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ANALES
MUSEO NACIONAL
DE
BUENOS AIRES
Serie III. Tomo IV.
(Con 1 lámina y 269 figuras en el texto)
BUENOS AIRES
IMPRENTA DE JUAN A. ALSINA, CALLE México, 1422.
1905
ANALES
MUSEO NACIONAL
BUENOS AIRES
DIRECTOR DEL MUSEO NACIONAL
DOCTOR FLORENTINO AMEGHINO
SECRETARIO Y BIBLIOTECARIO
AGUSTÍN J. PENDOLA
ANALES
DEL
MUSEO NACIONAL
DE
BUENOS AIRES
Serie III. Tomo IV.
(Con 1 lámina y 269 figuras en el texto)
BUENOS AIRES
IMPRENTA DE Juan A. ALSINA, CALLE México, 1422.
1905
EN DTCE:
Outes, Féurx F., Arqueología de Hucal (Gobernación de la Pampa. —
(SAS MA od att llar alle lea
Brérues, J., Himenópteros nuevos ó poco conocidos Parásitos del Bicho
de Cesto (Oeceticus platensis Berg). —(20 de Mayo de 1904).....
Aunrosetr1, Juan B., Arqueología Argentina. — Insignia lítica de mando
de tipo chileno. —(20 de Mayo de 1904).......o.oo s.oooccororcoroso
Ovrtes, Fétix F., La Alfarería Indigena en Patagonia. —(1” de Junio de
1904). ls lee it
Sruckerr, Teoboro, Contribución al conocimiento de las Gramináceas Ar-
centinas—(16de Arosto dende trote ieela ta ate aajias
Ambroserrr, Juan B., Arqueologia Argentina. — El Bronce en la región
Calehaquií. — (14 de Diciembre de 1904).......ooom.moom.oommneson..-
GALLARDO, ÁNGEL, Maiz clorántico.-— (26 de Septiembre de 1904)..........
Brérnes, Juan, Insectos de Tucumán. —(6 de Octubre de 1904)..........
Amurcmxo, Frorentino, La perforación astragaliana en los mamiferos no
es un carácter originariamente primitivo. — (24 de Diciembre de
IN OO OA aa O OS
Lane, Fernanbo, Nota sobre el Chenogaster Holmbergi. Con 1 lámina.—
Gordon nerd idos
SrrEGAZzZzINT, CaroLo, Cactacearum Platensium Tentamen. —(19 de Enero
A o a a ds
HormberG, Epuarbo Labistao, Zephyranthes Jujuyens
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(19 de Enero de 1905)....... ue EA E AM a
Picas.
163
315
320
Nora. — Las fechas indican el día en que fueron puestas en circulación las
publicaciones correspondientes, impresas aparte.
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ARQUEOLOGIA DE HUCAL
(GOBERNACIÓN DE LA PAMPA)
POR
FÉLIX F. OUTES
Adscripto honorario á la Sección de Arqueología del Museo Nacional
de Buenos Aires.
Hace algún tiempo, mi amigo el señor Juan B. Ambrosetti, tuvo
la amabilidad de facilitarme una serie de objetos arqueológicos
recogidos por el señor Estéban J. Caride en la Pampa Central, en
las proximidades de la estación Ramón Blanco (Ferrocarril Ba-
hía Blanca y Noroeste). Por aquella época decidí no ocuparme de
las piezas que se me ofrecían, pues estimé no eran suficientes en
número, creyendo que nuevos hallazgos me habilitarían para publi-
car una monografía. Sin embargo, van corridos largos meses y no
han llegado á mis manos otros ejemplares de igual procedencia.
Por lo tanto, me he decidido 4 publicar la presente noticia como
una primera contribución al estudio de la arqueología de la Pam-
pa, hasta el presente completamente desconocida y que, como se
notará revisando el material que describo, nos reserva más de una
sorpresa. Por otra parte, he deseado divulgar los tipos de instru-
mentos y armas de piedra, lo mismo que alfarerías, procedentes de
aquella región de la república, pues deseo utilizarlos como elemen-
tos de comparación en extensos trabajos de arqueología que ac-
tualmente preparo.
El yacimiento se halla situado en los alrededores de la estación
Ramón Bianco, lugar que llamaban Hucal los araucanos que vi-
vieron allí en época reciente! Por razones fáciles de explicar
prefiero la denominación primitiva.
1 La invasión araucana es sumamente moderna. Comienza á verificarse en los
primeros años del siglo xvi y continúa en aumento hasta mediados del siglo
indicado, en cuya época, las tribus de araucanos ocupaban impunemente los
territorios situados al sud y oeste de Buenos Aires. (Véase, FéLix F. Oures, Es-
tudios etnográficos [1* serie], 29 y siguientes).
AyaL. Mus. Nac. Bs. As., Ser. 3", T. IV. Mayo 2, 1904. 1
2 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
El aspecto de aquellos lugares es bastante accidentado; profun-
das ondulaciones, pequeñas altiplanicies y cadenas interminables
de médanos dan al territorio una fisonomía particular. Además, y
para que la denominación de Pampa resulte inoportuna, grandes
extensiones de tupidos montes de caldenes (Prosopis algarro-
billa Grisb.), piquillines (Condalia lineata A. Gray), y molles
(Schinus dependens Ort. var. patagonica Ph.), completan el acci-
dentado paisaje.
Los « paraderos », según las observaciones hechas por el señor Ca-
ride, se encuentran al pie de los médanos, hallándose los objetos
mezclados con la arena. A veces, los restos arqueológicos están
del todo cubiertos, pero el viento se encarga de dispersar los
materiales terrosos acumulados sobre aquéllos. Como se notará,
son tan sólo referencias generales, pues aun no se han verificado
exploraciones sistemáticas y, debo de advertir, que yo no conozco
de visu la gobernación de la Pampa.
No creo oportuno hacer en la presente monografía inducción
alguna tendiente á asignar á determinados indigenas los objetos
que describo; los materiales son pocos, vuelvo á repetirlo, y las ob-
servaciones hechas en el terreno deficientes.
Instrumentos y armas de piedra.
Lámivas y cuomiLLos. Establezco la división entre láminas y
cuchillos por la imposibilidad en que me veo de describir bajo el
primer nombre objetos que indudablemente han servido como cu-
chillos, pero que presentan un trabajo mucho más esmerado que el
de la sencilla lámina primitiva.
El tipo de lámina hallado en el « paradero» de Hucal es el re-
presentado en la figura 1. Se trata de un instrumento de cuarcita
perfectamente caracterizado?.
La cara inferior es lisa, ligeramente cóncava debido á la rotura
conchoidal de la piedra; la superior presenta una arista longitudi-
nal próxima á uno de los bordes. Una de las extremidades es
puntiaguda; en cuanto á la otra, se halla rota. De sección triangu-
lar, tiene un largo de 25 mm, y un ancho máximo de 6 mm.
1G. Y A. pe Mortiter, Le Préhistorique (edición 1900), 166.
OUTES: ARQUEOLOGÍA DE HUCAL. 3
Este tipo de instrumento no ofrece nada de particular, es la for-
ma usual hallada en la generalidad de las estaciones prehistóricas,
Tanto el doctor Ameghino como yo, los hemos encontrado con re-
lativa abundancia en la provincia de Buenos Aires! y el doctor
Pelegrino Strobel menciona ejemplares procedentes de los « para-
deros» de ambas márgenes del Río Negro?. Ulti-
mamente el doctor Roberto Lehmann Nitsche, en-
cargado de la sección antropológica del Museo de
La Plata, describía como «pedazo triangular de
cuarcita» y «punta de
flecha incompleta y erra-
da», dos láminas del tipo
de que me ocupo y que
provienen de la caverna
Markatsh Aiken, gober-
Fis. 3 nación de Santa Cruz)
en plena Patagonia Aus-
tral*, También en la República Oriental
del Uruguay las hay, aunque no en abun-
dancia; sin embargo, el distinguido pa-
leoetnólogo uruguayo José H. Figueira,
posee hermosos ejemplares*.
En cuanto á los cuchillos, el único ejem-
plar que me ha sido facilitado ofrece de-
talles en la técnica de trabajo que me
obligan á suponer no pertenece á la mis-
ma época del resto de los objetos de pie-
dra descriptos en esta monografía,
Es de silex blanco con ligeras ramificaciones negruzcas, perfec-
tamente tallado en ambas caras y cuya forma es nueva en esta
parte de la república —excepción hecha de Patagonia—y en la del
Uruguay (figura 2). La forma es asimétrica, presenta la base ta-
1 FLORENTINO AMEGHINO; La antigyiiedad del hombre en el Plata, 1, 231, plancha
11, fig. 69.
FéLrx F. Oures, Los Querandíes, ST.
2 PeLeGrINO STrOBEL, Materiali di paletnologia comparata raccolti in Sudameri-
ca, 20 y 21, plancha 1v, figuras 28, 29 y 30.
5 Rorerro Lemmann Nirscue, Hallazgos antropológicos en la caverna Markatsh
Aiken, 5, figuras 3a, 3b, 4a y 4 b. Debo de referirme á la tirada aparte de este
trabajo, pues aun no ha aparecido el tomo XI de la Revista del Museo de la Pla-
ta, en el que va incluido.
4 José H. FiGueira, Los primitivos habitantes del Uruguay en El Uruguay en
la exposición histórico americana de Madrid, 168, 169, figuras 3, 4, 5 y 6.
4 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
llada en bisel, uno de los bordes ligeramente cóncavo, mientras que
el otro ofrece una curva saliente muy pronunciada. Ha sido traba-
jado por percusión primeramente y luego retocado con finura por
presión. Advertiré que es imposible confundirlo con un raspador,
ni aun siquiera con una punta de lanza mal concluida. El largo es
de 60 mm., el ancho máximo 25 mm. y un
espesor de 3 mm.
Zo El conde de la Vaulx ha encontrado
instrumentos parecidos en las inmediacio-
nes del lago Colhué Huapi (Gobernación
del Chubut), aunque no de un trabajo tan
esmerado *. Es una forma poco común
tanto en América como en Europa. Co-
rresponde al tipo llamado por Wilson
unilateral knife, del
que publicó dos ejem-
plares parecidos al que
describo y que pro-
ceden de Groveport
(Ohio) y de un mound
de Etowah River
(Georgia)? En las
obras clásicas de los
paleoetnólogos franceses no hallo ejemplares similares y sólo
Evans hace referencia á cuchillos asimétricos iguales 4 los de
Hucal y que han sido encontrados en Inglaterra en un túmulo de
Wykeham Moor (Yorkshire)?.
PUNTAS DE MANO. El ejemplar que tengo á la vista (figura 3) se
encuentra bien caracterizado, la cara inferior lisa, formada por el
Fig. 4—]
1 R. Vernau y H. oe La Vaurx, Les anciens habitants des rives du Colhué- Huapi
en Congres international des américanistes (XIl* session), 132, figura 1.
2 Tuomas Winson, Arrowpoints. spearheads and. lnives of prehistoric times en
Smithsonian Institution, Report of the United States National Museum, 1897, 1, plan-
cha 54, figuras 4 y 5.
3 Jonx Evans, The ancient stone implements, weapons and ornaments of Great Bri-
taín (edición 1897), 331, figura 242.
OUTES: ARQUEOLOGÍA DE HUCAL. 3)
plano de fractura; la superior retocada finamente en uno de los
bordes. La base no presenta trabajo alguno, ofreciendo intacto el
plano de percusión. Ha sido tallada en silex blanco, sus dimen-
siones son 33mm. de la base á la parte superior, pues la punta se
halla rota, y 30 mm. de ancho máximo. La punta de mano es bas-
tante común en la provincia de Buenos Aires y la encontrada en
Hucal recuerda por su forma y trabajo, á una de las representadas
por los señores Mortillet en su clásico Musée préhistorique?.
RaAsPaDORES. Los raspadores usados por los primitivos habitan-
tes de Hucal son numerosos y
de formas muy variadas.
Los ejemplares de que dis-
pongo me permiten establecer
cuatro tipos principales.
1? a). El primer tipo lo cons-
tituyen instrumentos de forma
elipsoidal, tallados muy gro-
seramente en la cara superior
y presentando el plano de
fractura sin trabajo alguno. El
filo ha sido retocado con ma-
yor esmero y sólo se presen-
ta en uno de los arcos, y en
cuanto al material utilizado ha sido indistintamente el silex y la
cuarcita. La figura 4 representa un ejemplar típico en silex, de
45 mm. de largo, 25 mm. de ancho y un espesor máximo de 6 mm,
Sin embargo, tengo á la vista ejemplares de mayor tamaño;
€0 mm, de largo, 35 mm. de ancho y 7 á 8 mm. de espesor.
b) El tipo anterior tiene una variante; el mismo instrumento de
forma elíptica pero con doble filo, es decir, en los dos arcos que
forman la elipse. En cuanto á la técnica de trabajo ofrece también
algunas particularidades, así el tallado grosero en la cara superior
sólo se ha verificado en los bordes, dejando intacta la parte cen-
tral del fragmento utilizado. El ejemplar que reproduzco (figura 5)
tiene 40 mm. de largo, 23 mm. de ancho y 5 mm. de espesor y ha
sido trabajado en cuarcita. Es una forma usual en la provincia de
Buenos Aires?, Río Negro* y Uruguay?.
1 G. y A. De MorriLuerT, Musée préhistorique (edición 1903), plancha xrr, figura 88.
2 Outes, Ibid, 91, figura 4.
3 SrrobeL, Ibid, 27, plancha v, figuras 39 y 40.
4 FiquerIRA, 1bid, 150, figuras 34 y 30.
6 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
c) La forma de que me ocupo ofrece una segunda variedad. Una
de las extremidades aguzadas de la elipse ha sido substituida por
un corte vertical con respecto á la longitud, de modo que el ins-
trumento ha quedado
transformado en un
raspador-escoplo, tipo
poco común (figura 6),
y sólo he encontrado
algo parecido en el
material lítico recogi-
do por Udden en las
ruinas de un intere-
sante villorio indigena
situado al sur del rio
Smoky Hill, distrito
de Mc Pherson (Kan-
sas)!. El ejemplar de
la an 6 tiene 55
mm. de largo, 25 mm.
de ancho y 10 mm. de
espesor máximo.
TI? El segundo tipo de raspador lo fundo, sobre un ejemplar único,
por demás interesante. De forma de triángulo isósceles ha sido des-
Ca
prendido por un solo golpe de percutor. La cara inferior ó de fractu-
ra es lisa, la superior sólo tallada cuidadosamente en los bordes que
forman dos de los lados del triángulo. Tiene 55 mm. de base y
1 Jomax A. Uboex, An old indian village, in Augustana Library publications,
n? 2,38.
OUTES: ARQUEOLOGÍA DE HUCAL.
10 mm. los otros dos lados. De cuarcita roja, el espesor máximo es
de 8 mm. (figura 7). No he podido hallar piezas semejantes en la bi-
bliografía de que dispongo.
TII* Formado por el clá-
sico raspador musteriense
en toda su pureza!, por lo
general de pequeño tama-
ño, varian sus dimensiones
entre 18 á 30 mm. de largo
por 10á 20 mm, de ancho,
y espesores variables entre 2 y 5 mm. El ejemplar de la figu-
ra 8 tiene 20 mm. de largo, 15 mm. de ancho y 5 mm. de espe-
sor. El señalado por el nú-
mero 9,20 mm. de largo, 19
mm. de ancho y 3 mm. de
espesor. Los hay en Patago-
nia, pues Strobel recogió al-
gunos en los «paraderos »
del Río Negro?. Pi
IV” Por último, el cuarto
tipo se halla fundado sobre ejemplares de formas varias, polígonos
irregulares, trapezoides, cuadrados, etc. Son simples láminas pe-
Fig. 11— +4
queñas talladas en la cara superior á grandes golpes y luego con
un filo retocado en uno, dos, tres y hasta cuatro de sus lados. Las
figuras 10 y 11 representan dos ejemplares del tipo en cuestión,
1 G. Y A. ve Mormuter, Le préhistorique, 170, y Musée prehistorique, plancha
xt, figuras 94, 95 y 98.
2 SrroBEL, 1bid, 31, plancha vi, figura 43.
S MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
en jaspe y cuarcita respectivamente. Figueira menciona muchos
ejemplares encontrados en los «paraderos» de la república del
Uruguay ?.
PUNTAS DE FLECHA. Las piezas de que dispongo puedo agrupar-
las en dos series principales, la una con pedúnculo y la otra for-
mada por ejemplares sin el mencionado detalle. Debo describir
primero las pertenecientes á la segunda serie, pues es una forma
más primitiva y que, indudablemente, debe de haber precedido á
la otra en la evolución industrial indígena. Está constituida por
tres variedades principales.
a) La primera de forma triangular con la cara inferior lisa, la
superior convexa, trabajada sólo en los lados y la base que es rec-
tilínea. De pequeñas dimensiones va representada en la figura 12,
ejemplar que tiene 25 mm. de largo, 15 mm. de ancho y 5 mm. de
espesor máximo.
b) De la misma forma, pero con las dos caras planas. Idéntico
trabajo en los lados y en la base, aunque esta última es convexa.
Las dimensiones de los ejemplares que tengo varian entre 25 mm.
á 40 mm. de largo, 20 mm. á 25 mm. de ancho en la base y con es-
pesores casi constantes de 4 4 5 mm.
c) La última variedad es también de forma triangular, pero ta-
llada regularmente en sus dos caras, lo que me hace suponer que
pertenece á la misma industria del cuchillo unilateral que he des-
cripto más arriba.
El ejemplar de la figura 13 ha sido tallado por presión en silex
l Frcurira, 1bid, 174, 175, 178, figuras 17, 20 y 28.
OUTES: ARQUEOLOGÍA DE HUCAL. 0)
blanco. Los lados del triángulo son un tanto convexos y la base
cóncava. Tiene 35 mm. de altura, 25 mm. en la base actualmente
pues hay una rotura, siendo el espesor de 3 mm. Tanto en la cara
exterior como en la interior presenta en la parte central la corteza
natural de la piedra,
En cuanto á las flechas pedunculadas, los ejemplares que me
han sido facilitados son muy pocos y sumamente destruidos. Uno
de ellos, de cuarcita roja, figura 14, es de un trabajo muy primi-
tivo. La cara inferior lisa, la superior tiene en el centro del pe-
dúnculo una cresta ON por dos golpes dados para delinear las
lengúetas. Esa cresta, 5 mm. antes de llegar 4 la base se bifurca,
dando lugar á un chanfle de forma triangular cuya base es rectili-
nea. El limbo se halla roto.
Otro ejemplar es de tipo distinto. Tallado en silex blanco por
ambas caras. El pedúnculo tiene la base muy cóncava, por lo cual
se halla formado por dos aletas. El limbo asimétrico, con las len-
giietas bien definidas (figura 15).
PUNTAS DE LANZA, También parece que las hubiera con y sin
pedúnculo. Del segundo tipo sólo dispongo de un ejemplar incon-
cluso, triangular, de base rectilínea, tallado en cuarcita en una sola
cara. Tiene 60 mm. de largo y 35 mm. de ancho. Respecto de la
otra forma sólo me han sido entregados dos pedúnculos bien talla-
dos en sus dos caras, con la base cóncava y sumamente espesos,
10 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
S mm. (figura 16). Mucho me hacen recordar á los tipos patagó-
nicos. Como se notará, es deficiente el material en este grupo.
MarerIaL. Respecto al material empleado en la fabricación de
los útiles y armas de piedra que he descrip-
to, observo una proporción igual entre la
cuarcita y el silex, quizá una pequeña canti-
dad favorable á este último. La cuarcita es
por lo general muy compacta y de grano,
por lo tanto fino. Entre los numerosos des-
pojos de fabricación que me fueron entrega-
dos he notado, además de las rocas indica-
das, fragmentos de granito, traquita y gneiss.
Numéricamente se podría expresar la pro-
porción del silex en 50 0/, y la de cuarcita en 40 0/,, quedando el
resto para las otras rocas.
Ar E]
Fig. 16— 3
Alfarería.
Las alfarerías procedentes de Hucal se hallan de tal modo frag-
mentadas que hacen imposible toda reconstrucción completa. Pre-
sentan el mismo carácter que las de la Provincia de Buenos Aires,
en lo que se refiere al sistema de fabricación.
AA
IN
N
Fig. 17
La materia prima que ha servido para la masa, ha sido la arcilla
y en ciertos casos arema mezclada á una pequeña cantidad de la
primera. En muchos ejemplares se ha agregado fragmentos de silex,
OUTES: ARQUEOLOGÍA DE HUCAL. Ll
cuarcita, granito, etc., de diversos tamaños, para dar mayor con-
sistencia á la masa,
Todos los tiestos son de aspecto grosero, modelados á4 mano,
presentando en las su-
perficies externa é in-
terna, estrías causadas
seguramente con el ob-
jeto utilizado en el
modelaje.
La cocción es, lo más
de las veces, imperfec-
ta. En unos ejempla-
res se ha expuesto el
cacharro simplemente
al sol, en otros ha in-
tervenido el fuego, pe-
ro sólo se ha dejado
actuar en una de las
superficies, por lo ge-
neral la interna. En
muy pocos ejemplares
el foco de calor ha ac-
tuado por dentro y
por fuera, De ahí que
las alfarerías ofrezcan
un color bermejo y
UN
también negruzco.
El espesor dado á
las paredes de los va-
sos presenta constan-
tes de 4 y 8 mm. Sin
embargo, he medido
fragmentos de 10 mm,,
manteniéndose igual
tanto en los bordes
como en la parte infe-
Fig. 19—+ rior de las paredes.
Parece que la for-
ma que predomina en los tiestos de barro es la hemisférica,
Los bordes de que dispongo son perpendiculares al plano de la
192 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
boca y cuando van plegados al exterior presentan una curva muy
suave. Generalmente terminan con una superficie plana ó con un
chanfle dirigido al lado interno ó al externo (figura 17).
No me ha sido entregado ejemplar alguno con asas ni agujeros
de suspensión.
Algunos fragmentos me permiten afirmar que los cacharros eran
pintados, ya en la superficie
externa, ya en la interna 0 en
ambas. La pintura, en los ras-
tros que aun se conservan,
ofrece un color rojo sucio ó un
bermejo pálido.
Fuera de las alfarerías lisas,
figuran algunos ejemplares
adornados con dibujos cuya
concepción es bastante perfec-
ta. Los elementos que compo-
nen tales adornos son el pun-
to y la línea, pero en ningún
caso se representa al hombre
ó animal alguno.
La mayoría de los fragmen-
tos de bordes de alfarería gra-
bada, tienen escotaduras trian-
Fig. 20—+ gulares ó simples tajos hechos
con una lámina afilada, Los
otros adornos han sido confeccionados, en primer término, con lá-
minas cortantes ó fragmentos de madera cuya punta fué aguzada,
cuadrada ó redondeada. Describiré algunos ejemplares de los más
caracteristicos.
La figura 18 representa un dibujo sencillo. El borde, con un
chanfle hacia el interior, tiene pequeñas escotaduras triangulares
en la.arista que presenta plegada al exterior. A 5 mm. del borde,
han trazado una guarda formada por pequeñas cavidades rectangu-
lares para lo que han utilizado un fragmento de madera con el que
han ejercido presiones un tanto inclinadas de izquierda á derecha.
El adorno del ejemplar que reproduzco en la figura 19 es más
complicado. Primeramente, en el borde, tajaduras hechas con una
lámina cortante. Después una línea de pequeñas presiones hechas
con un instrumento puntiagudo, probablemente de madera. Luego
una serie de incisiones con la uña del dedo pulgar izquierdo. Se
reproduce dos veces el primer elemento alternado con el segundo.
OUTES: ARQUEOLOGÍA DE HUCAL. 11)
Sobre las incisiones se han trazado tres líneas paralelas que se en-
cuentran semiborradas.
Fi
gs. 21 4 26 —
de
El mismo tipo de dibujo se ofrece en la figura 20, las mismas es-
cotaduras en el borde, luego tres líneas
paralelas de presiones hechas de derecha
á izquierda, alternadas por dos zonas for-
madas cada una por seis pequeñas presio-
nes de izquierda á derecha.
En otros fragmentos muy pequeños,
los adornos son más complejos, líneas
curvas, etc., como puede verse en la fign-
ras 21 ¿a 26.
Pero el ejemplar, á mi enterder más in- Big. 271
teresante, es el representado en la figura
27, ornado en toda su superficie por una sucesión de líneas para-
lelas de profundos puntos de 2 mm. de diámetro. Es de un tipo su-
mamente raro, aunque hace recordar á dos fragmentos que publicó
hace ya tiempo el doctor Ameghino'.
1 AmecHino, 1bid., 1, 279, plancha vi, figuras 240 y 241.
14 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
CONCLUSIONES.
No debo de terminar sin llamar la atención sobre algunos he-
chos importantes.
En el kultur lager de Hucal se presentan bien delimitadas dos
industrias que no pueden haber sido contemporáneas; la una re-
presentada por los primitivos instrumentos tallados groseramente
en una sola cara, y la otra, por el cuchillo y puntas de flecha que
presentan un trabajo cuidado tanto en la cara interna como en la
externa. En la primera predominan los instrumentos genuinamen-
te musterienses, salvo algunas formas que llamaré «locales»; y
en la segunda se trata de objetos, algunos de ellos comparables
á las hermosas puntas feuille de laurier de la industria solu-
trense.
No pretendo establecer—pues fuera atrevido en esta breve no-
ticia, — sincronismo alguno entre las viejas épocas europeas y las
similares, por sus manifestaciones industriales, de esta república;
pero si debo declarar que de las numerosas observaciones que
he realizado, deduzco que en la Argentina, hay un atraso marcadi-
simo en la evolución industrial de las primitivas sociedades que la
habitaron. Creo que en su vasto territorio, salvo raras excepciones,
no existe una época que pueda llamarse paleolítica en el concepto
cientifico que encierra tal denominación. La técnica industrial del
paleolítico europeo recién comienza en la extremidad austral de
América en una época relativamente reciente, de modo, pues, que
los tipos antiguos hallados en el « paradero » de Hucal, no prueban
en manera alguna una alta antigúedad.
Lo que acabo de manifestar no impide que reconozca en el estu-
dio de la arqueología del territorio de la Pampa más de un aliciente,
pues, como lo he dicho, reserva agradables sorpresas.
A pesar de lo poco numeroso del material de que he dispuesto,
observo que presenta formas tan raras—el raspador triangular,
para no citar sino uno solo —que constituye un grupo arqueoló-
gico distinto del patagónico, del que caracteriza el sudeste de la
provincia de Buenos Aires y el del centro de la misma provincia.
OUTES: ARQUEOLOGÍA DE HUCAL. 15
Es de desear se realicen en la Pampa exploraciones sistemáticas,
en las que se observe un severo criterio científico y, de ese modo,
quizá me sea dado afirmar definitivamente estas conclusiones que,
hoy por hoy, no son sino hipotéticas ?.
Buenos Aires, 24, x11, 1903.
1 El material que he utilizado para preparar la presente monografía, se halla
depositado actualmente en el Museo Nacional de Buenos Aires, y ha sido in-
ventariado bajo los números 4097 y 4098.
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HYMENOPTEROS NUEVOS Ó POCO CONOCIDOS
PARÁSITOS DEL BICHO DE CESTO
(OECETICUS PLATENSIS Bera)
POR
J. BRETHES.
Debo á la amabilidad del Sr. D. Carlos Bruch la comunicación
de algunos himenópteros de su colección encontrados como pará-
sitos del Bicho de Cesto con el objeto de ser determinados. Será de
algún interés, me parece, reunir en un trabajo la lista de esos hu-
mildes benefactores de la agricultura á la vez que, desde el punto
de vista científico, agregaré algunas observaciones sobre la Smi-
cra (2) Bergi Kirby y la Pimpla brasiliensis Schrottky que ya
han sido señaladas como parásitos de este Psiquido.
Fam. ICHANEUMONIDATE.
1. Allocota Beruchii ». sp.
Q Ferruginea, abdomine subnigro, femoribus posticis apice
subnigris, tibiis posticis basi albo-flavis, alás anticis hyalinis,
piceo-bifasciatis (fascia postica magis ampla), alis posticis
apicem versus piceo-fasciatis.—Long. corp. 9-10 mm.; alae:
7 *U, mm.; antennae: 7 “Uy mm.; aculeus: vix 4 mm.
Rep. Argentina: Buenos Aires, La Plata; Rep. Or. del Uruguay.
Las antenas de unos 33 artejos son setáceas, los artejos 4-6 los
más largos; tienen un color ferrugíneo que va oscureciéndose hacia
la extremidad. El clipeo es semi-circular anteriormente, liso y
convexo. La frente lleva un pequeño tubérculo entre el clipeo y
las antenas; las mandíbulas bidentadas son negruzcas en el ápice. *
Los ojos son salientes, situados en los ángulos supero-laterales de la
cabeza y contribuyen á dar á ésta, vista de frente, una forma trigo-
na. Las mejillas son lisas, con algunos puntos pilíferos esparcidos,
mientras que en lo demás de la cabeza los puntos son bastante
ANaL. Mus. Nac. Bs. As., Ser. 3*, T. 1v. Mayo 17, 1904, 2
18 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
apretados. El tórax, un tanto más angosto que la cabeza, es dos
veces más largo que ancho. El mesonoto tiene sus tres divisiones li-
sas en el medio, las impresiones parapsidales con estrías perpendi-
culares, pero dichas impresiones no llegan sino hacia la mitad del
mesonoto y, en la mitad posterior, las estrías son longitudinales; el
ápice del mesonoto es liso y muy hundido delante del escudete.
Los bordes del mesonoto tienen una carena aguda que sigue hasta
la extremidad del escudete y que se dobla después por encima de la
escama alar posterior. El escudete es punteado, convexo, y en
el mismo plano que el mesonoto. El metatórax tiene su primera
parte horizontal convexa y la segunda ó la posterior es casi vertical.
En cada ángulo lateral hay una espina aguda. Varias carenas divi-
den el metatórax en: una célula superior mediana y de cada lado de
ésta hay dos células laterales, una anterior y la otra posterior. En la
parte posterior hay una célula postero-mediana, y de cada lado de
ésta una latero-mediana á la que sigue una lateral. En las meta-
pleuras hay una célula superior, donde se encuentra el poro estig-
mático redondo, y otra célula inferior. Las células posteriores y las
supero-laterales anteriores son estriadas. Las demás tienen una
puntuación apretada como las mesopleuras: éstas tienen lisa la re-
gión del poro estigmático. Primer segmento del abdomen espatuli-
forme, con dos carenas laterales y el espacio comprendido entre
ellas un tanto hundido, llevando el poro redondo cerca de la carena
superior poco más atrás del medio del segmento. Los tres primeros
segmentos son finamente «chagrinés », excepto sus extremidades y
la base del primero. Los demás segmentos son lisos con su extremi-
dad finamente orlada de amarillo. Las alas son hialinas; las supe-
riores tienen dos fajas negruzcas, la primera angosta hacia el medio
del ala y la otra, dos veces más ancha que aquélla, abarca desde el
principio del estigma hasta los */, de la radial. Hay algunos puntos
hialinos en medio de esta faja ancha. El primer nérvulo recurrente
es arqueado y converge con el nérvulo cubital debajo de la célula
radial. No hay célula areolar. El segundo recurrente es recto. Frente
ála faja negruzca mayor de las alas anteriores, las alas posteriores
tienen también una faja menos negruzca y que palidece hacia la
extremidad del ala.
El Museo Nacional posee algunos ejemplares Q procedentes de
Buenos Aires y de la R. O, del Uruguay; tengo uno, también Q,
que obtuve del Bicho de Cesto, el 20, vir. de 1902, en Flores.
Me es gustoso dedicar esta linda especie 4 mi amigo Carlos
Bruch, á cuyo celo se deben ya varios nuevos hallazgos de la Re-
pública Argentina,
BRETHES: PARÁSITOS DEL BICHO DE CESTO. 19
2. Pimpla Tomyris ScHroTTkY.
Pimpla tomyris Schrottky, An. Mus. Nac. Buenos Aires, vn
(ser. nx, tom.1) (1902) p. 95, n* 10 Y Q.—Ejusd., An. Soc.
Cient. Arg. Lv (1903) p. 32; sep.: p. 5.
Rep. Arg.: Buenos Aires, La Plata, etc.
La Pimpla Tomyris puede también variar mucho en cuanto al
tamaño: tengo ejemplares que miden sólo 11 mm. de largo, y otros
que llegan á 20 mm.
El Sr. Bruch ha obtenido este Ichneumónido de Bichos de Ca-
nasto; por mi parte, lo he obtenido abundantemente de Amastus fus-
cipennis (Burm.) Kirby.
3. Pimpla oeceticola n. sp.
* Pimpla brasiliensis Schrottky, An. Mus, Nac. Buenos Aires,
vir (ser. 11, 6.1), p. 96, n” 127 Q (nec D, T.).— Ejusd.,
An. Soc. Cient. Arg., Lv (1903), p. 82; sep.: p. 5.
Rep. Argentina: Buenos Aires.
Esta especie que Schrottky identifica con P. brasiliensis D. T.
(P.tricolor Br.) me parece sin embargo bastante distinta para
permitir la confusión: las escamas alares y el borde lateral del me-
sonoto son blanquizcos; el borde posterior de los esendetes es ama-
rillento, dilatándose ese color en el medio de ellos. Esa diferencia
con P. tricolor Br. podría muy bien atribuirse á meras variacio-
nes locales de colores; pero se agregan también diferencias en
la estructura: el mesonoto, en lugar de ser «lisse sur les cótés »
y «finement ponctué sur le dos», como pasa en la especie de
Brullé, es al contrario finamente puntuado en toda su extensión
aunque un poco menos en el medio. Brullé dice de su especie que
«la surface du métathorax et de llabdomen est fortement pone-
tuée », lo que hace pensar que el metatórax y el abdomen tienen
la puntuación igual: en la especie de Buenos Aires, la puntuación
del metatórax es mucho menos fuerte que la del abdomen aunque
más que la del mesotórax. Agregra Brullé que su especie tiene el
«meétathorax marqué au milieu d'un sillon longitudinal complet »,
mientras que en la especie de Buenos Aires, tanto en el f (y no
«das y elue deutliche Vertiefung in der Mitte des Mittelsegmen-
20 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
tes», según Schrottky) como en la Q, el metatórax presenta una
impresión longitudinal en el medio anterior, y en el medio poste-
rior se produce una elevación que hacen más visible dos fuertes
impresiones situadas á su lado. Por fin, el aguijón de P. tricolor
tiene 2 mm, de largo y todo el insecto 10 mm., mientras que en la
especie de Buenos Aires, el aguijón mide 2,5 mm. contra un largo
total de unos S mm, que mide el insecto, y no 10 como lo escribe
Schrottky (tengo ála vista 2 ' y 1 Q clasificados por este autor
y que me han sido proporcionados por los Sres. E. Autran y C.
Bruch). Quizás haya todavía otras diferencias entre P. brasiliensis
y P. oeceticola, pero la corta descripción de Brullé no permite
hacer otras comparaciones !, Sea lo que fuere, lo dicho basta para
diagnosticar la especie bonaerense.
4. Pimpla Holmbergi n. sp.
Q Ferruginea, palpis albidis atque pedibus basi, pedibus testa-
ceis; capite, apice segmentis abdominis, mesonoti disco, scutello
postice, prosterno, mesosterno, femorilus apice, tibiis posticis
basi apiceque, articulis tarsorum posticorum apice quoque ar-
ticulis tarsorum mediorum summo apice nigris, alis infumatis,
iridescentibus, venulis fusco-piceis.
$ A femina differt: clypeo albidulo.
03 Long. corp.: 8 mm.; antennae (S): ¿mm.;Q:6,5mm.;
alae: 7 mm.; aculeus (Q): 3 mm.
Rep. Argentina: La Plata.
gd Q Ojos salientes; las mejillas poco pronunciadas, las ocelas
más altas que los ojos. La frente tiene una fuerte impresión lisa
arriba de las antenas y un tubérculo obsoleto delante de ellas.
Tórax liso, con pelillos fuscos. Las impresiones parapsidales no
1 A las correcciones que ya se tienen hechas á las determinaciones de Schrottky
(ver: An. Mus. Nac. Buenos Aires, t. vin (ser. 11, t. 11), (1902, 1903) pp. 23, 24,
299, 400), siento deber agregar: 1% Alastor chrysocephalus (in: Zeitsch. Hymen. u.
Dipt. (1903) p. 44) ni es un Eumenipar; 2% Brachistes albipes (in: An. Mus. Nac.
Bs. As., vin (ser. 111, t. 1) (1902) p. 108, n. 32 29) no es Brachistes (BrACcoNIDAE),
ni Brachista (CHALCIDIDAE ); los tarsos no son por ejemplo «dreigliederig >», sino
cuadriarticulados en las proporciones siguientes: los anteriores, 3,3, 3, 6 y los
posteriores, 7,8, 5, 6. Ese himenóptero debe llamarse Eulophus albipes (Sehrottky )
Breéthes.
BRETHES: PARÁSITOS DEL BICHO DE CESTO. 21
llegan á la mitad del mesonoto y detrás, éste está separado del es-
cudete por una fuerte impresión transversal. ll escudete es con-
vexo, giboso. El metatórax es globuloso, sus partes superior y pos-
terior poco distintas: ésta bastante oblicua; el poro estigmático es
redondo y está situado lateralmente en una impresión metapléuri-
ca. Las mesopleuras tienen también una fuerte impresión poste-
rior. Abdomen deprimido, como dos veces más largo que el tórax,
uniformemente puntuado y con pelillos no apretados.
El primer segmento es sesil, con una impresión basal longitudi-
nal y dos posteriores apicales; lateralmente hay otra línea impresa
longitudinal. Los segmentos 2-6 tienen una impresión transversal
anterior y otra amteapical, pero ésta se desvanece hacia el mediec
de modo que cada uno de los segmentos parece tener por enci-
ma una cruz en relieve. El segmento séptimo tiene la impresión
anterior más fuerte que la anteapical. Las patas son normales y
las uñas simples. Las alas son ahumadas y con reflejos irisados, los
nérvulos negruzcos; la célula areolar es triangular, apenas pedice-
lada, el primer recurrente forma un arco muy abierto con un prin-
cipio (apenas visible) de nérvulo intersticial. El 2 recurrente sale
del nérvulo cubital en la extremidad de la célula areolar. Las alas
posteriores tienen el nérvulo medio-discoidal anguloso.
Obs. La Q tiene el abdomen con una puntuación bastante es-
parcida, y casi nula en las elevaciones que forman las ramas late-
rales de la cruz en cada segmento, y los espacios entre los puntos
son lisos, mientras que en el f los puntos están más apretados, aun
en las elevaciones medianas de cada segmento.
Me hago un placer de dedicar esta linda especie al Dr. E. L.
Holmberg, quien, más que nadie, ha hecho conocer la fauna hime-
nopterológica de la Rep. Argentina.
5. Phobetes Bruchii n. sp.
G Niger, nitidus; abdominis segmentis 2 primis pedibusque
ferrugineis, tibiis tarsisque posticis obscurioribus, tibiis meta-
tarsisque posticis basi albidis, alis pure hyalimis, nervulo co-
stali tantum supra stigmatem cellulamque radialem obscurio-
re. Long. corp.: 8 mm.; antennae: 5 *, mm; alae: 6 mm,
Rep. Argentina: La Plata.
S' Cabeza transversa, un tanto más ancha que el tórax; éste
más ancho que el abdomen pero dos veces más corto. Antenas ne-
22 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
gruzcas, setáceas, de 30 artejos. La cara es finamente puntuada y
lleva un tuberculillo delante de las antenas y una impresión lisa y
lInstrosa detrás de ellas. Las ocelas son apenas más altas que la línea
superior de los ojos; éstos salientes. La cabeza es lisa por detrás y
lustrosa con pocos puntos hundidos que vienen un poco más apre-
tados en las mejillas donde se notan pelillos blancos así como en la
cara. El tórax es lustroso 6 impuntuado por arriba; las impresio-
nes parapsidales están bien pronunciadas hasta la mitad del mesono-
to habiendo además en la división media otra línea impresa pero
obsoleta. Los bordes del mesonoto tienen una carena levantada que
sigue casi hasta detrás del escudete para volver después por enci-
ma de las alas posteriores. El mesonoto está separado del escudete
por una fuerte impresión transversa. Las escamas alares son peque-
ñas y de color blanco como los nérvulos de las alas en su base. Un
punto blanco en el ángulo del pronoto donde éste toca las escamas
alares. El metatórax es casi tan largo como el mesotórax siguiendo
al postescudete horizontalmente; varias carenas dividen su super-
ficie en algunas aréolas: dos longitudinales, y de cada lado tres
adyacentes á éstas, luego tres otras, y por fin (en las pleuras) una
sola. El poro estigmático es redondo y pequeño. El metatórax
tiene pelillos blanquizcos esparcidos en su superficie. Las pro- y
mesopleuras son lucientes con una muy fina y rara puntuación.
El primer segmento del abdomen es un poco más largo que el me-
tatórax, largamente triangular, con dos carenas longitudinales su-
periores que se desvanecen antes de la extremidad y dos otras
de cada lado con el espacio entre éstas impreso; el poro estigmático
toca la carena supero-lateral y está situado como en el medio del
largo del segmento. La puntuación de los dos primeros segmentos
es muy fina, y nula hacia su extremidad. Hay pelillos blanquizcos
no tan largos como en el metatórax. El segundo segmento es un
poco más largo que ancho, los gastrocelos son pequeños y transver-
sales. Los 4-S segmentos son enteramente lisos y el último sólo
lleva pelillos. Las alas son enteramente hialinas así como los nér-
vulos, excepto el costal que es negruzco desde el principio del es-
tigma hasta un poco después de la radial. No hay célula areolar, El
nérvulo cubital es muy corto pues pasa apenas del 2% recurrente,
señalando su continuación una muy fina opacidad del ala. El 10"
recurrente es arqueado y sale del nérvulo cubital poco después de
la radial; el 2? recurrente sale del nérvulo cubital 4 una poca ma-
yor distancia del primer recurrente que la que hay entre éste y la
radial. El estigma es transparente. Las patas tienen 1, 2 y 2 espo-
lones.
BRETHES: PARÁSITOS DEL BICHO DE CESTO. 23
Fam. CHALCIDIDAE.
6. Spilochalcis Bergi (Kirby) BrerHes,
*Smicra (?) Bergi Kirby, An. € Mag. Nat. History (5) xv (1885),
p. 244, Y Q.—D. T., Cat. Hymen. v (Chale. € Proctotr.)
(1898), p. 373.
*Smicra Bergi Schrottky, An. Mus. Nac. Buenos Aires, vn,
(ser. 1, £, 1) (1902), pp. 45, 46.—Ibid., An. Soc. Cient. Arg.
Lv (1908) p. 84; sep.: p. 7.
Rep. Argentina: Buenos Aires.
Como Kirby clasificó con duda en el género Smicra el insecto
que me ocupa, he revisado las características de todos los géneros
de esta familia de los Chalcididae. Las antenas de 13 artejos en los
dos sexos, la espina en las tibias intermedias, las tibias posteriores
sin espinas pero terminando en forma de púa aguda y las numero-
sas espinitas (al rededor de 20) en los muslos posteriores, hacen
entrar este insecto en el género Spilochalcis, concordando perfec-
tamente con los dibujos característicos del género dados por el
mismo Kirby en The Journ. Linn. Soc., xvir(1884), t. 3, ffs, 44 5.
Kirby compara este insecto con Conuwra, agregando que deberá
quizás entrar en este género, pero las antenas tienen 13 y no 12
artejos.
Q: 9 mm.; d': 6 mm,
7. Tetrastichus platensis n. sp.
Nigro subviridi-nitens, alis hyalinis, trochanteribus, femoribus
apice, tibiis tarsisque (his, ultimo articulo excepto) albido-
testaceis. Long. corp. 1 *3-2 UY, mm.
República Argentina: Buenos Aires, La Plata.
Q Antenas del largo del tórax, el 1er artículo cilíndrico, tan
largo como los 3 y 6 juntos, el 22 obcónico, de la mitad del largo
del primero, los 3 y 4 diminutos, los 5-7 casi del ancho del prime-
ro, sub-iguales entre si, y los 8-10 formando una maza cónica re-
dondeada en la base donde está un tanto más ancha que los ar-
tículos precedentes. Hay un 11* artículo muy fino en forma de es-
24 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
pinita recta que sigue á la maza, Los 1-2 artículos son casi glabros
y los 5-10 muy pubescentes. La cabeza es muy transversa, con una
fuerte impresión que ocupa toda la cara y en cuyo medio se encuen-
tran insertas las antenas. El mesonoto y el escudete tienen una fina
estriación longitudinal, aquél con una línea longitudinal impresa y
éste, que es sub-cuadrado, con las dos ordinarias y el punto lateral
al lado de ellas. El metanoto, de un color negro azulado, tiene una
carena longitudival y una fuerte reticulación igual á la de la parte
anterior de las mesopleuras, mientras que las propleuras tienen la
reticulación más ancha y no tan profunda; la parte mediana de las
mesopleuras tiene la reticulación más fina aunque no tan profunda,
y en la parte posterior de las mesopleuras esa misma reticulación
es casi nula como en el abdomen. El abdomen es deprimido, óvalo-
cónico y agudo hacia la extremidad, con una fuerte impresión ba-
sal triangular y con pelos blanquizcos esparcidos. Alas hialinas, el
ramal humeral no tan largo como el marginal, y con cuatro cerdas
(en otra ala hay cinco) dirigidas hacia afuera y unas 648 dirigi-
das hacia adentro, el ramal post-marginal casi nulo y el estigma-
tical un poco arqueado. Hay dos hileras de cerditas hacia el lugar
que ocuparía el nérvulo anal, la hilera interior mucho más larga
que la exterior. Las patas tienen los tarsos de cuatro artejos sub-
iguales entre sí en la proporción siguiente: las anteriores, 3, 4, 4,
4: las medianas, 5, 5, 5,5, y las posteriores, 7, 5, 4, 5. Las espue-
las son 0?, 1 y 1.
3 Las antenas no forman clava tan fuerte como en la Q aunque
los tres últimos artejos estén juntos: los artejos 4-8 son iguales
entre sí en cuanto al espesor.
ARQUEOLOGÍA ARGENTINA.
INSIGNIA DÍTICA DE MANDO DE TIPO CHILENO
POR
JUAN B. AMBROSETTI.
El objeto que acaba de incorporarse á las colecciones del Museo
Nacional y que hoy me toca describir, me fué enviado por mi ami-
go y hermano político el Sr. Eduardo A. Holmberg (hijo), con los
siguientes datos:
«Este objeto proviene del Sur de Mendoza, sin que puedan pre-
cisar la localidad exacta donde fué hallado; lo poseía un amigo, á
quien se lo pedí para enviártelo, empleándolo como apretador de
papel sobre su escritorio, »
Es de piedra pulida muy pesada, cubierta por una patina, de co-
lor chocolate obscuro, lustrosa, que impide poder darse cuenta de
su calidad sin exponerse 4 destruir este objeto, cuya conservación
es excelente (fig. 1).
Esta insignia puede definirse, como lo dice el profesor Guglioli *,
como un cetro ó una clava ó maza corta; de uso probablemente ce-
remonial, insignia de mando ó de sacerdocio ó ambas cosas á la vez;
lo que no impide que, en caso necesario, pudiera servir de arma
contundente muy eficaz,
Para facilitar su descripción, puede dividirse en dos partes: la
cabeza ovalada, comprimida ó chata, presenta una fuerte escotadu-
ra profunda en su borde anterior; y el mango, casi cilíndrico; con
una estrechez linear antes de su terminación, la que da un aspecto
fálico á esta parte inferior, que es redondeada con una depresión pe-
queña y en parte mutilada, lo que refuerza más aún dicho aspecto,
1 Intorno a due singolari oggetti ceremoniali litici dall'America Australe. Cioé
una grossa accetta votiva (Pillan toki) dalla Patagonia ed uno scettro dallArau-
cania conservati nella mia Collezione.
Arch. per VAntr. e la Etnol. vol. xxx paj. 226, Firenze.
26 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Un agujero perfora transversalmente el mango antes de llegar
al extrechamiento, con el objeto de colocarle una manija de cuero
ó un cordón de lana que debió servir para llevarlo colgado de la
Fig. 1. Museo Nacional de Buenos Fig. 1A. Visto de frente.
Aires. Donación Eduardo A. Holmberg
(hijo).
mano. Objetos parecidos á éste han sido hallados en el Neuquen;
uno de ellos pertenece á la colección del Museo de La Plata y en
breve será descrito y publicado junto con varios otros objetos in-
teresantes por mi amigo y colega el Dr. Roberto Lehmann
Nitsche.
AMBROSETTI: INSIGNIA LÍTICA DE MANDO. 2
“
Los otros son todos de Chile; el Sr. José Toribio Medina figuró
y describió el que reproduzco en la fig. 2 con los siguientes
datos:
«La fig. 103 representada en el tercio del tamaño natural, fué
encontrada en Quintero, y es de la piedra llamada vulgarmente del
Tabon. El mango de que está provista demuestra claramente que
o
Fig. 2. Ys tam. nat.
estaba destinada á llevarse en la mano, y también colgada por el
agujero que en su extremidad posée. La parte superior, que es casi
completamente redonda, tiene en uno de sus lados una entrada
que en su parte exterior figura, al parecer, un pico de loro, y en el
centro una pequeña protuberancia también redonda, destinada, á
nuestro juicio, á representar el ojo del ave.
«De este ojo parten hacia los bordes varias líneas ligeramente
excavadas que sirven de adorno al conjunto. Conocemos también
28 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
otros dos objetos semejantes hallados en la provincia de Colcha-
gua, de piedra porfídica, mucho más dura que la de la figura des-
crita y sumamente bien pulida y alisada, pero en muy mal estado
de conservación. Probablemente ha sido una insignia de mando
destinada á usarse en la guerra?. »
Fig. 3. Colección Giglioli, (Florencia).
El otro ejemplar chileno es el que el profesor Enrico H. Giglioli
acaba de publicar á pedido mío y cuyo dibujo reproduzco en la
fig. 3.
Fué hallado en las faldas del volcán Chillán en la provincia del
mismo nombre y le fué enviado por el Sr. profesor Ernesto Mazzel.
He aqui cómo lo describe:
«1l manico e cilindrico ingrossato e tondo in basso in modo da
formare un pomo irregolare; sopra si allarga repentinamente in
1 José Toribio Medina. Los aborigenes de Chile, pág. 363, Santiago 1882.
La leyenda de la figura dice:
«103 Quintero. Probablemente una insignia de mando que representa una ca-
beza de loro. Tercera parte de su tamaño. Falta en el dibujo una horadación
que tiene el original en el mango. Mármol del Tabon. >
AMBROSETTI: INSIGNIA LÍTICA DE MANDO. 2)
una testa platta, spessa, quasi circolare, a contorno unito dietro,
con una larga intaccatura sul davanti; le due faccie sono alquanto
convesse. Essa rappresenta la testa di un animale mitico con gran-
di occhi circolari alquanto in rilievo, muso acuto, alto e curvo so-
pra, e sotto con dieci grossi denti triangolari. Questa testa, che ri-
tengo essere di un animale immaginario, ha peró qualque rassomi-
elianza con quella di un Delfino.
Esso e di un bel marmo duro, rosso macchiettato di chiaro, e, sul
lato sinistro, di giallo e di bigio; e ben levigato, e, s'intende tutto
di un pezzo. »
Mide 250 mm. de largo, 102 mm. de ancho á través de la cabeza,
tiene un espesor medio de 35 mm. y pesa 910 gramos.
Nuestro ejemplar mide 240 mm. de largo, 110 mm. de ancho á
través de la cabeza, un espesor medio de 21 mm. y pesa 1005 gramos.
Los tres objetos, el de Quintero, el de Chillan y el de Mendoza
tienen de común la forma general, que si bien no es estrictamente
igual, es bastante parecida; la escotadura ha querido representar la
boca abierta de un animal mítico cuya cabeza la forma la parte
superior y ensanchada del objeto.
En el ejemplar de Mendoza falta el ojo de relieve que existe en
los otros dos, pero en cambio están indicados alrededor de la esco-
tadura los dientes triangulares, que se encuentran en el de Chillan.
Estos triángulos se hallan dispuestos como adorno con sus bases
sobre el borde de la escotadura y su interior rellenado por líneas
que se entrecruzan.
El interior de la escotadura presenta también una serie de líneas
grabadas profundamente en todas direcciones, de manera que se-
meja vagamente el interior del pico de un loro con las rugosidades
del paladar,
A ambos lados de la escotadura é inmediatamente después de
los triangulos corren dos lineas paralelas de cada lado del objeto,
circunscribiendo el espacio que queda del perfil anterior el que está
ocupado por una línea en zig-zag; igual cosa pasa con el borde
superior, pero las líneas son allí triples y el zig-zag doble.
Esta línea triple 4ambos costados posteriores de la cabeza se
transforma en una zig-zag triple que baja hasta juntarse con una
línea horizontal también triple que cierra por debajo esta figura á
cada lado.
Sobre esta horizontal se elevan una serie de seis triángulos de
un lado y siete de otro con su interior ocupado por líneas inclina-
das, dos ó tres,
30 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Dentro de toda esta figura y bajando verticalmente otras dos lí-
neas zig-zag con el espacio entre ellas lleno de pequeñas rectas
inclinadas, como si fuera el símbolo de un rayo, ocupa la mitad de
la cabeza á cada lado y parece que hubiera sustituido así la indi-
cación del ojo que se halla en los otros objetos semejantes.
En el cetro del profesor Giglioli se encuentran también grafitos,
pero en vez de hallarse en la cabeza, han sido grabados en el man-
go. La serie de ellos se pueden ver en la fig. 4.
Hago notar que las líneas verticales en zig-zag se hallan, no sólo
OSA NE
t Grs ES 22)
LANAS NS
na
Fig. 4. Grafito del cetro fig. 3.
en el cetro de Chillan y el de Mendoza, sino que también en este
último y en los dos Pillan Tokis de la Pampa Central y Choele-
choel que describí anteriormente*. En ellos se hallan también dis-
puestas verticalmente para encerrar una figura general como puede
verse por la serie adjunta (fig. 5, 6 y 7).
También vemos aquí que el triángulo interviene en dos de es-
tas figuras, aunque no en jgual posición.
En el ejemplar que nos ocupa, debajo de los grabados descritos,
1 Hachas votivas de piedra (Pillan Toki), en Anales del Museo Nacional de
Buenos Aires, tomo vir, pág. 93 á 107. 1901.— Un muevo Pillan Toki, en Revista
del Museo de la Plata, tomo x, pág. 265. y sig. 1902.
AMBROSETTI: INSIGNIA LÍTICA DE MANDO. yl
pero sólo de un lado y en el centro, hallamos otro símbolo com-
puesto por un arco con dos pequeños ángulos en sus extremos (fi-
gura 9).
Este nuevo signo me parece digno de llamar la atención, y qui-
zá pudiera referirse á la representación de una nube buscándole
analogías con los grafitos del Pillan Toki de la Pampa Central,
parte central y superior, la que
aun cuando esté hecha con puras
líneas rectas, también da la idea
de una bóveda ó portada (fig. 8).
Fig. 6. Area circunscrita por los
grafitos en el Pillan Toki de la
Pampa Central. Museo Nacional.
Fig. 5, Area circunscrita por los gra-
fitos en el cetro de Mendoza, fig. 1.
Estas analogías entre los grafi- Fig. 7. Area circunscrita por los
tos de estos objetos, nos podrían grafitos en Pillan Toki de Choe-
hacer suponer una semejanza en lechoel. Museo de la Plata.
su significado.
Si aquéllos eran simples objetos votivos, Pillan Tokis como los
he llamado, nombre que ha sido aceptado por mi distinguido cole-
ga el profesor Giglioli, éstos, de tipo chileno mucho más manuables
y sólidos, debieron ser simplemente Tokis de Jefes, sobre los cuales
erabarían algunos de los atributos de Pillan, como por ejemplo el
rayo; pero como en su forma general representan una cabeza de
pájaro, cuya definitiva clasificación aun es imposible de hacer,
pues si bien parece un loro en el ejemplar de Quintero, en éste y
en el de Chillan al figurárseles dientes la atribución al loro queda
32 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
destruida, resulta que simplemente se trata de un ave mítica, como
lo dice Giglioli, la que debe representar, á mi entender, dados los
atributos, meteorológicos, al pájaro de la tormenta 4 Thunder bird.
Lo que no me decido á resolver es el valor fálico del mango,
NN
Fig. 5. Grafitos del Pillan Toqui Fig. 9. Grafito del mango
de la Pampa Central, fig. 6. de la fig. 1.
á pesar de que mucho hace inclinar mi opinión á favor de esa re-
presentación.
Por otra parte, la idea del falo unido al pájaro de la tormenta
no tendría nada de particular tratándose de dos cosas que se com-
plementan: la lluvia con la fecundidad de la tierra.
De cualquier modo, esta pieza es de mucho valor por su simbo-
lismo, por su convencionalismo y porque es un rastro más de la
antigua presencia de los indios de Chile, ó probablemente arauca-
nos de este lado de los Andes en épocas remotas.
Abril 22/904.
LA ALFARERÍA INDÍGENA DE PATAGONIA *
POR
FÉLIX F. OUTES.
La industria alfarera no alcanzó sino un limitado desarrollo en-
tre las agrupaciones indígenas que habitaron los territorios pata-
gónicos. En el momento histórico de la llegada de los primeros
descubridores (1520), ya los indios fabricaban tiestos de barro. Uno
de los salvajes salidos al encuentro de Magallanes, cuando su es-
cuadrilla fondeó en el puerto de San Julián, llevaba consigo una
pequeña ollita?, Sin embargo, el uso de la alfarería no se había
difundido en todos los clanes. Así por ejemplo, cuando en 1525
llegaba á las costas patagónicas la armada de García Jofre de
Loaysa, uno de los expedicionarios, el clérigo Juan de Areizaga,
tomado prisionero por los Patagones, pudo observar en la rápida
visita que hizo á las tolderias de éstos, que para beber agua se va-
lían de groseros recipientes fabricados con cuero?.
Los navegantes que con posterioridad siguieron las huellas de
Magallanes y tentaron de hacer mayores descubrimientos en las
regiones australes, no mencionan el uso de objetos de barro, y re-
cien en 1670, los concienzudos viajeros Wood y Narborough ha-
blan en sus relaciones de la visita á un lugar donde se había fa-
1 Sólo me ocupo en el presente estudio de los hallazgos verificados en el te-
rritorio que se extiende al sur del paralelo 42%”, y no lo hago para aquellos he-
chos en la región comprendida entre el mencionado paralelo y el Rio Negro,
pues creo es una zona arqueológica dudosa. En una próxima memoria explicaré
con amplitud mis dudas á ese respecto.
Debo de agradecer infinito á mi respetado maestro el doctor Florentino Ame-
ghino, Director del Museo Nacional de Buenos Aires, el decidido concurso que
me ha prestado, al facilitarme, para que pueda utilizarlas en la presente mono-
grafía, las innumerables alfarerías recogidas en Patagonia por su hermano
Carlos Ameghino, el distinguido explorador que todos apreciamos.
2 Awroxto PrcGarErTa, Primo viaggio intorno al globo terracquo (edic. 1800), 27.
3 Goyzato Fervíxbez DE Ovrebo Y VaLoíz, Historia general y natural de las
Indias, TL, 41,
AxyaL. Mus. Nac. Bs. As., SurtE 3*, T. 1v. Junto 14, 1904, 3
34 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
bricado y pintado vasijas, de las que aun hallaron algunos ejem-
plares!?.
Después de la fecha mencionada continúa el silencio en los tex-
tos primitivos, pero creo que en el espacio de tiempo que media
entre 1670 y los comienzos del siglo XVIII, los clanes de Patago-
nes, especialmente los del norte, se perfeccionaron en el arte de
modelar alfarerías, influyendo para ello en primer término el ma-
yor contacto con las agrupaciones de Puelches que vivian en las
márgenes del Rio Negro,
D'Orbigny menciona el uso de cacharros entre los Patagones
que visitó (1829), pero, desgraciadamente, no da en su obra detalle
alguno sobre la técnica de fabricación, adornos, etc.?. Es induda-
ble que fué aquel sabio viajero el último que pudo constatar el uso
de la alfarería entre los Patagones, pues Fitz-Roy que llegó pocos
años después, afirma terminantemente que los indigenas no fabri-
caban objeto alguno de barro 3, Por último, Musters, que hizo vida
“común con los Patagones, indica como utensilios que formaban
parte del primitivo menage del lau, platos de madera, la cáscara del
armadillo (Zaédyus minutus (Desm.) Amgh.), y objetos usuales de
hierro, como ser: ollas, azadores, etc.*, De modo pues, que los Pa-
tagones abandonaron por completo el uso de la alfarería en el es-
pacio de tiempo que media entre los años 1829 y 1831.
He dicho que la fabricación de cacharros no se generalizó en to-
dos los clanes que recorrían los territorios de Patagonia, y mi
afirmación es tan cierta, que actualmente hay lugares en los
que á pesar de haber numerosos « paraderos », talleres y enterrato-
rios, los fragmentos de vasos son raros. La vasta región central
que se extiende al sur desde el Rio Deseado hasta el Santa Cruz,
indudablemente muy habitada en otras épocas, ofrece bien pocas
alfarerías en su riquísima y curiosa arqueología, En cambio, en las
proximidades de los lagos Colhué- Huapi y Musters, cuyas márge-
nes, según parece, fueron frecuentadas por una densa población in-
digena, es donde más abundan.
En la extremidad más austral, en la cuenca del río Gallegos y
en el anfiteatro basáltico de Guer-Haiken, en cuyas paredes hay
1 CHarLeEs DE Brossk, Histoire de navigations aux terres australes, 1, 21.
2 ALcipes D'OrmicnY, Voyage dans U' Amérique Méridionale (edic. 1839-1843),
E
3 Rorerr Frrz-Roy, Proceedings of the second expedition (1851-36), en Narrative
of the surveying voyages of his majesty's ships Adventure and Beagle, 1, 172.
4 GrorcGeE CuawortH MustERs, At home with the Patagonians (edic. 1873), 72.
OUTES: LA ALFARERÍA INDÍGENA DE PATAGONIA. 35
multitud de cavernas que fueron habitadas por el hombre, no se ha
encontrado hasta ahora alfarería de ninguna clase *. Y, por último,
en la península de Valdez, las hay, aunque no en abundancia. En
cuanto á la zona paralela á la precordillera aun no se han hecho en
ella exploraciones arqueológicas sistemáticas.
La forma de yacimiento varía en razón de las condiciones del
terreno. En el litoral atlántico se las encuentra en los « paraderos »
que hay al pie de los médanos, mezclados con el pedregal de can-
tos rodados y asociadas á otros restos arqueológicos y aun antro-
pológicos. Lo mismo sucede en la península de Valdez, Colhué-
Huapi y el curso medio del río Senguerr. En la zona montañosa
que se prolonga al sur del Río Deseado los «paraderos» ya no se
hallan al pie de los médanos, sino en pequeños vallecitos en cuyas
depresiones se han formado lagunas temporarias, las que han sido
aprovechadas por los indígenas. También en algunos ¿chenkes se
1 CarLos M. Moyaxo, Exploración de los ríos (Gallegos, Coile, Santa Uruz y cana-
les del Pacífico, 21, 26 y siguientes.
36 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
suele hallar fragmentos de vasijas, que han formado parte del
ajuar funerario?.
En cuanto al tipo general de la alfarería patagónica presenta
algunos caractéres distintivos que me permiten agruparla.
La procedente de Colhué- Huapi, Musters, Senguerr y Valdez es
indudablemente mucho más perfecta en su técnica de fabricación
y adornos que la recogida hasta ahora en Cabo Blanco, Mazaredo
y región al sur del Río Deseado.
Los « paraderos» de Cabo Blanco y Mazaredo ofrecen los tipos
más primitivos de la alfarería patagónica. Los ejemplares han
sido formados con una pasta arcillo-arenosa cargada de fragmen-
tos de silex, cuarzo, etc., de todos tamaños. Los muchos años que
ha estado á la intemperie han sido causa de que se hallen cubier-
tos de pequeños líquenes. La superficie interna está surcada por
profundas estrias hechas al modelar el vaso.
La cocción es deficiente, á veces casi nula, si bien los fragmen-
tos presentan un color rosa 6 bermejo pálido debido al material”
terroso que forma la masa. En cuanto á los adornos son sumamen-
te simples, y advertiré que se hallan semi-borrados.
Inoficioso me parece decir que la alfarería de todos los « para-
deros» de Patagonia se encuentra fragmentada, como sucede tam-
bién con la procedente de la provincia de Buenos Aires, Pampa
Central, etc. Los mismos indígenas seguramente las destrozaban
antes de cambiar de «paradero », como actualmente lo hacen otros
pueblos cazadores; los Matacos del Chaco argentino, por ejemplo.
En el grupo más adelantado, la pasta es mucho más homogé-
nea, aunque con la mezcla infaltable de fragmentos líticos, aun en
los tiestos adornados, lo que no deja de ser una excepción, pues
en la provincia de Buenos Aires aquella clase de alfarería es de
masa perfectamente homogénea?. La cocción es mucho más
cuidada y por lo general, los fragmentos muestran en la rotura
dos zonas exteriores bien quemadas.
El espesor de las paredes de los vasos en ambos grupos oscila
desde 4 mm. á 11 mm., aunque en la alfarería del norte predomi-
nan las paredes delgadas.
1 Penro Lozano, Diario de un viaje á la costa de la mar magallánica, etc., for-
mado sobre las observaciones de los P. P. Cardiel y Quiroga, 5 y siguiente, en
Prboro be AnGeELis, Colección de obras y documentos relativos á la historia antigua y
moderna de las provincias del Río de la Plata, 1.
2 FLoreNTINO AmeGuixo, La antiguedad del hombre en el Plata, 1, 283.
OUTES: LA ALFARERÍA INDÍGENA DE PATAGONIA. 3
Las formas que han afectado los vasos son varias y algunos
fragmentos suficientemente grandes me permiten señalar tipos he-
misféricos, ventricosos y de paredes un tanto verticales (figuras 1,
2)
Los cálculos del diámetro de la boca de los vasos me han dado,
225 mm. de máximo y 170 mm. de minimo para la procedente de
Colhué- Huapi, etc., y 155 mm. y 145 mm, para la del sur del De-
seado,
Es común hallar ejemplares con agujeros de suspensión, los que
se hallan á 20 y 30 mm. del borde, á veces uno solo y otras dos
juntos. El diámetro exterior de tales agujeros es, término medio,
de 5 mm, siendo su sección cónica.
Los bordes, cuando no son verticales al plano de la boca, están
plegados hacia el exterior, terminando, ya en una superficie curva
ó ya plana ó también en una arista hecha por un chanfle más ó
menos suave hacia el lado interno ú externo (figura 4).
No he visto ejemplar alguno pintado, pero se me ocurre que los
debe de haber dada la referencia de Wood y Narborough citada
más arriba, y el uso entre los Patagones antiguos y modernos de
pintura roja, blanca y negra.
Los ejemplares adornados con dibujos son numerosos. En la
composición de aquéllos entra la línea recta, la quebrada y curva
en mil combinaciones. Pero lo curioso en el adorno de los vasos
patagónicos es el elemento circular perfecto, detalle hasta ahora
no conocido en la alfarería de la provincia de Buenos Aires”, Río
1 AmeGuixo, [bid, 1, 274.
Fénix F. Outes, Los Querandies, fig. 23 á 33.
38 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
10 HSÍSI>IÍNRNS 15 > y
$5 del tamaño natural.
OUTES: LA ALFARERÍA INDÍGENA DE PATAGONIA. 39
Negro! gobernación de la Pampa? y que el mismo D'Orbigny
afirma no conocían los Patagones?.
Los dibujos han sido hechos lo más de las veces con un pedazo
de madera puntiagudo, aunque en otros casos es evidente la inter-
vención de un instrumento de piedra sumamente aguzado.
En ningún ejemplar los bordes presentan escotaduras, adorno
tan común en la alfarería bonaerense.
De los muchos ejemplares con adornos he entresacado algunos
con los que he formado la serie que describiré brevemente y que
he dispuesto de modo de restaurar en lo posible la evolución que,
á mi entender, ha seguido el dibujo.
Las figuras 5 y 6 muestran el elemento más simple, la línea recta;
en la primera hecha ejerciendo una igual presión en todo su recorri-
do, y en la segunda en quese ha apoyado más fuerte el instrumento
cada 5 ó 6 mm., de modo que está formada por una serie de depre-
siones cuadrangulares. Ambos ejemplares proceden de Mazaredo 1.
En la figura 7 el ejemplar ya muestra combinados ambos ele-
mentos. Proviene de un «paradero » próximo 4 Kaprik-Haiken (río
Senguerr)?. Luego viene un avance más, la línea quebrada combi-
nada con la recta (figuras 8, 9 y 10), ejemplares que han sido reco-
gidos en Colhué-Huapi, Mazaredo y sur del Deseado, lo mismo que
el de la figura 11, enel que se ve además el punto alargado *.
Las figuras 12, 13 y 14 muestran diversas combinaciones de la
línea curva en ejemplares de Mazaredo, región al sur del Deseado
y Colhué-Huapi”. Como los primitivos Patagones también usaron
en su instrumental para hacer los adornos de vasos, pequeños
fragmentos de caña, éstos han impreso en el barro su contorno cir-
cular con una parte libre en el centro (figura 15, sur del Deseado),
y fué quizá por esta razón que se atrevieron á estampar en las pa-
redes de los cacharros círculos perfectos, á que me he referido an-
teriormente.
1 Fraxcisco P. Morkxo, Cementerios y paraderos prehistóricos de la Patagonia,
en Anales Científicos Argentinos, 1, 8.
PeLecriNO StroBkEL, Materiali di paletnoloyia comparatta raccolti in Sudamerica,
plancha vir, figuras 61 á 67.
AMEGHINO, Lbid, 1, 495.
2 Finix E. Oures, Arqueología de Hucal, en Anales del Museo Nacional de Bue-
nos Aires, XI, 10 y siguientes, figuras 18 á 27.
3 D'OrnrcnY, Zbid, 1, 102.
4 Números 4058 y 4059 del inventario del Museo Nacional de Buenos Aires.
5 Número 22.362 del inventario de la colección particular del doctor Florentino
Ameghino.
6 Número 4058, inv. M. N., y 1006 y 1007, colec. Ameghino.
7 Número 4056, inv. M. N. y 22.339 y 1007 colec. Ameghino.
40 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
ÉANAANN
pe
<- AAKá> >) € eg —A_—A e aa
¡> del tamaño natural.
OUTES: LA ALFARERÍA INDÍGENA DE PATAGONIA. 4l
Dos son los ejemplares de esa clase, el uno (fig. 16) ofrece una
faja paralela al borde formada, primero, por una línea quebrada,
y á continuación de ésta otra faja de círculos que tienen 30 mm.
de diámetro y un punto en el centro; el otro ejemplar (Big. 17),
se halla adornado por líneas quebradas y rectas, y además, por una
zona de círculos concéntricos, no tan perfectos como los anteriores
y que tienen sólo 15 mm. de diámetro los mayores y 5 mm. los
menores. Estas curiosas piezas proceden, la primera de los bajos
que existen al norte de Cerro Colorado, región situada al sur del
Río Deseado, y el segundo de Colhué- Huapi !.
Tan solo como una referencia ilustrativa haré notar la similitud
de estos adornos con las pictografías indígenas de la quebrada de
Yaten-huajen (Gobernación de Santa Cruz), en las que figuran tam-
bién círculos con un punto central y círculos concéntricos ?,
Continuando con la descripción de los adornos, las figuras 18 y
19 muestran ya combinaciones mucho más complicadas, pues son
de Colhué-Huapi 3. Pero la evolución del dibujo no se detiene allí
sino que llega á alcanzar un grado de verdadero adelanto con la
representación de la guarda griega, aunque seguramente esto suce-
dió en una época muy moderna, dado el carácter general de las al-
farerías (figuras 20, 21 y 22, Colhué- Huapi).
Como se habrá notado, la alfarería en Patagonia ha evoluciona-
do de una manera rápida, pues es indudable que cuando comenzó
la conquista española, no hacía mucho tiempo que los indígenas
habían debutado en la fabricación de aquélla.
No puede ocultar tampoco un marcado air de famille con la que
hacían los Puelches, por los que han de haber sido influenciados
los alfareros Patagones, dado los contínuos intercambios y activo
comercio que en todas las épocas han mantenido los indígenas bo-
naerenses con sus vecinos.
Buenos Aires, 17, 11. 1904.
1 Números 22.346 y 1007 colec. Ameghino.
2 CarLos V. Burmerster, Nuevos datos sobre el territorio patagónico de Santa Cruz,
en Revista del Museo de La Plata, IV, 238, figura 1.
3 Número 1007, colec. Ameghino.
Y
'
e
ri
CONTRIBUCIÓN AL CONOCIMIENTO
DE LAS
GRANINACEAS ARGENTINAS
POR
TEODORO STUCKERT.
Como dije en una de mis publicaciones anteriores, para un hom-
bre aislado y con escasos recursos literarios y financieros es muy
difícil, por más preparación que tenga, por más viajes que haga y
más relaciones que frecuente, procurarse el material ámplio de es-
tudio de una sola familia de plantas siquiera, y de conocer los nom-
bres científicos de sus miembros ó sea la determinación exacta de
sus diferentes especies. Recién una vez esclarecido este punto, está
ó puede estar, en posición de hacer comparaciones y de deducir
consecuencias, valiéndose de lo encontrado anteriormente por
otros, no sólo limitándose al pais mismo, sino pasando á los veci-
nos y aun á los del orbe entero buscando así de obtener conclusio-
nes más ó menos válidas ó exactas tocante á la coexistencia y gra-
do de afinidad de las especies encontradas en la Argentina en
comparación con las enumeradas de otros países.
Los componentes de la familia de las gramináceas ocupan in-
dudablemente la mayor extensión de la superficie del territorio
argentino y se encuentran en una inmensa cantidad de individuos
ignales, es decir, son plantas eminentemente sociales.
Bien que á ningún botánico haya llamado preferentemente la
atención la familia de las gramináceas, pero desde 30 años atrás
casi no ha habido ninguno en el país que no haya coleccionado
pastos, sea en viaje de exploración temporaria, sea estacionado en
el territorio, y cada cual ha contribuido con sn grano de arena al
conocimiento de esta familia.
Pero el caso es, que por la enorme extensión de la superficie de
la República Argentina, la dificultad de locomoción de un punto á
otro, etc., la compilación medianamente completa de los miembros
44 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
argentinos de esta familia tropieza con muchas dificultades. Ella
exige una atención permanente, necesita la tarea personal de ir á
visitar cuanto punto sea posible en todas las alturas y temperatu-
ras, en toda clase de suelos, llevando las observaciones aún á las
capas geológicas y extrayendo ejemplares hasta de dentro el barro
y el agua. Su estudio requiere una paciencia incalculable sobre
todo cuando se trata de cotejos y apreciaciones,
El botánico que se dedica exclusivamente ú esta familia (tarea
que no es en sentido extricto la mia), es menester abra el ojo en
todas partes para encontrar, no sólo lo más resaltante, ejemplares
de metros de altura, sino también ejemplares minúsculos apenas
perceptibles, eligiendo también el tiempo más apropiado de flo-
rescencia ó fructificación de esta categoría de vegetales.
Ya años atrás hice una voluminosa colección de individuos de
esta familia, la mandé para su clasificación á mi amigo el Dr. Car-
los Spegazzini, á La Plata, pero por falta de tiempo aquélla quedó
indeterminada, salvo las estipéas, que fueron publicadas en los
anales del Museo Nacional de Montevideo. Es de mis hallazgos
posteriores que resultan las determinaciones que voy á publicar en
las siguientes líneas; su recolección data recién de tres á cuatro
años á esta parte; en su mayoría todos los ejemplares han sido
_ recogidos por mi mismo en las numerosas excursiones que he efec-
tuado en la Provincia de Córdoba.
Los representantes de las gramináceas argentinas, en su casi
totalidad de modesta apariencia y sin ningún atractivo particular,
aun cuando sin fácil distintivo de color ú forma, son, sin embargo,
las plantas que prestan al país mayor utilidad por el beneficio que
ofrecen al hombre en calidad de alimentos directos para su consu-
mo propio, como ser: el trigo, arroz, maíz, cebada, etc. (bien que
estos sean introducidos, pero cultivados aquí en gran escala y acli-
matados en el país), y por el beneficio indirecto que brindan, pro-
duciendo forrajes alimenticios para el sostén de millones de ani-
males vacunos, caballares y lanares. Por esta razón es de suma
importancia é interés conocer en primera línea las denominaciones
cientificas y populares de los pastos que se desarrollan espontá-
neamente en la República Argentina; para luego proceder, por
medio de ensayos prácticos ó análisis químicos, á la averiguación y
constatación del valor alimenticio ú otra aplicación que cada es-
pecie puede presentar.
No es mi mente exponer aquí una detallada enumeración, ni
menos descripción, de las gramináceas argentinas, sino sólo agregar
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. AS
á la lista de las ya publicadas algunas nuevas, y otras, para las que
pude indicar un área geográfica más ensanchada. Entre las citadas
hay que son de nuevas ó de mejor precisadas localidades; otras que
son nuevas para la Provincia de Córdoba; otras que son nuevas para
la Argentina; otras más, nuevas para la ciencia; y en fin, para otro
grupo tuve que anotar cierto cambio en su nomenclatura cientíifi-
ca, debido á veces á errores anteriores. Ya que mi propósito no ha
sido entrar en pormenores detallados, á lo menos me ha parecido
útil agregar, además de algunos nombres vulgares, indicaciones ge-
nerales respecto á la altura y aspecto de cada especie, lo mismo
que algo sobre la utilidad que aquélla es susceptible de prestar.
Echando una mirada retrospectiva relativa al conjunto numéri-
co de las gramináceas argentinas, incluyendo en ellas las más co-
munmente cultivadas, he podido calcular que el número de sus es-
pecies y variedades, sin contar las diferentes formas que algunas
de ellas ostentan, alcanza hoy, según mi cómputo, á 660 especies
con 160 variedades, repartidas en 110 géneros y la indicación de
muchas indeterminadas.
Resultado sorprendente, si se tiene en cuenta que en 1875 el Dr.
P. G. Lorentz, después de sus viajes de años pudo reunir entre es-
pecies y variedades sólo la cantidad de 63.
Reitero lo que dije, que mi colección mayor de esta familia aun
queda sin haber podido aprovechar su contenido para la anotación
antecedente y de mis últimos hallazgos conservo en mi herbario
cierta cantidad de ejemplares que, siendo únicos, no juzgué pru-
dente remitirlos 4 Europa.
Para indicar el área geográfica me he permitido á veces las mis-
mas abreviaciones para las provincias y países vecinos que otros
autores. Cada especie, variedad ó forma, lleva un número, bajo el
cual anoté primero la denominación científica válida á la fecha,
luego algunos sinónimos, en seguida la cita del número de mi her-
bario, continuando por las citas de otros autores que enumeraron
la misma planta como existente en el país. No menciono estas citas
antes del número de mi herbario, porque las determinaciones ex-
puestas, se fundan sobre las muestras de mi herbario y (en muchos
casos), ni el Dr. Hackel, ni menos yo, hemos visto las muestras de-
terminadas en otras obras botánicas.
En el agrupamiento de las tribus y géneros he seguido el orden
de Bentham y Hooker en su «Genera Plantarum», mientras que
las especies entre si fueron arregladas por orden alfabético.
En vista de la importancia que ha tomado la «Revisión de Géne-
A6 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
ros de plantas» del Dr, Otto Kuntze, 1891-98, proseguido, ampliado
y superado por la nueva obra del «Lexicon Generum Phanero-
gamarum » de Tom von Post y O. Kuntze (1903), libro que formará
sin duda, en el próximo Congreso Internacional botánico de Viena,
el fundamento para el arreglo más apropiado de la cuestión de
la nomenclatura botánica; he juzgado á propósito agregar en nota
separada los nombres que, según este sistema, debieran ser en ade-
lante los válidos.
Las determinaciones que en seguida menciono y las diagnosis
de las especies y variedades nuevas son concebidas por el eminente
agrostólogo austriaco Prof. Dr. D. Eduardo Hackel, quien me las
ha facilitado galantemente para su publicación.
Exprésole aquí mi agradecimiento por su benevolencia y nueva
muestra de sabiduría, en beneficio de la ciencia y de la República
Argentina.
Córdoba, Suburbios General Paz, Calle 6 N* 96, Mayo 31 de 1904.
Tribus ANDROPOGONEAE
1, Rottboellia * compressa Lin. fil.
Lin. fil. Sappl. p. 114.
Var. fasciculata (Lam.) Hack.
Hackel Monogr. Phan. vi (1889). p. 286.
Syn: KR, fasciculata Lam. 1. gen. 1 p. 204.
Syn: Hemarthria fasciculata Kth. Rev, Gram. 1, p. 453.
Hackel in Mart. Fl. bras. 2 pars. 3 p. 314 tab. 72 f. 2,
Syn: Stenotaphrum americanum Gris. (non Schrank) in Gris.
Symb. n 1981 et Hieron. Plant. diaph. p. 291.
Syn: Manisuris compressa (L, f.) OK. var. fasciculata Hack. in
OK. Rev. 11. ? 356.
N. v. Busca (Córdoba).
1 OK, Rev. 1. y T. v. Post. G OK. Lex. p. 616 n. 18. afirman corresponder por
prioridad al género Rottboellia el nombre de Manisuris L. (1771).
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. —' AY
Stuckert: Herb. arg. n* 12.561 (8. 1. 1903) y n* 12,681 (27. 1. 1903)
de los alrededores de Córdoba. Arech. Gram. urug. p. 205.
Plantita acuática estolonifera muy abundante en las orillas de
ríos y lagunas. El cocimiento de sus rizomas es considerado como
refrigerante, disolvente, diurético y antisifilítico.
Forraje blando y alimenticio para las haciendas.
Creo ser el primero que la cita para la Provincia de Córdoba,
habiendo sido indicado por Gris. y Hieron. para E, y Tuc. y de
otros autores para Uruguay, Brasil, etc.
2, Elionorus? candidus (Trrx.) HackeL.
Hackel, Flor. bras, 11. pars 3 p. 306; et in D. C. Monogr.
Phan. vr. p. 338.
Syn: Andropogon candidus Trin. in Mem. Act. Petrop. sér. 6.
Syn: Elionurns ciliaris Nees. Agrost. bras. p. 356 (non HBK.).
Syn: Lycurus muticos Spreng. Cur. post. p. 32 ex Trin.
Syn: Elyonurus muticus (Spreng.) OK, Rev. 11 p. 358.
N. y. Colita peluda (Córdoba).
Stuckert: Herb. arg. n” 12,028 € n” 12,036. Campos abiertos de
la Colonia Ruíz Videla, por Villa del Rosario, Dep. Rio IL, Prov.
de Córdoba.
Spegazzini, Nov. add. El. pat. in An. Mus. Nac. B, A. vir, p. 184,
n” 644. —Arech. Gram, urug. p. 212.
Peckolt. Plant. med. bras. (1891) p. 632.
Graminácea de tallo recto, cuya altura alcanza de 50-70 em.,
inflorescencia en espigas solitarias cubiertas de una peluza blanca.
Estas espiguillas son aromáticas y dicese que poniéndolas den-
tro de la ropa plegada, la perfuma y la preserva de la polilla.
Su infusión (6: 100) en agua hirviendo, tomándola por copas,
varias veces al día es preconizada contra la gonorrea y catarro de
vejiga.
El jarabe hecho con las espiguillas de esta planta, suministrán-
dolo 4 los niños por cucharaditas en intervalos cortos; se emplea
cortra la bronquitis crónica.
2 OK. Rev. y T. v. Post. € OK. Lex 616 n* 31 afirman que el nombre genérico
debe escribirse Elyonurus y la especie como indicado.
AS MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Es pasto blando, pero poco buscado por la hacienda vacuna, la
que generalmente se contenta con cortar las inflorescencias, las
que á su vez hacen comunicar á la leche un olor y gusto desagra-
dable. La planta prefiere terrenos algo secos y arenosos, forman-
do 4 veces densas matas.
En la R. A. fué “observada en R-N., B-A., C. (por 1* vez en el
Dep. Rio 11) Sf., T., O., y fuera del país en el Urug. Bras. mer. hasta
México,
3. Andropogon* condensatus KuxrnH.
Kunth in Humb. et Bonpl. Nov. Gen. 1, p. 188 ampl. Hackel
in D.C. Monogr. Phan. vi, p. 387.
var. genuinus Hacker.
Mart. Fl, bras. 1 ps. 3, p. 297, subear. typicus Hackel ibidem.
Syn: A. condensatus Kunth. s. str.
Syn: A. benthamianus Steud. Syn. 1, p. 382.
Syn: Cymbopogon coudensatus Spreng. Syst. 1.
Syn: Sorgum condensatum (Kth.) OK. Rev. 11 368,
N. v. Pasto colorado,
3 Mientras que OK. Rev. 11. € 1112 aplica por prioridad al género Andropogon
Royen el nombre de Sorgum Kram. (= Sorghum Moench.) en la nueva obra
T. v. Post € OK. Lex. p. 616 n* 33, se reduce de nuevo por prioridad el y.
Sorgum al de Holcus L., de modo que para estos autores los nombres válidos de
las especies que cito serían:
Holcus condensatus (HBK.) OK. (incluyendo en la especie var. genuinus
Hack. las especies A. consanguineus Kth. y A. paniculatus Kth.).
> contortus (L.) OK.
var. secundus Hack.
> macrothrix (Trin.) OK.
> nutans (L.) OK.
var. avenaceus Hack.
var. pellitus Hack,
var. stipodes Hack.
> sacecharodes (Sw.) OK.
var. barbinodis (Lag.) Hack.
var. imperatodes Hack.
var. lagurodes (D.C.) Hack.
var. perforatus (Trin.) Hack.
> Salzmannii (Steud.) OK.
> selloanus (Hack.) OK.
> Sorgum (Brot.) OK.
> zizaniodes (L.) OK.
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 49
Stuckert: Herb, arg. n” 10,280. (26. x1, 1901). Municipio de Coór-
doba, Altos Norte en los alrededores de la ciudad y de varios otros
números, fechas y procedencias de la provincia.
Gris. Pl, Lor. n* 818; Symb. n%. 1,991; Hieron. Plant. diaph,
p. 316; Morong. En Pl. Parag., p. 269; Niederlein y otros.
Arech. Gram. urug. 220.
Pasto de 30-40 cm. de alto, cañas con pocas hojas de color roji-
zo, bastante duro, muy divulgado y social. Crece en cualquier te-
rreno, es de calidad secundaria y algo amargo; citado para E. y C.
(Urug. Bras. Ecuador).
4. Anéropogon consanguineus KuntH.
Kunth, En. 1, p. 494.; Hack, in D. C, Monogr. Phan. vi p. 386.
var. genuinus Hack. Hackel in Mart. Flor. bras. 1, ps. 2, p. 298,
Syn: A, condensatus cordobensis Gris. Pl. Lor. n* 818,
Syn: Schizachyrium intermedium Nees Agrost, bras. p. 334.
Syn: Sorgum condensatum (Kth.) OK. Rev. 111? 368,
N. v. Té pampa.— Pasto colorado.
Stuckert: Herb, arg. n” 12,416 (31. x1r. 1902). Calera, Dep.
Colón, Provincia de Córdoba y de varias otras procedencias y fe-
chas, principalmente de las Sierras de Córdoba,
Gris. Symb, n” 1,992; Hieron. Plant. diaph. p. 316.
Speg. Flor. Vent. p. 61, n” 300; Nov. add. Flor. Pat. in An. Mus,
Nac. B-A. vir, 184, n* 645,
Grama dura y amarga, de escaso valor alimenticio, parecida á la
especie anterior, crece en R-N,, B-A., E., S-L., C., R., (Urug., Bras.
austral etc.).
5. Andropogon contortus Lay.
Lin, Spec. pl. Ed. 1, 1,045. (1753).
Syn: Heteropogon contortus Roem. € Schult. Syst. 11. 836,
Syn: Sorgum contortum (L.) OK. Rev. 11* 368,
Stuckert: Herb. arg. n* 12,827 (25. 11. 1902) Quebrada de Ochoa,
Dep. Punilla, Prov. de Córdoba,
Pasto de aspecto de trigo, de 30-50 cm. de alto, espigas enro-
lladas y aristas largas rojizo- obscuras.
AxnaL. Mus. Nac. Bs. As., SERIE 3%, T. 1vV. Junio 22, 1904, 4
DO MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Fué citado por OK. dela sierra de Córdoba, pero conocido antes
de varios paises sudamericanos hasta del México. La Provincia de
Córdoba es la única en la R, A. en donde fué observado hasta
ahora.
6. Andropogon contortus Lin.
var. secundus Hacker.
Hackel in D.C. Monogr. Phan. vi. p. 587.
Syn: Andropogon secundus Willd. (non Kth.) ap. Nees. Agrost.
bras. p. 364,
Stuckert: Herb. arg. n* 12,413 (31, x11. 1902). Sierra alta al Po-
niente de la Calera, Dep. Punilla, Prov. de Córdoba á 1,200 m. de
elevación y de otros puntos de la Sierra chica de Córdoba.
Graminácea semejante ú la especie madre, algo dura para forra-
je, es indicada por primera vez de la R.A., pero conocida de otros
países de la América meridional.
7. Andropogon imberbis Hackegz,
Hackel Flora 1x, v, 11, 1885, 119, et in D.C. Monogr. Phan. vr. 375.
Syn: Sorgum Salzmannii (Steud. «Trin.») OK. Rev. 11. 790.
Syn: Rottboellia Salzmannii Steud. «Trin.», Steud. Synops. 1,
p. 361.
Syn: Apogonia glabrata Fourn. Pl. Mex. 2, p. 63.
Stuckert: Herb. arg. n* 10,618 (16. x11. 1901). Mina Clavero,
Dep. San Alberto, n* 12,417-(31. x1r. 1902), Calera, Dep. Punilla
y de otros varios números y fechas procedentes de ambas Sierras
de Córdoba.
Arech. Gram. urug. p. 216.
Paja rala de unos 30 á 60 cm. de alto, de parajes áridos y pedre-
gosos, citado según supongo por vez primera como habitante de
la R. A.; habiendo sido descrita como del Paraguay y hallada tam-
bién en el Uruguay y Brasil.
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. bl
S. Andropogon macrothrix Tray.
Trin. in Mém. Acad. Petersb. ser. vi, 111. (1833) 275,
Syn: A. ternatus Nees, subspecies macrothrix (Trin.) Hackel.
Hackel in D.C. Monogr. Phan. vi. p. 979.
Stuckert: Herb. arg. n” 11,204 (11, 1902) Municipio de Córdoba,
abundante en los Altos Norte de las cercanías de la ciudad.
La especie A. ternatus Nees, indicada por Gris. Symb. n” 1,988
es de un parentesco cercano.
Grama parecida al A. laguroides D.C., descrita originariamente
como del Brasil y por primera vez referida como habitante de la
República Argentina.
9. Andropogon nutans Lin.
Lin. Spec. Ed. 1, p. 1045 (1753), (non Mart.)
var. avenaceus Hack.
Hackel in D.C. Monogr. Phan. vi, p.530. (1889).
Syn: Andropogon avenaceus Michx, Fl. bor. am. 1. p. 68 (1803).
Syn: A, ciliatus Elliot, Sketch. 1. p. 144 (1821).
Syn: Sorghum nutans As. Gray. Man. p. 617 (1848).
Syn: S, avenaceum Chapm. Fl, U. $5. p. 583 (1865).
Syn: Chrysopopogon avenaceus Benth. Journ. Linn. Soc. 19.
p. 13 (1882).
Stuckert: Herb. arg. n* 12,412 (31. x1r. 1902) en las lomas al
Poniente de Calera, Dep. Punilla, Prov. de Córdoba.
Speg. El. Vent. p. 61, n* 301.
Graminácea de una altura de 40 cm., forraje regular, observada
por primera vez en la Provincia de Córdoba, existiendo también en
la Sierra de la Ventana, Provincia Buenos Aires y divulgada por
casi toda la América meridional hasta la América septentrional.
10. Andropogon nutans Lux,
var. pellitus Hack. Hackel in D.C, Monogr. Phan. vi, p. 532 (1889),
Syn: A. saccharoides Sw. var. polytrichus Gris. Symb. n* 1987,
Stuckert: Herk. arg. n* 10,626 (16. xn. 1901). Mina Clavero,
Dep. 5. Alberto, Prov. de Córdoba.
22 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
F. Kurtz, Sert. Córd. (1893) p. 19. no 40.
Arech. Gram, urug. p. 232.
Esta variedad fué indicada de Mendoza como también de la
Provincia de Córdoba, pero no mencionada para el departamento
que indico.
11. Andropogon nutans Laix.
var. stipoides (H. B. K.) Hacker. Hackel in D.C. Monogr.
Phan. vi. p. 530.
Syn: Andropogon stipoides H.B. K. Nov. Gen, et Spec. 189
(non Trin.)
Stuckert: Herb. arg. n” 12,034 (10, xr. 1902) Colonia Ruiz Videla,
Dep. Rio 11, Prov. de Córdoba.
Esta variedad del A. nutans es paja de 30-40 cm. de altura, de
consistencia algo dura, en el porte más bien parecida á una estipa.
La provincia de Córdoba es el único punto en la república de
donde fué citada; su lugar originario es la Colombia; crece aun en
el Brasil, Cuba, las Antillas y en México.
12. Andropogon paniculatus |Kunru.
Kunth, En. 1. p. 494.
Syn: A. scoparius Presl. Reliq. Haenk, 1. p. 338 (non Mich.).
Syn: A. densus Desv. in Hamilt. Prodr. p. S ex Journ. Plant.
mex. 2, 61.
Syn: A, Lechleri Steud. in Lechl. Pl. peruv. n” 1860.
Syn: A. bicornis Benth. Pl. Hartw. p. 263 (non Lin.).
Syn: Sorgum condensatum (H. B, K.) OK. Rev. 11m? 368,
Syn: A, condensatus H. B. K. var. paniculatus Hack. subvar.
typicus Hackel in Mart. Flor. bras. 11. pars. 3, p. 297. etin D. C.
Monogr. Phan. vi. p. 388,
N. v. Cola de zorro, Barba de bode (Bras. ), Pasto Colorado, Té
pampa.
Stuckert: Herb. arg. n* 7,353 (5. x. 1899) Municipio de Córdoba,
inmediaciones de la ciudad, y n” 11,728 (30. v. 1902) Dique de San
Roque, Dep. Punilla, Prov. de Córdoba, etc.
Arech. Gram. urug. p. 221 (1896), Kneucker, Allg. bot. Zeitsch.
Gram. exsicc. (1902) n* 362.
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 53
Planta muy divulgada, crece aun en terrenos pobres y salitro-
sos; la altura de sus cañas alcanza de 50-80 cm.; tiene un aspecto
rojizo y es muy social.
La raíz es considerada como excelente diurético, empleando un
cocimiento de 30,0 por 500,0 de agua, hasta reducirlo á la mitad,
para ser tomado varias copas diariamente.
Su valor alimenticio como forraje es secundario por ser bastante
duro y poco apetecido por la hacienda; en cambio se conserva
hasta la primavera. La paja seca se usa para techar ranchos y las
hojas para llenar almohadones y colchones.
Su distribución geográfica es muy vasta en la R. A. y abarca
E. C. Ct, T. S. Corr; en el exterior se produce en Urug., Parag.,
Bras., Colombia hasta México.
13. Andropogon saccharoides SwarTZ.
Swartz Prodr. Flor. Ind. occ. p. 26 (1788).
var. barbinodis (Lac.) HackrEL.
Hackel in D.C. Monogr. Phan. vr. p. 494 (1889).
Syn: Andropogon barbinodis Lag. Gen. et spec. p. 3 (1816).
Stuckert: Herb. arg. n” 10,280 (26. xr. 1901), n” 11,201 (1,
1901); n” 12,665 (22. 1. 90). Municipio de Córdoba, en los bajos de
la ciudad; y n” 13,849 (6. 11. 1904) Est. S. Teodoro, ped. Villamonte
Dep. Río 1, Prov. Córdoba.
Kneucker, Allg. bot. Zeitsch. (1903)'Gram. exsicc. n* 361,
Graminácea robusta de unos 60-80 cm. de altura, algo dura y
probablemente de inferior calidad como alimenticia para hacien-
das. Fué descrita como originaria de México, y estimo sea por pri-
mera vez que es citada como argentina, donde su distribución debe
ser muy limitada.
14. Andropogon saccharoides Sw.
var. imperatoides Hacker.
Hackel in D.C, Monogr. Phan. vr. p. 495 et in Mart. Flor. bras.
vol. 2, pars 3, p. 293.
Stuckert: Herb. arg. n* 12,447 (30. x11. 1902). Altos del Obser-
vatorio, y n* 12,668 (24. 1. 1903) de los alrededores Este de Córdo-
54 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES,
ba; N* 12,732 (10. 11. 1903) igualmente en el Municipio de Córdoba,
Altos Sur, cerca de la ciudad; n* 12,767 (13. 11. 1903), Alta Gracia,
Dep. Río II, Prov. de Córdoba.
Arech. Gram. urug. p. 230.
Graminácea de 40-60 cm. de alto, de cañas delgadas, hojas finas,
semejante 4 la especie tipica. Espiga de pelos blancos relum-
brosos.
Por primera vez observada en la República Argentina; pero co-
mún en el Uruguay y Brasil meridional.
15, Andropogon saccharoides Sw.
var. laguroides (D.C.) HackeEL.
Hackel in Mart. Flor. bras. 11. pars 111, p. 292,
Syn: A. laguriformis Gris. Symb. n” 1,993 y Hieron. Plant.
diaph. p. 316.
Syn: Andropogon laguroides D.C, Cat. hort. monsp. p. (1893),
Pos
Syn: Sorgum saccharodes (Sw.) OK. subspec. lagurodes (DC.)
Hack. in OK. Rev. 111, ? 368.
Variedad que figuraria mejor como especie propia.
Stuckert: Herb. arg. n” 9,836 (20, vr, 1901), Municipio de Cór-
doba de las cercanias de la ciudad y de muchos otros números y
fechas; de variadas procedencias de la Provincia de Córdoba (Dep.
Punilla, San Alberto, Rio I, Rio Il, etc.).
Arech. Gram. urug. p. 229,
Morong. En. Pl. Parag. p. 270.
Grama hasta de 50 cm. de altura, de consistencia algo dura y de
escaso valor forrajero, pero mejor que la especie A, condensatus.
Se halla esparcida en gran cantidad, siendo su distribución geo-
gráfica bastante vasta en la Provincia de Córdoba, produciéndose
también en el territorio de Formosa y probablemente en otras
provincias más. Se la encuentra asimismo en Uruguay, Paraguay,
Chile, Bolivia, Brasil y México.
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS.
[51]
QU
16. Andropogon saccharoides Sw.
subspec. leucopogon (Nres) HackeL.
Hackel in D. C. Monogr. Phan. vi. p. 196 (1889).
subvar. typicus Hack.
Syn: A, leucopogon Nees in Linnaeaea 19, p. 694, (1845).
Stuckert: Herb. arg. n* 14,038, (111, 1904). Sierra Chica de Cór-
doba y n” 14,072 (111. 1904) Est, San Teodoro, Dep. Río I. Prov.
Córdoba.
Subespecie bastante bonita, cañas de unos 50 á 60 cm. de altura
generalmente robustas, panojas de 10-15 cm. de largo, espiguillas
con aristas flexibles y sedosas, que florece algo tarde, de Febrero
á Marzo.
Es un buen forraje.
En la R. A. fué referida del R.-N. y ahora por vez primera de
C. Su área geográfica general es: R. A., Urug., Perú, Venezuela,
Cuba, México, Texas y gran parte de la América septentrional.
17. Andropogon saccharoides Sw.
subspec. leucopogon (Nrrs) HackEL.
subvar. perforatus (Trix.) HackEn.
Hackel in D.C, Monogr. Phan. vr. p. 496, (1889).
Syn: Andropogon perforatus Trin, ap. Fourn. Plant. mex, 1,
p. 39.
Syn: Sorgum saccharodes (Sw.) OK. var, perforatum (Trin.)
Hackel.
N, v. Copete.
(Tal vez mejor como especie propia).
Stuckert: Herb. arg. n” 11,049 (2. 1. 1902) de los alrededores de
Córdoba y otros números y fechas de diferentes procedencias de
la Provincia de Córdoba.
Arech. Gram. urug. p. 231.
Grama bastante vistosa de unos 50-60 cm. de altura, cañas más
blandas y de más valor nutritivo para el ganado que la mayor par-
te de las otras andropogóneas; parece de poca divulgación; fué
citada antes por OK. para la Provincia de Santa Fe y creo ser el
primero que la indique para la Provincia de Córdoba. Esparcida
por el Uruguay, Brasil, Perú, México, Texas.
56 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
18. Andropogon selloanus HackeEL.
Hackel in Chodat « Hassler, Plant. hassl. p. 362,
Syn: A. leucostachyus Kunth. Kunth in Humb. «€ Bonpl, Nov.
Gen. p. 187. subspec. selloanus Hackel.
Hackel in D.C. Monogr. Phan. vr. p. 402.
Stuckert: Herb. arg. n* 10,007 á n” 10,631 (16. x1r. 1901). Mina
Clavero, Dep. San Alberto, Prov. de Córdoba.
Grama algo parecida en porte y altura al A. saccharoides Sw. var.
barbinodis (Lag.) Hackel. Como forraje es algo duro y amargo,
fué originariamente descrita como del Brasil y, por lo que conozco,
la primera vez indicada para la Argentina.
19. Andropogon Sorghum Bror.
Brot. El. lus. 1, p..88:
var. vulgaris Hack.
Hackel in D.C. Monogr. Phan. vi. p. 515.
Syn: Holcus sorghum Lin. Spec. Pl. Ed. 1, p. 1047.
Syn: Sorghum vulgare Pers. Host, Gram. 1v, s. 2.
Hieron. Plant. diaph. p. 317; Peckolt. Pl. med. bras. (1890), p.611.
N. v. Maíz de Guinea, Panizo negro, Alcandia, Saina (Esp.)
Milho de Angola, etc. (Brasil).
Stuckert: Herb. arg. n” 9,721 (111. 29. 1901). Municipio de Cór-
doba, al lado de chacras viejas al Sur de la ciudad.
Planta muy robusta de hasta 3 metros de altura, profusamente
cultivada, pero también subespontánea en muchos puntos. Las se-
millas son comestibles, y en Arabia se fabrica con ellas una espe-
cie de pan; la gente baja del Brasil las hace fermentar con agua,
preparando así una bebida, á la manera de la aloja, que la llaman
«Merisa »,
Los italianos fabrican con la harina de esta graminácea, la po-
lenta, macaroni, tortas, etc. El cocimiento de las semillas es sumi-
nistrado en algunas dolencias del pecho.
Con las inflorescencias despojadas de las flores ó semillas fabrí-
canse escobas, bruzas, etc.
La planta verde es un forraje superior. Ella es originaria de las
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 7
Indias Orientales, pero se la halla en Sf., C., Sgo., T., (Paraguay,
América meridional ).
20. Andropogon squarrosus Las. fil.
Lin. £il. Suppl. p. 433 (1781).
Syn: Phalaris zizanioides Lin. (1771).
Syn: Sorgum zizaniodes (Lin.) OK. Rev. 11” 791.
Syn: A. muricatus Retz in Obs. 1, p. 43; v, p. 20.
N, v. Grama de olor, Capim Vetiver, Grama cheirosa, Kus.
(Brasil).
Stuckert: Herb. arg. n” 12,968 (11. 111. 1903). —Córdoba cult.
Esta planta la recibí viva de Goya, Provincia de Corrientes, (en
donde, en ciertas partes, es muy esparcida, llamada « Vetiver »)
y consérvola viva en mi jardín. No he visto flores de ella, pero la
altura, hojas, raíces, olor de ellas, etc., corresponden muy bien al
verdadero A. squarrosus L, f.
Esta planta es, según dicen, oriunda de las Indias, pero, sea como
fuera, se ha hecho espontánea en el Brasil y en las provincias sub-
tropicales de nuestra República.
Ella es bastante robusta, de 60-200 cm. de altura, hojas lar-
gas, raices fuertes intrincadas.
Sus raíces son usadas en la perfumería y de ellas puede extraer-
se un aceite volátil muy fragante y estimado, llamado Esencia 6
Aceite de Vetiver.
21. Andropogon tener Kunth.
Kunth. Revis. Gram. 2, p. 565.
Hackel in D. C. Monogr. Phan. vi, 379,
Syn: A, Preslii Kunth. Enenn. 1, p. 489.
Syn: A. leptophyllus Trin. in Mem. Ac. Petersb. sér. 6, vol. 2,
p. 264.
Syn: Schizachyrium tenerum Nees Agrost. bras. p. 336.
Stuckert: Herb. arg. n* 14,163 (6. 1v. 1904) Ochoa, Dep. Punillo
Prov. Córdoba.
Gris. Symb. n” 1,990; Hieron. Plant. diaph. p. 316.
38 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Parodi, Plant. us. p. 119, n* 58; Niederl. Result, bot, Mis, p. 71.
Arech. Gram. urug. 215, n* 1.
Pajita delgada, derecha, rolliza, de 30-60 cm. de altura, en cier-
tos puntos muy social, La estimo de poco valor nutritivo para la
hacienda.
En la R, A., fué citada para E., C., Corr. y Mis., mientras que su
dispersión general es mucho mayor, abarcando Urug., Parag., Bra-
sil austr., hasta parte de la América boreal,
Tribus ZOYSIEAE.
22. Tragus*t racemosus (Lin.) HaLz,
( )
ex Cenchrus racemosus Lin. Sp. Pl. 1049 (1753).
Hall. Stirp. Helv. n* 1,413 (1768).
var. berteronianus (SchuLr.) HackEnL,
Hackel in Oestr. bot. Zeitschr. (1902) p. 195.
Syn: Tragus berteronianus Schult. Mant. 11, 205 (1824).
Syn: Lappago aliena Spreng. Neue Entd. 3, 15.
Gris. Pl. Lor. n” S16; Symb. n” 1984; Hieron. Plant. diaph.
p. 292.
Syn: Nazia racemosa (Hall.) OK. Rev. 11, 780.
Stuckert: Herb. arg. n” 12,928 (11. 1903) en las orillas de los ca-
minos en suelo arenoso, Altos Norte, suburbios de Córdoba y de
muchos otros puntos de la provincia; n* 12,193 (6.11. 1905) Alto
Alegre, Dep. Burruyacu, Prov. de Tucumán, remitido por D. Se-
eundo González.
Graminácea insignificante de unos 15-30 cm. de alto, muy so-
cial y frecuente, creciendo con predilección en terrenos áridos, á
lo largo de los caminos ó rios, suministrando un buen forraje para
las haciendas, especialmente para ovejas. Su área geográfica es
C. Ct, T. S. (Am. trop. et ultra ejus fines).
4 0K.1.c. y T. v. Post. € OK. Lex. 566, afirman corresponder por prioridad
al y. Tragus Hall. el nombre de Nazia Ad. (1763), de modo que según estos
autores, el nombre válido de la planta debía ser, Nazia racemosa ( Hall.) OK. var.
berteronianus (Sch.) Hackel.
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 59
Tribus PANICEAE.
23. Paspalum ? dilatatum Pork.
Poir. Encycl. v. 30.
Syn: Paspalum platense Spreng. Syst, v, 247, n* 51,
Syn: Paspalus ovatus Nees ab Es. Agrost. bras. p. 45.
Syn: Panicum platense (Spr.) OK. Rev. 11? 363.
N, v. Pasto miel.
Stuckert: Herb. arg. n* 10,586 (14. xt. 1901) Nono, Dep. San
Alberto, Prov. de Córdoba y de varios otros números, fechas y
procedencias de la provincia.
Gris. Pl. Lor. n” Sul; Symb. n” 1,950; Hieron. Plant. diaph.
p. 287; Arech, Gram. urug. p. 46 n” 10; Kneucker, Alig. bot.
Zeitsch. (1903) Gram. exsicc. n* 365,
Graminácea de terrenos húmedos y palustres, cañas bastante ro-
bustas de 60-80 cm. de altura. Suministra un buen forraje.
Su existencia queda constatada en R-N., B-A., M.,, E., C., T,,
Corr., Mis. (Uruguay, Chile, Bras.).
24. Paspalum dilatatum Porr.
var. parviflorum DorLz,.
¿Doell, in Mart. € Eichl. Fl. bras. 11, 2, 64.
Stuckert: Herb. arg. n” 9,261, (1v. 1900), en los Altos Sur, cerca
de Córdoba, y n” 10,793 (20, vir, 1901). Laguna de Mina Clavero,
5 OK. Rev. 1112 363 (incl. T. v. Post. € OK. Lex. 414 € 415) afirman que no
hay diferencia genérica suficiente, para poder sostener el género Paspalum L.
existiendo transiciones tan poco expresadas entre los caracteres de Paspalum y
Panicum, que es necesario unirambos géneros bajo la denominación única de
Panicum L. y éstos bajo el párrafo (sección) 2.
Las especies citadas de «< Paspalum> deberían llamarse entonces:
Panicum platense (Spreng.) OK. (non dilatatum Poir.).
> distichum (L.) OK.
> Larrañaga (Arech.) OK.
> malacophyllum (Trin.) OK.
var langipilum Hack.
var. elongatum (Gris.) OK. = Pasp. elong. Gris.
> plicatulum (Mich. ) OK.
> litorale (Spr.) OK. (non Panic, notat. (Flueg.) OK.)
> Lagascae(R. € S.) OK. (non Panic. quadrifarium Lam.)
> Stuckertú ( Hack.) OK.
60 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Dep. San Alberto, Prov. Córdoba, n* 2,969 (15. 1. 1903). Munici-
pio de Córdoba, camino á la chacra de la Merced 45 kilómetros de
la ciudad.
25. Paspalum dilatatum Pork.
forma paucispica Hack. nov. forma
Stuckert: Herb. arg. n% 11,206 (1. 1902), camino á la chacra de
la Merced, cerca de Córdoba.
La variedad y la forma que parecen ser puramente locales, son
nuevas para la Argentina.
26. Paspalum distichum Lax.
Lin. Amoen Acad. v. 391 (1759).
N. v. Gramilla dulce, Chepina dulce, Pastillo de verano.
Stuckert: Herb. arg. n* 12,879 (28. 1. 1903). Municipio de Cór-
doba, Puesto del Paraíso á 5 km. de la ciudad y de otros números»
fechas y procedencias de la provincia; N* 13,323 (19, 1x. 1903). Bu-
rruyacu, Prov. Tucumán, remitido por D. Segundo González,
Gris. Symb. n” 1,947; Lorentz € Niederl. Exped. Río Negro
n* 297, Hieron. Plant. diaph. p. 286.
Páspalo de poca diferencia de los otros, hojas de color verde-
mar, cañas de una altura de 30-50 cm., planta en lo general bas-
tante social. El cocimiento de sus rizomas, ó sea su tisana, es pre-
conizado para enfermedades del hígado y vías urinarias. Buen
forraje. Fué observada en B-A.,, C., Ct., T., Corr., Form., Paraguay
y en la zona templada y tropical.
27. Paspalum Larrañagai ARECHAVALETA,
Arechavaleta, Gram. urug. p. 48 (1896).
Determinado por D. José Arechavaleta, Montevideo.
Stuckert: Herb. arg. no 8,879 U.(8S. 1. 1896), Municipio de
Córdoba, bordes de la acequia municipal cerca de los filtros de
agua corriente al Poniente de la ciudad y de otros números y fe-
chas de localidades, más ó menos idénticas.
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 61
Especie bastante alta, buen forraje, citado por primera vez como
habitante de la República Argentina, siendo planta uruguaya.
Nora: Es seguramente sólo una variedad del P. dilatatum Poir.
— Hackel.
28. Paspalum malacophyllum Trxx.
Trin. lc. gram. tab. 271.
var. longipilaum HackeL nov. var.
Differt a typo rhachi racemorum margine pilis longis basi
tuberculatis densius laxiusve obsita, spieulis majoribus, 2
mm. longis dense imbricatis exacte quadrifariis. In typo rha-
chis plerumque glabra, spiculae 1,5 mm. longae, inordinate
quadrifariae, cum exteriores non imbricatae sint, sed con-
tiguae,
Syn:? Panicum malacophylum (Tr.) OK. var. cordobense OK.
Rev. 11* 362. (non Paspalum cordobense Fourn. En. Pl, mex. 1, 9.)
Stuckert: Herb. arg. n* 11,716 (111. 1902) y n” 12,671 (24. 1. 1902).
Municipio de Córdoba, cercanías de la ciudad. N” 12,746 (13. mn.
1903). Alta Gracia, Dep. Río 11, y n” 12,829 (25. 11. 1903). Ochoa,
Dep. Punilla, Prov. de Córdoba y de otras procedencias.
Grama de lindo porte de unos 69-80 cm. de altura, de regular
dispersión en la provincia, pero con distinción poco acentuada de
los otros páspalos. Como forrajera es de rinde. Hasta ahora sólo
observada en la Provincia de Córdoba, siendo la especie típica indi-
cada como del Brasil y de otros países sudamericanos.
29. Paspalum notatum FrueccE.
Fluegge, Monogr. p. 106 (1810).
Syn: Panicum litorale (Spr.) OK. Rev. 11? 362.
Syn: Paspalum litorale Spr. Syst. Veg. 1. 244,
N, v, Gramilla blanca, Negrillo, Paja mansa, Pasto cebollín.
Stuckert: Herb. arg. n* 4,048 (2. 1. 1902). Municipio de Córdo-
ba en las inmediaciones de la ciudad; n* 12,664, (22. 1. 1903), cerca
de la laguna de Peiteados y de varios otros números, fechas y pro-
cedencias dela provincia.
Gris. Pl, Lor. n* 800; Symb. n” 1,946; Hieron. Plant. diaph.
p. 286.
62 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Grah. Kerr., Pilcomayo p. 17; Arech. Gram. urug. p. 35, n* 2.
Kneucker. Allg, bot. Zeitsch. 1903, Gram. exsicc: n* 364,
Grama de unos 50 cm. de altura, muy social y abundante, exce-
lente forraje para toda clase de hacienda. El cocimiento de sus ri-
zomas es propalado como medicamento eficaz contra la gonorrea,
sea bebiéndolo, sea empleándolo en forma de inyecciones uretrales.
Su área geográfica es bastante extensa: Buenos Aires, Entre-
Ríos, Córdoba, Rioja, Catamarca, Santiago, Formosa, Corrientes,
Misiones. (Urug. Am. templ. y cál.).
30. Paspalum plicatulum Micnaux.
Michaux, Flor. bor. Am. 1. 45.
Syn: P, undulatum Poir. Encycl. v. 29.
Syn: Panicum plicatulum (Mich.) OK. Rev. 11? 363,
Stuckert: Herb. arg. n” 10,461 (10. x11. 1901). Mina Clavero, Dep.
San Alberto y de otros departamentos de la Prov. Córdoba.
Gris. Pl. Lor. n* 802; Symb. n” 1,951; Hieron. Plant. diaph.
p. 287.
Speg. Fl. Tandil p. 51 n* 302; Arech, Gram, urug. 44.
Graminácea robusta jugosa, de 40-80 cm. de altura, sumiuis-
trando buen forraje.
Su existencia queda constatada en Buenos Aires, Entre-Ríios,
Corrientes, Misiones (Uruguay, Paraguay, América meridional y
septentrional).
31. Paspalum plicatulum Michaux.
forma macra HackeL, nov. forma,
Stuckert: Herb. arg. n” 12,884 (28, 11. 1903). Municipio de Cór-
doba, Puesto del Paraiso 4 5 kilóm. de la ciudad.
Forma muy parecida á la típica, pero especialmente cordobesa.
32. Paspalum quadrifarium Lam.
Lamark, Dlustr. 176, n* 934,
Syn: Paspalum pubescens Lagasca. Nov. Gen. « spec, diagn. 2,
Syn: Paspalum Lagascae R. € $., Syst. 11, 317, n” 21 (non R.
Br. neque Presl.).
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 63
Syn: P. ferrugineum Trin, lc. v. x11, t. 136.
Syn: Panicum Lagascae (R. € S.) OK, Rev. 11? 362,
N. v. Paja colorada, Pasto colorado.
Stuckert: Herb. arg. n* 10627 (16. x11. 1901) Mina Clavero, Dep.
San Alberto, Prov. Córdoba, n” 12,290 (12. x11. 1902) y Municipio
de Córdoba, Altos Norte de la ciudad y de otros números, fechas
y procedencias de la provincia,
Gris. Symb. n* 1,958, Hieron Plant. diaph. p. 287.
Grah. Kerr, Pilcomayo 77; Speg. Flor. Vent. p. 60, n* 296; Flor,
Tandil p. 51 n* 301.
Arech. Gram. urug. p. 53 et alior.
Grama de cañas robustas de 60-100 cm. de altura que dan un ex-
celente forraje para las haciendas. Su distribución geográfica es
Buenos Aires, Santa Fe, Corrientes, Entre-Ríos, Formosa, Misio-
nes, Brasil meridional.
39. Paspalum quadrifarium Lan.
var. elongatum (Gris.) Hack. nov. nom.
Syn: Paspalum elongatum Gris. Pl. Lor, n? 803; Symb. n* 1,952,
Hieron. Pl. diaph. p. 287; Ltz. et Niederl. Exped. Río N. n* 298,
Syn: Panicum malacophyllum OK, Rev. 111?, 362.
(ex. Paspalum malacophyll. Trin.) var. elongatum (Gris. ) OK,
Stuckert: Herb. arg. n* 44 k. (1. 1902), Municipio de Córdoba,
bordes de la acequia Ducasse.
Hermosa graminácea de hojas largas verde-claras cuyas cañas
con sus inflorescencias alcanzan hasta 3 metros de altura.
Como alimento para la hacienda, la creo buena, pero algo dura,
y más á propósito para yeguarizos.
Tanto la especie típica como la variedad suministran un mate-
rial superior y durable para techar ranchos. Suelen emplearse
estas mismas especies para rellenar los aparejos de los arrieros.
El área geográfica de esta variedad es Río Negro, Buenos Aires,
Entre-Ríos, Santa Fe, Corrientes, Catamarca, Santiago (Paraguay).
34, Paspalum Stuckertii HackeL nov. spc.
Perenne. Culmi erecti, teretes, glaberrimi, multinodi, basi ramo-
si, vaginae teretes, laxiusculae, internodia superantes, super-
ne versus margines tuberculato- pilosae ceterum glaberrimae,
64 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
ligulae ovato-rotundatae, obtusae, circ. 3 mm. long., tenui-
acuminatae, ad 16 cm. long., 7 mm. lat., erectae, rigidulae,
pallide virides e tuberculis remote ciliatae, hinc inde ejusmo-
di pilis per paginam superiorem adspersae, laeves, tenuiner-
ves. Racemi 2, internodio córe. 2 em. longo separati, suberec-
ti, crassi, circ. 8 cm. long., 5 mm. lat., rhachi spiculam lati-
tudine aequante v. subsuperante, praeter basin barbatam
ylaberrima. Spiculae secus nervum medium subtus prominen-
tem binae, brevissime pedicellatae (pedicellis glabris) inde
quadrifarieae, dense imbricatae lanceolato-ellipticae, acutae,
d mm. long., 1,8 mm. lat., sordide viridulae. Gluma 1. respec-
tu rhachi postica spiculam aequans, elliptico-lanceolata,
breviter acuminata, membranacea, 3-nervis, nervis laterali-
bus inflexuris marginum sitis, dorso pubescens, marginibus
ciliis albis rigidulis patentissimis aequalibus 2 mm. longis
pectinatis basi tuberculatis obsita; IL. Im aequans ei similis
sed glaberrima, 3-nervis, nervis lateralibus inter medium et
margines sitis, LI, (fertilis) Ir subaequans, elliptico-lanceo-
lata, acutiuscula, chartacea, glaberrima, tenuissima d-nervis,
anthesi pallide vividula; palea ei similis, 2-nervis. Stigmata
purpurea.*
Affine P. blepharophoro R. de Seh., quod differt a nostro race-
mis plerumque 3-4"'s, rhachi ciliata et utrinque pubescente,
spiculis minoribus (2,5 mm. longis), obovato - lanceolatis,
gluma I. ciliis inaequalibus obsita, quarum longiores spicu-
lam longitudine superant, breviores ea duplo minores sunt,
yluma III. ciliolata, IV. lanceolata, breviter acuminata, api-
ce barbatula.
Stuckert: Herb. arg. n* 13,023 (3. 1v. 1903) en la punta de la
Quebrada del Salto, del arroyo de Ochoa, Dep. Punilla, Sierra
Chica de Córdoba á 1000 metros de altura.
El Dr. Hackel tuvo á bien dedicarme este nuevo é interesante
páspalo, que no se parece á ninguno de los congéneres encontra-
dos en el país; le agradezco.
Es grama de bastante robustez hasta de 80 cm. de altura, se
distingue de los otros páspalos (visto 4 grandes rasgos), por el
empizarramiento particular de sus espigas y por las pestañas lar-
gas blancas de sus flores. Es buen forraje y fué encontrado en
abundancia en un solo punto de la Sierra Chica de Córdoba,
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 65
35. Eriochloa montevidensis Gris.
Gris. Symb. p. 306, n* 1,958,
Syn: Helopus annulatus montevidensis Nees ab Esenb. Agrost.
bras. 17.
Syn: ? Eriochloa annulata Kunth. Rev, Gram. 1. 30. in Arech.
Gram. urug. p. 80, no 1.
Stuckert. Herb. arg. n* 12,908 y 12,937 (28. 11. 1903) Municipio
de Córdoba al Este de la ciudad, á lo largo de las acequias,
n* 13,321 (19. 1x. 1903); Burruyacu, Prov. de Tucumán, remitido por
D. Segundo González.
Hieron. Plant. diaph. p. 288; Niederl. Result. bot. Mis. p. 72.
Según opinión del Dr. Hackel esta especie apenas merece men-
cionarse como propia, es más bien variedad de la E. annulata Kth.,
pero en este caso sería una variedad, que se distingue muy bien de
la especie típica.
Graminácea de unos 50-80 cm. de altura, cuyo desarrollo es
tardío, floreciendo recién en Febrero y Marzo. Es blanda, alimen-
ticia y muy adecuada para forraje.
Su existencia queda constatada en Entre-Rios, Córdoba y Tucu-
mán (en estas últimas provincias por primera vez), Corrientes y
Misiones, como también en el Uruguay.
36. Eriochloa montevidensis Gxis.
forma subceolorata HackeL nov. forma.
Culmus inflorescentiaque colorationem rubro-ferrugineam prae-
beant.
Stuckert: Herb. arg. n* 13,920 (22. 11. 1904). Estancia San Teo-
doro, ped. Villamonte, Dep. Rio I. Prov, Córdoba.
Forma nueva de una coloración algo obscura, bastante escasa en
los bordes del rio.
31. Panicum anceps Micnaux.
Michaux, Flor. bor. Am. 1, 48,
Stuckert. Herb, arg. n* 10,605 (16, x11. 1901) en las lomas al rede-
dor de Mina Clavero, Dep. San Alberto, y n” 14,050 (nr. 1904).
Est. S. Teodoro, Dep. Rio I, Prov. de Córdoba.
ANaL. Mus. Nac. Bs. As., Ser. 3%, T. 1v. Junio 23 1904. E)
66 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Graminácea de unos 50 cm. de altura, hojas relativamente an-
chas, amarillentas y buen pasto forrajero.
Especie encontrada por primera vez en la República Argentina,
siendo referida como originaria de la América septentrional.
38. Panicum Bergii ArecHAvaLEta.
Arechavaleta, Gram. urug. p. 127.
N. v. Paja voladora.
Stuckert, Herb, arg. n* 12,931 (11. 1903). Municipio de Córdoba,
camino á la Chacra de la Merced á 5 kilóm. de la ciudad.
