente se hallan vinculadas la felicidad de los pueblos o gus deplorables desgracias. Aunque la sagrada ordenacion comu- nique las gracias necesarias para ejercer con provecho las impor- tantes funciones del ministerio, i para soportar con alegría las penosas fatigas que le son inherentes, solo son acreedores a esas gracias los que reciben la uncion santa llamados por Dios con vo- cacion especial. La capacidad i honradez, que por sí habilitan pa- xa los otros empleos de la República, no son títulos suficientes con que presentarse al altar. Jesucristo Señor nuestro, Pastor so- 'berano de las almas, se ha reservado la eleccion de los que están destinados a dispensarles sus dones, i cooperar con su ministerio ala salvacion que nos granjeó con su sangre; i solo es puerta le- jítima para entrar al santuario la que el mismo Señor nos abre. , Quien pretenda introducirse por otra, arrebata de un modo furti- vo la mision que no le pertenece, ien lugar de dar vida, no lleva ' mas que la muerte o la inquietud al rebaño. Como el carácter que imprime la ordenacion es indeleble, cuando ella recae sobre un in- digno, los males son de por vida, i muchas veces el arrepentimien- to no alcanza a borrar las manchas que la indignidad del ministro hizo recaer sobre el resptable estado en que se entrometió sin ser Mamado, 678 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS, - «Por esto la Iglesia, guiada por el Espiritu Santo, miró desde su cuna como uno de sus mas sérios cuidados el acierto en la elec. cion de los ministros. Este fué el objeto de las primeras oraciones públicas que por mandato de los Apóstoles hizo a Dios la comu- nidad de los fieles, i el negocio de que con preferencia se ocuparon aquellos varones esclarecidos, a quienes el Salvador encomendó el establecimiento de su Iglesia. Ni la escasez de operarios, ni la pro- dijiosa multiplicacion de la mies evanjélica, ni los dones extraor- dinarios con que el cielo acostumbraba favorecer al ministerio en los tiempos primitivos, fueron, a juicio de los primeros pastores, causas bastantes para dispensarles de usar gran cautela i escrupu- losidad en la administracion de los que se destinaban a las funcio: nes sagradas, 1 por esto el Apóstol no cesaba de encargar a San Timoteo que tuviese mucho cuidado de no imponer las manos so- bre algunos con lijereza. La Santa Iglesia siempre ha tenido por máxima suya que lo que mas le importa es tener buenos sacerdo- tes. Por esta razon los Padres del Concilio de Letran, celebrado en tiempo de Inocencio III, decían: «que era mejor tener pocos idóneos i probados, que muchos inútiles, i por lo tanto perniciosos, a causa de su mismo jénero de vida», «Para conseguir el acierto en la eleccion de los ministros se han dictado sabias reglas en todos tiempos. El Santo Concilio de Tren- to, que con tanto celo promovió la reforma, fijó principalmente su atencion en este, como en uno de los puntos de mas trascendencia; i despues de haber determinado con particular esmero las calidades de los ordenandos, el tiempo i circunstancias en que debían confe- rirse las órdenes, estableció las medidas mas oportunas para ase- gurar la vocacion divina de los aspirantes. En el capítulo 18 de la reforma, Sesion 23, dispuso, que se erijiesen Seminarios, para que los jóvenes en quienes se notaban señales de vocacion a la Iglesia, recibiesen allí una educacion análoga a su futuro estado, explorándose de cerca su conducta e inclinaciones. En el 5.” de la misma Sesion ordenó que para ser alguno promovido a las órdenes . menores obtuviese previamente atestado favorable de su Párroco 1 del maestro de la escuela en que se educase; i que cuando. fuese tiempo de ascender a las órdenes mayores, el dicho Párroco O aquel a quien el Obispo comisionase, un mes ántes de la ordena= cion, hiciesen presente a los fieles en la Iglesia, i de una manera pública, los nombres de los ordenandos i su pretension, practicando igualmente una indagacion prolija acerca de su nacimiento, edad, vida i costumbres, valiéndose para ello de sujetos dignos de toda dl ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1885. 679 fé; a fin de que a riteaca dar testimonio de la idoneidad de log que iban a ser promovidos. Como si estas precauciones aún no fuesen bastantes, el mismo Santo Concilio en diversos lugares, i princi- palmente en los capitulos 11 i 13 de la precitada Sesion, exije en los términos mas precisos i explícitos que tanto los clérigos de menores órdenes como los de mayores, ejerzan sus respectivos mi- nisterios en las Iglesias que les fueren asignadas, sin cuyo requi- sito no permite que se les promueva a grado superior, «Estas 1 otras saludables disposiciones con que la Iglesia ha querido probar la vocacion de los que pretenden ser incorporados al gremio de sus ministros, se encuentran por desgracia desvirtua= das entre nosotros, a causa de circunstancias desfavorables, que nos son peculiares. El Seminario Conciliar apénas cuenta veintidos be- cas dotadas por la Iglesia, las que no alcanzan a contener mas que una pequeñísima parte de los jóvenes que, segun las necesidades de la Diócesis, deben prepararse para el estado eclesiástico. Para suplir de algun modo esta falta, los Prelados dispusieron primero, que se admitiese en el Seminario en calidad de alumnos externos a los menoristas que estudian Teolojía, i posteriormente se hizo ex- tensivo este permiso a todos los que cursasen cualquiera otra cla- se, Esta medida, que tenia por objeto poner bajo la inspeccion del Rector i de los profesores a los pretendientes de órdenes, para que pudiese con mas facilidad ser vijilada su comportacion, i que a mas iba a sistemar la enseñanza ia uniformar las doctrinas de que deben valerse en el desempeño del ministerio, solo ha produ- cido un efecto mui limitado, por el cortísimo número de los que han querido aprovecharse de la concesion concurriendo al estable- cimiento. «Aúnque para remediar de un modo radical males tan trascen- dentales, era necesario descender a arreglos i reformas, que las E circunstancias no permiten todavía emprender, hemos juzgado. que no debía retardarse por mas tiempo el tomar algunas medidas con las cuales, ya que no fuese posible ¡extinguir del todo las cau- sas del mal, se lograse por lo ménos atenuarlas. Para ello nos ha parecido conveniente encargar con especial recomendacion al celo de personas deputadas al efecto, tanto la inquisicion de la idonei- ñ dad moral de los pretendientes de órderes, cuanto la vijilancia so- bre la conducta i desempeño del ministerio de los ordenandos que se hallan en escala para ascender a grados mayores, i obligar a éstos a comunicarse con frecuencia con los primeros, sometiendo a gu consejo la direccion de la instruccion que deben adquirir en las 680 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. ciencias análogas al estado. Por este medio se logrará establecer un sistema constante i reglado de instruccion clerical, del que pende en gran parte la uniformidad de doctrinas, que tanto contri- buye a facilitar el desempeño del ministerio, a la edificacion de los fieles ¡a la tranquilidad de las conciencias tímidas. El Prelado tambien podrá tomar periodicamente conocimiento de los caracte- res, comportacion i demas cualidades de los clérigos que se hallan en carrera, emanando entónces de él la eleccion de los que ascien- den a órdenes mayores. Asi se evitarán las importunas solicitacio= nes de muchos, que quieren hacer un objeto de correspondencia amistosa o recompensa de servicios prestados el negocio mas deli- cado i aquel en que ménos debiera considerarse otra cosa que la gloria de Dios 1 provecho de la Iglesia. Aún mas, sometidos los clérigos menoristas a este réjimen, se logra la ventaja de que desa- parezcan aquellos eclesiásticos de especulacion, que solo reciben la tonsura para mantenerse en la posesion de las rentas de una capellanía, sin espíritu eclesiástico, ni ánimo de ascender a órde- nes mayores; ocupando, con notorio perjuicio de la Iglesia, un lu- gar en que debía mantenerse otra persona que le sirviese con provecho. Mal que, si por fortuna no es todavía frecuente entre nosotros, conviene que sea atajado ántes que llegue a cundir». £sta Junta, compuesta de eclesiásticos designados por la autori- dad eclesiástica, al recibir las solicitudes de incorporacion al cle- ro remitidas por el Prelado, debe nombrar a uno de sus miembros para que practique indagaciones acerca de la vida, costumbres i cualidades del pretendiente. Estas indagaciones deben hacerse | simultáneamente con la proclamacion de los ordenandos, es decir, con la publicacion del edicto que expresa los nombres de los soli- citantes i las órdenes a que van a ser promovidos, a fin de que los que algo sepan en contra de ellos lo manifiesten a la Junta. Las noticias o denuncios que resulten se remitirán al secretario de la Junta por los Párrocos. El miembro de ella encargado de la inda- gacion formará un expediente con todos los datos recojidos, que se enviará al Prelado, con la expresion del juicio que la misma Junta hubiese formado en órden a las cualidades i méritos del pre- tendiente. Junto con la admision a la tonsura clerical debe desig- narse al clérigo el servicio que ha de prestar en una Iglesia deter= minada siempre que no sea su residencia el Seminario. La misma Junta debe velar por su cumplimiento hasta que el clérigo reciba el presbiterado. : Los clérigos deberán distribuirse en varias secciones, cada una ch aid | Jan *a cargo de un miembro de la Junta, el cual cuidará de la piedad e instruccion científica de los de su seccion, Tres veces en el año la —slásticos sujetos a su inspeccion con todas las notas que sirvan para darlos a conocer. Los clérigos que sean alumnos internos del Seminario formarán una seccion a cargoj del Rector del estableci- miento, que es miembro'nato de la Junta. En estos Estatutos se nota a primera vista el talento previsor i organizador del señor Valdivieso. En ellos se ha consignado cuanto es menester para alejar del santuario a los que no ten- gan vocacion verdadera i cualidades convenientes. 1 siendo así, no es difícil comprender que, debiendo entrar por una puerta bien guardada, el clero tendrá en sus filas hombres que lo honren a COn sus méritos i edifiquen al pueblo con sus virtudes. Treinta i cuatro años han trascurrido desde que se planteó tan saludable nstitucion, i en el curso de estos años casi se ha renovado com- letamente el clero?de la Arquidiócesis. Si el que se ha formado ajo este nuevo réjimen es digno de estimacion, preciso es conve- nir en que la institucion ideada i establecida por el señor Valdi- leso ha sido fecunda en preciosos frutos (1). Es nas medio Tacionero, i los presbiteros don José Hipólito Salas 1 don Juste Pastor Agote; i Secretario, el presbítero don Joaquin Larrain Gandarillas, Junta debe pasar al Diocesano un estado por secciones de los ecle- HOR E 14d A o pa A e ES CS AO - * pl k CAPÍTULO XI. (RECURSO DE FUERZA ENTABLADO POR EL PROVINCIAL DE LA ÓRDEN FRANCISCANA, Conducta irregular del Guardian de San Fehando: —Sumario indagatorio.—Re- querimiento al Provincial i su desobediencia. —Pena correccional impuesta al Guardian por la autoridad eclesiástica.—El provincial declara la inocencia del acusado. —Recurso de fuerza entablado por el Provincial ante la (Corte Supre- ma. —Informe del señor Valdivieso.—Sentencia de la Corte,—Decision de Roma,—Decreto apostólico de la Sagrada Congregacion de Obispos i Regu- lares, Una triste muestra del grado de relajacion en que se hallaban las órdenes regulares en los primeros años del gobierno del se- fior Valdivieso, es la ruidosa cuestion a que dió lugar la correccion. de un mal relijioso. En 1848 rejía el convento de franciscanos de ] San Fernando Frai José Manuel Henriquez, que observaba, con notorio escándalo de los fieles, una conducta de todo punto incon- 'veniente. El Cura Párroco de aquella ciudad se vió precisado, en E esguardo de los o espirituales de sus feligreses, a denun- Manera las del abi sdicho relijioso, Ofendido éste por el a nuncio del Dura, quiso vengar el agravio estorbándole la celebra- cion del Menficio de la misa en la iglesia del convento el 4 de oc- tubre de aquel año, fiesta del Patriarca de la órden franciscana. te atropello fué ejecutado en presencia de un gran número de es i acompañado de palabras injuriosas prada en tono ame- ante. Llegados estos hechos a noticia del señor Valdivieso, creyó que ía requerir formalmente al Provincial per la correccion de su bdito. 1 aunque, al tenor de las disposiciones canónicas, podía A, DE LA U. 1.* SEC, 86-87. 684 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. proceder por sí mismo i sin informacion sumaria a castigar al de- lincuente por sus faltas públicas, quiso ántes cerciorarse plena- mente de la efectividad de los hechos denunciados. 1 con este fin comisionó a un respetable eclesiástico para que levantase una do- ble informacion sumaria, la una relativa a la conducta inhonesta del acusado, i la otra referente al desacato cometido en la persona del cura de San Fernando. Este proceso no llegó, sin embargo, a su término por los estorbos suscitados por el mismo relijioso Henriquez que, a pesar del requerimiento del señor Valdivieso, continuaba al frente de la Guardianía. Tales fueron estos estorbos, que el Intendente de Col- chagua llegó a temer una conmocion popular si el proceso se con- tinuaba (1).. Esta consideracion obligó al señor Valdivieso a man- dar suspender la informacion; pero de lo poco que alcanzó a hacerse, resultaron ambos cargos suficientemente comprobados. Acerca de la inmoralidad consuetudinaria depusieron nueve testi- gos contestes, i en órden al vejámen inferido al Cura, hubo ocho testigos presenciales que lo confirmaron. Pero, mas que los mismos testigos, deponia en contra del acusado el empeño por impedir la informacion, pues la inocencia, léjos de temer la luz la busca como su mejor justificativo. Impuesto i cerciorado de la gravedad i efectividad de los cargos, el señor Valdivieso requirió al Provincial por la correccion del reli= jioso Henriquez, fijándole para ello el dilatado plazo de cuarenta i cinco dias. El Provincial, no solo no se dignó contestar la nota del Preiado diocesano, sino que dejó pasar el término señalado sin imponer pena alguna al acusado, 1 aún sin removerlo de su puesto. En vista de este irregular procedimiento, que indicaba claramente el propósito de dejar impune al súbdito delincuente, el señor Pro- visor del Arzobispado, don José Miguel Arístegui, haciendo uso de la facultad que el Tridentino confiere a los Ordinarios de cas- tigar a los relijiosos que delinquen extra claustra, impuso al Padre Henriquez la pena correccional de pérdida de la Guardianía, de suspension por seis meses del confesionario i prelicacion, i de no tener en cuatro años voz ni voto en los capítulos de la Orden. Por su parte el Provincial i su Definitorio se avocaron la causa del Padre Henriquez i lo declararon inocente en mérito de las de- claraciones suministradas por los amigos del acusado. Nadie vió, “sin embargo, el proceso formado de esta manera, es decir, con los da= (1) Nota del Intendente de 15 de Octubre, corriente a f. 24 del proceso. A A e ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885. 685 tos suministrados por el mismo reo; pues el Provincial, en vez de los autos del proceso, solo envió al Prelado diocesano una trascripcion del acta absolutoria. «¿Qué mérito podrá arrojar una prueba nega- tiva, decía La Revista Católica ocupándose en este asunto, como 1 solo puede ser contra hechos particulares 1 marcados? En una prue- ba iniciada por cartas escritas por el mismo Henriquez ¿se dirijiría 3 a los sujetos sabedores de sus crímenes? I si alguno le contestó desfavorablemente, ¿sería tan nécio que la hiciese figurar en el pro- | ceso? ¿Valdrá esto algo a los ojos de una sana crítica i de una con- ciencia legal?» (1) dos la trascripcion del acta absolutoria pedía el Provincial al Prelado que reconsiderase el asunto 1 suspendiese los efectos de la sentencia. Como fácilmente se comprenderá, la respuesta del señor Valdivieso a este acto de invasion de la auto- A tidad eclesiástica no podía dejar de ser negativa, pues la pena cor- reccional había sido impuesta con pleno conocimiento de la culpa- bilidad del Guardian i con la certidumbre de que el Provincial i su Definitorio tenían el propósito de burlar la autoridad diocesana. El Padre Plaza interpuso entónces recurso de fuerza ante la Corte Suprema de Justicia contra la sentencia del Provisor, pretendien- o que la autoridad diocesana hacía fuerza en conocer i proceder i 'xxtenso informe en el que manifestaba con nutrido acopio de dis- osiciones canónicas i legales la rectitud i justicia de sus procedi- «Todos reconocen, decia en su informe, que en las disciplinas e nuestras iglesias son decisivas las disposiciones del Tridentino. Las constituciones apostólicas i nuestras leyes a cada paso incul- can su literal observancia; por consiguiente, es una pretension que merece escucharse la de que pueden prevalecer los usos o reglas e una órden sobre los decretos del Tridentino. Ni es posible que s estatutos particulares de dichas o dejen de estar en con- () Revista Católica, núm. 181, t, 4,9 686 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. imponerle por sí mismo el castigo. El cap. 14 de Regularibus del Concilio de Trento detalla con la mayor precision i claridad el modo como debe 'procederse; ordena que el relijioso delincuente sea precisamente castigado por su Prelado dentro del tiempo que el Obispo le prefije. No dice que lo juzgue, absolviéndolo o conde- nándolo, sino que precisamente lo castigue. Añade mas, que dé cuenta al Obispo del castigo. Si el Prelado regular no impone el castigo o no da cuenta de él al Obispo, el Concilio lo pena con la suspension del oficio i faculta expresamente al .Obispo para que corrija por sí al regular. ; «Que los delitos imputados al Guardian Henriquez Oro co- metidos fuera dei claustro i con escándalo del pueblo, es cosa que no admite siquiera ponerse en duda...... El insulto que el Guar- * dian hizo al Cura tambien cae bajo la disposicion del Concilio. Aunque sucedido en la sacristía del templo del convento, ella for- ma parte del temple para los efectos del caso, porque ámbos edi- ficios son accesorios al claustro; i está declarado por la Sagrada Congregacion del Concilio que se reputa delito cometido extra claustra el que se ejecuta en dichos lugares con escándalo del pue- blo...... Se sigue, pues, necesariamente que los dos diversos capí- tulos por que se requirió al R. P. Provincial para que corrijiese al Guardian de San Fernando, estaban comprendidos en aquellos ca- sos en que puede el Obispo hacer la requisicion al Prelado regu- lar de que habla el cap. 14 de la sesion 25 del Tridentino (1)...... El Fiscal de la Corte Suprema de Justicia, don Pedro Lira, dió” su vista el 18 de Abril de 1849, i prueba en ella con gran núme- ro de disposiciones legales que «los procedimientos del M. KR. Me- tropolitano están plenamente justificados por varias leyes canóni- cas i civiles». Entre tanto, el Provincial i Definitorio franciscanos, no conten- tos con arrastrar al Prelado diocesano a los tribunales laicos, con- traviniendo a las severas prohibiciones de la Iglesia, intentaron — difamarlo ante la opinion pública en dos folletos intitulados: La Causa de los Regulares i La continuacion de la causa de los Regu= lares, en los que se empeñaron por desvirtuar con injurias i vacieda= des las contundentes alegactiones que contenía el notable informe - elevado a la Corte por el señor Valdivieso. Lo mas curioso de estas publicaciones era la extraña pretension de envolver en la causa correccional de un mal relijioso la causa de las Ordenes Regulares, (1) Véase este notable informe en el. número de La Revista, ya citada. E ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1886, 687 como lo acredita el título de los folletos; lo que habría podido dar lugar a creer que los intereses de las Ordenes monásticas en Chile estaban vinculadas a la impunidad i licencia de sus malos miem- bros. La Revista Católica se encargó de la fácil tarea de pulverizar estas publicaciones con la lójica i erudicion propias de los doctos - sacerdotes que la redactaban. No sabemos por qué extraña anomalía siempre que la autoridad eclesiástica ha sido llevada a los estrados de la Corte Suprema de Justicia por algun súbdito rebelde, no solo ha hallado segura acoji- da el recurso de fuerza, sino que se ha pronunciado contra ella fallo adverso, por mas evidente que fuese la justicia con que la autori- dad diocesana ha procedido. Así aconteció en la causa promovida q - por el Provincial de San Francisco, en la que el tribunal declaró - que la autoridad eclesiástica hacía fléiza en conocer i proceder (1). —Ignoramos cuáles fuesen las razones en que la Corte fundó su llo favorable a los rebeldes i depresivo de la autoridad eclesiás- cai de la respetable opinion del Fiscal. Pero cualesquiera que las fuesen, el hecho es que el triunfo de los insurjentes no fué ni mui provechoso ni mui durable. Por de pronto, el Provincial i su Definitorio se creyeron autorizados para resistir a las providen- cias de la autoridad diocesana, ide hecho continuaron en sus “puestos el Provincial, que segun derecho estaba depuesto, co- mo el Guardian de San Fernando, que continuó ejerciendo los ministerios del confesonario i de la predicacion, no obstante la : ppsion impuesta por la autoridad eclesiástica. Pero no tarda- "Ton mucho,en persuadirse de la inconsistencia de su fácil victoria, Viendo el señor Valdivieso que los Tribunales de su patria se constituian en amparadores de los rebelados contra su autoridad, fué a buscar justicia ante el mas alto Tribunal en el órden eclesiás- tico; i 1 allí la encontró ámplia i sobreabundante. Dos ¡importantes Mnóntos venidos de Roma le trajeron el testimonio de la cum- plida s aprobacion de su conducta. El primero de estos documentos he carta de Pio 1X, fechada el 12 de Junio de 1850, cuyo te- Or es cOmO sigue: «Pio' Papa IX.—Venerable Hermano, Salud i Bendicion Apostólica, —En tus letras de 28 de Mayo del año pasado, que de fueron oportunamente entregadas, juntamente con varios do» > Ho aquí la Sentencia de la Corte: "Visto el sumario i la sentencia pronunciada por el discreto Provisor en la causa guida contra. el padre Guardian de San Fernando Er. José M. Henriquez, se de- a que hace fuerza en conocer i proceder.—Se devuelve, —Rubricado por los res Vial del Bio, Novoa, Montt, Hichevers i Ovalle, 688 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, cumentos comprobatorios, nos espones, Venerable Hermanos, que se hallan en tu Diócesis muchos varones relijiosos, que delinquien- do pública i notoriamente fuera del claustro, pretenden eximirse de las penas debidas por sus crímenes con el pretexto de su privilejio de inmunidad. Entre estos mencionas los relijiosos de la órden de San Francisco, cuyo Provincial, habiendo sido con razon estimula- do para que cumpliese con lo prescrito por las leyes canónicas, apeló, con gran escándalo, a la protestad secular contra tu decreto de suspension i entredicho. Añádense a estas cosas, la revocacion de tu decreto, pronunciada contra todo derecho, i los escritos pú- blicos en los cuales se te ofende a Ti i se desprecia el uso lejítimo de tu Potestad, i que el mismo Provincial Berardo Plaza, en union con varios miembros de diversos Institutos relijiosos, ha procura- do desacreditar las mismas sanciones eclesiásticas; 1 lo que es peor, que haya concedido al mismo relijioso delincuente la facultad de predicar i de oir confesiones sacramentales, de cuyo oficio lo ha- bías tá suspendido con todo derecho i razon. No necesitamos ex- presarte, Venerable Hermano, el dolor i tristeza que ha experi- mentado nuestra solicitud al saber la conducta observada por los mismos relijiosos i la que les ha otorgado la Potestad laica a que han ocurrido. Pues debes estar persuadido del asiduo cuidado i esmero con que procuramos extirpar los abusos perniciosos 1 vin- dicar la propia i nativa libertad de la Iglesia, como cumple a nuestro apostólico cargo. Pero, con mucha razon tememos que nos sobrevengan nuevos daños cada dia, a causa de que los hombres que gobiernan no comprenden que no ménos interesa a su bienes- tar que al nuestro que se cumplan con el debido acatamiento las leyes de la Iglesia i que se respeten en toda ocasion sus sagrados derechos. Entre tanto, Venerable Hermano, procura que no des- fallezca tu ánimo, cumple tu ministerio, pensando en medio de las dificultades en la corona que está preparada a todos los que trabajan con dilijenciai constancia. Con el ardor de la caridad Nos te abrazamos en Cristo Señor nuestro; i.en prenda de los favores de la gracia del cielo añadimos nuestra Bendicion Apos- tólica, que con todo el afecto de nuestro corazon te enviamos a ti 18 todo tu rebaño.—Dado en Roma, el dia 12 de Junio de 1850. -—Año IV de nuestro Pontificado.—Pro PAPA TX.—Al Venerable Hermano Rafael Valentin Valdivieso, Arzobispo de Santiago de Chile» (1). (1) Boletin Eclesiástico, €. 1. ANALES DE LA UNIVERSIDAD.=-SETIEMBRE DE 1885. 689 Como se vé, no pueden ser mas explícitos en este documento, así la aprobacion de la conducta del señor Valdivieso, como la repro= bacion de la de los relijiosos alzados contra su lejítima autoridad. No necesitaba el Prelado de otro testimonio para sentirse tranqui- lo en su conciencia e indemnizado de sus amarguras que la pala- bra paternal del Vicario de Jesucristo, único.que tiene en la tierra y la potestad de fallar sin apelacion en los asuntos espirituales. . Pero, si bien esta carta bastaba para hacer plena justicia a sus procedimientos, era menester, ademas, que los rebeldes sufriesen E el castigo que sus desobediencias exijían. No tardó mucho en ve- nir de Roma esta providencia vindicativa, contenida en el decreto apostólico de la Sagrada Congregacion de Obispos i Regulares de 7 3 de Marzo de 1851, concebido en los siguientes términos: 2 «Mui ilustre i Rdmo. Señor i Hermano: Sobremanera triste ha sido a Nuestro Santísimo Señor lo que frai Berardo Plaza, minis- tro provincial del Orden de menores de San Francisco en el asun- to de frai Manuel Henriquez, Guardian de San Fernando, ha hecho contra tu autoridad i la reverencia que te es debida. Pues el mismo que estaba obligado a correjir con debidas penas la ma- la conducta del Guardian, no ha trepidado en eximirlo de toda co- | rreccion con escándalo de los buenos e injuria de tu dignidad. La 'fin de que el antedicho Guardian no quede impune i el Provincial no falte a su deber, Sa Santidad envió el asunto a esta Sagrada ¿A Congregacion de Obispos i Regulares para que les impusiese las penas correspondientes. Por lo cual, esta Sagrada Congregacion ha decretado que el mencionado P. Manuel Henriquez sea depues- o del cargo de Guardian, i Frai Berardo Plaza sea suspendido por res meses del cargo de Peral de manera que tan pronto co- mo les fuese notificado este decreto, cesen de ejercer sus respecti- pro oficios, aún en virtud de santa obediencia. Queda comisionada su Reverencia para hacerles saber este decreto i amonestarlos se- | Muente (graviter) a nombre de la Sagrada Congregacion, a fin de que en adelante no incurran en altas. semejantes 1 observen 'ofesion. 1 si manifestasen signos de arrepentimiento i procura- sen reparar el escándalo i la ofensa hecha a tí, podrás, en virtud 690 MEMORIAS CIENTIBICAS 1 LITERARIAS. por derecho, i dispensarlos tambien de la irregularidad contenida por la violencia de dichas censuras.—Con esto, pido a Dios toda clase de bienes para vuestra Reverencia.—Roma, 7 de Marzo de 1851.—Vuestro afectísimo Hermano.—F. Ar. CARD. ORIOLI, Prefecto.—D. ARZOBISPO DE Damasco, Secretario.—Al Itmo. Arzobispo de Santiago de Chile (1). Esta disposicion apostólica no ha menester de comentarios. Ella demuestra que, ajuicio de la Santa Sede, no solo fué de todo punto irregular i culpable la conducta del Provincial, del Guardian i del Definitorio, sino que todos ellos incurrieron en censuras i algunos en irregularidad eclesiástica, es decir, en las mas graves penas espirituales que tiene establecidas el Código penal de la Iglesia. (1) Boletín Eclesiástico t, I.. CAPÍTULO XII “LA SOCIEDAD EVANJÉLICA PARA LA CONVERSION DE LOS INDÍJENAS DE CHILE. / Carta de un misionero de la Araucanía. —Primeros esfuerzos por la planteacion de escuelas cristianas en la Araucanía. —Creacion de la Sociedad Evanjélica. — Su instalacion solemne. —Pastoral del señor Arzobispo. —Cooperacion entusiasta - del gobierno.—Primeros trabajos de dicha Sociedad. — Medidas adoptadas por el señor Valdivieso para incrementar los fondos destinados a las misiones.— Memoria sobre las misiones, presentada a la Sociedad por el señor Orrego.— y Fundacion de nuevas misiones. —Disturbios lamentables. —Completa justifica- cion del señor Valdivieso. En elas de 1848 publicó La Revista Católica una intere- sante carta de un misionero de la Araucanía, ¡Frai Victorino Pa- —lavicino, en la que daba cuenta de sus trabajos apostólicos i elos obstáculos que, a su juicio, esterilizaban sus esfuerzos. «Siempre he sido de opinion, decía el misionero, que el medio - rincipal de obtener un verdadero fruto en la civilizacion de los ndíjenas, es el de procurar trabajar con los niños por medio de as escuelas, Bien conocidas son las razones. en que se apoya esta jinion para que yo. me detenga en su exámen...... En vano se tiga el misionero en infundirles conocimientos de relijion i pre- —ceptos de moralidad; en vano les habla de los deberes del hombre para con Dios, consigo mismo i los demas hombres; en vano les ace conducir a la mision periódicamente en partidas para este jeto: todo este trabajo en su mayor parte, i quizás en su totali- d, es perdido, Todo es oido con una fria indiferencia, de donde “nace que tan pronto como salen de la mision, todo se echa en cul- pablo olvido. 1 esto, en. mi concepto, no tiene nada de extraño; pues se sabe cuánta es la ignorancia de estos infelices, cuánta su 692 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS. propension a los vicios, cuán connaturalizados están con esa vida abandonada i salvaje, infundida en ellos desde su misma infancia. Ninguna educacion reciben de sus padres, porque éstos no la haa tenido. ¿Cómo, pues, será posible que en quince dias, en un mes o en cuatro, pueda conseguirse que muden ese método de vida, tan agradable para ellos, i abracen el que se les propone, tan contrario, i para ellos tan duroi dificultoso? Para esto se necesitaria una gracia mui particular, un milagro. Resulta, pues, que el medio mas adecuado i principal para obtener un verdadero provecho es la educacion de párvulos por medio de las escuelas cristianas». La relacion i reflexiones consignadas en esta carta despertaron en algunos corazones jenerosos el vivo deseo de poner en práctica las juiciosas indicaciones sujeridas por la experiencia del Padre Palavicino, a fin de acelerar la grande obra de la conversion i Ci- vilizacion de los indíjenas, Entre los que acojieron con entusiasmo la idea de la fundacion de escuelas en las misiones como medio civilizador, distinguióse el canónigo don Casimiro Albano, el cual, resuelto a trabajar por su realizacion, comunicó este pensamiento a los honorables miembros de la Sociedad de Agricultura i Bene- ficencia. Estos le prestaron mui favorable acojida; ia fin de estu- diar los medios de llevarlo a cabo, se nombró una comision com- puesta del mismo señor Albano i de los señores don Pedro Mena i don Ignacio Domeyko. La primera dilijencia practicada por los comisionados fué la de comunicar al señor Arzobispo el proyecto de fundar una aso- ciacion destinada a promover por todos los medios posibles la conversion de los infieles. El señor Valdivieso, que en los im- pulsos de su celo, cuando era simple sacerdote, había acariciado la idea de consagrarse todo entero a la obra de las misiones, aplau- dió vivamente el proyecto ise prestó a presidir personalmente la sesion en que la Sociedad de Agricultura i Beneficencia debía tra- tar de este importante asunto. Miéntras esta idea prendía en muchos cáritativos corazones, re- corrían el territorio araucano los misioneros capuchinos que el go- bierno habia hecho venir de Italia en 1848 para evanjelizarlo. El Prefecto de los misioneros, el padre Anjelo Vijilio Lonigo, des- pues de estudiar detenidamente las necesidades espirituales de las misiones, se convenció de que sus tareas serían estériles miéntras no se apoderasen los misioneros de la juventud indijena para reje- nerarla por medio de la educacion. En esta virtud, concibió el pro- yeso de fundar en el centro de la Araucanía uno o mas estableci- ANALES" DE LA UNIVERSIDAD. —SETIUMBRE DE 1885. 693 Atos de educacion dirijidos por sacerdotes misioneros. Pero como los escasos recursos que proporcionaba a aquellos el era- Tio nacional eran insuficientes para la realizacion de este pro- yecto, vino a Santiago para solicitar recursos de la caridad de los fieles, prévia la conveniente autorizacion del supremo go- bierno. Grande fué la sorpresa del Padre Prefecto al saber que ya estaban echadas las bases de una sociedad que se proponía el mis-, mo objeto, sin que él hubiese comunicado a nadie su pensamiento. En esta feliz coincidencia vieron todos un indicio cierto de que la obra merecía las bendiciones del cielo, i pusiéronse a ella con - decidido empeño, La Sociedad de Agricultura i Beneficencia, presidida por el se- jor Arzobispo, dió su aprobacion a las bases de la asociacion pre- sentadas por los tres miembros de su seno que dejamos menciona- dos, las cuales fueron tambien aprobadas por decreto supremo. El h Prelado, con acuerdo del consejo, nombró directores a los señores, canónigo don Casimiro Albano, don Pedro Mena, don Francisco 4 po Huidobro, don Domingo Eyzaguirre i a Ignacio a 4 Mero, a don Francisco Ignacio Ossa. Organizada esta sociedad i bautizada con el nombre de Evan- Jélica, se hizo su instalacion solemne el ¿+ de Agosto de 1849, To- das las autoridades civiles, eclesiásticas 1 militares concurrieron al acto de su instalacion. Celebróse con este motivo una misa solem- een la Iglesia Metropolitana, oficiada por el señor Valdivieso, a la cual asistieron el Presidente de la República, don Manuel Bál- nes, con los cuatro Ministros de istado, los jenerales Freire, Las Heras, Lastra 1 Campino, el Intendente de la provincia con la lustre Municipalidad, los oficiales del ejército, la Universidad Nacional, las órdenes relijiosas, 1 el clero secular 3 gran número de fieles. Los cuerpos cívicos formaron en cuadro en la plaza prin- q cipal, El presbítero don Ignacio Víctor Eyzaguirre pronunció dentro de la misa un dieories en que manifestó que la nueva So- iedad estaba destinada a dar gloria a Dios ia elevar la dignidad el hombre (1). El desacostumbrado esplendor con que se inauguró la Sociedad anjélica era indicio de que todos estaban penetrados de su im- portancia i que cifraban en ella mui lisonjeras esperanzas para el porvenir de Arauco. Las autoridades relijiosas i civiles de Chile han 1) Revisia Católico, €, 4,?, núm. 188, 694 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. vivido siempre preocupadas del árduo problema de la reduccion 1 civilizacion de esta parte del territorio, incivilizada i bárbara, que se halla enclavada en el corazon mismo de la nacion. ¡Qué de es- fuerzos no se han hecho desde el tiempo de la conquista para re- ducir a esas hordas de indómitos salvajes; qué de injentes sumas empleadas en esta obra, hasta el punto de que ha llegado a decir- se que mas dinero costó a la corona de Castilla la estéril guerra de Arauco que la conquista del resto de la América; cuánta jenerosa sangre derramada, ya de las venas de los valienmies conquistadores, ya de los obreros de le paz; cuántos sistemas i recursos injeniados l ensayados, ora pacificos, ora violentos, para ver de desterrar la barbarie de aquel pedazo de tierra defendida por un puñado de salvajes, mas amantes de su independencia que de su civilizacion! No era'extraño, por lo mismo, ver acojida con entusiasmo excep- cional una empresa que auguraba por tantos motivos, felices resul- tados para la realizacion de la obra secular. «Trabajar ardientemen- te en la propagacion del cristianismo en la Araucanía; procurar para las misiones los auxilios necesarios a fin de que pudiesen lle- par su objeto los sacerdotes que las sirven; despertar en todas las poblaciones de la República la caridad en beneficio de aquella obra interesante, 1 remover las dificultades que podían encontrar en el gobierno los proyectos de los misioneros dirijidos a dar ma-= yor ensanche al celo sacerdotal, mejorando la condicion de las mi- siones, era el programa de los trabajos que la Sociedad se propo- nía emprender» (1). Con estas obras creían los miembros de esta apostólica Sociedad llegar hasta la completaireduccion de la Arau- canía, realizando por medio de la relijion lo que los monarcas de Castilla no consiguieron en dos siglos de porfiada lucha. e La nueva Sociedad, que había comenzado por acojerse a la som- bra tutelar de la Iglesia, tuvo desde su principio por alma 1 direc- tor al señor Valdivieso, que la meció en sus brazos con cariñosa solicitud. Pero, la magna obra no podía llevarse a cabo sino con el concurso de todos, pues debían ser considerables los gastos que demandaría la fundacion de escuelas, templos, casas misionales i subsistencia de misioneros. Con el fin de solicitar este concurso: jeneral de oraciones i recursos pecuniarios, el señor Valdivieso di- rijió a sus diocesanos la siguiente pastoral: : «La mano del Señor no se ha encojido para que no pueda ya salvar a los que perecen. Miéntras que el egoismo i la molicie | (1) Eyzaguirre, Intereses católicos er América, adormecen la fé en los pueblos que deben a ella todos sus progre- sos i adelantos; miéntras que el oro i los goces de los sentidos hielan los corazones que en otro tiempo inflamaban los ardores de una piedad jenerosa; miéntras que la civilizacion materialista e -incrédula corroe las entrañas de la sociedad, subleba las masas i hace correr la sangre fraternal, mil sacerdotes esforzados vuelan a, las mas remotas rejiones a llevar la luz i-la vida a los que viven en tinieblas, sentados bajo la sombra de la muerte. El espíritu del - Señor inspira con profusion heróicas resoluciones, i en todas partes se suscitan apóstoles prontos a derramar los bienes de la. relijion en pueblos desconocidos i a evanjelizarles la paz. No parece sino "que comprimido el catolicismo en las naciones civilizadas del viejo mundo por la indiferencia i la impiedad, su fuerza espansiva le hace derramarse en comarcas desconocidas, conduciendo a las cho- k zas del salvaje el presente inestimable de su doctrina para reha- 'bilitarle en su dignidad i redimirlo de su mísera degradacion. El número de los:que abandonan su patria, con cuanto la naturaleza ' tiene de mas caro, para entregarse a las penosas fatigas del apos- tolado, excede ya con mucho al que, en los tiempos mas florecien- tes de la piedad, enviaba la Iglesia a los pueblos infieles; i donde quiera que el nombre del Señor es invocado, se elevan fervorosas súplicas i se erogan limosnas para que se reduzcan al aprisco del Salvador las ovejas cerriles que hasta ahora no habían entrado en él. «(Este espiritu de caridad i celo difundido entre nosotros, inspi- -TÓ a varios de muestros diocesanos el saludable pensamiento de : stablecer una piadosa asociacion con el fin exclusivo de promover, por cuantos medios estuviesen a sus alcances, la conversion de los Tufieles indíjenas que habitan nuestro pais. Casi al mismo tiempo, sin que pudiera saber lo que por acá se proyectaba, el Prefecto de los relijiosos capuchinos, que recien habían venido de Europa a misionar en los: confines australes de la Araucanía, creyó quepan E niarios. Con este fin emprendió viaje a esta ciudad; i no pudo mé- os que alabar las disposiciones de la Divina Providencia, cuando 0 que se tenía ya aquí preparada la obra misma por que tanto an- 696 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. puro celo de propagar la gloria de Dios. A la verdad, ¿qué empe- ño mas loable que el de hacer resonar las alabanzas del Señor en aquellas comarcas chilenas, en que todavía desgraciadamente se escuchan los tristes alaridos de la supersticion i del jentilismo? ¿Qué obra de caridad mas provechosa que la de reducir a la vida a los que marchan a la muerte, dar libertad a los que el demonio tiene esclavizados, i abrir las puertas del cielo a los que no ven ' mas que el lodo de esta misera tierra? Sumerjidos en otro tiempo nuestros antepasados en las tinieblas de la infidelidad, en que hoi se encuentran nuestras tribus salvajes, nos habrían legado esta desdichada suerte, si predicadores celosos no les hubiesen anun- ciado con fruto la buena nueva del Salvador del mundo. Solo a la infinita bondad del Señor debemos el que hoi no sean nuestros há- bitos los bárbaros i agrestes del salvaje de nuestras selvas, el que nuestras amorosas madres no sean viles esclavas en el aduar de un amo indómito, el que nuestras vidas no se hallen a cada mo- mento amagadas por el fallo caprichoso de un machi vengativo o estúpido, que en cada enfermedad designa a placer las víctimas que es preciso inmolar. Si nuestros entendimientos han sido ilumi- nados con la luz de la fé, si nuestros corazones se han nutrido con el saludable alimento de la piedad, si poseemos los goces puros i las incomparables ventajas de la civilizacion, es porque la mano mi- sericordiosa del Padre Celestial se ha detenido sobre nosotros, es porque nos ha enriquecido, sin merecerlo, con el tesoro inestima. ble de su santa doctrina. Entre tanto el autor de tamaños bienes nos exije que, por gratitud al ménos, trabajemos en hacer a otros participantes de nuestra dicha. Al enseñarnos la oracion que ha de traer sobre nosotros todo jénero de bendiciones, al poner en nuestra boca la plegaria que ha de penetrar en los Cielos, nos - obliga a comenzar por pedirle que su augusto nombre sea santifi- cado. Pues bien, para serlo en pueblos que no lo conocen, se nece= sita que cooperemos con nuestras oraciones i limosnas a que esos pobres habitantes sean evanjelizados, Hé aquí lo que nos de- manda la Sociedad Evanjélica. Hé aquí el modo de corresponder de alguna manera a la gracia singular de nuestra vocacion al cris- tianismo, Hé aquí el medio de hacer con eficacia la primera peti=" cion de la oracion dominical ....... «A fin, pues, de que tan útiles instituciones realicen el santo obje- to que se proponen, exhortamos en el Señor a todos los Párrocos. i demas sacerdotes, que procuren, por cuantos medios estén a sus alcances, manifestar a los fieles el elevado mérito de las acciones ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1885 697 | “que propenden a que se , hagan extensivos los beneficios de LA | santa relijion a los pueblos que no la profesan, haciéndoles enten- der a aquellos el modo eficaz, a la par que poco costoso, con que pueden contribuir a la conversion de los infieles, incorporándose en la Sociedad Evanjélica. Asimismo prevenimos a los dichos —Párrocos i demas superiores o capellanes a cuyo cargo estén las - Telesias, que presten su cooperacion i auxilio a los ajentes de la Sociedad para todo lo concerniente al desempeño de su comision; mui principalmente para que se coloque en todo templo una al- 3 cancia destinada a recibir las ofrendas voluntarias de los fieles; las N cuales deberán tener dos llaves, una a cargo de dicho superior de la Ielesia,i otra a cargo del mencionado ajente, firmando ámbos, cada vez que se abra, una constancia de la cantidad que se encuen- tre, cuyo credencial, para el debido arreglo, debe remitirse al se- cretario de la Sociedad. «I para que el celo de nuestros amados diocesanos sea cada vez mas activo, les hacemos saber que van a impetrarse de la Santa Silla Apostólica abundantes gracias e induljencias en favor de to- dos los que se alisten en la Sociedad Evanjélica. I entre tanto, de nuestra parte concedemos 80 dias de induljencia a todos los que recen una Ave-María a la Santísima Vírjen María, pidiendo por 4 su intercesion al Señor la conversion de los infieles, e igual núme- ro de induljencias a los que hagan cualquiera recaudacion de li- mosna, suscripcion de nuevos socios, o practiquen alguna obra o -dilijencia en favor de la Sociedad jeta). Por su parte el supremo gobierno cooperaba con su buena vo- luntad a los fines de la institucion, introduciendo importantes arreglos en la distribucion de los trabajos apostólicos, Hé aquí ómo daba cuenta al Congreso de estos trabajos el señor Sanfuen= tes, ministro del Cuito, en su Memoria de 1849, «Llegados de Europa en el mes de Noviembre último los doce misioneros capu- chinos que se habían encargado, les fueron confiadas todas las mi- —glones de la provincia de Valdivia, i el sobrante de obreros apos- tólicos que resultó fué destinado en parte a auxiliar las colocadas en la frontera misma. Facilitáronse asi las constantes entradas de WI ¿AR A Ad. ] 700 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS. para poder mantener las escuelas i costear el alimento de los gru= pos de hombres i mujeres que se alternaban en las misiones para recibir del misionero la instruccion relijiosa. A esto se agregaba la circunstancia de que ninguna de las misiones tenía casa có- moda e Iglesia decente. La Junta trató de subvenir a estas ne- cesidades poniendo en manos del Padre Prefecto la suma de mil pesos aproximativamente para remediar siquiera las mas urjentes. Con el propósito de uniformar la accion de los misioneros, los directores de la Sociedad Evanjélica dictaron un plan de ins- trucciones, cuyo cumplimiento encomendaron al celo de los Pre- fectos. Esas instrucciones eran del tenor siguiente: - «1.2 La Sociedad desea que los trabajos apostólicos se fijen con preferencia en la frontera de Valdivia. - Q.” El Padre Prefecto procurará avanzar en el territorio de los araucanos, 1 luego que se asegure de que puede plantear una mi- sion mas adentro que San José, tratará de establecerla con el co- nocimiento de sus autoridades, i la Sociedad suministrará los fon- dos para mantenerla de su cuenta. «3.2 Fomentará las escuelas en San José, i la Sociedad no quie- re por ahora que se hagan edificios, sino que se aprovechen los que actualmente hai allí, i solo cuando se aumente el número infor- mará a la Sociedad. «4.2 Se suplica al Padre Prefecto ponga algun esmero en que los misioneros aprendan el idioma araucano, i a este fin se le entregan cuarenta gramáticas. «5. Cuando haya misioneros que sepan el idioma, procurará poner en práctica las misiones circulares, e informará a la Sociedad sobre sus resultados, allanando en lo posible sus dificultades. «6. De los fondos que da ahora la Sociedad i de los que remi- tirá despues, formará una cuenta prolija para presentarla al pú- blico» (1). La Providencia parecía bendecir los 'esfuerzos de los miembros de la Sociedad naciente con la buena disposicion de los indijenas para recibir los beneficios de la civilizacion cristiana que les ofrecían con tanta caridad 1 celo. En efecto, en Diciembre de 1849 se reunieron en parlamento en el fuerte de Nacimiento los caci- ques de Cholol, Curiqueo, Tolten, Imperial 1 Budi, ¡ celebraron a presencia de las autoridades i del misionero de Tolten, un conve- > E (1) Primera memoria de los trabajos de la Sociedad. Revista Católica, núm. 203, 5, 4.* NA era i “3 por el cual se obligaban, a nombre de las tribus que represen- —taban, a admitir misioneros, a proporcionarles auxilios para que viviesen entre ellos i a defenderlos i respetarlos. Por otra parte, casi al mismo tiempo, el Padre Prefecto al pasar por las tribus situadas allende el Imperial, era recibido con tantas muestras de buena voluntad que creyó de su deber fundar allí una nueva mi- 3 sion para la cual los indios le proporcivnaron casa 1 terrenos. Por su parte, la Sociedad arbitraba todo jénero de industrias para incrementar sus fondos en la persuasión de que sin ellos sería bien escaso el fruto de sus trabajos. Con este fin el señor Valdi- yieso solicitó de la Santa Sede autorizacion para invertir en las misiones de Arauco el producto del indulto de cruzada 1 de carne, lo que le fué otorgado, como veremos despues. Junto con esta con- cesion obtuvo tambien de Roma numerosas induljencias para esti- mular el celo, caridad ¡ desprendimiento de los fieles (1). Entre tanto, el Supremo Gobierno constataba el celo 1 empeño ¡de la Sociedad en la Memoria del Ministerio del Culto correspon- diente al año de 1850. «La Sociedad Evanjélica, decia, llamada por su instituto a velar sobre todas las misiones, APTA en gus em- as mui Reverendo Arzobispo de Santiago». Empero, a pesar del celo de sus miembros, dificultades innúme- ras se oponían al progreso de las misiones, o mas bien dicho, al h. logro de los frutos que la Sociedad esperaba. No era la menor de estas dificultades la falta de conocimiento exacto de las necesida- sesion de 1. de Diciembre de 1853 enviar una persona competen- te que recorriese la tierra de Arauco con el objeto de examinar de US serca el estado de las misiones, estudiar cuáles eran las dificulta- s que se oponían a su adelantamiento i recojer todos los datos mducentes a ilustrar el juicio de la Sociedad, a fin de tomar con (1) Estas induljencias, concedidas por decreto de la Sagrada Congregacion de De racónas Fidei, eran las siguientes: A 2 Induljencia plenaria en el dia. del asiento de los socios; 2. otra plenaria o la hora de la muerte; 3.” Induljencia de Porciúncula para el dia de la fiesta de San Francisco Solano, patrono de la Sociedad Evanjélica; 4.2 Induljencia ple- ía el dia de San Francisco Javier ide Santa Rosa de Lima; 5. las induljen- estacionales de Roma; 6.” las parciales concedidas a la asociacion de Leon ra la propaganda de la £6, Estas induljencias eran aplicables a los socios difuntos, i para ellos los altares po- an tenerse como privilejiados. Para ganar todas estas induljencias se había de añadir a las condiciones de costumbre ME oracion por la conversion de los infieles. (de Revista Católica, núm. 278, t, 5,”). A uk 3 y A y 700 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITERARIAS. para poder mantener las escuelas i costear el alimento de los gru= pos de hombres i mujeres que se alternaban en las misiones para recibir del misionero la instruccion relijiosa. A esto se agregaba la circunstancia de que ninguna de las misiones tenía casa có- moda e Iglesia decente. La Junta trató de subvenir a estas ne- cesidades poniendo en manos del Padre Prefecto la suma de mil pesos aproximativamente para remediar siquiera las mas urjentes. Con el propósito de uniformar la accion de los misioneros, los directores de la Sociedad Evanjélica dictaron un plan de ins- trucciones, cuyo cumplimiento encomendaron al celo de los Pre- fectos. Esas instrucciones eran del tenor siguiente: «1.2 La Sociedad desea que los trabajos apostólicos se fijen con preferencia en la frontera de Valdivia. -Q. El Padre Prefecto procurará avanzar en el tono de los araucanos, i luego que se asegure de que puede plantear una mi- sion mas adentro que San José, tratará de establecerla con el co- nocimiento de sus autoridades, i la Sociedad suministrará los fon- dos para mantenerla de su cuenta. «3.2 Fomentará las escuelas en San José, i la Sociedad no quie- re por ahora que se hagan edificios, sino que se aprovechen los que actualmente hai allí, 1 solo cuando se «aumente el número infor- mará a la Sociedad. «4.2 Se suplica al Padre Prefecto ponga algun esmero en que los misioneros aprendan el idioma araucano, i a este fin se le entregan cuarenta gramáticas. «5. Cuando haya misioneros que sepan el idioma, procurará poner en práctica las misiones circulares, e informará a la Sociedad sobre sus resultados, allanando en lo posible sus dificultades. «6. De los fondos que da ahora la Sociedad i de los que remi- tirá despues, formará una cuenta prolija para presentarla al pú- blico» (1). La Providencia parecía bendecir los 'esfuerzos de los miembros de la Sociedad naciente con la buena disposicion de los indíjenas para recibir los beneficios de la civilizacion Cristiana que les ofrecían con tanta caridad 1 celo. En efecto, en Diciembre de 1849 se reunieron en parlamento en el fuerte de Nacimiento los caci ques de Cholol, Curiqueo, Polten, Imperial 1 Budi, ¡ celebraro a presencia de las autoridades i del misionero de Tolten, un conve (1) Primera memoria de los trabajos de la Sociedad. Revista Católica, núm. 2083 b. 4.* nio por el cual se blieubaa, a nombre de las tribus que represen- E taban, a admitir misioneros, a proporcionarles auxilios para que -viviesen entre ellos i a defenderlos i respetarlos. Por otra parte, casi al mismo tiempo, el Padre Prefecto al pasar por las tribus situadas al! ende el Imperial, era recibido con tantas muestras de buena voluntad que creyó de su deber fundar allí una nueva mi- sion para la cual los indios le proporcivnaron casa i terrenos. Por su parte, la Sociedad arbitraba todo jénero de industrias para incrementar sus fondos en la persuasion de que sin ellos sería bien escaso el fruto de sus trabajos. Con este fin el señor Valdi- vieso solicitó de la Santa Sede autorizacion para invertir en las misiones de Arauco el producto del indulto de cruzada i de carne, lo que le fué otorgado, como veremos despues. Junto con esta con- —cesion obtuvo tambien de Roma numerosas induljencias para esti- mular el celo, caridad i desprendimiento de los fieles (1). Entre tanto, el Supremo Gobierno constataba el celo i empeño de la Sociedad en la Memoria del Ministerio del Culto correspon- diente al año de 1850. «La Sociedad Evanjélica, decia, llamada por gu instituto a velar sobre todas las misiones, delata en gus em- 'peños bajo la direccion activa, celosa:e infatigable del benemérito mui Reverendo Arzobispo de Santiago». Empero, a pesar del celo de sus miembros, dificultades innúme- yas se oponían al progreso de las misiones, o mas bien dicho, al “logro de los frutos que la Sociedad esperaba. No era la menor de estas dificultades la falta de conocimiento exacto de las necesida- des que, por la distancia, no podían adquirir personalmente los directores. Para obviar este inconveniente, el Consejo acordó en sesion de 1.? de Diciembre de 1853 enviar una persona competen- “te que recorriese la tierra de Arauco con el objeto de examinar de cerca el estado de las misiones, estudiar cuáles eran las dificulta- des que se oponían a su adelantamiento 1 recojer todos los datos 'conducentes a ilustrar el juicio de la Sociedad, a fin de tomar con (1) Estas induljencias, concedidas por decreto de la Sagrada Congregacion de 'É opaganda Fidei, eran las siguientes: AN 1.2 Induljencia plenaria en el dia del asiento de los socios; 2.” otra plenaria "para la hora de la muerte; 3.” Induljencia de Porciúncula para el dia de la fiesta de San Francisco Solano, patrono de la Sociedad Evanjélica; 4.2 Induljencia ple- ¡el dia de San Francisco Javier ide Santa Rosa de Lima; 5. las induljen- s estacionales de Roma; 6.” las parciales concedidas a la asociacion de Leon ra la propaganda de la f6. Estas induljencias eran aplicables a los socios difuntos, i para ellos los oe po- dían tenerse como privilejiados. Para ganar todas estas induljencias se había de ir a las condiciones de costumbre la oracion por la conversion de los infieles. ista Católica, núm. 278, t. 5,*). 702 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS, conocimiento de causa las medidas que se creyesen mas oportunas, Para este importante objeto se comisicnó al entónces presbítero don José Manuel Orrego (1), quien desempeñó su comision durante los meses de Enero i Febrero de 1854. El señor Orrego recorrió todo el territorio de las misibnes 1 se internó cuanto le fué posible en la parte todavía inaccesible a la planta del misionero; examinó con ojo perspicaz las cóstumbres, carácter e inclinaciones de los descendientes de Caupolican i Lautaro; conversaba con los indije- nas para penetrarse bien de las causas que hacian retardar su im- corporacion al catolicismo i aceptar los beneficios de la civiliza- cion, 1 asi pudo descubrir que el recuerdo de la Compañía de Jesus no se había borrado de la memoria de los salvajes i que-la voz de sus misioneros, conservada por la tradicion, parecia resonar toda- vía en las soledades de Arauco. El señor Orrego expuso las observaciones recojidas en su excur- sion en una interesante Memoria que leyó en la sesion pública ce- lebrada por la Sociedad el 11 de Junio de 1854. Hizo presente que solo dus misiones había sido posible establecer entre los bárbaros: la de Tucapel, servida por los padres del Colejio de Chillan, i la de la Imperial, servida por los capuchinos. Las de Nacimiento, San José i otras, situadas en la provincia de Valdivia, no eran propia- mente misiones, pues se hallaban entre jente civilizada 1 cristiana. Infructuosos habían sido los esfuerzos hechos por fundar las misio- nes de Malven 1 Tolten, pues los indijenas impidieron tenazmente su fundacion. Todo el bien que se recojía de estas misiones reducíase a enseñar a leer, escribiri rezar a un corto número de niños que no excedía de quince. Los que habían pertenecido a estas escuelas conservaban los rudimentos de la doctrina cristiana 1 guardaban algun afecto por sus maestros, a quienes defendían de los ataques de los bárbaros. Ademas de esto, los misioneros bautizaban a los párvulos 1 adultos moribundos, 1 trabajaban, aunque con mui esca=* so fruto, por catequizar a los adultos, los cuales no se resolvían a, dejar sus hábitos viciosos. Investigando el señor Orrego las causas que habían esterilizado las misiones en Arauco, creyó encontrarlas en el carácter indómito: 1 suspicaz de los salvajes de nuestra tierra. «Si no desconocen, de- cía, las leyes de la hospitalidad i gratitud, son en extremo celosos de - su independencia i libertad, de esa independencia i libertad salva- jes que por nada de este mundo querrian renunciar. Si no son in- (1) Acta de la Sociedad. ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1885. 703 diferentes al influjo de la palabra i la razon, son en cambio versá- tiles i volubles, cuando no empeñan solemnemente su palabra, en “cuyo caso rara vez dejan de ser fieles i consecuentes. En fin, si hai en ellos un cierto fondo de probidad natural i son susceptibles de entusiasmo por las grandes acciones, son tambien codiciosos e in- teresados: no aborrecen, en verdad, a la jente civilizada; pero rece- lan mucho de ella temiendo que quiera arrebatarles sus terrenos 1 - esclavizarlos, como me han dicho que sabían, por la tradicion de sus mayores, que lo habían kecho en otro tiempo los españoles. Com- préndese, pues, que si por una parte hai facilidades para traerlos y la vida social, hai por otra grandes difienltades. ¡De cuánta sagacidad, cireunspeccion i tino no se necesita para aprovecharse de los primeros i vencer los segundos! Esto no podrá jamas veri- ico sin la posesion del idioma indíjena, sin el trato frecuente E con los naturales para estudiar atentamente su carácter i tenden- 4 cias, 1 sin ese raro talento de observacion que sabe aprovecharse 1 "sacar partido de todas las circunstancias. Hombres de este temple, 3 adornados de las raras dotes que dejo apuntadas, son, lo digo fran- ' camente i con dolor, de los que carecemos para la dd obra de civilizar a los indíjenas; i hé aquí la principal causa que a mi mo- do de ver ha inutilizado las tentativas que hasta aquí se han he- cho, 1 esterilizarán todos los esfuerzos que se hagan miéntras ella subsista» ......... Sin desconocer el celo i virtudes de los misioneros que tenían a ¿8u cargo la evanjelizacion de la Araucanía, creyó el señor Orrego ¡que los franciscanos i capuchinos no eran los mas adecuados para este objeto por carecer de algunos de log requisitos indispensables ra el ejercicio de este ministerio, como son el buen sistema i la merada preparacion que no podian exijirse de los miembros de stitutos que no habian sido destinados por sus fundadores a la ijiosas Altittas. que, si estaban conformes en el fin, podían no tarlo en el medio de enel La ignorancia del lo arau- 704 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, con destreza, habría podido tener grande influjo en los araucanos, naturalmente apasionados de la elocuencia. No era menor el estor- bo que oponía al progreso de las misiones la conducta poco edifi- cante que observaban los cristianos que vivian entre los indios; pues el bárbaro mas se impresiona por lo que vé que por lo que oye. La introduccion de licores que fomentaba el vicio de la embriaguez, tan :omun entre los araucanos, la carencia de una autoridad que hiciese respetar a los misioneros 1 los defectos de que adolecía el método empleado en las misiones, eran otras tantas causas que, en concep- to del señor Orrego, estorbaban el logro de los esfuerzos consa- grados a esta grande obra. Al lado de las múltiples causas del mal, señalaba en su Memo- ria los remedios. Creía el señor Orrego que, ante todo, era conve- niente buscar nuevos obreros; i entre los que habrían podido encar- garse con fruto de la obra, designaba a la ilustre órden que introdu- jo el Evanjelio en la India i en la China, que civilizó el Paraguai, que hacía prodijios en la América del Norte i que en otro tiempo fundó en la Araucanía las florecientes misiones de Tolten, Imperial, Tucapel, Puren, Angol i Cólue: esta órden era la Compañía de Je- sus, que corrió en Chile la triste suerte que en todos los dominios españoles le deparó la inícua real cédula de Cárlos IIT. «Con los jesuitas, decían, ahorraríamos mucho tiempo i gastos supérflnos; no habría necesidad de ocuparse en proponer planes de misiones, por- que ellos conocen por experiencia cuál es el mejor sistema i saben realizarlo. Dejando obrar con entera libertad a tan hábiles obreros, veríamos mui pronto renacer para los descendientes de Caupolican i Colocolo nuevos dias de salud i vida...... Los indios recibirían con gusto a los patiros negros, cuya memoria aún conservan por tradicion, como lo observé eu uno mui sensato, que, al recordarlos i señalarme las ruinas de la iglesia i claustro de la mision que tu- vieron en Angol los jesuitas, me repetía: buenos patiros, los pati- TOS NEQTOSD ccoo. Bien comprendía el señor Orrego que al hacer estos votos se mecía en vanas ilusiones; por eso proponía en subsidio encomen- dar las misiones a cualesquiera de las otras congregaciones relijio= sas fundadas en Europa con el objeto de evanjelizar a los infieles, i la fundacion en Chile de un Seminario de misioneros en que, bajo la direccion de un hábil maestro, pudiesen jóvenes chilenos i hasta araucanos formarse para este ministerio. Despues de la lectura de esta importante Memoria, el señor. | Valdivieso comunicó a la Sociedad otros datos que contribuyeron ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885. 705 a suavizar la impresion desconsoladora que las noticias suminis- 3 tradas por el señor Orr rego debieron producir en el ánimo de los consejeros. Posteriormente a la visita de inspeccion del señor Orrego había practicado otra el R. P. Ignacio de Pogilonzi, capu- chino, comisionado por el Prefecto de misiones. Segun las noti- cias comunicadas por este relijioso, debían desaparecer en breve algunas de las necesidades señaladas por el autor de la Memoria, o como era la fundacion de las importantes misiones de Tolten i Queule que, con la de la Imperial, formarían las tres jornadas que separan a Valdivia de las márjenes del Cautin, con lo cual se faci- litaría considerablemente el tránsito por la Araucanía. Expuso A ademas que los misioneros capuchinos estaban dispuestos a traba- jar empeñosamente por la conversion de los adultos, i con este fin se afanaban en estudiar el idioma indíjena. La Sd que dis. ponía ya de una parte de los fondos de cruzada, costearía la funda- cion de las nuevas misiones ila conveniente mantencion de los mi- 'sioneros. No sería difícil establecer la residencia misional de San José como punto de reunion de los misioneros, en donde los que fue- sen destinados a este delicado ministerio podrían adquirir la pre- paracion conveniente para desempeñarlo. Creía el señor Valdivie- so que los capuchinos habían prestado mui importantes servicios i - que su ausencia dejaría en el pais hondo vacío; que a ellos no po- día culpárseles del decaimiento del alto grado de prosperidad a que levantaron las misiones los jesuitas, pues las circunstancias habian sido desfavorables para los que reemplazaron a aquella ilustre órden. Entre éstas no debían olvidarse el abandono de las misiones durante el dilatado lapso de veinticinco años durante las ajitaciones políticas, la parte que se hizo tomar en ellas a los indí- jenas 1 el nuevo aspecto que con el trascurso del tiempo habían tomado las comarcas fronterizas. El poco tiempo trascurrido desde “la nueva reorganizacion de las misiones no permitia apreciar los “frutos que de ellas pudiera mas tarde recojerse; por lo cual no era ¡justo el decaer de ánimo en vista de la escasez de éstos. Si la situa- 706 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS, señor Orrego, lastimaron la susceptibilidad de los relijiosos de esta órden i provocaron una discusion por la prensa que produjo algu- na exitacion en los ánimos. Como quiera que sea, el hecho es que la Memoria del señor Orrego contribuyó a ilustrar el juicio de la Sociedad, manifestán- dole las dificultades que impedian los progresos de las misiones i lus arbitrios que podían adoptarse para orillarlas. Mediante esta discusion, fué dado a la Sociedad conocer a fondo las necesidades i satisfacerlas a la medida de sus fuerzas. Los proventos emana- dos del indulto de cruzada la puso en situacion de introducir grandes mejoras en el servicio 1 acudir con mayores recursos al sostenimiento de los misioneros. Asi, convencida la Sociedad de la necesidad de atender con preferencia a la instruccion de los niños indíjenas, fundó en Valdivia un establecimiento de educacion i es- cuelas en cada una de las misiones. A solicitud del Rdo. Padre Ga- vilucci, vice-Prefecto de los misioneros franciscanos, se invirtieron de fondos de cruzada, con autorizacion de la Propaganda, cuatro mil pesos en la reedificacion del colejio para misioneros de Castro en Chiloé, El señor Valdivieso no cesaba de estimular la funda- cion de nuevas misiones; i con este propósito escribia en 1857 al señor Salas, encareciéndole que conferenciase con el Padre Gavi- lucei para convenir en la manera de fundar algunas otras a este lado de la Imperial. «Para ello, decía, sobran los elementos, pues hai dinero i no deben de faltar hombres, habiendo llegado el año anterior una crecida colonia de misioneros observantes. Mstimúlelos con el aumento de cien pesos del sínodo de sus misiones, de modo que reciban la misma cantidad que los capuchinos, esto es, tres- cientos cuarenta 1 ocho pesos anuales». En otra carta le decía que procurase invertir todo lo que fuese necesario en la reparacion de las casas misionales, pues «con el mismo empeño que los profanos tratan de excusar desembolsos de dinero en la presente crisis mo- netaria, debemos procurar desembolsar el de cruzada a fin de ha- cer adelantar la obra que nos está encomendada en beneficio de los infieles» (1), Merced a sus instancias se fuudó en 1858 la mi- sion del Rosal, que satisfizo una necesidad reconocida. En esta época adoptóse, con aprobacion del Gobierno, un arbi- trio que contribuyó grandemente al mejoramiento de las misiones: este arbitrio fué el de colocarlas bajo la inmediata direccion e 1M8- peccion del Ilustrísimo señor Obispo de la Concepcion, en cuya (1) Carta de 25 de Enero de 1858, ae ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE Dx 1885. 707 Diócesis se hallaba enclavada una buena parte del territorio de las “misiones; lo cual facilitaba a los misioneros los medios de recibir puntualmerte los auxilios destinados a las misiones. En esta vir- tud, la Sociedad Evanjélica ponía anualmente en manos del señor Salas todos los fondos necesarios. Intre tanto, las misiones trabajaban sin descanso por la con- version de los infieles; así lo demuestra la Memoria ea a la - Sociedad en 1855 por los misioneros capuchinos de la Imperial, Fr. Constancio de Trisobio i Fr. Adeodato de Bolonia. «No debe extrañarse, decían en esta Memoria, el escaso fruto que hemos re- cojido hasta ahora. No es esta la única empresa de este jénero que ge vea conducida a su término con lentitud. Sin embargo, por lo que a nosotros actualmente toca, léjos de tener motivos que nos - puedan desalentar, o mas bien Id de que n nuestros E Bbjóto ha cdo educar a la j jeneracion nueva, como único medio que A 4 podía prometer una reforma duradera en estos seres...... El núme- xo total de niños que entraron a la escuela, asciende a veintisiete. M La tercera parte de éstos, por motivos de familia, en breve tiempo han abandonado su curso. A algunos pocos les aprovecharán los | vudimentos que alcanzaron a aprender, pero se ha logrado impri- mirles algunos principios morales que no se extinguirán tan pron= to. Los que continúan su carrera van adelantando discretamente en lectura, escritura, aritmética 1 relíjion, únicos ramos a que por ahora los aplicamos. Diariamente asisten a la misa: en los dias festivos asisten tambien a la plática i concluyen con el rezo; i por a tarde rezan el rosario por sus bienhechores con las letanias can- adas. Los que están suficientemente instruidos i son bautizados se confiesan cuatro veces al año, 1 algunos reciben la comunion pascual...... (Antes que se fundase la mision, agregan los misio- eros, era comun entre los infieles i cristianos robarse la niña con vien querían casarse: ahora se abstienen de esto». Se vé, pues, que, a pesar de todos los obstáculos, las misiones mismos ab idores: lets el E: de a Fr, a E Lonigo, *4 708 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, zó por lanzar al rostro de la respetable corporacion, que con tanto desinteres promovía el mejoramiento de las misiones, la acusacion de haber suplantado algunos conceptos en la Memo- ria de los misioneros de la Imperial, referentes a las misiones cir- culares. Algun tiempo despues predicó en la Catedral de Santiago un sermon, con motivo de la publicacion bienal de las Bulas, en que hablando de los que no compraban dichas Bulas, dijo que para ex- cusarse de este deber se alegaría el que se malversaba la limosna, i pasó adelante sin insinuar siquiera que tal acusacion era injusta; lo cual causó mui desfavorable impresion en los oyentes. El Gobier- nO, por su parte, no ocultaba su disgusto por no tener él la direc- cion de las misiones, consecuente con el espíritu de absorcion que es propio de los gobiernos regalistas, i no disimulaba la mala vo- luntad, en que se había tornado su antigua 1 al parecer sincera be- nevolencia para con la Sociedad. ElPadre Prefecto hallaría, pues, en él un amparador de sus planes de independencia. No se expli- carian de otra manera los hechos que pasamos a referir. Por una parte, los capuchinos rehusaron recibir sus sínodos de manos de la Sociedad Evanjélica, i solicitaron que les fuesen su- ministrados por el tesoro público, a pesar de las instancias del señor Salas para que los recibiesen por su conducto como comisio- nado de la Sociedad. El Gobierno, por otra parte, miéntras el se- ñor Valdivieso hacía la visita diocesana, dirijió al señor Vicario Jeneral don José Miguel Arístegui una nota prohibiéndole que apli- case nuevos fondos de cruzada a las misiones. in carta de Mayo de 1856 decía el señor Valdivieso al señor Salas: «Malo me parece el negocio de los capuchinos; i no me atrevo a, mezclarme en él por temor de descomponerlo, a causa de la mala disposicion del Padre Anjel para conmigo. He resuelto por ahora sufrir con paciencia, no sea que se apague la mecha que aún hu- mea. Contrariado por los padres misioneros, como me hallo, no he creido prudente entrar a disputar al Gobierno el derecho con que me ha estorbado destinar fondos a las misiones; por lo que pienso aplicar todo el producto de los sumarios a las misiones de fieles, 1 la parte que no se consuma la constituiré en fondos perpetuos, destinando los réditos a las misiones de fieles, a fin de que no fal- te cun que costearlas cuando cese esta entrada de bulas que, segun las disposiciones manifestadas por el Gobierno, han de durar mui poco mas; de todo lo cual daré cuenta a la Santa Sede manifes- tándole los motivos que me han obligado a obrar de esta ma= nera». ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885. 709 “Estas medidas de hostilidad obedecian al plan de desbancar a la Sociedad Evanjélica e independizar las misiones, tanto de esta corporacion como de la autoridad eclesiástica. Para el logro de este propósito, el Padre Anjel de Lonigo envió a la Congrega- cion de Propaganda una extensa comunicacion en que decía que las misiones morian en Chile porque la Sociedad Evanjélica les negaba los recursos indispensables, al mismo tiempo que formula- ba graves cargos contra el señor Valdivieso en órden a la admi- —nistracion de los fondos de cruzada. Concluía proponiendo como “remedio que se nombrara Delegado Apostólico de misiones al presbítero don Luis Chiasi (1). Este mismo presbítero fué el con- | ductor de esta comunicacion ise quedó en Roma con el carácter de ajente del Padre Anjel. Llevaba consigo una fuerte suma de dine- To, 1 para acreditar en Roma su celo por la misiones, anunció a la "Propaganda que tenía el propósito de invertir esa fuerte suma pa- ra fundar en Roma un Colejio de misioneros para la Araucanía. ¿De dónde procedía ese dinero? Lo único que puede asegurarse con certidumbre es que no salía del bolsillo del presbítero Chiasi, pues era imposible que lo hubiese adquirido en el poco tiempo que habia residido en Chile. El contenido de la comunicacion del Padre ra era demasiado grave para que la Propaganda resolviese el asunto sin pedir infor- "me al acusado. I en efecto, en 1858 puso en conocimiento del se- for Valdivieso los cargos que se le hacían. Este envió a Roma, en contestacion, un abultado expediente que contenía todas ls piezas. as de la Sociedad Evanjélica 1 los descargos de Jas inculpaciones de que era víctima. Entre estas piezas iba un dr forme por separado del señor Obispo de la Concepcion. El secre- tario de la Sociedad Evanjélica, presbitero don Raimundo Zisternas y Mevó ento a Roma este expediente, que bastó pa des- Descubierta la intriga 1 da toda esperanza de Delegacion postólica, el presbítero Chiasi salió precipitadamente de Roma i el Padre Anjel, que tambien fué a esa ciudad a sostener sus preten- iones, fué depuesto de ja Prefectura. En su reemplazo fué envia- un relijioso mui experimentado en las misiones, que había diri- lo unas en que para ganar almas era preciso luchar abiertamente , con anuencia del señor Arzobispo, en cuya casa de habitacion vivió por an mpo recibiendo de su mano excepcionales atenciones. 710 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, contra la política gubernativa de la Rusia: este era el Padre Da- mian de Viarregio. Grande fué el empeño del espiritu del mal para desbaratar la mision de este excelente relijioso; pero la Pro- videncia pudo mas que los ajentes del mal. El nuevo Prefecto lle- gó a Chile en Octubre de 1859, i con su llegada se despejó el ho- rizonte i las misiones tomaron un nuevo rumbo, CAPÍTULO XIIL UNA CUESTION ECLESIÁSCO-DIPLOMÁTICA. "Proyecto de enlace matrimonial del ministro diplomático de los Estados Unidos con una señora chilena, —Pretensiones inaceptables del diplomático. —Verifica- cion del matrimonio de una manera ilegal. —Nota del señor Valdivieso al di- —plomático norte-americano.—Carta del Prelado a la señora Astaburuaga.— Irritacion del señor Barthon.—Complicacion diplomática. —Nota del Minis- tro de Relaciones Exteriores de Chile. —Ruptura de relaciones con el ajente diplomático. —Inícuos procedimientos del señor Barthon con la señora chilena. —Su destitucion del cargo diplomático. A fines del año de 1848 suscitóse una cuestion eclesiástico- iplomática con motivo del enlace matrimonial del señor Seth "Barton, Encargado de Negocios de los Estados Unidos de Norte- América i de relijion protestante, con la señora chilena doña Isabel Astaburuaga. Resuelto el señor Seth Barton a contraer matrimonio con esta eñora, quiso, por condescender con los deseos de su futura esposa, elebrarlo con las solemnidades i ritos de la Iglesia católica. Pero, rofesando los contrayentes diferente relijion, era indispensable btener prévia dispensa del impedimento de disparidad de cultos. El canónigo doctoral don Juan Francisco Meneses solicitó del or Valdivieso esta dispensa, a nombre de la señora Astaburua- 3 pero no pudiendo los Obispos otorgarla sin delegacion expresa la Santa Sede i careciendo el señor. Arzobispo de esta facultad, pudo acceder a la solicitud; i no habiendo, por otra parte, ni As razones graves ni la urjencia requeridas para usar de las facul- des pontificias por epigueya, no quedaba otro recurso que el de edir a Roma la mencionada dispensa, ntre tanto, la señora Astaburuaga, aconsejada por algunos 712 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, que se casase civilmente, fué a consultar al señor Valdivieso sobre si poáría tomar este partido. El señor Valdivieso, como era de su deber, expuso a la señora, no solo las razones que le impedían to- mar una resolucion semejante, sino tambien los fundados temores que tenía de que viviese aún la primera mujer del señor Barton, lo que constituiría un impedimento dirimente de todo punto insub- sanable. Por su parte el Encargado de Negocios dirijió al Prelado una extensa comunicacion en que le hacía presente, entre otras, las si- guientes consideraciones: (Que un sacerdote se le había presentado diciéndole que, habiendo diferencia de cultos entre él ¡ su futura esposa, se necesitaba dispensa; i que para otorgarla era menester que él probase que no estaba casado, con el testimonio de tres in- dividuos que lo conociesen personalmente. Que no creia que la diferencia de relijion fuese un obstáculo para su enlace, puesto que en la Luisiana, donde había residido algun tiempo, se celebraban frecuentemente matrimonios entre católicos i protestantes; que de todos modos, si bajo la jurisdiccion eclesiástica de Chile era indispensable el testimonio de tres testigos, no habia en el pais mas de un individuo que lo conociese personalmente; pero que en cambio sus credenciales 1 mas de cincuenta documentos de que se hallaba en posesion atestiguarian plenamente su carácter público i social en los Estados Unidos. Que en cuanto al matrimonio imis- mo, éste podría solemnizarse en la Legacion, la cual, segun el De- recho de Jentes, tenía el privilejio de extraterritorialidad, i por lo tanto estaba exenta de las leyes i jurisdiccion del estado chile- no, i solo sujeta a las leyes i jurisdiccion de los Estados Uni- dos; pero que deseando que la ceremonia se efectuase de la mane- ra mas aceptable para la señora, no tenía dificultad para dar una declaracion sobre su palabra de honor, que supliría a las decla- raciones de las personas cuyo testimonio se exijía como condicion para otorgar la dispensa. Aseguraba tambien el señor Barton en su comunicacion que el sacerdote que le había servido de inter- mediario le había dicho que el señor Arzobispo estimaba sufi= ciente su declaracion, i que en esa virtud la había dado; pero que algunos dias despues el mismo sacerdote le había comunicado que el señor Valdivieso había rehusado otorgar la dispensa por carecer de facultad para eoncederla (1). fi (1) Nota de 26 de Diciembre de 1848 inserta entre los anexos a la Memoria. Sn presentada al Congreso sobre este asunto por el Ministro de Relaciones Exterio- | es, don Manuel Camilo Vial. $ y a ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1885. 718 El Encargado de Negocios quejábase ademas con destemplada “acritud de ciertos conceptos injuriosos a su honra, atribuidos al “señor Arzobispo, que algunas personas le habian trasmitido. Estos 0 eran: 1.2 haber asegurado el Prelado que Mr. Barton había afirmado una falsedad en su declaracion al decir bajo su fir- “aa que era soltero; 2.2 haber dicho que Mr. Barton tenía el pro- 'pósito de corromper la virtud de una señora honrada a sabiendas del impedimento que obstaba para un lejítimo matrimonio; i 3.” que el señor Encargado de Negocios pretendía cometer el crímen de bigamia, reprobado por las leyes de su patria. Concluía pidien- do al señor Valdivieso un desmentido o una reparacion de estos conceptos tan desdorosos para su persona como para su pais en el perentorio término de veinticuatro horas. Salta a la vista del ménos perspicaz la lijereza con que procedía el ajente diplomático americano en esta grave emerjencia. En una nota de carácter serio hacía caudal de hablillas desautorizadas, gin siquiera citar el nombre de los autores de estos denuncios. 1 supuesta la responsabilidad de los denunciantes, nada autorizaba al diplomático para someter al primer Prelado de la Iglesia chile- na a un interrogatorio humillante i exijirle la respuesta en un tér- mino perentorio. El señor Arzobispo recibió la nota de Mr. Barton el 27 de Diciembre al anochecer; i de consiguiente el plazo debía umplirse el 28 a la misma hora. Era imposible que una extensa ota escrita en ingles fuese contestada en el plazo señalado por el diplomático, pues era preciso hacerla traducir al castellano, impo- "nerse de su contenido i deliberar acerca de las extrañas explica- ones que en ellas se exijian. Sin embargo, no esperó el Encargado de Negocios la respuesta del señor Valdivieso para proceder a la verificacion de su matri- 'monio con la señora doña Isabel Astaburuaga. El 28 de Diciem- “bre se.celebró en la Legacion de los Estados Unidos, siendo ben- decido por un mivistro protestante, capella de la fragata norte- -doro Shubrick, i de los Ministros diplomáticos residentes en San- tiago. El señor Barton invitó tambien a esta ceremonia al Ministro m (1), porque no,era decoroso que las autoridades chilenas emnizasen un acto que contravenía a las leyes civiles 1 eclesiás- 714 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. ticas de la nacion que rijen en materia de matrimonio, acto que a los ojos de la jurisprudencia civil i eclesiásticá era un verdadero concubinato, puesto que se ejecutaba mediando un impedimento de nulidad i sin observar ninguna formalidad legal. Con fecha 2 de Enero el señor Valdivieso contestó la comunicacion del ajente di- plomático en los términos siguientes: «El miércoles 27 del próximo Diciembre, cerca de las oraciones, me fué entregada la respetable comunicacion que US. me dirijió con fecha 26 del mismo; mas como venía en idioma ingles, que es de todo punto inusitado en el despacho de los asuntos eclesiásticos, fué necesario mandarla traducir, por cuya causa no he podido saber su contenido hasta el sábado 30 del propio mes. En ella US, me ha- ce observaciones sobre mi negativa a otorgar la dispensa que una católica sujeta a mi jurisdiccion eclesiástica solicitó para casarse con US.; pretende probar que sin esa dispensa 1a mi pesar puede di- cha señora efectuar su casamiento; i finalmente exije que le satis- faga por haber dado ocasion a que se susciten rumores de que US. es casado en su pais, lo que sería altamente ofensivo a su honor. «Con respecto a las dos primeras indicaciones, cuasi era excusado entrar a dar a US. contestacion; porque, segun se dice de público i notorio, US. no la ha esperado para proceder, a las veinte i cua- tro horas despues de haber yo recibido su arriba citada nota, a Ce- lebrar en su propia casa un contrato matrimonial con doña Isabel Astaburuaga, chilena, i como católica, sujeta a mi jurisdiccion espiritual; haciendo que funcionase como ministro uno de relijion protestante. Á pesar, pues, de que estos procedimientos hacen in- tempestiva mi contestacion, vol a darla en cuanto la materia per- mite entrar en explicaciones, por solo el respeto debido a la per- sona de US, 1 al carácter que inviste. «Ante todo, i para evitar equivocaciones, advierto a US. que hasta ahora jamas me he entendido con US. directamente ni por interpósita persona sobre el negocio de proyectado matrimonio; que he estado mui distante de hacerlo, porque sabía que su creen- cia relijiosa no le había de someter a una autoridad que su con ciencia desconoce; que los padres o sacerdotes con quienes UB: dice que se ha consultado han obrado. en su propio nombre i sin encargo alguno mio, i que yo he limitado a mis procedimientos a | solo aquello que tenía relacion con el bien espiritual de la señora, | que por su relijion i orijen pertenece a mi espiritual rebaño. De. aquí se infiere que yo no he podido ni debido manifestar a US. ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1885. 715 Jos fundamentos en que se apoyaba mi resistencia a dar la dis- pensa que se me pedía. Aún mas, la prudencia i las consideracio- nes debidas a US. me lo impedían. CLas razones por las cuales se rechazan los matrimonios con di- 'sidentes, se deducen de los principios católicos i la proteccion de los intereses relijiosos, que US. como protestante debe desconocer, “¡sobre cuya materia apénas puede hablarse sin herir las suscepti- - bilidades confesionales con reproches, que la tolerancia política aconseja siempre excusar. «La verdad es que bai una lei eclesiástica que expresamente veda a los católicos contraer alianzas matrimoniales con los que l no lo son, i que la facultad de dispensar la observancia de esta lei en los casos particulares en que hai razon para hacerlo, es privativa de la Suprema Cabeza de la Iglesia. Segun la cireunstancia de los - tiempos i los lugares, la Silla Apostólica suele delegar esa misma facultad a los Obispos particulares, i seguramente se hallaba en este caso el de la Luisiana, donde US. dice que se hacían con fre- cuencia matrimonios de protestantes con católicos. Por lo que a R ¿ml toca, no es cierto que haya otorgado dispensa en casos seme- - jantes al de US., i le han engañado las personas respetables a que US. se refiere al asegurarlo. Tampoco creo que el señor Obispo de San Cárlos de Ancud haya reprobado mi proceder, convidando con la dispensa, si la señora se trasladaba a su diócesis, como a US. le han instruido. El saber i circunspeccion de ese respetable Prelado no dan lugar a sospechar siquiera que se hubiese cons- tituido en juez nuestro, sin estar instruido de los antecedentes ue teníamos para obrar así, ique hubiese llegado a sujerir a una católica sujeta a mi jurisdiccion que me desobedeciese. Mui al con- trario, me asiste la confianza de que el dicho señor Obispo en mi caso 1 lugar precisamente habría obrado de la misma manera ue yó. ” «Tampoco era motivo para que yo relajase las leyes de la Santa 0 los canos i chilenos a las leyes i usos relijiosos el pais en que se encuentran, ya que en ámbas no se exije de un A. DE LA U. 1.” SEC. 90-91 716 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. modo compulsivo cosa que pueda comprometer la creencia ex- traña. «US. dice que solo por condescendencia había consentido en que solicitasen dispensa de la autoridad eclesiástica para celebrar su matrimonio, porque en virtud de los privilejios diplomáticos podía hacerlo solemnizar por la Legacion. Sín entrar por ahora en el exámen de la extension que las leyes de las naciones conceden a las prerogativas puramente civiles i políticas de los ajentes diplo- máticos, ni ménos tratar de las cautelas con que éstos deben usar esas mismas prerogativas para no dar lugar a que se dañen la mo- ral i los derechos ciertos del pais en que se ejercen, solo debo limitarme a considerar los efectos de extraterritorialidad en el ór- den relijioso, que es el único que incumbe a mi carácter de Pastor espiritual. z «Desde luego, no pretendo disputar a US. que un matrimo- nio contraido en la forma arriba enunciada surta los efectos civiles en Norte-América; lo único que aseguro a US. es que a los ojos de los católicos, una señora católica no pudo contraerlo válida ni lícitamente. ] «Los convenios de las naciones no pueden cambiar las sanciones de la relijion. «Los católicos creemos que E poder relijioso emana de Dios, 1 obrando en su esfera, está fuera del alcance de toda lejislacion hu- mana. El derecho de jentes convencional, cuando ha establecido la extraterritorialidad de las casas de los ajentes diplomáticos, asi- milando éstos al territorio de la nacion del ajente, solo ha hecho aquello que el hombre puede hacer. Esto es, ha concedido los pri- vilejios que las naciones podían conceder; mas como ellas no tie- nen poder alguno sobre las creencias ni la relijion, los dichos pri- vilejios en nada han tocado a la relijion ni la conciencia. Por esto, los diplomáticos católicos, a pesar de sus privilejios, no acuden para la administracion de sacramentos a la autoridad eclesiástica de su propio pais, sino a la de aquel en que residen, sujetándose entera- mente a la disciplina que rije en éste, Si US. hubiese traido en gu compañía algun empleado católico, éste, en lo tocante a su re= lijion, desde que pisaba el territorio chileno no dependía del Obigs bs po norte-americano, sino del chileno, «Es un principio reconocido que los capellanes católicos de le= —f gacion necesitan, para funcionar como tales, de la autorizacion del | Prelado en cuya Diócesis están. Segun estos principios, doña Isa=- bel Astaburuaga como católica no variaba de condicion porque se A a Doblar en la casa de US., pues que permanecía sujeta a las mismas leyes relijiosas a que lo estaba de antemano. En Chile, como en todos los paises donde fué aceptado el Concilio de Trento, la falta de presencia del Párroco i dos testigos es impedimento di- rimente del matrimonio: por consiguiente, la señora Astaburuaga, como católica chilena, aunque quiera aprovecharse de cualesquiera -privilejios civiles o políticos, si se casa sin la tal presencia del Párroco i testigos, no queda casada en el sentido católico; porque 3 contrae el matrimonio con un impedimento dirimente. «Í para que no se crea que la tal presencia es acto relijioso, advierto a US. que aún cuando se hacen matrimonios de católicos con protestantes en que no cabe bendicion relijiosa, siempre com- parece el Párroco i los testigos, no ya como sacerdote, sino como - testigo calificado; porque su presencia es de todo punto necesaria, - para la validez del acto. : (US. se queja de que se le Mie exijido comprobantes de soltería o viudez para poder haber efectuado su matrimonio en conformidad a las leyes que ligan a la señora Astaburuaga, pero no hai razon en que apoyar esta queja. Sea dicho de paso, que han struido mal a US. los que le aseguraron que yo pedía informa- “cion de soltería, que se dió principio a ella ante mí, i que despues me negué a ver sus documentos. En todo esto les seguramente 'equivocacion, porque nada de ello ha sucedido. Mas si hubiese “pensado otorgar la dispensa que dicha señora solicitó, no habría podido ménos que exijir la prueba de libertad i soltería; porque así lo disponen nuestras leyes relijiosas. Puede ser que en Norte América, por el principio de que a nadie se supone embustero miéntras no se le pruebe, baste el dicho del que se casa para repu- tarlo por soltero. Mas entre nosotros a nadie se cree bajo su sola labra, ¡en esta parte todos son iguales ante la lei, sia que exima de su observancia el carácter de la persona, no reputándose por ofensivo al honor exijir que el que afirma que es soltero lo pruebe. * «Por lo que mira a los rumores de que US. es casado en su , que US. dice corren i de que me hace autor, rechazo el cargo o una imputacion gratuita. Es indigno del carácter de un Pre- AUS MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, lado católico valerse de rumores 'i hablillas, como US. cree, para impedir su matrimonio. «Léjos de eso, mi conducta en este negocio ha sido la mas franca 1 leal que podía esperarse. Desde la primera vez que se me habló de la dispensa, dije mi sentir 1 ni una sola ocasion alimenté espe- ranzas que no habían de realizarse. aSiempre he procurado guardar comedimientos con la persona de US., i solo he hecho alusion a ella en la parte que era indis- pensable hacerla con relacion a la dispensa. Cuando la señora As- taburuaga me ha consultado sobre lo que tocaba a su conciencia i pedido mi consejo, entónces sí que le he abierto mi corazon, 1 sin considerar otra cosa que su bien espiritual, nada le he ocultado de cuanto aquél abrigaba. Mas esta confianza paternal era un de- ber sagrado que no podía omitir sin traicionar el cargo pastoral que ejerzo. En hacerlo así tampoco he ofendido a persona alguna, como no ofende el padre natural en los consejos que dá a aquel de quien la naturaleza le ha constituido guía. «Cabalmente, no he hablado con la señora Astaburuaga sino en el confesonario, lugar el mas respetado de los católicos, i que está destinado para abrir los corazones i comunicar los secretos que la mano del hombre ni de léjos puede tocar, «En esta virtud, si US. se cree ofendido por los rumores que dice se han suscitado en perjuicio de su reputacion, puede valerse del medio que le convenga para desvanecerlos, que yo nada tengo que ver con ellos. Tampoco me creo ya en el caso de pronunciar juicio sobre el valor legal del certificado de honor i testificaciones de los señores Tavira i Levraud que US. me copia en su arriba citada nota; porque ya no tiene caso la prueba, que la señora As- taburuaga quería cuando solicitó la dispensa. «Tengo el honor de ser de US. obsecuente servidor Q. B. S. M.» RAFAEL VALENTIN, Arzobispo de Santiago. El señor Barton dejó pasar tres meses i medio sin contestar es- ta nota tan concluyente como comedida. ¿Qué fué lo que al cabo de este dilatado espacio de tiempo hizo romper el silencio del ajen= | te diplomático americano?—El señor Valdivieso creyó de su deber | hacer un último esfuerzo para traer a mejor camino a la señora | Astaburuaga, que no por haberse descarriado dejaba de ser oveja | de su rebaño. Intentaba el Prelado inducirla a romper esa |. union ilejítima ante la conciencia católica o a regularizarla por |. ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885, 719 -medic de la dispensa del impedimento de disparidad de culto, -—constatacion legal de la soltería de su intitulado esposo i celebra= cion del enlace conforme a las prescripciones del derecho eclesiás- tico. Confiaba el señor Valdivieso en que, pasada la efervescencia de las pasiones, la señora estuviese en situacion de prestar oido a la voz de la conciencia 1 a las paternales exhortaciones de su Pre- lado. I aún cuando sus advertencias no lograsen el fruto apete- cido, siempre quedaría al señor Valdivieso la satisfaccion de haber cumplido por su ¡parte con los deberes de su ministerio pastoral, haciéndole comprender la irregularidad de su conducta i el deplorable estado de condenacion eterna en que se hallaba. - Con este fin dirijió a doña Isabel Astaburuaga, con fecha 14 de Febrero, la- bella 1 tierna epístola que traseribimos a continuacion: «Cuando el Señor permitió que nsted perdiese a los padres que la naturaleza le había dado, no quiso que quedase privada de los a que, en el órden espiritual, la relijion le concede para encaminarla a su salvacion. Si en aquellos la sangre inspiraba un tierno cari- ño, a éstos la conciencia impone, como sagrado deber, un amor tan solícito, que no debe retroceder a presencia de la muerte mis- az porque está escrito en el Santo Evanjelio que el buen Pastor EN su propia alma por las ovejas de su rebaño. Usted ha pertene- _cido al mio; segun el órden de la gracia ha sido mi hija espiritual; debo dar cuenta de usted a Jesucristo Salvador nuestro, i su feli- Mbjana eterna ocupa profundamente mi corazon. (Muchas personas, con el deseo de complacerla, solo hablarán a usted de cosas halagiieñas. Pondrán delante de su vista perspecti- vas lisonjeras de comodidad, riqueza 1 placer; pero no es esto lo - que conduce a la dicha. La vida es una sombra fugaz que corre con velocidad, 1 que nos arrastra a su término, el cual debe ser el prin- -cipio de nuestros desengaños. El Señor nos ha dicho, que nos ¡la- mará a sí cuando ménos lo pensemos; e infelices de nosotros, si entónces todavía la venda de la ilusion cubre nuestros ojos. Con el fin de que usted no sufra tan funesta sorpresa, i de que no sea envuelta en sus irremediables consecuencias, yo voi a hablarle el lenguaje de la verdad, 1 de la verdad única que a usted importa conocer. Porque, segun la expresion del Divino Maestro, «¿de qué sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma? ¿Qué recompensa podrá. dar el hombre por ella? Al fin ha de venir el Hijo del hombre, i entónces dará a cada uno no mas que lo que le toque». «No puedo dudarlo, porque es público 1 notorio, que usted ha y 720 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS, procedido a celebrar un pretendido matrimonio con un caballero de distinta relijion, sin presencia del Párroco 1 contra la disposi- cion de la Iglesia; i si bien este paso proporciona a usted los cari- ños de una criatura i le pone en posesion de comodidades terrenas, aquellos i éstas no podrán acompañarle mas hallá del sepulcro, al paso que su alma se ha echado sobre si responsabilidades inmen- sas en la presencia del Señor. «1.2 Usted ha procedido a celebrar un acto, que calificaba de matrimonio, con una persona que está fuera del gremio de la Igle- sia católica. «2. Usted lo ha contraido a sabiendas, obstándole un impedi- mento dirimente que anula el matrimonio, cual es la presencia del Párroco i dos testigos. n «3.2 Usted ha consentido en comunicar en lo concerniente a Jo divino con los protestantes, celebrando el pretendido matrimonio ante un ministro de su secta. «En primer lugar, si la Iglesia mira como perjudicial el matri- monio con los de diversa creencia, aún cuando estos prometan la educacion en la relijion católica de la prole, i si le pide su dispen- sa ¿cómo reputará la violacion de sus prohibiciones, el desprecio de sus leyes i el abandono de los intereses sagrados de la inocente sucesion? ¿Podrá la adquisicion de bienes de la tierra cohonestar este ultraje hecho a la Iglesia ia los deberes de la conciencia? ¿Bendecirá Dios una union que se anuda con tales trasgresiones? Si usted no experimenta las amarguras en esta vida, mayor debe ser su temor, No sea que el Señor quiera premiar sus buenas obras pasadas con una felicidad transitoria, reservando para la eternidad el azote de su justicia. : «En segundo lugar, usted ha dado su mano celebrando el acto de matrimonio con un impedimento dirimente, i por esta causa a los ojos de la relijior, no ha quedado casada. El capítulo prime- ro sobre la reforma del matrimonio del Santo Concilio de Trento expresamente declara por nulos e írritos los matrimonios que se contraigan despues de la promulgacion del Concilio sin presencia del Párroco i dos testigos; i como en Chile se hizo la promulga- cion, i el de usted, que es chilena, se efectuó en el territorio de la Diócesis sin esa formalidad, se sigue que adolece de una insana- ble nulidad. En vano le dirán a usted que el caballero que usted miraba para esposo era ajente diplomático de los Estados Unidos, i que por la lei de las naciones su casa gozaba del privilejio de que se considorase como parte del territorio norte-americamo, b Esos privilejios, solo pueden sufragar para los negocios tempora- les, no para los de la relijion. El poder de lejislar, en materias tocantes al órden relijioso, lo ha recibido la Iglesia Católica de su Divino Fundador, i es punto de fé católica, que sus leyes 1 discipli- “na no pueden ser alteradas por otra autoridad que la de la Iglesia. Las naciones, pues, cuando acordaron los privilejios a las casas de los ajentes diplomáticos, solo concedieron prerogativas temporales; mas no cambiaron el estado relijioso de los lugares en que las di- chas casas estuviesen situadas. Para los católicos tanta fuerza tiene en Chile el Concilio de Trento adentro de las habitaciones de los ministros diplomáticos como afuera. Los hombres con sus determinaciones no pueden hacer que tenga subsistencia lo que la Iglesia anula: hablo por lo que toca al fuero de la conciencia. 1 aún cuando usted ante la lei norte-americana sea reputada como mujer lejítima del señor encargado de negocios, 1 goce de los de- rechos civiles de esposa, en la presencia de Dios no lo es. Vive en una union prohibida, i multiplica el número de sus pecados por el de las veces en que quiera apropiarse los derechos de esposa. (Para que se persuada mejor de que la engañan los que la ha- cen creer que las prerogativas diplomáticas pueden anular las - determinaciones de la Santa Iglesia, pregunto a usted si juzga que por el hecho de habitar en casa del señor encargado de nego- cios está exenta de mi jurisdiccion. Si lo está, usted carece de Dió- + cesis, no tiene pastor espiritual de quien recibir los auxilios de la relijion; porque ningun Obispo católico norte-americano tiene 7 - jurisdicion espiritual en la casa del señor encargado de negocios, así como yo no la tengo en las casas de nuestros ajentes diplomá- ,. ticos cerca de gobiernos extranjeros. Aín mas, por mucho que usted se identificase con el que usted reputa marido, i que pre- tendiese que por la extraterritorialidad el Obispo de él fuese el —guyo, tampoco tendría usted Obispo; porque el señor encargado de negocios como protestante no conoce por suyo ningun Obispo católico. Sí, pues, es un absurdo pretender que por el hecho e habitar en casa de un ajente diplomático se halla exenta de la risdiccion de su Pastor, ¿cómo se figura que podía haberse sus- raido a los vínculos con que la ligaban las leyes de la Santa glesia? Es preciso, pues, quererse cegar para pretender que un atrimonio contraido por usted, católica chilena, sin presencia de Párroco haya podido ser verdadero matrimonio en el fuero de Ja conciencia, «Bl tercer mal que nsted ha causado a su alma ha sido comunis 722 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, car con los protestantes en los actos relijiosos de sus sectas. Me han asegurado que usted consintió en que un ministro protestante vi- niese a autorizar el acto matrimonial que usted celebró con el se- ñor encargado de negocios de Estados Unidos; i como el rito reli- jioso del matrimonio es acto de relijion, usted tuvo comunicacion en cosas divinas, como se expresan los teólogos, con los de ajena creencia. La Iglesia reprueba altamente este jénero de comunica- cion; porque el que tributa a Dios un culto a sabiendas de que es falso, sacrilegamente se burla de la Divinidad i participa de la im- piedad ajena. Los sagrados cánones imponen la pena de excomu- nion mayor al delito que ha cometido, i usted ha tenido la desgracia de hacerse acreedora al mas grave i funesto castiyo que puede su- frir un católico. Pero aún cuando tenga que lastimar su corazon sensible, yo no debo ocultar a usted nada de lo que pesa sobre si. Las circunstancias de la publicidad con que usted obró, el menos- precio abierto que hizo de la autoridad de su Pastor, la incorpo- racion en un acto de culto protestante, celebrado por ministro de esa secta, 1 hasta el aire de ostentacion con que usted hizo todas estas cosas, inducen a la mas vehemente sospecha de que usted ha apostatado de su relijion, pues se hace mui difícil el concebir que, permaneciendo católica, hubiese podido obrar tan a sangre fría de esa manera. «¿I podré yo mirar con indiferencia la situacion desventurada en que se halla su alma? ¿Dejaré que, seducida por los halagos de las comodidades terrenas, marche usted serena por el camino de su eterna perdicion? Nó, mi señora; aunque usted haya querido sustraerse a mis cuidados paternales, yo uo podré olvidar jamás que ha sido oveja de mi espiritual rebaño, que su alma ha sido rescatada con la sangre preciosa de Nuestro Señor Jesucristo, 1 que este buen Padre la convida con el perdon, si usted abjura sus yer- ros, si usted satisface a la Iglesia i si abandona la senda de muerte por donde marcha. No quiera usted cerrar los oidos a las amonestaciones de su Pastor. Recuerde, que el mismo Salvador Jesus dijo a sus Apóstoles, de quien soi, aunque indigno, lejítimo sucesor: «El que os oye me: oye, 1 el que os menosprecia, a mi es «a quien desprecia». Teimo que la blandura con que ahora se le trata, si usted no se aprovecha de ella, sea contra usted en la presencia de Dios un nuevo acusador de su resistencia a la gracia. | «Usted ha dado un grande escándalo a todos los fieles de la: Diócesis, tendiendo un funesto lazo a las iucautas que pudieran sentirse instigadas a seguir sus pasos; i aún cuando tengo obligas. cion de atajar el mal, valiéndome para ello de los medios que la Santa lglesia pone en mis manos, no he querido usar de ellos án- tes de amonestar a usted. Por su propio bien i por la gloria del Se- 'ñor que la ha criado i redimido, le ruego a usted encarecidamente que reflexione sobre lo que ahora le he expuesto, i sobre cuanto - dije a usted ántes de que procediera a consumar el atentado con- tra su relijion que meditaba, Vuelva sobre sus pasos 1 apresúrese a echarse en los brazos de la Santa Iglesia, que si usted es dócil -a ella, el mal aún tiene remedio. No vaya a ser que se reagrave de Udal 'modo que llegue a no tener cura. «Ruego al Señor que comunique;a usted sus luces i gracias i que las aproveche. Entre tanto, quedo de Ud, $. S. $. i padre en Cristo Señor Nuestro». RAFAEL VALENTIN, Arzobispo de Santiago. Como se vé, nada había en esta carta de injurioso para nadie: era un último esfuerzo de la caridad pastoral en favor de una al - ma puesta en camino de perdicion, pero que todavía podía sal- varse. lin ella no se habla sino de relijion, de los deberes de la conciencia, de los principios católicos i de jurisdiccion espiritual. avifestaba a la señora sus descarrios i los motivos que hacían creer que había apostatado su relijion, por haber aceptado un es- poso que estaba fuera de la Iglesia sin haber obtenido la dispensa necesaria; por no haberse casado a presencia del Párroco i dos “testigos, como lo mandan las leyes eclesiásticas so pera de de nu- dad; 1 por haber comunicado ¿in divinis con herejes, recibiendo a bendicion nupcial de manos de un ministro protestante. Sin embargo, a pesar de la justicia de estas consideraciones adentes al bien espiritual de una señora católica, esta carta hi- o llegar al colmo la irritación del señor Barton, cuyo carácter ntilloso e irascible no necesitaba de mucho para sentirse con- riado (1). Cualquiera habría visto en estas exhortaciones 1) Para que se aprecie en su justo valor el carácter de este caballero i la exor- itante extension que daba a los privilejios diplomáticos, véase el hecho siguiente "que se menciona en la Memoria presentada al Congreso por el señor Ministro de Ibelones Exteriores: «Es una regla de policía, necesaria para la seguridad de ue transitan 1 para evitar daños de consideracion, manear los caballos de to- lo carruaje que pára en una calle, a ménos que haya una persona que cuide de jue no se disparen. O porque se hubiesen omitido ambas precauciones, o porque sirviente encargado de la custodia del carruaje del señor Barton no tuviese el necesario cuidado, lo cierto eg que se dispararon los caballos con su carruaje en 1 Cañada, no yendo en él Su Señoría; que despues de haber corrido acelerada- 724 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. * dirijidas a la conciencia el ejercicio de un derecho propio de los pastores espirituales. Pero el señor Barton 'vió una injuria a su carácter diplomático, i en consecuencia, exijió al Gobier- no en ncta de 14 de Abril la seguridad de que en el peren- torio término de dos dias útiles el Arzobispo sería juzgado i casti- gado ejemplarmente, so pena de poner punto a los negocios de la Legacion. «Demando, decía en esta nota, en nombre i por la au- toridad del Gobierno de los Estados Unidos de América, que Rafael Valentin, que se titula 1 es conocido como Arzobispo de Santiago, sea llevado a juicio por el Gobierno de Chile i se le'im- ponga pronto, ejemplar i condigno castigo por las varias i diferentes infracciones 1 violaciones de las leyes de las naciones que ha come- tido en las agresiones 1 las muchas afrentas e insultos que ha hecho a los derechos, inmunidades e inviolabilidad de la Legacion de los Estados Unidos cerca del Gobierno de la República de Chile - 1 al ministro público de los mismos i a la familía de éste; todos los cuales se contienen en las comunicaciones de Su Reverencia recibidas en esta Legacion con fechas de 2 de Enero 114 de Fe- brero último». A no dudarlo, la extraña exaltacion del encargado de negocios norte-americano era motivada, en primer lugar, por la extrema irritabilidad de su carácter, ien segundo lugar, por su absoluta ignorancia acerca de las leyes, prácticas 1 constitucion de la Lgle- sia. Se imajinaba que por el hecho de ser representante diplomá- tico de los Estados Unidos debían estimarse correctos todos sus actos 1 deferirse ciegamente a su manera de pensar. En tal grado exajeraba el alcance de las inmunidades diplomáticas, que creía de- bian extenderse hasta el fuero de la conciencia; 1en esta virtud pretendía que su matrimonio, que era nulo ante la jurisprudencia eclesiástica 1 civil de Chile, debía ser tenido como lejítimo por el hecho de haberse verificado en la Legacion. No fué posible hacer= le comprender que la validez de un matrimonio en el fuero de la. mente cinco o seis cuadras, rompieron los tiros i siguieron corriendo hasta mas abajo del Colejio de San Miguel, donde los vijilantes, en cumplimiento de su obli- gacion, los detuvieron i llevaron a la policía. El Intendente de Santiago, luego que tuvo noticia de la persona a quien pertenecían, le hizo saber que estaban a su disposicion; i aún, con el objeto de evitar hasta el mas lijero motivo de queja, intervino en ello el Ministerio de Relaciones Exteriores, oficiando formalmente al señor Barton para que dispusiese de su propiedad. El señor Barton, sin em-- bargo, encontró en un hecho tan sencillo una infraccion de los fueros de su carác- ter diplomático; i hasta el dia de hoi permanecen los caballos en poder de la policía, sin que el dueño se haya servido ni manifestar su intencion, a pesar de habérsele instado varias veces para que lo hiciese, ni deducir en forma los fundas mentos del imajinado agravio», (Documentos parlamentarios, de 1847 a 51). Me Je - ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIBMBRE DE 1885 725 conciencia nada tiene que ver con el carácter diplomático de los —contrayentes, i que aunque su enlace tuviese valor legal ante la -Jejislacion de los Estados Unidos, ese valor no podía extenderse sino a los efectos civiles, pero de ninguna manera a su lejitimidad ante Dios i la conciencia. Por esta razon creyó vulnerado su ho- or i atropellados sus fueros diplomáticos cuando el señor Valdi- =vieso hizo presente a la señora Astaburuaga que su matrimonio no era lejítimo ante la conciencia, por mas que el que llamaba su esposo fuese un ministro diplomático 1 su enlace se hubiese verifi- cado en la Legacion. - Creyó el señor Barton que semejante declaracion significaba que el señor Valdivieso pretendía extender su jurisdiccion hasta el recinto de la Legacion, con menoscabo e injuria de la indepen- dencia que el derecho de las naciones asegura a Ja persona, casa i familia de los ajentes diplomáticos. Este errado concepto prove- nía de la monstruosa confusion que hacía de las jurisdicciones eclesiástica i 1 civil. A causa de su ignorancia acerca de la constitu- cion de la Iglesia, no podia comprender que la jurisdiccion espiri- Dual pudiese llevar hasta el seno de una Legacion, siempre que en el lla hubiese un católico, sin que se atentase contra su independen- cia. Creía, ademas, que así como la Legacion estaba exenta de la jurisdiccion de los poderes del Estado, tambien debia estarlo de 1 del Arzobispo, a quien consideraba como un mero funcionario civil, No fué posible hacer comprender al señor Barton que la ju- risdiccion espiritual de la Iglesia, que solo tiene por objeto la "conciencia, se extiende a donde quiera que exista un católico; i “que siendo católica la señora que él consideraba su esposa, estaba ajo este aspecto sometida a la jurisdiccion del Arzobispo, mién- residiese en la Arquidiócesis. Tan claro como es esto para un ólico, era un cáos para el encargado de negocios, acostumbrado ter que los. ministros protestantes son súbditos e instrumentos dóciles de los gobiernos. Esta misma falta de conocimiento de los ñ pios de derecho público eclesiástico dió márjen a la preten- rivativos de su ab independiente. r el hecho de dirijir al Gobierno sus reclamos contra las preten- pecas del señor ¡Valdivieso Mr. Barton convertía una cues- s 726 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. sidad de tomar cartas en el asunto, a pesar de que por su natura- leza no le incumbía. Pero, como el señor Barton acompañaba sus reclamos contra el Arzobispo con acerbas quejas por sufluestas des- cortesías del Gobierno para con él, las comunicaciones del señor Vial debieron comprender, a la vez que la justificacion de su con- ducta, la defensa de los correctos procedimientos del Prelado. En su nota de 27 de Abril de 1849, en contestacion al señor Barton, decía lo siguiente: «Por lo que toca al punto de reparacion, es decir, a que el Ar- zobispo sea juzgado criminalmente 1 se le imponga un pronto, ejemplar i condigno castigo por las agresiones e insultos que ha cometido, segun US. dice, contra las inmunidades i la inviolabili- dad de la Legacion de los Estados Unidos, i por haberse arrogado jurisdiccion sobre dicha Legacion o sobre cualquiera de los perso- nas que ella comprende, observaré primeramente que el mui Re- verendo Arzobispo, en el ejercicio de su ministerio espiritual, es absolutamente independiente de este Gobierno i de los Tribuna- les de Justicia de Chile, i que cualesquiera que fuesen sus actos, no saliendo de los límites de ese ministerio espiritual, estarían completamente fuera de la jurisdiccion de las autoridades públi- cas de Chile, i no sería posible a éstas, sin traspasar sus atribu- ciones i sin otros gravísimos inconvenientes, juzgarle (6 castigarle: en manera alguna; que no puede haber castigo sin delito, i delito: donde falta la intencion de dañar o una culpable obcecacion que desconoce las reglas eternas de moral 1 justicia estampadas en el corazon humano; que el que ha obrado como el Arzobispo 4 im- pulso de convicciones profundas, no solamente suyas sino de la relijion que profesa i comunes a la jeneralidad de los católicos en Chile ien todos los paises del mundo, no puede ser verdadera- mente criminal, sobre todo en Chile, donde el catolicismo es la relijion del Estado; que la independencia del Arzobispo en el ejer= cicio de sus funciones pastorales, espirituales, es un derecho tan inherente i esencial a ellas, como puede serlo la libertad de las discusiones parlamentarias en un cuerpo lejislativo; 1 así como no. sería justo exijir del Gobierno el castigo de un Senador o Diputa- do que en el ejercicio de este derecho faltase a un embajador o uu soberano, tampoco parege justo imponer semejante obligacion al Gobierno con respecto a los actos del primer Prelado de Chile, que goza de una independencia no ménos incontrastable segun la creencia jeneral de los habitantes del pais en que US, reside; que las relaciones civiles i políticas, a que sería perfectamente aplicas e ars DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1885. 727 É ble el raciocinio de US., son de un órden mui diferente del de “las relaciones relijiosas, que solo atañen a la conciencia i a las persuasiones intimas del alma, sobre las cuales no ejerce ningun imperio ni la lei civil ni el Derecho internacional; que la jurisdic- “cion ejercida por el Arzobispo es enteramente de este órden; que si US. tiene derecho a que en el foro externo la señora doña 1sa- bel Astaburuaga sea considerada como doña Isabel Astaburuaga de Barton i tratada con toda la cortesía i respeto a que incontes- tablemente es acreedora la esposa de un ministro público, no se sigue de aquí que en el foro interno no sea lícito a un católico con- siderarla bajo diverso aspecto; que aún cuando su matrimonio ge hubiese contraido, no en un territorio constructivo sino real i ver- daderamente de los Estados Unidos de América, semejante matri- monio no daría derecho en las otras naciones sino.a que fuese reconocido como lejítimo en el foro externo 1 se le otorgase por los tribunales de justicia i por el Gobierno los efectos civiles del ' matrimonio, tales como la lejitimidad i los derechos de sucesion a 4 los hijos; pero que nadie por eso estaría obligado a considerarlo como válido en el foro espiritual de la Iglesia católica, si le faltase roy Be “alguno de los requisitos de los que la Iglesia católica considera gomo necesarios e indispensables; que hai circunstancias en que sería dudoso aun el valor de los efectos civiles del matrimonio ce- -lebrado bajo el imperio de una lei extranjera, sobre cuyo punto no Creo necesario hacer otra cosa que apelar a la autoridad de un ilustre publicista norte-americano, Mr. Waheaton en sus Hlemen- s de Derecho Internacional (par. 2.*, cap. 2.” páj. 7) i a la lei vil de una nacion que no cede a otra alguna en sabiduría i libe- talidad de principios (Código Civil de los franceses, título prelimi- nar, art. 3.%); que la jurisdiccion asumida por el Arzobispo no es civil ni política, i se refiere a un órden de cosas en que no se imjie- ' re ningun gobierno temporal (i el de Estados Unidos ménos' tal- vez que otro alguno), jurisdiccion que se dirije a la conciencia; que or su naturaleza está sujeta a la voluntad de la persona sobre la cual se ejerce, i cuya pena mas rigurosa es la separacion del gre- 728 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. detrimento a la estimacion a que la señora doña Isabel Astabu- ruaga de Barton es acreedora en la posicion que actualmente ocu- pa: que la primera carta del mui Reverendo Arzobispo ha sido una contestacion a US. i en ella no pudo ménos que contraerse aquel Prelado a los puntos que le tocaba US., ni de expresarse en ellas sino segun su conciencia i sus principios; i que con respecto a la segunda comunicacion, que de parte del Arzobispo fué comple- tamente espontánea, el Grobierno, aunque hubiera preferido que el Arzobispo no se hubiese creido en la obligacion de trasmitirla, no encuentra nada en ella que pueda tacharse de criminal. Será, si se quiere, la efusion de un celo indiscreto, apoyado en persua- siones que un protestante mirará como erróneas; será, si se quiere, una piedad i solicitud pastoral mal entendidas e intempestiva- mente mal aplicadas, pero desinteresadas 1 puras. «En virtud de estas consideraciones que ofrezco a la desapasio- nada atencion de US., i especialmente de la primera de todas (la independencia del Arzobispo en el ejercicio de su ministerio espi- ritual) no puede el Gobierno prometer a US. que el Arzobispo de Santiago será sometido a juicio i castigado por los actos que US. designa, ; «Dedúcese de lo expuesto que mi Gobierno tampoco se halla en el caso de ofrecer al de los Estados Unidos de América satisfac- cion alguna por actos que no han sido de este Gobierno; que este Gobierno se halla inhabilitado de impedir, i que se han ejecutado sin su participacion ni conocimiento. Me es, pues, altamente sen= sible no poder dar a US. las prontas i explícitas seguridades que sobre este particular demanda». Despues de esta nota Barton dejó trascurrir un mes de ab. soluto silencio, contra lo que era dado esperar despues de las ter- minantes amenazas con que había puesto fin a su última comuni- cacion, si el Gobierno no le daba las reparaciones que exija. Por fin, en los últimos dias de Mayo, dirijió su respuesta al Gobierno, no ya por intermedio del Ministro de Relaciones Exteriores, como es de uso corriente en la diplomacia, sino al Presidente de la Re- pública. En esta se esforzaba por desautorizar algunas de las ob- servaciones de la comunicacion del señor Ministro i concluía por anunciarle su retiro definitivo del pais. El señor don Salvador Sanfuentes, Ministzo del Culto a la sazon, contestó de oficio esta última comunicacion, limitándose a decir al señor Barton que en. el estado actual de cosas toda ulterior discusion no haría mas que agravar las dificultades, i que quedaba instruido el Gobierno de la ) clausura de la 15 para todos los negocios pasados o pre- sentes” "que la concernían. Al terminar la exposicion hecha por el señor Ministro Vial al Congreso de este desagradable incidente diplomático, se expresa textualmente: «No hai necesidad de encarecer lo sensible que fué al Gobierno la interrupcion de la correspondencia con la Legacion americana, i la partida de Mr. Barton, que se presentaba con el aspecto de un rompimiento, Pero no fué posible evitarlo. Acceder 'a las demandas de Mr. Barton hubiera sido el colmo de la injusti- , el colmo de la degradacion, aun cuando el Gobierno hubiera estado revestido de suficiente poder para realizar las seguridades que pedía. Las cosas habían llegado a tal punto, que nuestro Gto- bierno mismo probablemente hubiera creido! de su deber poner fin a toda comunicacion oficial con Mr. Barton, cuya remocion se babía ya dado órden para que se solicitase dal Gobierno de los ¡Estados Unidos, i me inclino a creer que la contestacion a la nota de 18 de Abril, despues de considerada toda ella por el Gabinete abría sido notificarle esta resolucion». Asi terminó este ruidoso i desagradable incidente diplomático, sostenido con tanta moderacion como firmeza en la parte que les Iincumbía por las autoridades eclesiástica i civil de la República. embargo, el drama representado por el Ministro norte-ameri- o tuvo un desenlace trájico que confirmó plenamente las pre- lones del señor Valdivieso i justificó sus procedimientos. E] or Barton, que había afirmado bajo la fé de su palabra su ado de soltería, que había levantado el grito al cielo porque le habían exijido documentos comprobatorios de la verdad sus afirmaciones, que había pedido reparaciones por la supuesta Mjuria que se le infería rehusando dar crédito a su palabra, i cas- s para el Prelado que amonestaba como pastor a la oveja que evaba al sacrificio, era en realidad casado i había hecho vícti- desgraciada de su engaño a la jóven chilena que se dejó pren- incautamente en sus redes. A su llegada a Estados Unidos, la sa lejítima del señor Barton reclamó sus derechos i desen- ascaró al impostor, el cual con un cinismo incomprensible decla- ) que su ánimo no había sido otro que el de llevar una compañera d viaje. Entre tanto, la señora Astaburuaga quedó abandonada a alserja en un pais extraño, donde carecía de todo jénero de re- ones 1 de recursos, Compadecido de su situacion, la recojió en asa el señor don Manuel Carvallo, Ministro de Chile en Esta- dos Unidos, i despues de prodigarle todo jénero de atenciones i de 2 A 4 ANA a si sed pS E Le MN OÍ Je AIR o A A pa É A Eós ES za . IS MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERA) AAA Ú S 0 AENA auxilios, le suministró jenerosamente los medios de repatriarse. Por órden de nuestro Gobierno presentó ante el de Washington reclamos que dieron por resultado la destitucion del señor Bar- ton. CAPÍTULO XIV. LA DECLARACION DEL DOGMA DE LA INMACULADA CONCEPCION. Encíclica de Pio IX a los Pastores del orbe católico. —Dictámen de los Pastores E de la Iglesia. —Disposiciones dictadas por el señor Valdivieso. —Informe de la - Congregacion de teólogos. —Dictámen del señor Valdivieso. —Solemnidades en Roma con motivo de la declaracion dogmática. —Fiestas celebradas en Santiago Con el mismo motivo. ; - Elaño de 1849 fué memorable para la Iglesia. La ola de la re- =yolucion demagójica, desencadenada en Roma, hizo bambolear por momento el trono secular de los Papas, i Pio IX se vió preci- do a pedir albergue hospitalario en pais extraño. Gaeta, en el eino de Nápoles, le abrió sus puertas i le ofreció seguro asilo "contra la saña de los revolucionarios. Allí, en la tierra del ostra- ¡cismo, Pio 1X concibió el pensamiento de declarar dogma de fé el sterio de la Inmaculada Concepcion de María, con el fin de inte- sar mas eficazmente en favor de la Iglesia el poderoso valimiento la Reina del Cielo. En la imposibilidad de reunir un Concilio Ecuménico a causa de la penosa situacion de Roma, dirijió a los Pastores, Primados, Arzobispos i Obispos del orbe católico una íclica, pidiéndoles sus dictámenes sobre este augusto misterio uelo, Venerables Hermanos, cuando supimos el modo mara- A. DE LA U. 1.* SEC. | 92-93 bl e . 182 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARÍAS. villoso con que bajo el Fontificado de nuestro predecesor Gregorio XVI, de venerable memoria, se había despertado eu todo el orbe católico el ardiente deseo de ver al fin decretar por un juicio so- lemne de la Santa Sede, que la Santísima Madre de Dios, Madre amantísima de todos nosotros, la Inmaculada Vírjen María, fué concebida sin la mancha orijinal. Justiicaa i demuestran clara- mente este piadosísimo deseo las incesantes peticiones presenta= das, ya a Nuestro Predecesor, ya a Nos mismo, en las cuales los mas ilustres Prelados, los mas venerables capítulos canonicales i las congregaciones relijiosas, distinguiéndose la insigne Orden de Predicadores, solicitaron con empeño que les fuese permitido aña- dir i pronunciar solemne 1 públicamente en la sagrada liturjía, principalmente en el prefacio de la Misa de la Concepcion de la Bienaventurada Virjen, la voz Inmaculata. De mui buena volun- tad accedimos a estas peticiones, tanto nuestro Predecesor, como Nos mismo. A esto se agrega, Venerables hermanos, que muchí- simos de entre vosotros no han cesado de dirijir a nuestro Prede- cesor ia Nos cartas, por las cuales, con reiteradas peticiones i viva solicitud, nos urjían para que tratásemos de definir como doctrina de la Iglesia Católica, que la Concepcion de la Santísima Vírjen María había sido enteramente inmaculada, i absolutamente exenta de toda mancha de la culpa orijinal. Ni han faltado en nuestro tiempo varones eminentes por su injenio, virtud, piedad i doctrina, que en sabios i laboriosos escritos han ilustrado esta santa 1 pla- dosísima sentencia, de tal manera, que muchos se admiran de que la Iglesia 1 la Silla Apostólica no decreten todavía a la Santísima Vírjen este honor, que la comun piedad de los fieles desea tan ar- dientemente verle declarado en un solemne juicio, por.la autoridad de la misma Iglesia i de esta Silla. A la verdad, singularmente agradables 1 de plena consolacion nos han sido estos votos, pues, desde nuestros mas tiernos años, nada nos ha sido mas caro ni mas precioso, que honrar a la Santísima Virjen María con una sin- E gular piedad i obsequio, i con el mas íntimo afecto de nuestro cora= zon, poniendo por obra todo lo que nos parecía poder contribuir a su mayor gloria i alabanza, i a la extension de su culto. Así fué | 4 po nuestros pensamientos i atenciones sériamente a un objeto de te alta importancia, sin omitir el elevar nuestras humildes i fervien- tes oraciones hácia nuestro grande i buen Dios, para que se digna se Ilustrar nuestro espíritu con la luz de su celestial gracia, 1 h cer conocer la determinacion que debíamos tomar en este asun ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1885. 783 ge Jonfiamos, sobre todo, en la esperanza que la Santísima Vírjen, que ha sido elevada por la grandeza de sus méritos sobre todos los coros de los ánjeles hasta el trono de Dios (S. Greg. Pap. de Exposit. in libro Regum); que quebrantó con el pié de su virtud la cabeza de la antigua serpiente; i que colocada entre el Cristo i la Iglesia, (8. Bern. Serm. in Cap. X11 Apocal.; toda llena de gracia i sua- vidad, siempre ha libertado al pueblo cristiano de las mayores ca- amidades, de las asechanzas i ataques de todos sus enemigos, i le ha salvado de la ruina; se dignará igualmente, compadeciéndose de Nos con aquella ternura que es la efusion habitual de su mater- nal corazon, el separar de nosotros por su favorable i omnipotente proteccion cerca de Dios, los tristes i lamentables infortunios, las crueles agonías, las penas i necesidades que sufrimos, apartaudo los azotes de la ira de Dios, que nos aflijen-por nuestros pecados; de apaciguar i disipar las terribles tempestades de. males, por los cuales la Iglesia se vé asaltada de todas partes, con increible do- r de nuestra alma; i trocar, en fin, nuestro duelo en gozo. Porque, omo lo sabeis mui bien, Wenstables Hermanos, todo el funda- mento de nuestra a está en la: Ss Vírjen; porque Dios ha puesto la plenitud de todo bien en María, de suerte que si te- memos alguna esperanza, si algun favor, si alguna salud, sepamos que de ella nos viene...... porque esta es la voluntad de Aquel que ha querido que lo tuviésemos todo por medio de María. (S. Bern. ,Nativit. Beata Maria de Aqueductu). En consecuencia hemos e!ejido algunos eclesiásticos distingui- ¡por su piedad, i mui versados en los estudios teolójicos, como bien algunos de nuestros Venerables Hermanos los Cardena- les de la Santa Iglesia Romana, ilustres por su virtud, relijion, E biduría i i prudencia, i por su ciencia en las cosas divinas, 1 les emos encomendado examinar con el mas grande cuidado, bajo todos aspectos, este grave asunto, segun su prudencia i MocadO Í 2 luego nos sometan su dictámen con la mayor dilijencia. Al oceder de esta manera, hemos creido seguir las ilustres huellas juestros Predecesores e imitar sus ejemplos». e la misma manera que Pio VII, desterrado en Savona, im- oraba el socorro de María en favor de la Iglesia, i a su vuelta el destierro coronaba su estatua dándole el título de Regina Sune- "um omnium, Pio IX se tornaba en su afliccion hácia Aquella ue es fuerte como un ejército ordenado en batalla, ántes de diri- se a los poderes de Europa i pedirles el apoyo de sus armas. La del ilustre desterrado de Gaeta llegó hasta los confines del ho] 784 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. mundo 1en todas partes desatóse un.rio de súplicas para do 5 la asistencia divina, Quinientos cuarenta Obispos respondieron al Papa, que ellos, su clero i su pueblo creían unánimemente con inquebrantable £6 que María es pura, santa e inmaculada en su concepcion. Mas de quinientos agregaron tambien que la solemne definicica del dog- ma era posible, conveniente i oportuna en una época en que mas que nunca convenía interesar la proteccion de la Reina del cielo en favor de la Iglesia. En medio de este concierto de opiniones, hubo unos pocos Obispos que creyeron que la época actual no era eportuna para la definicion. En su concepto, la declaracion del dogma de la Inmaculada Concepcion daría ocasion a los incrédu- los para lanzar nuevas calumnias contra la Iglesia i acaso retrae- ría a las naciones heterodojas a reunirse al centro de la unidad católica, cosa que crelan mas fácil de realizarse, si no se les imponía la obligacion de aceptar como de fé una creencia que has- ta entónces se había dejado a la simple piedad de los fieles. Aña- dían a estas consideraciones la antigua 1 constante práctica de la Iglesia de no definir dogmas sino para condenar un error contrario, 1 no con el único objeto de contentar los piadosos deseos i devocion de los fieles. La Iglesia, a su juicio, no debería ejercer el mas au- gusto poder que le ha sido dado sino cuando alguna grave necesi- dad se lo exijiesez i desde que no había en el mundo herejía con- traria al admirable privilejio de Maria, juzgaban que no había razon para verificar la definicion dogmática. Agregaban todavía que, no habiendo en el mundo quien negase esta verdad, solo se conseguiría con la declaracion del dogma el dara los hetorodojos 1 cismáticos pretexto para atacar el culto de María. Sin embargo, la inmensa mayoría de los Obispos pensaba de otra manera: creía que los males de la época reclamaban la defi- nicion, porque ella sería un golpe mortal asestado al mas gra= ve i extendido de los errores coetáneos, el racionalismo 1 semira= cionalismo, que comenzaban por negar el pecado orijinal i con él - la reparacion efectuada por Jesucristo. La definicion encerraría, | en una forma concreta i explicita, la condenacion de todos lo ica dotada de naturaleza divina 1 Enastno, La dinicion de este dogma, a mas de la condenacion de los errores contemporáneos, ría un recurso poderoso para avivar la fé 1 la piedad de los fieles j excitar el celo de los Pastores. Ella afirmaría tambien el poder -meral del Papado precisamente cuando mas lo necesitaba, pues la .dhesion de doscientos millones de intelijencias humanas a la ver- dad definida, sería un espectáculo asombroso en el siglo de la in- redulidad ¡una prueba inconcusa de la autoridad sobrenatural del Pontificado. Tales fueron algunas de las consideraciones expuestas por los ue asintieron i disintieron en el punto de la oportunidad. Todo l largo i borrascoso año de 1849 i parte de 1850, miéntras que la Europa se hallaba conmovida profundamente por sediciones i ¿guerras civiles, se pasó para la Iglesia en contínua oracion, discu- “sion i trabajo. ¡solo a principios de 1851 estuvieron en poder de la eselarecida Congregacion romana nombrada por Pio TX los dictá- “menes de todos los Obispos del orbe, los cuales formaban como un Concilio disperso por el mundo. No hubo ni lengua, ni raza, ni ribu, ni pueblo que no tuviese representacion en ese conjunto de documentos. Chile estaba tambien allí dignamente representado, El señor Valdivieso acojió con vivo júbilo el llamaniento pontificio, i desde Cel primer momento puso manos a la obra, deseoso de cooperar por parte a la glorificacion de Maria, a quien profesaba desde niño rua devocion. El 5 de Enero de 1850 publicó la Encíclica ] Papa acompañada de una notable pastoral, cuya parte dispo- iva decía como sigue: «(De nuestra parte, deseosos de que el dictámen que el Santo dre nos pide sea dado con todo el pulso 1 madurez que la gra- dad del asunto requiere, 1 persuadidos de que el caudal de nues- s luces es de todo punto insuficiente para expedirnos como con= me; hemos resuelto unir a la oracion comun, el estudio i las 1braciones de aquellos cooperadores nuestros que se han versa- pes Escrituras Sagradas e instruido en las ciencias eclesiás- quen Í o que se proceda con el órden debido, dispo- / 786 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. San Lázaro don José Manuel Orrego, i de los Maestros frai Do- mingo Aracena de la órden de Predicadores i frai Agustin Cabrera de la relijion Mercenaria. El objeto de esta Congregacion será dis- cutir la cuestion teolójica sobre la declaracion dogmática acerca de la Inmaculada Concepcion de María Santísima i la oportunidad de hacerla. 42.2 Invitamos a todos los Párrocos i demas sacerdotes, tanto seculares como regulares de esta Arquidiócesis, a que dirijan a la Congregación cuantas observaciones juzguen dignas de tomarse por ella en consideracion. «3. La Congregacion, despues que haya dilucidado la materia, nos informará detenidamente sobre los puntos sometidos a su exá- men, detallando todas las razones en que se apoye su juicio, 1 acompañando todos los escritos que se le hayan dirijido por otras personas. «4.2 Si hubiese diversidad de dictámenes en los miembros de la Congregacion, se espondrán los fundamentos en que cada uno es- tribe. «5. Durante nueve dias, tauto en la Iglesia Metropolitana co- mo en las Parroquiales i demas del Arzobispado, se cantará el himno Veni Creator Spíritus, despues de la misa mayor o conven- tual. «6.” Por tres semanas consecutivas todos los sacerdotes, tanto en las misas solemnes como en las privadas, dirán la colecta de Espíritu Santo: Deus qui corda fidelium, ete. «7. Los Sewminaristas i las relijiosas ofrecerán una comunion, para que el Señor ilumine a los Pastores de la Iglesia en el grave negocio de que se trata. «8. Se invita a todos los fieles a que dirijan al Señor con el propio objeto las preces que a cada uno su piedad le sujiera. «9. Despues de practicadas las dilijencias anteriores, se remi-= tiván el informe de la Congregacion i los datos que ella acompañe, | al Venerable Dean ¡ Cabildo para que expida voto consultivo so- bre la materia, i poder en vista de él resolver lo conveniente». La Congregacion de teólogos, compuesta de los doctos varones que hemos mencionado, despues de madura deliberacion 1 prolon=- gado estudio, encargó al Reverendo Padre frai Domingo Aracena la redaccion del informe con que debía ilustrar el juicio del Prela= do. Este informe, rico de doctrina ¡ de erudicion, consta de seis SN capitulos: los tres primeros tienen por objeto probar con argumen- tos teolójicos que María fué concebida sin pecado orijinal; 1 los — A y tres últimos se concretan a refutar la opinion contraria al sin- - gular privilejio de la Madre de Dios i a manifestar la oportu- nidad de la declaracion del dogma. Al dar cuenta de esta obra, La Revista Católica se expresaba así: «El informe de la e -gregacion, redactado por el Reverendo Padre Maestro frai Domingo Aracena, no puede ser mas lucido. Es asombrosa la erudicion que manifiesta su autor en la materia i el trabajo inmenso que esto supone. No solo hai erudicion en el escrito del. Reverendo Padre Aracena, sino tambien método, claridad ¡sólida argumentacion, particularmente en la parte en que refuta la opinion contraria. Creemos que en toas partes será leida con gusto esta obra, que no ménos honra a su autor que a la órden de que es alumno i al pais que lo cuenta entre sus ¡lustracionés» (1). Con este informe acompañó el señor Valdivieso su Juminoso -—dictámen 1 el voto consultivo del Cabildo eclesiástico, Es fama que ¡esta coleccion de notables documentos ocupó en importancia un lugar mui distinguido entre los que fueron enviados a Roma con el mismo objeto de las diversas Diócesis del orbe católico, I ello no es extraño si se atiende a la calidad de sus autores. k La opinion casi unávime de los Obispos esparcidos por los cua- tro ángulos del mundo en favor de la declaracion dogmática era signo inequívoco de la voluntad divina; i Pio IX no podía vacilar “en la conveniencia de hacer la definicion, respondiendo a los votos de la Cristiandad entera representada por sus Pastores. Restituido eloriosamente a su pueblo i a su trono, pudo verificar este acon- tecimiento con toda la pompa relijiosa que su importancia merecía -8 de Diciembre de 1854. Por una singular coincidencia, se ha- bía reunido.en Roma el mismo número de Obispos que concurrie- 00 al Concilio de Jifeso, en el qual se definió, contra las negacio- nes de Nestorio, el dogma de la Maternidad divina de María. Doscientos Obispos de las diversas rejiones del mundo formaban en ese dia memorable la corte del Vicario de Jesucristo, fuera de - E (1) A solicitud del señor Valdivieso, el Gobierno costeó la impresion de esta a. En el oficio en que solicitó esta gracia, decía el Prelado: «A ¿juicio de per- as competentes, esta obra es de relevante mérito i' honra los conocimientos i erudicion del que la ha trabajado. El manuscrito consta de 49 pliegos, i como un escrito voluminoso, científico 1 sobre materia facultativa, difícil i casi impo- e sería hallar suscritores para imprimirlo. Entre tanto, no parece justo que la ratura nacional se prive del lustre que podría darle esta notable produccion». impresion de esta obra importó 230 pesos. 