USEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL DE BUENOS AIRES FUNDADOS POR EL DOCTOR GERMÁN BURMEISTER EL AÑO 1864 TOMO XXVIII (CON 16 LÁMINAS Y 118 FIGURAS EN EL TEXTO, 1 RETRATO Y 3 MAPAS) A a BUENOS AIRES : 3 IMPRENTA Y CASA EDITORA DE CONI HERMANOS 684 — CALLE PERÚ — 684 1916 ANALES MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL DE BUENOS AIRES AN e LA Ñ a É e Ñ Wi ¡NO "4 L Las E ANALES DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL DE BUENOS AIRES FUNDADOS POR EL DOCTOR GERM ÁN BURMEISTER EL AÑO 1864 TOMO XXVIII (CON 16 LÁMINAS Y 118 FIGURAS EN EL TEXTO, 1 RETRATO Y 3 MAPAS) BUENOS AIRES IMPRENTA Y CASA EDITORA DE CONI HERMANOS 684 — CALLE PERÚ — 684 1916 MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL Director Dr. D. ÁNGEL GALLARDO. Secretario y Bibliotecario D. AGUSTÍN J. PENDOLA. Prosecretario D. AGUSTÍN PENDOLA. Jete de la Sección de Zoología Dr. D. ROBERTO DABBENE. Jefe de la Sección de Paleontología D. CARLOS AMEGHINO. Conservador de las colecciones entomológicas D. JUAN BRETHES. Conservador de las colecciones botánicas IxG. Agr. D. LUCIANO HAUMAN. Naturalista viajero D. ENRIQUE DE CARLES. Naturalista viajero D. MARTÍN DOELLO-JURADO. Encargado de la Sección de Numismática D. ANÍBAL CARDOSO. Primer Preparador y Jefe de Talleres D. SANTIAGO POZZI. INDICE Gallardo, Angel, Las hormigas de la República Argentina. Subfamilia Dolicoderinas. Con 2 mapas y 49 figuras. (18 de mayo de 1916)....... Spegazzini, Carlos, Algunas Orquidáceas argentinas. Con 2 figuras. (17 dato co IO) tas doo 0 0000Bb cnn o to dada IRON do odo OBOO Bréthes, Juan, Descripción de una nueva mosca langosticida. (17 de ju- os on oooO DOOR OOO ODO Os Curt Hosseus, C., Observaciones arqueológicas en el Río Blanco (San Juan) Con ocuras (19 de nulo de LOMO asia daa lao Cardoso, Anibal, Breves noticias y tradiciones sobre el origen de la « bo- leadora» y del caballo en la República Argentina. (19 de julio de 1916). Dabbene, Roberto, Notas biológicas sobre gallaretas y macás. Con 5 lá- as MO AO osa omo ola omo ga ooo o dao ao DADO Bréthes, Juan, Algunas notas sobre mosquitos argentinos. Con 9 figuras. (19 de julio de 1916) Manganaro, Ana, Nota sobre el género Micropsis DC. Con 2 figuras (19 dello cai) sra rar ooo OOO peones ooo ab Ambrosetti, Juan B., Prof. Pedro Scalabrini (1849-1916). Con 1 retrato. (18 de agosto de 1916) Gallardo, Angel, Notas «acerca de la hormiga Trachymyrmezr pruinosus Emery. Con 4 láminas. (4 de septiembre de 1916) ......ooo.ooooooo... Lehmann-Nitsche, R., Dos eráneos matacos. (4 de septiembre de 1916). Gallardo, Angel, Notas complementarias sobre las Dolicoderinas argen- tinas. Con 6 figuras. (4 de septiembre de 1916)..........c0ooooooo... Hauman, Lucien, Note préliminaire sur les Hordeum spontanés de la lore argentine. Con 4. láminas y 1 figura. (22 de septiembre de 1916).. Gallardo, Angel, Notes systématiques et éthologiques sus les fourmis Attines de la République Argentine. Con 3 figuras. (25 de septiembre 1916) Marelli, Carlos A., Las diferentes larvas de langostas que acompañan a las grandes mangas de la saltona de Sehistocerca paranensis Burm. (25 de septiembre de 1916) 141 145 193 219 VIII MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Kúbhn, Franz, El «Arco de las Antillas australes » y sus relaciones. Con 1 mapa y 2 figuras. (4 de noviembre de 1916) .................... Lehmann-Nitsche. R., Nuevas hachas para ceremonias, procedentes de Patagonia. Con 17 figuras. (4 de noviembre de 1916) .........oo.oooo.. Jórgensen, Pedro, Las mariposas argentinas (Lep.). Familia Pieridac. Con 14 figuras: (10"de monembre de Il ot Boman, Eric, Las ruinas de Tinti en el valle de Lerma (provincia de Salta). Con 5 figuras y 3 láminas. (11 diciembre de 1916)............ Holmberg, Eduardo L., Las especies argentinas de Colioxys. Con 1 fi- SULTANES A ss fa 391 100 LAS HORMIGAS DE LA REPÚBLICA ARGENTINA SUBFAMILIA DOLICODERINAS POR ÁNGEL GALLARDO Según he dicho en otra oportunidad, desde que ocupé la dirección del Museo Nacional he procurado aumentar la colección de hormigas, erupo de insectos que siempre me ha interesado, la cual era muy in- completa en el establecimiento. Hoy día la colección es bastante numerosa y está en gran parte clasificada por mí y algunas subfamilias revisadas además por el con- servador de las colecciones entomológicas, señor Juan Brethes. Una de las subfamilias más completas por ahora es la de las Doli- coderinas, gracias a la amabilidad del doctor Carlos Bruch, jefe de la sección de zoología del Museo de La Plata, quien ha obsequiado las especies que no poseíamos y que él tiene en su rica colección parti- eular, determinada por el eminente mirmecólogo Augusto Forel. Muchos de los ejemplares obsequiados son cotipos de Forel. Con estos elementos y sobre la base del notable trabajo de Emery sobre la Subfamilia Dolichoderinae publicado en 1912 en el Genera Insectorum de Wytsman y auxiliado por las valiosas indicaciones con- tenidas en el Catálogo sistemático de los formiícidos argentinos de Bruch, me he animado a preparar el presente trabajo, que pienso continuar para los representantes argentinos de las otras cuatro sub- familias de formícidos, a medida que otras ocupaciones más urgentes me lo permitan. Las generalidades sobre la subfamilia y los géneros han sido toma- das, con ligeras modificaciones y agregados, de la ya citada obra de Emery. ANAL. MUS. NAC. — T. XXVIII (MAYO 8, 1916) 1 2 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Aurque mi contribución poco agrega al adelanto de la ciencia, pre- senta reunidos en forma accesible muchos datos dispersos en una ex- tensa y políglota bibliografía y por lo menos me ha hecho progresar mucho personalmente en el conocimiento de las hormigas del país. Doy, pues, por bien empleadas las largas horas de labor que repre- senta la confección de esta memotia, que facilitará tal vez a algunos estudiosos el completar el reconocimiento de nuestra fauna mirmeco- lógica, realizado hasta hoy casi exclusivamente en el extranjero. Subfamilia DOLICHODERINAE Etimología: derivado del nombre del género Dolichoderus, gr. Dohxo: largo, 3¿6r = cuello Las hormigas que constituyen hoy esta subfamilia eran confundi- das con las Camponotinae en la subfamilia Formicidae. Ya en 1865 Mayr ', en su famoso trabajo sobre las hormigas fósiles del ámbar del Báltico, observó que las formas de Formicidas que tienen el clípeo prolongado entre las inserciones antenales y los espolones pectinados presentan la abertura cloacal en forma de hendedura transversal. mientras que los otros géneros tienen dicho orificio cireular y rodea- do de una franja de pelos. Forel, en su célebre obra sobre las hormigas de la Suiza * dividió en consecuencia la subfamilia Formicidae en dos divisiones, z y Í, colocando en esta última las actuales Dolicoderinas. En su hermoso trabajo anatómico sobre el aparato ponzonoso de las hormigas * define por primera vez, en 1878, las dos subfamilias : Camponotidae, que corresponden a sus FPormicidae a y Dolichoderidae que son las Formicidae (. En otro trabajo del mismo año revisa Forel * los géneros fundados por Mayr y los establece sobre una base anatómica, partiendo de la es- tructura de la molleja estomacal que presenta una gran variedad, al mismo tiempo que una gran constancia dentro de las especies de un mismo género. Las Dolicoderinas constituyen hoy una subfamilia na- tural muy homogénea, bastante bien representada en el pais. 'MaAYk, Die Ameisen des baltischen Bernstein. Koenigsbera, 1868. = ForrL, Les fourmis de la Suisse, 1874. ' ForEL, Des Giftapparat und die Analdrisen der Ameisen, en Zeitscho., Wiss. Zool., tomo XXX, 1878. ' ForkL, Ltudes myrmécologiques en 1878 avec Panatomie du gésier des fouwmis en Bull, Soc. Vaud. Sc. Nat., vol. XV, páginas 337-392, 1878. GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 3 Subfamilia DOLICHODERINAE (Forel) Dolichoderidae. ForEL, Der Giftapparat und die Analdriissen der Ameisen. Zeitschr. Wiss. Zool., vol. XXX, supl., página 54. 1878. Dolichoderinae. DaLLa TorrE, Catal. Hymen, vol. VI, página 156. 1895. Dolichoderides. SHarP, Cambridge Nat. Hist., vol. VI, página 157. 1899. Formicidae (part.). Mayr y los autores antiguos. CARACTERES Obrera (5). — En general monomorfa o excepcionalmente más o me- nos dimorfa (algunas Azteca). Clípeo más o menos prolongado entre las articulaciones de las an- ; área frontal más o menos distinta. tena Palpos ordinariamente del número típico de artículos, es decir, maxilares de 6 artículos, labiales de 4. Antenas de 12 artículos, salvo en el género exótico Semonius. El metanoto contribuye a formar la cara dorsal del corselete; los estigmas de este segmento sobresalen a veces en el dorso. Pedículo de un solo segmento, es decir, formado únicamente por el pecíolo; el segmento postpeciolar del abdomen constituye el seg- mento basal del gáster; no hay superficie estriada que sirve de órgano estridulante entre el segmento postpeciolar y el siguiente. Abertura cloacal en hendedura transversal, generalmente colocada en la cara ventral del gáster, de manera que el cuarto segmento ter- mina su eara dorsal, excepto en algunas formas exóticas. Aguijón rudimentario, salvo en el género exótico Aneuretus. Espolones de las tibias medias y posteriores pectinados; a veces se distingue un segundo espolón lateral, más pequeño y simple. Hembra (Q). — Siempre alada; por lo demás parecida a la obrera, excepto por los ojos y ocelos y por la forma del corselete que ofrecen los caracteres comunes a las formas aladas y fecundas. Para las alas ver los caracteres del macho. Macho (SH). —CUlípeo más o menos prolongado entre las aristas fron- tales. Mandíbulas como en la obrera o bien cortas y estrechas; palpos como en la obrera. Antenas de trece artículos; ordinariamente el escapo no sobrepasa la longitud del segundo artículo del funículo, pero en algunos géne- ros es mucho más largo. BUENOS AIRES MUSEO NACIONAL DE (IAJS9Y AA UNAS) VULDUO Y VU Ap LOLLOJUY Y[2 Pp VU URI u yeue u puerpatuqus 9 vue rpatuoudoyxa *u tuerpam 9 [e3sooqns su : I1so) .,, 1e3so09 -u —eseq cu (M9 *U P] OP ASTU e1s19ASsue 13oy quo “U,3 Juyqua “u Ut] ap tU UT VUTLI |Ppt09SIpP 'U BP] AP SPA Teue u Uu 1] ap asta - TUprO9SItp *u JB UL 31 GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS Pecíolo y segmento postpeciolar como en la obrera y la hembra; espolones también. La nervadura de las alas es muy variable. En algunos géneros hay una diferencia considerable entre las alas de los dos sexos, pues los machos tienen una nervadura reducida (Dorymyrmex, Forelius, Lri- domyrmex). Los machos de las Dolicoderinas que tienen dos celdas cubitales ce- rradas, se distinguen de aquellos de las Zuponerinae que no tienen el postpecíolo separado del gáster por una estrangulación, gracias a sus mandíbulas bien desarrolladas. Aquellos que tienen el escapo largo y las alas de tipo de Camponotinae se distinguen de los machos de éstas por el elípeo prolongado entre las aristas frontales. ) A Je. discoida === ANS Fig. 2. — Esquema del ala anterior de Azteca Alfaroi argentina Q Ninfas constantemente desprovistas de capullo. Coloración. — Algunos Iridomyrmex y Forelius presentan irisacio- nes y reflejos metálicos, colores de interferencia que constituyen una adaptación xerotérmica según ha mostrado recientemente Wheeler ?. Morfología del ala anterior de las Dolicoderinas. — El plan funda- mental de la distribución de las nervaduras en el ala anterior de las Dolichoderinae es el de la generalidad de las Ponerinae y de las Myr- micinae primitivas, es decir, que comprende dos celdas cubitales ce- rradas y una o dos celdas discoidales (fig. 1). Puede ser modificado, de manera que no tenga más que una celda cubital o ninguna celda cubital cerrada. Esto puede ser de tres maneras : 1” Desaparece la porción de la nervadura cubital comprendida en- tre la primera y segunda nervadura transversa, llamando con Emery primera nervadura transversa a la base de la rama externa de la ner- ' Ann. Ent. Soc. America, tomo VIII, número 4, páginas 339-40. Diciembre, 1915. 6 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES vadura cubital en el esquema de Mayr del ala con dos celdas cubita- les cerradas y segunda nervadura transversa a la base de esta misma nervadura en las alas de tipo Formica. Esto deja una sola celda cubi- tal cerrada como en Azteca (fig. 2 y 49) y la mayor parte de los ma- chos de Iridomyrmex (fig. 3, 4, 40, 41, 42, 43 y 46). Algunos machos Fig. 3. — Esquema del ala anterior de Tridomyrmex detectus g' (según Emery) de este género muestran la transición por atrofia incompleta de dicha nervadura (fig. 3); 2” Desaparecen la porción basal de la nervadura cubital y la pri- mera nervadura transversa, lo que trae por consecuencia la abertura de la primera y de la segunda celda cubital, así como de la celda dis- > — c. discoidal Fig. 4. — Esquema del ala anterior de Zridomyrmez humilis gl coidal que se confunde con ellas, como por ejemplo en los machos de Dorymyrmex (fig. 5, 6, 15, 19, 25 y 25); y de Porelius ; 20 127 En algunos géneros exóticos hay aun mayor reducción en la ner- vadura. En las hembras (fig. 2, 7, 24, 30, 42, 44 y 49) las nervaduras son generalmente más completas que en los machos correspondientes (fig. 5, 6, S, 15, 19, 25, 28, 40, 41, 42 y 46). GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS CARACTERES ANATÓMICOS La disección de los órganos internos ha contribuido mucho a escla- recer la clasificación de las Dolicoderinas, sus afinidades y su etología. Fig. 5. — Esquema del ala anterior de Dorymyrmex planidens g Aparato ponzoñoso y glándulas anales. — El aguijón, la glándula 1 y9 SuL 2 de ponzoña y la vejiga de ponzoha tienen más o menos la misma es- tructura que en las Dorylinae, Ponerínae y Myrmicinae, pero son más Fig. 6. — Esquema del ala anterior de Dorymyrmex tener gl (según Emery) o menos rudimentarios; el género exótico Aneuretus hace excepción y tiene un aguijón bien desarrollado. Por el contrario, en las Cáamponotinae la estructura de estos órga- nos es completamente diferente, como lo ha demostrado Forel. Además, las obreras y las hembras de la subfamilia de las Dolico- derinas poseen un par de vesiculas anales, en las cuales derraman su secreción glándulas anales unicelulares. La mayor parte de las hor- migas de esta subfamilia, cuando son irritadas, por ejemplo en los S MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES combates, hacen salir por la abertura de la cloaca el contenido de las vesículas anales que, al contacto del aire, se vuelve resinoso y adhie- re al tegumento del enemigo. Cuando las hormigas expulsan la seere- ción de sus vesículas, el observador percibe un olor particular, como de manteca rancia, o de coco fermentado, que ha recibido el nombre Fig. 7. — Esquema del ala anterior de Dorymyrmex planidens Q de «olor de Tapinoma», porque es muy notable en este género. Por mi parte, no he tomado nunca este olor, pero he visto levantar el gáster a Forelius nigriventris (cuyo olor ha de ser bastante sensible, ajuzgar por el nombre vulgar de hormiga hedionda), Dorymyrmex pyramicus e Iridomyrmex humilis, cuando se alarman, y he podido ¡juz- c discoidal €. cub; tal Fig. 8. — Esquema del ala anterior de Azteca coeruleipennis og gar del efecto que esta secreción produce sobre otras hormigas más fuertes y vigorosas que ellas, que huyen ante la simple amenaza y tratan después por todos los medios de limpiarse de dicha secreción que debe ser para ellas irritante o repuenante. Esto explica lo fácil- mente que domina 1. humilis a las otras hormigas. Proventrículo o molleja. — El intestino de las hormigas compren- de: primero el esófago que se extiende desde la faringe, a lo largo del GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 9 corselete y del pecíolo hasta el gáster, donde se dilata en un buche o ingluvio espacioso, en el cual se almacenan los líquidos que traga la hormiga y que ha sido llamado por Forel estómago social, pues de allí regurgita los alimentos líquidos a sus compañeras o a las larvas que están en el nido. En su extremidad posterior, el buche se estrecha bruscamente en una parte de estructura más o menos complicada y muy musculosa, que cierra o permite el pasaje de los líquidos al estómago propiamen- te dicho o ventríenio quilífico, donde tiene lugar la digestión. hendidura -- -hendidura válvula :-.-: A ---musculos --.--== PORTO ALAN y . thoracicus . pyramicus . planidens 19 Mapa I. Distribución geográfica de Dorymyrmez en la República Argentina 20 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Córdoba. D. breviscapis Carettoides, exsanguis carbonaria, pyrami- cus, thoracicns, WolfFhiigeli. Cinco formas. Corrientes. 1. pyramicus. Entre Ríos. 0. Steigert. Isla de Martín García. PD. pyramicus Garbei. Jujuy. DP. pyramicus brunneus, thoracicus. La Rioja. DP. breviscapis Carettoides, Bruchi, ebenina, exsanguis, planidens, pyramicas, tener Richteri, Wolffluigeli. Siete formas. Mendoza. D. Carettei, ensifer laevigata, exsanguis, exsanguis carbona- ria, flavescens, mucronatus, planidens, tener,tener Richteri, Wolf Iuigeli. Diez formas. Pampa Central. 0. tener Richteri. Santa Cruz. D. antarcticus, minutus, tener, tener Richteri, tener Riehteri depilitibia. Cinco formas. Santa Fe. D. thoracicus. San Luis. DP. alboniger, breviscapis Carettoides, Bruchi ebenina, Ca- rettei, ensifer, exsanguis, exsanguis carbonaria, planidens, pyramicus, thoracicus. Diez formas. Tucumán. 1. Baeri, thoracicus. Abundan los representantes de Dorymyrmex en San Luis, Men- doza, Catamarca, La Rioja, Córdoba, Santa Oruz y Chubut. Escasean en Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes, Misiones, Tucumán y el Chaco. Faltan datos de Salta, Santiago del Estero y San Juan, debiendo ser abundantes en esta última provincia. Las cifras referentes a Santa Fe, Pampa Central y Jujuy son evi- dentemente incompletas. Según puede verse comparando los datos del Servicio Meteorológico Argentino con el mapa L. PD. planidens, ocupa la región de precipitación acuosa anual inferior a 200 mm.; DP. tener, de 200 a 600 mm.; 0. thora- cicus, de 600 a S90 mm., en las regiones al Norte del paralelo 35 y D. pyramicus., la región de precipitación superior a 500 mm. anuales. CLASIFICACIÓN Forel ha propuesto la división del género en dos subeéneros: Psammomyrma y Conomyrma, caracterizado el primero por su pecíolo nodiforme y sus largas ammoquetas y el segundo por su peciolo con escama cuneiforme. Para facilitar la clasificación doy una clave dicotómica para las obreras de las formas argentinas. Como los individuos sexuales son GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 21 conocidos en pocas especies y algunos (0. flavescens, D. alboniger) no se sabe a qué obreras corresponden, no he confeccionado clave para las formas sexuales, pues ella sería pronto modificada por el progreso de los conocimientos. Me limito a dar una lista de los sexos conocidos, con indicación de sus dimensiones y coloración a fin de facilitar su reconocimiento. Las deseripciones de las especies, son tomadas de las de sus auto- res, ampliadas con la observación de los ejemplares de la colección del Museo y con dibujos originales, tomados con la cámara clara de Zeiss, para las especies que conozco de visu, con un aumento unifor- me de 20 de diámetros aproximadamente para facilitar la compara- ción. CLAVE PARA LA DETERMINACIÓN DE LAS OBRERAS DE DORYMYRMEX DE LA REPÚBLICA ARGENTINA 1. Peciolo largo con nudo o con escama baja nodiforme, largas ammo- quetas bajo la cabeza (Psammomyrma Forel). 2. — Peciolo con escama cuneiforme, con o sin ammoquetas (Conomyr- ma Forel). 6. 2. Pecíolo con nudo. 3. — Pecíolo con escama baja nodiforme, espina epinotal acerada, agu- da, larga, dirigida hacia arriba y encorvada hacia atrás. 5 3. Largo 6-6,5 milímetros, amarillo, 5% artículo del palpo maxilar in- sertado poco antes del extremo del 4”, diente epinotal peque- ño, dirigido hacia arriba y algo hacia atrás (fig. 10). D. planidens Mayr. — Largo a lo más 5 mm., amarillo rojizo o claro, 5% artículo del pal- po maxilar insertado mucho antes del extremo del 4%, espina epinotal fuerte, dirigida hacia atrás. 4. ta. L. 5 mm., amarillo rojizo con las antenas y patas más claras, gás- ter algo castaño, mesonoto estrechado en el medio, formando cintura, cabeza casi cuadrada (fig. 14). D. mucronatus Emery. 4b. L. 3,5-4,5 mm., amarillo pálido, casi incoloro, con nebulosidades parduzcas, mesonoto estrecho y casi cilíndrico, cabeza un poco más larga que ancha en las formas pequeñas (fig. 16). D. ensifer Forel. te. L. 3,5 mm. pardo claro amarillento, más obscuro en la parte dor- sal, patas claras, translucidas. Más lisa y lustrosa que la es- pecie típica. D. ensifer Forel var laevigata n. var. MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES 5. L. 2.5 mm. Rojo o ferrugíneo, algo castaño. Mandíbulas, mejillas, tarsos y articulaciones amarillo algo rojizo. Gáster castano negro. Pronoto. cabeza, patas y una mancha en las mandíbu- las castaño. D. Bruchi Forel. — L. 2-2.6. Negro ébano, con las mandíbulas y los miembros castano obscuro, cara declive del epinoto, según muestra la figura 17. D. Bruehi var. ebenina Forel. 6. Ammoquetas largas debajo de la cabeza. Vo — Sin ammoquetas largas debajo de la cabeza. 15% 7. Pequeño (2-2,5 mm.), cono saliente y agudo en el epinoto, pardo obscuro, pardo rojizo o castaño claro con los miembros siem- pre más claros. D. minutus Emery. — Mayores (2,5-4,5 mm.) epinoto inerme o con un tubérculo redon- deado. $. S. Coloración clara. 93 — Coloración más o menos obscura. 10. 9. L.3,5 mm. Amarillo pálido y débil con nebulosidades parduzcas, eáster pardo. Promesonoto débilmente convexo. Cono epino- tal pequeño, obtuso (fig. 18). D. exsanguis Forel. — L. 2.5-3,4 mm. Pardo, miembros más claros. Machos obscuros. D. cxsanguis var. earbonaria Forel. 10. Ojos grandes algo adelante de la mitad de los costados de la ca- Leza. TL — Ojos medianos en la mitad de los costados de la cabeza. 12. 11. L. 3,5-4 mm. Enteramente negro o de un negro castaño con las mandíbulas amarillo rojizo. Cabeza más larga que ancha. Per- fil del promesonoto poco arqueado; epinoto inerme o con tu- béreulo redondeado apenas sensible. El escapo sobrepasa el borde occipital de */, de su longitud. D. Baeri André. — L. 2,8-3,2 2 mm. Castaño rojizo o amarillento. Cabeza tan larga como ancha, ligeramente escotada en el borde occipital, más ancha atrás que adelante. El escapo sobrepasa el borde occi- pital de */, a */, de su largo. Epinoto provisto de un cono, con la cara declive apenas más larga que la basal. D. antarcticus Forel. 12. L. 3,S-4 mm. Rojo, gáster negro, miembros castaños. Perfil pro- mesonotal moderadamente convexo. Cabeza más larga que an- cha. El escapo sobrepasa el borde occipital de */, de su largo. Cono epinotal pequeñísimo, obtuso (fig. 20). D. tener Mayr. — L. 2.5-4,2 mm. Negro castaño, miembros castaños. Perfil del pro- GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS w Do mesonoto poco arqueado. Cono epinotal obtuso, pero bien mar- cado (fig. 21). D. tener Mayr subesp. Richteri Forel. 15. Surco mesoepinotal en forma de canaleta profunda, de sección redondeada. Cono epinotal obtuso. L. 3,2-3,5 mm. Tórax, parte anterior de la cabeza, escama y tar- sos rojo amarillento o amarillo ocre. Resto de la cabeza (a ve- ces toda) y gáster castaño negruzco. Antenas y resto de las pa- tas castaño. Cabeza más larga que ancha, más ancha atrás que adelante y elípeo algo carenado. Escapos sobrepasan de '/, el borde occipital débilmente escotado. Pequeño escalón en la cara declive del epinoto (fig. 22). D. thoracicus (Santschi). — El surco mesoepinotal no forma canaleta. Cono epinotala gudo. 14. 14, Cara declive del epinoto escalonada con escalón marcado y angu- loso de perfil. 15. — No escalonada o con escalón redondeado de perfil. IS: 15. Ojos medianos o grandes ('/, de los costados de la cabeza más o menos). 16. — Ojos chicos (*/, de los costados de la cabeza más o menos). AU 16. L. 3,5-4 mm. Amarillo rojizo hasta rojo obscuro con el gáster ne- gro castaño. Antenas y patas pardo claro, el escapo y las pa- tas posteriores ordinariamente más obseuros. Cono epinotal fuerte. Inserciones antenales equidistantes entre sí y a los bor- des exteriores del clípeo. Los escapos sobrepasan */, el borde occipital recto (fig. 23). D. pyramicus (Roger) Mayr. — L. 3,5-3,7 mm. Pardo obscuro, tórax amarillo castaño, tarsos y par- te anterior de la cabeza parduzca. Muchas veces pardirrojo con cabeza parda. Clípeo alto, algo carenado. Inserciones antena- les más próximas entre sí que al borde exterior del elípeo. Ojos grandes poco convexos. Los escapos sobrepasan '/, el borde oc- cipital recto (fig. 26). D. pyramicus subesp. brunneus Forel. 17. L. 3,5-4 mm. Cabeza, tórax y pecíolo rojos o amarillo rojizo, gás- ter negro con el borde distal de los segmentos ferrugíneo. Antenas y patas ferrugíneas. Cabeza más larga que ancha con los costados poco convexos. Cono epinotal fuerte. Los escapos sobrepasan de */, el borde occipital convexo (fig. 29). D. pyramicus var. bicolor Wheeler. — L. 3,5-4,2 mm. Amarillo claro rojizo, gáster castaño. Tarsos y es- capos pardo amarillo. Cabeza más larga que ancha con los costados convexos. Clípeo bajo. Cono epinotal muy pequeño. Los escapos sobrepasan de '/, el borde occipital algo escota- do (fig. 27). D. pyramicus subesp. Garbei Forel. 24 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES 15. Escalón de la cara declive del epinoto poco marcado, redondeado de perfil. L. 3 mm. Negro, antenas y patas castaño, mandíbulas, costados del clípeo, tarsos, articulaciones y borde posterior de los seg- mentos del gáster amarillo rojizo. Cabeza más larga que ancha. Atrás un poco más ancha que adelante. Ojos muy grandes, algo adelante de la mitad de la cabeza. Los escapos sobrepasan poco el borde occipital recto. El perfil del prome- sonoto forma una sola convexidad regular. Epinoto con punta aguda, casi espinosa, aplanada de adelante atrás, dirigida ha- cia arriba algo hacia atrás (fig. 31). D. Wolffhiigeli Forel. — Cara declive del epinoto sin escalón. 19. 19. Ojos grandes (casi */, de los costados de la cabeza), borde occipi- tal de la cabeza recto. 20. — Ojos medianos (casi '/, de los costados de la cabeza). borde occi- pital ligeramente escotado. 21. 20. L. 2,5-3 mm. Rojo testáceo. Mandiíbulas y gáster amarillento cas- taño. Mitad distal del pecíolo y último segmento del gáster negro castaño, submate. Cabeza más larga que ancha, más estrecha adelante a partir del quinto anterior. Ojos grandes colocados un poco adelante de la mitad de los costados de la cabeza, su distancia al borde anterior es menor que su diá- metro mayor. Clipeo subcarenado. Los escapos sobrepasan de */ — L. 1,9-2 mm. Castaño obscuro, casi negro, con los miembros casta- ¿ el borde occipital (fis. 32). D. Steigeri Santschi. nOs y las mandíbulas amarillentas. Cabeza rectangular con los costados casi paralelos. Los ojos grandes ocupan más del cuar- to de los costados de la cabeza y están situados atrás del ter- cio anterior. Los escapos no alcanzan el borde occipital. Epino- to estrecho con cono elevado desde el borde anterior (fis. 33). D. Carettei Forel. 21. L. 2,4-2,6 mm. Cabeza y gáster de un negro castaño; mandíbu- las, clípeo, mejillas, escapos, tarsos y articulaciones rojizas ; el resto de un castaño bastante obscuro. Clíipeo avanzado en el medio con el borde anterior arqueado. Aristas frontales muy cortas y bastante distantes. Cabeza cuadrada, con el borde pos- terior casi recto ligeramente escotado. Ojos medianos situa- dos casi a la mitad de los costados de la cabeza. Los escapos apenas sobrepasan el borde occipital. D. breviscapis Forel. — L. 1,7-2 mm. Se distingue por su tamaño menor (fig. 34). D. breviscapis var. Carettoides Forel. GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 29 LISTA DE LAS HEMBRAS CONOCIDAS DE LAS ESPECIES DE DORYMYRMEX DE LA REPÚBLICA ARGENTINA Dorymyrmex flavescens Mayr L. S mm. Amarillo testáceo, margen masticatorio de las mandibu- las y parte dorsal del gáster castaño, dorso del tórax un poco obscu- recido. Alas hialinas. Dorymyrmex planidens Mayr L. 11 mm. Rojo testáceo, el mesonoto lleva una banda mediana an- terior (a veces desdoblada) y dos bandas laterales más o menos obscu- ras, a veces poco notables. Alas hialinas con las nervaduras princi- pales castañas (fig. 11 y 12). Dorymyrmex alboniger Forel L. 5 mm. Cabeza, tórax, escama (salvo en la base) y dorso de los segmentos abdominales, salvo una ancha banda en su extremidad, de un negro apenas parduzco. Todo el resto, miembros, parte de aba- jo y costados del gáster de un amarillo pálido, casi blanquizco. Dien- tes de las mandíbulas pardos. Alas subhialinas. Dorymyrmex exsanguis Forel L. 8,6-5,5 mm. Amarillo pálido, a veces una banda parda se ex- tiende de un ojo a otro comprendiendo los ocelos. Dorso del tórax un poco parduzeo. Dorso del gáster castaño con un borde amarillo más o menos grande por detrás. Alas hialinas, con nervaduras amarillen- tas y pterostigma pálido. Dorymyrmex antarcticus Forel L. 7,5 mm. Castaño obscuro negruzco, antenas y mandíbulas casta- ño, mitad exterior de las mandíbulas, patas y borde exterior de los segmentos abdominales amarillentos. 26 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Dorymyrmex pyramicus (Roger) L. 4,5-5 mm. Castano obseuro, gáster castaño negruzco con el bor- dle posterior de los segmentos blanquizeo pelúcido, mandíbulas, clípeo y antenas rojo ferruagíneo, tibias, tarsos y parte inferior del peciolo rojo ferrugíneo amarillento. Alas hialinas, finísimamente pubescen- tes, nervaduras y pterostigma pardo claro (fig. 24). Dorymyrmex pyramicus (Roger) var. bicolor Wheeler L. 6 mm. Cabeza, tórax y patas amarillo testáceo, con el elípeo, la frente, el epinoto y los esternitos mesotorácicos más obscuros; escama amarillo testáceo ; gáster castaño obscuro, casi negro, con el borde dis- tal de los segmentos más claro; funículos amarillo parduzco, más obseuros distalmente hasta los extremos pardo obscuro. Alas hialinas, nervaduras y pterostigma castaño amarillo (fig. 30). Dorymyrmex pyramicus (Roger) subesp. brunneus Forel L. 6 mm. Pardo, mandíbulas y costados del clípeo amarillo rojizo. Dorymyrmex pyramicus (Roger) subesp. Garbei Forel L, 6,5 mm. Rojizo, gáster castaño obseuro con los bordes de los seg - mentos amarillos. Alas tenidas de amarillento con las nervaduras ama- rillentas. Dorymyrmex Wolfflaigeli Forel L. 5,5 mm. Pardo negruzco con una pubescencia bastante fuerte que la hace grisácea. Miembros, mejillas y mandíbulas de un amari- llo parduzco. Coxas pardas. Alas subhialinas con las nervaduras pardas. LISTA DE LOS MACIOS CONOCIDOS DE LAS ESPECIES DE DORYMYRMEX DE LA REPUBLICA ARGENTINA Dorymyrmex flavescens Mayr L. 4 mm. Amarillo testáceo, ojos NEgros. GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 27 Dorymyrmex planidens Mayr L. 5 mm. Negro, excepto la boca, mandíbulas y borde anterior del elípeo amarillo castaño sucio y las antenas, tibias, tarsos y Órganos genitales ferrugíneos. Alas hialinas, con nervaduras testáceas y pterostigma obscurecido (fio. 13). Dorymyrmex mucronatus Emery (= flavescens Mayr) L. 4 mm. Amarillo testáceo sucio, con nebulosidades castano cla- ro. Ojos castaño obscuro (fig. 15). Dorymyrmezx exsanguis Forel L. 3,5-3,9 mm. Amarillo apenas un poco rojizo, con los miembros y las mandíbulas pálidas. Alas hialinas, con nervaduras amarillentas y pterostigma muy pálido. Dorymyrmex exsanguis Forel var. carbonaria Forel L.3-3,1 mm. Pardo con las patas más pálidas y las mandíbulas amarillo pálido o bien castaño rojizo muy obscuro, con los miembros ferrugíneos y las mandíbulas amarillas con el borde castaño (fig. 19). Dorymyrmex pyramicus (Roger) L. 2-2,5 mm. Negro (forma descripta por Emery de Norte Amé- rica). L. 3 mm. Castaño obseuro, casi negro, antenas pardas, o ferrugíneo obseuro, mandíbulas y borde del clípeo castaño, escudete pardo, tibias y tarsos pardo claro hasta ferrugíneo obscuro. Alas hialinas pubescen- tes, nervaduras y pterostigma pardo claro o amarillento (fig. 25). Dorymyrmex pyramicus (Roger) var. Garbei Forel L.2 mm. Negro, tibias castaño "bscuro, articulaciones y tarsos amarillo sucio, mandíbulas, antenas y genitales pardo amarillento. Alas hialinas pubescentes, con las nervaduras y pterostigma par- do claro (fig. 28). 28 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES DESCRIPCIONES DE LAS FORMAS ARGENTINAS DEL GÉNERO DORYMYRMEX Subzénero Psammomyrma Forel 1912 DORYMYRMEX FLAVESCENS Mayr 1866 MaYk, Myrmecologische Beitrige, en Sitzber. Akad. Wiss. Wien., tomo LIII, páginas 495-96. 1866. BERG, Enumeración sistemática de los formicidos argentinos, etc., página 23. Emery, Formiche rac. del Prof. EF. Silvestri nell Arg., ete., en: Boll. Soc. Ent. Ital., tomo XXXVII, página 175 (en nota). 1905. FokrkL, Formicides néotropiques, en Mém. Soc. Ent. Belgique, tomo XX, página 36. 1912. Bruc, Catálogo sist. de los formácidos arg., página 225. 1914. Y e Y ; 0 L.S mm. Amarillo testáceo, lustroso, sutilísimamente coriáceo- rugosa, margen masticatorio de las mandíbulas y parte dorsal del eáster castaño, dorso del tórax un poco obscurecido, ojos negros, alas hialinas. Las mandíbulas con puntos gruesos esparcidos. El mesono- to con pelos rectos, cortos, amarillos, el gáster con pilosidad escasa arriba y rica debajo, así como las tibias. SL. 4 mm. Amarillo testáceo, ojos negros, lustroso, poco piloso, casi liso. Tipo de Mendoza (Museo zoológico de Halle). La obrera es aun desconocida, ver páginas 13 y 14 las razones que me hacen creer sea ). mucronatus Emery. DORYMYRMEX PLANIDENS Mayr 1868 (Fig. 5, 7, 10, 11, 12 y 13) MaYk, dmn. Soc. Nal. Modena., año MI, página 166; 7-8 de la tirada aparte. 1868. BrerG, Enumeración sist. de los formicidos arg., etc., página 24. Emery, Genera insectorum. Fase. 137. Dolichoderinae, página 37. 1912. ForkL, Formicides néotropiques. Mém. Soc. Ent. Belg., t. XX, página 40. 1912. BRUCH, Cat., página 225. $ L. 6-6,4 mm. Amarillo ocráceo, brillantísimo, palpos con mu- chos pelos largos ralos en las mandíbulas y el elípeo; el tórax con pelos erectos breves ralos, abundantes en el epinoto; el gáster con GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 29 pelos breves ralos; patas con pelos ralos moderadamente largos que nacen de puntos negros; mandíbulas lisas con pelos dispersos ; palpos maxilares con el 5” artículo insertado antes del extremo del 4”. Ca- beza, pronoto, pecíolo, abdomen y patas muy lisos, mesonoto y epi- noto coriáceo-rugosos; mesonoto alargado, epinoto fuertemente ele- - Clivec A AN NONE === == escapo palpo 6 maxilar ] ps ooo ---- pronoto Soo mesonoto coxa anterior ---- metanoto DRA (Wes basal MI RS epinoto A AN E / cara declive coxa media --=-=--=* coxa posterior ---=“-=-- a ---o-- nudo OS ISSO peciolo Scoserere gaster Fig. 10. — Perfil de Dorymyrmez planidens $ y cabeza vista de frente Aumento : + 20 diámetros vado y con un diente erecto y comprimido arriba; peciolo con nudo redondo arriba, comprimido (fig. 10). Tipo capturado por Strobel durante los meses de verano en las provincias de San Luis y Mendoza, 1865 y 1866, Chumbicha y Alto Pencoso (Bruch), Chile (Berg). Numerosos ejemplares en la colección del Museo números 11.096 30 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRIS y 11.127, procedentes de La Rioja, coleccionados por Gemignani y Boman ; número 11.328, por Rovereto. Ejemplares antiguos de Cafayate, coleccionados por Wolffhiigel. BritHes, Sur les formes sexuelles de deux Dolichodérines, en An. Mus. Nac., 231-232, 1914; figuras 1 y 2. tomo XXVI, páginas Bruc, Supl. Cat., página 533. O L. 11 mm. Coloración general como la obrera, rojo testáceo, el mesonoto lleva una banda mediana anterior y dos bandas laterales más o menos obscuras, a veces poco notables. La banda mediana suele e occipital laterales - celos A ÓS medio ó anterior -77 carena frontal =======-==-====-=-==-- _ área frontal A foseta antena -- y clipeal mejia 12223277 NN o clpeo mandibula cerrada dientes E --—- diente apical Fig. 11. — Cabeza vista de frente de Dorymyrmex planidens Q Aumento : + 20 diámetros desdoblarse, de manera que se ven cuatro bandas longitudinales obs- curas en el mesonoto. Cabeza casi cuadrada, muy ligeramente estrechada hacia adelante (fig. 11). El diámetro mayor del ojo es igual a la distancia que lo se- para del borde anterior de la cabeza y a la mitad de la distancia al borde posterior. El elípeo y el borde lateral inferior afilado de la ca- beza con ammoquetas. Mandíbulas amarillo rojizo aleo obseuro, con 7-S dientes castaño obscuro, casi negro; el diente apical fuerte y agudo, el 3% y el 5% a contar del apical, más pequeños. Groseramente estriadas, con puntos pilíferos marcados y pilosidad larga oblicua. Puntos pilíferos esparcidos por toda la cabeza. El escapo sobrepa- GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 31 sa el borde occipital de */, de su largo próximamente. El tórax en general es liso con puntos pilíferos esparcidos. Su silueta vista de costado es convexa. La escama del pecíolo es más ancha que larga y más alta que an- mandibulas ammoquetas _ ¡ clipeo ger 40 palpo escapo maxilar ] gs á ocelos 5 --.-- escudo pronoto =-==-=-== 777 -. tegula ,coxa anterior =========-=-£-- ' _- Parapteroón mesotorácico escudete epimero mesotoracico episternito A = A SA metanoto esternito e - - ala anterior coxa media ----- p) epimero metatorácico -= 7” esternito esas () coxa posterior -=-=-=-=7 -“-f cara basal y pinoto peo eRiaa y UN cera dechve --escama gáster ala posterior Fig. 12. — Perfil de Dorymyrmex planidens Q- Aumento : + 20 diámetros cha, terminando en una punta redondeada; en su borde anterior lle- va pelos oblicuos dirigidos hacia arriba y adelante. Cabeza, pronoto y mesonoto lisos, lustrosos; mesonoto y epinoto, punteado-coriáceo, muy fino, submate; epinoto más groseramente punteado coriáceo; gáster finamente punteado coriáceo, lustroso. MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Pubescencia muy fina y rala en el gáster, más abundante en el borde distal de los anillos, donde forma fleco. Pilosidad larga, oblicua, rala; pelos más largos en la extremidad Y 1 Ú Ñ N clipeo 5 2 tumeculo > < ES O $ N e ) N = Ñ T==-=- escapo N ys mandibula --=7 7 ammoquetas ES pronoto == ----- escudo So. ooo-o-- metanoto elipeo mandibula ! Ñ N po N dÁSter == ====-=-=--- 1 epinoto N = ¡ ' AN 1 Ñ : N N ado Ñ Nx ala posterior estipds ===-==a=. volselas --=277 7 pS =p Fig. 13. — Perfil de Dorymyrmex planidens os y cabeza vista de frente Aumento : - ES 4, ala anterior 20 diámetros y debajo del gáster y en los largos palpos maxilares que llevan pelos entulados (fig. 12 2). Alas hialinas, con las nervaduras principales castañas (fig. 17). Número 11.096, coleecionado en La Rioja por Boman. mesonoto GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 33 BRETHES, loc. cit., páginas 232-233. Brucn, Supl. Cat., página 535. SL. 5 mm. Negro, lustroso, excepto la boca, mandíbulas y borde anterior del elípeo amarillo castaño sucio y las antenas, tibias, tarsos y órganos genitales ferrugíneos. Cabeza casi cuadrada, ojos salientes, mandíbulas con borde masti- eatorio armado de unos ocho dientes castaños, siendo el apical ace- rado como en la hembra y la obrera. Clípeo separado de la frente por una impresión ondulosa, surco frontal que va hasta el ocelo anterior; ammoquetas en el elípeo y el borde lateral afilado de la ca- beza. Tórax de perfil abovedado; dos impresiones vecinas (surcos de Mayr) que se unen hacia el medio del mesonoto; las líneas parapsidales ape- nas distintas sobre los bordes laterosuperiores del mesonoto. El escu- dete visto de arriba en forma de trapecio, ligeramente más ancho ade- lante, con algunas impresiones oblicuas a cada lado de la línea media, dirigidas hacia atrás en V. El segmento medio finamente chayriné, de perfil lateral progresivamente arqueado hacia atrás, con dos im- presiones medias longitudinales. El pecíolo abdominal es de la forma del de la obrera, pero no comprimido, regularmente redondeado hacia arriba y hacia los costados (fig. 13). El gáster finamente chagri- né transversalmente. Pelos cortos y egrisáceos ralamente esparcidos por todo el cuerpo. Alas hialinas, con las nervaduras testáceas y el pterostigma obscurecido (fig. 5). Estas formas sexuales fueron recogidas en el Fuerte del Pantano (provincia de La Rioja) por la expedición Boman el 14 de abril de 1914, conjuntamente con obreras y crías. Número 11.096 de la co- lección del Museo. Se ve por la descripción que difieren bastante de D. favescens Mayr que Emery creía que fuesen las formas sexuales de 1). plani- dens por haberle enviado Jensen de Mendoza obreras de 1). planidens mezcladas con formas sexuales que corresponden a la descripción de JAlavescens (Emery, 1905, p. 175, en nota). ANAL. MUS. NAC. — T. XXVIII (MAYO 4, 1916) 3 34 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES DORYMYRMEX MUCRONATUS Emery 1905 (Fig. 14 y 15) EmMerY, Formiche rac. dall Prof. F. Silvestri nell Arg.. ete., en: Boll. Soc. Ent. Ital., tomo XXXVII, páginas 174-175 (fig. 34), 1905. FOoREL, Formicides néotropiques, en: Mém. Soc. Ent. Belgique, tomo XX, página 42. 1912. EMERY, Genera Insectorum, fase. 157. Dolichoderinae, página 37. 1912. FOoREL, Fouwrmis d' Argentine, ete. en Bull. Soc. Vaud. Se. Nat., tomo XLIX, NY 181, página 245. 1913. Brucn, Catálogo, página 225. 1914. La deseripción original de Emery es muy breve e incompleta, sobre un solo ejemplar (tipo) recogido por Silvestri en Puerto Madryn (Chubut). Doy una más detallada sobre dos ejemplares de la misma proce- dencia (n” 11.244) recogidos por Doello- Jurado. L. 4,55 mm. Amarillo rojizo sucio, gáster amarillo parduzco, patas amarillas pálidas, transparentes, antenas amarillo-castaño; mandíbulas amarillo sucio, con dientes castanos. Mandibulas lisas, con gruesos puntos esparcidos, armadas de cua- tro fuertes dientes, con dentiículos intercalados. Borde anterior del elípeo convexo hacia adelante. Cabeza casi cuadrada con los costados convexos y escotados de- trás. Los ojos muy grandes, situados muy de frente, entre el borde de la cabeza y la línea mediana, casi tan largos como el espacio que los separa del borde anterior y posterior de la cabeza. Aristas fron- tales rectas, ligeramente divergentes. El escapo sobrepasa el oceipu- cio de un tercio de su longitud. Funiculo delgado, el primer artículo es el más largo y decrece progresivamente hasta el penúltimo. Ca- beza plana y bordeada debajo. Palpos maxilares largos, el cuarto artí- culo se prolonga más de un tercio después de la inserción del quinto. Pronoto muy ancho, con los costados dilatados y muy convexos. Mesotórax en forma de cuello, adelgazado al medio, especialmente visto de arriba, dos veces tan lareo como ancho. El metanoto largo y estrecho lleva los estigmas muy próximos formando una cresta roma en el lomo. La hendedura torácica bien marcada, detrás de los estig- mas metanotales una hendedura secundaria. Epinoto tan alto como largo; su cara basal tiene una parte ante- rior primero subvertical, después redondeada, luego subhorizontal y mediocremente convexa hacia arriba; finalmente termina en una pun- GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS ta fuerte aguda de perfil, dirigida hacia atrás y un poco hacia arriba, un poco más corta o casi tan larga como la cara declive. Vista de ade- laute esta punta es ligeramente aplastada y obtusa en la extremidad. Cara declive subvertical, un poco cóncava de perfil, más corta que Ja basal. El pecíolo muy alargado, lleva un nudo redondeado bajo. Gáster corto, con la cara anterior plana y verticalmente cortada. Patas lar- gas con las coxas translúcidas. Largas ammoquetas debajo de la ca- beza; un rango en el elípeo y dispersas en las mandíbulas. Lustroso y débilmente chagriné; epinoto, mesonoto y metanoto subopacos, finamente pero fuertemente reticulado punteados; mitad anterior de la cabeza y del pronoto lisos. Pilosidad erecta rala en el cuerpo, 'más abundante y oblicua sobre las patas, nula en las ante- Fig. 14. — Perfil de Dorymyrmezx mucronatus le] y cabeza de frente Anmento : + 20 diámetros nas que son pubescentes. La pubescencia del cuerpo es casi nula. Los palpos maxilares llevan largos pelos enrulados (fig. 14). Tipo de Puerto Madryn (Chubut) recogido por Silvestri. Mendoza (Carette). Colección del Museo, dos ejemplares (n” 11.244) coleccionados por Doello- Jurado. Cuatro ejemplares (10.672) algo más claros, recogidos por Rovereto en el Chubut como los anteriores. En las páginas 13 y 14 indico por qué considero esta forma como la obrera de PD. flavescens Mayr. S (aun no descripto). L. 4 mm. (extendido). Amarillo testáceo sucio, completamente desvaído; vértice de la cabeza, parte dorsal del tórax y del gáster con nebulosidades casta- no claro. 36 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Antenas y patas pardo blanquizco muy claro, casi transparentes. Ojos castaño obscuro, casi negro, ocelos poco pigmentados. Cabeza un poco más larga que ancha, borde occipital ligeramente convexo, con los ángulos oeccipitales romos, de gran curvatura. Cos- tados de la cabeza en sa mayor parte ocupados por los ojos, fuerte- mente convexos, que abarcan desde el clípeo hasta donde comienza / Fig. 15, — Perfil de Dorymyrmex mucronatus g y cabeza de frente Aumento : + 20 diámetros la curvatura de los ángulos occipitales. Mandíbulas blanquizeas, fina- mente estriadas a lo lareo, con tres o cuatro dentículos castaño roji- zo. Clípeo convexo hacia afuera, borde anterior recto. Los escapos deleados no alcanzan el borde occipital, sobrepasando algo el ocelo anterior. La longitud del primer artículo del funículo es dos y medio veces su espesor, la del segundo artículo, tres veces su espesor y decrece ya A] GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS paulatinamente hasta el penúltimo que es algo más largo que espeso. Torax visto de arriba, del ancho de la cabeza. De perfil muy con- vexo con el mayor saliente en el escudete. Epinoto poco convexo de perfil, con la cara basal algo más corta que la declive. Pecíolo con nudo bajo. Cara anterior del nudo convexo, la poste- rior casi plana subvertical. Detrás de la escama hay un pequeño es- calón. La cara inferior del pecíolo es algo convexa hacia abajo. Gáster corto, aleo encorvado hacia abajo en su extremidad. Esti- pas largas estiliformes. Lustroso, casi liso, salvo las plewras torácicas y el epinoto finamen- te coriáceo ruguloso. Pilosidad erecta blanquizca rala, más abundante en el gáster. Ammoquetas clipeales pálidas así como las cerdas de las mandiíbu- las. Pilosidad oblicua corta en las patas. Pubescencia invisible con 30 diámetros de aumento en el cuerpo y las patas, finísima en las antenas. Alas hialinas irisadas, finísimamente pubescentes, nervaduras amarillento clarísimo, pterostigma hialino casi incoloro, ligerísima- mente tenido de amarillento. L. del ala anterior 3,75 mm. (fig. 15). Dos ejemplares (n” 10.672) coleecionados por Rovereto, conjunta- mente con las obreras en abril de 1913. Tal vez las formas completa- mente maduras sean algo más pigmentadas. Estos son tan incoloros como las obreras de 0). ensifer. Probablemente este es el macho descripto por Mayr bajo el nom- bre de 7). flavescens, cuestión que puede resolverse estudiando el tipo conservado en el Museo zoológico de Halle. DORYMYRMEX ENSIFER Forel 1912 (Fig. 16) ForkL, Formicides néotropiques, en Mém. Soc. Ent. Belgique, tomo XX, pá- ginas 40-42, 1912. Bruc, Cat., página 225. ForEL, Formicides d' Afrique et d' Amérique, Bull. Soc. Vaud. Nat. Se., tomo L., número 184, página 282, 1914. Muy parecido a D. mucronatus Emery, difiere en la coloración que es más clara y desvaída y en el mesotórax más estrecho y subcilín- drico. La punta epinotal es proporcionalmente más larga y aguda. Me inclinaría a considerarlo una subespecie de mucronatus a no 38S MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES ser la alta autoridad de Forel, que ha tenido ambas formas a la vista y considera que sus diferencias merecen tener rango especifico. Doy una traducción de la descripción de Forel. $ L. 3,85-4,5 mm. Amarillo completamente desvaído y pálido, casi incoloro, pero con nebulosidades parduzcas en el vértice, el tórax y el Sáster. Mandíbulas lisas, con gruesos puntos esparcidos, armadas de 4 fuertes dientes y de 2 o 3 dentículos intercalados. Borde anterior del elipeo convexo en el medio. Cabeza rectangular un poco más larga que ancha, débilmente es- cotada detrás, de costados convexos en la pequeña obrera. En la erande es tan ancha como larga, fuertemente escotada de- trás. Los ojos son muy grandes, situados en el medio y muy de fren- te, entre el borde de la cabeza y la línea mediana; en la obrera grande son casi tan lareos como el espacio que los separa del borde anterior o del borde posterior de la cabeza. Aristas frontales rectas paralelas. El escapo sobrepasa el oecipucio de '/, de su longitud. Funículo tan delgado como en el exsanguis. Cabeza absolutamente chata, como truncada y bordeada por abajo, pero no cóncava como en planidens y Bruchi. Palpos exactamente como mueronatus y de las mismas dimen- siones, el cuarto artículo de los maxilares por lo menos tan prolonga- do como en aquel, después de la articulación del quinto. Pronoto muy ancho, con los costados dilatados y muy convexos. Mesotórax en for- ma de cuello, estrechado y cilíndrico, mucho más que en mucronatus, dos veces más largo que ancho, sin contar el metanoto, que es también alargado y estrechado, el metanoto lleva sus dos estigmas semisolda- dos el uno al otro como una pequeña eresta roma en el dorso. La de- presión torácica es muy grande y profunda; detrás de los estigmas metanotales, una hendedura secundaria estrecha y profunda. Epinoto abultado; su cara basal tiene una superficie anterior primero subver- tical, después redondeada; luego es subhorizontal y mediocremente convexa hacia arriba; por fin se termina en una punta como de es- pada, aguda, dirigida hacia atrás y hacia arriba, un poco más larga que en mueronatus y casi tan larga como la cara declive. Vista de adelante esta punta es ligeramente aplastada y obtusa en la extre- midad. Cara declive subvertical, un poco cóncava de perfil, más corta que la basal. El epinoto es tan alto como largo. El pecíolo muy alar- vado, casi tan largo como el epinoto (sin alcanzarlo) leya un nudo subeuneiforme bastante bajo, inclinado hacia adelante, oblicuamente truncado en su larga cara posterior, convexo en su cara anterior más corta, más largo que ancho (en el mucronatus es redondeado). Gáster GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 39 corto, de cara anterior verticalmente cortada. Patas largas, caderas translúcidas. Un rango de largas ammoquetas bajo la cabeza, detrás, llegando hasta la boca; otra en el clípeo y en las mandíbulas. Lustro- so y débilmente chagriné; epinoto, mesonoto y metanoto subopacos, bastante finamente pero fuertemente reticulados, mitad anterior de la cabeza lisa. Pilosidad erecta muy rala en el cuerpo, más abundan - te y oblicua sobre las patas, nula en los escapos que son sólo pubes- centes. Sobre el cuerpo la pubescencia es casi nula (fig. 16). Fig. 16. — Perfil de Dorymyrmex ensifer a y cabeza vista de frente Aumento : + 20 diámetros A simple vista esta especie tiene un parecido notable con DP. ex- sanguis Forel, que habita los mismos sitios, pero por su estructura se acerca mucho, como hemos dicho a mueronatus Emery. Tipo recogido por Bruch en Huasán (Oatamarea) a 1300 metros de altura en un terreno arenoso. Alto Pencoso (San Luis) (Bruch). Un ejemplar obsequiado por Bruch en la colección del Museo, nú- mero 11.467. DORYMYRMEX ENSIFER Forel var. LAEVIGATA ». var. L. 3,5 mm. Pardo elaro amarillento, algo más obscuro en la parte dor- sal, patas claras, translúcidas, especialmente las coxas transparentes. La escultura, menos profunda que en ensifer, lo hace lustroso, aún en el epinoto, mesonoto y metanoto que son subopacos en ensifer. Por lo demás como ensifer. Un ejemplar, número 11.552, recogido en Cacheuta (Mendoza) por mi hija Beatriz. 10 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES DORYMYRMEX BRUCHI Forel 1912 ForeL, Formicides néotropiques, parte 5%, Mém. Soc. Ent. Belg., tomo XX, página 42, FokEL, Fourmis (d' Argentine, ete., Bull. Soc. Vaud. Se. Nat. tomo XLIX, número 181, página 245, Bruc, Cat., página 225. $ L. 2,5 mm. Rojo o ferruginoso un poco castaño. Mandíbulas, mejillas, tarsos y articulaciones de un amarillo un poco rojizo. Gás- ter de un castaño negro. Pronoto, cabeza, patas y una mancha sobre las mandíbulas castaño. Mandíbulas de borde muy convexo, armadas de cuatro fuertes dien- tes y de dos dentículos intermediarios, débilmente estriadas con algu- nos puntos. Borde anterior del elípeo, muy débilmente convexo. Cabe- za aplastada, aún ligeramente cóncava y bordeada hacia abajo, como en el planidens, cuadrada, tan ancha como larga, con el borde poste- rior derecho o apenas convexo, con los costados débilmente convexos. Ojos medianos, atrás del tercio anterior. El escapo alcanza justamente el borde posterior de la cabeza. Los dos penúltimos artículos del funículo tan espesos como largos, los precedentes un poco más largos. Pronoto muy convexo, de costados dilatados y muy convexos. Mesonoto débilmente convexo, por lo menos tan largo como ancho sin el metanoto, pero sin formar cuello, aunque es estrecho con rela- ción al pronoto. Metanoto corto con dos estigmas prominentes en el dorso. La hendedura torácica es simple, grande, bastante abierta, no muy profunda. Cara basal del epinoto netamente más corta que la declive, de perfil rectilineo horizontal, sin constituir una protuberan- cia elevada sobre la hendedura como en mucronatus y ensifer, termina- da atrás por una larea punta aguda, en espina perfectamente acerada y aguda en todos sentidos, tan larga como la cara basal, dirigida hacia atrás y hacia arriba, apenas un poco encorvada hacia abajo. Cara de- elive plana, bordeada, oblicua, pero bastante abrupta. Pecíolo casi tan largo como el epinoto, provisto de un nudo o escama baja muy espesa y muy inclinada hacia adelante, un poco más ancha que es- pesa y triangular en la cima. Parte anterior del gáster subvertical, pero mucho menos alto que en mucronatus y ensifer. Palpos maxilares extremadamente largos, como en dichas especies, pero el quinto artículo está normalmente in- sertado en la extremidad del cuarto. GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 41 Lustroso, débilmente reticulado. Epinoto, metanoto y costados del mesonoto subopacos y fuerte- mente reticulados, así como la espina. Gáster liso; mitad anterior de la cabeza casi lisa. Largas ammoque- tas insertadas atrás y lateralmente debajo de la cabeza y que alcan- zan casi hasta la boca, otro rango en el elípeo. Pilosidad erecta muy esparcida sobre el cuerpo, nula sobre los es- capos que no tienen más que pelos adyacentes, muy oblicua y sub- yacente en las patas. Pubescencia extremadamente diluída o casi nula: algunos peque- ños pelos subyacentes sobre el epinoto. Tipo de Huasán, 1300 metros (Catamarca), recogida por Bruch. Un ejemplar en la colección del Museo, coleccionado en La Rioja por Rovereto (n” 11.327), hace transición en la coloración a la varie- dad ebenina Forel. DORYMYRMEX BRUCHI Forel, var. EBENINA Forel Fig. 17) FokrkL, Porm. d' Afrique et Y Amérique. Bull. Soc. Vaud. Se. Nat., tomo L, número 184, páginas 282-3, 1914. o Brucn, Supl. cat., página 533. $ L. 2-2,6. Se distingue del tipo de la especie por ser a veces algo más grande y por su color negro ébano, con las mandíbulas y los miembros cas- tano obscuro. El borde posterior de la cabeza un poco más distinto y más recto. Los es- apos ligeramente más cortos (fig. 17). Alto Pencoso, coleccionada por Bruch. Un ejemplar en la colección del Mu- seo, obsequiado por Bruch (n* 11.465). Es un Dorymyrmex muy notable por E su punta epinotal larga y arqueada y Fig. 17. — Perfil de Dorymyrmez su lareo pecíolo con escama baja con Beteta Q y oa de tren, _ E E E te. A la izquierda arriba : epinoto la extremidad triangular que hace tran- y peciolo vistos de atrás. Aumen- to: + 20 diámetros. sición a un nudo, estableciendo así el pasaje entre el subgénero Psammomyrma y el subgénero Conomyrma. 12 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES DORYMYRMEX ALBONIGER Forel 1914 ForEL, Formicides d' Afrique et Y Amérique nouwveauz ou peu connus. Bull, Soc. Vaud. Se. Nat., tomo L, N* 184, página 283. 1914. Bruc, Supl. Cat., página 533. Q L. 5 mm. Cabeza, tórax, escama (salvo en la base) y dorso de los segmentos abdominales, salvo una ancha banda en su extremi- dad, de un negro apenas parduzco. Todo el resto: miembros, parte de abaio y costados del gáster, de un amarillo pálido, casi blanquizco. Dientes de las mandíbulas par- dos. Mandíbulas bastante chatas, armadas de siete dientes próxima- mente, dos de los cuales son muy pequeños y el terminal muy largo. Las mandíbulas son lustrosas con algunos puntos alargados. Cabeza tan ancha como larga, casi de mitad más estrecha adelante que en su cuarto posterior, con los costados muy convexos, el borde poste- rior débilmente convexo y los ángulos posteriores muy redondeados. Su cara inferior es casi chata. Clípeo convexo pero sin escama, Con el borde anterior casi recto y sin escotadura. Area frontal triangular. Aristas frontales divergentes y rectas. Ocelos pequenos. Una impresión lonsitudinal sobre la frente. Los ojos poco conve- xos, están situados próximamente en el tercio anterior. El escapo no alcanza completamente el borde posterior; le falta tanto como su débil espesor. Todos los artículos del funienlo, salvo el antepenúltimo, más largos que espesos. Tórax corto, un poco más estrecho que la cabeza. Cara declive del epinoto oblicua, apenas con- vexa, cuatro veces más larga que la basal. Escama muy convexa por delante, casi plana por detrás, inclinada hacia adelante, cortante y bastante puntiaguda en el vértice. Parte de abajo del pecíolo con- vexo. Gáster largo, sobrecubriendo un poco la escama adelante. Patas del- adas. Palpos maxilares muy largos, sobre todo su segundo artículo. Extendido sobrepasa mucho la parte de atrás de la cabeza (como en planidens y mucronatus). Enteramente lisa y muy lustrosa, salvo el epinoto que está muy finamente arrugado transversalmente, por lo menos en parte. Pilosidad erecta, corta (muy corta en la cabeza y el tórax), amarillenta y muy rala, más abundante, pero oblicua sobre los miembros. Un rango de largas cilias psamóforas O ammoquetas bajo la cabeza, detrás y de costado; un segundo rango más ralo de- lante del clípeo. Alas subhialinas. GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 13 Alto Pencoso, recogido por Bruch bajo estiércol. Forel no está seguro si es una Psammomyrma o una Conomyrma. Si las patas no fueran tan pálidas creería que fuese la hembra del Dorymyrmex Bruchi var. ebenina. La forma de los palpos hace creer en una Psammomyrma y la es- tatura en D. Bruchi Forel que tiene la mitad de longitud de alboni- ger, proporción habitual en este grupo. Subgénero Conomyrma Forel 1912 DORYMYRMEX MINUTUS Emery 1895 Emery, det. Soc. Se. Chili, tomo V, página 15. ANDRÉ, Zeitsch. Hym. Dipt., página 365. 1903. EMERY, Genera insectorum, fase. 137, página 37. BRUCH, Cat., página 225. L. 22,5 mm. Pardo obseuro o pardo rojizo, con las mandíbulas, patas y antenas rojizas o castaño claro, con los miembros más claros. Con ammoquetas. Pecíolo con escama cuneiforme, espesa en la base, muy adelgaza- da hacia arriba. Epinoto con un cono saliente y agudo. Chubut, Santa Cruz. Parece a primera vista un pequeño PD. pyramicus Rog. por la for- ma del corselete pero se acerca más a 2). tener por las ammoquetas y la forma de los palpos. La cabeza es muy lustrosa. Tipo de la Cordillera de Chillán, recolectado por Germain. No existe en la colección del Museo y sólo lo conozco por esta bre- ve descripción. DORYMYRMEX EXSANGUIS Forel 1912 ForkL, Formicides néotropiques. Mém. Soc. Ent. Belg., XX, páginas 38-39. 1912. ForEL, Formicides Y Afrique et d' Amérique, páginas 284, 359. Bruch, Cat., página 225. L. 3,5. Amarillo pálido y débil; gáster pardo, nubes parduzcas en el vértice, de cada lado del tórax y en su cara declive. Cabeza de un tercio más larga que ancha, rectangular, ligeramen- te estrechada adelante y atrás, con los costados débilmente conve- 14 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES xos; borde posterior bastante nítido, débilmente convexo. Los ojos erandes, situados algo de frente y adelante del medio de los costa- dos de la cabeza, son tan lareos como su distancia al borde anterior de la cabeza. El escapo sobrepasa el occipucio de un buen tercio de su longitud. El primer artículo del funículo tres veces y el artículo 10 casi dos veces más largo que espeso. Borde anterior del elípeo débilmente convexo hacia adelante. Tórax alargado; promesonoto muy débil- mente convexo de perfil; de arriba muestra costados bien convexos; cara basal del epinoto débilmente convexa, apenas ascendente, tan larga como la declive, terminado por un cono pequeño parecido al de pyramicas pero más obtuso. La hendedura mesoepinotal débil; el cono epinotal sobresale solo, pues el perfil dorsal del tórax es subhorizontal. Escama delgada, cor- tante, bastante poco inclinada. Patas largas y delgadas. Palpos maxilares muy largos, pero de forma ordinaria, alcanzan hasta el pronoto, su cuarto artículo es lar- go y eurvo, provisto de pelos curvos. Densamente y finamente punteado y pubescente; tórax más bien reticulado, mediocremente lustroso, la cabeza algo más lustrosa, Pi- losidad erecta nula en los miembros, casi nula en el cuerpo (uno que otro pelo). Largas ammoquetas bajo la cabeza y en el elípeo; cerdas en las mandíbulas estriadas, con cuatro dientes castanos. Tipo de Huasán (Bruch). Col. Museo, número 11.062, de La Rioja (Boman). Alto Pencoso, Sierra del Gigante (Bruch.). ForREL, Fourmis d' Argentine, ete. Bull. Soc. Vaud. Se. Nat., tomo XLIX, N0 181, página 242, 1913. Bruc, Supl. Cat., página 533. Q L. 8,6-S,8S mm. Mandiíbulas armadas de seis dientes, el apical muy grande y el tercero y el quinto muy pequeños. En un ejemplar un poco más obseuro hay una banda parda, convexa hacia atrás y cóncava hacia adelante que se extiende de un ojo hasta el otro, com- prendiendo los ocelos. Dorso del tórax un poeo parduzco. Sin cono en el epinoto. Escama alta y cortante. Largas ammoquetas bajo la cabeza y en el epinoto. Dorso del gáster castaño con un borde ama- rillo más o menos grande por detrás. Las alas hialinas tienen dos celdas cubitales, las nervaduras amarillentas y el pterostigma pardo. El borde externo de las mandíbulas es muy fuertemente encorvado y GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 45 la cabeza subrectangular, casi tan larga como ancha. Los escapos so- brepasan de un tercio el borde posterior. Coleecionado por Carette en Mendoza, conjuntamente con obreras y machos. No la poseemos en el Museo. ForeL, Fourmis d' Argentine, ete. Bull. Soc. Faud. Se. Nat., N% 181, tomo XLIX, página 243, 1913. BRUCH, Supl. Cat., página 533. OL. 3,5-3,9 mm. Amarillo apenas un poco rojizo con los miembros y las mandíbulas pálidas. Mandíbulas trianenlares bastante anchas, fuertemente convexas, con el borde terminal cortante y un fuerte diente agudo en su extremidad. Cabeza un poco más larga que an- cha, con los costados muy convexos, estrechada adelante y atrás, con el borde posterior recto. Los escapos están lejos de alcanzar el borde posterior, alcanzan el ocelo lateral. Los dos primeros at- tículos del funículo son muy largos y subiguales, los siguientes de la mitad más cortos, son apenas dos veces más largos que espe- sos. Tórax casi tan ancho como la cabeza. Escama muy espesa, un poco redondeada en el vértice, en forma de cono muy bajo y más larga que el ancho de su base. Válvulas genitales externas (estipas) en triángulo alargado. Alas como la hembra, con el pterostigma muy pálido. DORYMYRMEX EXSANGUIS Forel var. CARBONARIA Forel 1913 (Fig. 18 y 19) FokrEL, Fourmis d' Argentine, ete. Bull. Soc. Vaud. Se. Nat., tomo XLIX, N2 181, página 243. ForEL, Formicides d' Afrique et d' Amérique, página 285. 3RUCH, Cat., página 225, 1913. $ L. 2,5-3,4 mm. Notablemente más pequeña que la especie típica de la cual se distingue además por su color enteramente pardo (par- do rojizo en mis ejemplares) con las patas y las antenas de un casta- ño más claro. Las mandíbulas y el borde anterior de la cabeza que- dan pálidos. Las patas y las antenas son un poco más cortas y el borde posterior de la cabeza ligeramente menos convexo. En mis ejemplares los ojos son más grandes que en la especie típi- ea y todos ellos tienen aspecto más robusto (fig. 18). 16 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Mendoza, coleccionado por Carette. Numerosos ejemplares en la colección del Museo, coleecionados por mí y por mi hijo Guillermo en Alta Gracia (Córdoba), números 10.856 y 10.776. Alto Peneoso (Bruch), número 10.692. Chubut (Rovereto), 1” 10.672, conjuntamente con D. mucronatus. Cacheuta (1% 11569) un ejemplar algo más obscuro, recogido por mi hija Beatriz. ForrL, Fourmis d' Argentine, ete. Bull. Soc. Vaud. Se. Nat., tomo XLIX, N0 181, página 244, 1913. SL. 3-3,1 mm. Color enteramente pardo, con las patas más páli- das y las mandíbulas amarillo pálido. Éstas tienen tres pequeños dientes detrás del apical. El escapo alcanza el borde posterior de la cabeza. Por lo demás conforme al tipo (fig. 19). Mendoza, coleccionado por Carette. Fi. g18. — Perfil de Dorymyrmex exsanguis carbonaría le) cabeza de frente y escama vista de atrás. Aumento : + 20 diámetros En la colección del Museo tenemos tres ejemplares (n* 10.776) co- leecionados por mí en Alta Gracia, conjuntamente con las obreras que presentan algunas ligeras diferencias que enumero a continua- ción. CL. 3 mm. Castaño rojizo muy obscuro, los miembros ferrugíneos y las mandíbulas amarillas con el borde castano. Cabeza un poco más larga que ancha, más ancha atrás que adelan- te, con el borde posterior recto. GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 17 Ojos grandes muy convexos, situados adelante de los costados de la cabeza. Los ocelos muy próximos al borde posterior hasta el cual alcanzan los escapos. El primer artículo del fu- niculo dos veces más largo que espeso, los demás de lon- gitud decreciente. El tórax muy abultado es más ancho que la cabeza. Escama del pecíolo espesa en la base, de perfil muestra un contorno triangular con el lado ante- rior subvertical y el poste- rior inclinado; de atrás su cara es plana y rectangular con el borde superior ligera- mente cóncavo. Estipas esti- liformes (fig. 19). Hallados juntos con las obreras número 10.776 que tienen color pardo anaran- jado rojizo, ojos más grandes y aspecto más robusto que los de la especie típica. Forel en Formicides d'A- Frique et d' Amérique, 1 par- te, Bull. Soc. Vaud., tomo L, 185, págin . 19. — Perfil de Dorymyrmex exsanguis car- bonaria (of cabeza de frente y escama vista de atrás. Aument : + 20 diámetros. 24359, 1915, indica una varie- dad más obscura que el tipo que hace pasaje a la carbonaria, la cual se s:aracteriza especialmente por la pequeñez y color obscuro del macho. DORYMYRMEX BAERI André, 1903 ANDRÉ, E,, Description d'une nouvelle espéce de Dorymyrmex et tableau di- chotomique des ouvriéres de ce genre, en Zeitschrift fir systematische Hy- menopterologie und. Dipterologie, YI año, páginas 364-5365, 1903. EMERY, Genera Insectorum, fase. 157, páginas 57, 1912. Bruc, Cat., página 225. $ L. 3,5-4 mm. Enteramente negra o de un negro castaño, asi como las antenas y las patas; mandíbulas de un amarillo rojizo con los dientes negruzcos. Todo el cuerpo revestido de una pubescencia ex- 18 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES tremadamente fina y mediocremente apretada que forma como una pruinosidad, visible solamente bajo ciertas incidencias. Pilosidad muy rala, compuesta solamente de algunos pelos aislados, salvo sobre las mandíbulas y en el borde anterior del elípeo que es ciliado con lar- gos pelos; lleva ammoquetas; antenas y patas sin pelos erectos. Todo el cuerpo muy finamente y densamente punteado-coriáceo, poco lustro- so; clípeo casi liso y lustroso; mandíbulas estriadas y marcadas de algunos puntos esparcidos. Ojos relativamente grandes y situados algo adelante de la mitad de los costados de la cabeza; su distancia a las mandíbulas es apenas más erande que el diámetro longitudinal del ojo; palpos maxilares delga- dos, el quinto artículo insertado en la extremidad del cuarto; el esca- po sobrepasa el borde posterior de la cabeza por lo menos de un cuarto de su longitud. Promesonoto, visto de perfil, poco arqueado; epinoto comprimido, pero no prolongado en cono agudo en su extremidad póstero superior que es inerme o munida de un tubérculo redondeado, apenas sensible. Vista de costado, la cara basal del epinoto es débil- mente convexa, más corta que la cara declive que es plana. Peciolo provisto de una escama estrecha, cuneiforme, inclinada, bastante es- pesa en la base, muy adelgazada hacia arriba. Tipo de Lara, Tucumán (Baer), 4000 metros de altura. DORYMYRMEX ANTARCTICUS Forel, 1904 ForkL, Hamb. Magalh. Sammelreise, Formic., página 6. EMERY, Genera insectorum, fase. 137, página 37, 1912. Bruc, Cat., página 225. -3,2 mm. Uniformemente castaño rojizo o amarillento. Man- díbulas como D. tener y D. pyramicus. La cabeza es más grande, li- geramente escotada detrás, tan larga como ancha, atrás más ancha que adelante. El escapo sobrepasa el borde posterior de la cabeza, sólo de */, a '/. de su largo. Tórax como en D. tener, pero con la superficie declive del epinoto más corta y la basal menos ascendente, tan larga como la primera. La escama del peciolo más alta y delgada que en 0. tener. Las pa- tas más cortas. La pilosidad erecta como en 0D. tener, la asentada más larga y rica que en 0), tener y D. pyramicus. Todo el cuerpo y los miembros con una pubescencia eris que oculta el brillo. GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 49 Escultura profundamente punteada arrugada, Ojos grandes, delante de la mitad de la cabeza. Q L. 7,5 mm. Castaño obscuro negruzco, antenas y mandíbulas castaño, mitad exterior de las mandíbulas, patas y borde posterior de los segmentos abdominales amarillentos. Mandíbulas con 7 dientes. Cabeza mucho más ancha que larga, atrás más ancha que adelante. El escapo de las antenas sobrepasa muy poco el borde posterior de la cabeza. Tórax grande, más ancho que la cabeza. Pubescencia aun más fuerte que en la obrera. Alas lar- gas con dos celdas cubitales alargadas, amarillentas, con borde casta- ño y nervaduras castaño amarillentas. Más grande que la hembra de D. pyramicus y bien diferente. Punta Dungeness (Santa Cruz), Patagonia austral, recogida el 15 de octubre de 1892 en la parte inferior muerta de una mata de Bolaz. Esta especie se acerca al D. tener de Chile por la débil punta del epinoto, pero difiere por la cabeza ancha, el color y la pubescencia. A primera vista se asemeja más a D. pyramicus, que tiene sin embar- go una espina más larga. Aunque esta especie, muy variable y difun- dida, posee a veces una cabeza escotada atrás tan ancha como D. «n- tarcticus, jamás la tiene como ésta más ancha detrás. Los miembros son siempre más largos y la pubescencia nunca tan fuerte. D. Baeri difiere de D. antarcticus por su cabeza alargada (no más ancha atrás que adelante), por los escapos más largos que sobrepa- san el borde posterior de la cabeza de '/, de su longitud, por los ojos situados más atrás, por el epinoto sin espina y por el color negro. No tenemos esta especie en el Museo. Como Forel le atribuye la pilosidad erecta de tener debe tener ammoquetas bajo la cabeza y eso bastará para diferenciarla de pyramicus. DORYMYRMEX TENER Mayr. 1868 (Lig. 6 y 20) Maxrk, Formicidae novae americanae collectae a Prof. P. de Strobel en Ann. Soc. Nat. Modena, 1868, página 166 BERG, Enumeración sistemática de los formicidos, página 24, 1890. ANDRÉ, Zeitsch. syst. Hymenop. und Dipter., 1, pág. 365, 1903, EmrerY, Genera insectorum, fase. 137, páginas 36-37, 1912. BrUCH, Cat., página 226. L. 3,8-4 mm. Roja, lustrosa, mandíbulas, antenas y patas fuscas, , y) , , e gáster negro. Cabeza más larga que ancha, borde occipital ligeramen- ANAL. MUS. NAC. — T. XXVIII (MAYO 5, 1916) 4 50 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES te convexo, costados convexos. Mandíbulas egroseramente estriadas, con 6 dientes, el apical robusto. El escapo sobrepasa el borde ocei- pital de '/, de su largo. Ojos medianos, convexos, en la mitad de los costados de la cabeza. El quinto artículo del palpo maxilar se inserta en el extremo del cuarto. Perfil promesonotal, moderadamente convexo, epinoto subcónico, alto con un cono pequeñísimo obtuso, parte basal ascendente hacia atrás, convexa transversalmente, parte declive algo más larga, un poco aplanada y descendente; peciolo con escama ovalada, inferior- mente gruesa, atenuada hacia arriba. Pubescencia adherente fina y moderada, corta pilosidad erecta, rala. Ammoquetas clipeales y debajo de la cabeza. Fig. 20. — Perfil de Dorymyrmex tener [e] y cabeza de frente Aumento - 20 diámetros Todo el cuerpo sutil y densamente coriáceo, punteado, mandíbulas estriadas (fig. 20). Tipo recogido por Strobel en abundancia entre raíces de arbusto en los Andes, entre Mendoza y Santa Rosa de los Andes, en Uspa- Mata a 3000 metros de altura en enero de 1566. Bruch lo señala de Chubut y Mendoza. Ejemplares de la colección del Museo, número 5395, coleccionado por empleados del ministerio de Agricultura en Santa Cruz el año 1900. Número 5508, coleccionado por Carlos Burmeister en Patagonia el ano 1901. Sólo conozco del macho el ala anterior según Emery (Genera insec- torum) esquematizada en la figura 6. GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 51 DORYMYRMEX TENER Mayr subesp. RICHTER] Forel 1911 (Fig. 21) FOkREL, Ameisen der Herrn Prof. v. Thering aus Brasilien nebst einigen ande- ren aus Súdamerika und Afrika. Deutsch. Ent. Zeitschrift, 1911, 6% parte, página 308. FokrEL, Formicides néotropiques, Mem. Soc. Ent. Belg., XX, página 38. BRUCH, Cat., página 226. $ L. 2,5-4,12 mm. Negro castaño, con miembros castaños. Con pi- losidad erecta y oblicua, fina bastante abundante, más rala en los es- capos y tibias. Escultura y pubescencia como en el tipo de la especie. Cabeza aun más estrecha. Epino- to con una punta muy chi- ca y obtusa, menor que en la var. chilensis, ape- nas mayor que en el tipo. Conforme por lo demás al tipo, tanto en las ammo- quetas como en la escama engrosada (fig. 21). Coleccionado por Rich- 21. — Perfil de Dorymyrmex tener Riehteri le] ca- ter en Buenos Aires. Fig. beza de frente y escama vista de atrás. Aumento : Senalado por Bruch, de O amoteds Santa Oruz. En la colección del Museo numerosos ejemplares de Santa Cruz, valle del Río, cerca del lago Argentino, 11.071 (Hauman), Pampa Central, 10.899 (ministerio de Agricultura), Cacheuta, 11.566 (senori- ta de Gallardo). DORYMYRMEX TENER Mayr subsp. RICHTERI Forel var. PALLIDIPES Brethes 1914 BRETHES, Quelques Dolichodérines argentines. An. Mus. Nac., tomo XXVI, página 56. BRUCH, Supl. Cat., página 533. $ L. 3,3 mm. Cuerpo pardirrojo, más claro y testáceo en las patas, escapo y antenas. Los dos ejemplares de La Rioja, recogidos por Rovereto, que figu- 32 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES ran en la colección del Museo, número 11.520 y han sido descriptos por Brethes bajo este nombre, representan en mi opinión la forma ju- venil de la subespecie Richteri Forel, antes de haber adquirido la co- loración definitiva del adulto. DORYMYRMEX TENER Mayr subesp. RICHTERI Forel var. DEPILITIBIA Forel 1915 FokrEL, Formicides (Afrique et d'Amérique nouveaux ou peu connus. Bull. Soc. Vaud. Se. Nat., tomo L, número 185, página 359, 1915. BRUCH, Supl. Cat., página 533. Q 3,2-3,5 mm. Difiere del tipo de la subespecie por su cabeza más ancha y por sus tibias sin pelos. Los escapos por el contrario tienen pelos un poco oblicuos, casi tan marcados como en el tipo de KRichteri El cuerpo menos peludo que en el tipo. El cono del epinoto idéntico como todo el resto. Lago Argentino (J. Jórgensen). Un ejemplar regalado por Bruch, nú- mero 11.470. Bahía Laura, Santa Oruz (Doello- Jurado), número 11.581. DORYMYRMEX THORACICUS (Santsehi) Gallardo 1912 Fig. 22) SANTSCHI, Revue suisse de zoologie, tomo XX, 531-2, septiembre 1912, figu- ra 3. Dorymyrmez pyramicus (Roger) subesp. brunnea Forel var. thoraci- ca, Santschi. ForEL, Formicides d' Afrique et d' Amérique, página 285. Bruc, Supl. Cat., página 533. L. 3,2-3,5 mm. Parte anterior de la cabeza, tórax, escama y tarsos rojo amarillento o amarillo ocre, resto de la cabeza (a veces toda) y gváster negruzcos, antenas y resto de las patas castaños. Parte ante- rior y costados de la cabeza y gáster lustrosos; el resto algo más mate. El perfil del mesonoto apenas convexo, a veces rectilineo, salvo delante del surco mesoepinotal donde desciende bruscamente en pen- diente subvertical, mucho más abrupta en brunneus. Ll surco meso- epinotal forma una canaleta profunda de sección redondeada. La cara basal del epinoto un poco convexa en su mitad anterior, el resto for- ma un cono tan alto como ancho en la base y terminado en pirámide hacia atrás. El resto como brunneus Forel. GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 33 Tipo: 10 obreras de Santa Fe (señora von Steiger). Considero que esta forma merece ser considerada como especie se- parada de pyramicus de la cual difiere principalmente por el surco mesoepinotal en forma de canaleta profunda y por la forma de la es- pina. El aspecto y la marcha del animal vivo es diferente de py- ramicus. Completo, en consecuencia, la descripción anterior de Santschi con estos datos. Cabeza más larga que ancha, débilmente escotada atrás. Mandíbulas amarillas, pilosas, con seis dientes, negros, el cuar- to más corto y el apical (6% agudísimo y fuerte. Fig. 22. — Perfil de Dorymyrmex thoracicus $ y cabeza de frente. Aumento : + 20 diámetros. A la izquierda abajo, epinoto y esca- ma vistas de atrás. Aumento : + 35 diámetros. Ojos grandes, situados algo adelante de la mitad. Pelos rígidos cortos debajo de la cabeza, más grandes en el clípeo subcarenado. Los escapos sobrepasan de un quinto el borde posterior de la ca- beza. Muy finamente punteada con pubescencia finísima que falta en los costados de la cabeza. Escaima alta y filosa. Tórax y gáster, fina- mente arrugados. Pilosidad escasa. Patas largas (fig. 22). Numerosos ejemplares de Alta Gracia, número 10.852, de Río Se- eundo, 10.699 (Córdoba), coleccionados por mí y por mi hijo Guiller- mo: de Jesús María (Córdoba), número 14.450, coleccionados por la señorita de Guerrico; un ejemplar de Jujuy, 7270, coleccionado por Spegazzini y uno de Coronda (Santa Fe), 10.668, coleecionado por La- zarte ; número 11.433 de Jujuy (de Carles). Número 11.463 obsequia- do por Bruch. 54 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Tucumán (Shipton) y por mí, número 11.304, Jujuy (Schueb). En el Suplemento al catálogo de Bruch se indica de Santa Fe, San Luis, PTueumán y Jujuy. DORYMYRMEX PYRAMICUS (Roger) Mayr 1863 (Fig. 23, 24 y 25) RoGEr, Die neu aufyefiihrten Gattungen und Arten meines Formiciden Ver- zeichnisses, en : Berl. Ent. Zeitschr., tomo VII, página 160, obrera, 18653 (Prenolepis pyramica). BuckLeY, Descriplions of new species 0f North American Formicidae, en Proc. Ent. Soc. Philadelphia, tomo Y, página 165, obrera y hembra (For- mica insana), 1866. MaYk, Neue Formiciden. Verh. der K. K. Zool. bot. Gesellsch, Wien., tomo XX, página 947 (es colocada en el género Dorymyrmezx), 1870. BerG, Enumeración sistemática de los Formácidos argentinos, etc. An. Soc. Cient. Arg., tomo 29, página 24, 1890. Emery, Formiche raccolte dal prof. EF. Silvestri nell Argentina, etc., en Bol. Soc. Ent. Ital., tomo XXXVII, página 174, 1905. BRUCH, Cat., página 225. Esta especie, de tan vasta distribución geográfica, ha sido dividi- da actualmente en varias subespecies y variedades, no bien definidas aún, para lo cual sería ne- cesario, según Forel, ha- cer un estudio comparati- vo de las formas sexuales, aleunas de las cuales no son todavía conocidas. A la espera de ese es- tudio que implícitamente promete Forel, doy una traducción de la descrip- ción original de Roger. $ L. 3,5-4 mm. Amari- 3. — Perfil de Dorymyrmex pyramicus % cabe- llo rojizo o rojo obscuro, za de frente y epinoto y escama vistas de atrás con el oáster negro casta- Aumento : + 20 diámetros. E ; ño, antenas y patas pardo claro, el escapo y las patas de atrás ordinariamente más obscuras; la mitad posterior de la parte de arriba de la cabeza es a veces parda o negruzca. El cuerpo es lustroso y tiene una pubescencia adherente muy fina, corta, amarillenta, más rica en el gáster, dán- GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS si dole a éste un reflejo sedoso. Pilosidad erecta escasa, algunos pelos en el elípeo y en la parte inferior de la cabeza. Mandíbulas con cinco o seis dientes, el apical fuerte, finamente arrugadas 2 lo largo y con puntos gruesos algo alargados. Cabeza muy finamente punteada, apenas visible esta escultura. Pronoto redondeado, adelante en forma de media luna; entre el meso y el epinoto una hendedura; el epinoto en forma de pirámide, agudo hacia arriba. El tórax finamente arrugado, apenas visible- mente. Escama chata, alargada, redondeada arriba, algo inclinada hacia adelante. Gáster con ángulos marcados en la base. Patas sin pilosidad adherente. Tipo de Corrientes y Bahía. En vista de las dudas que manifiesta Forel sobre cuál sea pyra- micus típico, doy la descripción completa de las tres castas proceden- tes de un mismo nido de la forma más abundante en la provincia de Buenos Aires, y otras localidades del país, que considero como pyra- micus típico. Si no resultara así de un estudio completo de la espe- cie, ésta sería una variedad que podríamos llamar platensis. $ L. 3,2-4 mm. Cabeza y tórax amarillo ferrugíneo, rojo ferrugí- neo o castaño obscuro, la mitad posterior de la cabeza a veces más obscura, pardo negruzco; gáster castaño negro. Mandíbulas rojizas con dentículos obscuros, escapos y patas rojizo amarillento o amarillento parduzeo, coxas y fémures más obscuros, sobre todo en las patas posteriores; funículos pardo negruzco, más obscuros en la extremidad de cada artículo, los terminales todos obscuros. Cabeza algo más larga que ancba, borde occipital recto, ángulos occipitales redondeados, costados convexos; el mayor ancho de la ca- beza a la altura de los ojos. Mandíbulas longitudinalmente estriadas, con cuatro o cinco den- tículos además del apical muy fuerte. Olípeo convexo hacia adelante, con el borde anterior convexo ha- cia abajo. Inserciones antenales tan próximas entre sí como a los costados de la cabeza ; los escapos sobrepasan el borde occipital de un sexto de su largo o sea dos y media veces su espesor. Ojos poco adelante de la mitad de los costados de la cabeza ; la distancia del borde anterior del ojo al ángulo exterior del clípeo algo menor que el eje mayor del ojo; la distancia del borde posterior del ojo al borde occipital más grande que el eje mayor del ojo. 56 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Tórax visto de arriba más angosto que la cabeza; pronoto de axri- ba curvo en medio circulo hacia adelante, los costados convergentes hacia atrás, pues el resto del tórax es cada vez más angosto visto de arriba. Tórax de perfil, según la figura 23, pronoto convexo, mesonoto si- guiendo esta convexidad con la sutura promesonotal poco hendida; fuerte hendedura mesoepinotal; epinoto con la cara basal poco con- vexa hasta la espina fuerte y aguda de perfil; la cara declive más lar- ga que la basal, muestra un escalón frente a la escama. Escama del pecíolo cuneiforme, inclinada hacia adelante, cortante hacia arriba en su borde superior convexo, visto de atrás (fig. 23). Lustrosa, muy finamente punteada chagrinée, escultura aleo más fuerte en el tórax. Pilosidad erecta escasa; ammoquetas clipeales, pelos largos en las mandíbulas, unos pocos bajo la cabeza, debajo del pronoto y en las COXAS. Pubesceencia amarillenta finísima, más abundante en los funículos y en el borde de los segmentos gástricos. Abundantes ejemplares de la provincia de Buenos Aires [n* 10.780, Tandil y Sierra de la Ventana, n* 10,675 y 10.678; Saavedra, 11.454; San Isidro, 10.578; San Fernando, 10.651; Bella Vista, 11.448 y 11.449 recogidos por mí; Palermo, 11.326 y 11.445 (Zotta)], de las provincias de Córdoba [n* 10.853 y 10.855; Alta Gracia (Gallardo), 11.358, Los Cocos (Hauman)], San Luis, sierra del Morro, n* 11.105 (Pastore), La Rioja, n” 11.521 (Rovereto) y el Carmelo (Uruguay), n* 11.356 (Doello Jurado). Senñalada por los autores de muchas localidades de América, desde la República Argentina hasta el Mlinois (Estados Unidos). Q L. 4,8-5 mm. Castaño obscuro, sáster castaño negruzco, con el borde posterior de los segmentos castaño y pelúcido: mandíbulas, clipeo y antenas rojo ferrugíneo; tibias, tarsos y parte inferior del pecíolo rojo ferrugíneo amarillento. Cabeza un poco más larga que ancha, ligeramente más ancha atrás que adelante, borde occipital recto, con los ángulos redondeados. Mandibulas longitudinalmente estriadas, pilosas, con el diente api- cal agudisimo, seguido de tres o cuatro dentículos fuertes y obseuros. Clipeo subearenado con el borde anterior suavemente sinuado. Ojos situados adelante de la mitad de los costados de la cabeza, la distancia del borde anterior del ojo al ángulo exterior del elípeo es próximamente igual al eje mayor del ojo. Inserciones antenales equidistantes entre sí y a los bordes latera- GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 57 les de la cabeza, el escapo sobrepasa el borde occipital de su es- pesor. Tórax tan ancho como la cabeza, visto de arriba. Escudo poco abo- vedado, longitudinalmente carenado en el plano medio, separado del escudete por una sutura amarillenta, metanoto apenas visible de arri- ba como un rodete, epinoto poco convexo. El perfil dorsal total del tórax forma una curva continua con depresiones poco marcadas, <= | <= Fig. 24. — Perfil de Dorymyrmex pyramicus Q y cabeza de frente. Aumento : + 20 diámetros Pecíolo visto de perfil convexo hacia abajo y provisto de escama cuneiforme con el borde superior bastante afilado, recto visto de atrás y con los costados de la escama divergentes hacia abajo. La base del gáster presenta una depresión donde se aloja la esca- ma que recubre superiormente (fis. 24). Finamente punteado, chagriné, coriáceo punteado más fuertemente en el gáster. Pilosidad erecta muy rala en el cuerpo, falta en los miembros. 58 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Ammoquetas elipeales y pelos en las mandíbulas; unos pocos pe- los debajo de la cabeza. Una pubescencia amarillenta muy fina recubre la cabeza, antenas y tórax, más abundante en el gáster, formando flecos en los bordes posteriores de los segmentos gástricos. En los tarsos más abundante con reflejos dorados. Alas hialinas irisadas, con dos celdas cubitales cerradas, finisima- mente pubescentes, nervaduras y pterostigma pardo claro. Longitud del ala anterior 4,8 milimetros (fig. 24). Varios ejemplares de Bella Vista (B. A. P.) recogidos en el mismo nido que las obreras ya descriptas número 11.445. SL. 3 mm. Castaño obseuro, casi negro. Antenas pardas o fe- rrusgíneas en los ejemplares más maduros, mandibulas y borde del elípeo castaño, es- cudete pardo, tibias y tar- sos pardo claro hasta ferru- egmeo obscuro. Aparato co- pulador castaño o ferrugineo OSCUTPO. Cabeza casi cuadrada, al- eo más ancha que larga, bor- de occipital recto, con los Fis. 25. — Perfil de Dorymyrmez pyramicus (54 Aumento : + 20 diámetros ángulos occipitales redon- deados. Los costados de la cabeza ligeramente convexos y algo convergentes hacia adelante. Man- díbulas longitudinalmente estriadas. Clipeo convexo, de bordes cur- vos convexos, intercalado entre las inserciones antenales muy sepa- radas. Ojos grandes, situados adelante, a la altura de las inserciones antenales, su borde anterior cerca del elipeo. Los escapos no alcanzan el ángulo occipital, pero sobrepasan la mitad de la distancia entre el borde posterior del ojo y dicho ángulo; les falta poco para alcanzar el ocelo anterior. Tórax visto de arriba más angosto que la cabeza. Mesonoto visto de arriba semicircular adelante, con los costados ligeramente convexos. Lleva surcos de Mayr. De perfil el mesonoto es en cuarto de círculo adelante y luego recto hasta el escudete convexo, algo más alto y se- parado por una depresión bastante marcada, En el fondo de una pro- funda depresión anteepinotal aparece el metanoto como un rodete estrecho convexo. Epinoto visto de arriba muestra un contorno se- micireular con ángulos laterales algo salientes; de perfil su cara ba- GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 59 sal es en cuarto de círculo y la declive de doble longitud lleva un escalón amarillento a la altura de la escama peciolar. Ésta es gruesa y redondeada, casi nodiforme, la cara anterior de convexidad hemisférica y la posterior de menor curvatura. Gáster alargado y ligeramente encorvado hacia abajo. Estipas estiliformes. Pilosidad erecta nula, excepto cortas ammoquetas clipeales y pelos rígidos en las mandíbulas y aparato copulador. Pubescencia amarillenta muy fina, casi invisible en el gáster y las patas, más notable en los funículos. Lustroso, finamente punteado ruguloso coriáceo, más lustroso en la cabeza que en el tórax y el gáster, éste a veces submate. Alas hialinas, finamente pubescentes, a veces algo amarillentas, con las nervaduras y pterostigma pardo o pardo amarillento claro. Longitud del ala anterior 3 milímetros (fig. 25). Un ejemplar, número 11.326 (Zotta, Palermo, 20 nov. 1912); otro, número 11.448 (Gallardo, Bella Vista, enero 1916). En 1894 el profesor Emery ' describió como O” de Dorymyrmex pyramicus (Roger) una forma más pequeña (2-2,5 mm.), negro, con el escapo más corto que la suma de los tres primeros artículos del fun: culo, es decir, proporcional y absolutamente de menor longitud que en la forma que dejamos descripta. Me falta material de comparación para deducir si la forma deserip- ta por Emery o la que he dejado descripta corresponde a pyramicus típico a alguna de sus subespecies. Dejo pues la cuestión abierta para los que están en condiciones de resolverla. DORYMYRMEX PYRAMICUS (Roger) subesp. BRUNNEUS Torel, 1911 (Fig. 26) FoREL, Ameisen aus Sao Paulo, Paraguay, ete. Verh. zool. bot. Ges. Wien, tomo LVIIL, página 385, 1908 (var. brunnea). ForkL, 4meisen des Herrn Prof. v. Ihering aus Brasilien, ete. Deutsch. Ent. Zeitschr, 6% parte, páginas 306-7, 1911 (subesp. brunneus). ForzL, Formicides d' Afrique et Y' Amérique. Bull. Soc. Vaud. Se. Nat., tomo L, número 1841, página 285. Brucn, Cat., página 225. 5 L. 3,5-3,7 mm. Pardo, tórax amarillo castaño, tarsos y parte ante ) ) ) y rior de la cabeza pardirroja. Muchas veces pardirroja con cabeza parda. 1.C. EMERY, Beitráge zur Kenntniss der nordamerileamischen Ameisenfauna. Zool. Jahrb. Abth. f. Syst , ete., tomo VII, pág. 331, 1894, 50 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Cabeza tan ancha como larga, con los costados muy fuertemente Convexos, más convexos que en pyramicus típico. Clípeo más alto y carenado. Inserciones antenales más próximas entre sí que al borde exterior del clípeo (en pyramicus tipico equidistan- tes). Ojos poco convexos, más grandes que en la especie tí- pica y que en Ja subespecie Garbel. Mesonoto uniformemente convexo, sin la impresión trans- versal de pyramicus típico. Cara basal del epinoto baja adelante, ascendiendo bruscamente has- ta la espina obtusa posterior. La escama muy delgada y afila- da en el borde, alta, inclinada hacia adelante. Lo demás como Fig. 26. — Perfil de Dorymyrmex pyramicus brun- en pyramicus típico (fig. 26). neus Y y cabeza de frente. Aumento : + 20 diá- 4 : . + Coleccionado por Lagier en metros. la Argentina. Señalada por Bruch de Misiones y Jujuy (Schueb), Alto Peneoso (Bruch). Además de Brasil y Paraguay. Colección del Museo. Un ejemplar determinado por Forel, obse- quiado por Bruch. (N* 11.468.) FOREL, Formicides d' Afrique et ' Amérique. Bull. Soc. Vaud. Se. Nat., tomo L, número 184, página 285. Q L. 6 mm. Cabeza tan ancha como larea con los costados conve- Xos, más angosta que el tórax. Pardo, mandíbulas y costados del elí- peo amarillo rojizo. DORYMYRMEX PYRAMICUS (Roger) subesp. GARBEI Forel, 1911 (Fig. 27 y 28) FOREL, Ameisen des Herrn Prof. v. Ihering aus Brasilien, ete. Deutsch. Ent. Zeitschr, 6% parte, página 307, 1911. $ L,3,54,2 mm. Amarillo claro rojizo, gáster castaño. Tarsos y escapos algo pardo amarillo, GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 61 Muy parecido a la especie típica, pero más grande; ojos algo me- nores. Cabeza un poco más ancha pero más larga que ancha, con los costados algo más convexos, adelante un poco más angosta que atrás. El mesonoto aun más nítidamente cortado atrás que en la especie típica. El tórax por lo demás igual. No lustroso, más bien mate, más profundamente reticulado punteado y más fuertemente pubescente (fig. 27). Bahía. He recogido cuatro ejemplares, número 11.956 en el Carmelo (R, O. del Uruguay), que coinciden bastante bien con la deseripción de Fo- rel, salvo que son algo menores (3-3,2 mm.) y con la parte anterjor del gáster amarillo. La cabeza es más ancha, tanto de frente como Fig. 27. — Perfil de Dorymyrmez pyramicus Garbei [e] y cabeza de frente Aumento : + 20 diámetros de perfil, el escalón del gáster menos marcado que en el ejemplar nú- mero 10.967 que pertenece a la variedad bicolor Wheeler. El doctor Bruch ha hallado en Martín García ejemplares, número 11.409, iguales a los encontrados por mi en el Carmelo, que ha tenido la amabilidad de obsequiarme. Entre ellos fienra un macho que describo en seguida de la hembra. descripta por Forel y que no conozco. Q L. 6,5 mm. Rojizo, gáster castaño obscuro con los bordes poste- riores de los segmentos amarillos. Cabeza cuadrada, tan ancha como larga. Tórax más ancho que la vabeza. Difiere de la especie típica, especialmente por la escultura y la pubescencia de una manera aun más notable que la obrera. Alas tenidas de amarillento con las nervaduras amarillentas. Tipo de Bahía. Esta subespecie se acerca a la subespecie brunneus, pero difiere por la estatura, los ojos menores, color y forma de la cabeza. S' (aun no descripto). L. 2 mm. Negro, tibias castaño obscuro, al- 62 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES ticulaciones y tarsos amarillo sucio, mandíbulas, antenas y genitales pardo amarillento. Cabeza muy aplastada, poco más larga que ancha, más ancha atrás queadelante, costados poco convexos, borde occipital ligeramente cón- cavo. Mandíbulas estrechas, con un diente apical muy agudo y varios dientes pequenos. Clípeo carenado, con el borde anterior ligeramente convexo. Ojos adelante de la mitad de los costados de la cabeza. Escapo tan largo como los tres primeros artículos del funiculo en conjunto, o cuatro veces su espesor. Los artículos del funículo decrecen en largo y au- mentan en espesor distalmente. Tórax menos ancho que la cabeza. El mesonoto abovedado de perfil Fig. 28. — Perfil de Dorymyrmex pyramicus Garbei of y cabeza de frente Aumento : + 20 diámetros recubre la cabeza muy aplanada vista de perfil. Escudete prominente. Epinoto regularmente abovedado de perfil, no permite distinguir con claridad una cara basal y una declive convexas subiguales. Nudo del pecíolo poco elevado de perfil. Visto de arriba es más ancho que la mitad del ancho del epinoto. Finamente punteado coriáceo, lustroso. Pilósidad erecta escasa, apenas unos pelos en el elípeo mandíbula y en la extremidad del gáster. Pubescencia adherente muy fina en la cabeza, algo más abundante en el gáster y los miembros. Falta en el tórax. Alas hialinas, pubescentes, con las nervaduras y el pterostigma pardo claro (fig. 25). Un ejemplar de Martín García, recogido por Brueh. (N* 11.409.) GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 63 DORYMYRMEX PYRAMICUS (Rozg.) var. BICOLOR Wheeler, 1906 (Fig. 29 y 30) WHEELER, The Ants of the Grand Cañon, en Bull, Amer. Mus. of Nat. Hist., tomo XXII. página 342, 1906. Una variedad claramente marcada que puede ser llamada bicolor, tiene la cabeza, tórax y pecíolo de la obrera y de la reina, rojos, el váster negro. Se encuentra en la arena pura desde el centro de Te- xas hasta el desierto de Mojave en California y también en Méjico. En la colección del Museo figu- ra un ejemplar único de obrera y otro de hembra número 10.967, recogidos por Doello-Jurado en los médanos de arena de Miramar, que pertenecen a esta variedad bi- Fig. 29. — Perfil de Dorymyrmex pyramicus color según he podido comprobar > 10 z bicolor Q y cabeza de frente. Aumento : por ejemplares norteamericanos 2% diámetros. que me ha obsequiado el profesor Wheeler y que he incorporado a la colección del Museo. Doy una descripción somera de los ejemplares encontrados que presentan a simple vista un notable parecido con Porelius nigriven- tris, sobre todo la obrera. $ L, 3 mm. Cabeza, tórax y pecíolo amarillo rojizo, gáster negro, con el borde distal de los segmentos ferrugíneo. Antenas y patas fe- rrugíneas. Ojos negros, bastante de frente. Cabeza más larga que ancha, con los costados convexos, los escapos sobrepasan de */, el borde occipital. La punta epinotal más alta y robusta que en la sub- especie Garbeí, a la cual se acerca por la coloración (tig. 29). Q L. 6 mm. Coloración análoga a la obrera, cabeza, tórax y patas amarillo testáceo, con el clípeo, la frente, el epinoto y los esternitos mesotorácicos más obscuros; gáster castaño obscuro, Casi negro, con el borde distal de los segmentos más claro, funiculos amarillo parduz- co, más oscuros distalmente hasta los artículos extremos pardo obs- curo. Oabeza algo más corta que ancha, con el borde occipital recto, án- gulos occipitales redondeados y costados convexos. 64 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Lo demás como en pyramicus típico, salvo el borde superior de la escama algo más redondeada. Escultura y pilosidad como la especie típica. Fig. 30. — Perfil de Dorymyrmex pyramicus bicolor le] y cabeza de frente Aumento : + 20 diametros Ala anterior 6 mm.; la celda cubital muestra un principio de divi- sión en dos celdas (fig. 30). Un ejemplar de Miramar, número 10.967 (Doello-Jurado). Parece ser una forma arenícola, pues tanto Wheeler como Doello- Jurado la han encontrado en arena pura. ) DORYMYRMEX WOLFFHÚGELI Forel, 1911 (Fig. 31) ForEL, 4meisen aus Brasilien, ete. Deutsch. Ent. Zeitschrift, año 1911, pá- ginas 307-8. Bruc, Cat., página 226. $ L. 3,1 mm. Negro, antenas y patas castaño. Mandíbulas, cos- tados del elípeo, tarsos, articulaciones y borde posterior amarillo rojizo. Cabeza un poco más larga que ancha, atrás apenas más ancha que adelante, costados convexos y borde posterior recto. Mandíbulas rayadas longitudinalmente. Clípeo muy convexo en el medio. Ojos erandes algo adelante de la mitad de la cabeza. El escapo sobrepasa GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 65 el borde posterior apenas de */, desu longitud. El promesonoto for- ma una sola convexidad regular como en tener, pero más fuerte y más corta. Epinoto con una punta larga, aguda, casi espinosa, más larga, más delgada y más aguda que py- ramicus, pero sin embargo apla- nada de adelante atrás (no una espina como en mucronatus). La cara basal ascendente del epinoto hasta la punta, más corta que la declive con escalón redondeado. Escama muy cortante, delgada, es- trecha, no alta. Patas no largas. Lustrosa, fina y débilmente re- ticulada, poco pubescente, casi sin Fig. 31. — Perfil de Dorymyrmez Wolfhii- pilosidad erecta. pi ES Ammoquetas en el clípeo; los pelos de abajo de la cabeza cortos,casi como en pyramicus (quizá más largos) (fig. 31). Tipo de Mendoza recogido por Wolffhigel: Huasán (Catamarca), recogidos por Bruch, número 11.476, quien me ha obsequiado seis diámetros. ejemplares (1 recogido por Frizer). Numerosos ejemplares recogidos por mí en Alta Gracia, número 10.553. Varios ejemplares de La Rioja, número 11.525 (Rovereto), Miramar, número 11.030 (Doello- Jurado). ForREL, Formicides d' Afrique et d' Amérique. Bull. Soc. Vaud. Se. Nat., nú- mero 184, vol. L, página 284, 1914. Bruc, Supl. cat., página 533. Q L. 5,5 mm. De un pardo negruzco con una pubescencia bastante fuerte, que la hace grisácea. Miembros, mejillas y mandíbulas de un amarillo parduzco. Voxas pardas. Semejante a la obrera. La cabeza es rectangular, pero estrechada adelante, más ancha que el tórax. El escapo sobrepasa el borde pos- terior por lo menos de su espesor. Escama fuerte, inclinada hacia adelante. Alas subhialinas con las nervaduras pardas. ANAL. MUS. NAC. — 'T. XXVII (MAYO 6, 1916) 5) 66 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES DORYMYRMEX STEIGERI Santsehi 1912 (Fig. 32) SANTSCHI, Revue suisse de zoologie, tomo XX, página 532, septiembre 1912, figura 4. BrucH, Supl. cat., página 553. ¿$ L. 2,5-3 mm. Rojo testáceo. Mandíbulas y gáster amarillento cas- tano. Mitad distal del pecíolo y últimos segmentos del gáster negro castaño, submate. Parte anterior de la cabeza y del gáster lustrosas. Algunas cerdas largas esparcidas en la parte delantera y abajo de la cabeza, las co- xas anteriores y parte inferior del eáster. Faltan las largas ammo- quetas de la garganta. Pubescencia más corta pero tan abundante como en tener Mayr, dando lugar en ciertos sitios, sobre todo a los 32. — Perfil de Dorymyrmez Steigeri le] y cabeza de frente Aumento : + 20 diámetros costados del tórax a un reflejo sedoso, más rala en el gáster y que no oculta en ninguna parte a la escultura. Ésta es densa y finamente re- tieulada, punteada, más punteada en la cabeza que en el gáster. Cabeza casi un quinto más larga que ancha, rectangular, más es- trecha adelante a partir del quinto anterior. Borde occipital débil- mente redondeado o no, los ángulos posteriores bastante marcados. Los ojos más bien grandes, están colocados un poco adelante de la mitad de los costados de la cabeza. La distancia que los separa del borde anterior de la cabeza es un poco más corta que su diámetro mayor. Olipeo subcarenado. Mandíbulas estriadas, de seis dientes ; el ter- cero, quinto y sexto, a contar del ápice, más pequeños. Dorso del promesonoto regular y débilmente convexo de adelante hacia atrás, el mesonoto muy poco convexo, sin caída brusca. Cara basal del epi- noto casi la mitad más corta que la declive, la cual es bastante poco GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 67 convexa, con un diente relevado tan largo como la mitad o aun los dos tercios de la cara basal. El diente tiene la base comprimida trans- versalmente y el vértice agudo. La cara declive derecha subbordea- da lleva su estoma en el nacimiento superior de su borde lateral muy cerca de la base del diente. Escama estrecha, cuneiforme, de bordes cortantes. Gáster comprimido (fig. 32). Tipos de Buenos Aires y Nueva Helvecia (señora de Steiger). Colección Museo, número 11.161. Entre Ríos (Doello-Jurado). DORYMYRMEX CARETTE! Forel 1913 (Fig. 33) ForEL, Fowmis d' Argentine, du Brésil, du Guatemala et de Cuba, en Bull. de la Soc. Vaud. des Se. Nat., tomo XLIX. número 181, página 244. ForkL, Formicides d' Afrique et d' Amérique. Soc. Vaud., tomo L, página 284. 3RUCH, Cat., página 225. $ L. 1,9-2 mm. Castaño obscuro, “asi negro, con los miembros cas- taños y las mandíbulas amarillentas. Cabeza de un buen cuarto más larga que ancha, rectangular, tan ancha adelante como atrás, con el borde posterior casi recto y los costados casi paralelos, apenas convexos. Las mandíbulas tienen 33. — Perfil de Dorymyrmexz Carettei cuatro dientes, el cuarto muy pe- queño; son lisas y punteadas. Ud cabeza Ue ente ento 20 ai: metros. Los grandes ojos ocupan algo más del cuarto de los costados de la cabeza y están situados atrás del tercio anterior. El escapo no alcanza el borde posterior de la cabeza, faltándole más o menos su espesor. Los antepenúltimos artículos del funículo son apenas más largos que espesos. El perfil del promeso- noto es bastante ¡gualmente convexo, sin vestigio de escalera por detrás. El epinoto es extremadamente estrecho; tiene detrás un cono muy elevado, tan elevado como en el Wolfigeli, pero que se eleva direc- tamente desde el borde anterior (fig. 33). Lisa, lustrosa y casi sin pilosidad erecta, con una pubescencia ad- yacente, diluída pero muy distinta, sobre todo sobre la cabeza y los miembros. Próximo a breviscapis Forel, pero más pequeño, con los escapos 6s MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES aún más cortos. La cabeza es más larga, los ojos situados más ade- lante, el tórax menos convexo y el epinoto formando directamente un cono desde la base de su cara basal que es más corta que la decli- ve. La escama es más obtusa en el vértice que en breviscapis Forel. Tipo de Mendoza, recogido por Carette. Obreras recogidas por Bruch en el Alto Pencoso. Ejemplares obsequiados por Bruch en la colección del Museo. (N* 11.466.) DORYMYRMEX BREVISCAPIS Forel 1912 FokrEL, Formicides néotropiques, parte V. Mém. Soc. Ent. belg., XX, pági- na 40, 1912. ForEL, Fourmis d' Argentine, ete. Bull. Soc. Vaud. Se. Nat., tomo XLIX, página 244, Brucn, Cat., página 225, ¿ L. 2,4-2,6 mm. Cabeza y gáster de un negro castaño; mandíbu- las, clípeo, mejillas, escapos, tarsos y articulaciones rojizas; el resto de un castaño bastante oscuro. Mandíbulas más bien estrechas, estriadas. Olipeo avanzado en el medio, con el borde anterior arqueado. Aristas frontales muy cor- tas y bastante distantes. Cabeza cuadrada» apenas más larga que ancha, con sus costa- dos mediocremente convexos y con el borde posterior casi recto, ligeramente cóncavo. Los ojos poco convexos, de tamaño medio, situados un poco atrás del tercio anterior de la cabeza. El escapo sobrepasa el borde posterior de la cabeza, solamente de una g 34. — Perfil de Dorymuyr- mex Carettoides breviscapis $ espesos como largos; los precedentes un cabeza de frente y escama vis- longitud igual al espesor del escapo. Los dos penúltimos artículos del funículo tan de de abria alo O POCO MaS largos. diámetros. Tórax casi exactamente como en pyra micus var. rubriceps, pero el cono un poco menos elevado y menos vertical, dirigido un poco hacia atrás, por lo demás fuerte y puntiagudo de perfil; la convexidad del promesonoto es más fuerte adelante y atrás que en el medio, pero no forma la esca- lera posterior del pyramicus típico. Cara declive del epinoto vez y media más larga que la basal. Es- GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 69 cama fuertemente inclinada, cortante hacia arriba, espesada en la base. Coxas ligeramente dilatadas. Cabeza lisa, muy lustrosa, eon una fina pubescencia diluida; todo el resto cubierto de una finísima pubescencia amarillenta, bastante abundante en algunos ejemplares. Tórax subopaco, densamente reticu- lado; gáster lustroso, muy finamente y débilmente reticulado. Pilosi- dad erecta casi nula, nula en los miembros que son sólo pubescentes. Un rango de largas ammoquetas en el clípeo y algunos pelos irre- eulares bajo la cabeza. Vecino a minutus Emery y pyramicus var. rubriceps, pero diferente por el color, por la escultura y los escapos cortos. Tipo de Huasán, 1300 m. (Catamarca) coleccionado por Bruch. DORYMYRMEX BREVISCAPIS Forel var. CARETTOIDES Forel 1914 (Fig. 34) ForkEL, Formicides d' Afrique et d' Amérique. Bull. Soc. Vaud. Se. Nat., tomo L, número 1841, página 284, 1914. BRUCH, Supl. cat., página 535. $ L. 1,7-2 mm. Tiene la forma de breviscapis y la talla de Carettei que tal vez es una raza del primero. Rincón Grande, cerca del Alto Pencoso (Bruch) sobre arena. Los ejemplares del Museo provienen de Alta Gracia (N” 10,790, 10.857) coleccionados por G. Gallardo y de La Rioja, recogidos por Rovereto. (N” 11.522.) Coinciden perfectamente con la descripción, correspondiendo a la variedad Carettoides (fig. 34). GÉNERO FORELIUS Emery, 1888 Etimología: dedicado a Augusto Forel Forelius. Emery, Ueber der sogenanten Kawmagen einiger Ameisen; Zeitschr. Wiss. Zool., tomo XLVI, página 389, 1888. lridomyrmex (part.). ForEL, Etudes myrmécologiques en 1878 (12 parte): Bull. Soc. Vaud. Se. Nat., tomo XV, número $0, página 382, 1878. Este género fué creado en 1888 por Emery para la especie Lrido- myrmex Mac Cool Forel, pues la estructura de su molleja se aparta- ba de la de Iridomyrmex, dedicando en cambio el género a Forel. Hasta 1905 no se encontró otra especie del género, describiéndose 70 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES ese año F. chalybaeus Emery. A partir de 1912, el número de formas conocidas ha aumentado de una manera considerable. Wheeler * ha admitido en 1902 que Formica foetida Buckley debe ser un FPorelius y Emery en Genera insectorum, fascieulo 137, página 35, hace a Forelius Mac Cooki (Forel), sinónimo de Forelius Joetidus (Buckley). Pero en un trabajo reciente Forel * protesta con- tra esta sinonimia sosteniendo que la especie de Buckley debe refe- rirse más bien a Iridomyrmex «nalis André que Forel ha encontrado personalmente en la Carolina del Norte. El Forelius Mae Cooki no des- prende ningún olor, mientras que /. analis tiene un fuerte olor a Ta- pinoma, al cual alude Buckley hasta en el nombre específico foetidus. Indica Forel que valdría más dejar el nombre de Buckley entre los dudosos, pues su deseripción se puede aplicar igualmente a Forelius Mac Cooki y tal vez mejor a Iridomyrmex analis. CARACTERES Obrera. — Caracteres externos más o menos como Lridomyrmez. Palpos maxilares largos: su tercer artículo un poco más largo que el segundo. Corselete impresionado sobre el dorso delante del epinoto; éste corto. Pecíolo con escama fuertemente inclinada y muy baja, pero distinta. Gáster muy avanzado sobre el peciolo; hendedura cloacal infera. Molleja con sépalos reflejos, pero que no cubren más que hasta la mitad de la bola. Hembra. — Mucho más erande que la obrera. Alas parecidas a Dorymyrmex. Celda radial estrecha y abierta; dos celdas cubitales cerradas y sin celda discoidal. Macho. — Muy parecido a Dorymyrmex, como lo prueba la nerva- dura de las alas, y en particular la celda radial abierta que no se en- cuentra en ningún otro género de Dolicoderinas. La semejanza de la obrera con 1ridomyrmex es superficial. Sus ver- ' WHEELER, 4 consideration of Buckleys North American Formicidae. Trans. Texas «Acad. Se., tomo IV, parte 22%, página 24, 1902. 2 BUCKLEY, Description of new species of North american Formicidae en Proc. Ent. Soc. Philadelphia, tomo VI, página 167, 1866. ' ForrL, Formicides d' Afrique et d' Amérique. Bull, Soc. Vaud. Se. Nat., tomo L, número 184, página 287, diciembre 1914. GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 71 daderas afinidades son con Dorymyrmex como lo demuestra la estruc- tura de las formas sexuales, su etología y su distribución geográfica. ETOLOGÍA Habitan como Dorymyrmex en sitios secos, pedregosos o de tierra du- a bien asoleados. Ofrecen algunas especies reflejos metálicos, adapta- ción xerotérmica, según Wheeler, muy de acuerdo con su género de vida. En Alta Gracia he observado y excavado los nidos de Forelius nigri- ventris y he conservado una colonia en cautividad en un nido artiti- cial, tipo Janet-Fielde, según refiero en mis Observaciones sobre algu- nas hormigas de la República Argentina. El orificio exterior del nido es pequeño y rodeado de un cráter irre- gular con gruesos granos de cuarzo. Las cámaras de cría alargadas en el sentido horizontal, de piso plano y techo bajo abovedado se en- cuentran a una profundidad de 20 a 30 centímetros en terrenos du- ros y desnudos de vegetación. En el nido artificial se comportan como Dorymyrmex pyramicus. Fueron alimentadas con azúcar húmeda. En el Carmelo (República Oriental del Uruguay) he observado el 11 de noviembre de 1915 un hormiguero de una variedad de Forelius Mac Cooki subespecie brasiliensis Forel, excavado en la arena pura de un médano cercano a la desembocadura del arroyo de las Vacas en el río Uruguay. El color de estas hormigas apenas se destacaba sobre el color de la arena en que anidan. Algunas obreras mostraban el gáster enormemente distendido y transparente, como si fueran depósitos de alimento líquido, según se observa temporariamente en Brachymyrmex, Myrmelachista, Prenole- pis é Iridomyrmex humilis y en grado extremo en los géneros Myr- mecocystus y Melophorus, las llamadas hormigas de miel, en que al- gunas obreras se convierten en verdaderos odres de jugos dulces, perdiendo toda agilidad, para conservar alimento a la colonia en las épocas de escasez. 'TIPO DEL GÉNERO: Forelius Mac Cook (Forel). DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA El tipo del género tiene más ó menos la misma distribución de Do- rymyrmex pyramicus, pero un poco más ecuatorial, es decir, desde la MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES -1 [9 República Argentina hasta los estados meridionales de la Unión. En cuanto alas formas argentinas y de los países vecinos, doy en seguida su distribución dentro de estos países: Forelius chalybaeus Emery, Chubut, Mendoza, Catamarca, La Rioja, San Luis, Buenos Aires. subesp. albiventris Forel, Catamarca. subesp. grandis Forel, Catamarca. var. minor Forel, Mendoza. var. rubriceps Forel, San Luis, Córdoba. Porelius Mac Cooki (Forel), Salta. subesp. brasiliensis Forel, Jujuy, Montevideo, Paraguay. subesp. brasiliensis Forel. var. carmelitana Gallardo, Carmelo (R. O. del Uruguay). subesp. breviscapus (Forel), Buenos Aires, Entre Ríos, Corrientes. subesp. breviscapus Forel. var. obseurata Forel, Córdoba, Tueu- mán, Catamarca. subesp. Fiebrigi Forel, Paraguay. Forelius nigriventris Forel, Catamarca, Córdoba, Tucumán, La Rioja, Santiago del Estero. Forelius rufus Gallardo, Jujuy. Según el orden alfabético de localidades la distribución es la si- guiente dentro de la República. Buenos Aires. F. chalybaeus, Mac Cooki breviscapus. Catamarca. F. chalybacus, chalybaeus grandis, chalybaeus albiven- tris, Mac Cooki breviscapus obscurata, nigriventris, Cinco formas. Chubut. £. chalybaeus. Córdoba. F. chalybaeus rubriceps, F. Mae Cooki breviscapus obscu- rata, nigriventris. Tres formas. Corrientes. FF. Mac Cooki breviscapus. Entre Rios. F. Mac Cooki breviscapus. Jujuy. F. Mac Cooki brasiliensis, rufus. La Rioja. F. chalybaeus, nigriventris. Mendoza. F. chalybaeus, chalybaeus minor. San Luis. F. chalybaeus, chalybaeus rubriceps. Salta. F. Mac Cooki. Santiago del Estero. FF. nigriventris. En el mapa IL puede verse gráficamente la distribución de F. cha- lIybaeus, incluyendo sus subespecies y variedades, F. nigriventris y F. Mae Cook con sus subespecies y variedades. -] GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS BOLivIA | a avia reos, copareras e hi l ROCA PE arre can rones 2 Urnu AzUL laca muano 1 E emos marar . Ñ conrumo Y an Sa rewuco las cash , E aLamcon 7 nOrLEnDEN escoria Y, — Ñ e. enromol PaLonera ( PATADONES MAQUINCIAO F. nigriventris .omacaro 6 p ll o) F. Mac-Cookr 777 Z F. chalybaens XI Y ¡0 ISLAS MALVINAS AñO nuera JALLERES GRÁFICOS DEL MINISTERIO DE AOmiCULTUAA 1%) A Mapa II. Distribución geográfica de Forelius en la República Argentina Nora. — F. Chalybaeus se extiende más hacia el sur, a lo largo de la costa del Atlántico, hasta Camarones. 74 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES CLAVE PARA LA DETERMINACIÓN DE LAS OBRERAS DE LAS FORMAS ARGENTINAS DEL GÉNERO FORELIUS 1. Tórax rojo amarillento testáceo, amarillo rojizo, anaranjado o par- duzco. 2. — Tórax de coloración obseura con reflejo metálico. S. 2. Coloración general uniforme. 3. — Tórax amarillo rojizo, o anaranjado, o parduzco, gáster negro. 7. 3. L. 3-4 mm. Rojo amarillo testáceo; palpos maxilares largos; al- canzan la articulación occipital. El escapo sobrepasa el occi- pucio de */, de su largo. Escama espesa y obtusa en el vértice. Pilosidad y pubescencia escasas. F. rufus n. sp. — Amarillo más o menos claro. 4. 3. Escama espesa y obtusa en el vértice. >. — Escama delgada y cortante 6. 5. L. 2,5-3,7 mm. Amarillo claro, palpos maxilares largos hasta la ar- ticulación occipital, pubescencia amarilla abundante, tibias y escapos sin pelos erectos. F. Mac Cook (Forel) subesp. brasiliensis Forel. - L.3 mm. Amarillo claro, palpos maxilares más cortos y débiles, pubescencia y pilosidad erecta menos abundante (fig. 35). F. Mac Cooki (Forel) subesp. brasiliensis Forel. var. carmelitana Gallardo. 6. L. 2 mm. Amarillo desvaído, gáster amarillo muy pálido blanquiz- co, translúcido, con la extremidad parda, palpos maxilares tan lareos como en brasiliensis. Pilosidad del brasiliensis. Ojos un poco adelante. — PF. Mac Cooki (Forel) subesp. Fiebrigi Forel. — L. 2-2,3 mm. Amarillo rojizo. Los escapos apenas sobrepasan el borde oecipital, pilosidad erecta muy ese sa en el cuerpo, fal- tando en los escapos y tibias. Ojos en el medio de los costados de la cabeza. F. Mac Cooki (Forel) subesp. breviscapus Forel. 7. L. 1,9-2,5 mm. Amarillo rojizo o parduzco, gáster negro, las coxas y parte del tórax a veces en parte negros o parduzcos. Los es- capos sobrepasan apenas el borde occipital. F. Mae Cooki (Forel) subesp. breviscapus Forel var. obscurata Forel. — L. 2,6-3,4 mm. Amarillo rojizo o anaranjado, gáster negro brillan- te con reflejo metálico verdoso. Los escapos sobrepasan el bor- de occipital de */, de su largo (fig. 36). F. nigriventris Forel. GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 15 S. Color negro o castaño con fuerte reflejo metálico azul de acero. For- mas medianas y grandes (de 2 a 4 mm. de largo). 9. — Formas pequeñas (de 1,5-2 mm. de largo). 10. 9 a. L. 2-2.6 mm. Color negro con fuerte reflejo metálico azul de ace- ro, tendiente al verdoso, subopaco por punteado fino. Cabe- za apenas más larga que ancha, el escapo sobrepasa poco el áneulo occipital. Epinoto convexo. F. chalybacus Emery. 9d. L. 2,4-3,5 mm. Color obseuro con esplendor metálico azul, con la 'abeza, antenas, tibias y tarsos rojizos. F. chalybaeus Emery var. rubriceps Forel. 9 c.3,54 mm. Azul metálico obseuro, mandíbulas amarillo rojizo, antenas, tarsos y articulaciones rojizas, tibias pardas con re- flejo metálico. El escapo sobrepasa el borde occipital de */, de su longitud. Escama espesa y obtusa en el vértice (fig. 39). F. chalybaeus Emery subesp. grandis Forel. 10. L. 1,8-1,9 mm. Color obseuro con reflejo metálico azul. Tórax más corto que la cabeza, con su perfil absolutamente rectilineo. Los escapos sobrepasan el borde occipital sólo por su espesor. F. chalybaeus Emery var. minor Forel. — L. 1,85-2 mm. Azul verdoso metálico, tarsos y mandíbulas amari- llentas, antenas rojizas, patas parduzcas. Gáster blanquizco con la extremidad algo parda. Escama muy baja, muy inelina- da, delgada, cortante en su vértice. F. chalybaeus Emery subesp. albiventris Forel. LISTA DE LAS HEMBRAS CONOCIDAS DE LAS FORMAS DE FORELIUS DE LA REPÚBLICA ARGENTINA F. Mae Cooki Forel subesp. breviscapus Forel var. obscurata Forel. L. 4,6-4,9 mm. Amarillo rojizo, gáster y tórax pardo, salvo el escu- dete amarillento. F. nigriventris Forel L. 5 mm. Amarillo anaranjado, gáster negro con reflejo metálico débil, con el borde distal de los tres primeros segmentos blanquizco. Una mancha parda en forma de V en el mesonoto (fig. 37). 76 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES F. chalybaeus Emery L. 4 mm. Castaño con reflejo metálico debilísimo o nulo. Alas pa- lidísimas. F. chalybacus Emery var. rubriceps Forel L. 4.2 mm. Castaño con escaso reflejo metálico azulado, escudete pardo amarillento claro, cabeza castaño algo más claro y gáster cas- taño neeruzeo, con los bordes distales de los segmentos blanquizcos translúcidos. Antenas, patas y mandíbulas castaño amarillento, con dientes casi negros (fig. 33). Forelius chalybaeus Emery subesp. grandis Forel L. 5-5,6 mm. Cabeza rojizo parduzco, gáster y tórax castaño ne- eruzco. Reflejos azulados muy débiles. Alas débilmente tenidas de amarillento con las nervaduras pardo amarillento. LISTA DE LOS MACHOS CONOCIDOS DE LAS FORMAS DE FORELIUS DE LA REPÚBLICA ARGENTINA F. Mac. Cooki Forel subesp. breviscapus Forel var. obscurata Forel L. 2-2,4 mm. Cabeza parda, el resto de un amarillo parduzco bas- tante obscuro. Alas débilmente amarillentas. F. chalybaeus Emery L.>3 mm. Castaño con reflejo metálico violáceo. F. chalybaeus Emery var. rubriceps Forel L. 3-3.5 mm. Amarillo sucio con la cabeza pardo claro. F. chalybaeus Emery subesp. grandis Forel L. 3-3.3 mm. Pardo. mandíbulas y miembros un poco más claros. GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS -) =l DESCRIPCIONES DE LAS FORMAS ARGENTINAS DEL GÉNERO FORELI1US FORELIUS RUFUS 1. sp. $ L. 3-4 mm. Rojo amarillo testáceo; la extremidad de los funicu- los y del gáster negruzco. Parecido a F. chalybaeus grandis en la talla y estructura pero completamente diferente por la coloración. Cabeza más larga que ancha, el borde occipital recto, ligeramente escotado, visto de aleo atrás con fuerte escotadura, ángulos marcados pero redondeados, costados poco CONVexos. Mandiíbulas con estrias finas y puntos profundos alargados, cuatro a cinco dientes fuertes, negros. Los palpos maxilares extendidos alcan- zan el foramen occipital. Clípeo alto, convexo hacia afuera en el medio, con el borde anterior sinuado, convexo hacia abajo en la parte media. Aristas frontales rectas, paralelas. Inserciones antenales equidis- tantes entre sí y a los costados de la cabeza. Los escapos sobrepasan el borde occipital de */, de largo o sea unas tres veces su espesor; primer artículo del funículo, de una longitud bres veces su espesor; penúltimo dos veces tan largo como espeso. Ojos medianos (eje mayor '/, de los costados de la cabeza), situados algo adelante; el borde anterior del ojo dista del borde posterior del cli- peo una longitud aproximadamente igual al eje mayor del ojo; el borde posterior dista del ángulo occipital unas dos veces el eje mayor. Tórax más angosto que la cabeza, vista de arriba. De perfil el pronoto se eleva hasta la sutura promesonotal que es la región más elevada del tórax, sigue el mesonoto de perfil general casi recto y subhorizontal, formando un ángulo obtuso redondeado con el perfil «lel pronoto. Hendedura mesoepinotal bien marcada. Cara basal del epinoto convexa, continuando insensiblemente con la cara declive recta, descendente y ligeramente más larga que la ba- sal. Estigma epinotal grande, alejado del perfil. Escama baja nodiforme de borde redondeado, brillante. El gáster muy avanzado hacia adelante recubre la escama alojada en una foseta. Escultura coriácea, punteada chagrinée, algo más fuerte que en brasiliensis, acercándose a la de chalybaeus grandis. Pilosidad erecta rala, fuertes cerdas en las mandíbulas, ammoquetas clipeales, algunas cerdas obscuras en la cabeza, pronoto y epinoto, más abundantes y claras en el gáster, sobre todo en la extremidad. Cerdas más cortas en las patas. 78 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Pubescencia invisible con 30 diámetros en el tórax, apenas visible en la cabeza, más acentuada en el gáster, los tarsos y las antenas. S ejemplares (n brero de 1916). 11.516) recogidos por E. de Carles en Jujuy (fe- FORELIUS MAC COO0KI (Forel) FPokeL, £spéces nouvelles de Fourmis américaimes, en Ann. Soc. Ent. Belg. C. R., 1886, página XXXIX (Iridomyrmex Mac Cooki). EmeERrY, Zeitschr. Wiss. Zool., tomo XLVI, página 389, 1888. Emery, Boll, Soc. Ent. Ital., tomo XXXVII, página 196, 1905. BrucH, Cat., página 226. $ L. 2-5 mm. Amarillo rojizo; extremidad de los funiculos y dien- tes de las mandíbulas negruzcos. Cabeza rectangular, con sus costa- dos casi paralelos, débilmente escotada detrás. Escotadura meso-epi- notal débil y ensanchada. Pronoto y mesonoto formando en conjunto una bóveda. Epinoto débilmente abovedado, no elevado. Escama del pecíolo pequeña y estrecha. Todo el cuerpo brillante, muy finamente reticulado, débilmente pubescente, con pilosidad erecta corta, bas- tante rala. El típo es de Texas recogido por Mac Cook sobre nidos de Pogono- myrmex barbatus. Emery lo señala de Salta, recogido por Silvestri (debe ser la subesp. brasiliensis Forel). No existe en la colección del Museo. FORELIUS MAC COOKI (Forel) subesp. BRASILIENSIS Forel 1908 FOREL, Ameisen aus Sáo Paulo, Paraguay, ete. Verh. z001. bot. Gres. Wien, tomo LVIITL, página 396, 1908 (var. brasiliensis). FokrkL, Formicides néotropiques, Y. Mém. Soc. Ent. Belgique, tomo XX, pá- gina 43, 1912 (subesp. brasiliensis). ForEL, Fourmis d' Argentine, ete., página 241 BrRUCH, Cat., página 226. $ L. 2,5-3,1 mm. Mayor que la especie típica, de un amarillo más elaro, con pubescencia notablemente más fuerte, de manera que todo el cuerpo aparece cubierto con una pubescencia amarilla clara que recuerda la del Lasius flavus europeo. Cabeza más ancha, casi cuadrada, no más larga que ancha. Palpos maxilares mucho más largos queen la especie típica, alcan- GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 79 zando la articulación occipital. Ojos mucho más grandes, Casi tan lar- eos como su distancia al borde anterior de la cabeza. Escama mucho más espesa y muy obtusa en su vértice (delgada y cortante en Mac Cooki típico). Tibias y escapos desprovistos de pelos erectos; sólo al- eunas púas oblicuas piliformes en la cara interna de las tibias. 