Speg. Flor. Vent. 61, n* 297.
Graminácea cespitosa, crece preferentemente en terreno húmedo:
tiene cañas de 30-50 cm. de altura y panojas ramosas de color ro-
jizo-violáceo,
Buen pasto forrajero. Fué descrita como originaria del Uruguay,
pero también encontrada en Buenos Aires, como asimismo ahora
en Córdoba,
39. Panicum Colonum Lax.
Lin. Spec. pl. Ed. 11, 85, € Syst. nat, Ed. x, 870 (1759).
Syn: Panicum crus galli L, var, colonum Moench. Meth. 202
(1794).
Stuckert, Herb. arg. n* 10,275 (20, x1. 1901); n*”11,076 (28. 11.
1902): n* 11,193 (11. 1902); de las inmediaciones de la ciudad de
Córdoba y de muchas otras procedencias de la provincia.
Especie citada por casi todos los autores de Botánica para la
República Argentina, produciéndose en todas las provincias y te-
rritorios de ella y también en muchos otros paises sudamericanos.
Especie muy común, social y esparcida, preferentemente en
terrenos húmedos y sombrios, suministrando un buen forraje; sien-
do su semilla comestible,
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 6
40. Panicum colonum Lix.
forma maculata ArronavaLeTa.
Arechavaleta, Gram. urug. p. 99.
N. v. Pasto manchado.
Stuckert. Herb. arg. n' 12,126 (10. 11. 1903) en las chacras de los
alrededores de la ciudad de Córdoba.
Esta forma se distingue de la típica por sus cañas más acosta-
das y sus hojas con manchas rojizo-negruzcas transversales como
también por sus espiguillas rojo-violáceas.
En la República Argentina se ha observado esta forma en Bue-
nos Aires, Santa Fe y Córdoba, y fuera del país en el Uruguay y
Brasil.
41. Panicum erus galli Lix.
Lin. Sp. pl. Ed. 1, p. 56 (1753).
Syn: Echinochloa crus galli P. de Beauv. 53, t, x1, fig. 11.
Syn: Oplismenus crus galli Kth.
N. v. Pierna de gallo, Guizago de Cuba.
Stuckert: Herb. arg. n” 11,038 (10. 1. 1902), Municipio de Cór-
doba sobre los bordes de las acequias en las cercanias de la ciudad
y de otras procedencias de la provincia; no 10,776 (20. x11. 1901).
Mina Clavera Dep. San Alberto.
Hieron. Plant. diaph. p. 228; Arech. Gram. urug. p. 99.
Morong. En. Pl. Parag. p. 260; Phil. Sert. Mend. 11, p. 202
no 232,
Glumácea cosmopolita de 50-100 cm. de altura, de panojas ro-
jizas, creciendo con predilección á lo largo de las acequias. Sus se-
millas son comestibles,
Suministra buen forraje para las haciendas. Su área geográfica
es M., E., C., T., S., Formosa, Misiones (Paraguay, América merl-
dional et ultra ejus fines).
68 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
42. Panicum erus galli Lux.
var. brevisetum DorLz.
Doell, Fl. v. Baden. p. 232.
Stuckert: Herb. arg. n” 13,720 (28. 1. 1904). n” 13,845 (6. 1.
1904) n” 13,866 (11. 11. 1904), n* 14,059 (nr. 1904) Estancia San
Teodoro, ped. Villamonte, Dep. Rio 1. Prov. Córdoba. El n” 13,908
(16. 11. 1904), pertenece á la misma variedad y es de idéntica lo-
calidad, y aunque es ejemplar de dos metros de alto, no es forma
diferente, sino solo exuberante.
Esta variedad fué ya citada de Córdoba por OK. Rev. 11? 360,
Planta muy variable, cuyas cañas alcanzan de 80-200 cm., bas-
tante robusta, prefiriendo terreno húmedo y anegadizo. Excelente
pasto forrajero.
Su distribución geográfica es vasta. En la R. A., solo se conoce
esta variedad de C.; pero crece también en Urug., Parag., Bras.,
Europa, Africa, etc.
43. Panicum erus galli Laos.
var. sabulicolum DorLz.
Doell in Mart. « Eichl. Fl, bras. 11. 2. p. 142.
Syn: Panicum sabulicolum Nees ab Es. Agr. bras. 258,
Syn: Oplismenus sabulicolum Kth. Enum. 1. 145.
N. v. Pata de gallo, Capim puba, C. arróz, Pé de gallo (Bras.)
Stuckert: Herb, arg. n* 13,113, (28. 1. 1904) Estancia San Teo-
doro, ped. Villamonte, Dep. Río 1. Prov, Córdoba.
Gris. Symb. n” 1,962; Niederl. Result. bot. Mis. p. 72.
Peckolt, Pl. util. bras. (1890) p. 433; Arech. Gram. urug. p. 101.
Graminácea más bien, más robusta que la típica, produciendo
cañas de una altura de SO-150 cm. Sus panojas son gruesas y de es-
pigas compuestas.
Como la progenitora, es superior pasto forrajero.
Se presenta con predilección en terrenos húmedos, á lo largo de
los rios y arroyos. En la R. A. se conoce esta variedad de E., C,,
(por 1* vez), T., Corr. y Mis., siendo también muy frecuente en
Urug. y Bras.
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 69
44, Panicumm crus galli Lay.
var. vulgare DorLL.
Doell in Mart. € Eichl, Fl. bras. 11. 2. p. 141.
Stuckert: Herb. arg. n* 13,872 (11. 1. 1904) Estancia San Teo-
doro, ped. Villamonte, Dep. Río I, Prov. Córdoba,
Variedad del mismo porte que la especie típica. La menciono
por primera vez de la R. A., pero en la localidad que la encontré,
es muy común y abundante; lo que hace suponer tenga un área
geográfica más extensa, con mayor razón siendo conocida del Uru-
guay y del Brasil. Arech. Gram, urug. p. 100, también la cita.
45. Panicum debile Desr.
Desf.
var. aequiglumae Hack. nov. nom.
Syn: P, aequiglumae Hack. € Arech. in Arech. Gram. urug. p.
93n” 3.
Stuckert: Herb. arg. n 13,862 (S. 11. 1904) y 14,045 (111. 1904)
Estancia San Teodoro, ped. Villamonte, Dep. Río I, Prov. Córdoba.
Pasto muy social y divulgado á lo largo del Río 1. Sus cañas
son débiles y casi siempre recostadas, alcanzando una altura de 30
á 60 cm. Proporciona al ganado un buen sustento.
La especie típica es originaria de Numidia, Norte de Africa é
Italia, la variedad la cito por primera vez de la R. A., habiendo
sido descrita como especie propia del Uruguay.
46. Panicum fuscum Swartz,
Sw. Prodr. 23 et Fl. Ind. occ. 1, 156; (1788). Trin. Spec.
Gram. xvi, Tab, 206.
varietas.
Syn: Panicuam fasciculatum Nees ab Esenb. Agr. bras. 151, var.
fuscum, Arech. Gram. urug. p. 119.
Syn: Panicum ramosum Lin, Mant. p. 29, 30. (non Arech.).
Stuckert: Herb. arg. n” 12,792 (6. 11. 1902). Cañada alegre,
Dep. Burruyacu, Prov. de Tucumán (recibido del Sr. Segundo
González).
70 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Graminácea erguida de 40-60 cm. de altura, panoja contraída,
poco densa, ramas subsolitarias, pedúnculos separados.
Suministra, como todas las paniceas, un buen forraje para ha-
cienda vacuna.
Es la primera vez que indico esta especie para la República Ar-
gentina, habiendo sido conocida antes del Uruguay y Brasil meri-
dional,
47. Panicum insulare (Lix.) Meyer.
G. F. W. Meyer, Flor. Esseq. 60.
var. typicum.
Syn: Andropogon insularis Lin. Sp. pl. Ed. 11. 1480.
Syno: Milium hirsutum P. de Beauv. t. v, fig. v.
Syn: Trichachne insularis Nees ab Es. Agrost. bras. S6.
Syn: Panicum leucophaeum H. B. K. Gen. «€ Spec. 1. 97.
Syn: Panicum insulare (L.) Meyer a) lencophaeum (H. B. K.)
OK. Rev. 11? 361.
N. v. Pasto salado (Pat.).
Stuckert: Herb. arg. n% 10,979 (20, x11. 1901). Falda del Rodado,
Sierra de Achala, Prov. de Córdoba, á 2,000 m. alt. y n* 12,670
(21. 1. 1903); Laguna de Yofre, cerca de Córdoba; n* 12,190
(6. 11. 1903). Burruyacu, Prov. de Tucumán.
Mcrong. En. Pl. Parag. p. 260.
Según investigaciones recientes correspondería por prioridad á
esta especie el nombre de: Panicum lanatum Rottb. Act. Lib.
Univ. Hafn. 1. 269 (1778).
Niederl. Result. bot. Mis. p. 72;Speg. Fl. Vent. p. 61, n* 298, et
in Nov. addend. Flor. Pat. in An. Mus. Nac. B. A., vir. 183, n?
638; Arech. Gram. urug. p. 96 n” 5.
Grama con cañas de 50-60 cm. de altura, buen forraje.
Area geogr.: C. T. Mis. (Urug., Bras. mer.)
48, Panicum insulare (Liv.) Meyer.
var. penicilligerum (Speg.). Hackel, nov. nom.
Syun: Trichachne Sellowii C. Mill. in Bot. Zeit. p. 315 (1861),
(non Panicum Sellowi Nees).
Syn: Panicam penicilligerum (Speg.). Hack. nom. ined. in
Kneucker, Allg. bot. Zeitsch. (1902). Gram. exsicc, n* 243.
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. "ali
Syn: Leptocoryphium penicilligeram Speg. Pl. nov. Am, austr,
Dec. 2, p. 15 (1883).
Stuckert: Herb, arg. n” 10,210 (10. x11. 1901). San Pedro, Dep.
San Alberto, Prov. de Córdoba; n* 10,274 (10. xr, 1901), de los
alrededores de la Ciudad de Córdoba y N* 10,518 (20. xr. 1901) de
idéntica localidad; No 12,788 (6. 11. 1903). Burruyacu, Prov. de
Tucumán, y con diferentes otros números de variadas procedencias
de las Provincias de Córdoba y Tucumán.
Grama de 30 460 cm. de altura de bonito aspecto por sus pe-
luzas blancas; muy nutritivo para las haciendas. Se produce en la
República Argentina en Córdoba (por primera vez citada), Tucn-
mán, Chaco y Misiones.
49. Panicum insulare (Lix.) Meyer.
var. Sacchariflorum (Raddi) Hackel, nov. nom.
Syn: Acicarpa sacchariflora Raddi Agrost. bras. p. 31. tab. 1,
fig. 4 (1823).
Syn: Panicum sacchariflorum Steud. Synop. 1 p. 97 (1855),
Syn: Trichachne sacchariflora Nees. Agrost. bras. Sí (1829).
Stuckert: Herb. arg. n*54 K. (ur. 1902), á poca distancia de
la ciudad de Córdoba y de otros números de diversas localidades
por ejemplo: de Alta Gracia, Dep. Río II de la Prov, de Córdoba.
Kneucker. Allg. bot, Zeitsch. (1903) Gram, exsicc. pug. 1. p. 2.
Planta parecida á la típica, pero más elegante.
Parece ser indicada por primera vez como habitante de la Re-
pública Argentina, siendo originariamente descrita como indígena
del Brasil.
50. Panicum insulare (Lix.) Meyer.
var. tenerrimum (Krh,). Hack. nov. nom.
Syn: Panicam tenerrimum Kunth. Rev. Gram, 1, p. 39, n* 274,
eb En. 1, p. 124.
Arech, Gram. urug. p. 97, n* 6.
Syn: Trichachne tenuis Nees Agrost, bras. S9.
Stuckert: Herb. arg. n* 13,125 (1. v. 1903), Estancia San Teo-
doro, Pedanía Villamonte, Rio 1, Prov. de Córdoba.
Glumácea en alto y aspecto muy semejante á la variedad peni-
cilligera (Speg.) Hack., pero sus espiguillas son más delgadas y
ténues.
12 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Variedad por primera vez citada para la Argentina, siendo ori-
ginaria del Brasil é indicada también del Uruguay.
51. Panicuam monostachyum H. B. K.
H. B. K. Nov. Gen. et Spec. 1, p. 96. (1815).
Syn: Panicum cultratum Trin. Gram. panic. 45,
Syn: Thrasya cultrata Nees. Agrost. bras. 95,
Stuckert: Herb. arg. n” 11,190 y n* 11,716 (11. 111. 1902), de las
cercanías de Córdoba y de otros números y procedencias, como
por ejemplo: de Alta Gracia, Dep. Rio II, y de Villamonte, Dep.
Río I, de la Provincia de Córdoba.
Glumácea bastante común y dispersada, de fácil distinción por
sus flores unisériales. Es de 40-50 cm. de altura y de buen provecho
para la alimentación de las haciendas.
Gustosamente la menciono como nuevo habitante de la Repú-
blica Argentina, siendo descrita como indigena de Venezuela, y
muy común en el Brasil y otros paises sudamericanos.
52. Panicum sanguinale Lx.
Lin. Spec, Pl, Ed. 1, 57, ne 8 (1753).
Syn: Dactylum sanguinale Villers, Delph. 11. 50.
Syn: Paspalum sanguinale Lam. rv. 176, no938,
N. v. Pata de gallina, Pasto colchón, Pasto de la cuaresma,
(Bras.).
Stuckert: Herb, arg. n* 11,073 (20. 11. 1902). Municipio de Cór-
doba, Puesto del Paraiso, 45 km. de la ciudad y de otros puntos
de la provincia.
OK, Rev. 111? 364; Speg. Flor. Tandil, p. 51, n* 308,
Pastillo de verano de una elevación de 25-40 cm., más bien ras-
trero, sumamente común, especialmente en los terrenos cultivados.
Es apto para la alimentación de haciendas de todo género. Se con-
sidera introducido de Europa, pero es profusamente dispersado en
Buenos Aires, Corrientes, Tucumán, Misiones. (Uruguay, Para-
guay, Europa).
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 13
523. Panicum sanguinale Lix.
var. ciliare (Retz.) Vasey.
Vasey U.S. Dep. Arg. Div. Bot, Bul. vir 23 (1889).
Syn: Panicum ciliare Retz. Obs. 1v. 16, n? 42; et alior.
Syn: Digitaria ciliaris Koeler. Descr, Gram. 27.
Arech. Gram, urug. p. 88,
Stuckert: Herb. arg. n* 8,642 (24. 11. 1900) encontrada mezclada
con la típica en las inmediaciones de Córdoba,
Pastito insignificante, Tanto la especie típica como la variedad
crecen con profusión en las orillas de los senderos hasta en las ca-
lles de los arrabales de la ciudad. Pasan por ser introducidos de
Europa, pero están seguramente, hace muchos años, aclimatados en
el país, Creo ser el primero en indicar esta variedad para la Repú-
blica Argentina, habiendo sido, sin embargo, citado como habitante
del Uruguay y del Brasil.
54. Panicum sanguinale Lix.
var. digitatum (Sw.) Hackez,
_Hack. in Urban, Symb. Antill. 1. 86 (1903).
Syn: Milium digitatum Sw. Fl. Ind. oce. 1, 181 (1797).
Syn: Pan. sang. L. var. B. longiglume 1. marginatun, in Arech,
Gram. urug. p. 88.
Syn: Digitaria marginata Link. En. 1. 229 (1821); Gris. Pl. Lor.
n” 804. Symb. n* 1,956; Hieron. Pl. diaph. p. 288; Peckolt. Plant.
med. bras. (1890) p. 432,
N. v. Garanchuela (España).
Stuckert: Herb. arg. n% 12,658 (22. 1. 1903) y n* 13,024 (6. 1v,
1903) de las cercanías de la ciudad de Córdoba y de otros números,
fechas y procedencias de la R, A.
Es plantita de poca apariencia de unos 20-60 cm. de altura, su-
mamente social y abundante, cañas numerosas y conglomeradas,
inflorescencias en espigas delgadas piramidales.
Suministra excelente forraje y sus semillas son comestibles:
Esta variedad crece espontáneamente en Córdoba, Catamarca,
Tucumán, Salta, Uruguay, Brasil, Antillas, México y aún en Eu-
ropa.
74 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
55. Panicum sanguinale Lix.
var. vulgare DorLz.
Doell, Rhein Fl. p. 126.
Stuckert: Herb. arg. n” 13,988 (10, r11r: 1904) y n” 14,051 (nr.
1904). Estancia San Teodoro, ped. Villamonte, Dep. Río 1. Prov.
Córdoba.
Variedad muy común en Europa, quizás introducida, pero bas-
tante divulgada en el punto que la hallé.
56. Panicum spectabile Nees.
Nees ab Esenb. Agrost. bras. 162.
var. helodes HackeL nov. var.
Planta aquatica, ex geniculis submersis vadices longissimas
agens, differt a typo folíis angustioribus (6 mm. lat.) panicu-
la lineari-contracta, ramis basi non setosis simplicibus, spi-
culis binis non imbricatis, longius pedicellatis (pedicello pri-
mario quam spicula duplo, secundario ea £- plo breviore).
Crescit etiam in viciniis urbis Montevideo, ubi cl. Arechavaleta
in «Orilla de la laguna» legit. Forma genuina in Uruguay
etiam variis locis inventa ex Africa illata esse dicitur. Var.
helodes vero indigena esse videtur, probabiliter P. spectabile
Nees. forma aquatica.
Stuckert: Herb. arg. n* 13,863 (S. 11. 1904). Estancia San Teo-
doro, ped. Villamonte, Dep. Río I. Prov. Córdoba.
Es una graminácea de cañas bastante robustas y jugosas, que
vive sumergida bajo el agua, emitiendo de sus internodios raíces
larguísimas con las que se fija en las partes barrosas de la orilla ó
del fondo. La inflorescencia, que es una espiga, se eleva sobre el
nivel del agua, mientras que casi todas las otras partes de la plan-
ta quedan sumergidas completamente. No es una planta de pan-
tano ó de agua estancada como podría suponerse, sino es planta
acuática que se fija en partes terrosas dentro de la corriente mis-
ma del rio, ó sea del Río I, que en el presente año llevó un buen
caudal de agua,
No deja de ser una curiosidad que después de haber estado seco
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 70
el río durante cuatro años, aparezca ahora al aumentar mucho su
volumen de agua, en su corriente una planta flotante.
Debo advertir, que la forma típica es ponderada como uno de los
mejores pastos forrajeros. Dícese ser originaria de Angola (Africa)
y del Brasil; pero encontróse la típica en varios parajes pantano-
sos del Uruguay y la presente variedad solo una vez también ahí,
pero, para la República Argentina, la menciono por primera vez,
37. Panicum velutinosum Ners,
Nees ex Trin. Gram. Panic. 144 (1826) et Noes Agrost, bras.
p. 121 (1829).
forma typica, vivide.
Syn: Panicum velutinam Kunth, Enum. 1. 92,
Stuckert: Herb. arg. n* 11,070 (20. 11. 1902); n” 11.719 (111, 1902)
de las cercanías de Córdoba y n* 13,776 (1 11. 1904). Estancia San
Teodoro, ped. Villamonte, Dep. Río 1. Prov. Córdoba.
Planta de unos 50 cm. de altura, muy ramosa, de tallos gruesos;
hojas anchas y velutinosas, ella no se parece á la mayor parte de
las gramináceas, sino más bien á un amaranto. La he observado
solo en estos dos puntos, en donde apareció muy social.
Planta que aparece muy tarde, floreciendo recién en Marzo ó
Abril, y es por primera vez que cito esta especie para la República
Argentina; siendo esparcida profusamente en el Brasil.
58. Panieum velutinosum Neres.
forma violascens STUCKERT. nov. forma.
Paniculae colorationem violascentem praebeant.
Stuckert: Herb. arg. n* 11,070 a (20. 11. 1902) ¡unto con n* 11,070-
Municipio de Córdoba á 5 kilómetros de la ciudad al lado de una
chacra.
Es probablemente una forma local de la precedente especie.
=
SS
O
MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
59. Setaria * globulifera Gras.
Gris. Symb. n* 1975,
Syn: Panicam globuliferum Steud. Syn. 1, 51, n* 209.
Stuckert: Herb. arg. n” 11,205 € n” 11,214 (11. 1902). Municipio
de Córdoba; Bajos al Este de la ciudad.
Hieron. Plant. diaph. p. 290; Arech. Gram. urug. p. 148 n* 4,
Kneucker. Allg. bot. Zeitsch. 1903, Gram. exsicc. n* 370,
Grama tierna de 30-40 cm. de altura, espigas compuestas de
pequeños globulitos aristados. Florece como todas las setarias en
verano y suministra un excelente forraje, en particular para el ga-
nado vacuno.
Su existencia en la República Argentina es constatada en Pata-
gonia, Buenos Aires, Entre-Ríos y Tucumán, y ahora también en
Córdoba; fuera del país en el Uruguay.
60. Setaria gracilis H. B. K.
H. B,K. Nov. Gren. et Spec. 1. 109. (1815).
Syn: Setaria glauca Beauv. var. imberbis Roem. € Sch. in Gris.
Symb. n* 1,972 pp.
Syn: Chaetochloa gracilis (HBK.) T. L. Scribner; Studies of
the N. A. spec. of Chaetochloa. p. 15; Speg. Fl. Tandil p. 52 n* 312,
Syn: Panicam imberbe Poir. Encyel. Meth. Suppl. 1v, p. 272.
var. gracilis (H. B. K.); Kneucker en Allg. bot, Zeitsch. p. 1 1902,
ni 1sf.
Stuckert: Herb. arg. n* 11,077, 11. 20. 1902 y 12,667 24. 1. 1903,
camino á la Chacra de la Merced en los alrededores de Córdoba,
6 Como digo á pág. 75. OK. Rev. 1112 347 y T. v. Post. € OK. Lex. 115 n” 67.
«€ €E17, no 67, afirman corresponder por prioridad, al género Setaria P.B. el
de Chamaeraphis R. Br. (1810) $ 3, Setaria. De modo, que para estos autores los
nombres válidos de las Setarias citadas serían :
Chamaeraphis globulifera (Gris.) OK.
gracilis (HBK.) OK.
imberbis (R. € S.) OK.
leiantha (Hack.) OK.
macrostachya (HBK.) OK.
penicillata Presl.
setosa(P. B.) OK. typica.
et var. interrupta St.
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. dal
no 12,927 (11. 1903). Estancia San Teodoro, Pedanía Villamonte,
Dep. Río I, Prov. de Córdoba. Arech, Gram, urug. 142, n” 1.
Graminácea algo débil, tallos largos y delgados, diferenciándose
principalmente de la Setaria imberbis por sus aristas bastante más
largas. Superior pasto de forraje. Planta observada en la Repúbli-
ca Argentina en Buenos-Aires (Tandil), Córdoba (citado por pri-
mera vez) y Tucumán, en el exterior, Uruguay y Brasil meri-
dional,
61. Setaria imberbis RoEm. ET ScHULT.
R. € S. Syst. Veg. 11. 491,
Syn: Panicum imberbe Poiret, Sec, Meth. Suppl. 1v, 272. (1871).
Syn: Chaetochloa imberbis (Poir.) Scribner, stud. of gen. Chae-
tochloa Bul. Agrost. n* 4, p. 37.
Stuckert: Herb. arg. n” 9,682 (26. 11. 1901), Estancia San Teo-
doro. Ped. Villamonte Dep. Río 1, Prov. Córdoba; n* 12,840 (25. 11.
1903) y n” 12,861 (28. 11. 1903), Laguna de Peiteados, Prov. de Cór-
doba y con varios otros números y fechas de diferentes parajes en
las cercanías de la ciudad de Córdoba.
Especie menos robusta que la «gracilis», de 30-40 cm. de altura
y las aristas de las espiguillas mucho más cortas; fué confundida
con la especie anterior.
Como la precedente es excelente pasto para forraje.
Su área geográfica especial es algo difícil de definir exactamente,
Es la primera vez que se cita esta especie para la República Ar-
gentina, la creo sin embargo bastante esparcida no sólo en la Pro-
vincia de Córdoba, sino también en todas las provincias del Norte.
62. Setaria imberbis Rorm. ET ScH.
forma flaviseta HackeL nov, forma,
Forma ad Set penicillatam Presl. vergens. Ulterius observanda.
Stuckert: Herb. arg. n” 13,925 (22. 11. 1904). Estancia San Teo-
doro, ped. Villamonte, Dep. Rio 1. Prov. Córdoba.
Es una setaria muy parecida á la gracilis H.B.K. con setas más
cortas y amarillas. Se le ha dado provisoriamente este nombre pu-
diendo resultar luego, que después de un nuevo y minucioso exá-
VES MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
men con material más amplio, resulte ser una de tantas especies
que este género ostenta.
Las plantas de esta forma se presentan en innumerables ejem-
plares á lo largo de la costa del Río I, prefiriendo terreno arenoso
y húmedo, mientras que la especie Set. penicellata Presl. se encuen-
tra en lomadas y terrenos más secos.
Por lo pronto, esta forma es nueva para la ciencia.
63, Setaria leiantha Hackez, nov. spec.
Perennis, rhizomate brevi. Culmus erectus, ad. 35 cm. altus, sub-
compressus, gylaberrinas, circ. ¿-nodus, simplex. Vaginae
subcompressae, laxiusculae, internodia superantes, scaberu-
lae, ore nudo.
Ligulae breves, membranaceae, longiuscule ciliatae.
Laminae e rotundata basi lineares, sensim acuminatae, circ.
20 em. long., T mm. lat. rigidulae, seaberulae, margine sca-
berrimae, virides tenui-nerves. Panicula cylindrica, subae-
qualis, densa circ. 10 cm. long., Tam. lat., rhachi villosula,
ramis brevibus (0,5-1 em. longis) appressis binis, altero basi
nudo, altero a basi spiculifero uterque multi spiculatus, rha-
chi glabra, seabra, spiculis (in quoris ramulo 10-125) sub-
sessilibus dense imbricatis, singulis seta sinyula 6-S mm. longa
(spicula 5-4-plo longiore) aculeolis sursum directis deorsum
scabra fultis, quaedam in quovis ramulo hebetatae. Spiculae
late ovatae, valde convexae, parvae (vi. 2 mm. long.), gla-
brae pallide viridulae. Gluma 1, orbiculariovata obtusiuscu-
la, tenuiter membranacea, spiculam dimidiam subaequans,
l-nervis; IL, spicula */, brevior, late elliptica, acutiuscula,
apiculata, 3-nervis, nervis tenuissimis extus non prominulis,
glaberrima; III, spiculam aequans, secundae similis misi mi-
nus convexa e. planiuscula, paleam floremque SY fovens; LV.
spiculam aequans, ovata, subadunco-apiculata, laevis, albi-
da. Palea glumam subaequans, ei similis, plana.
In multis spiculis adest gluma V., quartae simillima nisi paullo
minor, etiam florem + fovens; in talibus spiculis gluma III
vacua est,
A/finis S. setosae R. de Sch., quae differt a nostra panicula
sursum attennuata, ramaulis interum ramaulosis, spiculis 3 mm.
longis, gluma IL, spicula */z breviore 5-nervi, nervis promi-
nentibus, IV et palea transverse rugulosis. Inter omnes spe-
cies nostra excellit gluma 1V, laevi,
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 19
Stuckert: Herb. arg. n* 12,863 (28. 11. 1903) Municipio de Cór-
doba, Puesto del Paraiso á 5 kilómetros al Este de la ciudad.
Esta nueva especie de unos 40 cm. de alto es muy aliada con la
S. setosa R. € Sch. distinguiéndose principalmente de aquélla por
sus glumas lisas,
La encontré en un solo punto, no conozco por consiguiente su
dispersión; la creo como á todas las setarias un buen pasto forrajero-
64. Setaria macrostachya H. B. K.
H. B.K. Nov. Gen. et Spec. 1. 110.
Syn: Chaetochloa macrostachya F. L.S. Scribner, in Bul. n* 21,
Agrost, 61, Dep. Agricult. U. S. A. (1900) p. 29.
Stuckert: Herb. arg. n* 12,674 (6. 11. 1903). Dep. Burruyacu
Prov. Tuc. y n? 12,795 (27. 1. 1903). Municipio de Córdoba, Pues-
to del Paraiso á 5 kilóm. de la ciudad.
Especie confundida y citada como sinónima con la Setaria setosa
P. de Beauv. por ejemplo en Arech. Gram. urug. p. 150.
Planta bastante robusta, de 50-100 cm. de altura, espiga llena y
grande. Excelente forraje de engorde.
Especie que cito por primera vez para la República Argentina,
conocida de casi toda la América del Sur, México y América sep-
tentrional,
65. Setaria penicillata PresL.
Presl. Rel. Haenk. 1, 314 (1850).
Syn: Setaria glauca Beauv. var. penicillata Gris. Symb. n 1,972 a.
Syn: Panicum penicillatum Nees Agrost. bras. p. 242 (1829).
Kneucker Allg. bot. Zeitsch. Gram. exsicc. (1902), n* 188,
Syn: Chaetochloa imberbis penicillata (Nees) Scribner, Studies
of the Gen. Chaetochloa. p. 11.
Stuckert: Herb. arg. n* 10,711, (26. 111. 1901). Estancia San Teo-
doro, Ped. Villamonte, Dep. Rio I, Prov. de Córdoba y también
con otros números y fechas de los arrabales de la ciudad y en cam-
pos húmedos del Dep. Río IL
Arech. Gram. urug. p. 149, n* 5; Gay. El. chil. vi, 247.
Especie bastante parecida á las anteriores; distinguiéndose prin-
cipalmente por las aristas cortas y rojizas de sus espiguillas.
Como los antecedentes, excelente forraje.
SO MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Indicada para la República Argentina de Tucumán y ahora
también de Córdoba; en el exterior existe en Chile, Uruguay y
Brasil.
66. Setaria setosa P. be Brauv.
P. de Beauv. Agrost. 51. (1812).
Lypica.
Syn: Panicum setosum Sw. Prodr. veg. Ind. occid. 22 (1788),
Kneucker, bot. Zeitsch. 1903, Gram. exsicc. n* 369,
Syn: Chamaeraphis setosa (Sw.) OK. Rev. 1117, 347.
N. v. Camalote, Cola de zorro. (C.)
Stuckert: Herb. arg. n* 8,577 (22, 11. 1900). Río Cuarto, Prov.
Córdoba, remitido por D. Luis Onetto; n” 12,109 (25. 11. 1902).
Ochoa, Dep. Punilla, Prov, Córdoba; n* 12,916 (10. r1r. 1903). Mu-
nicipio de Córdoba, cercanias de la laguna de Peiteados; n* 13,320
(19, 1x, 1903), Burruyacu, Prov. de Tucumán.
Gris. Symb. n” 1,974; Hieron. Plant. diaph. p. 290 et alt. auct.
Grama de 80-120 cm. de alto que suministra un excelente forra-
je, siendo en ciertos prados predominante. Su existencia queda
constatada en Corrientes, Catamarca, Tucumán, Salta, Formosa y
en casitoda la América templada y cálida.
67. Setaria setosa P. DE Beauv.
var. interruptla STUCKERT, NOV. Var.
Planta robustior, inflorescentia remote interrupta.
Stuckert: Herb. arg. n* 12,747 (13. 11. 1903). Alta Gracia, Dep.
Río II, Prov. de Córdoba.
Planta más alta y más robusta que la típica. Inflorescencia de
flores conglomeradas, dejando intersticios de tallo limpio forman-
do asi cierta interrupción en la espiga,
Variedad observada por primera vez y sólo en la localidad in-
dicada, ella es de una altura de 80-100 cm. y suministra como
todas las setarias buen forraje.
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. s1
OK. Rey. 11, 766, y 11”, 347, trata de demostrar, en contraposi-
ción de lo expuesto por Bentham et Hooker «Genera plantarum»,
que no deben coexistir los géneros Setaria P. Beauv. 1812 (no
1807) y Chamaeraphis R. Brown (1810), afirmando que son si-
nónimos y que corresponde á este género por prioridad el nom-
bre de Chamaeraphis, género perfectamente caracterizado por su
autor. Siendo así, todos los otros y nuevos nombres reemplazan-
tes por Setaria, por ejemplo: Ixophorus Schl. (cfr. Bull. Torr.
Club 1895: 422). Chaetochloa Scribn. (cfr. Journal of bot. 1897:
204), serian inútiles enredando el entendimiento exacto de los
caracteres de este género y aumentarian sin causa justificada la
sinonimia,
Cito en seguida, lo que J. L. Scribner dice, al establecer e]
nuevo nombre genérico «Chaetochloa»: Elnombre de Setaria aplica-
do por muchos botánicos á un número de bien conocidas especies de
gramináceas con panojas espesas, erizadas y espinosas, fué primera-
mente dado por Beauvais (Flora Oware y Benin), á una espe-
cie de Pennisetum. En una fecha anterior el nombre fué empleado
por Acharius para designar un género de líquenes.
De acuerdo con todas las reglas de la nomenclatura botánica, este
hecho, de por sí, hace insostenible el uso del tal nombre para desig-
nar un género de plantas fanerógamas, pero, si así no fuera, su pri-
mera aplicación á una especie de Pennisetum lo coloca de hecho
entre los sinónimos é impediría, según las reglas recientes, sn uso
en lo futuro
Algunos botánicos han incluido las gramináceas en cuestión con
las del género Panicum, de cuyas especies difieren por la presencia
de setas ó aristas, las cuales nacen de los pedúnculos de los punti-
llos, debajo de las articulaciones de las espigas. Es debido á este
carácter, combinado con su inflorescencia, que estas especies deben
ser separadas de las del género Panicum, al cual antes pertenecían,
Parece que la adopción del nombre genérico «Chamaeraphis», in-
troducido por KR. Brown, incluyendo ciertas especies de Australia
y Asia del Sur, que tenían espigas parecidas á las de «Panicum»,
pero con el raquis parcial de la inflorescencia, prolongado en pun-
tas largas y como aristas más ailá de la inserción de la espiga su-
perior ó sea de la única, ha sido una equivocación, encontrándose
la más reciente adopción de «Zxophorus» por Setaria en idénticas
condiciones.
Este último género «fxophorus» posee caracteres bien determi-
nados como valor genérico, y lo mismo puede decirse de «Chamae-
AvaL. Mus. Nac. Bs. As., SeriE 3%, T. 1v. JuLio 5, 1904, 6
S2 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
raphis». Por consiguiente ninguno de estos nombres puede confun-
dirse con Setaria, á menos que se usen en un sentido muy general
como para indicar todas las especies que Steudel incluye en la sección
Setaria, es decir, aquellas especies que, como dice Schlechtendahl,
tienen: Spiculae in axibus inflorescentiae variae evolutis pedicellatae
sessilisve, axium sterilium, setae aemulantium majore minorve copia
cum spiculis nascente. Aceptando esta fórmula como resultado na-
tural y lógico de caracteres demasiado artificiales se formaría una
conglomeración heterogénea de especies, fatalidad que sería fácil de
evitar, pues con la definición del género que tenemos en la actuali-
dad podrían ser tratados mucho más fácil y sistemáticamente, basán-
dose sobre caracteres más naturales y genéticos. Entre tanto nues-
tras asi llamadas Setarias, podrian, bajo un concepto lato ser clasi-
ficadas con el género Panicum, del cual parecen formar un grupo
bien separado, como lo indican los caracteres anteriormente ex-
puestos y los cuales opinamos sea mejor mantenerlos como un gé-
nero separado bajo la nueva denominación de Chaetochloa.
Nora. ¡Cuánta duda é inseguridad para establecer, adoptar ó
decidirse por uno ú otro género! Yo no me encuentro suficiente-
mente preparado para atreverme á lanzar un juicio propio al res-
pecto, y me quedo por lo pronto con el género « Setaria! ». Stue-
kert.
65. Cenchrus myosuroides H.B.K.
H.B.K. Nov. Gen. pars. 1, 115.
Syn: Pennisetum myosuroides Spreng. Syst. 1, p. 303.
N. y. Cadilla, Cola de zorro, Flechilla, Roseta, Cadillo.
Stuckert: Herb. arg. n” 9,838». (20. 11. 1902); n* 11,046 (20. 11.
1902). Municipio de Córdoba, de las cercanías de la ciudad y de
muchos otros números, fechas y procedencias de diferentes de-
partamentos de la provincia; n* 13,324 (19, 1x. 1903 ), Burruyacu,
Prov, Tucumán.
Gris. Pl. Lor. n* 814; Symb. n” 1,779; Hieron. Plant. diaph. p.
291; Niederl. Riq. forest. p. S0; Arech. Gram. urug. 157, n” 3;
OK. 11”, 347.
Graminácea robusta de 60-150 cm. de altura. Pasto duro, y
sin embargo, apetecido por los animales yeguarizos, pero poco por
los vacunos.
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. s3
Sus involucros espinosos penetran fácilmente en la piel de los
animales, les molestan y ocasionan á veces por este motivo graves
perjuicios en las majadas de ovejas. El cocimiento de sus rizomas
es suministrado como diaforético y diurético, así como también
para inyecciones contra la blenorragia.
Esparcido, hasta en los terrenos más áridos, en Córdoba, Cata-
marca, Tucumán, Salta, Corrientes, Misiones. (Uruguay, Paraguay
y Brasil).
69. Cenebrus tribuloides Lix.
Lin. Sp. Pl. 1050 (1753) et Sp. Pl. Ed. 1. 1489.
Kth. En. 1 166.
Syn: €, spinifex Cav, Ic. et desc. v. p. 38 tab. 461.
Syn: €. muricatus Chil, Sert, mend. 1. 202. n* 233,
Syn: C, echinatus Lin. var. tribulodes (Lin.) OK. Rev. 11. 765.
N. v. Roseta, Flechilla, Lucero ( Arg.) Capim roseta (Bras. ).
Stuckert: Herb, arg. n” 9662 (26 111. 1900). Municipio de Córdo-
ba, cercanías de la ciudad y de muchos otros Nos., fechas y proce-
dencias de la provincia.
Gris, Pl, Lor. n* 815; Symb. n* 1,980; Lor. Veg. Nordest. Entr.
p. 150, n” 1,292; Lor. € Niederl. Eped. R-N. n” 304; Hieron.
Plant. diaph. p. 291; Niederl. Mis, p. 73.
Arech. Gram. urug. p. 156, n” 2; Peckolt. PJ. med. bras.
(1891) 462,
Graminácea rastrera de poca extensión, inflorescencia en espigas
erguidas de 2-3 cm. de largo, formando por la conglomeración de
sus involucros pequeñas cápsulas munidas de prominencias espino-
sas punzantes, muy molestas para el transeunte, las que, sobre todo
en tiempo de madurez, se desprenden con facilidad, adhiriéndose á
los pelos y en la boca de los animales, que se ponen en su contacto.
Se encuentra con preferencia en las chacras y terrenos cultivados
y arenosos. Su área geográfica es R-N., B-A., M., S-L., C., Ct., T.,
S., (Uruguay, Chile, Brasil y casi toda la América meridional).
s1 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
710. Pennisetum * montanum * (Grxs.) Hack. ined.
Syn: Hymenachne montana Gris. Symb. n* 1,971.
Hieron. Plant. diaph. p. 291. (error Hymenache).
Syn: Cerchrus mutilatus OK. Rev. 11? 347.
Syn: Pennisetum mutilatum Hackel in lit. ad. OK. 1. c,
Stuckert: Herb. arg. n” 12,828 (25. 11. 1903) Quebrada del Salto,
Ochoa, Dep. Punilla, Prov. de Córdoba.
Grama con cañas erguidas y articuladas hasta de un metro de
altura. Forraje algo duro,
Conocida solo de pocos puntos de las Sierras de Córdoba y Ca-
tamarca en alturas de 1.000 á 1.500 m. s/m.
11. Pennisetum rigidum (Guis.) Hack. nov, nom.
Syn: Gymnothrix rigida Gris. Pl. Lor. n* 813; Symb. n* 1,978;
Hieron. Plant. diaph. p. 290.
N. v. Simbol, Paja simbol, Cola de zorro, Cola de zorro áspera.
Stuckert: Herb. arg. n* 13,125 (2. v. 1903). Municipio de Cór-
doba al Oeste de la ciudad, junto á los filtros de agua y profusa-
mente dispersada en parajes bajos y montañosos de la Prov. de
Córdoba.
Planta de cañas de 50-80 cm. de altura, de consistencia dura y
de poco valor nutritivo para las haciendas, perjudicial é incómo-
da por sus involucros adherentes.
Los rizomas de esta especie son fuertes é intrincados, dirigién-
dose en todas direcciones, por cuya causa se presta para conso-
lidar terrenos movedizos y medanosos. Su existencia ha sido hasta
ahora observada en C., Ct., R.
7 OK. Rev. 1112 347 y T. v. Post. «— OK. Lex. 108 n” 69 «€ 617 n” 69 no reco-
nocen el género Pennisetum Pers. considerándolo sólo como párrafo (sección)
de Cenchrus L., de modo que las plantas citadas bajo este nombre deberian lle-
var como válidos los nombres:
Cenchrus montanus (Gris.) OK. $2. Pennisetum (Pers. OK.
> rigidus (Gris.) OK. et var. longiseta Gris. ($ 4. Gymnothrix Beauv.) OK.
Debe ser debido á una confusión, que el Dr. O. Kuntze, en OK. Rev. 1113 354,
cita la especie Hymenachne montana Gris. como sinónimo á la LEriochloa punctata
(Lin.) Ham.
8 Según OK. Rev. m1? 1. c. y T. v. Post. € OK. Lex. 108, esta especie es el
único representante del $ 6 (sección) < Hackelopsis>, exposición seguramente de-
sacertada. En el caso de aceptar la subdivisión del género Cenchrus L. como lo
proponen los autores citados, la especie debe pertenecer al $ 2. Pennisetum
(Pers.) OK. y el $ 6, debe borrarse. (Stuckert).
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 85
72. Pennisetum rigidam (Gris.) Hackel.
var. longisetum Gras.
Gris, Symb. p. 308. n* 1,978, a.
Forma setis longioribus 6-8 mm. longis, spiculam breviorem
duplo excedentibtts.
Stuckert: Herb. arg. n* 13.522 (19, 1x. 1903) Alto Alegre Dep.
Burruyacu, Prov. de Tucumán, remitido por D. Segundo González.
N. v. Simbol.
Planta de cañas duras, fuertes y macizas de 60-100 cm. de altu-
ra, podría servir para algún uso industrial, pero no para la ali-
mentación de haciendas.
Su existencia queda constatada en T. y O.
Tribus ORYZEAE.
73. Luziola leiocarpa Lixnwm.!
Lindm, Svensk. Vetensk. Akad. Handl. 34 (1900) p. 12 (ed. sep.).
Stuckert: Herb. arg. n* 12,666 (24. 1. 1903). Municipio de Cór-
doba, camino á la Chacra de la Merced, en los bordes de la laguna
de Peiteados, y n” 12,854 (25, 11. 1903) laguna de Yofre, localidad
próxima á la primera á 4 kilómetros de la ciudad.
Los últimos ejemplares casi siempre van mezclados con otros de
Leersia hexandra Sw.
Syn: Luziola peruviana Arechavaleta! en Gram. urug. p. 177
n” 1 (non Pers. ).
Tal vez la Luziola peruriana Pers. citada por E. Matoso en «Cien
industrias» p. 172, n” 170 de Corrientes, pertenezca á la especie ci-
tada,
N. v. Arroz silvestre, Arroz menudo, Arroz del agua.
Graminácea primaveral de un verde-amarillento, jugosa, esto-
lonífera de 15-30 cm. de altura. inflorescencia en panojas, con es-
piguillas femeninas axilares pequeñísimas, mientras que las mas-
culinas son terminales y un poco mayores, El fruto es un cariopso
elíptico pequeño.
S6 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Esta especie fué antes frecuentemente confundida con la Luzio-
la peruviana Pers. de la cual, sin embargo, se distingue por sus es-
piguillas más menuditas, pero mayormente por su cariopso mucho
más pequeño, completamente liso y no estriado. Es un pasto muy
buscado por el ganado y crece en lugares pantanosos y hasta
dentro de acequias de agua de poca corriente.
Las semillas trituradas son empleadas para hacer cataplasmas
emolientes.
Planta citada por primera vez como habitante de la República
Argentina, siendo conocida del Uruguay y de Rio Grande do Sul
(Brasil).
74, Leersia * hexandra SwaRTZ.
Swartz, Nov. Gen. et spec. Pl. 21.
Syn: Leersia contracta Nes. ab Esenb. Agrost. bras. 516.
Syn: Oryza hexandra Doell. in Mart, et Eichl, Flo». bras. 11. 2. 10,
Syn: Asperella hexandra Roem.
Syn: Homalocenchrus hexandrus (Sw.) Britton Trans. N. Y.
Acad. Sci. 1x; OK. Rev. 11. 717.
N. v. Arroz silvestre, Arroz bravo.
Stuckert: Herb. arg. no 12,915 (10. 111. 1903) Municipio de Cór-
doba; Laguna de Peiteados á 5 kilómetros de la ciudad y con otros
números, fechas y localidades de las cercanías de Córdoba, á veces
mezclada con Luziola leiocarpa Lindm.; n* 13,907 (16. 11, 1904.)
Dep. Río I.
Hieron. Plant. diaph. p. 283 (con var. mexicana Kth.).
Speg. Flor, Tandil p. 52. n* 313.
Arech. Gram. urug. p. 183. n” 1,
Peckolt, Pl, med. bras. (1891) p. 366.
Planta acuática, de tallo ascendente, de 30-60 cm. de altura,
hojas de un verde pálido, inflorescencia en panoja con espiguillas
muy pequeñas. El fruto es un grano blanco comestible.
Especie poco divulgada en la República Argentina, buen forra-
je, observada en B.-A. y C. (por primera vez). Uruguay, Bolivia
y Brasil).
Y Según OK. Rev. 11. 777 y T. v. Post. € OK. Lex. 617 n? 87, al género Leersia
Sw. pertenece por prioridad el nombre de Homalocenchrus Miez., asi que á la
especie habria que designarla seg. OK. Rev. 1. c. Homalocenchrus hexandrus (Sw.)
Britton. 1. c.
00
-]
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS.
Tribus PHALARIDEAE,
75. Phalaris angusta Nerzs.
Nees ab Es. Agrost. bras. 391.
Syn: Phalaris americana Ell. Bot. 1, 101.
Syn: Phalaris occidentalis Nutt. ex Trin. Act. Petrop. (1840)
p- 56.
Stuckert: Herb. arg. n” 12,025 (12, xr. 1902). Villa del Rosario,
Dep. Río 11, Prov. de Córdoba.
Gris. Symb. n* 1915; Hieron Plant. diaph. p. 285.
Speg. Nov. add. ad Flor. Patag. in An. Mus, Nac. B.-A, vir, 184,
no 617; Arech. Gram. urug. p. 236, n” 1.
Planta hermosa, de un verde reluciente de un metro y más de
altura que se cría en bajos cenegosos; cañadones de tierra negra
húmeda y constituye un alimento confortable para las haciendas.
Fué observada en la República Argentina en el Chubut, Entre-
Ríos, y ahora por primera vez en la Provincia de Córdoba, en el
exterior en Uruguay, Am. temp. y trop.
76. Phalaris canariensis Lay.
Lin. Spec. 79.
Stuckert: Herb. arg. n* 11.612, (1. 1902), San Fernando cerca de
Buenos Aires recibido determinado por el Sr. Miles Stuart Pen-
nington y con otros números de las cercanías de Córdoba, cierta-
mente escapado de la cultura.
Gris. Symb. v* 1916; Berg, Enum. p. 18 n* 123,
Hieron. Plant. diaph. p. 285; Speg. Pl. Pat. austr. 580 1” 378;
Arech. Gram. urug. p. 239 n? 3.
N. v. Alpiste, Alpistera.
Pasto de un verde agradable, cuyas semillas son el sustento prin-
cipal de los canarios. Especie exótica pero cultivada ( y á veces es-
pontánea) en Pat, B.-A., O. E., Uruguay y Brasil.
Dn
S MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Tribus AGROSTIDEAE.
Aristida Adscensionis Lay.
Lin. Spec. Ed. 1, p. 82.
Nota: Es esta una de las especies de gramináceas más ricas en
formas y ella se esparce con sus numerosas variedades y formas
por todos los países algo cálidos del orbe excepto Australia.
Muchas de las formas pertenecientes á esta especie fueron des-
critas como especies propias, pero las formas intermediarias son
tan numerosas que aquellas no pueden sostenerse como tales.
En la Argentina también el número de las formas no es restric-
to, pero por esta vez voy 4 mencionar únicamente las formas en-
contradas en las colecciones del Sr. Stuckert, reservándome para
estudios ulteriores las formas que se hallan en las colecciones de
Galander y Hieronymus. Hackel.
A pesar que el Dr. O. Kuntze en su Revis. Gen. Pl. 1m* 339
(1898) ya indicó esta especie como habitante de la República Ar-
gentina, le agrega como variedad la palabra americana (L.) OK.,
la cual en efecto se refiere á una especie propia bien definida ó sea
á la Aristida americana L. Amoen. Acad. v, 393: (Syn. A. disper-
sa Trin.) la que en cuanto á la forma, hábito y carácter de la es-
piga es muy aliada con la A. Adscensionis L., sin coincidir sin em-
bargo con ella. Stuckert.
77. Aristida Adscensionis Lix.
var. « argentina HackeL nov. var.
Perennis, culmus simplex, elatior (ad 50 cm. altus), folia con-
voluta, panicula elongata (ad 20 cm. long.) lineari-oblonga,
ramis longiusculis saepe subrutantilus multifloris in */, infe-
riore indivisis, Glumae sterilis sensim acuminatae longiuscule
mucronatae, integrae, L, quam fertilis (111.) parum brevior,
11, illam superans; (1, circ. 11 mm., IL, 14 mm., UL, 12 mm,
long.) Gluma III, laevis. Arista rami circ. 3 cm. longi.
Stuckert: Herb. arg. n* 10.458, n* 10.488, n* 11.013 y n* 11.446,
(xi. 1091), procedentes de Mina Clavero y sus inmediaciones.
Dep. San Alberto, Prov. de Córdoba.
(0)
(o)
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS.
78. Aristida Adscensionis Lay.
var. £ laevis HackeEL nov. var.
Ut praecedens, sed culmi e nodis pluribus inferioribus ramos,
folia planiuscula, panicula linearis, pauciflora; glumae ste-
riles obtusiusculae, mucronatae, TH, (circ. 11 mm. long.) 111,
aequans, L, (circ. $ mm. long.) ea brevior; gluma III, laevis;
aristae rami 1,5 cm. circ. longi.
Stuckert: Herb. arg. n* 10.454, (x11. 1901). Mina Clavero. Dep.
San Alberto, Prov. de Córdoba cum var. praecedente.
Tal vez sería mejor considerarla como subvariedad de la antece-
dente; mientras que las otras dos variedades se distinguen mucho
más netamente.
79. Aristida Adscensionis Lix.
var. y scabriflora HackeL. nov. var.
Perennis, culmi humiliores, simplices, folia plana v. subconvo-
luta; panicula stricta, densa, lineari-oblonga, ramis brevibus
fere a basi floriferis, spiculae minores, glumae obtusiusculae,
mucronulatae; L, circ. 4,5 mm. long., IL, 6 mm., UL, 7-8 mm.
long., praesertim superne carinaque scabra; aristae rami
circ. 1 cm. longi.
La forma de esta variedad se aproxima mucho á la especie Aris-
tida coerulescens Desf., sin convergir sin embargo directamente
con ella,
S0. Aristida Adscensionis Lay.
var. 2? modesta HAckEL. nov. var.
Annua? Culmi humiles (7-10 cm.), basi geniculati simplices, fo-
lia brevia, planiuscula; panicula oblonga, brevis (circ. 9 cm.
long.) densiflora; spiculae parvae: gluma L. circ. 4-5 mm,
et TIT, 6 mm. longae, steriles breviter acuminatae, fertilis sca-
briuscula, ejus aristae rami circ. 12 mm. longi.
90 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Stuckert: Herb. arg. n* 11,707 (xrr. 1901). Mina Clavero. Dep.
San Alberto, Prov. de Córdoba; y n* 13,139 (28, v. 1903) de las
cercanías de la ciudad de Córdoba.
Variedad de cercano parentezco con la Aristida Adscensionis L.
var. pumila (= A. pumila Decsne), distinguiéndose sin embargo
de ella, por sus glumas (estériles) más obtusas y más cortas.
Stuckert: Herb. arg. n* 13,325 (19, vin. 1903). Cañada Alegre,
Dep. Burruyacu, Prov. de Tucumán constituye también una varie-
dad de la misma, pero no es determinable con seguridad, por cau-
sa que sus glumas fueron cambiados de forma por la invasión de
un Ustilago.
Las variedades de esta especie son plantitas de una altura de 10
á 40 cm., en lo general de muchas espigas, pero de insignificante
valor forrajero. Su área geográfica es como ya he dicho muy vasta
en la República Argentina, y fuera de ella. Llevan el nombre de
Saetilla, con ó sin adjectivos, blanca, rojiza, azuleja, etc.
Sl. Aristida Adscensionis Lix.
rar. <. coerulescens (Desr.) Hack. nov. nom.
tvpica
Syn: A, coerulescens Desf, Fl. Atlant. 1. 109.
Stuckert: Herb. arg. n* 13,865 (11. 11. 1904) y n* 13,959 (27. 11.
1904). Estancia San Teodoro, ped. Villamonte, Dep. Río I. Prov.
Córdoba y de muchos otros números, fechas y procedencias (Dep.
Río 1, y Punilla) de la provincia.
OK. Rev. 11? 3539 la cita como sinónimo directo de la 4. 4ds-
censionis Lin, Pero ni Gris., ni Hieron. mencionan esta especie,
porque la confundieron con la 4. stricta Mich.
Kneucker, Allg. bot. Zeitsch. 1903. Gram. exsicc. no 2B 1,
Pasto bonito de espigas largas azulejas, de una altura de 50-50
cm., muy frecuente en terreno arenoso.
Como forraje es de un valor insignificante.
En la R. A. ocupa seguramente un ¿rea geográfica bastante lata.
Fuera del país prodúcese en muchas partes de la América mer. y
bor.; en las Ind. orient., en Afr. bor., España, Reg. medit., Pales-
tina, etc.
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. Sl
82. Aristida Adscensionis Lux.
var. <=. coerulescens (Desr.) HackrL.
subvar. condensata Hack. nov. subvar.
Dijfert a typo, panicula condensata, ramis primariis mox su-
pra basin, secundariis et tertiariis a basi spiculiferis. In typo
ramas primarius in 3 inferiore nudus, secundarid mox su-
pra basin spiculiferi.
Stuckert: Herb. arg. n> 14,069 (20, 111. 1904). Estancia San Teo-
doro, ped. Villamonte, Dep. Río I. Prov. Córdoba y con una serie
de números de diferentes fechas y procedencias, algunas muestras
hasta del Municipio de la ciudad, entre estos últimos hay el n*
12,875 (28. 11. 1903) de una forma más débil y más pálida,
Subvariedad que no se diferencia de la variedad típica sino por
sus panojas más contraidas.
Ella es citada por primera vez; pero la creo bastante dispersada
en la R. A.
83. Aristida cordobensis HackeL nov. spec.
Perennis, crespitosa. Culmi erecti, gracilis, ad 20 em. alti, tere-
tes, glaberrimi, 2-3 nodi, e nodis omnibus v. saltem inferiori-
bus ramosi, superne breviter nudi. Vaginae teretes, arctae,
glaberrimae, internodia subaequantes, ligulae breves, ciliares,
laminae lineares, semsim acutatae, planae o. ti sicco subcon-
volutae, ad 10 cm. long., 2 mm. lat., glabrae, subtus laeves, su-
pra marginibusque scaberulae, rigidulae, crassinerves.
Panicula linearis, stricta, ad 20 cm. longa, (axillares multo bre-
viores) laxiuscula, basi subinterrupta, rhachi scaberula, ra-
mis brevibus (3-5 cm. long:) rhacheos internodiis plerumque
longioribus, erectis, solitariis e. binis scabris, basi breviter v.
ad *], usque nudis, 4-6 spiculatis, spiculis arcte appressis sub-
imbricatis breviter pedicellatis.
Spiculae lineares, 10-11 mm. longae, viridulae v. subviolascen-
tes. Glumae steriles valde inaequales: L. 4 mm. long., lineari-
lanceolata, acutissima, 1-nervis, carina laevis; IL. 10-11
mm. longa anguste lineari-lanceolata, acutissima, 3-nervis,
nervis lateralibus brevibus, carina scabra; gluma UI. (ferti-
99 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
lis) quam IL. fere */, brevior ($ mm. long.) angusta linearis,
arcte convoluta, callo acuto breviter barbato, scaberula, viri-
dula et nigro-maculata, apice haud torta neque articulata,
sine stipite in aristam abiens.
Aristae rami subaeqguales, 2-2,5 cm. longi, scaberrimi, primo po-
rrecti, demum basi curvata fere horizontaliter patentes. Palea
brevissima. Antherae 1,2 mm. longae.
Stuckert: Herb. arg. n* 12,741 (13. 11. 1903). Quebrada del rio
de Alta Gracia, Dep. Rio II, Prov. de Córdoba y n” 13,003 (28. nu.
1903); Municipio de Córdoba en los altos cerca del hipódromo vie-
jo y con otros números y fechas de las barrancas del Río I, y del
Dep. Río I. Prov. de Córdoba.
Nora: Esta especie á pesar de ser bastante afine del círculo de
formas tan múltiples de la 4, Adscensionis, no puede ser subordi-
nado á aquél, porque ella se distingue de todas sus formas por la
eran desigualdad en el largo de sus glumas, de las cuales la supe-
rior es 2 4 2 1/, veces más larga que la inferior, mientras que en la
A. Adscensionis la superior es un poco más larga, pero mide á lo
sumo una tercera parte más que la inferior. Como muy caracterís”
tico también en la presente especie es digno de mencionar que la
espiga es estrecha y lineal, asemejándose así habitualmente á la 4.
stricta Michx. Esta última sin embargo se distingue muy bien de
la nuestra por sus hojas largas juncosas, su espiga interrumpida y
sus glumas de forma aristosa-aleznada, casi iguales en el largo.
Lo que es la A. stricta citada por Grisebach en sus «5ymbolae»
como frecuente en los campos de Córdoba, no lo puedo fijar con
exactitud, pero me inclino 4 creer sea una de las formas de la A.
Adscensionis Lin.
Tocante al sinónimo 4. dispersa Trin. que Grisebach anota ahi,
es seguro que pertenece ú este circulo de formas.
Nuestra nueva especie es muy estrechamente aliada con la va-
riedad 2 argentina de la A. Adscensionis Lin., y no queda excluida
la posibilidad que posteriormente puedan descubrirse formas inter-
mediarias. Este grupo en general parece ser excesivamente rico en
formas en la Argentina y su definición, valida en absoluto, debe
quedar suspendida hasta que, sobre la basis de un material amplio,
pueda emprenderse un estudio monográfico de todo el género.—-
Hackel.
Esta plantita insignificante de 15-20 cm. de altura, de cañitas
delgadas, es de aspecto secarón y pelado y ciertamente de poco va-
lor alimenticio para las haciendas.
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 93
En estado fresco la raíz exhala un olor particular recordando al
del cloro,
Es constatada hasta ahora solo en la Provincia de Córdoba.
54. Aristida pallens Cav.
Cav. Icon. et descript. v. p. 43. t. 468, f. 2,
Syn: Chaetaria pallens P. de Beauv. Ess. 30.
N. v. Pasto amargo (Pat.) Barba de bode (Bras.).
Stuckert: Herb. arg. n* 12,030 (10. xr. 1902). Colonia Ruiz Vi-
dela Dep. Rio 11, Prov. de Córdaba, del Dep. Río I y de otros nú-
meros, fechas y procedencias de la provincia.
Gris. Symb, n* 1,912; Hieron. Plant. diaph. p. 295; Niederl, Mis.
p. 73. Speg. Flor. Vent. p. 61. n” 344; Flor. Tandil p. 53, n* 323;
OK. Rev. 11* 341; Arech, Gram. urug. p. 2414 n” 1; Gay Fl. chil.
vi. 29; Peckolt, Plant. med. bras. 1891, p. 465.
Plantita insignificante de cañas cespitosas, hojas estriadas agu-
das de 15-33 cm. de alto. Inflorescencia en panojas erguidas y ra-
mificadas, siendo las espiguillas más ó menos fascicnladas.
La infusión de la planta pasa por ser aperiente y emoliente.
Las hojas trituradas y aplicadas en forma de cataplasmas son pre-
conizadas para entorpecimientos de las funciones del hígado.
Como forraje es de poca estimación y algo amargo.
Para el Dep. Río 11 de la Prov. de Córdoba la cito por prime-
ra vez.
Especie que crece en Patagonia, Buenos Aires, Entre-Ríios, San-
ta-fé, Corrientes (Uruguay, Chile, Brasil).
Aristlda Spegazzinii Arrch.
Arech. An, Mus. Nac. B.-A. tomo 1v. p. 177. fig. 1.et Arech. Gram.
urug. p. 247. t, xxx, 1894.
var. « genuina HackEL inedit.
Culmus superne breviter nudus. Paniculae circ. 12-14 cm. lon-
que, rami 2-3 mi, primarit longiusculi, basi 2-3 cm. nudi, api-
ce 2-3 spiculati.
Spiculae purpureo-violaceae, yluma 1. 19-16 mm. long., mucro-
nata; 1, 11-12 mm. long. subito mucronato-acuminata, nec
bidentata; mí. 12 mm. lonyg., aristae rami 0-7 cm. longi.
94 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Speg. Fl. Vent, p. 52 n* 305 y Fl. Tandil p. 53 n* 321.
Hasta ahora era sólo conocida de la Argentina, de la Prov. de
Buenos Aires, siendo descrita originariamente del Uruguay.
S5. Aristida Spegazzinii Arrch.
var. ( abbreviata HackeL nov. var.
Culmus superne longe denudatus, paniculae cir. 10 em. longae,
rami 2-3 1% valde abbreviati, primarius viz ad 1 cm. supra
basim nudus, 2-spiculatus, secundarii brevisimi, unispiculati.
Spiculae stramineo-viridisv. leviter vrufescenti-suffusae, glu-
ma 1 14 mm-long., bidentula, mutica, 11, 11 mm. long., minu-
te bidentula, inter dentes mucronulata, 11. 12 mm. long.,
aristae ramái 3,5-4 cm. long.
Stuckert: Herb. arg. n* 12,415 (31, x1r. 1902). Alturas al Oeste
de Calera, Dep. Punilla, Prov. de Córdoba á 1000 m. de altura so-
bre el nivel del mar.
86. Aristida Spegazzinii Arzch.
var. y pallescens HaAckEL nov. var,
Culmus ad apicum usque vaginatus, Puniculae circ. 20 cm.
long. rami bini, primarius satis longus ramulosus S-6-spicu-
latus. Spiculae pallescentes, raro aristae leviter violascentes.
Gluma 1. 16-18 mm. long., acutisima mucronata; 11. 10 mm.
long., bidentula, mucronata; 111, 10 mm. long., aristae rami
$-9 cm. long.
Stuckert: Herb. arg. no 12,022, 12,047, 14,049, 12,050 (10-13.
xr. 1902). Colonia Ruiz Videla, pedanía Matorrales, Dep. Río 11,
Prov. de Córdoba,
Nora: Las dos variedades » y £ son habitualmente bien distin-
tas, pero la construcción de las espiguillas, sólo demuestra una di-
ferencia insignificante, quedando la Aristida Spegazzinii típica
próximamente en medio de ambos.
El carácter más importante de esta variedad consiste en que la
egluma les más larga que la gluma II, mientras que en todas las
otras especies argentinas sucede lo contrario. —Hackel,
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 95
Pastitos bajos, sin atractivo particular, que más bien parecen
siempre secos y estimo sean de poco valor nutritivo para las ha-
ciendas; descritas como se ve por vez primera,
S7. Stipa*” brachychaeta Gor.
Godr. Flora. Juven. ed. 1. p. 42. (1853) et Mem. Montp. sect. med.
1. p. 448 (1858),
Syn: Aristella brachychaeta Godr, Mem. Soc. scien. nat, Cher-
bourg vu. p. 33 (1873).
Syn: Stipa lorentziana Gris. Symb. p. 298. n* 1903 (1879).
Syn: Stipa eminens Cav. £ micrantha OK. Rev. 11”, p. 371.
Stuckert: Herb. arg. n” 10,171 (14. x. 1901) y n* 11,710 (xz1.
1901). Municipio de Córdoba, en las cercanías de la ciudad; n0
12,046 (12. xr. 1902). Colonia Ruiz Videla por Villa del Rosario
Dep. Rio II. Prov. de Córdoba.
Speg. Stipeae Plat. en Mus. Nac. Montevideo (1901) p. 111
no 29.
Kneucker, Allo. bot. Zeitsch. pug. 1. 1903. n* 371.
Pasto algo duro y bastante robusto de 40 cm. 1 m. de alto, pero
parece regular forraje. Su área geográfica es de regular extensión,
Pampa Central, Buenos Aires, San Luis, Córdoba, Entre-Ríios, Tu-
cumán, Salta (Uruguay).
SS. Stipa capillifolia Hacxez nov. spec.
' Perennis, caespitosa. Culmi erecti, graciles, circ. 20 cm. alti,
teretes, glaberrimi, binodes, e nodo superiore (supra medium
culmum sito) ramum floriferum brevem saepius vagina semi-
inclusum agentes, folia longe superantes. Vaginae culmeae
teretes, internodiis multo breviores, glaberrimae, inferiores
emortuae densum in fibras solutae. Ligula oblonga, obtusa,
ad 1 mm. longa, denticulata, folioruwm innovationum obso-
leta.
Laminae omnes tenuissime setaceae, fere capillares, diametro
0,25-0,30 mm., innovationum 6-8 cm., culmeae 2-3 cm. lon-
yae, omnes acutissimae, molles, glaberrimae, in sicco angulo-
10 Muchos botánicos modernos escriben el nombre genérico en lugar de Stipa,
(Doell).
[en]
MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
sae, virides, 3-nerves, fasciculis sclerenchymaticis 7 discretis
funo mediano, 2 lateralibus infra nervos sitis et 2 lateralibus
infra vallecula inter nervos laterales medioque sitis) munitae.
Panicula oblonga, laxa, subcontracta, pauciflora, 7-8 cm. long.,
lateralis terminali brevior pauperiorque, ramis plerumque bi-
nis, 1-2-spiculatis, spiculis plerisque longepedicellatis, sub-
terminalibus brevipedicellatis, pedicellis scabris.
Spiculae lanceolatae, e flavo, albo et violaceo variegatae.
Glumae steriles subaeguales (1. paullo longior); 1. lanceolata,
in acumen capillare 2-3 mm. longum attenuata, cum acu-
mine 14 mm. longa, 3-nervis, glaberrima; IL. 12-13 mm.
long., 1% similis, sed angustior, 5-nervis, Gluma fertilis
quam 1. duplo brevior, elongato- obeonica, superne 1 mm. lata,
callo 2,5-3 mm. longo subulato-acutissimo, dense rufo-barba-
to, barba ultra mediam glumam producta, reliqua gluma prae-
ter zonam infra-apicalem tenuiter papillosam laevis, leviter
striolata, coronula a reliqua gluma bene distincta, via 0,5
mm. longa, dense ciliolata. Tota gluma fertilis primum dilute
brunnea, demum atrofusca, coriacea.
Arista ad 6 cm. longa, columna 2 cm. longa dense pubescens,
supra medium geniculata, inferne fuscescens, subula viridula,
scabra. Palea glumam aequans, oblonga, truncata, apiculata,
bicarinata, carinis valde approximatis.
Stuckert: Herb. arg. n* 13,803 et n* 14,082 (1. 1904). Estancia San
Teodoro, ped. Villamonte, Dep. Río 1, Prov. Córdoba R. A.
Inter omnes species sectionis « Stephanostipa » Spey. Stip. Plat.
P. 98, distinctissima, foliis capillaribus mollibus, nervis tan-
tum tribus percursis, fasciculis sclerenchymaticis discretis (nec
in stratum hypodermicum continuum confluentibus), panicu-
lis in eodem culmo semper duabus (terminali atque laterali,
interdum specie confluentibus). Structura spicularum ajfinis
St. melanospermae Presl. quae tamen differt spiculis plus
duplo majoribus, gluma fertili excavato- punctata, arista ad
25 em. longa ad */, usque spiraliter torta.
Esta nueva especie de estipa de 20-30 cm. de altura es bastante
frecuente en el paraje indicado. Tocante al tamaño ó utilidad no
ofrece mayor interés, en cambio presenta la curiosa particularidad
que sus espigas laxas ostentan colores abigarrados y que sus hojas
son blandas, numerosas, cortas y filiformes.
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 97
S9. Stipa Clarazii BaLt.
Ball in 1* Contrib. Flor. Cat, et Journ. Linn, Soc. (1884). p. 257.
Syn: Stipa quadrifaria. OK, Rev. nr” p. 369 y 372 (1898).
N. v. Flechilla.
Stuckert: Herb. arg. n? 12,024 € 12,035. (12. xr. 1902), en los
campos abiertos en el camino desde Villa del Rosario á la colonia
Ruiz Videla, Dep. Río II, Prov. de Córdoba,
Paja delgada de,30-60 cm. de altura de una diferencia poco re-
marcable con las otras estipas. Es incómoda y á veces perjudicial
principalmente para la hacienda lanar por sus involucros aristados
puntiagudos. Dispersada en la República Argentina, desde Río
Negro, al Sur de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba (por primera
vez), Tucumán y Salta, como asimismo en el Uruguay.
90. Stipa cordobensis SPEGAZZINI.
Speg. Stipeae Plat. in Anal. Mus. Nac. Montevideo p. 141, n* 41.
Stuckert: Herb. arg. n* 12,142 (25, x1. 1902). Laguna del Salto,
Ochoa, Dep. Punilla (4 1000 m. de altura), Prov. Córdoba, y con
otros números y fechas de varias procedencias del Este de la ciudad.
Esta especie fué descrita en 1901 sobre ejemplares de las inme-
diaciones de la ciudad, siendo yo el primero que la haya observado
en el Dep. Punilla y en cierta altura de la sierra.
91. Stipa hyalina Ners an Esenp.
Nees ab Esenb. Agrost. bras. 378 (1829).
Stuckert: Herb. arg. n” 12,675 (27. 1. 1903), Municipio de Cór-
doba n” 12,924 (11. 1903). Puesto del Paraiso, á 5 kilóm. de la cin-
dad y del Dep. Rio I de la Prov. Córdoba.
Gris. Symb, n* 1901; Hieron. Plant, diaph. p. 293; OK. Rev.
mn 372,
Arech, Gram. urug. p. 261, n” 5;Speg. Stip. Plant. in An. Mus.
Nac. Montev. 1901, p. 58.n* 11.
Graminácea de campos áridos; sus cañas alcanzan á una altura
de 50-100 cm. es de aspecto insignificante. Juzgo que su valor ali-
menticio para las haciendas equivale al de la mayor parte de las
otras estipas.
Su área geográfica es Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Entre-
Rios, (Uruguay y Brasil).
Anar. Mus, Nac. Bs. As., Serik 3%, T. 1v. Juro 6, 1904.
-
9S MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
92. Stipa Ichu (Ruiz € Pav.) Kunru.
Kunth. Rev. Gram. 1. p. 160 (1829).
Syn: Jarava Ichu R. € P. Flor. peruv. V. I. t. 6.
Syn: Stipa Jarava P. de Beauv. Agrost. p. 19, (1812).
N. v. Paja, Paja blanca, Paja de techar, Coirón, Pasto coirón,
Aiba, Eiba (T.).
Stuckert: Herb. arg. n* 11,775. (18. xr. 1900) y (10. vi. 1902)
Est. San Teodoro, Pedania Villamonte Dep. Río 1; n* 12,750. Alta
Gracia, Dep. Río II, (13. 11. 1903) Prov. de Córdoba.
Gris. Pl. Lor. 11,790. Symb. n* 1916; Hieron Plant. diaph. p. 293
OK. Rev, 11”. 372; Speg. Stipeae Plat. An. Mus, Nac. Montevideo
(1901), p.101 n” 24.
Pasto de cierta belleza, en lo general de 40-80 cm. de alto que
forma matas tupidas de gran conglomeración de individuos.
Es buen forraje mayormente para yeguarizos. Sirve para techar
ranchos, En la República Argentina se produce en M. y Cór-
doba (sólo indicado por Hieron. y por mi), pero lo creo de mayor
extensión.
forma ad varietatem sequentem vergens.
Stuckert: Herb. arg. no 12,257 (10. x11. 1902). Municipio de Cór-
doba. Altos Sur, cerca de la ciudad. Forma que se aproxima á la
variedad gynerioides (Phil.) Hack.
93. Stipa Ichu (R. € P.) Krn.
var. gynerioides (PhiL.) Hack, nov. nom.
Syn: Stipa gynerioides Phil, Sert, mend. 11. 203, n* 235.
N. v. Paja de techar, paja bizcachera,
Stuckert: Herb. arg. n” 13,660 (xr. 1903). Estancia San Teodoro,
ped. Villamonte, Dep. Río L, Prov. Córdoba y de otras proceden-
cias del mismo departamento.
Gris. la identifica con la Stipa Ichu Kth.
Hieron. Plant. diaph. p. 293 y ,Speg. Stip. Plat. p. 103: n* 25, la
citan como especie propia.
Estipa de cañas delgadas de 30-50 cm. de altura, sin mayor
atractivo, ni gran utilidad.
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 099
Ella es poco apetecida por las haciendas, las que en general sólo
la comen cuando escasea otro alimento mejor.
A veces se usa esta paja para techar ranchos.
Su divulgación en la R. A. es extensa desde R.-N. hasta T.
94. Stipa manicata Desveaux.
Desv. in Gay Flor. chil. vi. p. 288. (1853).
Syn: Stipa latifolia Arech. Gram. urug. 257, n” 3. (1894).
Syn: Stipa latissimifolia OK. Rev. 11? 362 et 369 (1898).
Stuckert: Herb. arg. (1898) de los alrededores de la ciudad, de-
terminada por el Dr. O. Spegazzini.
Speg. Stipeae Plat, p. 74 n* 16.
Estipa de hoja ancha de unos 20-50 cm. de altura; pero que no
tiene particularidad referente á su calidad como forraje.
Su dispersión geográfica es desde la Patagonia boreal y andina,
por la Pampa Central, las Sierras de Buenos Aires, sierras de Cór-
doba hasta al Este, el Uruguay y al Oeste, Chile.
95. Stipa neesiana Trix. € Ruer.
Trin. € Rupr. in Mem, Acad. St. Petersburg. Ser. vr.
t. v. p. 27. (1842).
Syn: Stipa setigera Pres]. Rel. Haenk. 1. p. 226 (1836).
N. v. Flechilla.
Stuckert: Herb. arg. n” 11,951 (4. x1. 1902) cerca del molino Du-
casse al Oeste de la ciudad de Córdoba y con múltiples otros nú-
meros, fechas y procedencias por ejemplo del Dep. Río I y Río HI
de la Provincia de Córdoba. .
Gris. Symb. n* 1902, Hieron. Plant. diaph. 293; y varios otros
autores.
Speg. Stipeae Plat. in An. Mus. Nac. de Montevideo p. 94, n”
22 c. icon.
Pasto bonito de 60-100 cm. de altura con panojas algo rojizas.
A la vez de ser una de las estipas más comunes del género en
casi toda la república, es también perjudicial. Pues por causa que
sus flechillas, que son de respetable tamaño, se introducen por me-
dio en sus puntas agudas y duriísimas con rapidez en los tejidos
100 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
vivos de los animales, infiriéndoles heridas que pronto se enllagan,
perjudicando así al criador.
La especie es citada por primera vez para los departamentos re-
feridos, existiendo también en el Uruguay y Brasil.
96. Stipa neesiana Trix. € Ruerr.
var. virescens Hackel nov. var.
Differt a typo Panicula angusta, erecta, spiculis in apice pani-
culae per aristas contortis, glumis sterilibus virescentibus,
albo-hyalino-marginatis, gluma fertili albida, concolor.
Stuckert: Herb. arg. 1? 14,064 (111. 1904). Estancia San Teodo-
ro, ped. Villamonte, Dep. Rio LI, Prov, Córdoba.
Esta variedad se asemeja mucho en su porte á la especie típica,
de la cual se distingue por el color verduzco de sus glumas esté-
riles.
Las puntas de sus semillas son temibles, lo mismo que las de la
especie madre,
Como pasto de forraje es de valor secundario.
El punto indicado es el único de donde se conoce hasta ahora la
presente variedad.
97. Stipa neesiana Trix. er Rupr.
forma contorta HackkeL nov. forma.
Differt a typo: Aristis in apice paniculae inter se contortis. Ul-
terius observando.
Stuckert: Herb. arg. n% 12,044 (12, xr. 1902) Colonia Ruiz Vi-
dela, por Villa del Rosario Dep. Río II. Prov. de Córdoba.
Una forma especial (talvez local) con las aristas retorcidas,
98. Stipa pampagrandensis SPEGAZZINI.
Speg. Stipeae Plat, p. 158 n* 48.
Stuckert: Herb. arg. (1899) de la Sierra Chica de Córdoba,
Determinada por el Dr. Spegazzini.
Estipa baja de sólo 15-25 cm. de altura, sin interés particular.
Sólo fué observada en O. y $.
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 101
99. Stipa papposa Nrurs.
Nees ab Esenb. Agrost. bras. p. 377 (1829).
Syn: Stipa Delilei Steud. Synop. Pl. Glum. v, 1, p. 126 n” 31
(1855).
Syn: Calamagrostis plumosa Spreng. Syst. 1, 253,
N. v. Eibe, Paja, Plumerillo.
Stuckert: Herb. arg. n” 14,068 (11. 1904). Estancia San Teodo-
ro, ped. Villamonte, Dep. Río I, Proy. Córdoba.
F, Kurtz, Sert. cord. p. 19, n* 42; Speg. Fl. Vent. p. 64, no 308;
El. Tandil p. 53, n* 333; Stip. Plat. p. 98, n” 23; Gay, Flor. Chil.
vI, 280; Arech. Gram. urug. p. 264, n* 9,
F. Kurtz l. c. dice: que los ejemplares que Gris. Symb. n* 1,907
y Hieron. Plant. diaph. p. 293, mencionan como Stipa papposa
Nees pertenecen á la Stipa Ichu Kth.
Glumácea cespitosa de pajas delgadas de 30-60 cm. de altura,
florece casi todo el verano y prefiere terreno seco y arcilloso, De
Córdoba se la conoce del Dep. Ischilin (Kurtz) y ahora del Dep.
Río I. Es de insignificante valor forrajero.
Su distribución geográfica es B.-A., S.-F., S.-L., C., Ct. (Urug.,
Chile).
100. Stipa Sanluisenis SrrGazzint.
Speg. Stipeae Plat, in An. Mus. Nac. Montevideo 1901, p. 156, no 47,
Stuckert: Herb, Arg. n* 12,235 y no 12,242 (5. x11. 1902) Huerta
Grande, Dep. Punilla, Sierra Chica de Córdoba y con pocos otros
números y fechas de varios parajes serranos de la provincia,
Especie de estipa más bien baja (de 30-40 em. de alto) poco vis-
toso, aspecto secarón y empobrecido, produciéndose en lomas are-
nosas y pedregosas de las Prov. de San Luis y Córdoba.
La primera vez indicada de esta localidad y departamento.
101. Stipa tenuissima Trix.
Trin. in Acta Petrop. 1. Ser. 1. (1836) p. 36.
Syn: Stipa oreophila. Speg. Flor. Vent. p. 65, n* 311. 1896.
Syn: Stipa mendocina Phil. An. Univ. Chile, vol. 27. Sem. 11.
p. 339 (1865).
102 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Syn: Stipa geniculata Phil. Sert. mend. 11. An. Un. Chile Vol.
34. p. 204 (1870).
N. v. Paja viscachera.
Stuckert: Herb. arg. n* 12,038 (12. xr. 1902). Colonia Ruiz Vi-
dela cerca de Villa de Rosario. Dep. Rio 11. Prov. de Córdoba y de
muchos otros números, fechas y procedencias de varios departa-
mentos de la provincia.
Gris, Pl. Lor. n” 789; Symb. n* 1905; Hieron. Plant. diaph.
p. 293.
OK. Rev. 111* 373; Speg. Stip. Plat. en An. Mus. Nac. Mont.
1901 p. 153 n* 46.
Graminácea de aspecto secaron de 30-50 cm. de altura, espi-
gas relativamente grandes. No creo que su valor forrajero sea im-
portante. Crece con predilección en lugares áridos, medanosos y
arenosos y es divulgada por toda la planicie pampeana.
Su existencia queda constatada en R.-N., B.-A., M., S.-J., S£., C.,
Ct. y Chile.
Las estipas, en general, son pastos relativamente duros, pero ali-
menticios. Casi siempre se las encuentra en formidable número de
individuos, constituyendo á veces la vegetación casi exclusiva. Se
crían en matas extensas, tupidas y profundamente arraigadas, de
modo que en años de sequía resisten bien á la disecación y propor-
cionan por esta condición en épocas fatales en las que las otras
plantas desaparecen, un elemento forrajero que no debe despre-
clarse,
102. Nassella ** trichotoma (Ners ) Hackel.
Hackel en Arech. Gram. urug. (1891) p. 216. no 1.
Syn: Stipa trichotoma Nees. Agrost, bras. p. 375, (1849).
Syn: Urachne trichotoma Trin. Act, Petrop. Ser. 1. p. 24 (1819).
Stuckert: Herb. arg. n” 12,023 (12. xr. 1992) Ochoa, Dep. Puni-
lla, Prov. Córdoba, á 1.000 m. de altura, y con otros números de
variadas procedencias de la misma provincia.
Speg. Stip. Cat. in An. Mus. Nac. Montev. p. 150 no 45.
11 OK. Rev. € T. y. Post € OK. Lex. 353 no 102 «€ 617, n” 102 $ 6. Nassella
Trin. engloban el género Nassella en el de Stipa (Trin.) Desv. valiendo para ellos
el nombre indicado de St. trichotoma Nees.
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 103
Pasto fuerte, bastante compacto de unos 40-50 cm. de altura,
produciendo un regular forraje.
Su existencia está constatada en casi toda la planicie pampeana
de la Argentina, R.-N., B.-A., (., pero, creo ser el primero que la
indica para los Dep. Río II y Punilla de la Provincia de Córdoba,
103. Piptochaetium ” lasianthum Gzas.
Gris. Symb. p. 297, n* 1,894 (1879).
Syn: Oryzopsis lasiantha (Gris.), Speg. Stipeae Plant. en An.
Mus. Nac. Montevideo (1901) p. 1.
Syn: Piptochaetium erianthum Balansa, Bull. Soc, Bot, France.
y, XXXI. p. 224 (1885).
Stuckert: Herb. arg. n” 10,463 (10, x1r. 1901). Quebrada del río
de Mina Clavero, Dep. San Alberto, Prov. Córdoba.
Hieron. Plant. diaph. p. 292; o Flor. Tandil p. 53. no 324.
Arech. Gram. urug. p. 273 n”
Glumácea de tallos delgados de 40-50 cm. de alto, de una inflo-
rescencia muy desparramada, su consistencia es blanda y constitu-
ye por consiguiente un buen forraje.
Su existencia en la Ropública Argentina queda constatada en la
Provincia de Buenos Aires (Tandil), Entre-Ríos y ahora por pri-
mera vez en Córdoba, citada asimismo del Uruguay.
104, Piptochaetium napostaénse (Srra.). Hack. nov. nom.
Stuckert: Herb. arg. 12,033 y 12,033 a (12. xr. 1902) Colonia
Ruiz Videla por Villa del Rosario, Dep. Río II. Prov. de Córdoba.
Especie que fué descrita recién en 1901 por el Dr. Spegazzini en
su obra «Stipeae plat.» en los An. Mus. Nac. de Montevideo, p. 15
n? 6. con el nombre de Oryzopsis napostaénsis Speg.
12 OK. Rev. n € 112 y T. v. Post. € OK. Lex. 538 n” 102 y 617 n”. 102 en-
eloban el género Piptochaetium Presl. bajo el párrafo 6 (sección) Oryzopsis
(Miehx.) OK. en el del género de «Stipa», de modo que las especies indicadas
más adelante deberían, según estos autores, llamarse:
Stipa lasiantha (Gris.) OK.
> napostaénsis (Speg.) OK.
>» ovata Trin.
> var. chaetophora (Gris.) OK.
> tuberculata (Desv.) OK.
104 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Graminácea de unos 50 cm. de alto, de un verde apagado, con
la inflorescencia apanojada empobrecida.
No siendo pasto duro, es de suponer sea forraje bueno.
Su divulgación en la República Argentina, es por el territorio de
Rio Negro y Sur de la Provincia de Buenos Aires, indicándolo
ahora también como habitante cordobés.
105. Piptochaetium ovatum Desv.
Desv. in Gay El. chil. vr. p. 273. (1853).
Syn: Stipa ovata Trin. Act. Petrop. 1829 p. 73.; Trin. € Rupr.
Act. Petrop. 1842 p. 24.
Syn: Oryzopsis ovata (Trin. « Rupr.). Speg. Stip. plat. in An.
Mus. Nac. Montevideo 1v. p: 21 (1901).
Stuckert: Herb. arg. n* 12,029 (12. xr. 1002). Colonia Ruiz Vi-
dela por Villa del Rosario, Dep. Río II. Prov. de Córdoba.
Paja delgada verde y tierna de unos 30-40 cm. de alto, bastante
apetecida por las haciendas, observada en la R.-A. en la Provin
cia de Buenos Aires y en Córdoba, de la Sierra chica é inmediacio-
nes de la ciudad, designándolo ahora como de la nueva localidad.
106. Piptochaetium ovatum Desv.
var. chaetophorum (Gr1s.) HAckEL nov, nom.
Syn: Piptochaetophorum Gris. Symb. p. 298 (1879).
Stuckert: Herb. Argent, no 9,626. (26. xr. 1900). Estancia San
Teodoro, pedania Villamonte, Dep. Río I, Prov. Córdoba.
Kneucker, Allg. bot. Zeitsch. pug. n*2 (1902), Gram. exsicc.
no 202,
El Dr. Hackel, agrega: El Dr. Spegazzini en su monografía de
las estipeas argentinas «Stipeae Platenses» en An. Mus. Nac. de
Montevideo 1v, p. 21 (1901), refiere el Piptochaetium chaetophorum
Gris. como sinónimo directo de su Oryzopsis ovata (1. c.) (—Stipa
ovata Trin. in Mem. Acad. St. Petersb. 1029. p. 73; = Urachne
setosa Trin. £ Rupr. 1. c. 1834. p. 124. = Piptochaetium ovatum
Desv.). A lo que hay que objetar: Que en el P. ovatum (según
Trinius) las palleas interiores sólo tienen 3 líneas (= 6, 5 mm.) de
largo y la arista es casi dos veces más largo (sub-duplo longior),
que estas últimas, mientras que en el P. chaetophor. las palleas sólo
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 105
tienen 6 mm. y la arista 16 mm. de largo, por consiguiente es 4 ve-
ces más largo; por lo que, siendo asi, su distinción, como variedad
puede siempre justificarse.
107. Piptochaetium tuberculatum Desv.
Desv. in Gay Flor. chil. vr. p. 272. (1855).
Stuckert; Herb. arg. n* 12,313 (16, xt. 1902). Quebrada de
Ochoa, Dep. Punilla, Sierra Chica de Córdoba, alt. 1000 m. y de
variados números, fechas y procedencias de los departamentos
del Este de la Provincia.
Gris. Symb. n* 1,897, Hieron. Plant. diaph. 292; Speg. Fl. Vent.
p. 70 et Flor. Tandil, p. 53.
Planta de unos 40-50 cm. de alto de tallos con pocas hojas, de
consistencia algo dura, pasto alimenticio para el ganado. Prefiere
terrenos algo elevados y pedregosos, formando á veces céspedes
densos de un aspecto agradable producido por sus finas y nume-
rosas hojas de un verde reluciente.
Especie vastamente dispersa desde el territorio del Río Negro
hasta el Chaco (pero recién observada en la Sierra de Córdoba.
Es considerada originaria de Chile, de donde fué descrita,
105, Muehlenbergia Clomena Trix.
Trin. Unifl, 194.
Syn:? M. peruviana Steud. seg. OK. Rev. 11* 357.
Stuckert: Herb. arg. n 13,107 (11. 1908) cerca de la Ensenada,
Puesto de Varas en la planicie (cumbre) de la Sierra de Achala,
Prov. de Córdoba, á 2,400 m. de altura.
Gris. Pl. Lor. n 779; Symb. n* 1,8576; Hieron Plant. diaph. p. 295.
- Pastito insignificante de 8-20 cm. de altura (encontrado por mí
entre plantas de GFentiana achalensis Hieron.), muy buscado por las
ovejas,
Su área geográfica es C., R., T. y S. Andes peruvianos y mexica-
nos, produciéndose, tanto que yo sepa, sólo en ciertas elevaciones
de las sierras, por ejemplo en el Aconquija de Tucumán.
106 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
109. Sporobolus coromandelianus /Rerz) KunrH.
Kunth, Rev, Gram, 1. 681 (1829).
Syn: Agrestis coromandeliana Retz Obs. 1v. 19 (1791).
Syn: Vilfa commutata Trin. Diss. gram. unifl. 156.
Syn: Sporobolus commutatus Kunth, Enum. 1. 214.
Syn: Sp. discosporus Nees, Flor. Afr. austr. 158.
Stuckert: Herb, arg. n* 14,166 (10. 1v. 1904) de las inmediacio-
nes de la ciudad de Córdoba. Hay ejemplares encontrados en
profusión hasta en los bordes de las veredas de las calles empe-
dradas.
Esta especie, parecida á un Eragrostis, de unos 30-40 cm, de
altura, hasta ahora no ha sido conocida de la América del Sur. De
la América boreal v. gr. de México y Texas se conoce de ciertas
aisladas localidades; referente á las cuales Hooker, in El. of. Brit.
Ind., manifiesta la sospecha de ser introducida del viejo mundo.
Dícese ser originaria de las Indias orientales, pero su área geográ-
fica es mucho mayor, pues abarca Afghanistan, una gran parte de
Asia, como asimismo Norte y Sud - Africa.
110. Sporobolus indicus (Lix.) R. Brown.
R. Brown Prod. 1. 170.
Syn: Agrostis indica Lin. sp. Pl. 63 (1753).
Syn: Sp. tenacissima P, Beanv. Ess. 25; Arech. Gram. urug. p. 283
no 3.
Syn: Vilfa tenacissima H, B. K. Nov. Gen. et spec. 1. 295.
N. v. Espartillo.
Stuckert: Herb. arg. n? 11,695 (10, x1r. 1901). Mina Clavero, Dep»
San Alberto, Prov. de Córdoba; No 34 K, Municipio de Córdoba,
cercanías de la ciudad (11. 1902), n* 11,185 (11. 1902) ibidem n” 12,672
(22. 1. 1908) ibidem n* 12,885 (28. 1. 1903) ibidem. El n* 12,659
(22. 1. 1903) es una forma del mismo.
Gris. Pl, Lor. n* 785; Symb. n* 1,550; Hieron. Plant. diaph. p. 296.
Kneucker, Allg. bot. Zeitsch. 1905, Gram. exsicc. n* 372.
Especie que suministra un regular forraje y es muy común en
parajes algo húmedos; constatada en R-N., B-A., C., E., T., Mis,
Chile, Urug., Parag., Bras. Zona tropical et ultra ejus fines.
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 107
111. Sporobolus Sprengelii Kuwrr.
Kunth. Enum. 1. 212.
Syn: Vilfa elatior Nees, Agrost. bras. 396 var. (1829).
Syn: Sporobolus Sporobolus (Spr.) OK. Rev. 111? 369. ex Agros-
tis Sporobolus Spr. Nov. Prov. 46 (1819).
Stuckert: Herb. arg. n' 11,695 (10, xrr. 1901). Mina Clavero, Dep.
San Alberto, Prov. de Córdoba, n* 13,194 (10. x11. 1903) y n” 14,087
(1. 1904) Est. San Teodoro, ped. Villamonte, Dep. Río I, Prov. de
Córdoba,
Gris. Symb. n” 1888.
Grama escasa de unos 40 em. de altura, de consistencia algo
dura, creciendo en terrenos pedregosos. Antes sólo conocida en la
República Argentina de la Provincia de Salta y ahora también de
Córdoba; en el exterior, del Brasil.
112. Epirampes arundinacea (Triv.) Hack. nov. nom.
Syn: Vilfa rigens Trin. Ic. Gram. t. 250 (1836).
Syn: Sporobolus rigens Desv. in Gay Fl. Chil. v. 295.
Syn: Diachyrium arundinaceum Gris. Pl. Lor. n” 708. Symb.
Nov 1891; Lor. € Nied. Exp. R.-N. 11,286; Hieron. Sert. Pat. 317,
no 140; Plant. diaph. p. 296; Speg. Flor. Vent. p. 70 n” 318; Pl.
Pat. aust. p. 582 n* 385; Prim. Chub. 627 n” 199.
N. v. Junquillo, Rasqueta (C.), Paja de médanos (B.-A.), Mayin
(R.-N.).
Stuckert: Herb. arg. n* 67. (13. 1x. 1896). Altos Sur de Córdo-
ba, y con otros números de diferentes Dep. de la provincia.
A esta planta correspondería por prioridad el nombre de Epi-
campes rigens (Trin.) Hackel, pero como aquél es ya aplicado á
otra especie era menester formarlo como antecede.
Es una planta de un metro y más de altura, de hojas duras arro-
lladas de poco valor alimenticio para ganado, pero produciéndose
en puntos áridos y medanosos, siendo a veces exclusiva, es aprecia-
da por los viajeros para sus mulas. Por causa de su resistencia y
tenacidad forma un material adecuado para los talabarteros para
llenar los arneses y aparejos.
Por la tenacidad y entrincamiento de sus rizomas es útil para
asegurar médanos ó terrenos movedizos.
108 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
113. Polypogon elongatus KuytH.
Kth. in Hb, € Bp. Nov. Gen. 1. 134. (1815).
Syn: Polypogon inaequalis Trin. Gram. unifl. eb sesquifl. p. 171.
Stuckert: Herb. arg. n* 10,754 (18. xt. 1901), S. Pedro, Dep.
S. Alberto, Prov. de Córdoba; n* 10,791 (20. x11. 1901). Laguna de
Mina Clavero, Dep. S. Alberto, n* 12,277 (10. x1r. 1902), n” 12,690
(3. 11. 1903), nv 12,997 (25. 111. 1903). Municipio de Córdoba de las
cercanias de la ciudad; no 12,928 (25. xr. 1902) Ochoa, Dep. Pu-
nilla, Prov. de Córdoba.
Gris. Symb, 1? 1882; Hieron. Pl. diaph. p. 298; Phil. Sert, mend.
11, p. 207 n* 245; Speg. Flor. Tandil p. 54 n* 335; Arech. Gram.
urug. p. 290; Gay. Flor. chil. vr. 301.
Grama esparcida en campos fértiles y húmedos, cuyas cañas al-
canzan de á 40-60 cm. de altura, siendo de aspecto bonito por su
eran conglomeración de flores dispuestas en panoja.
Suministra un forraje de excelente calidad. Su distribución geo-
gráfica es B.-A., M., Ct., T., Uruguay, Chile, Brasil y otros paises
sudamericanos,
114, Polypogon monspeliensis (Lix.) Desr.
Desf, Fl. Alt, 1. 66.
Syn: Alopecurus monspeliensis Lin. Spec. S9.
Stuckert: Herb. arg. n* 10,290 (29. x1. 1901). Municipio de Cór-
doba, inmediaciones del puente Rodríguez del Busto sobre el Río I,
en el camino á las Rosas.
Gris. Symb. n” 1,583; Hieron. Plant. diaph. p. 298.
Pastito bajo, pero alimenticio y bastante divulgado, prefiere te-
rreno húmedo á lo largo de acequias y arroyos. Su existencia que-
da constatada en Pat., B.-A., M., S.-J., C., R., Urug. y Chile; sien-
do considerado originario de Europa y Africa, en donde es muy
frecuente, principalmente por las costas del mediterráneo.
115. Polypogon monspeliensis (Liw) Desr.
forma argentinus Hackel nov. forma.
Forma ad Polypogonem maritimum vergens.
Stuckert: Herb. arg. n* 12,266 y 12,286 b (12, x11. 1902). Muni-
cipio de Córdoba, en los alrededores del molino Ducasse.
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 109
Esta forma no se conoce en Europa, ella es intermediaria entre
la del Polypogon maritimus DC. y la del Polypogon monspeliensis
Desf. con más afinidad á la última especie,
Grama insignificante, produciéndose mayormente en arenas hú-
medas, ostentando gran número de espiguillas blanquizcas flo-
ridas.,
116. Agrostis verticillata ViLz.
Vill. Prosp. Fl. Dauph. p. 16. (1779).
Syn: Agrostis densa Bieberstein Flor. Taur. Cauc. I. 56 (1808).
Syn: Vilfa densa P. Beauv. Agrost. p. 16 (1812).
Syn: Vilfa verticillata P. Beauv. Agrost. 182 (1812).
Stuckert: Herb. arg. n* 12,108, (6. 11. 1903). Municipio de Cór-
doba, cerca de la ciudad.
Grama rastrera, probablemente introducida, observada por pri-
mera vez en la R.-A., C., originaria de Europa, región mediterránea,
117. Calamagrostis montevidensis Nees.
Nees ab Es. Agrost. bras. 401.
Stuckert: Herb. n* 13,119 (22. v. 1903). Estancia San Teodoro,
pedanía Villamonte, Dep. Río 1, Prov. de Córdoba, Lor. y Nie-
derl. Exp. R.-N. n” 270; Speg. Flor. Vent. p. 70 n* 321; Flor.
Tandil, p. 54 n” 336; Niederl. Result. bot. Mis, 73.
Arech. Gram. urug. p. 294 n” 1, con lámina.
Graminácea bastante escasa entre campos graminosos. Es de ho-
jas verde-pálidas, rizomas leñosas, cañas simples de 30-60 cm., de
consistencia semi- tierna y buen nutritivo para las haciendas, -
Su distribución geográfica es de R.-N., B.-A., C. (obervada por
primera vez), hasta Mis., Uruguay y Brasil.
118. Calamagrostis rosea (Gxis.) Hack. nov. nom.
vii
Syn: Agrostis rosea Gris. Pl. Lor. n* 775; Symb. n” 1869.
Stuckert: Herb. arg. un” 10,894 (24, x1r. 1901) Cueva del arroyo
de tabaquillos, Sierra de Achala, Prov, de Córdoba á 2,200 m. de
altura,
Hieron. Plant. diaph. p. 297.
110 _MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Especie montañesa presentando cañas de unos 40-50 cm. de
altura, ella es lejanamente parecida 4 ciertas paniseas y buen sus-
tento para las haciendas.
Es endémica de la República Argentina y se encuentra en las
Sierras de C., R., Ct., Tuc., 4 1.500-2.500 m. de altura.
Tribus AYENEAE
119. Avena hirsuta Rorn,
Roth. Cat. bot. 111. 19; Kth. En. 1. 302 n" 22.
Syn: Avena barbata, Brot. Lus. p. 108.
N. v. Cebadilla, Cebada de perro, Balangoo,
Stuckert: Herb. arg. n* 10,578 (10. x11. 1901). San Pedro, Dep.
San Alberto, Prov. de Córdoba, único punto donde fué observada
por mi.
Gris, Symb, n* 1,863; Speg. Flor. Tandil p. 54 n* 338; Arech.
Gram. urug. p. 299 n* 1; Gay El. chil. v1. n* 358; Hieron. Plant.
diaph. p. 302. Speg. Fl. Vent. p. 710 n*” 322; Pl. Pat. austr. 581
n* 399.
Cañas de 30-60 cm. de altura, de panoja erecta pero de espigui-
llas cabizbajas; planta acuosa. que suministra un excelente forraje
especialmente para hacienda yeguariza.
Especie originaria de Europa y Asia;se conforma con toda clase
de terreno, sería un elemento forrajero de cierta importancia, si la
especie se presentara en abundancia. Raras veces es cultivada en la
República Argentina, espontánea en E., C., Ct., T. (Uruguay y
Chile).
120. Avena sativa Lix.
Lin. spec. 118,
Stuckert: Herb. arg. n* 10,585 (x11. 1901). Finca de Recalde, San
Pedro. Dep. San Alberto. Prov. de Córdoba y del Dep. Río I.
Berg, Enum. Pl. europ. esp. en la. R. A. p. 19 n* 130.
N. v. Avena.
Especie europea muy conocida y profusamente cultivada en
nuestra república, hallándose también á veces espontánea. Su va-
lor nutritivo es tan apreciado, que es inútil indicarlo nuevamente.
Se citó su desarrollo espontáneo en R.-N., B.-A., y ahora tam-
bién en €.
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 111
Tribus CHLORIDEAE.
121. Mierochloa Setacea (Lix. f.) R. Brown.
R. Brown. Prodr. 1. 208.
Syn: Nardus indica Lin. f. Suppl. 105 (1781).
Syn: M, indica (Lin. f.) OK, Rev. 112, 356 (1898).
Stuckert: Herb. arg. n* 9,515 (29, 1x. 1900). Estancia San Teo-
doro. Dep. Río 1, Prov. Córdoba, y n” 12,469 (31. x11. 1902), Ca-
lera, Dep. Punilla, Prov. Córdoba y de muchos otros números, fe-
chas y procedencias.
Gris. Symb. n* 1,921; Hieron. Plant. diaph. p. 299; Arech.
Gram. urug. p. 311 19 1; Knencker Allg. bot. Zeitsch. (1903).
Gram. essicc, n* 313.
Pastito bonito de 15-20 cm. de altura, que crece en lo general,
en arena húmeda hasta en ciertas alturas y en gran conglomera-
ción de individuos, es muy buscado por las majadas de cabras y
ovejas; en otoño toma un color violáceo. Su raíz es aromática y
en otros países se la emplea en medicina como tónica, diaforética
hasta diurética, suministrándola en infusión al 5: 100.
Por su aroma es usado también en ciertos puntos para condi-
mentar los manjares, espolvoreándolos al efecto con el polvo de la
ralz.
Hasta ahora no fué indicado en los departamentos que cito.
Su existencia queda comprobada en las Prov. C., Ct., T., S,
(Uruguay, Bol Zona templada y cálida.
122. Cynodon ** Dactylon (Lix.) Pers.
Pers. Syn. 1. p. 89. (1805).
Syn: Poa Dactylon Lin. Sp. ed. 1. p. 58 (1753).
Syn: Panicum Dactylon Lin. Sp. pl. ed. 1. p. 58,
Syn: Capriola Dactylon (Lin.) OK, Rev. 11, 764.
Stuckert: Herb. arg. n” 12,917 a (10. 111. 1903). Municipio de
Córdoba, Pnesto del Paraíso, á 5 kilómetros de la ciudad y n”
15 OK, Rev. 11? 348 y T. v. Post. € OK. Lex. 99 no 170 y 618 n” 170 afirman
que por prioridad corresponde al género Cynodon Pers. (1805) el de Capriola
Ad. (1763) de modo que la planta citada debe llevar según estos autores el nom-
bre válido de Capriola Dactylon (L.) OK. 11. 714.
112 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
12,987 (22. 111. 1903), cerca de la acequia municipal junto á los fil-
bros.
Gris. Symb. n” 1,938, Hieron. Plant, diaph. p. 300; Arech.
Gram. urug. p. 313. n” 1; Peckolt, Pl, med. Bras. (1891) p. 474.
Speg. Nov. add. Flor. Pat. en An. Mus. Nac. B.-A. vi. 193.
n* 687.
N. v. Grama de España, Grama dulce, Pie de gallina (Esp. y
Arg, Pé de galhina, Capim, Capim puba, O. commum (Brasil).
Su valor forrajero no equivale al de las especies de «Bromus» ú
otras, pero es regular y la planta puede utilizarse para consolidar
terrenos movedizos y medanosos.
El cocimiento de sus rizomas es empleado en medicina por
sus virtudes diaforéticas y refrigerantes, de modo de sustituirlo por
él de la Gramilla (Agropyrom repens Beauv). Las semillas son co-
mestibles, Como nutritiva es muy estimada para la hacienda vacu-
na y su uso hace aumentar de leche á las vacas.
Planta cosmopolita muy esparcida en una gran parte de nuestra
república y en los paises vecinos, en las América meridional y sep-
tentrional, Australia, Africa, Asia y Europa.
3 Chloris ciliata SwarTz.
Sw. Prodr. 25 et Flor. Ind. occ. 1. 197.
Syn: Paspalum Richardii Poiret in Herb. Lansowxkil.
N. v. Pasto borla.
Stuckert: Herb. arg. n* 11,044 (2. 1 1902). Municipio de Córdo-
ba, de las cercanías de la ciudad y de otras procedencias.
Gris. PJ, Lor. n*796; Symb. n* 1,932. Hieron Plant, diaph. p. 301.
OK. Rev. m* 348; Kurtz, Colectan, Fl. arg. p. 36.
Arech. Gram. urug. p. 342 n” 2,
Glumácea de cañas de 40-60 cm. inflorescencia en espiga, salien-
do las espiguillas de un eje común; aparece en prados en gran nú-
mero; no es muy estimada por creérsela algo amarga.
Su existencia queda constatada en C., T., Uruguay, Bolivia, Pa-
raguay, Brasil, México y América septentrional.
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 115
124, Chloris distichophylla Lacasca
Lagasc. Elench., 4.
var. « genuina Hacker.
Syn: Chloris confertifolia Trin. in Spreng. neue Entdeck, 11. 78,
Syn: Chloris fasciculata Schrad. in Schult. Mant. 11. 399.
Kth, En. 1. 264,
Syn: Paspalum superbum Spreng. Syst, 1. 248, n* 64.
Syn: Eustachys distichophylla Nees ab Esenb. Agrost. bras.
418 (var. f. excl.)
say El. chil. vi. 367,
Syn: Chloris acuminata Trin. Spec. gram. xv1. tab, 305.
N. v. Borla, Pasto borla (Arg.); Corobó, Corobboó (Bras. ).
Stuckert: Herb. arg. n” 12,456 (31. x11. 1902). Calera Norte
Dep. de Punilla, Prov. de Córdoba y de muchos otros números, fe-
chas y procedencias de las Prov. de Córdoba y Tucumán.
Gris. Pl. Lor. n* 195; Symb. n* 1,930; Hieron. Plant. diaph. p.
301 et alt. auct.; Arech. Gram. urug. p. 323 n” 1; OK. Rev. 11* 348;
Peckolt. Plant. med. bras, (1890) p. 473.
Graminácea de cañas delgadas rollizas de 1/,-1m. de altura, in-
florescencia en espiga de eje común, compuesta de numerosas es-
piguillas. Ella es bastante apetecida por las haciendas, á pesar de
tener cierto amargo y ser considerada en algunos puntos (talvez
sin razón) como causa provocativa del aborto en la hacienda va-
cuna,
La infusión de' las semillas es preconizada como diurética,
Su área geográfica es bastante vasta, apareciendo en C., Ct., T.,
5S., Corr., Mis. (Urug. Chile, Bol. Parag. Bras.).
125. Chloris distichophylla Lacaso,
var. £. argentina HackeL nov. var.
Differt a typo, spicis brevioribus (5-6 cm. longis), flore sterili
late obcuneato apice truncato.
In planta typica spicae circ. 10 cm. long., flos sterilis oblongus,
apice obtusus nec truncatus.
Stuckert: Herb. arg. n” 8,183 (10, 111. 1901), n* 10,188 (26.
x. 1901) y n* 11.045 (2. 1. 1902) de los alrededores de la ciudad de
AxaL. Mus. Nac. Bs. As., SERIE 3%, Tr. 1v. Junto 22, 1904, 8
114 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Córdoba, como también de otras variadas procedencias de las
Prov. de Córdoba y Tucumán.
Por lo demás, es igual á la típica, ocupando probablemente un
área geográfica bastante vasta en la R.-A.
126. Chloris polydactyla Swarrz.
Swartz Prodr. 26.
Stuckert: Herb. arg. n* 9,653 (30, xr. 1900). Estancia San Teo-
doro, pedanía Villamonte, Dep. Rio I, Prov. de Córdoba.
Gris. Symb. n* 1,933; Hieron. Plant. diaph. p. 301; Grah. Kerr.
Pilcomayo pl. p. 77; Morong, En. Pl. Parag. p. 271; OK. Rev.
m* 348; F, Kurtz, Colectan. p. 36.
Graminácea muy parecida á la anterior de unos 30-60 cm. de al-
tura; con inflorescencia de eje común. Su valor forrajero es de se-
egundo orden,
Se presenta en la R.-A. en las Prov. de Córdoba (citada por
Kurtz de las salinas, confín de las Prov. Cat. y Rioja; por Kuntze
del Dep. boreal Ichilin y recién por mi del Dep. Rio 1) T., S.,
Form. Fuera del país en Parag., Bras., América templada y cálida.
127. Chloris radiata Swartz.
Sw. Prodr. Veg. Ind. occid. (1788) 26.
Syn: Chloris Beyrichiana Kth. Gram. 1. 89, 289, t. 56, citada con
este nombre por Gris. Symb. n* 1,934; Lor. € Nied. Exp. R.-N.,
n* 296; Hieron. Plant. diaph. p. 301.
Stuckert: Herb. arg. n* 8,922, (14, nr. 1900); n* 12,274 (10. xt.
1902); n* 12,889 (28. 11. 1903) de los arrabales de Córdoba y n'
10,778 (20. x1r. 1901) de Mina Clavero, Dep. San Alberto, Prov.
de Córdoba, de muchas otras procedencias en las cercanías de la
ciudad, y de otros parajes de la Provincia de Córdoba; N* 13,317
€ 19. (19. 1x, 1903) de Burruyacu, Prov. de Tucumán.
Ningún autor menciona esta especie, como encontrada en la Prov,
de Córdoba y es sin embargo muy frecuente aquí, existiendo en la
provincia trechos en donde ella predomina.
Planta de poca altura y de un valor forrajero insignificante.
Su existencia en la R.-A., queda constatada en R.-N., B.-A., GC,
y Tuc., y fuera del pais en el Brasil, Perú, Colombia, Amér. centr.,
y
Antillas, Africa austral y central.
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 115
128. Chloris virgata Swarzz.
Sw. Flor. Ind. occid. 1. (1797) 203.
Syn: Chloris elegans H. B. K. Nov. gen. et spec. 1 (1815) 166
Taf, xLrx.
£yn: Chloris barbata Gris. Pl. Lor. (1874) 259; Symb. (1879) p.
303 (non Sw.) confundida con aquélla.
Stuckert: Herb, arg. n* 10,276 (20. xr. 1901) y 11,257 (1. 1902)
alrededores del Oeste de la ciudad de Córdoba; n” 11,690 (10. 11.
1900) San Pedro, Dep. San Alberto. Prov. de Córdoba y de varias
otras procedencias de la provincia.
F, Kurtz. Colectan. Fl. arg. p. 36.
Planta parecida á la Chloris distichophylla Sw. Su valor forra-
jero es secundario y se produce como los otros « Chloris» en cual-
quier terreno.
Fué encontrada en la R.-A., en S.-L, C., (Capital, Dep. Punilla
y ahora también Dep. S. Alberto) Cat., T., S., y al exterior Bras.,
Antill., México, Texas, California y Amér. septentrional,
129, Trichloris ** mendozina (R. A. Pr). F. Kurrz.
F, Kurtz in Mem, Fac, Cienc. Exact. Univ. de Córdoba 1896 (1897)
31 etin Bol. Ac. Nac. Cienc. Córd., t. xv1. p. 269 (1900).
Syn: Chloris mendozina R.-A. Phil. An, Univ. Chile xxxvr.
(1870) 208-209.
Syn: Trichloris Blanchardiana F. L, Scribner in Bull. Torrey
Bot. Club (1882) 146.
Kneucker, Allg. bot. Zeitsch. (1902) Gram. exsicc. n? 287.
Syn: Muchlo a fasciculata Fourn. mex. Pl, En.1. p. 142 (1
Syn: Chloropsis fasciculata (Fourn.) OK. Rev. 11. (1891) 771
Syn: Chloropsis Blanchardiana (Hackel) OK, 1, e.
886).
14 OK. Rev. 11. (1891) 771 € 111.2 (1898) 348 y T. v. Post. € OK. Lex. 121 n”
177 y 618 n” 177 opinan que el nombre genérico Trichloris Fourn. es mal esta-
blecido y que tiene igual sonido y significado con el de Trichlora Bak. género
valido de la familia de las Liliáceas, debiendo por consiguiente desecharlo y re-
emplazarlo por el de CmLororsis Hackel (?). De modo que para estos autores los
nombres válidos de las especies citadas serían:
Chloropsis mendozina (Phil.) OK.
Chloropsis pluriflora (Benth.) OK.
Conceptúo sea mejor aceptar definitivamente el género Chloropsis Hackel.
Stuckert.
116 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Syn: Chloropsis mendozina (R. A. Phil.) OK, Rev. 11? (1898)
348.
Stuckert: Herb. arg. Col, Kn, n* 11 (xr. 1900) Estancia San Teo-
doro, pedanía Villamonte, Dep. Río 1, Prov. de Córdoba y de
muchos otros números, fechas y procedencias de la provincia hasta
de la plaza de la ciudad,
Glumácea muy común en terrenos áridos y pobres, alcanza á uva
altura de 30-40 cm., su inflorescencia es en espiga de eje común.
Suministra según parece buen forraje para las haciendas, especial-
mente para la cabruna y lanar.
Su área geográfica es: Pat., M., S.-L., C., R., T.. y S. (México,
Texas).
130. Trichloris pluriflora Fourxter.
Fourn. Enum. Pl. mex. 11. p. 142. (1886).
forma typica.
Syn: Chloropsis pluriflora (Fourn.) OK. Rev. 1 (1891) 771.
Stuckert: Herb, arg. n* 34 K. (11. 1902). Municipio de Córdoba,
Puesto del Paraíso, á 5 km, de la ciudad; n* 13,326 (19. 1x. 1903).
Alto Alegre, Dep. Burruyacu, Prov. de Tucumán; remitido por don
Segundo González.
F, Kurtz. Colectan. ad Flor. arg. p. 49 (1900).
Graminácea de una altura de 50-60 cm., de un aspecto verdade-
ramente bonito, que merece ser cultivada como planta de adorno;
su inflorescencia es, como la de las otras «Chloris», de eje común;
suministra buen forraje para vacunos.
Su distribución geográfica es bastante extensa; en la Argentina
se la conoce de €., T. y S. y de otros pocos puntos de la América
meridional, reapareciendo en México, de donde fué descrita origi-
nariamente.
131. Triehloris plurifiora Foury.
forma macra HackeL nov. forma.
Differí a typo: floribus hermaphroditis non nisi duobus.
Forma árida, con sólo dos flores hermafroditas.
Stuckert: Herb. arg. n* 12,921 (28. 11. 1903). Municipio de Cór-
doba, camino ú la Chacra de la Merced, Puesto de Rabot, proxi-
mamente á 6 km. de la ciudad.
Forma observada por primera vez,
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 114Uz
132. Gymnopogon laevis Nres.
Nees ab Esenb. Agrost. bras. 428,
Syn: Polypogon spicatus Spreng. Syst. Veg. 1. 243,
Syn: G. spicatus (Spr.) OK. Rev. 11? 354; nombre, que por prio-
vidad, talvez debe prevalecer.
Stuckert: Herb. arg. n* 14,164 (6. 1v. 1904), Ochoa, Dep. Punilla,
Prov. Córdoba á 1,000 m. alt.
F. Kurtz, Colectan. Fl. arg. p. 40; Arech. Gram. urug. p. 333,
Lam. xLv.
Esta graminácea rastrera verdaderamente bonita, es de una al-
tura de 20-30 cm. y presenta espiguillas largas y estrechas de una
coloración rojizo -morada.
Serviría apropósito como para pasto de adorno; mientras que
estimo, que su importancia nutritiva debe ser insignificante.
Comparando mis ejemplares con la descripción que de esta plan-
ta da el Sr. Arechavaleta, encuentro que ellos son algo diferentes.
Plantas más robustas, de 30-50 cm. y aun más altas, inflorescen-
cia compuesta y escartada, flores de + 4 mm.; aristas de 1 ?/, - 2
1/¿ cm. (no 3 mm. con la flor, como dice Arech.) así que por lo ex-
puesto estoy inclinado á considerarlas como pertenecientes á la
variedad longearistatus OK. l. e.
Encontré esta especie en cierta conglomeración de individuos en
el sólo paraje indicado, en terreno arenoso. Es la primera vez que
es mencionada de la Prov. de Córdoba y de una cierta altura»
habiendo sido citada de las costas del Río de la Plata, de Entre-
Ríos y del Uruguay, como también del Brasil y de Bolivia.
133. Sehedonnardus paniculatus (Nurr.) TreLeasE.
Trelease Rep. Arkans. Geolog. Sw. 1888 Vol. 1v (1891) 236.
Syn: Lepturus paniculatus Nutt. Gen. N.-Am. Pl. 1 (1818), Sl.
Syn: Schedonnardus texanus Steud. Syn. Glum. 1 (1855), 146.
Stuckert: Herb. arg. n*12,020 (12. x1. 1902). Municipio de Cór-
doba en una zanja detrás del Chalet Crisol, Nueva Córdoba; con
otros números y fechas en otras zanjas en las inmediaciones de la
Penitenciaria, Alta Córdoba, y del Dep. Río I, pedanías Villamon- ;
te y Remedios, de la Prov. de Córdoba.
F. Kurtz. Mem. Facuit., Cienc. Univ. Córd. (1896) 37; et Colec-
tan. ad Fl. arg. (1900) 43.
118 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Esta plantita ténue y aparragada en el suelo es originaria de la
América septentrional, ha sido ya indicada por F. Kurtz de la Pro-
vincia de Córdoba, pero no de las inmediaciones de la ciudad.
134. Bouteloua aristidoides (H. B. K.) Gras.
Gris. in Fl, Brit, Westind. Is]. p. 537 (1864)!; Thurber in
S. Watson Bot. of Calif. 11. (1880) 291.
Syn: Dinebra aristidoides H. B. K. Nov. Gen. 1. 171.4. 695 (1815).
Syn: Eutriana aristidoides Kth. Revis. Gram. 1. 95 (1829).
Syn: Bouteloua ciliata Gris. Symb. n* 1,924; Hieron. Plant.
diaph. p. 300; F, Kurtz, Sert. Cord. p. 20. no 46.
N. v. Saetilla blanca.
Stuckert: Herb. arg. no 12,791 (6. 111. 1003) Cañada Alegre, Dep.
Burruyacu, Prov. de Tucumán (remitido por D. Segundo Gonzá-
lez), y n” 13,859 (28. 11. 1903) Municipio de Córdoba, camino. á la
Chacra de la Merced, puesto Rabot, como también de otros nú-
meros, fechas y localidades de la provincia (Dep. Rio 1), hasta de
calles apartadas de la ciudad.
OK, Rev. 11* (1898) p. 311; F. Kurtz, Colectan. ad Fl. arg.
(1900) p. 32.
Pastito de 15-25 cm. de altura, bastante tierno, suministrando
un buen forraje, especialmente para ovejas. Los ejemplares de Tu-
cumán son bastante más robustos que los de Córdoba.
Su área geográfica eu la República Argentina, es desde S.-L.,
C., Cat., T. hasta Salta y en el exterior en México, California y
Texas.
135. Bouteloua eurtipendula (Micnx.) Torrey.
Torr, in Emory Notes Mil Recon. 153 (1848).
Syn: Chloris curtipendula Michaux Fl. bor. Am. 1. 59 (1803).
Stuckert: Herb. arg. n* 10,625 (12, xtr. 1908) Mina Clavero, Dep.
San Alberto, Prov. de Córdoba, de los alrededores de Córdoba y
de muchos otros parajes de esta provincia.
Planta citada por Gris. Pl. Lor. no 793 y Symb. n” 1,923 (var.
aristosa As. Gray) como también por Hieron. Plant. diaph. p. 300,
OK, Rev. 111* y otros. Creo ser el primero que la cita del Dep. San
Alberto, de la Prov. de Córdoba, Dep. colindante con la Prov. de
San Luis,
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 119
Pasto de 30-40 de alto que suministra un buen forraje para los
animales vacunos, produciéndose hasta en terreno pedregoso de
las sierras. En la República Argentina su existencia consta en O.,
Cat. S., y en el exterior en el Perú y América boreal.
136. Bouteloua lophostachya Gras.
Gris. Symb. p. 302 no 1.925.
Stuckert: Herb. arg. no 10,277a (26. xr. 1900) Municipio de Cór-
doba, Altos del Pucará cerca de la ciudad, y de otros puntos en
los arrabales de la ciudad; n* 13,328 (19. 1x. 1903) Cañada Alegre,
Dep. Burruyacu, Prov. de Tucumán, remitido por el Sr. Segundo
González.
Hieron. Piant. diaph. p. 300; F. Kurtz, Sert. Córd. p 21 no 47.
Plantita muy social, de un aspecto blanquisco, produciéndose
con predilección en terrenos salitrosos, siendo en ciertos trechos
predominante. Es bastante apetecida por la hacienda cabruna y
lanar.
Lorentz y Hieronymus la recolectaron en las Provincias de Rioja,
Catamarca, Tucumán y Salta.
137. Bouteloua multiseta Gras.
Gris. Symb. n* 1927.
Syn: Eutriana multiseta Nees ab Es. Agrost. bras. 413 (1829).
Stuckert: Herb. arg. n* 13,140 (28. v. 1903). Municipio de Cór-
doba en las cercanías de la ciudad y de otros números, fechas y lo-
calidades de la provincia.
Hieron. Plant. diaph. p. 300; Arech. Gram. urug., p. 136, y
otros autores. Kneucker Allg. bot. Zeitsch. (1708) Gram. exsicc.
no 376.
OK. Rev. ni* 341, considera el Pappophorum megapotamicim
Spreng. (1827) como idéntico con la Bonuteloua multiseta Gris., de-
biéndole, según él, corresponder por prioridad entonces el nombre
de Bouteloua megapotamica (Spr,) OK.; Speg. Flor. Tandil p. 55.
11, 340; Nov. ad. Fl. Pat, en An. Mus. B. A. vir. 193 n* 689; pero
como la identificación de Eutriana multiseta Nees con el Pappo-
phorum megapotamicum Spr. no está en absoluto comprobada,
dejo á esta planta el nombre B. maltiseta Gris.
120 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Pastito bonito de primavera, de 10-15 cm. de alto, que se distin-
gue fácilmente por sus panojas rojizas elegantemente colgantes
hácia el suelo, Es buscado por el ganado lanar y común en R.-N.,
B.-A., E., S£., C. (Uruguay y Brasil austral).
138. Eleusina indica (Lix.) GAERTN.
Gaertn. De Fruct et sem. 1. S.
Syn: Cynosurus indicus Lin. Ed. 11. p. 106. no 8.
N. v. Grama carraspera, Capim pé de galinha (Bras.).
Stuckert: Herb. arg. n” 11,202 (11. 1902) y no 12,922 (11. 1903).
Muncipio de Córdoba. Puesto del Paraiso á 5 kilóm. de la ciudad
y de muchos otros números, fechas y procedencias de la provincia.
Gris. Pl, Lor. n*798; Symb. n* 1,936, Hieron Plant. diaph. p. 302.
OK, Rev, 11* 350; Speg. El. Tandil p. 55. n” 341; Arech. Gram.
urug. p. 399 no 1.
Glumácea de tallos tanto acostados como ascendentes de 30-60
em. de altura, espigas empizarradas, suministrando buen forraje
para el ganado. En medicina el cocimiento dela raíz es usado
contra la diarrea y la infusión de la planta joven se toma en caso
de hemoptisis y hemopturesis.
