UNAM ‘ “ I ‘ “ 20895 INSTITUTO DE GEOLOGÍA - CU jROVIROSA 2GOI.OGIA TABASCO UNAM QL606 .53 IVI3 R67 20895 INSTITUTO DE GEOLOGÍA - CU I biblioteca 1 APUJSTTES PARA LA ZOOLOGIA DE TABASCO VERTEBRADOS OBSERVADOS EN EL TERRITORIO DE MACUSPANA POR JOSE N. ROVmOSA •SOCIO dh NúsrERO dk i,a «SOCriíDAD MEXICANA DE HISTORIA NATURAL.» MÉXICO IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE, BAJOS DE SAN AGUSTIN, NUM. 1. 1887 w'cirf COORDINACION DE CIENCIAS DONACION 03 0CT.? I pL (^0^.53H 3 T' 1 LOS SBííORES PROFESORES DEL MUSEO RAOIORAL Y DISTINGUIDOS NATURALISTAS MEXICANOS, DOCTORES D. JESUS SANCHEZ, D. JOSE RAMIREZ, D. MANUEL M. VILLADA, D. ANTONIO PEÑAFIELY D. M A N U EL U R BI N A: AL REPUTADO QUIMICO, DOCTOR D. FERNANDO ALTAMIRANO. Testimonio de amistad del Autor. INTRODUCCION. Cuando se dirige uno hácia la región meridional de Tabasco remontando la corriente del Chilapa y del majestuoso Tepetitan, después de corta navegación, si se viaja en buque de vapor, ofrécese á las miradas del espectador, desde el Torno de los Pedernales, el cuadro más bello con que la naturaleza y la mano del hombre adornaran las encantadoras riberas de aquellos caudalosos rios. La hacienda San Diego con su gran caserío, ocultándose entre pinos, maculi- ces y cocoteros, aparece en primer término en el paisaje, esbeltas palmeras per¬ fectamente alineadas, robustos árboles de caoba y bosques seculares en el fondo, y en lontananza, perdiéndose en la región de las nubes, maravillosamente esla¬ bonadas á manera de bellísimo anfiteatro, la Sierra de Tulijáy las abruptas y gi¬ gantescas montañas de Túmbala, sobre cuyas crestas parece descansar la bóveda celeste. ¡Cuán gratas son las sensaciones que se apoderan del espíritu al contem¬ plar aquel delicioso sitio! Acostumbrado el viajero á la monotonía del paisaje, á no ver en los litorales más que humildes chozas, pobres cabañas, solitainos rediles, y al aspecto uniforme de un suelo perfectamente nivelado por los aluviones, ex¬ perimenta esa dulce expansión con que nos sentimos animados cuando algo gran¬ de é imponente viene á despertar en nosotros el sentimiento de lo bello. Aquellas agrestes campiñas guardan las impresiones de mis piámeros pasos; en sus florestas vi deslizarse tranquila la época más preciosa de mi juventud, y en sus lagos y sus rios, sus bosques y sus prados, formé de los cuadros de la naturale¬ za un templo y del estudio de sus obras un culto. Acostumbrado desde niño á la Observación constante del variado conjunto de séres que en admirable muchedum¬ bre se disputan la posesión de aquellas comarcas, me persuadí, llegado el perío¬ do de la vida en que principia á manifestarse la razón en el hombre, que allí, en esa lucha sostenida por tan diversos organismos, en la actividad de la materia ani¬ mada, debia buscar el reflejo de las leyes que determinan la armonía universal, las de compensación que rigen á todo lo creado y acaso la explicación de algunos de los misterios en que está envuelta la existencia del hombre. Tales considera¬ ciones, unidas á un deseo ardiente de ver figurar en los cuadros de producciones del suelo mexicano las que son peculiares de Macuspana, me inclinaron al estudio de laHistoi’ia Natural, estudio cuyos resultados, bien pequeños por cierto, tengo el honor de ofrecer hoy, en parte, á esta respetable Sociedad. Al presentarme en este augusto recinto á dar lectura á mi humilde trabajo, he querido pagar justo tributo á la gratitud, dedicándolo al honorable Presidente de nuestra Institución y á sus dignos miembros. Su saber, su celo por el adelanto cien¬ tífico de México, su prudente exáraen en todas las cuestiones directamente liga¬ das con los altos fines que los unen, me hacen esperar que, no obstante sus im¬ perfecciones, encontrará entre ellos la indulgencia que se sirvieron dispensar á mis primeros ensayos. México, Diciembre 9 de 1886. José N. Pv,ovirosa. PRELIMINAR FISIGO-GEOQRAFIOO Las observaciones de todos los naturalistas demuestran plenamente que las es¬ pecies animales y vegetales necesitan para su perfecto desarrollo, un medio espe¬ cial, cuyas condiciones meteorológicas, altimétricas y geográficas, favorezcan su reproducción y las funciones orgánicas de cada una. Hé aquí la base en que descansan la geografía botánica y zoológica, las investigaciones acerca de la fau¬ na de determinadas localidades; estudios de inmenso valor, de donde lia surgido un manantial precioso de conocimientos que lian impulsado la riqueza de ambos Continentes, y de donde brotarán, sin duda, las verdades que más tarde vengan á disipar las tinieblas de hoy sobre muchos fenómenos biológicos, y especialmente sobre el gran problema que inspiró al inmortal autor áeEl origen de las esj^ecies. En consecuencia, se hace necesario ántes de ordenar en familias, describir ó enu¬ merar los animales que pueblan un país, dando á conocer su área de habitación, dirigir una mirada á la topografía, es decir, álos accidentes del suelo, tales como las montañas, rios y lagos; tomar en cuenta el régimen de las lluvias y de los vientos, el estado higroscópico de la atmósfera, y finalmente las oscilaciones de la columna termométrica que determinan sus líneas isotérmicas. El conocimien¬ to de tales elementos exige, sin duda, largos años de constantes y concienzudos es¬ tudios que no me ha cabido la dicha de realizar en Macuspana. Sin embargo, creo de sumo interes, para los que más tarde vengan á corregir, anotar y llenar las inmensas lagunas que encontrarán en mis Apuntes, ofrecerles los pocos da-, tos que sobre esta materia me ha sido permitido obtener. El territorio de Macuspana abraza una superficie de 2,264.57 kil. cuad. (128.99 leg. mex. cuad.) y está comprendido próximamente entre los 17° 21' y 17° 51' de lat. N. y 6° 22' 55" y 7° 1' 40" long. E. de México. Su suelo, formado en lo gene¬ ral por los detritus litológicos que con el trascurso de los siglos han venido de¬ positando las aguas ñuviales, ofrece el aspecto de una vasta llanura ligeramente accidentada por suaves colinas en la región central y por dos cadenas de corta elevación en la meridional. Una de ellas puede considerarse como contrafuerte ó ramal de la sierra de Tila y Tumbalá c^ue, desprendiéndose de la montaña prin- • Estas noticias y algunas que en el curso de este estudio iré dando á conocer acerca de las cos¬ tumbres de vai’ios animales, las he extractado de una obra que en 1883 tuve el honor de ofrecer á la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, en cuya biblioteca existe aún inédita. — 8 — cipal en el pueblo de ChacaJnianté, coito en la dirección del N. O. y termina en el rio Macuspana, á inmediaciones de las haciendas Carolina y Buenavista. Sus puntos más culminantes son los cerros del Tortiiguero, del Iguanero y del Sal¬ to. La otra cadena, aun menos elevada, está formada por los cerros del Limón y Chinal, hácia el S. de la hacienda San Diego y por lomeríos que vienen á ser los eslabones que la ligan á los cerros de MicJiol y las elevadas Sierras de Don Juan y del Naranjo, situadas al S. de las Ruinas del Palenque. La vegetación de aquella parte de México es robusta; ofrece el carácter de la de Misantla, Minatiilan y la Baja VerajJaz, si bien en ciertos lugares se en¬ cuentran espacios de algunas leguas de extensión, en que las plantas ai’bóreas han cedido el predominio á las Gramíneas: tales son las sabanas de Santa Lucia, Chi- qiíihuite, el Maluco, Salsipuedes, el Tinto y otras que forman parte de los her¬ mosos llanos de los Cerrillos'^ el Palanque, en Chiapas. Tres rios principales, varios riachuelos, numerosos arroyos y caños, y extensas lagunas constituyen allí un sistema hidrográfico importante. Figura entre los pri¬ meros, en orden categórico el Tulijá, cuyo nacimiento se encuentra en las mon¬ tañas de Bachajon, del Estado de Chiapas. Su curso general es de S. á N., forma varias preciosas cataratas á inmediaciones del pueblo del Salto, y cambiando su denominación primitiva en las de Tepetitan y Chilapa la Grande, desemboca en el Grijalva, entre San Juan Bautista y Frontera. Un brazo que de él se separa en la Encrucijada, forma el rio Chilapilla, afluente también del Grijalva. Ocupa el segundo lugar el rio Macusjmna, que tiene su origen en las montañas próximas á Yajalon, y se une al Tulijá, á dos y media leguas de San Diego y diez de la villa de Macuspana, que le ha dado su nombre. Inútil me parece, para el objeto de estos Apuntes, dar á conocer todos los afluentes de estos nos; me limi aré á enumerar aquellos que deba citar en el curso de mis estudios. En el iulija des¬ aguan: el rio Micholjlos arroyos Lumijá, Chinal, Higo, Tepecentila, Suche, Chiflón, y Arroyo-negro. En el Macuspana: el rio Chinal, que atrapesa el valle de Buluji, y los arroyos Macusqmna, Jobo, ñero. En el Chilapilla: los arroyos Gím Olatal, Johi ? ^ Isabel. El Maluco y el Cojinicuil, más bien que arroyos, son canos e comu nicacion entre los rios Tepetitan, Chilapa y Usumacinta. La poca elevación del suelo sobre el nivel del mar y el crecido número de cor¬ rientes de agua, son circunstancias que, unidas á la constitución detrítica del ter¬ reno, hacen de la región geográfica de que me ocupo una de las más pantanosas, especialmente en la parte septentrional. Esto, el estado higroscópico de la atmós¬ fera, próximo casi siempre al punto de saturación, la tempeiatina media anual, que oscila entre 24 y 25° % la fuerte presión barométrica y el carácter selvático de la vegetación, que recuerda el de los bosques primitivos del Continente Austial, la colocan asimismo en el número de los países excesivamente húmedos. Las llu¬ vias son allí copiosísimas: su mínimum coivesponde á los meses deMaizo, Abril y — 9 — Mayo y alcanzan al máximum en Setiembi’e y Octubre, época en la cual se des¬ bordan los ríos, se convierte casi todo el territorio en vasto archipiélago, y nue¬ vos y sorprendentes fenómenos que ofrecen material para valiosos volúmenes, se manifiestan en las funciones orgánicas déla escala zoológica; nuevas especies ala¬ das procedentes de remotos climas, aun de las comarcas situadas entre el Trópico de Cáncer y el Círculo polar Artico, aparecen sustituyendo á otras emigrantes. Pasada aquella estación vuelven las aguas á su estado normal, permaneciendo es¬ tancadas en algunas cuencas y depresiones del suelo que constituyen otras tantas lagunas. Las más notables son: al Oriente, la de Ramón, la Sandia, Eolio ó Palo-Alto y Puerto caballo; al Sur, la Lagartera, la del Higo, Tepecentüa, Acumha y San José; en el centro, las del Suche, la Palma, la Guaruma, la del Congo y la del Bayo. Hácia el N. se extiende un vasto lago, entre el Chilapilla y el Gri’ijalva, cuyas ensenadas toman las denominaciones de lag’unas del Limón, Bernete, Corozal, Chilapa, San Juan, San Cristóbal, Tierra-colorada, Ala- tillas y otras deiúvadas de las haciendas de sus litoi'ales. Para terminar, sigue á continuación una noticia de aquellos puntos que citaré más á menudo, con sus distancias y rumbos referidos á la Yilla de Macuspana, situada bajo los 17° 38' lat. N. y 6° 29' long. E. de México. Acumba, 4 leg. al S. E. Antón, 6 leg. al S. E. Bernete, 6 leg. al N. E. Carmen (de Rovirosa), G leg. al S. E. Carolina, 1 leg. al S. 0. Concepción (de Rovirosa), J4 leg. al S. 0. Corozal, 7 leg. al N. E. Chilapa, 8 leg. al N. E. Encrucijada, 7 leg. al N. E. El Guano, 14 leg. al N. E. El Jobo (de Ronce), 154 leg. al N. E. El Limón, 854 leg. al S. E. El Taciste, 7 leg. al N. San Diego, 8 leg, al S. E. San Garlos (pueblo), 3 leg. al N. E. San Fernando (pueblo), 4 54 leg. al N. E. Tinto (de Garrido), 20 leg. al N. E. Tierra-colorada, 8 leg. al N. E. CLASSIS 1. MAMMALIA. SÜBCLASSIS I. MONODELPHIA. 