210 Grande del Sur (von Iberino). Montevideo (Dr. Ris), ejemplares mayores que los de Río Grande del sur. San Bernardino, Paraguay (Fiebrig). Jujuy (Bruch). En la colección del Museo dos ejemplares de Jujuy obsequiados por Bruch. (N” 11.472.) Los ejemplares recogidos en Salta por Silvestri y determinados como Mac Cooki típico por Emery deben pertenecer a esta subespe- cie, dada su distribución geográfica. FORELIUS MAC COOKI (Forel) subesp. BRASILIENSIS Forel var. CARMELITANA ». var. (Fig. 25) $ L. 3 mm. Palpos más cortos y más débiles que en brasiliensis. La pubescencia y la pilosidad erecta menos abundante. Fig. 35. — Perfil de Forelius Mac Cooki brasiliensis carmelitana le] Abajo perfil de la obrera repleta, cabeza de frente. Aumento : + 20 diámetros Numerosos ejemplares (n* 11.351) recogidos por mí en Carme- lo (R. del Uruguay) el 11 de noviembre de 1915, en un hormiguero 5) MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES excavado en la arena pura de un médano, con cuyo color casi se con; funden estas hormigas claras. Aleunas obreras tienen el gáster su- mamente distendido (fig. 55). FORELIUS MAC CO0KI (Forel) subesp. FIEBRIGI Forel 1912 ForrL, Formicides néotropiques, V. Mém. Soc. Ent. Belgique, tomo XX, pá- gina 44, 1912, $ L. 2 mm. Palpos tan largos como en el brasiliensis. Difiere de este último y del tipo de la especie por el perfil desu tórax absoluta- mente sin hendedura, más deprimido aún que en el chalybacus Emery. casi chato, salvo el pronoto adelante. Los costados de la cabeza más convexos. Gáster de un amarillo muy pálido, blanquizco, translúcido, con la extremidad parda ; el resto de un amarillo desvaído; miembros amarillo blanquizco. Escama delgada, como en la forma típica. Pilo- sidad del brasiliensis. Extremidad de los faniculos parda. El resto como el tipo de la especie. San Bernardino, Paraguay (Fiebrig) recogido junto con brasi- liensis. Forel no eree que pueda tratarse de polimorfismo en esta forma pigmea. FORELIUS MAC COOKI (Forel) subesp. BREVISCAPUS (Forel) 1913 ForEL, Fouwrmis d' Argentine, ete. Bull. Soc. Vaud. Se. Nat., tomo XLIX, número 181, página 241, 1913 (snbesp. Fiebrigi var. breviscapa). FokrkEL, Bull. Soc. Vaud. Se. Nat., tomo L, número 185, página 359, 1915 (subesp. breviscapus). Bruca, Supl. cat., página 534. $ L. 2-2,3 mm. Un poco más grande y de color más obscuro (más rojizo) que el tipo de la raza. Los escapos son un poco más cortos, so- brepasando apenas el borde occipital. La pilosidad erecta falta por completo en los escapos y en las tibias y casi enteramente en el cuer- po. lo que la distingue sobre todo de la brasiliensis Forel. Los ojos están en el medio (un poco adelante en Fiebrigi). Buenos Aires (Rovereto), Diamante (Bruch). Dos ejemplares de Entre Ríos y dos de Diamante obsequiados por Bruch, en la colección del Museo. (N* 11.475.) GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS $1 FORELIUS MAC COOKI (Forel) subesp. BREVISCAPUS Forel 1914 var. OBSCURATA Forel ForEL, Formicides d' Afrique et l' Amérique. Bull. Soc. Vaud. Se. Nat., to- mo L, página 184. 1914. 3RUCH, Supl. cat., página 534. $ L. 1,9-2,5 mm. Se distingue del tipo de la subespecie por su gáster negro. El tórax y las coxas son a menudo también, en todo o en parte, negros o más o menos parduzcos. La cabeza es de un amari- llo rojizo o a veces también de un amarillo parduzco. Q L. 4,6-4,9 mm. Misma diferencia que para la obrera pero menos marcada. El gáster es más bien pardo, así como el tórax, salvo el es- cudete que es amarillento. SL. 2-2,4 mm. Cabeza parda, el resto de un amarillo parduzco bastante obscuro. Mandíbulas con sólo uno o dos dientes. Cabeza cua- drada. El escapo alcanza el cuarto posterior de la cabeza que es más estrecha que el tórax. Los ojos ocupan la mitad anterior de la cabe- za. Alas débilmente amarillentas. Una hendedura bastante fuerte en- tre el escudete y el mesonoto. Estipas grandes, triangulares, pero con los costados convexos. Canals (Córdoba) (Weiser), Tueumán (Shipton). Estos últimos tie- nen el tórax y las coxas rojizas. Un ejemplar 3, número 11.325, de Catamarca, recogido por Marelli. FORELIUS NIGRIVENTRIS Forel 1912 (Fig. 36 y 37) Nombre vulgar : hormiga hedionda o añapera (Santiago del Estero) ForrL, Formicides néotropiques (part. V). Mém. de la Soc. Ent. de Belgique, tomo XX, página 44-45, 1912. Brucn, Cat., página 226. $ L. 2,6-3,4 mm. Amarillo rojizo o anaranjado, con el gáster de un negro brillante, ligeramente verde metálico. Mandíbulas armadas de siete dientes desiguales, más o menos lus- trosas, punteadas, en parte débilmente estriadas. Cabeza trapezoidal, ensanchada detrás, de costados bastante con- vexos y con el borde posterior débilmente pero netamente cóncavo. ANAL. MUS. NAC. — 'T. XXVIII (MAYO $, 1916) 6 82 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Ojos grandes, como en F. Mac Cooki brasiliensis. Antenas más delga- das que en Mac Cooki, los escapos sobrepasan el borde posterior de un tercio de su longitud. Los dos antepenúltimos artículos del funi- culo francamente más largos que espesos (apenas más largos que es- pesos en el Mac Cooki). Palpos maxilares un poco más cortos que en brasiliensis. Promesonoto subdeprimido, muy débilmente convexo; el pronoto no es más convexo hacia adelante, hacia el cuello, que hacia atrás, mientras que en chalybaeus y Fiebrigi es convexo adelante. Cara basal del epinoto más elevada que el mesonoto, débilmente convexa, descendiendo adelante, lo que provoca una débil hbendedura torácica; la cara basal es cuadrada, más larga que la declive, que es muy oblicua y corta. Escama extremadamente baja, soldada al peciolo más o menos como en Tapinoma, subhorizontal, no formando adelante más que una Fig. 36. — Perfil de Forelius nigriventris $ y cabeza de frente. Abajo perfil del pecíolo Aumento : + 20 diámetros pequeña escalera, no obstante ser acuminada en el medio del borde superior de esta escalera que corresponde al borde superior de la esca- ma. El gáster sobresale arriba de la escama y tiene una cavidad oval para alojarla como en Tapinoma. Patas largas (fig. 36). Bastante lustroso, densamente punteado, en parte un poco reticu- lado; pubescencia como en el tipo de Mac Cooki, así como la pilosi- dad erecta corta, que es aún más abundante, muy aparente en la car: externa de las tibias y en los escapos. Huasán, 1300 m. (Bruch), en un terreno arenoso. Esta especie está netamente caracterizada por la forma de la escama. Numerosos ejemplares (10.790, 10.791, 10.955, 11.329) recogidos por mis hijos y por mí en Alta Gracia, (600 m. sobre el nivel del mar) con la hembra fecunda y en Tucumán (11.304). Fueron mantenidos en nido artificial según refiero en Observacio- nes sobre algunas hormigas de la República Argentina. GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 83 Ejemplares de La Rioja (11.062) recogidos por la expedición de Boman. Santiago del Estero (N” 11,459) coleccionados por Hauman. Jesús María (Córdoba, n” 14.479) coleccionados por la señorita María Leonor de Guertrico. BRETHES, Sur les formes sexuelles de deux Dolichodérines. An. Mus. Nac., tomo XXVI, páginas 2533-4, 1914, BRUCH, Supl. cat., pi ígina 534. Q L. 5mm. Corresponde bien a la deseripción de la obrera, de la cual difiere por una mancha parda en forma de Y en el mesonoto, Fig. 37. — Perfil de Forelius migriventris Q desalada y cabeza de frente Aumento : + 20 diámetros por los bordes blanquizcos de los tres primeros segmentos del gáster y por su tamano mayor. Además de la fina pubescencia que cubre todo el cuerpo, especial- mente el gáster, hay pelos cortos erectos en general sobre todo el insecto. El borde del elípeo leva una media docena de ammoquetas. Las mandíbudas llevan cinco fuertes dientes, su superficie está marcada de gruesos puntos hundidos: el elípeo es casi liso, amplia- mente sinuado en su borde anterior. La cabeza es casi cuadrada, su borde posterior ligeramente excavado. La distancia de los ojos al bot- de anterior de la cabeza es menor que el diámetro longitudinal y su distancia al borde posterior mayor que el mismo diámetro de los ojos. $4 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Las aristas frontales rectas se detienen antes del nivel del medio de los ojos (fig. 37). La frente en el borde antero-interno de los ojos es menos densa- mente punteada que el resto de la cabeza que es finamente chagriné. El tórax es también punteado por arriba, mientras que las pleuras y el segmento medio son finamente chagrinés. La escama es seme- jante a la de la obrera pero más alta. El gáster es finamente y den- samente punteado. Recogidas por mien Alta Gracia (n” 11.329) con las obreras en el nido. FORELIUS CHALYBAEUS Emery 1905 Emery, Boll. Soc. Ent. Ital., tomo XXXVII, páginas 176-177, 1905. Bruc, Cat., página 226. $ L. 2-2,6 mm. Color negro o castaño, con fuerte esplendor metá- lico azul de acero, tendente al verdoso, subopaco por punteado fino; pubescencia pruinosa. Mandibulas, antenas y patas castaño. Forma y estructura de F, Mac Cookí. La cabeza es más corta que en éste, apenas más larga que ancha; las antenas son más cortas, el estapo sobrepasa poco el ángulo occipital; el epinoto es más convexo, me- nos anguloso y por consiguiente el estigma aparece de perfil más dis- tante del contorno posterior. Varias obreras de Puerto Madryn (tipo) recogidas por Silvestri. Una obrera de Puerto Camarones (tipo) recogida por Silvestri. Mendoza (Jensen) cotipo de Silvestri. Buenos Aires, Catamarca (Bruch). Numerosos ejemplares en la colección del Museo recogidos por Ro- vereto en La Rioja. Números 11.062 y 11097. La Rioja (Boman). Número 11.246. Puerto Madryn, Chubut (Doello-Jurado). Números 11.104 y 5. Sierra del Morro de San Luis (Pastore). Número 14.479 de Jesús Maria (Córdoba) recogido por la señorita de Guerrico. N* 11.549 de Catamarca (Hauman). Número 11.560 de Cacheuta (señorita de Gallardo). Q L. += 4 mm. Color castaño, con reflejo metálico debilísimo o nulo. Cabeza más larga que ancha; el escapo no alcanza el ángulo occi- pital (le sobrepasa en el F. Mae Cooki); tórax robusto, más ancho que la cabeza; pecíolo mucho más alto que en la obrera. Alas palidisi- mas, con dos celdas cubitales cerradas, sin celda discoidal. SGL. aleo más de 3 mm. Castaño con reflejo metálico violáceo. Ca- GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 85 beza como en el F. Mae Cooki; escapo tan largo como la suma de los tres primeros artículos del funículo; tórax ancho, epinoto convexo. En las alas las nervaduras de las celdas cubitales desvanecidas. Puerto Madryn (Chubut), 7 de diciembre de 1899. Silvestri recogió tres hembras y machos en cópula, dos de las hembras son muy páli- das y aparentemente no maduras. La colección del Museo carece de formas sexuales que me son desconocidas. FORELIUS CHALYBAEUS Emery var. RUBRICEPS (Forei) (Fig. 38) ForEL, Formicides d' Afrique et d'Amérique, en Bull. Soc. Vaud. Scien. Nat., volumen L, número 184, página 286, 1914 (subesp. grandis var. rubriceps). BrucH, Supl. cat., página 533. $ L. 2,4-3,5 mm. Algunas formas más grandes que la especie típi- ca, de la cual se distingue por la cabeza, antenas, tibias y tarsos ro- jizos. Borde occipital recto, cóncavo visto de atrás. La obrera gran- de de 3,2 milímetros tiene el tórax castaño y sólo muestra en el gáster el color obscuro con reflejo metálico. 3 3-3,5 mm. Más claro que F. chalybaeus grandis, de un amarillen- to sucio con la cabeza pardo claro. Alto Peneoso (Brueh). En un terreno duro, saliendo por un cráter de 15 a 30 centímetros de diámetro, de nidos subterráneos de 35 a 40 centímetros de profundidad. Numerosos ejemplares en el Museo, recogidos por Hauman (n* 11.387) en los Cocos, Sierra de Córdoba, entre ellos la hembra desalada, que describo en seguida. 9 (aun no deseripta). 4,2 mm. Color castaño con escaso reflejo me- tálico azulado, escudete pardo amarillento claro, cabeza castaño algo más claro y gáster castaño negruzco, con los bordes distales de los segmentos blanquizcos translúcidos. Antenas, patas y mandíbulas castaño amarillento, con dientes Casi negros. Cabeza casi cuadrada, el escapo alcanza y sobrepasa ligeramente el borde occipital recto. El tórax algo más angosto que la cabeza (fig. 38). Escultura rugosa coriácea, más marcada en el gáster. Pubescencia fina en la cabeza, escasa en el tórax y abundante y dorada por reflejo en el gáster. La pubescencia cubre también los miembros. s6 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Pilosidad erecta esparcida en el cuerpo, más escasa aún en las pa- tas. Cerdas fuertes en el elípeo y las mandíbulas, algunas cerdas rec- tas bajo la cabeza. Forel refiere esta variedad a la subespecie grandis pero ofrece mu- cha más semejanza con la especie típica a la cual creo que debe re- lacionarse. Sólo por las obreras grandes se acerca a las dimensiones de grandis sin alcanzar su talla y su robustez. La hembra es mucho más pequeña (4,2 mm. para rubriceps y 5,5-6 Fijo. 35. — Forelius chalybaeus rubriceps Q desalada vista de arriba. Cabeza vista de frente Abajo a la derecha perfil dorsal del tórax, peciolo y gáster. Aumento : = 20 diámetros para grandis), siendo casi de la misma dimensión de chalybaeus hem- bra típica (4 mm.). Esta variedad rubriceps establece una transición entre chalybaeus y rufus, como si al perder la coloración negra con reflejo negro azulado quedara una coloración roja. En rubriceps aparece el rojo en la cabeza y en las formas estremas en el tórax, mientras que en rufus, la coloración roja, aparece en todo el cuerpo. De este punto de vista rufus sería sólo una variedad ó subespecie de chalybaeus aunque muy diferente á primera vista. FORELIUS CHALYBAEUS Emery var. MINOR Forel 1913 FokrEL, Fourmis d' Argentine, etc., en Bull. Soc. Vaud. Se. Nat., volumen XLIX, número 181, página 241, 19153. Bruchn, Cat., página 226. $ L. 1,.5-1,9 mm. Se distingue de la forma tipica por su gran pe- queñez. El tórax es además más corto, un poco más corto que la ca- GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS S7 beza y esta última mucho menos ancha. Las patas y las antenas son también más cortas, los escapos no sobrepasan la cabeza más que por su espesor. La cabeza no es escotada at 'ás o apenas lo es. El perfil del tórax es absolutamente rectilíneo. Por lo demás como el tipo. Mendoza (Carette). No la tenemos en el Museo. FORELIUS CHALYBAEUS Emery subesp. GRANDIS Forel 1912 (Fig. 39) ForkL, Formicides néotropiques, V. Mém. Soc. Ent. Belgique, tomo XX, pá- gina 46, 1912. Brucn, Cat., página 226. $ L. 3,5-4 mm. Azul metálico obscuro. Mandíbulas de un amarillo rojizo. Antenas, tarsos y articulaciones rojizas ; tibias pardas con re- flejo metálico. Mandíbulas con finas estrías y gruesos puntos alargados o fosetas. Cabeza un poco más larga que ancha, trapeciforme, mediocremente ensanchada hacia atrás, bastante fuertemente cóncava en su borde posterior, con los costados mediocremente convexos. Los ojos gran- des tan largos como su distancia al borde anterior de la cabeza. El escapo sobrepasa el borde occipital de un buen cuarto de su longi- tud (3 !/, veces su espesor). Todos los artículos del funículo mucho más largos que espesos. Forma del tórax como en el Mac Cooki brasiliensis, con una hendedu- va torácica muy marcada, pero la cara basal convexa del epinoto es más larga, tan larga como la cara declive. Escama inelinada, muy espesa, más espesa aún que en el Mac Cooki brasiliensis, pero com- pletamente obtusa en el vértice, nada acuminada, mucho más eleva- da que en albiventris y sobre todo que en nigriventris. Gáster avan- zado hacia adelante con una depresión para alojar la escama. Patas mucho más largas que en las otras dos subespecies (fig. 39). Escultura de albiventris, pero más fuerte; gáster casi reticulado. Pubescencia mediocre. Pilosidad erecta muy esparcida sobre el cuer- po y sobre las patas (comprendiendo las tibias), nula en los escapos. Huasán, 1300 m. (Bruch), sobre un higo podrido. El chalibaeus típico forma en cierto modo transición entre las fot- mas extremas albiventris y grandis; sin él se debería considerar a estas dos últimas como especies distintas. S$ MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Numerosos ejemplares (n” 10.941) de Catamarca, coleccionados por empleados de la Defensa Agricola, á pedido del ingeniero agrónomo Issouribehere. ForEL, Formicides d'Afrique et d' Amérique. Bull. Soc. Vaud. Se. Nat., nú- mero 184, página 285, 1914. BRUCH, Supl. cat., página 533. Q L. 5,5-6 mm. Más grande que la de la especie típica y también más obscura; gáster y tórax de un castaño negruzco. Cabeza de un rojizo parduzco o de un pardo rojizo, claramente más estrecha Fig. 39. Perfil de Forelius chalybacus grandis fe] y cabeza de frente Aumento - 20 diámetros adelante que atrás (en la especie típica la cabeza es bien más estre- cha detrás), no más ancha a la altura de los ojos y más larga. La 'abeza es tan ancha detrás como larga. Los retlejos azulados son un poco más débiles. El tórax es también más ancho, tan ancho como la cabeza (más estrecho en el tipo de la especie). Alas débilmen- te tenidas de amarillento con las nervaduras de un pardo amari- llento. SO "L. 3-3,3 mm. Color pardo; las mandíbulas y miembros un poco más pálidos. Tórax un poco más ancho que la cabeza: esta última un poco más ancha que larga y bastante cuadrada. El escapo alcanza al segundo tercio de la cabeza. Estipas triangulares, pero bastante pun- tiagudas en la extremidad. GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS S9 FORELIUS CHALYBAEUS Emery subesp. ALBIVENTRIS Forel ForEL, Formicides néotropiques, V. Mém. Soc. Ent. Belgique, tomo XX, pá- gina 45 y 46. BRUCH, Cat., página 226. $ L. 1,5-2,1 mm. De un azul verdoso metálico. Tarsos y mandíbulas amarillentas, antenas rojizas, patas parduzcas. Gáster blanquizco, con la extremidad más o menos parda, con un débil reflejo metálico, Cabeza rectangular, de '/, más larga que ancha, de costados apenas convexos, tan ancha adelante como atrás, donde es débilmente cón- cava (un poco ensanchada atrás y con los costados mucho más con- vexos en el tipo). Mandíbulas subopacas, densamente estriadas. Ojos tan lareos como su distancia al borde anterior. El escapo sobrepasa el borde posterior apenas 1 '/, veces su espe- sor (bien más largo en el tipo). Antepenúltimos artículos del funiculo tan espesos como largos. El pronoto es convexo, pero horizontal de- trás. Perfil del dorso del tórax horizontal, apenas convexo y sin vesti- gios de hendedura; suturas distintas, pero finas. Cara declive del epi- noto oblicua, un poco más larga que la basal. Escama muy pequena, muy baja, muy inclinada, delgada, cortante en su vértice. El gáster avanzado hacia adelante, recubre al pecíolo y forma una depresión para alojar la escama. Coxas anteriores bastante anchas. Bastante lustroso, densamente punteado, mediocremente pubescen- te. Pilosidad erecta muy esparcida sobre el cuerpo, nula en las tibias y los tarsos. Huasán, 1300 m. Bruch. Un gran número de obreras, todas de la misma talla. Nidos con cráter, en un terreno arenoso. Esta encan- tadora raza pigmea difiere notablemente del tipo de la especie porsu escama cortante, su pequeña talla y su color. Tres ejemplares en la colección del Museo (n” 11.471), obsequia- dos por Bruch (cotipos), procedentes de Huasán, 19 de noviembre de 1912. 90 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES GÉNERO IRIDOMYRMEX Mayr Etimología gr.: lo =iris; póopnr: = hormiga Iridomyrmex. MaYk, Myrmecologische Studien, Verh. zool. bot. Ges. Wien, tomo XII, página 702, 1862. Hypoclinea (en parte). MaYkr, Formicidae novae americanae collectae a Prof. P. Strobel, en Ann. Soc. Nat. Modena, tomo III, páginas 161-181, pági- na 164, 1868. Neue Formiciden, en Verh. zool. bot. Ges. Wien, tomo XX, página 958, 1870. CARACTERES Obrera. — Monomorfa, variando a veces considerablemente de ta- lla, pero poco de forma. Cabeza a menudo escotada por detrás, estrechada adelante y to mando en los casos extremos un aspecto cordiforme. Borde anterior del clipeo redondeado, truncado o sinuado. Palpos maxilares de seis artículos, los labiales de cuatro. Antenas de 12 artículos, los artículos del funículo disminuyen de longitud y engruesan insensiblemente del primero al penúltimo. Ojos colocados en el medio o adelante del medio de los costados de la cabeza. Los ocelos faltan siempre. Corselete más o menos impresionado sobre el dorso, delante del epinoto. Pecíolo provisto de una escama más o menos fuertemente inclina- da hacia adelante. El gáster no se prolonga ordinariamente hacia adelante sobre el pecíolo; excepcionalmente y en formas exóticas, cuando la escama es muy deprimida e inclinada, el segmento basal avanza y recubre su- periormente el peciolo, más o menos como en Zapinoma o Forelius. Hendedura cloacal infera (fig. 40, 41, 42, 43, 45 y 46). Molleja corta y ancha; cáliz erande, reflejo sobre la bola y cubrién- dola toda entera, cuando se mira el óreano de costado; visto de fren- te el cáliz tiene la apariencia de una cruz maciza con las extremida- des de los sépalos dilatados en forma de ancla. Secreción de las glándulas anales generalmente con olor a mante- ca O coco rancios. Hembra. — Mucho más grande que la obrera. GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 91 Ala anterior con la celda radial cerrada; dos celdas cubitales ce- rradas y una celda discoidal (fig. 42 y 44). Macho.— Del tamaño de la obrera o más pequeño; cabeza chica. Mandíbulas estrechas, más o menos puntiagudas o cortantes o aun provistas de un pequeño número de dientes, rara vez (en un pequeno número de especies de América) anchas y denticuladas. Antenas filiformes, escapo más corto que el segundo articulo del funículo (según Forel. el escapo del £. dispertitus (Forel) alcanza el borde posterior de la cabeza y es más largo que el segundo artículo del funículo). Ojos colocados adelante. Corselete alto y largo; mesonoto abovedado hacia adelante, reeu- briendo superiormente el pronoto y más o menos la cabeza Pecíolo provisto de una escama ancha. Armadura genital pequeña, relativamente al gáster, que es a su vez mucho más corto que el corselete; estipas cortas en triángulo re- dondeado, saliendo de una escámula amplia, que ordinariamente no es visible en los ejemplares secos; volselas terminadas por una punta larga, aguda, rara vez ganchuda, generalmente provista hacia abajo de una rama puntiaguda. Ala anterior generalmente con una sola celda cubital cerrada (fig. 3, 4, 40, 41, 42, 43, 46); en algunas especies australianas las alas del macho son como las de la hembra. ETOLOGÍA Estas hormigas tienen mucho parecido en su manera de vivir con Tapinoma. He observado durante más de diez años las costumbres de Iridomyrmex humilis Mayr que infesta mi casa de campo y he podido comprobar muchas de las particularidades que menciona Forel en su célebre libro Les fourmis de la Suisse para Tapinoma erraticum, en particular, la facilidad con que cambian de nido según los estados atmosféricos, transportando en sus caminos la cría, reinas, etc. Este debe ser el modo de dispersión natural, pues como lo observan Wilmon Newell y Barber en The Argentine Ant, la propagación se hace lentamente alrededor de los focos de Iridomyrmex y sólo se ha observado un vuelo nupcial en Luisiana. Por mi parte, no he visto nunca vuelo nupcial en mi quinta y la propagación es tan lenta, que apenas alcanza a 500 metros alrededor de la casa en más de diez años, sin observarse una sola de estas hormigas fuera de este radio. 92 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Según Emery, la mayor parte de las especies de Iridomyrmex que han sido observadas anidan en el suelo y cultivan puleones. Una es- pecie de las islas de la Malesia (L. myrmecodiae Emery y sus varieda- des) es conocida desde hace largo tiempo a causa de las relaciones simbióticas como unas plantas singulares de los géneros Myrmecodia Hydnophytum y Myrmephytumn. Estas rubiáceas mirmecófilas comprenden unas 60 especies confina- das en la región austromalaya y son epifitas que viven en sitios cá- lidos y asoleados. Poseen tallos bulbosos llenos de cavidades que co- munican con el exterior por pequenos orificios. Estas cavidades están casi siempre habitadas por hormigas, especialmente por 1. myrmeco- díae. Rumphius en 1750 consideraba a la planta Myrmecodia como un Zoófito, ereyendo que las hormigas juntaban palitos y formaban un nido del cual germinaba la Myrmecodía. La llamó por consiguien- tenidus germinans formicarum rubrarum et nigrarun. La opinión actual es que las hormigas aprovechan para nidificar las cavidades preexistentes del tallo bulboso, pues Forel ha mostrado que las cavidades aparecen en el tallo joven sin intervención de las hormigas, las que sólo las agrandan al entrar a habitarlas y que exis- ten plantas que a pesar de no ser ocupadas por hormigas muestran ca- vidades y vegetan tan vigorosamente como las que poseen hormigas. Esto es contrario a la teoría de la simbiosis, aunque Miehe (Biol. Centrall., tomo XXXL, pág. 733-738, 1911) cree que los excrementos de las hormigas depositados en las cavidades de la Myrmecodia con- tribuyen a nutrir la planta. La especie sudamericana fridomyrmeer humilis Mayr se aloja en cualquier depresión o cavidad, tanto vegetal, bajo cortezas, ete., como en las casas o en cuevas subterráneas. Sus costumbres han sido estudiadas con todo detalle en diversos tra- bajos de Wilmon Newell y especialmente en el publicado en colabora- ción con Barber en 19153, bajo el título de The Argentine Ant (Boletín 122 de la oficina de entomología del Departamento de agricultura de los Estados Unidos) que contiene una lista bibliográfica hasta 1911. Por mi parte, me he ocupado de esta hormiga invasora en trabajos anteriores ?, ' GALLARDO, A., Observaciones sobre una hormiga invasora <« Iridomyrmex humi- lis» Mayr, en Boletín Sociedad Physis, tomo 1, páginas 133-1538. Diciembre 1912, GALLARDO, A., Dos palabras más acerca de la hormiga invasora <« Lridomyrmex humilis » Mayr. Ibidem, tomo 1, páginas 264-65. Septiembre 1915. GALLARDO, A., Observaciones sobre algunas hormigas de la República Argentina. Anales del Museo Nacional de Buenos Aires, tomo XXVII, páginas 23-25. GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 93 De acuerdo con Emery, me inelino a creer que esta hormiga lla- moda «argentina» por los entomólogos norteamericanos, debe ser originaria del Brasil, e introducida por el comercio a Buenos Aires, como lo ha sido después a muchas partes del mundo (América del Norte, Madeira, Portugal, Cabo de Buena Esperanza y hasta el Jar- dín botánico de Bruselas e Inglaterra). Es particularmente dañina como hormiga doméstica, perjudicando indirectamente a las plantas cultivadas por la propagación de pulgo- nes y destruyendo los almácigos en germinación, según Newell, La introducción en Buenos Aires debe haber tenido lugar hace largo tiempo, pues he encontrado en un libro publicado en 1528 por Beaumont, los párrafos siguientes ', que no dejan duda se trata del Iridomyrmex humilis : « INSECTOS. — De éstos son las hormigas las que atraen principal- mente la atención. Hay muchas especies de hormigas en las provin- cias. La hormiga común de las casas es muy pequeña, de un color castaño obscuro y uno de los insectos más dañinos de este país. Estos bichos edifican sus nidos en las paredes de la casa y penetran tan lejos que es completamente imposible destruirlos sin derribar una gran parte de las paredes. Si cualquier cosa dulce es colocada en el cuarto, millares se ponen en marcha para atacarla y, a menos de ser destruídos, no la abandonarán hasta que alguna otra cosa atrae su atención o se agota la provisión. He visto casos en que una vasija con azúcar ha sido colocada en un recipiente mayor de agua, dejando una canaleta de dos o tres pulgadas de ancho de agua alrededor de la va- sija con azúcar, a la cual han llegado por fin por medio de un puente ' BEauMoNT, J. A. B. Esq., Travels in Buenos Aires and the adjacent provinces of the Rio de la Plata. London, 1828. Página 40. Insecrs. — Of these the ant challenges the principal attention. There are many species of ants in the provinces. The common house-ant is very small, of a dark brown colour, and one of the most mischievons insects in this country. These vermin build their nests in the walls of the house, and penetrate so far that ¿bis utterly impossible to destroy them without pulling down a great part of the walls. If any thing sweet is placed in the room, thousands are immediately on their march to attack it, and, unless destroyed, they will not quit until something else attracts theb attention, or the stock be exhausted. I have seen instances where a basin of sugar has been placed in a larger vessel of water, leaving a moat of two or three inches 0f water in width round the sugar basin; this they have at last arrived at by means of a bridge, formed of the dead bodies of their companions who had first ventured im. They sometimes eat linen, but not very frequently. The natives have tried many expe- dients to get rid of them, butif once they gain a footing in a house, ejectment is im- possible. ] Ya MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES formado por los cadáveres de sus compañeras que se habían aventu- rado primeramente en ella. A veces comen géneros de hilo, pero no muy frecuentemente. Los naturales han ensayado muchos procedi- mientos para verse libres de ellas, pero una vez que han tomado pie en una casa es imposible su expulsión. » Para combatirlas, me han dado buen resultado las trampas de Ne- well, que consisten en cajones, llenos de paja o de cualquier substan- cia vegetal porosa, que se llenan de hormigas con sus reinas y crías refugiadas en ellos después de las lluvias. Se las puede destruir rápi- damente por el fuego, quemando la paja Mena de hormigas en una fogata. También me ha dado excelente resultado, regar los caminos y los nidos, tanto subterráneos como en las paredes, con una solución de acaroína de 5 a 10 por ciento. No sólo mueren todas las hormigas tocadas por el líquido, sino que se abstienen de pasar por los sitios regados durante muchos días. TIPO DEL GÉNERO : Iridomyrmex purpureus (Fred. Smith) == detec- tus (Fred. Smith), de Australia. Fueron deseriptos por Federico Smith en 15855 en el Catálogo de los Himenópteros del Museo Británico (vol. 6) como Formica detecta la hembra y como PF. purpurea la obrera. DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA Este género comprende actualmente unas cincuenta especies, con numerosas subespecies y variedades. Apenas una quinta parte de estas formas son americanas, el resto pertenece a la India, Australia e islas vecinas. Concretándonos a las formas americanas, su distribución geográ- fica, según Emery (Genera insectorum, fase. 137), completada con datos más recientes, es la siguiente : T. analis (Em. André), Nuevo Méjico, California, etc. var. pruinosa Emery, Florida, hasta Nueva Jersey; Bahamas. I. dispertitus Forel, Guatemala, Panamá. subesp. micans Forel, Brasil (San Pablo), [Misiones (Joergensen), según Bruch]. I. humilis Mayr, República Argentina, República Oriental del Uru- guay, Brasil, importada a la América del Norte, Madeira, Portugal, Bélgica, Inglaterra, Colonia del Cabo de Buena Esperanza, ete. subesp. angulata Emery, Bolivia, Brasil. GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 95 subesp. platensis Forel, Buenos Aires. subesp. platensis Forel var. transiens Forel, Buenos Aires. subesp. Gallardoi (Brethes), Córdoba, Tucumán. IL. iniquus Mayr, Colombia. var. nigella Emery, Costa Rica. I. Keiteli Forel, Haitt. IT. leucomelas Emery, Brasil. IT. melleus Wheeler, Puerto Rico. rar. fuscescens Wheeler, Puerto Rico. subesp. succinea Forel, Brasil. [. pilifer Mayr, Colombia. La única de estas formas que ha mostrado las cualidades invasoras que pueden convertirla en plaga es fridomyrmex humilis, que va en camino de propagarse por todas las regiones templadas y cálidas del mundo, transportada por el comercio, debido a sus costumbres de for- mar nidos en cajones con pajas, fardos de pasto, ebc. LISTA DE LAS FORMAS DE /RIDOMYRMEX ENCONTRADAS EN LA REPÚBLICA ARGENTINA Obreras Iridomyrmex humilis Mayr L. 2,22,6 mm. Castaño, tórax, escapos y patas algo más páli- das; mandíbulas amarillentas; ápices de cada artículo del funiculo negruzcos (fig. 40 y 41). I. humilis Mayr subesp. platensis Forel L. 2,2-2,3 mm. Pardo más obscuro, un poco negruzco en la cabeza y el gáster (fig. 42). I. humilis Mayr subesp. platensis, var. transiens Forel DL. 2,5-2,8 mm. Misma coloración (tig. 45). Es sumamente difícil en la práctica distinguir estas formas que entran en los límites de variación de la especie típica. En las formas sexuales se notan mayores diferencias. 96 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES L. humilis Mayr subesp. Gallardo (Brethes) L. 1,6-2,2 mm. Castaño obscuro, casi negro, gáster negro, antenas E] E S y patas pardas; mandíbulas y casi todo el escapo ferrugineo (fig. 45). Iridomyrmex dispertitus Forel, subesp. micans Forel L. 2,6-2,58 mm. Castaño obscuro (fig. 46). Hembras Iridomyrmex humilis Mayr L. 4,5-5 mm. Castaño obscuro; antenas, patas y márgenes posterio- res de los segmentos gástricos rojizos; mandíbulas, suturas del tórax y articulaciones de las patas amarillas. Alas algo pardas (fig. 40 y 41). I. humilis Mayr subesp. platensis Forel L. 5,5 mm. Casi negro, miembros pardo rojizo, mandíbulas y tar- sos rojizos. Alas hialinas o subhialinas; con la celda discoidal cua- drangular (fig. 42). IL. humilis Mayr subesp. platensis, var. transiens Forel L. 5-5,9 mm. Algo más obscuras las alas y la coloración general que en la especie tipica. Celda discoidal pentagonal (fig. 44). Machos Iridomyrmex humilis Mayr L. 2,5-3 mm. Castano obscuro, antenas, patas, mandíbulas y geni- ñ ía tales amarillo sucio pálido. Alas hialinas ahumadas (fio. 40 y 41). I. humilis Mayr, subesp. platensis Forel L. 2,2-2,5 mm. Casi negro, miembros pardo rojizo, mandíbulas y tarsos rojizos. Alas algo tenidas de pardo (fig. 42). L. humilis Mayr subesp. platensis Forel var. transiens Forel 2,9-2, L. 2,5-2,6 mm. Color como platensis y alas de coloración inter- media (fig. 43). GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 97 Iridomyrmex dispertitus Forel subesp. micans Forel L. 2,2 mm. Castaño. Alas casi grises por la pubescencia adherente (fig. 46). DESCRIPCIONES DE LAS FORMAS ARGENTINAS DEL GÉNERO TIRIDOMYRMEX IRIDOMYRMEX HUMILIS Mayr 1868 (Fig. 40, 41 y 42) MAYkR, Formicidae novae americanae collectae a prof. P. de Strobel. Ann. Soc. Nat. Modena, tomo TI, páginas 161-181, página 164, % (Hypoclinea). 1568. MAYR, Myrmecologische Studien. Verh. zool. bot. Gres. Wien, tomo XX, pági- nas 939-996, $ (Hypoclinea (L.) humilis). 1870. BERG, C., Enumeración sistemática y sinonímica de los formícidos argentinos, ete. An. Soc. Cient. Arg., tomo XXIX, página 25. 1890. FoREL, 4meisen aus Sáo Paulo, Paraguay, etc. Verh. zool. bot. Ges. Wien, tomo LVIII, páginas 340-418, página 395, Cf. 1908. NeweLL, W., Notes on the habits 0f the Argentine or « New-Orleans » Ant. « Iridomyrmez humilis » Mayr. Journ. Econ. Ent., tomo I, páginas 21-34, página 28, le Q Cd”. 1908. BrucH, Cat., página 226. La bibliografía sobre las costumbres, medios de destrucción, etc., es muy extensa y puede consultarse en el trabajo de Newell y Bar- ber, The Argentine Ant (1913) y en parte en mis Observaciones sobre una hormiga invasora. Es extraño que las formas sexuales de una hormiga tan abundante como ésta, cuya obrera fué descripta en 1568, sólo hayan sido reco- nocidas en 1908, año en que fueron publicadas por Forel y Newell. Doy una traducción de la descripción original latina de Mayr de la obrera : $ L. 2,6 mm. Ferrugíneo sucio, lustrosa, parte apical de las mandí- bulas amarillenta, abdomen pardinegro, tarsos y a veces las tibias testáceos; pubescencia adherente microscópica, sin pelos erectos; sutilísimamente coriácea-rugulosa; mandíbulas lisas con algunos puntos; margen anterior del elípeo amplia pero profundamente esco- tada; tórax poco y distintamente estrechado entre el mesonoto y el metanoto; pronoto abovedado, mesonoto longitudinalmente recto, ANAL. MUS. NAC. — T. XXVIII (MAYO Y, 1916) 7 98 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES transversalmente convexo, metanoto inerme. longitudinalmente abo- vedado, poco más alto que el pronoto; escama del pecíolo compri- mida, redondeada. Para facilitar el reconocimiento, doy la traducción de la descrip- Fig. 40. — Iridomyrmex humilis (según Newell); a, macho visto de arriba; 4,, ca- beza del macho de frente; «,, perfil del pecíolo del macho; b, obrera vista de arriba; b,, cabeza de la obrera de frente; b,, perfil del pecíolo de la obrera; c, hem- bra desalada vista de arriba; c,, cabeza de la hembra de frente; c,, perfil del pe- ciolo de la hembra, Aumento : + 12 diámetros. ción de Wheeler, tomada de Newell y Barber así como la figura 40 : $ L. 2,2-2,6. Castaño; tórax, escapos y patas algo más pálidas; man- díbulas amarillentas ; ápices de cada artículo del funiculo negruzeos. Cabeza ovalada, más ancha atrás que adelante, con su borde pos- terior ligeramente cóneavo en el medio. Ojos aplanados adelante de GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 99 la mitad de la cabeza. Mandíbulas con dos dientes apicales mayores y varios pequeños basales. Clípeo corto, convexo en el medio, con el borde anterior ampliamente escotado. Área y ranura frontal existen- tes, pero casi indistintas. Los escapos antenales sobrepasan de un cuarto de su largo los ángulos posteriores de la cabeza. Artículos 1-5 y el terminal del funí- ulo distintamente más largos que anchos; artículos restantes casi tan anchos como largos. Tórax delgado, más estrecho que la cabeza; su ancho mayor es al través del pronoto que es convexo, redondeado y casi tan largo como ancho. Mesonoto casi tan largo como el pro- noto, descendente, comprimido lateralmente, continuando de perfil aproximadamente el contorno del pronoto. Ranura mesoepinotal más bien profunda, extendiéndose oblicuamente hacia abajo y hacia atrás, de cada lado. Epinoto corto, casi dos veces tan alto como largo, con- vexo en sus costados, con la cara basal corta y convexa y la cara declive más larga, más plana y más descendente. Pecíolo pequeño, menos de la mitad del ancho del epinoto; su escama de perfil, com- primida, en forma de cuña, inclinada hacia adelante, con las superti- cies anterior y posterior aplanadas y el ápice más bien agudo; visto de atrás su borde es entero y regularmente redondeado o aun ligera- mente prolongado hacia arriba en el medio. Gáster pequeño. Patas más bien delgadas (fig. 40 y 41). Cuerpo finamente chagriné o coriáceo, subopaco y lustroso; mandí- bulas, clípeo y borde anterior de la cabeza más brillantes. Mandíbu- las finamente y más bien confusamente punteadas. Pocos pelos suberectos, amarillentos, confinados a las mandíbulas, elípeo, extremo y superficie inferior del gáster. Pubescencia corta y uniforme, grisácea, así que el cuerpo tiene una apariencia ligera- mente pruinosa. Q (desalada). L. 4,5-5 mm. Castaño obscuro; antenas, patas y már- genes posteriores de los segmentos gástricos, rojizos; mandíbulas, suturas del tórax y articulaciones de las patas, amarillas. Cabeza, sin las mandíbulas, apenas más larga que ancha, con los ángulos posteriores acusados, costados subparalelos y borde occipital recto. Ojos grandes y bastante convexos. Mandibulas y elípeo como las de la obrera, escapos proporcionalmente más cortos y más fuertes. Tórax ancho, tan ancho como la cabeza, elíptico alargado, casi tres veces tan largo como ancho. De perfil el escudete es muy convexo, sobresaliendo del meso y epinoto. Epinoto con la cara basal muy corta y la cara declive larga y abrupta. Nudo del pecíolo erecto, ancho más de la mitad del ancho 100 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES del tórax. Patas delgadas. Escultura como la de la obrera, pero más opaca; mandíbulas y clípeo también menos brillantes. Pelos ralos más numerosos que en la obrera y también presentes en pequeño número en el vértice, abajo de la cabeza, mesonoto, prosternón y coxas anteriores. Hay también una fila de pelos cortos a lo largo del margen posterior de cada segmento gástrico. Pubescencia distintamen- te más larga, más sedosa y más densa que en la obrera (fig. 40 y 41). O L. 2,5-3 mm. Color en su mayor parte como en la hembra, excey” Fig. 41. — Iridomyrmex humilis. Arriba, perfil de la hembra desalada y cabeza de frente, abajo ala izquierda perfil del macho; a la derecha, perfil de la obrera. Aumento : + 20 diámetros to que las antenas, patas, mandíbulas y genitales internos son de un amarillo sucio pálido. Jabeza muy achatada; incluyendo los ojos achatados, tan ancha como larga. Vértice y ocelos prominentes. Mejillas cortas. Mandiíbu- las pequeñas, con un solo diente acuminado apical. Borde clipeal anterior recto. Antenas delgadas; escapo sólo entre tres y cuatro veces tan largo como ancho; primer artículo funicular globoso, más ancho que cualquiera de los otros artículos; segundo artículo del funículo mucho más largo que el escapo; artículos 3-5 de más en más cortos; artículos 6-12 considerablemente más cortos y más delgados. Tórax muy robusto, elíptico, más ancho que la cabeza, que es sobre- cubierta por el mesonoto redondeado y prominente hacia adelante GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 101 Escudete aun más prominente que en la hembra. Epinoto con sus caras basal y declive subiguales, la primera ligeramente convexa, la última débilmente cóncava, formando un ángulo entre ellas. Pecíolo pequeño, sa nudo con el margen algo embotado, ligeramente ineli- nado hacia adelante. Gáster muy pequeño, elíptico alargado, con val- vas genitales externas pequeñas redondeadas. Patas delgadas. Alas con una celda discoidal cuadrilátera y una celda cubital bien des- arrollada (no dos, como dice Wheeler). El margen costal es deprimido o doblado hasta la proximidad del estigma (fig. 40 y 41). Escultura, pilosidad y pubescencia como en la obrera. Alas hiali- nas ahumadas, con venas y estigma pardos. Numerosos ejemplares en la colección del Museo : Número 10.503, de Villa Urquiza (Carbonell). Número 10.534, de Buenos Aires (Jardín Botánico). Números 10.827, 10.559, 11.354, 11.502, de Bella Vista, Buenos Aires (Gallardo). Número 11.058, de Olavarría (señorita Lydia Dupuis). Número 11.273, del Carmelo, República Oriental del Uruguay (Doello-Jurado). Número 11.407, de Martín García (Bruch). Las formas sexuales provienen de Bella Vista. IRIDOMYRMEX HUMILIS Mayr subesp. PLATENSIS Forel 1912 (Fig. 42) ForEL, Formicides néotropiques, V. Mém. Soc. Ent. Belgique, tomo XX, pá- gina 46, 1912. BRUCH, Cat., página 226. $ L. 2,2-2,3 mm. Color de un pardo más obscuro, un poco negruzco en la cabeza y el gáster. Cabeza mucho más rectangular y con los cos- tados menos convexos, menos enangostados adelante que en el tipo, poco ensanchada detrás. El escapo no sobrepasa el borde posterior más que dos veces su espesor. Antepenúltimos artículos del funiculo tan espesos como largos. Cara basal del epinoto más corta y un poco más convexa que en el tipo de la especie. Q L. 5,5 mm. Cabeza en trapecio, con los costados menos conve- xos que en el tipo. Tórax menos convexo; escama más alta. Alas hia- linas o subhialinas (bastante pardas en el tipo) con la celda discoidal cuadrangular. Por lo demás las mismas diferencias que para la obre- ra, color casi negro, con los miembros pardo rojizo, las mandíbulas y 102 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES los tarsos rojizos. La escotadura posterior de la cabeza es más ancha y menos profunda y sus ángulos posteriores son más rectos (fig. 42). Pig 42. — Irid "me: s platensis. Perfi > lo] Fig 4 Iridomyrmex humilis platensis. Perfil de (Ok gl ps Aumento 20 diámetros OL. 2,2-2,5 mm. Mucho más pequeño que el tipo; cabeza casi cua- drada, apenas estrechada adelante, salvo en el elípeo. Escapo idénti- co, igualmente corto. Escudete mucho menos (muy poco) prominente (fig. 42). GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 103 Color como la hembra pero las alas un poco teñidas de pardo. La Plata (Bruch). Colección del Museo números 10.574 y 10.578, obrera, hembra y macho, de Tandil (Gallardo). Número 10.950, de Sierra Baya (Nagera). IRIDOMYRMEX HUMILIS Mayr subesp. PLATENSIS Forel var. TRANSIENS Forel (Fig. 43 y 44) ForEL, Fouwrmis d' Argentine, etc. Bull. Soc. Vaud. Se. Nat., tomo XLIX, número 181, página 242, Brucn, Cat., página 226. $ L. 2,5-2,8 mm. Pardo oscuro, negruzco en la cabeza y en el gás- ter. Cabeza más fuerte que en la especie típica y en la subespecie pla- Fig. 43. — Iridomyrmezx humilis platensis. Perfil del og y de la a y cabeza de la le] Aumento : + 20 diámetros tensis. Ojos casi planos, opacos. Escama con el borde cortante (fig. 43). Q L. 5-5,9 mm. Hacen transición entre la especie típica y la subes- pecie platensis por la forma de la cabeza y el color un poco más obscuro MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES 104 de las alas. Alas anteriores con la celda discoidal pentagonal (fig. 44). 6 mm. Alas un poco más obscuras que en el tipo de la d' L. 2,3-2, a + 20 diámetros Fig. 44. — Iridomyrmex humilis platensis transiens. Q vista de arriba Aumento : + subespecie. Estatura y color del cuerpo como en platensis (fig. 453). Atalaya (Buenos Aires), coleccionado por Bruch, quien ha donado al Museo un ejemplar de cada casta, número 11,474. GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 105 IRIDOMYRMEX HUMILIS Mayr subesp. GALLARDO! (Brethes) 1914 (Fig. 45) BrETHES, Note sur quelques Dolichodérines argentines, en Anales del Museo de H. Nat. de Buenos Aires, tomo XXVI, página 95 (Dorymyrmex Gallar- doi), mayo 1914. ForrkL, Formicides d' Afrique et d'Amérique nouveaux ou peu connus. Bull. Soc. Vaud. Se. Nat., volumen L, número 184, diciembre 1914. (Lrido- myrmex humilis Mayr subesp. platensis For. var. breviscapa Forel). BruUcH, Supl. cat., páginas 533 y 534. $ L. 1,6-2,2 mm. Castaño obscuro, casi negro, gáster negro, ante- has y patas pardas, mandíbulas y casi todo el escapo ferrugíneo. Ca- beza parecida a platensis un sexto más larga que ancha, costados al- go convexos, el mayor ancho al nivel de los ojos que comienzan al finalizar el tercio anterior. Mandiíbulas ligeramente estriadas, arma- das de cuatro dientes. Clípeo no escotado anteriormente. Los escapos sobrepasan el borde occipital de una vez y media su espesor. Pronoto convexo, un poco más ancho que largo, más estrecho atrás y con los ángu- los anteriores redondeados. Mesonoto con- vexo, un poco más largo que ancho, más angosto hacia atrás. De perfil el prome- sonoto regularmente convexo, cara basal pj 45 — Perfil de Tridomyr- del epinoto ligeramente convexa, poco más — "ez humilis Gallardoi. $ y . A cabeza de frente. Aumento : corta que la declive, con la cual forma + 20 diámetros, un ángulo muy obtuso. Escama lanceola- da muy delgada y terminada por un ángulo bastante agudo (fig. 45). Jabeza lustrosa, con muy fina reticulación en los costados. El tó- tax tiene una reticulación punteada fina y fuerte. La cara declive del epinoto y la escama por arriba lisas, con reticulación casi nula y muy débil en el gáster. Pilosidad erecta casi nula, muy rala en el cuerpo y las patas, más abundante cerca de la extremidad distal del gáster. Algunos pelos en el clípeo y bajo la cabeza. Pubescencia extremadamente fina, casi invisible con 30 diámetros de aumento. Esta forma de lridomyrmex humilis pequeña y de color obscuro fué descripta por Brethes bajo el nombre de Dorymyrmex Gallardoi en mayo de 1914, según un ejemplar único, recogido por mí en Alta Gracia (provincia de Córdoba). 106 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES En diciembre de ese mismo año publica Forel su Iridomyrmex hu- milis Mayr subesp. platensis Forel var. breviscapa Forel, que consi- dero la misma que la Gallardoi, según ejemplares coleccionados por Shipton en Tucumán. Tipo, número 10.587, de la colección del Museo nacional, coleccio- nado en Alta Gracia (Gallardo). IRIDOMYRMEX DISPERTITUS Forel subesp. MICANS Forel (Fig. 46) FOREL, Ameisen aus Sáo Paulo, eve. Ferh. zool. bot. Ges. Wien., tomo LVITI, página 394, 1908. Brucn, Cat., página 226. $ L, 2,6-2,5 mm. Algo mayor que la especie típica, costados de la cabeza más convexos, la cabeza más ancha. Una impresión transver- sal en el medio del mesonoto arriba. La escultura algo más fuerte, menos lustrosa. Especialmente la cabeza es muy profunda y fuerte- mente punteada, poco lustrosa. Por lo demás como la especie tipo, Fig. 46. — Iridomyrmex dispertitus micans. Arriba, $ de perfil y cabeza de frente abajo gd de perfil y cabeza de frente. Aumento 20 diámetros pero algo mayor y de un color castaño algo más obscuro (fig. 46). Ejemplares obsequiados por Bruch recogidos en Misiones, número 11.475. O" L. 2,2 mm. Castaño. Mandíbulas pequeñas, deleadas, apenas bidentadas, más delgadas en la extremidad que en la base. Cabeza cuadrangular, con el borde occipital recto, sólo se adelgaza brusca- mente adelante de los ojos. GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 107 Los ajos convexos ocupan algo más de la mitad de los costados de la cabeza. Escapo doble largo que espeso. Primer artículo del funicu- lo casi esférico, casi tan espeso como largo. Segundo artículo del fu- nículo algo más largo y algo más delgado que el escapo; los siguien- tes de más en más cortos hasta el penúltimo. El mesonoto abovedado, sólo macizo el pronoto. El escudete no prominente. Cara basal del epinoto horizontal, algo convexa, la cara declive descendente algo abovedada. Escama saliente, no aguda arriba. Alas casi grises por la pubescencia adherente, con una celda cubital. Válvulas genitales ex- ternas anchas en la base, terminando con una prolongación delgada aparentemente puntiaguda (fig. 46). San Pablo (v. Ihering). Un ejemplar de Misiones obsequiado por Bruch, número 11.475. GÉNERO AZTECA Forel Etimología : nombre propio de los habitantes prehispánicos de Méjico Azteca. ForEL, Études myrmécologiques en 1878 (1 parte). Bull. Soc. Vaud. Se. Nat., tomo XV, página 384 (1878). CARACTERES Obrera. — Monomorfa o polimorfa en grados diferentes. En las especies polimorfas, la forma de la cabeza varía con la estatura y tiende a aproximarse a la forma de la hembra en los más grandes individuos. Borde del elípeo bisinuado; aristas frontales cortas. Sin ocelos en los individuos pequenos; tres ocelos más o menos notables en los muy grandes. Dorso del corselete más o menos impresionado. Pecíolo provisto de una escama muy inclinada y más o menos espesa, pero siempre bien distinta. Gáster notablemente pequeño; su segmento basal no del todo pro- longado hacia adelante. Molleja corta, cáliz cuadrado, débilmente abovedado, sin sépalos distintos; las hendeduras están dispuestas según las diagonales del cuadrado; una zona peluda a lo largo de la hendedura dibuja una eruz sobre el cáliz. Por el resto de sus caracteres se acerca a Iridomyrmexr (figu- vas 47 y 48). LOS MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Hembra. — Mucho más grande que la obrera; cabeza de forma más o menos diferente; en las especies en que las obreras son dimorfas se parece a la obrera grande. Pecíolo más alto que en la obrera; gáster mucho más largo. Ala anterior con la celda radial cerrada y con celda discoidal (figu- ras 2 y 47). Macho. — Del tamaño de la obrera o más pequeno. Mandibulas estrechas y cortas. Antenas moniliformes, cortas; escapo en general excesivamente corto, sin embargo mucho más largo que el primer artículo del funí- culo; segundo artículo del fanículo mucho más largo y más grueso que los siguientes; éstos van disminuyendo rápidamente de longitud ; artículo terminal más largo que el escapo. Ojos colocados adelante. Corselete alto; mesonoto abovedado por delante. Pecíolo provisto de una escama ancha. Armadura genital pequeña relativamente al gáster, que es a su vez más corto que el corselete; estipas aun más cortas que en 1rido- myrmex y de la misma forma, saliendo de una escámula grande y abovedada; volsela simple y roma en las especies examinadas por Emery. Alas como en la hembra (fig. S). ETOLOGÍA Nada mejor que transcribir, como lo hace Emery, el resumen dado por Forel en la Biologia Centrali- Americana, tomo TI, 1599, sobre las costumbres y nidificación de estas hormigas, que ha tenido oca- sión de observar personalmente. Las Azteca son todas muy guerreras (salvo una sola especie entre las observadas por Forel), viven exclusivamente sobre los árboles o poco menos, marchan levantando el gáster, que hacen girar en todo sentido, como los Tapinoma, lo que corresponde a la forma de este órgano y del peciolo. Sin excepción, esparcen todas un fuerte olor de Tapinoma, en cuanto se las inquieta y esta secreción de sus glándu- las anales las hace muy temibles. Forel la ha visto así poner en derrota y fuga a un ejército de Eciton hamatum. Las Azteca hacen sus nidos en los árboles huecos, sea en cartón sobre los troncos o sobre las ramas. Sus nidos en cartón son muy elegantes, suspendidos alrede- dor de las últimas ramas, entre las hojas, o a ramas más fuertes, en GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 109 forma de cono invertido o de estalactita, o aun adosados a un tronco oa una rama, en forma de odre, con la parte inferior inflada y la supe- rior más o menos adelgazada. Estos nidos, sobre todo los grandes, adosados a los troncos o a gruesas ramas, tienen una superficie curio- samente esculpida, es decir, que el cartón forma relieves en forma de lágrimas gigantes aplastadas. Los nidos son, en general, ensanchados y redondeados hacia abajo, atenuados hacia arriba. Se distingue por este aspecto los nidos de Azteca de los nidos de termite en el bosque. A menudo están a una gran altura que impide alcanzarlos. El cartón de estos nidos es delicado y frágil, variando, por otra parte, según las especies. Mientras que Azteca chartifex multinida Forel hace nidos del tama- ño del puño, otras especies los hacen muy grandes. Forel ha medido un nido de A. aurita Emery de 70 centímetros de alto por 40 de ancho y 20 de espesor adosado al tronco de un árbol. Goeldi ha foto- egrafiado un nido de A. barbifex Forel que no mide menos de 120 cen- timetros de alto. La envoltura lacrimiforme de los nidos de las Azteca cartoneras está formada por una delgada capa de cartón que deja numerosas aberturas, escondidas como troneras bajo las lágrimas ya citadas, de manera que no se las ve sino mirando oblicuamente. Las 'ámaras o galerías periféricas del nido son más o menos aplastadas y esta parte es muy frágil; en el centro, por el contrario, las cámaras son más redondeadas y el cartón es más consistente. Las Azteca forman a menudo colonias sobre el mismo árbol, es decir, que el mismo hormiguero construye en él varios nidos que per- manecen en constantes relaciones de amistad los unos con los otros. Un gran número de Azteca viven en los troncos o en las ramas de los árboles huecos. No es posible decir si todas construyen cartón en sus retiros. Es, sin embargo, seguro que ciertas especies construyen tabiques de cartón en las cavidades naturales que habitan. Según Forel y Emery, se puede clasificar los nidos de Azteca en las categorías siguientes : 1* Nidos de cartón (aurita Emery, barbifex Forel, chartifex Forel, Lallemandi Forel, silvae Forel, trigona Emery, ete.); 2* Habitantes de troneos podridos o de ramas huecas (por ejemplo instabilis E. Smith, paraensis Forel, velor Forel, etc.). A. longiceps Emery, var. jumensis Forel, vive en las ramas perforadas de una legu- minosa (Swartzia) ; 3% A. Foreli Emery, var. xysticola Forel, ha sido encontrada en gale- rías tortuosas de cartón, que recorren la superficie de grandes piedras en el bosque y quese parecen a las de Cremastogaster Stolli (Forel), 110 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES aunque es dudoso que estas galerías sean construidas por las Azteca; 4* Formación de jardines suspendidos de epifitas, en el ramaje de los árboles en los bosques inundables (Praili Emery, Ulei Forel, oli- trix Forel). Las hormigas edifican su nido globuloso en cartón terroso, entre las raíces de las epífitas. Según Ule, las hormigas mismas lle- van la tierra y los granos de estas plantas sobre las ramas de los árboles, formando así artificialmente sus jardines suspendidos. Whee- ler (Ants, pág. 315) se inclina a creer que los granos son llevados para tomar de ellos algún alimento y que luego germinan o bien que son transportados por el viento, pero le parece poco probable que las hor- migas planten espontáneamente el jardin; 5” Las especies de cabeza aplastada viven bajo las cortezas o bajo las hojas de plantas trepadoras, cuyos bordes sujetan con cartón fabricado por ellas para constituir así unas cámaras muy bajas (por ejemplo hypophylla Forel); 6* Numerosas especies están adaptadas simbióticamente a plantas especiales : así depilis Emery (en Duroía y Tococa) ; duroiae Forel (en los tallos dilatados de Duroia hirsuta); angusticeps Emery (en Duroía petiolaris); Tonduzi Forel (en un bulbo de orquídea); sericea Mayr (en las raíces huecas de Sehomburgkia tibicinis); Sechumanni Emery (en las vesículas de las hojas de Hirtella Guainiae); coussapoae Fo- rel (en las ramas y semillas de una Coussapoa); tachigaliae Forel (en los peciolos dilatados de las hojas de una Zachigalia), ete. Az- teca virens (Forel) vive en los tallos verdes y en las hojas de los bos- ques tropicales, cayo color imita, siendo una de las pocas hormigas de color verde conocidas. Conviene hacer una serie aparte para las Azteca de las Cecropia (Alfaroi Emery, coeruleipennis Emery, constructor Emery, Emeryi Fo- rel, lanuyinosa Emery, Múlleri Emery, etc.), de las cuales tanto se ha hablado y discutido. El doctor H. von Thering ha demostrado que A. Múlleri, la cual vive en la Cecropia adenopus y cuya biologia ha sido descripta en el Kosmos en 1880 por Fritz Miiller, hace cartón no sólo en el interior del tronco hueco del árbol, sino también a veces en el exterior. Hay, pues, pasaje en las Azfeca cecropicolas, entre aquellas que construyen constantemente su nido en el exterior (lanuginosa), aque- llas que hacen habitualmente tabiques de cartón en los segmentos del troneo (constructor) o en un segmento determinado (Múlleri) y aquellas finalmente que no hacen cartón sino de una manera excep- cional o no lo hacen nunca, si es que existe alguna. La cuestión de las adaptaciones mirmecófilas de Cecropia adenopus GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 111 y de su simbiosis con las Azteca ha sido tan controvertida que voy a extractar los párrafos pertinentes de Wheeler en su libro, Ants (pás. 305-310), donde se expone el estado actual del problema. Las relaciones de Azteca Múlleri y Cecropia adenopus han sido estu- diadas por Fritz Miiller (1876, 1550), Schimper (1588) y H. von Ihe- ring (1591, 1907). El árbol es conocido en el Brasil con el nombre vulgar de «imbauba» o «imbauva », pertenece a la familia de las Urticáceas y alcanza una altura de 12 a 15 metros. El tronco y las “amas son huecos, excepto en los nudos, donde posee delgados tabi- ques transversales. La savia es incolora, no lechosa como ha sido afirmado por varios autores. La corona de follaje es pobre y consiste de grandes hojas palmatilobadas. En cierta época de su vida cada nudo lleva una hoja, que luego cae, dejando una cicatriz. En la base de su largo pecíolo hay un cojinete piloso llamado triquilio, en el cual se encuentran implantados unos corpúsculos elípticos, amarillos, del tamaño de un grano de mijo, llamados corpúsculos muellerianos, los cuales contienen, según Sehimper, substancias aceitosas y albumino- sas que los hacen buscar por las hormigas como alimento. Las cavidades de los árboles mayores están, casi sin excepción ocupadas por Azteca Muelleri, la cual perfora los tabiques y hace asi comunicar entre sí todas las cavidades internodales, tanto del tronco como de las ramas. Las hormigas no viven sin embargo en los brotes, aun en vías de crecimiento rápido. Después de la fecundación la reina de Azteca penetra en un árbol joven (de 0%50 a 2%00 de alto), por un punto particular, una peque- na depresión en la extremidad superior de una canaleta situada arri- ba del internodio, donde faltan los hacecillos fibrovasculares, según ha demostrado Schimper y la pared ofrece por consiguiente menos re- sistencia para ser perforada. Von Ihering llama a esta depresión el prostoma, reservando el nombre de estoma a la perforación que allí se practica. La reina penetra, pues, en un entrenudo perforando un es- toma y se alimenta según Ihering del tejido (estomatoma) que pronto prolifera y cierra la abertura por el lado interior. En la pequeña cavi- dad internodal son criadas las primeras seis u ocho obreras y ellas restablecen la comunicación con el mundo exterior abriendo de nuevo el estoma. Von Thering dice que a veces 5 y hasta 10 reinas pueden fundar colonias en diversos entrenudos del mismo árbol. Cuando por el cre- cimiento de las colonias y la consiguiente perforación de los tabiques, entran en contacto, se producen luchas que dan por resultado la muer- te de todas las reinas, excepto una que queda dueña de todo el árbol. 112 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Cuando la colonia triunfante ha crecido y perforado todos los ta- biques, edifica un nido de cartón en forma de huso en el interior del tronco, a corta distancia sobre el nivel del suelo. Este nido llamado metropolitano ha sido descubierto por von The- ring y se asemeja a los nidos de cartón edificados por otras Azteca en el exterior de troncos o ramas. Para edificar el nido metropolitano, las hormigas ensanchan la cavidad interior del tronco royendo sus paredes, que vienen asi a disminuir hasta la mitad de su espesor. Por efecto del peso esta región de paredes adelgazadas se encorva hacia el exterior formando un engrosamiento fusiforme de la base del tron- ceo, en cuyo interior se aloja el nido metropolitano. Cuando se ha establecido el nido metropolitano las hormigas per- foran una amplia entrada en la pared adyacente del tronco y por ésta y las otras aberturas de las ramas pueden comunicarse con el exte- rior y recoger corpúsculos muellerianos de que se alimentan y que al- macenan en el nido metropolitano. Cada colonia de Azteca depende tan estrechamente por su alimen- to y habitación de la Ceeropia que ocupa, que las hormigas perecen cuando el árbol muere o es cortado. Todos los que han visto los imbauba vivos y sus inquilinos uná- nimemente describen el furor con que salen estos insectos y atacan al que se aventura a tocar el árbol o su follaje. Las hormigas extrañas son especialmente atacadas con vigor y muertas o alejadas del árbol. Fritz Miiller y Schimper creían que la Azteca protegía así el árbol contra sus enemigos y especialmente contra los ataques de las Atta cortadoras de hojas, pero von Ihering ha mostrado que las 4Atta no atacan las Cecropia, aunque éstas no estén defendidas por Azteca y que el principal cliente de las hojas de Cecropia, el perezoso (Brady- pus tridactylus), no es molestado mientras devora el follaje. De manera que la defensa de las Azteca parece de poco provecho para la Cecropia. ¿A qué vendrían entonces las supuestas adaptaciones mirmecófilas de esta planta? De las tres estructuras de la Ceeropía que se han considerado mitr-. mecófilas, a saber las cavidades de los tallos, los prostomas y los cor- púsculos muellerianos, la primera, común en muchos vegetales, no puede interpretarse como desarrollada para alojar hormigas: los pros- tomas se explican, con Sehimper, por la presión de los brotes axilares contra el entrenudo ; por fin los cuerpos de Mueller son una excreción de la planta aprovechada por las hormigas. La adaptación, pues, es de parte de las hormigas no de parte del árbol. GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 115 Por otra parte, las Azteca parecen haber adoptado las Cecropia en una época relativamente reciente, puesto que no han abandonado la construcción de anchos nidos fusiformes de cartón como los que produ- cen otras especies en las ramas de los árboles, aun cuando las cavida- des naturales de Cecropia parecerían más apropiadas para largos nidos cilíndricos o aun hacer superflua la construcción de cualquier nido. Fiebrig ' se muestra aun menos inclinado que von Thering a acep- tar la teoría de la mirmecofilia en las plantas. Muestra que Cecropia peltata en el Paraguay no es protegida contra sus numerosos enemigos, sean insectos o no, por la Azteca Alfaroi que ocupa constantemente sus cavidades y se alimenta de sus corpúsculos muellerianos. Las adaptaciones curiosas son las de las hormigas que benefician de las particularidades del medio que habitan. «Así como las especies de Eciton, dice Forel ?, son los bandidos del suelo de los bosques virgenes y las especies de 4Atta las destructoras del follaje de los montes neotropicales, del mismo modo las especies de Azteca y de Pseudomyrma son los verdaderos monarcas de los ¿ár- boles. Que yo sepa, nineuna de las especies de Azteca y sólo una "seudomyrma anidan en el suelo. Pero qué variada existencia arbó- rea llevan estos pequeños monos de las hormigas, al trepar y escu- rrirse por todas partes en los árboles!» La mayor parte de las Azteca tienen un régimen principalmente in- sectivoro, salvo las especies cecropicolas que se alimentan de los cuer- pos de Mueller, de una manera tan exclusiva a veces que las hormigas perecen, según dejamos dicho, si se seca o corta el árbol que habitan. TIPO DEL GÉNERO: Azteca Muelleri Emery del Brasil, cuya obrera fué descripta en 15877 por Mayr bajo el nombre de Liometopum insta- bile confundiéndola con Tapinoma instabilis, Fred-Smith, 1562, pro- cedente de Méjico, América Central y Colombia, que es la actual 42- teca imstabilis (Fred. Smith). DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA El género comprende casi sesenta especies, con numerosas subes- pecies y variedades, todas americanas, distribuidas desde Méjico has- ta el norte de la República Argentina. * Cecropia peltata und iho Verháltniss zu Azteca Alfari, zu Átta sexdens und an- deren Insekten, ete., en Biol. Cent., tomo XXIX, páginas 1-16, 33-55, 65-77, 1909. 2 FOREL, In und mit Pflanzen lebende Ameisen «us dem Amazonas (Gebiet und aus Peru, Zool. Jahrb. Abt. Syst., tomo XX, páginas 677-707, 1904. ANAL. MUS. NAC. — 'T, XXVIII (MAYO 11, 1916) 5 114 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Hasta hace poco tiempo no se conocía ninguna especie del territo- rio argentino. En el catálogo de Bruch (1914) se indica que posee Azteca de Mi- siones y Jujuy, sin conocer aun a qué especie pertenecen. En junio de 1915 el ingeniero agrónomo Luciano Hauman, conser- vador de las colecciones botánicas del Museo Nacional, trajo de San Tenacio (Misiones) una numerosa colonia de Azteca Alfaroi que habi- taba los entrenudos huecos de Cecropia adenopus. En un artículo reciente Forel * fanda una nueva variedad argentina para los ejemplares de Azteca Alfaroi recogidos por Bruch, en Santa Oruz (Misiones) que coinciden con los que tenemos en el Museo, pro- cedentes de San lenacio. Doy la descripción de los ejemplares % y Q que poseo, no habien- do podido consultar la descripción de Azteca Alfaroi Emery hembra típica. No tengo duda que el mejor reconocimiento de las partes boscosas del norte del país ha de mostrar que el número de especies de estas hormigas arboricolas que habitan el territorio de la República Ar- gentina es mayor de lo que hoy se cree. DESCRIPCIONES DE LAS FORMAS ARGENTINAS DEL GÉNEROAZTECA AZTECA ALFARO! Emery var. ARGENTINA Forel (Fig. 2, 47, 48 y 49) Azteca Alfaroi EmerY, Studio monográfico sul genero «Azteca » Forel. Mem. Ace. Bologna (5), tomo TI, páginas 119-152, 1894, Azteca Alfaroi Emery var. argentina, 1914. ForkL, Formicides d' Afrique et d'Amérique. Bull. Soc. Faud. Se. Nat., tomo L, número 184, página 281. BRUCH, Supl. cat., página 534. $ 3 mm. Amarillo testáceo sucio, la cabeza y los escapos algo fe- rrugíneos en los ejemplares maduros, mandíbulas castaño rojizo con cinco o seis dentículos negros. Ojos negros. Cabeza un poco más larga que ancha (como 9:8) algo más ancha atrás que adelante (5:4) con los costados convexos y el mayor ancho ! Formicides d* Afrique et d' Amérique, Bull. Soc. Vaud. Se. Nat., tomo L, página 287, 1914. GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 115 algo atrás del nivel del borde posterior de los ojos; fuertemente es- cotada en el borde occipital (fig. 47). Ojos medianos, situados adelante de la mitad de los costados de la cabeza. Los escapos sobrepasan la mitad de la distancia entre el borde posterior del ojo y el lóbulo occi- pital. Perfil del tórax según la figura 48, con las sutu- ras bien marcadas, sobre todo la meso epinotal, que AS Azteca Alfaroi Ar- en algunos ejemplares es negruzca y en euyo fondo gentina. 3 Aumen- sobresalen los estigmas metanotales como en la += dame subespecie cecropiae Forel. Po Epinoto abultado con la eara basal con una concavidad y más cor- ta que la declive. Escama del pecíolo alta y engrosada, de contorno cuadrangular con los ángulos redondeados, tanto de perfil como de frente. Algo lustrosa, finamente punteada chagrinée. Pelos erectos rígidos amarillos esparcidos por todo el cuerpo, fuer- tes en las mandíbulas y elípeo, faltan en las antenas y en las patas, Fig. 48. — Perfil de Azteca Alfaro Argentina le] y peciolo visto de atrás salvo algunos en las articulaciones. Pubescencia amarilla muy fina, más larga y abundante en los funíeulos. Número 10.784 de San Ignacio (Misiones), coleccionado por Hau- man. Alcune forme del genere « Jzteca » Forel e note biologiche. Bol. Mus. Torino, número 230, página 4, figura 4 (1896). Q 6.5-7 mm. Castaño obscuro casi negro, patas castaño rojizo, ar- ticulaciones amarillentas, así como los últimos segmentos del tarso. Antenas ferrugíneas. Borde del clípeo y fosetas clipeal y antenal pardo amarillento. 116 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Mandibulas rojoferrueíneas con siete dentículos negros. En aleu- nos ejemplares el borde posterior de los segmentos del gáster más claro. Cabeza más larga que ancha (7:25), con los costados débilmente convexos, igualmente ancha atrás que adelante. Borde occipital recto. Ojos situados con su borde anterior a una distancia del borde ante- rior de la cabeza igual a 1,25 de su eje mayor y el borde posterior a doble distancia del borde occipital. Borde anterior del elipeo conve- xo. El escapo sobrepasa de su espesor la mitad de la distancia entre el borde posterior del ojo y el margen occipital de la cabeza llegando casi al nivel de los ocelos posteriores. El perfil del tórax, según la figura 49. Escama gruesa en la base y atenuada en punta roma en su extremidad. Escultura fina punteada chagrinée, más fuerte que en la obrera. Pelos rígidos ralos, amarillos en el cuerpo, pardos en la cabeza y en la parte anterior del tórax, amarillos en las mandíbulas. Los pelos faltan en los miembros, excepto en las articulaciones, extremo del escapo y en los tarsos que poseen algunos. Pubescencia amarilla finisima en todo el cuerpo, más abundante en el funiculo y en los tarsos, donde ofrece un reflejo dorado. Ala anterior de 6,2-6,5 milímetros de longitud (fig. 2 y 49). Alas hia- linas con nervaduras castaño claro y pterostigma más obscuro. Numerosos ejemplares recogidos por el ingeniero agrónomo Lucia- no Hauman en junio de 19153 en el tallo de una Cecropia adenopus en San lenacio (Misiones), número 10,754. Indicada por Forel de Santa Ana (Misiones) donde fué recogida por Bruch. En su Suplemento al Catálogo de los formicidos argentinos, el doctor Brueh da como sinónimo de esta forma a Azteca Lynchi Brethes, agregando en nota (p. 534) que yo he manifestado su identidad. Ahora bien, dije en mis Observaciones (pág. 20) que los caracteres de Azteca Alfaroi var. argentina coincidían con los de los ejemplares de nuestra colección procedentes de San Tenacio. No me he referido a Azteca Lynehi fandada sobre ejemplares colec- cionados por Lyneh Arribálzaga en el Chaco boliviano. Reconozco que el párrafo en que incidentalmente me refiero á A2- teca Lynehi es algo impreciso, pues debió decir «quien ha descrito además una nueva especie, ete. », lo que explica la confusión de Bruch. Aunque Azteca Lynehi Brethes no ba sido encontrada hasta ahora en territorio argentino es muy probable que lo sea más adelante. Por mi parte me inclino a ereer que se puede considerar como una subespecie de Azteca Alfaroi Emery, con la cval concuerda en la talla, coloración, falta de pilosidad erecta en las patas y escapos, escultu- 118 MUSIO NACIONAL DE BUENOS AIRES ra, ete., pero es seguramente diferente de la variedad argentina de Forel, por el perfil del tórax, con la sutura mesoepinotal menos mar- cada y sin los estigmas metanotales prominentes en el fondo de la sutura, por la diferente forma del epinoto más bajo en Lynehi, por el borde occipital mucho menos escotado que en la variedad argentina por los escapos proporcionalmente más largos en Lynehi y por su pi- losidad erecta más escasa. No puedo, pues, admitir la sinonimia establecida por Bruch y creo que el nombre Lynchi debe conservarse por lo menos para una sub- especie de Alfaroi que sería Azteca Alfaroi Emery subespecie Lynchi (Brethes), caracterizada por su cabeza occipitalmente poco escotada, poco más ancha atrás que adelante, sus escapos relativamente largos y el tórax menos robusto y menos convexo. En cambio tal vez la variedad argentina de Forel debería referirse a la subespecie cecropiae de Forel por su profunda sutura mesoepino- tal con los estigmas metanotales prominentes en su fondo, pero me falta material de comparación para resolver este punto. GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 119 ÍNDICE BIBLIOGRÁFICO ANDRÉ, Em., 1903 dichotomique des ouvriéres de ce genre. Zeitschr. Syst. Hymenopt. Dipt., tomo UH, páginas 364-365. Description d'une nouvelle espéce de « Dorymyrmez » et tableau BERG, CARLOS, 1890, Enumeración sistemática y sinonímica de los Formicidos ar- gentinos, chilenos y uruguayos. An. Soc. 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M., 1915, On the presence and. absence of cocoons among AÁnts, the nest spinning habits, ete. Ann. Ent. Soc. America, tomo VIH, número 4, páginas 323-342. ÍNDICE DE LAS FIGURAS IA anterior demana pBOnerin a talado aleje o e o elo aleron ae ra a ola falta falo 4 2. Ala de Azteca Alfaroi argentina Q .onccoccncconeaarca or 5 El [1] 15) MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES 3. Ala de Iridomyrmex delectus (Fniiiiciaacca aaa es e 4d. — JIridomyrmex humilis Ffuoocooconconanarcrmccrrrrrrrrr o...» 5. — Dorymyrmex planidens (Fuocoorccancrrrccorccccrrr > 6. — Dorymyrmex tener [Feooocnmcccrrccar nora corr T. — Dorymyrmez planidens Q...... obesidad ono o tor bODo0 8. — Azteca coeruleipenmis (Fucccoorccnncoccrranacr ar dovdos 9. Esquema de la molleja de una hormiga de la tribu de las Tapinomini.. 10. Dorymyrmez planidens le] 0700 yO OLAS Odds de = = Q (cabeza) .oooococanronrrr rr 12. = — Q (perfil) r.ococcoccocncncror cr 13. = = ¡OOO SOS DORSO ODO toa das 14. = MUCTONAÍUS Drrconoororr rar rr rr Sa 15. — — A Ob audas 16. = eNBIfO Dermins narra e aa aaa 8 = Bruchi edenina Beorccrnrraranrnnrrrr rre 18. — exsanguis carbonaria $ OO ODIO oca ob 19% = = erre .. 20. =- O OOOO DO Do SOS OS Ones osos 21; = O A OS 300 22 =— thoracicus $ SAO OO UNO NAO oo as 23. = DPYYQMICUS Percccnccnnnccn nr rre rr 24. = — Q de An cinco Ono 10h OO 25 = = Foie e oia 5 26 — — DIUMMCUE Proncnnrcrrrr rr 27 — = Gardti Prriconncraracccrrr o donodo 28. — =— — Grrrcecarn rro ais DOBbyoos 29 — — DicolOr Percoonnaicca o OP ODeD 30. =— = — Q ODO ORTO O dao ono oa 31. — Wolff hiigeld Proococrorcarcrr rro IDO MORAN 32 = Steigeri Perooconccrrannrrrr rr dgo vo: 39% = Caretltd Qrecconcccacncccr rr DAN ONODR O 34. —= breviscapis Carettoides Pooccooocoomommom.. DOMO aja con.” 35. Forelius Mac Cooki brasiliensis carmelitand Berrnrrn.... ORD aDOS 36 - nigriventris Poroonrccconaconncoccrr aro EA Su roao 37 = O Rel FS ODO OSLO ao aba a 38 — chalybaeus rubriceps Quercccnconarasarraarrr rra 39 o = grandis Queercccnrncnrnncranrrr OmODUO E 40. Irydomyrmex humilis $, Q y S (vistos de arriba). coooooromm.. d-0O 41. = — =— (vistos de perfil). aio 42, = — — platensis $, Q Y Hecocrrrrrrrnaros Ono 00D Dr 43. — =— = transiens $ Y Frrccocrrcrarnosccaro 44, =— Q ASIA Ananda le 45. = — —Gallardol Qernccccconnrrnnr rr 46. -- dispertitus micans $ Y Jeerccrrrrrcananarra carro 17. Azteca Alfaro argentina Q (cabeza) ......... OI O De 48. — =- =- $ (perfil). ccocncnnraroncr corr A = A O GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS 123 Mapa I. Distribución geográfica de Dorymyrmex en la República Argen- pe Mapa HI. Distribución geográfica de Forelius en la República Argentina. . ÍNDICE albiventris (Forelius chalybaens), 72, 75, 87, 89. alboniger (Dorymyrmex), 17, 20, 25, 42, 43. Alfaroi (Azteca), 5, 118. analis (Iridomyrmex), 70, 94. Aneuretini, 10. Aneuretus, 3, 7. angulata (TL. humilis), 94. angusticeps (Azteca), 110. antarcticus (Dorymyrmex), 17, 22, 25, 48, 19. antillana (D. pyramicus brunnens), 17. argentina (Azteca Alfaroi), 5, 114, 115, 116, 117, 118. Atta, 112, 113 Atta sexdens, 113. aurita (Azteca), 190. Azteca, 3, 11, 12, 107, 108, 109, Ta LS a, Azteca Alfaroi, 110, 113, 114, 118. 5, 114, 115, 110, Azteca Alfaroi argentina, SS al Azteca angusticeps, 110. Azteca aurita, 109. Azteca barbifex, 109. Azteca chartifex, 109. A. chartifex multinida, 109. Azteca coeruleipennis, S, 110. Azteca constructor, 110. Azteca coussapoae, 110. Azteca depilis. 110. Azteca duroiae, 110. Azteca Emeryi, 110. Azteca Foreli, 109. A. Foreli xysticola, 109. Azteca hypophylla, 110. Azteca instabilis, 109. 113. Azteca Lallemandi, 109. ALFABÉTICO Azteca lanuginosa, 110. Azteca longiceps, 109. A. longiceps jumensis, 109. Azteca Lynchi, 116. Azteca Miilleri, 110, 111, 113. Azteca olitrix, 110. Azteca paraensis, 109. Azteca Schumanni, 110. Azteca sericea, 110. Azteca silvae, 109. Azteca tachigaliae, 110. Azteca Tonduzi, 110. Azteca Traili, 110. Azteca trigona, 109. Azteca Ulei, 110. Azteca virens, 110. Baeri (Dorymyrmex), 17, 22, 47, 49. barbatus (Pogonomyrmex), 78. barbifex (Azteca), 109. bicolor (D. pyramicus), 18, 64. bola, 9. 10. Bolax, 49. 3othryomyrmex, 11. botón, 9, 10. Brachymyrmex, 71. Bradypus tridactylus, 112. 23, 26, 63, brasiliensis (Forelius Mac Cooki), 71, 72, 74, 17, 78, 79, 82, 87. breviscapa (1. humilis platensis), 105, 106. breviscapis (Dorymyrmex), 18, 20, 24, 67, 68, 69. breyiscapis (D.) var. Carettoides, 18, 24. breviscapus (F. Mac Cooki), 72, 74, 80. Bruchi (Dorymyrmex), 15, 18, 38, 40, 43. 124 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES brunneus (D. pyramicus), 18, 20, 23, 26, 52, 59, 60, 61. brunneus antillana (Dorymyrmex), 17. buche, 9. bulbo, 9, 10. caliz, 9, 10. Camponotidae, 2. Camponotinae, carbonaria (D. exsanguis), 18, 22, 27, 45, 46, 47. Carettei (Dorymyrmex), 18, 20, 24, 67, 69. Carettoides (D. breviscapis), 18, 20, 24, 68, 69. carmelitana (F. Mae Cook brasiliensis), 72, 74, 79. Cecropia, a dl 3 00 Da La leds hi 4-0 A Ceecropia peltata, 113 cecropiae (Azteca Alfaroi), 118. chalybaeus (Forelins), 82, 84, $6, 87. chartifex (Azteca), 109. chilensis (D. tener), 17. cilindro, 9, 10. cleptobiosis, 16. Cecropia adenopus, 10, 72, 73, 76, coeruleipennis (Azteca), 8, 110. Conomyrma, 20, 21, 41, 43. constructor (Azteca), 110. corpúsenlos muellerianos, 111, 112. Coussapoa, 110. coussapoae (Azteca), 110. Cremastogaster Stolli, 109. depilis (Azteca), 110. detecta (Formica), 94. detectus (Tridomyrmex), 6, 94. dispertitus (Iridomyrmex), 91, 94. Dolichoderidae, 2, 3. Dolichoderides, 3. Dolichoderinae, 2, 3, 8, 10. Dolichoderini, 10. Dolichoderus, $. Dorylinae, 7. DAL E LO, Dorymyrmex, 5, 6, 11 O to Dorymyrmex alboniger, 17, 20, 25, 42. Dorymyrmex antareticus, 17, 20, 22, 25, 48, 49. Dorymyrmex Baeri, 17, 20, 22, 47, 49. Dorymyrmex breviscapis, 18, 20, 24, 68. var. Carettoides, 18, 20, 24, 68, 69. Dorymyrmex Bruchi, 18, 20, 21, 40, 43. var. ebenina, 18, 20, 22, 41, 43. 20, 24, 67. Dorymyrmex ensifer, 13, 18, 20, 23, Dorymyrmex Carettei, 18, 37, 39 var. laevigata, 18, 20, 39. O exsanguis, 16, 18, 20, 22 21:43, var. A 18, 20, 22, 27, 45, 46, 47. Dorymyrmex flayvescens, 13, 18, 20, 25, 28, 50, Dorymyrmex Gallardoi, 105. 260, 27, SINO Dorymyrmex Goeldi, 17. subesp. fumigatus, 17. Dorymyrmex Iheringi, 17. Dorymyrmex minutus, 18, 20, 21, 43. Dorymyrmex mueronatuos, 13, 18, 20, 21, 27, 28, 34, 35, 36, 37. Dorymyrmex planidens, 7, 8, 13, 16, 18, 19, 20, 21, 25, 27, 28, 29, 32, 33. 30, 31, Dorymyrmex pyramicus, 7, 16, 18, 19, 20, 25, 26, 27, 43, 48, 49, 54, 57, 58, 59, T1. var. bicolor, 18, 20, 23, 26, 63, 64. subesp. brunneus, 18, 20, 23, 26, 59, 60. subesp. brunneus var. antillana, 17. subesp. flavus var. paranensis, 17. subesp. Garbei, 18, 20, 23, 26, 27, 60, 61, 62. var. nigra, 17. var. rubriceps, 68, 69. var. spuria, 17. Dorymyrmex Steigeri, 18, 20, 24, 66. Dorymyrmex tener, 7, 15, 16, 18, 19. 20, 22, 43, 48, 49, 5 var. chilensis, 17. 18, 20, 22, 51,52. subesp. Richteri, GALLARDO : var. depilitibia, 18, 52. var. pallidipes, 51. Dorymyrmex thoracicus, 16, 18, 19, 20. 22, 52, 53. Dorymyrmex Wolfthiigeli, 18, 20, 24, 26, 64, 65. Duroia, 110. duroiae, 110. Duroia hirsuta, 110. Duroia petiolaris, 110. ebenina (D. Bruchi), 41, 43. Eciton hamatum, 108. Emeryi (Azteca), 110. Engranimma, 11. ensifer (Dorymyrmex), 13, 15, 18, 20, 37, 39, 40. Ephebomyrmex Naegeli, 16. estoma, 111. estomatoma, 111. Euponerinae, 5. exsanguis (Dorymyrmex), 16, 18, 20, A PO LEE ST Fiebrigi (Y. Mac Cooki), 72, 74, 80, 82. flayescens (Dorymyrmex), 13, 18, 20, DAS OR SONS flavescens (Formica), 13, 14. flavus (Lasius), 78. Havyus paranensis (D. pyramicus), 17. foetida (Formica), 70. foetidus (Forelius), 70. Foreli (Azteca), 109. Forelius, 5, 6, 11, 12, 69, 73, 74, 75 90) Forelius chalybaeus, 76, 84. subesp. albiventris, 72, 75, 89. subesp. grandis, 72, 87, 88. var. minor, 72, 75, 86. var. rubriceps, 72, 75, 76, 85, s6. Forelius foetidus, 70. Forelius Mac Cooki, 70, 71,72, 73, 78, 84, 85. subesp. brasiliensis, 71, 72, 74, 78, 82. var. carmelitana, 72, 74, 79. SUBFAMILIA DOLICODERINAS 123 subesp. breviscapus, 72, 74, 80. var. obseurata, 12, 74, 75, 81. subesp. Fiebrigi, 72, 74, 80. Forelius nigriventris, 7,63, 71, 72,73, 74, 75, 81, 82, 83. Forelius rufus, 72, 74, 77. Formica, 6, 13. Formica detecta, 94. Formica flavescens, 13. Formica foetida, 70. Formica insana, 54. Formica purpurea, 94. Formicidae, 2, 3. Froggatella, 11. fumigatus (D. Goeldi), 17. fuscescens (IT. melleus), 95. Gallardoi (Dorymyrmex), 105. Gallardoi (1. humilis), 95, 96, 105, 106. Garbei (D. pyramicus), 18 20, 23, 26, 27, 60, 61, 62, 63. Goeldi (Dorymyrmex), 17. grandis (Porelius chalybaeus), 72, TO, 86, 87, 88. Guainiae (Hirtella), 110. 77, 85, hamatum (Eciton), 108. hirsuta (Duroia), 110. Hirtella Guainiae, 110. humilis (Hypoclinea), 97. humilis (Iridomyrmex), 6, 7, 16, 71, 03 DL 90 90791, :98, 100, 105. Hydnophitum, 92. Hypoclinea, 90, 97. Hypoclinea humilis, 97. hypophylla (Azteca), 110. Theringi (Dorymyrmex), 17. imbauba, 111. ingluvio, 8. iniquus (Iridomyrmex), 95. insana (Formica) 54. instabile (Liometopum), 113. instabilis (Azteca), 109, 115. instabilis (Tapinoma), 113. Iridomyrmex, 5, 6, 11, 12, 69, 70, 71, 90, 91, 95, 97, 107. 126 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Iridomyrmex analis, 70, 94. var. pruinosa, 94, TIridomyrmex detectus, 6, 94. QUEROAS subesp. micans, 94, 96, 97, 106. Iridomyrmex dispertitus, Iridomyrmex humilis, 6, 105. subesp. angulata, 94. subesp. Gallardoi, 95, 96, 105. subesp. platensis, 95, 96, 101, 102. 1053. var. breviscapa, 105, 106. var. transiens, 95, 96, 103, 104. Iridomyrmex iniquns, 95. var. nigella, 95. Iridomyrmex Keiteli, 95. Tridomyrmex leucomelas, 95. Iridomyrmex Mac Cooki, 69, 78. Tridomyrmex melleus, 95. var. fuscescens, 95. subesp. suecinea, 95. ILridomyrmex myrmecodiae, 92. Iridomyrmex pilifer, 95. Iridomyrmex purpureus, 94, Jumensis (Azteca longiceps), 109. Keiteli (Iridomyrmex), 95 Lallemandi (Azteca), 109. lanuginosa (Azteca), 110. Lasius tlavus, 78. Leptomyrmicini, 10. leucomelas (Iridomyrmex), 95. Liometopum, 11. Liometopum instabile, 113. longiceps (Azteca), 109. Lynchi (Azteca), 116, 118. Mac Cooki (Forelius), 71, 72, 73, 78, 197582.:8L, 80: Mac Cooki (Iridomyrmex), 69,78. melleus (Iridomyrmex), 95. Melophorus, 71. metropolitano (nido), 111. micans (IT. dispertitus), 94, 96, minor 20, 43. minutus (Dorymyrmex), 18, E A HE 92, 93, 94, 95, 96, 97, 98, 100, 97, 106. (Forelius chalibaeus), 72, 75. 86. molefaciens (Pogonomyrmex), 16. molleja, 8. mucronatus (Dorymyrmex), 13, 14, 15, 18:20, 21,282 94,30) 30,09/l6 38, 39, 40, 42. muellerianos (corpúsculos), 111, 112. Muelleri (Azteca), 110, 111, 113. multinida (Azteca chartifex), 109. Myrmecoecystus, 71. Myrmecodia, 92. myrmecodiae (Iridomyrmex), 92. Myrmelachista, 71. Myrmephytum, 92. Myrmicinae, 5, 7, 8. Naegelii (Pogonomyrmex), 16. nido metropolitano, 111. nigella (I. iniquus), 95. nigra (D. pyramicus), 17. nieriventris (Forelius), 7, 63, E 12 73, 74, 75, 81, 82, 83, 87. obseurata (1, E OS breviscapus), 72, 181: occidentalis dedo, 16. olitrix (Azteca), 110. Richteri), 51. paranensis (Azteca), 109. pallidipes (D. tener paranensis (D. pyramicus flavus), 17. petiolaris (Duroia), 110. pilifer (Iridomyrmex), 95. planidens (Dorymyrmex), 7, 8, 15, 14, 16, 18, 19, 20, 21, 25, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 33, 38, 40, 42. platensis (D. pyramicus), 55. platensis (I. humilis), 95, 96, 101, 102. 103, 104, 105. Pogonomyrmex barbatus, 78. Pogonomyrmex molefaciens, 16. Pogonomyrmex Naegelii, 16. Pogonomyrmex occidentalis, 16. Ponerina, 4. Ponerinae, 5, 7, 8. Prenolepis, 13, 71. Prenolepis pyramica, 14, 54. prostoma, 111. proyentrículo. 8. pruinosa (1. analis), 94. GALLARDO : Pseudomyrma, 1183. purpurea (Formica), 94. purpureus (Iridomyrmex), 94. Psammomyrma, 19, 21, 28, 41, 43. pyramica (Prenolepis), 14, 54. pyramicus (Dorymyrmex), 7, 14, 15, 16, 18, 19, 20, 23, 26, 27, 43, 44, 48, 49, 53, 54, 55, 57, 58, 59, 60, 64, 65, 68, 71. Richteri (D. tener), 18, 20, 22, 51, 52. Richteri depilitibia (D. tener), 18, * 52. rubriceps (D. pyramicus), 68, 69. -1 159] rubriceps (D. Forelius chalibaeus), 75, 76, 85, 86. rufus (Forelius), 72, 74, 77, S6. Schomburgkia tibicinis. 110. Sehumanni (Azteca), 110. Semonius, 11. sépalos, 9. sericea (Azteca), 110. sexdens (Atta), 113. silvae (Azteca), 109. spuria (D. pyramicus), 17. Steigeri (Dorymyrmex), 18, 20, 24, 66. Stolli (Cremastogaster), 109. suecinea (I. melleus), 95. Swartzia, 109. TABLA DE Subfamilia DOLICHODERINAE Subfamilia DOLICHODERINAE (Porel)... COMO 900 o oo Oo BO old DO do O Baro DILO va ooo do ao ago Coloración Morfología del ala anterior de las Dolicoderinas......ooooooomoo.... Caracteres anatómicosS.............. Aparato ponzoñoso y glándulas anales........o.oooooo.... Proventrículo o molleja........... División de la subfamilia ........... Tribus TAPINOMINI (Emery)..... SUBFAMILIA DOLICODERINAS 12 Tachigalia, 110. 19, 20, 22, 43, 48, 49, 50, €5, 66. tachigaliae (Azteca), 110. 11, 70,82, 90, 91, 108. Tapinoma instabilis, 113. Tapinoma, 7, Tapinomini, 9, 10, 11. Technomyrmex, 11. tener (Dorymyrmex), 7, 14, 15,16, 18, thoraciens (Dorymyrmex), 16, 18, 19, 20, 22, 52, 53. tibicinis (Schomburgkia), 110. Tococa, 110. Tonduzi (Azteca), 110. Traili (Azteca), 110. transiens (TI. humilis platensis), 95, 96, 103, 104. tridactylus (Bradypus), 112. trigona (Azteca), 109. triquilio, 111. Turneria, 11. Ulei (Azteca), 110. virens (Azteca), 110. Wolffhiigeli (Dorymyrmex), 18, 20, 24, 26, 64, 65, 67. xysticola (Azteca Foreli), 109. MATERIAS Py SS IS 128 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Caracteres . Clave de los géneros argentinos de Dolicoderinas............oooooo... Obreras y hembras........ ASA ERAN ORO OOOO Seca va Machos ticos ae ia e ¿bobada anoMn oo ROBO O nao ooo oy adi Género Dorymyrmex Mayta ataca ORO RODOpo oa don Diéndoo CATALAN tata duos crpond Jada cota AMOO REO ranoddos o nadi ODIA oi oR III aan ODO ob ab ao 5 Conosco aos SO Doa doo o o Ma il laico aR odo odo aba Etolo ia tala roto tes io talado late sudoeste aan sde Oo noO o oro ada Distribución "TOO ALC tata alada lala te ae a it eo oO Clasico a tae aforo a ei sto ONIS ADOS Clave para la determinación de las obreras de Dorymyrmex de la Repú- blica Argentina..... OA AAA as AA boo O OS SAA "Lista de las hembras conocidas de las especies de Dorymyrmex de la Re- publica RAT ODA atea als loto iia Deroaogonoados oO Lista de los machos conocidos de las especies de Dorymyrmex de la Re- pública ATESOÚDA. omo a AC06004 00 SOSA roo doa o doo an Descripciones de las formas argentinas del género Dorymyrmex....... Subgénero PsaAMMOMYkMA Forel...... OOO ATADO Ono onto Dorymyrmex flavescens MayT......... A OIO arado dodo Dorymyrmez planidens MayT ...c. oc... ..doues. O OOO Dorymyrmex mucronatus EMmely...ooooooooooo.- Sd Sd odloo 000 ao Dorymyrmezx ensifer Forel....o.o.o..... osas BRONSAR ae . . var laenigaia CA oral 'Dorymayrmex Bruchi Boro i ales Conos con ao var. ebenina Forel.......... DOE ooo nas Dorymyrmex alboniger Boreal noo steel ono aereas DO 0 ooo Subrénero CONOMYRMA Border Dorymyrmez minutus Emery ......ooo.. ODA UOy roo oo Dorymyrmex exsanguis Forel.....ooomoomo...... DOUUdO dono var. carbonaria Forel...... AD IIVDO O O LODOÓ wo g0n e Dorymyrmex Baeri André... JOddobOos Dorymyrmes antarcticus Horas aras latas SODA e Dorymyrmex tener Mayo... IIA bSO ua reas SUbesp: Imchtert Porelaiaasetlieato oas doooón subesp. Richteri var. pallidipes Brothes.........o.o.oo... o subesp. Riehteri var. depilitibia Forel......... DOnOuo DS 50 Dorymyrmex thoracicus (SantsChl). <=... sieiaate a e aleleno ojolo aña See Dorymyrmex pyramicus (Roger)....o.o.o.. SOI ona a SUDES DA DI UNNCUS Or ci ado 0nono subesp Garde Morel. aereas atra AS duos => var. bicolor Wheeler........ 509 arado FapR do dodo Dorymyrmer Wolfilugel Borrell OS Dorymyrmezx Steigeri SadmtsChi.....oooomm..o... peroo oda de Dorymyrmex Caretter Forel....ooo...o...... O SO Sl ... Dorymyrmex breviscapis Vorel...oooommm..o.... SODIO OO rar. Carettoides Vorel...... Ono Doro aa OSA DANo Género Forelius Emery ....... ¿OE Ma Bass SO ORO AE acia Ned IS GALLARDO : SUBFAMILIA DOLICODERINAS MOE! cocónbdo oo ar proa Doa oAS DAA OOOO odo ba ba IDISWUIDNUCIÓN SOTA a lala ele ee AA Clave para la determinación de las obreras de las formas argentinas del EOI ra cios do dba Bana Da Do aa oO podia Lista de las hembras conocidas de las formas de Forelius de la Repúbli- CA O Lista de los machos conocidos de las formas de Forelius de la República ALI ol reis e a Descripciones de las formas argentinas del género Forelius........... ONCUUENU US ALA Ro adela Pelotero telaia io OS lalola ONCE E MACACO ARONA state te alo laica toda rele Veda Tejos SS ias nas oo aoooo Ob ooo baaa aa var. ¡conmeltiana Gallardo. aa ei tere SUDESP PELEA Ni SUDOSp HOR EVISCA PUSO lo Var HODECULA AA os Konenusimgriwventias Bore ear Foyeltusiohalybaeus ENer y caero atea alar ataca aro aleta o locales va DAGA MAOSN ao nodo ODO Ono ado go noaá AO la seudo ras ata cope dopo dos adoro gana subes pi grandis Bores lo el ales subes p HALO Wena O dio GéóneroMIidomyrmexiMoayr loteo etastet iaa lso Ses errata CALA lo alan aia he oil DISTIN LSO Co Lista de las formas de Iridomyrmex encontradas en la República Ar- E a tt REÍ Sa MIOS aiii ii a Descripciones de las formas argentinas del género Iridomyrmex....... MAdoMYTIMEL NUM SMA tt a aa ide lala ara EOS DAEMON vo rorononoscdooocooaoao rocha VER URNA Ma as pon ea aa 0 00d ono aa bae O/Bloo Eo subespGallardon(IBLSLIES iaa a e Iridomyrmex dispertitus Forel subesp. micans Forel ....... EDO ro NAZCA A eros roll sat CARA os o O OO oO ANAL. MUS. NAC. — T. XXVI (JUNIO 13, 1916) 9 E] ul Ss, EE co 00 O OS IS BS JS IS ES ] [=) oa) 00 o 130 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Etoloa ra e iaa lata ise sita Nido ai talles tete slds lo de (odo Distribución geográfica ....oooooonsrrirrar carr ro Descripciones de las formas argentinas del género Azteca ..oooommo... Azteca Alfaroi Emery var. argentina Forel ...ooooommmror rr... Índico bibliográfico o. aio ee a e Índice de las TIgUTAS 0. mais elo da oleo e lalola tere e al at ate ae atea e Tabla (de materias otero ele onóio no al ales ta nadie epale tad nara) sole Isle ls else Índice alfabético 108 109 113 114 114 118 122 124 127 ALGUNAS ORQUIDÁCEAS ARGENTINAS CARLOS SPEGAZZINI En mis herborizaciones por la República coleccioné numerosas Orquidáceas, tanto terrestres como epífitas; muchas de ellas, halla- das sin flores, las llevé a La Plata, donde, cultivadas en el jardín de la Facultad de Agronomía o en el de mi casa, a veces llegaron a florecer. Con el objeto de tener la determinación segura de todas mis espe- cies, envié los ejemplares secados al Herbario de Berlín; pero hasta ahora no se me envió su clasificación, y sólo algunas de ellas fueron publicadas en algunos folletos del profesor Kránzlin, a veces con datos incompletos o equivocados. Más tarde envié algunas otras, sea secas sea en líquido conservador, directamente al mencionado profe- sor Kránzlin, el cual entonces tuvo la amabilidad de enviarme el nombre de ellas. Este año florecieron por primera vez en mi jardín dos especies que había traído el año 1907 de Misiones; y como el estado de guerra europeo me impedía consultar a las autoridades en tal materia, re- solví efectuar su determinación por mí mismo, resultando a mi pa- recer ambas nuevas. Creí entonces oportuno publicarlas y, aprovechando esta ocasión, mencionar algunas de las especies determinadas anteriormente por el profesor Kránzlin, acompañándolas de observaciones o rectificaciones oportunas. 132 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES 1. Pleurothallis aurantio-lateritia Spez. (n. sp.) Diag. Sarcodantha, elongata, caulibus secundariis teretiusculis, foliis crassis apice obtusiusculis minute bidentatis, basi plica- tis; pedicellis brevissimis teretibus vix puberulis; sepalis dorso exalatis aurantiis lateritio-marginatis, minutissime pu- berulo-velutinis, supero lineare crasse carnoso subobtusiu- xulo libero, lateralibus apice usque connatis; petalis lan- ceolatis liberis acutis aurantiis pusillis, triplo quam petalis brevioribus, labello aneuste oblanceolato apice obtusiusculo, dimidio antico utrimque margine inerassato-papillosulo ornato. Hab. Sobre los troncos viejos de yerba mate (Hlex paraguariensis St. Hil.) en el yerbal nuevo de San Antonio, Misiones, Febrero 1907. Obs. Planta más bien pequeña, euyos rizomas verdosos casi cilín- dricos (2-4 mm. diam.) muy ramificados, tupidamente subarti- culados, con abundante cabellera de raíces, serpentean por entre los musgos helechos y demás epífitas que cubren los vie- jos troncos. Los tallos secundarios enderezados, cilíndricos o casi, ligera y paulatinamente engrosados hacia arriba (35-50 mm. long. = 2 mm. bas. — 4-5 apic. grues.) verdes lisos con un surco muy poco marcado en su tercio superior, terminan en una hoja, observándose en el punto de unión especialmente en la región dorsal una faja transversal de color más apagado poco apa- rente. Las hojas son angostamente elípticas (50-75 mm. =— 12-18 mm.), bastante gruesas, carnosas pero firmes (3 mm. espes.), de bor- des enteros bastante agudos, enangostadas en ambas extre- midades, en la inferior doblándose en canaleta, hacia el lado ventral en la parte superior casi plana, terminando en una punta roma ligeramente bilobulada con un dientecillo difícil- mente visible mediano, al epifillio ligeramente acanaladas de color verde vivo no brillante, al hipofillio obtusa y ligeramente aquilladas de color verde más pálido y todas salpicadas de diminutos y tupidos puntitos estomáticos. Las inflorescencias nacen de adentro de la base de las hojas en su punto de reunión con los tallos secundarios y están forma- das por un bohordo una vez y media o dos (S-10 cm. == 1-1,5 mm.) más largo de su hoja, enderezado pero débil y más o menos ondulado, subtriangular, de color verde amarillento, SPEGAZZINI : ALGUNAS ORQUIDÁCEAS ARGENTINAS 133 Fig. 1. — PLEUROTHALLIS AURANTIO-LATERITIA Speg. : 4, Planta estéril (tam. nat.); b, c, plantas flo- ridas (tam. nat.); d, flor completa vista de lado (tam. dob.); e, sépalo superior visto de frente (tam. dob.); f, sépalos inferiores vistos de frente (tam. dob.); y, pétalos y labelos vistos del lado (tam. dob.); h, pétalo visto del dorso (tam. cuád.); i, labelo visto de frente (tam. cuad.); 1, gi- nandrio visto de lado (tam. cuád.); m, ginandrio visto de frente (tam. cuád.); n, sección de una hoja (tam. nat.). MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES todo cubierto de una pubescencia casi pulverulenta tupida y muy corta, visible tan sólo con lente, llevando en la base dos o tres brácteas empizarradas escariosas naviculares muy adhe- rentes (4-7 mm. de largo); con frecuencia se halla acompañado por restos secos de inflorescencias de años anteriores y a veces en la base ostenta algunas raicillas más o menos desarrolladas. Estos raquis ofrecen de 5a 7 nudos y otras tantas flores; los internodios disminuyen progresivamente de abajo hacia arriba (2-3 em. de largo el inferior == 5-7 mm. el supremo) y el pri- mero a menudo está provisto de dos o tres bracteítas suma- mente pequeñas, muy adherentes y poco visibles. Las flores, en número de 5a 7 en cada inflorescencia, son de antesis basífuga, naciendo cada una de ellas de un pedunen- lillo (3-5 mm. long.) trígono y soldado, decurrente con el raquis en sus dos tercios inferiores, pero libre y muy poco divergente en su tercio superior, ofreciendo en su base un rastro anular de bráctea: su color es amarillento y es aterciopelado-pulveru- lento; los ovarios son cilíndricos (1,5 mm. long. < 1 mm. egrues.), de color verde al principio, más tarde casi anaranja- dos, con seis surquitos longitudinales muy poco visibles. Las flores durante el antesis se abren muy poco, pareciéndose a un pico de fenicóptero entreabierto; los sépalos son carnosos, fina y tupidamente pulverulento-aterciopelados anaranjados, con bordes manchados de color ladrillo: el superior es recto lineal (12 mm. long. —= 3 mm. anch.), muy carnoso en la parte ventral pardirroja, terminando en punta obtusa; los dos infe- riores son entresoldados completamente hasta la punta y for- man un cuerpo navicular encorvado hacia abajo: los pétalos completamente encerrados son erectos, más o menos tres veces menores que los sépalos, los dos laterales lanceolados, agudos, enteros, de bordes apenas denticulados, ligeramente enangos- tados en la base, de color naranjado, con fajas longitudinales rojas; el tercero o labelo no difiere mucho de los anteriores, sino por una ligera dobladura sobre su base, por la punta obtusa y por sus bordes engrosados y cubiertos en la mitad superior de pequeñas y tupidas verruguitas : la columna ginán- drica es erecta, blanquecina, con líneas longitudinales rosadas y en su parte anterior presenta un disco elíptico-lanceolado de color rojo negrusco. Toda la planta es inodora. Esta especie ocupa un puesto inter- merdio entre la P. rhombipetala Rolfe y la P. erocea Rodr. Barb., SPEGAZZINI : ALGUNAS ORQUIDÁCEAS ARGENTINAS 135 acercándose a la primera por el ápice de las hojas bilobulado y por el labelo íntegro y a la segunda por las hojas muy cat- nosas plegadas inferiormente y por los pétalos laterales agu- dos. diferenciándose de ambas por la forma de su inflorescen- cia, por la pubeseencia de todas sus partes florales y por la forma característica de sus flores. 2. Epidendrum argentinense Speg. (1. sp.) Diag. Eneyclium, hymenochila, ovario papilloso, petalis acutis, pseudobulbis mediocribus, labelli lobo intermedio subovato integro apice rotundato vix angulato-subacutato, albido, rugu- lis 7-9 flabellatis vix prominulis, sulcis tenuiter atro-violaceis pereurso, margine undulato. Hab. Coleccionado sobre gruesas ramas de Apuleia en los bos- ques de los alrededores de San Pedro, en Misiones, febrero 1907. Obs. El rizoma casi cilíndrico (5-7 mm. diám.), robusto y todo cubierto por los restos de grandes y viejas brácteas, se adhiere y penetra en la eostra de epífitas y criptógamas que revisten el substrato, emitiendo numerosas y bastante gruesas fibras radi- yales blancas, que a veces presentan el fenómeno de dirigirse en conjunto hacia el cenit, impulsadas por un extraño e inex- plicable geotropismo negativo; de los lados, alternadamente y dirigiéndose hacia el exterior, crían numerosos pseudobulbos, mientras la extremidad acaba por una yema apical constituida por un eje, ligeramente hinchado en la base, apretadamente vestido de cuatro o cinco escamas verdes, blanco-pestañosas en los bordes, terminando en dos hojas algo menores que las normales. Los pseudobulbos son mediocres (3-5 em. long. —= 1,5-2,5 mm. erues.), ovalados, nada o casi nada comprimidos por los lados, al principio vestidos de brácteas y lisos, más tarde desnudos con arrugas longitudinales y transversales más o menos mar- cadas, verdes, terminando generalmente por dos (rara vez una sola) hojas. Las hojas son lineales algo enangostadas hacia la punta, que es bastante aguda pero redondeada (30-40 cm. larg. = 6-12 mm. anch.), volviéndose también hacia atrás más angosta en su tercio inferior y canaliculándose siempre más hasta su solda- dura con la punta del pseudobulbo, donde se nota una ligera Tig ta de frente (tam. nat.); c, flor abierta vista de lado (tam. nat.); d, botón de flor visto de lado 2. — EPIDENDRUM ARGENTINENSE Speg.: a, Planta entera florida (tam. mit.); 0, tor abierta vis- (tam. nat.); e, ginandrio visto de frente (tam. nat); f, ginandrio y labelo visto de lado (tam. nat.); 9, labelo visto de frente (tam. nat.). SPEGAZZINI : ALGUNAS ORQUIDÁCEAS ARGENTINAS 13 faja transversal de color más obseuro; la lámina es moderada- mente carnosa, bastante tenaz, ligeramente canaliculada en su epifillo, obtusamente angulado-aquillada en el hipofillo, de bordes enteros, lisos, bastante agudos, de color verde vivo poco o nada brillante, ambas caras careciendo en absoluto de puntuación o manchas. El escapo floral es un poco más largo que las hojas (40-45 cm. longs.), cilíndrico, bastante delgado (2-2,5 mm. en la base = 1-1,25 mm. en el ápice), simple, recto o módicamente arqueado, de color verdescuro, salpicado de numerosos puntitos blan- cos algo salientes, con ocho o nueve internodios, los tres pri- meros muy cortos (1-2 em. long.), los dos siguientes muy lar- gos (7-9 em. long.), acortándose paulatinamente los demás hasta el último, de nuevo muy corto (1 em. long.); los nudos inferiores son apenas hinchados y sus internodios rectos ves- tidos de brácteas escariosas cenicientas apretadas, los demás son hinchados por el lado que salen los pedicelos y más o menos acodados y con brácteas muy pequeñas que disminu- yen progresivamente de abajo hacia arriba; los pedicelos (1-1,5 cm. long.) son ligeramente comprimidos por los lados y en general unifloros (raras veces llevan dos flores), terminando en una bráctea, de donde sale el pedúnculo (25-50 mm. long.) de la flor, que en su tercio superior, engrosando paulatina- mente, se transforma en ovario, que sólo se puede reconocer por su color verde violáceo y por seis surquitos longitudinales muy delegados: los pedicelos están sembrados de puntitos blancos, los pedúneulos y los ovarios ofrecen estos mismos puntitos, pero mucho más grandes y salientes como pequenos callos o verrugas blanquecinas. Las flores son mediocres, mi- diendo cuando abiertas 45-50 mm. de largo por 40-45 mm. de ancho. Los sépalos son oblanceolados bastante agudos (22-24 mm. long. = 6-6,5 mm. anch.), de color verde amarillento, lisos, lampi- ños, con cinco nervaduras muy poco visibles. Los dos pétalos laterales son fuertemente oblanceolados, agudos (21-23 mm. long. = 6-6,5 mm. anch.), lisos, lampiños verdosos en el dorso, en la parte ventral blanco-amarillentos con cinco nervaduras poco aparentes; el tercer pétalo o labelo es pro- fundamente trilobado y el lobo mediano elíptico-subcuadran- gular (10-12 mm. long. = 9 mm. anch.), redondeado anterior- mente y con un pequeño dientecillo en el medio, se enangosta 138 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES bruscamente en la base donde ostenta un pequeño disco rom. boidal muy angosto: su superficie ventral ofrece de siete a nueve arrugas muy delgadas y poco salientes longitudinales y abiertas en abanico: su borde es denticulado y muy ondu- lado; su color es blanco y los surcos entre las arrugas mues- tran una línea delgada de color negro violáceo. El ginandrio es blanquecino, con líneas longitudinales rosadas, hallándose soldado con la uña del labelo en su cuarta parte inferior, mientras superiormente es casi tronchado con cuatro lobulillos (2 por cada lado) y en medio hay la antera de color aceitunado con tres pequeñas protuberancias, escondiendo debajo los pequeños polinodios amarillos. Esta especie es intermediaria entre el E, conchaechilus Rod.-Barb. y el E. xipheroides Krinz., acercándose mucho a este último, del cual, sin embargo, se distingue especialmente por sus pseu- dobulbos menores, por sus hojas y flores mayores y por su labelo más redondeado con líneas violáceas. 3. Cyrtopodium palmifrons Reich. y Warm. Hab. Sobre un viejo tronco de Pithecolobium multiflorum (Knth.) Bnth., en la margen derecha del río Pescado, en Salta, enero 1905. Obs. Esta hermosa Orquidácea no estaba en flor cuando la hallé; traída a La Plata no tardó en cubrirse de flores, pero murió al año siguiente. En el año 1912 el señor Aula me trajo de Gallaretas, en el Chaco santiaguenño, otro ejemplar, el que tengo aun vivo, pero hasta ahora no llegó nunca a florecer. El profesor Kránzlin, al cual había enviado el ejemplar dese- cado, al darme su determinación, dice en la carta: «... especie conocida desde mucho tiempo, pero sólo por la figura de Warming, una descripción muy corta de Reichenbach en los Otia hamburgensia, página SS, y una recopilación de estas notas en Cogniaux, Flora brasiliensis: este último autor no vió nunca la planta. «La figura del Botanical Magazine representa esta especie que fué hecha sobre ejemplares que habían florecido en Kew, pero nadie en Europa posee aun esta planta, muy rara, exceptuando el Herbario de Reichenbach del Museo imperial de Viena; ... le agradezco, pues, de haberme proporcionado esta joya. Como SPEGAZZINI : ALGUNAS ORQUIDÁCEAS ARGENTINAS 139 el ejemplar que usted me ha remitido está secado de un mode inmejorable, su determinación resulto por lo tanto de las más fáciles y seguras. » Toda la planta es sin olor; las flores son de un hermoso color de oro y su duración de más de una semana. 4. Oncidium pumilum Lindl. Hab. Sobre troncos viejos de Luhea sp. en los bosques de Fra- crán, Misiones, febrero 1907. Obs. Pequeña especie muy común y abundante, aunque de poca vista y sin fragancia. 5. Rodriguezia uliginosa Cogn. Hab. En las espesas masas de briófitas que revisten las ruinas de Loreto, Misiones, enero 1907. 6. Miltonia flavescens Lindil. Hab. Abundante sobre las viejas tipas (Tipuana tipa Benth.) en las orillas del río Bermejo, Salta, enero 1905. 7. Spiranthes delicatula Kránz. Hab. En los prados cenagosos cerca de Tapurucapú, Paraguay, noviembre 1883 y en Posadas, Misiones, enero 1907. Obs. El profesor Kránzlin, al publicar esta especie, atribuye el ejemplar al malogrado profesor Arechavaleta, mientras era el que recolecté yo mismo en mi primer viaje a Misiones. S. Spiranthes lineata Lindl. Hab. En los almohadones de musgos que cubrían troncos caídos de lapachos (Tabebwia sp.), cerca de Santa Ana de Misiones, febrero 1907. Obs. Las flores blanco-verdosas, con pequeñas pintitas rosadas, despiden un ligero olor de jazmin. 140 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES 9. Stenorhynchus Sancti-Antonii Krinz. Hab. En la cuesta de San Antonio, entre la estación Trancas y la estancia Pampa Grande, Salta, enero 1597. Obs. La especie era bastante común en la localidad, pero de los varios ejemplares que junté, habiendo sufrido un fuerte tem- poral y consiguiente mojadura de las colecciones, no pude sal- rar más que el solo ejemplar que sirvió de base para su des- cripción. La inflorescencia viva ofrece brácteas de un color rojo vinoso sucio, sépalos lampiños rojo-anaranjados y ovarios trígonos finamente glandulosos de color rubí. 16. Bipinnula biplumosa Reich. Hab. Frecuente, sino abundante, en las lomas de Sierra Chica, cerca de Olavarría, noviembre 1911. DESCRIPCION DE UNA NUEVA MOSCA LANGOSTICIDA JUAN BRETHES En febrero del corriente año, el doctor don Pedro Caride Massini trájome varios ejemplares de una mosca que había conseguido positi- vamente como parásitos de la langosta Sehistocerca paranensis (Burm.). En seguida me di cuenta que es la mosca llamada por Rondani Sar- cophaga nurus en las Atti della Societa italiana di Seienze naturali en 1861 y vuelta a publicar, como procedente de la República Argen- tina, en el Annuario della Societa dei Naturalisti in Modena en 1868, año III, página 3 (separ.). De modo que resultaría con ello que esa Sarcophaga se encontrase a la vez en Italia y en la República Argentina. Pero estudios poste- riores han comprobado que la Sarcophaga nurus Rond., de Europa, es sinónima de S. haemorrhoidalis en varios de sus ejemplares, de faleu- lata Pand. en algunos otros, de 5. Beckeri Vil. en otros, ete. De ello resulta que la especie $. nurus cae en sinonimia. Era, pues, interesante reconocer si la S. nurus Rond., de la Repú- blica Argentina, dada a conocer en 1868, tenía algo que ver con las Sarcophagas de Europa, y con cuál de ellas podría identificarse. La especie argentina es una de las mayores Sarcophaga que consti- tuyen el género y debe por tanto compararse con 8. carnaria, hae- morrhoidalis, protuberans, similis, seoparia, ete. Era además interesante averiguar si esta Sarcophaga no sería igual con alguna de las arriba de 180 especies descriptas ya de América. No trataré por cierto de comparar todas aquellas descripciones con la que doy de 5. argentina : algunas de las que pudieran más allegár- sele por su tamaño difieren : S. plinthopyga Wied. por ano testaceo, 142 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES hinterkopf gelblichgreis behaart; 8. rubella Wied. por ano flavo; 8. chrysostoma Wied. por genis, orbitis, thoracisque lateribus altratis; S. suffusa W1k. por caput subauratum; 8. tripartita v. d. Wulp, pexata v. d. Wulp, tolucris v. d. Wulp, por la ausencia de macroquetas dor- socentrales... Su estudio me ha convencido que no es idéntica con ninguna de las especies conocidas hasta hoy y debe por tanto constituír una nueva especie que llamaré Sarcophaga argentina Brethes, n. sp. = Sarcophaga nurus Rond., Ann. Soc. Nat. Modena, UM, p. 3 (separat.), 1868 (nec 1861). — Brethes, 4n. Mus. Bs. As. (3) IX, p. 296, 1907. — Brethes, in Cerruti, Miasis del oido, la Sarcophaga nurus, nueva mosca productora de miasis, in Revista Médica del Rosario, septiembre de 1913. — Lahille, La langosta y sus moscas parasitarias, in Anales del Ministerio de Agricultura. Sección de zootecnia, bacteriología, veterinaria y zoología. Vol. III, n% 4, 1907, p. 86. 11-13 mm. — Major, cana, thorace dorso nigro trivittato, linea externa extus ramulos 2 emittente, abdomine tessellato. Fronte in vertice plus mi- mus /, oculorum aequilata (in O'*/,), ad basin antennarum fronte oculis aequilata; fascia frontali fascia orbitali tantulum latiora; orbitis, facie, genisque albidis, fascia frontali picea vel subnigra. Linea frontali e cir- citer 12 macrochaetis formata, basin antennarum versus sat divergente, macrochaetis orbitalibus 2 (in O nullis). Genis prope marginem inferio- rem oculorum linea macrochaetis minutis ornatis, et deorsum versus longe albido-villosis ; margine inferiore setis nonmullis sat minutis nigrisque armato. Antenmis articulo 3 rectangulari, latitudine duplo lorgiore, ad */, fa- ciei attingente, angulis apicalibus rotundatis; seta usque ad */, plumosa. Palpis nigris, apicem versus sensim erassioribus, longe nigro pilosis. Thorace cano, longitudinaliter nigro, 3-vittato, vitta externa extus ramulos 2 emittente, una antesuturali, usque ad basin alarum conti- nuata, altera postsuturali; pilis et macrochaetis nigris. Macr. acr. 1 prescutellari, de. antesuturalibus 3 modice parvis; de. postsuturalibus 2, anteriore minore, humeralibus 3, pleurosternalis 3: 1, 1, 1; lnumero sat dense nigro-pilosulo, scutello macr. discopreapicalibus 2 sat modicis, 2 ad angulos anticos (anteriore minore), 2 utrinque postice, medium versus recurvatis (in Sí macrochaetis 4 posticalibus aequidistantibus, sed 2 in- termediis minoribus). 7 Abdomen segmento 3 in margine postico macrochaetis circiter 14 BRETHES : DESCRIPCIÓN DE UNA MOSCA LANGOSTICIDA 143 plus minus aequidistantibus (in Y 2 4n medio et utrinque circiter 5), segmento 4% macr. circiter 16 (in O circiter 22) apicalibus. Segmentis genitalibus (Q O%) ferrugineis, nigro-pilosis. Alis hyalinis, vena costali sine aculeo, abscissa 3%e 16 longa, abs- cissa 5%, 1 mm. longa, vena longitudinali 3* circiter 8 (in O circiter 12) setulosa. Pedibus (Q): femoribus anticis margine infero-exteriore macrochae- tis in lineam armato etiamque margine superiore in lineis 2; femoribus mediis subtus dimidio apicali pilis brevibus in lineam dispositis, femori- bus posticis margine superiore sxtus macrochaetis etiam in lineam dispo- sitis, tibtis omnibus macrochaetis hic illic notatis, unguwibus simplicibus, quam pulvillos paulum majoribus. Pedibus (O) : femoribus omnibus et tibiis posticis (tertio basali excepto) subtus longe denseque nigro-pilosulis, femoribus mediis margine infero- exteriore macrochaetis modice brevibus in lineam dispositis; unguibus quam in Q longioribus. O" Porcipite, a latere viso, recto, sat longe nigro-pilosulo, extus ante apicem emarginato et apice oblique truncato, unco anteriore posteriore majore, ete. (vid. fig.). Largo: 11-13 mm. Grande, grisácea, el dorso del tórax con tres líneas negras longitudinales, las líneas externas con dos ramas ne- gras, una antesutural que llega hasta la base del ala y la otra post- subural. La frente en el vértice tiene más o menos los ?/, del ancho de los ojos (en el SF la */,), y al nivel de la base de las antenas la frente es de igual ancho que los ojos, la faja frontal es un tanto más ancha que las fajas orbitales; tiene un color negruzco. Las fajas orbitales, la ara y las mejillas son blanquizcas, con algún reflejo plomizo según la luz. La línea de macroquetas frontales está formada de unas doce cerdas y es divergente al nivel de la base de las antenas; hay además dos macroquetas orbitales (nulas en el 9%). Una línea de macroquetas pequeñas al borde antero-inferior de los ojos; algunas pocas cerdas negras y bastante pequeñas en el borde inferior de las mejillas; éstas tienen además su superficie cubierta por un vello bastante abundan- te, sobre todo hacia abajo y atrás. El tercer artículo de las antenas es rectangular, dos veces más largo que ancho, sus ángulos apicales redondeados; alcanza como alos */, de la cara; la cerda basal es plumosa hasta sus */,. Los palpos son negros, apenas engrosados hacia la extremidad y con pelos negros y largos. El tórax es ceniciento; una sola macroqueta «cr. antescutelar, tres de. antesuturales bastante pequeñas, dos postsuturales, la anterior menor, tres humerales, tres pleurosternales: 1, 1, 1; el húmero tiene 144 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES pelillos negros bastante densos. ll escudete tiene dos maecroquetas disco-preapicales de tamaño mediano, y además dos en el ángulo ante- rior (la anterior menor), dos de cada lado posteriormente (en el O estas cuatro macroquetas son equidistantes, pero las dos intermedias son más pequenas). El abdomen tiene un damero de manchas blanquizcas y negras, cuyo color varía según el ángulo de luz; el tercer segmento tiene en su borde posterior unas 14 macroquetas más o menos equidistantes (en el O” hay dos medianas y unas cinco de cada lado); el cuarto seg- mento tiene unas 16 macroquetas (el Só unas 22) apicales. Los segmentos genitales son rojizos, con pelillos abundantes ne- eros. Las alas son hialinas, la vena costal sin espina, su sección 3* es a la 5% como S esa 5, la tercera vena longitudinal tiene unas ocho (el lunas 12) cerditas. En la Q los fémures anteriores tienen su borde infero-externo con una línea de macroquetas, asi como dos líneas su margen superior; los fémures medianos tienen por debajo, en su mitad apical, una línea de pelos cortos; los fémures posterio- res tienen su margen superoexterna también con una linea de macroquetas, las tibias tienen ma- croquetas poco numerosas y sin orden aparente; Organos masculinos de las unuelas son simples y un poco mayores que S. argentina, vistos de perfil las pulvilas. En el todos los fémures y las tibias posterio- res (éstas excepto en su base) por debajo tienen pelos largos y densos, los fémures medianos en sa margen infero-externa una línea de ma- croquetas bastante cortas; las unuelas son más largas que en la Q. S' El forceps, visto de lado, es recto, con una pilosidad negra bas- tante larga, su extremidad truncada oblicuamente y con una emargl- nación externa bastante pronunciada antes de la extremidad; el gan- cho anterior es mayor que el posterior, ete. (ver la fig.). Según las observaciones que se tienen hechas hasta ahora, esta Sarcophaga es de hábitos mixtos, siendo langosticida en varias ocasio- nes, pero por otra parte habiéndola encontrado como productora de Miasis el distinguido doctor don Tomás Cerruti, en el Rosario de Santa Fe. Bastaría sólo este último dato para no desear la multiplica- ción de esta Sarcophaga. A la vez esto indica con cuanta prudencia se debe obrar en la elección de los animales para la lucha biológica con- tra los otros animales. OBSERVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN EL-RÍO BLANCO (SAN JUAN) POR C. CURT HOSSEUS En un viaje a la provincia de La Rioja, sobre el cual saldrá un re- sumen en la revista Physis, estudié también el valle del río Blanco en la provincia de San Juan del punto de vista botánico y geográ- fico-económico. Tuve también ocasión para hacer una serie de ob- servaciones arqueológicas interesantes. No siendo especialista en la materia, deseo únicamente llamar con estas líneas la atención de los interesados, sobre las orillas del río Blanco. En la literatura corres- pondiente no pude encontrar nada sobre antiguas poblaciones en la región visitada. Los siguientes datos más importantes fueron tomados en el mes de octubre de 1915. En el río Blanco, el cual alcancé en descenso di- recto sobre «El Volcán» (véase el mapa del Dr. Brackebusch ') lle- gando a Carrisalito, encontré las primeras señales de antiguas po- blaciones indígenas. Estas mismas, ya no se encuentran visibles, pero la vegetación habla un lenguaje elocuente. Hallamos, pues, aqui frecuentemente árboles grandes de «Jume negro» ?, cuya ceniza con la grasa de cerdo y sal, usan los indígenas para fabricar ja- bón. Esta planta crece generalmente como arbusto. Muy a menu- * Mapa geológico de la parte noroeste de la República Argentina, publicación de la Academia nacional de Córdoba. 2 Sobre esta Chenopodiacea hablaré en otra nota. ANAL. MUS. NAC. — Y. XXVI (JUNIO 14, 1916) 93 146 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES do la encontré en el valle del río Bermejo, entre Villa Unión y Vinchina. De más importancia que este hallazgo botánico es el resultado ar- queológico en Chinguillos. A distancia de cinco leguas de Carrisalito, río arriba, he encontrado en aquel paraje los restos de una antigua ciudad de indígenas, situada sobre la orilla izquierda. La actual po- blación que se compone de unos diez ranchos poblados por chilenos, con sembrados reducidos de alfalfa para la ganadería y unos sauces, se halla a la orilla derecha, abajo de los renombrados grandes Lla- Fig. 1. — Valle del río Blanco, río para abajo, con el final de los llanos (fot. Hossens) nos, los cuales se extienden sobre zonas muy vastas. Las majadas son llevadas en el verano a los llanos o hasta la cordillera de San Guillermo, ete. A la izquierda del río Blanco no se encuentra ni una sola vivien- da, pero aquí estuvo antiguamente la población indigena. Según mi opinión, este punto fué el centro del sistema de las vi- viendas de los antiguos, probablemente la residencia de un virrey. Es de suponer que Carrisalito fuera únicamente un puesto en el ca- mino Perú-Bolivia, Salinas del Leoncito, ete., Rodeo-San Juan. La población por lo general se halla bien conservada; estaba ro- deada de una gran muralla exterior que existe hoy solamente en CURT HOSSEUS : OBSERVACIONES EN EL RÍO BLANCO 147 fragmentos bastante destruidos a causa de las inundaciones, las que venían tanto del río Blanco como de la Quebrada, la cual se ex- tiende desde el Cordón de la Punilla. También las ricas vegas que allí se hallaban, están destruídas; en su lugar se encuentran ahora arbustos que han cubierto la antigua población y especialmente la muralla exterior de la ciudad. Al interior de este murallón se halla gran número de casas toda- Fig. 2. — Carrisalito con árboles de Jume negro (fot. Hosseus) vía bien conservadas, pero todas sin techo y de paredes que alcan- zan en su forma destruída una altura de metro y medio. Las casas fueron construídas en parte de adobes, mezclados con piedras de pi- zarra y de otras rocas. Debajo de la tierra encontramos a medio metro una masa de paja seca, de la «Cortadera » (Cortaderia sp.), que proviene de los techos de estas casas. Está muy a menudo carbo- nizada y nos da una prueba de los frecuentes incendios en esta po- blación antigua. MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Fig. 4. — La nueva población de Chinguillos (fot. F. Graef) CURT HOSSEUS : OBSERVACIONES EN EL RÍO BLANCO 145 La entrada de estas casas se halla del lado este. Las medidas son las siguientes : 5, 6, 7, 9,19 metros en cuadrado, ete. Las paredes de la entrada (aun conservadas) son en general de dos metros. En un lugar se encuentra una casa especialmente grande, de 19 metros de cuadrado, que según mi opinión y la de un viejo indígena, era la residencia de un virrey. En el subsuelo de esta casa encontré una wna antigua de dibujo en negro en un costado. Especialmente típica es la construcción de las casas, todas las Fig. 5.— Vieja población de Chinguillos (fot. P. Schweizer) esquinas son redondeadas, lo que se verá claramente en las rotogra- fías adjuntas. Una parte de estos ranchos deja ver en la mitad de su altura ex- traños y redondos agujeros que hacen la ilusión de pequenas venta- nas para observar o para una defensa. Al principio no me he podido explicar este fenómeno; más tarde, siguiendo mis observaciones, resulta que son hechos por avispas que viven en las paredes, que aquí poco a poco siguieron la obra destructora hasta llegar a cons- truír sus nidos que están sentados en un pequeño tronco, comparable 150 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Pig. 6. La casa del virrey (fot. F. Graef) con uno de esponja directamente en la parte inferior de este agujero. Alrededor de las casas se encuentran viejos utensilios casi todos de granito (piedras para moler) y fragmentos de urnas, ete. Fuera de ésto encontré en el suelo mezelado con los restos de techos carboni- CURT HOSSEUS : OBSERVACIONES EN EL RIO BLANCO 151 zados una aguja de hueso, pero a la cual falta el ojo. Los fragmentos de las urnas están formadas de pasta, con dibujo en negro, en parte cubiertos de una bella pátina. Me extraña no haber encontrado fle- chas ; ereo que si hubiera podido dedicarme más a ésto, seguramente hubiera obtenido un resultado favorable. En el interior de los ranchos crecen arbustos exuberantes y muy vie- jos de «Jarilla macho > (Larrea nitida Cav.) y de « Algarrobo impan- ta» (Prosopis alba Gries. var. panta), como arbustos eurvados. Cuando cabalgamos río arriba, encontramos en las vegas de 3Mi- randa también casas antiguas, bien conservadas y econ gran canti- dad de trozos de urnas en el suelo, pero que han sufrido muchísimo las frecuentes crecientes. Se me dijo que siguiendo el curso del río se encontraría una pobla- ción de los antiguos en Jarillito (según Brackebuseh, 2650 m. s. N. d. m.). He ido hasta allá, pero no he podido encontrar tal población. A ambos costados del río se encuentran puestos abandonados pero son del siglo pasado o más recientes; existen por aquel paraje grandes montes de «Jarilla macho », que tal vez sean un indicio de antiguas poblaciones. Fuera de las orillas del río Blaneo encontramos una vivienda en «El Chaparro », arriba del Barreal Colorado, entre Jarillito y las sa- linas del Leoncito. Aquí ya se han practicado excavaciones. Con ex- cepción de una casa antigua, la cual ha sufrido de las inundaciones, y por esta causa en parte destruída, no hallé ningún otro fragmento. ; . | ' BREVES NOTICIAS Y TRADICIONES SOBRE EL ORIGEN DE LA "BOLEADORA” Y DEL CABALLO EN LA REPÚBLICA ARGENTINA POR ANÍBAL CARDOSO En un interesante trabajo recientemente aparecido en estos Ana- les *, su autor, después de apoyarse en citas de viajeros del siglo XVI y Xvil, llega a las siguientes conclusiones : «1* Los Patagones durante los siglos XVI y XVII usaron únicamen- te el arco y la flecha como arma ofensiva arrojadiza ; «2*% En el primer tercio del siglo xvut los Patagones comenzaron a usar el caballo, importado, sin duda, de las regiones septentriona- les, y obtenido, quizá, de los Puelches y Araucanos, quienes domes- ticaron dicho equino una vez que se hubo multiplicado en los llanos centrales argentinos ; «3% Consecutivamente a la introducción del caballo, los Patagones abandonaron el uso del arco y la flecha y comenzaron a emplear gra- dualmente la « bola perdida» y los diversos tipo de boleadora; armas de más fácil manejo para el ginete. » Aun cuando estoy de acuerdo en el sentido de estas conclusiones, dado los argumentos principales del trabajo mencionado, encuentro que no son suficientemente claras y precisas como para poder evitar que algún mal intencionado se sirva de ellas a fin de combatir dos opiniones sostenidas en estos Anales : la existencia de la «bola» co- ! FéLix F. OUtes, La gruta sepuleral del Cerrito de las Calaveras, tomo XXVII, página 365. ANAL. MUS. NAC. — T. XXVIM (JUNIO 14, 1916) 10 154 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES mo arma arrojadiza del indígena sudamericano desde época prehistó- rica remotisima, y la antigiiedad del caballo en la pampa argentina. Mi disidencia con esas conclusiones no es muy erande, ni la acla- ración que propongo muy extensa: toda ella se reduce a decir sim- plemente : 1% Los Patagones de la costa montañosa del mar, durante los si- glos XVI y XVII, ete.; 2” En el primer tercio del siglo XVI, se vió por primera vez a los Patagones de la costa oceánica usando el caballo originario de allí o importado tal vez de las regiones septentrionales, donde los Puel- ches y Araucanos ya lo usaban desde el siglo xVvI, imitando a los conquistadores ; 3 Consecutivamente al uso del caballo, los Patagones de la costa abandonaron el arco y la flecha y comenzaron a emplear los diversos tipos de boleadoras. Estas sencillas aclaraciones, que subrayo, se apoyan en los siguien- tes hechos : 1” Los viajeros a que se refieren las citas históricas mencionadas, no pasaron de la costa Atlántica: no conocieron los indios del inte- rior ni tuvieron siquiera noticia de los lagos cordilleranos, por igno- rar el idioma indigena que les hubiera permitido averiguarlo : 2” La región que visitaron es sumamente accidentada, montañosa, y carece de agua dulce y pastos necesarios para alimentar grandes cuadrúpedos, especialmente los que, como el caballo, necesitan habi- tar la llanura; 3 No existiendo estos cuadrúpedos, resulta inútil la «boleadora » pesada, y los indios se concretaban a usar las armas de que sacaban provecho. Que los viajeros citados no mencionen <« boleadoras », nO €s UN argu- mento contra su existencia. Pudieron no verlas o no querer mencionar- las, ya que no pudieron explicarse su uso ni tampoco averiguarlo. Tomar como única guía las citas de aquellas épocas, negando la existencia de todo aquello que ellas no mencionan, es un error que trae por consecuencia largas discusiones para llegar por último a so luciones contrarias. Aquellos viajeros famosos no vieron en manos de los indigenas «boleadoras », cuchillos y raspadores de piedra, arpones y anzuelos de hueso, adornos de concha y utensilios de ba- rro, que nos han sido revelados por descubrimientos casuales; en cambio nos hablan, repetidamente, de gigantes de doce pies que tra- gaban flechas, no muy largas felizmente, ya que sus arcos medían no- venta centimetros. CARDOSO : ORIGEN DE LA «BOLEADORA » Y DEL CABALLO 155 Pues bien : esas citas de Pigafetta, Transilvano, Areizaga y Otros, han servido para discutir tres siglos la colosal estatura de los Pata- gones que el P. Falkner redujo a siete pies con el gran cacique Can- gapol y su hermano Sansimian, que habitaban sobre el Río Negro. Empiezo por declarar que considero las citas que hace Outes, per- fectamente exactas. Conozco la prolijidad con que escribe sus estu- dios y esto me ahorra la tarea de consultar las obras que indica. Ade- más, ya las tengo revisadas hace algunos años cuando buscaba datos a propósito de la antigiiedad del caballo americano; datos que no en- contré por las razones apuntadas: esos viajeros no pasaron de la cos- ta, región inhospitalaria y escasez de agua, donde sólo vivían pobre- mente algunos indios cazadores y pescadores. Aquellos viajeros no se preocuparon en decirnos qué eazaban o pescaban esos indios y mucho menos detallarnos una fauna que debió serles casi totalmente desconocida. Oviedo, guiándose por un relato le la época, dice que Magallanes envió a tierra siete hombres en San Julián y los indios para obsequiarlos « mataron un animal que quería algo parescer a un asno salvaje, la carne del cual, medio asada, les pusieron delante, sin otro manjar ni bebida alguna » '. ¿Era aquello un potro salvaje o un guanaco? Para los que niegan la existencia del primero, era sin vacilar el segundo. Por mi parte, no formo juicio con semejantes citas, aun cuando me doy cuenta de la distancia que exis- te en cuanto a parecido, entre ambos animales y un caballo por más doméstico y puro que sea. Además, Oviedo, llamaba ya en aquella época dantas, a los guanacos y algunas páginas más adelante pone en boca del clérigo Areizaga (de la exp. de Loaysa) la siguiente frase : «por la costa de la mar la vuelta del estrecho, vian en tierra muchas dantas bravas, grandes y a manadas, e huian «de los cristianos, re- linchando como potros, e iban a saltos como lo suelen hacer los ve- nados » ?. En la página siguiente, refiriéndose Oviedo a lo manifestado por el P. Areizaga, dice : «Este nombre, danta, dansele los cristianos a aquellos cueros, no porque sepan que son de dantas: que a la ver- dad no lo son : sino unos animales que tiene el cuero grueso, como * Ovino Historia general de Indias, tomo II, página 10. Maximiliano Transil- vano, en su Relación dice: que al regresar los españoles hacia la costa acompa- ñados de tres indios patagones, «vieron venir de lejos por el monte un asno silvestre, y socolor de ir tras él se les fueron huyendo y escabulleron de las ma- nos los dos de ellos. » NAVARRETE, tomo IV, página 259. 