Su área geográfica es B.-A., C., Cat., T., S., Mis., Form., Urug.,
Parag., Bras., y muchos otros países de la zona templada y cálida,
139. Eleusine tristachya KunrH.
Kunth. Gram. 1. 92.
Stuckert: Herb, arg. n* 9,625 (20. xr 1900). Estancia San Teo:
doro, Dep. Río I, Prov. de Córdoba y 1” 11,202* (11, 1902). Munici-
pio de Córdoba, Puesto del Paraiso á 5 kilómetros de la ciudad y
de muchos otros números, fechas y procedencias, hasta de las
calles de la ciudad.
Hieron, Plant. diaph. p. 302.
Graminácea en lo general recostada, cañitas ascendentes de 30-40
em. de altura, inflorescencia en espiga empizarrada, especie bas-
tante social y divulgada. Suministra un buen forraje, especialmen-
te para ovejas.
Ha sido observada en C., E., Sf., T. (Uruguay, Brasil.)
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. Ol
140, Leptochloa *? virgata (Lix.) P. pe Beavv.
P. de Beauv. Agrost. 11 (1812).
Syn: Cynosurus virgatus Lin. Syst. Nat. Ed. x (1759) y muchos
Otros.
Stuckert: Herb, arg. n* 13,318 (19, 1x. 1903). Alto Alegre Dep.
Burruyacu. Prov. de Tucumán; remitido por el Sr. Segundo (+on-
zález; n” 13,873 (11. 11. 1901) y n” 14,044 (111. 1904). Estancia San
Teodoro, ped. Villamonte, Dep. Río 1. Prov. de Córdoba, (por pri-
mera vez).
Gris. Symb., n” 1,939; Hieron. Plant. diaph. p. 301.
Morong, En. pl. Parag. p. 272.
Pasto de 50-60 cm. de altura, cañas algo duras, pero sin embar-
go de regular valor alimenticio para haciendas.
Es conocido hasta ahora de E., C., T., Corr. y Form. y fuera de
los límites argentinos del Paraguay y de casi toda la América meri-
dional hasta de las Antillas.
15 OK Rev. 1. € 1112 y T. v. Post€G OK. Lex. 474. n” 191.618 afirman que al
género Leptochloa Beauv. corresponde el nombre de Rabdochloa (Rhabdochloa)
Beauv. (1812), de modo, que la especie citada debería llevar, según estos autores
como nombre válido el de Rabdochloa virgata (Beauv.) OK.
Por el profundo estudio del Dr. A. S. Hitchcok, publicado por el U. S. Dep.
Agr. Bull. n” 33. Washington (1903), la pertenencia de las especies no 150 Dipla-
chne dubia (H.B.K.) Seribn. y n* 153 Diplachne spicata (Nees) Doell; citadas á p. 130
y nota (10). (y Diplachne verticillata Nees et Mey. Nov. Act. Nat. Corr. 19 Suppl.
1. 158. (1843) indicada también para la R. A.) al género Leptochloa P. Beauv.
fué ratificada.
De modo, que para este otro autor serían válidos los nombres siguientes:
Leptochloa dubia Nees in Syll. Ratisb. 1. 4. (1524).
> imbricata Thurb. Bot. Calif. 11. 293 (1880).
Syn. Diplachne verticillata Nees € Mey.
(non Leptochloa verticillata Kunth (1835).
Leptochloa spicata (Nees) Scribn. Proc. Acad. Sci. Philad. (1891).
Más, transferidos éstos al género Rabdochloa P. Beauv. obtendráse:
Rabdochloa dubia (Nees) OK.
> imbricata (Scribn.) OK. Rev. 11. 738 (1891).
> spicata (Nees) OLX.
192 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Tribus FESTUCEAE (PoaraE)
141. Pappophorum alopecuroideum Vanz.
Vahl, Symb. 3. 10. t. 51. (1796) et Kth. En, 6. 255.
forma typicum, albidescens STUCKERT.
Syn: P. vaginatum Phil. Sert. mend. 11. p. 206 n” 241 (non alior)
Syn: P. laguroideum Scehrad. in Schult. Mant. 342.
Syn: P. pappiferam (Lam.) OK. Rev. ni? 365.
(ex Saccharum pappiferum Lam. 1791.)
var. alopecurodeum (Vahl) OK.
Stuckert: Herb.arg. n* 8,960 (20, 111. 1900); n* 9,167 (31. 111. 1900);
n” 11,262 (6. 1v. 1902.); n* 12,725 (10. 1v. 1902); n* 12,997 (25, m1,
1903), de varios puntos en las cercanías de la ciudad, como asimis-
mo de los Dep. Anejos -Norte y Punilla de la Prov. Córdoba.
Gris. Symb. n* 1,919, Hieron. Plant. diaph. p. 299; F. Kurtz,
Sert. cord. p. 21, nv48; Arech. Gram. urug. p. 344, n* 1.
Planta robusta, de 1 - 1 */, m. de altura que crece con predilec-
ción en terrenos salitrosos y toscosos.
Sus penachos (panojas) elegantes, llenos y colgantes ofrecen un
lindo aspecto. Su consistencia es algo dura y seguramente su va-
lor nutritivo para las haciendas es secundario.
Eu la R.-A. se la conoce de M., C., R., Ct., T. y S. siendo tam-
bién citada del Uruguay y del Brasil.
142. Pappophorum alopecuroideum VanL
forma coerulescens STUCKERT nov. forma.
Spiculae ad colorationem coerulescentem vergens.
Stuckert: Herb. arg. n* 9.167* (31. 111. 1900) Dep. Anejos-Norte,
Camino al Norte de la Calera, Prov. Córdoba.
Es, según parece, una forma local de la típica, pero bastante
bien pronunciada.
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 123
143. Pappophorum mueronulatum Ners.
Nees ab Esenb. Agrost. bras. 412 (1829).
forma typicum humile STUCKERT.
Syn: Pappophorum apertam Munro ap. Scribn. in Bull. Torrey
Bot. Club (1882) 148.
Syn: P. subbulbosum Arech. Gram. urug. p. 315 (1894).
Syn: P. alopecuroideum Vah! var. mucronulatam (Nees) Ok, Rev. *
1? 365 (1898).
N, v. Crujillo (C.) Capim amargoso (Bras.)
Stuckert: Herb. arg. n” 10,213 (12. xr. 1901) y v* 11,259 (1. 1902)
de los arrabales de la Ciudad de Córdoba, y n* 11ku (9, xr. 1900)
Estancia San Teodoro, ped. Villamonte, Dep. Río I, Prov. Cór-
doba, como también de muchas otras procedencias de la pro-
vincia,
Speg. Nov. add. Fl. pat. in An. Mus. Nac. B.-A. vir. 193 n” 690
(9001).
Kneucker, Allg. bot, Zeitsch. (1902) Gram. exsicc. n” 238,
Plantita de 15 - 25 cm. de altura sumamente común y social,
por trechos predominante hasta exclusiva; espiga == laxiflora de
color amarillento. Las cañas son erguidas y nudosas. Las hojas son
estrechas, lineares y puntiagudas. La inflorescencia se presenta
en la extremidad de cada caña, formando una panoja espigosa de
S-12cm.
Según Peckolt Plant. ut. del Bras. (1891) p. 472, la infusión de
Jas hojas es empleada contra la flatulencia de los animales yegua-
rizos, los que á pesar de tener un gusto algo amargo la toman con
facilidad. También se administra para el mismo objeto una cucha-
rada del polvo de la planta en agua tibia varias veces por día.
Dícese que el polvo de esta planta insuflado en las narices del
caballo, lo cura del moquillo.
144. Pappophorum mucronulatum Ners.
forma elatior StuckErRT nov. forma.
Culmus erectus ad 1 m. altus, setis in plerisque spiculis pur-
)
purascentibus (ap. Nees pp.)
Stuckert: Herb. arg. n* 12,682 (27. 1. 1903) de las inmediaciones
de Córdoba; n* 13,711 (26. 1. 1901) y n” 14,063 (11. 1904.) Estancia
San Teodoro, pedanía Villamonte, Dep. Río I, Prov. Córdoba.
124 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Planta mas robusta que la otra forma típica, alcanzando sus ca-
ñas hasta á un metro de altura, la espiga es más densiflora, el
color de las setas aparece débilmente rosado y los individuos que
representan esta forma son menos sociales que los de su congé-
nere.
Tanto la tipica como la forma que cito se encuentran en los
mismos parajes y se procrean hasta en los terrenos más áridos.
No conceptúo excluído la posibilidad que existan transiciones
entre ambas formas y aun nuevas formas más, tratándose de una
especie de porte tan variable y esparcida en tan formidable canti-
dad, ocupando una área extensa.
Observóse hasta ahora esta especie en la R.-A. desde Pat. hasta
C., es decir por una gran parte de la planicie pampeana y fuera
de los límites argentinos desde Uruguay y Brasil hasta México y
Texas.
145. Munroa benthamiana HackeL.
Hackel apud F. Kurtz in Rev. Mus. La Plata v (1893), p. 301.
(Bentham, in Benth. € Hook. Gen. Plan. 11. 1180 dá á conocer
los caracteres de la planta y las diferencias con la M. squarrosa
(Nutt.) Torr., sin denominarla).
Syn: Monroa argentina Gris. Symb. n” 1,918 pp.
N. v. Pasto púa. (C.)
Stuckert: Herb. arg. 19 10,521 (12. x11. 1901) en la inmediata ve-
cindad de las casas de Mina Clavero, Dep. San Alberto, Prov.
Córdoba.
F. Kurtz, Sert, cord. p. 23, n” 59, et Collectan. Fl. arg. p. 42.
OK. Rev. 111? 397, con citas erróneas.
Este pastito minúsculo encontré bastante diseminado en unas
lomas aridisimas y, tal vez debido á la sequedad del tiempo, en es-
tado no suficientemente desarrollado, 4 pesar de ser florido.
Los ejemplares obtenibles son de una altura de 2 - 8 cm.; sus
hojas son tiesas y duras, terminando en una púa aguda.
Tuve la precaución de recoger inflorescencias viejas de antaño;
las que demostraban que la planta era susceptible á un desarrollo
mucho mayor y que podía ramificarse bastante.
Las inflorescencias secas recogidas se asemejan á ejemplares
muertas de « Cepacaballo » Xanthium spinosum Lin., por lo que
sospecho, que la plantita podría ser la M. squarrosa (Nutt.) Torr.
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 125
ó que quizás ambas sean una misma especie en diferentes estados
de desarrollo.
La distribución geográfica de la M. benthamiana Hack., planta
exclusivamente argentina, es S-L., C. (Dep. S. Alberto, Pocho
y Minas) y R.
146. Cortaderia ** rudiuscula Srapr.
Stapf in Gardeners Chronicle (Dec. 1897) y. 396.
1 Ñ 1
Syn: Gynerium argenteum Nees ab Esenb. Agrost. bras, 462 pro
parte.
N. v. (Dadas á todas las especies del género) Paja de la pampa,
Paja brava, Paja de penacho, Cortadera, Carriza.
Stuckert: Herb. arg. n” 8,765 (S, ur. 1900) Cercanías de Córdoba
sobre las barrancas del Río 1 46 km. al Oeste de la ciudad y de
otros números y fechas, procedentes de los Dep. Punilla, Colon,
Anejos-Norte, Rio I y Río II de la provincia.
Casitodos los autores incl. Gris. y Hieron. citan como habi-
tante de la R.-A. el Gynerium argenteum Nees, varios cambiaron
su adjetivo, pretestaudo prioridad. Pero parecía que el género
Gynerium, y sobre todo el conjunto de lo que se llamaba (.
argenteum encerraba una serie de especies heterogéneas y es
precisamente el mérito del Dr, Stapf de laber estudiado estas es-
pecies. El resultado del examen fué la separación de las especies
americanas del g. Gynerium, fundando para ellas el nuevo gé-
nero Cortaderia.
Fijáronse los caracteres del nuevo género, describiendo con su
llave analítico las primeras cinco especies.
La especie €. rudiuscula hasta ahora sólo fué indicada de Men-
doza, Tucumán ¡Aconquija) y Salta (Nevado del Castillo), y para
la Prov. de Córdoba la cito por primera vez.
Es una paja de muchas hojas de color verdemar, entre las que
se destacan las cañas largas con sus inflorescencias en forma de
penachos blancos. Es planta vistosa, de la que se sirve para ador-
no, mientras que para forraje es demasiado áspero y duro.
16 Ok. Rev. 114% 112 y T. v. Post. € OK. Lex. 261 n” 216 y p. 618 n” 216, no
reconocen el género Cortaderia Stapf, manteniendo el de Gynerium Hb. « Bpad.,
admiten sólo las especies citadas por Stapf como pertenecientes al $, 2 (sección)
Cortaderia, del género Gynerium. La especie citada debería llamarse en tal caso
válidamente para estos autores: Gynerium rudiusculum (Stapf) OK.
126 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Sus hojas dan un excelente material para talabarteros y colcho-
neros, son utilizadas y apreciadas también para. la fabricación del
papel.
El cocimiento de suraíz es considerado como diurético y propi-
nado en enfermedades del hígado, riñones y vias urinarias. Su uso
al exterior es preconizado para destruir la caspa y fortificar la
raiz del cabello.
147. Arundo Donax Lax.
Lin. Spec. Pl. Ed. 1, p.81 (1753).
Syn: Donax arundinaceus P. de Beauv. 78, t. xvi, fig. L.
Syn: Donax donax Aschers € Graebn. El. d. nordoestl. Flachl.
p. 101 (1898).
N. v. Caña común, C. de techar, Caña de castilla (R.-A.).
Cana do reino, Taquará do reino (Bras.).
Stuckert: Herb. arg. n* 8,766 (8. 11. 1900). Municipio de Córdo-
ba en donde es cultivado y subespontea en muchas quintas de los
alrededores de la ciudad.
Gris. Symb. n* 1,821; Hieron. Plant. diaph. p. 298.
Arech. Gram. urug. p. 360, n* 1; Peckolt, Pl. med. bras. (1891)
p. 467.
Graminácea que produce cañas huecas, duras, cilíndricas, nudo-
sas de unos 2-4 metros de altura y de 2-3 cm. de diámetro, Emite
rizomas gruesos rastreros, que presentan una especie de anillos.
Estos rizomas son suculentos y á pesar de tener un sabor amargo,
se toma su cocimiento por sus virtudes diuréticas en los casos de
hidropesía y pleuresia. Es también creencia general que este coci-
miento haga disminuir la secreción láctea de la mujer.
Las cañas que produce esta especie son empleadas para cons-
trucciones rústicas, cercos, gallineros, paredes, techos de ran-
chos, etc.
La planta es originaria de la Europa meridional, Asia y Norte
de Africa, pero profusamente cultivada en la R.-A., encontrándose
aun á veces también espontánea,
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 127
148. Triodia *” acuminata (Munro) Vasevy.
Vasey, Grass of the S. West. 1 (1891), pl. xxxr.
Syn: Tricuspis acuminata Munro in Herb. Thurber, Porter et
Conulter Syn. Fl. Colorado (1874) 148,
Syn: Triodia avenacca H. B. K. var. longearistata F. Kurtz
Rev. Mus. La Plata (1893 ), p. 299,
Syn: Sieglingia acuminata (Munro) OK. Rev. 11 (1891), 789 (=
Triodia pilosa Buckl.)
Syn: Sieglingia argentina OK. Rev, nr? (1898) 367,
Stuckert: Herb. arg. n* 11,697 (10. x1r. 1901 ), Mina Clavero, Dep.
San Alberto, Prov. de Córdoba y con otros números, fechas y pro-
cedencias hasta del municipio de la ciudad de Córdoba.
F, Kurtz Colectan. El. arg. p. 50.
Pastito de unos 20-25 cm. de altura, inflorescencia empizarrada,
parecieudo de lejos como flores blancas. Es de un gusto salado, y
sin embargo bastante apetecido por las ovejas y cabras.
Su área geográfica es Pat., M., S-J., C., R. (México y Am. sept.).
149. Triodia paraguayensis (OK.) HackeL nov. nom.
Syn: Arundinaria paraguayensis OK. Rev. 1117 341,
Syn: Sieglingia paraguayensis OK. ibidem.
Stuckert: Herb. arg. n” 13,008 (28, 111. 1903), Municipio de Cór-
doba, Alta-Córdoba, en una zanja junto á los rieles del F.C. C. C.
Norte y con otros números y fechas procedentes de las cercanías
de la ciudad.
Glumácea de inflorescencia desparramada con cañas articuladas
de unos 60 cm. de altura.
Especie de poca divulgación en la R,-A. y de escaso valor nutri-
tivo para las haciendas.
Observada por primera vez en la R.-A., habiendo sido descrita
como oriunda del Paraguay.
17 Según OK. Rev. 11 (1891) 789, y 1112 (1898) 367 y T. v. Part € OK. Lex. 515,
n 219; el género Triodia R. Br., queda englobado como sección $ 2 Triodia (R..
Br.) OK. en el género Sieglingia Bernh. (con el nuevo sinónimo Moliuiopsis
Gandoger) y las dos especies citadas deberian entonces llamarse, según estos au-
tores:
Sieglingia acuminata (Munro) OK. Rev. 11 (1891) 789; error $. argentire
OK. Rev. 11? (1898) 367, y Slieglingia paraguayensis OK. Rev. 112 341 error
Arundinaria parag. OK. 1. c.
128 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
150. Diplachne (* et %) dubia (H. B. K.) Soribx.
Scribn. in Bull. Torr. Bot. crx. p. 30 (1888).
Syn: Chloris dubia H. B. K. Gen. 1. p. 169 (1815).
Syn: Leptochloa dubia Nees in Syll. Ratisb. 1. 4. (1824) et in
Agrost. bras. p. 433 (1829).
Stuckert: Herb. arg. n* 11,187 (11. 1902) de los alrededores de la
ciudad de Córdoba y de varios otros puntos de la provincia.
F, Kurtz, Sert. cord, p. 21 (1893); OK. Rev. 11” 349.
Kneucker, Allg. bot. Zeitsch. pug. 1(1903). Gram. exsicc, n* 378
F, Kurtz cita á Bentham como autor de la presente planta, lo
que también trascribe OK., pero el caso es, que Bentham in Benth.
«€ Hook. Gen. Plant. m. 1173 únicamente expone: « Leptochloa
dubia Nees est nobis Diphachne species». El no formuló el nombre
Diplachne dubia.
Es una graminácea de un aspecto bonito y elegante, de unos
50-60 em. de altura, que merece ser cultivada como planta de ador-
no. Proporciona buen forraje, pero es de poca divulgación. En la
R.-A. sólo fué observada en la Prov. de Córdoba y afuera del país
en el Brasil y México.
151. Diplachne fusca (Lax.) P. be Beavv.
P. de Beauv. Agrost. 163 (1812).
Syn: Festuca fusca Lin. Sp. Pl. p. 109.
Stuckert: Herb. arg. n* 13,037 (14. 1v. 1903). Puesto del Paraiso
á5 km. al Este de la ciudad de Córdoba y n* 13,494 * (10, x1r. 1903).
Estancia San Teodoro, ped. Villamonte, Dep. Río I, Prov. Córdoba.
F, Kurtz, Collect, Fl. arg. 39 (1900).
cfr. Aschers et Graebn. Synop. Mitteleurop. Flor. 1. 341 (1900).
(18) OK. Rev. ar € 1112 y T. y. Post; Lex. 177 € 519, n? 219, afirman correspon-
der al género Diplachne (corregido por OK. en Diplachna Beauv. (1812), por
prioridad el de Sieglingia Bernh. (1800), distribuyendo las especies (excepto la
Diplachne latifolia (Gris. Hack.) á la sección $ 7 Diplachna (Beauv.) OK. y la
D. latifolia: (Gris) Hack. á la sección.$ 8 Neuroblepharum (Gris.) Ok.
Según estos autores, los nombres citados válidos para ellos, serían:
Sieglingia dubia (HBK.) OK. an? Rabdochloa cfr. p. 121. nota 15.
» fusca (L.) OK.
» latifolia (Gris.) OK.
» spicata (Nees) OK. an? Rabdochloa cfr. p. 121. nota 15.
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 129
Graminácea tierna de unos 40 em, de altura, suministra un ex-
celente forraje, pero es probablemente de poca divulgación en la
R.-A.
Ella es originaria de las regiones tropicales de Asia y Africa y
preténdese haber sido introducida de la Argentina á la Alemania
(verosimilmente con la lana).
Especie mencionada por primera vez para la Prov. Córdoba.
152. Diplachne latifolia (Gris.) Hacker,
Hackel in Oest, bot. Zeitg. p. 273 (1902).
Syn : Tricuspis latifolia Gris. Pl. Lor, n% 789 et Symb. 1” 1,942,
Syn: Gouinia latifolia (Gris.) F. L:Scribn. in Stud. of am. gras-*
ses 11. U.S, Dep. of Agricult, Divis. of Agrost. Bull.1v. p. 10 (1897)
Syu: Sieglingia latifolia (Gris.) OK. Rev. 111? 367 (1898).
Stuckert: Herb. arg. 1? 9,260 (1v. 1900) de las cercanías de Cór-
doba; n* 12,744 (11. 13. 1903). Alta Gracia, Dep. Rio II; n* 13,336
(19, 1x. 1903); Alto- alegre, Dep. Burruyacu, Prov. Tucumán, re-
mitido por el Sr. Segundo González y con muchos otros números
y fechas, procedentes de varios dep. de la Prov, de Córdoba, tanto
de sierras, como de llanuras.
Hieron. Plant. diaph. p. 303; Morong., En. Pl. Parag. p. 272;
F, Kurtz, Collectan. Fl. arg. p. 44,
Es grama de un porte esbelto, alcanzando sus tallos á una
altura máxima de dos metros. Sus largas y anchas hojas y princi-
palmente sus panojas (penachos), plateadas de un reflejo violáceo
la hacen merecer ser apreciada como planta de adorno. Como fo-
rrajera es de superior calidad.
De la República Argentina es conocida de C., T., S. y Form.,,
del exterior del Parag., Bras. y México,
Referente á esta planta, el Dr. Hackel en Oestr. bot. Zeitsch.
1902. 1. c., dice: En Plant. Lor. p- 211 (1874) el Dr. Grisebach des-
cribe una Tricuspis latifolia, exponiéndola como tipo de un propio
subgénero, que él llama « Veuroblepharum». La asignación de ella
al género Tricuspis(el que hoy forma una sección del de Triodia)
fué un desacierto; porque el carácter esencial de Tricuspis es el de -
presentar tres puntas aristosas de la gluma, una mediana, naciendo
entre los dientes dela extremidad y dos laterales situadas en la
prolongación de los nervios laterales. Ahora bien, en el subgénero
ANAL, Mus. Nac. Bs. As., Ser 3.% T. 1v. Junto 23 1904 9
130 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
« Neuroblepharum», de Grisebach, no existe ni traza de aristas la-
terales y por consiguiente la planta no pertenece al género Tri-
cuspis.
Por otra parte, los caracteres de esta sección se ligan, no sólo
por la construcción de la gluma, sino también por la de su imflo-
rescencia (por la disposición de las espiguillas en las ramitas de
sus panojas, que hacen recordar á la de las clorídeas) tan íntima-
mente con el género de Diplachne que no puedo encontrar el mo-
tivo más minimo para separarla de él.
Cuando más, aún en este género, puede considerarse esta especie
como perteneciente á una sección propia.
Su distinción de las especies tipicas (D. fascicularis Beauv. y
aliadas) se caracterizaria entonces por la abundante cubierta de
pelos, de los tres nervios de la gluma, inclusive el de la carena,
mientras que en las especies típicas sólo los nervios laterales ó sean
los orilleros son escasamente pestañosos, y esto, casi siempre sólo
en las partes inferiores. A más de esta especie sudamericana, á la
cual doy ahora el nombre de Diplachne latifolia existen otras tres
centro-americanas de un parentesco muy cercano.
El género « Gouinia» Fourn. (En. Pl. mex. pars. 11. 103) al cual
su autor había atribuido la planta en cuestión, ha quedado tanto
para el Sr. Bentham (Gen. Pl, 111. 1,178) como para mí, un enigma.
Tanto la diagnosis del género « Gouinia» del Sr. Fournier, como la
de su primera especie (G. polyyama, no es clara, niexacta, y como el
Dr. Hackel no ha visto ejemplares auténticos, no se atreve á re-
chazar en absoluto el género, quedando en todo caso completa-
mente supérfluo el nombre «(Gouinia», puesto que, si puede soste-
nerse esta sección como género propio, le pertenecería por priori-
dad de 9 años el nombre de « Neuroblepharumo».
153. Diplachne spicata (Nees ab Es.) DorLL.
Doell in Mart. Flor. bras. 11, 3. 97. tab, xxvin, fig. 11.
Syn: Bromus spicatus Nees ab Es. Agrost. bras. 471 (1829).
Syn: D. simplex Doell 1. c.; Arech. Gram. urug. p. 352, n” 1.
Syn: Triplasis setacea Gris. Symb. p. 304, n* 1,941.
Syn: Leptochloa spicata (Nees) Scribn. Am. Grass. 1, 229, fig.
211 (1897).
Stuckert: Herb. arg. n* 12,628 (18. 1. 1903). Municipio de Cór-
doba, hipódromo de López y de otros puntos en los alrededores de la
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 131
ciudad. Otras muestras proceden de los Dep. San Alberto, Punilla
y Rio 1.
Morong, En. Pl. Parag. p. 273. (1892); Grah. Kerr, Pilcom. p.
78. (1893).
F. Kurtz, Mem. Univ. Nac. Córd. p. 37 (1896); et Collectan.
Fl. arg. p. 39 (1900).
Pastito insignificante de 10-20 cm. de altura, muy social, crece
en los terrenos los más áridos y arenosos, aun en ciertas elevacio-
nes de las sierras. A veces sus espiguillas ó toda la planta toman
un color rojo-violáceo bien pronunciado. Es muy apropiado para
forraje de ovejas.
Su distribución geográfica es C., Ct., S., Form. (Urug., Bras.,
México y Texas).
154. Eragrostis atrovirens (Desr.) Trix.
Trin. in Steud. Nomencl]. 562.
Sym: Poa atrovirens Desf. Fl. Atl. 1. 73 (1798).
Syn: Eragrostis bahiensis Schrad. in Schult. Mant. 11, 318 (1822).
N, v. Capim assú da Bahía (Bras.).
Stuckert: Herb. arg. 1% 10,467; 1? 10,628 (10-16, x11, 1901) y de
otros números provenientes de los Dep. de Mina Clavero y San Al-
berto de la Prov. Córdoba. Existen también muestras de las inme-
diaciones de la ciudad y del Dep. Kio L.
Gris. Symb. n* 1,851; Hieron. Plant. diaph. p.304; Arech. Gram.
urug. p. 380, n* 12,
Glumácea de cañas delgadas y nudosas de unos 50-100 cm. de
altura, presentando cierta variabilidad. A
El cocimiento ó infusión de sus raices y frutos es preconizado
como diurético.
Es pasto blando y adecuado para la alimentación de las hacien-
das,
Su área geográfica es vasta, se conoce de E. C. S. (Urug. Parag.
y de otros países de la zona templada y cálida, aun de Asia y
Africa).
155. Eragrostis lugens Ners.
Nees ab Esenb. Agrost. bras. 505, (1829).
Syn: E, pilosa P. de Beauv. var. lugens Nees l. c.
Stuckert: Herb. arg. n” 9,507 (29. 1x. 1900) y n” 9,631 (30. xr.
132 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
1900). Estancia San Teodoro, ped. Villamonte, Dep. Río 1, Prov,
Córdoba; n* 11,691* (10, x11. 1901) Mina Clavero, Dep. San Alberto
y 1% 12,089 (12. x1. 1902) Colonia Ruiz Videla, cerca de Villa de
Rosario, Dep. Rio IL, Prov. Córdoba y de varios otros departa-
mentos.
Gris. Symb. n* 1,848; Lor. et Niederl, Exp. R. N. n* 272; Hieron.
Plant. diaph. p. 304; Speg. Nov. add. El. pat. in An. Mus. Nac.
B-A, vir. 196 n” 699; Arech. Gram. urug. p. 314.
Graminácea de cañas delgadas, de 30-50 cm. de altura con inflo-
rescencia desparramada. Especie en alto grado social y predomi-
nante en ciertos parajes,
Proporciona un buen forraje para toda clase de hacienda.
Sn existencia es observada en R-N.; B-A.; C.; Ct.; R.; T.; Urug.;
Bras. y en otros países de la zona templada y cálida,
156. Eragrostis megastachya (Korr.) Lixk.
Link Hort. berol. 1, p. 181 (1827).
Syn: Poa megastachya Koel. (1802).
Syn: E. major Host, Gram. austr. Iv, p- 14, t. 24 (1809), y una
serie de posteriores sin validez,
N. v. Gramilla.
Stuckert: Herb. arg. no 10,620 (16. x1r. 1901) Mina Clavero, Dep.
San Alberto; n* 12,920 (28. 11. 1903) Ochoa, Dep. Punilla, Prov. de
Córdoba; un” 12,997 (6. 11. 1903) Cañada alegre, Dep. Burruyacu,
Prov. de Tucumán y de muchos otros números y procedencias del
Municipio de Córdoba hasta de las calles de la ciudad.
, Gris. Symb. p. 290, n* 1,847 (nota al pie); Hieron. Plant, diaph.
p. 304; Ball, Flor. pat. 1. 238.
Pastito bajo, casi siempre recostado, emitiendo gran número de
espiguillas. Es sumamente común y esparcido. Buen forraje. Dícese
ser introducido de Europa, pero es casi cosmopolita y espontáneo
en Pat. R-N.; B-A.; S£.; C. y T.
157. Eragrostis minor Hosr.
Host Flor. austr 1. 135.
varietas
Stuckert: Herb. arg. n* 10,277 (26. xr. 1901) de las calles y su-
burbios de Córdoba, como también de varias otras procedencias.
de la provincia.
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 133
OK. Rev. 11, 714 (1891) reconoce como válida esta denominación
agregándole muchísimos sinónimos, eutre otros E. poaeoides P.
Beauv. Agrost. p. 172 (1872) nombre que fué citado por Gris. Symb.
n” 1846 y por otros autores como planta argentina.
OK. Rev. 11? 351 (1898) cambia de opinión y considera la E. mi-
nor Host.; la E. capillaris (Lin.) Nees; la E. verticillata R. € $.; la
E. baliensis Schrad. y la E. lugens Nees.* como simples variedades
de la E. pilosa (Lin.) Beauv. Apreciación imposible de aceptar.
Grama blanda y alimenticia para el ganado.
Especie europea pero profusamente esparcida en la R.-A. desde
C.á5. y fuera del país por la zona templada y cálida de ambos
hemisferios.
155, Eragrostis pilosa (Lin.) P. ve Beauv.
P. de Beauv. Essay. p 11 et altr.
Syn: Poa pilosa Lin. Spec. Pl. Ed. 1. p. 68.
Syn: Poa verticillata Cav. Ic. 1. 63. t. 93.
N. v. Pasto pelillo (R.-A.) Capim atana (Bras.).
Stuckert: Herb. arg. n” 10,090 (11. 1901). Estancia San Teodoro,
ped. Villamonte, Dep. Río I y n* 12,607 (16. 1. 1903), Municipio de
Córdoba, camino á la Chacra de la Merced á 6 km. de la ciudad y de
varios otros dep. de la provincia,
Gris. Symb. n” 1,848; Hieron. Plant, diaph. p. 304; OK. Rev.
1” 393; Arech. Gram. urug. p. 375, n? 6.
Especie frecuentísima, de cañas erguidas, geniculadas y ascen-
dentes, de 15-50 cm. de altura, hojas algo ásperas, inflorescencia
en panojas abiertas con espiguillas multifloras. Buen forraje para
haciendas. Sus granos son comestibles y su cocimiento es usado
contra la diabetis. El área geogr. es bastante vasta; B.-A., Sf., O.,
Ct., T., S., Urng. y otros paises de la zona templada y cálida,
159. Eragrostis pilosa (Lin.) P. ve Brauv.
var, delicatula (Trin.) HackeL nov. nom.
Syn: Eragrostis delicatula Trin. Mem. Ac. St. Petersb. 1v. p. 73.
(1836).
- Stuckert: Herb. arg. n* 11,715 (111. 1902); n* 12,713 (6. 11. 1908);
n” 12,925 y n” 12,938 (11. 1903) de los suburbios de Córdoba y de
varios otros dep. de la provincia.
134 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Ball, Contrib, El. pat. 1. 238; Speg. Fl. Vent. p. 71 n* 328.
Según opinión del Dr, Hackel esta planta apenas puede distin-
guirse como variedad de la £. pilosa.
Es un pasto finito de unos 30-60 cm. de altura, suministrando
como la especie madre un regular sustento para el ganado.
Es conocido de Pat., B.-A., C., Brasil, etc.
160. Eragrostis retinens HackeL eb AÁRECHAVALETA.,
Arechavaleta Gram. urug. p. 385. n* 17 (1894).
Stuckert: Herb. arg. n* 12,844 (25. 11, 1903). Municipio de Cór-
doba á 4 kilómetros al Este de la ciudad, lugar denominado « La-
guna de Yofre».
Graminácea glutinosa de 30-50 cm. de altura; inflorescencia
bastante desparramada. Buen forraje. Citada por primera vez de
la Argentina.
161. Melica argyrea HackeL nov. spec.
Differt a M. papilionacea Lin. et a M. hyalina Doell. culmo hu-
máli, foliis angustissimis, complicatis, paniculae ramis patu-
lis, spicularum pedicellis apice glabris, spiculis multo mino-
ribus (5-6 mm. nec 10 mm.) longis, praesertim vero flore
fertila in spicula unica, additis 1-2 sterilibus brevibus convo-
lutis pyriformibus.
Stuckert Herb. arg. n* 10,275 (20. xr. 1901). Municipio de Cór-
doba, alrededores de la cindad y con diferentes otros números de
varios departamentos de la Provincia de Córdoba.
Syn: Melica papilionacea Gris. Pl. Lor. pro parte (non Lin.)
quoad numerum 770 Plant, Lorentzianarum pag. 203 (1874).
Syn: Melica papilionacea Lin. var. laxiflora OK, Rev. 11 256.—
Certe non M. laxiflora Cav.
Syn. ? Melica papilionacea Lin. Mant. p. 31. (1767) var. hyalina
Doell pro spec. Hackel nom. ivedit, in Knencker Allg. bot. Zeitsch.
(1902) Gram. exsicc. n* 261.
N. v. Paja brava. Pajilla brava.
Pasto duro, tieso y áspero, destacándose entre sus hojas de un
verde reluciente sus inflorescencias blanquizcas. Especie muy pre-
coz en primavera floreciendo desde Agosto á Noviembre.
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 135
Ella también es eminentemente social y profusamente esparci-
da en terrenos algo húmedos y sombríos, es de una gran variabi-
lidad en su porte, apareciendo en algunas partes como cespitosa,
en millares de cañitas con poquísimas flores levantándose sólo á
una altura de 15420 cm., mientras que en otras partes forma
matas hemisféricas, elevándose sus cañas con sus inflorescencias
desparramadas á una altura de 40 - 50 em.
Graminácea poco apetecida por vacunos y cabríos, mas sí por
yeguarizos.
Se sabe con certeza que ocupa en la Prov, de Córdoba una ex-
tensión regular y se presume que su área geográfica sea bastante
mayor.
162. Melica macra Ners ab Esenp.
Nees ab Esenb. Agrost. bras. p. 426 (1829).
N. v. Paja brava, Pasto bravo, Cortaderilla.
Stuckert: Herb. arg. n” 7k (30. x. 1092) Municipio de Córdoba,
inmediaciones de la ciudad y de la mayoría de los dep. de la pro-
vincia.
Gris. PJ. Lor. n* 769, Symb. n” 1,856: Hieron. Plant. diaph. p.
306; Ball, Fl. Pat, 1, p. 238; Speg. Fl. Vent. p. 71 n” 329; Flor.
Tandil p. 55. n* 344; Arech. Gram. urug. p. 338 n* 1; OK, Rev.
mn”. 356.
Graminácea samamente abundante, formando matas densas. Sus
cañas floridas de ur color amarillento pálido de unos 40 á 60 cm.
de altura se realzan bien del verde vivo é intenso de sus hojas.
Hojas de una consistencia dura y quebradiza, siendo ásperas y filo-
sas al tacto. Florece en primavera de Setiembre á Noviembre. Poco
apetecida por la hacienda vacuna, pero la hacienda yeguariza la
come en defecto de otro alimento mejor. Su existencia queda cons-
tatada en Pat.-bor., B.-A., E., C. (Urug. y Bras.)
163. Melica Stuckertii HackeL nov. spec.
Perennis. Culmi erecti, gracilis, circ. 40-60 cm. alti, plurinodes
teretes glaberrimi, simplices. Vaginae arctae, integrae v. su-
perne fissae, internodia superantes, elevatae-costatae, glabe-
rrimae vel sursum plus minus scabrae. Ligulae breves ro-
tundatae, circ. 1 mm. longae, sublacerae, Laminae e basi ae-
136 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
quilata lineares, sensim acutatae, ad 15 em. long., 3 mm. lat,
planae v. in sicco subconvolutae, erectiusculae, rigidae, glauco-
virentes, undique E scabrae, supra crassinerves. Panicula
pyramidalis, patens, laxa, circ. 20 cm. long., rhachi laevi,
ramás ternis valde inaequalibus tenui-filiformilus subtereti-
bus laevibus, saepe angulo recto patentibus, primario inferiore
circ. 8 cm. longo ad medium usque indiviso dein ramulos se-
cundarios paucos 1-5 spiculatos patulos procreante, spiculis
laxiuscule dispositis, pedicellis quam ipsae 2-4 plo breviori-
bus apice curvatis ¿bique pubescentibus fultis.
Spiculae obovatae circ. 8-10 mm, long., floreuno z, adjectis 2
sterilibus flavescentes atque fuscescentes.
Gluma 1. spiculam aequanas, late subrhombeo-obovata, obtusius-
eula, membranacea, 9- 11-nervis, nervis lateralibus ultra me-
dium evanescentibus, intermediis apice anastomosantibus; 11.
quam I, |, brevior atque angustior, obovato-oblongo, Iae si-
mális, sed 5-nervis; LI. (fertilis) quam 1. *|¿ brevior, lanceo-
lata, acuta, integra, praeter apicem hyalinum coriaceo-char-
tacea, viridula nervis circ. 11 crassis extus prominulis sibi
approxzimatis (quam interstitia latioribus) scaberrimis per-
cursa, versus margines setis patentibus parce hirsuta. Palea
glumam aequans, oblonga, obtusa, carinis superne scabra. Lo-
dicula 1, denticulata; antherae 2 mm. longae. Flores steriles
2 in corpus claviforme subtruncatum pedicellatum 3 mm. lon-
gum scaberrimim congesti.
Affinis M. laxiflorae Cav., quae differt a nostra vaginis sursum
scaberrimis, ligulis oblongis elongatis, paniculae rhachi acu-
leis deorsum directis scaberrima, glumis L. et IL. subaequali-
bus, L. elliptico-subrhombea ¿-nervi, IL. saepias 3-nervi, LI.
in *), -*), superiore hyalina, obtusa saepe denticulata, nervis 7
haud ita crassis (quam interstitia angustioribus) percursa M.
exaltata Phil., vix a M. laxiflora specie diversa, eodem modo
a nostra dijfert.
Stuckert: Herb. arg. n* 12,748 (13. 11. 1903). Quebrada del arro-
yo de Alta-Gracia, Dep. Río II, y n” 13,765 (1. 11. 1904). Estancia.
San Teodoro, ped. Villamonte, Dep. Río I, de la Prov. Córdoba.
El Dr. Hackel me dispensó el gran honor de dedicarme la pre-
sente especie, por lo que le expreso aquí mi agradecimiento.
Los ejemplares del Dep. Río 1, son más desarrollados que los del
Dep. Río II, y la aparición de la planta en el Dep. Río I, es bas-
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 137
tante frecuente. Ofrécese un magnífico espectáculo ver tremolar
sus glumas anchas amarillentas, movidas por la brisa matinal. Es
la melica más alta que yo conozco, y á pesar que sus cañas no son
muy robustas, se apoyan en los arbustos vecinos y pueden así ex-
cepcionalmente alcanzar la altura máxima de un metro. La nueva
especie no tiene afinidad con las otras existentes en la R.-A., pero
sí con una del Brasil y con otra de Chile. Se la conoce sólo de dos
puntos de dos diferentes dep. de la Prov. de Córdoba, puntos que
distan unos 100 km. uno de otro, pero presúmese sea mayor su
dispersión. Todas las melicas son pastos algo duros y ásperos y
con preferencia aptos para forraje de yeguarizos.
164. Distichlis scoparia (KrH.) ARECHAVALETA,
Arech. Gram. urug. p. 397. con lam.
Syn: Poa scoparia Kth. Rev. Gram. 1. 182, En. 1. 325,
Syn: Uniola spicata Nees ab Esenb. Agrosv. bras. (excl. syn.).
N. v. Pichana de indio (Córdoba).
Stuckert: Herb, arg. n” 12,026 (12. xr. 1902) Villa del Rosario,
Dep. Río IL. Prov. Córdoba (pl. 7)
Speg. Pl. pat. austr. p. 581, n” 403; Nov. add. Fl pat. in An.
Mus. Nac. B.-A. t, vir. p. 196. n* 702.
Plantitas estoloniferas de cañas de 20-25 cm. de altura suma-
mente tiesas y duras, inadecuadas para forraje. Viven en terrenos
áridos y salitrosos, las hojas se enrollan á lo largo y forman así una
conglomeración de púas punzantes. Los ejemplares recogidos por
mison puramente masculinos. Su distribución geográfica es Pat.
austr. y boreal, M.? E.? y ahora C. (observada por primera vez)
(Uruguay).
165. Briza strieta (Hook.) StEUD.
Steud. Syn. 1. 287. Nomencl, Ed. 11.1. 225.
Syn: Calotheca stricta Hook. Bot. Beech. Voy. Chile p. 50
(1841). 4
Stuckert: Herb. arg. n* 9,557 (16. x. 1900) Altos Sur de Cór-
doba.
Gris. Symb. 1% 1,837 y Hieron. Plant. diaph. p.305, citan la var.
mandoniana Gris, de la misma, mientras que á la Calotheca stricta
138 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Kth. también citada para la R.-A, corresponde según OK. Rev. 11”
342 por prioridad el nombre de Briza erecta Lam.
La especie típica arriba indicada no ha sido citada hasta ahora
como habitante argentina, ella es oriunda de Chile, Bol. y Perú.
Es algo semejante á la Briza triloba Nees y superior pasto fo-
rrajero.
166. Briza triloba Ners ab Esenb.
Nees ab Esenb. Agrost. bras, 482 (1829).
Syn: Calotheca poaeformis Spr. Syst. 1. 348 (1825). excl. Syn.
Syn: Chascolytrum trilobum Desv. in Gay El. chil. vr. 383.
Syn: Br. poaeformis (Spr.) OK, Rev, 11? 342.
Es posible que á esta planta corresponda por prioridad este úl-
timo nombre.
Stuckert: Herb. arg. no 12,027 (12. xr. 1902) Colonia Ruiz Vi-
dela, por Villa de Rosario, Dep. Rio II, Prov. Córdoba y de mu-
chísimos otros números y fechas, procedentes del Municipio de
Códoba y de varios dep. de la provincia,
Gris. Symb. n* 1,836; Lor. Veg. Nord-Este Entr. p. 152 no 1,229;
Lor. € Niederl. Exp. R.-N. n” 269; Hieron. Plant, diaph. p.
305; Niederl. Result. bot, Mis. p. 74; Speg. Fl. Vent. p. 71, n* 333;
Prim. Chnub. p. 628, n* 205; Fl. Tandil p. 55, n” 348,
Glumácea común de 40 -60 em. y más de altura, cañas erguidas,
flores conglomeradas en forma de borlitas; encuéntrase esta espe-
cie muy esparcida tanto en los prados de las planicies, como en las
de las sierras. Todas las hrizas proporcionan un excelente forraje.
Se conoce la presente especie desde el Chub. por B.-A., E., C., T.,
hasta Mis. como también de Chile, Urug. y Bras. mer,
167. Briza triloba Nees ab EseNb.
forma pumila HackEL.
Hack. in Kneucker, Allg. bot. Zeitsch. pug. 5, n* 246 (1902).
Stuckert: Herb. arg. N*9,602* (30, x. 1900) Estancia San Teodo-
ro, ped. Villamonte, Dep. Río I, Prov. Córdoba.
Esta forma pumila es verosímilmente local, debido 4 que los
ejemplares hayan crecido en terreno húmedo y en la sombra de
erandes árboles.
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 139
Es graminácea sin mayor distinción, ténue y blanda, suminis-
trando buen forraje para el ganado. La menciono por primera vez
para la ciencia é ¿pso facto también para la Argentina.
168. Poa annua Lin.
Lin. Sp. Pl. 99.
N. v. Pastillo (B.-A.) Capim gallinha (Bras.) Espiguela, Yerba
de la punta (Esp.).
Stuckert: Herb. arg. n* 11,624 (1. 1902) San Fernando, Prov.
B.-A,, ejemplar recibido determinado por el Sr. Miles Stuart Pen-
nington. Abrigo la creencia, de poseer también muestras de esta
especie, verdaderamente común, recogidas por mi en los alrededo-
res de Córdoba.
Gris. Pl. Lor. n* 768; Symb. n” 1,538; Hieron. Plant. diaph. p-
303 y de muchos otros autores.
Especie más ó menos rastrera, cañas ascendentes de unos 30-40
cm. de altura. Pasto tierno y blando, proporcionando un superior
forraje para el ganado,
Su distribución geográfica en la República Argentina es la más
amplia, pues se la conoce desde la Tierra del Fuego hasta Misio-
nes y el territorio de los Andes.
Dicese ser oriunda de Europa, pero es citada también de Chile,
Uruguay y Brasil.
169. “Poa bonariensis (Lam ) KuwtnH.
Kunth Rev. Gram. 1. 115; En. 1. 353.
Syn: Festuca bonariensis Lam. tr. 1. 192.
Syn: F. secunda Pres], Rel. Haenk. 1. 271.
N. v. Pasto fuerte.
Stuckert: Herb, arg. n” 11,043 (2. 1. 1903) Municipio de Córdo-
ba.— Q.
N* 11,277* (26. xr. 1901) Barrancas del Río I, cerca de la cin-
dad.— Q.
N?* 10,903 (24, x11. 1901) Cumbre de la Sierra de Achala, Prov.
Córdoba á 2.200 metros de altura.— f.
N” 13,015 (x1. 1902). De los alrededores de la ciudad. — Q.
N?* 13,544 (x11. 1903). Altos Sur de las cercanías de la ciudad. —
140 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
S «€ Q, y de varios otros números y fechas procedentes de otras
localidades de la provincia.
Gris. Symb. n* 1,844; Hieron. Sert. pat. p. 374 n” 135; Plant.
diaph. p. 303; Speg. Flor. Vent. p.71, n* 336; Flor. Tandil p. 56,
n” 353; P. Dusén, Svensk. Exp. 224; Gay, Flor. Chil. vr. 413;
Arech. Gram, urug. p. 416. n* 4.
Grama cespitosa con rizomas subbulbosas, cañas erguidas de
15-30 cm.; inflorescencias en panojas, espiguillas comprimidas de
color verde-blanquizco hasta rojizo-violáceo.
Su consistencia es dura, proporcionando un forraje de escaso va-
lor alimenticio, dicese sin embargo ser bastante buscado por las
cabras.
Su área geográfica es la Tierra del Fuego, Pat., B.-A., Sf., C., E.
(Uruguay, Chile)
170. Poa lanuginosa Porrer.
Poiret Encycl. v. 91.
Stuckert: Herb. arg. n* 12,048 (14. xr. 1902) Colonia Ruiz Vide-
la, por Villa de Rosario, Dep. Río II, Prov. Córdoba; Q;n” 12,409
gy n” 12,410 7 € Q (31. x11. 1902) Quebrada del río de la Cale-
ra, Dep. Punilla, Prov. Córdoba á 1.000 m. alt. y con otros núme-
ros y fechas, provenientes de las cercanías de la ciudad.
Gris. Symb. n" 1,844; Hieron. Plant. diaph. p. 303; Niederl.
Result. bot. Mis. p. 714; Speg. Flor. Vent. p. 11, n* 337; Pl. Pat.
austr. p. 585, n* 408; OK. Rev. 111 366; Gay, Flor. Chil. vr, 421;
Arech. Gram. urug. p. 41510 3.
El número primero consiste en ejemplares puramente femeni-
nos, el segundo en puramente masculinos y el tercero en ejempla-
res de ambos sexos.
Con estos hallazgos se ha hecho una valiosa adquisición para la
ciencia, por causa que hasta la fecha sólo se conocia un único
ejemplar de la planta masculina, que yace en el Museo de Paris,
recogido por Desveaux. La descripción de este ejemplar es dema-
siado corta é insignificante, de modo que efectivamente no se co-
noce sino en ejemplares femeninos.
He pedido al Dr. Hackel la descripción de la planta mascu-
lina, pero no se atreve de hacerla, hasta poder tener el ejemplar
auténtico de Desveaux á la vista, para compararlo con los mios,
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 141
para poder ampliar la diagnosis de los ejemplares femeninos y dar
una diagnosis exacta y segura en absoluto de los ejemplares mas-
culinos. o
Tal cual como se presenta la planta femenina es bastante varia-
ble en porte y aspecto. Sus cañas alcanzan desde 5-40 cm. de altura,
según la localidad ó calidad del terreno en que crece,
Planta poco social, de consistencia algo dura y poco apete- -
cida por la hacienda, excepto las cabras. Florece de Octubre á Di-
ciembre.
Su área geográfica en la República Argentina es desde la Tierra
de Fuego, por Pat., B.-A., C. (por primera vez), hasta E. y Mis.,
siendo conocida asimismo del Uruguay y Chile.
El Dr, Hackel dice: «Debo advertir quemis determinaciones de
la Poa bonariensis Kth. y de la Poa lanugyinosa Poir. son hasta
cierto punto inseguras, por apoyarse únicamente sobre las descrip-
ciones originales demasiado cortas de estas especies.
«Antes de poder efectuar cotejos de ejemplares originales, no me
será posible asegurar en absoluto la validez de mis asignaciones de
estas dos poas.»
He remitido además al Dr. Hackel un regular número de ejempla-
res de Poa de la sección «Dioicapoae», pero su determinación tro-
pieza con la dificultad de no poder constatar en absoluto la co-
nexión de pertenencia de masculinos y femeninos á la misma cs-
pecie.
171, Festuca Hieronymi Hacker.
Hackel in Oestr. Bot. Zeitsch. (1908) pug. 1. p. 33. ín” 108).
Perennis, caespitosa; innovationes cxtravayinales +. mixtae.
Culmi erecti ad Tem. alti, graciles, teretes, scaberuli, 1-no-
des, nodo in *|,- Y, inferiore culmi sito, obtecto. Vayinae tere-
tes, arctae, innovationum 20 em, long. e. longiores, fissae,
scaberulae, ylabrae, emortuae stramineae, diu persistentes,
frustulatim dilabentes. Ligulae brevissimae, truncatae, denti-
culatae, exauriculatae, glabrae. Laminae setaceo-complica-
tae, valde elongatae; innovationum ad 50 cm. long., diam.
0,5-0,6 mm., culmeae parum breviores, sed latiores, laxwius
complicatae v. planiusculae, summa paniculam aequans v.
superans, omnes in cuspidem subcapillarem circ. 5 mm., lon-
gum subito contractae, scabrae, siccitate extus prominenter
costatae, sectione transversa ovales, 11-nerves, intus costis 9
142 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
valde elevatis percursae, infra singulos nervos fasciculo scle-
renchymatico crassiusculo cum nervo conjuncto munitao, su-
pra nervos primarios fasciculis parenchymaticis, sub epider-
mide superiore vero sclerenchymaticis percursae.
Panicula lineari-oblonga, contracta, densiuscula, ad 16 cm.
long., rhachi ramisque scaberulis, his binis inaequalibus, pri-
mario inferiore circ. 6 cm. long. in *¿-*/, inferiore nudo,
dein ramulos secundarios breves 1-2-spiculatos arrectos pro-
creantibus, spiculis aequaliter dispositis contiguis, subtermi-
nalibus brevissime pedicellatis, Spiculae lanceolato-ellipticae
circ. 5-florae, 10 mm. long., livide virides, glabrae densiflo-
rae. ylumae steriles 3,5-5 mi. long., L. subulato-lanceolata,
cuspidata, 1-nervis, IL lanceolata, acutissima, 3-nervis, flo-
ris superpositi medium subsuperans, carina scaberulae; fer-
tiles 6-7 mm. long., lineari-lanceolatae, acutae, muticae v.
mucronulatae, obsolete 5-nerves, scabrae, sine margine sca-
rioso; palea glumam subaequans, lineari-lanceolata, acuta,
carinis scaberula; antherae 3,5 mm, long. ovarium ylabrum.
Stuckert: Herb. arg. no 10,418 (3. x11. 1901). Cueva de la Cuesta
de Copina (1,800 m. de alt.) Sierra de Achala, Prov. de Córdoba y
n” 12,104 (25. xr. 1902). Ochoa, Dep. Punilla (1,000 m. de alt, ) Sie-
rra Chica de Córdoba.
Hieronymus recogió esta especie, que es de un lindo porte con
cañas de unos 60 cm. de altúra, también de la Sierra de Achala,
Quebrada del Chorro al Este de los Gigantes y de la Sierra Chica
de Córdoba, cerca de Colanchanga, ambos puntos más de cien
km. más al Norte de los lugares en doude yo hallé esta planta,
siendo la Prov. de Córdoba el único punto de su origen.
Esta especie es aliada con la F. setifolia Steud. pero con seguri-
dad bastante distinta de ella. La F, setifolia tiene una ligula (de
cerca de 3 mm, de largo) estrechamente lanceolada y aguda; las ho-
jas son también largamente aleznadas, pero no ostentan esta punta
tan súbita y largamente peluda, la que caracteriza muy bien á la
F. Hieronymi. Las espiguillas solo tienen tres flores, las glumas
son auchamente lanceoladas y provistas de una arista de una
tercera parte de la longitud de aquéllas. Las dos especies son de
hojas muy largas y muy angostas, En la /". setifolia sobrepasan aún
las hojas radicales la caña (el culmo), mientras que en la F". Hiero-
aymi únicamente las hojas superiores sobrepasan la caña y son en
esta especie casi siempre medio abiertas, mientras que en la 47, seti-
folía son apretadamente plegadas.
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 143
172. Bromus auleticus Triy.
Trin. ap. Nees Agrost. bras. 11. 468.
Syn: Bromus erectus Hudson Flor. angl. 49 var. auleticus
(Trin.) Doell in Mart. Fi. bras. 11. 111. p. 109,
Stuckert: Herb. arg. n” 10,337 (2. x11 1901). Cuesta de Copina,
Sierra de Achala (4 2,000 m. alt.) y n” 12,060 (17. x11. 1902). Que-
brada de Ochoa, Dep. Punilla (á 1,000 m. alt.) Prov. Córdoba.
Gris. Symb. n” 1,826; Hieron. Plant. diaph. p. 308,
Speg. Flor. Vent. p. 716 n* 345; Flor. Tandil p. 56 n* 359.
OK, Rev. 111 344; Arech. Gram. urug. p. 338,
Graminácea de cañas de una altura de 60-80 cm. tierna y
jugosa, excelente pasto de forraje.
Su existencia ha sido constatada en B.-A., M., E., Sf., C. y
Uruguay.
173. Bromus unioloides (Willd.) H. B. K.
H. B. K. Nov. Gen. 1. p. 115. (1815)
Syn: Festuca unioloides Willd. Hort. Berol. 1. 3, pl. 3, (1806).
Syn: Ceratochloa unioloides Ball, Fl. pat. 1. 239, € 11. 500,
N. v. Cebadilla, C. de la sierra, Lancú, Lanzú (Pat.)
Stuckert: Herb. arg. n* 7,519 (3. xr. 1899) San Vicente, Mu-
nicipio de Córdoba y de muchos otros números y fechas, proce-
dentes de varios dep. de la provincia,
Gris, Pl, Lor. n* 763; Symb. n* 1,823; Hieron. Plant. diaph.
p. 308; Speg. Plant. Fueg. p. 98 n” 283 et alior; OK. Rev. 111?
344; Gay, Fl. chil. vr, 458; Arech. Gram. urug. p. 439, n* 4; Knen-
cker, Allg. bot. Zeitsch. (1902) Gram. exsicc. 1295,
Graminácea robusta de 60-80 cm. altura, forma panojas algo
tiesas con espiguillas gordas de color verdoso-amarillo, que al pro-
gresar su desarrollo se ponen cabizbajas.
Florece todo el verano y es muy social.
Es la especie que se encuentra más frecuentemente, siendo á
la vez seguramente la más valiosa é importante como forrajera de
los pastos argentinos.
Se conforma con toda clase de suelo, «dquiriendo, sin 'embargo,
en terrenos gordos un desarrollo extraordinario.
Su distribución geográfica en la República Argentina es ámplia,
144 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
pues se la conoce desde la Tierra del Fuego hasta los territo-
rios de Los Andes y Misiones.
Se produce también en Chile, Uruguay, Paraguay, Brasil, Perú,
América meridional y septentrional.
174. Bromus unioloides H. B. K.
var. montanus Hackel nov, var.
Differt a typo, culmo humili (vix 20 cm. alto), panicula brevi
(vix 6 em. long.) stricta contracta ramis brevissimis erectis
unispiculatis.
Stucke:t: Herb. arg. n* 10,855 (24. x11. 1901) Cueva del arroyo
de los tabaquillos, Sierra de Achala, Prov. de Córdoba á 2.200 m.
de altura s/m.
174. Bromus unioloides H. B. K.
var. brevis (Steud.) Hackel nov. nom.
Syn: Bromus brevis Steud. Syn. 1. 926.
Syn: Ceratochloa brevis Steud. ibidem.
Pruecedente similis, vaginis foliisque patule hirsutis diversus.
Stuckert: Herb. arg. n* 12,045 (12. xr, 1902) Colonia Ruiz, pe-
dania Matorrales, Dep. Río II, cerca de Villa de Rosario, Prov.
Córdoba.
Hieron. Sert. pat. p. 373 n“131;F. Kurtz, En Pl. mend. in Bol,
Ac. Nac. Córdoba, xvIr. p. 522.
Ambas variedades se asemejan mucho d la especie progenitora
y suministran buen forraje.
Area geográfica: Pat., M. (y ahora por primera vez) C.
Tribus HORDEAE.
175. Lolium multiflorum Porrzr.
Poiret Encycl. méth. vir, 828.
var. muticum D.C. Fl, Fr. v, 286. (1816).
Syn: L. italicom A. Braun in Regensb. Flora v. Jahrg. 17. vol.
1. p. 241 (1834). var. muticam Doell in Mart. «€ Eichl. Fl. bras. 11.
3. p. 237.
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 145
Syn: L. brasilianum Nees Agrost. bras, 443, pp.
N. v. Ballico, Ray-grass criollo (B.-A.).
Stuckert: Herb. arg. n* 13,968 (27, 11. 1904). De los suburbios
de la ciudad de Córdoba y de otros números del Dep. Río 1.
Speg. Flor. Vent. p. 77, n* 346; Flor. Tandil p. 57, n” 360; Nov.
add. Fl. pat. in An. Mus. Nac. B.-A. vir. 200, n* 707.
Gris. Symb. n” 1,511 y OK, Rev. 1* 358 la consideran como sim-
ple variedad climática del Lolium perenne Lin.
Grama de 40-60 cm. de altura, proporcionando regular forraje.
Su infusión es usada á veces contra diarreas y menstruaciones
excesivas.
Constatada en R.-N., B.-A., E., y ahora también en C. (Urug.
Bras., México).
176. Lolium temulentum Lay.
Lin. Spec. Plant. Ed. 1. 83; Kth, En. 1. 437.
Syn: Lolium annuum Lam. Fl. de France 1. 260.
N. v. Ballico, Vallico, Zizaña común, Borrachuela, Joyo, Viraga
(España).
Ejemplar determinado en 1896 por el Dr. C. Berg, procedente de
las inmediaciones de Córdoba.
Berg Enum. Pl. europ. esp. p. 20; Hieron. Plant, diaph. p. 310;
P. Dusén, Svensk. Exp. 331; Gay, Fl. chil. vr. 455; Arech. Gram.
Urug. p. 327, no 1.
Maleza esparcida en terreno revuelto, en chacras de trigo y de
otros cereales. Estos cereales pueden llegar á ser perjudiciales, cuan-
do se mezclan con las semillas de la presente especie.
Pues, pan hecho con harina en la que se encuentran semillas de
este pasto, provoca vértigos, desvanecimientos y una especie de
embriaguez.
Esta glumácea rastrera es considerada venenosa para hombre y
animal, debido á que sus semillas (invadidas por un hongo) contie-
nen varios principios activos narcóticos, ;
Según algunos autores. la toxicidad consiste en un glucósido
amargo y en una substancia oleosa de un sabor acre; según otros,
en dos alcalóides la Loliina y la Temulentina, y según terceros, en
una base llamada Temulina.
Para mayores informes confróntese: J, A. Domínguez, datos so-
bre materia médica argentina (1903) p. 272.
AxaL. Mus. Nac. Bs. As., SerrE 3*, Tr. 1v. Acosro 12, 1904. 10
146 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Especie originaria de Europa, pero que se ha hecho espontánea
en Pat. aust. y bor. B-A.; Sf.; E. y ahora por primera vez obser-
vada en Córdoba, siendo también indicada del Uruguay y Chile.
177. Agropyrum* repens (Lix.) P. be Breauv.
P. de Beauv. Agrost, 110. pl. xx. fig. 1 et 2.
Syn: Triticum repens Lin. Sp. Pl. Ed. 1. 86.
N, v. Gramilla, Grama del Norte, Gr. blanca (España). Tupé
(Mis.) Grama común, Gr. blanca, Trigo grama, Tr. silvestre, Tr.
selvagem, Tr. reptante, Grama das pharmacias (Bras.).
Stuckert: Herb. arg. n” 8,083 (17. x11. 1901). Puesto del Paraiso
5 km. al Este de Córdoba; n* 13,799 (1. 1904). Estancia San Teo-
doro, ped. Villamonte, Dep. Río I, Prov. Córdoba y de otras locali-
dades de la provincia.
Hieron. Plant. diaph. p. 312; Niederl. Riq. forest. p. 94; Arech.
Gram. urug. p. 449.
Las cañas de esta especie alcanzan hasta dos metros de altura,
por lo que su adjetivo repens podría creerse mal aplicado, merece
sin embargo bien su denominación reptante á causa que sus rizo-
mas se extienden en todas direcciones bajo el suelo y el agricultor
conoce bien esta aparición y sabe que cuanto más ara el terreno,
tanto más rigurosamente se levanta la planta.
El rizoma (impropiamente llamada raíz) de esta planta es desde
siglos empleado en medicina con el nombre de Radix graminis y
goza de gran fama como diurético, antiflogístico, contra la icteri-
cia, afecciones del higado y cálculos biliares.
Los rizomas de esta planta contienen un principio activo, llamado
Triticina, al que corresponde la fórmula C** H” 0%.
Haciendo fermentar con agua estos rizomas, contundiéndolos,
puede obtenerse por destilación un alcohol.
La planta nueva es devorada con avidez por los vacunos y
cerdos.
19 El autor primitivo de este género J. Gaertner (1770) lo denominó Ayropyron
y muchos autores siguen escribiéndolo con esta terminación, mientras que otros
le han dado la terminación latina de » var. elongatum (Gris.) Hack,
Pennisetum montanunm (Gris.) Hack.
» rigidum (Gris.) Hack,
» » var. longisetum (Gris.
Phalaris canariensis Lin.
Piptochaetium ovatum Desv.
» var. chaetophorum (Gris.) Hack.
» tuberculatum Desv.
Poa annua Lin.
» bonariensis Kth.
Polypogon elongatus Kth.
» monspeliensis Desf.
* Rottboellia compressa Lin. var. fascicul. (Lam.) Hack,
Schedonnardus paniculatus (Nutt.) Trel.
Setaria setosa Beauv.
Sporobolus indicus 1 15
Stipa brachychaeta Godr.
» cordobensis Speg.
» hyalina Nees.
» Ichu(R.4GP.) Ktbh.
> manicata Desv.
» vneesiana Trin.
» pampagrandensis Speg.
» papposa Nees.
» sanluisensis Speg.
» tenuissima Trin.
Trichloris mendozina (Phil.) Kurtz.
» pluriflora Fourn. typ.
Triodia acuminata (Munro) Vasey.
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. Al
Il CATEGORÍA
Novedades para la Provincia de Córdoba.
ESPECIES
Agropyrum repens Beauv.
Calamagrostis montevidensis Nees.
Chloris radiata Sw.
Cortaderia rudiuscula Stapf.
Diplachne fusca (Lin.) Beauv.
Distichlis scoparia (Kth.) Arech.
Eriochloa montevidensis Gris.
Gymnopogon laevis Nees.
Leersia hexandra Sw.
Leptochloa virgata (Lin.) Beauv.
Lolium multiflorum Poir. var, muticum D.C.
» — temulentum Lin.
Panicum Bergii Arech.
» insulare G. F. W. Mey. typ.
Phalaris angusta Nees.
Piptochaetium lasianthum Gris.
» napostaénse (Speg.) Hack.
Poa lanuginosa Poir, :
Setaria globulifera Gris.
» — gracilis H. B. K.
» — penicillata Presi,
Sporobolus Sprengelii Kth.
Stipa Clarazii Ball.
SUBESPECIES
Andropogon saccharoides Sw. subsp. leucopogon Hack. subvar.
typ. Hack.
VARIEDADES
Andropogon nutans Lin. var, avenaceus Hack.
» saccharoides Sw. subsp. leucopogon Hack. subvar.
perforatus (Trin.) Hack.
Bromus unioloides (W.) H. B.K. var. brevis (Steud.) Hack.
Eragrostis pilosa Beuuv. var. delicatula (Trin.) Doell.
Panicum crus galli L. var. sabulicolum Doell.
» Insulare Mey var. penicilligerum (Speg.) Hack.
Stipa Ichu (R. € P.) Kth. var. gynerioides (Phil.) Hack.
152 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
HI CATEGORÍA
Novedades para la República Argentina.
ESPECIES
Agrostis verticillata Vill,
Andropogon imberbis Hack.
» macrothrix Trin.
» paniculatus Kth,
» selloanus Hack.
» squarrosus Lin. f.
Briza stricta Steud.
Eragrostis retinens Arech.
Luziola leiocarpa Lindm.
Panicum anceps Michx.
» debile Desf. var. aequiglume Hack.
» — fuscum Sw.
» monostachyum H. B. K.
» velutinosum Nees. typ.
Paspalum Larrañagai Arech.
Setaria imberbis R. € Sch.
» macrostachya H. B. K.
Sporobolus coromandelianus Kth.
Triodia paraguayensis (OK.) Hack.
VARIEDADES
Agropyrum repens (Lin.) Beauv. var. scabrifolium Doell.
Andropogon contortus Lin. var. secundus Hack.
» nutans Lin. var. stipoides (H. B. K.) Hack.
» saccharoides Sw. var. barbinodis (Lag.) Hack.
» » var. imperatoides Hack.
Aristida Adscensionis Lin. va». coerulescens (Desf.) Hack.
Panicum crus galli Lin. var. vulgare Doell.
» — insulare Mey. var. sacchariflorum (Raddi) Hack.
» » var. tenerrimum (Kth.) Hack.
» — sanguinale Lin. var. ciliare (Retz) Vasey.
» » var. vulgare Doell.
Paspalum dilatatuam Hack. var. parviflorum Doell.
Tragus racemosus Hall. var. berteronianus Hack.
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS.
FORMAS
Panicum colonum Lin. forma maculatum Arech.
IV CATEGORÍA
Novedades para la ciencia.
ESPECIES
Aristida cordobensis Hackel.
Melica argyrea Hackel.
» Stuckertii Hackel.
Paspalum Stuckertii Hackel.
Setaria leiantha Hackel.
Stipa capillifolia Hackel.
VARIEDADES Y SUBVARIEDAD
Aristida Adscensionis Lin.
» var. 2 argentina Hackel.
» » E laevis Hackel.
» » yscabriflora Hackel.
» » ¿modesta Hackel.
» [-» « coerulescens (Desf.) Hackel.
» | subvar. condensata Hackel.
Aristida Spegazzinii Arech.
» var. abbreviata Hackel.
» » pallescens Hackel.
Bromus unioloides (W.) H. B. K.
var. montanus Hackel.
Chloris distichophylla Lag.
var. argentina Hackel.
Panicum spectabile Nees.
var. helodes Hackel.
Paspalum malacophyllum Trin.
var. longipilum Hacke!.
Setaria setosa R. 4 $.
var. interrupta Stuckert.
Stipa neesiana Trin. € Rupr.
var. virescens Hackel.
153
154 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
FORMAS
Briza triloba Nees.
forma pumila Hackel.
Eriochloa montevidensis Gris.
forma subcolorata Hackel.
Panicum velutinosum Nees.
forma violascens Stuckert,
Pappophorum alopecuroideum Vahl,
forma coerulescens Stuckert.
> mucronulatum Nees.
forma elatior Stuckert.
Paspalum dilatatum Poir.
forma paucispica Hackel.
» plicatulum Michx.
forma macra Hackel,
Polypogon monspeliensis Desf.
forma argentina Hackel,
Setaria imberbis R. € Sch.
forma flaviseta Hackel.
Stipa neesiana Trin, € Rupr.
forma contorta Hackel.
Trichloris pluriflora Fourn.
forma macra Hackel.
RESEÑA GENERAL
I Categoría. De nuevas localidades... ..0ooooommmoco.o co... 86
reos Novedades para la Provincia de Córdoba...... 31
TI » Novedades para la Argentina...........oo.o... 32
1Dy » Novedades para la ciencia... ......0...0o.o..o 30
ÍNDICE DE LOS NOMBRES LATINOS
Pag
Acicarpa sacchariflora Raddi ..... 71
Agropyron Gaerth...co...oooo..o.... 146
Agropyrum repens Beauv....... 146, 151
> > var. seabrifol. D. 147, 152
Agrostis coromandeliana Retz..... 106
> densa Bieberst............ 109
» DMA O AS 1065
> ROSCA (Sa ale ac aele 109
> Sporobolus Spr............ 107
verticillata Vill......... 109, 152
Alopecuras ao IN Os 108
Andropogon avenaceus Miehbx .... 51
> barbinodis Lag........ a)
> benthamianus. Steud...... 48
> bicornis Benth 92
> candidus Trin.... AY
> ciliatus Elltot....0=- al
» condensatus a Gr. 49 |
> condensatus Kth
> > var. genuainus Hak.. -v4, 148
> > var. paniculatus Hack) ES
> subvar. typicus Hack. SS
> consanguineus Kth ..
> var. genuinus Hack. yo, 148 |
» contortus L............. 49, 1485
> > var, secundus Hack. 50, 152.
> densus DES ea iolalaraleja 7)
> imberbis Hack. ......... 50, 192
> insularis L 7O |
> laguriformis Gr E
> laguroides D.C.......... 3)
> Lechleri Steud.....,...... 52
> leptophyllus Trin......... 57 |
> leucopogon Nees..... 3)
> leucostachyus Kth. 56
> subsp. selloanus Hack. ese
> macrothrix Trin........ 51, 152
> muricatus Retz........ A
> MA noe pOr 51,151 |
> Var. avenaceus Hay 52
> >» pellitus Hack.... 51, 148 |
> > stipoit. (HBI) H. D2, 152 |
» paniculatuas KXth......... 52, 152
pertoratus Dm ss 50 |
ro crean e 7
> saceharoides SW........... He
> var, barb. (Lag.) Hack / 53, 152
imperatoldes Hack. 53, 152
laguroides(D.C.) H. 54,148
subsp. leucop. (Nees) AV 55 151
subvar. typ. Hack. 2
> perfor.(Trin) H. 55, 151
var. polytrichus Gris 5 |
>
>
»
>
>
»
2
>
Pág.
Andropogon scoparius Presl....... 52
> 'secundus WWd3 0.0.2... 50
> selloanus Heack............ 56, 152
2 Sorghum Brot............ Wrza >
var. vulgaris Hack. A 148
> squarrosus L.f.............. , 152
> Sfpoldes iD ase jes e 52
> tener Rios aio 57, 148
Aten aan caia Aseo eo Al
> subsp. macrothrix (Trin.) 51
Ha a AS 2
Apogonia glabrata Fourn.........-
Aristella brachyc :baeta Godr
Aristida Adscensionis L........
var, argentina Hack..
pea > > eperulescens (Desf y
| Hack yb. 90, 152
> > subvar. condens. Hack. 91, 153
> > var, laevis Hack...... S9, 153
> > > modesta Hack.... 89,153
Sa 2 > seabriflora Hack.. 89,153
| > coerulescens Desf.. .........- 90
> ecordobensis Hack. ..... 91,153
aos OóLaDO 92
> pallens Cay ..........:- 93, 148
> Sspegazzinii Arech. var. genuina
O OE OO,
ys > var. abbreviata Hack. ... 94,158
> > var. pallescens Hack.... 94,153
> —stricta Michx...... 56 92
Asperella hexandra Roem........ : 56
Arundinaria paraguayens. OK..... 127
arundo Donax L........... 126, 148
avena barbata Br0t.....o......... 110
> hirsuta VO Udo 110, 149
MIDA AO nO toa 110, 149
Bouteloua aristid. (H.B.K.) Gris. 118, 149
EOS AO 118, 149
> curtipendula (Michx.) Torr. 118, 149
>» lophostachya (Gris......... 119, 149
|. > megapotamica (Spr.) OK..... 119
> multiseta (GTIS............. 119, 149
Briza erecta LaM..............-... 138
| > poaeformis(Spr.JOK.......... 138
| > stricta (Hook.) Steud......-. 137, 152
> triloba Nees............... 138, 149
, > £ pumila Hack. ...... 138, 154
Bromus auleticus *Trin......... 143, 149
| >» brevis ei POSTASOdE 144
$ erectasiEnds ai
var. auleticus Trin......... ) 143
> SPICATUSIN CES tna 130
156
Bromus unioloides (W.) H.B.K. 143. 149
var. brev. (Steud.) Hack. 144, 151
montanus Hack... 144,153.
> >
> > >
MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Pág
Digitaria ciliaris Koel.............. 7:
> marginata Din aa nieco 73
Dinebra aristidoides H.B.K........ 118
| Diplachna (Beauv.) corr. OK...... 118
Calamagrostis montevid. Nees.. 109,151. piplachne dubia (H.B.K.) Sc. 121, 125, 149
PIM Deals 101 > fascicularis Beauv...........- 130
> rosea (Gris.) Hack.......... 109, 149 > fusca (L.) Beauv........... 128, 151
Calotheca poaeformis SpT.......... 138 > latifolia (Gris.) Hack ...... 129. 149
> stricta HO0C koto cie 137 >» simplex Doell...... “.<.=... 130
> > var. mandoniana Gris.... 137 > spicata (Nees) Doell.... 121, 139, 149
> SANA O SON IPR 137 » verticillata Nees € Mey........ 121
Capriola Dactylon (L.) OK........ 111 Distichlis secoparia (Kth.) Arech.. 137, 151
Cenchras echinatus L....oooooo.... y 83 Donax arundinaceus Beauv........ 126
var. tribulodes (L.) OK.. > donax Asch. € Graebn........ 127
> montanus (Gris.)OLK.......... S4
> muncatos rela se 83 | Echinochloa crus galli Beauv...... 67
> mutilatas OK ei aaa S4 | Eleusine indica (L.) Gaertn...... 120, 149
> mmyosuroides H.B.K.......... 82,149| >» tristachya Kth............- 120, 149
» TAC emnos US ies 58 Elionurus candidus (Tr.) Hack... 47,149
2 modus (Grs) OK ola saos sy > “Ciliaris Nes asta laica a7
> > var. longisetus (Gris)..... SOPLO us El os 47
2 EPI rice 83 | Elyonurus muticus (Spr. NOA 47
> tribaloldes le. oe alas 83, 149 Epicampes arundiuac, (Tr ) Hack. 107, 149
Ceratochloa brevis Steud.......... 144 > rigens (Trin.) Hagqk..........- 107
> unioloides Balli otsttrcaiaeao 143 Eragrostis atrovirens(Desf.) Trin. 131, 149
Chaetaria pallens Beauv.......... 93| >» bahiensis Sehrad .......... 131, 133
Chaetochloa gracil. (H.B.K.)Scribn. 76 > Ccapillaris (L.) Nees............ 133
> imberbis (Poir.) Seribn........ TIA delicatula Don 133
> » penicillata (Nees) Scribn. 79 > lugens ÑNees............ 131, 133, 149
> macrostachya (H.B.K.) Scribn. 79 > major Hostir e 132
Chamaeraphis glohulifera (Gris.) > megastachya Link......... 132, 149
Hace es siete 76,79| >» minor Hast. var........ 132, 133, 149
> pracilis HB a adad as ele 76 > pilosa (L.) Beauv........... 133, 149
> ¡¡mberbis (B:S.) OB. 20 sisi lpls 76 > var.delicat.(Trin.) Hack. 133, 151
» leiantha (Hack.)0OK.......... 76 > var. lugens Nees.......... 131
> macrostachya(H.B.K.)OK.... 76 >» poaeoides US 133
>» penicillata (Presl.)OK........ 76| > retinens Hack. «€ Arech..... 134, 152
» setosa(Beauv.)OK.......... 76, 80| >» verticillata R.€ S........-... 133
> var, interrupta St........ 76 | Ertochloa annulata Kth............ 65
Chascolytrum trilobum Desv....... 138. > montevidensis GIiS.......... 65, 151
Chloris acuminata Trin............ 113 > f. subcolorata Hack.... 65,154
> barbata Gris. (non Sw.)....... 115 >: ¿punctata Elan de idas $
» Beyrichiana Kth.............. 114 | Eustachys distichopylla Nees...... 113
SIGUI rro boo no ODbaS 112,149 Eutriana aristidoides Kth.......... 118
> —confertifolia. -DriD.voonaso.s os. 113 >» multiseta Nees........o.oco.... 119
> curtipendula Michx.......... 118 .
> distichophylla Lag...... .. 113, 149 | Festuca bonariensis Presl.......... 139
» > var. argentina Hack... 113,153» fuscaL....ooocooccocrconcconros 128
MENE O 198. > MHieronymi Hack........... 141, 149
elegans FEB cotos MDI secunda Mana rato otto 139
>» fasciculata Schrad....o0o.o... 113 >» unioloides Willd.............. 143
» ¿¡mendozina Ph. nos 115
> polydactyla SW............- 114,149 Gouinia latifolia (Gris.) Scribn.... 129
a radiata 15 002 ooo beasiaciaa 114, 151| >» polygama FourO .......ooo.... 130
VILA SW ae ae 115,149 Eymnopogon laevis Nees........ 117,151
Chloropsis Blanchardiana(Hack)JOK 115 » spicatus (Spr.) OK........... 117
> fasciculata (Form.) OK........ 115 > > var. longearistat OK...... 117
> mendozina Phil) OK.......... 116 | Gymnotbhrix rigida Gris............ si
» pluriflora “Benth.) OK........ 116 Gynerium argenteum Nees........ 125
Chrysopogon avenaceus Benth..... 51 > rudiusculum (Stapf) OK...... 125
Cortaderia rudinscula Stapf le 125, 151
Cymbopogon condensatus Spr...... 48 Melopus annulatus montevid. Nees. 64
Cynodon Dactylon (L.) Pers..... 111, 149 Hemarthria fasciculata Kth........ 46
Cynosurus indicus L.........o.o... 120) Heteropogon contortus R. € S. 49
> VITPaDas li sana 121 | Holecus condensatus (H.B.K.) OK.. 48
e ¡contortusa (li) OK as 48
Dactylum sanguinale Vill......... 72|..> > varsecundus Haek........ 48
Diachyrium arundinaceum Gris.... 107 » macrothrix (Trin.) OK ....... 48
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS.
Pág
Holcus nutans (L.) OK ........... 48
> var. avenaceus HacE
> > pellitus Hack..... ds
» » stipoides Hack... 48
> saccharodes (Sw. OK ........ y 48
var. barbinodis (Lag.) Hack >
>» > imperato“es Hack.... 48
» > lagurodes(D.C.) Hack 48
> > perforat.(Trin.) Hack 48
> Salzmannii (Steud.) OK...... 48
>» sclloanns (Hack.) OK......... 48
A AO o aos 56
>» Sorgum(Brot.) OK............ 48
>» zizaniodes (L. f.) OK........ 48
Homalocenchrus hexandrus (Sw.) B.. S6
mordeum compressum Gris. . 147,149
o an en OA de
var. procerius Nees ..... pra
3 isecalinumiSebreb... tata 147
Hymenachne montana Gris........ si
oOphoras col ooo sl
raya [chu RMB dra 98
Lappago aliena SpT.....ooooocmoo.-. 5S |
Leersia contracta ÑNees .....ooooo.o.. e6 |
NE Xan dra Vio io els 86. 151 |
Leptochloa dubia Nees.......... 121, 128
imbricata Thurbi. moises 121
> spicata (Nees) Scribn...... 121, 130
verticilata oO: ton. coto e 121
» virgata (L.) Beauv......... 121, 151
Leptocoryphium penicilligerum Speg. 71
Lepturus paniculatus Nutt......... 117 |
Lollum annuumn LaM.........o.... 145
> brasilianum ÑNees...... ....... 145
> italicum A. BraUDd....o.....o- 144
var. A Docus. 22 )
> multifloram Poir.......... E
var. muticum D.C.... ) a aL
perenne le tdi 145
> temulentum L.............. 145, 151
Luziola leiocarpa Lindm. ........ So, 152
> ¡peruviana ATech....om.o..o.... So
> O de jas t0:3)
Lycurus muticus Spr....ooomom... A7
Manisuns dl. to oca 46
Manisuris compressa (L. f.) OK.... 46
var. fasciculata Hack....... h >
Melica argyrea Hack............ 134, 153
> Eo MORAS O OOOO eE 134 |
MAC RAN CeS ella jaalsio 135, 149
> papilionacea Gris (non L.).... 134
> > L, yar. hyalina Doell.... 184|
> A ato ra OB 134
> Stuckertii Hack............ 135, 158
Microchloa indica (L. f.) OK...... 111
> setacea R A 111,149 |
Milium digitatum SW......ooom.... 73
DIES IU Beau cit aja tone) TU
Moliniopsis GandogeT....o.ooocmomo.. 127
Monroa argentina GTIS........... 124
Muehlenbergia Cliomena Trin.... 105, 149
>» peruviana (Steud.) OK........ 105
Munroa benthamiana Hack..... 124, 149
2 squarrosa (Nutt.) Torr........ 124
157
Pág.
Nardus indica L.f............ hs 111
Nassella trichotoma (Nees) Hack. 102 140
Nazia racemosa (Hall) OK........- 58
var. berteroniana(Sch.) Hack. f DS
Neuroblepharum Gris...... 128, 125, 130
O plismenus crus galli Kth ......... 67
> sabulicolum Kth 68
Oryza hexandra Doell 86
Oryzopsis lasiantba (Gris.) Speg.... 108
> napostaénsis Speg............ 103
> ovata (Trin. € R.) Speg ...... 104
Panicumaequiglume Hack. € Arech. 69
> Tanceps Michi oa 65, 152
> AMEraEll Areco 66, 151
> roliare BIZ e lla aRia YE
> ¡Colom Da ie 2... 66,149
> f maculatum Arech.... 67,153
eras ca ia 67, 149
> var. colonum Mech........ 66
SM? brevisetum Doell.... 65,149
ara sabulicolum Doell.... 68, 151
> AQUI a a o 69, 152
> eultratuoa TOO. aia 12
> Dactylon Da... «Jas honoaels Jete 111
> debile Desf. var.........---<1 0 455
aequiglume Hack....... 69, 152
> distichum (1LJOK. odds: 59
> fasciculatum NeeS...eooosens- 69
% DN
var. fuscum Arech........
> fUSCUM SW. Vd... ooo... ... 69, 152
» globuliferum Steud.....o..oo.. 76
> Imberbe Pol. cisterna ojalas "Yi
» » var. A a 6,
> ¡insulare (L.) Meyer........ PAE
Var. LypiCcum 67, 151
» leucophaeum (H.B.K.JOK.. 70
> penicilliger. (Speg.) Hack. 67, 151
> sacehariflor. (Raddi) Hack 68, 152
> tenerrimum (Kth.) Hack. 68,
> Lagascae(R. € S.) OK....... 59, 6:
2 lanatum Rombo 7
> Larramagai (Arech.) OL......
> leucophaeum H.B.K...........
> litorale (Spr.) OK... .....2... 59
» malacophyllum (Trin.) OK....5
> var. cordobense OK...... 1
> » var.elongatum(Gris.)OK. $9, 6:
> > var. longipilum Hack..... 5
> monostachyum H.B.K...... 12, 152
> penicillatum ÑNees. ...ocoo.omo.. 19
> penicilligerum (Speg.) Hack... 70
> platense (Spr.)OK......o...... 59
> plicatulum (Michx.) OK..... 59. 62
2 TAMOsum lata loa dea taa 69
>» sabulicolum Nees....0co....o.. 68
> sacchariflorum Steud......... 71
> sanguinale Di... ita asia 12, 149
> var. ciliare (Retz) Vas.. 13, 152
> > digitatom (Sw.) Hack.... 79, 149
> > vulgare Doell........... 74, 152.
> >» B.lonsiglume l........... (oa
mareinatum (Arech)...$ ?
>» Sellowii Nees ....co.oommmmsszos 70
Pl SOTOSUMO SI Wieieiosaiara aro ejarolo etica SO
» spectabile Nees............ Y 74, 158
var. helodes Hack. ..f
158
Pág
Panicum Stuckertii (Hack.) OK... 59
> tenerrimum E SACA ral
> velutinosum Nees ..... mE 45
f. typicum, viridef 51, 75, 152
f. violascens St......... 750, 154
2 ELIO ROD da sedal YES)
Pappophoramalopecuroid, V..1 1 150
f. typ. albidescens St. MA
> f. coerulescens St........ 122, 154
> >» var. mucronulat. (Nees) OK. 123
» apertum(Munto).............. 12
> laguroideum Schrad...... 122
>» InegapotamicuM SpT.......... 119
> mucronalatum Nees.... a: 123, 150
f. typic. humile St.. de dl
Leal See 122, 154
> pappiferum (Lam.)OXK..
var. _alopecurodeum (V. ) yaa
> subbulbosum' Arech.......... 123
> vaginatum Prada
Paspalum cordobense Fourn.......
> dilatatum Poir.............
> > var, parvifloram Doell. 59, 152
» > f. paucispica Hack... 60, 154
>» diistichum L................ 60, 150
elongatum Gris........... 63
>» ferrugineum TriMm............ 68
>». Lagastao RM e 62
> Darranagal Arech ......... 60, 152
»/ toral PEI too aretes 61
> ¡malacophyllum Trin...... Es
var. longipilum Hack. ) 61,153
> notatum Fluegge.......... 61, 150
>. PIAtense AS PL. tela afloat la 59
> plicatulam Michx......... 62, 150
> > fomacra Hack........ 62, 154
3 pubescensilao lt. aotatto a 62
> quadrifarium “Lam.. 62, 150
» > var.elong. (Gris. ) Hack. 63, 150
> MEICHAaTrdIL BOI did sl 112
> sanguinale Lam .............. 72
> Stuckertil Hack ........... 63, 153
SMS aio 113
> aundulatuma LOA 62
Paspalus ovatus ÑNees.... 0.0... 70
Pennisetim montanam (Gris.) Hack 84, 150
> matilatanmila ci les sia si
> Imyosuroides SpI......... á S2
> rigidum (Gris.) Hack. Sa, 150
» > var. longisetum Gris. ... So, 150
Phalaris americana Lll............. sí
angustia Nees .....co..o.... sí, lol
> canariensis Ll... co... Sí, 150
> occidentalis Nubb cu desacato Sí
ZAZAMiIoIdeSs Mi e el ay
Piptochaellum chaetophorum Gris. 104
> erianthum Balansa............ 1083|
> lasianthum (GTÍS .......... 108, 151 |
> napostaénse (Speg ) Hack. 103, 151
> [Ovatam' Desvid pois 104, 150
2 2 var.chaciophor. (Gr.) Hack 104, 150
> tuberculatum Desv. ....... 105, 150 |
PoO2/annia Dl 139, 150
>, ¡ATTOVILEas Desh, rines 131
> bonariensis (Lam ) Kth... 139, 150
Daryl a O LL:
> lanugiuosa Pojr............ 140, 151
megastachya lloel............ 132
>
>
Poa pilosa L
MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
scoparia Kth.
verticillata Cav.
Polypogon elougatus Ith...... 108, 150
> finaequalis Lin cats 108
>» mmonspeliensis Desf ..... 108, 150
> > fo argentina Hack...... 108, 154
>» Spicatus PTo..coiooo omo... O
Rabdochloa dubia (Nees) OK...... 121
» ¡imbricata (Scribn.) OK........ 121
> spicata (Nees) OXK..... buraoys 121
> virgata (Beauv.) OK.......... 121
Roitbocllia compressa L......... E
» var fascical. (Lam.) Had) 26,150
» fasciculata LaM...........--- 46
> Salzmannil Steud.............- 50
Saccharum pappiferam Lam...... .. 122
schedonnardus paniculatus (N ae 7, 150
A OO OO AS
2 texanus ote ud ada 117
Schizachyrium intermedium Nees.. 49
» ¿tenerum Nesta tea ai te Dí
Setaria glauca BeauV...oo.o.o.o....o.. 76
> > var. imberbis R. € S...... ) “s
> > >» penicillata GrIiS ........-- 79
> globulifera Gris ........... 76,151
» gracills H. B. K....... 16, 148, 151
> imberbis R. € 5. ¡07 148, 152
> > f. filaviseta Hack....... 77, 154
> lelantha ¡Hack a 78, 15
> macrostachya H. B. K. 79, 152
> penicillata Presl.......... 79, 151
>» setosa BesuV......oooooo.o.. SO, 150
> > var, imerrupia St. SO, 153
Sieglingia acuminata (Munro) OK. 127
arena ON iaa ale 127
> dubia (ENERO o 128
>» Fusca (L.) 0 AS TIRA ASI 125
> Jatifolia (Gri y 128, 129
> paraguay ensis! Ox Moca ns 127
> spicata (Nees) OX............- 128
orghum avenaceum Chapm....... ol
> nutans As. Gray ol
> vulgare Pers.... 56
Sorgum condensatum (H. B. K.)
O AR 48, 49, 52
> contoriun (LN OR ia 49
>» saccharodes (Sw.) OK......... ) 54
subsp. lagurodes (D. C.) OL.
>» yar. perforatum (Tr.) Hack. 55
> Salzmannii(Steud.) OX........ 50
(75 zizaniodes (1) OR Dí
7 | sporobolus commutatus Kth...... 106
> coromandelianus(Retz.) Kth 106, 152
> discosporus Nees.............- 106
> 'Indicos ¿E Be 106, 150
> TIgens Desv.enitoasacaa a site 107
> Sporobolus (SP) O BE 107
> Sprengelli Kth............. 107,151
> tenacissimus Beauv... 106
Stenotapbhrum american. Gris...... 46
¡stipa brachychaeta Godr......... 95, 150
> Ccapillifolia Hack............ 95, 153
> Clarazil Ball 97, 151
> cordobensis SpeS.......o.o.. 97, 150
Dellatorre 101
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS. 159
Pág Pág
stipa eminens CaV....cooooooomomo.. 95 | Fragus berteronianus Schult........ 58
Bimicrantha OK....o..o.... y | > racemosus (L.) Hall. var. , E
' 58, 152
e emenlatas pai eos 102 herieronianus (Sch.) Hack.
> gynerioides Phil.............. 98 | Trichachne insularis NesS.......... 70
> hyalina ÑNees.......... 97,150 > sacchariflora Nees . 71
ara va Belen lalaraisie olle 98» Sellowii C. Múll. 70
> 1chu (R. GP.) Kth.......... 98,150 | > tenuis Nees..ioococcoconancnons (dl
» var. gyner. (Phil) Hack. 98, 151 Triehloris Blanchardiana Scribn.... 115
Ens ORO E 103| > fasciculata ROTA e 115
SO a EN 99 > mendozina(Phil.) Kurtz.... 115, 150
> TE 99 | > pluriflora FPourn. typ........ 116, 150
lorentzaiana GS ateos [5 > fimacra Hack....... 116, 154
e manicata Desvio. 99, 150 Tricuspis acuminata Munro........ 127
mendocina Phil toaecasiaa alot 10B 2 latifolia Gris........ SLONODOS AL _ 19
>» napostaénsis (Speg.) OK...... 103 |"rriodla acumin. (Munro) Vasey.. 127 ,150
o MEA aso oda e do a a Menacka H. B. K. var. longea- ES
Z > var. virescens Hack.. 2100) 158 | rist, F. Kurtz.o.ocoorocm.o.... E 12
> f contorta Hack...... 100, 154 > paraguayensis (OK.) Hack.. 127, 152
» oreophila qna aida 101 > pilosa Buckl...ooomommmmm....- 127
ata rin OR da 103, 104 Triplasis setacea GTiS............0o.. 130
var. chaetophora (Gris.) OK. 103. Triticum repens Li...co...c.o doo ..ho 146
> pampagrandensis Speg..... 100,150 | yr . ] E e
> papposa Ñees ...0.20......> 101, 150. Uniola spicata Nees............. .. 137
> quadrifaria OK......02o20...- 97 | Urachne setosa Trin AS ree 104
> sanlulsenis Speg............. 101,150] >? triohotoma rn jale at 102
sebo era presio. ol oaieo 0/50 E
> Ona da 101, 150 Vilfa commutata Trin............. 106
2 trichotoma Nees.............o.. 102) > densa BeaUV.ncooprcocccocoos> 109
> tuberculata (Desv.) OK....... 103| > elatior Nees Pra mm. 107
Hua AU soon co loco rue nEnavOn 9 | > Tigens TriD...ococcrcrcccrn o 107
ya DEIS OAEEO Ed e 95 > tenacissima H. B. K........... 106
MS verticillata Beauv............. 109
Thrasya cultrata ÑNees ............ 72
ÍNDICE
DE LOS NOMBRES VULGARES
Pág. | Pág.
Alcandia (Espa a o 56 ¡ESpartillo anoto a 106
IAS ROA 98 | Espiguela (Esp.)........oo..ooo.ooooo» 139
Die 110
Alpistei a seca 82, 83, 97, 99
Alpistera 7
ARROZ 86 | Garanchuela(ESp.)..oooococcocooooo 73
dara atan 85 | Grama blanca (Esp.)................ 146
SUN etnia ler puna 85,86», pranca (BraS hue ccocoocoooso 146
MP0 a 8) | OS anta de 120
DVD rt 110] >. chgirosa(Bras.).....o.m...... By]
| > comun Te rosaco nd 146
Malanso (Esposas 110 >» das pharmaciaSi2 ...o..m... 146
A OE TACA Moe de España cea asa 112
Barba de bode (Bras.)........... DO OOO e total RÍE 57
Bd cana 113 > del Norte(Bras iii 146
Borrachuela (Esp.).....oomococo.m... 145 US A A so doSl 112
USC o E aida 46. cio ta pp 132, 146
DIA o 61
CA O On 82 dl a 60
Cada ade Ad 82 | Guizazo de CUDA ..ooocccoocccoc.o- ay
Camalote rado dmietancclan eo S0 |
Canaan OOO ESP a 145
de castilla: a prioido sar rior Piloto ppon ar pecalado 107
O teca oeste ella 126|
Cana do reino (Bras)............... Ba 57
Capim (Bras 112 |
> AMArgoso SAA 123 | Lancú (Paba eo 143
» AITOZ A (NIE A co o OOO AO OOOO: 143
> assu do Bahia » .. TS 131 | | Lucero bossa mdoo ao a Aa oo $3
> atana SEDO 183 |
> comun IO 119 Waiz de Guinea... meconeranea 56
> gallinha a O LS MA 107
Pd a 120 | Milho de Angola (Bras.)............ 56
> puba AOS 68, 112
> roseta TIAS CS Elle ascmos codos amando 61
> vetiver AO AO 57 |
Cai la dd do Be pddnasdo dao 98, 101
Cebada delperro. tomos aaa O laca el iaa 98
Cebada dae 110, 143, 147 > DISCAChera sn 98, 102
Cebadilla de laSierra .....oooous.o.s. ¿ ADO o Noob 125, 134) 135
Chepina dulce COLO da orto ao 63
Cola de zorro > do la iban aa 125
> > aspera > demédanos(B.A.)............ 107
COMO tl oa aÍS > de penacho 125
Colta pel div sato de ale a % > de techno a ti 9s
Copei loss TOA > EMAOSV Sd ote li 61
COTOLO Bras ia > ¡EMO aia s4
Corobbó >» ; > VOL dO Ll center el SAN 66
Cai Ei 125 | Baja brava oleo 134
Cortadora 135 | Panizo DegTO ..omoomomerercr 56
CO A A: 199 Pastillo a in ln 1
> , 6
a EL Ol 08 | Pasto amargo (Pat. A 93
E A o 98, 101 | A IO 112, 113
STUCKERT: GRAMINÁCEAS ARGENTINAS.
Pág
TAO DO TOR 135 |
CO Morona 61
CO late detal do te lala iadd 9s
COLON OS LN 72|
ANACO LOMA O os arta ste 48, 49, 52, 63
» de la cuaresma (Bras.).. AR
UOC at peral ejeje atada 139
» manchado.. E 67
A ARO, ob OOOO 59
alos 133
suene ocaso bp AOS UUaOS 124
o EMP todoo an 70
pate dengallin at e ao leil daiio: 72
A SAA NS AO OB 65 |
Pé de Alina Br aida ea 112
> >» gallo oa ÉBRAS b mao 6S
Bichana de indio... 0 anio aasjeaa OÍ
Breldelpalina naaa taoleiotalaia ojales 119 |
Ela de aaa e terara ere 67
¡Blumernllo amos a OS 101
Ms qu ns eos rolas: 107
Ay 2Trass Oriollo conosco 145.
a dedos LOL) DO,
AnaL. Mus. Nac. Bs. Ás., SERIE 3", T. 1V.
Agosto 16,
1904.
11
Pág
Sail asas 90
. Maza asar as 90
STi aso dro aude aecaon be 90, 118
ALOJAN en Ebo 90
Sama (Etoile rolels [siete 56
SI S4, S5
Taquará do reino (Bras.)........... 126
DP le oia ATRASOS
Trisojpramar (Brasa oda 146
> TOptantes Pal en aleta 146
> EXA. ono cod ando de 146
| » siesta A 146
TOPS (MiS DE cta da era 146
Wallico (Espec laico 145
[Metiver secta ate llate ayi
ira raspa 145
| Yerba de la punta (Esp.).......... 139
MZA ACA 145
ARQUEOLOGÍA ARGENTINA,
EL BRONCE EN La REGIÓN CALCIAQUÍ
POR
JUAN B. AMBROSETTI.
Mucho tiempo hace que vengo reuniendo el mayor material
posible de objetos de bronce y de la región Calchaqui á fin de
poder presentar este trabajo de conjunto, cuya utilidad he repu-
tado indispensable para fijar ideas y rumbos á propósito de los
hechos tan singulares que encontramos á cada paso en nuestros
estudios arqueológicos.
A pesar de toda mi buena voluntad, creo que mimonografía está
muy lejos de ser completa y de contener todo el material existente
ó todos los datos que se hayan escrito ó recogido sobre este tema;
de ninguna manera lo reputo agotado ni tengo la pretensión de
decir la última palabra al respecto. Sin embargo, creo que quedará
demostrado por el acopio de datos, que los objetos que nos ocupan
han sido fabricados en la región Calchaquí, con minerales extraidos
también de la misma y de ninguna manera importados.
Todos ellos, ó en su mayor parte, tienen un carácter propio in-
confundible con sus similares peruanos, y si algunos tipos de los
más comunes son los mismos en ambas regiones, también no es
menos cierto que ellos representan formas primitivas comunes á
ima gran parte de regiones del continente americano, y que no
pueden exactamente atribuirse á una civilización determinada.
Posibles han de haber sido los cambios, el comercio quizá ó los
saqueos mútuos en las guerras ó invasiones entre Calchaquíes y
Peruanos en el largo lapso de tiempo de la coexistencia de estas
civilizaciones ú otras que se deben haber sucedido en ambos países
164 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
y de alli también la semejanza ó identidad de algunos útiles funda-
mentales, como los cinceles, hachuelas 4 uno que otro rompecabe-
zas de forma estrellada, etc., pero las placas pectorales ó frontales,
los discos y campanas y otros objetos Calchaquíes, tienen un carác-
ter tan propio, tan marcado y un simbolismo tan coherente con el
que se halla en los demás restos de su civilización, como en la alfa-
rería por ejemplo, que excluye toda suposición de atribuirles un
origen exótico.
Por esto es que desde el comienzo de mis investigaciones he ve-
nido comprobando la tesis del señor Ameghino, quien hace más de
veinte años con clara visión de lo que más tarde debía comprobar-
se, nos decía: El suelo argentino dió origen á una civilización pro-
pia que data de una gran antigúedad y que difería de la de los
Incas?.
1 Florentino Ameghino, La antigúedad del hombre en el Plata, t. 1, pág. 551).
Doy mis más expresivas gracias á todos los que han contribuido con su buena
voluntad para la realización de este trabajo: al Sr. Dr. Florentino Ameghino, di-
rector del Museo Nacional; al Dr. Francisco P. Moreno, director del Museo de La
Plata; al Dr. Karl von den Steinen; al Dr. Koch y demas personal directivo del
Museo Etnográfico y Arqueológico de Berlin, que me enviaron las fotografías del
material que posee esa Institución; á Eduardo A. Holmberg (h.); Sheridan Russell;
al Dr. Robert Lehmann-Nitsche; al Sr. Samuel A. Lafone Quevedo, Adán Qui-
roga, al Dr. Indalecio Gómez, Alfredo Meabe; á los que han puesto á mi disposi-
ción el valioso material que poseian. Químicos Señores J. J. J. Kyle, Eduardo
Suárez y Dr. Herrero Ducloux, á cuya bondad debo todos los análisis que aqui
publico, y al señor D. Santiago Pozzi, Jefe de los Laboratorios del Museo Na-
cional, de quien son muchas de las fotografías que ilustran este trabajo.
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 165
PARTE 1.
LA MINERÍA Y METALURGIA DE LOS CALOHAQUÍES.
Antecedentes y datos sobre antiguas minas.
El Dr. Enrique D. Hoskold, en su importante memoria”, resnlta-
do de cuatro años y medio de exploraciones mineras que efectuó
acompañado por su hermano el Sr. Carlos L. Hoskold por nuestra
República, y autoridad en la materia, llamó la atención sobre estos
objetos arqueológicos atribuyéndolos 4 la industria local y 4 una
época contemporánea á la de los Incas.
He aquí lo que dice:
« En mis expediciones al interior del país, en varias partes de la
Provincia de Catamarca, he desenbierto muchos instrumentos de
cobre endurecido, fabricados y empleados por los indios. A algunos
de éstos se les puede dar un filo cortante, muy fino y duradero,
casiigual al del acero.
«Algunos anticuarios son de opinión que los indios conocían un
procedimiento secreto para producir esta dureza; pero otros creen
que esta propiedad del cobre es debida á la presencia de una pe-
queña porción de estaño. Humboldt, por ejemplo, dice que un
instrumento de esta clase que llevó 4 Francia se componía de
0.94 0/, de cobre y 0.06 0/, de estaño. Sin embargo yo no he que-
rido destruir los instrumentos indios que tengo, analizándolos;
pues soy de opinión, que la presencia del estañono ofrece suficiente
explicación; probablemente estos instrumentos no datan de una
época anterior á la de los Incas.»
1 Memoria general y especial sobre las minas, metalurgia, ete. en la República Ar-
gentina, ilustrada con mapas topográficos geológicos, mineros, Planos, Secciones,
vistas, por H. D. Hoskold, presentada á la Exposición de París de 19859. Hay tam-
bién una edición francesa (pág. 4).
166 MUSEO NACIONAL DE BUENOS. AIRES.
El mismo autor agrega las signientes consideraciones á propósito
de los procedimientos mineros en el Perú, también aplicables á la
región Calchaquí (pág. 3).
«La minería y el arte de convertir los minerales por medio de
procedimientos metalúrgicos, ála forma necesaria para los adornos
y utensilios dedicados al culto y uso domésticos, también florecieron
en alto grado, Pero la minería no se limitaba á sólo buscar los me-
tales preciosos y minerales en las orillas y lechos de los ríos, pues
tenemos pruebas de que abrazaba el modo más formal de atacar las
vetas de minerales en la superficie haciendo canteras abiertas y ga-
lerías de poca profundidad. Como las vetas de los minerales eran
numerosas, no pudo liaber motivo ni necesidad de profundizar
considerablemente los trabajos. Se dice que algunas de las minas
explotadas por los Incas estaban situadas cerca del Cuzco en el
valle de Curimajo, al nordeste de Caxamarca, y en Porco, cerca del
Potosi. »
Martín de Moussy trae también otros datos que atestiguan el la-
boreo de los metales, principalmente cobre, en la época anterior á
la conquista en el territorio Calchaqui?!.
En las siguientes líneas transcribo lo que se refiere á la hoy pro-
vincia de la Rioja.
«Parece que en la época de la conquista los indios del valle de
Famatina tenían ya conocimiento de los metales que encerraban las
montañas, pues acabamos de ver que en su falda oriental, habían
muy probablemente extraido cobre por una simple fusión, indus-
tria que no nos debe de extrañar, pues los Quichuas del Perú sabían
trabajar el oro y el bronce y que el imperio de los Incas se exten-
día hasta estas regiones. »
«En el Potrero Grande hay minas de cobre que se han explotado
desde tiempos remotos. Parece que antes de la conquista los indios
las explotaban extrayendo el metal para fabricar sus armas é ins-
trumentos de agricultura, En una pequeña quebrada cerca de la
aldea del Jagúé se hallan montones de escombros y ruinas de hor-
nos groseros que fueron construidos por los antiguos habitantes;
hállanse también escorias producidas evidentemente de fundiciones
hechas en este lugar. »
1 Description géographique et statistique de la Confédération Argentine. Paris
1860 (pág. 395 y siguientes) tomo 11.
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALOHAQUÍ. 167
En mis notas de arqueología calchaqui?, al tratar de la fabrica-
ción de los objetos de bronce, dije que creía quesus principales ar-
tífices en Calchaquí fueron los antiguos habitantes de los valles de
Yocavil (hoy de Sta. María), y Andalgalá, cerca del cordón del
Atajo.
Me guiaba entonces por los hallazgos efectuados allí y por los
datos de Lafone Quevedo?, quien llamó la atención sobre los obje-
tos de cobre en este último punto refiriéndolos á su fabricación ¿n
situ como en el lugar de Capillitas por ejemplo; donde «existían
también unos hornillos de manga ó huayras, en que los indios fun-
dían los metales de cobre con que hacían esas hachas, cinceles, ro-
delas y otros objetos vaciados, que á cada paso se hallan por todo
el país».
Mas tarde, el mismo señor Lafone Quevedo nos dió estas otras
noticias en su Relación Histórico-Descriptiva del Mineral de las Ca-
pillitas y de sus ingenios en Andalgalá. 18942,
«El mineral de las Capillitas, que se halla en el extremo sur del
cordón del Aconquija, más ó menos donde éste se bifurca para for-
mar las sierras del Atajo y del Ambato, debe haber sido trabajado
por los indios dueños del país en la época anterior á la conquista.
La prueba de esto la tenemos primeramente en las labores viejas
que suelen encontrarse en el mineral; y segundo, en la multitud de
objetos en cobre que se hallan enterrados en las huacas de los anti-
guos, como ser: rodelas, cinceles, hachas, pinzas, etc. La ornamen-
tación de éstos corresponde al arte indígena y más de una vez se
han »ncontrado los artefactos al lado de las mismas hornillas de
fundición.
Como los metales á la superficie eran y son rosicleres y carbona-
tos, sua beneficio no presentaba dificultad alguna para esos meta-
lurgos.
Los combos de piedra hallados en las labores primitivas, figuran
en las colecciones del Museo de la Plata. »
1 Campanas ó tantanes de bronce. Boletín del Instituto Geográfico Argentino,
tomo xrx, pág. 212.
2 Londres y Catamarca. Buenos Aires, 1888, pág. 53 y 60
3 Trabajo incluido en el folleto:
Provincia de Catamarca: Industria Minera y Metalúrgica. Datos suministrados por
el ingeniero de minas don Emilio Huniken por encargo del delegado especial don
Adolfo E. Carranza, para la Exposición Minera y Metalúrgica de la República de
Chile, 1894. Buenos Aires, Imprenta de Juan A. Alsina, pág. 51 y sig.
168 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
El Dr. Adán Quiroga', en su libro Calchaqui á próposito del nom-
bre de Andalgalá, lo ha interpretado como lugar de cobre, descom-
poniendo la palabra Andalgalá en Antahual ó sea Hualan de Cobre
ó Andes de Hualan por ser Anta cobre, lo mismo que la Cordillera
delos Andes que primitivamente se llamaron Antisó Anta, cuyo
significado era « Montaña de Cobre»; y Hualan nombre por el cual
era conocido el valle de Andalgalá en tiempo de la conquista, de-
bido al cacique Guala de que habla el P. Guevara.
Hoy, con todos los demás datos recogidos, sin dejar de creer que
el valle de Andalgalá ha sido un gran centro de fabricación de
objetos de metal, modifico en parte mis opiniones y llego á la con-
clusión de que no sólo en ese valle se fabricaron dichos objetos, sino
que en muchos otros puntos se hizo lo mismo y que seguramente
cada lugar importante cercano á minas ó yacimientos de metales
fáciles de extraer fundiría esos objetos, los que de allí se irradiarian
por canje ó comercio á todas las demás tribus ó parcialidades que
careciesen de esos metales y por consiguiente no conocieran su ex-
plotación.
Por la geografía de los lugares que expresaremos en seguida se
ve que casi todos ellos en donde hay rastros de la Industria del
Bronce se hallan al Oeste.
El Dr. Quiroga” dice que «en Anillaco se hallan frecuentemente
numerosos y bien trabajados objetos de cobre, indicándonos ú las
claras que los indios que habitaron este lugar eran habilísimos ar-
tistas », y agrega que dentro de ese radio se hallan las ruinas de
Batungasta.
En el mismo trabajo menciona también los restos de un horno
que parece haber sido de fundición en la hacienda de Cachiyuyo,
cerca de Tinogasta, y el hallazgo de objetos de cobre en un cemen-
terio indígena situado dentro de la misma finca.
Muy cerca de Tinogasta, en San José, fueron halladas algunas
piezas muy interesantes de bronce, existentes en el Museo Nacio-
nal (entre ellas un hermoso cetro) que fueron compradas al vecino
de allí don Isaac Morales.
El Dr. Francisco P. Moreno, en uno de sus últimos trabajos, $ dice:
1 Calchaquí, editado en Tucumán. 1897 pág. 157.
2 Excursiones por Poman y Tinogasta, Valles de Abaucan: Boletín del Instituto
Geográfico Argentino, tomo xvi1, pág. 507, 1897.
3 Notas sobre la Antropogeografía de la Argentina en: The Geographical Jour-
nal for December 1901.
AMBROSETTI: EL BRONCE EN La REGIÓN CALCHAQUÍ. 169
«En San Fernando y Corral Quemado (Provincia de Catamarca)
tuve pruebas de que los objetos de bronce que se hallan con fre-
cuencia en las tumbas calchaquies, no eran extranjeros, sino que
habían sido fundidos y modelados en el Ingar.
« Descubrí algunos moldes y el fondo de un horno de fundir.
«Entre las ruinas de Antofagasta (Puna de Atacama) descubrí
fundiciones y pequeños hornos y moldes rotos de hermosos discos
de bronce.»
«El Dr. H. D. Hoskold!, al hablar del cerro de San Francisco si-
tuado como á 12 leguas al suroeste de la Hoyada, en la parte
Norte cerca del camino de Chile, y refiriéndose áun mineral de
cobre, dice:
«Este cerro corre desde el Paso de San Francisco, por muchas
leguas al sur pasando al oeste de Fiambalá; en su curso tiene mu-
chas ramificaciones designadas con nombres locales que no se ha-
llan en el mapa. En una de éstas, al oeste de Retamos, se encontró
una antigua mina de cobre, en parte obstruída ó por el lapso de
tiempo, ó bien adrede por sus anteriores exploradores.
«Parece haber sido beneficiada por los indios; pues los restos ha-
llados allí, constan de carbonato de cobre verde, que se dice contie-
ne plata y oro, aunque en la condición de un polvo comprimido.
Debe haber sido una mina antiquísima, porque 4 unos cuantos me-
tros de profundidad se encontró un par de cuernos perteneciente
á una raza de pequeños ciervos que todavía existen en las monta-
ñas. Estaban completamente fosilizados y perfectamente conser-
vados.
«Esta reliquia antigua de la naturaleza, he guardádola en mi co-
lección de objetos de los indios. El señor Aibar, vecino de Reta-
mos, descubrió esta mina y trató de reabrirla; pero no hizo mucho
progreso, aunque consideraba que era muy rica,
«Yo obtuve unas cuantas muestras espléndidas, aunque pequeñas»
de cobre nativo que se decía contienen mucho oro, extraidas de las
montañas en la vecindad de Fiambalá.
«Sin embargo, no pudereunir pruebas positivas, pues los mineros
persistían en negarse á indicar la situación de la mina, Con todo
es cierto que muchas vetas de mineral cobrizo existen en las mon-'
tañas de Fiambalá, pues fuí bastante afortunado en procurar varias
muestras que puedan contener oro y plata?. »
1 Loc. cit. pág. 139 y 140.
3 Loc. cit. pág. 129 y 140.
170 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
De la Provincia de Salta tenemos también otros datos muy inte-
resantes.
El Dr. Vicente G. Quesada, en su estudio: « La lengua Quichua en
las Provincias Argentinas! », hace mención de un trabajo manuscri-
to de Filiberto Mena: «Copia de la relación en que se explican los
monumentos ó vestigios que conserva esta intendencia, del ingenio,
industria y fortificación de los primeros pobladores de esta fertili-
sima región. Salta y noviembre 22 de 1791», del que posee una copia,
De ese manuscrito extracta los siguientes datos que transcribo
á propósito de minas y fundición por parte de los antiguos habi-
tantes de la región Calchaquí:
«Consta en los autos seguidos por el gobernador don Tomás Fé-
lix de Argandoña, en 1688, durante el mando del virey del Perú,
duque de la Plata, con motivo del descubrimiento del mineral de
plata en el cerro de Aconquja, por Juan Cristóbal Retamozo, lo que
Mena dice: «y las primeras labores que se encontraron, tapadas,
con los escalones según las habían trabajado por fundición los in-
dios infieles del valle de Calchaqui. »
«En otros cerros llamados Tampalanxa y Pacta se hallan tam-
bién bastantes minas. Cincuenta leguas de la ciudad de Salta, ha-
cia el poniente, se halla el mineral denominado de don Francisco
de Asis, descubierto durante el gobierno de don Alonso Merca-
do y Villacorta, en 1665, por don Gonzalo Sedano Sotomayor....
«quién encontró las bocaminas tapadas, — dice Mena, — algunas
con losas y varias señales de hornos de fundición por lo que se cree
las trabajaran los infieles. »
En el cerro llamado: Padre Gerónimo hay minas de plata y co-
bre que «trabajaron los indios de la gentilidad », según consta de
documentos de la época del gobierno de don Matías Angles. 5i-
guiendo hacia Atacama, se hallan las minas de oro conocidas con
el nombre de Ingaguasi y Olaros.
Estas, evidentemente de los tiempos Incáicos. Consta en los au-
tos seguidos por don José Pereyra durante el gobierno de don
Baltazar de Abarca, en 1729, la existencia de bocaminas de plata,
«trabajadas en la antigúedad », jurisdicción de Jujuy en la cordi-
llera llamada de Aguilar,
«En las cerranías que dividen el valle de Salta, de oriente á po-
niente — dice Mena — que tiene más de 30 leguas norte-sur, hay
1 Vida Moderna, Montevideo, Marzo, 1903, tomo x, pág. 25 y siguientes.
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de
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 171
en sus cumbres varias bocaminas de oro, plata y cobre, trabajadas
algunas por los infieles y otras por los cristianos, después de la
conquista, según tradiciones.»
El Ingeniero Huniken* nos da la siguiente noticia, muy curiosa
por cierto, sobre una de estas minas en el distrito de San Antonio
de los Cobres:
«La mina «Los Cobres» es tal vez la más antigua de todas aque-
llas comarcas; prúebanlo restos de hornos, escorias y otras señales en
las canchas que demuestran que allí existía uno de los talleres don-
de los indios fabricaban sus armas y utensilios de cobre; porque el
silicato de cobre (llanca de los Chilenos), único mineral que produce
la mina «Los Cobres», es precisamente aquél que los indios busca-
ban en toda Sudamérica para la labranza de herramientas.»
El mismo señor prosigue: «Se halla el silicato de cobre en guías
delgadas y gruesas, ó en grandes manchones y depósitos. Es el
verdadero crisocollo, el silicato de cobre opalizado, de quebradura
aconchada, color verde espárrago, azul, celeste, parduzco hasta ne-
gro con ley de 12 hasta 20 /, de cobre, que con ayuda de buen
carbón, de viento de fuerte presión y de flujos adecuados, es indu-
dablemente un material excelente para fabricar barras de cobre,
sinonos halláramos en la frontera de Bolivia, en medio de pam-
pas y serranías que en 50 leguas á la redonda no ostentan un solo
árbol».
Estos datos nos revelan junto á las escorias y los restos de hornos
hallados por el Sr. Huniken, que lo que es inaprovechable para
los blancos como elemento industrial y comercial, fué en cambio
muy útil y aprovechable para los indios, cuyas necesidades eran
muy reducidas y para quienes el poseer un objeto de metal, bien
valía la pena de transportar algunas cargas de buen ¿arbón de
churqui desde los valles, por medio de sus llamas.
En Luracatao al oeste de la villa de Molinos y también al oeste
del valle Calchaguí, casi en la Puna de Atacama, se han hallado
muchos objetos de bronce. En el valle de Lerma también y en la
región llamada Pampa grande, es decir en el cordón más oriental
del Aconquija ó cumbres de Calchaqui numerosas piezas interesan-
tes y características, como discos y campanas, fueron también en-
contradas.
1 Emilio Huniken. Provincia de Salta, industria minera y metalúrgica, etc.
pág. 38.
116742 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
En Cafayate y Tolombón, á juzgar por lo que dice el P. Tos-
cano*, donde fué cura párroco durante algunos años, no debería
hallarse casi nada, pero me consta que es todo lo contrario, pues
muchas piezas de bronce recogidas por mí y otras que hay en el
Museo Nacional proceden de esos parajes.
Esta observación de mi distinguido amigo el P. Toscano se ha
fundado sólo en lo que él ha visto, pero como ha sido publicada en
un libro y á propósito de este tema trae algunas consideraciones
inexactas, hijas seguramente de la poca observación directa sobre
los objetos y poco material que él ha podido disponer, según lo
confiesa, voy á transcribir aquí los párrafos pertinentes que ex-
tracto de su trabajo para que el lector juzgue, recorriendo estas
páginas después, sobre el valor de esas mismas consideraciones:
«En metalurgia no ha sido mas adelantada que en arquitectura.
Raros son los objetos que han llegado á encontrarse, lo que prueba
Ó que no se conocía este arte, sus procedimientos para fundir el
oro, la plata ó cobre, ó no se tenían las herramientas apropiadas
para los trabajos.
«Alguna rodela de cobre que se ha encontrado, hecha á martillo,
imitando á las de los conquistadores, con dos agujeros en el centro
sin duda para colocar allí una asa de cuero, extraida de un sepul-
ero indígena con un manojo de puntas de huesos, 4 manera de fle-
chas (nos referimos á la que hemos visto), no cabe duda de que
esto pertenece ya á la época de la conquista. Igual cosa ha de juz-
garse de las campanas de formas irregulares, encontradas tambien
enterradas y que pertenecieron á alguna de las misiones religiosas
establecidas en el valle Calchaqui, en aquella época.»
En cambio observaré, que varias rodelas todas fundidas y ningu-
na hecha'á4 martillo, de tipo genuinamente Calchaqui, y puede de-
cirse que la mayor parte de las conocidas, se han hallado en la Pro-
vincia de Salta.
El malogrado erudito don Juan Martín Leguizamón, el prime-
ro que entre nosotros escribió y se ocupó de antigúedades Calcha-
quies, en 1875 enviaba 4 Buenos Aires las primeras rodelas junto
con otros objetos de bronce y además «una piedra que llamaré de
berilo y que servia de molde para fundir adornos de metal ó para
grabarlos en la tierra destinada á cocerse?»,
1 Toscano. La región Calchaquina. Buenos Aires, 1898, pág. 36.
2 Carta sobre antigúedades americanas en: Anales de la sociedad cientifica ar-
gentina, tomo 1, pág. 327.
SINATRA SA
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AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 173
El Dr. Florentino Ameghino hace mención también de estos
moldes? y cita además «un gran martillo en cobre fundido. Tiene
155 milímetros de largo incluso la cabeza. El mango todo en cobre
macizo tiene cuatro centimetros de ancho y cerca de 3 de espesor.
Ha sido fundido por medio de un molde á dos valvas».
El uso del cobre entre los peruanos.
Sobre los procedimientos metalúrgicos empleados por los anti-
guos indios, los cronistas nos han dejado algunas noticias, que sl
bien se refieren principalmente al Perú, nosotros no trepidamos
en aplicarlas también á los calchaquíes, puesto que racionalmente
los procedimientos deben haber sido en igualdad de condiciones
idénticos,
Aun más: las grandes invasiones que de Calchaquí se lanzaron
hacia el Perú* y las contrarias que se debieron producir como
consecuencia, han de haber llevado de un punto ú4 otro las nociones
metalúreicas más elementales; si es que ellas no acompañaron á los
hombres de la muy antigua civilización que invadió el oeste de
Sudamérica cuyos representantes he supuesto siempre aquí en la
Argentina, á los Calchaquies. Ese estrato de civilización muy an-
tiguo, sobre el cual seguramente florecieron más tarde las otras
elvilizaciones que se sucedieron unas sobre las otras, hasta pro-
ducir las que los españoles hallaron en tiempo de la conquista, es
el que dejó los procedimientos primitivos para aprovechar los me-
tales y algunas formas elementales de instrumentos y útiles que se
hallan en el oeste de América, los cuales por tradición se conserva-
rían sin modificar mayormente. Entre éstos citaremos los cuchillos
semilunares, de corte vertical que todavía son usados por las muje-
res entre los esquimales.
Garcilaso de la Vega* nos da los siguientes datos sobre el cobre
1 La antigúedad del hombre en el Plata, tomo 1. pág. 531 y 532, fig. 321.
2 Véase las memorias antiguas historiales del Perú de Montesinos, cuyos pá-
rratfos pertinentes he transcripto en mis Notas de arqueología Calchaqui, Bol.
Inst. Geogr., t. xvi, pág. 350.
3 Libro v. Cap. x1v.
174 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
y sobre diversos sistemas de fundir los demás metales que tenian
los peruanos :
«Del cobre que ellos llaman Anta se servían en lugar del hierro,
del cual hacían los hierros para las armas, los cuchillos para cortar
y los pocos instrumentos que tenían para la carpintería, los alfile-
res grandes que tenían las mujeres para prender sus ropas, los es-
pejos en que se miraban, las azadillas con que escardaban sus se-
menteras y los martillos para los plateros.
«Por lo cual estimaban mucho este metal porque para todos era
de más provecho que no la plata ni el oro y así sacaban más canti-
dad del que de estotros?.