1 ORDO 1. PRIMATES. FAM. I. CEBIDAE. MYCETES VILLOSUS, Gray.— Vulg. Saraguato. Llamo aquí la atención de la Sociedad sobre este cuadrumano, porque las no¬ ticias á él referentes muy poco han llegado al conocimiento de los naturalistas del país. En éfecto, en las colecciones del Museo Nacional no existe más especie mexi¬ cana del orden de los primatos que el Ateles vellerosiis, y aun hace pocos años no se describía como nuestra esta especie, en las obras europeas que se han ocupado de la Mamalogía mexicana. Fué descubierta en 1855, en las márgenes del Usu- macinta, por el célebre "viajero francés Mr. Arthur Morelet,^ subiendo de Palizada al Palenque. En 1881 la dio á conocer el distinguido naturalista Mi. Piancisco Sumichrast, en un excelente estudio que "vió la luz en «L^ Natuialeza.»^ «La existencia de un mono perteneciente al género Mycetes en la República Mexicana, dice este autor, parece haber quedado ignorada hasta hoy dia dé los naturalistas extranjeros, pero no abrigo la menor duda de que una especie del lefeiido géneio se encuentre en los departamentos meridionales del país, siendo el rio Goatzacoal- cos el límite más septentrional de su extensión geográfica.» En Macuspana viven los Saraguatos en sociedad, en númeio de se , J hasta quince individuos, en la cima de los árboles más corpulentos, especialmente en ciertas Leguminosas y Sapotáceas, en el Brosimum alteas nun y a srya mexicana, conocidos respectivamente con los nombres vulgares de Ox y Gua- paque. En la hacienda San Diego es indescriptible la cantidad de estos anima¬ les; sus gritos, perceptibles á más de dos kilómetros y capaces ror á quien por primera vez los escucha, anuncian la primera uz c e nuevo c la y se dejan oir á intervalos mientras el sol está sobre el hoiizon e . c que las tinieblas los llaman al silencio y al reposo. Se encuentran igna men 0 en as selvas víi'genes del Torhiguero y de Bidtijí, en los ramales de la Siena pióxi- mos á los límites de Chiapas, en el Maluco, en Sania Lucía y finalmente en los países desiertos del Peten y la Yerapaz comprendidos en la América Central. MYCETES PALLIATUS, Gray .—Mono propiamenle dicho en Macuspana. Distinguen los campesinos perfectamente este mono del anterior por el color ne¬ gro-rojizo de su pelaje, tirando al gris en el vientre, y sobre todo, por su voz raénos 1 Voyage dans l’Amérique Céntrale, Vite de Cuba et le Yucatán. I, P- 247. 2 Enunimicion de las especies de Mamíferos, Aves, Reptiles, y Batracios observados en la parte cen¬ tral y meridional de la República Mexicana, por F. Sumichrast. j — 11 — estentórea que la del saraguato. Hay que consignar aquí el hecho singular, que en los bosques donde habitan los monos no se encuentran nunca saraguatos, cir¬ cunstancia que contribuye á conservar perfectamente marcados los límites de sus localidades. Siguiendo el curso del rio Tepetitan principia á oirse el grito del M.i^alliatus en la Boca del Maluco, dos leguas antes de llegar al pueblo de Tepetitan; desde allí no vuelve á encontrarse al M. vülosus en ningún sitio de las márgenes del Chilapilla, del Chilapa ni del Grijalva hasta Frontera, rios pobla¬ dos todos por la especie de que me ocupo. El M. palliatus prefiere para vivir los cha2:)arros, nombre con que se designan en IMacuspana las masas de vegetación formadas por lianas y árboles de poca altura. Por lo demás, ofrece un carácter semejante al de su congénere; como él, es perezoso, y comunmente he visto des¬ truir por las carabinas de inhumanos cazadores una partida sin que abandonen aquellos pobres animales el árbol de su habitación. He conservado largo tiempo en domesticidad muchos sai’aguatos y monos, y se vuelven extremadamente dóciles; pero viven entregados al sueño y la inacción y no vuelven nunca á lanzar los ter- iñbles alaridos que en la selva parecen interpretar los goces de su libertad y de su vida en sociedad. ATELES VELLEROSUS, Cray. Aleles fuliginosus, Schlegel; A, pan, Schlegel. Vulg. Mico, Macaco y Tacha. De todos los Neopitecianos hoy conocidos en México, ninguno rivaliza con éste en la vivacidad, agilidad y aptitudes para imitar con bastante perfección diversos ejei'cicios gimnásticos. Esto, sin duda, ha contribuido á que su existencia no per¬ maneciera largo tiempo ignorada de los sabios mexicanos, pues los prestidigitado¬ res ambulantes lo han convertido en un compañero inseparable, dócil é inteligente intórpi’ete de los juegos y magias con que excitan la curiosidad y conquistan los aplausos del público. Por otra parte, su área geográfica es mucho más extensa que la de los Mycetes en la República. En Macuspana he observado que esta es¬ pecie se ha ido replegando á la Sierra, á medida que la población aumenta y el cul¬ tivo de los campos disminuye la extensión de las grandes selvas habitadas por ella. Pero más que esto, ha determinado tal emigración la guerra sin cuartel que una gran mayoría de los habitantes le hacen diariamente. No comprendo cómo puedan aquellas gentes vencer la natural repugnancia que inspirar debiera á todos el uso de la carne de un animal tan semejante al hombre, ni mucho ménos cómo pue¬ dan ser bastante fríos ó indifeientes ante el cuadro desgarrador que ofrecen estos monos, cuando al ser heridos de muerte exhalan lamentaciones que consternan quejas capaces de arrancar la compasión, y cuando próximos á espirar parecen dirigir miradas llenas de cargos y á veces compasivas á su terrible asesino. En cuanto á mí, no he sido bastante inhumano, ni aun con el objeto de hacer una adquisición zoológica, para privar de la vida á séres tan inofensivos como estos. — 12 ORDO IL CHIROPTERA. FAM. I. VESPERTILIONID2E. VESPERUGO PARVULUS, Dobson. Rlíogo'ésapárvula, H. Alien; Rh. lumida, H. Alien: Yulg. Murciélago; Tzolz en idioma Tzolzií. VESPERTILIO ALBESCERS, Ét. GeoílVoy. Vespertilio leucogaster, Max. Vulg. como la anterior. FAM. ir. PHYLLOSTOMIDiE. GLOSSOPHAGA SORICINA, Peters. Vespertilio soricimis, Pallas; Glossophagaamplexicaudaía,Éí. Geoffroy; Phyllophora nigra, Gray; Monoplujllus Leachii, Gray; Glossophaga Leacki, Tomes. Vulg. Murciélago. Son muchas las especies del órden de los Queirópteros peculiares de Macuspa- na; su habitación favorita en aquel distrito la he encontrado comunmente en los techos de las casas formados con hojas de ^^\mevrr(Chamcerops .^jAj/pero sus gua¬ ridas preferibles en el rio Tepetitan y en el Tulijcá, cerca de las grandes cataratas del Salto, son los troncos viejos del Bitze (Inga S 2 niria, L.) y las raíces adven¬ ticias de los sauces (Salios sjo.). En San Diego aparecen con bastante frecuencia algunos individuos de los cuales logré matar uno que media 0“G52 (28 pulgadas mexicanas) de uno á otro extremo de las alas; su hoja nasal estaba bastante des¬ arrollada y cortada en triángulo, la cola sobresalía poco de la membrana inter¬ femoral, la lengua estaba cubierta de papilas duras, su color era gris oscuro en el dorso y claro en la región abdominal, su sistema dentario caninos muy robus¬ tos, Yi incisivos, siendo los dos superiores del medio más laigos y truncados, y “/i 2 molares. Estos caracteres me inclinaron á ver en él un Yamjoyrus aunque nunca pude fijar con precisión el género y la especie por la falta de obias de cla¬ sificación . Durante mucho tiempo dudaron los naturalistas de la piopiedad que tienen estos mamíferos de chupar la sangre de los animales dormidos. Aceptaion este hecho cuando Mr. d’Orbigny publicó sus notables observaciones en la América del Sur, y hoy todos saben que atacan aun al hombre, de lo cual pude convencer¬ me por mí mismo durante una corta permanencia en la hacienda Concepción, cerca de Macuspana. Grande fué mi sorpresa cuando al despertar después de una noche de estío en que el calor me obligó á aceptar una hamaca, observé empa¬ pada con mi sangre la tela de mi lecho y una pequeña heiida en el dedo mayor del pié. En algunas fincas son los murciélagos un terrible azote paialos caballos y marranos, y aun llegan á extinguir la cria de gallinas. Los campesinos los des- tierran colocando en los gallineros ramas de Bejuco de ajo, especie de Bignoniá- cea que despide un olor semejante al de la Liliácea, que le ha prestado su nombre. — i3 — ó haciendo derribar los árboles de Chicozapote (Sajjota achras, Mili.), de Poma- rosa (Jamhosa mdgaris, D. C.) y de Nance (Malpighia favinia?), porque se cree que atraídos por los frutos de esas plantas, llegan hasta las habitaciones. ORDO III. CARNIVORA. FAM. I. FELID^. FELIS ONQA, L. Felis onza, Baird; Leopardus Hernandezii, Gray; L. onca, Moore; Tlatlauhqui Ocelotl zeu Tigri mexicana, Hernández. Vulg. Tigre real; Balara en idioma Maya y sus dialectos. El vulgo, ó para hablar con más propiedad, los primeros