2 Oviebo, Historia general de Indias, tomo 1, página 39. 156 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES de danta o mas. Adelante. cuando se hable de las cosas de Castilla del Oro, se dira mas largamente que animales son estos, por que se- eun lo que entendi de este padre clerigo, son los mismos animales que en la provincia de Cueva llaman beori, donde yo los he visto y comido en la Pierra Firme. » Los guanacos (o dantas) eran, pues, ya conocidas en aquella época, como semejantes alos de Tierra Firme. Búsquese entretanto otro cua- drúpedo patagón para identificarlo con el asno salvaje. ¿Cómo cazaron los indios aquella bestia extraña? ¿Con flecha ?... No nos lo dice Oviedo ni tampoco los compañeros de Magallanes: pero, para el que conozca la suspicacia, vista y olfato de un potro arisco o haya herido de varios tiros de fusil a un guanaco, sabe muy bien que no es con las diminutas flechas de silex usadas por los pa- tagones con lo que podía detenerse ninguno de esos animales. La bo- leadora era allí no sólo necesaria, sino también imprescindible, pues no era posible que cinco indios a pie pudieran rodear y cazar con fle- cha en tan breve tiempo un guanaco salvaje. En el año 1914, el naturalista señor Carlos Ameghino encontró en la costa sur y en piso chapalmalense una piedra pulida de las que usan los indios para fabricar sus laques («bolas»). La presencia de esta piedra tan prolijamente trabajada en terreno tan antiguo y las dudas que se suscitaron a este respecto, hizo que Ameghino se empe- nara en que una comisión de especialistas presenciara la extracción de algún otro objeto que allí se encontrara. Poco tiempo después, re- cibió aviso del señor Parodi, encargado por los museos nacionales de Buenos Aires y La Plata de la exploración superficial de esa costa, de haber aparecido otra piedra y un cuchillo de cuarcita que dejaba ¿n situ para que fueran extraidos por el senor Ameghino y las personas designadas para testimoniar el hallazgo, el cual fué encontrado en «posición primaria y considerado como objetos de industria humana, contemporáneos al piso geológico en que se hallaron depositados *.» Este importante descubrimiento se efectuó en la costa de Miramar y en piso chapalmalense (mioceno superior), lo que nos demuestra la antigtiedad del hombre en dicha región. Constataron el descubrimien- to hombres de ciencia que son respetados en nuestro pais, pero esto no ha impedido que se ponga en duda por algunas personas la anti giiedad del hallazgo, negando al indígena la elaboración de esa pie- ' Nuevas investigaciones geológicas y antropológicas en Anales del Museo Nacional de Buenos Aires, tomo XXVI, páginas 417 a 450. 1915. CARDOSO : ORIGEN DE LA «BOLEADORA » Y DEL CABALLO 157 dra; y aun cuando no se trata del piso actual sino del mioceno, creo no debo dejar en silencio un argumento sofístico que pueda servir de antecedente para embrollar las cosas. Se me dirá, también, que nada tiene que hacer Miramar con Pata- gonia; pero si ésta comienza para algunos en el Rio Negro, no faltan otros que para defender sus teorías traigan a los patagones hasta ha- bitar sobre el Salado; y donde van los indígenas, van sus armas. Un espíritu suspicaz puede, pues, sirviéndose de la conclusión de Outes, insinuar que si no usaban la «bola» los antiguos indigenas de la costa patagónica, mucho menos debieron usarla los primitivos de Miramar, resultando falso el hallazao de Ameghino. Es esto lo que quiero evitar, demostrando que la «bola» usada por el indígena en gran parte de la América del Sur y especialmente en las llanuras de la Argentina, ha podido muy bien hallarse en toda la costa atlán- tica de nuestro país y la que se encontró en Miramar, puede ser tan antigua como se piensa. El mayor argumento empleado, y confieso que es el más contun- dente, es la perfección con que esa piedra ha sido pulida, en una épo- ca tan remota (a fines del mioceno) pero, como se ha hallado otra se- mejante y piedras trabajadas en ese mismo lugar, no hay duda de la autenticidad de ese descubrimiento. Asi también lo afirman en el acta levantada los profesores que presenciaron la exhumación. Creo que esa «bola» ha sido trabajada con la misma técnica que empleaban los indios en época posteolombiana, técnica que conocían desde épocas muy lejanas: la rotación a mano de un guijarro rodado, en un agujero lleno de arena con agua. La forma ovicónica, con las dos puntas agudas, me convencen de su antigiiedad; primero traba- jaban un extremo y luego el otro, centrando por último los dos conos con la garganta destinada a la cuerda. La forma esférica, perfecta como una bola de billar, vino más tarde como un perfeccionamiento de la anterior. No deja de asombrar la confección de la primera y por eso se la combate, pero si aquellos indígenas encontraron un medio puramen- te mecánico de fabricar con perfección un arma de piedra pulimenta- da que conservaron hasta más tarde, ¿por qué negárselo ? ¿ Ha va- riado acaso la técnica de fabricación de Hechas y cuchillos entre los indígenas ? Nada de eso; en épocas muy modernas hacían esas mis- mas armas por los mismos procedimientos de antaño, y hasta podemos decir que las últimas son menos perfectas. Hoy se afila en el desierto un cuchillo sobre una piedra como lo hicieron los primeros hombres de la época del bronce o del hierro, y fabrica el presidario un punzón 158 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES de hueso a fuerza de restregarlo sobre las lozas de su calabozo. ¿ Por qué? Porque carece de otros medios y emplea el mismo movimiento mecánico que usaron los primeros hombres, para hacer la misma co- sa. Sacar chispas de los pedernales, soplar el fuego para activar la llama, quebrar a mano las ramas secas y asar la carne en las brasas, han cambiado acaso de modo de operar entre los modernos hombres del desierto y sus antepasados de edad primitiva? Absolutamente, no; y si el indio moderno puede por rotación hacer una «bola» de piedra, también pudo hacerlo su antecesor que pasaba sus horas de ocio fabricando sus pobres armas. ¿Quién le enseñó a redondear las piedras de ese modo ? El mar!... ante el cual pasaron muchas genera- ciones viendo redondearse los guijarros en las arenas de la playa... Negar al hombre primitivo el dón de la observación y de la pa- ciencia para imitar lo que la naturaleza o la casualidad le enseñaba, sería negar la chispa de inteligencia y de la inspiración que Dios le dió para que sobresaliera y sin la cual no hubiera llegado a los gran- des inventos que hoy son su gloria. Se podrá objetar que el hombre del mioceno carecía de esa inspi- ración del hombre del cuaternario; que sólo poseía un instinto de imitación, como el mono; que su salvajismo le impedía crear nada que no fuera eopia de la naturaleza que le rodeaba, y que sus obras no son otra cosa que esa imitación producto de ese instinto. Admitamos que ese hombre primitivo, esa caricatura humana, ese mono perfeccionado, que ya era, sin embargo, dueño del fuego y ta- llaba flechas de silex, no podía crear sino imitar, y que cuando no te- nía algo que le sirviera de muestra para guiar su instinto, no podía copiar. Ante esa objeción que intencionalmente admito, sólo queda buscar esa muestra que la naturaleza ofreció al habitante del piso chapalmalense sobre las riberas del océano. Justamente en esa época, según calcula Florentino Ameghino, ter- minó en Patagonia la época geológica que llama «formación tehuel- che» ; inmensa capa de rodados producidos por impetuosos torrentes que transportaron de las altas regiones de la Cordillera rocas de to- das clases cubriendo el territorio desde el Río Negro a Magallanes ». No es posible afirmar que el hombre de esa época ha podido presen- ciar los últimos arrastres de esos rodados ni el trabajo de pulimenta- ción a que los sometian los torrentes, pero, si no ha visto la labor de las aguas en toda su energía, ha visto en cambio su acción lenta y constante en determinados puntos y, lo que es incontestable, toda la extensa llanura y hasta sobre altas mesetas, las inmensas capas de euijarros de todos tamaños y formas, redondeados, pulidos y traba- CARDOSO : ORIGEN DE LA «BOLEADORA » Y DEL CABALLO 159 jados de tal modo que bastaban por sí mismo para servir de muestra y de enseñanza !. Con esto ya tenemos el medio con que la naturaleza inspiró al hom- bre terciario el modo de redondear las piedras: en Patagonia, el ro- dado tehuelche; en la costa oceánica, el trabajo del mar; pero, ¿y el cinturón que rodea la bola de Miramar, quién lo enseño? Eso nos lo dirá uno de los más antiguos exploradores de la Patagonia, que goza de alto erédito entre nuestros arqueólogos y etnógrafos. En el Resumen del diario del padre José Cardiel, en el viaje que hizo desde Buenos Aires a la sierra del Volcán y desde ésta siguiendo la costa patagónica, hasta el arroyo de la Ascensión *, encontramos lo siguiente : Que hallándose el padre Cardiel en dicha sierra el año 1747 for- mando un pueblo con el nombre de Nuestra Señora del Pilar del Volcán, se comunicó con unos pocos Puelches del río Sauce, 50 leguas más al sur que el Colorado (Río Negro), que estaban cazando yeguas baguales, y con este motivo supo que entre ambos ríos había gran número de gente mejor dispuesta para el Evangelio que los Serranos y Aucaes. Partió de dicho pueblo el 6 de mayo de 1748 en busca de aquella región del Sauce y a unas 37 leguas, «el día 14, caminando al sudeste por acercarse al mar, a dos leguas entraron sin pensar en una tierra sin pasto ni yerba, como campaña recién quemada, algo arenisca, y todo el día fué de la misma calidad. Siguiendo el tumbo ' En la costa marítima entre río Gallegos y río Coyle, existe un paraje de la barranca a pique sobre el mar que contiene infinidad de concreciones calcáreas de distintas dimensiones y perfectamente redondas, habiendo algunas adheridas entre sí de tal manera que ofrecen la forma de un 8, o de una calabaza de pere- grino, cuando se unen dos de distinto tamaño. Los indios llaman a ese paraje Korrigiien Kaik (paradero de las Boleadoras), siguiendo la costumbre de tomar de la naturaleza los nombres de los lugares y de las cosas. Ese antiguo hábito salvaje de inspirarse en la naturaleza e imitarla, ha llama- do profundamente la atención de más de un viajero al recorrer nuestras regio- nes del sur. El P. Domingo Milanesio, en su Etimología Araucana, dice con ese motivo: «Los araucanos al imponer su nombre a un lugar procuraban que las voces de que se componía fueran tales, que cuadraran simbólica y materialmen- te con las condiciones geográficas del suelo y con los productos del mismo. «No debemos extrañarnos si los nombres de lugares y de personas nos pare- cen a veces algo bajos y triviales. Debemos recordar que los araucanos apren- dían toda su muy escasa ciencia de la madre naturaleza : la vegetación les daba los modelos para sus grotescas pinturas : las aves, la modulación en los cantos, y hasta las costumbres e instintos de los brutos, muchas veces les servían de ejemplo para su vida moral y civil.» 2 ANGELIS, Colección de obras y documentos, tomo 5, página 5 del resumen. 160 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES del sur por dar pronto con el mar, hallaron unas piedras menudas, entre las cuales algunas coloradas y otras blancas, muy duras y re- dondas, y algunas tenían alrededor una raya como canal y como para atar un cordel : los indios las llaman piedras del diablo ». Aquí ya tenemos también la muestra de la piedra con ranura o cinturón, que sirvió de modelo al hombre primitivo. Éste la ensayó atándole una tira de cuero, y encontrándola útil, labró las piedras con ese detalle y las utilizó como «rompecabeza» y más tarde como arma arrojadiza. Ya tenemos inventada la «bola perdida », después vendrá el retobo de cuero fresco y más tarde la «boleadora »; pero entonces el enigmático habitante del chapalmalense será elevado a la categoría de «hombre» y recién se le reconocerá capaz de redon- dear y pulimentar una piedra. Será hipotética mi opinión, pero es también hipotética la que se empeña en una negativa que sólo se basa en la duda. En este dilema consulté a Carlos Ameghino y éste me dijo sin vacilación: «Para mí no existe hipótesis ni duda, y me importa poco lo que en con- trario se diga y escriba, discuta y niegue. Yo he hallado esa «bola » en pleno piso chapalmalense, acompañada de cuchillos, punzones y raspadores de silex, restos de un fogón, huesos quemados y otros enteros correspondientes a la fauna de esa época. Todo eso se encon- traba ¿n situ, cubierto por varios metros de tierra del piso chapal- malense y ensenadense, en una forma que excluye toda discusión de que fuera un hecho casual o un testimonio singular; siendo todo esto estudiado y comprobado por una comisión científica compuesta de profesores y especialistas que figuran entre lo más ilustrado de nues- tre pais '. Pocos dias después, el doctor Santiago Roth, geólogo del Museo de La Plata, inició en ese mismo sitio una investigación de mayor importancia, haciendo practicar en la barranea una amplia cortadura de muchos metros de profundidad en sentido transversal a ella, y encontró en el chapalmalense nuevos restos de la industria hunana, entre ellos una punta de flecha muy bien trabajada, media «bola» pulimentada, como las halladas anteriormente, y acompa: nando esos objetos un craneo de pachyrucos casi entero y otros fósiles característicos del mismo horizonte; lo que excluye toda sospecha de inclusión, derrumbamiento o motivo casual de la presencia de esos objetos allí. Mucho tiempo después, el doctor Roth, acompañado de ' En uno de los últimos viajes que hicieron a Miramar Jos señores Torres y Ameghino, encontraron una de estas piedras, la que desgraciadamente fué per- dida por el cochero a quien le fué encargada su custodia, CARDOSO : ORIGEN DE LA «BOLEADORA» Y DEL CABALLO 161 Parodi, hallaron restos de un gran mamifero en el mismo piso, y al empezar la excavación para extraerlo, apareció a la vista una punta de flecha enclavada entre los huesos; por lo que resolvieron dejar todo como estaba, hasta oportunidad de extraerlo ante testigos, y: que la palabra honrada de los hombres de ciencia no merece fe. «Ante esas pruebas de la industria humana en el chapalmalense ¿es posible admitir una hipótesis o iniciar una discusión ? ». El doctor Florentino Ameghino en el capitulo XI de su Antigiedad del hombre en el Plata, hace declaraciones importantes sobre el origen y uso de la bola que se ha encontrado, tanto en poder de los indige- nas al iniciarse la conquista, como en los antiquísimos cementerios y «paraderos » de los mismos. En su extensa disertación empieza por hacer presente que la «bo- la» no sólo ha existido antiguamente entre los indígenas americanos sino también en los demás continentes, inclusa Europa, y hasta en las islas de la Oceanía, habiéndola clasificado los arqueólogos y an- tropólogos como piedras de hondas, aun cuando algunas de ellas tenían atada al surco o cinturón de la piedra, una cuerda destinada a lanzarla como una «bola perdida ». Este error en la clasificación de ese obje- to hace decir al doctor Ameghino: « Esto prueba que los viajeros han confundido generalmente la variedad de honda que nosotros llama- mos bola, con la verdadera piedra de honda. Es natural suponer que los antiguos viajeros han hecho la misma confusión ! ». En las páginas 438 y 439 del mismo capítulo, hace Ameghino los juicios siguientes : « Considero la bola arrojadiza del Plata como una simple variación de la piedra de honda, y ésta como un arma que ha sido de un uso general en toda la superficie de la tierra. «Esto nos prueba también, que las trazas del hombre terciario no deben buscarse solamente en puntas de flechas y raspadores más o menos groseros, pero sí con preferencia en objetos de este tipo que el hombre de esa época forzosamente debió haber conocido. » Más adelante agrega: « La honda fué un arma propia de todos los países en que abundan las piedras, y la bola, de las comarcas en que ' Encontramos un ejemplo de esto en el « Apendice a la Relacion del viaje al Estrecho de Magallanes de la fragata de guerra Santa María de la Cabeza, en 1785-86», donde dice: «La honda, en cuyo manejo son diestrisimos, la hacen de intestinos de varios animales ». Al describir esa arma dice : «Honda. — La hon- da tiene dos usos, uno para despedir la piedra, y otro para amarrarse la piel que traen a la cintura; el sitio donde colocan la piedra es de cuero y el cordel de tri- pa de pescado, y lo mismo son todas las que usan » (V. pág. 486). ANAL. MUS. NAC. — T. XXVI (JUNIO 15, 1916) 11 162 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES son escasas; pero muchos pueblos que tenían por principal arma la honda, hacían uso de la bola, y otros que sobresalían en el manejo de esta última, conocían la honda ». Esta juiciosa observación es muy lógica, pues donde escaseaba la piedra o no la había, como en nuestras dilatadas Manuras, era impo- sible la honda por falta de proyectiles, siendo reemplazada por una bola atada a un cordel corto que llevando en su manija un puñado de plumas o lana de guanaco tenido en un color vivo, serviría para ser arrojada pudiendo encontrarse con facilidad y utilizada nuevamente. Es esta nuestra bola perdida, de tan antiquísimo uso que Ameghino predijo se encontraría como perteneciente al hombre del piso terciario ; predicción que se ha cumplido, como muchas otras, a despecho de los incrédulos. El trillado argumento de que no fueron mencionadas por los viaje- ros y conquistadores, tiene también una contestación de Ameghino en la página 442, cuando dice: «Los caribes de las Guayanas y de las Antillas también hicieron en otro tiempo un uso muy general de las « bolas » arrojadizas, y bien que el hecho no haya sido menciona- do por ningún autor contemporáneo de la conquista, lo prueban los numerosos objetos que de este tipo se han encontrado en estos últi- MOS anos. » Estas y otras argumentaciones de aquel sabio clarovidente vienen a demostrar que los que combaten el hallazgo de Carlos Ameghino en el terciario de Miramar, no han leido bien las obras de Florentino Ameghino. A continuación de estas declaraciones, en el capitulo XII, Ame- ghino se ocupa del Hombre prehistórico en Patagonia, y refiriéndose a los descubrimientos del doctor Francisco P. Moreno, relacionados con los hallazgos de distintos objetos en los cementerios y « parade- ros » indígenas de dicho territorio, dice: «Como en Buenos Aires y la Banda Oriental, en los cementerios y paraderos prehistóricos de Patagonia se encuentra un gran número de bolas de diorita, pórfiro, arenisca endurecida y otras piedras. Son de formas diversas y muy bien trabajadas. He visto perfectamente esféricas, y el doctor Moreno menciona de forma ovoidea. Casi todas las bolas recogidas en Patago- nia presentan un surco alrededor ». En cuanto a la perfección con que algunos de esos objetos prehis- tóricos han sido trabajados, superando «a los mismos modernos, dice Florentino Ameghino: «Se explica fácilmente que los Tehuelches hayan abandonado el uso de la flecha y del dardo para adoptar el de la lanza y el del caballo, puesto que mejoraron en el cambio; pero no CARDOSO : ORIGEN DE LA «BOLEADORA» Y DEL CABALLO 163 se explicaría con la misma facilidad el por qué abandonaron el uso de fabricar tiestos de barro, puesto que no los han substituido ventajo- samente hasta en estos últimos años. « Tampoco los indios actuales de Patagonia saben trazar inserip- ciones sobre rocas, ni sobre huesos, ni sobre placas de esquistos, ni tienen ningún recuerdo ni tradición al respecto. Me parece, pues, de más en más evidente, que todos esos rastros de pueblos más civiliza- dos, pertenecen a razas que han completamente desaparecido. » Ustas pocas líneas unido a lo anterior, nos prueban que Ameghino tuvo ya en la época que eseribió su libro, la certidumbre de la anti- giiedad del hombre en aquellos parajes; haciéndolo nacer y habitar en el terciario, llegar a un cierto grado de adelanto y civilización más tarde, para emigrar y desaparecer después, llevando a otras re- giones más ricas en elementos naturales su industria y perfecciona- miento, mientras los pocos que quedaron rezagados, perdían poco a poco su primitiva cultura conservando sólo sus hábitos y armas de pueblos cazadores y pescadores. Por eso es que en pisos muy antiguos de la costa de Necochea, se encuentran anzuelos de hueso admirable- mente trabajados, puesto que presentan la desviación lateral de la punta ancorada como los anzuelos de las mejores fábricas modernas; y en Cabo Blanco se han descubierto grandes arpones de hueso de ba- llena, junto con bolas de mayor volumen y peso que las usadas por los patagones en estos últimos siglos, siendo de notar que en todos los pisos a partir del terciario, la bola, en distintas formas y diversidad de piedras, es un jalón que marca claramente la existencia del hom- bre y su marcha a través de casi todas las regiones de la tierra. Este jalón misterioso ha llamado la atención de los antropólogos europeos, y las piedras de honda van perdiendo esa designación para tomar el de la «bola arrojadiza » con que la designó Ameghino. En una obra modernísima ' que tengo a la vista, su autor se declara par- tidario de esa opinión con las siguientes palabras : «Bolas de piedra, arrojadizas (que debieron estar fijas a una cuer- da), fueron encontradas en el yacimiento del Paleolítico superior del tardo Mousteriano de la Charente (Francia oriental) y en la célebre Gruta de Spy (Bélgica). La piedra arrojadiza fué también contempo- 'áneamente un instrumento que los salvajes y nuestros muchachos semisalvajes emplean para bajar las frutas de los árboles. Recuérdese además, la lucha de David con Goliath, los honderos de los ejércitos ' Mauricio HOERNES, «41 hombre.» Historia natural y prehistoria. Versión ita- liana del doctor Velio Zanolli, Milan, 1913; tomo Il, página 204. 164 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES antiguos y la honda de los kjókenmódinger de Dinamarca. El suelo pedregoso fué la gran escuela del arte de la ballesta, y los pueblos pastores fueron los primeros maestros, porque tuvieron necesidad de ejercitar este arte, sea para defender sus rebaños, sea para domi- nar sus perros, sea para recoger sus animales dispersos y reconducir- los al establo. Una variante de la honda es la cuerda ligada a una bola, de la cual se originó después el simple lazo, que es indigena de la América meridional y del Egipto antiguo y se encuentra también en los pueblos Hiperbóreos; no sabriamos decir con qué difusión fué usado este instrumento en la antigua Europa. «A la cuerda, con o sin bola arrojadiza (bola y lazo) que encontra- mos entre los egipcios de la época faraónica y entre los pueblos de los Andes, como también entre los Sármatas de la Europa antigua, se ha atribuido con razón un gran valor como elemento de civilización que favoreció el paso del estado de cazadores al de pastores. Este instru- mento permite de hecho al hombre apoderarse de los animales sin necesidad de matarlos. » Estas apreciaciones que confirman lo dicho por Ameghino en la obra mencionada y elevan el uso de la bola a la categoría de arma sabia, que domina sin matar, por cuyo motivo fué adoptada por los hombres antiguos y modernos, llegando a ser elemento eivilizador dle pueblos. nos conduce a la siguiente reflexión : ¿ Sería posible que objeto tan útil, que fué adoptado por todos los pueblos que lo cono- cieron, y estuvo en uso con más o menos difusión en toda la América del sur, fuera empleado por los hombres de Miramar sin que lo cono- cieran y adoptaran sus vecinos los patagones ? No, seguramente. Si hoy los hombres buscan las armas más perfeccionadas y los instru- mentos más útiles entre los millares de modelos inventados, enton- ces, cuando habia bien poco en que elegir y el objeto podía fabricarlo el mismo interesado, es bien seguro que el indigena de Patagonia no despreció aquel modelo único en su género y que, en su especie, no ha superado todavía ningún otro pueblo salvaje '. La rebusca de antecedentes demostrativos de la antigiiedad del uso de la «bola» por los patagones me ha traído a esta digresión que no tiene nada que ver con las conclusiones del trabajo del señor Ontes, quien no se ocupa de asuntos de Miramar sino de la Pata- ' Don Juan TF. de Aguirre, que vino con Azara en 1783, escribe en su Diario que los indios Aucas del valle Peguenmapu, meridionales al Río Negro (Neu- quen?) funden metales, y agrega: «He visto unas bolas de cobre de su fábrica, bien hechas. » CARDOSO : ORIGEN DE LA «» que encontraron dos ma- nadas de más de 1500 yeguas y los 43 indios a caballo que con él venían se desparramaron, como acostumbran en tales encuentros, y en el término de media hora sólo consiguieron agarrar dos, uno de cada manada ». La gran dificultad de poderse aproximar a esos animales tan sus- picaces y vigilantes en llanura tan abierta, es justamente la ventaja que ellos buscaban, habitando la pampa inmensa de preferencia al bosque y la serranía, donde el indio y el tigre podían acercarse y sorprenderlo. El caso citado por de la Cruz no es único y lo repiten todos los viajeros que han eruzado las pampas desde la conquista hasta épocas modernas, encontrándose entre estos últimos el doctor E. S. Zeba- llos, quien nos refiere varias difíciles cacerías de caballos salvajes, y no de los más ariscos, pues ya estaban habituados a ver ginetes y caballadas domésticas. No pasó así en 1581 cuando Garay, después de fundar Buenos Aires, fué por tierra hasta Cabo Corrientes, pues «no los vieron, y supo había caballos por noticias que le dieron los indios» .. El hecho de no encontrarlos no debe llamar la atención, pues la aproximación de los españoles bastaría para espantarlos o coinci- diría con una emigración de la costa, ya que estos animales eran de una movilidad pasmosa. Falkner nos dice a propósito de las emigra- ciones de los caballos salvajes lo siguiente : <« «.. Los caballos salvajes no tienen propietario; ellos andan errantes en grandes tropas por las vastas llanuras, terminadas al levante por la provincia de Buenos Aires y el océano hasta la embocadura del río Colorado; al poniente por las montañas de Chile y el primero de los ríos que llevan el nombre de Desagiiadero; al norte por los mon- tes de Córdoba, de Yacanto y de Rioja; al sur por las florestas que sirven de límite a las posesiones de los Tehuelches y de los Divihets. Ellos corren de pradera en pradera, van contra el viento, y en una correría que yo hice por el interior de este país en 1744, habiendo acampado en diversos lugares de estas llanuras durante un espacio de tres semanas, encontré tan gran número que yo no cesaba de hallarme rodeado... «A veces ellos pasaban cerca de mí en tropas cerradas, que cu- brían dos o tres leguas de terreno, y durante una quincena de días * Cartas de Garay (1582) y Rivadeneira (1581). 168 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES no fué sin trabajo que yo y los cuatro americanos que me acompa- naban escapamos al peligro de ser derribados y pisoteados por esa multitud errante. En otras épocas yo he pasado por estos mismos parajes sin percibir ninguno. » Esos caballos salvajes han desaparecido hoy. Los últimos que exis- tieron, después de la conquista del desierto en 1550, se refugiaron en so número en los valles lejanos de la Patagonia donde tuyo noti- cias de ellos el naturalista señor Alcides Mercerat y algo después don Antonio Pozzi, preparador de este Museo, quien refiere que un pobla- dor de Tres Cerros hacía tres años perseguía sin resultado una pe- queña tropilla de caballos salvajes que habitaban en los valles de una serranía cercana sin poder cazar un potro cuya presencia le seducia. Este ejemplar de equino, por lo astuto y vigilante, nos recuerda el famoso Napoleón de los caballos que cita Vilanova al hablar de los 'aballos salvajes de Gascuna !. ¿Desde cuándo hay tradición o noticia de existir caballos en Pata- gonía? La documentación que poseemos es muy pobre al respecto, pero tiene su parte interesante porque coopera en la aclaración de asunto más importante. En la « Declaración» del capitán Hernando Rivera, prestada en la Asunción a tres días de marzo de 1545 ante escribano y testigos, y con juramento en un libro misal que tenía en las manos Fray Francisco Paniagua, en el Monasterio de Nuestra Señora de la Merced », entre otras cosas dijo : «hay más adelante hacia el estrecho, otros indios, entre los cuales hay algunos descendientes de blancos, segun ellos dicen, y andan vestidos y tienen espadas y andan a caballo, pero no en caballos, antes en las señas que dan son borricos; creese que estos son de los que envió el obispo de Plasencia al Estrecho de Maga- Manes, los cuales trajeron a aquella tierra garanñones y hembras de ellos » ?. El paraje indicado en esa declaración, se hallaba al sur de la miste- riosa región de los Césares, que se decia habitada por hombres blan- eos. Esto bastaría para poner en duda la noticia, pero no deja de cau- sar sorpresa la mención que se hace de caballos con tan salvaje aspecto, cuando tenemos la declaración de Oviedo, que se refiere al «animal VILANOVA Y PreRaA, La Creación : historia natural, tomo II, página 22. - Manuscrito número 7331 de la Biblioteca Nacional. El Obispo de Plasencia, Don Gutierre de Vargas, a quien se refiere el capitán Rivera, armó tres navíos que entregó a Alonso de Camargo (octubre de 1539). CARDOSO : ORIGEN DE LA «BOLEADORA>» Y DEL CABALLO 169 que parecía algo a asno salvaje » cazada por los Patagones en San Ju- lián para obsequiar los marinos de Magallanes; la de Sarmiento de Gamboa en 1580, y por último la que hallamos en la obra de Angelis en el Viaje ú la ciudad de los Césares, por Silvestre Antonio de Roxas, en 1706, que dice que sus habitantes «tienen caballos » ?. Con la declaración de Rivera, serían cuatro por consiguiente, las noticias que se tenían hasta 1700 de la existencia en Patagonía de caballos salvajes o domesticados, refiriéndose las más antiguas a los primeros. Lo más curioso y sugerente de esa declaración, es que se tuviera noticia en 1545 de caballos en la Patagonía y se hablara de ellos en la Asunción donde se habían pasado sin cabalgaduras hasta que vino Cabeza de Vaca en 1542 trayendo veintiséis. Si los conquistadores no hubieran tenido noticias positivas de la existencia de caballos en el sur de su conquista, se hubiera guardado muy bien el capitán Rivera de hacer tan solemne declaración que lo ponía en ridículo caso de ser inexacta y no hubiera sido admitida por el elérigo sin protesta, en aquella época de fanatismo religioso. Por eso tal vez, Rivera, apro- vechó los rumores que correrían de caballos salvajes en la Pampa y colocó aquellos de que tuvo noticia tan extraña en una región en que nadie podía ir a buscarlos; pero, de todos modos es un indicio de que ya en aquella fecha se conocía la existencia de caballos hasta en apar- tadas regiones del país. Dejo constancia del hecho a la espera de nue- vos comprobantes. Si para el árabe el caballo es el compañero de sus correrías, el ami- go de la familia, el animal de más valor : para el indio era el mejor alia- do de sus malones, la más alta ofrenda de su culto y el manjar más exquisito de su predilección. Para que el cabalio sea entre los demás animales el preferido del indio y el único empleado en los sacrificios y ceremonias de su rito, es necesario que sea muy antigua esa costumbre pues las razas salva- jes no cambian así no más un hábito tradicional de su pueblo. No encuentro constancia aleuna de que los indios declararan espon- táneamente que el caballo salvaje que llenaba las llanuras argentinas era indígena. Tampoco lo preguntaron los viajeros que las visitaron : para aquellos buenos conquistadores, los caballos, los cerdos, los perros y los gatos, debían ser de España, y cuando los hallaban en estado salvaje, resultaban alzados del real más próximo. *-0b. cit., tomo I, página $. 170 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Por fortuna poseemos una tradición indigena que no deja de ser interesante y la que fué transmitida al viajero P. Falkner por los indios del sur. Es la siguiente: « Estos indios creen que sus divinidades bienhechoras han hecho el mundo; que erearon los indios en sus cavernas y les dieron la lanza, el arco, las flechas y las bolas de piedra para combatir y cazar ?. Ellos piensan que los dioses de los españoles procedieron del mismo modo con ellos y que en lugar de arcos les dieron fusiles y espadas. Suponen que cuando los cuadrúpedos, las aves y los insectos fueron creados, los más ágiles salieron primero de las cuevas que sirvieron de talleres al gran creador, pero que los toros y las vacas fueron las últimas y que ellas espantaron tan fuertemente a los hombres con sus cuernos, que estos cerraron la entrada de las cavernas con grandes piedras. Esta es la razon que ellos aducen y por la cual no tenían ganado vacuno antes que los españoles lo hubieran traído, habiendo dejado este pueblo las cavernas abiertas en esa oportunidad ». Esta tradición podría parecer muy moderna, ya que el indio decla- ra no conocer la raza bovina hasta que la trajeron los españoles (lo que no sucede con el caballo), pero podría resultar antiquísima si tu- vieron noticia del feo bisonte norteamericano y fuera la salida de la fabulosa caverna una alusión fantástica al difícil pasaje del istmo de Panamá. ¿ Es esto una fantasmagoria?... Otras peores corren el mundo de las tradiciones. ¿Se ocuparon los conquistadores en averiguar si el caballo salió de la caverna por donde pasó el feo guanaco, el sucio pecarí, el sangui- nario tigre y el extravagante avestruz ? Para qué, si era alzado... El empleo del caballo en los sacrificios rituales del indio es bien conocido. D'Orbieny refiere que «cuando nace un indiecito se busca un padrino que le dé un nombre y para esta ceremonia se mata una yegua y con el corazón aún palpitante hace al niño una eruz (?) en la frente diciendo: Tú te llamarás tal». Después de esto el padrino eleva el corazón en alto y pide que viva el niño. Termina la fiesta comiendo la yegua sin dejar nada. Se ve, pues, que el animal elegido para tan tradicional ceremonia, así como para celebrar los grandes acontecimientos en la familia o en la tribu del indio, es el caballo, animal euya tradición debe ser secular en el indígena; y debemos pensar que si éste hubiera hecho uso del guanaco, del avestruz o de ' Según esta tradición, la «bola perdida» es tan antigua como el hombre en ». £ de Patagonia. CARDOSO : ORIGEN DE LA «BOLEADORA » Y DEL CABALLO 171 algún otro, no hubiera cambiado sus antiquisimos ritos por un animal desconocido, domesticado por sus enemigos. En los funerales de un indio o en su casamiento, figuran caballos y yeguas sacrificados al rito tradicional. El caballo es para el pampa, lo que el tigre para el guaraní : un símbolo y una superstición. Los indios del sur, pampas y patagones, son grandes consumido- res de carne de caballo y avestruz, desdenando de tal manera la de vaca y carnero que basta esto sólo para demostrar que el primero fué su alimento desde épocas muy remotas, antes que los segundos fueran importados. Esta costumbre nos recuerda la de varios pue- blos europeos que habituados a un género de alimentación, no la cam- bian por otros alimentos, aunque éstos sean superiores en gusto y ca- lidad. Azara observa que habiendo gran abundancia de caballos y vacas, los indios no comían sino de lo primero: pero, cuando las vacas silves- tres llegaron a la cordillera los indios de aquellos cantones empezaron a comerlas y vender el resto a Chile. Esto parece indicar que los que- 'andíes, habituados a comer caballo, no hicieron caso del ganado 'aCuno, que no conocían. D'Orbieny ha hecho notar que el indio pudo domesticar el guanaco, así como los peruanos, bolivianos y calchaquies domesticaron la llama, pero, parece que el indio patagón y el pampa no sintieron tal necesi- dad ni se les ocurrió tan provechosa invención, que tal vez no desco- nocían, pues no se maravillaron de ver los ginetes de Mendoza a los que trataron duramente. Más adelante, sin poder precisar fecha, domesticaron el caballo; los patagones como carguero, los pampas como cabalgadura. Esta diferencia en el modo de utilizarlo, demuestra que el patagón no tenía gran preferencia por el caballo, y también que las costumbres de esos indios de las serranías, eran distintas de las del habitante de la llanura que utilizaba el caballo desde los primeros tiempos de la conquista, pues, según Madero *, hacía 1566 los querandíes montaban a caballo « y revoleaban las pelotas de piedra ». En todas estas acciones de la vida indígena se ve la predilección del indio por el caballo sobre los demás animales, predilección que viene seguramente desde época muy remota, pues como lo observa Azara, «ninguna nación salvaje ha abandonado sus antiguas costum- bres, asemejándose en eso a los cuadrúpedos salvajes » ?. ' Historia del puerto de Buenos Aires, página 172. + Azara, Voyages dans Y Amérique méridionale, tomo 1, página 45. 172 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Madero no nos dice de dónde sacó el dato mencionado, pero es indiscutible la inmensa cantidad de caballos que poblaban en aquella época, no sólo las pampas argentinas, sino también las del Uruguay, adonde no pudiendo cruzar las cinco yeguas de la fábula de Ruy Díaz, se hace descender los baguales de los caballos que llevaron los españoles en 1552 a la colonía de San Juan, sobre el río de este nombre !. Los caballos que poseían los españoles en aquella época, no eran tantos como para que los cuidaran tan mal, y no hay noticia de que el capitán Romero llevara algunos para fundar esa colonia siendo artículo tan caro; pues consta de documentos oficiales que el gober- nador Irala pagó un año antes 4000 pesos oro por un caballo morcillo. En cambio, después de la fundación de Buenos Aires, aparecen tan innumerables caballadas, que a 9 de marzo de 1583 dice Garay, «dejó sacar al gobernador de Chile don Alonso de Sotomayor más de tres- cientos caballos. » Y Mama fuertemente la atención el hecho de que se sacara tal número de caballos de Buenos Aires, fundada hacía un año y medio apenas, para llevarlos a Chile, donde los había desde antes de 1541, en que Valdivia fundó la ciudad de Santiago y diez años des- pués la de Concepción, siendo su palafrenero el joven Lautaro, más tarde famoso general araucano que aprovechó sus habilidades de ginete para transmitirlas a sus soldados: como dice Ercilla en el :anto XIL de su Araucana, octavas 15 y siguientes : «Que, para que no andéis tan al seguro, acuerdo de tener tambien caballos, y de imponer mis súbditos procuro, a saberlos tratar y gobernallos. » Otra carta tan importante como la de Garay, es la del tesorero Montalvo, que con fecha 25 de agosto de 1587, dice que «a princi- pios del año 15855 el teniente general Juan de Flores Navarrete en- vió a Buenos Aires un mandamiento y con pena al teniente que aquí estaba (Rodrigo Ortiz de Zárate), para que dejase a cierto hombre quel general envió, llamado Duarte Nunez, portuguez, que fuesen a las yeguas y matasen trescientas o cuatrocientas y les quitasen las colas, diciendo que era muy buena mercaderia para ir con ella a la costa de Guinea a rescatar negros, y asi trajeron mas de trescientas 'LAZARa, Apuntamientos para la historia natural de los cuadrúpedos, ete., tomo ll, página 204, CARDOSO : ORIGEN DE LA «BOLEADORA>» Y DEL CABALLO 1 5] cincuenta colas de caballos y yeguas »... Para matar éstas, « hirieron y murieron mas de otras tantas de arcabuzasos, euyas colas dejaron podrir » !. Sumados estos animales a los llevados a Chile, pasamos largamen- te del millar; y si pensamos que fueron cazados con arcabuz de me- cha que alcanzaba escasamente a doscientos metros en tiro normal, fácilmente podemos darnos cuenta del número enorme de esos ani- males que tan difícilmente se cazaban y del poco valor en que se les tenía, pues se atacaba y destrozaba sin compasión las grandes mana- das que poblaban los campos, tan sólo para utilizar las colas. Fueron estos negocios de caballos y sas productos en crines, cue- ros y grasa, los que excitaron la codicia de las autoridades locales llegando la bulla hasta el Adelantado Torres de Vera que se hallaba en la Asunción, quien considerando pingiie el negocio, resolvió aca- pararlo. De ahí nació el pleito con el Cabildo de Buenos Aires que duró hasta 1591, siendo resuelto en favor de los pobladores de esta ciudad >. Resulta de los mencionados documentos, que en 1582 se exporta- ban caballos de Buenos Aires, fundada en junio de 1580, para condu- cirlos a regiones en que habia poblaciones españolas desde 1540, siendo éstas más numerosas y en latitud semejante, y en 1585 se des- truían las yeguadas para negociar con las colas en las costas africa- nas. La abundancia prodigiosa de esos animales destruye la teoría de que ellos pudieran descender de las «cinco yeguas y siete caballos ». que según Ruy Díaz de Guzmán, abandonara Mendoza en 1536, des- preciara Ruíz Galán en 1538 y olvidara Martínez de Irala en 1541, prefiriendo ser caballeros de a pie, a recogerlos del campo. Muchas objeciones se han hecho contra el caballo criollo, pero todas se han estrellado ante el cálculo de la producción genésica que pue- den dar cinco yeguas en cuarenta años, resultando ésta tan exieua al lado de la enorme cantidad de caballos existentes en 1581, que ni aun cuando Mendoza hubiera dejado en libertad los «72 yeguas y caballos que traía» (según Sehmidel), no hubieran llegado nunca a producir más de 12.500 animales, es decir menos de la sexta parte de los 50.000 calculados por el tesorero Montalvo en aquella época. Indudablemente, Montalvo, ealenló la producción de las cinco ye- ' MADERO, Historia del Puerto de Buenos Aires, página 257. 2 A, CARDOSO, Antigiiedad del caballo en el Plata, en Anales del Museo Nacio- nal de Buenos Aires, tomo XXII, páginas 371 y 459. 1912. 174 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES guas aplicándoles una progresión geométrica creciente, mediante la cual duplicaba cada tres años las madres y potrillos, sin tener en cuen- ta que no todas las crías eran hembras, que había productos malogra- dos, potrillos muertos, y que las madres también estaban sujetas a la misma suerte, ya que se trataba de animales sin cuidado y abandona- dos en una región infestada de tigres y de pumas, sin contar el indio que los cazaba con la «boleadora» para alimentarse con su carne. Montalvo prescindió de ello y duplicando cada tres años el núme- ro de los animales, legó exactamente al resultado de la siguiente regla aritmética: «Un término cualquiera de una progresión geomé- trica creciente, es igual al primero multiplicado por la razón elevada a la potencia indicada por el número de términos que le anteceden » ; y dividiendo el tiempo desde el año 1541 hasta el de 1550 en fraeccio nes de tres años, obtuvo catorce términos (sin contar el primero), planteando su cáleulo asi ': D (22 S1:920 A pesar del error de Montalvo en duplicar siempre madres y crias sin descontar un 20 por ciento de pérdidas (por lo menos), su cálculo está basado en el tiempo que tardan las yeguas en producir (tres años), teniendo por consiguiente en cuenta, dos factores principales : madres y tiempo. No pasa lo mismo con los que prescinden de ese , Progresión del tesorero Montalvo Potencias de 2 SEMI teta tete eve 5) = 5 San Oo da = 4 20 => yo OA 10 ooo ono ao = S 30 == OA 10 2i= 20 dao ao ona = 16 po SRA 20 TG 40 AO dada 32 y == oooO A ES su CS SO Ono = 64 62 == OIDO IS == 160 SOS 128 (0 2 PESO OO 160: 2= 320 SORDO MbaO a = 256 80 == sob odonOn EAN A == 640 OD OOOO 512 go AAA 6140 X 2 == 1.280 OOO = 1.024 109 AO 1.280 X 2 == 2.560 O = 2.048 MINS ob a ono 2.560 2 5.120 o Das = 4.096 120 OO OO >.120 2 = 10.240 HA OO = 8.192 130 Soba as 10.240 X 2 20.480 SS Cl SN = 16.384 140 IO OO 20.480 X 2 40.960 SOLO O = 32.768 159 DARIO 0.960 X 2 81.920 OO anos = 65.536 El 15% término es igual al primero (5) multi- baaa = 131.072 plicado por la razón (2) elevada a la 14% poten- ANO GOO 262.144 cia expresada por los términos que le anteceden. 28 daña = 524.288 e 5 XX 16.384 81.920 AO e = 1.018.576 CARDOSO : ORIGEN DE LA «BOLEADORA» Y DEL CABALLO 175 tiempo y agregando el padrillo, duplican todos los años, con lo cual repiten el conocido cálculo de Sessa y su tablero de ajedrez. «El tiempo en que se reproducen los mamiferos es distinto según la especie, y en veinte años, por ejemplo, no tienen el mismo número de términos las progresiones de los equinos, bovinos y ovinos, puesto que el periodo de gestación es distinto en cada especie, así como talm- bién el tiempo que cada nuevo animal del sexo femenino tarda en ha- llarse suficientemente desarrollado para poder reproducir.» Es un error por consiguiente, hacer parir todos los años las yeguas y sus crías, cuando la gestación de los equinos oscila entre once y once y medio meses y ni siquiera se da tiempo a los recién nacidos para des- arrollarse. Una prueba de ello es que si tomamos cinco yeguas y un padrillo, en total seis animales, y los hacemos reproducir durante veinte años siguiendo esa progresión, obtenemos lo siguiente : 6 AE ZAG porque la razón (2) elevada a la 20* potencia es jgual a 1.045.576 y esta cantidad multiplicada por los seis animales del primer término da exactamente ese resultado. Se ve claramente que han parido to- dos los años las cinco yeguas, los recién nacidos y también el padri- llo (!), pero, así son los cálculos disparatados. Por ese sistema cinco yeguas y un padrillo, se convierten en dos años en veinticuatro ! o o que es lo mismo: 6 4 — 24 El deseo de multiplicar las «cinco yeguas de Ruy Diaz» hasta identificarlas con las «montañas de caballos» ' del mismo autor, ha llevado a los impacientes o contar los « bagiiales » por millones, ere- yendo que con una multiplicación descabellada fuera posible destruir una verdad evidente. Esos millones no me espantan ni me asombran; y después de haber demostrado por un cáleulo sencillo pero seguro, ajustado a reglas zootécnicas que se refieren a la reproducción de los equinos y aplicadas a las condiciones en que se hallaban las supues- tas yeguas abandonadas, que éstas no han podido multiplicarse tan- to ni pasar de 1500 cabezas, voy a mencionar caballos por millones, habitando las llanuras pampeanas; y como no es posible que después * «en América llaman montañas a los grandes bosques», AZARA, Apuntamientos para la historia natural de los cuadrúpedos, tomo I, página 284. 176 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES de llevar 300 a Chile y matar S00 a tiros, aparezcan los campos cu- biertos por yeguadas, lógico es suponer que solamente varios siglos de procreación entre esos animales pudo producir semejante número de caballos, y por consiguiente eran indigenas, ya que sólo podemos senalarles medio siglo a los importados, sin tiempo y número sufi- ciente para alcanzar esa multiplicación. Veamos la prueba documen- tada que por ahora tenemos : Don Hernando de Montalvo, real tesorero del Río de la Plata, en carta dirigida al rey en 1585, eleva el número de caballos a 100.000. Mas tarde, cuando se suscitó la cuestión por los cómarrones entre el Adelantado Torre de Vera y el Cabildo de Buenos Aires, el gobierno español se interesó en saber qué habia de verdad en todo ese asunto teniendo tal vez en cuenta las denuncias del real tesorero, y en real cédula de 19 de octubre de 1594, pidió se le informara sobre la can- tidad de caballos que había en la región de Buenos Aires. Probablemente no fué contestada la real cédula en forma satisfac- toria, interesados como estaban los colonos bonaerenses en la propie- dad de los caballos salvajes, y temerosos, tal vez, de que se sospecha- ra en España por el número de esos animales que nunca pudieron tener el origen que intencionalmente se les atribuía '; el hecho es que cuando lHegó en 1599 el gobernador Valdés y de la Vanda, que se pre- sentó de improviso en el Plata y se introdujo cautelosamente en Bue- nos Aires, uno de sus primeros actos fué contestar esa real cédula e informar al rey sobre el número de caballos que poblaban los campos de Buenos Aires en la región explorada. Los siguientes documentos dan cuenta de la mencionada informa- ción: «Mi Gobernador de las Provincias del Rio de la Plata: Por parte de la ciudad de la Trinidad de esas provincias se me ha suplicado le haga merced de las yeguas comunes cimarronas que andan por los campos... quiero ser informado de lo que en esto se podrá hacer y qué yeenas son las comunes que dice la dicha ciudad y qué cantidad y lo que valdrán y qué convenientes e inconvenientes se podrán seguir de mandarlas dar a la dicha ciudad y a quién y por qué causa; Os man- do que me enviéis relacion de todo, con vuestro parecer dirigida al Consejo de Indias, para que vista se sirva proveer lo que convenga. ' En aquella época poco se ocupaban de esas cosas. Azara, dice en 1800 : «aquí no se ponen herraduras... ni se conoce la edad por los dientes, ni hay albeita- res », pero tal vez ignoraba que su compañero de viaje, Don Juan F. de Aguirre, escribia en su Diario : «aquí las vacas paren dos veces al año » !! CARDOSO : ORIGEN DE LA « Continuando mi cáleulo publicado en Anales del Museo Nacional de Buenos «Lives, tomo XXII, página 433, obtendremos en el año 1600, la cantidad de 9626 cabezas, como máximun de producción de las cinco madres en 60 años. 150 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Diego García, Gaboto, Cristóbal Jaques, Loaysa, Rodrigo de Acuña y algunos otros entraron al río de la Plata y pasaron por delante del cerro de Montevideo, sín verlo, puesto que no lo mencionan. Tan sólo, Albo, de la expedición de Magallanes, tuvo ojos en aquel tiempo. ¿Hay en esto argumento para discutir la existencia del cerro y alegar que está creciendo desde la época de Mendoza ?... Un caso típico de la indiferencia con que los conquistadores mira- ban lo que descubrían, es lo sucedido con el maiz. Caboto y sus com- paneros lo hallaron en esta tierra cultivado por los guaranies y se alimentaron con él, hallándolo muy bueno: Ramirez escribió en su interesante carta que los indios cultivaban abatí, calabazas y habas ». De ahí no pasó el estudio del famoso cereal ni parece se ocuparon en España cuando regresó la expedición en 1530. Mientras tanto, en 15536, el naturalista Ruell, publicó la descripción del maíz con el nombre de trigo turco, y varios botánicos, entre ellos Bonafous, desenterraron una antigua carta fechada en Incisa allá por la segunda cruzada, para dar al maiz origen asiático. Pues bien: muchos años después el conde de Riant, descubrió que la carta de Incisa era falsa. Esto hace decir al botánico de Candolle en 1*0rigine des plantes cul- tivées: «Est dangereux dans les questions historiques de stapuyer sur une preuve isolée. » Guiarse por un documento solo, es pues un error. Así lo manifiesta el general Mitre en su Historia de Belgrano, al referirse a la renuncia de Liniers, que resultó sin efecto a pesar de tener al pie constancia de ser un hecho consumado. Así resultó también con la fecha de la fundación de Buenos Aires, a pesar de las ediciones del Viaje de Sehoni- del que la señalan un año antes de su verdadera fecha. Por eso histo- riadores como el señor Fregeiro, obran muy cuerdamente cuando dicen que «no basta un documento solo para probar un hecho y es forzoso no olvidar nunca que la fuerza de la demostración consiste con harta frecuencia, en la multitud de indicios diversos, cada uno de los cuales tomado aisladamente, no bastaria a determinar una convic- ción prudente en cuanto a la certeza del hecho discutido, pero cuyo concierto es inexplicable en el supuesto de una falsedad ». Yo me guío por este sistema que conceptúo maestro para la inves- tigación, y he buscado, no las citas de Oviedo que escribió por refe- rencias, ni las noticias de los primeros conquistadores que venían en busca de metales y piedras finas, y hablaban de El Dorado y las tie- rras del Rey Blaneo, pero que en cuanto a fauna podía aplicárseles el refrán : «las grandes se les iban y las chicas se escapaban ». He bus- cado la existencia del caballo precolombiano en el Plata y he encon- CARDOSO : ORIGEN DE LA «femnyd [9p UOISRI1O[O) Y] IP SISPJ seyunstid "III “My TITIAXX OMOL “SHYIY SONHNOg HA IVNOIDVN OXASAJA 1HA SHIVNV (1) sgampod saquitipos 3p SIUOYIA "UIBL) sMunsormbo sdadipo 3P SIUOYIA "AI HKy'T TIMAXX OMOL "SHYIY SONHNAG Ad "IVNOIDVN OHSO]N THU SHUTIVNY Tomo XXVIII, LÁm. V. JALES DEL MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES. > Barr p Nido de Podilymbus podiceps (L.) con los huevos ocultados. ALGUNAS NOTAS SOBRE MOSQUITOS ARGENTINOS SU RELACIÓN CON LAS ENFERMEDADES PALÚDICAS, ETC. Y DESCRIPCIÓN DE TRES ESPECIES NUEVAS POR JUAN BRETHES (CON 9 DIBUJOS EN EL TEXTO) Desde pocos años a esta parte, el estudio de los mosquitos viene haciéndose cada vez más eseruapuloso. El perfecto conocimiento de las enfermedades de que son transmisores esos insectos (las fiebres palúdicas, la fiebre amarilla y otras varias) justifican tales estudios. Con razón esos trabajos llaman la atención general, ya sea que apa- rezcan en revistas científicas como en el periodismo diario encargado de divulearlos. Voy a tratar en este articulo sobre algunos mosquitos que estudia- dos superficialmente, han sido identificados con otros con los cuales no tienen nada que ver y que representan especies autónomas. A nadie escapará la importancia de una verdadera y concienzuda clasificación, no tan sólo de los mosquitos sino de cualquier animal o planta. Si se admitiera una clasificación par 4 peu pres, no hay entonces razón de no tomar a un Culex vor un Anopheles y de confundir a pe- rro con león, o cualquiera otra especie más diferente. Desgraciadamente y por una natural consecuencia, las observacio- nes biológicas que se pueden hacer — a veces muy interesantes — se inutilizan de por sí sin una rigurosa clasificación. ¿ Qué pensaríamos del autor que nos dijera haber encontrado la Mosca tsé-tsé en el Bra- sil y haber allí realizado muchas observaciones biológicas a su res- pecto ? Por de pronto la enfermedad del sueño sería la primera conelu- sión... Tantas observaciones y tanto miedo se desvanecen al saberse ANAL. MUS. NAC. — T. XXVIII (JULIO 15, 1916) 13 194 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES que la Mosca tsé-tsé es una Glossina, género esencialmente africano, muy parecido a la mosca brava que es una Stomo.rys, género cosmopo- lita. Y cualquiera sabe que hay que ser muy especialista en la mate- ria para distinguir a esos dos grupos de moscas muy parecidas a su vez también a la mosca común, Musca domestica. ¡ Cuántas confusio- nes se cometen por parecidos errores de clasificación! En Europa y Norte América, donde los trabajos reciben un rápido contralor, no sería útil esta observación... Antes de ir más lejos quiero dejar constancia, lo que bien saben los que me conocen personalmente o con quienes estoy en correspon- dencia epistolar, que mis críticas, o mejor observaciones, que pueda hacer a cualesquier trabajos no tienen otro objeto sino establecer la exactitud científica, en cuanto ello sea posible. No pretendo para mi la infalibilidad. A pesar de toda mi atención, puedo también errar. Creo, pues, que mis lectores verán sólo en mis observaciones un en- sayo hacia un mejor conocimiento de los puntos tratados. Por lo que toca a Anopheles, por ejemplo, no puedo participar de la opinión del distinguido doctor Neiva quien desde su primer artículo publicado en Buenos Aires sobre ese género, ha confundido los Ano- pheles anmulipalpis y albitarsis de E. Lynch Arribálzaga. Posteriormente y en colaboración con el doctor B. Barbará, en un Estudio de algunos Anofelinos argentinos y su relación con la malaria (en La Prensa médica argentina, de 10 de diciembre de 1915), vuelve a hablar en la página 6 del Anopheles annulipalpis. Sin duda este se- egundo artículo estaba ya en la imprenta cuando publiqué una correc- ción (en Physis, 1, pág. 175-177, 1916 y en La Semana Médica de suenos Aires, pág. 124-125, 1916) al primer artículo citado, de modo que los autores del segundo artículo no habian podido hacer la ave- riguación y corrección que correspondían. Sin amenguar en nada la competencia y los méritos del doctor Nei- va, nos encontramos ahora con un punto bastante delicado que se refiere directamente al paludismo +. "En su Contribución al estudio de los Artrópodos hematófagos de la República Ar- gentina, página 18, el doctor Neiva dice entre otras cosas; « En 1912, Brethes publicó, bajo el título de Los mosquitos de la República Argentina, la mejor con- tribución hecha en el país sobre el asunto, después de los trabajos de TF. Lyuch Arribálzaga. » De todo corazón le agradezco el honroso concepto. En esa recopilación, Neiva ha olvidado varios trabajos, por ejemplo : 1% Dos trabajos del doctor Nicolás Lozano sobre Profilaxis del paludismo, en que uno puede leer lo mucho práctico que se ha realizado sobre el asunto en la República Argentina; 2% Un trabajo del doctor A. Barbieri, El paludismo y su moderna profi- BRETHES : NOTAS SOBRE MOSQUITOS ARGENTINOS 195 En las Memorias do Instituto Oswaldo Cruz, tomo I, página 69 a 77, 1909, el doctor Neiva da en portugués y alemán una Contribucgdo para o estudo dos Dipteros. Observacóes sobre «a biologia e sistematica das Anofelinas brazileiras e suas relagóes com o impaludismo. En esa reco- pilación concienzuda, por cierto, y el más importante trabajo del doc- tor Neiva en el Brasil, aparece en el mapa (estampa 4) y con su signo característico la Cellia argyrotarsis como existente en el río Oyapoc, en Couanani, Amapá, Manaos, Tefté, territorio del Acre, rio Xingú, Belem... (ahorraré al lector veinte y tantas otras localidades). Es de- cir que la Cellia argyrotarsis se extiende en todo el Brasil, de norte a sur y de este a oeste. Ahora bien; sabemos que el género Cellia se distingue por los «me- chones laterales de escamas en el abdomen». Habituado a ver me- chones laterales en tanto mosquito del Brasil, ¿cómo se explica que el doctor Neiva no haya mejorado la sinonimia referente a Cellia a5- gyrotarsis, debiendo exclutr en seguida al Anopheles albitarsis Y. Leh. A. que constituye una buena especie sin mechones? ¿La sinonimia restante será acaso tan exacta como la que dejo apuntada? '. Cuando uno no tiene material de estudio debe necesariamente ate- nerse a lo dicho por los autores anteriores; pero la cuestión cambia fundamentalmente desde el momento que se tienen ejemplares, cuyo estudio permite las comprobaciones oportunas. Insisto, pues, en que el Anopheles annulipalpis de Neiva no corresponde a la especie de TF. Lyneh Arribálzaga, sino al Anopheles albitarsis del autor argentino. Sentados esos puntos ¿será cierto que la Cellia argyrotarsis (con sinonimia de Anopheles albitarsis errónea) se halle también en Jujuy ? No teniendo material a mi disposición (pero lo tendré), dejo por ahora laxia, donde hay muchos datos que para revelar se ha debido compulsar una buena bibliografía; 3% Brethes, El Bicho Colorado (in Anales del Museo de Bs. Aires (3), XI, p. 211-217, 1909), donde podrá leer varios datos que nos da como propios; 49 Brothes, Descripción de un nuevo género y especie nueva de Chironomidae (An. Mus. Bs. Aires, XXIL, pág. 451-453, 1912), especie de polvorín o jején hematófago. Por otra parte, séame permitido defender a Berg, a euyo respecto dice Neiva que es «lamentable » que ese naturalista no se haya dedicado al estudio de los hemípteros hematófagos y de su biología. Debería recordar que le era difícil a Berg ocuparse de tales asuntos, por cuanto sólo después de su muerte, acaecida en 1902, los naturalistas se han dado cuenta del papel patógeno que desempeñan algunos hemípteros. ¿Por qué no se harían cargos también a Lineo, a Fabricio, ete. ? En su Estudio de Anofelinos argentinos, página 6, 1915, el doctor Neiva habla de la Myzomyia lulzi. ¿No ha visto en Insecutor Inscitiae Menstruus de febrero de 1913, página 17, que ese Anofelino es el Anopheles boliviensis? 196 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES la respuesta a quien lo pueda asegurar positivamente. ln todo caso, cualquiera echa de ver las conclusiones inseguras a que se llega con datos más o menos exactos. Es cierto que en este caso el doctor Neiva se ha dejado guiar por las sinonimias que ha copiado simplemente de otros autores *, por lo cual su error no es más que un semierror de lo cual no tiene plena responsabilidad y no le quita, repito, sa mérito y valor adquiridos. Pasaré ahora a dar una ligera reseña sobre las especies de mosqui- tos acerca de las cuales tengo aleuna observación que hacer. ' Para dar una idea de que Neiva debe repasar bien las descripciones y sino- nimias, aquí va en esquema el resultado de las cinco especies de que habla en el Estudio de algunos anofelinos y su relación con la malaria : SEGÚN NEIVA l. ANOPHELES ANNULIPALPIS (Il. C., pág. 6). ll. ANOPHELES PSEUDOPUNCTIPEN- NIS (l. e., pág. 6)., con los sinónimos : Proterorhynchus argentinus Brethes. Anopheles tucumanus Lahille. TIT. CELLIA ALBIMANA (1. c., pág. $), con las siguientes sinonimias : Cellia cubensis Agramonte. Anopheles albipes Theob. Cellia albipes Theob. Nyssorhynchus albimanus Blanch. Nyssorhynehus cubensis Blanch. Nyssorhaynehus albimanus Autran. Cellia albimana Peryassú (parte). Anopheles albitarsis Barbieri (parte). Cellia albipes Paterson (parte). Cellia albimana Surcouf y González- Rineones (parte). Cellia albimana Surcouf y González- Rincones (parte) ¡repetido! Cellia albipes Surcouf y González-Rin- cones (parte). OBSERVACIONES Es el Anopheles albitarsis Y. Leh. A., como ya lo hemos comprobado : se ha confundido manchado con pata blanca ! Hacemos las observaciones en otro lugar, ver página 201. Proterorhynehus argentinas. En parte copia de Theobald, Blan- chard, Giles, ete., en parte errores. Por lo que toca a la República Argen- tina, sabemos muy bien que el Nysso- rhynchus albimanus Autran es el Anophe- les albitarsis F. Leh. A. (véase la sino- nimia en Autran, 1. e., pág. 10). Ahora bien, ese autor nunca estudió mosqui- tos. La frase del mismo : «existen pena- chos de escamas grises en las partes la- terales del borde posterior que se pro- yectan sobre los costados », está agre- gada para que este Anopheles resulte un Nyssorhynchus. Lyneh no dijo tal cosa y sabemos que describió bien sus tipos. El mal dibujo (lám. HI, fig. 1), copiado de Lyneh, indica bien que no hay tales ¿ Estamos, pues, en Cellia o Cualquiera puede comprobar penachos. en qué? que se trata del Anopheles albitarsis Y. Lch. A., ¿Las demás sinonimias serán o no el que no puede ser una Cellia. parecidas a ésta? BRETHES : NOTAS SOBRE MOSQUITOS ARGENTINOS 197 GRUPO DE LOS ANOFELINOS Para un naturalista que se coloque en la situación de Félix Lyneh Arribálzaga, su primer empeño será seguramente volver a encontrar los mosquitos que publicó ese sabio argentino. IV. CELLIA ARGYROTARSIS (1. C., pág. Aquí también hay copia en parte y 10), con las sinonimias siguientes : confusión en parte. Falta la sinonimia Anopheles argyrotarsis Rob. Desv. de 4(Mmopheles) argytarsis (sic) Autran. Anopheles albitarsis Arribálzaga. ¿Nyssorhynchus albimanus Autran es si- Nyssorhynehus albimanus Blanch. nónimo de Cellia alvimana (véase n0 Cellia tarsimaculata Goeldi. TIT) y de Cellia argyrotarsis a la vez? Nyssorhyynchus albimanus Autran. Cualquiera puede también darse Cellia argyrotarsis Peryassú. cuenta que aquí se trata del 4nopheles Cellia argyrotarsis Brethes. albitarsis F. Leh. A. Cellia argyrotarsis Surcouf y Gonzá- lez-Rincones no está señalada en esta sinonimia ¿por qué? V. CELLIA TARSIMACULATA (l. c., Cellia albimana Wied. no es correc- pág. 11), con los sinónimos : to, pues Wiedemann (1821-1850) no co- Anopheles gorgasi D. y K. noció el género Cellia que es de erea- Cellia albimana Wied. (parte). ción reciente : 1901. Según el proceder de Neiva, faltaría en esta sinonimia la Cellia albimana Surcouf y González-Rin- cones (pro parte) (véase esos autores al principio de la página 70). ¿Cómo se hace que Cellia tarsimacu- lata aparece en IVY y en V? En aquél debía a lo menos escribirse : Cellia tar- simaculata Goeldi (pro parte), o mejor no aparecer en la sinonimia. El trabajo de los doctores Surcouf y González-Rincones, cuyas sinonimias apa- recen aquí, merecería ser más conocido de lo que es. El título del libro (tomo I, hasta ahora solo publicado) indica : Essai sur les Dipteres vulnérants du Vénézuéla; es en realidad una feliz recopilación de todos los Dipteros ehupadores de sangre (incluyendo Psychodidae, Culicidae, Chironomidae, Blepharoceridae y Simuliidae) que se han señalado de toda la América meridional. No hay duda que los tomos que sigan hablarán de las demás familias de Dípteros, especialmente de los Tabáni- dos. Sería injusto pretender de una obra de tanto aliento un estudio irreprocha- ble que comportaría haber tenido a la mano cada animal deseripto por los mu- chos autores anteriores. Hay que ser justo y no exigir de un recopilador más de lo que puede dar. El caso cambia cuando se hacen estudios muy parciales y con animales a la vista. El trabajo de Surcouf y González-Rincones tiene además el mérito de dar en cada caso la bibliografía correspondiente. Se nota también en dicho libro que enan- do sus autores han tenido material a estudio han declarado su opinión, y cuando no, han citado las opiniones a veces encontradas que otros autores han emitido. 198 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES En mayo de 1915, como lo he dicho en otra parte, tuve la suerte de cazar dos hembras del Anopheles albitarsis, y en esa misma época del presente año he conseguido, de cría, un macho del Anopheles an- nulipalpis. Me será, pues, ahora fácil hablar sobre las dos especies de Anofe- linos que se encuentran en Buenos Aires y sus alrededores. Además también he conseguido larvas, después de un año de investigaciones, ereo que de las dos especies, pero sólo cuando haya obtenido los insec- tos perfectos podré hablar a su respecto. y referirlas a las especies que les corresponden. Una de estas larvas no tiene, vista superficial- mente, ningún carácter saliente que llame sobre ella la atención, a no ser el sifón cortísimo, característico de los Anofelinos. La otra, al con- trario, es muy vistosa, si se me permite la palabra, para esa clase de animales : es de un color obscuro, resaltando en su conjunto tres man- chas blancas, la primera, en forma de herradura dirigida hacia atrás, ocupa todo el dorso del tórax, la segunda ocupa todo el dorso del ter- cer segmento del abdomen, y la última está delante del cortísimo sifón. Estas tres manchas blancas dan a ese animal una facies extraña muy llamativa. Si lego a tener todas las transformaciones de esas larvas, infor- maré al lector a su respecto. Y si no, tendremos que esperar mejor oportunidad. Creo que es la primera vez que se hayan encontrado en Buenos Aires las larvas de animales tan raros y a la vez tan peligrosos. He preguntado a aleunos médicos si se han observado casos de paludismo en Buenos Aires : algunos de ellos me han contestado no poder satisfacer mi pregunta, y otros, especialmente los doctores Pe- dro Caride Massini y Fernando Álvarez, me han contestado afirmati- vamente, observando a la vez que hacían caso omiso de los enfermos atendidos con procedencia de las provincias del norte de la República Argentina. Por lo que se sabe hasta ahora, Buenos Aires marca el límite aus- tral americano de la dispersión de los Anofelinos, y por consiguiente de las enfermedades palúdicas. Esa situación particular nos permite conocer con mucha facilidad y reconocer a primera vista los dos Anofelinos que deseribiera Félix Lynch Arribálzaga, a la vez que casi asegurar no deben encontrarse otras especies en esta región del Río de la Plata. Si alguna otra se encontrara, sería seguramente una rareza, más de lo que son estas dos especies. ¿sta observación nos leva naturalmente a pensar que más al norte, BRETHES : NOTAS SOBRE MOSQUITOS ARGENTINOS 199 esos dos Anofelinos deben encontrarse con abundancia: la laguna Iberá proporcionará sin duda muchos datos interesantes, así como el araguay y el sur del Brasil. Pasaré ahora en revista los Anofelinos que tengo a mi disposición. 1. Arribalzagia annulipalpis (F'. Leh. A.) Brethes = Anopheles annulipalpis Y. Lcn. A., El Naturalista argentino, 1, página 149. 1878. — E. Lcn. A., Bol. Ac. Córdoba, IV, página 114. Id., Cat. Dipt., página 6. 1883. — F. Lc. A., Dipt. arg., página 37. 1891. — THroB., Mon. Cul., 1, página 211. 1901; V, páginas 48-49. 1910. — GiLks, Handb. of Gnats, página 327. 1902. — R. BLANCHARD, Les Moustiques, página 175. 1905. — AUTRAN, Los mosquitos argentinos, página 9. 1907. — BRETHES, 4n. Mus. Bs. As., XVI, página 282. 1907; Id., Los mosquitos de la República Argentina, página 13. 1912. — Sur- COUF ET GONZÁLEZ-RINCONES, Ess. Dipt. vulnér. Vénézuéla, 1, página 54. 1911 (nec Nerva, La Semana médica, n* 48. Bs. As., 1915; nec NEl- va. La Prensa médica argentina, pág. 258. Diciembre 1915). = Arribalzagia maculipes THEOB., Mon. Cul., MI, página Sl, figura 517, 1903; V, pág. 48, 49. 1910. — Nr1iva, Memorias do Instituto Oswaldo Cruz, páginas 69 y siguientes. 1909. — SURCOUF ET GONZÁLEZ-RINCO- NES, Ess. Dipt. Vulnér. Vénézuéla, Y, página 45. 1911. El manuserito de este trabajo estaba ya en la imprenta cuando consigo, de una ninfa para mí desconocida, un ejemplar macho de este tan lindo mosquito (11, V, 1916). Habiéndolo obtenido en cautivi- dad, se encuentra en un estado inmejorable de perfecta conservación. Sus antenas sin escamas aparentes, el tórax con escamas piliformes arqueadas en toda su superficie, y con un mechón de escamas lanceo- ladas en su borde anterior, el abdomen con grupos de escamas (alre- dedor de 10 escamas) formando mechones perpendiculares de cada lado de los segmentos, el dorso del abdomen con pelos solamente, excepto en los dos últimos segmentos donde hay escamas también, el lado ventral del abdomen con escamas y sin mechones en ningún segmento, todos esos caracteres hacen del animal en cuestión una verdadera Arribalzagia. Por una singular casualidad, Theobald fundó el género Arribal- zagia en honor del sabio argentino y sobre una de sus mismas espe- cies. La descripción de Félix Lynch Arribálzaga es incompleta en algu- nos puntos, particularmente en lo que atañe a los mechones laterales del abdomen, pero aparte de esa omisión (tal vez sus tipos fueran 200 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES estropeados) no hay punto que no se aplique al Anopheles que estu- dio : la deseripceión de las patas es caracteristica para este animal. Cuando Theobald, en 19053, describió su Arribalzagia maculipes, de Sáo Paulo, no hubiera sido razonable exigirle que reconociera en ella al Anopheles annulipalpis de Lyneh, debido sobre todo al silencio del autor argentino acerca de los mechones late- rales en el abdomen. Pero creo que el insigne autor del Catalogue of the Mosquitoes of the World, cuya obra monu- mental se alabará a medida que los años demuestren su buen trabajo, reconocerá la sinonimia que aquí establez- co. Ahora nos damos cuenta con más facilidad que Neiva precipitó un poco sus deter- minaciones al confundir con Fig. 1. — Organos masculinos de irribalzagía anmu- este mosquito el Anopheles al- lipalpis (F. Lech. A.) Brethes. aumentados + 115 pl E A bitarsis Y. Lynch A. diámetros. Adjunto doy un dibujo de los órganos masculinos de este mosquito, con lo cual se puede uno dar cuenta que tiene bastante relación, en el particular, con el Ano- pheles apicimacula D. S K. DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA. — Lynch describió este animal de Baradero y Las Conchas; el ejemplar que tengo a la vista ha sido obtenido en San Isidro; Theobald describe su especie típica de Sáo Paulo. No es, pues, exagerar la probabilidad al pensar que este mos- quito debe encontrarse también en Entre Ríos, Corrientes, Paraguay y Uruguay. 2. Anopheles albitarsis F. Lech. A. Con lo que antecede, creo que no vale la pena de repetir que esta especie de Félix Lynch Arribálzaga es una bona species, debiendo exeluírla por completo de los géneros Cellia o Nyssorhynehus. Sin embargo, si existieran todavía aleunas dudas sobre si este Anopheles es el albitarsis o el annulipalpis de E. Lynch A., me bastará BRETHES : NOTAS SOBRE MOSQUITOS ARGENTINOS 201 citar las frases caracteristicas de las descripciones del autor argenti- no, copiadas de El Naturalista argentino, Ll, páginas 149 y 150, 1575: De Anopheles albitarsis dice Lyneh : «tarsis... posticorum articulis t aultimis albis», explicando después en castellano que «el segundo o articulo de los tarsos es casi negro CON EL EXTREMO BLANCO MUY PURO, DE CUYO COLOR SON LOS ARTICULOS SIGUIENTES ». De Anopheles annulipalpis dice Lynch: «El EXTREMO de los cua- tro primeros artículos de los tarsos es blanco, siendo de este color roDo el último. » Ahora bien, Neiva para declarar que ha vuelto a encontrar por pri- mera vez el Anopheles annulipalpis de Lyneh copia a ese autor: « Zarsi nigri, vel migro-fuset, albo-argenteo-anmulati ARTICULO ULTIMO TUTO (sic) ALBO» y deseribe «a fin de que se pueda imaginar las modifica- cion estraídas por la nueva deseripción» el Anopheles annulipalpis (léase albitarsis) : «elápice del segundo tarso, y los tarsos restantes, son completamente blancos ». Se ve que ha habido confusión sobre las dos especies de Lyneh. No dudo que Neiva reconocerá, con su rectitud conocida ya, que en esta determinación ha habido una pequeña precipitación. Hasta hoy se encuentra señalada tan sólo de los alrededores de Buenos Aires, donde la ha conseguido el doctor Neiva (con el nombre de A. anmulipalpis), de San Isidro donde he conseguido dos ejempla- res, y que comuniqué (así como la otra especie) a la sociedad Physis para su comprobación oficial, si cabe la expresión; de Baradero y Las Conchas, donde es muy común, según Lynch, así como del Chaco austral (Formosa) de donde la trajo el doctor E. L. Holmberg. Neiva y Barbará la señalan de Jujuy, como sinónima de Cellia argy- rotarsis, sin dar mayores detalles : el asunto queda por comprobarse. 3. Proterorhynchus argentinus Brethes Otra especie sobre la cual es conveniente insistir. Desde que fun- dé esta especie (Los mosquitos de la República Argentina, 1912), este Anofelino no había pasado por la criba de la erítica. Lo sentia yo mismo, pues por más que un autor crea escribir lo mejor posible, no por eso deja de ser falible : hay que recibir las críticas con la sal- vedad de contestarlas hasta establecer la verdad, que es el fin de la ciencia. En el caso actual, el Proterorhynchus argentinus Brethes ha sido identificado por Neiva y Barbará (trabajo citado, pág. 6) con el Ano- 202 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES pheles pseudopunctipennis Theob.. especie descripta de Grenada (Theob., Mon. Cul., IL, pág. 305, 1901), y luego de Grenada y Mé- Jico (Theob., Mon. Cul., V. pág. 7); a su vez Darling la cita de la re- gión de Panamá donde el 12,9 por ciento están infectados de la ma- laria. ln su trabajo ya nombrado, Contribucio para o estudo dos Dipte- r0s..., Neiva no cita en ninguna parte este Anofelino como existen- te en el Brasil. Tampoco ha sido citado de Bolivia, Perú, etc. Habría. pues, que suponer que esta especie tiene dos áreas de distribución geográfica : Venezuela (Neiva dice : las Antillas) y la República Ar- gentina. Es difícil concebir dato semejante de existencia de un animal en puntos tan lejanos sin conexión alguna entre sí. Se podría alegar que las regiones intermedias pueden tener el mismo 4 nopheles, pero que nose han estudiado. Esta alegación no se sostiene, pues se han he- cho estudios suficientes al respecto en el Perú, Bolivia, ete. y no se ha señalado tal conexión. Además cuando habla el doctor Neiva de una similitud de fauna entre Venezuela y el norte de la República Argentina, es ésta una afirmación grave que puede inducir a más de uno a ereer en una se- mejanza de faunas que no está eomprobada en nineún autor. Otra afirmación grave que veo repetida a cada paso y que le hace perder de su valor, precisamente a causa de su repetición, es la siguiente: « Uno de nosotros (Neiva) ha podido comprobar estudiando material en el Museo de Washineton... » Por mi parte he visto a más de un naturalista echar un vistazo so- bre el material existente en el Museo nacional de Buenos Aires y me harían encoger de hombros si afirmaran haber estudiado el mate- rial de este Museo. Bien sabe el doctor Neiva que el estudio de los Oulicidae es un asunto muy difícil, que hoy día ya no se permite echar una simple lenteada sobre un Anofelino para afirmar que sea tal o cual especie, ¿s necesario estudiar en todos sus pormenores la estructura de los diferentes órganos, y aun procediendo así, es a veces difícil el pro- nunciarse. Por el momento me permitiré sostener la validez de esta espe- cie hasta pruebas convincentes en contrario : no basta una afirma- ción sin pruebas. Entre tanto y para ayudar a reconocer mejor esta especie, doy a continuación el dibujo de los óreanos masculinos, di- bujo que he realizado por medio de la cámara clara (así como los demás que acompañan este trabajo). Dicho dibujo no necesita expli- BRETHES : NOTAS SOBRE MOSQUITOS ARGENTINOS 203 caciones, pues sólo servirá para los especialistas, quienes podrán reconocer si hay o no diferencias fundamentales para la especie en cuestión. Este artículo no está dedicado especialmente a hacer la critica de los tres primeros trabajos que el doctor Neiva acaba de publicar so- bre los mosquitos en Buenos Aires; sin embargo me permitiré hacer observar entre varios puntos que la idea general que uno recoge de 2 Fig. 2. — Órganos masculinos de Proterorhynchus argentinus Brethes, aumentados + 220 diámetros la Jectura de dichos trabajos es que existe una «enorme confusión », como lo dice expresamente su autor, en la literatura argentina acerca de este grupo de arimales. Sería conveniente reducir un poco lo de «enorme confusión », pues cuando se trata tan sólo de tres o cuatro especies, no hay motivo para tan exagerado calificativo. En todo caso esa confusión sería debida a los autores lejanos que no han tenido material de estas regiones. Si el doctor Neiva se guía por las ideas extrañas, es posible que encuentre aleuna confusión. Pero sería de desear que en este momento que trabaja con material que otros no han tenido, pusiera las cosas en claro y no viniera a enmaranñar aun más cuestiones bastante sencillas por otra parte. Es de esperar que su sagacidad ya conocida le hará evitar los es- 204 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES collos de la precipitación : tiene criterio propio para desenredar po- sibles sinonimias que otros establecieron. 1. Psorophora Lynchi Brethes. n. sp. Psorophora ciliata (pt.) auet. plurim. (nee Fab.). A Psorophora cilipes et P. ciliata differt : appendice basali organo- ram masculorum sat numerose piloso, uncino apice truncato, triquetro, pene tertio apicali breve spinuloso. A medida que los estudios van profandizándose, se van encontran- do caracteres que habían pasado desapercibidos para los autores an- tiguos, con cuyos caracteres nos vamos dando cuenta que algunas especies que eretamos de una vasta distribución geográfica son for- mas exteriormente y prima facie muy semejantes, pero que un estu- dio detenido hace reconocer distintas. Entre los Himenópteros me han pasado casos como el que señalo a continuación : el Salíus (Prionoecne- mus) dumosus Spin., primeramente señalado de Chile, ha sido después confundido con una especie muy parecida de la República Argentina y sur del Brasil; he comprobado que esta última es el Salius (Prio- noenemus) bonariensis (Lep.). Ahora que se ha llamado la atención sobre ello, cualquiera puede comprobar la exactitud de lo dicho acer- ca de la diferencia entre esas dos especies. Del mismo modo tenemos al Pepsis limbata Guér. que por hoy ad- mitimos se extiende a Chile, las repúblicas del Plata y buena parte del Brasil; sin embargo creo que estamos en presencia de varias es- pecies distintas, aunque morfológicamente muy vecinas. Cuando se hayan conseguido ejemplares ¿nh copula y de varias regiones, enton- ces estoy persuadido que los caracteres que ofrecerán los machos nos darán la llave de las varias especies que por el momento no hacemos más que sospechar. Entonces se verá que Pepsis limbata debe des- membrarse en varias especies. Un caso semejante pasa con respecto del mosquito que hasta ahora (hablo de las regiones del Plata) se ha tomado como Psorophora ci- liata. El estudio de los órganos masculinos que para los mosquitos han puesto de relieve Howard, Dyar y Knab, me ha llevado a estudiar los mismos órganos de la Psorophora que se encuentra en Buenos Aires; me he convencido que dicha especie es distinta de la de Es- tados Unidos. Forzoso es dar un nombre especial a la de Buenos Aires : propongo llamarla Psorophora Lynehi, en honor de Jos herma- BRETHES : NOTAS SOBRE MOSQUITOS ARGENTINOS 205 nos Lynch Arribálzaga que tanto hicieron en esta clase de estudios. Por el dibujo que se acompaña, hecho en la cámara clara, se ve en seguida, sobre todo si se tiene a la vista el dibujo de los mismos órganos de las varias Psorophora conocidas, dados por los tres auto- res arriba citados, que no tiene nada que ver con nineuna de ellas, a pesar de que sus mayores analogías son con P. cilipes Fab. y P. el- liata Fab. No cabe duda que hay otras diferencias entre la 2. Eynehi y las demás especies del mismo género; tal vez esas diferencias sean bas- Fig. 3. — Organos masculinos de Psorophora Lynehi Brethes, aumentados + 50 diámetros tante notables, por lo cual voy a repetir la deseripción de E. Lyneh Arribálzaga a la que me permitiré agregar aleunos detalles, teniendo presentes en especial las especies de las demás regiones americanas. La cabeza es parda o testácea, con escamas blancas recostadas y de forma lanceolada regular con su extremidad redondeada; hay es- camas verticales pardas formando una pequeña horquilla en la ex- tremidad: por fin, pelos largos, dorados, en anteversión, sobre todo hacia la parte delantera de la frente. Las antenas son pardas, excepto el tórulo y el primer artículo del flagelo que son testáceos. Cada ar- tículo tiene un verticilo de largas cerdas en su baso y muchos pelitos blanquizcos en toda su extensión. 206 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Los palpos son testáceos; están revestidos de escamas hirsutas ne- gras y pelos también negros más largos que las escamas. La trompa es testácea, su extremidad parda; en ella las escamas blancas son del mismo tipo que las de la frente, pero más pequeñas: en la mitad ba- sal de la trompa hay también escamas pardas entremezcladas con aquéllas, y en toda su extensión pelos negros también entremezcla- dos. Todas las escamas de la trompa están recostadas. El clipeo es testáceo más o menos obseuro. El tórax es de un testáceo más o menos subido. En el medio dorsal del mesonoto hay dos lineas piceas que corren paralelas hasta la mi- tad ; luego se ensanchan en forma de lira en la segunda mitad. Entre esas líneas piceas existe una faja longitudinal cubierta de escamas doradas falciformes; aleunas escamas doradas se ven también en el costado extremo (anteriormente) de las líneas píceas : éstas quedan lisas y sin escamas. En los bordes del mesonoto y en las pleuras, to- das las escamas son blancas y del tipo de las de la cabeza. Entre la faja lisa y las escamas blancas de los lados del mesonoto, hay un es- pacio dirigido longitudinalmente que está ocupado por escamas todas negras. En todo el tórax hay varias cerdas negras y otras doradas esparcidas. En la cavidad supero-posterior del mesonoto, los bordes tienen escamas blancas, unas pocas falciformes y la mayoría del tipo de las de la cabeza. En el escudete las escamas son doradas, falcifor- mes: las cerdas son del mismo color, El abdomen es de un testáceo obscuro; tiene pelos dorados arriba y debajo; los escamas en el medio dorsal de los segmentos son de un blanco amarillento. Las patas son testáceas : los fémures tienen pelos negros esparci- dos en medio de escamas blancas y una que otra parduzca; hacia su extremidad todos los fémures, especialmente los posteriores, tienen un corto espacio con escamas hirsutas negras. Las tibias anteriores y medianas tienen pocas escamas negras entremezcladas con las blan- cas; en las medianas, sin embargo, son más numerosas e hirsutas pecialmente en la extremidad donde están más compactas. Las tibias posteriores son hirsutas de escamas pardas en toda su extensión, ex- cepto en su extrema base. Los tarsos anteriores son testáceos, los dos primeros artículos ne- gruzcos en su extremidad, el tercero en su mitad apical y los dos úl- timos lo son completamente. Los tarsos medios son como los anterio- res. Los tarsos posteriores tienen como la tercera parte basal de los tres primeros artículos y la mitad del cuarto enteramente blancas; el resto de cada artículo con escamas negruzcas e hirsutas. BRETHES : NOTAS SOBRE MOSQUITOS ARGENTINOS 207 Las alas tienen un tinte ligeramente parduzco; sus escamas son todas iguales, del tipo lanceolado alargado con extremidad redonda o ligeramente truncada; en la costa, sin embargo, esas escamas son del tipo de las de la cabeza. Los halteres tienen el pedicelo testáceo y la maza parduzca. Largo: + mm. Ala: 7,5 mm. S. El macho es semejante a la hembra, excepto en las antenas y los palpos : aquéllas son plumosas, de un color testáceo-ferruginoso. Los palpos son testáceos, con los dos primeros y el penúltimo artículo más obscuro; el último es píceo. En cuanto a los órganos masculinos, véase la figura 3. DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA. — Como lo establezco aquí, la Psoro- phora Eynchi no debe confundirse con la P. ciliata, constituyendo especie distinta. Ahora bien, como se ha atribuido a la P. ciliata una dispersión geográfica muy vasta, desde Georgia y la Carolina (N. A.) hasta Buenos Aires, será ahora necesario determinar hasta dónde se extiende esta especie que por ahora señalo de Buenos Ajres. Género CULEX L. En este género, el grupo que tiene por tipo al Culex pipiens L. es el que por algún tiempo todavía dará que hacer a los naturalistas. Hay allí una multitud de formas aparentemente idénticas y que, sin embargo, no tienen entre si sino una relación superficial. Creo que poco a poco se distinguirán por medio de estudios concienzudos, tanto más necesarios cuanto algunos de esos animales con exclusión de los otros, pueden ser transmisores de enfermedades distintas. También así se llegará a determinar la extensión geográfica de cada especie como se está haciendo para la langosta Sehistocerca pa- ranensis (Burm.) y otros animales. Hasta la fecha hay cinco especies de mosquitos del género Culex que se han señalado de Buenos Aires o sus alrededores : 1” Oulex confirmatus (F. Leh. A.); 22 Culex albifasciatus Mq.; 3 Oulex dolosus (F. Lch. A.); 4% Qulex flavipes Mq. 5 Culex Lynchii Brethes. Voy a pasar en revista cada una de estas especies, dejando a un lado las que se han colocado en los otros géneros Stegomyia, Ehynchotae- nia, ete., y que no tienen tanta dificultad para su identificación. Agregaré después algunas nuevas especies. 208 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES 5. Culex confirmatus (F'. Leh. A.) Esta especie de Lynch fué referida en un tiempo al Culex secapula- ris Rond. En Los mosquitos de la República Argentina, 1912, estableci que se trata de una buena especie. Como desde ese trabajo mio no se ha vuelto a hablar de este mosquito, no tengo para qué repetir lo que allí dije. En su trabajo Contribución al estudio de los Artrópodos hematófagos de la República Argentina, in Boletín del Departamento nacional de higiene de febrero de 1916 (aparecido en mayo), Neiva y Barbará copian, sin embargo, la bibliografía de los autores anteriores sin traer mayores datos. Allr el doctor Neiva dice que «el color amarillento se pronuncia a veces cuando el insecto queda mucho tiempo bajo la acción de la naftalina », para dar a entender que «el color del tórax puede ser más blaneo o más amarillento ». Habría sido más feliz al hacer in- tervenir mejor el cianuro de potasio o más simplemente la acción del tiempo. Dudo mucho que este mosquito se extienda desde el norte de Méji- co hasta la República Argentina, como dice Neiva. 6. Culex albifasciatus Mq. Hay autores que elevan la división Ochlerotatus F. Lech. A. al ran- go de género propiamente dicho. Adheríme a este concepto en mi trabajo Los mosquitos de la República Argentina y creo que conviene así, aunque no sea más que para descongestionar el género Culex ya tan recargado de especies. Tan sólo aquí conservo el nombre genéri- eo Culex por incluirlo en el grupo de que hablo. A ese respecto Neiva dice : «El género Ochlerotatus fué fundado por F. Lynch Arribálzaga con la especie en cuestión (Culex albifasciatus), no habiendo sido acep- tado por los autores. Brethes procura conservarlo, apoyándose en el hecho de que el elipeo de la hembra tiene escamas; por este solo ca- rácter no puede apoyarse un género '.» (Contrib. al estudio de los Ar- Sería bueno también poner atención a los errores tipográficos que a veces cam- bian totalmente el sentido de lo que se quiere decir. Por ejemplo a continuación del párrafo que cito en el texto, Neiva agrega : «Lutz al describir su género Prosopolepis, lo fundó en el hecho de que el elipeo está revestido de escamas, y en el que el metanoto las tiene». El «no» que falta al fin cambia demasiado el sentido, euando debía decirse : «el metanoto no las tiene ». BRETHES : NOTAS SOBRE MOSQUITOS ARGENTINOS 209 trópodos... pág. 25, 1916.) Siento mucho que el doctor Neiva no haya visto la circular número 72 del Bureau of Entomology, U.S. Depart- ment of Agriculture, de 27 de abril de 1906, en donde Harrison G. Dyar da una lista de 26 especies norteamericanas de Ochlerotatus ! Por donde se ve que camino al paso con Jos demás naturalistas. Además todos convenimos en que la adopción o rechazo de géneros vecinos es más cuestión de apreciación personal. Esta especie es bien fácilmente reconoscible; no hay, pues, nada que decir a su respecto. Es de sentir también que Neiva no haya dado el dibujo de los órganos masculinos de este animal, contentandose con decir: «Genitalia : Pinzas negro acerado, bordes posteriores de los segmentos y en los lados, largos pelos dorados. » Una descripción se- mejante, además de ser incompleta, paréceme que podria llegar hasta no ser tenida en cuenta. Échese una ojeada sobre los dibujos que acom- pañan este trabajo y se verá que una descripción, por buena que fue- re, no podrá nunca reemplazar a un dibujo. 7. Culex dolosus (Y. Leh. A.) Brethes *= Culex fatigans (pt.) Giles (nee Wied.), Handb. 0f Gnats, pá ina 438, 1902. — Turno. Mon. Cul. R. BLANCH., Les moustiques, página 353. 1905. = Heteronyehia (sie) dolosa AUTRAN, Los mosquitos argentinos, página 23, 1907. Aquí empieza el trabajo. Félix Lynch Arribálzaga creó para esta especie el género Heteronycha que no ha sido admitido por los auto- res posteriores. Es de notar, en efecto, que Lyneh dió un valor genée- rico a la presencia o ausencia de dientes debajo de las unuelas de estos Dipteros, pues hay varias especies que tienen o no esos dientes según el sexo que se estudie. En 1901, Giles fué quien, sin haber reconocido sin duda el insecto descrito por Lyneh, colocó la Heteronycha dolosa como sinónima de Oulex fatigans Wied. Esa sinonimia fue seguida por los autores que posteriormente se han ocupado de Culex fatigans. Basta, sin embargo, leer las descripciones de Lynch para darse cuenta del error en que se ha caído al identificar dos animales de estructura tan distinta como lo hace notar el mismo Lynch. No daré mayores datos por ahora, pues llevo a cabo un estudio especial que daré a conocer cuando haya legado a algún resultado más positivo de lo que podría hacer en este momento. ANAL, MUS. NAC. — T. XXVII (JULIO 17, 1916) 13 210 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES 5. Culex flavipes Mq. Este mosquito, la especie que sigue y seguramente varias otras que más tarde se deseubrirán, son propiamente aquellas a cuyo res- pecto es sumamente difícil pronunciarse. Aquí sí que se tendría ra- zón de hablar de enorme confusión o mejor de enorme dificultad. Felizmente que para nosotros la tarea se simplifica en el sentido que, de todos los autores que han escrito sobre la familia Culicidae de estas regiones, tan sólo los hermanos Lyneh y el subseripto han trabajado con material a la vista. Los demás autores no han salido de la biblio- erafía. Pues bien, el Culex flavipes tal como lo entendió y describió TF. Lynch Arribálzaga (sin diente debajo de las unuelas, tan común en las casas en Buenos Aires, ete.) es el que corresponde a lo que hemos conocido después como Culex fatigans. Fué Giles en 1901 quien esta- pipiens en Los mosquitos de la República Argentina, 1912. En cuanto a Culex favipes Autran no representa nada. En efecto, si el «mosquito tan co- mún en las casas» es el Culer fatigans y además si Hetero- nycha dolosa Y. Leh. A. le es sinónima, la deseripción de Ou- bleció dicha sinonimia, después de haber visto el ejemplar típi- co de Macquart en París, pero en un estado imposible de sacar Fiz. 4. — Órganos masculinos de Culez flavipes Conclusiones y sin tener sin du- bado dd e eo da mayor material de estudio recha 50 diámetros. acerca de la especie. Ese mismo Onulex loidentifiqué con el Culex lex flavipes, dada aparte, cae en el vacío. Gracias a los estudios llevados a cabo por Howard, Dyar y Knab, estudios basados sobre los aparatos masculinos para la separación de las especies afines exteriormente, resulta que el Culex pipiens, por ejemplo, que se ereyó cosmopolita no es tal sino que tiene su área de dispersión ya bastante circunseripta. Igual resultado se ha conseguido con el estudio profundizado de otras especies que se creyeron de vasta distribución geográfica. BRETHES : NOTAS SOBRE MOSQUITOS ARGENTINOS 211 Era, pues, llegado el momento de averiguar si el Oulex flavipes Mq., primitivamente descrito de Chile, es una especie autónoma, O si se puede referir a Culex quinquefasciatus (olim fatigans), como lo hacen Howard, Dyar y Knab en su obra monumental The Mosquitoes of North and Central America and the West Indies, tomo 1H, parte 17, página 345, a Culex pipiens o a cualquiera otra especie conocida. El difunto F. Videla, de Nos, cerca de Santiago de Chile, me man- dó en un tiempo algunos ejemplares de Culex que por su proceden- cia topotípica debemos referir a COulex flavipes Mq. Adjunto va el dibujo de los órganos masculinos de ese animal. Los harpones (fig. 4, 4) terminan en un peine de espinas truncado en su extremidad; su pieza basal (fig. 4. b) es pequeña y triangular. La primera lámina (fig. 4, e) de los harpagones es larga, angosta, dos veces arqueada; la segunda lámina (fig. 4, d) está truncada en su extremidad; la tercera lámina apenas quitinizada (fig. 4, 9); la cuarta lámina (fig. 4, f) es ancha, cón- cava, terminada en una extremidad puntiaguda. Las piezas laterales son unas dos veces más largas que anchas, redondeadas en la extre- mida; su proyección interna tiene espinas con extremidad arqueada, el ápice foliar y tres cerdas. Este es el mosquito que por ser topotípico considero y de- fino aquí como el verdadero Culex favipes Maq. Ahora bien, el mosquito tan común en las casas en Buenos Aires, ¿qué resulta ser? Fin. a: — Urganos to: de Culez Javipes, a A de ejemplar procedente de Buenos Aires, aumen- Féliz Lynch Arribálzaga lo tados + 480 diámetros. identificó con el Culex favipes Mq., de Chile; Giles lo colocó en sinonimia de Culex fatigans Wied., especie de la América Central, Méjico, las partes tórridas de la Amé- rica del Sur y varias otras partes del mundo. A su vez, el nombre de Culex fatigans Wied. (1828) debe dar el paso, según lo han establecido Dyar y Knab (Proc. Ent. Soc. Washington, XI, pág. 34, 1909) y Howard, Dyar y Knab (The Mosquitoes of North and Central Ame- rica and the West Indies, vol. 1, pt. 1%, pág. 345) a Culex quinque- Jasciatus Say (15823). ¿Cuál será, pues, ahora el lugar que le corresponde al mosquito de Buenos Aires ? Estudiados sus óreanos masculinos, no encuentro diferencia con el 212 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Culex de Chile, de modo que esta vez todavía Félix Lynch Arribál- zaga fué feliz en su determinación y la especie debe subsistir con la literatura siguiente : Culex flavipes Mq. Culex flavipes Mq., Dipt. exot., 1, parte 1%, página 35, 1838. — Ip. Mém. Soc. R. Se. de Lille, página 39, 1838. — F. Lcn. A.., Rev. Mus. La Plata, II, página 158, 1891. — TukoB., Mon. Cul., 1, página 149, 1901. Las demás sinonimias que se han establecido deben excluirse, como cuando se le ha puesto en sinonimia de Culex fatigans, pipiens, quin- quefasciatus. A este respecto conviene tener presente lo que escriben Howard, Dyar y Knab en su eran obra citada, páginas 3585 y 359 : Culex fla- vipes Maequart is referred to the synonymy arbitrarely, upon probability. Its autor, in the original description, acknowledged that his specimen was almost completely denuded. Giles has examined the type im the mu seum of the Jardín des Plantes in Paris and found id badly damaged and unrecognizable. Then is little doubt that the species identified. by Arribálzaga as Culex flavipes ¿s the one under present consideration, Jor he expressly indicates that is an associate of man. Theobald (Mon. Cul., 11, 149, 1901) treats Culex flavipes «as a distinct species and ap- pears to have had several forms confused under this name. At all events his material did not include the form here considered, for he lays parti- cular stress on the difference in the thoracie scales, rwith in his specimens were minute, as in Culex similis. We omit the synonymy indicated in connection with Oulex flavipes by Theobald and Blanchard (Les mous- tiques, 358, 1905), as it seems to us toneed further elucidation. Me complazco mucho en citar a esos autores que dan una muestra de su seriedad, dando como positivos los datos que así les resultan y como dudosos los que no han podido comprobar, 9. Culex Lynchii Brethes ln Los mosquitos de la República Argentina, 1912, deseribí la hem- bra de este nuevo Culex. Doy a continuación (fig. 6) un dibujo de los óreanos masculinos de esa especie. Nótese particularmente la base de los harpones arqueada como en Culex bonariensis Brethes y también la pieza fuertemente quitinizada de los harpagones frente a la base arqueada de los harpones. BRETHES : NOTAS SOBRE MOSQUITOS ARGENTINOS 213 10. Culex bonariensis Brethes, n. sp. La trompa es cilíndrica, uniforme, las escamas regulares, pequenas, en forma de azada; en ciertos ejemplares hacia el medio de la trompa esas escamas toman un tinte claro formando una especie de anillo indefinido. Los palpos son cortos, como '/, del largo de la trompa; sus escamas son del mismo tipo. Las antenas son pardas, el tórulo testá- ceo. La frente tiene dos clases de escamas : unas recostadas, falcifor- mes, blanquizcas y otras erguidas, en tornillo, pardas: aleunas cerdas pardas en anteversión en medio de la frente y una orla plateada alre- dedor de los ojos. Los lóbulos protorácicos bastante separados, con arias cerdas pardas y sin escamas. El dorso del tórax es parduzco. Sus escamas son de un tinte más obscuro que las recostadas del oeci- pucio, doradas, también faleiformes, pero mucho más pequenas. Desde el nivel del arranque de las alas el mesonoto es testáceo con escamas un poco mayores y más claras. Hay varias cerdas pardas esparcidas por el mesonoto. El escudete es trilobado, con tres grupos de cerdas pardas y pocas escamas del tipo de las del oceipucio. El abdomen tiene sus escamas dorsales negruzcas en forma de azada:; varias veces la base de cada segmento, así como sus bordes supero-laterales, tie- nen escamas blancas. Los pelos laterales y apicales de cada segmento son dorados. Las escamas alares son de dos tipos: las recostadas son espatula- das angostas y las erguidas son lineares. El pedúnculo de la 2* célula marginal es como la mitad del largo de la 2* célula posterior. Los fémures son testáceos en casi toda su extensión : sin embargo, en su parte superior y llegando a su extremidad, están revestidos de escamas negruzcas, que en su conjunto tienen un reflejo algo violá- ceo; las tibias son también blanquizcas, así como el protarso en su base; por arriba son negruzcas y con reflejo violáceo; la extremidad de los fémures y de las tibias tienen un pequeño anillo blanquizco:; los tarsos son negruzcos. Las unuelas son simples e iguales : 0.0-0.0- 0.0. Largo: + 5 mm. Ala: 4 mm. O El macho es igual a la hembra, excepto en lo tocante a las ante- nas, palpos, unuelas y órganos masculinos, pero todos son del tipo común. La base de los tres últimos artículos de los palpos y la mitad apical del penúltimo, tienen escamas blancas por delante. Las unue- las tienen por fórmula : 1.1-1.1-0.0. Sus harpones (fig. 7, 4) son más anchos que en Oulex flavipes ; esto no sería más que un detalle de relativa poca importancia. La 211 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES base de los harpagones. al contrario (fig. 7,0) es de una forma particn- lar, casi circular, que sólo es comparable con algunas especies de Norte América. A su vez las láminas d y d/ forman una caracteris- tica demasiado extraña para no notar en seguida que se trata de una especie bien definida. La lámina d tiene en su extremidad un peine . — Organos masenlinos de Culex Fis. 7. — Organos masculinos de Culex Lunchii Bréethes. aumentados + 100 bonariensis Brethes, aumentados — 480 diámetros. diámetros. de gruesos dientes, debiéndose notar en especial otro diente en forma de anzuelo que tiene en su parte inferior : ese anzuelo tiene la punta dirigida hacia atrás. La lámina f no tiene nada de particular. DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA. — He obtenido este mosquito en los bajos de San Isidro en los meses de abril y mayo de este año. Tal vez estudios posteriores demuestren para este animal una mayor exten- sión geográfica. 11. Culex intrincatus Brethes, n. sp. S La trompa es cilíndrica, ligeramente engrosado hacia la extremi- dad y cubierta de escamas negruzcas, recostadas y en forma de azada. Los palpos son más largos que la trompa, bastante plumosos en su mitad apical, con escamas recostadas negruzcas. Las antenas son plu- mosas. 1l occipucio tiene tres clases de escamas : unas recostadas en forma de azada, blancas; otras falciformes, blancas también y las ter- ceras erguidas, en tornillo. Algunas cerdas en anteversión. El tórax es negruzco. Los lóbulos protorácicos están separados y ostentan BRETHES : NOTAS SOBRE MOSQUITOS ARGENTINOS arias cerdas negruzcas. El mesonoto es negruzco; sobre él se desta- can poco las escamas falciformes; éstas están sin orden aparente y algunas de ellas mayores que las otras. Las cerdas son, unas dora- das y otras negras. El escudete trilobado tiene tres erupos de cerdas negras. El post- escudete es desnudo. El abdomen tiene su dorso con escamas en aza- da negruzcas; en la base de algu- nos segmentos y siguiéndose un tanto en los lados esas escamas sol blanquizcas. Las alas tienen las escamas recostadas de forma lan- ceolada y las erguidas son linea- res. Las patas tienen los fémures por debajo blanquizcos; el res- to de las patas es negruzco, con Fig. 8. — Órganos masculinos de Culez ín- reflejos azulados, las escamas to- trincatus Brethes, aumentados + 150 diáme- z ós das recostadas. Fórmula ungueal : 1.1-1.1-0.0. Los órganos masculinos son sumamente complicados, de lo que dará una idea el dibujo adjunto (fig. S.) Largo: 4 mm. Ala: 2,6 mm. DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA. — El único ejemplar que tengo á la mano ha sido obtenido por mí en los bajos de San Isidro el 15 de ma- yo de 1916. Gen. TAENIORHYNCHUS TF. Lynch A. Con mucha satisfacción he visto que un parrafito mío publicado en los Anales del Museo nacional de Buenos Atres (t. XX, pág. 470. 1910) ha provocado algunas observaciones y trabajos de crítica que poco a poco se encaminan a mi modo de ver, el que, por otra parte, me parece completamente conforme con los acuerdos establecidos en los congre- sos cientificos. Copio el párrafo aludido: « Theobald habiendo dividido el género Taenmiorhynehus Y. Lynch A. en Panoplites (que más tarde ha cam- biado R. Blanchard en Mansonia por ser aquél preocupado) y en ZTae- niorhynchus, habría debido guardar este último nombre para el tipo 216 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES del género que es el Taeniorhynchus titillans (Culex titillans WI1k.), pues es este mosquito que Lynch tuvo en vista con el nombre de Taeniorhynehus taeniorhynehus. Así que el nombre de Taeniorhynchus en el sentido de Theobald, forma doble empleo en la nomenclatura. por cuya razón propongo de cambiarlo en Rhynchotaenia, conservan- do así la idea del insigne naturalista argentino, cuyo trabajo ha sido la aurora de cuantos lo han seguido en el estudio de los mosquitos. » Para mi la cuestión es la siguiente: El género Taeniorhynchus fué establecido en 1891 por Félix Lynch Arribálzaga para esos mosquitos cuyas «escamas alares tienen una forma particular», de tipo «securiforme corto y ancho que se ve en el 7. taentorhynchus» (EF. Lynch A., Dipter. argent., pág. 49 y 50, 1591), lo que está dibujado en la lámina IL, figura 4, del mis- mo autor. Es admitido que Félix Lyneh A. se equivocó al identificar su 7. taeniorhynchus con Culex taeniorhynchus Wied.; queda entonces para la especie de Lyneh: 7. taeniorhynehus F. Lynch. A. (nee Wied.), la que es una buena especie. A su vez, el Culex titillans W1k. no es tampoco sinónimo con 7. taentorhynchus Y. Lyneh A., como lo establezco más abajo. Aparte de los tipos de Lynch que tengo a la vista y que son idén- ticos con los que cazo en región topotípica, y no encontrándose más que una especie — a lo menos por ahora y sin variaciones que dejen sospechar dualidad — que es la típica de Lynch, el sénero tiene en qué aplicarse: Taeniorhynchus taeniorhynehus E. Lech. A. (nec Culex taeniorhynchus Wied., nee Culex titillans WIk.). Sobre el Culex titillans WIKk., se ha fundado el género Mansonia Blanchard, 1901 (+= Panoplites Theob., 1901, preocupado). Puede llegar el caso que estudios más profundizados — cada día nos trae nuevas contribuciones — encuentren aleuna diferencia fun- damental y genérica entre el 7. taeniorhynchus F. Leh. A. y Culex titillans WIk., en cuyo caso sucederá que cada uno de los dos eéneros (Taeniorhynchus y Mansonia) Megará a ser monotípico. Esta razón aboga aun más para mantener el género de F. Lynch Arribálzaga. Si no se llegan a establecer diferencias genéricas entre Taeniorhynehus y Mansonia, aquél tiene la prioridad y debe ser usado, me parece, con exclusión del segundo. En su concienzuda y monumental obra sobre The Mosquitoes of North and Central America and the West Indies, tomo TIL, página 202, Howard, Dyar y Knab exponen la cuestión de esta nomencla- tura y espero que antes del fin de obra de tanto aliento arribaremos BRETHES : NOTAS SOBRE MOSQUITOS ARGENTINOS 21 al mismo resultado : Zaeniorhynchus tiene prioridad sobre Mansonia. Sobre esta prioridad no estoy, como se ve, de acuerdo con lo que leo en la página 35, primer párrafo, del Boletín del Instituto bacterioló- gico, volumen [I, número 2, febrero de 1916. En cuanto a la división Rhynehotaenia que establecí en 1910 con R. fasciolata (F. Leh. A.) por tipo, estoy en un todo de acuerdo con Theobald, quien, no conociendo aún mi publicación, creó el género Pseudotaeniorhynehus en 1911, con el mismo animal por tipo. 12. Taeniorhynchus taeniorhynchus F. Leh. A. Desde varios años, esta especie de Lynch ha sido puesta en sino- nimia de Culex titillans WIk. En este caso también ecréome autorizado a retirarla de la sinonimia y reconocerla como bona species. La estructura de sus órganos masculinos y especialmente de la pinza terminal, permiten reconocer clara- mente que se trata de una especie diferente de T. titillans W1k. Compárese la figura ad- junta con la que dan Howard, Dyar y Knab in The Mosquitoes of North and Central Ame- rica and the West Indies, volumen IT, lámi- na 34, figura 228. Es lástima también que Neiva (in Bole- tín del Instituto bacteriológico, vol. UL, pá- gina 28, 1916) no haya estudiado algún macho de esta especie, y la sospecha que allí manifiesta (pág. 31) que «no sería para nosotros ninguna sorpresa, que de poste- riores estudios resultara más de una es- pecie confundida con la que nos ocupa », le hubiera resultado una convicción. Y aho- fig. 9. — Órganos masculinos de ra tendremos que desenmarañar, entre toda Zeeniorkynehus taentorhynehus 7: » o s F. Lech. A., aumentados + 110 la bibliografía que cita, cuáles son los diámetros autores que se refieren a Zaeniorhynchus titillans (W1Ik.), a Taeniorhynchus taeniorhynchus Y. Lech. A., ete. DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA. — Una vez separadas las sinonimias dadas por Lyneh y los demás autores, así como prescindiendo de la extensa dispersión que se ha creído tuviera este animal, nos queda- mos por el momento en que el Zaeniorhynchus taeniorhynchus F. Leh. A. se conoce tan sólo de Buenos Aires y sus alrededores. ANAL. MUS. NAC. — T. XXVI (JULIO 17, 1916) 14 215 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Estudios posteriores determinarán cuál sea su extensión geográfica exacta, asi como su acción patológica, siendo sus picaduras «más dolorosas que las de los demás Culicidae que conozco » (E. Leh. A.). El estudio que publiqué en 1912 (Los mosquitos de la República Ar- yentina) no tenía mayores pretensiones que dar a conocer, además de algunas especies nuevas, una recopilación de lo que se había hecho en nuestro país sobre el grupo de los mosquitos : varias de las espe- cies que allí señalaba me eran completamente desconocidas y tuve necesariamente que atenerme a lo que hubieran publicado los auto- res anteriores. Por lo que publico hoy, se ve que hay necesidad de repasar todo el material que estudiaron los hermanos Lyneh (lo que en parte acabo de hacer), y se llegará a este resultado interesante : todas, o casi todas, las especies de Lyneh son buenas especies, de- biéndoselas extraer de las sinonimias en que se han colocado indebi- damente. Además, se encontrarán todavía más especies de las cono- cidas hasta la fecha (1. Como lo decía al principio, esa clasificación rigurosa de los mos: quitos es tanto más necesaria cuanto : 1% una especie puede ser trans- misora de enfermedades con exclusión de las otras; 2 esa buena clasi ficación permitirá delimitar el área de dispersión de cada especie y por ende la o las enfermedades que corresponden a cada una de ellas. (1) Observación. — Todos los que se han ocupado del estudio de los Mosquitos han podido observar la dificultad real que existe para dar la loneitud exacta de estos insectos, sea debida ella a la contracción de los segmentos abdominales. sea también a la disposición más o menos angular que pueden ofrecer los ejes de la cabeza, el tórax y el abdomen de esos animales. Propongo por ese motivo agregar, como lo hago en las especies nuevas de este trabajo, el largo de las alas, óreanos más fáciles de medir, más invariables. de manera que la medida del insecto en sí no sería más que aproximada. NOTA SOBRE EL GENERO MICROPSIS DC. POR ANA MANGANARO El género Mieropsis, fandado por A. P. De Candolle en 1856 (véase Prodromus regni vegetabilium, vol. V, pág. 459) y aceptado por todos los autores posteriores, comprende una sola especie: la M. nana DO., considerada por los botánicos europeos como exclusivamente propia de la flora chilena (DC., l. e., pág. 460; Bentham y Hooker, Genera plantarum, vol. TL, pág. 298; Index Kewensis, fase. UL, pág. 232; En- eler y Prantl, Natiirlich. Pflanzf., vol. 1V, pág. 151; Post y Kuntze, Lexicon, pág. 366). Tan sólo unos pocos escritores de botánica que se ocuparon especialmente de la flora de Buenos Aires mencionan esta planta como argentina : 1599. Spegazzini Carlos, Flora de la sierra de la Ventana, página 34; Fungi argentini nov. +. crit., página 239; Apuntes fitoagrológicos- sobre Carmen de Patagones, página 12; Apuntes fitoagrológicos sobre el partido de La Plata, página 15. 1910. Hicken Cristóbal, Chloris platensis, página 249. 1913. Hauman-Merek Lue., Etude phytogéographique du Río Negro, página 431. De las citas que acabo de hacer parece desprenderse que la distri- bución geográfica de este vegetal sea bastante amplia, pues abunda, como me consta, en todos los campos de los alrededores de Buenos Aires y de La Plata y prospera en las sierras pampeanas hasta llegar a las mesetas del Río Negro. ¿ Cuál habrá sido la causa por la que tantos botánicos y coleccio- 220 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES nistas de plantas que visitaron nuestro país, no hallaron este gracioso y pequeño vegetal ? Es fácil suponer que estas causas responden al hecho de” haberse visitado el país en estaciones poco propicias para dar con la especie en cuestión, pues se trata de un ser de tamaño bastante reducido. poco vistoso y cuyo desarrollo lega a su apogeo en octubre, teniendo un período de vida muy breve debido a que germina en septiembre y en noviembre ya se seca; agrésguese que esta época coincide con el desarrollo de toda la exhuberante vegetación primaveral, cuando 9ra- Fig. 1. — Micropsis vana, tamaño natural millas, tréboles y compuestas, canden rapidamente por todas partes, cubriendo y ocultando aquellas esencias anteriores que tienen menos vigor o más limitada estatura. ln pleno otoño y en el invierno suele reaparecer, ya en estado poco aparente para: los herborizadores, muerta y seca, representada tan sólo por sus pequeños tallos rígidos y desnudos que sostienen una cabezuela casi globosa, constituida por la base de las hojas florales que aun defienden y conservan los antodios con los aquenios maduros, poco más largos de un milímetro, ovalados, comprimidos, sin villano. pero todos cubiertos por un vello tupido y bastante lareo que les comunica un color ceniciento. MANGANARO : NOTA SOBRE EL GÉNERO MICROPSIS DC. 221 Al ocuparme de la biología de esta pequeña planta, pues su morfo- logía es bastante conocida, me hallé con ciertos individuos que, a pesar de tener un parecido muy marcado con los que consideraba como típicos, presentaban, sin embargo, diferencias muy manifiestas para que las pudiera reconocer inmediatamente aún desde lejos. Estos individuos formaban agrupaciones, sobre todo en la parte más baja de las faldas de las lomas y donde el suelo es muy arcilloso, a veces algo salado y que durante el periodo de lluvias debe estar más o me- nos inundado. Al principio crei que se trataba de una simple forma, debida a las condiciones hidrológicas o edáficas del lugar, pero observé que estas colonias estaban a veces invadidas por la planta típica, sin que en sus individuos se notaran transiciones entre una y otra forma. Para que mejor resalten las diferencias entre los dos tipos obser- vados por mi, expondré en un cuadro comparativo las diferencias fundamentales anotadas. MICROPSIS NANA MICROPSIS BONALÉRENSIS Tallos Simples o ramosos, subverticila- Ramosos, en la base subverticila- dos en la base, siempre enderezados, — dos, alternados en la parte superior, de 2 a 5 centímetros. postrados, de 5 a 10 centímetros. Hojas Espatuladas, redondeadas y lige- Espatuladas, casi redondeado- ramente muecronadas. tronchadas, ligeramente escotadas en la punta y sin mueron. Inflorescencia Antodios muy numerosos, acumu- Antodios pocos, solitarios, rara lándose en las axilas de las hojas vez de 2 a 3, sentados en las axilas superiores formando una cabezuela de las hojas medianas de los tallos. casi globosa. nm 22 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Brácteas y escamas de los antodios Espatuladas, obtusas más cortas Lineales, casi agudas y casi dos que el antodio. Escamas elípticas veces más largas que el antodio. Es- casi obtusas u ovaladas, en número camas lanceolado-lineales, agudas. de Sa 10. en número de 5 a 6. Antodios Ovalados, contienen de 12 a 15 Lanceolados, contienen de 4 a 6 tlores. tlores. Flores $ y paleas >. 4a5, paleas contraídas debajo del 2a 3, con paleas lineales, rectas ápice en forma de bolsita, no superan que igualan todas o son un poco más la mitad de las corolas. cortas que las corolas. Flores Q desnudas Salo0, filiformes, dos veces más 2a3, filiformes, cuatro a cinco ve- largas que el aquenio. ces más largas que el aquenio. Fundándome, pues, en los caracteres que acabo de indicar, consi- dero la planta como una nueva especie morfológicamente distinta de la antigua M. nana DC. y para la cual propongo el nombre de Mi- eropsis bonaérensis mihi y euyo diagnóstico en francés. por no conocer aun suficientemente el latín, será el siguiente: Micropsis bonaérensis mihi. Nouvelle espece. Plante petite, de 5-10 centimétres annuelle, toute couverte de poils adhérents, d'une cou- leur cendré, tises cotonneuses ramifiées, sub-verticillées a la base, alternes le long des rameaux, feuilles sessiles spatulées, presque tronquées au sommet, un peu échanerée et présentant un mucron a- peine développé, vert-cendré a la face supérieure, blanchátre a la face inférieure:; anthodes solitaires, a Paisselle des feuilles médianes des tiges, sessiles, petites, cotonnenses, lanceolées, accompagnés par deux bractées linéaires presque aigués, contenant seulement de 4a 6 fleurs dont 2 ou 3 filiformes Q nues, et 2 ou 3 $, enveloppées dans une écaille droite algué presque de sa longueur. Agregaré por fin la deseripción completa castellana : MANGANARO : NOTA SOBRE EL GENERO MICROPSIS DC. 22: Planta anual, primaveral, de los terrenos anegadizos, fuertemente arcillosos y a veces algo salados, germina a fines de agosto, Horece a mediados de octubre y fruetifica, secándose en seguida, a principios de noviembre; sus restos se destruyen con rapidez y no persisten hasta el año siguiente como suele suceder con la Micropsis nana. To- das sus partes, de un color ceniciento o blanquecino, están cubiertas por un vello tupido, constituido por pelos muy largos, simples, tenues, incoloros, recostados y afelpados en las hojas que se tornan sueltos en el tallo y levantados y algodonosos en las axilas foliares y alrede- dor de los antodios. No tiene olor ninguno, es flexible y suave al tacto. Fig. 2. — Micropsis bonatcrensis La raiz es axil, casi simple, de 3-5 centimetros de longitud por un milímetro de grosor, con pocas barbas laterales, capilares o casi ca- pilares, bastante recta, se entierra más o menos verticalmente, sin arrugas transversales ni debajo del cuello. El tallo inmediatamente por arriba del nudo vital produce un número variable (2-12) de ramas pseudoverticiladas, pues realmente son alternas y nacen en la axila de las primeras hojas muy aproximadas, las que en seguida se recues- tan sobre el suelo, extendiéndose con mayor o menor regularidad ra- dialmente:; estas ramas suelen con frecuencia producir en las axilas de sus hojas inferiores, algunas débiles raicillas adventicias y en su parte superior se arquean más o menos hacia arriba, apartándose del suelo; la longitud de estos tallos varia mucho en un mismo ejemplar, 224 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES desde 1 hasta 15 centimetros y su grueso, quitando el vello, es de 1-1,5 milímetro: muchos persisten simples, pero los mayores llevan con frecuencia, alternadas y casi disticamente, aleunas ramas secun- darias; son casi cilíndricos y en el interior ostentan un canal medu- lar relleno, relativamente muy desarrollado: en estado vivo son her- báceos y flexibles, al morir y secarse se vuelven rígidos y frágiles. Los internodios más largos se hallan en la parte mediana y varian de 1-2 milímetros. Los cotiledones son epigeos, muy pequeños oblaneeolados, agudos enteros, Casi lampiños. Las hojas normales primitivas son pequeñas, ligeramente vellosas, muy tupidas, casi empizarradas, oblanceolado-espatuladas, pero a medida que crece el vegetal van tornándose más afelpadas, más y más flojas y separadas, más y más espatuladas, siempre enteras, membranosas, herbáceas, de color verde ceniciento en la cara supe- rior, más pálido, casi plateado en la inferior; las mayores miden de 10-15 milímetros de largo por 4-5 milimetros de ancho; la parte api- cal es muy roma, casi tronchada, con una escotadura más o menos marcada en su parte media, donde se observa por lo general una pequeña callosidad, hacia atrás son cuneadas, estrechándose paulati- namente hasta quedar reducidas casia la mitad, para volver a ensan- charse ligeramente cerca de la base, donde son casi semiabrazadoras y muy algodonosas en la axila, mientras sus bordes se escurren for- mando como dos ligeras alas o cordones visibles cuando se quita la vellosidad al tallo. Tienen una sola nervadura primaria central, algo saliente en la cara inferior formando quilla, de la cual salen las ner- vaduras laterales, pinadas y muy delgadas, sólo visibles por transpa- rencia. Los antodios son poco visibles, muy envueltos por pelos algodono- sos y solitarios en la axila de las hojas medianas de los tallos, faltando en absoluto en las basales y en las del tercio superior; son totalmente sentados, muy apretados hacia el lado dorsal contra el eje rameal, pero libres. mientras que por el lado ventral se adhieren en su cuarto inferior con la hoja en euya axila nacen; a cada lado llevan una bráce- tea lineal oblanceolada de 5-6 milímetros de largo por 0,5 de ancho, bastante aguda y enderezada:; la forma del antodio es lanceolada, de base más o menos ancha, mide por lo general 4 milímetros de largo por 1,562 de ancho: están formados por cuatro o cinco brácteas enderezadas, apretadas, agudas, lampiñas, enteras y verdes en su mitad inferior, en la mitad superior son escariosas, incoloras, de már- , genes ligeramente denticulados, miden de 2,5-3 milímetros de largo MANGANARO : NOTA SOBRE EL GÉNERO MICROPSIS DC. 223 por 0,75 de ancho; cada antodio contiene de 4-6 flores, de las cuales dos o tres son femeninas, desnudas, con ovarios fértiles, sin villa- no, cubiertas de pelos articulados y con corola filiforme, blanqueci- na, que por una corta hendedura apical, denticulada y algo pilífera, deja salir las dos ramas estigmáticas; las demás flores son herma- froditas, pero estériles y se hallan envueltas en unas palletas linear- lanceoladas, agudas, denticuladas, escariosas, incoloras, rectas, que dejan asomar las corolas amarillas, lampiñas, con cinco lóbulos; las anteras se hallan encerradas en las corolas, son incoloras, con el apéndice apical rojizo y llevan en la base dos agregados setifor- mes divergentes, semejantes a las barbas de la punta de una fle- cha, de entre los cuales se prolonga un delgado filamento débil e incoloro. Los aquenios son trasovalados, comprimidos lateralmente, redon- deados en el ápice, sin villano y de color ceniciento, debido a los peli- llos apretados y tupidos que los revisten. ANAL. MUS. NAC. — T. XXVI (AGOSTO 14, 1916) 15 PROF. PEDRO SCALABRINI (1849-1916) FUNDADOR Y DIRECTOR DE LOS MUSEOS PROVINCIALES DE ENTRE RÍOS Y CORRIENTES Los títulos que corren debajo del nombre de este gran servidor del país, justifican con exceso la hospitalidad que en las páginas de estos Anales ha brindado el doctor Ángel Gallardo, director del Museo na- cional de historia natural de Buenos Aires. Su nombre no es el de un desconocido entre los naturalistas, y sobre todo, entre los cultores de la Paleontología argentina, que lo han visto mencionado centenares de veces desde el año de 1883. Scalabrini escribió poco, pero, en cambio, enseñó mucho y trabajó por la ciencia argentina, con un amor y una perseverancia dignos del respeto y reconocimiento de las nuevas generaciones. He sido testigo presencial de la obra de Scalabrini. Con él me tocó actuar en la mejor época de su vida, durante tres años consecutivos, y nuestra amistad se conservó desde entonces por espacio de treinta, y sólo terminó cuando la muerte penetró en su hogar. No hace mucho, al escribir en estas mismas páginas la biografía de otro eran muerto, el doctor Florentino Ameghino, hacía notar que eracias a los pacientes trabajos del profesor Scalabrini, su colaborador sincero y desinteresado, Ameghino había podido estudiar la Fauna fósil del Paraná y comprender la importancia de ese horizonte paleon- tológico, habiendo dado a conocer en tres años, hasta 1886, la canti dad de ochenta y dos especies nuevas. El mismo doctor Ameghino, al final de su cuarta memoria sobre esa fauna, dedica este párrafo que es toda una consagración ' : * Boletín de la Academia nacional de ciencias de Córdoba, tomo IX, página 262. 