«No supieron hacer limas ni buriles, no alcanzaron á hacer fue-
l Los señores Rivero y Tschudi en sus Antigúedades Peruanas traen algunos
datos sobre el empleo del cobre;ó mejor bronce en el Perú, que creo útil transcri-
bir, para que pueda compararse con lo que sucede en Calchaqui que es lo contra-
rio; ellos también apuntan la observación de Garcilaso del poco empleo que tenía
este metal entre los peruanos.
«Si este existe en todos los instrumentos de que hacian uso para labrar las pie-
dras y sus idolos es probable que tuviesen de su propiedad real ó atribuida de en-
durecer el cobre, asi como el carbón de formar el acero. »
«La liga del cobre con el estaño de que se servían tampoco sabemos si la fabri-
caban combinando estos metales, pues no empleaban el segundo al estado puro en
sus obras > (pág. 214).
En los objetos calchaquies la proporción de silice es mínima 0.03en una hacha
de molino, 0.30 en un disco, 0.20 en una hacha, rastros en un Tumi, etc.; de manera
que el silice no ha influido para nada en la dureza de estos objetos, la que única.
mente se debe, á mi entender, á la presencia del estaño que ha convertido al
cobre en bronce (Nota del Autor).
Mas adelante en la pág. 222 los mismos señores agregan:
< De cobre se hallan muy pocos artefactos; parece que no sabian labrar este me-
tal con tanta perfección como el oro y lo plata; sin embargo conserva el Museo de
Lima algunas vasijas de este metal muy delgadas, idolos, instrumentos, etc. »
Wiener y otros autores que tratan de antigúedades peruanas traen relativa”
mente pocos objetos de cobre ó bronce y en los Museos tampoco existen nume-
rosos ejemplares.
Mientras que aqui en la República Argentina con muy pocos trabajos de explo-
ración podemos presentar un conjunto de bronces calchaquies como el presente
(Nota del Autor).
O O dr e ESA AAN E
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A
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AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 175
lles para fundir, Fundían 4 poder de soplos, con unos cañutos de
cobre, largos de media braza, más ó menos como era la fundición,
grande ó chica. Los cañutos cerraban por el un cabo, dejábanle un
agujero pequeño, por donde el aire saliese más recogido, más recio.
Juntábanse ocho, diez y doce, como eran menester para la fundi-
ción, andaban al deredor del fuego, soplando con los cañutos y hoy
se están en lo mismo que no han querido mudar costumbres. Tam-
poco supieron hacer tenazas para sacar el metal del fuego, sacában-
lo con unas varas de palo ó de cobre. y echábanlo en un monton-
cillo de tierra humedecida, que tenian, cabe si, para templar el fue-
go del metal; allí lo traian y revolcaban de un cabo á otro, hasta
que estaba para tomarlo en las manos.
«Con todas estas inhabilidades hacían obras maravillosas, princi-
palmente en vaciar unas cosas por otras, dejándolas huecas, sin
otras admirables, como adelante-veremos. También alcanzaron con
toda sa simplicidad, que el humo de cualquier metal era dañoso
para la salud. Y así hacian sus fundiciones grandes ó chicas al des-
cubierto en sus patios ó corrales y nunca sotechado!».
Métodos de fundición.
Más adelante nos habla del empleo de las famosas (Guayrasó
Huairas, es decir, de los hornillos de viento para fundir metales so-
bre todo los de plata, pero que los calchaquies emplearon para
fundir su bronce.
«El metal de la plata se saca del Cerro Grande como atrás se ha
dicho; en el cual hallaron á los principios mucha dificultad en fun-
dirlo, porque no corría, sino que se quemaba y consumía en humo,
y no sabían los indios la causa aunque habían tratado otros meta-
les, Mas como la necesidad ó la codicia sea tan gran maestra, prin-
cipalmente en lances de oro y plata, puso tanta diligencia buscando
y probando remedios, que dió en uno y fué que en el Cerro Pequeño,
halló metal bajo, que todo ó casi todo era de plomo, el cual mez-
clado con el metal de plata, le hacía correr, por lo cual le llamaron
curuchec que quiere decir el que hace deslizar. Mezclaban estos
dos metales por su cuenta y razón, que á tantas libras del metal de -
plata, echaban tantas onzas del metal de plomo, más menos se-
1 Op. cit. Libro 11. Cap. xxv111.
176 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
gún que el uso y la experiencia les enseñaba de día en día; porque
no todo metal de plata es de una misma suerte, que unos metales
son demás plata que otros aunque sean de una misma veta: porque
unos días los sacan de más plata que otros, y otros de menos, con-
forme á la calidad y riqueza de cada metal, le echaban el curuchec:
Templado así el metal, lo fundian en unos hornillos portátiles, á
manera de añalfes de barro.
«No fundían con fuelles, ni á: soplos con los cañutos de cobre
como en otra parte dijimos que fundían la plata y el oro para la-
brarlo, que aunque lo probaron muchas veces nunca corrió el me-
tal ni pudieron los indios alcanzar la causa por lo cual dieron en
fundirlo al viento natural. Mas también era necesario templar el
viento como los metales, porque si el viento era muy recio, gasta-
ba el carbon y enfriaba el inetal, y si era blando no tenía fuerza
para fundirlo, por esto se iban de noche á los cerros y collados y se
ponían en las laderas altas ó bajas conforme al viento que corría,
poco ó mucho para templarlo con el sitio más ó menos abrigado,
Era cosa hermosa ver en aquellos tiempos, ocho, diez, doce, quin-
ce mil hornillos arder por aquellos y á alturas. En ellas hacían sus
primeras fundiciones, después en sus casas hacían las segundas y
terceras con los canutos de cobre para apurar la plata y gastar
el plomo!.»
El historiador Zárate nos confirma el dato y también hace men-
ción del empleo de la Yareta (Azorela madreporica) como com-
bustible:
«Il y a quelques endroits de ces montagnes oú il ne croít polnt
du tout de bois, de sorte que ceux qui voyagent dans ces lieux la
sont obligés de se servir pour faire du feu d'un espéece de terre qui
s'y tronve, et qui brúle á peu pres comme celle dont on fait les
tourbes. Il y a dans ces montagnes des veines de terre de diverses
couleurs, et on y en trouve aussi d'or et d'argent: les indiens les
connoissent, for bien, et il savent fondre et épurer ces metaux avec
beaucoup moins de travail et de dépendence que ne font les Chré-
tiens: pour celá il font sur les plus hautes montagnes des four-
neaux dont l'ouverture est du cóté du Midi; d'oú nous avons déja
dit que le vent vient toujours souffland vers le Septentrion. 1ls
mettent le métal dans ces fourneanx avec de la fiente de brebis si
bien que par le moyen du vent qui allume le charbon, l'or et Var-
gent s'y fondent et s'y épurent. Dans la grande quantité d'argent
1 Op. cit. Lib. vir, Cap. xxv.
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 177
qwon a tiré des mines de Potosi, on a vu par experience que ne le
pouvant fondre par le moyen des soufflets les Indiens en venoient
aisément á bout dans ces fourneaux quw'ils nomment Guayras,
comme qui diroit le vent, parce que c'est le vent qui leur sert pour
produire Veffet qu'ils désirent!. »
Otros datos sobre las Guayras y su empleo las hallaremos en la
obra del Dr. Marcos Ximenes de la Espada”.
Otro procedimiento bien primitivo por cierto era el de fundir en
ollas de barro; el P. Bernabé Cobo* trae los siguientes datos:
1 Tomo 1, Libro r, Cap. vn, pág. 45 y 46, edición francesa.
2 Relaciones geográficas de Indias, Tomo 11, Apéndices Cxx y CXxI.
Fr. Baltasar de Ovando, obispo de la Imperial en Chile, en su Descripción del Perú,
Ms., cap. 101; y Baltasar Ramírez, en otro libro del mismo asunto, en el artículo
« Guairas >» (a).
El primero dice:
«Cuando los metales acudían á mucho más que ahora (1605) no los fundían los
españoles sino los indios. La causa no se sabe.
«El metal cernido y lavado echábanlo á boca de noche en unas hornazas, que
llaman guairas ahugereadas, del tamaño de una vara. redondas, y con el aire que
entonces es más vehemente fundian su metal. De cuando en cuando lo limpia-
ban; y el indio fundidor para guarecerse, estábase al reparo de una paredilla sobre
que sentaba la guaira, y derretido el metal, limpio de la escoria, sacaba su tejo
de plata y veníase á su casa muy contento; y á este paso, de noche este cerro era
todo luminarias de guairas fundiendo plata. Y se hacian procesiones por viento
como por falta de agua cuando se detiene. Cesaron totalmente las guairas desde
que empezó el beneficio del azogue, que fué en el segundo año del gobierno de Don
Francisco de Toledo.»
«El segundo escribe:
«El modo antiguo que se tenía para beneficiar el metal antes que se introdu-
jese el azogue, era una fundición de hornos de viento; los cuales llaman los indios
guairas.
«Estos son hornos portátiles de forma de una cajuela hecha de barro crudo de un
dedo de grueso. Tiene una vara ó poco más de alto, y una tercia en ancho en el
pié; de alli va ensanchando hasta media vara en lo más alto.
«Está lleno de ojos ó bocas por la delantera por donde recibe el viento con que
se enciende y se funde y en los lados y espalda tienen otros ojos pocos y peque-
ños por donde sale el humo. Estos hornos ponen los indios en lugares altos y
exentos donde les dá el viento con libertad, cuando el viento es escaso se suben á
los cerros, y cuando es mucho, los bajan á lo llano que en conocer estos tiempos
y lugares son harto diestros. Funden en estos hornos de día y de noche, como tienen
el viento, hínchenlos de carbón y pónenles fuego, y en lo alto echan el metal y
poco á poco los van cebando de carbón y metal hasta que acaban de fundir ó
les falta viento. Al pié del horno tienen puesta una cazuela de barro erudo, don-
de va goteando el plomo que corre del metal y allí se hace tejuelos, los cuales des-
pues refinan en otra manera que tienen de hornos para refinar (tocco chimpu),
donde se hace plata. Es fundicion para metales muy ricos y para indios que
tengan flema para esperalla. >
3 (P. B. Cobo, Historia Natural del Nuevo Mundo, Ms. 1653, primera parte, li-
bro 3).
e
ANaL. Mus. Nac. Bs. As., SeriE 3%, T. 1v. Acosto 20, 1904. 12
178 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
«Para el beneficio de este metal tiene cada minero su asiento de
fundicion y en él los hornos y pertrechos necesarios para ella.
Háse mudado varias veces el modo de beneficiar y fundir estos
metales. El que se usaba antes que se inventara el que ahora se si-
gue se llamaba de jabecas, y era que, desmenuzado el metal en pe-
queños pedacillos, lo fundian en ciertas ollas ó vasijas de barro.
Mas el beneficio presente es mucho más fácil, de menos coste, y
acuden á más los metales, ques echarlos como se sacan de las mi-
nas, sin desmenuzarlos, en unos hornos de particular hechura.
«Este arbitrio se halló en tiempo del virrey conde de Chinchon
y el autor dél fué bien remunerado con gruesa renta que le dió
el virrey. »
Para triturar el mineral los indios usaron el Maray que el señor
Lafone Quevedo nos describió por primera vez del lugar de Capi-
llitas (fig. 1):
Fig. 1. — Maray de las Capillitas, según un dibujo del Sr. Ten-Kate.
«La muela ó batán, dice, que se halla derribada al lado de la so-
lera, es un gran canto rodado acanalado en varias partes, en unas
para acomodar las palancas y las sogas con que éstos se asegura-
ban, en otras para formar la superficie triturante del batán; ésta
es convexa y consta de cuatro bordes con tres canaladuras que los
separan.» (pág. 59).
Ten-Kate' dice que es de piedra blanquizca con apariencia gra-
nítica, y da las siguientes medidas de ella: ancho en la base Om 95;
ancho superior 0m30; largo ó altura total O0m60.
1 Rapport, Sommaire, etc.
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 179
Otro ejemplar interesante es el que se halla en Huasán (figs. 2 y
3) cerca de Andalgalá y en la costa de un arroyuelo.
Fig. 2. — Maray de Huasán, Croquis de F. Voltmer.
También es de piedra blauquizca y dura y más alto que el de las
Capillitas, pues tiene 1 metro 20,
La conana es una gran piedra plana que sobresale un poco del
suelo,
Este maray se dife-
rencia del anterior en
que la superficie de
trituración es com-
pletamente pulida,
sin estrias, y presen-
ta en vez de ranuras,
cuatro agujeros cerca
de su borde superior:
—dos en cada una
de sus caras latera-
les. Estos agujeros
son poco profundos,
más bien pequeños y
su objeto parece ha-
ber sido el de alojar
una grampa de metal
para asegurar las va-
ras que servlan para
imprimirle un movi-
miento oscilante so-
bre la conana.
Esta clase de ma-
E
Fig. 3.—Maray de Huasán. De fotografía del señor
Blamey. — Visto del otro lado.
rays fué también empleada por los españoles para moler los meta-
les, una vez instalados aquéllos en la tierra, aprovechando así lo
180 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
que la experiencia había enseñado á los indios, pues la mayor par--
te de los que se ocuparon de minas, no entendían absolutamente
nada de esa clase de trabajo, al cual se dedicaron aguijoneados por
esa insaciable codicia que tanto distinguió 4 los hombres de la
conquista y que tantos y tantos males produjo, sin contar los mi-
llares de indios que sacrificaron, extenuándolos en medio de fati-
gas sin cuento y en su mayor parte poco provechosas,
No creo que siempre hayan usado los viejos calchaquies estos
marays para triturar y pulverizar los minerales que iban á fundir;
supongo, con el Dr. Ameghino, como ya lo apuntó hace algunos
años?, que debieron recurrir á los numerosos morteros que se ha-
llan esparcidos en gran número sobre las rocas en toda la región,
los que ya es sabido empleaban principalmente para majar su maíz
y demás sustancias alimenticias.
El Bronce.
El Sr. D. Juan Martín Leguizamón en sus cartas ya citadas
sobre Antigúedades Americanas, dirigidas al vicepresidente de la
Junta de Antigúedades Americanas, el malogrado historiador
Dr. Angel Justiniano Carrauza*, al enviarle unos discos ó rodelas
de los antiguos calchaquies de Salta, le decía:
«Del mismo modo se cree también, que hasta la venida de los
españoles, no fué conocido en América, ni el hierro ni el acero y
que los indigenas daban consistencia al cobre para reemplazar es-
tas materias por un procedimiento que hoy nos es desconocido.
«(Quizá analizando las rodelas que les envío, se pueda descubrir
aquel procedimiento, y en tal caso habremos rendido á las cien-
cias, según creo, un positivo servicio. No dejes pues de hacer anali-
zar por persona competente tan preciosos objetos. »
Casi treinta años después se han cumplido los deseos «el ilustra-
do erudito salteño; hoy no son sólo dos rodelas las analizadas, sino
un número mucho mayor que nos permite asegurar que todas ellas
son de bronce como lo son también casi todos los objetos que se
hallan en la región Calchaquí y que hasta hoy se han supuesto da
cobre endurecido. Como hemos visto, anteriormente Humboldt
halló en uno de estos objetos 94 %, de cobre por 6 %, de estaño*
pero era de procedencia peruana.
1 La antigúedad del hombre en el Plata, tomo 1, pág. 512.
2 Anales de la Sociedad Científica Argentina, tomo 1, pág 328, 1875.
3 Citado por el Dr. H. D. Hoskold.
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 181
El señor De Champeaux * también trae un dato parecido al an-
terior, j
«On a retrouvé, dice, des instruments tranchants employés par les
peruviens a une époque antérieure á l'histoire des Incas et formés
de quatrevingt quatorze parties de cuivre, six d'étain avec quelques
milliémes de fer et de plomb. »
« En México, por los análisis hechos de los diversos objetos fun-
didos que en él existen, se ha visto que todos son de una mezcla de
cobre, estaño y plata, lo que constituye un bronce.
«Se advierte que la liga es siempre la misma sin excepción, y el
señor Troncoso ha observado que la hacian hasta alcanzar su den-
sidad máxima, lo que supone que practicaban varias pruebas, y
que hasta que el metal estaba á ese punto no formaban sus piezas,
«Por lo tanto, muchas de éstas, que en nuestro continente referi-
mosá la edad del cobre, debemos aplicarlas á la del bronce, distin-
guiéndolas de los objetos verdaderamente de cobre hechos á marti-
llo y de los que se han encontrado ejemplares en los mounds”. »
El Dr. Moreno en su conferencia sobre antropología y arqueolo-
gla, leída en la Sociedad Científica Argentina en 1881, dijo que «un
disco de metal encontrado en la Rioja y que se conserva en el Mu-
seo (hoy de La Plata) analizado por el Dr. Pedro N. Arata, ha re-
sultado ser de bronce ».
Su análisis dió cobre: 80.55 9,
Estaño: 16.53 » y el resto de
Oxido de cobre: 2.92 »
100.00
Como se ve por los datos anteriores, la mayor parte de los obje-
tos de metal que han llegado hasta nosotros son de bronce, esto no
excluye que los indios hayan empleado el cobre puro y seguramen-
te en grande escala en los lugares en que no se halla el estaño pero
esos objetos se han perdido por oxidación en su casi totalidad.
Según los cronistas, los indios empleaban el cobre nativo que en
relativa abundancia existe en casi toda la región andina ya en forma
de bolsadas, núcleos, dendritas, etc., por poco que extrajeran cada
vez, tenían para poder fabricar algunas armas ó útiles. De la obra
1 Dictionnaire des fondeurs, etc. Paris, 1886.
2 Chavero: México á través de los siglos, tomo 1, pág. 651.
182 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
del Sr. D. José T. Medina. «Los aborigenes de Chile», extractamos
los siguientes datos (pág. 3711 y siguientes):
«Los indios del Perú, decía frai Gregorio García, usaban siem-
pre del cobre así para sus armas como para instrumentos de cortar
y labrar.» «Los primitivos chilenos, añade Molina, extraian el oro,
la plata, el cobre, el estaño i el plomo de las entrañas de la tierra
1 después de haberlos purificado se servían de estos metales para
varias labores útiles i curiosas; pero en particular del cobre cam-
panil ó sea mineralizado, con el cual, por ser más duro hacian ha-
chuelas 1 hachas 1 otros instrumentos cortantes, aunque en mul
poca cantidad, por que se encuentran raramente en los sepuleros!. »
El estaño argentino.
Hallándose estaño en las aleaciones que el análisis químico reve-
la en estos objetos, el hecho hoy comprobado de haber sido fundi-
dos en el territorio Calchaqui, hasta hace muy poco tiempo, no
pasaba de una afirmación muy discutida, puesto que los yacimien-
tos de estaño no eran conocidos.
Más aun: se dudaba de su posible existencia en el territorio de la
República.
Los datos conocidos eran los siguientes:
El Dr. H. D. Hoskold, de indiscutible autoridad minera, sólo ha-
bía obtenido una muestra de Casiterita en Copacabana, Provincia
de Catamarca, en casa de un señor Tejerina, quien le informó que
habían hallado una bolsada de este mineral, bolsada que se broceó
y que llevado el metal 4 Chile fué allí vendido como metal de
plata.
Esta muestra era bien cristalizada y su peso especifico de
6.213”.
En la memoria correspondiente ¿los años 1893 y 1894 del mismo
Departamento nacional de minas y geologia?, en el resumen de al-
gunos ensayos, se halla el siguiente análisis de una muestra de Cór-
doba, n” 75, que contiene estos elementos:
1 Historia natural. lib. 1, cap. 1v.
2 Catálogo B de las muestras ensayadas en el laboratorio del Departamento na-
cional de minas y geología, inserto en la memoria de ese Departamento correspon-
diente al año 1891, pág. 68; la muestra tiene el n* 66.
3 Pág. 309.
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 183
]
GRAMOS POR 1000 krLoS POR CIENTO | OTROS ELEMENTOS
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Antimonio 7.85
Estaño 2.16
El Dr. Guillermo Bodenbender hace también mención de la
Casiterita: «Este mineral, dice, lo conozco de una muestra bien
cristalizada, procedente de la Provincia de Catamarca. El nombre
de la mina no he podido averiguar. El mineral se halla dentro de
cuarzo poroso con hierro pardo. Pertenece al terreno granítico?,
La muestra á que hace referencia, le fué dada en 1894 por el
ingeniero Hiinicken quien le declaró que el criadero no era explo-
table.
Por fin hoy, el mismo Dr. Bodenbender se ha apresurado á dar-
nos la grata nueva de su descubrimiento? por el ingeniero D. Da-
niel Babot, en el Cerro de las Minas, distrito de Mazán, departamen-
to de Arauco, provincia de la Rioja, al sur de la Cuenca de An-
dalgalá, antigno foco principal de la industria metalúrgica de los
indios, como ya me lo había presumido en mis notas de arqueología
Calchaqui.
Según el Dr. Bodenbender, «el Cerro de las Minas, en cuya cum-
bre y falda afloran los filones, se compone de gneis con rumbo
noroeste 30%, granulitos porfíricos y greisen. Los filones de cuarzo
compacto ferruginoso, en que se halla el óxido de estaño, cortan
á ellos con dirección constante de este á oeste, pero con variable
inclinación desde 30” hasta la vertical dirigida hacia el norte ó
sur, siendo probable que ellos se unan en más profundidad. Su
ancho varía entre 30 centímetros y dos metros.
«El óxido de estaño, de color gris-parduzco, se presenta en agre-
gados cristalizados de grano grueso — caras de cristales son bien
visibles y alcanzan hasta 1 centímetro de largo —ó también en
cristales sueltos, constituyendo fajas Ó masas irregulares con pre-
ferencia contra las Salbandas.
«La presencia del óxido de estaño se nota claramente en todos
los afloramientos y en una extensión de más de mil metros de
longitud.
1 Los minerales, su descripción y análisis. Córdoba, 1899, pág. 171.
2 Comunicaciones mineras y mineralógicas. 1x. Boletín de la academia nacional
de ciencias de Córdoba, tomo xv1I1, pág. 359 y sig. 1903.
184 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
«El acarreo alrededor del cerro contiene también el mineral, Con
la facilidad del agua en su proximidad, los criaderos pueden ser
beneficiados con poco costo. Chumbicha, estación del ferrocarril
Recreo Catamarca, queda catorce leguas distantes del criadero.»
Con estos datos puede verse que sólo en este criadero, para las
necesidades de los Calchaquíes, hay material de sobra y á la mano,
sin que hayan tenido ne-
cesidad de hacer grandes
trabajos para arrancar el
estaño necesario para sus
aleaciones.
Fig. 5. — Fragmentos de es-
coria de Tolombón. Yz tam.
nat.
Pero si estos datos no
fueran suficientes y tu-
davia se quisiera suponer
Fig. 4. — Fragmentos de escoria de Fuerte queesos objetos de bron-
o ce hubieran sido trans-
portados desde Bolivia ó
el Perú por la tan decantada dominación incásica, doy á continua-
ción los análisis de dos muestras de escorias de las varias que exis-
ten en el Museo Nacional, una de ellas hallada en el Fuerte Que-
mado y otra de Tolombón, que personalmente extraje de una ruina
en mi expedición de 1896. Ambas escorias contienen estaño (fi-
guras 4 y 5).
He aquí el documento que lo comprueba.
La n* 1 es de Fuerte Quemado y la nv 2 de Tolombón. Ambos
lugares están situados en el valle de Yocavil y pertenecen respec-
tivamente á las provincias de Catamarca y Salta.
Casa Moneda. —Buenos Aires, Abril 28 de 1904,—Señor D. Juan
B. Ambrosetti.—Museo Nacional, presente. —Muy estimado ami-
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 185
go.—Tengo el agrado de comunicarle los resultados del análisis
de los dos metales calchaquíes que Vd. me envió el 9 del corriente.
INSiL! N* 2
Escoria Escoria
grande. pequeña.
Cobre 96.80 95.60
Estaño tan alosiiós islas 134 3 22
TS ENCON AS ela Sale 0.40 o.
M4) SU o oooO co NOP o rdNaRaNS rastros rastros
Oxigeno y Anhid. carbónico... 1.46 1.18
100.00 100.00
Ambas muestras se hallan bastante oxidadas, el N“ 1 tiene una
costra de óxido rojo y ála superficie de óxido negro.
También se ven en ambas muestras manchas del carbonato verde.
Son muy maleables.
Me es grato saludarlo y repetirme su afectísimo amigo.
Juan J. J. Kyle.
Los métodos calchaquíies.
Resumiendo diremos que los calchaquies, tal cual los conocemos,
se hallaban en su último tiempo en plena edad del bronce, los aná-
lisis nos dan en todos los casos una aleación compuesta principal-
mente de cobre y estaño.
Este último lo aprovecharon tal cual se le presentaba en los ya-
cimientos descubiertos hasta hoy en la República, en forma de Ca-
siterita ó sea óxido de estaño, la cual lavada y mezclada con carbón
en sus hornos producía el metal que les era necesario.
Mi distinguido amigo el reputado químico y ensayador de la
casa de moneda el Dr. Juan J. J. Kyle, me escribe al respecto:
«Como en muchas de las aleaciones antiguas para armas y mo-
nedas, la proporción de estaño en estos objetos no es muy alta *;
1 Carta en mi poder de fecha Julio 31 de 1903, acompañando unos análisis que
se publican en su lugar y en los cuales se ve que la proporción deestaño es: 1.57,
2.90, 2.52, 3.14, 5.43% en discos, y de 3.34, 5.73 y 6.06 % en hachas y 6% en una
campana.
186 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
parece que ha sido agregado el estaño para dar dureza al metal sin
afectar mucho el color rojo. »
En cuanto al cobre, metal tan abundante en toda la región Cal-
chaquí, en la que se presenta en tan variadas formas, es de presn-
mir queen primera linea emplearon el nativo, en segundo término
los de fácil fusión como ser los carbonatos verdes; pero no es di-
fícil que también hayan echado mano de los cobres grises y sulfu-
ros, principalmente piritas, cuando no han tenido aquéllos á mano.
En uno de los discos el Dr. Kyle halló plata en la proporción
de 0.225 0/,, y en otros dos mi amigo el Dr. Herrero Ducloux encon-
tró también vestigios de este mismo metal.
Muchos contienen rastros de plomo, ó muy pequeñas cantidades
de este metal*; lo mismo sucede con el bismuto?, el zinc? y el
hierro?*.
Mi buen amigo el químico Sr. Eduardo Suárez halló en algu-
nos análisis niquel en proporción de 1.50 en una hacha, de 2.04 en
un disco, de 0,78 en un fragmento de disco y rastros en un cuchillo
semilunar ó Pumi y rastros de niquel y cobalto en otro disco.
Rastros de arsénico halló el mismo químico en una hacha, en un
fragmento de disco y en un disco completo.
El azufre fué notado por el Dr. Kyle en tres muestras (dos discos
y un hacha) y el mismo me escribe «probablemente el cobre ha
sido obtenido de sulfuro y en las otras muestras el metal habrá
sido nativo *? »,
El Sr. Suárez halló también la presencia del azufre como rastros
en dos discos y en un umi.
El mismo químico Sr. Suárez me escribe ?:
«La presencia de los metales varios que figuran con menor pro-
porción en la aleación de las muestras, puede atribuirse, como he
observado, á la presencia de los mismos en los minerales de cobre
que probablemente han utilizado para la fundición. »
«Así, por ejemplo, á los cobres grises acompaña generalmente
algo de plata, hierro, zinc, plomo, bismuto, mercurio, arsénico ó
antimonio, según sean arseniferos ó antimoniferos; estos últimos
son los más conocidos en el país. »
1 0.21, 0.18, 0.14, 1.04, 0.22 Y (Herrero Ducloux ).
2 0.33, 0.82, 0.36, 0,23. (Herrero Ducloux ).
3 0.94, 1.01, 0.81, 1.15, 1.65. (Herrero Ducloux ).
4 0.37, 0.75, 0.50, 0.08, 0.11. (Herrero Duecloux) 1.05, 1.54, 0.56, 1.79, 0.50, 0.28,
0.46, 0.91, 0.25 (Eduardo Suárez ).
5 Carta en mi poder de Julio 31 de 1903.
6, > > Noviembre 18 de 1901.
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 187
«En las muestras dominan, como se ve, el cobre y el estaño y
contienen algunas también niquel en menor proporción y algunos
vestigios de cobalto; todas contienen vestigios de hierro. »
«No he encontrado oro ni plata en ninguna de las muestras que
he examinado, pero teniendo en cuenta que estos cuerpos si exis-
tiesen en aligación su proporción sería mínima con releción á la
masa y su presencia tal vez accidental, resultando que podía darse
el caso que un trozo de la misma pieza lo contuviera y otro no y
por consiguiente resultar falseado un análisis en que se ha opera-
do con poca cantidad de muestra, »
La presencia de la plata en un análisis del Dr, Kyle viene á lle-
nar el vacío notado por el Sr. Suárez de este metal en las muestras
que le tocó analizar,
Fig. 6. — Molde de un hacha de bronce y vaciado en yeso del hacha que de-
bía reproducir. Col. Museo de La Plata.
El procedimiento metalúrgico empleado por los indios ha sido
el siguiente:
Estos metales muy bien machacados y molidos reduciéndolos -
seguramente á estado de polvo, 6 sea por medio del maray ó de los
morteros.
El todo mezclado con carbón de leña, estiércol seco de llama y
18S MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
yareta ha sido fundido en hornillos huairas'; y de los mismos casi
seguro es que han extraído sangrías para colar el producto en los
moldes de tierra cocida que debían colocar muy cerca de los mis-
mos á fin de que el metal no se enfriase.
Los moldes han sido de tierra cocida á juzgar por el ejemplar
que se conserva en el Museo de La Plata y que ha servido para
fabricar una de esas gruesas hachas en forma de cuña (fig. 6).
El trabajo no es de los más prolijos, pero lo suficiente para el ob-
jeto deseado.
Los moldes eran de dos valvas Ó piezas; menos en las campanas
que necesitaban un hoyo ó núcleo destinado á la parte interna?.
La colada en general debería ser muy rápida y los moldes no
permitían el franco escape de gases, pues en algunos objetos rotos
se ven vacuidades en la masa que no tienen otra explicación sino
el haber sido ocupadas por burbujas de gases.
El metal es muy variable en estos objetos, no sólo en cuanto á su
composición, sino también en cuanto á la mayor ó menor proliji-
dad que se ha tenido para refinarlo; hay objetos muy ordinarios de
pasta grosera, y otros en cambio presentan una homogeneidad y
perfección de técnica que asombra.
Esto es la ley general de todos los productos de la industria hu-
mana que se hallan y sobre los cuales no puede haber un tipo
único desde el momento que en su confección han intervenido mu-
chas personas y se ha llevado á cabo en lugares y épocas dife”
rentes.
En muchos objetos se hallan señales de un martilleo y de un pu-
lido consecutivo ó la fundición.
Otros en cambio presentan señales de cortes de cincel tendentes
á destruirlos, esto se ve comunmente en las hachas en forma de
cuña á las que han rebanado ya sea una aleta de la T ó una parte
del cuerpo mismo.
1 El Sr. D. Moisés Lozano, infatigable minero y cateador de minas de Salta»
me ha comunicado que sobre los cerros en diversos puntos de esta Provincia halló
restos de huairas, todas ellas de pequeño tamaño; un metro á lo más de diámetro,
cuyas paredes eran de pirca de piedra, una arenisca y el fondo en forma de taza
de una mezcla de ceniza y huesos machacados.
Según este señor, por restos de carbón que halló, cree que éste lo hacian con
leña de churqui (Mimosa farinosa Gr.) una leguminosa muy abundante en la
región Calchaquí.
2 Debo azradecer al Sr. Angel Radice, modelador del Museo Nacional, muchos
datos y observaciones que me sugirió en cuanto á la técnica de estos objetos.
AMBROSETTI: El, BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 189
No sabría ¿ qué atribuirlo, ó puede ser una destrucción ritual
funeraria, una muerte del objeto 4 fin de dejarlo inservible, algo
parecido á lo que pasa con la muerte de la alfarería, ó quizá haya
sido con el objeto de aprovechar de nuevo el metal y volverlo á
fundir reducido á fragmentos.
Es tan extraordinario esto, sobre todo la destrucción de una sola
de las aletas de la T á todas luces intencional y que deja el hacha
inservible para poder enhastarla, que me inclino á creer lo primero.
190 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
PARTE Il.
DESCRIPCIÓN DEL MATERIAL ARQUEOLÓGICO.
Punzones.
El instrumento más primitivo que hallamos es el punzón, sim-
ple varilla de metal aguzada en uno ó ambos extremos, y derivada
del punzón de hueso ó de la espina de los cactus.
Los primeros ensayos de fundición seguramente dieron por re-
sultado este útil; es decir, una varilla cuyos extremos se aguzarla
en una piedra por frotación; más tarde se perfeccionó adquiriendo
formas y dimensiones diversas.
El Museo Nacional posee varios ejemplares: unos son punzones
hechos con pedazos de varillas que deben haber tenido otro desti-
no, y otros fabricados 0 fundidos expresamente.
Entre estos últimos hay varios de 42 mm. de largo por 4 mm.
de ancho que semejan pequeños clavos chatos, con punta aguda.
Otros son de sección cuadrada de 4 mm. por lado y afilados en
sus dos extremos.
Dos ejemplares típicos de estos últimos se hallan en el Museo
Nacional y proceden de los Sepulcros de Inca-huasi, Provincia de
Salta, traidos por el Sr. Carlos Burmeister; uno de ellos es de gran
tamaño, mide 29 */, cm. de largo por 5 mm. de grueso; el otro es
muy pequeño, de 57 mm. de largo por 4 de grueso, en ambos sus
dos extremos terminan en punta.
Este útil era indispensable 4 los Calchaquies, que trabajaban,
como se sabe, mucho en cuero, y lo empleaban para perforarlo y
facilitar así la costura del mismo por medio de tientos?.,
Fuera de esto, es natural que debieron utilizar también estos
punzones en muchos otros trabajos de indole diversa según lo re-
quiriesen sus necesidades.
1 Pequeñas cintas cortadas del mismo cuero.
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 191
a b c
Fig. 7.—Punzones de bronce: a, b, e, de Inca-huasi (Salta). Los demás proceden
de Santa María, Amaicha, Tolombón y Cafayate. (Valle Calchaqui Sur), Col.
Museo Nacional.
192 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Cuchillos simples.
El Dr. Eduardo Seler, al presentar la colección recogida por el
Dr. Max Uhle en la región Calchaquí á la Sociedad Antropoló-
gica de Berlín', llamó la atención sobre un cuchillo semilunar de
Fiz, S. — Col. Museo Etnográfico de Berlín.
cobre que por medio de un cordón de lana se hallaba unido á una
oreja y un dedo de llama.
1 Verhandlunger der Berliner Gesellschaft fúr Anthropologie, in: Zeitschrift
fiir Ethnologie, 1894, páginas 409 y 410.
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 193
Este objeto (fig. 8) lleva en el Museo de Berlín el n.o V, A.
11.341, y le fué dado al Dr. Uhle por el cura de Tilcara, presbítero
Filgueira.
En mi trabajo sobre las antigiedades de la Provincia de Jujuy
hice mención de este hallazgo, y entonces dije: La rara combina-
ción de estos tres objetos reunidos se explica: debe de haber sido
un cuchillo que emplearon para señalar las orejas de la llamas, ce-
remonia que varias veces he descrito.
No he cambiado de opinión y persisto en ella.
Pero por ahora nos interesa sólo la forma de este cuchillo si-
Fig. 9.2 Cuchillos simples: De Inca-huasi, Santa María, Amaicha y Tolombón.
Col. Museo Nacional. La medida representa 20 cm.
guiendo el plan que me he trazado de describir todos los tipos de '
objetos de bronce de la región Calchaquí conocidos hasta hoy.
La forma es muy sencilla: es un segmento de disco afilado en sus
Ana. Mus. Nac. Bs. As., Sertk 3%, T. rv. Acosro 22, 1904, 13
194 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
extremidades; podría decirse que es una hoja angosta de forma
lanceolada pero con uno de sus costados mayores curvo.
Este útil deriva, seguramente en su forma, del cuchillo primitivo
ó laja de piedra y hasta su disposición permite asegurarlo en la
mano y Operar con él como si fuera una laja de pedernal de tipo
paleolítico.
En el centro y en la parte superior cerca del dorso, hay un agu-
jero perforado: el agujero de suspensión.
Esta es la forma pristina del útil pero ella se modifica y varía
en sus detalles sin que por esto cambie en su tipo fundamental.
El Museo Nacional posee varios ejemplares, uno de ellos, de este
tipo, es un ejemplo de lo que acabo de decir, de 14 cm. en su parte
más larga ó borde superior que puede decirse que es recto, por un
ancho que varía entre 3 */,, 4 */,, y */¿ en su punta (fig. 9 a).
También el Museo de Berlín posee otro de La Barranca, igual al
anterior (n? del Catálogo V. C., 1702).
Modificación del tipo anterior es el cuchillo fig. 9 b, que puede
decirse es semilunar, esto es, terminado en dos puntas. Esta for-
ma es rara y procede de los sepulcros de Inca-huasi (Salta).
El tipo de cuchillo fig. 9 ces más regular, no presenta puntas
y puede decirse que es una lámina cuadrangular alargada con un
filo redondeado.
Tres ejemplares posee el Museo Nacional, de los cuales dos son
de gran tamaño, pues tienen respectivamente:
Dargon teens lo 15 em. 16 Ya em.
Ancho de los extremos...... 4 y 41 cm. 4 y4!zem
Ancho en el medio......... 5y 3 cm. 6 em.
Ambos están provistos de un agujero de suspensión en su parte
central y superior, muy cerca del borde.
Este tipo procede del valle de Yocavil, cerca de Santa María,
Provincia de Catamarca, aunque se han hallado también ejem-
plares en el norte del valle Calchaquí como en Molinos, etc.
Cinceles.
El instrumento de bronce más sencillo, más útil, y que se halla
más profusamente exparcido en toda la región Calchaquí, es el
cincel.
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 195
Fig. 10, —Cinceles de bronce de muchas localidades. Col. Museo Nacional.
La medida representa 10 cm.
196 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Como instrumento es de los más primitivos y deriva del punzón
puntiagudo ó quizá de otro de la misma forma de piedra! ó hueso.
z : an
Generalmente es una varilla de bronce de sección cuadrangular
alargada, lo que le da ese aspecto chato, ancho y poco grueso, y
que termina en punta en una extremidad y en arco la otra: el filo.
Por algunos ejemplares que han sido hallados (fig. 13 c) se ve
que se empleaba incrustado en un mango de madera redondeado
Fig. 11. Fig. 12. — Cincel de filo de gran radio. Col.
Museo Etnográfico de Berlín (N” del Catálo-
go V. A. 115 27”).
al cual se le hacía un corte para extraer un casco y dentro de aquél
la ranura destinada á alojarlo, de manera que una vez colocado
dentro de ella y asegurado por medio de un retobo de tientos de
cuero fresco, quedase firme y apto para ser empleado como un
formón.
Otros ejemplares han sido usados sin mango, como parecen indi-
carlo sus dos extremidades, que aunque de distinto tamaño, presen-
tan dos filos.
El Museo Nacional posee, entre varios, uno de estos cinceles de
33 cm. de largo por 22 mm. de ancho en su parte media (fig. 10 a).
1 ElSr. Lafone Quevedo halló un cincel de pizarra idéntico á los que nos ocu-
pan, el cual supone sirvió para grabar la alfarería.
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 197
El tamaño de estos instrumentos varía al infinito siempre pre-
sentando la misma forma, ya sea con uno ó dos extremos utiliza-
bles desde el de 33 cm., que es el mayor que conozco, hasta uno de
a b E d
Fig. 13.--Cinceles de bronce de muchas localidades. Col. Museo Nacional.
4 1), cm., pero el tamaño general varía de 10415 cm. de largo
) ko)
por8á 9 mm. de ancho y 3 45 mm. de grueso.
Algunos ejemplares muestran un filo, no en un arco amplio que
,
empleza y termina muy en el extremo del instrumento, sino que
198 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
progresivamente se va ensanchando todo él y termina en un. arco
muy cerrado sin solución de continuidad de las líneas del borde,
estos presentan el aspecto como si el último tercio del instrumen-
to hubiera sido achatado á martillazos por igual, perdiendo así su
sección cuadrangular (fig. 11).
En otros ejemplares el filo en la extremidad se ensancha mucho
presentando arcos de gran radio en comparación á los otros; un
ejemplar tiene hasta 4 cm. de radio (fig. 13 d y 12).
Estos instrumentos han servido de escoplos ó mejor de buriles
para trabajar madera, etc., pero sólo á pulso y sin que se haya gol-
peado sobre ellos con piedra ó martillo, por lo menos así lo demues-
tran los de dos filos; quizá se haya hecho uso de la percusión en
los encabados, á pesar de que creo que con ellos han de haber tra-
bajado los calchaquies lo mismo que he visto trabajar ¿ los cain-
guá, por ejemplo, con instrumentos similares de hueso ó dientes de
grandes roedores encabados.
Sin embargo, muchos de estos cinceles muestran trazos de haber
sido golpeados en su extremo opuesto al filo, pero como se han
usado encabados, supongo que
esos golpes deben haber sido mo-
dernos y causados por los que los
hallaron posteriormente.
Hay algunos instrumentos que
Fig. 14.—Piedra mostrando la hue- 10 han sido fundidos desde el pri-
lla de la fricción de los objetos de mermomento como cinceles, pero
bronce que se afilaban en ella.
que los indios imutilizaron después
como tales transformándolos,
La fig. 13 a yb son un ejemplo. A fuerza de martillazos y de re-
fregarlos en piedras de afilar han sacado filo á éstos para emplear-
los con ese objeto.
El Museo Nacional posee algunas piedras que han servido para
sacar filo á estos y otros instrumentos por fricción directa (fig. 14).
Uno de ellos b resultó de defectuosa fundición; es asimétrico,
pero los indios lo utilizaron de ese modo afilando y golpeando su
extremidad más ancha.
El otro, fig. a ha sido en su origen una varilla de metal de sec-
ción casi cuadrada, las extremidades han sido martilladas: una, la
menor, afilada para servir de cincel, y la otra mayor ha quedado
transformada en una especie de disco irregular con un gran agujero
en el centro cuyo uso no me puedo explicar sino el de poderlo col-
gar con algún cordón.
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 199
Hojas de hachuelas.
Otra forma de cinceles son las hojas de hachuelas.
Estas son generalmente cortas, alargadas, de poco espesor con el
arco del filo saliente á los lados.
Su tamaño varía entre 16 cm. y 5cm. y han sido empleados de
varias maneras; unos han servido para esculpir como verdadero cin-
b a
Fig. 15.—Hojas de hachuelas. «a, reconstrucción del modo de encabarlas; bh, cincel
típico. Col. Museo Nacional. La medida representa 10 cm.
cel por medio de la percusión directa sobre la extremidad contra-
ria al filo que es generalmente recta como parecen demostrarlo
uno de ellos encorvado debido á un fuerte golpe sobre un objeto
200 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
resistente y otro quebrado que presenta su
fractura antigua y que recogí en Tolombón
en 1896.
Otro es un cincel típico destinado quizá á
cortar metales (fig. 15 b) como lo atestiguan
algunas hachas y otros objetos de bronce que
el Museo Nacional posee donde se ven los
cortes producidos por uno de estos instru-
mentos.
Este es de 0,12 de largo con un ancho me-
dio de 4 cm. y un espesor medio de 1 cm.
Pesa 4/8 gramos y muestra señales de per-
cusión en su extremo posterior. El filo es en
caballete.
Otros en cambio, los de filo más arqueado
y saliente, se han usado en un mango de
forma clásica antigua como lo demuestra el
magnifico ejemplar que se conserva en el
Museo de Berlín (número del Catálogo V. A.
11.282, que reproduzco en la fig. 16) halla-
do en Taranto cerca de Casabindo.
Estudiando bien estas piezas con el dato
del ejemplar del Museo de Berlín, se ve que
no han podido servir sino para ese uso. Por
lo pronto el filo no es igual en las dos caras:
en la inferior, que se adaptaba sobre el man-
go, es plano, recto; mientras que en la supe-
rior va redondeándose, ó mejor, toma la for-
ma convexa hacia abajo como conviene á
Fig. 16. — Hachuela encabada hallada en una tumba de la Puna de Jujuy.
Col. Museo Etnográfico de Berlín.
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 201
las hojas de esta clase que debian de cortar golpeando con el
filo de arriba para abajo.
Además el tamaño de estas hojas, y su forma chata y delgada,
hacen que su empleo directo sea muy incómodo y poco eficaz, pues
Fig. 17—Hojas de hachuelas mostrando la disposición del filo en media agua.
la mano, en la mayoría de los casos, no las podría asegurar bien y
menos los dedos.
Supongo que sólo en algún apuro ó necesidad urgente se pudo
trabajar con ellos por percusión y eso con mal éxito pues su misma
forma chata y ancha tenía que producir forzosamente la dobladu-
ra de la misma y aun su rotura, como ya hemos visto.
La mayor de estas hojas tiene 16 cm. de largo por un ancho me-
dio de 57 mm. y un grueso medio de 7 mm. Peso 552 gramos '
Las demás varían mucho respecto del largo y ancho con un es-
pesor medio de 3 4 5 milímetros.
1 Hojas de hachuelas de este tipo, pero de tamaño mucho mayor, puede decir-
Se el doble, han sido halladas en Georgia por el distinguido arqueólogo ameri-
cano señor Clarence B. Moore, de Filadelfia*. Mide 7.9 pulgadas de largo y 2
pulgadas de ancho en el filo y un espesor de 0.27 de pulgada.
Se halló entre madera ó corteza muy descompuesta, en un mound junto á un
esqueleto muy destruido también.
Rodeando la extremidad opuesta al filo presentaba una banda negra como de
una pulgada de ancho, lo que aparentemente demostraba que esta hoja ó cincel
se hallaba enmangado.
Otro cincel del mismo tipo pero más largo aunque más delgado que éste según
el mismo autor, ha sido figurado por el coronel Jones como procedente de un.
mound del valle Nacoochee, en Georgia.
* Certain aboriginal mounds of the Georgia Coast. Fig. 24, pág. 41.—For Cla-
rence B, Moore. Journal of the Academy. of Natural Sciences of Philadelphia,
vol. x1, 1897.
202 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Los números siguientes se refieren al largo y ancho de algunos
de estos instrumentos.
Largo Ancho Peso
13 cm. 3 a cm. 362 Gramos de Santa María
11 > 3 > 260 > » Tolombón
9 2 34 >» 95 > > Tolombón
S > 23» 83 > » Amaicha Sur
6 Na» 2 > 53 > > Molinos
9 > 4 > 149 > » Fuerte Quemado
4 Ma >» 8 > 67 > > Santa María
El Museo Nacional tiene una de estas
hojas de 10 */, cm. de largo por 4 cm. de
ancho y ben el filo que es muy abierto,
5 mm. de grueso y 185 gramos de peso,
que posee la particularidad de presentar
un agujero cuadrado cortado en su tercio
posterior casi en el medio, quizá para su-
jetarla con un clavo ó un cuero á su man-
go. (Véase fig. 15).
Espátulas.
Doy este nombre á unos objetos pare-
cidos á un cincel, pero que se diferencian
de éste porque su parte media superior
se ensancha paulatinamente hasta tomar
la forma indicada; mientras que la mitad
inferior termina lo mismo que en los cince-
les casi en punta. Esta última creo que de-
be haber estado en un mango de madera.
El Museo Nacional no posee aun de
estos objetos, el de Berlín tiene uno de La
Puerta (n” desu Catálogo V. C. 1.665)
que mide 27 cm. de largo por 6 cm. de an-
cho en su borde mayor, y casi un centí-
metro en su extremidad más angosta. (Fi-
gura 18).
El Museo de La Plata posee también
a una de estas espátulas pero mayor. Tiene
E a 31 cm. de largo por 7 em. y 1 cm. de an-
Berlin (Col. Max Uhle). cho respectivamente.
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 203
No me imagino el empleo que debían tener estas espátulas, qui-
zá hayan servido para trabajar alfarería,
Tumis ó6 Tajaderas.
Como bien lo dice el señor Mason al hablar del Ulu ó cuchillo de
las mujeres esquimales, esta forma halla su representación moder-
na en el cuchillo de los talabarteros, de los zapateros, de los carni-
ceros, de los pescadores y del cortador semilunar de las cocinas?,
Es uno de los instrumentos más antiguos que conoce la humani-
dad y frecuentemente se ve representado en manos de algún traba-
jador en los monumentos egipcios?.
La misma impresión tuvo Montesinos cuando describió en sus
memorias este mismo objeto usado en el Perú: Tiumi, dice, era un
instrumento de cobre al modo de trinchante de zapatero, que se en-
hastaba en un palo?. Entre el Tumi del Perú y el Ulu de los Es-
quimales hallamos en toda la región mexicana y de la América
Central, toda esa larga serie de objetos de metal que, bajo el nom-
bre de tajaderas, azadas ó hachuelas, demuestran la evolución
de este útil en todo el oeste americano?*; instrumentos de cobre y
1 The ulu or womaws knife of the Eskimo, by Otis T. Mason.
Smithsonian Report. National Museum. 1900. Washington. Véanse planchas
ua fig. 1, nv, fig. 1, 2,3. Lv fig. 1, 2, como referencias, á fin de darse una
idea de la similitud práctica entre ambos instrumentos Esquimales y Calechaquies.
2 Véase la reproducción de una figura de Wilkinson que trae el mismo autor.
Plancha Lr.
3 Memorias Antiguas Historiales del Perú enla Revista de Buenos Aires.
Tomo x11, pág. 230. Cap. 26.
4 Los americanos llaman á este tipo Coper Hoe y muchos objetos de éstos pue-
den verse dibujados en distintas publicaciones y entre ellas en los Reports del
Peabody Museum. Vol. 111, pág. 127 en un trabajo sobre el cobre, del Sr. F. W.
Putnam.
Una idea de la abundancia de estos objetos pueden darla los siguientes párra-
fos que se extractan de la obra del Dr. Nicolás de Leon:
«Lyobaa 6 Mitlan, pág. 27 cap. v1, México, 1901.
«Entre los instrumentos característicos del arte en Mitla, existen ejemplares de
una especie de hacha, objetos en forma de Tau griega, hechos de cobre forjado.
Se encuentran por lo común en las sepulturas, y en tal abundancia que un amigo
nuestro que posee una haciendita cercana á Ciulapa pudo con ellos mandar ha-
cer los cilindros de su trapiche para moler la caña de azúcar.
«Las hay de todos tamaños y se cree servían como moneda. El Sr. Holmes juz-
ga, atendiendo á su forma y grueso, que ellos han de haber servido de adornos
para la cabeza, estando bien bruñidos, pues para ello son á propósito, ó es posi-
ble también que fuesen símbolos religiosos.
«Nosotros vimos usar estos instrumentos que vulgarmente se llaman en Oaxaca,
tajaderas, en el pueblo de Mixtepec, para hacer las ollas, cazuelas y demás obje-
tos de barro. >
204 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
bronce en forma siempre de T ó6 Tau y filo ancho semilunar varia-
bles hasta el infinito.
El Sr. Wiener llama á estos objetos Tulpo; iguoro si este es su
nombre actual en el Perú.
Los Tumis de la región Calchaquí son, puede decirse, iguales á
los peruanos; generalmente de bronce.
El Sr, Blake describió dos de ellos en el tomo 11 de los Reports
del Peabody Museum (pág. 289), procedentes de una sepultura de
la Bahía de Chacota, al sur de la ciudad de Árica; de cobre con un
pequeño porcentaje de estaño. Ambos son del tipo común, de filo
ancho no perfectamente semilunar, uno es de mango achatado y
con un agujero perforado cerca de su extremidad, y el otro tiene el
mango redondeado terminado por una cabeza de llama con un ani-
llo pequeño en la parte posterior de la misma, exactamente igual
al fragmento de mango que posee el Museo Nacional (fig. 19b),
hallado en Santa María.
Este tipo es muy común en el Perú y Wiener dibuja algunos
también bajo el nombre de Champi, que creo no le corresponde.
El Tumi calchaquí ha sido un útil 6 herramienta de uso común,
que seguramente desempeñó las funciones del cuchillo que emplea
hoy la gente de campo; su forma se adapta muy bien para todos
los trabajos menudos y sobre todo para los de cuero, cuyo empleo,
como ya sabemos, por lo que nos dice Cabrera! entraba mucho en
sus vestidos. El mismo antor al hablarnos de la indumentaria de
estos indios, también afirma que «hacen por gala muchas varillas
largas de metales, y al cavo della como cucharas? y todos los más
con un cuchillo colgado con un fiador de la mano derecha ».
Estos últimos creo que serían los Tumis, porque casi todos ellos
presentan en súa mango ya sea un agujero, ó esto mismo formado
por un doblez de su extremo superior.
La forma y tamaño de los Tumis es muy variable; es una T in-
vertida de bronce, cuya línea transversal representa el filo y la
vertical el mango.
A veces, todo es formado por una lámina delgada achatada á
fuerza de martillazos; otras, el mango es redondeado y terminado
ó en una cabeza de llama ó en un botón discoidal (fig. 19 c), pero
generalmente el mango es delgado de sección cuadrada que va dis-
1 Relación sumaria de los pueblos que ha descubierto y va á poblar don Geró-
nimo Luis de Cabrera, gobernador de los Juries. Documento n” 2, Archivo Gene-
ral de Indias en Sevilla, pliego 1 Y4 (Col. Cárcano).
2 Los Topus, de los cuales trataremos más adelante.
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EN 0asNIA “190 — "61 “SI
206 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
minuyendo hacia su extremo superior, el que ha sido doblado sobre
sí mismo á fin de formar una especie de gancho cerrado que deja
en su interior un ojal para pasar por él el fiador, que debía permi-
tir llevarlo colgado de la mano.
Como estos mangos de sección cuadrada son muy delgados y no
permiten agarrarios bien, creo que debieron haber sido enhastados
en un cabo de madera perforado longitudinalmente, como lo indi-
ca Montesinos, y de esta manera estos cuchillos son mucho más
manuables?.
En cuanto sus dimensiones, varian mucho entre si; el cuadrito
adjunto podrá dar una idea:
S. María Tolombón Cachi S. María Molinos Amaicha S. Maria
Argo eee elo 125 mm. 110mm. 1351mm. 130 mm. 9%wmm. 100 mm. 70 mm,
Ancho del filo 140 > 150 » 130 > 120 » 90 » 130 » 70 >
Alto del filo.. 40 >» 20 » 39 » 70 » 25 >» 15 » 8 »
Un fragmento de Tumi, es decir, el filo sin el mango, de 135 mm.
de largo por 38 mm. de ancho y de 3á 4 de grueso que hallé en
Tolombón en 1896 y actualmente está en el Museo Nacional, fué
analizado por el químico Sr. Eduardo Suárez, dando el siguiente
resultado:
CODTS: uns co eras Wo 95.90
Niqdel aaa et se SIÓN rastros
ESA O oe esto 3 80
A coa nDacando 0.28
Silice y azi rastros
Hachas.
Estos grandes y pesados útiles Ó armas, son bastante comunes
en la región Calchaqui; se conoce quelos fundidores del Aconqui-
ja trabajaron con perseverancia en la confección de ellas, habiendo
llegado á perfeccionarlas hasta el límite de lo posible.
Las fundían en moldes de dos valvas y las hay de todos los ta-
maños y pesos.
1 Para la mejor comprehensión de esto, he hecho restaurar uno de estos Tumis
con un cabo de madera (fig. 19a).
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 207
La primera que se ha descrito, lo fué por el Sr. Ewbank? y el
Sr. Toribio Medina transcribió lo que aquél dijo en su interesante
obra?, prestando asi un verdadero servicio á los que carecen de
aquélla,
El hacha era calchaquí y seguramente fué fundida, ya sea en
Antofagasta, donde el Dr, Moreno halló restos de hornos y moldes,
ó en los valles de Salta ó Catamarca, se encontró en una áspera
guebrada de la Provincia chilena de Atacama, no lejos de donde
el camino llamado de los Incas se dirige hacia el cerro de Tres
Puntas en la latitud de 26" 42,
El Sr. Ewbank supuso que fuera peruana en la creencia de que
los primitivos chilenos no sabían trabajar los metales, según sus
propias palabras; pero ignoraba que de este lado de los Andes y
aun en plena Puna, se habían fundido en otras épocas miles de pie-
zas de este mismo tipo.
Pesaba tres y media libras y denotaba un gran uso.
El mismo autor creyó que fuera empleada más bien como azuela
que como hacha, guiándose por la idea de que el mango hubiera
estado dispuesto perpendicularmente al filo y no paralelamente.
Esta suposición del distinguido autor no me parece viable.
Entre los ejemplares de que dispongo hay varios sin las escota-
duras que muestra en sus costados el hacha de Atacama y entre
ellos una más grande que aquélla, más pesada y en forma de Tau
sencilla; pues bien, esta hacha presenta en cada brazo de la T y á
cada lado, es decir, en los cuatro ángulos internos que forma, el
desgaste de las correas que la sujetaron á4un mango vertical, es de-
cir, paralelo al filo.
La parte posterior ó superior, si se quiere, del palo transversal
de la T es liso chato y se halló intacto como por haber sido alojado
en una ranura del mango, y allí fuertemente amarrado contra el
resto del mismo mango por una recia atadura de cuero fresco que
más tarde al secarse lo hubiera mantenido firme.
No veo (dada la forma de su filo en caballete perfecto y no en
media agua como en las azuelas que he descrito anteriormente),
que hubiera podido servir esta hacha para ese uso.
1 Thomas Ewbank: A Description of the Indian antiquities brought from Chi-
le and Perú by the United States Naval Astronomical Expedition. The U. $.
Naval Astronomical Expedition to the Southern Hemisphere during the years
1849-"50-"51-"52. Lieut J. M. Gilliss, Superintendent. Vol. 11; Appendie E, p:
111-150, pl. virr-x. Philadelphia, 1856.
2 Los aborigenes de Chile, pág. 373 y siguientes.
205 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Además, en el hacha del Sr, Ewbank y en varios ejemplares se
nota también que el filo ha sido gastado de un costado más que
otro; es decir, que ese costado actualmente más bajo que el otro,
ha sido el que primero ha trabajado ó golpeado, lo que es natural
b
Fig. 20.—Hachas de San Carlos (a) y Tolombón (»), en su posición natural mos-
trando el desgaste del borde inferior del filo. Col. Museo Nacional, donación
J. B. Ambrosetti.
dada la posición del hacha que he descrito, y de ningún modo se
hubiera producido si el instrumento hubiera trabajado con el filo
horizontalmente como una azuela (fig. 20).
El hacha á que se refiere el Sr. Ewbank es del tipo de las que
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 209
presentan, además del palo transversal de la T, unas puntas ó pro-
minencias laterales en los costados paralelas á él y separadas por
una cierta distancia.
Esto cree el mismo autor que sirvió para «precaver, lo que real-
mente se consiguió, que el mango descendiese del punto en que
propiamente debía de estar ».
En el Museo de Berlín hay dos hachas de este tipo de La Toma,
cerca de la Puerta en la Provincia de Catamarca (fig. 21), una de
ellas casi del mismo tamaño de la descrita por nuestro autor y
Fig. 21.—Hachas con apéndices laterales del tipo de la descrita por el se-
ñor Ewbank. Col Museo Etnográfico de Berlín. (Ns. del Catálogo V. C. 1652 y
V. C. 1658).
otra la mitad, ambas presentan el filo destruido; y otra corta de
filo muy ancho semilunar, plana, con todo el aspecto de haber sido
un hacha ceremonial, ó insignia de mando, en la que se notan las
prominencias ó puntas muy largas y de una forma regular, tanto
es así, que semejan más bien una barra transversal paralela á la
posterior (véase fig. 22).
El Museo Nacional posee otra del mismo tipo, pero más ancha y
más corta relativamente también con las dos prominencias, á los
costados cortas y de forma más bien cónica (fig. 23).
Anar. Mus. Nac. Bs. As., Serik 3%, T. 1v. AcosTo 23, 1904, 14
210 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
La barra transversal posterior muestra de uno y otro lado una
depresión en toda su longitud como para agarrarse mejor al mango.
Una de las caras es convexa y se halla llena de rastros de marti-
lleo, la otra cara es plana.
Fig. 22,—Col. Museo Etnográfico de Berlin. Fig. 23.—Fuerte Quemado,
(N* del Catálogo V. A. 11330). Col. Museo Nacional.
Si no fuera por las dos depresiones que indican claramente el
modo de enhastarla, se creería más bien una azuela por su filo en
media agua, pero esta disposición creo que ha de haber sido un de-
fecto de modelado y no intencional,
Parece haber sido también como la anterior, ceremonial ó de in-
signia. Sus medidas son:
Ancho
de la Ancho
barra trans- Ancho entre las Espesor Espesor
Largo versal medio prominencias posterior medio
10 Y2 em. 10 em. Tem 9 2 cm. 1 12 cm. S mm.
Peso 630 gramos.
A mi parecer, estas puntas ó prominencias han servido para ase-
gurar mayormente la fijeza del hacha contra el mango, sujetando
otras correas y aun una tapa de cuero también, que cubría el to-
tal, como se nota en los ejemplares enhastados que se han hallado
en la región Calchaquí y sur de Bolivia, como se verá más ade-
lante; con lo que estoy de acuerdo es con que todos estos objetos
han recibido un martilleo, pulido y afiladura final después de la
fundición, ya sea por medio de martillos de piedra ó quizá del mis-
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 211
mo metal aunque este último no está demostrado por ningún ha-
llazgo hasta ahora.
Muchos de estos ejemplares presentan, como la mayoría de los
Fig. 24. — De Santa María, Col. Museo Nacional.
objetos de bronce de esta región, un color negro en su superficie
casi como tinta, y parecen haber sufrido poco ó nada por la oxida-
ción, como bien lo observó nuestro autor.
Los siguientes análisis de hachas de tipo T sencillo, dan este re-
sultado :
Cobras anta 91.40 Cobre 93.58
Estan: cuna taaateiale (aho 7.38 Estaño 6.06
co sapcoioaRaES 1.05 rastros de plomo
SM tai O 0:03 (3: J.J. Kyle):
(Eduardo Suárez).
Fig. 20. b—
COREA ase Es 096.66 Cobre 92.67
STA reia 3.34 Estaño 44)
BlOM Oe tre ias rastros Niquel 1.850
(J.J. J.myle) Hierro 0.91
Silice 0.20
Fig. 20 a.-- :
(Eduardo Suárez ).
Mo SEO 94.26
ESA. ida DTO
Plomo Ao ata rastros
(Ty le):
Fig. 24. —
Como se ve, todas ellas contienen estaño en cantidad que varía
entre 1.38 á 3.34 0.
Esto dan los análisis, pero si setiene en cuenta que el metal, dada
la imperfección de su fundición no debe ser homogéneo en todas
2119, MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
las partes de la pieza, resulta que de estos cinco análisis tendríamos
5.35 %/, 6 mejor de 5 46 0/, de estaño como término medio para las
hachas de bronce.
A pesar de lo que nos dice el señor Ewbank, el hacha de Atacama
ha sido de bronce como sus simi-
lares calchaquies; de cobre puro
no sólo no habria tenido ese co-
lor negro, sino que tampoco se
habría conservado en las condi-
ciones que él la describe.
Los objetos de cobre puro casi
todos están muy oxidados y son
sumamente frágiles.
Por las razones expuestas, tam-
poco soy dela opinión que expre-
sa el señor Medina en su pág. 376,
en que declara que estas hachas
debian usarse sin mango?,
Esta era la impresión que al
principio tuve cuando consegui
los primeros ejemplares, pero rá-
Fig. 25. — Hacha de piedra del mis- Qe ea
pidamente la modifiqué cuando
mo tipo de las de bronce. Col. Museo e A A
Nacional, donación J. B. Ambrosetti. €ntre a estudiar la cuestión con
detalle.
El Museo Nacional posee un ejemplar (fig. 25) de hacha de pie-
dra de Molinos, casi exactamente igual á una de estas hachas de
bronce, puede decirse que es la copia de una de ellas; tiene un buen
filo y las aletas mucho más robustas, con señales en su arranque
de haber estado sujetas con correas, como parece demostrarlo el pu-
lido especial producido por ellas, que presenta.
Mide 16 cm. de largo por 6 cm. de ancho en su parte media y
2 4 2 */, cm. de grueso,
La rama transversal de la T tiene 11 cm. y su parte posterior
10 cm. por 2 */¿ cm. ensu parte más ancha.
Este ejemplar creo que nos presenta la forma antecesora en pie-
dra de estas hachas de bronce.
1 Es cierto que en algunos ejemplares se notan las cabezas de la rama trans-
versal de la T con señales de haber sido muy golpeadas; esto mismo, si es que esas
señales fueran muy antiguas, denotarían simplemente un empleo ocasional, pero
de ninguna manera puedo aceptar que el único empleo posible de estas hachas
sin mango fuera el de martillo.
A REGIÓN CALCHAQUÍ. 218
EL BRONCE EN LA
AMBROSETTI
de varias de estas
IMensiones y pesos
las d
,
muación
Doy á cont
hachas con algunas ob
á cada una, lo que
servaciones pertinentes
,
1pción.
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-01 UY] OU *ey1o()
“13 CC OT T
MANO OMAceS Todos los ejemplares que conozco tienen ese
Nacional. agujero.
El Museo de Berlín posee varios ejemplares (nú-
meros de su Catálogo V.C. 1.743. V. A. 11.286. V, A. 11.269) y el
Museo Nacional y de La Plata también ofrecen entre ambos un
buen material. (Figura 31).
De cabeza discoidal chata, pero sin agujero, el Museo de La Plata
tiene unos Topus muy grandes, pues miden hasta 42 cm. de largo
y con el diámetro mayor de la cabeza 13 cm. por 12cm.; los bor-
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALOHAQUÍ. 217
des son irregulares y se ve que esta ha sido arreglada á fuerza
de martillo; el alfiler es cilíndrico y del grueso de un alambre
común.
Esta forma se modifica en un tipo que se ha mantenido casi sin
variación; me refiero ádos prominencias divergentes que sobresa-
Fig. 31. — Topus de cabeza chata. Col. Museo Nacional.
len del disco en el centro de su borde superior. Estas son cortas
más ó menos cuadradas y muchas veces con un agujerito que los
perfora (fig. 31 a.).
Este tipo se halla en el Perú, y Wiener lo trae dibujado en su
libro pág. 157 con las prominencias transformadas en una espiral.
Hay además otro tipo de pequeño tamaño en el que la cabeza,
en vez de ser más ó menos discoidal, es semilunar con la curva
para arriba como una especie de sombrero, estos también tienen un
agujero colocado del mismo modo que los anteriores! (fig.
31d, e, f).
Una excepción se nota entre éstos y es, en uno de cabeza muy
pequeña, en el que el agujero se halla hacia un lado y debajo del
sombrero, transformado en un anillo saliente (fig. 31 f).
1 Hay que hacer una excepción en cuanto al tamaño de estos Topu, pues el
Museo de La Plata posee uno de 16 2 cm. de largo
218 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Los agujeros creo han de haber servido para colgar de ellos un
cordoncito con cuentas de turquesas ó pequeños amuletos.
Este último tipo procede de la Puna de Jujty.
Del primer tipo tenemos las siguientes medidas.
Diámetro
Largo Cabeza de la misma
15 cm. 1 cm. 31 mm.
Del segundo tipo.
Ancho
Largo Cabeza de la cabeza
10 cm 2 com.
12 2 > 1 4 12 cm.
12 > 3 3 >
11 Ya » 2 22 mm.
Del tercer tipo.
10 em. 1 a cm. 27 mm.
roto 8 » 1 > 2 Ya cm.
10 >» 1 ls»
Topu de espiral.
El Museo de Berlín posee un curioso Topu (fig. 32), hallado en la
Barranca (N* del Catálogo V. C., 1703), que es el segundo que co-
nozco. El otro es de Calingasta, Provincia de San Juan, y se halla
en poder del señor Desiderio Aguiar, Fué publicado este último,
en su trabajo sobre Los Huarpes en una mala fotografía*, pero
tuve ocasión de verlo en uno de mis viajes á la ciudad de San Juan,
habiéndome llamado fuertemente la atención por su forma nueva.
Se trata de un alfiler grueso y chato cuyo extremo superior se
abre en dos espirales una á cada lado, dejando cada una de ellas en
su interior un agujero circular.
El del Museo de Berlín tiene casi doce centímetros de largo, el
de San Juan es de el doble.
1 Tomo v., pág. 295 de la primera reunión del Congreso Latino Americano. 1900,
(fig. 2 n* 10).
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 219
El singular fragmento que posee el Museo de Berlín de la Toma*
(fig. 33), (n* V. O., 1717), debe haber pertenecido á uno de estos
Topu.
Topu con grafitos.
Esta magnífica pieza de 26 centímetros
de largo procede de Casabindo, Puna de Ju-
juy (fig. 34).
El alfiler es cilindri-
co, grueso, y la paleta
chata ovalada y del-
gada con un diámetro
mayor de S5 milíme-
tros y el transverso de
S6 mm.
Como todos estos To-
Fig. 33.
pus, presenta un agu-
jero cerca del arran-
que del alfiler,
La parte central de
Fig, 82, la paleta se halla ocu-
pada por unos grafitos
que representan una escena; pero los dibu-
jos están colocados de modo que para mi-
rarlos hay que dar vuelta el Topu y poner ts
hacia arriba la punta del alfiler (fig. 35). Nacional.
En esta posición se ven grabados tosca-
mente una gran llama con las orejas hacia adelante, la boca abier-
1 La Toma, Provincia de Catamarca.
220 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
ta y al parecer empacada que es conducida por medio de una cuer-
da que le sale del pescuezo, por un personaje vestido con ropa ta-
lar cruzada por bandas separadas y transversales formadas por
dos líneas que contienen series de pequeñas verticales.
El personaje lleva en la mano un
palo vertical que atraviesa un disco y
dos lineas semilunares; este conjunto
me hace la impresión de querer repre-
sentar un huso de hilar en movimiento.
Esto no tiene nada de particular si
cagar us se tiene en cuenta que aun hoy día esas
AO
gentes no dejan el huso para nada y van
hilando lana 4 medida que caminan.
Esto y el traje talar parecerían indi-
car á una mujer que va conduciendo
una llama é hila al mismo tiempo.
Fig. 35. Detrás de la llama hay un línea ho-
rizontal terminada en punta y sobre
ella una indicación sumaria de otro animal con una larga cola
parada, como si estuviera detrás de ella, casi en perspectiva dire-
mos, que á4 mi juicio representa un perro.
Este conjunto de figuras se halla, aunque completamente desta-
cado, sobre dos cintas enrrolladas sobre sí mismas y en sentido di-
vergente, que supongo representen algo parecido á las prominen-
cias que vemos en los Topus (fig. 31 a).
Rodeando la paleta hay una franja entre líneas de series de pe-
queñas rectas unas debajo de otras.
La cara posterior de la paleta muestra impresiones muy anti-
guas, al parecer dejadas por un tejido, que al oxidarse la superfi-
cie del metal dejó como estampadas unas huellas.
Hasta ahora creo que esta pieza es única, y se halla en el Museo
Nacional al cual he hecho donación de ella.
Anillos, ete.
El Sr. Erland Nordenskióld ha publicado un anillo de cobre que
fué hallado en el asiento de una antigua habitación indígena,
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 221
(Wohnplatz n* 6) que descubrió en el Saladillo Redondo, cerca del
Río San Francisco, Chaco Jujeño* y hace notar lo escasos que son
los objetos de metal en esa región, por estar alejada de las mon-
tañas.
El anillo en cuestión es genuinamente Calchaqui; el Museo Na-
cional posee varios ejemplares idénticos ó mejor exactamente igua-
les que proceden de Tolombón, Provincia de Salta.
Estos anillos están formados por una simple banda de metal,
enrollada en espiral de 5 47 mm. de ancho.
Esta forma de anillo es muy primitiva. En Estados Unidos se
han hallado tres ejemplares: dos por el Profesor Putnam? en el ce-
menterio de Madisonwille, Ohio, y uno por el Sr, Clarence B. Moore
en un Mound de Georgia*, todos de cobre.
En el Perú es frecuente también hallarla en plata.
Un ejemplar del Museo Nacional es mucho más ancho, 11 mxm,,
y se diferencia de los anterióres porque la banda no se enrolla en
espiral sino que ambos bordes llegan justo á encontrarse.
Algunos ejemplares son de muy pequeño diámetro y parecen
haber pertenecido á niños; entre estos últimos hay algunos hechos
con alambre de cobre también enroscados en espiral, dos de ellos
son de alambre retorcido sobre sí mismo y muestran en su super-
ficie las estrias correspondientes al retorcido.
Mejor dicho, son hechos con dos delgadas planchitas de metal
retorcidas juntas, de manera que forman una especie de alambre;
hay también un fragmento de un brazalete fabricado según este
procedimiento.
Otro ha sido hecho con un especie de clavo.
Por el diámetro de casi todos estos anillos parecen haber sido
usados por mujeres y niños.
1 Praecolumbische Wohn-und Begrasbnisplatze un der Sud-Westgrenze von
Chaco, en Kongl. Svenska. Vet. Akad. Handlingar. Band 36, n”7, fig. 17, pág. 21.
2 xvr y xvi Annual Reports del Peabody Museum, pág. 166.
3 Certain Aboriginal Mounds of the Georgia Coast, fig. S, Journal Academy
N. S. Phila., Vol. xx. (1897).
MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
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AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 223
Brazaletes.
Los más sencillos que se encuentran están formados por un sim-
ple aro de bronce de poco diámetro encorvado y con sus extremi-
dades libres y separadas entre sí, para que tengan juego y puedan
abrirse lo suficiente á fin de entrar en el brazo.
El Museo posee un ejemplar hallado en el sepulcro de La Paya,
otro de Inca-hnasi; otro de Santa María es del mismo tipo que el
anterior con la diferencia de que en vez de ser un aro cilíndrico es
una angosta lámina encorvada; en cuya cara externa se halla gra-
bado un zig-zag de líneas muy alargadas (fig. 37).
También de Santa María, Provincia de Catamarca, posee el Mu-
seo Nacional otro ejemplar del mismo tipo que el anterior pero
más pequeño, que presenta en su cara externa los dibujos (fig. 38).
ES VITA VAIS II DE
Fig. 38.
De otro tipo se hallan también como la (fig. 39 d) de Casabindo,
que es un gran fragmento de 10 cm. de largo por 6 de ancho y un
milímetro de espesor.
El extremo que queda es cortado oblícuamente y presenta en
uno de sus tercios cerca del borde un pequeño agujero.
Ambos bordes laterales de la cara externa se hallan grabados con
una línea que los recorre todo á lo largo y sobre ella una serie de
MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
224
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AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 225
triángulos pequeños cuya base es la línea misma, con dos ó tres lí-
neas pequeñas en su interior (fig. 40).
Fig. 40.
Un ejemplar de Santa María que obtuve en 1897 (fig. 39c) es
de otro tipo; ha sido un adorno de brazo para colocar sobre el
pulso.
Muy ancho, pues mide 10 cm., y es casi cilíndrico, presentando
la abertura más ancha unos 6 centimetros de eje mayor y cinco la
más angosta.
La parte inferior está destruida, la superior muy convexa pre-
senta en el centro un pequeño circulo grabado y el borde anterior
entre dos líneas muy finas, una guarda de 5 mm, de cuadrados co-
locados de punta y unidos entre sí por un punto, figura resultante
del entrecruzamiento de dos lineas angulares (fig. 41).
DIXO
Fig. 41.
Sobre el uso de estos brazaletes el P. Techo dió algunas noticias
diciendo que los calchaquies: «se cubren los brazos hasta el codo
con láminas de plata Ó bronce, para servirse de ellas cuando pe-
lean á flecha y algo para adornar sus personas ».
El examen de estos objetos y su antigúedad nos hacen disentir
de la opinión expresada por el P. Toscano* que afirma «que estas
láminas no son sino una imitación del brazal español muy usado
en los tiempos de la conquista como un defensivo de la armadura
y vestido militar de aquella época».
Esta forma ú otras similares son comunes en las momias, Una
de las conservadas en el Museo de Berlín halladas en Taranto cer-
1 La región Calchaqui, pág. 37.
Aya. Mus. Nac. Bs. As., SERIE 3", T. 1V. AcosTo 24, 1904, 15
226 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
ca de Casabindo y llevadas por el Dr. Max Ubhle', tiene en uno
de los brazos brazaletes de éstos.
En el Museo Nacional se halla otra momia de Calingasta, Pro-
vincia de San Juan, con idéntico adorno.
Una placa muy delgada de 13 */, cm. de largo por 78 mm. de
ancho, con dos agujeros en el borde superior, hoy plana, pero que
parece que anteriormente fué cilín-
drica, creo que sea uno de estos bra-
zaletes, que tomó la forma que ac-
tualmente presenta por los que la
hallaron.
Procede de Santa María y se halla
en el Museo Nacional (fig. 39 b).
El Museo de Berlin tiene otro
adorno personal: un brazalete segu-
ramente (fig. 42), más ó menos se-
micilíndrico de unos 16 centímetros
de largo, pero con dos grandes en-
tradas semicirculares, una en cada
extremidad, de manera que el braza-
lete presenta como cuatro cuernos,
dos arriba y dos abajo.
El Museo Nacional posee un obje-
to casi semejante recortado del mis-
mo modo (fig. 39 a) pero no con-
vexo, sino plano, y con sólo los bor-
des laterales levantados dos centi-
metros.
Fig. 42, — Brazalete de bronce.
Col. Museo Etnográfico de Berlin. e / ; Ñ
(N' del Catálogo V. A. 11.596 a). Esta pieza tiene en su parte más
corta central 12 y */a centímetros
y casi 25 centimetros en su parte más larga, es decir, de cuerno á
cuerno, por un ancho de 10 centimetros.
El ejemplar fué hallado en el Gólgota, Quebrada del Toro, Pro-
vincia de Salta, por el Sr. Carlos Burmeister en 1890, y como está
muy destruido y oxidado, no sabría si asegurarle el mismo uso que
el anterior ó no. A pesar de todo, me hace la impresión de un obje-
to inconcluso.
1 Sobre estas momias me he ocupado en mis Datos Arqueológicos sobre la
Provincia de Jujuy.
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 227
Otros adornos personales.
Pocos objetos de esta categoría posee el Museo Nacional; entre
ellos citaré una pequeña placa cuchillo de 4 */, cm. de diámetro.
Placa triangular truncada con un agujerito en su parte superior;
de 47 mm. de altura y 22 mm. y 31 mm. de ancho respectivamente
en sus extremidades.
Esta placa presenta algunos grafitos en su cara anterior, repre-
sentando un doble zig-zag cruzado por pequeñas líneas.
a b
Fig. 43.—Placas pectorales y campanillas: Santa Maria, Cafayate, Tolombón,
Andalgalá. Col. Museo Nacional.
Otra placa discoidal de 5 */, y 5 centímetros respectivamente, en
sus dos diámetros muestra una orla de pequeños puntos repoussés,
228 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
y en el centro dos agujeros como para permitir coser esta placa á
un tejido.
¿Hay también otro fragmento de otra placa igual.
Además hay unas medias esferas huecas de 3 cm. de diámetro
con dos agujeros en sus bordes, también dispuestos como para
ser cosidos á un tejido ó cuero.
Estas son parecidas ó casi iguales á las medias esferas con que
han adornado la parte anterior de sus botas de cuero los indios
Araucanos y Tehuelches (véase fig. 36).
Hay otras placas más grandes, redondas con un pedúnculo para
poderlas colgar (véase fig. 43), algunas las hay también cuadradas.
Estoy casi seguro que todas estas han sido Cailles de gente po-
bre, es decir, placas pectorales que han tenido al mismo tiem-
po, objeto de amuleto, pues es natural de que todos no pudieran
pagarse uno de esos espléndidos Cailles de que trataremos más ade-
lante.
Como estos objetos en sino presentan mayor interés por cuanto
son lisos y sin signo alguno que denote simbolismo, he preferido
incluirlos en esta sección de adornos personales.
En la fig. 43 se pueden ver las diferencias que presentan entre
sí las placas de este género que posee el Museo Nacional, y entre
ellas hay una que mucho se asemeja á un cuchillo simple de
los de forma cuadrada; pero carece de filo; de estas placas cuadra-
das halló el Sr. Carlos Bruch en los sepulcros de Hualfin, Pro-
vincia de Catamarca!, y el señor ingeniero Pedro P. Ramirez en Til-
cara, Provincia de Jujuy”. Esta última placa era como de cuatro
centímetros por costado con un agujerito en cada esquina,
Las placas pedunculadas varian según el cuidado puesto en su
factura; en algunas es un simple alargamiento del disco de me-
tal, mientras que en otras forma como un verdadero mango con
puntos impresos que lo adornan, como en un ejemplar del Mn-
seo Nacional que procede de Andalgalá enviado por el Dr. Max
Smidt,
El Sr, Carlos Bruch halló en uno de los sepulcros de Hualfin,
de esos en forma de bóveda, y que contenía nueve cadáveres, una
1 Descripción de algunos sepulcros calchaquies. Resultado de las excavaciones efec-
tuadas en Hualfin por Carlos Bruch. Revista del Museo de La Plata. Tomo xI,
pág. 11 y sig. fig. 4 y 25.
2 Datos que me han sido suministrados gentilmente por dicho señor en carta par-
ticular.
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 229
piecita recortada de lata de bronce (fig. 44) muy delgada de 8 cm.
de largo.
Muy interesante es un adorno frontal de bronce que existe en el
Fig. 45. — Col.
Museo Nacional.
Museo Nacional (fig. 45), del mismo tipo del que
describí de oro hallado en el sepulcro de La Paya.
Es una lámina de bronce larga y dividida casi
en toda su extensión longitudinal, en dos partes
angostas, que rematan en su parte inferior, en un
solo cuerpo que termina en una punta, en este
ejemplar rota, pero que en el de oro de La Paya
es larga y muy delgada.
Todo á lo largo en ambos bordes, de cada una
de estas partes, se hallan pequeños puntos repu-
jados.
Estas dos cintas, digamos asl, terminan un poco
más anchas y redondeadas;
en el ejemplar de La Paya se
convertían en dos cabezas
de serpiente.
El objeto procede de San-
ta María (Catamarca ), y de-
bió pertenecer seguramente á un personaje, quien
lo colocaría en la frente verticalmente como si
fueran dos plumas.
A pesar de la diferencia de metal con el de La
Paya, este objeto es el mismo y hasta ahora es el
único ejemplar de bronce que se conoce.
Campanillas.
Con alguna frecuencia hállanse algunas campa-
nillas de tamaño variable pero de una forma muy
curiosa.
En la región sur Calchaquí son por lo general mayores que en
la región norte.
El Museo posee dos ejemplares de 170 y 100 gramos de peso res-
pectivamente.
La forma es muy simple, es una lámina redonda á la cual se le
ha dado por medio de cuatro pliegues y elevando el centro,
una convexidad suficiente para permitirle ejercer sus funciones.
230 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Está por demás decir que estas piezas han sido fundidas ya con
esa forma (fig. 43 a y b), miden respectivamente una altura de 4 1),
y 3 */¿ centímetros, y como los pliegues no son regulares, tomaré el
diámetro ó largo mayor de su boca que nos dará 9 3/, y 9 1), cm.
por 9 y 7 de diámetro menor.
El Museo Nacional posee dos pero de tamaño reducido, halladas
en el Río del Inca y La Puerta. (N* del Catálogo V. C. 1.666 y V. C.
1.628).
Estas campanillas tienen un agujero en su cúspide que les per-
mite pasar una cuerda y colgarlas.
En la colección del Sr. Wolff, de Córdoba, hay un ejemplar de
esta misma forma pero de
tipo mucho más moderno, el
que quizá tenga influencia
española y por consiguiente
fundida después de la con-
quista (fig. 46). Este presen-
ta un mango largo también
de bronce que arranca de la
cúspide y un badajo como
los de campanillas europeas.
Es curioso que los fundi-
dores hayan conservado al
imitar una campanilla euro-
pea el carácter indigena
primitivo del objeto similar.
El uso de estos objetos im-
digenas, creo que debió ser,
ó para colocar como cence-
rros á las llamas domeésti-
cas Ó para colgarlos de sus
ropas ó cinturones, algo así como aun usan los indios del Chaco,
empleando en vez de campanillas, pezuñas animales ó cáscaras de
Fig. 46. —Col. J. Wolff.
frutas, para hacer ruido en sus bailes y fiestas.
Esta forma también se ha hallado en el Perú, usada del mismo
modo.
Pincetas depilatorias.
Muy común es hallar también en los sepulcros calchaquies pin-
cetas depilatorias, unas de bronce, otras de cobre puro, estas últi-
mas siempre muy mal conservadas á causa de la oxidación.
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 231
La depilación de la cara y órganos genitales parece haber sido
una de las costumbres más antiguas de los americanos, y estos apa”
ratos se hallan en muchos lugares del oeste de América. Los pe-
ruanos también las usaron con relativa abundancia,
Variados son los tamaños y las formas de estos objetos, pero en
general son compuestos por dos discos unidos por una cinta del
mismo metal que se encorva para permitir ejercer sus funciones.
El Museo Nacional posee una de 4 centímetros de largo por 25
mm. de diámetro mayor de los discos y 43 mm. de desarrollo de la
cinta que tiene un ancho de 4 mm. Fué hallada en Amaicha, valle
de Yocavil.
En un sepulcro de Pucarilla en Molinos, Prov. de Salta, hallé
otra algo más pequeña y más destruida por ser de cobre.
ANY!
Fig. 47. — Pincetas depilatorias Y tam. nat. Col. Museo Nacional.
En el Museo de Berlín hay un fragmento de este tipo del Río
del Inca (P. C. 1.502”) y otra de otra forma ancha con dos escota-
duras cerca del borde (P. C. 1.627) también del mismo lugar.
En cambio ese Museo posee otra completa de Belén (P. C. 1.247),
enyos discos son convexos y la cinta muy larga. Esta pinceta es del
mismo tamaño de la siguiente (fig. 47 a) hallada en Fuerte Que-
mado, valle de Yocavil, hoy en el Museo Nacional, pero se diferen-
cia porque los discos convexos han sido recortados en forma de
media luna.
Tiene 48 mm. de largo por 33 mm. de ancho y 5 mm. de ancho
de la cinta.
Este tipo es mucho más adelantado que el anterior.
232 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Agujas.
También un útil que frecuentemente se halla en Calchaqui es la
aguja de bronce de todos los tamaños, gruesas, finas y de factura
diversa; el ojo fué perforado después de fundidas, á veces después
p
h
dl
Fig. 45. — Agujas de bronce, menos la
última que es de cardón. Santa María y
Casabindo, Jujuy. Museo Nacional. Do-
nación Ambrosetti.
de haber sido achatado uno de
sus extremos y otras sin acha-
tarlo, y su forma es circular
ú ovalada, y de diámetro va-
riable.
El otro extremo ó punta fué,
muchas veces, afilada después
de fundida la aguja.
Varios son los ejemplares
del Museo Nacional que pue-
den verse en serie en la fig. 48.
El Museo de Berlín posee
una del lugar de La Toma, cer-
ca de la Puerta de Belén (V.
C. 1.663); mide 14 centímetros
de largo y es algo gruesa,
Las del Museo Nacional mi-
den respectivamente 17 cm,,
15 cm., S cm.
Hago notar que en la Pro-
vincia de Jujuy, donde son
más escasos los objetos de co-
bre, estas agujas son sustituidas por espinas de cardón á las cuales
también perforaron el ojo. Creo que en el valle Calchaquí se han
de haber usado también de esta substancia.
Torteros de huso (Fusaiolos).
Los hallazgos de fusaiolos en la región Calchaqui son muy fre-
cuentes, casi todos ellos fabricados de tierra cocida, hueso, madera
ó piedra; pero los de metal son muy raros.
No conozco sino dos ejemplares: uno de ellos lo encontré en To-
lombón y se halla actualmente en el Museo Nacional (fig. 49).
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 233
Es de forma discoidal recortado en una plancha de bronce á fuer-
za de grandes golpes y martillado en sus dos caras,
En el centro le ha sido perforado un agujero
redondo para poder colocar en él el vástago del
huso.
Sus dimensiones son 3 mm. de grueso, 35 mm.
de diámetro y 5 mm. el del agujero central.
El Museo de Berlín posee otro ejemplar no tan
perfecto procedente del río del Inca (N* de su Ca-
tálogo V. C. 1.506).
Bolas.
Las boleadoras de bronce que se encuentran en el valle Calcha-
quí desde Santa María á la Poma, son todas de pequeño tamaño
han formado parte de verdaderas líbes aun hoy usadas por los ac-
tuales habitantes para cazar las vicuñas.
Estas libes necesitan ser de poco volumen y de mucho peso.
Las hay lisas redondas y otras con figuras caracteristicas,
Dentro de la esfera en una
escavación aparece una corta o A
barra transversal que ha ser-
vido para atar en ella la cuer-
da que debía unirlas.
El Museo Nacional posee al-
gunas cuyos tamaños son: 1?)
cm, y 2 cm. de diámetro, y 27
y 39 gramos de peso respecti-
vamente.
Además se hallan dos muy
curiosas que fueron halladas
en el sepulcro de La Paya y de Fig. 50. — La Paya y Santa Maria. Col:
las que ya di noticias en estos Museo Nacional.
mismos ÁNALES.
Una figura (50 a) representa una cabeza humana con la cara
bastante bien hecha,
La otra figura (50h) no es redonda y está formada por dos
cabezas opuestas por la nuca de un animal de orejas triangulares,
hocico algo puntiagudo y grandes dientes; parece quisiera repre-
sentar á un tigre ó quizá un zorro.
234 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Jomo el trabajo de fundición salió algo confuso, el artista indio
le ha agregado algunos trazos de buril, para hacer resaltar ciertos
caracteres como ser los ojos, dientes, etc.; pero así mismo es nece-
sario observarla con prolijidad y de cerca para poderse dar bien
cuenta de la significación de esta pieza.
No es raro que esta representación humana y animal en estas
boleadoras hayan tenido por objeto darle valor de Apot; para ser
feliz en las cacerías.
Hay otra clase de bolas ovaladas muy pesadas y terminadas en
su eje mayor en una punta.
Estas parecen haber sido fundidas en moldes de dos valvas.
Los únicos ejemplares que posee el Museo pesan 32 y 57 gramos
respectivamente y sus dimensiones son: eje mayor 6 */, y 5 cm,
y 2 */, y 3 cm. en su eje menor.
No me puedo explicar su empleo.
Rompecabezas estrellado.
De esta arma de tipo genuinamente peruano, hasta ahora no co-
nozco de bronce hallado en Calchaqui sino el ejemplar único que
posee el Museo Nacional (fig. 51),
que procede de Molinos.
Pesa 560 gramos, tiene un diámetro
de 9 cm.
Se halla compuesto de seis radios al-
rededor de un agujero central de 2 1,
cm. de diámetro y el ancho ú altura
del mismo es de 3 1, cm.
En este agujero se colocaba el man-
Fig. 51.—Col. Museo Na 8% qUe servía para manejarlo, mango
cional que según los similares peruanos que
han sido hallados enhastados, era largo,
delgado y flexible para poder golpear con esta terrible arma de
un modo eficaz.
De este mismo tipo se han encontrado varios rompecabezas de
piedra, por lo que se ve, que éstos de bronce son posteriores y co-
pias más ó menos similares del tipo primitivo.
Rompecabezas de este tipo de bronce han sido hallados fre-
cuentemente en el Perú.
Squier los extrajo de antiguas sepulturas en Chimu.
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 235
Y el señor Alejandro Agassiz regaló un ejemplar encabado de
Ancon al Peabody Museum (N* 8.767), el que fué publicado por
el Dr. Federico W. Putnam, en el tomo vir, parte Arqueológica
del Report upon U. S. Geographical Surveys West of the hun-
dredth Meridian 1879 (plancha x).
El Sr. Tomás Ewbank en su obra ya citada, publicó otros dos
ejemplares del Cuzco.
Sobre lo que no podría pronunciarme es si esta arma ha sido
importada del Perú ó fué fundida en Calchaquí.
Exactamente igual á ésta, pero de piedra, los señores Rivero y
Tschudi traen dibujado una en sus atlas, lámina xxx1v, fig. 3, y en
su descripción agregan lo siguiente:
«En la actualidad usan este instrumento los indios de la sierra
para romper las glebas en los campos arados. No se sabe si era lo
mismo en otro tiempo. »
Esta noticia me sugiere de paso esta idea: ¿no habrán servido
para el mismo fin las innumerables mazas circulares horadadas en
el centro, que tanto se hallan en el sur de Chile y aun en la región
Calchaquí y cuyo empleo hasta aho-
ra no ha sido explicado satisfacto-
riamente?
Rompecabezas estrellados de pie-
dra son algo frecuentes en Calcha-
quí.
Hacha ceremonial de tipo
peruano.
Doy este nombre á un objeto ha-
llado en la Provincia de Salta, sin
indicación precisa del lugar de su
yacimiento, que se encuentra enel Fig. 52. Col. Museo Nacional.
Museo Nacional.
Es un hacha exactamente igual á la que trae dibujada en su
atlas la obra: «Antigitedades Peruanas», de los señores Rivero y
Tschudi, lámina xxxtv, fig. 6.
En el texto no hay más indicación que ésta: «Instrumento de
cobre, según se asegura para labrar piedras ».
Estos autores no traen tampoco la noticia de su exacta proce-
dencia. de manera que no sabemos si perteneció ú la civilización
cuzqueña ó á la de Tiahuanaco; me inclino á creer esto último.
236 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
El ejemplar que describo pesa 325 gramos, tiene de ancho 9 */,
centímetros, la altura mayor en la parte del filo es de 14 */, cm., y
la de la barra posterior 10 cm.
No creo que con un objeto de estos se haya podido trabajar
piedras.
El exagerado recorte del hacha que hace se halle sólo adherida
por un corto puente á la barra transversal destinada á ser asegu-
rada al mango, unido esto á su poco espesor, no permite golpear
con fuerza contra un objeto resistente y menos contra una roca
sin que se quiebre.
Supongo que su empleo fué sólo ceremonial ó de insignia, sin
que por eso hubiera dejado de poder servir también para ofender
en una lucha cuerpo á cuerpo.
Tokis 6 hachas de mando.
El signo característico de estos 'Tokis es el gancho que todos
tienen en el borde superior con la curvatura dirigida hacia el
filo.
Fig. 53.—Provincia de la Rioja. Col. Academia Nacional de Ciencias de Cór-
doba.
Lo mismo hice notar anteriormente llamando la atención sobre
este detalle, que reputo muy importante !.
El gancho lo hallaremos en los cetros de mando y lo encontra-
1 El sepulcro de La Paya. En Anales del Museo Nacional, t. vr, pág. 124.
et
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 237
remos ahora en todos los ejemplares que se describen en el presente
parágrafo.
Los Tokis de bronce pueden dividirse en dos grandes grupos:
Tokis planos y Tokis con agujero de encabar.
De las primeras citaré sólo tres ejemplares. Fig. 55. Pertenece
á la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba, y fué ya publi-
cado por el Dr. Weyenbergh como útil para hilar en el Verhanlun-
gen der Berliner Ges. fiir Anthropolog. 1850*, Fué hallado en la
Pampa de la Rioja al pie de la sierra.
El gancho es en este caso de varios radios como el del cetro
fig. 60 y en el toki fig. 54 d.
El Toqui es largo y angosto; aproximadamente tiene las dimen.
siones de la figura siguiente. Su parte posterior es recta y pre-
senta dos pequeños agujeros cuadrados dispuestos en una línea
vertical, que permitían pasar correas para adaptarlo á un mango.
(Fig. 54 b). Hacha plana del Museo de La Plata y procedente de
Catamarca, de 20 centímetros de largo y muy delgada.
El gancho es grande y sobresale 4 */, centimetros sobre el borde
superior del Toki.
La parte posterior tiene dos orejas cortas de un centímetro, de
manera que forma con el conjunto una especie de T.
Estas orejas serían para asegurarlo al mango, de madera como
en el caso siguiente.
En el Museo Nacional se ha reconstruido este tipo gracias á
un molde del ejemplar descrito y con los datos que suministran
los demás hallazgos de objetos encabados de esta especie. (Véase
fig. 56 b).
Muy parecida á ésta hay otro ejemplar con su mango corres-
pondiente en el Museo de La Plata, que ya fué publicado por mi
amigo el Dr. Roberto Lehmann - Nitsche”.
Fué encontrada en la tumba de un jefe por el Sr. Guillermo
Gerling, en el río San Juan de Mayo, cerca de Santa Catalina, Pro-
vincia de Jujuy.
Creo que es mejor transcribir la descripción del Sr, Lehmann-
Nitsche:
« Esta hacha es una de las piezas más lindas de la colección y la
1 P. 368-370. Tiene longitud máxima 230 mm., lat. 50 mm., y 3 mm. de espesor.
2 Catálogo de las Antigúedades de la Provincia de Jujuy, conservadas en el Mu-
seo de La Plata, tomo x1, lám. 111, fig. 23. Este ejemplar sirvió para la reconstruc-
ción del Toki (fig 56 a).
Fig. 54. — Tokis diversos.
a, de Sijan. Col. Russell
b, Catamarca. Col. Museo de La Plata.
e, Cañada de Belén. Col. Museo de La Plata.
d, Santa María. Col. Museo de La Plata.
e, Cafayate. Museo de La Plata
f, Cachi. Museo Nacional.
(La medida representa 10 centímetros).
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 239
única en su gónero. La base del hacha está embutida en el mango
y fijada á éste por un pedazo de cuero, este último presenta una
hendidura por la cual ha sido colocada la base del hacha. Los bor-
des de dicho cuero están envueltos alrededor
del mango y cosidos con dos tiras de cuero.
Para fijarlos mejor se les ha puesto un pe-
dazo de cuero grueso entre las extremidades
cosidas. La parte del hacha que sale del cue-
ro mide 10.5 em. de largo y es
muy delgada, como una hoja
de cartón; su espesor solamen-
te mide 3 mm.
«Por delante lleva un gancho
cuya punta toca el borde anterior del hacha
sin reunirse con él.
«El mango mide 42.5 cm.; su extremidad per-
forada transversalmente á la dirección del ha-
cha, lleva un cordón de lana color café. El ha-
cha no ha sido usada. Además no se presta por
su sutileza á ser empleada como utensilio ó
arma, representa un tipo ornamental. Se trata
pues de una insignia de cacique ó jefe de aque-
llos indios. »
Por mi parte agregaré, que ese sistema de
asegurar las hachas al mango ha sido hallada
también en Bolivia, á orillas del lago Titicaca,
en Carabuco, como puede verse por la fig. 55,
que es la reproducción de una fotografía que
me ha sido enviada por el Prof. Giglioli, de una
hacha escalpeliforme de su colección, á quien
agradezco su gentileza.
El sistema adoptado es el mismo y se ha ba-
sado en el principio de la diminución del volu-
men del cuero á secarse. lo que ha hecho que
esa pieza gruesa que rodea el mango
en la cual se ha practicado una sim-
ple incisión para dejar pasar el ha- Fig. 55. — Hacha enhastada
cha, cosida fuertemente por detrás, Ea a ia
también con tientos de cuero, en sen- a E EE Sa
tido vertical en estado fresco, de mo-
do que una vez seco se ha retraido y comprimido fuertemente las
orejas del hacha contra el mango y así le ha dado firmeza.
AO MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
El Museo Nacional posee la parte posterior de uno de estos To-
kis de aletas que presenta además un gran agujero en la parte pos-
terior para poderlo asegurar mejor al mango (fig. 54 f).
Mide 8*/, cm. de largo transversal por 5 cm. de ancho y un
grueso de 5 mm.; el agujero presenta 2 centímetros de diámetro
mayor por 1 y 1?/, cm. menor.
a b (a
Fig. 56. -- a, Toki del sepulero de la Paya; b, toki reconstruido. Museo Nacio-
nal; c, Toki de la Pampa Grande, (Salta), el mango es moderno.
De este tipo de aletas posteriores, pero sin el gancho que carac-
teriza estos Tokis, es la fig. 54 a, fué hallada en Sijan, cuenca de
Andalgalá, Provincia de Catamarca, una gran hacha laminar de 3
milímetros de grueso, pero fuerte y rigida, lo suficiente para po-
der ofender en caso de necesidad.
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 241
Lo curioso que presenta este ejemplar es su largo excesivo en
comparación con su ancho: 24 cm. de largo por 7 1/, en el centro
de ancho.
La parte posterior se ensancha hasta 12 centímetros y en ella
han sido recortadas dos pequeñas aletas de 5 milímetros de largo,
que han sido quizá suficientes para ayudar á afianzar esta hacha
al mango. El filo tiene sólo 11 centímetros de ancho.
Los que la hallaron empezaron á destruirla, y por eso es que se
notan en uno de sus bordes dos lesiones; felizmente mi estimado
amigo el ingeniero Sr. Juan J. Sheridan Russell pudo rescatar esta
valiosa pieza que me es dado poder describir en este trabajo, gra-
clas 4 su gentileza,
Del segundo grupo traté anteriormente y repetiré aquí lo que
dije, ampliando con algunas observaciones:
Estas hachas se diferencian de las anteriores por haber sido fun-
didas de una sola pieza dejando libre en el centro un gran agujero
vertical que permite pasar por él el cabo Ó mango, que era un
simple palo redondeado con un rebajo en la parte que se adaptaba
á dicho agujero y terminado por una perilla gruesa y baja algo
redondeada y con pequeños surcos concéntricos á su vértice.
Debajo de la perilla hay un agujero que la atraviesa, quizá para
pasar por él una cuñita ó un tiento de cuero con el objeto de ase-
gurar más el hacha y darle mayor firmeza.
En el extremo del mango hay otro agujero también transversal,
destinado, como en el ejemplar del Museo de la Plata, de Jujuy, á
recibir un cordón para llevar el hacha colgada de la mano.
En la magnífica pieza (fig. 56 a) del Museo Nacional, hallada en
el sepulcro de La Paya, el artífice conservó la memoria del viejo
sistema de encabar y señaló la antigua costura con botones de me-
tal dispuestos en la parte posterior verticalmente, casi exactamente
lo mismo que las puntadas.
En otro Toki, parecido al anterior, del Museo de la Plata, tam-
bién se nota la señal de la costura con cuatro gruesos botones no
tan bien hechos como en el Toki anterior.
Este Toki (fig. 54 c) es grande y mide 22 cm. de largo, 10 cm. en
la parte más ancha del filo, y 7 cm. de largo del agujero de encabar;
fué hallado en la cañada de Belén, Provincia de Catamarca.
Otro Toki interesante es el de la (fig. 54 e). También del Museo
de La Plata. Fué publicado por el Dr. Francisco P, Moreno, co-
1 Exploración Arqueológica de la Provincia de Catamarca. Rev. del Museo de
La Plata, tomo 1, pág. 212.
ANAL. Mus. Nac. Bs. As., SertE 3*, Tr. 1v. Acosto 26, 1904, 16
9242 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
mo de Cafayate (Provincia de Salta), eu un fotograbado á */, de
su tamaño natural.
Es de un trabajo muy prolijo y perfectamente fundido, el filo
de 10 cm. en su parte más ancha se encorva mucho y es muy sa-
liente del resto del hacha, en su parte más angosta sólo tiene 5 cm.
de ancho, mientras que su largo total es de 20 cm.
Esta hacha tiene la particularidad de presentar en su parte pos-
terior una cara humana del tipo de las de los discos, campanas y
aun de los cetros, por lo que viene á ligarse á ellos no sólo por este
carácter sino también por el gancho.
Fig. 56 c. Este ejemplar, de propiedad del Dr. Indalecio Gómez,
quien gentilmente me lo facilitó para su estudio, fué hallado en la
Pampa Grande, cumbres del Aconquija, Provincia de Salta.
Es del mismo tipo de las anteriores, pero carece de botones en
la parte posterior, que es lisa,
Es fuerte y algo gruesa, resistente. Su tamaño y peso la hacen
apta para ser empleada como arma, y arma terrible en un caso
dado.
Sus dimensiones son: Largo total 21 cm. Largo del tubo 7 cm.
Ancho del filo 11 cm. Ancho del hacha desde el gancho hasta el
borde inferior 11 cm. Peso 660 gramos.
Con el objeto de fotografiarla convenientemente se ha encabado
con un mango artificial, tomando como modelo el de la fig. 56 a.
Fig. 54 d. Gran Toki existente en el Museo de La Plata; procede
del lugar llamado Agua Amarilla á 10 leguas al poniente de Santa
María, Provincia de Catamarca.
Aun cuando es del mismo tipo de las anteriores, se diferencia
por su excesivo tamaño, tiene 30 cm. de largo y con un ancho que
varía según los diversos puntos; el filo que se halla roto restaurado
media 20 cm., en su parte media 10 cm., el agujero vertical 12 cm.
y la parte posterior 15 1/, cm., el espesor es muy pequeño, de 4
milímetros.
Los bordes laterales de la parte posterior y el gancho se hallan
recortados en Zig-zag.
Una cara humana ocupa la misma posición de la del Toki
fig. 54 e, y debajo de ella hay la indicación de seis botones cuadrados
de relieve y colocados también en una línea vertical.
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 243
Cetros de mando.
Sin conocer el uso de estos singulares instrumentos de bronce y
á causa de su simbolismo, hemos convenido en darle este nombre;
aun cuando su peso, resistencia y manuabilidad, bien pudieron
hacerlos servir para emplearlos de un modo menos platónico y de-
corativo.
Me inclino á creer que en ciertos casos este objeto fué un arma
ofensiva ó un instrumento sacrificatorio de un ritual desconocido
hasta ahora para nosotros.
Cuando publiqué una nota sobre ellos no podía disponer del ma-
terial de que dispongo hoy*, pero entonces ya describí las dos for-
mas principales relacionándolas entre sí y dejando sentado la iden-
tidad de su representación simbólica.
La primer forma (fig. 57 b) es más simple que la segunda, pero
creo que esto deriva de que hubo de usarse enhastada en un mango
de madera,
Puede dividirse en dos partes separadas entre sí, por el estrecha-
miento que forma esa especie de cuello, donde se enhastaría el
mango.
La parte superior representa la cabeza de un animal fantástico
de grandes ojos circulares situados uno en el centro de cada
cara de este intrumento, boca cuadrada provista de gruesos dien-
tes, con un pequeño cuerno triangular sobre la nariz y una especie
de trompa que se levanta hacia arriba y se encorva para adentro
cubriendo el cuerno triangular antedicho.
Sobre la frente se eleva el instrumento enangostándose con su
borde anterior recto y el posterior provisto de cuatro como cuer-
nos largos salientes dispuestos de mayor á menor con su interior
finamente punteado, menos el último correspondiente á la nuca,
que es triangular y corto con surcos pequeños como si fuesen pelos.
Una serie de tres triángulos con la base para arriba y con su in-
terior punteado, se hallan grabados sobre la frente; en la base de
la trompa hay una pequeña faja punteada.
La parte inferior es casi tan larga como la superior pero más an-
gosta, yendo en diminución paulatina sin variar casi de ancho y
terminar en un borde redondeado, como si fuera la lámina de una
hacha.
1 Notas de Arqueología Calchaqui, Bol. Inst. Geogr. Arg., tomo x1x, pág. 76.
S.
AL DE BUENOS AIRE
N
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MUSEO NACI
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“e1e[d Y] 9p oasn]r 199 “uenfp ueg »
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 245
De esta forma conocemos dos ejemplares idénticos, uno de ellos
es de Yacutula, Provincia de Catamarca, de propiedad del Sr. Sa-
muel A. Lafone Quevedo, quien lo tiene actualmente depositado
en el British Museum de Londres.
El otro ejemplar pertenece al Museo Nacional de Buenos Aires
y procede de San José, cerca de Tinogasta, Provincia de Catamarca,
y es el que se publica en la fig. 57 b, tiene
un largo total de 39 cm. y un peso de
1 kilo 90 gramos.
La parte inferior de otro de estos ins-
trumentos con una forma quizá idéntica,
se halla entre las colecciones de la Acade-
mia Nacional de Ciencias de la ciudad de
Córdoba.
Fué hallado en la Sierra de los Llanos,
y el Dr. Weyemberg lo describió en el
Verhandl. der Berliner Anthrop. Gesell.
1890 (pág. 370),
refiriéndolo á una
azada de cobre
(fig. 58).
(Fig.59). Supon-
go que del mismo
tipo de objetos es
el siguiente del
Museo de La Pla-
ta y que procede
E ur de los valles de
Fig. 58.—Parte inferior de 0)
un cetro de bronce. Rioja. atamarca; es
Col. Acad. Nac. de Ciencias, también una es-
alo ba: pecie de hacha
como las anterio-
res, dividida en dos partes por un estre- Fiz. 59.— Cetro de man-
do. Col. Museo de La Plata.
chamiento como para encabarla.
La parte superior está toda ocupada y recortada en forma de un
mamífero, quizá una especie de tigre, sin indicación de patas, pero
el recorte del cuerpo hace el efecto como que estuviese echado y
con las patas dobladas.
La cola es larga, con la punta dirigida hacia arriba; el cuello es
largo y sostiene una cabeza gruesa de orejas cortas y faz promi-
nente en forma de dado, perforada por tres agujeros; dos laterales,
quizá los ojos, y uno anterior, la boca y nariz.
246 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
En el centro del cuerpo tiene un agujero rectangular.
La cara posterior de esta hacha es plana.
Sus medidas son: 20 centímetros de largo total con un ancho de
54 5 1/, centimetros, y el animal, desde el medio de la cabeza hasta
la punta de la cola, 10 centímetros.
Es el único ejemplar que se conoce hasta ahora.
La segunda forma de estos cetros puede decirse que se reduce á
la anterior (fig. 57 b), con el aditamento de una barra que los atra-
viesa; la que hace las funciones del mango ó encabadura que falta
en aquélla.
Donde puede verse mejor esto es en la fig. 57 c, que es uno de
los cetros mejores hallados hasta hoy y que pertenece al Museo
Nacional,
En éste, que procede de Sanagasta, Provincia de la Rioja, vemos
la misma cabeza del animal fantástico descrito al tratar de la
fig. 57 b, con la misma trompa encorvada cubriendo el triángu-
lo sobre la nariz, los mismos ojos, boca y cuernos, cinco en este
caso, uno de los cuales se ha roto.
Digno de notarse es el gancho encorvado que posee en el borde
superior de la parte opuesta 4 la cabeza; este gancho es un
carácter muy importante, como hemos visto en los Tokis.
El mango ó barra que atraviesa este cetro es angosto y largo,
poco prominente en la parte superior donde presenta, en cada uno
de sus lados, una cara humana encerrada en un óvalo, compuesta
de una nariz recta que termina ensanchada á causa de un trazo
horizontal, y que arranca de la frente; dos ojos grandes redondos
y una gran boca alargada y al parecer abierta.
Más abajo el mango se halla lleno de dibujos en alto relieve que
se ve han sido grabados previamente en el molde, como todos los
otros dibujos quese hallan sobre los objetos de bronce de la misma
región,
En el ejemplar que nos ocupa, ambas caras del mango son de
igual ornamentación y ésta consiste empezando debajo de la cara
primero en una gran S cuyas curvas están reemplazadas por ele-
mentos cuadrados y de guarda griega en espiral; 4 ésta siguen
cuatro diagonales triples compuestas por una línea central del-
gada entre otras dos, cada una de las cuales lleva tres triángu-
los con la base para arriba la superior y 4 la inversa la inferior.
Estas diagonales separan, uniendo al mismo tiempo entre sí por
medio de la línea central, á tres elementos de guarda griega.
Un agujero perforado cerca del borde inferior de este mango
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 247
ha servido para pasarle una cuerda que permitía llevarlo colgado
de la mano.
Sus dimensiones son: largo, 32 Y, cm.. peso 1 kilo 80 gramos.
(Fig. 57 a). Pertenece al Museo de La Plata y fué donado á ese
establecimiento por el Dr. Estanislao S. Zeballos con su acostum-
brado desprendimiento, habiéndolo recibido de Calingasta, Pro-
vincia de San Juan.
Es del mismo tipo del cetro anterior, con la diferercia de que
la cabeza del animal fantástico se ha transformado en una especie
de estrella de seis puntas
en cuyo centro en vez del
ojo hay un pequeño agujero.
En la misma posición que
enel cetro anterior existe
el gancho á que he hecho
referencia.
El mango es del mismo
tipo también, existe la cara
humana, falta la gran £, y
su lugar se halla vacío.
La figura que sigue y se
repite cuatro veces puede
decirse que también es la
misma 0 representa el mis-
mo simbolo modificado en
el sentido que, en vez de tres
diagonales, son aquí cuatro,
dos finas internas y dos en
escaleras ó con triángulos Fig. 60. — Col. Lamas.
externos.
De las líneas internas nacen, en vez de elementos de grecas, es-
pirales la externa en la parte superior y la interna la inferior.
Entre estas figuras hay dos pequeños círculos como separán-
dolas.
Sus dimensiones son: largo 0.32 centímetros, ancho desde la
punta del radio central al borde posterior 0.29 centímetros, ancho
del mango 0.03 á 0.4 centimetros.
Fig. 60. Debo á una feliz casualidad el conocimiento de la exis-
tencia de este otro cetro.
Hallándome en Florencia visitando á mi distinguido y querido
amigo el profesor Enrique H. Giglioli, tan conocido en el mundo
9248 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
zoológico como en el antropológico, entre otras cosas me mostró
sus espléndidos y prolijos albums de fotografías, y en una plancha,
conteniendo otras tres de igual tamaño tuve la muy grata sor-
presa de hallar la que mesirve para publicar (9x6 centímetros).
Esas fotografías las compró el profesor Giglioli en Lima el año
1867; y como se trata de un conjunto heterogéneo, se conoce que
proceden de uno de tantos fotógrafos viajeros que han tomado
vistas en cada uno de los puntos de tránsito de las cosas que más
le llamaron la atención, y vendían después á los viajeros el lote de
sus curiosidades como procedentes de un solo punto.
El cetro es Calchaqui legítimo y de ninguna manera Peruano, y
el fotógrafo debió seguramente haberlo fotografiado en la Argen-
tina, porque el original se halla en Buenos Aires y pertenece á la
colección Lamas.
Diré de paso cómo he obtenido este dato:
Ultimamente, mi colega y amigo D. Samuel A. Lafone Quevedo,
al mostrarme sus dibujos y calcos de los bronces calchaquíes de
la colección Lamas, colección que no pude visitar en vida de
su propietario, hallé un calco que presentaba exactamente los di-
bujos de la fotografía de mi amigo Giglioli, y como todos los obje-
tos de fundición de los Calchaquíes no han sido reproducidos por
ellos y de cada uno no se fundió sino un solo ejemplar por no per-
mitírselo la naturaleza del molde, resulta que no puede ser sino el
MISMO. ;
Es como los anteriores, pareciéndose más al segundo (fig. 57 a);
la estrella en éste es de siete radios; el agujero del centro ú ojo se
halla rodeado por cuatro circulos concéntricos de mayor diáme-
tro que dicho agujero; el gancho se halla en la misma posición
pero se diferencia por tener su borde superior recortado, presen-
tando cinco tubérculos ó puntas; este nuevo carácter lo hemos
hallado en otras piezas (fig. 53 y 54d).
La ornamentación del mango también se diferencia en una de
sus caras, debajo de la cabeza humana presenta una figura formada
por dos signos de forma de un 3 alargado, colocados dándose la es-
palda, y luego, pero separadas, dos veces repetida la fignra prime-
ra que hallamos debajo de la cara humana en el cetro (fig. 57 c),
es decir las grandes S, formadas por dos elementos cuadrados de
guarda griega.
La cara opuesta del mango tiene otra ornamentación: debajo de
la cabeza humana hay dos figuras como números 8, colocados ver-
ticalmente, uno al lado del otro.
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 249
Siguen otros dos 8, pero colocados uno debajo del otro, en sen-
tido horizontal y después ocupando el centro todo á lo largo hasta
llegar al agujero cerca del borde inferior una figura ondulada de
dos líneas acompañada por circulos en los espacios libres entre
ella y el borde del mango.
Cuchillo ceremonial.
Esta curiosa pieza (fig. 61), de la que ya me ocupé en mis notas
de arqueología Calchaquí; es una lámina de bronce alargada cuyo
borde superior es ancho ú grueso y el inferior convertido en un
filo.
Fué hallado en Molinos, Provincia de Salta, pero seguramente
procede de Luracatao, que es el lugar de ese Departamento donde
se han encontrado más objetos de bronce.
Los que lo poseian antes de ser coleccionado fueron usándolo
Fig. 61. — Molinos, Col. Museo Nacional.
como cuchillo y siguieron afilándolo y quizá á eso se deba en gran
parte la forma y desgaste irregular que presenta.
Ellos lo empleaban como desvasador, 6 mejor dicho, para recor-
tar las pezuñas de las ovejas, golpeándolo al efecto en el borde su-
perior con una piedra,
Lo curioso que presenta este objeto son las dos caras humanas
dispuestas en una línea cerca del borde superior y separadas entre
si por un agujero perforado que sirvió quizá para poderlo sus-
pender.
Estas caras se repiten en el reverso del cuchillo y son del mismo
tipo de las que adornan los discos y campanas que más adelante se
describen y casi invariables en su factura, ojos circulares, nariz
250 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
formada por una simple línea arrancando de la frente, y boca alar-
gada ó circular, como si estuviera abierta.
Un objeto de factura tan prolija y adornado en esa forma es de
suponer que no haya sido de uso común, y por lo tanto es cere-
monial.
Sus dimensiones son: largo 167 milímetros, ancho 65 milímetros,
grueso 3 milímetros y pesa 220 gramos.
Empuñaduras (Manoplas).
Mi distinguido colega y amigo el Sr. Samuel A. Lafone Queve-
do ya se ocupó de estos curiosos instrumentos' llamando la aten-
ción sobre su forma, «que aunque parecidos á empuñaduras de es-
pada, nada revelaba que hubiesen tenido ese destino, pues son
completos en sí y no se les descubre fractura ó agujero alguno que
pudiese indicar la falta de alguna parte correspondiente».
El primer objeto cuyo dibujo se publicó fué el que hallaron los
señores Liberani y Hernández en Loma Rica, Provincia de Cata-
marca, dibujo que fué reproducido en la fig. 340 del primer tomo
de la conocida obra del Dr. Florentino Ameghino”.
Esta es del tipo de las de dos loros, como veremos después, fal-
tando al ejemplar uno de estos animales.
Más tarde el Sr. Eurico Boman halló una de estas Manoplas en
Anillaco, cerca de Tinogasta, en la Provincia de Catamarca, la que
más tarde pasó á poder de mi colega y amigo el Dr. Adán Quiroga.
Esta manopla ha sido descrita por el Sr. Lafove Quevedo.
El Museo Nacional posee cuatro de estos objetos, que se descri-
birán más adelante hallados en diversos lugares del valle Cal-
chaqui.
El Museo de La Plata tiene una muy interesante, también publi-
cada por el Sr. Lafone en su trabajo citado y otros dos más que
describe.
El Museo de Berlín también tiene una muy simple que recogió
en su viaje el Dr. Max Uhle en la Provincia de Salta, y por fin otro
ejemplar muy completo fué recogido en la Provincia de San Juan,
1 Las Manoplas del culto de Viracocha.—Estudio de Arqueología Calchaquina.
Congres International des Americanistes x11 session tenue a Paris en 1900.—
E. Lerroux, editeur 1902, pág. 285 y sig.
2 La antiguedad del Hombre en el Plata.
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EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 2
AMBROSETTI
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252 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
en el lugar de Hualilán, y se halla en poder de mi amigo el Sr. De-
siderio Aguiar, quien me ha comunicado un dibujo de la misma,
Sobre el uso de estas manoplas ó empuñaduras se ha extendido
mi colega el Sr. Lafone Quevedo, haciendo notar de paso esto que
es muy sugestivo: «Parece imposible que en el Perú y Bolivia no
se hayan encontrado muchas de estas manoplas, como de allí nos
llegan las primeras noticias de estas cosas, mientras que la región
Calchaqui está muy lejos de los puntos donde actuaron los autores
citados!
«Ya sea porque los peruanos los introdujeron al Tucumán, ó por-
que de esta Provincia pasaron á aquel reino, si se encuentran en
un lugar deberían también aparecer en el otro.
«La noticia que aquí se da, incompleta como ella es, basta para
despertar el interés de los Arqueólogos Americanistas y no me
cabe duda que se han de encontrar ejemplares que nos faciliten la
determinación del suum cuique. Es indudable que muchas de estas
manoplas, junto con campanas, discos y otros objetos han ido á
aumentar el metal destinado á convertirse en campanas, almireces,
etc., pero muchos tienen que haber quedado y saldrán á luz en las
crecientes que causan derrumbes en las barrancas que contienen
restos de antiguos. »
Lo que diré sobre los discos y campanas lo vuelvo á repetir aquí:
en el Perú será muy difícil que se hallen estos objetos, unos y otros
pertenecen á la civilización calchaquí y no á la peruana.
Miles de objetos de metal peruanos han sido hallados allí, sin que
hayan aparecido jamás estos objetos típicos calchaquies: discos
campanas, cetros, placas pectorales, manoplas, etc., que son rela-
tivamente abundantes en el territorio del antiguo Tucumán.
Por esta razón creo también que el uso atribuido por mi distin-
guido colega estrictamente no debió haber sido ese.
El P. Cobos dice?: «que cuando (los Peruanos) oraban al Vira-
cocha, al Sol y al Trueno se ponían unas como manoplas en las ma-
nos y en esta postura les ofrecían sus dones y sacrificios y pedían
lo que habían menester».
El Sr. Lafone agrega al transcribir esta cita: «Esta noticia ve-
nía confirmando otra que nos da el P. Acosta en su Lib. v. Cap. 4,
en que trata de los propios tres Dioses: Viracocha, Sol y Trueno,
noticia que según él mismo es sacada de Polo. Según este autor,
1 Los PP. Cobos y Molina, como se verá más adelante.
2
2 Historia del Nuevo Mundo, t. 1v, pág. 55.
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 253
la ceremonia se celebraba poniendo una como manopla ó guante
en las manos cuando las alzaban ».
La cita de Acosta aclara la de Cobos: el término empleado por
ambos: manopla, según el diccionario de la academia, es una pieza
de armadura antigua con que se guarecía la mano, es decir, algo así
como un guante, como lo indica Acosta. Ahora bien, ninguno de
los dos autores indica que estos guantes ó manoplas fuera de me-
tal y por la cita de Cobos se deduce que deberían ser algo así como
para evitar el contacto de las manos con los dones y-sacrificios
que ofrecían, entiendo que deberían ser guantes, y precisamente
por esto es que ellos le dieron por su aspecto semejante el nombre
de manoplas, nombre que nosotros hemos aplicado mal á estas em-
puñaduras de metal.
Me inclino á creer que tuvieron más bien un objeto mixto, ya sea
de insignia como parece demostrarlo el único ejemplar que ha sido
hallado en una tumba, como el de La Paya que describí?*, y que, áno
dudarlo, ha pertenecido á un jefe por los adornos de oro y el hacha
Toki que le acompañaban.
Ya sea en algunos casos de arma ofensiva, quizá sacrificatoria,
como también lo presintió el Sr. Lafone Quevedo cuando nos dice
a e
Fig. 63. — Empuñduaras (a y cdela fig. 62) vistas de lado y en posición pro-
bable al usarlas para mostrar su carácter de armas. Dibujo del Sr. E. A. Holm-
berg (h).
que abrigaba la sospecha, «de que pudiesen haber servido para
ayudar á dar muerte á las victimas en los sacrificios, visto que uno
de los objetos tenía una cimera parecida á cuchilla» (fig. 62 b).
A esto agregaré por mi parte, que siempre estos objetos me han
hecho la impresión de puño de fierro ó soxiga: de un efecto eficaz
por las cimeras rígidas y sólidas que presentan las que, como vere-
mos, varían en muchos de los ejemplares. (Véase las figuras adjun-
tas a y c fig. 63).