colonos españoles que parecen haberse empeñado en trasplantar á la América, viniera ó no al caso, la nomenclatura del Antiguo Continente, bautizaron este Felido con el impropio nombre que dejamos apuntado. Es, sin disputa, el más notable de la familia en toda la República y uno de los más abundantes en Macuspana, al grado que en el Limón, hacienda de ganado de mi padre, llegaron á encontrarse partidas en nú¬ mero de seis en la época de la cópula. En las fincas dedicadas á la cria, cuyos ganados son constantemente atacados por los tigres, tienen los propietarios espe¬ cial interes en destruirlos. Inmediatamente que el Rey de los zopilotes (Sar- coramjyJius papa, Dum.) ó los mismos zopilotes (Catharisies atratiis, Bartr.), denuncian á lo lejos en la llanura una res muerta, salen los cazadores con perros educados expresamente, ó acechan el momento en que el tigre se aleja de su presa para instalar una trampa armada con lazo, fusiles ó grandes pesos, y en este caso le dan el nombi’e mayo de Peo ó Peoil: si la trampa está construida para apo¬ derarse de él vivo, le cortan las gai’fas, le cosen la boca y lo conducen á la finca para diversión de todos. Otras veces procuran obligarle á treparse en los árboles y allí lo matan, y no son raros los casos en que sorprendido por los vaqueros en medio de una extensa sabana, hagan aquellos alarde de su destreza en el manejo del lazo para hacerlo perecer ahorcado. FELIS PARDALIS, L. Leopardus pardeáis, Moore; L. pictuset L. griseus, Gray; Tlacoozelotl, Tlalocelotl, Caíus pardas Mexicanas, Hernández. Vulg. Frijolillo, Corredero. Los nombres vulgares con que se designa esta especie en Macuspana, son de¬ nominaciones vagas aplicadas frecuentemente á individuos distintos pero del mis¬ mo género. El primero está fundado en las manchas de la piel, en que el vul^o ha pretendido ver el aspecto que ofrecerían las simientes del fviiol (Pkaseolus vul- garis, L.) esparcidas en desorden, y el segundo recuerda la costumbre que tiene este animal, de visitar por la noche los rediles y toriles para dar caza á los becer- 2 — 14 — ros, cabras y ovejas. Es de pequeña talla y no causa tanto daño en las haciendas como el F. onca. FELIS TIGRINA, Erxleben. Felis milis, F. Cuv.; F. macroura, Max.; F. mexicana, de Saussure. Viilg. Mijilole. Es aun de menor talla que el F. 'parclalis y se alimenta exclusivamente de pe¬ queños mamíferos, tales como TJcos [Dasyprocia imnctata^ Gray), Tepetzcuin- tes (Ccelogenys paca. Tomes), aves de corral y silvestres. FELIS CONCOLOR, L. Leopardns concolor, Moore; Mitzli, Hernández. Vidg. León, Este cuadrúpedo, conocido en la América Meridional con el nombre de Puma, es poco abundante en Macuspana. Sin embargo, cuando aparece en algunas ha¬ ciendas perjudica bastante. Según me han asegiu’ado muchos campesinos, ataca de preferencia á los becerros, muletos y potrillos. PAM. II. PROCYONIDm. PROCYON LOTOR, Alien. Ursas lolor, L.; Procyon lolor, var. Is. GeolTroy; P. Ilernanclezii, Waglev; P. Uernanclezü, var. mexicana, Baird; P. nivea, Gray; P. psora, Gray; Mapach quauh-pccolU, Hernández. Vulg. Mapache. Este mamífero es uno de los más perjudiciales á las sementeras de maíz. NASUA NARICA, Alien. Viverra naricu, L.; Nasua leacorJujnchus, Tschudi; N. fusca. Tomes; N. soUlaiia, 'íar. mexica¬ na, Weinland; N. socialis el solilaria, de Saus-mre; Qiiauh pecoll sen Mcles moiilanus, Hernández. Vulg. Chico. En algunas localidades de México se da el nombre de Tejón solo al Procyon lotor, denominación confirmada en la Biología Centrali-Americana, ZooL, v. I, p. 70, sobre la cual creo interesante entrar aquí en algunas explicaciones. Des¬ de muy niño oia hablar en San Diego de un cuadrúpedo común en aquella ha¬ cienda y en todo el Estado de Tabasco nombrado allí Chico-solo, sinónimo de Tejon-solo, para distinguirlo del Chico propiamente dicho. Más tarde tuve oca¬ sión de matar algunos, y cuando me dediqué á observar los animales, llamóme altamente la atención el hecho de nunca dar caza á una hembra. Comuniqué es¬ to á varios campesinos recomendándoles mucho se fijasen en el sexo de aquel mamífero, repetí cuantas veces pude mis observaciones, obteniendo en todas el mismo resultado, hasta que ellas y im exámen atento de los caracteres zoológicos me condujeron á esta conclusión: el Chico-solo es el mismo Nasua narica que, llegado á una avanzada edad, abandona el hatajo y vive errante y solitario en la sepesLira de los bosques. — IS — El Chico es tan perjudicial como el Mapuche; pero se domestica pei'fectamente. Yo logré conservar algunos tan dóciles y obedientes á mi voz, que llegaron á sen¬ tir por mí la misma adhesión que un perro. FAM. III. MüSTELIDyE. MUSTELA. BRASILIEFISIS, Sewaslonoff. Mustela frénala, Liclitenstein; j\I. xantkogenys, Gray; M. noveboracencis, Frantzius; Piiíorius bra- siliensis, Coues; P. frenalus, Baird. Vulg. Comadreja. Este pequeño mamífero suele visitar por las noches las habitaciones de campo y los gallineros para devorar los huevos de las gallinas y pavos. GALICTIS BARBARA, Frantzius. Mustela barbara L.; Galera barbara, Moore; Tepeijlzcuitli seu Canis montanus, Hernández. Vul^- Cabeza-blanca, Tigrillo zapotero. ’ • o- Es muy general la opinión que hace de este mustelido uno de los más feroces de Macuspana, creencia fundada indudablemente en la propiedad que tiene de aco¬ meter á los tianseuntes. Tuve ocasión dé observar que al pasar una persona de¬ bajo de un árbol en que habia algunos de estos animales, bajasen á tierra y cami¬ nasen largo trecho siguiéndole la pista. No obstante estos instintos, el Cabeza- blanca se domestica perfectamente. Yo conservé por mucho tiempo uno que, vi¬ viendo en completa libertad en la easa, á nadie molestaba; pasaba el dia oculto en los tablados en sociedad con un Nasua 7iarica, y al escuchar mi voz acudían am¬ bos con prontitud. El se empeñaba en hacerme caricias, le metía los dedos en la boca, y á semejanza de los perros, me mordía suavemente ó se acos¬ taba en el suelo, tomándome las manos con la suyas y empleando el mayor cuidado para no causarme molestia con sus afiladas uñas. Acostumbrado á alimentarse con carnes condimentadas, no manifestó nunca tendencias á recobrar su primitiva libertad. CONEPATUS MAPURITO, Coues. Viverra mapurito, Gmelin; MepUlis mapurUo, Lichtensteiii; M. Icuconola, Lichlenslein- M soleuca, Lichlenstein; M. nasuta, Beunelt; Thiosmus nasutus, Bugés; Conepatus nasulns cU u phitis intermedia, de Saussure; M. chüensis, Frantzius. Vulg. Zorro hediondo ’ ^ ’ Ningún naturalista ignora que la única defensa de este animal consiste en sa¬ turar la atmósferacon su peculiar fetidez, debida á un bumor contenido en dos glán dulas Cuando se ye perseguido por el hombre, los perros ú otro animal, comnrime aquellas por medio de los fuertes músculos que las rodean, y lanza ñor el , mencionado liquido. Nadie podría explicar lo bastante hasta qué nradn n inaguantable en aquel instante el ambiente; baste decir que si eUiecho Le lu “r en una habitación, es indispensable yentilarla yarlos dias, porque la ropa los mue¬ bles y los aposentos quedan impregnados completamente. En el cami o ¡e sabe la — 16 — pi’esencia de un zorro en los alrededores, porque aun estando á cierta distancia se percibe su insoportable olor. La superstición y la ignorancia, que por desgracia residen en todos los sitios del globo habitados por el hombre, han explotado á su sabor esta particularidad, in¬ ventando mil ridiculas consejas, dignas de ser miradas con el más supremo desden, pero que la observación recoge cuidadosamente y el fiel naiTador debe consignar siempre que se trata de añadir un dato más á la historia natural de una especie. Estando en la hacienda Limón vi un indio consagrado con empeño á la construc¬ ción de una hornilla sui generis, y habiéndole preguntado el uso que le daña, me contestó que era para famigar sus perros, porque el maligno viento del ^ot ? o les habia hecho perder el olfato y ya no seguian la pista del Cereque (Dasyproc- ia pnnciaia, Gray). Continué observando su labor sin perder ningún detalle, y mi admiración creció de punto cuando vi que aquel desgraciado, tomando cieito aire misterioso, revistiéndose del carácter de un hechicero, colocó en la lumbie de su hornilla fragmentos de colmillo de jabali (Dicotyles labiains, Cuv.), de co la de armado (Dasypus novemcinctus^ L.), de hiel de tepescuinte (Ccelogenys paca, Tomes), hojas de palmas benditas y Chile (Capsicum annuum,L.)- neo tinenti obligó á los pobres canes á aspirar el fatal humo desprendido e q singular conjunto de sustancias, lo cual terminado, manifestóse muy comp c porque estaba plenamente convencido que sus fieles compañeios e p p rian en lo sucesivo abundante caza. LUmA FELINA, Coues. . Musida felina, Molina; Nidria felina, Gray; Luirá chilensis, Bennelt; L. califoinica, laj. u g. Perro de agua. Pocas especies zoológicas deTabasco debieran ser tan estimadas como ésta si la industria diera á su piel las numerosas aplicaciones de que es susceptible. Está re¬ vestido este animal de dos pelajes, uno ordinario perceptible al exteiioi y otio finísimo exactamente igual al de la nutria de Europa, cubierto por el primero. La preparación de estas pieles es costosa por cuanto exige mucho tiempo para despo- jai’las del pelo ordinario, no habiéndose arbitrado hasta hoy un medio que facilite aquella operación. Unido esto á la natural indolencia de los habitantes, permanece nuestra nutria sin prestar á las artes su valioso contingente. El perro de agua es bastante común en Macuspana; le he visto en todos los rios y en muchos ano- yos, especialmente en los del Higo y la Montaña en San Diego. estar muy conforme con las observaciones del Sr. Sumichrast en la pai S. L. de Veraeruz, pues asegura aquel sabio naturalista que la L. felina habita c e prefe¬ rencia en los rios pedregosos y muy poco en las aguas cuyo lecho es cenaj^oso. Sin poner en duda este hecho, creo encontrar su explicación en la escasez c e a imentos que tal vez ofrezcan aquellos rios á este mamífero ó en los enemigos^ que e obli¬ guen á refugiarse en las corrientes de la sierra. Los huecos de los áibo es y las — 17 — cavidades de las rocas á inmediaciones de los