228 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES <« Al concluir esta memoria, me será permitido agradecer una vez más al profesor Scalabrini que con su infatigable perseverancia me ha proporcionado la casi totalidad del material, felicitándolo al mismo tiempo por el éxito brillante con que ha sabido poner a la luz del día las interesantes piezas que he deseripto en mis trabajos sobre los fó- siles de esa localidad. A él es a quien corresponde con verdadera jus- ticia el títule de descubridor de la antigua y maravillosa fauna mama- lógica del Paraná. » Y efectivamente así fué, porque los trabajos anteriores, ineluso los del mismo Bravard, no pudieron llegar a acumular ni los datos ni el material que acumuló Sealabrini durante una larga serie de años de una tarea ruda y perseverante. zecuerdo muchas de nuestras excursiones en procura de fósiles oli- gocenos en los estratos profundos de las venerables barrancas del Paraná. Todo un día de labor improba, cireunseripta forzosamente a un es- pacio reducido, con el constante peligro de quedar sepultados entre los frecuentes derrumbes que se producían al excavar, nos daban ape- nas una docena de piezas, en sa mayor parte restos indeterminables de peces; y si alguna vez que otra aparecía un fragmento de mandí- bula de mamifero, de real valor paleontológico, nuestra satisfacción no tenía límites : habíamos efectuado un hallazgo y eso era mucho. Júz- guese con estos antecedentes la obra de Scalabrini, que alcanzó a eo- leccionar miles de piezas interesantes, entre las cuales pudo seleccio- nar Ameghino su material de estudio, y se podrá medir todo el entu- siasmo y la tenacidad que durante años tuvo que derrochar para llevar adelante su obra altruiística '. Y efectivamente, Scalabrini faé un eran altruísta y ese fué el rasgo fundamental de su personalidad. El espíritu de lucro era ajeno en él, pues habiendo podido muchas veces realizar ventajosamente sus co- lecciones, prefirió donarlas para fundar museos : el del Paraná prime- ro, el de Corrientes después. Y en cuanto al aprovechamiento de su material científico por él mismo, jamás quiso hacerlo, y no porque no fuera capaz de ello, y no tuviera pleno conocimiento de la importan- cia y novedad de las piezas que recogía, sino porque conservó una misma actitud de consecuencia para con Ameghino, a quien no quiso * Scalabrini era un enamorado de las barrancas del Paraná. Posteriormente y acompañado por su hermano Angel, hizo un viaje desde Corrientes al Paraná, en bote, con frecuentes bajadas a tierra, donde proseguía el viaje a pie escudriñán- dolas, tomando notas y coleccionando cuando la ocasión se presentaba. AMBROSETTI : PROF. PEDRO SCALABRINI 229 eruzársele en el camino, sino que lo alentaba continuamente con los nuevos hallazgos en la prosecución de sus trabajos. Recuerdo un día que revisábamos los nuevos materiales que debía incorporar Ameghino a su cuarta memoria sobre la fauna fósil del Pa- raná. Scalabrini me pasaba los ejemplares haciéndome notar sus ca- racterísticas, diciéndome a cada paso «esto es un género o una especie nueva », y cuando se terminó el examen, con su sontisa bondadosa habitual, agregó : «cuántos se tentarían y correrían a tomar pluma y papel para ganar prioridad, que no tendría más resultado que el halago momentáneo de satisfacer una vanidad infantil que quizá causara más perjuicios que beneficios. «Cuánto mejor es en cambio poder estimular a un luchador que tie- ne ya su orientación definida y que al aportarle estos nuevos materia- les, no sólo lo premiamos con la prioridad científica, sino que también le ampliamos la idea de conjunto que se ha formado. «Nunca debemos olvidar que la única manera de progresar es res- petar la gran ley de la división del trabajo, ocupando cada uno su puesto si queremos realizar la obra común; porque la ciencia es obra de todos, de ella depende el progreso humano, pero para que ella dé sus frutos no hay que estorbarse. <« Hay tanto que hacer y es tan vasto el campo que se abre a los in- vestigadores que hay lugar para todos, trabajando con elevación de miras. «Oréame, joven naturalista, me repetía con tono jovial, que nuestra tarea de vizcachas inteligentes, al pie de las barrancas, tiene tanta o más importancia que la descripción sistemática de las piezas. «Tomemos a pecho nuestra misión y tratemos de hacer todo lo po- sible antes que se pierda el yacimiento por cualquier causa, dada la movilidad del río o lo inseguro de las barrancas. » Y con estas ideas fundamentales, durante una larga temporada, se trabajó con ahineo, sin otra mira que el de aumentar las colecciones. EL MUSEO DEL PARANÁ La idea del Museo del Paraná fué lanzada por el profesor Scalabrini en su conferencia sobre la geología de las barrancas del Paraná, el 6 de diciembre de 1883 en la sección Entre Ríos del Instituto geográ- fico argentino. Recordando al final de ella que Urquiza había fundado un Museo en el Paraná que ya no existía, y que debía crearse uno 230 MUS ZO NACIONAL DE BUENOS AIRES nuevo, ponía a disposición de la empresa, las colecciones que tenía formadas *. En una rectificación hecha a la publicación de esa conferencia en hoja suelta, que fué la transcripta por el Instituto geográfico, el pro- fesor Scalabrini hizo notar que directamente había ofrecido sus co- lecciones al gobierno de Entre Bíos, pues supo por intermedio del doctor Zeballos, que el general Racedo había manifestado su opinión favorable sobre la oportunidad y conveniencia de fundar un museo y abrir así una nueva era para la vida científica de la provincia. Un hecho singular apresuró este acontecimiento. El doctor Deside- rio Crespo había descubierto unos restos fósiles de Toxodonte en el arroyo Antonieo, próximo a la ciudad del Paraná. Comunicado el ha- llazgo al gobernador Racedo, éste dispuso presenciar su extracción, e invitando al profesor Scalabrini, se trasladó con su ministro, doctor Miguel Laurencena y una comitiva de personas, al lugar mencionado. La excursión dió motivo para que Scalabrini publicara en El Cons- titucional del 7 de febrero de 1884, un bello artículo relatando el hecho. en el que después de recordar la acción de estímulo que ejerció en los ióstados Unidos el presidente Jefferson (buscador de fósiles) en los naturalistas norteamericanos, decía : « Oreo sinceramente que nuestra juventud como la norteamericana, ha de imitar también a su gober- nador, que estimulando con su ejemplo y su palabra a los amigos de la naturaleza, prepara el terreno a los futuros naturalistas entrerrianos. < Es oportuna la publicación de estas líneas para que se conozca más tarde el punto de partida del estudio serio de las ciencias natu- rales en nuestra provincia. » Días después, el 14 de febrero, el gobernador Racedo y su ministro Laurencena, firmaban el decreto fundando el museo. El museo fué organizado de una manera definitiva en 1886, habién- dose incorporado a su personal el señor Toribio E. Ortiz y el que es- to escribe, como jefes respectivamente de las secciones de paleonto- logía y zoología. En esa fecha, las colecciones sumaban 10.854 objetos, y el general Racedo aprovechó esta oportunidad para dedicar a esta institución, en su mensaje del 1” de mayo, las bellas frases que transcribo, y que que- darán siempre como testimonio de uno de sus mejores actos de go0- bierno. Decía el mensaje: « Desde el principio de nuestra vida como nación soberana e in- ' Boletín del Instituto geográfico argentino, tomo V, página 19. AMBROSETTI : PROF. PEDRO SCALABRINI 2 dependiente, las ciencias naturales han sido apreciadas en su justo valor teórico y práctico, despertándose mayor interés por su estudio. a medida que se han operado nuestros progresos. «Laudable y provechoso es a la vez dicho celo, porque es una ver- dad admitida por los estadistas, porque el progreso de la agricultura, del comercio y de la educación, está intimamente ligado con el pro- greso de las ciencias, no siendo posible el perfeccionamiento de un dado orden de cosas sin el conocimiento de las leyes que constituyen su modo de ser, su individualidad. «Profesando estos principios desde los primeros días de mi gobierno, pensé que había llegado la oportunidad de establecer un museo pú- blico, destinado a reunir y conservar los recuerdos de las tribus indi- genas, las reliquias de nuestros grandes hombres, la fauna y la flora como los minerales del territorio argentino y sobre todo los fósiles que constituyen la prueba más acabada de las épocas geológicas por que ha pasado el suelo que nos pertenece, desde los Andes al océano, desde el Chaco al estrecho de Magallanes. Trataba de llevar a la prác- tica estas ideas cuando el señor Scalabrini con una generosidad diena de encomio, donó a la provincia su notable colección paleontológica, para que sirviera de base al Museo que se trataba de formar. «Con tan importante concurso quedo establecido el Museo por de- ereto de fecha 14 de enero de 1854, designándose como director al señor don Pedro Scalabrini, cuya eximia competencia es bien reconocida. «Debo hacer también mención como un acto de merecida justicia. del desprendimiento con que el joven y distinguido naturalista entre- rriano Juan Bautista Ambrosetti regaló ala provincia para ser anexada al Museo, una importante colección zoológica de cuya sección fué nom- brado jefe. «En la memoria del ministerio, en los informes del director como en el Boletín de la Academia nacional de ciencias de Córdoba, pueden no- tarse los adelantos que este establecimiento público ha realizado en un periodo tan breve, pudiendo asegurar que ha prestado servicios de consideración a la ciencia de los seres extinguidos, llamando la aten- ción de los sabios por su preciosa colección de fósiles terciarios de la provincia. «Por el siguiente cuadro del número de objetos que el Museo posee repartidos en sus diferentes secciones, podréis apreciar su actual im- portancia : MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Objetos de la sección mineralógica 1.500 = POLICIA 200 — zoófitos fósiles y vivientes..... 150 _- insectos vivientes............ 4.000 — crustáceos fósiles y vivientes.. 140 = cial. 00od oo sra pobeo na 1500 = PO ia tata raras aia 1.300 - Ram. scodono obio duoo soba: 508 — Yes VIVISOLOS 0.02 alo catala 16 — mamiferos fósiles y vivientes.. 1.100 — antropologia ao io 300 = AUMISMLC ia 130 — OLA LOlOÍA oi 10 Total de objetos ........ 10.854 ' Con estas palabras el Museo estaba consagrado; pero aprovechando la oportunidad de una donación hecha por el general Racedo de un erupo de objetos, Scalabrini eseribió una serie de artículos en los dia- rios de la localidad, bajo el título de Cartas científicas que publicó desde marzo de 1886 hasta abril de 1587 ?, manteniendo así el interés público hacia la nueva institución que necesitaba del favor de todos para prosperar. Estas cartas científicas muy interesantes por cierto, tenían un fin didáctico; en ellas Scalabrini aprovechaba de la menor oportunidad para acumular datos y noticias sobre libros importantes, sobre publi- caciones hechas en el pais, generalmente poco conocidas, para deseri- bir piezas importantes, y aun para manifestar sus ideas filosóficas francamente positivistas, que profesó y enseñó toda su vida, sembrán- dolas profusamente por toda la república, por intermedio de sus mu- chos discípulos de la escuela normal del Paraná, donde enseñó por tantos años desde 1572 +. El año 1888, el Museo que hasta entonces ocupaba algunas habita- ciones de la casa particular de Scalabrini, generosamente cedidas al ' Palabras del señor gobernador general Racedo en el mensaje a Jas honora- bles cámaras legislativas en el 27% periodo administrativo, el 1% de mayo de 1886. - Véase : Cartas científicas al general don Eduardo Racedo, páginas 12 y 13. Pa- raná, 1887. ' Terminadas de publicar, Scalabrini hizo una recopilación de todas ellas, ano- tándolas profusamente, resultando un libro de 207 páginas lleno de informaciones interesantísimas, hoy casi agotado, cuyo título completo es : Museo de la provincia de Entre Ríos. | Cartas científicas al general Eduardo Racedo | por | Pedro Scalabri- ni (director). Paraná | Tipografía y encuadernación La Velocidad | 9, Corrientes, 9 | 1887, en S'. AMBROSETTI : PROF. PEDRO SCALABRINI 233 efecto, fué trasladado a un local propio, habiendo aumentado sus co- lecciones a 14.577 objetos como consta en la última memoria que pre- sentó con fecha 31 de diciembre del año anterior !. Durante el año 1888, eseribió un trabajo de 70 páginas, de carácter filosófico, titulado Materialismo, Darwinismo, Positivismo, Diferen- cias y Semejanzas >. En el primer párrafo, da la razón de este estudio: « Me propongo (dice) escribir una serie de artículos sobre el tema que encabeza estas líneas con el triple objeto de apreciar su respectiva doctrina, así como sus diferencias y semejanzas, estableciendo posiciones para evitar con- fusiones tan frecuentes y tan perjudiciales, como lo pone de manifiesto la historia del pensamiento cientifico y filosófico » *. En ese trabajo, Scalabrini condensa sus ideas sobre el positivismo, y expone sus teorías altruísticas con el calor y entusiasmo que le eran propios en la cátedra, y que tanto influyeron en las generaciones de alumnos que formó; pero hay que hacerlo constar, en honor suyo, jar más fué un dogmático ni un fanático. Por el contrario, fué un gran to- lerante, y sabía remontarse bien alto para abarcar el conjunto de las cosas sin caer en las pequeñeces del sectarismo. Leyendo esas páginas, se recibe la impresión de la superioridad de su autor, llena de elevación moral y suprema tolerancia, que unida a un eran altruísmo, parecen haber sido característica de familia, pues se hallaban también en la obra de su hermano, el famoso obispo de Piacenza, monseñor Scalabrini, que tan honda huella ha dejado en el catolicismo moderno. Con este trabajo, y con la instalación del Museo en casa propia, Scalabrini creyó terminada su obra, y renunció a la dirección. « Mi misión es otra, me repetía continuamente, soy un simple sem- brador de ideas, ellas deben fructificar a su debido tiempo » '. ' Para mejores datos sobre el Museo, véase mi trabajo El Museo de Entre Ríos, datos sobre su fundación y desarrollo, en el Boletín del Institulo geográfico argentino. tomo XIV, página 151 y siguientes. 1893. 2 El título completo de este trabajo es : Museo de la provincia de Entré Ríos | Materialismo | Darwinismo | Positivismo | Diferencias y Semejanzas | por | Pedro Scalabrini | director | Paraná | Tipografía y encuadernación La Velocidad 31-33, San Martín, 31-33 | 1889. ' Como pretexto secundario agregaba : « Estos mismos artículos son también una contestación indirecta al colaborador de Figaro que, al apreciar las Cartas científicas del director del Museo de la provincia, incurre en tal lamentable error », página 1. * El Museo ha llevado más tarde una vida anémica, pero sus colecciones se han MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES A Scalabrini preocupaban muy seriamente los problemas educacio- nales, como antiguo profesor que había tomado siempre con entusias- mo su misión y no se coneretaba simplemente al desempeño de su cá- tedra, sino que estudiaba a fondo todo el sistema de enseñanza, lo dis- cutia, y exponía sus ideas con eran lucidez e intimo convencimiento. Fruto de sus meditaciones, fué su trabajo sobre el plan de estudios para la escuelas normales, que publicó en 1887, y reimprimió el año 1595, en La escuela positiva de Corrientes, bajo el título de Observa- ciones didácticas, en el que asienaba a la enseñanza un carácter na- cional * y dedicaba un día al estudio práctico y de observación para las ciencias naturales y afines * En cuarto año agregaba el estudio de la instrucción cívica que «es de una importancia excepcional, porque su objeto, como su nombre lo indica, es formar ciudadanos que sepan respetar las leyes, que es me- nester conocer, y por tanto será muy útil enseñar las disposiciones principales de la Constitución nacional, de las constituciones provin- ciales, del código civil, de comercio, de minería, y de las leyes más im- portantes que deben saber todos los que deseen merecer el nombre de buenos ciudadanos ». salvado. Hoy parece que la provincia vuelve sobre sus pasos, y gracias a la buena voluntad de un grupo de antiguos discípulos de Sealabrini, renacerá por tercera vez a la vida autónoma. Deseamos vivamente que sea la definitiva, y que en sus salas, las nuevas generaciones puedan contemplar con veneración el semblante bondadoso de su entusiasta fundador. ' En el primer año suprimía el francés, porque, decía que «antes de estudiar idiomas extranjeros (el alumno) debía estar en posesión del propio », y en otro párrafo continuaba : «la enseñanza desde el principio debe ser nacional, y es por esto que se debe estudiar la geografía, la historia y el idioma nacional ». En el enarto año preconizaba el estudio de la literatura argentina, «euya im- portancia es bien visible, y su utilidad grande, si su estudio se hace bien, es decir, con eriterio estético y crítico a la vez, eon el objeto de apreciar el pasado litera- rio, perfeccionar el presente y dar direcciones para lo futuro en armonía con las necesidades de la república ». Como se ve, Scalabrini se adelantaba en veinte años a la actual obra de la Fa- enltad de filosofía y letras, que ha incorporado en su plan de estudios la cátedra de literatura argentina, tan brillantemente desempeñada por Ricardo Rojas. + En el plan de Scalabrini quedaba el jueves disponible «en el que los alumnos de cada curso, dirigidos por el cuerpo docente, observaran la mineralogía, la bo- tánica, la zoología, la meteorología, la agricultura, la industria del lugar en que esté situada la escuela ». Más de una vez, y desde el año 1880, siempre que le fué posible, puso en práe- tica estas ideas, llevando a los alumnos a excursionar por los alrededores del Pa- raná, estimulándolos así en el estudio de la naturaleza. AMBROSETTI : PROF, PEDRO SCALABRINI 235 Scalabrini al expresar estas ideas demostraba que no sólo se había incorporado a nuestra nacionalidad, formando un respetable hogar argentino, sino que también había erigido en su corazón de hombre superior, un altar a la tierra que lo hospedaba y en el cual ofrendaba eon sinceridad las mas bellas flores de su inteligencia. Además Scalabrini, hacía tiempo que acariciaba un plan de ense- nanza objetiva de la historia natural, por medio de museos escolares, preparados especialmente, y en lo posible, con materiales argentinos. Muchas veces me hizo confidente de sus ideas, y lo que hubo ma- durado su plan, y antes de llevarlo a la práctica creyó, en la incompa- tibilidad de su puesto de director del Museo, con la preparación de estos mostruarios, para los cuales no sólo eran necesarias colecciones, sino también libertad de acción y tiempo. Este fué el secreto de su renuncia, que podríamos sintetizar en una extremada delicadeza personal, unida a un gran deseo de llevar a la práctica nuevas ideas, cuyo fin era el de estimular el conocimiento y el estudio de la naturaleza, de la que siempre fué un gran apasionado. Scalabrini, ya libre, se lanzó con ardor al trabajo, preparó algunas series y empezó su obra de propaganda, imprimiendo folletos y dando conferencias. Los siguientes párrafos darán cuenta de cómo encara- ba su nueva enseñanza : « Transformar la enseñanza de la historia natural, generalmente abstracta y cosmopolita, en concreta y nacional, perfeccionar el espi- ritu de observación por el examen de los objetos, y de meditación por la composición escrita, estimular la afición por las exploraciones del territorio, a fin de descubrir nuevas riquezas naturales, aplicar el tra- bajo manual a la restauración, dibujo y molde de objetos interesantes o raros, vivificando el naciente espíritu artístico, científico o indus- trial de los jóvenes son, entre otros, los objetivos que he tenido en vista al formar este Museo. « El maestro, agregaba, no debe olvidar que su misión es dirigir y nunca reemplazar la observación, meditación y expresión oral y es- erita de los alumnos, cuyo perfeccionamiento depende siempre de su propio trabajo manual, artístico, científico y aun filosófico. «Finalmente, en la enseñanza de la historia natural, base esencial y fundamental de la educación contemporánea, no se perderá la oportu- nidad de despertar en los alumnos sentimientos de admiración, res- peto y sumisión hacia la naturaleza eterna en el tiempo, inmensa en el espacio, omnipotente por sus múltiples creaciones que revelan bon- dad, inteligencia, actividad, orden, progreso, unidad de plan y de eje- eución, armonía y estabilidad en todo ». 236 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES EL MUSEO DE CORRIENTES La progresista gobernación del ingeniero Valentín Virasoro llevó a Corrientes al distinguido educacionista doctor J. Alfredo Ferreira, para ponerlo al frente del Consejo superior de educación. Ferreira, entusiasta por las ciencias naturales, recordó a Scalabrini, a quien lo ligaba vieja y cordial amistad, y éste con su acostumbra- do desprendimiento, donó sus nuevas colecciones a la provincia, y se trasladó a Corrientes con su familia, donde fundo un nuevo Museo que se inauguró el 25 de diciembre de 1594. Poco después lo visitaba en 1595, y nunca olvidaré los gratos días que allí pasé con el viejo amigo. Por entonces, en Corrientes se desarrollaba una gran obra de pro- greso en cuestiones de educación; por todas partes se abrían escuelas con la cooperación de los vecindarios que rivalizaban entre sí en sos- tener instituciones, aleunas de ellas de eran importancia, como las de Goya, Esquina, Loreto, Bella Vista, Curuzú-Cuatiá y Mercedes. En la capital se fundaba una escuela de artes y oficios, la revista La escuela positiva, se daban continuamente conferencias didácticas por los maestros, generalmente sobre materiales de historia natural o industrias extractivas de la provincia, y la prensa local llenaba a diario sus columnas con artículos, noticias y datos sobre ese inusitado mo- vimiento educacional, que hacía ganar con ereces el tiempo perdido de las luetuosas épocas pasadas; fundándose ese año veintidós nuevas escuelas rurales. El alma de todo esto eran Ferreira y Scalabrini. Ambos se comple- mentaban, los dos positivistas poseían el fuego sagrado del entusiasmo por el progreso y la educación, y cada cual dentro de su esfera de ae- ción, alimentaba la hornalla estimulándose mutuamente. El Museo que había sido fundado con los 5725 objetos que donara Scalabrini, seis meses después contaba 8859. En su primer informe, Scalabrini se expresaba así: <« La organización actual del establecimiento responde a su triple objeto de escuela popular, exposición permanente y auxiliar didáctico. «En el día ya no se discute la utilidad teórica y práctica de esta institución, considerada indispensable, como lo es la iglesia, el hospi- tal, la escuela, la biblioteca y el banco ». Las donaciones no se hicieron esperar, y en ese breve lapso de tiem- po lHegaron al Museo 2474 objetos, remitidos por particulares, cuyo AMBROSETTI : PROF. PEDRO SCALABRINI nombres aparecieron en los periódicos, estimulando así el interés por la nueva institución. Establecido en un edificio bastante amplio, Scalabrini lo llenó de objetos de toda clase; a cada cosa le asienaba un puesto, pues todo tenía un valor educativo, y de acuerdo con su organización, se hizo contribuir a todas las escuelas de la provincia que enviaron más de mil objetos elaborados por los discípulos de los mismos ?. En esta iniciativa, el Museo de Corrientes se había adelantado tam- bién, por lo menos en diez años, al Museo escolar Sarmiento de nuestra capital. Al año siguiente, el Museo había aumentado más de cuatro mil ob- jetos, arrojando su inventario la cifra de 13.011 piezas, de las cuales 970 procedían de donaciones particulares. Con su actividad característica, Scalabrini comenzó una nueva serie de cartas científicas, dirigidas al presidente del Consejo de edu- cación, doctor J. Alfredo Ferreira, que se publicaron en La escuela positiva, en cuyas páginas, además, hacía propaganda en favor de la ería del gusano de seda, de la exportación del tabaco correntino, no descuidando tampoco la recopilación de vocabularios de los indios del Chaco, Vilelas, Chanupis y Matacos, que el que esto escribe le encat- gara para el doctor Lafone Quevedo, quien por entonces se ocupaba preferentemente del estudio de estos grupos lingiiísticos. Cuando Scalabrini, eonsecuente con sa modo de ser, creyó termi- nada su misión en Corrientes, en vez de vegetar al frente del Museo provincial, al que ya había dado vida y direcciones, trasladó sus acti- vidades a esta eran capital, dende contaba con muchos discípulos y amigos, y siguió la propaganda de sus museos escolares, y sobre todo de la orientación práctica que debía darse a la enseñanza de la histo- ria natural en las escuelas donde creía, y con razón, que en ellas de- bía iniciarse y estimularse el amor a las cosas de la naturaleza. Su acción entre los maestros, y su participación en la reorganización dlel Museo escolar Sarmiento, son muy conocidas; últimamente se ocu- paba en este último de la sección museos escolares, sirviendo ad ho- 1 El doctor Ferreira, al clausurar el curso de conferencias al finalizar el año 1895, decía : « La sección didáctica del Museo de la provincia dirigido por el na- turalista don Pedro Scalabrini, está formada de centenares de objetos interesan- tes, de toda clase de materia prima, construídos por centenares de alumnos de la provincia. Las escuelas todas, urbanas y rurales, y los vecindarios que los ro- dean, son a la hora de esta, un semillero de iniciativas, que engendran un gran movimiento ». (La escuela positiva, pág. 481, t. I, en nota.) w MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES norem, habiéndose desprendido a favor del mismo, de un gran mate- rial que últimamente habia reunido. Contribuyó a fundar la asociación de cultura popular, anexa al Museo, y dió varias conferencias interesantes; fué durante anos pre- sidente de un consejo escolar: fundador de la asociación nacional del profesorado, a la que llevó muchas iniciativas, y siempre trabajan- do y actuando activamente, vivió entre nosotros, hasta que la muerte lo sorprendió puede decirse en la brecha. ¿ Qué queda de la actividad de este hombre tan singular ? No por cierto una voluminosa obra cientifica, que sus pesadas tareas docentes, sus excursiones y su obra de propaganda, le impidieron ha- cer, sin contar con los medios donde actuó desprovistos de elementos bibliográficos. Quedan dos museos, grandes colecciones cientificas !, y queda sobre todo una inmensa tarea educacional, que desde la escuela normal del Paraná irradió a toda la República. Tarea que tuvo por objeto formar pensadores, porque la característica de su enseñanza fué principal- mente la de enseñar a pensar y pensar bien; las discusiones que susci- taba en sus clases y la invariable respuesta que repetía a sus disci- pulos, cada vez que era interpelado sobre alguna cuestión, y que re- petía a modo de estribillo : piense, medite, forme su juicio y después vuelva a verme, tendía a formar hombres de criterio propio indepen- diente que pudieran aportar a la obra común acción y pensamiento útiles. Ñ Positivista convencido jamás quiso imponer sus convicciones a ha- die. De una eran tolerancia y de un altruísmo sereno, practicó con el ejemplo las ideas que sembraba. De carácter bondadoso, jamás le oí una protesta ni una recrimina- ción, de vida ejemplar, vivió siempre para su familia y para los de- más, siempre pronto para prestar su ayuda desinteresada y entusias- ta en cualquier obra noble, llegando a tener actos, en el haber de su vida, de la más alta abnegación, como cuando prestó sus servicios en esta capital en la epidemia de la fiebre amarilla en 1571, y en la del cólera de 18856, en el Paraná, en la que los que estábamos cerca de él lo acompañamos, imitando su ejemplo. Sus discípulos de todo el país no lo olvidarán. En el corazón de cada ' En poder de la familia existe entre otras cosas una colección de más de 700 moluscos fósiles de las barrancas del Paraná, clasificados y catalogados por el pro- fesor Scalabrini. AMBROSETTI : PROF. PEDRO SCALABRINI N uno de ellos quedará mientras vivan, grabado el recuerdo simpático de don Pedro, como cariñosamente le llamaban. Los hombres de ciencia deben ver en él a uno de los más eficaces trabajadores de la primera hora, fundador de museos, propagandista de las ciencias naturales y eficaz colaborador de Ameghino, quien lo consagró como descubridor de la fauna de mamiferos terciarios del araná. JUAN B. AMBROSETTI. Mayo de 1916. NOTAS ACERCA DE LA HORMIGA TRACHYMYRMEA PRUINOSU S EMERY ÁNGEL GALLARDO En 1905 el notable mirmecólogo Emery describió con el nombre Atta (Trachymyrmex) pruinosa una hormiga hallada en el Tandil por Silvestri !. El subgénero Trachymyrmex fué creado el año 1593 por el ilustre Forel * para las Atta cuyas aristas frontales divergen fuertemente ha- cia atrás y alcanzan los ángulos laterales anteriores del occipucio, formando al exterior una canaleta en que se aloja parte de los esca- pos. Son especies pequeñas, con obreras monomorfas, cubiertas de es- pinas multidentadas o multituberculadas o por montículos obtusos. erizados de tubérculos secundarios. En 1915 ha propuesto Emery * elevar a la categoría genérica al antiguo subgénero Acromyrmex de Mayr, que comprende las Attinas provistas de enatro pares de espinas o tubérculos dorsales, además del par de espinas epinotales, separándolo del género Atta de Fabri- ! EMERY, C., Studi sulle formiche della fauna netropica, XXVI, Formiche raccol- te dal profesore E. Silvestri nell Argentina e nelle regioni limitrofe dell? Uruguay, del Brasile e del Chile, en : Bull. Soc. Ent. Italiana, tomo XXXVII, páginas 107- 194. 1905. 2 FoREL, A., Note sur les Attini, en: 4nmn. Soc. Ent. Belgique, tomo XXXVII, páginas 586-607. 1893. 2 Emery, C., Études sur les Myrmicinae, V, Les genres des Attini, en : dan. Soc. Ent. Belgique, tomo LVII, páginas 250-255. 1913. ANAL. MUS. NAC. — T. XXVII (AGOSTO 31, 1916) 16 242 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES cio en que antes se le incluía, dejando en este género las que tienen sólo tres pares de espinas dorsales en total. En el género Acromyrmex comprende Emery los subgéneros Aero- myrmex sensu stricto y Moellerius (Forel) Emery, colocando el subgé- nero Prachymyrmex en el género Cyphomyrmex Mayr, con el cual tiene en común la falta de polimorfismo en las obreras que presentan 4ero- myrmex y Moellerius y la construcción de hongueras colgantes. Forel * acepta la separación genérica de Atta y de Acromyrmezx pe- ro se opone al traslado de Trachymyrmex al género Cyphomyrmex y se inclina a incluirlo como subgénero de Acromyrmez. Conozco muy pocos Cyphomyrmex para pronunciarme respecto de sus afinidades con Trachymyrmez. De Acromyrmex se distingue fácilmente por las obreras monomór- ficas de Trachymyrmex y por la conformación de sus aristas y lóbulos frontales bien diferentes. Se verá en estas notas que los Zrachymyrmex pueden formar hon- gueras yacentes o colgantes según las cireunstancias. Provisoriamente consideraré pues a Trachymyrmex como un géne- ro intermedio entre Acromyrmer y Oyphomyrmex, los cuales pierden sin duda homogeneidad con la inclusión de los Trachymyrmez. Este grupo comprende, además de pruinosus ya mencionado, varias especies de los Estados Unidos y de las Antillas (arizonensis Whee- ler, jamaicensis Ern. André, septentrionalis Mac Cook, turrifer Whee- ler) estudiadas especialmente de los puntos de vista sistemático y etológico por el profesor Wheeler * y otras especies del resto de América (Bugnioni Forel y Cornetzi Forel de Colombia. farinosus Emery del Brasil, Irmgyardae Forel de Colombia, Jheringi Emery del Brasil, Oetkeri Forel del Brasil, Saussurei Forel de Méjico, Squamu- liferus Emery de Centro América, Urichi Forel de Trinidad). De las costumbres de estas últimas poco se sabe, salvo sobre Tra- chymyrmex Urichi, estudiado por Urieh en la Isla de la Trinidad y unas breves notas de Forel * sobre 7. Saussurei y squamauliferus, de ' FOREL, A., Fouwrmis Y Argentine, du Brésil, du Guatemala et de Cuba, en : Bull. Soc. Vaud. Se. Nat., tomo XLIX, número 181, páginas 203-250. 1913. " WnHrrLekr, €. M., The fungus-growing ants of North America, en: Bull. Ameri- rican Mus. Nat. Hist., tomo XXIL, páginas 669-807, 5 láminas, 31 figuras. 1907. Uricn, F. W., Notes on some fungus-growing ants in Trinidad, en: Journ. Tri- nidad Club, tomo 1, número 7, páginas 175-182. 1905. ' ForEL, A., Biologia Centrali- Americana, Hymenoptera, YI, Formicidae, 169 pá- s. 1899-1900. ginas, 4 lámi GALLARDO : HORMIGA TRACHYMYRMEX PRUINOSUS Emery 243 Méjico y Centro América, respectivamente. Tal vez algunas de estas especies (farinosus, por ejemplo) deban clasificarse como Cyphomyr- mex por los pelos escamosos que se indican en su descripción. Desde el hallazgo de Silvestri en el Tandil no se había vuelto a se- nalar Trachymyrmex pruinosus hasta principios de este año, cuando lo he hallado en mi quinta de Bella Vista (B. A. P.) en los alrededores de Buenos Aires !. En el mes de enero encontré en una calle de plátanos (Platanus orientalis L.) de mi quinta, cuatro nidos de esta hormiga, excavados en tierra dura arcillosa, los cuales presentan al exterior un orificio circular de 3 a 4 milímetros de diámetro, rodeado de un eráter bajo, de unos diez centímetros de diámetro. Este cráter está formado por las partículas de tierra que sacan las hormigas al excavar su nido. El 20 de febrero por la noche cayó una débil lluvia de 3 milíme- tros. El 22 por la tarde el tiempo estaba tormentoso y los Trachymyr- mex de uno de los nidos construyeron en su boca una pequeña torre que recuerda algo la de T. turrifer, estudiado por Wheeler. Una serie de palitos, acarreados del exterior, fueron colocados tangencialmente a la circunferencia del orificio del nido y con granos de tierra muy finos construyeron una especie de embudo, con los bordes encorvados hacia afuera, que levantaba como 5 milímetros del nivel del suelo. Esta construeción puede suministrar una buena defensa para impedir la inundación del nido por el agua de lluvia. Con los días secos subsi- guientes los materiales de la pequeña torre perdieron su cohesión y se dispersaron, quedando solamente la abertura circular del orificio externo del nido. El 4 de marzo excavé cuidadosamente uno de estos nidos. Consiste en un conducto cilíndrico vertical que conduce a una primera cáma- ra de techo abovedado y de piso más o menos plano, situada a unos 5 centímetros de profundidad bajo el nivel del suelo. Esta cámara corresponde, según Wheeler, en los Trachymyrmex estudiados por él, a la primera cámara construida por la reina fecunda al fundar el hormiguero, ensanchada subsiguiente por las obreras. Sigue luego el tubo vertical hasta una segunda cámara, más o me- nos esférica, de unos 4 a 5 centímetros de diámetro y situada a 106 12 centimetros de profundidad. Una tercera cámara también esférica y algo mayor (de 5 a 6 centí- metros de diámetro) se hallaba a 30 centímetros de profundidad. ' GALLARDO, A., Fauna mirmecológica de Tandil y la Ventana, en : Physis, tomo IT, número 10, páginas 128-131. 1916. 244 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES El tubo vertical continuaba con su mismo diámetro y sin ramificar- se hasta S0 centímetros de profundidad, sin encontrar otra cámara. A ese nivel abandoné la excavación, pero calculo que debe alcanzar a más de un metro de hondo. Toda la superficie interior del nido es muy lisa y como rebocada con tierra negra. No he encontrado las rai- ces de plantas que Wheeler ha visto al través de las cámaras de los nidos de la América del Norte. Las obreras son muy tímidas y no salen del nido a las horas de sol fuerte ni los días frescos. A la caída del sol es cuando demuestran mayor actividad y se ven afuera del nido cinco o seis obreras que ca- minan muy lentamente y transportan al nido excrementos de bicho de cesto (Oeceticus vrlatensis Berg), orugas que abundan en los pláta- nos, debajo de los cuales se encuentran los hormigueros. Después de una lluvia o de humedecer con una regadera el exterior del nido, sale un mayor número de obreras y recogen más activamen- te los excrementos de bicho de cesto, que la humedad hace más cohe- rentes, hasta permitir que sean transportados completos y no en frag- mentos como sucede cuando secos. Estos excrementos son acumulados en la primera cámara que sirve de almacen y tal vez para humedecer uniformemente los excrementos que se vuelven así algo pastosos. De allí son transportados a las cámaras inferjores para servir de substractum a la honguera, que reposaba sobre el piso de las cáma- ras y no era pendiente como en los nidos de Prachymyrmex norteame- ricanos. En el nido excavado encontré la honguera en la segunda y la ter- cera cámara. Las hormigas de este nido (un centenar de obreras y unas cincuen- ta formas sexuales aladas, entre hembras y machos) fueron instala- das en un nido artificial de yeso del tipo vertical de Janet, formado a semejanza del nido natural por un conducto vertical con cuatro cáma- ras circulares, situadas una debajo de otra (lám. VI, fig. 1). Se instalaron con mucha dificultad porque no encontraban la co- municación entre el nido artificial y el embudo en que había coloca- do, arriba de él, los escombros del nido natural. Tuve que introducir personalmente varias hormigas en el nido ar- tificial para que iniciaran el transporte, hecho con tal lentitud que terminé por introducir una a una la mayor parte de las hormigas. Las obreras de 7. pruinosus al ser tocadas o al tomarlas entre los dedos se hacen las muertas (según se ha observado anteriormente para las congéneres) y toman el aspecto de un terrón de tierra con sus rugosidades y tubérculos. GALLARDO : HORMIGA TRACHYMYRMEX PRUINOSUS Emery 245 Estas hormigas se transportan frecuentemente unas a otras, ha- biéndolo observado en especial al instalarse en el nido artificial. El transporte lo realizan de dos maneras. En la mayor parte de los ca- sos la transportadora toma a la trasportada por las mandíbulas y ésta se enrolla sobre la cabeza de la transportadora, con el tórax hacia arriba; o bien la transportadora toma a la transportada por el pecíolo y la lleva verticalmente con la cabeza hacia arriba y la cara dorsal hacia adelante. Al llegar al sitio en que desea depositar su carga la transportado- ra acuesta de costado a la transportada que despliega sus miembros y camina por sí misma. Las obreras se transportan entre sí y transportan a las reinas. És- tas se transportan entre sí y también a las obreras. El transporte pa- rece indicar una deficiencia en el lenguaje antenal, pues he observado en el nido artificial, que se transportan de una cámara a otra, cuando hay que ejecutar aleún trabajo en una de ellas, mientras otras hormi- gas más evolucionadas parecen concertarse por signos antenales. Muchas de las hembras aladas, al llegar al yeso húmedo, se arran- caban las alas, sin poder afirmar que estuviesen fecundadas y creyen- do más bien que son vírgenes pues no han comenzado la puesta seis meses más tarde. El 12 de marzo no quedaban más que dos hembras aladas y unas treinta desaladas. La mayor parte de los machos volaron ese día del nido artificial, pero no ví volar las hembras ni observé ninguna cópula. Las hembras, tanto aladas como desaladas (especialmente estas úl- timas), toman parte en los trabajos del hormiguero a la par de las obreras, según ya ha visto Wheeler en las especies norteamericanas. La poca diferencia de talla y de estructura entre estas dos castas (lám. VII y VIIL fig. 3 y 4) y la escasa división del trabajo, parece indicar un estado filogenético poco avanzado, que contrasta con el acentuado polimorfismo y la marcada distribución de funciones de los represen- tantes de los géneros más evolucionados como Acromyrmex y AÁtta. He podido observar en el nido artificial la construcción de la hon- guera. Los excrementos de bicho de cesto, acumulados en la cámara su- perior, fueros descendidos a las inferiores, por trozos que iban sien- do colocados con cierta regularidad como un montón de bolsas. Lue- go perforaron en estos montones unas celdas irregulares, sin alcanzar a darle con este material el delicado aspecto esponjoso de la hongue- ra de Acromyrmex Lundi. 246 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Al iniciarse el desarrollo del micelio del hongo se forman unas ve- tas de color anaranjado. Una vez desarrollado el hongo el conjunto to- ma un aspecto algodonoso, con brotes de color blanco (lám. VI, fig. 2). De distancia en distancia, generalmente en las depresiones de la honguera, se observan unas gotas de líquido, primero incoloras, que luego se tiñen de color amarillo café. Tienen el mismo aspecto de las gotas fecales, según J. Huber, que pueden verse en las fotografías de su trabajo sobre la fundación del hormiguero de Atta sexdens (L.) *. Estas gotas han sido también observadas por Wheeler en la hon- guera de Atta terana Buckley. Me inclino a creer que en su origen son gotas de agua condensada como rocío en la superficie de la honguera, a juzear por su limpi- dez incolora y por su volumen relativamente considerable (más o menos 1 milímetro de diámetro) para hormigas tan pequeñas. El co- lor de que se tinen más tarde es el mismo de los excrementos de las hormigas, que manchan de ese color el yeso en los sitios en que se detienen. Las numerosas hormigas que pasan largas horas sobre la honguera, encorvan de tiempo en tiempo el abdomen, aplicándolo a la honguera, lo que interpreto como defecación. El procedimiento de abonar la honguera con sus excrementos no sería pues exclusivo de las reinas aisladas que fundan un nuevo hormiguero, observadas por Huber, sino un método general de cultivo. Los hongos que se des- arrollan en los excrementos de orugas serían así el origen de los enl- tivos de las Attinas, cuyas formas más atrasadas toman directamente estos excrementos de orugas y los abonan ? | UNDINL + IBA A 1 UOISDJOND *, re > un SN MES ETA, unuano0sopnasd IRA ISUI IO *H unqpsnd +77 AL DE = Al e Y Y E DJODMPUD “IBA MNUIJDOOS *J] MNSSIACULOS + IVA E y ISUIJVYO *H = un psnad $ pS ES SHUNTISTOA SILATIVA LD SHOHAS SIT OHMAVY «INANTIVOHMS KOTANOH Y HA SNOLLVI INVULNOI A VGPTA VI HAUMAN: HORDEUM SPONTANÉS DE LA FLORE ARGENTINE 269 Patagoniez 4H. jubatum var. pampeanim me parait spécial aux ter- ralns sablonneux (dunes) de la méme région, et 1est connu jusqu'ici avec certitude que pour la province de Buenos Aires. H. comosum et les variétés andicola et pubiflorum de H. secalinum sont au con- traire nettement patagonico-andines et s'étendent de la Terre de Feu a la plaine patagonique (Pou elles gagnent, par le chemin de la cor- dillere, la Bolivie (var. andicola), le Péron et PAmérique du Nord (H. comosum). Jai disposé pour ce travail Vun matériel assez considérable (plus de 250 exemplaires), provenant en grande partie des Herbiers de di- vers instituts scientifiques (' Argentine et du Chili, ainsi que de plu- sieurs collections particulieres; on les trouvera énumérées a la fin de ce travail, mais je me fais un devoir de remercier ici : M. Fuentes du Musée de Santiago (Ohili), MM. J. A. Domínguez, F. Kurtz, M. Lillo. CO. Spegazzini, O. M. Hicken, L. Castillon et €. Girola pour Pimportant matériel qw'ils ont mis a ma disposition, ainsi que ceux de mes éle- ves, MM. Parodi, Neira, Erlijman notamment, quí wont aimable- ment cédé les Hordeum qwils avaient recueillis dans leurs herbori- sations. DESCRIPTIONS DES HORDEUM DE I'ARGENTINE ' Dans les descriptions qwon trouvera ci-dessous, j'ai considéré la triade 'épillets, base de la systématique du genre, comme un ensemble: les mots médian, latéral, central, extérieur, intérieur appliqués soit aux fleurs et a leurs arétes, soit aux glumes ou méme aux bords de ¿celles-ci, doivent se comprendre en les rapportant a Vaxe de la triade. Pour ce quí est des dimensions de Paréte de la fleur centrale, sou- vent difficile a déterminer exactement en raison de la forme tres at- ténuée de la glumelle qwWelle termine, je Pai mesurée en général, a partir du sommet de la glumelle interne. Je ferai remarquer au surplas qu'une variabilité assez considérable s'observe souvent dans un méme épi et que les triades inférieures et supérienres sont souvent anormales. ' On trouvera a la fin de ce travail une clef de détermination des especes et variétés connues pour 1'Argentine. 270 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES 1. HORDEUM CHILENSE Broneniart (1829) (Planche X. figures A et B) Je me suis décidé a adopter le nom de H. chilense Brongniart pour Pespece extrémement commune en Argentine, en plusieurs formes et variétés et qwon y avait suecessivement dénommée H. compressum Gris., H. stenostachys Godron et enfin H. muticum Presl. La diagnose originale fort breve (in Duperrey, Ftin. bot., y. 54, reproduite dans Steudel, XLIV, p. 353) complétée par la description détaillée de HH. secalinum Sehreb. var. chilense (Bronen.) Desv. (VII, p. 458), met en évidence le caractere principal de cette espece : Vélargissement plus ou moins marqué de la glume intérieure des épillets latéraux. Or, bien que Grisebach ait négligé de le dire, ce méme caractere se re- trouve, plus accentué du reste, dans H. compressum, et Doell le men- tionne expressément (VIILL, p. 23). La comparaison des plantes argen- tines (nombreux échantillons parmi lesquels des doublettes des or:- svinaux de Grisebach et de Hackel) avee des spécimens chiliens * dont un exemplaire, malheureusement sans numéro, recueilli a Rancagua par Bertero, doublette probable done de Pun de ceux mentionnés par Desvaux (loe. cit.), na démontré la presque identité des deux espe- ces. Desvaux ramenait les plantes chiliennes a MH. secalinum (et O. Kuntze le fait méme pour A. compressum, XXXII, p. 355), ce quí se comprend, les caracteres différentiels étant moins marqués dans les plantes chiliennes que dans celles de P Argentine, que sans doute il ne connaissait pas: je trouve plus logique de conserver Pespece de Broneniart y réunissant comme des variétés plus évoluées, mienx différenciées, H. compressum et les formes qwW'on y a rattaché. J'ajou- terai que Philippi déterminait comme 4. secalinum Sebreb. var. chi- lense (AXXTV, p. 53) des exemplaires provenant de Mendoza et se rat- tachant parfaitement a H. compressum. Thellung cependant (XLIX, seulement dans la clef de déter- mination qwil a dressée, la distinction de 4H. chilense et de H. mu- p. 159), conserve les deux especes ticum (syn. H. compressum) est basée uniquement sur de légeres différences dans la longueur des arétes et des glumes, plus longues en général dans Pespece ehilienne. Mais nous verrons que la variabi- lité de ee caractere est bien plas accentué que les auteurs (Hackel, ñ Je dois ces échantillons 4 Vobligeance de M. Fuentes, chef de la section bo- tanique du Musée de Santiago (Chili). HAUMAN : HORDEUM SPONTANÉS DE LA FLORE ARGENTINE 271 par exemple) ne le supposaient; du reste, les 'aracteres attribués par Thellung a 2. chilense ne correspondent pas á la description de Des- aux et ne Yappliqueraient qu'aux individus extrémes dont cet au- teur parle en note. H. chilense, Vautre part, se distingue facilement de H. secali- mum dont toutes les glumes sont sétacées ou filiformes. H. pusil- hum Nutt., tres semblable aussi á premiere vue, surtout dans la var. euclaston présente lui, outre son caractere annvel, les quatre glumes centrales nettement lancéolées. Quant a HB. maritinvón With., annuel aussi, mais dont le type se caractérise par la méme glume élargie et avec lequel H. compressum a été parfois confondu, il s'en distingue par ses épis beaucoup plus courts et plus larges. Quant aux citations de Macloskie (XXX), il est évident que /7. chi- lense (p. 239) et H. pratense Huds. var. Brongniarti Mael. dont les descriptions mentionnent la glume élargie c: 'actéristique, sont iden- tiques, mais il est impossible de comprendre alors ce que cet au: teur entend par H. pratense var. chilense Desv. (p. 251). Mais comme je Pai dit, H. chilense dans ce sens élargi et dont Paire de dispersion s'étend de la Patagonie au Pérou et au Brésil méri- dional, est une espece tres polymorphe dont on ne poutrait établir un systeme définitif quen présence Vun abondant matériel, provenant de toutes les parties de son aire de dispersion; y distinguerai done provisoirement les trois variétés suivantes : 1. var. pseudo-secalinum Hauman, correspondant a H. secalinum Sehreb. var. chilense Desv. Je ne dispose pour cette plante tres va- riable (ef. Desvaux, loc. cit.) que de quelques petits exemplaires; une étude plas complete permettra peut-étre de la considérer comme une sous-espece et de la diviser en variétés .. 2. var. compressum (Gris.), caractérisée par ses glumes beaucoup plus courtes que la fleur médiane, laquelle est tantót mutique (forma typica) et tantót aristée (forma elongata m.). 3. var. muticum (Presl), á elumes plus longues et fleur centrale tantót sub-mutique, correspondant a HH. muticum Presl var. supera tum Hackel, tantót a fleurs fertiles longuement aristées (forma lon- gearistata m.). 1 (está cette variété qu'appartient probablement H. apertum Phil. (XXXIV bis, p. 345), si c'est la glume interne des fleurs latérales et non lexterne quí est la plus large. Le fait de présenter la fleur fertile ouverte, d'ou lespece tire son nom, parait tout a fait accidentel (échantillon récolté au moment de la foraison, et fortement comprimé). 1 = mu MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES [ci, comme toujours dans le genre, les formes intermédiaires abon- dent, reliant entre elles, non seulement les variétés d'une méme es- pece mais souvent certaines variétés appartenant a des especes voi- sines. Nous avons done : HORDEUM CHILENSE Brongn. (1829) sensu ampl. ' Duperrey, [tin. bot., p. 54; Kunth, XXI, p. 456 Plante vivace a tiges ordinairement peu nombreuses, assez rigides, de 20 a S0 centimetres de haut; feuilles étroites, souvent enroulées, ordinairement glabres. Épiassez allongé et étroit, en sénéral peu comprimé et méme cylindrique, á triade de S á 25 millimetres de long; glume de Pépillet médian subulée, légéerement applatie mais non lancéolée, de longueur tres variable, leur tantót presque mutique ou longuement aristée; épillets latéraux en général stériles, glumes de longueur tres variable, Pintérieure plus large que Vextérieure. triangulaire ou lancéolée, fleur latérale mutique. Espece polymorphe dont Paire de dispersion embrasse le Pérou, le Chili, VArgentine, PUrueuay et le Brésil méridional. HORDEUM CHILENSE Brongn. var. pseudosecalinum Hanman Synonymes: H. chilense Brong. sensu stricto. H. secalinum Sehreb. var. chilense (Bronen.) Desv., VII, p. 457. H. pratense Huds. var. chilense Desv., XXX, p. 251 (?). H. pratense Huds. var. Brougniarti Macloskie, XXX, p. 251. Plante ne dépassant ordinairement pas 45 centimetres de haut, á feuilles étroites (2 mm.) atteignant 10 centimetres de long, elabres ou pubescentes. Épi tantót subeylindrique, tantót nettement com- primé; triade de 11422 millimetres de long, tantót lisse et brillante, ' ll est probable qu'il faille écrire comme le fait Thellune (XLIX, p. 159) : HL. chilense Roem. et Sehult (1817). Je vai pas vu la description de cette espece que Kunth, loc. cit., «fide Spreng », puis Steudel, donnaient comme synonyme. de H. maritimum With et dont Desvaux nes est pas oceupé. Il est probable pour- tant qu'il s'agit de la méme plante, la glume élargie étant précisément un ca- ractere favorisant la confusion avec H. maritimum; la chose restant douteuse, J'ai préféré conserver H. chilense Bronen. HAUMAN : HORDEUM SPONTANÉS DE LA FLORE ARGENTINE 273 =1 tantót légerement rugueuse, a glumes et arétes tantót délicates, tan- tót robustes. Épillet médian: elumes subulées légerement applaties, plus courte que Paréte mais plus longue que la fleur; glumelle lisse, a nervures tres peu visibles, ovale lancéolée, atténuée en une aréte de 2 a 12 millimetres. Épillets latéraux : glames de 9 a 15 millimetres, Vintérieure plus erosse que Pextérieure, dilatées des la base, plutót triangulaires que lancéolées; fleurs stériles lancéolées aigués, mutiques *. Distribution géographique. — Chili central, de Puerto Montt a San- tiago, 1des Juan Fernández. Je Wai vu aucune plante argentine se rattachant a cette variété. H. secalinum var. chilense fut citée pour Mendoza par Philippi (XAXXIV, p. 253), mais il sS'agissait de H. chilense var. compressum. H. chilense a été mentionné souvent pour le pays, mais je suis con- rainea, qu'il s'agissalt autres especes, ou tout au moins d'autres va- riétés. Ainsi, H. chilense Speg. non Brongn. de la Terre de Feu (XLIII, n* 291), citation reproduite par Alboff et Wildeman, est H. secalinum Sehreb. var. pubiflorum (Hook.), H. chilense Hicken non Bronen. du Neuquén (XVII, n” 15) est H. comosum Presl. Je n'ai malheurense- ment pas vu les plantes auxquelles se rapportent les citations suivan- tes: Fries (XII, p. 186; cordillere de Jujuy), Macloskie (XXX, p. 249 et 251, Chubut), Dusen (IX, p. 133, Terre de Feu). Exemplaires étudiés. — Rancagua, leg. Bertero, en 1525 (Herb. Mus. Santiago, sub H. secalinum); Coiluim (?) pres de Puerto Montt (ibid.): Juan Fernández (ibid.); Concon pres Valparaíso (Herb. F. Kurtz), sub H. secalinum, det. R. A. Philippi). HORDEUM CHILENSE Bronen. var. muticum (Presl) Hauman (Planche X, figure A) Synonymes : H. muticum Presl, Reliq. Haenk. 1830 sensu stricto ? H. muticum Presl, var. superatum (Hackel) Thellong (XLIX, p. 159). H. stenostachys Godron 1853 (Steudel XLIV, p. 153), d'apres Thel- lung. H. compressum Gris. var. superatum Hackel in Stuckert (XLVI, p. 5331). ' Je renvoie le lecteur a la description tres complete de Desvaux, les quelques fragments dont j'ai disposé ne me permettant pas de donner une description plus complete des organes végétatifs. ANAL. MUS. NAC. — T. XXVII (SEPTIEMBRE 8, 1916) 18 274 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES H. compressum «Gris. », Doell, VIII, p. 233. H. secalinum OK. non Sehreb. pro part, XXI, p. 355. H. maritimum With. var. procerius Nees, Doell VIII, p. 233. Plante vivace, d'aspect rigide et robuste, un vert pále, glauque, a tiges florales hautes de 25 a 85 centimetres et ordinairement peu nombreuses; gaines de Pannée antérieure persistantes á la base des touffes; gaines glabres, pubescentes parfois sur les cótés de la ligule: ligule tres courte, tronquée, membraneuse, dentelée; limbes rigides, étroits, lancéolés, atténués en pointe, presque toujours enroulés, gla- bres, á peine scabres sur les bords, atteignant 20 centimetres de long dans les feuilles inférieures des egrands exemplaires, et Sá 12 dans les petits, sur 2-3 millimetres de large a la base, beaucoup plus courts dans les feuilles caulinaires. Épi légerement applati, de 3%%5 4 4%5 de large sur 2 4 3 millime- tres V'épaisseur et 4 a 6 centimetres de long (rarement plus, Pextré- me fragilité des épis presque toujours brisés rend cette détermination difficile); triade Vépillets de 9 a 14 millimetres de long et 2-2,5 de large (glumes paralleles), de consistance rigide, fleur latérale ramenée a la face intérieure de la fleur médiane. Epillet médian: glume subulée (non strictement sétacée, légere- ment applatie sans étre lancéolée), Watteignant en général pas la base de Paréte (5-7 mm. environ); fleur ovale-lancéolée, robuste, de 6-9 millimetres de long sur 1””"2 de large; glumelle coriace, á nervu- res peu visibles; aréte courte de 1%5 a 2%%5 (rarement plus, dans des types intermédiaires se rapprochant de la forma longearistatum). Épillets latéraux : pédicelles de 1%%5 de long, ghime intérieure élargie des la base, plus large que la fleur stérile, puis atténuée en pointe, de 6-7 millimetres de long, dépassant en général la base de Paréte de la fleur fertile et deux fois plus longues au moins que la fleur stérile; glumes extérieures filiformes, souvent un peu plus lon- gues que les intérieures:; fleurs longuement pédicellées, tres petites, mutiques, de 1,5 a 3 millimetres de long. Élément assez constant de la prairie pampéenne oú il prend aux endroits fertiles, un développement considérable. C'est, en Argentine, la variété la plus commune. Distribution géographique. — V aire de dispersion de cette variété (ef. Thellung, loc. ett., p. 157), semble s'étendre au Pérou, au Brésil méridional et a PUruguay (la deseription de Doell, dans la Flora bra- siliensis, s*appliquant plutót a la var. superatum quan type de Gri- sebach), eta une grande partie de ' Argentine; elle a méme été obser- HAUMAN : HORDEUM SPONTANÉS DE LA FLORE ARGENTINE vée comme subspontanée dans le sud de la France (H. stenostachys Godron, 1853), dans les prés a laine du Port Juvénal, et méme en Allemagne. Dans le pays, Vapres les exemplaires que j'ai sous les yeux, elle sy'étend de la vallée du Río Negro aux provinces de Mendoza, Catamar- ca et Entre Ríos. Elle a été citée pour le pays par Stuckert (loc. cit.), pour la province de Córdoba (sierra et plaine), la province de Buenos Aires, le Río Negro inférieur (Hauman, XV, n” S4, sub /H. stenosta- chys) et 1l est probable que plusieurs citations de H. compressum se rapportent a cette variété et non au type de Grisebach (Spegazzini, XLLI, n” 348 et XLIT, n* 362, Tandil et Ventana). H. compressum Hice- ken, XVI, numéro 227, cité pour Buenos Aires, est H. pusillum var. euclaston. Exemplaires étudiés. — Province de Córdoba : Capitale, leg. Galan- der, nov. 1850 (Herb. Un. Córd.); Río Cuarto, Stuekert n” 15.326, sub H. compressum var. superatum; sierras de Córdoba, leg. Bodenben- der (Herb. Fac. Med., sub HA. compressum). Province de Entre Ríos: Concepción del Uruguay, leg. Lorentz n” 169 (Herb. Un. Córd.). Province de Buenos Aires: Environs de la capitale fédérale, leg. Hauman, nov. 1905; Alberdi, leg. Neira, janvier 1916; Trenque-Lau- quen, leg. Neira, janvier 1916; General Pinto (Herbier Hicken); Cha- cabuco (Herb. Min. Agr., n” 1743): sierra de Pillabuineo et sierra de la Ventana, leg. Hauman, décembre 1905 et 1915; Vivorata, leg. Wer- nicke; Carmen de Patagones, les. Hauman, février 1912; La Colina, partido de Lamadrid (Herb. Min. Agr., n* 17453). ampa central: Anguil, leg. Renacco, décembre 1906. Province de San Luis: Station Los Toldos (Herb. Min. Agr., n” 1380). Province de Catamarca: El Suncho, commun dans un jardin, dé- cembre 1915, Jorgensen n” 164s. forma longearistatum Hauman A varietate mutico differt flosculis fertilibus longe aristatis, arista Hosculum subaequante vel longiore, glumis longioribus, praesertim late- ralibus (pl. X, fig. A). Plante souvent plus robuste encore dans ses parties végétatives que la var. muticum ; triade de 14 a 22 millimetres de long, a barbes rigides; épillet médian a glumes dépassant le sommet de la fleur (7 a 276 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES 12 mm.), fleur tres longuement atténuée en une aréte de 4 a 10 milli- metres; épillets latéraux : glumes dépassant nettement le sommet de la fleur médiane (S a 13 mm.). Exemplaires étudiés. — Province de Mendoza: San Rafael, «rare en terrains irrigués », Hermann, 1735 (Herb. Fac. Med.), environs de Mendoza, leg. Carette, décembre 1905. Province de Córdoba: Rufino (sub H. pampeanum Speg, det. Spe- gazzini, Herb. Fac. Agr., n” 145). Province de Buenos Aires: Rivera, déc. 1911, leg. Hauman; Gene- ral Pinto, leg. Hicken, janv. 1905 (Herb. Fac. Med., sub 11. pusillum). Pampa centrale: leg. Herrero, sans indication Vendroit (Herb. Mus. Hist. Nat., sub HA. maritimum ; Fac. Med., det. Hicken, sub H. compressum). HORDEUM CHILENSE Bronen. var. compressum (Gris.) Hauman (Thellung, XLIX, p. 159; Stuckert, XLVIII, p. 302) (Planche X, figure B). =y Synonymes : H. compressum Gris. (XII, n* 759). H. compressum Gris. var. tenuispicatum Hack el et Stuckert (XLVI, p. 531). H. compressum Gris., f. tenuispicatum Stuckert non Hackel et Stue- kert, exsiceata de Kneucker n% 598, note de Hackel). H. stenostachys Godr. d'apres Stuckert (XLVIL, p. 181). H. stenostachys Godron var. tenuispicatum Hackel et Stuckert(XLVII, p. 181). H. muticum Presl yar. compressum (Gris.) Thellung (XLIX, p. 159). H. muticum Presl subyar, tenvispicatum Hackel et Stuckert (Thel- lung, loc. cit.). Contrairement a Vavis de Stuckert (Papres Hackel?, XLVL p. 531), ce West pas HH. compressum vax. superatum qui correspond au type de Grisebach, mais plutót ce qwil appelait alors H. compressum Gris. var. tenvispicatum Hackel et Stuekert, comme me l'a montré la com- paraison de H. compressum Gris. de VHerbier de Córdoba (Lorentz, n” 524, doublette de Pexemplaire original) et des plantes distribuées par Stuckert (entre autres H. conpressum, exsiccata Kneuecker, 19415, et H. compressum var. tenvispicatum exsiccata Kneueker, n* 598). Outre un aspect plus délicat (on dirait d'une plante annuelle), la var. com- pressum est nettement caractérisée par les six glumes de la triade fort courtes et se terminant en général au méme niveau, quí est celui HAUMAN: HORDEUM SPONTANÉS DE LA FLORE ARGENTINE tw = - du sommet de la tleur stérile et du tiers supérieur de la fleur médiane. P'épaisseur du fleuron médian varie un peu, Pou la largeur variable de Pépi *, ce quí a donné lieu, pour la forme plus étroite, a la créa- tion de la var. tenuispicatum, sous-Variété pour Thellung, forme méme pour Hackei (note du n* 598 des exsiccata Kneuecker), dont je ne tien- drai pas compte en raison de Pexistence de types intermédiaires. Mais H. compressum typique est mutique et ce caractere, auquel on semble avoir donné une importance exagérée puisqwil se perd eraduellement dans la variété précédente, West méme pas constant ici, car /ai vu des individus présentant les glumes courtes signalées ci-dessus et montrant la fleur centrale longuement aristée (forma elon- gata m.). Plante VPaspect ordinairement plus délicat que la variété précéden- te, a épis tres allongé (jusque S em.), peu comprimé, peu rigide, de 2a 3,5 centimetres de large; triade d'épillets tres courte (6-5 mm.) et tres étroite, les épillets latéraux étant appliqués contre la fleur centrale. Épillet médian : glumes atteignant á peine la moitié de la hauteur totale de la fleur, nettement applaties, de 3%%5 de long; fleur presque mutique, eglumelle extérienre longitudinalement plissée, a nervures tres marquées, dont la centrale et les deux externes atteignent le sommet et se continuent dans le rudiment Varéte, les intermédiaires incompletes; aréte tres courte (1 mm. environ); glumelle intérieure nettement plus courte que VPextérieure et a carenes tres marquées; prolongement de Paxe de Pépillet tres court (1 mm.) ou méme absent. Épillets latéraux : glumes dépassant á peine celles des fleurs ferti- les: leurs atteienant Pextrémité des glumes ou a peine plus courtes, absolument mutiques, tantót obtuses, tantót lancéolées. Distribution yéographique. — Cette variété remarquable 1 est con- nue que pour le sud et le centre de la province de Córdoba entre les río Cuarto et río Primero. Elle Wa guere été citée jusqwici que par Stuckert et Thellung (loc. cit.). Exemplaires étudiés. — Province de Córdoba: Capitale, Lorentz, n” 224, octobre 1571 (Herb. Un. Córd.); Santa Eufemia, novembre 1914; Río Cuarto, leg. Stuckert, n” 15.285 (Herb. Fac. Med.); exsiccata Kneucker, 17598 et 415 (sub H. compressum et £. tenuispicatum, Herb. Fac. Med.); río Primero, les. Bodenbender (Herb. Fac. Med.). 'Tl ne faut pas oublier que les exemplaires tres comprimés pendant la dessi- cation paraissent beaucoup plus larges (exemplaire de Lorentz) que ceux qui ont conservé leur forme naturelle (exemplaires de Stuckert). 278 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES forma elongatum Hauman A varietate compresso differt flosculo intermedio longe aristato. Tiges et feuilles semblables a celles de la variété compressum quoi que souvent plus robuste; triade de 12-13 millimetres de long, fleur médiane aristée, aréte de 3 a 4 millimetres: glumes toutes tres cout- tes dont seules les extérieures dépassent parfois le sommet de la fleur latérale (pl. X, fig. B.) Exemplaires étudiés. — Province de Mendoza (Herb. Mus. Santiago et Un. Córd., sub H. secalinum Sehreb., det. Philippi). Province de San Luis: environs de la Capitale (Herb. Min. Agr.. n* 9520, sub A. maritimum L.). 2. HORDEUM COMOSUM Pres] (Planche X, figure C) Cette espece tres fréquemment citée par les auteurs, se distingue facilement de tous les autres Hordeuwm argentins. en dehors de H. murinum L., subspec. leporinm Link., par ses fleurs latérales longue- ment aristées; Lamson-Seribner ayant publié un dessin reproduisant PHordeum comosum de Vherbier Tadeo Haenke, herbier qui comme on le sait, fut étudié par Presi, il est possible de parler avec certitude de cette espece dont on trouvera plus loin la description d'apres les exemplaires argentins qui, pour ce quí est des caracteres floraux, correspondent parfaitement avec le dessin en question. Mais on Pa tres souvent confondue avec plusieurs autres especes a fleurs latérales mutiques ou brievement aristées : H. jubatum L., quí s'en distingue facilement par ses barbes toujours beaucoup plus lon- gues et ses racines annuelles; avec 4H. chilense Brongn., aisément recomnaissable a ses barbes toujours plus courtes et la glume inté- rieure des fleurs latérales élargie, et enfin, avec H. secalinum Sehreb. var. pubiflorum (Hook.). Dans ce dernier cas la distinetion est beaucoup plus difficile: les individus typiques de la var. pubiflorum se reconnaissent a leurs tleurs latérales mutiques et, secondairement, a la pubescence qui couvre plus ou moins completement leurs glumes et glumelles; mais les formes intermédiaires plus ou moins glabres, ou a fleurs latérales plus ou moins aristées, sont si nombrenses, qu'il me parait impossible de fixer une ligne Vexacte démarcation, et que sans doute nous touechons iel HAUMAN: HORDEUM SPONTANÉS DE LA FLORE ARGENTINE 279 au point le plus faible du systeme auquel je me suis arrété, Je suis persuadé pourtant qwil sagit de deux especes différentes. En effet, et c'est ce caractere quí m'avait persuadé a priori que dans les plan- tes Vapparences tres semblables des hautes cordilleres de Mendoza il devait y avoir deux especes, H. comosum est une plante des endroits secs, croissant sur les pentes des montagnes et atteignant 3600 me- tres Valtitude, tandis que H. secalinum var. pubiflorum ne quitte pas le bord des eaux ou les endroits marécageux, et constitue Pélément caractéristique des «vegas» (gazonnements humides, autour des sources) dans la plaine patagonique, depuis les bords de PAtlantique Jusqwa la cordillere. On pourrait, par contre, réunir plutóv la var. pubiflorum a H. como- sum comme le fait Thellung (XLIX, p. 155) sans donner malheureu- sement de description, mais la ressemblance entre ses triades et cel- les de H. secalinum est telle dans certains cas, que cette solution m'a paru moins logique encore (voir p. 300); enfin, réunir aussi H. como- sum a H. secalinum me paraitrait exagéré. H. comosum est assez variable mais il semble qwon ait inutilement multiplié les variétés. Le dessin publié par Lamson-Seribner, Vapres Pexemplaire origi- nal et qui représente une plante a tiges dressées depuis la base et Vun pied de haut environ, permet Vétablir Paspect du type, ce qui était impossible d'apres les descriptions, et d'y rapporter les var. fla- vescens et rigida de Desvaux ne conservant que la var. humilis de cet auteur (VII, p. 461), variété infiniment mieux séparée de H. secalinum var. pubiflorum, que le type. Je dirai plus loin (p. 2583) pourquoi il me parait inutile de tenir compte des formes et variétés proposées par O. Kuntze. Nous avons done: HORDEUM COMOSUM Presl typicum (Steudel, XLIV, p. 355; Desvaux, VII, p. 461; Lamson-Scribuer, XXVII, tab. 54) Synonymes : /í. comosum Presl var. flavescens Desv. (loc. cit.). H. comosum Presl yar. rigidum Desv. (loc. cit.). H. jubatum Autran, IL, page 10, Hicken, XVII, un% 14, et Hook., XIX, page 388 (d'apres Desvaux, loc. cit.), non L. H. jubatum L. var. comosum (Presl) OK. et form. div. (XXIT, p. 355). H. andinum Trin. (d'apres Desvaux, loc. cit.). H. chilense Hicken non Brongn. (Hicken, XVII, n* 15). Plante vivace formant des touffes; tiges nombreuses, hautes de 20 280 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES a 40 centimetres, rarement plus, mais dépassant longuement les feutl- les inférieures, dressées ou a peine ascendantes, couvertes á la base par les gaines foliaires des années précédentes. Feuilles glabres, dont les inférieures peuvent atteindre 15 centimetres de long mais ordi- nairement beaucoup plus courtes, sur 3 millimetres de large, Jigule courte ('/, mm.) tronquée, a peine dentelée. Epi Uun vert jaunátre ou plas ou moins violacé, á barbes soyeu- ses, subeylindriques. de 3 a 6 centimetres de lone et 1,5 4 2 de large (en raison des barbes divergentes), le plas souvent entierement déga- gé, rarement enveloppé a la base par la gaine plas ou moins ventrue et spathiforme de la feuille supérieure; triade (Vépillets de 25435 millimetres de long, rarement plus. presqw'entierement glabre. Épillet médian : glumes sétacées depuis la base, presque capillai- res, de 254535 de long, rarement plas, un peu plus courtes en général que Paréte; fleur ovale-lancéolée, de 6 á S millimetres de long; glumelle extérieure glabre, brillante, á nervures tres peu mar- quées, se terminant en une aréte environ quatre fois plus longue qwelle, de 2,5 4.3 centimetres de long. Épillets latéraux : glames semblables á celles de la eur médiane; fleurs assez longuement pédicellées, Pune longueur totale de 12 4 20 millimetres, en général réduites á une glumelle tres étroite, parfois un peu plas ovales, neutres ou tres rarement masculines, présentant méme parfois un gynecée VPapparence normale, mais toujours pout- vues une aréte dépassant en général le tiers inférieur des elumes, rarement plus courtes (et cela dans les cas Vextréme réduction des fleurs), mais dépasant nettement le sommet de la fleur médiane. Plante des terrains secs, fleurissant en été. Distribution géographique. — Plante caractéristique des cordilleres du Chili et de P Argentine, ou on la trouve dans les vallées et sur les pentes jusque vers 3000 metres au 342 de latitude sud, s'étendant vers le nord jusqu'a Jujuy, puis au Pérou et jusquw'au sud des États- Unis (État de Washington, Piper, XXXV, p. 149), et se répandant vers le sud a travers la plaine patagonique jusquwía VAtlantique, peut-étre méme jusqwa la Terre de Feu. Elle a été citée pour le pays, souvent sans indication de variété par les auteurs suivants : Pour les cordilleres, Kurtz, XXI, page 197 et XXV, page 21 (Mendoza); Hosseus, XX bis, page 21 (Nahuel-Huapí); Neger, XXXII, page 939 (Neuquén); Stueckert, XLVI, numéro 326 (Mendo- Za) XLVIL et numéro 370 (Jujuy); Kuntze, XXIL page 355, sub /1. Jubatum Var. cComosum. HAUMAN: HORDEUM SPONTANÉS DE LA FLORE ARGENTINE 281 Terre de Feu, Hooker, XIX, page 388, sub 5H. jubatum; Dusen, IX, page 233; Skottsberg, XXXV, page 9; H. comosum cité par Kurtz in Alboff est pour moi H. secalinum Sehreb. var. pubiflorum (Hook.). Exemplaires étudiés. — Cordilleres de Mendoza : vallée du rio Men- doza et du rio Tupungato entre 2000 et 3000 metres Valtitude : nom- breux exemplaires, leg. Brown., Burmeister (Herb. Mus. Hist. Nat.) et Hauman; environs de Mendoza (leg. Rimbach, Herb. Fac. Med., sub H. jubatum; 1” 47 a, Herb. Fac. Agr). Cordilleres du Neuquén : leg. Pastore numéros 64 et 104 (Herb. Hicken sub H. chilense ev H. jubatum). Patagonie : Chubut, région du lago San Martin, leg. Hogberg nu- méro 13 (Herb. Fac. Med., sub H. chilense) ; vallée du rio Chubut, les. Gerling, numéro 27 (Herb. Fac. Med., sub H. jubatum, comme tous les exemplaires de la méme collection cités ci-dessous); rio Chico, leg. Von Platen et Grenier, numéro, SS; collines au lone du rio Chubut (Herb. Fac. Med. et Fac. Agron.); Cholila, leg. Mling (Herb., Min. Agr.); Laguna Blanca, leg. Koslowsky, numéros 238 et 140 (Herb. Hicken). Santa Oruz : Puerto Deseado, leg. Burmeister (Herb. Fac. Med. et Min. Agr., n* 4203 pro part); Cabo Blanco, leg. Pennington, numéros 155 et 135 (Herb. Fac. Med.); Puerto Mazaredo «in campo suffruti- coso» Dusen, Pl. vas. Patag. orient. reportae, numéro 53313, sub H. jubatum (Herb. Fac. Med.); entre Santa Oruz et le rio Coyle (Herb. Min. Agr., 1” 9163): Dusen, numéro 5538 [distribué comme H. como- sum var. flavescens (Herb. Fac. Med.) : forma ad H. secalinum var. pubiflorum vergens!| Ohili : valle de Yeso, cordilleres de Santiago (Herb. Kurtz ex Herb. R. A Philippi, sub A. comosum) ; cordilleres de Chillan (id.). HORDEUM COMOSUM Presl var. humilis Desy. (Desvaux VII, p. 461) Plante eroissant en larges touffes basses de 10 a 20 centimetres de haut, formée de tres nombreuses tiges dominant a peine les feuilles radicales, nettement ascendantes, couvertes dans leur tiers inférieur par les gaines des feuilles des années précédentes; feuilles et gaines erisátres, couverte Vune tres courte pubescence (loupe!); limbe attei- gnant 10 centimetres, plus étroit que dans le type (2 a 2,5 mm.) et 282 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES en général enroulé; gaine de la feuille supérieure embrassant presque toujours la base de Pépi. Epi tantót vert, tantót violet sombre, plus étroit que dansle type: dlimension des glumes et glumelles se rapprochant des minima don- nés plus haut; fleurs latérales tres réduites et toujours longuement aristées. Plante caractéristique des hautes cordilleres; on Pobserve sur les pentes, en terrains sees, entre 2300 et 3600 metres par 34 degrés de latitude sud. Distribution géographique. — Cette variété me parait particuliere aux cordilleres ou elle fut observée, de la province de Mendoza au Ohubut, et Pou elle s*étend a la plaine patagonique, mais les exem- plaires des basses altitudes (Santa Cruz, par exemple), ne présentent Jamais Vune facon bien nette les caracteres de la variété; Wildeman (LIL, p. 54), la mentionne méme pour la Terre de Feu. Elle existe aussi sur le versant chilien par 349 de latitude. Exemplaires étudiés. — Cordilleres de Mendoza : environs de Puen- te del Inca, nombreux exemplaires, leg. Hauman entre 2500 et 3600 metres et Sanzin, numéro 354; Uspallata et environs de Mendoza (?), leg. Rimbach (Herb. Fac. Med., sub 4. jubatum). Au Chili sous la méme latitude (Herb. Boenitz, n* 1174. 3100 m.. Herb. Fac. Med.). Cordilleres du Chubut : Eaguna Blanca, leg. Koslowsky, numéro 145 Herb. Mus. Hist. Nat. et Hicken). Territoire de Santa Cruz : sans indication Vendroit, les. Cardoso, (Herb. Mus. Hist. Nat.). 35. HORDEUM JUBATUM L. (Planche XI) Cette espece nord-américaine et asiatique a été tres souvent citée pour le pays (Patagonie, Terre de Feu, cordilleres) et j'ai vu sous ce nom dans les herbiers de nombreux échantillons, originaires 'Argen- tine, dont seule une infime minorité appartient Vaprés moi á cette espece. Je Wen connais, dois-je dire, aucune description satisfaisante, ni ancienne ni moderne quoique toutes soient Paeccord 4 mentionner Pextréme longueur des glumes et des arétes. Je nYappuierai dans celle qu'on trouvera ci-dessous sur des exemplaires Vherbier prove- nant tous deux de Plllinois, le numéro 539 de Vexsiccata de Kneu- HAUMAN: HORDEUM SPONTANÉS DE LA FLORE ARGENTINE 283 cker (Herb. Fac. Med.), etun échantillon que je dois a Pobligeance du docteur F. Kurtz, provenant de PHerbier Clinton, det. M. S. Bebb. La plante a été constamment confondue avec H. comosum Presi. qui ne serait pour Kuntze qw'une variété de Pespece nord-améri- :aine (XXIL, p. 355), et aussi avec ce que Pai appelé H. secalinum var. pubiflorum (Hook.,) Elle se distingue pour moi a premiere vue de ces deux especes par la longueur de ses barbes qui ont toujours plus de 4 centimetres et la petitesse de la fleur fertile (3-5 mm. de long); de plus (est, me semble-t-il, une plante annuelle, comme le disait Desvaux (VIL, p. 462, en note), mais elle serait vivace pour Seribner et Merril (LIL, p. 97). Enfin. les feuilles sont assez larges et planes. Quant aux fleurs latéra- les, minuseules et entierement mutiaues dans les exemplaires nord- américains cités plus haut, ce quí les diftérencient une fois de plus de H. comosum, elles sont brievement aristées dans tous les exem- plaires argentins que J/al sous les yeux. Je erois du reste que H. jubatum est une plante des plaimes, spé- cialement des terrains sablonneux et des climats relativement doux, ne pouvan done pas atteindre ies grandes altitudes. Rydberg (XXXVI, p. 193) la cite dans sa flore des « Sand-Hill » du Nebraska, Coulter (VI, p. 549), pour «les prairies» du Texas au Minnesota et Rammel (LIV, p. 245) pour des altitudes comprises entre 1800 et 4000 pieds pour le Nebraska et les territoires voisins. O. Kuntze (XXIL, p. 35), donne pour HA. jubatum auquel il réunit H. comosum, tout un systeme impossible a accepter et dont je ne tien- drai pas compte; il me paraít probable du reste que parmi les cinq variétés et formes qw'il cite pour le pays aucune ne se rapporte au vrai H. jubatum; les uns sont des H. comosum, les autres sans doute de H. secalinum var. pubiflorum (épillets latéraux mutiques. brieve- ment aristés). J'ai déja dit que les distinctions systématiques basées sur la couleur des épis me paraissaient sans valeur, comme le montre du reste le fait que chacune de ces formes existent dans chacune des variétés établies par O. Kuntze. Les plantes argentines different assez des échantillons de Phémis- phéere du nord pour que la détermination reste un peu incertaine, ce pourquoi je préfere établir une variété nouvelle. Nous aurons done : 281 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES HORDEUM JUBATUM L. typicum (Kunth, XXI, p. 457: Steudel, XLIV, p. 353; Coulter, VI, p. 549 Ascherson et Graebner, p. 738) Plante paraissant annuelle, a tiges robustes attelgnant 50 centi- metres de haut, a feuilles planes atteignant 5 millimetres de large. Épis brillant, souvent enveloppé a la base par la gaine de la feuille supérieure, de S a 10 centimetres de long (y compris les barbes) et fort large (4 em.), eráce a la divergence de celles-ci (tres étroit au contraire si ont retranche les barbes): triade Vépillets de 4 a 6 cen- timetres de lone, elabre (sauf sur les bords ciliés des articles du rachis). Épillet médian : glume capillaire depuis la base, aussi longue ou presque que Paréte; fleur ovale-lancéolée, extrémement petite, de 3-4 millimetres de long sur 1,5 de large et se terminant brusquement en une aréte capillaire de 4 a 5,5 centimetres de long; glumelle elabre a Nervures tres peu marquées. Épillets latéraux : ghumes semblables a celle de la fleur fertile; fleurs réduites á une aréte courte (3,5 mm.), dépassant a peine le sommet de la fleur fertile (caractere signalé par Coulter, loc. cit., et nettement visible dans un dessin de Lamson-Seribner, XXVI bis, p. 307, fig. 605). Distribution géographique. — Hordeum jubatum L. est connu du Canada, Von Pavait reca Linnée, de P Alaska et méme de la Sibérie (Thelluna, loc. cit., p. 160); 11 semble tres commun dans de nombreux états du sud des États Unis, de PAtlantique an Pacifique (Texas, Min- nesota, Dakota, Washington ). Je Wai vu aucune plante argentine correspondant exactement a la deseription quí précede, et je suis convaineu que Pespece Wy existe que dans la variété suivante, qw'on pourrait peut-étre, en pré- sence un matériel plas abondant ramener au type. L'espece cepen- dant a été citée pour le pays par les auteurs suivants : Autran, HI, numéro 36 ( H. secalinum var. pubiflorum); Au- tran, IL, page S (+= 4H. murinum), page 10 (+= H. comosum), page 15 ( A. secalinum var. pubiflorum): Ball, IV, page 239, Patagonie Il y est considéré comme une mauvaise herbe tres désagréable «a very trou- blesome weed » (Conlter, loc. cil.), appréciation a rapprocher de celle de Stuckert (XLVIT, p. 181) : «excelente sustento para las haciendas ». HAUMAN: HORDEUM SPONTANÉS DE LA FLORE ARGENTINE 285 septentrionale; Hicken, XVIL, numéro 14, cordilleres du nord du Nen- quén (= H. comosum) ; Hosseus, XX, page 537; Kuntze, XXIL, pour différents points de la Patagonie et la cordillere de Mendoza, avec variétés et formes diverses (= H. comosum pro part. et sans aucun doute aussi H. secalinum vax. pubiflorum); Rendle (LVIL, p. 324, pour le lac Argentino); Spegazzini, XXXIX, numéro 431, pour Santa Cruz; Hooker, XIX, p. 388, pour le détroit de Magellan (+ H. co- mosum WVapres Desvaux, synonymie non acceptée par Wildeman, LI, p. 54); Dusen, EX, page 233, H. jubatum var. pilosulum Franchet, Terre de Feu, «fere ubique» (il me parait évident qwil agit de H. secalinum var. pubiflorum; le numéro 5313 de Dusen, Pl. vasc. Pa- tag. oriental. reportatae, est pour moi E. comosum); Stuckert, XLVII, numéro 372, du littoral de PV Atlantique, pres Mar del Plata. De tou- tes ces citations celle de Stuckert et celle de Ball, sont les seules quí me paraissent pouvoir se rapporter a cette espece et plus proba- blement a la variété suivante. » HORDEUM JUBATUM L. var. pampeanum Hauman A typo differt flosculo intermedio longiore (6 mm. dempta arista), Hfosculis lateralibus breviter sed conspicue aristatis (pl. XL. Plante Vapparence annuelle !, a tige atteignant 60 centimetres, assez épaisse (2 mm. de diametre vers le milieu) mais une consis- tance délicate; gaines foliaires glabres; ligules tres courtes, dente- lées ; limbes minces, planes, glabres, atteignant 12 centimetres de long et 4 millimetres de large. Épis tres large (4-5 cm.) en raison de la longueur des barbes assez divergentes (tres étroit au contraire sans celles-ci : 4 mm.) et de s-10 centimetres de lone; triade de 54á 6 em. de long; glumes comme dans le type mais un peu moins capillaires; leur médiane plus grande, plus lancéolée (6 mm. de Jong); fleurs latérales a glumelles étroite- ment lancéolées et se terminant en une aréte de 1 a 1,5 millimetres de long. Distribution géographique. — CUette variété west connue que pour la province de Buenos Aires et quelques districts limitrophes du ter- ritoive du Río Negro, probablement dans les dunes. Il est vraisem- ' La base des tiges dans les exemplaires dont ¡je dispose, ne présente aucun vyestige des gaines des années antérieures. 286 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES blable que 2H. jubatum cité par Stuckert (XLVIL, n* 372), pour Mar del Plata, s'y rapporte aussi. Exemplaires étudiés. — Province de Buenos Aires : Santos Luga- res, pres Buenos Aires (Herbier Hicken, sub 4H. jubatum) ; Balcarce, février 1907 (Herb. Min. Agr., sans numéro); Chacabuco, Villafañe, mars 1912 (Herb. Min. Agr., n* 1742); Pirovano, dans les dunes, leg. Neira, janvier 1905; Tandil *, leg. Lorentz, numéro 262 (Herb. Un. Córd); bords des étanes de Banduria (pres Coronel Suárez), Paso Pa- checo (río Colorado), leg. Niederlein et Lorentz, mai 1879 Exped., Río Negro (Herb. Un. Córd., sub A. jubatum, det. Hieronymus): ces exenm- plaires sont mentionnés par les collecteurs, XXIX, p. 136, sans dé- termination spécifique. Territoire du Rio Negro : Juan de Garay, leg. Neira, janvier 1916. 4. HORDEUM MARITIMUM With. (1776) = Ascherson et Graebner, LV, p. 736, Sowerby and Jolson XLVIITI, p. 147, tab. 124) (Planche XII, figure A) Je vai vu aucun spécimen argentin de cette espece dans sa forme typique. Elle a été pourtant citée pour le pays par Hieronymus (XVUI, p. 507) pour la province de Buenos Aires et la Patagonie, par Macloskie (XXX, p. 250: Patagonie) et par O. Kuntze (XXIL, p. 355). Je ne sais rien des plantes étu- diées par ces dermniers auteurs, mais j'ai vu a Vherbier de Université de Cór- doba denx exemplaires du río Colorado et du río Negro, déterminés par Hieronymus et dont Vétiquette portait H. maritimum With., mention biftée ensuite par le méme botaniste et remplacée par H. secalinum Sehreb., a quoi appartiennent réellement ces échantillons. Je erois done que la citation de cet auteur ne se rapporte pas a 1, maritimum, espece essentiellement caractérisée par Pélargissement considérable de la glume interne des épil- lets latéraux, ce quí explique la confusion, fréquente dans les herbiers, avec une ou Pautre des variétés de 11. chilense. En voici une breve description : Plante annuelle formant des touftes de tiges courtes (la plus petite espece du gente Vapres Johson, loc. cit.), fortement géniculées á la base et ne dépassant guere 20 centimetres. ' Cette indication m'a été donnée par FE, Kurtz, 1étiquette ne mentionnant que le numéro. 7 * Thelluna, XLIX, page 155, adopte A. marimn Hudson, 1778, attribuant a HAUMAN : HORDEUM SPONTANÉS DE LA FLORE ARGENTINE 287 Épi ordinairement court (1,5 a 4 em.) et large (2 cm. avec les barbes), triades á barbes tres divergentes, de 1 a 1,5 centimetre de long. Épillet médian : glumes sétacées, un peu plus courtes que Varéte; glu- melle extérienre se terminant en une aréte de 5 4 20 millimetres de long. Épillets latéraux : glumes de méme longueur que celles de la fleur cen- trale, l'intérieure tantót étroitement lancéolée, tantót plas ou moins élargie en une sorte d'oreillette latérale, puis brusquement atténuée en une aréte filiforme:; fleurs neutres brievement aristées. Exemplaires étudiés. — Europe : Montpellier (Herbier Kurtz, sub /H. ma- ritimum, det. Nágeli, 1843); «Sable maritime » (Herbier Kurtz ex herbier Société helvétique): Sierra de Cuarto (Espagne), Kneucker numéro 412 (Herb. Fac. Med. : la glume latérale est a peine sub-lancéolée et presque fili- forme dans certains épis : forme intermédiaire entre le type et la sous- espéce suivante) ; Budapest, Kneucker, numéro 600 (Herb. Fac. Med. : glume nettement élargie, semi-anriculée). HORDEUM MARITIMUM With. subspec. GUSSONEANUM (Parlat.) Ascherson et Graebner (Ascherson et Graebner, LV, p. 737) Synonymes : H. Gussoncanum Parlat. (1845). H. secalinum Sehreb. var. maritimim, subyar. % Trinius (LI, p. 244). H. maritimum With. var. Gussoneamn (Parlat.) Richter, d'apres Thellung. Trinius (loc. cit.), quí sans doute exagérait en réunissant H. mariti- mum a H. secalinúum, avait établi des 1824, qwil existait des formes de H. maritimum a eglame intérieure des épillets latéraux semi-ailée (H. maritimum With. sensu stricto), et des formes dont toutes les glu- mes sont sétacées, formes auxquelles il ramenait HA. geniculatum Ail- loni (1785) et H. hystrix Roth (1797). Ce fait, que les botanistes alle- mands semblent avoir longuement discuté (voir a ce sujet une note dans Ascherson et Graebner, loe. cit., ou Popinion de Trinius est pas mentionnée), «a donné lieu a la création de la sous-espece (russo- neanum Parlat., si proche pourtant du type que des spécialistes s' y trompent (voir ci-dessous), auquel la relient de nombreuses formes intermédiaires et qwil semblerait plus logique de dénommer H. mari- H. maritimum With. la date de 1787, alors qu'elle serait de 1776 d'apres Ascher- son et Graebner (loc. cit.). Ces derniers auteurs ne considerent du reste pas /“ marinum comme synonyme de H. moritimum. 288 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES tinam With. var. genienlatum (AMioni) Trin., bien que Trinius Wait pas expressément formulé cette « combinaison ». J'ajouterai que le numéro 600 des exsiccata de Kneueker, distri. bué comme H. Gussoneanum Parlat. var. hirtellum von Degen (Her- bier Fac. Med.). présente les glumes caractéristiques pourvues a la base une large oreillette: c'est done une forme pubescente de H. ma- ritinvum With. typique. (est á cette sous-espece, originaire du bassin de la Méditerranée et adventice en Californie, que J'ai ramené, provisoirement du moins, une plante du littoral de la Patagonie australe, dont les caracteres coincident parfaitement, sauf que les tiges montraient a leur base les restes évidents des gaines de Pannée précédente: contrairement a HH. maritimaum cette plante serait done vivace, caractere dont je reconnais VPimportance:z mais il me parait impossible de la ramener a H. secali- num Sehrveb. et le matériel dont je dispose est insuffisant, étant don- nées les difficultés du senre, pour soneer a établir une espece nou- velle. Nous avons done : H. MARITIMUM With. subspec. GUSSONEANUM (Parlat.) Ascherson et Graebner var. patagonicum Hanman A subspecie Gussoneano differt radice perenni, spiculorum trionibus duplo brevioribus. An species distincta ? (pl. XIL, fig. A). Plante Vapparence vivace, eglabre, formant des touftes denses, toute entiere Yun vert elauque tres pále, a tiges nombreuses de 5a 10 cen- timeétres de haut, fortement géniculées et montrant a leur base des restes de gaines de Pannée antérieure: feuilles radicales nombreuses: vaines fortement auriculées au sommet, ligule a peine visible; limbe étroit des la base, enroulé, sub+filiforme, de 1,5 a 3 centimetres de long; gaine de la feuille supérieure élargie en spathe. Épi comprimé, court (12-16 mm.), assez large (S mm.) et attenué vers la base; triade de Sá 12 millimetres de long, a glumes latérales tres divergentes. Épillet médian: glumes sétacées, atteienant un millimetre, un peu plus courtes que Paréte; fleur ovale-lancéolée, a superficie rugueuse, blanchátre, de 5 a 6 millimetres de long et se terminant en une aréte de 4 a 5 millimetres. Épillets latéraux : pédicelle tres court; eglames toutes deux séta- cóes et ésales entre elles, de méme longueur que les glumes centra- HAUMAN: HORDEUM SPONTANÉS DE LA FLORE ARGENTINE 289 les; tleurs nentres, a peine rentlées, amincies, mutiques, de 3 millime- tres de long (y compris le pédicelle). Exemplaire étudié, — Puerto Deseado, janvier 1914, Iter Patago- nicum, numéro 130 (Herbier Hicken, sub H. maritimum With.). 5. HORDEUM MURINUM L. subspec. LEPORINUM (Link.) Rich. * (Ascherson et Graebner, LV, p. 739) (Figure 1) Synonymes : H. murinum L. var. chilense Brongn. (in Duperr., £tin. bot. (1829), p. 56, d'apres Ascherson et Graebner, LV, p. 740). H. leporinum Link. (Link, XXVII, 1845, p. 391). H. ambiguum Doell. (Doell., VIII, p. 233, tab. 57). H. murinum Berg (V bis, p. 202), Hicken (XVI, n% 230 et XVII bis, n% 37) et auct. div. H. murinum L. var. velutinum Speg. (XXXIX, n* 430)? H. jubatum Autran non L. (Autran, IL, p. 8). Il me faut Pabord traiter ici la question de nomenclature: Je ne dispose malheureusement ni de la bibliographie, ni du maté- riel de comparaison nécessaires, pour me risquer a rejeter un nom accepté par Ascherson et Graebner et par Hackel, mais s'il est vrai, comme Paftirment les premiers de ces auteurs, que Brongniart avait décrit la méme plante comme H. murinum L. var. chilense Brongn., en 1829, il est évident que c'est ce nom qui doit étre accepté. En effet, la loi de priorité ne appliquant qwaux variétés dans une méme espece, aux especes dans un méme genre, Vexistence de H. chilense Roem. et Sehult. (1527), contrairement á ce que disent Ascherson et Graebner, ne s'oppose pas Vapres les regles du Congrés de botani- que de Vienne (art. 29), a Vexistence un A. murinúm subspec. chi- lense (Brongn.), sans compter que 5H. chilense Roem. et Sehult. est une espece des plus douteuses (voir la note de la p. 272). Desveaux, mal- heureusement, ne s'est occupé dans la Flora de Chile, ni de Pespece de Roem. et Schult. ni de la variété de Brononiart. D'autre part, il parait bien inutile de distinguer ici une « sous-es- pece», entité systématique des plas vagues, qui semble v avoir de ! Peut-étre H. coleoptorum Phil. (XXXIV bis, p. 345) v'est-il qu'une form naine á glumes peu ciliées, ou ayant perdu ses cils par dessication, de H. muri- num L. sub-spec. leporinum (Link). ANAL. MUS. NAC. — 'T. XXVIII (SEPTIEMBRE 9, 1916) 19 290 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES raison VPétre que pour des especes tres polymorphes, aux variétés et sous-va- riétés nombreuses: ce est nullement le cas pour A. murinum, et les caracte- res quí distinguent H. leporinum Link. ne sont pas si importants (ils ont passé inapercas pour tant Pauteurs!) qwil faille recourir a la création d'une sous- espece. (Juoiqw'il en soit, il s*agit ici une plante cosmopolite qui existe sans dou- te dans tout le pays, sauf dans ses provinces les plus chaudes, «mauvai- se herbe» typique, ne s'éloignant pas, en Argentine au moins, des routes, des cultures et des habitations de P'hom- me. La variété mentionnée ci-dessus Wavait été citée pourtant que par Hac- kel (Stuckert, loc. cit., et XLVII, p. 151). pour la province de Córdoba, les environs de Buenos Ajres et différents points a Pest de la province du méme nom. H. murinum typique, avait été citée au contraire par de nombreux auteurs, Kuntze (XXIL, 3, p. 355) pour la « Patagonie », Spegazzini (XLIT, n* 361) pour le Tandil, Hicken (loc. cit.) pour Buenos Aires et le rio Negro su- périeur, Berg (loc. cit.) et moi-méme (XV, n” S5) pour le río Negro infé- rieur. Les tres nombreux exemplaires que Jai étudiés et quí proviennent de tou- tes les régions énumérées ci-dessus, appartiennent sans exception a la var. Fig. 1. — Hordeum murinum L. En leporinum, de sorte que je suis con- haut triade du type (exemplaire euro vaimena que celle-ci seule existe dans le péen); en dessous deux formes extrá a . mes de la sub-sp. Zeporinum (Link) pays; J'ai du reste pu men assurer pour L Index Kewensis qui conserve H. ambiguunm comme bonne espece, la ren- HAUMAN: HORDEUM SPONTANÉS DE LA FLORE ARGENTINE 291 ce quí concerne les citations de Berg et de Hicken '. Il en est de méme sans doute de H. murinum L. var. velutinum Speg. (XXXIX, n” 430), des environs de Santa Oruz (Patagonie), mais, quoiqwil en soit, la va- riété ne me parait pas devoir étre conservée : en effet, le caractere tres variable sur lequel elle est basée, la pubescence plus marquée des feuilles, signalée déja par Desveaux (VIT, p. 458), est dépourvu d'im- portance. Voici une breve deseription des plantes argentines : Espece tres variable dans toutes ses parties, suivant la fertilité et Phumidité de Pendroit ou elle végete, tantót rachitique, naine, tan- tot exubérante. Tiges ordinairement nombreuses, nettement ascen- dantes, de 54 60 centimetres de long, a feuilles assez abondantes, planes et assez larges (5-7 mm.) plus ou moins pubescentes ou poilues. Épi applati et large (243 em. au sommet y compris les barbes), attei- gnant 6 et 7 centimetres de long, parfois 10. Triade Vépillets variant de 2 4 S centimetres de long. Épillet médian: glumes lancéolées, nettement foliacées et longue- ment ciliées; fleur de moitié plus mince et (un tiers plus courte au moins que les fleurs latérales et portée sur un pédicelle de 12, c'est- a-dire que la portion du rachis séparant le point d'insertion des glu- mes de celui des glumelles de Vépillet médian, est presque aussi long que les pédicelles des épillets latéraux. Épillets latéraux: glume intérieure assez semblable á celle de Vé- pillet médian et de méme longueur, les extérieures filiformes et plus longues; fleurs fusiformes, atteignant 2,5 millimetres de largeur et 16 millimetres de longueur, sans Paréte, celle-ci dominant celle de la fleur fertile. La subspecies leporinum quí semble originaire de Europe méridio- 2 nale * differe done de H. murinum L. par trois caracteres : fleur de Pépillet central beaucoup plus mince et plus courte que celles des épillets latéraux; aréte des épillets latéraux dominant celle de Pépil- let central; fleur de Pépillet médian nettement pédicellée (subsessile dans le type). seigne pour 1Argentine, d'apres Flora brasiliensis quí ne la mentionne pourtant que pour Montevideo. Je vai malheureusement pas retrouvé les exemplaires mentionnés par moi pour le río Negro inférieur. - Une série d'exemplaires originaires de 1"Amérique du Nord déterminés com- me H. murinum L. (Plant. of Californy, Heller n% 5278, det. Hitehcock; Herb. Univ. of Californy, leg. Burt Davy; Plani. of Californy leg. Bioletti : Herb. Fac. Med.) appartiennent tous a cette méme sous-espece. 292 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Distribution géographique. — Terre de Feu; territoires du Río Ne- gro et probablement de Santa Cruz; provinces de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza et probablement les autres provinees du centre et de Pouest du pays. Exemplaires étudiés. — Environs de Buenos Aires: tres nombreux échantillons, entre autres les numéros 163 de Berg, décembre 1875, et 247 de la collection Venturi. (Herbiers Fac. Med., Fac. Agron., Min. Agr., Herbier Hicken, Herbier Hauman, Herb. Univ. Córdoba). Province de Buenos Aires: Pergamino (leg. M. Estrada); Puerto Militar (Herbier Min. Agr., n* 16.350, octobre 1906); Peralta (leg. Hauman); Tandil (Herbier Hicken et Fac. Agron., n” 144, sub H. mu- rinum, det. Speg.): Carmen de Patagones (leg. Berg, n* 195, Herb. Un. Córd.; Fac. Med., sub H. jubatum, Autran, UH, p. S). Province de Mendoza: environs de la Capitale, leg. Godoy (Herb. >arodi). Territoire du Río Negro: sans indication Vendroit (Min. Agr., n” 13.498); station Río Negro (leg. Fischer, n” 37, Herbier Hicken). Territoire du Chubut: Puerto Madryn (leg. Pennington, n* 41). Terre de Feu: Río de Fuego (Herb. Min. Agr., n* 4064, avril 1902). Chili: Santiago (sub H. murinum L., det. R. A. Philippi, Herbier Kurtz). HORDEUM MURINUM L. typique (Doell, VIII, p. 232; Link, XXVII, p. 391) On a vu dans le paragraphe précédent, que tous les exemplaires argentins que j'ai ótudiés doivent étre ramenés a la sous-espéece leporimm, aucun ne présentant les caracteres du type, bien évidents au contraire sur les exem- plaires provenant de "Europe centrale que j'ai eu á ma disposition (n* 179 de Pexsiecata de Kneucker, n” 198 de l'Herbier Denaiffe). Ces caracteres sont: fleuron de Vépillet médian de la triade presque aussi gros et á peine de un cinquiéme plus court que les fleurons latéraux; aréte médiane dominant les arétes latérales; fleur médiane subsessile (l'espace séparant le point d'in- sertion des glumes de celui des glumelles est fort court, du tiers á peine de la longueur du pédicelle des épillets latéraux). La citation de Doell (loc. cit.) pour Montevideo, n'est pas justifiée, puis- qwil s'agissait de Vexemplaire de Sello qui servit a établir A. ambiguum. Comme je Vai déja dit, je erois qu'il en est de méme des citations énumé- rées plus haut (p. 290) pour Argentine. HAUMAN: HORDEUM SPONTANÉS DE LA FLORE ARGENTINE 293 6. HORDEUM PUSILLUM Nuit. (Planche XII, figures B et C) Oette espece, décrite Pabord pour PAmérique du Nord ou elle s'é- tendrait du Texas á la Californie (Coulter, XLVI, p. 353), avait été mentionnée déja pour P Argentine par Grisebach (XIV, p. 254); elle est assez abondante dans les provinces centrales du pays, mais plu- tót comme espece adventice (bords des chemins, páturages modifiés par la présence ancienne du bétail), que comme élément primitif de la prairie. Parmi les plantes argentines, je distinguerai deux types, ne consi- dérant que comme une variété de H. pusillum, Vespece jusqwa ce jour assez mal connue de Doell, H. subfastigiatum (Doell, VU, p. 234), citée par Ekman pour Buenos Aires et que son auteur disait du reste tres voisine de Vespece nord-américaine. Mais H. subfastigiatum ne serait, Vapres Thellung (XLIX, p. 155) que 4H. euclaston Steudel, dont la description (XLIV, p. 353) est insuffisante, mais quí 1West lhui-méme que 4. gracile Godron (non Boiss.) dont Thellung avait vu les exemplaires originaux. Elles sont caractérisées toutes deux une maniére tres nette par les quatre glumes centrales lancéolées, sub- foliacées et nettement atténuées vers la base. Faisant abstraction des formes intermédiaires dont je reparlerai, voici les caracteres des deux especes, Vapres Pabondant matériel dont je dispose, parmi lequel le numéro 599 de Pexsiccata de Kneue- ker, H. pusillum Nutt., originaire de Plllinois (Herb. Fac. Med.). H. pusillum Nutt. (sensu stricto): Épi assez nettement tétragone, ne présentant de sillon longitudi- nal tres marqué sur aucune de ses faces, a épillets latéraux s'écartant de la fleur médiane et élargissant Pépis dans un plan perpendiculaire ácelui passant par les fleurs fertiles; glumes centrales et glumes inté- rieures des épillets latéraux lancéolées, coriaces, á nervures peu mar- quées, non membraneuses sur les bords, ni échancrées. H. euclaston Steudel (= H. subfastigiatum Doell, H. flexuosum Nees): Épi nettement applati, présentant sur chacune de ses faces un sil- lon longitudinal bien marqué; barbes de la triade réunies en fais- ceaux, épillets latéraux étroitement appliqués contre la fleur médiane qwelle écarte du rachis primaire, ce qui élargi Vépi dans le plan passant par Vaxe des fleurs fertiles; glume de la fleur centrale et glu- 294 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES mes intérieures des fleurs latérales membraneuses au moins sur leurs bords internes (par rapport á Vaxe de la triade), á nervures ordinaire- ment bien visibles et a extrémité souvent échancrée, extérieuarement tout au moins, Paréte alors sortant du sinus de cette échancrure. Ces deux caracteres différentiels paraissent au premier abord assez importants pour qw'on puisse conserver deux especes, mais ils va- rient Pun et Pautre de telle sorte et se combinent de facon si diver- ses qwil West méme plus possible, apres une étude attentive Pun matériel abondant, de délimiter exactement les deux variétés, qwil convient cependant de conserver. En effet, il suffit que la divergence des épillets latéraux un H. pusillum soit peu marquée pour que Pépi en résulte plus ou moins comprimé comme dans 4H. euclas- ton et, par contre, ce qui est tres fréquent dans cette derniére espece, si les glumes extérieures des épillets latéraux s'écartent du faisceau foriné par les autres barbes de la triade, elles viennent occupper le sillon longitudinal de la face comprimée de Vépi, qui ressemble alors a celui de H. pusillum; Vautre part, il existe dans les formes á épi comprimés de nombreuses transitions entre les glumes coriaces et lancéolées semblables á celles de H. pusillum, et celles foliacées, ner- vées, ciliées, échanerées a leur extrémité des formes les plus caracté- ristiques de H. euclaston; enfin on trouve, plas rarement il est vrai, des individus a épis quadrangulaires et a glumes centrales membra- neuses et échancrées. Comme au surplus, les caracteres différentiels tirés de la forme et de la pilosité des feuilles (ef. Doell, loc. cit.), me paraissent dans ce cas sans valeur, je erois qu'il y a lieu de ne voir dans H. euclaston (= H. subfastigiatum) qu'une variété assez mal dé- limitée de Pespece nord-américane. Thellung, au contraire (loc. cit., p. 155-160), distingue ici trois es- peces, Pune H. pusillum Nutt, «a fleur latérale stérile finement acu- minée ou du moins tres aigué », les deux autres 2H. euclaston Steudel et H. fleruosum Nees «a fleur latérale obtuse, mutique ou brievement apieulée ». Les deux dernieres especes ne different done de la premiere que par une nuance dans la forme plus ou moins apiculée des fleurs latérales dont la réduction, comme on le sait, varie souvent dans la méme espece et dans le méme individu, dans des proportions beau coup plus considérables. La figure B (pl. XII) montre du reste, com- bien ce caractere est variable dans 4H. pusillum lui-méme, les exemplai- res dont proviennent ces trois épillets étant Pautres part absolument comparables. Doell, au surplus, attribuait a HA. subfastigiatum (= H. cuclaston, Vapres Thellung), des épillets latéraux a «fosculo lanceola- tofiliformi acutiusculo » ce quí correspond tres exactement á certains HAUMAN : HORDEUM SPONTANÉS DE LA FLORE ARGENTINE 295 de mes exemplaires. Il me parait done impossible de séparer comple- tement 4. euclaston de H. pusillum *. Quant a H. flexuosum Nees, recueilli a Mendoza par Gillies il y a trois quarts de siéecle et « méconnu dans son pays » (Thellung, loc. cil., p. 156), nos connaissances á son sujet se réduisaient a la description originale, á mon avis inintelligible, et a une breve observation de Doell; nous devons done étre reconnaissants á M. Thellung de nous Pavoir fait connaitre, bien qw'il ne semble pas que sa diagnose ait été vérifiée sur Poriginal de Nees. A mon avis, les deux caracteres qui le séparent de H. euclaston (barbes courtes et glumes centrales folia- cées, dentées) sont trop variables en eux-mémes et dans la facon dont ils se combinent, pour qwil soit méme possible de distinguer nette- ment une sous-variété : des exemplaires a triades tres courtes mon- trent des glumes étroitement lancéolées, WVautres á barbes longues les ont entiéres ou plus ou moins dentées, voire échanerées. Je consi- dérerai done H. flevuosum Nees in Thellung, comme synonyme de H. euclaston. Maintenant, si Pon voulait faire entrer dans la systématique quel- ques-uns des types intermédiaires dont il a été question, il serait fa: cile Véchafauder un systeme du genre de celui-ci : H. pusillum Nutt. subspec. quadrangulare. var. genuinum, avec f. robustum et f. gracile. var. dentatum (eglumes dentées). subspec. euclaston. var. subfastigiatum /. typicum. f. flexcuosum (elume plus ou moins dentée). var. intermedium (glame extérieure des épillets latéraux di- vergente). On pourrait y intercaler facilement des formes nanum, ylabrum pu- bescens, ete., mais Pai dit plas haut (p. 265 et 266) ce que je pensais de ces complications plus nuisibles qwutiles. Nous avons done en Argentine : ' Mueller (in Walpers, LI bis, p. 1053) indique, Vapres J. Gay, H. euclaston comme probable synonyme de H. pusillum, et Hackel a déterminé comme H. pu- sillum des exemplaires appartenant pour moi a H. cuclaston (Stuckert, XLVI, no 332). 296 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES HORDEUM PUSILLUM Nutt., typicum ' (Steudel XLX I, p. 353; Coulter, VI, p. 550; Thellung XLI, p. 158) (Planche XII, figure B) Plante Papparence annuelle, de 10 440 centimetres de haut, a tiges ordinairement nombreuses, le plus souvent fortement géniculées a la base, a entrene uds tantót nus, tantót couverts par les gaines: gaine elabre, assez large, surtout celle de la feuille supérieure qui joue fréquemment le róle de spathe et enveloppe la base de Pépi; ligule de 1 millimetre environ, arrondie, entiere; limbe étroit (2-3 mm.) en général court (3-4 em.) plus ou moins pubescent sur ses deux faces. Épi ne dépassant guere 3 centimetres de long, asez épais (3 mm.) assez nettement tétragone (sans les barbes), assez large (10-15 mm. rarement moins y compris les barbes) en raison de la divergence des épillets latéraux, peu comprimé et le plus souvent parallelement au plan passant par les deux rangées de fleurs fertiles, mais ne présen- tant de sillon longitudinal sur aucune de ses faces; triade V'épillets de 13 4 17 millimetres de lone, Vaspect robuste, tantót elabre, tantót pubescent et a épillets latéraux nettement divergents (Pécartement du sommet des glumes extérieures peut atteindre 15 mm.). Épillet central : glume lancéolée, atténuée vers le bas, deux fois plus étroite a la base que dans sa partie la plus large mais coriace et en général non membraneuse, tres rarement dentée au sommet, se terminant en une aréte filiforme aussi longue que la partie élargie etun peu plus courte que Paréte de la glumelle; fleur ovale lan- céolée; glumelle inférieure longuement atténuée vers Varéte, longue avec celle-ei de 12 a 16 millimetres. Épillets latéraux divergents, elumes intérieures ovales-lancéolées, recouvrant toute la fleur, plus larges que les glumes centrales mais coriaces, non membraneuses sur le bord, sans nervures bien marquées se terminant en une aréte aussi longue que celle de la fleur centrale; glumes extérientes filiformes plus courtes que les intérieures; fleurs mutiques, assez grosses, plus ou moins apiculées, de 3 a 4 millimetres de long. ''On s'étonne de voir Pindex Kewensis donner A. pusillum Nutt. comme un synonyme de /A, secalinum. HAUMAN: HORDEUM SPONTANÉS DE LA FLORE ARGENTINE 297 Plante nettement printaniere, fleurit VPoctobre a décembre, com- pletement défleurie des le mois de janvier. Distribution dans le pays. — Les auteurs ayant jusqu'a présent confondu Pespece et sa variété, il est difficile de préciser extension dans le pays de Pune et de Pautre Vapres la bibliographie. La cita- tion de Grisebach pour Entre Rios, de Hieronymus (XVIII, p. 508), Hicken (XVIT bis, n” 38) et Hauman (XV, p. 374, n? S7) pour le Río Negro se rapportent a la variété, de méme que, en partie du moins celles de Hicken (XVI, n” 231) pour Buenos Aires et de Stuckert (XLVI, n” 332) pour Córdoba. Je ne comais H. pusillum Nutt. avec certitude que pour la provin- ce de Buenos Aires, de Bahía Blanca a Buenos Aires et pour Pest du territoire de la Pampa, mais il est probable qw'il sétena a toutes les provinces centrales du pays. Exemplaires étudiés. — Province de Buenos Aires : environ de la capitale fédérale (Herb. Hicken et Hauman, det. Hicken); Lomas (Herb. Fac. Méd. forme á eglumes dentées); Sierra de Pillabuineo, déc. 1915; Puerto Militar (pres Bahía Blanca), déc. 1915, défleuri. Pampa centrale : Anguil, leg. Renacco. HORDEUM PUSILLUM MNutt, var. euctaston (Steud.) Hauman Planche XII, figure €) Synonymes : H. euclaston Steud., XLIV, page 353 (Thellung, loc. cif., p. 155). H. subfastigiatum Doell, VIII, page 254. H. flexuosum Nees in Thellung (loc. cit., p. 156). H. pusillum Grisebach (XIV, n* 1815); Hieronymus (XVIII, p. 508); Hicken (XVII bis, n* 38); Hauman (XV, n* 87); Stuckert (XLVI, no 332). H. compressum Hicken non Gris. (XVI, n* 227). Plante tres semblable au type dans ses parties végétatives, mais Pun aspect souvent plus gracile et eroissant en touffes moins rami- fiées; tiges fleuries de 3 (phénomene de nanisme!) a 60 centimetres de haut. Épi long de 2 4 6 centimetres, étroit (5-6 mm.) en raison du peu de divergence des épillets latéraux, mince (moins de 2 mm. d'épaisseur en général), nettement comprimé et montrant sur chacune de ses fáa- ces un sillon médian bien marqué ; triade Vépillet tantót presque gla- bre, tantót pubescente, ne dépassant guere 1 centimetre de longueur 298 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES et en général tres étroite (1,5 mm.), les fleurs latérales et leurs glumes étant appliquées parallelement contre Pépillet médian. Épillet médian s'écartant nettement du rachis de VPépi (Pou la forme applatie, distique de celui-ci); glame plas membraneuse que dans le type, au moins sur les bords et plus élargie, tantót lancéolée, tantot irrégulierement élargie et tronquée du cóté intérieur, et se ter- minant en une aréte filiforme nettement plus courte en général que Paréte de la leur; fleur ordinairement plus étroite que dans le type. longuement atténuée en une aréte dominant la triade. Épillets latéraux en général appliqués contre la leur fertile, elu- mes intérieures plus larges et plus membraneuses encore que les glu- mes centrales, parfois lancéolées mais plus souvent tronquées a P'ex- trémité ou méme échancerées et portant, comme un long mueron, leur aréte tantót plus courte, tantót plus longue que celle de la fleur cen- trale; glumes extérieures filiformes, en général plus courtes; fleurs mutiques, tres petites (contrairement a ce que dit Doell, le pédicelle en est courbé comme dans HA. muticum ty pique). Plante printaniere (octobre- décembre); bords des chemins, prairies modifiées par le páturage; souvent en terrains légerement salés. Distribution géographique. — Signalé seulement pour Montevideo, Pou provenait Pexemplaire original, et les environs de Buenos Aires (Ekman, X, p. 48) ou elle me parait plus fréquente que le type, elle est connue maintenant pour le littoral de la Patagonie (Santa Cruz), la vallée du río Negro, la province de Buenos Aires, le sud de Cór- doba, et de Santa Fe, PEntre Rios, Tucuman et Mendoza. Exemplaires étudiés. — Province de Mendoza : environs de la ca- pitale, les. Godoy (Herb. Parodi). Province de Tucumán : Tafí (2000 m. alt.), dans un champ de seigle (Herbier Lillo, n* 5655). Province de Córdoba : Marcos Juárez, Stuckert, numéro 14.442, novembre 1904. Province de Santa Fe: Cañada de Gómez, Galander, numéro 6, décembre 1877 (Herb. Un. Córd., sub A. compressum). Province de Entre Ríos : Concepción del Uruguay, Lorentz, nu- méro 1016, octobre 1575 (Herb. Fac. Med. et Un. Córd., sub 4H. pu- sillum). Province de Buenos Aires : environs de la capitale fédérale (nom- breux échantillons: Herb. Fac. Agron., Fac. Med., Mus. Hist. Nat., Herbiers Hicken et Hauman, entre autres les numéros 245 de Ven- turi et 21 de Rodríguez); Cañuelas, leg. Hauman, décembre 1915. Vallée du río Negro : Carmen de Patagones, leg. Berg, numéros HAUMAN : HORDEUM SPONTANÉS DE LA FLORE ARGENTINE 299 196, 197 (Herb. Un. Córd.) Station Rio Negro, leg. Fischer, numéro 44 (Herbier Hicken). Santa Oruz : Puerto Deseado, novembre et décembre 1901 (Her- bier Min. Agr., numéro 4204, sub $H. patagonicum). 7. HORDEUM SECALINUM Sehreb. et ses variétés (Planche XIII) Nous rencontrons ici de nombreuses difficultés, les unes de pure nomenclature, les autres causées par Pextréme variabilité de cette espece que Pon pourrait considérer, me semble-t-11 (voir le tableau de la p. 268) comme la souche probable de la plupart des especes et variétés dont il a été question dans ce travail. Son cosmopolitisme est des plus étendus (Sibérie, Europe, Afrique extratropicale, Amé- rique du Nord et du Sud), et cela non pas comme plante adventice ne s'écartant pas des demeures de Phomme mais, dans Pune des va- riétés surtout, comme élément caractéristique de certaines stations, dans des régions aussi peu transformées encore par la civilisation que la cordillere des Andes et la Patagonie. Pour ce quí est de la nomenclature, j'ai adoptée H. secalinum Sehreb. (1771) suivant en cela Hackel et Ascherson et Graebner, plutót que H. pratense Huds. (1778, Flora Anglica, 2" édition, Vapres Index Kew., et Ascherson et Graebner, et non 1762 comme Pindi- quent divers auteurs, date de la premiere édition), nom quí avait été choisi pourtant par Sprengel (XXVIII, p. 269), Steudel (XLIV, p. 252) et plusieurs auteurs modernes; j'ai écarté H. nodosum L. (1762) espece par trop douteuse, adoptée cependant par Thellung (XLIX, p. 159, en note) et plusieurs auteurs nord-américains comme Coulter (VD, Piper (XXXV) et Rydberg. D'apres la plupart des descriptions, Piconographie (Trinius, L) et des échantillons européens (entre autres un exemplaire déter- miné par Reichenbach, ex Herbier Kurtz, les n” 99 de PHerbier Denaiffe et 535 de Kneucker), je me suis convaineu que cette espece au sujet de laquelle 'arrive a des résultats assez différents de ce que Von trouve dans les textes, est caractérisée essentiellement par ses racines vivaces, ses glumes toutes filiformes et dont la longueur peut 'arier, ainsi que celle des arétes, de 34 35 millimetres, et enfin par ses Heurs latérales mutiques ou tres brievement aristées ?. * Ascherson et Graener (LV, p. 735), tant dans la clef de détermination que 300 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Létude un matériel argentin tres abondant wa permis Uy dis- tinguer trois formes : 1% Hordeum secalinum Sehreb. typicumn. Ces plantes se rapprochent tres nettement dans leur habitus et les caracteres floraux du type de Europe centrale, bien qwelles présen- tent en général un aspect plus robuste, plus rigide, dans leurs tiges, feuilles, glumes et glumelles, quí résulte sans doute de Padaptation aun climat plas chaud et plus sec. Quelques individus provenant probablement de stations plus humides, font exception. Je ne crée pas a leur sujet de variété ni de forme, car seules des comparaisons avec des exemplaires provenant de VPaire entitre de dispersion de Pespece powrrait les justifier. Pajouterai que les échantillons argen- tins sont assez différents des spécimens nord-américains que al eu Poccasion Vétudier (sub H. nodosum L.) Les variétés puberulum et scabriusculum O. Kuntze (XX, p. 355) basées sur des caracteres importance trop infime dans une espece aussi profondément variable, et quí seraient tout au plus des formes de peu de raison (Vétre, ne méritent pas d'étre prises en considéra- tion, Vautant plus qw'on ne sait pas si elles appartiennent a H. seca- linum ou. a H. compressum (= H. chilense), ces deux especes, réunies par cet autenr sous le méme nom, présentant des individus a fleurs pubescentes ou simplement ruguenses, voire presque glabres. 2. Hordeum secalinum Sehreb. var. pubiflorum (Hook.) Hauman. On ne connaissait de HA. pubiflorum Hook. de la Terre de Feu que la description originale (XEX, p. 388). notoirement insuffisante et qui donne les fleurs latérales pour « neutres » sans spécifier si elles sont mutiques; depuis, seuls Spegazzini et Cesati (voir p. 308) disent Pa- voir rencontrée et, sauf un exemplaire de M. Spegazzini, je Wai trou- vé ce nom dans aucun herbier argentin; mais comme Vune part Hoo- ker (loc. cit.), immédiatement avant son espece, avait mentionné (sub H. jubatum Hooker non L., ef. Desvaux) H. comosum Presl. á fleurs latérales aristées, mais avee qui on pourrait la confondre, et que, VPautre part, la plante á barbes longues et généralement pubescentes que je ramene a 2. pubiflorum abonde en Terre de Feu ov aucun autre Hordeum comparable Wa été trouvé, "ai eru pouvoir interpréter de la sorte la description de Hooker et faire de son espéce une variété de H. secalinum a tiges plus basses et á barbes plus longues et plus diver- dans la description lui attribuent des fleurs latérales aristées (arétes de 7 mm.), ce quí est en contradiction avec la planche de Trinius et tous les exemplaires européens que ¡ai étudiés. HAUMAN: HORDEUM SPONTANÉS DE LA FLORE ARGENTINE 301 gentes. Mais a Vintérieur méme de la variété on observe des vatria- tions considérables, si bien que les types extrémes, a barbes tres lon- gues semblent, ¡en conviens, wWavoir plus rien de commun avec 4H. secalinúm, mais il se rattachent, par d'insensibles transitions a des individus a barbes courtes, et ceux-ci sont si semblables á des H. seca- linum a tiges basse ment distinetif du type et de la variété (voir pl. XIID. En effet, en dehors du devéloppement des tiges tres sujet a présen- s, que je ne peux donner aucun caractere absolu- ter des anomalies, le caractere différentiel le plus saillant est dans Paspect de VPépi : nettement distique, a face comprimée, présentant une raie médiane longitudinale dans le type, sub-eylindrique au con- traire, et sans sillon longitudinal dans la variété, en raison des glumes beaucoup plus divergentes des épillets latéraux ; c'est exactement le caractere que nous avons étudié au sujet de 2H. pusillum et de sa variété, mais les formes intermédiaires sont ici plus nombreuses encore de sorte que, sil s'agit en outre Vindividus a tiges basses et a barbes courtes, les tiges tres hautes appartenant au type et les barbes tres longues a la variété, il est fort difficile de prendre une décision! Nous avons vu (p. 278) les difficultés tres grandes aussi qwoftre la séparation de H. pubiflorum Vavec H. comosum, et je me suis vu dans la nécessité Vétablir une forma intermedia, quí pourrait presque aussi bien appartenir a Pun qua Pautre. Je sais que je me mets ici en désac- cord avec la plupart des auteurs quí ont confondu ce qwici je sépare, et j'ai vu des exemplaires déterminés comme 2H, comosum par Hackel, Skottsberg et Kurtz, par exemple, quí en raison de leurs fleurs laté- rales mutiques appartiennent pour moi a 4H. secalinum var. pubi- Horum. Enfin, H. halophilum Gris., des exemplaires originaux duquel jal vu les doublettes a Córdoba, est quwWune forme glabre de la var. pubiflorum dont elle est pour moi un synonyme. Il Sagit du reste aussi Vune plante de montagne et de climat see, dont Phabitat salé parait wWavoir été qwaccidentel. 3. Hordeum secalinum Schreb. var. andicola (Gris.) Hauman. Cette variété est facilement reconnaissable á ses barbes tres cour- tes, les triades ne dépassant pas 10 millimetres de long, mais on ren- contre ici la méme variabilité dans les dimensions absolues et relati- ves des glumes et arétes. Alors que les formes les plus réduites (forma pusilla Hackel; triades de 5 mm. de long, a fleur fertile mutique) ont plus rien un 4H. secalinum, les plus développées, a glumes pres- que aussi longues que Paréte centrale, dont Hackel fait son H. secali- 302 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES mum var. parvciflorum, se rattachent directement aux exemplaires les plus petits de la var. pubiflorum, et ce fut une des raisons qui nYont décidé a réunir cette derniere a 4. secalinum (voir les fig. B et O de la pl. X). Je considere done 4H. secalinum var. parviflorum Hackel, dont les exemplaires originaux provenaient du méme endroit que ceux de /. andicola, comme un synonyme de cette derniére. Cest, Vautre part, par erreur que Thellung rattache H. andicola a H. muticum Presl : toutes les glumes de Vespece de Grisebach — j'en ai vu les doublettes — sont filiformes. Enfin, je ne ferai qwWindiquer Vextraordinaire ressemblance que je trouve entre la var. andicola et VPancienne var. brevisubulatum Trin. de la Sibérie, parfaitement déecrite et figurée par son auteur (L, vol. I, tab.), ne me résignant pas a identifier, sans matériel de comparai- son, des plantes originaires de régions aussi éloignées; il en est de méme de 4. violaceum Boissier et Huet (Asie mineure), mais je ramene a la var. andicola les plantes distribuées sous ce nom par Buehtien (n* 55 des Plante boliviane). Nous avons done en Argentine: HORDEUM SECALINUM Schreb. (1771) typicum (Planche XITT, figure A) Synonymes : H. nodosum L. (1762-1765)? H. pratense Huds. (excl. var. chilense (Brongn.) Desv. et var. Bron- gywiarti Macloskie). H. secalinum Sehreb. var. puberulum et scabriusculum OK. (pro part ?) H. maritimum Hieron. non With. (XVII, p. 507). H. halophilum Hauman non Gris. H. sp. (Hicken, XXVII bis, n* 39). Plante vivace a tiges robustes, de 30 centimetres á 1 metre (aspect de céréale), chaumes assez épais (2 mm. de diam.); feuilles variables suivant Phumidité de la station et du climat, souvent enrou- lées et plus rigides dans les exemplaires argentins que dans les échantillons européens, glabres ou a peine pubescentes ainsi que les gaines; ligules tres courtes, dentelées; limbe pouvant atteindre 14 centimetres dans les feuilles radicales, 3 a 4 fois plus courts dans les caulinaires. Epi de 3 4 6 centimetres de long et 44 S millimetres de large, le plus souvent vert ou jaune, rarement violacé, tantót nettement com- HAUMAN : HORDEUM SPONTANÉS DE LA FLORE ARGENTINE 303 primé, tantót subeylindrique mais montrant ordinairement la dispo- sition distique des triades et présentant le plas souvent sur ses faces planes, entre les deux rangées de triades, un sillon non caché par les elumes des épillets latéraux; triade Vépillets de 10 a 22 millimetres de long, á glumes subfasciculées (paralleles a Paxe de la triade) ou peu divergentes, assez rigides, tantót légerement pubescentes, tantot á peine scabres. Épillet médian : glumes sétacées depuis la base, plus courtes que Varéte de la glumelle, de Sá 18 millimetres de long; fleur ovale-lan- céolée de 6 a 9 millimetres de long; elumelles en général glabres et luisantes se terminant en une aréte rigide, de une a deux fois et demi plus longue qwelle. Épillets latéraux : glumes toutes sétacées des la base, de 124 15 millimetres, ordinairement plus courtes que les glumes centrales; fleurs de 4 á S millimetres de long, le plas souvent mutiques et sté- riles et alors tres étroites, parfois masculines, beaucoup plus renflées (1 mm. de diametre et plus) et alors quelquefois brievement aristées, Paréte étant toujours beaucoup plus courte que la fleur elle méme et dépassant á peine le sommet de la fleur médiane. Plante peu commune qwon trouve ordinairement en exemplaires isolés, tantót au bord des cultures, fossés, etc., dans les parties peu- plées, tantót dans des résions completement désertes et parfois en terrains légerement salés. Distribution géographique en Argentine. — Cette espece est connue pour la plupart des provinees centrales du pays, de San Luis, a Bue- nos Aires, Voú elle gagne la Patagonie et s'étend jusqwa la vallée du río Santa Oruz. Elle a été citée par les auteurs suivants : Hicken, XVI, numéro 232 (Capitale fédérale); Lorentz et Niederlein, XXIX, page 270 (Nueva Roma, S. W. de la province de Buenos Aires); O. Kuntze, XXIIL, page 355 (Tandil, Córdoba, Santa Fe, mais on ne salt yil Yagit de H. secalinmum ou de H. compressum que Kuntze réunis- sait); Ball, TV, page 239 («North Patagonia» reproduit par Maclos- kie, XXX, p. 252); Autran, IL, page 9 (Chubut); Spegazzini, XXXIX, numéro 433 (Santa Cruz). Exemplaires étudiés. — Province de Buenos Aires : environs de la Capitale fédérale, leg. Erlijman, décembre 1915 et Hauman 1916; Alberdi, leg. Neira, janvier 1916; Nueva Roma, vallée du río Colo- rado, Lorentz et Niederlein (Herb. Un. Córd.). Province de San Luis : Río Desaguadero, a 200 kilometres au S. W. de San Luis, leg. F. Pastore, numéro 73, janvier 1905 (sub H. mariti- mum vel pampeanum Speg. Herb. Fac. Med.). 