788 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. de cincuenta 1 cuatro Cardenales, un Patriarca, i cuarenta i dos Arzobispos, cien Obispos, trescientos Prelados inferiores, muchos millares de sacerdotes i relijiosos 1 mas de cincuenta mil fieles de todas clases 1 naciones, ceñido de riquísima tiara, con la actitud propia del Doctor Supremo encargado de pronunciar los oráculos de la fé, Pio IX dió lectura a la célebre Bula Inefabilis Deus (1). Todo el muado católico, i especialmente su gloriosa capital, sal- tó entónces de gozo, 1 un himno de júbilo, cuyos ecos se prolonga- ron por toda la tierra, respondió a la declaracion solemne del dog- ma de la Inmaculada Concepcion (2). « Un racionalista, dice Margotti, había escrito: Los principios » que dirijen la sociedad moderna no son ya los doumas sobrena- » turales ni los oráculos misteriosos de algun revelador; el racio- » nalismo es la nueva fé de los pueblos, la relijion íntima de los » corazones, i será en el porvenir el único culto de los individuos » i delos Estados». Los pueblos han protestado contra esta nueva fé ise inclinan delante de la fé antigua. Los sabios e ignorantes han manifestado cuál era la relijion íntima de su corazon, redoblando su ardor por el culto de María 1 su respeto por las oráculos del Vaticano. La ciencia ha reunido sus luces para esclarecer el dog- ma definido, 1 el pueblo ha proclamado la fé católica con las ma- nifestaciones de su oracion 1 la alegría de sus fiestas, 1 ha acepta- do la palabra del Revelador que habían defendido-las plumas de los sabios». Chile, que puede rivalizar con los pueblos mas católicos en en- tusiasmo por el culto de María, no podía dejar de asociarse al jú- bilo universal. Para dar espansion a su gozo aguardó el primer (1) Cuéntase que Pio IX, al llegar en la lectura al pasaje queldice, Declaramos, pronunciamos 1 definimos, etc., sintió inundados sus ojos de un torrente de lágri- mas que lo obligaron a suspender su lectura hasta que hubo calmado su piado- sísima emocion. (2) En Roma se celebró este acontecimiento con esplendor extraordinario. «Al estampido del cañon de Santangelo, dice un escritor, 1 al clamoreo de las campa- nas que regocijadas anunciaban la proclamacion del dogma a la ciudad ial mun- do, la jente se prosternaba i saludaba a María con los gritos de «Viva la Inmacu- lada». Himnos entusiastas se dejaban oir en los conventos, en les familias, en las calles i plazas, en todas partes...... Llegó la noche i la ciudad entera se con- virtió en un inmensa templo erijido a la Madre de Dios, Era una ciudad de fuego: no había balcon, ventana, ni azotea en que no brillasen luces de colores. Las calles principales, como el Corso, la Vía Papal, Ripetto, eran rios luminosos. Por todas partes se veian imájenes de María e inscripciones en honor suyo. Toda la pobla- cion estaba en las calles i plazas, sobre todo en San Pedro, cuya gradiosa cúpula formaba en el aire una diadema resplandeciente. Una negra nube, única que se vela en el cielo, formaba detrás de la cúpula un fondo sombrío i oscuro, del cual - se destacaba de un modo admirable aquella brillante corona que la ciudad eterna ofrecía a la Reina del Universo». —(José Pallés). fiesta. relijiosa mas espléndida; 1 los que aún viven de lcs que la | presenciaron afirman que ninguna otra la ha superado despues en grandiosidad i entusiasmo (1). | -Hé aquí como describe Lo Revista Católica las solemnidades | que tuvieron lugar: | «La iglesia Metropolitana, adornada con exquisito gusto i mag- —nificencia, presentaba un espectáculo grandioso e imponente. Con gus Ticos tapices i colgaduras, con el elegante aderezo de sus alta- res, con los millares de bujías que la iluminaban, con los perfumes que la embalsamaban, despertaba pensamientos graves i solemnes, ntimientos Aldo que trasportaban el alma al templo de h Jerusalen celestial que, con rasgos de sublime inspiracion, nos des- cribe San Juan en el Apocalipsis. A pesar del mal tiempo i la co- 3 s | / (1) [PROGRADA DE LA FUNCION QUE TENDRÁ -LUGAR EN LA IGLESIA | METROPOLITANA. | Dia 7 de Diciembre, | A las 7 1 media de la mañana habrá calenda cantada con toda solenadól re- pique jeneral de campanas por media hora i salva en la fortaleza de Hidalgo. ¡Los vecinos enarbolarán banderas en sus casas, las que permanecerán durante EJ als ario, las doce del dia habrá igual repique i salva. A las cinco de la tarde tendrán lugar vísperas solemnes a grande orquesta con encia del Ilustrísimo i Reverendísimo señor Arzobispo i del clero secular 1 1 re- Eo . a el sol habrá repique jeneral, 1 en la noche iluminacion en todas las Dia 8. las der de la mañana pontificará i 1 predicará el Ilustrísimo 1 Reverendísimo : Arzobispo, i despues de la misa habrá solemne Te Deum en accion de gra- or la Declaracion dogmática. En este acto habrá repique jeneral de cam- sistirá S, E. el Presidente de la República con todas las corporaciones. ' las cinco de la tarde, despues de cantarse en la iglesia el 4ve Maris Stella se rá en ¡procesion lá sagrada imájen de Nuestra Señora de Purísima, acompa- de Ánjeles i algunos Santos Doctores. sistirán ámbos cleros, las Terceras Órdenes i Cofradías con sus pendones e s i los Curas de esta ciudad con sus cruces i ciriales, i recojida que sea la cesion se cantará la Salve. irán los cuerpos cívicos con sus bandas de música i formarán el tránsito de ocesion; 1 a la salida ¡entrada de ésta habrá repique jeneral i salvas— wista Católica, t, 7, núm. 417). 790 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. piosa lluvia que caía, fué inmenso el jentío que concurrió a las vísperas que a grande orquesta se cantaron en la tarde del 7, i poco despues a los, maitines solemnes que tuvieron lugar en la misma, iglesia...... «Desde las primeras horas de la mañana del dia 8, las espacio- sas naves de nuestra Catedral estaban llenas con el mismo con- curso; 1 fué edificante i cousolador ver el sinnúmero de piadosos fieles que se acercó a la sagrada mesa. Como a las diez i media dió principio a la misa que celebró de pontifical el Ilustrisimo i Reverendísimo señor Arzobispo. Luego que se hubo cantado el Evanjelio, el venerable Prelado, revestido de ornamentos pontifi- cales, ceñido de mitra i rodeado de su clero, desde la altura de su cátedra, colocada en el presbiterio, dirijió su elocuente palabra a la porcion mas selecta de su rebaño que con extraordinaria solici- sud deseaba oir la voz del sabio i celoso Pastor. La inmensa mul- titud de oyentes ahogó su voz, i solo pudieron oirla los que estaban inmediatos al orador; pero mui luego pudieron los concur- rentes satisfacer sus deseos, pues ántes de terminada la misa, em- pezó a distribuirse impreso el sermon del señor Arzobispo. Ter- minada la misa, se expuso el Santísimo Sacramento 1 se cantó un solemne Te Deum...... «Por la tarde del dia 8 debia tener lugar la procesion; pero la humedad causada por el extemporáneo aguacero hizo que se difi- riese para el dia siguiente. A las 5 de la tarde del 9, la Catedral, la plaza principal i todas sus avenidas eran ocupadas por una con=' currencia nunca vista en Santiago. Cerca de las seis comenzó a desálar la procesion por entre los cuerpos cívicos que en líneas paralelas i con sus respectivas baudas de música estaban aposta- dos en toda la carrera para hacer los honores militares. Abrían la marcha las Terceras 1 Cofradías, seguían a continuacion las Comunidades regulares, el Seminario Conciliar, el Clero, las Curas Párrocos con sus cruces, el Cabildo eclesiástico presidido por el señor Arzobispo 1 el cuerpo municipal que cerraba la comitiva. Las imájenes de San Pedro Pascual, San Bernardo, Santo Tomas de Aquino, San Buenaventura, San dual i de los arcánjeles San Rafael, San Miguel i la efijie de un ánjel que conducían los hermanos del Corazon de Jesus con una inscripcion latina referen=- te a la declaracion del dogma, precedían el carro de plata, verda= cerca triunfal, En as Iba la 1 a de Nuestra Señora. =N najes. ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1885 791 : «A mas de la soberbia portada que estaba al pié de las gradas de e la iglesia Catedral, que ostentaba en su cúspide la estátua de M laría 1 en sus columnas las de los cuatro profetas mayores, había en la plaza i en las calles de la Merced ¡ de las Monjitas, calles que presentaban un hermoso golpe de vista por los cortinajes 1 E aciosos adornos con que estaban-decoradas las puertas 1 balco- mes de las casas, como diez hermosos arcos con inscripciones alu- sivas al objeto de la solemnidad. Llamaban especialmente la aten- cion los que estaban en los ángulos laterales de la plaza...... Á «En todo el curso de la procesion se observó el mayor órden 1 C 'ompostura, no obstante el excesivo número de concurrentes i es- ectadores. De todas las casas i balcones llovían flores i coro- nas...... La fiesta terminó con el canto de la Salve». - Santiago vistióse, pues, de gala para celebrar este fausto acon- tecimiento durante los ocho dias de la Octava, Indecible era el contento de los católicos de la capital; pero nadie gozaría como el señor Valdivieso, a quien había cabido la honra insigne de con- ibuir con su dictámen a la declaracion del dogma de la In- maculada “Concepcion. Prueba, mas que todo, el entusiasmo de que se sentía poseido, el hecho de haber querido solemnizar la fiesta con su palabra i venciendo las dificultades que le opo- nían las numerosas ocupaciones de su cargo. Su discurso, que 1é oído por pocos, fué leido con entusiasmo por muchos, pues es una pieza oratoria de notable mérito. Propúsose en él de- senvolver un pensamiento tan nuevo como oportuno, a saber, la doble glorificacion de María i de la Iglesia, efectuada por la defi- ion dogmática. «Si la Madre de Dios, dida! fué entónces glori- ficada con la proclamacion de tan augusta prerogativa, no lo fué ménos la Iglesia con el ejercicio de un poder que tanto realza la divinidad de su orijen. Estas dos grandes glorificaciones son las que quiero proclamar en este dia; grande i sin mezcla alguna de teza debe ser nuestro gozo por tan plausibles motivos. Evange- 20 vobis gaudium magnum. Todos somos hijos de María, porque l leño de la Cruz fuimos encargados a su maternal tutela, i lo nOs tambien de la Iglesia católica, porgue en ella recibimos 792 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. o dibujado con un pincel digno de Bossuet, el de la felicidad i de- eradacion primitiva, antes i despues del primer pecado. «No bas- tó, dice, que Dios criase al hombre a imájen suya; quiso, ademas recrearlo con su amor i la dicha inefable de su amistad i gracia, i le colmó de una felicidad que estamos mui léjos de comprender ahora. Entónces la intelijencia humana reflejaba el abismo inson- dable de la divina. Libre de las tinieblas del error, penetraba to- dos los secretos de la verdad de que era capaz su sér; i con pre- dominio absoluto sobre sus pasiones, mantenía intacto el poderío de su libre voluntad; toda la naturaleza se le brindaba sumisa, pudiendo disfrutar de ella sin -trabajo ni zozobra. El candor 1 la inocencia perfumaban sus goces, i aunque vivia en tanta desnu- dez, la vergiienza no había aún enrojecido sus mejillas. Pero este estado de primitiva grandeza no fué estable, porque un sér mal- dito se afanaba por envolver a todos en su eterna desdicha. Para probar el Señor la obediencia de nuestros primeros padres i darles en que labrar su mérito, les había impuesto un solo precepto, 1 és: te de fácil ejecucion, prohibiéndoles comer del árbol de la ciencia del bien i del mal. Mas, seducidos por la falaz promesa de la in- fernal serpiente, probaron la malhadada fruta, i atrajeron sobre si i sobre su numerosa posteridad fatales desgracias. Una sola mu- jer, María, la que debía llevar en su seno al Redentor del linaje humano, salvó de este comun naufrajio. Ella, como la zarza in- combustible, se mantuvo ¡lesa en medio de las voraces llamas». * Al lado de este risueño cuadro de la felicidad que acompañó a la inocencia, la diestra pluma del orador diseña otro sombrío i lúgubre como la noche de la desgracia que siguió a la prevaricas cion. ¿Desde entónces, agrega, groseros errores ofuscan la razon 1 pasiones vergonzosas ejercen sobre el corazon su tiránico imperio. La imajinacion es juguete de sus ilusiones, i nuestros sentidos son incentivos poderosos de la incontinencia. Inconstantes 1 vanos en nuestros pensamientos, no damos un paso en que no se descubra nuestra propia flaqueza. De aquí proviene la inclinacion al mal, la mortal languidez para obrar el bien, el desden por la virtud i E los funestos encantos del vicio. De aqui la lucha constante de la, carne contra el espíritu, i la secreta rebelion de nuestro corazon contra Dios. Pudiera al ménos servirnos de precaucion la expe riencia de nuestras miserias; pero léjos de humiliarnos por ellas aborrecemos toda verdad que tienda a correjirnos; muestro orgul o solo apetece lisonjas, i satisfechos de nosotros mismos, sia ve da- deros méritos, despojados de la inocencia ien medio de nuestra ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885. 7983 morancia i flaqueza, vivimos henchidos de vanidad i soberbia. S ndo miserables esclavos, no sentimos el peso que nos abruma, E stamos léjos de Dios 1 no nos asusta el temor de su indignacion; 'emos que nuestras pasiones no nos permiten acercarnos a él, 1 si Ñ go turba nuestra alegría es la dificultad de satisfacerlas i las melancolías i pesares que ellas llevan consigo. A todo se resigna el pecador, ia trueque de cumplir sus deseos, consiente en vivir rendido a la carne i esclavo del demonio. Pero es algo mas que insensibilidad de nuestros males lo que nos aqueja. Una densa nube cubre nuestra vista, i la ceguedad es tal que el hombre en su “esclavitud rie i canta al ruido de sus propias cadenas. El ira- cundo se gloría en sus crueles venganzas 1 encuentra feroz com- 'placencia en el jemido de sus victimas. El avaro sacrifica sus co- “modidades, su reposo, sus amigos i hasta su propia persona, i siente placer indefinible al abrazarse con sus tesoros. El ambicio= Ñ 'so no repara en vergonzosas humillaciones para escalar la eleva- ci Jon a que aspira...... Hasta el voluptuoso, cuanto mas sumerjido en el fango de su corrupcion, tanto mas la aplaude como una feli- idad, jactándose de sus mimnundosideleltesinsse cansada aaa do «De modo que los hombres, cuando se hallan dominados por sus pasiones, las miran como deidades i cifran toda su gloria en que la sumision sea cada vez mas profunda ¡ servil. Tal es el hombre despues de su caida; asi quedaron eclipsados su gloria 1 esplendor De entre las sombras de este cuadro hace saltar el orador la anca i radiosa figura de María, mas pura, inocente i hermosa, ue Eva antes de su pecado, ataviada de gracias, exenta de toda “mancha, coronada de gloria i digna de ser la Madre del Reden- ¿Acaso la perfeccion primitiva que brilló en nuestros primeros pa ares, dice el orador, no había de ser mas que un lampo fugaz cuyo resplandor deslumbra, pero que presto desaparece sin dejar yastros ni señales de su existencia? ¿La obra grande por excelen- cia en la creacion del universo i que es como el centro adonde servar el tipo de su orijinal belleza? Sí, por cierto: en los con- s eternos estaba “decretado que la que había de concebir al 1 i perfecta segun la naturaleza como lo fué Adan, 1 que libre mancha que eclipsó la gloria de éste había de permanecer 794 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, muestra i testimonio del esplendor de la humanidad en la risueña aurora de su dichosa aparicion. María es la segunda madre del + jénero humano, 1 en contraposicion a Eva, como ésta nos introdu= jo a la muerte, aquella nos sacó a la vida; ino podía la madre triunfante carecer de la prerogativa de justicia orijinal que poseyó Eva antes que tuviese la desgracia de perderla»...... La segunda parte de este uotable discurso es destinada a manifestar la auréola de gloria con que la declaracion dogmática ciñe la frente de la Iglesia. «Las obras de Dios, dice, no se atro- pellan; nacen i crecen con admirable concierto; i a la manera que la luz del sol no disipa repentinamente las tinieblas de la noche, | sino que se hace preceder de un crepúsculo, la revelacion divina, siguió un curso lento i progresivo. En el antiguo Testamento la | antorcha de las profecías crece i se aviva a medida que se acerca la venida del prometido Mesías, hasta que con su aparicion se disipan | las sombras. La predicacion misma del Salvador se desarrolla con la misma sabia mesura, i no recibe su complemento sino en el cenáculo, cuando con estrépito misterioso el Espíritu Santo des. cendió sobre los discípulos en forma de lenguas de fuego. De aquí. es que aún cuando en la lei de gracia la revelacion haya sido com=- pleta, no fué por eso infecunda, pues contiene verdades encubier- tas, digámoslo así, que segun conviene a los altos designios de la Providencia en la sucesion de los tiempos, se van proponiendo a los fieles; i ved aquí a lo que está reducida la autoridad de la | Iglesia para definir los dogmas. E «De esta naturaleza era el misterio de la Inmaculada Concep= cion de la Vírjen María, Como habeis oido, ya se hallaba revelar do con mas o ménos claridad en ambos testamentos. La Tradicion conservaba su memoria, talvez sin advertirlo ella misma lo base 5 tante, i los fieles se alarmaban siempre que las sutilezas de la es tos mas discordes, había logrado poner en combustion el mundo 1 ya néciamente se jactaba de que el Catolicismo estaba moribundo, cuando el Pontífice destronado i fujitivo alzó la voz, i con su En= ciclica de 2 de Febrero de 1849 abrió el proceso que, un año vino a terminar con la definicion dogmática que celebramos, - "ridículo que se pretendiera en pleno siglo XIX imponer dogmas a la razon. Entre tanto, doscientos millones de católicos diseminados to en abssquio de la fé, A lebda todo el calor del entusiasmo 1 agotan la efusion de sus corazones para celebrar tan fausto acon- -tecimiento. ¡Ah i qué espectáculo tan grandioso no presenta la Jelesia con este acuerdo de entendimientos, estrecha union de vo- todos 1 sumisión libre, razonada 1 profunda al tiempo mismo que la sabiduría terrena, les de incesantes ensayos de teorías 1 sistemas, fatigada con tanto demoler i desunir, desespera ya de encontrar medios humanos que resistan a la discrepancia e insu- bordinacion de los espíritus! ¡Qué vida i lozania no muestra la "Telesia en su union, siendo compuesta de tan numerosos miembros esparcidos en tan remotos paises, separados entre sí por distan- cias, intereses, idiomas, costumbres i gobiernos, i careciendo de “todo vínculo de fuerza material que las mantenga en obedien- cial essesazas Bi, el eco de la voz de Pedro ha resonado en todo el “Órbe a despecho de sus enemigos; i el menosprecio de éstos i 'sus sarcasmos solo han servido para su propia confusion i ver- BUENZaD oo. co... No entra en nuestro propósito hacer un exámen crítico de este “discurso; bástenos decir, en su encomio, que por su fondo i por su forma es de los mas notables que se han pronunciado sobre esta ma- teria en el púlpito americano (1). Muchos años hacía que el señor aldivieso había abandonado la cátedra sagrada, a causa de sus dolencias físicas 1 sus atenciones de Pastor; por eso fué grande la nsiedad de los fieles por oir la palabra oral de su Prelado i no equeña la solemnidad que esta circunstancia añadió a la esplén- ida fiesta de ese dia a A rece especial mencion la novena celebrada en el antiguo tem- de la Compañía desde el 17 al 25 de Diciembre. La piedad 1) Este sermon fué incluido en la Coleccion de piezas oratorias americanas hecha P. G. de la Fuente, i en la cual solo han tenido cabida las de mérito mas so- 796 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. a esta fiesta un esplendor extraordinario. El espacioso templo fué materialmente transformado por la mano del arte. Festones, arcos, guirnaldas, tapices, profusion inmensa de luces i de flores, todo se había acumulado allí con arte primoroso. En esta solemnidad se estrenaron dos obras artísticas nacionales queímerecieron jene= ral aprobacion: un cuadro de grandes dimensiones de la Inmacu-= lada Concepcion, debido al pincel del señor Cicarelli, i una hermosa estátua de María mandada fundir en la Escuela de Artes i Oficios por don Francisco de Paula Figueroa. El 25, dia de la fiesta, dió- sea la inmensa concurrencia que llenaba las vastas naves una agradable sorpresa: una vez terminada la misa dejáronse oir sua- vísimas armonías en lo mas alto de la soberbia cúpula que se le- vantaba llena de majestad en el primer cuerpo de la espaciosa na« ve central. «Nos complacemos en manifestar, dice La Revista Católica al dar cuenta de esta fiesta, que el método empleado en 5 esta vez en el ornato de la Iglesia señala un gran paso dado en la reforma del gusto que hasta aquí ha dominado en Santiago. — Sencillo, elegante, majestuoso, ha complacido universalmente, siendo opinion comun que la Compañía jamas se había visto tan bella i primorosamente adornada como en la festividad que nog ocupa» (1). DS Asi fué como los católicos de la capital de la República de Chi= le festejaron a María ton motivo de la declaracion dogmática. Todo ; se puso en juego. para celebrarla dignamente: las solemnidades - relijiosas, el arte de la ornamentacion, la música, la pintura, la poesía, i sobre todo, el fervor de la piedad cristiana. Chile, que. siempre ha sido devoto entusiasta del culto ideal, purísimo i con= solador de la Vírjen Madre, demostró en esta ocacion su amor con. obsequios i regocijos piadosos, nunca vistos hasta entónces. Desde esa época la celebracion de la Inmaculada Concepcion, que coron el Mes de María, es una de las mas bellas i populares solemnida= des relijiosas de Santiago. (1) Revista Católica, t. 7.*, núm. 420, —Entre las obras poéticas escritas con mo- tivo de esta fiesta distinguese una hermosa oda a María, debida al estro de la señor doña Mercedes Marin del Solar, la mas distinguida poetisa chilena, CAPITULO XV. LA REFORMA DE REGULARES. Servicios prestados al mundo por las instituciones monásticas. —Relajacion intro- ducida en los conventos de Chile. —Necesidad de la reforma. —Primeros deste- llos de la reforma.—Las canonesas de San Agustin. —Primera autorizacion con- cedida al señor Valdivieso para emprender la reforma de regulares. —Nueva delegacion apostólica con el mismo objeto.—-La reforma en el convento de San Francisco. —Primeras dificultades que hubo que vencer.—Resolucion de Roma, —Estatutos dictados por el señor Valdivieso.— Reglas provisorias para la fun- dacion de los noviciados reformados. —Instalacion del noviciado en la Merced. —Noviciados definitivos. —Jeneralizacion de la reforma. — Reiteradas renun- cias hechas por el señor Valdivieso de su cargo de Visitador Apostólico.—In- -—troduccion de la vida comun en los monasterios. — Los confesores ordinarios de relijiosas. —Establecimiento del postulado, Los institutos monásticos han sido siempre recursos provi= “denciales de que Dios se ha valido para satisfacer las necesi- dades de la Iglesia. Al par que abren a ciertas almas privilejia- das asilo seguro contra las seducciones del” siglo i escuelas donde se elevan a la perfeccion moral mediante la práctica de los conse- jos evanjélicos, han sido para la Iglesia centros donde se reclutan “Jadiestran animosos soldados de-la verdad i del bien. De los claustros han salido los obreros 1 apóstoles que han llevado la Juz del Evanjelio hasta los confines de la tierra 1 transforma- ¡do los pueblos con el doble poder de su elocuencia i de su santi- dad. Estas casas de penitencia i de retiro prestan abrigo a esa multitad innumerable de almas inocentes que, como palomas 'fujitivas, no hallan donde poner el pié en medio de la corrupcion del mundo. De allí sale un raudal de oraciones, de contínuo verti- do a los piés del Señor, que conjura la cólera celeste, que alijera el A. DE LA U, 1.”, 85C, 94-95 E 798 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS, peso de las iniquidades del mundo i atrae sobre la tierra, como delgada lluvia, las bendiciones del cielo. El ejercicio de la caridad ha sido tambien en todas las épocas de la historia una cualidad ca- racteristica i esencial de las órdenes monásticas.—«¿A qué órden relijiosa pertenecía esa vieja abadía arruinada? preguntaba un via- jero a un pastor de la isla de Man.—No lo sé, respondió el pastor: lo único que sé es que esos buenos relijiosos eran los limosneros de los pobres». La caridad es como una leyenda popular escrita en los muros de cada convento. Es difícil hallar una sola necesidad so- cial, una sola miseria privada, una sola llaga, aún de aquellas que abre la disolucion moral, que algun instituto monástico de hom- bres o mujeres no tome a su cargo para curarla o aliviarla. Nunca se enaltecerán lo bastante los inmensos servicios prestados por las órdenes relijiosas a las ciencias, a las artes i a la industria, como quiera que ellas, i solo elias, han salvado del naufrajio del tiempo i de las vicisitudes de los pueblos los tesoros del jenio antiguo. Por todo lo cual han merecido con justicia el primer puesto en la estimacion de la Iglesia i en la gratitud de los hombres. Pero esa inagotable fecundidad de bienes solo les es concedida a condicion de que no se aparten del espíritu que los animó en su orfjen. Tan pronto como comienzan a violarse las leyes del fervor, de la austeridad i de la disciplina i se deja penetrar en los claus- tros el espíritu del siglo, se esterilizan como un árbol herido en su raiz. Entónces se ciega la fuente de esos [prodijios, que solo: puede realizar una vida de sacrificios 1 de entero desprendimiento. Esto justifica el empeño de la Iglesia por conservar vivo el ver- dadero espiritu monástico i restablecerlo cuando decae a causa de la incuria del tiempo (1). Esto último había acontecido a log hn (1) La Iglesia no ha dejado jamas de inculcar la máxima de que uno de los fundamentos de la vida relijiosa es la comunidad de bienes. El Concilio Latera= nense tercero, prohibió severamente el peculio, e Inocencio [II estableció penas rigorosas contra los relijiosos que conservaban alguna cosa suya; declarando que los Abades o Prelados no podían dispensar en manera alguna la retencion de la propiedad, porque en su abdicacion completa, así como en la guarda de la casti- dad, consistía la esencia de toda regla monacal. Queriendo el Santo Concilio de Trento del modo mas eficaz 1 absoluto la reforma de las comunidades, ordenó en el capítulo primero de la sesion veinticinco de regulares, que todos observen fiel- mente los votos de obediencia, pobreza, castidad, i los que sean peculiares a algu- na regla u órden, así como los preceptos que respectivamente tocan a su esencia; no ménos que a conservar la vida comun en comida i vestido. 1 para que mo quedase duda, en el capítulo veintidos de la misma sesion, declaró: que todos log decretos establecidos en ella para la reforma, debían observarse sin escepcion en todos los conventos i monasterios. Nada importa que algunos intérpretes de estas disposiciones conciliares hayan querido atemuarlas, porque la Santidad de Clemen- te VIIL, en su declaracion de 1599, ha comprendido bajo sus once capítulos cuanto podía apetecerse para poner en claro la voluntad de la Iglesia, En el nú- eS “ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885. 799 “jastitutos monásticos de Chile. Hacía mucho tiempo que se había intreducido la relajacion en los claustros, i en vez de los antiguos ejemplos de fervor, no era raro ver en ellos tristes escándalos. En- tre otros deplorables abusos, causa 1 raiz de muchos males, se contaba la relajacion de la vida comun, sin la cual es completa- mente ilusoria la perfeccion relijiosa; porque junto con ella se extingue el espíritu de austeridad i mortificacion, alma del per- feccionamiento moral, i se entibia en los corazones el desprendi- miento de los bienes terrenos, sin el cual es mui difícil vacar de lleno a la oracion i a la vida contemplativa. El relijioso que se cree facultado para poseer i adquirir bienes propios, no puede mé- nos que sentirse aguijoneado del deseo de aumentarlos; 1 entónces,. ocupada su mente en solicitudes terrenas, dará de mano a la úni- ca solicitud que debe llenar sus horas i ser el constante objeto de «los votos de su alma, la de su propia santificacion 1 la de sus se- mejantes. El que posee algun bien propio viola el voto de pobreza, esencial a la vida relijiosa, 1 quebranta en parte sustancial la regla de los institutos manásticos. La vida comun había desaparecido de nuestros conventos de uno 1 otro sexo: los relijiosos disponían Jibremente del fruto de su ministerio, 1 muchos de ellos eran el sosten de sus familias. De aquí resultaba que no eran pocos los que adoptaban la vida reli- jiosa como un medio de especulacion, cuando no hallaban mejor "colocacion en el mundo; i en consecuencia, entrando a los claus- CISMA rm mero primero, para observar mas fielmente log decretos del Tridentino sobre la ¿guarda del voto de pobreza, se ordena: «Que ninguno de los relijiosos, aunque sea y superior, pueda poseer bienes muebles o inmuebles, dinero, proventos, censos, y limosnas provinientes de predicaciones, lecciones, misas celebradas en la iglesia y propia o en otra parte, o de cualquier otro trabajo, o causa, o adquiridos bajo y otro nombre; aún cuando sean socorros de parientes, dádivas de personas pías, y legados o donaciones; bien sea que se conserven como cosas propias, o en nom- y bre del convento; porque todo esto debe entregarse en el momento al Superior » e incorporarse al convento para que se confundan con sus bienes, réditos, dine- y ros i proventos, con lo que pueda proveerse de comida i vestido comun a todos). Los otros artículos prohiben a los Superiores dar licencia para conservar estas cosas, con el velo de depósito, ordenando que aunque dichos Superiores digan ¡que tienen licencia para otorgar tales dispensas, no se les dé fé ni crédito; i esta- blecen otras determinaciones para que sea efectiva la vida comun. Las declara- b clones de la Sagrada Congregacion i las Constituciones de los Soberanos Pontífices sucesores del señor Clemente VIII no han hecho mas que robustecer sus disposi- ciones; llegando Inocencio X1Il a erijir una Congregacion especial con el título de la disciplina regulor, para procurar la reforma, siendo una de sus facultades la de mui principalmente promover la observancia de la exacta vida comun. les de notar que su Santidad, en la Bula que expidió en mil seiscientos noventa 1 ocho con este ¡ fin, expresa: que erije la tal Congregacion para que sea notorio a todos el anhelo de la Santa Sede por llevar adelante la obra de la reforma i del todo se quite a los —transgresores la ocasion de excusarse con el vano 1 falso pretexto de muestro stlencio. Al 300 . [MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. tros sin verdadera vocacion, no había por qué extrañar de qué intentasen en cuanto les era dable sacudirse del yugo de la regla i de las leyes de la austeridad monástica. No era ménos deplorable por esta causa la situacion de los con- ventos de mujeres. Relajada la vida comun, cada una de las reli- jJiosas vivia en el claustro ocupada en los menesteres domésticos, debiendo procurarse con su propio peculio o con pensiones de fa- milia todo lo que habían menester paa su persona: alimento, vestido, servicios i medicinas. Cada celda era, por lo tanto, un hogar en miniatura, i cada relijiosa una dueño de casa que tenía a su cargo una o mas sirvientes que se ocupaban en su servicio. En consecuencia, no había otros actos de comunidad que los del coro. De aquí resultaban inconvenientes de grave trascendencia para la perfeccion de la vida monástica. Por una parte, las relijiosas vivían preocupadas de las exijencias” diarias de la alimentacion 1 demas necesidades materiales, con detrimento de la atencion así- . dua que requiere la santificacion del alma en personas que han hecho profesion de vida perfecta. Por otra parte, la inevitable desigualdad de recursos no podía dejar de ser causa permanente de pequeñas emulaciones que entibiaban la caridad fraternal, exci- tando en unas el orgullo i en otras la envidia. Las relijiosas que pertenecían'a familias acaudaladas solían llevar al claustro el mismo espiritu de ostentacion i competencia que existe en las per- sonas del mundo, i acaso algunas pretenderían fundar en esta va- na superioridad títulos para merecer especiales consideraciones, Desde tiempo atrás había en Chile, aún dentro de los claustros, personas que lamentaban estos males i clamaban por su remedio, El Reverendo Padre Maestro frai Tadeo Silva, relijioso dominica= no, escribía en 1823 en el Observador Eclesiástico estas palabras: «La raiz de todos los desórdenes que se lamentan en todas las corporaciones regulares es el defecto de la vida comun, mediante la, cual se proporciona a todos los individuos de la comunidad el alimento, el vestido 1 cuanto es necesario para una mentencion frugal i competente al estado de penitencia que abrazaron: puesta en su vigor esta comunidad de bienes, sin distincion de clases ni personas, se cierra la puerta a todo ¡énero de delitos: no teniendo los relijiosos dinero en su poder para usarlo a su libre voluntad, ni pudiendo adquirir cosa alguna para sí, es indudable que todo estará en su lugar. A la pobreza se seguirá la castidad, a la casti=- dad la obediencia, a la obediencia el recojimiento, al recojimiento el estudio, i al estudio todos los otros bienes regulares. ¿Cómo ENS ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1885, 801 podrá un relijioso usar lujo en sus vestidos i¡ en sus muebles cuan- do solo se le suministra del comun aquello que sus constituciones prescriben? ¿Cómo será avariento, entregándose a ocupaciones q comerciales, indignas del estado que profesa, cuando se le quita el dinero, que es el fomento de este vicio? ¿Cómo andaría vagando por las poblaciones sin destino, cuando no se le permite la salida de sus claustros bajo el pretexto de buscar lo necesario para su vestido i alimento?» a El mal era, sin embargo, de difícil remedio, porque contaba en su abono la fuerza de MAS arraigados, la natural aversion a la vida austera, 1 hasta las dificultades materiales que ofrecían las casas conventuales, casi todas construidas en la época de la rela- 'jacion. Por esta razon el que acometiese la reforma debería estar dotado de una grande enerjía de carácter junto con una prudencia consumada, a fin de no dejarse arredrar por las dificultades i no aplicar al mal remedios que ocasionasen otros daños mayores, C0= mo habría siáo la despoblacion de los conventos. p El señor Valdivieso, que poseía en alto grado estas cualidades, era el hombre po elejido para llevar a cabo esta grande Mota; Durante el gobierno del Ilustrísimo señor Vicuña comenzó a, despertarse en algunas de las casas relijiosas el deseo de mayor perfeccion. Las canonesas de la Limpia Concepcion de San Agus- tin (vulgarmente Agustinas) expresaron este deseo, pidiendo al Prelado el planteamiento de la vida comun en su convento. El señor Vicuña aplaudió el propósito, pero no se atrevió a po- erlo en ejecucion, porque para ello creyó que era necesario ex- ulsar del convento gran número de jóvenes desamparadas que, m calidad de allegadas a cada una de las relijiosas, 1ban a buscar allí asilo contra los peligros del mundo. Apénas el señor Valdivieso tomó a su cargo el gobierno de la, "Arquidiócesis, creyó que podía acojerse aquel buen deseo, que era como el primer destello de la ansiada reforma, adoptando un tem- peramento que salvaba los inconvenientes que arredraror al señor Vicuña. En efecto, enj una hermosa carta dirijida a las cano- nesas de San Agustin, fechada el 30 de Junio de 1846 (1), al mis- mo tiempo que les hacía presente las ventajas de la vida comun i Jas disposiciones de la Iglesia a este respecto, les proponía una 802 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. otorgada a las mujeres del siglo. Esta medida consistía en «erijir otro departamento con la competente separacion de las relijiosas para conservatorio de acojidas i niñas educandas bajo la inspeccion i cuidado de especiales superioras». «Lia habitacion de niñas edu- candas, i otras seculares, agregaba, no solamente no es opuesta a sus constituciones, sino que éstas suponen su existencia i hablan de ellas, llegando hasta prescribir en el párrafo setenta i cinco ala Abadesa el modo como debe comportarse, con las que tengan mé- nos de siete años, en la comida, Si ahora las seglares perturban la vida regular, es porque viven mezcladas con las relijiosas, forman- do como la familia de cada una en particular. Pero no divisamos que sirvan de obstáculo para introducir la observancia viviendo en departamentos separados i bajo la direccion de especiales superio- ras. Sujetas a un buen réjimen 1 reglas claras 1 bien combinadas, juzgamos que no es difícil conseguir que las relijiosas se liberten de las molestias que causan las seglares, i vivan éstas con recojimien- to relijioso 1 desahogo dentro de la clausura. Sobre todo en esta parte apelamos a la experiencia, i cuando las tales reglas sean da- das, el monasterio mismo conocerá prácticamente la compatibili- dad de su quietud con la permanencia de las seglares en la forma que la proponemos». Como se vé, estas disposiciones allanabau completamente las dificultades que parecían obstar a la reforma. Pero, el señor Val- divieso estaba mui distante de querer imponerla por la fuerza; 1 por eso en esta misma comunicacion encargaba que se consultara la voluntad individual de cada relijiosaz «porque, si bien, decla, podriamos obligar a recibir la vida comun a todas las que la rehu- saren, estamos mui distantes de preterderlo. Sabemos que un esta- do violento es.de poca duracion i que el peor enemigo de las re- formas es la resistencia de los que deben recibirlas; 1 siguiendo el sabio-consejo del señor Benedicto XIV, queremos que cada una de las relijiosas, tanto del coro como del velo blanco, tengan entera libertad para manitestar sy voluntad, Al efecto, 1 con el fin de que ni nuestra presencia pueda coartar algun tanto la libre expre- sion de au querer, disponemos que cada una de per sí nos envíe por escrito su respuesta; bien entendido que oiremos verbalmente a la que crea que en hacerlo así tiene mas comodidad 1 ¿1bertad. Desde luego hacemos saber que aunque la mayoria de la cómunis dad acepte la vida co:mun, no per eso lag pocas o muchas que la rehusen serán compelidas a seguirla; pues estamos resueltos a to= lerar durante su vida que se mantengan como hasta aquí; tomun- TO ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1885. 803 do todas las precauciones para que ni en lo mas leve sean moles- tadas por no seguir las prácticas del resto de la comunidad». En virtud de esta disposicion, setenta i nueve, de las ochenta 1 una relijiosas que formaban la comunidad, expresaron libremente su voluntad de adoptar la vida comun en conformidad con sus constituciones, no habiendo mas que dos, una del coro i otra del velo blanco, que la rehusaron. En vista de este resultado, el señor Valdivieso, en auto de 10 de Octubre de 1846, mandó establecer en el Monasterio de las canonesas de San Agustin la vida comun, debiendo todas ellas comer, vestir i curarse de los fondos comu- nes, sin que fuese permitido a ninguna en particular usar de renta, peculio, o contribucion voluntaria o forzosa, proveniente de bienes reservados, donados o en cualquiera otra forma. 1 con el objeto de hacer los arreglos necesarios para la introduccion de la refor- ma nombró una comision compuesta del capellan del monasterio, y presbítero don José María Urriola, 1 de los capellanes de las Cla- ras i Victoria, presbíteros don Justo Pastor Agote i don Juan de Dios Figueroa (1). Pero las grandes obras encuentran siempre en su camino gran- des dificultades; por eso estos primeros pasos fueron malogrados a. causa del desistimiento de algunas de las relijiosas que habían Y acojido la reforma con tan buena voluntad. El señor Valdivieso ¡ vió con pesar apagarse aquel primer destello, pero se resignó a esperar que la semilla arrojada a la tierra diese mas tarde su fru- to. Por decreto de 14 de Setiembre de 1848, despues de oido el ' dictámen de teólogos regularistas, hábiles i experimentados, man- —dó suspender por entónces los efectos del auto de Octubre de 1846; pero no sin dejar todas las cosas preparadas para la introduccion ¡de la reforma, como eran oficinas comunes de refectorio, cocina, lavandería i ropería. En efecto, ocho años despues, en 1856, este monasterio adoptó definitivamente la vida comun, con excepcion de trece de sus miembros, que rehusaron aceptarla en uso de la li- bertad en que se les había dejado (2). Tal fué el primer paso dado en el árduo camino de la reforma ntes que ss hiciese jeneral por mandato de la Santa Sede, para lo cual fué revestido el señor. Valdivieso de ámplias facultades, como amos a verlo, Uno de los asuntos que logró concluir en Roma don Ramon (1) Boletín Eclesiástico t, 1, p. 247. (2) Auto de 16 de Julio de 1856 (Boletín Eclesiástico t. 11). 804 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. Luis Irarrázaval, como ministro plenipotenciario de Chile cerca del gobierno pontificio, fué el de que la Santa Sede proveyese a la reforma de las comunidades relijiosas. Con este fin la Sagrada Congregacion de Obispos i Regulares expidió con fecha de 20 de Junio de 1850 un decreto por el cual se autorizaba al señor Val- divieso para que la llevase a cabo en calidad de Visitador extraor- dinario i Delegado Apostólico. lin este decreto se le conferian, entre otras, las facultades de visitar todos i cada uno de los mo- nasterios, conventos, colejios, casas, hospicios, granjas en que vi- viesen varones relijivsos de cualquiera órden, congregacion o insti- tuto; de restaurar la disciplina regular donde quiera que hubiese caido en relajacion; de erijir conventos para noviciados en los cua. les se restableciese la observancia al tenor de las disposiciones canó- nicas i de las reglas peculiares de cada órden, de conceder licencia a los novicios para recibir el hábito i profesion relijiosa con tal de que su número no excediese del que soportasen las rentas o limos- nas de los conventos; de dispensar el exceso de edad para la ad- mision al hábito i profesion relijiosa; de dar licencia a los relijio- sos para que pudiesen ejercer varios ministerios a la vez por causa de necesidad o utilidad; de trasladar a los regulares de un conven- to a otro de la misma órden; de conceder con justas causas a los relijiosos profesos licencia para pasar a otro instituto cuyas re- glas no difiriesen sustancialmente del propio; de confirmar a los superiores elejidos i subsanar los vicios de la eleccion, con excepcion de la simonia, 1 suspender!os temporalmente de sus ofi- cios i dignidades; de correjir i castigar conforme a los cánones a los relijiosos delincuentes ¡ expulsar a los incorrejibles; de formar procesos, dictar decretos 1 pronunciar sentencias, admitiéndose el recurso de apélacion a la Santa Sede en solo el efecto devolutivo; de conceder indultos de secularizacion perpétua i habilitacion para beneficios, aún con cura de almas, habiendo graves causas, con tal que el número de secularizaciones no excediese de sesenta; 1 de absolver o dispensar de la pena de suspension o privacion de voz. activa 1 pasiva, cuando no hubiese sido impuesta por delitos reser- vados a la Santa Sede (1). Este ámplio decreto expedido a solicitud del Supremo Grobier=. no de Chile por medio de su ministro plenipotenciario i que por la extension de facultades que contenía habría permitido al señor (1) Boletin Eclesiásbico t. 1 p. 376, efecto por culpa del mismo Gobierno que lo había solicitado con tanto empeño. Por razones que se escapan a nuestra penetracion, - ' “el Gobierno no le dió el pase o exequatur, sino que lo remitió al - Senado, en donde estuvo guardado hasta que trascurrieron los cin- co años de la comision apostólica. Esta primera autorizacion queduba, pues, inutilizada a causa de esta omision injustificable, i la reforma no habría tenido efecto si la Santa Sede no hubiese concebido el feliz pensamiento de confe- —rir al señor Valdivieso una nueva delegacion apostólica un año - despues de la primera. Quiso la Santidad de Pio IX restaurar en todo el órbe católico el vigor de la disciplina monástica, i con este fin la Sagrada Con- gregacion de Obispos i Regulares dirijió una circular a todos los - Superiores Jenerales de las órdenes relijiosas, concebida en los si- guientes tériminos: Ñ (El deseo de la Santidad de nuestro señor, de ver florecer las Ordenes Regulares tan útiles a la Iglesia ia la sociedad, le ha movido a excitar con el oráculo de su viva voz el celo de los Su- periores Jenerales, a fin de que realicen tan grande obra que tien- de únicamente al bien de las mismas Ordenes. 1 habiendo conoci- do con suma satisfaccion de su ánimo que dichos Superiores están verdaderamente dispuestos a segundar sus votos, me ha ordenado como a Prefecto de la Sagrada Congregacion de Obispos i Regu- lares, el comunicar a los mismos las disposiciones que siguen: «1% En todas las casas de noviciado se introducirá la perfecta ida comun, derogándose cualquier indulto, privilejio i esencion que hubieren obtenido los individuos que deben formar la respec- tiva comunidad. 42, Se restablecerá en las casas de profesorio, de educacion i de studio, la perfecta observancia de las constituciones del respecti- o instituto, especialmente sobre la pobreza. «32 En cada casa se establecerá la caja comun con las acos- rada cautelas, en Dl que eós los o no. obstante ra usar de alguna suma, deberán, no obstante cualquier privile- depositarla en poder del Síndico Apostólico o amigo espiri- Su Santidad se. reserva el de dar disposiciones ulteriores acerca de 806 MEMORIAS GENTIFICAS 1 LITERARIAS, los indultos que se han de otorgar a los relijiosos en órden al uso del dinero. «El Santo Padre, al cometer la ejecucion de tales disposiciones a los Superiores Jenerales, les encarga toda responsabilidad acerca de ellas, i espera de su celo que no perdonarán dilijencia a efecto de restablecer en todas las casas, en que estuviere decaida la plena observancia de la regla profesada, i de las propias cons- tituciones, sin la cual no se puede adquirir ni conservar el verda- dero espíritu de que deben estar animados los relijiosos. aV. P, por tanto, hará ejecutar en su Orden estas disposiciones pontificias, i Dios lo guarde.—Roma, 12 de Abril de 1851.—A. la disposicion de V. P. Rma.—Fkr. A. F. CARDENAL ORIOLI1, Pre- fecto.—D. PATRIARCA DE CONSTANTINOPLA, Secretario». Esta carta encíclica del Eminentísimo Cardenal Orioli, Prefec- to de la antedicha Congregacion, fué comunicada al señor Valdi- vieso, juntamente con un decreto por el cual se le encomendaba la ejecucion en Chile de las disposiciones que contenía, debiendo por lo tanto hacer las veces de los Superiores Jenerales en la obra de restauracion de la disciplina regular en las familias reli- jiosas existentes en Chile. Este decreto decía textualmente: «Deseando en gran manera promover la disciplina regular de las familias relijiosas, Nuestro Santísimo Señor Pio IX mandó a la Congregacion de Obispos i Regulares que dirijiese cartas enciclicas a los Superiores Regula- res de las Ordenes, cuyo tenor se lee en el ejemplar impreso data- do el 12 de Abril de 1851, autenticado con el sello de la misma Congregacion. No siendo posible, a causa de la distancia i otras peculiares circunstancias, a los Superiores Jenerales comunicarse con los regulares existentes en esa República 1 procurar de un modo eficaz la ejecucion de las letras, Su Santidad ha comisiona= do al R. P. D, Rafael Valentin Valdivieso, Arzobispo de Santia- go de Chile, para que, al tenor del presente decreto de la Sagrada, Congregacion sobre el estado de los regulares, i por especial de- legacion de Su Santidad, notifique la predicha epístola encíclica del 12 da Abril de 1851 que comienza-—J/1 desiderio della Santita di Nostro Signore=a todos los regulares de cualquiera Orden o ing- tuto existentes en la misma República, i con autoridad apostólica procure con todas sus fuerzas su ejecucion i observancia, i en se: guida se digne instruir a esta Sagrada Congregacion sobre el esta» | do de los Regulares para ponerlo todo en conocimiento de Su San= |. tidad. No obstante cualquiera cosa en contrario. Dado en Roma ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885. 807 E por la Sagrada Congregacion sobre el estado de los Regulares el 15 de Junio de 1851.—Awnres Brzzarrr, Protonotario Apostóli- co, Secretario». -—Revestido de estas ámplias facultades, no tardó en poner ma- nos en la obra de la reforma sin arredrarse por su magnitud i di- ficultades. Con este fin dirijió, como primer paso, a los Provincia- les de las cuatro Ordenes regulares la siguiente circular: «Las calamidades de los” presentes tiempos no pueden ser repa- radas sino por la accion salvadora de la Santa Iglesia, i sus minis- tros deben prestarle una cor.sagracion asidua para soportar todo b el peso de los trabajos e incesantes cuidados que demandan las atenciones de su segrado ministerio. Los claustros han sido en todos tiempos los mas eficaces auxiliares de la Iglesia, i hoi están 3 llamados a ejercer una influencia poderosa en la obra de la salva- cion de la sociedad que la Providencia quiere confiar a Ja casta - esposa del Cordero inmaculado. Para esto se necesita hacer revivir en las familias relijiosas el espíritu de desprendimiento, ciega obe- diencia i ardiente celo que, en sus mejores tiempos, las hizo brillar en la viña del Señor, i con este fin nuestro Santísimo Padre Pio IX ha querido introducir saludables agreglos en todas las Ór- - denes que militan bajo las banderas del Vicario de nuestro Señor Jesucristo. Al efecto ha expedido por la Sagrada Congregacion de Obispos 1 Regulares, el doce de Abril de mi! ochocientos cincuen- ta 1 uno, la circular que en copia legalizada acompaño. Mas como en estos remotos paises era difícil obrar con la actividad que el negocio demandaba; con el fin seguramente de facilitar los recur- sos, se dignó Su Santidad dictar el decreto Apostólico de quince de Junio del mismo año, que igualmente adjunto en debida forma. En éste se nos confieren las facultades necesarias para que pongamos en ejecucion la mencionada circular en todas las comunidades rex losas existentes en la República. No desconocemos las dificulta» des que tan importante empresa lleva consigo; pero contamos con los auxilios del Señor i con la cooperacion que V, P. R. debe pres» tar, como tan interesado en el bien de Ja Iglesia 1 en el lustre 1 prosperidad de su santa Orden, A fin, pues, de preparar los tra» bajos que deben emprenderse, encargamos a V, P. R, que se sirva instruir a su comunidad de los decretos apostólicos arriba men» clonados, i pedir individualmente a cada uno de los sacerdotes, ristas i legos profesós de su Órden, una respuesta categórica sobre si están o nó dispuestos a entrar en las casas de noviciado i rofesorio que la circular de la Sagrada Congregacion manda esta- 0% DA e a RIA 808 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. blecer bajo el pié de observancia rigorosa de los votos que hicieron al tiempo de su profesion, mui principalmente el de pobreza. Para ello debe V. P. R. hacerles entender que la resolucion que se les pidé debe ser espontánea, sin ningun jénero de coaccion, i que por ahora no hai ánimo de compelerlos a hacer cosa que no sea obra de su propia eleccion. Así que V. P. R. vaya recibiendo las res- puestas de los miembros de cada uno de los conventos de su pro- vincia, nos las irá remitiendo orijinales para preparar los trabajos a que haya lugar mas adelante». Notificados oficialmente los regulares de Chile de los designios de la Santa Sede i de las facultades que había conferido al señor Arzobispo, i despues de haber investigado en cada convento el rúmero de relijiosos que quisiesen libremente abrazar la reforma, procedió el señor Valdivieso a fijar las bases de ésta en el notable edicto pastoral de 24 de Agosto de 1852, que trascribimos a con- tinuacion: «Constituidos, por la voluntad de nuestro Santísimo Padre Pio IX, ejecutores de las disposiciones Apostólicas que el celo por la prosperidad i reforma de las familias relijiosas ha inspirado tomar a Su Santidad para que en ellas se establezca el vigor de la disci- plina regular; nos pareció que debíamos trabajar, desde luego, en el establecimiento de las casas de noviciado i profesorio que deben establecerse bajo el pié de rigurosa vida comun. Estando ellas destinadas a la rejeneracioón futura de toda la provincia relijiosa de sus respectivas órdenes, era necesario habituar a los miembros que deben componerlas al tenor debido, de que en adelante deben ser el modelo práctico i los celosos propagadores. Convenía, por lo mismo, colocar las dichas casas bajo la direccion de relijiosos que para ello tuviesen una vocación particular, i que se hallasen animados del noble espíritu'de la importante empresa que la San- ta Iglesia fía a sus cuidados. Si siempre ha sido delicado ¡ difícil el cargo de educar novicios para la sagrada milicia, de sondear su corazon, de explorar sus designios ¡1 de grabar en sus almas los relijiosos sentimientos que deben hacerlos medrar cada dia mas en los caminos de la perfeccion cristiana, 1 sostener la lucha que con= tra la abnegacion relijiosa le hacen ahora con redoblados esfuerzos la sed de riqueza i el apego a la vida de los sentidos, ¿cuánto no. debe ser el celo, el tino 1 la decision del que vá a formar esos novi- cios, no a la sombra de antiguas observancias, sino frente a frente | de prácticas inveteradas que han desfigurado tanto los santos esta= | tutos de sus gloriosos fundadores? No se concibe que pudiera rejir. o habitar las nuevas casas/de profesorio i noviciado quien solo fue” ANALES DE LÁ UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1885, 809 a se allí arrastrado por el cumplimiento de un deber penoso, i no conducido por el movimiento espontáneo de su voluntad, i por la —conviccion profunda i vigorosa de sacrificarse, sin reserva, a la di- fícil i penosa tarea de renovar el espíritu de su Orden i de resti- tuirle toda su antigua gloria i esplendor. Por esto nos pareció que, ante todo, debiamos explorar la libre voluntad de los relijiosos que - quisiesen aceptar el nuevo tenor de vida. «No pueden ser eficaces las lecciones que no se hallan autoriza- das con el ejemplo, i es bien difícil que penetre en la juventud el espiritu de una saludable reforma, si ésta se halla contradicha con la práctica de todo lo que le rodea. Por esto nos ha parecido que era de indispensable necesidad el colocar los noviciados i profeso- rios en casas enteramente separadas de las inobservantes. Esta es tambien la disposicion expresa de Su Santidad, cuando, en el pri- mero de los artículos de la circular de 12 de Abril de 1851, ex- | presamente se ordena, que en todas las casas de noviciado, de tal modo se introduzca la perfecta vida comun, que se entienda dero- gado cualquier privilejio o excepcion respecto de ella, en todos los individuos que deban componer su comunidad. «Estando destinadas las disposiciones de la dicha circular para renovar las familias relijiosas, i cortar de raiz las mitigaciones e '¡nobservancias que en el trascurso de los tiempos se han introdu- cido en algunos conventos, las medidas no podían ser eficaces si no ge quitaba la fecundidad a las casas que se quieren reformar. Por lo que, sin excepcion alguna, el arriba citado artículo de la circu- lar mencionada, sin limitacion de tiempo, lugar o casas, se establece el que en todas las que sean de noviciado haya precisa- mente rigorosa vida comun. Lo que envuelve una implícita pro- “hibicion de dar el hábito o profesion en las casas en que no se plantee la vida comun. «Si los nuevos conventos observantes han de adoptar un tenor de vida enteramente distinto del de las otras casas de su órden, sl ellos deben ser rejidos en concepto de oponer una observancia constante de sus estatutos a las mitigaciones i dispensas que en dichas otras casas formar ya el sistema de su réjimen, parece no solo natural, sino hasta. cierto punto necesario, el que las dichas casas observantes se gobiernen con total independencia de los Pre- dos i cuerpos de su provincia relijiosa, miéntras las Prelacías 1 corporaciones provinciales no sean circunscritas a las mismas ca- 1s observantes. Ademas, la observancia en estos establecimientos D acientes, necesita con especialidad alimentarse con la uniformi- 810 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS, dad de sentimientos ide miras, con la paz 1 quietud claustral i con la abnegacion individual; i cuando no fuera mas que el temor de ver peligrar estos inapreciales bienes, con las ajitaciones capi- tulares que tan frecuentemente se suceden en las casas inobser- vantes, sería un suficiente motivo para sustraer a su influencia aquellas en que se quiere hacer florecer la observancia. 4 «Los conventos que van a establecerse bajo el pié de vida co- mun, no deben considerarse como casas circunscritas a sí mismas, sino como pertenecientes a toda la provincia relijiosa de su órden; pues que contienen el semillero de los relijiosos que con el tiempo poco a poco nan de ir poblando los demas conventos. Por esto nada es mas justo que el que sean sostenidos a espensas de toda la provincia, en lo que no alcancen sus propias rentas. Tanto mas cuanto que los relijiosos que entren en la observancia, pierden por el mismo hecho la facultad de recibir para sí las obvenciones del ministerio i las entradas de que acostumbran usar los inobservan- tes. Se agrega tambien el que descargándose los conventos que actualmente tienen noviciados del peso que les causa su sosten, tienen obligacion de justicia de contribuir con lo que ellos nece- siten a la casa donde sean colocados. «Los votos relijiosos 1 las reglas sustanciales hacen en cierto modo el alma de la vida relijiosa; las austeridades de mortifica- cion 1 penitencia forman, si nos es lícito expresarlo así, lo accesorio i accidental que puede i debe modificarse segur las circunstancias de los tiempos i lugares. La experiencia ha demostrado que, sea por la constitucion física de nuestros habitantes, o por los usos i habitudes de la vida doméstica, hai mas dificultad que en otros paises para soportar las mortificaciones, principalmente en el ali- mento i vestido que prescriben algunos estatutos relijiosos, Jl hecho es que abundando las vocaciones relijiosas para las pocas casas observantes que ha habido desde tiempo atras entre noso- tros, no por esto han podido progresar en número, a causa de las frecuentes salidas de sus alumnos. I si bien no es prudente, para restablecer la salud en los cuerpos desfallecidos, acostumbrarlos desde luego al nutrimento de los fnertes, nos ha parecido que para hacer volver las corporacionez relijiosas a la obervancia de que de tanto tiempo atras se han alejado, era prudente contentarnos por. ahora con que florezcan la vida comun 1 las prácticas mas sustan- ciales, reservando para mejor época el plantear lo ménos sustan- cial, segun los consejos que suministre en lo sucesivo una saluda- ble experiencia. ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1885. 811 _«Fundados en estos principios, e invocado el Santo Nombre del q Señor, ordenamos lo siguiente: «Art. 1.2 En adelante no podrán admitirse novicios ni darse la profesion reliliosa en las casas en que no se halle establecida la puntual observancia del voto de pobreza, i la perfecta vida comun. «Art. 2. En cada una de las provincias o congregaciones de las órdenes de regulares varones se establecerán, con la mayor breve- dad posible, una o varias casas de noviciado en los lugares que posteriormente se designarán, planteándose en toda la comunidad la observancia de los votos relijiosos, ¡ mui en especial el de po- breza, bajo el pié de perfecta vida comun, en la forma que lo dis- pone la circular de la Sagrada Congregacion de Obispos i Regu- lares, de 12 de Abril de 1851. «Art. 3.2 A medida que vaya habiendo suficiente número de —relijiosos profesos dispuestos a abrazar la reforma, bien sea de los que hayan profesado en los noviciados observantes, o de los que vengan de las casas inobservantes, se establecerán otros conventos bajo el mismo pié de observancia de los votos relijiosos i perfecta ida comun. Nos reservamos el designar las casas que deben ir convirtiéndose en observantes, determinándose en cada designa- cion el número máximo de relijiosos que cada una pueda admitir, conforme a lo dispuesto en el Santo Concilio de Trento i en las Constituciones Pontificias para las nuevas fundaciones. «Art. 4. Los noviciados i casas observantes que se establezcan serán rejidos con total independencia de los Prelados i corpora- ciones que residan en casas inobservantes, o a cuya eleccion haya concurrido algun relijioso de los que pertenecen a las casas inob- - servantes. «Art. 5. Los dichos noviciados i casas que se van a establecer bajo el pié de vida comun, serán sostenidos con las rentas pecu- liares de dichas casas i con las limosnas de los fieles; i en la par- te que esto no baste, lo serán con las rentas de los conventos de la provincia o congregacion relijiosa a que pertenezcan; debiendo Ñ Ñ deducirse este suplemento, con preferencia a todo otro gasto, de las casas que se ade inobservantes. todos los relijiosos AN su misma órden o congregacion. «Art. 7.2 Todo relijioso que haya o! en alguna de las 812 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. como miembro de los conventos que han de erijirse tambien bajo el pié de vida comun, no podrá trasladarse, ea ningun tiempo, aunque quisieran consentirlo sus superiores, a otro convento en donde no se halle vijente la dicha vida comun. «Art, 8. Cuando haya un suficiente número de conventos bajo el pié de observancia 1 vida comun en cada provincia o congrega- cion relijiosa, se trasladará el gobierno de ellas a los dichos conven- tos de vida comun; de tal modo que tanto los electores como los electos para Prelacías provinciales o de Congregacion i para Cor- poraciones de la Provincia o Congregacion, deben ser precisamen- te miembros de las dichas casas de observancia i vida comun, reservándonos el determinar despues, i para cada provincia i con- gregacion en particular, segun las circunstancias lo exijan, el nú- mero de casas i de los relijiosos que cada una debe contener, para que puedan estimarse suficientes para los efectos de la disposicion de este artículo. «Art. 9. Llegando el caso de la traslacion del gobierno de las provincias o congregaciones a los conventos observantes de ellas, de que habla el artículo anterior, se proveerá el modo como de- ben ser rejidos los conventos que entónces subsistan inobservan- es, dictándose las providencias necesarias, análogas a la situacion en que ellos se encuentren. «Art. 10. Miéntras nose verifique el que el gobierno de las provincias o congregaciones se circunscriba a las casas observan- tes, los Prelados de éstas serán nombrados en la forma que para cada provincia o congregacion se determine, segun sus peculiares circunstancias. «Art. 11. Una comision de entre los relijiosos que han acepta= do la vida comun por lo que respecta a cada provincia o congre- gacion, se encargará de proponernos aquellas dispensas de auste- ridades que no tienen relacion con los votos dispuestos por sus estatutos, i que sea necesario solicitar poe las nuevas fundacio= nes. «Art, 12. A fin de que lo mas pronto posible puedan abrirse los noviciados, se nombrará igualmente de entre los mismos que hayan aceptado la vida comun, un relijioso que, con el título de — procurador, cuide de la ejecucion de las obras necesarias, en las Ñ casas de noviciado, hasta poner expedita su apertura. Le «Art. 13. De las rentas de los conventos grandes se sacarán las sumas que sean necesarias para los gastos de que aa el artícu 03 lo anterior, E ; ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1885. 813 «Art. 14. Silas circunstancias particulares de alguna congrega- ion o provincia demandasen la alteracion de algunas de las re- glas aquí establecidas para el cumplimiento de la circular arriba - citada, nos reservamos el resolver sobre ello lo que se estime mas - conveniente. «1 para que los preinsertos estatutos tengan su debido cumpli- miento, mandamos despachar las presentes, firmadas de nuestra mano, selladas con el sello de nuestro oficio, i refrendadas por nuestro infrascrito Secretario, en esta ciudad de Santiago de Chi- lea 24 dias del mes de Agosto del de Nuestro Señor 1852.— RAFAEL VALENTIN, ARZOBISPO DE SANTIAGO.—Por mandado de 8,8. 1.i Rma.—José Hipólito Salas, Secretario». Una obra de tan grandes resultados para la Iglesia no podía k Aejar de ser combatida desde sus comienzos por el espíritu del mal. En efecto, los cuatro Prelados de las órdenes relijiosas que debían soportar la reforma desconocieron las facultades apostóli- cas otorgadas al señor Valdivieso por el decreto de 15 de Junio de 1851, alegando que la comision apostólica se limitaba a la de un simple cursor para notificar a los Prelados regulares ja circular de la Sagrada Congregacion. Basta dar una ojeada al precitado “decreto para convencerse del grave error de interpretacion en que “incurrieron los Prelados regulares. En él se encomienda expresa.- "mente al señor Valdivieso la ejecucion i observancia de las letras encielicas, por cuanto la distancia imposibilitaba a los superiores “regulares para ponerlas en ejecucion por sí mismos. Si la delegacion no hubiera tenido mas objeto que el de una simple notificacion, habría sido de todo punto inoficiosa, pues la distancia no impedía a los jenerales' trasmitir la órden a sus súb- tos de Chile, Asi, pues, pudo mui bien el señor Valdivieso hacer caso omiso de la representacion de los provinciales i obligarlos a someterse en virtud de la delegacion apostólica cuyo alcance i significado no “admitía jénero de duda. Pero el señor Valdivieso, con una pru- “dencia que en “otro habría parecido debilidad, se abstuvo de dar a incipio a la reforma con unígolpe de autoridad i un mandato de ¡sometimiento forzoso. Por lo cual, no obstante la certidumbre , juntamente con el reclamo de los cuatro provinciales, los es- vabutos contenidos en el edicto pastoral de 24 de Agosto, ordenan- A. DE LA U. 1.?”, SEC. 96-97 814 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. do que se suspendiesen los efectos de éste hasta que la Santa Sede resolviese lo conveniente (1). Dios quiso que esta primera nube comenzase a disiparse antes que llegase la resolucion de Roma con el espontáneo sometimien+ to de la órden de relijiosos menores de San Francisco, cuyo Pre- lado, convencido de la lejitimidad de las facultades concedidas al señor Arzobispo, manifestó humildemente su voluntad de aceptar la reforma en Jos términos prescritos por el edicto pastoral. En esta virtud, el señor Valdivieso procedió a erijir, por auto de 8 de Enero de 1853, (2) el convento grande de nuestra Señora del So- corro de esta ciudad en casa de noviciado, profesorio 1 estudios de menores observantes, a fin de dar principio en ella:a la reforma. Pero esta disposicion no pudo cumplirse a causa del corto núme- (1) Esta resolucion fué comunicada a los cuatro provinciales en la nota siguiente: A LOS PRELADOS VE LAS CUATRO ÓRDENES DE REGULARES DE ESTA CAPITAL. «Santiago, setiembre 29 de 1852.—Tengo certidumbre de que. estoi suficiente- mente autorizado por la Santa Silla Apostólica para dictar los estatutos que expedi con fecha 24 de agosto último, en ejecucion de la circular de la S. C. de Obispos 1 Regulares de 12 de. Abril de 1852, i que ellas ligan en conciencia a Y. P. R. ia los relijiosos de su obediencia. Ademas, no contienen otra cosa que lo sustancial de lo que ha ordenado el Reverendisimo Padre Jeneral de su sagrada órden, cuyas ordenanzas he tenido a la vista, pues que el Santo Padre meé sustituye en lugar de dicho Jene- ral, Sin embargo, como V. P. R., en la on que me ha dirijido, descono-. ce "en 'mi toda jurisdiecion, i cree que la comision apostólica no está reducida mas que al oficio de un simple cursor para notificar a V, P. R, la antedicha circu- lar, he creido conveniente, antes de exijir por otros medios la cooperacion de V, P, R. a lo mandado, someter mis estatutos i el reclamo de V. P. KR. a Nuestro Santl- simo Padre, a quien serán remitidas ambas piezas integras. Aunque abundo .en los mismos deseos que tiene Nuestro Santísimo Padre Pio [X, de que se reformen las comunidades, tengo muchos motivos para rehusar el hacerlo yo por mí mismo, isi no hubiera sido el mandato especial de la cabeza de la Iglesia, no habría puesto mano en este negocio. Si pudiera, pues, haberme convencido de que lícitamente podía abandonar a la voluntad de V. P. R. la ejecucion de la antedicha circular, desde lue- go habría «eferido gustoso a su pretension. Todo lo que me ha parecido poder hacer es someter la decision de las cuestiones que V. P. R. promueve a la Autoridad.Su- prema de la Santa Iolesia, cuyos juicios deben ser para V. P. R. 1 para mí un orá- culo infalible i la regla segura de nuestra conducta. —Conforme a lo dispuesto por el Santo Padre en la ya mencionada circular, no puede ya haber noviciado para la profesion canónica de los relijiosos, sin que en él esté planteada la vida comun; mas ésta no puede plantearse ya hasta saber la. decision de la Santa Silla, porque por: respeto a ella, desde que se ha sometido a su juicio la decision de la cuestion promo- / vida por V. P, R. , ho sería posible anticiparse a hacer, por V. P. R, o por mi, lo: que debe ser el objeto de aquella veneranda resolucion. A fin, pues, de no desalen- tar a los relijiosos que han aceptado gustosos la reforma, ide no perjudicar a la misma órden, van a hacerse presentes “estos mismos inconvenientes al Santo Pa dre ia suplicársele que determine lo que entre tanto debe hacerse, si no se pudier tan pronto dar una determinacion decisiva.—V. P. KR. no extrañará que haya excuo sado toda observacion a su reclamo, aún con respecto a los hechos que en él 'se:siem= > tan, 1 que juzgo equivocados, desde. que mo debe ser la conyiccion muestra, sinola autoridad inapelable de la Santa Sede, quien debe resolver las cuestiones. A guarde a V. P. R.—RAFAEL VALENTIN, ARZOBISPO DF SANTIAGO). (2) Boletín Eclesiástico t. IL. Este número era de todo punto insuficiente para soportar las car- gas del convento de Santiago; por manera que habría sido preciso 3 echar mano para algunas de esas cargas de relijiosos que no aceptaban la vida comun, cosa que habría bastado para hacerla y infecunda. Posteriormente surjieron nuevas dificultades suscitadas Po: el Provincial, que se opuso tenazmente a que se destinase el convento de Santiago para casa reformada. Con su acostumbrada prudencia dispuso entónces el señor Valdivieso que solo se dedi- case a este objeto el noviciado de dicha casa con las adyacencias absolutamente necesarias para el hospedaje de los relijiosos ob- ' servantes. Pero, ni aún esto pudo llevarse a cabo, pues el Provin- cial se opuso a que se dividiese el convento i en esto fué dicidida- Ñ mente apoyado por el Gobierno que comenzaba a mirar con - disgusto la reforma de regulares. Estos tropiezos impidieron que se plantease desde luego la re- forma, la cual solo pudo establecerse definitivamente el 3 de Ma- yo de 1860. En este dia se abrió el noviciado, cerrado por tantos años, con diez jóvenes que recibieron solemnemente el hábito reli- -jioso de manos del señor Arístegui, Gobernador del Arzobispado, giendo Provincial frai Vicente Crespo. Las otras tres órdenes relijiosas aguardaron para entrar en la reforma la decision de la Santa Sede. Hsta resolucion llegó a Chi- e a fines del año de 1854, Dado el tenor del decreto de Junio de 1852, apénas necesitamos agregar que fué enteramente conforme a la opinion del señor Valdivieso. En efecto, por decreto de 1.? de Setiembre de 1854 el Cardenal - de Genga, Prefecto de la Congregacion de Obispos 1 Regulares, disponía: «1.? Que el Arzobispo de Santiago de Chile proceda a verificar la visita i reforma de los regulares, haciendo uso de las 2cultades que le fueron conferidas por decreto de 15 de Junio de 851, no obstante cualquiera antigua excepcion.—2.” Que urja la eje Jucion de la encíclica de esta Sagrada Congregacion de Obis- s 1 Regulares, trasmitida al mismo Visitador Apostólico, no obstante nada en contrario, usando asimismo de las facultades ( oncedidas por el mismo do a para señalar o trasladar las casas ) noviciado.—3.” El Arzobispo Visitador Apostólico podrá poner 20 ejecucion los estatutos dictados por él, con tal, sin embargo, de en cuanto a los artículos octavo i nono dé cuenta a esta Sa- ada Congregacion antes de ejecutarlos i aguarde su decision. En nto al artículo décimo, el Arzobispo Visitador Apostólico solo A RITA NA E A AA e a 5 N A 5 es 816 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. podrá usar de las facultades que le confiere el decreto citado; pero en las casas donde hubiere noviciado o profesorio podrá, du- rante la visita, designar superiores, maestros de novicios i otros oficiales.—4.” Su Santidad confiere al Visitador Apostólico la fa- cultad de someter a su administracion algunas casas i conventos i sus bienes, cuando lo creyese necesario, de un modo provisional i ad interim, con tal de que cuanto antes lo comunique a esta Sa- grada Congregacion» (1). El señor Valdivieso notificó esta resolucion a los prelados regu- lares, mercenarios, agustinos i domínicos, en circular de 7 de Abril de 1855, todos los cuales se apresuraron a ponerla en ejecucion. El 28 de Mayo fué decretada de una manera provisional la insta- lacion de los noviciados en la misma casa grande de Santiago, pues los demas conventos de las órdenes que hubieran podido aplicarse a este destino necesitaban reparaciones sérias que de- mandaban tiempo i recursos que no podían obtenerse tan pronto, Pero con el propósito de evitar los inconvenientes que ofrecía para el logro de la reforma la inmediacion de los reformados i no refor- mados, dispuso el, señor Valdivieso: 1. que los novicios fuesen admitidos conforme a los decretos novísimos de la Santa Sede; 2. que viviesen en el noviciado en perfecta vida comun; 3.” que hubiese absoluta incomunicacion entre los novicios i el resto de la comunidad del mismo convento; 4. que el Maestro de noyicios fuese el jefe superior exclusivo del noviciado sin mas dependencia que del Provincial de la Orden; 5.” que en el noviciado no exis- tiesen otras personas que los dichos novicios i sus respectivos su- periores; 1 6.” que este estado de cosas solo subsistiese miéntras se erijía el noviciado 1 profesorio en la forma i bajo las reglas es- tablecidas en los estatutos. En la tarde del domingo 1.” de Julio de este mismo año un cre- cido concurso de jente llenaba las naves del templo de la Merced, como en el dia de una gran solemnidad. Era que veintiun jóvenes, arrodillados a los piés del señor Arzobispo 1 en presencia de la comunidad, recibían el hábito de Nuestra Señora de la Merced en calidad de novicios e inauguraban el réjimen de la vida comun! segun las nuevas disposiciones. Antes de dar principio a la cere- monia, el R. P. Provincial Frai Francisco de Paula Solar (des- pues consagrado Obispo de Ancud) i a quien cupo el honor de establecer la reforma en su convento, pronunció un discurso alas (1) Boletin Eclesiástico t. 11 p. 148. ivo al acto que iba a verificarse. Un solemne Te Deum puso tér- mino a esta bella ceremonia que abría una era de rejeneracion para el convento de la Merced (1). A la Orden mercenaria siguió la de San Agustin en la instala- cion de la reforma, decretada por auto de 15 de Junio del citado año de 1855 en las mismas condiciones i reglas establecidas para la Orden precedente. Por último, por decreto de 6 de Abril de -1858, se mandó abrir el Hoviciado en la casa grande de Santo Do- - mingo, en las mismas condiciones que los anteriores. Con esto quedó iniciada la reforma en todos los conventos de Chile i asegurado el porvenir de las Ordenes relijiosas, cuyo espí- ritu había declinado de su fervor primitivo. Sin embargo, los novi- - ciados solo quedaban instalados provisionalmente: era preciso -erijir casas especiales, separadas de las inobservantes, en cum- plimiento de lo dispuesto por las letras encíclicas de la Sagra- da Congregacion de Obispos i Regulares. Esto fué verificándose al paso que lo permitían los recursos de cada convento. No pasó mucho tiempo sin que se verificase la traslacion del noviciado de la Orden de Predicadores al convento de San Felipe; la del novi- _ciado de la de los Ermitaños de San Agustin al colejio del Cármen (en la Alameda de esta ciudad); i la del noviciado de la Merced al colejio de San Miguel (hoi Asilo de la Patria). Con el estableci- miento de noviciados i profesorios observantes en la forma prescri- ta por los decretos apostólicos, quedaba abierta una fuente de reje- - neracion en el seno de cada provincia relijiosa, Pero como habla sido tan crecido el número de relijiosos profesos que no habían entrado en la vida comun, hubo de pasar mucho tiempo ántes de palpar los frutos de la dl En efecto, solo en 1864 quedó de- finitivamente establecida la vida comun en la casa grande de San Agustin mediante los esfuerzos del E. P. Provincial Frai Anselmo Soto, En 1862 se extendió a las casas de Santiago i Valparaiso de os telijiosos de la Merced, gobernando la Orden como Provincial ral Benjamin Rencoret, ; De esta manera la reforma fué paulatinamente afianzándose en rtud de los desvelos i acertadas providencias del señor Valdivie , hasta que, en la época de gu fallecimiento, la reforma de la soiplina regular era en Chile un hecho consumado, Si bien fué sta una de las obras mas grandes i difíciles llevadas a cabo du: te su gobierno, acaso no hubo ninguna que le acarrease mayo» (1) Revista Católica, t. VII, núm, 403; Il ó LEA ir E E € 818 MEMORIAS MENTIFICAS 1 LITERARIAS, res amarguras. A las resistencias naturales que encuentra toda reforma, añadiéronse muchas veces las invectivas i calumnias de la prensa descreida, que acusaba al señor Valdivieso del propósito de concluir con las órdenes relijiosas en Chile, sin que faltasen quienes hiciesen llegar a Roma el eco de esas mismas malévolas acusaciones. Ello no fué parte, sin embargo, para que la Santa Sede disminuyese en un ápice la confianza que le inspiraban la sabiduría, celo i prudente enerjía del Prelado. Prueba de ello es la próroga indefinida de las facultades de Visitador Apostólico que le confirió, vo obstante las reiteradas renuncias que del enojo- so cargo hizo el señor Valdivieso. En 1869, cuando la reforma es- taba ya casi terminada, volvió a elevar a la Santa Sede la dimision de su cargo sin lograr que fuese aceptada. El Cardenal Quaglia, Prefecto de la Sagrada Congregacion de Obispos i Regulares, le decía en nota de 17 de Setiembre de 1870: «En audiencia tenida por el infrascrito Secretario de esta Con- gregacion de Obispos i Regulares el dia 16 del mes corriente de Setiembre, se hizo relacion a Nuestro Santísimo Padre Pio IX de las letras en que V. S. ha pedido se le exonere del cargo de Visitador de Regulares en las provincias de Chile. Mas, Su San= tidad, en vista del bien que han de obtener los regulares de dichas provincias de la sabia direccion de V. S., ha ordenado que sea confirmado de nuevo en el cargo con todas las facultades que cor- responden a los Jenerales de Regulares, añadiendo la facultad de subdelegar en otras personas idóneas, si lo creyere convenien- te» (1). Esta. renuncia fué renovada el año de 1871, especialmente respecto de la Orden de Menores observantes. El mismo Eminen- tísimo Cardenal Quaglia le respondió, en oficio de Abril del mis- mo año, entre otras cosas, lo siguiente: «Nuestro Santísimo Padre no accederá jamas a tus preces para que te exonere del cargo de Visitador, como te lo significó verbalmente cuando estuviste en Roma con ocasion del Concilio Ecuménico del Vaticano i te lo ha repetido eu letras de esta Sagrada Congregación despues de tu partida de esta ciudad, en las cuales se te confirma de nuevo en el — mencionado cargo». 0 En vez de aceptar la dimision tantas veces solicitada, la Santi S Sede le otorgaba nuevas facultades para su desempeño, como la | de nombrar visitadores delegados que le subrogasen en la inspec= (1) Boletin Eclesiástico, t. V, páj. 1,105. ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885. 819 prolijidad la correspondencia con Roma referente a la visita de Regulares, i hemos podido cerciorarnos que todas las medidas to- madas i todas las observaciones hechas por el señor Valdivieso respecto a la reforma fueron aceptadas i confirmadas en Roma con aplauso i sin restriccion. La reforma dió al principio por resultado, como era natural, la disminucion del personal de relijiosos, en atencion a que un buen número de los que no aceptaron la vida comun ingresaron al clero secular, 1 porque, eon motivo del reclamo entablado en Roma por los Provinciales, estuvieron cerrados por mas de un año todos los 4 noviciados. Pero, en cambio, una vez abiertos los nuevos planteles, los claustros comenzaron a poblarse de relijiosos que, penetrados del espíritu de su vocacion, practicaban con esmero las virtudes - monásticas, Pero con la reforma de los Conventos de hombres se había an- dado solo la mitad del camino: era menester llevar tambien la rejeneracion a los Monasterios de: mujeres, no ménos útiles a la sociedad i a la Iglesia que los primeros. Ya hemos dicho, al co- menzar este capítulo, que el monasterio de las canonesas de San Agustin dió el primer paso en el camino de la perfeccion monás- tica solicitando la planteacion de la vida comun durante el go- l bierno del Ilustrísimo señor Vicuña; pero esos buenos propósitos y "Al Monasterio de Agustivas siguióse el de las Claras de la Vic- 3 toria en la adopcion de la vida comun. El año de 1857, estando el señor Valdivieso ocupado en la visita diocesana, el señor prebenda- do don José Miguel Arístegui, Provisor1 Vicario Jeneral del Arzo- bispado, dispuso por decreto de 12 de Octubre que cada una de las relijiosas declarase libremente su voluntad, en carte cerrada, pues la autoridad diocesana estaba mui distante de querer obligarlas a abra= zar el nuevo jénero de vida. «Las que no sientan, decía, en su cora= zon este movimiento santo de su voluntad, quedarán en el mismo estado:en que se hallan i seguirán siendo socorridas en la forma i odo practicado hasta aquí; pudiendo, sin embargo, incorporarse en la comunidad observante el dia que libremente lo soliciten». En uanto a las personas seglares que vivian como asiladas en el con- ento, dispuso que se destinase para ellas un departamento sepa- do con todas las oficinas necesarias independientes de las de la comunidad; debiendo estar a cargo de tres relijiosas designadas 'ÍÁnualmente por la Prelada. 1 como quiera que las relijiosas no po- A 820 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. dían ocuparse de menesteres i oficios mecánicos, se les permitió mantener un cierto número de sirvientes. En conformidad a lo dispuesto en este decreto, las cincuenta i dos relijiosas que com- ponian la comunidad, aún las postradas habitualmente por las enfermedades, manifestaron por escrito su deseo de abrazar la vida comun, con excepcion de una sola que aplazó para mas tarde su resolucion. En esta virtud, por auto de 26 de octubre de 1857, se mandó establecer la reforma en el monasterio de Santa Clara de la Victoria, «debiendo en lo sucesivo comer, vestirse, curarse i satisfacer todas 1 cada una de sus necesidades, de cualquiera natu- raleza que sean, de las rentas comunes del monasterio, como lo tiene dispuesto su santa constitucion, sin que sea lícito a ninguna en particular hacer uso de peculio, renta o contribucion forzosa O voluntaria, provinientes de bienes reservados en sus renuncias O de cualquier otro jénero, puesto que desde el dia en que principie a rejir la vida comun quedan de hecho incorporados todos a la ca- ja del Monasterio para atender al sostenimiento de todas» (1). Por auto de 24 de Noviembre de 1862 se decretó el estableci- miento de la vida comun en el monasterio de las Claras de la anti- gua fundacion, despues de haberse inquirido por medio de una comision si las rentas del Monasterio bastaban para el sosteni- miento de todas las relijiosas. Veintisiete de éstas entraron desde luego en el nuevo réjimen, i las restantes continuaron como ántes viviendo de su peculio. A este tenor fueron entrando poco a poco en la reforma todos los Monasterios de la Arquidiócesis, sin que fuese preciso violentar la voluntad de ninguno de sus moradores. De modo que en la Relacion ad Limina de 1869 pudo el señor Valdivieso informar a Roma que, tanto en los antiguos Monasterios como en las congre- gaciones, se observa la vida comun i las constituciones propias de cada uno, con excepcion de mui pocas relijiosas que en algunos Monasterios conservan todavía peculio o mesa particular», Ademas de la inobservancia de la vida comun, habiíase introdu- cido en los monasterios otra gran relajacion de la disciplina ecle. siástica, Este abuso, que contaba con la consagracion del tiempo, consistía en la libertad que se dejaba a cada relijiosa para elejir por sí misma un confesor, La Iglesia ha establecido¡que cada Mo- nasterio tenga un solo confesor, llamado ordinario, bajo cuya di< reccion están las conciencias de todas las relijiosas, Esta práctica (1) Boletin Eclesiástico, t. 11, p. 191, ceres, enjendradora de la paz i dichosa armonía, entre los que vi- ven en comunidad, mediante la unidad en la direccion espiritual. La Iglesia, que imprime a todas sus obras el sello de la unidad, que es uno de sus caractéres esenciales, ha querido que brille tam- bien en los planteles de santas vírjenes, tan caros a su corazon. Pero esa unidad es imposible cuando cada relijiosa se rije por opi- niones diversas, i a veces opuestas, en órden a la interpretacion de sus reglas i réjimen particular. Agrégase a esto que no todos los - sacerdotes poseen las cualidades requeridas para la direccion de relijiosas, como quiera que no todos tienen el caudal de doctrina ascética i mística que se necesita para guiar por los difíciles cami- nos del espíritu a personas que hacen profesion de vida perfecta. 1 por el hecho de vivir en completa incomunicacion con la socie- dad, las relijiosas no son las mas aptas para acertar en la eleccion. ] Nadie conoce mejor las aptitudes i cualidades de los sacerdotes que los Superiores eclesiásticos; i en consecuencia, son ellos los que pueden elejir con mas acierto al sacerdote que ha de auxiliarlas en la obra de la propia santificacion. Siendo esta una práctica establecida por la Iglesia, pudo el se- - fior Valdivieso imponerla a los Monasterios por un mandato ex- preso. Pero, enemigo como era de hacer aceptar el bien con vio- lencia, prefirió el camino de la persuasion i de la prudencia, Varios Monasterios, como los del Cármen de San José, de la Vic- toria, de las Capuchinas, solicitaron de propio motu el estableci- miento del confesor ordinario, el curl les fué inmediatamente con- cedido, dejando en libertad a las que no se avenian a dejar sus antiguos confesores. En 1868 solo había tres Monasterios que per- geveraban en el réjimen antiguo; pero con motivo de una consul- “ta hecha a Roma sobre confesores, la Sagrada Congregacion de bispos 1 Regulares, en Rescripto de 31 de Agosto de 1868, encar- gó al señor Valdivieso que procurase, en cuanto estuviese de su parte, que todas las relijiosas se sometiesen a la práctica del confesor ordinario i del extraordinario en conformidad a lo esta» blecido por los cánones, En esta virtud, ya que no creyó prudente mpeler a todas las relijiosas, dispuso que en adelanto no se ad. iese a la profesion a ninguna novicia sino bajo la precisa cons clon de que aceptase el confeso ordinario (1). 892 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. Valdivieso introdujo en los Monasterios la útil práctica del postu- lado. Consiste éste en que la persona que solicita el hábito de re- lijiosa ántes de revestirse de las santas libreas de las esposas de Jesucristo, debe practicar durante cierto tiempo las reglas del convento a fin de que la postulante calcule sus fuerzas 1 experi- mente por sí misma los inconvenientes de la vida monástica, án- tes de aceptar el compromiso que envuelve la toma solemne del hábito. Para formalizar esta práctica, el señor Valdivieso dictó con fe- cha de 17 de Junio de 1868 un reglamento para el Monasterio de Santa Rosa, que se hizo despues extensivo a los: demas Monaste- rios a medida que se iba introduciendo en ellos la saludable prác-= tica del postulado. Tal fué, en resúmen, la obra espinosa i difícil llevada a cima con sin igual' perseverancia i prudencia por el señor Valdi- vieso en las instituciones monásticas de Chile. Si fueron grandes las dificultades 1 acerbas las amarguras que le deparó su realiza- cion, inmensa debe haber sido, en cambio, la complacencia de ver reflorecer en el pais las comunidades relijiosas casi: inutilizadas por la relajacion. Estas, por su parte, han comprendido cuán gran- de es el beneficio que deben a su celo, al verse restituidas al pri- mitivo espiritu con que sus santos fundadores las hicieron nacer a la vida (1). (1) Entre muchos otros testimonios de este justo reconocimiento, citaremos la, inscripcion escrita al pié de un excelente retrato del señor Valdivieso que existe en la portería del Monasterio del Cármen de San José: es un soneto que, si nada: vale por su mérito literario, vale mucho como expresion de los sentimientos de aquellas venerables hijas de Santa Teresa de Jesus: «¿Quién de los votos la observancia bella O de la gran Teresa el monumento, Que es del Carmelo el firme fundamento Brillar ha hecho cual luciente estrella? - ¿Quién de la ¿mpropia vida la ancha huella Pronto borró con jeneral contento, I de la caridad tornó el asiento A este recinto que virtud destella? ¿A quién por tanto gratitud constante I alto homenaje de perenne ruego Pagar podrá nuestro rebaño amante? Vos sois ese Anjel, vos, Pastor querido; El vuestro nombre con buril de fuego Grabado aqui será, i bendecido». CAPÍTULO XVL EL SERVICIO PARROQUIAL. Institucion del Colejio de Párrocos.—Ordenanza sobre libros i archivo parroquia- “les. —Institucion del Visitador de Parroquias. —Declaracion sobre el matrimo- nio de los que no profesan relijion alguna positiva. —Establecimiento de la comision de cuentas diocesanas. —El Rejistro civil. —Aranceles parroquiales. —Proyecto sobre dotacion de Párrocos. —Sus defectos. —Representacion diri- -Jida por el señor Valdivieso a la Cámara sobre este asunto. —Notable informe sobre esta materia evacuado por el señor Valdivieso a peticion del Gobierno. Hemos visto en otra parte de este relato la solicitud esmerada lasídua con que el señor Valdivieso procuraba el buen servicio arroquial, estimulando a los Párrocos, alentándolos en sus traba- jos, resolviendo sus dudas i corrijiendo sus yerros. Pero eso no bastaba para contentar su celo: intimamente persuadido de que del buen servicio de las parroquias depende en gran parte la pros- peridad de la Iglesia 1 la salud de las almas, no cesaba de adoptar sabias i oportunas medidas para mejorarlo. Una de éstas fué la institucion del Colejio de Párrocos, estable- cido en Santiago por edicto pastoral de 22 de Abril de 1850. El Colejio de Párrocos, creacion propia i exclusiva del señor Valdi- vieso, tiene por objeto procurar la uniformidad de accion de todos los Párrocos dela capital, i en cuanto es posible, de los de las demas parroquias. «La Iglesia desea, decía en el citado edicto, - que todos aquellos a quienes está encomendada la cura de almas, se reunan con frecuencia para dar cuenta al Prelado del estado de 824 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, de sus principales cooperadores, determina con mas acierto el punto a que deben dirijirse sus miras, i acude con su autoridad adonde ella mas se necesita. Entendiéndose directamente el Obis- po con sus Párrocos, éstos comprenden mejor el espíritu de sus providencias 1 hacen que surtan el efecto que se desea. Así es co» mo se consigue la unidad de accion que tan eficazmente contribu- ye a la realizacion de toda obra importante. «Sin embargo, entre nosotros hai, por desgracia, causas mui po- derosas, que hacen dificiles i postergan indefinidamente las Asam- bleas canónicas, al paso que nuestro país, por su misma localidad, es quizás uno de los que mas las necesitan. No falta mucho tiem- po para completar un siglo que esta vasta Diócesis no vé reunir- se en sínodo al Pastor con los ministros sagrados; i solo Dios sabe si lograremos remover los obstáculos que todavía impiden una obra por que tanto suspiramos. Entre tanto, queremos que el espí- ritu de asociacion se nutra 1 fomente entre los Párrocos, 1 que és- tos tengan ocasion de estrechar entre sí icon Nos mismos los fuertes vínculos que a todos nos unen. Habríamos querido hacer mas' extensivo el plan de reunir en Colejios o asociaciones a las diferentes secciones del cuerpo parroquial; pero hemos preferido dar principio por esta ciudad, en que era mas fácil llevarlo a cabo, idonde la necesidad de que los curas obren de acuerdo es mas apremiante. A la verdad, los vecinos de un solo pueblo están mas en contacto que cualesquiera otros, ise hallan ligados por rela- ciones que no son comunes a los otros feligreses de distintas pa- rroquias. Por la misma razon los Párrocos tienen mas motivo de comunicarse i prestarse unos a los etros su ayuda 1 cooperacion. Muchas veces la mudanza de barrio hace cambiar de domicilio parroquial, i este cambio altera sustancialmente los negocios, i no pocas ocasiones puede eludir las mas saludables medidas de un celoso cura. «Tambien, para introducir mejoras en el servicio de las Parro- quigg, se necesita en gran parte que ellas se introduzcan a la vez en todas las de una ciudad, Los fieles respetan mas aquello que yen observarse con jeneralidad, i siempre causa embarazos la di» versidad de los usos que se practican. Por otra parte, mil pensa= mientos útiles quedan «ahogados por la timidez i desconfianza de aus autores, cuando no son acojidos por colegas celosos e ilustra- dos, A mas de que, el sufrajio de éstos añade fuerza moral a todas aquellas reformas que tienen por objeto correjir inveterados + abusos», L L ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885, - 825 Tales fueron los fines que dieron oríjen a esta saludable insti- -——tucion. La experiencia de treinta i cuatro años ha hecho palpar su utilidad, pues, mediante el consorcio fraternal de los Párrro- cos de Santiago, se han realizado muchas obras importantes. El E Colejio de Párrocos ha sido muchas veces el iniciador de empre- sas de caridad i beneficencia pública, 1 muchas otras ha inspirado ala autoridad diocesana acertadas reformas en el servicio. Tan pronto como llegó a tres el número de Parroquias del puerto de Valparaiso, el señor Valdivieso hizo extensiva a él la misma ins- titucion por auto de 1. de Marzo de 1873, Pero la disposicion mas trascendental en órden al buen servi- cio parroquial dictada por el señor Valdivieso fué la Ordenanza sobre libros parroquiales e informaciones matrimoniales, verdadero monumento de sabia administracion, nuevo e irrecusable testimo- nio del jénio organizador del eminente Prelado. Aunque desde tiempo inmemorial ¿los Párrocos anotaban en li- bros especiales los principales actos de la vida relijiosa i civil de los ciudadanos, en virtud de decretos conciliares i sinodales, esta importantísima operacion dejaba mucho que desear 1 adolecía de algo que no se acomodaba a la condicion de nuestra época, como era la práctica de asentar en distintos libros las partidas de bau- tismo de las personas de diversas castas. Despues de las sagradas funciones del ministerio, ninguna otra es mas delicada i trascen- dente que la del rejistro de los principales actos de la vida, pues de esta anotacion se derivan consecuencias mui graves; tanto mas cuanto que los libros parroquiales eran entre nosotros rejistros ci- viles; 1 en consecuencia, fuentes de donde nacen derechos tempo- rales relacionados con la ds filiacion, estado 1 fallecimiento de las personas. «De este modo, decía el señor Valdivieso en el Edicto con que acompañó la Ordenanza de 17 de Junio de 1853, en los archivos parroquiales reposan los justificativos de la fortuna 1 bienes del ciudadano, viniendo así los pastores espirituales que la Iglesia da para el cuidado de las almas, a ser, no pocas veces tambien, los custodios de los títulos de sus haberes i derechos temporales. ...... «Esta obligacion impuesta a los Párrocos, se reviste entre no- -sotros de un carácter mas premioso, por las consecuencias que pudiera producir la falta de puntualidad en su perfecto i cumpli- do desempeño. 1 si bien las penosas i multiplicadas fatigas que - Jleva consigo el ministerio parroquial, principalmente en los cam- pos, podían atenuar, en algunos casos, esas mismas faltas, los da- 826 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. ños de gran magnitud que ellos pueden causar hacen de todo punto inexcusables a los que las cometen. En efecto, sirviendo, como sucede entre nosotros, los rejistros parroquiales para los efectos civiles, pende de su puntual formacion 1 custodia el que los ciudadanos tengan documentos auténticos con que acreditar el nacimiento, la muerte, el matrimonio, la velacion i otras circuns- tancias importantes del estado civil de las personas, que les dan de- recho a herencias, que acreditan las sucesiones lejítimas, que deter- minan la validez o nulidad de algunos contratos, 1 que deciden muchas cuestiones de grave interes para las familias. Ni vale decir que estos males solo pueden afectar a cierta clase de personas, por- que aquellas que nada tienen, nada necesitan probar; pues, que, no siendo fácil. preveer todos los acontecimientos de la vida, suelen llegar casos en que lo que ménos se pensaba vengan a encontrar- se en peligro de perder bienes de fortuna que antes no esperaban, i aún su propia vida, por falta de credenciales con qué justificar su edad, filiacion o estado. ¿Cuántas veces la perpetracion de un crimen antes de cierta edad no liberta de la pena capital? ¿Cuán- | tas la tacha opuesta a un testigo de que no se hallaba en edad, cuando sucedió el hecho que atestigua, de conocer sus circunstan- cias, puede venir a decidir de la suerte de un pleito de gran inte- res, aunque por otra parte el testigo mo sea persona de fortuna? ¿Cuántas otras, imprevistos acontecimientos, cambiando la situa- cion propia de aquellos con quienes les liga algun vincul:, no re- sultan combinaciones inesperadas i posiciones improvisadas en los casos i personas que ménos podía preverse? Ademas, sin salir de los acontecimientos ordinarios, los pobres tienen a cada paso que acudir a los libros parroquiales, para preparar las dilijencias de sus matrimonios, necesitan probar con las respectivas partidas, ora la viudedad, ora el parentesco, ora la edad, segun los casos lo exijen. De todo resulta que la inexactitud o neglijencia del Párro- co en el asiento de las partidas en los libros parroquiales, no solo puede hacerle infractor de las leyes de la Iglesia, sino tambien responsable de graves daños causados a sus feligreses. No creemos que ellos desconozcan estas verdades, ni es presumible que mali- ciosamente quieran echar sobre sí tamañas responsabilidades; sin embargo, en medio de las asíduas i penosas ocupaciones que de= manda el servicio de nuestras dilatadas Parroquias, no es difícil que los pobres Párrocos, abrumados con tan grave peso, carezcan | del tiempo suficiente para estudiar con frecuencia los estatutos 4 reglas dictadas para el buen órden de los rejistros. Deseosos, pues, 57 ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1885, 827 de facilitar este trabajo, queremos reunir aquí lo mas esencial respecto de tan importante negocio». Manda el señor Valdivieso en su Ordenanza que cada Párroco tenga corrientes cinco libros, a saber: de bautismos, de matrimo= —nios, de fallecimientos, de confirmaciones, i por último, de mandas piadosas i fábrica. Cada uno de estos libros debe constar, al ménos, de doscientas fojas i ser encuadernado de una manera sólida. Pres- —cribe con prolijidad menuda la manera de asentar las partidas, el modo de escribirlas 1 de hacer enmendaturas en ellas, 1 el de co- | menzar i terminar cada libro. Prohibe severamente dejar vacíos en las partidas para llenarlos despues, alterar el órden cronolójico de las fechas i escribir en el contexto cosas que rigorosa 1 estricta- mente no sean verdaderas. Ordena que en el libro de bautismos se anoten las partidas por el órden de las fechas, con expresion de los : nombres del que se bautiza, de sus padres, madres, padrinos ¡ ma- drinas i el del que lo administró, el dia preciso del nacimiento 1 el lugar en que se verificó la ceremonia, En quince artículos prescribe la manera cómo los Párrocos de- ben hacer las informaciones matrimoniales, i allana todas las A dificultades i previene todos los casos que pueden ocurrir en asuntos tan delicados, En el libro de matrimonios deben anotarse todos los que se efectúen, con expresion de la fecha, del lugar en que se celebraron, de los nombres de los contrayentes, de su domi- —cilio i filiacion, del nombre de sus padres, de los testigos /i del E Párroco que los presenciaron, de la publicacion de las proclamas o de la dispensa, si la hubo, con anotacion del que la otorgó i la fecha en que se hizo, i de los impedimentos i su dispensa. El libro "de fallecimientos debe contener las partidas de sepultacion de los cadáveres de adultos o párvulos que falleciesen en la parroquia, - expresando el dia del fallecimiento i del en que se hizo la sepulta- cion, del lugar de la sepultura, del rito mayor o menor con que se e hizo el funeral i del nombre del difunto, su patria, edad i estado; $ asi mismo debe anotarse si recibió los sacramentos i si hizo o nó disposiciones testamentarias, Í En cuanto a la conservacion i custodia de los libros parroquiales, [dispuso que se guarden en armarios con cerradura firme i cuya lave no salga del poder del Párroco; que todas las piezas del ar- chivo estén numeradas i colocadas en distintos legajos segun los ¡Tamos a que pertenezcan; que se lleve un inventario asaliso de to- eos los libros antiguos, de los actualmente existentes i de los que Vayan ho Rzáñdoso, con especificacion del tamaño, número de fo- E, > ARA 828 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. jas, fechas del principio i fin de cada libro i estado de conserva- cion en que se encuentren. Previene lo que debe hacerse en el caso en que, a causa de terremotos, incendios u otros accidentes imprevistos, los libros o el archivo parroquial sufriesen menosca- bo o deterioros, i cuando por no hallarse alguna partida o en- contrarse mutilada o imperfecta, fuese necesario suplirla o enmen- darla. Para asegurar mas eficazmente el cumplimiento de lo dispuesto en esta Ordenanza, impuso penas severas al que se hiciese reo de alguna omision culpable. El Párroco o administrador de parroquia que dejase de asentar culpablemente alguna partida, a mas de la responsabilidad por los daños i perjuicios que ocasionase a los in- teresados, sufrirá una multa de veinticinco a cien pesos, i sus- pension de oficio, beneficio i ejercicio del ministerio, de dos a seis meses, segun la gravedad de la culpa. El que cometiese error o falsedad en la redaccion de las partidas o las mutilase, imperfec- cionase, enmendase o permitiese que lo haga otra persona, será penado con una multa de ciento a quinientos pesos, i suspension de oficio, beneficio i ejercicio del ministerio de seis a dieziocho meses. En estos i otros casos de omisiones culpables debe proce- derse sumariamente contra los responsables, 1 se hará uso de apre- mios personales toda vez que se retengan piezas del archivo o al- gunos de los libros mencionados (1). Estas importantes disposiciones reglamentarias del rejistro par- roquial, que hemos expuesto en ceñidísimo resúmen, aseguran por entero la fidelidad i severa exactitud en el ejercicio de esta fun- cion, encomendada a los Párrocos chilenos i desempeñada gratui- tamente por ellos. 1 nos es grato consignar aqui el hecho de que los Párrocos han sido ejecutores escrupulosos de la Ordenanza del Prelado, de modo que en el largo espacio de treinta años no ha llegado el caso de aplicar a ninguno de ellos ni siquiera el mini- mum de las severas penas establecidas para los infractores. Prue- ba es tambien de la pureza i dilijencia con que) han sido llevados los rejistros la circunstancia de no haberse formulado, entre los cargos que los enemigos de la Iglesia suelen hacer en desprestijio il del clero, el de incuria o infidelidad en el desempeño de este deli- A cado i laborioso encargo. Al contrario, hai testimonios mui esper] N 0 Puede verse el texto integro de esta Ordenanza en el Boletín Eclesiatico, de 6. 11, p. 19. ANALES DE LA UNIVERSIDAD. — —SETIEMBRE DE 1885. 829 tables (1), i hasta emitidos por personas desafectas al clero (2), que abonan plenamente la conducta observada en este punto por los Párrocos chilenos. Esta sabia Ordenanza ha sido puesta en práctica en todas las - Diócesis de la República, 1 aún en algunas Diócesis americanas 1 europeas (3), con lo cual se ha uniformado en todo el pais la ma- mera de llevar los rejistros parroquiales. Pero, teniendo en cuenta que las mejores disposiciones suelen relajarse con el trascurso del tiempo, creyó que era indispensable asegurar su fiel observancia por medio de una inspeccion periódi- ca. En ja imposibilidad de hacerla por sí mismo, instituyó un fon- cionario especial con el nombre de Visitador de parroquias, por de- —ereto de 13 de Abril de 1856, el cual debería visitar anualmente cada una de las del Arzobispado para examinar todo lo que con- ¡cierne a su administracion temporal. En su Ordenanza de 21 de ¡Setiembre de 1857 determina las reglas a que debe sujetarse esta sita 1 las materias a que debe extenderse. Segun estas disposi- “ciones, el visitador debe examinar el inventario de bienes raices de la parroquia i ver si se conserva todo sin menoscabo; observar si las rentas, de cualquier jénero que sean, pertenecientes a la par- Toquia, se hallan anotadas en el inventario; investigar si los útiles, muebles i alhajas correspondientes a la fábrica se encuentran en buen estado de conservacion, e igualmente si la iglesia carece de aleuna de las cosas indispensables para la celebracion del santo sacrificio i la administracion de los sacramentos; inspeccionar los (1) Un respetable i antiguo majistrado de los tribunales supeziores de justicia ha asegurado a personas que nos merecen fé, que en el largo ejercicio de la majis- ratura judicial no se le había presentado ningun caso de suplantacion de parti- s del rejistro parroquial. ) Don Fanor Velasco en su opúsculo intitulado Ensayo sobre el patronato segun las relaciones históricas de la Relijion 1 el Estado, publicado en 1882, dice a este respecto lo que sigue: (La manera como aquellas inscripciones son hechas actualmente por los Párrocos, sde que el Arzobispo de Santiago, don Rafael Valentin Valdivieso, dictó su Orde- a de 17 de Junio de 1853, hace que parezca preferible la tenencia del rejistro en er de los eclesiásticos, por lo ménos hasta el día en que, estando mas ilustrada la lacion rural 1 aumentando el escaso bienestar de que goza al presente, sea posible carle este nuevo rumbo para la legalizacion de los actos constitutivos de su exis- EN : : os Parrocos llevan hoi ese rejistro con toda.pureza 1 exactitud. La conducta del chileno en sus diversos órdenes no se presta actualmente a reproches de ningun sta Ordenanza y vino a extirpar de los rejistros gran número de incorrecciones fhasta entónces habían subsistido por la falta completa de vijilancia.......oomo..oo Nos han asegurado «que el eminente Arzobispo de Malinas, monseñor De- 8, ha mandado observar esta Ordenanza en su Diócesis, A, DE LA U. 1.”, SEC. 98-99 830 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERABIAS., libros parroquiales, esto es, ver si en ellos están las partidas en buen órden i sin omisiones, si existen todos los legajos de infor- maciones matrimoniales, i si se ha observado en todas sus partes lo dispuesto por la Ordenanza sobre esta materia; examinar si las cuentas de la fábrica se llevan en libros arreglados, i si en las en- tregas de las parroquias se han observado las formalidades prescri- tas para el mejor órden i conservacion de las rentas i bienes parro- quiales. El visitador anotará en un libro todos los defectos que observase en cada parroquia, libro que debe presentar al Prelado tan pronto como haya terminado su cometido. Con ocasion de una representacion hecha al señor Valdivieso en 1872 por el señor Ministro del Culto, don Abdon Cifuentes, acerca de la necesidad de llevar rejistros de los nacimientos, ma- trimonios i defunciones de los disidentes, se mandó abrir en todas las parroquias libros especiales con este objeto. Hemos visto en otro lugar de esta memoria que esos. libros existían de antiguo en los puntos en que ocurrían inscripciones de esta clase, especial- mente en Valparaiso. Mas, como en el trascurso de los años los. disidentes extranjeros han llegado 2 diseminarse en muchos otros lugares de la República, se hacía necesario jeneralizar esta prácti- ca a fin de no defraudar a ningun habitante del pais de los benefi» . cios de la inscripcion. Con esta medida quedó definitivamente arre= | glado el rejistro que ha estado a cargo de los Párrocos. | En el mismo año, i el mismo señor Ministro del Culto, provocó una importante declaracion acerca de la interpretacion del artícu= | lo 118 del Código Civil, que dice así: «Los que profesando una. relijion diferente de la católica quisieren contraer matrimonio en territorio chileno, podrán hacerlo, con tal que se sujeten a lo pre=- venido en las leyes civiles i canónicas sobre impedimentos dirls mentes, permiso de ascendientes o curadores, i demas requisitos; que declaren ante el competente sacerdote católico i dos testigos, que su ánimo es contraer matrimonio, o que se reconocen el uno al otro como marido i mujer; 1 haciéndolo así, no estarán oblig ls dos a ninguna otra solemnidad o rito». La intelijencia de este artículo no ofrecía duda alguna en órd a los que, como los protestantes, profesan una relijion diferent de la católica; pero ¿estarian comprendidos en estas disposici nes los que no profesan relijion alguna positiva? Hé aquí un p ÁNALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885. 831 etc.» el Código quiere decir simplemente: «Los que no profesen la relition católica»; sea que hayan o nó nacido en ella, sin exijir- les que profesen i practiquen otra relijion cualquiera. | «El infrascrito se confirma en esta persuasion, reparando en las - consecuencias que resultaría de la interpretacion contraria. Los que, por una lamentable indiferencia relijiosa o por otro motivo - propio del fuero interno de los individuos, no profesasen una reli- - jion positiva, quedarían condenados a celibato perpétuo, a no po- der constituir una familia reconocida a los ojos de la lei. «Semejante situacion envolvería una verdadera pena, poco con- - ciliable con la libertad de la conciencia individual i con el justifi- cado i benigno espíritu de la misma iglesia católica, que restituyó al mundo, a costa de su propio martirio, todos los fueros de la conciencia humana i que ha sido en todos los siglos su mas herói- ca defensora 1 su apoyo mas inquebrantable. «Es principalmente en homenaje a la libertad de conciencia, la mas respetable de todas, en la cual funda el infrascrito la inter- —pretacion que dá al precitado artículo.del Código Civil i la que deseara ver prevalecer en el ánimo de los funcionarios encargádos "de aplicarlo, a fin de que no se prive a nadie, por razon de sus reencias relijiosas, de la facultad de constituir lejítimamente una familia, sobre las bases de la moral cristiana). En nota de 30 de Abril de 1872 el señor Valdivieso declaró, en “contestacion a la anterior, que esa era la intelijencia que siempre “había dado a la disposicion del artículo del Código Civil; pero que la dificultad había estribado principalmente en la conducta que "cumplía observar a los párrocos con las personas que, habiendo ipostatado su relijion, eran indiguas de recibir el sacramento, Esta ficultad desapareció con la declaracion hecha, a solicitud suya, rla Sagrada Congregacion del Santo Oficio, que toleró, para evitar daños i escándalos, que el Párroco presenciase pasivamente, omo testigo, el matrimonio de los que no profesan relijion alguna positiva. «Ya vé V. $, agregaba al terminar su nota, que..... no ede decirse que está cerrada la puerta para que contraigan ma- ftrimonio los que dicen que no profesan relijion alguna». Con el fin de uniformar el procedimiento de todos los Párrocos ¡la Arquidiócesis en este grave asunto, les dirijió la panas cular, datada el 27 de Abril de 1872: que han querido aber matrimonio los que profesan a tinta de la católica, no ha habido dificultad alguna para que log 832 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. Párrocos reciban ante dos testigos su declaracion de reconocerse por marido i mujer lejítimos, para los efectos del dicho artículo arriba citado. Mas, como por desgracia hai católicos. que pública- mente declaran haber abandonado la fé sin abrazar relijion algu- na, i no pudiendo tratar a éstos como secuaces de diversa relijion, vi administrárseles un sacramento en que hacen alarde de no creer, se ha dudado como debía comportarse con ellos. Y como el Negocio es tan grave, crelmos necesario acudir a la Santa Sede para que se nos dictase la conducta que debemos observar. Remi- tido el negocio a la Sagrada congregacion de la Universal Inqui- sicion, ha declarado ésta que debe seguirse la regla siguiente: «Cuando se trata del matrimonio entre personas, una de las cuales es católica i la otra, aunque lo fué, abandonó la fé para abrazar alguna secta o relijion falsa, se necesita obtener la dis- pensa necesaria con las cláusulas i prescripciones acostumbradas i conocidas. Mas, si ocurre algun matrimonio entre una parte cató- lica i la otra que renegó de la fé sin profesar alguna falsa relijion o secta herética, i el Párroco no puede impedir esta clase de ma-= trimonio, lo que debe procurar en cuanto esté de su parte, 1 teme prudentemente que de negar su asistencia al pretendido matrimo= nio se han de seguir graves escándalos o daños, la cosa debe remi- tirse al respectivo Ordinario, el que, despues de considerar todas las circunstancias del caso, puede permitir que el Párroco pasiva= mente presencie el matrimonio, como testigo autorizable; con tal. que se tomen todas las cautelas para asegurar la educacion católi= ca de toda la prole, con las condiciones de costumbre». ] Con esto quedó completamente esclarecido un punto que para ' muchos ofrecía dudas, esto es, la manera cómo pueden contraer. matrimonio legal todos los que profesan una relijion diferente de. la catoliaa o que no o profesan Ding una. Mediante estas declaracio=- milia reconocida por la lei, i de a que no ii inter E alguno que reclame la institucion del matrimonio civil obligatorl para los católicos. Poco despues de la ordenanza sobre libros parroquiales, la cunda inventiva del señor Valdivieso creó una institucion desti da a asegurar la recta administracion i acertada inversion de rentas eclesiásticas. En materia tan delicada, como es la admin tración de caudales ajenos, i en especial de los de la Iglesia, 1 porta sobremanera impedir la malversacion por medio de ul severa, fiscalizacion, no solamente en obedecimiento a los dictado ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885. $33 de la conciencia, sino para poner a cubierto de toda sospecha te- meraria la conducta de los funcionarios eclesiásticos. El Derecho concede a los Obispos la facultad de ordenar la administracion de los bienes de sus iglesias i les impone el deber de vijilar sobre su inversion tomando cuenta de ella. Así lo disponen las Constitu- ciones Apostólicas i los Concilios de Calcedonia i de Trento (1). Segun esto, corresponde a los Prelados diocesanos el fenecimiento de las cuentas de todos los establecimientos relijiosos, sujetos a su jurisdiccion. $ 3 p h Ds dt de Sin embargo, el cúmulo de atenciones que pesan sobre los Obis- pos que administran Diócesis tan dilatadas como las de Chile apé- nas les dejan tiempo para el desempeño de la dispendiosa tarea de examinar i fenecer las cuentas del gran número de establecimien- tos que deben rendirlas. «Privados en estos últimos tiempos los diocesanos, dice el señor Valdivieso en su Ordenanza de 24 de Noviembre de 1833, hasta del oficial peculiar que ántes tenían “para la revision de ciertas cuentas, han tenido que acudir en la mayor parte de los casos al arbitrio de nombrar revisores especiales para cada cuenta. I se dejá conocer a primera vista que este recurso satisface mui imper- fectamente la necesidad; porque semejantes revisores, por el hecho de prestar casi siempre un servicio gratuito i de no tener por ofi- cio esta ocupacion, ni pueden consagrar al trabajo toda la atencion que su importancia demanda, ni cuentan para él con toda la expe- dicion que regularmente requiere. Ademas, como varian las perso- sonas en cada caso ocurrente, falta la unidad de órden 1 de sistema en el exámen, no hai facilidad de introducirla en la contabilidad de las administraciones que carezcan de esta ventaja. Tambien la m0 solo multiplica las operaciones, sino que obliga a ciertos traba= jos que podrían mui bien excusarse. Todos estos inconvenientes desaparecen desde que una oficina estable toma a su cargo el exá- 4 men de las cuentas. Con la inspeccion que ejerce sobre las respec- — tivas "administraciones, puede fácilmente introducir en ellas un sistema uniforme, que economice las operaciones, que simplifique de IL) Const. Apost. 11, cap. 35, Can. Luoniano 16, q. 7 del Con, Calc, —Sesion 22, cap. 9 de reforma del Tridentino. rá NS | a di de a LA Y A Li 834 MEMORIAS CIENTIFICAS LITERARIAS.I administracion diocesana muchos datos que le es provechoso co- nOCer». En esta virtud, i con el fin de examinar todas las cuentas que corresponde fenecer al Ordinario eclesiástico, instituyó una oficina de contabilidad con el nombre de Comision de cuentas diocesanas, compuesta de tres miembros contadores nombrados por la au- toridad eclesiástica. Los contadores deben examinar la lejitimidad de las partidas i de sus comprobantes, 1 proceder de consuno en el pronunciamiento del juicio 1 dictámen de fenecimiento. Ademas del exámen de las cuentas, corresponde a la Comi- sion hacer la visita a las administraciones que deben rendirlas, entre las cuales, como lo dejamos dicho, se incluyen las Parroquias. Al sosten i gasto de esta Comision concurren en proporcion de sus entradas los establecimientos cuyas cuentas deben ser examina- das (1). Las fábricas parroquiales quedaron exentas de esta obli- gacion a causa de Ja suma estrechez de sus recursos, que en mu- chas no bastan para las necesidades mas indispensables. Pero, a solicitud del señor Valdivieso, el Congreso asignó, por lei de 12 de Setiembre de 1855, la cantidad de setecientos pesos annales para la Comision de cuentas diocesanas, a fin de que pudiera to- mar a su cargo el exámen de las fábricas parroquiales i subvenir a los gastos de viático del contador, encargado de visitarlas anual- mente. Con estas disposiciones quedó asegurada la recta administra- cion de las parroquias en dos de los importantes ramos que corren a cargo de los Párrocos, a saber, la anotacion de los principales acontecimientos de la vida del cristiano ¡del ciudadano, 1 la acer- tada inversion de las rentas eclesiásticas. Por las disposiciones referentes a lo primero, no es solamente la Telesia deudora al se- ñor Valdivieso de señalado reconocimiento, sino tambien el Esta-- do, porque los rejistros parroquiales han sido al mismo tiempo re- jistros civiles. Sin embargo, entre las reformas inconsideradas e inútiles que, en odio a la relijion, han llevado a cabo Jos gobernantes liberales. de este pais, cuéntase la de lespojar a los párrocos del carácter de oficiales civiles en órden a los rejistros de nacimientos, mabtrimo- | nios i defunciones, con absoluto desconocimiento del inapreciable “servicio que en esta trascendental materia ha prestado. al Estado la autoridad eclesiástica, Se quiere sustituir a los Párrocos por ÓN y e (1) Decreto de 25 de Novierabre de 1853, oficiales civiles rentados por el Estado; lo cual importa el estable- niento de un'servicio sobre modo costoso para el erario nacional, abandonando, sin mas razon que la mala voluntad para con la —Jglesia, el que ésta le prestaba gratuitamente. Los Párrocos que, por su ilustracion, por la respetabilidad de su carácter i sobre todo, porque desempeñan esta funcion por conciencia 1 por deber, ofrecen todo jénero de garantías, serán remplazados por funciona- rios las mas veces ignorantes, otras sin responsabilidad i siempre estimulados principalmente por el interes. Mas, como en este asunto no se halla comprometido ningun principio de doctrina, la Iglesia abandonará sin pesar la parte de responsabilidad que incumbía a los Párrocos en su carácter de ofi - ciales civiles en órden a los rejistros. Ellos seguirán anotando con la misma escrupulosidad los actos principales de la vida cristiana, deplorando sí, como ciudadanos, que se imponga al erario nacional un desembolso tan crecido como inútil, sin motivo razonable que lo - Justifique. . Cuando el señor Vaidivieso tomó a su cargo el gobierno de la Arquidiócesis se hacía sentir la necesidad de aranceles parroquia- les que determinasen las obvenciones que corresponden a los Cu- ras por la prestacion de algunos de los servicios de su ministerio. Los aranceles dictados por el Mlustrísimo señor Marán, Obispo de a Concepcion, 1 por el Ilustrísimo señor Carrasco, Obispo de San- “tiago, habían dejado de ser adaptables por su antigiiedad a Jas "necesidades de la época presente; al paso que el que dictó el Ilus- "trísimo señor Vicuña en 1834 eucontró graves tropiezos en su eje- cucion, de tal manera que el mismo señor Vicuña mandó suspen= derlo . Por esta razon, no había mas reglas en el cobro de los Mereohos parroquiales que las establecidas por la costumbre, que no era uniforme en todas las Parroquias del Arzobispado. Era, pues, indispensable establecer reglas fijas que uniformasen la con- ducta de todos los Párrocos en- materia tan delicada. No podía escaparse esta necesidad a la penetracion del señor ldivieso; pero no podía remediarla por sí solo. La formacion de nceles parroquiales estaba encomendada en América a los Con- los provinciales: pero cuando éstos dejaron de celebrarse, las : reales cédulas, conforme a las disposiciones del Tridentino, enco- “¡mendaron su formacion a los Obispos con el encargo de someter- )s despues a la sancion de los reyes. Así, en virtud de la real dula de 5 de Agosto de 1783, el Ilustrísimo señor Marán mó el arance) de su Dióoegia. Esta práctica, que ha perses 836 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. verado hasta el presente, impone a los diocesanos la obligacion de someter a la aprobacion de la antoridad civil los arance- les que formen. El señor Valdivieso hizo por su parte todo lo posible por remediar esta necesidad; i al efecto, nombró en los comienzos de su gobierno una comision compuesta del Provisor i de dos sacerdotes para que, teniendo a la vista las disposiciones anteriores dictadas en el Arzobispado, formasen un cuerpo de re- glas para la cobranza de las obvenciones parroquiales. Despues de mucho estudio 1 trabajo llegó a elaborarse un arancel jeneral ade- cuado a las exijencias de la época; pero ese trabajo halló su tumba en las secretarías de gobierno, en donde duerme hasta hoi el sueño del olvido, a pesar de las reiteradas reclamaciones del se- ñor Valdivieso. En 1846 el Gobierno solicitó 1 obtuvo de la Lejislatura Nacio- cional autorizacion para reformar Jos aranceles de acuerdo con la autoridad eclesiástica; pero esta autorizacion fué inútil, porque se dejó espirar el plazo fijado por el Congreso sin que nada se hicie- se a este respecto. o Hacía algun tiempo que bullía en la cabeza de los políticos la idea de sustituir las obvenciones parroquiales por la dotacion de los curas, hecha por el Estado. El primero que dió forma a esta idea en un proyecto de lei fué el diputado don Manuel R. Infante, el año de 1849. Este proyecto estaba concebido en los siguientes términos: h «Art. 1. Los Párrocos será rentados, i cubiertas sus cóngruas del erario nacional. «Art. 2. La dotacion de cada curato se hará por el Diocesano de esta Metrópoli de acuerdo con el Supremo Gobierno, formando su graduacion ochocientos pesos, que será la menor, a mil doscien- tos que será la mayor. «Art, 3.2 Queda abolido todo derecho parroquial, i en lo suce= sivo se administrarán sin emolumento alguno los óleos, casamien- tos, entierros, 1 cuanto ántes tuviese alguna obvencion o gratifica- cion, sea por títulos, certificados, testimonios, o cualesquiera Otros. «Art, 4.7 Lo dispuesto en el artículo anterior se entiende siem= pre que se exijiere solamente la administracion de los sacramentos - con el rito establecido para su validacion, pues en el caso de que- ki rerse con mayor solemnidad o pompa, se pagarán al Párroco los derechos establecidos por arancel». Ñ pe AR ; : ANALES, DE LA, UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE pe 1885. 837 ta entónces de los diputados don Francisco de Paula Taforó, don Ienacio Victor Eyzaguirre 1 don Juan Manuel Palacios, aceptó la idea fundamental del proyecto, pero disintió de él en algunos por- menores. Estimaba que la cantidad de mil doscientos pesos, fijada como máximum de dotacion, era insuficiente para muchas parro- quias, i creía que era preciso elevarla a mil quinientos. Juzgaba ademas que la dotacion debía extenderse a los vice—párrocos, pues la renta de los curas no alcanzaría para mantener a estos indis- pensables auxiliares, i a los gastos del culto, que tampoco podían -—costearse con la renta del Párroco. En esta virtud, la comision propuso, en sustitucion del anterior, otro proyecto de lei en el que se aseguraba a cada Párroco una renta anual que no bajase de ochocientos pesos ni excediese de mil quinientos. En los casos en que hubiese ayudantes de parroquias, cada uno sería dotado con una renta que no bajase de doscientos cincuenta ni excediese de cuatro- cientos pesos; para los gastos del culto se asignaria, segun las cir- -cunstancias de cada parroquia, un subsidio anual que no bajase de - doscientos pesos ni excediese de seiscientos, debiendo destinarse para todos estos gastos el producto de la masa decimal. Los auto- res de este proyecto no hicieren mas que reproducir en su informe parte dispositiva las observaciones que el señor Valdivieso hizo a la mocion del señor Infante en el número de La Revista Católi- ca, correspondiente al 16 de Julio de 1849. Solo en 1852 fué este proyecto despachado por la Cámara de - Diputados, la cual aceptó en sustancia las ideas de la comision; pero se abstuvo de designar las cuotas con que debía dotarse a los Di Párrocos, vice-Párrocos 1 proveerse a los gastos del culto, dejan- do este encargo al Supremo Gobierno de acuerdo con le Dioce- sanos. Nada se adelantó, sin embargo, en el asunto, pues el Senado no tomó en consideracion el proyecto aprobado por la otra Cáma- ra. En 1854 el Gobierno de don Manuel Montt presentó con el mismo objeto otro que adolecía de defectos que lo hacian inacep- table. Segun este proyecto, los pobres quedarian exentos de pagar -obyenciones parroquiales, i solo deberían abonarlas los dueños o rrendatarios de fundos rústicos o urbanos que pagasen contribu- lones; los que tuviesen establecimientos gravados con patentes; 08 que ejerciesen una profesion liberal o cientifica; los empleados públicos o municipales; los dependientes de comercio, administra- dores o mayordomos con sueldo; los dueños de taller o fábrica que empleasen como auxiliares a operarios extraños a sus propias 338 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. familias, 1 las mujeres e hijos de las personas pertenecientes a estas categorías. El erario nacional se sustituiría a los que no es- tuviesen comprendidos en esta clasificacion, abonando cincuenta centavos por óleo, dos pesos por matrimonio, un peso por entierro de párvulo i tres pesos por entierro de adulto. Como medio prác- tico de realizar este proyecto, se establecería en cada Parroquia un empleado con el carácter de notario, encargado de llevar un re- Jistro de las personas que quedasen exentas de pagar emolumen- tos parroquiales i de dar boletos que servirían a los Párrocos para cobrar sus derechos en las tesorerías fiscales. Antes de discutirse este proyecto en la Cámara de Diputados, el señor Valdivieso elevó a ella una representacion respetuosa, pero enérjica, pidiéndole que modificase los términos del artículo adicional en que se autorizaba al Gobierno para ejecutar este pro- yecto con entera prescindencia de la autoridad eclesiástica, pues se trataba de un asunto que afectaba gravemente los intereses de la Iglesia. En este documento decía entre otras cosas lo siguiente: «Cuando Nuestro Señor Jesucristo fundó su Iglesia, estableció en ella una sociedad de hombres, con un sacerdocio cuyas funcio- nes sagradas exijían de los que las ejerciesen una exclusiva consa- gracion, e impuso ademas a los fieles el deber de tributar a Dios un culto dirijido por la misma Iglesia. Esos ministros i ese culto no podían subsistir, humanamente hablando, de un modo perma- nente sin medios de subsistencia consistentes en valores. La obra de Dios habría sido precaria, si no hubiera habido una obligacion de justicia de parte de los fieles para contribuir a tan necesarios objetos, i un derecho perfecto para exijirlo de parte de la Iglesia. Si ésta hubiese tenido que mendigar de una autoridad, que no fue- se la suya propia, las contribuciones de los fieles, mi habría side independiente, como lo es por derecho divino, ni posible su funda- cion i propagacion. Desde que los Apóstoles publicaron la buena nueva, tuvieron en contra los poderes públicos, i habría bastado para aniquilar su obra, la denegacion de la sancion de su autoridad para la exaccion de las obvenciones de los fieles, si la Ielesia no hubiese podido exijirlas por sí misma. Este estado de cosas no fué de corta duracion; subsistió mas de “tres sielos; i hol mismo bastaría para expulsar a la Iglesia de los paises en que tiene al poder por adversario, que le negase la sancion de sus leyes para exijir de los fieles el sosten de sus ministros i culto, o que a lo ménos, limitase de tal modo estos socorros que fuesen insuficien= tes .,..,. Debejs fijar vuestra atencion en que por el hecho de que ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885. 839 E la lei prescriba que solo el poder temporal dicte los aranceles par- _roquiales, desconoce i deniega el derecho que tiene la Iglesia para hacerlo. 1 no se diga que el informe que el proyecto de lei manda pedir a los Obispos para la formacion de los aranceles equivale al concurso esencialmente necesario de su autoridad; pcrque el infor- mante no estatuye, ni concurre como causa a los estatutos que se dictan. Está en la voluntad del que sanciona un reglamento seguir o no el dictámen de los informantes. «Tampoco se diga que los derechos de proteccion que como Gobierno católico presta el nuestro a la Iglesia, le autorizan para ejercer las prerogativas peculiares de ella; porque tal proteccion, léjos de serlo, se convertiría en una verdadera hostilidad, pues que privaba a la sociedad espiritual de su independencia, que es el derecho mas precioso de que goza, 1 hasta cierto punto una condi- cion necesaria de su existencia. Solo podría el Supremo Gobierno ] ejercer el poder de que se trata en virtud de una concesion de la misma Iglesia, puesto que no corresponde en su oríjen a la socie- dad civil; pero no puede asignarse una sola convencion de todas las que la Silla Apostólica ha celebrado con los reyes de £spaña que les conceda tal concesion. Léjos de eso, estos monarcas, aún en los tiempos en que las malas doctrinas dominaban en los con- sejeros de sus tronos, jamas exijieron otra cosa que el concurso de su aprobacion en los aranceles parroquiales que por sí mismos for- maban los Obispos en sus repectivas Diócesis, Convengo en que debiendo reinar armonía entre las autoridades temporal i espiri- tual, deben prestar los Prelados de la Iglesia cierta deferencia i respeto a la autoridad nacional, aún en los casos de la exclusiva competencia de aquellos; pero esa deferencia no puede llegar hasta el extremo de sacrificar los principios de que emanan los derechos divinos, imprescriptibles e ineludibles de la Iglesia católica», Las justas observaciones del señor Valdivieso fueron desatendi- das por la Cámara, i el proyecto de lei fué aprobado en la misma forma en que lo presentó el Gobierno. El pensamiento que lo inspiró era laudable en el fondo, pues tenía por objeto libertar a los Párrocos de una buena parte de las odiosidades que les concita el cobro de sus derechos, 1 aliviar a Jos pobres de una obligacion gue, aunque pequeña en sí, no pueden “satisfacerla sin algun sacrificio. «Los Párrocos, decía el señor Ministro del Culto, don Silvestre Ochagavia en la Memoria de este año, no pueden obtener obvenciones de los pobres sin en contrar tenaces resistencias 1 sin dar márjen A que se susciten AA 840 MEMORIAS OIENTIFICAS 1 LITERARIAS, cuestiones que defraudan el prestijio de su sayrado ministerio, in- disponen en contra de ellos el espiritu de sus feligreses i son fe- cundo jérmen de males para la moral i la sociedad. La relijion 1 las buenas costumbres están, pues, interesadas en que se suspen- da el gravámen que el servicio parroquial impone a las clases pobres...... Como el proyecto no introduce novedad respecto de los particulares cuya condicion les permite contribuir al sosteni- miento de los párrocos, retribuyéndoles de su cuenta los servicios que de ellos reciban, subsiste en toda su fuerza la necesidad de fijar los derechos parroquiales que se deben satisfacer en las Dió- cesis del Estado. Por un artículo adicional del proyecto se solicita de la Lejislatura la autorizacion necesaria para arreglar este asun- to, procediendo en la forma acostumbrada». Pero si el proyecto del Ejecutivo era plausible ea su espíritu 1 en sus fines, adolecía de graves defectos que el señor Valdivieso hizo palpables en un extenso artículo publicado en La Revista Católica (1). El primer defecto notado por el señor Valdivieso fué el mismo que hizo presente en la Representacion elevada a la Cá- mara de Diputados, de que hemos hablado, a saber: la completa eliminacion del consentimiento i acuerdo de la autoridad eclesiás- tica en un asunto que afectaba inmediatamente los intereses del culto 1 de sus ministros. En segundo lugar, este proyecto hacía una rebaja considerable en los emolumentos parroquiales, con lo cual se despojaba a la Jglesia, sin su consentimiento, de una parte de su propiedad, con violacion de una de las garantias que asegura el artículo 12 de la Constitucion i de lo dispuesto por el Tridentino, que es tambien lei del Estado. La compensacion ofrecida por el fisco era Insnfi- ciente, pues no daba sino un 59% en algunos servicios, 1 en otros un 259%, un 169% 1 un 879 de los derechos que los Párrocos ha- bían estado hasta entónces en tranquila posesion, con lo cual, se- gun cálculos aproximativos, las parroquias de la República eran perjudicadas en 84,000 pesos anuales. Eximidos los pobres del de- ber de pagar obvenciones, habría resultado que en la mayor parte de las Parroquias rurales el Óura no habría tenido para su subsis- tencia 1 la del culto mas que lo asignado por el fisco, como quiera que en éstas no residen sino en escaso número los propietarios acaudalados; de manera que se disminuirían los recursos precisas (1) Tomo VL, páj. 936. mente donde hai mas necesidad de aumentarlos a causa de las mayores dificultades del servicio. En tercer lugar, el proyecto, despues de rebajar las entradas de las parroquias, imponía a los Curas la obligacion de sostener el culto divino a sus expensas, debiendo contribuir para esto con un tanto por ciento de sus entradas. El señor Valdivieso hacía notar la injusticia de esta disposicion que, por una parte, eximía a los fieles de la obligacion de sostener el culto, impuesta por Dios a todos los cristianos, i por otra, hacía pesar este deber única ¡ ex- clusivamente sobre el pobre Párroco, que es cabalmente el único que no debe contribuir para el culto parroquial, porque presta un servicio que vale mas que la contribucion pecuniaria, el de su pro- pia persona. Í para mayor abundamiento, el Párroco debería sopor- tar de contínuo una investigacion humillante de las entradas par= roquiales, investigacion que habría podido practicar desde el gobernador hasta el último inspector para ver si empleaba o nó en el culto el tanto por ciento determinado por la lei. La comision eclesiástica del Senado, compuesta de los senado= - res don José Miguel Arístegui, don Juan Agustin Alcalde i don José Francisco de la Cerda, informó desfavorabiemente el proyec- to-del Ejecutivo. Se fundaban, entre otras, en las siguientes consi- deraciones: La calificacion de pobreza establecida en el proyecto, por su misma jeneralidad impouía la obligacion de pagar derechos parroquiales a muchos que eran verdaderamente pobres. Así, debían pagarlos todos los propietarios de fundos rústicos 1 urbanos, a pesar de que entre éstos hai no pocos que no poseen mas que una misera- ble choza i que carecen de recursos de subsistencia; al contrario, se- rían exceptuados de esta obligacion los artesanos i fabricantes que no son dueños de taller, nc obstante que entre estos hal quienes ga= nan hasta tres pesos diarios. Pampoco mejoraría la condicion del Párroco, pues ni se extinguirian los motivos de odiosidad que les concita el cobro de derechos, ni tendrían seguridad de percibir el crédito que reconocería el erario a su favor, como quiera que bas- tarian la desidia o mala voluntad de los funcionarios civiles encar- medios de subsistencia, sin que quedasen al Párroco recursos expe- ditos para subsanar estas dificultades. La formacion de rejistros . » 842 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARÍAS. mui difícil descubrir la verdad en órden a la condicion de los indi- viduos. Se impondría ademas, a juicio de la comision, un gravá- men onerosísimo al pobre cada vez que tuviese que exijir un ser= vicio relijioso, puesto que ántes de ir al Párroco habría tenido que dilijenciar el certificado del funcionario civil encargado del rejis- tro. Este inconveniente se habría hecho sentir especialmente en los campos. Estas 1 otras consideraciones idénticas a las que había hecho el señor Valdivieso en su representacion a la Cámara i en La Revis- ta Católica, indujeron a la comision a proponer al Senado un nue- vo proyecto en sustitucion al del¡ Ejecutivo. En este proyecto se autorizaba al Presidente de la República para que, prévia la aceptacion de la autoridad eclesiástica, se sustituyese a los dere- chos parroquiales compulsivos una subvencion del erario nacional, debiendo consistir esta subvencion en veinte centavos anuales por cada habitante de las respectivas Diócesis, computados segun el censo que cada diez años se manda levantar por el Gobierno. La suma de los valores correspondientes a cada Diócesis se entregaría por mitad, en los meses de Enero i Julio, a un depositario nom- brado pcr los Diocesanos; 1 éstos distribuirían esta suma a las parroquias segun sus necesidades, i con conocimiento del Presi- dente de la República. El único obstáculo sério que encontró el proyecto de la comi- sion, que a nuestro juicio era el mejor de los presentados, fué el injente gravámen que echaría sobre los fondos públicos; mas esta consideracion perdía mucho de su valor, atendiendo a que la con- version del diezmo en contribucion directa sobre la propiedad daba al Estado mas de lo que era menester para su realizacion. Pero, entónces como ahora, se partía de Ja suposicion de que el producto de los diezmos era dinero del Estado, a pesar de lo dis- puesto por el artículo 2.” de la lei que sancionó el contrato exti- pulado entre el Gobierno i la Santa Sede. El hecho es que el Se- nado no aceptó ninguno de los dos proyectos, i las cosas volvieron a quedar como estaban, hasta que el Gobierno, siendo Ministro del Culto don Federico Errázuriz, presentó en 1865 un nuevo pro=- yecto sobre dotacion de Párrocos. Este consistía en asignar a los Curas una renta fija que debería satisfacerse mensualmente por las tesorerías del Estado, a la ma- nera que se dan los sínodos a los Párrocos incóngruos. La renta se clasificaria en tres categorías diversas, segun la importancia de las poblaciones i las circunstancias locales que hiciesen mas o ménog ci A II II NI O II O w . ANALES DE LA UNIVERSIDAD.-—SETIEMBRE DE 1885, 843 dispendiosa la vida, i segun el cálculo prudente del monto de los derechos voluntarios de cada parroquia cuando se exije mayor pompa o comodidad en los servicios relijiosos. Antes de someter este proyecto a la consideracion del Congreso, el señor Errázuriz envió al Metropolitano i Obispos sufragáneos una circular en la cual les pedía algunos datos sobre las entradas de las parrroquias provinientes de derechos voluntarios, capella- nias o censos, poniendo, ademas, en su conocimiento las observa- ciones que contribuyesen a ilustrar el juicio del Gobierno. En contestacion a esta circular el señor Valdivieso dirijió al Ministerio una nota importantísima en la que dilucidaba el asun- to con la habilidad, superioridad i perspicacia con que siempre trató las materias que caían bajo su pluma. Despues de prodigar sus elojios al pensamiento de sustituir las obvenciones compulsi- vas por otros arbitrios ménos odiosos, exponía las condiciones je- nerales que debía reunir el sistema de dotacion de Párrocos para que pudiese ser aceptable. La primera de estas condiciones es la estabilidad de la cóngrua. «Si la renta del Párroco, decía, se ase- mejase a la de los empleados públicos que no tienen mas duracion que la de la lei que la estableció, carecería de la estabilidad nece- saria i sería ocasion de mayores males que los:que se quieren evi- tar con la supresion de las obvenciones compulsivas. La lei no representa ahora la estabilidad del órden, sino la febril ajitacion de ciega aspiracion al progreso, siquiera este no consista en otra cosa que en la variacion de lo existente. La lei se muda no pocas veces con la fisonomía de las lejislaturas, 1 sos cambios vienen a ser como el símbolo de los partidos políticos, que se disputan la mayoría de los cuerpos lejisladores. Sobre todo, esta mudanza de las leyes en ninguna materia se muestra mas veleidosa que en to- do lo concerniente a gastos, i aquel cuya suerte pende de la ins- cripcion en el presupuesto, sufre cada año las zozobras de un en- causado al esperar la sancion de los presupuestos. La experiencia nos muestra que basta el mal humor o la pasion política para su- primir o reducir gastos que cuentan en su favor con la sancion del tiempo i del universal consentimiento. Principalmente cuando se trata de la Iglesia i de sus ministros, para muchos todo se encuen- tra excesivo, ménos las trabas i cortapisas para contribuir con lo que al fin se resuelve a darles. Si se quiere hacer economías, nada necesita el culto de Dios; i los actos mas augustos, ia que los pueblos muestran mas afeccion no son' respetados, si con su supre= sion pueden economizarse cuarenta o cincuenta pesos, aún cuando 844 _ MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, Ne se trate de centenares de miles i se pase por alto lo ménos necesa- rio en otros ramos. De propósito he prescindido del peligro remo- to, a la verdad, pero posible en el curso del tiempo, de que reinase en los Consejos del Gobierno una aversion pronunciada contra la Iglesia, porque a la intelijencia mas vulgar no puede ocultarse, que renunciar a las obvenciones parroquiales para solo esperar del beneficio de la lei los medios de subsistencia, tanto de los Párro- cos cuanto del culto parroquial, habría sido en tal caso poner en manos del enemigo el arma mas terrible, «La 2.