24 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
La forma general de estas empuñaduras es la de un arco cerrado
por un radio de sección más ó menos semicircular, que se adapta á
la mano introduciéndola, y con el frente ancho, convexo y cuadran-
gular.
A veces es simple, como la del Museo Etnográfico de Berlín (N*
del Catálogo V. C. 1.655), pero generalmente se halla provista de
una porción saliente en su parte inferior como recortada y unas
prominencias en su parte superior de forma variada.
(Fig. 62 a.) En sencillez sigue esta otra empuñadura del Museo
Nacional, procedente de Santa María, Valle de Yocavil, que pre-
senta una cimera en forma de placa gruesa, ancha y de borde re-
dondeado cortante.
En su frente lleva un grabado, compuesto de una especie de T
formado por elementos de guarda griega, de cuyo palo vertical
arrancan á cada lado lineas como escaleras que terminan por gan-
chos cuadrados que se cruzan con otros en sentido inverso.
Es un adorno sencillo en sí, pero no perfectamente simétrico.
Es una de las piezas de mayor tamaño que se han hallado.
(Fig. 62 c.) Esta es la que le sigue, también desprovista de adorno
alguno en la parte anterior de la empuñadura misma,
En cambio, la cimera se ha recortado presentando un borde en
forma de media luna cortante, unida á un exágono algo irregular
recortado en la misma lámina al que á su vez se halla sobre un pa-
ralelógramo alargado que se une á la empuñadura,
Este paralelógramo tiene calados dos cuadrados úno á cada lado.
Este calado lo hallaremos más angosto y de distinta forma en las
cimeras de otras empuñaduras.
El ejemplar que nos ocupa fué hallado en Shikimi, cerca de San-
ta Maria, y pertenece al Museo Nacional.
Tiene todo el aspecto con el anterior de ser una verdadera arma
que manejada por un robusto brazo podría causar heridas serias.
(Fig. 62 b.) Parecida á la anterior, pero mucho más grande es esta
del Museo de La Plata de 16 cm. de largo por 6 */, mm. en el filo de
la parte superior, en la que presenta el tipo de un filo de hacha,
ancho, curvo, cuyos lados disminuy=n gradualmente hacia la parte
media en la que sobresalen á cada lado unas especies de elemen-
tos estrellados con un agujero cuadrado en el centro,
En este objeto se puede ver mejor la idea de una arma y arma
terribla manejada por un buen puño.
(Fig. 62 d.) También del Museo de La Plata; procede del lugar lla-
mado Potrero, cerca de Andalgalá y pertenece á la colección de mi
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 255
amigo el Sr. Lafone Quevedo; es corta 9 */, cm. de largo, su super-
ficie es lisa, pero en el borde presenta una serie de cuatro tubérca-
los resistentes y de poca altura separados por simples acanaladu-
ras, las que parece han servido para aumentar los efectos del golpe.
Al ver esta pieza se diría que es un verdadero puño de hierro.
(Fig. 62 e.) Es una pieza sencilla, igual á la mayoría de las halla-
das en distintos puntos de los valles Calchaquies, desde Salta hasta
San Juan.
Pero ésta tiene la particularidad de que en vez de loros ú otros
adornos, presenta en su parte anterior una larga protuberancia
anillada, y terminada por la cabeza comprimida de un animal de
ojos saltones, que tiene, visto de lado, un vago parecido con una
cabeza de serpiente.
Fué hallada en el sepulero de La Paya, en el departamento de
Cachi, Provincia de Salta. Se diferencia de las demás por lo angos-
ta que es su cara anterior.
Fig. 62 e. Las siguientes empuñaduras presentan todas en su cara
anterior dos aves parecidas á loros ó papagayos separados entre sí,
dispuestos uno detrás del otro y mirando hacia el lado contrario
de la cimera.
En el Museo Nacional y procedente del valle de Yocavil existe
un ejemplar exacto al figurado por los señores Liberani y Hernán-
dez en su atlas de las exploraciones de Loma Rica.
A este objeto como á aquél le falta un loro que se ha perdido.
La cimera es del tipo anillado de la anterior pero termina en una
punta redondeada.
Del lugar de Invernadas, Distrito de Hualilán, Pronvincia de
San Juan el señor Desiderio Aguiar obtuvo una de estas empuña-
duras con los loros y con la cimera también anillada de forma
triangular muy gruesa y ancha pero dividida verticalmente Casi
en dos mitades, por una fosa triangular alargada. Este es el
paso hacia las cimeras que se siguen en las que representan dos
figuras una al lado de la otra bien distintas",
Su tamaño á juzgar por todos los datos es el común.
Fig. 64, Esta es la que halló el Sr. Boman en Anillaco, y como
ya ha sido descrita, tomo del Sr. Lafone Quevedo los párrafos
que se siguen:
1 Esta empuñadura ha sido figurada sin descripción por el Sr. Desiderio
Aguiar en la pág. 49 de su trabajo: Huarpes. 2” parte. Buenos Aires, Imprenta
de Juan A. Alsina. 1904.
256 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
« Tiene en la empuñadura dos papagayos, la cabeza para abajo,
que ocupan el frente de la manopla; ésta termina hacia arriba en
un cimero, formado por una escalinata de cuatro gradas con dos
pentágonos sobre la última, que se tocan por uno de sus ángulos y
contienen cada cual sus dos círculos simétricamente colocados.
« Esta es la impresión que nos produce la manopla al verla por
la primera vez; pero al mirarla con más detención nos convence-
mos que se trata de dos figuras antropomorfas unidas por un cos-
tado, que los pentágonos son cabezas, y los círenlos ojos, mientras
que los tres vanos sirven para acentuar las piernas de este perso-
naje gemelo.»
Fig. 65.
Los personajes de la figura anterior se acentuan mejor en la em-
puñadura siguiente, también descripta por el Sr. Lafone.
Fig. 65. Museo de La Plata. El cuerpo de la manpla es idén-
tico al anterior, pero el cimero es muy distinto, este también es
doble y sin duda por algo análogo al otro, 6 bien porque repre-
senta los dos hijos ú las dos emanaciones de Viracocha, Imaimana
y Tocapo.
Como se ve, las figuras son dos y antropomorfas, pero tan conven-
cionales como los de la fig. 64. La unión en este caso es por los
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 257
brazos, que están levantados en actitud de orar, rodeando asi las
cabezas, que sólo contiene un ojo cada una.
Los dos cuerpos contienen adornos en losanjes triples, concéntri-
cos, que muy bien pueden ser los tocos ó ventanas, éstos acaban en
trípodes que representan las extremidades inferiores y tal vez el
pene también.»
Tantanes Ó campanas.
El primer dibujo de estos singulares objetos lo hallamos en el
atlas de la Excursión á4 Loma Rica, que publicaron los señores Li-
berani y Hernández. Ella es igual á la que se figura con el No 67.
El Dr. Ameghino ' dió su descripción:
«Es de cobre y tiene una sección muy elíptica. Su sección ma-
yor mide 25 milímetros de largo por cuatro de ancho. En la parte
superior presenta dos orificios que servirían sin duda para suspen-
derla» (pág. 540).
Anteriormente da también la descripción de otra sobre un mo-
delo en yeso que poseía:
«Tiene 8 centímetros de alto y su abertura de forma circular,
Aunque no perfecta porque es ligeramente elipsoidal, tiene 72 mi-
límetros de diámetro mayor por 58 de diámetro menor» (pág. 531).
Más tarde el Dr. Adan Quiroga describió someramente varias de
las campanas de la colección Zavaleta actualmente en el Museo
Nacional?.
Posteriormente, en mis notas de Arqueología Calchaquí me
ocupé de todo el material que pude reunir sobre estos objetos, y
discutí algunas cuestiones 4 propósito de su simbolismo, que remi-
to al lector”.
Hoy, aumentado ese material, paso á describirlo.
Las campanas ó tantanes que se hallan con cierta abundancia
relativa en la región Calchaqui y sobre todo en la Provincia de
Salta, que es la que ha suministrado casi todos los ejemplares co-
nocidos, tienen una forma peculiar inconfundible y puedo decir
única, si se exceptúa un vago parecido con ciertas campanas anti-
guas de la China.
1 La antigúedad del hombre en el Plata. Tomo 1.
2 Bol. Inst. Geogr. Arg. Tomo xv11, n? 4,5 y 6.
3 Bol. Inst. Geogr. Arg. Tomo xIx, pág. 212 y sig.
AxaL. Mus. Nac. Bs. As., SERIE 3”, T. 1V. Acosro 31, 1904, 17
258 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
En el Perú, por más indagaciones que haya hecho, hasta ahora
no han sido hallados objetos semejantes. Son de boca elíptica com-
primida, con paredes chatas que van inclinándose hacia el fondo,
que es muy angosto, convexo, dondese hallan perforados dos agu-
jeros cuadrados muy separados entre sí y que han servido para pa-
sar por ellos las lonjas ó tientos de cuero necesarios para suspen-
derlas.
Entre estos agujeros, generalmente hay unos botones cuadrados
ó discoidales sobresalientes, los que seguramente han correspondi-
do á agujeros en el molde por donde se colaba el metal, que alter-
naban con las partes salientes destinados á los agujeros á fin de
facilitar la fundición de estas campanas, al mismo tiempo que en-
grosaban de cierto modo el fondo para hacerlo más resistente.
Como puede verse en la serie de fotografías que siguen, el tama-
ño de estas piezas es muy variable y seguramente la aleación
debe de serlo también, y por consiguiente el tanido que producen
al ser golpeadas no es igual.
Esta forma tan caracteristica, creo que además del ritual, debe
su origen á la dificultad que debía presentarles el vaciado del
bronce líquido en moldes de otra forma y de mayor vuelo ú diá-
metro compuestos de varias piezas; pues estaban acostumbrados 4
fundir casi todos sus objetos de bronce en un molde plano y con
erabados de un solo lado, como los discos, las placas, etc., lo que
indicaría que una vez vaciado el metal lo hubieran alisado al en-
friarse en su cara Opuesta, con una piedra plana, etc., ó por lo me-
nos con una segunda valea que, como en el caso de los discos, mo-
delase los anillos de suspensión que llevan en su cara posterior.
En el caso de estas campanas, los moldes deberían ser un poco
más complicados; por lo pronto se notan en las mismas campanas
la indicación de dos valvas para formar el molde de la parte extber-
na y fué necesario, indiscutiblemente, un molde sólido central nú-
cleo ó noyo, como dicen los fundidores, para que el objeto no re-
sultara macizo, De modo, que por lo menos el molde debió constar
de tres partes, lo que nos da una idea de lo adelantado que estaban
en sus procedimientos de fundición.
Los ejemplares de la Colección del Museo Nacional, son:
(Fig. 66 a). Gran campana hallada en Cafayate, con dos grandes
cabezas humanas dispuestas una al lado de otra en el centro de
cada cara de la campana.
En la región mentoniana cada una de ellas poseen cinco líneas
verticales; lo mismo que veremos en las caras de los discos.
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JALCHAQUI.
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El. BRONCE EN LA I
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260 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Sus dimensiones son: alto total 28 cm., eje mayor de la abertura
27 cm., eje menor 9 1/, cm., peso 3 kilos 620 gramos.
(Fig. 66 b). Esta lesigue en tamaño, pero su ornamentación se
reduce á una sola cara humana de cada lado, grande con los mis-
mos apéndices mentonianos y otros dos, uno ácada lado de la cabe-
za, los que arrancando de las sienes, terminan en una vuelta de es-
piral dirigida hacia adentro. Sns dimensiones son: Alto total 23
em., eje mayor de la abertura 23 cm., eje menor 6 */, cm., peso 2
kilos 500 gramos.
(Fig. 67). Procede de Jujuy. seguramente llevada allí del valle
Calchaquí y fué donada al
Museo Nacional por el se-
ñor Alfredo Meabe.
Es parecida una de sus
caras á la publicada por
los Sres. Liberani y Her-
nández; presenta dentro
de una orla de dos líneas
paralelas de un lado, una
cabeza humana en el cen-
tro y ácada lado la silueta
muy simple de un Suri ó
Avestruz. Del otro lado
hay dentro de la misma
orla una serie de cuatro
caras humanas separadas
Fig. 67. — Col. Museo Nacional. Donación
Alfredo Meabe. unas de otras y dispuestas
en la misma posición.
Sus dimensiones son: Alto 16 cm., diámetro mayor de la boca
16 cm., diámetro menor 5 */, cm., peso 1 kilo 260 gramos.
(Fig.56 c). El Museo de La Plata posee entre sus colecciones una
de estas campanas con cuatro caras que arrancan de una línea en
relieve á medio centímetro del borde.
Estas cuatro caras están situadas una en cada frente y otra en
los costados abrazando la curva; estas últimas son sencillas mien-
tras que las otras tienen cuatro largos apéndices que se desprenden
del mento y otros dos uno á cada lado que, arrancando de las sie-
nes, terminan en una vuelta de espiral á la altura de la mitad de la
cara como en la de la fig. 66 b,
Esta disposición alternada de las caras ya la veremos al tra-
tar de los discos.
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 261
La campana mide 0.20 centímetros de alto por 0.20 cm. en su
eje mayor y 0,08 centímetros en su eje menor central de la boca.
La parte superior de la campana tiene 0.14 centímetros en su
eje mayor y 0.05 en su parte más ancha.
Los agujeros de suspensión son casi cuadrados, de unos dos cen-
timetros por lado y se hallan á distancia de siete centímetros uno
del otro; del lado externo de estos agujeros se levantan pocos mi-
límetros unos como botones circulares y en el centro quedan los
restos de otro.
La fig. 66 y es una pequeña campana hallada en la Pampa
Grande, cumbres del Aconquija y pertenece al Museo Nacional,
Es muy sencilla, sólo presenta una cara humana desprovista de
apéndices en cada uno de los frentes.
Mide de alto 15 cm., diámetro mayor 13 cm., diámetro menor 8
cm., peso 1 kilo 70 gramos.
En el Museo Etnográfico de Berlín existen tres campanas lleva-
das por el Dr. Max Uhle, dos de las cuales son muy interesantes.
La fig. 68 a. Hallada en Animaná, valle Calchaquí, Provincia
de Salta, es de pequeño tamaño y es muy parecida á la fig. 65 d
con la diferencia que no presenta sino dos caras humanas, una en
cada frente, con tres cortas líneas verticales debajo del mento.
La fig. 68 hb. Es mayor que la anterior y fué hallada en la Cur-
tiembre, quebrada de las Conchas, Provincia de Salta, que comuni-
ca el valle de Lerma con el de Calchaqui.
Se halla deteriorada, presenta en seguida del borde una ancha
faja compuesta de dos líneas que gira alrededor de la campana.
Dentro de esta faja se ven en cada frente 5 cabezas humanas en
forma de cuña unas al lado de las otras en sentido alternado, es de-
cir, colocadas de modo que mientras una mira hacia arriba, la del
otro lado mira hacia abajo, de manera que á la altura de los ojos
de una, se halla la boca de la del lado; sirviendo además una sola
línea entre ellas para separarlas y dibujar el perfil de ambas.
Esta serie de 5 cabezas humanas ocupa cada frente,
En la parte de los costados que da vuelta se hallan á cada
lado una serpiente cuyo cuerpo está adornado en el interior se-
gún se puede ver en la fotografía por líneas que forman tabiques
ó sino por otros que forman círculos alternados más ó menos re-
gulares.
Este es el único ejemplar de esta ornamentación que conozco.
Fig. 68 c. Muy interesante y curiosa es también esta campana
en cuanto á su dibujo.
MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
62
o o A A PP a
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 263
Procede del mismo paraje que la anterior.
El dibujo consta de una banda ancha compuesta de dos líneas
paralelas con una cabeza humana en el centro de cada uno de los
frentes que la interceptan.
La banda se halla dividida en cuadrados por medio de líneas
verticales, y cada uno se halla cruzado diagonalmente por un
zig-zag, de modo que éste separa los cuadrados en dos escaleras de
aspecto más ó menos triangular.
Este dibujo es el tantas veces repetido en la alfarería y otros ob-
jetos grabados y pintados en los que generalmente el zig-zag no
se halla dibujado, sino que resulta como el espacio dejado por las
dos escaleras pintadas y rellenadas de color generalmente negro.
En el grabado de esta campana no se ha hecho más que sinteti-
zar con esa simple línea en zig-zag el simbolo á que me refiero,
La cabeza humana, si bien su frente arranca de la línea superior
de la banda, la línea del óvalo corta la inferior y baja sobrepasán-
dola mucho en la región mentoniana; de esta última se despren-
den, como en un disco del Museo de la Plata, (fig. 91 c), esas dos lí-
neas divergentes como formando un ángulo y cuyo borde interno
da lugar á la formación de esos triángulos, tres en cada una, con su
base hacia abajo.
Aquí los triángulos, en vez de ser de relieve como en el disco an-
tedicho, están representados por líneas.
La nariz de esta cara está formada por la línea conocida que
arranca de la frente, en cuya extremidad otra la cruza en forma de
T, pero que ha resultado algo confusa. Algo parecido se puede ver
en la cara del disco fig. 90 a.
Los ojos son dos triángulos de base corta cruzada por una línea
y de vértice distante y dirigido hacia abajo.
La boca son dos líneas paralelas unidas por cuatro pequeñas
verticales como para representar los dientes.
La ornamentación de esta pieza sale de lo general,
El Museo de La Plata posee 5 campanas más con caras humanas
del tipo de las anteriores (figura 66 a y b).
La mayor mide 32 cm. de alto por 33 cm. de diámetro mayor en
la boca; una de ellas fué hallada en Luracatao y la recogió el doc-
tor Ten-Kate en Seclantas.
Sólo nos resta presentar dos campanas con otro tipo de orna-
mentación. Esta se compone de una orla de dos líneas paralelas,
dentro de la cual se desarrolla una guarda de óvalos unidos entre
si ó paralelógramos irregulares con ó sin punto central.
264 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Dos casos conozco: la fig. 66 d, mayor, de la cual posee un mol-
de el Museo Nacional, hallada en La Paya, cerca de Cachi, y colec-
cionada por el señor Eurico Boman para la misión francesa de los
Sres. Grequi de Montfort y Senechal de la Grange, que mide: alto
19 cm., diámetro mayor de la boca 18 cm., diámetro menor Y cm.
Y otra, fig. 66 e, del Museo Nacional, hallada en Molinos, Provin-
cia de Salta, muy cerca de la anterior, cuyas dimensiones son alto
11 cm., diámetro mayor de la boca 11 cm., diámetro menor 4 cm.,
peso 520 gramos.
En cuanto al simbolismo de estas campanas, escusado es decir
que es el mismo que el de los discos.
De estas campanas sólo he podido hacer analizar una, ó mejor,
un gran fragmento queel señor Eurico Boman consiguió en uno
de sus viajes por la Provincia de la Salta y procedente de Cachi.
El Dr. J. J. J. Kyle hizo su análisis y me envió los siguientes
datos que transcribo:
Casa de Moneda. — Buenos Aires, Mayo 20 de 1904. — Señor
don Juan B. Ambrosetti.—Museo Nacional.—Mi estimado amigo.—
Recién he tenido tiempo para analizar el fragmento de tan-tan que
me mandó con su atenta del 2 del corriente.
El metal parece lleno de pequeñas cavidades, algunas de éstas
tapizadas de carbonato verde,
Ambas superficies llevan una costra delgada de óxido negro.
El análisis dió:
CoObreiinas ens o Re 91.2
OSADO comen cia alo ataca area 6.0
IierrOrrot. Ida rastros
Oxígeno, anhídrido... deseen /
E E 3 2.8
Carbónico y pérdida. .......... A
100.0
Se ve que esta aleación se parece bastante á la muestra n” 4 que
analicé en Julio del año próximo pasado?.
Lo saludo con todo aprecio $. $S. y affmo.
Juan J. J. Kyle.
1 La muestra á que hace mención, n” 4, procedía de una hacha de Molinos,
cerca de Cachi.
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 265
Placas pectorales y frontales (Cailles)
De algunas de estas piezas me he ocupado anteriormente! dán-
dole ya el empleo de placa frontal y de pectoral; hoy con mayor
material creo que puede continuar esta división para la mayor par-
te de ellas, 4 pesar de que algunas pudieran haber tenido ambos
destinos ó probablemente sólo el segundo,
Las placas son por lo general de pequeño tamaño, de poco espe-
sor y ya redondas ó cuadradas.
En estas últimas se ve en el borde superior dos sobrantes perfo-
rados, ó un agujero á cada lado, que han tenido por objeto
adaptarles un hilo de suspensión á fin de poderlas llevar colgadas
sobre el pecho.
Un ejemplar redondo de la Puna de Jujuy publicado por el doctor
Lehmann-Nitsche?* fué hallado dentro de su retobo de cuero conser-
vado en parte, lo que hace suponer que ese sistema fuese empleado
con frecuencia para resguardarlas, exactamente como sucede to-
davía entre la población rural, que envuelven las medallas religio-
sas dentro de trapos y el todo lo encierran en una bolsita de género
grueso, la que á su vez cosen definitivamente y así las llevan so-
bre el pecho sin extraerlas de su envoltorio más en la vida.
Los dibujos simbólicos que llevan estas placas nos demuestran
que seguramente sirvieron de amuletos, y eu algunas se hallan casi
borrados del todo, lo que hace suponer que su uso ha sido muy con-
tinuado por varias generaciones sin los cuidados y precauciones
del caso anterior.
Estos dibujos, como en los discos, no han sido grabados en la
placa, sino en el molde y han resultado por simple vaciado al fun-
dirlo.
1 Bol, Inst. Geog. Arg., tomo x1x. Notas de arqueología Calchaqui.
3 Asi describe este ejemplar:
N* 36. Disco de bronce (Lám. 11. fig. 35 la t.n.).
Esta placa redonda de bronce 6 «placa pectoral», según Ambrosetti, mide 7
em. de diámetro por 2 mm. más ó menos de espesor; no tiene adorno. En un
lado, 4 4 mm. del borde, se encuentran dos perforaciones de 3 mm. de diámetro,
cuya distancia de una á otra es de un centímetro. En una de estas perforaciones
todavía se conservan restos de cordones. Este disco se hallaba dentro de un es-
tuche de cuero del cual aun existen restos. Se nota que primeramente se plegó
un pedazo de cuero; después se cortaron los bordes redondos cosiéndolos con
un tendón grueso.
Catálogo de las antigiedades de la Provincia de Jujuy conservadas en el Museo
de La Plata. Revista del Museo de La Plata, t. xr, pág. 73 y sig.
266 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Algunas piezas, como se verá, son bien concluidas, y en su géne-
ro, artísticamente ejecutadas, pero la mayoría son de factura tosca.
Sin detenernos á describir las placas simples, pues las figuras
bastan por sí solas para dar una idea de ellas*, nos ocuparemos de
las que presentan un interés especial por su simbolismo.
En cuanto al empleo de estas placas creo que muchas de ellas
debieron de servir de Cailles, es decir, de ídolos especiales que, al
decir del Padre Lozano, eran «imágenes labradas en láminas de co-
bre que traían consigo, y eran las joyas de su mayor aprecio, y asÍ
dichas láminas, como las varitas emplumadas, las ponian con gran-
des supersticiones en sus casas, en sus sementeras y en los pueblos,
creyendo firmemente que con estos instrumentos vinculaban á
Fig. 69.—a, Pampa Grande, (Salta), Col. Facultad de Filosofía y Letras; b, Lu-
racatao (Salta ), Col. Museo Nacional.
aquellos sitios la felicidad sobre que decian notables desvaríos y
que era imposible se acercase por allí la piedra, la langosta, la epi-
demia ni otra alguna cosa que les pudiese dañar? »,
Creo que muchas de las placas simples debieron serlo también,
pero que pertenecían á gente pobre que no podían pagarse una
placa bien grabada y llena de símbolos,
Entre los Calchaquíes, como entre todos los pueblos, debería ha-
ber también sus diferencias sociales, según el diverso grado de for-
tuna, etc.
1 El señor Carlos Bruch halló en Hualfín, Provincia de Catamarca, dos de estas
placas simples: una de ellas rectangular delgada, agujereada cerca del borde, es-
taba dentro de un sepulcro donde había cuatro esqueletos (sepulcro M6)
La otra fué hallada en el sepulcro n* 5 4 la derecha del único cadáver que lo
ocupaba, es delgada y simplemente perforada.
(Descripción de algunos sepulcros Calchaquies, en la Revista del Museo de La
Plata, tomo xr, pág. 11 y siguiente).
2 Véase la figura 43, donde se han reproducido varias de estas placas simples.
3 S. A. Lafone Quevedo: Tesoro de Catamarqueñismos: voz Caille,
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 267
(Fig. 69 a). Placa cuadrada de 9 centímetros de largo por ocho
de ancho, muestran en el borde superior los restos de los anillos de
suspensión y en su cara anterior la imagen de un lagarto rampante
con cabeza lanceolada, cuerpo alargado y larga cola, sus cuatro
miembros dispuestos en ángulo recto terminan por tres dedos cada
uno, siendo mayor el del medio.
Dignos de notarse en esta placa son los dos pequeños anillos
chatos poco sobresalientes cuya abertura sólo da cabida á un alfi-
ler algo grueso, y quese hallan uno á cada lado del lagarto más ó
menos á la altura del codo.
Uno de estos anillos está destruido, y colijo hayan servido para co-
locar algunas plumas ó cintas cuyo objeto fuera adornar esta placa.
Este ejemplar procede de la estancia Pampa Grande, cumbres
del Aconquija, en la Provincia de Salta, de propiedad del Dr. In-
dalecio Gómez, quien la obsequió al gabinete de Etnografía de
la Facultad de Filosofía y Letras.
(Fig. 69h). Más ó menos del mismo tamaño que la anterior es esta
placa, presenta el mismo tipo sin los anillos de la cara anterior,
pero tiene en cambio dos
lagartos en vez de uno dis-
puestos paralelamente.
Fué hallada en Luraca-
tao, Departamento de Moli-
nos, Provincia de Salta, y se
halla en el Museo Nacional.
(Fig. 70). Interesante pla-
ca, quizá frontal, que perte-
nece á mi distinguido colega
y amigo el Dr. Adán Quiro-
ga, hallada en Mutquin, cer-
ca de Pomán, Cuenca de Fig. 70. — Mutquin, Prov. de Catamarca,
Londres, Provincia de Cata- Col. Adán Quiroga.
marca, en la expedición que
realizó en 1901 junto con los Sres. Carlos Correa Luna y Julio
Garino.
Es un disco de bronce que lleva, recortados alrededor, seis ani-
males, de los cuales quedan, sólo cinco, que he supuesto vizcachas
de la sierra (Lagidium peruanum, Meyen)' que tendrían mucha ana-
1 En mis Datos Arqueológicos sobre la Provincia de Jujuy, Anales de la Soc.
Cient. Arg., tomo Li11, me he explayado sobre esta figura y sus relaciones con el
simbolismo de otros objetos.
268 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
logía con los animales de los discos figuras 87 y S8 que descri-
biremos.
Estos animales marchan uno detrás de otro de derecha á izquier-
da, con la boca abierta, grandes orejas y la cola enroscada para
arriba; uno de éstos tiene la cabeza mutilada y en el disco quedan
Jas señales del arranque de las patas
del sexto.
Muy curiosos y dignos de notarse,
pues más tarde los volveremos á ha-
llar; son Jos dos pequeños Taus ó
medias lunas que están una á cada
lado entre las vizcachas laterales.
Fig. 71. Procedente de Casabin-
do, Provincia de Jujuy, es esta pla-
ca discoidal,
La cara anterior se halla ocupada
Fig. 71.—Casabindo, Museo Na- A ,
cional, donación Ambrosetti. Di- pOnuna figura ELSA al A Ds
bujo de E. A. Holmberg. (h.). senta un sapo (Bufo), cuya cabeza
ha desaparecido por el agujero de
suspensión, brutalmente perforado para pasar por él un cordón
de lana negro y grueso que existe todavía,
Este sapo tiene su cuerpo formado por dos losanges uno dentro
del otro y el centro ocupado por
una gran cruz maltesa.
Entre los brazos tiene además
ñ cuatro circulitos pedunculados de
a
cada lado.
Teniendo en cuenta que la cruz
quiere decir agua, y el sapo mucho
tiene que hacer con ella ó como creo
con el granizo, esta placa pectoral
Fig. 72.—Dibujo de la figura que supongo que debe haber sido un
O amuleto propiciatorio de la lluvia y
Museo de La Plata. un contra granizo.
La facies de este sapo, es exacta
á los que vemos comunmente pintados en las urnas funerarias cal-
chaquies desde Molinos hasta la sierra del Atajo?.
(Fig. 72.) Del mismo tipo, podemos decir, que la anterior, es esta
placa de la colección Lafone Quevedo, actualmente en el Museo de
1 Véase mis notas de Arqueología Calchaqui, n? xxx1, El Simbolo del Sapo. Bol.
del Inst. Geogr. Arg., tomo xx, pág 290 y sig.
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALOCHAQUÍ. 269
La Plata, fué hallada en San José en 1891 al sur de Santa María,
Valle de Yocavil.
La figura, aun cuando no es tan perfecta como la de la placa
anterior, creo representa también un sapo sin cabeza.
Dentro de los brazos tiene algunos círculos, dos dentro de cada
uno.
La gran cruz maltesa ha sido sustituida por una serie de espira-
les que arrrancan de un lado del cuerpo dirigidas: dos hacia abajo
y una hacia arriba, teniendo cada una del lado externo y todas en
una misma dirección, dos trazos rectos y paralelos.
Supongo que esta figura es una modificación de la que veremos
más tarde en otras placas, compuestas de una espiral cuadrada ó
elemento de guarda griega que nace de un triángulo y que tiene
un peinecillo de tres ó cuatro pequeñas rectas.
En este caso, la espiral inferior que termina en un triángulo, el
que á su vez forma con otras líneas una especio de número 4, mos-
traría mejor la modificación del símbolo á que he hecho referencia.
Sobre este último y hacia un lado, en los dos espacios que se ha-
Fig. 73.— Chiquimí, Catamarca, Fig. 74.—Cachi (Salta). Col. Mu-
Col. Museo Nacional. seo Nacional. Dibujo de E. A.
Holmberg (h.).
llan entre estas tres espirales, se ven dos pequeños ángulos que
por ahora no sé á qué referir,
Las patas posteriores son muy sencillas y el cuerpo se abre en
dos líneas en su parte posterior, una recta y otra terminada por el
símbolo conocido de la mano.
Nos empezaremos á ocupar de una serie de placas que presenta-
ba la figura humana.
(Fig.73). Hallada en Amaicha, es discoidal con una prolongación
270 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
que sobresale y en la que se halla bien marcada la cara humana
que corresponde al cuerpo modelado sobre el disco.
Los brazos están bien señalados y en actitud de adoración con
las manos dirigidas hacia arriba, las piernas son largas y delgadas
con indicación de los muslos y los pies.
Se halla en el Museo Nacional,
(Fig. 74.) Aunque borrada en parte, esta placa de Cachi, parte
norte del valle Calchaqui, es muy interesante.
Es cuadrada, con dos pequeñas protuberancias en ambos extre-
mos superiores, donde parece que han estado los agujeros de sus-
pensión.
La lámina de metal que la forma es de un espesor de pocos mi-
límetros.
La cara anterior presenta un delgado filete de relieve que la ro-
dea cerca de los bordes, y en el centro, también dibujada por líneas
delgadas, una figura humana cuya cabeza sobresale del borde su-
perior.
Esta figura es muy sencilla: la cara encerrada en un círculo, tie-
ne indicación de ojos, nariz y boca; el cuello es largo y rodeado por
un collar de tres vueltas.
El cuerpo está dividido en dos partes: una larga, desde los hom-
bros ála cintura, ocupada por dos líneas que se cruzan, y la otra,
corta, correspondiente á la región ventral y separada de la primera
por otra línea transversal, Sobre esta región ventral se repite el
dibujo anterior, con la diferencia que los espacios que dejan entre
si las líneas al cruzarse, se hallan ocupados, tres de ellos por un
círculo simple, y el cuarto inferior por el simbolo del órgano geni-
tal femenino, formado por un arco, que termina en el contorno del
vientre, con una pequeña vertical en el centro.
Las piernas son dos trazos simples sin indicación de pies. Los
brazos están igualmente señalados y parecen que tuvieran en cada
mano dos plantas con circulos en los extremos de las ramas.
El desgaste de esta placa no deja ver nada más; pero los datos
anteriores nos permiten sospechar que se trata de algún amuleto
propiciatorio con el objeto de obtener buenas cosechas. El órgano
genital femenino es un buen indicio que se complementa con los
atributos vegetales, que bien pueden representar plantas de maiz.
(Fig. 75). El Museo de La Plata posee esta otra placa cuadrada
que presenta en su borde superior dos prominencias casi discoida-
les con un cuello, como si quisieran representar dos cabezas de per-
sonajes como los de las placas anteriores.
En el grabado, bastante borrado, pero que aun permite descu-
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 9271
brir los trazos, vemos que en vez de dos cuerpos no presenta más
que uno central sin cabeza (que quizá
haya existido).
Este cuerpo es grueso con su interior
eruzado por rectas en sentido contrario
que forma una especie de red.
Las piernas son gruesas, cortas y cruza-
das por lineas rectas horizontales.
Los brazos son delgados y parecen ter-
minar caidos, en manos de tres dedos.
Algunas líneas en forma de ganchos se
hallan á un lado y otro, y álos lados de
las piernas, parece haber existido un cir- E ES
placa. Col. Museo de La
Plata.
culo con dos líneas cruzadas en el centro,
á cada lado.
El cuerpo y las piernas gruesas y cruzadas de líneas de esta pla-
ca, los veremos repetirse en los personajes de las placas que descri-
bimos en seguida.
(Fig. 76). Es una de las más importantes placas por su figura y
simbolismo; pertenece al Museo de La Plata.
Representa un personaje cuya cabeza provista de abundante ca-
bellera, que cae á uno y otro lado de la frente, describiendo un arco
el que termina sobre el borde superior de la placa.
En la frente lleva el doble tau ó las dos medias lunas separadas
por una barra que ya hemos visto bosquejada en la placa fig. 70
y que veremos aparecer más tarde en la magnífica placa del Sr. La-
fone Quevedo (fig. 80).
En el vértice de la cabeza se eleva un anillo de suspensión cua-
drado.
Debajo del cuello y ya en la lámina de la placa, se ve un collar
de tres vueltas como el del personaje (fig. 14) y que hallaremos,
también, en las demás figuras que siguen.
El cuerpo es cuadrado, dividido en su interior por una diagonal
interrumpida, formando dos espacios triangulares, dentro de los
cuales se hallan los símbolos á que he hecho referencia, es decir, de
la espiral greca, que nace de un triángulo, y con el peinecillo,
Este símbolo importantísimo lo hallamos también en las figu-
ras 17 y SO.
Las piernas son del mismo tipo de la figura anterior y de la fig. 79.
Los brazos son largos y arqueados en forma de S extendidos y
terminados en manos de tres dedos, como en las figuras siguientes;
el interior de estos brazos es cuadriculado como en la fig. 79,
DO MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Sobre los brazos y siguiendo las sinuosidades de los mismos, hay
una serie de óvalos con punto central de un lado y sin ellos del
otro, caracteres que se repiten en las otras placas.
De la mano derecha cuelga una hacha ó Toqui, como en el per-
sonaje del disco (fig. 95 e) y de la izquierda cuelga una figura hori-
zontal en forma de media luna que ereo un cuchillo como los que
se describen en su sección respectiva,
Fig. 76.- Dibujo de E. A. Holmberg (h.). Rioja. Col. Museo de La Plata. Tam.
Natural.
El hacha se halla también en el personaje de la placa fig. 79
y también en la misma posición y mano.
Cinco cruces maltesas se hallan simétricamente repartidas, dos
debajo de los brazos, una entre las piernas y otras dos en los ex-
tremos inferiores de la placa debajo de las armas ya descritas,
Al lado interno de la cruz izquierda está la imagen del sol
con punto central, que aparece colgada del codo del brazo corres-
pondiente de este personaje, y del lado opuesto arranca de la pier-
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 273
na derecha, un símbolo de los ya indicados de elemento de greca
con pestañas ó peinecillo y un circulo sin punto central,
Tendremos presente que la misma cruz hemos visto ya en el
sapo y más tarde la hallaremos en algunos personajes de los discos.
(Fig. 77.) Es la placa frontal á que me he referido junto á la
fig. SO en mis notas de Arqueología Calchaqui! y que fué hallada
por los Sres. Liberani y Hernández, en su importante excursión
á Loma Rica cerca de Santa María, valle de Yocavil.
Fig. 77.—Loma Rica (Catamarca). Tamaño natural.
(Fotografía del Dr. Miguel Lilo).
Es discoidal con dos protuberancias que sobresalen y corres-
ponden á las cabezas de los dos personajes que se destacan sobre
esta placa.
Ambos llevan una diadema de plumas cortas de la que caen dos
bolas á cada lado de la cara.
1 El peinado y el tocado, N” xiv en el Bol. Inst. Geogr. Arg. Tomo 19,
pág. 67 y 68.
ANaL. Mus. Nac. Bs. As., SERTE 3%, T. 1V. SEPTIEMBRE 2, 1904, 18
9274 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
En el cuello llevan los collares á que me he referido y debajo de
ellos corre una línea gruesa cuadriculada en Zig-zag.
Los brazos son gruesos y lisos y como no se ven más que el de-
recho del personaje de la derecha y el izquierdo del de eselado, la
impresión que producen ambos es el de que están abrazados por
detrás del cuerpo con los brazos que faltan, los mismo que en los
otros personajes, gemelos, que describí del Pukará de Jujuy talla-
dos en madera sobre una espátula !,
El cuerpo de cada personaje de éstos, muestra dos pequeños cir-
culitos en el pecho y debajo de ellos, se halla dividido por rectas
transversales en tres secciones, mostrando el mismo símbolo de
triángulos y elementos de greca con peinecillo 4 que he hecho re-
ferencia.
Las piernas son gruesas, reticuladas, y terminan en pies toscos
con indicación de los dedos.
Debajo de los brazos arranca una orla gruesa que rodea el resto
de la placa.
Esta orla está rellena de pocitos lo que le da un aspecto de piel
de serpiente y en el centro de la parte inferior parece que hubie-
sen dos cabezas de serpientes con la boca abierta y colocadas en
sentido contrario, pero como del arranque de la orla á cada lado y
del lado interno se desprenden dos patas terminadas por tres dedos
cada una, supongo que toda ella sea la síntesis de un lagarto.
Sobre esto último nos ocuparemos al tratar de la placa fig. S0
donde reaparecen estas patas.
En ambas placas ya llamé la atención sobre los dos anillos sa-
lientes alargados que aparecen en el borde inferior y cuyo uso he
atribuido para poderlos asegurar en una vincha y servir de placas
frontales, pues así se mantendrian verticales sobre la frente, por-
que no es creible que dada la posición de esos agujeros los colgasen
de otro modo y quedase el objeto invertido.
El padre Techo, en su libro v, cap. 23, nos dice que «los princi-
pales del pueblo (Calchaquies) se ciñen las sienes con un orbe de plata
ó bronce asegurado en una corona».
La corona sería una vincha de lana ó cuero y sobre ella coserían
estas placas asegurándolas arriba por un hilo pasado por el cuello
de las figuras y por debajo dentro de estos agujeros.
Coronas ó diademas las ha habido también de otros metales: oro,
1 Datos arqueológicos sobre la Provincia de Jujuy, fig. 16
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 275
plata y aun de bronce de formas variadas pero principalmente an-
gostas como cintas.
En Santa María se descubrió en un sepulcro un cráneo ceñido
por una cinta de cobre que se destruyó al extraerlo por estar muy
oxidado. En mi viaje de 1897 tuve ocasión de ver algunos fragmen-
tos en poder de uno de los vecinos de alli,
Fig. 15.—Casabindo, Jujuy, Col. Museo Etnográfico de Berlín. (N* del Catálogo
Y. A., 11.340.)
Fig. 78. En el Museo Etnográfico de Berlín existe esta placa
cuya fotografía debo, como las demás de objetos Calchaquíes de ese
establecimiento, á la deferencia de la Dirección de ese Museo y al
Sr. Prof. Dr. Karl von den Steinen.
Esta placa, si bien es muy sencilla, viene 4 servir de punto de
arranque á la presente serie de tres y que se diferencia de las de-
más por presentar la figura humana en el centro con dos animales,
uno á cada lado mirando á aquélla,
En el presente caso los animales se parecen á los de la placa si-
guiente, y sobre todo, no sólo por su fascies general, pero por el
triángulo que forma la punta del hocico.
Anteriormente referí estos animales á vizcachas de la sierra;
ahora, comparándolos con los de la placa siguiente teniendo en co-
mún el carácter del hocico, creo que debo modificar mi opinión,
Esta placa fué hallada por el Dr. Max Uhle en el Río Negro, cer-
ca de Casabindo.
276 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Fig. 79. En Tolombón, sur del valle de Calchaqui, de la Provincia
de Salta, fué hallada esta pieza interesante [que cedo al Museo Na-
cional.
Representa á un personaje acompañado tpor dos animales pare-
cidos á los de la placa anterior, con grandes orejas, ojo redondo y
grande hocico, largo triangular, con otro triángulo calado en su in-
terior como para representar la boca, cola larga y patas cortas y
robustas y terminadas en pies formados por un círculo con cuatro
ganchos largos dispuestos en dirección contraria dos á dos.
Fig. 79.—Tolombón, Col. Museo Nacional, donación Ambrosetti.
Esta forma de pies es igual á la de los animales correspcndientes
de la placa que sigue.
El cuerpo de estos animales se halla cubierto por círenlos como
si hubiesen querido representar un tigre, esto recuerda el modo de
macular la piel de este animal en las pinturas de la gruta del río
Pablo”.
1 Ambrosetti, Las Grutas Pintadas y los Petroglyfos de la Provincia de Salta.
Bol. Inst. Geogr. Arg., tomo xvi.
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 277
Los círculos los hallamos también, aunque dispuestos de otro
modo, en el cuerpo y cola de los animales de la placa siguiente.
El personaje tiene una cabeza grande alargada con una gran na-
riz, ojos redondos y boca abierta; sobre la frente se eleva un to-
cado compuesto del resto del óvalo más agudo en esta mitad, cru-
zado por tres rectas casi equidistantes entre sí y terminado por
un círculo.
Parece que hubiera querido representar la cabeza fajada con una
vincha adornada con una patena ú orbe.
Sobre la frente del personaje de la placa siguiente se ve también
la patena circular pero más grande, y en ambos vemos un collar al-
rededor del cuello.
El cuerpo es cuadrado, alargado, al parecer cubierto con un pon-
cho con dibujos; estos se hallan divididos en tres zonas verticales,
la central más ancha que las otras.
Empezando por la derecha, tenemos una serie vertical que ocupa
toda la zona de óvalos que se tocan unos con otros por su eje ma-
yor conteniendo cada uno un circulito en el centro, véase la coin-
cidencia de este símbolo con los que llevan en el cuerpo el perso-
naje del disco fig. 95 a.
La segunda zona, más ancha, se halla cruzada por dos lineas
quebradas en sentido contrario que van formando una figura com-
puesta de dos triángulos laterales, un cuadrado central, otros dos
triángulos y otro cuadrado, dos triángulos, y por fin un triángulo
central cuya base viene á ser la orla inferior del poncho.
En todos los triángulos laterales hay en el centro un cireulito
y en los cuadrados uno mayor, mientras que en el inferior hay un
gancho doble como una A sin trazo central,
La tercer zona muestra tres grandes ganchos dobles ó S, muy
alargadas, colocadas una debajo de la otra, que se unen por medio
de sus extremos correspondientes. Esta figura apenas perceptible
por el uso, la encontramos también en la placa del Museo de La
Plata (fig. 75) á que hemos hecho referencia anteriormente.
Las piernas son gruesas, cruzadas por líneas y sin indicación de
pies como en las placas fig. 75 y 76.
Los brazos son largos con su interior reticulado por líneas y ex-
tendidos y terminados por manos de tres dedos la izquierda y cua-
tro la derecha que sostiene, como en la placa fig. 76 una hacha
invertida cuneiforme, de cuyo centro salen dos trazos arqueados
para arriba y que recuerdan las dos plumas y el hacha del perso-
naje del disco fig. 95 c.
278 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Debajo de los brazos y dirigidos hacia el cuerpo del personaje
hay dos pájaros en actitud de vuelo, pero verticalmente; por los
raZzgos generales parecen ser papagayos.
Debajo de cada pájaro y arrancando del borde inferior de la
placa hay la mitad de una figura compuesta de un círculo doble
con una cruz maltesa que ocupa el interior del circulo interno.
Fig. 80.—Chaquiago (Catamarca). Col. Lafone Quevedo: Y: tam. nat. a, anillo
para sujetarla á la vincha.
Este detalle viene á ligar el simbolismo de esta placa con el de
la fig. 76 y fig. SO, donde también se hallan estas.
(Fig. 80). Tócanos ahora ocuparnos de la pieza más hermosa de
este género que ha sido hallada hasta hoy.
Pertenece á mi distinguido amigo el Sr, Samuel A, Lafone Que-
vedo, quien la dió á conocer en su trabajo Notas arqueológicas apro-
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 279
pósito de un objeto de arte indigena”, y cuya reproducción gráfica
ha merecido el honor de ser insertada en la mayor parte de los tra-
bajos que sobre arqueología calchaqui se han publicado entre no-
sotros,
Fué adquirida en Chaquiago, una media legua al NW. de la Villa
del Fuerte de Andalgalá, cuenca de Londres; pero el lugar preciso
de su hallazgo fué entre las piedras de una pared de pircas, en un
lugar cubierto de ruinas cercano al potrero de Santa Lucía.
La placa tiene muchas analogías en cuanto á su simbolismo con
las placas fig. 76 y 77, el mismo Sr. Lafone Quevedo ya lo hizo no-
tar en lo que se refiere á la encontrada por los Sres. Liberani y Her-
nández en Loma Rica.
El tipo general es el de la placa anterior, aun cuando la técnica
de la ejecución sea en un todo muy superior.
Se trata también de un personaje acompañado por dos animales,
cuyas tres cabezas se hallan á un mismo nivel.
La placa sencilla del Museo de Berlín responde, como hemos vis-
to, al mismo propósito (fig. 18).
Los animales aquí tendrían un aspecto de lagarto, si no fuera
por las grandes orejas compuestas de dos círculos concéntricos con
a y
Fig. 81. — a, animal simbólico de la placa fig. S0. b, animal simbólico de la
placa fig. 79.
el interno ocupado por una cruz maltesa perforada, Este símbolo
lo hallamos, como hemos visto en las placas fig. 76 y fig. 79, aun-
que en esta última sólo se halla reducido á la mitad.
Los animales miran de frente, además, de los ojos pequeños
muestran un hocico grueso, corto y prominente, estriado en su
parte superior, vacío en la inferior y con cuatro aberturas al frente
separadas por un tabique en forma de cruz.
1 Anales del Museo de La Plata.
250 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
El cuerpo es alargado, curvo en su parte superior, recto en la
inferior y terminado en una larga cola que se enrosca en espiral
sobre la placa, está ocupado por círculos en una sola línea, tres
para el cuerpo, el del centro mayor, y cuatro para la cola, colocados
á distancias proporcionales.
Las patas son cortas, gruesas y terminadas en pies como los de
los animales de la placa anterior.
Descritos los animales, pasemos á la figura importante del per-
sonaje central.
La cabeza es muy grande, adornada con una patena central re-
donda y una diadema de siete plumas ó rayos, la central más
ancha.
La cara es muy alargada lo mismo que la nariz bastante promi-
nente, la boca es grande y abierta, y en vez de ojos, de la patena
central se desprenden como dos cintas con cuatro hoyuelos cada
una, que parece que los cubrieran.
En el cuello lleva un collar de tres vueltas y colgando de él el
doble Tau, pero colocado de otro modo, esto es, las dos medias lu-
nas dispuestas una sobre otra con la curva en la misma dirección
hacia abajo.
Este collar y las medias lunas cubren la parte central del pecho,
á uno y otro lado de éste, hay tres listas angostas interceptadas
por acanaladuras paralelas dispuestas en tres grupos de á tres por
cada lado,
Parece que fuera un adorno compuesto de distintos canutos de
metal de diversos colores que cayesen en dos grupos uno á cada
lado sobre el pecho, un algo modificado como el adorno que cae á
ambos lados de la cara y que se desprende de la diadema de plu-
mas en los personajes de la placa fig. 77.
Los brazos están desnudos y dirigidos hacia abajo con las manos
apoyadas sobre una figura angular con el borde externo tallado en
escalera como si fueran los brazos de un sillón lo que da á éste
personaje el aspecto de estar sentado.
Sobre los hombros lleva unas hombreras radiantes que supongo
un adorno de plumas.
De la cintura hasta la rodilla el cuerpo está cubierto por una
especie de manta angosta rayada verticalmente por líneas y dos
grandes fajas con cuatro hoyos circulares cada una.
Las piernas y pies también están desnudos.
Como en la placa fig. 17, se repite aquí la orla que rodea la
parte media é inferior de la misma, que yo he supuesto una sintesis
de un animal ó lagarto. :
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 281
La orla aquí empieza gruesa inmediatamente después de la cur-
va que forma la cola de los animales y se separa de ella por una
simple línea.
Esta orla lleva los símbolos que ya conocemos de la espiral cua-
drada con peinecillo repetido cuatro veces, dos de cada lado, sepa-
rados entre sí por una espiral redonda.
Del último tercio de cada lado interno de esta orla se levanta el
muslo de una pata que después se dobla para abajo formando án-
Fig. 82.— Orlas inferiores de las placas a, fig. 80 y 0, fig. 17. Para hacer ver
la identidad en cuanto á las patas interiores.
gulo agudo para terminar en largos pies de tres dedos encorvados
que pasan por sobre los pies del personaje central.
Fuera de estos símbolos, los más característicos y que correspon-
den á algunas de las placas que ya hemos estudiado, se ven algunos
zig-zags grabados y en la parte inferior un adorno formado por
dos hoyuelos circulares y otros dos alargados como puntos de ex-
elamación acostados y unidos por una pequeña recta vertical.
En la parte exterior é inferior de esta placa sobresalen los ani-
llos alargados á que he hecho referencia en la fig. 77.
Qué pueden representar estas figuras grabadas en los Cailles que
acabamos de estudiar? Por las razones expuestas y lo que sugiere
el estudio comparado del simbolismo de todos ellos, no puedo
aceptar la interpretación que ha dado mi distinguido colega señor
Lafone Quevedo, en su trabajo citado y ensayo de interpretación
de los símbolos y signos que aparecen en la placa que describió.
282 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Si estudiamos este personaje en si, que usa el hacha en dos de
las placas descritas, eso nos obligará á referirlo á uno de los dos
personajes del disco fig. 95 c, que también la lleva, y en cuyo es-
cudo hallamos como único símbolo, el círculo, simbolo que encon-
tramos también en la mayor parte de las placas descritas.
a b e
Fig. 83.— Manos con hachas en los personajes; a, de la placa fig. 79; b, de la
placa fig. 76, y c, personaje con hacha del disco fig. 9 e.
Pero se argiiirá, que en ese disco donde se halla el equivalente
son dos personajes, mientras que en las placas es uno solo.
A esto hay que responder con las dos figuras humanas de la
placa fig. 77, que llevan en su cuerpo los mismos simbolos del
personaje de la placa fig. 76 y de la fig. 79 que también usa el
hacha,
ME
a
- =al EN
Fis. 84.—Simbolos iguales en el cuerpo de los personajes; a, de la placa fig. 76,
y b, de la placa fig. 77.
Lo mismo sucede comparando las placas fig. 76 y 79, en donde
ambas llevan el hacha, pero que en una es único y en la otra se
halla acompañado por los dos animales míticos, en éste falta el
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 283
símbolo de la espiral cuadrada con el peinecillo, pero en cambio
reaparece el mismo en la placa fig. 80, cuyos animales llevan la
cruz maltesa de la fig. 76 y 79 y de los hombres del disco (fig. 95 b).
Como se ve, todas estas figuras humanas tienen relación entre
ellas y si tomamos los personajes de la placa 77 con los datos ante-
riores, vemos que podremos referirlos á los personajes dobles de los
discos descriptos.
Una figura de dos personajes iguales fácilmente puede reducirse
á otra donde ambos se fundan en uno solo.
En los discos ya veremos, en tres casos, donde no aparece sino
una sola cabeza grande.
Si los personajes dobles de la placa 77., llevan los mismos sím-
bolos de los de los únicos de las placas 76 y 80, y 76 esigual á 73 ten-
dremos una simplificación de los personajes dobles de la placa
17 en 716 79 y 80.
Esto me permite volver á referir este personaje 4 Catequil; era
él el dispensador de las lluvias, era él, queigual al Pillán Araucano,
usaba un Toki ó hacha como simbolo de mando y se servía de ella
para fulminar el rayo; en fin, fué él el fecundador de la tierra por
medio del agua y creador de todo lo vivo, por eso creo que esos
animales que lo acompañan en algunas placas (mamiferos, aves y
aun reptiles), están allí para probar su potencia creadora.
Si bien es cierto que Catequil andaba con su hermano Piguerao,
su nombre sólo llenaba para muchos las necesidades de la adora-
ción y culto, siendo por otra parte más cómodo congratularse uno
solo de los dos ó así lo harían sin excluir al otro por completo.
Por eso es que lo vemos indistintamente figurado solo 6 acompa-
ñado de su hermano, ya sea en los discos, en los cailles ó en otros
objetos como los que ya he publicado, por ejemplo, en los dos hom-
brecillos abrazados á que he hecho referencia al hablar de la pla-
ca 77, que llevan cada cual detrás de la cabeza un Tau como el de
la frente de la figura de la placa 76, y los otros dos arrodillados
sobre una tableta de ofrendas de madera que llevan una cruz en la
frente cada uno?.
1 Véase fig. 14 de mis Datos Arqueológicos sobre la Provincia de Jujuy.
284 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Discos 6 Rodelas.
Entre los objetos más interesantes de bronce que se han hallado
hasta ahora en la región Calchaqui, sin duda alguna, los discos ó
rodelas son los que más se distinguen, ya por su tamaño como por
su ornamentación.
Todos presentan la forma circular, pero su diámetro y espesor
varian.
Algunos, completamente lisos, desprovistos de adornos ó figuras,
son los menos, por lo que puedo colegir según los datos que poseo;
en cambio, la mayoría, por no decir casi todos los que conozco, pre-
sentan dibujos en relieve, en una de sus caras, formados por líneas
delgadas, que han resultado del trazo efectuado con una punta al
dibujarlos en la superficie plana del molde empleado para fun-
dirlos.
En esto no hay duda alguna, pues no se ven rastros de otro pro-
cedimiento.
La cara opuesta ó posterior es completamente lisa, pero posee á
cierta altura dispuestos en una línea pero separados entre sí, dos
anillos salientes, también productos de la fundición, que sólo dejan
una abertura apta para pasar por ella una cuerda delgada, que sir-
vió seguramente para asegurarlos ó colgarlos.
Por excepción, como en el disco fig. 91, estos anillos se hallan
en la cara anterior junto con el grabado.
El Dr, Quiroga cree que estos discos fueron usados por los gue-
rreros sobre el pecho á modo de coraza ó como una insignia, y que
su escaso número hace suponer que sólo los usaron los jefes.
Montesinos, en sus memorias antiguas Historiales del Perú', nos
dice que el rey del Perú Hirascar Tilupac ó Hua-Achka-Kakari-
Titu-Pak?, de la dinastía de los Amautas, mucho anterior á la di-
nastía de los Incas, al reorganizar el ejército peruano, entre otras
cosas «inventó armas defensivas, que eran mantas largas de algo-
dón ceñidas con muchas vueltas por el cuerpo, en el pecho y es-
paldas grandes patenas de cobre. Los señores las usaban de oro y
los de su casa de plata ».
Curiosa coincidencia se observa en las láminas de la obra de De
1 Revista de Buenos Aires, Cap. 10, pág. 51, Tomo xx1r.
2 Vicente Fidel López: Les Races Aryennes du Perou, pag. 309.
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 285
Bry?, en las quese ven algunos guerreros de La Florida que llevan
discos de metal sobre el pecho casi tan grandes como los discos
Calchaquíes; apunto solo el dato, pues es muy sugestivo, tanto más
que en aquella región el Sr. Clarence B. Moore, mi distinguido co-
lega y amigo, ha efectuado hallazgos arqueológicos que tienen
tanto parecido con nuestras cosas, en sus líneas generales, que no
será difícil que algún día
tengamos que tomarlos en
Cuenta seriamente como
ya lo hacemos con lo que
se refiere 4 los de los Pue-
blos.
En apoyo á la suposi-
ción del Dr. Quiroga, debo
hacer notar que el disco
fig. 91 adel Museo Nacio-
nal, no posee los anillos
antedichos, pero en vez de
ellos tiene á cada lado dos
agujeros pequeños, poco
separados entre sí y muy
cerca del borde; esto que
seguramente es excesivo
para poder colgar el objeto
si fuera un simple tam-
tam, es lo suficiente para
poder asegurar el disco so-
bre el pecho por medio de Fig. 85.— Momia de Casabindo, con un dis-
cuerdas que lo sujetarían co de metal sobre el pecho. Museo Etnográ-
por la mitad y de ambos fico de Berlín.
lados.
Aun cuando no sea un disco del tipo de los que pasamos á des-
cribir, debo hacer constar que una de las momias de Taranto cerca
de Casabindo que el Dr. Uhle llevó para el Museo de Berlín, pre-
senta uno de estos objetos de cobre sobre el pecho (fig. 85).
Debo hacer también presente, ya que he dado la cita de Montesi-
nos, que en el Perú, á pesar de los tantos hallazgos y exploraciones
1 De Bry, Brevis Narratio, «., republicadas por el Sr. Clarence B. Moore en su
interesante discusión Scheet copper from the mounds is not necessarly of European
origin. American Anthropologist, vol. 5, n” 1. 1903.
286 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
efectuadas hasta el presente, no se ha hallado ni un solo ejemplar
de estos discos de bronce ni nada parecido ¿ los mismos.
Esta observación ya fué publicada por el Dr. Moreno?.
He tenido ocasión de comprobarla en las publicaciones apare-
cidas desde entonces, y visitando las colecciones de antigiiedades
peruanas y bolivianas más importantes que existen en Europa y
Estados Unidos.
Hasta ahora los discos en cuestión son típicos y exclusivos de
la región Calchaquí y su simbolismo en general puede referirse
al que hallamos pintado en las Urnas y Pucos del tipo Santa
Mariano.
Como se verá por las descripciones siguientes, el simbolismo de
estos escudos, si bien parecería presentar grandes variaciones si
tomásemos de toda la serie las figuras extremas, no es así si se co-
locan en cierto orden.
Felizmente, con el material hasta ahora conocido se puede per-
fectamente seguirla evolución del simbolismo, sin que falte un solo
elemento que no ligue unas figuras con otras,
Sin embargo, podemos dividirlos en cuatro series,
Pero antes de empezar á describir los discos con figuras, haré
mención de los discos lisos que han sido hallados hasta ahora tam-
bién con relativa abundancia en Calchaquí.
El Museo Nacional posee algunos ejemplares de la Provincia de
Salta, uno de ellos muy delgado y otro grueso con los anillos pos-
teriores áque he hecho referencia.
El Museo de La Plata también tiene otros tres ejemplares, pro-
cedentes de San José, al sur de Santa Maria, en el valle de Yocavil.
Con estos discos sucede lo mismo que con los demás objetos
que hemos descrito, ellos corresponden 4 personajes pobres ú de
mediana importancia que no pudieron pagarse ó conseguir un dis-
co con figuras ó más cuidadosamente trabajado.
1% serie con simbolismo puramente zoomorfo.
9% serie » » » antropomorfo.
Se » » misto.
ES » ) antropomorfo completo.
1 Exploración Arqueológica de la Provincia de Catamarca. Primeros datos
sobre su importancia y resultados. Revista del Museo de La Plata, tomo 1,
pág. 212, 1890-91.
EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 287
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£
(y)
288 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
1% SERIE.
Varios discos se han hallado hasta ahora:
(Fig. 86b). Es el más antiguo que se conoce y procede de la Pro-
vincia de San Juan, seguramente de Calingasta. Hoy es del
Museo Nacional de Buenos Aires, y fué adquirido á la sucesión
del Sr. Guillermo Hudson, antiguo empleado de la Contaduría Na-
cional, quien lotuvo en su poder durante mas de 40 años.
En otra época lo tenia colgado en su oficina, y habiéndose in-
cendiado ésta, el disco sufrió con el fuego, produciéndose en él al-
gunas torceduras.
Es uno de los más grandes que se conocen; mide 33 */, cm, de
diámetro, 9 mm. de espesor y pesa 3 kilos 20 gramos.
La cara externa presenta, dentro de una zona formada por dos
líneas que deja el centro del disco libre, 4 dos serpientes gruesas
onduladas una detras de la otra, dirigidas de derecha á izquierda
y ambas del mismo tamaño más ó menos de manera que forman
una figura circular.
El cuerpo de estas serpientes se halla ocupado por óvalos con un
punto central dispuestos en una serie, pero sin que su posición sea
uniforme, sino que más bien parecen seguir las inflexiones del cuer-
po de estos animales. En una serpiente hállanse 12 de estos óvalos
y en la otra sólo 11.
Esta diferencia vale la pena de sernotada, pues quién sebe si no
quiere representar sexos diversos,
(Fig. 86 a). Pertenece al Museo de La Plata y muestra á uno de
sus lados un agujero, debido al golpe de un instrumento agudo que
lo perforó. En la fotografía del molde que publico se ve este des-
perfecto.
Otro ejemplar igual hallado en Casabindo y en poder del cura
de aquella localidad de la Provincia de Jujuy, fué publicado por
mi' de conformidad con un calco sobre papel que me entregó el
Sr. Guillermo Gerling, quien me aseguró haberlo tomado sobre el
original en uno de sus viajes.
El dibujo que presenta y que ocupa toda la cara anterior del
disco puede describirse así: dos serpientes en forma de $ y coloca-
das en sentido contrario juntan, en el centro, sus vueltas descenden-
tes y se confunden en una tercera cabeza de serpiente de tamaño
1 Datos arqueológicos sobre la Provincia de Jujuy.
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 289
mayor, casi el doble de las otras que terminan las ramas ascenden-
tes de las 5.
El interior de estas serpientes, que tiene un ancho de dos centí-
metros y medio, se halla ocupado por pequeños óvalos con u1 trazo
central y en número de 14 para cada una, colocados á distancia
proporcional y más regularmente que en el caso anterior.
El parecido de estos dos discos me hace suponer que lo que se
ha querido representar aquí son únicamente dos serpientes de dos
cabezas cada una, pero como armonizaba mejor dibujar una sola
central, así se hizo, recordando algunos casos parecidos de orna-
Fig. 87. Fragmentos de un disco de Tolombón. Col. Museo Nacional.
mentación, que se hallan en algunas urnas de Santa María, en enyo
vientre, en vez de las dos manos, que figuran generalmente los ar-
cos de los brazos, terminan los dos en una sola cabeza de serpiente?,
Este disco mide igual diámetro que el anterior.
(Fig. S7). El Museo Nacional no posee sino la mitad de este dis-
co, que se despedazó quién sabe por qué causas, y cuyos fragmentos
se han desparramado de la manera más singular; uno de ellos, casi
una cuarta parte, se halla en el Museo Etnográfico de Berlín con
1 Véase notas de arqueología Calchaquí, figs. 190, 260, etc.
Ayar. Mus. Nac. Bs. As., SERIE 3*, T. 1V. SEPTIEMBRE 6, 1604, 19
290 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
el n” V.C. 1279, fué coleccionado por el Dr. Max Ubhle, y muestra
una vizcacha y un escudo, y otra parte se halla en mi poder y me
fué obsequiado por mi amigo el Dr. Adán Quiroga; el todo pro-
viene de Tolombón.
Los dibujos están encerrados en una banda compuesta de dos
filetes delgados, que gira alrededor del disco, dejando un circulo
libre en el centro, y dentro de ella, las figuras de cuatro animales
de grandes orejas, cola parada y dorso arqueado, alternados con
cuatro representaciones de camisetas ó ponchos de cortas mangas,
cosidos en los costados debajo de éstas, algo parecido á los que
se encuentran en el Perú y que Wiener dibuja en la página 675 de
su obra. (Figuras, 5, 6 y 7).
En cuanto á los animales, tienen todo el aspecto de roedores, y
es posible que representen la vizcacha de la sierra (Lagidium pe-
Fig.89. Col. Lafone Que-
vedo, en el Museo de La
ruanum MEYEN), abundante en las montañas al oeste de los valles,
precisamente detrás de Cayafate y Tolombón, como tuve ocasión
de observarlo en una de mis expediciones.
Sobre la distribución del simbolo de la vizcacha me he expla-
yado en mis Datos Arqueológicos sobre la Provincia de Jujuy.
Su análisis puede verse en el cuadro adjunto con el n* 16,
(Fig. 89). Pequeñísimo disco, el más pequeño que conozco, y que
si no fuera por los anillos de su cara posterior que presenta, lo ha-
bría incluido entre las placas pectorales, aun cuando su uso segu-
ramente fué ese.
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 291
Pertenece á la colección del Sr. Samuel A. Lafone Quevedo y
procede de la Provincia de Catamarca.
Muestra nueve animales, quizá vizcachas, como en el caso an-
terior, pero más bien parecidas á las de la placa pectoral fig. TÚ
con grandes colas, lomo arqueado, boca abierta, orejas y patas en-
cerradas en una guarda que gira alrededor del disco inmediata-
mente después del borde, dejando en el centro un espacio libre.
Todos los animales marchan de derecha á izquierda,
Diámetro: 10 centimetros.
9% SERIE.
(Fig. 90 a). Una gran cara humana llena la superficie superior
de este disco.
Dibujada de la manera más sintética con simples líneas, repre-
senta, seguramente, una divinidad que lleva sobre su cabeza un
tocado especial, dividido en dos por medio de una separación,
La frente es recta y sobre ella se elevan dos líneas verticales, de
las cuales arrancan las curvas que, descendiendo gradualmente, ter-
minan en otra recta que nace á la altura de las orejas, formando
así el tocado antedicho, que tiene todo el aspecto de dos grandes
triángulos que estuviesen colocados detrás de la cara?.
Los ojos son redondos con pupilas pequeñas de relieve; la nariz
es recta y terminada por otra pequeña horizontal, pero mal dibu-
jada; en el molde ha resultado con un desperfecto no intencional,
La boca es redonda y está abierta, mostrando siete dientes arriba
y otros tantos abajo.
De la región del mento se desprenden hacia abajo seis líneas
largas que van hasta el borde del disco.
1 Mucho me sospecho que lo que han querido representar aquí es ese extraño
adorno colocado detrás de la cabeza y formado por dos medias lunas en sentido
vertical, unidas entre sí por una barra transversal en el centro, que se halla en
los dos hombrecillos tallados en el mango de una espátula de Casabindo, Provin-
cia de Jujuy, y que forma parte de las colecciones del Museo de La Plata.
Hombrecillos que he identificado con las dos divinidades gemelas Catequil y
Piguerao, dioses de la lluvia.
El Dr. Lehmann-Nitsche, en su catálogo de las Antigúedades de la Provincia
de Jujuy, también los ha figurado en la lámina 1v, A. Fig. 2 y 2* pero no pue-
den verse en ella bien los caracteres á que hago referencia; en cambio ha te-
nido la bondad de transcribir mi descripción.
Véase al respecto mi trabajo Antiguedades Calchag cies, Datos Arqueológicos so-
bre la Provincia de Jujuy, en los Anales de la Soc. Cient. Arg. tomo Lu, fig. 16
(Tablaitas de Ofrendas).
292 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Sus dimensiones son: 26 cm. de diámetro, 3 mm. de espesor y
1570 gramos de peso.
Su análisis químico puede verse en la tabla correspondiente
Fig. 90. — Discos calchaquies.
con el n* 2.
Fué hallado en la
Pampa Grande, Depar-
tamento de Guachipas,
Provincia de Salta. Al-
tiplanicie situada sobre
el ramal oriental del
Aconquija conocido con
el nombre de Cumbres
de Calchaqui.
Fué donado al Museo
Etnográfico de la Fa-
cultad de Filosofía y
Letras por el Dr. Inda-
lecio Gómez, quien tuvo
la gentileza anterior-
mente de permitirme su
estudio.
(Fig. 90 b). Este dis-
co es muy parecido al.
precedente, pero más
prolijamente hecho en
cuauto al dibujo. Se di-
ferencia del otro en que
el tocado termina á cada
lado por un adorno for-
mado por un cuadro di-
vidido en seis casillas,
como si quisiera repre-
sentar unos aros ó pen-
dientes.
Los ojos son cuadra-
dos y de grandes pupi-
las ovaladas.
La boca, también
abierta, no muestra sino tres dientes arriba y otros tantos abajo.
Del mento, en vez de seis líneas como en el caso anterior, sólo se
desprenden cuatro,
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 293
Tiene 21 centímetros de diámetro.
Fué hallado en el Carrizal de la ciénaga cerca de Belén, Provin-
cia de Catamarca.
Pertenece á la colección del Sr. Samuel A. Lafone Quevedo y se
halla actualmente depositado en el Museo de La Plata, donde han
sacado moldes y repartido algunas copias, una de las cuales me ha
servido para la presente descripción.
El Museo de La Plata posee además otro disco más pequeño con
el mismo dibujo, que pertenece también á la colección Lafone Que-
vedo. (Fig. 90 c).
Tiene 19 centímetros de diámetro, es muy delgado y el metal no
tan rígido y bien aleado como los anteriores.
Fué hallado en el potrero cerca de Andalgalá, su dibujo es bas- *
tante bien ejecutado, presenta los mismos adornos, como aros, que
el anterior, la boca carece de dientes y cuatro barbas cortas se
hallan indicadas debajo del mento.
Pesa 429 gramos.
(Fig. 91 c). La cara humana en los siguientes discos se multipli-
ca. Su número es generalmente de cuatro y son de pequeño tama-
ño que se distribuyen en cruz cerca del borde del disco, más ó me-
nos equidistantes entre sl.
En su forma más sencilla se presentan en este disco, uno de los
mayores que existen, hallado por el señor Adolfo Methfessel en
Andalhuala, valle de Yocavil, cerca de Loma Rica, en la Provincia
de Catamarca.
Tiene 34 cm. de diámetro.
Se halla en el Museo de La Plata.
(Fig. 91. e). Es una variante del disco anterior, también con
cuatro caras, pero en dos de ellas solamente vemos que debajo del
mento se hallan tres cortas rectas.
Diám. 19 cm., grueso 3 mm., peso 425 gramos.
El análisis de este disco puede verse bajo el n” 9 del cuadro
respectivo.
Perteneció á mi colección particular y fué hallada en Luracatao,
Departamento de Molinos, Provincia de Salta, donde lo adquirí en
uno de mis viajes. Hoy se halla en el Museo Nacional.
(Fig. 91 d). Variante del anterior. En este caso tenemos las cua-
tro caras con cuatro líneas debajo del mento en cada una.
Diám. 21 em., grueso 3 mm., peso 1.040 gramos.
El análisis de este disco puede verse bajo el n? 4 del cuadro res-
pectivo.
MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
294
A
*sambegoyeo sO0stq = -16 SU
P
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 295
También procede esta pieza de la Pampa grande y fué obsequia-
da porel Dr. Indalecio (rómez al Museo Etnográfico de la Facultad
de Filosofía y Letras.
(Fig. 91 c). Este disco difiere de los otros por presentar de-
bajo de las cuatro caras, en cada una, en vez de las líneas rectas,
dos líneas con uno de sus lados en forma de sierra; forman un
ángulo cuyo vértice nace del mento y su interior dentado, de mane-
ra que si todas estas líneas se prolongaran y juntaran unas con las
otras, tendríamos un gran paralelógramo más ó menos bien hecho
con su interior aserrado, y sus vértices externos ocupados por las
caras antedichas.
Pertenece á las colecciones del Museo de La Plata.
Diámetro 0.25 cm., grueso 1 cm.
Se han sacado moldes de yeso, y uno de ellos, lo mismo que los
de los demás, me han sido cedidos gentilmente por su dirección
para su estudio.
(Fig. 91 a). Este es el disco que en vez de tener los anillos fijos
en su cara posterior tiene dos agujeros á cada lado que lo perforan
y á que ya he hecho referencia más atrás.
Fué hallado en Tafí, ese valle de la cadena oriental del Acon-
quija, en la parte que corresponde á la Provincia de Tucumán,
donde se hallan los curiosos monumentos megalíticos que tuve la
suerte de descubrir en 1896.
Hoy figura entre las colecciones del Museo Nacional de Buenos
Aires.
Diámetro 25 */¿ cm., grueso 3 mm., peso 1.680 gramos.
Muestra, como las anteriores, cuatro caras hamanas con el mento
dirigido hacia el centro y dispuestos en cruz cerca del borde.
Estas caras se diferencian de las demás porque dos de ellas tienen
un collar de tres círculos cencéntricos, collar que hemos visto re-
producido en otras figuras en objetos de bronce.
Las otras dos caras restantes tienen apéndices á la altura de las
orejas, formados por una linea vertical adornada con pequeñas
curvas con espirales á cada lado, dirigidas hacia arriba.
Este adorno es muy curioso y parece que tuviera una represen-
tación vegetal?.
1 Este disco fué publicado por mí en Notas de Arqueología Calchaqui, N* xvi.
Placas pectorales y discos de bronce, figurando bajo el n” 125, Bol. Inst. Geogr.
t. xix, pág. 132, dende me he explayado en otras consideraciones que no creo
deba volver á repetirlos en este trabajo.
296 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
3% SERIE.
En la siguiente serie de discos veremos los dos elementos, ser-
pientes y figura humana, combinándose. —-
En el que nos ocupa tenemos dos caras humanas como las ante-
riores, pequeñas y situadas una enfrente de la otra y cruzando el
disco una serpiente retorcida en S con dos cabezas, que se hallan
á la izquierda de las caras antedichas (fig. 91 b).
El interior de esta serpiente está ocupado por una serie de ja-
queles, uno detrás del otro, y uni-
dos entre sí por su eje mayor,
veinticuatro en total.
Este disco me fué obsequiado
como procedente de la Provincia
de Salta.
Diámetro, 27 */¿ cm.; grueso, 5
mm.; peso, 1.730 gramos.
Su análisis puede verse en el
cuadro adjunto bajo el n* 13.
(Fig. 92). Es un pequeño disco
de Santa María, Valle de Yoca-
vil, Provincia de Catamarca, y
pertenece á las colecciones del
Museo Nacional.
Se diferencia de los demás por tener los anillos para llevarlo sus-
pendido en la superficie externa y adornada, y en dirección con-
traria á los demás.
Las figuras representan dos caras humanas alternadas con dos
serpientes algo enroscadas; las primeras, prolijamente dibujadas
en su género, llevan un adorno largo espiral de cada lado, que
arranca de la misma línea que forma la frente.
Las dos serpientes, también colocadas una frente á otra, se di-
rigen en sentido contrario, notándose diferencias en su dibujo; la
de la izquierda, con la boca abierta, presenta sobre la superficie
y álo largo del cuerpo una serie de pequeñas líneas, mientras que
en la de la derecha, con la boca cerrada, esas mismas líneas se ha-
llan divididas entre sí y encerradas por otras transversales, que-
dando la cola de ésta abierta en su extremidad, lo contrario de la
otra que termina en punta.
Estas diferencias intencionales ¿no querrán representar los se-
xos de ambos ofidios?
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 297
Diámetro, 15 cm.; grueso, 2 */, mm.: peso, 375 gramos.
Este disco fué también dado á conocer por mi por la primera
vez en mis «Notas de Arqueología Calchaquí ».
(Fig. 93). El disco en cuestión se halla depositado por el Sr, Sa-
muel A. Lafone Quevedo en el British Museum de Londres. Pro-
cede de Andalgalá y es uno de los más interesantes.
Las caras humanas son cuatro, pero debajo de dos de ellas hay
dos serpientes de dos cabezas cada una, las que se dirigen hacia la
cara respectiva.
En una de las serpientes hallamos en el cuerpo 7 óvalos Ó rom-
boides y en la otra ocho, esta diferencia entre el número de los
Fig. 93.—Col. Lafone Quevedo, Museo Británico.
adornos del interior del cuerpo de las serpientes la hemos hallado
también en el segundo disco que hemos descripto.
Es muy curiosa la progresión de los elementos que hallamos en
esta serie: en el disco fig. 91h, vemos dos caras y una sola serpien-
te de dos cabezas; en el disco fig. 92 anterior ya son dos caras y dos
serpientes, y en éste y en el siguiente hallaremos la tendencia
de multiplicar las caras hasta cuatro; quedando siempre dos ser-
pientes.
(Fig. 94). Este disco se encuentra también en Inglaterra.
Fué hallado en el oeste de Catamarca cerca de Tinogasta y lo
adquirieron allí los Sres. Enrique y Carlos Hoskold, quienes, junto
298 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
con una interesante colección de objetos calchaquies, lo enviaron
al Cotteswold Naturalist's Field Club, en cuyo boletín publicó el
Dr. Hoskold el catálogo respectivo?.
Este disco lleva el n* 85 y se diferencia del anterior porque las
serpientes de dos cabezas no dirigen éstas hacia la cara, debajo de
la cual se hallan, sino hacia las de los lados, lo que ha dado otra
disposición al cuerpo de las mismas.
Fig. 94.—Col. H. D. y C. L. Hoskold. Dibujo de E. A. Holmberg (h.).
Además, y esto es muy importante, vemos que en este disco las
caras llevan sobre la cabeza un adorno en forma de hacha, casi se-
milunar.
Este mismo adorno lo veremos también en los personajes del
otro disco fig. 95 a.
1 Catalogue of a collection of South American indian objects.—Made in the
Argentine Republic from 1882 to 1856 and presented to the Cotteswold Natura-
list's Field Club, By H. D. And C. L. Hoskold, con una lámina.
En los Proceedings of the Cotteswold Club, pág. 309 á 324.
El trabajo trae la fecha de 15 de Enero de 1892,
El grabado de este disco ha sido copiado del publicado por el Sr. H. D. Hos-
kold por mi amigo Eduardo A. Holmberg (h.).
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 299
4. SERIE.
(Fig. 95 b). De los discos de bronce, es el mejor que conozco,
casi toda su superficie está ocupada por dos figuras humanas con
grandes escudos recortados en su parte media á cada lado y con
las aspas superiores muy largas y dirigidas hacia arriba,
En mis Notas de Arqueología Calchaquí, al describir este mismo
disco, creo haber probado suficientemente que se trata de verdade-
ros escudos.
Uno de los personajes lleva dos cruces maltesas dispuestas ver-
ticalmente en el centro de su escudo.
El segundo lleva también dos, pero colocadas en sentido diago-
nal de izquierda á derecha y separadas entre sí por un doble zig-
zag combinado que baja en la dirección contraria formando cuatro
especies de jaqueles unidos entre sí.
De los personajes no aparece más que parte de las piernas, con
indicación de los pies, marchando ambos hacia la derecha,
La cabeza se halla cubierta por una figura alta en forma de cuña,
que creo represente un penacho de plumas, flanqueada á ambos
lados por otras líneas curvas en sentido horizontal, seguramente
otras plumas más bajas ó un adorno que tenga que ver con los de
las caras de los discos figs. 90.
Debajo de esto y en la región de las orejas hay unos circulitos,
posiblemente aros.
Diámetro, 26 cm.; grueso, 4 mm.; peso, 1.630 gramos.
Fué hallado en el Departamento de Cachi, valles Calchaquíes de
la Provincia de Salta, y es propiedad del Museo Nacional de Bue-
nos Aires.
(Fig. 95 a). Pertenece al Museo Etnográfico de Berlín, Fué ha-
llado en Chicoana, Provincia de Salta, y perteneció al Sr. Naza-
reno Morosini, quién lo cedió al Dr. Max Uhle.
Los dos personajes de este disco se diferencian de los del disco
anterior por presentar en la cabeza un adorno en forma de hacha
curvada ó media luna con el filo para arriba; lo mismo que se ve
en la cabeza de algunos personajes peruanos.
Este adorno parece salir de una diadema de plumas cortas como
en la figura anterior, y es el mismo que muestran las cabezas del
disco fig. 94 de los Sres. Hoskold á que he hecho referencia an-
teriormente.
Los dibujos de los escudos son también distintos, el personaje
de la derecha lleva una serpiente de dos cabezas enroscada en
MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
300
“STET *
*[BUO0lSBN O3SAJA “10D
"[RU0T9BN 09SAIN “100 Y
D “A OFO[RIeO [PP 0U “UNITS AP ODIFRAGOUYH VASATA “10D *p
"sambeyo]eo sos] — Cf “51
£
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 301
forma de S retorcida de izquierda 4 derecha y dentro del cuerpo
una línea ondulada que ocupa el espacio comprendido entre cabeza
y cabeza.
El otro escudo muestra una serie de seis óvalos unidos, formando
una línea que se dirige diagonalmente de derecha á izquierda.
En los espacios libres, arriba y abajo de esta línea, hay una fi-
gura en forma de $ cerrada ó mejor dos triángulos de lados curvos
quese tocan por sus vértices.
Esto nos vendría á dar una equivalencia del personaje de la
derecha del disco anterior, pues puede decirse que la disposición,
salvo la dirección de los componentes del simbolismo de este es-
cudo, es la misma.
Los jaqueles se han transformado aquí en óvalos, seis en vez
de cuatro, y las cruces en esas especies de S cerradas ó dobles
triángulos.
La intervención de la serpiente, sobre el escudo del personaje de
la izquierda, nos da la equivalencia de esos personajes pintados
también de á pares sobre cada frente de las urnas funerarias,
sobre todo de la región de Andalhuala y Santa Mariano, con escu-
dos y serpientes y otros animales pintados en ellos, algunos con
este mismo adorno característico sobre la cabeza, de los cuales he
dado varios especimenes en mis notas de Arqueología Calchaquí
(figs. 89 á 95).
En el Perú la media luna sobre la cabeza de los personajes era
el distintivo de divinidad.
Y el Padre Arriaga, en su Extirpación de la Idolatría, dice: «En
la cabeza unas como medias lunas de plata, que llaman Chalerrahinca
y otras que llaman Huana».
(Fig. 95 c). Pequeño disco de Chicoana que adquirí en una de
mis expediciones.
También muestra los dos personajes que hemos visto en los ante-
riores con algunos variantes de importancia.
El tocado se compone en éstos de cuatro plumas verticales sobre
la frente.
El ornamento del escudo de la derecha no muestra más que seis
circulos pequeños separados entre sí y dispuestos en una línea
vertical en el centro.
En el de la izquierda,en vez de estos cirenlitos, hay verticalmen-
1 Pablo Patrón: Huirakocha. Anal. Soc. Cient. Arg. Tomo 111, pág. 27 y nota
102, pág. 36.
302 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
te dispuestos, como en una escalera, ocho cuadritos, los dos extre-
mos redondeados.
A derecha é izquierda de esta escalera hay cuatro circulitos
dispuestos simétricamente en la parte superior y en la inferior sólo
dos, uno á4 cada lado. Total seis circulitos, igual número de los que
se hallan sobre el escudo del otro personaje, pero dispuestos de
distinto modo.
Este personaje muestra un complemento muy importante y es
que tiene figurado el brazo, en el cual, sobresaliendo detras del es-
cudo, sostiene un hacha, quizá de piedra, enhastada en un largo
vástago.
Esta hacha ó Toki, insignia de mando, presenta además, como
para caracterizarse mejor, dos plumas paralelas y horizontales en
su parte posterior ó contraria al filo.
Este dato gráfico que nos proporciona el presente disco, viene á
robustecer mi opinión sobre la existencia del escudo y que éstos
lo son sin duda, y no la representación del cuerpo de los personajes
conlos brazos levantados como se ha supuesto.
Los personajes en este caso marchan cada cual en sentido con-
trario, es decir, dándose el frente, según lo indican sus pies y no en
una misma dirección como en los casos anteriores.
Diámetro 20 cm., grueso 5 mm., peso 700 gramos.
Su análisis puede verse eu el cuadro adjunto, bajo el n* 10.
Resumiendo sobre la interpretación que debe darse á estas figu-
ras, tenemos:
10 Que el estar representados de á pares, nos permite referirlos
álos personajes dobles que describi de las tabletas de ofrendas, en
el trabajo ya citado sobre antigiíiedades de Jujuy.
Allí vemos en una, á los hombrecillos presentando la cruz gra-
bada sobre la frente, cruz que vemos sobre el escudo de los del
disco fig. 95 b y la cruz representa lluvia?,
90 Quelos del disco fig. 95 a nos muestran las medias lunas sobre
las cabezas símbolo de divinidad y sobre uno de los escudos vemos
la serpiente símbolo del relámpago.
30 Que en el disco fig. 95 e uno de los personajes lleva una hacha
6 Toki símbolo de mando superior y aun de divinidad”.
1 Véase Adán Quiroga, La Cruz en América, Buenos Aires.
2 Véase Ambrosetti, Hachas votivas de piedra (Pillan Toki), en An. Museo
Nac., tomo vir, pág. 93 y sig.
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 303
Los discos por su simbolismo y sobre todo el que se halla en
esta última serie, se ligan íntimamente con los cailles 6 placas
pectorales.
En una de ellas, hemos visto á los dos personajes que hallamos
ahora en estos discos.
En las demás placas, el personaje único que ostentan, según lo
hemos probado, no es más que una síntesis de los dos de la placa
anterior.
En los discos sucede algo parecido, al estudiar las diversas series
hemos podido seguir la simplificación y multiplicación del sím-
bolo humano, desde la sola cabeza, hasta la figura completa,
En todos estos objetos el simbolismo es netamente calchaquí y
regional, nada de esto se ha hallado fuera del territorio argentino
hasta ahora.
Por estas razones creo que no podemos menos que aferrarnos
en nuestra teoría de que esos personajes son la representación de
los hermanos Catequil y Piguerao, los héroes meteorológicos
del oeste de América, dioses del relámpago y el trueno ó de la
lluvia, viejo mito prehincásico de la antigua religión que precedió
al culto del sol y cuyos restos se conservaron en Calchaquí, junto
con todas las demás manifestaciones de esa antiquísima civilización
americana que quedó encerrada en las montañas argentinas.
304
CUADRO DE ANÁLISIS DE DISCOS CALCHAQUIES.
MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Fuera de los discos indicados en el texto, los demás análisis co-
rresponden á fragmentos de otros que he podido coleccionar y
conseguir.
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BISIMULO. > mee 0.23
VINCI 1.65
No 0.11
Plata Ho vestigios
(Herrero Duecloux.)
9
Cobre a o 94.95
Estaño ranas a 00
Plomo OA
BisSmubo 0 MOSS
DOC a 0.94
Hierro.. AO 0.37
12
Cobre 93.55
Estaño; 00... 3.46
erro ae 0.75
BloMmor cas 0.18
BiSmauto.. tas 0.82
IAAASSITO ROODOS 1. 01
15
(Cda uo vo a
PLOMO 0.14
ISA 6.64
LAN OR SU
O oamoso 0.50
(Herrero Ducloux.)
90.06
S.67
0.78
0,28
rastros
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 305
APÉNDICE.
Hacha de bronce econ mango de hierro.
En el Museo, de Berlín se halla una curiosa pieza hallada en la
Cueva de los Aparejos,
junto al Rincón, en la re-
gión de la Pampa Gran-
de, Provincia de Salta,
que perteneció á la co-
lección Nazareno Moro-
sini, que adquirió el doc-
tor Max Uhle durante su
O o
Es un hacha de bronce cobre con manubrio de hierro.
en forma de un grueso Col. Nazareno Morosini (Uhle.)
cincel con un manubrio Museo de Berlin, V. C. 1817.
de hierro muy delgado
(fig. 96).
No tengo más datos que los que consigno y que
acompañan la fotografía que me fué enviada por ese
establecimiento; pero la intervención del hierro y en E
esa cantidad y forma me hace suponer que este objeto
es de origen posterior á la conquista española.
El mango, al parecer, es una de esas barras cilíndri-
cas de hierro vizcaíno, que era el que se importaba en
aquella época, sumamente costoso de conseguir dada la
gran distancia que separaba á la región Calchaquí de
los puertos de importación que tenía señalados la me-
trópoli en Sudamérica.
Lo curioso en este caso es que el cuerpo del hacha es >
de tipo indigena y el lugar de su hallazgo fué una de za
esas grutas funerarias que con alguna frecuencia se ha-
llan en esa región. es,
De cualquier modo, creo que este objeto pertenece á
los primeros tiempos de la conquista, es decir, anterior l
á la fundación de Salta en 1582, puesto que esa región e
de la Pampa Grande fué poblada desde muy antiguos
tiempos por su proximidad á Tucumán y por hallarse
en la misma corrida de los cerros de Tafí, ete. AS
MENA ETA AS
Anar. Mus. Nac. Bs. As., SERIE 3%, T. 1V. SEPTIEMBRE 29, 1904, 2)
306 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Pero como el cerro de la Pirgua, donde se halla la gruta de los
aparejos, continúa hasta el valle Calchaqui, por el camino de Santa
Bárbara, no es difícil que ese pedazo de hierro haya pertenecido á
la antigua ciudad de Córdoba que fué destruida con mucha ante-
rioridad por los Indios y cuya situación aproximada parece haber
sido entre Cafayate y San Carlos.
Bronces falsificados.
No hacen muchos años que á alguien, se le ocurrió la idea de ha-
cer fundir reproducciones en bronce de algunos discos Calchaquíes
y nada hubiera tenido de extraordinario, si se hubiera hecho cons-
tar en el reverso la indicación de que eran simples copias.
Pero no fué asi, se trató de imitar las piezas originales y hasta
se llegaron á vender algunos ejemplares, los que fueron adquiri-
dos con precipitación y sin mayor examen.
Los falsificadores de estas piezas, no se dieron cuenta que era
muy difícil que esto no se descubriera y el examen químico de
estos bronces y la falta de esa patina que les es tan característica
y que sólo el tiempo y determinadas condiciones pueden dar, trai-
cionan muy pronto la mistificación.
En el largo tiempo que hace que reuno materiales para este es-
tudio he tropezado con algunos de esos ejemplares, los que no he
trepidado en hacer analizar.
El resultado obtenido es por demás revelador, todos ellos tienen
un porcentaje de plomo y de zinc que no se halla en ninguno de
los ejemplares genuinos que hemos descrito anteriormente,
ANÁLISIS
Un ejemplar igual al disco de Calingasta (4) fig. 86 b y otro igual
al fig. S6 a del Museo de La Plata (B) han dado el siguiente aná-
lisis hecho por el Dr. J. J. J. Kyle.
Ar B:
COLT O: 73.46 715.06
ESTADO e S.10 S.02
TOCINA as a 13.88 12.51
BIO a lad 4.56 4,42
Estos dos, como otro que veremos más adelante, han merecido
del Dr. Kyle, en vista del resultado de estos análisis, la siguiente
apreciación: «Son de cobre amarillo (latón) muy quebradizos y de
estructura porosa ó poco compacta».
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 307
Pero esto no es todo, los fundidores halagados quizá con la pers-
pectiva de una fácil ganancia, no se contentaron con producir co-
pias exactas de las cuales sólo les permitía disponer de pocos ejem-
plares, sino que llevaron su audacia hasta falsificar piezas de su
propia cosecha, pero tan burdas y tan ridiculamente concebidas,
que no habría necesidad de recurrir al análisis para darse cuenta
á la simple vista de lo estúpido de la falsificación.
De estas piezas poseo dos; un cetro ó algo parecido y un disco.
Fig. 97. — Discos falsos.
Sin embargo, las,he hecho analizar también porel químico señor
E. Suárez y Dr. Herrero Ducloux, quienes me comunicaron los si-
guientes resultados:
Cetro Disco
Cobresal Es 84.11 82.03
O So EaA 1.30 0.70
AA ANS 14.31 14.56
eos 0.21 0.99
Silleda don 0.05 ANS o 1.22
(Suárez ). IBISDAMLO ao roiele clado 0.07
Eslida os 0.43
(Herrero Ducloux).
”
El disco es plano y casi circular con el borde completamente
cortado, tiene 23 cm., de diámetro por 4mm. de espesor, como pue-
de verse en el grabado adjunto, y cuya descripción no vale la pena
de hacer (fig. 97).
305 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
El dibujo que ostenta es una caricatura del disco fig. S6 a en el
que las cabezas de serpientes no tienen el carácter de las calcha-
quies y los adornos del cuerpo son de pura imaginación.
- El cetro, de 30 centímetros de largo, es más grosero aún. Su for-
ma general no ha sido señalada todavía en Calchaqui; el dibujo de
la cabeza humana es grotesco y está reñido con todo lo que esta-
mos acostumbrados ú ver de esa región y para colmo esta cara
tiene bigotes que le dan un aspecto de gato (fig. 98).
La parte central, no está en relación con la superior ni la infe-
rior en cuanto á ornamentación y técnica; en ésta, el artista igno-
Fig. 98. — Cetro falso. (Anverso). Fig. 99. — Cetro falso. (Reverso).
rante se ha esmerado en copiar en alto relieve, de un estilo com-
pletamente distinto, una de esas figuras de hombrecillos con los
brazos abiertos y con un objeto en cada mano, que frecuentemente
se hallan en el vientre de los vasos de alfarería peruana, rodeándola
de una especie de aurora boreal de líneas gruesas de su invención.
La parte posterior presenta un dibujo de serpientes que es del
mismo tipo y carácter de las serpientes del disco anterior (fig. 99).
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 309
Aquí se ha querido reproducir la serpiente de tres cabezas, una
central y dos laterales, pero el autor se olvidó de una de estas úl-
timas y cerró la extremidad como si fuera cola; la disposición de
esta figura es imposible en Calchaquí.
Por otra parte, el estilo de este reverso no condice con el del
anverso y esto por sí solo denunciaría la falsificación.
Inútil es decir que estos objetos conservan el aspecto de haber
sido fundidos ayer, á pesar del trabajo que se ha tenido para pa-
tinarlos,
Si la mistificación no hubiera sido tan burda, podíamos fulminar
anatemas hacia su autor, pero felizmente hay que felicitarse de
que él también haya hecho su plancha y que la broma arqueológica
no haya producido el efecto deseado.
La fundición de bronce de la época colonial.
Indudablemente que los primeros conquistadores echaron mano
de los conocimientos mineros y metalúrgicos de los indios que ha-
bian dominado, para proveerse de los objetos y útiles que les
faltaban, durante ese largo lapso de tiempo que medió entre las
primeras fundaciones de ciudades y la normalización del tráfico
comercial entre ellas y los puertos de importación.
Los españoles en aquel entonces, lejos de todo centro, carecieron
de un sinnúmero de herramientas y útiles de trabajo de hierro que
su mucho peso ó su escaso valor embarazaban la ya engorrosa
impedimenta que tenían que llevar en'sus conquistas.
Y es por esta razón que una vez establecidos en un punto, se
encontraron que no podían emprender trabajos por falta ó esca-
sez de herramientas y de allí que tuviesen que recurrir á mil me-
dios más ó menos ingeniosos para poder suplirlas ó fabricar otras
con material similar.
Para el trabajo de la tierra primero adoptaron palos aguzados
ó le añadieron escápulas de animales para fabricarse azadas, hasta
que por fin cuando pudieron tener bueyes idearon los arados de
madera primitivos de tipo egipcio, el que más tarde evolucionó con
la adaptación de una uña de hierro, en el arado criollo que todavía
se puede hallar en uso en las apartadas regiones del Noroeste de
la República.
En cuanto los españoles hallaron las minas de cobre trabajadas
310 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
anteriormente por los indios, aprovecharon de los metales para
fundir sus útiles, herramientas y un sinnúmero de objetos.
He tenido la suerte de conseguir un curioso espécimen de esta
industria. Es una azada de bronce inconclusa hallada en la Pro-
vincia de Salta, cerca de San Antonio de Los Cobres,la que me fué
obsequiada por el Sr. D. Emilio Fressart, diciéndome que pertene-
ció á los tatarabuelos del ciudadano D. Tiburcio Cruz (fig. 100).
Esta azada fué fundida tomando como modelo otra ya muy
gastada por el uso de tipo español antiguo, pero quizá su excesivo
a b
Fig, 100.—Azada de bronce colonial. «a, parte inferior; bh, parte superior.
peso hizo que fuera abandonada sin concluirla, pues se puede ob-
servar que aun se conserva tal cual salió del molde sin que fuera
desbastada del material superfluo.
A pesar de todo,en el borde se nota un gran esfuerzo de haberle
querido sacar filo, pero ya sea la falta de limas apropiadas ó ya la
dureza del metal que se resistía á este empeño, resulta que el ob-
jeto fué abandonado sin que hubiese prestado servicio práctico
alguno.
Se trata pues de una primera tentativa que más tarde se perfec-
cionarla.
Un bronce que no es Calchaquí.
En casi todas las colecciones de objetos arqueológicos recogidas
en los valles Calchaquies vienen unas placas cuadradas con una
cabecita en alto relieve, que á primera vista tiene aspecto japonés
(fig. 101).
AMBROSETTI: EL BRONCE EN LA REGIÓN CALCHAQUÍ. 311
Estas figuritas que salian del carácter general de las obras pre-
históricas de esos indios, venian á trastornar los estudios introdu-
ciendo un elemento nuevo, que se prestaba á las más variadas con-
jeturas.
El obieto siempre era igual, con pequeñas diferencias: la misma
! gual, 1
placa cuadrada, lisa en sus cuatro bordes y con esa cabeza de una
especie de Buda.
Sin podernos explicar su origen, hemos mantenido los americanis-
5 )
tas una prudente reserva, sea dicho en honor de la verdad, y hasta
! > Y
Fig. 101.
ahora nadie ha emitido opinión al respecto; esperábamos sin dejar-
nos seducir por el atractivo de publicar una pieza tan nueva y sor-
prendente.
Esta discreción esta hoy premiada, pues por fin, gracias á la
rica é inagotable colección del Dr. Adán Quiroga, quien con tanto
desinterés la ha puesto á disposición de los estudiosos, podemos
resolver el punto.
La placa no es más que la pieza de un antiguo estribo español de
bronce, colocada y soldada en su parte antero-superior, delante del
312 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
travesaño destinado á alojar la correa de la estribera, que lo unía
á la silla,
Con el uso continuado entre esas montañas, golpeándose los es-
tribos á cada paso entre las piedras, esta placa se desoldaba y se
caía, lo que trajo más tarde sus hallazgos repetidos; pero por for-
tuna, el estribo completo (fig. 102) fué encontrado en el Fuerte
Quemado por el Sr. Noé Quiroga en una de sus fructíferas expe-
Fig. 102.--Estribo español, de bronce.--Siglo XVIIL—a, colocación de la placa.
diciones con que ha enriquecido las colecciones de su hermano, per-
mitiéndonos dar hoy su fotografía.
Como se ve, estos estribos pertenecen ála época colonial; son
anchos, por lo que se puede apoyar bien la planta del pie á la usan-
za árabe.
Algunas de estas caras, como en el estriboque nos ocupa, apare-
cen con plumas en la cabeza. representando figuras de indios.
Esto indicaría que han sido fabricados especialmente para la
América.
ÍNDICE.
PARTE 1.
LA MINERÍA Y METALURGIA DE LOS CALCHAQUÍES.
Antecedentes y datos sobre antiguas MIiNDAS.....oooooooooccoroo ro.
El uso del cobre entre los peruanOS....ooopocooororerncrr rm
IMstodoside und ae ejer at
HIMBLTONCe et. dar oro sold A A ns
nifestano argentino. os aaa e dele aso paa ,
ME os'métodos calchaquieso0c.ia recodo Ltd
PARTE II.
DESCRIPCIÓN DEL MATERIAL ARQUEOLÓGICO.
PU e ta dai iaa
Cool ima JESc o sádooticon o oca POROS OOO CODOS
Circles ninia area stan leeis alaicicta ale eo ai he
Ea dia caLa aalT altta false cs ooo
AM ro UNI dos Oe O OO AA EOS
Objetos de adorno0.....o...oo.... A ota
opus de cabeza; chata y Agujero. nacos dele ea e
Hopulde respiro cenas dr cateo
ROptlconterabitosi ed ll stas ra e as ialafejalas:
¿O CU codo nda ceo nooo OPPL O adoos oboe OOO O AADO
Brazalete ella area olor oia Doa yema dieta stato
Oirostadornos personales iaa alas sea celia ale ae eos
Pi E lar aseos
Ereetasidepilatonas ia pl aleta e italia
IAUJAS 002.0... socia O UNOS
Morteros de huso ((Fusalolos)...o.o.oomeco orense rro
314 ÍNDICE.
Pag.
Hacha ceremonial de tipo peruano.....ooooconodascaco ceo conato 235
Tokis 0 hachas de ma NT 236
Cetros; de mandos a ls NR 243
Cuchillo corona ls a 249
Enpuñaduras (Manoplas Dio susana ajelanie lee als ela le 250
Dantanestó campanas dl alo 257
Placas pectorales y frontales (Cailles)....ooooooocomocionio....... 265
Discos 6 Rodelas anos anio esto ns 284
APÉNDICE.
Hacha de bronce con mango de hierrO...anese o ea 305
Bronces: falsificados ina ido 306
La fundición de bronce de la época colonial.......ooooo.oooooo ... 309
Un ¿bronce que no esicalehaquissa. ce oa se ooo aaa: 310
MAÍZ OLORÁNTICO
POR
ÁNGEL GALLARDO.
En el mes de Diciembre de 1903 tuve ocasión de observar curio-
sas anomalías en varias plantas de maiz cultivado (Zea mays L.) en
la chacra de mi propiedad situada en el partido General Sarmiento
(Prov. de Buenos Aires), entre las estaciones Bella Vista y Muñiz,
del Ferrocarril de Buenos Aires al Pacífico.
El maizal se hallaba en la ladera de una colina, alcanzando hasta
la parte más baja del terreno, donde se encontraban las veinte
plantas anómalas en una faja de terreno de unos 30 metros de largo
por 5 de ancho, entremezcladas con plantas normales.
Esta parte del terreno estuvo inundada el invierno anterior,
habiendo conservado la humedad durante la primera parte de la
primavera, que fuéese año particularmente seca.
Donde la tierra había estado más impregnada de agua, el maíz
no germinó, probablemente por haberse descompuesto los granos
allí sembrados.
La zona en que se encontraban reconcentradas las plantas
monstruosas es aquella que forma el borde del maizal, límite entre
la región estéril y la fértil. Como veremos enseguida, esta situación
especial de las plantas anormales puede tener cierto interés para
lainterpretación de la anomalía y coincide con lo observado por
Blaringhen (2).
Las plantas monstruosas son más bajas quelas normales y presen-
tan un porte extraño, pues están coronadas por curiosos penachos
verdes de aspecto muy diferente al de las inflorescencias masculi-
nas, que terminan normalmente las plantas de maíz.
Veamos ahora con cierto detalle, en qué consisten estas ano-
malías,
La mayor parte de los veinte ejemplares anormales, ofrecía in-
316 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
florescencias masculinas con el aspecto que muestra la figura 1*.
Puede verse que el eje central del panículo posee flores fértiles
mientras que las demás están todas transformadas en conjuntos
de aspecto foliáceo.
Fig. 1.
Antes de pasar al análisis de estas flores anómalas, conviene
recordar la morfología normal de las flores de las gramineas y en
particular del maiz,
Las flores de las gramíneas se agrupan en espículas, las cuales
á una vezse disponen en espigas, paniculos ó racimos de espigas.
1 Debo todas las fotografías que ilustran esta nota á la amabilidad del señor
Juan Nielsen, director del Laboratorio de Historia Natural del Colegio Nacional
Central, con cuyos elementos han sido ejecutadas.
GALLARDO: MAÍZ CLORÁNTICO. 37
Cada espícula está envuelta por brácteas llamadas glumas.
Las flores poseen una bracteola llamada pálea inferior (pro-
vista en muchas especies de una prolongación de la nervadura me-
dia que recibe el nombre de arista), otra, quees la pálea superior,
y finalmente una hipsófila dividida en dos ó tres partes llamadas
lodículos. Estos pueden considerarse homólogos de las piezas del
perianto de las flores comunes,
Luego se encuentran los órganos sexuales.
No todos los autores emplean la nomenclatura que dejo indicada.
Asi, algunos llaman glumela á la pálea inferior, palleta á la pálea
superior y glumélula á los lodículos.
El profesor Arechavaleta que ha estudiado tan concienzudamen-
te las gramíneas uruguayas, emplea en su obra (1) una terminolo-
gía diferente, pues designa con el nombre de gluma al conjunto de
las envolturas de la espícula, cada una de las cuales recibe el nom-
bre de pajita; la glumela comprende las dos páleas que llama
palletas, y los lodículos constituyen la glumelilla, formada por
escamitas.
En el maiz normal la inflorescencia masculina, que es la que nos
interesa por el momento, está constituida por un panículo de es-
piculas situado en la extremidad del tallo. Cada espícula masculina
consta de dos flores: una bien desarrollada y otra por lo común
rudimentaria, aun cuando hay casos en que ambas son fértiles.
La espícula está rodeada por dos glumas herbáceo-membranosas.
Las flores fértiles poseen dos páleas pelúcido-membranosas,
siendo los lodículos muy pequeños y provistos de filamentos ter-
minales. Las flores rudimentarias están reducidas á una púlea
transparente y lodículos carnosos.
Habiendo recordado estos datos de la morfología normal, pasa-
mos al análisis de la inflorescencia representada en la figura 1.
Las espículas fértiles del eje central del panículo poseen dos flo-
res fértiles, constituidas según el tipo normal.
Las que se encuentran próximas á la base de dicho eje tienen las
páleas de más en más desarrolladas. Este desarrollo es aun mayor
en las espiculas de los ejes laterales del panículo.
Según puede verse en la figura 2, estas espículas están envueltas
por dos glumas G1 y G», algo más desarrolladas que las normales,
pero poco modificadas en su forma. En la axila de la pálea inferior
Pi existe un rudimento de la flor inferior atrofiada de la espicula.
La pálea inferior P2 de la segunda flor, es muy desarrollada, algo
menor es la pálea superior, y finalmente, los estambres están repre-
he
00
MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
ou
sentados por tres piezas folíaceas E enrolladas como las hojas ve-
getativas. Los lodículos se encuentran atrofiados en estas forma-
ciones anormales en que las diversas piezas florales han adquirido
el aspecto de hojas vegetativas. La transformación es sumamente
notable en las páleas, según puede verse en la figura 2 P. Poseen
po
E 6
F
Es
Í
vagina (V), lámina (Lá) y hasta lígula (Li) como en las hojas ve-
getativas normales.
¿Con qué nombre se conocen estas anomalías en la clasificación
teratológica?
Masters (7, p. 241) dice que se designa en general con el nombre
de filodia la substitución de verdaderas hojas á otros órganos, la
cual no debe confundirse con la virescencia, que designa especial-
GALLARDO: MAÍZ CLORÁNTICO. 319
mente el caso en que las partes afectadas tienen sólo el color verde
delas hojas sin poseer su forma ó estructura. Según Masters la pa-
labra frondescencia es empleada por Engelmann en vez de filodia.
Ahora bien, esta filodia generalizada de la flor recibe el nombre
de clorantia según lo establece Masters (7 p. 273) en el siguiente
párrafo:
«El término filomorfia es aplicado á las partes individuales de
la flor que asumen la forma y apariencia de hojas. Por clorantia
debe entenderse que todos ó la gran mayoría de los órganos de la
flor asumen estas condiciones. En la clorantia, según es aquí de-
finida, no hay número desusado de brotes, como sucede en la pro-
lificación, sino que el brote floral está tan cambiado que hace que
se parezca más á un brote foliáceo que á un brote floral.
No hay necesariamente ningún aumento en el número ó ninguna
alteración en la posición de los brotes, pero la forma y apariencia
de estos últimos difieren de la usual.
La clorantia es pues una forma más completa de la frondes-
cencia. »
Moquin Tandon, el creador puede decirse de la teratología ve-
getal, había ya dicho (8, p. 230): «Las diferentes partes del apara-
to floral pueden transformarse en hojas y este fenómeno rara vez
se presenta aislado, es decir, en un solo órgano ó en un solo verti-
cilo. Hay casos en que todas las piezas de la flor sufren á la vez
este cambio, su conjunto se presenta entonces bajo la forma de un
penacho más ó menos compacto de órganos foliáceos.
Esta transformación ha sido designada con el nombre de clo-
rantia.
La metamorfosis aislada de los elementos del aparato floral es
pues una clorantia parcial ó incompleta. »
Nos hallamos, por consiguiente, en presencia de casos de cloran-
tia, denominación que me parece más apropiada, más general y
menos expuesta á confusiones que la de vivíparas con que han sido
designadas varias gramíneas que presentan anomalías análogas, es
decir, que tienen sus espículas provistas de hojas mientras faltan
las verdaderas flores. La llamada viviparidad de las gramíneas es
una clorantia generalizada.
Muchos de los ejemplares que he encontrado presentaban el as-
pecto que muestra la figura 1, salvo que en algunos de ellos los
ejes laterales del panículo poseen también flores fértiles cerca de
sus extremidades, además de las que se encuentran en el eje central,
Algunas de estas plantas tienen espigas femeninas fértiles nor-
320 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
males, mientras que otras plantas las tienen cloránticas y conver-
tidas en multitud de hojas vegetativas sin rudimentos de flores
femeninas.
En otros ejemplares menos numerosos, la anomalía del panículo
masculino alcanzaba un grado aun mayor, como puede observarse
en la figura 3,
Fig. 3.
A primera vista se nota que el eje central está cubierto de espi-
enlas masculinas fértiles mientras que los ejes laterales aparecen
como enormes espiculas cloránticas.
Analizando una de estas formaciones, como se ve en la figura 4,
se nota que está formada de varias hojas con el aspecto de las ve-
getativas que envuelven una espiga de espiculas masculinas férti-
les. Podrá pues considerarse como un caso de prolificación de la
inflorescencia desde que cada espicula está reemplazada por una
espiga de espiculas,
GALLARDO: MAÍZ CLORÁNTICO. 321
Uno solo de los ejemplares monstruosos mostraba un grado aun
más extremo de la anomalía,
No lo he fotografiado, pero poco se pierde con ello, pues el con-
junto era tan complicado que resultaba casi incomprensible,
La planta terminaba en un conjunto de penachos de hojas cada
uno de los cuales tenía un aspecto parecido al de una espiga feme-
nina. >
Fig. 4.
Observando con atención se veía que esa formación terminal era
an panículo de espigas mucho más transformadas y voluminosas
que las del caso anterior, pero de carácter análogo.
Separando las numerosas brácteas que envuelven estas aparen-
tes espigas situadas sobre el eje común del panículo se ve que en-
cierran pequeños panículos de espículas.
Tenemos asi, pues, una serie graduada de complicación creciente
comenzando por las espículas cloránticas, siguiendo con las espi-
AxaL. Mus, Nac. Bs. As., SERIE 3%, Tr. 1v. Octubre 4, 1904. 21
322 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
gas de espículas para terminar con este caso complicadisimo en
que las brácteas envuelven panículos de espiículas.
Algunos de estos panículos poseían exclusivamente espículas
masculinas fértiles, mientras que otros presentan flores masculi-
nas cerca del extremo y femeninas fértiles cerca de la base, provis-
tas de estigmas bastante largos.
En caso de haberse desarrollado hubiéramos tenido espigas múl-
tiples de granos análogas á las descritas por varios autores y de
que me he ocupado ya en trabajos anteriores (3, 4), con la parti-
cularidad de hallarse agrupadas en la extremidad superior de la
planta.
Esta curiosa anomalía que se presenta como una prolificación
de la inflorescencia puede considerarse como un caso extremo de
clorantia y es sumamente interesante para comprender la inflores-
cencia normal del maíz.
El espádice femenino normal puede considerarse como un pa-
nículo cuyos ejes laterales se sueldan con el principal, al mismo
tiempo que las glumas y páleas se transforman en las grandes
brácteas que envuelven toda la inflorescencia.
Las espigas múltiples con flores femeninas en la base y mascu-
linas en los extremos establecen la transición entre los espádices
femeninos y los panículos masculinos, demostrando la analogía del
plan de construcción de las inflorescencias de ambos sexos.
Pasemos ahora en revista los antecedentes bibliográficos relati-
vos ú la clorantia en el maíz.
Moquin Tandon en su clásico libro (8, p. 232), dice que la clo-
rantia es bastante ordinaria en las gramíneas, juncáceas y ciperá-
ceas, pero no cita el maiz.
Masters (7, p. 278), se expresa en los siguientes términos:
«En las gramíneas sucede frecuentemente que las flores son
reemplazadas por brotes foliáceos y esta condición es designada
en otra parte con el nombre de pastos viviparos, pero en este sitio
debe mencionarse un grado de cambio menor y que parece haber
sido un caso genuino de clorantia en Glyceria fluitans KR, Br. cuya
espícula, como lo observó Wigand (Flora, 1856, p. 712), estaba
formada en la parte de abajo por las glumas ordinarias inaltera-
das, mientras que las páleas, así como los lodículos y estambres
estaban representados por hojas liguladas. La planta estaba afec-
tada de un hongo parásito. »
He consultado el trabajo de Wigand (10) y realmente su des-
eripción coincide con las deformaciones observadas en el maíz en
el primer grado de clorantia,
GALLARDO: MAÍZ CLORÁNTICO. 323
La Glyceria fluitans R. Br. estaba infectada por un Uredo.
Por mi parte no he encontrado en los ejemplares anómalos es-
tudiados, ninguna lesión que pudiera hacer sospechar que estu-
vieran atacados por algún parásito.
Masters no menciona el maíz entre las plantas cloránticas,
Según Penzig (9, 11. p. 462), 4 veces pueden desarrollarse las pá-
leas de las flores del maiz y formar hojas verdes, tanto en las fe-
meninas como en las masculinas.
Cita á Dietz, Krafft y E. Hackel, como habiéndose ocupado de
esta anomalía, pero no he encontrado en sus artículos ninguna re-
ferencia á las inflorescencias masculinas ni nada que pueda com-
pararse con los casos que he tenido oportunidad de observar.
En cambio, en una nota reciente de Blaringhem (2), que me fué
señalada por el profesor Giard, he hallado una curiosa observación
que coincide completamente con el caso que he tenido oportunidad
de estudiar.
En el mes de Septiembre de 1901 y en Septiembre y Noviembre
de 1902, Blaringhem ha encontrado en Locon (Pas-de-Calais,
Francia) numerosas plantas de maiz afectadas de anomalías análo-
gas á las que dejo expuestas y especialmente comparables con el
caso extremo en que se encuentran flores masculinas y femeninas
en el panículo terminal.
Además, Blaringhem halló curiosas flores hermafroditas.
La posición de las plantas monstruosas coincide también con la
que ocupaban las nuestras, pues se hallan siempre localizadas en
los bordes de los maizales. Las plantas anómalas son escasas á lo
largo de los arroyos, más frecuente en los deslindes de un cultivo
removido tardíamente ó de cosecha avanzada. La mayor frecuen-
cia se presenta en los ángulos de los maizales y á lo largo de los
senderos comunales. Los paisanos han notado esta forma particu-
lar de maíz á la que llaman «maiz degenerado».
Como Blaringhem no ha encontrado tampoco ninguna alteración
que pueda hacer sospechar la presencia de un parásito animal ó
vegetal, atribuye la anomalía 4 un traumatismo causado por el
tránsito á lo largo de los maizales, lo que explicaría la situación de
los pies deformados en los bordes de los sembrados.
Para corroborar su hipótesis hace observar Blaringhem que la
proporción de ejemplares anómalos era excepcionalmente elevada
en dos lotes en los cuales el maíz había brotado mal ó habían sido
devastados, antes y después de la germinación.
Como lo he hecho notar anteriormente, nuestras 20 plantas clo-
324 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
ránticas se hallaban también reconcentradas en uno de los bordes
del plantío, en una región sometida á circunstancias especiales.
Es interesante, pues, examinar hasta qué punto las condiciones
de vida de la planta puedan determinar el desarrollo de órganos
vegetativos en vez de flores.
Klebs ha realizado experimentalmente esta transformación, to-
mando inflorescencias de diversas plantas que hace desarrollar
como estaca 0 gajo. Ve así. que los brotes florales se desarrollan ve-
getativamente. Las brácteas crecen como hojas de follaje y los
mismos botones florales producen en muchos casos grupos de ho-
jas vegetativas, es decir, que obtiene artificialmente verdaderas
clorantias, cambiando sólo las condiciones de cultivo.
No todas las plantas se prestan á esta metamorfosis.
Klebs la ha logrado en Veronica Chamaedrys L., Myosotis palus-
tris, Lam., Cochlearia officinalis L., Lysimachia ciliata L. (= Stei-
ronema ciliatum Ratfin.) y otras (5,6). Muy interesantes son las
figuras que publica y que muestran estas curiosas transforma-
ciones.
Ultimamente ha obtenido análogas metamorfosis en varias espe-
cies de Sempervivum cuyas inflorescencias se convierten en rosetas
de hojas vegetativas (6).
Todos estos experimentos robustecen el concepto de que el pro-
ceso normal del desarrollo de las plantas no es determinado exclu-
sivamente por las propiedades hereditarias ó internas sino que es
una resultante de ellas y de las circunstancias exteriores,
Según me ha comunicado verbalmente Blaringhem ha consegui-
do, por su parte, obtener experimentalmente un gran número de
anomalías en el maíz, sometiendo las plantas á diversos trauma-
tismos.
Es sabido también que la presencia de parásitos animales ó ve-
getales es causa de muchas deformaciones y entre otras de la clo-
rantia (10).
Después de recordar estos antecedentes, veamos las conclusiones
que pueden deducirse del examen de las condiciones en que se han
desarrollado las plantas cloránticas de maiz que he tenido ocasión
de observar.
Según he indicado ya al comienzo de este artículo, la primavera
de 1903 fué extraordinariamente seca en los alrededores de Buenos
Aires, hasta el punto que muchos maizales se perdieron por falta
de lluvias oportunas.
En el plantío que nos ocupa las plantas no perecieron, gracias á
e
GALLARDO: MAÍZ CLORÁNTICO. 25
que habian sido sembradas con cierta anticipación, lo que les per-
mitió aprovechar las últimas lluvias del invierno. En particular las
plantas anómalas situadas en terreno bajo, que había estado inun-
dado el invierno anterior, beneficiaron de estas circunstancias par-
ticulares. Al llegar la época seca, el desarrollo vegetativo del maíz
quedó interrumpido, preparando entonces la producción prematu-
ra de sus órganos reproductores. En estas circunstancias sobrevi-
nieron algunas lluvias violentas que irrigaron especialmente las
plantas situadas en la parte baja del terreno, donde se acumuló el
agua caida torrencialmente sobre el resto del maizal.
Las plantas de esa región baja se hallaron pues en circunstan-
cias análogas á las de los gajos cultivados por Klebs. Las plantas
de escaso desarrollo que habían comenzado á formar inflorescen-
cias prematuras, trataron por decirlo así, de continuar su desarro-
llo vegetativo, de acuerdo con las nuevas condiciones del ambien-
te. El resultado fué la transformación de gran número de piezas
florales en órganos vegetativos, sin alterar por ello sus posiciones
relativas que ya se hallaban determinadas, es decir la producción
de las numerosas clorantias que hallé reconcentradas en la región
del terreno donde estos cambios de medio se habían hecho más vi-
vamente sentir.
Observando las figuras, en particular la 2, se ve que la clorantia
permite el desarrollo completo de órganos que normalmente no lo
alcanzan. Así vemos que las páleas, que están reducidas en el caso
normal á una vagina membranosa, aparecen como hojas liguladas,
de lámina bien desarrollada. Es decir, que no solamente la vagina
adquiere mayores dimensiones, sino que se forman además la lámi-
na y la ligula que ordinariamente abortan.
Este ejemplo nos muestra una vez más la especie de antinomia
que existe entre las funciones nutritivas y de reproducción, oposi-
ción que se ha observado en muchos casos, aunque por otra parte
se requiere una buena nutrición como antecedente á la propagación
normal de la especie.
En cuanto á la producción experimental de anomalías por medio
de traumatismos, llevada á cabo por Blaringhem es susceptible de
una interpretación análoga. Los traumatismos debilitan el desarro-
llo vegetativo general de la planta al mismo tiempo que pueden
vigorizar ciertos brotes hacia los cuales se produce un aflujo ex-
cepcional de savia,
Los parásitos por su parte determinan también trastornos nutri-
tivos parecidos á los que ocasionan los traumatismos y deben
producir modificaciones semejantes en el desarrollo normal,
326 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Todas estas acciones, tanto las alternativas de sequedad y de
humedad como los traumatismos y los parásitos, actúan por un
mecanismo análogo, produciendo debilitaciones seguidas de au-
mento de vigor que dan por resultado la producción de anomalías,
que pueden imputarse por consiguiente 4 modificaciones nutriti-
vas que alteran el proceso normal de desarrollo.
A esta misma conclusión me habían conducido mis observaciones
sobrela fasciación (4).
6.
10.
¡UL
TRABAJOS CITADOS
. ARECHAVALETA, J, Las gramíneas uruguayas. Montevideo,
1898.
. BLARINGHEM L. Remarques sur du mais tératologique dit
« Mais dégénérée », en: Comptes Rendus de la Société de Biolo-
gie, Paris, 1902, p. 1487 -89.
GALLARDO, A. Notas fitoteratológicas en : Comunicaciones del
Museo Nacional de Buenos Aires, t. 1, N* 4, p. 116-124. Bue-
nos Aires, 1899,
— Notas de teratología vegetal en: Anales del Museo Na-
cional de Buenos Aires, t. 1x (Ser 3%, t.11), p. 525-5371, Buenos
Aires, 1908.
Kuess, G. Willkúrliche Entwickelungsánderungen bei Pflan-
zen, Jena, 1903.
— Ueber Probleme der Entwickelung, en: Biologisches Cen
tralblatt, t. xx1v, N*8, p. 257-267; No 9, p. 289-305. Leipzig,
1904.
. Masters, MaxweLL T. Vegetable Teratology. An account of
the principal deviations fromthe usual constructions of plants
London, 1869.
Moquix Tanpon, A. Eléments de Tératologie végétale ou
Histoire abrégée des anomalies de l'organisation dans les vé-
gétaux. Paris, 1841.
Penz1iG, O. Pflanzen-Teratologie. 1 Dicotyledones polypetalae.
Genua, 1890, 11 Dicotyledones gamopetalae. Monocotyiedo-
nes. Cryptogamae. Genua, 1894.
PeyrirscH, J. Zur Aetiologie der Chloranthieen einiger Ara-
bis- Arten, en: Jahrbuch fúr wissenschaftliche Botanilk, t, xr
p. 1, 1882.
WiGaAND, Azñ. Beltrágezur Pflanzenteratologie, en: Flora,
1856, p. 705-713.
INSECTOS DE TUCUMAN
POR
JUAN BRETHES.
El Dr. D. Eugenio Tornow, profesor en el Colegio Nacional de
Tucumán, acaba de mandar al Museo Nacional una pequeña colec-
ción de insectos para ser determinados.
Aunque la mayor parte sean ya conocidos (siete sólo son nue-
vos), no será de más señalarlos todos para tener un nuevo jalón
acerca de su distribución geográfica. Agregaré á esta lista un par
de Dipteros que he recogido en Buenos Aires y que son nuevos para
la fauna argentina, así como una observación sobre la Matara ni-
gripennis, himenóptero, también de Buenos Aires, cuya colocación
sistemática había quedado sin conocerse,
COLEOPTERA
Fam. HYDROPHILIDAE
1. Tropisternus lepidus Br.
Fácilmente reconocible por las líneas longitudinales verdes y
violáceas que adornan los élitros.
Un ejemplar.