304 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Pampa centrale : Pres de Puelen (section 24), février 1904 (Herb. Fac. Med. sub A. jubatum, forma ad var. pubiflorum vergens). Río Negro: Carmen de Patagones, leg. Hauman; Choele-Choel, Lorentz et Niederlein (Herb. Un. Córd.); Station Río Negro, leg. Fis- cher, numéro 55 (Herb. Hicken). Chubut: Bahía Camarones, leg. Pennineton, numéro 94 (sub H. secalinum, det. Autran, Herb. Fac. Med.); Valle de las Plumas, leg. Gerling, numéro 136 (Herb. Fac. Med. et Hicken); Río Frio, leg. N. Hlin (Herb. Mus. Hist. Nat.); entre Rawson et la Cordillere, leg. N. lin, numéro 10 (Herb. Hicken et Fac. Med.). Santa Cruz : Capitale, Burmeister, numéro 1571; Puerto Deseado, avril 1914; Iter patagonicum, numéro 345 (Herb. Hicken); Río Raw- son (entre Santa Cruz et le Lago Argentino), janvier 1914 (Herb. Hicken); leg. Cardoso, février 1903 (Herb. Mus. Hist. Nat.). Europe: Herbier Denaiffe, numéro 199 (Herb. Fac. Agron.), lle Wollin (Poméranie), Kneucker, número 535 (Herb. Fac. Med.); Thu- ringe (det. Reichenbach 1516, Herb. Kurtz); Eisenleben, leg. Rensch (Herb. Kurtz). HORDEUM SECALINUM Sehreb. var. andicola (Gris.) Hauman * (Planche XIII, figure B) Synonymes : H. andicola Gris., Symbolae numéro 1816 (1879). H. muticum Presl var. andicola (Gris.) Thellung (XLIX, p. 159). H. secalinum Sehreb. var. parviflorum Hackel (Stuckert, XLVI, p. 539). ? H. secalinum Sehreb. var. brevisubulatum Trin. (L, tab.). 2 H. violaceum Boissier et Huet, 1846 (Walpers, LIT bis, p. 1052). Plante tres semblable dans son aspect général aux exemplaires débiles du type, ne dépassant guere 50 centimetres de haut. Épi pouvant atteindre 7 centimetres de long, comprimé, de 3-5 millimetres de large, vert ou plus ou moins violacé; triade d'épillets de 5410 millimetres de long, nettement dominé par Paréte de la elume médiane, tantót pubescent surtout sur les glumes, tantót a peine seabre. Épillet médian: elumes filiformes, de 44.5 millimetres de long, C'est á cette variété sans doute qu'il faut ramener 2H. brachyatherum Phil. (XAXXIV bis, p. 346) des Cordilleres de Linares, au Chili, basé sur des exemplai- res á fleurs latérales sans doute tératologiquement doubles. ANALES DEL MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Tome XXVIII, A. — Hordeum chilense Brongn. var. muticum (Presl.) Hauman. La troisiéme tria de á droite provient du numéro 15.326 de Stuckert (H. compressum Gris. var. superatum Hackel); les quatre triades de gauche appartiennent a la forma lon gearistatum Hauman. B. — Hordeum chilense Brongn. var. compressum (Gris.) Hauman. Les trois triades de droite appartiennent á la forma elongatum Hauman, la troisieme á gauche provient du numéro 524 de Lo rentz (H. compressum (Gris.). C. — Hordewm comosum Presl. La triade de droite se rapproche de H. secalinum var. pubiflorum PLANCHE X , . y Y a de «Y y Po 0 E PENAS Ms LES AE, A S ANALES DEL MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Tome XXVIM, PLANCHE XI / 0 Y Hordeum jubatum L. L'épi et la triade inférienre appartiennent á la var. pampeanum Hauman la triade supérieure au type nord-américain (Kneucker, no 539) . nas ide ( y 4 '">l ANALES DEL MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Tome XXVIII, PLANCcHI A. — Hordeum maritimum With. A gauche le type ('épis et la premiere triade proviennent de l'exemplaire de Nágeli, la seconde triade du numéro 412 de Kneucker); á droite épillet latéral, triade et épi de H. maritimum With, sub-sp. Gussoneamum (Parlat.) var. patago nicum Hauman. B. Hordeum pusillum Nutt typicum. A droite, triade et épillet latéral pro venant d'un exemplaire nord-américain ; tout le reste provient d'exemplaires argentins; la triade supérienre, dont la flenr centrale a été enlevée, mon- tre des glumes tronquées. C. — Hordewm pusillum Nutt. var. euclaston (Steudel) Hauman. Toutes les triades ont été fortement applaties pour qu'on en puisse voir les fleurs la térales. Dans celle de la rangée inféricure, la fleur de Vépillet central a 6tó enlevée. XI ANALES DEL MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Tome XXVII, PLaNcH1 A. — Hordeuwm secalinum Sehreb. La cinquieme triade á gauche (Hordeum sp. Hicken, XXVII bis no 55) est remarquable par le grand développement des fleurs latérales MERA ARANA 3,— Hordeum secalinum Sehreb. var. andicola (Gris.) Hauman De gauche á droite la premiére triade appartient á la forma pusillum, la troisieme á un exemplaire de Lorentz et Hiero nymus (type de Grisebach), les cinquiéme et neuviéme á des exemplaires déterminés par Hackel comme var. parviforum Hackel. (04 Hordewm secalinum Schreb. var. pubiflorum (Hook.) Hauman semblable a la plus grande de la var. andicola (H. secalinum var. parviflorum det. Hackeb XII La triade la plus petite est en tout point HAUMAN : FORDEUM SPONTANÉS DE LA FLORE ARGENTINE 305 atteignant a peine la base de Paréte; fleur ovale-lancéolée de 446 millimetres de long; elumelles á nervures assez visibles, parfois pubescentes surtout vers le sommet et se terminant en une aréte de la moitié a peine de sa propre longueur (1,543 mm.). Épillets latéraux: glumes subégales, de 446 millimetres dépas- sant ordinairement les glumes centrales, mais le plus souvent beau- coup plus courtes que Paréte de la fleur centrale, fleurs lancéolées, ordinairement tres réduites, mutiques et souvent pubescentes. forma pusillum Hackel nom. nud. (in Dusen, IX, p. 261) Japplique ce nom a des spécimens remarquables des cordilleres de l Jujuy dont Vépi ra que 2 millimetres de large, les triades 5 milli- JU 1 : metres de long, les glumes 35 et dont la fleur médiane est mutique. L'exemplaire original est de Puerto Madryn (Patag. septent., Dusen, loc. cit.), mais je ne connais la plante que des cordilleres et de la Patagonie australe. Plante des climats rigoureux dont Paire de dispersion, dans Pétat actuel au moins de nos connaissances, est curieusement disjointe, puisquw'on ne Pa observée que de la Terre de Feu, de la Patagonie et des hautes cordilleres de Tucumán, Salta et Jujuy. Fleurit en été (novembre-mars). On la trouve citée pour P' Argentine, sous ses différents synonymes, par les auteurs suivants : Cordilléeres du nord: Fries, XII, page 186 (prov. Jujuy vers 3500 m., en terrain cultivé); Stuckert, XLVI, page 533 (prov. de Tucu- mán, Tafí 3500 m.); Grisebach, XIV (prov. de Salta, Nevada del Cas- tillo, entre 3000 et 4500 m.). Patagonie: Dusen, IX, page 233 (Santa Cruz), citation reproduite par Macloskie, XXX, page 249; Dusen, IX, page 261 (f. pusilla, COhu- but: Puerto Madryn). Terre de Feu: Dusen, IX, page 2353, citation reproduite dans Wil- deman, £1I, page 53. Exemplaires étudiés. — Cordilleres du nord: Nevado del Castillo (Salta), leg. Lorentz et Hieronymus, mars 1873 (sub $H. andicola Gris., Herb. Un. Córd.); Sierra de Tucumán, Lorentz et Hieronymus, numéro 603 (sub H. andicola Gris., Herb. Un. Córd.); Tafí, cerro Muñoz, alt. 3800 metres, leg. Lillo, février 1905 (ex Herb. Lillo, n” 4255, Herb. Stuckert, sub H. secalinum var. parviflorum Hackel, ANAL. MUS. NAC. — T. XXVIII (SEPTIEMBRE 11, 1916) 20 306 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES doublette du type de Hackel); La Ciénaga (Tucumán). Lillo 5484; Cumbres calchaquíes, Lillo, numéro 11.185; Alto de Muñoz, 4000 metres, Tucumán (Herb. Castillon); La Quiaca : mars 1916, au bord Vun ruissean, alt. 3400 metres, leg. Hauman, mars 1916; Santa Cata- lina (Jujuy, région de la Puna), leg. Claren, janvier 1907, en terrain cultivé, alt. 3650 metres : forma pusilla (ex Herb. Kurtz, numéro 11.415, Herb. Fac. Med., sub A. comosum, exemplaires mentionnés par Fries, loc. cit.); Maimará, 2300 metres, leg. Budin, janvier 1912 (Herb. Hicken); Sierra de Famatina (Rioja), Hieronymus et Nieder- lein, numéro 767 (Herb. Un. Córd.). Patagonie: Chubut, Valle de las Plumas (Río Chubut), Gerling numéro 2, janvier 1903 (Herb. Fac. Med.); Territoire de Santa Cruz, dans la vallée au bord du feuve du méme nom, leg. Dusen, janvier 1905. numéro 5525, distribué comme 2H. compressum (Herb. Fac. Med3= Chili: Coquimbo (sub H. secalinum, Herb. Mus. Hist. Nat. de San- tiago, ad H. pubiflorum vergens !). 3olivie: environs de La Paz, alt. 3750 metres, les. Buchtien nu- méro 55, distribué comme H. violaceum Boissier et Huet (Herb. Fac. Med.). HORDEUM SECALINUM schreb. var. pubiflorum (Hooker) Hauman (Hooker, Flora Ant., tome 2, Pp. 388; Desvaux, VII, p. 462) (Planche XIII, figure C) Synonymes : H. pubiflorum Hook. f. (loc. cit.). H. comosum Presl var. pubiflorum (Hook.) Thellung (XLIX. po 108) H. comosum Hackel non Presl (XLVII, n* 370, pro part. ?). H. comosum Skottsberg non Presl (XXXVII, p. 8). H. comoswm var. flavescens Kurtz non Presl et Desvaux (in Albott, IL, p. 220). H. jubatum L. var. pilosulum Franchet (XI, p. 389)? H. jubatum Autran non L. (H, p. 13 et III, n? 36). H. chilense Speg. non Brongniart (XETIL, n% 291, Wildeman, LI, =o Pp. 59). Plante vivace, de 20 a 40 centimetres de haut (rarement plus ou moins) formant de petites touffes a la base desquelles s"aceumulent ' MM. Thellung, si soigneux des questions de nomenclature, éerit: H. comosúm Presl, var. pubiflorum (Hook. f., Fl. ant., 1, 1846, p. 388, pro spec.). Gay, Fl. Chile, VI, page 462, alors que «Desvaux in Gay », et non «Gay », conserve Vespece comme douteuse, il est vrai, et ne fait que suposer qw'il puisse s'agir soit de H. comosum, soit de H. Berteronianum. HAUMAN: HORDEUM SPONTANÉS DE LA FLORE ARGENTINE 307 les gaines et feuilles mortes des années antérieures, et longuement dominées par les tiges florales, nues en général dans leur moitié supé- rieure. Gaines et feuilles couvertes une pubescence courte, limbes inférieurs atteienant 12 centimetres de long sur 1,5 a 2 millimetres de large (rarement 3), plane ou plié, atténué en pointe et montrant une dizaine de nervures; ligules tres courtes, dentellées; feuilles cau- linaires beaucoup plas courtes (1,5 a 7 cm.). Épi presque toujours violacé de 3 a 5 centimetres de long et assez large (104 15 mm. en moyenne y compris les barbes), légerement applati, mais en général ne montrant pas sur ses faces planes la raie longitudinale séparant les deux rangées de triades, raie recouverte plus ou moins completement par les glumes des épillets latéraux; triade de 12 á 40 millimetres de long (le plus souvent 15 4530), a bar- bes nettement divergentes, ordinairement pubescente tout au moins dans la moitié inférieure des glumes et glumelles, rarement presque glabre. Épillet médian: glumes pubescentes ou scabres de 10 a35 milli- metres de lons; glumelle inférieure pubescente ou tout au moins a surface terne, rarement brillante et lisse; fleur ovale-lancéolée, de 6 á S millimetres de long, se terminant en une aréte une a quatre fois plus longue qwelle et dépassant les glumes. Épillets latéraux : glumes comme dans Vépillet médian; fleurs le plus souvent neutres et réduites á une glumelle étroite terminée par un rudiment Varéte, Watteignant pas le sommet de la fleur fertile, parfois le dépassant un peu (forma intermedia), tres rarement mascu- lines et pourvues WVétamines normales et méme Vun ovaire. forma intermedia Hauman A varietate pubifloro (Hook.) differt fosculis lateralibus breviter aristatis, arista flosculum fertilem superante. Ad H. comosum Presl vergens. Forme intermédiaire entre la var. pubiflorum et H. comosum typi- cum, dont elle differe pourtant par Paréte plus courte, ratteignant pas le tiers inférieur des glumes. Elle parait surtout fréquente en Patagonie. Plantes des terrains humides, extrémement communes, caractéris- tiques du bord des rivieres et des «vegas» (petites prairies humides) de la Patagonie et de la Cordillere, fleurissant de décembre a mars. 308 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Distribution géographique. — Terre de Feu, Patagonie australe et centrale, cordilleres des Andes jusqwa la frontiere bolivienne. La plante Wavait été citée que par Hooker (loc. cit.) et sans doute Fran- chet (loc. cit., sub H. jubatum var. pilosulum) pour le détroit de Ma- gellan, par Spegazzini (XLIII, n*292, XXXIX, n” 432), pour Ushuaia et la cóte du Territoire de Santa Oruz et enfin par Cesati, V, page 19, pour la plaine au pied des cordilleres de la province de Mendoza. Exemplaires étudiés. — Plante extrémement commune dans les her- biers. Voici une partie des exemplaires que J'ai révisés : Terre de Feu: Ushuaia, leg. Alboff, numéro 108s (ex Herb. IF. Kurtz, sub H. comosum Presl var. humilis Desv.); Herb. Spegazzini, (sub HL. pubiflorum); Rio del Fuego et rives du lac Cheepel (nombreux exemplaires, Herb. Min. Agr.); Skottsberg, numéro 192, série 1 (Herb. Mus. Hist. nat., sub H. comosum Presl, det. Hackel); Pennington, nu- méros 269 et 449 (Herb. Fac. Med., sub HA. jubatum, cité dans Autran, IL, p. 13 et sub A. chilense); région du Río del Fuego (Herb. Fac. Med., sub H. chilense et sub H. jubatum); «Magellanes» (Herb. Kurtz ex Herb. R. A. Philippi, sub A. pubiflorum). Patagonie: Punta Arenas (Herb. Spegazzini, sub HH. chilense, men- tionné dans XLIII, n” 291); Territoire de Santa Cruz, cordillere du lac Buenos Aires, leg. Platen et Greiner, numéro 79, forma interme- día (Herb. Fac. Med. et Hicken, sub 4. chilense); lago San Martín, leg. Hogberg, numéro 70 (Herb. Fac. Med.); Puerto Deseado, leg. 3urmeister (Herb. Fac. Med., sub H. comosum) ; 1ter patagonieúm numéro 354, forma intermedia (Herb. Hicken); numéro 142 (ibid.) ; numéro 312, Santa Cruz (ibid.). Territoire du Chubut : abondant dans la précordillere du Chubut (Herb. Fac. Agron., n* 148 b., sub 4. jubatum L. var. lilacinum Speg.. det. Spegazzini); Río Corcovado, leg. Hlin (Herb. Min. Agr.); Cordil- lere du Neuquen, río Aluminié, leg. O. Asp (Herb. Fac. Med., sub H. jubatum et Herb. Min. Agr., n* s115). Cordilleres de Mendoza : vallée des rio Mendoza (Puente del Inca). río Blanco, río Tupungato, río Plomo, jusque vers 3000 metres, cinq exemplaires, leg. Hauman, 1908 et 1910; vallée du río Mendoza, leg. 3urmeister (Herb. Mus. Hist. Nat., sub 21. jubatum, det. Spegazzini). Précordilleres de Mendoza, les. E. Carette: Cerro Pelado, 2400 me- tres, leg. Kurtz, naméro 9398 (Herb. Fac. Med., sub /f. comosum, det. Kurtz). Cordilleres de La Rioja: Las Cortaderas, Hieronymus et Nieder- lein, numéro 211, février 1879 (Herb. Un. Córd., sub AZ. halophilum). Cordilleres de Catamarca : terrains salés de la laguna Blanca, leg. HAUMAN: HORDEUM SPONTANÉS DE LA FLORE ARGENTINE 309 Lorentz, alt. 3000 metres (Herb. Un. Córd. : H. halophilum Gxis., original). Cordilleres de Jujuy: Maimará, Lillo, numéro 4949 (sub H. como- sum, det. Hackel, ef. Stuckert, XLVII, n* 370); La Quiaca, au bord de la riviere, leg. Hauman, février 1916. APPENDICE CLEF DE DÉTERMINATION DES ESPECES ET DES VARIÉTÉS ARGENTINES Les especes mentionnées entre parentheses sont douteuses pour le pays. A. Fleurs latérales de la triade au moins aussi développées que la fleur centrale. I. Fleuxs latérales plus grosses et de ' /, plus longues que la fleur centrale, et plus longuement aristée... H. murinum, sub-sp. leporinum, p. 289. II. Fleurs latérales á peine plus développées que la OO CASO Aa MO (H. murinum), p. 292. B. Fleurs latérales avortées ou beaucoup moins developpées que la fleur centrale. I. Toutes les glumes filiformes ou sétacées, et de méme épaisseur. a) Glumes de 4 a 6 centimetres de long, aréte cen- trale 6 a 10 fois plus longue que la fleur. 1. Fleur médiane ovale de 4-5 millimetres de long, fleurs latérales réduites á un rudi- ment dépassant á peine la fleur fertile.... (H. jubatum), p. 284. 2. Fleur médiane lancéolée, de 6-7 millime- tres de long, fleur latérale tres réduite mais PELO Nemo ai role H. jubatum var. pam- peanum, p. 285. b) Glumes ne dépassant guere 3 centimetres, aréte de la fleur médiane au maximum d fois plus lon- gue que sa glumelle extérieure. 1. Fleurs latérales pourvues d'une aréte dé- passant le tiers inférieur de lVaréte de la tleur médiane. %. Tiges dressées de 20 a 40 centimetres. H. comosum, p. 279 f. Tiges fortement ascendantes de 10 á ZOCONET H. comosum var. hut- j milis, p. 281. 2, Fleur latérale mutique ou brievement aris- tée. 310 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES %. Tiges tres basses, fortement géniculées, épiaá peine deux fois plus long que lar- ge, a barbes tres divergentes et rigides. H. maritimum rar. pa- tagonicum, p. 288. f. Tiges de 20 centimetres 4 1 metre, épi nettement allongé. y Triades de 12 a 22 millimetres de long, á barbes subfasciculées, épis étroits (5-8 mm.), comprimés, a disposition distique ordinairement bien visible (sillon longitudinal sur chaque face). Tige en général éle- vée (aspect de céréale), entreneuds allongéS.....m.o.. 6309 oda coco. HL, secalinum, p. 302. $6 Triades de 12 440 millimetres de long, á barbes tres divergentes, épi assez large (8-15 mm.) peu comprimé, dont les raies séparant les deux rangé de triades sont ordinairement cachées par les glu- mes des épillets latéraux. Tiges de 20 a 40 centimétres formant des touffes denses........ «o... .... H. secalinum var. pu- biflorum, p. 306 ?. $68 Triade de 5 a 10 millimetres de AOS GUN ao . .. H. secalinum var. an- dicola, p. 304. 1. Glume intérieure des fleurs latérales + élargie dans son tiers inférieur et lancéolée glumes centra- les étroites, linéaires ou subulées. a) Plante annuelle, épi large (barbes divergentes) et 244 fois plus long que large......... co. (H.maritimuon),p.286. b) Plante vivace a épis étroits et allongés, plus de 6 fois plus longs que large. 1. Épi de 2-4 millimétres de large, glumes tres courtes se terminant toutes au niveau du sommet des fleurs latérales........... H. chilense var. com- pressum, p. 2767. 2. Épi de quelques 5 millimetres de large, olumes, surtous les extérienres, dépassant nettement le sommet des fleurs latérales.. H. chilense var. muti- Om: cun, p- be La f. intermedia a des leurs latérales plus longuement aristées que celles du type. 2 La fleur médiane est mutique dans le type, aristée dans la f. elongata. ' La fleur médiane est sub-mutique dans le type, longuement aristée dans la f. longeawristata. HAUMAN: HORDEUM SPONTANÉS DE LA FLORE ARGENTINE 311 TI. Glumes des fleurs centrales eb glume intérieure des épillets latéraux nettement lancéolées. a) Épi subquadrangulaire, barbe des triades tres divergentes, glumes élargies, étroitement lan- céolées, épaisses eb non membraneuses....... H. pusillum, p. 296. b) Épi comprimé, a disposition distique bien mat- quée, barbes des triades fasciculées, glumes élargies, membraneuses au moins sur leurs bords, parfois tronquées et aristées......ooooo.ooo..- H. pusillum var. eu- claston, p. 297. TI OUVRAGES CITÉS I. ArBorr, N., eb Kurtz, F., Contribution a la flore de la Terre de Feu. Énumé- ration des plantes du canal de Beagle. Revista del Museo de La Plata, tome VI, page 353 (1896). TH. Aurran, E., £numération des plantes récoltées par Miles Stuart Pennington pendant son premier voyage a la Terre de Feu, en 1903. Revista de la Universidad de Buenos Aires, tome IV, page 287 (1905). TI. Autran, E., Florule du lac Nahuel- Huapi et de ses environs. Boletín del mi- misterio de Agricultura. 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Porrer, Article orge dans Encyclopédie de Diderot et d' Alambert. Botanique par Lamark, tome IV. LVII. RexbLE. Mr. Hesketh Prichard's patagonian plants. Journal of Botany., vol. LXIT (1904). ¡001 HERBIERS CONSULTÉS Outre mes propres collections, j'ai pu consulter les herbiers suivants dont je remercie les propriétaires ou directeurs. Les abbréviations entre parentheses sont celles qui ont été employées dans le texte pour désigner ces collections. Museo de Historia Natural de Buenos Aires (Mus. Hist. Nat.). Museo de Historia Natural de Santiago, Chili. Universidad de Córdoba (Un. Córd.). Facultad de Medicina de Buenos Aires (Fac. Med.). Facultad de Agronomía y Veterinaria de Buenos Aires (Fac. Agr.). Oficina Botánica del Ministerio de Agricultura de Buenos Aires (Min. Agr.). Herbier M. Lillo (Tucumán). Herbier C. Spegazzini (La Plata). Herbier €. Hicken (« Darwinion », San Martín, pres Buenos Aires). Herbier Castillon (Tucumán). Herbier R. Sanzin (Mendoza). Herbier Kurtz (Córdoba). Buenos Aires, juin 1916. HAUMAN: HORDEUM SPONTANÉS DE LA FLORE ARGENTINE 315 INDEX ALPHABÉTIQUE Les noms imprimés en italique sont des synonymes ; les pages indiqueés en chiffres gras sont celles de la description de Vespece . ambignum Doell., 266, 289, 292. . andicola Gris., 266, 302, 304, 305. . andinum Trin., 279. . apertam Phil., 271. . Berteronianum Desv., 306. . brachyatherum Phil., 304. . chilense Brongn., 264, 267, 271, 272, 273, 278, 280, 286, 300, 308. var. compressum (Gris.), 266, 276, 971, 310. forma elongatum Haum., 266, 271, 277, 276. rar. muticam (Presl.), 266, 271, 273, 310. dadas forma longearistatum Haum., 412, 271, 275, 310. var. pseudosecalinum Haum., 266, 211, 272. chilense Hicken, 279. chilense Roem. et Sehult, 272. chilense Speg., 306. coleopterum Phil., 289. na ARA comosum Presl., 264, 265, 266, 268, 273, 278, 279, 280, 283, 284, 305, 307, 308. var. flavescens Desv., 266, 279, 280, 306. var. humilis Desv., 308, 309. var. pubiflorum (Hook.), 266. 266, 279, 280, var. rigida Desv., 266, 279. H. comosum Hackel, 306. H. comosum Skottsberg, 306. H. compressum Gris., 266, 267, 270,271, 274, 275, 276, 277, 298, 300, 303, 306. var. superatum Hackel, 266, 273, 274, 275, 276. var. tenuispicatum 276, 277. H. compressum Hicken, 275, H. euclaston Steud, 266, 293, 294, 295, (Stuckert), 297. H. fleruosum Nees., 266, 295, 294, 295, 297. H. geniculatum AM., 287. H. gracile Phil., 293. H. Gussoneanum Parlat., 287. var. hirtellum, 288. H. halophilum Gris., 266, 3401, 308, 309. H. halophilum Hauman, 362. H. hystrix Roth, 287. H. jubatum L., 263, 278, 280, 281, 282, 283, 284, 286, 304, 308, 309. var. comosum OK., 279, 280. var. lilacinum Speg., 308. var. pampeanum Haum., 266, 268, 285, 309. var. pilosulum Franchet, 285, 306, 308. H. jubatum Autran, 279, 284, 289, 292, 306. H. jubatum Hicken, 279. H. jubatum Hooker, 300. H. leporinum Link., 289, 290. H. maritimum With., 271, 272, 286, 287, 288, 289, 310. subspec. 266, 287. var. patagonieuom Hauman, 288, 310. Gussoneanum — (Parlat.), var. procerius Nees., 274. H. maritimum Hieron., 302. 316 H. murinum L., 266, 267, 284, 291, 292, 301. var. chilense (Brongn.), 289. subspec. lJeporinum (Link.), 278, 289, 291, 309. velutinum Speg., 289, 291. H. murinum auct. div., 289. H. nodosum L., 299, 300, 302. var. H. muticum Presl., 270, 273, 298, + andicola (Gris.), 304. Var. COMpTressum (Gris.), 266, 276. var. var. superatim (Hack.), 266, 271, var. tenuispicatum (Stuckert), on” A16T/6 H. pampeanum Speg., 276, 303. H. pratense Huds., 266, 271, 299, var. Brongniarti Macloskie, 271, 302. var. chilense (Brong.), 271, 2 H. pubiflorum Hook., 266, 300, 306, 308. H. pusillum Nutt., 264, 265, 266, 271, 275, 293, 294, 295, 296, 298, 301, 311. var. euelaston (Steud.), 265, 297, 311. 290, 266, 302. 9079 al, 302. 301, H. 15 tE MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES pusillum auct. div., 297. secalinuam Sehreb., 264, 265, 266, 267, 268, 270, 271, 279, 286, 288, 296, 299, 300, 301, 302, 303, 305, 310. var. andicola (Gris.), 266, 268, 501, 302, 304, 310. forma pusillam Hackel, 266, 305, 306. var. brevisubulatum Trin., 302, 504. var. chilense (Brong.), 266, 270, 271, 272, 273. var. parviflorum Hackel, 266, 268, 302, 304, 305. var. puberulum OK., 300, 302. var. pubiflorum (Hook.), 263, 264, 266, 273, 278, 279, 280, 283, 284, 285, 300, 301. 302, 306, 310. forma intermedia Haum., 266, 301, 307, 308. var. scabriusculum OK., 300, 302. H. secalinum OK., 274. H. stenostachys Godr., 266, 270, 273, 275, 276. H. subfastigiatum Doell., 266, 293, 294, 297. H. violaceum Boiss., 302, 304, 306. NOTES SYSTÉMATIQUES ET ÉTIOLOGIQUES LES FOURMIS ATTINES DE LA REPUBLIQUE ARGENTINE ANGEL GALLARDO Il genere Atta e attualmente uno dei pin dificili della intera famiglia dei Formicidi. Questo vale sopratutto per le specie piccole e mez zane che vanno comprese nei sottogeneri Acromy1 mex e Moellerius. (C. EMERY, 1905.) Cette tribu de la sous-famille Myrmicinae est exclusivement amé- ricaine, si Pon en excepte le genre Proatta, de Sumatra, récemment erée par Forel. Elle est surtout néotropicale. Les antennes de Pouvriere et de la femelle sont de onze articles (de 12 chez les ouvrieres de Pro- atta), avec le dernier plus long et plus épais, formant une sorte de massue rudimentaire. Cette massue est bien développée et constituée par deux articles dans le curieux genre Blepharidatta Wheeler. Les antennes du mále son de treize articles, sauf dans le nouveau genre Pseudoatta quí en a onze seulement, comme la femelle. Toutes les especes dont on connait les habitudes cultivent des champignons pour s'en nourrir. Elles sont bien représentées dans la République Argentine ou Pon trouve 32 formes appartenant a 22 especes avec 2 sous-especes et 12 rarietés distribuées dans les S genres Blepharidatta Wheeler (1 esp.), Apterostigma Mayr (2 esp.) Myrmicocrypta Fred. Smith (2 var. de 1 esp.) Pseudoatta Gallardo (1 esp.), Cyphomyrmex Mayr (1 esp., 1 sous- esp., 1 var.), Trachymyrmex Forel (2 esp. avec 1 var.), Acromyrmer Mayr (avec les sous-genres Acromyrmez (6 esp. avec 1 sous-esp., 4 rar.) et Moellerius (Forel) (6 esp. avec 1 sous-esp. et 1 var.) et Atta Fabricius (2 esp. avec 3 var.). 318 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Leur étude a une grande importance économique a cause des dégáts causés par quelques especes, tres nuisibles a la végétation spontanée ou cultivée, spécialement a Misiones et au Brésil. Je donne une clef des genres pour faciliter la détermination des neutres ; le nouveau genre Pseudoatta Wy figure pas: il est connu seulement par ses formes sexuées. GCLEF POUR LA DÉTERMINATION DES GENRES DES OUVRIERES D'ATTINIT DE LA RÉPUBLIQUE ARGENTINE 1. Antennes de 11 articles, avee une massue bien définie de deux ar- ticles; mandibules triangulaires, avee un petit nombre de dents subégales, profondes gouttieres latérales bordées par les arétes frontales larges et horizontales, lobées en avant et atteignant en arriere les angles occipitaux. BLEPHARIDATTA Wheeler. — Antennes de 11 articles, sans massue ou avec une massue uniar- ticulée. 2. 2. Arétes frontales tres rapprochées et dilatées a leur extrémité an- térieure; clypéus, non distinctement prolongé entre elles. 3. — Arétes frontales éloienées et comprenant Pextrémité postérieure du elypéus. 4. 3. Tégument mat et uni avec des poils longs et fins. APTEROSTIGMA Mayr. — Tésument hérissé de tubercules et V'épines, avec des poils ero- chus et en forme Vécailles. MYRMICOCRYPTA Fred. Smith. L. Sans poils droits sur le corps; fosses antennales généralement pro- longées jusquw'aux angeles occipitaux; poils couchés, en forme WVécailles. OYPHOMYRMEX Mayr. — Corps avec des poils droits, tégument rugueux. 0% 5. Ouvrieres monomorphiques, petites, avec des fosses antennales prolongées jusquwaux angles occipitaux. TRACHYMYRMEX Forel. — Ouvrieres polymorphiques. 6. 6. Ouvriéres pas tres grandes (< 10 mm.),avee quatre paires au moins, WVépines ou tuberenles dorsaux. ACROMYRMEX Mayr. — Onuvriéeres majeures tres grandes (> 10 mm.), avec une seule paire WVépines oceipitales; thorax avec trois paires Vépines ou tuber- | eules dorsaux. ATTA Fabricius. | GALLARDO : SUR LES FOURMIS ATTIA £S DE L'ARGENTINE 319 Gen. BLEPHARIDATTA Wheeler 1915 BLEPHARIDATTA BRASILIENSIS Wheeler 1915 WHEELER, Bull. Mus. Comp. Zool. Harward Coll., t. LIX, n9 7, p. 484-487, fig. 1, nov. 1915. Cette curieuse espece ('Attine, tres simple et primitive, a été dé- crite sur des exemplaires trouvés par Beebe le 15 mai 1915 aux envi- rons de Pará, entre les feuilles mortes aceumulées au pied Yun arbre. J'avais trouvé quelques exemplaires á Alta Gracia (P. de Córdoba) au mois de septembre 1914. Tls sont déposés á la collection du Mu- séum (9 11.150). M. Bruch a recu de moi quelques exemplaires de la méme provenance. On ne connaít que Pouvriéere et rien de leurs ha- bitudes. Gen. APTEROSTIGMA Mayr 1865 APTEROSTIGMA PILOSUM Mayr 1865 MAyYrk, Reise Novara. Zool., 11,1. Formicid., p.113, Q , (3% lam. IV, p. 35.1865. — Verh. Zool. Bot. Gres. Wien., XXXVII, p. 554, Y. 1887. FokrEL, Biol. Cent. Amer. Hymen., VI, p. 37. 1900. Brucn, Cat. Rev. Mus. La Plata, t. XIX, 217. 1914. Signalé de Misiones par Bruch. Manque aux collections du Mu- séum. APTEROSTIGMA STEIGERI Santschi 1911 SANTSCHI, Bull. Soc. Ent. France, p. 52. 1911. $. — Rev. Suisse Zool., t. XX, p. 529. 1912. Q. BruUcH, Cat., p. 217. 1914. Supl. Cat., p. 529. 1915. (Buenos Aires.) Un exemplaire Q (n% 10.778), pris pas M. Angel Zotta, préparateur au Muséum, a Palermo (pres de Buenos Aires) au mois de novenm- bre 1911. 322 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Premier segment du gaster légerement déprimé dans la partie mé- diale supéro-antérieure. Les suivants, peu apparents dans la Q vier- ge dont le gaster est globuleux, se distendent dans la Q féconde (fig. 1), montrant une couleur jaune brunátre de leur chitine moins pis- mentée. Tres luisante et en général lisse. Des rides radiantes autour de P'élé- vation frontale portant les ocelles. Seutellam et cótés du mésonotum rugueux. Pleures thoraciques ruguenses ponetuées. Seements du gas- ter chagrinés, sauf le premier qui est lisse. Le points piligeres portent des soies couttes, jaunes, épaisses, plus longues a Vextrémité distale des tibias et des tarses, au bord du elypéuns, des mandibules et des plaques génitales. Pubescence nulle, excepté sur le funicule, dont les premiers articles portent des poils couchés et les derniers une fine pu- bescence oblique jaunátre. Daiguillon rudimentaire comme dans les autres femelles d'Attines. Trois exemplaires désailés. D'un de Misiones, pris par M. le docteur Marelli au moins de fé- vrier 1915, est celui représenté par la figure 1 a gaster dilaté. Un autre a été pris a Bella Vista au mois de février 1916, par mes enfants et le troisieme a La Plata par M. Angel Zotta au mois de mars 1916. D'exemplaire de Misiones était envoyé avee deux ouvrieres de Moellerius Balzani, espece a laquelle ne peut appartenir cette femelle par ses caracteres particuliers bien différents. Emery dit, Vautre part, que la Q de M. Balzani ales yeux plats comme Pouvriere et les angles occipitaux arrondis et sans épine marquée. (Mem. Accad. Se. Bologna, t. IT, sér. 6%, p. 112. 1905). (Fig. 2). 0 L. 5,5 mm. Brun rouge tres foncé, presque noir. Téte semblable a celle de la femelle mais plus petite et plus étroite. Les épines supérieures du pronotun fortes, un peu courbées en arriere, les inférieures réduites a des tuberecules peu visibles. Tres luisant; partie antérieure de la téte longitudinalement striée, pronotum et partie antérieure du seutellum ponctuée. Le reste lisse et sans seulpture, sauf les points piligeres d'ou partent des poils fau- ves, coutts et espacés. Stipes jaune-rougeatre, a extrémité tronquée rectangulairement, comme le montre la figure 2. Ailes brun-jaunátre, sans ptérostigma, a cellule radiale fermée, une cubitale fermée deux fois plus longue que large et sans discoidale. Longueur de Paile antérieure 5,5 mm. Ce mále, tres semblable a la femelle par sa taille et sa structure, a GALLARDO : SUR LES FOURMIS ATTINES DE L'ARGENTINE 323 été pris par mes enfants á Alta Gracia (P. de Córdoba) au mois de mai 1915. Les antennes ont que onze articles comme celles de la femelle, tan- dis que les máles des Attines ont treize articles. J'ai beaucoup hésité pour déterminer cette forme aberrante, dont on ne connait pas les ouvrieres. Finalement je me suis décidé a créer un nouveau genre et Py joindre les femelles si semblables que je me erois autorisé a con- sidérer de la méme espece. Fig. 2. —Pseudoalta argentina gd Xx 10 Quoique le nombre réduit des articles du funicule du mále Véloigne de toutes les Attines, Pensemble de ses caracteres le rapproche de cette tribu, surtout des máles de Myrmicocrypta. Ce sera probable- ment un parasite social autres Attines. Gen. CYPHOMYRMEX Mayr 1862 CYPHOMYRMEX RIMOSUS (Spinola) Emery 1851-1894 Cryptocerus rimosus. SPINOLa, Mem. Accad. Se. Torino, t. XUI (ser. 2), p- 65, 4, Of. 1851. SMITH, Trans. Ent. Soc. London, t. 1 (ser. 2), p. 223. 1854. Ibidem, t. 1 (ser. 32), p. 409. Meranoplus difformis. SmrrH, Cat. Hymen., VI, p. 195, $. 1858. Trans. Ent. Soc. London, t. 1 (ser. 3), p. 413. Cyphomyrmex minutus. Mak, Verh. Zool. Bol. (Gres. Wien, t. MIL, p. 691, ?. 1862. Cataulacus deformis, RoGer, Berlin, Ent. Zeitseh., t. VI, p. 210. 1865. Cyphomyrmex steinheli. ForeL, Bull. Soc. Vaud. Se. Nat., t. XX (ser. 2), p. 368, $. 1884. MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Premier segment du gaster légerement déprimé dans la partie mé- diale supéro-antérieure. Les suivants, peu apparents dans la Q vier- ge dont le gaster est globuleux, se distendent dans la Q féconde (fig. 1), montrant une couleur jaune brunátre de leur chitine moins pig- mentée. Tres luisante et en général lisse. Des rides radiantes autour de Pélé- vation frontale portant les ocelles. Seutellam et cótés du mésonotum rugueux. Pleures thoraciques rugueuses ponetuées. Segments du gas- ter chagrinés, sauf le premier qui est lisse. Le points piligeres portent des soles courtes, jaunes, épalsses, plus longues a Pextrémité distale des tibias et des tarses, au bord du elypéuns, des mandibules et des plaques génitales. Pubescence nulle, excepté sur le funicule, dont les premiers articles portent des poils couchés et les derniers une fine pu- bescence oblique jaunátre. DPaieuillon rudimentaire comme dans les autres femelles d'Attines. Trois exemplaires désailés. Dun de Misiones, pris par M. le docteur Marelli au moins de fé- vrier 1915, est celui représenté par la figure l a gaster dilaté. Un autre a été pris a Bella Vista au mois de février 1916, par mes enfants et le troisieme a La Plata par M. Angel Zotta au mois de mars 1916. D'exemplaire de Misiones était envoyé avee deux ouvrieres de Moellerius Balzanit, espece a laquelle ne peut appartenir cette femelle par ses caracteres particuliers bien différents. Emery dit, Vautre part, que la Q de M. Balzami ales yeux plats comme Pouvriere et les angles oecipitaux arrondis et sans épine marquée. (Mem. Acead. Se. Bologna, bt. IL sér. 62, p. 1112. 1905): (Fis. 2). FL. 5,5 mm. Brun rouge tres foncé, presque noir. Téte semblable a celle de la femelle mais plus petite et plus étroite. Les épines supérieures du pronotum fortes, un peu courbées en arriere, les inférieures réduites a des tubercules peu visibles. Tres luisant; partie antérieure de la téte longitudinalement striée, pronotum et partie antérieure du seutellum ponctuée. Le reste lisse eb sans seulpture, sauf les points piligeres (ou partent des poils fau- ves, courts eb espacés. Stipes jaune-rougeátre, a extrémité tronquée rectangulairement, comme le montre la figure 2. Ailes brun-jaunátre, sans ptérostigma, a cellule radiale fermée, une cubitale fermée deux fois plas longue que large et sans discoidale. Longueur de Paile antérieure 5,5 mm. Ce mále, tres semblable a la femelle par sa taille et sa structure, a GALLARDO : SUR LES FOURMIS ATTINES DE L'ARGENTINE uy pa o été pris par mes enfants a Alta Gracia (P. de Córdoba) au mois de mai 1913. Les antennes Wont que onze articles comme celles de la femelle, tan- dis que les máles des Attines ont treize articles. J?ai beaucoup hésité pour déterminer cette forme aberrante, dont on ne connait pas les ouvrieres. Finalement je me suis décidé a créer un nouveau genre et WVy joindre les femelles si semblables que je me erois autorisé a con- sidérer de la méme espece. Fig. 2. —Pseudoatta argentina gd x 10 Quoique le nombre réduit des articles du funicule du mále Péloigne de toutes les Attines, Pensemble de ses caracteres le rapproche de cette tribu, surtout des máles de Myrmicocrypta. Ce sera probable- ment un parasite social autres Attines. Gen. CYPHOMYRMEX Mayr 1862 CYPHOMYRMEX RIMOSUS (Spinola) Emery 1851-1894 Cryptocerus rimosus. SPINOLa, Mem. Accad. Se. Torino, t. XUT (ser. 2), p: 65, 9, Of. 1851. SMITH, Trans. Ent. Soc. London, t. II (ser. 2), p. 223. 1854. Ibidem, t. 1 (ser. 32), p. 409. Meranoplus difformis. SmitH, Cat. Hymen., VI, p. 195, $. 1858. Trans. Ent. Soc. London, t. 1 (ser. 3), p. 413. Cyphomyrmex minutus. Mak, Verh. Zool. Bol. Ges. Wien, t. XIL, p. 691, $. 1862. Cataulacus deformis, Rocker, Berlin, Ent. Zeitsch., t. VIL, p. 210. 1863. Cyphomyrmex steinheli. FokrEL, Bull. Soc. Vaud. Se. Nat., t. XX (ser. 2), p. 368, $. 1884. 324 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Cyphomyrmex deformis. FokrL, Bull. Soc. Ent. Italiana, t. XX (ser. 2). p. 55. 1890. Cyphomyrmex rimosus. ForkL, Biol. Cent. Amer., p. 40. 1900. EmerY, Bull. Soc. Ent. Italiana, t. XX, p. 224-225. 1894. Bruc, Cat., p. 217. 1914. Signalé pour Misiones par Emery et Bruch. Nous ne le possédons pas. CYPHOMYRMEX RIMOSUS (Spinola). var. PENCOSENSIS ForrL 1914 FOREL, Bull. Soc. Vaud. Sc. Nat., t. L, n* 184, p. 281, Y. 1914. BRUCH, Supl. Cat., p. 529. 1915. Le type est de Alto Pencoso (San Luis). Dans la collection du Mu- séum il y a un exemplaire de Buenos Aires, un de Tandil (P. de Buenos Aires) et un autre de Alta Gracia (P. de Córdoba) déterminés par M. le Prof. Wheeler. CYPHOMYRMEX RIMOSUS (Spinola) sous-esp. TRANSVERSUS (Emery) 1905 EmerY, Bull. Soc. Ent. Haliana, t. XXXVII, p. 161, $. 1905. Brucn, Supl. Cat., p. 529. 1915. (Salta, Tucumán.) Quelques exemplaires donnés par M. Bruch. Gen. TRACHYMYRMEX (Forel) 1893 Ce sous-genre (P'Atta, sensu lato, est considéré par Emery comme sous-genre de Oyphomyrmezx, tandis que Forel préfere le placer dans le genre Acromyrmex, détaché VW'Atta par Emery, Dans un travail antérieur (An. Mus. Nac. Buenos Aires, t. XXVIII, p. 241-252, 1916) Pai proposé de le considérer comme un genre indépendant intermé- diaire entre Cyphomyrmex et Acromyrmex. TRACHYMYRMEX PRUINOSUS (Emery) 1905 Atta (Trachymyrmex) pruinosa. Emery, Bull. Soc. Ent. Italiana, t. XXVI, p. 163, fig. 25, Y. 1905. GALLARDO : SUR LES FOURMIS ATTINES DE L'ARGENTINE 32: a] gl GALLARDO, An. Mus. Nac. H. Nat., Buenos Aires, t. XXVIII, pl. VII, VIIL, IX, fig. 3, 4, 5. Q, Of. 1916. BRUCH, Cat., p. 217. 1914. (Tandil.) J'ai trouvé plusieurs nids a Bella Vista aux environs de Buenos Aires. J'ai décrit les Q etles Sí, donnant des figures des trois castes et quelques observations sur les habitudes de ces fourmis, Dayant rien á ajouter a mon travail antérieur. TRACHYMYRMEX IHERINGI (Emery) var. TUCUMANA Forel 1914 ForkL, Bull. Soc. Vaud. Se. Nat., t. L, n* 184, p. 282, $. 1914. (Tucumán.) Pai connu cette fourmi par un exemplaire de Tucumán donné par M. Bruch. Il est facile de la séparer de 7. pruinosus par le grand lobe a la base du scape des antennes. Gen. ACROMYRMEX (Mayr) 1865 Ce sous-genre a été séparé V'Atta par Emery en 1913. Il com- prend plusieurs especes a ouvrieres polymorphes, réparties en deux sous-genres Acromyrmex et Moellerius Forel. Les Acromyrmez, s. str. sont caractérisés par Vexistence de Pépine supraoculaire et le bord extérieur sinué des mandibules, tandis que les Moellerius, a téte plus large et avec les angles occipitaux plus ar- rondis, ont pas Vépine supraoculaire et le bord extérieur des man- dibules présente une seule courbure. Pour faciliter la détermination je donne des clefs analytiques sur la base de celles d'Emery publiées dans les Mem. R. Accad. Se. Bolo- gna, t. IL (ser. 6), p. 1085, 109 et 110. 1905. CLEF POUR LA DÉTERMINATION DES MALES DES ESPECES D'ACROMYRMEX DE La RÉPUBLIQUE ARGENTINE 1. Mandibules étroites a cótés paralleles. striatus Roger. — Mandibules triangulaires dentées. 2. 326 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES 2. Gaster luisant. 3. — Gaster mat. 5. 3. Angles occipitaux arrondis, sans dents. lobicornis Emery. — Angles occipitaux plus ou moins marqués et armés une créte, avec ou sans dents. 4, 4. Bord extérieur des stipes prolongé en arriere en pointe mousse: bord masticatoire des mandibules plus long. — Lundi Guérin. — Bord extérieur des stipes arrondi dans la partie postérieure, bord masticatoire des mandibules plus court. Heyeri Forel. 5. Stipes bisinuées du cóté médial. 5. — —B5tipes autrement conformées. De 6. Couleur noire. niger F. Smith. — —Couleur ferrugineux jaunátre. coronatus F. sous-esp. subterraneus Forel. 7. Stipes avec une dent médiale mousse, suivie (une échanerure avec une lamelle transparente. ? ambiguus Emery. — Stipes avec une dent médiale ajgué, suivie une échanerure sans lamelle transparente. aspersus E. Smith. CLEF POUR LA DÉTERMINATION DES GRANDES OUVRIERES DES ESPECES D'ACROMYRMEX DE LA RÉPUBLIQUE ARGENTINE I. Épine supraoculaire bien développée ou représentée au moins par un tubercule. Bord latéral des mandibules sinué. ACROMYRMEX s. str. 1. Scape avec un lobe a la base. lobicornis Emery. Avec les variétés var. ferruginea Emery, var. pencosensis Forel. — —Scape sans lobe. de 2. Tégument non distinctement ponetué, mat et rugueux par la pré- sence de petits tubercules. ds — Tégument finement ponctué. 5. 3. Épine postoculaire bien développée. 4. — Épine postoculaire faible, plus ou moins réduite á un tubercule aigu, couleur claire. aspersus F. Smith. 4, Couleur tres foncée, au moins les ouvrieres majeures. niger F. Smith. — Couleur claire, jaune ou jaune marron. coronatus 1. sous-esp. subterraneas Forel. 5. Épines médiales au pronotum., quelquetois petites, mais bien mar- quées. Épines latérales du pronotum beaucoup plus petites GALLARDO : SUR LES FOURMIS ATTINES DE L'ARGENTINE 327 que les antérieures du mésonotum ; gaster plus ou moins lui- sant. ambiguus Emery. — —Épines médiales du pronotum tres petites ou nulles. Épines laté- rales du pronotum plus grandes ou presque égales aux méso- notales antérieures ; gaster mat. 6. 64. Couleur noire ou noire rougeátre, sans pubescence abondante. Lundi (Guérin). 6b. Couleur noire ou noire rougeátre, avec une abondante pubescen- ce jaunátre, surtout sur le thorax. Lundi (Guérin) var. pubescens (Emery). 6c. Couleur rouge ferraginenx plus ou moins foncé, pilosité brun rougeátre ou jaunátre. Landi (Guérin) var. Risi Forel. 11. Épine supraoculaire nulle; téte large avec les lobes occipitaux saillants et ronds; mandibules courtes, faiblement courbées par rap- port á un plan et avec le bord latéral non clairement sinué. Sous-genre MOELLERIUS (Forel) Emery. 1. Gaster lisse ou strié, sans tubercules. 2. — Gaster plus ou moins tuberculé, sans stries. D. 2. Sans épines médiales au pronotum, épines épinotales longues, plus ou moins divergentes. de — Avec épines médiales au pronotum, quelquefois tres petites. 4. 3. Gaster luisant, un peu strié a la base; téte striée, sans rugosités intercalées aux stries. striatus (Roger). — Segment basal du gaster plus on moins strié; téte avec des stries séparées pas des rugosités plus ou moins interrompues et anas- tomosées. striatus (Roger) sous-esp. Silvestrii (Emery). 4. Épines épinotales longues divergentes. Bruchi (Forel). — Toutes les épines ¿res cowrtes, épinotales peu divergentes, seg- ment basal du gaster totalement strié. Mmesopotamicus D. sp. 5. Yeux convexes. Heyeri Forel. — Yeux plats. 6. 6. Base du scape avec un lobe. Fracticornis Forel. Avec la var. Joergenseni Forel. — Scape sans lobe, couleur claire. Balzani Forel Nous passerons en revue par ordre alphabétique les especes argen- tines du sous-genre Acromyrmesz. mu e MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Sous-genre ACROMYRMEX Mayr 1865 ACROMYRMEX AMBIGUUS (Emery) 1887 Nom vulgaire : Hormiga negra Atta Lundii var. ambigua. EmerY, Bull. Soc. Ent. Italiana, t. XIX, p. 358 $. 1887. Atta (Acromyrmex) ambigua. Emery, Mem. R. Accad. Se. Bologna, t. Y (ser. 62), p. 118-119, fig. 18, $. 1905. Acromyrmex ambigua. Bruc, Cat., p. 216. 1914. La détermination des exemplaires n” 10.971, de Miramar (P. de Buenos Aires) collectionnés par M. Doello- Jurado a été confirmée par M. le Prof. Wheeler. M. Adolphe Dagobert Holmberg a trouvé dans le bois de P'Estan- cia Plomer, á Las Heras (P. de Buenos Aires) un nid de cette fourmi, dont il wa apporté des exemplaires vivants avee leur jardin de cham- pignons. D'apres Holmberg le nid a une coupole un metre de diametre, couverte avec des débris végétaux, chaumes et feuilles mortes. ll y a plusieurs jardins de champignons un brun blane, dans des cham- bres pas trop grandes, qwon trouve déja a une profondeur de 30 cen- timétres. Les fourmis, plus luisantes qwA. Lundi, construisent des chemins voútés, en tunel, parmi les feuilles mortes. ACROMYRMEX ASPERSUS (1. Smith) 1858 Decodoma aspersa. F. SmrrH, Cat. Hymen. B. Mus., VI, Formicidae, p. 185 pl. X, fig. 17, Q. 1858. Atta rugosa (non F. Smith). FoREL, Rev. Suisse Zool., t. XII, p. 35. 1904. Atta rugosa var. Rochai. FOREL, Zbidem, p. 34. Atta (Acromyrmex) aspersa. ER Mem. R. Accad. Sc. Bologna, t. 11 (ser. 6%), p. 116-117, fig. 14, 15, $, Q, O. 1905. Pai trouvé un grand nombre de ces fourmis de coloration claire, rariant du brun jaunátre á un jaune ferragineux celair, sous de gran- des pierres á la Sierra Chica de Córdoba, pres de Alta Gracia. Ma détermination des exemplaires n* 10.561 et 10.545 a été con- firmée par M. le Prof. Wheeler, qui les a comparés avec des exem- plaires de sa collection déterminés par Forel et Emery. GALLARDO : SUR LES FOURMIS ATTINES DE L'ARGENTINE 329 Je vai trouvé que des ouvrieres de cette espece, non encore signa- lée de la République Argentine. Elle parait tres lucifuge parce que les ouvrieres cherchaient á se cacher apres avoir soulevé la grande pierre quí couvrait le nid. ACROMYRMEX CORONATUS FP. sous-esp. SUBTERRANEUS (Forel) 1893 Atta subterranea. ForreL, 4nn. Soc. Ent. Belgique, t. XXVIL, p. 5934, $ Q. 1893. Atta coronata 1. sous-esp. subterranea. ForREL, Mitt. Schweiz. Ent. (res., p. 301, $. 1901. Atta (Acromyrmex) subterranea. Emery, Mem. R. decad. Se. Bologna. t. 1 (ser. 6%), p. 116,9, Gf. 1905. BRUCH, Cat., p. 216. 1914. Cette espece a été signalée pour Misiones dans le catalogue de Bruch de qui j'ai reca un exemplaire mále. Un exemplaire Q capturé par Zotta á Buenos Aires me semble ap- partenir a cette espece quoiqw'il soit un peu plas petit que le type (10 mm.). Cette femelle a été sans doute transportée par le vent du Nord. Le Muséum possede encore trois exemplaires Q de Misiones, ac- compagnés de quelques ouvrieres, ainsi que Pautres ouvriéres du Pilcomayo. ACROMYRMEX LOBICORNIS Emery 1887 Nom vulgaire : Hormiga negra Atta lobicornis. Emery, Bull. Soc. Ent. Italiana, t. XIX, Y, p. 358. 1887. VON JHERING, Berliner Ent. Zeitsch., t. XXXIX, p. 386, $. 1894. Atta (Acromyrmex) lobicornis. Emery, Mem. Accad. Se. Bologna, t. 11 (ser. 62), p. 120, $, Q, O”. 1905. Acromyrmex lobicornis. BrucH, Cat., p. 216. 1914. Cette espece, bien caractérisée par le lobe á la base du scape, a été signalée par Bruch dans son Catálogo de Córdoba, San Luis, Ca- tamarca, Misiones et Chubut. D'apres Pexamen des nombreux exemplaires de la collection du Muséum on peut distinguer trois formes : 1” Exemplaires completement noirs, queje considere comme appar- tenant a la forme typique, de Santa Oruz, Choele-Choel, Puerto Ma- dryn (Chubut), Pampa Central, Tandil (P. de Buenos Aires) et Resis- tencia (Chaco). 330 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES 2% Exemplaires d'un ferrugineux clair, de Misiones, déterminés par le Prof. Wheeler comme appartenant á la var. ferruginea Emery (Mem. Accad. Se. Bologna, p. 120, 1905) fondée sur des exemplaires de Misiones capturés par Silvestri. 3 Exemplaires Yun ferruginenx plus ou moins foncé avec le gvas- ter plus obseur, noiratre, déterminés par M. le Prof. Wheeler comme var. pencosensis Forel (Bull. Soc. Vaud. Se. Nat., t. L, n” 184, pl. 282, 1914). J'ai des exemplaires de cette coloration de Choele-Choel, La Rioja. San Luis, Córdoba et Misiones. Sur une centaine Vexemplaires étudiés je Wai pas réussi á recon- naitre les caracteres signalés par Forel de la longueur des scapes et des épines épinotales. Les ouvrieres grandes ont des seapes proportionnellement plus courts que les moyennes et petites; la seulpture est plus rugueuse chez les grandes et plus ponctuée chez les petites. Le lobe du seape est aussi variable, tres petit on nul chez les minimes. On serait ainsi conduit a déterminer comme pencosensis les ouvriéres petites et lobi- cornis typiques les erandes du méme nid. Comme les différences de coloration ne sont pas marquées et sont sous Pinfluence de la maturité des individus, je ne trouve pas une séparation bien claire entre les variétés de cette espece. On peut dire seulement que les formes australes sont en général plus noires que les formes du centre et du nord du pays. Les nids de cette espece sont á coupole revétue de petites tiges de bois et de brins de paille. M. Doello-Jurado a observé á Puerto Madryn que tous les nids possedent une sortie spéciale pour extraire les résidus végétaux épuisés par le champignon. Jai trouvé a Tandil un grand nid de cette espéece vigoureuse avec des chemins tres peuplés et bien battus. La coupole avait un meétre et demi de diametre et pres un métre de hauteur. Cette espece est confondue par le public avec la suivante. ACROMYRMEX LUNDI (Guérin) Roger 1830-1863 Nom vulgaire : Hormiga negra Myrmica Lundii. Guérix-MéxkéviLLeE, Foy. Coquille, Zool., 1, 2, p. 206, 0,0 (Brasil. Atta Lundii. RoGer, Berl. Ent. Zeitsch., t. VIL, p. 200-202, $, Q, Of. 1863. Atta Lundi. Mayk, -1nn. Soc. Nat. Modena, t. UI, p. 161. 1868. GALLARDO : SUR LES FOURMIS ATTINES DE L'ARGENTINE 331 Atta Lundii. BerG, 4n. Soc. Cient. Avg., t. XXIX, p. 16. 1890. Atta (Acromyrmex) pubescens var. bonariensis. EmMrerY, Mem. e. Accad. Se. Bologna, t. IL (ser. 6%), p. 120, fig. 20, $. 1905. Atta (Acromyrmex) Lundii. Emery, Ibidem, p. 111. O. Atta (Acromyrmex) Lundii. ForrzL, Ferh. Zool. Bot. Gres. Wien., t. LVITI, p. 349. 1908. Atta (Acromyrmex) Lundii var. bonariensis. ForrL, Mém. Soc. Ent. Belgi- que, t. XIX, p. 181. 1912. Acromyrmex Lundi. Brucu, Cal., p. 216. 1914. Cette fourmi abondante et nuisible, tres répandue dans la Répu- blique Argentine et régions limitrophes, a été décrite en 1530 par Guérin-Ménéville sur des exemplaires máles et femelles sans ailes, celle-ei prises á tort pour des ouvrieres, et rapportées de la cóte bré- silienne par le voyage de la Coquille. Roger a bien décrit toutes les castes, ainsi que le fait remarquer Forel. L'ouvriere provenait de la résion de la Plata. Mayr, Berg, Lynch Arribálzaga et tous les auteurs habitant le pays ont toujours reconnu Pespece de Guérin-Ménéville comme la plus abondante á Buenos Aires et ses environs. Mais Emery a introduit une confusion en déerivant Pouvriere sous le nom de pu- bescens var. bonariensis tout en conservant le nom de Lundi pour les máles. ll a induit en erreur a M. le Prof. von Thering en déterminant comme Lundi les ouvrieres de Moellerius Heyeri envoy és de Rio Gran- de, Pou les diftérences signalées par von Thering entre les m«eurs de Lundi déecrites par Berg et celles qu'il observait. Je considere comme Lundi typique la forme tres foncée, noire ou presque noire, a pilosité obseure et pubescence pen abondante, com- mune dans toute la province de Buenos Aires, Pou provenait Pon- vriéere déerite par Roger. Les exemplaires de Guérin-Ménéville étaient aussi de la région orientale de l Amérique, des cótes du Brésil austral. La collection du Muséum possede de tres nombreux exemplaires de plusieures localités de la province de Buenos Aires, de Cacheuta (Mendoza) et du Chaco. ETHOLOGIE Berg a bien décrit les mcurs et la nidification. Cette hormiga negra, dit-il, abonde partout, elle est la plus nuisible de toutes les espece phytophages. Elle est considérée comme un fléau de la sylvi- culture et en particulier de Phorticulture. Par ses colonies populeuses elle est capable de priver de feuilles dans une seule nuit a des petits 332 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES arbres ou des arbustes. Elles font un nid en grande partie souterrain, Von partent des chemins larges et ramifiés ou Pon voit les ouvrieres allant ou revenant a la récolte des feuilles. Quelquefois les nids sont dans les fondations des bátiments. E. Lynch Arribálzaga '* déecrit le nid comme ayant généralement une grande chambre (nom. vulg. hoya ou olla) pour le jardin de cham- pignons. Les entrées sont situées á une certaine distance de la partie centrale du nid et sont entourées de petites tiges de bois mort. On la détruit soit par Pemploi de gaz asphyxiants ou bien par Pan- cien procedé Vexcaver la nid et dy jeter de Peau pour faire du tout une masse de boue qui retient les fourmis adultes, larves et nymphes, détruissant ainsi toute la colonie. Les habitudes déerites par von Ihe- ring pour A. nigra dans ses fourmis de Rio Grande correspondent assez bien avec celles de Lundi. J'ai conservé pendant plusiers mois une colonie populeuse de quel- ques milliers de fourmis de cette espece dans un grand nid artificiel du type vertical de Janet (An. Mus. Nac. Buenos Aires, t. XXVII, p. 16, fig. 4, 1915). Elles sucent volontiers du suere humide et du sue dVPorange. On voit done que le champignon est pas leur aliment exclusif. Les observateurs qui aftirment avoir trouvé des sues colorés en vert par la chlorophylle dans le jabot des Attines pourraient bien wavoir pas tort. Il est tres probable qu'elles sucent les sues végé- taux pendant la mastication a laquelle elles soumettent les feuilles et autres organes des plantes entrant dans la composition du subs- tractum du jardin de champignons. Ainsi s'expliquerait la préférence des fourmis pour certaines plantes dont le suce leur serait agréable. Ces résidus végétaux sont ensuite épuisés par le champignon qui leur oftre un aliment sueré pour la nourriture des larves et leur fournit une réserve pour la saison froide. Dans le nid artificiel j'ai observé le myrmécophile Attaphila Bergi Bolívar, fuyant les fourmis et évitant leur rencontre. Les fourmis es- sayent de les mordre mais elles ne réussissent généralement pas a les atteindre. On sait quau moment du vol nuptial P-Attapháila se fait transporter par les formes ailées en montant sur leur dos. Wheeler a observé un congénere Attaphila fungicola, bien toléré par Atta terana Buckley aux États-Unis, lécherle tégument des grands ' Informe sore la destrucción de la hormiga minera de Misiones y demás « atas » ó especies dañinas á la agricultura de la República Argentina. Boletín Dirección Gene- ral de la Defensa Agrícola, p. 53-104. 1910. GALLARDO : SUR LES FOURMIS ATTINES DE L'ARGENTINE 333 soldats ('Atta. Wheeler baptise sous le non de Strigilateurs les myr- mécophiles quí se nourrissent de la sorte. Il les considere synoeketes ou hótes tolérés mais ¡j'ai observé que Attaphila Bergi est plutót synechtrane ou hóte persécuté, vue Phosti- lité VA. Lundi á son ésard. ACROMYRMEX LUNDI (Guérin) var. PUBESCENS (Emery) 1905 Atta (Acromyrmex) pubescens. Emery, Mem. R. Accad. Se. Bologna, t. 1 (ser. 6%), p. 20, Y. 1905. Cette forme foncée, avec une pubescence jaune abondante, spécia- lement sur le thorax, a été fondée comme espece indépendante (pu- bescens) par Emery sur des exemplaires du Paraguay. La collection du Muséum possede des exemplaires pubescents de Vile de Martín García, du Carmelo et Fray Bentos (R. de PUruguay). ACROMYRMEX LUNDI (Guérin) var. RISI. ForeL 1908 Atta (Acromyrmex) Lundii (Guérin) var. Risii. FokrrkL, Ferh. Zool. Bot. (Ges. Wien, t. LXIMI, p. 350. 1908. Je considere comme appartenant a cette variété les nombreux exemplaires de la collection du Muséum, Yun rouge ferruginenx, plus ou moins foncé, a pilosité brune rougeátre ou jaunátre, prove- nant de Córdoba (Alta Gracia, Los Cocos), Rioja, Tucumán, Santiago del Estero et Jujuy. Dans le Catálogo de Bruch elle est signalée de Buenos Aires, Córdoba et Catamarca. M. Brueh ra donné deux exemplaires de Córdoba, déterminés par Forel, par lesquels Jai déterminé par comparaison les exemplaires du Muséum, la description de Forel étant tres courte. Les caracteres tirés de la longueur relative des épines pro et mésonotales et des dents du premier neud du pétiole Dont été pour moi Paucune utilité dans cette espece si variable. On peut remarquer que les variétés ferrugineuses Risi et ferrugi- nea VA. Lundi et lobicornis respectivement se trouvent dans les ré- sions centrales du pays, ee qui fait penser a des influences climaté- riques. Lundi typique et ses variétés ont une sculpture finement ponctuée et les épines médiales du pronotum tres petites ou nulles. 334 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Les máles de Lundi ty pique ont le gaster plus luisant que ceux de la variété KRisi. Les stipes ont la forme dessinée par Emery (loc. cit., p. 111, fig. 3). ACROMYRMEX NIGER (I. Smith) 1858 Decodoma nigra. Y. Smrru, Cat. Hym. Brit. Mus., t. VI, p. 186, Q. 1858. Atta hystrix. FokreL, Bull. Soc. Vaud. Sc. Nat., t. XX (ser. 2%), p. 358 (part.). $. Atta octospinosa. ForEL, 4nn. Soc. Ent. Belgique, t. XXXVIL, p. 590-592, $ Q 0. 1893. Atta (Acromyrmex) nigra. Emery, Mem. E. Accad. Sc. Bologna, t. 11 (ser. 6%), p. 116, O”, (fig. 13). 1905. Acromyrmex nigra. Brucn, Cat., p. 216. 1914. Je considere comme appartenant a cette espece si discutée des nombreuses ouvriéeres de la collection du Muséum provenant du Pilco- mayo, Villa Nougues (Pucumán), La Rioja et Misiones. Elles coinci- dent bien avec la deseription donnée par Forel pour Atta octospinosa, laquelle serait 4tta nigra Vapres Emery, tandis que la vraie octospino- sa Reichenbach aurait été déerite par Forel sous le nom de Gintheri. Sous-genre MOELLERIUS (Forel) Emery 1893-1905 ACROMYRMEX (MOELLERIUS) BALZANI Emery 1890 Atta (Acromyrmex) Balzani. EMERY, dun. Soc. Ent. France, t. X (ser. 6%), 4 > ) p. 67, $. 1890. Atta (Moellerius) Balzani. Emery, Mem. KR. Accad. Se. Bologna, t. IL (ser. 63), p. 112. 1905. J'ai de Misiones cinq exemplaires de cette curieuse espece a yeux plats et de coloration claire, qu'on »'avait pas encore signalée a la République Argentine. M. Lyneh Arribálzaga, quí nva envoyé trois des exemplaires de la collection du Muséum, dit (loc. cit., p. 6) avoir trouvé pres de Posa- das (Misiones) cette fourmi rouge pále presque jaune, dans des colo nies peu nombreuses, attaquant seulement des graminées sans pro- duire des dégáts appréciables. GALLARDO : SUR LES FOURMIS ATTINES DE L'ARGENTINE 335 ACROMYRMEX (MOELLERIUS) BRUCHI (Forel) 1912 Atta (Moellerius) Silvestrii Emery sous-esp. Bruchi. FOREL, Mém. Soc. Ent. Belgique, 6. XIX, p. 180, Y. 1912. Bruch, Cat., p. 217. 1914. Atta (Moellerius) Silvestrii Emery var. Bruchi. FokrEL, Bull. Soc. Vaud. Se. VNat., t. XLIX, n* 181, p. 236. 1913. BRUCH, Supl. Cat., p. 529. 1915. Cette forme est plus différente de Silvestrii et de striatus que cel- les-ci entre elles, á cause de la présence Vépines médiales au prono- tum. Je crois qu'elle mérite de constituer une espece séparée, a meil- leur droit que Silvestrii. Je possede trois exemplaires de Buenos Aires, cotypes de Forel, dont Brueh Ya fait cadeau et trois exemplaires de Corrientes un peu plus erands. ACROMYRMEX (MOELLERIUS) FRACTICORNIS Forel var. JOERGENSENI Forel 1913 ForEL, Bull. Soc. Vaud. Se. Nat., t. XLIX, n* 181, p. 34, $, Q. 1913. BRUCH, Supl. Cat., p. 529. 1915. Je possede deux exemplaires Y de la province de Córdoba de cette curieuse espece a seape lobé, appartenant a la var. Joergenseni fondée par Forel sur des exemplaires provenant de Mendoza, a en juger par les fortes rugosités du front. ACROMYRMEX (MOELLERIUS) HEYERI Forel 1890 Nom vulgaire : Hormiga colorada Atta (Moellerius) heyeri. FokrL, Biol. Cent. Amer. Hymen., VI, p. 31, $. 1890. Atta hystrix. BerG, 4n. Soc. Cient. Avg., t. XXIX, p. 15-16. 1890. Atta Lundi. Emery, Bull. Soc. Ent. Italiana, t. XIX, p. 358. 1890. Atta (Acromyrmex) Lundi. voN InrrIxG, Berlin. Ent. Zeitsch, t. XXXIX, p. 387. 1894. Atta (Moellerius) heyeri. Emery, Mem. R. dccad. Se. Bologna, t. 1 (ser. A lO Atta (Moellerius) Heyeri. ForrL, Mém. Soc. Ent. Belgique, t. XIX, p. 179. 1912. Acromyrmex (Moellerius) Heyeri. Bruc, Caf., p. 217. 1914. 336 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Bruch signale cette espece de Buenos Aires, San Luis et Santa Fe. Au Muséum nous avons de nombreux exemplaires du Chaco, Martín García, Montevideo, Carmelo et Fray Bentos (R. de PUru- guay). Von Ihering Pa trouvé a Rio Grande do Sul (Brésil) et Emery en la déterminant comme Lundi a introduit une confusion quí ne faisait pas concorder les observations éthologiques de von Thering, faites en réalité sur Heyerí, avec celles de Berg sur Lundi, espece a laquelle von Tering voulait les rapporter. Pour sa part Berg considérait comme hystrix a Heyeri, comme Jal pu vérifier par Pétude des exemplaires rotulés de la main de Berg, conservés á la collection du Laboratoire de zoologie de PUniversité de Buenos Aires. Le mále de Heyerí ressemble extérieurement a celui de Lundi mais la forme de Parmature génitale est différente comme on peut voir par la figure 4 "Emery (loc. cit., p. 7). ÉTHOLOGIE D'apres Berg ce formicide épineux et tuberculé abonde partout et construit des nids tres bas, souterrains et de grande profondeur. Il le considere comme nuisible mais moins que Lundi. D'aprés une lettre de Lynch Arribálzaga cette fourmi a un nid en coupole de terre meuble, couvert de pailles et de chaumes, sans «u- euone chambre au-dessous du sol; toutes les chambres a champignons sont dans la coupole au-dessus du niveau du sol. De son cóté von Thering donne les renseignements suivants : Le nid Wa que 50 a 60 centimetres de profondeur et consiste en une grande chambre avec une galerie horizontale de 1 á 2 metres de longueur, portant a la sortie entourée de résidus végétaux. Elle attaquerait principalement des graminées. On peut remarquer les différences entre ces descriptions qui tien- nent probablement aux différentes conditions des endroits ou Pon a fait les observations. Pour ma part, je ne connais pas le nid de cette fourmi quí West pas fréquente aux environs de Buenos Aires. GALLARDO : SUR LES FOURMIS ATTINES DE L'ARGENTINE 337 ACROMYRMEX (MOELLERIUS) MESOPOTAMICUS ». sp- (Fig. 3). Nom vulgaire : Hormiga colorada $ L. 6-7 mm. Testacé rougeátre, mandibules plus claires. Téte, sans les mandibules, un peu plus large que longue; la largeur maxima au niveau des lobes occipitaux. Bord occipital profondément échaneré, lobes occipitaux arrondis avec une petite épine occipitale et une autre moindre tuberculée, plus en avant. Cótés de la téte convexes, faiblements convergents en avant. Mandibules larges a 7-9 denticules peu marqués. Bord antérieur du clypéus droit. Lobes fron- taux trapézoides, les arétes frontales visibles entre les stries jus- qwa proximité des lobes occipitaux. Yeux convexes situés au tiers Fig. 3. — Acromyrmez (Moellerius) mesopotamicus Q X 10 antérieur de la téte. Une épine sous la téte au niveau de Veeil. Les seapes surpassent peu (de leur épaisseur) les lobes occipitaux. Pronotum avec des épines médiales petites, les latérales supérieu- res ajgués et courtes, les latérales inférieures dirigées obliquement en avant. Les épines antérieures du mésonotum épaisses et courtes, plus courtes que les pronotales supérieures, les postérieures du mé- sonotum encore plus courtes. Face basale de Pépinotum aussi longue que la déclive. Les épines épinotales fortes, plutót courtes et presque paralleles. Pétiole avec deux crétes supérieures, avec des dents antérieures et postérieures, ces dernieres plus grandes et dirigées obliquement en arriere. Postpétiole avec deux tubercules latéraux et des crétes peu élevées en haut. Luisante. Téte (vue de face) avec des rides séparées et interrom- pues, á peu pres comme M. Bruchi et M. striatus Silvestrit, avec les ANAL. MUS. NAC. — T. XXVII (SEPTIEMBRE 13, 1916) 22 338 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES intervalles entre les rides finement chagrinés. Mandibules striées. Scapes ponctués. Thorax, pétiole et postpétiole rugueux raboteux, avec des rides anastomosées, rendant les pleures réticulées. Gaster non tubereulé, avec le premier segment en grande partie finement strié en long, le reste tres finement chagriné. Pilosité dressée jaunátre, assez abondante sur la téte, le corps et les membres, les seapes inclus. Sans pubescence, les funicules exceptés. Oinq exemplaires (n” 11.296) de San Carlos, pres de Concordia (En- tre Ríos) récoltés par M. Carlos Lloveras qui informe que cette four- mi construit un nid en coupole basse dans les terrains sablonneux. Elle attaque les orangers et les mandariniers cultivés. ACROMYRMEX (MOELLERIUS) STRIATUS (Roger) 18653 Nom vulgaire : Hormiga colorada Atta striata. RocER, Berlin. Ent. Zeitsch., t. VIL, p. 202-203, $, Q, O”. 1865. BERG, An. Soc. Cient. Arg., t. XXIX, p. 17. 1890. Atta (Acromyrmex) striata. Vox IHERING, Berlin. Ent. Zeitsch., +. XXXIX, p. 388. 1894. EmerY, Mem. R. a4ccad. Se. Bologna, t. 11 (ser. 62), p. 110, 1905. Acromyrmex (Moellerius) striata. BrucH, Cat., p. 217. 1914. Cinq exemplaires de San Isidro (Buenos Aires) tout á fait Vaccord avec la description de Roger, avec le gaster luisant et les stries de la téte serrées, sans des rides intercalées. Berg déerit les nids comme petits, en partie elevés sur le sol et construits avec des résidus végétaux. Le nid de San Isidro Wavait pas de coupole, la bouche entourée Vune space de terrain denudé. Elle parait attaquer surtout des gra- minées et des herbes. ACROMYRMEX (MOELLERIUS) STRIATUS (Roger) Sous-esp. SILVESTRII (Emery) 1905 Nom vulgaire : Hormiga colorada Atta (Moellerius) silvestrii. Emery, Mem. R. Accad. Sc. Bologna, t. 1 (ser. 62), p. 110, $. 1905. Atta (Moellerius) Silvestri. SaANtscur, Rev. Suisse Zool., t. XX, p. 530, Q 6 ae 1912. Acromyrmex (Moellerius) Silvestri. Brucn, Cat., p. 267. 1914. Atta (Móllerius) Silvestrii. Bruc, Supl. Cat., p. 526. 1915. GALLARDO : SUR LES FOURMIS ATTINES DE L'ARGENTINE 339 Cette forme est tres afine a striatus, comme le fait remarquer Sant- schi, á tel point que je ne erois pas possible de conserver le rang spé- cifique proposé par Emery. C”est tout au plas une sous-espece et peut- étre méme une variété de striatus, caracterisée par les stries plus espacées et par des rides interrompues et quelquefois anastomosées entre les stries. Le gaster est quelquefois luisant, avec peu de stries á la base, WVautre fois mat, avec le premier segment completement strié. Les épines épinotales sont ordinairement longues, a double courbure et divergentes, mais chez quelques exemplaires ces épines sont droites et presque paralleles. C'est la forme la plus abondante dans la République Argentine, apres A. Lundi et lobicornis. La collection du Muséum possede deux centaines Vexemplaires provenant de Vile de Martín García, Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, Tucumán, Buenos Aires, Pampa Central et R. de PUruguay. Les exemplaires féminins, tous desailés, ont quelquefois tres mar- quées les taches jaunes á bord noir du gaster; Pautres du litoral ont ces taches tres évanouies. Berg avait déja fait remarquer que les femelles de striatus de la sierra de Córdoba ont la téte un peu moins large et moins striée, en partie ragueuse, et les taches jaune soyeux du gaster de forme allon- gée. Ces femelles correspondent a celles de la s. sp. Ñilvestrit. Gen. ATTA Fabricius 1804 D'apres Emery ' dans le genre Atta, sensu stricto, réservé pour les grandes especes polymorphes, á trois paires V'épines thoraciques dorsales, il y aurait á considérer que trois especes: cephalotes L., insularis Guérin et serdens L. Cette derniere est Pespece sud-américaine depuis le nord de la Ré- publique Argentine jusqu'aux Guyanes. Emery divise cette espece ainsi : sexdens sexdens L. ar. bisphaerica Forel. rar. rubropilosa Forel. 1 EMERY, Études sur le Myrmicinae. VI, Les especes d' Atta Fabrice, Ann. Soc. Ent. Belgique, t. LVII, p. 255-61. 1913. 340 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES sexdens laevigata E. Smith. seudens vollenweideri Forel. Dans sa communication préliminaire Emery ne donne pas des rai- sons suffisantes pour rejeter la division usuelle en plusieurs especes, avec des meurs différentes et méme avee des noms vulgaires pro- pres. Je suivrai done plutót la division de Forel, avec quelques altéra- tions que je erois pouvoir déduire de ses derniers travaux. CLEF POUR LA DÉTERMINATION DES GRANDES OUVRIERES (10 MM. ET PLUS) DES ESPECES DU GENRE 4A77A DE LA RÉPUBLIQUE ARGENTINE 1. Téte mate, avec des poils rougeátres. sexdens (L.) var. rubropilosa Forel. Téte plas ou moins luisante, sans poils sur le devant. Ze 2. Lobes oecipitaux plus ou moins luisants, avec de eros points et des points fins intercalés. Vollenmiceideri Forel. — Lobes occipitaux tres luisants, sans points fins, les gros tres eflacés. 3. 3. Rouge cerise. Vollenweideri Forel var. saltensis (Forel). — Brun noirátre ou noir. Vollenweideri Forel var. obscurata d. var. ATTA SEXDENS (L.) var. RUBROPILOSA Forel 1908 Nom vulgaire : Hormiga minera Formica sexdens. LINNEUS, Syst. Nat. 10%e édit. p. 581. 1758. Formica sexdentata. LarrrILLE, Hist. Nat. Fowmis, p. 228, $, Q. 1802. Atta sexdens. FABRICIUS, Syst. Piez., p. 422. 1804. Decodoma sexdentata. FreD. SmITH, Cat, Hymen. B. Mus., t. VI, p. 183, $. 1858. Decodoma abdominalis Prrb. Smrra, /bidem, p. 184, Q. 1858. Decodoma sexdens. MaYk, Verh. K. K. Zool. Bot. Ges. Wien, t. XUL. p. 385. 1863. Atta sexdens. BERG, du. Soc. Cient. Avg., t. XXIX, p. 16. 1890. Atta sexdens var. rubropilosa. ForrL, Verh. K. K. Zool. Bot. Ges. Wien, t. 348, $, Q,O'. 1908. Atta sexdens. Brucn, Cat., p. 216. 1914. Nombreux exemplaires provenant de Misiones. GALLARDO : SUR LES FOURMIS ATTINES DE L'ARGENTINE 341 M. le Prof. Wheeler a déterminé les numéros 10.932 et 5558. Tls coincident tres bien avec la description de Forel. Cest la fourmi nuisible de Misiones. ÉTHOLOGIE M. E. Lynch Arribálzaga dit dans son Informe, etc. : «Elle vit dans les « terres rouges » argilo-sablonneuses tres ferrugi- neuses de Misiones et de Corrientes, surtout sur les rives du fleuve Uruguay. On ne la trouve pas dans les bois de Misiones. « Elle construit des nids énormes, dont la surface atteint jusqu'a une hectare et la profondeur jusqw'a dix metres. Il y a plusieurs cham- bres unies par des galeries. Les entrées dépassent quelquefois le nom- bre de 250 et sont munies un cratere de terre meuble ». La destruction de ces fourmis est un probleme économique de gran- de importance, en vue des dégáts qwelles causent a Pagriculture. On a essayé Panhydride sulfureux, Panhydride arsénieux, le sulfure de carbone, les vapeurs de naphtaline brúlée avec de la sciure de bois. Tous ces gaz sont soufflés dans le souterrain au moyen des appa- reils pourvus de ventilateurs rotatifs jusqua ce que la fumée sort par les entrées lointaines. ATTA VOLLENWEIDERI Forel 1893-1912 Nom vulgaire : Hormiga isaú Atta sexdens L. sous-esp. Vollenweideri. ForkL, 4nn. Soc. Ent. Belgique, t. ART pp. 88 0) OS: Atta Vollenweideri. ForkEL, Mem. Soc. Ent. Belgique, t. XIX, p. 179. 1912. ForEL, Bull. Soc. Vaud. Sc. Nat., t. L, n% 185, p. 358. 1915. BRUCH, Supl. Cat., p. 529. 1915. Atta levigata Smith sous-esp. Vollenweideri. FokrkL, Bull. Soc. Vaud. Sc. Nat., t. XLIX, n* 181, p. 237. 1913. BRUCH, Cat., p. 216. 1914. Signalée par Bruch, de Santa Fe, Santiago del Estero et Salta. Nombreux exemplaires dans la collection du Muséum provenant de Santiago del Estero, Catamarca, Chaco. Les numéros 5751 et 10.905 ont été déterminés par Wheeler et comparés avec des cotypes de Forel. 342 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES ETHOLOGIE M. E. Lyneh Arribálzaga dit dans son Informe que cette fourmi de Santa Fe, Corrientes et Paraguay construit des nids surmontés Pune coupole basse avee de nombreuses entrées munies Vun cratere. Des valeries nombreuses unissent les chambres a champignons. Ces cham- bres ont de 10 a 12 centimetres de diametre. Les coupoles ont ordinairement 3 a 5 metres de diametre et 30 a 60 centimetres de hauteur, mais on a vu des coupoles de plus de 20 metres de diametre et de 2,30 metres de hauteur, suarmontant un nid de pres de S metres de profondeur. Les galeries et les chambres sont toutes sous la conpole et les entrées sur elle. Le P. Guevara ' dit a propos de ces fourmis : «Otras hay q* los Guaranis llaman Izau, y merecen el nombre de Taladoras. Tres estados podemos distinguir en ellas : El primero quan- do chicas recien salidas del huevo : estas quanto tienen de pequenas, tanto tienen de rabiosas, y se ceban con insaciable hambre enquanto encuentran : desdichado el muchacho que hallan descalzo : le acome- ten, le hinean sus agudos dientes, y por mas dilix* q* ponga en des- prenderlas, no soltarán hasta en sangretarle. Estas tienen la incum- bencia de abrir el agujero, y ensancharlo p* q* las maiores salgan sin tropiezo, y tengan algun descanso en la fatiga lavoriosa de su agradecida familia. «Por el haujero salen vnas hormigas con alas á manera de abis- pas, y en ellas se verifica. q" p” su mal le nacen a las hormigas las alas : porq” ho son de limitada duracion por nraleza. 0 acaban sus dias en el vientre de los paxatillos, especialm'” dela Tixereta que ha- lan delicado pasto en estos volantes exercitos. Tras estas salen otras q” constituien el tercer estado, y son las Madre hormigas q* solo to- man alas para dilatar con nuevas Colonias la familia, y buscar lugar retirado para el establecimiento de vna poblacion numerosa. Es poco lo q" buelan, porq* luego se les caen las alas, y ellas caen a Tierra con el peso de una bolsa grande como un garbanzo q* deposita los hue- vos destinados a propagar la Especie. «Como son mui laboriosas empiezan luego con sus patillas acavar 'P. José GUEVARA, Historia del Paraguay, Rio de la Plata y Tucumán, écrite vers 1760, et publiée dans les Anales de la Biblioteca Nacional, tome V, ayec une introduction et des notes par M. Paul Groussac, Buenos Aires, 1908, p. 150-151. GALLARDO : SUR LES FOURMIS ATTINES DE L'ARGENTINE 343 la Tierra, y enla profundidad de vna cuarta dexan algunos huevos, los bastantes para fixar los fundamentos de nueva poblacion. Conti- nuan elexercicio de Cavadoras, profundandola Cueva, y halli dexan se- gunda porcion de huevos. De esta manera profundando mas, y mas, hasta dos brazas, (rara industria, y teson infatigable) vna sola madre hormiga propaga la especie con numerosas Colonias. Que havitaz” previene el Izau p? sus tiernos hijuelos? Que alimentos prepara y” tanta multitud? Como vna sola madre fomenta tantos huevos deposi- tados en tantos lugares? Es misterioso arcano q” no nos consta : lo cierto es q” aunq” no alcaneemos los Caminos de la nraleza, ella no espera la humana direccion p* plantear soberanas ideas, y pa: sarlas ad execucion. » Beaucoup plus seientifiques sont les renseignements suivants don- nés par le célebre zoologiste espagnol Félix de Azara ' quí habita le pays depuis 1781 jusqwa 1501: « Pour revenir a la description de mes fourmis, il y en a une autre rougeátre et grande, quí forme, avec la terre qwelle tire par ses exca- rations, des segmens de sphéere ou mottes, dont le diametre a quel- quefois douze pieds a la base et trois dans sa plus grande hauteur. On voit á la surface une multitude de portes bien distribuées; eta chacune aboutit un chemin large de deux pouces et tres propre, qui s'étend en droite ligne a moins de trois cents pas. «De chacun de ces chemins sort une procession qui retourne char- sée de petits morceaux de feuilles. Je ne doute pas qwelles ne man- geassent aussi des graines ; mais elles sont rares dans les pays ineul- tes. Comme il y a autant de processions que de portes et de chemins, et que ceux-ci sont tous divergens comme les rayons Pun cercle, on peut supposer que chaque fourmiliere est composée de différentes so- ciétés. Une des mules de mon équipage, passant sur une de ces fou- miliéres que des pluies abondantes avaient ramollie, s'y enfonga de maniére qW'á vingt pas de distance je ne lui voyais que la téte, quol- que la mule fút debout. «Telle est la erandeur du souterrain formé par ces fourmilieres. «Voyageant un jour, au mois de janvier, vers les 32 degrés de lati- tude, oi cette fourmi est tres abondante, je vis en Pair une éruption si considérable de ces individus ailés, que je fis trois lieues au milien de cet essaim. Les habitants de la ville de Santa Fe, quí est de ces cóotés-la, vont á la chasse de ces fourmis ailées : on en prend la partie postérieure, qui est fort grasse, on la fait frire et on la mange en * Voyages dans Y Amérique méridionale, p. 197-199. Paris, 1809. 344 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES omelette ; ou bien, apres les avoir fait frire, on les passe au sirop et on les mange comme des dragées ». Au Brésil on mange encore aujourd'hui le gaster des femelles, nommées tanajúra, des Atta sexdens L. dont les ouvrieres sont vulgai- rement connues sous le nom indigene de saúvas ou salvíbas .. ATTA VOLLENWEIDERI Forel var. SALTENSIS (Forel) 1915 Atta levigata Smith var. saltensis. FOREL, Bull. Soc. Vaud. Se. Nat., t. XLIX, n* 181, p. 257. 1913. M. Bruch wa fait cadeau de trois exemplaires cotypes de Forel. lls ressemblent beaucoup a Vollenweideri, mais ils sont encore plus lhuisants. Je ne comnais pas levigata mais Vapres ce que dit Forel (p. 235) cette varieté a la taille de Vollenweideri a laquelle elle ressem- ble plus qwa levigata. Je crois done devoir attribuer la variété a Vollenweideri. ATTA VOLLENWEIDERI Forel var. OBSCURATA ». var. : Je possede quatre exemplaires numéro 11.487 provenant de Santia- go del Estero, tres luisants et peu ponctués, comme saltensis, mails VPune coloration beaucoup plus foncée, brun noirátre ou presque noire que je considere comme une nouvelle variété. Hs sont un peu plus petits que Vollenweideri, mais je ne sais pas Sl y a des individus plus grands que ceux que je possede (10 mm.). ' E. Roquerte PINTO, Dinoponera grandis, p. 13. Río de Janeiro, 1915. LAS DIFERENTES LARVAS DE LANGOSTAS QUE ACOMPAÑAN A LAS GRANDES MANGAS DE LA SALTONA DE SCHISTOCERCA PARANENSIS Brkn. POR CARLOS A. MARELLI Homenaje al Primer Congreso de Ciencias Naturales. CAPÍTULO I INTRODUCCIÓN Las grandes mangas de la saltona común que en el estado adulto constituye nuestra langosta voladora y cuyo nombre científico es Sehistocerca paranensis (Burm.) Brun. suelen ser acompañadas por otras saltonas que se diferencian bastante de ellas. Este hecho elemental de la posible convivencia de otras especies del mismo género o de otros géneros de ortópteros, y del cual en la literatura zoológica se hallan menciones por Bruner, Lyneh Arribál- zaga y por Cousandier, las de éste para las mangas de la langosta de Europa donde con las agrupaciones invasoras en Italia por ejemplo, en las provincias centrales, se ha notado un seis o siete por ciento de Pachytilus nigrofasciatus, el Delticus albifrons y Ephippigera Zelleri mezclarse y andar confundidas con el Caloptenas italicus, no siendo conocida hasta entonces la razón y los efectos de esta mezcla parcial de las diferentes especies de langostas. Por otra parte, el mismo Cousandier refiere que nunca se ha obser- rado hasta aquella fecha en las grandes agrupaciones de los insectos que invaden nuestro territorio, que se hayan agregado individuos ANAL. MUS. NAC. — T. XXVIII (SEPTIEMBRE 29, 1916) 23 346 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES pertenecientes o representantes mejor dicho de otras especies, sólo en una parte infinitesimal se ha visto una que otra langosta diferente como ser Locusta viridissima confundirse aislada en las grandes mangas. Con estos antecedentes sobre la presencia de larvas distintas de la común y dada su importancia con respecto a la biología de la langos- ta, de la que tanto desconocemos, resolvimos en la Sección de Zoología a la que pertenezco, visitar aleún punto adonde abundasen las salto- nas y observar las diferencias que presentan; disponiendo de la revi- ción de algunas mangas en Marcos Paz, Ferrocarril oeste, partido al cual nos hemos trasladado, a la chacra «Macachines » del señor Emi- lio B. Morales; donde utilizando las barreras que protegían su propie- dad, se podía en un espacio de teyreno de un metro y medio de ancho por 500 de fondo reunirlas a centenares de miles, desde los maizales próximos y recoger aquellos ejemplares que por su aspecto no se parecían con los de la saltona de la voladora común. Nuestras mangas son acompañadas también por especies que no pertenecen al género Sehistocerea, como refiere Cousandier para la langosta de Europa que no son del género dominante sino de otros: hemos hallado saltonas de Zopidacris eristata (Linn.) o langosta negra la que como es sabido es una buena voladora y se agrega a las man- sas de Sehistocerca paranensis Burm., muchos ejemplares jóvenes de ambos sexos de Elaeochlora viridicata Serv. que también suelen acom- pañar a SN. paranensis, aparte de otros ortópteros que ocasionalmente se encuentran en los campos por donde cruzan las saltonas y quedan incluídas a sus mangas. Como nuestro objeto era especialmente el de observar las larvas de Sechistocerca pude así tener un cierto número de individuos de cada forma y ocurría que después de ver a un ejemplar de distinto color y de haber querido cautivarlo era impo- sible volverlo hallar, con rapidez desaparecía y se hacía invisible entre las demás saltonas de la especie más común. Dadas estas con- diciones miméticas era difícil verlas sobre el césped o entre el maiz, el color verde con todas las matizaciones más o menos fuertes que caracteriza a algunas formas y los tintes de color térreo o canela de otras, se perdía entre las hojas más o menos comidas y entre los terro- nes del suelo cultivado, pero diferían sensiblemente de la saltona de S. paranensis y eran, casi todas, dentro de la variedad a que pertene- ctan de un color uniforme. Guiándome, pues, por estas diferencias de color separé varias series que he repartido del siguiente modo: saltonas verdes; saltonas de color más o menos amarillo o amarillento con color verdoso, de las cua- MARELLI : LAS DIFERENTES LARVAS DE LANGOSTAS 34 les he visto un número muy reducido y después de éstos los ejempla- res de color de canela y al fin una forma que tenía todos los carae- teres exteriores de la S. paranensis, con la diferencia esencial de que las partes amarillas de ésta eran en aquella de color verdoso y el negro en vez deser tan intenso como en ella era más o menos pardo. 3runer refiere que la saltona de la langosta común en completo desarrollo se halla bien caracterizada, comparada con sus parientes cercanos. La cara y el protórax es de un color negro completo y la distinguen al momento tanto de la peregrina como de la americana que tienen en vez de ese color las caras con tintes más claros y úni- 'amente un poco de negro en los costados del tórax. Se puede dife- renciar asimismo de la americana por su cabeza mucho más grande. También se distinguiría la americana de la peregrina, en primer lu- gar por el tamaño pequeño de la cabeza de esta última, comparada con la de aquélla y en segundo lugar por sus colores respectivos. En la americana, toda la cara o en realidad toda la cabeza, es de color anaranjado con excepción de la corona y de una línea debajo de cada ojo, mientras que en la peregrina es amarilla la parte de la cara que se halla arriba del labio superior siendo lo demás de la cabeza de un color pardo obscuro. Tratándose de un punto en el cual se le da importancia al color y a su distribución, era necesario realizar un examen sobre un mate- rial más abundante para controlar las afinidades que existen entre las distintas formas de saltona y los adultos con relación a las espe- cies deseriptas y conocidas en el país : S. paranensis, 5. pallens, 8. HAavofasciata, S. cancellata y $. americana, además de las otras es- quistocercas : SN. exsul, S. damnifica, ete. Se comprende que dada la variabilidad de los individuos en el es- tado de larva como se verá ampliamente en las descripciones, no se ha de extrañar de las dificultades que surgen en la clasificación de los adultos; y los errores cometidos por entomólogos muy preparados sobre las distintas especies de langostas, que resultaron pertenecer a una misma especie S. paranensis Burm., y variedades fundadas en el color que eran debidas únicamente a la influencia de la estación. Como lo dice el mismo Bruner, se encuentran variaciones en el tó- rax, piernas y cuerpo que las separan desde luego al estado de salto- nas y que aparte de estas diferencias en la coloración, existen otras de estructura, las cuales serían más fáciles de reconocer para un en- tomólogo. De este modo una vez reunidos los ejemplares separé a los individuos según su sexo, luego anoté la longitud de los mismos y tomé nota de los caracteres de la cara y cabeza, del protórax, meso 348 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES y metatórax y de las alas, del abdomen y de los tres pares de patas. Las medidas absolutas que juzgué más importantes son las siguien- tes : longitud desde el vértice hasta el final del abdomen; longitud del protórax medido superiormente; ancho máximo transversal del cuerpo a la altura del segundo par de patas; longitud de las alas; an- chura de las mismas; longitud del abdomen por debajo desde su pri- mer anillo abdominal hasta la extremidad; alto del mismo en la parte de su mayor tamano; longitud del pecho y ancho mínimo. A continuación de estas medidas tomamos la longitud de la cabeza, su altura y anchura, la longitud de las antenas, altura del protórax por delante, ancho inferior del mismo y alto posterior. Longitud del primero, segundo y tercer par de patas, longitud del fémur del tercer par de patas, ancho del mismo y longitud de la tibia. Algunos autores como ser Lynch Arribálzaga llaman la atención sobre la importancia de estas últimas medidas para diferenciar algu- nas especies de esquistocercas. Por último, en lo referente a los caracteres de las diferentes varie- dades que acompañan a las grandes mangas de saltonas de NS. para- nensis irán en las siguientes páginas y le acompañan cuadritos res- pectivos de medidas que establecen diferencias generales como de detalle. Todos los autores reconocen que al estado de larva existen dife- rencias muy señaladas entre las distintas especies de langostas adultas, que en esta edad son más difíciles de caracterizar por los cambios que sufren en el color durante la estación; Bruner dice que algunas pocas saltonas, más o menos una en diez mil, tienen en vez del color común un fondo general verdoso y las manchas obscuras muy apagadas si bien visibles; por eso llaman la atención estas lar- vas cuando se encuentran entre las demás y agrega: difieren, sin embargo, de un modo muy notable de las saltonas verdes de Ñ. can- cellata, la cual se distingue al momento por la falta de manchas obs- euras, salvo aleunos diminutos puntos negros y blancos. A. Stuart Pennington refiere que los autores deseriben diversas variedades de langostas según el color dominante de la imago, no diciendo nada so- bre qué autores. El doctor Berg describe dos formas : una amarillenta y la otra rojiza o rosada, pero se trata de los adultos y según él esta forma amarillenta se ha encontrado en Argel, Egipto, Nubia y Corfú y la forma rosada en Méjico, Senegal, Siria, India, Inglaterra y Es- paña, agregando que las mismas variedades se pueden ver en la Re- pública Argentina y que hemos vuelto a hallar nosotros. Conil, por otro lado, ocupándose de este punto distingue tres variedades que MARELLI : LAS DIFERENTES LARVAS DE LANGOSTAS 349 bautiza con nombres diferentes y que responden a las variedades amarillentas y rojizas de Berg y otra auna variedad gris que es la encontrada por Conil siempre en otoño. Stuart Pennineton ha tenido ocasión de verificar gran parte de estas observaciones y nosotros mismos hemos recibido muchos envíos de la variedad amarillenta, y como a Stuart Pennington, nos ha sucedido que los huevos de esta langosta desarrollándose, originaron langostas voladoras que llegaron a su estado perfecto con el color dominante gris, probando que de los amarillentos pueden salir formas grises; esas mismas langostas con- servadas durante todo el invierno cambiaron de color, tomando uno de color vinoso o rosado, de lo que se concluye que no hay más que una forma de esta especie y que el color es debido a la estación y a la comida y que cambia en los mismos individuos. Estos hechos singulares en los adultos tienen sus precedentes en las larvas, y las diferentes variedades que se notan en éstas serán de- bidos tal vez a las mismas causas que las diferencias anotadas en los adultos, es lo que deseamos tratar estudiando detenidamente a los materiales reunidos. Stuart Pennington dice además : no dejan de ofrecer interés los ejemplares de langosta que a nuestro modo de ver corresponden a los casos de albinismo en los animales de más alto grado. Entre las nin- fas salidas del mismo nido hemos tenido dos o tres que durante todo este estado, han presentado el color dominante verde claro y que al echar las alas, han conservado el mismo color de fondo. Más explícito es Bruner quien distingue, tratándose de la voladora común, a los ejemplares con alas nuevas, cuyo color general de fondo de la parte de arriba del cuerpo y de las piernas es colorado ladrillo y provistos de rayas y puntos claros y obscuros; las alas anteriores son pardo-blanquecinas salpicadas de manchas color marrón, las poste- riores son transparentes y poseen nervios con ramificaciones que son blancos cerca de la base y en el borde de atrás; los que se hallan a la largo del margen del frente y van hacia la extremidad, son obscu- ros. El mismo autor separa los ejemplares de ¿invierno de los de pri- mavera, en los primeros cuando se acerca el tiempo del frío el insecto adquiere un tinte rojizo todo entero, las listas marrones de la parte de arriba, en los costados del protórax y en la cara, casi se borran y las bandas en el medio de los costados y en el borde inferior del pro- noto desaparecen completamente. Las alas posteriores toman un her- moso color rosa, que es más obscuro en la mitad más cercana de la base. Según Bruner cuanto más frío y largo es el invierno tanto más rojizo parece volverse el tinte de los insectos. Los de primavera pier- 350 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES den gradualmente el color rojizo haciendo lugar a un color más claro al alimentarse de la tierna vegetación, el color rosa de las alas se desvanece hasta perderse del todo. Cercana la época del desove los insectos adquieren un tinte verde oliva amarillento en los sitios don- de eran colorados en invierno, y las alas en vez de ser rosadas son ahora de un amarillo claro y transparente. Mientras las alas son transparentes los nervios basales y sus ra- mificaciones son blancos, cuando cambian su color por el de rosa, los nervios adquieren este mismo tinte y en el momento que pierden el último color para transformarse en amarillos transparentes, los ner- vios se tornan amarillentos. Variaciones similares se han observado en la 5. peregrina del viejo mundo, exhibiendo la 5. paranensis tres colores distintos durante su vida como voladora; ocurriendo lo mismo aunque no tan marcados con las langostas de invierno de Norte América, tornándose las lan- gostas pardo o pardo amarillentas en más o menos rojizas, después de haber estado expuestas a las heladas por repetidas veces. Es forzoso entonces conocer las variaciones en los colores de estos insectos sobre ejemplares vivos, desde que ningún ensayo de esplica- ción se ha tratado de darle ya sea al estado adulto como al estado de larva, y esto es lo que haremos en los capitulos siguientes, llegando al final a algunos resultados comparativos que aclararán a nuestro entender un poco más este asunto acerca del conocimiento de la bio- logía general de estos ortópteros. No terminaré esta breve introducción sin expresar mi agradeci- miento a los distinguidos colegas de los museos de Historia natural de Buenos Aires y de La Plata, euyo fino discernimiento juzgará de la importancia de toda investigación tendiente a conocer más a tan vo- raz acridio: y quienes me proporcionaron informaciones y libros con todo desprendimiento : como también a la Inspección general de la defensa agrícola del ministerio de Agricultura, que no ha cesado de enviar cajas conteniendo langostas y desoves de todas partes del país, a la Sección de zoología de la Dirección general de ganadería del mismo ministerio. MARELLI : LAS DIFERENTES LARVAS DE LANGOSTAS 351 CAPÍTULO Il $ 1 CARACTERES DESCRIPTIVOS DE LOS EJEMPLARES DE COLOR VERDE Y DIFERENCIAS QUE PRESENTAN N* 1, Q, longitud 29 milímetros imperceptibles puntitos negros y sus lados son del mismo matiz ; debajo de la cara es completamente verde con los ojos se ve una banda que termina en punta de color verde más obscuro limitada anteriormente y posteriormente por dos fajas menores amarillas, cada ojo tiene cinco bandas claras y cinco pardo claras longitudinales ; so- bre la cabeza se nota una línea más clara que atraviesa toda la nuca y a sus lados manchas y puntos que se distribuyen como en las larvas de 8. pa- ranensis y que a simple vista se confunden en el color verde general. Las antenas tienen 24 divisiones de las cuales 12 son verdes y otras 12 amari- llas y se van obscureciendo al llegar a su extremidad ; el protórax es lige- ramente curvo hacia afuera corriendo sobre él tres surcos de los que dos llegan hasta el borde inferior, y adelante de ellos se ve a otro surco que/no alcanza el borde superior, su color es verde, con puntos blaneos distribuidos en toda su superficie y pequeños puntos pardos imperceptibles ; una línea de puntos blancos bordea irregularmente todo el escudo protorácico. Sobre el protórax es verde con puntos pardos pequenísimos ; mesotórax verde con tres puntos blancos y pequenísimos puntos pardo claros, metatórax también verde con puntos blaneos y pardos, menos perceptibles los blancos al final ; membrana timpánica de color blanco sucio; las alas verdes con 10 líneas aparentes, vista con lente, las alas posteriores más rudimentarias y también verdes ; el abdomen por arriba es completamente verde, y de un verde más 7 obscuro sobre el dorso, cada segmento abdominal termina enfuna línea más clara y una línea vértical de puntos negros en número de cinco y puntos me- nores distribuidos sobre la superficie que comprende cada segmento ; una faja blanea a cada lado del abdomen termina el borde lateral del mismo dirigién- dose de adelante hasta la extremidad posterior. El primer y segundo par de patas verdes como el color del cuerpo con tres líneas de puntos negro claro a los lados, en el segundo par trocánter y tibia con una pequeña banda exter- na blanca amarillenta ; tercer par de patas verdes con cinco lineas de puntos negros y una faja blanca desde el principio del fémur hasta la extremidad del mismo, la articulación del fémur con la tibia es verde obscura, por de- bajo verde con pequeños puntos imperceptibles, una banda amarilla ántero- posterior nace en el centro del pecho y se continúa bien definida hasta el séptimo segmento del abdomen perdiéndose a los lados con el verde claro de todo el abdomen inferior. 352 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES No 2, Q, longitud 44 milímetros, el color general es verde con blanque- cino y amarillo, la cara completamente verde con líneas de puntos negros a lo largo de las carenas salientes, los lados de la cara verde, debajo de los ojos se ve una banda negra que termina en punta, limitada detrás y adelan- te por dos fajas amarillas, los ojos con seis listas longitudinales de color chocolate, el verde de la cara se continúa por la nuca sin manchas en un ancho de l a 1 ?/, milímetros limitado a los lados por puntos negros ; las autenas tienen 26 divisiones de las cuales la mitad es de color pardo obseu- ro y la otra mitad verde amarillento ; el protórax no es curvo hacia afuera y tiene tres divisiones, su color general es verde con puntos blancos y en todo lo restante del protórax desde los últimos cinco milímetros, la super- ficie triangular comprendida posteriormente es de color verde obscuro que cambia al pardo ; sobre el protórax el color es como en los costados y donde se encuentra la banda negra de la saltona de S. paranensis, se ven solamente puntos negros ; alas verdes, en la base más claras, se ven 14 nervaduras con líneas de puntos y otras tantas menores comprendidas, la parte superior de las alas es verde amarillento. El abdomen visto por arriba es verde, siendo cada anillo interrumpido posteriormente por 8 ó 9 grandes puntos negros y numerosos puntitos menores especialmente sobre una extensión de 2 milí- metros, a lo largo del abdomen ; visto de lado el abdomen es verde y en los tres primeros segmentos verde claro blanquecino, es más obscuro en los últimos con seis puntos negros en cada borde, limitado inferiormente por una banda blanca. El primer y segundo par de patas como los del anterior ejemplar sin la banda externa blanca amarillenta, tercer par de patas tam- bién verde con una faja amarilla longitudinal a los lados y cinco líneas de puntos negros, en la articulación del fémur es verde más obscuro pasando al pardo claro, tibia toda verde sin puntos. Por debajo todo verde claro, sin manchas ni puntos y mucho más claro en la faja central ántero-posterior. N* 3, O, longitud 22 milímetros, la cara es verde obscura con puntos ne- eros, los lados de la cara verde amarillento, una banda negra debajo de cada ojo limitada por dos fajas amarillas, ojos con seis fajas de color chocolate. Sobre la cabeza se ven dos manchas obseuras pentagonales y es atravesada por una línea amarilla y a los lados manchas y puntos dispuestos en abani- co como en S. paranensis ; las antenas con 19 divisiones de las cuales las siete primeras verdes y las restantes negras. El protórax a los lados es ne- gro claro con una faja verde a su alrededor y dos triángulos verdes de 1 mi- límetro en su comienzo y dos milímetros en su base ; tiene distribuidos por su superficie puntos blancos y una línea de puntos del mismo color ; se notan los tres surcos que alcanzan hasta el dorso, en el centro de cada mancha ne- gra se nota un poeo de verde, cuatro puntos negros al final de cada borde de la mancha triangular verde; sobre el protórax negro claro con puntos negros sobre su superficie, a los lados verde con puntos blancos ; alas ver- des con las nervaduras presentando líneas de puntos negros, la base de las alas negras ; el abdomen visto por arriba tiene una banda obscura de 1 mi- MARELLI : LAS DIFERENTES LARVAS DE LANGOSTAS 353 límetro, con tres puntos verdes al final de cada segmento y dos fajas verdes laterales de la mitad de su espesor la limitan ; el primero y segundo par de patas verde con una banda amarilla que corre hasta cerca de la segunda ar- ticulación y cinco líneas de puntos negros, las dos manchas negras de los fémures visibles y negras también en la articulación, tibias verdes con tres líneas de puntos, por debajo verde claro con puntos negros y faja amarilla a lo largo del abdomen con las áreas rectangulares laterales verdes y puntos sobre su superficie. N” 4, Q, longitud 43 milímetros. La cara es toda verde hasta la nuca y sin puntos, los lados de ella verde con dos manchas amarillas blanqueci- nas adelante y detrás del lugar que ocupa la mancha aguda debajo de cada ojo cuyo color en este ejemplar es verde, ojos amarillos con seis fajas lon- gitudinales chocolate ; sobre la cabeza totalmente verde franco sin líneas, manchas, ni puntos ; las antenas tienen 26 artículos de los cuales los siete primeros son verdes y los demás se van obseureciendo tomando un color tie- rra hacia su extremidad. El protórax es todo verde con numerosos puntos blancos irregularmente distribuídos y una línea de los mismos a los lados del borde protorácico. El protórax no forma como el primero un ángulo muy obtuso, con los tres surcos característicos y el posterior más acusa- do; sobre él, el color es verde con puntos blancos ; alas verdes, nervadu- 'as con las líneas de puntos de los demás ejemplares apenas perceptibles, base de las alas verde franco con pocos puntos blancos ; el abdomen es ver- de con puntos pequeños distribuidos en su superficie, limitando cada seg- mento abdominal una banda netamente verde precedida por puntos negros de los cuales se pueden contar hasta 10, visto de lado es de igual color no- tándose 6 puntos negros en línea vertical un poco antes del fin de cada di- visión abdominal y la gran faja inferior del abdomen muy visible de 1 '/, a 1 milímetro de ancho. El primer y segundo par de patas del color general descripto con puntos negros más raros, el segundo par tiene en su comienzo una línea blanquecina que se pierde antes de llegar a la articulación, tercer par de patas del mismo color verde franco y vistas de lado solamente se distingue tres líneas de puntos negros y una línea menor. Tiene longitudi- 3) nalmente una faja de 10 milímetros de largo por de ancho, de color blanquecino amarillento, tibias verdes con puntos imperceptibles en línea. Por debajo todo verde sin puntos, el pecho es verde más claro y el abdomen verde franeo con una línea media blanca de una anchura mucho menor que en los demás ejemplares. El centro del pecho es también blanco. N* 5, Q, longitud 37 milímetros, el color general es verde, la cara es semejante a la del anterior con puntos negros pequeños ; los lados de la cara semejantes al precedente pero la mancha debajo del ojo es verde negruzca con puntos negros, sobre la cabeza algo de amarillo con la línea mediana presente, las antenas con 25 divisiones y en lo demás igual con las del nú- mero 4, el protórax tiene más amarillo adelante que el anterior y puntos blaneos, el borde es verde y en su parte superior es recto ; el protórax por 354 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES arriba es de color verde y amarillento con una banda de puntos pardos y negros. Las alas superiores con nervaduras y líneas de puntos, a sus lados son del color general del cuerpo dominando el verde y con puntos blancos distribuídos y pardos mucho más pequeños. El abdomen es verde con ama- rillo, blauco y rosado sobre su parte superior, todos estos matices se mez- elan entre sí en grados diferentes notándose algunas líneas de puntos y es- pecialmente en el sentido vertical, los puntos negros limitan lo posterior de cada segmento. El primer y segundo par de patas de la misma coloración del cuerpo con puntos distribuídos, tercer par de patas como el anterior. Por debajo amarillo verdoso, en el pecho predomina el verde, el abdomen es verde con puntos negros y una faja longitudinal amarilla verdosa. N% 6, Q, longitud 87 milímetros, la cara con los mismos caracteres que la del número 4, las antenas tienen 26 divisiones de las cuales la mitad es verde y la otra mitad de color tierra; el protórax como el número 4, con una tendencia muy poco acusada de la mitad posterior de la quilla a salir hacia afuera, tercer y cuarto sureo más visibles y en lo restante semejante con el ejemplar precedente ; sobre el protórax es como el número 4, y ade- más con pequeños puntos negros, alas y abdomen como el ejemplar ya ci- tado ; los primeros y segundos pares de patas como el precedente, en el ter- cer par cuatro líneas de puntos ; el abdomen es lo mismo que en los ante- riormente descriptos con algunos puntos sobre su superficie, la línea del abdomen es más bien blanca amarillenta. No 7, Q, longitud 46 milímetros, la cara tiene los mismos caracteres que la del número 1 ; todo lo superior de la cabeza verde con el centro de la nuca verde, ligeramente amarillento en su línea media y con dos líneas irregulares de puntos ; las antenas iguales con el precedente ; los caracteres del protórax son como los de los ejemplares 4 y 6, sobre el protórax se ven puntos ne- eros, alas y abdomen como el precedente; en las patas los puntos son más bien de un color pardo elaro, la banda del segundo par es blanea amarillen- ta; el abdomen no tiene puntos y en lo restante análogo con el anterior. La coloración general de este ejemplar es de un verde mucho menos fuerte y casi podría ser incluído entre los de color amarillo verdoso. No 8, E, longitud 36 milímetros, la cara es verde franeo con puntitos negros y el verde se extiende hasta sobre la nuca, los lados son verdes con una mancha parduzca debajo del ojo que termina en punta, por delante y detrás de esta dos fajas amarillas menores y se ve también una línea de puntos en la carena lateral; todo lo superior de la cabeza es verde muy obseuro con una línea amarilla y manchas pardo amarillentas sobre los la- dos; las antenas tienen 25 divisiones de las cuales las cinco primeras son de color verde y las restantes pardo obseuras ; el protórax a los costados es negro muy claro casi verdoso obscuro, con una faja verde a su alrededor y dos triángulos verdes de 1 milímetro en su comienzo y 2 milímetros en su base, tiene distribuídos por su superficie puntos blaneos y una línea de pun- tos del mismo color, se nota que los tres surcos alcanzan hasta el dorso ; en MARELLI : LAS DIFERENTES LARVAS DE LANGOSTAS 355 el centro de cada mancha lateral enadrangular se ve un poco de verde ama- rillento y tres puntos al final del borde protorácico ; sobre el protórax tiene una faja negruzca muy poco perceptible con puntos negros distribuidos : alas verdes con nervaduras que presentan dos líneas de puntos negros o pardo obseuros, la base de las alas es del color verde general ya indicado ; el abdo- men visto por arriba es verde interrampido por S 6 9 puntos negros al final de cada segmento, entre los puntos tiegros se ven manchas blancas que in- terceptan los espacios dejados por éstos entre sí. El primer y segundo par de patas del color general del cuerpo, el segundo par con una banda blanca adelante, tercer par de patas verdes con cuatro líneas de puntos y una man- cha blanea a lo largo del fémur, la articulación con la tibia es más obseura y la tibia verde con puntos apenas perceptibles. El pecho es verde con pun- tos, abdomen verde con una línea gruesa central de color amarillo, y a los lados las zonas rectangulares tienen puntos. N% 9, Sf, longitud 35 milímetros, la cara es toda verde con pequenos puntitos pardos, este color se extiende sobre la cabeza entre las antenas y abarca un tercio de ellas siendo aquí un poco más claro, visto de fren- te a los lados de la cara, dos fajas longitudinales amarillas, la boca es toda verde y los lados verde como la cara, debajo de los ojos una faja angu- lar aguda, adelante y detrás de ésta dos fajas amarillas, la posterior bor- dea el ojo que es formado por seis líneas de color chocolate y otras seis más claras apenas perceptibles, con algunas manchas detrás de los ojos sobre los costados. Todo lo superior de la cabeza verde, apenas se distingue una línea y las manchas y puntos se distribuyen como en los demás ejemplares y son mucho menos perceptibles ; las antenas con 27 divisiones, las prime- ras ocho divisiones son amarillentas y verdes y las restantes se obscurecen tomando un color castaño obseuro ; el protórax es todo verde, a los lados, abajo, detrás y adelante; hay más puntos blancos en la parte infero-poste- rior del protórax y puntos del mismo color distribuídos sobre su superficie ; sobre el protórax el color verde es continuo y aparecen a la vista pequeños puntos negros en la quilla y los surcos transversales que la eruzan ; alas verdes con diez nervaduras perceptibles y líneas de puntos en las mismas, entre los cuales se perciben otras menores ; base de las alas verdes, se no- tan divisiones en nervaduras secundarias y células marginales ; a los lados del cuerpo debajo de las alas y detrás del protórax totalmente verde como la coloración del cuerpo, con puntos blancos hasta la base donde se inser- tan las patas. El abdomen todo verde siendo interrumpido cada segmen- to por 8 ó 9 puntos negros y puntos menores también negros sobre toda la superficie lateral de los segmentos ; se ven imperceptibles fajas on- deantes de color pardo muy claro, visto de lado al final de cada segmento se notan seis puntos negros y siguiéndole una lista verde, terminando todo el lado del abdomen con la faja longitudinal blanca. El primer y segundo par de patas del color general de la cabeza y protórax con líneas de puntos negros, una lista amarilla sobre el principio del segundo par de patas y a lo 356 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES largo de la tibia antes de los tarsos ; tercer par de patas todas verdes con cuatro líneas de puntos negros y una menor comprendida en el medio de las mismas, una faja amarilla blanquecina ocupa más de la mitad del fémur longitudinalmente ; la articulación con la tibia verde obscura, tibias verdes con líneas de puntos pardos y dos líneas de espinas blanco amarillentas ter- minadas en puntas negras, tarsos de color verde obseuro, por debajo tiene análogos caracteres que los señalados en el anterior ejemplar. N* 10, Q, longitud 42 milímetros, el color general es verde más claro que los anteriores ; toda la cara es de color verde como asimismo en las cuatro carenas o bordes salientes longitudinales de los cuales los dos del medio son el relieve facial y corren hasta la nuca; entre las antenas el color es más obscuro, se notan apenas perceptibles puntos sobre la super- ficie de la cara, el mismo color de la cara se extiende hasta la boca y a los lados de esta en la base de las mandíbulas es de un verde mucho más claro, por los lados de la cara vista de frente se ven dos fajas amarillas, vista de lado la cara en su mitad de adelante es verde franco, sufriendo la mitad posterior un cambio en su coloración, notándose así debajo de los ojos dos manchas agudas verde obscuro y adelante y detrás dos listas ama- villas ; sobre los ojos el color pasa a ser pardo elaro, los ojos tienen seis listas de color chocolate y otras seis de color canela ; sobre la nuca se nota la línea amarilla central que llega hasta la altura de los ojos teniendo a sus lados manchas muy claras verdes y otras más obscuras que se orientan si- métricamente por ambos lados ; no se notan puntos sobre la nuca. Las an- tenas tienen 26 divisiones de un color verde muy elaro casi amarillento vol- viéndose más obscuros los cinco últimos segmentos. Los lados del protórax verde con puntos amarillos muy elaros y el borde protorácico verde, se no- tan bien impresos hasta sobre el protórax los tres surcos longitudinales, el primero de adelante es más corto, entre el tereer y euarto sureo a los lados en la parte inferior se observa una mancha pardo clara y en su centro otra rectangular verde elara ; alos lados se ven bandas más obscuras que corres- ponden a las del protórax en el adulto, los lados inferiores son también de color amarillento. Sobre el protórax una banda longitudinal de un color verde claro sin puntos blancos, teniéndolos únicamente de color pardo dé- bil casi invisibles. Las alas son de color verde lo mismo que en su inserción ya se notan las nervaduras y las superiores tienen líneas de puntos y divi- siones más grandes con nervaduras secundarias ; a los lados del cuerpo el color dominante es también el verde que se obseurece en la base y sobre las partes contiguas a las patas, donde a su vez se notan partes más obscuras y más claras. El abdomen por arriba es todo de color verde y en su parte su- perior se obseurece más, sobre su superficie se observan numerosos puntos pardo claros y otros mayores al final de cada segmento, desde arriba se pue- den contar hasta S ó 9 grandes puntos negruzeos separados por espacios amarillos y verdes, a los lados el color es todo uniformemente verde que se va obseureciendo hacia la extremidad del abdomen : en los primeros seg- RDE COLOR VE NTES A LOS EJEMPLARES DI] CORRESPON DIT ABSOLUTAS DIDAS E MF MARELLI equ e op puyBuoT LAS DIFERENTES LARVAS DE LANGOSTAS AU] Pp PAM uy 1ud 19191 [9p IU PP Puro uo] sezed op aed 1900107 [9Pp pugro uo] seed op aed opunzos [op puyisuoT seyed op 1ed 1oumad [9p pugro uo] xe.1o301d [op xe1o301d [op JOLIOJUL PINO U Y xeto301d [9p VIV $SBU9JUt se] 9p pug5uorT UZOQLY Y] 9P TINY BZOGeo e op puyl SuorT BZaqu) Bl] »p OSIJASUBAJ 0.1994 ma BULL u Bano uy 1O0LI9]SOÍ BIO Y | xv10]) [Pp punsuoT USuopqe [9p vAMILY uno pqe [Sp puyr Suor SEe[t Se] 9p tina: duy soJoLIÓdas sept ser op pony uorT odiono [op xvl1ojo1d [op Pug uor— puy5uor BUUx Bor BIN qo ay | 3 SO) +] Mitre tr A Y] XÁ mM um 16 43 47 1 5 40 5 | O+ O+ O+ O+ O+ O+ O+ O+ O+ oxog Ot0t0* DDD OIDUINLN SI E = Sl EN — aca 7 358 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES mentos abdominales un poco de amarillo y una banda no bien definida par- do clara precede a la grande blanco amarillenta que limita el borde lateral del abdomen : el primer y segundo par de patas del color general del cuerpo, en la base un poco de amarillo, notándose sobre las tibias, líneas de puntos muy poco acusados, los tarsos más obsenros, el tercer par de patas en su mitad superior es de color verde con dos líneas de puntos sobre los bordes, la línea superior es menos perceptible y debajo se ve otra línea imperceptible casi de puntos mucho más pequeños, a esto le sigue una faja longitudinal ántero-posterior amarillo verdosa muy clara que corre hasta un poco más allá de la mitad del fémur y el cuarto inferior todo verde, la articulación con la tibia verde obscura, lo demás de la tibia verde con líneas de espinas amarillas terminadas en punta obscura, los tarsos más obscuros. Por debajo el tórax es verde, no se notan puntos, en la mitad superior se ven dos fajas amarillas verdosas de donde parte una longitudinal del mismo color que atraviesa todo el abdomen limitando superficies rectangulares verdes con puntos pardos muy claros, siendo más obscuros los lados cercanos de la fa- ja longitudinal amarilla blanquecina que limita el abdomen. y II CARACTERES DESCRIPTIVOS DE LOS EJEMPLARES DE COLOR AMARILLO VERDOSO Y SUS DIFERENCIAS INDIVIDUALES N*1, Q, longitud 40 milímetros. El color general es amarillo verdoso: la cara es verde con diminutos puntos negros, el verde se extiende hasta sobre la nuca. los lados de la cara son amarillos como asimismo adelante y detrás de los ojos; debajo de los ojos se ve una faja aguda verde obscura, el ama- rillo más nítido se observa sobre y a los lados de la cabeza, los ojos con cin- co bandas de color chocolate, sobre la cabeza amarillo sucio con la línea amarilla central y manchas distribuídas a sus lados como en $. paranensis de color verde obscuro; entre el espacio dejado por los ojos se ven dos man- chas pentagonales verde obscuras, oblicuamente a la línea amarilla corren sobre la nuea dos líneas de puntos negros; las antenas con 26 divisiones, 10 son verdes y las restantes pardas, el claro externo llega hasta muy cerca de la extremidad; en el protórax el primer y el segundo surco lo atraviesan, este forma en su parte superior un ángulo muy obtuso percibiéndose visto de lado una quilla saliente desde el último surco para atrás; su color gene- ral es amarillo distribuído de verde con numerosos puntos blancos en toda su superficie y puntos verde obseuros en la parte superior del protórax ; los puntos blancos son más abundantes en lo inferior del escudo y atrás del mismo; el borde que rodea el protórax es verdoso claro. Sobre el protórax verde obseuro y poco amarillo, mesotórax verde con puntos negros muy ra- MARELLI : LAS DIFERENTES LARVAS DE LANGOSTAS 359 ros y claros, ambos costados amarillos con puntos blancos; las alas superio- res son de color amarillo verdoso claro, contándose 15 nervaduras, éstas con excepción de pocas están cubiertas por líne s de puntos negros, la base de las alas, amarillas ; alas inferiores vistas desde arriba, también amarillas : abdomen amarillo verdoso predominando el amarillo sobre el verde, con seis puntos negros muy perceptibles al final de cada segmento, paralelos y nu- merosos puntos negros y pardo claros en la superficie de los segmentos, a los lados se ven líneas ondeantes pardas muy claras con pocos puntos y debajo en el borde lateral del abdomen la común gran faja blanca; sobre el abdo- men es más obscuro y el amarillo limita más claramente las divisiones abdo- minales;'el primer y segundo par de patas del color general del cuerpo con líneas de puntos como los indicados menos los blancos, una línea amarilla sucia en la parte delantera de las segundas patas, tercer par de color verde en su mitad superior y después una faja amarilla que se pierde con el ama- rillo restante; vista de lado se notan cinco líneas de puntos negros. Las ti- bias verde elaro con una línea amarilla que corre por su parte media; por debajo el color es amarillo verdoso con puntos muy poco perceptibles, más obseuro en la parte anterior que en el abdomen, todo el abdomen amarillo verdoso claro con las dos bandas blancas de los lados bien perceptibles. N*2, Q, longitud 35 milímetros. Su color general es amarillo; la cara es amarilla y con numerosos puntitos pardos; los lados del mismo color co- mo así adelante y detrás de los ojos, con una banda debajo terminada en punta de color más obscuro; a los lados se ven las manchas dispuestas aná- logamente como en la saltona de S. paranens ¿sobre la cabeza se ve la línea amarilla que llega hasta la nuea con la peculiar distribución de las manchas y dos grandes manchas pentagonales entre los ojos, estos son de color cane- la con seis fajas chocolate, las antenas tienen 23 divisiones, son amarillas y se obscurecen más en las divisiones superiores; el protórax ídem con el an- terior; a los costados se notan los dos triángulos amarillos alargados con dos puntos en el espacio comprendido por el 20 y 3% surco transversal y después un punto, el amarillo se extiende como en S. paranensis con cuatro puntos de cada lado y una mancha amarilla menor detrás de la faja delantera; dos puntos en el reborde posterior de la gran mancha amarilla; a los lados dos grandes manchas de color tierra iguales en su forma a las dos grandes manchas negras cuadrangulares laterales de S. paranensis ; sobre el protó- rax una faja longitudinal de color tierra con numerosos puntitos chocolate limitada posteriormente por el borde amarillo; las alas superiores son de color amarillo con 16 nervaduras formadas por líneas sucesivas de puntos chocolate, entre las nervaduras corren otras amarillas menos aparentes, ba- se de las alas y a los lados amarillo, lo mismo que el meso y metatórax con los puntos de color tierra grandes y una faja del mismo color dispuestos co- mo el negro y amarillo de las alas de S. paranensis; abdomen amarillo con las bandas laterales ondeantes siendo mayor la central, debajo de ellas se ven dos grandes fajas : una de color tierra finaliza Ja zona de manchas on- 360 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES deantes y debajo la faja amarilla limita el borde lateral del abdomen; sobre el abdomen se extiende una faja de color tierra: primer y segundo par de patas amarillas con puntos en línea que se acumulan cerca de las articula- ciones; tercer par de patas amarillas con cinco líneas de puntos y tres man- chas claras de color tierra sobre los fémures, tibias amarillas: por debajo amarillo con puntos de color tierra, la banda amarilla que corre por el ab- domen es bien visible y a los lados se hallan las zonas rectangulares con puntos del mismo color. N0 3, Q, longitud 39 milímetros, el color general es amarillo verdoso, la cara es verde obseuro con puntos negros como así la frente; los puntos se acumulan más entre las antenas ; hay más negro sobre los lados inferiores externos de la cara; la mancha aguda negra debajo de los ojos es como en $. paranensis y limitada por otras dos amarillas, la posterior bordea todo detrás del ojo, lo restante de la cara es verde y se ven algunos puntos negros ade- lante de la cara; sobre la cabeza como el anterior, su color es también ver- de, las manchas negras cuadrangulares entre los ojos son bien visibles y sobre la muca dos líneas de puntos negros limitan las manchas negruzcas que bordean de uno y otro lado a la línea amarilla: las antenas con 26 divi- siones, la base de ellas es verde, su color general es negro menos a los lados que presentan una línea verde claro que llega hasta el 12 segmento; el pro- tórax es todo amarillo verdoso claro con numerosos puntos blancos distri- buídos como en las ninfas verdes de S. cancellata, con algunos puntos negros sobre el borde posterior del protórax ; arriba en su parte superior de lado se ve una banda formada solamente por puntitos negros con dos puntos mucho mayores al final, todo el borde del protórax es de color amarillo; so- bre el protórax la banda negra de la saltona de S. paranensis es reempla- zada por una banda de puntos negros que se destacan del fondo amarillo verdoso, se notan bien los tres sureos del protórax; alas superiores de color amarillo, la inserción es de color negro y se tienen 14 nervaduras formadas por líneas de puntos negros equidistantes y otras tantas nervaduras com- prendidas, y en el borde superior se observan divisiones de la mayor nerva- dura en otras menores hacia su extremidad; a los costados debajo de las alas se nota el mismo color general del protórax con puntos blaneos mayores y otros negros menores, los puntos negros se acusan más en las proximidades de las alas; abdomen del color general indicado sobresaliendo por su color seis grandes puntos negros en el borde de cada segmento, dejando entre sí un espacio amarillo y puntos menores negros distribuídos sobre la superfi- cie intersegmental : la banda de puntos negros que se ve sobre el protórax se continúa sobre el abdomen distinguiéndose también desde arriba, seis grandes puntos negros; a cada lado se ve una faja verde de un milímetro de ancho desprovista de puntos que corre a lo largo del abdomen y debajo la banda blanca; el primer y segundo par de patas del color general del cuer- po con líneas de puntos en número de seis, las extremidades son más obs- euras teniendo los tarsos un color café, el tercer par de patas tiene de abajo MARELLI : LAS DIFERENTES LARVAS DE LANGOSTAS 361 hacia arriba primero una faja verde, después una amarilla, otra mayor ver- de y al fin una amarilla sucia limitadas entre sí por cinco líneas de puntos: tibias verdes con cuatro líneas de puntos y espinas amarillas con la extre- midad negra, las manchas negras como se ven en la saltona de S. paranen- sis son menores y no interrumpen a las fajas nombradas ; por debajo es co- mo el anterior ejemplar con puntos menos acusados, y el abdomen amarillo en la banda central y a los lados con puntos regularmente distribuídos y pequenos. No 4, O, longitud 39 milímetros, el color general es amarillo verdoso cla- ro, la cara es semejante con la del precedente, los puntos no se acumulan cerca de las antenas y son más obseuros los lados inferiores externos, la mancha angular negra debajo de los ojos como en $. paranensis es limita- da adelante y atrás por otras dos amarillas, la posterior bordea todo lo de- trás del ojo, lo restante de la cara es verde con algunos puntos negros ade- lante de la misma vista de lado ; sobre el ojo una línea de puntos pardos y el ojo tiene en su parte superior un segmento chocolate de donde parten fa- jas longitudinales del mismo color; las antenas con 26 divisiones, la mitad amarillo verdoso y lo restante pardo claro; el protórax es amarillo verdoso claro con numerosos puntos blancos distribuidos y más abundantes en la mitad posterior; una línea de puntos blancos a lo largo del borde, dos man- chas pardo claras a los lados inferiores del escudo separadas por una banda verde y moteado apenas de pardo toda la superficie de la mitad posterior : los tres surcos visibles, en la parte superior dos rayas pardas impercepti- bles donde se separan el amarillo y el negro de la saltona de $. paranensis ; la mitad anterior superior del protórax y, la mitad posterior a partir del úl- timo surco forma un ángulo muy obtuso hacia afuera; sobre el protórax una faja verde ocupa toda la parte superior con puntos negros solamente, esta coloración y disposición se continúa sobre las alas y abdomen superior: las alas son verde amarillentas y la parte superior es más obscura notándose más perceptibles las nervaduras y líneas de puntos con unas 13 nervaduras y otras tantas menores, con líneas de puntos negros muy alejados entre sí, a los lados se nota en general la misma coloración con puntos blaneos y otros menores pardos, adelante del primer par de patas todo pardo claro ; ab- domen con todos los caracteres del anterior, no distinguiéndose la faja ver- de sino que la coloración general de verde, pardo y amarillo se manifiesta entre sí con los puntos negros verticales y los demás irregularmente distri- buidos, en cambio abajo tenemos una banda donde se acamula el color par- do limitado por la gran faja blanca inferior lateral del abdomen ; el primer y segundo par de patas son de la misma coloración general con líneas de pun- tos más imperceptibles y una faja amarilla a lo largo de la tibia del segundo par, los tarsos pardo elaros, la coloración general del tercer par de patas es amarillo verdoso en la mitad transversal superior, a este color le sigue una faja amarilla y debajo otra verde limitadas entre sí por líneas de pun- tos negros, no se ven las manchas del fémur como en el anterior sino que ANAL. MUS. NAC. — T. XXVIII (SEPTIEMBRE 30, 1916) 24 362 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES el color es uniforme, tibia verde claro con líneas de puntos e si impercepti- bles, negro en la articulación de la tibia con el fémur; por debajo es amari- llo verdoso claro con poquísimos puntos sobre el pecho, abdomen del mismo color, en el medio la faja amarilla longitudinal y puntos pardos a lo largo de las partes adyacentes, la extremidad del abdomen verde. No 5, Q. El color general es amarillo verdoso, la cara es verde obscura con líneas de puntos negros en las cuatro carenas longitudinales que llegan hasta la nuca, a las lados de la cara en su mitad inferior dos bandas negras y puntos negros más acusados que en la mitad superior; la mancha negra debajo de los ojos es muy acusada y en lo restante es lo mismo que el ejem- plar anterior; sobre la cabeza es todo verde moteado de pardo claro y entre los ojos las manchas son cuadrangulares negras de donde parten dos líneas de puntos negros; las antenas tienen 27 divisiones todas negras, verde en la base y solamente a lo largo anteriormente hasta el 10 artículo, el protó- rax amarillo verdoso con numerosos puntos blancos sin manchas a los lados; la línea de puntos del borde es muy perceptible, todo el borde de color ver- de: los dos surcos posteriores son más visibles; desde el último surco para atrás, forma una quilla muy pronunciada ; sobre el protórax la banda negra de las ninfas de S. paranensis es reemplazada por una faja de puntos ne- gros muy perceptibles; alas verdes, la inserción es negra y se notan 11 ner- vaduras visibles formadas por líneas de puntos negros, equidistantes, y en- tre estas nervaduras otras menores; sobre el abdomen una faja negra motea- da de verde de dos milímetros de ancho con las líneas transversales de erandes puntos negros en número de 6 a 7 vistos de arriba, de lado predo- mina el verde y las líneas verticales de grandes puntos negros entre el ver- de del final de cada segmento y puntos negros mayores y menores sobre la superficie verde de los segmentos; el primer y segundo par de patas de la coloración general del enerpo, con la faja amarilla el segundo par y líneas de puntos acusados, los tarsos pardo negruzcos, el tercer par como los ante- riores y líneas de puntos negros muy visibles, la articulación es la mitad negra sin las manchas negras sobre los fémures ; por debajo amarillo verdo- so con puntos: en el pecho el amarillo verdoso es más acusado, la línea me- diana amarilla bien visible y con puntos a los lados de la misma coloración. N9 6, O, longitud 37 milímetros, la cara es amarilla verdosa con puntos negros que bordean a las carenas y puntitos menores comprendidos en las superficies que las limitan ; el color de la cara de frente se extiende hasta la boca y los lados de la mandíbula son de color verde obscuro ; los lados de la cara de color amarillo ladrillo claro; los ojos de color castaño unifor- me, debajo de ellos se ve la faja angular negra que como en los demás llega al borde inferior de la cara, adelante y detrás se hallan dos fajas ama- villas; la posterior bordea el ojo hasta su parte superior, adelante del ama- villo ladrillo que sigue a la faja amarilla se ve una línea de puntos negros y detrás de la línea amarilla posterior aparece también el amarillo ladrillo y se ve a este color con grandes manchas verdosas elaras distribuidas sobre MAKELLI : LAS DIFERENTES LARVAS DE LANGOSTAS 363 todo el costado hasta inferiormente de la cara: sobre la cabeza el color ge- neral que predomina es el amarillo ladrillo claro con una línea amarilla a lo largo de la nuca y dos líneas de manchas pardo claras seguidas por dos lí- neas de puntos negros; entre los ojos dos grandes manchas pentagonales pardas y bordeando a los ojos se notan manchas clar: s de color pardo, to- das dispuestas en abanico; las antenas tienen 25 divisiones cuya mitad es de color amarillo y la otra de color castaño, la base de las antenas del color amarillo ladrillo de los lados de la cara; el borde del protórax es amari- llo franco, el amarillo se extiende como en la saltona de $. paranensis, las dos grandes manchas cuadrangulares de los costados exactamente dis- puestas como en esta larva y de color café claro o pardo claro, teniendo en su centro una pequeña manchita amarilla rectangular; los surcos lon- gitudinales de color amarillo se extienden hasta sobre el protórax atrave- sando la mancha pardo clara, entre el primer y segundo surco hay un poco de amarillo y adelante del primer surco una faja amarilla como en S. paranensis con cinco puntos pardos sobre el amarillo de forma trian- gular y en el borde amarillo posterior tres puntos negros como en la lar- va mencionada; sobre el protórax el color café claro interrumpe el bor- de anterior y posterior teniendo sobre su superficie numerosos puntos ne- gros, a los lados del cuerpo la base de inserción de las extremidades son del color amarillo ladrillo de los lados de la cara, superiormente detrás del protórax y adelante de las alas amarillo como en el protórax con pequeños puntos pardos y dos pequeñas bandas pardas que arrancan de la inserción de las alas superiores ; éstas son de color amarillo con doce nervaduras for- madas por líneas de puntos color chocolate, equidistantes, las nervaduras concurren a una base amarilla que precede a la mancha pardo clara lateral y se notan ya divisiones y así células marginales y nervaduras secundarias ; el abdomen superiormente es pardo claro distinguiéndose cuatro puntos : dos mayores a los costados de cada segmento y dos menores en su centro ; esta faja es seguida por dos longitudinales amarillas y debajo de éstas a los lados manchas y puntos negros y bandas ondeantes de color pardo sobre un tondo amarillo general y una banda blanca limitante el borde inferior del abdomen; cada segmento tiene cuatro puntos negros separados por amarillo claro, el primer y segundo par de patas del color general de la cara o sea amarillo ladrillo con puntos pardos, se obseurece hacia la extremidad, el tercer par de patas presenta en los fémures la mitad superior de color ama- rillo ladrillo elaro limitada por dos líneas superiores de puntos y la línea central casi imperceptible, debajo le sigue una faja amarilla y un borde de puntos y finalmente el cuarto inferior es del mismo color que la mitad su- perior; en el medio del fémur y a un tercio de distancia del mismo se ven dos manchas negro claras como en la larva de S. paranensis ; la articulación con la tibia es de color café claro con puntos negros, las tibias son del color de las extremidades anteriores con dos líneas de espinas blancas terminadas en punta negra, los tarsos más obseuros, sobre las tibias se ven líneas de 364 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES puntos pardo claros; por debajo amarillo rojizo claro con puntos pardos y una pequeña mancha amarilla en el centro de donde parte la faja amarilla que corre por el abdomen hasta el último segmento limitando esta línea las zonas laterales rectangulares amarillo obseuro econ puntos pardo claros y dos erandes fajas a los lados de color blanco que corren ántero-posteriormente. No 7, Q. longitud 40 milímetros, toda la cara de frente es de color pardo claro con numerosos puntos negros grandes, coloración que se extiende has- ta sobre la nuea y la boca, los lados de las mandíbulas son de color verdoso con algunos puntos negros, los lados de la cara vista de frente amarilla, base de las antenas también amarillas, lado inferior de la boca amarilla, los ojos son de color castaño con imperceptibles fajas longitudinales del mismo color, debajo de los ojos la mancha angular es castaño obseuro casi negra limitada adelante y detrás por dos manchas amarillas, lados de la cara de color amarillo ladrillo claro con manchas pardas muy claras que bordean todo lo posterior del ojo; sobre la nuca se ve la línea amarilla hasta la fren- te teniendo como el anterior ejemplar dos series de manchas pardo claras alargadas a cada lado seguidas por dos líneas de puntos negros y otras dos series de manchas a los lados de la cara, todas ellas dispuestas en abanico; entre los ojos dos manchas pentagonales pardo elaras atravesadas por la lí- nea amarilla ántero-posterior; las antenas con 26 divisiones de las cuales las seis primeras son más claras; todo el protórax es como el anterior, los puntos en lugar de ser pardos son negros, alos lados se ven numerosos pun- tos negros, el color pardo es más obseuro que en el anterior espécimen y se nota bien a la mancha cuadrangular lateral; por arriba la mitad anterior protorácica es más negra que la posterior y a los lados es bordeada por una línea de puntos negros limitados por una faja amarilla : las alas superiores son semejantes con las del anterior siendo más obseuros los puntos y las manchas, a los costados es del color amarillo general del protórax con una banda parda que continúa a la mancha del mismo color de la inserción de las alas y puntos pardos mayores y menores distribuídos sobre su superficie, a los costados inferiores del cuerpo es amarillo ladrillo claro; el abdomen superiormente es de color pardo obseuro casi negro con tres puntos claros al final de cada segmento y a los lados desde arriba se ven tres puntos ne- eros comprendidos entre otras tantas manchas amarillas que se continúan con el amarillo lateral de los lados del cuerpo : la extremidad superior del abdomen amarilla. a los costados una faja ántero-posterior del mismo color con pequenísimos puntos pardos y debajo de ésta puntos negros mayores y manchas pardas ondeantes, limitando cada segmento cuatro puntos negros entre amarillo y una banda al final parda y negra que corre por el abdomen sobre la gran faja lateral blanca, el amarillo es más abundante y más claro en los cuatro primeros segmentos abdominales laterales ; las patas y la base de inserción de las mismas del color general de los lados de la cara con lí- neas de puntos negros y pardos hacia las extremidades, los tarsos son más obseuros, el tercer par de patas es como el ejemplar anterior; por debajo el y 3 MARELLI : LAS DIFERENTES LARVAS DE LANGOSTAS 365 color dominante es amarillo con puntos pardos más pequeños y grandes so- bre el tórax y con puntos negros y chocolate a los lados de la faja longitu- dinal amarilla que corre por el centro del abdomen, el último segmento ab- dominal más amarillo que los anteriores, junto con el amarillo general de la base del abdomen se nota una matización amarillo ladrillo y a ambos la- dos dos fajas blancas limitantes de los bordes inferiores del abdomen. NS, Q, longitud 41 milímetros, toda la cara es de color negro con un poco de amarillo y amarillo alrededor de la inserción de las antenas, sobre la frente corre una banda negra hasta más arriba de las antenas y los lados de la cara vista de frente es todo amatillo; los ojos son de color castaño cla- ro con la banda aguda inferior castaño obseuro y adelante y detrás amari- llo vivo con algunos puntos, el amarillo se continúa por todo el costado posterior de la cara presentando sobre su superficie manchas amarillo obs- curo y arriba una línea de puntos; sobre la nuca una línea central amarilla con manchas pardo obseuras a cada lado y puntos con las dos series latera- les de manchas amarillo obscuras, todo ello sobre un fondo amarillo vivo con las dos manchas pentagonales entre los ojos; las antenas tienen 26 ar- tículos, por fuera con una línea amarilla y todo lo demás castaño obscuro : el amarillo sobre el protórax se distribuye igualmente que en las saltonas de S. paranensis y las manchas longitudinales y cuadrangulares son de un negro menos marcado, la mancha cuadrangular inferior presenta entre el negro raros puntos negros y una manchita rectangular amarilla entre el ter- cer y cuarto surco longitudinal, puntos negros adelante y detrás y cerca del borde amarillo tres puntos; sobre el protorax la banda longitudinal es la mitad negra y la mitad pardo claro con manchas y puntos negros; sobre el abdomen se nota la gran banda superior negra como en $. paranensis limi- tada por ambos lados por otras dos longitudinales amarillas con puntitos negros y lateralmente puntos negros, manchas negras y pardas y manchas ondeantes pardas con cinco puntos negros al fin de cada segmento abdomi- nal, todo esto sobre un fondo amarillo más claro adelante; alas de color amarillo con nervaduras en líneas de puntos negros, la inserción es parda seguida de amarillo y el pardo se estira a los lados en punta y lo demás por esta parte amarillo con puntos pardos; el color general del primer y segun- do par de patas es el de la cara con líneas de puntos longitudinales y son más obscuras las articulaciones, los tarsos café claro, el tercer par de patas presenta la mitad superior amarilla obscura y la inferior más clara con seis s negras sobre los fémures y la articulación líneas de puntos y dos mancl con la tibia más obscura, tibias amarillas; por debajo es semejante con el anterior. 