* condicion que debe tener el nuevo sistema de dotacion de Párrocos, es que el pago de lo que se asigne no coarte la inde- pendencia sacerdotal de los Párroecos; porque no solo sería una calamidad relijivsa, sino hasta social i política, el que los Párrocos quedasen reducidos a la triste condicion de un servidor asalaria- do, i lo serían en realidad aún cuando la asignacion de su renta tuviera todo el carácter de estabilidad que se apetece, si el pago de ella hubiera de hacerse de modo que quedaran constituidos en | la posicion de un empleado del Estado. Por mas que em teoría | repuene que el hombre venda sus convicciones por el salario que recibe, en la práctica jeneralmente se cree que el empleado es del Gobierno que lo paga, 1 que se hace acreedor a perder el salario si rehusa amoldar su opinion a la de los que gobiernan o disponen de las rentas públicas. Por lo ménos, hal muchos que no escrupu- lizan el usar de este jénero de coaccion como medida de buen Go- bierno. Colocado, pues, un Párrroco en la dura alternativa de optar entre el deber de consultar solo el bien espiritual de sus feligreses, esponiéndose a quedar sin renta, o para conservarla an- teponer la voluntad del que manda pagarla, alternativa que por desgracia es ménos rara de lo que debiera ser, claro es que si elije lo p1imero, su permanencia no puede ser durable, porque el ham- bre debe obligarlo a dejar el puesto; 1 de seguro que no lo reem- plazará otro que se halle dispuesto a imitar su firmeza, sino que, si al fín se obtiene Cura, no lo será de la Telesia ni para el prove- cho de los fieles, sino mas bien del Gobierno i en beneficio de sus miras políticas, indigno por lo mismo de ejercer las funciones au- gustas del apostolado cristiano, ajenas de todo fin mundano. Un publicista frances (1), tratando de esta materia se expresa as: « Ademas es preciso convenir en que no es política buena ni pre- » visora poner al Clero a discrecion del Gobierno. No cabe duda - (1) M. Corbiére, L'économie «au point de vue chrétien. ANALUS DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885, 845 y en que los que están al frente del poder, momentáneamente en- cuentran en semejante estado de cosas ménos resistencia para hacer su voluntad, péro el interes del Estado sábiamente apre- ciado, sufre entónces rudos golpes. Si el Clero de Francia se resignase a hacer el papel de instrumento pasivo, quedaría sin » accion alguna sobre las poblaciones. Conocido como desertor de » los deberes de su mision, tal como la comprendieron los Atana- » silos, los Crisóstomos 1 Ambrosios, perdería el respeto que le 9 concilia una nob:e independencia. El sacerdote no sería mirado » por los fieles como el Ministro de Jesucristo, sino como el ajen= » te humillado de la autoridad administrativa, quedando así sin » influencia en los diocesanos 1 parroquianos, pues a sus ojos no » tenía ni el carácter, de funcionario del Estado ni el de Apóstol » cristiano. Al contrario se atraería el mas alto desprecio por la y degradación que había aceptado, 1 su apostolado, cuyos resulta- ] » dos han sido tan poderosos para establecer el órden en el uni- y verso i fundar la civilizacion moderna, quedaría esterilizado, - » Y US SY abatiéndose hasta el nivel del papel que hacen en Rusia los popes». «sl éste tan grave daño de la Iglesia sería beneficio del Estado? | Nada ménos que eso. El que se encarga del cuidado de las almas, no por salvar la suya, sino por especular con el ministerio, natural parece que trate de utilizar la influencia que le da ese mismo mi- "misterio en favor del que lo recompense mejor, i esto no puede 'ménos que pervertir las relaciones entre párrocos i feligreses en erjuicio de la sociedad 1 sobre todo de la libertad política, la cual ha de resentirse del elemento extraño que se introduce en las lu- chas políticas i a cuya fuerza es difícil buscar contrapesos por la “manera disfrazada. con que se le puede hacer obrar. Para todo “aquel que mira las cosas sin pasion i que sabe aprovecharse de las lecciones de la experiencia, es fuera de duda que no conviene redu- cir a los Curas a la condicion de asalariados públicos. «El Austria 1 la España en sus respectivos convenios con la Santa Sede han considerado la dotacion de Párrogos como títulos la deuda del Estado, que tienen valor propio, en lugar de salarios gados por las tesorerías; 1 hasta los protestantes mismos recono- cen los inconvenientes de que el Clero quede reducido a empleado jalariado. El distinguido publicista ingles, Mr. Disrrae!i, en la cesis anglicana de Oxford, en' presencia de miembros del parla- : A. DE LA U., 1.* SEC. 100-101 846 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS, mento i sujetos mui distinguidos, se expresaba así: «El pueblo ingles ha comprendido que sucedería aquí lo propio que ea los paises en que se ha roto la alianza entre el Estado i la Iglesia, en que los bienes de ésta han sido confiscados i robados, i en que los ministros de la relijion han sido asalariados por el Esta= do, Aquí reina el sentimiento jeneral de que semejante situacion pone en peligro, no solamente la libertad relijiosa sino tambien Ja libertad política. Ved pues la conclusion práctica a que el » pais ha llegado despues de muchos años de discusion». Í es de notar que el orador fué interrumpido en esta parte de su discurso por los estrepitosos aplausos de la lucida reunion. 1 no se diga que en Francia los Párrocos reciben salario del Estado; porque a mas de formar dicho salario una parte i quizas la mas pequeña * de la cóngrua de los Fárrocos, la organizacion política, las habitu- des sociales 1 otras circunstancias peculiares de esa nacion hacen que pueda sostenerse la prescindencia absoluta del Gobierno i sus ajentes respecto del pago que se hace a los Párrocos, bajo la de- pendencia de los Obispos, del salario asignado. Nuestra oreaniza- cion i nuestras habitudes son diametralmente opuestas, i la expe- riencia ha acreditado que aún respecto del pequeño subsidio del tesoro que gozan algunos curatos incóngruos, cuando el Gobierno en tiempos pasados, creyó que el Cura era su adversario político, no le faltaron medios para eludir el pago hasta exasperar a aquel con los embarazos que se le suscitaban, i hacerlo abandonar el cu- SGU Y Y Y Sy rato. «La 3.* cualidad que debía tener la dotacion que se asignara a los Párrocos debía ser la suficiencia, no solamente con respecto al tiempo presente sino para lo futuro. Fácilmente se concibe, que si los emolumentos compulsivos se reemplazaran con una dotacion - que no suministrara al Cura lo bastante para su mantencion, no - habría quien desempeñara ese cargo; pero hai mas, se requiere que | quede al Cura una entrada, que le permita mantenerse con el de- | sabogo que puede hacerlo en la Diócesis cualquier sacerdote par- ticular con solo los proventos ordinarios del ministerio eclesiástico. Porque se deja ver que no habrían muchos que quisieran aceptar un curato, si a los delicados deberes 1 penosísimas fatigas del mi= nisterio parroquial se añadiese la disminucion de la renta, que sin esfuerzo se obtiene con el simple ejercicio de las funciones sacer= dotales. Todo lo que puede exijirse jeneralmente hablando de lo sacerdotes, es que no tengan su corazon apegado a las riquezas, busquen ciertos ministerios por el lucro con que convidanz mas Mm ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIBEMBRE Dx 1885. 847 es justo que se les pida que renuncien a las ventajas que poseen ] para tomar sobre sí cargos mas penosos i de mayor responsabili- dad. El que obrase así daría muestras de cierto heroismo, pero se- ría mul indiscreto establecer reglas que solo pudieran aplicarse a - héroes, b «Decía que la suficiencia de la renta que reemplazara a las ob= Ñ - venciones no solo debía graduarse para lo presente sino tambien para lo futuro, no porque hubiera de asignarse ahora una cuota ; tan subida que desafiara a todas las vicisitudes posibles de lo por- venir, sino para que el sistema de dotación que se adoptase se prestara fácilmente a la multiplicacion de Parroquias o vice-Par- - roquias segun lo exijan el incremento de la poblacion 1 demas cir- cunstancias de los tiempos. i digo esto sin creer que el actual es- tado de cosas zea satisfactorio, i solo porque temo arredrar al Gobierno si le propusiera aumento de Párrocos i vice-Párrocos. Mas no es fuera del caso que él conozca la situacion verdadera de nuestras Parroquias. Y «Tomando por base el censo de 1854, que ahora es diminuto, la poblacion del Arzobispado ascendía a 772,189 almas, i siendo 60 las Parroquias, resulta que hai un Párroco para 11,000 feligreses ¡desparramados en una superficie de 30,000 millas. Basta insinuar estos números para persuadirse de que es materialmente imposible que el Párroco pueda instruir a su feligresía, hacer catecismo a “los niños, administrarle los auxilios espirituales 1 ser el guía, con- sejero i padre de los desvalidos, aún cuando tengan el celo i las tudes de un santo. Pero lo que mejor manifiesta esta verdad es paises cristianos. En 1859 había en Francia para 35.000,000 de rios parroquiales con iglesia a su cargo; ien España había en mismo año para cerca de 17.000,000 de fieles distribuidos en "Diócesis, 16,988 Párrocos con 5,088 tenencias o anejas. En los es que no son católicos, como por ejemplo, la Holanda, para 100, 000 católicos distribuidos en 5 Diócesis he i 909 Parroquias. és para 4.500,000 católicos de rito latino, que forman 15 Diócesis de las dos provincias eclesiásticas de su circuns- 848 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. mania, para poco mas de 22 millones de católicos divididos en 45 Diócesis, incluyendo los tres vicariatos apostólicos, hai 12,714 Parroquias, de modo que, ni en paises católicos, ni en protestan- tes, alcanzan a tocar 2,000 feligreses para cada Párroco, i que en algunos de los primeros hai un Párroco por cada mil habitantes, «Pero lo que aumenta considerablemente las dificultades para el servicio de los fieles es la extension del territorio que habitan, porque aunque alcance el tiempo al Cura para soportar las fatigas que le impone el cuidado de su Parroquia, si los fieles no pueden fácilmente acudir a él, ni a éste le es expedito buscarlos, natural- mente se hace necesario multiplicar los sacerdotes para acercarlos a sus feligreses. Bajo este punto de vista la desproporcion entre. mi Diócesis i las de cualquier pais europeo es monstruosa, pues que los 772,189 diocesanos que da al Arzobispado el censo ya ci- tado de 1854, se hallan desparramados eu un territorio que tendrá mas de 30,000 millas cuadradas. Lo expuesto basta para que se conozca que, si por ahora nos resignamos a que se mantengan las cosas en el estado que se encuentran, es solamente cediendo a la necesidad i sin renunciar jamas a procurar el remedio de los ma- les que ocasivna ese mismo estado. «Cualquiera que considere el sucesivo incremento que natural- mente debe tomar la poblacion í el cultivo, en un territorio como el que forma la cireunscripcion del Arzobispado, ya concibe que es impcsible que las cuotas que se asignan a cada Párroco para compensar las obvenciones, sean estables. Las primicias i las ob- venciones voluntarias que están destinadas a completar la cóngrua del Cura sufren una variacion constante, no ya solamente con el aumento de la poblacion, sino principalmente con el cambio de la condicion de los habitantes. La subdivision de una propiedad, un canal de irrigacion mas, 1 otros accidentes de este jénero, bastan. para producir un aumento considerable en las obvenciones volun=- tarias i primicias. Aún hai mas; suponiendo que la poblacion i cultivo se mantuviesen en situacion estacionaria, habría siempre que adoptar un sistema de pruebas i experimentación durante al= gunos años, para ver qué efectos producía el pago de obvenciones voluntarias, por las comodidades que se ofrecen en el modo de prestar los servicios a los que desean aprovecharse de ellos; pues que pendiendo esto en gran parte de los hábitos de las jentes i de las prácticas que ellas adoptan, es necesario ver el rumbo que cosas toman con un cambio tan radical, como el que va a producir en las relaciones del Párroco con sus feligreses la supresion d ANALES DE LA UNIVERSIDAD, —SETIEMBRE DE 1885. 849 4 os compulsivos. De estas consideraciones se deduce que, y para el reemplazo de las dichas obvenciones compulsivas, apénas podría asignarse de una manera estable valores en globo para 3 cada Diócesis, dejando la distribucion de cuotas para Párrocos, "yice-Párrocos i Culto parroquial a la discrecion de los Prelados con conocimiento del Gobierno, a fin de qúe fácilmente pudieran rse haciendo las modificaciones convenientes. La comision del Se- - Kado en 2 de Junio de 1856, informando sobre el proyecto de do- -tacion de Curas s, proponía que se entregase a cada Diócesis un valorigual al de los habitantes que la poblaban, computando 3 cierta cantidad por cabeza, 1 que de esa suma hiciesen las asigna- ciones respectivas los Prelados con conocimiento del Supremo de - bierno. Este sistema ofrecía ademas la ventaja de que el aumento progresivo de la poblacion llevaba consigo mismo el de los recur- sos para multiplicar las Parroquias; de manera que no podían suscitarse difienltales para hacer dicho aumento siempre que lo equería la necesidad de los fieles. Ventaja por cierto importante, ¡pues que evita una de las dificultades que podía ocasionar la do- “tacion de los Párrocos, si para la multiplicacion de las parroquias “tuviera que acudirse a otros expedientes para comprobar la nece- ' pad de su aumento. | «No habría creido cumplir con el encargo que me hace el Go- bierno si, a las condiciones que debe reunir la renta que reemplace las obyenciones compulsivas para el sosten de los Párrocos, no añadiera algo sobre los recursos mismos de que conviene hacer uso para satisfacer tan importante necesidad. Desde luego se pre- ¡senta un recurso, a mi juicio suficiente, i que léjos de gravar al Pisco lo aia de una responsabilidad que lo afecta. Cuando se “fundaron nuestras primitivas Iglesias, adquirieron derecho perfec- to a la dote que se le asignó en las erecciones; porque esta asig- ación no solamente se hizo en virtud de la autoridad apostólica, qué podía i debía exijir de los fieles la cóngrua de sus ministros, si no que fué ofrecida por el soberano temporal de aquella época, fuerza de la obligacion que para ello contrajo por un pacto bi- feral celebrado implicitamente con la Santa Sede. Apénas co- zaban a establecerse la colonias americanas, cuando el Rei de aña solicitó i obtuvo la concesion de los diezmos que se paga- 1 en estos paises. Mas esta concesion se hizo bajo la expresa adicion de que el Rei, bien fuera de los mismos diezmos o de s rentas, dotase a las Iglesias fundadas entónces i que en ade- e se fundasen, de una manera segura ¡ estable, assignata Prius 850 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. et cum efectu, segun la designacion que hicieran los respectivos Ordinarios locales, como todo consta de la Constitucion apostólica expedida el 15 de Noviembre de 1501, que comienza: Eximiae. El monarca español, para cumplir con la carga que le incumbía, cele- bró con los Obispos la mui conocida concordia, i conforme a ella se prosiguieron haciendo las erecciones posteriores de las Iglesias americanas, asignando de los mismos diezmos que pagasen los diocesanos una cuarta parte al Obispo, otra al Cabildo 1 siete no- venas partes de las otras dos cuartas partes, o sea la mitad, a diversas necesidades de las Iglesias. Cuando esto se hallaba ya establecido como una parte de las erecciones de Iglesias america- nas, i cuando había trascurrido cuarenta años despues de la conce- sion pontificia, se dictó la lei 23, tít. 16, lib, 1. de la Recopilacion . de Indias, que sustancialmente dispone lo mismo que las ereccio- nes ¡a ellas en todo se refiere. Por manera, que esta lei no hizo otra cosa que mandar ejecutar un convenio público bilateral cele- brado con la Santa Sede, 1 como tal irrevocable. «Este era el estado de las cosas cuando los primeros conquista- dores llegaron a Chile, i desde juego reconocieron en los terrenos : que comenzaron a desmontar 1 cultivar, la obligacion de pagar a las Iglesias las cuotas que les estaban asignadas de los diezmos; i de facto consta de la razon que dió el primer Obispo de nuestra Igle- h sia, Ilustrísimo señor Gronzalez Marmolejo, de loable memoria, que desde el cuarto año despues de la fundacion de esta ciudad | comenzaron los cultivadores de la tierra a pagar el diezmo, no | habiendo cobrado los cuatro primeros años, por haberle parecido | que no era equitativo exijir tal pago de los que, para cojer el fruto, | habian tenido que trabajar ajustada la cota 1 ceñida la espada para defender su labor. Como la fuente 1 oríjen de toda propiedad par ticular en Chile no es otra que la merced real, i esta merced s hacía con el gravámen del diezmo en favor de la Iglesia en la par te que estaba asignada por dote a los Obispos, resulta: que esto son los primeros i los mas privilejiados propietarios garantid por la nacion misma, que era la que, para cumplir una obligacl perfecta contraida con la Santa Sede, la había asignado. Si, pues los ministros sagrados, partícipes del diezmo segun la erecciol han sido lejítimos i verdaderos propietarios, no ha podido des járseles de la mas pequeña parte de su propiedad, conforme a la parte 5.* del artículo 12 de la Constitucion del Estado, que gara A 1 «Puede decirse con verdad que, aunque no se nos paga lo que la ereccion nos asigna, la nacion no ha pretendido despojarnos, A . solo por la razon del mas fuerte, del derecho a nuestra propiedad; ¿ - ; , porque cuando ha sido estrechada, ha reconocido ese mismo dere- cho. Luego que mi digno predecesor, el Ilustrísimo señor Vicuña, fué reconocido como Arzobispo, reclamó su cuarta episcopal; i con este motivo se introdujo en el Senado i aun llegó a sancionarse un proyecto de lei, que en sustancia respetaba las asignaciones de la ereccion; 1 si bien ponía muchas cortapisas a la distribucion, éstas, ] conforme al proyecto sancionado, solo podían tener efecto cuando ge obtuviese la aquiescencia de la Iglesia. Aun mas, se mandaron dar i de facto se entregaron dieziocho mil pesos al Prelado mién- tras se discutía el proyecto. La muerte del Ilustrísimo reclamante paralizó el curso del negocio 1 todavía se hace esperar su término; pero eso no quita la fuerza reconocida del reclamo que se halla (Ademas, cuando el Gobierno creyó que convenía sustituir el - diezmo con otra contribucion, al recabar 1 obtener el consentimien- 3 “to de la Iglesia, espresamente estipuló que «la contribucion del » diezmo en esta nueva forma (la sustituida), conservará el mis- 1 » mo destino de su institucion, que es proveer a las Iglesias para -» los gastos de sus ministros i culto, continuando afecta a dichos y gastos, segun i como por derecho corresponde». Se vé, pues, que “si el fisco ha sido mal pagador, no ha querido por eso la nacion constituirse en violenta espoliadora del derecho de propiedad de “Jos partícipes en el diezmo segun la ereccion. ¿Por qué, pues, no ha de terminar este ilegal estado de cosas, i convertirse ea la do- nario el oríjen de la violacion de las demas. «Podría objetarse que, estando asignado en la ereccion de las lesias a determinados oficios el producto de los diezmos, no po- dría cambiarse Su distribucion asignándolo a los Párrocos; pero | ese inconveniente queda salvado con la autorizacion que nos dió el Breve de N. S. P. Pio IX, que comienza «Non levi», en virtud 852 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. mantencion, i que, si se asigna dotacion proveniente de rentas del erarjo, se haga la asignacion con cauciones tales, que se constitu- ya un verdadero crédito contra el erario, nacido de título oneroso en favor del Clero. 1 esta misma condicion llenaba ya la primera de las cualidades, que arriba decía, que debía tener la renta que reemplazase a las obvenciones compulsivas, tual es la estabilidad 1 permanencia de dicha renta, libre de las viscisitudes de las leyes. «Para asegurar la independencia de los Párrocos en órden a la cobranza de la asignacion, que era la segunda cualidad que debía tener la dicha renta sustituida, polría adoptarse la manera de pa- gar que proponía la comision del Senado, en el informe de que anteriormente he hecho mencion; i por lo que mira a la libertad que debía dejar para subdividir parroquias el sistema de nueva dotacion, que era la tercera condicion que debía reunir para ser provechoso, dejo ya apuntado el arbitrio que podría tomarse para que de suyo fuese la renta sustituida incrementando en justa pro- porcion al aumento de la poblacion; i ved aquí como queda de suyo resuelto en gran parte un punto que quedó pendiente al tiempo de hacerse la sustitucion del diezmo, cual era la manera de hacer que la contribucion sustituida incrementase para la satis- faccion de las necesidades de la Iglesia, de la manera que el diez- mo mismo habría ido creciendo en su rendimiento si hubiera sub- sistido. El proyecto que ahora propongo al Gobierno de usar de la autorizacion pontificia, para cambiar la dotacion del Culto 1 Cle- ro, establecida en la ereccion con el fin de suprimir las obvencio- nes parroquiales compulsivas, ya lo había propuesto, si bien de una manera confidencial, al Supremo Gobierno, cuando se hizo la conversion del diezmo, 1 tuve la satisfaccion de que fuese aceptada la idea, aunque por entónces hubiese parecido conveniente reser- var para despues su ejecucion. «Si pues el Supremo Gobierno cree que ha llegado el tiempo de realizar la tan apetecida supresion de las obvenciones compulsi- vas, me asiste la confianza de que aceptará el arbitrio que fué ya reconocido por tan útil i ventajoso, i que lo es en realidad. Creo 1 puedo asegurar a V. $S., sin temor de exajerar, que difícilmente podía dictarse una medida de mas jeneral aceptacton que la que nos ocupa; pues que hasta el último de los ciudadanos iba a palpar las ventajas que ella produciría. De mi parte rogaré al Señor para que su providencia divina zanje las dificultades que pudieran em=- barazar la realizacion de tan saludable pensamiento.-—-Dios guarde DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1885. 853 Y ¿9 S.—RAFAEL VALENTIN, ARZOBISPO DE SANTIAGO. —Al se- ñor Ministro de Estado en el Departamento del Culto». Como puede verse en el documento que, por su importancia, hemos reproducido casi íntegro, la dotacion de Párrocos es un problema de cuya solucion depende en cierto modo la suerte de la Iglesia. Para que sea beneficióso necesita ajustarse a las E - condiciones jenerales señaladas por el señor Valdivieso; pues la carencia de cualquiera de ellas bastaría para hacerlo inacepta- ble: la estabilidad de la renta, la independencia de los Párrocos 1 da suficiencia de la cónerua, son requisitos tan esenciales que sin ellos es mil veces preferible el sistema de las obvenciones compul- -—sivas con todos sus graves inconvenientes. Pero los Gobiernos querían, ante todo, una reforma barata, 2un- - que fuese deficiente; i por esta razon no se allanaron a aceptar las asunto. : “indicaciones del señor Valdivieso, i prefirieron; abandonar el. sx CAPÍTULO XVII EL INDULTO DE CRUZADA I CARNE. A e Primera solicitud elevada a Roma. —Concesion del Vicario Apostólico, Tlustrísimo señor Muzzi.—Concesion definitiva del Indulto por el Papa Pio IX.—Estable- cimiento de una Junta de Cruzada.— Acusaciones calumniosas hechas al señor Valdivieso sobre la recta inversion de las entradas de Cruzada.—Nota del se- ñor Valdivieso al Gobierno. —Otras injustas inculpaciones referentes al mismo asunto. ; “Entre los privilejios concedidos por los Papas a los súbditos de los reyes de España ocupa un lugar mui señalado el Indulto de la Santa Cruzada i el de comer carne en todos los dias del año, -ménos en los pogos que exceptúa la concesion apostólica. Chile disfrutó de estos privilejios miéntras formó parte de los dominios españoles; pero tan pronto como se constituyó en Histado sobera- no, se comenzó a dudar sobre la subsistencia de aquellos pri- vilejios. Para hacer cesar esta duda, inquietante para las con- ciencias de los fieles de la República, el Gobierno del Supremo Director don Bernardo O'Higgins encomendó, entre otros muchos asuntos, al Ministro de Chile en Roma, prebendado don José Tg- nacio Cienfuegos, el arreglo de este asunto. En el Memorial pre- sentado por el señor Cienfuegos a la Santa Sede acerca del estado político—relijioso de Chile en Agosto de 1822 decía en el número «Habiéndose jurado "en Chile la independencia de España, ge comenzó a dudar sobre el uso o continuacion de los privilejios concedidos por Su Savtidad en las Bulas de la Santa Cruzada i nuevo indulto de carnes que se publican cada dos años. Se consul- £6 la materia con los mejores teólogos i canonistas, i fueron de sen- tir que; siendo aquellas unas gracias territoriales, o concedidas por Ss + E A MEA ERA a £ po. ho r E ye +4 p +” a 856 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, / Su Santidad a los habitantes de España e Indias, como se dice en las mismas Bulas, debían subsistir, ínterin Su Santidad no las revocase. Sin embargo, algunos han opinado lo contrario, de lo que resultan escrúpulos i temores de conciencia. Así, se suplica a Su Santidad se sirva declarar la subsistencia de dichos privilejios o Bulas, o que de nuevo las conceda a aquel Estado de Chile; aunque lo primero sería lo mas conveniente, porque asi saldrían de iguales dudas los demas Estados de América. Asimismo para la administracion de ellas se ha de servir Su Santidad delegar todas las facultades necesarias a un Comisario Jeneral de la Santa Cru- zada, que será propuesto o presentado por el Supremo Director o jefe del Estado de Chile en los mismos términos i con los mismos privilejios que goza el que resida en la Corte de España ....coceo ... Asimismo se suplica a Su Santidad se sirva conceder, que los pro- ductos o limosnas que se recaudasen de las Bulas de Cruzada 1 Carne se apliquen para el piadoso objeto de solicitar la conversion de los indios paganos, habitantes de aquel Estado en las cordille- ras 1 vastas provincias meridionales hasta el cabo de Hornos; formando para ello colejios en lugares oportunos donde sean edu- cados cristianamente los hijos de aquellos naturales, mandando misioneros a los pueblos de su habitacion, o del modo que estime mas conveniente el Supremo Director de acuerdo con el Diocesa= no 1 Comisario Jeneral de la Santa Cruzada» ...... La Santidad de Pio VIL, acojiendo benignamente las soli= citudes del Gobierno, juzgó que la mejor manera de proveer a las necesidades relijiosas de Chile era la de enviarle un Delega- do Apostólico que las remediase con conocimiento inmediato 1 personal i de acuerdo con la autoridad política. ln esta virtud, el Tlustrísimo señor don Juan Muzzi, Arzobispo in partibus de Fili- pos, fué enviado en 1823 con el carácter de Vicario Apostólico investido de ámplias facultades. Aunque por circunstancias espe- ciales de la época 1 de los hombres que gobernaban la República, no produjo aquella mision los frutos que era de aguardar, cuénta- se, sin embargo, entre las pocas providencias que dictó en uso de sus facultades apostólicas, la de declarar subsistente con carácter provisional el privilejio de las Bulas de cruzada 1 carne, miéntras la Santa Sede no proveyese en el asunto de un modo permanente. El decreto de 29 de Octubre de 1824 por el que se concedió esta gracia imponía a los que quisiesen aprovecharla la obligacion de dar una limosna para alguna obra pia, elejible al arbitrio de cada cual. y Y 3 E . ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885, 857 Pasados algunos años el Gobierno de Chile volvió a solicitar de la Santa Sede la concesion definitiva i permanente de los privile- Jlos contenidos en el indulto de cruzáda 1 carne; 1 en esta virtud la Santidad de Gregorio XVI otorgó dicho indulto en la Constitu- cion Apostólica Ad universis, expedida en Roma el 6 de Diciem- - bre de 1836. Da 50 Sin embargo, habiéndose, por especiales circunstancias, dejado pasar el tiempo hábil para la ejecucion de este Breve Apostólico, queaó sin efecto la concesion; la cual fué nuevamente solicitada a nombre del Gobierno ante la Santidad de Pio IX por nuestro Ministro plenipotenciario don Ramon Luis Irarrázaval. Pio 1X, acojió benévolamente, como sus predecesores, la solicitud guber- nativa, 1 en consecuencia concedió, por el término de diez años, a todos los habitantes de la República el indulto mencionado en sus Letras Apostólicas Jam ab anno de 23 de Junio de 1850, i en el decreto ¿de 23 de Noviembre del mismo año (1). Esta conce- sion difiere en mui poco dela que goza la nacion española, que fué la primera en obtenerla. La Santa Sede encargó la ejecucion del indulto a los Prelados de las diversas Diócesis 1 dis- puso que las limosnas se invirtiesen, no ya en una obra pía al ar- bitrio de cada cual, sino en el sostenimiento de las misiones de infieles 1 de los lugares en que habitan católicos privados de auxi- lios espirituales. Con esta nueva disposicion cambió tambien la mauera de hacer la erovacion de la limosna, pues para gozar del privilejio se estableció como requisito indispensable la compra de los sumarios impresos que contienen la exposicion de las gracias 1 privilejios que se conceden por el indulto. El monto de esta limos- na no quedó sujeto como ántes a la voluntad de cada uno, sino que debía hacerse a proporcion de las entradas de los fieles segun la tasa hecha por los Ordinarios diocesanos de acuerdo con el Supremo Gobierno, En cuanto a las ventajas que presentaba este muevo órden de cosas, el señor Valdivieso se expresaba así en la circular pasada a log Curas con motivo de la publicacion del indulto apostólico: «Con la publicacion que se va a hacer, deben advertirse a los fie- les las ventajas que de ella reportan respecto del estado anterior - de cosas. En primer lugar, con la publicacion de la Bula i distri- bucion de sumarios, se evitan las incertidumbres e inquietudes de conciencia que hasta aqui se sufrían por las dificultades que el a y (1) Estos documentos se hallan en el Boletin Eclesiástico, €. 1, p. 367. 858 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. comun de las jentes tiene para computar con exactitud los dos años del tiempo en que debían renovarse las limosnas que se da- ban por razon de la Bula. En segundo lugar, estando destinado el producto de las Bulas al sosten de las misiones de indíjenas infie- les i de los lugares donde habitan católicus privados de auxilios espirituales, obras ámbas de la mayor importancia para la gloria de Dios i provecho de los prójimos, se consigue dar una inversion eminentemente provechosa a las limosnas que muchas veces el juicio privado invertía con poca discrecion. En tercer lugar, co- menzamos a gozar de las gracias contenidas en los sumarios ]la- mados de composicion i de difuntos, de que no hemos podido hacer uso hasta aquí por no hallarse explícitamente comprendidas en la disposicion del Ilustrísimo señor Muzzi, ya citada. En cuarto lu- gar, podremos tambien disfrutar sin duda alguna de los privile- jios que la Bula de Cruzada no concedía directamente a los fieles, sino que facultaba al Comisario para que pudiera concederlos se- gun la ocurrencia de los casos; privilejios que algunos han creido no podian aprovecharnos por no haberios designado la dicha con- cesion del Ilustrísimo señor Muzzi, quien debía e las veces de Comisario de Cruzada». En virtud de la autorizacion pontificia, 1 de acuerdo con el Su- premo Gobierno de la República, fijaron los Prelados Diocesanos el valor de los sumarios de las Bulas de cruzada i carne, i de las de composicion i de difuntos, subiendo desde el precio de veinti- cinco centavos, mínimum, hasta el de diez i seis pesos, máximum, segun la entrada anual de cada uno de los fieles que quisiesen aprovecharse del indulto (1), El 19 de Diciembre de 1852, Domínica cuarta de Adviento, hí- zose en la Iglesia Metropolitana i1en todas las parroquias del Arzobispado la primera publicacion solemne del indulto apostólico, i desde ese dia comenzaron los fieles a disfrutar de sus privilejios, mediante la compra de los sumarios en la nueva forma estable- cida. Investidos los Prelados chilenos de las mismas facultades de que gozaron en los dominios españoles los Comisarios de Cruzada, a ellos cumplía el deber de administrar los fondos eclesiásticos que comenzaban a recaudarse. Ya hemos insinuado en otra parte que el señor Valdivieso empleó siempre en la administracion de los (1) Los Prelados de las distintas Diócesis nombraron un Delegado para que se e entendiese directamente con el Ministro del Culto para fijar de comun acuerdo - la tasa de los sumarios. ea ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIZMBRE DK 1885. 859 * caudales confiados a su probidad de hombre i a su celo de Pastor una delicadeza que pudo a las veces calificarse de excesiva. Ya porque las multiplicadas atenciones del cargo pastoral le impidieran consagrar atencion inmediata a este muevo ramo del servicio eclesiástico, 1 ya con el fin de compartir con otros la grave respon- sabilidad que la comision pontificia echaba sobre su delicada con- ciencia, instituyó una Junta compuesta de respetables eclesiásticos, destinada a dirijir todo lo concerniente a la administracion del ramo de Cruzada. Esta Junta, establecida por la ordenanza de 2 de Diciembre de 1852, se compone de un subdelegado, revestido - de la facultad de conceder las gracias que el privilejio de Cruza- da reserva a la voluntad del Comisario Jeneral, de dos inspecto- res, que deben auxiliar al primero en la administracion 1 darle su dictámen en los casos que se lo exija, i de un secretario contador, con el cargo de llevar la cuenta i razon del ramo i autorizar todos los acuerdos. En la misma ordenanza se establece que no pueden sellarse los sumarios sin la presencia, a lo ménos, de un inspector 1 el secretario, debiendo extenderse una acta de cada operacion con expresion del número de sumarios sellados i de su destino. Con esta medida se consigue que haya siempre constancia de los sumarios que se emiten a la circulacion, i puede comprobarse el número de los vendidos, comparando el producto en dinero con los que la Administracion de Estanco o los expendedores devuelven be sobrantes. El subdelegado debe dar aviso de las cantidades que libra el expendedor para darles inmediatamente aplicacion; de modo que ordinariamente los que deben aplicar el dinero lo reci- ben directamente de las oficinas expendedoras sin que pase por las manos de los Prelados i ni aun por las del subdelegado. Las cuentas de cada bienio son examinadas por la comision de cuentas diocesanas, la cual, como lo hemos dicho en otra parte, consta de tres empleados responsables. Todas estas disposiciones, como se comprenderá sin mucho esfuerzo, alejan hasta la posibilidad de un fraude, pues para cometerlo se necesitaría de la complicidad de SRA id A posicion 1 carácter (1). El expendio de los sumarios confióse primeramente, con acuer- (1) Los que primero formaron esta Junta fueron: el prebendado don Eujenio Guzman, subdelegado; los presbíteros don Francisco Martinez i don Casimiro Var- 360 - MEMORIAS CIENTIFICAS I LITEKARIAS, yos 1 dilijencias referentes a este delicado servicio, se contrató en 1862 con un respetable caballero de Santiago para que, bajo su responsabilidad, 1 prévias las seguridades de hipoteca i fianza, hi- ciese el expendio de los sumarios en toda la Arquidiócesis. Este contrato hizo innecesarios algunos de los empleados de la Junta de administracion; por lo cual se reformó la planta de la oficina de Cruzada en una nueva ordenanza, dictada el 22 de Marzo de de 1865 (1). Las obligaciones impuestas al expendedor jeneral alejaban todo temor de pérdidas. Este estaba obligado a rendir una fianza por no ménos de cincuenta mil pesos; a mantener en cada distrito de parroquia una oficina expendedora; a presentar cada tres meses un balance del expendio 1 entregar al subde!lega- do de Cruzada el producto líquido de la venta; a rendir cuenta je- neral al terminarse cada bienio; a responder de todos los riesgos i pérdidas, bajo apercibimiento de multa i con derecho para rescin- dir el contrato siempre que faltase a alguna de las obligaciones indicadas. Asi, mediante el indulto apostólico 1 las disposiciones dictadas por el señor Valdivieso para la administracion de las limosnas, los fieles de Chile han podido disfrutar de este importante privilejio, lla Iglesia disponer de una entrada segura para dilatar la fé entre los infieles i afianzarla entre los fieles por medio de las misiones. Con los fondos de Cruzada se atiende a la subsistencia de los mi- sioneros de Arauco, como queda dicho en otro lugar, i se dan anualmente un gran número de misiones en las parroquias rurales i en todos los lugares desprovistos de auxilios espirituales. Basta conocer la dilatada extension de nuestras parroquias, la disemina- cion de sus habitantes, las dificultades que ofrecen las vías de comunicacion i, sobre todo, la extrema escasez de sacerdotes, para que se comprenda la grande importancia de estas misiones rurales el poderoso auxilio que prestan a los Párrocos de las aldeas i de los campos. La administracion de Cruzada fué, sin embargo, para el señor Valdivieso, causa de grandes sinsabores. Sus enemigos explotaron mas de una vez este ramo del servicio eclesiástico para dirijirle: cargos denigrantes para su intachable probidad, arrojando desde las columnas de la prensa, i hasta desde los bancos de la repre- sentacion nacional, sombras sobre la recta inversion de sus fondos. Con motivo de una partida consignada en el presupuesto de (1) Véase en el Boletin Eclesiástico, t. II, páj. 523. ÁNALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DB 1885. 861 - 1861, que asienaba cierta cantidad para las misiones de infieles, un señor diputado de aquella lejislatura interpeló al señor Ministro del Culto, que lo era a la sazon don Rafael Sotomayor, sobre la inversion que se daba a las sumas colectadás con la venta de la Bula de Cruzada, «sumas que por un rescripto pontificio estaban dedicadas a ocuparse en misiones para conversion de infieles. Hizo tambien presente que había obligacion por parte de la autoridad eclesiástica de dar cuenta de la inversion que se hacia de las su- mas colectadas al Presidente de la República, i que ignoraba si se cumplía con tal prescripcion» (1). El señor Ministro interpelado leyó por toda contestacion una nota pasada al Gobierno con fecha de 6 de Mayo de aquel año por el señor Valdivieso, en la que ponía en su conocimiento la in- - version dada al producto de las Bulas, correspondiente al bienio , de 1859 i 1850 (2). El diputado interpelante hizo indicacion para que la nota arzo- -bispal pasase a una comision de la Cámara, con el objeto de que «formulara una determinacion con respecto a la conduc- E del señor Arzobispo. Dijo que hacía esta indicacion por creer demasiado séria la cuestion para ir a pedir sin todos los da- tos suficientes a la Cámara una determinacion que podía envolver ¿una censura contra la conducta del señor Arzobispo, a quien por su carácter todos debian consideracion i respeto». El Dane Ao del Culto combatió esta indicacion por cuan-= lenio ha sido de 44,850 pesos ochenta 1 siete tos les que se E distri- ido en esta forma: 5,504 pesos se han distribuido para gastos de impresion de arios 1 de administracion del ramo; 6,561 pesos setenta 1 seis centavos se han señor Obispo de la Concepcion para que los invierta en el sosten i progreso de las lones de Arauco; 13,539 pesos 16 centavos se han empleado en costear las lones rurales, que se hacen entre fieles en el Arzobispado, incluyendo en esta a 2,200 pesos que para las mismas misiones se han puesto a disposicion del ustrísimo señor Obispo de San Cárlos de Ancud, en cuya l'iócesis son de todo unto insuficientes para este importante objeto los productos del ramo. Final- jente, los 19,245 pesos 95 centavos restantes, no habiendo empleo que darles en siones, se han aplicado al sumario para la extincion de su deuda, conforme al dulto apostólico que se obtuvo para este caso i de (que está instruido el Supre- A AAA AENA A. DE LA Da, 1.” sec, 102-103 e 362 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. por las últimas invasiones de los bárbaros, para lo cual creía insu- ficiente el producto de la Bula de Cruzada; «i mucho mas ahora, agregó, en que el indulto está para terminar ¿ el Gobierno en la determinacion de negarle el pase» (1). El diputado repuso que no hacía objecion a la partida; pero que juzgaba indispensable hacer investigacion sobre la inversion de las entradas de las Bulas, «pues columbraba algo mas de lo que parecía, i era necesario tomar medidas para tranquilizar a algunos espíritus asustadizos». Agregó que sospechaba que el señor Arzo- bispo hubiese violado algunos artículos de la Constitucion, sospe- cha que debía ser conveniente aclarada. Otro diputado un poco mas franco i ménos comedido apoyó la indicacion, «1 manifestó que juzgaba no se había dado una cuenta exacta de los fondos o0b- - tenidos por la Bula ni que tampoco podía creerse desde luego que se les había invertido en el objeto para que estaban destinados». Aunque la indicacion fué rechazada por veintidos votos contra diez i siete, la honra del señor Valdivieso había sido enlodada con las simples sospechas de dilapidacion i mala inversion, lanzadas a la publicidad desde uno de los mas altos cuerpos del Estado. Diez 1 siete diputados habían creido probable la existencia de un fraude i opinaban por la fiscalizacion de la conducta del Prelado. Nótese desde luego que la Cámara excedía la órbita de sus atri- buciones naturales al constituirse en juez de la conducta del Prelado en el ejercicio de sus funciones eclesiásticas. El acto de invertir las limosnas emanadas del privilejio de Cruzada no era una funcion política, ni administrativa, ni otra alguna del órden civil: aquella funcion emanaba de delegacion pontificia 1 tenía por objeto la dispeusa de un precepto eclesiástico en virtud de la ero- gacion voluntaria de una limosna; i en consecuencia, su ejercicio. no podía estar sometido a la fiscalizacion de las autoridades tem- porales del Estado. Esta injerencia de la Cámara no podía justifi= carse ni aun invocando el pretendido derecho de patronato, porque el ejercicio de este derecho, caso que existiese, no correspondería a la Cámara, sino al Presidente de la República; i porque el patro=' po (1) Al oir esta afirmacion del señor Ministro, cualquiera habría podido image narse que el indulto de Cruzada, era una gracia concedida por el Supremo Gobier- no o cuya eficacia derivase de la to aad civil. Mas, siendo puramente espiri- tuales los privilejios de las Bulas, solo a la Tolesia que los concede toca hacerlos. cesar cuando le plazca. La denegacion del exequatur por parte del Gobierno no invalida los actos de la potestad. soberana espiritual de la Iglesia. De consigui te, si el Papa prorogase el indulto de Cruzada, como lo ha hecho benignamente, los fieles de Chile podrán aprovecharlo con o sin el pase gubernativo. : ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885, 863 nato jamas se ha extendido, ni aun dentro de las mas ámplias con- cesiones, hasta someter a los Obispos al juzgamiento de los pode- ' res laicos en el ejercicio de sus atribuciones espirituales. No ménos excedió la Cámara sus atribuciones al formular cargos contra personas no sujetas a su jurisdiccion. Prescindiendo del fuero privilejiado de que en aquella época estaban revestidos los Obispos, 1 suponiendo que el señor Valdivieso no se diferenciase de cualquier otro ciudadano, ¿quién había autorizado a la Cámara para averiguar por medio de comisiones de su seno los delitos en que hubiesen incurrido los ciudadanos? Nadie puede ignorar que esta atribucion es propia 1 exclusiva de los tribunales de justicia. La . Constitucion solo concede a la Cámara en determinados casos el derecho de acusar a ciertos funcionarios públicos que la misma Constitucion señala; pero entre esos funcionarios no están inclui. dos los Obispos. Fuera de esos casos i personas, la Cámara incide en una infraccion constitucional siempre que pretenda pesquisar delitos, cualquiera que sea su calidad o trascendencia. La comision propuesta por el diputado interpelante tenía por objeto averiguar las supuestas faltas que habría podido cometer el señor Valdivieso en la administracion de los fondos de Cruzada, i conforme a lo que resultase, censurar su conducta. 1 ¿qué faltaba para que fuese este un juicio en toda forma? La Cámara no solamente debía ejer- cer el oficio de acusador, sino tambien el de juez. De modo que, egun la doctrina de los diez i nueve diputados que apoyaron la, Indicacion, solo los Obispos estaban excluidos de las garantías “constitucionales, puesto que podían ser juzgados por comisiones “especiales establecidas con posterioridad a las faltas que se les atribuían, contra lo dispuesto por el art. 160 del código fundamen. tal del Estado. Esto es por lo que respecta a la incompetencia de la Cámara pa- formular cargos contra el señor Valdivieso en el ejercicio de sus A interpelante, como en las francas declaraciones de otro diputado— confianza acerca de la probidad personal del señor Valdivieso; es se decían en posesion de datos que les inducían a creer que azon del producto e inversion de los fondos de Cruzada era acta. ¡a Revista Católica, en un extenso 1 luminoso artículo referente y 864 . MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS: exaltacion que producen las pasiones políticas se haya vomitado en los bancos de nuestros congresos una calumnia mas ofensiva que la que ahora se ha lanzado contra el Prelado de Santiago. Si su elevado carácter no inspirara respeto, parecía que las multipli- cadas i notorias pruebas de honradez, la escrupulosidad en el ma- nejo de intereses ajenos i de la mas severa veracidad habrían con- tenido la lengua mordaz de sus calumniadores. Empleado en el servicio público desde la edad de diez i nueve años, desempeñando dos o tres destinos a la vez, sin jénero alguno de recompensa, me- reció desde aquella temprana edad que depositaran en él, para el gobierno de caudales ajenos, una ilimitada confianza hombres que valen mil veces mas que sus adversarios de ahora. Encanecido en el trabajo, aun cuando era seglar, jamas aspiró a poseer mas for- * tuna que la estrictamente necesaria para pasar una vida modesta; ¿l sería creible que en su vejez hubiese querido convertirse en de- fraudador i embustero de baja calaña para sustraer a su lejítimo destino algunas pobres sumas del dinero de las Bulas? El que ha renunciado por voluntad propia en favor del servicio público a la percepcion de lejítimos i no despreciables derechos, que como a Prelado le corresponden, como la cuarta episcopal i el producto de diversas obvenciones del oficio, ¿querría ensuciar sus manos con tristes 1 mezquinos fraudes?» Este lenguaje enérjico i severo denuncia la justa indignacion que produjeron en el clero i fieles de la Arquidiócesis las imputacio- nes desdorosas hechas sin fundamento contra la acrisolada honra- dez del señor Valdivieso. I en verdad que, aparte de las cualida- des personales del acusado, había en tales imputaciones una injus- ticia notoria despues de las minuciosas precauciones tomadas por el señor Valdivieso para la administracion de este ramo. En la misma sesion de la Cámara se aseveró que el indulto de carne, concedido por diez años, había terminado en 1859, i que el. señor Valdivieso abusaba de la credulidad de los fieles extendien. do aquel privilejio hasta el bienio de 1859 i 1860. La acusación | no podía ser mas grave, i sobre ella pidió explicaciones al señor, Valdivieso el Ministro del Culto en nota de 7 de Asosto de 1861" (1). En su contestacion decía el señor Valdivieso: «Desde que A "84 (1) Hé aquí la nota: «En la Cámara de Diputados se me han pedido explicas ciones sobre el indulto de carne, expresándose que su término ha vencido y 1859, i no se ha encontrado en este Ministerio niel Breve apostólico concerniente | a este indulto, ni se encuentra en el archivo constancia de haberse concedido p el Gobierno el correspondiente pase. El Diccionario canónico del K. Obispo Do so rejistra el expresado indulto, i segun en él se expresa debía espirar en el cita ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1885. 865 Jlegaron a mis manos las concesiones apostólicas me ocurrieron dudas sobre la intelijencia de su duracion. La Constitucion Jam ab anno disponía que la gracia de Cruzada durase diez años desde el de 1861 en que suponía que debiera hacerse la primera publi- cacion, miéntras que el decreto apostólico de 22 de Noviembre de 1850 prefijaba por término del indulto de carne la domínica de quincuajésima de 1859. Sin embargo en ámbas concesiones se or- denaba que gozásemos de las gracias en la manera que las había- mos gozado miéntras éramos colonia del Rei de España, excepto algunos puntos que nada tienen que ver con la duracion; i lo que es mas todavía, la Constitucion Jam ab anno expresamente orde- naba que la distribucion de sumarios se hiciese en los tiempos que ántes se acostumbraba. Era preciso, pues, que las publicaciones fuesen bienales, 1 que la última, que debía comprender los años de 1858 1 1860 comenzasen cuando estábamos en posesion del privi- lejio de carne i que se extendiese mas allá de la dominica de quin- cuajésima de 1859; pues solo podían hacerse publicaciones i dis- tribuciones bienales. Solo se presentaba un modo de conciliar las dificultades, i era considerar el tiempo prefijado al indulto de car- ne como término dentro del cual debía hacerse su publicacion; pero de manera que los que recibiesen los sumarios publicados en tiempo hábil pudiesen usar de ellos durante el bienio, como se expresaba en los iismos sumarios. Mas, hasta este modo de con- ciliar las dificultades desapareció cuando, no pudiendo hacerse la primera publicacion en 1851, como lo suponía la Constitucion apostólica, fué necesario retardarla mas tiempo. En este estado crei que el medio mas seguro para el acierto era consultar al mis- mo concediente cuál había sido su intencion, que es lo que he he- cho en todas las dudas que despues han ocurrido sobre el uso de las gracias. «E JRescripto de 3 de Junio de 1852, de que remito a V. $, na copia (1), declara cómo debe contarse el tiempo de la dura- cion del privilejio cuadrajesimal en las respuestas que dió la Santa - Sede a las dudas que le propuse. En la primera se preguntaba si los diez años de la duracion del indulto de carne se contaba por “una vez i del mismo modo que el de la Bula de Cruzada, i en la segunda si los dichos diez años podian contarse desde la publica- id o de E A A mo de 1859. Sírvase V. 5. L informarme lo que haya referente a este asunto, i 8 se expende o no en el presente bienio, que vence en 1862 para la Bula de Cruza- da, el indulto de carne.—Dios guarde a V. S.1.—Rafael Sotomayor. (1) Puede verse en el Boletin Eclesiástico, €. Y, p. 378. 866 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, cion del indulto. A la 1.? se contestó negativamente; pero a la 2,* se dijo que por una gracia especial se concedía el que se contasen los años desde la publicacion. Yo comuniqué a los Prelados de las otras Diócesis esta declaracion de la mente del Santo Padre, i cuando llegó el caso no trepidé en disponer que se hiciese la dis- tribucion de sumarios para 1859 i 1860. Me hallaba ausente cuan- do se hizo la última publicacion, i mis Vicarios procedieron a hacerla fundados en las mismas razones, no sin conocimiento i adquiescencia de S. E. el Presidente de la República; pues, segun me ha informado el prebendado don José Miguel Arístegui, por haberle manifestado $S. E. dudas sobre la duracion del indulto de carne, tuvo ocasion de desvanecerlas, conviniendo entónces S. E. en que no había para qué trepidar en la dicha publicacion. «Antes de partir de Roma, yo mismo llegué a concebir dudas sobre el indulto de carne, i careciendo allí de los documentos que debía consultar para resolverlas, por cautela solicité na próroga para este último bienio; i constituyéudome en jestor oficioso de los otros señores Obispos, la pedí para sus Diócesis; mas cuando llegué aqui i me instruí de los antecedentes, crei innecesario comu- nicársela. Si hago mencion de este incidente es solo para que 38 vea cuán ajeno es del modo de tratar los negocios que conciernen al bien espiritual de mis diocesanos el abuso criminal de su cre= dulidad que tan gratuita como infundadamente me ha atribuido el señor diputado que ha pedido a V. $S. explicaciones sobre esta materia. Los arrebatos de su encarnizada malevolencia lo han ce- gado hasta no dejarle ver que los tiros emponzoñados con que. pretendía herirme alcanzaban tambien a los otros señores Obispos del Estado, que han publicado el indulto de carne como lo: hicie- ron mis Vicarios, i que, prescindiendo de su elevado carácter, va- len mas que yo por su saber i virtudes. «V. $. añade en la apreciable nota que contesto, que no ha en- contrado en los archivos del Ministerio el decreto en que se le debía haber dado el exeguatur al indulto de carne. Sobre esto po- co puedo informar a V. $., porque yo no he solicitado el exegua- tur para ninguna de las piezas referentes a las gracias de Cruzada i carne. Me bastaba saber que habían sido impetradas por 5. E. el Presidente de la República para que no necesitasen de otra formalidad ni trámite para ser ejecutadas con su beneplácito i con= sentimiento. Aquella circunstancia, esto es, la de haber sido expe- dido el decreto de 23 de Noviembre de 1850 sobre indulto de ' carne i la Constitucion Jam ab anno sobre Cruzada a peticion e "ANALES DE LA UNIVERSIDAD.-—SETIEMBRE DE 1885. 867 de objeto 1 hasta envuelve un id el que el Supremo Gobierno vaya a someter a exámen los inconvenientes que puede - traer la publicacion de lo que él mismo ha solicitado del Santo p Padre como útil 1 provechoso. Sobre todo sí, a pesar de esto, plu- go a S. E. el Presidente expedir decreto oficial de exeguatur a la = Constitucion Jam ab anno, que era el fundamento de todas las : gracias, esto bastaba para que dicho exeguatur comprendiese a todos los privilejios anexos a la principal concesion, entre los cua- les se contaba principalmente el indulto de carne». Con esto quedaban satisfactoriamente contestadas las observa- : ciones hechas por el diputado interpelante acerca de la extension del indulto ila omision del exeguatur notada por el Ministro. Pero, los cargos que llevamos mencionados no-fueron los únicos - que se formularon en la memorable sesion del 8 de Agosto. El mismo diputado interpelante «manifestó extrañeza de que se "hubiesen empleado fondos de Oruzada en el Seminario ántes de tener el Reverendo Arzobispo el indulto apostólico i haber recibi- 'E do ese indulto el pase del Consejo de Estado».— Veamos si esta otra inculpacion era mas fundada que las precedentes. Debemos advertir, ante todo, que desde la publicacion de las ¡Bulas hubo pretensiones para que parte de sus productos se em- ¡please en objetos distintos de los designados por la Santa Sede; pero el señor Valdivieso no consintió jamas en ello. Así, entre otras oca- “siones, recordamos que en 1857, con motivo de una epidemia de “yiruelas, la Junta de Beneficencia de Santiago solicitó que de los fondos de Cruzada se le auxiliase con alguna cantidad para el “establecimiento de un lazareto. No obstante la justicia de la de- manda 1 la respetabilidad de las personas que la hacían, el señor “Valdivieso decía en contestacion a la Junta de Beneficencia: «Me persuado que al hacerme ustedes la propuesta de que apliquen al "Lazareto los fondos provenientes de la Cruzada, no están instrui- Ne os de las condiciones con que Nuestro Exmo. Padre Pio IX ha “hecho extensivos a nosotros los privilejios i gracias de la Cruzada. 'A la verdad, Su Santidad en la Constitucion Apostólica que co. lenza Jam ab anno, en órden a la inversion del producto de los su narios, se expresa así: «Establecemos 1 ordenamos que todas las limosnas se inviertan totalmente (ex-íntegro) en beneficio » de las misiones que se hagan, bien sea entre los infieles o entre 8 fieles que habitan dentro o cerca de los límites de la Repú- 868 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. » blica chilena i para los que no alcancen los recursos ordinarios » de la Iglesia». «Se ve, pues, que los Prelados no somos árbitros de aplicar las enunciadas limosnas a los objetos que nos parezcan mas útiles, sino que estamos obligados a aplicarlas a las misiones antedichas, ¡ que teniendo éstas un derecho perfecto a tales fondos en virtud de la aplicacion pontificia, sería violárselos sustrayéndoles cual. quiera parte de lo que a ellas, ¿no mas que a ellas, pertenece. No creo que ustedes encontrarán lejítimo que para socorrer la presente necesidad autorizase yo la sustraccion de parte del dinero que al- gunas personas pudientes tuviesen en sus arcas; pues, entre esta defraudacion i la que se hiciese a las misiones, privándolas de los fondos de Cruzada, no habría otra diferencia que la de que los primeros podrían defender su tesoro 1 reclamar contra el despojo, i las últimas carecerían de estos medios de defensa». Pero, aunque esta fué siempre la línea de conducta que se trazó el señor Valdivieso en órden a la inversion de los dineros de Cru- zada, hubo circunstancias mui poderosas que lo obligaron a pro- ceder de otra manera respecto del Seminario de Santiago en 1858. Con motivo del extenso i costoso edificio que fué necesario levan- tar para la formacion del clero, el Seminario se gravó con una deuda de ochenta mil pesos. Para amortizarla se acudió primera- mente a los fieles; pero este recurso fué casi completamente esté- ril. No era posible tampoco acudir al Gobierno en demanda de nue- vos auxilios, porque ya había cooperado a. la obra con injentes sumas. Entre tanto, el tiempo corría 1 la deuda se acrecentaba con los intereses, mientras que el Rector del Seminario, presbítero don Joaquin Larrain Gandarillas, instaba al Gobierno 1 al Prelado para que se tomase algun arbitrio que evitase las consecuencias dolorosas que podría acarrear al testablecimiento la imposibilidad - de atender su deuda. En aquella angustiosa situacion, se habló de — asignar a este objeto una parte de las limosnas de Cruzada. El + Gobierno aceptó la indicacion, pero el señor Valdivieso se resistió — a ello, fundándose en que con esto se abría la puerta a solicitudes - análogas que podrían llegar a desnaturalizar la aplicacion de aquellos caudales, Pero al fin dos graves consideraciones fueron parte para que otorgase su consentimiento: la primera, que el Se- minario no era un objeto extraño a las misiones, puesto que allí se forman los misioneros; la segunda, que, a causa de la escasez de misioneros, no era posible invertir en este servicio todo el pro- ducto de Cruzada, i que, entre los objetos a que podía aplicarse el td a o di a de tb AAA AT TR TS O TA ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1885. 869 sobrante, no había ninguno con mejores títulos que el Seminario, Así lo expresaba en su nota de 11 de Mayo de 1858 dirijida al Gobierno (1). Este, por su parte, aprobó el pensamiento en oficio: de 22 del mismo mes (2). En virtud de este acuerdo, el señor Valdivieso recabó de la Santa Sede la autorizacion conveniente para emplear en la amortizacion de la deuda del Seminario el sobrante de las limosnas, despues de haber satisfecho las exijen- cias de las misiones. En rescripto de 30 de Agosto del mismo año, la Santa Sede concedió la dicha autorizacion en vista de las graves razones alegadas por el señor Arzobispo (3). Tal fué la serie de cargos que se hicieron al señor Valdivieso en la sesion de la Cámara de Diputados de 8 de Agosto de 1861, cargos que por su gravedad permiten; columbrar las amarguras i sinsabores que ocasionó al señor Valdivieso la administracion del ramo de Cruzada. Ella sirvió muchas veces a los malquerientes de pretexto para dirijirle inculpaciones que se hicieron llegar hasta el mismo solio pontificio i que habrían podido ajar reputaciones —ménos sólidas que la del señor Valdivieso. (1) La Revista Católica, tí. 10, núm. 694. (2) La nota del Ministro del Culto es del tenor siguiente: «Santiago, Mayo 22 de 1858. Y 4En contestacion a la nota de V. S. 1. de 11 del actual, pongo en su conoci- miento que el Gobierno cree, como V. $. I. 1 R., que no hai inconveniente en que se aplique a la amortizacion de la deuda que grava al Seminario Conciliar de San- q tiago una parte del producto del ramo de Cruzada, en atencion a los graves moti- =yos que hai para ello, por manera que puede V. $. [. i R. tomar las providencias que juzgue conducentes al objeto como le parezca oportuno.—Dios guarde a Y. S. 1 —Rafael Sotomayor». (3) El Recripto apostólico está concebido en estos términos: «Iltmo. i Reverendísimo Señor: El Santo Padre, al cual en la audiencia del 19 de Agosto ha presentado el señor Secretario de los negocios eclesiásticos extraor- dinarios su solicitud de 25 de Mayo dirijida a esta Sagrada Congregacion, no ha encontrado dificultad en acceder a su peticion en favor del Seminario; quedando —subsistente lo que anteriormente he hecho conocer a V. S. I. en mi carta del 31 del próximo pasado Julio sobre el subsidio que debe darse a los relijiosos francis- canos del colejio apostólico de Santiago de Castro. Ruego al Señor que conserve a V. S. L. largo tiempo i le dé prosperidad. —Dado en la Propaganda de Roma, a 30 de Agosto de 1858.—De V. S. 1. afectísimo servidor—-4. Cardenal Barnobó, - Prefecto. CAPÍTULO XVIII INTRODUCCION DE CONGREGACIONES RELIJIOSAS DE VIDA ACTIVA. Introduccion en Chile de la Congregacion del Sagrado Corazon de Jesus. —Su ob- jeto.—Las primeras relijiosas venidas a Chile. —Su propagacion en el pais.— ; Bienes prestados a la educacion cristiana de la mujer.—Introduccion de la 4 Congregacion de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor. —Su objeto. — , Primeras relijiosas. —Sus fundaciones en Chile. —Una pájina del libro de sus , y , j ) A | fundadores i bienhechores.—Las Hermanas de la Providencia.—Su oríjen i objeto. —Su Hegada a Chile.—$Su instalacion en la Casa de Huérfanos. —Reor- ganizacion de este Instituto.—Sus servicios. —Jestiones del señor Valdivieso para el establecimiento en Chile de las Hermanas de la Caridad.—-Su llegada i sus primeros trabajos. —Dificultades que estorbaron la apertura del noviciado, —Resolucion de Roma.-——El primer convento de Capuchinos, El mismo divino soplo que hizo brotar en el seno de la Iglesia, 2 manera de paraisos terrenales para ciertas almas privilejiadas, los institutos relijiosos de vida contemplativa, hizo nacer los talle- 3 res de caridad i beneficencia que se llaman Congregaciones reli- Jiosas de vida activa, En los primeros se busca a Dios en el absoluto apartamiento del mundo; en los segundos se busca a Dios en el servicio del prójimo. En este siglo de positivismo los institutos contemplativos han sido objeto de desprecios i | - calumnias, porque sus resultados no pueden apreciarse debi- damente sino con el criterio de la fé. Pero la Iglesia, que, sin dejar de ser la misma, sabe acomodarse a las vicisitudes 1 exijen- cias de los tiempos, ha acudido en auxilio de las miserias sociales eb una dora tanjible, e beneficios prats ser constatados 872 MEMORIA 8 CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. de se ora de contínuo i se expían silenciosamente con la penitencia los crímenes del mundo, se han levantado hogares para el huér- fano, el anciano, la viuda i el enfermo; asilos donde se recojen las víctimas de la corrupcion social i se preservan del contajio las almas inocentes; casas de educacion donde se contrapone a la enseñanza laica 1 atea la enseñanza cristiana de la mujer; en suma, se han organizado ejércitos de santas mujeres en con- tacto con el mundo, pero ajenas a todo lo del mundo, con el ob- jeto de levantar las ruinas que acumula el vicio 1 cauterizar las llagas que abre la miseria. De este nuevo soplo divino han nacido, entre otras, la Hermana de la Caridad, la Hermana de la Providencia, la Hermana del Buen Pastor, i las Hijas del Corazon de Jesus. De estas bellísimas instituciones de caridad estuvo privado Chile hasta que la iniciativa fecunda i los jenercsos esfuerzos del señor Valdivieso lograron trasplantarlas a este suelo, donde se han arraigado i florecido como en su tierra natal. Observador constante del movimiento relijioso de Europa, al ver con santa emu- lacion los bienes que las congregaciones relijiosas de vida activa derramaban en los pueblos, no pudo resistir al deseo de ver flore- cer en su Iglesia estos; hermosos planteles, aunque ello fuese a costa de sacrificios. Comenzó por traer a sus expensas dos institu- tos que le inspiraban particular interes: la Congregacion del Sa- grado Corazon de Jesus 1 la de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor. La primera tiene por fin la educacion cristiana de la mujer en las diversas clases que componen la sociedad. Caridad es esta que supera a la que se ejerce sobre el cuerpo, porque tiene a las almas por objeto, librándolas del doble contajio de las malas ideas i de la corrupcion moral. Ella abre suntuosos colejios para curar esa clase de miseria que se esconde bajo los esplendores de la opu- lencia; miseria enjendrada por el espiritu del gran mundo con sus entretenimientos peligrosos, con el culto de la frivolidad i las de- sastrosas prodigalidades del lujo; miseria tanto mas deplorable cuanto que produce casi siempre el olvido de Dios 1 de los deberes cristianos, el resfriamiento completo de la piedad, la esterilidad en las buenas obras i un verdadero paganismo en las costumbres. La jóven que nace ¡ crece en esta atmósfera no llegará a ser jamas ni buena esposa ni buena madre, porque las almas no acostumbradas al sacrificio desde la edad temprana son incapaces de cumplir los austeros deberes anexos a esas dos grandes situaciones de la vida E E? E ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1885, 873 de la mujer. Si la juventud es el porvenir i si la educacion es el molde en que se forma la juventud, claro es que no hai obra que interese tanto a las sociedades cristianas como las casas de educa- cion, que son como la fragua en que se funde el molde de las al- mas. Así se explica el interes que tuvo el señor Valdivieso por intro- ducir en Chile la Congregacion del Corazon de Jesus, que respon- de de una manera perfecta a este nobilísimo objeto (1). El primer destello de la fundacion de este instituto en Chile fué una carta de la Madre María Teresa Serra i Muñoz, relijiosa chilena residente entónces en España (2), en la cual daba noticias de este instituto 1 encarecía los bienes que podría acarrear a la sociedad de su patria. Esta carta llegó a manos del señor Valdivieso, e interesándole vivamente el proyecto de la relijiosa, ofició al señor Ministro del Culto con fecha de 5 de Julio de 1850. En ese. oficio se leen estas palabras: «Ha llegado a mi noticia que doña María Teresa Serra i Mu- ñoz, chilena relijiosa del Sagrado Corazon de Jesus, actualmente residente en España, quiere fundar en esta su patria casas de su instituto, que es distinto del de los SS. Corazones que ya posee- mos; 1 aún he visto una carta suya en que da razon del objeto i sistema de su Congregacion para proporcionar educacion princi- palmente a las niñas pobres, 1 de la facilidad con que podría rea- lizarse su pensamiento, 1 me ha parecido que no debería malograr= se la oportunidad que se presenta». En respuesta a este oficio, el Grobierno le pidió «los estatutos i reglas a que se someterían sus procedimientos monásticos 1 sus relaciones con las educandas». El señor Valdivieso, Sorpren- dido de esta demanda inusitada, que importaba un obstáculo para el establecimiento de una institucion tan benéfica, con- testó: «Cuando hice mi indicacion juzgaba que las personas que habitasen en la Diócesis tenían derecho para congregarse con fines lícitos del modo que mejor les agradase, con tal de que no perjudi- casen el órden público ni las buenas costumbres, 1 que solo en precaucion de este peligro exijían las leyes la licencia de la autori- dad. Había tambien observado que en otras ocasiones para otor- garla no se habían sometido a exámen los estatutos monásticos de (1) Esta Congregacion nació en Paris el año de 1800 i fué fundada por la ma- dre Sofía Magdalena Barat, beatificada por Pio IX. Fué aprobada por el Papa Leon XII por Breve expedido el 22 de Diciembre de 1826. (2) Esta relijiosa reside en el convento de Talca, 874 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. las Congregaciones relijiosas, bastando para alejar todo temor la aprobacion de la Iglesia; conducta que se observó en la introduc- cion del Instituto de los SS. Corazones, a pesar de que la solici- tud se había hecho por un particular». En vista de esta dificultad i no teniendo a su disposicion el acopio de datos exijidos por el Gobierno creyó mas prudente de- sistir por entónces de su propósito. Pero la voluntad de Dios se sobrepuso a la de los hombres: dos años despues de esta frustada tentativa recibió el señor Valdivieso nuevos datos i recomenda= ciones acerca de esta Congregacion por el conducto de dos viaje- ros distinguidos, del señor don Rafael Larrain Moxó, residente en Paris, 1 del presbítero don Joaquin Larrain Gandarillas, que viaja- ba por Estados Unidos de Norte América, con la particularidad de que ámbos coincidían en un mismo pensamiento sin haberse co- municado. En esta virtud renovó su solicitud al Gobierno en oficio de 2 de Marzo de 1852, en estos términos: «En estos últimos tiempos, he tenido motivos para confirmarme en la idea que había formado de antemano acerca de las ventajas que produciría para la educacion cristiana e instruccion de las niñas, el introducir la Congregacion del Sagrado Corazon de Je- sus en el Arzobispado. El estudio que ha hecho el señor don José Rafael Larrain en Buropa i el presbítero don Joaquin Larrain en la América del Norte de las casas de educacion relijiosa para mujeres, ha hecho concebir entre ámbos las mas lisonjeras espe- ranzas para lo futuro si se lograba establecer en nuestro pais la dicha Congregacion del Sagrado Corazon; con la circunstancia notable'que ellos han venido en un mismo pensamiento sin saber- lo entre sí. De todos modos, sería un grandísimo bien sostituir a las empresas de particulares, una Congregacion especial consagrada por un voto relijioso a la educacion de la parte mas delicada de la sociedad, que son las mujeres, i cuyo influjo se hace tan trascenden=- tal al bien o malestar de las familias. —Espero que US. se sirva ha- cer presente las indicaciones que tengo hechas a 8. E. el Presidente de la República, para que, si por su parte no encuentra inconve- niente, se sirva autorizar la introduccion en el Arzobispado de la Congregacion del Sagrado Corazon de Jesus que llevo mencio- nada». El Gobierno del señor don Manuel Montt concedió la autoriza- cion solicitada en decreto de 30 de Abril del mismo año. Entónces el señor Valdivieso comisionó al presbítero don Joaquin Larrain E E ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885. 875 Gandarillas, que a 1á sazon viajaba por Europa, para que solici- tase de la Madre Barat, Superiora jeneral de la Congregacion, una fundacion en Santiago. La santa fundadora aceptó con júbilo la peticion que se le hacia desde el mas apartado confin de la Amé- rica meridional, viendo que un nuevo mundo, un campo mas dila- tado i fértil se abría a la accion i al celo de sus hijas. I en prueba de la importancia que daba a esta nueva fundacion, elijió para que la llevase a término de entre sus numerosas obreras a la Madre Ana du Rousier, una de las relijiosas que daba .mas lustre a su Congregacion por sus virtudes i talentos. La Madre du Rousier se hallaba en esos momentos visitando las diez i nueve casas que existían en Norte América; i el mismo señor Larrain Gandarillas fué portador de la órden de la Superiora jeneral para que, en vez de regresar a Europa, tomase el camino de Chile, llevando en su compañía a la Madre Macnally, relijiosa de distinguido mérito, i a la Hermana Antonieta, coadjutora. Esta primera colonia del Sagrado Corazon tuvo que soportar grandes penalidades en su tránsito por el istmo de Panamá. Estas ilustres obreras de la edu- cacion cristiana de la mujer, las primeras de su instituto que pi- saban las playas de Sud América, llegaron a Santiago el 14 de Setiembre de 1853, acompañadas del benemérito sacerdote que fué para ellas el ánjel de la Providencia i que ha sido desde en- tónces 1 hasta el presente su Superior i Padre. La cuna del Sagrado Corazon en Chile estuvo rodeada de extre- ma pobreza. Una casa estrecha fué su primer hogar, una mesa desmantelada su primer altar, i dos jóvenes pensionistas su pri- mer rebaño. Se iniciaba con la vida de Nazaret, vida de oracion, de padecimientos silenciosos, de privaciones contínuas, de humil- des trabajos (1). Este es !el carácter distintivo de las obras de Dios 1 un augurio casi infalible de su futura prosperidad. En efec- bo, ese grano de mostaza arrojado al surco no tardó en echar rai- ces 1 enjendrar frutos copiosos. Cinco años mas tarde velanse levantarse los muros del vasto edificio que hoi ocupa la casa cen- tral en la calle de la Maestranza, a cuya sombra han bebido la ilustracion i la virtud tantas jeneraciones de las altas 1 humildes clases de nuestra sociedad. En el cuarto de siglo que lleva de (1) Las recien llegadas se instalaron en una casa situada en la plazuela de San Isidro i allí abrieron el pensionado. El.noviciado servía a la vez de dormitorio, de sala de trabajo i de reunion. El altar era un cajon forrado de papel mármol; i la cocina 1 lavadero estaban situados a todo aire. Las mismas relijiosas lavaban i - remendaban la ropa, hacían las camas i demas menesteres de la casa, 876 MEMORIAB CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. existencia en Chile la Congregacion del Sagrado Corazon, se ha extendido prodijiosamente dentro i fuera de la República. Al pre- sente derrama sus beneficios en los pueblos de Talca, Concepcion, Valparaiso i Chillan, en Chile, i en las capitales del Perú i de la, República Arjentina, El Supremo Gobierno les había confiado des- de 1884 la preparacion de las normalistas destinadas a rejentar las escuelas primarias de mujeres en toda la República; cargo que habían desempeñado con jeneral aprobacion i con mui poco gravá- men para el erario público, hasta que en 1885 el gobierno de don Domingo Santa María creyó mas conveniente confiar la instruc- cion de las normalistas a preceptoras alemanas, cuya venida ha importado injentes sumas, sin que la sustitucion produzca ventaja alguna positiva. Por su parte las relijiosas mantienen en cada una de sus casas una escuela gratuita para niñas desvalidas i una Con- gregacion de hijas de María para las jóvenes del mundo (1). Las relijiosas de este instituto llegaron a Chile en Jos primeros años de su establecimiento en porciones mas o ménos numerosas. Acabamos de decir que la colonia fundadora se compuso de tres distinguidas relijiosas. La segunda colonia pisó nuestras playas el 5 de Noviembre de 1854, poco mas de un año despues que la primera; la tercera el 16 de Julio de 1855 i la última el 11 de Febrero de 1857. El pensionado para niñas de familias acaudala- das se abrió en el mismo año del arribo de las primeras relijiosas; la escuela normal a principios del año siguiente, i el noviciado el 13 de Noviembre de 1856. Un buen número de jóvenes chilenas de las clases acomodadas de la sociedad comenzaron a ingresar en este nuevo instituto 1 a tomar parte en las obras a que está consagrado, hasta el punto de que al presente las relijiosas chile- nas exceden con mucho en número a las extranjeras. A peticion del señor Valdivieso, el Supremo Gobierno autorizó la introduccion en el pais del no ménos benéfico instituto de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor en el año de 1852, Esta venerable Congregacion fué fundada en 1651 por el Padre Juan Eudes con el doble objeto de preservar la inocencia de las niñas expuestas a los peligros de la corrupcion i de abrir un asilo honroso de rejeneracion a las mujeres cuya honestidad hubiese naufragado, Este fin justifica plenamente el bello título que su fundador le dió por divisa, porque las que forman parte de esta (1) Hasta el año de 1880, en que falleció la Madre du Ronsier, se habían edu- cado en las casas del Sagrado Corazon 2,085 pensionistas; 420 normalistas; i 3,194 niñas de la escuela gratuita. Axe / ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885. 877 Congregación reproducen en cada alma que arrancan de los bra- zos del vicio las tiernas solicitudes del Buen Pastor de la parábo- la evanjélica: «Las doncellas consagradas a las mas penosas de las misiones, dice Montalembert, a la de recojer i purificar las victimas infortunadas de la licencia, Jes ofrecen un asilo que con justo título lleva el nombre de Buen Pastor» (1). Sucede mui a menudo que la prostitucion de la mujer tiene por causa la miseria, 1 muchas perseveran largo tiempo en ella por la dificultad de pro- curarse la subsistencia en otro jénero de vida. El Buen Pastor ' tiene por objeto quitar la causa que induce a muchas a entregarse a una vida licenciosa, abriendo a las niñas desvalidas un asilo que las preserve de la miseria, i a las que ya han naufragado un hogar donde, sin preocuparse de la subsistencia, pueden vivir santamen- te ocupadas en la oracion i el trabajo. Hs un puerto de refujio para las primeras i un taller de rejeneracion para las segundas. ] El señor Valdivieso, que conocia la importancia de esta Congre- —gacion para la moralidad social, se resolvió a introducirlo en la Arquidiócesis a sus expensas, no obstante la estrechez de sus re. cursos. Con este fin, tan pronto como hubo obtenido la autoriza- cion gubernativa, comisionó al caballero arjentino don Félix Frias, residente entónces en Europa, para que presentase su solicitud a, la fundadora del Jeneralato 1 Superiora jeneral, María de Santa Eufrasia Pelletier, que residía en Angers. Entre tanto el señor Valdivieso se ocupaba en prepararles, un asilo conveniente en el beaterio de Nuestra Señora del Tránsito en la ciudad de San Feli- pe, que, con la competente autorizacion apostólica, fué convertido en monasterio del Buen Pastor (2). El 28 de Marzo de 1855 siete hermanas fundadoras arribaban a Valparaiso ¡ enviaban desde allí sus protestas de sumision i res- peto al Prelado diocesano. Poco despues el pueblo de San Felipe las recibía com demostraciones espontáneas de regocijo. Eficaz- mente auxiliadas por el celo de su capellan, el presbítero don , Agustin Gomez, comenzaron a ejecutar los arreglos necesarios en “gu primer convento para dar principio a sus obras de beneficencia. Las instituciones vivificadas por la caridad tienen, como el fuego, tendencia a dilatarse; por eso la del Buen Pastor se sintió bien pronto estrecha en los términos de un pueblo i aspiró a derramar ¡sus beneficios en mas ancha extension. Santiago i Valparaiso, los (1) Los Monjes de Occidente (2) Puede verse esta autorizacion en el Boletin Eclesiástico, t, IL p. 177. A. DE LA U., 1,* SEC, 104-105 SE ] 878 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. dos pueblos que mas necesitaban de la accion de su caridad, las acojieron como emisarias de grandes bienes. En la pri- mera de estas ciudades fueron obsequiadas con un extengo i valioso terreno, situado en el barrio de ultra-Mapocho, por las relijiosas del Cármen de San Rafael, a indicacion i con autorizacion del señor Valdivieso. La caridad pública vino en su auxilio para llevar a cabo la construccion del convento que hoi ocupa la casa central. En 1860 tomaron posesion del Asilo del Salvador en Valparaiso, en virtud de la cesion que les hizo la Sociedad de Beneficencia de esa ciudad; pero posteriormente se separaron del Asilo i fundaron casa propia con los recursos de la largueza cristiana que nunca falta en Chile para las obras de be- neficencia. El Supremo Gobierno ha entregado a esta comunidad la Casa de Correccion de mujeres de Santiago, para que, en sus manos, la expiacion que lesimpone la justicia civil se convierta para las culpadas en rejeneracion moral, efectuada por la suave un- cion de la caridad que posee el admirable secreto de insinuarse insensiblemente aún en los corazones mas negados a la virtud. , El Buen Pastor es hoi en Chile un árbol vigoroso que extiende gus ramas de un confin a otro de la República 1 que cuenta en su seno con un crecido número de relijiosas reclutadas en las clases dis- tinguidas de nuestra sociedad, con la circunstancia especial de que son hijas del pais su vicaria provincial i todas las superioras loca- les, Reciben los beneficios de este instituto los siguientes pueblos de la República: Santiago, Valparaiso, San Felipe, Quillota, Cu- ricó, Talca, Chillan, Cauquenes, Los Anjeles i Concepcion. No queremos privar a nuestros lectores de una bella pájina tomada textualmente del libro de fundadores i bienhechores de este instituto, en que la mano de la gratitud ha consignado al por- menor los beneficios hechos por el señor Valdivieso a la Congre- gacion desde su instalacion en el pais: «El primer Monasterio de nuestro Instituto que el señor Valdi- vieso logró establecer fué el de San Felipe, en el año de 1855; habiendo dejado la señora doña Ignacia del Canto la mayor parte de sus bienes con el objeto de que se fundara un Monasterio de Carmelitas en el beaterio de Nuestra Señora del Tránsito de aque- lla ciudad, nuestro Reverendísimo señor Arzobispo creyó de ma- yor utilidad fundar allí una casa de nuestra Congregacion i soli- citó de la Santa Sede la facultad de derogar las disposiciones de la dicha señora para aplicar su legado i los demas bienes i dere= chos pertenecientes al beaterio, al muevo Monasterio del Buen a 3 ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885, 879 Pastor; el cual se gloría de haber tenido por único fundador al eminente i santo Arzobispo de Santiago, Dr. don Rafael Valentin Valdivieso. «En este mismo tiempo las señoras de la Sociedad de Benefi- cencia de esta capital que a inspiracion suya habían preparado recursos para establecer una casa de nuestra Congregacion en Santiago, pidieron a nuestra venerada fundadora María de Santa Eufrasia Pelletier, siete relijiosas con este objeto, las que a su ]lle- gada a Valparaiso, en 5 de Febrero de 1857, tuvieron el consuelo de encontrar allí al caritativo Pastor, que desde tanto tiempo las deseaba en su ciudad arzobispul. Desde este momento las tomó bajo su paternal proteccion, velando con el amor mas solícito sobre las necesidades espirituales i temporales de la nueva fundacion que, como una tierna planta, iba a desarrollarse ¡1 hacer tan rápidos progresos bajo su sabia direccion. Deseoso de evitar a nuestras . hermanas fundadoras hasta la mas minima molestia, les propuso. que se hospedasen en uno de los antiguos Monasterios, hasta que la casa que las esperaba estuviera lo mejor acomodada posible; co- mo nuestras hermanas no aceptaron esta bondadosa oferta, las señoras de la Sociedad de Beneficencia redoblaron sus atenciones 1 cuidados, i nuestro venerado Prelado, por su parte, las obsequia- ba cariñosa i jenerosamente de varias maneras, que manifestaban, ya la ternura de su paternal afecto, ya su constante decision por nuestro santo Instituto, «Uno de sus primeros cuidados fué proveerlas abundantemente de recursos espirituales, encargando a los reverendos Padres de la Compañía de Jesus i a los de los Sagrados Corazones de Jesus i de María atenderlas como confesores ordinarios i extraordinarios, para que las relijiosas tuvieran el consuelo de confesarse en su propio idioma. Desde que los Reverendos Padres dejaron de pres- tarles este servicio, el celo de nuestro digno Arzobispo por el pro- greso i mayor perfeccion de nuestra obra se manifestó siempre en la eleccion que hacia de los padres espirituales a quienes confiaba el delicado cargo de las almas. (En las circunstancias tan penosas i excepcionales por que atra. vesó la casa desde 1862 hasta 1864, en cuya época varias personas ES eran de opinion que el mal era irremediable i que debía acabarse pe con la casa, su paciencia para soportar tan extraordinarios con- trastes, fué admirable: como firme roca contra la cual se estrellan las olas, se mantuvo inquebrantable contra tan furiosa tempestad qe sostuvo siempre esta casa, que con justicia puede decirse, le debe po 380 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. dos veces la existencia. Considerando esto nuestra venerada Madre Fundadora, repetía con emocion i entrañable agradecimiento: «¡Oh incomparable paciencia! no tiene la Congreyacion mejor amigo que el 1lustrísimo 1 Reverendisimo señor Arzobispo de Santiago; ¡có- mo desearía me fuera dado atravesar los mares para besar los piés ¿ las manos de este digno Prelado, que por su amor 1 vijilancia por las virjenes i por la casa del Señor, puede ser comparado al grande San Ambrosio!» «La observancia regular era objeto de su incesante anhelo i to- das sus decisiones sobre nuestras dudas 1 consultas llevaban el doble sello de su alta sabiduría i del verdadero espíritu de nues- tras santas reglas. Una de las particulares pruebas de su aprecio por nuestro Instituto fué el haber accedido con tanta expontanei- dad a las primeras indicaciones de nuestra venerada Madre Fun- dadora María de Santa Eufrasia Pelletier, cuando manifestó el de- seo que tenía de conocer personalmente a nuestra honorable Madre i a su hermana novicia, Cuando en el año de 1867 se pudo reali- zar este viaje, nuestro bondadoso Arzobispo no omitió ni los mas prolijos cuidados hasta conferir poder al señor presbítero don Ale- jo Infante, encargado por su señoría de acompañarlas, para recibir la profesion de la novicia, caso que hubiera retardo en la navega- cion. Igual acojida hizo a la nueva invitacion de nuestra mui dig- na Madre Jeneral, María de San Pedro Coudenhove, para las elecciones jenerales del año 1874; i con no ménos benevolencia, concedió las licencias necesarias para este segundo viaje de nuestra honorable Madre i de nuestras hermanas Sor María de la Inma- culada Concepcion Sanchez i Sor Maria Mónica de la Cruz Ver- gara. «En el establecimiento de la seccion de las hermanas Magdale- nas se ha podido ver hasta qué punto lo preocupaba todo lo refe- rente al bien de nuestra Congregacion; los estatutos dictados por Su Señoría Ilustrísima i¡ Reverendísima son admirables en su conjun- to de solidez i vasto alcance. Su bondad llegó hasta traducir por sí mismo i escribir de su mano el Ceremonial de la toma de hábito i profesion de dichas hermanas, encargándonos de hacerlo copiar i presentarlo al Arzobispado para que fuese revisado, rasgo de hu- mildad que nos dejó asombradas. «A pesar de sus continuas i múltiples tareas, no dejaba pasar E año sin visitar la casa con el interes mas paternal. En estas oca= siones no se sabía qué admirar mas en nuestro venerado Arzobis- "a po, sl su rara penetracion, su sencilla afabilidad i la natural digni= — ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885. 881 dad de toda su persona. Con gran gozo de su corazon nos hacía notar que la Divina Providencia había sido magnífica con esta casa. j «No acabaríamos de enumerar los beneficios recibidos de nues- tro inolvidable Prelado i fundador, beneficios que están profunda- mente grabados en nuestros corazones; mas no terminaremos sin decir algo suscintamente de lo que le deben las otras casas que despues se fundaron. «La de Valparaiso, fundada en Enero de 1860, fué probada por una grande escasez de recursos temporales, la que llegó a punto de desalentar a nuestras hermanas que varias veces pensaron en aban- donar la obra. Nuestro Ilustrísimo 1 Reverendisimo señor Arzo- bispo fué quien las sostuvo en estas circunstancias, ya alentándo- las con sus paternales consejos, ya auxiliándolas con sus crecidas limosras, hasta hacerse cargo de pagarles el arriendo de la casa que ocupaban. No fué menor su solicitud por proporcionarles los socorros espirituales. «En el año de 1863 se hizo en su Arquidiócesis la cuarta funda- cion, que fué la de nuestra casa de Talca; su fundador el señor prebendado Dr. don Miguel Rafael Prado, Cura i Vicario Foráneo de aquella ciudad, en esa época, contó para la realizacion de tan santa empresa con la decidida 1 eficaz cooperacion de nuestro dig- nísimo Arzobispo, que fué el primero en contribuir con sus limos- nas para la adquisicion del terreno en que se debía edificar el Mo- -—nasterio. x «En el mismo año llegaron las hermanas de nuestra Congrega- cion, que, de acuerdo con Su Señoría Ilustrisima i Revendísima habia pedido a nuestra Casa-Madre el señor Ministro de Justicia Dr. don Miguel María Gúemes para hacerse cargo de la Casa de Correccion de mujeres; lo que no pudo realizarse hasta Abril del año siguiente. En todos los arreglos con la autoridad civil estuvo siempre alerta para que se mantuvieran inviolables las santas re- q glas 1 para que ninguna autoridad extraña tuviera que intervenir ni pudiera estorbar el cumplimiento de nuestros sagrados deberes relijiosos. Su tierna solicitud las proveyó tambien de los demas socorros espirituales. En 1866, habiéndose trasladado este estable- cimiento a la casa de Santa Rosa, comprada con este objeto por el Supremo Gobierno, nuestras hermanas recibieron de Su Señoría —Tlustrísima i Reverendísima una prueba de su paternal afecto, pues no teniendo iglesia, les cedió el uso de la capilla de Santa 882 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. la custodia, vasos sagrados, lámparas para el Santísimo Sacramen- to, los seis candeleros del altar 1 otros útiles, «En 1875, merced al amor que tenía por nuestro Instituto, pudo realizarse la fundacion de la casa de Montevideo, solicitada desde el año de 1867, permitiendo que fueran nuestras hermanas de aquí, pues nuestra honorable Madre Jeneral no tenía por entón- ces en Angers relijiosas qne poder mandar; a tin de que la Congre- gacion no perdiera la hermosa propiedad que ofrecía donarle la distinguida señora doña Manuela Alcain de Errasquin. No pode- mos recordar sin enternecernos los esmerados cuidados que le suji- rió su paternal solicitud, las preces que dispuso por su feliz viaje, las utilísimas recomendaciones que les dió para el Prelado de aquella ciudad, el Ilustrísimo señor don Jacinto Vera, 1 para otras personas de alta distincion, teniendo ademas la bondad de traér- selas personalmente. «Cuando en 1876 llegaron a nuestra noticia los sufrimientos de nuestras queridas hermanas de Quito, causados por la guerra civil suscitada desgraciadamente en el Ecuador, acudimos a su inagotable caridad sometiéndole nuestro deseo de dar hospitalidad a nuestras aflijidas hermanas, Cuál no fué nuestro consuelo al re. cibir su benévola contestacion, la que no solo expresaba su apro- bacion sino que tambien nos encargaba buscar recursos para Cos- tearles el viaje, pues temía no tuviesen como efectuarlo. Para evitar cualquier contratiempo que hubiera podido impedir la bon. dadosa acojida que les preparaba, se dignó extender las licencias oficiales inmediatamente. Deseoso de endulzar sus penas, se empe=- ñó en conseguir del Ilustrisimo señor Obispo de la Concepcion que las estableciese en su Diócesis; confiándoles una fundacion que deseaba hacer en sus propiedades de Lebu el señor don Maxi- miano Errázuriz Valdivieso, su sobrino. Por si esto no se realiza- ba, hizo ademas varias dilijencias para que pudieran fundar alguna otra casa en su Arquidiócesis. Nuestras hermanas, no ménos reco- nocidas que nosotras a tan inestimables beneficios, dicen que el mayor lenitivo en sus amarguras ha sido el que la Divina Provi- dencia les ha deparado por medio de nuestro Ilustrísimo i Reve- rendísimo señor Arzcbispo. «¡Gloria i honor a la imperecedera memoria del esclarecido fun- dador de nuestra Congregacion en Chile, el Ilustrísimo i Reve- rendísimo señor Arzobispo de Santiago Dr. don Rafael Valentin Valdivieso! ¡Oh vos que fuisteis nuestro verdadero Padre! aceptad el homenaje de nuestra eterna i filial gratitud, que nosotras, las "ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885. 883 que mas de cerca hemos sentido los efectos de vuestro celo i amor, os tributamos a nombre del Instituto, i particularmente de las casas que favorecisteis! ¡Quiera la Divina Bondad que esta obra planteada por vuestro fuerte i diestro brazo, i cultivada con vues- tro constante esmero, no solo no se extinga, sino que bendiciéndola desde vuestra alta morada en los cielos, produzca siempre nuevos frutos l sea para vos un manto de honor i una corona de glo- ria!» El 17 de Junio de 1853 llegaban a Valparaiso cinco hermanas de la Providencia, como si la mano de Dios hubiese orientado hácia estas playas la vela de su nave. Habían salido del Canadá» su patria, en el estío de 1852 con destino al Oregon, solicitadas por monseñor Magloire Blanchet, Obispo de Nesqualy, para que fuesen a fundar en esta Diócesis una casa de su órden. Pero los rá- pidos trastornos verificados en aquel pais por la emigracion a Cali- fornia les impidieron establecerse alli, 1 volvieron a hacerse a la vela con direccion a Montreal. No habiéndoles permitido la fiebre amarilla desembarcar en el Istmo de Panamá, viéronse precisadas a seguir rumbo hácia el sur, i a detenerse en Valparaiso para [procurar el restablecimiento de la salud de una de las relijiosas, Cuando las autoridades eclesiástica i civil de Chile tuvieron noti- cia de su arribo, coincidieron en el pensamiento de confiarles la casa de expósitos de Santiago. En nota de 10 de Agosto de 1853, el señor don Antonio Varas, Ministro del Interior, consultó al se- ñor Valdivieso acerca de la naturaleza i fines de la institucion a que pertenecían, con el objeto de autorizar su establecimiento. En contestacion a esta nota, decía el señor Valdivieso: p «Desde que casualmente llegaron a Valparaiso las Hermanas de la Providencia, tuve ocasion de instruirme de su instituto, 1 formé el juicio de que convenía introducir esta Congregacion en nuestra Arquidiócesis. El objeto de la Congregacion es aliviar las diversas necesidades de los prójimos, i los medios una abnegacion total 1 consagracion asídua al servicio de los necesitados, bajo la direccion del propio Obispo. Esta consagración la hacen las her- manas con votos simples, pero perpétuos, de pobreza, obediencia, castidad, i el especial de servir a los pobres. Las reglas i estatutos que me fueron presentados expontáneamente por el sacerdote con- —ductor de las hermanas están calculados para los designios de la institucion, i no encuentro que ofrezcan embarazo para que la — Congregacion llegue a aclimatarse entre nosotros, «Por otra parte, ella ha sido fundada, segun parece, en la Dión | 884 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. cesis de Montreal del Canadá, donde no pueden haber estableci- mientos de beneficencia de cuantiosas rentas; porque, como pue- blos nuevos, no han alcanzado los siglos en que la ardiente fé cubría profusamente con riquezas las fundaciones que ella inspi- raba. Para suplir esta falta, se hace necesario acudir, dia a dia, a la caridad ordinaria de los fieles; i sin duda que ha sido un buen pensamiento fiar este cuidado a virjenes cristianas, que a la natu- ral sensibilidad de su sexo, uniesen la piedad acendrada i el ardo- roso celo. Esto bastaba para recomendar las personas de las her- manas de la Providencia que existen en Valparaiso; pero hal otra circunstancia que las favorece. Ellas han sido elejidas por su Obis- po, segun los documentos que he visto, para hacer una fundacion en las remotisimas i desamparadas rejiones del Oregon, 1 apénas bastarian cualidades especiales para sostenerlas en medio de las privaciones i dificultades de todo jénero de que estaba rodeada la empresa. La falta del Prelado que las había pedido i otras circuns- tancias adversas frustraron la fundacion, i no siendo posible dete- nerse, tuvieron que emprender el viaje que las condujo a Valparai- so; porque fué el que mas fácilmente se les presentó. Si, pues, en una nueva fundacion no solo debe buscarse la bondad de las re- glas, sino tambien las de las personas que vienen a enseñar a eje- cutarlas, parece que tendríamos tambien esta ventaja en el estable- cimiento que se proyecta. «Por lo que a mi toca, estol dispuesto a admitir en el Arzobis- pado la Congregacion de las Hermanas de la Providencia para el servicio 1 cuidado de los niños que se alberguen en los estableci- mientos de beneficencia; i creo que el Supremo Gobierno haría un gran bien prestando su cooperacion i auxilio a este saludable pen- samiento». Esta institucion de caridad tuvo su orijen en Montreal, ciudad importante del bajo Canadá, 1 fué debida al celo de la señora Exmi- lia Tavernier, viuda de don Juan Bautista Gamelin, la cual, aso- ciada con algunas compañeras, se ocupaba en cuidar 1 socorrer a las mujeres ancianas i visitar a los enfermos. Al cabo de poco tiempo la obra de la piadosa viuda se acrecentó de tal modo que monse- ñor Ignacio Bourguet, Obispo de Montreal, la erijió canónicamen= te en Congregacion el año de 1844. Esforzando entónces mas 1 mas su caridad, las relijiosas de la nueva Congregacion abrazaron en conjunto casi todas las obras de beneficencia: el cuidado de log. 2 huérfanos i expósitos, la asistencia de log sacerdotes valetudina- rios, la instruccion de las niñas pobres, la enseñanza de las sorpo= el ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885. 885 mudas, la curacion de los enfermos, siendo para todos los desgra- ciados como el brazo de la Divina Providencia, Tal es el nuevo instituto de caridad que, mediante un conjunto de circunstancias providenciales, adquirió para una de sus mas im- portantes necesidades la beneficencia católica de Chile. El señor Valdivieso, que suspiraba por entregar a congregaciones relijiosas los establecimientos de caridad, en fuerza del convencimiento de que, para el ejercicio fecundo de esta virtud, se necesita estar con- sagrado'a él por votos relijiosos, se apresuró a recojer la valiosa dádiva que le enviaba la Providencia, facultando, por auto de 29 de Octubre, a las cinco hermanas llegadas a Valparaiso para que erijiesen en Santiago una casa relijiosa destinada al cuidado de los huérfanos i su educacion (1). ' El 26 de Noviembre de 1854 se verificó la instalacion solemne de las hermanas de la Providencia en el asilo que lleva su nombre, situado en la avenida del Tajamar. La tarde estaba serena i her- mosa: una gran muchedumbre de pueblo se agolpaba en un exten- sion de ocho cuadras, deseosa de manifestar sus simpatías a las que iban a ser madres de los huérfanos. Varias bandas de música, colocadas de trecho en trecho, contribuían con sus conciertos a la animacion i contento jeneral. Abrían la comitiva un gran número de carruajes ocupados por personas de las clases distinguidas de la sociedad; seguian en otros el Intendente i la Municipalidad, i por último los que conducían a las relijiosas 1 a los huérfanos. Escol- tadas de este modo llegaron con sus primeros hijos adoptivos a la hermosa chacra destinada por el Supremo Grobierno para asilo de la orfandad desvalida, Allí las aguardaban el señor Valdivieso, el Ilustrísimo señor Obispo de la Concepcion, don José Hipólito Sa. las, una gran parte del Venerable Cabildo Metropolitano, un nú- mero considerable de caballeros 1 señoras de distincion, i la nume- j rosa Congregacion de los hermanos del Corazon de Jesus. En presencia de este numeroso i selecto concurso, subió a la tribuna. el canónigo penitenciario don Ramon Valentin García i pronunció : un bello discurso, en que manifestó el oríjen i objeto de la nueva - Congregacion introducida en el pais ilos grandes bienes que re-- portarian de su caridad las pobres criaturas a quienes la desgracia o el crimen condenan a la miseria i a la muerte. Un Te Deum ] (1) Estas ciuco hermanas eran lag siguientes: La-Roque Dorion, llamada Sor Amable; Berard, llamada Sor María del Sagrado Corazon; Manrin, llamada Sor Bernarda; Wadsworth, llamada Sor Dionisia Benjamina. Estas cinco hermanas venian bajo la direccion espiritual del presbítero don Jedeon Huberdault, 4 nd 886 MEMORIAS OIENTIFICAS 1 LITERARIAS. cantado por los hermanos del Corazon de Jesus puso fin a aquella sencilla fiesta, hecha en homenaje a las santas mujeres que tienen por mision servir a Dios en la persona de los huérfanos (1). No tardó mucho en palparse el valor de la adquisicion hecha en favor de aquella institucion de caridad. En poco tiempo se asila- ban allí doscientos huérfanos de ámbos sexos i recibían instruc- cion gratuita ochenta niños pobres en una escuela abierta por las mismas relijiosas. Un poco mas tarde la Congregacion tuvo una nueva casa en Valparaiso 1 otra mas en Santiago, establecida en el Asilo del Salvador. Pero el espíritu del mal, que suscita siempre dificultades al pro- greso de las obras católicas, sembró en esta comunidad jérmenes de disturbios que la pusieron en peligro de desaparecer. de Chile. Las hermanas de la Providencia habían venido bajo la direccion espiritual del presbitero canadense don Jedeon Huberdault, cuyas miras absorbentes lo indujeron al mal propósito de relajar la su- mision que deben las relijiosas a la autoridad diocesana. Este so- plo cismático se convirtió al fin en formal resistencia con motivo del nombramiento de Sor Bernarda para que reemplazase a la Superiora en una de sus ausencias. Una buena parte de las reli- jiosas, capitaneadas por el presbítero Huberdault, se resistieron a reconocer como superiora a la designada por el Prelado. Esta de- sobediencia dió por resultado que diez i seis de las relijiosas veni- das del Canadá se volviesen a su pais natal. Cualquiera habría podido imajinarse que esta separacion iba a ser causa de la ruina de la Congregacion; pero en realidad ella fué el principio de su mayor prosperidad, porque se cegó la fuente de los disturbios que la habrían llevado a su disolucion. La base que quedó en Chi- le era excelente, i sobre ella se levantó el edificio en condiciones de perfecta solidéz. : Restablecida la calma, el primer acto de Sor Bernarda fué ofre- cer en manos del nuevo superior de la Congregacion, presbitero don Joaquin Larrain Grandarillas, la consagracion entera de su sér al servicio de los huérfanos de nuestro pais (2). El señor Valdivieso envió a Roma cuenta detallada de todo lo ocurrido; i la respuesta de la Santa Sede fué nombrarlo Visitador Apostólico de la Congregacion, con facultad para designar supe- (1) Revista Católica, t. 6, páj. 1,095. (2) Revista, Católica, t. 10, núm. 767, ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885. 887 -rioras i recibir a la profesion relijiosa (1). En uso de estas faculta- des nombró Presidenta de todas las casas existentes en el Arzo- bispado a Sor Bernarda, con todas las atribuciones de que goza la Superiora de la casa Matriz de Montreal, de la que quedó ente- ramente independizada. Despues de estos sucesos comenzó para la Providencia una era de creciente prosperidad. Puede decirse con toda propiedad que nació por segunda vez en Chile, pues fué preciso crearle nuevos recursos il abrir nuevos libros, porque la última Superiora se había llevado consigo el dinero i el archivo de la Congregacion. Habiendo desa- parecido el espíritu de estrecho nacionalismo que animaba a las antiguas relijiosas, espiritu que había alejado de la Congregacion a E la mujer chilena, a la cual creían inepta para desempeñar los mi- nisterios de Hermana de la Providencia, un buen número de jó- venes de la aristocracia dei pais fueron a compartir con Sor Ber- - Darda el cuidado de los huérfanos. Al presente son chilenas todas las relijiosas de este piadoso instituto, i su accion se dilata en mu- chos pueblos de la República con admiracion i reconocimiento je- -—nerales. Sin salir de la capital, ademas de la casa central 1 del Asilo del Salvador, la autoridad eclesiástica ha entregado a estas Y z | Pa | (1) Hé aquí la resolucion de Roma, que justifica plenamente la conducta del se- or Valdivieso: 4 «Ilustrísimo 1 Reverendísimo Señor i Hermano.—Las cosas que Vuestra Gran- deza expuso el dia diez i seis de Setiembre del año pasado de mil ochocientos se- senta i tres a esta Sagrada Congregacion de Obispos i Regulares relativas, a las hermanas llamadas de la Providencia o Siervas de los pobres, dicha Congregacion procuró examinarlas madura 1 atentamente, 1 juzgó oportuno que de todo se hicie- se relacion a Nuestro Santísimo Señor Pío Papa Nono, como se hizo por el infras- j _erito pro-Secretario el dia veintinueve de Enero del corriente año. Su San- J tidad mandó que se escribiese al Obispo de Montreal, en cuya Diócesis se encuentra la casa principal del piadoso Instituto de la Providencia, para que in- Ñ dagase las causas de la Superiora Jeneral, instruyendo en seguida dilijentemente a esta Sagrada Congregacion, sobre el modo de obrar de las Hermanas que, de- e jando la direccion de las casas del predicho Instituto que existen en esa Arqui- diócesis, se retiran a la dicha Diócesis de Montreal, llevándose juntamente una ] " permanezcan sin direccion las casas del enunciado piadoso Instituto, existentes en esa Arquidiócesis, decretó, que Vuestra Grandeza fuese constituido como un Vi- “sitador Apostólico de las predichas casas al beneplácito de la Santa Sede, como queda constituido en fuerza de las presentes, con las facultades necesarias i opor- bunas para nombrar a algunas de las hermanas por Superiora, con el título de Presidenta de las mismas casas, como tambien para admitir al hábito, al noviciado a la profesion relijiosa a las jóvenes que lo soliciten ique juzgue idóneas Vuestra Grandeza, a quien deseo en el Señor toda prosperidad—De vuestra Grandeza, Roma diez i siete de Enero de mil ochocientos sesenta i cuatro.—Vuestro afectísimo hermano; 4. Cardenal Quaglia, Prefe cto. —Estamislao Soegliati, pro- Secretario, —AL ARZOBISPO DE SANTIAGO DE CHILE», 888 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. santas relijiosas, con admirables resultados, la direccion económica de las dos principales casas de ejercicios que existen en Santiago. Por este mismo tiempo llegaron a Chile las benéficas hijas de San Vicente de Paul para tomar a su cargo el servicio de los hos- pitales. Convencido el Supremo Gobierno de que «sin esta institu- cion el servicio de los establecimientos de beneficencia estaría mui léjos de ser satisfactorio, porque sin el celo de la caridad desarro- llado por el sentimiento relijioso, sin la asistencia constante i mi- nuciosa de todo momento i el interes afectuoso por el pobre i el enfermo, no pueden ser desempeñados cual corresponde los que- haceres molestos i penosos que impone» (1), se resolvió en 1847 a encargar a Europa hermanas de la Caridad para confiarles la asis- tencia de los enfermos. Pero, por motivos que ignoramos, la reali- zacion de esta idea fué por largo tiempo aplazada, i lo habría sido indefinidamente, si el señor Valdivieso no hubiese facilitado los medios de ejecutarla. En efecto, en nota de 13 de Julio de 1850 propuso al Gobierno el proyecto de destinar para la Congregacion de San Vicente de Paul la iglesia de la Caridad, con las rentas, | censos, terrenos i edificios 1 demas derechos pertenecientes, tanto a la misma iglesia como a la cofradía que había sido establecida allí con el objeto de sepultar los cadáveres de los pobres, ántes de la ereccion del cementerio jeneral. Aceptada la idea por el Gobier- no, el señor Valdivieso extendió el auto de aplicacion el 25 de Julio del mismo año (2). Con esto quedaba salvado el inconveniente de carecer de una casa apropiada en que pudiese la Congregacion abrir su noviciado i albergar a las relijiosas que no se empleasen en los hospitales. El Supremo Gobierno dejó en manos del señor Valdivieso la rea- lizacion completa del proyecto, i con este objeto mandó poner a su disposicion los ocho mil pesos que la Lejislatura de 1848 había votado para costear el viaje de las hermanas. El señor Arzobispo remitió este dinero al señor don Rafael Larrain, que a la sazon se hallaba en Europa, junto con una comunicacion dirijida al Superior Jeneral de la Congregacion. Mas de dos años trascurrieron sin que sus dilijencias tuviesen resultado, a causa de que el Gobierno desea- ba que las hermanas que viniesen a Chile fuesen de nacionalidad española. Pero, léjos de desmayar por las dificultades, el señor Val- divieso hizo valer sus jinfluencias con el Visitador de la Congre- gacion residente en Méjico, i con el 1lustrisimo Obispo de Axieri, (1) Mernoria del Ministro del Interior de 1852, (2) Boletin Eclestástico, t. IL, páj. 73. ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE Dz 1885. 889 Habiendo emprendido por aquel mismo tiempo su viaje a Europa el presbítero don Joaquin Larrain Gandarillas, fué comisionado por el señor Valdivieso para arreglar en Francia definitivamente el asunto. En efecto, allanadas las dificultades, el señor Larrain -Gandarillas, en representacion del Arzobispado, ajustó con el aba- te Etienne, Superior Jeneral de las hermanas, las bases de la fun- dacion en Chile. En virtud de este arreglo, el 17 de Noviembre de 1853 hicié- ronse a la vela con rumbo a Chile treinta hermanas i dos sacerdo- tes de la mision, ¡arribaron felizmente a Valparaiso el 15 de Mar- zo de 1854. El 29 del mismo mes fueron recibidas solemnemente en Santiago por el pueblo i las autoridades eclesiástica 1 civil. Una comision de respetables señoras pertenecientes a la Sociedad de Beneficencia las aguardaba en una casa situada en el barrio de Yungai, en que debian hospedarse provisionalmente. La Ilustre Municipalidad i un gran número de eclesiásticos i caballeros las recibieron a su llegada entre los acordes de músicas marciales. En celebracion de tan fausto acontecimiento se había enarbolado el pabellon nacional al frente de los edificios públicos i particulares; i en la tarde del mismo dia, las hermanas de la caridad se dirijie- ron, acompañadas de una gran multitud de jente, a la Iglesia Me- tropolitana, donde las aguardaba el señor Arzobispo para dar gra- cias a Dios por su ¿feliz arribo a nuestras playas. Terminado el Te Deum i despues de haber recibido la bendicion de manos del - Prelado, fueron nuevamente conducidas a su casa de habitacion entre grandes i jenerales manifestaciones de regocijo. De las treinta hermanas que vinieron en la primera colonia, doce se destinaron para el hospital de hombres de San Juan de - Dios, igual número para el de mujeres de San Francisco de Bor- ja, i las seis restantes quedaron en la casa central, donde estable- | cieron un asilo de niñas internas, una escuela para externas i una e E dispensaría para proporcionar gratuitamente medicamentos a los pobres. En 1856 llegó a Santiago otra colonia compuesta de diez i ¡nueve hermanas, con cuyo auxilio pudieron extender su accion bienhechora al Hospicio de inválidos ¡ hacerse cargo de algunos hospitales de las provincias. Al presente casi todos los de la Re- Pública están servidos por las abnegadas hijas de la Caridad. Solo para el establecimiento del noviciado, que había de asegu- A EE A 890 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. capilla i edificios de la Caridad; pero cuando se trató de poner en ejecucion la apertura del noviciado, el Superior de las hermanas, el R. P. Félix Benech, sacerdote de la mision, hizo presente al señor Valdivieso que, estando en pleno vigor en la Arquidiócesis la disposicion del Concilio de Trento, que ordena que ninguna don= cella tome el hábito relijioso sin que ántes el Obispo o su Vicario hayan explorado su ánimo para inquirir «si ha sido violentada, si seducida, si sabe lo que hace» (1), no podía proceder a establecer el noviciado sin una declaracion de que las que quisiesen tomar el hábito en la Congregacior no serían sometidas a la prescripcion del Concilio, ya porque en Francia no se acostumbraba hacerlo, i ya porque sus constituciones, aprobadas por la Iglesia, las dispen- saban de esta formalidad. Quiso el señor Valdivieso, para tran- quilizar su conciencia, conocer por si mismo los términos de la exencion de las leyes jenerales de la Iglesia, alegada por el Supe- rior de las hermanas, pues se resistía a permitir en su Diócesis la infraccion del Concilio de Trento. Pero el señor Benech se negó en absoluto a manifestarle las constituciones de la Congregacion, por cuanto no podían conocerlas sino las superioras de la misma. Mui extraña pareció al señor Valdivieso esta denegacion, pues, por secretas que fuesen, creía que no debían serlo para el Obispo en cuya Diócesis se establece el instituto. En asunto de tanta tras- cendencia como es la infraccion de una disposicion conciliar, nece= sitaba algo mas que el simple testimonio verbal de tener en su favor una exencion apostólica; necesitaba, ademas, conocer los tér- minos de la concesion para poder formar juicio cabal de su auten- ticidad 1 extension. En la carencia de estos datos, no le quedaba otro recurso que covsultar a Roma. Sin embargo, cediendo a las insinuaciones de la Superiora de la Congregacion, permitió que se abriese el noviciado, sujetándose a lo dispuesto por la lei conciliar, miéntras la Santa Sede resolvía la consulta que se le había hecho; i en efecto, una señora chilena tomó el hábito en la forma prescrita por el Concilio. Esta. medida fué desaprobada por el Superior Jeneral residente en Francia, el cual, sin reparar en que la resolucion del asunto estaba aún pendiente de la decision del Papa, mandó expulsar del noviciado a la señora que había sido recibida en él. El Padre Benech comunicó esta resolucion al señor Valdivieso en oficio de 28 de Agosto de 1855. En contesta= (1) Sesion 25, cap. 17 de Regulares. HS A A = e ANALES DE LA UNIVERSIDAD.—SETIEMBRE DE 1885. 891 cion a este oficio decía el señor Valdivieso, entre otras cosas, lo - siguiente: «Aunque yo no insté por la admision de la novicia, ni hice otra - cosa que prestarme a la insinuacion de la Superiora, siento sobre=- manera que la buena intencion de ésta haya tenido por resultado el justo desconsuelo que me anuncia usted ha experimentado toda la comunidad al cumplirse la severa órden de la administracion parisiense. «Extraño sí que usted me pida que dé luego la conveniente so- Jucion a la cuestion que usted llama de los noviciados; como si despues de lo que tan clara 1 terminantemente he anunciado a us- ted, hubiera para mi otra cosa que hacer que aguardar la resolu- cion de la Santa Sede i darle el mas entero i puntual cumplimien- to. Verdad es que cuando usted me preguntó qué pasos tendria que dar para que recibiese la casa de las hermanas de Caridad sus - novicias, i supo que yo exijía que, como lo practican todos los mo- nasterios 1 congregaciones de Chile, se sometiesen al cumplimiento de la disposicion del Tridentino, usted rehusó permitir a la comu- nidad de las hermanas que lo hicieran; i negándose a manifestar- me las constituciones por las cuales se rejían i los privilejios apos- tólicos que tuvieran para exonerarse de la observancia de los sagrados cánones, se apoyó en la sola razon de que en Francia no 4 se acostumbraba practicarlo asi. Mas, como esta razon no fuese, a mi juicio, bastante para autorizarme a conculcar la lei conciliar; S pues que si hai en Francia quien anteponga sus usos al derecho comun de la Iglesia, la de Santiago, que rijo, no es galicana i en ella están en vigor todos los cánones jenerales de la Iglesia católi- ca, no pude complacer a usted, por mas que hubiera querido hacer- O. Tuve, pues, que adoptar el camino de acudir a la autoridad que para mi i los superiores de usted debía ser el órgano de la ¿voluntad de Dios, i cuya decision debía calmar enteramente nues- ros mútuos temores: el mio de quebrantar los sagrados cánones 1 1 de sus superiores de alterar sus usos...... En estas circunstan- cias, claro es que solo debo aguardar la resolucion de la Santa Silla Apostólica para someterme a ella con filial sumision, sea cual fue- re el juicio que ella forme del modo de entender el Santo Concilio Trento. Tal ha sido, tal es 1 tal confío en la gracia del Señor e será mi inapelable resolucion sobre la cuestion de novicia- LOS. cccconono ] Estas dificultades retardaron por mucho tiempo la apertura del oviciado, porque la Sagrada Congregacion de Obispos i Regula- 392 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, res no resolvió el punto cuestionado hasta que el señor Valdivieso en su primer viaje a Roma instó personalmente por la resolucion. Esta resolucion, que el señor Valdivieso trasmitió desde Roma a su Vicario Jeneral, prebendado don José Miguel Arístegui, no fué definitiva, sino facultativa para que el Diocesano tolerase las prác- ticas de la Congregacion. «La Sagrada Congregacion de Obispos i Regulares, decía en su comunicacion de 6 de Junio de 1860, no ha creido oportuno resolver las dudas que, ahora cinco años, le propuse sobre la inquisicion de la libertad para la entrada de las hermanas de la Caridad en la Congregacion i otros puntos relati- vos a su réjimen espiritual; pero habiendo hecho presente los per- juicios que resultaban de la falta de resolucion, ha expedido un rescripto facultándome para que pueda tolerar, miéntras se da la resolucion pendiente, tanto el que entren en el noviciado las que aspiren a formar parte de la Congregacion, sin observarse las dis- posiciones del Tridentino respecto de inquisicion de su voluntad, cuanto el que ejecuten otras cosas como pretenden que se hace en Francia. En esta virtud, V. S. puede obrar con entera libertad, pues consultada la misma Congregacion sobre el sentido de su autorizacion, últimamente me ha dicho, por conducto de su secre- tario, que todo es confiado a nuestra prudencia, sin limitacion al- guna» (1). Ademas de estos benéficos establecimientos de mujeres tras- plantados en Chile por su iniciativa o con su cooperacion, el señor Valdivieso protejió en esta misma época otras tres importantes fundaciones de institutos relijiosos de hombres: los de los Padres de la Compañía de Jesus, de los Capuchinos i de los sacerdotes de la Mision. Dedicados todos ellos a las misiones, i el primero ade- mas a la enseñanza i educacion de la juventud, han prestado i prestan importantísimos servicios a la santificacion de las almas i a la moralidad social. Desde 1848 los relijiosos Capuchinos tenian a su cargo las mi= siones de infieles; pero carecían de un convento en que los misio- neros pudiesen reponerse de las fatigas del apostolado. El Prefec- to de las misiones, Fr. Anjel Vijilio Lonigo, solicitó del Grobierno autorizacion para fundar un convento en Santiago, Este quiso oir ántes el dictámen del señor Valdivieso, el cual lo dió favorable a: fa solicitud, fundado en la conveniencia de que hubiese un lugar - que sirviese de refujio a los misioneros imposibilitados por las (1) Boletin Eclesiástico, t, IL, p. 474, | E anedades: 1 cade por el trabajo, i en que, siendo difícil traer de Europa relijiosos que reemplazasen a los inválidos, con- venía que hubiese en la República un plantel en que se formasen misioneros chilenos. Oido este dictámen, otorgó el Gobierno la li- cencia solicitada, i el señor Valdivieso autorizó por su parte la nueva fundacion. En esta virtud, el Padre Prefecto se hizo a la vela para Europa a fines de Febrero de 1852 a fin de poner por Obra su importante proyecto. En carta de 11 de Setiembre del mismo año, el Padre Prefecto de los misioneros enviaba a Chile noticias mui favorables acerca del éxito de sus trabajos i del inte- res con que la Santidad de Pio IX atendía a las "misiones de Chi- le. «Espero que se me perdonará, decía, el que haya dejado pasar dos meses sin escribir cuando se sepa que todo este tiempo lo he empleado en recorrer los conventos para excojer relijiosos dignos de Chile; i puedo asegurar que, con el favor de Dios, i mediante la proteccion de Pio IX, he logrado mi intento, venciendo mil obstá- culos. Me reservo para despues contarle cuánto he tenido que 1u- char contra el disgusto de los provinciales, porque les arrebataba ¡los mejores jóvenes de sus provincias. Sin embargo, ellos no han E podido resistir al decreto que, por complacer a Su Santidad, expi- dió la Propaganda, en el cual se me autorizaba ámpliamente para elejir los relijiosos que yo quisiera de entre todas las provincias de nuestra Orden. ¡Oh, cuán agradecidos debemos estar al Santo Padre! Ningun prefecto de misiones, sin exceptuar los que invis- ten carácter episcopal, ha logrado las facultades que yo; i esto no mas que por ser Prefecto de una República tan querida de AA y “En efecto, Fr. Anjel Lonigo consiguió traer a Chile treinta exce- entes relijiosos entre profesos, novicios i legos. El 8 de Marzo de 1853 el señor Valdivieso colocó solemnemente la primera piedra del primer convento de Capuchinos, que fué construido en el local que quedaba entre Yungai 1 el resto de la poblacion (1). ad pues, el año de 1853 fué para el pais A en obras 1 106-107 CAPÍTULO XIX. LA CONVERSION DEL DIEZMO. / ] Proyecto sobre la sustitucion del diezmo i razones económicas en que se fundaba, —Antorizacion pedida a Roma para proceder a esta reforma. —Breve pontificio, concediendo la autorizacion i comisionando al señor Valdivieso para prestar su acuerdo. —Acuerdo prestado por el señor Valdivieso.—Forma en que fué apro- bado el proyecto de sustitucion.—Notable Pastoral del señor Valdivieso sobre el diezmo.— Manera irregular como el Gobierno de Chile ha cumplido lo pacta- do.—La cuarta episcopal.—Los gastos jenerales del culto. —Racion de hambre en que mantienen los Gobiernos a la Iglesia. —Abusos cometidos en la adminis- tracion del diezmo. —Pretexto para tiranizar a la Iglesia. —Jenerosidad de ésta. 4 | 3 44 Hacía tiempo que en los consejos de gobierno se meditaba una reforma que podía afectar hondamente los intereses de la Iglesia "chilena: esta reforma consistía en la sustitucion del diezmo, que la Iglesia mandaba pagar a todos los católicos de los productos "de la tierra para el mantenimiento del culto isns ministros, por otra contribucion territorial, de que sería recaudador 1 administra- lor el Estado, k Los fundamentos económicos de esta innovacion se hallan con- jgnados en la Memoria del Ministerio de Hacienda, correspon- lente al año de 1849 i que lleva la firma del señor don Manuel Jamilo Vial. «Los productos de la agricultura, se dice en este ocumento, no deben estimarse en jeneral por la menor cantidad le servicios productivos que serían suficientes para conseguirlos bajo las mas favorables circunstancias, sino por la mayor cantidad terreno cultivado ni la distancia de los mercados en que se espende la produccion, que establece una competencia, que no solo reduce el precio sin estimar la calidad del producto, sino que retarda el espendio de los primeros i que limita el cultivo, es necesariamente una contribución ruinosa, : y «Estas consideraciones jenerales, cuyo alcance es fácil com- prender, adquieren mayor vigor, si se tiene presente que el precio de la tierra varia en Chile de una manera caprichosa, que la recau- dacion del impuesto cuesta talvez nn trescientos por ciento, que teniendo el diezmo para muchos un carácter relijioso, 1 siendo para otros un impuesto único, es pagado exactamente por los pocos que lo miran con respeto, quedando sin satisfacerlo el mayor nú- mero: circunstancia que contribuye a hacerlo mas desigual aún de lo que es por los errados principios .n que se funda», No es nuestro propósito discutir los fundamentos de la proyec- tada reforma que de años atras venía siendo materia de estudio para los hombres del gobierno; debemos solo hacer notar que en todas las memorias ministeriales se hablaba de la conveniencia de sustituir el diezmo por otra contribucion, pero en ninguna de ellas ni siquiera se había insinuado la idea de hacer intervenir en la re- forma a la autoridad de la Iglesia. El señor Valdivieso, que tenía siempre el oido atento a todo lo que de algun modo afectase a los derechos de ésta, fué el primero en advertir desde las columnas de * La Revista Católica, la necesidad de proceder con acuerdo i auto- | rizacion de la Silla Apostólica. En el número de este periódico - correspondiente al 5 de Julio de 1851, se leen estas palabras: | «Creemos que el poder civil es por sí solo incompetente para q sancionar el proyecto de abolicion del diezmo. Prescindiendo de la cuestion de si es o no de derecho divino el diezmo...... sostenemos que el Estado no puede alterar la lei canónica sin marchar de acuerdo con la autoridad eclesiástica. La naturaleza de la lei que. impuso a los fieles la obligacion de pagar los diezmos, la prescrip- cion de tantos siglos que ha sancionado esa obligacion i los objetos - de derecho natural a que los destinó la misma lei, les ha dado e carácter de invuluerables. Destruir, pues, la lei decimal sin 1 justa intervencion 1 aquiescencia de la Lelesia, sería una 1nvasio: de los sagrados derechos de ésta, lo que no está en las atribucio= nes del poder temporal. Desde que se diese al Estado la facultad | de poder por sí solo abolir el diezmo, no habría lei alguna de la | Iolesia que no quedase a merced del Gobierno civil, A alterar ao o destruirla». Ya en 1 53 el ao de la conversion del diezmo estaba en isperas de su realizacion. El Gobierno lo había sometido a prolijo estudio i se había adoptado la base sobre que debía procederse. En la Memoria de Hacienda, correspondiente a este año i que lle- va la firma de don José Guillermo Waddington, se lee lo si- guiente: «La sostitucion de la contribucion decimal por otra que no Ñ ofrezca los inconvenientes que aquella en su pago 1 recaudacion, [es una necesidad jeneralmente sentida, i el Gobierno por su parte le presta una atencion preferente. A fines del año pasado se nom- que conferenciasen 1 emitiesen su opinion sobre el modo mas arre- 4 glado 1 conveniente de hacer la conversion; sobre los fundos que debieran quedar sujetos al impuesto, si éste debía recaer sobre la renta o sobre el yalor de los predios, i si tambien debían gravarse de excluirse los edificios de los fundos i los capitales acensuados* La comision informó prolijamente al Gobierno, 1 dos bases se pre- - sentaron para la reforma: el reparto actual del catastro i la men- 'sura i avaluacion de los fundos. El primer medio proporciona cier- ñ tamente facilidad ¡ prontitud para lograr el resultado; pero carece de la exactitud que ante todo debe buscarse en la base para el im- puesto. Obtener un conocimiento exacto de las localidades i del va- or de los fundos por medio de mensuras 1 avaluaciones es sin duda una obra difícil 1 morosa, pero inevitable por ser el' procedimiento - Inas arreglado, uniforme i 1 conveniente aún para los mismos con- ribuyentes, i 1 por consiguiente do al otro procedimiento in- cado». | Pero ántes de convertir este dí en lei de la República, el obierno de don Manuel Montt tuvo a bien poner en práctica la ortuna advertencia del señor Valdivieso, solicitando el acuerdo e la:autoridad dela Iglesia, no obstante la grita destemplada de prensa irrelijiosa que lo azuzaba a proceder por si solo (1). No É ltaron: tampoco hombres de ilustracion que hicieron eco a las opiniones de la prensa, sosteniendo que el diezmo había dejado de contribucion eclesiástica desde que el Papa Alejandro VI cedió $ reyes de España los diezmos de las Iglesias de América (2). 1 El Mercurio de Valparaiso decía con este motivo: «En todas las naciones de Europa se ha abolido la monstruosa contribucion del mo, sin que los soberanos se hayan puesto de acuerdo ¿on los Prelados eclesiásti- Si ; ; E -bró una comision compuesta de siete personas competentes para y 1 898 MEMORIAS CIENTIFICAS-1 LITERARIAS. No habiendo la Iglesia dispensado a Chile del quinto de sus mandamientos, es claro que los diezmos conservaban entónces i conservan todavía, cualquiera que sea la forma en que se recau- den, el carácter de contribucion eclesiástica, De consiguiente el Gobierno no podía abolirlos sin atacar la propiedad eclesiástica, ni modificarlos sin conocimiento e intervencion de la Iglesia, porque solo ésta tiene derecho para variar sus leyes ¡ determinar la manera de cumplirlas. Si bien, en atencion a graves consideraciones, ha soli- do ceder a los oca los productos del diezmo, ha estado mui distante de trasmitirles el dominio. El Gobierno de Chile obró, pues, en este punto como cumplía a mandatarios de una nacion católica, pidiendo a la autoridad suprema de la Iglesia la autoriza- cion competente para cambiar la forma de la Pe decimal, que a su juicio era defectuosa. Con este fin encargó extraoficialmente al señor Valdivieso que solicitara la vénia del Papa. En esta virtud el señor Valdivieso se apresuró a elevar a la Santa Sede esta peticion, con todos los an- tecedentes que podían servirle para ilustrar su juicio, en comuni- cacion de 29 de Setiembre de 1852. En vista de las consideracio- nes alegadas por el Prelado, Pio IX prestó eu consentimiento para efectuar la conversion i confirió al señor Valdivieso la mui honrosa comision de prestar, despues de oida la opinion de los Obispos su- fragáneos, a nombre de la Santa Sede, el acuerdo solicitado. Hé aquí las Letras Apostólicas que contienen esta autorizacion: AL VENERABLE HERMANO RAFAEL VALENTIN, ARZOBISPO DE SANTIAGO DE CHILE. PIO "PABA [X/E «Venerable Hermano, salud i bendicion apostólica. Por tu co- municacion que con fecha 29 de Setiembre dei precedente año nos concedió a los monarcas españoles los diezmos de las Iglesias de América en atencion a los grandes gastos que ocasionaba la conquista i conservacion «e estas vastas rejio- nes, esa concesion no les quitó el carácter de contribucion eclesiástica, mi fué una trasmision de dominio, sino un mero usufructo, como compensacion de los costosos servicios hechos por los reyes católicos a la propagacion de la fé. No fué tampoco una concesion absoluta, sino condicional; pues los monarcas se obligaron por su parte a dotar las iglesias para el sostenimiento del culto 1 sus ministros, a satisfaccion de los Prelados locales, para lo cual debían empeñar los bienes de la corona cuando los diezmos no fuesen suficientes. De manera que si los monarcas españoles hubiesen dejado de cumplir esta condicion, los diezmos habrían vuelto a la lolesia, 1 no ha- - biendo perdido éstos su carácter 'de contribucion eclesiástica, es claro que ningun: . Gobierno americano puede suprimirlos sin atacar la propiedad de la Iglesia, a no ser: que ésta consienta en que se les sustituya por otra contribucion equivalente. dirijiste, hemos sabido, a la verdad no con leve pesar de nuestra. alma, que la guerra, ciertamente triste suscitada allí desde tiempo atras por muchos contra los diezmos de la Iglesia que deben. pa- - garse a los Ministros sagrados, de dia en dia se habia encendido mas, de tal modo que se encuentran no pocos hombres de todo jé- - nero, que, seducidos con las perversas i depravadas opiniones del siglo, ponen todo su conato en que los dichos diezmos sean total- mente suprimidos por la potestad civil, i asignar en su lugar a los eclesiásticos otra renta, sin que intervenga la autoridad de la Iglesia nise la tome para nada en cuenta; habiendo llegado la cosa 2 tal punto, que el Presidente de esa República juzga ya absolu- tamente necesario tomar algun partido sobre este gravísimo nego- cio. Mas, deseando dicho Presidente que este asunto se trate con j -la reverencia debida a la autoridad de la Iglesia, te ha significado privadamente que te empeñes con Nos a fin de que convenga- : mos en facultar a los Obispos de la nacion chilena para que, tra- 4 tadas las cosas con el mismo Presidente, de mútuo consentimiento suyo 1 de los Prelados, pueda asignarse al Clero chileno otro pro- vento en lugar de los diezmos. Em verdad, juzgas que de solo este modo puede arreglarse este negocio guardando las consideraciones debidas a la autoridad i derechos de la Iglesia, proveerse a los Ministros sagrados, i, ajustadas ya las cosas, remitirse por el mis- mo Presidente al Cuerpo Lejislativo que ha de reunirse en el mes de Junio venidero, Sentimos grandemente, a la verdad, Venerable Hermano, i nos angustiamos al saber como tambien en esas rejio= nes khan cobrado brío contra la iglesia, contra sus derechos i con- tra sus ministros los implos consejos i maquinaciones de los hom- bres enemigos. Mas, hallándose en tanto peligro la suerte de los - diezmos, tributando los merecidos elojios a la relijiosidad del mis- mo Presidente i a su veneracion hácia Nos i esta Sede Apostólica, hemos creido que deblzmos acceder a sus peticiones i las tuyas sobre esta materia. En esta virtud, por las presentes letras, Vene- table Hermano, te eoncedemos permiso i facultad para que, oyen= do préviamente a los demas Obispos de Chile, si lo juzgares portuno i conveniente, pesadas todas las cosas en dilijentísimo exámen, tomando ante todo en consideracion el decente estado de aquel Clero, conferenciado el negocio con el mismo Presidente i de consentimiento suyo, pueda perpétuamente constituirse en lugar de los diezmos otro fondo fructífero, que puede ser proveniente de as rentas del erario público; pero con esta condición, que el tal ondo sea de todo punto decente, que quede asegurado con las canciones oportunas, que corresponda absolutamente a los produe- tos del diezmo, i que siempre sea tenido como propio i verdadero crédito del Clero adquirido por título oneroso. Despues que estas cosas de tamaña importancia fueren arregladas por tí i conducidas a su término, te toca, Venerable Hermano, enviar de todo una detenida 1 circunstanciada relacion a Nos i a esta Santa Silla para”- que, como es corriente, reciba el negocio la sancion de nuestra su- prema autoridad i la de la misma Sede. Hé aquí, Venerable Hermano, lo que hemos creido deberte contestar sobre este graví- simo asunto. No dudamos tambien que tú i los demas Venerables Hermanos Obispos de esa República con mayor empeño esforceis el cuidado episcopal, la solicitud i vijilancia para que la Iglesia Católica i su saludable doctrina prosperen allí de dia en dia, para que sus venerandos derechos se conserven intactos, para que los - fieles con mucho cuidado eviten los fraudes i errores de los que les ponen asechanzas, i para que se mantengan firmes i estables en la profesion de nuestra santa relijion, e íntimamente adheridos a esta Cátedra de Pedro. Finalmente, aprovechamos gustosos esta oca- sion para testificar de nuevo i ratificar nuestra singular caridad para contigo. En prenda de la cual, con todo el afecta de nuestro corazon te damos a tí, Venerable Hermano, i a la grei confiada a tu cuidado, la bendicion apostólica. Dado en Roma en San Pedro, el dia 13 de Enero de 1853, séptimo de muestro pontificado». Pro, Papa IX. Del tenor de este documento se desprende que el Papa otorgó la autorizacion sin mucha voluntad, 1 solo por evitar mayo-. res males, por cuanto de solo este modo puede arreglarse este negocio, guardando las consideraciones debidas a la autoridad i de- rechos de la Iglesia. Por la comunicacion del señor Valdivieso debió persuadirse Pio IX de que si se negaba a prestar su acuer- do, el Gobierno de Chile procedería sin él; 1 en esta eventualidad, la prudencia, que es distintivo de la autoridad de la Iglesia, acon- sejaba ceder para evitar un rompimiento. No parece sino que la mirada previsora de Pio IX, penetrando a traves de las oscuri- dades del porvenir, hubiese visto entónces que, trascurridos pocos años, los diezmos en manos de los gobiernos habrían de significar riqueza para el Estado i miseria para la Iglesia. ] Tan pronto como estas Letras llegaron al poder del señor Vall ] divieso, i obtenida la aprobacion de los Obispos sufragáneos, dió ES DH LA A DE 1885. 901 viso oficial al Presidente de la. República de que ya se habían - conseguido las facultades necesarias en la forma que él lo deseaba. En contestacion a esta noticia el Gobierno le remitió el proyecto de lei que debía presentarse a la lejislatura, acompañado de la si- guiente nota, fechada el 22 de Junio de 1853: «El Gobierno se ocupa tiempo há en la conversion del' diezmo en un impuesto directo sobre las propiedades que sea ménos gra- -voso a la agricultura, pero que quede afecto a los mismos fines a. que está destinada la masa decimal. Con este objeto se invitó a | V. S. L para que obtuviese de Su Santidad una autorizacion competente para proceder de acuerdo con el Gobierno en esta ma- teria. Obtenida esta autorizacion, el Gobierno piensa que no habrá dificultad por parte de V. S. l. para prestar su acuerdo al proyec- to que le remito en copia. : «Este proyecto, al paso que mejora la condición de los contribu- -yentes, en nada disminuye ni altera las obligaciones que pesan en el día sobre la masa decimal, porque el nuevo impuesto servirá para los gastos de la I glesia i remuneracion de los servicios del clero. «En el proyecto se establece un impuesto de cantidad i no de cuota sobre el valor o renta de las propiedades, i ha llegado, por consiguiente, una época en que no sea bastante para los fines a que debe servir. Nada se determina, sin embargo, desde luego sobre este punto, porque ha parecido mas prudente reservarlo para cuan- do se haga sentir la necesidad, en cuyo caso se procederá teniendo encuenta las representaciones que en la materia hicieren los dioce- sanos.—Dios guarde a V. S. L—José Guillermo Waddington». El proyecto a que se refiere la nota oc es del tenor si- le, guiente: | cArt, Ls El diezmo se a en adelante en qe forma que lo porcion al valor de sus terrenos. (22 La contribucion del diezmo en esta nueva forma, conserva- yá el mismo destino de su institucion, que es proveer a las Iglesias 43.2 Para hacer la nueva reparticion del diezmo, se levantará q comision nombrada por el Presidente una carta de la Re- Mobistos de este Aa ; 44. Si en el término de sesenta dias despues de formada la 902 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. carta ¡ publicado su resultado en la cabecera del departamento, algun propietario reclamase contra dicho resultado, se procederá a rectificar lo obrado por una comision compuesta de un individuo nombrado i pagado por el reclamante i otro nombrado por el jefe de la comision de que hábla el artículo anterior. Este jefe decidirá las discordias que existan en este caso. «Si el reclamante renunciare nombrar un perito por su parte, la comision se compondrá únicamente de los que nombrare el jefe encargado de levantar la carta. «Trascurrido el término fijado en este artículo, o verificada la segunda operacion, no se admitirá reclamo alguno. * Una comision de vecinos de cada departamento, de la cual formará parte el Cura, informará sobre el valor de cada «Jase de terreno en toda la extension del departamento, i en vista de estos datos una comision especial de los injenieros encargados de levan- tar la carta, tomando un término medio, fijará el valor de cada clase de terreno en el departamento, i por consiguiente el de cada propiedad de las que en él están situadas. «Del resultado de esta operacion solo se admitirá reclamo en el término de sesenta dias despues de publicado, i ante la misma co- mision que la practicó. «6.2 Formada la carta i valorizadas las propiedades de un de- partamento, dichas propiedades pagarán en proporcion a su precio la mayor cantidad que el departamento hubiere satisfecho por diezmo en alguno de los tres años anteriores; con mas un cinco por ciento sobre esta suma i que se destinará para gastos de la re- caudacion. a7.” Terminada la carta de una provincia, se distribuirá entre todas las propiedades situadas en ella, en proporcion de su valor, la suma total del diezmo de la provincia, practicando lo mismo en las provincias sucesivas, hasta que completada la carta de la Re- pública se considere solo para el repartimiento el valor total del diezmo i de las propiedades. $ «8.2 Las cantidades que correspondan a las [glesias en -el pro- ducto de la contribucion para los gastos de sus ministros i culto se librarán por las Tesorerías de! Estado contra los recaudadorez de los departamentos para que las perciban de ellos directamente siempre que los diocesanos lo pidieren. e] «9. El Presidente de la República designará la época en que - deba ponerse en ejecucion esta lei en cada departamento, resolyerá, tanto las dudas que nazcan de su ' intelijencia, como los casos no 1%; ón Es 1D DE LA UNIVERSIDAD. — —SETIEMBRE DE 1885. 903 revistos por ella, i dará cuenta anualmente al Congreso de lo que a este respecto hiciere». - Examinado maduramente este proyecto por el señor Valdivieso, i viendo que en él se hallaban suficientemente garantidos los de- - rechos de la Iglesia, por cuanto en su artículo segundo se declara | en términos inequívocos que la contribucion del diezmo en esta nueva forma conservaría el mismo destino de su institucion, esto es, el de proveer a la Iglesia para los gastos de sus ministros 1 culto, continuando perpétuamente afecta a dichos gastos, lo cual importaba para el Estado un compromiso formal de dar a la Igle- gia cuanto ésta juzgase indispensable para sus necesidades, en vir- tud de un verdadero contrato bilateral de do ut des, tuvo a bien "prestar su consentimiento a nombre de la Santa Sede en la nota que sigue: «Santiago, Junio 27 de 1853. A AS . ; 1 «Autorizado suficientemente para ello a virtud de las Letras Apostólicas expedidas por nuestro Santísimo Padre Pio Papa Nono el trece de Enero del presente año, 1 despues de haber oido el dictámen de los Ilustrísimos Prelados sutragáneos de esta Silla Metropolitana, en nombre de la Santa Sede presto mi acuerdo para la aprobacion del proyecto de conversion del diezmo en un impuesto directo sobre las propiedades, que US. se ha servido acompañarme con su respetable nota fecha 22 del que rije; en la intelijencia de que todas las disposiciones que se dicten a virtud de lo prevenido en el artículo final del enunciado proyecto deben ser sin perjuicio de los derechos garantidos a la Iglesia en la misma lei proyec- tada. «Ademas, debiendo la misma contribucion incrementar en pro- porcion del aumento progresivo del diezmo al cual se subroga, onvengo desde luego en que se reserve para despues el establecer la forma en que Ach fijarse este aumento cuaudo lo reclamen los “Diocesanos; debiendo entónces ponerse de acuerdo con el lejítimo epresentante de la Santa Sede, pues que este punto forma una parte integrante de la conversion del dicho diezmo en la nueva ntribucion, (Tengo el honor de devolver a V. $. copia fiel, suscrita por mí, , lel proyecto a que se ha hecho referencia. Dios guarde a V. S.