Fam. NITIDULARIAE
2. Colastus Bohemani Murr.
Tres ejemplares que han sido comparados con los de la Col, Bruch,
los cuales han sido determinados por el Sr. Grouvelle. Los ejem-
plares que estudio apenas tienen el borde del pronoto un tanto fe-
rrugíneo, siendo uniformemente negros por arriba,
380 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Fam. SCARABAEIDAE
3. Ontherus eontractus (Burm.) Lac.
Dos ejemplares.
4. Anomala testaceipennis Br.
Un ejemplar.
5. Cyelocephala tucumana ». sp.
Castanea, capite obscuriore, subtus testacea. Antennae 10-arti-
culatae. Caput parvum, punctatum, clypeo latior longus an-
tice truncato, leniter marginato-elevato, Thorax transversus,
utrinque semicircalari, parce punctulatus. Scutellum trian-
gulare, leniter punctulatum, postice impressum. Elytra con-
vexa, subparallela, apicem versus leniter ampliata, postice
rotundata, striato-punctata, callo humerali sat elevato. Tibiae
anticae extus tridentatae. Long. corp.: 11 mm. Lat. thorac.:
Y mM.
Esta Oyclocephala se asemeja mucho á la C. modesta Burm. y
quizás en el grupo de las C. anomalinae debe entrar, pero en el
ejemplar que examino faltan los tarsos anteriores, de modo que no
se puede decir nada al respecto. De todos modos se aleja en seguida
de aquella especie porsus an-
tenas de 10 artejos, siendo el
primero tan largo como los
seis siguientes y en forma de
maza alargada; el segundo
] tiene de largo como Y, del
Fig. 1. — a, Cyclocephala tucumana 1; bx a e z ISTMO
el mismo visto de frente; c, maxila y palo ¡Pato ES subesférico y
maxilar, 12; d, labio y palpo labial, 12, poco estrechado en la base; el
tercero es obcónico; el 4* y el
5% globulares, el sexto se ensancha y el 7” tiene forma de cúpula; los
3 últimos forman la maza antenal. La maxila es corta como la mitad
de la galea, subtriangular, un poco ensauchada del lado interno,
penicelada. Los palpos maxilares tienen el cuarto artejo pequeñu y
pareciendo como un punto oscuro en la extremidad del3”; los otros
tres artejos son subiguales en longitud, siendo el primero más an-
BRETHES: INSECTOS DE TUCUMÁN. 331
gosto. El labio es casi dos veces tan largo como ancho, un poco
amgostado hacia la extremidad terminando con la lengua coriácea
que es ligeramente emarginada en la punta y que presenta pelos
bastante abundantes en los lados. Los palpos labiales presentan el
primer artejo cilíndrico, un poco más largo que ancho, el segundo
obcónico, más corto que el primero y el tercero cilíndrico, tan lar-
go como los otros dos reunidos ?. La cabeza es más ancha que larga,
más puntuada que el corselete. con el clipeo truncado anteriormen-
te, los bordes laterales un tanto convergentes hacia adelante, y
también un poco alzados; la extremidad del clipeo tiene una impre-
sión transversa con la puntuación más densa que en lo demás de
la cabeza. El tórax es transverso, luciente, con puntitos esparcidos
poco hundidos; sus bordes laterales redondeados y marginados; su
base casi recta y apenas procurva en el medio. Los élitros son
finamente estriado-puntuados longitudinalmente, con el callo hn-
meral bastante pronunciado. El pigidio es liso, un poco arrugado
en los lados basales. Las patas presentan pelos leonados y el pri-
mer segmento del abdomen por debajo es carenado, los 2-4 tienen
impresiones longitudinales en todo su ancho, el quinto es liso con
una línea transversa apical de puntos hundidos.
Un ejemplar.
6. Cyelocephala andina n. sp.
Lurido-testacea, capite nigro, clypeo utrinque ferruyineo, thorace
disco 6-nigro-maculato, elytris sutura nigra, maculaque nigra
utrinque ante apicem, femoribus apice, tibiis plus minusve,
epimeris mesothoracis, abdomine utrinque subtusque et seg-
mento 5% supra piceo-nigris. Long. corp.: 14 mm. Lat. thor.:
5,5 mm,
La cabeza es un poco más ancha que larga, pero el clipeo, la
frente y el vértice forman un rectángulo más largo que ancho; es
toda negruzca excepto en los ángulos superiores del clipeo donde
se nota un rojo oscuro. El clipeo es truncado anteriormente sin el
borde levantado y sus ángulos anteriores son redondeados. La
1 En un género tan homogéneo como lo es el de los Cyclocephala, he creido
deber extenderme más en la descripción de las partes bucales que dan muy buenos
caracteres especificos (quizás sean más tarde genéricos) y no contentarme sólo
con los colores que varian tanto en una misma especie.
MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
puntuación no es apretada, aunque lo sea más que en el tórax, pero
es más fina que en este último. El tórax es finamente margirado
en todo su contorno; su puntuación es más densa en los lados y
ofrece seis puntos ó manchas negras en dos hileras longitudinales.
El escudete es poco puntuado,
de forma triangular; sus bor-
des laterales negruzcos. Los
GI élitros tienen la sutura y una
| manchita de cada lado negruz-
cas. La puntuación, más fuer-
a ó c d te que en el tórax, forma líneas
Fig. 2. —a, Cyclocephala andina, 1; dl, longitudinales que se desvane-
ae RaRral c, maxila, 35d cen en los callos humerales y
posteriores. El prosterno es
aquillado antes de las ancas
correspondientes y tiene una púa roma detrás de ellas. El metas-
terno tiene una línea impresa longitudinal y su extremidad pre-
senta una incisión triangular entre las ancas posteriores. El pri-
mer segmento abdominal es aquillado en su base y los segmentos
2-4 tienen una línea impresa longitudinal y una línea transversal
(también el 5%) de puntos hundidos setígeros. Las antenas tienen
10 artejos: el 1% es acodado cerca de la base y aumenta después
gradualmente en grosor hasta el fin. Los demás artejos son como
los de la especie anterior. La maxila tiene su lobo terminal fuer-
temente penicelado del lado interno, sobre todo en la extremidad:
presenta dos dientes interno-apicales y uno basal. Los palpos fal-
tan. El labio es fuertemente emarginado con cerdas terminales y
los tres artejos de los palpos labiales sub-iguales entre sl.
Un ejemplar.
Fam. MALACODERMIDAE
7. Astylus atromaculatus BL.
Varios ejemplares.
Fam. CANTHARIDAE
S. Epicauta virgata (KXLua)
Un ejemplar.
BRÉTHES: INSECTOS DE TUCUMÁN. 333
Fam. CERAMBYCIDAE
9. Ethemon basale (Burm.) Lac.
Un ejemplar de este lindo longicornio de cabeza, tórax y prin-
cipio de las alas colorados y lo demás de los élitros de un verde
amatista.
Fam. CHRYSOMELIDAE
10. Diabrotica speciosa (Gerxm.) Des.
Nueve ejemplares de esta crisomelina; es también muy común
en Buenos Aires.
Fam. COCCINELLIDAE
11. Solanophila poenulata (Germ.) Ws.
Ocho ejemplares de este insecto también común en Buenos Aires
sobre las solanáceas y cucurbitáceas.
HYMENOPTERA
Fam. APIDAE
12. Bombus carbonarius HanDL.
Un ejemplar.
13. Eeplectica fervens (Sm.) BréTHES
Tres ejemplares.
14, Xylocopa aurulenta (Far.) Ler.
Un ejemplar.
Fam. POMPILIDAE
15. Pepsis limbata Guér.
Un ejemplar.
334 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Fam. BRACONIDAE
16. Iphiaulax Tornowii ». sp.
Y Nitidus. Caput, thorax, abdomen apice nigri; mesonotum,
mesopleurae antice, abdominis seymenta 1-4 rubescentes; os,
mandibularum basis, pedes antici et medii testacei, articulo
ultimo tarsorum nigro; pedes postici nigri, sed trochanteribus,
linea femoribus externa, femoribus apice tibiisque basi testa-
ceis. Alae anteriores flavo-testaceae, apice (ferme Y, alarum)
et fascia prope medium subnigris; alae posteriores subhya-
linae, apice (ferme */, alarum) infumatae. Long. corp.: 8 mm.
Alae: 7 mm.
La cabeza es cúbica, lustrosa y negra con algunos pelos en el
occipucio y con una puntuación escasa y muy fina. Las ocelas en
triángulo equilátero están situados en una ligera prominencia, la
que está rodeada de una impresión circular. Las antenas son setá-
ceas, tienen unos 47 artejos (el 30 es el más largo ): alcanzan hasta el
fin del tercer segmento abdominal. El tórax es ovalado, negro, con el
dorso rojizo oscuro, lustroso, los dos surcos anteriores del mesonoto
casi obsoletos, el metanoto un poco declive, convexo, cubierto de pe-
los blanquizcos. El primer segmento del abdomen en forma de
triángulo un tanto alargado con una fuerte impresión basal longi-
tudinal que se bifurca hacia atrás desde el medio en la cara supe-
rior. Allado de esta impresión hay otra línea impresa longitu-
dinal,
El segundo segmento ofrece una fuerte carena basal longitudi-
nal que viene más angosta á medida que se acerca al ápice del seg-
mento. Esta carena la forman dos impresiones convergentes hacia
la extremidad del segmento mientras que otras dos impresiones
salen de la base de las dos primeras y, un tanto arqueadas, se di-
rigen hacia la extremidad lateral del mismo segmento. El tercer
segmento ofrece dos impresiones que salen del medio de la base
del segmento y se dirigen cada una hacia la mitad lateral del mis-
mo. El cuarto segmento tiene también dos impresiones que salen
un poco después de su base y que toman ¿juntas una dirección
transversal, paralela á la base de dicho segmento; lo mismo suce-
de en el quinto segmento: sin embargo la línea impresa transver-
sal se aproxima á la base del segmento hacia los lados.
Las alas anteriores son amarillentas con una faja negruzca hacia
el medio y también es negruzco el tercio posterior del ala: las ner-
BRÉTHES: INSECTOS DE TUCUMÁN. 335
vaduras cambian de color según la región en que se encuentran.
Las alas posteriores tienen su mitad basal casi hialina y la otra
mitad un poco ahumada. Las patas anteriores y medianas son tes-
táceas con el último artejo tarsal negro. Las patas posteriores son
negras con los trocanteres, una línea externa en los fémures, la
extremidad de éstos y la mitad basal de las tibias ferrugíneos.
Cuatro ejemplares.
Fam. ICHANEUMONIDAE
Gen. MATARA Htrmc.
Este género de Holmgren (Eug. Resa. Zool. 1, 1868, p. 395)
tiene por único representante á la Matara nigripennis de Buenos
Aires.
Como ha sido relegado por Dalla Torre (Cat. Hym. 11, 1902, p.
1056) entre los «Genera incertae sedis» y por Ashmead (Ichn.
Flies, etc. 1900, p. 152) entre los « Genera unknown », creo útil vol-
ver sobre el asunto y sacar en claro su posición sistemática,
El primer segmento abdominal peciolado y curvo en la extremi-
dad, con los estigmas más próximos á dicha extremidad del segmen-
to que entre sí, y el ovipositor escondido (ó pudiendo esconderse)
en los últimos segmentos, colocan 4 Matara entre los Ichneumoninae.
Los estigmas metatorácicos ovalados, las mandíbulas bidentadas,
el hoyuelo transversal que separa el metanoto del postescudete no
muy profundo, el abdomen ordinario, es decir, las estrangulaciones
entre los segmentos no muy profundas como en los Joppini, y las
uñuelas pectinadas circunscriben á Matara nigripennis entre los
Listrodromini.
Por fin el metatórax sin aréolas, con un par de espinas en su
parte supero-posterior, el escudete marginado lateralmente hasta
la extremidad, las antenas (Q ) un poco engrosadas hacia la mitad
y terminando en punta, el labro escondido, las gastrocelas trans-
versas y profundas, la célula areolar de las alas casi pentagonal,
los dos nérvulos transverso -cubitales tocándose casi debajo de la
radial y subiguales, la célula submedial un poco más corta que la
medial, el nérvulo disco-cubital con un principio de vénula que
arranca de su mitad colocan al género Matara cerca de Joppites
Berth., y quizás Cressonianus Ashm. sea un sinónimo de Matara.
336 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
17. Matara nigripennis Hime.
El Museo Nacional posee algunos ejemplares de este himenóp-
tero, recogidos en Buenos Aires ó en la vecina República Oriental
del Uruguay.
LEPIDOPTERA
Fam. PIERIDAE
18 Terias albula (Cram.) Burm.
Dos ejemplares.
Fam. HELICONIADAE
19. Pteronymia simplex (SaLv.) BurL. € Druce
Dos ejemplares.
20. Mechanitis Elisa (Guér.) W. KirBY
Un ejemplar.
Fam. SATYRIDAE
21. Euptychia Celmis (Gobr.) Westw. « Hewrrs.
Dos ejemplares.
Fam. HESPERIDAE
22. Pyrgus syrichthus (Faz.) Larr.
Dos ejemplares.
Fam. SPHINGIDAE
23. Philampelus lycaon (Cram.) Burn.
Un ejemplar.
DIPTERA
Fam. CULICIDAE
24, Uranotaenia geometrica Lurz
He encontrado este lindo mosquito en mi casa, en Buenos Aires,
el 12 de Julio (invierno) del presente año. Hasta ahora era sólo
BRETHES: INSECTOS DE TUCUMÁN. 397
conocido de Sao Paulo (Brasil). Este ejemplar está incorporado á
las colecciones del Mus. Nac. de Buenos Aires.
Fam. TIPULIDAR
25. Tipula nubecula V. d. WuLe
Un ejemplar.
Fam. ASILIDAE
26. Leptogaster Tornowii ». sp.
QA Nigra, subopaca, mesonoto rufo, postice utrinque flavo-
notato (vel postice toto griseo-sericeo) etiamque abdomine basi
subtus. Pleurae plus minusve obscure ferrugineae vel griseo-
sericeae. Coxae testaceae, femores basi albido-testacea, apicem
versus nigro-picea ferrugineoque annulata, tibiae anticae tes-
taceae, mediae posticaeque nigyro-piceae biannulato- plus mi-
nusve ferrugineae. Tarsi ferruginei plus minusve obscuri,
sed metatarsis albidulis, setibus piceo-nigris. Femores posti-
ca apicem versus clavata. Ungues nigri. Antennae piceae,
articulo 2% ferrugineo. Alae hyalinae, lenissime infuscatae,
iridescentes. Long. corp.: SS 10 mm., Q 12 mm.Alae: 7
mm., Q 8 *a mm.
De un negruzco opaco, excepto el 20 artejo de las antenas que es
ferrugíneo, la parte posterior del mesonoto que tiene dos man-
chas amarillentas ó que es enteramente gris ceniciento; las pleuras
son de un ferrugineo más ó menos oscuro: este color invade tam-
bién los bordes del mesonoto ó se cambia en un gris ceniciento;
los balancines son oscuros en su base y en su extremidad y blan-
quizcos en el tallo; la base del abdomen por debajo es blanquizca;
las ancas son más ó menos ferrugineas; los fémures son blanquizcos
en la base y negruzcos en la extremidad, habiendo un anillo ferru-
gineo en medio del negro; las tibias son negruzcas con dos anillos
testáceos más ó0 menos desarrollados; los tarsos son ferrugineos,
excepto casi todo el metatarso, que es blanquizco desde cerca de
la base y las cerdas que son negruzcas. Las alas son hialinas é iri-
sadas con un muy ligero matiz de fusco.
Sobre la boca hay cuatro cerdas blancas y el abdomen lleva pe-
litos del mismo color bastantes esparcidos. En la parte posterior
del mesonoto se notan también cuatro cerdas tiesas. El tercer
ANAL. Mus. Nac. Bs. As., SertE 3%, Tr. 1v. Ocrubre 26, 1904. 22
£
335 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
artejo de las antenas es una vez y media más largo que los dos
primeros juntos y que la cerda terminal, subcilíndrico aunque algo
más grueso hacia la base. Los muslos posteriores son más largos
que la cabeza y el tórax reunidos y se engruesan sensiblemente
hacia la extremidad en forma de maza. No hay pelotas ungueales.
La bifurcación de los 2 nérvulos cubitales (V. d. Wulp) se veri-
fica un poco antes del fin de la célula discoidal. La vena posterior
y el nérvulo transverso-posterior arrancan del mismo punto de la
célula discoidal, Cinco ejemplares.
Gen. MYOLESTES n. gen.
Proxwimus a Alopogone et ceteris generibus: tibiis anticis unco
terminali munitis, abdomine subcylindrico, cellula 4” postica
occlusa, cellulis submarginalis 2, antennis articulis 1% 20 que
subaequalibus, tertio longiusculo compresso, ad. apicem cica-
triculato, absque stylo, supra breviter setigero, etc., sed pulvil-
lis omnibus aequalibus, unguis apicem attingentibus, meso-
noto setis 3 utrinque aucto, scutello haud setigero. A Pho-
nicoclepte E. Lch. A.vicinus, sed pronoto et pleuris haud se-
tosis, facie latitudine longitudine haud majore, sed duplo lon-
giore quam latiore, plana, leniter convexa. A Tolmeroleste
et Cylicomera £. Lch. A. etiam vicinus, sed scutello et tuber-
culo ocellifero haud setosis, et abdomine thorace plus duplo
longiore.
Cabeza deprimida, más ancha que alta, con la cara doble más
alta que ancha, casi plana, un tanto convexa, sin tubérculo, la
trompa dirigida hacia adelante y abajo, los mostachos largos y es-
casos, el tubérculo ocelifero prominente sin cerdas, las antenas
algo más largas que el espesor de la cabeza con los dos primeros ar-
tejos subiguales y provistos de cerdas y el tercero comprimido,
provisto de cerdas en su borde superior y una cicatriz cerca de su
extremidad, sin cerda terminal, el occipucio con algunas cerdas, El
mesonoto es abovedado, un poco más largo que ancho con tres cer-
das de cada lado; el escudete es semi-circular y sin cerdas. El abdo-
men es subcilíndrico, hasta tres veces más largo que el tórax ó poco
menos, las patas con cerdas más ó menos numerosas, pero abundan-
tes en los artejos tarsales; las tibias anteriores y posteriores estriadas
transversalmente desde antes de su mitad apical del lado interno
donde tienen como cepillos de cerditas; las tibias anteriores tienen
además una púa interna terminal á la que corresponde un proceso
BRETHES: INSECTOS DE TUCUMÁN. 339
triangular en la base de los metatarsos del lado interno. Las vento-
sas alcanzan casi á la extremidad de las uñuelas. Las alas son como
las del género Allopogon; la cuarta célula posterior y la anal son
cerradas.
Tipo: Myoletes Lynchii.
27. Myolestes Lynchii n. sp.
Thorax ferrugineus, aureo- pruinosus, mesonoto trilineato fus-
co, linea media longitudinaliter divisa, lateribus antice abbre-
viatis. Abdomen piceo-ferrugineum, nitidum,leniter parcissime
setulosum. Facies aureo-pruinosa, barba albida, vertice piceo,
nitente, antennis pedibusque ferrugineis, piceo-setosis, articulis
aultimis tarsorum plus minuste nigris, proboscide nigra basi
subferruginea, palpis nigris. Alae hyalinae. Long. corp.: 12
mm. Alae: vix 10 mm.
La cabeza es ferruginea con una pruinosidad dorada: el vértice
es nitido, piceo-negruzco, la trompa negruzca y su base de un fe-
rrugineo obscuro, los palpos y sus pelos negros, las barbas blan-
quizcas y las antenas ferrugíneas con las cerditas negruzcas asi
como la cicatriz del tercer artejo. El tórax es ferrugineo cubierto
de una pruinosidad dorada con tres lineas fuscas en el mesonoto,
la línea mediana dividida longitudinalmente por otra del color ge-
neral, y las laterales no alcanzan al borde anterior. El abdomen es
nítido, de un piceo negruzco. Las alas son hialinas con dos células
submarginales; la cuarta posterior y la anal son cerradas. Los ba-
lancines son piceos, con algo de ferrugíneo al llegar á la maza. Los
pies son ferrugíneos con la extremidad de las tibias y de los artejos
tarsales volviéndose más ó menos negruzcos, las cerdas más ó me-
nos piceas y las cerditas que forman los cepillos de las tibias ante-
riores y posteriores doradas. Las ventosas son blanquizcas.
Dedico esta especie al distinguido naturalista Sr. D. Enrique
Lynch Arribálzaga, cuyo importante trabajo sobre los Asilidos ar-
gentinos apareció hace ya más de veinte años.
Dos ejemplares.
Fam. BOMBYLIIDAE
25. Hyperalonia Proserpina (Wieb.) 0.-S.
Haré notar con respecto de este diptero que las descripciones de
los autores le convienen perfectamente. Pero el vénulo transverso
340 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
medio arranca de la vena cubital después que ésta ha salido de la
vena radial, y las venas cubital y discoidal terminan juntas en el
borde del ala, de modo que la primera célula posterior no está abier-
ta. Me inclino á creer que esas divergencias con el dibujo de Van
der Wulp (Amerikaansche Diptera, en: Tijdschrift voor Entom.
1881. xxrv, pl. xv, f. 12) deben sólo explicarse por algún descuido
en la ejecución de las figuras del autor holandés.
Dos ejemplares.
Fam.SYRPHIDAE
20. Baccha bonariensis n. sp.
A Nigro-picea, flavo-variegata. Caput antice flavum superne
nmigrum, fascia semicirculari recurvata nigra supra antennas
sita et eorum basi attingente. Antennae nigro-piceae, subtus
ferrugineae, articulo tertio chaeta basali nuda aucto. Thorax
supra quinque flavo-lineatus, linea media postica haud dimi-
dium thoracis attingente, lineis 2 proximis marginem posti-
cum haud attingentibus, lineis 2 lateribus in medio inter-
ruptis. Scutellum flavum, disco piceo-nigro. Abdomen seg-
mentis antice 19 flavo, 22 albidulo-flavo, 3% 4% que sat late
flavis, 4” apice 5% que basi anguste flavis, ano ferrugineo.
Pedes ferrugineo-flavi, femoribus mediis basi, coxis, trochan-
teribus et femoribus posticis plus minusve piceis, tibiis posti-
cis apicem versus obscurioribus, tarsorum posticorum articulis
1-5 supra piceis, unguiculis omnibus apice nigris. Alae hya-
linae, nervulis piceis, ad costam ferrugineis, cellulis costali
subcostalique ferrugineis, illa pallidiore, vena submarginali
flexuosa sed haud cellulam submarginalem pediforme descri-
bit, vena transversa posticali fortiter flexuosa, basi conca-
va, apicem versus fortiter convexa, nervulo transverso medio
ante medium cellulae discoidalis inserto, vena spuria vix ve-
nam transversam discoidalem attingente. Long. 14 *, mm.
Alae: 13 mm.
Patria: Buenos Aires, Caput reipublicae argentinae.
La cabeza es semi-hemisférica, con la cara amarilla y el occipucio
negro. Las antenas son negruzcas y en parte ferrugineas por
debajo. Una faja semicircular negra va de una á otra antena, El
mesonoto es amarillo con tres rayas negras y anchas: la raya del
medio se bifurca al llegar á la parte posterior donde se confunde
BRÉTHES: INSECTOS DE TUCUMÁN. 341
con las dos laterales: éstas 4 su vez cortan el amarillo del borde
para dirigirse á la raíz de las alas. El escudete es amarillo con el
disco negruzco. Las pleuras son ferrugíneas con dos líneas casi
verticales amarillas una delante y otra detrás de la raíz de las alas,
El abdomen tiene la base del primer segmento amarillo; ese color
se ensancha por debajo. El segundo segmento tiene la base de un
blanco amarillento y los bordes de un color ferrugíneo; el tercero
y el cuarto la tienen amarilla; la extremidad del cuarto segmento
y la base del quinto son también un poco amarillas, El ano es tes-
táceo. Las patas son de un color testáceo que se cambia en ama-
rillo en las tibias anteriores y medianas;
sin embargo las ancas, trocanteres y fé- SY
mures posteriores son más oscuros, casi
iceos. Las tibias posteriores tienen la ;
P p Fig. 3. — Ala de B. bona-
mitad basal amarilla y la extremidad api- — riensis, 3.
cal ferrugínea. Los tarsos 1-3 posteriores Ñ
son piceos por arriba y todas las uñuelas tienen su mitad apical
negruzca. Las alas son hialinas con las nervaduras próximas á
la base y á la costa ferrugíneas, las demás píceas. La vena
submarginal se arquea sobre la primera célula posterior pero sin
formar una célula submarginal pediforme. El nérvulo transverso
medio se dirige oblicuamente hacia la célula discoidal y la toca
poco antes del medio de su borde superior. El nérvulo transverso
posterior sale perpendicularmente de la vena externo-mediaria y
luego forma un arco muy pronunciado convexo antes de tocar la
vena submarginal. La vena espuria casi llega al nérvulo transverso
discoidal. La vena posterior y la vena anal se tocan antes de llegar
al borde del ala.
Este insecto se acercaría en cierto modo al género Salpingoyas-
ter Schin., pero no se puede decir que la célula submarginal sea
pediforme y los muslos posteriores son inermes,
Es una de las mayores Baccha que se conozcan. Recogí este único
ejemplar en Palermo (Buenos Aires), el 11 de Abril del presente año.
Forma parte de la colección del Mus. Nac. de Buenos Aires.
30. Ocyptamus dimidiatus (Fab.) Scuix.
Un ejemplar.
31, Mesograpta anchorata (Macar.) O.-5.
Un ejemplar.
342 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
32, Allograpta obliqua (Say) 0O.-S.
Un ejemplar.
Fam. MUSCIDAE CALYPTRATAE
33. Melanophora americana Maco.
Dos ejemplares.
Fam. MUSCIDAE ACALYPTRATAE
34, Euxesta argentina ». sp.
Nigra; antenmis ferrugineis, capite, coxis, metatarsisque obscure
ferrugineis, alis fuscis, 4-fasciato-albis: fasciis 2% 3% que
marginem versus paulatim amplioribus, fascia 4* ante apicem
alae sita, leniter curvata, costam marginamque haud. attin-
gente. Long. corp.: 4 1, mm.
Ojos cobrizos. La frente, las antenas, la boca y las mejillas son
de un ferrugíneo oscuro: la impresión subantenaria es negruzca y
luciente y el vértex toma un tinte verdoso oscuro metálico. Al lado
interno de los ojos hay una línea gris-plateada y las mejillas son
de este mismo color por detrás. Las ocelas forman un triángulo
alargado con un par de impresiones (quizás pelíferas) en el medio,
Hay algunas cerdas en la frente y una línea de cerdas más cortas
en el occipucio. El tórax es lustroso, de un negro oscuro, parecien-
do tener un matiz un tanto verdoso con algunas cerdas por detrás
y cuatro en el escudete. Las plenras ostentan un color verdoso os-
curo en su parte superior y azulado en su parte inferior.
El abdomen es negro luciente con algún reflejo verdoso 6 azula-
do y una pubescencia formada por cerditas (así como el mesonoto)
mucho menos fuertes que las cerdas pro-
=> pliamente dichas. Los balancines son de
== un ferrugineo oscuro y su estilo más cla-
Fig. 4. — Ala de Euxesta ro. Las patas son de un negro lustroso con
db algún reflejo azulado, excepto las ancas,
las rodillas y los metatarsos que son ferru-
gíneos. Las alas tienen 4 fajas (la primera un tanto testácea) blan-
cas y 4 negras: la primera faja negra es un poco más angosta que
la 2* blanca, la cual se ensancha un poco al llegar al borde margi-
nal; las 22 y 3* fajas negras se ensanchan hacia el borde marginal
BRÉTHES: INSECTOS DE TUCUMÁN. 343
con la faja blanca que las separa del ancho de la 3* negra en el
borde costal; la cuarta faja blanca no toca el borde costal; es un
poco procurva y algo ensanchada hacia el borde marginal; la cuar-
ta faja negra ocupa la extremidad del ala.
Esta especie recuerda bastante la E. abdominalis Loew, aunque
difiere de ella por varios caracteres.
Dos ejemplares.
HEMIPTERA HETEROPTERA
Fam. PENTATOMIDAE
Fam. CORIMELAENIDAE Lern. € Sever.
35. Corimelaena cruralis (SráL) LeTH. € SEVER,.
Dos ejemplares.
36. Cvrtomenus mirabilis (Pertrv) STAL
Un ejemplar.
37. Mormidea poecila DazLz.
Un ejemplar.
38. Mormidea Spegazzinii Bera
Dos ejemplares.
39. Mormidea exigua BerG
Un ejemplar.
40. Edessa rufomarginata (DE GEER) STAL
Un ejemplar.
41. Edessa meditabunda (Fañ.) H.-S.
Un ejemplar.
Fam. COREIDAE
42, Pachylis argentinus Bere
Un ejemplar.
344 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
43. Acanthocerus clavipes (Fab.) STAL
Dos ejemplares.
44. Phthia picta (Drur.) SráL
Un ejemplar.
45. Acanonicus Hahni SráL
Un ejemplar.
46. Coryzus pietipes STáL
Un ejemplar.
Fam. LYGAEIDAE
47. Oncopeltus Stalii Bere
Un ejemplar.
Fam. PYRREOCORIDAE
48. Largus rufipennis (Lar.) Burm.
Un ejemplar.
Fam. REDUVIIDAE
49, Ectrichodia tucumana Brer6
Un ejemplar.
Fam. BELOSTOMIDAR
50. Belostoma annulipes H.-S.
Un ejemplar.
HEMIPTERA HOMOPTERA
Fam. JASSIDAE
51. Jassus Tornowii ». sp.
Piceo-nigro testaceo-adsperso, vertice subquadrato, basi non-
nihil angustato, testaceo, basinigro tri-vittato, medio utrinque
macula T-formante ferruginea, concaviusculo, medio levis-
BRETHES: INSECTOS DE TUCUMÁN. 345
sime carinato, marginibus lateralibus vix elevatis, apice
inter ocellos et oculos impressione instructo; fronte duplo
longiore quam latiore, basin et apicem versus leniter angustata,
convexiuscula, longitudinaliter carinulata, microscopice pune-
tatissima, utrinque obsolete transverseque maultiimpressa,
nigra, parce flavo-punctata, clypeo apicem versus paulo
dilatato, longitudinaliter obtuse carinato, apice truncato, pro-
noto transverso, piceo-nigro, flavescente-granulato, scutello
piceo-nigro, lineis flavescentibus irregulariter dispositis aucto,
apice flavo-ferrugineo, tegminibus pallide et dilate subferru-
gineis, venis piceo-nigris flavescente-albido guttulatis, cellulis
basali ad apicem et discoidali externa basi piceis, fascia ir-
regulari plus minusve picea ab extremitate interna clavi
ad dimidium cellulae posticae externae sita, alis infumatis,
ad costam flavescentibus, macula flavescente basin versus et
altera marginali sat magnis. Long. corp.: 7 mm., cum tegm.: $
mm. Lat. pronot.: 2 1, mm.
La frente es negra, con algunos puntos amarillentos, doble más
larga que ancha, un tanto ensanchada á la altura de la inserción de
las antenas, muy finamente y densamente puntuada, con una ca-
rena longitudinal y los bordes con impre-
siones transversas obsoletas. Jl clipeo es
negro, más largo que ancho, con una ca-
rena obtusa longitudinal, un poco ensan-
chado hacia la extremidad que es trunca-
da. Las antenas situadas en una fuerte
impresión cerca de la base inferior de los
ojos. El vertex es casi tan ancho como
largo con una ligera carena longitudinal y
los bordes un poco levantados. La sepa-
ración del vertex y de la frente es obtusa
Fig. 5.—Jassus Tornowii, 2.
habiendo en la parte anterior del primero dos impresiones en donde
se encuentran las ocelas cuya distancia entre sí es un tanto mayor
que la que las separa de los ojos. Vista de arriba, la cabeza (los
ojos comprendidos) es semi-circular ó apenas parabólica, la
parte anterior del vértex pasando un poco á los ojos. El mesonoto
es un poco más corto y másancho que la cabeza, muy transver-
so, recurvo anteriormente y también un poco posteriormente,
los lados posteriores muy oblícuos, de color negruzco salpicado de
amarillento. El escudete es grande, casi del largo de la cabeza y
346 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
del mesonoto reunidos, negruzco, con la extremidad y varias man-
chitas irregulares amarillentas. Las alas tienen las nervaduras ne-
gruzcas con puntos amarillo-blanquizcos; la extremidad de la cé-
lula marginal y la mitad basal de la célula discoidal externa son
negruzcas formando así una mancha característica; hay también
una faja más ó menos negruzca que sale de la extremidad interna
del clavus y que se dirige hacia la mitad de la célula apical exter-
na. Las células apicales son de un ferrugíneo amarillento unifor-
me, mientras que las del clavus y las demás del corión son de un
ferrugíneo parduzco muy salpicado de amarillento. El borde api-
cal del corión es ahumado. Las alas son ahumadas con el borde
costal amarillento hasta después del medio donde ese color se en-
sancha; hay dos manchas del mismo color, una en el borde margi-
nal de uno y otro lado de la vena radial libre y otra en el tercio
basal del ala; el borde del lobo clavicular es hialino-amarillento.
El nérvulo costal se bifurca un poco después del medio del ala
formando la célula superflua. El nérvulo radial superior se bifurca
hacia el medio del ala. Hay sólo dos nérvulos tranversos: uno
hacia la mitad de la célula superflua entre el nérvulo costal infe-
rior y la rama superior del nérvulo radial superior; otro nérvulo
entre el rámulo inferior del nérvulo costal superior y el nérvulo
radial inferior que queda simple. Un sólo nérvulo radiante. El
nérvulo sutural se bifurca como al tercio de su longitud desde su
base, ambos rámulos yendo á parar al nérvulo periférico; además
desde el punto de bifurcación el nérvulo sutural emite otro nérvulo
hacia la base del ala del lado del lobo clavicular. El lobo clavicu-
lar tiene sólo un nérvulo radiante independiente del nérvulo peri-
férico.
Q El último segmento ventral es más largo en el medio que el
penúltimo, profundamente cortado en la extremidad, los bordes de
la escotadura rectos: los dos lóbulos laterales son puntiagudos en la
extremidad, emarginados antes de llegar á su borde procurvo cer-
ca del conexivo. Los bordes inferiores del coleostrón son parale-
los con los del taladro hasta más de la mitad del largo de éste, para
encorvarse luego hacia la parte superior del abdomen en donde el
tubo anal y el estilo son iguales en longitud. El taladro es unifor-
memente arqueado y pasa en longitud al estilo anal.
Obs. Uno de los ejemplares que tengo á la vista, y que he dibu-
jado, tiene el ala derecha con cinco células apicales en los élitros,
mientras que solo hay cuatro en el ala izquierda debido á la reu-
nión de los nérvulos radiales superior é inferior antes del ápice
del élitro.
BRÉTHES: INSECTOS DE TUCUMÁN.
ORTHOPTERA
Fam. FORFICULIDAE
52. Sphingolabis taeniata (DomrN) DE Borm.
Varios ejemplares (35 4 Q ).
347
LA PERPORACIÓN ASTRAGALIANA EN LOS MAMIFEROS
NO ES UN CARÁCTER ORIGINARIAMENTE PRIMITIVO
POR
FLORENTINO AMEGHINO.
Es sabido que el astrágalo de muchos mamiferos fósiles presen-
ta en la parte posterior de la troclea articularia tibial, una perfo-
ración á veces bastante grande y que generalmente atraviesa el
hueso de parte á parte. Hasta hace poco, esta perforación sólo se
había constatado sobre astrágalus de mamiferos procedentes de
los terrenos eocenos de Europa y Norte América, pero no se cono-
cía en ningún mamifero terrestre de nuestra época, ó de terrenos
de época geológica relativamente reciente. De estos hechos apa-
rentemente bien establecidos, se dedujo que la perforación astra-
galiana era un carácter primitivo, y hasta llegó á juzgarse de la
edad de las formaciones terciarias según que los mamiferos tuvie-
ran el astrágalo perforado ó imperforado.
Deducciunes de esta importancia parece que debieran tener por
fundamento un conocimiento suficiente de la mencionada perfora-
ción, tanto en lo que se refiere ásu modo de formación, cuanto á
las funciones que ha desempeñado. Sin embargo, no es así, pues
hasta ahora parece ignorarse tanto lo uno como lo otro.
Sin pretender presentar un trabajo completo sobre el objeto y
origen de la perforación astragaliana, voy á tratar de reunir los
datos que me proporcionan los materiales de que dispongo.
Reseña histórica.
Antes de emprender el examen del material á que más arriba
me refiero, me parece indispensable trazar una reseña histórica de
las opiniones más autorizadas que se han emitido sobre esta cues-:
tión.
La primer noticia sobre la perforación astragaliana la encuentro
en un folleto de Cope, impreso en Abril del año 1883. Al dar la
350 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
descripción de Mioclaenos ferox *, dice: «The trochlea has a shallow
groove wich is nearer the external than the internal crest, and
which passes entirely round the posterior aspect to the plane of the
inferior face of the astragalus. The groove for the flexor tendon
is thus entirely enclosed, and issues on the inferior face at the pos-
terior extremity of the groove wich separates the sustentacular
from the condylar facets?. »
El autor repite la misma descripción del astrágalo de Mioclaenus,
en la página 333 de su gran obra sobre los fósiles terciarios de los
Estados Unidos?*, publicada al año siguiente. Además, hace men-
ción del mismo carácter al tratar de varios otros géneros. El pá-
rrafo más importante que complementa el anterior, es el que se
refiere á la presencia de esa perforación en el género Pantolambda:
«The inner side of the trochlea is oblique, and its posterior extre-
mity is broadly rounded. The internal distal facet, peculiar to this
genus and to Bathmodon, is vertical, and is more than half a circle.
The posterior flexor tendinous groove is roofed over,so as to be a
foramen; its superior opening is large and transverse and looks
posteriorly?».
Por los párrafos transcriptos se ve, que Cope no atribuía gran
importancia 4 la perforación astragaliana. Con claridad y conci-
sión admirables, dice que la perforación se ha producido por un
puente óseo que se formó encima del surco por el cual corría el
tendón del músculo flexor. Lo que no precisa es cual de los flexo-
res pasaba por dicha perforación.
Marsh, en su gran monografía de los Dinocerata, publicada en
el mismo año, describiendo el astrágalo de los animales de este
grupo, hace también mención de la perforación astragaliana, indi-
cando el mismo modo de formación ya señalado por Cope, pero
sin indicación de la función que desempeñaba: «Posteriorly, the
astragalus extends backward much farther on the inner, or tibial,
side than on the outer side, and is tuberculated. This surface of
the bone is, in some specimens, deeply notched near the midle, as
in figures 141 and 142, below, but more commonly the notch is
converted into a foramen by a bridge of bone, as in Plate xLvn,
figure 6, and figures 139 and 140, below?. »
1 Mioclaenos feroxw, actualmente tipo del género Claenodon.
3 Cork, E. D. Paleontological Bulletin, N.” 36, p. 551, Abril, 1883,
3 Report of the United States Geological Survey of the Territories. Vol. 11, E. D.
Cork, Tertiary Vertebrata. Book 1, a. 1854.
4 Ibid, p. 612.
5 Marsm, Cunartes OrmnIiEL. Dinocerata, a Monograph of an extinct order of gi-
gantic Mammals. p. 148, a. 1884.
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 351
Después de Cope y Marsh, quien primero se ocupó de la perfo-
ración astragaliana fué el profesor Osborn, quien en 1889, decía:
«The trochlear groove of the astragalus faced upwards, when the
foot was prone, and with its slight concavity and obtuses edges
allowed considerable lateral movement. The antero-posterior mo-
vement was evidently very limited, for this facet in all the Puerco
genera is small; it was indented by a foramen probably transmit-
ing the flexor digitorum communis. The importance of this astra-
galar foramen as a characteristic of the Ungulata and Primitive
Mammalia generally has been hiterto overlooked ?».
Del párrafo transcripto se desprende, que el profesor Osborn fué
el primero que llamó la atención sobre la importancia de la perfo-
ración astragaliana como un carácter propio de los antiguos ungu-
lados y de los mamiferos primitivos en general. Además, en cuanto
á las funciones de la mencionada perforación, es más explícito que
Cope, pues dice que por ella pasaba el flexwor común de los de-
dos. Cope había dicho que la perforación daba paso al tendón del
músculo flexor.
En 1891, Zittel, en su tratado de paleontología, adopta la misma
opinión de Osborn. «Bei primitiven Formen (Condylarthra, Creo-
donta, Allotheria, Marsupialia) besitzt die tibiale gellenkrolle oben
eine kleine rundliche Grube zur Einfigung des Flector digi-
torum?».
En 1894, Wortman insiste también en que la perforación astra-
galiana es característica de las formas primitivas de varios órde-
nes de mamiferos, agregando que esa perforación se ha conservado
en las focas actuales. Describiendo el astrágalo del Patriofelis feroz,
dice: «There is a large and distinct astragalar foramen wich is
placed at the posterior termination and a little to the outer side of
the trochlea, This foramen, as is well known, is highly characte-
ristic of the primitive forms of many orders of mammals, and 16 is
of especial interest to note that the seals are among the very few
living forms in which it has been retained. It is also present,
though small, in the Miocene genus Hoplophoneus 3.
En 1895, ocupándome de la conformación particular del astrá-
1 Osgory, H. E. The evolution of the Ungulate foot, en Trans. Amer. Philos. Soc.
N. S. vol. xvi, p. 534. Philadelphia, a. 1889. j
2 ZimreL, Kari A. Handbuch der Palaeontologie. Palaeozoologie, vol. 1v, p. 34,
a. 1891-93.
3 Woxrman, J. L. Osteoloyy of Patriofelis, a middle eocene Creodont; en Bulletin
of the American Museum of Natural History. Vol. vi, p. 150, New York. 1894.
302 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
galo del Pyrotherium hice algunas consideraciones generales sobre
los principales caracteres que presenta este hueso en los mamife-
ros, y uno de los que más me preocupó fué precisamente el de la
perforación astragaliana,
Examinando esta cuestión encontré, que el tendón del flexor
común de los dedos en su posición normal pasa por una corredera
distinta situada en la parte posterior del maleolo interno de la
tibia, corredera que se prolonga sobre el astrágalo más al lado in-
terno de aquélla situada á continuación de la parte posterior de la
troclea articular tibial; esa corredera del flexor común de los dedos
desciende sobre el lado interno del astrágalo sin ninguna conexión
con la región eu que se presenta la perforación astragaliana. Su-
puse en consecuencia, que la perforación daba paso al tendón del
músculo flexor largo del dedo gordo.
Decía entonces: «L'astragale de quelques mammiferes fossiles,
présente dans la partie postérieure de la trochlée articulaire tibia-
le, une perforation assez grande, que généralement traverse Vos
compléetement, Cette conformation a été observée sur un bon nom-
bre de mammiferes de l'eocéene d'Europe, et sur le plus grand non.-
bre de ceux de Peocéne de 1'Amérique du Nord; on en a déduit
que la perforation astragalienne était un caractére primitif, et en
effet, on ne la rencontre pas dans les mammiféres de notre époque.
Néanmoins, dans quelques gronpes de mammiféres anciens, ce ca-
ractére n'est pas constant; dans les Dinocératidés, par exemple, on
ne le rencontre que sur une moitié, á pen pres, des individus d'une
méme espéce; dans l'autre moitié il est remplacé par une échancru-
re profonde».
«Cette perforation fait défaut sur la presque totalité des mammi-
féóres anciens de l' Argentine et on ne la rencontre sur l'astragale
Vaucun des mammiféres des couches a Pyrotherium*. On en ren-
contre seulement des vestiges dans quelques individus du genre
Homalodontherium et sur un certain nombre d'astragales des Neso-
dontidae de la formation santacruzienne; c'est une perforation
petite qui dans le plus grand nombre de cas ne traverse pas l'os
complétement; derriére cette perforation il y a une large barre
osseuse transversale constituant une continuation de la trochlée
articulalre.»
«Les astragales des Nesodontidés des couches a Pyrotherium
1 Esto hoy ya no es exacto, pues he encontrado la perforación en Asmodeus
y algunos otros géneros del horizonte pyrotheriense.
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 353
n'ont pas cette barre osseuse niaucun vestige de la perforation
astragalienne qui se trouve remplacée par une échancrure étroite
et profonde; cette échancrure est la méme que Pon observe dans
les astragales non perforés des Dinocératidés et correspond ou est
homologue de celle de Vastragale de l'homme (cisura tali) qui loge
le tendon du muscle flechisseur du gros orteil. Les astragales des
Dinocératidés que tantót montrent l'échancrure, tantót la perfora-
tion, prouvent que celle-ci n'est que le resultat d'une ossification
autour du tendon; il se forma un pont osseux sur Péchancrure et
le tendon passait par le perforation.»
«Dans l'astragale des Toxodontes des couches á Pyrotherium, le
tendon flechisseur passait par l'échancrure; dans les formes plus
modernes il doit s'étre formé un pont osseux donnant origine á la
perforation astragalienne. Dans les astragales des Nesodontes du
santacruzien, l'ossification avait tellement avancé qu'elle devait
empecher le libre fonctionnement du tendon; il doit en étre resul-
té que dans le jeune áge, avant que l'ossification se produisit, le
tendon se deplaca, et au lieu de se loger dans la perforation, 1l
resta en dehors se formant une nouvelle coulisse derriére le poxut
osseux; c'est a cause de cela que dans les astragales des Nesodon-
tidés on voit la perforation astragalienne á l'état rudimentaire ou
obliterée, et en arriere de la trochlée articulaire faisant suite á
celle-ci, une partie osseuse supplementaire; cette derniére repré-
sente le pont osseux qu'a envahi toute l'échanerure.»
«Mais le cas des Nesodontes n'est probablement qu'une rare
exception. La régle générale devait étre, qu'une foix le pont os-
seux constitué, lossification avangait toujours graduellement pro-
duisant une constriction de plus en plus forte du tendon fléchis-
seur; cette ossification devint ainsi désavantageuse, le tendon
fléchisseur s'atrophia et probablement il en est résulté Vextinction
complete de tous les mammiféres qui avaient acquis ce caractére
absolument inadaptif.»
«Donc, nous ne pouvons pas considerer la perforation astraga-
lienne comme étant un caractére primitif, sinon au contraire com-
me un caractére acquis par des groupes déja trés specialisés et qui
se sont tous eteints sans laisser de descendance?. »
Después de esta nota, los datos publicados sobre la perforación
astragaliana que han llegado á mi conocimiento, son pocos y muy
contradictorios.
1 AmeGHIno, FE. Premiere contribution € la connaissance de la faune mammalo-
gique des couches a Pyrotherium, en Bol. Inst. Geoyr. Ary., t. xv, pp. 619 á 621, a. 1895.
AyaL. Mus. Nac. Bs. As., SERIE 3%, T. 1V. OCTUBRE 27, 1904, 23
3D4 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
En un trabajo sobre la fauna fósil de Puerco, publicado en ese
mismo año, los señores Osborn y Earle se manifiestan indecisos
respecto á si esa perforación daba paso áun tendón ó á un vaso
sanguineo, inclinándose á creer más probable lo último. « There
are two astragali of Periptychus rhabdodon im the collection, and
in both there is a plainly marked astragalar ¡oramen; this aperture
is situated well toward the median trochlear surface, and commen-
ces just at the posterior limit of the articular face. The presence
of this foramen in Periptychus is a constant character, and in this
respect it differs much from the genus Coryphodon, in which it is
variable; in both these genera the foramen has the same position,
namely, betwen the ectal and sustentacular facets. We doubt whe-
ther it transmitted a flexor tendon, as it is not clear how a tendon
could traverse thes foramen and then pass outwards under this
sustentaculum; it is more likely that this foramen transmitted a
blood vessel or a nerve. We are not aware that it exists in any re-
cent Ungulate, yet itis a constant character of all Puerco forms,
and a vestige of it has been observed by Wortman in the pinniped
Carnivora!. »
El último dato y el más reciente que encuentro publicado, es en
un trabajo de Matthew, quien en una nota, á propósito de la pre-
sencia de la perforación en el astrágalo del género Claenodon dice,
que el profesor Osborn ha avanzado la opinión de que la perfora-
ción del astrágalo haya contenido una prolongación del ligamento
interóseo del seno del tarso, «The use of this foramen seems to be
unknown. Prof. Osborn has suggested that it may have held an
extension of the interosseus ligament, which lies betwen the two
astragalo-calcanear facets and connects the astragalus with the
calcaneum. If this ligament originally passed up to the tibia, its
disappearance would be directly connected with the keeling of the
proximal and flattening of the distal end of the astragalus, all
being due to the transference of the main ankle-joint from the
distal to the proximal end of the astragalus, ¿. e., the evolution of
the mammal from the reptilian stage of development in this cha-
racter?. »
1 Hesry FarrrieLD OsBORN and ChHarLes EarLe. Fossil Mammals of the Puerco
beds. Collection of 1892, en Bulletin of the American Museum of Natural History.
Vol. vit, p. 54, a. 1895.
2 Marruew, W. D. Additional Observations on the Creodonta, en Bull. Amer.
Mus. Nat. Hist. Vol. x1v, p. 16, a. 1901.
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 355
La opinión que en el párrafo transcripto se atribuye al profesor
Osborn no he podido encontrarla en ninguno de los trabajos de
este autor de que tenga conocimiento. En cuanto á las considera-
ciones que hace el Dr. Matthew sobre el posible cambio de posi-
ción del ligamento interóseo del seno del tarso, no las puedo com-
prender.
Después de la publicación de mi nota sobre esta cuestión no vol-
ví á preocuparme del origen y significado de la perforación astra-
galiana, cuando recientemente una observación casual hizo que
volviera á fijar en ella mi atención.
En el Museo Nacional se conserva una pieza importantísima,
tanto bajo el punto de vista científico, como por su valor de ejem-
plar típico é histórico; se trata del esqueleto casi completo del
Smilodon bonaeriensis, descripto y descubierto en el pueblo de Lu-
ján por el Dr. Francisco Javier Muñiz 60 años atrás. Este esqueleto
se encontraba armado según un sistema rudimentario y anticuado;
además me apercibí que en el montaje se habían cometido algunos
errores de consideración en la colocación de algunos huesos, prin-
cipalmente en los pies. Con el objeto de corregir esos errores y
montar el esqueleto en una forma más elegante, lo hice desarmar.
Al observar el pie desarmado, lo primero que me llamó la atención
fué el astrágalo, pues presentaba una perforación idéntica y en la
misma posición que la que se había observado en los astrágalos de
muchos mamiferos de los primeros tiempos terciarios. La presen-
cia de este carácter, que se persistía en considerar como primitivo,
en un animal de edad relativamente muy reciente, me llamó sobre-
manera la atención, recordándome mis observaciones anteriores.
Con tal motivo me propongo volver á examinar la cuestión
con los materiales necesariamente incompletos, de que por ahora
dispongo.
La pretendida perforación del astrágalo de los pinipedios.
Puesto que, según Wortman, los pinipedios actuales todavía
conservan la perforación astragaliana, me pareció que Jo primero
que debía hacer era examinar la conformación del pie de estos
animales. Desgraciadamente este autor en su trabajo no nos dice
sobre qué géneros ni en qué especies hizo sus observaciones.
He buscado la perforación en el astrágalo de todos los pinipe-
dios de nuestra colección, pero inútilmente. Sólo en el del gé-
356 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
nero Otaria he encontrado una fosa que ocupa la misma posición,
pero no perfora el hueso de parte á parte, como sucede con
la perforación que se encuentra en los astrágalos de los mamí-
feros fósiles de los últimos tiempos cretáceos y de los primeros
tiempos terciarios. Supongo que lo que ha observado Wortman sea
una fosa parecida.
He querido darme cuenta de las funciones que en Otaria desem-
peña esta fosa. A falta de un ejemplar fresco, he desarticulado el
pie de un esqueleto preparado con los ligamentos y cuyo astrágalo
está representado en la figura 1.
2 Fig. 1. Otaria byronia Bl. Astrágalo derecho; a, visto de arriba; b, visto de
atrás, y c, visto de abajo, reducido á los Y, del tamaño natural. ac, tuberosi-
dad para la inserción del ligamento astragalo-calcaneano posterior; ai, tuberosi-
dad para la inserción del ligamento astragalo-calcaneano interno; c, línea que
marca el limite posterior de la cápsula articular tibio-astragaliana; ca, cabeza del
astragalo; ce, cóndilo externo de la troclea articular; cz, cóndilo interno de la
troclea articular; cu, cuello del astrágalo; d, superficie de inserción del ligamento
deltoidiano; e, entrada proximal (posterior) del surco del seno del tarso; ec, fa-
ceta ectal 6 externa de articulación con el calcáneo; fo, fosa ligamental; fp, fa-
ceta articular tibio-astragaliana suplementaria; p, puente; pa, superficie de in-
serción del ligamento peroneo-astragaliano posterior; s, surco del seno del tarso
en el que se aloja el ligamento interóseo; sa, surco arterial; sf, faceta sustentacu-
lar calcáneo-astragaliana; tr, troclea articular tibio-astragaliana; u, perforación
vascular para la nutrición del astragalo. Epoca actual.
La fosa en cuestión indicada en el dibujo con las letras fo, es de
extensión considerable, de contorno algo oval, bastante más ancha
adelante y arriba que hacia atrás y hacia abajo, bastante profunda
y de fondo cóncavo irregular.
1 Las figuras que ilustran esta memoria han sido dibujadas directamente de
los originales por el distinguido naturalista senor Juan Bréthes, 4 quien agra-
dezco este Concurso.
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 307
La parte ósea en forma de protuberancia que se extiende detrás
de la fosa, indicada con la letra p, la designo con el nombre de
puente. Esta protuberancia sirve de inserción á fuertes ligamentos
que unen el astrágalo al calcaneo; el más fuerte de estos ligamen-
tos que toma inserción en la rugosidad prominente ac es el liga-
mento astragalo-calcaneano posterior, y el otro, que toma inser-
ción en la pequeña tuberosidad as corresponde al ligamento astra-
galo-calcaneano interno; ambos ligamentos se aproximan en la
parte media postero -inferior del puente hasta ponerse en contacto.
En la parte más posterior de la cara interna del astrágalo, en-
contré el deltoides que en este animal tiene un desarrollo extraor-
dinario; desciende del maleolo interno de la tibia, toma un desa-
rrollo enorme encima de la región d del astrágalo y corre á ligarse
en la apófisis interna del calcáneo y en la región adyacente, pues
en este animal la apófisis calcaneana interna es muy pequeña. En
pa hay una superficie rugosa en la que toma inserción el ligamen-
to que une el peroné al astrágalo.
En el límite posterior de la región articular tibio-astragaliana,
siguiendo la línea c, se encuentran los ligamentos de la cápsula
articular que se unen directamente al cartílago de la troclea dando
vuelta y pasando en parte encima de la gran fosa fo. Esta fosa la
encontré ocupada por fuertes ligamentos que refuerzan la articu-
lación uniéndose hacia arriba con los ligamentos de la cápsula
articular tibio-astragaliana. En los pinipedios, esta depresión ú
hoyo cuando existe, funciona pues como una fosa ligamental. En
el fondo de la fosa hay varias perforaciones que penetran en el
interior del hueso; estas perforaciones se continúan formando una
cadena en el fondo del surco ó gotera sa que corre oblicuamente
de la fosa fo hacia adentro y hacia abajo; por esta gotera, pasando
por debajo de los ligamentos de la fosa ligamental y de los liga-
mentos de la cápsula articular, corre una rama arterial de la que
se desprenden numerosas ramificaciones que penetran en el inte-
rior del hueso por las pequeñas perforaciones del fondo de la
gotera y de la fosa ligamental.
No he observado en el hueso vestigio alguno de la corredera
propia para el deslizamiento del tendón del flexor largo del dedo
interno; deduzco de esto que el tendón debe pasar lejos de la su-
perficie del hueso, más atrás de los ligamentos astragalo-calcanea-
nos; es natural que este alejamiento hacia atrás del astrágalo del
tendón flexor del dedo interno debe estar en relación con la adap-
tación de los miembros posteriores á la locomoción acuática.
358 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Es indudable que el astrágalo de estos animales se ha modifica-
do de una manera profunda. En su parte inferior, por ejemplo, el
surco s en el cual se aloja el ligamento del seno del tarso, tiene la
entrada proximal posterior que se abre de costado, en e, sobre el
Fig. 2. Homalodotheríium Segoviae Amgh. Astrágalo izquierdo; a, visto de arri-
ba; b, visto de atrás, y c, visto de abajo, reducido á ?/s del tamaño natural. ff,
nueva corredera del flexor. Las demás letras como en la figura precedente.
Eoceno superior de Patagonia (santacrucense ).
lado interno, en vez de abrirse hacia atrás, á continuación de la
extremidad media posterior de la troclea que es la posición nor-
mal, Por este canal penetra también una pequeña rama de la ar-
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 359
teria tibial que nutre el astrágalo y penetra en el hueso por una
perforación u, situada en la entrada del surco ligamentario, entre
ambas facetas articulares, ectal y sustentacular; 4 menudo esta
rama se ramifica y penetra en el hueso por varios orificios, siendo
este el caso del astrágalo de Otaria.
Volvamos á la gran fosa ligamental. ¿Ys esta la misma perfora-
ción astragaliana observada en los mamiferos fósiles? Ocupa idén-
tica posición, y por razones que se encontrarán más adelante es
seguro que representa un vestigio de la perforación; sin embargo,
como en Otaria esta fosa no perfora el hueso completamente, es
claro que ya no desempeña las mismas funciones que en los mamí-
feros antiguos, en los cuales atravesaba el hueso de parte á parte.
He observado que en los individuos viejos del género Otaria, la
fosa del astrágalo es más reducida y menos profunda que en los
individuos algo más jóvenes, y esto me induce á creer que en indi-
viduos muy jóvenes sea todavía más profunda y quizás perfore el
hueso completamente.
Hay un mamífero fósil que no presenta absolutamente ninguna
relación de parentesco con los pinipedios y que, sin embargo, posee
un astrágalo con una fosa ligamental absolutamente idéntica; es
este el Homalodotherium (fig. 2), ungulado del orden de los Ancy-
lopoda. La fosa ligamental es de mayor tamaño que en Otaria y
también de fondo cóncavo pero más abierta atrás. Ahora, en Ho-
malodotherium sabemos que esta fosa es el resultado de la oblite-
ración gradual de la perforación astragaliana, siempre presente en
los antecesores más ó menos inmediatos del mencionado género.
Luego es razonable deducir que la fosa ligamental del astrágalo
de los pinipedios es igualmente un vestigio de la perforación as-
tragaliana.
La presencia de esta perforación rudimentaria en los pinipedios
actuales es sin embargo de gran importancia, pues ella demuestra
sin que pueda quedar absolutamente ninguna duda, que estos ani-
males descienden de sarcoboros terrestres que poseían una perto-
ración astragaliana como el Patriofelis.
Examen de las opiniones emitidas sobre el origen
y las funciones de la perforación astragaliana.
Puesto que los pinipedios no nos dan la clave del problema,
forzoso nos es recurrir al examen de las mismas piezas en busca de
un hilo que nos guie en este laberinto.
360 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
De la exposición histórica que forma la introducción á este
artículo resulta, que sobre el origen y las funciones de la perfora-
ción se han emitido sucesivamente las siguientes hipótesis:
A. La perforación daba paso al tendón flexor y se constituyó
por la formación de un puente óseo encima de la ranura
en que corría el tendón. (Cope).
B. La perforación daba paso al tendón del flexor común de los
dedos. (Osborn ).
C. La perforación daba paso al tendón del músculo flexor largo
del dedo interno del pie y se constituyó por la formación
de un puente óseo encima de la ranura por la que corría el
tendón. (Ameghino).
D. La perforación daba paso á un tendón fléxor ó más proba-
blemente á un vaso sanguineo ó á un nervio. (Osborn y
Earle).
E. La perforación puede haber contenido una prolongación del
ligamento interóseo del seno del tarso. (Osborn, según
Matthew ).
La hipótesis A, de Cope, aunque muy exacta en el modo de ex-
presar el origen de la perforación por medio de la formación de un
puente óseo, carece de precisión en lo que se refiere al tendón que
pasaba por la perforación.
Por la hipótesis B, de Osborn, ese tendón era el del músculo fle-
xor común de los dedos. Pero, como ya lo he indicado más arriba,
este tendón tiene un recorrido distinto que lo aleja de la región de
la perforación, á menos que los mamiferos de los tiempos antiguos
hubieran tenido los músculos del miembro posterior en relación de
posición muy distinta de los actuales, lo que no es probable. La
hipótesis en cuestión no puede darnos la explicación de la forma-
ción de la perforación.
La hipótesis D, de Osborn y Earle, según la cual creen más pro-
bable que la perforación diera paso á un vaso sanguíneo ó á un
nervio, es demasiado vaga y no explica la formación de la perfo-
ración. Como ya primeramente lo había observado Cope, es evi-
dente que la perforación se formó por una osificación encima de
una ranura por la que debía correr un tendón, y el examen morfo-
lógico comparado de una serie de ejemplares confirma este origen.
Es difícil comprender cómo una ramificación vascular casi de últi-
mo orden pueda haber producido sobre el hueso una compresión
suficientemente fuerte para excavar la escotadura de la parte pos-
$
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 361
terior del astrágalo; es tanto menos verosímil cuanto que se trata
de órganos sumamente variables en su recorrido y bifurcaciones,
y que se modifican y adaptan á nuevas condiciones con una gran
facilidad. Pero esto no importa negar que por la perforación al
lado de un tendón puedan también haber pasado un vaso sanguí-
neo y una ramificación nerviosa,
La hipótesis E, según la cual la perforación habría podido con-
tener una prolongación del ligamento interóseo del seno del tarso,
es para mí absolutamente incomprensible; este es un ligamento
destinado exclusivamente á la unión del astrágalo con el calcáneo,
y no puedo concebir cómo y con qué objeto se habría podido cons-
tituir esa prolongación hacia arriba y dar origen á la formación de
la perforación,
Queda la hipótesis C, según la cual la perforación daba paso al
tendón del músculo flexor largo del dedo gordo, y creo que es la
que más se acerca de la verdad, ó por lo menos la que mejor inter-
preta los hechos, como voy á tratar de demostrarlo.
La perforación daba paso al tendón flexor del dedo interno
y á una rama de la arteria peroneal posterior.
Examinemos un astrágalo humaxo (fig. 3) y veremos que la
troclea articular se extiende de adelante hacia atrás, enangostán-
dose gradualmente en la parte posterior.
Fig. 3. Homo sapiens L. Astrágalo derecho; a, visto de arriba; ), visto de aba-
Jo, y c, visto por la parte posterior, reducido á */la del tamaño natural; ee, surco
vascular de una ramecilla de la arteria tibial posterior; f, corredera del tendón -
del flexor largo del dedo gordo; pr, apófisis que lleva la superficie articular para
el peroné. Las demás letras como en las figuras precedentes.
El límite posterior de la troclea está indicado por la línea trans-
versal c, que constituye también el límite posterior de la cápsula
362 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
articular tibio-astragaliana. Detrás y abajo de la troclea; más hacia
el lado interno, se extiende otra parte ósea considerable, excavada
en el medio, formando como una prolongación de la troclea; por este
surco longitudinal, ancho y cóncavo corre el tendón del músculo
flexor largo del dedo gordo que desciende sobre la parte interna del
calcáneo y pasa por debajo de la apófisis interna de éste; esta con-
cavidad indicada con la letra f es pues la corredera astragaliana
del flexor. A cada lado de esta corredera hay dos protuberancias
ó tuberosidades; una externa ac que sirve de inserción al ligamen-
to astragalo-calcaneano posterior; la otra interna más gruesa a,
da inserción al ligamento astragalo-calcaneano interno que va á
tomar inserción en la parte superior del calcáneo.
Arriba de esta extensión ósea que lleva la corredera astragaliana
del flexor y un poco más al lado externo, inmediatamente debajo
de la línea c que forma el límite posterior de la troclea hay una
gotera vascular ó surco arterial transversal sa, que va del lado ex-
terno hacia el interno y hacia abajo; por esa gotera va una rama
transversal de la arteria peroneal posterior que en su recorrido
desprende ramecillas nutritivas del astrágalo, mientras que otras
se dirigen hacia abajo acompañando al flexor y una penetra en el
ligamento interóseo del seno del tarso. En algunos casos, esta rama
desprendida de la arteria peroneal se prolonga transversalmente
hasta el lado interno, transformándose en rama comunicante con
la arteria tibial posterior;en este caso, la gotera vascular transver-
sal se prolonga hasta el borde interno del hueso.
Visto de abajo, el calcáneo del hombre muestra entre las dos
grandes facetas articulares (ectal y sustentacular) el gran surco s
del seno del tarso en el cual se aloja el ligamento interóseo. La en-
trada proximal del surco, indicada con la letra e, está colocada
entre la protuberancia interna «i y la faceta articular sustentacu-
lar st, es decir, al lado interno del cuerpo del hueso, En el astrágalo
de las formas primitivas, la entrada del seno del tarso está coloca-
da atrás á continuación de la parte media posterior de la troclea
articular. Debo también señalar la presencia de un pequeño surco
ee, angosto y á veces muy profundo por el que corre una rama ar-
terial desprendida de la tibial posterior, que nutre el astrágalo pe-
netrando en él por una ó varias perforaciones vasculares u coloca-
das en la parte anterior del surco del seno del tarso inmediatamente
después de la entrada e.
Creo que con estos datos nos encontramos habilitados para es-
tudiar el significado de la perforación astragaliana.
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 363
En los astrágalos de los animales con perforación astragaliana,
este orificio está siempre colocado á continuación de la troclea,
generalmente en la parte media de ésta ó un poco más al lado in-
terno, de modo que con relación á la troclea ocupa la misma posi.
ción que la corredera astragaliana del tendón del flexor largo del
dedo gordo en el astrágalo del hombre.
La formación de la perforación he podido seguirla en varias
líneas de mamiferos. En su forma típica, como se presenta en el
TA
Fig. 4. Proasmodeus armatus Ameh. Astrágalo derecho; a, visto de arriba; 5,
visto de atrás, y c, visto de abajo, reducido á ?/3 del tamaño natural. o, perfora-
ción astragaliana; fi, corredera de flexor por debajo del puente. Las demás letras
como en las figuras precedentes. Cretáceo superior de Patagonia (astrapono-
tense).
astrágalo de Proasmodeus armatus (fig. 4), la perforación o está
limitada hacia atrás por una barra ósea muy angosta p á la que
doy el nombre de puente.
En las formas antecesoras ó primitivas, el puente no existe, y la
perforación se encuentra representada por un simple canal más ó
menos profundo; de esto se desprende que la formación de la per-
foración se ha producido por la aparición de ese puente óseo enci-
364 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
ma del canal. Ahora bien: la posición de ese canal es absoluta-
mente la misma que la de la corredera del tendón flexor largo del
dedo gordo en el astrágalo humano é indudablemente desempeña-
ba las mismas funciones. Deduzco pues, que por la corredera del
astrágalo de las formas primitivas pasaba el mismo tendón y la
rama de la arteria peroneal posterior que lo acompaña; el puente
óseo se formó encima del tendón obligándolo á pasar á través del
hueso por la perforación. Además, estudiando una serie conside-
rable de ejemplares, observo también que la formación del puente
fué precedida por un ahondamiento considerable de la corredera
del flexor.
¿Cómo se ha ahondado esa corredera que ha precedido la forma-
ción de la perforación? Es evidente que fué por la acción de un
órgano que hacía presión sobre esa parte en dirección de arriba
hacia abajo y de atrás hacia adelante. Una ramecilla arterial nun-
ca podría producir tal efecto. Sólo el tendón de un músculo bas-
tante fuerte pudo desarrollar bastante fuerza para gradualmente
ahondar la corredera, y el único tendón que pasa por esa corredera
es el del flexor del dedo interno. Este tendón que baja de la parte
posterior de la tibia sobre el borde posterior del astrágalo y da
vuelta sobre el lado interno del calcáneo debajo de la apófisis in-
terna de éste, determina la formación de una corredera aparente y
continua sobre los tres huesos; en sus movimientos hace presión
sobre la corredera del astrágalo precisamente en la dirección
arriba indicada,
Creo pues que fué la acción mecánica del tendón del flexor que
ahondó gradualmente la corredera de modo que pudiera después
formarse un puente óseo que la transformó en una perforación.
Es claro que en la perforación también debió quedar encerrada la
ramecilla de la arteria peroneal posterior que acompaña al tendón
y penetra en el seno del tarso.
Avanzando esta osificación alrededor del tendón, los movimien-
tos de éste debieron volverse de más en más limitados hasta que
cesó de funcionar, atrofiándose, y produciendo igualmente la atro-
fia del dedo interno. Avanzando aun más el proceso de la osifica-
ción que iba reduciendo gradualmente el diámetro del orificio, el
tendón desapareció completamente, pero la rama arterial persistió
mucho más tiempo.
Si estas deducciones son exactas, fácil es constatarlo por un
medio muy sencillo. La perforación perfecta y funcional sólo debe
encontrarse sobre los astrágalos de animales que poseían el dedo
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 365
interno perfecto; la perforación imperfecta debe encontrarse so-
bre animales con el dedo interno atrofiado, menos en el caso en
que el tendón se hubiera excavado una nueva corredera. La per-
foración perfecta y funcional no debe encontrarse sobre ningún
mamifero que haya perdido todo vestigio del dedo interno.
Examinada la cuestión bajo este punto de vista, resulta que, efec-
tivamente, la perforación perfecta y funcional sólo existe en los
mamiferos que conservan el dedo interno más ó menos desarrolla-
do, y que hasta ahora no se ha encontrado sobre ningún mamifero
sin vestigios del mencionado dedo.
He dicho que la causa del ahondamiento de la corredera del
flexor y de la formación del puente óseo fué el resultado de una
acción mecánica del tendón del flexor sobre el borde posterior del
astrágalo, Pero, como la formación de la perforación no se ha efec-
tuado en todos los grupos de mamiferos pentadáctilos, deducimos
que debe haber una causa para que esa acción mecánica se efectua-
ra sobre unos géneros y sobre otros no. Esa causa la encuentro en
la manifestación de la tendencia á pasar del estado plantigrado al
estado digitigrado.
En los mamiferos pentadáctilos y plantigrados más antiguos y
más primitivos, el cuerpo del astrágalo es como aplastado; la tro-
clea articular para la tibia es casi plana, muy ancha y muy corta.
La excavación longitudinal mediana del centro de la troclea es
casi nula y la convexidad en la dirección antero- posterior es muy
poco acentuada. De esta conformación se desprende, que el movi-
miento antero-posterior de la tibia sobre el astrágalo era suma-
mente limitado.
Con el pasaje del estado plantígrado al semidigitigrado y de
éste al digitígrado perfecto, la tibia aumentó gradualmente la ex-
tensión de su movimiento antero-posterior sobre el astrágalo; el
tendón del músculo flexor del dedo gordo que desciende por la co-
rredera de la parte posterior de la extremidad distal de la tibia
sobre la corredera astragaliana del flexor siguió el mismo movi-
miento de la tibia, corriendo fuertemente apretado contra la esco-
tadura de la parte posterior del astrágalo que de este modo se
volvió gradualmente más profunda.
Para adaptarse al desarrollo progresivo de este movimiento, el
astrágalo fué modificando gradualmente su forma de una manera
profunda; con el aumento en la extensión del movimiento antero-
posterior de la tibia, la troclea del astrágalo se excavó en la misma
dirección en su parte mediana, al mismo tiempo que el fondo de la
366 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
troclea y sus dos cóndilos, interno y externo, se volvieron de más
en más convexos en la misma dirección antero-posterior hasta
llegar á describir un medio círculo. En donde esta última evolución
ha alcanzado su último límite de desarrollo es probablemente en
el astrágalo del caballo,
En la corredera del flexor del borde posterior del astrágalo asi
ahondada, el tendón del flexor penetró más profundamente en el
hueso, cubriéndose luego con el puente óseo que transformó la
corredera en perforación. Por esta perforación, que en un princi-
pio fué de gran tamaño, conjuntamente con el tendón pasaba tam-
bién una rama calcaneana de la arteria peroneal posterior.
Ya he dicho que con el avanzamiento gradual de la osificación
fué disminuyendo el diámetro de la perforación, produciendo la
atrofia del tendón y del dedo interno; he dicho igualmente, que la
perforación siguió funcionando únicamente como transmisora de
la rama vascular calcáneana, hasta que ésta desapareció también á
su vez, Es pues también debido á esta desaparición gradual que
encontramos la perforación en todos sus estadios de regresión.
El funcionamiento vascular de la perforación queda fuera de
toda duda, pues habiendo hecho el corte de algunos astrágalos con
perforación pequeña y en via de desaparecer, sobre las paredes de
la perforación he podido constatar la presencia de otras perfora-
ciones diminutas por las cuales penetraban en el hueso ramifica-
ciones arteriales mucho más pequeñas.
En las fases progresivas de la formación de la perforación, el
canal que la forma quedaba á descubierto durante la juventud; el
puente recién empezó á formarse cuando los individuos se aproxi-
maban á la edad adulta. De esto resulta que en algunos casos el
puente óseo pudo formarse adelante del tendón aprisionando uni-
camente la rama arterial calcaneana, mientras que el tendón del
flexor quedaba libre detrás del puente, formándose sobre éste una
nueva corredera. Con este cambio esos animales quizás evitaron
su extinción y conservaron además en su pleno desarrollo y fun-
cionamiento el dedo interno del pie.
La desaparición de la perforación como pasaje transmisor de la
rama arterial fué debida al cambio de forma de la troclea; con el
aumento de la convexidad antero - posterior de la troclea aumentó
la extensión del movimiento antero-posterior de la tibia que en
algunos casos avanzó hasta sobre una parte del puente que se ex-
tendía detrás de la perforación. La parte posterior de la extremi-
dad distal de la tibia en su movimiento hacia atrás corría por enci-
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 367
ma de la rama arterial calcaneal comprimiéndola y desviándola
gradualmente hacia el lado externo hasta que se atrofió por com-
pleto, siguiendo á esta atrofia la obliteración de la perforación.
En otros casos, la perforación se encuentra en el centro de una
depresión ó fosa con inserciones ligamentarias que reforzaban los
ligamentos de la cápsula articular tibio-astragaliana. Por fin, en
algunos géneros, como los casos mencionados de Otaria y Homalo-
dotherium, la perforación obliterándose en su extremidad distal,
la parte proximal considerablemente ensanchada se transformó en
una fosa exclusivamente ligamental.
Quiere decir, que la perforación astragaliana en los mamíferos
no es un carácter primitivo en la acepción absoluta de este térmi-
no, sino más bien un carácter de alta especialización que apareció
independientemente sobre grupos distintos y en épocas diferentes.
La razón de que la perforación sea más frecuente sobre los ma-
miferos de los últimos tiempos cretáceos y de los primeros tiempos
terciarios, es que entonces todos ú casi todos los mamiferos eran
pentadáctilos y plantigrados, y la perforación sólo pudo desarro-
llarse en animales que conservaban el dedo interno del pie; el
estado plantígrado y la presencia de cinco dedos en cada pie, son
los verdaderos caracteres primitivos.
Como comprobante de los razonamientos y deducciones que
preceden, voy á hacer una rápida revisión de los principales gru-
pos en los cuales se ha desarrollado una perforación astragaliana.
Ambiipodos.
En mi último trabajo de investigaciones de morfología filogené-
tica sobre las muelas superiores de los ungulados* he demostrado
de una manera muy clara la relación y la descendencia de las
familias que componen este orden; sin embargo, para mayor inte-
ligencia de los datos que voy á exponer reproduzco á continuación
la representación gráfica y sintética que en esa ocasión di de la
disposición de las familias de este orden, agregando la de los Pli-
catodontidae, cuya posición no era entonces conocida.
1 AmecuiNo EF. Recherches de morphologie phylogénétique sur les molaires supérieu-
res des ongulés, en Anal. Mus. Nac. de Buenos Aires, ser. 3”, t. 111, p. 391, a. 1904,
368 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Uintatheridae Plicatodontidae
Astrapotheridae
Coryphodontidae ve
Albertogaudryidae
Trigonostylopidae /
Pantostylopidae
Asmithwoodwardia
(Condylarthra)
Es dudoso si los Pantostilopideos deben ya incluirse en los Am-
blipodos ó si, al contrario, deben todavía conservarse entre los
Condilartros. En todo caso, el tipo del astrágalo es el de los Condi-
larthros (fig. 5) con troclea poco excavada y una cabeza articular
sostenida por un cuello muy largo.
Fig. 5. Pantostylops Amgh. Astrágalo derecho; «a, visto de arriba; b, visto de
atrás, y c, visto de abajo, aumentado % del tamaño natural; n, fosita basal del
cuello; 2, fosita del ligamento astragalo-peroneano; las demás letras como en
las figuras precedentes; d, la misma pieza vista de arriba, en tamaño natural.
Cretáceo superior de Patagonia (notostylopense inferior).
Esos pequeños astrágalos no tienen vestigios de perforación.
Detrás de la parte posterior de la troclea sigue una prolongación
bastante extendida en la que hay una fuerte corredera f destina-
da al tendón del flexor del dedo interno, demostrando que esos
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 369
animales eran pentadáctilos. Entre la parte ósea que lleva la co-
rredera y la troclea, no hay vestigios de la perforación ni ningún
surco transversal que pueda indicar que la parte ósea que lleva la
corredera se haya formado por medio de un puente; de esto dedu-
cimos, que en los antecesores de este grupo nunca hubo perfora-
ción. Vistos de abajo, la entrada posterior e del surco del seno del
tarso que conduce á la perforación nutritiva u se abre detrás en
la misma dirección de la corredera. Todos estos son caracteres pri-
mitivos.
A partir de esté tipo primitivo, que sólo comprende animales
sumamente pequeños, las principales modificaciones que se han
producido, de acuerdo con el aumento enorme del peso del cuerpo
y la conservación del estado plantígrado más ó menos perfecto,
son: 1.” Un acortamiento gradual de la cabeza del astrágalo y del
cuello que la soporta. 2.” Un aplastamiento gradual de la troclea,
que se volvió menos convexa de adelante hacia atrás y menos ex-
Fig. 6. Trigonostylopidae indetermi- Fig.7. Trigonostylops minimus Amgh.
nado, de tamaño muy pequeño. As- Astrágalo izquierdo visto de arriba
trágalo derecho, visto de arriba en en tamaño natural. Cretáceo superior
tamaño natural. Cretáceo superior de de Patagonia (notostylopense).
Patagonia (notostylopense).
cavada longitudinalmente en el medio, hasta que en los últimos
representantes es absolutamente plana en todas direcciones.
Una primera línea, desprendida de los Pantostilopídeos, conduce
á los Trigonostylopideos. El astrágalo que es de tamaño mucho
mayor, en relación con la talla notablemente mayor de los repre-
sentantes de este grupo, se ha vuelto también más deprimido, con
la troclea tr menos excavada y menos convexa de adelante hacia
atrás; el cuello c que soporta la cabeza articular se ha acortado de
una manera considerable, mientras que la corredera del flexor f
se ha ahondado, tomando la forma de un canal (fig. 6). En el ejem-
plar un poco más grande de 7. minimus (fig. 7) el canal de la co-
rredera del flexor se ha cubierto con un puente p, transformán-
ANAL. Mus. Nac. Bs. As., SerikE 3*, Tr. 1v. OctuBRE 28, 1904. 24
370 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
dose en una perforación o de tamaño relativamente considerable
que se abre en el fondo de una depresión fo de tamaño ma-
yor y hacia el lado interno de ésta. Por el diámetro de la perfora-
ción y por su forma se conoce que funcionaba como transmisora
del tendón, pero se encontraba ya en vía de reducción, como lo de-
muestra la gran depresión que la rodea, que empezaba á funcionar
como fosa ligamental; como carácter correlativo es natural que
también debía encontrarse en vía de atrofia el dedo interno.
En las especies de mayor tamaño, como Trigonostylops Wortmani,
p. ej: el astrágalo se ha vuelto todavía más deprimido, con la tro-
clea más plana en dirección transversal y más convexa de adelante
hacia atrás. Desgraciadamente no conozco ningún ejemplar per-
fecto; al más completo de los que poseo (fig. 8) le falta la parte
posterior, pero existe la región en que se abre la perforación o y
se ve que ésta es muy pequeña, La fosa ligamental ha desapareci-
y
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Fig. S. Trigonostylops Wortmani Fig. 9. Albertogaudrya unica Amgh.
Amgh. Astrágalo izquierdo, visto Astrágalo derecho, visto de arriba en
de arriba en tamaño natural. Cre- tamaño natural. Cretáceo superior de
táceo superior de Patagonia (no- Patagonia (notostylopense superior).
tostylopense).
do y la troclea se ha extendido sobre el mismo puente restringiendo
la perforación de tal modo que sólo podía funcionar como
simple pasaje de la rama arterial. Es evidente que á la atrofia del
tendón siguió la desaparición del dedo interno. Este cambio de
conformación probablemente impidió que esos animales pudieran
adaptarse á nuevas condiciones y asi se explicaría el por qué las
diferentes especies de este grupo se extinguen todas más ó menos
áun mismo tiempo sin dejar descendientes que pasaran á otras
épocas.
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. al
La línea principal de los Amblipodos es la que conduce á la
familia de los Albertogaudryidae, la cual dió origen, por un lado á
los Astrapotheridae y sus sucesores los Plicatodontidae, y por el
otro á los Coryphodontidae y sus descendientes los Uintatheridae.
El astrágalo de Albertogaudrya (fig. 9) es ya muy especializado
y se encuentra ya wuy lejos de su punto de partida. La cabeza
articular ca se ha acortado de tal modo que apenas sobresale
adelante del cuerpo del hueso; del cuello cu y de la fosa basal n
del mismo sólo quedan vestigios; la troclea tr es ancha y plana,
De la perforación astragaliana no hay absolutamente ningún vesti-
gio; la corredera f del tendón flexor que afortunadamente se
Fig. 10. Liarthrus Copei Amgh. Astrágalo derecho; «a, visto de arriba; b, visto
de atrás, y c, visto de abajo, reducido á una mitad del tamano natural. se, super-
ficie articular para el hueso tibial; sí, surco ligamental entre la faceta sustenta-
cular y la faceta del tibial. Las demás letras como en las figuras precedentes.
Cretáceo el más superior de Patagonia (pyrotheriense).
conserva perfecta, ocupa la posición normal entre ambas protube-
rancias (ac, ai) destinadas á las inserciones ligamentarias con el
calcáneo y es de borde delgado.
Esta forma de astrágalo en su conformación general se ha con-
pee MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
servado igual en todos los Amblipodos de la Argentina, tanto de
la familia de los Albertoyaudryidae como en las más recientes de
los Astrapotheridae y de los Plicatodontidae. Los cambios de for-
ma más notables son precisamente los que se refieren á las modi-
ficaciones que ha experimentado la corredera del flexor que se
volvió gradualmente más profunda hasta transformarse en una
perforación.
En la figura 10 está representado el astrágalo de Liarthrus Copei
del' cretáceo el más superior de Patagonia. La troclea es más
plana que en el de Albertogaudrya y no queda ningún vestigio
visible del cuello ni de su fosita basal. La faceta articular nv para
el navicular, viene á quedar debajo de la región indicada en la
figura con las letras ca. La corredera f del flexor penetra en la
troclea un poco más que en el astrágalo de Albertogaudrya; además
el borde posterior de la corredera es mucho más grueso y presenta
Fig. 11. Parastrapotherium ruderarium Amgh. Astrágalo izquierlo; a, visto de
arriba, y b, visto de atrás, reducido á Yz del tamaño natural. Eoceno inferior de
Patagonia (colpodonense).
una profunda escotadura cortada verticalmente, con grandes per-
foraciones vasculares que penetran en el hueso y demuestran que
la rama arterial que acompañaba el tendón había aumentado con-
siderablemente de importancia.
En los Astrapoterios de la base del eoceno, como por ejemplo
Parastrapotherium ruderarium (fig. 11), esta misma escotadura es
más angosta pero mucho más profunda y próxima ád cerrarse; es
posible que con la edad en algunos individuos se transformara en
una perforación perfecta; la parte superior y más profunda de la
hendidura parece que empezaba á funcionar como fosa ligamental.
Esto último es lo que seguramente ha sucedido con los Astrapo-
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 3713
terios del eoceno superior, A pesar de que los restos de estos ani-
males abundan en las capas de la formación santacruceña, los
astrágalos son tan sumamente raros que no conozco hasta ahora
más que un solo ejemplar y procedente de un individuo muy joven.
Con todo, esta pieza (fig. 12) basta para indicarnos un cambio
notable en la posición del pie. En las formas cretáceas de la época
del Notostylops, el pie era netamente plantigrado y la fíbula des-
cansaba sobre el calcáneo por medio de una faceta muy ancha. En
los géneros más recientes del horizonte pyrotheriense y de la base
del eoceno, la faceta fibular del calcáneo es pequeña y á veces
Fig. 12. Astrapotherium magnum (Ow.) Amgh. Astrágalo izquierdo: a, visto de
atrás; b, visto de arriba, y e, visto de abajo, reducido á Yz del tamaño natural;
nv, faceta articular para el navicular; cb, faceta articular para el cuboides.
Las demás letras como en las figuras precedentes. Eoceno superior de la Pata-
gonia Austral (santacrucense ).
falta completamente. En el género Astrapotherium de la forma-
ción santacruceña, el calcáneo no presenta ningún vestigio de la
faceta fibular, y el astrágalo muestra la faceta fibular que se pier-
de mucho antes del borde inferior del hueso; con este cambio de
conformación se produjo otro en la posición del pie que ya no era
plantigrado perfecto sino semidigitigrado. Este cambio en la posi-
ción del pie produjo el ahondamiento de la escotadura posterior f
del astrágalo que, como lo muestra la figura, tiene la forma de un
canal profundo, el cual en los individuos adultos seguramente se
cubría con un puente.
En la Argentina el último representante de esta línea es Plicato-
don perrarus (fig. 13), pero es tan diferente de los antiguos Astra-
poterios que constituye el tipo de una familia distinta. El espacio
de tiempo que separa este género de los Astrapoterios de la forma-
374 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
ción santacruceña es enorme y debemos suponer que entre ambos
géneros hay una cantidad de formas intermediarias que permane-
cen completamente desconocidas. El astrágalo de Plicatodon es
muy deprimido, de troclea absolutamente plana en todas direccio-
nes y con su diámetro transverso una mitad mayor que el diámetro
longitudinal. En su parte posterior y en su posición normal mues-
tra una perforación astragaliana de diámetro relativamente consi-
derable, lo que no impide que se encuentre en su período de regre-
sión, pues no perfora el hueso de parte á parte y no desempeñaba
ya otra función que la de perforación vascular nutritiva del as-
trágalo.
Una evolución paralela absolutamente igual observamos en los
Fig. 13. Plicatodon perrarus Amgh. Astrágalo izquierdo: a, visto de arriba, y
b, visto de atrás, reducido á !z del tamaño natural. Formación pampeana de
Buenos Aires.
Amblipodos norteamericanos. Las formas más antiguas que cons-
tituyen la familia de los Coryphodontidae, por la conformación del
pie coinciden fundamentalmente con los Albertogaudryidae y los
más antiguos representantes de la familia de los Astrapotheridae;
eran como estos plantígrados, con el peroné que asentaba sobre el
calcáneo y el astrágalo sin perforación, pero ésta se formaba en
algunos individuos ó en algunas formas más especializadas, si-
guiendo idénticas etapas que en los géneros argentinos; en unos y
otros la perforación empezó por un ahondamiento de la corredera
y se completó con la formación de un puente óseo encima de ésta.
El astrágalo de Coryphodon lobatus, p. ej. (fig. 14), coincide en
un todo con el de Liarthrus Copei (fig. 10); además en ambos géne-
ros la escotadura f del flexor es casi absolutamente igual, no aper-
cibiéndose otra diferencia notable que la de que en Coryphodon es
un poco más oblicua ó inclinada hacia atrás y hacia abajo, mientras
que en Liarthrus es casi vertical. Tanto cuanto puedo juzgar por
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 3715
el molde, la pared de la corredera del astrágalo del género norte-
americano muestra, como el de Patagonia, varios agujeros vascu-
lares de tamaño relativamente considerable.
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Fig. 14. Coryphodon lobatus Cope. Astrágalo izquierdo: a, visto de arriba, y ),
de atrás, reducido á Y» del tamaño natural, según molde enviado al Museo Na-
cional por el Prof. H. F. Osborn. Eoceno inferior del Wyoming (Wasatch ).
Coryphodon radians (fig. 15) pasa por un estadio de evolución
comparable al de Parastrapotherium ruderarium (fig. 11); la co-
rredera se ha ahondado de tal modo que en su parte inferior forma
Fig. 15. Coryphodon radians Cope. Astrágalo derecho; a, visto de arriba, y b,
visto de atrás, reducido á Y» del tamaño natural, según molde enviado al Museo
Nacional por el Prof. H. F. Osborn. Eoceno inferior (Wasatch) de Wyoming.
como una entalladura, mientras que la parte superior se ha enan-
chado y ahondado de manera á constituir una fosa ligamental; es
también posible que en algunos individuos ó con la edad muy
avanzada, la entalladura inferior se cubriera con un puente óseo,
transformándose en una perforación perfecta,
Los Uintatheridae descienden de los Coryphodontidae y son por
consiguiente de edad más reciente que éstos. Los cambios en la
£
3716 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
posición del pie son perfectamente comparables y paralelos á los
que experimentaron los Astrapotheridae al separarse de los Alber-
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Fig. 16. Tinoceras ingens Marsh. Astrágalo izquierdo; a, visto de arriba, y b,
visto de abajo, reducido á 2/, del tamaño natural. Eoceno (Bridger) de Wyoming.
togaudryidae. Los Coryphodontidae eran plantigrados imperfectos,
con una tendencia ya bastante acentuada á transformarse en semi-
Fig. 17. Uintatherium laticeps (Marsh). Astrágalo izquierdo; a, visto de arriba, y b,
visto de abajo, reducido á 2/, del tamaño natural, Eoceno de Wyoming.
digitígrados, y el peroné se articulaba con el calcáneo. En los
Uintatheridae, á lo menos en los géneros más especializados, el
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. SN
peroné había perdido todo contacto con el calcáneo y el pie era
digitígrado más ó menos perfecto. De acuerdo con estos cambios,
la corredera f del flexor se volvió más profunda y en la mayor
parte de los individuos se encuentra transformada en una perfo-
ración perfecta.
Las figuras adjuntas, 16 y 17, reproducidas de la gran mono-
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Fig. 18. Uintatherium mirabile (Marsh). Astrágalo derecho; a, visto de arriba;
e, visto de atrás, é 2; visto de abajo, reducido á 2/¿ del tamaño natural. Foceno
(Bridger) Wyoming.
grafía de Marsh sobre los Dinocerata, son particularmente instruc-
tivas. La figura 16 representa el astrágalo de Tinocera ingens,
mostrando en su parte posterior la corredera f del flexor en forma
378 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
de canal profundo. La figura 17 representa el astrágalo de Uinta-
theriwm laticeps mostrando la misma corredera ó canal del flexor
cubierta por un puente óseo p y transformada en una perforación
o perfecta; esta perforación es de diámetro relativamente consi-
derable y podía dar paso al tendón con facilidad.
El puente que se extiende detrás de la perforación es bastante
ancho, pero permanece bien distinto de la troclea; la tibia en sus
movimientos no avanzaba encima del puente.
Parece, sin embargo, que no sucedía lo mismo en todas las espe-
cies. La figura 18 representa el astrágalo de Uintatherium mira-
bile, el representante más gigantesco y más especializado de la
familia, según un molde enviado al Museo Nacional por mi distin-
guido colega y amigo el Profesor H. F. Osborn. La entrada supe-
rior de la perforación es de tamaño considerable, pero disminuye
rápidamente de diámetro tomando la forma de embudo y proba-
blemente no atravesaba el hueso por completo, ó lo hacía por un
orificio inferior de tamaño diminuto'. Es claro que en ese estado
la perforación ya no podía dar paso al tendón en forma perfecta
y si la obliteración es completa se vuelve también dudoso de que
haya podido funcionar como perforación vascular.
En este astrágalo, el carácter que más me llama la atención es
el de que la superficie de la troclea articular se extiende mucho
más atrás de la perforación, y puede decirse que sobre toda la ex-
tensión del puente. La tibia en su movimiento hacia atrás pasaba
por encima de la perforación o y hacía presión sobre el tendón
flexor y la rama arterial calcaneal desviándolos hacia atrás; éstos á
su vez empujados por la tibia hacían presión sobre el puente p pro-
duciendo en éste una depresión que de la perforación se extiende
hacia atrás para terminar en la base de la protuberancia ai que
servía de punto de inserción al ligamento interno que unía el as-
trágalo al calcáneo.
La extensión hacia atrás de la superficie de la troclea articular
parece que también está en relación con la desaparición de la parte
posterior del surco del seno del tarso, y la confluencia y fusión en
esa región de las dos facetas articulares que descansan sobre el
calcáneo.
Esta obliteración de la perforación é invasión del puente por la
1 El molde no me permite determinar si se trata de una obstrucción debida á
la ganga sedimentaria, ó si por el contrario se trata de una verdadera oblitera-
ción del orificio inferior, pero me inclino á creer esto último.
DEL
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 379
troclea es claro que debe haberse producido gradualmente con la
edad, pues en los individuos jóvenes la perforación debía ser per-
fecta y funcional y el puente bien distinto. Marsh ha publicado el
dibujo de un astrágalo de esta misma especie (fig. 19) que difiere
por la troclea que no se extiende detrás de la perforación sino que
presenta atrás una escotadura en la forma primitiva anterior á la
aparición del puento, escotadura que constituye el borde d pared
anterior de la perforación. La perforación se encuentra en via de
obliterarse, pero el puente no presenta vestigios de la formación
de una nueva corredera del tendón. Este ejemplar, por los carac-
teres expuestos y también por su menor tamaño, es evidente que
procede de un individuo más joven que el de la figura 18. En estos
Fig. 19. Uintatherium mirabile Marsh. Astrágalo izquierdo, visto de arriba,
según Marsh, reducido á 2/. del tamaño natural. Eoceno (Bridger) de Wyoming.
19 =) y 1)
animales, además del mayor movimiento antero-posterior de la ex-
tremidad inferior de la tibia, otra causa concurrente á la oblitera-
ción de la perforación fué sin duda el gran aumento de talla y el
crecimiento rápido que aprisionaron el tendón y la rama arterial
produciendo su atrofia y desaparición,
Es el más alto grado de especialización alcanzado por los Am-
blipodos, y es presumible creer que esa atrofia y desaparición del
flexor, etc., aceleró la extinción de esos gigantes, esto es, si ella no
fué la causa inicial y única de esa extinción.
Antes de abandonar este grupo voy á agregar todavía algunas
palabras sobre la filogenia de los Amblipodos norteamericanos,
cuyo origen se pretende buscar en los Pantolambdidae. La descen-
380 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
dencia de los UVintatheridae de los Coryphodontidae no es dudosa,
pero no sucede lo mismo con la pretendida transformación de los
Pantolambdidae en Coryphodontidae.
Es pues muy importante el hecho de que las deducciones á que
conduce el estudio de la perforación astragaliana concuerdan en un
todo con aquellas á que me había conducido el estudio de la den-
tadura?,
En Pantolambda el astrágalo (fig. 20) es invariablemente perfo-
rado; en los Coryphodontidae la perforación es rara, mientras que
Fig. 20. Pantolambda bathmodon Cope. Astrágalo izquierdo; «a, visto de arriba;
e, visto de atrás, é 2, visto de abajo, en tamaño natural, según molde enviado al
Museo Nacional por el prof. H. F. Osborn. Base del eoceno (torrejonense) de
Nuevo México.
es frecuente en los Uintatheridae. No es probable ni creible que
los Coryphodontidae hayan perdido la perforación para más tarde
volverla 4 adquirir bajo la forma de Uintatheridae, pues es una evo-
lución regresiva absolutamente imposible, de donde deduzco que
los Pantolambdidae no pueden ser los antecesores de los Corypho-
dontidae.
Además, en los astrágalos de Pantolambda la perforación está
colocada en una posición muy distinta y sólo daba paso á la rama
arterial, pues el tendón del flexor se había formado una nueva
corredera ff sobre la parte posterior é inferior del puente. De
esta nueva corredera ff no hay absolutamente el menor vesti-
gio, ni en los Coryphodontidae mi en los Uintatheridae; no la tienen
ni la tuvieron sus antecesores, prueba decisiva de que los Panto-
lambdidae no son los antecesores de los Amblipodos, ni tienen con
ellos ninguna relación.
1 Amecuino F, Recherches de Morphologie phylogénétique sur les molaires supé-
rieures des ongulés, en Anal. Mus. Nac. de Buenos Aires, serie 3”, t. 111, pp. 306 á
372, a. 1904.
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 381
Anecilopodos.
Este orden de ungulados de caracteres primitivos ha dejado nu-
merosos representantes en todos los terrenos fosilíferos de la Ar-
gentina, á partir de la época del Votostylops hasta la formación
santacruceña. Siguiendo el desarrollo de esa línea se constata que
las formas más antiguas, más pequeñas y más generalizadas poseen
un astrágalo sin perforación. En las formas de los últimos tiempos
cretáceos, el astrágalo es constantemente perforado. En las formas
terciarias de mayor tamaño y más especializadas, la perforación
disminuye de diámetro y'en los últimos representantes ya no fun-
ciona sino como simple fosa ligamental.
El astrágalo de Prostylops typus (fig. 21) del notostylopense in-
ferior representa una de las formas más primitivas de este grupo.
Fig. 21. Prostylops typus Amgh. Astrágalo izquierdo; a, visto de arriba, y €,
visto de atrás, en tamaño natural. Cretáceo superior de Patagonia (notostylo-
pense inferior).
Es de cuerpo corto y muy ancho, de cabeza articular pequeña y
con la escotadura que forma el cuello poco acentuada. La troclea
articular es igualmente corta y ancha, poco convexa en dirección
antero- posterior y sin excavación en el medio ó apenas acentuada,
Atrás, el cuerpo del astrágalo se presenta como truncado transver-
salmente sobre la misma línea c del límite posterior de la troclea,
formando un borde muy grueso, en el cual se ve la corredera f del
flexor, que es muy ancha y bastante profunda, pero no hay ningún
vestigio de la perforación. En su conformación general, el astrá-
galo de este género es bastante parecido al de muchos condilartros.
Proasmodeus armatus del horizonte astraponotense, es un animal
considerablemente mayor que Prostylops y, por consiguiente, de
astrágalo más grueso en proporción. El cuello e que soporta la ca-
382 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
beza del astrágalo (fig. 22) se ha vuelto más ancho y más depri-
mido. La troclea tr se conserva igualmente poco convexa de adelan-
te hacia atrás y poco excavada en el medio. Las diferencias notables
Fig. 22. Proasmodeus armatus Amgh. Astrágalo derecho; a, visto de arriba; b,
visto de atrás, y c, visto de abajo, reducido á */s del tamaño natural. Cretáceo
superior de Patagonia (astraponotense).
con el del género anterior aparecen en la parte posterior, Acá la
corredera del flexor en su borde súpero-posterior c se ha conser-
vado idéntica como en Prostylops, pero más abajo del borde supe-
rior de la troclea se ha vuelto más profunda y se ha cubierto
con el puente óseo p que la ha transformado en la perforación o.
El puente es angosto y delgado, lo que demuestra que se encuen-
tra en el principio de su formación, El tendón del flexor y la rama
arterial que pasaban por la corredera quedaron aprisionados en la
perforación, que es de tamaño considerable. El puente óseo pre-
senta en su parte inferior una pequeña acanaladura; es la correde-
ra inferior fi del flexor, producida por el tendón en su movimiento
recurrente hacia atrás al salir de la abertura distal de la perfora-
ción para ir á alcanzar la apófisis interna del calcáneo. En la en-
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 388
trada proximal de la perforación entre el puente p y el borde pos-
terior c de la troclea hay una gran depresión, indicada con las letras
fo, que empezaba á funcionar como fosa ligamental.
Esta es, puede decirse, la primera etapa de la perforación, que
luego se ha ido reduciendo y modificando en distintas direcciones.
En el astrágalo de Proasmodeus exauctus (fig. 23) el cuerpo del
hueso se ha vuelto bastante más convexo de adelante hacia atrás
Fig. 23. Proasmodeus exauctus Amgh. Astrágalo derecho; a, visto de arriba, y
e, visto de atrás, en tamaño natural. Cretáceo superior de Patagonia (astrapo-
notense ).
y la troclea un poco más excavada, La fosa ligamental fo está
mejor delimitada y ocupa una extensión más reducida pero es un
poco más profunda y su superficie muestra rugosidades de inser-
ción para ligamentos más fuertes. El diámetro de la perforación
ha disminuido un poco, pero era todavía funcional. El puente es
un poco más ancho y más grueso, con la superficie superior y pos-
terior con rugosidades para la inserción de ligamentos; abajo no
presenta vestigios de corredera inferior, lo que prueba que el puen-
te se prolongaba bastante más atrás del borde posterior de las
facetas articulares del calcáneo, de manera que el tendón del flexor
al salir de la perforación descendía directamente hacia abajo sin
efectuar movimiento recurrente hacia atrás. Debido á la mayor
convexidad antero-posterior del cuerpo del hueso, la troclea en su
parte posterior desciende más hacia abajo de modo que la tibia en
su movimiento hacía presión sobre la rama vascular de la arteria
peroneal que penetraba en la perforación, desviándola hacia el
lado externo en donde se formó un pequeño canal ee.
384 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Thomashuxleya rostrata (fig. 24) aunque de terrenos más anti-
guos había sobrepasado la etapa de evolución del género prece-
dente. La reducción de la fosa ligamental es aun mayor, y la per-
foración ha tomado un aspecto infundibuliforme y se ha reducido
de tal modo su diámetro que no es posible pudiera funcionar como
transmisora del flexor; probablemente sólo daba paso á la rama
arterial. El puente es muy ancho y muy grueso, constituyendo
detrás de la perforación una expansión considerable, pero sobre la
cual no se ve absolutamente ningún vestigio de corredera. Se de-
DA
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Fig. 24, Thomashuxleya rostrata Amgh. Astrágalo derecho; a, visto de arriba,
y e, visto por detrás, reducido á?/s del tamaño ratural. Cretáceo superior de Pa-
tagonia (notostylopense ).
duce que en este animal y en los otros con astrágalo de forma pare-
cida, el tendón del flexor estaba atrofiado y el dedo interno del
pie era muy reducido ó completamente suprimido.
Es digna de notarse la circunstancia de que todas esas formas se
extinguieran durante la época del notostylopense sin dejar descen-
dencia en los terrenos más recientes. Las formas que persistieron
pasando á las capas más superiores del cretáceo y á las del tercia-
rio antiguo, son aquellas en las cuales el tendón del flexor consi-
guió zafarse de la perforación formándose una nueva corredera
sobre la parte posterior é inferior del puente. Entre estas formas
hay dos grupos diferentes: en uno la perforación disminuye gra-
dualmente de diámetro pero aumenta el de la fosa ligamental; en
el otro la atrofia de la perforación coincide con la supresión de la
fosa ligamental.
Como representante del primer grupo en el horizonte pyrothe-
riense encontramos el gigantesco Asmodeus Osborni (fig. 25). La
cabeza articular es grande, convexa en forma de media bola, con
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 385
un cuello largo, ancho, deprimido y bien delimitado por grandes
escotaduras laterales. En la troclea, comparada con la de Proas-
modeus no hay modificaciones de importancia, pero no sucede lo
mismo con la parte posterior del astrágalo detrás de la troclea que
ha tomado una forma completamente distinta. Acá el hueso se ha,
prolongado hacia atrás de una manera extraordinaria debido á la
formación de una parte suplementaria p detrás de la perforación.
Sobre el lado interno la expansión lateral de Proasmodeus se ha,
€
á
a
Fig. 25. Asmodeus Osborni Amgh. Astrágalo izquierdo; a, visto de arriba, y €,
visto por detrás, reducido á Yz del tamaño natural. Cretáceo el más superior de
Patagonia (pyrotheriense).
achatado y ha sido sustituida por otra longitudinal ai destinada
igualmente á la inserción del ligamento astrágalo-calcaneal. El
puente p muy engrosado se ha extendido horizontalmente hacia
atrás por un trecho considerable, restringiendo de tal modo la per-
foración o que ya no podía dar paso al tendón del flexor; esto es
evidente, puesto que en la parte posterior del puente el tendón se
ha formado una nueva corredera ff, muy ancha y de fondo bastan-
te cóncavo. La perforación o, aunque de diámetro reducido y de
aspecto infundibuliforme, atraviesa el hueso completamente vol-
viendo á ensancharse en el lado opuesto que se abre en el canal
del seno del tarso; luego era funcional, de modo que seguía dando
paso á la rama calcaneal de la arteria peroneal posterior. La for-
mación del gran puente óseo p en dirección!horizontal, aumentó el
espacio disponible para la fosa ligamental fo, que tomó una exten-
Aya. Mus. Nac. Bs. As., Serik 3%, T. 1v. Noviembre 19, 1904. 25
386 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
sión considerable y la forma de un triángulo cuya base la forma el
borde posterior del puente y la cúspide penetra adelante en la
troclea. La perforación o se encuentra colocada algo más atrás
de la mitad del largo de la fosa sobre el borde interno de ésta. En
el fondo de la fosa, además de las rugosidades destinadas á la in-
serción de los ligamentos, hay varias perforaciones vasculares, al-
gunas de tamaño relativamente considerable.
Asmodeus Osborni por su tamaño gigantesco y otros varios
caracteres representa una forma muy especializada que se extin-
guió sin dejar descendientes en los terrenos más recientes. Los
representantes terciarios del mismo grupo descienden probable-
mente de otras especies más pequeñas y menos especializadas del
mismo género; Diorotherium de las formaciones patagónica y san-
tacruceña, debe ser el descendiente de una de esas especies.
El astrágalo de Diorotheriuwm egraegium (fig. 26), presenta un
notable parecido con el de Asmodeus. La perforación o había alcan-
CA o,
El
MR
JW ALS
IDA
Fig. 26. Diorotherium egraegíium Amgh. Astrágalo izquierdo; a, visto de arriba,
y e, visto de atrás, reducido á ez del tamaño natural. Eoceno superior de Pata-
gonia (formación santacruceña ).
zado el mismo grado de regresión y sólo funcionaba como trans-
misora de la rama arterial. El puente p es muy grueso, pero menos
extendido hacia atrás que en el género precedente, aunque lleya
una nueva corredera ff del flexor en la misma posición y de la mis-
ma forma. La fosa ligamental fo es más pequeña, menos profunda,
no tan triangular y no penetra tanto en la troclea.
El astrágalo de Homalodotherium (fig. 27), último representante
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 387
de este grupo, en su forma general concuerda con el de Diorothe-
rium, pero tiene el puente p casi tan extendido hacia atrás como en
el de Asmodeus; la fosa ligamental fo es igualmente de gran tama-
Fig. 27. Homalodotherium Segoviae Amgh. Astrágalo izquierdo: a, visto de arri-
ba; b, visto de atrás, y c, visto de abajo, reducido á */3 del tamaño natural. Eoce-
no superior de Patagonia (formación santacruceña).
ño, de forma triangular, muy extendida hacia adelante y todavía
más profunda que en los dos géneros precedentes. Se distingue tan-
to de Asmodeus como de Diorotherium por la obliteración y desapa-
388 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
rición completa de la perforación; sin embargo, en algunos ejem-
plares se ven de ella pequeños vestigios bajo la forma de un
agujero muy pequeño que no pasa al lado opuesto, de modo que
sólo funcionaba como perforación vascular nutritiva del astrágalo.
En la desaparición de la perforación y su reemplazamiento por
una fosa ligamental destinada á la inserción de ligamentos de re-
fuerzo á los de la cápsula articular tibio-astragaliana, Homalodo-
therium había alcanzado la misma etapa de evolución que atraviesa
el género Otaria (fig. 1) entre los pinipedios actuales.
Los representantes del segundo grupo, en los cuales la atrofia
de la perforación y la formación de una nueva corredera para el
flexor coincide con la supresión de la fosa ligarpental, todavía son
poco conocidos y la determinación es algo incierta. La figura 28
Fig. 28. Thomashualeya Amgh., especie indeterminada. Astrágalo derecho; a,
visto de arriba, y e, visto de atrás, en tamaño natural. Cretáceo superior de Pa-
tagonia (notostylopense ).
representa el astrágalo de un animal de este grupo, perteneciente
al género Thomashuxleya, pero de especie indeterminada. En la
conformación general se parece al de 7. rostrata (fig. 24), pero se
distingue por la perforación o que se encuentra en un grado de
regresión más avanzado, por la ausencia de todo vestigio de la
fosa ligamental y por la presencia de una nueva corredera /f para
el flexor. La entrada proximal de la perforación es de contorno
alargado de adelante hacia atrás y de dimensiones todavía regula-
res, pero la entrada opuesta (ó salida) es tan pequeña que apenas
podía dar paso á una rama vascular. De la fosa ligamental no hay
vestigios. La regresión de la perforación está en relación con el
gran desarrollo del puente p, pero éste, en vez de extenderse hori-
zontalmente hacia atrás como en Homalodotherium (fig. 27) y for-
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 389
mas parecidas, se extiende al contrario, hacia abajo, adquiriendo
un espesor considerable que contribuye á dar al cuerpo del hueso
una forma elevada y muy convexa de adelante hacia atrás. A pesar
de la obliteración parcial de la perforación, esta especie conservaba
el dedo interno perfecto, pues el tendón del flexor del mencionado
dedo consiguió escurrirse de la perforación y formarse en la parte
posterior del puente una nueva corredera ff, que da á esta parte
del hueso una forma muy distinta de la que presenta en 7. rostra-
ta. La troclea ha invadido una parte del puente de modo que la
tibia en su movimiento antero-posterior avanzaba bastante más
atrás de la perforación haciendo presión sobre la rama arterial, la
cual, en su prolongamiento recurrente, se excavó un surco arterial
sa, corto pero profundo. Por otra parte, el flexor que desciende de
arriba hacia abajo excavó la corredera ff correspondiente, en la
misma dirección y precisamente á continuación del surco vascular,
de donde resulta que la nueva corredera ff del tendón parece una
continuación de la perforación o y del surco arterial sa.
El astrágalo de la fig. 29 es muy parecido al precedente pero de
un animal mucho más pequeño y seguramente de la familia de los
Isotemnidae. Acá también el puente p se ha extendido hacia abajo y
Fig. 29. Astrágalo de un /sotemnidae indeterminado; «, visto de arriba, y €,
visto de atrás, en tamaño natural. Cretáceo superior de Patagonia (notostylopense).
sobre él se ha formado una nueva corredera ff para el flexor, pero
el surco arterial sa penetra en el hueso oblícuamente del lado ex-
terno hacia el interno y hacia adelante de manera que permanece
completamente distinto é inconfundible con la corredera del flexor.
En otros géneros de la misma familia y de la misma época, las
modificaciones producidas por la formación de la perforación y
luego su regresión, son todavía más notables. En Pleurostylodon
(fig. 30) la perforación o es de contorno perfectamente circular,
390 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
con su entrada superior ó proximal reducida 4 sólo un milímetro
de diámetro, mientras que en su salida distal, tiene un diámetro
cuatro veces mayor, precisamente la inversa de lo que sucede con
el astrágalo de Thomashualeya, representado en la fig. 28. El puente
p ha tomado un desarrollo tan considerable que constituye casi
Fig. 30. Pleurostylodon biconus Amgh. Astrágalo izquierdo; a, visto de arriba, y
e, visto de atrás, en tamaño natural. Cretáceo superior de Patagonia (notosty-
lopense).
una mitad del tamaño del cuerpo del hueso habiéndose extendido
tanto hacia atrás como hacia abajo, formándose sobre él una nueva
corredera ff del flexor que ocupa su cara posterior; esta corredera
baja al principio verticalmente para luego tomar una dirección
oblicua hacia abajo y adelante. La osificación del puente avanzó
hasta el mismo borde posterior de la cápsula tibio-astragaliana y
la tibia en su movimiento antero- posterior avanzó más atrás de la
perforación o prolongando la extensión de la troclea tr sobre una
parte considerable del mismo puente. Es á causa de esta misma
elevación del puente en sentido vertical que la troclea se ha vuelto
muy convexa de adelante hacia atrás, apareciendo la entrada pro-
ximal de la perforación en el medio del tercio posterior de la troclea,
y casi en la parte más elevada.
Toxodontes.
En las formaciones antiguas los restos de verdaderos toxodontes
empiezan á aparecer en la base del horizonte pyrotheriense. Des-
graciadamente, en esas formaciones, los huesos de los pies, y prin-
cipalmente los astrágalos, son muy raros. A esto agrégase otra
dificultad, y es que el astrágalo de los Nesodontes es tan parecido
al de los Leontinideos y al de los Notohippideos que cuando se en-
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 391
cuentran separados es hasta dificil determinar la verdadera familia
á que pertenecen. Sin embargo, á pesar de las dificultades apun-
tadas, hay bastante material para seguir la evolución de este hueso
en lo que ála perforación se refiere en algunas de sus principales
faces.
El tipo de astrágalo predominante en las capas inferiores del
piso pyrotheriense es el representado en la figura 31. Es de cuerpo
deprimido, de cabeza corta y troclea poco excavada. En la parte
posterior la troclea tr termina en un borde cóncavo representando
Fig. 31. Astrágalo derecho de un Nesodontidae? indeterminado. a, visto de
arriba, y e, visto de atrás, reducido á “Y del tamaño natural. Cretáceo superior
de Patagonia (pyrotheriense ).
una ancha escotadura f que coincide con el borde posterior del cuer-
po del hueso y corresponde á la corredera primitiva del flexor. En
el astrágalo de Pronesodon robustus (fig. 32) esta escotadura pos-
Fig. 32. Pronesodon robustus Amgh. Astrágalo izquierdo; a, visto de arriba, y €,
visto de atrás, reducido á % del tamaño natural. Cretáceo superior de Pata-
gonia (pyrotheriense ).
terior f es más angosta y más profunda, tomando la forma de una
hendidura que penetra en la troclea en forma de cuña.
9) MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
S1 esta hendidura se cubriera atrás con un puente óseo se trans-
formaría en una perforación, y es lo que sin duda ha sucedido con
algunas especies del género Proadinotherium que se extiende des-
de las capas cretáceas del horizonte pyrotheriense hasta las capas
terciarias del colpodonense. Seguramente Proadinotherium no
desciende de Pronesodon, pero el astrágalo de su antecesor directo
debía tener atrás una hendidura profunda como en el de este últi-
mo género. Esto se desprende claramente del examen del astrágalo
de Proadinotherium leptognathum (fig. 33) del mismo horizonte.
El cuerpo del hueso es más alto, considerablemente más angosto,
Fig. 33. Proadinotherium leptognathum Amgh. Astrágalo izquierdo; a, visto de
arriba, y e, visto de atrás, reducido á los 4/¿ del tamaño natural. Cretáceo su-
perior de Patagonia (pyrotheriense).
con la troclea tr más excavada, mucho más convexa de adelante ha-
cia atrás, y con el cóndilo externo ce considerablemente más angosto
y más prominente que el interno ci. La cabeza articular ca es más
larga y precedida de un cuello cu con una fosa profunda n en la base.
Mirando el hueso por su parte posterior, vemos que á continuación
de la troclea hay una pequeña perforación angosta y profunda o,
en forma de hendidura vertical, que indudablemente representa la
misma hendidura del astrágalo de Pronesodon (fig. 32) acá cubierta
por el puente. Indudablemente, en lo que á la perforación se
refiere, esta especie encuéntrase ya muy lejos de su punto de par-
tida, pues el puente es de gran tamaño y ha obliterado la perfora-
ción casi por completo. Además, el flexor se ha formado en la
parte posterior del puente una nueva corredera ff, probando así
que se trata de un animal provisto de 5 dedos y por consiguiente
genéricamente distinto de Adinotherium que sólo tiene 3.
En Proadinotherium Muensteri del horizonte colpodonense, el
astrágalo (fig. 34) es de cuerpo todavía más angosto, con el cón-
dilo externo ce más comprimido y más saliente y la cabeza más pro-
E
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 393
longada hacia adelante. Mirando el hueso por su parte posterior,
á continuación de la troclea tr ya no se ve ningún vestigio de la
perforación, pero existe el surco transversal sa que forma el límite
de la troclea y la separa del puente p; este último conserva el tama-
Fig. 34. Proadinotherium Muensteri Amgh. Astrágalo derecho; a, visto de arri-
ba, y €, visto de atrás, en tamaño natural. Eoceno inferior (colpodonense) de
Patagonia.
ño considerable que tiene en la especie anterior y con la nueva
corredera ff del flexor todavía más larga, lo que prueba que tam-
bién conservaba el dedo interno.
El sucesor de Proadinotherium es Adinotherium que aparece en
las capas superiores de la formación patagónica (horizonte astra-
Fig. 35. Adinotherium ovinum (Ow.) Amgh. Astrágalo derecho; «, visto de arri-
ba, y e, visto de atrás, en tamaño natural. Eoceno superior (santacrucense) de
la Patagonia austral.
pothericulense) y adquiere su mayor desarrollo en las capas supe-
riores de la formación santacruceña (horizonte santacrucense),
pero sólo conocemos el astrágalo de las especies de este último
horizonte. En Adinotherium (fig. 35) este hueso, generalmente de
cuerpo más ancho y más aplastado, se distingue también por la
394 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
obliteración completa de la perforación y la desaparición del sur-
co transversal que separa el puente de la troclea. El puente pse ha
vuelto más pequeño, formando aparentemente una simple conti-
nuación de la troclea; además, la corredera del flexor ha desapa-
recido, estando reemplazada por una superficie cubierta de rugo-
sidades de aspecto fibrilar que convergen hacia la entrada del
seno del tarso y servían á inserciones ligamentosas. Deducimos de
esta conformación que el tendón del flexor había desaparecido y
por consiguiente también el dedo interno. Sabemos en efecto que
el pie de Adinotherium tenía sólo tres dedos.
Había sin embargo algunas especies aun poco conocidas cuyo
astrágalo conservaba vestigios del surco transversal divisorio sa
entre la troclea y el puente, y también un pequeño vestigio de
perforación que sólo funcionaba como pasaje vascular, caso en
que se encuentra el ejemplar representado en la figura 36; el
puente p se ha reducido y la superficie cóncava que formaba la co-
Fig. 36. Adinotherium Amgh., especie indeterminada. Astrágalo derecho; a,
visto de arriba; e, visto de atrás, é 2, visto de abajo, en tamaño natural. Eoceno
superior (santacrucense) de la Patagonia austral.
rredera se ha vuelto más plana y con pequeñas rugosidades demos-
trando que ya no desempeñaba las mismas funciones.
El más primitivo de los Nesodontideos de la formación santa-
cruceña es Xotoprodon. Es muy cercano del género Nesodon del
que difiere en pequeños detalles de la conformación de la denta-
dura, y además, aunque en estado rudimentario, conservaba el
dedo interno del pie, del cual no existe en Nesodon ningún vestigio.
La especie mejor conocida es Xotoprodon solidus de las capas san-
tacruceñas más antiguas, y cuyo tamaño era bastante menor que
el de Nesodon imbricatus. El astrágalo (fig. 37) posee la perfora-
ción astragaliana o perfecta que atraviesa el hueso completamente
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. O,
y de un diámetro considerable. Detrás de la perforación, el puente
p es muy extendido, sobre todo en sentido vertical, lo que da al
cuerpo del astrágalo una fuerte convexidad antero- posterior, La
superficie posterior y central del puente está ocupada por una
Fig. 37. Xotoprodon solidus Amgh. Astrágalo izquierdo; «a, visto de arriba; e,
visto de atrás, é 2, visto de abajo, reducido á Y del tamaño natural. Eoceno su-
perior (notohippidense) de la Patagonia austral.
gran escotadura ancha y de fondo cóncavo que representa la nue-
va corredera ff del flexor. Entre el puente y la parte posterior de
la troclea tr hay una depresión transversal fo bastante ancha sobre
el costado externo y que se enangosta hacia el interno hasta con-
Fig. 38. Xotoprodon maximus Amgh. Astrágalo derecho; «a, visto de arriba, y
e, visto de atrás, reducido á %s del tamaño natural. Eoceno superior (horizonte
santacrucense) de la Patagonia austral.
cluir en la perforación astragaliana; esta depresión, de superficie
rugosa, es el principio de una fosa ligamental.
Xotoprodon maximus es una especie de talla bastante mayor y
de edad algo más reciente; el astrágalo (fig. 38) se distingue por la
396 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
depresión sa entre el puente y la troclea que es más reducida, más
angosta, más profunda y funcionaba como surco arterial; la per-
foración o es también más pequeña y funcionaba tan solo como
agujero nutritivo del astrágalo. El puente también se ha reducido
y la escotadura ff se ha vuelto de superficie rugosa perdiendo en
parte el carácter de corredera, demostrando que el flexor se había
atrofiado y, de consiguiente, también el dedo interno. La depre-
sión transversal sa es de fondo cóncavo y aumenta de profundidad
hasta terminar en la perforación; es pues evidente que en este sur-
co corría la rama arterial desprendida de la peroneal posterior,
la que también debía enviar una ramificación al ligamento in-
teróseo entre el astrágalo y el peroné, pues el surco, aunque poco
acentuado, se prolonga hasta la misma esquina externa del hueso
y da vuelta sobre la cara externa hasta alcanzar la cavidad del li-
gamento interóseo.
En el ejemplar representado en la figura 39, quizás de una especie
distinta, esta última conformación es aun más evidente. La perfo-
Fig. 39. Xotoprodon, sp. Astrágalo derecho; a, visto de arriba; e, visto de atrás,
é 2, visto por la cara externa, reducido á % del tamaño natural. Eoceno supe-
rior (santacrucense) de la Patagonia austral.
ración o es todavía más pequeña, reducida á un milímetro de diá-
metro, pero la ranura vascular transversal sa es mucho más pro-
funda, da vuelta sobre el ángulo externo, y en forma de surco
igualmente profundo ¿i atraviesa la cara externa hasta penetrar en
la cavidad ¿ del ligamento interóseo astrágalo - peroneano.
El ejemplar que representa la figura 40, es seguramente de una
especie distinta de las precedentes, y quizás del género Nesodon,
pues es de tamaño considerablemente mayor que el de X. maximus,
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. o
de troclea proporcionalmente más ancha y con la faceta articular
sustentacular mucho más descendente hacia abajo que la faceta
ectal, siendo este último un carácter propio del género Nesodon. En
la parte posterior, en su posición normal, se ve la perforación o que
tiene un diámetro mayor que en el ejemplar anterior, pero el surco
arterial sa se extiende en dirección transversal á ambos lados de la
perforación, tomando todo el ancho del hueso; probablemente, en
Fig. 40. ? Xotoprodon ó ? Nesodon, sp.? Astrágalo derecho; a, visto de arriba,
y e, visto de atrás, reducido á % del tamaño natural. Eoceno superior (santa-
crucense ) de Patagonia.
este animal, la rama arterial que corría por ese surco era comunicati-
va de la peroneal á la tibial. En cuanto al puente p es un poco más
angosto y con la escotadura f'? poco excavada y algo rugosa, de
modo que como corredera era imperfecta é indica un flexor y un
dedo interno que estaban en vía de reducción.
El género Nesodon carecía completamente del dedo interno del
pie; de acuerdo con esta etapa de evolución regresiva, el astrágalo
no tiene perforación astragaliana ó aparece sólo en forma rudi-
-mentaria, el puente se ha reducido, y su concavidad posterior ha
perdido la forma de corredera, funcionando sólo como punto de
inserción de ligamentos astrágalo-calcaneanos. Sin embargo, en el
grado de reducción de la perforación cuando ella existe; en la for-
ma, tamaño y dirección del surco vascular; como también en la
forma y grado de reducción del puente, hay una cantidad de va-
riaciones que aun no es dado precisar si corresponden á diferencias
específicas ó á simples variaciones individuales.