366 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES 81q9 81 9p puyiuor— AQUA SP Ao uy 1ed 1991093 19p IMA ep pu seged ap ed 1099199 [9p puyicuory > - > O sejed op avd 2] opunsos [op puyi5uor 1 sejed op ed ¡a aotutid [9p puy5uor] Z xutozo1d [op Z 1OLIO3SOd BAM Y 5 = < % xv10J01d [op E JOLISJUL TAMPA Y SUUoJue sel op Y puj5uorT UZA YI B| IP BAIDILY EZ) t[ op EJEMPLA OSIDASUBIY OIYOUIBL] LOS BZaQYI | 3p Ppuyi5uorT A NTES BUuraTroaL BI you y x8.103 [9p pnyi5uor] SPONDIE USuIoOpqe 19p ty CORRE USuopqe [ep pay i5uor] SB] Se] 9p tanqony SoJOLIadus Se[e sel op pujr5uorT xB.10101d Pp VUUXBUL BM o ny xe1o03o0J1d [op MEDIDAS ABSOLUTAS puts uo] puy5uor] OXIAS OLSUINN MARELLI : LAS DIFERENTES LARVAS DE LANGOSTAS 367 g Ha CARACTERES DESCRIPTIVOS DE LAS SALTONAS VERDE OLIVA AMARILLENTAS N* 1, Q, longitud 43 milímetros, la cara es toda negra y alrededor de la inserción de las antenas de color verde, un poco de verde sobre el negro de la boca, lados de la cara verde amarillento con algunos puntos negros ; vis- ta de frente el color negro se va haciendo más elaro hacia la nuca; los ojos son de color castaño claro y debajo de ellos se ve una gran mancha aguda negra que llega hasta el borde lateral inferior, teniendo adelante y detrás, dos fajas amarillas y detrás de ésta, amarillo obscuro debido a las grandes manchas pardo claras que cubren la superficie de la cara lateralmente : sobre la nuca una línea de puntos y al final otra línea de manchas obseuras ; so- bre la cabeza una línea amarilla ántero-posterior y entre los ojos dos man- chas pentagonales ; a ambos lados de la nuca, dos bandas de manchas ne- gras seguidas por dos líneas de puntos y grandes manchas verde obseuras que se extienden en abanico ; las antenas tienen 26 artículos de los cuales los cinco primeros son verdosos, a los lados sobre las antenas una línea amarilla llega hasta su mitad, lo restante es negro o pardo obscuro ; el pro- tórax es de color verde claro donde en la saltona de S. paranensis es ama- rillo con la gran mancha cuadrangular lateral inferior en parte negra y lo restante café claro con manehas negras, se notan tres surcos que corren lon- situdinalmente y entre el tercer y cuarto surco sobre la mancha cuadrangu- lar una manchita rectangular verdosa ; todo el borde del protórax es de color verde y verde amarillento detrás de la cabeza adonde se ve una línea de de siete puntos negros, la gran mancha verde triangular es terminada en su borde posterior por tres puntitos negros ; por arriba la mitad anterior del protórax es negra y la posterior café claro con numerosos puntos negros en su superficie y no interrampe el borde verde del mismo ; las alas superiores son de color verde y se notan 14 nervaduras con líneas de puntos pardo obseuros y en la mitad superior divisiones de las nervaduras que forman otras secundarias y células marginales ; la base adonde convergen las nerva- duras es de color verde seguido por una mancha parda, a los lados del cuer- po se nota también el verde general con puntos negros y longitudinalmente sólo sobre el tercer par de patas una pequeña banda pardo elaro econ puntos ; en el abdomen superiormente se nota la gran banda longitudinal ántero- posterior de color negro como en la saltona de S. paranensis con tres pun- titos verdes al fin de cada segmento y a los costados dos fajas de color ver- de claro con el final amarillento : lateralmente el abdomen ofrece los mismos caracteres generales que la ninfa de S. paranensis, tenemos así tres grandes puntos negros en el término de los segmentos y puntos y manchas ondean- tes del mismo color lo atraviesan, debajo una banda negra intensa precede 368 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES a la faja blanca lateral inferior abdominal, notándose más amarillo y un poco de blanco en los tres primeros segmentos ; el primer y segundo pares de patas del color general de los lados de la cara con líneas de puntos ne- eros longitudinales, las articulaciones son más obseuras como los tarsos ; en el tercer par de patas la mitad superior es verde clara con dos manchas negras una en el medio del fémur y la otra a un tercio que no alcanzan a los lados sino hasta la mitad del mismo y líneas de puntos negros, dos de éstas muy pequeñas corren por el fémur en su parte central, debajo una faja ama- rillenta con una línea de puntos negros y al final otra banda verde con una línea terminal de puntos negros ; la artienlación con la tibia negra clara, tibias verdes con cuatro líneas de puntos pardos y dos líneas de espinas ver- des amarillentas terminadas por negro, tarsos más obscuros y las extremi- dades pardas ; por debajo verde con una zona superior en el tórax de pun- tos negros, a los costados y más abajo amarillo punteado de negro castaño, todo lo inferior del abdomen con puntos del mismo color y una faja central amarilla ántero-posterior, el último segmento abdominal no tiene sino ver- de y a los lados las dos fajas blancas. N” 2, Q, longitud 41 milímetros, la cara es verde obscura con puntos ne- gros sobre la frente, más claro en la inserción de las antenas, lados de la cara de frente verde amarillenta, cerca de la boca verde claro, los ojos con seis fajas de color chocolate y otras seis más claras, debajo de los ojos una mancha angular terminada en punta verde muy obscura limitada por dos listas amarillas, la posterior bordea el ojo y lo demás por el costado es ama- rillo ladrillo claro con manchas verdosas detrás de los ojos y una pequeña línea de puntos sobre los mismos, sobre la cabeza coincide con el anterior ejemplar diferenciándose en el color más claro general y en el verdoso de las manchas entre los ojos, las antenas con 26 artículos de los cuales los seis de la base son más claros y los de las extremidades van tomando un tinte pardo claro ; sobre el protórax coincide con el precedente y la gran man- cha cuadrangular lateral es parda muy clara, por arriba es más clara su mi- tad anterior; las alas coinciden con el precedente y se notan solamente tres nervaduras con puntos, la base de la inserción de las alas es verde, no hay negro ni pardo a los lados sino todo verde obseuro con pequeños puntos ; en el abdomen la banda longitudinal es de color pardo elaro con un poco de amarillo y negro al fin de cada segmento, a los costados las dos fajas amarillas verdosas y puntos negros, en la superficie de los segmentos se ven manchas y bandas ondeantes pardas con una faja longitudinal del mismo color sobre la blanca ántero-posterior, cada segmento termina por cinco puntos negros, en general hay más amarillo al principio del abdomen y más verde al final ; las patas tienen un poco de amarillo sobre el segundo par ; el tercer par semejante con el precedente siendo más reducidas las manchas negras, tibias ídem y son más claras las manchas que en el anterior; por de- bajo coincide en todo con los caracteres del anterior y en la matización ge- neral del abdomen. MARELLI : LAS DIFERENTES LARVAS DE LANGOSTAS 369 N% 3, Q, 40 milímetros, toda la cara coincide con el precedente y los puntos negros se extienden hasta sobre la boca, la cabeza ídem con los an- teriores y donde es negro o pardo obscuro es reemplazado por verde, se no- tan bien las dos líneas de puntos a los lados de la nuca ; las antenas con 26 divisiones, las siete primeras son de color verde y las restantes castaño cla- ro ; el protórax tiene todos los caracteres de los anteriores y sobre la man- cha cuadrangular lateral numerosos puntos negros, lo superior igual al pre cedente, las alas superiores de color verde con 10 nervaduras con líneas de puntos ; en el abdomen los puntos negros redondos en número de cinco al final de cada segmento son bien aparentes, las patas equivalen por sus ca- racteres con el anterior, alcanzando a tener un color café los tarsos ; por debajo coinciden con los anteriores. N" 4, Q, longitud 42 milímetros, el color de la cara igual a los anterio- res, los ojos son de color castaño, apenas se notan dos fajas longitudinales, la mancha debajo de los ojos es de color castaño, en lo restante y sobre la cabeza lo mismo que el precedente ; las antenas con 26 artíenlos, los cinco primeros más claros y los restantes amarillo y pardo claros, el protórax ídem con los anteriores, sobre él la mitad anterior es un poquito más obscura que en los precedentes ; las alas superiores con 12 nervaduras y líneas de pun- tos de color chocolate, la inserción de las alas es pardo clara y los lados son de la matización general de la cara, el abdomen y las patas coinciden con los anteriores y por debajo lo mismo solamente se diferencia en que es mucho más obscuro, siendo bien aparente la línea mediana longitudinal. No 5, Q, 35 milímetros, la cara es de color verde obscuro con puntos ne- gros mayores que los que presentan los anteriores ejemplares y dos man- chas negras a los lados que llegan hasta la altura de las mandíbulas, el co- lor verde se extiende hasta la boca y corre por sobre la frente hasta la nuca aclarándose cerca de las antenas, los lados de la cara tienen dos bandas ama- rillas con puntos, los ojos son de color castaño y la faja angular inferior es de color negro llegando hasta el borde inferior de la cara, adelante y de- trás de ésta tiene dos manchas amarillas, la parte posterior menos fuerte bordea por detrás el ojo y sobre éste una línea de puntos y atrás grandes manchas verdosas cubren todo lo posterior, adelante en la cara se percibe el verde obscuro con manchas negras y puntos negros, las mandíbulas late- talmente son de color verde; sobre la cabeza se notan entre los ojos dos manchas pentagonales de color pardo obscuro y dos líneas de puntos negros corren ántero-posteriormente limitando a los lados una zona de manchas pat- do claras con una línea amarilla en el centro y afuera de esta puntos : las manchas verdosas se distribuyen por uno y otro lado de la cara ; las ante- nas aunque rotas tienen los caracteres de los precedentes ; el protórax con la configuración y matización de los anteriores y se tiene así, que la zona triangular que es amarilla en la larva de S. paranensis es aquí verde con algunos puntos negros en el tercio anterior y tres puntitos negros en el bor- de posterior; arriba se nota la banda común limitada de lado por el borde 370 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES superior del protórax que es de color café pálido con numerosos puntitos negros en su mitad posterior y puntos mayores en su mitad anterior, infe- riormente a los lados se observan las dos grandes manchas cuadrangulares de color pardo muy claro con numerosos puntos negros sobre su superficie y en el centro una mancha negra entre el tercer y cuarto surco longitudinal y rodeada por el negro precedente una manchita verde rectangular, todo el borde de adelante y debajo de ésta mancha es amarillo, el borde adelante presenta una hilera de siete puntos negros ; sobre el protórax una banda ca- fé claro con la mitad delantera de la parte posterior más obscura y poste- riormente cubierta por numerosos puntitos negros ; las alas superiores son de color verde con 12 nervaduras, la región adonde convergen es de color negro y la base de inserción café ; los lados del cuerpo son verdes con pun- tos pardos y debajo de la mancha parda anterior se continúa una faja de co- lor pardo muy claro ; en el abdomen se nota superiormente una banda Jon- gitudinal de color negro claro teniendo al fin de cada segmento tres puntos negros que se pierden con el negro que los rodea y entre ellos dos manchi- tas amarillas, a los lados de esta banda se tienen dos de color verde amari- llento con el borde posterior de cada segmento verde, a estos lateralmente le siguen dos grandes zonas, una para cada lado formadas por grandes pun- tos negros y manchas pardas claras ondeantes : al fin de los segmentos se tienen cinco puntos negros, verticales, separados por espacios verde amari- llentos que adelante son más bien blanquecinos ; debajo una faja irregular de color café claro que se extiende hasta el sexto segmento abdominal, la extremidad del abdomen es más bien verde y todo limitado inferiormente por la faja blanca lateral, se observa más amarillo en los tres primeros seg- mentos y más verde en los restantes ; en las extremidades la coloración es como a los lados de la cara: amarillo verdoso y amarillo claro con puntos en la tibia, las articulaciones son más obseuras y los tarsos, alcanzan a tener un color café claro, se nota un poco de amarillo en la base del segundo par, la mitad superior del tercer par es verde y el primer cuarto que le sigue es amarillo y en lo restante verde como en los anteriores y presenta líneas de puntos negros y dos manchas pardo claras en los fémures que no se acentúan como en las larvas de S. paranensis, la articulación con la tibia es más obs- cura, éstas son de color verde con cuatro líneas de puntos imperceptibles y dos series de espinas del mismo color pero más claras terminadas en punta negra, la articulación con los tarsos es más obseura y estos en lo restante al- canzan a tener un color verde obseuro; por debajo verde con la parte supe- vior del tórax presentando numerosos puntos pardos, a los lados puntos par- dos, en el centro amarillo y la faja que allí se presenta continúase por el abdomen limitando por ambas partes zonas rectangulares verdes con puntos pardos elaros y a los lados la banda blanca longitudinal del abdomen. N" 6, Q, longitud 45 milímetros, la cara coincide con el anterior y a los costados los ojos son formados por seis bandas longitudinales de color cho- colate, el amarillo posterior de los ojos es menos acusado: las antenas cons- MARELLI : LAS DIFERENTES LARVAS DE LANGOSTAS 371 tan de 26 artículos de los cuales los cinco primeros son de color verde claro volviéndose pardas las extremidades, el protórax coincide con el anterior y sobre él se nota una banda ántero-posterior de color café claro un poco más obsenra adelante con puntos negros en su superficie, en las alas, abdomen, patas y por debajo como el precedente. No 7, Q, longitud 40 milímetros, la cara es toda de color verde obscuro, la mitad superior que encierra la frente es un poco más elara con sólo algu- nos puntos negros ; los ojos tienen fajas como el anterior de color café, el color verde de la cara se distribuye también sobre los lados alcanzando a tener un color verde obscuro, la mancha angular aguda es precedida y se- guida de amarillo ; se distingue la línea mediana amarilla con dos manchas pentagonales verde obscuro y entre ellas dos líneas de puntos que se extien- den sobre la cabeza en abanico, el verde de la nuca se continúa con el yer- de de la frente ; las antenas están rotas ; en el protórax la mancha triangu- lar de los lados es de color verde y se notan algunos puntos pardo elaros en el espacio dejado por los surcos y adelante próximo al borde que es de color verde se notan siete puntos pardos, a los costados inferiores las manchas cuadrangulares son mucho más claras y presentan en el centro una manchi- ta rectangular amarilla, superiormente se ve una banda pardo clara, y no hay puntos ; las alas son de color verde, las nervaduras no tienen líneas de puntos, la inserción es toda verde, los lados del cuerpo son de la coloración general indicada con un poco de obscuro sobre el fondo predominante de color verde y puntos pardos ; en el abdomen la banda longitudinal superior es verde obscuro con tendencia al pardo y dos manchas verdes pequeñas al final de cada segmento, a los lados, la mitad superior hacia adelante es de color verde y la mitad posterior más obseura con los característicos puntos al final de cada segmento limitados después por una faja longitudinal verde ; el primer y segundo par de patas de la coloración general de la cara de fren- te, con líneas de puntos verdosos que se pierden en el verde obscuro general, las articulaciones son mucho más obscuras, el tercer par de patas tiene los caracteres generales indicados para el número uno, por debajo coincide con el precedente siendo el verde mucho más acentuado. Estos ejemplares de co- lor verde claro amarillento con todos los caracteres de la saltona de $. pa- ranensis se diferencian solamente de ésta en que donde es amarilla aquélla es verde y donde es negra es pardo clara o café claro, y el amarillo ladrillo vivo es reemplazado por amarillo muy claro, solamente he podido observar hembras ; en cuanto a sus medidas absolutas van en el siguiente cuadro a continuación. uo MUS ZO NACIONAL DE BUENOS AIRES 19 0 2 19 2 19 5) o 109 9p tango n y med do9lo1 [op AQUA 19p puitsuoT sezed »p avd 10 | 1 1 1 1 1 1 p2 1 199193 [9p pujisuoT o = == == = - Ze d op aud Sor ai AA ao opundos [9p púponorT SISI SIS ISS IS O S| segud op ud E z touaid 19p púyuoT A ASS 5 E A Ñ 5 xelozoid [9p A e A a y DD DOS s>oso < 1orto1S0d ty al o] 7 7 A A = > E xulo101d 19p Ze, = E O apa > O LOLA PUC BIMYIUY z xvozo1d PP TINY | > erttrrtrto SS = - 77 SeIoJUe sel op ES Ei A ce Sn =S SS Sl punsuor] a Z is a PZOQqe9 B| 9p BI y o o.ocoso 5 = = [>] a ++” 3 BZIQUO Y] op NI = L OSIDASUBAL OJO WBLT < BZIqU) B| 9p Ppuyrsuor] 10 10 150 10 10 10 10 10 10 ofeqop 1od xv103 [9p | ; > E n 1 10 E BUT BM qu y = - = , a ja e Z xB.103 [9p púunsuorT OO n$n pnyu5uor] NN?” = diano [op 2 : re! DoS” Da 0 = BUIXPUL BINYOU y 2 E == xvaiojoad [op a LL: Doo. ooo Puyo uorT ” + +” — n puyuor] | A e ON OXOS | O+ O+ O+O+ O+ O+ O+ O+ O+ OXSUINLN | NANO X+$+]1 0-00 MARELLI : LAS DIFERENTES LARVAS DE LANGOSTAS 373 y IV CARACTERES DESCRIPTIVOS DE LAS SALTONAS DE COLOR AMARILLO CANELA N“ 1, GS, longitud 35 milímetros, la cara es amarillo naranja con puntos negros mayores y menores sobre toda su superficie, este color se extiende hasta la nuca percibiéndose entre las antenas dos líneas de puntos negros: los lados de la cara del mismo color, la faja aguda inferior a los ojos es de color café limitada adelante y detrás por otras dos amarillas de las cuales la posterior es menos viva; ojos con seis listas amarillas y otras seis canelas sobre la cabeza amarillo naranja vivo econ una línea amarilla y manchas ne- eruzcas dispuestas en abanico; las antenas con 26 divisiones más elaras en los nueve primeros artículos y de color canela los restantes; el protórax es de color amarillo con puntos blancos distribuídos sobre su superticie, todo el borde del protórax es amarillo con una línea de puntos blancos, los tres surcos bien acusados hasta sobre la quilla, los lados inferiores del protórax de color pardo claro y este color ocupa todo el espacio de la mancha negra cuadrangular lateral de los ejemplares de S. paranensis, sobre su superficie se halla también amarillo, arriba del protórax el color pardo claro se dis- tribuye en una banda ántero-posterior café claro con puntos blancos y ne- eros siendo más numerosos éstos últimos, las alas superiores de color ama- rillo canela con doce nervaduras y sobre ellas líneas de puntos color eho- colate que convergen a una región canela y el punto de inserción de las alas es del mismo color; los lados son del color del protórax con puntos blancos y chocolate pequeños, el color naranja se vuelve a acentuar en los tres pa- res de patas; en el abdomen predomina el amarillo con puntos negros me- nores y líneas ondeantes parduzcas apenas perceptibles, una línea mayor parduzca debajo precede a la banda blanquecina que limita el abdomen a los lados, al final de cada segmento se notan cinco puntos negros grandes muy acusados que se destacan sobre un fondo amarillo y amarillo canela: las patas son del color general de la cara y frente, primer y segundo par con líneas de puntos, los tarsos son de color más obscuro, el tercer par de patas un poco más claras, una banda amarilla sobre los fémures y las dos características manchas negras con las cinco líneas de puntos negros, las ar- ticulaciones son más obscuras, la tibia es del color del primer y segundo par de patas y las espinas son blancas con la punta negra; por debajo el tórax presenta alternativas de color amarillo con anaranjado y color canela con puntos, una banda amarilla en el centro inferior y una banda a lo largo del abdomen. No 2, S, longitud 40 milímetros, la cara es más clara que el anterior y en lo restante es análoga, los lados de la misma son amarillo obscuro con tendencia al rojizo, la faja inferior a los ojos es café obseuro y sobre la ca- MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES beza casi rojizo obscuro, las antenas con 26 divisiones y las siete últimas son de color obseuro ; el protórax amarillo claro con puntos blancos, todo el borde es amarillo pálido con una línea de puntos blancos, los tres surcos bien acusados y el último divide a la superficie protorácica en dos partes; los lados inferiores son de color pardo claro, la mancha cuadrangular es de este color con dos manchas amarillas en el centro, el amarillo del protórax se nota más en las superficies triangulares laterales que corresponden al amarillo vivo de los ejemplares de S. paranensis ; sobre el protórax una ban- da de color pardo claro con puntos amarillos rodeados de negro y puntos negros, esta banda interrumpe el amarillo de los bordes anterior y poste- rior; las alas superiores de color amarillo sucio con las nervaduras aparen- tes y líneas de puntos color chocolate y dos de las superiores terminan en pequeñas líneas, la parte superior de los costados es de color amarillo con puntos y la inferior de donde arranca el segundo y tercer par de patas es más bien amarillo obseuro con tendencia al color café elaro y con puntos amarillos más o menos distribuídos ; base de las alas, café; en el abdomen predomina el amarillo en los cuatro segmentos anteriores con puntos chocolate y lí- neas ondeantes parduzeas, una banda parduzca precede a la blanca del bor- de inferior, en los segmentos posteriores predomina el color canela y al final de cada segmento se notan cinco puntos negros que se destacan antes de una banda amarilla obscura terminal, sobre la superficie puntos menores distribuidos, las patas del color general de la cara y de los lados del cuerpo con puntos no dispuestos en línea sino irregularmente, las extremidades son de color café claro, un poco de amarillo en la base del segundo par de patas, el tercer par es de color canela en su mitad superior y en el cuarto inferior lon- situdinalmente, el otro cuarto es amarillo limitándose estas zonas de dife- rente color con cinco líneas de puntos negros, la del centro es menor y me- nos acusada, sobre los fémures se notan dos manehas más obseuras no tan extendidas como las manchas negras de S. paranensis, la articulación es ca- fé claro, tibias café con espinas amarillas terminadas en punta negra, líneas casi imperceptibles de puntos sobre las tibias; por debajo alterna el ama- rillo y canela con puntos pardos o chocolate y la límea longitudinal amari- lla, limitando los lados de las áreas rectangulares de color más obseuro con puntos regularmente distribuidos del color indicado. N 3, O, longitud 36 milímetros, la cara es de color café elaro con cane- la que se extiende hasta sobre la nuca y econ puntos pequeños color canela, a los lados de la cara amarillo naranja con puntuaciones como debajo de la frente; debajo del ojo la mancha aguda chocolate limitada por dos bandas amarillas; el ojo tiene seis fajas o líneas chocolate; costados con puntos y manchas más obseuras sobre el fondo casi rojizo anaranjado ; sobre la cabe- za rojizo, línea mediana amarilla con manchas en abanico, dos manchas pardo claras pentagonales entre las antenas, éstas tienen 25 artículos cuya mitad es más elara y la otra más obscura; el protórax es un poco más obs- curo que los anteriores; alas de color amarillo sucio con 12 nervaduras con ] MARELLI : LAS DIFERENTES LARVAS DE LANGOSTAS BYE = 1 puntos equidistantes de color chocolate, la segunda y tercera se ramifican originando nervaduras secundarias y células marginales, la base de las alas del color general del cuerpo; amarillo uniformemente distribuido en la in- serción del segundo y tercer par de patas y además con puntos pardos y amarillos sobre el protórax, el abdomen por arriba es de color pardo claro con puntos pequeños, al final de cada segmento se notan puntos grandes de color chocolate, a los costados predomina el amarillo con grandes puntos y bandas ondeantes pardas, hay más amarillo en los cuatro primeros segmen- tos y más canela en los restantes ; las patas son del color general de la cara, con puntos pardo claro y chocolate sobre su superficie, tibias amarillas con dos líneas de espinas amarillas terminadas en punta obscura, por debajo ídem como el anterior. N%4, GC, longitud 36 milímetros, coincide en el color de la cara con el anterior, los lados de la cara más bien amarillo ladrillo, sobre la cabeza del mismo color que la frente y en la cara la línea mediana es poco acusada, las manchas se distribuyen como en los demás ejemplares, los puntos son más imperceptibles; el protórax amarillo claro con puntos blancos, todo el bor- de inferior y posterior de un color amarillo claro, también se observan en el protórax puntos pardos muy pequeños, de los tres surcos es muy acusado el posterior llegando junto con los dos siguientes hasta el borde superior de la quilla, los costados inferiores del protórax de color pardo muy claro, co- lor que ocupa todo el espacio de la mancha negra lateral inferior de la sal- tona de S. paranensis, en el centro de ésta se ven manchas amarillas irre- gulares, el amarillo del protórax se sitúa en una superficie triangular que es el amarillo vivo lateral de la paranensis con mayor cantidad de puntos par- dos; sobre el protórax una banda pardo más obseura con pocos puntos blan- cos grandes y más de color chocolate, este color interrumpe el borde amari- lo del protórax posterior; las alas de color blanco amarillentas muy claro con cuatro nervaduras superiores de líneas de puntos, base de las alas del mismo matiz, costados del cuerpo de la coloración general del protórax, la mitad delantera donde se inserta el segundo par de patas es del color de los lados inferiores del protórax con puntos blancos y otros menores pardos, y la mitad posterior donde se inserta el tereer par de patas tiene una faja ama- rillenta y en lo restante es ignal a la región precedente; sobre el abdomen se ve una faja obseura parda con puntos muy pequeños interrumpida poco antes de las líneas intersegmentales por grandes puntos poco perceptibles de color parao claro entre el amarillo, los puntos que se notan en las alas son del mismo color y las nervaduras más aparentes, a los costados del ab- domen es más claro y más amarillo en los cuatro primeros segmentos, ha- llándose su superficie cubierta por manchas y puntos ondeantes; primer y segundo par de patas del color general de la cara y cabeza con puntos im- perceptibles y la base del segundo par es amarilla, los tarsos son de color pardo más obscuro con las unuelas negras, tercer par de patas del color ge- neral del abdomen, la mitad superior con tres líneas de puntos de color cho- 376 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES colate, una central y dos superiores, debajo de éste una faja amarilla ocupa an enarto de la superficie longitudinal y lo inferior como lo de arriba; en el medio superior del fémur un poco de obscuro como el tercio inferior, más obseura la articulación con la tibia, ésta es de color canela o tierra con dos líneas de espinas amarillas terminadas en punta negra; por debajo ídem con el conjunto de caracteres de los anteriores. sv CARACTERES DESCRIPTIVOS DE LOS EJEMPLARES DE COLOR CANELA No 1, Q, longitud 42 milímetros, la cara es de color canela con la faja central rosada hasta la nuca y ésta con dos líneas de puntos a sus lados, la boca de frente es del mismo color, los lados de la eara son. solamente de co- lor canela, debajo de los ojos dos manchas ehocolates que se resuelven en puntos, un poquito de amarillo adelante y detrás de esta mancha, los ojos tie- nen seis fajas longitudinales de color café, sobre la cabeza no se observa la línea central, las manchas del centro de la nuca y las de la línea compren- dida entre los ojos de color chocolate con puntos pardos entre ellas ; las an- tenas de color amarillo ; sobre el protórax los tres surcos lo atraviesan, su color es canela y a sus costados chocolate claro con numerosos puntos blan- cos y una línea de puntos sobre sus bordes, con numerosos puntos chocola- te elaro muy pequeños en toda su superficie, las partes más claras y más obscuras de la coloración se manifiestan como en los ejemplares de 5. pa- ranensis, notándose dos zonas triangulares que equivalen a las amarillas de ésta y dos placas cuadrangulares de color más obscuro ; visto desde arriba tiene una faja de color obseuro a ambos lados que no interrumpe el borde posterior de color canela claro, los costados del cuerpo con los mismos ca- racteres del protórax ; la longitud de las alas es de 13 milímetros, el ancho 5 '/, y seven 18 nervaduras bien perceptibles por líneas de puntos color cho- colate, en la base con un poco de amarillo pálido, entre las nervaduras se ven otras menores sin puntos, la disposición y división de estas nervaduras es semejante con las de la larva de S. paranensis; el abdomen superiormente es de color chocolate obseuro con líneas de puntos negros al final de cada segmento y con puntos negros menores distribuidos por la superficie que lo comprende ; visto de lado tiene el mismo color con algo de rosado y un poco de amarillo en los tres primeros segmentos, cada uno de estos termina en una línea de seis puntos negros y en los cuatro primeros lateralmente se ven manchas ondeantes como en la $, paranensis y la gran faja blanca limita el borde inferior del abdomen ; los pares de patas de la coloración general del tronco y con puntos, el tercer par tiene cuatro líneas de puntos negros y dos líneas comprendidas mucho menores de puntos apenas perceptibles, MARELLI : LAS DIFERENTES LARVAS DE LANGOSTAS 377 es más obscura la articulación del fémur con la tibia; por debajo su colora- ción es más clara con algo de blanco y amarillo pálido en su medio y una faja de este color que partiendo de él lo atraviesa en toda su extensión hasta el sexto segmento del abdomen ; las zonas rectangulares tienen puntos cho- colate claro en su superficie. N* 2, Q, longitud 45 milímetros, la cara toda canela con líneas de pun- tos imperceptibles y es así hasta sobre la nuca, los lados de color corcho con manchas más obscuras. debajo de los ojos una mancha aguda negruzca limitada por dos amarillas longitudinales, los ojos con seis fajas longitudi- nales chocolate y un segmento del mismo color, transversal, de donde par- ten las fajas; sobre la cabeza una línea amarilla con manchas a su alrededor, el color de esta parte es más bien rojizo, las antenas con 25 divisiones ama- rillas en su mitad inferior y de color corcho su mitad superior; protórax de color canela amarillento con tres surcos amarillos que lo atraviesan, el primero es menor y tiene puntos blancos mayores con numerosos puntos de color chocolate muy pequeños, el color indicado es uniforme siendo el bor- de anterior y posterior amarillo ; visto desde arriba tiene un faja longitudi- nal con puntos chocolate ; alas de color canela claro en su parte superior y amarillo pálido en todo lo inferior, tres de las nervaduras que presenta tienen líneas de puntos chocolate, se ven en todo 18 nervaduras y las pri- meras ya dan origen a células marginales y nervaduras secundarias, los cos- tados del color general del protórax con los puntos blancos y chocolate me- nores ; abdomen de color canela con los primeros segmentos más abundantes en amarillo y manchas ondeantes parduzcas, con líneas de puntos verticales en número de seis, negros, al final de cada segmento abdominal y con pun- tos menores en toda su superficie; visto por arriba es más obscuro predo- minando en general los colores anotados y una faja canela separa cada uno de los segmentos con 10 puntos negros transversales ; el primer y segundo pares de patas canela con un poco de amarillo en línea sobre el segundo par de patas, y en el tercero un faja amarillo corre longitudinalmente hasta la mitad del fémur, cinco líneas de puntos se notan sobre el fémur, tibia del mismo color con cuatro líneas de puntos claros; por debajo es mucho más pálido con puntuaciones y la faja que corre por el abdomen es amarilla blanquecina. N?* 3, Q, longitud 44 milímetros de puntos imperceptibles, en la parte inferior y a sus lados un poco más , la cara es toda color canela con líneas obseura con una línea de puntos pardos arriba de los ojos ; sobre la cabeza se ve la común línea amarilla y manchas dispuestas a su alrededor obscuras, su matiz general es más bien rojizo; las antenas con 26 artículos, los seis primeros más claros y los restantes más obseuros tomando un lindo color canela ; el protórax igual con el anterior y tiene sobre él una faja con pun- to en el tercio superior y amarillentas en su parte inferior, arriba se ven algu- chocolate de 2 */, a 3 milímetros de ancho ; las alas son de color canela nas nervaduras con líneas de puntos, debajo solamente se distinguen los de ANAL. MUS. NAC. — TY. XXVIJI (OCTUBRE 27, 1916) 378 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES color amarillo, a los costados del cuerpo del mismo color que el protórax con puntos blancos y chocolate sobre su superficie, el color canela es más fuerte en la inserción de los tres pares de patas; el abdomen coincide con el anterior y los puntos que limitan a los segmentos muy perceptibles y a cada lado se ve una faja menos abundante en puntos amarillo canela y de- bajo otra del mismo color de más acentuada matización ; las patas del color del cuerpo con líneas de puntos chocolate y un poco de amarillo adelante del segundo par, cinco líneas de puntos en el fémur y una faja amarilla co- rre a su largo con puntitos chocolate en la tibia, la articulación con la tibia es más obscura, ésta tiene cuatro líneas de puntos, los tarsos casi rojizo obscuro, por debajo es solamente aparente la faja amarilla blanquecina. N% 4, Q, longitud 40 milímetros, igual con el precedente en la coloración general de la cara y de sus lados, sobre la cabeza es más bien canela rojizo, las antenas tienen 27 artículos, el protórax es en general más amarillento, las alas son de color canela con 12 nervaduras formadas por líneas de pun- tos chocolate y con ramificaciones terminales, el abdomen, las patas y por debajo coincide con los anteriores. No 5, Q, longitud 45 milímetros, toda la cara color canela con puntos muy imperceptibles, a los lados canela con un poco de rosado, debajo de los ojos dos manchas café y dos fajas amarillas adelante y detrás, y los ojos con seis fajas color café, el color de la cara se extiende sobre la nuca sien- do un poco más obscura, con tendencia a un matiz canela rojizo y una línea central amarilla, dos líneas de puntos pardos a los lados y grandes manchas que se resuelven en la coloración indicada; las antenas tienen 25 divisiones de las cuales la mitad inferior es amarilla y la superior más obscura; el pro- tórax todo canela amarillento, la mitad posterior algo más obscuro con nu- merosos puntos blancos y una línea de puntos del mismo color un poco más obscuro a los costados, inferiormente con una mancha en el centro amarilla, visto desde arriba dos listas imperceptibles un poquito más obscuras que no interrumpen el borde posterior del protórax ; las alas son de color amarillo muy pálido, se distinguen tres líneas de puntos chocolate en la parte supe- rior, la inserción de las alas es del mismo color como asimismo los lados del cuerpo con los puntos indicados para el protórax ; el abdomen con todos los caracteres del precedente y los cuatro segmentos posteriores más obscuros, las patas son del mismo color general de los costados del cuerpo y protórax y en lo restante ídem con el número 3. N0 6, Q, longitud 45 milímetr puntitos muy imperceptibles y distinguiéndose de frente dos fajas de color s, la cara es de color canela obscuro con claro a los costados de la cara, los lados inferiores de ésta son de color ver- de, los ojos con cinco fajas amarillas y cinco de color café claro, los costa- dos de la cara canela con mucho rosado, las dos grandes manchas debajo de los ojos con dos líneas amarillas menores, en la mitad inferior de las man- díbulas es amarillo, sobre la cabeza como el anterior y entre los ojos dos manchas pardas pentagonales, las antenas con 25 divisiones y la mitad su- MARELLI : LAS DIFERENTES LARVAS DE LANGOSTAS 379 perior del mismo color de la cara; el protórax coincide con el número uno y tiene además un poco de amarillo en el centro de las manchas cuadran- egulares más obscuras de los lados, sobre el protórax como el número uno; el largo de las alas¿es 13 milímetros, el alto 6 con 14 nervaduras aparentes de líneas de puntos pardos, su color general es amarillo sucio, la base de las alas del mismo color de los lados del protórax y los costados del cuerpo de la matización general del protórax con puntos amarillos y pardos y una pequeña lista amarilla en la base sobre el tercer par de patas ; el abdomen es como el del número 1, siendo de lado uniformemente del mismo color que arriba, las líneas de puntos son más bien pardo obseuras seguidas al final de cada segmento por fajas amarillas, las patas son como las del nú- mero 1 y el fémur tiene la lista amarilla longitudinal; algo más obscuro en la articulación con la tibia que tiene espinas amarillas terminadas en pun- tas pardo obscuras ; por debajo ídem con el número 1, la faja amarilla lega hasta el séptimo segmento. No 7, Q, longitud 45 milímetros, la cara canela y amarillo anaranjado en los bordes prominentes con puntos y líneas de puntos, a los lados de la cara de frente anaranjado, una línea de puntos negros sobre la base de la boca, parte inferior de la cara y lado inferior del color del pecho, ojos con seis fajas longitudinales café y seis más claras, lados de la cara anaranjado casi rosa pálido, debajo del ojo una mancha aguda café y adelante y detrás dos listas amarillas, a los lados superiores de los ojos una línea de puntos pat- dos y otra adelante de la cara lateralmente, sobre la nuca y lo de adelante de los ojos. del color de la cara, entre los ojos dos manchas pentagonales de pardo claro, una línea a lo largo de la nuea y a ambos lados manchas patr- das seguidas por puntos negros y por otras manchas de color pardo; las antenas tienen 25 artículos y más clara es la mitad inferior; el protórax es idéntico con el del número 1 notándose que los puntos blancos son mayores y más numerosos en la parte póstero-inferior, el borde amarillo del protó- rax es más acusado, la línea de puntos blancos adelante bien completa, la zona triangular amarillo pálido que corresponde al amarillo vivo de la nin- fa de S. paranensis bien limitada y terminando como en éstas por tres pun- tos negros, las manchas cuadrangulares de los lados bien perceptibles so- bre el protórax una gran banda pardo claro con numerosos puntos negros y algunos blanco ; alas de 13 milímetros de longitud y 6 de ancho, canela obs- curo, su inserción es café claro adonde convergen las nervaduras en número de 12, que tienen líneas de puntos equidistantes chocolate y otras tantas ner- vaduras comprendidas e imperceptibles y algunas con divisiones secundarias ; los costados son, de la matización general del protórax y la base longitudi- nal del tercer par de patas de color amarillento ; abdomen como el número 1 siendo más obseuro superiormente, en los segmentos anteriores son más acusados los puntos negros con dos fajas a los costados más claras seguidas por dos zonas de manchas y fajas ondeantes pardo claras con puntos peque- ños y cinco grandes puntos negros separados por amarillo, al final de cada 350 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES segmento abunda más el amarillo, en los tres primeros segmentos y debajo una banda blanca longitudinal, pares de patas del color de la cara y cos- tados del cuerpo con líneas de puntos negros perceptibles, un poco de ama- rillo en el segundo par, los tarsos más obseuros, en el tercer par de patas la mitad superior es canela con dos líneas de puntos negros arriba y dos menores debajo, a ésta la sigue una faja amarilla longitudinal terminada en punta y limitada por una línea de puntos negros, debajo de ésta se ve otra faja canela, las manchas negruzeas en el fémur, la articulación con la tibia más obseura, tibia de color canela con líneas de puntos imperceptibles y es- pinas amarillas terminadas en punta negra, por debajo como los ejemplares anteriores. No 8, Q, longitud 45 milímetros, la cara es de color canela obscuro y se extiende hasta sobre la nuca donde se acentúa más con puntos negros y par- dos, un poco de amarillo ladrillo en la boca, los lados de la cara amarillo ladrillo claro con una línea de puntos negros adelante y sobre el ojo, deba- jo de los ojos una mancha negra, adelante y detrás amarillo, en el ojo se distinguen seis listas amarillas y otras tantas chocolate ; lado ínfero-posterior de la cara amarillenta y sobre la boca a los costados verde claro; sobre la cabeza la línea amarilla llega hasta la frente, entre los ojos dos manchas pardo claras y dos series de manchas grandes del mismo color, los lados li- mitados por dos líneas de puntos negros y seguidos por dos series de man- chas que rodean a los ojos destacándose entre el amarillo lateral ; las ante- nas son rotas ; el protórax todo uniformemente de color café claro y amari- llento con numerosos puntos amarillo pálidos y puntos negros y pardo claro : son visibles los tres surcos longitudinales que llegan hasta el borde superior: alrededor el protórax es de color amarillo claro y tiene líneas de puntos en su proximidad, la zona triangular amarilla, presenta puntos blaneos y tres pun- titos negros en la base del triángulo que forma; la superficie que ocupan las manchas cuadrangulares laterales negras en la S. paranensis son en ésta café muy claro, entre el segundo y tercer surco y en el centro de esta mancha se notan otras rectangulares amarillas, por arriba se ven numerosos puntos muy negros y aparentes ; la longitud de las alas es de 13 milímetros, amari- llentas, con 12 nervaduras formadas por líneas de puntos chocolate más nu- merosos en las tres primeras; inserción de las alas amarilla ; lados del cuer- po del mismo color general del protórax, se ve una faja amarilla indefinida arriba de la inserción del segundo y tercer par de patas ; el abdomen muy semejante con el número 7, los puntos negros al final de cada segmento muy visibles, más amarillos son los costados de los tres primeros segmentos, a los lados manchas ondeantes pardo elaras, los tres últimos segmentos más obseuros, notándose en conjunto matizaciones amarillas sobre un fondo ge- neral canela obseuro pardo o chocolate y amarillento rojizo con puntos pe- queños negros y pardos; al final de cada segmento hay una faja amarilla vertical que limita a los puntos; primer y segundo par de patas del mismo color de la cara y nuca con los puntos característicos y los tarsos más obscu- LA CANE CANELA Y AMARILLO COLOR EJEMPLARES DE A LOS Ss 2 Z a TT E e S) < [El z Es) < DIDAS DJ MI vu Y op puyiduor] IU 9p tano uy 1ed 19010] 19P ua Pp punsuoT seged op ud 199109] Tp pus5uor— sezed ap aud opuuzos [9p puzo seyed op aed douid Top puyisuorT xeloyo1d Top 1oLI93sod van y xvlo3o0ld [op JOLISPUL VINYIO Y xe1o301d [9p ty SeuaJue se] op pu uoT BZA(L) B| 9P TOYIY BZABO Y] op OSI9ASUBAZ OLOT BZ9qe) Y] op punicuoT Color canela x810] [9p BUILa poa emyduy Color amarillo canela ofeqop 10d xe10] [9p puyi5 nor] US mnopqu [9p ty y UYUuopqe [ep pugrióuor— SB]B Se] 9p BM uy salotiadus St[e se, op PpuynsuoT odon) Top PUB BIO oy xv19j01d [9p Ppuyisuor] puyisuor— OXOS OJ9UNN 382 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES ros de color chocolate, la mitad superior del tercer par de patas color cane- la o amarillo muy pálido, tres líneas de puntos negros lo limitan, debajo de estos una faja longitudinal amarilla y el cuarto inferior es de la misma ma- tización que la mitad superior, inferiormente de todo una línea de puntos, dos manchas más obscuras sobre el fémur y en la articulación con la tibia todo obseuro; tibias más pálidas con puntos pequeños en hilera y dos líneas de espinas amarillas terminadas en puntas negras ; por debajo es pardo muy claro con numerosos puntitos y del centro del pecho amarillo arranca una faja longitudinal mediana del mismo color que llega al último segmento li- mitando a los costados áreas rectangulares obscuras con abundantes puntos. CAPÍTULO III RESUMEN DE LOS CARACTERES Y CONCLUSIONES GENERALES Es sabido que por la brevedad de las antenas las especies de esquis- tocercas : Ñ. peregrina (Oliv.), paranensis (Bum) Brun., exsul Seudd., pallens (Thunb.) Brun. y Redd., cancellata (Serv.) Boliv., americana (Drury) Brun., damifica (Sauss.) Seudd. y peruviana Lynch Arribál- zaga, se aproximan entre sí y es lo que se deduce de las memorias de Seudder y de Lyneh Arribálzaga, y otro tanto sucede con la longitud de las antenas en las diferentes formas de saltonas, que hemos con- probado por el estudio de los adultos, originan a varias especies en- tre las cuales por sus descripciones bien pueden ser referidas a 5. paranensis unas, a 8. cancellata sin duda algunas otras, y a S. pallens y S. americana las demás. En ningún caso comparando las antenas de estas larvas, ha resul- tado que su longitud sea un tercio o la mitad más larga que la longi- tud de la cabeza y del pronoto reunidos, a lo menos en los machos, como dice Lynch Arribálzaga para las demás esquistocereas que no pertenecen a las especies antes mencionadas, sino siempre más cortas en las larvas como en los adultos, no llegando en ningún caso siquie- ra a igualarse en los dos sexos las longitudes respectivas comparadas mínimas y máximas de las antenas con las de la cabeza y pronoto sumados. MARELLI : LAS DIFERENTES LARVAS DE LANGOSTAS 383 Longitud en milímetros ——— n_n Cabeza Antenas Cabeza Pronoto | y pronoto reunidos O A _ — EE E EN E E MEA == 0 = 415 5 . (Macho 10 |12 42| 8|:.9 [12 [132 Saltonas comunes E : (Hembra mer SES > 6 9 ¡10 |14 |16 Macho is starts tess 16142 3 41 úl 81/10 3 — verdes 2% A sn (ANDE onto | 8 ¡14 31] 5 7 |11 ¡103/16 Macho. toilet 9 » 4 5 8 9:|12 [142 =— canela E E z Y A (IAN ESO ooo 10 [11 > 53| 10 | 11 5 |165 - 2 Á Macho... » » » » » » » » Verde oliva amarillentas Ñ | a A S a ) Hembra..| 9:|102| 5 521 9 [102/14 |16 : WENO Sonoros 9 » » » » » » » Amarillo verdoso ) E E A (MEembra: aia 9 [dl 5 » SEA ES TS Según Lynch Arribálzaga y Seudder, $. peregrina (Oliv.), S. para- nensis (Burm.) Brun. y S. exsul Seudd., se diferencian de las siguien- tes y de $. peruviana Lynch Arribálzaga por la mayor estrechez de la prozona o parte anterior del pronoto que parece como ajustada al tórax, y eslo que ocurre para algunas larvas de S. paranensis que ten- go ala vista y que contrasta con la parte ensanchada del pronoto o metazona. En las demás larvas que no son de la langosta común, este carácter es más o menos acentuado y no da un elemento suficiente de observación que permita hacer divisiones entre las larvas como para los adultos, también en ellas la prozona contrasta por su mayor es- trechez con relación a la metazona; siendo casi paralelos los lados de la cara en varios ejemplares verde y canela que hemos observado con la región delantera de la prozona. En cuanto a la forma inclinada o a modo de techo que presenta el dorso del pronoto y que separan 58. exsul y $. damnifica de todas las esquistocercas anteriormente mencionadas, puedo afirmar que nin- guna de las larvas de las varias series que separé, proporcionaron un carácter de esa naturaleza; siendo más bien un poco deprimido en la división de la prozona con la metazona donde corre y cruza el último surco transversal. Refiriéndonos a otros caracteres que sirven para separarlas en el estado adulto, la arruga bien marcada que parte del borde de la cavi- dad cotiloidea en que se inserta cada par de patas y que corre obli- 384 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES cuamente hacia adelante por sobre el episterno metatorácico, divi- diéndola en dos partes una obseura o anterior y otra clara o posterior y que caracteriza a 8. americana y se halla presente en $. peruriana, se acusa más o menos análogamente en cada una de las series de lar- vas separadas, con excepción de aquellas de color canela donde dicha arruga es un poco más perceptible sobre el color uniforme de los cos- tados. Por lo que respecta al espesor relativo de los muslos posteriores y que diferencian también específicamente S. paranensis de las especies S. americana, Ñ. peruviana y $. cancellata como veremos más adelan- te al examinar los adultos; hallo en las larvas las siguientes variacio- hes que contrastan con las de los adultos para la longitud del fémur con relación a la anchura : en los ejemplares de color verde que pro- porcionan $. cancellata dan por término medio una longitud de 21,25 milimetros y una anchura de 4,40, de modo que el ancho en los feme- ninos es 4,82 de la longitud; en las larvas masculinas la longitud es 16,00 y el ancho 3 milímetros, siendo 5,33 de la longitud hallada. En los ejemplares de color canela que dan como adultos formas que tanto se aproximan de S. americana, la longitud del fémur en las hem- bras es término medio 21,27 y el ancho 4,54, siendo 4,68 de la longi- tud; en los machos hállase respectivamente 19,60 y 4,00, siendo el ancho del fémur 4,90 de la longitud. Los de color verde claro amarillento dan 20,11 para la longitud y 4 para el ancho con una proporción de 5,27 para el ancho con relación al largo en nueve individuos del sexo femenino. Las saltonas comunes de S. paranensis tienen en los masculinos 15,13 para la longitud, 3,33 para el ancho con 5,44 del ancho con rela- ción al largo; y en los femeninos 20,00 para la longitud y 4 para el ancho, siendo éste un quinto de su longitud. En los amarillos 21,50, 4,33 y 4,96 es el ancho del muslo con res- pecto del largo en seis ejemplares femeninos. Reunimos en el siguiente cuadrito las medidas que hemos conside- rado anteriormente : MARELLI : LAS DIFHBRENTES LARVAS DE LANGOSTAS 385 Ancho Longitud Anchura con relación al largo , Macho rai 18.15 3.33 5.44 Saltonas comunes E ue (Hembra ia 20.00 4.00 5.00 NiMacho rte 16.00 3.00 064) = verdes a (SM eosons uns 21.25 4.40 4,82 Macho ai 19.60 4.00 4.90 — canela e y (ETS) aso uoyoo 21.27 4.54 1.68 Macho.... » » » Verde oliva amarillentas ) o A Hembra 20-11 4.00 5.27 Machos tt tee loans » » Amarillas ) RA el : Ñ Msc aos roman o 21.50 4.33 4.96 Procediendo en los ejemplares hembras al examen comparado de los cuadros de medidas, hallamos las siguientes diferencias entre las distintas larvas: las mayores longitudes corresponden a la saltona común y a las verdes siguiéndoles los de color canela, amarillos y amarillo verdosos; la longitud del protórax en todas estas series con relación a la saltona de paranensis es un poco más elevada; el ancho máximo del cuerpo es mayor en las larvas verdes; la longitud del ab- domen es equivalente en las saltonas comunes y verdes como asimis- mo en las de color canela, siendo menor en algunos milímetros sola- mente en las demás; la longitud del tórax es mayor que en las salto- nas de S. paranensís en las que son de color verde, verde oliva y canela y en todas son equivalentes las dimensiones mínimas del tórax. La longitud ántero-posterior de la cabeza de la saltona de S. paranen- sis es Un poco mayor que en las restantes, la altura oscila entre igua- les límites en las series de S. paranensis y en las de color canela; y en todas las diferentes formas la longitud de las antenas tiene por límite máximo 13 milímetros y 14 milímetros en las larvas verdes. La altu- ra del protórax es casi igual en las saltonas comunes y verdes pre- sentándose un poco menor en las demás, las anchuras inferiores del protórax lo mismo que su altura posterior oscila en todas las series entre iguales límites. La longitud del primer par de patas es más elevada en S. paranen- sis y en el segundo par prevalecen los ejemplares verdes a los que si- guen por orden decreciente las saltonas comunes, las canelas y luego las amarillas y en la longitud del tercer par resulta evidentemente mayor para las de color verde, canela y amarillo verdoso y menores en las saltonas de S. paranensis, verde oliva amarillentos y amarillos. La longitud del fémur del tercer par de patas es mayor en las formas verdes y canela y menor por dos milímetros en la de S. paranensis ; la 386 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES longitud de la tibia es mayor en las de color verde y canela y el diá- metro transverso de la cabeza es más elevado en la saltona común. Observando ahora los ejemplares del sexo masculino, los de color canela tienen una longitud mayor del mismo modo que en robustez; es más alta la cabeza en la saltona común, la longitud de las antenas es un milímetro mayor en los ejemplares de color canela y en los de- más son iguales, las alturas del protórax son equivalentes en las for- | mas canela y en las comunes; el primer par de patas en la saltona co- mán es de mayor longitud que en las verde, amarillo y canela, en el segundo par se equilibran y es 4 milímetros menor en los individuos verdes; el tercer par es un poco mayor para las canelas, siguiéndole las saltonas de 5. paranensis y las verdes. La longitud del fémur del tercer par de patas es decididamente más elevada en las canela y en las anchuras los máximos de las distintas variedades se equilibran ; es más larga la tibia de los ejemplares de color canela y en el diáme- tro transverso de la cabeza los resultados son más o menos iguales. Terminadas las mudas de éstos insectos pude obtener dos lotes de formas con alas, unas que provenían de las larvas verdes y las otras de las de color canela; de las cuales las diferencias métricas que tie- nen las damos en seguida con una serie de medidas homogéneas junto con las de otra serie de adultas pertenecientes a S. paranensis, que hemos criado nosotros desde el mes de diciembre próximo pasado en que nacieron, conservándolas vivas hasta el mes de junio y sueum- biendo a los fríos intensos (medidas en milímetros). Ateniéndonos a las cifras del cuadrito siguiente, el largo total des- de el vértice hasta las extremidades de las alas y abdomen es más elevado en las langostas nacidas de larvas verdes y canelas, que en las originadas por larvas de la langosta común con excepción hecha de los machos de esta última, cuyas longitudes pueden ser mayores que las de los anteriores. Otro tanto pasa con el largo de la cabeza y pro- tórax siguiendo la línea mediana dorsal y casi no existen diferencias para el diámetro horizontal mínimo del protórax. El diámetro hori- zontal mínimo de la cabeza debajo de los ojos es mayor en las hembras de langostas procedentes de larvas verdes y canela, y con los machos de S. paranensis las dimensiones son iguales; las antenas resultan ser más largas sólo en las hembras de las langostas nacidas de larvas verdes, lo mismo que la longitud del ala primera es más alta en estos ejemplares ; los tres pares de patas son decididamente mayores para las originadas por saltonas verdes y canela con relación a las comu- nes y en el ancho máximo del fémur del tercer par de patas no se ven diferencias. OSTAS 1 LARVAS DE LAN( S E 4 ¡ENTE : LAS DIFH MARELLI SUL sole ¡duofo op uv > 1671 « |S'p G esse 199109 [Op AUS [OP OYOQUT [9 109 PUJLSUO[ T[ 9P UOLOL[ON G « 9 HG 9 pere seged op avd 199199 [9p AUS [Op OWIXPU OYouy GS vo] <'66 LG sz | 06 er GRAB Op 1ed 199199 [9P INLUPT [9P — 154 $9 96 vá 9 A NS O A *sugud op avd 1009109 19P — 16 $3 s3 | “3 E SS ¿dl op avd opunsos [op — 61 07 03| 33 A ed op aed aomuid [op -- G'LP| S'96 IG SP | 09 a TO MIA BATO PB UE UL = LT ña er| 81T rr GBIOJU ST] OP PUYISUOT 9 199 L 9 Ss L 9 L 9 9 Go [rosso :sofo so op oleqop 1z9quo e] op Ouuru peguozLioy o9uIB rd 9 G 6 o) 9 9 L 9 O «o prrrrrrrrrrrrrr + +++ *NMBIOJOIA [9P OUULULUT [PJUOZIIOY 01Y9UIBICT « E « « G*TT TI TIE OL 6 locos dota ur 0pe3so9 [o US OpIpaw xte1ojo1d £ uZoquo e op — €lT PI 91 SI PT| ¿TU Sr eT | pusiop euerpatr voy ep opuemsrs xutojodd A uzoquo top. — sI P1 6r or Py| TS Pr or 6€ | aouopqe [9p PPP 1uoxo e] e9se y 0qund ouIs tur [9 9psop o9u014 op. — 66 96 69/5639 Sel 02 £9 ge Belo os e[e Se] 9p PUPrUOyXo e] VISVI ODIJIYA [9 OPSOP [UJ09 OSLVT == a O AZ A AA O E A A ES VQ UOH OUEN QUO H VAQUIo pr OPTA 388 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Con estas últimas medidas podemos deducir las proporciones que existen entre la longitud del fémur del tercer par de patas con el an- cho del mismo en las distintas series, utilizando solamente las medi- das máximas y confirmando nuestras anteriores observaciones. de que las proporciones resultan evidentemente elevadas en los femeninos de las langostas originadas por individuos verdes o canela sobre los que toman origen de la saltona común : siendo el aneho una quinta parte de la longitud en las verdes o sea 5. cancellata y * ss parte del largo en las demás, todas ellas formas adultas muy afines de $. ame- ricana, lo que por otra parte no es de extrañar desde que Seudder considera a 8. eancellata como una raza de S. americana ; siendo im- posible ereer como se ha afirmado de que éstas larvas serían indivi- duos albinos de 8. paranensis, lo que quedaría por lo demás probado con la afinidad que hacia aquella especie señalaron las medidas que hemos tomado, pues todas ellas como por sus caracteres descriptivos nos conducen a una diferente forma específica; y por último en $. pa- ranensis la anchura del fémur del tercer par de patas es */, ,, de su longitud. Los adultos obtenidos de los ejemplares color canela a que aludía- mos en el parágrafo anterior, son en general de un color mucho más claro que los nacidos de larvas verdes ; sus dimensiones están dadas en el cuadro precedente. La prozona del protórax no es estrangulada y la metazona coincide con la que tiene 5. pallens. Las manchas panterinas de los tégmenes no difieren de las obteni- das en los demás ejemplares, siendo más obseuros en la mitad ante- rior y más pálidos en su mitad distal, viéndose ocho manchas obscu- ras y 16 más claras, de un lado lo mismo que del otro; el área costal es inmaculada y amarillenta. En ellos también es posible observar el carácter de 8. pallens extensivo a la mitad distal de los tégmenes, es decir, las manchas de esta parte compuestas por rayas longitudinales de una infuscación más o menos acentuada, interrumpida de las venas longitudinales y vigorizada por una parcial infuscación de las adya- centes corona de venas. En el protórax la banda central es bien amarilla hasta la nuca, to- do lo superior de los tégmenes amarillo blanquecino hasta la punta y verdoso, en la prozona las dos bandas pardas laterales se interram- pen al llegar a la metazona, la cuzl es de color amarillo con una línea de puntos negros en su borde; la cara es amarilla, las carenas no son de color pardo ni salientes, con líneas de puntos chocolate, color que es análogo al de una raya que desciende del ojo y los lados de la cara amarillo y pardo claro a los costados superiores laterales de la misma; 1 MARELLI : LAS DIFERENTES LARVAS DE LANGOSTAS 389 el amarillo claro de lo superior de la metazona desciende por ambos lados ; la mancha cuadrangular de los costados inferiores de la prozo- na es del color de las manchas panterinas de la mitad anterior de los tégmenes y dividida por una banda amarilla y el borde inferior del protórax es amarillo. La inserción de los tégmenes es del color pardo indicado, la carena dorsal del protórax es poco acentuada y los surcos transversales son visibles, siendo los élitros más largos que el abdomen. Los caracteres que da Serville para los élitros y las alas de 8. can- cellata pueden referirse a los ejemplares que observo: las patas pos- teriores son blancas inferiormente y las carenas punteadas de negro: entre las dos líneas de espinas amarillas blanquecinas terminadas en punta negra, se nota una coloración violeta a lo largo de la extensión de la tibia. Sin entrar en mayores detalles, se deduce que todos los caracteres que se observan en los adultos obtenidos de criar a las diferentes lar- vas que hemos descripto, parecen converger hacia algunas formas es- pecíficas cuyo estudio no deseo realizar actualmente dada la imposi- bilidad de seguir los cambios de color que experimentan estas lan- gostas durante todo el año; y cuya observación comparada daría una base científica para una buena separación específica. Nos limitamos a estas comparaciones finales, coincidiendo los ejemplares nacidos de larvas verdes con la mayoría de los caracteres que ha ofrecido Ñ. can- cellata a los autores, como lo hemos puesto de relieve en muchos pun- tos de este artículo y por sus afinidades con 8. Aavofasciata y 8. pallens. Si bien es cierto que la mayor estrechez de la prozona que parece ser más ajustada al tórax, resultando más angosta que la cabeza y que contrasta con la parte más ensanchada del pronoto o metazona separa S. peregrina, S. paranensis y 5. exsul del otro grupo de especies que reunen Ss. pallens, S. cancellata, S. americana y S. damnifica, exis- te por otra parte un conjunto de caracteres que permite hacer dudosa la permanencia de algunas de estas últimas especies como tales, pues coinciden como hemos visto en los caracteres de las alas y en los gene- rales del vbrotórax y abdomen; y además la mayor estrechez de la pro- zona a que se refieren los autores no se pone tan de manifiesto en las medidas que hemos tomado sobre los adultos para separar entre sia las diferentes especies. La mayoría de los ejemplares carecían de manchas obscuras en el área costal de las alas superiores que es lo que sucede con S. pa- llens y 8. cancellata; no ofreciendo algunos adultos los tégmenes 390 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES en su mitad distal las manchas fenestradas y panterinas, sino única- mente pequeñas rayas a lo largo de las nervaduras longitudinales y otros bien marcada la mancha obscura subeuadrada de los flancos del pronoto, con una serie de tubereulillos negruzcos en todo el contorno del borde posterior o sin ellos y llevándolos a veces también 5. para- nensis; infiriéndose así nuevamente la duda en que nos dejan las des- eripciones de las diferentes especies de langostas que han sido des- cubiertas en el país del género Sehistocerca y que hemos podido poner a la vista con el presente conjunto de observaciones. ALGUNAS MEMORIAS FUNDAMENTALES CONSULTADAS P. A. CONIL, Études sur U' Acridium paranense BURM. ; ses varictés et plusieurs in- sectes qui le détruisent. Periódico Zoológico, páginas 177-257, tomo III. Córdoba, mayo 1880. PEDRO DE COUSANDIER, La langosta. Tratado teórico-práctico ilustrado adaptado al conocimiento particular de este insecto en la República Argentina. Buenos Aires, 1893. A. STUART PENNINGTON. La langosta argentina (Acridium peregrinum), observa- ciones sobre su vida, desarrollo y migraciones basadas en investigaciones personales. Buenos Aires, 1897. LAWRENCE BRUNER, Primer informe del Comercio de Buenos Aires para la inves- tigación de la langosta. Buenos Aires, marzo 1898. SAMUEL H. SCUDDER, The orthopteran genus Schistocerca. Proceedings of the Ame- rican Academy of Arts and Sciences. Volumen XXXIV, páginas 441-474, número 17. Marzo 1899. LAWRENCE BRUNER, The Second Report of the Merchant's locust investigation Comission of Buenos Aires. Lincoln U. S. A., 1900. ENRIQUE LYNCH ARRIBÁLZAGA, La langosta voladora del Perú. Anales del Museo Nacional de Buenos Lires, páginas 1-5, serie III, tomo II. Buenos Aires, 1903. Buenos Aires, 3 de julio de 1916. EL ARCO DE LAS ANTILLAS AUSTRALES Y SUS RELACIONES POR FRANZ KÚHN En los meses de enero a marzo de 1915, pude realizar un viaje a las islas Orcadas del Sur y Sud Georgia, a bordo de la corbeta Uru- guay, gracias a una autorización especial debida a la amabilidad del señor ministro de marina, contraalmirante Sáenz Valiente. La Uru- guay, conocida en el mundo geográfico por la expedición auxiliar rea- lizada en busca de Nordenskjóld, después de la pérdida del Antaretic en el año 1903, ha efectuado ya una serie de viajes hacia esas islas remotas, a objeto de reemplazar el personal del observatorio meteoro- lógico-magnético, que el gobierno argentino tiene establecido en la isla Laurie, en las Orcadas, desde el año 1904, cuando Bruce, el jefe de la expedición antártica escocesa, propuso a dicho gobierno la con- tinuación de los trabajos iniciados por él, en aquel lugar. Desde ese año mantiene el estado este observatorio en Laurie, el punto de obser- vaciones continuas más avanzado del hemisferio austral. En sentido morfológico, las islas oceánicas, situadas entre Sud Amé- rica y la Antártica occidental, revisten un interés especial para la historia de las masas continentales australes, presentándose un pro- blema genético importante referente a las relaciones que existen o se suponen entre esas islas y las extremidades continentales, entre las que se hallan situadas: Tierra de Graham y Tierra del Fuego; o en otras palabras : se trata de averiguar si la cordillera patagónica en- cuentra su continuación, mediante las islas mencionadas, en los Antar- tandes, los Andes que atraviesan la Antártica. 392 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Esta cuestión, tocada primeramente por Reiter ' y Arctowski ?, discutida también por Suess en el capítulo que trata del segundo avance de la estructura andina desde la región pacífica a la atlántica *, adquirió de nuevo mayor interés cuando se tuvo conocimiento de los resultados científicos de la expedición antártica sueca bajo el mando de Nordenskjóld, referente a la geología de la Tierra de Graham, que permitieron declarar a este explorador, que dicha peninsula presenta en su forma, configuración del suelo y estructura una correspondencia notable con la extremidad meridional de Sud América *, demodoque no cabe dudar que esas dos regiones hayan tenido un desarrollo genético análogo. Considerando ahora la dirección hacia el este, presentada por las dos extremidades continentales opuestas, no resulta idea absurda, sino al contrario, hipótesis sumamente seductora, considerar aquellas islas : Sud Georgia, Sandwich del Sur, Orcadas del Sur, Shetland del Sur, que representan en su disposición un arco prominente hacia el este entre la Isla de los Estados y Tierra de Graham. como los pilares restantes de un puente continental anterior, actualmente destruido en su mayor parte, — una paralela al arco de las Antillas de la Amé- rica Central ?. Pero nuestro conocimiento sobre la geología y estructura de aque- llas islas remotas es todavía muy imperfecto; refiriéndose al supuesto areo de reunión, Nordenskjóld, el más competente observador de aquella región, no llega a un resultado bien definido, pues en un caso opina que ningún hecho geológico podría justificar la reconstrucción de esa continuación en forma de curva de la cordillera *, mientras que en otra oportunidad juzga muy probable la hipótesis del arco de las Antillas australes como resto de una comunicación continental entre Die Súdpolarfrage. Habilitationsschrift. Weimar, 1886. 2 (Juelques remarques sur Vintérét quoffre pour la géologie U'exploration des régions antarctiques. (Bull. Soc. Belge de Géol., t. IX, pág. 175 a 177. 1895.) 2 Das Antlitz der Erde, tomo HI, 2% parte, página 5522559. Wien und Leipzig, 1909. Compárese también: ARLDT, Die Entwickelung der Kontinente und ihrer Lebewelt, página 469. Leipzig, 1907. '* WILCKENS, Zur Geologie der Polarlánder (Centralblatt f. Min., 1% 6, pág. 176. 1906); NORDENSKJÓLD, Antarktis (Handbuch der regionalen Geologie, t. VU, n* 6, pág. 3). Compárese también : Bascuryx, Die geographische Tútigkeit der Schavedischen Súdpolar-Expedition (Zeitschr. Ges. Erdk., n% S, pág. 619 a 626. Berlín, 1912). ' DELACHAUX, Antártida (Bol. Inst. Geogr. Argent., t. XXIL, pág. 158). Petrographische Untersuchungen aus dem westantarktischem Gebiet (Bull. Geol. Inst. Upsala, t. VI, pág. 246, 1900); compárese WILCKENS, loc. cit., página 180. KUHN : EL ARCO DE LAS ANTILLAS AUSTRALES 393 Sud América y la Antártica, de acuerdo con las observaciones poste- riores de la expedición antártica alemana (bajo el mando de Filchner)?. Hallándose el material sobre esta cuestión diseminado en gran nú- mero de publicaciones especiales y revistas europeas, se me ocurre de utilidad, abordarla en su conjunto y en forma de estudio crítico, a base de las investigaciones hechas hasta el momento y fundándome en parte en mi propia intuición. INVESTIGACIONES BATIMÉTRICAS La topografía submarina podría servir, en primer lugar, de funda- mento a la hipótesis enunciada, dado el caso de que en el relieve del fondo del mar de aquella región, se demostrara la existencia de un zócalo submarino con la forma de ese arco, sobre el cual se hallarán situadas las islas en cuestión. Bruce pretende haber comprobado la existencia de ese supuesto Zócalo submarino, rodeado por la línea isobática de 1500 brazas *, que corre desde el banco de Burdwood (al naciente de la Isla de los Estados) según la dirección aproximada del paralelo 55, dejando al norte la roca de Shag, basta Sud Georgia, y se dirige luego, como lo indican las demás islas, hacia el sur, y final- mente hacia el oeste hasta alcanzar la Tierra de Graham. Pero compa- rando estas indicaciones de Bruce con el mapa batimétrico más recien- te del océano Atlántico, trazado por Groll *, resulta que ese zócalo submarino continuo no existe en realidad como base del arco supuesto. En dicho mapa resalta lo siguiente : 1% La continuación del banco de Burdwood hasta la línea isobátic: de 3000 metros no corre hacia Sud Georgia *, sino que en lugar de la oriental se observa la dirección del sureste, hacia profundidades de más de 4000 metros en el Estrecho de Drake; * Antarktis, loc. cit., página 16 y figura 1, plancha 2. 2 Bathymetrical Survey of the South Atlantic Ocean and Weddell Sea (Scott. (reogr. Magazin, t. XXI, pág. 402, 1905), con mapa; reproducido también en : The Vo- yage of the « Scotia ». Edinburgh y Loudon, 1906. Compárese SUESS, loc. Cil., página 558. 3 Tiefenkarten der Ozeane mit Erliuterungen (Publicaciones del Instituto oceanográ- fico de Berlín, A., n% 2. Neue Folge, 1912); reproducido también en Zeitschr. (es. Erdk., número 2, plancha 2. Berlín, 1912. * Compárese SUESS, loc. cit., página 554. ANAL. MUS. NAC. — T. XXVIII (OCTUBRE 30, 1916) 26 394 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES 2” Entre Sud Georgia y la roca de Shag no hay comunicación sub- marina, pues en el punto 539 43/ latitud sur y 402 57/ longitud oeste la sonda ha alcanzado la profundidad de 3380 metros !; 3” Entre Sud Georgia y las islas Sandwich del Sur figuran indica- ciones batimétricas de más de 4000 metros y los sondajes recientes de la expedición antártica alemana han comprobado de que entre esas islas no existe comunicación submarina alguna, sino que el fondo se halla siempre entre 4000 y 5000 metros; un sondaje llegó hasta 6511 metros ?; 4% El mapa de Groll señala entre el grupo de las islas Sandwich del Sur y las Orcadas, una lengua de mar profundo de más de 4000 me- tros, que se dirige desde el mar de Weddell con rumbo al noroeste hasta el Estrecho de Drake, pero en aquel paraje el buque Deutsehland ha observado una elevación del fondo hasta poco más de 1000 me- tros *. Sin embargo, no es posible suponer acá la existencia de un encorvamiento simple del fondo en forma de loma, sino que el relieve submarino al este de las Orcadas se presenta muy complicado, con elevaciones y depresiones; en estas últimas, las aguas frías de profun- didad penetran desde el mar de Weddell hacia el norte *. Construir sobre esta base una comunicación ininterrumpida en forma de zócalo submarino común para estos dos grupos de islas, no parece entonces prudente (compárese al efecto el mapa); 9” El mapa de Groll señala, finalmente entre las Orcadas y las islas Shetland del Sur, una elevación submarina de menos de 1000 metros de profundidad, pero reemplazando el número correspondiente de ' ANDERSSON, Bericht úiber die Winterexpedition der « Antarctic » nach Súdgeorgien (Peterm. Mitt., pág. 202. 1902). * FILCHNER, Forláufiger Bericht iiber die Deutsche Antarkt. Exped. (Ztsch. Ges. Erdk., n* 2, pág. 88, Berlín, 1912); compárese NORDENSKJÓLD, Antarktis, loc. cit., página 16; GROLL, loc. cit., página 45. ' PRZYBYLLOK, Deutsche Antarkt. Exped. Bericht iiber die Tiútigkeit nach Verlassen von Siidgeorgien (Ztsch. Ges. Erdk., n% 1, pág. 2 y pl. 1), Berlín, 1913. ' BRENNECKE, Die ozeanographischen Arbeiten im Weddelmeer (Zeitsch. Ges. Erdk., n” 2, pág. 119, Berlín, 1914); compárese también : Scnorr, Die Bodenformen und Bodentemperaturen des siidlichen Eismeeres (Peterm. Mitt., pág. 242, 1905), quien habla de las temperaturas excepcionalmente bajas de la cuenca argentina del océano Atlántico y rechaza por eso la supuesta elevación submarina entre Sand- wich del Sur y la Isla Bouvet, que existe según Bruce. En la página 246 el autor dice: «La cuenca argentina tiene las comunicaciones más hondas y libres con las profundidades del mar antártico »; lo que va muy bien con las depresiones existentes entre las islas. KUHN : EL ARCO DE LAS ANTILLAS AUSTRALES 395 sondeo por un punto de interrogación '. Bruce ha dado a esa región el color correspondiente a profundidades de 500 a 1000 brazas y ha indicado cerca de la isla más oriental del grupo de las Shetland, Olarence, un sondeo de Ss4 brazas. Resumiendo lo expuesto en los párrafos precedentes, llegamos a la evidente conclusión de que no se puede comprobar la existencia de un zócalo continuo, caracterizado por profundidades menores del mar, que nos revele el rumbo en forma de arco de una cordillera actual- mente en su mayor parte destruida y hundida y que hubiese formado la comunicación entre la Isla de los Estados y la Tierra de Graham. Los resultados batimétricos no justifican la construcción de tal arco. 101 OBSERVACIONES GEOLÓGICAS Aun cuando así nos falta una línea directriz orográfica submarina, ello no tiene influencia decisiva para nuestra cuestión, pues esta falta podría ser puramente casual, consecuencia de perturbaciones tectóni- :as que escapan a nuestro conocimiento. Para resolver el problema debemos, pues, ocuparnos de la estructura geológica de las islas, a fin de ver si ésta nos puede revelar relaciones tan convincentes, que la existencia del arco hipotético resulte fuera de toda duda. Pero tales estudios se pueden hacer sólo sobre una base muy incompleta, y esta falta de material se explica fácilmente por dos razones : 1% Esas islas remotas, situadas fuera de la navegación ordinaria, han sido visita- das sólo raras veces por expediciones científicas ; 2* la capa de nieve y hielo que cubre a las islas en sa mayor parte, dificulta la investiga- ción geológica. Sin embargo, poseemos ya aleunos datos importantes que he reunido en la siguiente discusión, de manera tan completa como me lo permite el estudio de las fuentes que tengo aquí a mi alcance. Prescindiendo del grupo de las Shetland del Sur, que según Nor- * En el texto de su mapa, Groll admite, que en este lugar, según conclusiones de analogía, se debieran suponer grandes depresiones del fondo, y funda la indica- ción contraria en el hecho de que ambos grupos sean de origen volcánico. Pero esta última suposición no está de acuerdo con la realidad, pues sólo las islas Shetland son volcánicas, mientras que las Orcadas se componen de sedimentos paleozoicos; de modo que la elevación submarina de Groll queda más que dudosa. 396 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES denskjóld pertenece a la región plegada del oeste de la Tierra de Gra- ham como «Antartandes insulares » !, debemos distinguir los dos tipos morfológicos diferentes a que pertenecen aquellas islas : las vol- cánicas Sandwich del Sur, constituídas por basaltos y que tienen probablemente en la isla de Zawadowski, un voleán activo *, y las islas tectónicas Sud Georgia y Orcadas del Sur. Las rocas sedimen- tarias violentamente dislocadas que se encuentran en ellas, inducen a pensar que representan los restos de masas más extensas, actual- mente hundidas. Los hallazgos de fósiles, por escasos y aislados que sean, permiten determinar aproximadamente la edad de las formacio- nes sedimentarias, y sobre la base de ésta podemos llegar a ciertas conclusiones respecto a los procedimientos orogénicos. La costa septentrional de la isla Sud Georgia fué varias veces ob- jeto de exploraciones geológicas *. Sabemos que se halla allá en primer término, esquistos filíticos metamórticos, de vez en cuando alternantes con tobas ; además existen en la isla rocas eruptivas básicas y proba- blemente también rocas de profundidad (punta del SE.). Los sedimen- tos son de edad diferente, y de facies marina, como queda constatado por los tres descubrimientos de fósiles hasta ahora hechos *, que com. prenden las épocas geológicas del paleozoico y mesozoico, entre el si- lúrico (?) y eretáceo. Los esquistos y tobas han sufrido dislocaciones muy violentas, que se hacen visibles en un plegamiento y arrugamien- to muy fuertes, lo que pude observar muy bien desde a bordo, ya desde cuando entró la Uruguay a la Bahía de Cumberland. También pude obtener con facilidad muestras de tamaño regular consistentes en un plegamiento completo del anticlinal y sinclinal (por ejemplo en la loca- lidad Two Hummocks de la misma bahía). Resulta entonces, que Sud Georgia es resto de una cordillera plegada, en cuyo último movimiento ' Antarktis, loc, cit., páginas 9 y 10 (Relaciones geológicas entre Shetland y Orcadas no se pueden constatar). 2 Ibidem, página 15. ' Compárese : Die Deutsche Expedition der internationalen Polarforschung, tomo II, 1882-83. Geogn. Beschreibung der Insel Siidgeorgien (Thiirach); Sehwedische Siid- polarexpedition, Winterexpedition der «Antarctic » nach Siidgeorgien (1902); véase el informe de Andersson en Peterm. Mitt., página 202, 1902; Deutsche antarktische Expedition 1911; véase Hreim : Geolog. Beobachtungen úiber Siidgeorgien (Ztschr. Ges. Erdk, 10 6, pág. 451 a 456. Berlín, 1912). NORDENSKJÓLD, Antarktis, loc. cit., página 15, y Nachtrag, página 26. * Un bivalvo semejante a Posidonomya (Andersson), un fragmento de una Amo- nita, tal vez Acanthoceras (Kónig) fósiles mal conservados, probablemente paleo- zoicos y tal vez silúricos (Ferguson). KUHN : EL ARCO DE LAS ANTILLAS AUSTRALES 397 participaron sedimentos marinos mesozoicos, hecho importante para nuestra investigación. El rumbo de este sistema parece que coincide con el eje longitudinal de la isla, es decir, que tiene la dirección not- oeste sudeste; los pliegues se hallan yacientes hacia el norte; los yaci- mientos no plegados presentan, por lo general, inclinación meridional '. De las dos islas principales del grupo de las Orcadas del sur, Co- ronation y Laurie, sólo la última fué hasta ahora explorada geológi- camente por Pirie, miembro de la expedición escocesa (buque Scotia). Esta isla está compuesta principalmente de una grauvacka de grano fino muy dura, en parte estratificada, pero por lo general de aspecto compacto, semejante a cuarcita muy maciza. Además existen transi- ciones a conglomerado y frecuentemente yacimientos intercalados de pizarra negra filítica. Estos últimos se hallan en su mayor desarrollo cerca del Cabo Dundas (punta oriental de la isla), en cuya proximidad está situado el pequeño islote, donde Pirie descubrió los únicos fósiles hasta ahora conocidos : un Eraptolithes de la especie Pleurograptus y dos fragmentos de un erustáceo de la familia de los Phillocarides se- mejante a Discinocaris, todos provenientes de aquellas pizarras ne- gras ?. Se trata, pues, aquí de sedimentos del silúrico inferior. El rumbo de las capas es en general noroeste-sudeste, vale decir que no coincide con el eje mayor de la isla, sino con las penínsulas largas y estrechas, que se desprenden en el lado norte y sur del cuerpo de la isla. Las capas donde pueden ser observadas, presentan una inclina- ción muy fuerte; un solo plegamiento pude observar en la isla Murray, sobre la costa meridional de Lautie, cuya culminación en forma de torre está formada por la mitad de una bóveda. Resulta, pues, que también en las Orcadas aparecen restos de una cordillera plegada destruída, a la cual, de acuerdo con los datos hasta ahora existentes, ! HEIM, loc. cit., página 454. 2 Compárese : Note on the Geology of the South Orkneys (Scott. Greogr. Magaz. t. XX, pág. 130, 1904); On the Graptolite-bearing rocks of the South Orkneys (Pro- ceedings Royal Soc., pág. 463 a 470, Edinburgh, 1905); The Voyage of the Scotia, ¿dinburgh y Lonáon, 1906; NORDENSKJOLD, Antarktis, loc. cit., página 5; Pe- term. Mitt., página 79, 1904 ; Geogr. Zeitschr., página 412, 1905; Zeitschr. (Ges. Erdk., número 7, página 564, Berlín, 1905; Anales Oficina Meteorológica argentina, tomo XVI, página 8, 1905. La definición que hace VALETTE, Viaje a las islas Orcadas Australes (Anales Min. Agric., Sección Zootécnica, t. 1, n* 2, pág. 15): «roca esquistosa granítica de efectos plutónicos » (sic!) menciono sólo por curio- sidad. Las muestras que he traído de Laurie, y que provienen de los alrededores del observatorio, son (según determinación de Schiller): grauvacka arcillosa- cuarzosa con muskovita y pizarra gris-obscura bituminosa con pirita. No he teni- do la suerte de hallar fósiles. 398 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES debemos acordar una edad mucho mayor que la que tiene la cordille- ra patagónica y los Antartandes. Es entonces evidente, que los hechos geológicos no indican aquí relaciones con Sud América, ni con la an- tártica, y el rumbo de los estratos de Laurie tampoco apoya la idea de la existencia del arco hipotético como línea tectónica directriz, pues debería presentarse, en tal caso, un rambo en dirección aproxi- mada al eje longitudinal de las dos islas, es decir, este-oeste. Entre este fragmento paleozoieo aislado y Sud Georgia, debe correr aquella línea, según hipótesis, sobre las islas Sandwich del sur. Pero su origen volcánico reciente y el hecho de que emergen de grandes profuididades, excluye la posibilidad de que ellas sirvan de eslabón dentro de la cadena supuesta. Al resumir ahora lo que se ha podido constatar con seguridad, po- demos afirmar, que ni el relieve del fondo del mar, ni la constitución geológica, estructura o edad de las islas en cuestión, requieren la construcción de una línea directriz tectónica de plegamiento terciario del tipo andino, desde Tierra del Fuego hasta Tierra de Graham en la forma de la curva en que se hallan situados los grupos de islas según la impresión que da el mapa. Pero en otro sentido parece muy poco probable que las dos regiones, relativamente vecinas, la extremidad meridional de Sud América y la septentrional de Antártica occidental, con su homogeneidad morfológica, se hayan formado separadamente como dos individuos independientes de la litósfera austral, en los que hubiesen tenido lugar idénticos y sinerónicos procedimientos oroge- néticos y morfológicos por simple casualidad *. Las rocas granitóidas, (v. er., Dioritas y Granodioritas) de la cordillera de las islas fue- guinas y de la cadena central de los Antartandes, presentan, según Nordenskjóld «una homogeneidad petrográfica y química en tal grado, que sólo sobre esta base se podría ya suponer una génesis análoga a estas dos cordilleras vecinas, aun sin tener en cuenta que otras razo- nes hablan también en favor del sincronismo de los procedimientos geológicos >». Con esto queda establecida la íntima relación morfológi- ca entre la cordillera patagónica y la de Tierra de Graham, hoy sepa- radas por un mar profundo, y nuestra tarea consistirá en precisar en lo posible la posición en que se hallan los fragmentos de estructura ajena, que presentan las islas mencionadas en relación a la unidad del tipo pacífico, prescindiendo completamente de la hipótesis del arco de conjunto. ' Compárese WILCKENS, Zwr Geologie der Súdpolarlinder, loc. cit., página 180. * Antarktis, loc. cit., página 10. KUHN : EL ARCO DE LAS ANTILLAS AUSTRALES 399 HI LAS ESTRUCTURAS Y SUS RELACIONES 1. Sud Georgia La Isla de Sud Georgia contiene en parte, indudablemente, sedi- mentos marinos mesozoicos *, es decir, elementos característicos de la estructura andina. Pero existe también, por otra parte, el indicio de una estructura más antigua en los sedimentos paleozoicos plegados *. Se trata, pues, de un conjunto, que recuerda de un estado semejante de las provincias de San Juan y Mendoza, donde el geosinclinal an- dino toca a la estructura pérmica de las precordilleras *. Como se trata allá de una zona marginal de una antigua masa continental, de Bra- silia, de edad precámbrica, podemos considerar también la parte pa- leozoica de Sud Georgia como el resto de una zona agregada a una masa continental más antigua. Si con respecto a la cordillera patagó- nica podemos hablar aquí de la aparición de un elemento ajeno, debe- mos también tener presente, que el rumbo noroeste de los pliegues de Sud Georgia no indica en modo alguno una dirección hacia la extre- midad de la cordillera patagónica, terminando con rumbo oriental en la Isla de los Estados, respectivamente en el banco de Burdwood +. La línea tectónica de plegamiento terciario, que Nordenskjóld ha trazado en su mapa geológico de la Antártica * entre la Isla de los Estados y la punta norte de Sud Georgia, siguiendo aproximadamente el paralelo de 55%, no puede considerarse como existente en realidad ; los rumbos son muy diferentes, y el de Sud Georgia, sureste-noroeste (rumbo característico para las estructuras antiguas en la Argentina), 'Mesozóico inferior (?) con Posidonomya, cretáceo con Acanthoceras. Véase arriba. 2 Siluriano (?) según Ferguson, paleozoico superior (?) con Posidonomya. Véase arriba. * Compárese KEIDEL, Die neueren Ergebnisse der staatlichen geologischen Unter- suchungen in Argentinien (Compte rendu XI Congr. Intern. (réol., pág. 1127 a 1141, Stockholm, 1910); Íbem, Uber das Alter und die Verbreitung der verschiedenen tektonischen Strukturen in dem Gebirgsziúigen Argentiniens (Compte rendu XII Congr. Intern. Géol., pág. 671 a 687, Toronto, 1913); Íbem, La geología de las sierras de la provincia de Buenos Aires y sus relaciones con las montañas de Sud Africa y los Andes (Anales Min. Agric., sección Geol., t. XI, n? 3, pág. 52, 1916). 1 SUESSs, loc. cit., página 554. * Antarktis, loc. cit., figura 1, página 2. 45 50 Georeig del Sud a) 1:| 2.500.000 Hallajigos de Fosiles. 1. Amon 55 PO Sii onites (Acanthoderas?) denomya sp. 3 ANTILLAS AU: Ki EL SUPUE ARCU DE LAS Pao Construido y di según las fuentes por el DR. FRANZ Escala 1: 14.00€ A, 12 Palk A lr ee pa Yana Hyola op" ES A e (Orcadas Australes) AA PO) o O C Dundas 60% 43" 60043" NE Murray E Terreno bajó de rodados 1 Despaiy 0 e qa F) nó y T Inaccesible Coronatidin a 00 aN == Y Las Orcadas| Australes 1: |4,000.000 Lo LÍNEAS ISO'B¡ASTTHIES Significan: Profundidades hasta (Límite del “Shelf'”) 1.000 m. LODO ARAS y siguiendo con ¡nterva- los de mil metros. 102 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES nos conduciría más bien hacia el shelf en el lado norte de las Malvi- nas, que hacia la Isla de los Estados. Sabemos que la zona de los sedimentos mesozoicos del seosinclinal andino, entre los 369 y los 409 latitud sur, más o menos, pasa com- pletamente hacia la vertiente oriental de la cordillera, y que dichos sedimentos tienen una expansión considerable en dirección hacia el sureste *. Debemos suponer la existencia de depósitos marinos jurási- cos y eretáceos igualmente en el subsuelo de las mesetas patagónicas, de lo que hay indicios indirectos, como, por ejemplo, afloramientos del jurásico superior y del cretáceo en el Cerro Lotena ? y cerca de El Cuy, al naciente del río Limay *, amonitas del Lías al sureste de Tee- ca (territorio del Chubut) *, amonitas (2) de la isla Quintana al sur del cabo de Dos Bahías, en la costa patagónica ?. También hay que supo- ner su presencia en el subsuelo de Challacó y Comodoro Rivadavia, como yacimiento primario del petróleo ". Pero en la Patagonia nos ha- llamos fuera de las dislocaciones, sólo existen ondulaciones suaves de anticlinales y sinclinales muy anchas y con inclinaciones de sólo uno o unos pocos grados (en el vértice de tal bóveda del subsuelo se hallan, v. gr., las perforaciones de Comodoro Rivadavia) *. La existencia de de- pósitos marinos sinerónicos en Sud Georgia debe ser considerada co- mo indicio de una transgresión vasta epicontinental sobre la tierra de Gondvana, llamándose así la masa antigua austral hoy despedazada. En Sud Georgia vemos entonces una soldadura de dos diferentes trozos originada por movimientos posteriores orogénicos, de un modo análogo al que se ve en la estructura pérmica de la precordillera agregada al geosinclinal andino, sin que se pueda derivar de la exis- tencia de procedimientos análogos, una unidad tectónica más con- ' KEIDEL, Informe geológico sobre el yacimiento petrolífero de Challacó (territorio del Neuquen), página 4, figura 1, Buenos Aires, 1913. * WINDHAUSEN, Contribución al conocimiento geológico de los territorios del Río Negro y Neuquen (Anales Min. Agric., sección Geol., t. X, n* 1, pl. 8, 1914); el mismo trabajo en alemán : Linige Ergebnisse zweier Reisen in den Terr. Rio Negro und Neuquen (Neues Jalob. f. Min., B. B. XXXVIIL, pág. 325 a 362, 1914). ' KrEIpEL, loc. cit., página 30. * RorTH, Neues Jahrb. f. Min., B. B. XXVI. * AMEGHINO, Les formations sédimentaires du crétacé supérieur et du tertiaire de Patagonie (Anales Mus. Nac. de Buenos Aires, serie TI, t. VIII, pág. 31, 1906): « On y a trouvé des Ammonites gigantesques, malheureusement perdus pour la science. » * KEIDEL, loc. cit., página 32. 7 SCHILLER, Geologie und Erdólvorkommen von Comodoro Rivadavia (Ztsch. Deutsch. Wiss. Ver., n9 4, pág., 197, Buenos Aires, 1915). KUHN : EL ARCO DE LAS ANTILLAS AUSTRALES 103 siderable. Los movimientos que produjeron el plegamiento de los sedimentos mesozoicos y su reunión con la estructura más antigua tal vez estén en relación con la destrucción y hundimiento de la masa con- tinental de Gondvana en aquella región, cuando se formó la honda de- presión del mar de Weddell y empezó aabrirse desde el sur la gran hen- dedura del océano Atlántico, que separa hoy Sud África de la Argenti- na, en las que se han descubierto un gran número de rasgos esenciales geológicos comunes y particulares para el desarrollo continental del hemisferio austral, así estratigráficos, como paleontológicos y dinámi- cos. Las sierras del sur de la provincia de Buenos Aires y muy proba- blemente las Malvinas, representan pilares todavía en pie del gran edi- ficio destruido .. 2. Las Orcadas australes El hecho de que la extremidad sur de Sud América y la norte de la Antártica occidental tengan un rumbo visiblemente dirigido hacia el este, indica, seguramente, dentro de la extensa línea de movimientos terciarios que bordea al océano Pacífico, un avance hacia el lado atlántico y por la situación de las Orcadas en aquella región, hacia la que convergen más o menos los rumbos, nace en seguida el problema de la relación existente entre las islas y el avance de los movimientos pacíficos. Es aquí de sentir, que únicamente sobre la isla Laurie exis- tan datos geológicos, faltando investigaciones en cuanto a la isla mayor, Coronation. Pero aun en el caso de que una investigación futura no pudiera constatar allá la presencia de formaciones del tipo pacífico, ello no sería razón para rechazar del todo alguna relación, pues debemos contar con la eventualidad muy probable, de que tales formaciones pueden haberse hundido, a causa de las grandes profundidades que rodean a este grupo. Sobre todo en el norte y noroeste existe una depresión marcada en forma de fosa, que se diri- ge hacia el estrecho de Drake, y el perfil desde las islas hacia es- ta profundidad de más de 4000 metros es relativamente muy brus- co: a 15 millas de la costa la sonda alcanzó ya más de 3000 metros y en 592 253 latitud sur 4000 a 4200 metros * de modo que pue- ' Para mayores detalles hay que leer lo que dice Keidel en su trabajo citado, Sobre la geología de las sierras de la provincia de Buenos Aires, ete., capítulo IV, nú- mero 2: «La edad de la estructura tectónica interna de las sierras y sus relacio- nes con los Andes », página 52. 2 Sondeos de la Scotia (Bruce). 104 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES den suponerse allá hundimientos considerables de la corteza sólida. Es sabido que ya Suess ' llamó la atención sobre el hecho de que la extremidad meridional de Sud América no termina, probablemente, con un rumbo simple, por la vuelta característica hacia el este, cuyo término es la isla de los Estados, sino que la zona exterior de las dioritas andinas, cuya extensión en el sur abarca, desde la península de Brecknock, una línea trazada sobre las islas Stewart y Londonder- ry, las penínsulas Rous y Hardy de la gran isla Hoste, y la isla Her- mite hasta la del cabo de Hornos *, parecería que indica otro rumbo sudeste. Buscando entonces una comunicación entre Sud América y Tierra de Graham, hay que tener también en cuenta esta dirección de la línea tectónica, particularmente a causa del papel impor- tante que tienen las granodioritas dentro de la zona plegada de los Antartandes. Con esta consideración se comprende aún menos, por qué la línea directriz hipotética de dislocaciones terciarias debe correr únicamente sobre la isla de los Estados en dirección hacia el este ?. Vamos a ver qué noticias tenemos sobre esta segunda punta extre- ma del continente sudamericano. Pizarras arcillosas (con inocera- mus ?) * y otras anfibólicas atraviesan el estrecho de Le Maire hacia la isla mencionada, donde domina un tumbo oriental ligeramente des- viado hacia el norte *. Más afuera sigue el banco de Burdwood, que continúa la dirección al este, pero con una desviación final muy acen- tuada hacia el sudeste, y sobre el cual hasta ahora se ha comprobado sólo la existencia de formaciones volcánicas *. Este hecho, como tam- bién el área considerable y la situación marginal de dicho banco res- pecto a la isla de los Estados (pues no forma su continuación directa en el tumbo de esa isla, sino que se halla removido algo hacia el norte) permiten considerarlo como una formación análoga a la que presentan las mesetas basálticas muy extendidas, que se hallan en la Patagonia al margen de la cordillera. Esta idea de establecer un paralelismo entre el banco de Burdwood y las mesetas basálticas de la Patagonia, está corroborada por la muy probable división estricta entre región * Antlitz de Erde, loc. cit., página 551. - Compárese el mapa de QUENSEL, Geol. petrogr. Studien in der patagonischen Cordillere (Bull. Geol. Inst. Upsala, t. XD. ' Antarktis, loc. cit., página 2. ' STEINMANN en Centralblatt fir Mineralogie, páginas 193-94, 1908. * SUESSs, loc. cit., página 550. * Dragages de I. C. Ross. KUHN : EL ARCO DE ANTILLAS AUSTRALES 405 Fig. 1. — Bahía Uruguay, isla Laurie, Orcadas Australes. Vista tomada desde el istmo del ob- servatorio hacia el noroeste. En el primer plan la playa de rodados con algunos trozos de hielo. Se ve el lado occidental de la bahía con el monte Ramsay y su gran ventisquero. (Fot. Kihn.) Fig. 2. — Bahía Uruguay, isla Laurie, Orcadas Australes. Vista tomada desde el ventisquero al este del observatorio hacia el norte. La morrena del primer plan consiste en grauvacka y pl- zarra negra. Se ve el lado oriental de la bahía y en el fondo la isla Saddle. (Fot. Kúlm.) 106 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES de la cordillera y los depósitos terciarios patagónicos hasta el mismo cabo San Diego !. Ahora, representando el banco de Burdwood una formación corres- pondiente a la de las mesetas basálticas patagónicas, actualmente sumergida (pero con un paraje de sólo 45 metros de agua), podríamos llegar a conclusiones teniendo en cuenta su forma y situación, sobre la continuación verdadera del rumbo de la cordillera que termina vi- siblemente, pero no orgánicamente, en la isla de los Estados, puesto que el banco debería acompañar al pie de la cordillera. La dirección del lado meridional del shelf de Burdwood — se encuentra todavía en 969 latitud sud y 539245 longitud oeste la profundidad de 200 metros solamente — o, en otros términos, la dirección del margen de la cordi- llera sumergida, que forma la continuación más allá de la isla de los Estados nos conduce, cuando la prolongamos, casi exactamente a las Orcadas Australes. Si buscamos también la continuación del eje gra- nodioriítico de la cordillera en la dirección sobre el cabo de Hornos. resulta que esta prolongación se dirige igualmente hacia las Orcadas, hacia las cuales también parece dirigirse la extremidad de la Tierra de Graham con su vuelta hacia el noreste, junto con el archipiélago de las islas Shetland del Sur. En la región de las Orcadas podemos ima- ginar entonces la reunión de los Antartandes y de la cordillera pata- gónica; es allá, donde termina el avance de las formaciones del tipo pacifico hacia la región atlántica, es decir, hacia el dominio del Gond- vana, avance cuneiforme entre las Malvinas, las Orcadas y una masa continental más austral, en cuyo lugar tenemos el eran hundimiento del mar de Weddell >, pero de la cual probablemente se han conser- vado restos en la Tierra de Coats y la Tierra Príncipe regente Lui- poldo *. Tal vez existió en esa región una antigua línea morfológica, que ha ejercido su influencia en los procedimientos del plegamiento moderno como límite de una masa rígida, que a consecuencia de esos movimientos, origen de una presión desde el oeste. y del hundimiento del Mar de Weddell, causa de una tensión hacia el sudeste, fué tea- tro de efectos tectónicos muy intensos, productores del destrozo de sus restos. Esta hipótesis la fundo en el estado muy dislocado de los ' Compárese Geol. Map of the Magellan Territories en NORDENSKJÓLD, Wissensch. Ergebnisse der Sehwed. Exped. nach. den Magellanslindern, 1895-97. Stockholm, 1907; y SuEss, loc. cit., página 549. * Se conocen de su fondo rodados de gneis (Antarktis, loc. cit., pág. 21). ' Allí Heim encontró Arcose conglomerática sin fósiles, tal yez perteneciente a la serie de gondvana (comunicado por NORDENSKJOLD, Antarktis, pág. 21). KUHN : EL ARCO DE LAS ANTILLAS AUSTRALES 407 sedimentos en la isla Laurie y el relieve accidentado del fondo del mar en su naciente, donde, según los sondeos del buque Deutschland, existen entre 60% y 629 latitud sur y 3692 y 389 longitud oeste varios cordones submarinos '. Además podría explicarse el estrecho de Leth- waite, que separa las islas de Powell y Dibden de Coronation, y el de Washington, que separa la última de Laurie, como originados por fracturas, que corren más o menos en el rumbo de las montañas de Laurie. Agregando a esto el hecho de que Coronation alcanza casi doble altura que Laurie, y que más al naciente de ésta se hallan cor- dones sumergidos, llegamos a la conclusión de que acá ha tenido lugar la formación de un sistema de fracturas con descensos tanto más profundos, cuanto más orientales, lo que coincide exactamente con la suposición de una tensión desde la región del Mar de Weddell. En la misma isla de Laurie se observa una separación en dos trozos ; ella se compone evidentemente de dos partes, una mayor en el este, y otra menor, que consta sólo de las penínsulas de Mackenzie y Mossman (véase el croquis). Esta parte oriental está separada casi totalmente del resto de la isla por dos golfos opuestos, Bal“ Uruguay en el norte y Bahía Scotia en el sur, que se acercan uno a otro hasta la distancia de 300 metros. El angosto istmo que los separa, no está formado por rocas que afloran, sino por un terreno bajo formado por rodados, que se halla a un promedio de sólo 4 o 5 metros sobre el nivel medio del mar. Se trata aquí de un aluvión posterior de rodados marinos y ma- terial de morrenas, que cerró el punto más angosto del brazo de mar anterior. El descenso brusco que sufre el fondo en dirección al estre- cho de Drake, ya fué mencionado más arriba ? (véase fig. 1 y 2). Sería aventurado pretender que las preceaentes deducciones re- presentan una solución del problema que nos ocupa. En este estudio sólo se trata de un ensayo cuyo objeto es establecer relaciones en aquella región tan destrozada del hemisferio austral, prescindiendo de la hipótesis del «arco de las Antillas Australes », cuya existencia como línea tectónica, aunque marcada al parecer por la disposición topográfica de las islas, en mi opinión no puede comprobarse. Los conocimientos actuales sobre esta región remota y dificil de visitar son en verdad demasiado escasos todavía para permitir interpretacio- nes de alguna seguridad. ! Véase más arriba página 391 y los mapas en 4Annalen der Hydrographie, plan- cha 3, 1913, y Zeitschr. (es. Erdk., número 1, plancha 1. Berlín, 1915. - Compárese WILCKENS, loc. cit., página 180; NORDENSKJOLD, Antarktis, pá- gina 16. NUEVAS HACHAS PARA CEREMONIAS PROCEDENTES DE PATAGONIA POR R. LEHMANN-NITSCHE En un trabajo que se ha publicado hace siete años *, he reunido todo el material, conocido en aquella época, que puede considerarse como flor de la pobre cultura patagona. Son hachas y placas, la mayo- ría con erabados geométricos, que por su material y tipo quebradizos y por los adornos que en algunos se observan, no han de haber ser- vido para uso práctico, hecha excepción de tres piezas, porque en tal :aso no se hubieran conservado tantos ejemplares enteros y el filo se hubiera gastado. Oreo que sólo puede tratarse de utensilios usados tal cual o que, como las hachas, tal vez revestidas en forma alguna, eran destinadas para ceremonias. Clasificando las 24 hachas, he podido distinguir los tipos si- guientes : I. Tipos más o menos cuneiformes con los costados rectos : núme- ros 1-2. TH. Tipos más o menos rectangulares con los costados cóncavos : números 3-5. TIT. Tipos más o menos trapezoidales con los costados cóncavos. Olase A : la cabeza no está especialmente tallada : números 6-7. Clase B : la cabeza está especialmente tallada : números 5-9. ' LEBMANN-NITSCHE, Hachas y placas para ceremonias procedentes de Patagonia. Revista del Museo de La Plata, XVI (= 2, ID), página 204-240. 1909. ANAL. MUS. NAC. — T. XXVIJI (OCTUBRE 27, 1916) 27 110 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES IV. Tipos parecidos a un manubrio aplastado de gimnasia o a un número ocho : números 10-18. V. Tipos parecidos a un yunque oa una letra T, cuya pierna se ensancha. Clase A : formas chatas macizas : número 19. Clase B : formas chatas : números 20-22, VI. Tipos parecidos a un triángulo agudo de costados algo cónca- vos : número 23. Apéndice. Tipo aberrante : número 24. El nuevo material que presento en las líneas siguientes !, aumen- la ('/, tam. nat.) ta el número de los ejemplares, no el número de los tipos. Sin em bargo, complementa oportunamente los representantes de cada gru- po; creo, pues, justificada una publicación especial. Pertenecen tres piezas en cuestión al barón Sehrenek-Notzing, residente en Leipzig, quien como médico de a bordo de la línea nacional que navega en la cos- ta patagónica, las había adquirido en Madryn, territorio del Chubut; fueron encontradas en los médanos de las cercanías. Agradezco a mi distinguido amigo, quien me remitió datos y fotografías, el permiso de publicar material tan interesante en la forma que creyera conveniente. ' El fragmento de un hacha ceremonial, con grabados (escalones y línea zig- Zag), procedente de San Blas y al parecer perteneciente a nuestra clase II o IV, fué publicado por W. H. Holmes en el Bulletin 52 del Bureau of American 'Elhmo- logy. página 144, figura 38, 1912. LEHMANN-NITSCFE : NUEVAS HACHAS DE PATAGONIA 411 Otra pieza es propiedad del doctor Jorge Echayde, de Buenos Ai res, quien la recibió como donación de un amigo; procede del Limay, territorio del Neuquen. Otra fué encontrada por mí personalmente, el 18 de marzo de 1915, en la vereda de una de las pocas calles del pueblo de General Conesa, situado a orillas del mismo Río Negro, por donde pasé a vuelta de un viaje encomendado por el Museo de La Plata. Averi- 1d ('/, tam. nat.) guando en las casas vecinas al sitio del inesperado hallazgo, resultó que aquella hacha de piedra era propiedad de una señora que la había conseguido en Quetrequile, territorio de Río Negro, y llevado a casa como muñeca inquebrable para sus chicos! El hacha ya estaba rota cuando fué hallada en Quetrequile. El resto de las piezas descriptas en esta monografía, se hallan en poder de coleccionistas residentes en Carmen de Patagones, donde he tenido oportunidad de estudiarlas y fotografiarlas en enero de 1916. Un solo ejemplar he podido adquirir para el Museo de La Plata. Otro ejemplar fué donado al Museo por el profesor de botánica don Augusto César Scala. 112 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Conservando la clasificación adoptada en nuestro primer trabajo, los nuevos objetos ocupan los números siguientes : HACHAS TI. — Tipos más o menos cuneiformes con los costados rectos N* la. Ejemplar sencillo que tiene la forma de una cuña, con el filo especialmente preparado; a todo parecer, estuvo engastado en un mango de madera. 4 a (/, tam. nat.) Material : Basalto negruzco. Medidas : Largo máximo 11%4, ancho máximo 7%*6, espesor máxi- moO/9en5), Procedencia : Alrededores de Viedma, capital del territorio de Río Negro, adquirido allá por el doctor Lehmann-Nitsche. Lugar donde se conserva : Museo de La Plata. LEHMANN-NITSCHE : NUEVAS HACHAS DE PATAGONIA 413 10. Tipo simétricamente tallado; la región del filo se ensancha de repente, representando así la transición hacia los tipos en los cuales el filo está marcado especialmente y separado del cuerpo por un surco. Una de las caras, suavemente convexa, la otra un poco convexa y con restos de pintura ocre. Ejecución en general, perfecta. Por su forma e EA 4b ('/, tam. nat.) y los detalles del filo ya mencionados, ocupa una posición intermedia entre los números 1 y 2 de nuestra primera monografía. Material : Basalto poco poroso, de color gris-negruzco. Medidas : Largo máximo 173, ancho máximo (arriba) 6%*6, ancho máxi- mo (filo) 10%2, espesor máximo 305, Procedencia : Valle del Río Negro, Rincón del Palo, establecimiento « La 414 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Chacra» de don Nicolás Mora, situada á seis leguas al oeste de Conesa. Lugar donde se conserva : Museo de La Plata ; donación del señor Augusto César Scala. II. — Tipos más o menos rectangulares con los costados cóncavos N” 4a. Pieza hermosa. La cabeza aumenta algo en espesor; una cara ligeramente convexa, todo el filo profundamente separado. La 6 a (/, tam. nat.) otra cara, cóncava, llena de oere; el filo, separado de la « hoja» por un leve surco transversal, cubierto de un grabado longitudinal que consiste en líneas rectas, quebradas y zi9-Zag. Medidas : Largo máximo 192, ancho máximo (cabeza) S“%2, ancho má- ximo (filo) 10%2, ancho máximo 7%*7, espesor máximo (cabeza) 44, , LEHMANN-NITSCHE : NUEVAS HACHAS DE PATAGONIA 115 Material : Basalto bastante condensado, de color negruzco. Procedencia : Campo de Claypole, a 500 metros al norte de Río Negro y 12 leguas al oeste del Carmen de Patagones. Lugar donde se conserva : Propiedad del señor Juan P. Martini, estancie- ro, Carmen de Patagones. 7 a ('/, tam. nat.) N* 4). Ejemplar completo, hecho de una placa de piedra arenisca que contiene en parte restos de conchillas fósiles. Ambas caras bas- tante planas, una con grabados : el tan conocido sistema de escalones concéntricos. El grabado es muy poco visible y además bastante gas- tado por la intemperie. El borde inferior, bien afilado. Medidas : Largo máximo 232, ancho máximo (arriba) 96, ancho má- ximo (filo) 13%1, ancho mínimo 75 espesor máximo 28, Material : Arenisca amarillenta gris, con pequeñísimas partículas negras. Procedencia : Bahía de San Blas. Lugar donde se conserva : Propiedad del señor Joaquín Otero, farmacéu- tico, Carmen de Patagones. 116 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES 111. — Tipos más o menos trapezoidales con los costados cóncavos Clase A : La cabeza no es especialmente tallada N* 6a. Esta pieza se intercala entre los números 6 y 7 de nuestro trabajo anterior. Su contorno es un trapecio regular, con los costados largos bien cóncavos y ambas caras algo convexas. Una de las extre- Sa ('/, tam. nat.) midades que consideramos la inferior, está adelgazada en su espe- sor, habiéndose hecho un filo como lo presenta, aunque no tan bien marcado, el número 7. Creo que se ha querido afilar esta extremi- dad del hacha y no adelgazarla con el fin de engarzarla en un mango de madera. Material : Tal vez basalto negruzco. Medidas : Largo máximo 21%*9, ancho máximo (arriba) 112, ancho má- ximo abajo (filo) 11%2, ancho mínimo S**0, LEHMANN-NITSCHE : NUEVAS HACHAS DE PATAGONIA 417 Procedencia : De un cementerio indígena de los médanos de Madryn, Chubut. Lugar donde se conserva : Colección particular del barón de Schrenek- Notzing, Leipzig. N* 74. Hermosa pieza de forma más o menos rectangular, repre- 8 b ('/, tam. nat.) sentando un tipo intermedio entre los grupos II (rectangular) y LL (trapezoidal). Los costados largos son bien cóncavos y ambas caras relativamente planas. El filo bien marcado como tal y separado del cuerpo. Ambas caras presentan el mismo grabado: arriba, cuatro lineas escalonadas; abajo, dos; lateralmente, a cada lado, una. El dibujo va separado por un surco del borde con que empieza el filo. Ambos cos- tados cóncavos como también el superior, separados por un surco 418 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES longitadinal profundo, caso único en la gran serie de objetos de esta clase estudiados por nosotros. Material : Basalto negruzco. Medida : Largo máximo 200, ancho máximo (arriba) 1023, ancho máxi- mo abajo (filo) 129, ancho mínimo 7%*6, espesor máximo 323, Se ('/, tam. nat.) Procedencia : Del Limay, probablemente hallazgo aislado. Lugar donde se conserva : Colección particular del doctor Jorge Echayde, Buenos Aires. Clase B : La cabeza es especialmente tallada N* Sa. Aunque incompleta y rota, esta pieza debe atribuirse a la clase arriba caracterizada, pues no cabe duda que el filo tenía la ten- dencia de ensancharse. Las circunstancias en las cuales yo personal LEHMANN-NITSCHE : NUEVAS HACHAS DE PATAGONIA 119 mente hallé la curiosa pieza, ya fueron narradas en la introducción. Ambas caras completamente planas; el borde mal tallado y mal pu- lido. En un costado, restos de una ornamentación : una línea trans- versal separa el cuerpo de la pieza del filo; le sigue una línea dente- llada y después un sistema escalonado, desgraciadamente incompleto por haberse roto el hacha justamente en esta parte. 11 a (/, tam. nat.) Al parecer, la pieza completa debe haberse asemejado mucho al número, descripto por nosotros en el citado trabajo anterior. Material : Piedra arenisca de color gris blanquizco. Medidas: Aneho máximo (arriba) 105, cuello 6%3, espesor máximo 297, Procedencia : Quetrequile, territorio de Río Negro. Lugar donde se conserva : Museo de La Plata. N* 8b. Pieza rota en dos pedazos; el actual propietario la encontró personalmente en su campo al ir a caballo; notó que el animal había pisado sobre una piedra, se bajó y se encontró con la presente pieza, recién rota por pisar encima el caballo. El trabajo no es muy esme- 120 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AJ[RES rado; hay rayas longitudinales; el filo bien preparado. En ambas ca- ras, indicios que una vez ha sido pintado de ocre. No hay grabados. Medidas : Largo máximo 225, ancho máximo (cabeza) 108 ancho má- ximo (filo) 115, ancho mínimo 5%*6, espesor máximo 227, Ia , tam. nat Material : Piedra arenisca, de color amarillento gris, con pequeñas patr- tículas negras. Procedencia : Campo Los Duraznos, del señor Juan P. Martini, paraje El Abra, dos leguas y media al norte del Río Negro y doce leguas al oeste de Carmen de Patagones. Lugar donde se conserva : Propiedad del señor Juan P. Martini, estan- ciero, Carmen de Patagones. LEHMANN-NITSCHE : NUEVAS HACHAS DE PATAGONIA 421 N'"8c. Hermoso ejemplar completo, de forma típica. La superficie de la cabeza áspera, mientras que la de la « hoja» es bien lisa, hasta tal punto, que el sistema de grabados que había en la cara pintada de ocre rojo, se ha borrado del todo. Medidas : Largo máximo 20%7, ancho máximo (cabeza) 10%*0, ancho má- ximo (filo) 133, ancho mínimo (cuello) 6%*0, espesor máximo (cabeza) 36; 24 a (*/, tam. nat.) Material : Piedra arenisca muy fina, de color gris amarillento. Procedencia : Las Aguadas, a 14 leguas al sudoeste de Viedma. Lugar donde se conserva : Propiedad del doctor Carlos M. Hildemann, médico, Viedma. IV. —Tipos parecidos a un manubrio de gimnasia aplastado o a un número ocho N* 11 a. Ejemplar incompleto en doble sentido; en la parte superior falta una esquina, rota indudablemente por un golpe que ha sufrido; por otra parte el filo está tan gastado, que el largo total de la pieza quedó notablemente reducido. Hecha abstracción de todo esto, tam- 422 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES bién para el presente ejemplar vale la descripción que de este tipo cu- rioso dí en la página 216 de mi trabajo ya citado : «A mi modo de ver, siempre se distinguen las dos partes del ha- cha : la superior termina en un borde ancho y mocho, y en los ejem- 24 b (*'/, tam. nat.) plares grandes, es más o menos redondeada o semicircular y más pe- queña que la parte inferior; esta última termina en un filo y tiene más bien la forma de un rectángulo irregular. » Se ve que esta caracterización vale para la presente pieza que es parecidísima al número 11 de la serie anterior, hecha excepción del filo mucho más gastado. Material : Probablemente basalto. LEHMANN-NITSCHE : NUEVAS HACHAS DE PATAGONIA 423 Medidas : Largo máximo 177, ancho máximo (arriba) 11%7, ancho má- ximo abajo 13%5, (ancho) mínimo 6%3. Procedencia: De un cementerio indígena de los médanos de Madryn, Chubut. Lugar donde se conserva : Colección particular del barón de Schrenck- Notzing, Leipzig. N* 13a. Pieza espléndida, entera. Ambas extremidades se acercan a la forma triangular como lo presentan los fragmentos número 15 (fragmento superior) y 16 (fragmento inferior) de nuestra publicación 33 a ('/, tam. nat.) anterior. Por los grabados, puede decirse que inician la serie de ha- chas ornamentadas, representadas en grado insuperable por el her- moso ejemplar número 14. Es grabado sólo el mango : dos surcos trans- versales lo separan de las extremidades, limitando así un campo ree- tangular que es llenado con dos líneas longitudinales en zig-zag y dos triángulos, cuyas bases son, al mismo tiempo, aquellos surcos trans- versales (véase el celisé). Puedo afirmar que la cara opuesta no ofrece erabado alguno. Material : Probablemente basalto. Medidas : Largo máximo 35%*0, ancho máximo (arriba) 200, ancho má- ximo (abajo) 26**0, ancho mínimo 70, Procedencia : De un cementerio indígena de los médanos de Madryn, Chubut. Lugar donde se conserva : Colección particular del Barón de Schrenck- Notzing, Leipzig. 