—RAFAEL VALENTIN, ARZOBISPO DE SAN- MaGo.—Al señor Ministro de Hacienda». | HR 904 MEMORIAS OIENTIFICAS 1 LITERARIAS. | Despues del acuerdo de la Iglesia, solo faltaba la sancion del Congreso para que este proyecto fuese lei de la República, lo que se verificó el 15 de Octubre de 1853. El Supremo Gobierno lo pa- só al Congreso, acompañado de un mensaje en que se lee lo si- guiente: * «Para proceder en esta grave materia, me he puesto de acuerdo con el mui Reverendo Arzobispo de Santiago, segun se notará en la correspondencia adjunta. Vi la Iglesia dejará de ser atendida en sus gastos como es debido i justo, mi al clero se le privará de la competente remuneracion de sus servicios, porque la nueva forma en que se paga el diezmo en nada alterará. su objeto i lo establecido por derecho. El acuerdo del mui Reverendo Arzobispo i la aquiescencia de la Silla Apostólica alejan toda controversia en la materia». £stas palabras, dirijidas por el Jefe del Estado a la Represen- tacion Nacional, revelan claramente el sano propósito del Gobier- no i el elevado espiritu de justicia a que obedecía en este grave negocio. La conversion del diezmo en contribucion directa sobre-la propiedad rural, exijida, a juicio del Ejecutivo, por la convenien- cia de aliviar a la agricultura, no debía verificarse con detrimento de los intereses i con lesion de los derechos de la Iglesia, pues en ningun caso la mira de obtener mayores ventajas temporales podía lejitimar el despojo de los bienes eclesiásticos. La aprobacion del Congreso, que se extendió a todos los artí- culos del proyecto tal como había sido presentado por el Ejecutivo i aceptado por el señor Valdivieso, puso el sello a este solemne contrato ajustado entre la Iglesia i el Estado de Chile. En este concierto, de voluntades solo hubo una nota discordante, i fué la voz de la prensa descreida que creyó que el Estado, solicitando la vénia de la Iglesia, había sido sometido a dura humillacion. 4 Mercurio, especialmente, no veía en el acuerdo de ámbas autorida- des otra cosa que «usurpacion de la Ielesia, humillacion del Go- bierno i dominacion de la autoridad eclesiástica que trata de apo- derarse del pais, para convertir a los Curas en injenieros 1 jueces i a las oficinas fiscales en oficinas curiales». Sin embargo, como lo hemos de demostrar en breve, era la Iglesia la que llevaba la peor parte en el asunto, pues el diezmo, convertido en contribucion directa, había de ser para ella una racion de hambre. La jeneral ignorancia i las ideas extraviadas acerca de los dere= chos de la Iglesia en la institucion del diezmo que dominaban en - aquella época i de que daban testimonio los ataques de la prensa irrelijiosa, indujeron al señor Valdivieso a dirijir a sis diocesanos DE LA UNIVERSIDAD, —SETIEMBRE pr 1885. 90b i al pais una extensa tel que es de las mas acabadas que “salieron de su pluma, dando a conocer el diezmo en sus distintos aspectos; histórico, canónico i legal. 1 ya que la extension de este notable documento no nos permite trascribirlo íntegro, creemos conveniente que se le conozca, siquiera sea en ceñido esbozo. El diezmo, dice el señor Valdivieso, tiene su fundamento en la creencia universal de que el hombre debe consagrar a Dios una parte de los frutos de la tierra en reconocimiento de su supremo dominio sobre todo lo criado. Esta creencia se halla atestiguada desde los oríjenes del mundo por las ofrendas que ofrecían a la Divinidad Cain i Abel, Noéi Abraham i todos los patriarcas anti- — diluvianos, i aun los pueblos idólatras, que dotaron con profusion - sus solemnidades 1 sacerdotes. Este deber, que había nacido con el hombre, fué impuesto como precepto en la lei dada por Dios al pueblo de Israel desde las alturas del Sinai: Todos los diezmos de la tierra, ya sean de granos, ya de frutos de árboles, son del Señor 4 a El le están consagrados, dice el Génesis. En la misma lei hizo Dios una cesion permanente de esos diezmos en favor de la tribu E sacerdotal: Fo sos, dice a ésta, tu porcion i tu herencia en medio de los hijos de Israel, porque a los hijos de Leví les tengo dados todos los diezmos de Israel, en lugar de posesiones, por el ministerio con ¡que me sirven en el Tabernáculo de la alianza...... Lei sempiterna . será esto para vosotros i vuestros descendientes. Vino despues Nues- tro Señor Jesucristo 1 estableció un sacerdocio mucho mas augus- to i de ministerios mucho mas dilatados, que requerían una abs- traccion absoluta de los negocios temporales. Había, pues, doble motivo para confiar a los fieles la subsistencia de sus ministros; i así lo hizo cuando dijo a sus Apóstoles: Hé aquí que yo os envío a predicar como corderos entre lobos. No lleveis ni bolsillo, ni alforja, mi calzado, porque, a la verdad, el operario es digno de que se le pague su recompensa. El Apóstol San Pablo, recordando a los fie- les de Corinto este precepto, les decía; Así tambien dejó el Señor ordenádo que los que anuncian el Evanjelio vivan del Evanjelio. Pero esta obligacion impuesta por el Fundador Divino de la elijion habría sido ineficaz si la iglesia no hubiese determinado manera de cumplirla, en virtud de la divina autoridad de que El ñ primeros siglos de la Iglesia fué preciso dictar leyes compulsivas para proveer a las necesidades materiales de la relijion, porque las ] ones voluntarias de log fieles sobrepujaban con nancho a 906 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. des crecieron con la dilatacion de la fé i la magnificencia del culto público, al mismo tiempo que decrecía la fé i piedad de los cris” tianos. Fué entónces preciso pensar en algo mas estable i regular que las oblaciones voluntarias, 1 el diezmo fué estableciéndose, como una práctica no sepultada con la Sinagoga, como dice Orije- nes, primeramente en algunas iglesias particulares i despues en la Iglesia universal por medio de la decretal de la Santidad del Papa Celestino 111, llegando entónces a formar parte del derecho públi- co de las naciones cristianas. El diezmo era una institucion universal cuando se verificó el descubrimiento de América; 1 sus colonos, como católicos que eran, lo reconocieron como deber relijioso. A medida que se fundaban ciudades, se erijían tambien catedrales ¡ parroquias i se dotaban con los productos del diezmo, que la Iglesia percibía e invertía en las necesidades del culto 1 la mantencion de sus ministros. Este órden de cosas subsistió en América hasta que en el año de 1501 fueron cedidos los diezmos a los reyes católicos de España en virtud de un convenio celebrado con el Papa Alejandro VI. Este convenio, sin despojar a la contribucion decimal de su carácter re- lijioso, cedía a los soberanos de España el producto de los diezmos de América con tal que éstos dotaran, a satisfaccion de los Prela- dos diocesanos, a las iglesias que se erijiesen en estas rejiones. Se dice que esta concesion no despojó a los diezmos del carácter de contribucion relijiosa, porque este carácter es sustancial e insepa- rable del diezmo, puesto que, como lo enseñan los Papas i Con- cilios, se debe a Dios en reconocimiento del dominio sobera- no que le compete sobre todo lo criado, Si la concesion de la Santa Sede lo hubiera despojado de este carácter, no habría tras- mitido a los reyes católicos mas que una concesion ilusoria, porque éstos no habrían necesitado de indulto apostólico para gravar la agricultura de sus súbditos. A esto se agrega que los Papas, des- pues del privilejio, continuaron considerando el diezmo como con- tribucion eclesiástica. Así, el Papa Julio II, en sus Letras Apostó- licas de 8 de Agosto de 1517, declaró: que correspondían a las iglesias de América los diezmos i primicias en la misma forma que por derecho i costumbre los gozaban los Obispados de Castilla. Por su parte el Gobierno civil no solo consintió en que el diezmo se administrase por las iglesias, sino que ordenó que se exijiese en virtud de precepto canónico i bajo penas canónicas. Ahora bien: si emana de un precepto canónico la obligacion que tienen los católicos de esta República de pagar diezmos, es eviden- 4 ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1885. 907 te que solo a la lesa correspondía la facultad de -variarlu, en virtud del conocido principio de que no se anula una obligacion sino por el mismo que la impuso, ni se cambia la lei por otro que el lejislador que la estableció. - En vano se objeta, continúa el señor Valdivieso, que las cosas de que se paga el diezmo son temporales, i de consiguiente, sumi- nistran ¡materia propia de una lei civil; pues discurriendo en - esta forma, el Estado podría lejislar sobre la materia de los sacra- mentos, que son el pan, el vino, el agua i el óleo, como quiera que son de la misma naturaleza de lo que se diezma. «No es la natu- raleza de las cosas, sino el fin a que se destinan, lo que determina la autoridad a quien corresponde lejislar sobre su uso. Entre los Cristianos, las cosas temporales que se dedican al culto de Dios i a la mantencion de sus ministros se han considerado siempre como segregadas de la propiedad del hombre. 1 tal ha sido siempre el espíritu i terminante disposicion de las leyes civiles», La Iglesia debe ser, por una razon de necesidad, libre e independiente en el 4 uso de los bienes temporales necesarios para el sostenimiento del ; ] E culto i sus ministros, porque quien tiene derecho a subsistir, lo tiene tambien consiguientemente para emplear los medios indis- peusables para la subsistencia. La Iglesia, sin esta independencia, habría sucumbido a poco de nacida, pues los soberanos temporales han pretendido mil veces, en el trascurso de los tiempos, privarla - de sus bienes i sitiar por hambre a sus pastores i ministros. Algunos han pretendido atribuir a la colectividad de los fieles la facultad de restrinjir o anular Jas imposiciones eclesiásticas. k Mas, si esto fuese cierto respecto de la Iglesia, lo sería tambien les exijen con el objeto de rejir a los pueblos i mantener el órden público? ¿I qué sería de la Iglesia si quedase al arbitrio de los fie= les negar o conceder las obvenciones para el culto i sus ministros? La Constitucion del Estado de Chile ha podido privar al Poder der emana de la colectividad de los súbditos: pero esta traba no puede extenderse a la Iglesia, por la mui óbvia consideracion de que el poder de la Iglesia no emana de la colectividad de los fie- les, sino directamente de Dios, i en consecuencia, no puede ser restrinjido por el hombre. Tampoco el título de Patronos con que se homian algunos (Go- ernos puede dar derecho para cambiar o auular los preceptos de » X AE RIAS, 908 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITER A la Iglesia; porque ese título no entraña la facultad de variar lo que Dios ha establecido ni de privar a la Iglesia de ninguno de los derechos que derivan de su constitucion divina, como es el de imponer contribuciones a sus hijos para el sostenimiento del culto 1 sus ministros. Aquel título no ba sido conferido a los soberanos católicos para hostilizar a la Iglesia, sino para protejerla; i sería un acto de hostilidad ponerle trabas para exijir lo que necesita para su subsistencia. Ménos podría lejitimarse la supresion del diezmo con el pretexto de proteccion a la agricultura i aumento de la riqueza pública; porque si bien cumple al Estado promover la prosperidad material de la nacion, ello no le es dado sino por me- dios ordenados en justicia i que no lastimen derechos ajenos. Cuando ese interes reclame alguna medida invasora de los dere- chos de otro poder, lo único que puede hacerse es recabar su consentimiento; i cuando ese poder es la Iglesia, es fácil obtener su consentimiento cuando lo que se le exije no se opone a los de- beres que Dios ha impuesto a sus pastores. Deshechas las objeciones que pudieran oponerse al derecho que tiene la Iglesia para imponer a los fieles el precepto del diezmo i establecidos luminosamente los principios en que descansa ese derecho, quejábase el señor Valdivieso con la amargura de un pe- cho herido del lenguaje destemplado 1 procaz de que usó la prensa irrelijiosa en sus impugnaciones contra el diezmo. Puede suceder, dice, que una contribucion saludable i benéfica en su oríjen, llegue a ser con el trascurso del tiempo embarazosa i hasta perjudicial; por lo que nada habría tenido de extraño que los que crelan que el diezmo se hallaba en este caso hubiesen procurado manifestar la conveniencia de que fuese sustituido por otra contribucion, ' siempre que en los discursos se hubiese guardado el respeto debi- do a Dios, que lo estableció en la antigua lei, i a su Iglesia que lo adoptó en la nueva. Mas lanzar acres invectivas contra el diezmo considerado absolutamente i sin relacion a tiempos 1 lugares, tra- tar de bárbara 1 absurda la institucion en sí misma, es blasfemar en cierto modo de las obras del Señor i herir en lo mas vivo los corazones cristianos. h Felicitábase, por último, de que a la audacia e impiedad de algu- nos, hubiese opuesto el Gobierno un profundo respeto por el dere- cho de la Iglesia 1 la piadosa sumisiona su augusto Jefe. «Léjos de seguir, dice, las sendas tortuosas, opresivas e injustas a donde — quería empujársele, él divisó una sola, la del acuerdo franco i leal — con el Padre comun de los fieles para el arreglo de un negocio que tan de cerca tocaba a la Iglesia». "Veamos ahora cómo ha cumplido el Gobierno de Chile gu pala- bra tan solemnemente empeñada. El art. 2.” de la lei dice textualmente: «La contribucion del diezmo en esta nueva forma conservará el mismo destino de su institucion, que es proveer a las iglesias para los gastos de sus ministros i culto, continuando afectas a dichos gastos, 1 segun 1 como ¡por derecho corresponde». Ahora bien ¿qué es lo que dispone el derecho? La lei XXTII del título 16 del libro 1.? de la Recopilacion de Indias establece lo siguiente: (Ordenamos ¡ mandamos que de los diezmos de cada Ielesia Catedral se saquen las dos partes de cuatro para el Prela- doi Cabildo, como cada ereccion lo dispone, i de las otras dos se ¡ hagan nueve partes; las dos novenas de ellas sean para Nos, 1 de las otras siete, las tres sean para la fábrica de la iglesia Catedral 1 hospital, 1 las otras cuatro novenas partes, pagado el salario de los curas que la ereccion mandare, lo restante de ellas se dé al mayordomo del Cabildo, para que se haga de ellas lo ce la erec- ¡cion dispusiere i se junte con la otra cuarta parte 1 los diezmos ue pertenecen a la mesa o de todo lo cual que al' dicho Cabildo perteneciere, se paguen! las dotaciones 1 salarios de las dignidades, canonjías 1 raciones 1 medias raciones 1 otros oficios que por la ereccion estuviesen erijidos i criados para servicio de la Iglesia Catedral»......... Como se vé, el derecho que ha rejido durante todo el tiempo de la dominacion española mandaba que de la masa decimal se hicie- sen cuatro porciones. Una cuarta parte debía constituir la renta del Obispo; otra la del Cabildo eclesiástico; i de las dos cuartas restantes, divididas en nueve porciones, solo dos de ellas corres- pondían al Rei. Esto significa que, fuera de estas dos novenas par- es, todos los productos del diezmo pertenecian a la Iglesia para el jostenimiento del culto isus ministros. ln la lei precitada los reyes España encargaban a las autoridades que velasen cuidadosa- nte por el cumplimiento de la distribucion de los diezmos man- 1 por ella. I como sí esto no bastase para asegurar la subsis- ia de los pastores eclesiásticos, mandaron por lei 34, tit. 7.0, lib. 10 de la misma R-copilacion que, si la cuarta dea asig- da a los Obispos, no fuese suficiente para su cóngrua sustenta- el D, a causa de la escasez de los diezmos, los oficiales de hacienda las Indias los dotasen con fondos de la corona. A. DE LA U., 1.” SEC, 108 910 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. - RANA Así, pues, hasta el tiempo de la independencia, los diezmos se ”- invertían casi en su totalidad en el destino de su institucion. Has- ta entónces la renta de los Obispos de Chile fué la cuarta parte del producto total de los diezmos de sus respectivas diócesis. El último de loz Obispos que percibió su cuarta decimal fué el Iltmo- señor Rodriguez Zorrilla, es decir, el último Obispo de la coloria 1 el primero de la independencia. La renta del señor Rodriguez en - el año 1816 ascendió a treinta mil pesos, suma que en aquella épo- ca equivalía a mas del doble que al presente. Desterrado del pais por sus opiniones políticas, la cuarta decimal del señor Rodriguez ingresó en arcas fiscales durante todo el tiempo de su ostracismo, hasta el punto de que vivió ena España casi reducido a la mendicidad. Desde esta época la cuarta decimal de los Obispos fué sustituida por una mezquina asignación en el presupuesto del Culto. Miéntras el Ilustrísimo señor don Manuel Vicuña go- bernó la diócesis en calidad de Vicario Apostólico, el Gobierno le asignó por toda renta la suma de seis mil pesos anuales. Nom- brado mas tarde Arzobispo de Santiago, reclamó su cuarta deci- mal; pero le sobrevino la muerte ántes de que se resolviese la reclamacion. Sin embargo, reconociendo el Gobierno el principio de justicia en que se fundaba el reclamo, le asignó, miéntras se resolvía, la cantidad anual de dieziocho mil pesos. Designado el señor Valdivieso para suceder al señor Vicuña en la Sede Arzo- bispal, no solo se dejó sin resolucion el reclamo pendiente, sino que, sin que interviniese convenio alguno con la Iviésia, 1 aún mas, sin lei alguna que lo determinase, los dieziocho-mil pesos de la renta del señor Vicuña quedaron reducidos a ocho mil, esto es, a ménos de la mitad de aquella suma. Í para que esta injustifica- ble mezquindad fuese en grado creciente, despues de la muerte del señor Valdivieso se ha negado hasta esa corta suma, que es poco ménos que una racion de hambre, al Vicario Capitular que hoi gobierna la Arquidiócesis durante la prolongada vacante de esta Sede Arzobispal. Si por la naturaleza de su institucion i por las terminantes disposiciones del derecho canónico i civil, los productos del diezmo están destinados al sostenimiento del culto i sus ministros, es de toda evidencia que, siendo los Vicarios Ca- pitulares los funcionarios establecidos por la Iglesia para adminis- trar las diócesis durante la vacante, tienen ellos derecho indispu= table a la parte que de la masa decimal corresponde a los Obispos, puesto que ocupan su lugar, desempeñan sus funciones, soportan sus cargas 1 emplean en beneficio de la comunidad sus talentos, su salud i i su Epa i mo solo por derecho positivo, simo. hasta por derecho natural, el operario es acreedor a recompensas. Para que se palpe la enormidad del cercenamiento efectuado en la renta que por derecho corresponde a los Obispos de Chile, esto es, la cuarta decimal, tomamos del discurso del señor Cifuentes, de que ya hemos hecho mencion, el cómputo de un solo año, el E de 1852; y | J ) Renta del o Entradas del diezmo Cuarta decimal presupuesto Arzobispado de Santiago $ 341,039 $ 85,258 $ 8,000 Obispado de Concepcion 108,596 27,126 6,000 Obispado de la Serena... 56,858 - 14,214 6,000 . Obispado de Ancud... 23,677 5,919 5,000 3 z ECOS > ] Se vé, pues, que, concretándonos al Arzobispado, de ochenta 1 cinco mil pesos que por derecho le correspondieron al señor Val- -— divieso en el año de 1852, temado como ejemplo, solo se le dieron ocho mil pesos, ménos de la décima parte de lo que las leyes canó- nicas i civiles le asignaban. : ¿Cómo explicar esta enorme reduccion? ¿Será que las leyes es- pañolas han sido derogadas por las leyes patrias? —N6 ciertamen- te, porque acabamos de ver que la lei de 1853, que fué el resultado de un convenio solemue entre el Gobierno de Chile i la Santa - Sede Apostólica, léjos de derogar lo ántes establecido, lo confirma -1corrobora en su art. 2.” que dispone que la nueva contribucion debía destinarse a los mismos fines que ántes tenía el diezmo, a saber, proveer a las Iglesias para los gastos de sus ministros 1 culto; 1 como si los lejisladores hubiesen querido declarar mas ex- plícitamente todavía que su intencion no era innovar en cuanto al destino de los productos del diezmo, agregaron que ese destino sería el que por derecho corresponde. 1 no habiendo: en este punto aas disposiciones legales que las canónicas 1 ordenamientos de la recopilacion de Indias, ya citadas, es claro que esas palabras no eden referirse a otras diciones de derecho. En efecto, lo único que hizo la lei del 53 fué cambiar la forma, “pero no el destino, de la contribucion decimal. Es sabido que en a antigua forma la contribucion recaía sobre los frutos de la tier- a; al paso que en la nueva forma recae sobre el valor de los fun- dos rústicos. Antes los agricultores pagaban la décima parte de s frutos recojidos en cada año; ahora pagan en dinero una canti- d proporcional al valor calculado de sus propiedades rústicas. PAN y Z 912 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. N ' Pero, ahora como ántes, el producto de la contribucion está por derecho destinado al sostenimiento del culto i sus ministros, sin que el Estado pueda percibir lícitamente mas de lo que por dere- cho le correspondía a los monarcas de España, a saber, los dos novenos de las dos cuartas partes del producto total. Lo dicho hasta aquí solo se refiere a la cuarta decimal que cor- responde a los Obispos; veamos ahora cómo ha cumplido el Go- bierno lo pactado en órden a los gastos jenerales del culto. Hemos dicho que las leyes españolas 1 patrias mandan invertir todos los productos del diezmo exclusivamente en objetos del cul- to i mantencion de sus ministros, con excepcion del cinca i medio por ciento del producto total, que corresponde por derecho al re- caudador. La conversion del diezmo no ha tenido por fin dismi- nuir las entradas de la Iglesia ni aumentar las del Estado, sino únicamente aliviar la agricultura gravando la propiedad rural en vez de los frutos de la tierra. Sin embargo, los hechos acreditan que la mayor parte de las entradas del diezmo ingresan en arcas fiscales 1 solo una mínima parte se invierte en los objetos de su institucion; lo que quiere decir que el beneficiado con la contribu- cion decimal no es la Iglesia, para la cual ha sido instituida, sino el Estado que se apropia auualmente un sesenta 1 hasta un seten- ta por ciento de las sumas recaudadas. Las cifras siguientes com=- prueban plenamente esta verdad: (1) CUADRO DEMOSTRATIVO DEL PRODUCTO DEL DIEZMO 1 DEL PRESUPUESTO DEL CULTO, ; Producto Gastos Sobrante OS del diezmo en el culto | se ha a el Fisco O 363,992 185,812 177,740 dao 0b cuado Coooonds 445,191 134,653 260,538 1 e 526,930 183,594 343,336 LI es so a 999,122 212,879 386,243 14 e Edd 671,314 249,164 429,150 lO .coccocnonno coonoo nos 926,813 275,802 251,011 Al frente.......] 3,132,922 | 1.284,904 | 1.848,018 (1) En estos cálculos, tomados de fuente oficial, se ha prescindido de los centavos, 1 para sacar el producto lel diezmo se ha deducido lo correspondiente al catastro. Y DE LA UNIVERSIDAD. —BETIEMPRE DR 1885, 913 0 Producto Gastos Sobrante que : AÑOS. y del diezmo en el culto se ha apropiado el Fisco Del frente.....] 3.1832,922 | 1.284,904 | 1.848,018 LE e o 526,863 271,467 255,396 LEA 526,914 267,131 259,783 A A 526,914 346,687 180,227 ES cto cciocdacodas od 526,898 230,539 296,359 E A 526,813 190,752 336,061 eos 526,940 208,48 1 318,459 da e 526,940 198,416 328,524 A TA 526,940 217,365 309,575 E ai 526,940 212,437 314,503 o ianapoó a: -526.940 238,191 288,749 MELEGG 20 unan A 526,940 | 172,919 353,021 E toa ón AROEDÓN e 526,940 206,635 320,305 Ta AAN 526,940 ELIT || 903,743 AE A 526,940 220,555 306,385 ] O A 526,940 246,479 280,461 , ES one A 526,940 243,151 283,789 IO NR 526,940 290,824 236,116 O ocacion 526,940 331,141 205,799 E ones 526,940 312,893 214,047 ce oz 824,844 ele 509,431 O on 822,260 280,760 1 541,500 A iodo 817,686 234,190 583,496 823,199 194,763 628,436 A o, 825,217 181,886 643,331 ION cios 833,773 182,575 651,198 de o 832,904 219,540 613,364 A banco 809,815 299,970 509,845 lord 848,505 291,293 557,212 20.582,687 8 114,554 | 12,477,133 De este cuadro comparativo de lo que se ha empleado en el cul- 0 i lo que se ha apropiado indebidamente el Estado, resulta que sde 1853, fecha del concordato, hasta 1883, el producto de la mtribucion sustituida al diezmo ha ascendido a 20,582,687 pe- de los cuales se han invertido en el culto 8.105,554 pesos, i el sco se ha apropiado 12.477,133 pesos. En otros términos, del io millon i miles de pesos que produce anualmente la con- ion territorial se destinan al culto doscientos mil pesos, mas o menos, i los trescientos i tanto miles restantes ingresan al erario público i se invierten en objetos mui diferentes de los que señalan las disposiciones legales. De donde se infiere que en vez de los dos novenos de la mitad de la masa decimal, el Gobierno percibe, a ti- tulo de recaudador, tres quintas partes del producto tolal. Dedú- cese ademas de estos antecedentes que el Estado, léjos de dar a la Iglesia lo que por derecho le corresponde, le asigna auualmente la cantidad que le viene en antojo, aumentándola o reduciéndola, nó en conformidad a las necesidades del culto, sino a la mayor o menor suma de bueva voluntad de los gobernantes, El art. 8. del concordato faculta a los Diocesanos para percibir directamente de manos de los recaudadores departamentales las cantidades que corresponden a sus iglesias del producto de la con- tribucion ántes que entren en arcas fiscales i que el Gobierno pre- sente i el Congreso apruehe el presupuesto del culto, Esta dispo- sicion, que reproduce sustancialmente una de las condiciones con que el Papa Alejandro VI concedió a los monarcas españoles, como don de gracia, la facultad de recaudar los diezmos en las iglesias de América, al mismo tiempo que reconoce explícitamen- te el dominio de la Iglesia sobre los productos del diezmo, exime a los Obispos de la humillante obligacion de recibir como una merced de manos del Gobierno lo que por derecho les pertenece. Pero, tal es el extravío del criterio de los hombres del gobierno, que no solamente se niegan a cumplir esta obligacion, negándose a dar a los Obispos lo que les corresponde ántes de la aprobacion de los presupuestos, sino que creen que la mezquina racion que asignan cada año a la Iglesia para los gastos del culto 1 remune- racion de los servicios del clero es una merced que pueden rehu- sarle toda vez que los procedimientos de los Prelados eclesiásticos no sea conforme a sus deseos o exijencias. Creen, asimismo, que el hecho de recibir algunos miles de pesos de los productos del diez=- mo, coloca a la Iglesia en la obligacion de aceptar la servidumbre + de los gobiernos 1 de no desplegar sus labios cuando ellos, concul- | can sus derechos o atan su libertad. Por eso, siempre que los gos biernos han suscitade conflictos a la Iglesia, esta ha soportado, co- | mo primer castigo, el cercenamiento o secuestracion de sus rentas. | Así, en 1883, el Congreso de Chile privó a todos los Seminarios | E tal Ea sido la ignorancia con que seíha procedido en este punto en la lejislatura de ese año, que hubo diputados liberales que pro- - pusieron que se sustituyese en los presupuestos por la de sueldo la palabra renta, usada desde tiempo inmemorial para designar las asignaciones de los funcionarios de la Iglesia. Esta sustitucion, aceptada con inexplicable atolondramiento por el Congreso de Chile, implica un desconocimiento absoluto del orijen legal de las | asignaciones que consulta el presupuesto del culto. Con esa susti- -tucion se ha querido significar, primeramente, que lo que se da a los funcionarios de la Lglesia emana únicamente del Estado, i no - del producto de la contribucion decimal, que es eclesiástica en su institucion ¡en sus fines; i, en segundo lugar, que a los ojos del Congreso los funcionarios de la Iglesia se equiparan a los del Es- o puesto que a los unos i a los otros les da la denominacion comun de asalariados. Pero no es esto solamente: toda vez que, por la situacion angus- | tiosa de las rentas públicas, ha sido preciso introducir economías en el presupuesto jeneral, el del culto ha sido la primera 1 mas esquilmada víctima, sin embargo de que en razon i en justicia de- biera ser el único exceptuado de cercenamientos, porque es el úni- co que no se forma con dineros del Estado; o en otros términos, porque es el único gue puede reclamar en justicia sus asignaciones, como que son debidas a la Iglesia en virtud del derecho de pro- piedad garantido por la Constitucion i de un pacto bilateral entre la Iglesia 1 el Estado. De modo que no solamente no se dá a la ( o el Estado deudor a ala Tolesia de todos los productos del , lezmo, pretenda salir de apuros ano a su acreedor, ántes O, sin A lta e OS de laa Obispos, cala las n cesidades del quo asia las entes que se requieren paña el usufructo de los diezmos de América, puso por con- n que los agraciados dotasen a las Iglesias «a satisfaccion de A 916 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. ps los prelados diocesanos, 1 cuando los proventos del diezmo no fue- sen suficientes para la conveniente dotacion de las iglesias, los reyes se comprometieron a empeñar los bienes de la corona. Mui diversa es la conducta del Gobierno de Chile: aquí no se toma para nada en cuenta la opinion de los Diocesanos ni se les consul- ta jamas acerca de las necesidades que se hacen sentir en sus rés- pectivas diócesis, El Gobierno es árbitro para fijar las cantidades que se han de invertir en el servicio del culto católico sin cuidarse de averiguar si lo que asigna es suficiente para la satisfaccion de esas necesidades; i creen ejecutar un acto de heróica jenerosidad cuando, a solicitud de los Prelados, conceden algun subsidio ex- traordinario para alguna obra eclesiástica de primera necesidad. «El Estado, gran recaudador por concesion pontificia, decía en 1869 el ITlustrísimo señor Salas, Obispo de la Concepcion, no paga a los partícipes eclesiásticos sino una sesta u octava parte de lo que les corresponde; i a título de no sé qué prerrogativa, hace in- gresar lo demas en las arcas nacionales. lista es la verdad en toda su aterrante crudeza. 1 el abuso ha llegado hasta el punto lamen- table de que hombres distinguidos por su honradez acrisolada, una vez colocados en el poder, pierden el criterio de la justicia, 1 sin escrúpulo alguno mantienen el despojo de la propiedad de la Igle- sia; i mas aún, creen dispensar un notable favor, cuando algo con- ceden para auxiliar la construccion de una Iglesia o satisfacer premiosas necesidades del culto o de sus ministros» (1). La jenerosidad de la Igiesia contrasta con esta conducta de los gobiernos. Por la fuerza natural de las cosas, el producto del diezmo debía ir en aumento progresivo en la misma medida que crece el vaior de las propiedades rústicas con el aumento de la produccion. Por lo mismo, si en 1852 el producto del diezmo lle- gó a mas de medio millon de pesos, era natural que en el trascur- so de treinta años había de recibir un considerable aumento. Pero con el fin de dar un alivio a la agricultura, el Gobierno propuso a la Iglesia que, renunciando al acrecentamiento progresivo, se fija- se, por entónces, como cuota fija, la produccion del año de 1852- La Iglesia sacrificó, en obsequio a las industrias del pais, el au- mento de sus rentas i convino en que esa cuota invariable la re- caudase el Fisco. Agréguese a esto que los Obispos no han recla- mado jamas su cuarta decimal, como habrían podido hacerlo en (1) Folleto sobre el Juramento civil de los Obispos ante la conciencia 4 el derecho» páj. 48, 3 " Sd - derecho, 1 a pesar de las graves exijencias del cargo pastoral, han ANALES DE LA UNIVERSIDAD. —SETIEMBRE DE 1885, 917 aceptado pro bono pacis la mezquina racion que los gobiernos, contra toda justicia i toda lei, les han asignado en el presupuesto. Han preferido vivir en la pobreza, pudiendo vivir en la opulencia, a trueque de vivir en paz con las autoridades civiles. Todavía hai otras irregularidades que hacer notar. Por lei de 7 de Setiembre de 1860 se confundió la contribucion territorial “cen la del catastro, con lo cual se introdujo en el concordato una modificacion sin el acuerdo de la autoridad eclesiástica, Por lei de 18 de Junio de 1874 se mandó ensanchar la contribucion agrícola, por medio de una nueva tasacion de los fundos rústicos, i por otra lei de 2 de setiembre de 1880 se hizo extensiva a los fundos de ménos de cien pesos de renta anual. Con esto el monto de la con- tribucion subió a casi el doble de lo que había producido hasta entónces. Pero, por un fenómeno inexplicable, miéntras se impo- nía mayor gravámen a los contribuyentes, se restrinjía el presu- puesto del culto; miéntras se aumentaba la contribucion destinada al servicio del culto i remuneracion de sus ministros, se reducian las partidas destinadas a la construccion de templos, se privaba a muchos curas del sínodo con que se auxiliaba a las Parroquias incóngruas, se arrebataban a los Seminarios las subvenciones con que se educaba gratuitamente a un buen número de jóvenes, se secuestraba la renta de los Vicarios capitulares, en suma, se en- traba en el presupuesto del culto como en tierra conquistada, Así, pues, la conversion del diezmo en contribucion directa no ha sido un beneficio para la Iglesia por los abusos incalificables de los gobiernos. Esa contribucion, que administrada en conformi- dad a las leyes, bastaría para mantener a la Iglesia de Chile en estado floreciente, no significa en la práctica otra cosa que mise- ria para la Iglesia, riqueza para el Estado, i un vano pretexto para oprimir al clero en compensacion de los miserables escudos que con mano avarienta le dan los gobiernos para sus mas premiosas necesidades. CONTENIDO DE ESTA ENTREGA Páj, BIOGRAFÍA. Vida i obras del Iltmo. i Rmo. señor Dr. don Rafael Valen- tin Valdivieso i Zañartu, segundo Arzobispo de Santiago de Chile.— Memoria histórica por el presbítero don Rodolfo Vergara Antunez, premiada por la Universidad nacional i mandada publicar en los Anales. —(Continuacion) cronocosonnccona EEE REE 655] e ANALES DE LA SANTIAGO DE CHILE NACIONAL, CALLE DE LA MONEDA, NÚM 112 1886 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, BIOGRAFÍA. Vida i obras del Itmo. i Rmo. señor Dr. don Ra- fael Valentin Valdivieso i Zañartu, segundo Arzobispo de San= tiago de Chile.—Memoria histórica por el presbítero don Rodolfo Vergara Antunez, premiada por la Universidad nacional i man- dada publicar en los ANALES. (Continuacion de la tercera parte.) CAPITULO XX. LA VISITA ARZOBISPAL. Dificultades que en Chile impedían a los Obispos practicar la visita anual, —Edic- to pastoral del señor Valdivieso anunciando su visita. ——Ofensas que se le pro- - digaron con este motivo.—Su justificacion. —Primera escursion a las Parroquias meridionales de la costa.—Trabajos i penalidades. —Segunda escursion a las , Parroquias meridionales del centro. —Tercera escursion a las Parroquias meri- dionales del interior.—Una carta escrita desde el Olivar. —Cuarta i última vi- sita a las Parroquias del norte.—Fiesta en Santa Rosa de los Andes. —Frutos copiosos obtenidos durante la visita. —Admirable paciencia 1 desprendimiento del Prelado. ¿El santo Concilio de Trento impone a los Arzobispos i Obispos h. la, obligacion de visitar anualmente sus respectivas Diócesis con el objeto de eorrejir los abusos i mejorar las costumbres (1). Pero como ningun precepto eclesiástico obliga con grave inconveniente, esta prescripcion conciliar no se cumple en Chile sino una vez en la vida de cada Obispo: La inmensa extension de las Diócesis, la : Mee dencion ES las Parroquias, situadas a da leguas de dis- "inconvenientes que hacen imposibles las visitas anuales. Para efec- - tuarlas sería preciso que;los Obispos destinasen a este solo objeto Una gran parte del año, debiendo desatender durante todo ese “A, DE LA Das SEO, 109-110 920 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. tiempo todos los demas graves asuntos del mitristerio episcopal, o mas bien, este solo ramo del servicio absorbería por entero la vida de cada Prelado, a juzgar por el tiempo que empleó el señor Val- divieso en visitar todas las Parroquias del Arzobispado. A grésue- se a esto que no habría salud que resistiese a las incalculables penurias de un viaje prolongado durante muchos meses trabajando incesantemente i en medio de todo jénero de privaciones, si debie- ra repetirse cada año, aún suponiendo que los Obispos conservasen perpétua e inalterablemente el vigor de la juventud para caminar a lomo de cabalgaduras por sendas quebradas i cuestas abruptas. Necesitarían, ademas, consumir en este solo objeto mucho mas de la mitad de su mezquina renta 1 distraer a un buen número de sacerdotes de otros ministerios mas importantes. A estos inconve- nientes jenerales agregábanse en el señor Valdivieso los quebran- tos de salud ocasionados por una vida excepcionalmente laboriosa i que desde 1856, es decir, desde que terminó la visita en que va- mos a ocuparnos, menoscabaron gradualmente sus fuerzas. Los trabajos que le impuso la organizacion de la Arquidiócesis en los primeros años de su gobierno fueron parte para que el señor Valdivieso retardase algun tiempo su visita diocesana. Al fin, vencidas esas dificultades, la inició el 5 de Diciembre de 1853. En un edicto datado el 21 de Noviembre del mismo año había anunciado esta determinacion a los fieles de la Arquidiócesis, ad- virtiéndoles que su visita se extendería a las parroquias, iglesias, oratorios, cofradías i lugares pios; 1 ordenando a los párracos, ca. pellanes, mayordomos i administradores que tuviesen preparados los inventarios de bienes i alhajas, el catálogo de las reliquias, los libros, cuentas, razones i demas cosas que debían someterse a su inspeccion. Encargaba asimismo a los párrocos que instruyesen a sus feligreses acerca del objeto de la visita episcopal 1 los prepa- raran para recibir el sacramento de la confirmacion. «A todos universalmente ordenamos, agregaba, bajo pena a nuestro arbitrio, a mas de las que dispone el Derecho, que hagan ante Nos o ante nuestros convisitadores, la denuncia de los que por hecho o pala- bra sean sospechosos de herejía, excomulgados o que de alguna manera perviertan las costumbres; exhortaudo i rogando en el Se- ñor a todo aquel que tuviere que comunicarnos cualquier asunto se desnude de toda pasion i mire únicamente la gloria del Señor». Esta última disposicion del Edicto despertó tal indignacion en los gratuitos enemigos del señor Valdivieso, que en Copiapó se llegó: al increible extremo de quemar en público un ejemplar impreso del ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885, 921 Edicto, entre groseros denuestos i torpes injurias.contra la persona de su autor. Este acto depresivo de la autoridad episcopal llevóse a término contando con la impunidad i el silencio de parte de la autoridad local, encargada de velar por el órden público i de hacer respetar los fueros i dignidad de las autoridades reconocidas por la Constitucion. Entre las impugnaciones de la mala prensa distinguiéronse las que le dirijió El Museo en artículos anónimos. Decimos que éstos se distinguieron porque contenian algo mas que vanas declamacio- nes; contenian ataques encaminados a probar que el Edicto viola- ba las disposiciones canónicas al ordenar la denuncia de los sospe- chosos de herejía. Se dijo que un decreto de la Congregacion del Concilio había prohibido mandar hacer esa denuncia; pero nunca llegó a presentarse el texto auténtico del decreto, sino únicamen- te la desnuda afirmacion de un canonista, Entre tanto, el Concilio de Trento, que mandó a los Obispos hacer la visita, declara que su principal objeto es ¿introducir la doctrina sana t católica, 1ex- peler las herejías; promover las buenas costumbres i correjir las malas. Mas, ¿cómo podrian los Obispos expeler las herejías duran- te su visita sin conocer a los que las profesan? ¿I cómo podrían conocer a los sospechosos en el breve plazo de su permanencia en cada parroquia de otro modo que por la denuncia? Lójicamente, pues, debieron creer los Prelados que se hallaban autorizados para ordenarla, como único medio de coseguir uno de los fines que tuvo la Iglesia al instituir la práctica de las visitas episcopales. Pero, suponiendo efectiva la declaracion de la Congregacion del Concilio, ello no bastaría para calificar de anticanónico el Edicto del señor Valdivieso. En efecto, puede un procedimiento ser con- | trario al Derecho comun o jeneral de la Iglesia i ser mui confor- me con el particular de una provincia eclesiástica. En este caso se hallaba el del señor Valdivieso i sus predecesores, pues el Concilio Limense, celebrado en 1583, dispuso que los Obispos or- denasen la denuncia de los sospechosos de herejía bajo de santa obediencia i con pena de excomunion, en los mismos términos en que lo hizo el señor Valdivieso; siendo de notar que este Concilio fué aprobado por la Santa Sede en 1588. Nadie ignora que una lei jeneral no deroga a otra particular sino cuando se hace expre- - sa mencion de ella. La declaracion de la Congregacion habría sido en todo caso posterior al decreto del Concilio Limense, i de consi- guiente debe este subsistir en todo su vigor miéntras que una lei jeneral no lo derogue expresamente. El señor Valdivieso no hizo Y 2) + Y $ EN h y e TACA a 922 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, mas que seguir el ejemplo del santo arzobispo de Lima, que pre= sidió aquel Concilio, ejemplo que habian seguido invariablemente todos sus predecesores, incluso el señor Vicuña. La algazara producida por el Edicto llegó a noticia del señor Valdivieso cuando habia dado principio a su visita. Con este mo- tivo escribió desde Cabinvao a sus Vicarios Jenerales, don José Miguel Arístegui i don José Hipólito Salas, a cuyo cargo había dejado el gobierno de la Arquidiócesis, la carta siguiente, fecha da el 16 de Diciembre de 1853: «Cuando expedí el Edicto, lo que principal mente tuve presen- te fué conservar nuestras tradiciones ino separarme del camino trazado por mis antecesores. lacluyo uu ejemplar del Edicto del señor Vicuña, concebido en iguales términos que el mio. Sabia que ese Edicto era conforme a Derecho, porque cuando se dictó se tuvieron a la vista la instruccion del Concilio Limense 1 los Edic- tos anteriores; i yo no me arrepiento ' de haber seguido la tradi- cion. «Digan lo que quieran los canonistas del Museo, el Concilio Limense es nuestra, lei, i para nosotros preferente a las jenerales canónicas; sin que pueda decirse que está derogada por el tiempo ni por la introduccion de extranjeros, pues que ambas cosas care- cen de autoridad lejislativa en la Iglesia de Dios. Es sobre todo indudable que la disposicion del Concilio está vijente, puesto que hasta en la última ocasion que ha ocurrido visita, se ha obrado conforme a ella, segun se prueba con el Edicto que le acompaño, «Nadie puede disputar al Obispo la facultad de lejislar en su Diócesis, i por consiguiente de dictar las reglas que sean condu- centes. a, da mejor represion de los males. En materia de correccion de costumbres durante la visita, el capítulo X de la sesion XXIV del Tridentino reviste al visitador del mas ámplio poder para for- mar estatutos i ordenaciones, ¡aun para imponer penas (punteado) en todo lo que crea conducente ala reforma de las costumbres; 1 si Ud. se fija en las palabras que cita el Museo del: mismo (Conci- lio, que son extraidas del capítulo 111 de la sesion, notará que el expulsis hcresibus, dice algo: mas que exhortaciones i moniciones: ««Si las declaraciones que citan Barbosa 1 Ferraris son ciertas (en lo que no siempre hai seguridad) ellas nada prueban contra nues- tro derecho especial establecido por el Concilio Limense i aproba-= do para nosotros por la Santa Sede. Ademas, si hubiera prohibi=- cion para mandar revelar otros crímenes, no sería por cierto el de: herejía; porque la. obligacion de hacer esta denuncia emana de lei ÁNALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885, 928 jeneral de la Ielesia ies anterior al Edicto episcopal. En las Igle- sias rejidas por la disciplina española como la nuestra, esta obli» gación es aun mas estricta, porque tiene término prefijado i pena canónica especial, como puede verse en San Ligorio 1 todos los moralistas. Cuando el Obispo manda, pues, denunciar'a los here- jes, nada establece de nuevo por sí; solo corrobora con su mandato la observancia del precepto de Nuestra Santa Madre Iglesia. Al mas ciego secuaz de Barbosa no le ocurrirá decir que la supuesta prohibicion hecha al Obispo para mandar hacer denuncias le ató las manos para obligar a que observen las que ordena la Iglesia. T si no ¿habrá quién sostenga que solo porque el Obispo anda en visita le es prohibido prevenir a los fieles la obligacion de denun- ciar a los visitantes? Ergo a part, aun prescindiendo del Limense. «Saliendo del terreno canónico, i colocados en el filosófico, la denuncia de los herejes es mil 'veces mas necesaria ahora que en tiempo de Santo Toribio: pues entónces era remotisimo el daño, que en nuestros tiempos se presenta probable i casi cierto, que puedan causar a la Iglesia los lobos que, con capa de oveja, apa- rentan en lo exterior ser católicos i obran en secreto como enemigos del catolicismo. En vida de nuestros abuelos no solo habría sido temerario, sino inverosímil, sospechar que un católico quisiera perseguir a la Iglesia, deprimir su autoridad 1 alejar a los fieles del vínculo de union católica; ¡hoi vemos que no faltan quienes abrisuen tan perverso designio. Cuando no hubiera prueba, el lenguaje 1 el espíritu de los periodistas ofrecería un testimonio irrecusable de esta triste verdad. No hai «sociedad alguna a quien se niegue el derecho de conocer a sus enemigos' para no fiarse de ellos 1 para no poner en sus mános su propia suerte. ¿Por qué ha de extrañarse en la Iglesia el uso de esta vital facultad? Al Esta- do se daña con las armas, 1 a la verdadera fé con el error; i asi como aquel obliga a delatar a los conspiradores armados, la Igle- sia puede igualmente hacer lo propio con los pervertidores de la sana doctrina. Hai, sin embargo, una diferencia notable, i es que el Estado manda descubrir a un conspirador para castigarlo, 1 la Iglesia solo Jo hace para amonestarlo i para salvarlo, si quiere oir su voz; 1 si no la escucha, para precaver su contajio. Cuando llega -a/imponer penas, la mayor que puede fulminar es la separacion de su gremio, i el hereje se la ha impuesto a sí mismo desde que abandona a su antigua i tierna madre. Es preciso tener presente que las denuncias que se mandan hacer no son ni pueden ser con respecto a los de relijion extraña, sino a los que se intitulan catá- 924 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. licos i conservan este velo hipócrita. Sería, sobre inútil, absurdo mandar denunciar a los protestantes. Inútil, porque no cabe de- nuncia con el que hace pública profesion de distinta relijion de la nuestra; no necesita ser denunciado el que está mui léjos de quierer encubrir lo que es. Absurdo, porque carece de objeto la denuncia de los que de hecho no siendo súbditos de los Obispos católicos, su autoridad nada vale para ellos ni tiene sobre qué ejercitarse. «De todo el alboroto que ha causado la ajitacion heretical de- bemos deducir cuánto interesa al demonio intimidarnos para que no le opongamos resistencia a sus seducciones. Con el favor de Dios no triunfará; pero si llegase a triunfar, nos quedaría el con- suelo de que despues de nuestras luchas amanecerían mejores dias). | No necesitamos agregar una palabra mas en justificacion del Edicto de la visita despues de la sólida argumentacion que con- tiene la carta precedente. Como todo lo que salía de la pluma del señor Valdivieso, esa carta, 'escrita en medio de las tareas de la visita diocesana, desarma a sus gratuitos denostadores. Parece que Dios se complacía en aquilatar los méritos del invicto Prela- do saturando de hiel todas las obras que emprendía en provecho de las almas. Los denuestos de sus enemigos fueron a buscarle al apartado rincon donde distribuía cun jenerosidad de padre auxi- lios i consuelos espirituales a los mas desamparados de sus hijos. No quería Dios que probase ninguna satisfaccion cumplida, ni aun la pura i lejítima de hacer el bien a sus semejantes. Despues de haber arreglado convenientemente el gobierno de la Arquidiócesis durante su ausencia, el señor Valdivieso partió de Santiago con direccion a la costa porel camino de Melipilla en la mañana del 5 de Diciembre de 1853, acompañado de los presbíteros don Manuel Antonio Valdivieso, don José Ramon Guerrero, don Juan Francisco Vicencio, don Estanislao Olea, de los Reverendos Padres de la Compañía de Jesus Bernardo Parés, Superior de la Congregacion, i Manuel Mártos, i del Diácono don Manuel Salas, Notario de Visita (1). | El señor Valdivieso visitó en esta primera escursion apostólica los curatos de Cartajena, San Pedro, Navidad, Cahuil, (vice-par- roquia de Reto) Paredones, Vichuquen, Curepto, Talpen, Gualle- (1) Don Manuel Salas fué ordenado de presbítero durante la visita en los Gra- neros de la hacienda de Cabinyao. ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 925 co, (vice-parroquia de Talpen) Limávida (vice-parroquia de Curep- Lo), Huerta (1), Pumanqui, Reto, Rosarioi Alhué (2). -—Indecibles fueron los padecimientos soportados durante la larga travesía que fué preciso hacer para visitar estas quince parroquias de la costa sur, las mas desamparadas i distantes del Arzobispado. La escasez de medios cómodos de locomocion i las dificultades que ofrecian las vías de comunicacion en aquella remota época, 1 en especial las de la costa, obligaron al señor Valdivieso a recor- rer aquellas inmensas distancias a lomo de caballo, soportando sin reparo los ardores del 'estío i las fatigas de las largas jornadas a traves de llanuras sin agua 1 sin sombra, i de cuestas agrias 1 peligrosas. Muchas veces era preciso recorrer a pió largos trayectos llevando por la brida las cabalgaduras, a causa de la aspereza de los caminos. Obras veces pasaron dias enteros sin hallar que comer ni techo en que guarecerse para pasar la noche. Ein muchas oca- siones no tuvieron mas lecho que la dura tierra ni mas abrigo que sus hábitos. Despues de estas fatigosas marchas, en vez del descanso, les aguardaba en cada parroquia un trabajo ímprobo i abrumador. Era preciso administrar los sacramentos a millares. de personas en los pocos dias disponibles para cada parroquia; por lo cual los -confesores necesitaban trabajar desde las cuatro de la mañana hasta las once de la noche, sin mas descanso que el indispensable para tomar alimento. El señor Valdivieso ocupábase, entre tanto, en la inspeccion de los objetos del culto, de los libros i archivos i de todo lo concerniente a la administracion parroquial, i en admi- A nistrar a millares de personas el sacramento de la confirmacion, tarea que solia prolongarse hasta despues de media noche (3). En Cartajena, el primer curato visitado, permaneció siete dias 1 confirmó a tres mil quinientas personas, en su mayor parte adul- tos que ántes se habian confesado i comulgado (4). De allí se dirijió a San Autonio, donde estuvo algunas horas de paso para la, parroquia de San Pedro. La visita de esta parroquia la hizo desde la hacienda de Cabinvao, distante dos leguas de la iglesía parro- quial. El señor Valdivieso condesendió en hospedarse en este lu- (1) En la visita de esta parroquia se hospedó la comitiva en las casas de doña Mercedes Urzúa de Garces, donde se les prodigó todo jénero de atenciones. (2) En esta parroquia se hospedaron en la hacienda de los señores Anto- nio i Santiago Toro, donde, como en la anterior, fueron tratados como príncipes. (3) Debemos estos datos al señor presbítero don Estanislao Olea, que, como he- mos dicho, formó parte de la comitiva de Visita. o (4) Carta del señor Valdivieso a su Vicario, el presbítero don José Hipólito Sa- DN; “as, de 10 de Diciembre de 1853, 926 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. gar solo en consideracion a sus compañeros de visita, pues este curato no tenía mas casas parroquiales que unos ranchos desabri- gados. En carta de 24 de Diciembre decía a este respecto: «Yo fuí un dia a hacer la visita material de la Iglesia, i puedo asegu- rar que las habitaciones del cura en nada se distinguen de los ranchos del mas infeliz campesino. De allí me encaminé con el cura a reconocer un punto donde la línea divisoria era confusa, i tanto fué lo que auduvimos que solo logramos estar de vuelta a las diez de la noche, sin haber dejado de andar desde las tres de la tarde». «En Cabinvao, decía el señor Valdivieso en esta misma carta, no fué el trabajo tan insoportable como debiera esperarse en una parroquia tan vasta como la de San Pedro. Mas el agoipamiento de jente nos aguardaba en Bucalemu, donde hemos permanecido cerca de tres dias i durante los cuales se confirmaron allí sola- mente 1,925. El señor Fernandez, de Bucalemu, nos ha obsequiado con esplendidez 1 prodigado todo jénero de atenciones. «Ayer tarde llegamos a Navidad despues de un viaje cómodo i agradable, parte por tierra i parte por el rio Rapel. Dios ha que- rido que prodigue las bendiciones, pues al pasar el Maipo me cu- po en suerte estrenar 1 bendecir un nuevo puente que ha construido don Fernando Luco, i ayer sucedió lo mismo con el lanchon'en que navegamos por el Rapel. Respecto de nuestro actual aloja- - miento, solo le diré que los compañeros se asustaron mucho de ver sendas aberturas en las murallas causadas por el temblor de 1851, que así como el blanqueado, enladrillado, etc., conservar el statu quo de estos acontecimientos; mas, al fin, todos se aqule- taron 1 durmieron en paz bajo las que consideraban próximas rul- NAS ......... Nuestros co-visitadores se portan mui bien; su buena voluntad no deja sentir el trabajo; su piedad causa edificacion, 1 su excelente humor hace soportables, 1 diré was, saca hasta ven- tajas de las penalidades de estas peregrinaciones» (1). En Vichuquen fueron recibidos los visitadores con grandes manifestaciones de regocijo i de respeto, como lo atestigua el siguiente trozo de una carta escrita por el presbítero don Manuel Antonio Valdivieso desde esta parroquia. «Hemos sido, dice, perfectamente recibidos por el cura Fuenzalida. Como tres leguas ántes de llegar a la parroquia nos salieron al encuentro el sub- delegado i los principales del pueblo. A nuestra llegada encon- (1) Carta. escrita, desde Navidad al señor Salase e Ú ANALES DE LA U.—OCTUBRE/A DICIEMBRE DE 1885. 927 tramos en la plazuela de la iglesia una comitiva de indios de 'Alicantén, bailando segun costumbre de ellos i tocando diferentes instrumentos. El cura esperaba al señor Arzobispo a la puerta de la ¡elesia i lo introdujo a ella bajo pálio, única parte donde se le ha recibido como debiera ser: Todos estamos contentos 1huenos, apesar de que se trabaja “bastante, como puede conjeturarse por el número de confirmados, pues ya contamos veinticuatro: mil en las seis parroquias visitadas en poco mas de un mes». En Curepto fueron tambien recibidos con un esplendor verda- deramente réjio por el venerable cura don Domingo Gonzalez. Este, con un gran número de personas, aguardaba a los visitado- res en la márjen del rio que sirve de límitea la parroquia, dis- tante como dós leguas del pueblo. Durante todo el trayecto veían- “se grupos numerosos de jente que se agregaban a la comitiva 3 manifestaban su alegría con 'aclamaciones al Prelado.:De trecho en trecho levantábanse arcos trinnfales vestidos de verduras ¡flo- res silvestres. La: llevada al pueblo fué una ovacion entusiasta: de cada habitacion, aun de las mas miserables, se arrojaban llu- vias de flores sobre el carruaje que conducía al señor Valdi- vieso (1). Despues de tres meses 1 medio empleados.en recorrer las quin- ce parroquias ántes enumeradas, la comitiva de visita llegó de re- greso a Santiago:el 17 de Marzo de 1854. El elero:i pueblo de San- -—tiagorecibierón al Prelado con grandes demostraciones de regocijo, tanto mas justas cuanto mayor había sido la zaña.con que sus. grá- —tuitos enemigos lo habían atacado en'su ausencia. «Sw entrada a Santiago, dice La Revista Católica, ha 23d0 ver- daderamente espléndida. Una comision del Cabildo Eclesiástico, una buena parte del clero i de seculares: distinguidos 'acompaña- ban a $. S, L 1 R.; miéntras que las calles por donde pasaba os- tentaban en las casas particulares el signo del júbilo, el estandarte de la patria. Seguían su marcha bandas de música militar i las flores caían en abundancia sobre el señor Arzobispo. El digno $ «Prelado de nuestra Iglesia recibía con complacencia: el sincero homenaje del amor de sus diocésanos. A la entrada:a la Catedral le aguardaba otra banda de música; el Cabildo Eclesiástico ¡el ¡Seminario Conciliar recibieron allíca su Pastor i en seguida se MR E (1) Es mui digna de notarse la ess de que en el espacio de un siglo mo había habido mas que dos Curas en esta parroquia, ambos verdaderamente Ds 'pontólicos, i el primero de los cnaleg murió en olor de santidad, 928 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, cantó un solemne Te Deum. Terminado este acto fué conducido a su casa con gran acompañamiento de eclesiásticos i seculares, «Era un espectáculo conmovedor, continúa el mismo periódico, el que ofrecía un pueblo católico que con vivas i aclamaciones ex- presaba el cordial alborozo de que se sentía animado con la pre- sencia de su Pastor espiritual. El pueblo de Santiago ha dado un elocuente i público testimonio del amor que le profesa; i los que han pretendido despretijiarlo han tenido ocasion de notar que la empresa no es tan sencilla, porque ocupa un lugar mui distinguido en el corazon de sus diocesanos», La segunda excursion por las parroquias del sur comenzó a principios de Diciembre de 1854 i terminó en mayo de 1855. Du- rante estos cinco meses visitó el señor Valdivieso las parroquias de Guacargúe, San Francisco de Pencagiie (hoi San Juan E. de Taguatagua), Nancagua, San Antonio de Colchagua, San José de Toro, Santa Cruz de Colchagua, Pichidegua, Peumo, Coltauco, Doñigie, Codegua, San José de Maipo i San Bernardo. Esta visi- ta fué ménos penosa que la ¡de las parroquias de lafcosta, porque en ésta parte central del territorio hai_medios mas fáciles i cómo- dos de locomocion. La tercera visita comenzó a mediados de Diciembre de 1855 1 terminó a principios de Mayo de 1856. En esta excursion lo acom- pañaron los presbiteros don Manuel Antonio Valdivieso, don Es- tanislao Olea, don Miguel Tagle, don Juan Bautista Larrueca, Notario de Visita, el Reverendo Padre Juan Gaudásegui de la Compañía de Jesus, i los padres de la Recoleccion dominicana frai Manuel Palacios i fral Antonio Macho. Fueron visitadas las parroquias de Maipo, Rancagua, Olivar, Rengo, Malloa, San Fer- nando, Tutuquen, Rauco, Curicó, Molina, Pelarco, Pentahue i Talca, con lo cual quedó terminada la visita de la parte meridio- nal del Arzobispado. Desde la parroquia del Olivar, pueblo natal del presbítero don José Hipólito Salas, el señor Valdivieso le dirijió a Concepcion, de cuya Diócesis habia tomado aquel posesion en calidad de Obispo electo, una carta en la que se revela toda la ternura del afecto que profesaba a su primer secretario i leal amigo. «He recibido en campaña, le decía, sa mui apreciable del 6 del corriente, i tengo la satisfaccion de contestarla desde estos lugares, visitados por sus antiguos Lares i testigos de los goces puros de su infancia, única - época de tranquilidad i contento en el curso de esta vida que nos es forzoso atravesar. Quizás yo me paseo por el mismo campo que me ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 929 Ud. holló muchas veces con sz planta infantil tras la dorada ma- riposa o el esmaltado picaflor. Las frondosas arboledas cuya vista me recrea le vieron talvez escalar sus copas para saborear sus primeras frutas o arrebatar a las avecillas algun nido con su cria, Las tapias carcomidas de algunos callejones paréceme que con- servarán las hendiduras donde estaban ocultos los panales que Ud. disputaba a las abejas laboriosas en denodada¿lucha. Pero, pasaron esos tiempos para no volver jamas, i la única dicha que podemos esperar en este valle de miserias i angustias es que los males que - necesariamente se experimentan de uno u otro modo nos vengan por la causa de Dios. 11 título de dominio al reino de los cielos es la persecución por causa de la justicia: Beati qui persecutionem patiuntur propter justitiam, quoniam ipsorum est regnum coelorum. Esta es la verdadera fuente de consuelos que Ud. puede i debe buscar. La presencia de los hombres podrá atenuar nuestros su- frimientos; pero no pocas veces los que vinieron a consolarnos llegan a aumentar por otro lado "nuestros padecimientos. Confie- - mos en Dios, El nos hará triunfar de los obstáculos; i entre tanto, déle Ud. muchas gracias porque lo anima en una fé viva i le da - resolucion para hacer sonar la campana mas elevada del campa- - nario i advertir con su ronco estrépito que vivan con cuidado los que tengan tejado de vidri0...........» Este trozo de carta escrito en medio de las tareas abrumadoras de la visita, demuestra, a la vez que el afecto que profesaba al señor Salas, el grato esparcimiento que solía dar a su imajinacion La su corazon en el seno de la amistad. No era el señor Valdivie- so, como se le ha creído, un hombre negado a los tiernos afectos del alma. La fisonomía interior de los hombres se revela en la cor- respondencia epistolar; i en la del señor Valdivieso se vé un cora- . zon tan sensible a las ternuras de la amistad i a los afectos de la “sangre, como tíjido pudiera parecer al que lo juzgase solo en el cumplimiento de los grandes deberes de su ministerio pastoral. El último curato visitado en su excursion apostólica fué el de Talca. Hablando de esta feligresía, decía desde Pelarco al mismo señor Salas, en carta datada en febrero de 1856: «Me acerco a Talca, i segun las noticias adquiridas, no serán los consuelos de encontrarme en una poblacion que consideraba de las mas piado- sas del Arzobispado los que allí me aguardan. El espíritu del si- glo parece que ha cundido algo mas de lo que yo creía. Para A el campo he creído que mis trabajos debían dirijirse a 'mis venerables cooperadores, i he comenzado por hacer que se re- Ñ UN l St TAR D 930 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. cojan todos los clérigos a ejercicios. Desgraciadamente, hai allí una oposicion abierta contra el Intendente, i todo lo que pudiera espe. rarse de la cooperacion de este majistrado, tan buen católico, será contrariado por el hecho de venir de él. Ya el apodo con que maS lo zahieren los periódicos es el de beato i amigo de frailes i cléri” gos. En fin haremos lo que se pueda i dejaremos el éxito al cui dado de la. Divina Providencia......» En esta ciudad tuvo noticia el señor, Valdivieso de la ruidosa cuestion promovida por. algunos capitulares con motivo de la expulsion de un sacristan menor de la Iglesia Metropolitana. Esta noticia, que lo sorprendió en medio de las rudas tareas de la visita 1 cuya magnitud comprendió des- de el primer momento, fué a acrecentar los pesares que agovia. ban ya su corazon. Terminada la visita de las parroquias situadas en la parte me- ridional de la Arquidiócesis, se dispuso a emprender la de las parroquias setentrionales, comenzando por las del Salvador i de los Santos Apóstoles de Valparaiso, que verificó en el mes: de Fe- brero de 1857. El 25 de Setiembre del mismo año! dió comienzo a la visita de todos los curatos situados entre Santiago i Valparaiso. Lo acompañaron en esta cuarta 1 última excursion los presbíteros don Estanislao Olea, don Miguel Tagle i don Salvador Aulet, Notario de Visita, i los reverendos Padres de la Recoleccion Do- minicana frai Manuel Arellano, frai Pedro Vasquez ifrai Fran- cisco Aguirre. Fueron visitados los curatos de Purutun, Puchun- cavi, Ligua, Injenio, Quilimarí, Santo Tomas de Choapa, Pupio (vice-parroquia de Choapa), Petorca, Putaendo (vice-parroquia de Catemu), San Felipe (vice-parroquia de Jahuel), Santa Rosa de los Andes, Quillota, Limache, Lampa (vice-parroquia: de. Calen ¡ Tiltil), i Colina, Excusado nos parece advertir que el señor Valdivieso era reci- bido en todas partes con las demostraciones de piedad i de entu- siasmo que despierta en los fieles la presencia del Pastor de sus almas. Pero entre las parroquias setentrionales de la HArquidió- cesis se distinguió en estas manifestaciones la de Santa Rosa de los Andes, rejida entónces por el presbitero don Manuel Parreño- «En la tarde del 29 de noviembre, dice La. Revista Católica, par- tió el Ilustrísimo señor Arzobispo de San Felipe con direccion a los Andes, donde un inmenso concurso de jente lo aguardaba con las señales del mas vivo entusiasmo. En su tránsito el Ilustriísimo - Prelado recibió de la numerosa feligresía de Santa Rosa las mas expresivas manifestaciones de amor i respeto hácia su persona 1 ANALES DÉ LA U.—UCTUBRE A DICIEMBRE Dr 1885. 981 carácter, que no dudamos habrán contribuido a endulzar en cier- to modo los trabajos i safrimientos de todo jénero que ha tenido que soportar en el curso de su fatigosa expedicion. Las numero- sas flores que 'se esparcian a su paso lla série de arcos que ador- naban el camino, 1 que terminaban con el que le consagró el pue- blo de Santa Rosa.en la mitad de la Alameda principal, eran indicios del regocijo en que abundaban aquellos fieles por la lle- gada de su Pastor. «Es digna de tódo elojio la conducta que en esta ocasion obseér- varon el señor Gobernador, la Tlustre Municipalidad, el Párroco 1 las personas mas distineuidas de Santa Rosa de los Andes. Una legua ántes de la poblacion, el ilustre cuerpo municipal aguarda- ba al Prelado en casa del señor don Felipe Avaria. Ahi se detuvo toda la comitiva algunos momentos, durante los cuales el señor Avaria prodisó al señor Arzobispo ia los que lo acompañaban obsequiosas manifestaciones. Desde este punto ocupó el señor Ar- zobispo un coche adornado de vistosas flores, que al efecto se le tenia preparado; i, escoltado por la caballería de los Andes, llegó en él hasta el arco erijido en la Alameda del pueblo, donde el Cu- ra lo'aguardaba vestido de pluvial, ¡ fué desde allí conducido bajo palio hasta la iglesia, en la cual hizo inmediatamente la visita de - los vasos sagrados i pila bautismal, (Desde este dia permaneció el Ilustrísimo señor Arzobispo en Santa Rosa hasta el Domingo 6 de Diciembre, en que colocó so- lemnemente la primera piedra de la iglesia parroquial. A'las seis 1 media de la mañana de ese dia los cuatro padrinos se dirijieron ala habitacion de $. S. L. para conducirlo, vestido de capa mag- na, en carruaje a la plaza principal donde el Cura lo aguardaba. Los padrinos 1 madrinas condujeron la piedra con el acta que de- bía colocarse en ella, Un escuadron de lanceros hacía los honores. El altar estaba colocado en' una plataforma que había cerca de los cimientos. Despues de la ceremonia de la colocacion de la pie- dra, el señor Arzobispo celebró en el mismo sitio el santo sacrifi- y cio, durante el cual se tocó música militar. Asistió a este acto an inmenso jentíio, i la tropa de infantería guardaba el recinto de y los cimientos» (1). ' Ñ l i El 1. de £nero de 1858, el 'señor Valdivieso estuvo de vuelta en Santiago despues de esta última excursion. En catorce meses había recorrido toda la vasta extension de la Arquidiócesis ¡ i Neva . Revista, Católice, b VII, núm. 526, 932 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS, do a todas partes el remedio de las necesidades espirituales de sus diocesanos, Incalculables fueron los bienes recojidos en esta pro- longada visita. La presencia del Prelado en todas i cada una de las parroquias, 1 en especial en aquellas que por la distancia i es- casez de sacerdotes, carecía de todo jénero de recursos relijiosos, operó una reaccion favorable en las costumbres, en el cumplimien- to de los deberes cristianos i en la instruccion relijiosa del pueblo. Las misiones que el señor Valdivieso hacía dar en cada parroquia para preparar a los fieles a recibir el sacramento de la confirma- cion, ejercían una influencia rejeneradora. Un gran número de per- sonas que nunca o en mucho tiempo no se habían confesado, se les veía cambiar de vida 1 curar sus vicios inveterados; muchos espo- sos olvidados de sus deberes domésticos, devolvían la paz i la dicha a sus hogares; muchos que vivian de una manera incorrecta, leji- timaban sus uniones o abandonaban relaciones ilícitas; muchos ignorantes adquirian la instruccion conveniente en órden a las grandes verdades de la relijion. El servicio parroquial recibía en todas partes impulso vigoroso, se correjian los abusos i se remedia- ban las necesidades del culto, en cuanto era dable; se ponía órden i arreglo en los archivos 1 libros parroquiales, i se estimulaba el celo de los párrocos con el consejo, la correccion 1 el ejemplo. Muchas veces en su tránsito por las parroquias del campo sin- tió el señor Valdivieso el alma oprimida de angustia en vista de tanta miseria, sin que la escasez de sus recursos le permitiera re- mediarlas del todo. En algunas se vió precisado a incinerar los paramentos con que se hacía el servicio del culto 1 reemplazarlos por otros, porque el estado en que se hallaban no permitía, sin irreverencia, usarlos en el culto divino. Otras carecian hasta de lo mas indispensable para este objeto, i era preciso proveerlas; en otras partes acudian al Prelado, como a Padre comun, multitud de menesterosos a pedirle algun recurso para alivio de su pobreza, i no era posible negarse. Desgraciadamente, la falta de recursos impedia al señor Valdivieso hacer todo el bien que su compasivo corazon hubiera deseado; limitándose en ¡muchos casos a deplorar- los en ¡silencio. Los tres mil pesos con que el Gobierno tuvo a bien contribuir para los gastos de la visita diocesana se consumieron en la prime- ra excursion; todos los demas, los hizo el señor Valdiviesoa su costa (1). No podian ser, por lo tanto, desahogados los recursos de que (1) La Revista Catóica, afirma que cada una de las cuatro salidas que hizo el señor Valdivieso costó de dos a tres mil pesos. (t. VIII núm. 519). ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 933 disponía, pues no contaba sino con su escasa renta. Por la misma causa no pudo llevar consigo el número competente de sacerdotes que lo auxiliasen en las fatigosas tareas de la visita; lo que fué parte para que los pocos abnegados sacerdotes que lo acompaña- ron soportaran un trabajo abrumador. Durante la visita confirmó el señor Valdivieso a doscientas ochenta i cinco mil, novecientas treinta 2 ocho personas, de las cuales las tres cuartas partes eran adultas que necesitaron confesarse préviamente. Esto quiere de- cir que en cada una de las cuatro salidas que verificó, los cinco o seis sacerdotes que le acompañaban confesaron, en el espacio de tres meses que duró cada excursion, de cuarenta a cincuenta mil personas. No es dificil comprender que para dar cima a esta tarea, que habría requierido, para no ser exesiva, doble número de compañeros—necesitaban los confesores emplear en el confe- sionario todas las horas del dia i algunas de la noche, viéndose no pocas veces en la necesidad de negarse hasta la satisfaccion de celebrar el santo sacrificio de la misa. El señor Valdivie- so los alentaba i edificaba con su ejemplo, pues se le veía trabajar sin interrupcion, a veces hasta unai dos horas despues de la media noche, en todo lo concerniente a la visita, i en especial en adminis- trar el sacramento de la confirmacion. No es dable tampoco decir las molestias i privaciones que tuvo que soportar durante esta larga expedicion apostólica. Baste con- siderar que, por razones de economía o de carencia de otros me- dios, hizo casi toda la visita a caballo, precisamente en la estacion en que se hacen sentir con mas fuerza los calores del estío, debién- dose, ademas, tener presente que eran exesivas las distancias que mediaban entónces entre una ¡otra Parroquia. Infatigable para el trabajo, puede decirse con toda exactitud que en los catorce meses que duró la visita no descansó mas que el tiempo in- —dispensable para restaurar las fuerzas en horas escasas consa- gradas al sueño. Los que tuvieron la fortuna de acompañarlo en esas excursiones apostólicas recuerdan todavía con inefable complacencia esos dias, si penosos por el trabajo i las penali- dades materiales, mui gratos por la amable compañía del señor Valdivieso, quien, con su carácter jovial, benévolo, inmutable, sa- -bía tornar en deleitosos pasatiempos las mas rudas faenas. Ellos cuentan que en medio de las penalidades, de las largas jornadas, de las privaciones de todo jénero, rebosaba de alegria; que nunca salió de sus labios una queja, ni demostró cansancio o disgusto, ni se Amenguó la enerjía de su espiritu; i que jamás aceptó comodidad 934 MEMORIAS OIENTIFICAS 1 LITERARÍAS. alguna que lo colocase en situacion' mas favorable e Bass Coiti. pañeros de trabajo. ) 157 04, 18 Su paso por las Parroquias fué señalado por obras que: conger- varán largo tiempo la memoria de su tránsito 1 el recuerdo de sús talentos 1 virtudes, Mediante esta visita, el señor Valdivieso ad= quirió tal conocimiento del extenso territorio de su Diócesis que parecía haber residido por mucho tiempo en cada una de las Par- roquias. En virtud de este conocimiento personal de los lugares, a medida que las circunstancias se lo permitian, iba desmembran- do i reduciendo la extension de las Parroquias 1 allanando las di- ficultades del servicio parroquial, que fué el objeto preferente de sus desvelos. No contento con esto, i¡ en la imposibilidad de repe- tir con frecuencia la visita diocesana, enviaba anualmente visita- dores parroquiales! de su entera confianza, que le informaban con minuciosidad acerca del estado i necesidades de cada una de las Parroquias. 1 toda véz que por cualquier motivo venia a Santiago * alguno de sus párrocos, acostumbraba interrogarlo prolijamente en órden a la situacion de sus curatos i alentarlos para queno desmayasen en presencia de los padecimientos. De esta manera su accion se hacía sentir en todas partes. y Y 14 GAPITULO* XXI. PROVISIONES DE OBISPADOS. Eleccion del señor presbítero don José Hipólito Salas para el Obispado de Con- cepcion,—Sus resistencias para aceptar el cargo. —Parte que tomó el señor Valdivieso para vencer estas resistencias. —Una hermosa carta escrita con este motivo, —Aceptacion del señor Salas. —Correspondencia epistolar de estos dos grandes prelados. — Renuncia del señor Salas, —Decision de la Santa Sede, — Solemne consagracion del señor Salas. —Provision del Obispado de Ancud.— Traslacion a Chile de los restos mortales del Ilustrísimo señor Rodriguez Zo- rrilla, En la época que venimos historiando verificáronse algunos he- chos de grande trascendencia para el porvenir de la Iglesia chile- na en los cuales cupo una «parte considerable al señor Valdivieso: nos referimos, en primer lugar, a la acertadísima eleccion del pres- bítero don José Hipólito Salas para la Silla Episcopal de Concep. cion, vacante por el fallecimiento del 1lustrisimo señor don Die- go Antonio Elizondo, acaecido en Valparaiso el 5 de Octubre - de 1852. La designacion del señor Salas hecha por el gobierno de don - Manuel Montt, siendo Ministro del Culto don Silvestre Ochaga- vía, fué universalmente aplaudida. Solo el favorecido con ella la recibió con profunda i, casi podríamos decir, con invencible repug- nancia. Con esa modestia que realza el verdadero mérito, como las sombras realzan las figuras de un cuadro, se creía inhábil para desempeñar las funciones episcopales i destituido de las cualidades que requiere la dignidad de príncipe de Ja Iglesia. No obstante esta repugnancia se creyó en el deber de deferir al juicio de per- sonas respetables que le instaban para que aceptase el cargo pas. MA A: DE LA U., 1.* SEC. 111-112 36 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARÍAS. * toral por exijirlo asi el bien de la relijion. Entre esas personas ocupaba el primer puesto el señor Valdivieso, cuya opinion tenía para el señor Salas el doble ascendiente del respeto de un maestro 1 del cariño de un amigo de veinte años. Á pesar de que cou la promocion del señor Salas se privaba de la compañia del mas ín- timo de sus amigos i de las luces de uno de sus mas esclarecidos cooperadores, el señor Valdivieso hizo cuanto estuvo de su parte para vencer las resistencias i aguietar los temores que la modestia 1: extrema delicadeza de conciencia sujerian al benemérito sacerdote. De los esfuerzos hechos en este sentido por el señor Valdivieso tenemos una prueba en la hermosa carta que tras:rbimos a con- tinuacion. «Mi querido amigo: ayer lo dejé tan abatido que no he podido olvidarlo. Si Ud. pudiese serenarse un poco, quedaría convencido de que el motivo de sus temores es infundado, ¿Por qué aceptaría Ud. la carga pastoral? ¿Por su ventaja? No ¡iguora que es para Ud. una posicion de tormentos; 1 la repugnancia invencible con que Ud. lucha lo atestiguan mui bien. ¿Qué irá, pues, a buscar? No mas que la gloria de Dios. Mas Ud. insiste en que no es apropó- sito para procurarla en el episcopado. Pero puede hacer lo que esté en su mano para que Dios sea glorificado, 1 esto basta; porque Dios no exije de nosotros que dominemos las circunstancias, 310 que le pidamos su gracia i que trabajemos con desinteres i celo. ¿Son mui graves los males de aquella diócesis? Cuanto menos apetecible sea su gobierno, tanto mayor será el sacrificio i tanto mayor el mérito. ¿Se dejarán los males sin remedio? Nó, por cier- to. ¿Habrá muchos hombres temerosos de Dios que quieran acep- tar el bocado? Júzguelo por Ud. mismo. ¿Qué haría Ud. si viese a su buena madre en peligro de zozobrar en una embarcacion? ¿Se contentaría con lamentar su desgracia fundado en que no sa- bía dirijir embarcaciones? ¿Si no tomase el timon, no se echaría a nado para tentar sacarla del riesgo? ¿Esperaria que viniese otro i le arrebatase este acto jeneroso de sacrificio? Nó, por cierto: yo conozco su corazon. Si miéntras llegaba otro, los esfuerzos de Ud. no lograsen mas que debilitar sus fuerzas i angustiarlo ¿dejaría por eso de estimar aquel sacrificio su desamparada madre? ¿Ven-- dría a echarle en cara que no. era diestro piloto? Pues bien,'su- querida madre la Iglesia marcha sin guía en Concepcion en mo- mentos en que el mar ha llegado a ser borrascoso. En esta triste situacion no ofrece halagos i solo debe ¿esperar que le tiendan la mano las almas jenerosas que, olvidándolo todo, solo tengan en: ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 937 vista el peligro en que se halla i se lancen a los riesgos para hacer esfuerzos por salvarla. Cuando Ud. oye sus clamores no debe po- nerse a discernir si hai otro buen piloto que quiera aceptar la pe- sada carga. ¿I teme que el divino Esposo dela náufraga Iglesia sea ménos reconocido al sacrificio que Ud haga por precaver el naufrajio? ¿Se figura que el Dios de bondad podria echarle en ca- ra su falta de pericia, despues que Ud. prodigaba su vida por li- bertar de los peligros la cara prenda del Señor? «Faltan los hombres, no hai medios con que hacer el bien, dice Ud.—El mas pintado de los Obispos posibles para Concepcion no tendria ni mas hombres ni mas medios que Ud.; i si es forzoso que haya Obispo, Ud. se encuentra con los recursos que podria tener el que mas. Hasta ahora las cosas solo se han visto de léjos, 1 pu- diera ser que la escasez no fuese tan grande como se pinta. ¿Sa- bemos: si. unos ejercicios i oportunas misiones no formarian vir- tuosos párrocos de muchos que no lo son, talvez porque no han tenido medios de volver al buen sendero? ¿En vano nos mandaría Nuestro Señor Jesucristo que le roguemos que envíe: operarios cuando su corto número no corresponda a la lextension de la vi= - ña? ¿lla promesa hecha de otorgar la peticion que se le haga del buen espíritu? ¿Acaso no puede Dios levantar hijos de Abraham hasta de entre las piedras? Yo creo que esa intima conviccion de Ud. de no poder hacer cosa alguna de provecho debe obligarlo a : esperarlo todo exclusivamente de Dios, que es el único que da in- | cremento a la planta que nosotros nos afanamos en regar. Así, j pues, la obra es tambien exclusivamente de Dios; i Ud. no Hibo 3 cuidarse mucho de lo que acontecerá. No es ayuda solamente, sino $ portador de carga con el que cuenta. 1 (Ademas, dice Ud., que dista mucho de la perfeccion que, segun las Santas Escrituras, requiere el episcopado. Si hubiere alguno que asegurara que se cree con toda la virtud bastante para ser "Obispo ¿lo elejiría Ud. si estuviese encargado de la eleccion?— 'No es prueba decisiva el juicio propio. ¿Cuántos santos Obispos no comenzaron por.ser malos cristianos? San Agustin i San Cipria- mo, estos dos astros de la Iglesia, tuvieron pésimos antecedentes; A. sin embargo, Dios reveló su eleccion, como la de San Pablo i di San Mateo, que tampoco eran dignos de recomendacion ántes de su llamamiento. Aquellos se contentaron. para creer que era vo- untad de Dios su episcopado con el juicio de los hombres pruden- “temente examinado; 1 Ud. no puede dudar de que cuenta con este 8 igno del querer de Dios, A la verdad, que no podrian todos com- 938 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS, binarse en un mismo pensamiento en materia de suyo tan fácil de preocupar los ánimos i de hacer que prevalezcan en ellos in- fluencias diversas, sin una disposicion especial de la Divina Pro- videncia; al ménos yo vislumbro en esto algunos indicios de ella, ¿Cree Ud. que por iguales procedimientos resuelven este proble- ma los mandones, los políticos, los pelucones piadosos pero aris- tocráticos 1 nosotros los de la comparsa? Pero me dice Ud.: es que cada cual se equivoca por distinto capitulo. Bien: i esta equivo- cacion tan comur i tan contraria a los intereses de los equivoca- dos, ¿es poco significativa? Aquí, donde por la distancia ni el Papa puede conocer a las personas, ni tener tiempo para imponer man- datos como a San Ligorio, ¿uo habrá razon para que se estime aquella connivencia como signo de la voluntad de Dios? «Pero demos que no lo fuese en realidad, i que Ud. fundado en nuestras razones lo/creyese así ise resolviese contra sus inclina- ciones, sus intereses, contra sus esperanzas a beber el cáliz amar- go, ¿rechazaría Dios el sacrificio del entendimiento, de la voluntad i del corazon a un mismo tiempo, solo porque había raciocinado con mala lójica? ¿El que ha declarado que la mayor prueba de amor a El es la aceptacion del cuidado pastoral del rebaño, podría hacer cuestion de premio o castigo la buena o mala forma de un silojismo? ¡Ah amigo! tema por otra cosa condenarse, pero no por aceptar Obispado como el que las circunstancias le ofrecen. No hai dos infiernos, 1si no fuese por la esperanza del premio, lo se- ria la violencia que Ud. experimenta al prestar su asentimiento, «No he querido tocar el argumento que Ud. funda en el desam- paro de amigos, porque no afecta tan directamente a la vida eter- na i porque esto me hiere de frente. Ud. me conoce; sabe mui bien la necesidad que tengo de un amigo a quien confiar mis cosas, i que mis malditos recelos no me permiten ya a los cuarenta i ocho años buscar reemplazos....... Si no tuviese yo un corazon tan mudo en presencia de mi razon ¡qué distinto sería el lenguaje de su pobre i sincero amigo!». El señor Salas no podía resistir a estos razonamientos, los úni- cos capaces de quebrantar las resistenciaside un corazon sacerdo- tal: la necesidad de cumplir la voluntad divina a costa de cual-. quier sacrificio. Esta carta, que puede ponerse al lado de las que - el gran San Jerónimo escribia desde el desierto a su amigo Elio- doro para persuadirlo a que lo siguiese a la soledad, es de tal manera persuasiva para un hombre consagrado al servicio de Dios. i de la Iglesia que no sabemos cómo habria podido el señor Salas áN y ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE1885. 939 negarse a aceptar el partido que le señalaban tan poderosas con- sideraciones. La heroica resolucion de aceptar el sacrificio, des- pues de largas vacilaciones, fué un triunfo cuya gloria pertenece principalmente al señor Valdivieso, porque nadie podia disponer de una influencia mas decisiva en el ánimo del ilustre sacerdote. Si el señor Valdivieso hubiese prestado vido a su corazon 1 a sus conveniencias personales, talvez la Iglesia no habría usufructuado en mayor escala de los talentos, virtudes i servicios del señor Sa- las. Pero el señor Valdivieso se olvidaba de sí mismo cuando esta- ba de por medio el bien de la Iglesia. Conocía lo bastante a su antiguo amigo i primer secretario, para que se le ocultasen los - muchos 1 valiosos bienes que podia hacer ala Iglesia en el cargo pastoral. El señor Salas se separó del señor Valdivieso para hacerse car- go de la diócesis de Concepcion como Obispo electo, segun la an- tigua disciplina de nuestras Iglesias, poco despues de terminada la primera excursion de la visite diocesana. Una larga distancia se interpuso desde extónces entre ambos; pero aquellas dos gran- des almas, modeladas en una misma frágua, aquellos dos corazo- nes ligados por una amistad que solo se apagó a orillas del sepulcro, continuaron comunicándose sus pensamientos, sus temores 1 sus pe- sares por medio de una correspondencia epistolar con la que podrían formarse dos interesantes volúmenes. (1) El señor Salas no tomaba resolución en asunto grave o delicado, a lo ménos en los prime- ros años de su gobierno, sin oir la opinion del señor Valdivieso; no había dolores o alegrías que no depositase en el seno de su ilustre amigo. Hai en esa correspondencia, que hemos tenido la fortuna de hojear con creciente interes, dilucidadas materias ca- nónicas difíciles con el brillo i acopio de doctrina propios de esos grandes talentos; hai tambien allí cosas en que se revelan como a traves de diáfano cristal los sentimientos siempre levantados de esos dos grandes corazones. Al recorrer esos pliegos en que han vaciado sus pensamientos íntimos esas dos colosales figuras del episcopado americano, uno se persuade de que si hubiesen tenido = los medios de poner por obra sus deseos 1 proyectos, la Igle- sia chilena no tendría nada que envidiar a las mas sabiamente rejidas del orbe católico. Hemos dicho que, separados por la distancia para servir a la (1) El señor Salas, que conservó con admirable esmero toda la correspondencia del señor Valdivieso, ha dejado en manos de sus herederos 470 cartas. 940 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, Iglesia, como lo hicieron en otro tiempo San Gregorio Nacianceno ¡ San Basilio, continuaron comunicándose sus penas i enviándose mútuamente palabras de aliento ide consuelo. En efecto, nadie ignora que el gobierno de la diócesis de Concepcion fué para el señor Salas, a lo ménos en su principio, un lecho de espinas, no obstante las manifestaciones de aprecio que recibió a su llegada. El señor Valdivieso, sabedor de ezas penas, le decía en caria de 24 de Febrero de 1855: «Extraño habría sido que a los pasados hosannas no sucedieran algunas ráfagas de crucifigatur. Yo para mi he tenido que el desden i desaprobacion de los hombres mag- nates me alejaban un peligro en que mi pueril vanidad podia es- trellarse. Es verdad que Ud. no es tan imperfecto como yo; pero esos desdenes i desaprobaciones acrisolarán mas el mérito de sus sacrificios.. ... Para los desconsuelos que le causan sus coopera- dores, no hai mas consuelo que sufrir por Dios, miéntras con su gracia se forma una nueva jeneracion que pueda ir reemplazándo- los...... Para que se aplaquen sus 2ntus timores le recomiendo que lea mui despacio lo que el Padre Alonso Rodriguez escribe sobre que no hemos de contristarnos por el poco fruto de nuestros tra- bajos. Para mí ha sido este un buen remedio». Para aquietar los temores del señor Salas en órden a la acepta- cion del Obispado, le decía en carta de 25 de Enero de 1853: «Pa- Ta que vaya tranquilizándose algo mas sobre el conocimiento de la voluntad de Dios, allá va una noticia venida por el último vapor. Don Luis Chiaisi me ha comunicado que le dicen de Roma que el Papa pensaba nombrar a Ud. Obispo ¿n partibus. Con que sl esto es cierto, imnocens ego sum por haberle instado a que acepte ese Obispado». Pd Lo QA En el corto tiempo que tuvo a su cargo la administracion de la diócesis de Concepcion en el carácter de Obispo electo, hizo el se- ñor Salas grandes bienes ise conquistó las simpatías del clero i- del pueblo. Sin embargo, su delicada salud, gravemente quebran- tada a causa de la insalubridad del clima i del peso abrumador de las tareas de su ministerio, lo obligó a elevar su renuncia. (1) El Gobierno se negó tenazmente a aceptarla, i los amigos del señor (1) En la memoria del Ministerio del Culto del año 1853 se leelo siguiente: «El presbítero don José Hipólito Salas ha sido electo para suceder en la. silla, episco- pal de Concepcion al doctor don Diego Antonio Elizondo, que falleció en Valpa- raiso el 5 de Octubre del año próximo pasado. El nuevo prelado se trasladó a su diócesis a principios de este año, i se entregaba con celo a las tareas de sn cargo, cuando el estado de su saud, agravado a influencia de aquel temperamento, lo 'ha - obligado a separarse de Concepcion para volver a la capital». | ( ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 94]Í Salas volvieron nuevamente a interponer sus influencias para ha- cerlo desistir de este pensamiento (1). El señor Salas insistía en que el cargo pastoral era superior a sus fuerzas físicas i morales, ¡ sus amigos, encabezados por el señor Valdivieso, insistian en que el bien de la Iglesia reclamaba de él este penoso sacrificio. En la dura alternativa de echar sobre sus hombros una carga que creía insoportable, o desoir la opinion concienzuda de varios sacerdotes doctos 1 prudentes, tomó el partido de consultar al Padre comun de zos fieles 1 someterse con filial sumision a su dictámen. La respuesta del Padre Santo fué la que se esperaba. Conocía lo bastante las prendas personales del señor Salas 1 sabía que era el mas adecua- do para levantar de su postracion a la diócesis de Concepcion. En una carta que respira amor paternal le ordena que acepte el cargo 1 lo alienta a soportar el sacrificio por el bien de la relijion. El se- ñor Salas pronunció entónces con resignacion heróica el fat volun- tas tua 1 se resolvió a hacer en aras de la Iglesia el holocausto de su voluntad ¡ 1 de su vida. El señor Valdivieso, que había instruido por encargo del Go- bierno el expediente canónico que fué enviado a Roma juntamente con las preces, tuvo tambien el consuelo de derramar el óleo de la consagración episcopal en la cabeza del que fué desde entónces, ademas de su amigo mui amado, su venerable hermano, como Í6 llamó desde entónces en sus cartas. Este acto, uno de Me mas so- -lemnes que ha presenciado la capital, se verificó el 29 de octubre de 1854 en la antigua iglesia de la Compañía. En la víspera, de ese dia, dice La Revista Católica, el se- for Salas se dirijió a la casa del señor Arzobispo, acompañado de los Jóvenes de la sociedad de San Vicente Paul i de un gran número de eclesiásticos 1 de amigos. Reunidos los concurrentes en la capilla arzobispal, tuvo lugar la ceremonia de la investidura de los hábitos episcopales, despues de haberse dado lectura por el pro-secretario, presbítero don José Ramen Astorga, a un rescripto pontificio i ¡aun auto del señor Arzobispo referentes al mismo ob- _Jeto, «El “venerable Metropolitano, lleno de júbilo i satisfaccion por el digno sufragáneo que iba a tener en la persona de su anti- (1) HE aquí el decreto por el cual el Gobierno, despues de reiteradas instancia - para que no dimitiese su cargo, desechó definitivamente la renuncia: «Santiago, Abril 4 de 1855.—En atencion a los importantes servicios que, por su celo i reconocidas virtudes, puede prestar a la Iglesia de Concepcion el Obis- po electo de aquella diócesis, doctor don José Hipólito Salas, no há lugar alassr -'nuncia que hace de su cargo, 1 elévense sin pérdida de tiempo a Su Santida dale | preces acordadas, — Comuniquese. —MoxTTr.—8S. Ochagavía, 942 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. guo amigo i confidente, cuyo mérito nadie mejor que él conocía, se expresó en términos que revelaban su benévola complacencia». «A! dia ¡siguiente un numeroso i excojido concurso ocupaba desde temprano las naves de la Compañía. El templo estaba rica- mente adornado; pero lo que mas llamaba la atencion eran dos arcos erijidos fuera úe la Iglesia en honor del nuevo Obispo: uno de ellos estaba en la calle de la Bandera cerca de la casa de los Tribunales, i en él se leía esta inscripcion: Los humildes hijos de San Vicente de Paul a su benemérito presidente, señor Dr. don Jo- sé Hipólito Salas, dignisimo Obispo de la Concepcion; el otro, co- locado al pié de las gradas del templo, tenía, entre otras, esta ius- cripcion: Manifestacion de gratitud de la Iglesia de la Compañía al Ilmo. señor Dr. don José Hipólito Salas. : «Como a las diez de la mañana del dia indicado se dió princi- pio a la funcion en presencia de un jentío inmenso que se agolpa- ba a ver las imponentes i conmovedoras ceremonias de la consa- gracion episcopal. Ocupaba el lado derecho del presbiterio el Arzobispo consagrante, asistido del venerable Dean ¡ varios miembros del Cabildo eclesiástico, entre los cuales se hallaba tambien el doctor don Pedro J. Tordoya, canónigo majistral de la Iglesia de Lima. Al frente estaba el consagrando en medio de dos Obispos asistentes, que lo eran el Ilmo, señor don Justo Do- noso, Obispo de la Serena, i el ilmo, señor don Antonio Maglorio Doumer, Obispo titular de Juliópolis. Seguían a continuacion el señor Provisor i Vicario Jeneral don José Miguel Arístegui, el Rector del Seminario don Joaquin Larrain Gandaríllas i el señor don Ignacio Morán, que hacían de padrinos. Leida por el Secreta- rio Arzobispal la Bula de institucion 1 hechas por el consagran- do las prostestaciones de obediencia i sumision a la Iglesia ia su Jefe, conforme a lo prevenido en el ceremonial romazo, empezó a desarrollarse el cuadro magnífico de augustas i sublimes ceremo- nias que sería inútil buscar fuera de la Iglesia católica. Los que han asistido a la funcion de que hablamos no habrán podido olvi- dar esa sublime invocacion del Veni Creator, cantado por todo el clero que se hallaba presente al tiempo que se verificaba la sugra- da uncion del nuevo pontifice, ni la bendicion solemne que dió al pueblo despues de consagrado recorriendo las naves de la ¡glesia. «El Padre Francisco Coldeforns, jesuita, predicó despues del Evanjelio un sermon en honor del Arcánjel San Rafael, cuya fies- ta se celebraba ese mismo dia, 1 dirijió al terminar su discurso un apóstrofe mui oportuno al recien unjido, e rt A 1 ¿ c E > este Jugar del homenaje de: reparacion hecho por el señor Valdi- ANALES DE LA U.-—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 943 «Terminada la fancion relijiosa, casi todo el concurso acompañó al señor Salus a casa de la señora doña Trinidad Larrain de Ira- rrázaval, donde se sirvió una suntuosa mesa de once...... Por la noche hubo en la misma casa una reunion de lo mas selecto de nuestra sociedad, en la cual se notaban los señores Ministros del despacho Varas, Ochagavía ¡ Berganza con otras muchas notabi- lidades políticas i literarias, Todos fueron olsequiados con esplén- dida magnificencia..... » : El señor Valdivieso vió en este dia coronados sus esfuerzos 1 satisfechos sus deseos. Si veía alejarse de su lado al amigo 1 secre- tario, en cambio veía nacer para la Iglesia chilena un príncipe que había de enaltecerla con sus virtudes i talentos. En esta ocasion quiso añadir una nueva prueba de su entrañable afecto, despren- diéndose, en obsequio del señor Salas, de una joya que estimaba en mucho: del pectoral i esposa que había usado el Iilmo. señor Vicuña, obsequio que acompañó con estas breves líneas: «Mi grande ¡ buen amigo: He tomado de la testamentaría del señor Vicuña el pectoral i esposa que le remito para que Ud, lo use; porque en su pecho tiene digna colocacion. Esta prenda le servirá de recuerdo de las virtudes de aquel que nos hizo sacerdotes i de la antigua 1 estrecha amistad de su afectisimo—Rafael Valentin, Arzobispo de Santiago», A causa del fallecimiento del señor Sierra, primer Obis- po de la Serena, el señor Donoso se trasladó de la Diócesis de Ancud a la dela Serena, Fué entónces preciso llenar la sede vacante de este úitimo Obispado, i la eleccion recayó en el pres- bítero don Vicente Gabriel Tocornal, quien por diversos motivos hubo de renunciar el puesto poco tiempo despues de aceptado. Para llenar este vacio, el Gobierno designó al Reverendo Padre - frai Francisco de Paula Solar, Provincial de la Merced. El señor Valdivieso intervino en todas estas provisiones como encargado de la Santa Sede: él notificó al señor Donoso que quedaba desligado del vínculo espiritual que lo ligaba a su primera Diócesis, al mis- mo tiempo que el desagrado de la Santa Sede por haber procedido a tomar posesion de la nueva Diócesis sin aguardar su consenti- miento. Por su conducto fué notificada al señor Tocornal la acep- tación de su renuncia, despues de elevadas las preces a Roma. El señor Valdivieso formó el expeliente canónico del señor Solar i derramó sobre su cabeza la unción episcopal. La simultaneidad de los sucesos nos induce a hacer mencion en 944 - MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. vieso a la memoria de un predecesor suyo tan ¡lustre como des- graciado. Hemos dicho en otra parte de este relato que el Tltmo. señor don José Santiago Rodriguez fué expatriado violentamente del país el 23 de Diciembre de 1825, por su adhesion a los reyes de España. Despues de algunos años de pesares i amarguras pasados en el destierro, el' Gobierno nacional que se inauguró en 1880 i que señaló una nueva era en el órden administrativo, creyó que era un acto de justicia restablecer a su patria al ilustre proscripto 1 devolver el pastor a la huérfana grei. El venerable anciano siutió alijerarse el peso de los años i de los padecimientos con aquel acto de reparacion; pero Dios quiso que no fuesen los aires de la patria terrestre los que respirase en recompensa de sus lar- gos pesares sino los de la patria inmortal. Cuando, a pesar de su se- nectud 1 sus dolencias, se disponía a volver a Chile, la muerte cortó el hilo de sus dias el 5 de Abril de 1832. Sus restos morta- les fueron sepultados ea la iglesia de San Sebastian en Madrid; 1 allí durmieron el sueño del sepulcro hasta que el señor Valdivieso hizo valer todas sus influencias pará que fuesen repatriados; lo que se consiguió mediante una recomendacion del Supremo Gobierno para el Encargado de Negocios de Chile cerca de Su Majestad Católica, ed Ustos venerados restos llegaron a Valparaiso en Diciembre de 1852, veinte años despues del fallecimiento del benemérito Prela- do. Una comision compuesta del Vicario Jeneral del Arzobispado, don José Miguel Arístegui i del Chantre de la Iglesia Metropoli- tana don Juan Francisco Meneses, fué a recibirlos a Valparaiso 1 conducirlos a Santiago. Esta comision procedió ante todo a verl- ficar la identidad de los restos en presencia de don Vicente Arlegui, * sobrino del señor Obispo, compañero de su destierro 1 testigo de fallecimiento. Despues de unas exequias solemnes celebradas en la iglesia Matriz de Valparaiso, la numerosa comitiva que acompa- ñaba el carró mortuorio salió de aquella ciudad el 27 de Diciem- bre en direccion a la capital, Hacía 27 años cabales que el señor Rodriguez habla pisado por última vez las playas de Valparaiso de la proseripcion. Al cabo de este tiempo salían de aquel mis- mo puerto sus restos mortales en medio de los honores que el pueblo les tributaba como tardio homenaje de desagravio. En la tarde del dia 29 el féretro fué trasportado con erande acompañamiento 1 todos los honores de ordenanza desde la igle- sia parroquial de San Saturnino, donde había sido provisional= mente depositado, a la iglesia Metropolitana. El señor Valdivieso my cod Y d+ ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 945 _jel Cabildo eclesiástico recibieron las veneradas cenizas en las puertas del templo; 1 se cantó en seguida con toda la pompa pres- crita por el ceremonial de los Obispos un oficio fúnebre. El 30 por la mañana, dia en que se cumplía un siglo cabal desde el nacimiento del señor Rodriguez, celebró de pontifical el señor Valdivieso las exequias i el oficio de entierro. Esas cenizas, traidas de tan léjos, fueron sepultadas en una de las naves colaterales del templo Me- tropolitano, i se colocó sobre la huesa una lápida tumularia con un epitafio latino, escrito por el señor Valdivieso, que traducido a nuestro idioma dice así: «El Ilustrísimo D. D. José Santiago Ro- driguez Zorrilla, dignísimo Obispo de Santiago de Cíile, preclaro por 3w ciencia ¿su pericia administrativa, que, arrojado de su Sede 1 patria, murió en Madrid el 5 de Abril de 1832. Su carísima 1 agra- decida esposa, la Iglesia de Santiago, durante el gobierno del Ilus- trisimo Arzobispo Doctor don Rafael Valentin Valdivieso, aportó sus huesos, 1 los sepultó en este monumento el 30 de Diciembre de 1852, en el mismo dia en que, trascurrido un siglo, había nacido en esta ciudad. Despues del acto de la sepultacion, el presbítero don Manuel Orrego pronunció una notable oracion fúnebre en la cual vindicó victoriosamente la memoria del ilustre Obispo (1). Así pues, miéntras el señor Valdivieso prestaba su valiosa cooperación para la acertada provision de las Sedes episcopales, honraba dig- namente las cenizas olvidadas de uno de sus mas distinguidos pre- decesores. (1) La Revista Católica, t. VI, p. 501. hi a MN: yl e CAPÍTULO XXIL "LA CUESTION ECLESIÁSTICA. —SUS ANTECEDENTES. Oríjen de la cuestion. — Expulsion de un sacristan menor de la Iglesia Metropoli- tana hecha por el Sacristan Mayor con aprobacion del Canónigo Tesorero.— Causas de esta medida. —Resolucion del Cabildo. —Desaprobacion de la medida hecha por cuatro de los capitulares. — Renuncia del Sacristan Mayor.—La au- toridad eclesiástica entra a conocer del asunto. —Iníorme del Canónigo Tesore- ro.—Informe de los capitulares.—Vista del Fiscal eclesiástico. —Auto del Vicario Jeneral interino. — Nota subversiva de los capitulares. — Auto conmi- natorio de la autoridad eclesiástica. —Desistimiento de dos de los capitulares i persistencia de los otros dos. —Estos piden que se les conceda la apelacion en ámbos efectos. —Opinion del Fiscal.—Esfuerzos hechos por el seño: Valdivieso para obtener un avenimiento pacífico. —Autos del Prelado. En los comienzos del año de 1856 suscitóse una cuestion que fué una chispa en su oríjen i un incendio en sus resultados; cues- - tion que, trascendiendo de la sala capitular del Cabildo eclesiásti- co, llegó hasta los estrados de la Corte Suprema de Justicia i a las mas altas rejiones de la administracion pública. Ella fué a la vez un triste ejemplo de las miserias de que no están exentos ni aún los ministros del santuario, cuando el orgullo prende en sus almas, 1 el testimonio mas irrecusable de las excepcionales virtudes i talentos que adornaron al señor Valdivieso. Ella dió oríjen a los avances mas injustificados de la autoridad civil en los dominios privativos de la autoridad eclesiástica, i es al mismo tiempo la pá- —jina mas honrosa de la vida del venerable Arzobispo de Santiago lo por la entereza desplegada en defensa de la independencia de la E Iglesia. El 15 de Enero de 1856 el presbítero don Francisco Martinez Gárfias, Sacristan Mayor de la Iglesia Metropolitana, elevó la 948- - MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. renuncia de su puesto al señor Vicario Jeneral interino, presbítero don Vicente Tocornal, hallándose a la sazon ausentes de Santia- go el señor raso ¡el Vicario Jeneral propietario don José Miguel Arístegui. El presbítero Martinez fundaba su renuncia en los hechos si- guientes. Uno de los sirvientes de la fglesia Metropolitana había sido subrogado interinamente por un hijo de Pedro Santelices, sa- cristan menor de la misma Iglesia; pero su mal comportamiento . puso al presbítero Martinez en la necesidad de despedirlo, lo que desagradó en gran manera a Santelices. «El 6 del presente, dice el señor Martinez en su nota, en presencia del presbítero don Miguel Mendoza, con quien yo tranquilamente conversaba en la sacristía, principió con tono altanero reclamando la cancelacion de la cuenta de su hijo, i trasportado de ira, continuó cubriéndome de injurias tan'agraviantes como deshonrosas e infundadas. Díjo= me que era hipócrita, sacerdote mal cristiano, protestándome que sería para siempre mi enemigo. Talvez media hora duró tanta in- solencia...... yo entretanto procuraba calmarle, advirtiéndole que no se excediese os. El motivo que a esto le movía i que alegaba era. el no haberle en persona avisado que iba a despedir : a su hijo del servicio». El Sacristan Mayor puso lo ocurrido en conocimiento del señor Canónigo Tesorero don Mariano Fuenzalida, i su respuesta fué «que hiciera lo que hallase por conveniente». El presbítero Marti- nez, autorizado de esta manera por el señor Tesorero, hizo lo que cualquier hombre de buen sentido habría hecho en su lugar, a sa= ber, expulsar del servicio al mal sirviente que se había alzado con- tra su inmediato superior, hartándolo de soeces injurias. Aunque no hubiese habido otras, razones que hiciesen a Santelices indigno de ocupar su puesto, este acto gravísimo de insubordinacion era bastante para justificar su destitucion; pues, todo sirviente hace imposible su permanencia en el servicio desde que. no guarda a sus superiores los respetos debidos. Agregábase a esto que el sa- cristan Santelices había sido denunciado de actos de inmorali- dad cometidos en la misma sacristía; de, haber prestado los or- namentos de la iglesia sin conocimiento de nadie, lo que está prohibido al, mismo Sacristan Mayor bajo pena de excomuni- on, 1 de que hacía años que no ) cumplía con sus deberes relijio- 808. E a En sesion capitular. del 8 de Enero se leyó el dto en que el: Sacristan Mayor daba cuenta de la expulsion de Pedro Santelices ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 949 (1). Instruido el Cabildo de este oficio, resolvió: «Que el sirviente cubriese su puesto, pues no cumplía al Sacristan Mayor comuni- car el movimiento que pudiera a en el personal del servicio, sino al señor Tesorero». Esta resolucion pugnaba con las exijencias mas elementales del buen 'servicio. En efecto, es un principio; elemental de buen servicio no desautorizar al superior inmediato revocando abiertamente sus resoluciones, pues es imposible que haya respeto 1 obediencia en los empleados subalternos, ¡1 por consiguiente buen servicio, cuando estos creen poder burlar las disposiciones de de su jefe inmediato con solo recurrir a la proteccion de otro supe- rior. Si el Sacristan Mayor había procedido mal, a juicio del Ca- bildo, la prudencia exijía que lo reconviniese, a fin de evitar en adelante la repeticion del hecho que hubiese creido censurable; pero de ninguna manera constituirseen amparador del mal sir- viente.con agravio del respetable miembro del Cabildo que había autorizado la expulsion, i del Sacristan Mayor que la había solici- “tado: por graves motivos. Tres dias despues de esta resolucion el Tesorero señor Fuenza- lida auunciaba al Cabildo Ja:expulsion de Santelices en estos tér- minos: «Instruido por el Sacristan Mayor de las graves injurias que ha recibido del sacristan Pedro Santelices de palabras que repugna decirlas, cuanto mas sufrirlas, contesté de palabra que hiciese lo que hallase por conveniente, contestacion que le doi re- gularmente en las consultas que me hace de palabra o por escrito, como que estoi seguro de su buen proceder, de su prudencia i buen juicio; mas ayer se me presentó diciéndome que el Cabildo en la sesion'de ese mismo dia había declarado que al Tesorero i no a él le pertenecía el dar parte al Cabildo. Con esto entendí que él había separado al Sacristan i había dado parte a la Honorable Corporación nomine propio; yo hasta ahora no sé en qué forma se pasó el oficio ni con qué palabras, porque él no me lo dijo ni yo se lo pregunté; ciertamente no le correspondía a 8!, porque estan-' do presente:el Tesorero nada puede hacer él que pertenezca al ofi- cio de él, a no ser que tenga licencia 'o comision para ello; mas ahora, dió .que de mi órden lo ha separado i lo comunico a VV. de SS. para los fines convenientes». o A A e A A e dle 4 Este oficio era del tenor siguiente: «Santiago, Enero 8 de 1856, Sírvase Ud. poner en conocimiento del Wenerable Cabildo que el infrascrito, con acuerdo del señor Tesorero, ha despedido, por gravísimos motivos, al sacristan Pedro Santelices. —Dios guarde a Ud. —Prancisco Martinez Gárfias, S. M.—Al señor Secretario del Venezable Cabildo de esta santa Iglesia Metropolitana, 950 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS, Con esta comunicacion quedaba cumplido lo dispuesto en acuer- dos anteriores del Cabildo, a saber, que el nombramiento i separacion de los sirvientes se hiciese por el Tesorero i Sacris- tan Mayor, avisándolo al Cabildo (1). Pero como cuatro de los capitulares tenian el propósito de mantener en su puesto al sacristan Santelices, no se conformaron con el aviso del canónigo Tesorero. En la reunion capitular habida el 15 de Enero se leyó un escrito del expresado sacristan en que confesaba su culpabili- dad i prometía humillarse i satisfacer el agravio, en vista del cual resolvieron los cuatro capitulares don Manuel Frutos Rodriguez, don Juan Francisco Meneses, don Pascual Solis i don José Ma- ría de la Concha que quedasen las cosas como estaban, debiendo comparecer el señor Tesorero para que diese cuenta de lo sucedido. Como fácilmente se comprende, el señor Tesorero rehusó compa- recer ante la minoría del Cabildo, que pretendía constituirse en juez de su conducta funcionaria, ordenándole comparecer como reo para que respondiese al reclamo entablado por el sacristan. No habría podido, en verdad, someterse a tamaña humillacion sin envilecer su propia dignidad, ya porque el acto de la expulsion del mal sirviente era una atribucion inherente a su cargo, ya por- que la expulsion no podía ser objeto de un juicio. Entre tanto Santelices, envalentonado con la proteccion de los cuatro canónigos, léjos de reparar su falta satisfaciendo al ofendi- do, continuaba en su terquedad; i lo que era mas humillante para el Tesorero i el Sacristan Mayor, ese sirviente, burlándose de sus resoluciones, continuaba en posesion de su puesto i de las llaves bajo las cuales se guardaban los ricos ornamentos de la Iglesia. Era, en verdad, extraña anomalía que el Sacristan Mayor fuese responsable de la conducta de un empleado que no le inspiraba confianza, que menospreciaba su autoridad i ultrajaba sus fueros de caballero i de sacerdote. Sin embargo, parece que los cuatro capitulares no daban importancia a estas vejaciones, irrogadas a la dignidad de un miembro respetable del Cabildo i de un honorable sacerdote. Lo único que les importaba era mantener en su puesto (1) Con fecha 14 de Julio de 1855 el mismo Cabildo hizo pasar al Sacristan Ma- yor el oficio siguiente: —«El Cabildo en acuerdo de ayer me ha ordenado recuerde a Ud. la observancia de los reglamentos que le tengo trascritos sobre arreglo de los sirvientes de la iglesia, de 18 de Julio de 1834 i de 13 de Mayo de 1853. Lo que motiva principalmente esta prevencion es por haberse notado nuevos sacristanes de cuyo nombramiento no se ha dado aviso al Cabildo como está mandado por acuerdo de 24 de Octubre de 1834, pues dicho nombramiento debe hacerse por el Tesorero 1 Sacristan Mayor, avisándolo al Cabildo. ——-Lo digo a Ud. para su cumplimiento, — J. Vitalinmo Molina, secretario. Y "l e ve ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885, 951. a un sirviente rebelde que se habia hecho por muchos títulos in- digno de confianza i digno de castigo. No podía exijirse a un hombre de honor que permaneciese ni un dia mas en una situacion en que recibía tan ultrajantes humi- llaciones. Por lo cual el presbítero don Francisco Martinez Gtár- fias abandonó su puesto, sin aguardar la aceptacion de su renun- cia, dejando en su lugar al presbítero don Leon Balmaceda para que le subrogase en lo mas urjente del servicio. En este estado estaban las cosas cuando entró a conocer de ellas la autoridad diocesana, la cual, como paso prévio, pidió in- forme al señor Tesorero i al Cabildo. El primero informó en estos términos: «El infrascrito, contestando la órden superior, dice; que es cierto cuanto espone el Sacristan Mayor: nada hai escrito que no le fa- “yorezca. La ereccion de la Iglesia, los acuerdos exhibidos; con mé- nos motivos debe ser expulsado, i V. S. puede cortar de un golpe lo que injustamente está entretenido.—Santiago, i Enero 17 de 1356.—Dios guarde a V. S.—Mariano Fuenzalida». En otro oficio de 28 de Enero exponía el mismo señor Fuenzali- da que se le había citado dos veces para que asistiese personalmen- te a la reunion de los que querian hacer corporacion, «cosa que no hubiera podido imajinarme, si no me viera en la precision de creerla: que dos señores que no hacen cuerpo, sino las veces de ma- los humores en el cuerpo, me llamen para tratar un negocio pura- mente mio, que ni el mismo Cabildo puede entender sobre él, La ereccion de la Iglesia dá una facultad amplísima al Tesorero para que gobierne la sacristía 1 sus sirvientes, de forma que éstos no son sino gus manos ¡sus dedos; i que el Tesorero vaya a tratar con ellos sobre sus propias manos, esto sin ser ni imajinable, me veo en la precision de creerlo. He dicho que ni el Cabildo: la erec- cion de la Iglesia, hablando del sacristan, dice que tiene las mis- mas obligaciones que el Tesorero, cuando está presente el Tesore- ro, como que es amanuense o su teniente, i que faltando el Tesorero, entra el Cabildo; de forma que, presente el Tesorero, ni todo el Cabildo puede entender en lo que pertenece al Tesorero; es preci- so que esté ausente el Tesorero.—Yo espero que V. $. me mire a mi solo: los dos señores, demos que sean cuatro, no pueden en ne- | gocio grave cosa alguna, son nulos: juez lejítimo es el Tesorero, este ya dió la sentencia, i no hai a quien mirar mas......» Con fecha 22 del mismo mes pasó la minoría del Cabildo un ex- tenso informe al señor Provicario jeneral en el cual sostenía que el A. DE LA U., 1.* SEC. 113-114 952 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. canónigo Tesorero no podía remover ni admitir los sirvientes sin dar cuenta al Cabildo, a quien corresponde calificar la conveniencia o la justicia de las admisiones o destituciones en sus casos. Decían que, despues de haber sido despedidos hasta cinco sirvientes por el Sacristan Mayor sin su conocimiento, el secretario dió cuenta de un papel en que éste daba aviso de haber expulsado del servicio, con acuerdo del Tesorero, a Pedro Santelices; lo cual era, a juicio de los cuatro capitulares, un procedimiento irregular i avanzado, porque el Sacristan no debía dirijirse al Cabildo por sí, sino por conducto del Tesorero, i porque el envío de un simple recado era una manera irrespetuosa de comunicarse con el Senado de la Igle- sia. Por estos motivos dispusieron que se les diese cuenta de la re- mocion por órgano del Vesorero, i se mandó citar a éste a la sesion siguiente, el cual, en vez de comparecer, remitió una nota en que daba cuenta del hecho. Esta nota pareció insuficiente a los capitulares, i lo mandaron citar nuevamente, acompañándole una representacion en que Santelices prometía dar satisfaccion al Sa- cristan Mayor. Exponían que el Cabildo no se había pronunciado ni en favor ni en contra de la expulsión, sino acerca de la incom- petencia del Tesorero para despedir los sirvientes a su antojo, que es lo que éste pretendía 1 por lo que el presbítero Martinez habia elevado sus quejas a un grado sublime. Creían que la expulsion del sacristan era un negocio que no podía resolverse de pronto, pues eran mui pocos los hombres en quienes podía depositarse con- fianza; i que en todo caso no podia verificarse antes de que el sacristan entregase los objetos puestos a su Cargo, por in- ventario, circunstancia que ni siquiera se les había ocurrido al Sa- cristan Mayor i al Tesorero. Concluían exponiendo que considera- ban necesaria la admision de la renuncia del señor Martinez, cuya remocion debería hacerse aunque no renunciase, : Evacuados los informes del Tesorero i de los cuatro capitula- res, el Provicario Jeneral, en auto de 26 de Enero, dió yista al Pro- motor Fiscal, «por cuanto los informes pedidos envuelven la ne-= cesidad de una declaracion sobre las facultades del V. Dean i Ca- bildo i del señor Tesorero de la santa Iglesia Metropolitana». El Promotor Fiscal, presbitero don Eujenio Guzman, fué de parecer, en la vista evacuada el 6 de Febrero, que correspondía al Tesorero i no al Cabildo la admision 1 remocion de los sacrista- nes inferiores de la iglesia Catedral. Fundaba su dictámen, e primer lugar, en lo dispuesto en la ereccion de la Iglesia que, tra- | tando de la dignidad de Tesorero, dice asi: «al cual le pertenecerá ANALES DE LA U.—OCIUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 953 cerrar i abrir la iglesia, tocar las campanas 1 hacer las cosas nece. sarias del uso de la iglesia, guardar las lámparas i cuidar de las Juces, proveer de incienso, luces, pan i vino, 1 de las demas cosas necesarias para celebrar, que se han de poner de las rentas de la fábrica de la iglesia, al parecer del Cabildo». No pudiendo el Te- sorero hacer todas estas cosas por sí mismo, tiene para ello que valerse de otras personas que son como sus brazos auxiliares; 1 por lo tanto'a él corresponde nombrarlas i removerlas. Las pala- bras de la ereccion al parecer del Cabildo, a juicio del Fiscal ecle- siástico, no tienen mas alcance que el de limitar las facultades del Tesorero con respecto a lo que se ha de gastar en lo concer- niente al culto. Apoyábase, en segundo lugar, en el acuerdo del Cabildo apro- bado por el Ilmo. señor Vicuña, de que hemos hecho mencion an- teriormente, i en el cual se disponía que el nombramiento i sepa- racion de los sacristanes subalternus se hiciesen por el Tesorero i - Sacristan Mayor, con Ja obligacion de ponerlo en conocimiento del Cabildo, «Es verdad, agregaba, que siempre conserva el Cabildo la alta inspeccion sobre todo lo que toca al servicio de la Iglesia i de cuya facultad no puede desprenderse; pero supuestas las re- glas establecidas en la ereccion i acuerdo, el ejercicio de esta fa- cultad solo tiene lugar en casos extraordinarios. En esta virtud, creía que el Tesorero habia obrado en el caso presente dentro del círculo de sus atribuciones». En cuanto a la representacion del Cabildo que se atribuían los cuatro capitulares, el Fiscal opinaba con un buen número de ca- nonistas, cuyas opiniones citaba, que se necesita para que haya Cabildo, propiamente hablando, por lo ménos uno sobre la mitad de los capitulares existentes; i que habiendo entónces trece, se re- querían siete, a lo ménos, para formar Cabildo. En conformidad a este dictámen, el señor Tocornal proveyó el auto siguiente: «Santiago, Febrero 7 de 1856 —Visto este espe- diente, en fuerza de los fundamentos legales aducidos por el Pro- motor Fiscal en su vista precedente, i teniendo presente: 1.” que segun el acuerdo de 24 de Octubre de 1834, aprobado por la au- toridad diocesana, es atribucion dela dignidad de Tesorero de esta santa Iglesia Metropolitana el nombramiento i destitucion de los “sirvientes de la Iglesia siempre que proceda de acuerdo con el Sa- Cristan Mayor; 2. que la circunstancia o necesidad de dar aviso al Cabido que se previene en el citado acuerdo, no puede importa- tar una reserva de facultades que el dicho Cabildo se hizo para apro- 954 MIMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARÍAS. bar o reprobar los nombramientos o destituciones hechos por el sé= 4 ñor Tesorero, pues entónces quedaría éste reducido en sus funciones a una mera vijilancia o inspeccion de la conducta de los sirvientes; 3.” que si semejante intelijencia envolviese la calidad de dar aviso al Cabildo, habría dicho éste en su citado acuerdo: con previo aviso del Cabildo, i no del modo claro i preciso que lo hace i revelan los términos indicados; 4.” que las facultades contenidas i declaradas al señor Tesorero por dicho acuerdo son conformes a lo que pre= ceptúa i determina la ereccion al recomendarle el aseo i custodia de la Iglesia i de sus intereses; 5. que el señor Tesorero don Ma- riano Fuenzalida, segun sus informes, al expulsar al sacristan primero Pedro Santelices por su mala comportacion, no solo ha procedido de acuerdo con el Sacristan Mayor, sino que tambien lo ha avisado al Cabildo. En fuerza de estos antecedentes, i acce= diendo a los deseos del presbítero don Francisco de Paula Marti- nez, se admite la renuncia que hace del cargo de la sacristania y mayor de la santa Iglesia; i se declara, a solicitud del mismo se= ñor Tesorero, que él ha obrado en el círculo de sus atribuciones destituyendo del oficio de sacristan primero a Pedro Santelices, 1. que éste no debe ser reputado como sirviente pagado con rentas E de la Iglesia desde esta fecha.—Al efecto, comuníquese esta rego= lucion a quienes corresponda, i archívese.—TocorRNAL.—Oballe, Secretario.» : Los cuatro capitulures que pretendían la representacion del Ca= bildo no se conformaron con lo dispuesto en el decreto precedente - i contestaron la nota siguiente: «Santiago, Febrero 12 de 1856. Este Cabildo ha recibido la nota de V. S. de 7 del corriente con el decreto que se sirve trascribirle, el cual, habiéndolo tomado en consi= deracion en sesion de hoi, ha acordado que las cosas queden como es. | taban antes de la recepcion del dicho decreto, i que el Cabildo pase - al [lustrísimo señor Arzobispo los antecedentes para“que resuelva conforme al propósito de la corporacion, segun lo que es de justi= cia,—Dios guarde a V. S.—Manuel Frutos Rodriguez.—Juan Francisco Meneses.—Pascual Solis de Ovando.—José María dela Concha.—J. Vitaliano Molina, Secretario.—Al señor Pro-Vicario del Arzobispado.» ; cen Esta nota envolvía claramente una desobediencia al decreto de | la autoridad diocesana en que se mandaba expulsar al sacristan Santelices, pues la resolucion de que las cosas quedaran como es= taban antes del decreto, significaba que el dicho sacristan debía ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 955 expulsar a un sirviente sindicado de graves faltas en el servicio, -nolo era ménos reprimir la desobediencia de cuatro capitulares - que resistían a los decretos de la autoridad. El desobedecimiento de cuatro sacerdotes constituidos en dignidad, si hubiese quedado impune, habría producido el desprestijiode la autoridad i contajiado a muchos con el mal ejemplo. Fué preciso, pues, que el señor Vi- cario Jeneral, don José Miguel Arístegui, que había ocupado su puesto, reprimiese a los rebeldes i atajase el escándalo;lo que veri- ficó por medio del auto conminatorio de 20 de Febrero de 1856, que dice como sigue: «Importando la nota precedente un desconocimien- to explícito que hacen los señores;Dean, Arcedeano, Canónigo Doc- toral, i Canónigo de Merced don José María Concha, de la autoridad con que se pronunció la resolucion de 7 del que rije a que dicha nota se refiere; i teniendo en consideracion, que si desde el 12 del pre- sente en que recibimos la citada nota no habíamos tomado pro- videncia hasta esta fecha a fin de reprimir el ilegal avance que en ella se contiene, ha sido porque primero el arriba citado señor Arcedeano, doctor don Juan Francisco Meneses, i despues el se- ñor Dean doctor don Manuel Frutos Rodriguez pasaron personal- mente a proponernos que suspendiésemos toda providencia hasta el dia diez i nueve en que se reunirían, significándonos que esta- ban dispuestos a retirar la nota, anular el acuerdo que la motivó 1 dejar las cosas como están ordenadas por la ya citada resolucion; que con estos antecedentes nos habíamos hecho un deber en creer en la sinceridad i buena fé con que se procedía; que llegado el di- cho dia diezinueve, léjos de haber cumplido su promesa, solo acor- daron convocar Cabildo para dentro de ocho dias mas, prolongan- do así indefinidamente de plazo en plazo la invasion de los derechos i prerrogativas del señor Tesorero, dando un ejemplo de desobe- diencia al Prelado i perpetuando por este medio el mal servicio e inseguridad de los intereses de la Iglesia Metropolitana; hágase- les saber a los expresados señores cumplan i obedezcan lisa i lla- namente con la citada providencia del 7 del que rije, expresándo- lo en el acto de la notificacion, bajo apercibimiento de suspension del ejercicio del ministerio sacerdotal, teniéndose ésta como una pro trina monitione. 1 extraña este gobierno eclesiástico que cua- tro miembros se arroguen la representacion del Venerable Dean i Cabildo cuando se trata sobre las prerrogativas del señor Te- =sorero, Dignidad de la misma corporacion.—ARísTEGUI.—Por mandado de S. S.—Pedro Ovalle, secretario.» Este auto conminatorio fué notificado el 21 de Febrero a los 956 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITEKARIAS. cuatro firmantes de la nota del 12 de Enero. El señor Dean Ro- driguez contestó que no tenia dificultad ex retirar el oficio del 12; el canónigo Concha dijo que se conformaba i obedecía en todas sus partes el auto notificado, 1 que jamas había sido su voluntad desobedecer ni indirectamente a la autoridad; el Arcedeano señor Meneses dijo: «que apelaba desde luego conforme a derecho para ante el Ilustrísimo señor Obispo de la Sereña, en ambos efectos; protestando en caso omiso o denegado, el recurso de fuerza para ante la Corte Suprema de Justicia, sin perjuicio de implorar la proteccion del Supremo Patrono de la Iglesia en defensa de los derechos i respetos debidos a la Corporacion Venerable a que per- tenecei a sus respectivos miembros.» El canónigo doctoral don Pascual Solis de Ovando expuso: «que como particular obedecía en todo las determinaciones del Prelado desde luego; i como miembro del Cabildo i canónigo doctoral, segun lo que el derecho i su conciencia prescriban a este respecto, caso que se le deje li- bertad para obrar» (1). Con el sometimiento de los señores Rodriguez i Voucha, respee- to de Jos cuales se declaró alzada la conminacion, quedaron solo los señores Meneses 1 Solis, los cuales fueron declarados ineursos en la suspension del ministerio sacerdotal, con la única excepcion de las obligaciones de coro i misas que debían desempeñar en fuer- za del beneficio eclesiástico de que disfrutaban en la Iglesia Me- tropolitana (2). El 23 del mismo mes el señor Meneses presentó un escrito pidiendo la revocacion de la suspension que se le había impuesto i que se le concediera la apelacion en ambos efectos, devolutivo i suspensivo, protestando que, en caso de serle denegada, interpon- (1) «¡Triplicacionfextraña de una misma persona! exclamaba el editor del folleto intitulado Documentos importantes sobre una ruidosa cuestion eclesiástica de Chile. ¿Con que reconocía su rebelion i se ereia obligado a obedecer como particular i no como miembro del Cabildo i canónigo doctoral? No parece sino que el cumplimiento de los deberes sacerdotales fuese inconciliable con los de canónigo, (2) Hé aquí el auto del señor Vicario Jeneral: Santiago, Febrero 21 de 1856. — A pareciendo de las dilijencias precedentes que los señores Dean Dr. don Manuel Frutos Rodriguez 1 canónigo de Merced don José María Concha se someten i con- forman con la resolucion de 7 del que rije, suspéndese con respecto a ellos la con- minacion decretada. Í por cuanto los señores Arcedeano Dr. don Juan Francisco Meneses i conónigo doctoral don Pascual Solis de Ovando no han obedecido lisa i llanamente como está mandado, se les declara incursos en la suspension del ejer= cicio del ministerio sacerdotal, con la única excepcion de las obligaciones de coro i misas que deben desempeñar en fuerza del beneficio eclesiástico que distrutanen esta santa Iglesia Metropolitana: se concede la apelacion interpuesta apud aca por el señor Arcedeano para ante el Ilmo. señor Obispo de la Serena solo en el efecto devolutivo: notifiqueseles.—ArIsTEGU1.—Ovalle, Secretario. ; E [ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 957 tía recurso de fuerza. Por su parte el señor Solis pasó el 26 un escrito, que le fué devuelto por estar concebido en términos in- convenientes, El 28 presentó otro en que fundaba su resistencia a obedecer el decreto del 7 de Febrero porque ye invadían los de- rechos i prerrogativas del Cabildo. El señor Vicario Jeneral Arístegui, llevado de su condescenden- cla, quiso allanarle el camino, des vaneciendo el pretexto alegado (1). I al efecto, el 29 del mismo mes declaró que las providencias libradas en el asunto solo tenían por objeto hacer efectiva la expul- sion del sacristan hecha conforme al reglamento vijente i por exi- jirlo. así la moralidad de los mismos sacristanes i el buen servi- cio de la Iglesia. «»». Para proveer sobre el presente reclamo ex- prese el señor canónigo doctoral si en este concepto acepta dicha providencia, retirando, por consiguiente, su firma de la nota del 12 del que rije, en cuanto esta nota desconoce la autoridad con que fué pronunciada aquella resolucion ......» El señor Solis desapr ovechó esta bella oportunidad para obte- ner honrosamente su rehabilitacion, e insistió en pedir revocatoria de la suspension i, en subsidio, la apelacion en ambos efectos 1, si nó, protestando el recurso de fuerza, La autoridad diccesana, por su parte, había dado vista al Fiscal de todas las solicitudes de los canónigos, el cual, en'su dictámen de 1.2 de. Abril, rebatió victoriosamente las alegaciones de los se- ñores Meneses 1.Ño:is, opinando que no debía alzarse la suspen- sion i que solo debía concedérseles la apelacion para ante el se- ñor Obispo de la Serena en el efecto devolutivo (2). Así estaban las cosas cuando el señor Valdivieso, de vuelta de su visita episcopal, asumió el gobierno de la Arquidiócesis, Su primer acto fué el de procurar que los señores Prebendados volvie- sen sobre sus pasos. Con este fin comisionó al canónigo doctor don José Alejo Bezanilla, el cual logró que el señor Solis tuviese una entrevista con el Prelado. Propúsoles el señor Valdivieso que pre- sentasen un escrito en que dijesen: que si sus actos habían sido estimados como insubordinacion, desistían de su desobediencia. - El señor Solis no se atrevió a aceptar este expediente sin el beneplácito del señor Arcedeano Meneses; i dándose tiempo pa- 4 ra conferenciar, resolvieron al fin no aceptarlo por cuanto estima- (1) Relacion documentada, p. 30. (2) Es sentir unánime de los doctores, dice Buoix, que cuando las censuras se fulminan antes de interponerse la apelacion, no se concede esta en el efecto sus- pensivo, sino solo en el etecto devolutivo. (De judicis ecclesiasticis. ) la MIPTL TN AA 400) ad 958 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. ban deshonrosa la confesion, aún hipotética, de su desobediencia, ¡así lo comunicaron al señor Bezanilla en carta fechada el 9 de Abril (1). Frustrada esta tentativa, el señor Valdivieso proveyó el auto siguiente: Santiago, Abril 11 de 1856.—Vistos: con lo expuesto por el Promotor Fiscal, no há lugar a la revocatoria pedida a f. 31, del auto de 21 de Febrero del presente año, corriente a f. 29 en la parte que deniega el efecto suspensivo de la apelacion concedida al señor Arcedeano doctor don Juan Francisco Meneses. Se con- cede para ante el Ilustrísimo señor Obispo de la Serena, en solo el efecto devolutiyo, la apelacion interpuesta por el señor Docto- ral don Pascual Solis de Ovando del citado auto de 21 de Febre- ro, en conformidad a lo dispuesto en el capítulo 10 sobre reforma de la Sesion 24 del Santo Concilio de Trento. Tampoco há lu- gara que nuestro Secretario de Cámara se abstenga de autori- zar nuestras providencias. —EL ARZOBISPO DE SANTIAGO.— Uva- lie, Secretario. (1) Esta carta es del tenor siguiente: Señor Canónigo don José Alejo Bezanilla. Mui señor mio: Ayer me ví con el señor don Juan Francisco i le propuse el parti- do de retractacion en los términos que nos indicó el señor Arzobispo; pero el ex- presado señor i yo por mi parte hemos meditado que la propuesta de $. $. I., aun- que lo haga con la mejor intencion, perjudica, porque sería confesar en cierto modo una delincuencia que no vemos. Espero que U , en fuerza de su comision, se digne ponerlo en noticia de S. S. I. para que se sirva resolver en fuerza del méri- to de los autos, pues descansamos en su prudencia, probidad 1 justicia. — Mande Ú. a su afmo. Cap. Q. B. S. M.—Pascual Solis de Ovando. —Abril 9 de 1856. . A E CAPÍTULO XXIIL EL RECURSO DE FUERZA. Interposicion del recurso de fuerza ante la Corte Suprema.—Aceptacion del re- curso i despacho de la provision ordinaria. —Ilejitimidad de los recursos de fuerza. —Defensa de los canónigos. —La Vista del Fiscal de la Corte. —Graves errores que contiene.—Su refutacion.—Relacion de la causa hecha ante la Corte Suprema.—Brillante defensa de los derechos de la Iglesia hecha por don Manuel Antonio Tocornal en los estrados del Tribunal. —Sentencia de la Cor- te.—Análisis de esta sentencia. —Proyecto inaceptable de sumision de los ca- nónigos a la autoridad eclesiástica. —Propuesta del Prelado rechazada por los . canónigos. —Auto del señor Valdivieso. —Proximidad de la tormenta. —Dispo- sicion de ánimo del Prelado revelada en una carta íntima. Llegando a este punto la cuestion iba a cambiar de faz. Ya no se trataba solamente de la expulsion de un mal sacristan, sostenido en su puesto por cuatro capitulares del Cabildo eclesiástico. Ya no se trataba tampoco de una simple cuestion de competen- cia entre el Tesorero i otros miembros del capítulo metropolita- no en órden a la extension de sus atribuciones. Llevado el asun- to a las mas elevadas rejiones del órden judicial i administrativo, no serían ya los contendientes unos cuantos miembros del Cabil- do, sino, por una parte, el primer Príncipe de la Iglesia chilena, i por otra, el primer tribunal i el primer majistrado de la Repú- blica; en fin, la cuestion iba a convertirse en lucha ardiente entre las potestades eclesiástica 1 civil, Había operado esta repentina ¡ sustancial transformacion el recurso de fuerza interpuesto el 21 de Abril ante la Corte Supre- ma de Justicia por los canónigos Meneses i Solis contra los pro- cedimientos del Ordinario diocesano. A juicio de los recurrentes, ala fuerza se cometía de tres modos: 1.” en conocer i proceder, 960 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. porque segun la ereccion de esta santa Iglesia corresponde al Ca- bildo el conocimiento e injerencia en lo respectivo al nombramien- to 1 destitucion de los sirvientes de la Fglesiaz 2, en el modo con que se conoce 1 procede; 1en el presente asunto se ha conocido i precedido sin formacion de proceso legal, investigacion ni sospe- cha de crimen, citacion ni defensa de los penados, i se ha procedi- do con inversion de tocas las reglas i principios de derecho, que prescriben el sistema jurídico para imponer la pena de suspension sobre manera infamante a eclesiásticos constituidos en dignidad, con desprestijio manifiesto del sacerdocio; i 3. se comete fuerza en no otorgar la apelacion en ambos efectos de uan auto definitivo i de gravámen irreparable». La Corte Suprema de Justicia, a pesar de su notoria incompe- tencia para couocer de causas puramente espirituales, como es la pena de suspension a divinis impuesta a sacerdotes rebelados con- tra la autoridad eclesiástica, aceptó el recurso interpuesto, 1 con fecha 22 de Abril despachó la suprema provision ordinaria ecle- slástica para que el Ilustrísimo señor Arzobispo remitiese a la Corte los antecedentes. El asunto no podía ser de mas trascendencia para los intereses dela Iglesia. Los canónigos recurrentes arrastraban a su Obispo ante los tribunales civiles con desprecio de todas las prohibiciones 1 censuras de la Iglesia; i el tribunal, aceptando el conocimiento de una causa espiritual, invadía las atribuciones de la potestad eclesiástica. Los canónigos no se detuvieron ante la consideracion de que su procedimiento lastimaba los derechos mas sagrados de la Iglesia 1 perturbaba su réjimen; o si tuvieron en vista esta Con- sideracion fué para declarar a la faz del mundo católico que, en su conciencia, pesaba mas su amor propio herido. que todas las conveniencias i respetos debidos a la Iglesia de que eran ministros. No se necesita ser un canonista profundo para saber que las, cau- sas eclesiásticas no pueden ventilarse sino ante los tribunales es- tablecidos por la misma Felesía, i que no son pocas las censuras fulminadas contra los que llevan estas causas a los estrados de los tribunales laicos (1). Si los canónigos creyeron que las disposicio- nes de la autoridad eran injastas, el mismo Derecho les señalaba (1) El Papa Eujenio 11, en el Sinodo de Reims, definió que las causas eclesiás- ticas, 1 mui principalmente las que eran puramente espirituales, en manera algu- na pueden llevarse ante los legos, sino que conozcan solo de ellas las autoridades eclesiásticas, 1 que éstos no se sometan a las decisiones, 11 respeten las prohibi- ciones de la potestad laica en las dichas causas. El Concilio 111 de Cartago, cele- hrado en el siglo IX, fulmina la pena de deposicion contra el eclesiástico, que en las = ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE Dg 1885. 961 el camino que debían seguir, pues la Iglesia tiene establecidos den- tro de ella misma tribunales de apelacion. Wllos debían saber que si hai leyes civiles que autorizan los recursos de fuerza, esas le- yes no pueden tener valor alguno ante la conciencia católica, por- que ningun lejislador humano puede atribuirse autoridad para declarar lícito lo que la Iglesia estima ilícito i atentatorio. Esas leyes no pueden arrebatar a la potestad eclesiástica los derechos privativos que le ha conferido el mismo Dios al tiempo de su ins- titucion. Les extraño que sacerdotes que se creían dentro de la comunion católica, fuesen a formar en las filas de los opresores de la Iglesia, poniendo en práctica disposiciones emanadas de los monarcas españoles, señalados en la historia como los mas avan- zados regalistas. Ménos debían ignorar que los escritores que en diversas épocas han pretendido justificar la licitud de los recursos de fuerza han sido puestos en el Indice romano. No menor extrañeza causa el ver que la Corte Suprema, com- puesta de hombres de probidad i ortodojía reconocidas, se paralo- Jizase hasta el punto de no considerar que, avocándose el conoci- miento de una causa espiritual, abría ancha herida en el corazon de la Iglesia.No tuvo en consideracion que es derecho exclusivo de la Iglesia, emanado de su constitucion divina, establecer mi- nistros que celebren los sagrados misterios, prediquen la divina palabra i administren los santos sacramentos, i que. solo ella ha sido constituida dispensadora de esos augustos poderes 1 único juez competente para decidir cuando los sacerdotes se hacen indignos de ejercerlos. Extender esta facultad a la potestad secular es desquiciar por su base la constitucion de la Iglesia; pues, en último término, sería el poder civil el encargado del réjimen de las almas, si tuviese el derecho de modificar, juzgar i rever los actos de la po- testad espiritual. Por eso, notificada al señor Valdivieso la provision de la Corte Suprema, remitió los antecedentes por deferencia al tribunal; pero no sin declarar en el luminoso informe con que los acompañó que lo hacía solo «para que, instruido el Supremo Tribunal de la natu- raleza del negocio 1 sus trascendentales consecuencias, rechace el faltas cometidas como tal, ocurriere a justificarse ante los jueces legos. El Conci- lio de Trento, cap. LII sobre reforma de la ses. 25, declara: que aun cuando el Prelado infrinja los cánones en la imposicion de la censura, esto no da «derecho para acudir al majistrado temporal con el fin de que haga alzar la censura; pues que no toca al secular, sino al eclesiástico, conocer de esta materia. 