litorales, son los sitios de reposo y las guaridas en donde oculta sus pequeñuelos la nutria. Se abriga la creencia errónea en Macuspana que puede vivir indefinidamente en el agua, siendo así que necesita salir de aquel líquido con frecuencia para respirar, como lo comprueba el haberse encontrado ahogado un perro de agua que cayó en una naza en el arroyo de Acumba. El buen éxito alcanzado por el mai’qués de Courtivron en la domesticación de una nutria en la abadía de San Juan el Grande, Autun, según carta que con fe¬ cha 15 de Octubre de 1779 escribía al inmortal Buífon, y los servicios que una de Noruega educada, prestaba á su amo, según Montoppidan, los creo imposibles tratándose de la especie tabasqueña. He conocido varias personas consagradas á la solución de este problema; sus experiencias, así como algunas tentativas hechas por mí, fueron siempi’e de resultados negativos. ORDO lY. SIRENIA. FAM. I. MANATIDA3 MANATUS AUSTRALIS, Tilesius. Trichechus manaliis, L.; Tricliechns manatus, a. ausíralis, Gmelin; Manalus americanus, Desma- rest; M. laliroslris. Harían. Viilg. Manatí. Pocos años después del descubrimiento y conquista de la América, y especial¬ mente á fines del siglo pasado, las miradas de los sabios europeos se fijaron en las regiones cálidas de la América Meiidional, atiaidas evidentemente por los te¬ soros que sus grandes rios, sus inmensas selvas y sus nevadas montañas, ofrecían con profusión á todos los espíritus investigadores. Consecuencia de esto fué que México, no ménos ideo que aquellos países, ocultase á los ojos de los naturalistas especies tan notables como la que me ocupa. El célebre navegante Dampier pare¬ ce haber sido el primero que observó en las costas de Campeche y en el rio Gri- jalva este raro mamífero, y quien dió á conocer extensamente en Europa los por¬ menores relativos á su pesca, citados por el naturalista inglés Mr. E. R. Alston ^ En 1880 publicó también sus interesantes trabajos el Sr. Sumiebrast,^ á quien Mé¬ xico es deudor de tantos y tan valiosos datos sobre la fauna local, quedando así fijada la área geográfica de esta especie en el litoral del seno mexicano. En Tabasco se alejan bastante de la costa los manatíes, internándose por el Gri jaiva hasta los rios Chilapilla, Chilapa, Usumacinta y los ídolos. El rio Macas pana tiene un afluente pequeño, distante 48 leguas próximamente de la B de Tabasco, al cual ha impuesto el vulgo el nombre de Manatinero, por encon- 1 Biol. Cent.-Amer., Mamm.,\o\. I, p. 9o. 2 La Naturaleza, Vol. V, p. 213. — 18 — ti ai se allí, se dice, este mamífero; mas esta aseveración parece estar desmentida poi la expeiiencia, pues no sé que á tan larga distancia de la cosía exista el sireni- do en cuestión. Nunca he tenido el placer de ver estos animales en los referidos rios; hube de conocerlos en San Juan Bautista, adonde los llevan los pescadores, y ano- tai’los siguientes datos: largo, 4 metros,y circunferencia3“8, que corresponde á un diámetro de 1^2. El cuerpo de este mamífero aféctala forma de un elipsoide prolon¬ gado, la cabeza se asemeja á un cono truncado y corresponde aparentemente á un teicio de la longitud del cuerpo; las manos, ó más bien dicho, las aletas están pro¬ vistas de uñas redondas y planas; el oído está situado casi á la misma distancia que los ojos de la extremidad del hocico y consiste en un agujero sumamente pe¬ queño, la piel es en lo general áspera y gris con algunos pelos aislados, más nu¬ merosos y rígidos en la comisura de los labios y en la faz palmada de las aletas, y en cuanto á los órganos genitales de la hembra, en los cuales ha pretendido ver el vulgo un símil de los de la mujer, no creo ofrezcan nada de particular. Los ma¬ natíes frecuentan las orillas de los rios en donde crecen las plantas propias para su nutrición, entre otras, el Camalote de agua ó Grazna de agua (Oplismena holciformis'^). Es común oir en el rio Cbilapilla, cerca de San Román, el Mulato, la Boca del Jobillo y Santa Isabel, el ruido producido por ellos cuando en el silen¬ cio de la noche se aproximan á los sitios cubiertos por aquella gramínea. Los pes¬ cadores se dirigen á esos lug’ares con el mayor sigilo, porque los manatíes son animales que al menor ruido emprenden la fuga, y al efecto se embarcan en cayu¬ cos, especie de chalupas muy ligeras construidas de una pieza, y los asedian cuando éstán comiendo, dormidos ó en el momento en que sacan fuera del agua la cabeza para respirar. Es indudable que aquella pesca es la que ofrece mayores atractivos en los rios de Tabasco. Tan luego como el pescador tiene uno á su alcance lanza sobre él su harpon sujeto de antemano á una larga cuerda de henequen llamada tiburonera, la cual pende por la otra extremidad de una boya de madera muy ligera. El manatí, al seníii’se herido, emprende la fuga con toda la rapidez de que es ca¬ paz, arrastrando el flotador que va indicando todas sus evoluciones; el cayuco, im¬ pulsado por los hábiles remeros, le sigue describiendo las mismas curvas, hasta que agotadas sus fuerzas, cuando se siente pi’óximo á sucumbir y obligado por la nece¬ sidad de respirar, busca la orilla, adonde saltan con prontitud sus perseguidores para acabar de darle muerte. Los habitantes de las márgenes del Chilapilla, gen¬ tes pobres consagradas á la pesca, se consideran muy dichosos cuando se apoderan de un manatí, por cuanto la piel se vende siempre con estimación y recompensa á satisfacción sus fatigas. De esta piel, que suele tener hasta dos centímetros de espesor, he visto fabricar bastones que con el pulimento ó cierto barniz que les aplican, adquieren el aspecto del ámbar amarillo. También explotan admirable¬ mente los pescadores la credulidad de muchos incautos que atribuyen á los hue¬ sos del manatí propiedades maravillosas para combatir ciertas enfermedades, y mayormente para estar á cubierto de los hechizos. Si á esto se agrega el exquisito — 19 — sabor de su carne, comparable según unos á la de ternera, y á la de puerco según oü’os, razón debemos conceder á quienes tantas muestras de regocijo dan cuando hacen semejante adquisición. ORDO V. UNGULATA. SUBORDO I. PERISSODACTYLA. FAM. I. TAPIRID^. TAPIRUS BAIRDI, Dow. Tapirus americanus, Moore; Elasmognathiis Bairdii, Gilí. Vulg. Anta ó Danta. Durante mucho tiempo se confundió esta especie mexicana con el 2\ Boioi y otras de la América meridional, sin duda por la popularidad que alcanzaron en Europa y en la misma América las descripciones que desde mediados del sio-lo pasado vinieron produciendo las plumas de Marcgrao de Liebstad, Azara, Reno-- ger, el príncipe de 'WiedjTschudi y Schomburgk. Hoy está tan bien determinada, que inútil seria repetir aquí lo que tantas veces han dicho los naturalistas sobre sus caractéres. ^ En muchos puntos de Macuspana se encuentran las Dantas; pero he observado que huyen de los grandes paiitanos del N., fijando su residencia favorita en las sel¬ vas del Valle de Bulují, en el Tortuguero, en las colinas próximas al Manatinero y en los bosques del Higo, cerca de San Diego. Comunmente se alimenta este pa¬ quidermo con hojas de palmeras tiernas y ciertas enredaderas leguminosas; pero en sus correrías, que regularmente son de noche, abandona la espesura de los bosques para invadir las plantaciones de cacao y más particularmente las de frijol Bien con sus pisadas, bien devorando aquellas delicadas plantas, producen en una sola noche daños considerables, montantes, no pocas veces, á centenares de pesos Cuando la vigilancia de los propietarios no les permite esto y los bosques no les brindan suficientes alimentos, buscan la proximidad de los rios v de para regalarse con las plantas acuáticas mas suculentas. SUBORDO II. ARTiODACTYLA. FAM. I. SUID.E. DiGOTYLES TAJACU, Sdater Sus Hernández US tajacu, L.; Dicotyles torrjualus, Cuv.; Qimüiüacoymatl, Quapizotl, Aper Mexicann-i landez. Vulg. Puerco de monte, Coche de monte, Lcchon de monte Z’ _ ’ en Idioma Zoraíe No es del todo exacto, como se dice en el Museo Pintoresco de Hi t • ral, Vol. II, pág. 20, que este paquidermo prefiera para vivir ha J! Riontañas álos 1 Véase la Biol. Cent.-Amer., Mamm., Vol. I, pág. iOl y siguientes. — 20 — terrenos llanos y los valles, pues en Macuspana se le encuentra lo mismo en la región del N., atravesada por grandes pantanos, que en la del S., accidentada por varios ramales de los Andes de Chiapas, Cierto es que allí abunda más, sea por los elementos de vida que le ofrezcan las selvas, sea porque esas comarcas no están sujetas á las inundaciones anuales. Este mamífero se alimenta de raíces, semillas y frutas silvestres, especialmente de Chiqidyid, que es el fruto de una palmera conocida con el nombre de Jahuacie (Bactris sp.); también apetece los sapos, culebras, lagartos, ciertos crustáceos y un pequeño quelonio, &\ Cy- nosternon pensilvanicus, llamado vulgarmente Pochitoque.^ Iodos los na uxa listas saben que este animal tiene debajo de la piel, en la región del sacio, una glándula abultada, de la cual arroja un licor fétido. «Ray y otros muc ios au o res han pretendido que el licor que sale por la hendidura del lomo ce ecan, (así se le llama en la América del Sur y en Europa), es una especie ce a miz ele, un perfume agradable aun al tiempo de salir del cuexpo de anima , y q este buen olor se percibe á bastante distancia y perfuma los lugaies poi on e t el animal y el paraje en que habita.» «Nosotros, , 1^1 peor ex¬ acuerdo con él) hemos experimentado mil veces o c - pamos sufrirle, prendo al tiempo de salir del animal,^es tan mgia m hacerle recoger sin sumo disgusto.» Ln coi i que he visto en Macuspana repetidas veces. impregne res d un puerco de monte, cortan esa para obtener un del olor fuerte y desagradable, y no ^ ¿eieion, si esma- resultado completo, hagan igua cosa = fácilmente, se obtiene por la obo. Cuando se domestica, lo cual se emjspaca 6 Tepclzadnte. castración una carne tan deliciosa como la dei ücecoyu j i DICOTYXiES LABIATUS, Cuv. Vulg. Jabalí. Esta especie habita de ordinario los terrenos elevados; solo e«^^e en el estío baja á los llanos boscosos en pai i asee c.o p^^eresante averiguar cedentes de las sierras de Tila y del Palenque. Sena m / si los individuos que suelen llegar á Macuspana se destace q„ivín 2 Paz, residencia de este suicleo, según los Sres. Temple,^ o man y Las correrías de estos animales se perciben á larga distancia poi e lui o que producen, y porque su tetidee es más Este cuadrúpedo es tan feroz que acomete a W dose dado casos en que un gran número de ellos B 11 . 