424 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Tipos aberrantes N" 24a. Tipo perfecto de un hacha medieval de hierro; lo que falta es el agujero para poner el mango de madera. La superficie en su to- talidad, destruida y comida por la erosión. Medidas : Largo máximo 17%”1, ancho máximo (arriba) 37, ancho má- ximo (tilo) 92, espesor máximo (cabeza) 48, 33 0 ('/, tam. nat.) Material : Piedra arenisca negruzca, con grandes partículas negras. Procedencia : Boca del Río Negro. Lugar donde se conserva : Propiedad del señor Joaquín Otero, farmacéu- tico, Carmen de Patagones. N* 24). Tipo completamente aberrante. Se ha aprovechado, al pa- recer, una laja natural de piedra la cual ha sido algo arreglada para su destino. En ambas caras se notan todavía pequeñas grietas y ra- Jaduras, producidas al labrar la piedra con otra más dura; la pieza ha quedado en este estado incompleto, faltándole pulimento. El filo es la parte más concluida. Tal cual, la pieza tiene la forma de un triángulo más o menos rec- tangular, uno de cuyos catetos es casi dos veces más largo que el otro, mientras que la hipotenusa es una línea quebrada con ángulo obtuso. La pieza es. pues, parecidísima a las actuales hachas de hie- rro, menos el agujero que aloja el mango de madera. LEHMANN-NITSCHE : NUEVAS HACHAS DE PATAGONIA 425 Medidas : Largo máximo 2325, ancho máximo (tilo) 14%*7, ancho mínimo (cabeza) 6%"1, espesor máximo 48, Material : Al parecer, arenisca calcárea ; de color gris amarillento. Procedencia : Boca del Río Negro. Lugar donde se conserva : Propiedad del señor Federico Schlamp, tala- bartero, Carmen de Patagones. PLACAS I. — Fragmentos N? 334. Placa natural cuadrangular de piedra arenisca, rodada por las olas de la playa; contiene restos de moluscos fósiles. Una cara con grabados de un principiante, como si un niño se hubiera di- vertido en aprender el dibujo. 33. c ('/, tam. nat.) 38 a (',, tam. nat.) Medidas : Ancho máximo 10%5, espesor máximo 20, Material : Piedra arenisca, de color gris amarillento con pequenñísimas partículas negras. Procedencia : Bahía de San Blas. Lugar donde se conserva : Propiedad del señor Federico Sehlamp, talabar- tero, Carmen de Patagones. N* 330. Fragmento central de una placa larga, natural, de piedra arenisca, rodada por el agua. En ambas caras grabados mal ejecuta- dos que parecen ser hechos por mano inexperta. Se reconoce en se- guida el motivo escalonado. ANAL. MUS. NAC. — T. XXVII (NOVIEMBRE 2, 1916) 28 126 MUSEO NACIONAL DE BUENOS ATRES Medidas : Largo máximo 10%5, ancho máximo 9%”0, ancho mínimo 68, espesor máximo 2%”0. Material : Piedra arenisca, de color grisáceo amarillento. Procedencia : Bahía de San Blas. Lugar donde se conserva : Propiedad del señor Federico Sehlamp, Car- men de Patagones. N* 33 e. Pequeño fragmento con grabados del tipo de escaleras con- céntricas. Medidas : Largo máximo 40. Material : Arenisca fina, de color rojo. Procedencia : Alrededores de Viedma. Lugar donde se conserva : Propiedad del doctor Carlos M. Hildemann, Viedma. 11. — Piezas enteras N* 384. Rodado chato, muy largo y fino; una cara (la «inferior ») deteriorada, deshojada; la «superior », un poco convexa, cubierta de un fino grabado: líneas rectas, transversales, alternando con ídem en Zi29-Zag. Medidas : Largo máximo 11%”0, ancho máximo 2%”9, espesor 04, Material : Piedra calcárea, gris vojizo. Procedencia : Bahía de San Blas. Lugar donde se conserva : Propiedad del señor Federico Sehlamp, Car- men de Patagones. LAS MARIPOSAS ARGENTINAS (LEP.) FAMILIA PIERIDAE POR PEDRO JORGENSEN De las numerosas familias de mariposas diurnas, la Pieridae es una de las más características, con una gran cantidad de especies, distribuidas en todas las regiones del orbe, desde la más fría polar (por ejemplo, Groenlandia y Boothia Felix, en el hemisferio norte y Tierra del Fuego, en el extremo sur del continente americano) hasta las zonas tropicales. Unas especies se encuentran exclusivamente en las llanuras o valles hondos, mientras otras, por ejemplo las especies dle los géneros americanos Phulia y Andina, viven solamente en las cumbres más altas del continente sudamericano (Hlimani, Aconquija), donde reina casi siempre un frio intenso, y donde sopla, con pocos intervalos, un viento huracanado, mientras la vegetación que debe servir de alimento a las orugas, escasea mucho, si no falta por com- pleto. De los cinco continentes, la América es muy rica en géneros, de los cuales se conoce actualmente en todo 40. De estos cuarenta géneros 29 son exclusivamente americanos, es decir, que no tienen represen- tantes en otras regiones faunisticas, mientras de los 253 géneros pa- leárticos sólo se puede decir esto de 12, de los 14 géneros indoaus- tralianos sólo de 4 y de los 13 géneros africanos también sólo de 4. De esto se comprende que la fauna americana de Pieridae tiene un carácter especial, tanto más que muchos de los géneros americanos son muy ricos en especies y una gran parte de estas especies son numerosísimas en individuos, encontrándose en verdaderas bandadas 428 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES que cuentan con millares y millares de mariposas. Éste es, por ejem- plo, el caso econ nuestra conocida Isoca o Pirpinta de la Alfalfa (Co- lias lesbia F.) que vuela en varias generaciones durante el año sobre los alfalfares, a menudo en verdaderas mangas. De los 25 géneros americanos sólo uno (Neophasia) está limitado a Norte América, mientras los restantes 27 se encuentran en la Amé- rica del Sur. Dos géneros (Sphaenogona y Erantia) viven en islas y uno (Zatochila) principalmente en la parte meridional del continente, aparentemente eon su centro de distribución en las provincias andi- nas argentinas. Norte América es relativamente pobre en Pierídae, teniendo sólo unas 50 especies, mientras que la región paleártica tiene casi tres veces más. El color principal en las Pieridae es el blaneo (por eso se llaman en alemán Weisslinge) y el amarillo, en todos sus diferentes matices, con dibujos o diseños obseuros (en líneas, manchas, puntos o espol- voreadura). Pero hay también muchas especies con los colores más vivos y magníficos. La mayoría de las Pierídae es de tamaño mediano; pero hay géne- ros (Catopsilia y Gonepteryx, por ejemplo) con especies muy grandes. Otros, como el género Phulia, representan los enanos entre sus pa- rientes. La América tropical y subtropical presentan muchas especies mi- méticas pertenecientes a varios géneros, como Dismorphia, Pereute y Achonias. Dimorfismo sexual presentan los géneros Pieris, Tatochila, Hespe- rocharis, Appias, Terias, Catopsilia, Dismorphia y otros. Las antenas de las Pierídae son de diferente longitud : en Leptidia cortas, mientras muy largas en Leptopñobia; la clava, en que termi- nan, está por lo común bien desarrollada, por lo menos siempre visi- ble. La mediana y la submediana del ala superior no están unidas por una vena transversal, la costal del ala posterior no bifurcada en la base (como en la vecina familia de las Papilionidae), con dos venas libres (submediana y anal): los palpos sobresalen a la cabeza, la trompa está bien desarrollada, mientras las uñas son rajadas : las pa- tas anteriores son normales. Las mariposas chupan el néctar de las flores o el agua de tierra húmeda. Se ven a menudo en grandes bandadas posadas a orillas de charcos, lagunas o ríos, dispuestas en largas filas como un verdadero ejército, según especies. Cuando uno se acerca, se levantan como una nube multicolor y brillante en los rayos de un sol tropical. JÓRGENSEN : LAS MARIPOSAS ARGENTINAS 129 Caracteres sexuales secundarios masculinos («órganos de olor ») se hallan en especies de varios géneros, como Colias (cuapuliformes, formados de escamas en las alas posteriores), Catopsilia (como anchas áreas cubiertas espesamente de escamas), Appias (como pincel bajo la extremidad del abdomen) y Dismorphia (como grandes manchas esca- mosas cretáceas en las caras inferiores del ala superior que, raspadas por la parte anterior muy dilatada del ala posterior, produce el olor). Los huevos de las Pieridae son alargados y se colocan en la cara inferior (por lo común) de las hojas de las plantas, por separado o amontonados en número variable; su color es diferente. Las orugas son cilíndricas o fusiformes, por lo común verdes o ver- dosas, con lineas longitudinales claras y con pelitos cortos. Son poco apetecidas por los pájaros. Parece que varias producen un veneno o por lo menos una substancia que las hace repuenantes a las aves. Viven sobre plantas bajas o sobre arbustos de diferentes familias, como Leguminosas, Papilionáceas y Crucíferas. Varias especies son muy nocivas en este estado larval, a las plantas cultivadas. En Norte América, por ejemplo, Neophasia menapia Feld. (en los montes de Coniferos) y Pieris rapae L. que fué introducido (de Europa) alrede- dor de 1860 y que se ha mostrado aun más perjudicial allá (a las Oruciferas cultivadas) que en el viejo mundo. Aquí en la Argentina tenemos varias orugas nocivas ; la de Colias lesbia F. (sobre el al- falfa) y las de Pieris monuste automate Burm. y de Tatochila autodice Hb. (sobre repollo y otras Crucíferas). La mayoría de las orugas de Pieridae viven dispersas sobre las plantas que les sirven de alimento; pero hay otras que viven juntas en grandes sociedades o colonias, por ejemplo, las larvas de la espe- cie mejicana Eucheira socialis Westw. que viven amontonadas en un tejido común en forma de bolsa, pegado a un ramo: de noche salen también juntas en grandes procesiones para comer. En Misiones encontré en la primavera de 1910 unas 150 erisálidas y unas 50 orugas de Pereute sicainsoni Grey amontonadas sobre el tron- co de un gran Laurel o Canela negra (Ocotea spectabilis (Meins.) Mey.), a un metro sobre el suelo. Las erisálidas estaban colocadas en varias fi- las, una al lado o abajo de la otra y tocando a sus vecinas y en la forma común de la erisálida de las Rhopalocera : con la cabeza arriba, con un hilo fino de seda en rededor del cuerpo (para sujetarla al tronco) y con la extremidad también pegada a la corteza. Las orugas esta- ban agrupadas en un montón como un pequeño enjambre de abejas. Cuando sentían hambre, se marchaban todas juntas por un camino lustroso como hecho por un caracol o una babosa. Esta senda estaba 130 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES cubierta de hilos finos, producidos por las orugas. Comían líquenes. Las erisálidas de las Pieridae son por lo común bastante uni- formes : son más o menos angulosas y se colocan con la extremi- dad del abdomen pegada y suspendida por un hilo en rededor del cuerpo, con la cabeza arriba o colgante. Las crisálidas de Anthocharis, Mathania y de Teriocolias tienen la forma de un botín y la erisálida de Pereute siainsoni Gray es muy distinta de las demás, porque es muy espinosa. Por lo común sale la mariposa de la crisálida después de dos o tres semanas. Unas especies tienen sólo una generación al año, pero mu- chas tienen dos o más. Las Pieridae pueden invernar en todos sus estados : como huevo, oruga, erisálida o imago. Parece que un frio bastante intenso no mo- lesta a las mariposas en lo más mínimo : después de días o noches con varios grados bajo cero se ven volando alegremente cuando otra vez vuelven a aparecer el sol y el calor. Las especies argentinas que he encontrado durante el invierno y las cuales invernan o pueden in- vernar (en años calurosos) en estado de mariposa son las siguientes ; 1. Zatochila autodice Hb. — Se encuentra siempre alguno que otro ejemplar durante la estación fría, pero es más común que esta especie inverne como crisálida u oruga. 2. Tatochila stigmadice Ste. — La hembra es común hasta fin de mayo en El Suncho altitud 1535 metros. (dep. de Andalgalá, prov. de Catamarca), en junio en el monte de Arcadia, Rodeo de la Vaca y más abajo, altitud 1200 metros (prov. de Tucumán) y a mediados de julio en San Lorenzo (prov. de Salta) altitud 1400 metros. Tatochila stigmadice immaculata Roeb. — El macho de esta forma no es muy común a fin de mayo en El Suncho y Esquina Grande, al- titud 1560 metros (dep. de Andalgalá, prov. de Catamarca), en junio en los cerros de Las Pavas, altitud 2000 metros (dep. de Arcadia, prov. de Tucumán) y en julio en Salta, altitud 1100 metros. Tatochila stigmadice forma punctata n. f. S. — Muy común con la forma anterior en las mismas localidades. 53. Tatochila orthodice Weym. — He cazado los dos sexos a media- dos de mayo en El Suneho y a mediados de julio en San Lorenzo (Salta). 4. Pieris monuste L. forma marmorata n. f. — En Tucumán a fin de mayo. 5. Mathania loranthi n. sp. — En junio en las Criollas, 1200 m. (?) (prov. de Tucumán). 6. Terias deva Doubl. — A principio de julio en Andalgalá, altitud 1070 metros (prov. de Catamarca). JORGENSEN : LAS MARIPOSAS ARGENTINAS 431 1. Terias albula Or. forma sinoé Godt. a mediados de junio en Ar- :adia (prov. de Tucumán). S. Meganostoma helena Reak. f. citrina n. f. — El macho muy co- mún en el mes de junio en la provincia de Tucumán (San Pablo, Arca- dia, Las Criollas) y en julio-agosto en la de Salta (Chicoana, alt. 1400 metros, Orán, alt. 340 m.). S. Pseudopieris nehemia Bsd. — En la provincia de Tucumán (San Pablo) en mayo, en la de Salta (Orán) en julio-agosto y en el territo- rio de Misiones durante todo el año. 10. Colias lesbia Y. — También de esta especie se puede encontrar ejemplares durante el invierno. Ninguna mariposa de las otras familias de Rhopalocera sube tan alto en los cerros como las Pieridae y ninguna se acerca más a los polos como ésta. Pero a pesar de ésto se puede decir que la mayoría ama el sol y el calor. Una gran parte son regulares voladoras, pero hay unas que vuelan rápidamente, como por ejemplo Appias; otras se pueden cazar con la mano, como las Leucidia. Unas especies, principalmente de los géneros Pieris, Terias y Catopsilia, hacen únidas en mangas enormes, viajes largos, también encima del mar. Su paso puede durar horas enteras. Estos pa- seos o excursiones tienen relación con la copulación : son viajes de boda. El presente trabajo forma una continuación natural de Las Mari- posas Argentinas de €. Sehrottky, publicado en los Anales de la So- ciedad científica argentina, tomo LXVIL, páginas 249 y siguientes. Pero mientras Sehrottky en su trabajo no sólo describe las especies genuinamente argentinas, es decir, las especies encontradas dentro de las fronteras políticas de la República Argentina (de la familia Papilionidae), sino también las especies de la citada familia encon- tradas en los países vecinos : Paraguay, Uruguay, Chile y el sur de 3olivia y Brasil, el autor del presente se limitará a describir las es- pecies y formas de la familia Pieridae que hasta la fecha han sido encontradas en la Argentina. Una excepción he hecho con el género Tatochila Butl., porque es tan interesante que merece una atención y mención especiales y después porque una comparación de todas sus especies es muy útil, por no decir necesario, para distinguir las formas argentinas. Casi todas las especies y formas descriptas en las páginas siguientes han sido cazadas por el autor y se hallan en sus colecciones. Es muy probable que tengamos más especies todavía que las mencionadas aquí. Parece que las regiones más ricas en especies son las provincias andinas argentinas. En Jujuy, Salta, Tucumán, Ca- 132 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES tamarca y Mendoza, he encontrado la mayoría y también las especies más raras y más interesantes. El territorio de Misiones que es tan rico en mariposas de otras fa- milias, es relativamente muy pobre en Pieridae. Pero casi todas las especies que se encuentran allá, son muy comunes, hallándose en gran :antidad en lugares húmedos. Hasta ahora los géneros siguientes están representados en la Re- pública Argentina : 1. Tatochila Butl. 2. Pieris Schr. 3. Leptophobia Butl. 4. Pereute Herr.-Sch. 5. Appias Hb. 6. Mathania Oberth. 7. Hesperocharis Herr.- Sch. 8. Terias Swains. 9. Catopsilia Hb. 10. Gonepteryx Leach. 11. Te- riocolias Roeb. 12. Colias F. 13. Meganostoma Reak. 14. Phulia Herr., Seh. 15. Pseudopieris G. y S. 16. Dismorphia Hb. En total 16 géneros con unos 50 diferentes especies y formas. De estas hay 5 especies y 6 formas nuevas que voy a describir aquí por primera vez. Las especies nuevas son : Tatochila distincta, Leptopho- bia diaguita, Mathania loranthi, Colias blameyi y Phulia aconquijae. Las formas nuevas son : Zatochila stigmadice punctata, Pieris monuste marmorata, Hesperocharis marchalii quichua, Teriocolias atinas meri- dionalis y shiptoni, Meganostoma helena citrina. De las demás especies y formas, las siguientes han sido encontrados por mí en la Argentina por primera vez : Tatochila macrodice, Tatochila orthodice, Pieris mo- nuste suasa, Pieris itaticayae, Pereute swainsoni, Teriocolias atinas, Me- ganostoma helena. De manera que he enriquecido la fauna lepidopte- rológica argentina con casi 20 especies y formas de Pieridae. De Ta- tochila orthodice he encontrado la hembra que era antes desconocida. Todas las especies y formas de Pieridae mencionadas aquí, menos las nuevas que voy a describir, se hallan descriptas y casi todas tam- bién pintadas en la gran obra moderna de Seitz Die GFross-Sehmetterlin- 3-111. El texto (de F. Roeber) es muy corto, pero por lo común suficiente para caracterizar ge der Erde, vol. 11, Fauna americana, páginas D la especie, mientras las figuras, especialmente de las formas del difícil género Tatochila, no son siempre exactas. Muchos de los datos anota- dos en el presente trabajo los he sacado de Seitz, pero muchas de las observaciones son originales y hechas por el autor. En cuanto a la terminología he seguido a Schrottky en su excelente obra ya citada. Allí el lector encontrará también los datos referentes a la morfología que no le sean familiares. JORGENSEN : LAS MARIPOSAS ARGENTINAS 133 CLAVE PARA LA DETERMINACIÓN DE LOS GÉNEROS ARGENTINOS DE PIERIDAE 14. La subceostalis de las alas superiores con 4 ramos. 2 10. La subcostalis de las alas superiores con 3 0 5 ramos. 13 24. Los dos primeros ramos de la subcostalis salen antes o del ápice mismo de la célula. 5] 2b. Sólo el primer ramo de la subcostalis sale antes del ápice de la célula. 10 34. Las alas posteriores con precostalis. 4 530. Las alas posteriores sin precostalis. S 4a. La precostalis es corta y de forma de botón. 9. Genus Catopsilia 4h. La precostalis es bien desarrollada y nunca ensanchada en forma de botón. 5 94. La precostalis sale en ángulo recto de la costalis y no o sólo su punta doblada hacia fuera. 6 5b. La precostalis doblada hacia afuera o hacia adentro en toda su extensión. 7 64. La precostalis es recta en toda su extensión. 1. Genus Tatochila 6b. La punta de la precostalis doblada hacia afuera. 2. Genus Pieris 14. La precostalis está doblada hacia adentro. 3. Genus Leptophobia Tb. La precostalis está doblada hacia afuera. 5. Genus Appias Sa. La primera rama de la subcostalis sale antes y la segunda del ápice mismo de la célula. 13. Genus Meganostoma Sb. Las dos primeras ramas de la subcostalis salen antes del ápice de la célula. 9 9a. Especies gigantescas. 10. Genus Gonepteryz 9). Especies pequenas o de tamaño mediano. S. Genus Terias 104. El ala superior con tres discocelulares, la precostalis doblada hacia adentro. lol 100. El ala superior con dos discocelulares, la precostalis (del ala posterior) falta. 12 11 a. El ala posterior abajo con figuras, angulosas, negras. 7. Genus Hesperocharis. 110. El ala posterior abajo sin figuras angulosas negras. 6. Genus Mathania 12a. En el ala superior falta la discocelularis superior. 12. Genus Coilas 134 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES 120. En el ala superior falta la discocelularis posterior. 11. Genus Teriocolias 134. La subcostalis del ala superior con tres ramas. 14 1530. La subeostalis del ala superior con cinco ramas. 15 l4a. Sólo el primer ramo de la subcostalis sale antes del ápice de la célula. 4. Genus Pereute 140. Los dos primeros ramos de la subcostalis salen antes del ápice de la célula. 14. Genus Phulia 154. Las antenas bastante cortas, los dos sexos iguales, blancos. 15. Genus Pseudopieris 150. Las antenas muy largas, los dos sexos por lo común muy dife- rentes en el colorido. 16. Genus Dismorphia Género 1. TATOCHILA Butl. Se diferencia este género del siguiente Pieris Scehr., en tener (en las alas superiores) la discocelularis intermedia más corta y la disco celularis posterior casi recta. Pero lo principal y lo más característico es la homogeneidad en el dibujo y el colorido. La antenas son negras, con anillos blancos, la clava es bien desarrollada, su punta es a me- nudo blanca o verdete. Los palpos son largos, sobresalen a la cabeza como la longitud de esta (por lo menos), abajo tienen largos pelos du- ros y de ahí están doblados oblicuamente hacia arriba; muchas de las especies tienen los ojos bordados de anaranjado. Las alas superiores tienen cuatro ramos en la subeostalis, con los dos primeros saliendo antes del ápice de la célula, el tercer ramo es corto y desemboca en la margen anterior cerca del ápice del ala. Como la primera radialis está unida un buen trecho con la subceostalis, falta la discocelularis superior en las alas anteriores. En todas las especies que he exami nado, la precostalis de las alas posteriores es completamente recta, además sale en ángulo recto de la costalis. En las Pieris la precosta- lis forma también un ángulo recto con la costalis, pero su extremidad está doblada hacia afuera (según Roeber). Por el momento no tengo más que dos especies de Pieris a la mano : monuste y menacte, y puedo asegurar que en ninguna de las dos este carácter puede subsistir. En monuste la precostalis está doblada hacia afuera en toda su longitud y no sale en ángulo recto de la costalis; pero en menacte es recta, exactamente como en Tatochila. Por eso creo que menacte debe in- cluirse en este último género, probablemente con otras Pieris más, por ejemplo itaticayae Feld. al JORGENSEN : LAS MARIPOSAS ARGENTINAS 13% Varias especies de Tatochila se encuentran durante todo el año. Son las siguientes : autodice, orthodice y stigmadice. Si esto es lo not- mal no puedo decir porque he hecho mis observaciones en años excep- cionalmente calurosos, por ejemplo en el invierno de 1912 que pre- sentó un calor de más de 42? €. a mediados de julio en la estación experimental de Giiemes, provincia de Salta. Roeber dice (loc. cit.) que las especies de Tatochila vuelan desde noviembre hasta abril y que tienen una sola generación al año. Pero esto no puede ser exacto, como puede fácilmente observarse con la especie más común, autodice, cuya oruga se encuentra casi siempre en todos los meses, sobre repollo y otras Cruciferas. Pero es claro que cuando viene tiempo frío que no favorece el desarrollo o evolu- ción de los insectos, esta evolución (desde huevo hasta mariposa) pre- cisa más tiempo, tal vez tantos meses como normalmente semanas. Es probable que tratándose de 7. autodice, una generación siga a la otra, durante el verano, sin interrupción. El doctor Carlos Berg dice en su monografía de las especies argentinas y chilenas del género Zatochila que los ejemplares primaverales de las especies de Patagonia y que nacen de crisálidas invernales (de orugas otoñales), son más pequenas que los ejemplares de verano, nacidos de orugas de la primavera. Pero es claro que cuando hay dos generaciones en la Patagonia, con su clima templado y ventoso, hasta frio, al año, no hay en las regio- nes centrales y norte argentinas menos. Las especies de los cerros nordoeste: macrodice, stigmadice con sus dos formas ¿mmaculata y punctata, como orthodice, tienen probable- mente también dos generaciones al año. La primera generación vuela desde fines de octubre y de noviembre (según el grado de humedad del ambiente); en enero esta generación está ya muy gastada. Desde febre- ro vuela entonces la segunda generación de la cual se puede encon- trar ejemplares durante todo el invierno. Las provincias de Jujuy, Salta, Tucumán y Catamarca tienen, como se sabe, sólo dos estacio- nes : un verano largo y con fuertes lluvias durante pocos meses y un invierno corto, casi sin lluvia; en muchas partes este invierno puede llamarse un verano templado; tan elevada es la temperatura. Y es tan elevada que bastaría para la evolución de las Tatochila como de otros insectos. Si éstos no se desarrollan durante el invierno, es por falta de humedad. Después de las primeras lluvias primaverales se ven las Tatochila, recién nacidas, volando sobre la tierra que pronto enver- dece. Es interesante observar que todos los ejemplares de Zatochila que he cazado durante el invierno en las cuatro provincias mencio- nadas, provienen de las localidades más húmedas : el monte de Tu- 136 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES cumán y la región limítrofe de la provincia de Catamarca (Esquina Grande, El Suncho), Salta y la quebrada de San Lorenzo, como los alrededores de Orán de la provincia de Salta. Calilegua y Yuto de la provincia de Jujuy. Mientras que se encuentran hasta muy tarde en el invierno, si no durante todo éste, ejemplares de varias especies de Patochila en la parte este de la provincia de Catamarca, que tiene un clima húmedo como la provincia de Tucumán, no se encuentra nin- guno al sur y al oeste de los cerros de Aconquija y en estos cerros mismos, después de mediados de mayo. Entonces la vegetación está ya seca, mientras al este de estos cerros la humedad del verano es mucho más grande; por esta causa la vegetación se mantiene verde más tiempo y por eso las Tatochila se hallan bien, visitando las flo- res de la estación. Las localidades La Ollada, La Playa, El Canda- do, ete., que son tan ricas en especies y ejemplares en el verano, están por completo desprovistas de Tatochila a principios o mediados de mayo. Pero depende, como ya he dicho del grado de humedad del ambiente y de la tierra. En años lluviosos vuelan más tarde que en los secos. El género Tatochila es exclusivamente sudamericano. Es para Sud América o mejor dicho para la cordillera sudamericana lo mismo que el vecino género Pieris es para el viejo mundo (y en parte también para la América del Norte). Con una sola excepción : Tatochila auto- dice que vive tanto en la llanura como en los cerros, todas las demás especies se hallan solamente en la cordillera de los Andes. En los ce- rros de Aconquija o cerros pampeanos que considero geográficamente como una parte de la cordillera, he encontrado 7. macrodice, T. stig- madice (con sus dos formas immaculata y punctatan.f.) y T. orthodice, todas especies de Bolivia, como también una especie nueva 7. dis- tincta m. En la provincia de Mendoza empiezan ya las especies pata- gónicas. Parece que el género Tatochila tiene su centro o foco de dis- tribución en la Argentina, porque tenemos aquí todas las especies conocidas hasta ahora salvo pocas excepciones (7. mercedis, T. sagit- tata y T. pyrrhomma). Recién el doctor Eugenio Giacomelli, en La Rioja, ha publicado un trabajo sobre este género tan interesante y tan difícil. Este trabajo fué publicado con el título de El género < Tatochila» Butl. lo que sa- bemos y lo que ignoramos de él, en los Anales del Museo nacional de historia natural de Buenos Aires, tomo XXVI, páginas 403-415, 1915. El autor menciona lo poco que sabemos de las diferentes especies y da al fin un cuadro con los datos más importantes. Sin entrar en de- talles, sólo voy a decir que Giacomelli seguramente haya exagerado JORGENSEN : LAS MARIPOSAS ARGENTINAS 137 «lo que ignoramos » de Tatochila, en perjuicio de «lo que conoce- mos » del mismo. Su trabajo contiene, por eso, demasiados interro- gantes, «tal vez» y «quizás ». Para nombrar un ejemplo : Giacomelli, en su cuadro, hace la pregunta si las especies de Tatochila se encuen- tran en los cerros o en las llanuras. Pero esta pregunta es superflua, porque sabemos todos que las especies de Tatochila son todas mari posas de la montaña. No hace ninguna diferencia de que se puede, de cuando en cuando, encontrar alguna que otra especie abajo de los cerros, como por ejemplo, voleemi en la Pampa y en el sur de la pro- vincia de Buenos Aires. Ni en nuestras provincias andinas, ni en los demás países que habitan : Chile, Bolivia, Perú, etc., hay «llanuras » sino «altiplanicies ». Giacomelli ha construído un «árbol genealógico » de Tatochila con las diferentes ramas (o especies), saliendo de un tronco hipotético, llamado origen de Autodice. Se ve de éste como de las comparaciones que hace el autor que no ha tenido suficiente material a su disposi- ción de este difícil género, sino se ha fijado demasiado en las figuras más o menos malogradas de Seitz. Por eso Giacomelli se ha equivo- cado bastante. Pero a pesar de esto, el trabajo del distinguido naturalista riojano contiene observaciones nuevas e interesantes, como por ejemplo, que T. stigmadice prefiere lugares húmedos en los cerros. Para poder comprender el género Tatochila y aportar algo nuevo, hay que reunir un eran número de ejemplares de cada especie. Solo así se distingue bien cada especie como las numerosas variedades que tiene casi cada una. Lo difícil en el género Tatochila es la enorme variación que presentan sus especies. Parece que es un género en plena evolución; por eso las diferentes especies no han adoptado todavía su «cara final». Esta variabilidad se extiende a casi todos los caracteres morfológicos que en otros géneros son más o menos constantes y por eso buenos para definir las especies. Pero en Tato- chila no queda casi nada constante. Todo varía en la misma especie en ejemplares de la misma localidad : el colorido y los dibujos. Feliz- mente, aun en las especies más variables, queda siempre tanta seme- janza, a grandes rasgos, con las parientes que uno puede con bastante certeza, deverminarlas, tratándose de ejemplares en buen estado. Lo difícil es que la obra de Seitz, que más se usa para la clasificación de las mariposas, tiene un texto sumamente corto, y además las figuras de las especies de Tatochila son casi todas malogradas. En la figura de T. orthodice que presenta la cara inferior de las alas, no se ve nada de las líneas longitudinales amarillas de azafrán entre las venas, a 135 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES pesar que en realidad son muy marcadas (como en stigmadice). La figura de TZ. immaculata es aun peor. En la cara superior de las alas no se ven las líneas de color de azafrán de abajo, que por transparen- cia deben verse arriba; pero las alas, vistas de abajo, no tienen tam- poco estas líneas (en la figura). Además, en la figura del ala superior, vista de abajo, no hay ninguna línea negra sobre la disco celularis; en realidad debe ser casi tan gruesa como arriba. Las figuras de ma- erodice son, al contrario, bastante exactas como las de volwemi. Las Tatochila son muy buenas e incansables voladoras; por eso son difíciles de cazar en tiempo caluroso. Probablemente, de todas las especies, las hembras son mucho más raras que los machos. La hem- bra de T. orthodice vuela mucho más bajo que el macho y se posa a menudo en flores y en el suelo, mientras el macho, como los machos de T. maecrodice, T. stigmadice y de T. distincta, vuelan incesante- mente desde las 10 a. m. más o menos, en el mes de febrero, hasta las 46 5 de la tarde, con una interrupción de unas dos horas en la «siesta», sobre los tilos y lomas más altas, ventosas e iluminadas por el sol, dando ida y vuelta a cada rato, también pasando por enci- ma de las faldas, pero volviendo y prefiriendo las lomas libres. Aqui juegan con otros individuos de la misma especie o de otras y esperan que pase una hembra para después perseguirla. Mucho antes de po- nerse el sol, se ven estos machos volando sobre barrancas que miran al poniente, bajo y lentamente para después posarse en matas espe- sas de pasto. Pero se levantan todavía muchas veces, si hay sol y calor, antes de quedarse tranquilamente posadas en el pasto para pasar la noche en este lugar bastante abrigado. Por eso se ve por la mañana estas especies levantarse de las barrancas que miran al oeste, en una hora bastante avanzada, porque relativamente tarde se puede sentir el efecto de los rayos del sol por aquel lado de los cerros. Ninguna de estas especies vuela si no hay sol. Con tiempo lluvioso o el cielo encapotado se puede encontrar y fácilmente cazar dichas especies en matas de pasto, donde están muy bien protegidas por el colovido y los dibujos de la cara inferior de las alas posteriores : un color del fondo amarillo, con las venas blancas, bordadas de obseuro, y en casi todas las líneas longitudinales amarillas entre las venas, un dibujo que anda muy bien con el pasto verde y seco, entre el cual están posadas y lo hace difícil de descubrirlas por sus enemigos. Estas cuatro especies se cazan, pues, mejor en las primeras o en las últimas horas del día, mientras están todavía tranquilamente posa- das entre el pasto. Más tarde, cuando están volando, es mucho más difícil. En verano, estos machos raras veces visitan flores, y sus visi- JOÓRGENSEN : LAS MARIPOSAS ARGENTINAS 439 tas son siempre muy cortas; por eso se pueden llamar «visitas fran- cesas ». Pero en el otono y durante el invierno vuelan mucho más bajo y más lentamente, y entonces visitan comúnmente las flores de la estación, especialmente Compositas. Estas cuatro especies de los cerros altos (alt. 2700-4000 m.) tienen también la particularidad, cuando empiezan a sentirse las heladas en las alturas, de bajar a los valles y quebradas calientes y abrigadas, donde no se encuentran nunca en pleno verano. Hay otras especies de Pieridae que hacen lo mismo, por ejemplo Colias blameyi nm. sp. y Phulia aconquijae n. sp. La única especie de Zatochila que be visto posarse en lugares húmedos, es T. stigmadice Y, y sólo una vez (en el monte de Esquina Grande) he observado unos cuantos machos de esta especie posados a orillas de un río. Giacomelli, como ya he dicho, ha hecho la misma observación. Según mi opinión, la forma más natural para clasificar las especies de Tatochila es primeramente de dividirlas en dos grupos. El primer erapo tiene una mancha blanca o transparente sobre la discocelularis posterior, en la cara inferior del ala posterior. Aquí las seis especies : awutodice, volvemi, macrodice, mierodice, theodice y mercedis. En el otro erupo cae el resto de las especies que no tienen esta mancha; son las ocho siguientes : orthodice, pyrrhomma, demodice, sagittata, distincta, stigmadice, xanthodice y argyrodice. En el primer grupo hay tres espe- cies que tienen los ojos bordados de anaranjado; son autodice, volvemi y macrodice. Pero autodice se separa fácilmente de estas dos últimas en tener una pequeña mancha elíptica negra, con blanco en el centro, entre la costalis y la subcostalis en la cara inferior del ala posterior; unas veces está unida a la subeostalis por medio de un pedúnculo negro (y no como en theodice, por un pedúnculo blanco, bordado de negro). Si raras veces falta esta mancha elíptica, autodice puede distinguirse fácilmente de volxemi, porque esta última tiene sa macho con las alas casi sin dibujos arriba, por lo menos sin manchas submarginales, mientras «autodice siempre las tiene; de macrodice se separa, entre otras cosas, por las manchas submarginales, en la cara superior del ala anterior, que en macrodice siempre son muy gruesas y unidas entre sí, formando así una faja transversal, completa en la hembra y en el macho llegando hasta el primer ramo de la mediana; en «uto- dice estas manchas son más pequeñas y raras veces (en la hembra) se juntan en faja. Además, las alas posteriores de macrodice son abajo uniformemente citrinas, con manchas submarginales sagitales suma- mente finas, mientras autodice tiene estas alas abajo blancas verdo- sas, con un tinte amarillo más o menos pronunciado, sus manchas 140 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES submarginales sagitales bastante gruesas. Entre una gran cantidad de ejemplares de macrodice no he observado nunca ni la más insigni- ficante variabilidad en el colorido y los dibujos en la cara inferior de ambas alas, mientras autodice siempre es objeto de mucha variación. De las tres especies restantes del primer grupo, theodice tiene. como autodice, una pequeña mancha elíptica negra, con blanco en el medio. entre la costalis y la subcostalis en las alas posteriores abajo; pero esta mancha es siempre, en theodice, unida con la subcostalis por un pedúnculo blanco, bordado de negro. En microdice y mercedis falta esta mancha elíptica. Theodice tiene además una mancha negra disco- celular muy grande y casi cuadrada, dividida por las venas blancas: esta mancha, en las otras dos especies, no es tan grande y ni tampoco dividida por venas blancas. Microdice es, según Bere, la especie más pequeña conocida por él, mientras mercedis es una especie grande. Microdice tiene los anillos blancos de las antenas un poco más anchos que los negros, mientras en mercedis tienen sólo la mitad de la anchura de los negros. Mierodice tiene sus alas abajo bien dibujadas, mientras mercedis las tiene con dibujos muy difusos. Mercedis T' tiene sus alas posteriores abajo con dibujos marginales y submarginales negros que faltan por completo en microdice Í. Mercedis Q tiene. en las alas superiores arriba, las manchas submarginales triangulares negras muy grandes, largas y sagitiformes, mientras en mierodice estas man- chas son cortas y subsagitales. De las especies del segundo grupo que no tienen la mancha blanca sobre la discocelularis posterior en el ala posterior abajo, hay tres que tienen los ojos bordados de anaranjado: son orthodice, xanthodice y pyrrhomma; pero orthodice tiene además los palpos lateralmente del mismo color anaranjado, pyrrhomma no. Argyrodice no puede confun- dirse con ninguna otra especie, porque tiene un carácter único en las manchas amarillas en forma de gotas que adornan las alas posteriores abajo. Stigmadice no tiene nunca manchas submarginales en las alas abajo; sayittata, demodice y distineta siempre, por lo menos en un par de las alas. Distineta tiene, en la cara inferior de las alas posterio- res, todas las venas plateadas y lustrosas metálicas, lo que no es el caso en demodice, ni en sagittata, como en nineuna otra especie de Tatochila. Las venas del ápice de las alas superiores abajo son en demodice blancas, bordadas de negro, mientras en sagittata son ne- gras, y este negro se ensancha sobre la margen exterior. Como no se conoce la hembra de sagittata, no puede compararse con la de demo- dice, que en su cara superior de las alas es muy parecida a las hem- bras de stigmadice y mucrodice, Cuando Roeber (loc. cit., pág. 56) JORGENSEN : LAS MARIPOSAS ARGENTINAS 441 dice de demodice que esta especie no tiene manchas sagitales en las alas abajo, se equivoca por completo, porque dicha especie las tiene muy marcadas. Es de lamentar que Roeber seguramente no haya conocido la famosa obra de Berg sobre las Tatochila. Xanthodice es la especie con más dimorfismo sexual y con la más vasta distribución geográfica: desde Venezuela hasta el noroeste de la Argentina (Tucumán). La hembra tiene las alas arriba muy obs- curas; es muy parecida a la hembra de stigmadice, pero tiene el color del fondo más amarillo que esa. Además tiene sus ojos bordados de anaranjado como su macho, pero stigmadice nunca. Pyrrhomma que también tiene sus ojos con borde anaranjado, se separa de zanthodi- ce Q en que este borde es muy ancho y de un anaranjado vivo, además traslucen en las alas posteriores arriba los dibujos amarillos de abajo, lo que no es el caso en xanthodice Q. El eminente naturalista doctor Carlos Berg ha publicado ya una monografía sobre el género Tatochila, titulada Révision et description des especes argentines et chiliennes du genre Tatochila Butl. *. Hasta ahora esta monografía del género Tatochila, por Berg, es la mejor y la más completa que se ha publicado. Berg no se limita a dar descripciones muy detalladas de cada especie y de cada sexo, sino da también todas las descripciones originales (traducidas al francés). Por eso esta monografía nunca perderá su valor. Pero es claro que no es up to date, porque después que Berg publicó su trabajo, se han des- cubierto varias nuevas especies y variedades. Además, dos especies ya descriptas, T. stigmadice y T. orthodice, no conocía de visu. Por eso creo que una obra como la presente es oportuna, porque permite tratar todas las especies y formas del mencionado género, conocidas hasta ahora. No quiero pretender que el presente trabajo, que trata del género Tatochila, sea completo o perfecto. Mi ambición se limita a que será el más completo. Lo que más he sentido es que no he tenido ocasión de estudiar las especies y variedades tan interesantes del sur de la Argentina: Patagonia y Tierra del Fuego, que no existen en mi colec- ción. Unas especies que me fueron mandadas amablemente por el doe- tor K. Jordán, del Tring Museum, Inglaterra, no han llegado a mis manos. Probablemente han sido hundidas con el buque en estos tiem- pos de guerra. Hay una excepción de las especies patagónicas, T. demodice Bl., que he tenido ocasión de estudiar, gracias a la amabili- ' En Anales del Museo nacional de Buenos Aires, tomo IV, páginas 217-2: ANAL. MUS. NAC. — T. XXVI (OCTUBRE 30, 1916) 29 442 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES dad del director del Museo de historia natural de Buenos Aires, el señor doctor Ángel Gallardo, a quien agradezco aquí sinceramente. T. demodice es una especie muy linda y muy característica que no puede confundirse con ninguna otra; la diferencia entre los dos sexos es muy grande, especialmente en las alas arriba *. El macho se parece algo a 7. mercedis S*, en la cara superior de las alas. Éstas son blancas, con los dibujos negros muy finos: una fina linea en forma de coma sobre la discocelularis de las superiores y con siete a ocho manchas sagitales negras en las superiores y con cinco en las posteriores, mientras en ambas alas hay manchas triangulares marginales, también finas, en la punta de las venas, unidas entre si, especialmente en las superiores por una línea transversal negra. La hembra se parece algo a la hembra de 7. stigmadice, teniendo, en las alas arriba, el color ocráceo claro o amarillo parduzeo del fondo redu- cido a numerosas manchas por los dibujos gruesos negros: las venas con su borde, la mancha discoidal y las fajas completas marginales y submarginales. Abajo no se parecen las alas a las de ninguna otra especie. Al elaborar la clave siguiente para la clasificación de las especies conocidas hasta ahora del género Zatochila y que son catorce, de las cuales once son argentinas, no he podido considerar ninguna de las rariedades o formas deseriptas, por dos motivos: no tengo material a disposición de ninguna y no tengo tampoco la literatura necesaria. De manera que no puedo resolver, si de veras estas formas pertene- cen a las especies donde las coloca Roeber (en unos casos con duda). Pero, como se ha visto, he resuelto la cuestión, si 7. sagittata fuera o no variedad de demodice. CLAVE PARA LA DETERMINACIÓN DE LAS ESPECIES DE «TATOCHILA » 1 a. Las alas posteriores abajo con una mancha blanca sobre la disco- celularis posterior. 2. 10. Las alas posteriores abajo sin mancha blanca sobre la discoce- lularis posterior. e 2 4. Los ojos bordados de anaranjado. 3. ' Después de haber concluido el presente trabajo recibo del Tring Museum las siguientes especies : 7. microdice, xanthodice y demodice, la última determinada como 1heodice. Por este gran servicio doy también aquí mis gracias al señor doe- tor Jordán. JORGENSEN : LAS MARIPOSAS ARGENTINAS 143 2b. Los ojos sin borde anaranjado. D. 34. El ala posterior abajo con pequeña mancha negra entre la costa- lis y la subcostalis. 1. Autodice. 30. El ala posterior abajo sin mancha elíptica negra entre la costa- lis y la subceostalis. 4. 4 4. El ala posterior abajo blanea o amarilla muy pálida. 2. Volxemi. 4 b. Las alas posteriores abajo citrinas y algo verdosas. 3. Macrodice. 54. Las alas posteriores abajo con una mancha elíptica negra, con blanco adentro, entre la costalis y la subcostalis y unida con esta última por un pedúnculo. 6. Theodice. 5b. Las alas posteriores abajo sin mancha elíptica entre la costalis y la subcostalis. 6. 6 a. Los anillos blancos de las antenas un poco más anchos que los Negros. j 4. Mierodice. 6b. Los anillos blaneos de las antenas sólo la mitad del ancho de los negros. 5. Mercedis. 7 a. Los ojos bordados de anaranjado. S. 7b. Los ojos no bordados de anaranjado. 10. S«. Los palpos también lateralmente anaranjados. 7. Orthodice. Sb. Los palpos afuera no anaranjados. 9. 9 a. El borde anaranjado de los ojos muy ancho. S. Pyrrhomma. 91. El borde anaranjado de los ojos no muy ancho. — 9. Xanthodice. 10 a. El ala posterior abajo con manchas amarillas en forma de gotas. 14. Argyrodice. 100. El ala posterior abajo sin manchas amarillas en forma de gotas. al 11 a. Las alas posteriores abajo con las venas plateadas, metálicas. 12. Distincta. 110. Las venas de las alas posteriores abajo no metálicas. 12. 12 4. Las alas posteriores abajo sin manchas submarginales bien mart- cadas. 13. Stigmadice. 12). Las alas posteriores abajo con manchas submarginales muy mar- cadas, sagitales. M3 13 a. Las venas del ápice de las alas superiores abajo son blancas y bordadas de negro. 10. Demodice. 135. Las venas del ápice de las alas superiores abajo son negras y bordadas de negro. 11. Sagittata. 114 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES 1. (1) Tatochila autodice Hb. (Seitz 18 hb.) (= demodice Stgr.) Esta especie, la más común de la región meridional del continente americano y el tipo del género Tatochila Butl., se distingue bien de sus congéneres por el borde anaranjado vivo de los ojos, por la pe- queña mancha elíptica negra, por lo común con blanco adentro, entre la costalis y la subcostalis en la cara inferior de las alas posteriores y que raras veces es unida con la subeostalis por un pedúnculo dere- cho y negro. Los anillos blancos de las antenas son muy delgados. incompletos y en parte difusos. La mancha discoidal negra de las alas superiores está encorvada hacia adentro, ensanchada hasta la margen anterior y abajo marcada por las tres venas discoidales blancas. Macho. — Las dos alas son arriba blancas puras, con los dibujos negros muy reducidos. En el ala superior hay una gran mancha negra sobre la discocelularis y ensanchada hacia la margen anterior que es también finamente negra; hay cinco (o seis, raras veces) manchitas o nubéculas negras submarginales, colocadas en línea transversal y ter- minando entre los ramos de la mediana; de éstas, la quinta (y sexta, si hay) está acercada más a la base del ala y un poco adentro de la línea que forman las cuatro primeras. Las venas del ápice y de la margen exterior están cubiertas de seis o siete manchas triangulares negras, de las cuales las del ápice son largas y delgadas, mientras las de la margen exterior disminuyen de tamaño hacia el ángulo anal, donde terminan sobre el primer (o segundo) ramo de la mediana como una línea, paralela a la margen misma. En el ala posterior traslucen los dibujos obscuros de abajo; además tiene, unas veces, manchitas negras lineares sobre la margen exterior, pero divididas en el medio por las venas blancas. La base de ambas alas con un poco de espolvoreadura negruzca. Las pestañas son blan- cas, afuera de las manchas marginales del ala superior más o menos Negruzcas. El ala posterior, como el ápice de las alas superiores, es abajo blanco verdoso, con un tinte sulfúreo; las alas posteriores tienen todas sus venas anchamente blanquizcas, bordadas de negro; este borde sobre la margen exterior muy dilatado. Una línea de seis man- chas submarginales sagitales negras que corresponden a las que se ve en la hembra arriba. La margen anterior, dos puntos a la base, una línea encima de la línea longitudinal, bordada de negro, de la JORGENSEN : LAS MARIPOSAS ARGENTINAS 445 célula y ótra línea abajo de la mediana de un amarillo de azafrán. La línea longitudinal de la célula es ensanchada bacia afuera, algo trian- eular; termina en la gran mancha blanca sobre la discocelularis pos- terior; hacia arriba tiene una prolongación negra que la une con el borde negro de la base de las radiales. La pequeña mancha oblonga negra, con el centro blanco, entre la costalis y la subcostalis, está raras veces unida a la subeostalis por un pedúnculo derecho y negro; es muy raro que falte. Además, hay una línea o pliegue longitudinal entre la mediana y la submediana y que no llega a la base del ala; es del color del fondo, bordada de negro. El ala superior es abajo blanca afuera del ápice que tiene las venas blancas bordadas de negro; este borde muy reducido hacia abajo; la mancha negra discocelular está dividida por las venas blancas; las manchas submarginales como las de arriba. La margen anterior, como la margen posterior de las alas posteriores, finamente negras. El cuerpo es negro, revestido de largos pelos blancos sedosos, espe- cialmente encima del tórax y la base del abdomen que es blanco abajo. La cabeza tiene arriba pelos blancos y negros, las antenas son negras, con anillos muy finos blancos, a menudo difusos, la extremi- dad distal de la clava es cardenilla; los palpos son muy ascendentes y apuntados, negros arriba, los lados son blancos y abajo tienen lar- gos pelos negros y blancos. Las patas son negras, revestidas de pelos y escamas blancas. Expansión alar 45 milimetros, antena 15, el cuerpo 20. Hembra. — Se parece mucho al macho, pero los dibujos negros son mucho más marcados y extendidos. Las alas posteriores, como el ápice de las superiores, son arriba un poco amarillentas. La mancha negra discal de las superiores es mu- cho más gruesa y arqueada y un poco prolongada a lo largo de la sub- costalis. Además hay seis manchas submarginales, de las cuales la quinta es algo cordiforme y la sexta anchamente sagital, siete man- chas marginales triangulares, todas más grandes que en el macho; las manchas marginales son tan anchas que se unen entre sí sobre la margen misma; en las alas posteriores se ve, por lo común, tres a cinco manchas submarginales negras (apenas indicadas en el macho), pero mucho más pequeñas que en el ala superior; además las man- chas marginales negras son triangulares como en el ala superior, pero más pequeñas; no están divididas por las venas blancas como en el macho. Las caras inferiores de las alas son como en el macho, pero con los dibujos negros más pronunciados como el anaranjado de las posteriores. En los demás puntos como en el otro sexo, pero la punta 446 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES de las antenas es blanca. Expansión alar 46 milímetros, antena 12, cuerpo 20. La oruga de 7. autodice ha sido deseripta varias veces, entre otros por el doctor Berg. A pesar de esto, dice Roeber en Seitz que pare- ce que ella fuera desconocida. Ésta es verde amarillenta, con una ancha faja dorsal gris azulada, una faja igual subdorsal del mismo color. Entre y abajo de estas fajas hay grandes manchas anaranjadas. Entre las fajas dorsal y subdorsal hay en cada segmento dos peque- ños tubérculos y abajo de la faja subdorsal también dos, estos últi- mos colocados oblicuamente. En todas partes puntitos negros que en parte están puestos en líneas transversales y que quedan más peque- ños hacia las patas. La cabeza con numerosas líneas negras. Finos pelos blancos se ven en todo el cuerpo. En la oruga joven las manchas amarillas forman una ancha faja subdorsal y otra infrastigmal. Mide 36 milímetros de longitud. La crisálida es amarillenta, con muchas manchas y puntos obseu- ros, los estigmas aparecen como manchas más grandes, iguales hay en el dorso; las vainas alares son blancas, con una gran mancha obs- cwra en el ápice de la célula del ala superior y con numerosos puntos obseuros en todas partes, además la margen exterior con manchas más grandes; las vainas de las patas, de los palpos, los ojos y el tórax son negruzcos. La oruga vive especialmente sobre Cruciferas, como las coles (Bras- sica oleracea L.), Alysson maritimum L. y otras especies cultivadas; puede causar mucho daño; también la alfalfa (Medicago sativaL.) y la hediondilla (Cestrum Parqui L'Her.) figuran entre las plantas que come. La mariposa vuela durante todo el año, por lo menos en las provin- cias septentrionales argentinas, pero es mucho más numerosa en la primavera y el otoño que en los meses más frios del invierno y en los más calurosos del verano. Visita una infinidad de flores, como Lippia lycioides Stend., Medicago sativa L., Cestrum Parqui L'Her., Acacia cavenia, Myotis, ete. Es abundante en toda la Argentina, tanto en la llanura como en los Andes, donde sube hasta una altura de 3 hasta 4000 metros. Se halla también en el Brasil meridional, Paraguay, Uruguay, Chile y Bolivia. Inverna por lo común en estado de erisálida y ésta se puede a menudo encontrar pegada a las paredes de las casas. Puede también invernar como oruga o como mariposa. Ejemplares frescos, recién nacidos, según el tiempo y la región, desde agosto. JORGENSEN : LAS MARIPOSAS ARGENTINAS 147 2. (2) Tatochila volxemi Capr. (Seitz 18 a) (= achamantis Berg) Los dos sexos de esta especie son muy diferentes por los dibujos en la cara superior de las alas. Mientras el macho la tiene casi sin dibujos, la hembra tiene muchos y gruesos dibujos negruzcos. Macho. — Las dos alas son arriba de un blaneo puro, las posterio- res completamente sin dibujos, mientras las superiores tienen una mancha negra triangular discal, por lo común más grande que en autodice; los dibujos negros del ápice y de la margen exterior son muy débiles y reducidos a líneas negruzcas que bordan las venas, en unos ejemplares a manchitas negras a cada lado de la punta de las venas; todos estos dibujos pueden faltar. Entonces no queda en la cara superior del ala anterior más que la mancha discal; raras veces se ve una indicación débil de una línea submarginal que llega hasta el primer ramo de la mediana. Las caras inferiores de las alas son blancas, pero las posteriores y el ápice de las superiores tienen siem- pre un tinte amarillo pálido; además las posteriores tienen la margen anterior y dos manchas en la base amarillas de azafrán; sus venas son todas blancas, bordadas de gris o negruzco, visible en todas partes 0 sólo sobre la margen exterior. En el último caso la cara inferior del ala posterior queda casi sin dibujos, y la mancha blanca sobre la dis- cocelularis posterior no se distingue del fondo blanco *. En los ejem- plares más marcados, la célula de las alas posteriores está dividida por el pliegue longitudinal blanco, bordado de gris negruzco que ter- mina en la mancha blanca discocelular, adonde es anchamente trun- cada; bajo la mediana se ve el otro pliegue blanco, bordado también de gris negruzco, que no llega a la base del ala. Las alas superiores tienen abajo la mancha triangular negra en el ápice de la célula; ade- más las venas blancas del ápice son bordadas de gris negruzco, a menudo está muy reducido este borde; raras veces existen tres o cuatro manchas submarginales negruzcas, pero muy borradas, que forman juntos un arco semicireular. Los ojos están bordados de ana- ' Dice Giacomelli (loc. cit., pág. 407) de los ejemplares claros de volxemi : « Los que son muy claros, se parecen en algo a orthodice, aunque mucho más grandes por lo común, y en la página anterior presentan una evidente analogía con esta última. » No veo en ninguna parte estas afinidades y este parecido. Orthodice se parece muchísimo a stigmadice immaculata S', pero en nada a volwemi ; ade- más no es más pequeña que ésta. 148 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES ranjado como en autodice, pero no tan vivo. En los demás puntos como en esta especie. Expansión alar 47 milímetros, antena 13, cuer- po 22. Hembra. — Como en las demás especies, es mucho más marcada y por eso más obseura que el macho. Las caras superiores de ambas alas son un poco amarillentas y lus- brosas (color crema sucia), la mancha negra discal en las superiores es muy erande, casi rectangular y prolongada a lo largo del tercer ramo de la mediana hasta la ancha faja y completa submarginal negra, donde toca la quinta mancha, que es más acercada a la base que las demás. La faja submarginal consiste en manchas subtriangu- lares confluentes y es más ancha en el medio. Todas las venas del ápice y de la margen exterior son cubiertas de grandes manchas triangulares negruzcas que hacia adentro, con su punto, tocan la faja submarginal, salvo las últimas (en el ángulo anal); unas veces están en parte divididas por las venas blancas. Toda la base del ala y a lo largo de la sabmediana está sombreada de puntitos o átomos negruz- cos. En el ala posterior arriba traslucen bien los dibujos de abajo: las venas blancas, bordadas de negruzco, y este borde ensanchado y más obscuro sobre la margen exterior; la faja submarginal es mucho más delgada que en el ala superior, sas manchas son más triangula- res y la cuarta es más acercada a la base del ala. El pliegue de la célula es triangular y gris negruzco como el borde del pliegue abajo de la mediana. Las pestañas son blancas en ambas alas como en el macho. La cara inferior de las alas posteriores es amarilla pálida, el borde negro de las venas blancas es ancho; la faja submarginal de arriba se distingue sólo como una sombra, raras veces es bien mat- cada; en los demás puntos como en el macho. Las alas superiores tie- nen abajo el ápice amarillo pálido, con las venas blancas, bordadas de negruzco; la mancha discal, como la faja sabmarginal, mucho me- nos pronunciadas que en el lado superior. Expansión alar 46 milíme- tros, antena 12, cuerpo 19. Esta especie se encuentra principalmente en las provincias andi- nas argentinas: La Rioja (Giacomelli), Mendoza (el autor), San Luis, Pampa Central y Buenos Aires al sur y al oeste (Berg). En Chacras de Coria, provincia de Mendoza, altitud 937 metros, la cacé común- mente desde principio de octubre hasta mediados de mayo. Como sabemos, todas las especies de Tatochila son muy variables en el colorido y los dibujos, especialmente en la cara superior de las alas; pero 7. volwemi lo es también en la cara inferior, más que nin- guna otra especie que conozco. JÓRGENSEN : LAS MARIPOSAS ARGENTINAS 140 3. (3) Tatochila macrodice Stgr. (Seitz 18 c-d) Esta especie se considera, por lo común, como una variedad de la especie siguiente, microdice Blanch.; pero hay varios motivos que me hacen creer que es buena especie. Unos de éstos (y los principales) son: mierodice es (según Berg) una especie muy pequeña, macrodice de tamaño medio, microdice tiene los anillos blancos de las antenas más anchos que los negros, macrodice los tiene muy finos y sólo de un tercio a un cuarto del ancho de los negros, macrodice tiene los ojos bordados de anaranjado, microdice no, macrodice tiene los palpos lateralmente sulfúreos o citrinos vivos, mientras microdice los tiene blancos. De todas maneras, si las dos no son especies distintas, es conveniente, vor motivos prácticos, de tratarlas como tales. T. macrodice tiene como autodice y volwemi los ojos bordados de anaranjado; pero mientras las dos primeras tienen los palpos lateral- mente blancos, macrodice los tiene sulfúreos o citrinos vivos, un poco verdosos; de autodice se distingue, además, en no tener la mancha negra entre la eostalis y la subcostalis en la cara inferior del ala pos- terior, y de volxwemi en estar mucho más marcada, especialmente en el macho; además el color del fondo de las alas posteriores abajo es en macrodice un sulfáreo o citrino muy fuerte y algo verdoso que no existe ni en volxemi ni en autodice. Macho. — El lado superior de las alas es blanco, pero las posterio- res, como el ápice de las superiores, con un ligero tinte amarillo. La mancha discocelular de la superior es negra y bastante derecha, con una prolongación hasta la margen anterior que es anchamente negra de este punto hasta el ápice, mientras por dentro, hasta la base, es finamente negra. Todas las venas afuera de la célula son más o menos negras y además en el ápice y sobre la margen exterior cubiertas de erandes figuras triangulares negras, que son más anchas sobre la margen misma, mientras su cúspide se halla en la faja negra submar- ginal; esta faja, formada de seis manchas casi cuadradas, es de dife- rente anehura, pero de un negro muy profundo como los demás dibu- jos negros en esta especie; la quinta y sexta mancha están dentro de la línea que forman las demás, la sexta es a menudo libre y no unida con las otras. En la cara superior del ala posterior trasluce el borde gris negruzco de las venas y de los dos pliegues del lado infe- rior. Además se ven restos débiles y difusos de manchitas negras sub- marginales y marginales en la parte anterior del ala; las marginales están divididas por las venas blancas. En ambas alas las pestañas 450 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES son blancas. La base de las alas, especialmente de las posteriores, con espolvoreadura gris. La cara inferior de las alas posteriores es de un citrino muy fuerte y algo verdoso; todas las venas son blancas. bordadas anchamente de gris negruzco; el pliegue de la célula es triangular y bordado también de gris negruzco; termina anchamente en la pequeña mancha blanca discocelular. El pliegue abajo de la me- diana bordado como las venas. Seis manchas sagitales submarginales negras forman juntas una fina línea transversal angulosa. La margen anterior como dos manchas en la base son anaranjadas; la margen pos- terior es un poco negruzca. El lado inferior del ala superior es blanco, salvo el ápice que es citrino, con las venas blancas, bordadas de ne- egruzeo; la mancha negra discal es más pequeña que la de arriba y no prolongada hasta la margen anterior que es gris; también las man- chas submarginales son más pequeñas que en el lado superior y no unidas en faja. El cuerpo es como en autodice, pero el pelaje del tórax abajo como de los fémures es citrino; el mismo color tienen los palpos lateral- mente. Los anillos blancos de las antenas son finos, pero bien marca- dos, la extremidad de la clava es blanquizea. Expansión alar 35-47 milimetros, antena 10-13, cuerpo 17-21. Hembra. — Es muy variable en la coloración de las alas arriba. El fondo de la cara superior de las alas puede ser como en el macho, pero a menudo es este fondo mucho más obseuro: amarillento sucio, hasta que llega a tener la intensidad que muestra la figura de «Seitz». La mancha negra discal es mucho más grande que en el macho, en las alas superiores. Todas las venas fuera de ésta son negras y fuera de la faja sabmarginal completa y ancha, cubiertas de grandes fign- ras triangulares negras que son tan anchas que se unen sobre la mar- gen exterior misma, encerrando junto con la faja sabmarginal ocho o nueve manchas del color del fondo. Las alas posteriores, en su lado superior, tienen también una faja submarginal negra, pero delgada y muy angulosa, llegando hasta el primer ramo de la mediana o un poco abajo. Como en el macho el borde negruzco de las venas del lado infe- rior se ve por transparencia en el lado superior, pero mucho más fuerte que en el otro sexo; fuera de la célula o sólo afuera de la faja submarginal este borde es negro en el lado superior y se ensancha, como en las alas superiores, hacia la margen exterior tanto que hasta llega a tocarse sobre la misma margen. En este caso el color del fondo se reduce a numerosas manchas entre las venas. El lado inferior de las alas es como en el macho, con la diferencia que la margen exterior de las posteriores es anaranjada (como la anterior) entre las venas; JORGENSEN : LAS MARIPOSAS ARGENTINAS 451 abajo de la mediana hay también algo de anaranjado. La linea sub- marginal angulosa es fina, pero bien distinta. Las alas superiores son como en el macho, con la diferencia que las manchas submarginales negras forman una faja transversal que termina abajo del primer ramo de la mediana; y que todas las venas que terminan en la margen exte- rior, están bordadas de gris negruzco que se ensancha hacia la mar- gen exterior. En los demás puntos como en el macho. Expansión alar 47 milimetros, antena 12, cuerpo 21. T. macrodice que se conocía hasta ahora solamente de Bolivia, la he encontrado muy comúnmente en los cerros de Aconquija (dep. de An- dalgalá, prov. de Catamarca) en las localidades La Ollada, altura 3100 metros sobre el mar; El Candado, altura 2700 metros; cerro de la Ensenada, altura 3200 metros; cerro Negro, altura 3500 metros; Esquina Grande, altura 1640 metros; la hembra parece bastante rara. Visita, entre otras plantas, las flores de Verbena juniperina Gall. (Ver- benaceae) y vuela desde noviembre hasta abril. Sobre su biología he hablado en la introducción . 4. (4) Tatochila microdice Blanch. = xwanthodice Mab. nec. Luc.) Bajo la descripción de la especie precedente he apuntado lo prin- cipal que me ha inducido a creer que macrodice y mierodice son bue- nas especies y no diferentes formas de una sola. Pero para que pueda el lector mejor juzgar la cuestión, daré una descripción detallada de la última (según Berg). Esta especie, la más pequeña del género Zatochila por la totalidad de ejemplares que poseo, tiene los anillos blancos de las antenas un poco más anchos que los negros y estos últimos también en parte cubiertos de esca- mas blancas; las venas de las alas superiores son parduzcas arriba, abajo blanquizcas hacia la margen exterior, en las posteriores más o menos blan- cas (raras veces parduzeas arriba) y abajo bordadas de un bruno claro vio- láceo. Entre la costalis y la subeostalis no hay mancha, y la línea bruna de la célula no llega a la vena discoidal inferior, sobre la cual se ve una pe- queña mancha oval blanca y transparente. El macho tiene las alas arriba de un blanco amarillento, las posteriores ! Escribe Giacomelli (loc. cit., pág. 409), comparando «anthodice con macrodice, que «no es difícil que, con mayor estudio de ejemplares, estas dos especies se fusionen en una sola ». Esta fusión nunca ya a ocurrir, porque las dos son bue- nas y bien distintas especies. 452 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES sin manchas, pero con el borde negro de las venas de abajo visibles por transparencia, y las anteriores con cinco o seis manchas marginales trian- gulares parduzcas bastante pequeñas, cinco submarginales más obscuras subsagitales, una fascie discoidal casi derecha, bruna, y la margen anterior como las venas parduzca; abajo las anteriores tienen el ápice amarillento, las venas blanquizcas hacia la margen exterior y las manchas muy reduci- das; las posteriores son de un amarillo citrino pálido, con las venas blancas y bastante anchamente bordadas de un pardo claro o violáceo, entremezcla- das con escamas blanquizcas. La hembra tiene las alas arriba de un blaneo amarillento pálido; las ante- riores con las manchas marginales y submarginales muy pronunciadas y extendidas más o menos hasta el ángulo anal y la margen posterior, la fas- cie discoidal más ancha y la margen anterior más obscurecida; las posterio- res con las venas blanquizcas (raras veces parduzcas), las manchas margina- les triangulares divididas por las venas blancas y con cinco o seis manchas submarginales indistintamente sagitales; abajo las superiores tienen el ápice amarillo, las venas blanquizcas hacia la margen exterior y bordadas de un bruno elaro y las manchas submarginales poco marcadas; las posteriores abajo son amarillas, con las venas blancas y anchamente bordadas de un bruno claro o violáceo, mezclada con escamas blanquizcas y con cinco o seis manchas submarginales pardas, brevemente sagitales; la margen anterior generalmente de color azafrán, y el pliegue de la célula pardo y bastante ancho,teniendo en su extremidad la pequeña mancha blanea y transparente. Cuerpo, palpos y patas más o menos como en las otras especies, el borde posterior de los ojos no es anaranjado. Expansión alar: 34-36 mm. Patagonia meridional, Tierra del Fuego; Chile. (4 a) Tatochila microdice forma sterodice Star. «De macrodice se destingue en no tener dibujos y coloración amarilla en la cara inferior de las alas, también es la superior en el macho, blanca y casi sin dibujos, pero con la mitad basal muy lustrosa. La hembra no tiene ninguna coloración amarilla en las alas arriba, mientras los dibujos son co- mo en la hembra de macrodice » (Roeber). En el este de la Tierra del Fuego. (4 b). Tatochila microdice forma arctodice Star, Esta forma es muy dibujada de negro, especialmente en la hembra; la cara superior de las alas de ésta es negruzea, con manchas amarillas (Roeber). Colombia y Ecuador. Ja JORGENSEN : LAS MARIPOSAS ARGENTINAS 45: Si tengo razón en mi creencia de que mierodice y macrodice son es- pecies diferentes, la «arctodice debe ser considerada como una forma de macrodice y no de microdice. (5). Tatochila mercedis Esch. (Seitz. 18 b.) (= polydice Bl., audodice Kirby, autodice Elw.) Esta especie, en su lado superior, es muy parecida a autodice, mien- tras que la cara inferior de las alas, con sus dibujos débiles y difusos, recuerda mucho más de volwemi; de la primera se separa fácilmente porque los ojos no son bordados de anaranjado y porque las alas pos- teriores abajo no tienen la pequeña mancha negra entre la costalis y la subcostalis. Además los anillos blancos de las antenas tienen sólo la mitad del ancho de los negros, la mancha o faja discal es del- gada, casi como una S alargada y con una prolongación aguda hacia la margen exterior. El macho como algo característico por esta espe- cie, en vez de manchas triangulares marginales, presenta pequeñas líneas formadas por átomos negros y situados a cada lado de la ex- tremidad de las venas sobre la margen exterior, principalmente en la mitad apical del ala superior; además el borde negro de la subcostalis en la cara inferior del ala posterior, se prolonga hacia la costalis, for- mando dos hemiciclos, una rama simple o doble, una prolongación irregular y poco marcada, ete. Berg describe la especie en la forma siguiente : El macho tiene las alas arriba de un blanco puro, las posteriores sin di- bujos, las superiores con pequeñas líneas negras marginales, situadas a cada lado de la punta de las venas del ápice, seis manchas submargina- les triangulares o confusamente sagitales, de las cuales las cuatro superio- res son muy acercadas entre ellas, la quinta la más grande y la más alejada de la margen exterior, una mancha discoidal encorvada, delgada, casi de la forma de una S alargada y teniendo una prolongación más o menos marcada y dirigida hacia la margen exterior; esta mancha es separada de la margen anterior delgadamente negra. Abajo las alas anteriores tienen el ápice de un amarillo de azufre, como los dibujos marginales más marcados y las man- chas submarginales más sagitales, aunque menos negras y la discoidal poco marcada, con su centro blanquizco; las posteriores son de un amarillo de azufre, con la margen anterior y unos puntos basales de color de azafran las venas y los pliegues blancos, bordados de blanee y en seguida de un pardo obseuro, seis manchas submarginales bastante sagitales y apuntadas, de las cuales la tercera y la cuarta son las más salientes, el pliegue submediano sencillo y el discoidal por lo común bifurcado en la extremidad, el borde ne- 154 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES ero de la subeostalis muy separado de esta vena y hacia adelante con uno o dos hemicielos o una especie de ramo, de prolongación irregular poco mat- cada, etc. En la hembra las anteriores de un blanco amarillento y verdoso arriba, tienen las manchas negras marginales triangulares prolongadas (sin las ve- nas blancas), las seis manchas submarginales anchas, negras y confluentes (la inferior es triangular) y una muy pequeña bajo la mediana y la mancha discoidal bastante ancha, menos de forma de una S que en el macho, casi unida con la margen anterior bastante negra; las alas posteriores arriba tienen unos grupos de átomos negros sobre la margen exterior y cuatro manchas o nubéculas submarginales difusas. Abajo las anteriores tienen el ápice de un amarillo vivo, los dibujos marginales (ninguna mancha trian- sular) negruzeos, divididos por las venas blanquizcas (las venas de estas alas son por lo común de un gris claro), las manchas submarginales más se- paradas, sobre todo las tres inferiores, la sexta subsagital y la mancha dis- coidal con las pequeñas venas transversales blancas; las posteriores son arriba de un color citrino, con la margen anterior y dos puntos basales anaranjados, las venas y los pliegues de color de plomo, anchamente bot- dados de un negro violáceo y las seis manchas submarginales negras, sagi- tales, bastante obtusas, de las cuales la tercera y la quinta son más acerca- das a la margen exterior; los dos pliegues son sencillos ; la pequena mancha discoidal oval es blanca El cuerpo arriba es negro, revestido de pelos blancos sedosos, el abdomen abajo en el macho casi blanco, en la hembra en parte rojizo, el tórax abajo vestido de pelos amarillos en la hembra. El borde posterior de los ojos en el macho blanco, la hembra de un amarillo de azafrán. Los palpos son so- bresalientes o un poco ascendentes, negros arriba, blancos (macho) o amari- llos (hembra) en cada lado y revestidos de pelos blancos (macho) o amari- llentos (hembra) y negros abajo. Patas negras, en el macho densamente revestidos de escamas y pelos blancos, en la hembra con escamas y pelos amarillentos. El tamaño es como el de autodice. Chile y Bolivia. Nota. — Roeber dice en Seitz (pág. 56) que las hembras de merce- dís tienen una raya más o menos desarrollada sobre el margen infe- rior del ala superior, empezando abajo de las manchas submarginales y extendida hacia la base. Berg no menciona ésto. 5. (6) Tatochila theodice Boisd. (Seitz 18 c.) ( blanchardi Butl.) La presente especie es la más dibujada de todas, con los dibujos muy gruesos; se distingue, además, por la eran mancha discoidal sub- JORGENSEN : LAS MARIPOSAS ARGENTINAS 455 cuadrada y marcada en el centro por las venas transversales blancas; además tienen las alas posteriores abajo una pequeña mancha elíp- tica negra, con blanco en el centro, entre la costalis y la subcostalis, y unida con esta última por un pedúnculo blanco, bordado de negro. Autodice tiene la misma figura elíptica, pero cuando ésta está unida con la subceostalis por un pedúnculo, éste es siempre todo negro y no como en theodice blanco con bordes negros. Macho. — Las alas son arriba de un blanco de erema o un poco verdosas. Las superiores tienen las venas casi blancas, la mancha discoidal negra muy ancha, subrectangular, con venas blancas en el medio, una fila de siete manchas submarginales negras, de las cuales la quinta es cordiforme y más alejada del margen exterior, la sexta anchamente sagital y la séptima dividida en dos partes; casi todas las venas del ápice y la margen exterior están cubiertas de manchas triangulares negras marginales de las cuales las del ápice son delga- das y alargadas. Las alas posteriores tienen arriba las venas blancas y una fila hasta de cinco manchas negras submarginales, de las cua- les la segunda y la tercera son brevemente sagitales, y otra fila hasta de cinco manchas marginales negras subtriangulares, divididas por las venas blancas. Abajo las alas superiores son como arriba, salvo el ápice que es sulfúreo, las manchas marginales están divididas por las venas blancas, las manchas submarginales son más pequeñas que de arriba y bien separadas, la mancha discoidal también más peque- ña, con venas blancas en el medio. Las alas posteriores son abajo de un sulfúreo vivo, con la margen anterior y dos puntos basales ana- ranjados, las venas blancas están bordadas anchamente de negro, las manchas marginales angostas y confluentes con el borde negro de las venas; hay seis manchas submarginales brevemente sagitales, de las cuales la cuarta es más alejada del margen exterior y la sexta in- terrumpida por la línea blanca. Entre la costalis y la subcostalis hay como en autodice, una pequeña mancha elíptica negra, con blanco en el centro y unida con la subceostalis por un pedúnculo blanco con bor- des negros. El pliegue de la célula es blanco, triangular, bordado de negro y unido por un ramúsculo a la subceostalis arriba; el pliegue submediano también blaneo, con borde negro; sobre la discocelularis posterior una pequeña mancha blanca. Hembra. — Las alas superiores arriba de un blanco amarillento, las venas son pardas en la mitad basal y negras en la exterior, y esta mitad exterior es casi negra por causa de las grandes manchas mar- ginales que se unen entre sí sobre la margen misma y con la faja an- cha formada de las manchas submarginales confluentes y por causa 456 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES delas venas negras y la muy grande mancha discoidal casi rectangu- lar y unida con la faja submarginal por las venas negras, especial- mente por las dos ramas superiores de la mediana con su borde ne- gro. Asi el color amarillento del fondo de la mitad exterior se pre- senta en dos filas de manchas : una marginal compuesta de ocho o nueve manchas más o menos sagitales y la otra situada en la faja submarginal y la gran mancha discoidal formada de cuatro o cinco manchas alargadas, de las cuales la inferior es subtriangular. Las alas posteriores son arriba de un sulfúreo pálido, el borde negro de las venas blancas de abajo es también muy marcado en el lado superior. especialmente en la mitad exterior, las manchas marginales y sub- marginales son mucho más pronunciadas que en el macho y las sub marginales se unen con el borde de las venas. Abajo, las alas son como en el macho, pero los dibujos negros son más marcados. El cuerpo es blanquizco, los anillos blancos de las antenas del mis- mo ancho que los negros, la extremidad de la clava es blanquizca. Tamaño de T. autodice. T. theodice se encuentra en la Argentina (Córdoba y Patagonia). Chile y Perú. (6 a.) Tatochila theodice forma gymnodice Star. El color principal del macho de esta forma dudosa es un blanco puro, los dibujos negros algo más delgados, la cara inferior del ala posterior sin lí- neas de color de azafrán, sólo la parte basal del margen anterior sulfúrea. La hembra tiene también los dibujos negros más delgados, pero más pro- nunciados, las manchas en forma de flechas son en ambas alas más distintas y unidas (Roeber). Chile (Punta Arenas). La oruga de 7. theodice vive sobre Tropaeolum. La cabeza es gris y en- bierta de pelos finos y muy cortos. El cuerpo gris tiene anchas líneas sub- dorsales amarillas; una línea lateral de manchitas anaranjadas y con punti- tos negros algo sobresalientes, pero escasamente sobre todo el cuerpo, cada puntito con un pelito fino. Las patas falsas y el cuerpo abajo verde amari- llento, con manchitas negras; patas toracales negras (Butler). La mariposa vuela desde diciembre hasta abril. 6. (7) Tatochila orthodice Weym. (Seitz 18 e) Con orthodice empiezan las especies del segundo grupo del géne- ro Tatochila, las cuales se distineuen en no tener la mancha blanca JORGENSEN : LAS MARIPOSAS ARGENTINAS 457 sobre la discocelularis posterior en el lado inferior del ala posterior. Son ocho y sus nombres son orthodice, pyrrhomma, demodice, sayittata distincta, xanthodice stigmadice, y argyrodice. Un carácter único dis- tingue a orthodice de todos sus congéneres y éste consiste en que no tiene solamente los ojos bordados de un anaranjado vivo, sino también los palpos lateralmente. Su macho se parece muchísimo a las formas del macho de 7. stigmadice : immaculata y punctata y es- pecialmente a la primera. Como ésta tiene orthodice sus alas posterio- res arriba blancas puras, pero hay la diferencia que las líneas longi- tudinales de color de azafrán del lado interior y que son por lo común menos numerosas en orthodice que en ¿immaculata que las tiene en- tre todas las venas, no se ve, por transparencia, tan distintamente en la primera como en la segunda especie arriba. Otra diferencia nota- ble consiste en que el color blanco de las alas de orthodice arriba es muy lustrosa como seda, mientras es mate en ¿mmaculata y en las otras formas del macho de stigmadice. Los dibujos de orthodice en las alas superiores arriba son como en immaculata : la mancha discoidal es muy delgada y de forma de coma ' y las manchas triangulares ne- eras marginales que cubren las venas del ápice. Pero hay diferencias entre las dos. La mancha discoidal es en ¿mmaculata un poco más ar- queada hacia adentro que en orthodice, pero este carácter no es cons: tante. Además, en esta última las manchas marginales triangulares no son negras puras como en ¿immaculata, sino negruzcas (como se ve claramente en la figura de Seitz) y son tan anchas que casi llegan a tocarse sobre el margen mismo: en ¿immaculata son más delgadas, por lo común, pero más extendidas, llegando hasta el primer ramo de la mediana, en orthodice a lo sumo y débilmente al segundo. También en el colorido y los dibujos del lado inferior de las alas hay muchas afinidades, pero voy a apuntar éstas más tarde en las deseripciones respectivas de las dos especies. La hembra de orthodice era desconocida hasta ahora; la he encon- trado junto con el macho en nuestras provincias del nordoeste. Con- cuerda por completo con su macho en la cara inferior de las alas como en otros caracteres importantes, pero las alas son arriba muy dibuja- das de negruzco. Macho. — La cara superior de las alas es blanco puro y muy lustrosa como seda, las posteriores completamente sin dibujos, pero con los di- ' La diferencia entre estas dos manchas discoidales que dice Giacomelli (loc. cit., pág. 409), existe y que consiste en que «es recto o casi en orthodice, en for- ma de coma en stigmatice » no existe en la realidad, sino en las figuras de Seitz. ANAL. MUS. NAC. — T. XXVIII (NOVIEMBRE 3, 1916) 30 158 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES bujos amarillos de abajo más o menos visibles también, por transparen- cia, arriba, además a la base con espolvoreadura gris; las superiores no tienen manchas submarginales, la mancha negra discoidal es muy fina y delgada como en stigmadice, immaculata, en forma de coma, casi recta o un poco arqueada hacia adentro, pero no tanto como en immaculata, las venas del ápice están cubiertas de manchas triangulares negruz- cas muy anchas que casi se tocan sobre el margen exterior, la margen anterior es negruzca y la base de ambas alas tiene espolvoreadura del mismo color. Las venas son blancas (y no gris negruzcas en las su- periores como dice Weymer), y en las posteriores se ve por transpa- rencia el borde gris de las venas de abajo. Abajo, las alas posteriores como el ápice de las superiores, son sulfúreas y algo verdosas, con to- das las venas anchamente blancas, bordadas (salvo la discocelularis posterior) de gris o negruzco; el pliegue longitudinal de la célula es blanquizco, con bordes grises. y es muy fino en sus extremidades, ha- cia afuera toca la discocelularis posterior; también es muy fino el pliegue bajo la mediana y gris. Lineas anaranjadas se encuentran so- bre el pliegue de la célula y entre todas las venas abajo de la media- na; pero en ejemplares muy dibujados toda la cara inferior tiene un tinte azafranado muy vivo. El margen posterior es negruzco en su base. Las alas superiores tienen en su cara inferior todas las venas blancas salvo la discocelularis posterior que es negruzca, las venas del ápice son finamente bordadas de gris blanquizco y fuera de este borde de negruzco, pero estos dibujos como también el amarillo que- dan a menudo muy reducidos y borrados; el margen anterior es ne- egruzco como arriba. Las pestañas son blancas en ambas alas abajo como en las posteriores arriba, pero las superiores las tiene arriba un poco negruzcas fuera de las manchas marginales del ápice. El cuerpo es negro, con largos pelos blancos y sedosos encima del tórax y la base del abdomen, el tórax abajo como las patas con pelos y escamas amarillentas o sulfúreas, el fémur con una línea de color de azafrán enfrente; las tibias y los tarsos son más pardos. La cabeza tiene arriba pelos grises y negros, las antenas negras tienen anillos blancos finos y no bien limitados, la extremidad de la clava es blan- quizca. Los palpos son muy ascendentes, negros arriba y lateralmente anaranjados como el borde de los ojos, abajo tienen pelos negros y blancos. El abdomen tiene abajo, en unos ejemplares, escamas blan- cas. Expansión alar 42 milímetros, antena 12, cuerpo 22. Hembra (fig. 5). — El color del fondo de las alas arriba es un poco amarillento (color erema pálido). La mancha negruzca sobre la discoce- lularis, en las superiores arriba, es mucho más ancha que en el macho, JÓRGENSEN : LAS MARIPOSAS ARGENTINAS 159 rectangular, un poco ensanctada y prolongada hacia el margen ante- rior que es anchamente negruzco. Todas las venas fuera de la célula son negruzcas. En el ápice y sobre todo el margen exterior están cu- biertas de grandes y muy anchas figuras triangulares negruzcas que se unen anchamente sobre el margen mismo, salvo en el ángulo anal. Las manchas submarginales negruzcas son pequeñas, triangulares; hay cuatro hasta seis y llegan hasta o abajo de la mediana; no se unen en faja. El ápice es más amarillento que el resto del ala (como las alas posteriores arriba), pero este color se ve sólo en unas líneas finas, incluidas entre el margen anterior y las manchas marginales y submarginales. Poda la mitad del ala superior, como la base del pos- terior, sombreadas con átomos negruzcos. Las alas posteriores tienen arriba como abajo, todas las venas anchamente blancas, bordadas de gris negruzco, salvo la discocelularis posterior, este borde se ensan- cha algo sobre el margen exterior. Los dos pliegues son grises, el de la célula no es tan apuntada como en el macho. Las pestañas son blancas y en parte negruzcas afuera de los dibujos obseuros, en am- bas alas. Abajo, las alas posteriores son como en el macho; en las alas supe- riores abajo las venas blancas del ápice y el margen exterior tienen un borde gris poco visible; además los dibujos negruzeos de arriba se ven por transparencia, pero no muy bien también abajo; el color del fondo es un blanco sucio, la mancha discoidal es como en el macho. La elava de las antenas es muy ancha y negra por completo. Los pelos de las patas son blanquizcos, los fémures sin líneas anaranja- das. Expansión alar 42 milímetros, antena 13,5, cuerpo 20. T. orthodice ha sido deseripto y conocido por unos machos de los cerros de Bolivia. Es bastante común, especialmente el macho, en los cerros de Aconquija (dep. de Andalgalá, prov. de Catamarca): El Suncho, altitud 1700 metros; Esquina Grande, 1640 (ambas locali- dades sobre la frontera de la provincia de Tucumán); El Candado, 2700; La Ollada, 3100; Cerro de la Tambilla, 3740; La Playa, 2400. En la provincia de Salta la he cazado también durante el invierno (julio) en la capital, altitud 1100 metros y en la quebrada de San Lo- renzo, altitud 1400 metros. Vuela desde fin de noviembre hasta por lo menos julio, en el otoño visitando las flores de la estación Verbe- rina australis Hook. et Arn., Eupatorium Arnottianum Griseb. y otras Compositas. Sobre su biología he hablado ya ampliamente en la introducción. Argentina (Salta, Catamarca); Bolivia. 160 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES (8). Tatochila pyrrhomma Roeb. (Seitz. 18d) Esta especie, recién descripta del Perú, en Seitz, se conoce sólo por el macho. Este tiene los ojos bordados de un anaranjado vivo, pero más anchamente que en autodice. La mancha negra discoidal es bas- tante pequeña, tocando la margen anterior del ala superior que es anchamente negra; las manchas marginales y submarginales son más pequeñas que en microdice $, las submarginales casi cuadradas; la cara superior de las alas posteriores es sin dibujo alguno, pero muy amarillenta por causa de que la coloración amarilla de abajo trasluce arriba. En las alas posteriores abajo son más anchamente blancas las venas como también su borde gris que en microdice; el pliegue de la célula es gris negruzco, muy delgado y bifurcado hacia afuera. Lí- neas anaranjadas sobre el margen anterior, en la célula y abajo de la mediana; el fondo amarillo del ala es también algo anaranjado sobre la margen exterior. El ala superior tiene abajo el ápice sulfúreo; sus venas blancas, bien marcadas, son delgadamente bordadas de negro, la mancha negra discoidal es pequeña; manchas submarginales faltan en ambas alas abajo. Según la descripción y la figura debe ser muy parecido al macho de xanthodice. Perú (Huancabamba, alt. 3000 m.). 7 (9). Tatochila xanthodice Luc. (Seitz. 18 d) El macho de esta especie se parece muchísimo al macho de pyr- rhomma ; parece que este último tiene el borde anaranjado más ancho y más vivo de los ojos como también el margen anterior de las alas superiores más anchamente negro. Parece también más grande. La hembra tiene las alas arriba muy oscuras como la hembra de stigmadi- ce, a la cual se parece mucho, pero el color del fondo es más amarillo hasta citrino pálido, mientras en stigmadice son sólo un poco amari- llentas. Además las manchas submarginales de ambas alas son en stigmadice colocados mucho más cerca a las márgenes exteriores que en xanthodice. Esta última tiene sus ojos bordados de anaranjado, stigmadice nunca. Las figuras que da Berg de xanthodice son malas, mientras las de Seitz son buenas. Cuando Berg dice (loc. cit., 250) de wanthodice que esta tiene el margen exterior subceircular, se equivoc: por completo porque tiene la forma igual a la de las demás especies. Macho. — Tiene la alas arriba de blanco pálido, espolvoreadas con JÓRGENSEN : LAS MARIPOSAS ARGENTINAS 461 escamas negras, principalmente en la mitad basal y sobre el margen anterior; las superiores tienen las venas parduzcas y muy delgada- mente bordadas de blanco en las manchas marginales triangulares prolongadas sobre las venas, las cuatro hasta seis manchas submar- ginales muy pequeñas y la mancha discoidal encorvada arriba y pro- longada hacia adelante sobre la subcostalis ; las posteriores presen- tan sus venas blancas, bastante anchamente bordadas de parduzco y el pliegue de la célula obscurecido (son los dibujos de abajo que tras- lucen arriba). Abajo, las alas anteriores tienen el ápice de un amarillo pálido con las venas pardas bordadas de negruzco; las posteriores son amarillentas, teniendo el margen anterior, la base y las células superiores e inferiores de un amarillo de azafrán, las venas blancas bordadas anchamente de pardo o negro y el pliegue discoidal pardo, llegando hasta la discocelularis posterior, con su extremidad apunta- da. Expansión alar 45 milímetros, antena 12, cuerpo 19 milímetros. Hembra. — Las alas son arriba de un citrino o amarillento sucio, por lo común salpicadas con espolyoreadura parda, las venas son pat- das obscuras y casi siempre bordadas anchamente del mismo color; este borde se ensancha mucho sobre los márgenes exteriores, donde forman grandes manchas triangulares que se unen entre sí; en las superiores hay cinco o seis, en las posteriores hay cuatro o cinco manchas submarginales pardas triangulares o anchamente sagitales; pardos son también los dos pliegues de las posteriores como el de la célula de las superiores, este último largamente bifurcado. Todos estos dibujos pardos reducen el color del fondo a numerosas manchas. Las pestañas de las posteriores son blanquizcas, de las superiores más o menos parduzcas. Abajo, las alas posteriores son amarillentas o citrinas, con las venas blanquizcas, bordadas delgadamente de par- do o negruzco, los dos pliegues son del mismo color, el de la célula bifurcado. Entre todas las venas y sobre el margen anterior hay gruesas líneas de color de azafrán. El ala superior es abajo de un amarillo sucio, con el ápice amarillento; sus venas son blanquizcas, finamente bordadas de parduzco o negruzco; el ápice con pliegues de color de azafrán; el pliegue de la célula con su horquilla larga se ve también, pero no tan claro como arriba; termina en la discocelula- ris que no es ensanchada (arriba tiene una mancha delgada y casi rectangular). Unas veces se ve una indicación débil de una faja sub- marginal como de arriba. Las pestañas de ambas alas son un poco amarillentas. El cuerpo es negro, el tórax arriba y la base del abdomen con pelos grises o amarillentos, abajo el abdomen es amarillento, el tórax abajo 462 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES como las patas con pelos algo amarillentos, las patas también con escamas del mismo color. La cabeza arriba con pelos grises y negros, la clava de las antenas con una manchita clara, los anillos blancos de las antenas son muy finos, los palpos son arriba negros, lateral- mente amarillentos y abajo con largos pelos blaneos y negros, son bastante ascendentes, los ojos son bordados de anaranjado. Expan- sión alar 42 milímetros, antena 12, cuerpo 17. Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina (Tucu- mán). 10 (5). Tatochila demodice Blanch. (fig. 3 y 4) (= theodice Mab. nec. Blanch.) Roeber dice en Seitz que no ha tenido esta especie y que la descrip- ción original de Blanchard no es suficicente para reconocerla. Pero lo peor es que tampoco ha conocido la monografía de Berg que da una descripción tan detallada de la especie que permite en seguida reconocerla como tal. No puede confundirse con ninguna de sus con- géneres. La sagittata Roeb. es, como ya he dicho, bien distinta. Lo que más caracteriza a demodice son sin duda las manchas sub- marginales sagitales negras que hay enambos sexos y en ambas alas, tanto arriba como abajo. En las alas posteriores abajo estas figuras muy delgadas, muy alargadas y muy apuntadas están hacia adentro, en sus concavidades, rellenadas de citrino o amarillo y hacia afuera, en su cúspide, tocan la cúspide de otras figuras triangulares citrinas de azafrán o azafranadas que vienen del margen exterior mismo. Macho. — Las alas son arriba blancas puras o un poco amarillentas, con los dibujos negros bastante finos. Las venas son negras, negruz- cas o (en unos ejemplares) casi blancas. Las superiores tienen una mancha discoidal por lo común muy delgada, en unos ejemplares, en forma de coma, con la curvatura hacia adentro; hay siete u ocho manchas submarginales cortas y sagitales, por lo común unidos entre si por la venas negras; la segunda es muy pequena, la sexta, la más erande, la séptima con una prolongación dentiforme abajo o a cada lado, la quinta y la séptima son más acercadas a la base del ala. Las venas se cubren sobre el margen exterior de triángulos negros lar- gos y delgados que no llegan siempre hasta las manchas submargi- nales; son unidas entre sí por una línea negra transversal marginal. El margen anterior es negro en parte. Las posteriores tienen cinco manchas submarginales negras sagitales, apuntadas y casi siempre separadas (las dos primeras aproximadamente en forma de gan- JORGENSEN : LAS MARIPOSAS ARGENTINAS 463 cho), de los cuales la tercera es más acercada al margen exterior y fuera de la línea que forman las otras cuatro; las manchas margi- nales negras triangulares son muy pequeñas, continuadas sobre las venas negras; la base del ala, como del ala superior, con mucha es- polvoreadura negruzca sobre las venas y sus bordes. Las pestañas de ambas alas son blancas. Abajo las venas son más o menos blancas, especialmente en la mitad externa y bordados de negro o negruzco; este borde más grueso en la mitad basal y sobre el margen exterior, en las posteriores; en las superiores este borde sólo visible sobre el margen exterior, donde se unen entre sí por una línea transversal negra, su ápice es amarillento, las manchas submarginales son menos negras, pero más sagitiformes y en las posteriores, donde hay seis, más alargadas y más apuntadas que las de arriba; la mancha discoidal de las superiores es como arriba. Las posteriores tienen líneas citrinas o color de azafrán longitudinales, no bien limitadas y a menudo difusas ; entre todas las venas, siempre bien visibles abajo de la mediana, so- bre el margen anterior, en la concavidad de las manchas sagitales y sobre el margen exterior donde tienen forma de triáneulo, teniendo la punta dirigida hacia la extremidad de la mancha sagital que tocan. El pliegue de la célula es negro, sencillo o bifurcado y termina en la discocelularis posterior que no tiene ninguna mancha blanca. El otro pliegue abajo de la mediana, es también negro, hacia adentro se une con la submediana. El cuerpo es negro, ralamente revestido de pelos blanquizcos se- dosos. Los palpos son poco ascendentes, coloreados como en la ma- yoría de las especies, el borde de los ojos es blanquizco o amarillo muy pálido, los anillos blancos de las antenas son de un tercio del ancho de los negros. Las patas son negras, eubiertas de escamas y pelos blancos o amarillentos. Expansión alar 45 milímetros, cuer- po 22. Hembra. — Las alas son arriba de un ocráceo claro, de color de miel o un bayo obseuro, sembradas de escamas negruzcas, especial- mente en la mitad basal y sobre el margen posterior de las superio- res. Como las venas son negras y tienen un borde más o menos ancho del mismo color, en unos ejemplares el color del fondo se reduce a numerosas manchas; las manchas marginales negras son bastante anchas, tocándose en ambas alas sobre el margen exterior; se conti- núan sobre las venas negras, las submarginales son mucho más pro- nunciadas y más unidas que en el macho y en las posteriores más alargadas y más apuntadas; las líneas longitudinales color azafrán de abajo se ven en unos ejemplares también arriba, pero débilmente. La 464 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES mancha negra discoidal de las superiores es en unos ejemplares muy ancha y casi cuadrada; se prolonga hasta el margen anterior negro. Abajo, las alas son como en el macho, pero todos los dibujos son mu- cho más marcados y las manchas submarginales mucho más sagitales y las líneas lonsitudinales entre las venas son de color azafrán. El abdomen es blanco abajo. En los demás puntos como en el macho. Expansión alar, 43 milímetros; antena, 12; cuerpo, 20. Según Berg hay machos que tienen la forma y extensión de los di- bujos de las alas como también el color de azafrán de las líneas lon- gitudinales como en las hembras, pero que han conservado su colora- ción blanca de arriba. Patagonia meridional, Tierra del Fuego, Chile. (11). Tatochila sagittata Roeb. (Seitz 18 e) De esta especie nueva que Roeber recién ha descripto en Seitz, se conoce sólo el macho. Como Roeber no ha reconocido a demodice, está en duda si la presente especie es o no una forma de aquélla. Como se ve de su descripción como de la figura que da de sagittata, ésta es una especie bien distinta. Macho. — Las alas son blancas arriba, con las venas negras en las superiores, la mancha discoidal negra de ésta es delgada y unida al margen anterior anchamente negro; todas las venas del margen ex- terior cubiertas de manchas triangulares negras bastante anchas que se unen entre sí por una linea transversal también negra; una fila de cinco o seis manchas submarginales negras sagitales y apuntadas se unen por lo común entre sí sobre las venas negras. Las alas posteriores tienen también arriba manchas triangulares negras marginales, pero no son tan grandes como en las superiores; como en éstas se unen por una linea marginal y transversal negra. Además tienen cuatro o cinco manchas submarginales negras sagitiformes muy alargadas y muy apuntadas (más grandes que en demodice G') que no se unen. La base de ambas alas con espolvoreadura negruzca. Las alas superiores abajo son blancas, las venas negras, algo ensanchadas hacia la margen ex- terior, el ápice es amarillo claro; hay cuatro manchas submarginales sagitales negras, la discocelularis no ensanchada con un borde negro. Las alas posteriores, abajo, son amarillas pálidas, las venas son delga- das, claras y bordadas casi como en orthodice de negruzca; en las cé- lulas hay una línea igual; sobre la discocelularis posterior ninguna mancha blanca; entre todas las venas hay líneas de color de azafrán; JORGENSEN : LAS MARIPOSAS ARGENTINAS 165 cerca de el margen exterior hay cuatro manchas negruzcas sagitales muy apuntadas. Perú (Huancabamba, alt. 3000 m.). 9 (11). Tatochila distincta nov. sp. gd” Q (fig. 6 y 7) Esta pequeña especie nueva de los cerros pampeanos (cerros de Aconquija) se distingue fácilmente de todas las demás especies del género Tatochila, en que las venas en la cara inferior de las alas pos- teriores y en la mitad exterior de las superiores abajo son plateadas y muy brillantes metálicas. Respecto del colorido y los dibujos el ma- cho se parece muchísimo al macho de xanthodice, como éste figura en Seitz y también a un pequeño ejemplar de microdice que no tiene manchas submarginales en las alas posteriores arriba, pero del pri- mero se separa fácilmente entre otros caracteres, en no poseer líneas longitudinales de color de azafrán entre las venas de las alas poste- riores abajo; del último se separa por la falta de la mancha blanca so- bre la discocelularis posterior en las alas posteriores abajo. La hem- bra es muy dibujada en ambas alas arriba; se parece algo a la hem- bra de mierodice. Macho. — La cara superior de las alas es blanca, con las posterio- res y el ápice de las superiores con un ligero tinte sulfúreo. La man- cha negra discoidal en las superiores, es bastante pequeña, casi recta y rectangular; todas sus venas son pardas, pero en la mitad exterior (afuera de la célula) cubiertas de escamas negras y además bordadas del mismo color que se ensancha mucho sobre el margen exterior; este borde se une sobre el margen exterior por medio de una línea fina negra marginal. Este borde negro falta sólo en la submediana y (en unos ejemplares) en el primer ramo de la mediana. Una faja estrecha submarginal de seis manchas negras bastante pequenas, en parte triangulares, que se unen sobre las venas y su borde ne- gro, termina en el primer ramo de la mediana; abajo de esta faja y como continuación de ésta, dos puntitos negros; la quinta y la sexta mancha están más alejadas de la margen exterior y adentro de la línea recta que forman las cuatro primeras. Las alas posteriores son arriba sin dibujos pero todas las venas blancas con su borde gris ne- gruzco como los dos pliegues de abajo se distinguen por transparen- cia, bien arriba. La base de ambas alas (anchamente en las posterio- res) es sombreado de gris. Las alas posteriores son abajo sulfúreas, econ su tinte verdoso; todas las venas son blancas plateadas y muy 166 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES lustrosas metálicas, con un borde blanco y fuera de éste con otro gris negruzco. El pliegue de la célula es blanco, bordado de negruzco; es grueso y termina en la discocelularis posterior que sólo abajo tiene un poco de borde negruzco. El otro pliegue entre la mediana y la sub- mediana. es también bastante gruesa y negruzca. El margen anterior como una línea corta o apenas indicada bajo la mediana y en la base del ala son amarillas. Manchas marginales y submarginales no hay en las alas posteriores; el margen posterior de éstas es gris en la base. La cara inferior de las alas superiores es blanca, con todas las venas plateadas, lustrosas, metálicas, débilmente bordadas de gris en el ápice que es sulfúreo; la mancha discoidal aun más pequeña que la de arriba y un poco arqueada hacia adentro; las manchas negras sub- marginales son pequenas, difusas y no unidas en faja. Las pestahas son blancas en ambas alas y en ambas caras. El cuerpo es negro, el tórax arriba como la base del abdomen con largos pelos blancos o un poco gris amarillentos, el abdomen es abajo blanco, el tórax abajo como las patas con pelos y escamas sulfúreas pálidas. La cabeza tiene arriba pelos grises y negros, las antenas son negras, con anillos blaneos muy finos y difusos, la extremidad de la clava es blanquizca, los palpos son muy ascendentes y arriba negros, lateralmente blancos y abajo con largos pelos blancos y negros. Jx- pansión alar 42 milímetros, antena 12, cuerpo 15. Hembra. — Es muy parecida al macho, pero mucho más dibujada. Arriba las alas posteriores y el ápice de las superiores son de un sulfúreo más fuerte. Las venas son todas en las superiores negruzcas y con un borde del mismo color, pero mucho más ancho, especialmen- te sobre la margen exterior. Todas las venas tienen este borde desde la base. La faja submarginal es delgada y negra, como en el macho, pero completa, es decir, que llega hasta el margen inferior del ala; está compuesta de dos partes, ambas derechas; la primera compuesta de las cuatro manchas superiores, tiene dirección hacia el medio de la margen exterior, y la segunda aun más delgada con dirección hacia la punta del abdomen. En las alas posteriores se destacan mucho las venas anchamente blancas, bordadas todas (salvo la discocelularis posterior) de negruzco; los dos pliegues del mismo color: blancos con borde negruzco. Una línea muy fina y débil submarginal termina en el primer ramo de la mediana. En los demás puntos es como en el macho; también el tamano. Esta especie muy interesante parece tener una distribución muy limitada. Sólo la he cazado en unas localidades en los cerros de Acon- quija : Cerro Negro, altitud 3500 metros; Cerro de la Ensenada, alti- JORGENSEN : LAS MARIPOSAS ARGENTINAS 467 tud 3200; La Ollada, 3100. Vuela en los meses de febrero y marzo en las filas y cumbres más ventosas y más bañadas en sol, especial- mente por la mañana y a menudo en compañía de macrodice. Cuando se oculta el sol no vuela como ninguna otra especie de Zatochila. 10 (13). Tatochila stigmadice Stgr. Esta especie se parece bastante a wanthodice, especialmente la hembra, pero los ojos no son anaranjados. Macho. — Se distingue de la forma siguiente punctata por tener la mancha discal negra, en las alas superiores, mucho más ancha, y en poseer cuatro o cinco manchas negras submarginales triangulares en las superiores y dos hasta cinco en las posteriores que son sulfúreas. Hembra. — No ha sido nunca descripta, pero es probablemente igual a la hembra de la forma punctata. Bolivia (Cocapata, alt. 3500 m.). (12 a). Tatochila stigmadice forma punctata n. fl. GF Esta forma nueva se parece mucho a stigmadice forma típica y aun más a la forma siguiente immaculata. Macho. — Las alas arriba son blancas, pero las posteriores como el ápice de las anteriores, sin embargo, débilmente amarillentos (color de crema): es un transparente de las líneas amarillas de abajo. La mancha negra discoidal, en las superiores, es delgada y de forma de coma, como en orthodice, pero un poco más arqueada que en ésta; todas las venas son finas, negras, en el ápice y sobre la margen exte- rior están cubiertas de manchas triangulares negras que son largas y delgadas en el ápice, disminuyendo hacia el ángulo anal, donde ter- minan sobre el primer ramo de la mediana, están unidas entre sí por una fina línea negra transversal adentro de las pestañas blancas. Muy cerca del margen exterior se ve una fila de tres hasta cinco puntitos negros submarginales que se continúan en las alas posteriores, donde hay de tres a cuatro. Raras veces estos puntos son tan grandes, en el ala superior, que pueden llamarse manchitas; entonces se acerca mu- choa stigmadice forma típica. Muy a menudo los puntos submarginales, en las alas posteriores, están alargados hacia afuera y adentro; enton- ces forman pequeñas líneas negras longitudinales en los pliegues mar- sinales. Todas las venas de las alas posteriores junto con los dos plie- 168 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES gues son, por transparencia, finas y grises, pero hacia el margen exte- rior se vuelven negras puras; sobre el margen misma sus extremidades están algo ensanchadas. La base de ambas alas es sombreada de eris. El margen anterior del ala superior es negra. Las alas posteriores abajo son sulfúreas y algo verdosas, como el ápice delas superiores y con todas las venas finas grises o blanquizcas, con un borde muy fino gris negruzco (en unos ejemplares este borde es más ancho), salvo la discocelularis posterior que queda sin borde; el pliegue de la célula es muy fina y delgada, en unos ejemplares es bifurcado hacia afuera: el pliegue bajo la mediana también muy fino y apuntado en sus extre- midades. Todos los márgenes del ala posterior, en parte, con una línea fina negruzca. Entre todas las venas y sobre el margen anterior líneas finas de anaranjado vivo (en unos ejemplares son anchos). Las alas superiores abajo tienen las venas finas, negras, que en el ápice son bordadas finamente de gris negruzco, a menudo casi borrado el borde. Entre las venas del ápice líneas finas anaranjadas; la discocelularis es aun más delgada que la de arriba. Las pestanas de las alas supe- riores son en parte negruzcas. El cuerpo es negro, con largos pelos blancos sobre el tórax arriba y la base del abdomen que abajo es blanco en parte; el tórax abajo como las patas con pelos un poco sulfúreos. La cabeza tiene arriba pelos grises, las antenas son negras, los anillos blancos son muy finos, la punta de la clava es clara; los palpos son arriba negros, lateral- mente blancos y abajo con largos pelos negros y blancos. Expansión alar 46 milímetros, antena 13,5, cuerpo 23,5. Hembra. — Las alas son arriba amarillentas, con todas las venas anchamente parduzcas, las célula de las superiores con el pliegue longitudinal largamente bifurcado. fino, mientras los dos pliegues de las posteriores son tan anchos como las venas, el de la célula bifur- cada en la punta. Una fila completa de manchas sagitales submargi- nales parduzcas en ambas alas, algo difusas en las superiores, más distintas en las posteriores. Ambas alas con mucha espolvoreadura parduzca en todas partes, en las superiores más espesa en la mitad basal y sobre el margen exterior. Las pestanas de las posteriores son blancas, las de las superiores en partes parduze: s; abajo las alas son como en el macho, pero las superiores son blancas sucias, casi todas las venas son bastante anchas negras, pero en el ápice y sobre el margen exterior son claras, bordadas finamente de negruzco. En los demás puntos como en el macho. Expansión alar 42 milímetros, ante- na 11, cuerpo 16. JORGENSEN : LAS MARIPOSAS ARGENTINAS 469 (13 b). Tatochila stigmadice forma immaculata Roeb. El macho es completamente como punetata S*, pero no tiene puntos submarginales. La hembra es como en la forma precedente. T. stigmadice, con su forma punetata del macho, es abundante en los cerros de las provincias de Salta, Tucumán, Catamarca y La Rioja. Vuela desde noviembre hasta por lo menos julio (en lugares abriga- dos). Prefiere las campiñas abiertas del monte con pasto alto y en grandes matas, o los cerros con espesa vegetación baja. El macho de esta especie es el único que he encontrado en lugares húmedos (y sólo una vez). Sobre su biología he hablado ampliamente en la intro- ducción. Entre las flores que visita, hay : Lathyrus, Verbena, Oxalis y las mismas Compositas que visita también orfhodice. La forma ¿m- maculata se encuentra raras veces junto con punctata. Las localidades donde encontré la especie son, en la provincia de Catamarca: El Candado, Cerro Medio, La Ollada, El Suncho, Esqui- na Grande; en la de Tucumán : cerros de Las Pavas, altura 2000 me- tros, y Arcadia (mes de junio); y en la de Salta: Quebrada de San Lorenzo, altura 1400 metros (mes de julio). Griacomelli encontró el macho bastante común en los cerros de La Rioja, altura 800 metros (?) y dos hembras en la llanura. Bolivia, Argentina. 11 (14). Tatochila argyrodice Stgr. (Seitz 18 c) Esta es la especie más pequeña, más extraña y probablemente tam- bién la más rara; no se puede confundir con ninguna otra. Lo más característico en ella son las manchas amarillas, en forma de gotas, que adornan la cara inferior de las alas posteriores; sólo se conoce la hembra. Ésta tiene las alas grises con las venas finas negras. La man- cha discal de las superiores, como la faja submarginal, muy ancha, gruesa y negra; esta última completa. Grandes manchas triangulares negras marginales, unidas entre sí en faja marginal, encierran con la faja submarginal nueve manchas del color del fondo. La célula con un pliegue negruzco longitudinal que se bifurca hacia afuera; abajo de la célula el ala es negruzca. El ala posterior tiene también arriba fajas anchas negras submarginales y marginales que terminan en la submediana y que encierran grandes manchas del color del fondo; 170 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES adentro de la faja submarginal el disco del ala es negruzco. Las pes- tañas son blancas. El ala posterior en su cara inferior tiene como característico grandes manchas amarillas, bordadas de negro, en for- ma de gotas, a saber: dos en la célula y nueve alrededor de ésta. También manchitas amarillentas entre las venas sobre el margen exterior. Las alas superiores tienen abajo la mancha discal negra más pequeña que arriba y casi cuadrada, cinco puntos o manchitas redon- das negras submarginales y en la margen exterior líneas finas negras entre las venas y paralelas a éstas. Expansión alar 37 milímetros, antena 11, cuerpo 15. Tierra del Fuego meridional (Ushuaia). Género 2. PIERIS Sehrk. Este género, el más típico representante de la familia, está distri- buído en todas partes del orbe. La subcostalis de las alas superiores tiene cuatro ramos: dos antes del ápice de la célula, el tercero es muy corto y desemboca en el mar- gen anterior un poco antes del ápice del ala, el cuarto desemboca en el ápice mismo; la célula es grande, pero no muy ancha, se cierra por dos discocelulares : la superior falta, porque la primera radialis está unida con la subceostalis un trecho; la precostalis de las alas poste- riores se bifurca de la costalis casi en ángulo recto, está doblado hacia afuera en la punta !, las antenas tienen por lo común una clava bien desarrollada, son de tamaño mediano, en unas especies muy lar- gas, los palpos sobresalen casi siempre a la cabeza y tienen en su lado anterior numerosos pelos duros, el artejo terminal es tan largo o más que el mediano, delgado y adelgazado, el artejo mediano es un poco más corto que el artejo basal un poco arqueado. Las orugas son cilíndricas, con líneas claras longitudinales; tienen pelos cortos. Las erisálidas son bastante delegadas, con la punta de la cabeza redondeada y con varios tubérculos en el dorso. Probablemente todas las especies tienen, por lo menos, dos genera- ciones al año. ! Como ya he observado, éste no es siempre el caso, por eso es un mal carác- ter genérico. Mientras, por ejemplo, Pieris monuste tiene la precostalis doblada hacia afuera desde su base, Pieris menacte la tiene recta, como en Tatochila, en toda su extensión. JORGENSEN : LAS MARIPOSAS ARGENTINAS 171 12 (1). Pieris monuste L. (= hippomonuste Hb., feronia Stph., phileta F., albusta Sepp.) Una mariposa bastante grande que se encuentra en muchas formas desde los estados meridionales de los Estados Unidos de Norte Amé- rica y las Antillas Grandes hasta la República Argentina, también en los Andes. La cara superior de Jas alas es blanca en el macho y amarillenta en la hembra, por lo común con un borde negro o pardo del ápice de las superiores y también, en unas formas, del margen exterior en una o ambas alas. Aquí en la Argentina tenemos las tres formas siguientes : (La). Pieris monuste forma automate Burm. Macho. — La cara superior de las alas es blanco puro, el ápice de las superiores es delgadamente bordado de pardo o negruzco, las caras inferiores son blancas verdosas, sin ningún diseño obscuro. El tórax es negro y vestido de largos pelos blancos como la cabeza, el abdomen es pardo, cubierto de escamas blancas como el tórax abajo y las patas, las antenas son pardas, con escasas escamas blancas, toda la clava, salvo la base, es cardenilla, los palpos sobresalen a la cabeza como la longitud de ésta, son blaneos y negros arriba. Expan- sión alar 51 milímetros, antena 13,5, cuerpo 24. Hembra. — Es por lo común más pequeña que el macho y es muy parecida a éste, pero el borde del ápice de las alas superiores es más ancho y más obscuro; abajo las alas posteriores y el ápice de las supe- riores son de color de crema; la extremidad de la clava es blanquizca. Como en el macho los ojos son bordados de amarillo. Expansión alar 44 milímetros, antena 11, cuerpo 19. Esta forma es común en casi todas nuestras provincias andinas y vuela durante todo el verano, visitando muchas flores; sube en los cerros hasta más de 3000 metros (La Ollada). (1 b). Pieris monuste forma suasa Bois. (fig. 14) La hembra de esta forma tiene arriba las alas amarillentas, más fuerte en las posteriores, con el ápice y el margen exterior de las superiores bordadas de negro; este margen exterior es hacia adentro 172 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES muy aserrado; el margen exterior de las alas posteriores tiene tam- bién manchas negras, de diferente tamaño, sobre la extremidad de las venas. Un ejemplar tiene, en las alas superiores, la discocelularis posterior negra en el medio. El margen anterior de las alas superio- res es también un poco negruzca. Abajo las alas son más amarillen- tas sucias y muy sombreadas de negruzco que forma dos manchones nebulosas afuera de la célula en el ala posterior. En los demás pun- tos como en automate. P. monuste suasa es común en la provincia de Mendoza, por ejem- plo en Chacras de Coria, altura 937 metros, al pie de la cordillera; vuela junto con automate. Argentina, Chile, Bolivia, Perú. (Lc). Pieris monuste forma marmorata nova forma Las alas son arriba como en automate : blancas puras, con el ápice delgadamente bordado de negruzco; abajo las alas son como en suasa, es decir, las posteriores; las superiores son blancas, con el ápice ama- rillento (color crema), sin dibujos obseuros, las pestañas son blancas, y negruzcas en el ápice de las alas superiores. El abdomen es negro, blanco abajo; el tórax tiene abajo de las alas posteriores una mancha anaranjada que, por lo común, también se ve en las otras formas; los ojos están bordados de amarillo como en automate y suasa; los palpos abajo con pelos negros y blancos. Expansión alar 52 milímetros, an- tena 14, cuerpo 22. Esta forma nueva es común en las afueras de la ciudad de Tucu- mán, a donde la cacé sobre flores de rabanitos en el mes de mayo. La oruga de Pieris monuste es verde, con puntitos negros y líneas longitudinales amarillas : una línea dorsal delegada, una faja subdor- sal más ancha y una linea lateral; dos tuberculitos negros en cada segmento, separados por la línea dorsal; entre la faja subdorsal y ia linea lateral el fondo es gris azulado. La cabeza está, como todo el cuerpo, llena de puntos negros y pelos blancos. Longitud, 35 milí- metros. La erisálida es amarillenta pálida, con puntitos negruzeos; sobre el medio del dorso una pequeña prominencia. La oruga vive sobre coles y otras Cruciferas, y es en unas partes, por ejemplo Mendoza, aun más numerosa y perjudicial a las plantas cultivadas que la de Tatochila automate. JORGENSEN : LAS MARIPOSAS ARGENTINAS 473 13 (2). Pieris itaticayae Foett. (Seitz 19 d) Esta especie es más pequeña que el anterior. Las alas son arriba blancas, con el ápice y el margen exterior de las superiores bordados de negruzco; el margen exterior del ala pos- terior también con un borde negruzco muy delgado, pero ensanchado en la punta de cada vena, el margen anterior de ambas alas es delga- damente del mismo color; entre las venas líneas longitudinales ama- rillas; la base de ambas alas es algo sombreada de gris. Abajo las alas posteriores son amarillas, con las venas bordadas delgadamente de negruzco; las alas superiores son abajo blancas, con los márgenes anterior y exterior amarillo pálido. Expansión alar 50 milímetros, antena 12, cuerpo 13. Un ejemplar de esta especie lo cacé en el territorio de Misiones, probablemente en Santa Ana, pero sin poder recordar la fecha. Argentina, Brasil. 14 (3). Pieris menacte Bsd. (Seitz 19 b) Macho. — Las alas son arriba blancas, con o sin un borde delgado negruzco del ápice en las superiores; las alas son abajo como en la hembra. Hembra. — Las alas son un poco amarillentas arriba, con mucho más pardo negruzco en el ápice y sobre la margen exterior de las superiores, en las alas posteriores traslucen más o menos fuertemente el borde pardo de las venas de la cara inferior. Espolvoreadura par- duzca en la base de ambas alas como a lo largo de casi todas las venas del ala superior. Abajo, las alas posteriores y el ápice de las superiores son amarillo pálido sin o con un borde ancho, pero difuso, pardo, de las venas, más pronunciado en las posteriores y el ápice de las superiores. El cuerpo es negro, el tórax arriba y la base del abdomen con largos pelos parduzcos; el abdomen es abajo blanco; el tórax abajo y las patas con pelos amarillentos. La cabeza arriba con pelos parduzcos, los ojos están bordados de amarillo, las antenas son negras, con esca- sas escamas blancas, la punta de la clava es clara, los palpos son lar- gos, arriba negros, lateralmente blancos o amarillentos, abajo con largos pelos negros y blancos. Expansión alar 40 milímetros, antena 10, cuerpo 18. Misiones, Corrientes; Paraguay; Brasil meridional. ANAL. MUS. NAC. — T. XXVIII (NOVIEMBRE 4, 1916) 31 474 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES 15 (4). Pieris mandela Feld. (Seitz 20 a) Esta especie, más conocida bajo el nombre de locusta Feld., se en- cuentra en muchas variedades, especialmente de la hembra, en todos los paises sudamericanos; la más pequeña de ésta llega hasta el norte de nuestro territorio; es la forma siguiente : (4 a). Pieris mandela forma molione Fruhst. Esta forma no es solamente la más pequeña y más meridional, sino también la menos dibujada. El macho es blanco, con todo el ápice de las alas superiores negro; el margen exterior de las alas posteriores delgadamente negruzco; en la hembra no sólo el ápice de las alas superiores, sino también el margen exterior de ambas alas son negruzcos anchamente, este mat- gen en las posteriores se disuelve hacia adentro en escamas finas gris azuladas. La base de ambas alas es mucho más sombreada de negruzco en la hembra que en el macho; la cara inferior de las alas posteriores es gris clara, con líneas finas amarillas entre las venas y con manchas coloradas en la base, las alas superiores son blancas abajo, con todo el ápice negro. Expansión alar 55 milímetros, antena 14, cuerpo 24, Esta forma es muy común en Misiones, especialmente el macho, la hembra mucho más rara, Vuela en el monte durante todo el verano y visita flores, por ejemplo, Manettia bianthiflor (Rubiáceas). También la cacé en Orán, provincia de Salta, en los meses de julio-agosto. Paraguay; Misiones. Género 3. LEPTOPHOBIA Butl. Las antenas son muy largas, llegando hasta tres cuartos del margen anterior del ala superior; ésta tiene cuatro ramos en la subcostalis, con los dos primeros saliendo antes del ápice de la célula, y con la pri- mera radialis casi hasta su mitad unida con la subeostalis; por eso falta la discocelularis superior. En las alas posteriores la precostalis está doblada hacia adentro, su discocelularis intermediana es muy corta y alcanza apenas una cuarta parte de la longitud de la discoce- lularis posterior que es casi recta. JORGENSEN : LAS MARIPOSAS ARGENTINAS 475 16 (1). Leptophobia diaguita nova specie GT Q (fig. 8) Esta especie nueva tiene las alas de la misma forma que £. eleone D.-H., que en varias formas habita Colombia, Venezuela, Ecuador y Bolivia, y L. smithi Kirby, que vive en Perú y Bolivia en una altura de 3000 metros. En el colorido y los dibujos es intermediaria entre las dos, uniendo caracteres de ambas; es posible que estas tres sean sólo variedades de una sola especie. Macho. — El ápice de las alas superiores es aguzado, mientras el ángulo anal de las posteriores es algo prominente. La cara superior de las alas es citrina, con todo el ápice y el mar- gen anterior de las superiores delgadamente negros; este margen negro tiene hacia adentro un diente obtuso sobresaliente entre los últimos dos ramos de la mediana; la base del ala y el margen anterior hasta el primer ramo de la subceostalis son sombreados de negruzco como en smithi, y esta espolvoreadura negruzca se une sobre el mar- gen anterior, finamente negra en el medio, con el ápice negro; las alas posteriores sólo en el medio de la base tienen un poco de espolvo- readura negra, y puntos negros en la extremidad de las venas sobre el margen exterior, su ápice es finamente bordado de negro. La cara inferior de las alas posteriores y el ápice de las superiores son blan- cos verdosos, con un brillo fuerte de nácar, el margen exterior de las posteriores tiene puntos o manchitas negras en las puntas de las venas; la discocelularis posterior es bastante doblada hacia adentro, sus dos extremidades, como casi toda la discocelularis intermediana, son negruzcas. Las alas superiores son abajo amarillas muy pálidas, con el margen anterior finamente negra. La cabeza, el tórax y el abdomen son arriba negruzeos, con largos pelos del mismo color (el abdomen sólo en la base); abajo son blancos. Los palpos son muy largos y dirigidos oblicuamente hacia arriba, donde llegan arriba de la cabeza; son negros arriba, blancos lateralmente y con largos pelos negros y blancos abajo; las antenas son largas y finas, negras, con escamas blancas en manchas, la extremidad de la clava con un anillo claro. Expansión alar 35 milímetros, antena 11, cuerpo 16. Hembra. — Es como el macho. Común en el monte de la Esquina Grande, altura 1640 metros (dep. de Andalgalá, provincia de Catamarca), en abrilamayo y noviembre- diciembre, visitando Oxalis y otras flores de plantas bajas. 176 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Género 4. PEREUTE Herr.