962 - MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. recurso atentatorio a los derechos sagrados de la santa Iglesia i perturbador de su buen réjimen, que han entablado;los antedichos señores prebendados». Si estas palabras no envuelven una explícita declinatoria de ju- risdiccion, por cuanto no está expresada en los términos forenses usados entre los litigantes, se comprende empero sin mucho es- fuerzo que tal fué el propósito del señor Valdivieso. Efectivamen- te, la exposicion de los hechos que hace en el informe, que vamos a trascribir, tiene casi por exclusivo objeto hacer resaltar el carác- ter espiritual i gubernativo del asunto que motivó el recurso de fuerza, doble motivo que inhibía a la Corte de entrar en su cono- cimiento. Hé aquí el informe con que acompañó los antecedentes: Santiago, Abril 29 de 1856. «Excmo. Señor: «Al remitir a V. E. los antecedentes acerca de la suspension a divinis impuesta a los señores Prebendados Arcedeano i Doctoral de nuestra Santa Iglesia, que V. E. nos ha pedido por suprema provision de 20 del que rije, lo hacemos solo para que, instruido el Supremo Tribunal de la naturaleza del negocio i sus trascenden- tales consecuencias, rechace el recurso atentatoriío a los derechos sagrados de la Santa Iglesia i perturbador de su buen réjimen, que han entablado los antedichos señores Prebendados. «Los procedimientos de nuestros Vicarios que han dado ocasion a la correccion impuesta a los recurrentes, no se han versado so- bre una cuestion especulativa acerca de interpretacion de acuerdos capitulares, como quieren ellos darlo a entender, sino sobre la ex- pulsion de un sacristan cuya permanencia en el servicio de la Iglesia comprometía las buenas costumbres i trababa el buen go- bierno de la Diócesis. «La representacion del presbítero Martinez corriente af. 6 i la del señor Fuenzalida de f. 13 i 17, revelan los hechos graves que hacian necesaria la salida del sirviente Pedro Santelices, acordada por el señor Tesorero i Sacristan Mayor de la Iglesia. Interpelado por éstos nuestro Vicario para que arrojase de la sacristía al sir- viente a quien se atribuía la insolente osadía de haber ultrajado con groseros insultos al sacerdote su jefe i de burlar los respetos del señor Dignidad de Tesorero, que no quería consentirlo en el servicio, todavía no procedió a tomar providencia, sino que pidió ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 963 informe al Venerable Cabildo. Los señores Prebendados se opu- sieron a la expulsion i pretendieron hacer la salida del sacristan objeto de una especie de juicio en que, compareciendo el sirviente que reclamaba contra la injusticia de la expulsion decretada por el señor Tesorero i éste defendiendo su medida, debieran ambos esperar un fallo irrevocable del Venerable Cuerpo. El señor Te- sorero, parece que creyendo que cambiaba su puesto i envilecía su dignidad si comparecía en actitud de reo delante de sus colegas a contestar el reclamo por escrito que había entablado el sirviente, se obstinó en no concurrir al Cabildo, i solo trató de instar a nues- tro Vicario para que pusiera término al estado violento en que las cosas se hallaban. «La alta penetracion de V. E. concibe mui bien cuánto debía influir no solo en la moral de los sirvientes de la Iglesia, sino en las costumbres del pueblo, el espectáculo de un sacristan osado, que despues de haber sido sindicado de manejos corrompidos has- ta en el lugar mas inmediato al santuario, de haber atropellado a - un sacerdote, su inmediato jefe, mantenía ufano su puesto a des- pecho de las reiteradas expulsiones de la Dignidad de la Iglesia encargada del cuidado de la sacristía. Nuestro Vicario compren= - dió desde luego toda la trascendencia de la impunidad del sacris- tan i desprestijio de su jefe, que debía prolongarse sin saber has- ta cuándo, i creyó que debía usar de las facultades inherentes a la autoridad Diocesana para mantener el buen órden i correjir las malas costumbres, i decretó la expulsion de Pedro Santelices co- mo ge vé a fa, 23. «Bien podian los señores Prebendados creer que el acuerdo capi- tular aprobado por la autoridad Diocesana, que faculta al señor Tesorero para que de acuerdo con el Sacristan Mayor despidan i nombren sacristanes con aviso del Venerable Dean i Cabildo no les permitía nombrar ni despedir sino proponer nombramientos Í expulsiones, i que el aviso no era simple anuncio, sino la peticion de una resolucion del Cuerpo; mas nuestro Vicario juzgó que los nombramientos i expulsiones de los dichos sacristanes, de que ha- blaba el citado acuerdo, era una facultad real del señor Tesorero i Sacristan Mayor a quienes se les atribuia, i que el aviso no impor- taba mas que lo que la palabra expresa: i apoyado en esta inteli- - jencia creyó que el estatuto capitular corroboraba su procedimien- to i lo alegó en los considerandos de la providencia que espidió el 7 de Febrero último. «No se trataba de dictar reglas especulativas sobre las faculta- 964 . MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS, des del Cuerpo capitular o de sus miembros, 1 nada extraño tiene que en la calificacion de este hecho los señores Prebendados apli- casen el texto del acuerdo en un seutido i nuestro Vicario en otro. La. diversidad de las intelijencias, si es que la admite, no cambia la naturaleza del negocio ni puede convertir la decision sobre la, salida de un sacristan en reforma, modificacion 0 interpretacion teórica de los acuerdos capitulares. «Comunicada la resolucion de nuestro Vicario que mandaba despedir al sacristan Santelices, los señores Prebendados no recla- maron de ella ni interpusieron alguno de los recursos legales, co- mo podian haberlo hecho si es que la creian perjudicial a las pre- rogativas del Venerable Cabildo, sino que resolvieron desobedecer- la de propia autoridad i abiertamente, pasando el oficio de 12 de Febrero último, corriente a fs, 25, en que terminantemente pre- vienen a nuestro Vicario que en vista de su resolucion en que mandaba espeler al sacristan, ellos habian ordenado que se man- tuviese en su puesto. Esta abierta sublevacion contra la autoridad episcopal que se ejercía en nuestro nombre, hizo crecer sobrema- nera las proporciones del negocio; porque si antes se trataba de correjir.el desórden de sacristanes, ahora aparecia la desobediencia a la autoridad, encabezada por eclesiásticos, i eclesiásticos consti- tuidos en dignidad, i si merecían correjirse las costumbres de un insignificante sirviente ¿cuánto no convendria hacer respetar la autoridad atropellada por los que mas debian acatarla con su ejemplo? «Nuestro Vicario jeneral se apercibió del penoso pero gravísimo deber de atacar la desobediencia que se alzaba, i antes de fulmi- nar las censuras de la Santa Iglesia quiso tentar medios suaves para la reparacion del escándalo dado. Vió burladas las promesas que se hicieron, i apoyado en esto mismo i en la justicia de la causa que protejía, libró el auto conminatorio de 20 de Febrero último, corriente a fs. 25 vta. «Los que habían obrado por equivocado concepto 1 sin ánimo de atropellar a la autoridad retrocedieron con prudente : sacerdotal cordura, i alarmados con la idea de que pudiera habérseles juzga- do capaces de alzarse contra la autoridad de su Obispo, se apresu- raron a dar muestras de sumision i respeto. Mas el señor Arcedea- no iel señor Doctoral se obstinaron en sostener su oposicion a la providencia de 7 de Febrero, arriba citada. En este estado, inutilizados los efectos de la monicion, no quedaba a nuestro Vi- cario mas que dos caminos: o consentir en la desobediencia obsti- O » ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885, 965 nada de los señores Prebendados, o suspender el ejercicio de las funciones sacerdotales a los que querian sustraerse a la subordi- nacion debida al Pastor de los sacerdotes. Mientras lo primero. habría sido un crimen, lo segundo se presentaba como un deber, i la justificacion de nuestro Vicario no trepidó un instante en cum- plirlo. «Los señores Prebendados pretenden que no correspondía a nues- tro Vicario espedir el auto de 7 de Febrero, parque era una inter- pretacion o reforma del acuerdo del Venerable Cabildo, aprobado por la autoridad Diocesana; pero el contexto de aquel proveido manifiesta que no se establecían reglas para nombrar i despedir sacristanes, sino que se mandaba salir al que había espelido el se- ñor Tesorero. Cuando el gobernador de un pueblo deniega la li- cencia que la lei requiere para exhibir un espectáculo público, no dicta ni interpreta leyes sobre diversiones públicas, aunque se re- fiera a la disposicion legal que lo faculta para cuidar del órden en las concurrencias del pueblo, siuo que simplemente espide un au- to de buen gobierno. Del mismo modo, al mandar ejecutar nues- tro Vicario la expulsion del sacristan que había ordenado el señor Tesorero, 1 cuya permanencia en el servicio de la Iglesia habia llegado a ser perjudicial a las costumbres i al buen órden, no dic- tó estatutos capitulares ni modificó los existentes. Esto, que apa- rece claro, evidente, del contexto del arriba citado auto, se halla todavía mas explicitamente declarado en el que nuestro Vicario je- neral, llevado de su condescendencia, proveyó con fecha 29 de Fe- brero, i que corre a fs. 42, para dar ocasion a que los señores Pre- bendados volviesen al buen camino. Pero olvidemos que se trata- ba de una providencia de buen gobierno i sobre correccion de costumbres, 1 supongamos que solo se hubiera tratado de la va- riacion de un sirviente sin las causas i motivos que concurrían en Santelices, 1 que entonces se hubiese trabado competencia entre el Cabildo i el señor Tesorero, pretendiendo el primero que la salida del sirviente i nombramiento del sucesor no podia ejecutarse sin su aprobacion, i sosteniendo el segundo que a él correspondían ambas cosas con solo dar un simple aviso, «¿Qué habría de hacerse para terminar esta competencia entre el Cuerpo Capitular 1 la dignidad de Tesorero, pretendiendo cada cual gozar de derechos adquiridos en virtud de estatutos prece- dentes? Si el Cabildo dictaba un nuevo acuerdo, este no cortaba la disputa; porque si podría servir de regla para lo sucesivo, no “parecía adecuado para calificar la justicia o legalidad de actos pre- 966 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, cedentes. En todo caso el señor Tesorero podía objetar al Cuerpo que se constituia juez en su propia causa. No habría habido otro arbitrio que acudir a la fuente ide la jurisdiccion establecida para resolver disputas. I si esto sucedía cuando aun no se trataba de la correccion de costumbres, ¿habría de abstenerse de proceder nuestro Vicario cuando el buen órden, el decoro de la Iglesia i la decencia de las costumbres clamaban por la salida del sacristan _ Santelices? ¿O se querrá decir que porque los estatutos capitulares facultan al señor Tesorero o al Cabildo para nombrar sacristanes, el Obispo no podrá espeler a aquellos cuya expulsion se haya he- cho necesaria por el respeto a las buenas costumbres? Léjos de eso, los señores Prebendados que desobedecieron a nuestro Vicario acordando mantener en la sacristía a Santelices, no se han atrevi- do despues a justificar siquiera su permanencia, repitiendo a cada paso en sus posteriores escritos que la salida del sacristan es cosa que no admite cuestion para ellos. 1 es mui digno de notarse que consistiendo la desobediencia que les atrajo la censura en haber querido mantener al sacristan que nuestro Vicario mandaba, salir, se convenga en que éste se halla bien expelido, rehusándose al mismo tiempo retractar el acuerdo que se oponía a la expulsion. «Para impugnar a la autoridad que les impuso la suspension se asilan los señores Prebendados a las prerrogativas del Venerable Cabildo de que son miembros. En la vista del Promotor Fiscal de fs. 54 se hallan consignadas las diversas razones que prueban que la resistencia a obedecer la providencia de 7 de Febrero no fué acto capitular, como emanada de una reunion de personas, que por su número, falta de citacion i otros defectos no podían formar Cabildo conforme a derecho. Pero aunque prescindiéramos de to- do, ¿podía el Cabildo acordar la desnuda desobediencia a los actos emanados de la autoridad Diocesana? Para que esto así fuese, era preciso que ejerciese tambien jurisdiccion, i que esta fuese supe- rior a la del Obispo, porque solo es dado al superior revocar los actos del inferior. Pero estando el Obispo constituido jefe de su Iglesia, nadie hai que pertenezca a ella que no le deba obedien- cia. Los Cabildos tienen sus prerrogativas i el Obispo está obliga- do a guardárselas, pero para reclamarlas deben acudir a los me- dios i Tribunales establecidos por los Sagrados Cánones, i no les es dado hacerse justicia por si mismos. Por esto la apelacion o in- terposicion de otro recurso canónico nada habría tenido de vitupe- rable en los señores Prebendados, si es que creian vulnerados los derechos del Cuerpo con la providencia de nuestro Vicario, al pa- ST 7 A ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 967 so que fué un acto subversivo la resolucion de conservar en su puesto al sacristan que dicha providencia mandaba espeler del servicio. La diferencia no es accidental sino mui sustancial. Todo litigante puede apelar de las sentencias de un juez letrado, i aun- que éste cometa una injusticia, la lei reputa criminal al que por juzgarse ofendido le dijese que no queria obedecerle i pusiese en ejecucion su resistencia. «Si esto sucede en los negocios comunes i en aquellos en que la Iglesia ha concedido exenciones a los Cabildos, ¿qué será cuan- do se trata de correjir las costumbres? ln esta materia, entre otros el cap. 4.” sobre reforma de la sesion 6.* del Tridentino, se expresa así: «Los Cabildos de las iglesias Catedrales i otras ma- yores 1 sus individuos, no puedan fundarse en exencion ninguna, costumbres, sentencias, juramentos ni concordias que solo obliguen asus autores i no a los que les sucedan para oponerse a que sus Obispos ¡otros Prelados Mayores por sí solos o en compañía de otras personas que leg parezca puedan aun con autoridad Apostólica visitarlos, correjirlos o enmendarlos segun los sagrados cánones, en cuantas ocasiones fuese necesario.» La ereccion de nuestra Igle- sia, fuente 1 orífjen de las peculiares facultades de nuestros Cabil- dos, al determinar la fuerza de los acuerdos capitulares i la exten- sion de los objetos sobre que deben versarse, expresamente dispo- ne que queda salvo el ámplio i exclusivo poder de los Obispos sobre la correccion de costumbres con respecto a todos los de la Diócesis. «Pretenden los señores Prebendados que la remision del negocio a Nos mismos, que acordaron junto con la no ejecucion de la pro- videncia de nuestro Vicario, los liberta de la nota de desobedientes; pero aun cuando esto quisiera equiparse a la interposicion de un recurso, ella no les facultaba para decretar por sí el desobedeci- miento; pues que deberían haberse limitado a pedir a nuestro - Vicario la suspension. Mas, en nuestro caso, la remision acordada por los señores Prebendados no era mas qne pretexto, pues que expresamente dicen que se nos remitan los antecedentes, no para que resolviéramos lo que creyésemos justo, «ino lo que fuera con- forme al propósito de ellos. Cuando no hubieran consignado esta cláusula en la nota que con fecha 12 de Febrero último pasaron a nuestro Vicario, los hechos posteriores bastarían para desengañar al que hubiera dado otra intelijencia a las intenciones de los recu- 1rentes. A la verdad, los que en los posteriores escritos, para justifi- carsu conducta, han alegado su deferencia a Nos por respeto a A. DE LA U., 1.” SEC. 115-116 968 “MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, nuestra autoridad, son los mismos que hoiarrastran a esta misma autoridad a los tribunales temporales i les piden la revocacion de los actos mas exclusivos del poder espiritual e independiente que Nues- tro Señor Jesucristo confirió alos Apóstoles, de quienessomos lejíti- mos sucesores, aunque indignos: cuales son las facultades de ejer- cer las funciones sacerdotales de que se les ha suspendido. Los sacer= dotes, i sacerdotes constituidos en tan elevados puestos, que así pro- ceden, i que por su ciencia canónica de que son profesores, obran con pleno conocimiento de las inmutables máximas de la Iglesia católica i sus sacrosantas leyes, que abiertamente conculcan, no pu-den quejarse de que no se crea en la sinceridad de los res- petos que dicen tener por la autoridad de su Obispo. «De todo se deduce que la intimacion hecha a nuestro Vicario por la nota citada de 12 de Febrero fué un acto deliberado de ver- dadera desobediencia. ¿I puede haber cosa mas perjudicial a las buenas costumbres que la abierta sublevacion de los sacerdotes contra la autoridad de su Prelado? El poder de la Iglesia no cuen- ta con mas apoyo que el de las conciencias, i sus armas consisten en la privación de beneficios puramente espirituales. Si tolera la desobediencia, abdica la única fuerza que la mantiene subsistente. La unidad es el alma de la Iglesia católica 1 sobre esta base se apoya toda su disciplina, 1 ella desaparece desde que los sacerdotes, que no son mas que cooperadores del Obispo, centro de la unidad Diocesana, pretenden obrar sin subordinacion a él, desde que des- conocen prácticamente su autoridad, por mas que hagan con las palabras protesta de sumision. En tal caso no queda mas re- eurso que impedir que funcione el que pretende no ser coo- perador sino dispensador independiente de los sagrados misterios. La sabiduría de V. E. penetra mui bien cuán honda llaga ha abierto a la sociedad en la época presente la falta de respeto a la autoridad, que cunde como asoladora epidemia 1 se infiltra en to- das las clases de la sociedad con espantosa rapidez. La Iglesia Católica con su doctrina 1 por el ministerio de sus sacerdotes es la que está Jlamada a conjurar un mal tan grave i de tamañas di- mensiones, pero sus trabajos serán infecundos i estériles si el sa- cerdote se alista tambien bajo las banderas de la insubordinacion. Por desgracia los ejemplos ejercen un poderoso influjo, 1 éste cre- ce a medida de la altura en que se hallan colocados aquellos de quienes se reciben. Todo prueba que la suspension impuesta a los señores Prebendados fué, si se quiere, un remedio duro pero ine-= vitable. TS E nm AO FR TLECTAS SSP ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 969 «Si, pues, la expulsion del sacristan i la represion de los seño- res Prebendados recurrentes fueron medidas reclamadas por la correccion de costumbres, i si cuando se trata de esta materia no hai personas ni cuerpos exentos, la autoridad Diocesana ha podi- do i debido proceder a imponer la censura de que se reclama. En órden a la forma del procedimiento no”se han omitido algunas que debieran guardarse, porque este negocio, como gubernativo, no es- tá sujeto a procedimientos especiales. El sagrado Concilio de Tren- to, en el capítulo X sobre reforma de la Sesion 24 ordena, que cuando se trata de correccion de costumbres se proceda del modo que sujiera su prudencia a los Obispos, i que tampoco sean sus- pendidas sus providencias por ninguna apelacion o recurso. Se ex- presa así: «Para que los Obispos puedan mas oportunamente con- tener en su deber i subordinacion al pueblo que gobiernan, tengan derecho 1 potestad aun como delegados de la Silla Apostólica de ordenar, moderar, castigar 1 ejecutar, segun los estatutos canóni- cos, cuando les pareciere necesario segun su prudencia, en órden a la enmienda de sus súbditos, i a la utilidad de sus Diócesis, en todas las cosas pertenecientes a la visita 1 a la correccion de cos- tumbres. Ni en las materias que se trata de la visita o de dicha correccion impida o suspenda de modo alguno la ejecucion de to- do cuanto mandaren, decretaren o juzgaren los Obispos exencion ninguna, apelacion o querella, aunque se interponga para ante la Sede Apostólica». «La relacion de los hechos que llevo espuestos quedará com- probada con la vista del proceso que acompaño a V. E., i desde luego concederá que aquí, no tratándose de proveidos judiciales sobre el interes de las partes sino del buen gobierno de la Dióce- sis encargado a nuestro cuidado, si hubieran de admitirse recur- sos, como el que se ha entablado i reducido a litijios forenses tales procedimientos, vendría a hacerse si no imposible por lo menos infructuosa e ineficaz la accion de nuestra autoridad. A la verdad que no se concibe cómo pudiera gobernarse si fuera preciso para despedir un mal sacristan sostener competencias, formar procesos 1 últimamente tener que comparecer la autoridad misma como li- tigante a defender cada una de sus providencias ante los tribuna- les. Tan triste condicion no solo debilitaría el vigor de la accion gubernativa sino que despojaria a la autoridad del respeto que ne- cesita para hacer el bien. En efecto, un poder que para hacerse obedecer tiene que luchar dia a dia con sus súbditos a la manera - de aquel que se halla rodeado de vecinos pleitistos, no puede siquie- 970 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. ra exitar la compasion de los que presencian su abatimiento. El menosprecio es, al fin, el fruto de su cosecha. Y. E., pues, a quien las leyes encargan el apoyo i la proteccion a nuestra autoridad contra la insubordicacion de los que le están sometidos, debe re- chazar con prontitud 1 enerjía la pretension de los recurrentes. Dios guarde a V. E. RAFAEL VALENTIN, Arzobispo de Santiago.» El 30 de Abril se dió vista al Fiscal de la Corte, que lo era en= tónces don Manuel Camilo Vial, el cual tardó tres meses en eva- cuar su vista. Entre tanto, los canónigos recurrentes hicieron uso del procedimiento ilegal de presentar a la Corte varios documen- tos que no se habían tenido presentes por el señor Arzobispo i sus Vicarios al tiempo de librar las providencias en que se fun- daba el recurso de fuerza, documentos que no figuraban en el ex- pediente ni existían en archivos públicos accesibles a toda clase de personas (1). Llamamos ilegal este procedimiento, porque la lei 2, tít, 2, lib. 2 de la Novísima Recopilacion ordena que solo en vista del proceso seguido ante la autoridad eclesiástica, ¿mo mas que por lo que de ¿l constare, declaren las Audiencias las fuerzas i las alcen; o cuando no hai mérito devuelvan el expediente al juez elesiásti- co. I ello es lójico, desde que segun la doctrina regalista, el juez que falla sobre un recurso de fuerza no decide ni define cosa alguna sobre los puntos resueltos por la autoridad eclesiástica, sino que debe concretarse únicamente a examinar el proceso para ver si en los procedimientos hai violencia sobre los sagrados cá- nones o si se atribuye el conocimiento de un negocio que no le corresponde, Sin embargo, la Corte Suprema admitió los nuevos documentos, que consistían en copias de actas capitulares i piezas del archi- vo del Cabildo, sacados de los orijinales sin decreto judicial ni citacion, todos los cuales iban encaminados a probar que no había habido desobediencia en la conducta de los Prebendados sino el propósito de resguardar los derechos del Cabiido (2). Por esos mismos dias vió la luz pública un folleto que contenía la defensa de los señores Prebendados hecha por el abogado don (1) Relacion documentada p. 49. (2) Relacion documentada, p. 54. ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885, 971 Pedro Fernandez Récio (1). Ese folleto contenía un largo escrito presentado a la Corte Suprema, varias notas sobre él, unas pocas piezas del expediente i el informe del señor Arzobispo anotado i comentado. Pocos dias despues se distribuía impreso el dictámen Fiscal de don Manuel Camilo Vial, cuya publicacion fué costeada por el canónigo Solis (2). Este dictámen, que era el fruto de tres meses de trabajo, constaba de cincuenta 1 tres pájinas en folio, Tan pronto como llegó a manos del señor Valdivieso, escribió en unas cuantas noches la luminosa refutacion publicada en la .Re- lacion Documentada, i de la cual vamos a extractar algunas con- sideraciones. Lo primero que se advierte en el dictámen del señor Fiscal es el haberse extendido demasiado en puntos extraños a la cuestion 1 desatendido el asunto sobre el eual debía recaer su dictámen. El recurso de fuerza entablado por los canónigos es lo accidental en su informe; lo principal son las cuestiones de patronato, exegua- tur 1 demas regalías atribuidas al Presidente la República, como si se le hubiese encargado escribir sobre estas materias un trata- do majistral. Adviértese asimismo en el dictámen Fiscal un anhelo decidido de avasallamiento de la fglesia por la potestad secular; de tal manera que si sus doctrinas hubiesen de reducirse a la práctica, la independencia que por derecho divino corresponde a la Iglesia no seria mas que vano nombre. Fácilmente se comprende que las doctrinas del Fiscal encierran un gran número de proposiciones heréticas 1 muchas otras condenadas por la Santa Sede. Por lo cual no pudo ménos que ser causa de asombro 1 escándalo que los canónigos diesen a la prensa un dictámen que ningun católico podría aceptar, ni mucho ménos contribuir con su dinero a su pu- blicacion. A juicio del señor Vial, la expulsion del sacristan Santelices (1) Este estimable caballero sé retractó de las doctrinas regalistas contenidas en esta defensa cuando, despues de la pérdida de su distinguida esposa, se resol- vió a pasar en el sacerdocio sus últimos dias. (2) En un folleto, publicado en Paris el año de 1860, se dice a este respecto: «Don Pascual Solis de Obando la dió a luz (La Defensa de los señores prebendados) a su costa 1 repartió por su propia mano el dictámen del fiscal de la Corte, que fué impreso algun tiempo antes de que se hiciese relacion de él en el tribunal. Ambas piezas encerraban igual doctrina, descubrían las mismas tendencias ajenas del negocio, citaban leyes en sentido contrario al que arrojaba el tenor de ellas, i abundaban sin discrepancia en dicterios contra la autoridad i la persona del Ar- -zobispo. (Documentos importantes sobre una ruidosa cuestion eclesiástica de Chale), 0 pól: 7- 9:72 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. envolvía una cuestion de tan alto interes que, segun la Constitu- cion, debía resolver el Presidente la República en union con su Consejo de Estado, despues de haber oido el dictámen de un tri- bunal superior de justicia. Fundábase en que la cuestion entre los cuatro capitulares i el Tesorero.no versaba sobre la interpretacion del acuerdo capitular de 1834, sino acerca de una duda especula- tiva sobre la ereccion de la Iglesia Metropolitana; 1 por cuanto las erecciones de las iglesias catedrales son leyes especiales de la, Iglesia 1 el Estado, no podían resolver dudas sobre ellas sino las autoridades mismas que las sancionan. Í siendo, segun él, el auto del Provicario que mandó expulsar al sacristan Santelices una de- claracion sobre una duda de la ereccion, era este un acto de «usurpacion i crimen de la mayor gravedad», por el cual «el Pro- vicario 1 sus coadyuvantes i mantenedores merecen un severo es- carmiento como usurpadores de las regalías del Patronato nacio- nal.» El auto de 29 de Febrero, que ponía en salvo los derechos 1 prerogativas del Cabildo, no era a juicio del Fiscal otra cosa que un recurso excojitado para arrancar de grado o por fuerza de los señores Prebendados el reconocimiento del usurpado derecho. De aquí deducía: 1. que el Provicario interpretó la ereccion de la Iglesia Metropolitana, i por esto hizo fuerza en conocer; de lo cual derivaba la necesidad de declarar la nulidad de la resolucion ide que la Corte Suprema o el Presidente de la República se avocasen el conocimiento del negocio; 2. Que por haber fallado, estando pendiente la supuesta competencia de los capitulares, sin especial delegacion del Arzobispo, sin adjuntos i sin las tramita- ciones judiciales, había tambien fuerza en el modo con que proce- día i conocía; 1 3.” que se hacía en no otorgar por haberse conce- dido la apelacion solo.en el efecto devolutivo. En todo esto el señor Fiscal no hizo sino reproducir en lengua- je mas procaz i descomedido las alegaciones hechas por el defen- sor de los canónigos en el escrito de que ya hemos hablado. Bien pudo terminar con las precedentes consideraciones su dictámen, pues eso es lo único que cumplía a la cuestion; pero creyó que: su tarea no estaba concluida si no echaba un cuarto a espadas en defensa de las pretendidas regalías del Estado. Dióle pretexto pa- ra ello una referencia hecha por el Promotor Fiscal eclesiástico a las impugnaciones que hizo el Cabildo Metropolitano de Lima. contra los recursos de fuerza en la defensa de los derechos de la Iglesia que en 1855 elevó a la Convencion nacional de aquella Re- pública, 1 como en esa misma notable Exposicion los capitulares de ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 973 Lima llaman al exequatur «triste legado de la incredulidad que dominó ciertos tiempos en los consejos de los monarcas españo- les», el Fiscal de la Corte Suprema se lanzó armado de sus mas bien templadas armas contra la doctrina de aquella ilustre Cor- poracion, olvidándose de que ni eran el patronato i exeguatur las cuestiones que se trataba de resolver ni eran las doctrinas del Cabildo de Lima sobre las que la Corte le había pedido su dic- támen. El señor Vial manifiesta en su dictámen un culto casi supersti- cioso por los reyes de España; i sus leyes opresoras de la Iglesia son, en su concepto, dechados de disposiciones legales. Contra el testimonio de la historia i las declaraciones constantes de la Igle- sia, sostenía que la inmunidad real i personal del clero no es de de- recho divino, sino graciosa concesion de los gobiernos que pueden revocar a su antojo (1). Sostenía asimismo «que el derecho de pa= tronato sobre las iglesias i personas eclesiásticas es inherente e inseparable de las autoridades soberanas como emanacion del se- _fiorlo de la tierra». No es menester de mucha perspicacia para comprender que de esta doctrina se deducen consecuencias que bastan para patentizar su falsedad. Si el señorío de las tierras confiriese a los soberanos el derecho de presentar para la provision de los beneficios ecle- slásticos, el Divino Fundador de la fglesia habría obrado mal “cuando instituyó sus apóstoles sin la vénia 1 contra la voluntad del César romano que poseía el señorio de las tierras del imperio. Segun esta doctrina, correspondería a todos los soberanos :in- fieles, herejes, cismáticos, el derecho de nombrar i de elejir los pastores de la Iglesia, como quiera que ellos son los señores de la tierra. Í puesto que el buen sentido se subleva contra este absur- do, es claro que la premisa de que emana es absolutamente falsa. A la soberanía temporal no pueden corresponderle otros dere- chos que los que atañen al gobierno de la sociedad civil. Ino siendo la eleccion i presentacion para obispados i prebendas dere- cho propio, solo puede ser adquirido por concesion de la autoridad espiritual. De estas expresas concesiones hacía caso omiso el señor Fiscal, lo mismo que de las repetidas condenaciones que desde los - tiempos mas remotos ha hecho la Iglesia de la conducta de los (1) El Concilio de Trento encarga a este respecto a los príncipes que no permitan «que sus ministros o majistrados inferiores, violen bajo ningun motivo de codicia o por inconsideracion, la inmunidad de a Iglesia 1 de las personas eclesiásticas, es- tablecida por disposicion divina, Y por los sagrados cánones (Ses, 25, cap. 20)... 974 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. gobiernos que intentaron mezclarse en las elecciones eclesiásti- cas (1). A mayor abundamiento, sostenía el señor Fiscal que los Presi- dentes de Chile son lejítimos sucesores de las regalías de que dis- frutaron los monarcas españoles por concesion de la Santa Sede. Mas, cuando asentaba esta teoría, el señor Fiscal no paraba mien- tes en el absurdo de declarar sucesores de los reyes españoles a gobernantes elejidos en uso' de la soberanía popular establecida por la Constitucion del Estado. Chile, emancipado, formó un Es- tado independiente que no tuvo ya relacion alguna con el gobierno de que fué colonia; i siendo así, no pudieron corresponderle ni los derechos ni las obligaciones de aquél. En virtud de esta emanci- pacion, Chile no se ha creido obligado por los tratados internacio- nales celebrados por España ántes de la independencia. Al con- trario, como señor de sí mismo, ha celebrado nuevos tratados 1 contraido nuevas obligaciones. El siervo que se emancipa no here- da ni los privilejios ni las obligaciones del amo. Chile era ese sier- vo, 1 asi como al recobrar su libertad no heredó las deudas de su antigua madre patria, tampoco pudo heredar las concesiones he- chas por los Papas a los monarcas españoles. Hisas concesiones fueron otorgadas, no a los paises que dependían de la corona, sino a la corona misma; de modo que, dejando de dominar ésta en América, caducaron los derechos de patronato. Silenciaba, sobre todo, el Fiscal la decisiva consideracion de que los Papas, conce- dentes de esos privilejios, no reconocen la trasmision que preten- den los gobiernos republicanos, Alegaba tambien el Fiscal, como título del patronato republica- no, los gastos hechos en la conquista de estos paises, la sangre que costó la propagacion de la fé católica, i el dinero con que construyeron las iglesias 1 se sostienen los ministros del cuito. Pero, aparte de que los gastos"de conquista i la sangre derra- mada, si fuesen títulos abonados, corresponderían a España i no a nosotros, es un absurdo afirmar que la victoria de los conquista- dores 1 la sangre de los mártires dan derecho para Intervenir en la designacion de los pastores de la Iglesia. Si así fuese, los tur- cos como conquistadores i los romanos como soberanos de millo- nes de mártires, habrían sido lejítimos patronos de las iglesias, ernstianas, > (1) Cánon. apost. 25 ex-Dionisio cxiguo. Concilio de Niceas 11, cán. 3. Concilio de Constantinopla 1V, cán. 12, ANALES DE LA U.-—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 975 En cuanto.a la fundacion 1 dotacion de las iglesias, no tomaba en consideracion el señor Vial que el Derecho solo reconoce este titulo respecto de los beneficios menores; pero no respecto de los episcopales ¡ conventuales. Tampoco consideraba que el di- nero que invirtió en este objeto el rei de España i que sigue in- virtiendo el gobierno de Chile no es producto de pura liberalidad, sino de obligacion contraida por contrato oneroso en razon de ia recaudacion del diezmo. Los reyes de España solo se reservaron los dos novenos del diezmo: el resto quedó perpétua e irrevocable- mente asignado como dote de los obispados. Con no ménos sinrazon se esforzaba el Fiscal en lejitimar el derecho del pase o exeguatur que atribuye a la povestad temporal. Para ello sentaba teorías que conducían derechamente a la nega- cion del dogma de la independencia de la Iglesia. Sostenla que dentro de la Iglesia se alza el Estado rejido por principes sobera- nos e independientes, dotados de facultades para resistir el uso de la disciplina eclesiástica que estimaran perjudicial a los intereses del Estado, sin advertir que la facultad de rever los actos de otro poder constituye al uno dependiente del otro, como quiera que no es soberano ni independiente el poder cuyos actos necesitan para ser válidos de la vénia de otro poder extraño. Con igual razon po- dría atribuirse al soberano espiritual facultades para rever las leyes emanadas de la potestad temporal. fl señor Fiscal creía escapar a esta consecuencia, diciendo que «cuaudo los príncipes resisten al abuso de los que ejercen la potestad eclesiástica, no tratan de lo espiritual, sino del perjuicio público, que es cosa temporal»; pero cuando los Papas resisten al abuso de la potestad temporal, en- tónces no tratan de lo espiritual. De manera que, a sa juicio, la Iglesia, sea que resista o que sea resistida, jamas trata de lo espi- ritual, 1, en consecuencia, nunca puede tener derecho para recla- mar ni libertad ni respeto en lo que mira a los actos privativos de su autoridad. La tercera parte del dictámen fiscal tenia por objeto justificar los recursos de fuerza, los cuales, en eu opinion, solo tienen por objeto examinar si el juez eclesiástico ha observado o no los cáno- nes i leyes que rijen en los procedimientos. Tal es la argucia con que el regalismo pretende conciliar este jénero de recursos cón la independencia del poder espiritual. Sin embargo, esta teorla no es mas que un juego de palabras. El tribunal que conoce de una causa con el objeto de resolver si en un juzgamiento se observaron o no las leyes, lo hace con el fin de resolver si ese juzgamiento 976 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. debe subsistir o revocarse. Tal es, en verdad, el oficio de los jueces de alzada en los recursos ordinarios: examinar el proceso para decidir si la sentencia del juez de primera instancia es injusta 1 revocarla, o si es justa i confirmarla, 1 ¿cómo podría sostenerse que no hai sentencia en el primer caso i que la hai en el segundo? La injusticia de un proceso judicial puede provenir o de haberse faltado a las leyes de tramitacion o de haberse pronunciado una sentencia en oposicion a las leyes. De modo que cuando el tribu- nal de alzada revoca una-sentencia de primera instancia no. hace otra cosa que examinar el proceso i declarar que, o se ha contrave- nido a las leyes de tramitacion, o se ha sentenciado en oposicion a las prescripciones legales. 1 sí, como lo confesaba el mismo Fis- cal, en los recursos de fuerza se observa idéntico procedimiento respecto de las sentencias del juez eclesiástico, la lójica impone la forzosa consecuencia de que en este caso hai verdadero juicio i sentencia jurídica sobre asuntos puramente espirituales. ¿Qué di- ferencia hai entre la sentencia de la Corte que manda poner en libertad a un reo, condenado en primera instancia injustamente, i la que manda alzar la pena canónica impuesta por el juez ecle- siástico? Agregaba el señor Fiscal que en los recursos de fuerza el juez lego conoce de un «hecho meramente humano i temporal, cual es, si se han guardado o no las leyes de la Iglesia». Mui léjos condu- ciría esta doctrina si fuera verdadera: de ella se inferiría que, siendo el pan i el vino cosas temporales i el pronunciar ciertas palabras sobre ellos un acto humano, podría el tribunal laico arrogarse fa- cultades para decidir sobre la consagracion del cuerpo i sangre de Nuestro Señor Jesucristo; i siendo los pecados actos temporales, podría la Corte atribuirse la facultad de perdonarlos. Es evidente, por lo mismo, que, aunque el exámen sobre si se han guardado o no las leyes eclesiásticas es un acto humano, si ese exámen se ejecuta con el intento de decidir scbre lo sacramental i divino, el fallo recae sobre un acto sujeto por su naturaleza a la juris- diccion espiritual. «Imposible sería, decía el Fscal, cumplir los preceptos del Sal- vador en la parte que mandan obedecer a los soberanos, resistien- do las leyes, i resistiéndolas en las mismas materias que están obligados a protejer i defender».—Mas, cuando los soberanos en vez de ser los «ministros de Dios para el bien», como dice el Após- tol; cuando en vez de la proteccion i auxilio que de ellos reclama la Iglesia; cuando de protectores se tornan en señores; cuando no. ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 977 solo abandonan a la Iglesia, sino que la oprimen; cuando en vez de poner su brazo en defensa de las leyes de la Iglesia, las violan i persiguen a sus pastores, exijiéndoles que abdiguen su autoridad en manos del Estado, entónces el precepto de obedecerles no rije ante la conciencia, porque ántes debe obedecerse a Dios que a los hombres, «El medio mas eficaz, añade, de evitar la infraccion de los cá- nónes, solo puede encontrarse en las leyes i en una autoridad so- berana que examine i prescriba su observancia cuando alguno se aparte de ellos».—El Fiscal habría tenido razon si esa autoridad soberana no existiese en la Iglesia; pero para él no hai otra que la del Estado. A su juicio la organizacion del poder eclesiástico es de tal manera imperfecta que carece de medios eficaces para que se cumplan los fines de su institucion, ya que para ello necesita que un poder extraño se injiera en sus actos gubernativos i haga observar sus mandatos. Olvidaba el señor Vial en su dictámen que la lejislacion canónica ha sido la fuente mas pura en que las naciones cristianas bebieron sus disposiciones legales al abando- nar las costumbres paganas; i que por lo que respecta a la orga- nizacion judiciaria, la de la Iglesia es mucho mas perfecta que la civil. Cualquier acto de los Prelados que infiera gravámen es re- clamable en América ante otro Obispo 1, si la sentencia de éste no fuese conforme, todavía puede recurrirse a un tercero, i solo se concede la fuerza de cosa juzgada a la mayoría de las sentencias 1 no al órden en que se pronunciaron, como sucede en los tribuna- les civiles. ¿En su pasion por las autoridades públicas llegó el señor Fiscal a estimar los recursos de fuerza necesarios para la pureza del dog- ma. Al tratar del patronato, despues de despojar al poder eclesiás- tico de toda facultad, solo le dejó la posesion exclusiva del dogma. Mas, al tratar de los recursos de fuerza, tiene a bien privarla hasta de esta última facultad, porque, en su concepto, el dogma corre grave peligro en manos de Iglesia. Empeñado en salvarlo, constituye al Presidente de la República ia los ministros de la Corte Suprema en jueces protectores de la fé. El Evanjelio nos ense- ña, sin embargo, que el Divino Fundador de la Iglesia inhibió expresamente a las potestades seculares de la enseñanza de la doctrina católica i que no puso el fundamento de la relijion en ningun príncipe temporal, sino en el apóstol a quien constituyó cabeza visible de su Iglesia. La historia nos enseña, por su parte, que la intervencion de los soberanos en las cosas de la fé ha sido 978" MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. casi siempre para prestar sa apoyo a los herejes, los cuales, si han causado lamentables estragos, ha sido merced al favor otorgado por ellos. A pesar de confesarse eatólico, el señor Fiscal desestimaba en su dictámen las repetidas condenaciones hechas por la Iglesia de los recursos de fuerza, oponiéndoles las tachas de vaguedad a las unas, de no haber sido recibidas por la autoridad civil a las otras, de no ser adecuadas al caso cuestionado a las demas (1). Arroja al rostro del señor Valdivieso la grave inculpacion de perjurio, supo- niendo antojadizamente haber jurado el reconocimiento de los re- cursos de fuerza. ln otro lugar hemos demostrado que ninguna de las leyes españolas cuya observancia juró el Timo. Arzobispo com- prende los recursos de fuerza, - Tal es, en ceñido resúmen, lo que contenía el dictámen fiscal del señor Vial. Es imposible dejar de ver en él un propósito deci- dido de inculpar a la autoridad eclesiástica ide apadrinar a to- do trance la causa de los canónigos. I como de ordinario las malas causas son defendidas con malas armas, el señor Vial no escrupulizó en echar mano hasta de doctrinas declaradas heréticag por la Iglesia, Por lo cual, si fué mucha desgracia para los canónigos recurrentes provocar un conflicto que llegó a conmover las entrañas de la sociedad, no fué menor la de ser defendidos con armas que ofendían los dogmas 1 la disciplina de la Iglesia. Sin embargo, los señores Meneses i Solis se apresuraron a dar profusa publicidad al informe fiscal, entregándolo sin correctivo a las columnas de los diarios irrelijiosos que propalaron i sostuvie- ron con ruda persistencia las mismas doctrinas condenadas. Cerca (1) Martino V en la Bula 42 reprimendas insolentias Fulmina excomunion ma- yor dpso facto reservada al Papa, a los jueces ejecutores o personas de cualquier dignidad que obliguen a los ministros de la Iglesia a responder ante los tribuna- les laicos en causas eclesiásticas, a los que den auxilio, favor o ayuda 1 a los ecle- siásticos que lleven tales negocios a los tribunales legos. El Tridentino (cap. 3, sec. 25) dice: «Téngase por grave maldad en cualquier majistrado secular poner impedimento al juez eclesiástico para que excomulgue a alguno o mandarle que revoque la excomunion tulminada, valiéndose del pretexto de que no se han observado las cosas que se contienen en el presente decreto; pues el conocimiento de esto no pertenece a los seculares, sino a los eclesiásticos». La Constitucion Pastoralís de Benedicto XIV, excomulga a los que se avocan causas espirituales o anexas o compelen a los jueces eclesiásticos a la absolucion de las censuras, aunque sea con pretexto de alzar las fuerzas, i aun cuando sean Presidentes, Consejos, Parlamentos, Cancillerías, ebC...... 1 tambien a los que des- pues de las sentencias de sus ordinarios recurran a los tribunales seculares para que estos intimen prohibiciones i mandatos aun penales a los dichos Ordinarios... Pio [X en la Constitucion ad Ápostolica condena explícitamente la doctrina que sostiene la lejitimidad de los recursos de fuerza. ANALES DE LA U.--OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 979 de tres meses emplearon los diarios de Santiago i de Valparaiso en esta triste tarea (1). Por fin, llevada la causa ante los estrados de la Corte Suprema, hízose relacion de ella en los dias 21, 27 ¡28 de Agosto. El señor don Manuel Antonio Tocornal, como defensor de la autoridad ecle- siástica, hizo el 28 un extenso 1 luminosísimo alegato, una de las obras que han acarreado honra mas merecida al eminente juris- consulto i distinguido hombre de Estado. «Penetrado, dice La Re- vista Católica, de la justicia de la causa que sostenía, comunicó a los circunstantes este mismo sentimiento, 1 puso en claro con maestría 1 dignidad todas las falsedades i argucias con que se ha querido oscurecerla i todas las acusaciones infundadas i calumnias atroces que se han hecho al digno Pastor de nuestra Iglesia. Su elocuente discurso ha cautivado a cuantos lo oyeron, i a pesar de haber sido tan largo, porque así era necesario, se notó en el audi- torio un profundo silencio i el deseo de que continuase por mas tiempo. Con nuevos documentos que aun no se habían presentado» con la historia en la mano i con el ejemplo de. naciones ilustres, confundió a sus adversarios patentizando la bondad del Prelado a quien se ha pintado con ten negros colores, 1 demostrando hasta la evidencia de qué parte ha estado la terquedad para cortar una cuestion que ha ocupado a los tribunales, a la prensa i al pueblo todo de Santiago, sin otro resultado positivo que un grave escán- dalo, tanto mas pernicioso, cuanto mas elevadas han sido las per- sonas que lo han ocasionado. Muchos de los asistentes que hasta eútónces habían estado alucinados han quedado plenamente con- vencidos i Lo han tenido rubor de abrazar el partido de la buena CAUSa...... El señor Tocornal ha comprendido mui bien los límites de ambas potestades eclesiástica i civil 1 ha sabido trazar con ma- no diestra el círculo de sus atribuciones. Con la moderacion i no- bleza que le es propia 1 sin ofender en lo menor la susceptibilidad del señor Fiscal pulverizó su dictámen i demostró claramente la (1) «Había un plan combinado 1 constante, dice la Relacion documentada, para difamar al Arzobispo i al clero en jeneral, exceptuando, se entiende, a: los promo- vedores del negocio. Cerca de tres meses los diarios de Valparaiso i Santiago des- plegaron un furor frenético en esta ruda i nefanda tarea i había gran cuidado de hacerlos circular por las provincias. Apénas vió la luz pública el dictámen fiscal cuando ya empezó a reproducirse con elojio en esos diarios...... A nadie puede «ocultarse que daba cierto realce a la erudicion vasta del dictámen la gloriosa au- dacia de pisotear a un Arzobispo. La parte erudita, la ruidosa, digámoslo así, del dictámen, es del todo ajena del expediente en que se na expedido». 980 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. incompetencia del Tribunal para fallar en esta causa. Hizo ver, ademas, cuán inútil había sido un trabajo tan difuso, 1 en su ma- yor parte ajeno del asunto, haciendo perder el tiempo al Supremo Tribunal.. ...» No obstante la abundante luz llevada al asunto por el preclaro defensor de la autoridad diocesana, el Tribunal pronunció la si- guiente sentencia: «Santiago, Agosto 30 de 1856.—Vistos: Otorgándose en ambos efectos la apelacion interpuesta de la sentencia de veintiuno de Febrero último, corriente a fojas veintinueve, no hace fuerza la autoridad eclesiástica del Arzobispado.—Devuélvase.— Cerda.— Palma.—Barriga.— Valenzuela». Para estimar el alcance de esta sentencia, preciso es recordar que eran tres los puntos de la querella de los canónigos contra la autoridad diocesana: 1.? en conocer en la cuestion del sacristan, por cuanto la creían de la exclusiva competencia del Cabildo; 2.? en el modo de proceder contra ellos a causa de su desobediencia, i 3. por no habérseles otorgado la apelacion para ante el Obispo de la Serena en ambos efectos». A juicio del Tribunal, solo hizo fuerza la autoridad eclesiástica en no otorgar la apelacion en ámbos efectos, es decir, en el tercero de los puntos del recurso entablado por los canónigos recurrentes. Luego, ajuicio del Tribunal, la autoridad diocesana fué compe- ¿ente para entender en la causa que motivó el recurso, esto es, en a expulsion del sacristan.: Luego el auto de 7 de Febrero, que confirmó dicha expulsion, fué enteramente arreglada a derecho, i los canónigos Meneses i Solis: desobedecieron a la autoridad ne- gándose a retirar la nota del 12 en que la desconocían i resistían. Luego, si ha habido verdadera desobediencia, a juicio del Tribunal, 12 pena de suspension que fué impuesta a los rebeldes era justa i lejítima. No se comprende, sin embargo, cómo reconociendo todo esto el Tribunal, declarase que la autoridad eclesiástica debía al- zar una pena justa aplicada a un verdadero delito, hasta que el Obispo de la Serena declarase si los canónigos fueron o no culpa- bles. Si el delito era cierto i la pena justa ¿de qué se podía apelar? Descúbrese en esta sentencia, evidente falta de lójica. Por lo de-- mas, no hai lei eclesiástica que obligase al Diocesano a otorgar la apelacion en el efecto suspensivo, sino que, al contrario, las hai expresas que declaran que la apelacion de las censuras fulminadas sa ANALES DE LA U.—OCTUÚBRE A DICIEMBRE DE 1885, 981 por el Obispo no produce efecto suspensivo ni aún cuando se in- terponga ante la Santa Sede (1). La sentencia de la Corte no podía pues tener otro efecto que el de compeler al Obispo a alzar las censuras impuestas a los canónigos rebeldes. Pero todo el ruidoso aparato del juicio entablado ante el tribunal civil no bastaría a quebrantar la voluntad del Diocesano; de modo que los “canónigos no conseguirian con el recurso de fuerza otra cosa que producir un grande escándalo i constituirse en perseguidores de su Obispo. 1 si ellos buscaban por este medio su rehabilitacion, el buen sentido debiera haberles hecho compren- der que por ese camino su ruina debería llegar a su colmo. Así lo creerlan acaso en un momento lúcido; pues, estando las cosas en este estado, intentaron una nueva reconciliación con su Prelado. En efecto, el canónigo don Ramon Valentin García pre- sentóse ante el señor Valdivieso previniéndole que los señores Meneses 1 Solis estaban dispuestos a someterse a fin de que, alza- da la suspension, se pusiese pronto término a tan desagradable asunto. El señor Arzobispo acojió complacido la buena resolucion de los canónigos, 1 los emplazó para conferenciar con ellos en dia i hora señalados. El Prebendado Solis compareció solo a la pre- sencia del Prelado, 1 expuso: que a todo lo que se hallaban dis- puestos era a desistir de sus recursos, si préviamente el Prelado revocadas las providencias libradas, los restituía en el ejercicio de las funciones de su ministerio i los declaraba en posesion de su buena reputacion i fama (2). Habría bastado la simple exposicion de semejante propuesta de gumision para que cualquier Prelado la hubiese creido una burla injuriosa a su dignidad. Los canónigos exijían, como condicion para someterse, que la autoridad eclesiástica se hu- (1) El célebre canonista Bonix dice en su exelente tratado sobre los juicios eclesiásticos: «Si aquel contra el cual ha pronunciado sentencia el Obispo no quie- re obedecer, i el Obispo lo excomulga o suspende por esta inobediencia, no podrá, -¡Interpuesta despues apelacion de estas censuras, suspender su efecto, aunque el Obispo las hubiere fulminado dentro del tiempo concedido para apelar» (Part, 2,?, Cap. 3, parag. 4, núm. 2). O El Góncilio de Trento en el. cap. X, de reformatione, sesion 21, dice asf: 4nien las materias en que se trata de dicha correccion (de costumbres, como en ¡el caso presente) impida o suspenda de modo alguno la ejecucion de cuanto mandaren, -decretaren o juzgaren los Obispos, exencion, inhibicion, apelación o querella, aun- que se interponga para ante la Sede Apostólica). - $1, segun el Tridentino, no debe suspenderse la ejecucion de lo mandado por el Obispo, ni aun por la apelacion interpuesta ante la Sede Apostólica, síguese forzosamente que mucho ménoy debe suspenderse el efecto de las censuras cuando la apelacion se interpone ante otro Obispo, como en el caso actual, (2) Relacion documentada. 982 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. millase l:asta el punto de declarar que todo lo obrado hasta ese momento había sido injusto, atropellado e ilegal. No debían ser los súbditos los primeros en rendir obediencia a la autori- dad agraviada, sino que el Prelado debía mendigar su sumision por medio de una declaracion humillante. No eran los reos de in- subordinacion los que debian pedir la revocacion del castigo me. diante su sometimiento, sino que el juez debía mendigarlo decla- rando a los reos inculpados i alzándoles las penas que se tenían merecidas. : Pero el señor Valdivieso, sin manifestarse ofendido con tal pro- puesta; se esforzó por hacerles aceptar otro expediente conciliato- rio que no infiriese humillacion a la autoridad. El acta propuesta por el señor Valdivieso decía así: «En la ciudad de Santiago de Chile, etc......los señores Arcedean 1 Doctoral de la Santa Iglesia comparecieron ante $. $. I. i expusieron: que penetrados de senti- miento por el lamentable estado de ajitacion de los ánimos 1 de- plorables divisiones que se han suscitado, con ocasion del expe- diente seguido sobre la expulsion del sacristan menor de la Ígle- sia i suspension a divinis que a ellos se les había impuesto; deseosos de atajar en cuant», estuviere de su parte tan tristes ma- les, hacian a S. S. IL las mas sinceras protestas de sumision i respeto; asegurándole que, aún cuando en la nota de 12 de Fe- brero del presente año i en los actos posteriores han creido usar de sus derechos ino ha sido su ánimo desconocer o desobedecer la autoridad de sus lejitimos superiores, sia embargo, si a pesar de esto, S. 8. L, creía que en algo había desconocimiento de la au- toridad diocesana ejercida por sí mismo o por sus vicarios, o de- sobediencia a ella, el ánimo de los dichos señores era retractarlo como lo retractaban; protestando al mismo tiempo que declinaban de toda connivencia con las doctrinas que en el curso del negocio hubiesen sestenido otros, contrarias al sentir de nuestra santa Madre Iglesia Católica, Apostólica, Romana, a cuya enseñanza están firmemente adheridos. El mo, señor Arzobispo se manifes- tó mui complacido con la exposicion que se le hizo i alzó la sus- pension a divinis que a los dichos señores Arcedean i Doctoral se. les había impuesto por auto de 21 de Febrero, i consintió en que, como lo pedian los dichos señores, se tuviese por terminado el pro- ceso i las instancias pendientes; extendiéndose para la debida constancia la presente acta.» Excusado nos parece advertir que los canónigos se resistieron a firmar esta acta, único término igualmente honroso para la auto- ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 983 ridad i para los súbditos. En vez de someterse, pidieron que con precision i claridad se declarase que se concedía la apelacion en ambos efectos, ordenándose al mismo tiempo que se expidieran los apóstolos. Entónces el señor Valdivieso proveyó el auto siguiente: «Santiago, Setiembre 16 de 1856. Expídanse los apóstolos, 1 se asigna para que se ocurra al Ilmo. señor Obispo de la Serena a mejorar la apelacion, el término que prefija la Orde- nanza para los emplazamientos: con declaracion que no há lugar por ahora a la revocacion de la providencia de once de Abril del presente año, en la parte que concede la apelacion solo en el efec- to devclutivo.»—EL ARZOBISPO DE SANTIAGO. — Ovalle, Secreta- rio, Al llegar a este punto no era posible dejar de ver en el horizon- te los signos de próxima i récia tempestad. La Hxma. Corte Su- prema había decretado el triunfo de los canónigos contra la autoridad diocesana i pretendía correjir los actos gubernativos de la potestad espiritual. Agotados, por otra parte, todos los me- dios de honrosa conciliacion entre el superior 1 los súbditos, el se- ñor Valdivieso se vió colocado en una terrible disyuntiva. ¿Se someteria a la sentencia del tribunal cuya incompetencia era no- toria para fallar sobre un asunto espiritual, i en consecuencia, suspendería la pena impuesta a los rebeldes, no obstante haber rehusado su sometimiento a la autoridad diocesana? ¿Preferiría afrontar todos los resultados dolorosos que le acarrearía su resis- tencia antes que renunciar a la independencia del poder espiri- tual? La eleccion no podía ser dudosa para un hombre como el señor Valdivieso. Comprendiendo con poderosa previcion lo que le aguardaba, dió a conocer su disposicion de ánimo a su amigo del alma, el ilmo. señor Salas, en una carta de 13 de Setiembre de 1856: «He recibido, le decía, sus dos favorecidas del 3 1 5 del que rije, 1 le doi las mas expresivas gracias por sus caritativos oficios para con este su pobre amigo, a quien Dios visita con las tribula- ciones que merecen sus pecados. He perdido a mi cuñada, i la he “tenido en mi casa durante su peligrosa enfermedad; i todo esto ha sucedido cuando mis perseguidores mas se afanaban por herirme. Ya vé Ud. que en tan tristes circunstancias ha sido mui oportuno que ofrezca por mí el santo sacrificio 1 sus fervientes oraciones. “Los males apenas comienzan, i solo Dios sabe cuando terminarán “ide qué modo. La Suprema Corte declaró que otorgando la ape- lacion en ambos efectos no hacía fuerza la autoridad eclesiástica. A, DE LA U., 1.” SEC. 117-118 984 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, Yo he creido que no tiene el tribunal facultad para conocer de un negocio gubernativo 1 puramente espiritual; ¡ademas que resti- tuir el ejercicio de las funciones a unos sacerdotes que han calum- niado i perseguido a su Obispo i que, estando sindicados por el público de editores i propagadores de escritos que contienen pro- posiciones condenadas por la Iglesia, no se han sincerado de este cargo, era traicionar los deberes de Pastor, por lo cual me he ne- gado a suspender la censura. Los señores Prebendados ocurrirán el lúnes a las potestades temporales para que me obliguen por la fuerza a ceder; icomo entre traicionar la conciencia o sufrir la persecucion no puede trepidarse en la eleccion, ya vé Ud. que no es dado calcular adónde iremos a parar. I esto no es porque tema a mis adversarios en el terreno legal, porque fuerte con mi dere- cho, allí mismo puedo combatirlos con ventaja. «A pesar de todo, estoi tranquilo, i por la misericordia de Dios sin desear otra cosa a mis enemigos que su conversion. Por lo que hace a Ud., parece que no tendrá personalmente que sufrir en este desagradable negocio; porque se dice que en el caso de que hubiese segunda apelacion los señores Prebendados creen que podrían re- cusar a Ud.;i como ellos se jactan de tener padrinos poderosos, no sería extraño que lograsen su designio, aunque yo no diviso cual sería la causa legal de recusacion.» »..... Así, pues, el señor Valdivieso veia aproximarse la tempestad armada de rayos i centellas; pero la veía venir sin arredrarse, Tran- quilo con el testimonio de su conciencia i la seguridad de su dere- cho, estaba a todo evento apercibido, Una sola palabra suya ha- bria bastado para conjurar la tormenta; pero esa palabra habría sido una defeccion del deber i una traicion a su conciencia, 1 esta- ba resuelto a no pronunciarla jamás. CAPÍTULO XXIV. LA SENTENCIA DE DESTIERRO 1 EL DESISTIMIENTO DE LOS. CANÓNIGOS. El señor Valdivieso pide amparo al Supremo Gobierno contra los avances del po- der judicial. —Razones que justificaban esta peticion.—Importantes comunica- ciones entre el señor Valdivieso i el Gobierno. —Ultimas propuestas de aveni- miento entre el Prelado i los canónigos. —Motivos que las hacían inaceptables. —Nota con que acompaño el señor Valdivieso los antecedentes pedidos por la Corte. —Vista fiscal. —Sentencia de la Corte Suprema i su análisis crítico-legal. —Preparativos para el destierro.—Afanes del señor Valdivieso en esos críticos momentos. —Sabias medidas tomadas para prevenir los males del cisma. —Auto de suspension « divinis de los canónigos. —Motivos que determinaron esta me- dida.—Actitud del pueblo de Santiago en los dias que precedieron al destierro. —Proyetcto de sedicion.—Temores del Gobierno. —Desistimiento de los canóni- gos. —Aceptacion del desistimiento por la Corte Suprema. —Alzamiento de la suspension 1 término de la cuestion. —Juicio de la prensa irrelijiosa. En atencion a que la Corte Suprema había excedido sus atribu- ciones conociendo de un asunto espiritual por su naturaleza i ad- ministrativo por su objeto, creyó. el señor Valdivieso que cumplía al Supremo Gobierno prestarle amparo contra los avances del poder judicial. Dábanle derecho para solicitar i aguardar esta pro- - teccion dos graves consideraciones: la primera, es el deber que la - Constitucion del Estado impone al Presidente de la República de protejer la relijion católica, deber cuyo cumplimiento está garan- tido por un juramento solemne; i la segunda, la inconstitucionali- dad del procedimiento del Supremo Tribunal. En efecto, la conducta de la Corte Suprema importaba un ata- que al dogma de la independencia de la Iglesia, por cuanto se atribuía facultad para entender en un asunto privativo de la ju- 086 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. risdiccion espiritual, como es la suspension del ejercicio de las funciones del ministerio sacerdotal, La Corte, aceptando el recur- so de fuerza interpuesto por los prebendados Meneses i Solis i exijiendo al Prelado que alzase la suspension impuesta por él a dos sacerdotes rebeldes a la autoridad diocesana, ejercía presion sobre el Obispo e intentaba trabar su libertad de accion en un asunto de su exclusiva competencia. El dar o quitar la facultad de celebrar el santo sacrificio, de perdonar los pecados i de predi- car el Evanjelio es una atribucion de todo punto extraña a los poderes temporales, porque teniendo por objeto los bienes del ór- den sobrenatural, la inhabilitacion no priva de ninguno de los derechos temporales colocados al amparo de los tribunales de jus- ticia. En la conducta de los jueces había, pues, notoria invasion de atribuciones; ide consiguiente era el caso de reclamar del del Gobierno alguna medida protectora que pusiese a salvo los de- rechos de la potestad agredida. La segunda consideracion que indujo al señor Valdivieso a pe- dir el amparo del Gobierno fué la de que la Corte había obrado en contravencion al art. 160 de la Constitucion, que prohibe que «ninguna majistrabura, ninguna persona ni reunion de personas pueda atribuirse, ni aun a pretexto de circunstancias extraordina- rias, Otra autoridad o derecho que los que expresamente se les ha- ya confiado por las leyes». El Supremo Tribunal no puede cono- cer sino de asuntos judiciales; 1 el asunto que motivó el recurso de fuerza era meramente administrativo. En efecto, así el auto de la autoridad eclesiástica que maudó hacer efectiva la expulsion del sacristan Santelices, como el que impuso pena de suspen- sion a divinis a los canónigos inobedientes, fueron actos de admi- nistracion eclesiástica: el primero, porque la remocion del mal sirviente era reclamada por el buen servicio de la Iglesia; í el se- gundo, porque la pena impuesta a los canónigos no era el resulta- do de un fallo judicial, sino una medida correccional. Para impo- nerla no se instruyó proceso ni se observaron las ritualidades de un juicio: fué impuesta con el objeto de reprimir un acto de insu- bordinacion, i solo hasta que los penados se sometiesen a la auto- ridad eclesiástica. El señor Valdivieso debió recordar lo que en un caso análogo hizo su digno antecesor, el Iltmo. señor Vicuña. En otro lugar hemos dicho que cuando ese ilustre Prelado gobernaba la Diócesis de Santiago en calidad de Vicario Apostólico, el Cabildo eclesiág= tico le disputó la facultad de nombrar Provisor i Vicario ¡jeneral ) 3 ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 987 sin su anuencia. El señor Vicuña impuso a los capitulares precep- to de obediencia, 1 éstos entablaron recurso de fuerza ante la Cor- te Suprema. El Vicario Apostólico pidió a su vez proteccion al Gobierno para que «como protector nato de la Iglesia, como dueño de la espada que debe sacarse en defensa de los cánones, cuando no hai otro recurso, hiciese respetar su autoridad.» (1) El Gobierno en virtud de la súplica del Prelado, mandó a la Corte Suprema sobreseer en el conocimiento del asunto que se había avocado i al Cabildo someterse a la autoridad del Obispo. El Gobierno del Jeneral don Joaquin Prieto 1 su ministro To- cornal no creyeron que al obrar de esta manera ateatabán contra la independencia del poder judicial, ni los hombres que entónces formaban la Corte Suprema estimaron invadidas sus atribuciones. No carecía, pues, de precedente el señor Valdivieso para esperar que el Gobierno protejiera su autoridad desobedecida por dos súb- - ditos rebeldes amparados por el tribunal, tanto mas cuanto que en el caso del señor Vicuña, los recurrentes formaban la casi totali- dad de los miembros del Cabildo. Pero en el trascurso de veinte años los hombres i las cosas habían experimentado en Chile pro- funda transformacion. | El señor Valdivieso creía, por otra parte, que el Gobierno no deseaba el triunfo de los canónigos. Asi, a lo ménos, se deja com- prender por el siguiente acápite de una carta escrita al señor Salas en Agosto de 1856: «Creo, decía, que los jueces hallarán justicia a los canónigos; al ménos las circunstancias de que piden a legos la proteccion “contra el Obispo, es un antecedente para que se les conceda, estando a mi sistema i teorías sobre poderes legos, Sin embargo, no creo que el Gobierno apetezca el triunfo de los canónigos, sino que mas bien desea lo contrario. Hago esta pre- vencion en obsequio de la imparcialidad i justicia». La esperanza de restablecer la paz por este medio fué lo que dió oríjen a, las importantes comunicaciones entre el señor Valdi- vieso 1 el señor Montt, que constituyen la-faz mas interesante de este conflicto 1 la que arroja mayor luz sobre la cuestion legal ¡ canónica (2). Los dos mas poderosos luchadores en las lides de la intelijencia i del saber, colocados en los primeros puestos del Es- tado 1 de la Iglesia, esgrimieron con igual denuedo las pujantes armas del raciocinio i de la dialéctica legal. El señor Valdivieso i el (1) Nota del señor Vicuña de 3 de Noviembre de 1830. (2) Véanse estas interesantes notas en el Apéndice, A 988 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. señor Montt eran universalmente reputados como las dos primeras intelijencias i los dos mas hábiles jurisconsultos del pais; por esta razon aquel debate, tan respetuoso en la forma como enérjico e ilustrativo en el fondo, mantuvo durante algun tiempo cautivada la atencion de todos los hombres capaces de apreciar el valor de una discusion de principios situada a grande altura 1 sostenida por dos aguerridos atletas. ; En su primera nota él señor Valdivieso demuestra la absoluta | incompetencia de la Corte Suprema para entender en el asunto | sometido a su resolucion, «tanto porque entraba a conocer de un | negocio puramente gubernativo 1 no jurídico, cuanto porque iba a fallar sobre la subsistencia o revocacion de facultades pura 1 ex- clusivamente espirituales, 1 cuyo goce pende de la libre voluntad del Obispo. Falló sin embargo, no solo sin jurisdiccion, sino pendien- te la competencia que había interpuesto por mi nota de 29 de Abril del presente año; 1 este fallo no solo adolece de insanables nulidades, sino que introduce la confusion i el desórden en el go- bierno de la Diócesis, estableciendo un precedente funestisimo para lo sucesivo». La consideracion de los males que. ciertamente se seguirían del amparo prestado por la Corte a los que descono- ciesen la autoridad episcopal en lo que atañe a sus exclusivas atribuciones, «me obligan, agregaba al terminar esta nota, a ocur. rir al Supremo Gobierno para que, como encargado de velar por la conservacion del órden público i como protector de la relijion católica, libre las providencias que en su sabiduría juzgue mas oportunas para atajar los males que amenazan», El Gobierno en su nota de 24 de Setiembre, no solamente negó al Prelado la proteccion que reclamaba, sino que declaró legal i lejítimo el procedimiento del Tribunal. Apoyábase en que la Cons- ticucion de 1823 atribuía a la Suprema Corte el conocimiento de los recursos de fuerza; en que el art, 108 del mismo Código prohi- be al Presidente de la República ejercer funciones judiciales; en que el poder judicial es enteramente independiente del Ejecutivo; i, por último, en que una lei de Indias mandaba a los Prelados absolver de las censuras i alzar los entredichos por el solo hecho de interponerse recurso ante las Audiencias; 1, en consecuencia, «resuelto el recurso de fuerza por el tribunal llamado por la leia conocer en esta materia, su fallo no puede dejar de tener cumpli- miento, ni a la autoridad gubernativa le es lícito alterarlo en nin= gun sentido». A No ignoraba el señor Valdivieso que el poder judicial es inde- ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 989 pendiente del poder ejecutivo, 1 por eso no pedía al Gobierno que revocara el fallo de la Corte, sino que amparase su autoridad es- piritual por alguno de los muchos medios que sujiere la prudencia cuando hai voluntad de evitar un conflicto perturbador de la bue- na armonia. El Gobierno pudo hacer mucho sin exceder sus atri- buciones constitucionales i sin atacar la independencia del poder judicial: habríale bastado la interposicion de su poderoso ascen” diente en el ánimo de los jueces o de los canónigos para hacer que la cuestion tomase un sesgo ménos depresivo de los derechos de la potestad espiritual. Su respuesta indicaba, sin embargo, que no estaba dispuesto a hacer nada en obsequio de la paz, aguardando probablemente que el temor de las consecuencias quebrantase la firmeza del Prelado. Desde este momento debió ver el señor Val- divieso cerrados todos los caminos de honroso avenimiento ¡ abier” to únicamente el de la proscripcion. Perdida la última esperanza de hallar justicia en las autoridades de su patria, que se consti- tulan en amparadores de la insubordinacion que con el favor de los poderosos se erguía altanera en el seno de la Iglesia, se resol- vió a inmolarse como victima en aras de la independencia de la Lolesia. Por lo cual desistió de seguir reclamando la proteccion que le era debida; pero nó de la defensa de su derecho. «Cuando me dirijí al Supremo Gobierno, decía en su segunda nota de 3 de Octubre, juzgaba que siendo tan poder constitucional el de la Suprema Corte de Justicia para resolver los negocios de su competencia, como el de los Obispos para rejir sus Iglesias en el fuero pura i exclusivamente espiritual, a virtud de que el arti- culo 5.” de la Constitucion del Estado, reconoce a la relijion cató- lica como la única, i que esta relijion enseña que los Obispos gozan de este poder en fuerza de la constitucion divina e inmuta- bie de la santa Iglesia de Dios, podía el Supremo Gobierno hacer respetar las disposiciones de los Prelados circunscritas a esa esfe- ra pura i exclusivamente espiritual, del mismo modo que lo hace con las sentencias de los tribunales pronunciadas en los juicios sujetos por las leyes a su conocimiento. Mas ya que el Supremo Gobierno, por respeto a la independencia del poder judicial, cree que a la autoridad gubernativa no le es dado alterar en ningun sentido el fallo de la Exma. Corte, i que por esta razon se abstie- ne de tomar alguna medida de las que yo reclamaba, mi ánimo no es insistir en mi solicitud». No quería el señor Valdivieso que se le tuviese por desobedien- te; 1 en esta nota explicaba las razones de su resistencia al fallo 990 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. del tribunal. «No se oculta a US., decia, que hai una diferencia sustancial entre obrar sin jurisdiccion i pronunciar el que la tiene un fallo injusto. En el segundo caso, cuando la majistratura que ha fallado pone con su sentencia término a los recursos legales, la necesidad impone al litigante el deber de someterse, Mas, cuan- do se procede sin jurisdiccion...... entónces la sentencia carece de fuerza obligatoria 3 no impone el deber de la obediencia a aquel que mo le está sometido...... Aunque toque a los Intendentes 1 Gobernadores hacer pagar las contribuciones públicas, no será inobediente a sus mandatos el que resista el pago de un impuesto que no ha sido votado por el Congreso...... No es, pues, simple- mente la cosa juzgada lo que impone la obligacion de ejecutarla 1 conformarse con ella, sino la calidad de que el que pronuncia la sentencia sea verdaderamente competente para ello..... » El 8 de Octubre contestó el Gobierno la nota precedente, i en ella se esfuerza por manifestar que la Corte Suprema había ejer- cido jurisdiccion lejítima al conocer del recurso de fuerza, por cuanto este tribunal ha sustituido, no solo a las Audiencias de América, sino al Consejo de Indias i al de Castilla en su compe- tencia para conocer de tales recursos. Negaba que el acto de que se interpuso recurso fuese puramente gubernativo i exclusivamen- te espiritual. No era, a su juicio, exclusivamente espiritual, por- que no lo eran ni la expulsion del sacristan ni la nota pasada por el Cabildo al Provicario, que éste calificó de desobediencia; tampoco era puramente gubernativo, porque la opinion de los canónigos se dirijía a la parte de la resolucion del Provicario que declaraba que el Tesorero había obrado en la esfera de sus atribuciones; i aun en el supuesto de ser gubernativo, ni las leyes españolas ni la prác- tica de los tribunales excluían esta clase de actos de la competen- cia de los tribunales. Creía que los canónigos tenían derecho a la apelacion en 'ambos efectos, i que la autoridad Diocesana hizo fuerza en no otorgar; i que en consecuencia, la Corte Suprema, no solo fué competente para conocer del recurso, sino que declaró con razon que se hacía fuerza en conformidad a las leyes civiles i ca- nónicas. Con fecha de 15 de Octubre contestó el señor Valdivieso la nota anterior, 1 es esta contestacion la pieza mas notable de este interesante litijio. En ella se desvanecen una a una todas las espe- ciosas 1 hábiles alegaciones de la última comunicacion del Grobier- no. Niega que la Corte Suprema haya sustituido a las Audiencias i Consejos en el conocimiento de recursos en materias gubernati- ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 991 vas, porque en ninguna parte de la Constitucion se coucede a los tribunales esta facultad, 1 no puede decirse respecto de los pode- res constitucionales que lo que no les está prohibido se entiende - permitido, sino, al contrario, que lo que expresamente no está con- cedido se entiende prohibido. Desde que la Constitucion ha deter- minado que de las causas administrativas conozcan otras autori- dades, han quedado sin aplicacion las leyes españolas que sometían estas causas al conocimiento de las Audiencias i Consejos, pues de otra manera habría insubsanable confusion de poderes. Mani- fiesta de una manera que no deja lugar a réplica que ninguna de las leyes citadas por el Gobierno en apoyo de la competencia del Tribunal era aplicable al caso cuestionado, pues todas ellas se re- fieren al caso en que las censuras ataquen la jurisdiccion real o infieran daños temporales a los pueblos; i aunque hubiese alguna lei que prohibiese a los Obispos imponer censuras a súbditos re- beldes, esa lei no podría tener fuerza para cambiar la constitucion divina de la Iglesia que les confiere esa facultad, porque todo po- der humano está subordinado al poder divino; «i si carecería de fuerza obligatoria la lei que se dictara contra la Constitucion del Estado, porque el poder lejislador está subordinado a la Consti- tucion, ¿con cuánta mas razon debería suceder lo propio con las leyes que se opusiesen a la constitucion divina de la Iglesia?» Demuestra, ademas, con abundante acopio de sólidos argumen- tos, que el asunto que motivó el recurso de fuerza fué puramente espiritual, porque lo eran la desobediencia de los canónigos, que violó la snmision relijiosa que deben a sus Prelados, i el medio compulsivo que se usó para someterlos, a saber, la privacion de facultades puramente espirituales. Mucho deberíamos prolongar esta reseña si intentáramos apun- tar todas las consideraciones que hacía el señor Valdivieso en esta notabilísima comunicacion. Bástenos decir que, sin dejar en pié ni uno solo de los argumentos con que el Grobierno pretendió justifi- car el procedimiento de la Corte, contiene la última palabra de la debatida cuestion. El Gobierno no contestó esta comunicacion sino para decir que creía inútil ocuparse en una materia de que estaba conociendo el Supremo Tribunal. No dudamos que estas notas pasarán a la posteridad como mo- delos de polémica culta, vigorosa e ilustrada 1 como testimonio irrecusable del talento i conocimientos de los dos hombres emi- nentes que la sostuvieron. Cuatro veces durante el curso de esta cuestion intentaron los 992 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIÁS. canónigos ponerle término por medio de un avenimiento pacífico, pero otras tantas fracasaron sus tentativas a causa de sus exaje- | radas e injustificables pretensiones, pues se resistían a aceptar todo expediente en que apareciese la sombra de alguna humilla- cion. La primera se verificó ántes que el señor Arístegui expidiese el auto conminatorio de 20 de Febrero, la cual no tuvo efecto porque, habiéndose comprometido a reunir el Cabildo fen un dia fijo para reconsiderar la nota del 12 del mismo mes, dejaron pasar con exceso el plazo extipulado. La segunda, que se verificó por interposicion oficiosa del señor canonigo Bezanilla ántes del auto de 11 de Abril en que se les negó la apelacionen ambos efectos, | no tuvo resultado porque los canónigos estimaron lastimada su dignidad aun con la confesion hipotética de desobediencia. La ter- cera tentativa de avenimiento, en la que intervino el canónigo don Ramon Valentin Garcia, escolló en la exijencia de que el señor Valdivieso les restituyese préviamente el ejercicio del ministerio sacerdotal i en cuya virtud desistirían del recurso de fuerza en- tablado ante la Corte Suprema. La cuarta i última de estas tentativas se verificó por medio del ex-Ministro don Antonio Varas poco ántes de que la Corte Su- prema librase su última providencia. El señor Varas, despues de haber conferenciado detenidamente con los canónigos, fué a verse personalmente con el señor Valdivieso para proponerle, a nombre de los señores Meneses i Solis, la siguiente fórmula de transac- cion: «Los señores canónigos, etc., ocurrimos ante V. $. IL, conce- diéndonos la apelacion en ámbos efectos en el expediente sobre la suspension que hemos sufrido, i que vivamente interesados en evi- tar las consecuencias perjudiciales a la Relijion 1 al Estado que de continuar pendiente este negocio pueden seguirse, 1 deseando la paz i concordia relijiosas, venimos en renunciar ante V. $. L el recurso de apelacion, i en manifestar a V. S. L. al mismo tiempo que en todos los pasos que hemos dado en nuestra defensa hemos procedido en la conviccion de que usábamos de nuestro lejitimo derecho i sin faltara la obediencia i respeto que profesamos 1 debe- mos a la autoridad de V. S. 1, Como individuos del clero de la Diócesis 1 súbditos sumisos de V. $S. IL estamos, como hemos es- tado siempre, dispuestos a rendir a V. S. L. la obediencia que le 1 debemos como a nuestro Prelado, ia guardar los respetos debidos | a su autoridad. Si contra nuestra intencion se nos hubiese escapa= do en el curso de este negocio alguna palabra o hubiésemos eje- cutado algun acto que V. $S. 1. ereyese ofensivo a su autoridad, no. ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 993 obstante no encontrarle nosotros despues de un dilijente exámen, rogamos a V. $. 1. que los excuse 1 disculpe, 1 los considere como enteramente ajenos a nuestra voluntad e intencion. Igualmente exponemos a V. S. I. que firmemente adheridos a Nuestra Santa Madre la Ielesia nos hemos conformado a ella en la defensa de nuestros derechos, i que si hubiese alguna proposición o principio contrario al dogma o la disciplina vijente de Nuestra Madre la Iglesia, no solo no la admitimos, sino que la rechazamos como contraria a nuestra creencia de católicos, a que queremos perma- necer 1 vivir siempre adheridos» (1). El señor Valdivieso no podía ménos que rechazar sin vacilación una fórmula que, bajo apariencias de sumision respetuosa, le im- ponia una condicion humillante i absurda. Los canónigos desisti- rían del recurso de fuerza, pero con tal que el señor Valdivieso les concediese ántes la apelacion en ámbos efectos, 1, por consiguiente, que les alzase la censura impuesta por su desobediencia. Lo que quería decir que ellos desistirian si la autoridad declaraba ántes su propia hurmillacion: ellos confesarían su culpabilidad »ipotéti- camente, si la autoridad confesaba absolutamente que todas sus pro- videncias habian sido injustas. Si la desobediencia no podía terminar sin un acto de humilla- cion de alguna de las partes desavenidas, lo natural era que lo soportasen los súbditos, porque la autoridad tiene el deber de res- guardar su prestijio i conservar su dignidad. Pero los canónigos entendían las cosas de otra manera: querían que la autoridad dio- cesana los declarase inocentes, persistiendo ellos en su desobe- diencia. No eran extraños a estas tentativas de avenimiento los mien:- bros del alto Tribunal, pues nadie mejor que ellos comprendía la suma gravedad de las consecuencias que habían de resultar de la continuacion del negocio en el estado en que se hallaba. Nos consta positivamente por documentos que tenemos en nuestro po- der que.uno de los miembros de la Corte Suprema trabajó con - "mucho empeño para hacer aceptar a los canónigos un arreglo que consistiría, sustancialmente, en que los canónigos prestasen plena l absoluta obediencia al señor Arzobispo, i éste reservase el dere- choque pudiera tener el Cabildo para intervenir en el nombra- miento i destitucion de los sacristanes. Para llevar a cabo un arre- glo en estos términos interpuso empeñosamente sus buenos oficios (1) El Mercurio del 13 de Octubre de 1856. A AT RS 994 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. el canónigo de Ancud don Manuel Briseño. Si los canónigos hu- biesen aceptado este sano i prudente consejo, acaso las cosas hu- biesen tenido un término honroso ántes de llegar al extremo a que llegaron. Frustrada esta nueva tentativa de avenimiento, los canónigos se presentaron a la Excelentísima Corte pidiendo «que se sobrecar- tara la provision ordinaria, a fin de que trayéndose los autos con audiencia del Ministerio Fiscal, sé proveyese lo que fuese de jus- ticia» (1); esto es, que se oblizase al Prelado con la imposicion de penas legales a que concediera la apelacion en ámbos efectos i les alzase la suspension. El Tribunal mandó entónces despachar la ordinaria, requiriendo al señor Arzobispo para que enviara los antecedentes; los cuales fueron remitidos a la Corte con la si- guiente comunicacion: Santiago, octubre 4 de 1856. «Excmo. Señor: ** «Queriendo manifestar a Y. E. mis respetuosas consideraciones, devuelvo la suprema provision ordinaria fecha 25 del próximo | pasado que V. E. se ha servido despachar, con los proveidos que han dado ocasion al nuevo recurso de los señores Arcedian doctor don Juan Francisco Meneses i doctoral don Pascual Solis de Obando. En el proveído de 16 del próximo pasado, al negarme a alzar la suspension impuesta a los recurrentes, decía que lo hacía, por entónces, por dos razones: la primera que, habiendo elevado al Supremo Gobierno un reclamo para que amparase la jurisdie- cion i poder espiritual, esperaba por este medio libertarme de la penosa i amarga necesidad en que ahora me veo de manifestar a V. E. los poderosos i gravísimos motivos que impiden conformar- me con la resolucion de V. E. fecha 30 de agosto último. La se- gunda razon era, que desde que se intimó la suspension a los se- ñores Prebendados he estado dispuesto a alzarla tan pronto como cesara su actitud hostil e insubordinada respecto de nuestra auto- ridad. Empero, desgraciadamente ni el Supremo Gobierno creyó conveniente librar las providencias que le pedí, ni los señores Prebendados han querido obrar con mejor acuerdo. Tengo, pues, - a mi pesar que esponer ante V. E. los fundamentos de mi resis- tencia a la revocacion de la suspension, cuando solo habría que- (1) Relacion documentada, páj. 224. ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DÍ 1885, 995 rido dar testimonios expresivos de mi respeto al Supremo Tribu- nal i de mi deferencia a sus decisiones, «Despachada por V. E. la ordinaria fecha 20 de abril último, habría podido rehusar la remision de los antecedentes, porque la materia sobre que se reclama la fuerza por los señores Prebenda- dos no era susceptible de tales recursos; pero queriendo dar a V, E. una prueba de la confianza que me inspiraba la justificacion de Y. E., no trepidé en enviar el proceso, cuidando sinembargo de manifestar a V. E. en mi nota fecha 29 del mismo abril, que con este acto no pretendía reconocer en el Tribunal competencia para conocer, sino que lo hacia solo para que, instruido de la naturaleza del negocio 1 sus trascendentales consecuencias, rechace el recurso atentatorio a los derechos sagrados de la santa Iglesia ¿perturbador de su buen réjimen. «En seguida procuraré manifestar a V. E. los dos capítulos por los cuales no correspondía al Supremo Tribunal conocer del re- curso que se había entablado ante él, a saber: la naturaleza pura- mente espiritual de la materia sobre que versaba nuestro procedi- miento, 1 la circunstancia de no ser un negocio judicial, sino única- mente del buen gobierno de la Diócesis encargada a nuestro cuida= do. Era de creer que la vista del espediente hubiese convencido a V. E. de la justicia de mis observaciones 1 que se hubiera nega= do a admitir el recurso, o por lo ménos que si formaba un juicio diverso del mio, se hubiera abstenido de conocer sobre el fondo del recurso antes que se hubiera resuelto la cuestion prévia acerca de la competencia e incompetencia de su jurisdiccion; pero ví con sentimiento que V. E. a un mismo tiempo se había declarado a sí propio competente i resuelto que la autoridad eclesiástica hacía fuerza si no concedía la apelacion en ambos efectos. «Por mas legal que fuera el recurso entablado ante V. E. i cierta la jurisdiccion del Tribunal para conocer de él, habría ya perdido el derecho para exijirme la sumision a su sentencia del -80 de agosto, porque la lei 8, tit. 9 Lib. 5 de la Recopilacion de Indias expresamente condena a la pérdida del derecho para cono- cer de un negocio al que da un paso adelante cuando se le dispu- ta su competencia. Pero son tan notorios a mi juicio los capitulos de incompetencia respecto de V. E. para declarar la fuerza en no otorgar la apelacion en ambos efectos, que no puedo ménos que insistir en manifestárselos. «No puede admitirse duda en que V. E. solo puede conocer de los negocios judiciales sin que le sea permitido entrometerse en A % A de E a 996 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS, los puramente gubernativos. La Constitucion del Estado ha que- : rido que haya separacion absoluta entre estos dos diversos ramos del poder público, i al conferir a V. E. lo mas elevado del poder judicial, le ha sustraido hasta la mas pequeña parte de lo que to- ca al réjimen gubernativo i a la potestad lejislativa; es, pues, cone- titucionalmente incompetente para conocer de asuntos que no son judiciales, «Tambien lo es i con mas fuerte razon para injerirse en el ejer- cicio del poder espiritual que Dios Nuestro Señor exclusiva i pri- vativamente confirió a su Iglesia; porque tal: es la Constitucion divina de esta misma Iglesia, i ni a los hombres en particular ni a la sociedad en comun es dado cambiar un úpice delo que ha establecido el Soberano Lejislador del Universo. | «Los señores Prebendados han sido privados principalmente de la, facultad de ofrecer el Sacrificio de la Misa, de perdonar los pe- cados en el Sacramento de la penitencia i de predicar el Santo Evanjelio; tres distintas facultades que habían recibido del Obis- po i que nuestro Señor Jesucristo expresamente depositó en su Iglesia. El dijo a sus Apóstoles en la última cena al comulgarlos con su propio cuerpo i su santísima sangre: Cada vez que hiciéreis estas cosas hacedlas en mi memoria; i €l tambien i no otro les diri- jió despues de su resurreccion las siguientes palabras: Recibid el Espíritu Santo: los pecados de aquellos a quienes los perdonáreis les serán perdonados ¿ a los que se los retuvicreis les serán retenidos. Andad i predicad el Evanjelio a toda criatura. Hé aquí la fuente de estos poderes, fuente divina e inmutable: hé aquí Jos depositarios de esta autoridad, ministros de la relijion constituidos por la Igle- sia i no por el Estado. No puede, pues, caber duda en que la sus- pension de los señores Prebendados es un acto exclusivo 1 pecu- liar del poder espiritual, independiente de todas las autoridades civiles i temporales; poder extraño a la accion política, porque so- lo se ejerce sobre las conciencias i se limita a los bienes sobrena- turales i cuyo ejercicio ni da ni quita algunos de los derechos tem- porales garantidos por la Constitucion del Estado. «Excusado es ahora detenerme a demostrar la justicia i modera- cion con que la autoridad eclesiástica ha procedido en la expulsion del sacristan Santelices i suspension a divinis de los señores Ar- cedean i Doctoral; porque hace poco a nuestro propósito de que tales procedimientos sean justos o injustos, cuando solo se trata de saber si el negocio por su naturaleza hace admisible el recurso de fuerza entablado ante V. E. Ninguno mejor que V. E. que ha ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 997 visto con detencion i escrupulosidad todas las actuaciones del pro- ceso i los proveidos librados por mí 1 mis Vicarios, sabe que cuan- do se trató de expulsar al sacristan Santelices no se le iban a im- poner penas por sus faltas, i que esto no tocaba a nuestro Vicario, sino a las justicias temporales. No se quería otra cosa que resta- blecer el buen órden en el servicio de la sacristía. Tampoco se pretendió encausar a los señores Prebendados para averiguar la gravedad de su desobediencia i aplicar a esta falta la pena que correspondiese segun los Sagrados Cánones, sino que únicamente se les quizo mantener en la subordinacion que debe tener todo sacerdote respecto de su Prelado, poniendo término a la perturba- cion del buen órden i gobierno de la Iglesia, ocasionada por la insubordinacion de cualquiera de sus miembros. Por esto, en el auto de conminacion proveido el 20 de febrero, nuestro Vicario colocó a los señores Prebendados en la ¡alternativa de, o retractar los actos de desobediencia, o de renunciar al ejercicio de las fun- ciones del ministerio sacerdotal; i ellos, con pleno conocimiento de causa, optaron por el segundo partido. En todo esto, pues, no se vé sombra de procedimiento jurídico. Tales medidas son pura 1 exclusivamente gubernativas, en que se prescinde de la culpabili- dad de las personas i únicamente se trata de mantener los víncu- los que conservan el órdez en toda reunion de hombres. Si la sus- pension se hubiese impuesto como pena expiatoria, no habría de- Jado su cesacion a la voluntad de los suspensos, como lo ha esta- do; puesto que con ejecutar el acto de sumisicn requerido, debía restituírseles el ejercicio de las funciones del ministerio. «Un Majistrado esclarecido, para probar la independencia de la Iglesia respecto de la potestad temporal en el ejercicio del po- der a que me refiero, se expresa así: «Jesucristo no dice precisa- mente a sus Apóstoles: los pecados no serán perdonados a los que vosotros no perdonáreis; sino, todo lo que atáreis sobre la tierra que- dará atado en el cielo, i todo lo que desatáreis en la. tierra será de- satado en el cielo. De consiguiente, en el órden del gobierno, el poder ata a los súbditos por medio de las órdenes que espide 1 las obligaciones que impone sobre los objetos de su competencia. La Iglesia sujeta tambien a los fieles i ministros, privándoles de sus gracias o del ejercicio de sus funciones. Jesucristo, dice San Juan Crisóstomo, contiene al pecador con un doble lazo, a saber, por me- dio de las penas eternas i de las amenazas de las penas espiritua- les. En efecto, ¿cómo pudiera la misma gobernar i privar a los 998 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, ministros de pervertir a las ovejas, si no tuviera el poder de suje- tarlas 1 excluirles del santuario?» «Del mismo modo que yo como ciudadano reconozco i respeto el poder de que V. E. está investido por la Constitucion i las le— yes del Estado para juzgar las causas de su competencia sin que haya quien me aventaje en la puntual observancia de lo que V. E. ordene dentro de la esfera de la accion que han marcado esa Constitucion i esas leyes; parece natural que V. E., fiel a sus creencias, celoso defensor de los derechos divinos de la relijion ca— tólica que el art, 5,2 da la antedicha Constitucion reconoce como la relijion del Estado, no deba emplear su poder de modo que lo rebaje o anule. Si yo pretendiese usar de mi poder espiritual para exijir de V. E. cosas ajenas del órden espiritual i privativas del temporal, V. E. lo resistiría con enerjía; pues si Y. E,, traspasando los límites del poder judicial, ejerce su autoridad en lo mas íntimo j peculiar del poder espiritual de un Obispo, nada de extraño tie- tiene el que no se crea este obligado a obedecer sus mandatos. El réjimen de la Iglesia en el sentido mas restrinjido consiste por lo ménos en la dispensacion del ministerio de la palabra i de los sa- cramentos. Si, pues, creyendo yo que no debo confiar el ejercicio de estos ministerios a los que V. E. juzga que deben conservarlo, estoi obligado a someterme al juicio ¡ determinacion de V. E, ¿no resultaría que mas bien era V. E., que yo, el Obispo que rejía mi Iglesia? Sin embargo, V. E., así como yo, tenemos que acatar el oráculo divino que ha dicho: «velad sobre vosotros 1 80- bre toda la grei en la cual el Espiritu Santo os ha instituido Obis- pos para rejir la Iglesia de Dios que ha ganado con su preciosa sangre». «Pero ni la falta de jurisdiccion en V. E. para expedir el fallo de 30 de agosto último, ni los imprescriptibles derechos que me da la mision divina que tengo como lejítimo Pastor de mi Iglesia para rechazar todo lo que introduce un elemento extraño en el gobierno espiritual de ella, es lo que me obliga a resistir la habi- litacion para el ejercicio de las funciones del ministerio a los se- ñores Prebendados suspensos. Constante en mi propósito de dar siempre pruebas de deferencia a las autoridades, habría querido resignarme antes que entrar en contestaciones con V. E. a sopor- tar todo jénero de sacrificio, si el que ahora se me exije no envol- viese la infraccion de un deber sagrado, de cuyo cumplimiento sol responsable ante Dios Nuestro Señor i su santa iglesia. A la ver dad, no es ya solo la insubordinacion cometida en la nota del 12 ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885, 999 de febrero último lo que me obliga a mantener a los señores Me- neses i Solis separados del ministerio sagrado. Las circunstancias han venido a reagravar tanto su posicion que no podría vérseles autorizados por mí para funcionar libremente como sacerdotes sin dar yo con esto un gravísimo escándalo; i V. E. sabe que infeliz de aquel que causa el escándalo. Mas le valiera ser arrojado con una piedra de molino atada al. cuello: en lo profundo del- mar. Yo llamo la atencion de V. E. mui particularmente sobre estas cir— cunstancias sobrevivientes, porque sin ellas no puede caracterizarse debidamente la gravedad del presente negocio ni sus inevitables CONSECUENCIAS. «Nadie puede negar que daría un gravísimo escándalo el Obispo que, por motivos terrenos, confiase la administracion de los sacras mentos i predicacion de la divina palabra a sacerdotes que públi- camente se hubiesen mostrado indignos de ellos por su conducta, j por su doctrina. V. E. ha sido testigo de los insultos i falsas imputaciones con que los señores Meneses i Solis han ultrajado a su Obispo i a los demas lejítimos Prelados, i la complacencia con que han acojido i dado publicidad a cuanto contra los mismos con esquisito esmero se afanó en acumular en su vista el poco disi- mulado encono del señor Fiscal; como si para defender sus pre- tendidos derechos fuese necesario desahogar las pasiones i cons- tituir a la prensa en órgamo de sus difamaciones. V. E. los vé ahora arrojar la careta i dirijirse de frente contra su Obispo, ins-= tando ¡ compeliendo en cuanto les es posible al Supremo Tribunal para que se constituya mi perseguidor. Í no se diga que esto lo hacen a su pesar, como hipócritamente se atreven a afirmarlo en su pedimento; porque saben mui bien, que si el juez ad quem hu- biera de revocar mis providencias, en ménos tiempo habrian ob- tenido el alzamiento de la censura siguiendo la apelacion, que re= pitiendo sus recursos ante V. E.; i sobre todo, porque no ignoran que aún dado caso que las amenazas i persecuciones hubieran de arrancarme la revocacion de la suspension, tal revocacion, como pública i notoriamente forzada i violenta, ningun poder espiritual les confería. No tienen, pues, otro designio que afilar la cuchilla contra su Pastor, i plegue a Dios que su zaña solo se dirija contra mi persona i no envuelva designios todavía de mil veces peor tras- =cendencia. A esta ¡indignidad por razon de la conducta, añaden los señores Prebendados otra peor. por razon de su doctrina. Ellos, como es notorio, se han constituido los propagadores de máximas heterodojas distribuyendo los escritos que las contienen; i aunque A. DE LA U., 1.” SEO, 119-120 A 1000 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, han querido negar su connivencia, no he conseguido con mis amo- nestaciones-que reparen el escándalo público, dando causa para que se les crea sospechosos por lo ménos en su fé. «¿l será posible que yo consienta en que las manos que se alzan violentas para atentar contra el Pastor vayan a ofrecer el cuerpo il sangre de aquel Señor en cuyo nombre ejercese su autoridad? Los que miran en poco el hallarse acusados de prevaricadores en la doctrina católica, ¿serán capaces de predicar contra el error? ¿Da- rán suficiente garantía de que enseñan la doctrina pura en el se- creto del confesonario? Todo esto lo saben mis diocesanos, i gra- cias al empeño que ha habido por divulgar todos los incidentes de este ruidoso negocio, tampoco ignoran, que haciéndome creer los señores Prebendados que estaban dispuestos a poner término a su rebeldía, solo se propusieron darme a entender que su amor propio ofendido no quedaría aplacado sino con una vergonzosa traicion de mi parte a los deberes episcopales, o con los sufrimien- tos de una encarnizada persecucion. Sus recursos pendientes i los reclamos en que ahora se ocupan eran la espada fatal que pendía sobre mi cabeza. Abandono al juicio ilustrado, a los sentimientos católicos ia la alta prevision de V. E., el resolver si en tales cir- cunstancias podré, sin traicionar los intereses sagrados que Dios, por el órgano de sujíglesia ha confiado a mi cuidado, i sin producir un grande 1 trascendental escándalo, autorizar para que funcionen los señores suspensos. Si hubiera medio de evitar estos males, yo consentiría en complacer a V. E.» AAA A dl A Dios guarde a V. E. RAFAEL VALENTIN, Arzobispo de Santiago. El Fiscal de la Corte Suprema evacuó su vista el 9 de Octubre. En ella reproducía las mismas alegaciones de su primer dictámen i algunas de las citas 1 observaciones hechas por el señor Minis- tro del culto en la nota de 8 de Octubre. Sostenía que los Obis- pos en el ejercicio de su jurisdicion están sometidos a la Corte Suprema, por cuanto se equiparan a las Cortes de apelaciones; que el señor Arzobispo como inferior no ha podido disputar la competencia de la Cortez de donde se deduce que, cualquiera que puedan ser las invasiones que efectúe la Corte en las atribuciones del poder espiritual, está exenta de toda responsabilidad. Concluía pidiendo al Supremo Tribunal que librase exhorto para que el se- A ñor Arzobispo cumpliese con lo dispuesto en el perentorio térmi- ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1001 no de cuarenta iocho horas, bajo los apercibimientos que seña-= lan las leyes 25, tit. 2, lib. 2 de la Novísima Recopilacion, i la 10, tít. 10, lib. 1." de Indias (1). El 17 del mismo mes se hizo relacion de la causa, 1 al dia si- guiente expidió la Corte Suprema la siguiente sentencia: Santiago, Octubre 18 de 1856. «Vistos: pronunciada la sentencia de 30 de agosto último, en que este Tribunal declaró que la autoridad diocesana no hacía fuerza otorgando en ambos efectos la apelacion interpuesta por los Prebendados Arcediano i Doctoral, se presentaron éstos al mui Reverendo Arzobispo de esta Arquidiócesis pidiendo el cumpli- miento de la resolucion. «Proveyóse a esta solicitud que en conformidad a lo decretado en 11 de Abril se asignaban ocho dias para que se sacasen los apóstoles. «No siendo terminante esta providencia, los Prebendados pidie- ron declaratoria, insistiendo en que se les concediege en ambos efectos la apelacion pendiente. «El mui Reverendo Arzobispo se negó entónces a conceder la apelacion en el efecto suspensivo, con la calidad de por ahora, 1 los Prebendados ocurrieron de nuevo a este Tribunal, solicitando que pidiese la remision de los autos i proveyese en justicia, con audiencia del señor Fiscal. «Despachóse, en consecuencia, la ordinaria eclesiástica, i el mui Reverendo Arzobispo ha informado al Tribunal con fecha 4 del presente mes, negándose a dar cumplimiento a la citada resolucion del 30 de Agosto último. En esa nota representa la incompeten- cia del Tribunal: 1.” por el carácter espiritual que atribuye al in- cidente de que emanó el recurso de fuerza; i 2.” por ser puramen- te gubernativo. Expone asimismo que la Corte ha perdido todo derecho para exijirle que se someta a la precitada sentencia por la lei octava, título noveno, libro quinto, Recopilacion de Indias, que expresamente condena a la pérdida de derecho para conocer de un negocio al que dá un paso adelante cuando se le disputa su com- (1) Ambas leyes son inaplicables al caso presente: la primera contiene una con- denacion del Provisor de Guardia, por haber declarado incurso en excomunion al juez lego que aprendió a un clérigo menorista. La segunda se refiere a los casos en que se procediere con excomunion contra los gobernadores, alcaldes u otros miembros de justicia. No siendo aplicables al caso presente, tampoco podían serlo las penas que estas leyes establecen. 1002 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. petencia. Termina manifestando que los canónigos se han hecho mas indignos por su conducta posterior en la prosecucion de la causa. «En órden a lo primero, esto es, a la espiritualidad menciona- da, considerando: 1.* que ni en la expulsion del sacristan, que fué su oríjen; ni en el auto del Provicario, desobedecidos por los Preben- dados segun se dice; ni en los procedimientos ulteriores hasta im- poner definitivamente la suspension a divinis, hai cosa ni acto alguno que impropiamente siquiera pueda caracterizarse de espi- ritual, todo es evidentemente tempora!, ia este fuero pertenece sin contradicción alguna. 7 o Que si se caracteriza de espiritual el asunto de que se tra- ta, en consideracion solo a la calidad de la pena impuesta, pres- cindiendo de que la suspension ú divinis produce tambien efectos temporales, no es la pena lo que verdaderamente constituye espi- ritual un asunto, es algo ménos susceptible de alteracion: es su esencia, su naturaleza. Los resultados inmediatos del principio contrario no son dudosos. Siendo espirituales la mayor parte de | las penas eclesiásticas, 1 aún discrecional su aplicacion, i se les ( diese la virtud de convertir en espiritual lo que sustancialmente no lo fuese, quedaría en el arbitrio de cualquier Prelado sustraer todos sus actos a la accion de Ja potestad temporal, i asumir en la suya toda la autoridad pública; «3. Que en la hipótesis de que la pena trasmita su condicion espiritual al negocio o que éste la tenga de suyo, el recurso de fuerza puede tambien emplearse válidamente. Las leyes que lo han establecido no hacen diferencia. en órden a la naturaleza de la causa; la práctica de todos los tiempos lo ha sancionado en Chile i los tratadistas mas acreditados, fundados en razones de Justicia 1 de conveniencia pública, lo sostienen eficazmente. Con- traidos al caso especial de censuras, el recurso de fuerza es para “ellos mas expedito: porque la autoridad temporal únicamente examina si. se han observado las solemnidades legales, o si la de= negacion de la apelacion es justa o, injusta, sin mezclarse en lo principal de la causa, esto es, sin decidir si el suspenso ha mereci- do la censura ¡si lasícausales en que se;funda son o no bastantes para tan grave pena. «4. Que no hai necesidad de invocar los principios jenerales que acaban de mencionarse, siendo expresas i mui terminantes las leyes que en órden a censuras, autorizan la suspension de ellas, cualquiera que sea su especie, ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 10083 «La lei quinta, título segundo, libro segundo, Novísima Recopi- lacion, tratando del recurso de fuerza en no otorgar, manda expre- samente absolver a los excomulgados. «La novena, título décimo libro primero, Recopilacion de In- dias, se espresa así: Rogamos i encargamos a los Arzobispos i - Obispos de nuestras Indias i a los Cabildosjen sede vacante de las Iolesias de ellas, 1 a cualesquier jueces eclesiásticos, que cumplan los' autos 1 provisiones que nuestras Audiencias reales diesen i próveyesen, en que se manden alzar las fuerzas i absolver de las censuras que los Prelados, Cabildos o jueces hiciesen i pusiesen, sin réplica alguna 1 sin dar lugar a que se use de rigor.» La dis- posicion jeneral de esta lei comprende todos los casos posibles, i no se contrae a: las determinadas personas. «La lei décima siguiente que especialmente dispone sobre el recurso de fuerza en no otorgar, manda tambien al eclesiás- tico que absuelva de las: censuras 1 entredichos, i aunque con- traida al principio a los gobernadores, alcaldes ordinarios i otros ministros de justicia, jeneraliza mas adelante su disposicion por excomuniones i censuras (dice) contra cualesquiera persona de cualquier calidad i condicion que sean: i termina, absuelvan a todos ia cualesquiera persona que por él estuviesen excomulga- dos, alcen las censuras ¡ entredichos que hubiesen puesto i dicer- nido libremente 1 sin costa alguna. Aparte de esto la razon de la lei es jeneral, como debe 'serlo la aplicacion de ella, tratándose de verdadero amparo contra las demasías de la autoridad eclesiás- tica. «Las leyes ciento treinta i nueve, título quince, libro segundo del mismo Código mandan a las Audiencias, que despachen la pro- vision ordinaria para que los jueces eclesiásticos absuelvan llana- mente, con la particularidad de que la última de las precitadas leyes ordena: «que el Oidor Semanero, en tiempo de vacaciones dé la provision ordinaria, para que el eclesiástico absuelva, hasta que cesen los inconvenientes que de lo contrario pueden resultar. «Terminantísima es la ciento cuarenta i ocho del mismo título 1 libro, respecto de las suspensiones a divinis, que son tambien una especie de censura, i aunque Nuestras Audiencias, dice, dan pro- visiones para que se alcen las censuras, no la cumplen, (las justi- cias eclesiásticas), ni en esta parte las Audiencias defienden, como sería justo, Nuestra Jurisdiccion. «5. Teniendo presente que autorizando estas leyes a los Tri- bunales civiles para que hagan suspender las censuras, la pre3 A 1004 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS, cripcion jeneral que algunas contienen acerca de que dichos Tri- bunales no se excedan asus atribuciones, no se refiere al caso especial de suspension de censuras para que ellas mismas facul- ten. «6.2 Que el número de personas comprendidas en la censura, no opera un cambio sustancial en la naturaleza de la pena; siendo espiritual no dejeneraría por ésto, bien que propendería esta cir- cunstancia a igualar en sus efectos las varias especies de censuras. Si así como la suspension a divinis que ha dado mérito al recurso pendiente ha recaido sobre dos eclesiásticos se hubiere estendido a mayor número oa todos los que residiesen en un pueblo, la suspen- sion hubiere causado escándalos i padecimientos de la misma na.- turaleza de una suspension a divinis. Dedúcese de aqui, que para el recurso de fuerza, prescindiendo de lo espresamente dispuesto por las leyes, no puede establecerse diferencia en consideracion a los resultados, de cada especie de censura: el número de los censura- dos, que puede variar indefinidamente, las iguala en la calidad de sus efectos sin alterar su naturaleza. «Con respecto a lo segundo, a saber, la naturaleza gubernativa que se atribuye al asunto controvertido. «Considerando: 1.2 que aún cuando se califique de puramente gubernativo en atencion de los trámites observados para poner la suspension, confiésase no obstante, que a ella precedieron moni- ciones, sentencia iespresion de causa; procedimiento que la lei 12. tit. 9 part. 1.*, de acuerdo con los Cánones, ha establecido para la aplicacion judicial de la pena de censura, cualquiera que sea su especie. «2.2 Que no es lícito atender al órden del procedimiento para caracterizar de gubernativo un asunto, supuesto que los actos de este jénero no' hubiesen de ser susceptibles de recurso de fuerza. «La omision de trámites sustanciales, léjos de desnaturalizar- los, sería un abuso punible; no podría servir de fundamento para excluir todo remedio legal i hacer despótica la autoridad que ar- bitrariamente los hubiese omitido. «3.2 Que tampoco es razonable ascender al remoto oríjen de un negocio para hacer partícipes de su frivolidad 1 condicion los ac- tos ulteriores que aunque emanados de aquel deben caracterizarse separadamente. El hecho de la expulsion del sacristan trajo la competencia entre el Tesorero i el Venerable Cabildo: sucedióle el auto de 7 de Febrero i el acuerdo del Cabildo de 12 del mismo mes; vino en seguida el juicio por desobediencia, 1 la suspension ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1005 a divinis: por consecuencia de la apelacion denegada tuvo lugar el recurso de fuerza, niégase despues el mui Reverendo Arzobis- po a dar cumplimiento a lo resuelto por la Corte Suprema 1 conti- núa el órden de los incidentes hasta el estado en que se hallan. Ninguno de estos consiguientes es puramente económico i guber- nativo; todos son, por el contrario, bastante notables por sí mismos para confundirlos, para qne nada de comun tengan con la expul- sion del mencionado sacristan. «4,2 Que estos principios han sido reconocidos oficialmente por el mui Reverendo Arzobispo todas las veces que, para justifica- cion de la suspension a divinis, pena calificada de grave por los Cá- nones i las leyes, ha reagravado la desobediencia de los Preben- dados i atribuido los caractéres mas culpables; reagravacion que ha hecho mas necesario el uso de la autoridad judicial i que la co- loca mas distante de su ingrato oríjen. Si una simple falta se co- rrije discrecional 1 gubernativamente, el verdadero delito requiere un procedimiento jurídico ajustado a las prescripciones legales. 45.” Que la circunstancia de no haberse determinado el tiempo de la suspension, no prueba que el procedimiento fué gubernativo o jurisdiccion gubernativa la que se ejerció, porque esa es una Con- dicion peculiar de las penas eclesiásticas. Í sí hubiera de juzgarse por inducciones de este jénero, por accidentes de la suspension, emanando éstas de indignidad, no se hubieren exceptuado las fun- ciones sacerdotales anexas a la prebenda de cada uno de los sus- pensos. - «6. Que ya se atienda al procedimiento, ya se considere la gravedad que atribuye al delito, o las calidades de la pena im- puesta, el conocimiento fué judicial i no gubernativo. «7.2 Que considerado en este último sentido, no es ménos sus- ceptible de los recursos de fuerzas; pues aunque la Corte Supre- ma es Tribunal de Justicia, la Constitucion le atribuye el co- nocimiento de varios asuntos administrativos i especialmente el de los recursos de fuerza: así como en determinados casos confie- re a los otros poderes atribuciones judiciales; excepciones todas que no son incompatibles con el sistema de separacion que domi- na en ella, 1 que han sido indispensables, al ménos, miéntras se dictan las leyes complementarias, 48.2 Que nuestras leyes patrias en órden a recursos de fuerza, se han circunscrito a determinar jenéricamente i sin excepcion al- guna que a la Corte Suprema corresponde su conocimiento: ha sucedido pues en este punto a todos los Tribunales que existían 1006 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. ántes de nuestra emarcipacion política con competencia para cono- cer de los expresados recursos; 1 conoce de ellos en los casos i forma prescritos por las leyes que rejían en aquella época, vijen- tes en la actualidad. «9.” Que estas leyes, para los efectos de los recursos de fuerza, no hacen distincion entre lo judicial o contencioso i lo gubernati- vo. Sin traer de nuevo a consideracion las leyes antes citadas, re- lativas a censuras, que son jenéricas, es entre otras digna de mencion especial a este respecto la cuarta, titulo segundo, libro segundo, Recopilacion de Indias, en que están insertos los autos ciento sesenta i nueve i ciento setenta, que cometen al Consejo sin excepcion el conocimiento de todas las causas 1 negocios de fuerza. «Tan ámplio era el uso de estos recursos, que fué necesario res- trinjirlos en determinados negocios administrativos, como se vé en las leyes treinta i ocho i treinta i nueve, titulo sesto 1 tercero, ti- tulo trece, libro primero, Recopilacion de Indias. «En órden a la incompetencia de la Corte Suprema que se pre- tende deducir de la lei octava, titulo noveno, libro quinto, de la Recopilacion de Indias. «Considerando: 1. que es notoriamente inaplicable dicha lei, porque se refiere a las controversias o disputas que se suscitaren entre dos o mas jueces o tribunales que pretenden jurisdiccion ex- clusiva para conocer de ciertas causas O negocios, 1 el mui Reve- rendo Arzobispo por extensa que sea la jurisdiccion que como tal inviste, no la tiene para avocarse los recursos de fuerza cuyo co- nocimiento está sometido por la Constitucion a la Suprema Corte de Justicia. Ni sería dable que con este especioso pretexto, un Prelado pudiese embarazar el ejercicio de facultades que tienen por objeto protejer, contra sus propios actos, a ciudadanos que es- tán bajo el amparo de las leyes. «2.2 Que a pesar de esto no se formó competencia ni se declaró la jurisdiccion de la Suprema Corte para conocer el recurso de fuerza interpuesto por los Prebendados Meneses i Solis. Si en el informe de 29 de Abril último se hizo mencion del carácter espi- ritual gubernativo que se atribuía a los hechos que daban mérito al recurso, se adujo como razon en lo principal entrando de lleno en el fondo de la cuestion con todo jénero de reflecciones, hasta para acreditar la justicia, necesidad ¡aún oportunidad de la pena. impuesta; sistema que secundó el abogado que el dia. de la vista O A di A : dl ñ 0d A S de AE ANALES DE LA U.—OCTUBRE Á DICIEMBRE DE 1885, 1007 de la causa se presentó en estrados a combatir los fundamentos que alegaban los Prebendados. «3.2 Que no solo las alegaciones i el plan de defensa empleados por el mui Reverendo Arzobispo i su abogado atestiguan esta asercion; la comprueba tambien la peticion formulada por am- bos. No se solicitó del Tribunal que se abstuviese del conocimiento de recurso, como debió hacerse esplicita i formalmente si se tenía el propósito de disputarle su competencia; se le pidió en los tér- minos mas expresos que lo rechazase, lo que presupone que se aceptaba tambien su jurisdiccion para que lo admitiese; 1 ni lo uno ni lo otro podía verificarse sin entrar en el fondo del asunto. «Considerando: que no pertenecen al presente recurso las cau- sales sobrevinientes que el mui Reverendo Arzobispo espone para negarse al cumplimiento de lo resuelto por este Tribunal. «Considerando, finalmente: que los jueces eclesiásticos en lo re- lativo a recursos de fuerza están sometidos por la Constitucion a la Suprema Corte de Justicia: que la sentencia pronunciada en el interpuesto por los Prebendados Meneses i Solis produce ejecuto- ria por su naturaleza: i a mayor abundamiento el Presidente de la República, de acuerdo con el Consejo de Estado, negó lugar al reclamo hecho por el mui Reverendo Arzobispo declarando que el Tribunal había obrado en la esfera de sus atribuciones: que sen- tencia de este jénero no pueden desobedecerse so pretexto de injus- ticia, nulidad u otro defecto, cualquiera que sea, pues se presumen verdaderas, principio sobre que reposa toda sociedad mediana- mente organizada, 1 que nuestra Constitucion consagra prohibiendo hasta a Jos otros poderes públicos alterar de cualquier modo lo juzgado: que en consecuencia la resistencia del mui Reverendo Arzobispo es indebida, ilegal e inconciliable con los princi- pios por él mismo consignados en su informe de 29 de Abril en el cual, refiriéndose a los Prebendados, dijo: «La sabidu- ría de V. E, penetra mui bien cuán honda herida 'ha abierto a la sociedad en la época presente la falta de respeto a la autoridad, que cunde como asoladora epidemia i se infiltra en todas las cla- ses de la sociedad con espantosa rapidez. La Iglesia católica con suas doctrinas i por el ministerio de sus sacerdotes es la que está Mamada a conjurar un mal tan grave i de tamañas dimensiones, pero sus trabajos serian infecundos 1 estériles si el sacerdote se alista tambien bajo las banderas de la insubordinacion. Por des- gracia los ejemplos ejercen un poderoso influjo, i este crece a me- dida de la altura en que se hallan colocados aquellos de quienes 1008 -. [MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, se reciben, “Todo prueba que la suspension impuesta a los señores Prebendados fué, si se quiere, un remedio duro pero inevitable. «En virtud de las consideraciones precedentes, leyes citadas i lo espuesto por el señor Fiscal, despáchese suprema provision exor- tando al mui Reverendo Arzobispo de Santiago para que, en cum- plimiento de lo resuelto por este Tribunal en 30 de Agosto último conceda, dentro de tercero dia, en ambos efectos la apelacion in- terpuesta en tiempo i forma por log Prebendados Arcedeano i Doctoral de esta santa Iglesia Metropolitana de las sentencias de 201 21 de Febrero; bajo apercibimiento de extrañamiento de la República i ocupacion de temporalidades. «Manifiéstese al mui Reverendo Arzobispo el desagrado i senti miento con que este Supremo Tribunal ha visto en su informe de 4 del corriente, la parte en que dice: qne aún dado caso que las amenazas i persecuciones hubieran de arrancarle la revocacicn de la suspension, tal revocacion, como pública i notoriamente forzada i violenta, ningun poder espiritual conferiría a los Prebendados; principios subversivos de todo órden público, porque supone que las resoluciones de los Tribunales no confieren derechos, i las equipara a las violencias de agresores injustos: principio que al avanzarlo el mas digno Prelado de la Iglesia chilena, debió temer al poderoso influjo de su ejemplo. Proveido por los señores Cerda, Palma, Barriga, Valenzuela. «Está conforme.—José de la C. Cisternas.» Esta sentencia fué anotada por el señor Valdivieso en el libro intitulado Relacion documentada de la expulsion de un sacristan. Con la fuerza de razonamiento i de lójica que lo distinguía mani- fiesta la falta de fundamento de cada uno de los considerandos de la sentencia. Así, la Corte afirmaba en el segundo considerando que el asunto de que había conocido no era espiritual sino en la pena, El señor Valdivieso desvanece esta afirmacion diciendo que el negocio no solo era espiritual en la pena «sino porque lo era el delito porque se impuso; porque el Obispo que la decretó ejerció autoridad espi- ritual i porque aquellos contra los cuales se decretó pertenecían como sacerdotes al gremio espiritual en cuyo carácter podían sola- mente sufrirla...... » En el tercer considerando se alegaban tres motivos que autorizan a los jueces legos para conocer de recursos de fuerza sobre causas espirituales, a saber: 1.2 que las leyes no excluyen explícitamente las causas espirituales; 2. la práctica i autoridad de los tratadis- ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1009 tas 1 3.? que la Corte no juzga de cosa espiritual. El señor Valdi- vieso observaba a lo primero «que los negocios que por su natura- leza están fuera de la esfera de las leyes no necesitan exclusion explicita para que no los comprendan. A ser cierto esto, se segui- ría que nuestros juzgados 1 cortes podrían conocer de los delitos cometidos por extranjeros en pais extranjero, a título de que el artículo 108 de la Constitucion, al determinar que pertenece a los tribunales establecidos la facultad de juzgar las causas civiles i criminales, no excluye explícitamente las de los extranjeros. Bas- ta que por derecho divino el objeto de las leyes civiles no sea re- glar las cosas espirituales, para que deje de ser necesaria la ex- clusion explícita de las causas espirituales...... El segundo motivo es falso 1 anticonstitucional. Falso, porque no constituye práctica uno que otro hecho abusivo i aislado, ni forma autoridad algun escritor apasionado o de mala nota cuando los mas acreditados jurisconsultos sostienen lo contrario......Es inconstitucional, por- que el art. 160 prohibe que la autoridades se atribuyan, fundadas en prácticas o dichos de autores, otras facultades que las que ex- presamente les conceden las leyes. El tercero es absurdo, porque no se concibe cómo sin decidir sobre si los suspensos merecieron las censuras, puede dictarse un fallo que revoca el de la autoridad eclesiástica, por el cual declaró a los suspensos merecedores de la pena....... La Corte Suprema, segun ella, no juzga, pero esto no impide que conmine con destierro i confiscacion al que no se so- mete a su jurisdiccion.» Despues de analizar una a una las leyes españolas invocadas por el Tribunal en el cuarto considerando de la sentencia i mani- festar que ninguna de ellas contiene resolucion jeneral acerca del conocimiento de recursos de fuerza sobre alzamiento de censuras, sino referentes a casos especiales de embarazo de la jurisdiccion real, i por lo tanto inaplicables al caso, agrega: «Sobre todo, inútil es afanarse en citar leyes, porque aún dado caso que alguna hubiese autorizado a los tribunales legos para restituir a los ecle- siásticos la facultad de celebrar, confesar i predicar, de que hubie- sen sido privados por sus Obispos, ¿tal disposicion habria podido alterar la Constitucion divina de la Iglesia, segun la cual la con- cesion i retiro de semejantes facultades son privativas de los Obis- pos? ¿Pudieron acaso los reyes deshacer lo que hizo Nuestro Señor Jesucristo? ¿I cómo alegar las leyes españolas contra las divinas? No existen esas supuestas leyes; pero, aunque existiesen no habrían merecido el nombre de tales i habrían quedado abo!i- 1010 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. das por el art. 5.” de la Constitucion del Estado que, al garantir el ejercicio de la relijion católica, dió en tierra con todo lo que podía trabar sus derechos divinos.» En el considerando quinto aseguran los jueces «que la circuns- tancia de no haberse determinado el tiempo de la suspension no prueba que el procedimiento fué gubernativo, porque esa es una condicion: peculiar de las penas eclesiásticas.» Observa el señor Valdivieso en sus anotaciones que esta afirmacion es inexacta, porque «en toda causa criminal la pena expiatória que impone la sentencia lleva prefijado el tiempo que debe durar, sin lo cual faltaría uno de los requisitos mas sustanciales, cual es el que la pena sea proporcionada a la calidad del delito. Aún en los cáno- nes penales se dice frecuentemente que el. que comete tal falta sufra suspension del oficio o beneficio por tanto tiempo. Tampoco discurre mejor $. E, cuando asienta como principio que la sus- pension emana de la indignidad del suspenso, El Obispo que orde- na al que noes su. propio súbdito, queda suspenso del ejercicio del pontifical por seis meses, no obstante de ser mui digno de ejercer los demas poderes episcopales, como que de facto los queda ejerciendo...... » Al considerando final de la sentencia. hace el señor Valdivieso las siguientes observaciones: «1. Jo se ha podido probar por el señor-Ministro de Justicia, ni por la Exma. Corte, ni por su Fis- cal que les Prelados eclesiásticos, en lo relativo a recursos de fuerza en causas espirituales, estén sometidos por la Constitucion al Supremo Tribunal; 2.” La sentencia pronunciada en el recurso interpuesto por los Prebendados, no produce ejecutoria por su naturaleza, porque emana de una autoridad radicalmente incom-- petente; 3. El dictámen que dió.el Consejo. de Estado al señor Presidente no fué (como lo asegura la sentencia) de que el Zridu- nal había obrado en la esfera de. sus atribuciones, sino de que a la autoridad gubernativa no le era dado alterar en ningun sentido el fallo de la. Corte...... Es público, porque todos los consejeros de Estado lo han dicho, que Ja proposicion que el Presidente les propuso.a votacion, fué esta: ¿Puede el Gobierno revocar las senten- cias de la. Corte Suprema? a. lo.que la mayoría respondió que nó; 4. El principio en que reposa toda sociedad organizada es que no- deben dejarse consumar las invasiones abiertamente atentatorias, no solo contra la constitucion humana del Estado, sino contra la divina de la Iglesia; 5. Que el raciocinio del Supremo Tribunal para probar que la resistencia del Prelado es ilegal, ninguna fuer». Y Wo im A A eS AS Es A y ANALES DE LA U.—OCTUBRE: A: DICIEMBRE DE 1885. 1011 za tiene sino es contra la Suprema Corte.¿ Para: equiparar el pro- cedimiento del Arzobispo con el de los Prebendados sería necesa- rio que la dependencia i subordinacion que estos deben'a su Obispo como sacerdotes, fuera la misma que la que debe el Obis- po a la Corte Suprema en el ejercicio de sus funciones episcopa- les en materias puramente espirituales. Pero al 'paso que los sa- cerdotes dependen de sus Obispos, .estos son independientes de las autoridades del Estado en el ejercicio de su ministerio; por manera que falta la analojía en que pretende el Tribunal fandar su inculpacion ......» En:cuanto a la parte dispositiva de la sentencia, notaba el señor Valdivieso que lo que el Tribunal llama exorto, no es sino una verdadera sentencia definitiva, porque en lugar de contener una simple exitacion, envuelve una irrevocable condenacion a la pena de expatriacion i confiscacion de bienes, si dentro de tercero dia no alzaba el Prelado la suspensión impuesta a los canónigos. No- taba ademas que ninguna de las leyes de las cuales deduce el tri- bunal las penas con que conmina al Prelado son aplicables al cáso presente; i que sobre ser arbitraria la pena, hubo infraccion dela. forma establecida por las antiguas leyes, pues la lei 143, tít. 15, lib. 2 de Indias, ordena que solo en casos. extraordinarios se pro- ceda contra los Obispos con apremios, 1 entónces, despues de dada; la cuarta carta, se despache la provision de secuestro, debiéndose, ántes de ejecutarla, usar de los. medios de cordura i prudencia que conviene en casos de esta naturaleza. El Tribunal omitió la obser- vancia de esta lei precautoria de los abusos de autoridad, pues no libró exorto sino sentencia, ni hizo los. cuatro eexortos, ni obró con la prudencia que prescribía la lei, La sentencia de la Corte .envolvía, por otra parte, violaciones evidentes de las garantías constitucionales. Nuestra lei orgánica ha abolido la pena bárbara de confiscacion de bienes que estable=- cían las antiguas leyes. «No podrá, dice el artículo 145, aplicarse tormento, ni imponerse en caso alguno la pena de confiscacion de bienes.» El artículo 133 de la. misma dice: «Ninguno puede ser condenado, sino.es juzgado legalmente, i.en virtud de una lei pro- mulgada antes del hecho sobre que recae el juicio.» No existe lei alguna en la República que obligue a los Prelados eclesiásticos a someterse a las decisiones de los tribunales civiles en el ejercicio de sus facultades espirituales; de lo que se infiere que la Corte no pudo condenar al señor Valdivieso porque no había lei que le im- pusiese en tal caso el deber de la obediencia. No fué tampoco juzga- ed 1012 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. do legalmente porque no hubo forma de proceso: la sentencia fué dictada sin prévio decreto de formacion de causa sobre la preten- dida desobediencia. No habiendo juicio, no pudo tampoco haber defensa ni citacion de parte. La Corte procedió, pues, gubernati- vamente contra lo preceptuado por la Constitucion. Agrégase a esto que no puede haber juicio legal sin juez com- petente, i la Corte Suprema no lo era. En efecto, el Concilio Tri- dentino, que es lei del Estado, dispone que solo el Papa i el Con- cilio Provincial pueden juzgar las causas criminales de los Obispos; i porque, segun el decreto de 2 de Febrero de 1837, los jueces que fallaron el recurso de fuerza quedaban inhabilitados, por impli- cancia, para conocer de la causa criminal del Arzobispo. Esta sentencia fué notificada al señor Valdivieso el 20 de Octu- bre de 1856, a las dos de la tarde. El Prelado recibió la notificacion sin inmutarse, porque ya la preveía. Cuatro dias ántes, el 16 del mismo mes, escribía al señor Salas en los sentidos términos si- guientes: «Mi venerable hermano i distinguido amigo: Parece que es inevitable mi destierro 1 que lo ejecutarán con tanta precipita- cion, que no alcanzaríamos a darnos el último abrazo. Aunque siento privarme de esta satisfaccion, juzgo que esta privacion tie- ne sus ventajas; porque su venida no habría evitado el mal i po- dría entibiar las buenas relaciones de Ud. con el Gobierno, que en estas circunstancias interesa conservar para el bien de la Igle- sia, Al dejar huérfana a la mia, no temo mucho por ella; pues creo que por ahora se contentarán con mi sacrificio; ya que no sea por amor o compasion, a lo ménos por las fatigas i sinsabores que les cuesta la consumacion de la obra. Si recuerda Ud. lo que tan- tas veces hemos hablado, no extrañará que ahora haya concebido yo viva esperanza de que puedan terminar o mitigarse siquiera mis sufrimientos espirituales; porque creo que si no he sido buen Obispo rijiendo, comenzaré a serlo sufriendo. «La separacion ha de exitar con viveza el deseo de comunicar- nos, i el bien de la relijion ha de aguijonear mas este deseo. Se- parados por la distancia, siempre estaremos estrechamente unidos por el alma, i como nos proponemos un mismo fin, yo, desde donde me encuentre, i Ud. desde allí donde esté, combinaremos los me- dios. El tiempo i las circunstancias no me permiten detenerme; pero cuidaré de dejar mis instrucciones verbales a los amigos para que se las comuniquen. Pudiera ser que la proscripcion, la ausencia i los pesares hagan mas blando mi corazon, i que así pueda aña- dir la ternura a la constante, firme i estrecha amistad que nos ha TINTA ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DÉ 1885. 1013 unido, i que espero en Dios no ha de separarnos sino momentánea- mente, para unirnos despues otra vez de una manera inefable donde terminan las penas i las injusticias.» El tono triste, pero sereno de estr carta indica que la grande alma del señor Valdivieso sabía sobreponerse al abatimiento que produce la próxima expectativa de la desgracia. Cualquiera en su lugar, en la persuasion de que iba a ser víctima de la injusticia, se habría permitido en el seno de la íntima amistad dar algun desahogo a la justa indignacion en que rebosa un pecho herido, Pero él, léjos de prorrampir en quejas amargas contfa sus perse- guidores, parece complacerse en la esperanza de que su sacrificio personal evitará nuevos dolores a la Iglesia. No cojió de nuevo al señor altas la noticia de < su destierro, por mas que fuese duro de creer que a tal extremo hubiese llegado la saña de sus enemigos. Era preciso dejar la patria en el término perentorio de tres dias 1 entregar al Estado el escasísimo haber que constituía su fortuna que, mas que suya, era el patrimonio de los pobres. Debía en este corto plazo prepararse para subvenir a las necesidades de una permanencia indefinida en suelo extraño. Pero en esos supremos momentos se olvidó enteramente de su personal solo pensó en los intereses de la Iglesia. Dejó a sus deudos inmediatos i a sus amigos la tarea de proveer asus necesidades personales i de acopiar a toda! prisa las cosas indispensables, de que en gran parte carecía, para el viaje i la proscripcion. Expul- sado como un malhechor del suelo] de la patria i arrancado con violencia del seno de su amada grei, debía ir a mendigar en tierra extranjera un albergue hospitalario. Elijió como lugar de residen- cia la República del Perú i al presbítero don Estanislao Olea co- mo compañero de destierro. Pero, como acabamos dde insinuarlo, no era la suerte de su persona la que lo preocupaba en aquellos críticos momentos, sino la suerte de la Iglesia. Por eso cuidó, ante todo, de tomar pro- lijas precauciones a fin de asegurar durante su ausencia el ejer- cicio de la jurisdiccion lejitima de la Arquidiócesis i cruzar las posibles tentativas de cisma que pudieran intentarse. Con este objeto designó a los Vicarios que debían gobernar la lglesia i a los que deberían reemplazarlos en el caso en que los primeros cor- riesen su propia suerte, 1 libró otras importantes providencias que deberían publicarse tan pronto como hubiese dejado el suelo de la patria. Ademas de esto, proveyó el auto siguiente: 1014 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. «Nos el Doctor don Rafael Valentin Valdivieso, por la gracia de Dios + de la Santa Sede, Arzobispo de Santiago de Chale, etc. «Por las presentes i en uso de nuestra ¡jurisdiccion i potestad episcopal, i habiendo formado nuestra conciencia con plena segu- ridad de que los señores prebendados de nuestra Iglesia Metropo- litana, doctor don Juan Francisco Meneses i don Pascual Solis de Obando, son indignos de ejercer funcion alguna, no solo del minis- - terio sagrado, sino tambien del beneficio que poseen de la dicha nuestra Iglesia; en virtud de lo dispuesto en el capítulo primero de la sesion catorce del Concilio de Trento, los suspendemos del ejercicio de la potestad de celebrar el santo sacrificio de la misa, predicar la divina palabra, administrar el sacramento de la peni- tencia, i de todas las demas funciones del ministerio sacerdotal, exceptuando solamente el poder de administrar el bautismo sin solemnidad en ausencia de, presbitero; e igualmente los suspende- mos del ejercicio del Beneficio que tienen los dichos señores pre- bendados en nuestra Iglesia Metropolitana, cuyas suspensiones deberán durar miéntras no satisfagan plenamente por los males i escándalos que han causado; reservando como reservamos a Nos mismo la facultad de alzar esta suspension, inhibiendo a nuestros Vicarios i a toda otra autoridad, que no sea la Santa Silla Apos- tólica, de que pueda alzar en todo o en parte dicha suspension. Con declaracion que esta nuestra determinacion se entiende sin perjuicio de todas las penas canónicas en que ¿pso facto han in- currido por sus hechos los mismos señores prebendados, las cuales no es nuestro ánimo moderar o atenuar. Dado en Santiago a vein=- te de Octubre de mil ochocientos cincuenta i seis. —RAFAEL VA- LENTIN, Arzobispo de Santiago.—Pedro Ovalle, Secretario». Este auto fué comunicado por el Secretario de cámara el dia 21 a los señores Meneses i Solis. El primero dió por toda respuesta: diga a S. S. Ilustrisima que está bien; el segundo dijo que apelaba apud acta para ante el señor Obispo de la Serena 1 en caso omiso o denegado protestaba el recurso de fuerza i de proteccion para ante las autoridades competentes (1). Diversas han sido las apreciaciones que se han hecho de esta medida. Los enemigos del Prelado la han atribuido a espíritu de venganza; otros han visto en ella una nueva i mas acentuada pro- (1) Relacion documentada, páj. 263. Ml O AA as ANALES DÉ LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE Dr 1885, 1015 testa contra la invasion del Tribunal i un medio de defraudar a los jueces de la esperanza de doblegarlo por la intimidacion. Mejor informados, creemos que fué otro el designio que tuvo el señor Valdivieso al tomar esta medida. Propúsose ante todo inspirar a los fieles, escandalizados por la inobediencia de los capitulares, horror por los atentados que se cometen contra los derechos i au- toridad de la Iglesia. in verdad, habría sido justo motivo de ex- trañeza ver que la autoridad vejada en sus derechos dejaba impu- nes a súbditos que, no solo la resistían con la desobediencia, sino que hacian alarde de su aparente triunfo, arrastrando a su Pre- lado a la proscripcion. No había otro medio de atenuar el escán- dalo dado por los canónigos rebeldes que el de agravarles la pena merecida por su desobediencia, pues carecia el señor Valdivieso de medios coercitivos para hacerlos entrar en su deber. La impu- nidad habría enjendrado ciertamente el menosprecio a la autori- dad de la Iglesia i dejado establecido el funesto precedente de que es posible negar la obediencia a los Prelados eclesiásticos sin que el alzamiento traiga perjuicio alguno a los culpados. I si en toda ocasion importa en gran manera mantener el prestijio de la auto- ridad 1 precaver los delitos de' rebelion por medio de un temor saludable, en el caso presente había, ademas, la circunstancia de que era preciso inspirar aversion por los recursos de fuerza, tan opuestos a la independencia de la Iglesia como frecuentes en Chi- le. Habría sido verdaderamente inexplicable que miéntras el Obis- po era arrojado al destierro por el delito de defender los derechos de la Iglesia, hubiesen quedado exentos de condigna pena los causantes de tamaño atropello i los que por su obstinada desobe- diencia habían abierto honda herida en el corazon de la Iglesia. 1 causado irreparables escándalos a los fieles. Por otra parte, esta conducta del señor Valdivieso no carece de precedentes en la historia de la Iglesia. «El santo Obispo de Ruan, recuerda mui oportunamente la Relacion documentada, antes de espirar bajo el cuchillo de los asesinos enviados por la _inicua Fredegunda, la declaró maldita i la citó para ante el tribu- nal de Dios. Cuando el pacientísimo Pio VII fué arrancado de su palacio, fulminó excomunion contra sus opresores; 1 el dulce i cle- mente Pio IX hizo lo mismo con los que le obligaron a buscar refujio en Gaeta». El señor Valdivieso hizo mucho ménos en aná- logas circunstancias que lo que hicieron esos venerables i santos pontífices, sin que nadie haya atribuido a venganza su procedi- miento. El Prelado chileno se abstuvo de fulminar excomu- A. DE LA U., 1.” SEC, 121-122 1016 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. nion contra los canónigos i los jueces de la Corte, no obstante de estar autorizado para ello por la decretal Quicumque del Papa Alejandro 1V. Se contentó con agravar la pena impuesta a los ca- | nónigos por su Vicario, debiéndose tener en cuenta que la priva- cion del ministerio sacerdotal i de las funciones canonicales se impone por delitos eclesiásticos ménos graves i escandalosos que el de los capitulares obstinados en su rebelion. 1 la prueba es | que cuando el Secretario de Cámara fué a notificar al canónigo | Meneses la agravacion de la pena, éste preguntó: ¿es excomu- | nion? Lo que prueba que los mismos canónigos culpados aguar- daban algo mas que la suspension total de sus funciones sacerdo- tales i canonicales. En nuestro concepto la providencia del señor Valdivieso no solo era justa, sino imperiosamente reclamada por la vindicta pública; de tal modo que su omision nos habría parecido censurable como un acto de debilidad o de clemencia que habría redundado en da- ño de los intereses de la Iglesia. La venganza es un sentimiento bastante ruin para que pudiera hallar albergue en el pecho levan- tado i jeneroso del señor Valdivieso, Este acto de enerjía estaba, ademas, justificado plenamente por la tenaz i prolongada resistencia de los súbditos rebeldes. El Pre- lado les había abierto repetidas veces las puertas de la reconcilia- cion; había aguardado con invicta paciencia que volvieran sobre sus pasos; estuvo siempre dispuesto a darse por satisfecho hasta con la confesion hipotética de su culpabilidad. Todo fué en vano: los culpables se obstinaron en sus extravíos, validos de la proteccion de los poderosos, llegando al extremo de producir un cataclismo social por un asunto en que el amor propio desempeñaba el prin- cipal papel. En esta situacion, el señor Valdivieso, humillado 1 perseguido por sus propios súbditos, exclamó como San Gre- gorio el Grande: «Sé sufrir mucho tiempo, pero cuando res- uelvo no tolerar mas, corro gozoso al encuentro de todos los peli- 8108.» Esta medida tuvo tambien por objeto asegurar la futura tran- quilidad de la Iglesia. Decíase públicamente por aquellos aciagos dias que los enemigos del Prelado habían concebido el designio de elejir, en la ausencia forzosa del Metropolitano, un Vicario Ca- pitular que habilitase a los suspensos, persiguiese a los Vicarios jenerales 1 estableciese en la Iglesia un gobierno cismátbico apoya- 1 do por el gobierno civil. Aunque el denuncio era mui grave, no habría sido nuevo en la Arquidiócesis de Santiago. Sábese que e A SA A ON ENERO pro YA ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1017 igual cosa se hizo cuando el Ilmo. señor Rodriguez Zorrilla fué obligado a dejar la patria por sus opiniones politicas. Pero fuese, como se quiera, era prudente prevenir el mal que entónces se tenía como probable, ya que la experiencia enseña que cuando se da el primer paso en la pendiente del mal es difícil no dar el último. El auto del señor Valdivieso podía evitar las turbulen- cias de un cisma que habrían reagravado las calamidades de la Iglesia. Mediante esta providencia quedaban en irremediable mi- noría los capitulares que habrían podido aceptar estos manejos in- dignos. Privados como estaban de su prebenda, los señores Mene- ses 1 Solis no habrían podido tomar parte en la eleccion del Vica- rio cismático sin que la nulidad fuese palmaria. La noticia del extrañamiento del Metropolitano cayó como una bomba incendiaria en el seno de la relijiosa sociedad de Santiago. Desde los primeros momentos comenzó a circular de labio en la-= bio como el anuncio de una próxima catástrofe. La consternacion se pintaba en todos los semblantes i una sorda ajitacion, seme- jante a los primeros rujidos de la tempestad, iba cundiendo por grados i presajiando un estallido de indignacion. El pueblo cató- lico de Chile, i en especial el de Santiago, había seguido con vivo interes el curso de la ruidosa contienda; la había visto desenvol- verse i encresparse i aguardaba con ansiedad su desenlace: pero eran mui pocas las personas que se imajinaban que tuviese por remate el destierro del Pastor. Por eso la funesta nueva cojió a la jeneralidad de improviso i produjo en los primeros instantes una especie de aturdimiento. Era la segunda vez que durante el gobierno republicano se expatriaba a un Obispo: i la primera era ya una historia antigua para la jeneracion actual. 