La perforación, cuando existe, se reduce á un pequeño agujero
de 1 4 2 mm. de diámetro, que no perfora el huéso hasta el otro
lado, sino que se pierde en su interior, subdividiéndose en rameci-
395 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
llas secundarias que indican funcionaba como agujero nutricio del
hueso. La figura 41 representa un ejemplar en el cual la perfora-
ción o es de un tamaño excepcional, pero, á pesar de eso, también
Fig. 41. Nesodon, sp.? Astrágalo derecho; a, visto de arriba, y e, visto de atrás,
reducido á 3 del tamaño natural. Eoceno superior (horizonte santacrucense) de
la Patagonia austral.
se pierde en el interior del hueso sin pasar al otro lado. Como lo
muestra el dibujo, en este caso la perforación se ha extendido de
arriba abajo dividiendo el puente p en dos partes laterales en forma
de protuberancias rugosas, de las cuales la externa p + ac servia de
Fig. 42. Nesodon, sp.? Astrágalo derecho; a, visto de arriba, y e, visto de atrás,
reducido á % del tamaño natural. Eoceno superior (horizonte santacrucense)
de la Patagonia austral.
inserción al ligamento astrágalo-calcaneano posterior, mientras que
en la interna tomaban origen hacesillos ligamentarios que conver-
gían y penetraban en el surco del seno del tarso formando parte del
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 399
ligamento interóseo; el ligamento astrágalo-calcaneano interno
toma inserción un poco más arriba de esta protuberancia en aí in-
mediatamente debajo del ángulo posterior interno de la troclea. El
surco arterial transversal sa existe, pero es poco acentuado.
Hay casos, como el del ejemplar de la figura 42, en los cuales la
ramecilla arterial se subdivide en dos ú tres ramecillas más peque-
ñas que penetran en el hueso por otras tantas perforaciones o dis-
tintas. El surco vascular transversal sa, es bien acentuado y va á
unirse á la fosa ligamental externa astrágalo-peroneana. El puente
también se conserva fuertemente desarrollado y con una escota-
dura cóncava fo bastante profunda, pero es fácil darse cuenta de
que no funcionaba como corredera del flexor, tendón que había com-
pletamente desaparecido. Toda la superficie del puente está cubier-
ta de rugosidades muy angostas y largas, que convergen á la en-
trada del seno del tarso; luego es evidente que en esas rugosidades
tomaban origen hacecillos ligamentosos que penetraban en el seno
del tarso y tomaban parte á la formación del ligamento interóseo.
Otros ejemplares (fig. 43) no muestran absolutamente ningún
vestigio de la perforación pero conservan un surco transversal ar-
Fig. 43. Nesodon, sp.? Astrágalo izquierdo; a, visto de arriba, y e, visto de atrás,
reducido á % del tamaño natural. Eoceno superior (horizonte santacrucense) de
la Patagonia austral.
terial sa bastante ancho, seguido de un puente p reducido y de su-
perficie exclusivamente ligamentosa; el surco arterial da vuelta
sobre el lado externo en donde termina en la fosa ligamental astrá-
galo-peroneana.
400 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
El ejemplar representado en la figura 44, es curioso porque al
lado del surco vascular transversal sa que es acá muy angosto y muy
profundo, hay otro surco vascular d¿ independiente que baja verti-
calmente sobre el ángulo externo posterior y da vuelta sobre la cara
externa para terminar en la fosa ligamental astrágalo-peroneana.
Quiere decir, que la rama calcaneal de la arteria peroneal posterior
Fig. 44, Nesodon, sp. ? Astrágalo derecho; a, visto de arriba, y e, visto de atrás,
reducido á % del tamaño natural. Eoceno superior de Patagonia (horizonte san-
tacrucense).
antes de alcanzar la superficie súpero- posterior del astrágalo, se
dividia en dos ramas, la calcaneal y la ramecilla independiente
destinada al ligamento astrágalo - peroneano.
Fig. 45. Nesodon imbricatus Ow. Astrágalo izquierdo; a, visto de arriba, y e,
visto de atrás, reducido á % del tamaño natural. Eoceno superior (santacrucen-
se) de la Patagonia austral.
En el astrágalo de Vesodon imbricatus (fig. 45) típico, no se ve
absolutamente ningún vestigio ni de la perforación, ni del surco
vascular transversal, ni de puente distinto, y naturalmente, mucho
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. A01
menos de corredera. Detrás de la troclea, hay una extensión ósea p
como hundida hacia adentro y muy rugosa, que sin duda corres-
ponde al puente que se ha vuelto de superficie ligamental en toda
su extensión, En el ejemplar de la figura 46 que es de tamaño algo
Fig. 46. Nesodon imbricatus ? Ow. Astrágalo izquierdo, a, visto de arriba, y €,
visto de atrás, reducido á *4 del tamaño natural. Eoceno superior (santacrucen-
se) de la Patagonia austral.
más reducido, la troclea tr ha avanzado hacia atrás y hacia abajo
extendiéndose sobre una parte considerable de la expansión ósea
posterior que constituía el puente.
En este caso, la troclea ha invadido el puente, desapareciendo
completamente la perforación, pero, en el mismo orden hay ejem-
plos de la invasión del puente por la troclea conjuntamente con la
persistencia de la perforación; esta conformación particular puede
observarse en algunos de los más antiguos representantes de la fa-
milia de los Toxodontidae, y particularmente en Palaeotoxodon *
paranensis, que por las muelas sueltas parecía ser un verdadero
Toxodon. El astrágalo de este animal es de caracteres perfecta-
mente intermediarios entre el de Toxodon y el de Nesodon. La
troclea tr (fig. 47) es más excavada, menos ancha y más convexa en
sentido antero - posterior que en el de Toxodon. La cabeza articu-
lar ca es más distinta, de superficie articular plana, y separada de la
troclea por una fosita n poco profunda, Sobre el lado externo no
posee fosa ligamental astrágalo-peroneana, en lo que concuerda con
el de Toxodon. En el tercio posterior de la troclea y cerca del borde
del cóndilo interno ci de esta, hay una pequeña perforación o que se
prolonga hacia el borde en forma de surco transversal. Esta per-
1 Palaeotoxodon, n. gen. Tipo: el Toxodon paranensis Laurillard.
Anwar. Mus. Nac. Bs. As., Srrik 3%, T. 1v. DiciemBrE 7, 1904.
402 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
foración sólo funcionaba como agujero nutritivo, y la ramecilla
arterial que en él penetraba fué desviada por la tibia de su posi-
ción posterior primitiva hacia el lado interno, pues el pequeño
Fig. 47. Palaeotoxodon paranensis (Laurill.) Amgh. Astrágalo izquierdo; a, vis-
to de arriba, y e, visto de atrás, reducido á Ys del tamaño natural. Oligoceno
superior del Paraná (mesopotamense ).
surco sa que va de la perforación al cóndilo interno representa el
surco vascular transversal. La parte ósea que constituia el puente
y que se extiende detrás de la perforación ha sido invadida por la
ig. 48, Toxodon platensis Ow. Astrágalo izquierdo; a, visto de arriba, y e, visto
Fig. 48. 7 1 5 1 ) 1 Y €)
de atrás, reducido á Y del tamaño natural. Pampeano superior (bonaerense ) de
la provincia de Buenos Aires.
troclea, mientras que el borde posterior daba inserción á ligamentos
tibio-astragaleanos, pero no hay un límite bien determinado entre
esta región ligamental y la parte posterior de la troclea.
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 408
El último representante de esta línea es el género Toxwodon. El
astrágalo de este animal (fig. 48) se ha vuelto de cuerpo más an-
cho y más corto, con la troclea igualmente más ancha, menos ex-
cavada en el medio y menos convexa de adelante hacia atrás; la ca-
beza articular ca es tan deprimida que es indistinta del cuerpo, y de
la pequeña perforación astragaliana de Palaeotoxodon no queda el
menor vestigio. En cambio, en la parte posterior, detrás del borde
posterior de la troclea, el hueso se ha excavado en sentido transver-
sal, formando una depresión nfo ancha, profunda y de superficie ru-
gosa, en la que se ven colocados en una misma línea transversal va-
rios agujeros vasculares de diámetro relativamente considerable.
Este gran surco transversal funcionaba en parte como fosa ligamen-
tal, pero también corría por él una rama arterial comunicativa de
la peroneal á la tibial posterior, de la cual se desprendían varias
ramecillas secundarias que penetraban en el hueso por los agujeros
nutritivos arriba mencionados.
Condilartros y Protungulados.
El examen que he hecho de la perforación astragaliana en las
series de los Amblipodos, Ancilopodos y Toxodontes, ha puesto
claramente en evidencia cómo empezó á formarse, como también
sus sucesivos cambios de forma y de funciones, Con pequeñas di-
ferencias, la historia de la perforación en los demás mamiferos que
la poseen es una repetición de lo que hemos visto en los mencio-
nados grupos; por esto mismo, mi examen será'ahora más rápido,
y tendrá como objetivo principal conocer los principales grupos
de mamíferos que tienen ó tuvieron este carácter.
Después de los Protungulados, los Condilartros son los uugula-
dos más primitivos que se conocen, y es sobre ellos que se hicieron
las primeras observaciones sobre la perforación astragaliana.
Cope observó por primera vez la perforación sobre el astrágalo
de Claenodon (Mioclaenus) feroz (fig. 49). La troclea tr es bastante
convexa en sentido antero-posterior, y la perforación o, de tamaño
regular, se abre casi en la parte superior, seguida hacia atrás y
hacia abajo de un puente p muy extendido cuya cara posterior está
ocupada por una nueva corredera ff del flexor, larga, muy ancha y
regularmente profunda. Esta gran extensión del puente y la pre-
404 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
sencia de la nueva corredera indican que la perforación se encon-
traba ya muy lejos de su punto de partida, que había entrado en
su faz regresiva y solamente daba paso á la rama arterial.
Fig. 49. Claenodon ferox (Cope) Scott. Astrágalo izquierdo; «a, visto de arriba;
e, visto de atrás, é 2, visto de abajo, en tamaño natural, según molde enviado
al Museo Nacional por el Prof. H. F. Osborn. Base del eoceno (torrejonense) de
Nuevo México.
En el cretáceo superior de Patagonia hay un animal aparente-
mente muy parecido y con la perforación más d menos en el mis-
mo grado de evolución (fig. 50); la parte conservada, sólo difiere
por la troclea tr un poco más ancha, y además por la perforación o,
Fig. 50. 2Claenodon patagonicus. Astrágalo izquierdo incompleto; «a, visto de
arriba, y e, visto de atrás, en tamaño natural. Cretáceo superior de Patagonia
(notostylopense ).
cuya entrada proximal se enancha un poco para dar origen á un
principio de fosa ligamental fo. El género Arctocyon, de la fauna
de Cernay, en Francia, según los dibujos de Llemoine, presenta un
astrágalo de la misma forma y con una perforación en la misma.
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 405
situación y en el mismo estado de evolución que en los dos anima-
les precedentes.
Entre los Condilartros que poseen un astrágalo perforado se
menciona Phenacodus, pero la perforación no es visible sobre los
dibujos publicados, y sobre el molde del pie que tengo á la vista
hay apenas una leve depresión proximal que corresponde sin
duda á la abertura de la mencionada perforación, pero probable-
mente esta era muy pequeña, en vía de desaparición y sólo podía
funcionar como agujero vascular.
En Euprotogonia (fig. 51) la perforación o también es pequeña,
pero atraviesa el hueso completamente y está seguida hacia atrás
Fig. 51. Euprotoyonia puercensis Cope. Astrágalo derecho; «a, visto de arriba;
e, visto de atrás; ¿, visto de abajo, aumentado + del tamaño natural, según mol-
de enviado al Museo Nacional por el Prof. H. F. Osborn. Base del eoceno (torre-
jonense) de Nuevo México.
de una gran escotadura /f' que representa la nueva corredera del fle-
xor que se prolonga dando vuelta sobre la cara inferior del hueso.
La troclea primitiva es muy corta, y entre la parte posterior de la
troclea y el puente hay una fuerte depresión fo que tiene todo el as-
pecto de una fosa ligamental en el extremo inferior interno de la
cual se abre la perforación. En la región mencionada, la confor-
mación más particular de este género consiste en los dos cóndilos
de la troclea que en forma de crestas comprimidas se extienden
más hacia atrás que la superficie del puente p y de la fosa ligamen-
tal. Probablemente la formación de la fosa ligamental está en
relación con este desarrollo particular de los cóndilos de la troclea,
sobre los cuales es evidente corría la tibia.
406 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
El astrágalo de Notoprotogonia de Patagonia (fig. 52) es muy
parecido, pero la perforación o no está precedida de una fosa liga-
mental, los cóndilos de la troclea son más desiguales entre sí y no
Fig. 32. Notoprotoyonia trigonalis Amgh. Astrágalo derecho; «a, visto de arriba;
e, visto de atrás; 2, visto de abajo, aumentado 2 del tamaño natural. Cretáceo
superior de Patagonia (notostylopense superior).
avanzan hacia atrás como en Euprotogonia. Además, la separa-
ción ó alejamiento de la rama arterial y del tendón, era menos
avanzada que en Euprotogonia, pues la impresión sa de la rama ar-
terial á partir del borde externo é inferior de la perforación se sigue
hacia abajo y da luego vuelta hacia el
lado interno, toda la parte entre este
surco y la perforación, habiendo sido
invadida por la troclea,
En el eoceno inferior de Cernay, en
Francia, se encuentran astrágalos algo
parecidos á los de Euprotogonia y No-
toprotogonia, pero difieren por la cabe-
za articular que es proporcionalmente
más pequeña y colocada más oblicua-
Fig. 53. ? Heterolambda lunu- Mente al eje de la troclea. Lemoine,
lata Amgh. Astrágalo izquier- atribuye esos astrágalos perforados á
do visto, de arriba, aumentado los géneros Pleuwraspidotherium y Or-
a pa sia thaspidotherium. Los hay casi absolu-
(notostylopense). o tamente iguales en el cretáceo de Pa-
tagonia.
El ejemplar de la figura 53, que atribuyo al género Heterolamb-
da difiere de los precedentes por la troclea tr que no tiene absoluta-
mente ningún vestigio de excavación, y por la perforación o que es
de tamaño considerable y funcionaba como transmisora del flexor,
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. A07
pues el puente p que sigue detrás es pequeño y aparentemente sin
corredera. La convexidad antero-posterior del cuerpo del astrá-
galo es igualmente muy poco acentuada.
Fig. 54. Periptychus rhabdodon Cope. Astrágalo izquierdo; «a, visto de arriba,
y e, visto de abajo, en tamaño natural, según Cope. Eoceno basal (torrejonense )
de Nuevo México.
Heterolambda es de la familia de los Periptychidae. Peripty-
chus de la base del eoceno de Norte América, tiene un astrágalo
de troclea igualmente sin excavación ó con una depresión apenas
acentuada (fig. 54), pero difiere del de Heterolambda por el cnerpo
mucho más ancho y por la cabeza arti-
cular ca de un diámetro transverso ex-
traordinario, y con un cuello cu muy
corto. La perforación astragaliana 0
que en ese género parece era funcional
(tanto cuanto puedo juzgar por los di-
bujos de Cope) se encuentra colocada
en la parte posterior de la troclea, es-
tando cubierta por un puente p relati-
vamente pequeño. Visto de abajo, pre-
senta al lado interno de la faceta sus-
tentacular, un surco ligamental interno
si, del que sólo quedan pequeños vesti-
gios en el astrágalo de Heterolambda.
El astrágalo del terciario inferior
de Cernay (fig. 55) dibujado por Le-
moine y atribuido á Plesidissacus es
Fig. 55. Astrágalo izquierdo
publicado por Lemoine como
de Plesidissacus europaeus, pero
probablemente de Conaspido-
theríum Ameghinor Lem., visto
de arriba en tamaño natural,
según Lemoine. Eoceno infe-
rior de Francia (Cernay).
muy parecido al de Periptychus, la única diferencia notable siendo
la de poseer una cabeza articular más angosta. Es para mí evidente
40S MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
que esta pieza no pertenece á un sarcoboro, sino á un ungulado
primitivo del orden de los Condilartros, y creo sea del género Co-
naspidotherium Lemoine 1891, que es idéntico con Plesiphenacodus
remensis Lemoine 1596.
La figura 56 representa un tipo de astrágalo del cretáceo supe-
rior de Patagonia, que aunque de cabeza articular bastante más
Fig. 56. Astrágalo izquierdo de un Condilartro probablemente del género ? Di-
dolodus Amgh. a, visto de arriba; e, visto de atrás; ¿, visto de abajo, aumentado
3/2, del tamaño natural. Cretáceo superior de Patagonia (notostylopense).
pequeña se parece á los precedentes en la forma de la troclea cor-
ta, ancha y poco excavada. Visto de arriba, el límite posterior del
cuerpo del hueso que corresponde al de la troclea tr forma una línea
curva, en cuyo lado cóncavo muy profundo aparece la perforación
o que es de diámetro relativamente considerable y perfora el hueso
directamente de parte á parte. Sin embargo, la perforación sólo
daba paso á la rama arterial, pues un poco más atrás y hacia abajo
se extiende un gran puente p en el cual se ha formado una nueva
corredera /f para el flexor, muy ancha y bastante profunda, que da
vuelta extendiéndose sobre un trecho considerable de la cara infe-
rior del hueso. Entre la parte anterior de la nueva corredera y el lí-
mite posterior de la troclea hay una depresión transversal profunda
y de fondo rugoso, que representa el principio de una fosa liga-
mental. Abajo, en la parte anterior, entre la faceta sustentacular st
y la prolongación interna de la faceta articular ca para el escatoi-
des, hay un surco ligamental interno sí que ya hemos visto en Pe-
riptychus, y otros ungulados primitivos, y de mucha importancia
porque, como veremos más adelante, se trata de un carácter que
los ungulados han heredado directamente de los pedimanos.
Por el tamaño relativamente pequeño de la cabeza articular,
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 409
pero sobre todo por su forma y dirección, el astrágalo arriba des-
eripto se parece al de Ectoconus (fig. 57), un Condilartro norte-
americano aliado del género Periptychus. El astrágalo de Ectoconus
es de cabeza articular de tamaño mediano, pero colocada en el mis-
mo eje longitudinal del cóndilo interno de la troclea. El cuerpo del
hueso es casi cuadrado y con la convexidad antero-posterior muy
poco acentuada; la troclea tres apenas un poco cóncava en sentido
transversal y con los dos cóndilos sensiblemente iguales; atrás el
cuerpo del hueso es truncado perpendicularmente. Se ha menciona-
Fig. 57. Ectoconus ditrigonus Cope. Astrágalo derecho; a, visto de arriba, y €,
visto de atrás, en tamaño natural, según molde enviado al Museo Nacional por
el Profesor H. F. Osborn. Eoceno basal (puercense) de Nuevo México.
do Ectoconus en el número de los géneros con astrágalo perforado.
El molde de que dispongo parece ser del único ejemplar conocido,
y el original ha estado roto en dos pedazos, faltándole una parte de
la superficie inferior y del canto posterior externo, Sobre el molde,
la perforación no aparece clara. Lo que se ve es una pequeña ra-
nura f?, que si corresponde á la perforación, ésta tenía una posición
y dirección bastante distinta de la que se ve en los demás Condi-
lartros. Por mi parte, y tanto cuanto me permite juzgar el examen
del molde, me inclinaría á considerar esa ranura como el principio
de la formación de la perforación, tal como se ve en los primeros
Toxodontes (fig. 32), en Parastrapotherium ruderarium (fig. 11)
y muchos otros géneros de grupos distintos. Esta cavidad en for-
ma de hendidura, tan diferente de la común en forma de escotadu-
ra cóncava para la corredera del tendón, parece que se ha produ-
cido en aquellos géneros en los cuales la ramecilla arterial calca-
neal estaba colocada delante del flexor, descansando directamente
sobre el hueso.
410 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Procedente del cretáceo superior de Patagonia tengo un astrá-
galo (fig. 58), desgraciadamente muy incompleto, pero que en
todos los caracteres de las partes que se conservan en buen estado
Fig. 58. ? Argyrolambda conidens Amgh. Astrágalo izquierdo; a, visto de arriba,
y e, visto de atrás, en tamaño natural, Cretáceo superior de Patagonia (notosty-
lopense).
coincide completamente con el de Ectoconus; supongo procede del
género Argyrolambda, que por la dentadura presenta un gran pa-
recido con el género norteamericano arriba mencionado. El cuerpo
del hueso es igualmente cuadrado, con la troclea tr casi plana en
dirección longitudinal, un poco cóncava en dirección transver-
sal y los dos cóndilos iguales; la cabeza articular es pequeña y en
el mismo eje longitudinal del cóndilo interno; la parte posterior del
Fig. 59. Pantolambda bathmodon Cope. Astrágalo izquierdo; a, visto de arriba;
e, visto de atrás; i, visto de abajo, en tamaño natural, según molde enviado al
Museo Nacional por el Prof. H. F. Osborn. Base del eoceno (torrejonense) de
Nuevo México.
cuerpo á continuación de la troclea es truncada verticalmente
como en Ectoconus y Pantolambda, pero no se ven vestigios que
indiquen haya existido una perforación astragaliana.
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 411
Es el momento de volver sobre el género Pantolambda, del que
me he ocupado más arriba á propósito de las relaciones que se ha
pretendido lo ligaban á los Amblipodos, probando que no tiene
parentesco con estos animales. Se trata de un Condilartro especia-
lizado, cuyas verdaderas afinidades, como lo demuestra la vista
del astrágalo (fig. 59) es con los géneros Periphychus, Ectoconus
y Argyrolambda; el parecido es sobre todo notable con los dos úl-
timos géneros. Pantolambda, Ectoconus y Argyrolambda coinciden
en la cabeza corta del astrágalo; en la troclea corta, ancha y casi
plana; en el borde posterior grueso y truncado transversalmente;
y en la presencia de un surco ligamental interno si en la cara in-
ferior entre la faceta articular sustentacular y la faceta interna
para el tibial. De los tres géneros, el más primitivo es Argyrolamb-
' a de
Fig. 60. Astrágalo derecho, considerado como de Polymastodon, pero pertene-
ciente, segun todas las probabilidades, á un género cercano de Pantolambda. a,
visto de arriba; e, visto de atrás; ¿, visto de abajo, según molde enviado al Museo
Nacional por el Prof. H. F. Osborn. Base del eoceno (puercense) de Nuevo Mé-
xico.
da que todavía no tenía vestigios de perforación; Ectoconus con
un principio de perforación es un tipo algo más avanzado, mien-
tras que Pantolambda con perforación perfecta pero seguida de
un gran puente con una nueva corredera ff' para el tendón repre-
senta un tipo muy evolucionado.
El astrágalo (fig. 60) de la base del eoceno de Norte- América
que hasta ahora se atribuye á Polymastodon taoénsis es para mí
evidente que no procede de este animal sino de un género muy
cercano de Pantolambda; el error procede sin duda de la asocia-
ción fortuita de este astrágalo en el terreno con restos de Polymas-
todon. Entre todos los hasta ahora conocidos, ningún diprotodonte
ABI MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
ni actual ni extinguido presenta vestigios de perforación, siendo
además la forma del astrágalo en estos animales de un tipo muy di-
ferente. Ese astrágalo atribuido 4 Polymastodon sólo se distingue
del de Pantolambda por la cabeza articular más pequeña, es decir,
de menor diámetro transverso, en lo que se aproxima de Ectoconus
y Argyrolambda é indica un animal un poco menos especializado
que Pantolambda.
Hacen ya algunos años dije que los ungulados no descendían de
los Creodontes como generalmente se creía, sino que representa-
ban una rama que se había desprendido directamente de los mar-
supiales primitivos de la familia de los Microbiotheriidae. Esos
primeros ungulados constituyen el grupo de los Protungulados,
caracterizados por una dentadura que presenta una transición per-
Fig. 61. Caroloameghinia mater Amgh. Astrágalo derecho; a, visto de arriba;
e, visto de atrás; 2, visto de abajo, aumentado + del tamaño natural. Cretáceo
superior (parte basal del notostylopense) de Patagonia.
fecta entre la de los Condilartros más primitivos y la de los Mi-
crobioterios.
De mucha importancia es, pues, poder constatar que igual tran-
sición se encuentra en la conformación del astrágalo de los mencio-
nados grupos. La figura 61 representa el astrágalo de un Protun-
gulado. Este hueso coincide con los astrágalos de Pantolambda,
Argyrolambda, Ectoconus, etc., en la troclea tr corta, ancha, casi cua-
drada, poco convexa de adelante hacia atrás y poco cóncava trans-
versalmente; en el borde posterior grueso y truncado transversal-
mente; y en la presencia de un surco ligamentario inferior interno
si bien desarrollado. La disposición de las dos facetas articulares in-
feriores (ec y st) y de los dos surcos ligamentarios (s y si), es tam-
bien casi absolutamente igual. En la forma de la cabeza articular
que es de un ancho regular, sin estrangulamiento en forma de cue-
llo y colocada en el mismo eje longitudinal del cóndilo interno cz
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 413
de la troclea, coincide con Ectoconus y Aryyrolambda que son géne-
ros de astrágalo poco especializado, difiriendo al contrario notable-
mente de Periptychus y Pantolambda en los cuales la cabeza del
astrágalo se ha acortado, pero en cambio se ha extendido en sentido
transversal formando un estrangulamiento ó cuello bien acentuado.
La parte posterior truncada transversalmente inmediatamente de-
trás de la troclea, muestra un gran puente que se extiende oblicua-
mente hacia abajo y hacia adelante, encontrándose casi totalmente
ocupado por una corredera ff que se extiende sobre todo el ancho del
hueso y debía seguramente funcionar como traunsmisora de los dos
flexores, el común de los dedos y el propio del dedo interno. En la
parte súpero posterior del puente, hay una pequeña perforación
astragaliana o evidentemente en su última faz de regresión. Esta
perforación ya casi obliterada, el gran desarrollo del puente y la
Fig. 62. Didelphys Azarae Temm. Astrágalo izquierdo; «a, visto de arriba algo
oblicuamente; e, visto de atrás; 2, visto de abajo, aumentado 3 del tamaño na-
tural. Epoca actual. Argentina.
ancha corredera que lo ocupa, prueban evidentemente, que, entre
los Protungulados Caroloameghinia mater representaba un tipo que
en la evolución de algunos caracteres habia alcanzado desde esa
remotísima época un alto grado de especialización.
No conozco el astrágalo de los Microbiotheriidae, pero sí el cal-
cáneo que es bastante parecido al de Didelphys. Como los Micro-
biotheriidae son los antecesores directos de los Didelphyidae, el
astrágalo de estos últimos no debe ser muy diferente del de los
primeros.
Comparado el astrágalo de Caroloameghinia mates con el de Di-
delphys (fig. 62) se observa que la mayor parte de los caracteres
por los cuales se acerca de los Condilartros primitivos, son los
mismos que también se encuentran en Didelphys pero más pronun-
ciados, Se trata de caracteres que faltan en los demás ungulados,
414 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
de modo que su desarrollo ó presencia en los Condilartros primiti-
vos, en los Protungulados y en los Pedimanos (Microbiotheriidae y
Didelphyidae) sólo puede explicarse como el resultado de un pa-
rentesco entre los tres grupos.
La descripción de esos caracteres no entra en el objeto de esta
memoria, asi que sólo voy á llamar la atención sobre dos de los más
notables.
El primero se refiere á la conformación de la cabeza articular
para el navicular. En Didelphys la cabeza ca se prolonga bastante
adelante del cuerpo, estando delimitada sobre el lado externo por
una escotadura ó cuello bastante pronunciado, pero disminuyendo
gradualmente de grueso ó espesor da vuelta sobre el lado interno,
prolongándose por un trecho considerable; esta prolongación co-
rresponde á un huesecillo interno, considerado por unos como un
sesamoideo, y por otros como el tibial. El astrágalo de Carolo-
ameghinia presenta una conformación parecida, con la pequeña di-
ferencia de que la prolongación hacia atrás de la cara articular, en
vez de estar colocada lateralmente, está un poco vuelta hacia aba-
jo. Esta misma prolongación de la superficie articular de la cabeza
del astrágalo, pero menos acentuada, se observa en Pantolambda,
Ectoconus, Notoprotogonia y varios otros ungulados primitivos.
El segundo carácter sobre el cual deseo llamar la atención de los
paleontólogos, es el que se refiere á la disposición particular de las
facetas articulares y surcos ligamentarios de la cara inferior del
astrágalo. En Didelphys, entre la faceta sustentacular y la parte
interna de la faceta articular de la cabeza del astrágalo, hay un
surco ligamentario interno si casi tan grande como el surco s del
ligamento interóseo del seno del tarso que separa las dos facetas
articulares ectal ec y sustentacular st. Estos dos surcos se comu-
nican atrás trazando un arco de circulo y separan completa-
mente la faceta sustentacular del borde descendente posterior del
cuerpo del astrágalo; en cambio, la faceta sustentacular se prolon-
ga hacia adelante formando una superficie continua con la faceta
articular del navicular. En Caroloameghinia esta conformación es
casi absolutamente idéntica; la única diferencia apreciable consiste
en que los dos surcos ligamentarios se unen atrás de una manera
más imperfecta. En los verdaderos ungulados, esta conformación,
de una manera más ó menos pronunciada, sólo se observa entre
los Condilartros más primitivos. Es bien visible en el astrágalo de
Pantolambda (fig. 59); sobre el astrágalo del animal del mismo
grupo atribuido á Polymastodon (fig. 60), la confluencia de los dos
e
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 415
surcos ligamentarios y la separación de la faceta sustentacular del
borde descendente posterior del cuerpo del hueso es tan perfecta
como en Didelphys. Se observa, aunque menos aparente, en Ecto-
conus, Argyrolambda, etc., pero falta en los demás ungulados.
Esta concordancia es una evidente comprobación de los resulta-
dos obtenidos por el estudio de la dentadura, y demuestra clara-
mente que los ungulados descienden directamente de los Microbio-
terlos.
Tipoterios y otros ungulados.
Los Tipoterios constituyen un orden de ungulados característi-
cos de la extremidad austral de Sud-América, que aparecieron al
fin de la época cretácea y alcanzaron un considerable desarrollo
durante la época terciaria, Presentan un cierto parecido con los
Toxodontes y se han desarrollado paralelamente á éstos, pero el
parecido es sólo superficial ó aparente, pues la historia de ambos
grupos es muy distinta.
Los Toxodontes descienden de los antiguos Hiracoideos, y se
dividen en grupos ó familias que descienden unos de otros partien-
do de un tronco común: es decir, que son de origen monofilético.
No sucede lo mismo con los Tipoterios, cuyo origen es distinto,
pues descienden de los primitivos prosimios cretáceos de Patago-
nia, y las diferentes familias aparecen como otras tantas líneas
distintas que ya estaban separadas al fin de la época cretácea.
Además, parece que cada una de esas líneas ha tomado origen en
un género distinto de Prosimios, de manera que los Tipoterios
como orden serían de origen polifilético. Desgraciadamente, aun
nos faltan muchos eslabones para tener una idea regularmente
completa del desarrollo de esas distintas líneas.
De la familia de los Notopithecidae salen dos líneas que constitu-
yen dos familias distintas, los Hegetotheriidae y los Protypothe-
riíidae,
En la figura 63 se encuentra representado un pequeño astrágalo
de un Notopithecidae indeterminado, probablemente del género
Transpithecus, que parece representar el tronco de la familia de
los Hegetotheriidae. Es de cuerpo corto, bastante arqueado de ade-
lante hacia atrás, de troclea tr poco excavada en el medio y con el
cóndilo externo ce más elevado y más comprimido que el interno ci,
La cabeza articular es pequeña, muy obliqua y con un cuello bastan-
telargo. En la parte posterior de la troclea hay una perforación as-
416 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
tragaliana o de contorno perfectamente circular, pero muy peque-
ña; está colocada sobre el lado interno en el extremo de una ancha
depresión transversal fo que separa el puente p de la troclea y re-
presenta el surco arterial en vía de transformarse en una fosa li-
gamental. La perforación atraviesa el hueso completamente, pero
Fig. 63. Astrágalo izquierdo de ?Transpithecus Amgh. a, visto de arriba, y e,
visto de atrás, aumentado ¿ del tamaño natural. Cretáceo superior (notostylopen-
se) de Patagonia.
sólo funcionaba como pasaje. arterial. El puente es ancho, exten-
dido hacia atrás y sobre todo hacia abajo, y con una corredera
bien acentuada para el tendón del flexor del dedo interno.
El astrágalo de Pachyrucos Moyani (fig. 64) de la formación
santacruceña, es seguramente un descendiente muy lejano de
Fig. 64. Pachyrucos Moyani Amegh. Astrágalo izquierdo; «, visto de arriba, y
>
e, visto de atrás, aumentado z del tamaño natural. Hoceno superior (santacru-
cense) de Patagonia.
Transpithecus. A pesar del enorme espacio de tiempo que los se-
1 q
para, las modificaciones que ha sufrido el astrágalo, aunque impor-
tantes, no han borrado los caracteres fundamentales que los apro-
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 417
xima. El tamaño es un poco mayor. En la troclea los dos cóndilos
son iguales, el centro de la troclea es más excavado y la convexi-
dad antero-posterior más pronunciada. La cabeza articular es me-
nos oblicua y con un cuello proporcionalmente más corto. Todas
estas modificaciones corresponden á un cambio de la vida arborí-
cola á la vida terrestre. En la parte posterior no hay casi cambio
alguno sensible. La perforación astragaliana o persiste en la misma
posición que en el astrágalo de Transpithecus, pero es un poco más
pequeña, con el surco arterial sa más angosto, un poco más profun-
do, y la nueva corredera ff del flexor algo más larga y más ancha,
En la especie mucho más reciente de Monte-Hermoso (fig. 65)
el tamaño continuó en aumento y la troclea se ha vuelto mucho
más ancha y más cóncava en su línea media longitudinal. En la
Fig. 65. Pachyrucos typicus Amgh. Astrágalo izquierdo; a, visto de arriba, y
e, visto de abajo, aumentado 7 del tamaño natural. Mioceno superior de Monte
Hermoso.
parte posterior, tanto la perforación astragaliana como el surco
arterial han desaparecido sin dejar casi ningún vestigio; la corre-
dera del flexor forma como una continuación de la troclea, pero se
distingue de ésta porque da vuelta sobre el borde posterior del
cuerpo del hueso y pasa á la cara inferior de éste. Sin embargo,
observando el hueso con atención se distingue sobre el cóndilo in-
terno una pequeña entalladura transversal, último vestigio del
surco que separaba la troclea de la corredera. Esta especie había
alcanzado el estado digitigrado.
Hegetotherium del santacruceño es la punta terminal de una rama
secundaria desprendida de la anterior, y en la cual el astrágalo
había alcanzado precisamente el mismo grado ó etapa de evolución
que el de Pachyrucos typicus.
El tronco de origen probable de los Protypotheriidae es el género
Ana. Mus. Nac. Bs. As., SrrIE 3%, Tr. 1v. Dicrempre 17, 1904. 27
418 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
de prosimios cretáceos conocido con el nombre de Adpithecus. En
esta línea el astrágalo ha sufrido modificaciones muy parecidas á
las que hemos observado en la línea de los Hegetotheriidae, con la
diferencia que en Adpithecus este hueso habia ya alcanzado un alto
grado de especialización, como puede fácilmente comprobarse por
el examen de la figura 66. Lo que llama inmediatamente la aten-
ción es la gran convexidad antero- posterior del cuerpo del hueso,
la poca excavación de la troclea, la posición bastante oblicua de
la cabeza y el largo del cuello que la soporta. Estos son todos ca-
racteres de los mamíferos arborícolas y propios de la mayor parte
de los monos y de los prosimios ó lemurianos. En realidad, este
pequeño astrágalo sólo difiere del mismo hueso de los diferentes
monos sudamericanos que he podido examinar, por la presencia de
una pequeñisima perforación astragaliana o en su último grado de
regresión.
Fig. 66. Adpithecus, sp? Astrágalo derecho; a, visto de arriba, y e; visto de atrás,
aumentado 2 del natural. Cretáceo superior (notostylopense) de Patagonia.
El estadio por el cual atravesaba la perforación concuerda con
la gran convexidad antero-posterior del cuerpo del hueso, pues
ambos caracteres son el resultado de una alta especialización. El
levantamiento del cuerpo del astrágalo y su mayor convexidad ha
prolongado la troclea hacia atrás de un modo considerable, aumen-
tando simultáneamente en la misma proporción la extensión del
movimiento de la tibia sobre el astrágalo. La prolongación de la
troclea hacia atrás sólo pudo efectuarse invadiendo el puente, ex-
tendiendo la superficie articular mucho más allá del orificio de la
perforación. La tibia en su movimiento pasaba por encima de la
perforación, haciendo presión sobre la pequeña rama arterial que
en ella penetraba, desviándola hacia el lado externo. La perfora-
ción fué asi disminuyendo gradualmente de diámetro hasta que
quedó reducida 4 un tan pequeño rudimento que apenas penetra
en él la punta de una aguja fina, estando colocada muy arriba de
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 419
la troclea y casi sobre el borde del cóndilo externo, De esta peque-
ñísima perforación baja un surco vertical sa igualmente muy pe-
queño, que corre paralelamente al cóndilo externo de la troclea;
en este surco se alojaba la pequeña ramecilla arterial que, pasando
por debajo de la tibia, ascendía por ese surco hasta alcanzar el ori-
ficio de la perforación. La gran extensión de la troclea articular
sobre la cual se extendía la tibia, desalojó también de su posición
normal al flexor del dedo interno, cuya
nueva corredera ff se ha pasado por
completo á la parte inferior del hueso.
En el ejemplar de la figura 67 la re-
ducción de la perforación o es todavía
mayor; se encuentra como en jem- AUS ,
De 6 o en el as Fig. 67. Adpithecus Amgh.
plar precedente colocada muy arriba y Astrágalo derecho, visto de
sobre el lado externo, pero el surco- atrás, aumentado ¡ del tamaño
O . natural. Cretáceo superior (mo-
vascular sa en vez de dirigirse hacia ”' :
E ce =) z tostylopense) de Patagonia.
abajo se dirige transversalmente hacia
afuera, atraviesa la cresta ce del cóndilo externo enanchándose un
poco y penetra en la fosa ligamental ¿ astrágalo- peroneana, Es
este un estadio de regresión casi absolutamente igual al que hemos
observado sobre el astrágalo de Palaeotorodon paranensis (fig. 47)
Fig. 68. Protypotherium praerutilum Amgh. Astrágalo izquierdo; a, visto de arri-
ba, y e, visto de atrás, aumentado 3 del tamaño natural. Eoceno superior (san-
tacrucense) de la Patagonia austral.
con la única diferencia que en este la presión de la tibia sobre la
ramecilla arterial la desvió hacia el lado interno en vez del externo,
De Adpithecus del cretáceo, por una larga serie de géneros (4Ar-
chaeophilus, Cochilius, etc.) se llega al género Protypotherium ca-
racteristico del santacruceño. Los cambios efectuados en la forma
del cráneo y de la dentadura son enormes, pero el tipo del astrá-
galo (fig. 68) es absolutamente el mismo que en Adpithecus con
4920 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
pequeñas modificaciones que como en el caso de los Hegetotherii-
dae indican un cambio de la vida arboriícola á la vida terrestre.
Esas modificaciones consisten en una oblicuidad menor de la ca-
beza articular seguida de un acortamiento del cuello, y sobre todo
en la forma de la troclea que se ha vuelto de superficie más pro-
funda y con los dos cóndilos casi iguales. La convexidad antero-
posterior del cuerpo del hueso se ha conservado, pero de la perfo-
ración no queda ningún vestigio. Sin embargo, mirando el hueso
por su parte posterior se distingue perfectamente la nueva corre-
dera ff del flexor, y también la parte correspondiente del puente p
que está limitada por una pequeña escotadura sa en cada uno de
los cóndilos, último vestigio del surco arterial transversal que se-
paraba la troclea del puente.
Bajo el punto de vista del encadenamiento filogenético, los ver-
daderos tipoterios presentan mayores dificultades que los Hegeto-
theriidae y los Protypotheriidae.
Los restos de representantes de la familia de los Zypotheriidae
sólo se han encontrado hasta ahora en las capas del terciario neo-
geno, no conociéndose el más pequeño fragmento del terciario
eogeno. En las capas superiores del cretáceo, y sobre todo en las
del horizonte pyrotheriense, se encuentran restos de animales algo
parecidos á los Tipoterios, que han sido separados con el nombre
de Eutrachytheriidae como constituyendo una familia aparte.
S1 realmente se trata de dos familias distintas, y si los Typothe-
riidae descienden de los Eutrachytheriidae, son cuestiones todavía
difícil de resolver, debido á la falta de materiales de las formas más
antiguas, pues, si por muchos caracteres los Tipoterios parecen re-
presentar un tipo más evolucionado que el de los Eutraquiterios,
por otros aparecen como siendo mucho más primitivos. Tampoco
he podido determinar, ni aun de una manera aproximada, el género
de prosimios primitivos que ha dado origen á esta línea, el cual,
por otra parte, puede ser un género aun desconocido,
En lo que se refiere á la conformación del astrágalo, los Tipo-
terios y los Eutraquiterios son tan sumamente parecidos que las
diferencias son insignificantes.
El tipo de astrágalo de estos animales se distingue muy bien
por la troclea no excavada ó apenas excavada, y con el cóndilo
externo mucho más proeminente y comprimido que el interno; por
la cabeza articular regularmente prolongada, muy pequeña y muy
oblicua; por una fuerte expansión interna del cuerpo del hueso
destinada á la inserción de ligamentos; y por otra expansión ex-
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 491
terna más pequeña y triangular, formada por el borde antero-infe-
rior del cuerpo del hueso y destinada á servir de punto de apoyo
al peroné.
Esta forma de astrágalo se encuentra ya en las capas del Notos-
tylops pero hasta ahora no me ha sido posible determinar si se
refiere á géneros ya conocidos ó si representa géneros nuevos,
siendo esto último lo más probable.
La fig. 69 representa uno de estos astrágalos, procedente de un
animal de talla relativamente considerable, que provisoriamente y
en el supuesto de que sea nuevo, designaré con el nombre de 1softy-
potheriwm annulatum. El parecido con el de Typotherium es verda-
deramente notable. Las diferencias consisten en la troclea un poco
más deprimida y en la expansión lateral externa para el peroné
notablemente más corta. Atrás aparece una diferencia más impor-
tante, pues el astrágalo del género antiguo muestra en el medio de
Fig. 69. Isotypothertum annulatum1. Astrágalo derecho; a, visto de arriba, y €,
visto de atrás, en tamaño natural. Cretáceo superior de Patagonia (notostylopen-
se superior).
la troclea una perforación circular o que atraviesa el hueso com-
pletamente seguida de una nueva corredera ff muy ancha y pro-
funda; la parte del hueso que se extiende atrás y hacia abajo del
orificio de la perforación para constituir el puente p, es de dimen-
siones considerables, Esta conformación presupone, pues, una
evolución ya muy avanzada.
El ejemplar de la figura 70 conserva en conjunto el tipo del
precedente, pero con algunas modificaciones muy instructivas. La
elevación y la forma comprimida del cóndilo externo ce de la troclea
1 Tsotypotherium anmulatum, n. gen. n. sp. Tipo: el astrágalo figurado
492 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
son más pronunciadas, y la expansión lateral externa pr para el pe-
roné es también más saliente, por cuyos caracteres se aproxima
más de Typotherium. En la parte posterior, inmediatamente detrás
Fig. 70. Epitypotherium cancellatus1. Astrágalo derecho; a, visto de arriba, y
e, visto de lado, aumentado 3 del tamaño natural. Cretáceo superior de Patago-
nia (notostylopense superior).
de la troclea se ve una depresión ó fosita fo pequeña y poco profun-
da, en el fondo de la cual existe el último vestigio o de la perfo-
ración, tan pequeño que apenas puede penetrar en el orificio la
punta de una aguja fina. Atrás y hacia abajo sigue un puente p bas-
Fig. 71. Eutrachytherus Spegazzinianus Amgh. Astrágalo derecho; a, visto de
arriba, y +, visto de atrás, reducido á 3 del tamaño natural. Cretáceo el más su-
perior de Patagonia (pyrotheriense).
tante extendido, pero en vez de ser como en el anterior, excavado
en la línea media longitudinal, es, al contrario, convexo, en forma
de protuberancia de superficie rugosa para la inserción de liga-
1 Epitypotherium cancellatus, n, gÉN. N. Sp. Tipo: el astrágalo figurado.
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 423
mentos. Entre el puente y la troclea se ve una gotera oblicua muy
superficial, que va de la depresión que contiene la perforación ha-
cia abajo y hacia el lado interno. Este animal carecía, pues, com-
pletamente del dedo interno, que se atrofió conjuntamente con la
obliteración de la perforación á causa del tendón del flexor que no
pudo formarse una nueva corredera sobre el puente.
En el astrágalo de Eutrachytherus (fig. 11) todo vestigio de la
perforación ha desaparecido, pero persiste el surco transversal sa
que separa la troclea tr del puente p. Contrariamente á lo que he-
mos visto en el ejemplar anterior (fig. 70), el puente, aunque muy
grande y muy saliente, es excavado sobre su parte media longitu-
dinal, en donde forma una nueva corredera ff para el tendón del
flexor, probando así que conservaba el dedo interno.
Como ya tuve la oportunidad de decirlo más arriba, el astrágalo
de Typotherium (fig. 72) concuerda con el de Eutrachytherus en
todos sus principales caracteres. En la parte posterior se ve el mis-
Fig. 72. Typotherium cristatum (Serr.) Gerv. Astrágalo izquierdo; «a, visto de
arriba, y e, visto de atrás, reducido á %% del tamaño natural. Pampeano infe-
rior de Buenos Aires (ensenadense).
mo surco vascular transversal sa que separa la troclea tr del puen-
te p, demostrando que éste es una parte suplementaria adquirida en
época relativamente reciente, y que, por consiguiente, los antece-
sores más ó menos lejanos poseían un astrágalo perforado. El
puente es de gran tamaño y se extiende principalmente hacia aba-
jo, con una nueva corredera ff de grandes dimensiones para el ten-
dón del flexor que da vuelta sobre la cara inferior del hueso. La
presencia de esta corredera que indica la existencia del dedo inter-
no está en contradicción con la conformación que se asigna al pie
de este animal. Los paleontólogos, en las descripciones que han
494 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
publicado del género Typotherium, dicen que sólo tenía cuatro de-
dos en el pie, faltando el interno. En la descripción que hace años
di de este animal, guiándome por las publicaciones de mis predece-
sores, dije igualmente que sólo tenía cuatro dedos en el pie. En
vista de esta contradicción entre el número de dedos atribuidos al
Typotherium y la presencia en el astrágalo de la corredera del fle-
xor del dedo interno, he examinado cuidadosamente todos los ma-
teriales á mi disposición, y he podido comprobar que en perfecta
concordancia con la presencia de la corredera, el Tipoterio tenía
cinco dedos también en el pie posterior, y que el dedo interno
que se creía ausente, es, al contrario, muy bien desarrollado.
Al examinar con el objeto arriba mencionado, los restos de Ti-
poterio que se conservan en las colecciones del Museo Nacional,
he hecho un hallazgo muy curioso. Consiste en un pie posterior
de un individuo joven que se conserva con los huesos articulados
en su posición natural, pero envueltos en una ganga tan dura,
que no es posible ponerlos completamente 4 descubierto, pues, los
huesos imperfectamente calcificados son sumamente frágiles. Con
todo, se ha conseguido aislar casi completamente el astrágalo (fig.
13) que es sumamente importante, pues reproduce casi la misma
Fig. 73. Typotherium cristatum (Serr.) Gerv. Astrágalo izquierdo de un individuo
muy joven; a, visto de arriba, y e, visto de atrás, en tamaño natural. Pampeano
inferior de la ciudad de Buenos Aires (ensenadense).
forma del de /sotypotheriuwm de la época del Notostylops, represen-
tado en la figura 69. Las diferencias que lo distinguen del astrá-
galo del adulto, lo acercan del de /sotypotheriuwm; es, como en éste,
de troclea más corta y más ancha, y con el prolongamiento trian-
gular externo para el soporte del peroné muy poco pronunciado,
Además (y esto es lo más importante), presenta en la parte poste-
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 4925
rior de la troclea una perforación o circular pequeña, y colocada
sobre la línea media longitudinal como en el género antiguo. La
presencia de esta perforación en el joven, su ausencia en el adulto
de la misma especie, y su presencia en el adulto del antiguo géne-
ro antecesor, constituyen una prueba evidente de la tesis que estoy
desarrollando.
En las capas del cretáceo superior de Patagonia se encuentran
astrágalos de una forma algo distinta de todos los que he exami-
nado más arriba; como uno de esos astrágalos (fig. 74) venía mez-
clado con restos de Notostylops, supongo que puedan pertenecer á
Fig. 74, ? Notostylops Amgh. Astrágalo izquierdo; a, visto de arríba; e, visto de
atrás; 2, visto de abajo, en tamaño natural. Cretáceo superior de Patagonia
(notostylopense).
este género. Se caracteriza por la troclea fr muy corta, casi plana en
sentido transversal, muy poco arqueada de adelante hacia atrás y
con los dos cóndilos sensiblemente iguales. La cabeza articular es
muy pequeña, bastante oblicua al cuerpo del hueso y soportada
por un cuello regularmente largo. Detrás de la troclea, á conti-
nuación de su parte mediana, se ve la perforación astragaliana o
colocada en el fondo de una ancha depresión transversal fo aunque
poco profunda, que representa un principio de fosa ligamental.
La perforación es completamente circular, y de diámetro reducido
pero atraviesa el hueso directamente de parte á parte. Detrás de
la fosa ligamental, pero extendiéndose sobre todo hacia abajo, hay
un gran puente p, muy grueso y muy alto, con una nueva correde-
ra ff del flexor, ancha y profunda, que baja verticalmente sobre la
cara posterior y da luego vuelta sobre la cara inferior dirigién-
dose hacia adelante, siendo la parte correspondiente á la cara pos-
terior más extendida que la parte de la cara inferior.
426 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
La figura 75 representa el astrágalo, desgraciadamente incom-
pleto, de un ungulado desconocido, de una forma tan singular que
no tengo idea del grupo á que pueda pertenecer. La troclea es casi
plana en direccion transversal pero oblicua y se enangosta gradual-
mente hacia atrás en donde termina en una fosa ligamental fo bas-
tante grande y profunda, con una perforación circular o en su bor-
de anterior que atraviesa el hueso completamente. La forma de la
troclea es algo parecida á la del astrágalo del Notostylops; la colo-
cación y forma de la fosa ligamental y de la perforación es también
la misma, con la diferencia ya indicada de que la fosa es más gran-
de y más profunda. Las grandes diferencias aparecen en la con-
formación del puente y de la corredera. El puente p es mucho más
grande y mucho más extendido hacia atrás y hacia abajo. La nueva
INMPUI
ce 0 OS
Fig. 75. Astrágalo de un ungulado desconocido; «a, visto de arriba; e, visto de
atrás; ¿, visto de abajo, aumentado 3 del tamaño natural, Cretáceo superior de
Patagonia (notostylopense).
corredera ff es la parte más singular del hueso pues es tan profun-
da que da á la parte posterior del astrágalo un aspecto bipartido.
Esta corredera, de unos 4á 5 mm. de ancho, da vuelta hacia abajo,
pasa á la cara inferior y se dirige hacia adelante en la forma de
un canal profundo limitado por dos crestas óseas laterales de 5 mm.
de alto.
Otro grupo de ungulados, en los cuales se formó una perforación
astragaliana que luego desapareció completamente sin dejar vesti-
elos de su antigua existencia, es el de los Hipoideos (Hippoidea),
del cual en nuestra época sólo queda el género Equus, ó sea, los
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 497
caballos. Este orden comprende dos familias, la de los Equidae,
caracteristica del terciario neogeno hasta nuestra época, y la de los
Notohippidae, propia del terciario antiguo ú eogeno y de los últi-
mos tiempos de la época cretácea.
Es sabido que los Notohipideos y los Nesodontes tienen un ori-
gen común; ambas ramas empiezan á separarse en dirección diver-
gente al fin de la época astraponotense y al principio de la pyro-
theriense. Como consecuencia de este origen común, los astrágalos
de los representantes de ambas familias son muy parecidos y quizás
haya casos en que sin el auxilio de otras partes del esqueleto no
sea posible decidir si se trata de un Nesodonte ó de un Notohipideo.
En el mayor número de casos es sin embargo posible distinguir
los astrágalos de los mamiferos de la línea de los Notohipideos
por los caracteres siguientes: cabeza articular más prolongada ha-
cia adelante y menos oblicua; superficie articular para el maleolo
interno de la tibia poco cóncavo y menos encorvado hacia adentro;
superficie articular para el escafoides notablemente más extendida
en sentido vertical y antero-posterior que en dirección transversal
y que se extiende notablemente sobre la cara anterior, siendo esta
conformación de la superficie de articulación para el escafoides
quizás el carácter distintivo más importante. Además, en las for-
Fig. 76. Rhynchippus pumilus Amgh. Astrágalo derecho; a, visto de arriba, y
e, visto de lado, aumentado 3 del tamaño natural. Cretáceo superior de Patago-
nia (pyrotheriense).
mas más recientes del mismo grupo, al lado externo de la superficie
articular para el escafoides, hay una pequeña faceta articular su-
plementaria que se apoya sobre el calcaneo, y que se encuentra
luego más desarrollada en toda la línea hasta los caballos actuales.
Los primeros Notohipideos perfectamente caracterizados (Lo-
morphippus, Interhippus) aparecen en las capas del horizonte as-
428 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
traponotense. Desgraciadamente todavía no se conocen los astrá-
galos de esas formas primitivas.
En el horizonte pyrotheriense, los Notohipideos adquieren un
desarrollo considerable y de varios de ellos conocemos los astrá-
galos.
El más pequeño de todos y el de caracteres más primitivos es
Rhynchippus pumilus. El astrágalo de este pequeño animal (fig. 76)
en lo que se refiere á la evolución de la perforación, atraviesa un
estadio que todavía no había observado en ningún otro mamifero
y presenta el mayor interés. En la parte posterior, á continuación
de la troclea, más menos sobre su linea longitudinal mediana, se
ve una perforación o de tamaño mediano, de contorno elíptico, con
su eje mayor de adelante hacia atrás y de abajo hacia arriba, que
atraviesa el hueso de parte á parte. La particularidad de esta per-
foración consiste en que se prolonga hacia atrás y hacia abajo en
forma de hendidura muy angosta que divide completamente el
borde periférico posterior del hueso, Es la perforación en su últi-
ma etapa del proceso desu formación, en el momento en que detrás
de ella las paredes laterales de la escotadura primitiva se van á
poner en contacto para aislarla y constituir definitivamente el
puente. Acá, el puente propiamente dicho, todavía no existe, pues-
to que sus dos lados todavía no están en contacto, pero se han
aproximado lo suficiente para que la perforación quede perfecta-
mente delimitada del borde del hueso, y el tendón del flexor pasa-
ba por esta perforación aun no completamente cerrada atrás.
Es claro que en los antecesores de este género de la época astra-
ponotense, la hendidura que comunica con la perforación debía ser
más ancha, y ésta debía presentar la forma de una escotadura pro-
funda. Por otra parte, la ausencia de todo vestigio de nueva co-
rredera y el tamaño relativamente reducido de la perforación, in-
dican claramente que el tendón en ella aprisionado estaba en vía
de atrofia y con él el dedo interno.
Como hasta ahora no se ha encontrado en las capas más recien-
tes de esa época ningún animal de este grupo con la perforación
perfecta, de gran tamaño y funcional como transmisora del tendón,
es claro que Rhynchippus pumilus representa una línea lateral que
se extinguió sin dejar descendencia.
La continuación de la línea principal la forman animales en los
cuales el tendón pudo formarse una nueva corredera, En este caso
se encuentra Rhynchippus equinus, especie de tamaño mucho ma-
yor, y que es posible constituya un género distinto, á lo menos á
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 499
juzgar por la conformación muy diferente que presenta el astrá-
galo (fig. 77). En la parte posterior de este hueso, en vez de una
perforación en vía de formación como la que nos presenta el de
Fig. 77. Rhynchippus equinus Amgh. Astrágalo derecho; a, visto de arriba, y
e, visto de atrás, en tamaño natural. Cretáceo superior de Patagonia (pyrothe-
riense).
R. pumilus, vemos una perforación o en su último límite de regre-
sión, de diámetro muy reducido y que se pierde en el interior del
hueso. Esta perforación sólo funcionaba como agujero nutricio;
CO
El puente p es muy grande, pero de contorno convexo, de super-
ficie rugosa y sin ningún vestigio de nueva corredera para el ten-
dón del flexor. Esto indica que el tendón del flexor no se escurrió
ES
A
3
(Sas
ATÍTSSSS=s
Es!
Fig. 90. Smilodon bonaerensis* (Muniz) Amgh. Astrágalo izquierdo; a, visto de
3 5 1
arriba; e, visto de atrás; ¿, visto de abajo, reducido á los Y del tamaño natural.
Parte más superior de la formación pampeana (horizonte lujanense).
de la perforación, sino que quedó en ella aprisionado; por otra
parte, como la perforación es de tamaño relativamente considera-
ble, es claro que todavía funcionaba de una manera más ó menos
perfecta, indicando la existencia del dedo interno. Para confirmar
1 Smilodon bonaerensis = Muñifelis bonaerensis Muñiz 1845, especie distinta de
Smilodon populator Lund de las cavernas del Brasil, con la que hasta ahora se
había confundido.
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 445
estas deduciones hice un examen del pie que se encontraba mal ar-
mado, y pude entonces constatar que poseía un dedo interno re-
gularmente desarrollado, representado por el metatarsiano y por
lo menos por la primera falange correspondiente.
He tenido la oportunidad de examinar otros astrágalos de £mi-
lodon, algunos de la especie precedente y otros probablemente de
especies distintas, pero la existencia de la perforación es constante,
aunque varía en cuanto á su grado de desarrollo. En algunos ejem-
plares es más pequeña y evidentemente en vía de regresión, mien-
tras que en otros es de tamaño todavía mayor que en el astrágalo
arriba figurado. Es claro que en estos casos el tamaño de la perfo-
ración debe estar en relación con el mayor ó menos desarrollo del
dedo interno que estaba en vía de supresión.
Por otra parte, la troclea menos excavada en su parte media lon-
gitudinal, menos convexa y menos extendida de adelante hacia
Fis. 91. Felisleo L. Astrágalo izquierdo; a, visto de arriba, y e, visto de atrás,
reducido á % del tamaño natural. Epoca actual. Africa.
atrás, indica claramente que en Smilodon el pie era menos digiti-
grado que el de los grandes felinos actuales.
El astrágalo de los grandes Pelis existentes, el de Felis leo p. ej.
(fig. 91), es muy distinto; el cuerpo del hueso es más angosto, es-
pecialmente hacia atrás, y el cóndilo externo de la troclea es con-
siderablemente más elevado que el interno; la troclea es profun-
damente excavada en el medio y mucho más convexa en dirección
antero-posterior. En la parte posterior no hay absolutamente nin-
gún vestigio, ni de la perforación, ni del surco arterial transversal,
ni tampoco del puente. La concavidad de la parte media de la
A46G MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
troclea se extiende describiendo un gran arco de circulo hasta el
borde inferior del hueso, pero la tibia, en su movimiento hacia
atrás, sólo llega, más ó menos, hasta un centímetro del borde pos-
tero-inferior; este último trecho es rugoso y destinado á insercio-
nes musculares. En estos animales nunca hubo perforación, y el
dedo interno del pie se ha atrofiado por causas distintas de las que
actuaron para la atrofia del mismo dedo en los animales de la sub-
familia de los Machaerodontinae.
Las deducciones que se sacan de estos hechos son importantísi-
mas. Resulta que el grupo de los Machaerodontinae debe haberse
separado de los Felinae en una época en la cual los antecesores de
ambos grupos eran aun plantígrados ó semi-plantígrados, que po-
seían el dedo interno del pie posterior y el astrágalo sin perfora-
ción. La separación de los dos grupos debe pues remontar muy
lejos, por lo menos hacia la mitad de los tiempos terciarios, y evo-
lucionaron desde entonces independientemente, La perforación en
l M ñ Le ñ p
UA,
Fig. 92, Ursus maritimus Desm. Astrágalo izquierdo; a, visto de arriba, y e,
visto de atrás, reducido á % del tamaño natural. Epoca actual. Regiones árticas.
los Machaerodontinae 6 en algunos de sus géneros apareció, pues,
independientemente en épocas geológicas relativamente muy re-
cientes.
Algo de parecido ha pasado con la familia de los Ursidae. En
ningún ursideo del antiguo continente ni de Norte América se ha
observado el menor vestigio de la perforación astragaliana, ni nin-
gún indicio de su antigua existencia. Probablemente, esto es debi-
do á la persistencia del estado plantígrado perfecto. La conforma-
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 447
ción típica del astrágalo de estos animales se ve muy bien en el del
oso blanco (Ursus maritimus) representado en la figura 92. El
cuerpo del hueso es muy corto y muy ancho, con la troclea muy
convexa de adelante hacia atrás y poco excavada en el centro. En
la parte posterior, la troclea desciende verticalmente hacia abajo,
seguida de una segunda superficie que parece la continuación de
la troclea, pero que en realidad está separada por una línea trans-
versal c constituida por la superficie inferior, quese levanta como
medio milímetro sobre la superficie de la troclea. Esta línea trans-
versal indica el límite posterior del movimiento de la tibia sobre
el astrágalo, y la superficie cóncava que sigue hacia abajo es la
corredera f del tendón del flexor en su forma y posición primitiva,
limitada hacia el lado interno por una protuberancia enorme para
el ligamento astrágalo-calcaneal interno, mientras que sobre el
lado externo la protuberancia para la inserción del ligamento as-
trágalo-calcaneano posterior se ha reducido de tal modo que ape-
nas forma una pequeña zona al lado externo de la troclea; en esta
zona hay un pequeño surco vascular, por el cual desciende una ra-
mecilla arterial que probablemente acompaña al flexor. La cabeza
articular es corta, grande, hemisférica y muy oblicua con relación
al cuerpo del hueso.
En los osos extinguidos de Sudamérica que constituyen la sub-
familia de los Arctotherinae encontramos una conformación muy
distinta. La cabeza articular no es oblicua sino que está colocada en
la misma dirección longitudinal del cóndilo interno de la troclea. La
troclea es mucho más larga y menos convexa en dirección antero-
posterior; la parte posterior, en vez de descender verticalmente, se
prolonga hacia atrás y desciende suavemente hacia abajo limitada
por una línea oblicua -transversal. Sobre el lado interno, detrás de
esta línea se extiende la protuberancia que sirve de inserción al liga-
mento astrágalo -calcaneano interno; esta protuberancia es todavía
más desarrollada que en Ursus, se extiende también oblicuamente
hacia atrás y hacia adentro, y está separada de la troclea por la
misma línea oblícuo-transversa c que indica el límite posterior del
movimiento de la tibia sobre el astrágalo. Al lado externo de esta
protuberancia, al borde posterior de la troclea sigue hacia abajo y
hacia atrás, un surco arterial transversal sa bastante ancho y regu-
Jarmente profundo que termina hacia adentro en una perforación
astragaliana o pequeña, que no se abre sobre el lado opuesto del
hueso. Abajo de este surco, sigue un puente p de grandes dimensio-
nes con una nueva corredera ff del flexor, larga, ancha y bastante
A4S MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
profunda. Esto indica claramente que sobre el astrágalo de los
más antiguos antecesores de Arctotherium la corredera primitiva
E ZN
Fig. 93. Arctotherium bonaerense” Gerv. Astrágalo derecho; «, visto de arriba;
e, visto de atrás; ¿, visto de abajo, á los */s del tamaño natural. Pampeano in-
ferior de Buenos Aires (ensenadense).
' El astrágalo de Arctotherium era hasta ahora completamente desconocido,
Gervais había publicado un astrágalo que atribuyó á este gran oso (GERVAIS Re-
cherch. Mamm. Fos. Am. Mérid., P1.4, fig. 2, a. 1855), pero Burmeister refirió esa
pieza al género Smilodon (Machacrodus). Puedo confirmar de una manera abso-
uta esa referencia de Burmeister: el astrágalo en cuestión es de Smilodon bonae-
rensis y es fácil cerciorarse de ello comparando la figura publicada por Gervais
con la que doy más arriba (fig. 90) del astrágalo de este animal.
* AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 449
del tendón del flexor se excavó formando una escotadura profun-
da que luego se cubrió con un puente, transformándose en una
perforación de gran tamaño y funcional seguida de un puente
pequeño; este puente se fué engrosando gradualmente restringien-
do de más en más la perforación; durante este proceso de osifi-
cación, el tendón consiguió quedar atrás del puente formándose en
la parte posterior de éste una nueva corredera. La perforación
entonces ya no dió paso más que á la ramecilla arterial calcaneal,
pero avanzando todavía más la osificación se obliteró el orificio
distal transformándose así en la perforación exclusivamente vas-
cular y nutricia del astrágalo de Arctotherium bonaerense. De esta
conformación deducimos también que este animal ya no era plan-
tigrado perfecto sino digitígrado ó semidigitigrado como los sub-
ursideos.
A este respecto merece una especial atención el hecho de que el
astrágalo de algunos subursídeos actuales se encuentra en vía de
adquirir una perforación. En este caso se encuentra el de Procyon
cancrivorus (fig. 94), que muestra la parte posterior á continuación
de la troclea, ahondada por una escotadura f profunda, limitada
Fig. 9%. Procyon cancrivorus. Astrágalo derecho; a, visto de arriba, y e, visto
de atrás, aumentado ¿ del tamaño natural. Epoca actual. Argentina septen-
trional.
por dos apófisis salientes, az, ac, las cuales, volviéndose un poco
más largas y arqueándose más hacia adentro, concluirán por po-
nerse en contacto formando un puente encima de la escotadura que
así quedará transformada en una perforación.
AxnaL, Mus. Nac. Bs. As., Ser 3.*, T. 1v. DicreEmBrE, 26 1904 29
450 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Tenía ya este trabajo casi concluido, cuando recordé que el Mu-
seo Nacional poseía un ejemplar empajado de Dasyurus viverrinas,
uno de los representantes de este grupo que todavía posee un pe-
queño rudimento del dedo gordo, aunque cubierto por la piel de
modo que apenas es visible al exterior. Apercibido de que el cuero
conservaba el esqueleto, hice sacar el astrágalo y me encontré con
la agradable sorpresa de que posee una perforación astragaliana
perfecta (fig. 95). La función de la perforación podrán pues de-
Fig. 95. Dasyurus viverrinus Shaw. Astrágalo derecho; a, visto de arriba; €, visto
de atrás; 2, visto de abajo, aumentado 3 del tamaño natural. Epoca actual. Aus-
tralia.
terminarla con exactitud aquellos que tengan la oportunidad de
disecar ejemplares frescos. Mis observaciones sobre el ejemplar
desecado y en mal estado no las he practicado en las condiciones
más favorables.
El cuerpo del hueso es corto y muy ancho, con una troclea casi
plana transversalmente, pero bastante convexa de adelante hacia
atrás. La parte posterior es como truncada transversalmente y
muestra una perforación o completa de dimensiones relativamente
considerables, seguida de un puente p bastante angosto y delgado;
reproduce casi exactamente el mismo grado de evolución que el
astrágalo de Proasmodeus (fig. 22), siendo también bastante pare-
cida la conformación de la troclea. La perforación está precedida
de una depresión rugosa, en la que todavía pude constatar la pre-
sencia de hacecillos ligamentarios que la unían á la tibia. La fun-
ción de fosa ligamental atribuida á esta depresión se encuentra así
perfectamente confirmada.
En el interior de la perforación encontré tejidos en tan mal es-
tado que no pude determinarlos con precisión, pero en algunos
reconocí con certitud restos de las paredes de una arteria, mientras
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. Dl
que restos de un hacecillo, en parte destruido, parecían correspon-
der á un teudón muy delgado.
El descubrimiento de la perforación en este animal es de cual-
quier modo un hecho muy importante, pues desde ya nos permite
eliminar definitivamente algunas de las hipótesis emitidas sobre
las funciones que desempeña.
De esas hipótesis queda así eliminada aquella que suponía que
la perforación podria contener una prolongación del ligamento
interóseo del seno del tarso, pues en este animal, debido á que las
dos facetas articulares se encuentran fusionadas en una sola, no
existe el surco del seno del tarso y, de consiguiente, carece de liga-
mento interóseo. Queda igualmente eliminada la hipótesis de que
la rama arterial que atravesaba la perforación fuera destinada á la
nutrición del ligamento interóseo.
El puente del astrágalo presenta en su borde inferior una pe-
queña corredera fi bien acentuada, absolutamente igual como en el
de Proasmodeus. Colocado el astrágalo encima del calcáneo en su
posición natural, el orificio inferior de la perforación cae más atrás
Fig. 96. Didelphys Azarae Temm. Astrágalo izquierdo; a, visto de arriba; e, visto
de atrás; é ¿, visto de abajo, aumentado ? del tamaño natural. Epoca actual. Rep.
Argentina.
del borde posterior de la cara articular única de éste, de modo que
la corredera inferior aparece como el resultado de un movimiento
recurrente del tendón para poder pasar debajo de la apófisis inter-
na del calcáneo.
Para que se aprecie aun más la importancia de estos hechos, debo
recordar que el astrágalo de Dasyurus, salvo pegueñas diferencias
de detalles, está construido sobre el mismo tipo general del de Di-
delphys (fig. 96). La única diferencia notable aparece en la cara
inferior, en donde el astrágalo de Dasyurus muestra una sola face-
ta articular en vez de dos que tiene el de Didelphys. Como conoce-
mos la historia paleontológica de los Didelphyidae de una manera
452 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
bastante completa, podemos también determinar la verdadera im-
portancia de esa diferencia. Todos los Didelphyidae actuales y fó-
siles, como también sus predecesores los Microbiotheridae terciarios
y cretáceos, tienen el astrágalo conformado absolutamente del mis-
mo modo que el de Didelphys, es decir, con dos facetas articulares
inferiores para el calcáneo y sin perforación astragaliana ?.
Se confirma así lo que he dicho tantas veces; esto es, que los
Dasyura descienden de los Pedimana, siendo la fusión de las dos
caras articulares inferiores en una sola en Dasyurus, una adqui-
sición relativamente reciente, como lo es también la adquisición de
la perforación astragaliana en las especies que la poseen.
Suplemento.
Estaba á punto de terminarse la impresión de esta memoria,
cuando mi colega y amigo el distinguido naturalista señor Carlos
Spegazzini, en conocimiento del trabajo que tenía entre manos, me
Fig. 97. Erinaceus europaeus L. Astrágalo derecho; «, visto de arriba; e, visto
de atrás: 2, visto de abajo. aumentado j del tamaño natural. Epoca actual. Eu-
ropa meridional.
obsequió con dos ejemplares de insectívoros europeos (un topo y
un erizo) conservados en alcohol, con el objeto de que extendiera
á ellos mi investigación. Debo agradecer este concurso de última
1 Más arriba (pág. 414), al ocuparme del astrágalo de Didelphys, comparándolo
con el de los Condilartros primitivos, digo que posee como en éstos una superfi-
cie articular correspondiente al tibial. Me quedó por agregar, que en Didelphys
la parte interna posterior del escafoides, se ha prolongado hacia atrás desalo-
jando el tibial que ya no toca el astrágalo encontrándose colocado sobre el lado
interno del escafoides. Igual cambio se ha producido en los armadillos y en va-
rios otros mamiferos.
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 453
hora, pues el examen del astrágalo de esos dos animales ha resul-
tado de gran interés,
El astrágalo del erizo (fig. 97) es de un tipo sumamente primi-
tivo. El cuerpo del hueso es de contorno casi cuadrado, bas-
tante bajo, con una cabeza articular convexa, colocada bastante
oblícuamente pero con un cuello corto. La troclea es ancha, regu-
larmente convexa en sentido antero posterior, poco excavada en
el medio y con los dos cóndilos más ó menos al mismo nivel. La
fosal basal m del cuello es de dimensiones considerables y se pro-
longa hacia atrás entre los dos cóndilos invadiendo una parte con-
siderable de la región anterior de la troclea.
Visto de abajo muestra las dos facetas articulares, ectal y sus-
tentacular, bien definidas y separadas por un surco interóseo sancho
y profundo, que corre directamente de adelante hacia atrás, y cuya
entrada posterior coincide con la parte posterior de la línea media
de la troclea, carácter primitivo que hemos encontrado en el astrá-
galo de varios de los más antiguos ungulados. La faceta ectal ec es
de gran tamaño y de forma y posición normal. La faceta susten-
tacular st es al contrario pequeña, colocada muy adelante, uniéndo-
se sin discontinuidad con la superficie articular ca destinada al es-
cafoides, pero quedando completamente aislada atrás por una
depresión profunda que la separa de la gran protuberancia poste-
rior interna destinada á uno de los ligamentos astrágalo - calcanea-
nos. Esta conformación es casi idéntica á la que hemos constatado
en los Didelphyidae y en los ungulados más primitivos.
Con relación á la investigación de que me ocupo, la región más
importante del astrágalo del erizo es la parte posterior. Acá la
troclea es excavada de modo que forma una escotadura cóncava
profunda que representa la corredera primitiva f ahondada por la
presión del tendón del flexor, mientras que las dos protuberancias
laterales aí, ac, que limitan la escotadura se prolongan desmesurada-
mente hacia atrás arqueándose al mismo tiempo una hacia otra. Esta
escotadura es evidentemente la perforación astragaliana en vía de
formación. Colocado el astrágalo encima del calcáneo en su posi-
ción natural, el borde más profundo de esta escotadura se encuen-
tra todavía más atrás del borde posterior de la faceta sustentacu-
lar del calcáneo, de manera que la corredera f se prolonga sin
discontinuidad sobre la cara posterior é inferior de la apófisis in-
terna del calcáneo. Arqueándose un poco más las dos protuberan-
cias laterales que limitan la escotadura se pondrían en contacto
formando un puente que transformaría la escotadura en una per-
A54 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
foración de gran tamaño. Es en este camino evolutivo que se en-
cuentra el astrágalo del erizo.
El astrágalo (fig. 98) del topo, aunque á primera vista parece
no diferir considerablemente de la forma que hemos visto en el
erizo, representa en realidad casi el polo opnesto, pues en vez de
encontrarnos con una perforación astragaliana en el principio de
su proceso de formación, la observamos en una de sus últimas eta-
pas de regresión.
Visto de arriba, el cuerpo del astrágalo del topo es de contorno
parecido al del erizo, pero lleva una cabeza articular más ancha y
menos oblícua, y la fosa n de la base del cuello es mucho más pe-
queña. Visto de abajo muestra una faceta sustentacular st de mayor
tamaño; el canal s del seno del tarso no es derecho sino oblicuo,
mucho más angosto y cerrado atrás por una cresta descendente de
la que no hay vestigios en el del erizo. Mirando el hueso por de-
Fig, 98. Talpa europaea L. Astrágalo derecho; a, visto de arriba; e, visto de
atrás; 2, visto de abajo, aumentado £ del tamaño natural. Epoca actual. Europa
meridional.
trás, en vez de la escotadura profunda que hemos visto en el del
erizo, vemos una pequeña perforación astragaliana o seguida de un
gran puente p que se extiende considerablemente hacia abajo para
constituir la cresta descendente transversal de la cara inferior, que
hemos visto cierra la entrada posterior del canal del seno del tar-
so. Sobre este puente, el tendón del flexor se ha formado una nue-
va corredera ff, ancha y poco profunda, que desciende hacia abajo
y se prolonga en la cara inferior sobre un trecho bastante largo de
la región posterior del hueso. La perforación es completa pero
de diámetro muy reducido y sólo da paso á la pequeña ramecilla
arterial calcaneal.
Quiere decir, que tomando mentalmente el astrágalo del topo á
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 455
partir del estadio que atraviesa el del erizo, la escotadura de la co-
rredera primitiva se cubrió con un puente formado por la conver-
gencia de las dos protuberancias laterales, transformando la co-
rredera en una gran perforación. El puente, al principio delgado,
fué aumentando gradualmente de espesor, restringiendo la perfo-
ración; el tendón del flexor fué expulsado de la perforación y se
formó una nueva corredera sobre la superficie posterior é inferior
del puente. La perforación, disminuyendo de diámetro, concluyó
por no dar paso más que á la ramecilla arterial calcaneal y está en
vía de transformarse en agujero exclusivamente vascular nutricio
del astrágalo, para luego obliterarse por completo. El astrágalo
del topo representa, pues, un estadio de evolución (ó más propia-
mente, de especialización) muchisimo más avamzado que el del
erizo.
Ha sido para mi un motivo de gran sorpresa encontrar la per-
foración astragaliana sobre un animal tan conocido y tan vulgar
como el topo. El hallazgo de la perforación astragaliana en los
géneros actuales Talpa y Dasyurus, me induce á creer que pueda
existir en otros géneros existentes de los subórdenes de los Dasyu-
raé Insectivora, y que también se descubran mamiferos con la per-
foración más ó menos perfecta en los monos, en los lemurianos y
quizás también en los subursideos?.
De todos modos, el caso del topo y del erizo me ofrece la opor-
tunidad de cerrar esta memoria con algunas consideraciones de or-
den filosófico.
1 En el último momento tengo la oportunidad de examinar el astrágalo
del Priodontes giganteus y veo que difiere del de todos los demás armadillos
actuales y extinguidos, por presentar un gran puente separado de la troclea por
un surco vascular transversal, y una fosa lizgamental de considerable extensión
con un vestigio de la perforación astragaliana en su último límite de regresión.
Sobre el puente no hay vestigios de nueva corredera para el flexor.
En la reseña histórica (pag. 351) se me ha pasado sin mencionar la opinión
de Lemoine, según la cual, el astrágalo estaría constituido por dos huesos: el
intermedio y el tibial, siendo la perforación astragaliana un vestigio de la fusión
incompleta de esos dos huesos! «L'éxamen du tarse des anciens Mammiféres de
la faune Cernaysienne va nous fournir un renseignement nouveau quí ne man-
que pas de valeur au point de vue de la morphologie. Effectivement, toutes les
astragales (fig. v, 1,4,7) que nous y avons recueillies ¡usqwici présentent une
perforation fort appréciable et qui nous parait s'expliquer par la soudure non
encore compléte de deux os (tibial et intermedium) qui peut-étre constituent
Vastragale». Vicror LemoINeE, Considérations générales sur les vertébrés fossiles des
environs de Reims et spécialement sur les Mammiftres de la faune Cernaysienne,
pag. 23. Extrait du Compte-Rendu des séances du Congrés International de Zoo-
logie. Paris, 1889.
A56 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
En algunas de las páginas que preceden, al tratar de los ungula-
dos, se habrá visto que hay una concordancia perfecta entre los
resultados filogenéticos que se deducen de la evolución del astrá-
galo y aquéllos que nos proporciona la dentadura, considerando la
forma triangular de las muelas como una modificación de la forma
cuadrangular.
En el erizo tenemos el ejemplo de un animal de astrágalo muy
primitivo y de muelas persistentes del tipo cuadrangular, carácter
este último que lo interpreto como primitivo, ó quizás más exacta-
mente como más primitivo que el tipo triangular y tritubercular.
En el caso del erizo hay una concordancia perfecta entre los resul-
tados á que conduce el estudio del astrágalo y los que proporciona
la dentadura, según mi teoría de la evolución dentaria; unos y
otros conducen á considerar este mamífero como un tipo primitivo
y poco especializado. Con la teoría tritubercular habría, al contra-
rio, una discordancia completa, pues sería mny primitivo por el
astrágalo y, al contrario, sumamente especializado en la forma de
las muelas.
En el caso del topo, nos encontramos con un mamifero de astrá-
galo sumamente evolucionado y con muelas persistentes del tipo
triangular el más perfecto. También en este caso hay una concor-
dancia completa entre los datos que suministra el astrágalo y los
que proporcionan los molares interpretados según mi teoría, que
considera el tipo triangular como derivado del cuadrangular.
Con la teoría tritubercular habría igualmente en este caso una
discordancia completa, pues se trataría de un animal muy especia-
lizado por el astrágalo y sumamente primitivo por los molares.
Cierto es que un animal puede evolucionar en ciertos órganos y
quedar estacionarios en otros, pero seguramente no es el caso entre
el erizo y el topo, pues este último aparece en toda su organiza-
ción como un tipo excesivamente especializado.
La formación de la perforación astragaliana por el ahondamien-
to de la corredera primitiva y la formación de un puente, en la
forma que indican los materiales que he presentado, es un hecho
tan evidente que no admite la menor duda,
Por otra parte, es para mí igualmente evidente que dos verdades
tienen que estar en concordancia, pues si conducen á resultados
opuestos, por lo menos una de las dos es falsa, Ahora, como en to-
dos los casos que se me han presentado he siempre constatado una
concordancia perfecta entre la teoría del origen de la perforación
por la formación gradual de un puente y la teoría del origen de
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 57
las muelas triangulares ó trituberculares por modificación del tipo
cuadrangular, tengo para mí que se trata de dos verdades.
La teoría que hace derivar las muelas cuadrangulares del tipo
triangular, aparece, al contrario, en contradicción con los resulta-
dos que suministra la evolución de la perforación astragaliana;
luego una de las dos es falsa, Pero como la formación gradual de
la perforación por la formación de un puente es un hecho á todas
luces evidentemente cierto, deduzco que lo que no es verdad es la
teoría tritubercular de la formación de las muelas,
RÉSUMÉ.
La perforation astragalienne des mammiféres est pas un ca-
ractére originairement primitif, mais bien une acquisition secon-
dairo. Chez les mammiféres primitifs, plantigrades et á cinq doigts,
Vastragale montre, en arriére de la trochlée articulaire, une conlis-
se qui correspond, par la forme et la position, á celle qui, dans
Vastragale de "homme, donne passage au tendon du muscle fléchis-
seur du gros orteil. Il est donc naturel de croire que chez les
mammiféres anciens cette coulisse remplissait les mémes fonctions
que celle de l'astragale de homme.
En arrivant vers les formes plus récentes, généralement plus
grandes et de plus en plus spécialisées, on voit cette conlisse deve-
nir graduellement plus profonde jusqwá se transformer en une
encoche ou rainure qui se couvre d'un pont osseux et qui reste
ainsi transformée en une perforation.
Chez les mammiféres plantigrades et pentadactyles les plus pri-
mitifs, la trochlée articulaire de lPastragale est large, courte eb
presque plate, lexcavation de la ligne longitudinale médiane étant
á peine excavée et la convexité d'avant en arriére peu prononcée;
cette conformation prouve que le mouvement antéro-postérieur
du tibia sur Vastragale était tres limité. Mais a mesure que le pied
se redressait en avancant vers le stade digitigrade, le tibia aug-
mentait aussi graduellement l'étendue de son mouvement antéro-
postérieur sur la trochlée de Vastragale et celle-ci devenait plus
convexe d'avant en arriére et plus creusée sur la ligne longitudina-
le médiane. E
Le tendon du long fléchisseur du gros orteil descend sur Pas-
tragale par une gouttiére de la partie postérieure du tibia et suit
sur le calcanéum dans une coulisse qui se continue sans interrup-
tion sur les trois os. Dans ces conditions et par suite du mouvement
antéro-postórieur du tibia, il arriva que le tendon, fortement pressé
sur la coulisse de Pastragale, la creusa profondément jusqwá la
transformer en une rainure ou canal. Par cette rainure, le tendon
pénétra profondément dans Pos; avec le procés graduel de Possifi-
AMEGHINO: LA PERFORACIÓN ASTRAGALIANA. 459
cation sur les cótés de la rainure, celle-ci se convrit d'un pont os-
seux quí la transforma en une perforation ou tuyau quí donnait
passage au tendon et á une petite branche calcanéenne de Vartére
péroniére postérieure.
Le procés d'ossification avancant toujours, la perforation dimi-
nua de diamétre en resserrant de plus en plus le tendon qui s'atro-
phia et finit par disparaítre, cette atrophie et cette disparition
ayant été suivies de Patrophie et de la disparition du gros ortell;
peut-étre cette perte amena aussi l'extinction de quelques lignes de
mammiféres.
Comme la formation du pont ne se produisait qua Páge adul-
te, il arriva quelques cas ot le pont se forma devant le tendon qui
devenait ainsi libre en arriére, ne restant dans la perforation
que la petite branche artérielle. Dans ce cas, le tendon se creusa
une nouvelle conlisse derriérs le pont, et le gros orteil put se
conserver. On constate, en effet, que la présence d'une perfora-
tion parfaite et fonctionnelle est toujours accompagnée de la pré-
sence du gros orteil, seit parfait soit a l'état rudimentaire, mais par
contre, on n'a pu encore constater la présence de la perforation
parfaite sur aucon mammifére absolument dépourva du gros orteil,
Aprés que le tendon resta éliminé de la perforation, celle-ci
continua á fonctionner uniquement comme tuyau de passage ou de
transmission de la branche artérielle, mais en diminuant progres-
sivement de diamétre etil finit par s'oblitérer sur la face inférieure
de Vastragale, remplissant alors les fonctions d'un simple trou
nourricier de l'os. L'onverture supérienre ou proximale de la per-
foration continua á se rétrécir jusqu'á disparaítre completement,
de sorte qu'on la rencontre á tous les degrés de développement ou
de régression.
Dans quelques mammiféres, la région qui entoure l'entrée supé-
rienre de la perforation se crensa d'une dépression qui servait a
Pinsertion de ligaments d'attache avec le tibia. Chez d'autres mam-
miféres, la perforation a disparut complétement, mais la dépression
est restée et, considérablement agrandie, s'est transformée en une
fosse ligamentaire pour linsertion de ligaments de renforcement
de la capsule tibio-astragalienne. Le genre fossile Homalodothe-
ríum et quelques pinnipedes actuels (Otaria) se trouveut dans
ce cas,
L'étude de la perforation dans les genres Pantolambda, Cory-
phodon et Uintatherium est d'accord avec les résultats obtenus
par Vétude de la denture, c'est-á-dire que le genre Pantolambda
460 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
v'est pas la souche des Amblypoda, et ne rentre pas non plus dans
cet ordre sinon dans celui des Condylartres. Une étude semblable
démontre aussi que les ongulés les plus primitifs descendent direc-
tement des Microbiothéridés, autre résultat auquel on était déja
arrivé par l'étude de la denture.
Dans des temps géologiques relativement récents, la perfora-
tion, en voie de régression, a été constatée sur Arctotherium bonae-
rense, un ursidé caractéristique de la partie inférieure de la forma-
tion pampéenne. On la trouve aussi, eb parfaitement développée,
sur le Smilodon bonaerensis, un félidé de la partie la plus supérien-
re de la formation pampéenne.
Parmi les mammiféres de l'époque actuelle, la perforation astra-
galienne parfaite se trouve sur le Dasyurus viverrinus, Cette per-
foration qui manque aussi bien sur les Didelphydés vivants et
fossiles que sur leurs ancétres les Microbiothéridés, prouve que
Dasyurus est un type récent, mais l'astragale, étant du méme type
général que celui de Didelphys ou des Pédimanes en général,
prouve que ceux-ci (les Microbiothéridés) sont, comme on Pavait
déjá avancé, les véritables ancétres des Dasyuridés d'Australie.
La perforation astragalienne, mais dans une de ses derniéres
phases de régression, se trouve aussi sur le genre Talpa de Pépo-
que actuelle, tandis que sur Pastragale d'un autre insectivore, le
genre Erinaceus, on en voit les premiers stades de développement.
Il est probable qu'on trouvera d'autres mammiféres actuels dont
Vastragale est perforé parmi les carnivores marsupiaux d'Austra-
lie, les insectivores, les subursidés, les singes et les lémuriens.
La perforation est apparue indépendemment et á des époques
distinctes sur des mammiféres appartenant á des ordres les plus
différents.
Les déductions phylogénétiques qu'on tire de lévolution de la
perforation astragalienne sont d'accord avec celles qu'on tire de
Vétude de la denture d'aprés la théorie de la plexodontie primitive,
c'est-á-dire, de la dérivation des molaires triangulaires de celles
quadrangulares, eb ces déductions sont au contraire en Opposition
compléte avec la théorie de la trituberculie, ce qui prouve que
cette derniére n'a pas de raison d'étre.
NOTA SOBRE EL CUENOGASTER HOLMBERG!
POR
FERNANDO LAHILLE.
Así como lo había prometido en mi nota «sobre un género nue-
vo de escómbrido» publicada en estos Anales (Tomo 1x, 1903,
pág. 375), voy á describir de un modo más completo este intere-
sante pez, colocado ahora en las galerías del Museo Nacional.
Todas las medidas que indicaré han sido tomadas sobre el animal
fresco. Después del embalsamamiento algunas se han naturalmen-
te modificado.
El Chenogaster aparece como un tipo perfecto de los grandes
nadadores, y todas las particularidades de su morfología externa
se explican por la adaptación á las grandes velocidades.
Su cuerpo es alargado, fusiforme, poco comprimido á causa de
su musculatura potente, Está cubierto de escamas cicloideas, au-
sentes solamente en la región anterior de la cabeza y sobre el
opérculo.
La línea lateral es un poco ondulada. El pedúncuio caudal, fuer-
te, presenta de cada lado de su porción terminal un par de quillas
laterales rudimentarias. No existe quilla mediana.
El gran desarrollo de la cola hace que la segunda dorsal esté un
poco más larga que la primera, con la cual se continúa. Hace tam-
bién que las ventrales se han colocado por debajo de los pecto-
rales.
Las ventrales pueden plegarse dentro de una ranura ventral y
longitudinal, escondiéndose allí enteramente.
La caudal alargada y profundamente hendida, indicaría por sí
sola un pez de los más veloces.
Recordaré que el Chenogaster obtenido, era una hembra, cuyo
peso alcanzaba á 30 kilos, y cuyas medidas principales eran: Ca-
beza: 0,34 cm.; tronco: 0,56 cm.; cola: 0,40 cm. Agregando á éstos:
1 m. 30 (cuerpo propiamente dicho), el largo de la proyección de
462 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
la caudal: 0,25 cm. se tiene el largo máximum del ejemplar de un
valor de 1 m. 55,
El color en toda la región dorsal era de un azul de acero, ate-
nuándose poco á poco sobre los costados del cuerpo y la región
ventral, hasta llegar alli á un color gris azulado. Las aletas son de
un color obscuro, ahumado, con tinte azul. El interior de la ranura
ventral es enteramente blanco. El largo del contorno del tronco al
origen de la segunda aleta dorsal es de 0,64 cm.
Escamas. — Grandes, ciclóideas. El largo medio de su porción
visible es de 15 mm. La altura de las escamas es de 35 mm. Cuén-
tanse en la línea lateral: 70-74 escamas agujereadas.
Correspondiendo al medio de Di las hileras trausversales de es-
camas son 145 —+16417 Al nivel del origen de Dz son: 4 + 12
Pterigios pectorales (P). Falciformes. La inserción anterior ó su-
perior del pterigio pectoral se encuentra sobre una línea horizon-
tal tangente á la pupila.
Su esqueleto consta de un radio muy corto, de un radio articu-
lado y de 17 4 18 radios ramificados.
El radio más largo mide 0,25 cm. La base del pterigio pectoral
es de 65 mm.
Pterigios ventrales (V). Son cortos, el radio más largo no pasa
de 17 cm. Se notau: un radio muy corto, un radio simple y cuatro
ramificados.
Estos radios son muy comprimidos en el sentido transversal so-
bre todo el radio más externo y al plegarse la aleta, se superponen
del mismo modo que las láminas de un abanico. El largo de la base
del pterigio ventral es de 60 mm.
Primera aleta dorsal (D:+). Es larga, puede esconderse en una
ranura, su altura máxima (de 79 mm.) va disminuyendo paulati-
namente á medida que se acerca úd la segunda dorsal. 17 radios
- espinosos forman el esqueleto de D;. El largo de la base de esta
aleta es de 43 cm.
Segunda aleta dorsal (D=). Su porción anterior es falciforme,
su radio más largo mide 113 mm. y su base es igual á 110 mm,
Consta de dos radios simples, el primero muy reducido, 6 radios
ramificados y tres pinulas no aisladas aun entre si, ni tampoco con
los radios anteriores. Vienen después seis pínulas libres. Como
siempre, cada pinula corresponde á un radio ramificado. La última
es dividida en dos. La base de Dz es de 110 mm. (porción ante-
rior) + 260 mm. (porción posterior).
Aleta anal (A). Muy parecida á D». Su inserción anterior está si-
tuada un poco atrás de la inserción de Dz. Su base es menos larga
LAHILLE: NOTA SOBRE EL CHENOGASTER HOLMBERGI. 469
(100 mm. -+ 230), su radio máximum menos largo también (97 mmn.).
En cuanto al número y á la disposición de los radios son iguales á
los de Dz.
Aleta caudal (C). Es profundamente ahorquillada. Su inserción
casi se confunde con la parte más estrecha (50 mm.) del pedúnculo
caudal, y dista de 1 m. 275 de la extremidad del rostro.
El largo máximum de la aleta caudal es igual 4 0.30, siendo 0.18
la altura de la bifurcación, es decir, de la proyección de su escota-
dura sobre el plano frontal.
Los radios de la cola se podrían representar con la fórmula (S +-
513) +(3+5-+8). De ambos lados de la línea mediana se no-
tan tres radios achatados y muy ramificados, paralelos al eje del
cuerpo (10 mm. de largo). Vienen después 5 radios oblicnos acha-
tados y ramificados desde su base como los anteriores. En fin, en
la zona distal se notan 7 ú ocho radios. Uno de ellos llega hasta la
punta misma del lóbulo caudal.
Las extremidades de los dos lóbulos caudales distan de 32 cm.
Perfil del pescado. — Para poder reconstruir gráficamente el per-
fil del Chenogaster Holmbergi, doy en el cuadro siguiente el valor
de ciertas medidas necesarias. Las demás se señalarán después.
Distancia de Altura co-
la extremidad rrespondiente
del rostro á: del cuerpo
Orificio nasal anterior ........... Ne 90 mm. 220 mm.
Angulo posterior de la boca ...... bado 150 >» 240 >»
Centroxdel 0105 ion acens 170 >» 285 »
Borde más posterior del preopérculo......... 255 >» 315 >»
Borde más posterior del opérculo (Cabeza)... 340 >» 320
Raiz anterionide PRA ia 309 » 330 >»
Raz antenordo Dl a iaa 400 >» 330»
¡RAlzipostenior do Da io 830 » 260
Ralziantenorn de Dile oa la S30 > 260 >»
Raiz postenor de DD a ado 1.210 > 65»
Raizianterior de Ven eotas tre siete da 360 >» 320 >»
Gentroidenlaticioa ca ooo biie $85 20
Raiz anterior de Acinocicoccooaco so Saa 900 > 259 »
'Raizipostenoride Aria ae IA 1.220 » 65»
Altura máxima del cuerpo.............. apt 1.270 >» 50
'Ratalanterior de O cadacascas see JOR 1.275 > 50
Cabeza.— Grande, abovedada, preseuta un pequeño rostro ó mas
bien un rodete al rededor de la quijada superior. Su largo es de 34
cm, y su altura, pasando por su límite posterior es de 32 cm. lLali-*
nea recta que pasa por el centro de los dos orificios nasales: ante-
464 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
rior (redondo) y posterior (semi-circular), pasa al mismo tiempo
por el centro del ojo y por la escotadura del preopérculo.
Las medidas correspondientes á esta recta serían las siguientes:
Del rostro al orificio nasal anterior............... 90 mm.
De éste, al orificio nasal posterior................ d4 >
Merester aloe aho utili i 100
Diámetro horizontal del ojo (orbita cutanea).... 33 »
Del ojo á la escotadura preopercular ............ 100
De ésta, al borde del opérculo............. rl
El espacio inter-nasal mide SU mm,
La boca os grande y casi horizontal. Los radios branquióstegos
son en número de 7.
Ojo.— Este órgano está protegido por una esclerótica, fuerte-
mente osificada, dividida por una sutura vertical en dos mitades:
anterior y posterior.
Las dimensiones de la esclerótica son las siguientes:
Diámetro. max. Vertical: aa 39 mm.
>» — horizontal (antero-post.)......... 40 >»
> » > (transversal)........... 305
La apófisis posterior de la esclerótica es muy desarrollada, Su
largo mide 12 mm. El diámetro del cristalino es de 15 mm.
Los diámetros horizontales del iris son de 13 mm. (pupila) y de
28 mm. Sus diámetros verticales (interno y externo)son cada uno,
y respectivamente á los anteriores, menores de 1 mm.
El iris era dorado.
Dientes.— Los dientes premaxilares, maxilares y dentarios, son
delgados, cónicos, inclinados hacia adentro. Su largo, visible, es
variable, no pasa de 4 mm. La implantación es irregular. Se ex-
tienden sobre un largo de 130 mm. Los dientes palatinos ocupan
un largo de unos 49 mm. Los surcos palatinos se continuan hacia
atrás (20 mm.) y se juntan á 11 mm. delante de la placa vomerina.
En esta (20 mm. de largo) se notan siete hileras transversales de
dientes.
Entre los surcos palatinos y los maxilares se ve (Lam. 1, fig. 2)
otro surco limitando la región palatina propiamente dicha, de la
región bucco-lateral.
El diámetro horizontal máximum de la boca es de 120 mm.
LAHILLE: NOTA SOBRE EL CHENOGASTER HOLMBERGI. 465
Tubo digestivo propiamente dicho. — Una región un poco estre-
chada, post-faringeana constituye un esófago corto (8 cem.). El es-
tómago, aun contractado y en estado de vacuidad, es voluminoso!.
Su forma está, como la de los demás escómbridos, un cocum mus-
eular de paredes espesas, y mide 50 cm. de alto por7,5 cm. de ancho.
Se extiende casi hasta el nivel del ano.
Un poco atrás de la base del esófago, se destaca, en ángulo recto,
el canal pilórico (7 cent.) terminación del intestino anterior y en
cuya extremidad desembocan los canales hepáticos y de la vesícula
biliar y se desarrollan los tubos pilóricos, muy dendríticos, cuya
masa mide 22 < 16 cent.
El intestino medio, de calibre relativamente pequeño, se inserta
en ángulo recto sobre el canal pilórico, se dobla dos veces sobre sí
mismo, presentando así una primera parte descendiente de 46 cm.
de largo, otra ascendiente de 44 cm. y, en fin, unasegunda descen-
diente quese va prolongando con el intestino terminal, ensanchado
y de color más oscuro (Lam. 1, fig. 7).
La segunda circunvolución descendiente y el intestino terminal
miden juntos 54 cm. Por consiguiente, el largo total del intestino
propiamente dicho (intestino pilórico, mediano y terminal) es de
1 m.51, es decir, casi exactamente igual al largo máximum del pez,
Dos relaciones muy importantes, que convendría hacer siempre
resaltar, son:
El largo post-opercular máximo ó cabeza máxima (T) dividida
por la eltura máxima del tronco (H U) y la suma de los largos del
tronco (U) y de la cola (Q) dividida por la misma altura: H U.
Para Chenogaster Holmbergi tenemos:
T U+Q
=== 0957 : MOE
a 0.957 ue 2.70
AD A ,
El valor de ai Para la perca y la trucha verdadera es igual á 1.
Para el sollo igual á 2.
El valor de ad para la carpa es igual á 2, y para el sollo
HU
igual á 4.
En el Chenogaster Holmbergi la relación entre la cabeza y el diá-
metro horizontal del ojo ósea: e es igual á 10.3; y la relación
1 Su capacidad en este estado es de 2 litros. La del intestino propiamente
dicho es de 270 centimetros cúbicos solamente.
ANAL. Mus. Nac. Bs. As., Ser 3.”, T. 1v. Enero 10, 1905 30
A66 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
ñ
largo minimum de la cabeza es igual á 10.3 veces el diámetro hori-
zontal del ojo (órbita cutánea) y á 3.82 veces el largo del cuerpo
propiamente dicho (T + U + Q) = 8.
2450 gramos de músculos del Chenogaster tenian un volumen
igual á 2200 cm. y por consiguiente un peso específico de 1.1136.
Si multiplicamos el volumen por la densidad del agua de mar, en
Bahía Blanca (Arroyo Pareja, por ejemplo; D = 1.034) obtenemos
el peso (2268 gr.) del líquido desplazado; y vemos que casi 2 kilos
entre el cuerpo y la cabeza ó sea: ,, es igual á 3.82. Es decir, el
y medio de la carne del pez no representan en el agua sino 182 gr.
Si en vez de estudiar solamente el desplazamiento del tejido
muscular, hubiera sido posible medir el volumen total del animal,
se hubiese sin duda verificado que el Chenogaster no pesa nada 6
casi nada en el agua. La capacidad de su vejiga natatoria es de
2750 cm.
Ademas, y por otro lado, el escondimiento de los pterigios ven-
trales, en la ranura longitudinal que caracteriza los peces de este
grupo, les permite disminuir la resistencia que su cuerpo ofrece
al medio. Se concibe pues la facilidad con que estos animales pue-
den mantener en el agua una velocidad enorme.
Órganos reproductores. — El largo de los ovarios es de 0,40 cx,
su diámetro maximum de 0,06 em. Los dos pesaban 600 gramos y
el volumen correspondiente era de 600 em. El diámetro de un huevo
desarrollado era igual á4: 250 ».
Los ovarios, cubiertos por un pliegue peritoneal, están constitul-
dos por series numerosas de láminas longitudinales de un largo
irregular y de un color salmón.
En sección, cada lámina presenta una disposición dendrítica
(Lam. 1, figs. S y 9).
Columna vertebral. — Está constituida por 42 vértebras. Los cen-
tros son fuertemente guillochés y presentan en su región dorso-
lateral, en la base de las neurapófisis, una profunda excavación,
El diámetro medio de los centros es de 22 mm. En cuanto á sus
largos; éstos varían con bastante regularidad, como lo demuestra
el cuadro adjunto, de ambos lados de las vértebras: 19-23, las cua-
les corresponden al origen de las aletas anal y segundo dorsal, El
desarrollo de los centros parece pues, y es natural, ligado con el
desarrollo de las aletas impares más potentes.
LAHILLE: NOTA SOBRE EL CHENOGASTER HOLMBERGI. 467
Vértebras Largo del centrum Vértebras Largo del centrum
3 19.5 24 26.5
4 20 25-28 26
5-1 21 29-30 25
8 21.5 31 24
9 22 32 23
10 23 33 22
11-12 24 34-35 21
13-14 25 36 20
15-17 26 37 19.5
18 26.5 38-40 15
19-23 27
Las neurapófisis I ¿ Y son muy comprimidas y alargadas, las
siguientes son más ó menos cilíndricas, corresponden al medio de
los centros.
Las más alargadas (100 mm.) son las de las vértebras: 12-14.
Desde la 33* vértebra, los arcos neurales y hemales son de más
en más fuertes y se reclinan hacia atrás, hasta tomar una dirección
casi paralela al eje del cuerpo.
Las hemapófisis nacen del borde anterior infero-lateral de los
centros. A la octava vértebra se saldan para formar el arco hemal,
El largo mayor (119 mm.) corresponde á las vértebras: 20-21.
Las zigapótfisis superiores se extienden paralelamente al eje y
forman juntas, con la base de los arcos neurales, una ranura muy
marcada. Las zigapófisis anteriores son más largas que las poste-
riores y situadas entre éstas.
Las zigapófisis inferiores son oblícuas ó perpendiculares con el
eje de la columna. En la región anterior, las zigapófisis infero-
posteriores son más desarrolladas que las anteriores. Estas empie-
zan solamente en la 12* vértebra; aumentan poco á poco de tama-
ño hasta igualar las posteriores, sobrepasándolas aún en la región
posterior.
Valor alimenticio. — Para darme cuenta del valor alimenticio de
la carne del Chenogaster, he preparado, con una porción de sustan-
cia muscular (2 k, 450), una muestra de guano (0 k. 630), cuyo
análisis ( División de Química del Ministerio de Agricultura), dió el
resultado siguiente:
Materias
secas Wo
A 15.68
INCIAO MOS LOLICO o iaa e 1.44
Materias erasas o nt ANS 2.04
CO e ai 3.40
A O ENEoo as 22.56
A68 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Y para que se pueda comparar con la composición química de
un atún verdadero, he aquí el análisis de un Orcynnus hecho por
O. Atwater f.
Sustancia alimenticia total, deshidratada ........ 47.33 lo
IO OOOO ARSS COLO OS OSO D UR dO 43.23 »
o e TO SS SO 2.65 »
Materias i2rasas tae Meana laos elote 297.94 >
Materias minerales aaa aos ele ales a raveiojelo 2.53 »
Materias albuminoideas (por diferencia)........ 16.86 >
Es interesante comparar también la composición química de este
guano de sustancia muscular del Chenogaster Holmbergi con gua-
nos totales obtenidos con otros de nuestros peces. Por eso presen-
taré acá algunas observaciones aun inéditas.
En 1891 calculé, para varios peces del Río de la Plata, el rendi-
miento —aproximado—en aceite y en guano. Hacía hervir el
pescado en agua, recogía el aceite que sobrenadaba, agregándole
á el que se obtenía por presión. El residuo se hacía secar sobre
chapas metálicas, y triturado venía á constituir el guano.
El cuadro siguiente indica los resultados obtenidos:
Nombre vulgar Peso Aceite Guano seco
17Armado comunal lei oie 4,520 0,140 0,980
Di iBagre ¡amarillo jade a teles 2,190 0,140 0,230
8: Bagre blancO..poccianss RIOS 4,080 0,215 0,680
cai roda co daba dopo su Ddodóne 5,180 0,410 1,020
Dorado det an 2,980 0,110 0,630
(RARE ocaba daa sono ropa o on tpodrods 2,150 0,090 0,530
SSA Obs SODA dUSO BUS SADaa 2,400 0,200 0.550
SAUS 6,050 1,125 1,300
Hice analizar después por la División de química del Ministerio
de Agricultura estos guanos,que dieron los resultados siguientes:
+ Contrib. to knowl. of the chemical composition and nutritive values of Ame-
rican Food-fishes and Invertebrates (Commission of fish and fisheries. Comm,
Reports 1883-1885).
LAHILLE: NOTA SOBRE EL CHENOGASTER HOLMBERGI. 469
o 6
A Ti O E 3 > 3 z
IA LA A a IS 2
lg 3 |: 5] 2 E a E E
E Agl|A3 e) 2 | 9 3 5
< 3 ¡o) a = gr oa
|
A 5 ne Q a op | y | el
Humedad %o.......... 5,104 | 5,624 | 17,052 | 10,060 | S,246| 2,624 | 9,160 | 4,467
Materias orgánicas....| 81,180 | 61,404 | 72,822 | 67,680 | 71,474 | 51,876 | 73,584 | 84.937
Materias minerales....| 13,716 | 32,972 | 10,126 | 22,260 | 19,280 | 45,500 | 17,256 | 10,596
e ROA 9,5548 | 9,142| 8,988 | 10,520 | 8,708 | 9,994 | 9,268 | 13,194
2 | >
Ácido fosfórico....... | 6,292 | 13,760 | 4,088| 8,738| 6,520| 9,987 | 4,901| 3,608
Botasasta daa 0,628 | 0,354 | 0,506 | 0,516| 0,614 | 0,290 | 0,690 | 0,627
Como lo decía en mi nota preliminar (1903), creo que conviene
reunir en una sola sub-familia Gasterochismincee los escómbridos
cuyo cuerpo está cubierto de grandes escamas ciclóideas y cuyos
pterigios ventrales pueden esconderse enteramente dentro de una
ranura longitudinal, ventral, desprovista de escamas y que se ex-
tiende hasta la cloaca.
Los tres géneros comprendidos en este grupo se diferencian fá-
cilmente entre sí del modo siguiente:
( [ muy grandes (>cabeza)...... Gasterochisma.
7 s. Y 3) z Ñ
be aisladas. Ventrales; pequeñas (— Ya cabeza) ...... Lepidothynnus.
á | Sin dientes vomerinos.
a: Ventrales pequeñas. Dientes vomerinos...... Chenogaster.
Gasterochisma melampus Rich. es más bien pequeño. Su largo es
de 0.20.
El ejemplar del Lepidothynnus Huttoni Gth. era un poco más
grande (1.66 mm.) que el de Chenogaster.
Los dos primeros han sido señalados hasta la fecha solamente
en las aguas de Nueva Zelandia, en las mismas latitudes que Jas del
Chubut. La de Puerto Nicholson (41” 21') corresponde, pues, á la-
del Golfo San Matías, y la del Puerto de Littelton (43 46") es
igual á la de Punta Delfín.
Para concluir daré aquí las diagnosis de los dos géneros neo-ze-
landeses, así como una reproducción de su representación, para fa-
cilitar la comparación de estos tipos con el Chenogaster Holmbergi.
470 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Gasterochisma melampus RicHarpsoN'
Gasterochisma melampus Richardson in Ann. and Mus. of Nat.
Hist, xv, p. 346, May. 1845.
Radii: — B. 5; D. 17/-1/10 et vr; A. 2/10 et vr;
Cl 20 VELO:
Plate xxxvu, figs. 1-3, natural size.
This fish is most closely allied to Nomeus, of which 1t possesses
many of the characters, but its larger month, the form of the jaws
approaching much more nearly to that of Scomber, the great com-
pression of the body, and above all, the free pinnules of the dorsal
and anal, justify its being placed in a separate genus, in accordan-
ce with the manner of which the Scomberidae have been hitherto
subdivided.
The profile bears considerable resemblance to that of a common
mackerel, and the tail at the base of the caudal is very slender,
but has no vestige of a keel, The length of the head, which equals
the height of the body, is contained four times and a half in the
total length, and the thickness of the body is less than one-third
of its height, the back and belly being both acute. The nape is
more broadly rounded, but the top of the head is traversed by a
smoot, acute, mesial keel, which is continued to the tip of the
narrow, acute snout. The lower jaw is also acute, and the cleft of
the mouth is half the length of the head. The maxillary reaches
rather beyond the middle of the eye, and its slender middle part
only is covered by the preorbitar when the mouth is closed. The
jaw- teeth are finely subulate, acute, slightly curved, and rather
widely set in a single row. The vomerine and palatine teeth are
more delicate and not so evenly set.
The cheek is scaly, and there is a scaly patch on the supra-sca-
pulars; but the top of the head, jaws, preorbitar, disk of the preo-
perculum, and gill -membranes are smooth. There are no scales on
the gill-covers in the specimen, but as the integument clothing
these bones is injured, it is possible that they may be more or less
scaly in the recent fish. The lateral line is moderately arched till
it comes opposite of the first separate pinnule, when 1t takes a
* RicuarDsoN. Ann. and Mag. of Nat. Fist. xv, p. 346. 1845, y Voy. Erebus and
Terror Fishes. p. 60, pl. xxxvr, fig. 1-3.
471
NOTA SOBRE EL CHENOGASTER HOLMBERGI.
LAHILLE:
Gasterochisma melampus Richardson.
AY MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
straight courbe through the tail. The scales are moderately large.
The belly is deeply fissured to form a sheath for the reception of
the large ventrals, in which they can be completely concealed,
The inside of this sheath is lined with delicate membrane, and the
small tubular orifice of the ans is situated near its posterior end.
The ventral, equal in length to one-third of the whole fish, is atta-
cher under the basy of the pectoral as in Nomeus. It is probable
that their last ray is attached throughout to the mesial line of the
sheath by a wide membrane; as in the genus just named, butif so,
the membrane has been torn away in our specimen. The pectorals
are in proportion considerably smaller than in Nomeus mauritii.
The first dorsal is arched, and is supported by slender, brittle
rays, which are half the height of the body. The membrane of the
posterior part of the dorsal and anal ¡is either altogether wanting
or perishes early, leaving six or seven detached pinnules behind
each fin. There is no vestige of any separate spines before the
anal, and the first spine of this fin is a mere point. The ventrals
retain their intense black colour, but the original tints of the other
fins and rest of the fish cannot be traced in the specimen, which
has suffered from long maceration in spirits.
Length 8 inches.
Hab. Port Nicholson, New-Zealand.
Lepidothynnus n. gen.?
For the Knowledge of this fish T amindedted to Professor Hut-
ton of Canterbury College, Cristchurch. The specimen, 5 1/2 feet
long, was driven on shore in Lyttelton Harbour on April 17, 1887.
It had the appearance of a Tunny; but was coverded with scales.
Of these Prof Hutton fortunately preserved some, and he also
made a sketch of the fish which is reproduced on Pl. vi, fig. A.
The specimen is preserved in Christchurch Museum as a skeleton»
of which Prof. Hutton kindly sent a photograph to me (Pl. vr,
f. A”). These materials, as well as some notes taken by my corres-
pondent from the fresh fish, offer sufficient evidence that this form
represents an undescribed genus of Scombroid fishes showing dis-
tinct affinitees to Gastrochisma. lt may be characterised thus:
2 A Gúnther. Reporton the pelagic Fishes. The Voyage of H. M, $. Challen-
SOL, TAE, polo) pl. vr tig. A, (A0 a. 889:
LAHILLE: NOTA SOBRE EL CHENOGASTER HOLMBERGI. 473
Body oblong, compressed, covered all over with large cyeloid
scales, Head with the upper profile arched, parabolic, compressed
above into a ridge. Cleft of the mouth of moderate width, hori-
zontal, armed with teeth of moderate size; teth of the palatines,
none on the vomer. Eye lateral, rather small. None of the oper-
cles serrated. The anterior dorsal fin is continuous, formed by nu-
merous slender spines. The soft dorsal and anal consists of an an-
terior lobe, followed by seven or eight finlets. Pectoral and ventral
fins rather short. Caudal bilobed; tail with two keels at the base
of the caudal. Pyloric appendages dendritic,
Lepidothynnus Huttonii m. sp. (Pl. vr. figs. A. A”).
B.7. D.17/%+/wvnA ¿ / vin L. lat. 78-80. L. transv. 6 /
13 (below 2 nd dorsal).
The body is broadest in front of the pectoral fin, the depth of
this portion being about two-sevenths of the total length (without
caudal). The head is nearly as deep as long, compressed into a
crest, the small eye occupying a position in the middle of the depth
of the head, but nearer to the end of the mouth than to the hind
margin of the operculum. The cleft of the mouth is subhorizontal;
extending backwards to below the middle of the eye. Gill covers
broad and firm as in Tunnies.
The body is covered with large cycloid scales (fig. a), somewhat
broader than long, 1 Y, inches broad. The lateral line follows the
line of the back, after having made a curved ascent above the pec-
toral fin.
The spinous dorsal commences above the gill opening, is low and
long, and formed by seventeen slender spines. It is rather widely
separates from the soft dorsal, whose anterior connected rays form
ashort falcate lobe; seven detached finlets follow, The anal corres-
ponds in position and form to the soft dorsal. These vertical fins
can be completely concealed in fissures on the back and abdomen.
Pectoral fin short and powerful as in a short-finned Tunmny;
ventral short, its root opposite to that of the pectoral fin.
Colour uniform steel-grey, lighter below; caudal fin and inside
of the pectoral darker.
Prof. Hutton has taken the following measurements:
474 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Lepidothynnus Huttoni Ghtr.
LAHILLE: NOTA SOBRE EL CHENOGASTER HOLMBERGI. 475
Potato scale arenal tejas 65 Y2 inches.
Pension e acord 16 Ya —
Her btroftitherbodyass. nea aja retar o 16 =
Thickness at the pectorals........ raRoUdas 10 —
Breadth between eyeS.....ooomocommmms$.» +... 6 —
Diameter ob the eye. caes oso 1 =
Tengo pectoral de loa o eteaaios ; 11 —
Tongestidorsal Spina eel ala le ; 3 —=
Height of soft dorsal........oooomomoo..... 5 Ma —
¡Herehtortan a eel ii 34 —
The skeleton resembles much that of a Thynnus. However, the
vertebrae are of a less firm texture, somewhat porous, less deeply
sculptured and lacking the high median lateral ridge which is so
conspicuous on the centrum of the vertebra of a Tunny. The num-
ber of yertebrae is twenty-two or twenty -three in the abdominal,
and twenty-one in the caudal division.
None of the posterior caudal vertebrae are raised into the ele-
vated ridge of the Tunnies. The arrangement and form of the
neural, haemal, interneural, and interhaemal spines are as in 7'hyn-
nus, but all are more slender, as are also the ribs and floating ribs.
«Foramina inferiora»* seem to be present in the zygapophysis of
the sixth to thirteenth caudal vertebrae. The haemapophyses of
the middle and posterior abdominal vertebrae coalesce to form a
wide haemal canal, but whilst in 7/hynnus the ribs are suspended
from the extremities of the greatly prolonged haemapophyses of
these vertebrae, they are, in this genus, attached to the base of the
apophyses. The neural spines of the seven posterior abdominal
vertebra do not bear interneurals.
The skull differ considerably in having a high crest developed
along the whole length of its upper surface, but in other respects
shows the closest agreement with that of the Tunny.
1 See Liitken, Vidensk. Selsk. Skriv xr51. 1880. p. 473.
EXPLICACIÓN DE LA LAMINA.
Fig. 1. — Chenogaster Holmbergi Lah. Hembra. Ys del tamaño natural.
Fig.
Fig.
Fig.
2. — Región anterior del paladar, mostrando la disposición de los dientes
vomerinos y palatinos. Y3., del tamaño natural.
. 3. — Escama de la línea lateral. Tamaño natural.
. 4. — Escama del costado del cuerpo. Tamaño natural.
g. 5. — Cápsula osificada del ojo derecho, vista de arriba % perfil. %% del ta-
maño natural.
. 6.— Vigésima-quinta vértebra. Vista postero-lateral derecha. Las zigapó-
fisis supero -anteriores están pues situadas en la parte derecha é infe-
rior del dibujo. *w del tamaño natural.
. 7. — Porción digestiva del mesenteron. '/; del tamaño natural. El hígado y
el pancreas no han sido representados. -
8. — Corte transversal del ovario en su porción inferior. Tamaño natural.
9. — Corte del ovario extendido. Tamaño natural.
CACTACEARUM PLATENSIUM TENTAMEN
AUCTORE
CAROLO SPEGAZZINI
ly a dix ans á peu pres que j'al commencé la collection des
Cactacées Argentines; J'ai été puissamment aidé dans mes efforts
par Mrs. $. Venturi, Ph. Silvestri, T. Stuckert, C. Girola, A. Giaco-
melli, R. Tidblom et J, Baldi; je dois mentionner aussi Mr. le
Prof. J. Arechavaleta qui m'a procuré les espéces de Uruguay: á
tous ces Messieurs mes remerciements.
Dans le cours de mes études, j'ai rencontré beaucoup de difficul-
tés, non seulement pour la bibliographie, mais aussi et en particu-
lier á cause du polymorphisme et des limites trés incertaines de
plusieurs types qui se rencontrent peut -étre dans la période d'évo-
lution ou qui sont réunis par une trás grande quantité d'hybrides
intermédiaires; il y a peu de temps je suis arrivé á dominer la ma-
tiére gráce a la bonté des regrettés Docteurs A. Weber et Ch.
Schumann.
J'aurais encore attendu á publier mes résultats, mais comme on
me demande avec fréquence des renseignements et que je vois que
dans chaque nouvelle publication on m'emporte quelque nouveauté,
J'ai résolu d'imprimer cette Liste préliminaire ot. 'énumere seule-
ment les espéces que j'ai pu étudier moi-méme vivantes et presque
toujours en fleur: j'espére de la faire suivre d'un travail plus com-
plet et parfait dans un temps peu éloigné.
La Plata, 1 Janvier 1905. E
CHARLES SPEGAZZINI
1. Cereus lamprochlorus Lem.= X. Schm., Monogr. Cactac., p. 60.
Hab. Vulgatus in aridis collinis prope Córdoba et Mendoza.
Obs. Flores candidi odorem fere rosarun, paruma manifestum,
/ pollentes.
2. Cereus lamprochlorus Lem. var. salinicola Speg.= Spey., Nova
add. ad El. Pat., n. 938,
A7TS MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Hab. Rarius ad margines salinarum inter Rio Negro et
Rio Colorado nec non prope Bahia Blanca.
Obs. Odor florum gratissimus rosarum simillimus ac in-
tensus; petala candida.
3. Gereus coryne Otto = K. Schm., 1. c., p. 63.
Hab. Vulgatus in collinis petrosis siccioribus in Catamarca
et La Rioja.
4. Cereus santiaguensis Speg. (n. sp.)
Diag. Multiangularis, arborescens, dense fastigiato-ramosus
pallide vividis; costis 14 et ultra humilibus rotundatis non v.
obsoletissime crenatis, sulcis acutissimis sejunctis; areolis parvis
antice stria v-formi tenui ornatis; aculeis 9-12, uno centrali
parum majore, caeteris marginalibus radiantibus, primo flavido-
rufescentibus, serius subalbescentibus, omnibus subsetaceis brevi-
bus gracilibusque rectis; floribus majusculis extus virescentibus '
squamosis longe barbatis, phyllis lanceolatis albis; fructibus
adhuc ignotis. :
Hab. In silvis Provinciae Santiago del Estero, praecipue
prope Estacion Icaño. B
Obs. Trunci 4-7-metrales subteretes (16-20 cm diam. ); rami
parallele arcuatim adscendentes (6-10 cm diam.), apice
flavido-virides, caeterum pallide virides non nitentes; areo-
lae minutae (3-3,5 mm diam.) primo candidae dein cine-
reae spatio 10-15 mm separatae; aculei leniter retrorsi, in
quaque areola inferi longiores (6-10 mm) superi breviores
(4-5 mm), centralis validior (10-20 mm). Alabastra clavata
dense longe obscureque cinereo -villosa, flores inodori plenro-
geni (18-20 cm long. ), phyllis lanceolatis staminum filamen-
tis et stylo albis, antheris et laciniis stigmaticis 18 subochro-
leucis.
/ 5, Cereus Spachianus Lem. = A. Schm., 1. c., p. 67.
Hab. Vulgatus im aridis saxosis circa Mendoza, San Juan,
La Rioja et San Luis.
Obs. Flores majusculi, inodori; petala candida. Specimina
silvatica a cultis et a descriptionibus Auctorum longissime
recedentia.
6, Gereus strigosus S. D), = K. Schm., 1. c., p. 68.
Hab. Abunde in aridissimis saxosis prope Mendoza et San
Juan.
Obs. Flores majusculi, phylliscandidis donati, plane inodori.
Specimina silvatica longissime a descriptione Auctorum rece-
is AN AS
SPEGAZZINI: CACTACEARUM PLATENSIUM TENTAMEN. 479
dentia, sed culta cito faciem mutant et cum typis deseriptis
tandem eximie conveniunt.
/T. Cereus candicans Gl. = K. Schm., 1. c., p. 69.
Hab. Vulgatissimus in collinis aridis prope Córdoba, San
Juan, Mendoza, Catamarca et La Rioja.
Obs. Flores majusculi petala candida ostendentes, fragran-
tissimi, odore fere Lilii candidissimi donata.
/ 8, Gereus huasca Web. var. flaviflora Web. = K. Schm., 1. c., p. TO.
Hab, Non raro in rupestribus Provinciae Catamarca.
Obs. Trunci eylindracei erectiusculi (10-20 cm alt. =3-S cm
diam.) apice obtuse rotundati, non nitentes, mox plus minusve
sordide cinerascentes; costae 13 subvalidiusculae; areolae par-
vae (4 mm diam.) spatio interareolari 9-10 mm sejunctae;
aculei 7-8 pro ratione crassi, marginales radiantes subaequi-
longi (5-15 mm long.), centrali saepius retrorso (10-25 mm
long.) et bulbosulo. Flores pleurogeni solitarii (60-90 mm
long.) extus dense longiusculeque cano-subsericeo-villosi, pe-
talis spathulatis apiculatis (25-35 mm long. == 12-15 mm lat.)
aureis, odore nullo.
/9, Cereus huasca Web. var. rubriflora Web. = K. Sehm., 1. e., p.70.