-Sch. Las especies de este género son exclusivamente sudamericanas. Con las especies de Archonias forman un grupo aparte que no tiene nada común con las demás Pieridae en su apariencia; en el estilo de los dibujos recuerdan a algunas Heliconidae, pero la forma de las alas es muy diferente. La subcostalis de las alas superiores tiene sólo tres ramos, con el primero saliendo antes del ápice de la célula y con los otros dos for- mando juntos una horquilla bastante larga. Falta la discocelularis superior, porque la primera radialis está unida a la subcostalis un trecho: la discocelularis intermediana es casi igual a la última en loneitud. La precostalis de las alas posteriores está doblada hacia adentro. 17 (1). Pereute swainsoni Gray (Seitz 21 a) Macho. — Las alas son negras, las superiores tienen arriba una faja oblicua de manchas grises claras, un poco rosadas, desde el me- dio del margen anterior hasta el margen exterior arriba del ángulo anal; el margen posterior de las superiores y toda la mitad basal (o más) de las alas posteriores cubiertas de espolvoreadura gris; las pes- tañas son negras; sobre el margen anterior de las posteriores hay una mancha oblonga citrina, que en la cara inferior es más amarilla. Las alas posteriores tienen además abajo dos manchas coloradas vivas en la base: una sobre el margen anterior y la otra abajo de la costalis, y una faja submarginal de manchas difusas grises (las primeras un poco amarillentas): las alas superiores tienen, en su cara inferior, la misma faja oblicua, pero es mucho más ancha que la de arriba y consiste en manchas de un colorado vivo, separadas por las venas negras. El cuerpo es negro, con pelos grises arriba, el abdomen abajo es blanco; atrás de las patas medias y posteriores, como abajo de las alas supe- riores (en su base), largos pelos amarillos. La cabeza tiene arriba pelos negruzcos, las antenas cubiertas de espolvoreadura eris, los palpos son arriba negros, lateralmente blancos y abajo con largos pelos ne- eruzcos; la frente es muy peluda, sus largos pelos son negruzcos. Expansión alar 55 milímetros, antena 15, cuerpo 21. Hembra. — Es como el macho, pero la faja oblicua de las alas supe- riores es mucho más ancha, rosada, y dividida en grandes manchas a] JORGENSEN : LAS MARIPOSAS ARGENTINAS 47 por las venas negras. Expansión alar 60 milímetros, antena 16, cuer- po 23. Pereute swainsoni es por lo común muy raro en Bonpland, territorio de Misiones, desde agosto y durante toda la primavera, posándose en lugares húmedos, pero en la primavera de 1910 (octubre-diciembre) fué de repente abundantísimo, tanto en la selva como en el campo abierto vecino, visitando flores, como por ejemplo: Eupatorium lu- quense Ohod., Bupatorium graciliflora, Eupatorium alquemilla D.-O., y otras Compositas. En la misma ocasión encontré también la oruga y la crisálida que eran antes desconocidas. Sobre el tronco de un gran Laurel negro (Ocotea spectabilis (Meisn.) Mez., Lauráceas) hallé unas 50 orugas y unas 150 erisálidas amonto- nadas en gran sociedad, a un metro sobre el suelo y en la margen del monte, sobre el río Magdalena, entre Bonpland y Santa Ana. Las erisálidas estaban colocadas en varias filas, una al lado o abajo de la otra, tocándose entre sí, y en la forma común de las mariposas diur- nas: con la cabeza arriba y con un hilo fino alrededor del cuerpo y con la extremidad del abdomen también pegada a la corteza. Las oru- gas estaban posadas en un montón, como un pequeño enjambre de abejas. Cuando sentían hambre, todas se marchaban juntas por una senda lustrosa como hecha por un caracol o una babosa; pero en la realidad : las orugas mismas la habían hecho, cubriendo la corteza con su secreción como seda. Comían líquenes. La oruga es de 35 milímetros de longitud y de un color pardo de corteza, salpicado de numerosas manchitas verdes y con numerosas pequeñas verruguitas o puntitos salientes verdes, cada uno con un corto y fino pelo blanco, la cabeza es parda obscura. La erisálida es muy diferente de la forma típica de crisálida en las Pierídae. Es de color marrón obscuro y lustroso. Sobre el dorso del abdomen una fila de largas espinas encorvadas, con base ancha, y con unas pequeñas al lado, en la base. La cabeza arriba con una quilla aguda y hacia adelante con un cuerno, que en la punta se bifurca en dos espinas, cada una de éstas saliendo en ángulo recto a cada lado. Las encontré el 20 de octubre, y el imago empezó a salir el 285 del mismo mes. Misiones ; Brasil meridional : San Paulo, Paraná, Santa Catalina, Río Grande del Sur. 478 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Género 5. APPIAS Bd. La nervulación alar es como en Pieris, pero los machos de Appias tienen como un carácter especial dos pinceles de pelos duros en la extremidad del abdomen y sobre las válvulas laterales (órganos se- cundarios sexuales) y las hembras (en la cara inferior de las alas) un brillo mate de nácar y un dibujo diluído; además la precostalis no sale en ángulo recto de la costalis. De América se conoce sólo dos especies, pero en África y la India oriental hay numerosas especies, en parte de colores muy lindos. To- das son excelentes voladoras que en poco tiempo recorren trechos largos. Visitan flores y chupan también en lugares húmedos. 17 (1). Appias drusilla Cr. (Seitz. 21 f) Macho. — Las alas son arriba blaneo puro, el ápice de las supe- riores con o sin un borde fino negruzco, abajo las alas son blancas o amarillentas, sin dibujos, sólo con una corta línea amarilla sobre la margen anterior de las posteriores. El cuerpo es negro, con largos pelos blancos encima del tórax y la base del abdomen, este último abajo blaneo, econ los dos pinceles gri- ses en sus puntas. Abajo el tórax y las patas con pelos blancos, éstas últimas también con espinas negras. La cabeza arriba con pelos blan- COS y Negros, las antenas son negras, con la clava abajo y en la punta algo blanquizca. Los palpos son muy ascendentes, arriba negros, en los lados y abajo blancos. Expansión alar, 50 milímetros; antena, 12: cuerpo, 22. Hembra. — Las alas superiores son arriba blancas, con la base y los márgenes anterior y exterior anchamente negras (la anterior en el medio casi interrumpida), las posteriores son arriba amarillentas con el margen exterior y el ángulo anal con ancho borde negro o Negruzco. Abajo, las alas son blancas, con un brillo de nácar y con los mismos dibujos obseuros que arriba, pero muebo menos pronunciados y sólo visibles por transparencia; la base de ambas alas o sólo de las supe- riores está pintada de amarillo. En los demás puntos, como en el ma- cho. Expansión alar, 56 milímetros; antena, 14; cuerpo, 21. Esta especie tiene una distribución geográfica muy vasta : desde Florida en los Estados Unidos de Norte América hasta el norte de la Argentina (Misiones, Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja). JORGENSEN : LAS MARIPOSAS ARGENTINAS 479 Vuela en los meses de más calor (diciembre-febrero), con un vuelo alto y rápido. Visita muy a menudo flores, por ejemplo Acacia visco Gr., Zupatorium bupleurifolium DO., y el macho lugares húmedos. Género 6. MATHANIA Oberth. En este pequeño género las alas superiores, en las cuatro especies conocidas, tienen el margen exterior cóncavo y por consiguiente el ápice agudo. Sólo una especie (leucothea) la tiene convexa. El ángulo anal de las posteriores es muy alargado y en dos espe- cies (agasicles y loranthi n. sp.) con una pequeña cola; además las alas posteriores abajo tienen una coloración y diseños que les dan se- mejanza con una hoja. La subcostalis de las alas superiores tienen cuatro ramos, con el primero saliendo antes del ápice de la célula y hay tres discocelularis en la misma; la precostalis del ala posterior doblada hacia adentro; los palpos son muy peludos. Las especies conocidas viven todas en los cerros del poniente de Sud América. Giacomelli en una de sus últimas publicaciones Contribución al es- tudio de los Lepidópteros argentinos ', tiene unos Apuntes sobre el géne- ro «< 3 centímetros, es de estructura muy fina y tine in- mediatamente los dedos al tocarlo. Ha servido probablemente para pintar la cara o el cuerpo. Pasaremos ahoraa un descubrimiento muy curioso que hizo el señor de Carles. En el límite del pueblo, un poco afuera de las casas, en- contró dos construcciones subterráneas cilíndricas, parecidas a las construcciones sepulerales anexas a las habitaciones antes descritas, pero mucho más grandes, designadas con las letras O y D) en el cro- 334 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES quis figura 5 '. A poca distancia de estas construcciones había dos piedras, € y f, paradas en el suelo, de unos SO centímetros de altura sobre el mismo y de sección casi rectangular, 30 < 20 centímetros. Estas piedras se encontraban a más o menos 7 metros de distancia una de otra, y puede decirse que formaban una especie de « puerta de entrada » al pueblo. La construcción D tiene unos 3 metros de diámetro exterior, la C un poceo menos. Las murallas, más gruesas que las de los sepuleros comunes, alcanzaban a unos SO centímetros de profundidad, bajo tierra, y sobresalían de ésta unos treinta centímetros. No había piso ninguno, ni revestimiento interior de piedras lajas. Estas dos construcciones no contenían restos humanos ninguno, Fig. 5. — Grandes construcciones cilíndricas, análogas a los sepulcros del pueblo (escala */,,,) pero sí dos evormes tinajas reproducidas en la lámina XV Cy D, te- niendo la primera 70 centímetros de diámetro de la panza y 46 cen- timetros de altura. La tinaja D no es perfectamente redonda; el diá- metro de su boca varía entre 91 y 96 centímetros, siendo su altura de 41 centimetros. Las paredes son de un centímetro de grueso en la C y de un centímetro y medio en la P, aumentando el espesor de am- bas tinajas hacia el fondo. Son de alfarería roja, de pasta un poco más grosera que las pequeñas escudillas de nuestro tipo z, pero pre- sentan la misma pátina que las demás piezas de este tipo. El alisa- miento de estas enormes piezas se ha hecho con un útil provisto de dientes finos, como lo demuestra la parte de la superficie interior de la tinaja más grande, representada en la lámina XV D', viéndose cla- ramente en la fotografía las estrías dejadas por dicho instrumento. He observado la superficie estriada de la misma manera en otras pie- Zas grandes, antes desenterradas por mí en la Quebrada del Toro y Valle de Lerma. Estos dos enormes vasos, como hemos dicho, no contenían restos ! Este croquis ha sido confeccionado según los datos del señor de Carles. BOMAN: LAS RUINAS DE TINTI EN EL VALLE DE LERMA 530 humanos ninguno : la C estaba vacía y en la D se hallaban dos de las pequeñas escudillas sin ornamentación pintada, arriba descritas, así como también el fragmento pintado lámina XIV h. ¿ Qué destino pueden haber tenido estas construcciones sepulcrales que no son sepuleros ? Depósitos de víveres u otros objetos no pue- den haber sido. La hipótesis más probable es que han sido destina- das a un fin religioso. Probablemente se depositaban en las grandes vasijas que contenían, ofrendas a alguna deidad. Las escudillas ha- lladas en una de ellas parecen corroborar esta hipótesis. El cráneo que logró el señor de Carles extraer de uno de los sepul- eros de Tinti casi completo, aunque fragmentado, está reproducido en cuatro normas en la lámina X VI. Presenta la deformación inten- cional fronto-occipital, tan común en la región andina, pero en este caso poco pronunciada. Ha sufrido además una deformación póstuma que ha determinado una plagiocefalía relativamente marcada. Por otra parte, no han podido evitarse ciertas pequeñas irregularidades procedentes de la restauración, aunque ésta ha sido efectuada con el mayor cuidado. Es un cráneo masculino, de un individuo de edad madura, ultra- braqui-hipsi-tapeinocéfalo, mesoprosopo, leptorrino. Doy aquí sus medidas, de conformidad con las reglas adoptadas por el Congreso Internacional de Antropología y Arqueología Prehistóricas, en su sesión de Mónaco 1906 !, así como también los índices principales : CRÁNEO Diámetro ántero-posterior MÁXIMO ......... 165 = SS AC 163 Diámetro transyerso MÁXiMO.............. 160 Altura basilo-bregmática ooo conaaea a ee aia 141 — aurículo-bregmátila.....ooomooom... 154 Diámetro frontal míniMo ..........o.oo.... 92 — O AI O ie 122 SS bimastoideo MÁXiMO............. 142 = PIANO o nd 147 = nasio Dad anat eat at rte 102 — al golo basar el 94 = nasio-Mentoniado ¿...o.oooo.m.m.... 125 * Entente internationale pour unificación des mesures craniométriques et cephalo- métriques, en Congrés international «d'anthropologie et d'archéologie préhistoriques ; Compte rendu de la treizieme session, tomo II, páginas 387-394. Mónaco, 1906. 536 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Diámetro nasio-alveolaT ...........oo.oo... 73 AMD 52 Ancho mas A 23 — AMLO = OL A CR 41 AULA e 36 Ancho del borde alveolar superior ......... 58 Altura de la curva alveolar ............... =- Largo de la bóveda palatina .............. 51 Ancho de la bóveda palatina ..........o.o.. 34 ALGU OL bito=alveolar 41 Largo del forámen occipital............... 35 Ancho del forámen occipital .............. 21 Curva sagital sección frontal.............. 125 — = sección pariétalo.e somos: 118 - SOCIO CIA 114 = A A A ao 357 ALAN OS 339 ado paa todo aa da oe 510 Peso del cráneo (sin mandíbula) eramos.... 527 MANDÍBULA ARCADIA 135 IOMA 107 Largo de la rama ascendente.............. 65 Ancho mínimo de la rama ascendente ...... 35 — máximo de la rama ascendente... ... — O 38 — del cuerpo mandibular ......m....... 35 ¿spesor máximo del cuerpo mandibular .... Mi Ángulo mandibular, grados ............... 108 Peso de la mandíbula, gramos... ......oo... 98 ÍNDICES Longitudino-transversal.........o.ooooooo.. 96.97 Lona do A 85.45 Transverso-vertical ....oooooococooo oo 88.13 Lacio O A 83.03 OLLA tt TR S7.80 Nas AN 44.23 PUN 66.67 Si en las regiones cireunvecinas buscamos analogías para con las ruinas de Tinti y los hallazgos hechos allí, las encontramos especial- mente en la parte norte del Valle Calehaquí y en la Quebrada del Toro. BOMAN: LAS RUINAS DE TINTI EN EL VALLE DE LERMA 537 La sencillez y ausencia general de adornos pintados de la alfare- ría recuerdan la de los pueblos prehispánicos que he estudiado en la Quebrada del Toro. Las formas de las eseudillas son parecidas a las que he descrito de Morohuasi ' y otros sitios de esta quebrada, e igualmente a las descritas por Ambrosetti * de La Paya y por J. A. Dillenius * (actualmente señora de Lehmann-Nitsche) de La Poma, en el Valle Calchaquí. También las mismas formas de asas se han encontrado en todas las localidades citadas, hecho que merece men- cionarse, aunque se trata de formas observadas en otras regiones. La alfarería de Tinti como la del norte del Valle Calchaquí, la Que- brada del Toro y la Puna de Jujuy carecen de la rica ornamentación tan propia al arte diaguita, aunque ésta no ha dejado de hacer sentir ocasionalmente su influencia en Tinti de lo que nos da un ejemplo la urna figura 2 que es una imitación local de las urnas funerarias del tipo Santa María. La decoración con meandros de la escudilla lámina XIV b es tal vez también un ensayo de imitación del arte diaguita O quizás se trata de una pieza importada, lo que probablemente tam- bién debe ser el caso del fragmento lámina XIV h. En cuanto al pequeño disco o tortero figura 4, constituye por su ornamentación un objeto muy sugerente en apoyo de la afinidad de la cultura material de Tinti con la de las regiones mencionadas. Es cierto que las construcciones y especialmente los sepuleros ci- líndricos de Tinti son propios de este pueblo, pero esta circunstancia no puede ser una objeción contra la afinidad en cuestión, pues los tres pueblos prehispánicos de la Quebrada del Toro estudiados por mi, Morohuasi, Puerta de Tastil y Tastil, presentaban notables dife- rencias en sus construcciones y sepulturas, y sin embargo como lo he demostrado *, proceden evidentemente del mismo pueblo y de la mis- ma época. Las investigaciones arqueológicas llevadas a cabo durante los últi- mos años, por diferentes autores, nos ponen pues en presencia de una cultura distinta de la diaguita, y cuyos restos han sido encontrados en la parte septentrional del Valle Calchaquí, desde La Paya al norte, en la Quebrada del Toro y en el Valle de Lerma, extendiéndo- ' E. BOMaN, Antiquités cit., tomo 1, página 339 y lámina XXIV, figura 71. 2 J. B. AMBROSE? TI, La Paya cit., páginas 323, 306 y figuras 67, 148. J. A. DILLENIUS, Observaciones arqueológicas sobre alfarería funeraria de Lu Poma (Valle Calehaqui, Provincia de Salta). Facultad de Filosofía y Letras, publi- vaciones de la Sección Antropológica, Número 5. Buenos Aires, 1909. * E. BOMax, Antiquités cit., tomo I, páginas 380-381. ANAL. MUS. NAC. — T. XXVI (13 ENERO 1917) 35 335 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES se probablemente a las quebradas intermedias, como la de Escoipe. la de Las Capillas y parte de la de Guachipas. Esta región coincide con la que los historiadores de la conquista dan como ocupada entonces por la tribu amada Pulares. que el P. Lozano * cita del pie del Nevado del Acay y de Chicuana y Lu racatao, situadas en las cercanías de La Paya. En otra parte refiere Lozano + que en septiembre de 1632, indios del Valle Calchaquí, por consiguiente Diaguitas, «dieron sobre la estancia de un vecino de Salta, distante 7 leguas (+= 56 kilómetros, por tratarse de leguas coloniales, a S kilómetros cada una) de la ciudad, y la entraron a saco, matando al dueño y a veinte y seis indios Pulares de su enco- mienda». Los parientes de estos Pulares muertos convocaron enton- ces a la gente de todos los pueblos pulares que eran ocho, siguieron a los agresores hasta sus propias viviendas y mataron a gran número de éstos que fueron sorprendidos mientras festejaban su victoria con una gran bacanal. El gobernador Felipe de Albornoz hizo por ello construir el Fuerte de San Bernardo, a seis leguas de Salta, para pro- teger a los Pulares sumisos a los españoles y amigos de ellos, contra las invasiones de los Diaguitas del Valle Calchaquí. Es posible que el pueblo de San Bernardo de Diaz, capital del departamento de La Vina, tenga su nombre de ese Fuerte de San Bernardo, pero éste parece haber estado situado más al norte, pues Lozano* lo ubica «en una punta que forman los dos brazos de un río que viene de hacia los Lipes », el cual no puede ser otro que el Rio del Poro que pasa cerca de Tinti. Las distancias de Salta a Tinti (35 kilómetros), al Fuerte de San Bernardo (48 kilómetros) y a la estancia donde fueron muer- tos los veinte y seis Pulares (56 kilómetros), confirman la ubicación del fuerte en la parte sur del Valle de Lerma, y de los datos prece- dentes resulta que esta parte del valle estaba poblada por Pulares, lo que también está confirmado por la existencia actual de un lugar poblado cerca de Tinti que lleva el nombre de « Pulares ». Y si los Pulares habitaban el norte del Valle Calchaquí y el sur del Valle de Lerma, es muy natural que también ocuparan la Quebrada de Escoipe y el norte de la Quebrada de Guachipas que forman el camino del ' Pebro Lozaxo, Historia de la conquista del Paraguay, Río de la Plata y Tucu- mán, tomo V, páginas 61, 160, 213. Ed. Lamas. Buenos Aires, 1873-1875. 2 Ibid., tomo IV, páginas 445, 458. 3 Tbid., tomo Y, página 147. Aquí dice Lozano que el Fuerte de San Bernardo distaba sólo tres leguas de Salta, mientras que en el tomo 1V, página 458, da lo distancia como de seis leguas. Este último dato es seguramente el que vale, mientras que el otro depende de una equivocación. BOMAN : LAS RUINAS DE TINTI EN EL VALLE DE LERMA 539 Valle Calchaquí al Valle de Lerma, como también lo dice Ricardo Jaimes Freyre * en un libro recién publicado : « Los Pulares se exten- dían al septentrión (del Valle Calchaqui) y eran especialmente fuertes y numerosos en Guachipas y la Quebrada de Escoipe ». Los Pulares tomaron parte activa en las guerras de los «Calchaquíes » 0 Diagui- tas contra los conquistadores, y siempre figuran en las crónicas de la época como nación propia, separada de los Diaguitas - Al tratar en 1908 de delimitar la región de los Diaguitas de la de los Atacameños, me faltaba material histórico y arqueológico para dar colocación á los Pulares, pero con el material arqueológico ahora reunido no me parece aventurado ubicar el territorio por ellos ocu- pado en la forma que acabo de hacer y, por otra parte, calificarlos como tribu atacameña, siendo esta calificación apoyada por su nom- bre que sin duda se deriva del Cerro Pular, pico de la Cordillera que se encuentra inmediatamente al sud del Salar de Atacama. ' Ricarbo James FreYRE, El Tucumán del siglo XVI. Publicación de la Uni- versidad de Tueumán, página. 37. Buenos Aires, 1914. Aunque el antor no cita el documento del que ha extraído el dato referido es de suponer que proceda de buena fuente por lo bien documentado que se ha demostrado en otras ocasiones y porque tiene a su disposición la espléndida colección de documentos inéditos del Archivo Histórico de Tucumán, institución de reciente creación que se debe a los esfuerzos y el interés por las ciencias del gobernador doctor Ernesto E. Pa- dilla y del rector de la Universidad de Tueumán, doctor Juan B. Terán. 2 Para no hacer otras citas, referiré un párrafo de la carta delle Padri Gio. Ko- mero e Gasparo di Monroy di Tucuman, publicada en un libro raro : Breve relatione del P. Diego de Torres della Compagnia di Giesú. Procuwratore della Provincia del Perú, circa il frutto che si raccoglie con gli Indiani di quel Regno. Dove si raccontano anche alcuni particolari notabili suecessi gli anni prossimi passati. Per consolatione de ¡ Religiosi di detta Compagnia in Europa. Al fine *agyiunge la lettera annua dell L- sole Fillipine del 1600. In Venetia, MDCIV. Appresso Gio, Battista Ciotti Sanese, AP Aurora, páginas 24-33. (Existen de este libro dos ediciones más, una italiana, auterior, Milán, 1603, y otra france sa: La nouvelle histoire du Pérou d'apres la relation du Pere Diego de Torres, París, 1604.) Dan cuenta los PP. Romero y Monroy al P. Torres, procurador de la Compa- nía de Jesús en la provincia del Perú, de una entrevista que en 1601 tuvieron con unos Diaguitas en el Valle Calehaquí, durante la cual les dice un viejo cu- raca diaguita : Noi altri non habbiamo da dismettere le nostre usanze, ne tagliarci i capelli come gli altri, y agregan los PP. Romero y Monroy: Questo dissero per 1 Pulari e Chubani battezzati poco prima, che s*andavano tagliandi li capelli ad imita tione degl Indiani del Perú, il che tenevano per gran segno, che lasciano la supersti- tione da vero per attendere alla pieta Christiana... Este testimonio de los PP. Romero y Monroy, en cuanto a la diferencia entre Diaguitas y Pulares, es importante, pues conocían a fondo estos pueblos, entre los cuales obraran como misioneros. 540 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Fueron los descubrimientos de Ambrosetti en La Paya los que pri- mero ' me indujeron a clasificar los Pulares como Atacameños, pues según los documentos históricos ocuparon la región donde está situado este gran pueblo prehispánico, y la mayor parte del material arqueo- logico allí desenterrado es idéntico o parecido a los objetos dejados por los Atacameños del Desierto de Atacama, Puna de Atacama y Puna de Jujuy. Fuera de este material han dado las excavaciones en La Paya muchos objetos procedentes de industria y arte diaguitas, y además un número de piezas decididamente peruanas, de la época in- caica. Esto demuestra que La Paya, situada justamente sobre el lími- te de los Diaguitas y de los Pulares atacameños, ha estado poblada por unos y otros, y que allí ha residido durante la ocupación de los Incas alguna autoridad delegada de su imperio. He tenido la satisfacción de ver mi delimitación geográfica de los Atacamenos y mis ideas en cuanto a los Pulares y al pueblo prehis- tórico de La Paya plenamente aceptadas por Max Uhle * quien en los últimos años ha practicado importantes excavaciones y estudios en el Desierto de Atacama y debe considerarse como el mejor conocedor de la aqueología de esta región. En cuanto a Tinti, tanto la arqueología como los datos históricos parecen indicar que ha sido un pueblo de Pulares. ' E. BOMAN, Antiquités cit., tomo TL, página 778, en una nota agregada estan- do la obra ya en prensa. * Max Une, Tabletas de madera de Chiuchiu. Trabajo publicado en la Revista Chilena de Historia y Geografía, tomo VIT. Tirada aparte, página 3. Santiago de Chile, 1912. Siendo esta publicación muy difícilmente accesible, ereo necesario transcribir los párrafos pertinentes : « Desde que Eric Boman publicó su hermosa obra Antiquités de la région andine, 1908, en que estableció primero, y trató exten- samente, una civilización atacameña de la Puna y del Desierto de Atacama, el caudal de esas tabletas para su estudio ha crecido enormemente. La importante obra del señor Ambrosetti sobre la ciudad antigua de La Paya — ciudad ataca- mena, como Boman ha establecido con tino —- presentó un gran material nuevo para el conocimiento de esas tabletas y los tubos que casi siempre las acompa- han...» Las tabletas y tubos mencionados pertenecen a los objetos más caracte- rísticos de la arqueología atacameña y existen tanto en los yacimientos prehistó- ricos del Desierto de Atacama como en los de la Puna de Jujuy y en La Paya. ALES DEL Museo NACIONAL DE BUENOS AIRES. Tomo XXVIIL LAm. XIV. /h 7 Tintr. Alfarería funeraria. (1/5 del nat.). . ANALES DEL Museo NACIONAL DE BUENOS AIRES. Tomo XXVIT, Lám. X Y. Tit. C y D, Grandes vasijas encontradas en dos construcciones sepulcra- les. (1/8 del nat.) — DP” Fragmento de la superficie interior de la vasija D, junto al borde. (1/2 del nat.). ANALES DEL Museo NACIONAL DE BUENOS AIRES. Tomo: XXVIII, Lám. XVI. Cráneo procedente de uno de los sepulcros de Tinti. (1/3 del nat. LAS ESPECIES ARGENTINAS DE C(ELIOXYS POR EDUARDO L. HOLMBERG Una circunstancia agena á mi voluntad, y más aún á la del Direc- tor del Museo Nacional de la Capital, Dr. ANGEL GALLARDO, difi- culta y retarda, no sabemos por cuánto tiempo, la impresion del volú- men de Anales del Museo en el cual debía aparecer la Monografía de las especies argentinas de Coeliowys á la cual he dedicado todo mi empeño, como tarea predilecta, durante estos dos últimos años, y que fué aceptada por la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Natura- les de nuestra Universidad. Como ese trabajo contiene algunas novedades que pueden ser úti- les para los naturalistas dedicados á la Melisología *, he pensado que sería conveniente anticiparlas en un ensayo breve y prévio como este que, segun me comunica el Dr. GALLARDO, puede aparecer en este tomo, lo cual me compensa en parte el sentimiento causado por el retardo en la publicacion de aquella. 1. La Monografía á que se ha hecho referencia está escrita en latin y en castellano, tanto la nueva Olave como las diágnoses y las des- eripciones, el Prólogo en idioma nacional, y todos los nuevos nom- bres helénicos se encuentran reunidos en un índice propio, con sus etimologías. En este trabajo prévio falta dicho índice, el cual se refiere á los nombres que llevan muchas de las proposiciones, y que pueden descomponerse con facilidad, por cuanto los radicales constituyentes ' Abeja en general se designa en el idioma helénico Melissa, lo que no tiene por qué confundirse con el género Melissa, una Nomadina, lo menos literariamente posible Melissa. 342 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES han sido apenas modificados, y su sentido se explica en cada propo- sicion que los lleva. En algunos casos, un mismo carácter, dentro de la subordinacion metódica, tiene diversa fisonomía por el prefijo, pero sin representar por ésto un valor distinto dentro de su siegnificacion anatómica ó taxonómica. Así, por ejemplo: Liopelte, escudo liso, de liso y rzénzr escudo, aparece luego como Diliopelte, Triliopelte, Alloliopelte, Lioteropelte, de modo que este último, aunque formado pirata que en €. bifida, y Alloliopelte, de ¿102 otro, no señala una lisura distinta, sino una subordinación determinada dentro de otro complejo superior subordinante. Aunque en las deseripciones he procurado siempre acercarme á la mayor exactitud posible, me he valido del dibujo para representar las valvas apicales del abdómen, los últimos artejos ventrales ó esterni- tes y un lado del protórax. Las deseripelones mismas poco se diferen- cian de las que en trabajos anteriores he publicado sobre las especies de este género, dándoles ahora uniformidad en el sentido de agregar- les algunos datos que faltaban ó que se consignaban en forma breve o lijera. En el trabajo actual sólo aparecen las diágnoses de especies que considero nuevas, pero no las descripciones, y si las primeras no tie- nen la brevedad (12 palabras como máximum) que aconsejaba LIx- NEO, se debe á que muchas especies diagnosticadas por él se habrian perdido ó inutilizado si no se hubieran conservado los ejemplares. No es sério dar una diágnosis lineana dentro de un género tan rico y tan mal conocido, y mucho menos cuando no se publica la descripcion. 2. En la Monografía he llamado la atencion respecto de un órgano que, en este género, tiene mucha importancia : los contornos laterales dlel protórax, y aunque ya dije aleo de ellos en 1884 al deseribir la O. pirata, y tambien, más tarde, otras especies, solamente al empren- der la tarea monográfica me he dado cuenta exacta de su valor taxo- nómico, y he agregado su dibujo en cada una de las descripciones, señalando tambien, como lo he hecho en algunas de las anteriores, las distancias relativas entre los ocelos ú ojos simples y los ojos compuestos. Como los autores han tenido siempre más ó menos dificultad al expresarse respecto del órgano más dificil de describir en este géne- ro, el epipigio del macho, — ó para interpretar lo que otros escribie- ron, — he confeccionado un cuadro de figuras esquemáticas (p. 550) HOLMBERG : LAS ESPECIES ARGENTINAS DE COLLIOXYS 543 que lo representa. Los especialistas sabrán reconocer la importancia que esta innovacion tiene en el sentido de simplificar las deseripcio- nes dándoles más claridad, á la vez que mayor exactitud. Dicha porcion del abdómen presenta generalmente seis espinas ó apófises dirijidas más ó menos hácia atrás : dos de ellas en la base (fig. 5d. d.). una á cada lado, y que pueden presentarse divergentes en la mayoria de los casos, ó con sus bordes externos paralelos (fig. S) entre si, y cuatro en el extremo (tig. 5. 9. Y., h.h., y fig. 6 aa.). Estas cuatro son: dos superiores (processi postico-superi : y. 9.) y dos inferiores (pro- cessi postico-inferi, h. h.). Con la mayor frecuencia se observa en el dorso un relieve en forma de herradura, cuyo cayado * (agolus) toca por delante con el borde posterior de la superficie de friccion del seg- mento, y casi siempre se observa en contacto con el borde posterior del arco dorsal ó tergite 5 que le precede, como en las figs. 9, 10, 11, 12 y 15; pero, en otras ocasiones, el cayado queda más atrás, dejando entre él y el borde de friccion un espacio mayor ó menor (figs. 5, 7, 16, 13 y 14), y hasta existe el caso de que se observe hácia adelante de él un relieve longitudinal medio (fig. 5); en otros casos el espesor del cayado es mayor que el de las ramas, y siendo cóncavo hácia atrás, en la base de la foseta, se amplía algo irregularmente hácia adelante; las ramas de la herradura se dirijen, por lo tanto, hácia atrás, y sus extremos, cuando sobresalen, son los processí postico- superi ó apófises póstero-superiores. Esas dos ramas pueden estar paralelas entre sí, formando como una f] (invertida) — (figs. 5, 7, 5, 9, 13, 14 y 15), ó divergentes, como A (figs. 10, 12, 17), con el cayado entónces más ó menos agudo, ó convergentes, como las ramas de la mayoría de herraduras de caballo (fig. 11). La palabra hipocrepídea, como adjetivo, suele usarse en las descripciones, y viene del griego immorenais (calzado de caballo, ó herradura), y es mejor, porque no siendo de nuestro idioma, alejamos la idea de una herradura situada en un órgano que equivale á la rabadilla de las aves. Entre ambas ramas existe casi siempre una fosa ó foseta (£ 57, $), cuya forma está subordinada á la direccion de aquellas, y su fondo termina hácia atrás (5, j.) por truncatura más ó menos regular, ó con escotaduras que se indican en cada caso. Las apófises ó espinas póstero-inferiores pueden tener tambien distintas direcciones, en unos casos concordan- 2 El cayado, instrumento de pastor, es un yástago recto más ó menos largo con un gancho curvo en su parte superior. En Anatomía humana se da el nombre de cayado de la aorta sólo á la parte curva, y al vástago se da el de aorta descendente hasta la bifurcacion. a! MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES tes con los ejes (ó línea media) de las ramas de la herradura, en vtros no. En el primer caso digo que imitan ó fingen una prolongacion del eje de las ramas (5, 7,5, 9, 10, 11), en otros del borde externo (13, 15) o interno (14) de cada una de ellas; en unos son paralelos (12, 14,15, 17), y las ramas paralelas (14, 15) ó divergentes (12, 17), en otros divergen (13), siendo las ramas paralelas (13) Ó convergentes. y tam- bien ocurre el caso de que, en la proyeccion horizontal, las apófises inferiores sean internas (12, 14, 17) ó externas (13, 15) con relacion á las superiores ó ramas. Pero existe un caso que no encuadra en éstos, y lo presenta la C. ¿insolita (y la O. cayenensis SPINOLA, de Chile, tam- bien): falta la foseta, y las ramas están unidas por un plano comun (fig. 16); pero se marca bien el contorno exterior de la herradura. Este relieve particular está casi truncado posteriormente en la €. ¿n- solita (y levemente escotado en la especie chilena *). Caso raro es el de la falta de relieve hipocrepideo y de foseta — y entónces las espi- nas surjen del tegumento como las de un abrojo. Por lo demás, las figuras esquemáticas que acompañan á este trabajo explican la mayo- ría de los casos. A ellas me refiero en las diágnoses, pero no deben tomarse al pié de la letra (ó más bien de la figura), sino como una simple indicacion. 3. En las medidas no he consignado el ancho ó latitud del abdo- men: pero sí, como siempre, la longitud del ala y la expansion alar (0 braza, por analogía). Si ésta es de 14 | milímetros y el ala tiene una longitud de 6 mm., 6 < 2 — 12; la diferencia con 14 L es de 2 + — y en todas mis medidas he encontrado que esta diferencia casi siempre dá tambien la latitud del abdómen. El que la necesite puede obte- nerla por medio de tan eiemental operacion aritmética. 4. En el estado actual de nuestros conocimientos, es casi inútil pretender agrupar las especies de Cerlioxys en forma de subgéneros de un carácter científico intachable. Muchas de las nuestras no se conocen sino por uno de los sexos; otras, por deseripciones en extre- mo débiles; los ejemplares no siempre son intachables y, hasta ahora, ' De la cual me ha enviado un casal mi caro amigo el Prof. Dr. CÁrLOS Pork- rek del Museo de Santiago de Chile y que le devolveré con una descripcion prolija. HOLMBERG : LAS ESPECIES ARGENTINAS DE C(ELIOXYS 545 nadie sabe en qué carácter ó caracteres podrían fundarse los subgé- neros. Mientras llegamos á este feliz resultado posible, he propuesto, para nuestras especies, once grupos, tan artificiales como todas las tentativas que se han realizado hasta ahora sobre este interesante género — y si ellos no satisfacen las aspiraciones de los taxónomos inflexibles, tendrán que admitir, cuando menos, que estos nuevos grupos facilitan el reconocimiento de las especies, que es lo esencial para remontarse á las cumbres de lo intachable. Como no he dis- puesto de algunas especies argentinas de otros autores, y sus des- eripciones no me permiten llegar á términos definidos, he creído con- veniente no relegarlas á ese magma indescifrable de las Species ignotee, sino aprovechar lo que sus descripciones dan, y colocarlas como Apéndice de algunos grupos. En cuanto á las afinidades, nada puede decirse todavía. Dos ma- chos en extremo afines por su estructura tienen hembras completa- mente distintas y vice-versa. Ello se encontrará con los subgéneros legítimos. Doy luego una Sinópsis de las especies argentinas distribuidas en esos 11 grupos con las proposiciones más generales y con un número de referencia á la página en que ese mismo grupo se encuentra en la nueva Clave, y el interesado puede ahorrarse el trabajo de estar dando vuelta las hojas, porque la Sinopsis podría considerarse como una pre-clave. En ella (cuyas proposiciones están en castellano) sólo llevan nombre de autor las especies que no pertenecen al de estas páginas. La clave misma está en latin, idioma que conocen todos aquellos que se ocupan de este género, y por ser el más universalmente utili- zado por los naturalistas que se respetan. 5. En todos los trabajos anteriores he manifestado siempre mi agra- decimiento á las personas que me proporcionaron material de estudio. Aquí debo mencionar solamente al Sr. PEDRO JORGENSEN, cuyas especies andinas y misioneras, cazadas antes Ó despues de la pu- blicacion hecha por el Dr. H. FRIESE, puso á mi disposicion para su estudio, y muchas de ellas, nomina nuda («n. nn.» nomen nudum) figu- ran en su obra Los Crisiídidos y los Himenópteros aculeatos de la Pro- vincia de Mendoza, publicada en los Anales del Museo Nacional de Bue- nos Aires (t. XVI, série 3%, p. 267. — 1912)* y á mi excelente amigo '* Algunas de las especies de Colioxys que el Sr. JÓRGENSEN me confió, fueron ANAL. MUS. NAC. — T. XXVIII (ENERO 13, 1917) 36 546 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES y colega el Dr. ANGEL GALLARDO, que me ha facilitado todo el ma- terial existente en el Museo que dirije. — (Cuando este trabajo esta- ba ya compuesto tuvo lugar el Congreso de Naturalistas en Tucuman, donde REEDE y DELÉTANG me entregaron 4 especies más. Despues del regreso á Buenos Aires, REEDE me euvió de Mendoza una caja, y otra, del Rosario, el Prof. J. HUBRICH. MARTIN DOELLO JURADO y Luis DELÉTANG me trajeron de Tucuman 3 especies más, todo lo cual representaba S6 ejemplares que revisar. Para ellos tambien mi agra- decimiento). Sinópsis de los grupos 0 cohortes. [. (11.) ERYTHROBASIS, p. 553. — Dorso del abdómen en la base, en el medio, siempre rojo-ferruginoso (6 de color ladrillo, ó de avellana, ó cereza, €. — Aquí, la palabra rojo incluye los ma- tices, y figura, en general, en oposicion á negro). Claro está que si todo el tergite es rojo, con mayor razon. A. (AA.) HzxMATONOTOS, p. 553. — Mesonoto adornado de man- chas tegumentarias rojas, ó totalmente rojo, ó rojo manchado de negro. Grupo 1. (. cerasiopleura. C. Schulz. C. humahuake. C. macaria. O. subtropicalis. O. Reediana. O. riojana. O. tilcare. C. Gallardoi. C. bonaérensis. AA. MELANONOTOS, p. 957. — Tegumento del mesonoto negro. h. Hembra (p. 557). 1. LABIDIOPEMPTON, p. 557. — 5” segmento ventral con dos lar- gos apéndices dirijidos hácia atrás (4 en el g?). Grupo IL. O. bifida, FRIESE. publicadas por mí antes de 1912, y figuran aquí llevando mi nombre de autor. Las que no lo habían sido aparecen ahora con n. (nova!, signo que tambien dis- 1 1 ; 1 tingue las de otras procedencias. HOLMBERG : LAS ESPECIES ARGENTINAS DE COLIOXYS 547 ¡. i. UKANÓMALOS, p. 557. — El vientre sin largos apéndices anó- malos. j. EPICÓLOBOS, p. 557. — Epipígio truncado ó redondeado, nó en punta, ó con el ápice bidentado. Grupo ILL. C. abnormás. O. lativalva. O. coloboptyche. C. vidua, F. SMITH. (. catamarcensis, SCHROTTKY. O. subhamata. O. pampeana. O. Jórgenseni. (. Brethesi, SCHROTTKY. Apéndice al Grupo III. C. miranda, VACHAL. O. Buehleri, SCHROTTKY. ij. OXYEPIPTYCHE, p. 560. — Epipígio agudo ó casi agudo. o. DIGYMNOPTYCHE, p. 560. — Epipigio desnudo en el dorso, sin pelos (ó cerdas) parados. Grupo IV. O. correntina. OC. cordillerana. O. C-Ameghinoi. O. pruna. O. australis. C. mendozina. C. jujuyensis. O. tehuelche. O. mimetica. O. occidentalis. O. Fontanet. OC. chola. O. aspaste. O. inconspieua. O. tucumana. OC. tenaz. O. tarda. C. mutans. O. corduvensis. Apéndice al Grupo IV. C. patagonica, SCHROTTKY. MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES 00. DIPEPHRICOPTYCHE, p. 568. — Epipígio ciliado, ó más bien con pelos laxos, parados, frecuentemente más atrás del medio, en la carena. Grupo V. O. epanete. O. missionum. O. litoralis. O. Giacomellis. O. rhadia. (C. zonula, F. Smrru. — Brasil.) C. rugulosa, FRIESE. hh. Macho, p. 571. 7. OPISTHOCORONIS, p. 571. — No existe la foseta media en el dorso del epipigio. Grupo VI. O. Hubrichi. (C. cayenensis, SPINOLA; Chile). O. imsolita. y. ELEUTHEROBOTHRIOS, p. 572. — Existe la foseta y por con- siguiente el relieve hipocrepídeo, ó bien las espinas salen de una superficie comun. (Aquí se eliminaron las proposiciones : + Paradozotétartos, creada á causa de la €. bifida, ff, que ya figura por la Q en el grupo TH. y 22 por ser la oposicion.) y. ANACANTHOMEROS, p. 572. — Segmento ventral 4” con el borde íntegro franjeado de blanco, ó terminado por un apén- dice en forma de escamilla simple ó algo cóncava, no den- tado ni aparentemente ó diminutamente escotado (el borde del arco). Grupo VII. C. diversidentata. O. sanjuanina. O. alacris. vid. ACRODONTOMEROS, p. 574. — Segmento ventral 4% con dos apéndices apicales diminutos, próximos, unidos ó no por una laminilla intermedia, ó con un apéndice corto, dimi- nuto, ahuecado en el medio, y con dos carenitas paralelas que limitan la excavacion, dentiformes en el ápice, óÓ con dos dentículos aparentes. HOLMBERG : LAS ESPECIES ARGENTINAS DE COELIOXYS 549 7. ALLOLIOPELTE, p. 574. — Escudete liso, lustroso, poco pun- tuado. Grupo VIII. O. patiens. O. variegata. O. liberalis. O. tenacior. 77. ALLODIASTICTOPELTE, p. 576. — Escudete puntuado, ó granuloso. Grupo IX. O. Frieseana. C. epistene. O. pucarensis. O. frigens. O. chacoénsis. C. vituperabilis. O. elata. O. pedregalensis. O. proxima. O. laudabilis. C. Deringi. O. huarpum. O. Joórgenseniana. (O. Bruchi, SCHROTTKY. JEELa MELANOBASIS, p. 585. — Dorso del abdómen, en la base, en el medio, siempre negro, muy frecuentemente rojo ó rojizo junto al borde lateral. H. LIOTEROPELTE, p. 555. — Escudete liso, lustroso, poco pun- tuado. Grupo X. O. pirata. C. Dinellii. C. rufopicta F. SMITH. HH. PYONODIASTICTOPELTE, p. 556. — Escudete densamente puntuado. Grupo XI. O. querens. O. blabera. O. strigata, VACHAL. O. remissa. C. angustivalva. (C. Vectis CURTIS. — Europa.) C. Doelloi (lege Doélloi). (C. rufescens ST.F. GS SERV.—id.) C. Delétangi. Apéndice. O. triangularis, FRIESE. 550 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES AA go.of Gaa 16,45. HOLMBERG : LAS ESPECIES ARGENTINAS DE CAELIOXYS 551 EXPLICACIÓN DE LAS FIGURAS ESQUEMÁTICAS. Fig. 1. Los ocelos ú ojos simples. Su lectura sería esta : los ocelos posteriores distan entre sí tanto como el doble de su diámetro, casí otro tanto de los ojos (cuadrillado), y un diámetro del ocelo ante- rior. » 2. Contorno de un protórax visto de frente (la cabeza se ha separado) : a. borde superior; b. y c. án- gulos superior é inferior de las expansiones laterales ó aletas; d. borde lateral de la aleta, bisi- nuado ó sigmatóideo: la curva y la contracurva (aquí) son iguales. Las formas son variadas. » 3. Pigidio de una hembra: «4. valva superior (6 epipizio) dentada en el ápice, siendo mayor el diente medio. uda; b. valva inferior (ó6 hipopigio) tri- » 4. Lo mismo de otra Q ¿a valva superior truncada ; b. la inferior escotada lejos del ápice. » 5. Epipigio de un macho: 4. el 50 arco dorsal ó tergite, con su franja e. y su borde b., debajo del cual está el epipigio: d. d. espinas laterales basales divergentes 6 de forma de herradura teriores de las mismas, un f.e.f. eminencia hipocrepidea e. el cayado (léjos de la base), f. f. las ramas, y. y. los extremos pos- a de las cuales, la izquierda y se ve sobresalir en fig. 6, y las dos en 64 4, constituyendo las apófises póstero-superiores que abreviaremos como 4. p. (Ó processi postico-superi); h. h. apófises póstero-inferiores (abrev. a. p. 1.) — (processi postico-inferi), h. en fig. 6, y las dos visibles en fig. 6 a 4, En 5 representan una prolongacion del eje de las ramas paralelas (£. £.): 4. la foseta; j. escotadura somicircular del extremo de su piso ó fondo. » 6. El mismo visto del lado izquierdo: a. b.c. d. y. h. como en fig. 5; k. representa la e: terior del tabique vertical que une cada a. p. scotadura pos- con la correspondiente a. p. i. Esta escotadura, lo mismo que j, pero con menos variedad, no siempre es igual en las diferentes especies. » 6 u42. El objeto de esta figura es mostrar las cuatro apófises apicales. » 7. Cayado lejos de la base, ramas paralelas, a. p. i. como en fig. 5, y así la escotadura apical del fondo de la foseta. + 8. Lo mismo, pero las espinas basales son casi paralelas, y entre el cayado y la base corre un relieve longitudinal. La escotadura del fondo es completa en ángulo agudo. » 9. Igual á la fig. 7, pero el ecayado es ba sal y el epipigio más corto. » 10. Cayado grueso basal, ramas divergentes en forma de p invertida, a. p. i. divergentes y como prolongacion axial de las ramas; escotadura posterior en curva ámplia y suave. » 11, Cayado basal, eminencia de contorno ovóideo, ramas convergentes, a. p. i. tambien y como pro- longacion axial de las ramas ¿ escotadura posterior casi circular. » 12, Igual á 10, pero las a. p. i. paralelas, é internas con relacion á las ramas divergentes ó á las a. P. S.; extremo posterior del fondo de la foseta truneado con una escotadura pequeña, semicir- cular, que ocupa su tercio medio. » 13, Igual á fig , pero mientras las ramas son paralelas, las a. p. i. son divergentes, exter con relacion á las a. p. s. y, como en todos los casos en que no son prolongación axial de éstas tabiques de union no son completamente verticales. En fi tras que en fig. 12 se abren. , los 13 se aproximan hácia arriba, mien- » 14. Cayado distante de la base, ramas paralelas, a. p. i. paralelas, internas, imitan una prolongacion del borde interno de las ramas, foudo de la foseta truncado, con una pequeña escotadura angu- lar aguda que ocupa algo menos que su tercio medio. » 15. Cayado basal, ramas paralelas, a. p. i. tambien, externas, prolongacion del borde externo de las a. p. s.: fondo de la foseta truncado, con una escotadura profunda aguda, angular, que ocupa los dos cuartos de su borde y una longitud como de un tercio de la de la foseta. » 16. Falta la foseta, se vé el contorno de la eminencia hipocrepídea cuyos bordes se abren un poco en el extremo, pero el dorso de las ramas se confunde en un plano comun por la falta de la foseta (C. imsolita y €. cayenensis 6 chilensis), cayado separado de la base, escotadura en curva muy ralelas. suave; a. p. i. pu » 17. Cayado grueso, basal, ramas sigmatóideas, un poco divergentes que se abren más en el extremo al formar las a. p. s., redondeada en su extremidad la izquierda y (como ha salido mal la figu- ra) un poco angulosa á la derecha ( simótric; la uno de euyos casos puede observarse en una realidad p. i. paralelas, escotadura en curva de un tercio de circunferencia. » 18. Epipigio de la Celiozxys ruficauda, figura tomada de la Pl. 14, fig. 34 del Atlas de Saryt-FAKGEAU y BxruLnLé (Hymenopteres en Suites á Bcrron). Figura de un tipo muy raro y poco convincente, á la que, en la ceópia, he agregado una linea dorsal de puntos, doblada cerca de la base para indicar el contorno posible de la eminencia hipocrepidea. La línea curva de puntos de la foseta está en el original, y puede leerse: fondo de la foseta profundamente escotado en forma semi- eliptica; a. p. s. de una latitud excepcional y escotadas en el ápice, £. » 19, Dato útil: línea a. procurva, b. recurva. Las explicaciones anteriores no contienen sino pocos ejemplos, y como hay muchos términos que per- mutar, el observador se dará cuenta de que una Cerliozys no puede ser descripta en 56 10 líneas. MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES BIBLIOGRAFÍA CORRESPONDIENTE Á ESTE TRABAJO Priese, H. — Die Apido von Argentina nach der Reisenergebnissen der Herrn A. C. JENSEN-HAARUP und P. JORGENSEN in den Jahren 1904-1907. — 1908. — Resultate, etc., in Flora 0y Fauna. — 1906. HOLMBERG, EDUARDO L. — Sobre algunos Himenópteros de la República Oriental del Uruguay, en Anales de la Sociedad Científica Argentina, t. XVIITL. — 1884. Viajes al Tandil y á La Tinta : Himenópteros : Abejas... en Actas de la Acade- mia Nacional de Ciencias Exactas de Córdoba, t. V, p. 148, m. 15. — 1886. Sobre Apidos Nómades de la República Argentina em Anales de la Soc. Cient. Arg., t. XXII, p. 231. — 1886. Colioxys : nn. 23-40 : t. XXI, pp. 27-33, y n. 23; 67-81, nn. 24-31; — 1887; t. 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Barr au Tucu- man, en Revue d' Entomologie, t. XXI, p. 15, nn. 20 et 21. — 1904. HOLMBERG : LAS ESPECIES ARGENTINAS DE CGELIOXYS 553 Clave para las especies argentinas de Coelioxys. GENERIS UGLIOY YS ARGENTINARUM SPECIERUM SYNOPSIS. L (IL p. 585). ERYTHROBASIS. — Abdominis dorsum ad basin in me- dio semper rufo-ferragineum (vel lateritium, corylinum, cera- sinum, Y. — « Rufus » in hac tabella coloris variationes indi- cat, ad nigrum oppositum). A. (AA. p. 557). Hematonotos. — Mesonotum maculis tegumentariis rufis ornatum, vel omnino rofum, aut rufum nigro-maculatum. COHORS Il. a. (aa). MELANERYTHRONOTOS. — Mesonotum nierum et rufum. b. DIASTICTOPELTE. — Seutellum omnino punetatum, vel granu- losum, rugosum, «. €. ERYTHROPLEURA. — Pleure ad partim cerasine (vel omni- no, si speciem reperis). d. Femina. e. GYMNOPTYOHE. — Epipygium nudum vel fere nudum, id est: ciliis erectis destitutum. a Q d.C. cerasiopleura, HOLMBERG. Cd". 2. Bathycalios, p. 554. Delectus hymenopt., Anales Mus. B. A., t. IX, p. 442, n. 9. — 1903. ee. PEPHRICOPTYCHE. — Epipygium ultra medium dense bre- viterque hirtum aut hirtum tantum. f. HORATOCRASPEDON. — Hypopygili marginibus conspicuis, nudis vel laxe ciliatis. ff. PYC0NOCROSSOs. — Hypopygii marginibus dense limbatis. E. Q.C. humahuake, HOLMBERG. Nomandine: nove Arg. generis Celioxys, Apunt. Hist. Nat., 1, pp. 59 « 67. — 1909. e. Q. C. subtropicalis, HOLMBERG. Sobre Apidos Nómades de la Rep. -Arg., Anales Soc. Cient. Arg., t. XXIIX, p. 28 et p. 67. — 1887. 554 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES dd. Mas. g. BATHYCELIOS. — Segmentum ventrale 4” ultra basin parabolice profunde excavatum et ibi albo-pubescens, 5%" ample terete-excavatum, et ibi nitidum utrinque albo- pubescens. Ls OO TS. O. cerasiopleura. Q. €. GEymnoptyche, p. 553. A SC. riojana, n. C. cerasiopleura G' similis, minor gracilior nitidiorque; abdominis nigri segmento dorsali 1% nigro, ad basin in dorso tamen transverse angu- steque rubescente; epipygii lineis lateralibus rectis, retrorsum parum conniventibus, ramis hippocrepidis parallelis, modice constrictis, et processis postico-inferis prolongationem axialem superiorum imitan- tibus (typo sehematico n. 9), inferne ut in C. cerasiopleura. — Long. 9, alar. exp. 147, ala 6, antenna 4 mm. — Rioja. — (E. GIACOMELLI col.). 29. ALLOTROPOGLYPTOS. — Segmentum ventrale 4"” alio modo seulptum aut leve. IO SC. Gallardoi, n. Niger; et cerasinis : seapo, mandibulis, mesonoti triangulo postico ex- cepto, mesopleuris, seutelli processis lateralibus ad marginem exter- num, coxis 11 et TIL ad apicem, trochanteribus, pedibus, abdominis segmentis dorsalibus 3 primis, 3% tamen fasciola media irregulari excepta, ventralibus 3 primis et 4% saturate, hoe suaviter triangulari imo apice impressione punetiforme emarginationem subrotundam fin- gente; epipygii (typo schem. n. 17) agolo basali, fossula angusta et profunda ejusdem fundo postice snaviter emarginato, et pubescentia ubique plus minusve albida. — Long. 7 7, alar. exp. 14 2, ala 6, anten- na 33 mm. — Corrientes. —A Dre. ANGEL GALLARDO Musei Nationa- lis Directore specimen communicatam et amicissime dicatum. cc. MELANOPLEURA. — Pleure nigre. s. Femina. + Hypopyeium ad apicem tridentatum. Oo iO do O. cerasiopleura var. Sehrottkyana, a. tt. Hypopyeium ad apicem haud tridentatum. ?. Abdominis segmentis 3 primis dorsi omnino ferrugineis. SAS Q d.C. Schulzi, HoLMBERG. Nomad. nove Arg., Ap. Hist. Nat., t. L, p. 60, n. 1. — 1909. — Córdoba; nunc tamen in Rioja GIACOMELLI invenit. HOLMBERG : LAS ESPECIES ARGENTINAS DE C( ELIOXYS 555 2, Abdominis segmentum 1" dorsi tantum omnino ferrugi- neum, 2%" ad partim; hypopygii limbi limine quasi orbi- culari. CDS Q.C. macaria, ». Q. ec. Melanoplewro, S. +. Y... — Parya, nigra; seapo et mandibulis apice excepto, macula supra tegulam singulam in mesonoto, abdomi- nis segmentis dorsi 1% omnino, 2% fere toto fascia tamen marginali excepta utrinque abbreviata, 3% utrinque prope medium maeula parva et in parte deflexa quoque, ventralibus 1-5 fere omnino, cerasinis ; tegulis pedibusque ferrugineis femore et tarso 1II nigricantibus; dense punctata, vulto breviter apresseque cinereo-villoso, mesonoto breviter cinereo-hirtulo ; reliquo thorace pedibusque parce albido-ve- stitis; seutello haud dentato, margine postico curvo, ad basin carinula nitidula, longitrorsa, levi;z abdomine nitido, quasi punctulato, pun- ctis apicem versus fere rarioribus, in epipygio miuoribus sed densiori- bus; epipygio triangulari fere «equilatero, sat nitido, tertio apicali opaco breviter obseure fusco vestito et ibi carinato, carina hirta, apice rotundatulo; hypopygio vix longiore, ovato, ad basin parum constricto, margine breviter dense fusco-nigro-limbato, limbo brevi- ter ovato, ad apicem muecrone parvo acuto producto; segmento ven- trali 5% angulatim extenso. — Long. 8, alar. exp. 152, ala 53, anten- na32mm. — La Rioja, specimen singulum a C. S. REED missum vidi. Ss. Mas. O. Abdominis segmentis 3 primis ferrugineis. !, Olypeo cerasino: seutelli spinis lateralibus nigris; proces- sis postico-inferis prolongationem superiorum fineentibus. fiel: Y C. Schulzi, H. !!, Clypeo nigro; seutelli spinis lateralibus ferrueineis; pro- cessis postico-superis internis. Eo rodo E S”. C. Reediana, 1. Gl. ec. Melanopleuro, Y. (). M. .. — Niger, haud profunde punctatus; ferruginea sunt: antennarum segmenta 1 et 2 saturate, mandibulw apice excepto, mesonotum ad marginem supra tegulas, scutelli pro- cessi laterales, tegulee, abdominis segmenta dorsalia 1-3, 4% utrin- que, ventralia 1-4 parum saturatiora precipue ad marginem, pedes cum trochanteribus, et coxis ad apicem mueronem 1 quoque ineluden- tibus; tibiis III extus sordidule et tarso nigricantibus; flagelli se- gmento 392% parum superante; ocellis posticis duplo diametro inter se disjunetis, ultra duplum ab oculis; vulto albo-vestito (specimen aliquantalum denudatum); pronoti margine laterali testaceo angulo supero recto vertice obtusiusculo, curva haud profunda contracurvam superante mesonoto furfuraceo squamulis albidis appressis tegumen- tum quasi velantibus vestito, in margine antico parum densioribus; 206 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES seutello oblicue sursum elevato, margine postico denticulo medio retrorsum vix producto: abdominis nitidi arcubus albo-limbatis, pri- mis punetis sat densis apicem versus sparsioribus, 5% dorsali utrinque callo denticuliforme producto; epipygio sat elongato limine externo modice concavo, agolo basali, ramis fere parallelis, satis angustis, ad apicem sensim extrorse curvatis, processis postico-superis internis et emarginatione triangulari separatis, postico-inferis modice divarica- tis, ramoram partis lateralis externe prolongationem fingentibus; segmento ventrali 4% margine retrorsum curvatim producto denticulis duobus coalitis vix prominulis armato. — Long. 10, alar. exp. 17 1, ala 77, antenna 4 mm. — Tucuman, in urbe, die 23-XI-1916 a CAROLO REED specimen singulum captum mibi donatum illoque amicissime speciem dicatam. 00. Abdominis segmentis 3 primis haud ferrugineis. A. Robustus; segmento dorsali 1% ferrugineo, 2% ad partim, ventralibus 3% ad apicem, 4* et 5” in medio excavationem sat latam, albo-villosam, ostendentibus. 0/0/9040 O. cerasiopleura var. Sehrottkyana, m. AA. Parvus; segmentis 1” et 2% dorsi ferrugineis, ventralibus 3%, 4% et 5” haud excavat AA o g. C. tilcare, n. CT". ec. Melanopleura, NS. Q)O. AA. ,. — Parvus, niger, dense puncta- tas; mandibulis ad basin, mesonoto ad marginem supra tegulas, tegu- lis, abdominis segmentis dorsi 1% et 2% omnino, 3% parum in parte deflexa, ventralibus 1-3, pedibusque ad partim plus minusve corylino- vel cerasino-ferruyineis; tarsis I apicem versus et II saturate fuscis ; coxa III ad apicem et trochantere, femore et tibia ad apicem rufescen- tibus, reliquo saturate fuscescentibus quasi nigricantibus et tarso externe nigro; abdomen subtiliore punctato, punctis apicem versus sparsioribus, segmentis 1-5 breviter albo-limbatis, 3-5 im medio ad apicem subtriangulariter depressis; mesonoto antice lineis duabus recurvis et fasciola in sutura scutellari, flavidis; scutello haud denti- culato, margine vix procurvo; epipygio brevi, punctulato, eminentia hippocrepidea agolo basali, ramis parallelis, fossula ad extremitatem aliquantulum constricta, processis postico-superis haud productis, postico-inferis brevibus, triangularibus, prolongationem superiorum perfectam fingentibus, marginibus externis inter se parallelis, internis basin versus sensim vergentibus emarginationem triangularem quasi «equilateram imitantibus, a latere septo verticali modice curvatim oblicue descendente, sine parte curva nulla infra apices ramorum hip- pocrepidis; segmento 4% longitrorsum vix depressiusculo versus mar- ginem ampliatim, margine vix procuryo, quasi truncato, limbato. — Long. 8, alar. exp. 142, ala 6, antenna 33 mm. — Jujuy, in urbe (XIL-15-1903) filius EDUARDO ALEJANDRO specimen reperit; in Til- cara, ejusdem Provinciw, septentrionem versus, Capitan CHAMORRO alteram quoque legit. HOLMBERG : LAS ESPECIES ARGENTINAS DE COELIOXYS bb. LIOPELTE. — Scutellum leve, nitidum, interdum utrinque rare punctatum. Q GC. honagrensis, HOLMBERG. S. Apidos Nómad. de la Rep. Arg., en Ana- les S. C. A., t. XXIIT, pp. 28 « 31, n. 23. — 1887. aa. ERYTHRONOTOS. Mesonotum rufum. (Speciei exotic:e figuram quamdam olim mesonoto rufo vidi.) AA. Melanonotos. — Mesonotum nigrum. h. Femina (9%, p. 571). COHORS Il. ¡. LABIDIOPEMPTON. — Segmentum ventrale 5" processis 2 elon- gatis, retrorsis, insolitis, utrinque uno munitun. Q (G?). C. bifida, FRIESE. (d* 2. Paradozxotetartos, p. 572.) H. Friesek, Die Apido von Argentina n. der Reisenergebnissen d. Hn. A. €. JEN- RO OOO SEN-HAARUP und P. JORGENSEN in den Jahren 1904-1907, — n. 102. — 1908. — HOLMBERG, Nomad. nove Arg., in Ap. Hist. Nat., I, p. 69, n. 3. — Prov. Santafé quoque Pfr. J. HUBRICH col. ii. UKANOMALOS. — Segmentum ventrale 5%" diverso modo scul- ptum, figura tamen haud anomala. 3. (ij, p- 560). EPICOoLOBOS. — Epipygium truncatam vel rotun- datum, acumine destitutum, vel apice bidentatulum. COHORS III. k. EPIDIODONTA. — Epipygium ad apicem denticulis duobus munitum. AR Q. C. abnormis, HOLMBERG. Sobre Apid. Nómad. Rep. Arg., en Anales EL (OL Nos o DOUnI, qna 1) aa ms 210: — 1887. MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES kk. ANEPIODONTA. — Epipygium obtusum, truncatam vel ro- tundatum. l. ORTHOCOLOBOS. — Epipygium recte truncatum. +. Ultra medium prope apicem superne hirtum. +) Et in truncatura dense breviterque piloso-limbatum. ns Y O” €. coloboptyche, HoLMBERG. Os ii. * Porrhocampyle, p. 577. S. Apid. Nómad. Rep. Arg., en An. S. C. A., t. XXITI, p. 68, n. 25. — 1887. 2 0. Et in truncatura haud piloso-limbatum. +. Ultra medium prope apicem superne nudum (>). 2. Et in truncatura dense breviterque piloso-limbatum. Ia Q. €. catamarcensis, SCHROTTKY. Himenópteros de Catamarca, en Anales $. C. A., t. LXVIIIL, p. 262, n. 67. — 1909. 1.1. AMBLYPTYCHE. — Epipygium ad apicem rotundatum, vel vix, et ibi plas minusve depressum. m. DILIOPELTE. — Seutellun nitidum. Se Y O. C. pampeana, HoLMBERG. CT”. :. Aulacotetartos, p. 571. Sobre Apidos Nómad., en An. S. C. A, t. XXITI, p. 72, n. 27. — 1887. Syn. €. Lynchi, HOLMBERG, Delect. hym., An. Mus. Nac.. t. IX, p. 445, n. 61. — FrIESE, Die Apide v. Arg., 61. 1908. — C. Jenseni, FRIESE, Resultate, in Flora og Fauna, 1906, p. 98, n. 42. mm. DIDIASTICTOPELTE. — Seutellum omnino punetatum, € — ut in b. . CRYPTOPTYCHE. — Hypopygium a segmento ventrali 50 valde elongato apice truncato fere abseonditum. E: Q.C. Brethesi, ScHrotTky. Himenópteros de Catamarca, An. S. C.A., t. LXVIII, p. 265, n. 68. — 1909. HOLMBERG : LAS ESPECIES ARGENTINAS DE CAELIOXYS 559 LJ]. PHANEROPTYCHE. — Hypopygium haud abscondi- tum, bene conspiquum. n. HYPOTRIODONTA. — Hypopygium apice tridentato den- te medio majori. $. ORTHOPTYCHE. — Epipygium retrorsum recte dire- ctum. EC Q. C. lativalva, HOLMBERG. Delectus hym., in Anal. Mus. Nac., t. IX, p. 446, n. 62. — 1903. mA BO olaa Q.-C. vidua, F. SMITH. Cat. Hym. in the Coll. Brit. Mus., Apido TI, p. 268, n. 36. — FRIESE, Die Apido v. Argent. $8. ANKYLOPTYCHE. — Epipygium subhamatum, utrin- que supra marginem prope medium carinula modice deorsum curvata ornatum, caput et rostrum avis pre- datorize a latere fingens. ale Q.C. subhamata, n. Secundum el. €. BRUCH, cl. C. SCHROTTKY specimen servatum hujus speciei examinavit haud tamen determinavit (Museo de La Plata); in opere quodam hujus auctoris legitur : « €. vidua F. SMITH deseriptione incompleta difficile determinare », et certe €. subhamata parum a C. vidua diftert, epipygii forma tamen ab illa maxime; specimen alterum in Museo Bonaérensi vidi (ambos lustravi). nn. HYPOMONODON. — Hypopygium acumine singulo utrin- que haud dentatum vel remote ante apicem. ?, AUTODON. — Dens simplex, denticulis lateralibus defi- cientibus. A Q d.C. Jórgenseni, HOLMBERG. CG”. Y. Pleonelasoncolobos p. 579. Nomadine nova Arg., im Ap. Hist. Nat., t. I, p. 72, n. 5. — 1909. 2, PORRHODONTION. — Remote ante apicem utrinque emarginatum, seepe denticulatum. 560 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES Cohorti 111 Appendix. AÑO Ola Q.C. miranda, VACHAL. Hymenoptera mellifera, Apida — in Voya- ge de M. BAER au Tucuman in Revue d'Entomologie, t. XXITI, p. 15, n. 21. 1904. CAN Q.C. Buehleri, SCHROTTKY. Him. de Catam., en An. Soc. C. A., t. LXVIII, p. 262. — 1909. — Misiones : Posadas. di. (3. p. 557). OXYEPIPTYCHE. — Epipygium acutum vel acu- tiusculum. (Cohortes IV € V.) o. (00, p. 565). DIGYMNOPTYCHE. — Epipygium nudum pilis erectis destitutum. COHORS IV. p. BRACHYMESODON. — Hypopygium apice tridentatum, den- te medio latiori. (Licet cum €. pampeana comparare.) pp. DOLICHOMESODON. — Hypopygium remote ante apicem utrinque minute emarginatum et ibi denticulo, interdum obtusum, aut non emarginatam neque denticulatumn. q- (q9, p. 567). HYPODONTOPHORA. — Hypopygium remote ante apicem utrinque emarginatum, interdum vix. r. PLATYESCHATIA. — Segmentum ventrale 5"” apice lato. AE GQ. C. correntina, HOLMBERG. Sobre Apid. Nómad., en An. S. C. A., t. XXI, p. 75, n. 28. — 1887. Hao OE rr. OXYESCHATIA. — Segmentum ventrale 5%” sensim an- eulatum, acutum vel acutiusculum, plus minusve «ogi- vale ». HOLMBERG : LAS ESPECIES ARGENTINAS DE CQELIOXYS 561 s. ACRASPEDON. — Abdominis segmenta dorsalia (tergi- tes) haud albo-limbata, neque pallido colore. (O. Limbis nigris vel obscuris. fos Q dG. €. C-Ameghinoi, HoLMBERG. Delectus hymenopt., im An. Mus. Nac., t. IX, p. 448, n. 65. — 1903. Q. S'- B. Amaurocraspedon, p. 581. — Facie longe albo-villosa, in thorace cinerascens, in abdomine rude fortiterque punctatus segmentis obscure fusco-limbatis (a) vel dilutiori (b); epipygio brevi duplo latiori quam longiori, limine curvato, fossula quasi nulla, descendente, eminentia hippocrepidea male indicata, processis quasi muricis, basalibus apice ultra medium abeuntibus, postico-superis liberis, divaricatis, angu- stis, apice rotundatis; fossulwe fundi margine postico truncato in medio denticulo obtuso; processis postico-inferis divaricatis quoque, longio- ribus, prolongationem superiorum perfectam fingentibus, lamina ver- ticali semicirculariter emarginata; segmento ventrali 4% ad apicem denticulis duobus proximis a laminula teretiuscule longitrorsum de- pressa coalitis, tegnmenti coloribus ut in femina. — Long. 10, alar. exp. 20, ala 8 mm., ant... — Patagonia : Santa Cruz (CAROLUS ÁME- GHINO legit). ss. LEUCOCRASPEDON. — Adominis segmenta dorsalia albo- vel albido-limbata. t. PEDIOPELTE. — Seutellun eminentia triangulari me- dia, vertice postico, munitum, basi ejusdem illa scu- telli angustiori. Q.C. australis, HOLMBERG. Himenópteros, Abejas in Viajes al Tandil y á La Tinta, Actas Acad. Nac. de C. Exactas Córd., t. V, p. 148, n. 15. 1886. — Sobre Apidos Nómad., Anales Soc. C. Ac $: IDE Pp. 17 1429 == 1887. Foo... tt. APEDIOPELTE. — Seutellum eminentia angusta trian- egulari destitutum. u. TRILIOPELTE. — Scutellum leve, nitidum, non vel minime punctatum. . Abdominis segmento dorsali secundo ad basin semi- lunariter rufo. Q. C. jujuyensis, HOLMBERG. Nomad. nove Arg., en Ap. Hist. Nat., t. 1, p. 88, n. 6. — 1909. ANAL. MUS. NAC. — T. XXVIII (ENERO 15, 1917) 37 562 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES o Q. €. mimetica, n. Q. C. jujuyensis magis similis, segmenti 21 dorsi rubedine vix ad basin indicata, ocellis quasi duplo diametro inter se remotis et vix ultra duplam ab oculis. — Long. 8, alar. exp. 13, ala 52, antenna 32 mm. — Mendoza (C. S. RExED invenit). ri. Abdominis segmentis duobus primis rufis. ?, Rufus: ferrugineus est; epipygio 17 long., 172 lat. TO Q.C. Fontane, HOLMBERG. Nomad. nove Arg., en Ap. Hist. Nat., t. I, p. 88, n. 7. — 1909. 2. Rufus: saturate cerasinus est: epipygio relative parum breviore. ARIS Q d.C. aspaste, 1. O" pp. ,- Utodeuteros, p. 576. Q . Difficilis differentias inter hane speciem et C. Fontane determinare ; epipygium verum robustius, et parte ovata utrinque fortiore curvata. O". Utodeuteros, p. 576. — Niger, facie dense longeque albido-villo- sa; abdomine nitido modice sparse subtiliter punctato; segmentis duobus primis dorsi cerasinis, inferne fere omnino; epipygio typo schematico n. 9, agolo basali, eminentia hippocrepidea dimidio antico parum versus agolum constricta, deinde ramis parallelis quasi incon- spicue divaricatis, ad apicem angustatis, et processis postico-inferis tenuibus prolongationem quasi perfectam superiorum fingentibus; fundi lamina ad apicem semiorbiculariter emarginata et septo verti- cali quoque, linea superioram dentium inferiorum gradatim sequente. — Long. 8, alar. exp. 152, ala 6 2, antenna 4 mm. — Rioja (E. Gra- COMELLI legit). uu. PRIDIASTICTOPELTE. — Seutellum punctatum. v. (vv, p. 566). PENERYTHROS. — Abdominis segmen- tum dorsale primum tantum rufum, reliqua inter- dum utrinque modice in parte deflexa. w. MONOCHROMATOPODA. — Pedes (femora tibiweque) magnam ad partem unicolores (tarsis exclusis). x. IaIborPoba. — Pedes (femora et ultra) ferrugi- nei, articulis 2 basalibus (coxa et trochanter) quoque vel non. y. HOLOCHROMATOGASTER. — Segmenta ventralia aut rufa, aut nigra. HOLMBERG : LAS ESPECIES ARGENTINAS DE CELIOXYS 563 !, Segmenta indicata saturate rufa. nom. Q. €. tucumana, HOLMBERG. Delectus hymenopt., en Anales Mus. Nac., t. IX, p. 449, n. 66. 1903. 11, Segmenta indicata nigra. a e Q GC. tarda, n. CG". G. ,. Protomonon, p. 583. Q d" Nigri, capite thoraceque dense haud profunde sed abrupte pun- ctatis, tegumento parum nitido; pronoti alula curva et contracurya fere «equalibus; mesonoto antice lunulis duabus recurvis separatis, aurantiacis, extrorsum pallescentilus et fasciola aurantiaca in sutu- ra scutelli ad apicem denticulati; ventre nigro segmentis ad margi- nem albo-conditum parum rufescentibus; pedibus ferrugineis coxis trochanteribusque nigris. — Mendoza (P. JORGENSEN leg.). 1 L=) ==) Q. y Holochromatogaster. !!. ,. — Vultus cinerascenti-villosus in clypeo breviter appresseque; epipygium acutiusculum, subtriangulari, 12mm. lat., 2 mm. long., dimidio basali nitido, sparse punctulato, breviter semiovato, apicali opaco, densissime punctulato, carinato ; segmento ventrali 5 acuto; hypopygio ultra epipygii apicem dimidiam longitudi- nem ejusdem fere attingente et dente medio duplo longiori quam latiori. — Long. 117, alar. exp. 22, ala 9, antenna 4% mm. CG”. Protomonon. — Epipygium typo schematico n. 17, agolo basali, ra- mis ad apicem magis angustatis, spinis latero-basalibus parallelis, fundi emarginatione recurvata, in medio denticulo retrorso, et proces- sis postico-inferis, oblicue a retro inspectis, parum divaricatis ramo- rum prolongationem fingentibus, non tamen in relatione cum processis p- S. quorum apice extrorsum evadente. — Long. 103, alar. exp. 20 2, ala $2, antenna 42 mm. yy. ATELEMELANOS. — Segmenta ventralia nigra utrinque plus minusve saturate parceque rufo- maculata. O G. €. corduvensis, HOLMBERG. O” exclusus. Sobre Apidos Nómad., in Anal. S. C. A., t. XXIITI, p. 77, n. 30. 1887. AO Q 9. C. cordillerana, HOLMBERG. (3% AA. ,. Pleurodonta, p. 581. Nomadina nov. Argent., en Apunt. Hist. Nat., t. 1, p. 139, n. 9. 1909. 564 Q. MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES XX. AMAUROPODA. — Pedes nigri. WW. DICHROMATOPODA. — Femoribus tibiisque rufis vel nigris, haud omnibus, vel rufis et nigris aut inverse. Z. CHORISTOCHROMATA. — Pedes nigri, segmentis uno aut plus, haud omnibus, rufis. bo Q d.C. pruna, n. O. o... Proterythromera, p. 579. Q O Nigri, capite thoraceque sat grosse crebre punctatis; croceo-fer- ruginea sunt : abdominis segmentum 1%" dorsi in parte plicata quo- que; femora EII, tibia I sordidula antice; pronoti alula ad marginem bisinuosa, curva supera profundiore; mesonoto antice lunulis duabus angustis, retrorsis, separatis, in parte interna triangulariter maculi- formibus, albis; seutello margine postico suaviter curvato maculis parvis albis in sutura, et spinulis lateralibus divaricatis deorsum paulo curvatis, ad apicem attenuatis a latere imspectis truncatis; abdo- mine nitido subtile punctato, haud dense, apicem versus minus. — Mendoza (P. JORGENSEN leg.). Z... Choristochromata. — Pronoti angulo supero quasi recto; mesono- to dimidio antico lineola longitudinali levi; secutello supra marginem denticulo conoideo brevi, a superne vix producto, a latere elevato; epipygio brevi 1% mm. lat., 2 mm. long., dimidio basali breviter semiovato, nitido, deinde suaviter vix concave apicem acutiusculum versus lateribus vergentibus, et dimidio apicali opaco, dorso omnino unicarinato; ventre sat grosse punctato, segmentis 2-5 haud albo sed fusco-limbatis, 22 in medio tamen albo-limbato, 5% in angulum rectum abeunte; hypopygio apicem versus gradatim attenuato, dente apicali medio acuto quadruplo fere longiori quam latiori, et parte ultra epi- pyeii apicem producta dimidium non attingente. — Long. 102, alar. exp. 20, ala 8, antenna 4 mm. O”. Proterythromera. — Pronoti angulo supero in forma dentis elongato; mesonoto dimidio antico in medio linea longitrorsa levi depressa; seutello carinula levi medio percurso ad apicem denticulo minuto; epipygio sat grosse sparsim punctato, quasi muricato, spinis exelusis parun ultra duplum latiori quam longiori, agolo robusto, ramis bre- vibus, fossula a superne brevissima, a retro majori, fundo in angu- lum brevem latum producto, qua causa emarginatione bilobata; pro- cessis postico-superis levyibus dimidium inferiorum basalem crassitie «quantibus, postico-inferis duplo longioribus, acutis, prolongationem superiorum perfectam in projectione horizontali fingentibus. — Long. 92, alar. exp. 20, ala S, antenna 4 mm. 3 HOLMBERG : LAS ESPECIES ARGENTINAS DE CELIOXYS 56 ZZ. ANAMICTOCHROMATA. — Femoribus tibiisque rufis, niericante-, vel nigro- -variegatis, aut in- verse. 7. MELANOSPILOS. — Pedes ferruginei, nigro- vel niericante- -variegati. Eos Q. €. mendozina, HOLMBERG. Delectus hymenopt. arg., 1. C., p. 450, n. 67. — (Male descripta nam hypopy- gium remote ab apice quasi mierosco- pice emarginatum.) Q. Melanospilos. — Nigra; capite thoraceque dense punctatis punctis sat regulariter inter se disjunctis; ocellis posticis sesquidiametro se- paratis; rufa sunt: tegulw, abdominis areus 1% dorsi, femora I, II et HI superne, tibie 1 et 11, — IL ad basin et ad apicem saturate, tarsi saturate fusci; venter segmento 1% obscure rufo macula basali magna excepta et segmentis reliquis ad marginem denudatum nitidis et pi- ceo-ruíis, 59 triangulari; epipygio dimidio basali ovato, nitido, apicali suaviter seusim attenuato. acutiusculo, magis aucto rotundato, carina tenui omnino percurso. — Long. 10, alar. exp. 17, ala 7, antenna 41 mm. Q.C. tehuelche, n. (Desinentia che, araucana, latine : gens.) . — Nigra; capite thoraceque dense punctatis, pun- Q. Melanospilos, etis quam in €. mendozina densioribus, minus regulariter et siepe con- finentibus; ocellis posticis duplo diametro inter se disjunctis; rufa sunt: tegul:e, abdominis areus 1% dorsi, femora 1 et II inferne satu- rate fusca, TIT superne rufa colore apicem versus sensim vel oblicue ampliato, tibive 1 et 11 — III in tertio apicali postico et ima basi api- ceque saturate, venter segmento 1% obscure rufo quasi piceo macula magna basali nigra eb segmentis reliquis ad marginem denudatum nitidis, piceis, 5% triangulari; epipygio parte basali ovata quam in C. mendozina aliquantalam longiori et parte attenuata postica subópaca fere - longitudinis «equante, carinula media ad basin vyix vel non con- spicua, in parte attenuata fortius indicata, ad apicem acutiuseulo, magis aucto truncato, a rebro inspecto tegulaceo. — Long. 10 2, alar. exp. 172, ala 7, antenna 4¿ mm. — Patagonia: San Jorge (1417). PRO IO aio O (In €. cordillerana : femoribus UI eorumque tibia quoque ad basin plus minusve nigricantibus — vide yy. Atelemelanos.) 20. ÍBIDOSPILOS. — Pedes nigri, ferrugineo-varie- 566 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES VV. (v, P. 562). PLUSIERYTHRA. — Abdominis segmen- tis dorsi 1% et ultra rufis, saltem in medio basali 2" et ultra. 6. MENGIDERYTHROS. — Segmentum 2%” dorsi ad basin semicirculariter rufescens, vel inverse ad apicem. - PANTELOSTILPNOS. — Epipygium omnino niti- dum vel ad apicem subnitidum, impunctatum, nisi punctulatum. OOO 9. €. occidentalis, n. Q. Pantelostilpnos, ,. — Nigra, sat dense punctata; rufa sunt: mandi- bularum apex saturate, tegulwe, pedes magnam ad partem, abdominis segmenta dorsi primum omnino, 2% subsemicirculariter ad basin, ventrale 1%" quoque macula basali excepta; femoribus 1, II et TI inferne nigricantibus, tibiis ferrugineis, III ad basin nigricantibus, tarsis I apicem versus fuscescentibus, II fuscis, III nigris; facie pu- bescentia brevi appressa cinerea vestita setulis suberectis nigricanti- bus intermixtis; seutelli spinis lateralibus nitidis et lobo medio pro- curvo in medio denticulo producto; hypopygio remote pone apicem emarginato, dente medio parum ultra duplum longiori quam latiori. — Long. 10, alar. exp. 15 L ala 62, antenna 4 mm. — Mendoza (P. JORGENSEN leg.). (+: HEMISTILPNOS. — Epipygium dimidio apicali opaco. O. Segmentum 2%” dorsi ad apicem inverse semi- lunariter rufo-maculatum. E de Q.C. chola, 1. Q . Nigra, abdominis segmentis 1% dorsi 22 que ad marginem posticum in medio pedibusque rutis, his femoribus inferne plus minusve nigris; capite thoraceque dense puncetatis; pronoti lobis lateralibus acutis supero acutiori, margine laterali communi (limine) sigmatoideo, me- sonoto antice fasciola alba interrupta; epipygio carinato, acutiuseulo, dimidio apicali haud nitido, hypopygio angusto utrinque minute emar- ginato, ultra denticulos fere triplo longiori quam latiori, acuto. — Long. 10, alar. exp. 157, ala 62, antenna 4 mm. — In urbe Jujuy, XII, 5. 1903 (f. EDUARDO ALEJANDRO HOLMBERG leg.). 060. Segmentum 2%" dorsi ad basin semilunariter rufo-maculatum. gl Sd SS] HOLMBERG : LAS ESPECIES ARGENTINAS DE COELIOXYS Q aC. inconspicua, HOLMBERG. O. 66. OO. ,- Diplotritania, p. 584. Q. Sobre algunos Himenópt. de la Rep. 0. del Uruguay, en Anales S. C. Arg., t. XVIII, p. 206 (Sep. p. 6), n. 7. 1884. — SF. 8. Apid. Nómades d. l. Rep. Arg., en An. S. C. Arg., t. XXIII, p. 80, n. 31. 1887. 606. TRITENIA, — Segmentum 2" dorsi plas minusve haud regulariter rufescens, interdum 3" quoque ad basin. Q. €. tenax, HOLMBERG. Dolo OÍS dl exclusus. Sobre Apidos Nómad., en An. S. €. Arg., t. XXVIL, p. 118, n. 32. 1888. qa- (q, p. 560). HYPANODONTA. — Hypopygium utrinque haud emarginatum (sie denticuli laterales desunt). . CATABRACHYS. — Hypopygium breve, deorsum fortiter 07 curvatum. CATADOLICHOS. — Hypopygium elongatum, tenue. O? 07 <. PANTELOMELAS. — Venter niger. <=. ATELERYTHROS. — Venter imperfecte rufus. í. PROTERYTHROS. — Abdominis segmentum 1" dorsi rufum. %. DEUTERYTHROS. — Abdominis segmentum 2"” (et ul- tra) quoque rufum. !, Secundunm tantum. Q. C. mutans, n. Q. Nigra; ferrugineae sunt : mandibule in medio, pronoti margo late- ralis, tegulw, pedes, tibia tarsusque III antice excepti, abdominis se- 56N MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES egmenta dorsalia 1 et 2 hoc utrinque in medio fasciola excepta, 3 tertio medio longitrorsum et margine postico, 4 et 5 modice in parte deflexa, venterque sordidule; dilute ochracae : fasciolee recurv:e in mesonoti margine antico, separate, in qua parte squamulis concoloribus non- nullis, et in seutelli basi fasciola quoque; albidie : segmentoram fas- ciolwe marginales; capite thoraceque punetis parvis haud dense pun- ctatis; ocellis posticis vix ultra sesquidiametro disjunctis, parum ultra diametram duplum ab oculis; flagelli segmento 3% 2% yix bre- viore; pronoti angulo supero modice obtuso, infero acuto; scutello sat lievigato ad basin longitrorsuam ruguloso, ad marginem modice angulose producto et sat abrupte elevato; spinis lateralibus a latere inspectis oblicue rotundatis et parte libera saturate rufa; coxis I pro- cessu parvo, sat tenui, acuto; epipygio fere triangulari, parum lon- giori quam latiori, dimidio basali suaviter ovato marginibus laterali- bus modice curvatim indicatis, nitido, subtiliter sparse punctato, deinde sensim acutiusenle producto et subopaco, magis aucto rotun- dato, in medio leviter aristato-carinato carina ad basin evanescente ; 52 ventrali ogivaliz; hypopyeii parte ultra epipygium producta ante- riorem «equante. — Long. 82, alar. exp. 14, ala 6, antenna 3 mm. — Mendoza (P. JORGENSEN leg.). Cohorti IV _Appendix. OS 0.C. patagonica, ScHrorTkY. Himenópt. de Catamarca, en An. Soc. C. A., t. LXVIITT, p. 264. 1909. 00. (0, p. 560). DIPEPHRICOPTYCHE. — Epipygium superne ciliatam vel potius laxe, erectiuscule villosum, sepius in carina ultra medium. COHORS Y. 1. PHANEROCRASPEDON. — Hypopygium marginibus tegu- mentariis bene conspicuis, laxe ciliatis aut non. IA Q.C. epenete, n. Q. Phanerocraspedon. 5. ,. — Nigra, dense sat rude punctata, fere opa- ca; abdomine nitidulo punetis minoribus, ad basin densioribus, apicem versus sensim subtilioribus et plus minusve sparsioribus; ferruginea sunt: segmentum dorsale 1%, et 2% parum ad basin in medio et ntrin- HOLMBERG : LAS ESPECIES ARGENTINAS DE C(ELIOXYS 569 que in parte deflexa, ventralia 1% omnino, et 2% dimidio basali, tegulee, femora, tibiwe tarsique; vulto cinereo-villoso, supra clypeum inclusum densiore brevioreque, ciliis fuscis suberectis intermixtis; in genis et in thorace albo-villosa, in mesonoto et scutello pubescentia tenui sat longa, erecta, sparsa, fuscescenti, et altera brevissima, squa- muliforme, albida, sparsa, appress pronoti lateribus sigmatoideis, contracurva majori; mesonoto antice maculis duabus parvis, albidis, dense squamulosis, inter se et ab angulis externis fere «eque separa- tis; seutello in medio carinula levi ad apicem dentem constituente a superne inspectum haud retrorsum prominulum ; abdominis segmentis albo-limbatis; epipygio sparse punctulato, ovato, tertio apicali sensim angustato et ibi utrinque vix depresso, subopaco, densissime punctu- lato, apice acutiusenlo, magis aucto rotundatulo, superne pauperrime hirtulo, omnino postremo carinula tenui percurso; segmento ventrali 5% recte angnlato; hypopygio dimidio basali semiovali, deinde sensim angustato, utrinque ante apicem tenniter emarginato et denticulato, dente medio parum ultra daplum longiori quam latiori, superne spar- se nigro-hirto, lateribus rare. — Long. 11, alar. exp. 17, ala 7, an- tenna 4 mm. — Mendoza (P. JÓRGENSEN legit). 11. CRYPTOCRASPEDON. — Hypopygium marginibus tegumen- tariis a superne conditis, dense ciliato-limbatis. f). BRACHYPARATASIS. — Hypopyeili pars apicalis attenuata, chitinosa, superne inspecta limbo haud longior. A Q O. €. litoralis, HoOLMBERG. "0... Analogodonta, p. 574. Sobre Apidos Nómades, in An. S. C. Arg., t. XXVII, p. 124, n. 35. 1888. AE Q dC. rhadia, n. a 0... Diestecodonta, p. 574. Q O" Nigri, sat nitidi, fortiter sat dense punctati, robustiz mandibulis apice excepto, tegnlis, segmentis dorsalibus 3 primis, ventralibus 4 primis, pedibusque plus minusve, rufo-cerasinis; tibia et tarso 11 obscuratis vel nigricantibus; segmentis albo-limbatis; pronoti angulo supero recto, eurva contracurvam superante; mesonoto antice fascio- lis duabus recurvis separatis alteraque in sutura mesonoti-sentellari tlavidis. — Jujuy : Rio Chico, prope urbem, filius EDUARDO ALEJAN- pro H. Q primus invenit 1-10-1901; — in Mendoza, San Juan et Rioja specimina varia C. S. REED reperit. Q 0. Brachyparatasis. ... — Segmento ventrali 5% ogivale rufo quoque; epipygio brevi, vix longiori quam in basi latiori, fere toto semiovato, deinde breviter angulatim producto, qua parte opaco et superne fu- sco-hirto, utrinque ad marginem breviter albo-villoso reliquo nitido, 570 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES punetulato, utrinque laxe rareque sat longe villoso; hypopygio limine semieliptico, limbo fusco-nigro. — Long. 121, alar. exp. 20 >, ala 82, antenna 52 mmm. GO". 0. Diestocodonta. .,. — Facie dense albo-villosa; agolo basin angu- latim attingente, processis postico-superis externe angulatim acutis, emarginatione recurva separatis el ejusdem in fundo denticulo minu- to. — Long. 112, alar. exp. 21, ala 82, antemna 5 2 mm. e Y O. €. rugulosa, FRIBSE. CO". s... Phlyctenopelte, p. 576. Die Apidoe Argentino, 1908. 00. EXECHOPARATASIS. — Hypopygii apex acumine ciliarum limbo longiori. occ Q.C. missionum, HOLMBERG. Sobre Apidos Nómad., in An. Ss. C. Arg., t. XXVII, p. 126, n. 36. 1888. PE Q d.C. Giacomellii, n. (SS >. Porrhocampyle, p.576. “Y Q O” Nigri, nitidi, haud grosse punctati, mesonoto antice lunulis dua- bus retrorsis, aurantiacis, separatis; rufa: mandibule apice satura- tiori, tegul:we, pedes cum trochanteribus et coxarum apice, abdominis- que nitidioris segmenta 3 prima dorsi, ut omnes albo-limbata ; tarsis TIT antice nigris. Q.0.... Exechoparatasis. — Clypeo ad apicem vel omnino, segmentisque ventralibus 1 . rufis ; clypeo gibboso, longitrorsum nasuto; epipygium ovatum, punetulatum, tertio apicali acute alte carinato, utrinque depresso et nigro-hirto; hypopygio latiusculo, semilanceolato, dense nigro-ciliato, mucrone apicali producto; segmento ventrali 5% sensim triangulariter acutato, ad apicem fusco-hirto. — Long. 14, alar. exp. 212, ala 9, antenna 4 z mm. O. Porrhocampyle. — Segmentis ventralibus 1-4 rufis; frictionis super- ficie ad marginem posticum a parte libera obtuse angulatim depressa; segmento 4% ad formam breviter triangularem vergente obtusissime angulato, et in vertice impressione indecissa squamulam quasi consti- tuente, margine albo-limbato; epipygii elongati eminentia hippocre- pidea haud basali, inter agolum et basin eminentia longitrorsa conti- nuata fere ut in fig. schematica n. S, quasi formam schem. n. 12 imitante, ramis tamen minus apertis et extremitate fundi processos postico-superos includente angulatim obtuse emarginata, angulis ex- ternis acutis a processis postico-inferis tenuibus, paulo longioribus vix divaricatis continuatis, spinis basalibus acutis brevibus epipygium dimidium haud attingentibus, gmento precedente utrinque muero- nato. — Long. 12, alar. exp. 202, ala 82, antenna 42 mm. — Rioja HOLMBERG : LAS ESPECIES ARGENTINAS DE C(ELIOXYS 571 (E. GIACOMELLI specimina varia legit et forsan cum benzina occissa, nam fere omnia segmenti frictionis superficiem ostendunt, abdomine denique magis elongato). — Strenuus in labore designationem nomine ejus hac pulchra Colioxys ferre potest. — C. S. RerD in Mendoza spe- cimen Q vetustiorem quoque reperit. Aerea O 0 0/a (C. zonula, E. SMITH. — Brasil.) Cat. Hym. Brit. Mus., Apide. hh. Mas (9, p. 557). !. AULACOTETARTOS. — Segmentum ventrale 4"” longitrorsum evidenter in medio omnino canaliculatum vel potius exara- tam, sulci carinulis lateralibus acutis, interdum vix pone basin incipiente. e oaio o TS. UC. pampeana. Q.m. Diliopelte, p. 558. t. APONAULAX. — Segmentum ventrale 4" haud omnino exara- tum, nisi post basin leevem, atque ad partim quandoque late depressiuscule canaliculatum aut concave depressum, aut satis deplanatum, vel spinis duabus validis («two strong spi- nes ») ad apicem armatum. Y. OPISTHOCORONIS. — Epipygii dorso uniforme, sine fossula, ramisque eminentie hippoerepide:z et processis postico-su- peris ejusdem superficiem haud interruptam formantibus (typo schematico p. 550, n. 16). COHORS VI. O. Lamina supera postice in medio parun emarginata et ibi depressiuscula. $. Abdominis segmento 1” rufo. HUorO aro O (SF. C. cayenensis SPINOLA vel C. chilensis REED. — Chile.) $5. Abdominis segmentis 2 primis rufis. PIO S. €. Hubrichi, n. CT". +. Opisthocoronis. (>). Y. ,. — Niger, dense punctatus, robustiuscu- lus, satis opaco; facie dense longeque flavido-villosa; tegulis, pedi- 572 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES bus, abdominis segmentis dorsalibus 2 primis et ventralibus 3 primis, ferrugineis; omuibus breviter albo-limbatis et fasciola basali quoque epipygio incluso; pronoti curva et contracurva «equalibus, angulo su- pero quasi recto forsan aliquantulum acuto, quo margine testaceo ; mesonoto antice fasciola continua medium versus sensim curvatim retrorsum ampliata et fasciola seutellari in sutura aurantiacis; epipy- gio subtiliter sat dense punctato, modice nitido; spinis basalibus bre- vibus fere parallelis, postico-inferis param divaricatis, vix teretibus, magis auctis apice rotundato; eminentia supera (sub fictione) agolo basali, ad apicem binodosa, vix in medio emarginata et parum de- pressa. — Long. 9, alar. exp. 17, ala 7, antenna 53% mm. — Santafé : Alberdi, 11-12-1912 (Pfr. J. HuBRICH invenit et amicissime cum gene- ris speciebns reliquis collectionis ejus missit, simile modo dicata). 00. Lamina supera postice truncata, forsan vix eurvatim pro- ducta, in medio denticulo munita:; segmentis 3 primis dorsi rufis. — Chaco: Formosa. o S”. C. insolita, HOLMBERG. Delectus hymenopt., im An. Mus. Nac. B. A., t. IX, p. 450, n. 68. 1903. 1%. ELEUTHEROBOTHRIOS. — Epipygium ad apicem processis quatuor solitis, 2 superis plas minusve obtusis, duobusque inferis geracilioribus, seepissime longioribus subacutis et semper duobus basalibus quoque (fig. schem. p. 550, nn. 5, 6, 6 44). A. PARADOXOTETARTOS. — Segmentum ventrale 4%” spinis 2 ralidis prope apicem armatum (epipygium mihi ignotum nam e]. JENSEN-HAARUP «of the usual form » tantum seri- psit). EAT S.<«0. bífida FRIESE» secundum HOLMBERG. Q. 1. Labidiopempton, p. 557. C. Santa-Rose J.-HAARUP. O”. +. Paradozxotetartos. Ah. TAPINOTETARTOS. — Segmentum ventrale 4'” nullo modo valide armatum. Y. ANACANTHOMEROS. — Segmentum ventrale 4” margine integro albo-limbato, vel processu squamiforme simplice vel concave depresso neque apparente dentato termina- tum, ved minute emarginatum. HOLMBERG : LAS ESPECIES ARGENTINAS DE CMELIOXYS 573 COHORS VII. y. HOLOMEROS. — Margine ejusdem (4%) albo-limbato, inte- ero, obtussime angulato. + /Bl ao. SC. Giacomellis. Q.00. ,.. Exechoparatasis, p. 570. AS Sc”. C. diversidentata, n. (SO Holomeros, nentibus albis); pronoti alula emarginationis curva magna, contra- ¿- — Niger, dense punctatus (vulto denudato, pilis rema- curva parva, angulo supero recto, infero acuto, lobis ambobus testa- ceis; mesonoto antice fasciola (depauperata) cinerea (forsan lunulis duabus recurvis separatis, inter ambas squamulis nonnullis), scutello margine proenrvo vix obtusissime angulato, dentibus lateralibus in- trorse curvatis; mandibulis imo apice excepto, tegulis, pedibus cum trochanteribus, abdominis segmentis 3 primis dorsi et 3 primis ven- tris, epipygii_ spinis latero-basalibus, ferrugineis; trochanteribus ad basin, femore II inferne, tibia ejusdem externe (antrorsum in posi- tione anatomica) haud omnino et tarso simile latere, nigricantibus; eminentia hippocrepidea fere typo schematico n. 17 (p. 550) ramis in extremitate postica parum curvatim divaricatis externe ad apicem angulatis, retrorsum parun productis et septo verticali communi cur- vatim emarginato, a superne inspectis quamquam in medio depres- sione fossulee fundi disjunetis linea fere continua truncaturam commu- nem fingente in medio emarginatione minuta; processis postico-inferis neque teretibus neque acicularibus sed triangularibus marginibus ex- ternis inter se parallelis et antrorsum interne sensim ampliatis, 1bi coalitis atque emarginationem triangularem rectangulam constituen- tibus; epipygii tegumento punctis haud profundis, sparsis, fere tamen magnitudine punetorum abdomine reliquo. — Long. 8 L, alar. exp. 15 > ala 6 > antenna 312 mm. — Mendoza (P. JORGENSEN col.). y). METADIACOPES. — Segmentum ventrale 4'”" margine haud continuo, aut emarginato, aut diverso modo in medio appendiculato. 2. METENTOMES. — In medio emarginato. ZE. ACROLEPIS. — Eodem segmento 4” processu brevi, par- vo, integro, squamiforme terminato. o. DIESTECODONTA. — Epipygii processis postico-superis 574 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES ad apicem magis quam postico-inferis separatis, id est : fortius divaricatis (typis schem. p. 550, ff. 12,17). Ar g. C. alacris. HoLMBERG. Sobre Apid. Nómad., en An. S. C. A., t. XXVII, p. 122, n. 34. 1888. Y y y raro O. Cl. rhadia, n. Q +0. ¿s. Brachyparatasis, p. 569. 00. ANALOGODONTA. — Epipygii processis duobus postico- inferis a superne inspectis prolongationem axialem superiorum fingentibus (in projectione horizontali). 0 0 aj S. C. litoralis. +0... Brachyparatasis, p. 569. AO g. C. sanjuanina, n. 14. ACRODONTOMEROS. — Segmentum ventrale 4” ad apicem processis duobus proximis minutis, lamella intermedia coalitis aut non, donatum, vel processu brevi, minuto, in medio longitrorsum excavato atque carinulis duabus pa- rallelis excavationem limitantibus ad apicem dentiformi- bus, aut denticulis apparentibus. TT. ALLOLIOPELTE. — Seutellum leve, nitidum, parce pun- ctatum. COHORS VIII. $. Abdominis segmentis duobus vel tribus primis dorsi rufis. 2, Tribus primis. Aa ooo GC. patiens, n. O". 7. Alloliopelte. $. ,. — Niger, nitidulus sat dense tamen punctatus, robustiusculus; vulto dense haud longe albido-villoso ; ocellis posticis vix ultra duplam diametrum separatis, ultra diametrum ab antico, triplum ab oculis; pronoti angulo supero producto, lobiformi, magis aucto apice rotundato, curva satis profunda contracuryam superante ; mandibulis apice saturatiori, pronoti lateribus, tegulis, spinis scutel- laribus ad apicem nitidum, pedibus I et II, femore et tibiee apice 111, HOLMBERG : LAS ESPECIES ARGENTINAS DE CELIOXYS 5] 5] YN segmentis dorsi 3 primis (3% saturatiori), ventrisque 4 primis his re- trorsum sensim saturatioribus, ferrugineis, omnibus albo-limbatis; mesonoto antice fasciolis recurvis separatis et fasciola in sutura me- sonoti-scutellari albis; seutello ad basin parum punetato, apice pro- ducto aliquantulam sursum curvato ; epipygio nitido, subtiliter pun- ctato, agolo basali, ramis parallelis attenuatis, ad apicem quasi acutis et processis postico-inferis levibus, parallelis, prolongationem perfe- etam superiorum fingentibus, superis emarginatione semiorhiculari separatis et ab inferis in septo verticali emarginatione parabolica. — Long. 8 ;, alar. exp. 142, ala 6, antenna 37 mm. — Mendoza (C. $. RerD invenit). 22, Duobus primis. $5. Abdominis segmento dorsali primo rufo, secundo inter- dum ad partim, vel tertio quoque. 2. HEGUMENERYTHROS. — Abdominis segmentum dorsale 1” tantum rufum, interdum 2"” utrinque in dorso, fere inconspicue, macula parva rufa donatuam, haud in medio. AS g”. C. liberalis, n. Cl. C. corduvensis, H. — olim ! Sobre Apid. Nómad., en An. Soc. €. Arg., t. XXITI, pp. 77 «€ 79, n. 30. 1887. roo O o sg”. C. variegata, n. CO". Niger, sat leevigatus, capite thoraceque subdense abrupte punctatis, facie dense longeque appresse albido- vix -flavescenti-villosa, pilis sparsis suberectis; mesonoto pubescentia brevi, dilute fusca haud dense vestito (antice forsan denudato); sutura mesonoti-scutellari au- rantiaco-squamulosa; segmentis abdominalibus albo-limbatis ; —rufis : mandibulis ad apicem saturatioribus, tegulis, venula costali ad basin, pedibus cum coxis et trochanteribus, abdominis segmento dorsali 1% fasciola postica angusta utrinque abbreviata excepta, 2% utrinque obli- cue ad marginem supra carinam lateralem, 3% quoque et linea basali a 21 limbo albo normaliter condita, omnibus in parte deflexa et yen- tralibus quoque; 4% ad apicem in medio processu parvo laminari in medio longitrorsam depresso utrinque carinato, carinulis ad apicem fere denticuliformibus, 5% in medio sat late teretiuscule omnino exa- rato; carpo fuscescenti-fulvo; epipygio tipo sehematico n. 17 (p. 550) in projectione horizontali lineis lateralibus concavis, spinis basalibus epipygium dimidium apice attigentibus, ramis ad apicem externum 76 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES acutis, et margine postico fossule fundum includente breviter ample- que obtuse angulariter emarginato, processis posticc-inferis internis, vix divaricatis, tenuibus. — Long. 92, alarum exp. 19, ala 71, an- tenna 42 mm. — Misiones. 0p. UTODEUTEROS. — Abdominis segmentum dorsale 2%" quoque in medio (forsan 3%”) rufum. AA S. O. aspaste. Q.u. q. %,. Triliopelte, p. 562. e PE g”. €. tenacior, n. C. tenaz Golim ! Sobre Apid. Nómad.. en An. S. C. A., t. XXVII, p. 118 «€ 120, n. 32. 1888. TT. ALLODIASTICTOPELTE. — Seutellum punctatum, vel gra- nulosum («chagriné» — « hockerig-gerunzelt »). COHORS IX. 7. PHLYCTENOPELTE. — Sentelluam granulosum (« hóckerig- gerunzelt, FR. »). O. O. rugulosa, FRIESE. Of O. ¿¿s. Brachyparatasis, p. 570. OO NORO 55. ALETHODIASTICTOS. — Scutelluam certe punctatum. s. PORRHOCAMPYLE. surgente, vel crasso, luce laterali carinam intermediam longitrorsam imitante, haud tamen bene limitatam ut in fig. S schematica, et hoc casu quoque. Agolo hippocrepidis procul a basi +. Segmentis 3 primis dorsi ruíis. SC. Giacomellii. Q. 00. ,.. Exechoparatasis, p. 570. AE tf. Segmentis 3 primis dorsi haud omnino rutfis. A g”. C. Frieseana, n. O". s. Porrhocampyle. pp. .. — Niger, robustas, subnitidus, sat dense haud grosse punctatus; ferrugineo-corylina : mandibulee ad apicem -| 5) HOLMBERG : LAS ESPECIES ARGENTINAS DE CGELIOXYS 5 saturate, tegule, pedes cum trochanteribus I et II, abdominis dorsi segmenta 1 et 2 omnino, 3 utrinque ad marginem et in parte deflexa, ventralia 1 et 2 param utrinque; omnibus albido-limbatis; ocellis posticis fere sesquidiametro inter se disjunctis, vix ultra duplum dia- metrum ab oculis, minus quam diametro ab antico ; vulto subappresse albido-villoso ; flagelli segmento 2% 3 longiori; pronoti angulo supero obtusissimo ample rotundato, margine laterali quasi recto et contra- curva vix in angulo infero indicata ; mesonoto antice fasciola auran- tiaca sinuosa ornato, in medio squamulis sparsioribus et aliquantulum retrorsum curvatim ampliata ; seutello quoque in sutura, in medio carinula obtusa sensim eleyata, margine postico obtuse angulato ; tho- race ad pleuras sat longe albo-villoso, superne breviter sparse tenui- terque dilute ochraceo-hirto ; epipygio abdomine instar subtiliter eb subdense punetato, processis omnibus divaricatis, agolo a basi remo- tissimo et fossula yel fovea in medio tantum incipiente fundo curva- tim emarginato et processis postico-superis contracurvas constituenti- bus, postico-inferis prolongationem axialem superiorum fingentibus, septo verticali modice curvatim emarginato ; ventre nitidiore, subti- lioreque punctato. — Long. 11 1, alar. exp. 20 5, ala $ ¿, antenna . 1908 (P. JÓRGENSEN inv.), et exi- 4 2, mm. — Mendoza : Cória, V, mio hymenopterologo species dicata. coloboptyche, HOLMBERG. Orthocolobos +. +). ,¿. (p. 558). e SC. Ol RE g. C. pucarensis, n. CG". Niger; dense punctatus; ferruyginea sunt: antennarum articuli 11, 12 et 13 inferne (13 apice obscuro), mandibul:e (ap. obscuro), tegu- lee, pedes fere omnino, coxe ad apicem et mucro I, tarsi IT inferne tantum; abdominis segmenta : 1%, 2% tertio medio gradatim am- pliato excepto, 3% utrinque tantum macula parva, 4%" quoque ma- cula minori, 1-4 in parte deflexa, 1-5 ventralia, epipygii spine basales in parte libera; aurantiaca : fascia mesonotalis antica utrinque parum angustata; dilute auwrantiaca : macula parva inter tegulam eb spinw scutellaris basin; sulphurea : fascia suturalis mesonoti-scutellaris; albido-aurata : pubescentia densa elongata, appressa, subsericea in facie; alba: pubescentia capitis pone oculos, thoracica ad latera et inferne (mesopleura fascia lata verticali quasi nuda), abdominis se- ementa dorsalia 1-5 ad marginem et utrinque, in epipygio oblicue quoque juxta basin, ventralia quoque; seutello quasi truncato in medio carinula superne levi; epipygii eminentia hippocrepidea fig. schem. n. 8 (p. 550) similis, ramis parum divaricatis retrorsum pro- ductis, ad apicem rotundatis, emarginatione triangulari separatis (ut in fig. 8) et aliquantulum extrorsum curvatis, processis postico-inferis rotundato-truncatis, param divaricatis, quasi internis, prolongatio- nem superiorum axialem haud fingentibus; spinw basales parum diva- ricatee; segmentum ventrale 4% haud procul a basi longitrorsum sat ANAL. MUS. NAC. — T. XXVIII (ENERO 16, 1917) 5d] MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES impressum et arista impressionem limitante formam hippocrepideam ramis parallelis ostendente, in depressione marginali tamen carinifor- mibus, dentes imitantibus cum lamina intermedia, segmentum 5um simile impressum, rotatione autem luce laterali variat inter formas triangularem elongatam, elipticam et eylindraceam etin hoc casu pro- longationem 4i imitans et ad apicem semiorbiculariter emarginatum, 6% parvum nitidam, semiorbiculare, aurichalceum ; epipygium po- stremo limine laterali concavo. — Long. 92, alar. exp. 181, ala 72, antenna 4 mm. — Rioja (E. GrIacomMELLI leg.). cc. ENGYCAMPYLE. — Agolo basali. 7. (77, Pp. 581). PLATYCATAPIESIS. — Segmentum ventrale 4” longitrorsam depressiu ulum (sub luce laterali !). v. TRIGIDOMERA. — Abdominis segmentis 3 primis dor- si omnino vel magnam ad partem rufis. 7. PANTELOCHROMA. — Fere omnino rufis. Mao S”. C. chacoénsis, HOLMBERG. Delectus hymenopt., en An. Mus. Nac. B. A., t. IX, p. 451, n. 69. 1903. 07. ATELETRITOS. — Segmentam abdominale 3" ru- bedine superne depauperata. PIO OAOrS sg”. C. elata, n. O". ateletritos. ,. — Niger, subnitidus, dense punctatus, abdomine spar- siore punctis minoribus, nitido; mandibulis prope apicem cerasinis; ferruginea sunt: tegul:w, pedes : I femore, tibia tarsoque, 11 femore, tibia et tarso hoc superne nigricante, femoribus 1 et II inferne ad basin nigricantibus, III femore inferne nigricante, tibia externe vel antice magnam ad partem tarsoque antice nigricantibus, abdominis segmenta dorsi 1%" omnino, 2%" quoque macula dorsali utrinque ni- gricante, 3%" in tertio medio ad basin marginem apicalem fere attin- gente, ventralia : 1%" macula basali excepta, et 2% dimidio basali, omnibus albo-limbatis; vulto dense sat appresse albo-villoso ; pronoti limine laterali sat fortiter bisinuato, curvis «equalibus, lobo supero ultra angulum rectam parum producto, et magis aucto apice rotun- dato; mesonoto antice guttulis duabus aurantiacis separatis in lineo- lam pallidam recurvatam extrorsam abeuntibus ; seutelli sutura auran- tiaca et apice denticulo brevi retrorsum producto; segmento ventrali 4%, haud ad basin, longitrorsum depressiusculo, ad apicem denticulis duobus lamella longitrorsum depressa coalitis; 5% ad apicem impres- sione longitrorsum teretiuscula antice limine eurvo; epipygio nitido, punetulato, typo schematico n. 13 (p. 550), agolo tamen erassiusculo basali, processis postico-superis internis vix productis ab inferis sub- acute angulatim separatis. — Long. 92, alar. exp. 17, ala 7, antenna 4 mm. — Mendoza (P. JORGENSEN leg.). HOLMBERG : LAS ESPECIES ARGENTINAS DE C(ELIOXYS 579 uv. UTRITOS. — Segmentum 3'"" in parte dorsali abdo- minis rubedine deficiens. y. PROTEROS. — Segmentum 1%” tantum rufum, 2%” interdum utrinque in parte deflexa. y. PLEONELASONCOLOBOS. — Segmentum ventrale 5%" ample emarginatum vel truncatum. IC: SC. Jórgenseni. Q. mm. ?. ,. dutodon, y. 559. Nomadine nove Arg... en Ap. de H. N., t. I, p. 72, n.5. — 1909. Y. CANONICACROS. — Segmentum ventrale 5” mar- gine ad formam angularem vergente productum, quamquam interdam minute ad apicem emargi- natum, aut longitrorsum canaliculatum. w. PROTERYTHROMERA. — Femora I et II ferru- ginea. E plaloro a S". O. pruna. Q. Z.. Choristochromata, p. 564. NOS SC. proxima, 1. CG”. Proterytiromera. — Niger, coxis trochanteribusque inclusis; rufis : mandibulis in medio, tegulis, venula costali, pedibus, femore III ni- gro superne a medio apicem inclusum versus parte rufa sensim am- pliata, abdominisque areu dorsi 1% omnino, et hoc et reliquis squa- mulis sat longis albis limbatis; capite thoraceque dense haud grosse punetatis; in seutello triangulo medio sat nitido minus dense punctato punctis forsan param majoribus inter eos tamen minus quam diame- tro disjunetis et processu anguloso producto a superne conspicuo; facie dense, longe, sat appresse albo-villosa et pubescentia albida in thorace minus densa atque in dorso sparsiore sat longa quoque; epi- pygii eminentia hippocrepidea agolo basali, ramis aliquantulum diva- ricatis eb apicem versus satis attenuatis, productis, processis postico- inferis longioribus prolongationem superiorum axialem fingentibus; fossule fundo ad apicem curvatim emarginato, dentieulo haud medio (anormali) donato, spinis basalibus quasi parallelis. — Long. 9, alar. exp. 17 2, ala 72, antenna 4 mm. — Argentina, forsan Buenos Aires. ww. PANTERYTHROMERA. — Femora ELIT rufa. A. MESODONTA. —>Epipygii processis 2 postico-in- feris prolongationem axialem superioram fin- gentibus. 380 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES ?. Parva, gracilis, inter tegulas 22 mm., ala 6 mm., eminentia hippocrepidea ramis parallelis. Fm. g. €. Deringi, n. O”. A. Mesodonta. ?. ,. — ne sat dense subtiliore tamen, in segmentis ultimis sparsiore; ferrugi- iger, gracilis, grosse punctatus, in abdomi- neis : abdominis segmento 1% in dorso etin ventre, tegulis, pedibusque trochanteribus exclusis, femore II antice ad basin parum nigricante ; vulto dense albo-villoso, reliquo capite thoraceque laxiore; abdominis segmentis albo-limbatis; ocellis posticis vix ultra triplum diametrum ab oculis disjunctis; pronoti angulis acutis, curva contracurvam ali- quantulum superante; mesonoto antice guttulis duabus aurantiacis, separatis, in lineam recurvatam albidam extrorsum abeuntibus; scu- tello ad basin fasciola aurantiaca, in medio vitta nitida, levigata, retrorsum sensim elevata et in denticulam vix a superne inspecto producto desinente; segmentis ventralibus 4% et 5% similibus, ad for- mam angularem vergentibus, pone medium anguste, longitrorsum, haud profande canaliculatis, ad apicem carinulis minutis parallelis apice dentiformibus in 4%, vix in 5% epipygio typo schematico n. 9, agolo erassiore, ramisque brevioribus; spinulis basalibus et pro- cessis postico-inferis levibus, acutis, postico-superis attenuatis, fove- ole fundo ad apicem curvatim emarginato, septis verticalibus para- bolice. — Long. 10, alar. exp. 15 doba in Capilla del Monte, Y. 1904, Dr. ADOLFO DARING invenit donoque missit. Alacriter dicata. y Ala 63, antenna 3 mm. — Cór- 2. Major, robusta, inter tegulas 32 mm. lat., ala 72 imm., eminentia hippocrepidea ramis diva- ricatis. OS g- C. Jórgenseniana, n. S.A. Mesodonta. 9... — Niger, robustus, fortiter punctatus, in capite puncetis aliquantulum minoribus densioribusque, in abdomine nitido subtiliore epipygium inclusum et segmentis albo-limbatis; mandibulis ad apicem saturate cerasinis; tegulis, abdominis segmento 1% superne et inferne, pedibusque trochanteribus ad apicem tantum ferrugineis; vulto dense albo-vestito; ocellis posticis vix ultra triplum diametrum ab oculis separatis; pronoti curva et contracurva similibus, sat pro- fundis, lobo supero producto denticuliforme, ad apicem obtuso; me- sonoto utrinque antice lunula recurva ab altera separata, parte interna ampliori, aurantiaca, extrorsum pallescentiz seutello in medio paulo pone basin dilute aurantio-fasciatam triangulo «*quilatero e lineis tribus levibus, nitidis, constituto, atque spatio incluso punctato, et vertice postico in denticulo param producto sito; segmentis ventrali- bus 40 et 5% limine curvato simili, 5 aliquantulum producto, limbo in medio nudo, nitido, pone basin longitrorsam suaviter canaliculatis, aristis apicalibus lamellam includentibus in 4% denticulos fingentibus, HOLMBERG : LAS ESPECIES ARGENTINAS DE CO ELIOXYS 581 in 5% non; epipygio typo medio inter schem. 9 et 10, processis posti- co-superis sensim attenuatis et postico-inferis prolongationem perfe- etam superiorum fingentibus; fove:e fundo parabolice emarginato, et septis verticalibus profunde enrvatimque quoque. — Long. 10 7, alar. exp. 187, ala 73, antenna 4] mm. — Mendoza (P. JORGENSEN legit). AA. PLEURODONTA. — Epipygli processis 2 posti- co-inferis aliquantulum separatis, prolongatio- nem marginis externi superiorum fingentibus. O. €. cordillerana. Q. yy. ... Atelemelanos, p. 563. -/. DEUTEROS. — Abdominis segementum 2%" dorsi ad 78 > basin et ultra in medio rafum. sg”. C. epistene, n. IS O" y. Deuteros. ,. — Niger, quasi opacus, dense punctatus, vulto dense sordide albido-vestito; mandibulis parum prope apicem et saturate, tegulis, pedibus (femore III inferne et tarso exceptis), abdominis se- egmento 1% omnino, 29 macula tertium medium occupante, 3% ad margi- nem in medio guttula, et 1 ventrali irregulariter, ferrugineis; ocellis posticis inter se duplo diametro separatis, vix ultra diametrum ab antico. et quasi triplo ab oculis; pronoti augulo supero producto, magis aucto apice obtuso, rotundato, curva profunda contracurvam superante; mesonoto antice guttulis duabus separatis, aurantiacis, in fasciolam recurvatam pallescentem extrorsum abeuntibus; scutello a superne limine procurvo, paulo ab antice denticulo levyiad marginem in medio donato, spinulis lateralibus incurvis levibus cuoque; abdo- mine sat dense punctato, apicem versus sparsiore; epipygio eminentia hippocrepidea brevi, agolo crassiusculo basali, ramis parallelis, atte- nuatis, postice modice productis, processis postico-inferis longioribus, levibus, aentis, prolongationem tamen perfectam superiorum imitan- tibus, et spatio a processis et foveol:e brevissimie fundi emarginatione semieliptico; spinis basalibus tenuibus, acutissimis, fere parallelis. — Long. 82, alar. exp. 157, ala 6 ¿, antenna 3 mm. — Mendoza, in Cor- dillera, XII, 12. 1907 (cl. P. JOÓRGENSEN invenit). 27. (7, p. 578). DIAPHOROGLYPTOS. — Segmentum ven- trale 4%” parce lateque depressum vel vix concavum, aut deplanatum, vel normaliter convexum, aut in medio transverse impressum, nullo modo ut in =. B. AMAUROCRASPEDON. — Abdominis dorsi segmentis haud albo-limbatis sed colore saturate fuscescente quasi nigro; 1% dorsali rufo. SS. €. C-Ameghinol. Q.s. (O)... Acraspedon, p. 561. SO OOOO MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES PO BB. DILEUCOCRASPEDON. — Abdominis dorsi segmen- tis albido- vel albo-limbatis. CO. BRACHYEPIODONTA. — Epipygium breve, processis postico-saperis retrorsum haud vel minime pro- ductis. ns g”. C. frigens, 1. TS”. €. Brachyepiodonta. .. — Niger, robustus, grosse crebreque puncta- tus, vulto dense, longe, haud appresse albo-villoso, pilis similibus erectis in linea procurva dispositis ocellum antieum ineludente, in genis brevioribus et sparsioribus, in thoracis parte supera excepta, longis, laxioribus, in mesopleura et in mesosterno punetis dilute cine- reis apparentibus, forsan pubescentia mieroseopica tectis; mandibulis in medio saturate, tegulis, yenulis ad basin, abdominis segmento dor- sali 1%, ventralibus 1% macula basali excepta, 2% et 3% margine in me- dio denudato, ferrugineis, omnibus niveo-limbatis, segmento 4% infero parum sensim retrorso; femore Il inferne nigricante; pronoti angulo supero recto, infero acuto, curva contracurvam superante; mesonoto fasciolis anticis recurvis, separatis et in sutura seutellari albis; seu- tello spinis lateralibus inenrvis, a superne suaviter procurvo et quasi truncato, supra marginem in medio dentieulo erecto, retuso; abdo- mine punctis aliquantalam minoribus, in segmentis primis densiori- bus, reliquo irregulariter dispersis; segmento 5 dorsali callo laterali spiniforme; epipygio simile modo punctato, brevi, processis postico- inferis exclusis, duplo latiori quam longiori; spinis basalibus sat lon- gis, postico-inferas ¿«equantibus, parallelis, ultra epipygii medium abeuntibus; agolo basali, ramis brevibus, parallelis, sensim attenua- tis, retrorsum vix productis, processis postico-inferis punetatis ramis «*quilongis et prolongationem axialem fingentibus; fov:ea postice irre- gulariter transverse truncata. — Long. 10, alar. exp. 181, ala 71, an- tenna 42 mm. — Mendoza (P. JORGENSEN legit). CC. PHANODONTA. — Epipyeli processis postico-supe- ris retrorsúum productis. D. PALINDIESTECODONTA. — Epipyeium a superne inspectum processis postico-inferis internis, fere parallelis, atque superis divaricatis. Eos: gg. C. vituperabilis, HoOLMBERG. Delectus hymenopt., in An. Mus. Nac. B. A., €. IX, p. 453, n. 70. — 1903. DD. PALINANALOGODONTA. — Epipygii processis po- stico-inferis superiorum (quandoque internorum) prolongationem fingentibus. HOLMBERG : LAS ESPECIES ARGENTINAS DE CGELIOXYS 583 E. TETARTERYTHROS. — Abdominis segmentis 3 primis dorsi rufis, 4” utrinque. OIE g. C. pedregalensis, n. GS”. E. Tetarterythros, ,. — Niger, sat grosse denseque punctatus; capite in vulto dense cinereo-villoso, in genis ut in thorace albo-pubescens, in illis subappresse, vertice cum mesonoto et seutello pubescentia haud densa fuscescenti vestitis, seutelli margine postico obtusissime angu- lato, denticulo a superne inspecto vix producto; mandibulis saturate rufis apice excepto; pronoti linea liminari sigmatoidea curva contra- eurvam parum superante, lobo supero rotundato, infero acuto, ambo- bus testaceis rubedine modica; mesonoto antice lunulis duabus cine- reis, separatis, receurvis, ornato; pedibus trochanteribus inclusis ferrugineis, tibia tarsoque III externe (vel antice) obscurioribus, mu- crone I parvo sat levi; abdomine punctis quam in reliquo corpore minoribus, in segmentis ultimis sparsioribus, 1-3 dorsalibus ferrugi- neo-corylinis, 4% modice utrinque in margine, albo-limbatis, ventrali- bus castaneis ad basin parum saturatioribus, albo-limbatis; epipygio elongato marginibus lateralibus retrorsum modice recte conniventi- bus; eminentia hippocrepidea agolo basali, ramis parallelis, satis aristatis, ad apicem angulosis et emarginatione acute angulosa (fere recta) separatis, productis, processis postico-inferis levibus aciculatis eminentiv carinaram prolongationem fingentibus, lamina verticali curvatim emarginata. — Long. 12, alar. exp. 21, ala 8;, antenna 4% mm. Mendoza: Pedregal, XI, 17, 1906 (P. JORGENSEN invenit). EE. TRIMONONERYTHROS. — Segmentis dorsi 3 pri- mis haud omnino rufis, vel 1 tantum, vel 2? tan- tum omnino vel ad basin. F, PALINDEUTEROS. — Segmentis 1* et 2? dorsi om- nino rufis, 3 ad basin tantum. ia g. C. laudabilis, HOLMBERG. Apid. Nómad., in An. S.C.A., t. XXVII, p. 120, n. 33. — 1888. PR FF. DIATELERYTHROS. — Segmentum 1" dorsi omnino rufum, vel 2%" quoque ad basin semi- lunariter tantum aut quasi, interdam 3%” yix ad basin. G. PROTOMONON. — Segmentum 1"” tantun ru- fum. y 0D aja g”. Cl. tarda Q. y. !!. .. Holochromatogaster, p. 563. 584 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES GG. DIPLOTRIT_ENTA. — Segmentum 1” omnino, 2” ad basin in medio aut parum ultra me- dium attingens, 3%" interdum ad basin, rufa. O. Mesonotunm inter tegulas 3 mm. lat., ala 7 mm. ed S. C. huarpum, n. OGG. Diplotritania. (). ¿. — Ni punctatus; ferrugineis: mandibulis prope apicem saturate, tegulis, er, sab opacus, robustiusculus, dense venulis ad basin (ale !) pedibus (partibus exceptis), abdominis se- gmentis dorsalibus 1%, 2 ad basin dimidium medium occupante, utrin- que attenuata cum inyersa marginis confluente hae paran abbreviata, 3% macula ovali transversa basali diametro minori segmentum dimi- dium attingente et utrinque abbreviata, deinde pone eam nubecula saturata diffusa, ventrali 1% macula deltoidea longitrorsa excepta, 20 fa longeque sordidule albo-villoso ; pronoti angulo supero producto te- :la basali retrorsum in medio bilobata; vyulto dense, appresse staceo, magis aucto apice rotundato, curva et contracurva fere :equa- libus; mesonoto antice guttulis duabus separatis aurantiacis in lineo- lam recurvam, albidam, extrorsum abeuntibus et seutelli fasciola suture aurantiaca ; scutello obtusissime aungulato in medio marginis denticulo parvo, spinis lateralibus arista supera levi, quasi parallelis et vix ineurvis; femoribus 1-11 dimidio basali infero nigricantibus, tarso II fusco, tibiis HI dimidio antico basali et tarso, nigricantibus ; abdomine nitidulo, subtiliter punctato, in segmentis primis densiore, in reliquis sparsiore, punetis parvis; segmentis sordide albido-limba- tis; epipygio nitido, utrinque sparse punctulato, agolo basali, ramis parallelis brevibus, apicem rotundatum versus attenuatis, internis, processis postico-inferis gracilioribus, acuminatis, param divaricatis, prolongationem dimidii externi ramorum subimitantibus ; spinis basa- libus modice divaricatis; fossulw fundo brevi, sat profunde curvatim emarginato. — Long. 9, alar. exp. 18, ala 712, antenna ¿ mm. — Mendoza (P. JORGENSEN invenit). 00. Mesonotum inter tegulas 2 mm. lat., ala 6 mm. long. S. OU. inconspicua. Q.- 71. 00. Hemistilpnos, .., p. 567. - 090. Mesonotum inter tegulas 23 mm., ala 7 mm. long. qero. gd. C. Bruchi, Sonrorrky. Himenópt. de Catamarca, in Anal. Soc. C. A., t. LXVIIL, p. 265. — 1909. HOLMBERG : LAS ESPECIES ARGENTINAS DE C(ELIOXYS 585 Specimen typicum a cl. O. BRUCH communicatum, nunc in Museo de La Plata servatum, vidi. IT. (L, p. 553). MELANOBASIS. — Abdomen superne nigram, utrinque seepe juxta carinam lateralem rufescens. H. LIOTEROPELTE. — Seutellum nitidum, leve, minime punctatum. COHORS X. 1. Femina. J. HYPOBRACHYS. — Hypopygium breve epipygium parum supe- Trans. O Q d.C. pirata, HoLMBERG. TK. Heptodonta, p. 585. Sobre alg. Himenópteros de la Rep. O. del Uruguay, in Anales de la 5. C. A., t. XVII, p. 208, n. 8, ff. — 1884. — Id., Apid. Nómad. de la Rep. Arg., in An. S.C.A., t. XXVII, p. 128, n. 37. — 1888. C. carimata Y. SMITH, Cat. Hym. Brit. Mus. Apide, IM, p. 268, n. 36, Q. — 1854 (nec C. carinata F. SMITH, €j. op., p. 264, n. 26, — nec C. carinata SCHENCK, Die Bienen des Herzogthums Nassau, pp. 356, 375). JJ. HYPODOLICHOS. — Hypopygium elongatum, epipygium bene superans. Seutellum in medio plagula impunctata, vnitida, angulosa. Quiere potius in N. Colobopempton (C. Delétangi). 51. Mas. K. HEPTODONTA. — Epipygium processis 6 solitis et 7” inter qua- tuor apicales in parte postica lamin:e fossule fundi. S. C. pirata. Q. J. .. Hypobrachys. POIONO TONO O NACIONAL DE BUENOS AIRES KK, HEXODONTA. — Epipygium processis 6 solitis tantum. laa SC. rufopicta, F. SMITH. Cat. Hym. Brit. Mus. — Apide, IM, p.270, n.30.—E. L. H., 4pid. Nómad., in An. S. C. A., t., XXVII, p. 129, n. 30, X, 1888. — In Museo Nationali Bonaérensi schedulam a cl. BURMEISTER seriptam servatur in qua «C. rufopicta, Cat. Brit. Mus., Resp. Arg. » legitur, juxta eam puncture due adsunt, specimina tamen desunt. OEA SC. Dinellii, n. — Niger, mandibulis, tegulis, pedibus cum mucrone T' Hexodonta. T et trochanteribus 1-11 quoque ad apicem, coxis III postice, abdo- minis segmentis dorsalibus 1-5 in parte deflexa precipue ad margi- nem et ventralibus 1-5 dimidio apicali saturate, epipygii spinis basa- libus, ferrugineis; capite fortiter haud dense punetato, in vertice et fronte laxe fulvescenti-pubescente, vulto dense albido-, in elypeo albo- villoso; thorace subtiliore punetato; pronoti lateribus suaviter sigma- toideis, eurvis fere «equalibus, angulo supero obtuso; mesonoto ut vertice hirto, antice lunulis duabus recurvis, separatis interne vix latioribus et fasciola in sutura mesonoti-scutellari albidis; abdomine segmentis dorsi breviter albo-limbatis; epipygio agolo basali typo sehematico n% 17 (p. 550), ramis tamen gracilioribus, processis posti- co-superis angustis, param divaricatis, inter se emarginatione trian- gulari separatis, postico-inferis parallelis, levibus, subacutis, internis, a superis emarginatione curva separatis; segmentis ventralibus albo- villoso-marginatis, 4% ad apicem sensim producto, imo apice truncato ubi denticulis vel carinulis duabus vix divaricatis, haud liberis spa- tium tropeziiforme limitantibus donato, 5% simili, lamella intermedia tamen producta. — Long. 10, alar. exp. 197, ala 8, antenna 4 | mm. — Tucuman (L. DINELLI specimen singulum reperit mihi dono datum). HH. PYCNODIASTICTOPELTE. — Seutellum dense punctatum. COHORS XI. L. CERASIONOTOS. — Mesonotum saturate cerasinum postice nigro- maculatum. e O. €. querens, HOLMBERG. Delect. hymenopt., in An. Mus. Nac. B. A., p. 454, n. 71. — 1903. Q. Nondum descripta. $8 a - HOLMBERG : LAS ESPECIES ARGENTINAS DE CMELIOXYS Q . Mare similis, differt : vulto dilute fuscescenti-falvo-villoso ; pronoti angulo supero recto, deinde suaviter sigmatoideo curva majori; me- sonoto antice linea angusta sinuosa, fasciola in sutura sentellari, gut- tula pone tegulas et infra seutelli apicem aurantiacis ; abdominis segmentis fulvescenti-marginatis et 1% juxta aristam basalem quoque; epipygio limine subtriangulari param longiori quam in basi latiori, in medio transverse insolite non tantum magis abrupte depresso sed truncatura bilobata curvis retrorsis aliquantulum excavata, parte basali dorso reliquo simili, nitidula, quasi pentagonali et punctulata, parte apicali vel depressa pubescentia densa, minuta, appressa, dilute fusco-cinerascente et nigro-hirta; hypopygio epipygio vix latiori, quasi semiovali, subcochleato acumine retrorso, marginibus sat bre- viter denseque saturate fusco-ciliatis vel hirtis, limbi limine fere orbiculari et acumine parvo, conico, parum producto sed conspicuo, inferne postremo obtuse carinato dimidioque basali castaneo. — Long. 10, alar. exp. 167, ala 7, antenna 3) mm. — Santafé : XI. 17. 1913 — XI. 14-23. 1916, in Alvear, Prof. J. HuBricn specimina varia legit. LL. MELANOMESONOTOS. — Mesonotum nigrum. M. Et in parte antica et in sutura mesonoti-seutellari fasciolis vel lineis pallidis haud ornatum. E OSO Q.C. strigata, VACHAL. Hymenoptera mellifera, — Apido (Voyage de M. G. A. BAER au Tucuman), in Re- yue d'*Entomologie, t. XXXIII, p. 15, n. 20. — 1904. MM. Lineis vel fasciolis pallidis mesonotum ornatumn. N. COLOBOPEMPTON. — Segmentum ventrale 5” sensim atte- nuatum apice tamen anguste truncatum. o. Femina. P. Mesonoto in parte antica squamulis flavidis in linea sinuosa dispositis. Q. Hypopy gio ultra emarginationes laterales fere triplo lon- eiori quam latiori qua parte antenna angustiori. Pia Do Q.C. angustivalva, HOLMBERG. Apid. Nómad. Rep. 4rg., en An.S. C.A., t. XXVII, p. 130, n. 39. — 1888. SC". Nondum descriptus, et p. 590. dt. x... — Vulto dense sublonge sordide albido- aut dilutissime appresse fulvescenti-villoso elypeum velante; mandibulis breviter appresse ad basin pubescentibus; thorace dilute quoque aut albo-vestito, postice tantam dilute laxeque fuscescenti-villoso, superne ut in Q ; pronoti lateribus curva magna contracurva parva; coxis III ferrugineis; abdo- 585 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES minis segmentis 1 supra carinam lateralem quoque, reliquis param in parte deflexa, ferrugineis, segmentis ventralibus aliquantulum satu- ratioribus; 4% subrotundato, ad apicem plagula nuda, nitida, inermi; 5% simile; epipygio: limine laterali suaviter concavo, sparse punctu- lato vel minute punctato, spinis basalibus quasi parallelis, eminentia hippocrepidea typo schematico n. 17, p. 550, agolo basali, processis postico-superis curvatim extrorsam abeuntibus, apice obtusiusculo, inter se emarginationi semiorbiculari separatis, postico-inferis elon- gatis, internis, aliquantnlum divaricatis, teretibus, levibus, acutis. — Long. n. 1: 77, alar. exp. 16, ala 6%, antenna 32 mm.; n. 2: long. a 2 6, alar. exp. 121, ala 52, antenna 3 mm. — Santafé: nn. 1 et 2, Al- vear X. 15. 1916, in « Marrubium vulgare », etn% 3 (« 1075 ») in Rosario. Specimina 3 Gin Santafé, locis indicatis, a Prof. J, HUBRICH capta et mihi communicata omnibus characteribus com illis femins conve- niunt sexualibus autem exceptis. 40. Hypopygio utrinque edentato aut ultra dentes laterales breviore. R. Edentato; ultra epipy gli apicem primo breviter producto marginibus parallelis, deinde sensim trianeulariter haud longe acuminato. Mes C. Doelloi, n. ¿Q. Nigra, paraa nitida, snaviter denseque punctata, in seutello minus dense grossius tamen; facie (nisi denudata) in elypeo et supra eum pubescentia brevi, appressa, tegumenti colorem haud velante, sordi- dule alba, lateribus autem et in clypei margine longiore densaque; ocellis posticis sesquidiametro inter se disjunctis, vix duplo diametro ab oculis; pronoti angulo supero parum ultra rectam, curva inferne tantam vix indicata contracurva fortiori;z seutello carina nitida haud producta; abdomine nitido, segmentis subtiliter punctatis ad basin densioribus., et anguste albo-marginatis; epipygio triangulariter elon- gato, dimidio apicali subopaco et ibi carinato, haud recte marginibus ad apicem conniventibus sed curva suavi, inter carinam et marginem utrinque longitrorsum obtuse carinato, carinis tamen brevioribus, apice acutiusculo, hypopygii aperti parte ultra epipygii apicem vix dimidiam forsan tertiam longitudinem epipygii «equante, superne nitido, utrinque ad marginem basi dimidia subtiliter ciliato, inferne tricarinato et utrinqgue prope apicem magis auctam rotundatulum minute emarginato et dente medio vix longiori quam latiori; mandi- bulis apice excepto, pedibus (tarso TI antice saturate fusco), ventre- que saturate ferrugineis ; segmento 5% triangulari elongato, lateribus suaviter undulatis curva et contracurva fere «equalibus, et apice pun- ctuam inter medium et apicem epipygii attingente anguste truncato et ibi fusco-aurato limbato, lateribus, ut segmentis reliquis ad margi- nem albo-limbatis, pilis obseuris apicis ad marginem breviter sensim- que dilutioribus abeuntibus. — Long. 92, alar. exp. 19, ala 8, an- HOLMBERG : LAS ESPECIES ARGENTINAS DE COUELIOXYS 589 Q. 00. tenna 4 mm. — Tucuman, Alpachiri, prope Rio de las Pavas, XII. 6. 1916, Prof. MartIx DOELLO JURADO in Salvia legit. RR. Utrinque dentato. s. Et ultra dentes laterales prolongatione marginibus pa- rallelis, deinde sensim triangulariter haud longe acu- minato. Ja alO Q.C. Delétangi, n. Colobopempton (Hypodolichos !) ,.. — Nigra, capite thoraceque subni- tidulis, sat dense punctatis; mandibdlis saturate apiceque nigricanti- bus, tegulis pedibusque (tarso II excepto), abdominis nitidi segmento 1% utrinque in dorso, 1-4 in parte deflexa ventralibusque plus minusve saturate, ferrugineis; ocellis posticis vix sesquidiametro disjunctis, diametro ab antieo duplo ab oculis, vulto (ad partim denudato!) utrin- que et in clypei margine fimbria instar sordidule albido-villoso; fla- gelli segmento 3% 22 longiori; pronoti angulo supero acuto, curva satis profunda contracurvam vix superante, mesonoto antice linea sinuosa, seutello in sutura et plagula inter tegulam et seutelli spi- nam lateralem aurantiacis; epipygio nitido sparse punctulato, semi- ovato, deinde dimidio apicali suayiter apicem versus angustato, imo apice anguste rotundato, subopaco, punctis parvis dense punctato, in medio carinato; hypopygio utrinque prope apicem emarginato et ibi denticulato, dente medio sesqui longiori quam latiori in tertio basali marginibus parallelis et reliquo apicem versus conniventibus, trans- verse preterea + forsan latitudinis inter denticulorum apices; inferne ad basin et ultra saturate rufescenti; segmento ventrali 5% gradatim attenuato apice truncato, longitrorsum depressiusculo et apice an- gusto vix emarginato denticulos duos fingente; segmentis anguste albo-limbatis. — Long. 92, alar. exp. 161, ala 7, antenna 4 mm. — Tucuman, Alpachiri, prope Rio de las Pavas, XIl. 6. 1916, cl. Luis DrLÉ TANG in Salvia legit. ss. Hypopy gio alio modo desinente. Mas. T. Mesonoto antice squamulis flavidis in linea sinuosa di- spositis. U. Processis postico-inferis aut internis aut externis. v. Externis. vv. Internis. 590 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES w. Eminentia hippocrepidea typo schematicon.12,p.550. «. Epipyeii spinis basalibus parallelis (margine exter- no earumdem). SO: SO. angustivalva. OQ: y (P- 1987)» pa NÓ mM q y : > . ] Al E Y mM e ) : => e 2 PY ' 3] e MN SN qn An ESE . o o a o U A A e ] - eN . er Ñ Ñ 1 ;N EN e 24.00 y O o es AN o ul Ñ - al ] ca A wm ' Ni 5 mí : IN Ñ ' Ml E VA 7 FE A O NN NN 1 É 0 M M O A 1 Í 3 . : E Ñ o NE Ñ o IN Ml ¡' ] Je dE pi AA Ñ am Ú i z : di p , ae ' 7 ql t . 0 IS . WMIV:! ¿0 E y = - Ñ . . ME ou Ñ - E J y e = e Sl o o y Y o ! o ) - 4 8 . $ o 5 - y ERRATAS DEL TOMO XXVI Página Linea Dice Léase 44 4 de abajo epinoto epistoma o clípeo 58 7 de arriba dos celdas cubitales una celda cubital cerradas cerrada 61 15 de arriba gáster epinoto 64 leyenda de la figura 30 $ Q 103 » 43 Iridomyrmex humilis Iridomyrmex humilis platensis platensis transiens 120 agregar después de la línea 8 de abajo: IHERING, H. voN, 1894. Die Ameisen von Rio Grande do Sul. Berlin. Ent. Zeitsch., t. XXXIX, p. 321-446. 242 23 de arriba turrifer turrifex 243 17 » » » 260 10 » agregar Q al principio de la línea 317 S de arriba del texto son sont 319 3 de arriba Harward Harvard Dr Ne IN AN a . Sl 0 o E ON 15 CA AN: CA mo m | o 0 4 o! ¿M Y e E 1 ON] e p TS A 0 CIO (o e DON | IN RA o y AAA IN AR IN E EE ñ K la! AN A e La > Í IA ñ li z Ed de E EAS RES O 3 5185 00260