1 en todo caso la expatriacion de un Obispo, i de un Obispo universalmente amado 1 respetado como el señor Valdivieso, era un hecho que no podía dejar de producir profunda consternacion en el pueblo cató- lico. El vejámen inferido al primer príncipe de la Iglesia chilena, el despojo inícuo de sus temporalidades, la perspectiva de la or- -fandad de la grei ide las penalidades que, por falta de recursos, aguardaban al Pastor en el destierro, todo contribuía a que en el corazon de los atribulados diocesanos se mezclasen la honda tris- teza que produce la separacion de una persona amada con la na- tural indignacion que causa la injusticia. El primer impulso de los habitantes de Santiago en esas horas de jeneral angustia fué el que sienten los hijos cuando ven ame- nazada la existencia de un padre: estrecharse en torno de su per- 1018 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARÍAS, sona, como si quisieran formarle con sus pechos un muro de de< fensa. La casa de habitacion del señor Valdivieso vióse invadida por toda clase de personas, sin distincion de partidos políticos i de condiciones sociales, que se apresuraban a llevarle los homenajes de su afecto i las demostraciones de su dolor. Grupos numerosos de señoras distinguidas llegaban allí vestidas de rigoroso luto i anegadas en lágrimas; un gran número de caballeros entraban i salían con la tristeza pintada en el rostro icon la indignacion mal reprimida en el alma; muchedumbres compactas del pueblo llena- ban el extenso patio i los afueras de la casa arzobispal, deseosas de ver al Padre mui amado i recibir su bendicion antes de la par- tida. Allí estaba especialmente en su casi totalidad el clero de San- tiago protestando con elocuentes manifestaciones su adhesion inquebrantable a la persona de su Prelado i al principio de inde- pendencia del poder espiritual por cuya defensa era perseguido. Silencio sepulcral, interrumpido solo por sollozos, dominaba en todas partes, como acontece en la proximidad de una gran des- gracia. Pero en medio de tantas frentes sombreadas por el dolor, solo una se ostentaba serena; en medio de tantos corazones angustia- dos, solo uno palpitaba tranquilo: era el del señor Valdivieso, que sentía compensada la acerbidad de su sacrificio con el tierno amor de su clero i de su pueblo. Acercando mansamente a los labios el cáliz que le hacía apurar la injusticia de los hombres, léjos de proferir quejas amargas, disculpaba el excesivo rigor de sus perse- guidores. Aceptaba con dulzura i agradecimiento las demostra- ciones de que era objeto, i para todos tenía una palabra de con- suelo. Nunca se prueba mejor la firmeza del roble de las montañas que en medio de los embates del huracan: así, nunca se vió brillar con mas esplendor que en estas críticas circunstancias la virtud del señor Valdivieso. Enteramente dueño de sí mismo, parecía haber negado a su semblante la libertad de reflejar las emociones de su alma; de modo que habría podido aplicársele con perfecta exactitud lo que el poeta romano dice de la tranquilidad del hom= bre justo; ¿mpavida ferient ruine. Entre tanto, los principales vecinos de Santiago elevaron una Y protesta escrita de adhesion al Preladoi de aplauso por-la firmeza incontrastable con que había defendido los derechos de la Iglesia; i al mismo tiempo resolvieron cotizarse para sostenerlo con el de- coro de su puesto todo el tiempo que durase su destierro 1 redimir= ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885, 1019 le los perjuicios que le infiriese la confiscacion de sus escasos bienes (1). | Las señoras hicieron por su parte una protesta análoga; pero no contentas con esto, i no pudiendo resignarse al desconsuelo de ver salir desterrado al Padre de sus almas, adoptaron la resolu- cion de obtener con sus súplicas el desistimiento de los canónigos isu sumision al Prelado diocesano. Con este fin, una numerosa comision, compuesta de las mas respetables matronas de Santia= go, se dirijió a la casa de don Matías Cousiño para rogarle que interpusiese su poderoso valimiento a fin de inclinar a los preben- dados a que evitasen con su sometimiento la inmensa desgracia que amenazaba. a la Iglesia; pues no era un misterio para nadie que este caballero era el apoyo mas robusto con que contaban los canónigos. Mas, este arranque jeneroso de sus corazones no tuvo el deseado efecto, pues el señor Cousiño se negó a recibirlas en su casa. Viendo que todas las puertas se cerraban, resolvieron agruparse en torno del Prelado, dispuestas a no abandonarlo sino cuando fuerza mayor las obligase a ello. Al lado de estas manifestaciones pacíficas, inspiradas por el amor filial, los adversarios políticos del Grobierno preparaban a toda prisa i en secreto el combustible revolucionario que debía estallar el dia en que el señor Valdivieso saliese de Santiago, camino del destierro. La oportunidad había sido hábilmente excojida: un gri- to de revolucion, lanzado en medio de la indignacion jeneral pro- ducida por aquel acto vejatorio, habría hallado sin duda eco pro- longado. Una chispa cualquiera arrojada en aquella atmósfera de fuego habría producido una conflagracion inevitable. “El Gobierno pudo traslucir a tiempo el plan de la conjuracion 1 hubo de convencerse de que el destierro del Prelado era una me- dida profundamente anti-política, por cuanto favorecía a maravi- Jla los designios de los conjurados, justificándolos plenamente a los ojos del pueblo católico (2). La conmoción se había hecho tan jeneral e intensa que podría o (1) Un solo caballero, el respetable arquitecto don Tránsito Cárdenas, puso a disposicion del señor Valdivieso doce mil pesos, que era toda su fortuna, con la súplica de que le permitiese acompañarlo en el destierro. (2) Hemos oido a personas que nos merecen entera fé que el dia 21, poco des- pues de mediodía, varias personas adictas a la administracion se hallaban reuni- das en casa de don Matías Cousiño en el momento en que llegó ahí uno de los camónigos. Uno de los concurrentes, ex-ministro de Estado, le dijo al verlo estas palabras: «Ya vé usted el pantano en que nos han metido: miéntras que las seño- ras mas respetables de Santiago van a postrarse a los piés del Arzobispo, los hom: bres conspiran contra el Gobierno. 1020 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. decirse sin exajeracion que Santiago se hallaba, al declinar el dia 21 de Octubre, sentado junto al cráter de un volcan. Compren- diendo el Gobierno la situacion, se apresuró a ponerle término sin pérdida de momento. Con efecto, el mismo señor Cousiño, que en la mañana de ese dia se había negado tercamente a recibir en su casa a las señoras que habían ido a solicitar su influjo, se afana- ba en la noche por reunir personas influyentes que le prestasen su cooperacion para ver modo de concluir pacificamente el nego- cio. Ocurrióse con este objeto al señor don Joaquin Tocornal, co- mo el mas adecuado por sus antecedentes i carácter para influir en el ánimo del Prelado. El señor Tocornal, que había estado au- sente de Santiago durante algunos meses, había regresado pocos dias antes de que el Tribunal pronunciase su fallo. Alarmado por el sesgo que había tomado el asunto, había puesto en juego todo su ascendiente para obtener el desistimiento espontáueo e incon- dicional de los canónigos, como el único medio de terminar el conflicto de una manera conveniente. Sus nobles afanes habían sido infructuosos, pues se le dijo que, si bien por ese medio podría terminar el negocio entre Arzobispo 1 canónigos, la Corte Supre- ma no quedaría satisfecha miéntras no se ejecutase su prime- ra sentencia, Al solicitarse, despues de este desahucio, la coope- racion del señor Tocornal, se indicaba claramente que había la resolucion de aceptar el partido propuesto con anterioridad por él, Efectivamente, en vista de la suma gravedad de las circunstan- cias, se había operado en pocas horas un cambio profundo en el ánimo del Gobierno, de los jueces i de los canónigos: los unos es- taban dispuestos a desistir i los otros a sobreseer en el asunto, El señor Tocornal, prestándose a intervenir en el arreglo proyectado, había convenido en reunirse en casa del canónigo Meneses en la mañana del dia 22 de Octubre. Fero, urjiendo en gran manera aquietar cuanto antes la intranquilidad de los ánimos, se creyó que no había tiempo que perder. I en efecto, el 22 mui de maña- na se presentó al Tribunal la peticion de desistimiento concebida en estos términos: «Excmo. Señor: Don Timoteo Avaria, por los señores Arcedea- no i Doctoral de esta santa Iglesia Metropolitana, en la causa de suspension a divinis con lo demas deducido, digo: que las acor. dadas i sabias resoluciones de V. E. en el recurso de fuerza que entablaron los señores mis representados, son el mejor compro= +: bante de la justicia con que vinieron a este supremo tribunal so- ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1021 licitando un remedio tan practicado desde tiempo inmemorial por los Prelados de la Iglesia española en ambos mundos. «Al hacerlo, los señores prebendados, mis representados, jamas pudieron persuadirse que su buen éxito experimentase la contra= diccion, que a pesar de la autoridad suprema de V. E. i de las manifestaciones que se ha servido hacer el Jefe Supremo de la, República, ha tenido la observancia de lo mandado, ni el conflic- to en que por necesario resultado de esa contradiccion debía tener suspensos i conturbados los ánimos. Protesto a V. L. que el mas lijero presentimiento habría sido bastante para retraer a los señores Prebendados de una instancia que tantos azares les ha costado i cuesta, «La satistaccion interior inseparable de procedimientos que de nada les acusa; la buena acojida que su causa ha merecido de los Tribunales i del pueblo sensato, i la manifestacion de una ino- cencia que ya no puede revocarse en duda, forman el mejor leni- tivo de las aflicciones que han sufrido 1 sufren. Tan grata consi- deracion les llena de júbilo, cuando se presentan a V. E. como victimas dispuestas a ser inmoladas en las aras de la Iglesia i el Estado, por la pública tranquilidad, por restituir el órden no al- terado por su culpa, i por dar a los fieles todos, a sus hermanos los sacerdotes 1 a su Prelado el mejor ejemplo de resignacion, des- prendimiento i mansedumbre, calidades inherentes a los ministros del santuario. | «Disnese V. E., pues, admitir el desistimiento que hacen de cuanto pudiera convenirles personalmente en fuerza de sus supre- mas resoluciones, i desde este momento tenerles por no parte en el asunto, acuyo fina V. E. suplico que, habiendo por hecha la renuncia mas espresa, que para mayor seguridad autorizan con gus firmas, si es servido, la mande poner en noticia del Tlmo. i Rdmo. señor Arzobispo para los efectos que puedan convenir. Es justicia, etc. Por nuestro procurador, Juan Francisco Meneses. — Pascual Solis de Ovando.» Tres de los miembros de la Exma. Corte concurrieron el 22 mui de mañana al Tribunal i llamaron al acuerdo al Fiscal, para tomar en consideracion el desistimiento de los canónigos; i se dic- tó inmediatamente la siguiente providencia: «Santiago, Octubre 22 de 1856. Se han por desistidos a los señores canónigos Arce- deano i Doctoral de esta sante Iglesia Metropolitana del recurso de fuerza entablado de la suspension a divinis que les impuso la autoridad eclesiástica el 21 de Febrero. último. Comuníquese esta 1022 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, resolucion al mui Reverendo Arzobispo, i archívese.—Cerda.— Palma.—Valenzuela.» En el mismo dia fué notificado el señor Valdivia de esta re- solucion; pero si con ella se ponía fin al recurso de fuerza enta- blado por los canónigos, no por eso la suspension quedaba alzada, Para llegar a este último resultado era preciso que los súbditos rebeldes diesen claras muestras de sometimiento al Prelado dioce- sano i reparasen el escándolo dado a los fieles con sus actos sub- versivos ilas doctrinas heréticas sustentadas por sus defensores sin protesta de su parte. El lenguaje empleado por los suspensos en el pedimento que precede alejaba la esperanza de la surnision, requisito indispensable para restablecerlos en el ejercicio del mi- nisterio, pues en ese mismo documento se dan los aires de triun- fadores que solo consienten en abdicar sus derechos en vista de la intranquilidad pública. El Prelado necesitaba algo mas que eso pa- ra alzarles las penas merecidas por su desobedecimiento: necesi- taba protestas explícitas de sumision i de arrepentimiento. El señor Tocornal, que comprendía toda la trascendencia del negocio, supo obviar este inconveniente cón admirable sagacidad. Insinuándose en el ánimo de los prebendados consignió obtener de ellos demostraciones respetuosas, que hizo valer hábilmente ante el señor Arzobispo, hasta el punto de que éste se dió por sa= tisfecho sin mas que la protesta hecha por los canónigos de que no tenían parte en los errores dogmáticos que se habían sostenido por otros en el curso de la cuestion. En esta virtud, proveyó el auto siguiente: «Santiago, Octu- bre 23 de 1856. Habiéndosenos hecho saber con fecha de ayer porcomunicacion quese ha servido dirijirnos el señor Presiden- te de la Exma. Corte Suprema de Justicia, que el Tribunal ha aceptado el desistimiento del recurso de fuerza que interpu- sieron los señores prebendados Arcedeano Doctor don Juan Francisco Meneses i Doctoral Doctor don Pascual Solis de Ovan- do sobre la suspension a divinis que se les habia hecho; i satisfe- cho de que los dichos señores no participan de las doctrinas con- trarias al sentir de nuestra santa Madre Iglesia que se han vertido por otros en el discurso de este negocio, por la manifestacion que nos han hecho; no ménos que la sumision i respeto a nuestra au- toridad por las protestas que nos ha trasmitido una persona res- petable con el fin de que no abrigáramos recelos acerca de la sin- ceridad de sus buenos sentimientos, venimos en suspender los efectos del decreto de veintiuno de Febrero del presente año, pro- ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1093 veido por nuestro Provisori Vicario jeneral, i del de veinte del actual mes, proveido por Nos, en virtud de los cuales habían sido suspendidos los predichos señores 'prebendados del ejercicio del ministerio sacerdotal i¡del ¿beneficio.—EL ARZOBISPO DE SAN- TIAGO). Asi terminó, con este acto de magnánima clemencia, i que los favorecidos no supieron agradecer, la ruidosa cuestion que duran- te dos largos meses habia mantenido los ánimos en viva exitacion i que pudo acarrear al pais consecuencias deplorables. Su termi- nacion pacífica salvó al Gobierno de un conflicto que habría podi- do llevarlo mui léjos en el camino de la persecucion violenta i ahorró a la Iglesia de Chile las amargas tristezas de la orfandad 1 las calamidades que enjendra la mala voluntad de los Gobierros. Con esta terminacion ganó tambien en gran manera el pais, pues el extrañamiento del señor Valdivieso habría sido el principio de una discordia civil, tanto mas enconada cuanto que se habría mez- clado en ella el elemento relijioso. No es extraño, por lo tanto, que la noticia del apasiguamiento de la tempestad fuese celebrada con grandes i expontáneas manifestaciones de júbilo, que llegaron a infundir en la autoridad recelos de que en aquellas demos- traciones se escondiese la mano ajitadora de la conspiracion, cuyos planes acababa de desconcertar. Por esta razon el Intendente de Santiago prohibió bajo multas el uso de cohetes i dispuso que en adelante no se izase sin su licencia al frente de los edificios partí- culares el pabellon nacional, como se había hecho siempre en ce- lebracion de cualquier fausto suceso. La casa del señor Valdivieso que los dias 20 i 21 había sido teatro de tantas tristes escenas de dolor i de lágrimas, resonaba los dias 23 1 siguientes con los cán- ticos de alegría i las demostraciones jubilosas de todas las clases sociales de Santiago, que fueron a renovar a los piés del Prelado los homenajes de su amor i veneracion. En este armónico concierto solo se oyó una nota discordante: la de la prensa irrelijiosa, representada por El Mercurio 1-El Ferro- carril, que veían con dolor alejarse la persecucion iniciada contra la Iglesia. Cuando supieron que el Gobierno i los Tribunales en- traban por vías de reconciliacion i deponían sus exijencias en aras de la tranquilidad pública, convirtieron en acerbas censuras sus pasados aplausos. «Si esta cuestion, decia El Mercurio en su número de 25 de Octubre, se hubiera sostenido entre dos naciones distintas, o la habrían sometido a un tercer soberano por mútuo consentimiento para que determinase cuál estaba en su derecho, 1024 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERABIAS. o habrian apelado al última ratio regum, ántes de abdicar la una su soberanía al capricho de la otra, «Nada de esto ha sucedido entre nosotros: la potestad arzobis- pal no ha apelado a la decision de un tercero: negó redondamente al poder público sus derechos, se declaró independiente por sí 1 ante sí, i puso en juego todas sus armas, es decir sus censuras, su ejército de beatos i de beatas, sus cantorberianos, etc., declarándose en abierta resistencia. La nacion quiso hacerse obedecer 1 conminó con una pena al jefe opositor; pero el Arzobispo, para manifestar- le mas claramente el desprecio que hacía de su autoridad sobera” na, se ensañó en los dos súbditos que habian solicitado la protec- cion nacional, i reagravó su delito en las barbas del mismo Tribu- nal Supremo que se creía con derecho para castigarlo. «¿Qué sucede entónces? Una débil maniobra, ya prevista, se ejecuta en el bando arzobispal, i la Corte se sorprende i suspende. la conminacion. Ahora preguntamos: ¿en qué ha quedado la cues- tion de competencia entre las dos potestades? ¿Cuál es la sobera- na, cuál la subalterna: la que dijo soi competente, es decir, la na- cional, o la que se arrogó el derecho de deslindar las respectivas jurisdicciones por sí i ante sí, i dijo no eres competente sobre mi, es decir, la arzobispal? «A la potestad soberana de la nacion le tocaba sostener su derecho, porque afirmó que lo tenía: a la arzobispal le bastaba negarlo i esperar las consecuencias, para demostrar su superiori- dad. Las consecuencias no han sido funestas para él; luego en la lucha de las dos potestades, la episcopal ha vindicado la soberanía i la otra la ha abdicado.........» El Ferrocarril, por su parte, preguntaba en un extenso artículo consagrado al desistimiento: «¿Cómo califica la Corte la manifies- ta oposicion del señor Arzobispo a la lejitimidad de su fallo? ¿Cómo es posible desentenderse del evidente desconocimiento de su competencia? Silos canónigos han perdonado al señor Arzobis- po la injuria que les ha inferido, si han hecho innecesario el que se lleve a efecto la providencia del Tribunal que mandaba alzarles la suspension a divinis, esto no quita el escándalo de la desobe- diencia al Tribunal Supremo de que se ha hecho reo el Reverendo Arzobispo ........<» y Como se vé, estos periodistas habrian querido que se consumase el destierro del señor Valdivieso 1 se abriese ruda i violenta cam- paña contra el clero; i porque el conflicto terminó honrosa i pací- ficamente, creyeron que la soberanía nacional había sido pisoteada ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1025 por la autoridad eclesiástica. De donde se deduce que la única manera de mantener incólume esa soberanía habría sido la de que la autoridad judicial se revistiese de la jurisdiccion eclesiástica 1 tomase a su cargo el gobierno de la Iglesia i el réjimen de las conciencias. El atropello violento de los derechos i atribuciones privativas de la potestad espiritual era exijida, a juicio de esos periodistas, por la honra nacional; de lo cual habría podido dedu- cirse que el único réjimen honroso para la República es el que practica el Czar de las Rusias, que es a la vez César i Pontífice, i que extiende su dominacion despótica sobre los cuerpos i las al- mas de sus súbditos. Esos periodistas echaban en lamentable olvi- do el dogma de la independencia del poder espiritual i daban por cierta e indiscutible la absurda doctrina que atribuye al poder público una soberanía ilimitada. ¿Habría obrado con cordura un gobierno que, por empecina- miento en el camino de la violencia, se hubiese obstinado en cerrar la puerta a un avenimiento honroso i pacifico? ¿Habría sido con- veniente que, en vez de tranquilizar los ánimos perturbados, hu- biese atizado el fuego de la discordia civil con la série de actos de violencia de que el destierro del señor Valdivieso no habría sido sino el primer paso? Si esa cuestion se hubiese suscitado entre dos naciones independientes, torpe i culpable habría sido aquella que, pudiendo evitar la efusion de sangre, mediante un avenimiento honroso, se hubiese obstinado, por una falsa honra nacional, en fiar a las armas la solucion del conflicto. El arreglo pacifico no inferia, por otra parte, humillacion algu- na a la autoridad civil. Es preciso advertir que la autoridad supre- ma de la nacion nada tenia que hacer en un asunto meramente judicial; por manera que, aun dado caso que su terminacion hu- biese sido humillante para álguien, no lo habría sido para la so- beranía nacional, que no reside solamente en los tribunales de justicia. Pero no es esto todo: el conflicto no terminó por manda- to imperativo de la autoridad eclesiástica, sino por uno de los me- dios establecidos por las leyes para finalizar las querellas judi- ciales, a saber, el desistimiento de una de las partes, I nadie podrá sostener, sin incurrir en una aberracion inexplicable, que el de- sistimiento de una de las partes querellantes infiere agravio o hu- millacion al Tribunal que la otorga en conformidad a las leyes civiles, Pero, demos por supuesto que el Gobierno nacional hubiera te- nido interes en el negocio; i esto supuesto, preguntamos: ¿es razo- Al e 1026 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. nable censurar a un gobierno que desiste de un propósito por res- peto a la opinon pública claramente manifestada? Tal homenaje de respeto tributado a la opinion, léjos de ser un acto de debilidad, es un indicio revelador de que la libertad no es un mero nombre en las naciones, i en especial en las Repúblicas, en que el pueblo soberano delega en las autoridades su soberanía. CAPÍTULO XXV. LA SOCIEDAD DE SANTO TOMAS DE CANTORBERY. Organizacion i objeto de esta, sociedad.—Sus bases. —Ojeriza con que la miro el Gobierno, —Ataques de la prensa. —Defensa hecha por el señor Valdivieso en L'Univers.—Honrosa actitud del clero de Santiago. —Buenos resultados de esta asociacion, En medio de la conmocion jeneral que produjo la primera"sen- tencia de la Corte Suprema, que aceptaba el recurso de fuerza in- terpuesto contra el señor Valdivieso por los canónigos Meneses i Solis, nació en ajitada cuna una asociacion eclesiástica que res- pondía a un noble i levantado sentimiento del corazon sacerdotal. El clero de Santiago veía. en aquellos momentos a la Iglesia de Chile amenazada por el furor de deshecha borrasca que traía su oríjen de esa reliquia funesta del despotismo español, que se lla- ma recurso de fuerza, 1 que tantos lamentables males había cau- sado a la Iglesia. Obedeciendo a un movimiento expontáneo i Jeneroso, algunos sacerdotes concibieron la idea de fundar una asociacion bajo la advocacion del insigne mártir de la libertad de la Iglesia, Santo Tomas Arzobispo de Cantorbery, cuyos miem- bros debían obligarse con juramento a no hacer uso jamás de los re. cursos de fuerza, esto es, a no acudir en ningun caso a los tri- bunales laicos contra los actos de los prelados eclesiásticos. Ochenta i dos de los mas distinguidos sacerdotes de Santiago acudieron desde el primer momento a afiliarse en la nueva socie- dad, que fué solemnemente instalada el domingo 31 de Agosto de 1856, habiendo sido elejido presidente el presbítero don José Ma- nuel Orrego, vice-presidente el presbítero don Joaquin Larrain Gandarillas i secretario el presbítero don José Ramon Astorga. El 1028 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERABIAS. número de sacerdotes incorporados a esta sociedad llegó a au- mentarse de tal modo que en paco“tiempo había ingresado en ella la casi totalidad del clero de la Arquidiócesis, sin que para ello se ejerciera ningun jénero de presion por parte de la autoridad ecle- siástica. Prueba elocuente de la firme adhesion del clero a sus prelados i de la almirable union que existía entre sus miembros. El objeto i las bases de esta asociacion se expresan en el si- guiente importante documento, al pié del cual estampaban sus nombres los asociados. «En el nombre de Dios Todopoderoso: «Confesando como fieles i sumisos hijos de nuestra santa Ma- dre Iglesia católica, apostólica, romana, el dogma de su indepen- dencia, reconocemos: «1. Que, segun la constitucion divina de esa misma Iglesia, ella no solamente goza de un poder propio i privativo suyo, inde- pendiente de toda potestad extraña acerca de las doctrinas i las cos- tumbres, sino tambien para constituir i sancionar su disciplina 1 compeler con fuerza exterior a las observancias de sus mandatos; pues que le ha sido conferida por Dios mismo la facultad de obli- gar icorrejir a los extraviados i contumaces por medio de un juicio exterior, imponiéndoles saludables penas; «2. Que no ha sido abusiva sino lejítima la potestad espiritual exterior que los mismos apóstoles i sus sucesores han usado, i que por lo tanto tienen derecho para que no se les anule o coarte su ejercicio, porque toda traba emanada de poder extraño es contra- ria a la voluntad de Dios, superior i árbitro lejislador del universo; «3. Que nada es mas útil para la paz i prosperidad de los Es- tados, que el que tanto el poder temporal como el espiritual se acaten la peculiar independencia de cada uno manteniéndose uni- dos con mútua alianza i respeto; pues que así pueden ¿mbas con- tribuir mejor a la felicidad de los pueblos, procurándola cada cual en la esfera que la divina Providencia le ha marcado; 44.” Que la independencia del poder espiritual, al paso que sus- trae a la relijion inmutable i perpétua de las vicisitudes del réji- men temporal i variable de las sociedades, presenta a los ojos del pueblo al sacerdote como extraño a los intereses políticos, i así concilia mejor el respeto a su enseñanza cuando trata de inculcar en los súbditos la sumision a las leyes ia los majistrados en el ór- den temporal. «Penetrados íntimamente de la conveniencia i necesidad que hai de propagar el conocimiento de estas altas e importantes ver- ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1029 dades i denivelar a ellas la conducta de los católicos, hemos resuel- Sofundar una asociacion piadosa destinada a defender i enseñar el dogma de la independencia de nuestra santa Madre Iglesia en las bases siguientes: «1. Es patron de la piadosa asociacion el glorioso Santo To- mas de Cantorbery, mártir por la libertad de la Iglesia; «2. Todos los asociados son obligados bajo juramento a no in- terponer bajo pretexto alguno recurso de fuerza para ante jueces laicos de los mandatos, sentencias, imposicion de penas u otros actos de los lejítimos superiores eclesiásticos. Los que en adelan- te quieran formar parte de esta asociacion, deberán hacer el mis- mo juramento; «3. Los asociados deberán siempre, cada uno segun sus fuer- zas, defender, no solamente el dogma de la independencia, sino las consecuencias prácticas que de él emanen; «4. Deberán asimismo hacer oraciones especiales para que el Señor disipe los errores perjudiciales a la santa libertad de la Iglesia, para que comunique fortaleza a los pastores a fin de que sostengan los augustos derechos de su potestad espiritual, i luz 1 gracia a los gobiernos para que amparen i no coarten esa misma divina libertad.» «Esta prueba de sumision dada al poder de la Iglesia, dice el autor de los Intereses católicos en América (1), en circunstancias en que era perseguido 1 vejado a consecuencia de querellas lleya- das a los tribunales por individuos del mismo clero, tenía en sí un carácter tan noble, tan franco, i sobre todo tan católico, que ganaba la voluntad de toda alma jenerósa. Mas, no tuvo la simpa- tía del Gobierno desde el momento que los sacerdotes asociados hacian votos de mostrarse en todo caso sumisos a las disposiciones - de su lejítimo prelado. Queremos notar, sin embargo, que ningun gobiefno americano ha proclamado con mas constancia, ni preten- dido en estos últimos tiempos con mayor exijencia la sumision a las autoridades que el de Chile.........No obstante, el Presidente de ese mismo pais no quería que los súbditos de otro poder mos- trasen adhesion a sus lejítimos superiores: aun mas todavía, hizo sentir los electos de su enojo a los eclesiásticos que tenian una manera de ver semejante a la de sus prelados. De este modo, miéntras exijía de los ciudadanos un respeto llevado hasta la hu- millacion, i una adhesion a su política ia sus opiniones equiva- (1) Tomo L, cap, XXXIL 1030 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, lentes al sacrificio de la conciencia, destruía el principio de esa misma subordinac.on, castigando ésta en los súbditos de otro poder». Mas no fué solo el Gobierno el que miró con ojeriza esta noble institucion, testimonio viviente de la entereza moral i levantado espíritu del clero chileno, que no ha sabido doblegarse jamas ante las pretensiones injustas de los gobiernos, sino que se desencade- naron sobre ella todas las iras de la prensa palaciega i liberal. Se la tildó de sediciosa i a sus miembros de revoltosos, pidiendo, en consecuencia, que se les escarmentase con ejemplares castigos, ta- les como la privacion de los derechos de ciudadanos chilenos i la inhabilitacion para cualquier beneficio eclesiástico (1). No necesi- tamos decir que ésta inculpacion era de todo punto injustificada, pues no era el desobedecimiento a las leyes lo que prometían los socios bajo juramento, sino la renuncia del derecho que les conce- dían las leyes para entablar recursos de fuerza, ] al renunciar a esta facultad, léjos de proponerse trastornar el órden establecido, se proponían evitar los dolorosos conflictos entre la Iglesia i el Estado que con tales recursos se provocaban. Pero, nada mejor podríamos decir en defensa de esta asociacion que lo que expuso el mismo señor Valdivieso en la notable comu- nicacion dirijida a los redactores de 1? Univers el 15 de Julio de 1858 para vindicarse de las inculpaciones que los canónigos le hi- cieron en una carta publicada en el mismo diario. «No me detendré en defenderme de las dos acusaciones que los señores Meneses i Solis me hacen: 1. de haberme dejado llevar solo de cólera cuando amenazado con el destierro hice extensiva a todas las funciones del ministerio 1 hasta al ejercicio de los bene- ficios la suspension que ya gravitaba sobre ellos, i 2.” de habérsela alzado despues sin su prévio arrepentimiento; porque en cuanto a lo primero, el folleto que os acompaño os instruirá de los dabos en que me apoyaba para temer que con mi destierro fuese usurpada la jurisdiccion lejítima, si en tiempo oportuno no usaba de la fa- cultad que me conceden los cánones para detener, con la enuncia- da suspension, los pasos que a esos eclesiásticos conducían al preci- picio, labrándose su propia ruina 1 causando males gravísimos a la Iglesia. En órden a lo segundo, confieso que anduve induljente, pero yo creía que los señores Meneses i Solis comenzaban a vol- ver sobre si con la manifestacion de horror por parte del pueblo (1) La Revista Católica t. 1, núm. 460. ANALES DE LA U.—OCTUBRE Á DICIEMBRE DE 1885. 1031 al destierro i confiscacion que se me habían intimado; horror que, mal que pese a los dichos señores, fué jeneral i absolutamente ex- pontáneo enel vecindario de Santiago. Conocía sin embargo cuanto debía costarles una retractacion que lastimaba tanto su ámor pro- pio; i me di por satisfecho gon muestras no mui decisivas, espe- rando que la calma, el tiempo i la gracia perfeccionaran su arre- pentimiento. Ellos protestan, en el escrito que os dirijieron, que "han abrigado constantemente sentimientos mui diversos, i se jac- tan de ello. Por lo que a mí toca, deplorando su ceguedad, experi.. mento un consuelo al saber que mi equivocacion naciese de haber creído que eñ sus almas había bastante humildad cristiana i abne- gacion sacerdotal; i esto cuando mi corazon debía estar traspasado con las heridas que me había abjerto su prolongada persecucion. «Lo que no puedo pasar en silencio es que los dichos señores Meneses i Solis hayan querido vituperar la conducta de los ecle= siásticos que formaron la sociedad de Santo Tomas de Cantorbery, hasta el extremo de hacer coro con los periódicos irrelijiosos, que en la época aciaga de los sucesos a que se refieren, los tildaban de revoltosos. A tres cosas se obligan los asociados: 1.* a no interpo- ner recursos de fuerza, i esto solo bajo juramento; 2.* a procurar defender el dogma de la independencia de la Iglesia en su réjimen espiritual; 1 3.2 a dirijir especiales preces al Señor para que ilumi- ne a los pastores i gobiernos católicos, a fin de que cada uno en su esfera contribuya a la felicidad de los pueblos. De aquí es que los cantorberianos, como se les llama, son revoltosos, porque al ver conculcada la autoridad de la Iglesia 1 perseguido al Pastor a causa de que no quiere abdicar en jueces laicos la dispensacion del poder de perdonar los pecados que Nuestro Señor Jesucristo confió a los Apóstoles 1 a sus lejítimos sucesores, penetrados de un tier- no amor a la Santa Madre Iglesia, juran no interponer jamas el recurso de fuerza, que estaban palpando era la causa única de tanta afliccion i quebranto. Son revoltosos, porque al contemplar las tinieblas que la accion coaligada del protestantismo, la impie- - dad i el jansenismo ha esparcido sobre el dogma de la independen- cia de la Iglesia, aun alos ojos de majistrados católicos i de sacerdo- tes colocados en altos puestos, reunen sus esfuerzos para defender esa verdad preciosa de nuestra creencia. Son revoltosos, porque conforme a la enseñanza del Apóstol (epístola I, a Timoteo, cap. IT, 2), se obligan a dirijir a Dios fervientes preces por los que están constituidos en la altura del poder, a in de que nos hagan gozar una vida tranquila en todo jénero de piedad i castidad. A. DE LA U., 1.” SEC, 123-124 1032 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. «Esta manera de apreciar actos tan inocentes i loables seríá inconcebible, si no fueran tan conocidas las tendencias del regalis- mo. A cada paso en los actos ordinarios de la vida civil, al some- ter una cuestion a arbitraje o celebrar un contrato, se renuncia al uso de los recursos legales; i los jueces, lejos de mirar en ello una contravencion a las leyes, aplauden el noble deseo de evitar pleitos i ocuparlos en su decision. Se acata 1 respeta el divino consejo que nos da Nuestro Señor Jesucristo (San Mateo, cap. V, vers. 40),* para que ántes que ocurrir a. la justicia abandonemos el palio al que nos quita la túnica, si para defenderla ante los jueces hubié- semos de sacrificar la tranquilidad i la paz. Mas, desventurado de aquel que intenta aplicar estas doctrinas a los recursos de fuerza. Esto solo le haría criminal a los ojos de un buen regalista. Debe recordarse que en la consulta del consejo extraordinario de Casti- lla de 30 de Abril de 1767 se asignaba, como una de las causas que había para la expulsion de los jesuitas de España, el que en su instituto se impiden los recursos de réjia proteccion. I grande, por cierto, debía ser todavía en España en 1815 el imperio de las preocupaciones regalistas, cuando el sabio i esforzado Fiscal don Francisco Gutierrez de la Huerta, en su apreciable dictámen sobre el restablecimiento de la Compañía, usa de miramientos para com- batir lo absurdo de esta acusacion, contrayéndose mas bien a pro- bar la falsa relacion del hecho. Los regalistas chilenos, fieles a las tradiciones de los consejeros de Castilla, se mostraron algo mas severos que sus maestros con los de la asociacion de Santo Tomas, que no prohibían a otros sino a sí mismos los tales recursos; pero maestros i discípulos obedecían a un mismo instinto. Es preciso convidar con la proteccion al súbdito recalcitrante contra el Prela- do, para que éste, acosado, busque el apoyo del poder, 1 sacrificán= dole para obtenerlo parte de su libertad, le abra la puerta a la tan codiciada dominacion de la Iglesia. «Pero ya que no gustaba el fin de la asociacion, podía haberse apreciado siquiera el noble i magnánimo designio que la impulsa- ba. Los tribunales lanzaron contra mí sus anatemas, el poder to- maba una actitud amenazadora, sus aduladores unian sus gritos a los denuestos de los periodistas i a las blasfemias de la prensa.an- tirelijiosa, i cuando mas arreciaba la tempestad, eclesiásticos paci- ficos e indefensos corren presurosos a colocarse al lado de su Obispo, no para salvarlo del peligro, pues esto no les era dado sino para testificarle su union, identificarse con él, i correr la proz . pia suerte. ¡Valiente ijenerosa audacia! Pocas veces la compasion ÁÑALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1083 con el oprimido i el respeto a los vínculos espirituales se han pre- sentado con mas atractivos para las almas nobles i los corazones sensibles. Si la ternura con el verdadero criminal exita simpatías, ¿cuáuto no debiera inspirarlas esa misma ternura acompañada de costosos sacrificios i ejercida con el que no tenía otro delito que respetar sus convicciones? Sí; pero esto sería no contar con el vértigo del regalismo, que ofusca las intelijencias i hiela los cora- zones. Los miembros de la asociacion de Santo Tomas no pudie- ron alcanzar induljencia. Todavía despues de mas de seis meses, los señores Meneses i Solis los tratan del modo que habeís visto en el escrito que os dirijieron i que yo ahora contesto. «Ellos dicen que los asociados cedieron a las instancias que se les hacían, i que obraron por sorpresa o miedo de disgustarme. Impu- tacion gratuita de la malevolencia de los señores Meneses i Solis. Ellos no dan ni podían dar el mas leve indicio de prueba. ¿Eran aca- so los eclesiásticos asociados algunos imbéciles para que en un nego- cio tan claro i en circunstancias tan críticas pudieran sufrir enga- ño o coacción? ¿1 quién se lo infería? Unos cuantos profesores: e inspectores del Seminario que, segun los antedichos señores, fue- ron los que encabezaron la asociacion a despecho de las personas del alto clero. ¡Extraña seduccion! Añaden los mismos señores Meneses i Solis, que muchos cedieron por temor de disgustarme. ¿Temieron mi disgusto cuando, próximo a dejar mi patria para mendigar el pan en tierra extraña, no podía legarles otra cosa que el contajio de mi persecucion, 1 no temían arrostrar la venganza del Gobierno, siendo él o sus ajentes los árbitros dispensadores de todas las prebendas i oficios lucrativos de la Iglesia entre nosotros? I cuenta que esa venganza ha sido inexorable. Desde entónces la calidad de cantorberiano es título de proscripcion a los ojos de los gobernantes. En las promociones que posteriormente se han hecho en nuestro Cabildo eclesiástico, la virtud, el saber i el mé- rito mas distinguido no ha encontrado gracia, si adornaban estas prendas a un cantorberiano. El gobierno ha buscado a las perso- nas de quienes ménos se acordaba, 1 hasta. ha preferido a quien había perseguido como adversario político; cosa pasmosa en nues- tras habitudes gubernamentales. El prebendado don Eujenio Guzman, racionero 1 promotor fiscal, distinguido por su virtud i méritos, pero impugnador esforzado de los recursos de fuerza en el que entablaron los señores Meneses i Solis, ha sido postergado en la promocion a una canonjía a que era llamado por la escala de la antigúedad; i para ascender al citado señor Solis, mi Vicario jene- 1034 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. ral el señor don José Miguel Aristegui, uno de los eclesiásticos mas respetables de la Diócesis, senador i consejero de Estado, ha- bría sufrido igual postergacion en la promocion a una dignidad a que era llamado por rigoroso ascenso, si el azar i la suerte no hu- bieran contrariado la voluntad de los hombres sostenida con tena- cidad. «Ciegos en su aversion a la sociedad de Santo Tomas, los señores canónigos pretenden que aun cuando sus fundadores llegaban a ochenta i uno, ellos no componían sino la minoría del clero. Pero importa detenerse sobre este cargo, pues para que se vea el valor que tienen las impugnaciones de los señores Meneses 1 Solis, voi a comunicar datos sobre esta cuestion de números. Dicen que solo un miembro del Cabildo Metropolitano entró en la asociacion; pero callan que tambien eran miembros de él mi Vicario jeneral i el promotor fiscal, que oficialmente habían profesado los princi- pios de los asociados, i los dos señores prebenáados que, por no seguir los pasos de los recurrentes de fuerza, se sometieron a la intimacion de mi Vicario. Entre tanto, el número total de los capi- tulares ascendía a doce hábiles, fuera de uno que por su anciani- dad ha caido en demencia i no ejerce las funciones canonicales. Por lo que hace a lo xue llaman dajo clero, los ordenados ¿n sacris del clero secular, segun el Catálogo de 1856, ascendían a doscien- tos cincuenta i cinco, inclusos yo mismo, los transeuntes extranjeros i hasta cinco que no habían pasado del diaconado. Rebajados de esa suma los canónigos i mis vicarios, ella quedaba reducida a dos» cientos cuarenta, de los que ochenta, por confesion de los señores Meneses i Solis, fueron los fundadores de la asociacion, forman justamente la tercera parte. Mas, como el establecimiento de la dicha asociacion fué obra de un dia, claro es que entónees solo pudieron concurrir a ella los que residían en Santiago 1 en sus in= mediatos alrededores, 1 cualquiera podrá juzgar si los que se ha- llaban en este caso excedían mucho de la tercera parte del clero, teniendo nuestra Diócesis setecientas i ochenta mil almas i una extension de cuatrocientas i cincuenta leguas cuadradas, compren- diendo varias ciudades, villas i lugares en que residen mas de las siete octavas partes de la poblacion. No obstante, los señores canó= nigos dicen en su remitido: «Que la solemnidad de la primera reu= nion tan decantada se redujo a algunos ajitadores que nunca fal- tan en ninguna parte. I que mas de la mitad del clero se abstuvo - de dar su firma». Al tenor de esta son las demas aseveraciones de - su escrito. ANALES DE LA D.==OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1035 «Querria no haberme detenido tanto sobra este punto, pero la temeraria 1 calumniosa apreciacion de la conducta de los eclesiásti- cos que proyectaron la asociacion de Santo Tomas i del crecido número que despues se incorporó en ella, me han arrastrado mas allá de donde quería. Verdad es que la asociacion misma no cuenta todavía con la aprobacion de la Santa Sede; pero esta ha aprobado, i en términos bien lisonjeros, el designio que inspiró la fundacion. En efecto, Su Santidad en las letras apostólicas que 08 he incluido, se expresa así: «Debito etiam laudum preeconio ¡llos omnes istius civitatis ecclesiasticos viros prosequimur, qui, veluti ex iisdem tuis litteris apparei, tecum conjuncti omnia eorum studia in Ecclesizs causa tuenda, ejusque sanctissimis legibus ser- vandis impendere gloriantur, atque eis significa nostris in votis esse ut nunquan cessent assiduas potissimum fervidasque Deo op- timo maximo adhibere preces quo divina sibi et christiano popu- lo impetrent auxilia». «Los señores Meneses i Solis, al impugnar la relacion de los su- cesos que había hecho El Univers, solo se apoyan en su propio dicho, 1 conociendo seguramente lo débil de este cimiento, quisie- ron reforzarlo, alegando contra mí i contra los miembros de la asociacion de Santo Tomas un argumento bien singular. «La Cor- te Suprema, dicen, ofrece actualmente garantías suficientes de ortodojia, por la piedad bien conocida de los miembros que la com- ponen, en tales términos que se les califica vulgarmente de devotos». Añaden despues: «El Gobierno se precia altamente de ser católico, ¿ precisamente a causa de esto sus enemigos dicen que representa en Chile el partido retrógrado 1 pelucon». De aquí pretenden inferir que era una medida justa 1 lejítima compelerme con el destierro i la confiscacion a que confiriese poderes espirituales para adminis- trar sacramentos a log que reputaba indignos de ejercerlos; pues que los jueces católicos i devotos no pueden juzgar sino católica- mente, al paso que un Obispo católico no tiene derecho para obrar con libertad en el ejercicio del poder espiritual inherente al epis- copado. Mas, si no fuesen las máximas de la Santa Iglesia la nor- ma para calificar el fallo, bien podría yo oponer al juicio de los señores jueces de la Corte Suprema, no solo la universal reproba- cion de su sentencia, sino la manifestacion explícita de los princi- pios contrarios a los del supremo tribunal, que hicieron tan pron- to como se divulgó dicha sentencia los católicos de Santiago, i la cual había recibido numerosas firmas de personas bien distingui- 1036 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. das por su saber i virtud, cuando vino a suspender su curso la ter- minacion del negocio. í «Líbreme Dios de proferir una sola palabra que pudiera desde- cir del respeto que profeso a los gobernantes 1 majistrados de mi patria. Prescindiendo de las augustas funciones que ejercen, esti- mo las personas de los señores jueces, 1 mo les imputo el que el odio a la mia haya inspirado la dureza de sus conminaciones. Mé- nos desconfío del aprecio con que como a persona privada me honra el señor Presidente de la República, i de lo que ha dado mas de una vez bastantes testimonios. La causa de los males no está en las personas, sino en las preocupaciones, que ejercen mu” chas veces su funesto imperio aun sobre espíritus aventajados. Hemos heredado de la España su lejislacion; pero la que se aplica a las relaciones del Estado con la Iglesia i las máximas políticas que se adoptan, no son por cierto obra de los tiempos en que, como dicen los señores Meneses i Solis, «en el clero, en la majistratura + hasta en el trono, la España Aorecía por un gran número de San- tos». Esta nacion profundamente católica había impregnado de tal suerte sus instituciones sociales 1 políticas del espíritu católico, que sus reyes i sus condes fueron propiamente los caudillos de su fé en la heróica lucha que con indomable constancia sostuvo du- rante ocho centurias contra la invasion árabe. La Iglesia nada tenía que temer de monarcas que la amaban con leal desprendi- miento, i por eso no llevó a mal el que estos tuvieran una partici- pacion mas directa en los negocios de la relijion. Protectores de este jénero habrían mirado con horror el que se hubiese implora- do el auxilio de su brazo para compeler a los Obispos a que con- firiesen poderes espirituales a súbditos recalcitrantes. Pechos en que el celo católico ardía junto con la jenerosa hidalguía, eran in- capaces de abrigar proyectos de dominacion contra la Iglesia, nunca estaba mas segura la independencia de ésta que cuando el trono 1 la majistratura producían santos. Ahí está como testigo de esta verdad el códico promulgado por el sabio hijo de San Fer- nando. E «Andando los tiempos, cortesanos lisonjeros, olvidando el orijen de muchas prerogativas rejias, no solo pretendieron que eran in- herentes al poder temporal, sino que quisieron revestirlo de otras exorbitantes e inusitadas. La lójica de los regalistas es monstruo- sa; pues, confesando en teoría el dogma de la independencia de la Iglesia, quieren en la práctica subordinarla al Estado. La accion del regalismo tuvo por resultado alterar la lejislacion i las habi- ÁNALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1037 tudes administrativas de la nacion española; pero donde mas se hizo sentir este mal fué durante los reinados de los dos Cárlos, que precedieron inmediatamente a la separacion de Chile de la antigua metrópoli. En esa época el despotismo ministerial llegó a su apojeo, 1 el enciclopedismo se atavió en España con ropaje re= galista. Estas tradiciones funestas, junto con la lejislacion viciada, fueron la herencia de nuestra madre patria, i el gobierno republica- no se encontró en esta parte mui bien avenido con el absolutismo estúpido de la monarquía de Cárlos IV. La Iglesia vió en la banda presidencial zurcidos los jirones de la púrpura del monarca espa-= ñol que el ardor patriótico acababa de romper. Los regalistas lla= man a las famosas regalías la joya mas preciosa de la real diade- ma, i nuestros jefes democráticos, aunque se titulen simples delegados del pueblo soberano, no han consentido en que sus fren- tes pierdan tan brillante adorno. «Sin revocar ninguna de las muchas trabas que la lejislacion colonial ponía a la accion de la Iglesia en la reunion de sus sino- dos 1 en el desarrollo de sus instituciones, la política recelosa e invasora ha ido en progreso. Ya se ha visto el sentido en que el gobierno republicano ha correjido i adicionado la fórmula del ju- raraento civil de los Obispos, i el ensanche que se ha dado a los recursos de fuerza, haciéndolos extensivos al ejercicio de la juris- diecion puramente espiritual, i sin relacion al órden temporal de la sociedad; cosa que no se conocía en la lejislacion española. «Los reyes de España habian declarado en la lei 1, tít. VI, lib. L de la Recopilacion de Indias, que el derecho de patronazgo de las Indias, único et in solidum, pertenecía a su real corona ino podía salir de ella en todo o en parte. Mas el patronato republi- cano se subdivide entre todos los funcionarios, tanto del órden Judicial como del administrativo, i léjos de sufrir mengua con la division, se ensancha 1 crece su molesto poder en razon inversa de la importancia del funcionario; por manera que un inspector, que es el ínfimo empleado administrativo, oprime mil veces mas a los ministros dela Iglesia a título de patrono, que el mismo Presidente del Estado. «El monarca español solo pretendía, como patrono de las Tgle- slas, presentar personas para las prebendas 1 beneficios, i aun para esto conside raba mucho las recomendaciones de los Obispos, te- niendo éstos obligacion por la lei de informar sobre el mérito de sus eclesiásticos. Nuestros gobiernos no se contentan con la antedicha ' presentacion, sino que nombran por sí, a título de patronos, hasta 1038 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. los capellanes de las iglesias i muchos puros oficios eclesiásticos. En la provision de prebendas, poco se cuidan de que los prelados les remitan los informes prevenidos por las leyes, La adhesion de un sacerdote a su Obispo no es la mejor recomendacion para ser pro- visto, i ha habido veces en que el ser su conocido adversario ha suplido por el mérito real para obtener canonjía; porque es de sa- ber que algunos creen que conviene contrapesar; la autoridad del Obispo, colocando enfrente de él un Cabildo opositor. Los hechos a que me refiero son aquí conocidos de todos, i de ellos son testi» gos los mismos señores Meneses i Solis. «Segun la lejislacion española, nadie podía ser maestro de es- cuela sin obtener, en lo relativo a la enseñanza de la doctrina cris- tiana, la aprobacion del ordinario. ste tenía tambien una buena parte en el nombramiento de los profesores de ciencias. Mas ahora entre nosotros se ha denegado al Obispo la calificacion de la ido- neidad de los maestros para la enseñanza relijiosa, i la interven- cion aun en la eleccion de los profesores de relijion, «Todas las trabas puestas por la lejislacion española a la libre comunicacion con la Santa Sede, solo alcanzaron, i esto en el últi- mo tercio del siglo pasado, a introducir la noticia prévia del go- bierno, i esto poniendo por delante la injerencia de los ordinarios eclesiásticos con mil solapados pretextos. Mas nuestros gobiernos se han dejado de rodeos, i han establecido pura, simple, absoluta- mente la necesidad de obtener su licencia para poder ocurrir a la cabeza de la Iglesia católica, en términos que basta omitir este paso prévio para negar de plano el exeguatur a las disposiciones pontificias sin las súplicas 1 representaciones al Papa i los demas comedimientos que para el caso de negacion de exeguatur dispo- nen las leyes. «Durante el gobierno colonial se embarazaba a la Iglesia la libre administracion de sus bienes, pero se respetaba relijiosamente la distribucion de las rentas eclesiásticas que había establecido la ereccion respectiva de cada Obispado, amparando las leyes el de- recho de los partícipes. Hoi las rentas de la Iglesia entran en las tesorerías del Estado, i el Gobierno distribuye una parte de ellas en la proporcion que mas le place, de modo que hai partícipe que no cobra la octava parte de lo que la ereccion de la Iglesia le asigna, 1 esto no obstante que nuestra Constitucion política garan- tiza de un modo explícito los derechos de propiedad de la comu- nidad, de la misma manera que los de los particulares, «La España, con todas sus cortapisas de la libertad de la Igle- ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1089 sia 1 su lejislacion opresora, al fin defendía a todo trance la unidad católica, 1 en esta parte su proteccion era leal i eficaz. Mas nues- tros protectores republicanos toleran que abiertamente se ataque a la relijion contra lo prevenido por las leyes;' que los protestan- tes abran colejios para educar católicos, i a título de culto privado erijan iglesias en lugares públicos i solemnicen como les plazca sus propios ritos. Con las rentas del Estado se pagan profesores heterodojos i se traen inmigrados de ajena creencia para formar colonias en nuestro territorio, a pesar de que nuestra Constitucion sanciona el exclusivismo católico, «Mas no se juzgue por lo que llevo dicho que la Iglesia entre nosotrosjime bajo una abierta persecucion, i que ha perdido del todo gu libertad. Nó: felizmente el espiritu relijioso de los habitantes, la dulzura característica de nuestros hábitos, el respeto por los derechos ajenos i las cualidades personales de los gobernantes i majistrados, neutralizan los vicios de la lejislacion, i, lo que toda- vía es peor, la ominosa influencia de una política desconfiada e invasora respecto de la; Iglesia. Sin necesidad de lisonjear a nues- tros gobiernos con mentidas alabanzas, pueden enumerarse mu- chos actos de verdadera proteccion concedida a la Iglesia ia sus establecimientos, 1 tal vez Chile es de todas las Repúblicas hispa- no-americanas en donde mas prospera la Ielesia. Los Obispos de hecho gozamos de libertad completa en la direccion de nuestros seminarios, i el Gobierno asigna dineros para la fábrica de sus edificios, Solo el de nuestra Diócesis ha percibido ya la injente suma de 105,000 pesos (525,000 francos). En este año hai asigna- dos 100,000 pesos en el presupuesto para la reparacion i cons- truccion de iglesias catedrales 1 parroquiales. Varios curatos in- cóngruos reciben subsidios del Estado, 1 su proteccion alcanza a otros establecimientos. Lo que la Iglesia necesita es garantías contra la mala voluntad de los hombres que saben aprovecharse de Jas malas leyes, «Como veis, señores redactores, no me he propuesto restable- cer la verdad de los hechos sobre los puntos subalternos que toca- ron los señores Meneses i Solis. Ellos hablaban en causa propia sobre los pormenores de un proceso seguido a tan larga distancia, 1 vosotros calificásteis mui bien el valor de su dicho. Mi objeto ha sido solo probar a vuestros lectores que los Obispos de mi pais i la inmensa mayoría del clero de mi Diócesis no son lo que pudie- ra haberles hecho creer la lectura del escrito de los antedichos se- fores; que la sociedad de Santo Tomas de Cantorbery no es el 1040 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, parto de las pasiones ni e] asilo de los hombres revoltosos; i final- mente, que si nuestra Iglesia no es perseguida, tampozo faltan motivos para pedir a Dios incesantemente que mueva a nuestro gobierno a prestarse a celebrar con la Santa Sede un arreglo que proporcione a nuestra Iglesia garantías estables i lejitime las re- laciones con el Estado......» Nada mas tenemos que agregar a lo expuesto en este notable documento en defensa de la sociedad de Santo Tomas de Cantor- bery, uno de los timbres mas honrosos del clero de Chile. Esta asociacion, nacida en un momento de profunda ajitacion, que en vez de dispersarse al asomo de la tempestad, el clero en masa aprieta sus filas en torno de su Jefe, protestándole adhesion inquebran- table i haciéndose solidario de su causa i de sus penas. En-los mo- mentos en que el señor Valdivieso era blanco de toda la saña de los poderosos, léjos de procurar sustraerse con la prescindencia a las iras de los poderosos perseguidores de su Obispo, se coloca resueltamente del lado del débil, dispuesto a probar la misma suerte i a caer envuelto en la misma desgracia. Esta valiente actitud del clero hizo algo mas que deparar al Prelado aliento en la resistencia i lenitivo en.sus pesares: consi- guió matar de hecho los recursos de fuerza, causa de tantos dis- turbios entre la Iglesia ¡el Estado. La sociedad, organizada en estos momentos de ardiente lucha, enarboló desde entónces con resolucion magnánima la bandera de la libertad de la Iglesia; i a su sombra ha librado gloriosas batallas contra los gobiernos opre- sores. La sociedad siguió por algun tiempo su marcha próspera, ha- biendo merecido el honor de ser aprobada i elojiada por la Santa Sede (1) i profusamente enriquecida de gracias espirituales (2). (1) Hé aquí el texto de la aprobacion: «La Sagrada Congregacion de los Emi- nentísimos i Reverendísimos Cardenales de la santa Iglesia Romana encargados de los negocios i consultas de los Obispos i Regulares, atendidos los documentos con que la piadosa sociedad mencionada se comprueba, por el presente decreto, sobremanera alaba i recomienda su objeto i fin. Dado en Roma en la Secretaría de la Sagrada Congregacion enunciada, el 25 de Mayo de 1860.—G. Cord. de Gengo, Prefecto.» (2) Puede verse el sumario de induljencias en el número 709 de La Revista Ca- tólica, tomo X, CAPÍTULO XXVL EL JUICIO DE ROMA 1 DE LA PRENSA EUROPEA SOBRE LA CUESTION ECLESIÁSTICA. La palabra de Roma. —Medida adoptada por la Santa Sede.—-Carta de Pio IX al señor Obispo de la Concepcion.—Juicio de la prensa católica. —Artículo del Univers. —Vindicacion enviada a este diario por los canónigos. —Carta del se- ñior Valdivieso a los redactores del mismo diario. —Falsa inculpacion hecha al Prelado, de haber tomado parte en el movimiento revolucionario de 1859. La ruidosa cuestion promovida por los dos capitulares del Ca- bildo Metropolitano lMegó a noticia de Roma por dos opuestos conductos: por el del Gobierno que se dirijió al Cardenal Secreta- rio de Estado por la vía diplomática, i por el del señor Valdivieso que envió a la Santidad de Pio IX, junto con todas las piezas del proceso, una exposicion prolija i razonada de las medidas toma das por él. La Santa Sede estaba, pues, en situacion de dar un fallo con entero conocimiento de causa, habiendo oido a las dos partes contendientes, No podía ser dudosa la resolucion de Roma en un asunto en que por una de las partes se había intentado coartar la libertad de la Iglesia, i por la otra defenderla con ente- - reza apostólica, 1 en que la conducta de los unos había chocado abiertamente con los cánones, al paso que los procedimientos del otro se habían ajustado enteramente a las disposiciones de la Igle- sia. Roma habló, pues, para aprobar sin restriccion la? defensa de los derechos de la Iglesia hecha por el señor Valdivieso i para reprobar la conducta de los canónigos a quienes suponía incur- sos en censuras eclesiásticas. Roma habló para aplaudir el celo i 1042 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, constancia del Prelado i la adhesion del clero a su persona ia su causa. Oigamos esta palabra autorizada: AL VENERABLE HERMANO RAFAEL VALENTIN, ARZOBISPO DE SANTIAGO DE CHILE, PIO PAPA IX. «Venerable hermano, salud i apostólica bendicion. «Ya habíamos sabido con dolor, por medio de los periódicos i es- critos de ese Grobierno, los escándalos que en ese tu Cabildo metro- politano habían causado los canónigos Arcedeano i Doctoral, por la expulsion de un sacristan de ¿a misma iglesia, cuando a fines de este mes recibimos tus mui favorecidas cartas de 30 del próximo pasado Setiembre, en jas que tú, venerable hermano, nos mani- fiestas cuidadosamente el oríjen de ese hecho, ciertamente mui desagradable, su progreso i demas cosas pertenecientes al asunto, con los documentos anexos. «Luego que el Ministro de ese Gobierno escribió a nuestro Car- denal Secretario de Estado sobre el mismo asunto, mandamos que el mismo Cardenal, a fin de que se defendiesen los derechos de la Iglesia, respondiese al referido Ministro en términos que, clara i abiertamente manifestase que de ninguna manera la potestad de la Iglesia en las cosas espirituales puede estar sujeta a ninguna autoridad civil. I habiendo sabido por las mismas tus cartas con qué celo sacerdotal has sostenido los derechos venerandos de la Iglesia, i con qué solicitud pastoral has ya provisto a la adminis- tracion lejítima de esa Diócesis, para el caso, que Dios no permi- ta, en que hubieras de correr algun riesgo, 1 cuán animado estás de la constancia episcopal para sufrirlo todo con el auxilio del Se- ñor en defensa de la misma Iglesia, te tributamos las merecidas alabanzas. Igualmente tributamos el debido elojio a aquellos ecle- siásticos de esa ciudad, que, segun aparece de tus cartas, unidos contigo se glorían de emplear todos sus desvelos en defensa de la causa de la Iglesia i conservacion de sus santisimas leyes; i ma- nifiéstales que deseamos que no cesen jamas de instar, con contí- nuas i fervorosas oraciones, a Dios Nuestro Señor, a fin de alcan- zar para sii para el pueblo cristiano los divinos auxilios. Por lo demas, fácilmente podrás inferir por ti mismo, venerable hermano, cuál habrá sido nuestro sentimiento por la conducta de los mis- A ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1043 mos dos canónigos, a saber, el Arcedeano i Doctoral, i por las pe- nas canónicas en que incurrieron cuando no dudaron recurrir en cosas espiritules al juicio i autoridad de la potestad laica. Pues, aunque semejantes abusos ya aquí, ya allí, hayan prevalecido por mucho tiempo, sin embargo los referidos canónigos no pueden es- tar con tranquila conciencia, mayormente cuando por su condicion conocen mejor que los demas que las leyes de Dios ide la Iglesia no están sujetas a ninguna potestad laica. 1 por cuanto nada cier- tamente puede sernos mas agradable que su arrepentimiento i que vuelvan en si, deseamos que, o por tí mismo, o por medio de otra persona grave, llames a los dichos canónigos i les hagas saber nuestro sentimiento, 1 los exhortes, al mismo tiempo, a que imiten a casi todos los eclesiásticos de esa ciudad, 1 a la mayor parte de sus colegas (a los cuales pretenden representar) i a aquellos tam- bien que en tiempo desistieron para no incurrir en el delito (faci- nus) de implorar la autoridad de la potestad laical en cosas sa- gradas. CA tí, pues, venerable hermano, cometemos todas las facultades necesarias para que, si lo juzgares conveniente en el Señor, ab- suelvas a los predichos canónigos de las censuras eclesiásticas, i tambien los libres de la irregularidad cuantas veces en ella hubie- sen incurrido por haber celebrado misa i administrado sacramen- tos. I como deseamos subremanera arrancar de raiz el motivo de esta desavenencia, avocamos a Nos, no solo la misma causa, sino tambien i mas principalmente el exámen de la sentencia fallada por esa Curia metropolitana el dia 2: de Febrero de este año. 1 por eso damos i concedemos al venerable hermano Justo Donoso, Obispo de la Serena, todas las facultades necesarias i oportunas para que, como delegado nuestro i de esta Silla Apostólica, conoz- ca de la misma causa i de cada uno de los actos dimanados de ella 1 de todas las cosas conjuntas con la misma causa, o que de cual- quier modo la atañen, 1 dé sentencia sobre ello, 1 a tí mismo te co- misionamos para queínotifiques al mismo venerablehermano Obispo de la Serena esta nuestra delegacion pontificia que se le confiere, i hagas saber esta misma nuestra delegacion a todos los que tienen alguna parte en esta, causa. No dudamos que procurarás informar- nos dilijentísimamente, tanto del éxito de esta nuestra paternal solicitud, como de todas las demas cosas que pudieren pertenecer a este negocio. Finalmente, ten por cierto, venerable hermano, que Nos, en la humildad de nuestros corazones, rogamos 1 pedimos cou empeño a Dios, rico en misericordia, que con gu virtud omni- 1044 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, potente te proteja i defienda 1 te asista propicio siempre en la abundancia de su divina gracia. 1 en prenda de esta proteccion de lo alto, 1 en testimonio de nuesta singular benevolencia para con- tigo, damos, venerable hermano, con toda la efusion de nuestro corazon, la bendicion apostólica a tí ia la grei confiada a tu cui- dado. «Dado en Roma en San Pedro, dia 27 de Noviembre del año de 1856. Año undécimo de nuestro pontificado». Pio Papa IX. Entre los muchos testimonios de admiracion que recibió de to.w das partes el señor Valdivieso por su entereza incontrastable (1), ninguno llevó mas grata satisfaccion a su corazon agobia- do por tantas penas como la palabra de ámplia aprobacion que le envió en este Breve el Juez Supremo en materias eclesiás- ticas. Sin embargo, algunos creyeron ver un signo desfayora- ble a la causa del señor Arzobispo en la resolucion pontificia de avocarse a sí la causa en apelacion, instituyendo Delegado su- yo al Obispo de la Serena, con lo cual, constituyendo a és- te en tribunal de alzada, se modificaba el curso ordinario de las apelaciones eclesiásticas. Es cierto que en esta medida se descubre algo del influjo del Gobierno, pues convenía a los recurrentes que la sentencia del señor Obispo Donoso fuese definitiva, porque si ésta hubiese sido favorable a su causa, en la pelacion ordinaria no les daba el triunfo definitivo, 1 se los daba con la delegacion apos- tólica, al paso que si les era desfavorable, nada perdían, puesto que de todos modos el fallo era inapelable. Pero esta pequeña con» cesion a los intereses de los patrocinados del Gobierno no entraña nada que signifique desaprobacion de los procedimientos del Pre- lado: lo único que se descubre es el propósito de ceder en algo a las pretensiones gubernativas a fin de evitar mayores males. Los enemigos del señor Valdivieso, en su empeño decidido por hacer creer que la conducta del Arzobispo había sido desaprobada en Roma, afirmaban que sacerdotes venidos de esa ciudad asegu- raban que la Santa Sede no había aprobado el sesgo dado al asun- to. Estas hablillas podían inducir a las personas poco instruidas a formarse una idea falsa de la doctrina de la Iglesia. En efecto, si (1) El clero de Buenos Aires, Perú 1 Nueva Granada lo ensalzaron como a un héroe en sus periódicos relijiosos. ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1045 se daba crédito a la supuesta desaprobacion de la Santa Sede de la resistencia opuesta por el señor Valdivieso a reconocer la fuerza de las decisiones de jueces legos sobre actos de la jurisdiccion es- piritual, lejitimamente podrían haber deducido que la Iglesia no re- prueba los recursos de fuerza. Sabedor el Papa Pio IX de estas falsas especies que circulaban en público, tuvo a bien desconceptuarlas terminantemente en una carta dirijida al Ilustrísimo Obispo de la Concepcion, cuyo tenor es el siguiente: «Venerable Hermano, salud i bendicion apostólica: «Hemos recibido con mucho agrado tus letras datadas el 11 de Setiembre del año próximo pasado, en las cuales, Venerable Her- mano, con los sentimientos de exímia piedad, devocion i observan- cia que tienes para con Nos 1 esta Santa Sede de Pedro, nos in- formas acerca del estado i situacion de esa Provincia Eclesiástica. 1 en verdad nos es mui grato el testimonio de alabanza que nos das del Venerable Hermano Rafael Valentin, Arzobispo Metro- politano. No nos son desconocidas las virtudes ¡ méritos de este egréjio Arzobispo, i sabemos bien el empeño con que sirve a nues- tra santa relijion i la firmeza con que defiende su indispensable libertad en estos desgraciados tiempos i en medio del trastorno de las cosas públicas. No es extraño ciertamente que la envidia i - mala voluntad de muchos le infieran ofensas; pero lo que parece increible es que álguien se atreva a decir i divulgar en público que nos ha disgustado la manera de obrar del mismo Venerable Hermano Rafael Valentin. Mas, estas i otras mentiras (mendacia) de este jénero no deben afectarte ni a tí ni a tu Metropolitano, a quien, ligado por el afecto de la virtud i de los comunes trabajos, debes amar como a tí mismo i suministrarle auxilio i defensa po- derosa en estos tristes tiempos en que es vejado por la envidia i la calumnia. Nos, a quien ha sido confiado el cuidado i solicitud de todas las Iglesias, nos complacemos en gran manera por la union que existe en las opiniones i voluntad de entre ámbos, ¡ en todo aquello en que nos sea dado, i juzgáremos conveniente, estamos dispuestos a serviros a tí ia él. Roguemos dia i noche al Señor en espíritu de humildad i con corazon contrito, que se digne resta- blecer la tranquilidad en esas rejiones. 1 como augurio de este ambhelado suceso ¡en testimonio de muestro singular afecto para contigo, te enviamos de lo íntimo del corazon, junto con nuestros votos por tu prosperidad, la Bendicion Apostólica, que comunicarás a bu clero ia tu pueblo. 1046 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. «Dado en Roma en San Pedro el 2 de Enero de 1858, año duo- décimo de nuestro pontificado». Pio PAPA IX. Esta carta, a la vez que contenía el mas terminante desmentido de los rumores de desaprobacion que habían hecho circular los enemigos del señor Valdivieso, demostraba que vanamente se ha- bían empeñado por desacreditarlo ante la Santa Sede. Un año despues de terminada la cuestion, el Papa reconocía las virtudes i méritos del Prelado i encomiaba su celo por la relijion i su firme- - za en la defensa de la libertad de la Iglesia. No ménos favorable a la causa del señor Valdivieso fué el vere- dicto de ese otro respetable tribunal, que se llama la prensa cató- lica, Todos los diarios relijiosos del viejo i nuevo mundo, todos los órganos de publicidad que sirven de portavoces de la opinion del episcopado, del clero i de los católicos, aplaudieron con entusias- mo la viril enerjía al par que admirable prudencia del Prelado, 1 censuraron los procedimientos de los canónigos. Entre los diarios católicos que se ocuparon en la ruidosa cuestion distinguióse el Univers, cuyo redactor principal era M. Luis Veuillot, reputado jeneralmente el primero entre los diaristas católicos del pre- sente siglo. Este célebre diario publicó un notable artículo sobre la cuestion eclesiástica de Chile, en su número correspondiente al 25 de Enero de 1857, en el cual, basándose en los hechos rela- tados por La Revista Católica de Santiago, discurría con admirable acierto en órden a la cuestion de derecho que se envolvía en los graves sucesos que siguieron a la expulsion del sacristan i que terminaron con el desistimiento del recurso de fuerza interpuesto por los canónigos. Creyéndose éstos ofendidos por el artículo del Univers, dirijie= ron a su redactor principal, con fecha 26 de Abril de 1857, una ex- tensa comunicacion, destinada a defender su conducta ia increpar la de su Prelado, prodigándole gratuitas ofensas. Al dar a esta comunicacion forzada hospitalidad en sus columnas, los redactores del Univers la hicieron preceder de un luminoso artículo en el cual se leen los siguientes conceptos: «Contra esta relacion (la que había hecho el diario en su artículo de 25 de Enero) nos envían sus reclamos los dos canónigos, que han hecho en este asunto tan triste papel. Lamentamos infinitamente el estar obligados a inser- tar su correspondencia, porque ella no tiene otro objeto que glori- ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1047 ficar una conducta inexcusable, i porque sostienen principios de que no puede participar ningun católico. «La contestacion versa sobre puntos de hecho i sobre puntos de derecho. En cuanto a los hechos, Chile se encuentra un poco léjos, 1 nos sería difícil examinarlos; mas nosotros no hemos escrito nada, sino apoyados en un testimonio digno de fé, el de La Revista Católica, i a pesar de los desmentidos que con tanta urbanidad nos dirijen los señores canónigos, nos parece que en una causa en que ellos están tan directamente interesados, aquel testimonio es, fuera de toda duda, igualmente aceptable que el suyo por lo ménos. En cuanto a lo demas, basta recurrir a nuestro artículo de 25 de Ene- ro para comprender que, prodigándonos de un modo absoluto estas gratuitas afirmaciones: es materialmente falso, es completamente falso, etc., los señores canónigos confirman en el fondo sobre todos los puntos esenciales el relato de La Revista Católica. Finalmente, mo es sino una sola de las cuestiones la que ha podido atraer sobre estos dos miembros del capitulo de Santiago la atencion del mundo católico, i ponernos en la necesidad de ocuparnos de ellos, Jamas habríamos pensado en distraer a nuestros lectores con el negocio de un sacristan i del conflicto que ha sido su consecuen- cia, si en luga de recurrir, como era de su derecho, a la autoridad eclesiástica superior, no hubiesen preferido arrastrar a su Arzobis- po a un tribunal laico, i si ese tribunal, apropiándose la causa, no hubiese proveido contra el pontífice una sentencia de confiscacion 1 extrañamiento. ¡Cómo no ven los dos canónigos de Santiago que un acto semejante ha cambiado la naturaleza del conflicto, i le ha dado una bien diferente gravedad, 1 que los hechos anteriores de- saparecen delante de aquel! Persistimos en no dudar de la exacti- tud de la narracion de La Revista Católica; mas, aunque esa narra- cion fuese inexacta en todos los puntos en que los canónigos pretenden rectificarla, no lo es, segun su propia confesion, en el punto capital, Léjos de negar la accion llevada a efecto por ellos ante la Corte Suprema de Chile contra su Arzobispo, se forman de ella un título de gloria. «No niegan tampoco el apresuramiento con el cual, en presen- cia de la emocion producida por la sentencia dada contra el Arzo- bispo, han demandado i obtenido la revocacion de esa sentencia. Lo que niegan es que este paso les haya sido inspirado por algun rasgo de arrepentimiento i de snmision. Obrando así, ellos no han intentado reconooer su falta, sino que han presumido hacer gracia al Arzobispo; no han cedido a la presion de la opinion católica A. DE LA U., 1.” SEC. 125-126 1048 MEMORIAS CIENTIFICAS [ LITERARIAS. indignada, sino solo a su grandeza de alma......... Es sin duda deplorable ver a dos eclesiásticos, miembros de un capítulo metro- politano, despues de haber tenido la conducta que se sabe, i des- pues de haber parecido arrepentirse i someterse, retractar este arrepentimiento i sumision, imponiendo a un diario católico la in- sercion de una nota en que se glorifican a sí mismos 1a su rebe- lion. No es ménos triste ver a estos mismos canónigos echándola tan candorosamente de grandes doctores, proclamar, como incon- testables e incontestados, principios cien veces condenados i des- tructores de la libertad e independencia de la Iglesia. Mas, noso- tros rogamos al lector que se acuerde de que cualquiera cosa que ellos pudieran decir, la conducta i la doctrina de estos dos canóni- gos han sido en Santiago ien todo Chile objeto de una repro- bacion estrepitosa de parte del clero i del pueblo. La Iglesia de Chile no es, pues, solidaria de sus actos ni de sus escritos; es cier- to, no obstante, que ellos han sabido conquistar estimación i sim-= patlas de la prensa volteriana». Esto decía El Univers al insertar en sus columnas la comuni- cacion en que los canónigos pretendían vindicar su conducta: la aceptaba haciéndose violencia i combatiéndola. Esta publicacion fué, a nuestro juicio, de todo punto intempestiva, pues volvió a enconar los ánimos con su destemplanza 1 a renovar una cuestion que la prudencia exijía sepultar cuanto ántes en el olvido. Este procedimiento de los canónigos contrastaba con el del señor Val- divieso que, por amor a la paz, se abstuvo durante algun tiempo de entregar a la publicidad el Breve pontificio que contenía el mejor i mas autorizado justificativo de sus providencias 1.el testi- monio mas honróso de su celo por la defensa de la libertad de la Iglesia. Para que se decidiese a publicarlo fué preciso que los ca- nónigos lo obligasen a defenderse de cargos injustos ia rectifi- .car hechos mal interpretados. Con este fin remitió al Univers, janto con el Breve de Pio IX, una carta justificativa, fechada en Julio de 1858, notabilísima por su fondo i por su forma, de la cual hemosj reproducido una gran parte en otros lugares de este relato. Al publicarla, decían los re- dactores del citado diario: «Damos ahora a luz aquella carta que tiene un grande interes, pues que nos manifiesta cuál es en Chile i en la mayor parte de las repúblicas hispano-americanas la si- tuacion de la Iglesia en sus relaciones con los gobiernos de aque- llos paises. La pieza a que aludimos es una pájina importante de la historia de la Iglesia en el siglo XIX». ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885, 1049 En ella explicaba el señor Valdivieso el motivo de su retardo en publicar el documento pontificio en estos términos: «La deci- sion de la Santa Sede Apostólica plenamente colmaba mis espe- ranzas i me compensaba las amarguras i trabajos que se me habían hecho soportar, al paso que su publicacion debía confundir a mis - adversarios. Mas, las llagas abiertas con los sucesos entónces re- cientes, aun no estaban bien cicatrizadas, i juzgué que para no renoyarlas, la prudencia i caridad cristiana me aconsejaban reser- var para mejor oportunidad la publicacion oficial de las letras apostólicas. Sin embargo, esos motivos no militan respecto de vo- sótros, señores Redactores, i por esto no he trepidado en enviar la ' copia legalizada que os acompaño, i de la que podreis hacer el uso que mejor convenga». Así, pues, los primeros en provocar el doloroso conflicto fueron los últimos en apagar los fuegos, despues de terminada la cues- tion con su desistimiento. Los que arrastraron a su Prelado ante los estrados de los tribunales laicos, lo llevaron despues a la barra de la prensa extranjera obligándolo a defenderse de gratuitas in- culpaciones. Pero, así como ante los tribunales de justicia solo consiguieron hacer brillar en la frente del señor Valdivieso la au- reola del defensor de los derechos de la Iglesia, ante el tribunal de la prensa extranjera solo consiguieron kacer patente la injusti- cia de su causa i la noble i maguánima conducta del Prelado. Antes de cerrar el último de los capítulos que hemos consa- grado a la cuestion eclesiástica, séanos permitido desautorizar una imputacion calumniosa con que la prensa enemiga intentó arrojar sombras sobre la intachable probidad del señor Valdivieso: la de una supuesta participacion en el movimiento revolucionario que ensangrentó el pais en los años de 1858 1 59. A los que conocieron íntimamente al señor Valdivieso; a los que saben a qué extremo llevó su respetuoso acatamiento hácia los depositarios de la autoridad pública, aun en los momentos en que era victima de su hostilidad, semejante inculpacion les pa- recerá increible; pero no acontecerá lo mismo a los que, sin cono- cerlo, suelen prestar oidos dóciles a la calumnia que pasa a la historia sin correctivo. Es cierto que la cuestion eclesiástica alentó a los descontentos con el Gobierno de don Manuel Montt, los cua- les llegaron a creer que, a favor de la exacerbacion del sentimien- to católico, no sería difícil verificar un cambio en el personal de la administracion. Es un hecho tambien, como lo insinuamos en otra parte, que los descontentos habían resuelto hacer estallar el 1050 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. movimiento revolucionario el dia en que el señor Valdivieso par- tiese para el destierro, aprovechando la indignacion que cierta- mente habria producido en el pueblo este acto de injustificada violencia. Pero esto no prueba que el Prelado tuviese parte en el plan de los revolucionarios nique éste se hubiese concertado con su conocimiento. Al contrario, como vamos a demostrarlo, nadie talvez lamentó tan amargamente el extravío de las pasiones politicas que, no solo ensangrentaron el suelo de la patria, sino que hicieron soportar a la Iglesia grandes padecimientos, Si el señor Valdivieso hubiese simpatizado con la revolucion, no habría ocultado sus simpatías al depositario íntimo de sus sen- timientos, al Ilustrísimo señor Salas. Sin embargo, eu la corres- pondencia confidencial que mantuvo con él eu esos tiempos de ajitacion, solo hallamos demostraciones de su acerbo dolor por las desgracias de la Iglesia i de la Patria. En carta de 11 de Julio de 1857 decía al señor Salas: «Por allá habrán sabido ya las noti- cias del movimiento político que se está hacierdo sentir; i usted deplorará como yo que los hombres públicos se hayau obstinado en marchar por un camino que necesariamente había de conducir las cosas al estado en que se encuentran. Lo peor es que yo difi- culto mucho que se restablezca la buena armonía entre los home bres pacificos i que no se aprovechen de esta escision los pertur badores del órden. Todo el mal emana, a mi juicio, de que la ciencia política se ha divorciado de la moral cristiana, buscando sus inspiraciones en combinaciones paganas. Pidamos a Dios que alumbre a nuestros gobernantes 1 libre a.su Iglesia de las conse- cuencias de su desacierto». Estas quejas, preferidas cuando solo preveía los males, se renovaron muchas veces cuando vió cumpli- das sus previsiones. En carta de 23 de Marzo de 1859 decía: «Por lo que toca a los sufrimientos ad extra, no pedrá usted imajinarse hasta dónde han llegado los males que los causan. Triste 1 deso- lador debe ser para usted el cuadro que presentan esos lugares de su grei devastados por la guerra i entregados al saco ia tudo jé- nero de violencias por los bárbaros. Pero no podría imajinarse que en ciudades pobladas de habitantes civilizados se hayan cometido iguales desórdenes, como ha sucedido por acá, i esto a la sombra misma de los ejércitos que la nacion paga para su defensa. Hoi se me ha informado que las relijiosas del Buen Pastor de San Felipe padecen grandes penurias por falta de víveres, pues apénas habi- tan la ciudad dos o tres familias : la tropa, por lo que no hai tien- das, pulperías ni abastos donde surtirse de lo necesario; 1 esto es ANALES DE LA U,—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1051 apesar de que ha trascurrido un mes despues del saqueo de San Felipe. En vista de estas desgracias, parece que los corazones mas duros se ablandarían; pero nada ménos que eso. El encarniza- miento crece, i la sangre va a correr talvez de nuevo a torrentes. A juzgar por el estado de los ánimos, sofocando el Gobierno la revolucion actual, la lucha recrudecerá nuevamente, i es difícil calcularle el término. Pidamos, pues, al Señor que cure las almas, único remedio de nuestros males)». Es sabido que la ajitacion política se hizo sentir en 1859 hasta entre los indíjenas de Arauco, que se levantaron en son de guerra contra el Grobierno, siendo preciso hacer uso de las armas para contener sus estragos. El señor Valdivieso deploraba amargamen- te estos males en una carta escrita desde Roma al saber la noticia de la guerra de Arauco. «Es una calamidad, decía, que la guerra con los indios no haya podido evitarse. Desde luego, tenemos ya casi todas las misiones dispersas; i solo Dios sabe cuánto tiempo tardarán en restablecerse. Para mí es un terrible azote del cielo esta malhadada guerra; i ella será un semillero de males que de- plorarán los mismos que la han impulsado». Sin mas que estas muestras, que podríamos multiplicar, nos ha- llamos autorizados para preguntar: ¿Es este el lenguaje de un re- volucionario, o siquiera de un hombre que simpatiza con la revo- lucion? LALALA CAPÍTULO XXVIL PRIMER VIAJE DEL SEÑOR VALDIVIESO A EUROPA, Causas determinantes de este viaje. —Licencia innecesaria del Gobierno. —Pasto- ral de despedida del señor Valdivieso. —Manifestacion del clero i de la sociedad de Santiago. —Tierna 1 solemne despedida en la Catedral. —Viaje a Valparaiso 1 manifestaciones que recibió en este puerto.—La partida.—Su viaje hasta el Perú. —Grandes manifestaciones que se le hicieron en esta República.—Su via- je hasta Nueva York, —Viaje al Canadá4.—Su permanencia en Montreal. —Im portante carta sobre la situacion de la Iglesia en este pais. —Viaje a Inglaterra. —Su llegada a Roma i permanencia en ella. —Distinciones que le prodigó Pio IX.—Asuntos concluidos en favor de la Iglesia de Chile. —Sermon predica.- do en la iglesia de San Andres del Valle. —Viaje a la Tierra Santa. —Su vuelta a Roma.—Protesta i obsequio presentados al Papa a nombre del clero i católicos de Chile. —Viaje a Paris. —Viaje a España 1 distinciones de que fué objeto.— Suspension inmotivada de la renta del señor Valdivieso hecha por el Gobierno. --Notas cambiadas con este motivo.—Procedimiento ilegal i arbitrario del Gobierno.—Jenerosidad de los católicos en esta circunstancia.—Irritacion del Gobierno. —Viaje de regreso del señor Valdivieso.—Su llegada a los puertos del norte. —Recepcion en Valparaiso. —Espléndidas manifestaciones del pueblo de Santiago a su llegada. A causa de las penosas tareas que le impuso la visita episcopal a las Parroquias de la Arquidiócesis ide los sufrimientos mora- - les que le hizo soportar la cuestion eclesiática, el señor Valdi- vieso comenzó a sentir que sus fuerzas declinaban i que su ro- busta naturaleza empezaba a ceder ante las fatigas del trabajo. A fines de 1858 sus dolencias se agravaron hasta el punto de in- fundir sérios temores por su vida. Puesto en manos de médicos de su confianza, se resolvió, como arbitrio provisorio, que suspen- diese toda ocupacion séria i buscase en el clima de las costas la restauracion de las fuerzas perdidas. 1054 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, Pero, visto el escaso provecho de esta medida, médicos i amigos creyeron que el único remedio eficaz para obtener su completo res- tablecimiento era el de una larga navegacion i de un viaje por “paises extranjeros. El señor Valdivieso, para quien fué siempre doloroso sacrificio la separacion de sus diocesanos i la suspension de sus tareas, se resistió por mucho tiempo a practicar el consejo de la ciencia i de la amistad. Antes de someterse a este sacrificio extremo, quiso tentar el recurso de separarse definitivamente ¡ por tiempo indefinido de los negocios eclesiásticos i buscar el resta- blecimiento de la salud en el clima i apartamiento del Seminario Conciliar de Santiago. En edicto de 30 de Marzo de 1859 anunció a los fieles esta resolucion, haciéndoles saber que desde esa fecha el total gobierno de la Arquidiócesis quedaba confiado a sus vica- rios jenerales, prebendado don José Miguel Aristegue i presbítero don Casimiro Vargas. Convencido, por fin, de que todo arbitrio era ineficaz, tuvo que someterse al dictámen de los médicos i resolverse a emprender un viaje al Viejo Mundo. Al tomar esta resolucion, lo hizo halagado tambien con la idea de realizar la visita Ad limina Apostolorum, que los cánones imponen a los Obispos cada tres, cinco o diez años, segun la distancia de los lugares. El señor Valdivieso sería el primero de sus predecesores que cumpliría personalmente con este deber. En carta de 19 de Mayo anunciaba al señor Salas esta determinacion en términos que dej»«n comprender la violencia que se había hecho al tomarla: «Le escribo esta, le decía, solo para hacerle saber que no he podido resistir a la exijencia de médicos i amigos para que emprenda una navegacion a Europa, Aun cuando al principio resistía este remedio tan difícil, he llegado a creer que no sería prudente 0poner mas resistencia; i hago lo posible para que mi salida no se postergue mas allá de la mitad de Junio, He deseado dar a usted un abrazo por si fuera el último que pudiera darle en este valle de lágrimas i miserias; pero no sé si pueda con- seguirlo». Antes de ausentarse se ocupó asiduamente en el arreglo de los asuntos mas graves que había pendientes, i trabajó una extensa 1 minuciosa relacion del estado de la Arquidiócesis al tenor de las prescripciones canónicas, que contiene preciosos documentos que servirán mas tarde al historiador de la Iglesia. Asimismo dió aviso de su determinacion al Obispo de la Serena, como mas antiguo, i al Supremo Gobierno en nota de 22 de Mayo de 1859 ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1055 (1). Don Rafael Sotomayor, Ministro de Justicia, Culto e Instruc- cion pública, en nota del 25 del mismo mes, le decía: «Para otor- gar el Gobierno el permiso para el viaje que V. S. L trata de em- prender, segun el dictámen de los facultativos, necesita saber cuánto es el tiempo que V. $. 1, destina a este viaje. Con la fija- cion de este tiempo que hará S. $, 1., el Gobierno expedirá la reso- lucion conveniente, que me apresuraré a comunicar a V. S, L»— El señor Valdivieso contestó al dia siguiente que los motivos que, a su pesar, lo obligaban a ausentarse de su rebaño espiritual no le harían emplear mas tiempo que el que fuese absolutamente nece- sario; por lo cual pensaba regresar, si le era posible, a los doce o catorce meses despues de su salida. En virtud de esta fijacion de tiempo, el Gobierno expidió en 28 de Mayo un decreto en el que concedía al Mui Reverendo Arzobispo «el permiso que solicita para salir del pais por el término de 14 meses». Antes de pasar adelante, i para fines ulteriores, notaremos aquí que el Gobierno concedió un permiso que el señor Valdivieso no había solicitado, pues ninguna lei patria le impedía salir del pais sin licencia del Gobierno. Hacía uso de la libertad que para ello otorga la Constitucion a todos los ciudadanos de la República sin mas restricciones que las que ella misma señala. La nota primera del señor Valdivieso no tenía por objeto solicitar una licencia que no necesitaba, sino dar un simple aviso de su resolucion i notificar oficialmente las personas que dejaba a cargo del gobierno de la Arquidiócesis. Notaremos, ademas, que el Gobierno excedía sus atribuciones fijando término perentorio para la vuelta del Prelado; - pues, no siendo éste empleado civil, podía prolongar su ausen- cia todo el tiempo que creyese conveniente sin tomar en cuenta otra cosa que jas disposiciones canónicas e intereses de su Iglesia. Pudo, por tanto, el señor Valdivieso excusarse de condescender con la exijencia del Gobierno; pero, a trueque de evitar un nuevo conflicto en el estado tirante en que se hallaban sus relaciones pre= firió desentenderse de lo que esa exijencia tenía de injustificada i¡ de humillante. Cumplidos los deberes que le imponían los sagrados cánones, quiso satisfacer log que como Pastor i padre le imponía el afecto entrañable que profesaba a su grel espiritual, despidiéndose de sus diocesanos en una pastoral en que abundan los sentimientos de amor paternal, i en que les deja en recuerdo durante los dias de (1) La Revista Católica, £. 9, p. 109. 1056 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. su ausencia en consejos ¡exhortaciones quetraen a la minoría los que el grande Apóstol de las Jentes enviaba a los cristianos de Corinto. «Debilitada nuestra salud, les decía, en términos de no poder ya desempeñar, por nosotros mismos, los principales deberes del cargo pastoral, tuvimos que abstenernos temporalmente de todo trabajo, sin que esta privacion forzada pudiera mitigar los deseos que teníamos, cada vez mas ardientes, de reasumir las tareas del ministerio que nos ha sido confiado. Al fin, ha sido preciso ceder a los dictámenes de aquellos a quienes la prudencia i el deber nos aconsejan. escuchar, resolviéndonos a dejar, por algun tiempo, nuestra amada grei, para poder despues prestarle mejor nuestros asiduos cuidados. Pero ved aquí que esta separacion, que nos era tan dura i costosa, ha llegado a hacerse deseable, desde que he- mos comprendido que ella encierra un designio del Señor, encami- nado al bien de nuestra amada Iglesia. «Antes de cumplirse los diez años que los Sagrados Cánones prefijan a los Prelados de América para visitar los sepulcros vene- rables de los Apóstoles San Pedro i San Pablo, habíamos solici- tado 1 obtenido prórroga de un tiempo mas prolongado, a fin de - poder dar una cuenta mas circunstanciada de nuestra administra- cion pastoral, enviando para ello, si fuese posible, un Procurador especial. Empero, el Señor exijía algo mas, queriendo talvez que fuésemos en persona a ejecutarlo por Nos mismo. En efecto, desde que creimos que era forzoso viajar fuera de nuestra patria, resol- vimos aprovecharnos de la oportunidad para ejecutar la visita. Si el Señor es servido de concedernos esta gracia, seremos segura- mente el primero, de los que nos han precedido en la silla que in- dignamente ocupamos, que logra pisar el dintel sagrado de la ilustre Basílica, i presentar personalmente la razon del estado de nuestra Iglesia al sucesor de aquel a quien Nuestro Señor Jesu- cristo confió el cuidado de apacentar los corderos i las ovejas del espiritual rebaño. «Grande, por cierto, será nuestro consuelo al tributar este ho- menaje de sumision pastoral a la Cátedra del Principe de los Apóstoles, al recibir sus consejos i advertencias para prócurar con mejor acierto vuestra propia santificacion, i al trasmitir al Padre comun de los fieles los testimonios de la fé ardorosa i filial adhe- sion con que vosotros, mis queridos hijos en Nuestro Señor Jesu= cristo, permaneceis firmemente unidos al centro de la unidad cató- lica, Í no será pequeña la satisfaccion que reciba el gran Pontífice Pio IX, cuando sepa que las vicisitudes de los tiempos no han ]le- ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1057 gado a desfigurar la fisonomía agradable de estos pueblos, que, treinta i cinco años há grabaron tan fuertes simpatias en su noble 1 piadoso corazon. No dudamos que el Señor nos permita recibir de su propia mano la santa bendicion, que ha de colmar a todos vosotros de los celestiales dones. «Entretanto, carísimos hijos en Nuestro Señor Jesucristo, estre- chaos mas i mas con el lazo sagrado de la caridad, porque ya sa- beis que el que no ama permanece en estado de muerte. «Os ruego que os porteis de una manera digna del estado a que habeis sido llamados, con toda humildad i mansedumbre, con paciencia, sopor- tandoos unos a otros con caridad, solícitos en conservar la unidad del espiritu con el vínculo de la paz; siendo un cuerpo i un espíri- tu, así como fuisteis llamados a una esperanza de vuestra vocacion. Uno es el Señor, una la fé, uno el bautismo. Uno es el Dios i Pa- dre de todos» (San Pab. epist. a los de Efeso, cap, 4, vv. 1, 2, 3, 4,516). «Comportad los unos las cargas de los otros, i así po- dreis cumplir la lei de Cristo» (Epist. a los Gálatas, cap. 6, v. 2), «Mas no olvideis, amados hijos en nuestro señor Jesucristo, que el vínculo que mas estrecha i santifica la caridad es la obediencia sincera al lejítimo Pastor. «Quien no cosecha conmigo», (S. Luc., cap. 11, v. 32) decia Nuestro Señor Jesucristo, «desparrama»; ino puede estar con el Salvador el que se separa de su Obispo, a quien, en lenguaje de la Santa Escritura, el Espíritu Santo ha puesto para rejir la Iglesia de Dios, que adquirió con su sangre, «Por esto nuestra ausencia en nada debe ni puede alterar los vínculos de sumision que la relijion os impone respecto de nuestra divina autoridad. Hemos confiado toda la que se necesita. para. re- jir nuestra Iglesia a nuestros Vicarios, el Maestre Escuela Dr. don José Miguel Aristegui, i el presbitero don Casimiro Vargas, facul- tándolos aun para que en caso de muerte u otro jénero de imposi- bilidad puedan trasmitir a otros la jurisdiccion de que los dejamos investidos. Ellos, 1 nadie mas que ellos i los que ellos mismos eli- jan, pueden ejercer autoridad lejítima en nuestra Arquidiócesis; - porque, siendo firme e irrevocable el desposorio espiritual que contrajimos con nuestra Iglesia, nadie, durante nuestra vida, pue. de entrometerse a rejirla, si no es por nuestro especial mandato i comision. El que pretendiere, pues, atentar contra la autoridad de nuestros Vicarios, sabed que solo puede ser movido por el ma] espiritu, i que es verdaderamente el hombre enemigo el que toma, sobre si la infernal tarea de sembrar zizaña ¡en el campo del Señor. 1058 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, «l vosotros, nuestros mui amados cooperadores en el cultivo de la parte de la viña del Señor que se nos ha confiado, estad alerta para preservar al rebaño de los lobos que intentasen asaltarlo. Redoblad vuestro celo por la salvacion de los prójimos, i que no "se entibie el ardor de vuestro amor a la Iglesia 1 a su santa liber- tad. Conocemos demasiado lo pesado de vuestras fatigas i las pe- nus de vuestro corazon; ellas no se apartarán del nuestro, porque, aun cuando vamos a estar ausentes de vosotros en el cuerpo, siem- pre os tendremos presentes en el espíritu. ¡Ni cómo podríamos ol- vidaros jamas, cuando a vuestras cooperacion es debido todo el bien que se hace en nuestra Iglesia! Permaneced unidos entre sí icon la sumision sincera a los Prelados, que os ha hecho hasta aquí tan bien merecer de nuestra santa Madre Iglesia. al vosotras, castas esposas de Nuestro Señor Jesucristo, tanto las que, en el silencio de los claustros, sacudis el sopor del mun- do adormecido en los placeres con vuestros ejemplos, i atraeis so- bre los pueblos las bendiciones del cielo con vuestras fervientes e incesantes plegarias, cuanto las que, consagradas al servicio de los prójimos, os constituis luboriosas auxiliares del ministerio sa- grado, como las piadosas viudas de los tiempos apostólicos, prose- guid, con el celo que os anima, en procurar la perfecta observancia de vuestros santos institutos ien confundir con la humildad, la abnegacion i el ejercicio de las mas heróicas virtudes a los injustos detractores de vuestra santa profesion. En nuestro corazon va profundamente grabada la tierna i filial sumision con que siempre os habeis anticipado a cumplir la voluntad del Superior, aún an- tes que pudiera haberseos intimado como precepto. ¡Que la subli- me perfeccion de vuestra obediencia desarme las maquinaciones de las almas díscolas i ablande los corazones obstinados! «Con vo- sotras sea la gracia, la misericordia i la paz de Dios Padre i de Cristo Jesus, Hijo del Padre, en la verdad i en la caridad» (2 Epist. de S. Juan v. 3). «I vosotros todos, nuestros diocesanos carísimos en Nuestro Señor Jesucristo, orad poz nosotros. Ahora mayormente os supli- » co que lo hagais a fin de que cuanto autes me vuelva Dios a vo- » sotros. 1 el Dios de la paz, que resucitó de entre los muertos al » gran Pastor de las ovejas, Jesucristo Señor Nuestro, por la » sangre del eterno testamento os haga aptos para todo bien, a » fin de que cumplais su voluntad, obrando él en vosotros lo que » sen agradable a sus ojos por Jesucristo». Ln los dias que precedieron a su partida, el señor Valdivieso ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1059 no cesó de recibir las mas ardientes manifestacioues de afecto i de respeto de todas las clases sociales, las que contribuirían sin duda a acibarar mas i mas el dolor de la ausencia. Entre esas manites- taciones merece espesialísima mencion el suntuoso banquete con que el clero lo obsequió en el Seminario Conciliar el 25 de Junio. Concurrieron a él varios de los miembros del Cabildo metropoli- tano, la casi totalidad de los sacerdotes seculares de la capital i sus contornos, los prelados de todas las congregaciones relijiosas “jun gran número de distinguidos caballeros de nuestra sociedad. Durante el banquete muchos de los asistentes expresaron en frases elocuentes sus sentimientos 1 sus votos en órden a la persona del Prelado i la prosperidad de su viaje (1). in la noche del mismo dia mas de quinientas personas de lo mas excojido de la so- ciedad de Santiago se reunieron en la casa del señor Valdivieso para dejar a sus piés los homenajes de su amor filial. Los suaves acordes de una numerosa orquesta ilas voces infantiles de los alumnos del Seminario acrecentaron los encantos de aquellos mo- mentos que habrían sido de completo júbilo si el pensamiento de la próxima ausencia no hubiera helado el entusiasmo en aquellos amantes corazones. Pero estas manifestaciones quedaron cortas en presencia de las espléndidas i elocuentísimas que le prodigaron todas las clases sociales de Santiago el domingo 26 de unio, dia en que sl señor Valdivieso dejó su ciudad episcopal. Poco antes del medio dia sa- lió de su casa, acompañado de un gran número de personas, en di- reccion a la Iglesia Metropolitana en un lujoso carruaje dirijido por distinguidos caballeros i haciendo de libreas dos jóvenes perte- necientes a las familias aristócratas de la capital. En las puertas de la Catedral lo aguardaba el Cabildo eclesiástico, i una multi- tud innumerable de pueblo llenaba las vastas naves del templo 1 sus contornos, ávida de recibir la última bendicion de su Pastor. Allí, en medio de soilozos 1 lágrimas, se cantaron las preces del itinerario, 1 el señor Valdivieso con mano temblorosa de emocion impartió la bendicion a su pueblo. En la puerta principal del tem- plo, al dar el adios de la partida al Venerable Cabildo, tomando (1) Hicieron uso de la palabra los siguientes: el presbítero don Blas Reyes, cura de San Isidro, en nombre del cuerpo parroquial; el presbítero don José Ma- nuel Orrego, a nombre del clero secular; el R. P. Visitador de la órden francis- cana; el Provincial de Santo Domingo, frai José Benitez; el Superior de los capu- chinos, frai Anjel Vijilio de Lonigo; el R. P. Chavarría de la órden seráfica; el Rector del Seminario, presbítero don Joaquin Larrain Gandarillas; el R. P. Cap- devila de la Compañía de Jesus, i el presbítero don Francisco Cañas. $. UVA MA "EDO » - , 1060 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. en sus manos la caja del pálio arzobispal i colocándola en las del Gobernador de la Arquidiócesis, prebendado don José Miguel Arístegui, le dijo estas palabras: «Ya que no me es dado usar de este pálio en tierra extranjera, lo deposito en vuestro poder; i es mi voluntad que, si el Señor dispone que fallezca en pais extraño, sean sepultados mis restos con este pálio en esta Iglesia junto al sepúlcro de mi dignisimo 1 venerado predecesor, el ilustrísimo se- ñor Vicuña.» Los canónigos García i Solis le contestaron: «que esperaban que Dios no permitiría que llegara ese caso, i que pron- to habían de tener el consuelo de tenerlo de vuelta sano i feliz.» «Durante el tránsito del Prelado desde el presbiterio al carrua- je, dice La Revista Católica, se vieron dentro i fuera de la iglesia tiernas i patéticas escenas. Aquí se veía a respetables matronas anegadas en llanto elevando ardientes plegarias por la salud 1 fe- licidad del ilustre viajero; allí se arrodillaban otras para pedir una bendicion que quizás creían sería la postrera; quienes lamentaban los males que la ausencia del Pastor podía ocasionar a la Iglesia; quienes deploraban los sucesos que habían contribuido a quebran- tar su robusta salud, i por todas partes se recordaban sus servi- cios, talentos i virtudes.» Al partir el carruaje de las puertas del templo metropolitano, resonó en los ámbitos de la plaza un largo i afectuoso adios, que se prolongó a lo léjos en tristísimos acentos. En presencia de tan- tas espontáneas manifestaciones, faltó la serenidad al señor Val- divieso, 1 las fuertes emociones de su espíritu se revelaron en esos momentos supremos por algunas lágrimas que rodaron por sus mejillas. Su tránsito por las calles de Santiago i por el camino de Valparaiso fué una marcha verdaderamente triuazfal. Cerca de cuatrocientos carruajes ocupados por personas de alta distincion, eclesiásticos, majistrados, militares, cumerciantes, señoras, etc., acompañaron al viajero hasta tres, cuatro 1 seis leguas, 1 algunos llegaron hasta Valparaiso. En esta ciudad se renovaron las de- mostraciones de respetuoso afecto de parte de los mandatarios, del clero i del pueblo católico. En los pocos dias que permaneció allí aguardando la salida del vapor, recibió la visita del señor don Jovino Novoa, Intendente de la provincia, de los eclesiásticos de la ciudad 1 curas de las parroquias circunvecinas i de un gran número de caballeros i señoras de distincion. Allí, sobre todo, experimentó la intima satisfaccion de ver al señor Obispo de la Concepcion, que llegó a Valparaiso en la mañana del 29 de Junio. En la tarde de este dia, fiesta del Apóstol San Pedro, , - : ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885, 1061 presidió el señor Valdivieso la pintoresca procesion marítima que desde tiempo inmemorial celebran las jentes de mar en honra del Santo Pescador de Galilea. El 1.? de Julio era el dia señalado para la partida del vapor Bolivia, que debía conducirlo a playas extranjeras. Poco antes de la hora prefijada, salió el Prelado, acompañado de numerosa 1 se- lecta comitiva, de la casa de los RR. PP. de los Sagrados Co- razones eu que se había hospedado, en direccion a la Iglesia Ma- triz para recitar las preces del itinerario i dar la bendicion al pueblo. Desde allí se dirijió.al muelle, en medio de apiñada mu- chedumbre, donde lo aguardaban las falúas de la capitanía del puerto lujosamente aderezadas. Acompañáronlo a bordo el señor Intendente, los Obispos de la Concepcion i de Ancud 1 gran nú- mero de amigos i eclesiásticos deseosos de darle el último adios en los momentos de la partida. En esos supremos instantes en que se siente en toda su intensidad el dolor de la separacion, presen- ciáronse allí esas escenas conmovedoras en que el labio calla para que hablen las lágrimas. Poco antes del e zarpaba el vapor de la bahía llevando al querido viajero 1 con él al tesoro de la Iglesia de Chile. Sereno estaba el mar, sereno el dia: pero en el corazon del padre i de los hijos estallaba la horrible tempestad que el dolor de una larga se- paracion levanta en las almas que saben amar i sentir. Mil i mil votos se elevaban al cielo por la prosperidad del viajero i por su pronto 1 feliz regreso al suelo de la patria. Muchos espectadores, con el labio mudo i la palidez en la frente, siguieron con los ojos la nave conductora de la joya de la Iglesia hasta que se perdió entre las brumas de la mar. Acompañaban al señor Valdivieso en su viaje los presbíteros don Miguel Rafael Prado i don Francisco Martinez Gárfias. Puede decirse que las ovaciones de que fué objeto al ausentarse de la patria lo acompañaron hasta el fin de la jornada, pues su reputacion de virtud, talento i sabiduría lo precedía en todas partes. Desde los primeros momentos de la navegacion, el señor Val- divieso se captó la voluntad de sus compañeros de viaje, i mui en especial la del distinguido capitan del Bolivia, Mr. Sivell, i de los norte-americanos Mr. Guillermo Dolans i Tomas L. Page, del jóven Federico Walters i otros extranjeros, que le prodígaban las mas delicadas atenciones i rivalizaban en empeño por prevenir sus menores deseos. Cautivados por la afabilidad de su trato, por el 1062 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. caudal inagotable de sus conocimientos ¡el interes de su conver- sacion, lo rodeaban a todas horas. Cuando bajaba a tierra, lo hacía siempre en el mejor bote del vapor que el capitan gobernaba per- sonalmente. En la Serena bajó a tierra para asistir al santo sacrificio de la misa el domingo 3 de Julio, i en el mismo dia continuó su marcha hasta Caldera, donde fué cariñosamente obsequiado por una respe- table familia de este último pueblo de la República. El 6 del mismo mes arribó al puerto de Arica, donde recibió todo jénero de aten- ciones de parte del Cura i del capitan de puerto, don Toribio Montesdioca. El 11 fondeó el vapor en el Callao donde comenzó para el prelado una série de espléndidas manifestaciones de respeto que se prolongaron durante los quince dias ¿que permaneció en el Perú (1). Al desembarcar, gran multitud de jente lo aguardaba en el muelle del Callao, pues los chilenos residentes alli habíau anun- ciado desde la víspera su llegada. Conducido al palacio de la pre- fectura por el señor Taramona, prefecto de la provincia, por el Cura del Callao i muchas otras personas de distincion, se le ofre- ció un suntuoso almuerzo, que el señor Valdivieso rehusó cortes- mente, pues deseaba partir sin demora para la capital del Perú. No pudo excusarse, sin embargo, de pasar un momento a casa del señor Conroy, distinguido extranjero católico, que le prodigó todo jénero de afectuosas manifestaciones. Allí recibió una comision de eclesiásticos enviad de Lima por el Ilustrísimo señor Orueta, Obispo auxiliar del Arzobispado, i otra enviada por el Cabildo Metropolitano compuesta de los señores Terri 1 Bandini Con una numerosa comitiva partió a la ciudad de los Reyes, a cuyas puertas lo aguardaba el coche de gobierno con el señor Pe- lliser i dos dignidades del Cabildo, i un gran número de eclesiás- (1) En Zl Comercio de Lima del mismo dia se daba cuenta del axribo del señor Valdivieso en estos términos: «El Ilustrísimo señor Valdivieso, “Árzobispo de Santiago, llegó a este puerto en el Bolivia, de tránsito para Europa. Fué recibido a bordo por el señor cónsul de Chile i varias otras personas. Desembarcó hoi a las ocho i media de la mañana en la falúa del Presidente, acompañado del señor co- ronel Taramona, prefecto de la provincia. Despues de un corto rato que estuvo en casa del señor Conroy, se dirijió a la estacion del ferrocarril imarchó a la ca- pital en el tren de nueve i cuarto»:—El mismo diario agregaba en otro lugar lo siguiente: «Esta mañana llegó a esta capital el mui Reverendo Arzobispo de San- tiagO...o.mmmoso.. Su Ilustrísima ha sido alojado en el palacio Arzobispal, 1 piensa quedarse en esta capital hasta la salida del vapor del 28. A la una pasó S. E. el Presidente de la República a visitar al señor Arzobispo, el que inmediatamente se trasladó a palacio acompañado de cuatro familiares, a corresponder la visita, como el ritual de la etiqueta lo exije en tales casos). ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885, 1063 ticos 1 seculares. El palacio arzobispal, cerrado desde la muerte del último Arzobispo, abrió sus puertas para hospedar a los viaje- ros chilenos. Tan pronto como se supo por cartas de Chile que el señor Valdivieso se detendría en la capital del Perú en su tránsito para Europa, el Gobierno deljeneral don Ramon Castilla, con una jenerosidad acreedora a nuestro mas encendido agradecimiento, entregó la suma de diez mil pesos del tesoro nacional a la comi- sion del Cabildo designada para preparar la recepcion, con el ob- jeto de renovar el mobiliario del palacio i atender a todos los gas. tos que demandase el hospedaje de tan distinguido huésped, con el expreso encargo de que si esa suma fuese insuficiente, se la 'au- mentase hasta donde se creyese necesario. Desde que los huéspe- des se instalaron en la suntuosa morada, se les servía una exquisita mesa cuya profusion en vano se empeñaba en combatir la modes- tia del Prelado 1 sus compañeros, dice La Revista Católica. Pero mas significativas, si cabe, fueron las demostraciones de respetuo- so afecto que recibió el señor Valdivieso de las personas mas dis- tinguidas del Perú. El Exmo. Presidente de la República, el Ve- nerable Cabildo, presidido por su Dean i Vicario Capitular, el señor Pelliser, el llustrísimo señor Orueta, el clero secular, los Prelados de las órdenes regulares, el Seminario Conciliar, los Ministros de Estado i miembros de la Corte Suprema, i un gran número de personas de alta posicion social dieron la bienvenida al Prelado chileno en los primeros días de su llegada. Cediendo a las vivas instancias de sus amables hospedadores, se vió precisado a variar su itinerario, prolongando por algunos dias su permanencia en el Perú, a pesar de que aquel cúmulo de ho- nores imponía incesante martirio a su habitual modestia. Esta determinacion contrarió en gran manera al capitan i demas pasa= jeros del Bolivia, los cuales no pudiendo conformarse con no con. tinuar el viaje en su compañía, hicieron toda clase de esfuerzos i de promesas para obligarlo a cambiar de resolucion. El señor Val- divieso, refiriéndose a la prolongacion de su permanencia, decía en carta de 27 de Julio: «Hemos sido tratados como principes, en términos que he tenido que hacer aquí una estadía contra el dictámen de los médicos i mis propios intereses, solo por no bur- lar los preparativos de nuestro hospedaje». El 28 de Julio dejaba el Perú con el alma llena de gratos re- cuerdos i de vivo agradecimiento. Conservó, sobre todo, grande estimacion por el 1lustrísimo señor Orueta, Obispo titular de Ega, de quien decía que era «un gran sujeto que mira mui alto», i de A, DE LA U., 1.* SEC. i 127-128 bi E 1064 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. las miembros del Capítulo Metropolitano, entre los cuales, decía, hai hombres que elevan sus miradas, que estiman"su independen- cia i conocen lo que exije de ellos la Iglesia» (1). Del Perú hizose a la vela para Panamá, a donde llegó con toda felicidad en los primeros dias del mes de Agosto, Hallándose a la sazon ausente el Obispo de la Diócesis, el Vicario jeneral i el cle- ro le prodigaron honrosas distinciones. A mediados del mes se embarcó en el puerto de Colon con direccion a Nueva York, ciu- dad a que arribó despues de siete dias de feliz navegacion. Tan pronto como el Ilustrisimo señor Huges, Arzobispo de esta ciu- dad, tuvo noticia de su llegada, fué a saludarlo e invitarlo para que asistiese a; una misa solemne en que predicó el Ilustrisimo señor Lynch, Obispo de Charleston, 1 el señor Valdivieso dió la bendicion al pueblo. En seguida el señor.Huges lo invitó a comer a su palacio en compañía del Obispo de Charleston i varios distin- guidos personajes del clero. Despues de algunas horas de perma- nencia en esta hermosa ciudad, el señor Valdivieso se dirijió a Montreal (en el Canadá) pasando por Filadelfia i Baltimore. El diario Catolic Mirron, de esta última ciudad, decía en su número correspondiente al 18 de Setiembre: «El mui Reverendo Arzobispo de Santiago, acompañado de dos de sus sacerdotes, llegó hace pocos dias a Baltimore. El distinguido Prelado va de camino hácia Roma con el objeto de visitar al Santo Padre i tratar algunos asuntos importantes. Su presencia aquí nos ha sido mui grata i ha producido una impresion mui favorable en atencion a su gran pie- dad i sabiduría». De los Estados Unidos se dirijió al Canadá para arreglar con el señor Obispo de Montreal algunos asuntos referentes a la Congre- gacion de la Providencia. Arrastrado por la curiosidad, se detuvo dos dias en la poblacion del Niágara para presenciar el espectáculo sublime que ofrecen las cataratas que forman este rio en su ma- jestuosa caida. Allí visitó el Seminario que dirijen los sacerdotes de la Mision, situado a legua i media de la poblacion, en el cual existe un numeroso internado que provee de miembros a la Con- gregacion i de sacerdotes a la Diócesis de Búfalo a que pertenece. El 12 de Setiembre de 1859 se dirijió por el ferrocarril a Livins- ton para tomar allí el vapor que hace la navegacion por el Niága- ra, que a poca distancia desemboca en el lago Ontario. Despues de algunas horas de deliciosa navegacion por el rio i el lago, llegó (1) Carta al señor Obispo de la Concepcion. ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1065 a la ciudad de Toronto, situada a la orilla opuesta, la mas im- portante del Alto Canadá. Al salir el sol del dia siguiente arribó a la ciudad de Kingston, que forma el deslinde entre el Alto 1 Bajo Canadá, i a cuyas inmediaciones sale del lago el caudaloso rio San Lorenzo. Despues de un dia de navegacion por este pinto- resco rio, cuyas verdes riberas están sembradas de pequeñas po- blaciones, llegó a Montreal, situada en la orilla austral del San Lorenzo en una extensa isla formada por los dos principales bra- zos del Otawa. Esta ciudad es la mayor del Canadá, 1 por su ven- tajosa posicion, el centro del comercio con los Estados Unidos. Mucho llamó la atencion del señor Valdivieso el puente colosal, que entónces estaba al terminarse, que une las líneas férreas canadense 1 norte-americana, comunicacion que quedaba inter- rumpida todo el tiempo que el hielo cubría las aguas del rio. El Ilustre Obispo de Montreal, Monseñor Bouchet, hizo al se= ñor Valdivieso cariñosa acojida, obligándolo a permanecer diez dias en su ciudad episcopal ia hacerse a la vela para Europa en el puerto de Quebec, en vez de verificarlo en Nueva York como lo había pensado. Mui gratas impresiones recibió el señor Valdi- vieso al observar, con la perspicacia que le era propia, el estado floreciente de la Iglesia canadense, donde encontró realizado el bello ideal que había acariciado tantas veces en su imajinacion para la Iglesia de Chile, principalmente en órden a las relaciones de la autoridad eclesiástica con el gobierno civil. Consignó estas gratas impresiones en una carta dirijida desde Lóndres (14 de Octubre de 1859) al señor don José Miguel eo Goberna- dor del Arzobispado. «Por lo que toca a la lolesia, decía en esta oda es entera- mente libre para rejirsei propagar todas las instituciones católicas. Los Obispos son nombrados directamente por el Papa, i cuando ocurren vacantes, los Prelados de la Provincia eclesiástica cana- dense le proponen las personas que creen mas adecuadas. Expe- didas las bulas de nombramiento, el nuevo Obispo no tiene otra cosa que hacer que presentarse al Gobernador de la colonia, el que desde entónces lo reconoce como Prelado de su Diócesis para todo lo que tiene relacion con la administrecion civil. La misma dili- jencia se practica cuando ocurre ereccion de una nueva Diócesis, - Dirijidas las preces de los Obispos al Santo Padrei expedidas por éste las bulas de ereccion de la nueva Iglesia 1 las de institucion del nuevo Obispo, éste hace lo propio que los demas Prelados para ser reconocido por el Grobernador en su carácter de tal. 1066 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. «Cada Obispo gobierna su Iglesia con plena independencia del poder civi). El por sí hace los nombramientos para todas las dig- nidades, oficios 1 beneficios eclesiásticos, rije su Seminario i los demas establecimientos que por los sagrados cánones deben estar- le subordinados, 1 tiene algo mas que la mera inspiracion en todo lo que concierne a la educacion relijiosa de sus diocesanos, aun en los establecimientos costeados con las rentas públicas. No hai Párrocos inamovibles ni Cabildos en las catedrales, excepto la de Montreal, en que hai uno de reciente formacion i cuyos canónigos viven en comunidad con el Prelado, i le sirven de yicarios jenera- les, secretarios i otros destinos necesarios para la administracion diocesana. En todo el Canadá los Obispos son árbitros de conce- der o negar el ejercicio de las funciones del ministerio a todos i cada uno de los sacerdotes de su Diócesis, 1 contra los abusos que en esto pudieran cometer no tienen los súbditos otros recursos que los que franquean los cánones para ante las autoridades eclesiás- ticas. Los eclesiásticos no se consideran por esto de mala condi- cion; áutes, por el contrario, ellos no conciben cómo pudieran rejir- se las iglesias de otra manera. Es difícil formarse idea del horror con que se mira, tanto en el Canadá como en los Estados Unidos, la injerencia de cualquier elemento extraño en el gobierno de las iglesias. Hablando sobre esto con el ilustrado señor Obispo de Charleston, Monseñor Lynch, me decía que, no solo no era posi- ble elevar quejas contra los Obispos a las autoridades civiles, sino que no se toleraba siquiera que un eclesiástico lleve a la prensa cuestiones con sus superiores respectivos, i que bastaría que tal cosa se hiciese para atraer sobre sí el desconcepto de los fieles i la unánime denegacion de facultades de todos los Obispos. En com- probacion me refirió dos casos en que sacerdotes de buena fama tuvieron la debilidad de escribir en los periódicos cosas relativas al ejercicio del ministerio, por lo cual fueron inmediatamente sus- pendidos; i aunque pronto volvieron en sí i se arrepintieron, i el Prelado los admitió en su gracia, pero hasta ahora no se ha atre- vido a restituirles las facultades que les habían sido revocadas. «Los que no se creen seguros con las garantías que dan los sa-= grados cánones contra la arbitrariedad de los Obispos, se figurarán que en estos paises no hai relaciones cordiales entre el Prelado i sus súbditos; pero yerran en gran manera, porque en ninguna par- te puede encontrarse mas estrecha sinceridad. El Obispo vive con sus clérigos en familia, como un padre con sus hijos. Yo he tenido lugar a observarlo mui de cerca; porque tanto el señor Obispo de ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1067 Montreal como el Prelado de Quebec, no consintieron que mién- tras estuviéramos en estas ciudades habitásemos otra casa que su propio palacio. En estos palacios habita el Obispo con su coadju- tor, si lo tiene, con los canónigos i aquellos eclesiásticos que no tienen precision de residir en lugares determinados. Si algun sa- cerdote viene de fuera, se hospeda en la casa del Obispo; de ma- nera que puede decirse que es la casa comun de todo el clero. La vida que se hace en dichos palacios episcopales se asemeja a la de las comunidades relijiosas mejor ordenadas. Hora fija para le- vantarse, desayunar, comer, cenar i dormir, distribuciones piado- sas en comun, recreacion tambien en comun, i en todo tal franque- za. 1 amabilidad que no parece haya alguno que extrañe el abandono de gu propia casa, por grandes que fuesen las comodidades que ella le proporcionase. En Montreal había en el palacio episcopal un jóven eclesiástico de las familias mas acomodadas, 1 era uno de los que notamos mas alegres i festivos. El espectáculo que presen- ta este jénero de vida clerical es altamente edificante, i confieso a Ud. que no acababa de ponderar la dicha de los que han conse- guido realizar lo que ántes para mí era un bello ideal. Me creía trasportado a la primera edad de la Iglesia en que el Pastor i el rebaño no tenían mas que un solo corazon i una sola alma. «No porque la Iglesia goce en el Canadá de libertad perfecta se sigue que ella ¡ el poder temporal se mantengan en absoluta separacion. Nó; léjos de eso, conservan relaciones entre si prestán- dose mútuo apoyo. La lejislacion respeta las creencias relijiosas 1 las consecuencias prácticas que de ellas se deducen; para esto, en la administracion pública se da a los Obispos la injerencia que demandan los intereses relijiosos de los católicos. En Montreal 1 Quebec hai una escuela normal de profesores con su correspon- diente internado 1 una escuela modelo afecta al mismo edificio, en que los alumnos ponen en ejecucion las reglas de pedagójia 1 los métodos que a ellos se les enseña. «En estos establecimientos, el principal (que así se llama el di- rector) es un eclesiástico de la confianza i, en cierto modo, de la eleccion del respectivo Ordinario; i si bien el gobierno determina los ramos que deben enseñarse i los sistemas de enseñanza que deben seguirse, los textos se someten a la aprobacion del dicho Ordinario en todo lo que puede tener relacion con la parte relijio- sa 1 moral; i por esto decía poco há que el Ordiuario tiene algo mas que la simple inspeccion en la educacion de los católicos. La escuela normal de Montreal está montada en vasta escala, tanto 1068 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. por el plan de estudios que se sigue, como por todos los accesorios, El edificio que ocupa es espacioso, i allí mismo está la oficina del redactor del periódico oficial de educacion, cuya coleccion tuvo la bondad de obsequiarme el señor Chamveau, superintendente de la instruccion pública, o sea ministro del ramo......oo La inter- vencion de la Iglesia no se limita solamente a las escuelas, simo que es extensiva a todos los establecimientos en que hai católicos; asi es que en los hospitales civiles, en las cárceles i hasta en Ja tropa misma ejerce el sacerdote libremente su ministerio, i aun puede decirse que la autoridad temporal lo solicita para ello. «Una de las mas notables consecuencias que ha producido la libertad concedida a la Iglesia en el Canadá, es la fecundidad para crear fundaciones piadosas de todo jénero. Es verdad que la perso- nerla jurídica de las corporaciones relijiosas carece de trabas, i jamas se escatima, pues goza de ella hasta la Compañía de Jesus, que entre nosotros no ha alcanzado gracia de nuestros gobiernos. Fara que Ud. pueda formarse alguna idea de las instituciones re- lijiosas i de sus trabajos, le diré que solo en la ciudad de Montreal pasan talvez de ocho mil los niños ¡jóvenes que reciben educacion en las escuelas i establecimientos de instruccion superior, dirijidos por miembros de las congregaciones relijiosas de ámbos sexos.....» Muchas otras noticias contiene esta interesante epístola, 1 entre ellas una prolija enumeracion de las congregaciones relijiosas exis- tentes en el Canadá i de los beneficios que hacen en el pais; lo que prueba que el señor Valdivieso no era de esos viajeros vulga- res que ven il pasan, 1 que al narrar sus viajes dan mas importan- cia a la relacion de anécdotas 1 curiosidades frívolas que a las ins- tituciones políticas 1 relijiosas de los pueblos que visitan. Esta carta manifiesta que en diez dias de permanencia en el Canadá adquirió un conocimiento del pais tan completo como el que hubiera podido adquirir en un año otro viajero ménos observador. Llevando siempre en su memoria el recuerdo de su patria i de su iglesia ausentes, todo lo que veía le daba márjen para hacer comparacio- nes que muckas veces debieron resultar desfavorables, sobre todo en lo que mira a las relaciones de la Iglesia con el poder civil. La fruicion con que habla en esta epistola de la situacion de la Igle- sia canadense indica que a juicio del señor Valdivieso el mejor sistema de relaciones es el que se resume en estas dos palabras: la libertad en la union; a diferencia del sistema de los gobiernos protectores, que hacen pagar su proteccion con la esclavitud de la Iglesia. ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1069 Del Canadá, último punto del continente americano que visitó el señor Valdivieso, se hizo a la vela en el puerto de (Quebec con rumbo hácia Inglaterra, el 24 de Setiembre de 1859. Despues de una navegacion no exenta de peligros al surcar los ajitados mares del norte, desembarcó en Liberpool el 4 de Octubre i se encaminó a Londres, donde el célebre cardenal Wisemann le prodigó, entre otras señaladas distinciones, la de conferir el órden sacerdotal a dos jóvenes de la nobleza convertidos al catolicismo. Despues de algunos dias de permanencia en aquella gran metrópoli del co- mercio 1 de la industria, se dirijió a Paris, de tránsito para Roma, Llegó a la Ciudad Eterna en la víspera de la fiesta de Santa Ceci- lia (21 de Noviembre de 1859), que se celebra con esplendor ex- traordinario en el suntuoso templo levantado allí para perpetuar el culto i la memoria de la ilustre vírjen romana. A su llegada, el Papa envió a uno de sus familiares a darle la bienvenida i a ofre- cerle para su hospedaje un departamento del Vaticano, honor que el señor Valdivieso rehusó por motivos de delicadeza i de modes- tia. Í como si el gran Pontífice hubiera tenido empeño en mani- festarle la estimacion que le profesaba, lo condecoró, a poco de su arribo, con el título de Obispo asistente al Solio pontificio i Conde palatino, condecoracion de que hizo uso en las grandes festivida- des de la Semana Santa del año siguiente, asistiendo al Solio pon- tificio entre los siete Obispos que merecen esta distincion. Durante su residencia en Roma recibió inequívocas muestras de consideracion; lo que el señor Valdivieso dejaba vislumbrar en sus correspondencias con el velado lenguaje de la modes- tia: «Para vivir, decía, en estos paises en que la frialdad de la civilizacion ha materializado los vínculos que estrechan a los hombres, yo me considero feliz por haber encontrado mas franque- za i sinceridad de la que esperaba». De esas manifestaciones, nin- gunas debieron serle mas satisfactorias que las del Papa, pues, ademas de su alta procedencia, ellas le daban a entender que los ecos de la maledicencia enviados desde Chile no habían hallado oidos dóciles en la Santa Sede, Desde los primeros dias de su lle- gada a Roma fué recibido en audiencia, i tratado, en las cinco ¿veces que la obtuvo, con una afabilidad que obligó profundamente la gratitud del señor Valdivieso para con el augusto Jefe del cato= licismo. En ellas instruyó al Papa prolijamente acerca del estado de la Iglesia en Chile i le expuso las necesidades que reclamaban remedio. Asi fué que obtuvo el arreglo de las misiones de Arauco, la próroga del indulto de cruzada i carne, i la decision de varias 1070 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIÁS, importantes consultas presentadas a las Sagradas Congregaciones a nombre del Episcopado chileno. Su Santidad le obsequió un rico cáliz cincelado de plata dorada un juego magnífico de pontifical i un misal de impresion, viñetas i encuadernacion de gran lujo. El 2 de Febrero, dia de la Purifica- cion, le envió un cirio primorosamente adornado, que llevaba es- tampada en cera la imájen del Apóstol Santiago, titular de la Arquidiócesis, iel escudo de armas del señor Valdivieso. «En Roma, dice La Revista Católica, se le encomendó el sermon que en uno de los dias de la Octava de la Epifanía se predica en idioma castellano en la venerable iglesia de San Andres del Valle. Hé aquí el juicio que sobre este sermon formó uno de los diarios de Roma. «Entre los oradores que predicaron durante la Octava de la Epifania del Señor, celebrada solemnemente en este año en la Iglesia de San Andres del Valle de Roma, se distinguió S, E. Reverendísima Monseñor Rafael Velentin Valdivieso, Arzobispo de Santiago de Chile, quien hablando de la revelacion a las jentes del Divino Mesías raciocinó en su lengua española con tal riqueza de doctrina, tal profundidad de argumento i pureza de estilo, que mereció la plena satisfaccion del pueblo culto que acudió a escu- charlo». En Roma contrajo relaciones de amistad con muchos hombres ilustres, entre los cuales recordamos a Monseñor Malou, Obispo de Bruges, autor de la interesante obra La Lectura de la Biblia en lengua vulgar; a Monseñor Parisis, Obispo de Langres, autor del libro intitulado Casos de conciencia, 1 al Padre Artola, jesuita, célebre escriturista 1 orientalista. A principios del año de 1860 emprendió su viaje a la Tierra Santa, miéntras se despachaban en Roma algunos asuntos some- tidos a la resolucion de las Sagradas Congregaciones. Con el espí- ritu de investigacion que lo guiaba en sus viajes, pero principal- mente con el espíritu de fervorosa piedad que despierta en el alma del cristiano el vivo deseo de conocer aquella tierra santificada con la presencia del Redentor del mundo, recorrió i visitó todo lo que en la Palestina conserva la santa memoria de los grandes he- chos de la Redencion. Allí fué objeto de honrosas distinciones de parte del Patriarca de Jerusalen, quien lo condecoró con el título de Caballero del Santo Sepúlero. Mui triste impresion causó al se- ñor Valdivieso la situacion de aquellos lugares tan amados del corazon cristiano, en que, como él decía, «cismáticos i herejes se disputan el derecho de profanar los lugares santos; siendo necesa- ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE Dx 1885. 1071 ria la intervencion de los mahometanos para que haya paz, siquie- ra exteriormente, entre católicos i no católicos». De regreso a Roma tuvo la satisfaccion de presentar al Padre . Yanto una carta de protesta enviada desde Chile por el clero i ca- tólicos de la Arquidiócesis contra la sacrílega usurpación de una parte del patrimonio de San Pedro, efectuada por el Grobierno del Piamonte. El señor Valdivieso solo aguardaba este documento para unir su voz al concierto unánime de reprobacion que llegaba a Roma de todas las comarcas del orbe católico; i al presentarlo a la Santa Sede lo acompañó de la siguiente protesta: «Santísimo Padre: Penetrado del mas profundo respeto i fer- viente amor hácia la persona de Vuestra Santidad ¡ de una cor- dial adhesion a la Silla Apostólica, que tan dignamente ocupa, vengo a presentar a Vuestra Santidad la manifestacion de los sen- timientos que animan a mis diocesanos, suscrita por una gran par- te del clero secular i regular como de los habitantes laicos de la ciudad de Santiago de Chile. Al hacerlo, uno mis votos a los que ellos hacen para que el Señor se digne cuanto antes disipar la tormenta que se ha levantado contra su Iglesia i enviar al cora- zon paternal de Vuestra Santidad, lacerado ya por tantos motivos de quebranto, el consuelo que necesita. «La expoliacion de una parte de los Estados de la Santa Sede, que se ha consumado por la violencia con fementidas protestas de respeto al poder espiritual del Pontífice, envuelve una maquina- cion verdadera contra el libre ejercicio de ese mismo celestial po- der, concedido por Dios al jefe i cabeza de su amada esposa la santa Iglesia, que adquirió con su sangre; porque ataca en su fuente su soberanía temporal, que es el baluarte i garantía de la libertad e independencia inherentes a las augustas funciones del pontificado. «El catolicismo entero está interesado en que el Padre comun de los fieles tenga un trono que materialmente lo ponga a cubier- to del asedio de todos aqueilos que deslumbrados con su prepoten- cia, quieran imponer a ciegas sus propias voluntades, i por esto desde mas de diez siglos viene defendiendo esa soberanía tempo- val que ha sido tan benéfica a la humanidad i que hoi es tan in- justamente calumniada. «Testimonio de este unánime sentimiento es la universal repro- bacion que ha exitado en los católicos la invasion del patrimonio de San Pedro, ejecutada cuando al parecer había ménos motivo de temerla. Dios ama la libertad de su Iglesia, 1 debemos esperar a 1072 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. que la prueba porque hoi permite que pase, debe servir para real- zar sus glorias. Entre tanto, uniendo mi débil voz a la de todo el Episcopado católico, protesto con todo el esfuerzo de mi alma con- tra las injustas expoliaciones del territorio que, por derecho i por la voluntad de toda la sociedad cotólica, debe estar sujeto a la do- minación temporal de la Santa Sede, i cuya posesion ha sido ga- rantida por lo que reconoce de mas solemne i obligatorio el dere- cho público de las naciones civilizadas. «Postrado a los piés de Vuestra Santidad, pido para mi i todos los fieles confiados a mi pastoral solicitud la bendicion apostó- lica». En una hermosa carta fechada el 21 de Junio de 1860, Pio IX contestó a esta manifestacion en los términos mas benévolos para el señor Valdivieso, i el clero 1 fieles de la Arquidiócesis (1). El 10 de Junio de 1860 dejó definitivamente a Roma, despues de seis meses de permanencia, que fueron de gran provecho para la Iglesia de Chile, i durante los cuales adquirió un conocimiento cabal i de pormenor de aquella gran ciudad, rica de monumentos históricos i de preciosidades artísticas. Antes de dejar a Roma ha- bía experimentado alguna reagravacion en sus males, por lo cual se resolvió, a indicacion de los médicos, a pasar algun tiempo en los célebres baños de Caabsbad, donde consiguió restablecerse un poco. En estas circunstancias se le reunió el presbitero don Joa- quin Larrain Gandarrillas, Rector del Seminario, enviado a toda prisa para que le prestase su asistencia, pues habían llegado a Chile noticias alarmantes acerca del estado de su salud. El señor Valdivieso se complació mucho de tener en su compañía a una per- sona que era depositaria de su estimacion 1 confianza; pero, como Jo deja traslucir en su correspondencia, no pudo olvidar que aque- lla complacencia era comprada al precio de un enorme sacrificio, Del establecimiento balneario de Caabsbad volvió por segunda vez a Paris. A poco de su llegada fué invitado a las suntuosas fiestas que se celebraron en la diócesis de Arrás con motivo de la camonizacion del beato Labre; fiesta a que concurrió el Cardenal Matieu, Delegado Pontificio, 1 un gran número de Obispos fran= ceses, mereciendo en esta solemne ocasion especiales distinciones | el señor Valdivieso (2). En Paris visitó a Mr. Luis Veuillot, (1) Puede verse esta carta en La Revista Católica, t. 9.%, p. 718. (2) Hemos oido al prebendado don Miguel R. Prado, compañero de viaje del señor Valdivieso, que en uno de los banquetes con que fueron festejados los Obis- pos que concurrieron a esta solemnidad, se suscitó una cuestion litúrjica con mo- rn di 4 ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885, 1073 quien le devolvió inmediatamente la visita 1 lo invitó a una comi- da a que asistieron varios distinguidos hombres de letras de Pa- ris. El célebre impresor español Rivadeneira, que ha dado a luz la coleccion mas completa que existe de las obras de los autores es- pañoles ¡que habia conocido en Chile al señor Valdivieso, lo obsequió tambien con un espléndido banquete eu su magnífico palacio de Paris. Lo visitaron igualmente el abate Migne, editor de la mas notable compilacion de las obras de los Santos Padres 1 propietario de un gran establecimiento tipográfico; el sabio histo- riador eclesiástico Darrás i el no ménos reputado escriturista Juan Bautista Glaire, decano de la Facultad de Teolojía de Paris, Del territorio frances pasó el señor Valdivieso a España donde recibió, como en todas partes, señaladas distinciones. Visitó en Madrid a la Reina doña Isabel II, acompañado del Nuncio del Papa i del Ilustrísimo señor Moreno, Arzobispo de Valladolid i despues Cardenal Arzobispo de Toledo. La recepcion se verificó con todos las ceremonias de etiqueta acostumbradas en las cortes en- ropeas; pero respecto del señor Valdivieso no se observó el cere- monial en todo su rigor en cuanto a la duracion de la visita, que en vez de un cuarto de hora, que es lo usual, se prolongó hasta tres cuartos de hora. La Reina le presentó a su augusto esposo, don Francisco de Asis, ia su real hijo don Alfonso, hasta hace poco Soberano de España, que entónces era un niño de mui pocos años; iuno de los grandes de la corte le dió a conocer los princi- pales departamentos del palacio de Madrid. Visitó tambien al je- neral Espartero, duque de la Victoria, i contrajo relaciones de amistad con varios hombres distinguidos de España, tales como el Cardenal Arzobispo de Sevilla, Frai Cirilo Monacillo; el redac- tor de La Esperanza de Madrid, don Pedro de la Hoz; el célebre humanista i catedrático de la Universidad de Burgos, don Rai- mundo Miguel; el señor Carbonero i Sol, redactor de La Cruz, i muchos otros. Es sabido que despues de Roma, cabeza 1 centro del mundo ca- tólico, no hai en Europa nacion mas rica en monumentos históri- cos 1 en santuarios célebres que España. El señor Valdivieso no podía negarse el placer de visitar los unos i los otros con la curiosi- tivo de las ceremonias de la mañana, Varios de los asistentes expresaron su opi- nion sin lograr ponerse de acuerdo; el señor Valdivieso expresó la suya en voz baja a uno de los Obispos que tenía a su lado, el cual, al oirla, dijo en alta voz: Señores, la cuestion está terminada: el sabio Arzobispo de Santiago la ha resuelto de esta manera; 1 en efecto todos aceptaron la opinion del señor Valdivieso sobre el punto cuestionado. 