Hab. In montanis siccioribus prope Ancasti, Prov. Cata-
marca,
Obs. Cormus parvus (3-5 cm alt, et diam.) subglobusus,
viridis; costae 13 rectae validae ntrimque planiusculae, acie
non v. vix crenatae; areolae orbiculares pulvinulatae spatio
5-6 mm sejunctae; aculei albo-subhyalini subulati, margina-
les tenuiores (5-7 mm long.) subaequilongi v. supremi parum
longiores, centralis solitarius validissimus (10-14 mm long.)
rectus. Flores fugacissimi 12 horas tantum perdurantes imodori
(60 mm long.) extus virides, dense squamosi, squamis adpres-
sis ad axillas longe cinereo-villosis, petalis oblanceolatis v.
subspathulatis (18 mm long.=7 mm lat.) obtusiusculis v.
retusis; staminum filamenta rubro-purpurea, antherae al-
bae; stylus pallide rubescens laciniis stigmaticis 9 pulchre vir
dibus coronatus.
10. Gereus thelegonus Web. = K. Schm., 1. c., p. 78.
Hab. Sat rarus in collinis saxosis Provinciae Catamarca,
Obs. Flores mediocres inodori v. lenissime roseo-olentes,
phyllis externis saepias revolutis virescentibus, internis can-
didis.
480
MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
11, Cereus thelegonoides Speg. (n. sp.)
Diag. Thelegonus, arborescens, ramosus, viridis; costis humi-
libus 15, transverse sulcatis ac in mammillis subquadratis solu-
tis; aculeis tenuibus radialibus 7-9, centrali 1; floribus majus-
culis extus parce squamuloso -villosis, phyllis candidis.
Hab. In collinis siccioribus Provinciae Jujui.
Obs. Trunci 4-6-metrales teretes (18 cm diam.) superne
dense fastigiato-ramosi; rami arcuato-adscendentes + ve elon-
gati et validi (5-8 cm diam.) apice obtusi, innovationibus fla-
vido-viridibus, caeterum herbaceo-virides; costae vix un-
dulatas obtusae in prima aetate prominulae sinu acutissimo
separatae, dein depressae subevanidae; areolae minutae (3-4
mm diam.) primo candidae dein cinerascentes, spatio S-10
mm sejunctae; aculei in prima aetate flavido - rufescentes,
mox sordide melleo-grisei, setacel, breves (4-5 mm long.).
Flores pleurogeni majusculi (20-24 cm long.) extus virides
laxe squamoso - villosi, phyllis intimis oblanceolatis acutis. Spe-
cies inter €. thelegono W.et C. santiaguensi Speg. intermedia.
12. Cereus Forbesi Otto = K. Schm., 1. c., p. 56.
Hab. Vulgatus in collinis saxosis aridis Provinciarum San-
tiaoo del Estero, La Rioja, Córdoba, Catamarca, Salta eb
=] Ja,
Jujul.
13. Cereus Hankeanus Web. = K. Schm., 1. c., p. 88.
14,
Hab. Non rarus in silvis Chaco borealis et australis.
Cereus dayamí Speg. (n. sp.)
Diag. Compresso-costatus, arboreus, parce adscendenti-ramo-
sus, saepins 6-costatus, herbaceo-viridis, innovationibus comco-
loribus; costarum sectione triangulari; aculeis saepius ternis
brevibus subconicis; floribus infundibuliformibus maximis
glaberrimis extus viridibus, petalis candidis; bacca glabra laevi
extus vubra, pulpa alba, seminibus nigris.
Hab. Frequens in silvis densioribus in Chaco australi prae-
cipue prope Coloniam Resistencia,
Obs. Trunci erecti (10-25 m alt.) inferne cylindracei, costis
subevanidis, (25-50 cm diam.) sordide viridi-cinerascentes;
rami supra medium evoluti arcuato-adscendentes (S-12 cm
diam.), apice obtusi, pallidiores sed non nitentes nec glau-
cescentes; costae (3 cm alt. =1,5-1,75mm crass.) in prima
aetate linea laterali transversa leniter discolore notatae ac
valide crenatae, serius non notatae ac subcontinuae; areolae
suborbiculares (5-6 mm diam.) spatio majusculo (20-25 mm)
gu
SPEGAZZINI: CACTACEARUM PLATENSIUM TENTAMEN. 481
separatae; aculei primo flavido-rubri, dein atro-rubri apice
cinerascenti-flavidi, postremo fusco-cinerei saepius 3 (raris-
sime 4-5) humiles (4-12 mm long.). Flores inodori (23-25 cm
- long.); bacca edulis (6-8 cm long. =5-6 cm diam.) elliptica,
“15. Cereus platygonus Speg. (1. sp.)
Diag. Compresso- costatus, arboreus, parce adscendenti-ra-
mosus, £-5-costatus, herbaceo-viridis, innovationibus concolori-
bus vix pallidioribus; costarum sectione lineari; aculeis vali-
diusculis 5-S-marginalibus, 1v.2 centralibus longioribus; flori-
bus infundibuliformibus maximis extus glaberrimis viridilus,
petalis candidis; bacca glabra laevi.
Hab. Insilvis densioribus subuliginosis Chaco boreali prae-
cipue prope Formosa et secus Rio Pilcomayo.
Obs. Trunci erecti (8-12 m alt.) inferne e cylindraceo qua-
drangulares (12-20 cm diam. ) costis plane evanidis; rami su-
pra medium evoluti laxiarcuato-adscendentes (10-15 cm diam.)
apice subattenuato-rotundati, pallidiores non v. vix subniten-
tes non glaucescentes; costae (5-6 cm alt, = 10-12 mm crass.)
in prima aetate lineis obscurioribus transversis magnis nota-
tae ac valide crenatae, serius non notatae vix undulatae;
areolae subsemi-orbiculares (6-7 mm diam.) primo albae dein
cinereae, spatio majusculo (30-40 mm) separatae; aculei primo
mellei dein fusco-cinerei, marginales radiantes 3 (rarissime 5)
mediocres (10 mm long.), centrales 1 v. 2 valde longiores
(20-50 mm long.). Flores inodori (17-22 cm long.) phyllis ex-
timis apice non v. vix rubescentibus. Species C. stenogono
K. Schm. affinis sed rite distincta.
LA6. Cereus stenogonus K. Schm. = K. Schm., Monogr. cactac.,
Nachtr. 1898-9092, p. 31.
Hab. Non communis in silvis densioribus territori Misiones,
rarius in Chaco boreali.
Le 17. Cereus alacriportanus Mart. = C. peruvianus (L.) Mill. var. ala-
criportana K. Schm. = K. Schm., 1. c., p. 115,
Hab. Communis in Provinciis orientalibus litoralibus ditio-
nis Montevideensis.
(AS. Cereus chalybeus Otto = K. Schm, 1. c., p. 120.
Hab. Ad sepes constituendas adhibitus hinc inde prope Cór-
doba, Buenos Aires et Montevideo. j
19. Gereus coerulescens S. D. = K. Schm., l. c., p. 121.
Hab. Stirps omnium vulgatissima per totam Rempublicam
Argentinam a Rio Negro ad Jujui, a Buenos Aires ad Men-
dozam usque.
ANAL. Mus. Nac. Bs. As., Sur 3.*%, r. 1v. Enero 12, 1905 31
482
MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Obs. Variat statura, colore plus minusve intense coeruleo,
numero crassitie coloreque aculeorum et floribus extus glanu-
co-virescentibus v. glauco- purpurascentibus.
Y 20. Cereus Baumanni Lem. = XK. Schm., 1. c., p. 183.
21.
Y 22.
Hab. Frequentissimus in aridis saxosis Prov. Jujul, Salta,
Tucuman, La Rioja, Santiago del Estero, Catamarca, San
Juan, Mendoza, San Luis et Córdoba.
Obs. Flores semper ore eximie zygomorphi extus laxe squa-
moso-villosi, phyllis roseis aut violaceis aut rubris aut sangui-
neis, quandoqueunicoloribus quandoquead fauces pallidioribus;
antherae plus minusve exertae obscure atro-coccineae; laci-
niae stigmatis virides. Aculei variant in juventute ex roseo ad
atro- purpureum, per aetatem roseo-cinerei v. sordide grisel
evadunt.
Cereus smaragdiflorus (Web.) Speg. = €. Baumanni Len. var.
smaragdiflora Web., K. Schm., 1. c., p. 134.
Hab. Vulgatus in aridis saxosis Prov. Jujui, Salta, Catamar-
ca et La Rioja.
Obs. Species praecedenti valde affinis et ab Auctoribus ut
ejusdem varietas edita (%. flavispina S. D. et y smaragdiflora
Web.), sed eximie distincta et nullo modo jungenda. Aculei in
juventute aurei, serius plus minusve flavidi; flores ore non
zygomorphi sed recti regulares, tubo extus plus minusve
laxe squamoso-villoso dimidio infero miniato, quarto su-
pero roseo, quarto supremo apicali intense viridis; antherae
parum exertae albae; laciniae stigmatis viridulae.
Cereus Guelichi Speg. (n. sp.)
Diag. Tortuosus, scandens, parce ramosus, herbaceo-viridis;
costissaepius3 acutis undulatis; aculeis marginalibus4-5, inferis
minimis saepe evanidis, superis centralem omnium validiorem
subaequantibus; floribus maximis extus viridibus dense squa-
mosis ylabris, petalis albis; fructu subgloboso rubro-violascente
grosse squamoso subglaberrimo inermi.
Hab. Non rarus in silvis territori Chaco borealis et au-
stralis.
Obs. Species memoriae amici plantarum et mei dilectissimi
Caroli von Giilich dicata.
Altissime per arbores scandens (25 m usque alt.) radicibus
adventitiis aereis omnino destitutus; rami sectione eximie
triangulares, faciebus vix v. non concavis, rarius quadrangu-
lares, nunquam nitentes nec coerulescentes, injuventute pal-
SPEGAZZINI: CACTACEARUM PLATENSIUM TENTAMEN. 483
lidiores (30-50 mm diam.); costae, v. anguli, acie acutiuscu-
lae undulatae; areolae suborbiculares (4-5 mm diam.) albo-ve-
lutinae senescendo cinerascentes, spatio 20-60 mm sejun-
ctae; aculei primo rubro-atri, dein cinerei apice plus mi-
nusve nigrescentes, typice 5-6 in quaque areola,4-5 marginales,
quorum 2 supremi validiores, centralem solitarium robustiorem
(20-25 mm long.) subaequantes, caeteri minuti (4-5 mm
long.) saepe per aetatem evanidi. Flores (20-25 mm long.) le-
niter odorem rosae pollentes; fructus magni (40-45 mm diam.)
pulpa alba dulcissima eduli farcti.
1/23. Gereus Spegazzinii Web. = K. Schm., 1. c., Nachtr. 1898-902,
p. 42.
Hab. Non rarus in silvis Chaco borealis et australis nec non
in Provincia Santiago del Estero.
94, Gereus rhodoleucanthus K. Schm.= X. Schm., 1. c., Nachtr.
1898-902, p. 44.
Hab. Vulgatus in aridis Prov. Entre Rios, Corrientes et Mi-
siones nec non in ditione Montevidensi secus Rio Uruguay.
25. Gereus Bonplandi Prm. = K. Sehm., l. c., p. 134 et Nachtr.
1898-9002, p. 65.
Hal. Rarissime in silvis secas Rio Pilcomayo in Chaco bo-
reali,
26. Gereus pomanensis Web, = A. Schm., 1. c., p. 136.
Hab. Vulgatus in aridis Prov. Entre Rios, San Luis, Córdo-
ba, Catamarca, La Rioja, Tucuman et Salta.
Obs. An satis a C. tortuoso distinctus?
121. Cereus Martini Lab. = K. Schm.,,1. c., p. 141.
Hab. Non communis sporadice in silvis Chaco borealis et
australis nec non in Prov, Santiago del Estero.
28. Cereus Silvestrii Speg. (n. sp.)
Diag. Flagriformis (an melius Gracilis?) pusillus, pallide
viridis primo erectus dein decumbens atque mox densissime ra-
moso-caespitosus, ramis apice rotundatis; costis 8 humillimis
obtusis modice sed eximie crenatis, aculeis 10-15, quorum 1-3
centralibus a caeteris non distinctis, omnibus parvis setaceis sub-
hyalinis ; floribus regularibus infundibuliformibus, pro ratione
majusculis, extus laxe cano-lanatis, phyllis miniatis; fructu
ovato subexsucco longe laxeque cano-lanato; seminibus paucis
punctulatis.
Hab. In montuosis dumetosis inter Prov. Tucuman et
Salta.
484 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Obs. Species detectorl et amico Dr. Philippo Silvestri zoo-
logo insigni rite meritoque dicata. Caespites pulviniformes
subhemisphaerici (5-25 cm diam. = 3-7 cm alt,); rami dense
constipati, centrales erecti, marginales prostrati v. arcuato-
adscendentes subcylindracei (7-14 mm diam.) pallide et jucun-
de virides sed non nitentes, apice rotundati rarius subattenuati;
costae saepius 8 /rarius 6-9), sulco late aperto separatae obtu-
siusculae submammillatae; areolae minutae vix albo-lanatulae
spatio brevi (1-1,5 mm) sejunctae; aculel numerosi tenues
subhyalini (1-1,5 mm long.). Flores pleurogeni erecti (40
mm long.) extus e roseo ferruginel inermes sed dense squamo-
si et longe cano-villosi, phyllis lanceolatis acutis miniatis,
staminum filamentis rubris, antheris ochroleucis, styli ochro-
leuci ramis stigmaticis concoloribus saepius 8; fructus parvi
(7 mm long. =6 mm diam.) sordide ferrugineo-purpura-
¿scentes; semina parva, nigra, opaca.
29. Cereus Macdonaldiae Hook. = K. Sehm., 1. c., p. 149.
Hab. Rarissime in petrosis Prov. Entre Rios, frequentior in
ditione Montevideensi.
Obs. Species ab Auctoribus (cnfrt = Web. in D. Bois, Dic.
d'Hort. p. 280 — K., Schm., 1. c., etc.) falseex America centrali
(Mexico, Honduras) oriunda dicitur; e contra certe ejusdem
patria circa Montevideo invenitur eb nomem e loco Maldonado
(nec, lapsu calami, e viatore Mac Donald).
30. Cereus setaceus S, D. = K. Schm., 1. c., p. 162.
Hab. Ad truncos in silvis Prov. Entre Rios, Misiones nec non
Chaco australi et boreali.
Obs. Species summopere polymorpha, pluries nominibus di-
versis descripta; etsi C. Guelichi Speg. cognata, ab illa tamen
; longe riteque distincta. é
31, Cereus Duseni Web. in litt. = Speg., Nov. add. ad. Fl. Patag.,
n. 134,
Hab. Non rara in planitie aridissima Patagoniae inter flu-
mina Rio S. Cruz et Rio Negro.
Obs. Species ancistracantha pulcherrima; flores fere rotati
(35 mm long. et lat. apert.) inodori, ex areolis marginalibus
subapicalibus exsurgentes, alabastris clavatis longe cinereo-
villosis, ovario turbinato- hemisphaerico (8 mm long. et diam.)
extus pallide virescente parcissime laxe minnteque squamulo-
so-subtuberculoso, ad axillas parce villoso; phyllis 3 -4-stichis,
pallide e hyalino roseis subspathulatis (18 mm long. =8 mm
SPEGAZZINI: CACTACEARUM PLATENSIUM TENTAMEN. 485
lat.) vix mucronatis et denticulatis; staminibus distichis albis,
stylo terete roseo laciniis stigmaticis 12 atro-purpureis corona-
to. Fructus adhuc mihis ignotus.
/ 82, Cereus patagonicus Web. = Speg., Primit. Florae Chubut., n.
59 = K. Schm., 1. c., Nachtr. 1898-902, p. 61.
Hab. Frequens in aridissimis saxosis Patagoniae inter flu-
mina Rio Gallegos et Rio Chubut.
/33. Pilocereus Terschecki Prm. = Cereus pasacana Web.— K.
¡Schm., 1..c.,p. 77.
Hab. Communis in montanis et alpinis in Prov. La Rioja,
Catamarca, Tucuman, Salta et Jujul.
Obs. Species usque ad 4,500 m alt. s. m. observata (Nevado
de Cachi); in summis columnaris et simplex (1-6 m alt. =
50-85 cm diam.) evadit, locis minus elevatis arboreus et
plus minusve ad presse ramosus (5-12 m alt, =50-60 cm diam.)
invenitur; color plas minusve viridis sed nunquam glaucus,
semper opacus; costae saepius 12-14 leniter crenatae; areolae
(7 mm diam.) spatio 25-30 mm separatae, in juventute 5-,
serius 15-25-aculeatae; aculei plus minusve cinereo-flave-
scentes primo erecti (10-50 mm long.) dein intricati (5-12 cm
long. =usque 2mm crass. bas.). Flores odore cerevisico pa-
ram grato donati, majusculi (20-22 cm long.) extus virides
elabri, phyllis lanceolatis staminibus stylo stigmatibusque
albis. Fructus e globoso ellipsoideus (50-60 mm alt. = 40-50
mm diam.) parce squamosus, glaber, inermis, cortice crasso
e viridi flavido-rubescente, pulpa alba parum sapida donatus.
34, Pilocereus rhodacanthus (S. D.) Speg. = Echinopsis rhodacan-
: tha S. D., K. Sehm., 1. c., p. 239. = Pilocereus erythrocephalus
K. Schm., 1. c., p. 195.
Hab. Non rarus in collivis praeandimis aridissimis saxosis
circa San Juan et Mendoza.
35, Phyllocactus phyllanthus Lk = XK. Schm., 1. c., p. 215.
Hab. Frequens epiphyticus in arboribus per totum Chaco
borealem et australem.
36. Phyliocactus phyllanthoides Lk = XK. Schm., 1. c., p. 216.
Hab. Epiphyticus sporadice ad arbores in silvis Misiones.
Obs. Specimina argentina a descriptione citata vix filamen-
tis staminum-et stylo (non stigmatibus!) roseis recedunt.
(37. Echinopsis Eyriesi Zucc. = K. Schm., 1. c., p. 230.
Hab. Vulgata in collinis siccioribus circa Montevideo, rarius
in Prov. Entre Rios.
AS6 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Obs. Flores majusculi (20 cm long.) petala candida osten-
dentes, odore Lilii candidissimi vel Cinnamomi leniter gauden-
tes. Specimina argentinensia cormo pallide et jucunde herba-
ceo-viridi, uraguayensia autem obscurissime viridi donata
sed nullo modo separanda.
38, Echinopsis Silvestrii Speg. (n. sp.)
Diay. Pachyacantha, simplex e. subprolifera e globoso sub-
eylindracea, superne applanata non v. vix umbilicata ibique
laete herbaceo-viridis non v. vix subnitens, caeterum obscure vi-
ridis, basin versus sordide cinerea, ubique armata; costis 12-14,
verticalibus v. leniter obliquis validissimis e latere applanatis,
acie obtuse acutatis, leniter crenatis, sulcis perangustis acutis;
areolis subsemiorbicularibus impressis; aculeis omnibus crassis
subbrevibus sordide cinereis, marginalibus 5-9 adpressis re-
trorsum leniter arcuatis, centrali erecto solitario; floribus majo-
ribus fere inodoris, phyllis candidis obtusis pro more paucis.
Hab. In rupestribus dumetosis montanis inter Prov. Tucu-
man et Salta.
Obs. Species detectori Dr. Ph. Silvestri, jam antea memorato,
dicata. Cormus mediocris (5-10 cm alt, = 4-8 cm diam.); co-
stae modice prominulae (10-15 mm alt. =V-12 mm lat.);
areolae remotiusculae spatio 10-12 mm separatae; aculel om-
nes breves (5-12 mm long.) crassi basi subbulbosi, primo albi
apice pubescentes dein sordide fusco-cinerei. Flores pleuro-
geni erecti (20 cm long.) extus obscure virides dense squamo-
siatque longe cinereo-villosi, phyllis candidis, staminibus bise-
riatis albis, stylo tereti albo laciniis stigmaticis 9 concoloribus
non exertis coronato.
39. Echinopsis gemmata KX. Schm. = X. Schm., 1. c., p. 231.
Hab. Rarissima ut videtur in collinis saxosis Prov. Entre
Rios.
Obs. Flores candidissimi majores, odorem intensissimum jas-
mineum v. citrinum pollentes.
40, Echinopsis oxygona Zucc. = K. Schm., l. c., p. 233.
Hab. Communis in collinis ditionis Montevidensis, rarius
in Provincia Entre Rios ad ripas fluminis Uruguay.
Obs. Specimina omnia quae extant sat prolifera, floribus
pulchre roseis sed plane inodoris gaudent,
41. Echinopsis tubiflora Zucc. = XK. Schm., l. c., p. 234.
Hab. Sat rara in collinis saxosis aridis Prov. Tucuman, Ca-
tamarca et Salta.
SPEGAZZINI: CACTACEARUM PLATENSIUM TENTAMEN. 487
Obs. Costae saepius 12; aculei primo typice 8 radiantes
(5-10 mm long.), 1 centralis (12-15 mm long.) solitarjus, se-
rius 9-12 quorum 2 v. 3 centrales; flores magni (22-24 cm
long.) inodori, petalis albis.
49, Echinopsis Schickendantzi Web. = XK. Schm., l. c., p. 237.
Hab. Vulgata in montanis inter 1.000 et 2,500 m s. m. in Prov.
La Rioja, Catamarca, Tucuman, Salta et Jujua.
Obs. Species certe ad genus Cereus transferenda; flores infun-
dibuliformes (20-22 cm long.) inodori, petalis candidis.
43. Echinopsis saltensis Speg. (n. sp.)
Echinocactus saltensis Speg. in litt. eb adumbrat.
Diag. Euthyacantha, primo simplex seríus dense caespitoso-
proligera e globoso elliptica, pulchre et laeteviridis nitida; costis
17 v. 18, parum elevatis obtusis pro ratione valide crenatis;
aculeis omnibus breviusculis rectis v. vix curvulis fere setaceis
12- 14marginalibus, 1-4 centralibus validioribus; floribus pleu-
rogenis obconicis subparvis extus viridibus parce squamosis gla-
bris, petalis miniatis.
Hab. In alpinis propre Amblaio inter Tucuman et Salta.
Obs. Cormus parvus (65 mm alt. =50 mm diam. ), superne
applanato-rotundatus, centro vix minute umbilicatus; costae
rectae v. leniter obliquae injuventute continuae vix undulato -
subcrenatae, serius fere in tuberculis solutae; areolae orbicu-
lares parvae spatio 6 mm sejunctae; aculei vix pungentes pri-
mo ochroleuci dein ex albo subhyalini, apice non v. vix fu-
scescentes, radiales minores (4-6 mm long.) centrales erecti
(10-12 mm long.). Flores inodori (40 mm long.) subarcuato -
adscendentes, extus virides v, sursum obsolste subrosei, laxe
adpresseque squamosi, squamis ad axillas glabris, petalis bre-
vissimis obovatis (10-12 mm long. =8 mm lat.) obtusis,
44, Echinopsis minuscula Web. = Echinocactus minusculus Web.—
K. Schm., 1. c., p. 395.
Hab. Frequens in rupestribus alpinis inter Tucuman et
Salta.
Obs. Fructus sessilis ovatus (nec keulenfórmig!) postice
rotundatus (6-8 mm alt. et diam.) antice umbonato-acutatus,
umbone eximie ostiolato-subumbilicato, param pulposus, ad
maturitatem flavescens (nec rot) glaber; semina numerosa ca-
rinatula, testa ossea aterrima nitente dense minuteque granu-
loso - verrucosa vestita.
Y
488
MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
45. Echinopsis? pseudominuscula Speg. (1. sp.)
Echinocactus pseudonvinusculus Speg. in litt. et adumbr.
Diag. Euthyacantha, pusilla, subeylindracea obscure viridis
nitida, simplex v. basi prolifera; costis 13 imtuberculis hemi-
sphaerico-subtetragonis solutis; aveolis ellipsoideis; aculeis om-
nibus setaceis subaequilongis parvis albescentibus, 7-14 radian-
tibus, 1-4-centralibus; floribus inodoris pleurogenis numerosis
parvis eximie infundibuliformibus, extus viridibus, parcissime
squamosis atque vi. villosulis, tubo perigoniali elongato angusto
cum stylo concreto, petalis atro-purpureis.
Hab. Rarissime in alpinis (3.500 m alt. s.m.) Prov. Salta.
Obs, Cormus parvus (50 mm alt. =35 mm diam. ), superne
applanatus centroque lenissime umbilicatus; costae obtusae e
tuberculis (5 mm alt. =7-8 mm diam. bas.) conflatae; areo-
lae cinereo-velutinae, spatio 7-S mm inter se separatae; aculei
(3-5 mm long.) primo ochracei v. fusco-rosel, serius albi api-
ce ferruginei, postremo albo-subhyalini. Flores pulchelli
(25 mm long.) ovario globoso glabro bracteolis 7-8 ornato,
tubo perianthico cilindrico (15 mm long.) cum stylo concreto
e viridi roseo- purpurascente, paucissime squamoso; bracteo-
lis perianthicis ad axillam albo-lanuginosis; petalis oblanceo-
lato-spathulatis obtusis (15-18 mm long. =5-7 mm lat.);
staminum filamentis albis, antheris flavis, stylo roseo laciniis
stigmaticis 6 albis coronato.
Species a generi desciscens tubo perianthico angusto et so-
lido!, praecedenti notis plurimis conveniens sed certe distinc-
tissima.
46. Echinopsis rhodotricha K. Schm.= K. Schm., l. c., Nachtr.
1898-902, p. 79.- Echinopsis Spegazzini K. Sehm. in litt.
Hab. Vulgata in pratis circa Colonia Resistencia, Chaco
australi.
Obs. Euthyacantha; specimina argentinensia ad axillas
squamarum ovarii villo et setulis 1 v. 3 subspinosis rufis dona-
ta; Flores majusculi odorem intensissimum rosarum pollent,
47. Echinopsis minuana Speg. (n. sp.)
Diag. Euthyacantha, simplex, cobumnaris, intense viridis non
nitens; costis 12 rectis vix undulatis acie sat acutis; aculeis om-
nibus rectis, 4-7 radiantibus brevioribus, 1 centrali maximo
basi bulboso; floribus pleurogenis majusculis inodoris, extus
obsolete viridibus parce squamosis, ad squamas longe cinereo-
villosis, petalis albis e. lenissime subroseis.
/ 48.
|
lag,
SPEGAZZINI: CACTACEARUM PLATENSIUM TENTAMEN. 489
Hab. In campis secus flamen Paraná in Prov. Entre Rios.
Obs. Cormus mox subcylindracens (50-80 cm alt. = 14-15
em diam.) diu simplex rarissime basi proliferans; costae vali-
dissimae (30 mm alt.) sat crassae (20 mm lat. bas.) acie leniter
crenatae; areolae suborbiculares, spatio 15-20 mm sejunctae;
aculei primo mellei apice atro-castanel dein avellanei v. fumosi,
omnes rigidi rectissimi validi, radiales subaequilongi (20-30
mm long.), centrales maximi (50-60 mm long.). Flores recti
(20 cm long.), petalis oblanceolatis (45 mm long. =8-9 mm
lat.), staminum filamentis albo-virescentibus, antheris albis,
styli albi-virescentis laciniis stigmaticis 17-18 concoloribus:
fructus subglobosus (15 mm long. = 40 mm diam. ) virescenti-
rubescens subexsuccus.
Echinopsis cordobensis Speg. (n. sp.)
Diag. Euthyacantha, simplex, magna, elliptica, opace sordi-
deque virens obsolete subylaucescens; costis 13 rectis, acie acutis;
aculeis omnibus rectis validis 8-10 radiantibus, 1-3 centrali-
bus; floribus ex apice v. centro cormi tantum exsurgentibus, sat
numerosis majusculis erectis, subinodoris, extus viridibus, laxe
squamoso -villosis, petalis candidis.
Hab. In silvis Prosopidum rarissime prope Villa Mercedes,
Prov. Córdoba.
Obs. Cormus eximie ellipticus utrinque subattenuatus (40-50
cm alt. == 30-35 cm diam. ); costae validissimae sursum valde
elevatae angustae acutae deorsam sensim dilatatae ac subeva-
nescentes non crenatae; areolae suborbiculares (8-10 mm
diam.), spatio 15-30 mm sejunctae; aculei primo atri, dein
cinereo-subrosei, radiantes subaequilongi (10-20 mm long.),
centralium inferus maximus (30-50 mm long.) basi crasse bul-
bosus superi radiantibus simillimi. Flores circa umbilicum api-
calem gregatim enascentes erecti (20-22 cm long.), petalis ob-
lanceolatis acutis, odorem rosae lenissime pollentes. Fructus
globoso-depressus (25 mm long. = 30 mm diam.) primo obscure
viridis dein flavido-rubescens laxe squamulosus.
Echinopsis mirabilis Speg. (n. sp.)
Diag. Euthyacantha, simplex, eylindracea, erecta subparra,
obscure fusco-viridis; costis 11, leniter undulatis; areolis minu-
tis albo-lanatulis; aculeis omnibus rectis marginalibus 9-14 tenui-
bus subsetaceis subhyalinis glabris, centrali solitario 3-4-plo
crassiore longioreque fusco velutino-villoso; floribus inodoris
subapicalibus submajusculis extus obsolete viridibus, laxe squa-
490 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
mosis et barbatis, petalis albis; bacca fusoidea fusco-viridi laxe
squamulosa et lanatula exsucca.
Hab. Sat rara in silvis circa Colonia Ceres, Prov. Santiago
del Estero.
Obs. Cormus cylindricus (12-15 cm long. =2 cm diam.)
deorsum attenuatus ac fusoideo -radicatus, apice rotundatus;
costae obtusiusculae subsemicylindricae sinu angusto acuto
separatae, leniter crenatae, crenis linea v. stria tenul transver-
sa limitatis, rectae; areolae suborbiculares (1,5 mm diam.)
villo longiusculo crispulo barbatae, spatio 4-5 mm sejunctae;
aculei radiantes (3-5 mm long.), inferi paulo longiores, vix
pungentes, centralis validissimus (10-15 mm long.) erectus.
Flores pleurogeni sed subapicales (11-12 cm long.) graciliter
infundibuliformes, extus squamulosi, ad axillas squamarum
lanatuli et setulosi, petalis valde acuminatis. Fructus fusoi-
deus (35-40 mm long. =5-6 mm diam.) sordide e rubescente
flavidus dense squamulosus et villosulus; semina majuscula
subglobosa glabra atra punctulata.
Species ab incolis sub nomine «Flor de la oración» distincta,
50. Echinopsis molesta Speg. (n. sp.)
Diag. Kyptacantha, simplex, subylobosa, sursum applanata
late obtuseque rotundata, pallide viridis non nitens; costis 13
magnis rectis eximie triangularibus sat acutis vix undulatis;
areolis majusculis; aculeis cinereis omnibus validis subbrevibus
6-8 radialibus rectis, centralibus 4 bulbosis, leniter sursum in-
curvis, infimo longiore; floribus leniter odoratis majusculis extus
viridibus parce squamosis ac barbatis, petalis albis.
Hab. In silvis Prosopidum sporadice non rara in Prov. Cór-
doba.
Obs. Cormus mediocris (20 cm diam. et alt.); costae validae
(25 mm alt. =25-30 mm lat. bas.) utrinque subplanae acie
acutae et vix subcrenatae, sulco acuto lato separatae; areolae
suborbiculares cinereo-velutinae (10 mm diam.) spatio 20-25
mm sejunctae; aculei in juventute basi fusci, medio ferruginel
apice nigri, postremo toti sordide cinerei, radiales 10-15 mm
long., centrales superi 20-25 mm long., infimus 30 mm long.,
omnes pro ratione crassi rigidi. Flores pleurogeni erecti recti
(22-24 em long. ), petalis lanceolatis, staminum filamentis an-
theris et styli laciniis albis.
51. Echinopsis Baldiana Speg. (n. sp.)
Diag. Kyptacantha, simplex subeylindracea, apice rotundata
viridis e. obsoletissime subglaucescens; costis 13- 14d continuis non
e
Pe
SPEGAZZINI: CACTACEARUM PLATENSIUM TENTAMEN. 491
undulatis rectis; areolis majusculis; aculeis subgracilibus, radia-
libus 9-11 semper rectis, centralibus 3 v. 4 duplo triplove longio-
ribus sursum curvatis basi non ve. vix bulbosis; floribus lenissi-
me odoratis majusculis pleurogenis, extus obscure viridibus par-
ce squamosis barbatisque, petalis albis; fructu majusculo.
Hab. In montanis saxosis aridissimis prope Ancasti, Prov.
Catamarca.
Obs. Cormus elliptico-cylindraceus (20-30 cm alt. = 12-15
cm diam.) diu simplex, rarissime serius basi proliferus; costae
initio triangulares, postea magis dilatatae, sulco primo profun-
do (10-14 mm prof.) dein aperto separatae, acie acutiuscule
rotundatae; areolae cinereo-velutinae orbiculares (7-S mm
diam.), spatio 15-18 mm sejunctae; aculei in prima juventute
atro-castanei basi rufi, dein sordide rosei, postremo cinereil
apice nigri, radiales 15 mm long., centrales superi 30-40 mm,
infimi 40-50 mm long. Flores arcuato-adscendentes, petalis
acutis lanceolatis, staminibus styloque albis. Fructus ellipti-
cus majusculus (40-50 mm long. = 25 mm diam.) e viridisordi-
de purpurascens.
2, Echinopsis intricatissima Speg. (n. sp.)
Diag. Kyptacantha, simplex subovata, sursum obtusiuscula
non vw. vix umbilicata ac subinermis, sordide glaucescenti-v.
cinereo-virescens; costis 16 subsemicylindricis leniter subspira-
libus vix undulatis; areolis suborbicularibus; aculeis roseo-b.
livido-cinereis omnibus elongatis plus minusve sigmoideo-fle-
xuosis intricatissimis 8-13 radiantivus, 4-6 centralibus, quorum
1v. 2 longioribus validius arcuatis; floribus leniter suaveolenti-
bus majusculis, extus obscure viridibus laxe squamosis ac bar-
batis, petalis albis; fructu mediocri.
Hab. Non rara in aridissimis saxosis planitiel circa Men-
doza.
Obs. Cormus mediocris (20 cm alt. = 15 cm diam.); costae
obtusae sinu acutissimo angusto separatae; areolae cinereo-
velutinae (7-S mm diam.) spatio 10-15 mm sejunctae; aculel
numerosi dense intertexti in juventute basi ferruginei sursum
atro-castanel, serius cinerel sed semper plus minusve rosel v.
livescentes, radiales et centrales superi 30-60 mm long., infi-
mus SO0-100 mm long. Flores pleurogeni recti (20-22 cm
long.), petalis lanceolatis, staminibus stylisque albis. Fructus
ellipticus (30 mm long. = 20 mm diam.) ex obscure viridi
hinc inde flavescens subexsuccus,
499 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
' 53, Echinopsis melanopotamica Speg. (n. sp.)
E. leucantha Speg. (non Walp.) in Nov. add. ad El. Patag., n. 135.
Diag. Kyptacantha, saepius simplex valida columnaris apice
rotundata, primo obscure viridis, den subglaucescens, postremo
subcinerea; costis 14, rectis crenato- dentatis; areolis orbiculari-
bus; aculeis cinereis validiusculis, radialibus 5-9 primo rectis
dein obsolete incurvis, centralibus solitariis duplo triplove lon-
gioribus bulbosis validius incurvatis; floribus plane inodoris
majusculis pleurogenis extus obscure viridibus, lawe squamoso-
darbatis, petalis candidis.
Hab. Vulgatain aridis secus Rio Negro et Rio Colorado.
Obs. Cormus cylindraceus (25-150 cm alt. = 10-15 cm
diam.) primo simplex per aetatem basi proliferus; costae initio
valide dentatae subsemicylindraceae, serius sensim latissime
triangulares, sulco latissimo fere plano separatae acie acutiu-
scule rodundatae non v. vix subcrenatae; areolae velutino-
cinereae (7-10 mm diam.) spatio 7-15 mm sejunctae; aculei
cinerei apice fuscescentes, radiales 10-20 mm long., infimi mi-
nimi, sapremi maximi, centrales solitarii erecti, sursum con-
spicue incurvi (30-40 mm long.) basi bulbosuli. Flores arcua-
to-adscendentes (20-22 cm long.) staminum filamentis albo-
subvirescentibus, antheris ochroleucis, styli subvirescentis
laciniis stigmaticis 14 subochroleucis. Fructus ovato-globosus
(35 mm long. = 30 mm diam.) sordide rubescens.
'B4, Echinopsis leucantha Walp. = XK. Schm., 1. c., p. 240.
Hab. In aridis saxosis dumetosis Prov. San Luis, Córdoba,
Mendoza et La Rioja.
Obs. Species praecedente minor, numquam columnaris, vi-
ridis vix v. non subglaucescens; flores albi (20 cm long.) noctu
odorem jasmineum intensissimum pollentes et statim digno-
scenda; fructas maturus obscure coccineus.
55. Echinopsis campylacantha R, Mey. = XK. Schm., l. c., p. 241.
Hab. Frequens in aridis Prov. Santiago del Estero, Tucuman,
Salta, rarius in Córdoba et San Luis.
Obs. Species um praecedente saepius confusa, dignoscitur
tamen floribus vix die et noctu leniter suaveolentes, spinis
areolarum semper validissimis, colore cormi obscurissime vi-
ridi.
56. Echinopsis ancistrophora Speg. (n. sp.)
Diag. Ancistracantha, simplex subylobosa herbaceo-viridis
nitida, per aetatem sordide cinerea opaca; costis validis 15-16
SPEGAZZINI: CACTACEARUM PLATENSIUM TENTAMEN. 493
verticalibus acie obtusiuscule acutatis valide crenato-dentatis,
sulcis acutis angustis separatis; areolis transversis impressis;
aculeis radialibus 3-7 gracilibus rectis v. vix flesxuosis debili-
bus, centrali solitario duplo longiore apice uncinato-incurvo;
floribus inodoris submajusculis extus viridibus parce squamosis
axillis lanatulis, petalis candidis.
Hab. la summis montibus inter Prov, Tucuman et Salta,
non communis.
Obs. Cormus subglobosus (5-8 cm diam, et alt.) superne
applanato- umbilicatus ibique valide dentatus atque inermis;
costae rectae (10 mm alt. et lat. bas.) eximie crenato-denta-
tae sed in tuberculis non solutae (disco supremo excepto);
areolae subremotiusculae spatio 6-14 mm sejunctae; aculei
primo setacei breves toti albi v. apice vix rufescentes, dein pa-
rnm robustiores sed conspicue longiores ac cinerei, radiales
5-15 mm long., inferi breviores supremi majores (quandoque
flexuosi v. apice subuncinati), centralis solitarius (10-20 mm
long.) teres v. obsoletissime compressulus caeteris vix crassior
apice subcircinato-uncinatus. Flores pleurogeni (12-16 cm
long), petalis staminibus stylisque albis. Fructus ellipticus
(16 mm long. =8 mm diam.) ntrinque acutiusculus sordide
e viridi purpurascens.
'57. Echinopsis cachensis Speg. (n. sp.)
Echinocactus cachensis Speg. in litt. et adumbr.
Diag. Ancistracantha, simplex e. prolifera e globoso subcy-
lindracea, apice rotundata non v. leniter depressa pulchre viri-
disnitida; costis circiter 19 rectis v. leniter obliquis acie obtusis,
valide dentatis, sulcis latiusculis obtusis separatis; areolis sub-
orbicularibus; aculeis omnibus setaceis non e. vix pungentibus,
radialibus 7-20 brevioribus teretibus rectis, centralibus majori-
bus saepius 4d, quorum 1v. 2 longioribus sigmoideis v. hamatis;
floribus inodoris obconoideis saepius graegariis extus viridibus
parce squamosis, ad axillas lanatis, petalis mintatis.
Hab. In montibus aridissimis 2.500 m alt, s. m. propre Cachi,
Prov. Salta.
Obs. Species pulcherrima rarissima, ut videtur. Cormus me-
diocris (90 mm alt. =65 mm diam. ); costae (5 mm alt.) semi-
eylindricae primo continuae dein in tuberculis solutae; areo-
lae impressae spatio 6-8 mm sejuuctae; aculei primo hyalini
dein cinerascentes apice fulvescentes, radiales parvi (4-5
mm long. ), centrales semper longiores (10-15 mm long.). Flo-
V
494
58.
MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
res 24 horas perdurantes inodori, tenuiter membranacel, mi-
nores (60-70 mm long.) obconoidei, arcuato-adscendentes,
extus virides laxe squamosi, squamis ad axillas longe parce-
que lanatis, petalis lineari-lanceolatis miniatis; stamina bise-
riata, filamentis atro-purpureis, antheris pallide miniatis, pol-
line ochroleuco; stylus teres flavescens, laciniis stigmaticis
10 ochroleucis coronatus.
Echinocactus acuatus Lk € Otto = XK. Schm., 1. c., p. 295-300.
Hab. Vulgatus in collinis et montuosis pampeanis a Rio
Negro usque ad Sierra del Tandil; frequentissimus etiam in
tota ditione Montevideensi.
Obs. Species, etsi habitu homogeneo eximio donata, summo-
pere polymorpha et varietates omnes formis transitoriis (an
hybridis?) sensim conjunctae ut earum limites omnino incerti
et inextricabiles. Formas idcirco omnes, monente jam Cl. We-
bero, ad speciem unicam duxi ut varietates:
aj depressa: parva (30-70 mm diam. = 25-50 mm alt, ), breviter
b/
c/
d/
el
eximieque obconica v. turbinata, viridis, opaca, superne
fere truncata; costis 9-17 acutissimis; aculeis saepius 3 ra-
diautibus brevibus (3-5 mm long.) pallidis crassiusculis.
tetracantha: parva v. mediocris (50-100 mm diam. =50-85 mm
alt.) vix inferne obconica v. turbinata, superne convexula
modice umbilicata viridis opaca; costis 10-21 acutis; aculeis
saepius 4 radiantibus brevibus (5-10 mm long.) crassiuscu-
lis albescentibus.
Sellowii (Lk € Otto): mediocris (60-120 mm diam. = 50-100
man alt.), globoso-depressa v. globosa, utrimque + ve rotun-
data, centro supero umbilicatula obscure viridis nitida; costis
13-19, acutis; aculeis saepius 5 radiantibus (10-12 mm
long.) gracilioribus albescentibus, in parte disci supera sae-
pe altero (sexto) cantrali erecto recto adjecto + ve evoluto
(5-10 am long.) leniter crassiore et obscuriore.
Arechavaletai (K. Schm.): mediocris (30-100 mm diam. etalt.),
subglobosa, modice umbilicata, obscure viridis nitidula;
costis 13-21, obtusiusculis; aculeis 5-9 radiantibus rectis
subgracilibus (10-15) pallidis, 1 centrali erecto recto (15-20
mm long.) subcinereo, apice fusco, saeplus conspicue cras-
siore,
corynodes (Otto): majuscula (10-25 cm diam. =5-25 cm alt.)
globoso-depressa v. globosa utrimque depresso -rotundata,
viridis subnitidula; costis 11-21, acutis + ve crenatis; acu-
TALE YA PY PEZ POSTS DD SS IA AO OS
SPEGAZZINI: CACTACEARUM PLATENSIUM TENTAMEN. 495
leis saepius 5 radiantibus cylindraceis validis rigidis (15-25
mm long.) cinereis apice rufescentibus, rarius altero centra-
li erecto etiam valido et coucolore sed breviore adjecto;
areolis nonnullis hinc inde in eodem cormo aculeis 2-4 radia-
libus superis et 1 v. 2 centralibus etiam superis subabortivis
-— brevioribus subapplanatis donatis.
f/ erinacea (Lem. ) majuscula (12-20 cm alt. =10-15 cm diam.)
subcylindracea utrimque depresso -rotundata, viridis opaca;
costis 13 -21 acutis, rectis v. leniter spiralibus; aculeis radia-
libus saepius 5-9 (5-12 mm long.) inferis crassis superis
debilibus subapplanatis, centralibus 1-4, altero rigido erec-
to (5-10 mm long.) caeteris debilibus subapplanatis.
./59. Echinocactus scopa Lk € Otto = XK. Schm., 1. c., p. 381.
Hab. Vulgatus in montibus aridis totius ditionis Montevi-
deensis; in Argentinia adhuc mihi ignotus.
60. Echinocactus tabularis Cels = X. Schm., 1. c., p. 389.
Hab. Vulgatus in collinis petrosis Reipublicae Montevideen-
sis; in Argentinia adhuc non inventus.
,/61, Echinocactus concinnus Monv. = K. Schm., 1. c., p. 38D.
h Hab. Non rara in lapidosis collinis ditionis Montevideensis;
im Argentinia adhuc non detecta.
|/62, Echinocactus caespitosus Speg. (n. sp.)
Diayg. Notocactus, parvus turbinato-clavatus, densissime
caespitosus, superne applanatus atque late profundiusculeque
umbilicatus, jucunde viridis; costis 11-22 obtusissimis vixw cre-
natis; aculeis setaceis, 9-11 marginalibus radiantibus adpressis
sordide ochroleucis ac pellucidis, 1-4 centralibus non v. vix sub-
pungentibus longioribus obscurioribus, quorum infimo longissimo
erecto rubicundo; floribus subparvis extus dense cano-tomento-
sis et setulosis, petalis sulfureis, styli lacintis stigmaticis atro-
violaceis.
Hab. In montuosis aridissimis ditionis Montevideensis.
Obs. Cormi saepe oblageniformes (10-75 mm alt. = 15-45
mm diam.) e nodulo centrali unico longe comoso-radicato
10-40 oriundi, dense caespitoso-congesti, pulvinulos hemi-
sphaericos (15-25 cm diam, = 5-7 cm crass.) efficientes, colore
vivide virides sub lente valida minute albo-atomati (an sem-
per?); costae (4-5 mm lat.) sulco acuto param profundo se-
paratae; areolae orbiculares v. subellipsoideae (1,5-2 mm
diam. ) leniter impressae, spatio 3-4 mm sejunctae; aculei mar-
ginales tenuiores (3-6 mm long.) ex albo v. melleo subhyali-
196 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
hi setacel, centrales 3 superi subradiantes vix fusci, infimus
erectus rectus v. saepius leniter recurvus (10-15 mm long.)
pallide e roseo ruber. Flores e margine umbilici enascentes
mediocres (35-40 mm long.) extus viriduli sed tomento denso
canescente vestiti atque setulis nigricantibus rigidulis armati,
petalis lanceolatis acutis, staminum filamentis et antheris au-
reis, stylo albo apice laciniis 7 atro-violaceis coronato, Species
E. concinno Mnv. peraffinis.
y 63, Echinocactus mammulosus Lem. = XK. Schm., 1. c., p. 388,
Hab. Sat frequens in collinis pampeanis Argentiniae, magis
tamen vulgatus in ditione Montevideensi.
Obs. Species habitu peculiari et facile cito dignoscenda, sed
summopere polymorpha et formas v. varietates plurimas (ab
Auctoribus ut species susceptae) limitibus certis aegre perspl-
culs, sistens.
a/ typica: cormus e globoso depressus subcolumnaris simplex v.
proliferus, colore obscure viridi, opacus, aculeis pallidis,
radialibus subulatis 9-15, centralibus saepius 4 decussatis,
caeteris validioribus.
b/ pampeana: cormus subglobosus simplex, colore obscure in-
tenseque viridi non glancescente, nitidulus, aculeis radiali-
bus 5-10 albis rigidulis, centralibus 2 verticaliter oppositis,
longioribus subfoliaceis saepe tortis pallidis.
c/ hircina: cormus primo subglobosus dein columnaris simplex,
colore intense jucundeque viridi, nitidulus, aculeis 7-15 ra-
diantibus albidis, centralibus 3 caeteris conspicue longiori-
bus, dnobus superis gracilioribus, altero infero conspicue
robustiore.
d/ submammulosa (Lem.): cormus e subgloboso columnaris,
simplex v. proliferus, colore obscure viridi, subnitidulos,
aculeis subulatis pallidis radialibus 5-7 subulatis, centrali-
bus saepius 3, caeteris paruam majoribus, duobus lateralibus,
-altero infero.
64. Echinocactus Ottonis Lk «£ Otto = XK. Schm., 1. c., p. 391.
lab, Frequens in petrosis collinis prope Santa Ana, Mi-
siones.
65. Echinocactus Arechavaletai Speg. (n. sp.)
Diag. Notacactus, parvus globoso-depressus, jucunde viridis
nitens; costis 5-11 semicylindricis obtusissimis continuis integer-
rimis rectis sulco angustissimo acutissimoque separatis; areolis
paucis impressis; aculeis typice 10, 9 marginalibus radiantibus
/66.
67.
SPEGAZZINI: CACTACEARUM PLATENSIUM TENTAMEN. 497
altero solitario central erecto, omnibus setaceis longis non pun-
gentibus subaequilongis, rectis v. E ve flexuosis; floribus apicali-
bus majusculis, solitariis v. pauci- gregariis, extus dense vufo-la-
natis, setulis ferrugineis armatis, petalis oblanceolato-subspathu-
latis mucromulatis aureis, styli laciniis stigmaticis 10-12 atro-
violaceis,
Hab. Abunde in collinis totius ditionis Montevideensis, ra-
rius in petrosis Misiones.
Obs. Species pulcherrima distinctissima. Cormus superne
hemisphaericus inferne turbinatus (60-65 mm alt.=60-75 mm
diam.) centro leniter umbilicatus; areolae (3-4 mm diam.) spatio
15 mm sejunctae; aculei longiusculi (10-25 mm long.) setuli-
formes primo rectiusculi dein tortnosi elastici subpellucidi
marginales e roseo virescentes v. pallide flavescentes, centra-
lis castaneus v. rubicundus. Flores erecti (60 mm alt.) extus
dense squamosi, squamis absconditis ad axillas longe rufo-
lanatis atque setulis rigidulis rubicundis armatis; petalis seri-
ceo-nitentibus, staminum irritabilium filamentis aureis, anthe-
ris ochrolencis, polline albido, stylo albo.
Echinocactus Schilinzkyanus Haag. jun. = K. Sehm., l. c., p. 394
et Nacht. p. 107.
Hab. Rarus ut videtur in collinis saxosis prope Santa Ana,
Misiones.
Obs. Flores saepins cleistogami.
Echinocactus Grahlianus Haag. jun. =X. Sehm., ). c., Nactr.
1898-902, p. 106.
Hab. Hinc inde sporadice cum praecedente in collinis petro-
sis Misiones.
Echinocactus pygmaeus Speg. (1). sp.)
Diay. Notocactus, pygmaeus, superne e yloboso-hemisphaeri-
cus inferne longe turbinatus, sordide viridis non v. leniter cine-
rascens; costis 13-21 obtusis parum prominulis, transverse sulca-
tis et fere in tuberculis solutis; areolis minutis cinereis; aculeis
purvis setaceis albidis 6-9, omnibus marginalibus adpressis
rectis atque retrorsis; floribus ex umbilico apicali enascentibus,
pro ratione majusculis, extus dense roseo-v. isabellino-tomento-
sis, petalis lanceolatis acutis flavis, styli laciniis stigmaticis 6-7
crasstusculis ochroleucis.
Hab, Frequentissimus in montnosis totius ditionis Monte-
videensis, rarius in collinis Prov. Entre Rios secus Rio Uru-
guay.
Obs. Simplex v. caespitosus, parte terrae exerta hemisphae-
AxaL. Mus. Nac. Bs. As., Ser 3.*%, 1. 1v. Enero 18, 1905 32
498 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
rica v. subglobosa (10-30 mm diam, = 10-20 mm alt.) parte
infossa turbinata (10-25 mm diam. =15-35 mm long. ); discus
superus profundiuscule umbilicatus; costae sinu angusto acu-
to parum profundo separatae, sulco tranverso + ve impresso;
areolae longitudinaliter ellipticae (1,5-2 mm long.) spatio
brevi 1,5-2,5 mm separatae; aculei subhyalini v. sordide
albidi, pedes scolopendrarum fere simulantes, retrorsi, supre-
mi breviores (1-1,5 mm long.), infimi longiores (3-4 mm
long.); flores saepius cleistogami, rarius bene evoluti (20-25
mm long.), extus inter tomento laxe longiusculeque setulosi,
staminum filamentis et stylo albis, antheris et stigmatibus
subflavescentibus.
69. Echinocactus pygmaeus Speg. var. phacodisca Speg.
Hab. Rarissima, ut videtur, in collinis saxosis prope Tacua-
rembó ditionis Montevideensis.
Obs. Varietas a typo recedens costis minus elevatis vix stria
flexuosa separatis et tuberculis minus distinctis, sed praecipue
areolis verticaliter ellipticis disco eximie pulvinulato-promi-
nulo atro-ferrugineo donatis, aculeis hyalinis 6-12, arctissime
adpressis brevissimis (0,5-1,5 mm long.) omnibus subaequi-
longis non retrorsis. Flores ut in typo.
70. Echinocactus microspermus Web. = X'. Schm., 1. c., p. 397.
Hab. Sat frequens in collinis et montanis aridis Prov. Cata-
marca, La Rioja, Tucuman, Salta et Jujuy.
Obs. Specimina numerosissima spontanea a me inspecta,
formam adhuc tantum micrancistram K. Schm. omnia sistunt;
varietates sequentes distinguere ausus sum:
aj erythrantha: floribus mediocribus, petalis oblanceolatis au-
rantio-mivniatis apice acutiusculis denticulatis non v. ra-
rissime obsoleteque mucronulatis, staminum filamentis coc-
cinels.
b/ thionantha: floribus minoribus, petalis oblanceolatis sulfureis
apice obtusiusculis subretusis ac saepius minutissime mu-
cronulatis, filamentis staminum aureis.
71. Echinocactus haematanthus Speg. (n. sp.)
Diay. Notocactus, subglobosus obscure viridis subnitidulus;
costis 11 leniter crenato-undulatis, obtuse subtriangularibus;
areolis suborbicularibus; aculeis marginalibus 6-8 radiantibus
parvis gracilibus, 3 centralibus maximis divaricatis; floribus
extus obscure virescentibus squamosis longeque lanatis, petalis
atro-sanguineis, stigmatis laciniis 9-12 albis.
Hab. In montuosis aridissimis circa Amblaio, Prov. Salta.
SPEGAZZINI: CACTACEARUM PLATENSIUM TENTAMEN. 499
Obs. Species pulcherrima. Cormus subparvus (60 mm diam,
= 50 mm alt.); costae rectae v. lenissime tortae acie obtusiu-
sculae, sulco angusto acutoque separatae; areolae albo-cinera-
scentes (5-6 mm diam.), spatio 8-10 mm separatae; aculel
marginales (5-10 mm long.) adpressi v. subrecurvi, centrales,
duo laterales et altero infero, leniter recurvi teretes validi (30-
50 mm long.), omnes pallide cinerei apice fuscescentes. Flores
pleurogeni, alabastro oblageniformi dense longeque e rufo
cinereo-lanato, extussquamis triangularibus crebris ad axillas
longe barbatis ornatis, petalis obovato-spathulatis obtusis,
mucronulatis, staminum biseriatorum filamentis roseis, anthe-
ris albis, polline flavo, styli albi laciniis stigmaticis concolo-
ribus.
/'12, Echinocactus thionanthus Speg. (n. sp.)
Diay. Notocactus, e globoso subeylindraceus, cinereo-vire-
scens; costis sacpius 14 parum elevati: rotundato-subacutatis,
leniter subdentati=; areolis lonyitudinaliter ellipticis; aculeis
crassis rigidis rectis o. leniter sursum incurvis omnibus subae-
quilongis cinerascentibus, 10 marginalibus radiantibus, 1-4 cen-
tralibus verticaliter 1-seriatis; floribus pleurogenis mediocribus,
extus dense squamosis, squamis apice reflexis cartilagincis sub-
spinulosis, ad axillas cano -barbatis, petalis sulfureis v. citrinis,
styli albo-virescentis laciniis stigmaticis 12 sordide carneis.
Hab. lu altiplanitie petrosa aridissima prope Cachi, Prov,
Salta.
Os. Cormus mediocris (50-120 mm alt. = 60-100 mm
diam.) saepius simplex; costae rectae subtubercnulatae, sulco
modice profundo obtusiusculo separatae; areolae cinereae (5-6
mm diam. spatio 10-15 mm sejunctae; aculei rigidissimi sub-
teretes basi obsolete bulbosuli (10-15 mm long.) apice saepius
fuscescentes. Flores inodori erecti (45 mm long.), petalis
ellipticis apice subretusis ac mucronulatis, staminum filamentis
antherisque ochroleucis. In parte interna ¿ma tubi perigonialis
sub staminibus adest annulo dense longeque villoso rufescente!
,/ 13, Echinocactus chionanthus Speg. (n. sp.)
Diag. Notocactus, ellipticus e. subcylindraceus, sordide cine-
reo-virescens; costis 15-15 parum elevatis rotundato-subacutatis,
leniter undulatis; areolis longitudinaliter ellipticis; aculeis
crassis rigidis rectis, omnibus subaequilongis cinerascentibusque,
7-9 marginalibus, centralibus plane nullis; floribus pleurogenis
mediocribus, extus dense squamosis, squamis apice reflexis car-
500
-
a)
MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
tilagincis subspinosis, ad axillas cano -barbatis, petalis candidis,
styli subvivescentis laciniis stigmaticis 13 albidis.
Hab. In montibus lapidosis aridis circa Cachi, Prov. Salta.
Obs. Facile varietas tantum albiflora et acnleis centralibus
destituta speciei praecedentis, tubo perigoniali ima basi sub
staminibus annulo villoso rufescente etiam donata. Cormus
mediocris (60-75 mm alt. =50-60 mm diam. );
: costae sinu
obtuso latiusculo separatae; areolae angustae (6 mm long. =
2,5 lat.) spatio 8-12 mm sejunctae; aculei rigidissimi rectissl-
mi adpressi (15-20 mm long.) pallide cinerel apice fusciduli;
flores mediocres /45 mm alt.) extus dense squamoso- bracteati,
parce cano - villosi, petalis staminibusque lacteis.
74. Echinocactus catamarcensis Speg OIM sp. 2)
Diag. Notocactus, primo ellipticus dein eylindraceus, colore
viridi plus minusre cinerascente; costis 11-13 parum elevatis
obtusiusculis dentato-crenatis rectis v. lenissime spiralibus; areo-
lis verticaliter ellipticis; aculeis teretibus validis omnibus plus
minusve erectis cinerascentibus apice fuscescentibus rectis v. le-
niter sursum curvatis, 14-21 marginalibus, 4-7 centralibus le-
niter longioribus crassioribusque serie longitudinali superpositis;
floribus subparvis subapicalibus, extus sordide virescentibus
squarrosis ac dense tomentoso-setulosis, petalis citrinis v. aureis,
lacintis stigmaticis ochroleucis.
Hab. Vulgatus in collinis saxosis aridissimis praeandinis in
Mendoza, San Juan et Catamarca.
Obs. An Echinopsis catamarcensis Web. huc ducenda? Echi-
nocactus Straussianus K. Schm. (l. c., Nachtr. 1898-902, p. 90)
hujus speciel formam obscuriorem et aculeis robustioribus ar-
matam tantum sistere videtur.
Cormus primo ellipsoideus dein longe cylindraceus (10-50
cm alt. =8-12 cm diam.) sarsum subattenuato-rotundatus,
disco plano supremo angusto numquam inermi; costae (7-8
mm alt. = 15-20 mm lat, bas.) sulco acutiusculo late aperto
divisae; areolae pulvinulato - prominulae (S-12 mm long. = 4-
6 mm diam.) cinereae; aculei marginales 10-20 mm long., cen-
trales bulbosuli (25-30 mm long). Flores margine disci apicalis
catervatim enascentes (45 mm alt.), extus dense crispuleque
villoso-tomentosi eb setulosi, staminuam filamentis et stylo
albis, antheris et stigmate ochroleucis. Varietates duo facile
distingnendae:
pallida: cormi color juennde pallideque griseo-viridis, aculeis
crassis, cinerels apice castaneis.
v
SPEGAZZINI: CACTACEARUM PLATENSIUM TENTAMEN. 501
b/ obscura: cormi color obscure subcinerascenti-viridis, aculeis
eracilioribus, cinereo-roseis apice fusco -rubris.
75. Echinocactus sanjuanensis Speg. (n. sp.)
Diay. Notocactus ?, subylobosus primo obscure viridis opacus
dein sordide cinerascens; costis 15 rectis superne fere in tuber-
culis antice gibbulosis solutis, inferne sensim continuis et subob-
soletis; areolis majusculis; aculeis 15-19 in quoque areola omni-
bus erectis, gracilibus sed rigidulis, 9-15 marginalibus 3-7 cen-
tralibus isomorphis, in dimidio infero cinereis, in dimidio supero
roseis o. rubro-castaneis, mox deciduis et tantum in disco supe
ro cormi persistentes. Flores adhue ignoti.
Hab. Species rarissima in montuosis aridissimis Prov. San
Juan.
Obs. Species habita E. cinereo Ph. nonnihil accedens, sed
aculeis in disco apicali cormi subpenicillatim tantum persi-
stentibus valde longioribus subfasciculatis mox dignoscenda.
Cormus mediocris (SO-90 mm diam. et alt.); costae sinu acuto
sat profundo limitatae; areolae suborbiculares (4 mm diam)
parte infera tuberculorum occupantes, spatio 4-5 mm sejunc
tae; aculei recti v. leniter incurvi (10-25 mm long.) basi leni-
ter bulbosuli, basifugi breviores, basipeti longiores atque
saepius crassiores. Discus apicalis cormi omnino tomento de-
stitutus.
6. Echinocactus denudatus Lk € Otto = Ki. Sehm., 1. c., p. 413.
Hab. Rarissime in collinis prope Santa Ana, Misiones nec
non prope Carmelo secus Rio Uruguay in ditione Montevi-
deensi.
Obs. Specimina quae mibi adsunt formam Heuschkelianam
Haag. jun. (Special offer of Choice Cacti, 1901, p. 15) exi-
mie referunt,
“77, Echinocactus Schickendantzi Web. = K. Scha., 1. c., p. 415.—
Nachtr. 1898-902, p. 122.
Hab. Satis frequens iu collinis siccis Prov. Santiago del Es-
tero, San Luis, Córdoba, La Rioja et Catamarca.
75. Echinocactus Saglionis Cels = K. Schm., 1. c., p. 416 — Nachtr.
1898-902, p. 124.
Hab. Vulgatus in collinis aridis Prov. San Luis, La Rioja,
Catamarca, Córdoba, Tucuman et Salta.
Obs, Species floribus subglobosis brevissimis fere inter acu-
leos absconditis mox digunoscenda.
(19. Echinocactus multiflorus Hook. = K. Schm., 1. c., p. 404.
Hab. Non rarusin collinis et montanis prope Córdoba.
502 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
SO, Echinocactus Stuckertii Speg. (n. sp.)
Diag. Hybocactus e globoso depressus obscure viridis centro
leniter umbilicatus, costis 9-11 latis obtusis validiuscule denta-
tis, tuberculis majusculis saepins basipete acute gibbosis; areolis
ellipticis; aculeis omnibus marginalibus 7-9, quorum6-8 late-
ralibus horizontalibus, altero infimo verticali, e terete compres-
sulis adpressis leniter recurvis cinereís apice fuscescentibus;
foribus e margine disci erectis mediocribus, extus glaberrimis e
livescente obseure viridibus, subloricato-squamosis, petalis sub-
spathulatis longe angusteque uneniculatis ex albo subroseis,
stigmatis laciniis 12 albis.
Hab. In collinis aridissimis Prov. San Luis, Córdoba, Tucu-
man et Salta.
Obs. Species E. multiflori Hook. peraffinis et habitu E. hyp-
tiacanthi Lem. (confrt adumbr. K. Schm. 1. c., p. 403, n. 70)
sed statura minore, tuberculis costaram minus evolutis, aculeis
centralibus semper et plane deficientibus et praecipue fabrica
petalorym distinctissima.
Cormus mediocris (60-65 mm diam. = 35-40 mm alt.), disco
leniter concavo-umbilicatus ibique tuberculatus sed fere iner-
mis et inter tubercula parce hispido -tomentosnIus; costae an-
tice elevatae et acutae, postice applanato -obtusatae saepius e
tuberenlis 3-5 efformatae; areolae majusculae longitudinales
(7-9 mm long. = 4-5 mm diam.) spatio latiusculo (10-15 mm)
sejunctae; aculel lignoso-rigidi (10-24 mm long.) grosse squa-
moso-pulverulenti. Flores inodori saepius solitarii (40 mm
diam. ), squamis externis semiorbicularibus margine violascen-
ti-albicantibus sensim in petalis transenutibus loricati; petala
subcarnosula, staminam filamenta et pollen flavida, stylus
vIrescens.
v 81. Echinocactus loricatus Speg. (n. sp.)
Diag. Hybocactus? fusco-subcinerascenti-viridis opacus in-
ferne subtruncato-turbinatus, superne hemisphacerico - depressus,
centro laxe modiceque infossus atque tomento cinereo -velutino
denso vestitus; costis 13 rotundatis latis obtusissimisque conti-
nuis non v. obsoletissime undulatis; areolis ellipticis impressis;
aculeis saepius 7 crassis vigidis adpressissimis atque recurvis
et leniter retrorsis fusco-cinereis; floribus e tomento disci exsur-
gentibus, erectis, extus glabris fusco-viridibus, squamis semior-
bicularibus dense loricatis, petalis subcarnosulis + ve roseis,
stigmatibus albidis.
Hab. Semel tantum in aridis prope La Viña, Prov. Salta.
SPEGAZZINI: CACTACEARUM PLATENSIUM TENTAMEN. 903
Obs. Species a Cl. Schumannio in litt. ut varietas E. denudati
Lk € Otto sumpta, sed meo sensu longissime abhorrens nec
quidem comparanda, habitu colore et praecipue stigmate
albido.
Cormus simplex (14 cm diam. = 6 cm alt.), diseus centralis
tomentosus 3 cm diam.; costae rectae sinn angustissimo se-
paratae superne 10 mm inferne 30 mm latae; areolae in qua-
que costa 5 ellipticae longitudinales (10 mm long. =5- mm
lat.), primo prominulae cinereo - velutinae dein nudae infossae
spatio 7-10 mm separatae; aculei 5-7, centrales plane et sem-
per nulli, semiteretes inferne applanati rigidissimi (20-25 mm
long. =1-1,5 mm lat.) saepius leniter arcuato-retrorsi et
recurvi, inferi superioribus parnm longiores, sordide cinerei,
squamuloso-squarrulosi. apice nudi fuscescentes. Flores (70
mm long.)squamis externis crassis carnosis roseo-albo-margi-
natis, petalis crassiusculis += ve roseis, staminum filamentis
antheris et stylo violascentibus, laciniis stigmaticis 16 ex albo
sordide subroseis.
S2. Echinocactus Monvillei Lem. = X. Schm., l.c., p. 410.
Hab. Abunde in campis siccioribus Prov. Entrerios, rarius
in ditione Montevideensi secus Rio Uruguay.
83. Echinocactus gibbosus DO. = K. Schm., l. c., p. 406.
Hab. Vulgatus in planitie et collinis Reipublicae Argenti-
nae a flumine Chubut usque ad Córdobam.
Obs. Stirps pluries sub nominibus plurimis descripta,
summopere variabilis, tubi perigonali (ovario incluso) brevi-
tate, dimidia petala vix aequante, facile recognoscenda; va-
rietates mihi obviae praestantiores et mentione dignae sunt:
a/ ventanicola Speg. = E. Ottonis Speg. (non Lk «€ Otto), Contr.
Estud. Fl. Sierra Ventana, p. 2%.
Cormur elliptico-globosus (60-120 mm alt, et diam.) sub-
cinereo-viridis; costae 13 regulariter incrassato -tuberculo-
sae rectae; areolae ellipticae spatio 10-12 mm separatae;
aculei 12-18 (5-20 mm long.), quorúm 3-5 centrales vix
longiores et basi bulbosuli, postice livido-cinerei, sursum
pellucide ochroleuci; flores erecti (50-55 mm long.).
Secundum Cl. Weber haec varietas speciem autonomam
Echinocactum Spegazzinii Web. nurcupandam sistit; secun-
dum Cl. Schumam e contra typum Candolleanum refert,
b/ typica Speg. (meo sensu). Cormus globoso-depressus (50-85
mm alt. et diam.) obscure viridis; costae 13 subirregulariter
DO4 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
incrassato-tuberculosae, “rectae; areolae ellipticae spatio
12-18 mm sejunctae; aculei saepius 15 (12-22 mm long.),
quorum 1-3 centrales validiores basi bulbosuli, postice sor-
dide purpurascentes antice cinereo-fulvescentes; flores erec-
ti (65 mm long;.).
c/ leonensis Cels = var. chubutensis 3peg., Nov. add. ad Fl.
Pat., n. 936, Cormus superne hemisphaerico -depressus in-
ferne turbinatus infossus (50-150 mm alt. =50-100 mm
diam.) obscure glaucus et fusco-viridis; costae 12-13 sub-
irregulariter modiceque tuberculosae; areolae ellipticae su-
periores disci saeplus inermes, laterales semper armatae;
aculei 5-6, quorum 5 radiantes et alter centralis (5-20 mm
long.), fusco-atri apice pallidiores; flores magni (Só mm
alt.) albi.
84, -Echinocactus platensis Speg. = 3peg., Contribución al Est. de la
Flora de la Sierra Ventana (1896), p. 28— E. Quehlianus F. Haa-
ge bei Quehl in M. F. K, 1x, 43, x. 152 abb. —K. Schm., 1. c.,
Nachtr. 1898-902, p. 120—£E. gibbosus DC. var. platensis Speg..,
Not. syn., n. bin An. Mus. Nac. de B. Aires, t. 1v, (1903), p. 7.
Hab. Vulgatus in montuosis aridis Sierras pampeanas (Ven-
tana, Curámalál, Olavarria etc.) et prope Córdoba.
Obs. Species nonnihil polymorpha, varietatibus pluribus
E. gibbosi DC. proxima et saepe ab illis aegre distinguenda,
floribus inspectis tamen mox recognoscenda, parte cylindrico-
tubulosa (ovario incluso) perigonii partem superam, turbinatam
et solutam in petalis, aequante v. saepe superante.
Varietates magis insignes mihi videntur:
aj typica: cormus e globoso cylindraceus obscure glaucescenti-
viridis (S-10 cm alt. =6-10 cm diam.); costae saepius 14,
valide obtuseque tuberculatae; aculei 5-7 (centrales semper
et plane deficientes) validiusculi (5-15 mm long.) adpressi
recti v. flexuosi; flores erecti (55 mm long.)tubo perigoniali
phylla alba vix aequante.
c/ Quehliana (F'. Haage): cormus depresso-globosus (3-5 cm alt.
et diam.) e glauco viridis; costae S-11 valide tuberculatae;
aculel saepius 5, omnes radiales recti v. recurvi (5 mm long.)
adpressi; flores erecti (60-70 mm long.) tubo perigoniali
phylla alba parum superante.
c/ leptantha: cormi magnitudo, color et costae ut in praecedente;
aculei saepius Y validiusculi (1-10 mm long.) arcte ad-
pressi recti v. recurvi; flores erecti elongati graciles (60-
65 mm long.), tubo perigoniali phyllis albis triente longiore.
SPEGAZZINI: CACTACEARUM PLATENSIUM TENTAMEN. 05
d/ parvula: cormus e globoso ellipticus, parvus v. pusillus (10-
30 mm diam. et alt.) sordide cinereo- virescens; costae sae-
pins 13 rectae, obtuse multituberculatae; aculei 5-7, subse-
tacei saepe flexuosi valde adpressi (2-4 mm long.) cinera-
scente-albidi omnes radiantes; flores erecti pro cormi statura
magni (45-60 mm long), tubo perigoniali gracili petala alba
sat superante.
S5. Echinocactus stellatus Speg. (n. sp.)
Diag. Hybocactus, obscure fusco-viridis opacus, inferne eximie
obconoideus, superne concavus, planus o. via convexas; costis 7-11
radiato-stellatis obtusis eximie tuberculatis, tuberculis valide
gibbosis; areolis impressis; aculeis saepius 3 omnibus radiantibus
gracilibus brevibus arcte adpressis et saepins recurvis sordide
cinereix; floribus e centro cormi exsurgentibus saepins gregariis
erectis mediocribus extus ob.cure fusco-viridibus glabris, laxe
squamosis, phyllis albis v. albo -roseis, stigmatibus albidis,
Hab. Frequens in collinis aridis in Córdoba, La Rioja et Ca-
tamarca.
Obs.Species distinctissima, silvestris superne semper concava
rarius plana, culta saepius leniter convexa v. subhemisphae-
rica, praecedenti certe affinis, sed statura majore et costis
eximie stellatis et grosse regulariterque dentatis distincta.
Cormus simplex (15-125 mm diam. =25-50 mm alt. parte
subterranea inclusa), centro vix umbilicatus ibique saepe
parce hirsuto-velutinus; costae rectissimae sulco acuto sepa-
ratae, e tuberculis 4-8 scalariter dispositis bene separatis (5-7
mm alt.) basipete grosse acuteque gibbosis efformatae; areolae
spatio 5-10 mm separatae longitudinales fere lineares (4 mm
long.=1 mm lat.); aculei subulati (5 mm long.) rarius 5 acu-
ti rigiduli sed vix pungentes; flores (60-65 mm long.) graciles
saepius numerosi, squamis externis sensim in petala transeunti-
bus et sensim latius albo-ciuctis, phyllis oblanceolatis, stami-
num filamentis stylo et stigmatibus albis, antheris ochroleucis,
“86. Echinocactus Baldianus Speg. (n. sp.)
Diag. Hybocactus, parvus globoso- depressus, obscure subcine-
rascente-viridis; costis 9-11 latis et obtusissimis, sulco acuto pro-
fundiusculo limitatis, fere in tuberculis solutis; areolis parvis;
aculeis gracilibus saepius 5, omnibus marginalibus radianti-
bus adpressis sordide pallideque cinereis; floribus apicalibus
erectis mediocribus extus obscure glauco-viridibus glaberrimis
laxwe squamosis, squamis sensim in phylla intense purpurea tran-
seuntibus, laciniis stigmaticis brevibus 6 albo-ochroleucis.
306 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Hab. Rarissime in montanis prope Ancasti, Prov. Catamarca.
Obs. Cormus simplex (4-7 cm diam. =2,5-4 cm alt.) centro
leniter depressus non lanatus; costae rectae (5-8 mm alt.=
10-15 mm lat. bas.), tuberculis 4-6, supremis confluentibus,
infimis eximie separatis, inaequilateralibus atque margine in-
fero saepius + ve gibbosis efformatae; areolae valide impres-
sae subellipticae (3 mm long.=1,5 mm diam.) spatio 5-7 mm
separatae; aculei 3-7 recti v. leniter recurvi (7-12 mm long.),
centrales semper et plane nulli; flores solitarii v. 2-3-gre-
garii fere e margine umbilici cormi exsurgentes (35-40 mm
long.) laeves extus laxe squamosi ac obcure glanco-virides,
petalis pulchre purpureis v. roseo - purpureis, staminum fila-
mentis et stylo roseo - purpureis, antheris et laciniis stigmaticis
ex albo ochroleucis.
ST. Pfeiffera ianthothele (Mnv.) Web. = K. Schm., 1. c., p. 610.
Hab. Vulgata ad truncos arborum, Prosopidum praecipue,
in Santiago del Estero, Chaco, Salta, Jujui, Tucumán, Cata-
marca et La Rioja.
Ss. Rhipsalis Lorentziana Griseb. = (frisb., Symb. ad Fl. Arg., p.
139, n. 832.
Hab. Non rara ad truncos arborum in silvis Catamarca, Tu-
cumán et Salta.
Obs. Cl. C. Sehumannus in Monographia Cactacearum spe-
ciem omisit, etsi distinctissima. Phyllocladia lanceolata (10-30
cm long. =2-4 cm lat.) distiche prolifera subtenuia (1 mm
erass.) jucunde viridia opaca, utrinque plus minusve longe
attennata apice obtusiuscule acutata, margine alterni-dentata,
dentibus obtusis (saepius 15 mm long.) superne angulo recto
truncatis angulo interno non v. vix puberulo plane inermi,
costa mediana semper sat manifesta, lateralibus alternis ad
sinus dentium vergentibus minus perspicuis. Flores numerosi
ad axillas dentium solitarii, ovario omnino exerto acute tetra-
gono lateribus concavis angulis subalatis (7 mm long. =4
mm diam.) viridi glabro laevi inermi, perigonio albo (8
mm long.) phyllis tetrastichis saepius 10, intimis subellipti-
cis (7 mm long. =3 mm lat. ), staminibus es albis, stylo erec-
to albo-virescente, apice stigmatibus 4 revolutis concoloribus
ornato, Fructus atro-purpureus (Smm long. =4-5 mm diam.)
e globoso obtuse subtetragonus, lateribus convexis, sat suc-
cosus, semina nigra parva 1-3 includens.
S9. Rhipsalis squamulosa (S. D.) K. Schm. = A. Sehm., 1. c., p. 647.
Hal. Non rara ad cortices arborum in silvis Chaco borealis-
SPEGAZZINI: CACTACEARUM PLATENSIUM TENTAMEN. 507
Obs. Phylla floram ex albo rosea tristicha, intima lineari-
lanceolata (5-6 mm long. =2 mm lat.); stamina alba; stylus
ex albo roseus apice laciniis stigmaticis 5 sordide subroseis
coronatus. Fructus exertus subglobosus (7 mm long. et diam.)
superne residuis perigonii coronatus, deorsum villo + ve cine-
tas intense pulchreque violaceus, glaberrimus laevissimus,
extus cortice crasso succoso violaceo tectus, imtus vacuus, ca-
vitate seminibus elliptico-navicularibus (puliciformibus) utrin-
que acutiusculis carinatis (1,5 mm long. = 0,75 mm lat.) lae-
vibus castaneo -atris farcta.
Planta variat viridis v. plus minusve intense violacea v. li-
Vescens.
90. Rhipsalis tucumanensis Web. = XK. Schm., 1. c., p. 645. -—R.
pentaptera Griseb. (non Pf.), Symb. ad Flor. Arg., p. 139, n. S31.
Hab. Vulgata ad truncos arborum in silvis Catamarca, San-
tiago del Estero, Tucuman et Salta.
91. Rhipsalis penduliflora N. E. Br. = X. Schm.,, 1. c., p. 628.
Hab. Non communis ad truncos arborum in silvis prope
Santa Ana, Misiones.
92. Rhipsalis Saglionis Lem. = AX. Schm., 1. c., p. 627.
Hab. Ad truncos Prosopidum sat rara in silvis Prov. Entre
Rios nec non in ditione Montevideensl.
93. Rhipsalis aculeata Web. = K. Schm., 1. c., p. 634. — Cereus
Donkelairi Griseb. (non S. D.), Symb. ad F!. Arg., n. 829.
Hab. Frequens ad cortices arborum in silvis Chaco australi
et boreali, Santiago del Estero, Tucumán, Catamarca, La
Rioja et Salta.
94, Rhipsalis lumbricoides Lem. = A. Schm., l. c., p. 632.
Hab. Stirps omnium frequentissima ad corticem arborum,
rarius ad rupes muscosas, Montevideo, La Plata, B. Aires,
Chaco boreali et australi, Entre Rios, Corrientes, Misiones,
Santiago del Estero, Córdoba, Catamarca, Tucumán, Salta et
Jujul.
5. Opuntia brasiliensis Haw. = K. Schm., 1. c., p. 655.
Hab. Rarissime spontanea in silvis Misiones, etsi in hortis
“urbanis (Buenos Aires et Montevideo) saepe culta.
Obs. Trunci nunquam stipitiformes et semper plus minus-
ES
(9)
ve compressi, irregulariter ramosi altitudinem mediocrem (1-4
m) attingentes; fructus eximie globosus (35 mm long. = 32
mm diam.) pallide flavus v. sordide subcitrinus, pulpa alba
farctus, seminibus paucis sublenticularibus inaequilateralibus
50S MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
ac rostratulis (8-9 mm long. = 6,5-7 mm lat. = 4,5-5 mm
e crass.) tunica longe fibrilloso - villosa vestitis.
96. Opuntia argentina Griseb. = Grisb., Symb. ad Flor. Argent.,
p. 140, n. 834,
Hab. Non rara in silvis densioribus Jujui, Chaco borealis et
australis nec non in Misiones.
Obs. Species praecedenti, inconsulte a Cl. Schumanno ad-
scripta, etsi affinis eximie distincta.
Trunci arborei (5-15 m alt.) perfecte cylindrici fere stipiti-
formes, in parte supera tantum patentim et subverticillatim
ramosi; phyllocladia illis O. brasiliensis Haw. fabrica similli-
ma sed saepius nonnihil minora ac magis suborbicularia (5-12
cm long. = 3-8 cm lat. =1-3 mm crass.); flores marginales,
ovario conoideo viridi (20-25 mm long. = 10-12 mm diam.),
petalis subtristichis, intimis elliptico-spathulatis (18mm long.
=$ mn lat.) virescenti-citrinis, sericeo -nitentibus, stamini-
bus albis a petalis annmulo longe albo-villoso separatis, stylo
albo apice laciniis stigmaticis flavo - virescentibus coronato.
Fructus eximie clavatus (50 mm long. = 25 mm diam.) ob-
secure purpureo-violaceus, pulpa vinicolore farctus, seminibus
parcis sublenticularibus (5-6 mm long. =2,5-2,75 mm lat, et
crass.) subglabris donatus.
97. Opuntia subulata Eng. = K. Sehm., 1. c., p. 680.
Hab. ln hortis urbium S. Juan et Catamarca culta et in
collinis cireumstantibus spontanea (ego non vidi!) dicitur.
JS. Opuntia Verschaffelti Cels. var. digitalis Web.= K. Schm., 1. e.,
p- 683.
Hab. Frequens in sammis montibus (1.500-3.000 m alt. s. m.),
Prov. Salta et Jujui.
Obs. Species pulchella fere omnino inermis; flores saepius
cleistogami; normales aperti mihi adhuc ignoti.
). Opuntia Salmiana Parm. = X. Schm., 1. c., p. 688.
Hab. Frequens in aridis silvosis Prov. Santiago del Estero.
Obs. Species molestissima ab incolis utwungo-wakacina
nuncupata,
“100, Opuntia Spegazzinii Web. = K. Schm., 1. c., p. 6889 — O. albi-
flora K. Schm., 1. c., Nachtr. p. 152.
Hab. Frequens in collinis aridissimis San Luis, Córdoba, La
Rioja, Catamarca, Salta, Tucumán et Jujui.
Obs. Trunei erecti (25-70 cm alt. = 10-15 mm diam.) plus
minusve divaricato -ramosi, cylindrici; areolae minutae remo-
SPEGAZZINI: CACTACEARUM PLATENSIUM TENTAMEN. 09
tae, primo aculeis destitutae dein 1-5 aculeatae; aculei seta-
cei rigiduli (3-10 mm long.) cinerei. Flores pleurogeni,
ovario clavato (28 mm long. = 10 mm diam.) viridi glabro;
phylla perigonii polysticha oblanceolata v. subspathulata alba
rosea v. lenissime ochroleuca (nunquam flava entfrt 1, c.!);
staminum filamenta albo -virescentia, antherae et pollen alba;
stylus eb stigmatis laciniae 3-5 albae. Fructus clavatus v.
obovatus (25-30 mm long. = 12-15 mm diam.) intus extusque
intense rubro -violascens, saepius subabortivus ac dense prol-
ferus; propagula subglobosa (7-10 mm diam.) atro -v. sub-
elauco-viridia, dense glochidiato-aculeata.
“101. Opuntia Schickendantzi Web. = K. Schm., l. c., p. 688.
Hab. Non rara in montibus aridissimis La Rioja, Catamarca
et Salta.
-/102. Opuntia Weberi Speg. (n. sp.)
Diag. Tephrocactus, caespitosus, longeintricateque subsetuloso-
aculeatus; articulis flavescenti-viridibus cylindraceis erectis,
dense loricato-sultuberculiferis; aculeis 5-7, quorum 3-5 infe-
vis breviusculis subsetaceis retrorse-adpressis, 2-3 miperis erectis
pallide ex albido roseo-rufis longissimis crassioribusque sed vix
pungentibus; floribus subapicalibus parvis, ovario ovato superne
breviter aculeifero, corolla rotata flavida; fructu sieco, intus
glochidiifero, seminibus constipatis contorto-gibbulosis glabris.
Hab. Sat rara in montibus Sierra Pié de Palo, Prov. San
Juan, et prope Molinos Prov. Salta.
Obs. Caespites plus minusve densi (20-30 cm diam. = 10-18
em alt.); articuli foliis omnino destituti apice obtusiusculi (2-6
em long. = 1, 5-2 em diam.), tuberenlis dense constipatis spi-
raliter dispositis obtusis subtetragonis parum prominnlis (5-6
mm lat. et long.) tecti; areolae impressae parvae;aculei minores
pallidi (3-10 mm long.), validiores subpellucidi recti v. leniter
flexuosi (30-59 mm long.); flores solitarii iuter aculeos subab-
seonditi, ovario dimidio infero lanatulo; fructus sicens albes-
cens (10 mm alt. et diam.); pericarpium membranaceo-suberus-
taceum, frustulatim deciduum intus penicillis roseis glochidio-
rum armatum; semina lignicoloria nodulo centrali ala crassa
obtusissima concolore cincto.
103. Opuntia hypsophila Speg. (n. sp.)
Diag. Tephrocactus?, parvus, caespitoso-ramosus, pallide vi-
ridis moxw cinerascens; articulis e globoso cylindraceis, obsolete
subconferteque tuberculiferis; areolis infoss
5 aculeis 3-5 su-
BIO
104.
V 105.
MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
bulatis mediocribus none. vix purgentibus, divaricatis et subtor-
tis mox sordide fuscis. Flores fructusque ¿ignoti.
Hab. In fissuris rapium in Andibus (2.500-4.000 m alt. s. m.)
Prov. Salta.
Obs. Species magnitudine et articulorum fabrica praece-
denti certe cograta, facie tamen O. Verschaffelti Cls var.
digitali Web. valde accedens, ab utraque tamen distincta vi-
detur.
Caespites parvi (5-10 cm alt, =7-15 cm diam.) prima juven-
tute jucunde virides dein sordide cinerel; rami globosi, elliptici
v. cylindracei (15-30 mm long. = 12-15 mm diam.); tuberculi
depressi vix prominuli (3-4 mm long. =6-7 mm lat.) deuse
spiraliter dispositi; areolae primo prominulae crispule albo-
tomentosae, dein nudae impressae ac sordide cinereae; aculel
typite 7, supremi minorss infimi longiores, radiantes omnes
v. 1 centralis erectus (5-15 mm long.), primo setacel albi, dei
incrassatuli cinerei, postremo fuscescentes.
Opuntia aoracantha Lem. = A. Schm., l. c., p. 691.
Hab. Vulgatissima locis aridissimis subsalsis Mendoza, San
Juan, Catamarca, La Rioja et Jujul.
Obs. Species distinctissima etsi colore statura aculeorumque
numero ac longitudine sat variabilis; corolla rotata magna
candida, fructus siccus, frustulatim irregulariterque dehiscens,
subglobosus (25-30 mm alt. et diam.) superne subtruncatus
atque profundiusculeque umbilicatus 1bique margine saepe
aculeis 1-5 (5-25 mm long.) armatus; pericarpium coriacellum,
intus pulvinulos crassos (loco pulpae) pilorum rigidoram ex
albo rubescentium (an melius ylochidia?) vestitum; semina alba
majuscula sublenticularia (7-8 mm diam.) sericeo-nitentia, pe-
nicilla glochidiorum hinc inde saepe armata, ala crassissima
suberosa integra obtusa cincta.
Opuntia diademata Lem. = XX. Schm., l. c., p. 692.
Had. Vulgatissima locis aridissimis Prov. Mendoza, San
Juan, La Rioja, Catamarca, Salta, Jujui et Santiago del Estero.
Obs. Stirps vere polimorpha statura colore fabrica articulo-
ram aculeis etc. summopere ludens. Flores parvi subapicales,
ovario glabro cinereo obovato turbirato (10 mm alt. et diam.)
minute 20-24 subtuberculato-areolato, areolis infossis lanatu-
lis et aculeolis brevissimis (0,5-1 mm long.) rubicundis ad.
pressis armatis, corollis rotatis (20-25 mm diam.), phyllis fla-
vis. Fructus sicci obovati (15-20 mm long. = 10-12 mm
SPEGAZZINI: CACTACEARUM PLATENSIUM TENTAMEN. 011
diam.) sordide cinerel, pericarpio papyraceo-coriaceo frustu-
latim deciduo, intus grosse penicillato-glochidiato, glochidiis
rubellis v. lividulis, semina (5-6 mm diam.) densissime con-
stipata irregulariter orbiculari-polygona, serapuloso-undulata
lignicoloria.
Varietates facilius recognoscendae mihi videntur:
a/ inermis: articulis viridibus cylindraceis (50-100 mm long. =
20-35 mm diam.) rectis v. incurvo-subbotuliformibus, trans-
verse corrugatis, areolis infossis parum manifestis semper
inermibus.
b/ oligacantha: articulis cinereis subglobosis (20-50 mm long.=
20-30 mm diam.) sublaevibus, areolis prominulis, aculeis
tenuiter papyraceis latiusculis patulis1 v. 2 armatis.
c/ polyacantha: articulis cinereis, cylindraceis subglobosis v.
obovatis (25-70 mm long. = 20-25 mm diam.) transverse le-
niter corrugatis, areolis param prominnlis, aculeis papyra
ceis latiusculis rigidulis erectis 3-5 armatis.
/ 106, Opuntia Schumanni Speg. (n. sp.)
Diag. Tephrocactus, exaculeatus, caespites pulviniformes
efficiens; articulis dense constipatis ellipticis v. subovatis, obscu-
re griseo-virescentibus, obtuse tuberculatis; tuberculis arcola dense
breviterque glochidiato-penicillata valide prominula donatis;
aculeis semper et plane nullis; floribus adhuc ignotis.
Hab. Semel abunde prope Molinos, Prov. Salta.
Obs. Articuli polystiche dense glomerati pulvinulos subhe-
misphaericos (15-25 cm diam. =5-10 cm crass.) compactin-
sculos constituentes. Articuli botryose superpositi (30-40 mm
long. =18-24 mm diam.) subnitiduli, areolis circiter 24 ornati:
areolae e penicillis cylindraceis (3-4 mm diam.) cinereis glo-
chidiorum efformatae sat prominulae.
Species pulcherrima, O. diadematae Lem, cognata sed certe
distinctissima. -
5107. Opuntia australis Web. = X. Schm., 1. c., p. 692.
Hab. Abunde in aridis saxosis inter Rio Gallegos et Rio
Santa Cruz, Patagonia australis.
Obs. Species O. Darwinii Hensl. non v. vix distincta et
ejusdem varietatem articulis validioribus et aculeis nonnullis
centralibus latioribus facile tantum sistens.
1085, Opuntia platyacantha S. D. = X. Schm., 1. c., p- 693.
Hab. Frequens in aridis saxosis inter Rio Chubut et Rio Co-
lorado, Patagoniae septentrionalis.
LO
, pá)
109.
110.
le
112.
MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Obs. Dense pulvinato-caespitosa; aculei in quaque areola
saepius 3 tantum, duobus lateralibus, altero infero. Flores
praecedentis simillimi, corolla etiam flava donati.
Opuntia andicola Pfeiff. = K. Schm., 1. c., p. 693.
Hab, Non rara in montibus (usque 3.000 m alt. s. m.) circa
Mendoza.
Obs. Flores praecedentium, corolla rotata pallide flava v.
citrina donati.
Opuntia Darwini Hensl = X. Schm., 1. c., p. 690.
Hab. Abunde in aridis saxosis Patagoniae centralis a Rio
Santa Cruz ad Rio Negro usque.
Obs. Flores flavi ut in praecedentibus.
Species haec et tres anteriores facillime unius tantum varie-
tates sunt!
Opuntia ovata Pfeiff. = K. Schm, 1. c., p. 696.
Hab. Semel tantam in alpinis Cerro de los Cordobeses prope
Mendoza.
Obs. Flores illis praecedentis simillimis, corolla rotata
(25-30 mm diam.) pallide aurantiaca,
Opuntia nigrispina K. Schm. = K. Schm., 1. c., p. 695.
Hab, Abunde in rupestribus montanis totius Valle Calcha-
quí in Prov, Salta et Juzul.
Obs. Pulvinuli hemisphaerico-applanati (25-50 cm diam.
= 10-20 cm crass. ); articuli elliptici (20-25 mm long. =12-15
mm diam.) jucunde virides, subnitiduli; areolae prominulae
elochidiato-penicillatae; aculei 1-3, rarius 5, erecti rigidi
teretes (20-30 mm long.) cornei, primo sordide roseo-flavidi
subpellucidi, dein a basi ad apicem nigrescente, per áetatem
nigri opaci. Flores mediocres, petalis citrinis.
Opuntia ficus -indica (L.) Mill. = X. Schm., l. c.. p. 719.
Hab. Culta et vulgatissima in omnibus Provinciis septem-
trionalibus Corrientes, Misiones, Chaco, Jujui, Salta, Tucu-
mán, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, Córdoba, San
Luis.
Obs. Fructus virescenti-flavidus dulcissimus ac gratissimus,
cibum aestivale incolarum constituit.
Species statura, colore, numero et magnitudine aculeorum
nonnihil ludens et ejusdem varietates nobiliores sunt:
var. gymmocarpa (Web.): articulis viridibus majoribus, areolis
(praecipue fructuum) aculeis fere omnino destitutis.
var. decumana (Haw.): articulis glaucescentibus, areolis (fruc-
tuum exceptis) acnleis 1 v. 2 brevibus albidis armata.
SPEGAZZINI: CACTACEARUM PLATENSIUM TENTAMEN. 5183
“114. Opuntia cordobensis Speg. (n. sp.)
116.
Diag. Vulgaris, subarborea, trunco e cylindraceo compresso
sordide cinereo, horride fasciculatim aculeato ; articulis elliptico-
rhombeis majusculis, subtenuibus cinerascenti-viridibus; areolis
sat prominulis numerosis; aculeis in quaque areola 1-6, albis;
floribus saepius marginalibus erectis, ovario obconico majusculo
non aculeato ylauco; petalis sulfureis; fructu turbinato intus
extusque pallide flavo plus minusve irregulariter roseo-tincto,
saepius seminibus destituto.
Hab. Frequens ad saepes circa Córdoba, La Rioja, Catamar-
ca et San Juan.
Obs. Species habitu O. Labouretianae H. (secuardum speci-
mina in La Mórtola culta) valde similis, a qua tamen fructu,
imtus extusque flavido distincta. Trunci (1-2 m alt. =20 cm
diam. = 7-10 em crass.) dense areoliferi, areolis orbicularibus
(15 mm diam.) aculeis 12-24 majusculis e tereti subapplanatis
saepe tortis (10-80 mm long. = 1-1,5 mm crass.) ex albo subci-
nereis armatis. Articuli juniores (30-40 cm long. = 18-22 cm
lat. = 1,5-2 cm crass.) utrinque planiusculi et in quoque late-
re circiter 60 areolis ornati, margine obtusi; areolae prominu-
lae tuberculato-decurrentes aculeis saepius 3 quorum 2 superis
altero retrorso infero, donatae. Flores majusculi ovario circiter
34 colliculoso-areolato (60 mm long. =30mm diam. ); corolla
rotata, petalis circiter 12, intimis obovatis (40 mm long. = 20
mm diam.); fructus (SO mm long. =35 mm diam.) parum sue-
cosus et sapidus.
Opuntia tuna (L.) Mill. = K. Schm., 1. c., p. 123.
Hab, Culta sed rarius im Chaco australi et im Prov. Santia-
go del Estero.
Opuntia anacantha Speg. (n. sp.)
Diag. Platyopuntia, inarmata, intense vividis opaca procum-
bens v. scandens; articulis ellipticis e. lanceolatis utrinque acu-
tiuscule attenuato -acutatis laevibus, areolis parvis non promi-
nulis; floribus majusculis numerosis ovario turbinato-obovato,
phyllis aurantiacis; fructu obovato succoso mediocri extus ob-
secure rubro-purpureo, intus albus, seminibus suborbicularibus
fuscis breviter villosis factus. E
Hab. Non rara in silvis densis Santiago del Estero et Chaco
australis,
Obs. 'Trunci ramos elongatulos decumbentes et radicantes
v. adscendenti-scandentes (1-2,50 m long.) gerentes; articuli
AyaL. Mus. Nac. Bs. As., Ser 3.%, T. 1v. Enero 18, 1905 33
514 MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
juniores saepius unicolores rarius sub areolis macula decur-
rente subpurpurea lineari notati, senescendo saepius leniter
subglaucescentes majusculi (15-40 cm long. =53,5-1 cm lat.
= 5-20 mm crass.); areolae parvae ellipticae (3 mm long. =
2 mm lat.) cinerascentes saepius inermes, rarissime in uno al-
terove articulo vetusto aculeo subabortivo armatae. Flores nu-
merosi majusculi, ovario (40-65 mm long. = 20-22 mm. diam.)
saepius 12-15-areolifero, corolla rotata (50 mm diam. ), phyl-
lis aurantiacis, staminum filamentis albis, antheris et polline
sulfureis, stylo sublageniformi ex albo roseo laciniis 6-9 con-
coloribus coronato. Fructus (45 mm long. = 30 mm diam. ),
pulpa gummosa acida, seminibus discoideis (4 mm diam.) ro-
stratulis.
117. Opuntia microdisca Web. = XK. Schm., l. c., p. 743,
Hab. In summitate montium inter Tucumán et Salta non
rara.
Obs. Repenti-caespitosa, e pallide virescente glaucescenti-
viridis: articuli obovati non v. inaequilaterales (60 mm long.
= 35 mm diam.) deorsum subattenuati, sursum obtuse rotun-
dati, margine obtusi crassi (10-15 mm crass.), utrinque pla-
niusculi (superne plani, infern» convexuli), in quoque latere
98-36 areoliferi; areolae eximie tuberculato-decurrentes sub-
orbiculares (2 mm diam.) primo ochraceae dein cinereae; acu-
lei 7-8, 1 v. 2 tantum centrales saepius longiores (15-20 mm
long. ), reliqui marginales (5-15 mm long.) omnes retrorsi te-
nues albidi v. albido-cinerascentes. Flores marginales medio-
eres, ovario turbinato (16 mm long. =13 mm diam.) parce tu-
berculifero-areolato, corolla rotata, phyllis externis viridi-
bus, intimis obovatis obtusis rubro - purpureis (10-15 mm long.
= 10-13 mm lat. ), staminum filamentis purpureis, antheris eb
polline ochroleucis, stylo albido apice laciniis stigmaticis 6-5
brevibus prasinis coronato.
Fructus rubri ab incolis ad lanam tingendam adhibiti et
A E
airampo vocatis.
118. Opuntia aurantiaca Gill. = A. Schm., l. c., p. TA.
Hab. In collina saxosa « Cerro» vocata prope Montevideo.
Obs. Species ab omnibus affinibus ovariorum areolis aculeis
setiformibus 3-5 fere omnibus armatis dignoscenda, loco cita-
to tantum inventa, nec a me adhuc circa Mendozam observa-
ta; specimina uruguayensia cum illis sub hoc nomine in La
Mórtola enltis eb a me inspectis plane conveniunt et transi-
tum ad Cylindropuntiam constituunt.
SPEGAZZINI: CACTACEARUM PLATENSIUM TENTAMEN. 515
Alilios
Caespitoso-erecta v. subprocumbens intricata humilis
(15-30 em alt.); articuli juniores lineares v. subclavati, teretes
v. e latere leniter compressi (5-15 cm long. = 10-15 mm
diam. = 8-10 mm crass.) jucunde virides, areolis albis sat pro-
minulis, per aetatem elliptico-lineares definite compressi etsi
sat crassi obscure atro - virides, areolis vix prominulis cinerels;
aculei in areolis ramorum novellorum typice 6, 3 superi an-
trorsi validiores, centrali crassiore 10-15 mm long., 3 inferl
retrorsi parvi subsetacei pallide rubri v. castanei, in areolis
senescentibrs 3 tantum subaequilongi (15-20 mm long.) diva-
ricati sordide cinereo-fusci. Flores majusculi, ovario clavulato
(22-25 mm long. = 12-15 mm diam. ), phyllis latissime obova-
tis aurantiacis; fructus clavulati (25-30 mm long. = 15 mm
diam.) extus rubro-purpurel, intus violaceo -rubri, seminibus
lenticularibus (3-4 mm diam.) subfuscidulis villosis farcti.
Opuntia montevideensis Speg. (n. sp.)
Diag. Platyopuntia, armata, caespitosa erecta v. decumbens,
atro-viridis; articulis planiusculis obovato-ellipticis subparvis;
areolis non v. via prominulis; aculeis typice 9, quorum 3 centra-
libus serie longitudinali superpositis validis patulis elongatis 2
caeteris setiformibus retrorsis adpressissimis, albido-cinereis sub-
teretibus; floribus paucis subapicalibus, ovario elongato-clavulato
pallide viridi, corolla rotata phyllis aurantiis; fructu clavulato
extus intusque atro- purpureo, seminibus lanatis.
Hab. Vulgata in Cerro de Montevideo et in rupestribus
prope La Colonia.
Obs. Species a me cum praecedente semper confusa, sed se-
dulius perscrutata certe bene distincta videtur; caepites laxe
intricati subhemisphaerici (30-50 cm alt. = 50-75 cm diam. );
articuli subcrassiusculi (5-10 cm long. = 2,5-3,5 lat. = 7-8
mm crass.) deorsum attenuati sursum rotundatuli; areolae
10-14 in quoque latere non v. vix prominulae elliptico=sub-
orbiculares (3 mm diam.) cinereae, saepe inferne macula de-
currente obscuriore obsoleta ornatae; aculei in juventute sub-
mellei serius ex cinereo subrosei, saepe leniter applanati ac
torti, centrales 1-2, rarius 3, erecti v. patuli, mediano longiore
(20-30 mm long.), reliqui parum breviores, marginales per
aetatem saepius evanescentes subhyalini (3-5 mm long); ova-
rium florum (35 mm long. =18 mm diam.) clavulatum laxe
areolatum, areolis non armatis; corolla majuscula (4-5 cm
diam. ); fructus parum succosi (35-40 mm = 18-20 mm).
316
| 120.
121.
MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Opuntia utkilio Speg. (n. sp.)
Diay. Platyopuntia, armata, repens et radicans, pulchre vi-
ridis nitidissima; articulis elliptico-linearibus; areolis vix tumi-
dulis macula obsoleta obscuriore saepius suffultis; aculeis primo
2. 3 (supero longiore) superpositis albis, serius L-7, quorum
3-4 superpositis longissimis, 3-4 radiantibus, omnibus sordide
cinereis etretrorsis; floribus parvis, ovario obovato margine sae-
pius aculeifero, corolla flava; fructu parvo intus extusque viola-
ceo-rubro, seminibus lanatis.
Hab. In silvis siccioribus Prov. Santiago del Estero et Tu-
cumán.
Obs. Rami plus minusve elongati (50-150 cm long. ); arti-
enli elliptico-elongati v. sublineares (15-30 cm long. = 5-6 cm
lat. = 10-15 mm crass.) margine obtusi, primo jucunde virides,
dein obscure virides adhuc nitidi, postremo atro-virides non v.
obsoletissime subcinerascentes opaci; areolae elliptico-obova-
tae (4 1am long. = 2,5 mm lat.) cinereae parum prominulae
macula parum perspicua atro-viridi lineari suffultae; aculei pri-
mo mediocres, supero antrorso v. patulo 25-30 mm long., caete-
ris duplo triplove brevioribus retrorsis ad pressis, dein centrali
maximo (50-60 mm long.) leniter applanato-torto, supero et
infero duplo, caeteris quadruplo v. quintuplo brevioribus, Flo-
ram ovario (20-25 mm long. =12-14 mm diam.) areolis pa-
ram. prominulis, supremis aculeis 1 y. 2 setiformibus armatis,
corolla rotata (35-40 mm diam.), phyllis suborbiculari-obovatis
flavido -aurantiis, staminibus flavis, stylo albo laciniis stigma-
ticis 6 concoloribus ornato. Fructus carnosus sed insipidus
(30 mn long. = 15 mm diam.) areolis prominulis sed omnibus
aculeis destitutis; seminibus suborbicularibus valide rostratis
utrimque valde convexis (4 mm diam. = 2 mm crass.) ex albo
subfuscis longiuscule villosis.
Opuntia kiska-loro Speg. (n. sp.)
Diag. Platyopuntia, armata, prostrata radicans jucunde eiri-
dis nitidula; articulos ellipticis oblanceolatis +. linearibus non v.
modice tuberculato-areoliferis; areolis suborbicularibus typice Á-
aculeatis; aculeis apice subhyalinis medio albis basi subcarneis,
altero supero antrorso crasso valido terete persistente, 3 compres-
sulis retrorsis adpressis, mediano mediocri lateralibus minutis v.
minimis deciduis; floribus sparsis, ovario obconico, corolla rota-
ta aurantiaca majuscula ; fructu extus intense violaceo- purpu-
reo intus albo; seminibus lanatis.
SPEGAZZINI: CACTACEARUM PLATENSIUM TENTAMEN. b17
Hab. Sat frequens in desertis dumetosis La Rioja, Catamar-
ca, Santiago del Estero et Salta,
Obs. Articuli initio sublinearibus (20 cm long. =4 cm lat.)
pallide virides, serius oblanceolati (20 cm long. =5 cm lat.)
intense virides, postremo subelliptici (20 cm long. =8S cm lat.)
saepius latere sursum spectante cortice arido albo-cinereo tecti;
areolae primo valde prominulae suborbiculares (3-3,5 mm
diam.) dein non v. vix tumidae subellipsoideae (5 mm long. = 3
mm lat.); aculei, articuloram juvenilium superi validissimi
(15-20 mm long. = 1,5-2 mm crass.), postico mediano (10-12
mm long. =0,7 mm crass.) quam laterales (3-5 mm long.)
duplo majore, articulorum vetustorum centrales tantum per-
sistentes, supero (4-6 cm long.) quam infero (10-15 mm long.)
majore. Floram ovario (40 mm long. = 18-20 mm diam.)
viridi, leniter tuberculato-areolato, corolla rotata (5 6 cm
diam.), staminum filamentis pallide aurantiis, antheris et pol-
line flavidis, stylo et laciniis 6 stigmatis leniter subcarneis.
Fructus (50 mm long. = 22-24 mm diam.) pulpa alba acidula
farctus, seminibus lenticularibus (5mm diam, = 1,5 mm
crass.) donatus.
Opuntia retrorsa Speg. (n. sp.)
Diag. Platyopuntia, armata, prostrata, repens, radicans vi-
ridis; articulis lineari-lanceolatis, utrinque attenuatis margine
obtusis; areolis non vw. vix prominulis saepius macula obscura
longiuscula decurrente ornatis, parvis ellipticis v. obovatis;
aculeis primo quaternis, altero antico valido, 3 posticis adpres-
sis quorum mediano majore, lateralibus setiformibus parvulis,
dein supero et duobus inferis lateralibus deciduis, infero media-
no-retrorso adpresso albo persistente; floribus paucis saepius
marginalibus subparvis, ovario obovato inermi, petalis flavo-
citrinis; fructu parvo obovato extus violaceo-purpureo, intus
ex albo roseo, seminibus parvis villosis.
Hab. Frequens in campis magis aridis dumetosis, Chaco
australi.
Obs. Dense intricateque ramosa; articuli plani v. concavo-
convexi quandoque subflavicantes sed saepius obscure virides
etiam in senectute, mediocres (10-25 cm long. = 25-35 mm
lat. = 6-10 mm crass. ), utrinque areolis 18-22 ornati; areolae
minutae (2 mm long. =1,5 mmlat.) non v. vix protuberantes
macula atro-viridi v. sublivescente (10-15 mm long. =2-3
mm lat.) basipeta ornatae; aculei albi apice rosei, superns de-
>18s MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
ciduus teres (S-12 mm long.), posticus persistens saeplus
applanatus (5-8 mm long.), laterales pusilli (2-3 mm long.)
mox evanidi, Florum ovarium subhemisphaerico-turbinatum
(25-30 mm long. =12-14 mm diam.), corollae rotabae (4-5
em diam.) phylla obovata non retusa, stamina stylusque albi.
Fructus obovato-subglobosus parum succosus (20-22 mm
long. =18-19 mm diam.) cortice crassiusculo violaceo-pur-
pureo vestitus, pulpa albo -rosea farctus; semina lenticularia
(2-2,5 mm diam.) albida longe lanatula.
123. Opuntia canina Speg. (n. sp.)
Diay. Platyopuntia, armata?, primo erecta dein decumbens v.
scandens, pallide jucundeque viridis nitidula; articulis sub-
linearibus utrinque attenuatis; areolis non prominalis in juven-
tute semper inermibus, peraetatem quandoque aculeis geminis su-
perpositis (supero majore) validiusculis retrorsis armatis; flori-
bus numerosissimis mediocribus, ovario obovato, corolla rotata
flavo-awantia; fructu parvo obovato extus rubro, intus albo-
virescente, seminibus mediocribus villosis.
Hab. In dumetis aridissimis props Pampablanca, Prov.
Jujus.
Obs. Nomen vulgare: tuna de perro. Rami elongati (1-3 m
long.); artienli elliptico-v. oblanceolato-lineares utrinque acu-
tati (25-35 cm long. =+4-5 cm lat. = 10-15 mm crass.) semper
unicolores, areolae ex orbicnlari obovatae (4-5 mm long. =
2-2,5 mm lat.) cinereas; aculei saepissime nulli, in articulo uno
v. altero vetustiore tantum evoluti, saepius geminati, rarissi-
me ternati, semper verticaliter omnes superpositi validi (15-25
mm long.) subteretes e cinereo albescentes apice vix fusce-
scentes, plus minusve patulo-retrorsi; florum ovarium obova-
tum (22-24 mm long. =18-20 mm diam.), corolla rotata
(40-50 mm diam.), phyllis intimis obovatis, staminum fila-
mentis aurantiacis, stylo et laciniis stigmaticis 5 subcarneis.
Fructus parum pulposus et sapidus (26-28 mm long. = 20 mm
diam. ), seminibns sublenticnlaribus (4 mm diam. =2 mm
crass.) albidis lanatulis.
124, Opuntia sulfurea (Gill. = XK. Schm., 1. c., p. 745.
Hab. Vulgata in aridis Chubut, Rio Negro, Neuquen, Pam-
pa centralis, Mendoza, San Juan, Catamarca et San Luis.
Obs. Fructus e globoso ovatus (30-40 mm long. = 35-35 mm
diam.) apice truncatus latissime depressus extus laevis niti-
dulus areolis parcis impressis penicillato-glochidiatis or”
SPEGAZZINI: CACTACEARUM PLATENSIUM TENTAMEN. 519
y126.
natus, ad maturitatem pallide flavidus atque odorem inten-
sissimum Aranassae pollens, parum succosus sed sapore sat
grato gaudens.
5, Opuntia pampeana Speg. = Speg., Contrib. al Est. Flora
Ventana, pag. 30, n. 99.
Hab. Sat frequens in petrosis collinis, Sierra Ventana, Sie-
rra Curámalál, Sierra Olavarria, Sierra del Tandil etc.
Obs, Species praecedenti cognata sed, ut videtur, statura,
colore, numero aculeorum et praecipue fabrica fructuum sat
distincta, Fructus obovatus (35 mm long. = 25 mm diam.) ex-
tus nitidus parce areolatus, areolis eximie penicillato-glochi-
diatis, flavidus hinc inde dilute roseo-livescens, parum succo-
sus, acidus, odore destitutus.
Opuntia vulpina Web. = Web. in D. Bois, Dict. d'Hortic.
p. 385.
Hab. In altiplanitie aridissima petrosa Prov. Catamarca,
Salta et Jujui.
Obs. A praecedentibus articulis magis obseuris minus cras-
sis validissime tuberculato-areoliferis, aculeis duplo longiori-
bus conspicue gracilioribus saepins tortis recedit; fructus e
eloboso turbinatus fere siccus ex albido violascens odore et sa-
pore omnino destitutus.
. Opuntia penicilligera Speg. = Spey., Nov. add. Flor, Patag.,
n. 943.
Hab. Non rara in aridis petrosis Bahía Blanca, Rio Negro,
Rio Colorado, Pampa centralis, Neuquen etc.
Obs. Species]. c. cum O. microdasi Lem. et cum 0. basilari
E. € B. comparata sed habitu multo magis O. spirocentrae
E. € Big. accedens.
Opuntia chakensis Speg. (n. sp.)
Diag. Platyopuntia, armata, subarborescens articulis trunci
modice compressis cinereis grosse areolatis parce aculeatis, no-
vellis obscure viridibus unicoloribus glabris nitidulis utrinque
planissimis elliptico-lanceolatis subangustis; areolis ellipticis
modice protuberantibus inermibus +. aculeatis; aculeis erecto-
patulis 1.2 albo-cinerascentibus acutis validiusculis; floribus
numerosis, ovario obovato viride glabro non aculeifero, phyllis
aurantiacis staminibus styloque albis; fructu subpyriformi cor-
tice intense violaceo-purpureo, pulpa semper viridi, seminibus
glabris.
Hab. Frequentissima in silvis Chaco borealis et australis,
Misiones et facile etiam in ditione Montevideensi.
5920
129.
:130.
131.
MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
Obs. An O. Hieronymi Grisb. (a Cl. Schumannio inconsulte
O. úrasiliensi Haw adscripta)? Species 1-3 m alt.; trunci den-
se intricateque fastigiato-ramosi; articuli truncorum medio
applanatuli ad extremitates subeylindrici (20-30 em long. =
9-12 cm lat, =5-6 cmcrass.), areolis hemisphaerico-prominu-
lis (1-8 mm diam.), aculeis 1-6 longitudine Indentibus (10-50
mm long. = 1-2 mm crass.) planis v. compressis, patulis v.
retrorsis cinereo-corneis apice fuscescentibus; articuli innova-
tionum utrinque attenuati saepe leniter inaequilaterales sub-
rhomboidei margine obtusi (20-30 rarius 50 cm long. = 8-13
cm lat. = 10-25 mm crass.), areolis utrinque 15-20 ellipticis
(3-4 mm long.); aculei cornei patuli v. erecti (5-10 mm long.)
dum geminati inferus supero duplo brevior; florum ovarium
(45 mm long. = 22 mm diam.) saepius 9-12 pulvinato-areola-
tum, corolla rotata (6-7 cm diam.), phyllis intimis obovato-
spathulatis (30 mm long. = 20 mm lat.) non v. vix denticu-
latis. Fructus carnosus (55-70 mm long. =40-45 mm diam.)
apice truncatus, pulpa acidissima, seminibus lenticularibus (5-6
mm diam. = 1,5-2 mm crass.) nucleo centrali fusco, margine
pallido angusto donatis, villo destitutis farctus,
Opuntia bonaerensis Speg. = Speg., Contr. al Est. de la Flora
del Tandil, p. 18, n. S7,
Hab. Non rara spontanea in montibus pampeanis (Sierra
Ventana, Curámalál, Tandil etc.), rarius culta circa Buenos
Aires.
Obs. An Opuntia paraguayensis K. Schm.?
Opuntia monacantha Haw.= K. Schm., 1. c., p. 745.
Hab. Non rara in saxosis aridis ditionis Monteevidensis,
nec non secus flumen Uruguay in Prov. Entre Rios.
Opuntia Arechavaletai Speg. (n. sp.)
Diay. Platyopuntia, armata, erecta, jucunde intenseque viri-
dis opaca; articulis latiuscule ex obovato spathulatis pro ratione
subtemuibus; areolis sat prominulis; aculeis ex quaque areola
1-3, altero centrali supero erecto +. patulo maximo, 2 aliis par-
vulis, quandoque O subsetaceis adpressis retrorsis; floribus nu-
merosis ovario subclavato-cylindraceo, corolla rotata majuscula
citrina; fructu intus extusque purpureo-violaceo, saepe pro-
ligero.
Hab. Non communis in collinis lapidosis prope Montevideo.
Obs. Trunci erecti 1-2 metrales, dense fastigiato-ramosi;
articuli juniores oblongo v. obovato-spathulati (25-30 cm
SPEGAZZINI: CACTACEARUM PLATENSIUM TENTAMEN. D21
long. = 8-12 cm lat. =5-8 mm crass. ) validiuscule undulato-
subtuberculati, in quoque latere 20-24 areolis ornati; areolae
orbiculari-ellipticae (4 mm diam.) primo albae dein cinereae
valde prominulae; aculei primo solitarii (15-80 mm long),
rarius geminati, superus infego duplo longior, antrorsi per-
sistentes apice fusciduli medio albi, basi flavido-virescentes,
serius patuli v. retrorsi (25-50 mm long.), duobus alteris albi-
dis retrorsis pusillis (5-6 mm long.) adpressis additis. Flores
numerosi erecti, ovario majusculo (60-65 mm long. = 20-25
mm diam.) parce areolato, corolla rotata (6-7 cm diam.), phy]-
lis obovatis citrinis. Fructus cylindraceus v. subclavatus (70
mm long. =25 mm diam.) carnosulus acidus.
132. Opuntia quimilo K. Schm. = X. Schm., l. c., p. 746.
Bab. Frequens in aridis dumetosis Jujui, Salta, Tucumán,
Santiago del Estero, Córdoba, La Rioja, Catamarca et San Luis.
133. Opuntia robusta Wendl. = XK. Schm., 1. c., p. 141.
Hab. Culta ad saepes in Prov. Corrientes et in territorio Mi-
s1ones.
134. Pterocactus Kuntzei K. Schm.= XK. Schm., l. c., p. 153. =
Spey., Nova add. Flor. Patag., n. 144.
Hab. Vulgatissimus in aridis sabulosis secus Rio Negro,
circa Bahía Blanca, in Pampa centrali, nec non prope Mendoza
et San Juan.
135. Pterocactus Valentini Speg. = Speg., Nova add. Flor. Patag..
n. 145 et 939.
Hab. lo dunis praecipue inter flamina S. Cruz et Chubut
Patagoniae.
136. Maihuenia Philippii Web. = K. Schm., 1. c., p. 287. — Spey.,
Nov. add. Fl. Patag., n. 940.
Hab. In aridis montanis territoru Neuquen.
137. Maihuenia tehuelches Speg. = Speg., 1. c., n. 941.
Hab. In desertis saxosis aridissimis inter flumina S. Cruz et
Chubut, nec non in territorio Neuquen.
138. Maihuenia Valentini Speg. = Spey., l. c., n. 942.
Hab. In saxosis sabulosis secus Rio Chubut.
139, Peireskia peireskia (L.) =P. aculeata Mill., K. Schm., l.c., p.T758.
Hab. Frequentissime culta ad sepes efficiendas prope Bue-
nos Aires, rarius in Córdoba, Entre Rios et Corrientes.
- 140. Peireskia sacha-rosa Griseb. = MX. Schm., 1. c., p. 764.
Hal. Non rara in dumetis et ad sepes Tucumán, Salta et
Jujul.
FINIS.
1
—IAPHYRANTIES JUJUYENSIS, How, a. sp.
Zephyrites (Bkr.) bulbo tunicis fusco-nigris; folúis erectis, lineari-
bus, seepe falcatis, ad 30 ctm. lony., 6 ?/2-7 mm. lat., etridibus,
ylaucescentibus, ad basin rufescentibus; perianthio 6 ctm. long.
(ovario excluso), albo, lineis tenuibus fuscescentibus laciniis lan-
ceolatis percursis ad basin viridibus, ima basi fuscanis, sepalinis
viride apicatis mucronatisque, majore 14 mm. lat.; spatha fusca
dimidio basali tubulosa, lacinia medium usque fissa; stylo perian-
thium dimidium cequante vel parum superante; staminibus stylo
brevioribus, tridynamás.
var, 8. volcanica laciniis haud vel obsoleté striatis.
Bulbus ovato-pyriformis, tunicis fusco-migris, 1 */y-1 */, ctm.
diam., collo 1-2 vel 3 ctm. long. Folia erecta, rigidula, post anthe-
sin exsurgentia, sepe 3, rare 2 vel 5, opaca, viridia, ad basin fu-
scescenti-purpurascentia sursumque versus colore evanescente,
modicé glaucescentia, linearia, curvatim canaliculata, quarto vel
quinto apicali quasi deplanata dorso obtusinsculé in medio aristata,
interdúm plus minusve falcata, extremitatem versus sensim angu-
stata, apice elliptice rotundato, raré acutinscula, magnitudine sue-
cessiva, quandoque 30 ctm. eorum longiore attingente, 6 */,-7 mmm.
lat., dimidio extremo basin versus sensim angustata. Scapus viride-
glaucus, á medio deorsúm gradatim rufescens, transversé ellipticns,
5-11 1/, ctm. long., 2 Ma < 3 */, vel 3 */, < 4 */z mm. diam., apicem
versus vix attenuatus; spatha fusca vel fusco-violacea, vel fusco-
purpurea, 3 */, ctm. long., dimidio basali tubuloso, atque lacinia
medium usque fissa, siccitate dilutior; pedicellus 1-2 ctm. long),
scapo parum angustior, virescens, fusco -striatus, ad apicem parum
declinatus; perianthium 6 ctm. long. atque solis luce plena Y ctm.
diam., laciniis extrorsúm curvatim patentibus; tubus 5 mm. long,
interne nudus, laciniv basi coalite, lanceolatee, modice cochleate,
sepalin:e 6 ctm. long., suprema 14 mm. in medio lat., 2 relique 13
mm. lat., petalinee 5 */, ctm. long., 11 mm. lat. — perianthium de-
mum album laciniis intús ad basin virescentibus, lineis tenuibus
diluté griseis percursis, externée dimidio vel tertio basali intensioré
viride, ad margines et ad apicem evanescente, sepalinis lineis tenui-
DA MUSEO NACIONAL DE BUENOS AIRES.
bus (ad margines deficientibus) fuscis, dilute fuscis vel fuscescen-
ti- violaceis percursis (in specimine singulo lacinia sepalina supre-
ma extús sordidulé lilaceo-perfusa, in 2 reliquis saturatioré), ad
apicem viridibus mucronatisque, interdúm ima basi fusco -violaceis;
petalinis externé lineis tenuibus griseis vel obscurioribus percursis
atque ad apicem roseo-perfusis; ovarium virescenti-fuscescens,
7 mm. long., apicem versus modicé incrassatum, obpyramidatuxn,
aristis evanidis; stamina inse*qualia, seepé tridynama, filamentis di-
luté viridibus, apicem versus dilutioribus, in fauce liberis arquato-
que geniculatis, longioribus 2 3/, ctm., antheris immaturis gracili-
bus, 1 mm. diam., 12-13 mm. long.; pollen flavum; stylus 3-3 */,
ctm. long., aliquantulum declinatus superne albicans deinde dilute
viridis; stigma trifidum laciniis arquatim patentibus et 3 */, mm.
long. atque stylus sub sinubus sulco lineari donatus. Capsula.....
var. f. volcanica, perianthium album tertio basali virescente li-
neis tenuibus obsoletis vel feré, long. 5 ctm.:;scapo 11 */, ctm. long.
Kalendas circa Novembris 1902 specimina florentia nonnulla 11
Provincia Jujuy, Valle de Humahuaca, reperit filins EDUARDO
ALEXANDRO, prope montem ingentem ab incolis sub nomine Volcan
designatum — infausté verúm nam volcanica vis, forma structura-
que desunt et certé schistis argillaceis constitutum, quod in itinere
ultimo 1904 preterea vidi. Die 13 Novembris (1904) atque in Bue-
nos Ayres (Reipublice Caput) individuum primum florentem lu-
stravi, die 26 postremum; in Jujuy post pluvias vernales, Octobris
ultimis diebus, floret hec Zephyranthes, itinere verúm, sub extrema
siccitate, nullum specimen reperl.,
Bonis Auris, Januarii 1, 1905.
Epuarbo LapisLao HoLMBERG.
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