1 • » 1 1 nn npi’pcer entre sus afilados caninos, dolé á subirse en un árbol paia no peieoei ei 1 Museo Pintoresco de Historia Natural, loe. cit. 2 Biol. Ccnl.-Amer., Manim., Vol. I, p. 109. — 21 — FAM. II. CERVIDvE. CARIACUS VIRGINIANUS, Brooke. Cervus virginianus, Bodclaert; Cervus mexicamis, Gmelin; Cariacns mexicamis, Brooke; Cerints mmoralis, Hamillon-Smilh. Vulg. Venado bayo, Moa en idioma Zoque. Cuando los ríos se desbordan, abandonan los venados las^j/aya^ ó lugares ba¬ jos próximos á las lagunas, que parecen ser su habitación más favorita. Muchos perecen ahogados, y otros que logran alcanzar los sitios más elevados convertidos en islotes, sucumben atravesados por las balas de los cazadores, que penetran has¬ ta en las selvas más cerradas en cayucos (especie de chalupas), aprovechando las circunstancias que impiden la fuga de centenares de animales. No obstante esto, la especie de que se trata es muy numerosa, y sus pieles forman uno de los ramos más importantes de exportación extranjera. CARIACUS RUFINUS, Brooke. Cervus rufinits, Bourcier et Pucheran; Cervus Sartorii, de Saussure. Yulg. Cabrito, Yaco. Es más raro que el anterior. ORDO VI. GLIRES. SUBORDO I. SIMPLICIDENTATA. FAM. I. SCIURIDyE. SCIURUSRUFIVENTRIS? Vulg. Ardilla colorada. SCIITRTJS CINEREUS? Yulg. Ardilla rocilla. SCIURUS SP. Vulg. Ardilla negra. Estos loedores habitan en \o% Jahuactales, nombre con que se designan los bos¬ ques abundantes en una palmera (Bactris sp.), denominada Jahuacte, cuyos fru¬ tos, no obstante la duieza de su perispermo, parecen constituir su alimento pre¬ dilecto. Sin embaí go, las aidillas abandonan á menudo su habitación para invadir las plantaciones de maíz y de cacao, cuyas mazorcas apetecen mucho. De tal magnitud son los daños que ocasionan, que los propietarios de fincas de cacao se ven obligados á pagar una ó dos personas, á quienes dan el nombre de tiradores, con el exclusivo objeto de destruir estos animales. Este empleo es uno de los me¬ jores para ciertos individuos, porque además del sueldo que disfrutan mensualmen¬ te, tasado en ocho pesos, y la asistencia que se les da, obtienen veinticinco cen¬ tavos poi' cada cola de ardilla que presentan, como prueba de su cacería. Parece que en todas las localidades en donde se cultiva el cacao es perseguido por las ar¬ dillas, pues, según las observaciones del Dr. Frantzius, en Costa-Rica produce iguales devastaciones el Se. hypopyrrhiis 1 Biol. Ceni.-Amer., Mamm., Yol. I, p. 133 . 3 — 22 — FAM. II. GEOMYIDyE. GEOMYS HISPIDUS,Xe Confe. Ascomys mexicanus, Eydoux et Gervais; Saccoplwrus qtiachil, Gray; Geomys heterodus, Peters. Vulg. Tuza; Tdmbijíz en idioma Zoque. Como es sabido de todos, las tuzas disponen sus habitaciones en grandes gale¬ rías subterráneas, en cuya construcción cortan las raíces de las plantas que en¬ cuentran á su paso, sea para alimentarse ó para formar sus guaridas, y hé aquí por qué se hacen tan nocivas á la agricultura. Estos roedores habitan los terre¬ nos altos de Macuspana, es decir, los que no están sujetos á inundaciones, por lo cual se consideran superiores para la labor los litorales aun cuando sufran allí los propietarios las incomodidades y ligeras pérdidas que se derivan de las crecidas anuales de los rios. En todas las fincas donde existen tuzas se consagra un indivi¬ duo que lleva el nombre de lucero, á su exterminio. Al efecto observa los sitios donde se encuentran, fácilmente reconocibles por los montones de tierra que de¬ positan á la entrada de la cueva y coloca en cada uno trampas de lazo, ó bien hace excavaciones hasta llegar á sus guaridas. Cualquiera que sea el medio em¬ pleado, reciben los tuceros doce ó veinticinco centavos por una tuza además del sueldo estipulado. FAM. ni. HYSTRICIDiE. SYNETHERES MEXICANUS. Hyslrixmexicana, Kerr, Linn.; Cercolabes Liebmanni, Reinhardt; C. novce-hispaniw, Waterhorse; Hoilzllocualzin seu Tlacuatzin spinosus, Hernández. Yulg. Zorroespin. De una manera dudosa me veo precisado á colocar aquí este mamífero. Es de¬ masiado raro en Macuspana, y aunque he tenido algunos ejemplares á la vista, ha¬ ce de esto tantos años que,ni aun los caractéres más sencillos me seria posible conservar en la memoria. A pesar de esto, no dudo que el roedor de que se trata sea el /S. mexicanus, porque hasta hoy no se tiene noticia de que exista otia es pecie en el país. FAM. IV. DASYPROCTIDA]. DASYPROCTA PUNCTATA, Gray. Dasyprocta Azaree, Tomes. Vulg. Veo, Cereque, Guaqueque. CCELOGENYS PACA, Tomes. Mus paca, L.; Cxlorjentis siibniger, Fréd. Cuv. Vulg. Tepelzcuinle. Estos dos roedores son objeto de una tenaz persecución, así porque piopoicio- nan una de las carnes más delicadas, como para evitar los ataques constantes del último á los frutos del cacao cercanos á las raíces del árbol. Cuando se ven per¬ seguidos por los perros se refugian en los huecos de los troncos viejos ó en las cue- —23 — vas de los Armados {Dasypus novemcinctus, LJ, de donde los desaloja uno de los cazadores por medio de humaredas, en tanto que otro espera el momento de la fuga para darles muerte con un machete, especie de alfanje muy pesado y cortante. Ambas especies se domestican fácilmente. ORDO VII. EDENTATA. SUBORDO I. ENTOMOPHAGA. FAM. I. DASYPODIDJE. TATUSIA NOVEMCINCTA, Alston. Dasyjms novemcinctus, L.; Dasyims novemcinctus, var. mexicaniis, Peters; D. peba, Desmarest; B. feneslralus, Peters; D. niexicanus, Filzinger; Tatusia mexicana, Gray; T. leplorhyiiclms, Gray; Ayotochtli seu Dasypiis cucurbilinus, Hernández. Yulg. Armado, Jueche; Juech ó Huech en idioma Maya y en dialecto Chonlal, Parece innata en la raza indígena la persecución á este animal; su caza la preo¬ cupa constantemente y es curioso ver en las habitaciones prendidas en las amar¬ ras de los setos, á guisa de trofeos, las colas de armado disecadas por centenares. Fácil es comprender la razón de esa perpetua guerra; la especie de que me ocupo es inofensiva; con la mayor sencillez se le obliga á refugiarse en sus cuevas, en donde se apoderan de ella los cazadores. La fuerza de estos animales no parece corresponder á su tamaño, pues un hombre por vigoroso que fuese, asido á su cola cuando está bajo de tierra, no sería capaz de sacarlo si no emplease el ardid demasiado vulgar, dado á conocer por el Dr. Brehem en su obra monumental so¬ bre la vida de los animales, de hacerle cosquillas en el ano con un bastoncito, me¬ dio por el cual la pobre víctima se entrega á su terrible enemigo. La caza del armado ofrece el gran peligro de las víboras; repetidos casos se han dado de que un hombre al introducir las manos en una cueva haya recibido la mortífera mor¬ dedura de esos ofidianos. FAM. II. MTRMECOPHAGIDiE. MYRMECOPHAGA TETRADACTYLA, L. Tamandúa leíradaclyla, Salvin, Yulg. Oso colmenero. El nombre de Oso colmenero, con que el vulgo ha bautizado este cuadrúpedo, trae su origen de la persecución que hace á los panales de las abejas silvestres (^2Ví- gona sg.) pax'a regalarse con la miel que elaboran y devorar los huevos y lar¬ vas de esos insectos. CYCLOTURUS DIDACTYLUS, Aíslen. Myrmecophaga didactyla, L.; Cyclothurus dorsalis, Gray. Yulg. Mico de noche. El nombre vulgar de esta especie está conforme con sus hábitos nocturnos. De _24_ día se le ve siempi’e con la cabeza metida entre las manos esquivando la luz y afectando la forma de una bola ó más exactamente la de un vilano sedoso del más bello color de oro. Nuestro ilustrado consocio el Dr. D. Jesús Sánchez ha sido el primero que ha dado á conocer como nuestro este singular y precioso desden¬ tado. ^ SUBCLASSIS 11. DIDELPHIA. ORDO VIII. MAK.SUPIALIA. FAM. I. DIDELPIIIDAi:. DIDELPHIS VIRGINIANA, Kerr. Didelphys ca/¿/brH¿ca, Bennett; Z). hreviceps,'Bexm&\,\.-, Tlacualzin, Hernández. Vulg. Zorro blanco; Tzii en idioma Zoque. Este marsupial vive comunmente en los huecos de los árboles, en las bodegas y en los almacenes de granos, de donde sale por las noches para frecuentar las casas de paja y los gallineros, con el objeto de devorar los pollos, huevos y ga¬ llinas. Cuando le dan caza los perros tiene la particularidad de fingirse el muei to. En algunas localidades de Tabasco tienen el extravagante gusto de comer la car¬ ne de este animal. CLASSIS II. AVES. ORDO I. PASSERES. SÜBORDO I. OS CINES. FAM. I. TURDID^. TURDUS MUSTELINUS, Gm. Turdtis (Hylocichla) muslelimts, Goues; T. densas, Bp. Nomeii vulgaris ignotus. TURDUS GRAYI, Bp. Turdus iristis, Sel.; T. casius,Bp.; T. helvolus, Liclil. Vidg. Calandua. 1 nA+ns-ñero es tan sonoro, tan El canto de esta avecilla se compone de muy pocas nuiaa, , 1 . fnííps de Audubon, que no clai’o, tan armonioso y argentino, según las hermosas n c _ ^ o T inmada á fio’iirar en primera linea, se puede oír sm conmoverse profundamente. Ijlam o 1 en la clasificación que he adoptado, no vacilaré en colocarla asimismo entre las 1 Revista de Historia Natural, por J. Sánchez. La Naturaleza, Yol. folies Bird<í 2 La clasificación de las aves está de entera conformidad con la obra ce r. rñipr and Hq of Ihe Norlwest: a hand-book of Ihe ornithology of the región drained hy IhB issou iribularies. 'Washington, I874. mejores especies canoras de la fauna local que describo. Desde la primavera hasta principios del estío, época de sus amores, vive dejando oir sus inimitables melodías. Es necesario haber visitado los ardientes climas del SE. de México, los exuberan¬ tes bosques donde vive la Calandria, estar dotado de exquisita sensibilidad, para interpretar las notas de su canto; para comprender que aquella música es bella y melodiosa, cuando en hermosa mañana y bajo un cielo de zafir desplega todas sus galas la naturaleza tropical, y triste y melancólica en los calut'osos dias en que la creación parece inanimada y las selvas primitivas ofrecen el aspecto de antros so¬ litarios, sin habitantes, sin una sola especie de las muchas que los pueblan. Los alimentos de la calandria consisten en insectos, larvas y bayas. Su nido lo coloca en árboles de diversas especies, ya próximos á las habitaciones, ya distan¬ tes y en el centro de impenetrables bosques. La puesta, según he podido obser¬ var, consta hasta de cuatro huevos. FAM. II. ICTERID^. GYMNOSTINOPS MONTEZUM.