1074 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. dad investigadora del sabio i la piedad fervorosa del cristiano. Venciendo toda dificultad, visitó los santuarios del Pilar ide Monserrate, con el alma llena de santas emociones. Su viaje por España no fué tampoco infructuoso para la historia patria: fué el primer chileno que explotó el rico venero de documentos his- tóricos del archivo de Simancas, que el Gobierno español puso a su disposicion para que hiciese sacar las copias que tuviese a bien. Miéntras que el señor Valdivieso recorría los paises de Europa en busca de salud i con grande utilidad para la Iglesia de Chile, el Gobierno, que no disimulaba su mala voluntad, intentó sitiarlo por hambre, suspendiéndole la renta. Fundábase esta determina- cion en el frívolo pretexto de que, trascurridos los catorce meses de pretendida licencia para permanecer fuera del pais, no se había pedido próroga. Así lo hizo saber don Rafael Sotomayor, Ministro del Culto, al señor Arístegui en nota de 15 de Octubre de 1860, a consecuencia del reclamo interpuesto por éste a causa de la dene- gacion de la renta hecha por los ministros del Tesoro. El señor Arístegui exponía en su contestacion que éi personalmente había puesto en conocimiento del Presidente Montt la resolucion que tenía el Prelado de prolongar su ausencia por algun tiempo mas a causa de la reagravacion de sus males, el cual, léjos de reprobar esta determinacion, le contestó que «no solo por su salud, sino por cualquiera otra causa ocasionada por el despacho de sus asuntos, era mui natural la demora indicada, i que así se lo escribiera a su nombre, manifestándole su sentimiento de que aún no hubiese ob- tenido la mejoría apetecida» (1). Dado este antecedente, era mui justificada la sorpresa que causó al señor Aristegui la suspension de la renta, motivada, segun decía el Ministro, por no haberse pe- dido ampliacion de la primera licencia que terminaba el 28 de Julio, pues el Gobierno había aprobado en términos bien explíci- tos la prolongacion de la ausencia del Prelado, en el supuesto de que esta aprobacion hubiese sido necesaria. Para cohonestar este mezquino procedimiento, por el cual se dejaba al primer pastor de la Iglesia chilena sin recursos en pai- ses extranjeros, se asió el Gobierno de una vetusta lei de Indias (lei 36, tít. 7.* lib. 1.) que disponía que los Obispos no pudiesen hacer viaje a España sin licencia del Rei, manifestando al mismo tiempo que estaba dispuesto a conceder la próroga, con tal que se (1) Nota del señor Arístegui de 20 de Octubre de 1860. ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1075 la pidiese 1 se señalase el tiempo que el Prelado necesitara per- manecer fuera del pais. En contestacion a esta nota, el señor Aristegui expuso que no creía aplicable al caso presente la citada lei de Indias: 1.” porque el Metropolitano no había emprendido viaje a la corte de España, que es lo que la lei prohibe; 2.” porque la lei no imponía la pena de perder una renta puramente eclesiástica a los que contravinie- sen a ella; 3. porque no exijía tampoco prórogas de licencias en los casos en que por motivos poderosos demorasen los Obispos su regreso por mas tiempo del prefijado; i no pudiendo señalar el tiempo que el señor Valdivieso necesitase prolongar su permanen- cia en Europa, no le era dable tampoco solicitar la ampliacion de la referida licencia. Es indudable que las exijencias del Grobierno fueron de todo punto injustificadas; porque no había lei alguna que lo facultase para exijir la peticion de licencia ni mucho ménos para suspender la renta. La lei de Indias en que creyó hallar un asidero, ni aún era aplicable al caso presente, por las razones apuntadas por el señor Arístegui, i aún siéndolo, esa lei quedó de hecho derogada desde que la Constitucion, en el inciso 4. del artículo 12, aseguró a to- dos los habitantes de la República, sin distincion alguna, «la li- bertad de permanecer en cualquier punto de la República, trasla- darse de uno a otro, o salir desu territorio) sin necesidad de licen- cia. No habiendo lei que autorizase el procedimiento del Gobierno, es evidente que excedió sus facultades, pues los funcionarios pú- blicos no pueden hacer sino lo que las leyes les permiten, a dife- rencia de los ciudadanos que pueden hacer todo lo que las leyes no les prohiben. 1 no solamente obró sin derecho, sino contra derecho, haciendo caso omiso de la garantía constitucional. Con la denega- cion de la renta se penaba un delito imajinario, el de permanecer fuera del pais sin licencia del Gobierno. I luego ¿no había en esta, injusta retencion mucho de mezquino i odioso que afectaba honda- mente la seriedad de la administracion? Dejar al primer Pastor de la Iglesia chilena sin recursos ienfermo en pais extraño, solo porque se había excedido un poco, por razones de salud, del plazo por el cual se le concedió una licencia que no nece- sitaba, es un procedimiento tan arbitrario como agraviante, tan descomedido como autoritario. I estas consideraciones se agravan si se tiene en cuenta que esa renta que el Gobierno suspendía, no salía del Erario Nacional, sino de los dineros de la misma Iglesia, 1076 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. Por su parte, el Gobernador del Arzobispado hizo bien negán- dose a pedir la próroga que el Gobierno exijía como requisito para seguir cubriendo la renta arzobispal; hizo bien, porque pidiéndo- la habría quedado establecido el mal precedente de que los Obis- pos están sujetos a la misma condicion de los funcionarios civiles, no pudiendo salir de sus diócesis sin licencia del Gobierno. En vista de esta resolucion gubernativa, i no siendo posible de- jar sin recúrsos en el extranjero al señor Valdivieso, se arbitró el expediente de levantar una suscripcion entre los católicos de San- tiago para atender a las necesidades del Pastor ausente. Con este objeto se nombró una comision de respetables caballeros, compnes- ta de los señores don Joaquin Tocornal, don Vicente Larrain, don José María Sessé, don Santiago Larrain, don Ignacio Moran, don Santos Cifuentes, don Francisco Ignacio Ossa idon Clemente Diaz. Esta medida, que era la única que podía arbitrarse en aque- llas circunstancias, causó no pequeña irritacion en los hombres del Gobierno, irritacion que se dejó traslucir en el lenguaje apasiona- do e hiriente de El Ferrocarril, que era entónces el órgano mas autorizado de la política reinante. Decía este diario que esta me- " dida era inspirada por el espíritu de partido i se la había adopta- do como arma de guerra para permitir paso libre a los respiros de la malevolencia, 1 añadía que en pocas ocasiones se habia hecho gala de una mala fé mas franca i de mayor soberbia. Cuando el señor Valdivieso recibió en Europa la noticia de la suspension de su renta, acababa de contraer una deuda por seis mil pesos en varios objetos que había comprado para la Iglesia, contando con aquella para pagarlos. Pero la Divina Providencia quiso que aquella desagradable noticia, llegada en situacion tan aflictiva, fuese ámpliamente compensada por la jenerosidad de un excelente amigo de Chile, que se anticipó a las dávidas volunta- rias de los fieles. Despues de leer la carta de su apoderado en que le daba cuenta de la suspension de su renta, abrió otra llegada por el mismo vapor, del señor don Francisco Ignacio Ossa, en que le decía que acababa de dar órden al banco de Gibs en Paris para que le suministrase todos los fondos de que quisiese disponer, i otra del mismo señor Gibs en que lo autorizaba para jirar contra él porla cantidad que tuviese a bien. Este desprendimiento jeneroso de uno de sus amigos mas leales i decididos, llegado en hora tan oportu- na, hizo cesar la augustiosa situacion en que inopinadamente se halló el señor Valdivieso en tierra extranjera:i le suministró los recursos de que carecía para volver al suelo de la patria, AS A Eo o A 7 Y 4 ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1077 Despues de algun tiempo de permanencia en España, i sintién- dose casi completamente recobrado de sus dolencias, el señor Val. divieso se embarcó con rumbo a Chile en el puerto de Souhtam- ton, en Enero de 1360. En Marzo tuvo la satisfaccion de pisar el suelo patrio, despues de veinte meses de obligada ausencia. En el puerto de Caldera fué recibido por el párroco de Copiapó i varios eclesiásticos que habían ido de Santiago para anticiparle la bienve- nida a nombre del clero i fieles de la Arquidiócesis, En medio de una multitud innumerable de personas de todas condiciones i en- tre los acordes de músicas marciales desembarcó en aquel puerto i se dirijió vestido de pontifical a un oratorio provisional, donde se cantó un Te Deum de accion de gracias por su feliz arribo al suelo de la patria. En Coquimbo, donde el vapor solo;se detuvo una hora, fué recibido por el señor Obispo don Justo Donoso, acompañado de su Cabildo i clero, i tué conducido procesionalmente a la pa- rroquia para entonar allí otro Te Deum solemne. En Valparaiso era esperado con impaciencia el vapor que traía al amado viajero. «Desde mui temprano, decia El Mercurio del 1. de Marzo, hemos notado el interes con que era esperado el ilustre huésped que debía llegar por el vapor. Como a las nueve de la mañana el vijía dió señales de vapor, i la noticia cundió con celeridad asombrosa; pero pronto anunció que era chileno, i por consiguiente, no podía ser el de la carrera ...... Los ánimos que- daron un tanto abatidos. Sin embargo, todos parecían lanzar sus miradas al horizonte con la avidez de descubrir alguna nubecilla que diesé nuevas esperanzas. «Como a las doce, el vijía volvió a anunciar vapor: la señal de la Bolsa fué izada al tope del asta de bandera que se eleva sobre su torrecita; la iglesia Matriz echó a vuelo sus campanas, i por todas partes se dejó notar la animacion i el entusiasmo con que era esperado el mui amado Pastor. «A las dos de la tarde se hallaba el muelle invadido por la mul- titud, como asimismo todos los puntos de la ribera desde donde se podía presenciar el desembarco de S. S. Ilma. Las ventanas ¡el mirador de la Bolsa estaban atestados de jente. Los balcones de los edificios i la plaza de Palacio se hallaban ocupados por un gran jentío, esperando todos por momentos ver al señor Arzobis- po, quien a esa hora ponía los piés en el muelle i con gran difi- cultad podía dar paso entre la muchedumbre deseosa de conocerlo de cerca. Al pasar por el pórtico de la Bolsa, o mas bien, al entrar en la plaza del Pálacio, fué saludado con un Aurrah estrepitoso, 1078 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. que contestó $. S. Ilma. con una cortesía de satisfaccion. Allí ca- yó tambien sobre él una lluvia de flores que le arrojaron desde los balcones de la Bolsa. Asi, por entre oleadas de cuerpos huma- nos, fué conducido hasta la iglesia Matriz, donde se le recibió bajo arcos lujosamente adornados i se le introdujo al templo bajo de pá- lio. En seguida tuvo lugar un Te Deum a grande orquesta. Al dia siguiente (2 de Marzo) se: celebró en la misma iglesia una misa pontificada por el Ilustrísimo Obispo de la Concepcion i en la que pronunció un hermoso discurso el presbítero don Vicente Chapa- LLO) coco. El 3 del mismo mes partió el señor Valdivieso en direccion a su ciudad episcopal, donde lo aguardaba con las febriles impacien- cias del amor el pueblo entero de Santiago. El trayecto entre Val- paraiso i la capital fué una carrera triunfal. La noticia de su lle- gada se había esparcido con rapidez asombrosa por los campos i aldeas del tránsito, cuyos habitantes salían en gran número al en- cuentro de su Pastor, para recibir su bendicion i arrojar a su paso flores silvestres. El 4 a las doce del dia las campanas de la iglesia de Chuchunco, hermosa propiedad rural del señor don Francisco Ignacio Ossa, situada a inmediaciones de Santiago, anunciaban con sus alegres tañidos la llegada del señor Valdivieso. Todos los moradores de los campos circunvecinos, reunidos allí, lanzaron al aire aclamaciones entusiastas, dando la bienvenida al amado Pas- tor. Las naves de la suntuosa capilla, lujosamente engalanadas, re- —soharon con las armonías de la música sagrada que entonaban el himno de accion de gracias. Centenares de personas llegaban allí de Santiago a darle la enhorabuena i acompañarlo en su entrada triunfal a la ciudad. No obstante las numerosas i prolijas providencias que tomaron log enemigos del Prelado para impedir las manifestaciones del pueblo de Santiago, interceptando desde su llegada a Valparaiso las cartas i telegramas que anunciaban el dia de su arribo, no se había presenciado hasta entónces una ovacion popular mas espon= tánea 1 espléndida. Todo el extenso trayecto que el Prelado debía recorrer hasta llegara la Catedral se hallaba desde temprano ocupado por un inmenso concurso de personas de todas las clases sociales. Muchas casas ostentaban en sus frontispicios colgaduras, tapices, guirnaldas i coronas de verdura, de modo que pudo decir- se con exactitud que Santiago estaba vestido de gala. A las cinco de la tarde entraba el señor Valdivieso a la capital en un carruaje lujosamente ataviado, i seguido de numerosísima AAA ? "ANALES DÁ LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1079 comitiva que lo acompañaba desde Chuchunco. Mas de una vez fué preciso hacer detener el carruaje para recibir los homenajes que le ofrecían a su paso grupos de señoras i caballeros. Al llegar a la calle de La Bandera fué imposible continuar la marcha en carruaje a causa de la inmensa aglomeracion de jente. El Prelado continuó a pié, por entre las lluvias de flores que caían de los bal- cones, 1 log vítores entusiastas que ensordecían el aire. Las dificul- tades de la marcha se hicieron casi insuperables al llegar a la - plaza, i sobre todo al penetrar a la Catedral, donde lo esperaba el Cabildo Metropolitano. Los vivas estrepitosos i los repiques de campanas conmovían a los mas impasibies; i el pueblo, en el fre- nesi de su entusiasmo, llegó a olvidarse en aquel momento del respeto debido al santuario, prorrumpiendo dentro del templo en felicitaciones entusiastas. En ese momento solemne resonaron las bóvedas de la Catedral con las vibrantes armonías de un gran nú- mero de voces que entonaban llenas de júbilo el Te Deum, El se- ñor Valdivieso bendijo al pueblo con mano trémula de emocion, i acompañado de una muchedumbre, ávida de verlo de cerca, se di- rijió a su casa, donde lo aguardaban nuevas i espléndidas mani- festaciones de afecto 1 de respeto. Un gran número de las mas distinguidas señoras de Santiago fueron a deponer a sus piés ofrendas de filial cariño, pidiendo como único galardon la bendi- cion de su mano. El Cabildo Metropolitano, el clero en masa i muchos respeta- bles caballeros reuníeronse esa alegre noche en torno del Pastor para celébrar el fausto suceso de su vuelta al seno de la greii de la patria, miéntras que los jóvenes de las conferencias de San Vi- cente de Paul entonaban en su loor himnos jubilosos i el Decano de la Facultad de Teolojía, don José Manuel Orrego, lo saludaba enternecido a nombre del clero de Santiago. En vano, para estorbar los estallidos del amor de este pueblo Jeneroso, se intentó ocultarle el dia ila hora de su llegada con precauciones que, si no hubiesen sido mezquinas por el fin, ha- brían sido siempre reprobadas por los medios. A, DE LA U., 1.* SEC, 129-130 A Ie de TEA Tb: JE PANA 8358 Ae sue ad NA CAPÍTULO XXVIII LOS CÓDIGOS NACIONALES. Observaciones del señor Valdivieso al Código Civil, elevadas al Senado de la Re- pública. —Comision nombrada por éste para estudiarlas. — Proyecto de Código de organizacion i atribuciones de los Tribunales de Justicia.—Notable comuni- _cacion del señor Valdivieso sobre algunas disposiciones de este proyecto.—Mo- A cion sobre abolicion del fuero eclesiástico. —Vigorosa impugnacion del señor Valdivieso en la prensa. —Solicitud del Gobierno, pidiendo a Roma el acuerdo para la abolicion del fuero.—Acuerdo condicional prestado por la Santa Sede. —Oposicion hecha por los Diputados católicos a la reforma.—Graves declara- ciones hechas por el Gobierno que alarmaron la conciencia católica. —Aproba- cion de la reforma en la Cámara de Diputados. —Reclamacion hecha a Roma por el Episcopado.—Resolucion de la Santa Sede.—Nota de esta al Mi- nistro diplomático de Chile.—Nota colectiva de los Obispos al Senado.— Aceptacion de las observaciones del Episcopado. —Reclamo elevado por el señor Valdivieso contra ' algunos artículos del Código Penal. —Modificaciones intro- ducidas en este Código por el Senado. —Instrucciones dirijidas por el Episco- pado alos sacerdotes, fijando la norma de conducta que debian observar con log que votasen leyes contrarias a la Iglesia. —Irritacion causada por este Edicto entre los partidarios del Gobierno. —El proyecto de Código vuelve a la Cámara de Diputados 1 ésta rechaza las modificaciones del Senado. —Borrascosa sesion. — Tumultos a las puertas del Congreso, —Actitud pasiva de la autoridad. —Gran- des manifestaciones de afecto hechas al señor [Valdivieso por la sociedad de Santiago. El celo que distinguió al señor Valdivieso por la incolumidad de los derechos de la Iglesia era parte para que mantuviese su atencion despierta sobre todos los proyectos de Códigos lejislati- vos que se presentaban al Congreso Nacional, a fin de impedir, en cuanto le fuese dado, que se sancionasen disposiciones lesivas de esos santos derechos. Sabía mui bien que la forma mas cruda EA 108% — MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. de persecucion contra la Iglesia es la que se oculta bajo el manto de las leyes. Sabía al mismo tiempo que los lejisladores moder- nos están expuestos a ceder a dos corrientes igualmente pernicio- sas para la fé: la corriente regalista i la corriente liberal; la que obedece al propósito bien marcado de supeditacion de la Iglesia por el Estado, so capa de proteccion; i la que tiende a seculari- zar las instituciones públicas i sociales, apartando de ellas toda influencia relijiosa, i que tiene por término el ateismo. Como custodio de los intereses de la fé, correspondía al señor Valdivieso la obligacion de velar por que no se introdujesen en la lejislacion patria disposiciones avasalladoras o secularizadoras. Nunca se vió Pastor mas dilijente en el cumplimiento de esta obligacion. Por eso, desde el Código Civil hasta el último de los que han sido sometidos a la deliberacion de los cuerpos colejisladores, fueron materia de sabias observaciones. Entre estas representaciones ocupa el primer lugar la que diri- jió a la Camara de Senadores en 1859 i que contiene un buen nú- mero de justificadas observaciones sobre los artículos del Código Civil, que, o no están en conformidad con las enseñanzas de la Iglesia, o que de algun modo lastiman o desconocen sus derechos, Si bien los autores de este Código monumental, fieles a sus convicciones católicas, ajustaron las leyes que organizan la fami- lia a los principios del catolicismo, establecieron sin embargo, en el art, 104 que «el matrimonio entre personas que fuesen afines en cualquier grado de la línea recta no producirá efectos civiles, aun- que el impedimento haya sido dispensado por la autoridad eclesiás- tica». Contra este artículo reclamó el señor Valdivieso, por cuanto, privando de efectos civiles a matrimonios que pueden ser válidos ante la lei canónica, mediante una dispensa, venia a introducir, en asunto de tan grave trascendencia social disconformidad entre la lei civil ila eclesiástica. Previendo, con la poderosa adivinacion que es propia del talento, que, andando los tiempos, podría atentarse en Chile contra la base del matrimonio, dejándolo reducido a un me- ro contrato civil, se alarmó ante la consideracion de que negándo- se los efectos civiles al matrimonio entre afines en la línea recta, aunque la autoridad eclesiástica dispense el impedimento, po- drían deducir algunos que el reconocimiento de la autoridad de la Iglesia en lo concerniente al matrimonio era un mero favor de la lei, que podría retirar cuando lo tuviese a bien. Con este funesto precedente, i atendiendo que a los ojos de los reformadores politi- gos los hechos tienen fuerza de principios, podría suceder que, ANALES DE LA U.—OCTUBRE Á DICIEMBRE DE 1885, 1083 cambiados los tiempos 1 las personas, se dijese: si la lei pudo qui= tar los efectos civiles a ciertos matrimonios, nada obsta para que pueda introducirse todo jénero de impedimentos civiles, i aun prescindir de los canónicos. Para obviar este inconveniente, sin necesidad de destruir el ar- tículo 104, proponía el señor Valdivieso que se sustituyese por otro que dijese sustancialmente que «no reconociendo la Santa Sede dispensable el primer grado de afinidad lícita en la línea recta, la lei tampoco reconoce por verdadero matrimonio el que se pretendiese haber sido otorgado entre personas ligadas con tal impedimento, aún cuando se alegase la autorizacion de los Prela- dos diocesanos». Materia de observacion fué tambien la prohibicion demasiado jeneral que contiene el artículo 126 para que la autoridad ecle- siástica case al viudo que no presente certificado auténtico del nombramiento de curador de sus hijos o la informacion competen- te del que carece de hijos. Esta prohibicion, que no puede tener otro objeto que el de asegurar los bienes de los hijos, es inútil cuan- do, como sucede entre los pobres, no hai bienes que resguardar. Esta prohibicion es, sobre inútil, odiosa, pues el nombramiento de curador demanda gastos, i a los habitantes del campo un viaje dispendioso a la cabecera de la provincia, cosas que no puede so- portar el pobre sin graves inconvenientes. Es tambien odiosa para el párroco que, requerido para efectuar estos enlaces, se ve impo- sibilitado. para efectuarlos por defecto de una formalidad que el pobre no puede cumplir. El artículo 508 contiene una disposicion que puede entrañar un mal de grave trascendencia. Segun este artículo, puede ser tutor 1 curador de un pupilo católico una persona de distinta relijion. I como, en virtud de lo dispuesto en los artículos 428 i 438, corres= ponde a los tutores i curadores dirijir la educacion de los pupilos, no es difícil comprender que la fé de éstos correría en este caso riesgo inminente de perderse. Contra esta dolorosa emerjencia re- clamó el señor Valdivieso, apoyado en la consideracion de que es- tando la unidad católica sancionada por la Constitucion, la lei no puede ser indiferente en órden al porvenir relijioso de los ciuda- danos, dejando a merced de la voluntad de un tutor de distintas creencias la pérdida del mas preciado tesoro que puede poseer un huérfano destituido del apoyo paternal. «Basta ser ciego, mudo, tullido, privado de administrar sus propios bienes, no saber leer, para contraer incapacidad de ejercer tutela, segun el artículo 497 1084 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. de modo que aunque consientan los parientes, el pupilo jamas puede tener tales tutores; 1 esto es porque la administracion de los bienes correría algun peligro. ¿I habrá razon para que la misma precaucion no tenga lugar cuando se trata de garantir la fé? Con= forme al mismo artículo, produce” incapacidad el ser de mala con- ducta notoria; ¿por qué, pues, no ha de producirla el ser notoria- mente de relijion distinta de la católica? A los ojos del lejislador católico no puede haber diferencia entre el peligro de perversion en la fé 1 el de las costumbres; i sería una inconsecuencia mons- truosa adoptar precauciones para lo uno i no para lo otro». Reclamó asimismo contra el artículo 247 que, apartándose de lo dispuesto en el Concilio Tridentino, confiere al Presidente de la República la facultad, que aquel atribuye a la autoridad eclesiástica, de conmutar la voluntad del fundador de censos des- tinados al culto, cuando ésta no puede cumplirse. Pero la parte mas notable de esta Representacion al Senado es la que tiene por objeto protestar contra las injustas trabas pues- tas por el título del Código que habla de la personas jurídicas pa- ra la fundacion i réjimen de las asociaciones de beneficencia. Es de notar, ante todo, que el señor Valdivieso ha sido el primero en abogar por la libertad de asociacion. Los que hacen hoi de esta li- bertad un artículo de su programa político sabrán con satisfaccion que el Episcopadochileno losha precedido en la proclamacion de ese fecundo principio de bienestar social, a cuyo planteamiento resiste con todas sus fuerzas el liberalismo autoritario. «La caridad, decía el señor Valdivieso, inspira la beneficencia; pero las asociaciones viven de la libertad. Cuando ésta falta, las almas caritativas se concentran en su individualidad, hacen el bien que pueden por sí solas, pero no pasan mas adelante. Las trabas desalientan a los espiritus pacíficos, i no todos pueden sobreponerse a la indigna- cion que causa el que se pongan tropiezos 1 dificultades por par- te de las leyes 1 autoridades en aquello mismo que debían estimu- lar con premios». Discurre extensamente sobre cada uno de los artículos de este título, que es sin duda uno de los graves lunares de nuestro Códi- go. Al hablar del mas ominoso de estos artículos, del que confiere al Presidente de la República la facultad discrecional de disolver las corporaciones cuando creyere que no corresponden al objeto de su institucion i de confiscar los bienes de las corporaciones disueltas, se expresa en estos términos: «El poder de suprimir una fundacion o corporacion de beneficencia i de aplicar sus bienes al Estado, so- ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1085 lo porque el Presidente de la República en unos casos, i en otros el cuerpo lejislativo, creen que no corresponden al objeto de su institucion, puede ser a la vez una arma formidable i un incenti- vo poderoso para emplearla en perjuicio de la beneficencia. La prosperidad misma de un establecimiento vendría a ser el princi- cipio de su ruina; i contra este jénero de peligro, no habría pre- caucion legal que temar. Por injusto que fuese el procedimiento de los altos poderes del Estado, nadie podría pedirles razon de él si ellos aseguraban que, a su juicio, la fundacion no correspon día ya al objeto de su institucion. Una fatal experiencia nos demues- tra que cuando ciertas ideas se hallan en boga, no hai título mas elástico para justificar expoliaciones, que el de no corresponder las instituciones a su primitivo objeto. Palpitan todavía los hechos en Suiza, Piamonte i España. Confesamos que abrigar estos te- mores en Chile toca casi en lo ridículo; pero ¿quién puede asegu- rarnos que la honradez i escrupuloso respeto por los derechos ajenos de nuestros majistrados i hombres públicos han de perpe- tuarse en sus sucesores? Las leyes subsisten, sin embargo, aunque los hombres i circunstancias varien». Hizo igualmente mui atendibles observaciones al art. 962, que, identificando en todo la muerte civil con la natural, declara inca- paz de suceder en alguna herencia o legado al que no existiese civilmente al tiempo de abrirse la sucesion, apartándose de la anti- gua lejislacion que .si privaba a los profesos de heredar ab-intes- tato, no los inhabilitaba para aceptar legados testamentarios con licencia de sus lejítimos superiores; al art. 1463, por el cual los que profesan en un instituto monástico quedan inhabilitados para hacer renuncia de herencias al tiempo de la profesion relijiosa; al art. 965, que prohibe al testador que otorga testamento durante la última enfermedad dejar herencia o legado al eclesiástico que lo hubiese confesado durante la última enfermedad, o habitualmente en los dos últimos años anteriores al testamento, siendo en este punto la lei chilena mas severa que las reales cédulas del rei cató- lico, cuando «comenzaron a ataviarse con jirones enciclopedistas», que no fueron mas allá de prohibir dejar legados al que confesase en la última enfermedad. «Parece dura cosa, decía el señor Valdi- vieso, que un administrador de bienes, un abogado consultor i otras personas que han ejercido verdaderafinfluencia durante dos años, no sean incapaces de optar legados, i que lo sea el sacerdote que da la absolucion de los pecados. A los ojos de la lei nadie hai mas dispuesto a abusar de su oficio que el pobre sacerdote...... » 1086 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. Objetó asimismo el artículo 1056, que establece que cuando se deja simplemente por heredera a el alma del testador, la herencia debe aplicarse al establecimiento de beneficencia que designe el Presidente de la República, contra lo dispuesto por el Concilio Tridentino; el art. 1313, que prohibe al testador destinar para en- cargos secretos mas de la mitad de lo que la lei le permite dispo- ner a su arbitrio; ¡por último, el art. 2026, que dispone que la cuota del cánon de un censo no puede exceder del cuatro por cien- to sobre su capital (1). Tales son, en ceñidisimo resúmen, las observaciones que conte- nia la representacion elevada al Senado por el Metropolitano i los Obispos sufragáneos de la Serena i Concepcion sobre el Código Civil. Este documento fué tomado en consideracion en la sesion de 17 de Junio de 1857; i, despues de alguna discusion, se resolvió nombrar una comision especial para que informase al Senado sobre las alteraciones que proponían los Obispos reclamantes- Esta comision quedó compuesta de los senadores Bello, Aristegui, Lazcano i Mujica. Ignoramos si esta comision desempeñó su cometido i si su informe fué desfavorable. lio único que podemos asegurar es que los artículos objetados por los Obispos no han sido modificados. Ello no amengua, sin embargo, la importancia de las observaciones hechas por el Episcopado ni la solidez de las razones en que las apoyaban. Así lo atestigua el distinguido i malogrado jurisconsulto chileno don José Bernardo Lira en el discurso que, sobre la necesidad de la revision del Código Civil, pronunció en 1368 ante la Facultad de Leyes i Ciencias Políticas al incorporar- se en ella como miembro. «Ahí está, decía, ante todo, la hábil re- presentacion que, apénas promulgado, elevaron al Senado los Reverendos Obispos de la Iglesia chilena. ¿Quién podría: negar que entre las observaciones de esos ilustres Prelados hai mas de una, fundada en razonamientos verdaderamente incontestables?» En 1864 se dió a la estampa un proyecto de Código sobre orga- nizacion i atribuciones de los tribunales de justicia, preparado por el jurisconsulto don Francisco Vargas Fontecilla por encargo del Supremo Gobierno, icomunicado a los Obispos para que infor- masen sobre él. Este proyecto contenía disposiciones que afecta- ban hondamente los intereses de la Iglesia, siendo la mas im- portante la «abolicion del fuero eclesiástico, En una extensa nota dirijida al Ministerio de Justicia con fecha (1) Puede leerse este importante documento en La Revista Catolica, t. 9. ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1087 de 25 de junio de 1864 reclamó el señor Valdivieso contra :esta trascendental innovacion i demas disposiciones que le parecieron inaceptables. Negaba, ante todo, a los lejisladores de “una nacion católica la facultad de arrebatar al clero la inmunidad que por derecho divino le compete, en virtud de la cual sus miembros no pueden ser juzgados por otros tribunales que los que la Iglesia ha establecido. «El poder lejislativo en Chile, decía, no puede ejercerse sino a condicion de respetar las doctrinas 1 pres- cripciones de la relijion católica; pues la Constitucion, que confie- re a los poderes colejisladores la facultad de dictar leyes, reconoce a esa misma relijion como la del Estado. De modo que la lei que desconociese los lejítimos derechos de la relijion o que de algun modo los conculcase, no podría producir fuerza alguna obligabto- ria, no solo en el fuero de la conciencia, sino externa i política- mente; i todas las medidas que se dictaran para ejecutarla no serían mas que actos despóticos i ejercicios abusivos de la fuerza», Negaba en seguida que el fuero eclesiástico tuviese oríjen en una concesion del poder civil; 1 para probarlo recordaba que la primera lei imperial que lo reconoció fué la novela 123 de Justiniano en el primer tercio del siglo VI, al paso que el fuero ha sido recono- cido i practicado en la Iglesia desde su oríjenm, como consta de la Epístola de San Pablo a Timoteo. Con una brillante exposicion de pruebas históricas i canónicas demostró que la Iglesia, por el órga- no de los Papas i Concilios, ha sostenido siempre que el juzgamiento de las causas de las personas eclesiásticas le corresponde por dere- cho propio. Pero, aun en el supuesto que este derecho tuviese orÍ- jen en una concesion civil, no podría ser derogada sino a virtud de una expresa convencion con la misma Iglesia, por haber llegado a ser el fuero una institucion fundamental i una regla de derecho público en los estados cristianos, que han recibido la consagracion de los siglos. La necesidad de hacer práctico el precepto constitucional de la igualdad ante la lei, era el argumento principal de los autores de la innovacion. «Para mí, decía el señor Valdivieso, la igualdad consiste en que nadie, sin otra razon que el favor de su persona, se exima del cumplimiento de la lei, 1 que una misma regla rija para los que se hallan constituidos en condiciones análogas, mas no en que las diversas condiciones o categorías se rijan por una misma lei. Como los hombres natural i socialmente se hallan co- locados bajo condiciones tan desiguales, sería tan opuesto a la igualdad someterlos a una sola e idéntica regla, como obligar a 1088 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, todos a que vistan ropa de una misma talla. ¿Qué cosa mas mons- truosa que juzgar por una misma lei las acciones del infante i del adulto, del enfermo i del sano, del loco 1 del cuerdo? ¿Qué desi- gualdad mayor que imponer los mismos deberes a todos los sexos, edades i condiciones? La igualdad, pues, solo debe buscarse en la justa i adecuada proporcion de las reglas establecidas por la lei a la situacion, ministerios i oficios de los ciudadanos......» 1 a este propósito hacía notar que el mismo proyecto reconocía el fuero privilejiado de los que han ejercido los cargos de presidente de la República, de ministros i consejeros de Estado, miembros de la comision conservadora, jenerales del ejército, intendentes 1 majistrados de los tribunales superiores de justicia, cuyas cau- sas, al tenor del art. 78 de la Constitucion, no deben fallarse segun las leyes jenerales, sino discrecionalmente, tanto en la calificacion del delito como en la aplicacion de la pena. I el mismo proyecto creaba otros fueros de que no habla la Constitu- cion, como el de los militares en ciertos casos i el de los jueces en otros, sin que su autor creyese que con estas excepciones sufría detrimento el grande i fecundo principio de la igualdad legal; de- biendo tenerse en cuenta que al sacerdote, en razon de la indepen- dencia que ha menester para el ejercicio de su ministerio, la in- munidad personal le es mucho mas necesaria que a los funciona- rios públicos favorecidos con ella. La historia contemporánea enseña que la abolicion del fuero eciesiástico ha sido un anuncio de persecucion a la Iglesia, pues sin él el sacerdocio es entregado sin defensa al brazo secular. En la representacion que nos ocupa reclamó ¡jeualmente el se- ñor Valdivieso contra la injusta i agraviante exclusion, que se hacia en el proyecto, de los eclesiásticos para desempeñar los cargos de la judicatura; contra una nueva fórmula de juramento desnuda de todo carácter cristiano; contra las trabas que hacian poco ménos que imposible la accion de los que tratan de rezarcirse de los daños causados por los jueces ide hacer efectiva su responsabi- lidad; contra las facultades discrecionales que se concedía a los jueces para imponer hasta la pena de destitucion de sus funciones a los empleados en la administracion de justicia: lo que prueba que el señor Valdivieso no solamente reclamaba por los fueros de la Iglesia, sino que tomaba tambien bajo su proteccion los dere- chos individuales de los ciudadanos, expuestos a ser presa de la tiranía judicial. Corrieron ocho años sin que se resolviese nada sobre este pro- ANALES DE LA U.-=-0O0CTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1089 yecto de Código, hasta que en Junio. de 1872 el diputado por San Cárlos, don Francisco Puelma, presentó a la Cámara una Mocion sobre abolicion de fueros i jurisdicciones excepcionales. Este pro- yecto de lei disponía en su artículo 2.: «La jurisdiccion, que el artículo anterior atribuye a los jueces letrados i Cortes de Apela-, ciones, será ejercida por ellos en conformidad a las leyes vijentes con exclusion de toda otra autoridad, sea cual fuere la naturaleza del asunto de que se trata, i el estado, condicion o carácier público o privado de las personas que en ellos figuran, exceptuándose única- mente de esta prescripcion las causas cuyo juzgamiento atribuye la Constitucion a otros poderes, i ademas las siguientes, de las que seguirán conociendo los mismos tribunales a que están encomen- dadas actualmente, a saber: «3. Las causas sobre validez o nulidad de matrimonios, sobre divorcio temporal o perpétuo i las dispensas matrimoniales; «4,2 Las causas que versen solo sobre actos que la Iglesia cató- lica califique de delitos i a que ella señalare una pena exclusiva- mente espiritual......» Esta Mocion, que fué aprobada en todas sus partes i apoyada con varias consideraciones por la comision informante, compuesta de los señores diputados don Domingo Santa María, don Joaquin Blest Gana 1 don Manuel Amunátegui, no se proponía solamente abolir el fuero eclesiástico para el conocimiento de las causas civi- les 1 criminales por delitos comunes de los clérigos, sino que, en la forma en que estaba concebida, debería subordinarse al conoci- miento i decision de los jueces laicos todo asunto espiritual, con la única excepcion que establece el inciso 3.” del art, 2. Alarmado el señor Valdivieso por las graves consecuencias que este proyecto entrañaba para la Iglesia, lo combatió enérjicamente desde las columnas de La Revista Católica, en varios sólidos 1 con- tundentes artículos. «Si llegara a ser lei, decía, el proyecto a que aludimos, tendríamos a los jueces de letras i Cortes de Apelaciones juzgando sobre toda la disciplina de la santa Iglesia, su liturjía, sus sacramentos, la interpretacion de las Santas Escrituras i todo cuanto atañe al dogma; porque la naturaleza de estos asuntos no restrinje la jurisdiccion de aquellos tribunales, pues para restrin- jirla, era preciso que se incluyeran en los dos incisos mencionados. La lei proyectada trasmite a los jueces laicos la mision divina de enseñar que N. S. Jesucristo confió a los Apóstoles ia sus lejíti- mos sucesores i hasta la infalibilidad del Romano Pontífice; por- que a dichos jueces toca decidir las disputas que alguno suscite 1090 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. sobre la enseñanza del Obispo o las decisiones pontificias, desde que para nada se toma en cuenta el estado, condicion o carácter público o privado de las personas que figuran en el asunto. De mo- do que para los católicos no habría en Chile otro juicio infalible que la sentencia de la Corte de Apelaciones sobre disputas dog- máticas, una vez que pasara en autoridad de cosa juzgada. I no será extraño que haya entre los lejisladores que aprueban el pro- yecto algunos recalcitrantes de la infalibilidad pontificia, para los cuales cesa toda dificultad cuando se trata de imponer a nosotros los católicos la voluntad inapelable del señor Rejente i Ministros del ilustrísimo tribunal. «Con respecto a las causas criminales, a primera vista parece que el inciso 4.” del artículo 2. del proyecto reservase a los jueces eclesiásticos el conocimiento de todos los juicios sobre delitus ecle- siásticos; pero esto no es mas que una simple apariencia; porque mañosamente se ha tendido una red para arrancar a la Iglesia hasta lo que le es mas inherente por su divina institucion. El in- ciso 4.? solo atribuye a la Iglesia el conocimiento de los actos que ella califica de delito 1 a que señala una pena exclusivamente espi- ritual; por manera que si de algun modo resulta consecuencia temporal, ya la pena no es exclusivamente espiritual i el juicio de- ja de pertenecer al juez eclesiástico. ¿E cuál es la censura penal que no lleve consigo algun sufrimiento o erevámen temporal? La excomunion, la suspension i el entredicho personal imponen siempre una nota infamante, que es pena temporal de que usan todas las lejislaciones penales, fuera de que privan al penado de las venta- jas pecuniarias que podía producirle el ejercicio de las funciones para las cuales queda inhabilitado. Lo propio puede decirse de la irregu- laridad misma i de todas las inhabilidades canónicas; por lo cual difícilmente puede encontrarse un caso en que la pena canónica sea en sentido riguroso exclusivamente espiritual, i esto bastarla para interpretar el inciso 4.%, ya citado, de modo que ninguna cau- ga criminal se reservase a la Iglesia. «Hai en el proyecto otra trampa armada para cojer las causas criminales, que pudieran escapar de la insidiosa redaccion del in- ciso 4.” El 2.2 del art. 1.?, hablando de las causas cuyo conocimien= to corresponde a los jueces de letras 1 Corte de Apelaciones, dice: que les toca «juzgar las causas criminales que se promovieren con= » tra cualquier habitante de la República por actos u omisiones » que la lei calificase de delitos i a que señalase penas». Asi, pues, bastará que la lei civil asigne alguna pena al delito eclesiástico ANALES DE LA Ú.—OCTUBRE A DICIÉMBRE DE 1885. 1091 para que pierda su conocimiento la autoridad eclesiástica, por mas espiritual que sea la pena impuesta por los sagrados cánones. La razon es, porque como lo hemos hecho notar ya, el artículo 2.” del proyecto establece de la manera mas privativa la jurisdiccion de los juzgados i Cortes, con absoluta inhibicion de toda otra autori- dad sobre el asunto de que se trata. Al presente algunos de los - delitos eclesiásticos tienen pena civil en apoyo i sancion de los cánones, principalmente aquellos que pueden cometer los laicos, 1 podría asegurarse que sancionado el proyecto no tardaría el nue- vo Código en establecer pena para todos los delitos eclesiásticos, a fin de hacerlos caer bajo la jurisdiccion del juez laico. Por esto de- cíamos al principio, que las excepciones que establece el proyecto, a mas de ser tan limitadas, no eran mas que aparentes; porque excluyendo no mas que las causas matrimoniales i espirituales, todo, absolutamente todo, lo de la r elijion católica se sometería a- la autoridad de los juzgados laicos. «Son tales las proporciones que abarca el proyecto sobre aboli- cion de fueros, que el gobierno de la Iglesia absolutamente se tras- mite a los jueces, que pueden ellos mismos no ser miembros de la Iglesia católica; contentándose los Obispos i sacerdotes con rezar el oficio divino i decir la misa, si se los permite la Ilustrísima Cor- te de Apelaciones; pues en su poder está declarar que no deben celebrarla. El Prelado no es árbitro de conferir órdenes, dar licen- cia para confesar, ni conferir oficios o beneficios a los que crea dignos; porque basta suscitarle disputa sobre esto para llevar el asunto a los jueces laicos; pues a ellos corresponde la decision, habiendo disputa, sea cual fuere la naturaleza del asunto que se trata 1 el estado, condicion o carácter público o privado de las per- sonas que figuren. Por la misma regla todas las disputas sobre ri- tos sagrados, sobre validez de sacramentos i sobre cuanto puede ocurrir en el gobierno de las iglesias debe ser arrebatado al Pas- tor de la grei i sometido a los jueces. La lei así lo quiere, i pre- tende imponernos a los católicos, en nombre de la libertad i de la soberanía de que se dicen adalides los autores de ella, ese yugo bárbaro que ninguna nacion protestante se ha atrevido a inventar. - La Rusia, en su exquisita tiranía con la Polonia, no ha dictado un úkase semejante al que quieren hacer prevalecer en Chile lejisla= dores liberales. Su afan por dominar en la relijion e imponer su voluntad a nuestras conciencias, les impide conocer el papel que harían resolviendo pro-iribunali sobre asuntos tan ajenos de su profesion i su ciencia. Sería curioso ver a los jueces de letras i mi- 1092 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. nistros de las Cortes de Apelaciones fallar sobre disputas que se rozasen con el Sabelianismo, Macedoniamismo, Apolinarismo, Antropomofismo, Monotelismo, Pelagianismo, etc., de cuyos vo- cablos era, sino para todos, para muchos el significado totalmente desconocido. La manía de los políticos del Bajo Imperio de lla- marse teólogos para dominar en relijion, que causó tanto mal a sus pueblos, no era siquiera acompañada de la arrogancia que inspira una ciega ignorancia; porque al fin, bien o mal, procuraban conocer algo de la ciencia teolójica que ahora tantos desdeñan». Mostrar las absurdas consecuencias del proyecto de lei era lo que bastaba para desautorizarlo; pero el hábil Prelado, que nunca dejaba a medio camino las cuestiones que calan bajo los vigorosos puntos de su pluma, amplificó i reforzó las consideraciones que, sobre el desafuero en las causas civiles i criminales por delitos comunes, había expuesto en su informe pasado al Gobierno. Si las impugnaciones del señor Valdivieso no consiguieron im- pedir la peligrosa innovacion, a lo ménos contribuyeron a que se verificase de la manera que cumplía a una nacion católica, En efecto, el Gobierno de don Federico Errázuriz, siendo Mi- nistro del Culto don Abdon Cifuentes, se dirjjió en nota de 4 de Junio de 1872 a la Santa Sede, solicitando su vénia para la abolicion del fuero eclesiástico. En esa nota se hacía presente que Chile trabajaba con anhelo en la completa codificacion de sus le- yes, 1 que-el Código de enjuiciamiento, que estaba entónces para concluirse, contenía, entre otras reformas de trascendencia, la abo- licion completa de los fueros especiales; que la opinion pública ve- nía pronunciándose desde tiempo atras contra la subsistencia de las jurisdicciones excepcionales; i que en el deseo de uniformar la lejislacion del pais, para simplificarla i hacer mas expedita la ad- ministración de justicia, aquella opinion cobraba cada dia mayor fuerza. (La supresion de todo fuero especial, añadía, sin mas que raras excepciones, que tienen su fundamento en la materia del juicio, mas bien que en la condicion o estado de las personas, es una aspiración que se manifiesta en todas partes». 1 reforzando las razones en favor de su solicitud, insinuaba el peligro de que la lejislatura suprimiese el fuero sin que al Gobierno le fuese dado impedirlo. «El Presidente de la República, que desea vi- vamente mantener la mas perfecta cordialidad entre la Igle- sia 1 el Estado, i obrar de comun acuerdo con la autoridad eclesiástica en las materias que puedan afectarle tan directamen- te como la presente, no podria ver sino con profundo sentimiento ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1093 que las otras ramas del poder lejislativo pretendiesen romper vio- lentamente con el fuero». Tales fueron sustancialmente las consideraciones en que el Gro- bierno apoyó su solicitud. La Santa Sede, lamentando profunda- mente las circunstancias que, al decir del Gobierno, hacían nece- saria aquella grave innovacion que entregaba al clero a merced de los Tribunales de Justicia, contestó que no se oponía a que que- dase abolido en la República el fuero privilejiado de los clérigos «en las causas meramente temporales, tanto civiles como crimina- les, con tal que se suprima el recurso de fuerza» (1). Vista la tolerancia del Papa, llevado de su anhelo de evitar conflictos con los gobiernos, el Presidente de la República remi- tió a la Cámara de Diputados el proyecto de Código de Organiza- cion 1 Atribuciones de los Tribumales para que fuese discutido i. aprobado. Los Diputados católicos combatieron enérjicamente la abolicion del fuero, porque creian que esta ¿rave innovacion, al par que sería funesta para la Iglesia, no era reclamada por ningun in- teres ni conveniencia pública. Alegaban que el fuero, en los siglos que contaba de existencia, no solamente no había producido per- turbacion social, sino que al contrario, consultando el mayor pres- tijio del clero, era un bien de gran valía para la sociedad que tie- ne por base la relijion. El espectáculo que ofrecería un sacerdote confundido con los delincuentes sería funesto para el pueblo que identifica a las personas con las creencias relijiosas. I si se ha creido necesario para el bien social que los altos funcionarios del órden civil sean juzgados por tribunales especiales ¿por qué no había de subsistir la misma excepcion en favor del clero, cuyo prestijio e independencia redundan en provecho de la relijion que profesa la casi totalidad del pais i que los funcionarios del Esta- do deben, por mandato de la Constitucion, profesar i protejer? Los eclesiásticos, añadían, no han dado motivo por su conducta para introducir en las leyes tan grave innovacion. Todos reconocen que el clero de Chile se distingue por su moralidad; 1 jamas se han oido quejas por haber quedado impunes delitos cometidos por (1) Hé aquíla nota: «En atencion a lo expuesto por el Ministro de Chile, a nombre de su Gobierno, la Santa Sede no se opone a que quede abolido en la Re- pública de Chile el fuero privilejiado de los clérigos, o sea el fuero eclesiástico, en las causas meramente temporales, tanto civiles como criminales, con tal de que se suprima el recurso de fuerza, i que en las sentencias capitales contra clérigos se pase una copia autorizada de dichas senteneias a la respectiva Curia eclesiástica para los efectos de la degradacion canónica. — Roma, Julio 3 de 1873.—C. AntTo- NELLT, . á k 1094 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. eclesiásticos, Al contrario, los jueces eclesiásticos han sido siempre severos, por lo mismo que nadie comprende mejor que ellos el da- ño que causan a la relijion ia la sociedad los delitos cometidos por sacerdotes. Sostenían, ademas, que las causales alegadas para obtener el consentimiento de la Santa Sede no eran exactas, pues la subsistencia del fuero no produciría ningun trastorno social ni su abolicion era exijida, como se le había informado, por la opi- nion pública; como lo manifestaba el hecho de que la supresion encontraba una fuerte oposicion en el Congreso, en la prensa i en la inmensa mayoría del pueblo, i hasta la había hallado en el seno de la comision revisora del Código, Pero, lo que mas irritó el ánimo de los católicos fué que el Go bierno, despues de haber asegurado a la Santa Sede que no queda- ría en la lejislacion ningun fuero personal, no solamente queda- ron subsistentes todos los que establece la Constitucion, sino que se creó uno nuevo, el fuero militar; lo que daba márjen a creer que la igualdad legal solo deberia rejir con los eclesiásticos. Los Diputados liberales, por su parte, no solo se ensañaron contra el fuero, sino que hubo uno, el Diputado por Putaendo don Domingo Santa María, que increpó ai Gobierno por haber acudido a Roma en solicitud de su acuerdo para la supresion del fuero. «Entro con dolor, decía este Diputado, en esta cuestion, porque estoi convencido que esta preciosa conquista (la supresion del fuero) la hemos obtenido mediante una humillacion. I este dolor que yo siento lo sentirán todos los que _aman a su pais ia quien no habrían querido ver en la situacion humillante en que se le coloca, de ir a dar un golpe tras otro golpe a la puerta de la cu- ria romana, a prosternarse ante ella, e hincar una rodilla, i a pe- dir, sombrero en mano, se le permita dictar una lei, para lo cual tenía el mas perfecto derecho». El Ministro del Culto, don José María Barceló, que había su- cedido en este puesto al señor Cifuentes, contestó que el haber ocurrido a Roma había sido un arbitrio conciliador empleado para llevar a cabo la reforma sin herir las susceptibilidades relijiosas; que este acuerdo no entrañaba el desconocimiento de la sobera- nía nacional ni menoscababa ninguno de los derechos del poder lejislativo; que el soberano pontífice, como jefe del catolicismo, que no reconoce fronteras ni divisiones territoriales, no era para los católicos un soberano extranjero. Pero al lado de estas justas i oportunas observaciones, hizo el Ministro otras declaraciones que pugnaban con las enseñanzas Cas ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1095 tólicas. Fué la primera, que el Estado era competente para abolir el fuero eclesiástico por su propia autoridad i sin el consentimiento de la Santa Sede; error condenado en la proposicion 31 del Sylla- bus, que dice asi: «El fuero eclesiástico, en lo que hace a las causas temporales de los clérigos, ya civiles, ya criminales, debe quitarse del todo, aún sin consultar, ia pesar de las reclamaciones de la silla apostólica». «No puede concebirse, agregó el señor Barceló, que haya dentro del Estado individuo o asociacion alguna que pre- tenda tener otros derechos que los que el mismo Estado crea justo o conveniente concederle. No hai ni puede haber institucion que pueda reclamar como inherentes a ella derechos que son propios de la nacion o del poder público que ella establece». Doctrina monstruosa en el órden civil, pues diviniza al Estado, anula por - completo los derechos del hombre, i entroniza el mas bárbaro des- potismo. Doctrina herética, tratándose de los derechos de la Igle- sia, pues envuelve la negacion de la divina autonomía de que goza como sociedad perfecta, establecida inmediatamente por Dios con un fin sobrenatural. Estos i otros errores sostenidos por el Ministro, a nombre del Gobierno, llevaron la alarma a las conciencias i levantaron ardien- : tes protestas en la prensa católica. Entónces comprendió el pais que el Gobierno, que había subido al poder con el concurso valio- so del clero i de los católicos, estaba resuelto a echarse por el ata- jo de la impiedad, pagando con la ingratitud los sacrificios hechos por elevarlo i con el mas rudo desengaño a los que saludaron su elevacion como una esperanza de prosperidad i bienestar para la Iglesia. Ello debió ser especialmente sensible al corazon del se-. ñor Valdivieso, pues el que tan bruscamente volvía la espalda a los católicos 1 se echaba en brazos del liberalismo, que desde en- tónces quedó entronizado en el pais, estaba unido a él por los vín- culos de la sangre i por una larga cadena de demostraciones de afecto i de respeto que parecian sinceras. Con su mirada de águila vió el señor Valdivieso, a traves de las sombras del porvenir, que se abría para la Iglesia de Chile una era de desgracias. Hra la primera vez que la mala voluntad para con ella se encarnaba en leyes opresoras 1 se declaraba sin embozo guerra oficial a los principios católicos. En otras épocas se había hostilizado a la persona de los pastores de la Iglesia; pero siempre “se habían respetado los principios, a lo ménos en apariencia. Estas reformas legales, hostiles a la Iglesia, causaron en los católicos tanta mayor sorpresa e indignacion, cuanto que venían de un Gro- A. DE LA U., 1.* SEC, 131-132 1096 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERARIAS. bierno amigo, i se desataban repentinamente, a modo de tempestad de verano, despues de la paz octaviana de que la Iglesia 1 el pais disfrutaron durante los diez años de la administracion del señor don José Joaquin Perez, una de las mejores que ha tenido el pais. A las declaraciones del Grobierno siguióse inmediatamente la aprobacion en la Cámara de Diputados del siguiente artículo que suprimía el fuero eclesiástico: «Art. 5. A los tribunales que establece la presente lei estará sujeto el conocimiento de todos los asuntos judiciales que se promuevan en el órden temporal dentro del territorio de la Repú- blica, cualquiera que sea su naturaleza o la calidad de las perso- nas que en ellos intervengan, con las solas excepciones siguientes: «6. Las causas por delitos eclesiásticos o que consistan en la infraccion de la disciplina de la iglesia católica o de las leyes canó- nicas 1 que sean castigadas con penas espirituales, de las cuales conocerán los tribunales eclesiásticos. «No se entenderá que la pena deja de ser espiritual porque pro- duzca efectos temporales, como por ejemplo, la suspension o pri- vacion de un beneficio eclesiástico o de sus frutos. Sin embargo, los efectos temporales o. civiles de las sentencias pronunciadas contra los legos se arreglarán a lo dispuesto por las leyes civiles, «Tampoco obstará Ja regla jeneral al ejercicio de la jurisdiccion de la Iglesia sobre las personas eclesiásticas en las funciones o deberes eclesiásticos». «7. Las que versen sobre la doctrina de la iglesia católica, sobre materia sacramental, sobre provision, ejercicio o privacion de be- neficios eclesiásticos, sobre validez de profesiones o de votos, 1 so- bre todo asunto espiritual en que por institucion divina toque a la Iglesia católica lejislar, de las cuales conocerán tambien los mis- mos tribunales eclesiásticos. Con todo, en las causas matrimonia- les solo conocerán dichos tribunales de la validez o nulidad de un matrimonio católico, o del divorcio temporal o perpetuo entre cónyujes casados conforme al rito católico». Fácil es advertir que al redactar este artículo hubo empeño por obviar los inconvenientes señalados por el señor Valdivieso en su informe al Gobierno i en sus artículos de la prensa. Pero, en cam- bio, haciendo la Cámara caso omiso de lo estipulado con la Santa Sede, se dejaron subsistentes en el artículo 256 los recursos de fuerza bajo el nombre de recursos de competencia. Es sabido que se distinguen dos clases de recursos de fuerza: la primera tiene Jugar cuando se pretende que la autoridad eclesiástica no jnzga ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1097 conforme a la lei, i entónces se dice que hai fuerza en la manera de proceder; i la segunda cuando se sostiene que el asunto en que la Iglesia entiende no es de su competencia, ientónces se llama fuerza en conocer. A este segundo jénero pertenecía el que se de- jaba subsistente en este Código; pues correspondiendo a la Corte Suprema decidir las cuestiones de competencia que se suscitasen entre los tribunales de la República, cualquiera que quisiese en- tablar recurso de fuerza contra el tribunal eclesiástico, en vez de entablarlo, como ántes, ante la Corte Suprema, podría recurrir al juez letrado, pidiéndole que formase competencia al juez ecle. siástico; 1 entónces tocaría a la Corte Suprema decidir a quién le correspondía conocer en el asunto. Por este medio el juez civil habría podido arrebatar a la 1glesia el juzgamiento de las causas mas espirituales. Estas graves Irregularidades indujeron al señor Valdivieso ia los Obispos sufragáneos a dirijirse ala Santa Sede, exponiéndo!le lo ocurrido en la Cámara de Diputados i remitiéndole para ilus- trar su juicio los artículos del Código i el Boletin de sesiones refe- rentes a la abolicion del fuero. La Santa Sede sometió el asunto al dictámen de varios eminentísimos cardenales, i despues de ma- duro exámen, trasmitió a los Obispos su resolucion, por el órgano del cardenal Antonelli, en nota de 4 de Marzo de 1875. «Tienes tú i tus sufragáneos, decía en esta nota, una razon po- derosa que aparece a primera vista para solicitar i pedir con jus. tancia lo que el gobierno de Chile prometió a Su Santidad, a saber, suprimir las apelaciones, o los recursos que llaman de fuerza; 1 esta abolicion fué considerada por la Santa Sede a la manera de un convenio mútuo, faltando el cual, jamas habría tolerado“aue se aboliese en cuanto a los clérigos el privilejio del fuero en lás Cau- sas meramente temporales; mas tales apelaciones o recursos con otra forma 1 otro nombre, pero en realidad las mismas, aparecen en dos partes de la lei, a saber: en el capítulo en que se trata de definir las controversias acerca de la jurisdiccion que compete a ámbas potestades, i en el otro que versa sobre la ejecucion de lo juzgado por los tribunales eclesiásticos en las causas que les per- tenecen, cuya ejecucion, en cuanto a los efectos temporales, se atribuye a los jueces civiles. En lo cual es de temer justamente que estos se arroguen mas que lo que corresponde al oficio de mero ejecutor» (1). (1) Boletín Eclesiástico, $. IV. 1098 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS, Se vé por esta nota que la Santa Sede atribuyó gravísima im= portancia a dos de las disposiciones de este Código: la que negaba a los Obispos la facultad de imponer las penas corporales asigna- das para ciertos delitos en los cánones, i la atribucion que se daba a la Corte Suprema de decidir las cuestiones de competencia que se suscitasen entre los tribunales civil i eclesiástico. En vista de la gravedad de estas disposiciones, encargó a los Obispos que reclamasen ante el Senado, i en caso de no ser atendidos sus recla- mos, protestasen i manifestasen a los fieles que la potestad civil invadía los derechos de la Iglesia. Por otra parte, sorprendida la Santa Sede de que el Gobierno hubiese faltado a la palabra empeñada, el Cardenal Secretario de Estado dirijió al Ministro diplomático de Chile, don Alberto Blest Gana, la nota siguiente: «En el memorandum del 25 de Junio de 1873 hizo US., en nombre de su gobierno, premiosas instancias al infrascrito Carde- nal Secretario de Estado, a fin de obtener de la Santa Sede la abolicion del fuero privilejiado de los clérigos. «Consideradas las razones aducidas de ese propósito i, sobre todo, la seguridad que en ese documento se daba por parte del gobierno de suprimir el recurso de fuerza, el cardenal que esto escribe respondía en ese memorandum de 3 de Julio del mismo año, que la Santa Sede no se openía a la solicitada abolicion del fuero privilejiado de los clérigos en las causas meramente tempo- rales, tanto civiles como criminales, con la condicion, sin em- bargo, de que fuese derogado igualmente el odioso recurso de fuerza. «Esta declaracion de la Santa Sede que hacía depender su tole- rancia acerca de la abolicion del fuero privilejiado de los clérigos del cumplimiento de la mencionada condicion 1 seguridad, exijía, como se ve, que en el proyecto de lei de organizacion de los tribu- nales resultase claramente derogado del todo el recurso de fuerza. «Contra todo lo que se esperaba se ha debido, sin embargo, no- tar que en el art. 5.” del proyecto de lei ya presentado a la Cámara de Diputados se encuentra abrogado de un modo positivo el fuero privilejiado de los clérigos, pero que en ningun artículo del mismo proyecto se proscribe la supresion del recurso de fuerza, De esta manera, interpretando el art. 5.” del proyecto que establece que pertenece a Ja Corte Suprema el conocimiento i la decision de las controversias sobre la competencia de jurisdiccion entre las dos autoridades judiciales, la eclesiástica i la civil, es menester consi- ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1099 derar como conservado bajo otro título el recurso de fuerza en la lejislacion de la República. ' «En vista de esa disposicion 1 de la omision en el proyecto de lei de la explícita supresion del recurso de fuerza, el infrascrito Cardenal, debiendo, mal de su grado, reconocer queno se ha llena- do la condicion de la Santa Sede, «requerida conforme a la seguri- dad dada por el Gobierno, no puede ménos de dirijirse a V. 8. 1 de reclamar por su intermedio cerca del Gobierno de Chile, contra la inobservancia de la condicion impuesta, i declarar al mismo tiempo, que estando la tolerancia de la Santa Sede con respecto a la abolicion del fuero privilejiado de los clérigos estrechamente ligada con la supresion total del recurso de fuerza, mo verificán- dose ésta, no puede tampoco tener lugar aquélla. «El Cardenal que esto escribe abriga la-confianza de que el Gobierno de Chile, apreciando la justicia 1 razon del presente re- clamo, se apresurará, no solo a hacer desaparecer del proyecto de lei todas aquellas disposiciones que de cualquiera manera puedan resultar manteniendo el recurso de fuerza, sino tambien declararlo aun expresamente abolido». No ménos sorprendido el señor Blest Grana al saber por la nota precedente que el Gobierno había faltado al compromiso contral- do por él, con menoscabo de la seriedad de las relaciones diplo- máticas, decía al Ministro: «Al trasmitir a US. la presente tra- duccion, no necesito hacer comentarios sobre su contenido. El formal compromiso que a nombre del Gobierno contraje con res- pecto a la abolicion de los recursos de fuerza, emana de las ins- trucciones contenidas en las notas de ese departamento de Estado que se refieren a mi mision cerca de la Santa Sede». Esto equivalía a hacer presente al Gobierno la obligacion de cumplir la palabra - empeñada solemnemente a su nombre i en conformidad a sus ins- trucciones. En obedecimiento a las indicaciones del Papa, el Episcopado chileno elevó al Senado una representacion colectiva sobre los dos puntos especialmente notados por la Santa Sede como opuestos a los derechos de la Iglesia. En órden a la facultad que se atribuía a la Corte Suprema de dirimir las competencias que se suscita- sen sobre el conocimiento de las causas espirituales, decían los Obispos: «A primera vista se comprende que la ejecucion de una parte de las sentencias que se pronuncien en los juicios eclesiásti- cos en que se conserva el fuero, es un modo solapado de llevar a los primeros el conocimiento i decision del asunto, que era lo que 1100 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. se ejecutaba por medio de los recursos de fuerza. Todavía mas ciara aparece la subsistencia de dichos recursos en la facultad que se pretende conceder a la Suprema Corte de Justicia para resol- ver las competencias que suscitan los jueces laicos a los eclesiás- ticos sobre el conocimiento de causas espirituales, reservadas por su propia naturaleza a los dichos jueces eclesiásticos. Esto es con- servar el actual estado abusivo de las cosas, pues, cuando ocu- rrian competencias entre jueces eclesiásticos i legos, se llevaba la causa al tribunal superior por medio del recurso de fuerza, para que pronunciase aquel auto que llamaban de legos, en que se de- claraba que el eclesiástico hacia fuerza en conocer. Se vé, pues, que con justisima razon dice Su Santidad que con variacion de nombre se conserva el real i verdadero recurso de fuerza, que el Gobierno, para obtener la gracia pontificia, tan solemnemente se obligó a abolir del todo, «Decidir si una causa espiritual pertenece o no al conocimiento de los jueces eclesiásticos, equivale a declarar si es o no espiri- tual, esto es, si se comprende entre las cosas que Dios en la cons- tilucion divina de la Iglesia sometió a ésta. Dicha constitucion divina forma parte de la revelacion, de que solo es depositaria la santa Iglesia, i a ésta solamente compete declarar lo que com- prende ese divino depósito. En esta materia, pues, majistrados i leyes son incompetentes; i por esto ningun tribunal puede ser há- bi) para juzgar si tal o cual asunto es por su naturaleza espiritual, o sea de los que Dios ha querido que competan a nuestra santa relijion. El buen sentido basta para rechazar la pretension de que venga en último resultado a resolver si pertenece a la Iglesia por su divina constitucion el conocimiento de un asunto un tribunal laico, cuyos miembros pueden ser, no solo ignorantes en Ja mate- ria, sino hasta adversarios de la relijion católica, por profesar una distinta o serles todas indiferentes..,... cosononos eonecoronannnenads anses D En cuanto al desconocimiento del derecho inherente a la Igle- sia de establecer e imponer penas temporales a Jos católicos in- frachores de sus leyes, despues de recordar las condenaciones de esta doctrina, contenidas en la Bula dogmática 4Auctorem Fides, los reclamantes se expresaban así: «No puede diputarse a la Iglesia el derecho de juzgar a-los in- fractores de sus leyes i de imponerles las penas exteriores coerciti- vas, 1aún temporales, que establecen esas mismas leyes, SuSantidad no ha tolerado mas que el que se suprima el fuero eclesiástico para las causas meramente temporales; i los juicios que se siguen sobre - ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885, 1101 el castigo de los delitos eclesiásticos, léjos de ser sobre materia meramente temporal, versan sobre la que es meramente eclesiás. tica, i por esto deben subsistir en pleno vigor. ll pretesto de po- ner limitaciones a la imposicion de peras: temporales, tiende a hacer ilusorias todas las penas eclesiásticas, porque pocas son las que no contienen algo de material. Todas las constituciones mo- násticas castigan a los infractores con ayunos, maceraciones, re- clusion i otras cosas semejantes; i de ordinario en las penas im puestas a los delitos algo hai de corporal o material, pues no es - posible tratar al hombre como ser que solo consta de alma sepa- rada del cuerpo. «La potestad sacramental constituye lo mas espiritual, si pue- de decirse así, de la jurisdiecion de la Iglesia, ia ésta, por mas que se quiera, no alcanzan las opresiones legales, Pues bien, en el sa- cramento de la penitencia se imponen espiaciones de los pecados que en su mayor parte llevan consigo penas temporales, i hasta limosnas a pobres, que tocan a loz bienes i dinero que en este si- glo forman por antonomasia las temporalidades en Jo que concier- ne a la lIelesia. Si se reconoce, porque no puede dejar de recono- corse, el derecho inherente a la Iglesia para imponer i ejecutar penas temporales en el foro sacramental ¿porqué no en el judicial, que emana de la misma fuente? «Aún mas: nada de extraño tiene que la Iglesia pretenda im- poner penas temporales a los fieles que le pertenecen, cuando no hai asociacion humana i de oríjen terreno que no pueda atribuirse esa facultad. Regularmente en las sociedades se establece que los asociados contraventores a los estatutos sociales incurren en la pérdida de alguna parte de. sus derechos, i hasta en multas o pe- nas pecuniarias; i si los ajentes de la sociedad acuden a los jueces para que hagan efectivas las condenaciones de los socios infracto- tores, aquéllos no pueden hacer otra cosa que ejecutar tales con- denaciones. Así, pues, aunque la lei no reconociese a la Iglesia los derechos que emanan de su constitucion divina, deberían al ménos respetarles los que tiene toda sociedad. Los católicos, al entrar a la Iglesia, promenten guardar los preceptos divinos, i los de ella misma, sometiéndose, por consiguiente, a las en que incurren los infractores. Luego, aunque no fuera mas que por este hecho, la * Iglesia tendría ante la lei derecho perfecto a imponer por sí las penas temporales a los fieles que infrinjen sus leyes ...... ......» Los Obispos concluían proponiendo las enmiendas que podrían introducirse en el Código de organizacion i atribuciones de los (102 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. tribunales para evitar que se sancionasen disposiciones lesivas de los derechos de la Iglesia. Estas enmiendas consistirian, primero, en añadir «pocas palabras a la parte en que se trata de las compe- tencias, para que de'una manera clara se expresara que las que corresponde resolver a la Corte Suprema de Justicia son única- mente las que se susciten por los tribunales i juzgados laicos, que son aquellos de cuya organizacion trata el dicho Código»; 1 segun- do, en suprimir en la parte 6.* del artículo 5.* el periodo que dice: Sin embargo, los efectos temporales o civiles de las sentencias pro- nunciadas contrá los legos se arreglarán a lo dispuesto por las leyes civiles. Afortunadamente para la Iglesia, la mayoría del Senado se com- ponía entónces de hombres de intachable probidad i de arraigadas convicciones, los cuales, acojiendo respetuosamente las adverten- cias del Episcopado, se empeñaron en armonizar con ellas las dis- posiciones del nuevo Código. Despues de una discusion tranquila, pero bien acentuada, de parte de los Senadores católicos, los artí- culos referentes a los asuntos eclesiásticos quedaron aprobados, en la sesion de 13 de Agosto de 1875 i siguientes, en esta forma: «Art. 5.2 A los tribunales que establece la presente lei estará sujeto el conocimiento de todos los asuntos judiciales que se pro- muevan en el órden temporal dentro del territorio de la Repúbli- ca, cualquiera que sea su naturaleza o la calidad de las personas que en ellos intervengan, con las solas excepciones siguientes: «7.2 Corresponde tambien a los tribunales que esta lei establece el conocimiento de las causas que versan sobre validez o nulidad de un matrimonio no católico, o sobre divorcio temporal o perpetuo entre cónyujes casados conforme a ritos no católicos. «Las penas que la autoridad eclesiástica imponga en virtud de su jurisdiccion espiritual no se entenderá que dejan de ser espiri- rituales porque produzcan efectos temporales, como, por ejemplo, la suspension o privacion de un beneficio eclesiástico o de sus frutos. «Art. 255. Las cuestiones de competencia que se susciten entre otras autoridades judiciales que las indicadas en el artículo ante= «rior, serán resueltas por la Corte Suprema. «Cuando estas competencias tengan lugar entre un a civil i otro eclesiástico, si la Corte Suprema resolviese que el cono- cimiento del negocio corresponde al primero, solo las resoluciones de éste producirán efectos civiles, A * ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1103 lós recursos de fuerza......» No era esto todo lo que podía desearse, pero era lo que bas- taba para dejara salvo los derechos de la Iglesia. Era doloroso, sin duda, que se despojase al clero del fuero, que es salvaguardia de su decoro e independencia; pero ya que se procedía a este des- pojo con acuerdo de la suprema autoridad de la Iglesia, no había en ello una injuria que pudiese calificarse de atropello, sino, cuan- do mas, una reforma no reclamada por un interes justificado. El - Senado cumplió por su parte la condicion resclutoria con que la Santa Sede otorgó su consentimiento para la supresion del fuero, decretando en el artículo final la abolicion total de los recursos de fuerza. El Senado aceptó plenamente las advertencias del Episco- pado, suprimiendo de la parte 6.* del art. 5."la cláusula que decía que «los efectos temporales o civiles de las sentencias pronuncia- das contra los legos se arreglarán a lo dispuesto por las leyes civi- les», i estableciendo en el art. 255 que «cuando las' competencias “tengan lugar entre un tribunal civil i otro eclesiástico, si la Corte Suprema resolviese que el conocimiento del negocio corresponde al primero, las resoluciones de éste solo producirán efectos civiles». Consistiendo la gravedad del recurso de competencia en que el tribunal civil compelía con severas penas al eclesiástico a abste- nerse de conocer en la causa que él creía de su competencia, con la disposicion anterior la Corte Suprema no podrá impedir al tri- bunal eclesiástico que siga conociendo del asunto que aquella deci- diere competir al juez laico, i en consecuencia, desaparece la pre- sion o violencia que ántes hacía la autoridad civil a la Iglesia cuando se avocaba una causa espiritual que creia de su competen- cia. La única consecuencia de esta disposicion es la denegacion del auxilio del brazo secular para el cumplimiento de las sentencias del tribunal eclesiástico en los casos en que la Corte Suprema resuelva la competencia en favor del juez civil; pero no puede de- cirse que este resultado sea restrictivo de la independencia de la Iglesia, puesto que no se le priva del derecho de hacer cumplir con sus propias armas las sentencias de sus tribunales. Colíjese de lo expuesto que este resultado se debe principalmen- te al señor Valdivieso, que desde el primer momento combatió las disposiciones contrarias a los derechos de la Iglesia que se habían estampado en el proyecto de Código, i que con sus adver- tencias en la prensa, sus reclamos al Gobierno, sus representacio- nes al Congreso, sus consultas a Roma i acertados consejos a los 1104 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. diputados i senadores católicos, consiguió impedir que esas dispo- siciones llegasen a ser, como leyes de la República, fuente de dis- turbios entre los des poderes 1 causa de opresion i nostilidad para la Iglesia. En el año de 1873 el Gobierno de don Federico Errázuriz pre- sentó al Senado un proyecto de Código Penal, preparado por una comision de jurisconsultos. En este proyecto había, entre otros varios, defectuosos e injustos, dos artículos, el 118 i el 261, que creaban delitos especiales para los eclesiásticos. Por el primero se penaba con extrañamiento menor en sus grados mínimo a medio al que ejecutare órdenes o disposiciones de la Corte Pontificia que atacaren la independencia o seguridad del Estado, o se opusieren directamente a la observancia de sus leyes; i por el segundo se castigaba con igual pena al eclesiástico que en el ejercicio de sus funciones incitara directamente a la desobediencia de una lei, de- creto o sentencia de autoridad competente. Estas disposiciones revestian un carácter tanto mas acentuado de hostilidad cuanto que con la abolicion del fuero quedaban los eclesiásticos sometidos al juzgamiento de las autoridades civiles i a merced de su buena o mala voluntad. Parecía, pues, que se abri- | gaba el propósito de crear delitos especiales para el clero a fin de tener ocasion o pretexto de arrastrarlo ante los tribunales laicos. Sabía el Gobierno que el clero quebrantaría esas disposiciones toda vez que llegase el caso de publicar una órden pontificia, ha- ciendo caso omiso del exeguatur, i que atacaria toda disposicion irrelijiosa emanada del Ejecutivo o del Congreso, pues el clero ca- tólico tiene por norma de conducta obedecer a Dios ántes que a los hombres, a despecho de las amenazas de los tiranos. No podian pasar inadvertidas para el señor Valdivieso disposi- ciones tan depresivas de la santa libertad del ministro sacerdotal; l tan pronto como llegaron a su conocimiento, elevó al Senado, en union con sus demas colegas en el Episcopado, una representacion no ménos respetuosa que enérjica, pidiendo a este alto cuerpo tu- viese a bien eliminar del nueyo Código los artículos que lastima- ban los derechos de la Iglesia, Comenzaba el señor Valdivieso por hacer notar que la jurisdic- cion espiritual de la Iglesia no puede ser ni conminada ni suspen- dida por el poder civil; i que esa jurisdiccion sería suspendida en - muchos casos si se dejasen subsistentes en el Código Penal los artículos 118, 261, 262 i 391, que imponían penas que llevan con- sigo la suspension o pérdida. de los empleos eclesiásticos. I aunque ANALES DE LA U.—CCTUBRE A DICIBMBRE DE 1885. 1105 en el art. 41 del mismo Código se declaraba que cuando las penas de inhabilitacion i suspension recayesen en personas eclesiásticas sus efectos no se extenderían a sus cargos, añadíase inmediata=: mente que no podrían ejercer la cura de almas en el territorio de la República, cosa que, por la insubsanable contradiccion que en- volvía, mas parecía burla que una disposicion revestida de la seriedad de Ja lei. Porque, en efecto, ¿de qué serviría a un ecle- siástico la jurisdiccion recibida de manos de la Iglesia, si la auto- ridad civil le impidiese ejercerla? Tales artículos estaban por tanto en abierta oposicion con lo que enseña el dogma católico acerca del oríjen i trasmision del poder espiritual, i caian bajo el anatema fulminado por el Tridentino (cap. 11, ses. 22) contra los que, bajo cualquier pretexto, se apoderen de los beneficios o jurisdicción eclesiástica o impidan ejercerla, Coneretándose al art. 261, observaba que se erijían en delitos para los eclesiásticos, acciones que para los laicos no eran ni pro- hibidas ni penadas. 1 en efecto, en ninguno de los artículos refe- rentes a los delitos contra la seguridad interior del Estado se imponía penas a los que, por medio de discursos o exitaciones de palabra, incitasen a la desobediencia de una lei o sentencia, siem- pre que no hubiese conato explícito de sublevacion armada. Í aun en este caso el que iucitase a la revuelta solo sería penado, segun el art. 124, cuando la sublevacion llegase a consumarse. «Entre tanto, el art. 261 dispone que para el eclesiástico basta que en sermon, discurso, edicto o pastoral incite a la desobediencia de una lei, decreto o sentencia de autoridad competente para que sea castigado con la pena de relegacion. De suerte que segun el Códi- go la libertad eclesiástica tiene un límite que no reconoce la de los demas ciudadanos, i la misma accion es un acto lícito en el chileno laico i un grave delito en el que ka recibido la tonsura clerical: porque no debe olvidarse que ese artículo del Código comprende a todos los eclesiásticos sin distincion de grado. il Có- digo no reconoce la garantía de la igualdad ante la lei que esta- blece el art. 12 de la Constitucion del Estado; porque impone cas- tigo a los eclesiásticos por los actos mismos que se reputan lícitos en los que no lo son. Para el dicho Código hai en Chile una clase -privilejiada con el triste 1 terrible privilejio de sufrir severos cas- tigos por aquello que las otras clases pueden hacer con impuni- dad. 1 si se busca el motivo de esta injusta desigualdad, no es fácil descubrirlo, pues cabalmente si hai ¿lguien para quien en algunos cagos no solo sea lícito sino obligatorio persuadir con discursos 1106 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. la injusticia de una lei, decreto o sentencia 1 aconsejar que se abs- tengan de la ejecucion, son precisamente los sacerdotes i demas ministros de la Iglesia. No puede ponerse en duda que es posible dictar leyes. malas i pronunciar sentencias injustas, ¡ojalá que la experiencia no acreditase esta deplorable condicion de la natura- leza humana. En tales casos los que se prevalen de leyes inicuas i sentencias injustas violan su conciencia i se hacen reos de culpa ante el Dios justísimo i tres veces santo; porque los lejisladores con todo su poder i los jueces superiores con la irrevocabilidad de sus actos no pueden hacer variar en un ápice los mandamientos divinos. Para que, pues, los fieles no sean alucinados, deber de sus maestros espirituales es ilustrarlos, declarándoles las leyes, decre- tos i sentencias que no pueden ser ejecutados. Así, por ejemplo, si como se ha llegado a pretender, se dictasen leyes para que se ten- gan por matrimonio los que se contraigan ante un notario público, debiendo quedar por este acto obligados tales contrayentes a coha- bitar, ¿podría un sacerdote ocultar a los fieles que el tal matrimo- nio solo era un amancebamiento? ¿Dejaría de aconsejarse a los que ' hubiesen tenido la desgracia de ser seducidos por la lei, que la desobedeciesen, negándose a la cohabitacion, so pena de condena- cion eterna? 1 si llevada a los tribunales la queja del consorte que se creía ofendido, pronunciasen aquellos sentencia, declarando in- disoluble el amancebamiento, o pretendido matrimonio, ¿podría algun eclesiástico, sin hacerse reo delante de Dios, dejar de acon- sejar que no se obedeciese semejante sentencia?» : En órden al art. 118 hacía notar el señor Valdivieso que hería abiertamente la libertad de conciencia de los eclesiásticos, obli- gándolos con la amenaza de graves penas a resistir las disposicio- nes emanadas del Papa en el ejercicio de su cargo. «Este artículo, decía, supone gratuitamente: 1.2 que la Consti- tucion del Estado en la parte 14 del art. 81 prohibe ejecutar bulas, breves o despachos de la corte pontificia sin el exequatur, cuando solo allí se determina quién debe darlo, segun la naturaleza de las disposiciones de que trate, sin imponer explicitamente obligacion alguna de obtener dicho exeguatur al que tenga que obedecer esos mandatos pontificios; 2.” supone tambien que se hayan de espedir por el Papa, como jefe de la Iglesia católica, mandatos que ata= quen la paz i la independencia de la República, suposicion malig- na e indigna de lejisladores católicos. No desconocemos las limita= ciones con que dicho artículo establece la pena de extrañamiento, haciendo solamente acreedores a ella a los que en desempeño de ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1107 su cargo, ino como simples particulares, publiquen i ejecuten breves u otras disposiciones pontificias sin exeguatur; i esto solo en los casos que dichas bulas o disposiciones se opusieren a la ob- servancia de las leyes o provoquen su inobservancia. Pero aun así es fuera de duda que la prescripcion del citado artículo envuelve una violacion patente de la doctrina católica. Por no detenernos mas, recordamos la reciente definicion del Ecuménico Concilio Vaticano. Este en la Constitucion Pastor eternus de la sesion 4.?, cap. 3. despues de definir el valor i extension que tiene en la Telesia católica el primado que por derecho divino corresponde al Romano Pontífice, añade: «Por lo que condenamos i reprobamos las opiniones de aquellos que dicen pueden lícitamente impedir esta comunicacion de la cabeza suprema con los pastores 1 rebaños, o que la dejan sometida a la potestad secular; de tal modo que pretendan que aquellas cosas que se establecen por la sede apos- tólica o por su autoridad para el réjimen de la Iglesia, carecen de valor 1 fuerza, si no se confirman por el placet de la potestad secu- lar». De aquí se deduce que, «sean cuales fuesen las disposiciones de la lei humana, hai obligacion estricta impuesta por Dios de obe- decer i cumplir todo lo que ordene el Papa para el réjimen de la Iolesia, a despecho del exeguatur que se atribuyan los poderes terrenos. La lei pues que pretende con penas compeler a la deso- bediencia de un precepto de Dios, viola directa i despóticamente la libertad de conciencia, libertad que hasta los enemigos del cato- licismo proclaman como la mas sagrada de las libertades del hombre. Los que pretenden excusarse con la lei para oprimir la conciencia, acuden a Ja iniquidad misma para cohonestarla. No es la voluntad del hombre que forma la lei la que puede encadenar la libertad de la conciencia, sino ésta la que debe prevalecer con- tra aquella; porque no solamente está escrito en los libros santos que primero debe obedecerse a Dios que a los hombres, sino que el testimonio de la conciencia humana clama por su indemnidad 1 mira como el acto de mas cruel despotismo cualquiera violencia que el poder de los hombres pretenda hacerle». El Senado, que, como lo hemos dicho, era compuesto en su mayoría de hombres afectos a los intereses católicos, tomó en consideracion las observaciones del Episcopado al discutir el proyecto de Código que le remitió el Gobierno. El debate fué lar- go 1 reñido: el Gobierno por su parte agotó los poderosos recursos de que dispone en Chile, con el fin de hacer pasar el proyecto con todos los defectos que lo afeaban i las disposiciones tiránicas que 1108 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. lo hacian detestable; pero los Senadores católicos, firmes en sus puestos, lo atacaron con brillo 1 valentía, al mismo tiempo que sus sostenedores prodigaban a manos llenas el sofisma i los erro- res doctrinales contra la fé (1), Despues de muchos esfuerzos se aprobó el artículo 1183 con una importante limitacion que disminuía en parte la gravedad de la disposicion que contenía: «El eclesiástico que en desempeño de su cargo, 1 sin los requisitos que prescribe la parte 14 del art. 82 de la Constitucion del Estado ejecutare órdenes o disposiciones de la Corte pontificia que atacaren la independencia o seguridad del Estado o se opusiesen a la observancia de sus leyes, en cuanto no sean contrarias al dogma o a las costumbres, incurrirá en la pena de extrañamiento menor en su grado minimo». E on realidad, en lo referente 2 la prohibicion de ejecutar órde- denes pontificias que atacasen la independencia del Estado, este artículo era completamente inoficioso, pues lejislaba para un cago imposible. No sucedía lo mismo en órden a las disposiciones que se opusiesen a la observancia de las leyes civiles, pues no era 1m- probable ni remoto el caso de que se dictasen en Chile leyes con- trarias al dogma o moral católica, que el Papa se viese en la ne- cesidad de reprobar 1 los católicos de desobedecer. Por esta razon era indispensable la limitacion, que hemos señalado con letra cur- siva, introducida por el Senado en el artículo precedente. El Senado suprimió el artículo 261, fundado en las razones ale- gadas por el Episcopado en su representacion. No había, en efecto, consideracion alguna atendible para castigar en el eclesiástico ac- tos que para los demas ciudadanos eran perfectamente lícitos. El pastor protestante en sus reuniones, el profesor en su clase, el tribuno popular en la plaza pública podían licitamente censurar una lei i aconsejar su inobservancia; pero el sacerdote católico, por una excepcion que se compadecía mul mal ¡con la igualdad (1) Uno de los Senadores gobiernistas incidió en varios errores doctrinales condenados por la Iglesia que fueron notados por La Revista Católica (mn. 1277); i entre otros, en los siguientes: Afirmó que cuando se procedía como lejislador no siempre podía seguirse el criterio católico; error condenado en la proposicion 57 del Syilabus: —Sostuvo que el Concilio Vaticano no tenía en Chile fuerza legal, por- que el Gobierno no le había dado el pase; error condenado en el cap. 1 de la Constitucion dogmática del mismo Concilio. —Tratándosec del fuero externo, la lez es la única que tiene derecho para negar oconceder jurisdiccion: error condenado en la proposicion 4 de la Bula Auctorem fidei.—«El Papa se equivocó, como puede equivocarse en todo lo que no sea decisiones dogmáticas en materia de fé, en las cuales es únicamente infalible»: error opuesto a la definicion del Concilio Vatica- no, que establece que el Papa, hablando ex-cotedra , es infalible en definir la doc- trina sobre fé o costumbres. ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885, 1109 ante la lei, no podría hacer lo mismo en el ejercicio de sus fun= ciones sin hacerse reo de severos castigos. Es sabido que, tratán- dose de leyes impías, el sacerdote tiene el deber, ineludible en muchos casos, de atacarlas 1 de aconsejar i hasta de prescribir su desobediencia. Vijente el artículo 261, el sacerdote habría podido hallarse colocado en la dura disyuntiva de faltar a su deber o de optar por el destierro. , El proyecto, con estas 1 otras modificaciones, pusó a la Cámara de Diputados, donde el Gobierno disponía de considerable mayo- ría a favor de sus intentos de hostilidades. Despechado por las derrotas sufridas en el Senado, entre las cuales debemos mencio- nar la adopcion del voto acumulativo en las elecciones de Diputa- dos, obtenido, despues de una brillante campaña parlamentaria, por los esfuerzos de los Senadores católicos, puso en juego todas sus influencias a fin de asegurar el triunfo en esta Cámara. Con este propósito presentó él mismo, por el órgano del Ministro de lo Interior don Eulojio Altamirano, un proyecto de lei en que pe- día a la Cámara que desechase las modifcaciones introducidas por el Senado en los artículos referentes a los intereses relijio- SOS. En estas críticas 1 solemnes cireunstancias el Episcopado, enca- bezado por el señor Vaidivieso, dirijió a todos los sacerdotes del pais un edicto pastoral, en que se fijaba la norma de conducta que debían observar en la administracion de los sacramentos con los católicos que en el desempeño de cargos públicos violasen las le- yes de Dios o de la Iglesia, Despues de desautorizar la doctrina, profesada por algunos de los lejisladores chilenos, de que es lícito al hombre público eman- ciparse de las leyes de Dios i de la lelesia, 1 despues de manifes- tar que los artículos objetados del Código Penal envolvían prin- cipios contrarios a las enseñanzas católicas, decía el Episcopado en este notable documento: «Ademas, con respecto a lejisladores i majistrados principales de los Estados, debe tenerse mui presente la excomunión reserva- da a la Santa Sede en que incurren los que dictan leyes o decretos contra la libertad o derechos de la Iglesia, por el hecho mismo de ejecutar tales actos. Bien conccida es la Constitucion 4 poslolico: - Sedis de 4 de Octubre de 1869, en que Su Santidad redujo la mul- “titud de censuras fulminadas por los Sagrados Cánones vijentes en la Iglesia universal a un corto número. En dicha Constitucion, bajo el epigrafe: Excommunicationes latae sententiae speciali modo 1110 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. Romano Pontifici reservatas, el número VII termina por estas pa- labras: Ztem edentes Leges vel Decreta contra libertatem seu jura Ec- clesiae. Así pues, si algun católico que hubiere contribuido con su voto a dictar las leyes a que arriba nos hemos referido, que indis- putablemente son contra los derechos i libertad de la Iglesia, se acercase al Sacramento de la Penitencia, conviene facilitarle el remedio de su necesidad espiritual, acudiendo por la facultad de absolver de la censura a los que Su Santidad nos ha delegado el poder de concederla, ya que la distancia haría mui difícil acudir al Papa mismo. «Mas, los confesores deben puntualmente observar lo que or- dena el Ritual Romano sobre la administracion del Sacramento de la Penitencia, cuando expresamente prohibe dar la absolucion a los que causaron escándalo público sin que públicamente satis- fagan i reparen el escándalo. No solamente las faltas que llevan consigo la excomunion son por su naturaleza de la mas grande publicidad, sino que el escándalo que causan es mui trascendental cuando los católicos ven seguir practicando actos relijiosos i reci- bir sacramentos a los que, a despecho de las censuras de la Igle- sia, concurren a dictar leyes opuestas a los madamientos del Se- ñor, a la libertad i derechos de la Iglesia, Los fieles que carecen de sólida instruccion en la materia, al observar el menosprecio de las enseñanzas 1 leyes de la Iglesia que ostentan personas de tan elevada jerarquía social, siguiendo exteriormente sus prácticas re- lijiosas, llegan a figurarse que, o las censuras i prohibiciones solo tienen por objeto infundir terror, o no alcanzan a los que dicen que ellos solo tratan de política». Era indudable que los que votasen por la subsistencia de los artículos 118 i 261 incurrían en la excomunion reservada al Papa fulminada por la Constitucion Apostolicae Sedis contra los que dictaren leyes o decretos opuestos a la libertad o derechos de la, Iglesia; i por lo tanto, ningun sacerdote habría podido otorgarles la absolucion sacramental, si esos artículos hubiesen llegado a ser leyes, a ménos que precediesen la suspension de la censura i la pública reparacion del escándalo. Cumplía, pues, al deber pasto- ral de los Prelados eclesiásticos advertirlo a los sacerdotes para que ninguno, por descuido o ignorancia, diese una absolucion que habría sido completamente inválida, si ántes no precedía al alza- miento de la censura, o ilícita si no se hiciera la reparacion del - escándalo; requisito indispensable aún en el caso en que no se in- curriese en excomunion por no haberse dictado la lei, pues para ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIRMBRE DE 1885. 1111 que obligue la reparacion del escándalo basta haberlo causado vo- tando leyes contrarias a los derechos de la Iglesia. Este Edicto levantó ruidosas tempestades entre los partidarios del Gobierno. En la Cámara: hubo Diputados que pidieron se ne- gase la renta.al señor Arzobispo i a los sufragáneos de la Concep- cion i la Serena que lo firmaron, haciendo caso omiso de la cir- cunstancia de que esa renta no salía de sus bolsillos ni del Erario de la nacion, sino de la contribucion eclesiástica del diezmo, con- vertida, como lo dejamos dicho en otra parte (1), en contribucion directa por acuerdo solemne de la Iglesia i del Estado. Otros afir- maron que los Obispos habían violado las leyes i faltado a sus juramentos; pero sin tomarse la molestia de señalar cuál era la lei violada i en qué manera habían quebrantado sus juramentos por el hecho de advertir a los sacerdotes la conducta que debían observar en la administracion de los sacramentos. Otros dijeron que los Prelados habían intentado llevar la discordia i perturba- cion al seno de las familias; sin advertir que de tales resultados no eran responsables los Obispos, sino los Diputados que a sa- - biendas se ponían en el caso de incurrir en las censuras eclesiás- ticas, votando leyes depresivas de la libertad i derechos de la Iolesia. Quienes, erijiéndose presentuosamente en jueces de las conveniencias de la relijion, deploraban el acto de los Obispos por el daño que ocasionaría a la Iglesia; quienes, en ¡fin, manifesta- ban olímpico desprecio por el Edicto pastoral, asegurando que «no les hacían, falta los sacerdotes como mediadores entre Dios i los hombres», pues les bastaba entenderse directamente con El (2). Los Diputados católicos contestaron victoriosamente a todas es- tas fútiles inculpaciones. Uno de ellos, don Zorobabel Rodriguez, Diputado por Chillan, decía entre otras cosas: «Me pongo en to- dos los casos posibles ino veo motivos que justifiquen ni las alar- mas ni las protestas. Creyente sincero, agradecería el servicio que me prestasen mis Prelados, tratando de precaverme contra invo- luntarios extravíos i de señalarme el buen camino, Incrédulo con- vencido, yo habria leido la pastoral con la mas perfecta indiferen- cia, 1 habría dicho al leerla: es esta una cuestion entre los pasto- reg li su grel: allá se entiendan ellos, ¿A quién puede mortificar entónces? Solo a una clase de personas: a los que desean vivir en- (1) Tomo 1 páj. 439, (2) El Diputado que esto afirmaba no necesitó, en verdad, de los sacerdotes al morir, pues falleció súbitamente no mucho tiempo despues de esta declaracion, A. DE LA U., 1.” SEC. 133-134 1112 MEMORIAS CIENTITICAS I LITERARIAS, tre dos aguas, ser creyentes o incrédulos segun las conveniencias; hacer protestas de fé entre las cuatro paredes de su casa i actos de incredulidad en los puestos públicos. Estos 1 solo estos se sen- tirán molestados por la pastoral i obligados a poner sus actos en armonía con sus convicciones. ¿Es este un mal? Al contrario, es un bien de que todos debemos alegrarnos, principalmente los que deseamos que la luz se hacsa 1 que cada cual tome su puesto i busque su bandera». Lo mas extraño de estas injustas inculpaciones fué que la Cá- mara se constituía en acusador, censor i juez de la conducta fun- cionaria de los Prelados eclesiásticos por un acto emanado de su ministerio espiritual. Ni la Constitucion ni las leyes daban derecho a los Diputados para fiscalizar los actos del poder espiritual, que es independiente i soberano en la esfera de sus atribuciones. El Edicto pastoral no se dirijía a-los Diputados, sino a los sacerdotes; ni tenía por objeto, como se dijo en el Congreso i en la prensa, fulminar excomunion contra los majistrados i lejisladores, sino fijar la norma que debía seguirse en la administracion de los sa- cramentos con aquellos que incurriesen en las censuras estableci- das con mucha anterioridad por la Iglesia. Por esta razon no es fácil explicarse la irritacion causada por el Edicto pastoral, si no es por la extrema exaltacion en que se hallaban los ánimos. Pasada esta primera borrasca, no tardó en producirse otra nueva en el seno de la misma Cámara. En la sesion de 20 de Octubre de 1874, no diremos que se puso en discusion, porque no la hubo, sino en votacion, el proyecto del Ejecutivo en que pedía a la Cá- mara que rechazara las modificaciones del Senado. Al tiempo de proclamarse la votacion favorable al artículo 139 (1), se dejó oir en la barra de la Cámara un grito anónimo injurioso al Presidente de ella. Inmediatamente don Guillermo Matta, vice-presidente, exclamó con voz estentórea i acento de indignacion: «Moderacion, señores, sobre todo cuando se ha salvado la soberanía nacional», Esta exclamacion, tan intempestiva como agraviante para los Di- putados de la minoria, produjo dentro de la sala de sesiones un desórden indescriptible. Los Diputados que se creyeron ofendidos se levantaron de sus asientos i se dirijieron en actitud agresiva' a la mesa presidencial, protestando enérjicamente de las palabras (1) Este artículo fué aprobado en estos términos: «Todo el que por medio de violencia o de amenaza hubiere impedido a uno o mas individuos el ejercicio de un culto permitido en la República, será castigado con reclusion menor en su gra- do minimum».-—El Senado había suprimido la palabra permitido. ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1113 pronunciadas en hora tan desgraciada por el vice-presidente. Los demas Diputados dejaron tambien sus asientos i los concurrentes a la barra invadieron la sala dando al aire gritos desaforados ¡ contradictorios. La confusion mas completa reinó por algunos momentos en la sala, i la exitacion de los ánimos hacía temer que se convirtiera en campo de Agramante. No había voz que se deja- ra oir en medio del ruido ensordecedor producido por los gritos de los que llamaban al órden i de los que lanzaban enérjicas recrimi- naciones contra el causante de aquel desórden. Vanos fueron los esfuerzos del Presidente para calmar aquella ajitacion violenta 1 volver la tranquilidad a los espíritus perturbados; hasta que al fin se logró despejar la sala de los que la habían invadido, i la sere- nidad volvió poco a poco a los ánimos, i con ella el órden i la paz. Juzgando desapasionadamente este incidente, se vé claro que el señor Matta, recojiendo una voz anónima de la barra 1 proclaman- do salvadores de la soberanía nacional a los que habían votado un artículo que penaba el delito de impedir el ejercicio de un culto permitido en la República, fué mas desgraciado que culpable, pues no es posible creer que conscientemente hubiese incurrido en tamaño desacierto. Lo mas que prueba este incidente es el grado máximo de exaltacion que las cuestiones relijiosas producen siem- pre en los ánimos (1). En la sesion siguiente (22 de Octubre) se rechazó la limitacion introducida por el Senado en el art. 118 por una mayoria de 58 votos contra 29, 1 se restableció el art. 261 suprimido por el Se- nado, por una mayoría de 58 votos contra 30. Respecto de esta última votacion suscitóse un largo debate sobre si 58 eran los dos tercios requeridos por la Constitucion para que una Cámara pue- da insistir en sus acuerdos. Por fin, el presidente de la de diputa- dos, por su propia autoridad, proclamó la insistencia. Un éxito feliz coronó las pretensiones del Gobierno en la Cá- inara de Diputados; pero preciso es declarar que los dos tercios dudosos que le dieron pasajero triunfo se obtuvieron a costa de inauditos esfuerzos ide manejos que no se recomendaban por su limpieza. A pesar de que el Gobierno había formado el Congreso a su placer, como se acostumbra en Chile, hubo necesidad de to- car llamada a los Diputados residentes en las provincias 1 de pro- digar las promesas, los halagos i las amenazas. Entre tanto, la minoría católica, firme en sus convicciones i en el puesto que le (2) Boletín de Sesionesr correspendiente a 1874. 1114 . MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. señalaban el deber i la conciencia, combatieron como buenos has- ta caer aplastados por el número, pero con la frente limpia i la dignidad intacta. : A medida que los ¡acontecimientos avanzaban crecía la excita- cion de los ánimos. Prueba de esta ajitacion amenazante fué el tu- multo formado, a las puertas del Congreso durante la sesion noe- tarna del 23 de Octubre. Léase lo que acerca de este grave suceso escribía MI Estandarte Católico en esta misma fecha: «El Gobierno no ha despreciado medio alguno para excitar al pueblo; ha llegado hasta repartir proclamas incendiarias contra el clero i la Iglesia, 1 ya anoche hemos comenzado a ver los frutos de tal manejo (1). Cualquiera en el Congreso o fuera de él hubiera podi- do juzgar que nos encontrábamos en plena comuna. En el Con- greso, un hombre pagado por el Grobierno, un empleado,.no se ocupaba sino en injuriar a la minoría, a los Obispos i al clero, i en procurar de todos modos: con sus. groseras | provocativas in- terrupciones aumentar la profunda excitacion de los ánimos. Fuera del Congreso, una inmensa multitud, no compuesta en su totali- dad de estudiantes,'i en la cual podían distinguirse fisonomías de presidarios, cansada de vivar al Gobierno ial Código Penal, co- menzó a maitratar i herir a cuantos no veía dispuestos a secun= darla en su valiente manifestacion. Sabemos de cuatro personas heridas, 1 entre ellas se encuentra el apreciable i distinguido jóven don Raimundo Salas Errázuriz, a quien los amigos del Gobierno, del órden i de la libertad dejaron por tierra 1 bañado en sangre, junto, al palacio del Congreso. Esta muchedumbre de facinerosos continuó sus fechorías: atacó la imprenta de El Independiente que estaba a. su paso, (2) 1 se entretuvo en quemar una, dos i tres ve- ces la pastoral de nuestros Obispos. En esto se hallaba todavía cuando concluyó la sesion, i los grupos se dirijieron tras de los Diputados de la mayoría para victoriarlos. Los señores Matta lle- varon la principal parte en esta ovasion i dieron las mas expresi- yas gracias a los que los acompañaban i cuyas hazañas ya cono- clan. Mientras tanto ¿qué hacían las autoridades? El Ministro de lo Interiori el Intendente de Santiago no podían separarse del Con= greso donde debían aumentar con sus votos los votos de la mayo- ría. ¿Por qué se habían de inquietar tampeco cuando sabían que solo los clericales corrian riesgo de ser asesinados? Se preguntó a (1) Estas proclamas salieron de la imprenta de La República, diario semi-oficial. (2) En este ataque resultaron varios heridos de parte de los asaltantes 1 asal- tadog. ÁNALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1115 sus señorias cuáles eran las precauciones que habían tomado para impedir desórdenes que todos sabían se preparahan mui de ante- mano. El señor Ministro había hecho cuanto estaba en su poder: había enviado, al Intendente una carta del señor don Maximiano Errázuriz, participándole el proyecto de atacar la casa del señor Cifuentes, 1 había llevado tan léjos su solicitud que se habia dig- nado escribirle otra en el mismo sentido. Por su parte el Intenden- te ordenó a la policía que reseuardara la casa del señor Ci- fuentes, 1 pues la policía no puede encontrarse en todas partes, no podía evitar que los amigos del Gobierno asesinaran clericales' en la plazuela del Congreso. Pero todavía hal otra cosa de mayor gravedad. Uno de los Diputados de la minoría dijo en la Cámara que, segun le habian asegurado, la policía secreta formaba parte de los grupos asaltantes; i ni el Ministro ni el Intendente desplez! garon sus labios para contradecir este gravísimo cargo ..... » Profundo contraste hicieron con estos repugnantes desórdenes i asonadas tumultuosas las manifestaciones de piedad filial que al día siguiente se verificaron en la casa del señor Valdivieso con motivo de ser ese dia (24 de Octubre) el de su cumple-años. La sociedad entera de Santiago estuvo allí dignamente representada para testificar en la persona del Pastor su adhesion inquebranta- ble a los principios católicos. Desde las primeras horas de la ma- ñiana un numerosísimo concurso de personas de toda edad, sexo 1 condiciones sociales'1nvadió el patio i salones de la modesta casa * del Prelado, poseídas todas de un entusiasmo solo comparable con' el que dió orijen a las manifestaciones de que fué objeto cuando estuvo con un pié en el destierro. Esa inmensa multitud que lle- gaba en oleadas a sus pies en solicitud de su bendicion parecía de- ' cirle mas con él corazon que con los labios, que miéntres empu- ñara el timon de la contrastada nave, contemplariía sin temor la: deshecha borrasca. El pueblo con su lenguaje rudo, pero franco 1 : enérjico, exclamaba a grandes voces: «Aquí teneis, señor, nues- tras vidas; las daremos en vuestra defensa.» Estas protestas, re- - petidas muchas veces, que el Prelado agradecía, pero cuyo ardor trataba de moderar, eran indicio consolador de que la fé, que los poderosos desprecian i persiguen, es ardientemente amada del pueblo, que vé en ella la única compensación capaz de hacerle !e-' vadero el lote de su miseria en el desigual 'repartimiento de la fortuna. : Los Senadores i Diputados católicos, acompañados de un consi- derable número de caballeros de distinguida posicion social, llega- 1116 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. ron a la casa del señor Arzobispo poco despues de mediodía, des» pues de haber atravesado en larga icompacta fila por el centro de la ciudad haciendo pública ostentación de su fé. El entusiasmo frenético con que vivaron al Prelado parecia decir que en caso necesario no faltarían mártires de la fé, Pero si fué grandiosa la manifestacion de los caballeros, la de las virtuosas señoras de Santiago fué en extremo tierna i conmovedora. En un número incontable de carruajes, que llenaba una extension de mas de ocho cuadras, se trasladó a la casa episcopal lo que la sociedad de Santiago tiene de mas respetable por su“posicion, nobleza i fortu- na. Bellísimo espectáculo“era el que ofrecía aquella gran comitiva de señoras atravesando por¿entre la muchedumbres del pueblo que las aplaudía al pasar, como si hubieran querido hacerlas portadoras de las demostraciones de su amor para con el Pastor de sus almas, Las habitaciones espaciosas de la casa del/señor Valdivieso fueron de todo punto estrechas para dar cabida a tan numerosa comitiva, Entre las que la formaban veíanse ancianas venerables que mu- chos años há no salían de su hogar, que con su cuerpo encorvado iban a dar un testimonio público del ardor de su fé i a protestar, en la persona del Prelado, como testigos de mejores dias, de los ataques de que era víctima la relijion. Mas, no se contentaron las ilustres matronas de Santiago con testificar con su presencia su adhesion al Prelado i a la santa causa de la relijion personificad a en él, sino que quisieron perpetuar el recuerdo de aquella protesta de su fé en un valioso obsequio, puesto en manos del señor Val- divieso por la señora doña Luz Covarrúbias de Larrain, despues de un breve, pero elocuente discurso. Era un anillo adornado de ricas piedras extraidas de sus propias joyas. Estas i otras muchas manifestaciones de fé ¡ de amor llenaron todas las horas de aquel memorable dia que lievó dulce lenitivo al corazon abrevado de pe- nas del señor Valdivieso. Mas, no fué de larga duracionfel triunto obtenido por el Gobier- no en la Cámara de Diputados. El proyecto de Código debía vol- ver al Senado para su sancion definitiva; i allí el triunfo iba a cambiarse en derrota. Efectivamente, en la sesion de 25 de Octubre el Senado resol- vió insistir ea las modificaciones introducidas por él en el artículo: 118; i en virtud de lo dispuesto en la Constitucion en el caso de insistencia, quedó suprimido el artículo. Lenal cosa sucedió con el artículo 261, por cuya supresion insistió el Senado por 14 votos contra 4. La Iglesia de Chile debió, pues, a este alto cuerpo cole- Í ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1117 jislador el triunfo sobre los que pretendían encadenar su libertad con disposiciones excepcionales i odiosas. * | * El Metropolitano i los tres Obispos sufragáneos se hicieron en esta ocasion intérpretes del agradecimiento de los católicos para con los congresales que combatieron las leyes opresoras. Tn una carta fechada en Noviembre de 1874 les trasmitían, junto con la enhorabuena por sus nobles esfuerzos, la expresion de la gratitud jeneral. «Habeis cumplido, decian en esta nota, jenerosa 1 denodadamente con el deber austero de repúblicos católicos, me- reciendo bien de la relijion i de la patria. Os felicitamos cordial- mente por ello i bendecimos al Señor que cs ha favorecido con su gracia, a la que habeis sabido jenerosamente corresponder. El ejemplo de abnegacion i firmeza que habeis dado esperamos que sea fecundo para despertar la apatía de algunos católicos, si la ocasion se presenta de combatir por la santa i noble causa de nues- tra relijion ......... » ÚY AZ ATI SAS ATA 9; Eo pu ¡Et CAPÍTULO XXIX. LOS SEMINARIOS, El señor don Joaquin Larrain Gandarillas nombrado Rector del Seminario de Santiago.—Sus viajes. —Su regreso al pais i toma de posesion de su cargo.— Construccion de una nueva casa para el Seminario.—Colocacion solemne de su primera piedra.—Fuertes sumas invertidas en el edificio. —Descripcion del edificio. —Su nueyo Reglamento. —Instruccion científica que se da en el Semi- minario.—Educacion moral 1 cristiana. —Inauguracion de su capilla pública.— Inauguracion de una estátua de María en el gran patio de recreo. —Estableci- miento de carreras científicas abreviadas—Sabias ordenanzas del señor Valdi- vieso sobre el réjimen interior, económico i científico del Seminario.—Creacion del Seminario de San Pedro Damiano. — Razones que tuvo en vista el señor Valdivieso. —Condiciones requeridas para ser admitido en este Seminario. — Fundacion de los Seminarios de Talca 1 de Valparaiso. No contento con las reformas introducidas en el réjimen del Seminario de Santiago en los primeros dias de su gobierno, el se- ñor Valdivieso continuó sin descanso adelantando la obra del me- joramiento de este importantísimo plantel de Ja Iglesia hasta colocarlo a la altura en que se encuentra al presente, El Seminario seguía su marcha de lento progreso en la casa que había construido a sus expensas el Ilmo. señor Vicuña, situada en la calle del Sauce, entre las de las Agustinas i Moneda. Sacer- tes distinguidos por su ilustracion i virtudes, tales como don Jus- to Donoso, don José Miguel Aristegui, don Eujenio Guzmaa i don José Manuel Orrego, lo habían rejido con celo i suficiencia, hasta que, por la dimision del último, el señor Valdivieso, con la perspicacia que lo distinguía para discernir el mérito personal, puso el rectorado del Seminario en manos de un jóven sacerdote 1120 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. en quien se reunian todas las prendas que pueden desearse para el acertado desempeño de este+delicado i laborioso puesto: virtud, talento, ilustracion, fortuna i posicion social, i sobre todo, abnega- cion 1 entusiasmo sin límites, Este jóven sacerdote era don Joa- quin Larrain Gandarillas. Con este nombramiento, verificado por decreto de 6 de Marzo de 1852, se abría para el Seminario un periodo de trascendenta- les reformas i grandes progresos. La primera dilijencia del nuevo Rector fué la de emprender un viaje de estudio a los paises mas adelantados de Europa i América para visitar los mejores esta- blecimientos de educacion i tomar de ellos todo lo que la expe- riencia hubiese demostrado ser lo mas conveniente. Í en efecto, despues de haber visitado, con la prolija e investigadora atencion del que lleva en su mente una grande idea, los mas acreditados seminarios i colejios eclesiásticos de Estados Unidos, Francia, Béljica i Alemania, volvió a Chile en Setiembre de 1858 bien pro- visto de un caudal de luces i experiencias de que usufructuarían en grande escala el Seminario de Santiago i los demas de la Re- pública. Un mes despues de su llegada, el 30 de Octubre, el señor La- rrain Gandarillas tomó posesion de su cargo, recibiéndolo de ma- nos del padre Francisco Colldeforns, de la Compañía de Jesus, que lo había desempeñado en su ausencia. Una de las primeras necesidades del Seminario era la adquisi- cion de una casa propia, correspondiente por su capacidad 1 como- didades a la importancia de su objeto i a las crecientes exijencias de la época. La casa del señor Vicuña, que ocupaba, era es- trecha, insalubre e inadecuada por su mala distribucion para el planteamiento de un buen réjimen. Fué preciso, pues, pen- sar en subvenir a esta premiosa necesidad; pero ¿cómo? ¿De dónde sacar los cuantiosos recursos que exijía la realizacion de la obra? El señor Valdivieso no era de esos hombres que se arredran delante de las dificultades, i el nuevo Rector pertenecía al número de los que están dispuestos a no excusar sacrificios ni fatigas cuando se trata de obras reclamadas por la gloria de Dios i el bien de la Iglesia. Estos dos hombres eran los excojidos por la Divina Providencia para dotar a la Iglesia de Chile de un establecimien= to que remediase la mas grande de las necesidades espirituales de aquella época: la extrema escasez de sacerdotes. «Es tri- ste observar, decia La Revista Católica, hablando del Semina- rio, que fuera de la imperfeccion de los estudios ocasionada por la, ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885, 1121 escasez de sus rentas, el personal de los alumnos no guarda pro- porcion ninguna con las necesidanes espirituales de los seiscientos mil católicos que hai por lo ménos en el Arzobispado. A juzgar por lo que se vé en las diócesis bien servidas de Huropa, el núme- ro de nuestros seminaristas debiera ser a lo ménos ocho veces ma- yor. La seccion superior en que se encuentran los verdaderos se- minaristas solo cuenta doce alumnos: de ellos sería mucho que perseverasen hasta el fin dos terceras partes; i aún estos ocho su- birán gradualmente al sacerdocio en el espacio de seis años. ¿L qué vienen a ser ocho sacerdotes en ese largo tiempo? Es bien claro que ni siquiera aan a pan a los que hayan falle- cido». El mal era tan grave que, no obstante la carencia de recursos, dispuso el señor Valdivieso que se comprase para la nueva casa la hermosa chácara de don Juan Agustin Alcalde, situada al oriente de esta ciudad en la ribera meridional del Mapocho, al precio de veinticinco mil pesos. El local no podía ser mejor exco- jido: el apartamiento, el silencio, la extension, el buen aire, la ri- ca vejetacion, la altura del terreno, todo contribuía al aprovechas miento en el estudio ia la salud i recreo de los alumnos. A solici- tud del señor Larrain Gandarillas, el Estado suministró la suma que importó el terreno, i el señor Valdivieso autorizó al Rector para invertir en el edificio hasta la cantidad de treinta mil pesos de los capitales del establecimiento. El 5 de Noviembre de 1854 se colocó la primera piedra del nuevo edificio con solemnidad extraordinaria. En la tarde de ese dia reuniéronse en las casas de la chácara, distantes co- mo dos cuadras del recinto destinado al futuro edificio, los Ilustrísimos señores Valdivieso, Salas 1 Doumer, Obispo ¿n partibus de Juliópolis, una gran parte del clero, todos los alum- nos del Seminario i un gran número de caballeros i señoras. Desde allí salieron en procesion trayendo la primera piedra en un pequeño carro primorosamente adornado i arrastrado por los que iban a ser los padrinos de la ceremonia. Cuatro sacer- dotes, profesores del establecimiento, llevaban en anda una pe- queña estátua de María, blanca como de alabastro (1). El trayec- to recorrido por la procesion se hallaba adornado con arcos de verdura, cenefas de flores i grandes i pequeñas banderas nacionas (1) Esta estátua, que fué paseada en torno de los cimientos del Seminario, se conserva con gram veneracion, como una reliquia, en el altar de la hermosa capi- lla de la Congregacion de María, 1122 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. les que ondeaban al soplo de las brisas de la tarde. Las sonoras melodías de músicas marciales se alternaban con los himnos reli- jiosos que entonaban los jóvenes seminaristas, pidiendo a Dios que derramase sus bendiciones sobre los cimientos de aquel edificio que había de encerrar las mas caras esperanzas de la Iglesia. Una cruz señalaba el lugar en que había de construirse el altar de la futura capilla del Seminario; i este fué el término de la pro- cesion. Los Prelados tomaron asiento al lado de un elegante altar en que se veía una imájen del Anjel Custodio, patrono i titular del Seminario; i en ese momento el señor Valdivieso, revestido de los ornamentos pontificales, dió principic a las simbólicas ceremo- nias con que la litúrjia católica solemniza estos actos. Hecha la bendicion de la piedra, las señoras que servían de madrinas presen- taron en una bandeja llena de flores el acta en que había de dejarse constancia de aquel acto; 1 despues de firmada por el señor Valdi- vieso i otras personas de distincion, se encerró, con algunas mone- das acuñadas el mismo año, en una ¡botella que se depositó en la cavidad de la primera piedra (1). Terminada la ceremonia, el Ilustrísimo señor Obispo de la Con- cepcion, que pocos dias antes había recibido la uncion episcopal, pronunció un elocuente discurso. La poderosa voz del señor Salas resonó en aquellos sitios despoblados, como un eco de bendicion, prediciendo con adivinacion profética los grandes destinos de aque- lla casa que encerraba el porvenir de la Iglesia. Despues de hacer un cumplido elojio del Sacerdocio en jeneral i del Párroco en es- pecial, decía el señor Salas: «Cuán justo es, pues, que concentre- mos nuestras fuerzas para formar este precioso taller donde deben elaborarse esos obreros evanjélicos, que han de derramar en toda la extension de nuestra patria, con la fecunda simiente de la fé i la moral cristiana, los rayos de la verdadera civilizacion! ¿Dónde, sino aquí, han de cultivarse las hermosas plantas que, colocadas mas tarde en un suelo feraz, produzcan los opimos frutos que dan gloria a Dios, i en la tierra paz a los hombres de buena volun- tad?... Sacerdocio, relijion i patria son, señores, ideas que se li- gan, o mejor dicho, que no se conciben separadas. Relijion sin sa.- cerdotes que la defiendan, sostengan i propaguen es una quimera; (1) Sirvieron de padrinos en esta ceremonia los señores don Francisco Ruiz Tagle, don Rafael Larrain Moxó, don José Vicente Sanchez, don Domingo Matte, don José Agustin Tagle, i don José Ignacio Larrain i Landa. Fueron madrinas las señoras doña Luz Gallo de Cousiño, doña Cármen Cerda de Ossa, doña Merce- des Cerda de Cerda, doña Nicolasa Toro de Correa, doña Enriqueta Falcon de Ortúzar, i doña Rosa Morandé de Huidobro. 4 ANALES DE LA U.—OOTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 11293 i patria que marche al engradecimiento i la prosperidad sin relijion es un absurdo, mil veces acreditado por dolorosas i sangrientas experiencias. Redoblemos, pues, nuestros esfuerzos para contri- buir al completo i mas perfecto desarrollo del pensamiento que nos ha reunido en este lugar. El jóven sacerdote que bajo la di- reccion del venerable Pastor de esta Arquidiócesis ha acometido la obra colosal cuyos cimientos se han zanjado, atraviesa esa época de la vida en que el corazon con sus grandes emociones da vigor a las nobles concepciones del espíritu...... Ligado yo por gratos re- cuerdos al establecimiento a que consagré una buena parte de mi sacerdocio, en que tuve la satisfaccion de dirijir por los senderos de la virtud 1 de la ciencia a jóvenes, que puedo decir con el Apóstol, son ahora mi corona i mi gloria, vengo a pagar en este dia un tributo de justicia i gratitud, antes de alejarme del hogar de tautas afecciones. El porvenir de este colejio eclesiástico inte- resa vivamente a mi corazon, ien esta ocasion memorable hago al cielo con toda la sinceridad de mi alma un solemne voto por- que se desarrolle de dia en dia i-se vean en breve colmados los deseos i realizados los nobles propósitos de los que han acometido esta grande ODIA .....». Los votos de este gran corazon no tardaron mucho en cum- plirse. El señor Larrain Gandarillas continuó la obra comenzada con una constancia de antiguo romano i una desicion que no conoció descanso ni se sintió flaquear delante de las mayores dificultades. El plano del edificio era grandioso i magnífico, icon- sultaba todas las ventajas apetecibles en un establecimiento de este jénero. El Seminario, segun este plano, debería constar de nueve grandes patios de dos pisos, que formarían un cuadrado perfecto. Pero para realizarlo se necesitaban injentes sumas que no había de donde obtenerlas. Fué preciso contentarse con lo indis- pensable, i solo se propuso concluir por entónces una tercera par- te del plano proyectado, esto es, los tres patios del centro. Era . tambien lo que bastaba a las necesidades de la época, pues esos tres patios daban capacidad para mas de doscientos alumnos. Pero para concluir esta minima parte del grandioso edificio era menester una suma de mas de doscientos mil pesos. El señor La. rrain acudió nuevamente a la liberalidad del Gobierno, el cual, aunque no sin tener que vencer tenaces resistencias en el Con- greso, votó en diferentes partidas hasta la cantidad de ochenta i cinco mil pesos, inclusos los veinticinco mil que se invirtieron en la compra del extenso terreno que ocupa el Seminario, Esta suma, 2 »ñ y 1124 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. no tardó mucho en agotarse, pues, no bien se hubo dado principio a la obra, sobrevino una alza considerable en los materiales; i pa- ra colmo de desdicha, el temporal de Marzo de 1856 causó gran- des pérdidas con el deterioro de las murallas, el perjuicio ocasio- nado en los materiales 1 el retardo en la construccion de los techos. Fué necesario arbitrar nuevos recursos para continuar la obra siquiera hasta ponerla en estado de hacer la traslacion del esta- blecimiento al nuevo local, cosa que reclamaban imperiosamente el buen réjimen i la necesidad de hacer economias. Pero ¿de dón- de conseguir los nuevos recursos que se necesitaban? El Semina- rio había agotado ya todos los fondos que de tiempo atras venía acumulando para esta obra, i el Gobierno había contribuido a ella con cuantiosos subsidios. En estas circunstancias creyó el señor Valdivieso que era llegado el caso de acudir a la largueza cristia- na de los fieles; i con este objeto, en un Edicto fechado el 11 de Noviembre de 1356, nombró una comision compuesta del Rector del Seminario i dé los presbíteros don Juan Bautista Ugarte, don José Vitaliano Molina idon Miguel Rafael Prado para que im- plorasen el auxilio de la caridad privada i levantasen, en caso necesario, un empréstito (1). El primero de estos recursos fué casi completamente estéril; por lo cual se acudió al segundo, contra- yéndose una deuda por ochenta mil pesos, En virtud de estas providencias, el Seminario pudo instalarse en el nuevo edificio, aún no terminado, en los comienzos del año escolar de 1857. Paulatinamente, i a medida que lo han permitido los recursos, la obra ha ido adelantando i acercándose mas 1 mas a la ejecucion del plano primitivo. El 2 de Mayo de 1858 fué ben- decida i solemnemente inaugurada la capilla pública del estable- cimiento con la primera misa del presbítero don Francisco Javier Quintanilla i con asistencia del señor Valdivieso i gran número de sacerdotes 1 fieles de ámbos sexos. Posteriormente se arregló el gran patio de recreo para los alumnos, que es una extension de terreno de mas de una cuadra. en área, con espaciosas i simétricas avenidas de olmos, acacias, encinas i otros árboles que con sus ramas entrelazadas forman tu- pida techumbre que convida con grata i fresca sombra. En el cen- tro de esta área hai un circulo formado por cipreses 1 maitenes 1 sembrado de flores: en medio de este círculo'se levanta «como una perla engastada en esmeralda» una estátua colosal de la San= (1) Revista Católica $. 7.” p. 2092, ANALES DE LA U,—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885, 1125 -tísima Vírjen sobre un pedestal en que se lee gravada en mármol esta deprecacion: Regina sine labe concepta, intervent pro clero. No pasaremos adelante sin recordar la solemnidad con que se inauguró esa imájen singularmente amada de los seminaristas, Imájen que preside i bendice sujuegos infantiles. En la tarde del 8 de Setiembre de 1863, dia en que la Iglesia celebra la Natividad de María, salió de la capilla del Seminario una procesion presidi- da por el señor Valdivieso, 1 en la que tomaron parte el Ilmo, se- ñor Salas, los Vicarios jenerales, algunos miembros del Cabildo metropolitano, muchos sacerdotes seculares i un gran número de fieles. La procesion se detuvo en el óvalo en que se levanta la es- tátua de la Santísima Vírjen, primorosamente decorada en ese dia con guirnaldas i coronas de flores. Terminada la ceremonia de la bendicion, el señor Obispo Salas, vestido de pontifical, pronun- ció al pié de aquella bendita imájen un bellísimo discurso de cir- cunstancias, sembrado de imájenes brillantes, de pensamientos oportunos 1 de golpes maestros de elocuencia. Su voz repercutía en aquel agreste sitio llamando las bendiciones del cielo sobre aquella estátua de María, como años ántes las había evocado so- bre los surcos en que habían de levantarse los muros del Semina- rio, En esos mismos dias el Seminario había sido objeto de rudos ataques en uno de los cuerpos lejislativos; 1 el señor Salas, hacien- do alusion a ellos, decía en este magnífico discurso: «No somos hombres de ayer en el desempeño de muestro público ministerio: ahí están nuestras obras: soi un viejo profesor del Seminario, i aquellos distinguidos jóvenes de entónces, como los de ahora, son un vivo testimonio de la educacion que en esta casa han reci- bido. ¡Ah! teneis un pecado, jóvenes seminaristas, que nuestros enemigos no os pueden perdonar. Por el fruto se conoce el árbol, 1 son en verdad hermosos i bien sazonados los que de este plantel ha recojido i recoje la sociedad.........» Despues de vindicar con frases elocuentes a los seminarios, tomando pié de la ins- eripcion escrita en el pedestal de la Vírjen, exciamó: «Interceded ¡oh María! por el digno clero de Santiago, i en particular por su venerable jefe, mi ilustre metropolitano: ruega por esta tierna ju- ventud, que cifra en vos sus mas dulces esperanzas, hacedla pros- perar en virtud 1 saber. Acordaos tambien de mii de la amada porcion del rebaño del Señor que me ha sido confiada, Cubrid con vuestro manto protector a toda esta República que cree en vos, 0s ama 1 os invoca con toda la ternura de un corazon filial», Durante mas de media hora los centenares de personas que Ny 1126 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. concurrieron a esta sencilla fiesta estuvieron deliciosamente col- gados de los labios del Crisóstomo chileno. Todo contribuía al encanto 'de su inspirada palabra: la hermosura del sitio, la plá- cida declinacion de aquella tarde de primavera, la trasparencia del cielo, el simpático objeto de la fiesta. Confesamos que entre nuestros lejanos recuerdos de la niñez, ocupa el de esta hermosa tarde un lugar preferente por las santas emociones recibidas al pié de aquella querida imájen. En la extremidad meridional de esta área pintoresca se han construido para solaz 1 deleite de los alumnos un estanque espa- cioso circundado de árboles jigantescos, que no dejan entrada a los rayos del sol, en cuyas mansas aguas bogan alegres en las tar- des de primavera i del estío los estudiantes despues de las tareas del diaz un cómodo i extenso baño de natacion 1 una gran cancha de pelota, la primera, a lo que creemos, construida en Santiago. La distribucion interior del edificio ofrece todo jénero de como- didades. A mas de la solidez de la construccion, se han consulta- do la belleza i la elegancia: los patios son todos de dos pisos rodeados de espaciosos corredores 1 hermoseados por árboles ijar- dines. Los dormitorios son grandes salones en comun para los niños que cursan los primeros años, 1 pequeñas celdas bien venti- ladas para los que cursan años mas adelantados. Posee un gran salon de actos literarios, espaciosos comedores, buenas salas de estudio i clase, 1 cómodas habitaciones para los profesores del esta- blecimiento. En 1866 se construyeron otros dos patios de la mis- ma forma i calidad de los tres primeros, con lo que se consiguió aumentar hasta mas de trescientos el número de alumnos internos. Con la traslacion al nuevo edificio comenzó para el Seminario una era de creciente progreso. Juntamente con ocupar la nueva casa, se puso en planta un nuevo Reglamento, que contiene el fruto de las observaciones recojidas por el señor Larrain Gan- darillas en sus viajes 1 de las que le sujirieron sus luces i ex- periencias. Este Reglamento mejoró notablemente el órden i réjimen interno del establecimiento; acrecentó el aprovechamiento de los alumnos con una mas acertada distribucion del tiempo; hizo mas práctica la piedad relijiosa, base fundamental de la educacion cristiana, con ejercicios diarios de devocion adecuados a la niñez, con la frecuente recepcion de los sacramentos 1 con el profundo respeto que inspira a los alumnos por los actos del culto divino. En él se han consultado hábilmente todos los medios capaces de estimular la buena conducta, aplicacion i aprovechamiento con ¿ A A A O y A A IR A ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DÍ 1885. 1127 un sistema bien arreglado de premios i castigos. «La aplicacion severa de este sistema, dice el art. 12 del $ 12, basta para animar al bien i retraer del mal a jóvenes en cuyos corazones imperan los sentimientos del deber i del honor. Pero aunque la autoridad debe ser siempre paternal i hacerse principalmente obedecer por el amor i la persuasion, si hai algunos que tengan la desgracia de no ceder a estos nobles estímulos, serán considerados como una triste excepcion 1 tratados con un rigor de que ellos solo serán causa, i que por lo mismo está en su mano hacer cesar». Sus dis- posiciones están calculadas para inspirar a los jóvenes hábitos de aseo, de urbanidad, de sumision a los superiores, de amor frater- nal, sobriedad i demas cualidades exijidas en sociedad. En este punto desciende el Reglamento a minuciosidades que pudieran calificar de nímias los que ignoran que en la educacion log mas pequeños pormenores influyen poderosamente en el resultado final. Lo que mejor prueba la bondad i excelencia de sus disposiciones es el haber resistido durante veintinueve años a la piedra de to- que de la experiencia sin haber necesitado mas reforma que el cambio de horario o distribucion diaria del tiempo. El Seminario se ha distinguido siempre por la Eomedad 1 am- plitud de la enseñanza. A esto contribuye en no pequeña parte el ser avaro de asuetos 1 salidas, cuya frecuencia perjudica el apro- vechamiento con la interrupcion del estudio ila disipacion que llevan al espíritu de los estudiantes. El señor Valdivieso tuvo es- pecial empeño en confiar la instruccion a los hombres mas idó- neos e ilustrados del clero i adoptar los mejores textos de enseñanza. La instruccion es teórica 1 práctica a un mismo tiem- po: el estudiante de latin, por ejemplo, no se concreta solamente a aprender las reglas de memoria i a traducir con mas o ménos facilidad, sino tambien a expresar sus pensamientos en prosa i verso latinos. El estudiante de literatura se ejercita en la compo- gicion literaria, 1 ningun alumno se exime de la obligacion de acreditar gu aprovechamiento en este punto, presentando en la prue- ba final una composicion literaria en prosa o verso castellanos. El estudiante de Filosofía se adiestra en la argumentacion escolásti- ea en conferencias públicas, en que se sustentan tésis esmerada- mente preparadas. Los exámenes mismos de cada año constan de dos pruebas, una escrita i otra oral, 1 a ámbas se atiende para la calificacion del aprovechamiento en cada uno de los ramos de en- señanza. Una Academia Literaria compuesta de treinta miem-:' bros, i cuyos asientos se obtienen en oposicion por los alumnos As DE LA U., 1.” Suc, 135-136 1128 MEMOBIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, que mas se distinguen por su conducta i aprovechamiento, contri- buye a despertar el amor 1 estímulo por las letras i a adiestrar a los jóvenes en el manejo de la pluma i de la palabra. Los acadé- micos están encargados de preparar los actos literarios privados i públicos del establecimiento, componiendo los trabajos que en ellos se declaman. Por esta bellísima asociacion, que cuenta ya veinticinco años de existencia, i que es acaso la primera fundada en los establecimientos de educacion que existen en Santiago, han pasado casi todos los que en el clero i entre los seculares educados en el Seminario se distinguen como escritores i oradores, Para convencerse de la perfeccion de los estudios del Semina- rio, basta leer en los Anales de la Universidad los informes de los delegados universitarios en la época en que la Universidad, en cumplimiento de un artículo de la antigua lei de instruccion, en- viaba a algunos de sus miembros a presenciar los exámenes del Seminario. Desempeñaron esta comision en diferentes épocas hombres tan competentes como don Andres Bello, don Salvador Sanfuentes, don Ignacio Domeyko, don Justo Florian Lobeck, don Miguel Luis Amunátegui, don Diego Barros Arana, don José Manuel Orrego, don Ventura Marin i muchos otros, los cuales informaron siempre favorablemente i muchas veces de una manera encomiástica. El Seminario se ha adelantado a veces a la Universidad en la introduccion de ramos de instruccion, entre los cuales po- dríamos citar la Historia de la Literatura i de la Filosofía. El curso de ciencias eclesiásticas, que dura cinco años, abraza todos los conocimientos que necesita un sacerdote para el cabal desem- peño de sus variados ministerios. El curso de humanidades, que abraza todos los ramos requeridos para optar a grados universita- rios, consta en el Seminario de cuatro secciones o cursos que duran dos años cada uno, a saber: curso preparatorio, curso inferior, cur- so medio i curso superior. Para cada uno de estos cursos hai asig- nado cierto número de ramos fijos que se suceden en el órden lóji- co de las materias, i en cuanto es dable, en el órden de las dificul- tades que ofrece su aprendizaje. El señor Valdivieso, que en los comienzos de su gobierno, reac- cionó contra la preocupacion de que no es ilustrado sino el que obtiene titulo de abogado, suprimiendo en el Seminario el curso de leyes, remedió mas tarde, a indicacion del rector del Semina- rio, una práctica tiránica: la de que todo alumno que entraba al establecimiento, aunque no fuese con ánimo de seguir una carrera ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1129 profesional, tenía precisamente que cursar todos los ramos de hu- manidades. Hemos llamado tiránica esta práctica, porque lo es, en verdad, imponer forzosamente a niños de escasa intelijencia o de salud endeble un trabajo superior a sus fuerzas. No todos han na “cido para ser sabios, i en consecuencia, conviene dejar libertad para adquirir una ilustracion mas o ménos extensa, segun las aptitudes 1 condiciones de cada uno. Esto fué lo que hizo el señor Valdivieso er su decreto de 3 de Abril de 1867, que divide los estudios del Seminario en tres clases de carreras, a saber: íntegra, breve i brevísima. La ín- tegra comprende todos los ramos que establece el plan de es- tudios del establecimiento: la breve, solo los ramos mas, ¡m- portantes, tales como el idioma latino, gramática castellana, histo- ria santa, catecismo 1 fundamentos de la fé, jeografía i aritmética, lójica 1 metafísica, lugares teolójicos, teolojía dogmática i teolojía moral: la carrera brevísima comprende solamente los ramos indis- pensables para adquirir una mediana ilustracion, tales como cate- cismo 1 aritmética, historia santa i fundamentos de la fé, latin 1 gramática castellana, jeografía, lójica ¡ metafísica elementales, lu- gares teolójicos, algunos tratados de la teolojía dogmática i de teo- lojía moral. Mas, como esta concesion habría podido dar márjen a abusos, favoreciendo la desaplicacion i la pereza, dispuso que so- lo podrían aprovecharse de ella los alumnos que, a juicio del consejo de profesores del establecimiento, fuesen imhábiles para cursar la carrera Integra. La relijion es la base de la educacion del Seminario: ella se se siente en la atmósfera que se respira, se asocia a todos los ac. tos 1 ocupaciones principales de cada dia, se la enseña como ciencia 1 se la practica como virtud. Se la inculca de todas maneras: por medio de la enseñanza, de la predicacion, de los ejercicios de devocion, de la conversacion, de los buenos ejemplos, del saludable consejo. Es luz para la intelijencia, regla para la voluntad, freno para las pasiones nacientes, protectora de la ino cencia, preservativo del mal i correctivo del que delinque: en suma, la relijion es el alma que todo lo informa, dirije 1 embellece. Todo conspira en el Seminario a formar hombres de fé profunda e ilus- trada, de convicciones arraigadas, de probidad intachable, de sóli- da piedad. De manera que los que no se sienten llamados al sacer- docio llegarán a ser, si no son refractarios a la educacion del Se- minario, cumplidos ciudadanos en la sociedad, e hijos, esposos i padres modelos en el hogar, 1130 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. ; Para conseguir estos fines, ademas de las prácticas diarias de devocion comunes a todo buen cristiano, empléanse otros medios extraordinarios, tales como los ejercicios espirituales para los jóve- nes de las lao superiores ántes de comenzar las tareas escolares del año, a fin de llamarlos al recojimiento despues de las consiguien- tes disipasiones de los meses de vacaciones; la celebracion de las principales fiestas de la Iglesia, i en especial la de los Santos An- jeles Custodios, patronos i titulares del Seminario, i de los piado- sos meses del Sagrado Corazon de Jesus i de María (1). Para mayor estímulo de la piedad se han erijido carónicamente dos Congregaciones, la de María Inmaculada i la de los Santos Anje- les, de las que forman parte los alumnos que se distinguen por su conducta, aplicacion i piedad. Cada una tiene su capilla especial, decorada con gusto i elegancia, i un Prefecto i empleados que las dirijen 1 sirven con particular esmero. Para las solemnidades del culto mantiene el Seminario una exce- lente capilla de cantores compuesta de alumnos excojidos, i un re- pertorio de música sagrada, solo inferior en cantidad i calidad al de la Catedral de Santiago. La educacion en este establecimiento no es solamente científica i cristiana, sino tambien artística e hijiénica. En él se cultivan, en efecto, las bellas artes, como la música, la pintura, la declama- cion, i se proporciona a los alumnos todo jénero de ejercicios cor- porales, como los de jimnásia, pelota, billares, palitroque i demas que contribuyen a hacer práctica aquella máxima de los antiguos: mens sana in corpore sano. Tal es, descrita en rápido bosquejo, la cbra llevada a término por el señor Valdivieso con la valiosísima cooperacion del señor don Joaquin Larrain Gandarillas en este importantísimo ramo de la administracion eclesiástica. En esta escuela se ha formado una gran parte del clero de Santiago, que hoi presta sus servicios a la Iglesia en la vasta escala de los ministerios sacerdotales. Si este clero vale algo por su ilustracion, celo 1 virtudes; si satis- face cumplidamente las necesidades espirituales de los fieles; si es digno de encomio por su entereza apostólica en la defensa de los intereses de Dios i de las almas; si unido i compacto en las horas de la prueba, ha sabido luchar por su fé i sacrificar toda conveniencia humana en aras del deber; (sí, en fin, es digno de la Tolesia i de (1) En el Seminario se celebró por primera vez en Chile el Mes de Maria, 1 pará él se compuso el primer devocionario que contiene los ejercicios del Mes, ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1131 Chile, es preciso decirlo bien alto, como un deber de severa justi- cia, todo es debido a esos dos hombres, que han sido la cabeza 1 e brazo en esta magna obra de la formacion del clero, la mas gran- de por su objeto i la mas fecunda por sus resultados de las que pueden emprenderse en beneficio de la Iglesia. 