$¡, Sel. Cacicus monlezuma, Less.; Oslinops monlezumce. Sel. Vulg. Zacua ó Tzacm. El color general de esta ave es castaño, con las dos rectrices del medio negruz¬ cas y las plumas caudales, amarillas. El pico es amarillo en la punta y negro desde su base hasta el medio; las tibias, tai’sos y dedos también son negros. Es¬ tos caractéres son semejantes en ambos sexos, aunque la hembra es mucho menor que el macho. Las zacuas abundan mucho en los grandes bosques y sitios poblados de arbo¬ ledas de todo el Estado de Tabasco; frecuentemente se les ve invadir las planta¬ ciones en grandes bandadas, posarse en las ramas, apoderarse de los granos tiernos del maíz, bayas y frutos de varias clases cuando están maduz’os y conducirlos á distancia para devorarlos. En el mes de Setiembre, cuando los rios están creci¬ dos, se acercan á los litorales para alimentarse con los frutos del Biize (Inga sjniria, L.) Tales hábitos hacen de esta ave una de las más pérjudiciales á la ao-ricultura; todo lo destruye, los plátanos, naranjas, anonas y otros frutos, cuan¬ do los ái’boles están á inmediaciones de los bosques que les sirven de guaridas. El G. moniezumcB anida en árboles corpulentos de corteza lisa, principalmente en el Pedo mídalo (Bursera gummifera, Jaeq.), en la Palma real (Oreodoxa regia, H. B. et K.), en la Ceiba [Bomhax pentandrum, L.) y en el Cantemó, grande y bella especie de la familia de las Leguminosas. Su nido, en forma de bolsa, construido con Pasto (Tillandsia usneoides, L.) ú otros materiales, tiene de 60 cá 80 centímetros de longitud y 18 á 20 de diámetro, y pende de las ramas más delgadas, siendo de tal maneia ligero, que la más suave ráfaga de viento lo balancea suavemente. «Para el naturalista y el cazador no puede haber más cu¬ rioso espectáculo que el de un árbol cargado así de nidos, y en el cual se agitan — 26 — aquellos grandes y hermosos pájaros. Los machos ladean su magnífica cola, en¬ treabren las alas, bajan la cabeza, inflan el buche y producen su canto singular.» Al inclinarse el pájaro y quedar pendiente de los piés, deja oir un ruido laríngeo semejante al de una vasija de agua que se derrama, suceden á éste varios silbi¬ dos en que se percibe el tañido delicado de la flauta y otras notas que producen un canto prolongado y agradable. MOLOTHRUS PECORIS, S\v. Fringilla pécaris, Gin.; Emberiza pécaris, Wiis.; Passerina pécaris, Vieill.; Icterus pécaris, Bp.. Malalhriis aler, Gray; Orialus fuscas, Gm.; O. minar, Gm.; Icterus emberizoides, Daudin; Fringilla ambigua, Nutt. Yulg. Pijuy, Pico de cera, Garrapalero. El molotro vive comunmente en los pantanos, en los matorrales y en los pra¬ dos; se le ve frecuentar por las tardes los sitios donde pacen los ganados, saltar entre las patas de los bueyes y caballos ó posarse en sus lomos para devorar las garrapatas y otros insectos pai’ásitos. Si algo le inquieta, deja oir su débil canto de alarma, tzijuy, izijuy, repetido, con violencia, y que el vulgo ha aprovechado para imponérselo como nombre específico. Por la noche se refugia en las bre¬ ñas y cañaverales, bien á inmediaciones de los prados, bien en los litorales de los pantanos y de los rios. AGEL^US PHCENICEUS, Yieill. Orialus pliceniceus, L.; Icterus phosniceus, Daucl.; Psarocolius pliceniceus, Wagl.; Sturnus preda¬ torias, Wills. Yulg. Sargento. Esta avecilla es una de las más preciosas de la ornitología tabasqueña, así por el hermoso contraste que forman las plumas del carpo, matizadas de amarillo y de carmín, con el color negro intenso de todo su plumaje, como por su canto dulce y melancólico. Habita de preferencia los lugares pantanosos; en el Limón la veía á menudo reunida en pequeñas bandadas ya en el centro de un extenso ^ dando caza á los insectos, ya á la sombra de los tintos (Hcematoxylon camgoe- chianuni, L). Allí pude también observar sus curiosas costumbres, dignas de lla¬ mar la atención del naturalista. Consignaré aquí uno de los rasgos más carac e rísticos de este icterido, dejando el uso de la palabra á nuestro sabio cuan o mo desto naturalista D. Manuel M. Villada. «Son amigos también de la raza bovina, dice, con quien se toman grandes li¬ bertades; se paran sobre el cuello délas vacas ó en la punta de los cuernos. Cuan o en los grandes calores del dia, los toros se hunden en el limo de las Lg para sustraerse de los ardores del sol y de los piquetes de los animales, dejando sola¬ mente de fuera la extremidad del hocico, un comendador ^ se fija en este islote de 1 Esta voz equivale á la española pantano, y parece venir del verbo mexicano poloni^ (hedei ú oler mal) y el susianilvo palli (barro negro). Popalli ó popal se traducirla entónces por barro hedion¬ do ó lodo hediondo. 2 Asi se le llama en el interior de la República. — 27 — carne viva que le sirve invariablemente de pedestal. Ahora bien, en este sitio cuida atentamente la nariz de su huésped, en la cual ningún tábano podria ar¬ riesgarse á entrar sin que fuera devorado al instante.» ^ STURNELLA MEXICANA, Scl. Slurnella hippocrepis. Sel.; Sí. magna, var. mexicana,'R. B. d- R. Vulg. Sabanero. Es exclusiva de los prados y muy abundante en las sabanas de Santa Lucía, Chiquihuite y el Zopilote. ICTERUS BALTIMORE, Daucl. OrioUis baUiniore, L.; Iphaníes baUiinore,Yie\\\.-, PsarocoUus baltimore, Wagl.; Ipliantes balti- more, Cab.; Icterus baltimorensis, Sel.; Jphanles baUimorensis, Scl. Yulg. ZenzonÜe amarillo. Esta especie es notable por su plumaje matizado de amarillo y negro en el ma¬ cho y con tintes oliváceos en la hembra. Su nido lo suspende graciosamente en las palmeras y se alimenta de larvas. Su vida se abrevia cuando se le aprisiona aun empleando las mayores precauciones, razón por la cual no satisface del todo las exigencias de las personas aficionadas á los pájaros. QUISCALIIS MACROURITS, Sw. Chalcophanes macrourus, Cab.; Quiscalus majar, var. macrounis, B. B. d-R. Vulg. Zanate el roacbo y Picho la hembra; en Campeche, Zocao el macho y Cahnix la iiembra,- Caeshi en idioma Zoque. Difieren tanto en su aspecto los individuos de uno y otro sexo en este pájaro, que el vulgo ha llegado á hacer de ellos dos especies distintas. El color del ma¬ cho es negro con reflejos metálicos de azul purpurino en la nuca y el pecho, y de azul verdoso en la cola; la hembra es mucho más pequeña y de color gris pardo- oscuro en la parte superior, y claro en la región torácica y abdominal. Ambos ofrecen los siguientes caractéres comunes: iris amarillo, pico más largo que la ca¬ beza, con la mandíbula superior convexa y encorvada en la punta; tai’sos negros y raquíticos. A principios de la primavera revisten los quiscalos su más hermoso plumaje. Los machos se posan en la parte más elevada de los árboles y de los tejados de las casas, miran al cielo, ladean la cabeza como complaciéndose en su belleza y dejan oir su canto, que podria simularse con las voces krikrikri, tzilin, tzilin. Sus habitaciones favoritas son los pantanos, en donde encuentran abundancia de larvas é insectos para nutrirse. Es común verlos confundidos con las garzas, ibis nuinenius y otras aves acuáticas en los campos inundados, y más de una vez di muerte á algunos al hacer un tiro de fusil sobre una bandada de patos (Quer- queclula cliscors, Steph.) ó Aq pijijes (Lcnclrocygna arbórea, Sw.) Estas aves son muy ágiles en el vuelo y muy voraces. Penetran al interior de las habitacio¬ nes de los indios cuando están solas para robarse el maíz cocido, invaden en gran- 1 Memoria de los trabajos ejecutados por la comisión científica de Pachaca, en el año de 1864 página 276. CODROINACIüN de CIENCIAS des bandadas las sementeras de maíz recientemente sembradas y buscan debajo de tieri’a los granos, destruyen la misma planta desde que nace basta que tiene un palmo de altura, y lo que sorprende más, su glotonería los conduce al hecho no raro de caer sobre los pollos de las gallinas que andan en los prados, abrirles el buche y extraerles los granos de maíz con que se hablan alimentado. En cam¬ bio, devoran las langostas y otros insectos dañinos á la agricultura; pero estos beneficios nunca compensan sus devastaciones. Nada es más curioso que un nido de zanates, porque, como se ha dicho, pe¬ netran á las casas y aun á los templos y acarrean cuanto pueden cuando llega la época de la postui'a; de manera que los niños hacen una tenaz persecución á esos nidos, asi por el deseo de apoderarse de los polluelos, como por complacerse des¬ baratándolos para examinar el sinnúmero de objetos que entran en su confección, entre los cuales se cuentan cintas, hilos de diversos colores que se emplean en los bordados, pedazos de telas, rosarios y escapularios ó reliquias de santos. Su nido lo instalan por lo común en el cogollo de las palmeras (Cocos nucífera^ L*)? y la hembra pone hasta cinco huevos blancos tirando al giás, manchados irregular- mente de puntos negros y pardos. FAM. III. CORVIDAS PSILORHmUS MORIO, Cray. Pica morio, ^V’agl.; P. fuliginosa, Lesson; Psilorhinus mexicanus, Ruppell. \ulg. Pea. El nombre con que se conoce esta ave en Macuspana, es uno de los muchos ejemplos que ofreceré á mis lectores sobre el carácter esencialmente onomatópico de la nomenclatura zoológica vulgar en Tabasco, Chiapas y Yucatán, punto so¬ bre el cual me permito llamar de pasóla atención délos hombres estudiosos, tanto porque el origen de ese lenguaje se remonta á la civilización primitiva de las ra¬ zas indígenas, como porque estando fundado en caracteres constantes para una misma especie, no debe ser mirado con indiferencia por los naturalistas viajeios. En efecto, siendo el silorr ino de que me ocupo una de las aves más perspicaces y de oído más sutil, basta el menor ruido, basta la presencia de un animal extiaño ó del hombre, para que en el acto se le vea saltar de rama en rama, agitaise, inc i narse como acechando al transeúnte á través del follaje y formal un alboioto con su canto repitiendo con violencia las voces pea, pea. Esta propiedad le ha traído siempre el aborrecimiento de los cazadores, porque los venados ú otios ani¬ males se ponen en guardia ó emprenden la fuga al oir el canto del siloiimo. Por lo común se encuentra esta ave á la orilla de los caminos, en el intermr de los bosques y más generalmente en las plantaciones de cacao, maje cielos árboles de Madre (ErylJirina coralloides, D. C.) Paia frutales es tan perjudicial como el Gymnostinops montezW'a<^‘ — 29 — CYANOCORAX CRASSIROSTRUS? Vulg. Pea azul. Azulejo. Dudosamente consigno esta especie, por carecer de elementos para su determi¬ nación exacta. Es muy común en Macuspana y creo no equivocarme al decir que es la misma conocida en algunas localidades de Yucatán con el nombre de Chel ó Chele. SUBORDO II. CLAMATORES. FAM. I. TYRANNIDyE. MILVULUS TYRANNUS, Bonap. Muscicapa tyrannus, L.; Despotes íi/rannus, Bonap.; Tyrannus savana, Yie'úlot; Muscícapa sa- vana, Bonap.; MilviUus savanus, Gray; Tyrannus milculus,'ÑnBaW; Tyraná queue fourchue, Buffon. Vulg. Tijereta. Los prados y las estepas son los sitios de residencia de esta especie. En la pri¬ mavera y el estío es cuando aparece en mayor número en San Diego, en las sa¬ banas de Santa Lucía y otros lugares donde es fácil verla posada sobre los flexibles tallos de las Bahuinias y las Asclepiádeas. «Según Schomburk, se ven numero¬ sas bandadas de estas aves en las breñas ocupadas en cazar insectos: por la tarde vuelven á su lugar de reposo y al dia siguiente aparecen de nuevo en las estepas. Mientras están posadas, parecen tristes, silenciosas y melancólicas, al paso que cuando vuelan llaman desde luego la atención; á cada momento ensanchan su larga cola ó unen más las plumas, de tal modo, que parece una tijera que se abre y se cierra.» Sus nidos los colocan en la espesura de los matorrales y los huevos de color blanquecino están manchados de rojo pardo. TYRANNUS VOCIFERANS, S\v. Laphycles vociferans, Cab.; Tyrannus Cassini, La-\\i'.; Muscicapa satelles, Licht. Vulg. Chilera, Madrugador, Tki-maría. Esta ave habita en los lugares descubiertos, en los prados, en los matorrales, en todos los sitios donde existe un árbol ó arbusto que le sirva como de atalaya para descubrir los insectos que cruzan por el aire. Jamás esquiva la vecindad del hombre; por el contrario, parece buscar para su dormitorio la proximidad de las habitaciones, las huertas, los árboles frutales que circundan la morada del agri¬ cultor, y nada hay más agradable en el campo, en las riberas de los rios de Ta- basco, en donde una alta temperatura convida á los habitantes á gozar del aire matinal, que despertar oyendo el canto del iMadrugador, en que el vuIoq ha nr tendido descubrir palabras semejantes á las que forman el último nombre vuWr que he señalado. ° 4 — 30 — SAUROPHAGUS SULPHURATUS? Vulg. Pistnjí, Justo-fiié, Come-chile. El nombre de Saiirophagus impuesto á este género por Swainson, está fun¬ dado en la propiedad que tienen estas aves de alimentarse con lagartijas, aunque también dan caza, y es lo más frecuente, á los insectos, tales como las libélulas y lepidópteros. Las costumbres de esta avecilla son semejantes á las del Maclru- gador; pero su cai’ácter es esencialmente pendenciero. «Jamas, dice el príncipe de Wied, deja escapar la ocasión de acosar ó perseguir á una rapaz.» Y esta propiedad, en diversas ocasiones observada por mí, se manifiesta más en la guerra constante que hace á los zopilotes [Caiharies atrains, Bartr.) Basta que vea posarse uno en el árbol donde se encuentra para que le acometa; pasa rozando su cabeza y lanzando un chillido, vuelve á pasar repetidas veces en sentidos opues¬ tos, hasta que obliga al bulturido á emprender la fuga. El Saurofago fabrica comunmente su nido en los arbustos, prefiriendo el Coi - nezuelo (Acacia cornígera'?) «Consiste en una gran bolsa compuesta de musgo, hojas y plumas, con una abertura lateral pequeña y redondeada. Cada puesta cons¬ ta de tres ó cuatro huevos de un color verde pálido, sembrados de espesas manchas negras y de un verde azul, numerosas piáncipalmentehácia el extremo grueso.» ORDO II. PICARRB. SUBORDO I. CYPSELI. FAM. I. CAPRIMULGID.E. ANTROSTOMUS VOCIFERUS, Bp. liCaprirmilgtis minor, Forst.;» C. europmis, Barton; «C. virrjinianus, L.;» C. claniator, Vieill.; C. rociferus, Wiis.; C. vociferans, Warth. Yulg. Pucuy, Judío, Tapa-camino. Existen varias especies de caprimulgídeos noctiumos que aparecen desde Enero • hasta Mayo. FAM. il. ALCEDINIDAS. CERYLE TORQUATA? Yulg. Chalalá. K ^ ;a ns los hace en Aparece en grande abundancia desde Enero hasta Abril. Sus nm los ribazos, practicando profundas horadaciones. 1 La Creación, Yol. Ili, 34 . 5 ^ — 31 — CERYLE ALCYOR, Boie. Alcedo álcrjon, L.; Ispida alcijon, Sw.; Megaceryle alcijon, Reicli.; Slreploceryle alcyon, Cab.; Cliloroceryle alcyon, Sel.; Alcedo ludoviciana, Gm.; A. jaguacali, Dumont; A. guacu, Yieill. Yulg. Martin pescador. Es más abundante que el C. iorqiiata, y se le encuentra en las orillas de los rios y litorales de las lagunas. FAM. III. PICIDAS. CAMPEPHILUS PRINCIPALIS, Gray. Picas principalis, L.; Dendrocopus principalis, Bon.; Campephilus principalis, Gray; Dryoto- mns (Megapicus) principalis, Dryocopas principalis, Bon. Yulg. Carpintero. CAMPEPHILUS IMPERIALIS, Gray. Picas imperialis, Gould; Dryocopas imperialis, Bun.; Megapicus imperialis, Bonap.; Dryotomas imperialiSiCossin. Vulg. Carpintero. PICUS SCALARIS, Wagler. Pifíís (Dyctiopicus) scalaris, Bon.; Picas gracilis, Less.; P. parvas, Cabol. Yulg. Chejé. No son las tres especies anteriores las únicas representantes de los Pícidos en Macuspana; he podido observar otras que me privo de consignar aquí por no ha¬ berlas determinado científicamente. Los que saben cuán difíciles son las clasi¬ ficaciones en Historia Natural y los elementos cuantiosos que se necesitan para proporcionarse una regular biblioteca, no extrañarán el corto número de espe¬ cies que forman mi catálogo. Los Pícidos, designados en todos los países latino-americanos con el nombre ge¬ nérico de carpinteros, ofrecen caractéres y costumbres dignas de la atención del naturalista. Pasaré en silencio la descripción anatómica de ellos, por ser perfec¬ tamente conocida, y solo me detendré en la sorprendente estructura de la lengua, órgano perfectamente adaptado á los hábitos de nutrición de estas avecillas. En la verdadera acepción de la palabra, la lengua no es otra cosa que la extremidad cór¬ nea que se observa alojada en el pico, terminada en papilas duras y provista á los lados de pequeños ganchos vueltos hácia atras; pero ese aparato se encuentra in¬ mediatamente implantado en lo que el vulgo llama lengua y que no es mas que el hueso hioides ajustado en un saco membranoso. Ese hueso hioides se prolonga hácia atras, se bifurca en dos ramas cartilaginosas, las cuales abrazan la traquearteria, se encorvan sobre la cabeza pasando por unas ranuras que existen sobre el cráneo, y_se fijan en la base del pico, es decir, en la frente del ave. Gracias atan mara¬ villosa estructui’a y á la disposición especial del sistema muscular, la lengua de los carpinteros se prolonga y se contrae admirablemente como una lombriz de tier¬ ra. M. Gerbes dice, y con razón, que es más bien un órgano del tacto que del gusto, á lo que agregaré que su oficio principal es el de trinchante para extraer las larvas y gusanos de sus profundas guaridas en los troncos y ramas viejas. — 32 — El Yuelo de los carpinteros es rápido, corto j ondulado. Se paran verticalmente sobre la corteza de los árboles apoyándose con las penas de la cola, y ascienden dando pequeños saltos y describiendo espirales alrededor de los tallos y ramas. Durante su marcha ascendente, golpean con el pico la corteza y aplican el oído para percibir el ruido producido por los insectos. Si descubren la presencia de ellos debajo de la corteza, emprenden el trabajo tan ímprobo y lleno de fatigas al decir de Buífon, de practicar un agujero al través de las capas coi'ticales ó hasta el interior del cuerpo leñoso; dan con el objeto codiciado, y ayudados de sulai’ga lengua lo extraen. Si, por el contrario, su primer exámen no les promete nada, vuelan al árbol vecino ó á otros hasta alcanzar el fin propuesto; pero una vez entregados á su tarea, es imponente y agradable el efecto producido por sus gol¬ pes, repetidos por los ecos en todos los ámbitos de la selva. La creencia tan generalizada de que estos pájaros destruyen los ái’boles, es en cierto modo exagerada, pues solo en la época de la postura practican agujeros, y esto, aprovechando las partes podridas y enfei’mas de las plantas ^ pequeñas horadaciones de los insectos; nunca perforando la madei’a sana y vwa. Cierto es que hacen perecer algunos, porque sea como fuese, activan la ces luc cion de la madera ó impiden que las fuerzas vitales repongan los tejidos deterio¬ rados por oíros agentes. Las palmeras parecen ser las que ménos resisten la acción de los carpinteros. Recuerdo perfectamente una preciosa calle de palmas leales (Oreodoxa regia,\\.