1 este es el mo- mento de declarar que el señor Larrain Gandarillas no solo ha prestado a esta obra el valioso continjente de- sus luces, abnega- cion i sacrificios personales durante treinta años, sino que ha in- vertido en ella todo su cuantioso patrimonio. El señor Valdivieso dotó tambien al Seminario de Santiago de una organizacion completa 1 estable por medio de sabias ordenan- zas. I asi, por decreto de 10 de Junio de 1861, instituyó un Consejo permanente, compuesto del Rector, del vice-Rector i de dos profe- sores, nombrados anualmente, con las siguientes atribuciones: pro» poner a los que deban entrar al Seminario propiamente dicho i acordar los que deban ser expulsados; asignar los premios a los alumnos de ámbas secciones con la concurrencia del profesor del ramo; velar por la observancia de los estatutos del Seminario; pro- mover el incremento de sus rentas 1 la mejora de su administra- cion; proponer al Prelado las reformas en la disciplina o plan de estudios que juzgue convenientes; dar su dictámen al Rector en los casos graves en que éste lo solicite. Por decreto de 14 de Marzo de 1868 dividió los"ramos de ense- ñanza por asignaturas o grupos, que comprenden los que tienen relacion de analojía, destinando a uno o mas profesores para cada asignatura, con el propósito de formar aventajados maestros en cada uno de log ramos cuya enseñanza se les confía. Estas asigna- turas son las siguientes: ramos de relijion, gramática castellana, latin, historias, matemáticas, ciencias naturales, estudios .litera- rios, estudios filosóficos, e idiomas vivos. Fenetradas muchas personas piadosas de la grande utilidad que reporta-a la Iglesia el incremento de las filas del clero, han sumi- nistrado al Seminario los fondos necesarios para fundar becas en favor de los hijos de familias decentes, pero que carecen de recur- sos para costear su educacion, que se sientan con inclinaciones al estado eclesiástico 1 con disposiciones para abrazarlo, El señor Valdivieso tuvo especial cuidado en procurar que esta liberalidad se aprovechase debidamente en favor de la Iglesia, ora instituyen- do un Consejo especial para la distribucion de las becas, ora fijando los procedimientos que deben emplearse en la distribucion, ora de- 1132 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. terminando las condiciones a que deben sujetarse los agraciados con ellas, Por decreto de 2 de Octubre de 1872 aprobó i mandó poner en ejecucion un extenso i prolijo reglamento, que le fué presentado por el Rector, para la administracion temporal del Seminario, esto es, para todo lo concerniente «a la adquisicion, enajenacion, an- mento i conservacion de sus bienes muebles e inmuebles; al cobro de sus rentas; al cumplimiento de sus compromisos; a sus gastos, caja i contabilidad; a los deberes, atribuciones i responsabilidad de las personas a quienes están confiados sus intereses». El escaso número de sacerdotes, extremadamente desproporcio- nado al número de habitantes de la Arquidiócesis, era motivo de incesante preocupacion para el señor Valdivieso. «El número de sacerdotes, decía en 1869, tanto seculares como regulares, inclusos los enfermos e inutilizados, apénas llega en el Arzobispado a 484; de modo que no alcanza a uno por cada dos mil fieles; i este nú- mero es ménos de la cuarta parte del que se calcula en otros pai- ses como absolutamente indispensable para satisfacer las necesida- des relijiosas de los católicos». Nadie podía apreciar como él esta lamentable escasez, ya que debía palparla diariamente en la pro- vision de los empleos eclesiásticos, muchos de los cuales solían permanecer vacantes largo tiempo por falta de sacerdotes idóneos a quienes confiarlos. Este doloroso convencimiento era parte para que se afanase por hallar arbitrios que diesen por resultado el aumento del personal del clero. Entre estos arbitrios debemos mencionar especialmente la creacion de la seccion de San Pedro Damiano, destinada a proporcionar educacion eclesiástica a niños decentes del campo, que manifiesten inclinaciones al sacerdocio 1 tengan las aptitudes convenientes. Creía el señor Valdivieso que, siendo la poblacion de los campos mucho mas numerosa que la de las ciudades, i el sosieso 1 senci- llez de costumbres de sus habitantes mas favorables a las vocacio- nes eclesiásticas, podría obtenerse un número de sacerdotes cuatro veces mayor, si no se malograsen esas vocaciones por falta de cul- tivo. Creía que se conseguiría este beneficio estableciendo en el Seminario un departamento especial para educar a niños del campo. Con este fin dirijió a los Párrocos del Arzobispado, una circular con fecha de 12 de Junio de 1869, exponiéndoles las consideraciones que justificaban aquella medida 1 lejitimaban sus esperanzas. «Despues de algunas tentativas 1 serias meditaciones, decía en esta circular, hemos creido que estableciendo nn departa- ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885, 1133 mento especial en que niños del campo estudien los ramos de hu- manidades indispensables para la enseñanza profesional del sacer- dote, conservando, en cuanto es posible, los hábitos, vestidos 1 alimentos de la casa paterna, se podía remediar de algun modo el mal que lamentamos. Este plan tendria, 1. la ventaja de la eco- nomía que produce el sosten de la vida frugal en los campos, res- pecto de los costos que ocasiona vivir en las ciudades; de modo que con lo que gasta un seminarista en nuestro Seminario habrá para sostener tres o mas en el nuevo plantel. 2. La otra ventaja es que, si durante el curso de los estudios algun alumno se retira a su casa, nada tiene que extrañar en ella; miéntras que en los colejios, tales como están montados, adquieren los jóvenes aspira- ciones 1 necesidades mui diversas de las que tenían al lado de sus familias, las cuales no siéndoles posible satisfacer con los recursos de un modesto labrador, amargan su vida 1 suelen impulsarlos a la perversion. 3.” Sobre todo, no siendo aplicable el nuevo plan sino a la jente del campo, exclusivamente se consulta su beneficio, protejiéndose las vocaciones que allí se malogran por no poderse cultivar). Como se vé, el pensamiento era excelente, aunque, en opinion de algunos, no lo es tanto la forma en que el señor Valdivieso se propuso realizarlo. Creen, en efecto, que niños, destinados a ser elevados a la uugusta dignidad sacerdotal, no deben estar durante los años de su formacion en aislamiento completo del resto de los alumnos i privados del roce benéfico con niños de modales mas cultos i sociables. Temen tambien que esta separacion, que tiene mucho de humillante, se extienda hasta las filas del sacerdocio, formándose en ellas divisiones fundadas en la sangre, en extremo perjudiciales a la estrecha fraternidad que debe existir entre los miembros del clero, Por auto de 28 de Junio de 1869 el señor Valdivieso echó las bases de la seccion de San Pedro Damiano «para que estudien humanidades los hijos de padres agricultores que residen en el campo i carezcan de recursos suficientes con que costear su edu- cación, para que puedan consagrarse al estado eclesiástico». Los alumnos deben ser recomendados por los curas de Parroquias rurales, los cuales tendrán en vista al elejirlos las condiciones siguientes: que no pasen de catorce años, salvo casos extraor- dinarios; que manifiesten «nativas inclinaciones a la piedad, costumbres mui puras desde que despuntó en ellos el uso de la razon, talento distinguido, o por lo ménos, intelijencia despeja» A NN í de , A a dr ES: Ñ h (3% l ; ] A, LN e 423 e: - del ¡De : da E > E TALE ns - 1134 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. da ¡capacidad mui calificada para aprender lo que: se les haya enseñado»; que sean «hijos lejítimos de padres honrados, agricul- tores de profesion; pero que sean propietarios o labradores en tierra arrendada, contando en unoi otro caso con lo necesario para vivir con independencia 1 preservar a sus hijos de la comu- nicacion estrecha con personas de groseros hábitos»; i por fin, que manifiesten voluntad explícita de estudiar para la carrera eclesiásticas Sobre estas bases se instaló en 1869 de una manera provi- soria en las casas de la chácara del Seminario, a cargo de un empleado especial i bajo la inspeccion 1 dependencia del Rector i Ministro del Seminario. La instruccion en humanidades se reduce a los ramos del curso breve; terminado el cual, los alumnos se in- corporan en la seccion del Seminario propiamente dicho para cur- sar ciencias eclesiásticas, debiendo ser preferidos en la asignacion de las becas de libre disposicion. En el año siguiente ocupó la see- cion de San Pedro Damiano uno de los grandes patios del es- tablecimiento, en el cual quedó definitivamente instalada. Algunas limosnas, fundaciones piadosas i un legado testamentario del' señor Valdivieso le han creado recursos propios con los cuales ha podido subsistir i prosperar con manifiesta utilidad de la Iglesia. Esta seccion ha producido ya un buen número de jóvenes sacer- dotes, que prestan buenos servicios en diferentes ministerios. Este mismo encendido anhelo de engrosar las filas del clero in- dujo al señor Valdivieso a dotar de Seminarios a las dos mas im- portantes ciudades de la Arquidiócesis, despues de la capital, a Talca i Valparaiso. Para la verificacion de este laudable pensa- miento encontró entusiastas 1 decididos cooperadores en los pres- bíteros don Miguel Rafael Prado i don Mariano Casanova, vica- rios foráneos de las dos ciudades mencionadas. En un interesante Edicto pastoral, datado a 12 de Julio de 1861, dió a conocer a los fieles el pensamiento de fundar un Semi- nanario en la ciudad de Talca i las razones que lo movían a ello. «Los fieles, decía, carecen de los auxilios espirituales por falta de sacerdotes; pues, aunque éstos agoten todos los esfuerzos de su celo, siempre habrá un gran número de pequeñuelos que piden pan, ia quienes no hai quien se los reparta...... Í no es porque falten jóvenes animados de excelente espíritu que quieran dedicar- se al servicio de la Iglesia, sino porque les es imposible cultivar esos buenos deseos, no habiendo mas que el Seminario que exis- te en esta ciudad de Santiago, en donde se dá la educacion ecle- ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1135 siástica que forma ministros idóneos del santuario; siendo, por otra parte, imposible que vayan allí los que están radicados fuera de la ciudad por los costos que exije el irse a fijar en ella». Para inclinar a los católicos a ser jenerosos con estas obras, ha- ciales presente que cooperar a su fundacion es una de las mas in- signes prácticas de relijion i caridad, puesto que se coopera del modo mas eficaz a la propagacion de la fé i se facilita a los hom- bres los medios de conseguir la salvacion eterna. La relijion no puede, en efecto, propagarse ni los hombres salvarse sino por el sacerdocio, encargado por Nuestro Señor Jesucristo de continuar en el mundo su accion i su palabra salvadoras. A la obra de formar sacerdotes están anexas todas las demas obras de piedad; pues inú- tiles serían los aniversarios de misas, las fundaciones para el culto, misiones, ejercicios 1 todo lo que se refiere a la santificacion de las almas, si faltan sacerdotes que celebren misas, prediquen la divina palabra 1 administren los sacramentos. Talca estaba llamada a poseer uno de estos planteles eclesiásti- cos, ya por la importancia de su poblacion i la distancia de la capi- tal, 1 ya porque, a causa de su situacion topográfica, es la que pri- mero reclama ser residencia de un Obispo. Para realizar este bello pensamiento nombró el señor Valdivieso una junta promovedora de la obra, compuesta del cura foráneo de Talca, don Miguel Rafael Prado, i de los respetables vecinos de la misma ciudad don Caye- tano Astaburuaga, don José Luis Donoso, don Manuel Vargas i don Salustio Vergara. Esta comision trabajó con perseverante acti- vidad en reunir los fondos necesarios para comprar terreno i edificar la casa en que había de instalarse el Seminario. Por mas que el pue- blo de Talca calificó de temeraria aquella magna empresa, el señor Prado la echó valientemente sobre sus hombros i dió principio a ella sin mas recursos que la confianza en Dios i el noble entusias - mo de su corazon sacerdotal. Adquirió para el Seminario un her- moso terreno de veintidos cuadras de extension, situado al ponien- te de la ciudad 1 a las márjenes del Claro. Tan pronto como a fuerza de industrias 1 sacrificios logró pagar los diez mil pesos que le costó el terreno, acometió la obra del edificio, trazando por sus propias manos las líneas de los surcos i abriendo los primeros heridos. Con su ejemplo comenzó a prender el entusiasmo en las almas mas tibias, i el 10 de Marzo de 1868 todo el pueblo de Talca concurrió a presenciar la ceremonia de la bendicion i colo- cación de la primera piedra, en la cual sirvieron de padrinos el Intendente de la provincia, don Pedro .osé Barros i varios otros 1136 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. caballeros i señoras de lo mas distinguido de la sociedad talquina. Sobre esos surcos, que habían de sostener un suntuoso edificio pa- ra la formacion del clero, el señor Prado pronunció un elocuente discurso acerca de la importancia de la obra iios grandes fines a que estaba destinada. Su palabra logró interesar en favor del Semi- nario la jenerosidad de algunos corazones; pero fueron los católicos de Santiago, movidos por el celo del cura i vicario foráneo de Talca, los que mas largamente contribuyeron a la realizacion de la obra. Entre los bienhechores de este Serninario no podemos si- lenciar el nombre del clérigo don Ismael Urzúa, fallecido en edad temprana i ántes de haber recibido órdenes in sacris, que legó por testamento al Seminario la suma de 12,000 pesos. Por su parte, el señor don Miguel Rafael Prado contribuyó a la obra, no sola- mente con sus indecibles sacrificios personales, con sus vastas 1n- fluencias i con su celo infatigable de pastor, sino con todo su haber patrimonial (34,000 pesos), i con todas las entradas parro- quiales de que podía disponer libremente. Asi fué como se levantó el magnífico ¡espacioso edificio que ocu» pa el Seminario de Talca; edificio que consta de cuatro grandes patios sólida i elegantemente construidos, con una hermosa capi- lla i un extenso 1 lujoso salon de actos literarios, 1 con todos los departamentos i oficinas que se requieren para el funcionamiento regular de un gran establecimiento de educacion. En 1871, cuando estuvo terminada una parte del edificio, dictó el señor Valdivieso el auto de ereccion definitiva, es decir, diez años despues de haber decretado su creacion. En este auto se dispuso que el Seminario de Talca dependería del principal de Santiago i rejirían en él las mismas disposiciones dictadas para éste en órden al ré- jimen, disciplina i administracion económica, con las modificacio- nes puramente accidentales reclamadas por el clima, circunstan- cias de lugar i forma del edificio. Por decreto de 17 de Marzo de 1870, el Gobierno del señor don José Joaquin Perez declaró vá- lidos para obtener grados universitarios los exámenes rendidos en este Seminario, en consideracion a que su plan de estudios de- bía ser el mismo que rije en el de la capital (1). El señor Valdivieso le dió por patrono 1 titular a San Pelayo Mártir; i con este motivo se nos va a permitir una corta digresion. El señor Arzobispo, a su pasopor España,'pudo conseguir, como una, (1) Han sido Rectores de este establecimiento sucesivamente los presbíteros don Rolando Duran i don José Fortunato Berrios, ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE Du 1885. 1137 muestra de especial distincion a sd persona, algunas reliquias del insigne mártir San Pelayo, martirizado a la edad de trece años en el siglo X de la era cristiana, siendo califa de Córdoba Abderra- men III. La veneracion que en toda España se conserva por este glorioso mártir de la pureza virjinal ide la fé cristiana ha sido parte para que sus reliquias sean ardientemente codiciadas; ia fin de que no desaparezca el cuerpo que se conserva en el sepulcro que le fué erijido en la ciudad de Oviedo, ha sido preciso prohibir bajo pena de excomunion la extraccion de cualquiera partícula. Mas, mediante el empeño del Ilustrisimo señor don Juan Ignacio Moreno, Obispo de aquella ciudad, pudo el señor Valdivieso con- seguir algunas reliquias del santo mártir para obsequiarlas al Se- minario de Santiago. Esta valiosa dádiva fué recibida con especial solemnidad por los favorecidos con ella. El domingo 26 de Abril de 1863 llegaba el Prelado a las puertas del Seminario, llevando las preciosas reli- quias encerradas dentro de un busto que representaba a un niño como de trece años de singular hermosura. Los alumnos i supe- riores del establecimiento lo aguardaban eu órden procesional; i al son de devotos cánticos fueron conducidas las reliquias hasta la eapilla 1 depositadas en un elegante pedestal adornado de flores i de luces. Allí fué leida una interesante Pastoral del señor Valdi- vieso en que relataba la vida i martirio del santo niño i recomen- daba a los aluronos la imitacion de sus heróicas virtudes. «Quiera el Señor, decía, que en el combate que él sostuvo por defender su virjinal pureza aprendan las almas tiernas a conocer i estimar el valor subido de esta virtud anjélica; i que en la varonil constancia con que el esforzado atleta de Cristo soportó exquisitos tormentos por alcanzar la eterna felicidad, encuentren todos un poderoso es- tímulo que los haga menospreciar los goces terrenos que nos se- paran de Dios. Asi la fragancia de la azucena del niño imprimirá dulzura en los corazones; i la palma gloriosa del mártir comunica- rá enerjía i valor a los futuros sacerdotes para sostener como bue- nos soldados de Cristo las batallas del Señor». Estas reliquias fueron trasladadas al Seminario de Talca, tan pronto como el glo- rioso mártir le fué dado por titular ¡ patrono. Si el establecimiento de un Seminario en la ciudad de Talca era en gran manera útil, en Valparaiso era indispensable. Por el he- cho de ¿ser esta ciudad el emporio del comercio i el pórtico de la República, la accion del sacerdote debe hacerse sentir con mas efi- cacia, a fin de neutralizar el hielo que el mercantilismo produce 11:38 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS, en las almas 1 combatir la desmoralizacion que con la afluencia de extranjeros se deja sentir, especialmente en los puertos de mar. Por desgracia, en ninguna parte era mas débil la accion sacerdo- tal que en Valparaiso a causa del escasísimo número de sacerdo- tes. El señor Valdivieso, que deploraba el mal con toda la amar- gura de su alma, creyó encontrar el remedio en el establecimiento de un Seminario, en que se cultivasen las vocaciones eclesiásticas en los hijos del mismo pueblo. La empresa era de dificil ejecucion; pero confiando en la proteccion divina, puso manos a la obra decre= tando su fundacion por auto de 2 de Julio de 1869. «Yacen por todas partes, decía en este importante documento, las ovejas sin pastor, 1 no hai sacerdotes que proporcionarles: la miés es mucha, muchísima, i los operarios relativamente poquísimos. Si se tiende la vista por los campos las mieses albean; mas son escasos los operarios para la cosecha. Pueblos hai tambien en que mucha parte de la simiente no puede fructificar por falta de cultivo; i en- tre éstos sobresale la populosa ciudad de Valparaiso, por su situa- cion i la ocupacion preferente de sus habitantes, mas necesitada que otras de auxilios espirituales. Todo ha prosperado en Valpa- raiso: el número de habitantes, las riquezas, los establecimientos de diversos jéneros; solo las iglesias 1 el número de los sacerdotes se han estacionado i quedado mui atras respecto del jeneral incre- mento...... El Seminario de Valparaiso produciría eclesiásticos nativos de allí mismo i de los contornos, sin los cuales no sola- mente es difícil satisfacer las exijencias actuales, sine que sería imposible que pudiera poseer una silla episcopal, a que por otra parte es llamado. La creacion de un Obispado sin sacerdotes, léjos de mejorar, empeora la asistencia de los fieles, al ménos durante algun tiempo; porque nada puede hacer el Obispo sin sacerdo- LES ...... D En vista de estas i otras poderosas consideraciones, dispuso el señor Valdivieso que se erijiese en esa ciudad un Seminario de- pendiente del Arzobispa!, bajo el título i patrocinio del Arcánjel San Rafael, constituyendo promotor de esta importante obra al Vicario Foráneo de Valparaiso, presbítero don Mariano Casanova» Esta disposicion fué recibida por los católicos de Valparaiso como la aurora de la rejeneracion moral de aquel pueblo, en que la fé 1 la piedad languidecían como llama sin pábulo. Un Te Deum cantado en la Matriz de Valparaiso fué la expre- sion relijiosa de ese justo alborozo. El señor Casanova, que habia logrado captarse hondas i jenerales simpatías en aquel ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DH 1885. 1139 puerto que ántes miraba con esquivez 1 desprecio al sacer- dote, era el hombre providencial para dar cima a aquella difícil empresa. Áuxiliado por una comision de distinguidos zaballeros, compuesta de los señores don Maximiano Errázuriz, don Ricardo Escobar, don Juan de Dios Vergara, don Nicolas Schult, don Buenaventura Sanchez, don Santiago Lyon, don Joaquin 2." Iglesias, el R. P. mercenario frai Lorenzo Morales, don Juan de la Fuente i don Cárlos Brown, pudo interesar en favor de la obra la jenerosidad de muchas personas residentes en Valparaiso i San- tiago i reunir los fondos necesarios para comprar el terreno en que había de levantarse el edificio que hoi ocupa el Seminario. El se- ñor Valdivieso en su tránsito para Roma, con motivo de su asis- tencia al Concilio Vaticano, elijió un sitio situado en el término de la Avenida de las Delicias (al pié del cerro de la Merced) en la quebrada que se denomina de los Lavados. En Febrero de 1870 fué comprado este terreno a la señora Adela Salvá de Hernandez por la suma de 25,000 pesos. La eleccion no pudo ser mas venta- josa, pues el apartamiento del centro de las poblaciones favorece con el silencio el aprovechamiento en el estudio, i con el aire sano i aguas puras se consulta la salud de los estudiantes. A fin de no retardar los beneficios que se aguardaban del Stade rio, se instaló provisoriamente en Julio de 1870 en el edificio que ocupaba la Escuela Naval en la calle del Hospital, contiguo al - monasterio del Buen Pastor. Su cuna fué modesta, como la de todas las obras de Dios: la meció cariñosamente el señor Casanova, auxi- liado por el presbítero don Juan Ignacio Gonzalez, el diácono don Rodolto Vergara i el menorista don Domingo Gonzalez. Cuarenta alumnos fué el máximum de dotacion a que alcanzó en aquel año, en que solo pudo abrirse el curso preparatorio de humanidades. Era la bellota de encina, de que habla un poeta, que caida en una roca desnuda, se levantó despues coronando la montaña i dando abrigo entre sus ramas a las aves del cielo i sombra a los rebaños del campo. Su prosperidad ha ido creciendo, i aumentando sus recur- goa 1 su crédito, hasta el punto de ser al presente uno de los mejo.. res establecimientos de la República. Dia fausto para Valparaiso fué aquel en que se zanjaron los pri- meros heridos del edificio i se colocó la primera piedra en Octubre de 1871. Cupo este honor al Ilustrísimo señor Salas, siempre aso- ciado a las grandes obras emprendidas para el bien de la. Iglesia. La misma elocuente palabra que llamó las bendiciones del cie= lo sobre los cimientos del Seminario de Santiago resonó en esta 1140 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. ocasion solemne para encomiar la magnitud de la obra i predecir sus futuros destinos. Estuvieron presentes a la ceremonia el Inten- dente de la provincia, don Francisco Echaurren Huidobro, el Rector del Seminario de Santiago, don Joaquin Larrain Gandari- llas, las autoridades civiles, administrativas i militares, 1 gran nú- mero de particulares. Mediante el celo 1 dilijente actividad del señor Casanova, en 1873 pudo habilitarse una parte del edificio para hacer la trasla- cion del Seminario. Para ello fué preciso contraer una deuda por mas de sesenta mil pesos; pero en cambio, el edificio es de primera calidad por el material empleado en él i por su extension, como- didad i elegancia. Posteriormente se ha construido un segundo espacioso patio, una hermosa capilla i edificios especiales para los valiosisimos gabinetes de ciencias naturales obsequiados al Semi- nario por un antiguo alumno, don Arturo Edwards. El costo total del edificio sube de 250,000 pesos. La instruccion científica se hace en conformidad al plan de estudios que rije en el Seminario; ¡en esta virtud le ha sido otorgada la validez de exámenes para optar grados universitarios por decreto supremo de 20 de Mayo de 1870. En los años que lleva de existencia han pasado por las aulas del Seminario no ménos de dos mil alum- nos, entre los cuales se cuentan sacerdotes, abogados, médicos, comerciantes e industriales. Actualmente cuenta con una dotacion de mas de cien alumnos internos, muchos de los cuales reciben educacion gratuita. Han sido sucesivamente rectores del estable- cimiento los presbiteros don Mariano Casanova, don Rómulo Gas rrido, don Claudio Sanchez Fontecilla i don Ruperto Marchant Pereira. No terminarémos esta breve noticia sin hacer mencion de una bella particularidad de este Seminario, i es una estátua colosal de la Santísima Virjen colocada en la cumbre del cerro del establecimiento, que, bajo el nombre de Maris Stella, es como un faro que señala el puerto al navegante. Situada a una altura que domina la bahía i una gran parte de la ciudad, parece exten- der sobre ella su manto maternal i atraer las miradas suplicantes del pueblo que tiene a sus piés i del nauta que se arriesga a los peligros del mar. Como una madre vela cariñosamente el sueño de sus hijos, se diría que la imájen de la Reina de los Cielos está allí velando desde la altura de la montaña sobre los intereses de-aquel pueblo industrioso 1 viril. Asi parece comprenderlo el pueblo de Valparaiso, pues desde gu inauguracion solemne, verificada el 24 ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885, 1141 de Mayo de 1874, esa imájen es la devocion favorita de Valpa- raiso, quien, en reconocimiento a los señalados favores que recibe de su mano de madre, se complace en obsequiarla con todo jénero de manifestaciones de piedad filial. Tales son las grandes obras llevadas a cabo por el señor Val- divieso en beneficio de la formacion del clero, En nuestro concep- to, estas obras bastarían por sí solas para hacer glorioso su go- bierno i atraerle las bendiciones de la posteridad agradecida. Si la Iglesia no puede subsistir sin sacerdotes ni el pueblo satisfacer sus necesidades espirituales, ¿quién podrá dejar de reconocer la importancia de los Seminarios i los bienes que resultan de su planteamiento, prosperidad i multiplicacion? DO CUTRE 5 AAA dl dl AS Pala : CAPÍTULO XXX. INCENDIO DEL TEMPLO DE LA COMPAÑÍA. Reseña histórica de este templo. —Destrucciones sucesivas. —El incendio de 1841. —Su reedificacion. —Descripcion del templo.—El Mes de María de 1863. — Magnificencia de esta festividad.—El incendio i sus consecuencias. —Grandes exequias.—Cargos hechos al clero.—-Pastoral del señor Valdivieso con este motivo. —£E7 buzon de la Vírjen.—La demolicion.—Motivos que determinaron esta medida, —Creacion del ¡cuerpo de bomberos. —Monumentos conmemoraki- vos. —El templo del Salvador. . No ha habido en el pais templo alguno que haya pasado por mas variadas 1 terribles viscisitudes que el templo que conservó hasta su total desaparecimiento el nombre de la Compañía de Jesus que lo fundó. No ha habido tampoco ningun otro que haya sido mas justamente estimado por los servicios prestados a la piedad de los fieles. Tres veces destruido i otras tantas reedificado, fué du- rante siglos el punto preferido de reunion de la jente devota de Santiago, porque en él se distribuía en abundancia el pan de la palabra evanjélica i el auxilio de los santos sacramentos, 1 se avi- vaba la fé con las esplendorosas magnificencias del cúlto, La ca- tástrofe que lo hundió entre ruinas i lo hizo desaparecer del haz de la tierra ha perpetuado su celebridad i prolongado su memoria; por eso antes de narrar este infausto suceso i sus consecuencias, se nos ha de permitir remontar hasta su orijen (1). Los primeros padres de la Compañía de Jesus que llegaron a (1) Estractamos estas noticias del interesante opúsculo intitulado Historia del templo de la Compañta, escrito por el presbítero don Mariano Casanova i dado a luz en el año de 1871, , A, DE LA U., 1.” SEC. 137-188 1144 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. — Chile en 1593 se establecieron en una casa comprada con limos- nas, situada a una cuadra de la plaza principal. Alí construyeron | una pequeña capilla que en breve liegó a ser estrecha para el nú- mero de fieles que acudía a oir la palabra de los santos varones. El año siguiente emprendieron la construccion de una iglesia mas espaciosa en la esquina entre las calles de la Compañía i Bandera; pero la escasez de recursos solo les permitió hacerla de una nave, de adobe i de sencilla arquitectura. El célebre Padre Luis de Val- divia activó de tal manera los trabajos que en un año estuvo ter= minada. Pero, acaso por la prisa con que fué construida, no pasó mucho tiempo sin que se advirtierse que sus murallas amenazaban ruina. Fué preciso entónces pensar en una construccion mas sóli- da 1 durable; i eu 1605 el llustrisimo señor Obispo de Santiago, don frai Juan Perez de Espinosa, bendijo la primera piedra de una nueva jglesia. «Su forma era de una cruz, cuyos brazos te- nian el mismo ancho que el cuerpo principal. El techo era de bó- veda imperfecta, es decir, una especie de semi-decágono, por lo cual, dice el padre Ovalle, que estaba formada de madera de ci- prés, á cinco paños, decorados artísticamente con vistosas figuras. En medio del crucero se elevaba una media naranja con su eleva- da linterna, trabajada con madera de ciprés i alerce i adornada con talla de exceiente efecto. A uno i otro extremo del crucero había dos bellas capillas, cuyo techo estaba formado con dos gran- des conchas del mismo material 1 de un trabajo análogo al de la media naranja. El presbiterio 1 las dos capillas laterales estaban ricamente adornadas. Solo había una torre, colocada en la esquina, de la calle de la Bandera. No tenía vigas 1 tirantes, consultando la belleza de la perspectiva, 1 la media naranja no descansaba so- bre las paredes, sino sobre cuatro arcos torales, como dice Oliva: res, apoyados en otras tantus gruesas columnas, colocadas en las esquinas del crucero......» Esta iglesia, que importó ciento cincuenta mil pesos 1 veiticinco años de trabajo, fué arruinada por el terremoto de 13 de Mayo de 1647, que redujo 2 escombros una buena parte de la ciudad de Santiago. Mas los jesuitas, infatigables en el trabajo, no desma- _yaron por este grave contratiempo. Sobre las ruinas de aquel her- moso templo proyectaron levantar otro mejor. Encargaron la eje- cucion de la obra a los padres Francisco i Gonzalo Ferreira, oriundos de Santiago i pertenecientes a una familia acaudalada, El templo construido por los hermanos Ferreira es el mismo que mas tarde había de ser dos veces devorado por las llamas. Tenía ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1145 setenta metros de lonjitud por veintisiete de latitud, dividido en tres naves. Frente al presbiterio se abría un gran crucero de todo el ancho de las naves, i sobre este crucero se alzaba una majestuo- sa cúpula cercada interiormente de una galería con balaustrada de madera. Las naves laterales estaban divididas en cinco capillas de seis metros cuadrados. Ei material empleado en la construccion fué cal i ladrillo, inclusa la bóveda, que formaba un semicírculo perfecto, alcanzando en su mayor altura a diezisiete metros. En el fróntis se alzaba una elegante torre, de las dos trazadas en el plano. Despues de treintai mueve años de asíduo trabajo, viéronla al fin terminada en 1711, habiendo invertido en ella la suma de 600,000 pesos. Los terremotos de 1730 1 de 1751 causaron algu- nos deterioros de consideracion en la bóveda i arquerias; lo que indujo a los padres a sustituir la bóveda de ladrillo por otra de madera, 1 la torre lateral por otra construida en el centro de la fa= chada. En esta torre se colocó el magnifico reloj que durante se- - tenta 1 seis años anunció las horas al pueblo de Santiago. Poco tiempo pudieron disfrutar los jesuitas de este magnífico templo, fruto de penosos i prolongados esfuerzos; pues les fué pre- ciso dejar el pais en obedecimiento a la inícua real órden de Cár- los IL que los expulsó de los dominios españoles. A principios del presente siglo algunos sacerdotes seculares utilizaron el tem- plo para ejercer las funciones del ministerio sagrado, llegando a ser la iglesia mejor servida i mas concurrida de la capital, punto de reunion del clero secular + escuela práctica de aprendizaje para los jóvenes levitas. Mas, la desgracia perseguía a este templo con rigor implacable. Hasta ahora había sido víctima de terremotos, en adelante va a serlo'de las llamas. En la noche del 31 de Mayo de 1841 fué, sin causa ostensible, presa de voraz i rápido incendio que no dejó eu pié sino las murallas calcinadas. La opinion comun atribuyó el incendio a un travieso estudiante del instituto Nacional, que echó a volar una lechuza empapada en aguarraz inflamada, la cual se introdujo al techo de la iglesia en busca acaso de su nido. El he- cho es que la ciudad de Santiago fué súbitamente sorprendida por la luz siniestra de aquella inmensa hoguera que ardía como un volcan en erupcion. La torre central convertida en una pira, dejó escapar, como el último acento de agonía, el lento tañido con que el reloj anunciaba las nueve de la noche. Esta circunstancia fué notada por don Andrés Bello en la hermosa composicion poética que le inspiró este infausto suceso: 1146 La tí tambien te devora, centinela vocinglero, atalaya veiadora que has contado un siglo Catora a la ciudad, hora a hora. -Diste las nueve, i prendida estabas viendo la hoguera en que iba a espirar tu vida: fué aquella tu voz postrera 1 tu última despedida. Era a la sazon capellan sustituto de la Compañía el señor Val- divieso, quien con ánimo esforzado se apresuró a reparar las rui- :nas. Tres dias despues de la catástrofe celebró el santo sacrificio en una de las capillas laterales que había escapado del incendio, 1 sin pérdida de momento se ocupó en levantar los escombros. «Tu- vimos, dice La, Revista Católica, el placer mezclado de relijioso - respeto, de asistir a la primera misa que se celebró entre los es- combros de aquella casa del Señor. Un mismo pensamiento parece que dominaba a todos los concurrentes.' El templo santo en que ayer no mas resonaba la palabra divina, ien que un inmenso jen- - tio, postrado ante la Majestad Suprema, le tributaba rendidos ho- menajes de amor i de ternura, vése hoi mústio i solitario, cubierto de escombros su pavimento, ennegrecidas sus murallas, sin mas techo que el cielo! Aquí se veía una campana dividida en varias: piezas a causa de la violencia con que fué precipitada por el fuego; allá un trozo de madera, humeante aún, en que parecía que' oa llamas, no contentas con el destrozo que habían causado, preten- dían saciar todavia su saña devoradora. Las personas que asistían al sacrificio en medio de tan lúgubre espectáculo no pudieron mé- nos de sentirse arrebatadas de un ardiente deseo de ver restable- cido el antiguo objeto de su cariño. Esta cirennstancia contribuyó en gran manera a fomentar el entusiasmo que ya había brotado en las almas piadosas; pues viendo el templo a cuya reparacion contribuían, no podía enfriarse la piedad; ántes bien se alimenta= ba de este modo la adhesion que siempre le habían profesado....» ' A fin de acelerar la reconstruccion del templo, el Ilustrísimo señor Vicuña publicó al dia siguiente del incendio un Edicto pas- toral ordenando la reparacion e interesando en su favor la protec= cion de los fieles. El señor Valdivieso fué el encargado de la obra, ANALES DE LA U.—OCTUBRE Á DICIEMBRE De 1885. 1147 “¡una comision de respetables vecinos recorrió los distintos barrios de la poblacion en demanda de los subsidios necesarios. il “des- prendimiento del pueblo de Santiago fué, como siempre, largo i jeneroso, por manera que en pocos dias hubo recursos para dar principio a la reconstruccion. El señor Valdivieso, nombrado ca” pellan en propiedad, activó de tal modo los trabajos sin omitir ningun sacrificio personal, que el templo pudo inaugurarse solem- nemente el domingo de Pascua de Resurreccion, 4 de Abril de 1847, siendo a la sazon el señor Valdivieso Vicario Capitular de Santiago. En otro lugar dejamos dicho que én este fausto dia ce- lebró su primera misa el presbítero don Joaquin Larrain Ganda- rillas 1 predicó una bella oracion el presbítero don José Hipólito - Salas. El templo aparecía con su belleza i majestad antiguas. Se res= tablecieron la bóveda, media naranja i las dos torres que tenia ántes del terremoto de 1751; pero todo de madera. La cúpula del crucero se levantó en los aires esbelta 1 majestuosa descollando entre las torres de la ciudad, como la palmera en el bosque. Por el interior bañaba de luz a la iglesia i parecía querer dar aire i espacio al Dios que no cabe en la inmensidad. En cada capilla lateral se construyeron elegantes altares con cuadros al óleo, en vez de los antiguos santos vestidos de jénero; 1 poco apoco la ple- dad de los fieles i el celo de sus capellanes fueron enriqueciéndola con valiosos objetos para el culto, de modo que llegó a ser la ¡gle- sia en que se desplegaba mayor esplendor. La restauracion impor- tó la suma de cien mil pesos. Yl altar mayor fué durante algunos años provisional hasta que el presbítero don Juan Bautista Ugar- te hizo construir uno que, por su magnitud, majestad i elegancia, llegó a ser de los mejores de Santiago. La fachada no tuvo mas al- teracion que la colocacion de la torre en la parte del templo que - formaba.-la esquina de las calles de la Bandera i Compañía. En el lugar que debía ocupar la otra torre se había arreglado provisio- - nalmente un campanario de madera. La Compañía, aunque ne tenía mas entrada fija que 200 pesos que daba el gobierno para dotacion de un capellan, era uno de los templos en que mas esplendor se daba al culto i el mas favoreci- do con la asistencia de los fieles. Era la iglesia del clero de San- tiago, 1 por consiguiente la mas socorrida de auxilios espirituales. El Mes de María era la fiesta que se celebraba con mayor mag- - nificencia en la Compañía. Para costearlo, el presbítero don Juan B. Ugarte había establecido una asociacion piadosa llamada de las “o 1148 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, Hijas de María, cuyas socias erogaban un peso al año 1 concurrían los miércoles a distribuciones especiales que se hacían en honra de la Santísima Vírjen por la mañana 1 por la noche. Con estos re- cursos el Mes de María iba celebrándose cada año con mayor so- lemnidad, llegando a ser la fiesta relijiosa mas popular de San- tiaho. Eran de todo punto insuficientes las espaciosas naves de la Compañía para contener la jente que mañana i tarde acudía a honrar a la Santísima Vírjen durante los treinta dias que prece- dían a la fiesta de la Inmaculada Concepcion. El templo se trans- formaba en estos dias con una inmensa profusion le flores, luces, cenefas, cortinajes 1 adornos de todo jénero. Los mas afamados oradores sagrados ocupaban el púlpito i las mas bellas voces en- tonaban los himnos de alabanza. La magnificencia desplegada en esta série de hermosos dias lle- gó a su apojeo el año de 1863; 1 especialmente en los últimos dias, En la mañana del 8 de Diciembre se acercaron a la mesa aucarís- tica mas de dos mil personas con edificante recojimiento. «La Iglesia ostentaba en ese dia todo el ornato de que era capaz. El altar mayor se veía enriquecido con primerosos adornos, ricos can- delabros de bronce, de mármol i de alabastro, innumerables rami- lletes de flores naturales i artificiales, numerosas arañas de cristal 1 de bronce, algunas gasas trasparentes de diferentes colores que caían simétricamente de los grandes arcos de la cúpula, formando vistosos pabellones. El presbiterio estaba en buena parte ocupado por grandes maceteros de flores i árboles de luces de gracioso efec- to, ánjeles 1 otros adornos de gusto i de valor. Llamaba sobre todo la atencion la mas sorprendente iluminacion que hasta entónces se había visto en Chile, 1 que cubría el altar mayor, los altares cola- terales i principalmente la nave del medio, Un cordon de luz re- corría toda la cornisa superior de la nave 1 formaba bajo la cúpula caprichosos emblemas .....La Iglesia se iluminaba con cera, estea- rina i parafina. La araña del medio del crucero tenía ochenta luces de estearina i dieziseis lámparas de parafina. En cada arco de la nave principal había una araña de ocho velas i cuatro lámparas. Al pié del tabernáculo se había colocado pocos dias ántes una media luna como de tres metros de largo, formada por el lado vi- sible con vidrio pavonado i con lata por el reverso. Contenía vasl- tos de cristal con parafina en número de cincuenta, tapados con lata...... ista media luna se colocaba un metro 20 centimetros distante del Tabernáculo 1 un metro 70 centímetros del altar en una mesa especial sobre la cual descansaba el poste redondo que ph a ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1149 le servía de pié...... Las luces de las cornisas de la Iglesia eran de estearina. Cada vela era colocada en una plancha de lata 1'cu- bierta-con un globo de cristal de color......» (1). Tal era la disposicion del templo de la Compañía en la aciaga tarde del 8 de Diciembre de 1863. Era la última fiesta del último dia del espléndido Mes de María: en esa noche debía darse el último adios a ese Mes de bendiciones que tiene tan dulees atrac- tivos para los devotos de la Madre de Dios. Uno de los mas repu- tados predicadores de la capital, Monseñor Ignacio Victor Eyza= guirre, debía dirijir la palabra a los fieles, i el Director del Mes, presbítero don Juan B. Ugarte, pondría término a la série de ho- menajes tributados a María Inmaculada con una de esas fervorosas exhortaciones que levantaban oleadas de piadoso entusiasmo en el corazon de sus oyentes. Todo convidaba a los fieles a concurrir aquella noche al templo de la Compañía. Así fué que a las tres de la tarde ya se velan gru- pos de mujeres en el vestíbulo aguardando con ansiedad el mo- mento en que se abrieran las puertas del templo para tomar buena colocacion. Cuando a las seis 1 media el capellan de la Iglesia, presbítero don Francisco Cañas, abrió personalmente las puertas, la espaciosa nave casi se llenó completamente. La distribucion debía comenzar a las siete tres cuartos; 1 una hora ántes se dió principio a la operacion de encender las dos mil doscientas luces distribuidas por todo el templo, comenzando por la media luna de parafina de que hemos hablado. Nada hacía sospechar en esos momentos la proximidad de una catástrofe. El ánjel de la muerte batía en silencio sus alas sobre aquellos centenares de víctimas. Solo se oía el rumor de la fervorosa plegaria modulada por tantos devotos labios que se cerrarian aquí para ir a continuarla en el cielo. El sol, que declinaba de prisa entre nubes de trasparente gasa, ilaminaba el templo con sus últimos destellos. Estando todas las puertas abiertas de par en par, se estableció en el interior una fuerte corriente de aire, que avivó demasiado la, llama de uno de los vasitos de parafina de la media luna; i esa lla- ma prendió las hojas de las flores de lienzo que la adorna- ban. Un hombre del pueblo se acercó precipitadamente a apayar- la, 1 soplando con la boca la or quemada, la llama, que sin eso se habría extinguido por si sola despues de corsumida la flor, se comunicó inmediatamente a las demas flores. Todavía, si nada se (1) Historia de la Compañía, ya citada, 1150 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, hubiera hecho, el incendio se hubiera reducido a las flores de la media luna. Pero el hombre, mas i mas alarmado, comenzó a dar golpes con la falda de su paletot sobre las flores inflamadas; i al punto la llama se comunicó a los ramos i demas adornos vecinos. Aquella llama, avivada por el viento que soplaba deritro del tem- plo, se comunicó con rapidez vertijinosa al velo del tabernáculo, i de ahí pasó al retablo del altar i subió convertida. en torbellino de fuego al techo, 1 del techo a la soberbia cúpula, i de la cúpula si- guió consumiendo con voracidad insaciable el resto del templo, i llegó sin obstáculo al coro alto, i convirtió en castillo de fuego la esbelta torre que, como una inmensa tea funeraria encendida sobre aquel vasto sarcófago, alumbró la ciudad i sus contornos con res- plandores rojizos. Cuando el fuego! prendió en el altar mayor, se dejó sentir en medio de la concurrencia un murmullo sordo 1 confuso: todos se levantaron de sus asientos, pero la mayor parte sin darse cuenta del peligro que amenazaba sus vidas. Apaguen!...... decían unos; calma, ño hai cuidado!...... exclamaban otros; misericordia!...... gritaban los demas allá; /uyamos! exclamaban los que veían que el fuego ganaba de prisa las alturas del altar. Entre tanto, las personas que ocupaban las naves laterales, sin saber la causa de aquella confusion, se movían en tropel en distintas direcciones; 1 las que estaban fuera de la Iglesia pugoando por entrar, comple- tamente ajenas del peligro, ocupaban apresuradamente los lugares que dejaban vacíos las que se movian. Los soldados apostados en las puertas para guardar el órden, sin comprender la causa de aquella inesperada ajitacion, se empeñaban por aquietar a la jente i restablecer la calma. Pero cuando las llamas subieron al techo no duda hubo de la inminencia del peligro; i la compacta mu- chedumbre comenzó a búscar precipitadamente una salida. Los hombres que ocupaban el presbiterio pudieron salir sin dificultad por la puerta de la sacristía, 1 las personas colocadas en los asien- tos de la nave central por la puerta que daba al Congreso. Pero la inmensa mayoría de las mujeres que llenaban la nave central se precipitó en desórden i como herida de vértigo hácia la puerta principal i la de la calle de la Bandera; i esta precipitacion fué la causa de su ruina. Estrechándose las unas con las otras con el ánsia de salir, dificularon el movimiento, 1 las de mas adelan- te, empujadas con violencia, caían al suelo, sirviendo de tropiezo a las de mas atrás, Estas caían a su vez, i sobre ellas las que, al querer salvar el obstáculo, se enredaban en los alambres de e AE a ANALUS DE LA V.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885, 1151 las fatales crinolinas. Asi fué como se formaron en las puer- tas barreras de cuerpos humanos que hicieron imposible la salida. Las que pudieron reflexionar en aquellos momentos de je- neral angustia hallaron fácil salvacion por el lado del Congreso i de la sacristía; pero, desgraciadamente, la mayor parte creyó en- contrar la salvacion donde solo podía hallar la muerte. El fuego, entre tanto, siguiendo su marcha desvastadora des- prendía del techo tizones inflamados, que comunicaban el fuego a, los vestidos. El humo negro i espeso que llenaba el espacio difi- cultando la respiracion, traía la asfixia i quitaba toda esperanza de salvacion. Las que aun tenian aliento lanzaban lamentos i ala- ridos desesperados ¿pidiendo a grandes voces auxilio, sin que nadie pudiese dárselo, pues las llamas se cernian amenazantes sobre sus cabezas. Perdida toda esperanza, muchas personas, re- signándose a morir, se arrodillaban al pié de los altares o junto al muro i aguardaban en silencio la consumacion del sacrificio. Otras corrian desatentadas de un punto a otro i caían asfixiadas; hasta que las llamas, consumando su obra de exterminio, hicieron enmu- decer todos los labios i detener todo movimiento. Un lúgubre i pavoroso silencio señaló este instante supremo, anunciando al pue- blo de Santiago que todo estaba perdido. Miéntras esto pasaba en el interior del templo, en los afueras se velan escenas no ménos espantosas. Cuando con la celeridad de las tristes nuevas cundió por la capital la noticia del incendio de la Compañía, el pueblo en mesa se trasladó al lugar del siniestro. Nadie se imajinaba, sin embargo, que hubiese otra cosa que la- mentar que la pérdida del amado templo, pues en casos ordinarios bastan diez minutos para desocupar completamente una iglesia llena de jente. El señor Valdivieso, que tres horas ántes (a las cuatro de la tarde) había visitado el templo i hecho algunas oportunas indica- ciones para prevenir la posibilidad de un incendio, tan pronto co- mo supo la desgracia se dirijió precipitadamente a la Compañía, i desde la ventana de la pieza del Cabildo Metropolitano que da a la calle de la Bandera, impartía sus órdenes a los pocos bomberos que trataban de salvar el edificio de la Biblioteco Nacional 1 de- mas propiedades vecinas. Él, que había reconstruido a costa de grandes sacrificios aquel templo por tantos títulos querido, veía con intenso dolor cómo las llamas, cebándose sin piedad en los santos muros, hacian inútiles tantos afanes. Sin embargo, ha- bía conservado toda su serenidad miéntras creyó que no era mas 1152 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. e que el templo el devorado por el incendio; pero cuando supo que había víctimas humanas, la palidez de la muerte se pintó en su frente, 1 corrió hácia el templo por el edificio del Congreso, en- tónces inconcluso; i no siendo posible penetrar al patio sin saltar una muralla, la salvó con ajilidad increible mediante el auxilio de algunas personas. Cuando se halló en el patio, quiso lanzarse al interior del templo diciendo: «Es preciso salvar a los que se pue- da». Pero las personas que lo acompañaban impidieron este acto de imprudente arrojo, representándole la gravedad del peligro i la inutilidad de sus esfuerzos. Allí permaneció hasta que el voraz incendio no tuvo ya en qué cebarse (1). Indeseriptible era el asombro de los que llegaban al templo i divisaban aquellas masas de cuerpos humanos hacinados en las puertas luchando con la muerte. Todos anhelaban prestarles auxi- lio, i se ajitaban i discurrían i hacían esfuerzos por hallar algun arbitrio salvador; pero el hacinamiento era tan compacto, que cuan- tos arbitrios se excojitaban quedaban sin efecto, i cuantas personas intentaron salvar alguna víctima o dejaron la vida en esta empre- sa heróica o solo consiguieron extraer miembros mutilados. Un pueblo entero preseuciaba atónito aquella espantosa hecatombe, i veía cómo el fuego iba a cebarse en tantas preciosas vidas sin po- der salvar una sola, a unos cuantos pagos de las puertas. ¡Qué pe- queño aparecía en esos momentos el poder del hombre! El que puede perforar las montañas, torcer el curso de los rios i encade- nar el rayo era impotente para arrancar una sola víctima de los brazos de la muerte! Allí estaban las autoridades de la República; pero eran tan impotentes como los demas, Como arbitrio desespe- rado, se arrancaron algunos árboles de la plazuela i se introducían al interior ofreciendo un asidero a las víctimas; pero bien pronto hubo de abandonarse este recurso, pues el fuego los convertía en áscuas ántes que pudiesen prestar algun servicio. En esos instan- tes de suprema angustia un hombre del pueblo arrojó a la puerta principal un lazo o cuerda i lo ató fuertemente a la cintura de su caballo: en la primera tentativa tuvo la fortuna de salvar algunas personas; pero repetida la operacion por segunda vez, fueron tan- tas las que se aferraron de la cuerda salvadora que se cortó, 1 no hubo cómo reponerla, Fué todo lo que permitió hacer en obsequio de las victimas la creciente voracidad del fuego. ¡Solo el poder de (1) Debemos este dato al presbítero don Pedro Antonio Ramirez, capellan del señor Valdivieso, que lo acompañaba, e DA ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DÉ 1885, 1153 Dios, que no tiene limites, habría podido librar de la muerte a tantos seres queridos! La ciudad, alumbrada por la luz amarillenta de aquella inmen- sa pira, ofrecía a la vista un cuadro de lúgubre desolacion. Milla- res de personas, que sabían que sus madres, esposas, hijas, herma- nas o deudos habían ido a la Compañía, llegaban allí con la desesperacion pintada en los ojos i el mas horrible sobresalto en el pecho, preguntando por los seres amados, llamándolos por sus nombres i asomándose al interior con ávidas miradas para ver si los divisaban al resplandor de aquel lago de fuego. Cuéntase que mas de uno penetró a la Iglesia en busca de una madre o de una esposa, i no volvió a salir. Otros corrían sin aliento por las calles, visitaban inquietos las boticas, hospitales 1 casas donde se habían recojido algunas personas heridas o medio quemadas con la espe- ranza de hallar entre ellas a sus deudos. Otros, en fin, 1ban 1 ve- nian alentados con la débil esperanza de que llegarían mas tarde a sus hogares, Pero a medida que se iba palpando la desgarradora realidad 1 desvaneciéndose los últimos destellos de la esperanza, se aumentaban los lamentos, jemidos i lágrimas. : La triste noche avanzaba, 1 los dolores crecían en intensidad: el aturdimiento de las primeras horas iba cediendo el paso a la re- flexion 1 midiéndose en cada vez mas la incalculable magnitud de la desgracia. Casi no había un hogar que no lamentara alguna pérdida. Muchas madres vieron llegar la mitad de la noche, i el lecho de sus hijas estaba vacío...... ¿Quién podría calcular el nú- mero e intensidad de las penas que ocultó entre sus sombras aque- lla noche de eterna i amarga recordacion? Eran las nueve de la noche: la luna iluminaba con lumbre amortiguada log escombros humeantes del soberbio templo, con- vertido en urna cineraria que encerraba las cenizas de centenares de víctimas. Sus muros caleinados i ennegrecidos por el fuego se destacaban como esos espectros jigantescos que finje la imajinacion asustadiza en el lugar en que reposan log muertos. Una que otra feble llamarada, brotada de entre las ruinas, dejaba ver la mag- nitud del espantoso estrago. Á esa hora comenzó la no ménos dolorosa operacion de remover los escombros para exhumar los cadáveres 1 darles sepultura conveniente. Fueron encargados de esta operacion los empleados de policía. La pluma mas elocuente se siente falta de conceptos 1 pobre de colorido para describir el espectáculo que presentaba la Compañia despues del incendio, Aquel recinto, que pocas horas ántes se 08- Pe MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. $ * 1154 E > tentaba engalanado con todos los primores del arte, donde el ambiente se cargaba con los balsámicos efluvios de las flores i el perfume del incienso, donde millares de luces trasformaban la noche en claro dia i los cantares melodiosos' parecian remedar las armonías de las harpas anjélicas, velase convertido en un monton de ruinas i en un vasto sepúlero, iluminado por la débil i melan- cólica claridad del astro de la noche. De los escombros humeantes desprendíanse las emanaciones pestilentes de los cadáveres carbo- nizados, i a los himnos i cánticos de piadoso júbilo había sucedido el silencio pavoroso de la muerte: ¡Oh fábula del tiempo! representa Cuánta fué su grandeza 1 es su estrago...... Todo despareció: cambió la suerte Voces alegres en silencio mudo. (Rioja.) No es tan horrible el espectáculo que presenta un campamento despues de los destrozos de una sangrienta batalla. Los muros de cadáveres formados en las inmediaciones de las puertas tenían como cuatro metros de ancho. Sobre los cadáveres carbonizados se alzaba una gruesa capa de escombros. Esta circunstancia di- ficultaba en grau manera la extraccion de los cadáveres, a lo que se agregaba que éstos estaban de tal manera enredados con los vestidos entónces en uso, que casi formaban una masa compacta. Sin embargo, se quería a toda costa sustraer a la luz del nue- vo dia la vista de aquellos horrores, i se trabajó durante toda la noche con teson infatigable. Los cadáveres se trasportaban a toda prisa al cementerio, donde se abrió apresuradamente una gran fosa en que se sepultaron todos indistintamente, con excepcion de los pocos que, habiendo sido reconocidos por sus deudos, se sepultaron en tumbas de familias. Los demas aguardan juntos el dia de la resurreccion, a la sombra de una modesta cruz, ya que juntos vie- ron extinguirse la luz de la vida terrenal. Hasta el presente se ignora el número exacto de las victimas. La voz pública ha fijado su número en dos mil; pero esta cifra- parece ser exajerada. Los ajentes de la policía encargados de condu cir los cadáveres al cementerio declararon haber conducido 1435; i por muchos que se agreguen a esta cifra por los que murieron en los hospitales 1 casas particulares, nunca podría llegar este núme- 7 Ain ES: ten Pito .. ro a quinientos. Las listas publicadas por los diarios hicieron subir el guarismo a 1663; pero en esas listas se incurrió en. mu- chas inexactitudes, como la repeticion de nombres i la de incluir a personas vivas entre los muertos en la catástrofe. Pero,:aun aceptando como mas exacta la menor de estas cifras, ella es bas- tante para justificar la profunda consternacion que dentro i fuera del pais produjo tan enorme desgracia. : Despues de la catástrofe, lo único que podía hacerse de prove- cho era orar por las víctimas para apresurar la hora de su eterno descanso, 1 socorrer a las familias que quedaron en el desamparo. El señor Valdivieso se apresuró a satisfacer este doble deber de la caridad cristiana. Para cumplir el primero ordenó la celebracion de unas solemnísimas exequias que se verificaron en la Iglesia Metropolitana el 16 de Diciembre con asistencia del Presidente de la República, Ministros de Estado, Cortes de Justicia, minis- tros diplomáticos i oficiales del ejército. Allí estaba el clero en ma- “sa presidido por el Prelado, que pontificó en las exequias, i las “vastas naves de la Catedral mo fueron bastantes para dar cabida al inmenso concurso de personas que deseaban asociarse a este ¿to relijioso. La tristeza se veía pintaba en todos los semblantes al par que en el rigoroso luto de los vestidos. El tañido lúgubre de las campanas, los cortinajes negros que enlutaban el templo, los cantos fúnebres, los sollozos mal comprimidos de los conen- rrentes, todo contribuía a apenar profundamente el espíritu. El dolor subia al cielo en alas de la oracion, i la esperanza cristiana lo suavizaba con la uncion de sus consuelos, | Terminada la ceremonia, ocupó la cátedra el presbítero don Mariano Casanova, i pronunció con voz elocuente i conmovida una oracion fúnebre de relevante mérito literario. Lo que el pue- blo de Santiago necesitaba en aquellos aciagos dias era templar su dolor con los consuelos de la fé, los únicos capaces de mitigar la acervidad de las penas en las grandes tribulaciones de la vida. Fuélo que se propuso el señor Casanova, trayendo a la consideracion de sus oyentes la calidad de las víctimas i las circunstancias en que consumaron su martirio. «¿Quiénes son los que han perecido? pre- eguntaba el orador. Han sufrido la muerte las personas mas piadosas de nuestra sociedad, personas reconocidas por su vida caritativa, laboriosa, modesta i ejemplar, modelos de las mas bellas virtu- des..... Todos repiten a la vez que han perdido el ejemplo, el modelo de su familia i de su casa, que se ha apagado la antorcha mas luminosa i que ha sido segada la flor mas fragante...... Al 1156 -MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIÍ£5, recorrer esos tristes lugares despues de la tempestad, al recojer esos restos preciosos, templos poco antes del espíritu de Dios, ¡cuántas veces la admiracion i la sorpresa embargaron vuestras facultades, al ver caer de esos cuerpos devorados por la llama mas cruel los cilicios i otros instrumentos de penitencia, con que mu- chas de esas víctimas crucificaban su carne i purificaban su espi- ritu!...... Qué asombro al ver, bajo la rica gala, oculta tanta mor- tificacion...... En aquellos sublimes momentos hubo ejemplos de heróica virtud. Hubo mártires de la pureza, que prefirieron vol- verse a las llamas, por no permitirles su recato presentarse en público en el estado en que se hallaban. Tambien hubo víctimas del amor filial. ¡Virtuosa jóven que espiraste por salvar a tu ve- nerada madre, que no pueda yo revelar tu nombre e inmortalizar tu memorial»... ..» «¿En qué momento murieron? volvía a preguntar el orador. Precisamente cuando los sentimientos de la piedad mas tierna les lMamaba a honrar a su querida Madre, la Virjen María, Reina de los mártires i consuelo de los aflijidos. En el dia mas grato para el corazon chileno, en el dia aniversario de la declaracion de aquel misterio que proclama a María Inmaculada......» ¿Cómo se ha- biían preparado para la muerte?...... Casi todas esas almas que hoi ya no existen en la tierra, se habían apresurado a confesar sus culpas con las mas expresivas muestras de dolor...... Cual se distri- buía el pan de vida a los condenados al martirio en los primeros siglos de la Iglesia, mil, dos mil, tres mil i mas todavía acudie- ron a recibir el sagrado viático en ese mismo templo en la víspe- ra i en el dia de su muerte...... «¿En qué lugar murieron? Allí donde desearíamos todos dar nuestro último suspiro, en la casa del Señor, en el lugar sagra- do i en presencia del tabernáculo de su Dios......... e.o.oom.o) Consideraciones como estas, desenvueltas con habilidad 1 llenas de la suave uncion que sabe insinuarse en los corazones, no pudie- ron dejar de producir efecto saludable en los ánimos consternados il abatidos, levantándolos a la altura de las esperanzas cristianas. Dos dias despues de la catástrofe, el señor Valdivieso atendía tambien al deber de prestar socorro a los que quedaban sin ampa- ro. Con este fin nombró una comision compuesta del Prebendado don José Manuel Orrego i del presbítero don Francisco Javier Lazo, encargándoles que solicitasen las limosnas suficientes 1 adaptasen los socorros a la clase de necesidades que exijiesen re- medio. Lo mismo hicieron algunos respetables vecinos. [ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1157 - Ya es tiempo que nos ocupemos en las consecuencias del incen- dio. Desde los primeros momentos de la catástrofe se buscó un culpable en quien hacer pesar la responsabilidad de la desgracia, I puesto que el incendiado era un templo en una hora en que iba a verificarse una funcion relijiosa, en concepto de los enemigos del clero, el culpable no podía ser otro. 1 en consecuencia, una grani- zada de incuipaciones cayó sobre el supuesto reo. Era una ocasion hábilmente excojida para hacerlo odioso a los ojos del pueblo; i la prensa irrelijiosa la explotó a maravilla. Mas ¿qué parte cupo al clero de Santiago en “el incendio de la Compañía? Solo dos sacerdotes intervenian en la direccion i arreglo del templo: su capellan, presbitero don Francisco Cañas, i el di- rector del Mes de María, presbítero don Juan B. Ugarte. Por consiguiente, en el supuesto de que alguna responsabilidad hubie- se podido afectar a álgulen, no sería el clero el responsable, sino a lo mas dos de sus miembros. Pero es un hecho que a ninguno de estos dos distinguidos sacerdotes les cupo parte alguna en el siniestro. Por lo que dejamos expuesto, se vé que la aglomeracion de luces i adornos mo fué la causa del incendio, puesto que cuan- do sobrevino solo se había encendido una mínima parte de las lu- ces. I la prueba de que su número i distribucion no ofrecían peli- gro es que todos asistían al templo sin temor alguno. Cuando el capellan pudo darse cuenta del incendio, su primera dilijencia fué la de ver modo de sacar del tabernáculo las sagradas formas; lo que no le fué posible porque el fuego se había apode- rado de todo el altar. En los primeros momentos no se imajinó que álquien corriese peligro dentro del templo; pero, cuando al pa- sar por la puerta que daba al Congreso, pudo darse cuenta de la gravedad de la situacion, solo se ocupó en prestar auxilio a las víc- timas, hasta que agotadas sus fuerzas, cayó desfallecido. A ello lo movían, no solo la compasion natural 1 el deber de su puesto, sino tambien los afectos de la sangre, pues sabía que dos de sus her- manas estaban en el templo, las que desgraciadamente perecieron. l este es un argumento sin réplica para probar que el señor Ca- ñas estuvo mui distante de sospechar que hubiese algun peligro en la asistencia al templo: a creerlo, no habría permitido que con- curriesen sus hermanas, En cuanto al señor Ugarte, solo dirémos que miéntras le fué posible se ocupó en dar la absolucion a las personas que no pudo salvar. Decimos miéntras le fué posible, porque la horrible impresion que experimentó le produjo un Tuerte ataque de epilépsis que lo hizo caer en tierra, iS AOS Y Jae a / 158 MEMORIAS CIENTÍFICAS 1 LITERAKIAS. IT entre tanto ¿qué hacían los demas sacerdotes? Hacian lo que les era dable: unos trabajaban en las puertas del templo; otros auxiliaban espiritual i materialmente a los heridos en los hospitales - i boticas; otros consolaban a los que habían perdido a sus deudos. Sin embargo, se llegó a culpar al clero porque no pereció en el incendio ninguno de sus miembros. Si esto nc fuese una insensa- tez, sería tambien una razon para culpar a los mismos que hacen el cargo, pues tampoco perecieron. Los que conocen al clero de Chile saben que sisu sacrificio hubiese sido útil a álguien, mu- chos de sus miembros se habrían disputado la palma del martirio. Por último, se aseguró falsamente que los clérigos de la Com- pañia se habian ocupado en salvar de las llamas los paramentos sagrados mientras perecían centenares de víctimas. Ya hemos di- cho que los únicos sacerdotes que se hallaban en el templo en los momentos del incendio eran los señores Cañas i Ugarte, ninguno de los cuales pensó en poner a salvo los bienes del templo. Fue- ron unos cuantos caballeros los que se ocuparon en esta tarea sin sospechar que peligrase la vida de áleuien; 1 supuesta esta igno- rancia, nada tenía de reprensible que procurasen salvar algunos paramentos. Esto consta de la declaracion prestada ante el juez del crimen de Santiago por uno de los caballeros que se ocuparon en esta tarea. Para cerrar este capitulo de la participacion que la maledicencia atribuyó al clero en el incendio de la Compañía, séa- nos permitido reproducir el final de la sentencia del juez que ins- truyó el sumario indagatorio: «Del sumario que se ha instruido para el esclarecimiento de este lamentable suceso, resulta que ...... ningun antecedente existe para atribuir culpabilidad a ninguna Persona... ... que no hai delito que perseguir, i que es notoria la conveniencia de tomar medidas precantorias de sucesos análogos, en cuya virtud, sobreséase...... i consúltese». Esta sentencia fué confirmada por la Corte Suprema de Justicia, Hubo otro capítulo de acusacion contra el clero; 1 este acompa- ñaba tambien la reputacion de las víctimas. Con todas las reser- vas del misterio eundió por aquellos aciagos dias el rumor de que un oficial de policía había recojido en el vulgarmente llamado Buzon de la Virjen (1) ciertas cartas depresivas del honor de al- (1) El llamado Buson de la Vérjen era una urna de madera cerrada en la. que las Hijas de María depositaban peticiones por escrito. Esta urna se colocaba los miércoles delante del altar durante la misa, 1 a todas 'se les recomendaba pedir a la Santísima Virjen el despacho favorable de las súplicas encerradas en la urna. Cada cierto tiempo el Director Eppomeion los e sin que nadie supiese su cons tenido. E ANALES DE LA U.--OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1159 gunas personas; i que esas cartas estaban en poder del Intenden- te de la provincia, quien había recibido al leerlas una desfavora- ble impresion. La especie se extendía rápidamente revestida del - interes que el misterio añade a la maledicencia. Para hacer cesar estos rumores desdorosos para el clero i la parte mas distinguida de las víctimas, el Prebendado don Joaquin Larrain. Gandarillas se dirijió por la prensa al Intendente, a nombre del clero i en res- guardo de la honra de sus deudos inmediatos que sucumbieron en la catástrofe, pidiéndole que diese a luz todas las cartas que lle- garon a su podex sin ocultar el nombre de las personas que resul- tasen comprometidas. 8l Intendente, don Francisco Bascuñan Guerrero, contestó a esta demanda en términos destemplados i -—acerbos, declarando, entre otras, muchas cosas inconducentes. 1 hasta inconvenientes, queen las cartas halladas en el Buzon nada había que comprometiese el honor i la virtud de las desgraciadas victimas del incendio, i calificando de rumores vulgares los dichos - que se le atribuían. Esta explicacion era lo bastante para poner a salvo la reputacion de las víctimas; i el señor Larrain Gandarillas se dió por satisfecho. 2d Sin embargo, esos rumeres, recojidos 1 comentados por la pren- sa del pais, llegaron abultados al extranjero, dando tema a la prensa de otros paises para atacar con acritud al clero chileno. Fundáudose en correspondencias i artículos de diarios enviados desde Chile, acusaban a nuestro clero de fanático, indolente 1 de otras peores cualidades, sierdo preciso que los diarios católicos eu- ropeos desmintiesen las calumnias con que nuestros compatriotas denigraban al clero de su pais a la faz del mundo. En los liberales chilenos pudo mas el odio al clero que el patriótico anhelo de con» servar limpia 1 pura la reputacion de una porcion respetable i nu- merosa de sus conciudadanos. Entre otros escritores católicos, M. Chantrel escribía en Francia en estos términos: «Í sin embargo, un dolor mas profundo debía agregarse a estos grandes dolores. Cuando vemos que en medio de un incendio, que destruye todos los recursos de una pobre familia, hombres viles 1 sin sentimiento se aprovechan de esta catástrofe para satisfacer su avidez, un gri- to de indignacion se levanta por todas partes. ¿Qué diremos de la actitud de cierta prensa en presencia del desastre de Santiago? Se han hallado en Santiago, i se hallan. ya en Francia, diarios que explotan la desgracia para atacar ala relijion, al clero 1 a la mujer cristiana. Acabamos de leer en la Opinion Nacional una, narración, reproducida por una gran parte de la prensa, mas horrible que la A. DE LA U., 1. SEC, 139-140 1160 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. horrible catástrofe del 8 de Diciembre. En ella se dice que la des- gracia ha sido causada por el espíritu de explotacion del capellan de la Compañía; que el clero de aquella Igiesia no pensó sino en salvar los objetos preciosos que se hallaban en la sacristía, cuyas - puertas se habian cerrado desapiadadamente; i aun aseguran for- malmente que un buzon, que se hallaba establecido en la puerta de la Iglesia, servía para correspondencias inmorales, bajo pretex- to de correspondencia con la Santísima Vírjen.»» Despues de des- mentir tales calumnias, el distinguido escritor agregaba; «en cuan- to a Ja odiosa insinuacion dirijida contra las señoras de Santiago, tenemos a la vista la carta de una madre de familia, que protesta a nombre de las señoras chilenas, por el honor de su sexo, de su patria 1 de su relijion. «Esposos, exclama, que no podeis dudar de la fidelidad de las esposas que habeis perdido; padres de familia, que llorais a vuestras hijas mui amadas, cuyas virtudes hacían el encanto de vuestros corazones, unios a nosotras para protestar contra tan horrible calumnia; mostrad a los calumniadores que creeis, como nosotras, que para la mujer el honor es un bien mu- cho mas precioso que la vida»...... Pero los desahogos sectarios no se detuvieron en el 'elero i las señoras cristianas: trascendieron al dogma e instituciones católi- cas. Se atacó el culto externo i la confesion sacramental, se vitu- peró la pompa de las solemnidades relijiosas, se clamó por la in- tervencion de la policía en los templos i la adopcion de medidas restrictivas de la libertad eclesiástica, 1 se pidió a la autoridad la prohibicion de las fiestas nocturnas como contrarias a la morali- dad. En una Pastoral, rica de razonamientos i de erudicion canóni- ca, datada a 2 de Mayo de 1864, pulverizó el señor Valdivieso to- dos esos errores i malévolas inculpaciones con un vigor que no de- jó lugar a réplica. «Ordinariamente sucede, decía en este documento, que las des- gracias comunes contribuyen a mitigar los odios entre los que participan de ellas; porque la tribulacion se sobrepone a las otras pasiones i produce en los ánimos atribulados un irresistible instin- to de comunicacion espansiva con todos los que participan de su afliccion. Las víctimas, sobre todo, de una catástrofe mueven a compasion, 1 hasta los mas encarnizados enemigos no osan en ellas ensañar su venganza. Mas, por una deplorable excepcion de la regla comun, hubo entre nosotros quienes, no contentos con calum- niar a las inocentes víctimas, han hecho el eco de sus calumnias a la prensa antirelijiosa de los paises'mas lejanos; como si su ira no - ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1161 hubiera quedado satisfecha con los desahogos en el seno de la pa= tria. Verdad es que aquí la difamación no podía arraigarse; i que era preciso importarla al extranjero, para que allí, merced a la dis- tancia i a las falsas noticias acerca de nuestras costumbres, pudiera hacerse escuchar. Para los que han tenido ocasion de observar de cerca las costumbres de las ciudades populosas, siempre ha sido un motivo de noble orgullo la reconocida relijiosidad i pureza de la sociedad femenil de Santiago, no ménos que la reputacion bien me- recida de los sacerdotes de nuestras diócesis; i la pasion nacional que siempre trata de exajerar lo bueno propio i cubrir lo malo, se ha envanecido con el modesto porte de las mujeres i la austera se- veridad de los hábitos de nuestros sacerdotes. Estaba reservado a los modernos detractores de las unas 1 de los otros complacerse en destruir, si le fuera dado, tan justas 1 honrosas reputaciones. Las humeantes cenizas de tanta casta doncella 1 virtuosa matrona, víctima de su piedad ardorosa 1 los instrumentos de penitencia que ceñían muchos de sus carbonizados cadáveres, ya que no lo- graron inspirar respetuosa admiracion, ni siquiera alcanzar pu- dieron compasion de sus gratuitos calumniadores. «Tampoco pudo mitigar su encono contra los ministros del Se- ñor la justa i profunda consternacion en que los había sumerjido tanto cúmulo de desgracias i la vista de las calcinadas ruinas del lugar santo. Estas mismas a su vez se hicieron tambien objeto de la animadversion de los que tan nte trataban a las que allí habían sucumbido. «S1 la meledicencia se hubiera contentado con desahogarse en-= tre nosotros, inútil habríamos creido protestar contra ella; pues no hai uno solo a quien pudiera seducir la calumnia. Mas cuando la vemos propagarse a paises en donde la verdad de los hechos es ménos conocida, cumple a nuestro deber alzar la voz para procla- mar la injusticia de los que han pretendido mancillar la reputa- cion de las mujeres piadosas 1 del sacerdocio de Santiago, que po- demos mui bien decir con el Apóstol son nuestra gloria i conten- to, como lo eran para él los amados discípulos de Tesalónica, ¿Acaso puede haber otra prenda que haga mas recomendable al sexo que la santa Iglesia honra con el título de devoto, que la piedad? Por ella solamente no escasean todavía entre nosotros los - encantos de la vida íntima en el seno de la familia; porque frutos de la piedad son la abnegacion maternal, la fidelidad conyugal, la sumision filial, 1 la paz doméstica: ia la misma piedad cuasi exclusivamente es debida la sincera correspondencia i el cordial 1162 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. + «cariño de las madres, hijas i 1 esposas en. medio de los contratiem= pos 1 reveses de la fortuna. «Gloria del sacerdocio 1 prueba de la fidelidad a su santa voca- cion es la consagracion asídua al servicio de los fieles en el altar, púlpito 1 confesonario, como lo hacian los que sin ningun jénero de recompensa terrena asistían a la: Ielesia de la Compañía; si se empeñaban en criar estímulos para atraer cocurrentes a las prácti- cas devotas que en la Iglesia se ejecutaban, no era por cierto para aliviar sus tareas, sino para agravarlas; 1 bien notorio era el cre- cido número de comuniones que se hacían en la solemnidad del Mes de María. Nada mas conforme al espíritu de nuestra santa relijion que sostituir al solaz de los pasatiempos muudanos la inocente alegría que inspiran los cánticos relijiosos con que se ha- cen resonar las bóvedas de nuestros templos, i buscar en la hu- milde plegaria la mitigacion de las penas que tanto abundan en este valle de lágrimas. Esto era lo mismo que aconsejaba el Após- tol Santiago, cuando decía: ¿Hai alguno triste entre vosotros? Haga oracion. ¿Está alegre? Cante salmos. Para esto convidaban los eclesiasticos que en la: Iglesia de la Compañía promovían las fiestas relijiosas que tanto han irritado a sus detractores, «Para honra de los calumniados no ha podido encubrirse, en es- ta ocasion, que los tiros que se asestaban contra las mujeres i los sacerdotes, iban dirijidos principalmente contra la devocion mis- ma que tiene a Dios por objeto, i contra el sacerdocio que ha sido instituido por Nuestro Señor Jesucristo para la santificacion de los fieles. Por esto debeis de consideraros dichosos los que, por tan santa causa, habeis merecido ser elejidos la victima; recordan= do que Nuestro Señor Jesucristo ha dicho por San Lucas: «Biena- » venturados sereis cuando os aborreciesen los hombres ios apar- » tasen de sí, 1 o3 ultrajesen i desechasen vuestro nombre como » malo por el Hijo del Hombre. Gozaoz en aquel dia 1 regozijaos, » porque es grande vuestro galardon». 1 a la verdad, que los que aparentaban celo por la moral para herir a los que mas trabaja- ban por ella, jamas han escrito una línea ni desplegado sus labios contra los lugares de verdadera prostitucion, ni siquiera pedido la adopcion de medidas saludables contra los abusos que se hacen, no con poca frecuencia, de las diversiones i espectáculos públicos en perjuicio de la moral. Si el fin que se proponían los calumnia= dores no era combatir la devocion misma 1 la piedad en las perso= nas que las practicaban ¿de qué proviene que al mismo tiempo que se lanzaban tiros contra las mujeres devotas 1 los sacerdotes y / ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DHB 1885, 1163 se combatia abiertamente la doctrina católica 1 las prácticas auto- rizadas por la santa Ielesia? ¡Ah! esto es lo que caracteriza el espíritu de las declaraciones con que seintentaba ahogar la amar- ga pena que por tanta desgracia traspasaba los corazones sensi- bles; i lo que llegará tiempo que cause casi tanta admiracion como la catástrofe misma, «A la verdad, que la reprobacion de toda demostracion exterior en el culto que se tributa a Dios, es, no solamente opuesta a la relijion rovelada, sino tambien contraria al derecho natural. Cons- tando el hombre de alma i cuerpo, debe manifestar a su Creador la sumision 1 gratitud, no solo en el secreto de su alma, sino tam- bien con sus acciones externas. Pretender que Nuestro Señor Je- sucristo prohivió el culto exterior, cuando dijo que convenía adorar a Dios en espiritu i en verdad, es falsear la interpretacion del divino oráculo como lo hizo el heresiarca- Calvino, sosteniendo - que las palabras del Señor demostraban que solo debía adorarse a Dios con la fé, Por cierto que la Samaritana no preguntó al Señor si debía adorarse a Dios interna o externamente, sino cual era el lugar en donde convenía que fuese adorado, si en el templo de Jerusalen, como creían los Judíos, o en el monte Garizin, como opinaban los samaritanos; i a lo que respondió N. S. Jesucristo: «¡Mujer, créeme; viene la hora en que, ni en este Monte ni en » Jerusalen, adorareis al Padre.... Ahora es cuando los verdaderos » adoradores adorarán al Padre en espíritu i en verdad»! Se vé que el Salvador no reprobaba las acciones externas de la adora- cion, sino que declaraba que, habiendo cesado las figuras, ya no habla para qué circunscribir el lugar público de adoracion a un solo: templo, ique no valían los sacrificios 1 las demostraciones puramente materiales 1 exteriores, si no iban acampañadas del afecto verdadero dei espíritu. Tan léjos de reprobar N. $S. Jesu- eristo el culto externo, dió pruebas de la estimacion que hacía de él concurriendo a las solemnidades prescritas 1 castigando a los profanadores del templo, de una manera que jamaslo hizo con otros criminales durante su vida mortal. El culto exterior de- bió ser expresamente mandado por Dios a nuestros primeros pa- dres, pues vemos en la Sagrada Escritura que Cain i Abel lo practicaban en las ofrendas que hacían al Señor. Los Patriarcas imitaron su ejemplo. Luego despues Dios mismo reveló los ritos 1 ceremonias de ese mismo culto a Moises, ¡los apóstoles ordenaron el culto cristiano; 1 de allí el orijen de las lutúrjias apostóticas que han servido de base i fundamento al que ahora consagra la Igle- 1164 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. sia católica. De aquí es que los enemigos de nuestro culto lo son, no solamente de la Iglesia católica, sino de la humanidad entera, que en medio de sus aberraciones i estravios ha conservado intac- ta la tradicion primitiva de la obligacion de manifestar a Dios, con acciones exteriores, el culto que le debemos. «Por lo ménos, se añadió, es inútil i perjudicial la pompa del culto exterior, i no hai necesidad de tantos adornos en los tem- plosini aún de los templos mismos; porque el mejor templo es un vasto horizonte bajo la bóveda de nuestro bello cielo. Esta no es mas que la repeticion de antiguos i ya pulverizados desahogos de la impiedad. Tambien el traidor Judas motejó a la santa mu- jer¿porque derramaba exquisitos bálsamos sobre los piés del Sal- vador. Los que ahora repiten sus discursos son los que ménos se acuerdan de aliviar a los pobres, a quienes querrían privar de los consuelos que encuentra su sencilla pero ardorosa fé en las pom- pas del culto ¡en el brillante adorno de nuestros templos. Nada es mas adecuado para inspirar una ¡idea elevada de la Majestad 1 grandeza de Dios que el aparato i pompa del culto que se le tri- buta. Los hombres necesitan que perciban sus sentidos algo de lo que quiere infundirse en su espíritu; i como la relijion es la única que puede moralizar a los hombres, se hace necesario revestir de toda la pompa i majestad posibles la celebracion de sus misterios. En el antiguo testamento Dios mandó edificar nn magnífico tem- plo i prescribió ceremonias pomposas para la celebracion de sus solemnidades; i la Iglesia apenas logró la paz, cuando por todas partes erijió suntuosas basilicas. Un escritor, cuya autoridad no rechazarán por cierto los enemigos de la pompa relijiosa, nota mui bien que todos los pueblos que carecen de templos son salva- jes. Contrariar, pues, la pompa relijiosa, es oponerse a los instin- tos mas nobles del ser intelijente, 1 ponerse en abierta con- tradiccion con las tradiciones del pueblo de Dios i de la Iglesia cristiana». A tal.grado llegó la obsecacion de algunos en aquellos dias de triste recordación, que la Municipalidad de Santiago, acojiendo con lijereza indisculpable las indicaciones de la prensa descreida, comenzó a discutir mui sériamente una ordenanza para el réjimen 1 órden interior de los templos. La Municipalidad se olvidó que hai en la Constitucion un artículo, el 160, que prohibe a todas autori- dad arrogarse, aún a pretexto de circunstancias extraordinarias, atribuciones que no le conceden las leyes. Se olvidó que no hai ni puede haber lei alguna que le conceda jurisdiccion en los lugares ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1165 “consagrados al culto divino, en los cuales no se ejerce otra jurisdic- cion que la espiritual, que solo compete a los Prelados de la Igle- “sia. Felizmente hubo quien le recordase el límite de su autoridad, 1 desistió del empeño de dictar inútiles ordenanzas para los tem- plos. «Para conocer si un principio es verdadero, decía el señor Valdivieso en la Pastoral ya citada, no hai mas que examinarlo en sus aplicaciones; porque si de él se deducen consecuencias fal- sas, queda por el mismo hecho demostrada su falsedad, Se ha pre- tendido que la práctica de los actos relijiosos está sujeta, bajo el aspecto hijiénico, a las reglas que prescriba, segun su beneplácito, el poder temporal a quien está confiado el cuidado de la hijiene pública. Si esto fuera así, habría obligacion en conciencia de res- petar siempre sus prohibiciones i abstenerse de los actos prohibi- dos; porque cuando la autoridad manda dentro de la esfera de su competencia, no puede rehusársele la obedencia. Así es como po- dría hacerse desaparecer con prohibiciones hijiénicas hasta la som- bra. del culto católico. Ahora para evitar peligros de incendios i temblores, se trata de impedir el ejercicio del culto.en los templos que carecían de tales o cuales condiciones. Mas tarde se podía abolir el ayuno i la abstinencia porgue debililitaba los cuerpos, prohibir la administracion de los sacramentos a los enfermos, porque los impresionaba demasiado i podía acelerarse su muerte; bautizar a los recien nacidos, porque podía perjudicar a su delica- da salud la ablucion del agua i la desnudez para los exorcismos.... De seguro que para acreditar la posibilidad del peligro en todos estos casos no faltarían dictámenes mui fundados i científicos de intelijentes facultativos.........» Pero no pararon aquí las consecuencias de la catástrofe. Al dia siguiente dejáronse oir otras voces que las del dolor, las que pe- dian al gobierno en tono amenazante la inmediata demolicion de los muros de la Compañía. «Que desaparezca la Compañía! Que no quede piedra sobre piedra de ese templo perseguido por la fa- talidad, exclamaba El Ferrocarril. Intentar la reconstruccion de la Compañía es un reto al dolor. Cuidado!...... Es posible contra-= riar un deseo público; pero un dolor público jamás se contraría sin correr todos los riesgos de la temeridad.» El 9 de Diciembre - se reunieron algunos vecinos para arbitrar los medios de realizar este propósito; i el 12 se ponía en manos del Presidente de la Re- pública, don José Joaquín Perez, una peticion suscrita por algu- nas firmas, en que los firmantes decían que, haciéndose eco del sentimiento jeneral, solicitaban la cesion del terreno que ocupaba A 1166 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. el templo de la Compañía para proceder desde luego ia su costa a su demolicion, fundados en que el templo era propiedad del Es-- tado, por haber pasado a la corona de España desde la expulsión de los:jesuitas. La Municipalidad, reunida el mismo dia en sesion extraordinaria, aprobó el acuerdo de elevar al Gobierno una sol- citud con el mismo objeto, que fué puesta en manos del Presiden-. te-por una: comision compuesta del Intendente i de los municipa- les señores Vidal, Dávila, Sazie i Guerrero. El designio aparente de estos clamores era el de quitar de la vista del pueblo conster- nado el recuerdo de la catástrofe; pero en realidad lo que perse- guian los cabecillas de la ajitacion era poner al Gobierno en un conflicto con la autoridad eclesiástica, obligándolo a despojar a la Iglesia de su propiedad ¡arrebatar al clero el templo de su pre- dileccion. Ein unos obraba un propósito político de animadversion contra el Gobierno, 1 en otros un propósito irrelijioso de hostilidad contra la Iglesia. Esta peticion carecía en el fondo de justicia. Considerada en el aspecto legal, era contraria a la Constitucion, por cuanto se exijía al Gobiernola infraccion del inciso 5. del artículo 12, que esta- blece «la inviolabilidad de todas las propiedades, sin distincion de las que pertenezcan a particulares o comunidades....».... salvo el caso: en que la utilidad del Estado, calificada por una lei, exija el uso o enajenacion de alguna.........» Hs indudable que el templo de la Compañía, como lugar consagrado al culto divino, era pro- piedad dela Iglesia, pues, al tenor de las leyes canóbicas 1 Civi- les, la consagracion es titulo lejítimo de dominio. Hl incendio no era razon para que dejase de ser propiedad eclesiástica, como no lo es para que una casa incendiada deje de pertenecer al que era su dueño antes del incendio. Alegábase en contrario una cédula de un monarca español en que se mandaba demoler la iglesia de la Compañía; pero nadie se cuidó de exhibir el texto auténtico de esta disposicion. Pero, aun siendo efectiva, no era razon para que el Gobierno se hiciese reo del atentado sacrilego del monarca espa- ñol. 1 era curioso ver a los vocingleros de libertad 1 progreso pe- dir el cumplimiento de una órden despótica, que no encontró en Chile, ni aun eu la época de la dominacion española, majistrados que la cumpliesen. El mismo Cárlos HI, al despojar a los jesuitas de sus bienes, respetó, a lo menos en apariencia, el principio le- gal de que los bienes consagrados a Dios pertenecen a la Iglesia, excluyendo del secuestro las iglesias 1 vasos sagrados. No descubrimos consideracion alguna atendible, si no es un 1167 exajerado da e que ps la Memolción de la Com- pañía. Se invocó la utilidad pública; peró no vemos en qué mane- ra es mas útil un jardin o un monumento que un templo. l aun en este caso no era al Presidente a quien debieran dirijirse los pe- ticionarios, sino al Congreso, que es el ¡la amado por la Constitu- 2; cion a calificar la utilidad ab Si se hubiera preguntado alos deudos de las víctimas acerca de la mejor manera de honrar el re- cinto en que se consumó el martirio de tantos 'seres queridos, si con un jardin o paseo público, como querian los demoledores, o con un templo en que pudieran orar por ellos i ofrecerse diaria- “mente el incruento sacrificio, habrian optado por lo segundo. Pero la :ajitacion despertada por los explotadores del dolor pú- blico no dejó lugar a reflexionar, pues iba revistiéndose de los ca- racteres de una sedicion. Se urjia al Gobierno por una resolucion inmediata; i viendo que tardaba, el 14 circuló un cartel en que se convidaba al pueblo a reunirse en la plazuela de la Iglesia in- cendiada, para dirijirse desde allí en masa al palacio de la Mone- da a renovar la peticion. Poco antes el Gobierno había. decretado la demolición, encargando su ejecucion al Intendente de la pro- vincia. (1). y Este es el momento de preguntar: ¿qué móviles obraron en el ánimo del Gobierno para ceder a las exijencias de los demoledo- res de la Compañía? Si estos eran movidos por designios de hos» tilidad a la Iglesia 1 al Gobierno, 1 no reclamaba la medida nin- gun motivo serio de interes público ¿cómo se explica el decreto de demolición que lleva al pié la firma de un ministro eonservador 1 sinceramente católico? Este decreto no se fundó en una razon de justicia, sino en una razon: de prudencia, La situacion llegó a ser en extremo delicada para el Gobierno. Formaban en las filas de los ajitadores los na- cionales (montt varistas) 1 los incrédulos. Los unos 1 los otros eran enemigos del Gobierno 1 del clero; de suerte que los unos ¡los otros estaban interesados en aprovechar aquella coyuntura para suscitar un conflicto, de donde podia resultar, o. la-ruptura del Gobierno con la iglesia 1 los católicos, en caso de que resistiese (1) Hé aquí el decreto: «En vista de lo espuesto en la nota que antecede, (esta .nota era del señor Arzobispo) he acordado 1 decreto: Art. 1.” Procédase a la demolicion de las murallas del incendiado templo de la Compañía; Art. 2.” Concédege un término de diez días para la Ctra de log cadáveres que están sepultados en dicho templo. Anótese 1 comuniquese. —PErez. —Miguel Maria Ciemes. 1168 MEMOBIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. la autoridad eclesiástica a la demolicion, o el desprestijio del Go- bierno ante la opinion pública movida por ellos, en caso de que desoyese el clamor del que llamaban dolor público. El Gobierno cruzó los planes de sus adversarios evitando ambos escollos. Soli- citó del señor Valdivieso la execracion de las murallas de la Com- pañía i su consentimiento para ordenar la demolición por causa publica, protestando que no pensaba destinar el suelo a usos pro- fanos. El señor Valdivieso accedió a los deseos del Gobierno. fun=- dado en graves consideraciones. Sabía, por una parte, las buenas disposiciones del Presidente para con la Iglesia cuyos derechos respetaba; i no habria sido prudente ponerlo en peligro de obrar por debilidad en contra de sus sentimientos, vista la actitud re- sueltamente perturbadora de sus enemigos. Por otra parte, su ne- gativa habria traido consigo la salida del ministerio del señor don Miguel María Gúemes que, como católico, se habría resistido a firmar un decreto atentatorio de los bienes de la Iglesia, con lo cual habría perdido esta su mejor apoyo en el Gobierno. Hé aquí algunos de los motivos que indujeron al señor Valdivieso a sacri- ficar lo material por salvar intereses de un órden superior, tales como los hallamos expuestos en una carta al señor Obispo Salas de 26 de Diciembre de 1863. «Ni ántes ni ahora, agregaba en es- ta misma carta, he creido que debía entrar en el camino de las concesiones hechas a la revolucion. Creo, como siempre, que debe evitarse el combate mientras el deber i el honor no se hallen com- prometidos; pero, llegando este caso, cada cual debe perecer en su puesto. Cada dia va quedando menos que vivir i se hace mas amargo ese resto de vida; hai, pues, menos que perder en el peor resultado de la lucha que pueda sobrevenir.» 1 como una prueba de que el señor Valdivieso no cedió en este punto por debilidad, sino porque su consentimiento, al par que era reclamado por cau- sas gravísimas, no hacia traicion a ningun deber ni lastimaba nin- gun derecho, véase la diferente disposicion en que se hallaba res- pecto de la ordenanza de policia de los templos que pensó dictar la Municipalidad de Santiago en esos mismos dias. En la misma antedicha comunicacion decía: «Yo miro el negocio de la ordenan- za de la Municipalidad como ataque a los derechos propios de la Iglesia, i creo que ceder en un ápice sería comprometer los princi- pios. No he tomado actitud oficialmente hostil por no oprimir al Gobierno, que parece estar dispuesto a no sancionar la dicha or- denanza; pero si se me quisiera introducir bajo cualquier pretexto la injerencia del poder láico en el interior de nuestros templos, la ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1169 rechazaría con todas mis fuerzas, 1 ántes pondría a todos los tem- plos en entredicho, que abrirlos bajo tan ominosa condicion». Como consecuencia de estas disposiciones desaparecieron los muros seculares de la Compañía, no quedando de ella mas que un lúgubre recuerdo. Durante muchos meses la piqueta i el combo, se ocuparon en derribar aquellos muros que ofrecían la resistencia del granito, hasta que no quedó piedra sobre piedra; 1 hoi es plaza lo que ayer fué templo. Diez años despues, el 8 de Diciembre de 1873, se inauguró solemnemente en ese sitio un. monumento con- memorativo de la catástrofe, que consistía en una gran estátua de bronce negro que representaba una mujer en actitud suplicante, con las manos levantadas al cielo 1 la faz demudada por el dolor. Posteriormente, esta estatua fué sustituida por una bellísima imá- jen de la Inmaculada Concepcion de María, tallada en mármol blanco, que se levanta a grande altura sobre un elegante pedestal de la misma piedra, rodeada de cuatro hermosos ánjeles. Este mo- numento, debido a la inagotable munificencia cristiana de los señores Ossas, ha colmado los deseos de cuantos pensaban que solo un monumento relijioso podría ocupar dignamente el recinto santificado por el martirio de tantas alias fervorosas. Hemos dicho que el templo de la Compañía había servido, des- de principios de este siglo, de punto de reunion del clero secular 1 de escuela práctica en que la juventud eclesiástica se ejercitaba en las funciones de su ministerio bajo la direccion i con el ejemplo de sacerdotes doctos i experimentados. Despues del incendio, el clero secular quedó como aves sin nido. El señor Valdivieso, para remediar esta necesidad, pensó restablecer la Compañía constru- yendo otro templo que supliese la falta del incendiado. 1 efectiva- mente, en la Pastoral que hemos citado mas arriba dispuso la construccion de un nuevo templo con el nombre de nueva Compa- fa, dedicado al Salvador del mundo, sin contar con otros caudales que los que proporcionase la largueza de los fieles. La ejecucion de este trabajo fué confiada al capellan de la antigua Compañía, presbítero don Francisco Cañas. El' domingo 8 de Mayo de 1870 fué colocada solemnemente la primera piedra de este templo, que hoi se alza imponente i majestuoso en la calle de Huérfanos i que será, cuando se concluya, acaso el mas suntuoso de la capital. No cerraremos este capitulo sin recordar que, entre tantos funestos 1 lamentables acontecimientos, el incendio produjo dos benéficos resultados. El primero fué el despertamiento de la fé en los católicos dormidos, debido a los ataques de que la relijion 1 pre YE A e 9 RIZS. O EIN Pa 1170 MEMORIAS CIENTIFICAS E LITER el clero fueron victimas con ocasion del incendio, Fruto de este despertar fué la fundacion de El Independiente, órgano en la pren- sa del partido conservador. Vieron entónces prácticamente la necesidad de terciar en los debates del periodismo, en que sus enemigos dominaban sin contrapeso; pues durante la tempestad de recriminaciones que se desató contra el clero no hubo mas voz que se levantase en su defensa que la mui tardía de La Revista Católica. | El segundo benéfico resultado que produjo el incendio de la Compañía fué la fundacion del cuerpo de bomberos. Se echaron las bases de esta úbil institucion en una reunion de vecinos, en su mayor parte comerciantes, que tuvo lusar en el Casino de la Filarmónica el 14 de Diciembre de 1863. El cuerpo de bomberos de Santiago ha prestado desde entónces inapreciables servicios a la propiedad urbana, combatiendo con abnegacion i desinteres dig- nos de todo encomio al enemigo mas formidable de ella, el fuego que todo lo arrasa, CAPÍTULO XXXI. >= LA LIBERTAD DE CULTOS. La propaganda protestante en Valparaiso.—Construccion de un templo protes- _tamte.—Pastoral del señor Valdivieso con este motivo.—Ataque «de la prensa. Proyecto de reforma. del artículo 5, de la Constitucion. —Lei interpretativa. —Debates en el Congreso. — Nuevo proyecto de reforma constitucional, —Dis- «cusion en el Congreso, —Pastoral colectiva del episcopado, Tan pronto como el señor Valdivieso empuñó las riendas del gobierno eclesiástico de la Arquidiócesis comprendió que uno de los peligros que amenazaban al rebaño confiado a su solicitud de pastor era la propaganda que comenzaban hacer de.sus errores los ministros de las sectas disidentes. En otra parte de estas noticias biográficas expusimos «algunas de las dilijencias que practicó ante las autoridades del pais reclamando medidas enérjicas para conte- ner el peligro. Sus reclamos no tuvieron, sin embargo, resultado positivo, pues las ideas modernas de ámplia tolerancia de los fal- sos cultos, en virtud de lo que se decora con el nombre de libertad de conciencia, habían ganado mucho terreno en las alturas. La propaganda continuó ejerciéndose, especialmente en Valparaiso, con mayor descaro a medida que se afianzaba en los propagandistas la persuacion de que el Gobierno no miraba con mal ceño su tarea de perversion. | A : - Fundáronse en Valparaiso colejios de niños i niñas católicos dirijidos por maestros protestantes; i el misionero disidente don Pavid Trumbull se puso, luego de su llegada, a la cabeza de uno de esos establecimientos dando por si mismo lecciones de relijion. El señor Valdivieso hizo presente, este abuso al Consejo de la 1172 MEMORIAS CIENTÍFICAS I LITEBARIAS. Universidad, quien trascribió la nota al Intendente de Valparaiso. Este majistrado interrogó al ministro protestante acerca del texto de que se servía para enseñar la relijion a los niños católicos; pero, sea cual fuese su respuesta, el hecho es que continuó en su tarea mas i mas envalentonado. I ya no solamente se contentó con pervertir a los hijos de padres católicos, sino que atacó con increi- ble audacia los dogmas católicos en la prensa, i llegó a provocar al señor Arzobispo a una polémica por los diarios. Hacían circular con gran profusion folletos de todas formas i tamaños impregnados de malas doctrinas, excojiendo, como sucedió en Quillota, para distribuirlos en el pueblo, la hora en que acudía a las misiones cuaresmales. I como si todo esto no fuese bastante, establecieron en Valparaiso, a vista i paciencia de la autoridad, una librería en que expendíian, poco ménos que de balde, Biblias adulteradas i toda clase de libros de propaganda. Pero el hecho mas grave i notorio que se verificó en este órden, j que prueba hasta qué punto la impunidad había alentado la audacia de los propagandistas, es la edificacion de un templo público protestante, situado en el barrio del Almendral e inaugu- rado solemnemente en Febrero de 1858 (1). No podía desenten- derse el señor Valdivieso de estos actos públicos de hostilidad a la relijion del Estado, ejecutados por extranjeros advenedizos que abusaban de la hospitalidad jenerosa que se les brindaba; actos que entrañaban, ademas, un desprecio audaz de nuestra lei fundamen- tal, que en su artículo 5.2 prohibe el ejercicio público de cualquiera ' otra relijion que no sea la católica. En esta vez no se dirijió, sin embargo, a la autoridad pública, pues el gobierno de don Manuel Montt parecía estar resuelto a tolerar los avances del protestan- tismo i aun a introducir en el pais a sus secuaces, como lo prueba el hecho de haber traido colonos protestantes a los territorios del sur de la República. : No teniendo nada que esperar de las autoridades, el señor Val- divieso se dirijió a sus diocesanos para precaverlos del peligro que amenazaba su fé. En una notable Pastoral de 12 de Marzo de 1858 recordaba a los fieles el precio inestimable del beneficio de la fé i la desgracia de perderla. «A la verdad que es inapreciable, decía, el beneficio de la fé católica, única verdadera, que el Señor por un efecto solo de su infinita bondad, concedió a los que tres siglos há yacian en estas (1) La Revista Católica, t. 8.” - ANALES DE LA U.-—0CTUBRE A DICIEMBRE DE 1885, 1173 rejiones, sumerjidos en las tinieblas 1 en medio de las sombras de la muerte. Sin esta luz, que es la verdadera que alumbra a todo hombre que viene a este mundo, la mas grosera ignorancia 1 los hábitos degradantes de la barbarie, eclipsarían aun el brillo de nuestro hermoso cielo, i hollarian con planta agreste i desdeñosa, “la feracidad de nuestra rica tierra. En vez de las verdes i pobla- das praderas, de las risueñas florestas, i de las campiñas cubiertas de lozanas mieses que ahora por todas partes se descubren, nues- tro suelo no presentaba entónces mas que selvas infructíferas, sotos solitarios o secadales estériles. En lugar de las ciudades que crecen i se multiplican cada dia, no se veían mas que tolderias de salvajes, expuestas a ser presa del malon asolador de una tri- bu enemiga o de las llamas atizadas por la brutal supersticion de un estúpido machi. Eero, lo que era aun mil veces mas deplora- ble, no había una sola intelijencia que/conociese al verdadero Dios, un corazon que amase a su Redentor, ni una lengua que bendijiese a su Autor. Estaba reservado a la relijion católica producir una tan feliz transformacion. Ella fué la que, para apaciguar la san= grienta lucha que se había trabado, se interpuso entre el fierro conquistador i el indomable indíjena, haciéndolos deponer sus odios encarnizados delante de la cruz, 1 estrecharse con vinculos fraternales al pié de nuestros altares. Nuestra sociedad civilizada fué la obra de la inspiracion católica, i la Santa Iglesia fué quien meció su cuna, le prodigó anhelosos cuidados en su infancia, le formó sus buenos húbitos, 1 prestó fuerte apoyo a sus incrementos. Por un favor especial de la Divina Providencia, desde el principio fuimos incorporados a la gran familia católica, i esto constituye nuestra principal dicha i felicidad; porque fuera del seno de la Iglesia Católica no puede haber salvacion». Despues de probar con abundancia de argumentos incontesta- bles este dogma fundamental del catolicismo, exponía los mane- jos de que se valían los protestantes para hacerse de prosélitos entre los chilenos. «El primer medio de que se valen, agregaba, es la distribucion de las Biblias fraudulentas i folletos escritos en sentido protestan- te 1 con calculada malicia para alucinar a los ignorantes, que las sociedades llamadas bíblicas imprimen con profusion inaudita para hacer circular en paises que hablan nuestro idioma, por me- dio de ajentes superabundantemente remunerados con el dinero de sus numerosos asociados. Muchos de estos folletos no son mas que un tejido de calumnias, mas o ménos lijeramente urdidos, con la ; eE pd ñ ha TA A cs 5 1174 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. el fin de inspirar odio a las instituciones mas augustas de nuestra santa relijion, a su cabeza visible, a sus ministros i hasta a las vírjenes consagradas al Señor. Se buscan los trabajos públicos o privados que forman reuniones de jornaleros i artesanos para hacer la distribucion de los folletos, se persigue a las jentes del pueblo en su domicilio, i hasta se nos ha asegurado que se ha pa- gado dinero porque reciban el funesto presente que se les brinda, «Pero no solamente se explota la ignorancia del pueblo humil- de, sino que se asestan tiros contra la inesperta juventud de las clases mas acomodadas, abriendo escuelas o colejios para personas de ámbos sexos, a cargo de maestros que profesan distinta relijion de la católica, o que no tienen alguna positiva. Sometidos los libros que sirven de texto en algunos de estos colejios o escuelas, al exámen de personas mul competentes, resulta de sus censuras que contienen doctrinas heterodojas i que en ellos se falsea la historia con pérfidas calumnias contra la Iulesia crtólica; sin que escasee el veneno en textos destinados para aprender los rudimentos mis- mos de los idiomas. Aun sin estos actos de activa i descarada pro- paganda, la direccion dada a la educacion por un impío sin reli- jion o por el que profesa otra distinta de la católica, no puede ménos de ser un verdadero peligro para la fé de los niños, que naturalmente tienen sus ejos fijos en la conducta i lenguaje del maestro. Si en los paises en que por vivir los católicos mezclados con los que no lo son, se hallan aquellos mas premunidos contra el contajio, la Iglesia trata de separar a sus hijos de las escuelas mixtas, ¿cuánto no será el riesgo que corren en tales estableci- mientos los niños de un pais que, por su unidad misma relijiosa, está desprevenido contra todas las tentativas de perversion? «Si debe ser la resistencia proporcionada al ataque, el del error se presenta ya ufano entre nosotros, con desprecio del sentimiento unánime de todos los verdaderos católicos 1 de las garantías sa- gradas con que ese mismo sentimiento ha querido escudarse. El culto disidente no se halla circunscrito ya a privados recintos. Despliega su pompa pública al lado 1 en competencia de nuestras propias iglesias consagradas al Dios vivo 1 en perpétuo recuerdo de la fé ardiente de nuestros piadosog padres. Este inmerecido ultraje hecho al principio de nuestras creencias ia las imstitucio- nes que nos rijen, manifiesta, mejor que todo, cuál es el carácter de la propaganda anti-católica. 1 si bien las personas de nuestros hermanos disidentes deben ser siempre objeto de nuestra caridad i aun sus errores un motivo de excitar nuestro celo para hacer, ' AIAPAEAEPAI ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1175 llegar a ellos la luz de la verdad, tambien los intereses mas caros que puede haber sobre la tierra, los de muestra santa relijion, deben armarnos en su defensa. Se trata de arrebatar la fé católica a los que poseén la dicha de tenerla, i cada cual será responsable a Dios si no pone los medios de su parte para detener el mal. ¡Bal- don eterno sería el nuestro, si eon pérfida cobardía desertásemos del combate que no hemos querido provocar!» Apesar de la palmaria justicia de estas cbservaciones i del len- guaje digno 1 moderado en que fueron hechas, “los defensores del Gobierno vieron en esta Pastoral el propósito de favorecer la aji- -tacion política i de aumentar el profundo descontento que reinaba en ese tiempo por la marcha del Gobierno. No necesitamos decir que esta suposicion era hija del despecho. Un deber indeclinable obligaba al Prelado a prenmiunir a los fieles de los errores que di- tundían de todas maneras los protestantes con la complicidad del silencio 1 de la tolerancia del Gobierno. La prensa afecta a la ad- ministración hizo inútiles esfuerzos por demostrar que no había infraccion covstitucional en la ereccion del templo de Valparaiso, pues segun ella, carecía de carácter público. Sin embargo, nada anunciaba en él que fuese un oratorio deméstico para el culto de una familia, Su forma arquitectónica, su distribucion interior, su púlpito 1 asientos para mas de quinientas personas, todo estaba denunciando su carácter público. El hecho de carecer de torres i campanas no era razon para darle carácter privado, pues no es cir- cunstancia esencial para la publicidad de un templo. Excusado nos parece agregar que los defensores de la política del Gobierno pro- digaron a manos llenas los apodos de ¿intolerantes ¡fanáticos 1 otros de esta estofa a los que pedían la observancia del artículo 5. de la Constitucion. Sin embargo, todas las injurias i alegaciones se estrellaban contra el hecho incontrovertible de que el Gobierno, tolerando la propaganda protestante, violaba la Constitucion 1 ol- vidaba sus juramentos. Los que reclamaban la observancia del artículo constitucional no pedían que se persiguiese a los disiden- ves por el hecho de no profesar la relijion católica, sino que se re- primiese la propaganda corruptora que hacían en público de sus errores 1 que se hiciese entender a los corruptores del pueblo que Ja hospitalidad que en Chile se brinda a los extranjeros no los autoriza a violar las leyes del pais 1 atacar sus iustituciones -relijiosas (1). (1) La efectividad 1 extension de la propaganda protestante se comprueba por los signientes datos extractados del cuarto informe anual de la sociedad diblica de ANDE LA US Lo SEC: 141-142 ' a 1176 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. — La Pastoral del señor Valdivieso no fué estéril. Ella excitó pro- fundamente el sentimiento católico, hasta el punto de que se cre- yó necesario calmarlo con la publicacion de un folleto, salido al parecer de las rejiones gubernativas. : Sin embargo, la libertad de cultos en Chile era ya un he- cho, 1 solo faltaba darle la consagración del derecho. No pasó mucho tiempo sin que esto se intentase. Los hombres sin fé 1 el partido que habia bajado del mando en 1861 se unieron en 1865 para pedir a la Cámara la supresion del artículo 3.9 de la Consti- tucion. Los unos tenian el propósito de abrir ancha brecha a la re- Jijion del país, franqueando sus puertas a todos los cultos; los otros se proponian legalizar la libertad de hecho que habian concedido al protestantismo. La batalla parlamentaria a que dió lugar el proyecto de reforma coustitucional fué larga 1 reñida. Ein este de- bate; uno de los mas solemnes que se han presenciado en nuestro parlamento i que han conmovido mas fuertemente el ánimo pú- blico, tomaron parte los atletas mas aguerridos de los diferentes partidos. Entre los que abogaron por la subsistencia del artículo 5. de la Constitucion se distinguió el prebendado don Joaquin Larrain Gandarillas, diputado por el departamento de Rere, que pronunció dos majistrales discursos, acabados modelos de elocuen- cia parlamentaria por su fondo 1 por su forma. No hai en ellos ni los arrebatos del tribuno popular mi el brillo fosforescente que deslumbra, pero que suele ser un recurso para paliar la vaciedad del fondo. Con uu lenenaje mesurado, tranquilo i respetuoso, con un tono elevado, majestuoso 1 digno i con una sobriedad de expre- sion que no permite suprimir ningun vocablo por imútil, conven- ce, persuade i abrama con el peso de sus razonamientos; al mis- mo tiempo que refuta victoriosamente los argumentos de sus po- derosos adversarios. El señor Larrain Gandariilas se propuso principalmente esto último, pues era lo que le cumplía hacer tra- tándose de conservar la disposicion constitucional; porque si lo- graba demostrar que carecian de fundamento los motivos alegados 4 Valparaiso. El comisionado Mr. Muller hizo eu un año las siguientes visitas de propaganda: A los buques 671, a los hospitales 183, a las familias 1,587. «Para sus visitas a los hospitales se le ham suministrado biblias i testamentos, que ha distribuido gratuitamente. Ha sido en jeneral bien recibido en las familias de nacionales. Se han vendido los libros siguientes: Biblias en español 143. Testa- mentos 142. Diferentes evanjelios 214». Es digno de notarse que las ventas de sagradas escrituras, i particularmente de evanjelios, se han hecho principalmente en las clases pobres de la poblacion del país. Ademas de esto, se han distribuido fuitemente 17,779 tratados en diferentes idioraas, i 6, 187 revistas 1 periódicos. , ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE Da 1885, 1117 para su supresion o alteracion, la consecuencia lójica era conser- varla. «Dos indicaciones, decia en su primer discurso pronunciado en sesion de 16 de junio de 1865, se han hecho a la honorable Uámz- ra de Diputados acerca del artículo 5.2 de nuestro código funda- mental: para que sea suprimido la primera; para que Sea adicionas do la sesunda. Sostienen la una los honorables diputados por Copiapó e lilapel; propone la otra el honorable diputado por San- tiago. Vengo a pedir a la Cámara que rechace las dOS.....o.». «Los partidarios de la supresion del artículo constitucional la pi- den fundados: primero, en que la república no debe tener relijion; segundo, en que todos los ciudadanos que habitan el pais tienen derecho de profesar públicamente la que crean verdadera; 1 terce- ro, en que solo concediendo libertad de cultos, pueden los católi. cos invocar la que para su Iglesia reclaman». La refutacion lumj- nosa i contundente de estos argumentos constituye la parte prin= * cipal de este discurso. Mas como en el curso del debate se alega- von nuevas razones en favor de la libertad de cultos, el señor Larrain Gandarillas se vió precisado a desvanecerlas en un segun- do i mas brillaute disenrso que revela una vasta ilustracion. Con lujo de razonamientos i pruebas históricas i siempre observando un método rigorosó en la exposicion i refutacion, rebatió los argn- mentos adueidos en pro de la libertad de cultos en el doble aspecto de cuestion doctrinal i de cuestion política. Al terminar este nota- ble discurso, decia el diputado, refiriéndose al establecimiento de capillas protestantes en Valparaiso: «¿Implica la existencia de las capillas protestantes una infraccion de la Carta fundamental? Me seria mui difícil dar una respuesta acertada a esta pregunta. ¿Por qué? Porque unos entienden una cosa l otros otra por ejercicio pú- blico de una relijion. Por mi parte, he creido siempre, lo digo con franqueza, que la existencia de esas capillas implica una violacion de la Constitucion; pero no pretendo ser infalible 1 respeto mucho las opiniones ajenas. Veo que hai hombres mui serios i prudentes dentro i fuera de la Cámara que creen que esas capillas no im.pli- can una violacion. ¿Qué resulta de esto? Que hai verdadera duda sobre la intelijencia de la última parte del artículo 5.2 ¿Infiérese de aquí que debe reformarse el artículo? De ninguna manera, por- que el 164 autoriza expresamente al Congreso para resolver las dudas que ocurran sobre la intelijencia de cualquier artículo cons- titucional. ¿No ofrece duda la segunda parte del artículo 5. ¿Quién me dirá que nó? Luego podemos sin temor alguno dictar . ro O O A A E A , 4 " ASAS ARG TES RP O j £ 1178 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS, una lei secundaria para explicar su sentido, i esto podemos hacer- lo desde luego, dejando intacto dicho artículo......» Esto decía el señor Larraín Gandarillas en la sesion de 23 de Junio, i el 3 de Julio presentó el Ejecutivo al Senado el siguien- te proyecto de lei interpretativa del artículo 5. «Art. 1. Se declara que por ei artículo 5. de la Constitucion se permite a los que no profesan la relijion católica, apostólica, ro- mana el culto que se practica dentro del recinto de capillas o edificios de propiedad particular. «Art. 22 Es permitido a los disidentes fundar i sostener es- cuelas privadas para la enseñanza de sus propios hijos en la doc- trina de sus relijiones.—Santiago, julio 3 de 1865.—JosÉ JoA- quín Perez.—Pederico Errázuriz.» ¿Qué fin se propuso el Gobierno al presentar este proyecto de lei interpretativa? El mismo lo declaró en el preámbulo con que hizo preceder los artículos citados: definir lo que se entiende por culto que no es público, como quiera que el articulo constitucio- nal solo excluye el ejercicio público de los falsos cultos; i creyó que desaparecería toda duda a este respecto con la declaracion de que no se considera público, i por consiguiente que es permitido, el culto que se practica dentro del recinto de capillas o edificios de propiedad particular, Desde luego, es fácil advertir que esta disposicion venía a lega- lizar la fundacion de las capillas protestantes i abría la puerta para fundar en adelante las que se quisieran, con tal que se levan- tasen en terrenos de propiedad particular, o sea de corporaciones de derecho privado, como son las sectas protestantes en Chile. Es- to no obsta, sin embargo, para que se erijan templos espaciosos 1 magníficos; puesto que, segun esta disposicion, la publicidad no depende de la calidad i dimensiones del edificio, sino de la condi- cion del terreno en que se construyen. For lo tanto, todo Gobierno que por hostilidad al catolicismo, quiera favorecer a los cultos fal- sos, puede creerse autorizado para permitir que se levanten gran- des templos protestantes, judáicos o musulmanes al lado de los tem- plos católicos sin mas diferencia que el no usar campanas. Enten- dida en este sentido, la lei interpretativa es un barreno aplicado al artículo 5.*%; 1 así lo estimó el señor Valdivieso, segun aparece en el siguiente acápite de carta: «El proyecto del Gobierno sobre ex- plicacion de la Constitucion acerca del culto que no excluye no me parecería mal, supuesta la conveniencia o necesidad de dictar sobre esto una lel; pero el comentario que hizo el Ministro en la Fo E A 14) E EA LO ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1179 Cámara a la palabra edificios de propiedad particular, diciendo que podrían ser verdaderas iglesias, me parece que es barrenar la Constitucion. Bien sé que no es la opinion del Ministro la que de- be decidir sobre el sentido de la lei; pero esa opinion es un prece- dente funesto». El Senado aprobó el proyecto con la sola modificacion de su- primir la palabra capillas, que en el uso comun se entiende por recinto consagrado al culto público católico. La Cámara de Dipu- tados lo aceptó tambien por una gran mayoría despues de una larga discusion; i en esta virtud fué promulgado como lei de la Re- pública el 27 de Julio de 1865, Esta lei, no obstante la ambigiedad de la frase edificios de pro- piedad particular, faé el menos malo de los proyectos presentados a la Cámara; i ya que era necesario adoptar alguna resolucion en vista de la actitud de los diputados de oposicion, es iadudable que ella vino a salvar las dificultades del momento i a poner térmi- no a aquel ardiente debate que mantuvo durante algunos meses fuertemente excitados los ánimos. En 1874, año fecundo en actos de hostilidad contra la relijion, volvió a renovarse la cuestion sobre libertad de cultos; pero no ya solamente para conceder a los falsos cultos franquicias que ya te- nían de hecho con la lei interpretativa, sino para plantear en el pais el sistema llamado de separacion de la Iglesia i el Estado. A este fin se presentó a la Cámara un proyecto de reforma cons- titucional, firmado por varios Diputados, entre los cuales figuraba don Eulojio Altamirano, a la sazon Ministro del Interior; lo que hacía presumir que el proyecto sería patrocinado por el Gobierno. Consistía éste en la supresion del artículo 5. de la Constitucion i de los demas que con él se relacionan, i¡ ademas lcs que atribuyen al Presidente de la República la facultad de intervenir en el nom- bramiento de los funcionarios eclesiásticos i revisar las dispo- siciones emanadas de la Silla Apostólica. La mayoría de la comi- sion informante opinó por que debían declararse reformables estos artículos, contra la opinion de los Diputados don José Clemente Fábres 1 don José Bernardo Lira, que presentaron a la Cámara otro proyecto para que solo se declarasen reformables los articu- los que establecen el patronato i el exeguatur. El proyecto de la mayoría comenzó a discutirse en la sesion de 9 de Setiembre de 1874 con el calor que las cuestiones relijiosas producen en los ánimos; pero felizmente la clausura de las sesio- 1180 ' MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. ñes extraordinarias de aquel año dejó la discusion en sus comien- zos sin arribar a ningun resultado. y En asunto tan grave i de consecuencias tan peligrosas para el porvenir relijioso del pais, no podía dejar de hacer oir su voz el episcopado, siempre atento a cuanto podía afectar los intereses de la Iglesia. En el edicto pastoral de 17 de Noviembre de este mis- mo aúo el señor Arzobispo 1 los Obispos de Concepcion, Serena 1 Aucud expusieron luminesamente la doctrina de la iglesta en es- te puato, i con la historia contemporánea en la mano manifesta- ron los resultados desastrosos que ha producido en todas partes la aplicacion del sistema de la separacion de la Iclesta 1 el Estado, llegando a ser en la práctica, no la Iglesia libre en el Estado libre, segun la expresion de Cayour, sino la Iglesia esclava en el Estado ateo. En la imposibilidad de reproducir todo entero este extenso documento, (1) creemos útil citar al menos algunos conceptos. «La piedra de tocue 1 el mejor modo de conocer las reformas son sus efectos. Todos los sabios de la anutigiiedad nos aseguran que no hubo un solo pueblo sin Dios, i desde la promulgacion del cristianismo hasta la revolucion francesa, tampoco se cuenta un solo gobierno que se proclamase ateo, ¡Solo la convencion declaró que para ella no habia otro Dios que la razon. ¿I qué sucedió con esto? No solo desaparecieron £odos los bienes de la Iglesia i fue- ron profauados sus templos, sino que, a pretexto de la intitulada Constitucion civil del clero, corrió a torrentes la sangre católica de obispos, sacerdotez, laicos, mujeres, sin exceptuar tiernas don- cellas i muchachos imberbes. En América se han hecho tres ensa- yos de separacion de la Iglesia 1 el Estado con gobierno ateo: en Nueva Granada, Méjico i recientemente en Venezuela, 1 frescos están los ejemplos. Eu estos paises la dicha separacion se hizo ba- jo mil protestas de que solo se quería la libertad de los que se 1ban a separar; pero no bien se ejecutó, cuando la Iglesia fué despoja- da de sus propiedades j bienes, destruidas las comunidades de ám- bos sexos ] perseguidos a muerte los relijiosos 1 relijlosas; i con tal saña fué combatida la libertad cristiana de consagrarse a la observancia de los consejos evanjélicos, que eu algunas partes se hizo atravesar los mares a inermes esposas de Nueztro Señor Je- sucristo 1 en otras la mano feroz de los tiranos liberales se llegó a hacer sentir hasta en el secreto recinto de las casas particulares, (1) Puede verse en el Boletin Eclesiástico, t. V. p. 987, k ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1181 en donde las tímidas fujitivas doncellas iban a albergarse para observar sus votos, «Luego siguió el destierro de los obispos 1 sacerdotes; i, si no se trató de ultimar a los Arzobispos de Santa Fé de Bogotá i Mé- jico, arrancándolos violentamente de sus sillas, agobiados por los males que sufrian, triste es la coincidencia de que en el viaje a Roma, el uno solamente alcanzase a Marsella 1 el otro no pasase de Barcelona, i no fueron ellos solos los que uxurieron en el des- tierro, Otros de intento fueron encarcelados en climas mortiferos, en donde sin una proteccion providencial difícil era que salvaran su vida. En Méjico se demolieron los templos, 1 en Nueva Grana- da fueron todos cerrados 1 suspendido el culto, quedando los ca- tólicos reducidos a la condicion de los primeros cristianos que bus- caban las catacumbas para adorar 2 Dios; ¿i sabeis cómo se apellidó el pretendido derecho con que se ejecutaban tamañas ini- quidades?.-—Tuicion de los cultos, para baladí renombre de los li- berales impios sin corazon ni vergiienza. Bien sabemos que los le- jJisladores que han propuesto la reforma del artículo 5.” de la Constitucion, sostienen que no los anima ninguna mira hostil a la Iglesia 1 que la reforma de otros artículos constitucionales que conjuntamente proponen, si en realidaad fueran suprimidos, re- duadaria ahora en beneficio de la libertad de la Iglesia; pero esto no impide que el establecimiento lel gobierno ateo sea contrario a la lei de Dios, i que una vez establecido deje de producir los mismos efectos que ha producido en los paises en que se ha adop- tado tal innovacion. Nuestro Señor Jesucristo nos ha dado una regla segura para no ser engañados en materia de tanta trascen- dencia. El ha dicho que el árbol se conoce por sus frutos; que el bueno jamas da malos frutos, así como el malo tampoco los pro- duce buenos; por lo que es preciso guardarse de los falsos profetas que pronostican maravillas, porque cubiertos con pieles de oveja, por dentro son lobos rapaces. fín las repúblicas, para decretar la separacion entre la lelesia 3 el Estado, los que la ejecutaban pro- nosticaban una série de prosperidades. De sus labios no galian mas que tolerancia, libertad para el ejercicio de la relijion, paz 1 contento; i ya habeis visto lo que sucedió. Delirio seria esperar que entre nosotros no susediera otro tanto. Lo cierto es qre los que mas piden i encarecen las reformas que llaman teolójicas son los adversarios de los católicos i los que hacen alarde de ser libres pensadores». | | Eetos conatos de supresion del artícuio 5. de la Constitucion 11382 MEMORIAS CIENTIFICAS I LITERARIAS. Ed, obedecían al propósito de amenguar la influencia del catolicismo, ora favoreciendo la propagacion del protestantismo, ora retirán- dole la proteccion a que tiene derecho como relijion del Estado. El primero de estos propósitos quedó mas de manifiesto con la medida adoptada por el supremo decreto de 29 de Setiembre de 1873 de quitar el carácter de obligatorios a los estudios relijiosos - que figuran en el plan de enseñanza secundaria. Esta gravísi- ma medida fué tomada a consecuencia de una solicitud de un jó- ven disidente, que pedía se le exonerase de la obligacion de estu- diar el catecismo i los fundamentos de la fé, alegando como pretexto que no era justo exijirle que estudiase una doctrina reli- jiosa distinta de la que profesaba. El Gobierno no solamente ac- cedió a la solicitud del peticionario, sino que hizo extensiva la exencion de estos estudios a todos los alumnos cuyos padres o guardadores lo solicitasen. Los ramos de relijion dejaron, por lo tanto, de ser obligatorios para optar a grados universitarios. No era difícil comprender que con esta medida se disminuiría consi- derablemente el número de alumnos en las clases de relijion, ya porque favorecía la desidia de los estudiantes 1 acortaba el curso de humanidades; ya porque, declarándolos voluntarios, se rebaja- ba a los ojos de los alumnos la importancia de esos estudios. El resultado no podía ser otro que el que actualmente se palpa: el de que las clases de relijion en los colejios oficiales permanecen casi desiertas.-Lo que quiere decir que la gran mayoría de los que re- ciben la enseñanza de manos del Estado no conocen la relijion; jzno conociéndola, ni se la estima ni se la practica. El señor Valdivieso consideró esta medida como la mas perni- ciosa para el porvenir relijioso del pais, pues no podían ocultárse- le las consecuencias. Creyó, pues, que no podía dejarla pasar sin protesta i sin patentizar su sinrazon. Fué lo que hizo en una no- ta dirijida al Supremo Gobierno suscrita por él i los Obispos de Concepcion i Ancud. En ella nacía notar que el Decreto, al exo- nerar a disidentes i católicos de la obligacion de aprender la reli- jion, reconocía en los padres el derecho de privar a sus hijos del co- nocimiento de la ciencia relijiosa, al paso que no les reconocía el de dispensarlos del estudio de los demas ramos: es decir, que el Go- bierno dispensaba a los padres católicos de una obligacion a que no pueden renunciar en conciencia, i mantenía la de instruirlos forzosamente en otros ramos de cuyo conocimiento podían exone- rarlos sin violar los deberes de la paternidad cristiana. «En vano el Derecho Natural i el Divino, decía, habrian im- ANALES DE LA U.—OCTUBRE A DICIBMBRE DE 1885. 1183 puesto al padre la obligacion de enseñar al hijo la relijion, si éste no tuviese derecho perfecto a que se le enseñase; i por derecho pú- blico en las naciones civilizadas, la autoridad debe amparar al hijo en sus derechos contra la neglijencia o el abandono de los padres. La autoridad no puede tolerar siquiera que el padre no contribuya al hijo el alimento i las cosas necesarias para la vida corporal, i con doble motivo tampoco puede desentenderse de que se le niegue lo necesario para su vida espiritual; esto es, la ense- ñanza relijiosa a la cual el hijo cristiano tiene derecho perfecto, asi como el padre tiene la obligacion impuesta por Dios de hacer efectivo ese derecho. «Algunos han dado a entender que se violentaba la conciencia con obligar a hacer el estudio de la relijion; 1 aunque este argumen- to no podía aplicarse a los alumnos católicos, tampoco tiene fuer- za alguna respecto de los disidentes. La conciencia no puede ser violentada sino con lo que coarta la libertad, i ninguna de las ra- zones que sujiere el estudio de la relijion puede privar a la vo- luntad de conceder o rehusar el asentimiento a la fé. Nosotros los católicos creemos que el acto de fé, aunque racional i fundado, es meritorio i constituye una virtud digna de recompensa, precisa- mente porque emana de la libre voluntad del hombre, que puede resistir a la fé i que efectivamente resistiria a ella sin el auxilio de la gracia divina. Así, pues, la enseñanza de la relijion ilumina a la intelijencia sin violentar la libertad para formar la concien- cia. Hai mas todavía; por 10 que toca a los disidentes protestan- tes, para ellos la regla de su fé es el libre exámen, i para que sea verdaderamente libre es necesario que se conozca lo que se exa- mina. A la verdad, para examinar si la Biblia contiene la revela- cion divina es preciso conocer en que se avoyan los que asi lo creen i los que impugnan algunas de sus partes; tambien para conocer cuál es su jenuina intelijencia se hace preciso saber cuál es la que dan a ese libro divino las diversas comuniones cristia- nas. Esto es cabalmente lo que da a conocer el estudio de la reli- Jion que se hace en los colejios; por esto no puede rehusarse en nombre de la libertad de conciencia, porque no hai traba mas odiosa al libre exámen que la que le pone la ignorancia de lo que se pretende examinar», No habiendo producido ningun resultado estejusto reclamo, los - padres de familia católicos, en número de mas de quinientos, ele- varon al Presidente de la República una solicitud pidiendo la li- bertad de enseñanza, 1184 MEMORIAS CIENTIFICAS 1 LITERARIAS. Fundábanee en la desigualdad desventajosa en que el decreto colocaba a los hijos de padres católicos, los cuales, no pudiendo eximirse del estudio de los ramos que estimaban de mas vital im- portancia, quedaban mas recargados que los hijos de padres disi- dentes o incrédulos. Si el Gobierno creía que era despótico obli- gar a los que profesan una relijion distinta de la católica o a los que no profesan ninguna a que estudiasen los ramos de instruc- cion relijiosa, mayor opresion es la que se ejerce en los hijos de padres católicos obligándolos a que reciban lecciones de profeso- res incrédulos i estudien por textos escritos por enemigos del ca- tolicismo. Si bien los padres acaudalados podrían libertarse de esta opresion confiando la educacion de sus hijos a colejios parti- culares, en ningun caso se librarían de la que pueden ejercer los profesores del Estado constituidos en jueces de las pruebas anua- les i finales de los alumnos que cursan en colejios particulares, jue- ces que no solo carecen de imparcialidad, sino que son las mas veces hostiles a la enseñanza dada a los alumnos que debían juz- gar. Para obviar estos inconvenientes pedian los solicitantes: 1.” que no se exijiese el bachillerato en humanidades para obtener los grados de bachiller i licenciado en las facultades de leyes 1 de me- dicina; 1 2, Que se conservase la libertad para los exámenes par- ticulares otorgada por el decreto de 15 de Enero de 1872. Excusado nos parece advertir que tampoco fué atendida esta solicitud, pues los liberales en Chile, ántes prefieren ser inconse- cuentes con sus doctrinas, que aflojar un ápice las cadenas con que el monopolio mantiene aprisionada la enseñanza. Pero no se detuvo en esto el empeño de favorecer a los disiden- tes con perjuicio de los católicos. El Senador don Alejandro ke- yes presentó en 1872 al Senado un proyecto de lei destinado a esta- blecer el matrimonio civil para los que profesen relijion distinta de la católica. «Considerando como sacramento el matrimonio de los católicos, decía la mocion, justo es que los prelados de la Telesia co- nozcan en lo relativo a impedimentos, divorcio o nulidad. Pero para loa que no creen en ese sacramento 1 que solo miran el matrimonio bajo el puato de vista de un contrato, no bai razon para someter- los a otras leyes que las que rijen los demas contratos, ni a otras autoridades que las civiles que los hacen cumplir». Segun este proyecto los matrimonios de los disidentes no se celebrarían en presencia del párroco, que los autorizaba como oficial civil, sino en presencia del juez, que los autorizaría a la manera de cual- quier otro contrato. Con este proyecto se arrojaban los jérm enes LA U-—OCTUBRE A DICIEMBRE DE 1885. 1185 dela secularización del matrimonio, del mismo modo que con el de separacion de la Iglesia i del Estado i la supresion de los es- tudios relijiosos como obligatorios se pretendía secularizar el Gro- bierno i la enseñanza. Que esos jérmenes no cayeron en tierra estéril lo prueba el hecho de que diez años mas tarde el matrimo- nio civil obligatorio para todos los chilenos, católicos i disidentes, quedó definitivamente establecido como medida de opresion i de desquite contra el clero i los católicos de Chile. I este es el caso de notar que las reformas llamadas teolójicas que se han verifica- do durante el gobierno de don Domingo Santa María, habian sido iniciadas áurante el gobierno de don Federico Errázuriz, Fué en- tónces cuando comenzó a hacerse sentir entre los políticos del li- beralismo, adueñados del poder público, la fiebre de secularización de las instituciones sociales. Al mismo tiempo que cerraban her- méticamente la puerta a aquellas libertades que, como la de ense- ñanza 1 profesiones, encarnan un principio de verdadero progreso, se abría de paren para esas falsas libertades que consisten en desalojar a Dios de las leyes, de la familia, de la enseñanza i de la tumba. 1 con una nécia i pueril suficiencia los políticos del li- —beralismo se han creido bastante podercsos para llenar el inmen- so vacio que deja la relijion en la marcha de las naciones, sin ad- vertir, como sabiamente lo afirma Augusto Nicolas, que así como la virtud de Dios forma las alturas, el vacio de Dios abre los -abismoz. (Continuará). INDICE. MATERIAS. PAJS. BIOGRAFÍA. Vida i Obras del Tltmo. i Rmo. señor Dr. don Rafael Valen- tin Valdivieso 1 Zañartu, segundo Arzobispo de Santiago de Chile. —Memoria histórica por el presbítero don Rodolfo Ver- gara Antunez, premiada por la Universidad nacional i manda- da publicar en los ANALES (Continuard).ccronmocmmosrommmm+*s9»o$*..o CHILE, —Sinópsis estadística i jeográfica de 1884, formada por la Oficina Centrado Estadistica ecos conde acen osea es eee FÍSICA.—Descripcion de una nueva pila hidroeléctrica de sulfato de alúmi- na, por don Luis Ladislao ZegelS..oocooocoocenccorarecncncnrononcans FILOLOJÍA. La x ántes de consonante. — Estudios filolójicos por don Fide- lis P. del Solar, i contestacion de don Sandalio Letelier......... HIDROGRAFÍA. Estudio sobre la organizacion iadministracion de los dife- rentes servicios hidrográficos de Europa i Estados Unidos de América. —Informe al gobierno por don Francisco Vidal Gor- mare Za de mayo de OS ero oaacla del dalla does ole dleo LENGUA CASTELLANA. Los adjetivos sustantivados segun el DiccioNA- RIo de la Real Academia Española. —Artículo del miembro correspondiente de la misma en Chile, don Miguel Luis Amu- nátegui, mandado publicar por el Consejo de instruccion pú- MEDICINA. De la eclampsia puerperal.—Memoria de prueba de don Eduardo Solovera KR. en su exámen para optar al grado de li- cenciado en la Facultad de Medicina, leida a principios de enero de 1885 = Observaciones clínicas sobre el tratamiento de los abscesos hepáticos. —Memoria de prueba de don Miguel Claro en su exámen para optar el grado de licenciado en la Facultad de Medicina, leida a principios de enero de 188 ...o.occononcoricnc.. = La Kairina: lijera reseña sobre sus propiedades i aplicaciones. —Memoria de prueba de don José Agustin Ramirez G. en su exámen para optar el grado de licenciado en la Facultad de Medicina, leida a principios de enero de 1885 = Tratamiento de la intoxicacion saturnina. —Memoria de prue- ba de don Eliseo del Campo Meneses en su exámen para optar el grado de licenciado en la Facultad de Medicina leida a prin- cxprosidelenera den ada delata alan ole ds ro rrrror oro rap rro oro roo rro ro rro 287 373 37 61 91 113 ve ria de prueba de don Francisco Aguirre en su exámen para optar el grado de licenciado en Medicina 1 Farmacia, leida el 20 de marzo de 18685.. Apuntes para el tratamiento de los tumores malignos. —Memo- ria de prueba de don Maximiliano Wenger F. en su exámen para optar el grado de licenciado en Medicina i Farmacia, lei- da enable lso ocean cea aci Som0fooda cun sa 1 sublimado como antiséptico, —Memoria de prueba de don MA A ss e) Roberto Humerez O., en su exámen para optar el grado de li- cenciado en Medicina 1 Farmacia, leida en abril de 1885....... Contribucion al estudio de la cocaina. Memoria de prueba de don César Martinez P. en su exámen para optar el grado de licenciado en Medicina i Farmacia, leida el 20 de abril de ..... DOS rr rr Lei de matrimonio civil considerada desde el punto de vista médico-legal, —Memoria de prueba de don Jorje Eckers en su exámen para optar el grado de licenciado en Medicina i Farma- cia, leida en 22 de abril de 188. ..ccocoo....... A ra Algo sobre las enfermedades mentales en Chile. Recopilacion de la estadística de la casa de Orates, desde su fundacion en 1852 hasta la fecha. —Memoria de prueba de don P. Manuel 2, Beca en su exámen para optar el grado de licenciado en Medicina 1 Farmacia, leida en mayo de 188SD...ocorococcernccnonos ORTOGRAFÍA UNIVERSAL.—Algunas observaciones de don Guillermo Frick sobre la propuesta ortografía universal, mandadas publi- car por el Consejo de instruccion pública....oooooroccccororoanconos de la lengua castellana: la cuestion ortográfica. —Artículo del miembro docente de la Facultad de Humanidades don José Roehner, elaborado en abril de 1885......... A ZOOLOJÍA. Sobre los animales introducidos en Chile desde su conquista por los españoles. —Artículo del Dr. don Rodulfo A. Philippi...... 319 FIN CA, sO NUS Ms Ce NS BETA Eee NAO d SN o ON raiz , pese Páss. MEDICINA. Larvas de la Callihpora a en las fosas nasales; —Memo- | 187 199 231 256 279 339 14 308