^. et K.) que se encuentra al llegar á la finca Jesús-Mana, distante dos leguas de Macuspana, la cual fue casi destruida por estos pájaios. Aunque los alimentos usuales de los Pícidos que conozco consisten en larvas, hay varias especies que gustan de i’egalarse con bayas y frutos blandos, y bajo este aspecto los daños que ocasionan son de mayor consideración. FAM. IV. RAMPIIASTIDyE. RAMPHASTOS CARINATUS, Sv. Ramphaslos tucanus, Shaw.; R. callorhiiichits, Wagl.; R. poeciloridnchns, Licht.; R- Less.; i?, piscivorus, L.; Tncana hrasiliensis giillure albo, Biiss.; Bíazilian laucan, Latí. c Pilo-real. PTEROGLOSSUS TORQUATUS, Wagl. Aracari toncan, var. A. Lath.; Ramphaslos lorqualus, Gmel.; Pleroglossns ambiguas, Less., Pfi regalis, Licht.; Tacana mexicana lorquala, Briss.; Collarcd toncan, Lath. tulg- Picojaciao ico hacha. La identidad de costumbres en estas dos especies me facilita, sin incuiiii en graves errores, comprenderlas en un solo artículo. Los tucanes bosques de Macuspana, pero según he podido observar, el R- y numeroso en la parte meridional. Prefieren la soledad de los abando- sus nidos los colocan en los huecos de los troncos viejos. Sin emimg ? nan á menudo sus guaridas y caen sobre los árboles frutales, especia men e en a / — 33 — época en que madura el fruto de la pimienta (Eugenia pinienta, D. C.) Nada es más curioso que el espectáculo que ofrecen los ranfastidos en los bosques vír¬ genes de los climas tropicales de México. Sus brillantes colores, su desmesurado al par que gracioso pico y sus costumbres, son motivo de justa admiración para los natimalistas viajeros. En cambio el indio y el descendiente de europeo, fami¬ liarizados con las bellezas de su suelo, sumidos en goces que más tienen de ma¬ teriales que de morales, ven con la mayor indiferencia estas aves. Lo más que hace el sencillo campesino es derribarlas con su carabina para entretener los jue¬ gos infantiles de sus niños, con su pintado pico y matizadas plumas. He visto en Loma-larga^ camino del Cármen y en el Higo bandadas nume¬ rosas de tucanes formando inmenso alboroto con su canto pai’ecido ála voz rack^ repetida en compás deYi poi’ aunque desordenada en conjunto. Tuve también oportunidad de observarlos en los árboles de pimienta, cuyas bayas ape¬ tecen mucho; para tragarlas las lanzan al aire y las reciben con el pico abierto. FAM. V. aridjí:. ARA MACAO, L. Vulg. Guacamaya. En las colecciones zoológicas del Museo Nacional puede verse un ejemplar mag¬ nífico de esta ave, la más hermosa de todos los áridos mexicanos, por su figura y por los bellos matices de su plumaje. «La cabeza, el cuello, el lomo, el pecho y el vientre son de un color rojo escarlata; las plumas de la nuca y de la parte supe¬ rior del lomo tienen un filete verde, el cual se va ensanchando á medida que baja; el centro de aquel, así como el obispillo, son de un azul celeste; las pequeñas plu¬ mas superiores que cubren el ala, de un rojo escarlata; las medias verdes, así co¬ mo las del pliegue del ala que presentan visos rojizos; las sub-alares pi’imarias, las remiges y las bai'bas externas de las plumas de la cola, son de un azul de ul¬ tramar; las barbas internas de éstas y las sub-alares más próximas al cuerpo, de un rojo mate; las rectrices medias, rojas, y las barbas internas de las remiges, ne¬ gras. La parte desnuda de las mejillas, en la que solo hay cinco ó seis séries de plumitas rojas, que parten de las fosas nasales y rodean los ojos, es de color de carne y parece empolvada de polvo blanco; la base de la mandíbula superior tiene un tinte claro de cuerno; la punta, los bordes y la mandíbula inferior, son negros; el iris de un blanco amarillento; las patas de un gris negro y las uñas pardo negras.»^ Si se considera por un momento la impresión, á la vez que sorprendente muy ao'radable, que debe causar á los sabios de allende el océano el espectáculo que ofrecen estas aves en los países equinocciales del Nuevo Mundo, encontrarán dis¬ culpa las narraciones exageradas que han salido de las plumas de algunos, entre otros del ilustrado viajero Waterson. Nada más fácil que incurrir en semejante falta cuando, encontrándose dotado de un cerebro pensador y fácilmente impresio- 1 La Creación, tom. IH, Av., pag.,27. — 34 — Bable, se desea describir las maravillas de la creación. Por mi parte confieso que, no obstante el haber nacido en una de las comai’cas más ricamente dotadas del Continente Americano, jamas ha podido la costumbre convertirme en frió espec¬ tador de estos cuadros; siempre me han parecido nuevos, siempre los he visto como con ojos europeos, y tratándose de la especie á que este artículo se refiere, ha sido una de las que más han llamado mi atención. Todavía conservo fresco el recuerdo de las hermosas mañanas y serenas tardes en que me deleitaba en San Diego ó en las soledades del Chilapilla, contemplando el espléndido plumaje rojo, la larga cola y la voz de las guacamayas, cuando batiendo lentamente sus alas cruzaban el aire, destacándose sobre el oscuro azul del cielo, soguillas hermosas frases del príncipe de "Wied. La guacamaya prefiere para vivir los bosques húmedos de Macuspana; poco se remonta á las sierras de Chiapas. Allí encuentra sobrada abundancia de alimen- tos, y cuando los frutos de la Ostrya mexicana maduran, se les ve en bandadas numerosas acudir á esos árboles. Miéntras están comiendo guardan un silencio casi completo; apénas «se oye un ligero murmullo, semejante al cuchicheo de va¬ rias personas.»^ Su presencia solo se descubre por los pericarpios y sarcocarpios de aquellos frutos que caen á manera de lluvia al pió de los árboles, siendo de notar que al extraer las semillas, único producto que aprovechan, le cortan con tal delicadeza, cual lo baria la mano más hábil; de modo que, según pude obser¬ var repetidas ocasiones, muchas personas van á recogeidos para la confección de dulces, evitándose así un trabajo tan laborioso como dilatado y fastidioso. Si de improviso son sorprendidas por el cazador, se interrumpe el silencio y forman un alboroto con su voz ronca, dejando percibir á intervalos la voz ara, la cual les ha valido el nombre genérico. Debo manifestar aquí que el príncipe de Wied ase¬ gura no haber oído nunca la emisión de esa voz; pero es un hecho que la expe¬ riencia me ha demostrado, y en apoyo del cual puedo citar la respetable autoridad de Burmeister. Las guacamayas aprenden á hablar aunque no tan bien como los demás loi’os, y su lenguaje es por lo general monosilábico. CHRYSOTIS ALBIFRONS, Sparm. Vulg. Cotorra de frente blanca. CHRYSOTIS SP. Vulg. Cotorra de cabeza colorada. CHRYSOTIS AUTUMHALIS, L.? Vulg. Loro real. Loro palencano. En todo el territorio de Macuspana abundan las tres especies anteriores. En ■las mañanas de Diciembre, al despuntar los primeros rayos del sol, es innúmera- 1 La Creación, loe. cit. — 3o — ble la cantidad de estas aves que salen de los bosques y caen sobi’elos nai’anjale&- que limitan los potreros de las haciendas, sobre las plantaciones de cacao, cuyos granos, como es sabido, están envueltos en una pulpa agridulce muy agradable al paladar, y sobre todos los árboles frutales. A fines del año de 1874 permanecí más de un mes en la hacienda Concepción, distante un cuarto de legua de Ma- cuspana, y allí pude observar algunos rasgos que caracterizan las costumbres de las cotorras. En una cerca de árboles de naranjo agrio (Ciirus vxdgaris, L.) cargados de frutos maduros veía posarse á mañana y tarde bandadas enteras que me empeñaba en cazar. Su arribo se anunciaba por una estrepitosa charla; pero tan luego como principiaban á comer reinaba el más profundo silencio, y solo se sabia su presencia por las cáscaras y semillas que continuamente dejaban caer. Aquel me pareció en los primeros dias el momento de darles caza, mas no tardé en comprender mi error, pues de tal manera se confunde el color verde de estas aves con el follaje y tal es la delicadeza de su oído, que cuando más las buscaba, ellas me estaban mirando y de improviso se levantaban por decenas rompiendo en su acostumbrada algazara. Los loros i’eales son más numerosos en los terrenos pantanosos del Norte de Macuspana; en la Encrucijada, en los idos Chilajia y Chilagilla, en la laguna del Congo y el arroyo de San Carlos, se les ve cruzar en bandadas de un punto á otro del horizonte. Pero debo hacer notar que sus itinerarios obedecen á una ley invariable; estas aves se dirigen al occidente al ponerse el sol para pasar la noche y al oriente en busca de alimentos cuando aquel astro envía sus primeros rayos á la tierra. Durante muchos años viví observando en San Diego este rasgo co¬ mún á los loros y cotorras. Como era natural, la curiosidad y el deseo de darme explicación de tan singular costumbre, me obligaron á repetir mis observacio¬ nes y á consultar todas las obras de Historia Natural que llegaban á mis manos; pero si bien no me cabe duda de la verdad que asiento, debo asimismo decir que nada mencionan acerca de ella los autores. El príncipe de AYied, AVilson, Azara, el Barón de Humboldt, Schomburgk, AVaterson y Audubon, que tan bellas como exactas descripciones nos han dejado de las costumbres de los áridos americanos, guardan silencio profundo á este respecto. ¿No tuvieron aquellos sabios ocasión de fijai’se en este hábito, ó es exclusivo de los loros norte-americanos y reconoce por causa la influencia de circunstancias locales? Cuestiones son estas de tal im¬ portancia para la biología en general y las ciencias naturales mexicanas, que no vacilo en excitar á los naturalistas viajeros ó residentes en el país á que fijen su atención en ellas. CONUBUS AZTECUS, Souancó. , Vulg. Perico, Periquito, Alcaparrero. Es también muy numerosa esta especie. El nombre vulgar de alcaparrero que le suelen dar, i’econoce por origen la costumbre que tiene de invadir las planta- — 36 — ciones (le cacao en Diciembre y Enero para alimentarse con las flores de la Ery- thrina coralloides, designadas en Macuspana con el nombre de alcaparras. También apetece las flores del Charamusco, que me parece ser la Inga anómala. ORDO III. RAPTORES. FAM. I. STRIGIDáS. STRIX FLAMMSA, var. AMERICANA, Coues. Slrix flammea, ^S ils.; Ulula flammea, iín'd.; Slrix americana, Aud.; Si. flammea americana, Schl.; Si. pralincola, Bp.; Si. flammea, var. pralincola,Kid"\f.; Si. perlala, Kaup. Yulg. Lechuza. BURO VIRGIRIAETJS, Bp. Slrix virginianus, Gm.; Buho virginiamis allanlicus, Cass.; Olas virginiamis, Steph.; ühila vir- giniana, Jam.; Slrix pylhaules, Bartr.; Baba ladovicianus, Daud.; B. pinicola,Tieú\. Vulg. Tecolo¬ te, Lechuza, Buho. Los dos estrigidos anteriores son muy comunes desde Macuspana basta el lito¬ ral del Seno Mexicano. El B. virginianus aun cuenta una área geográfica más extensa, pues se le encuentra, según las observaciones del Sr. Sumiclirast, bajo todas las latitudes y á diversas alturas dentro de los límites de la República. Desde la más remota antigüedad se ha considerado por el vulgo como ave de mal agüero la zumaya de Europa [St. flammea, L.), creencia que, importada á México por los conquistadores españoles, vino á confirmar las supersticiones de varias naciones indígenas que sucumbieron al poder de las huestes castellanas. El Tamascihui (St. flammea, var. americana, Coues) y el Picpiia (B. virginia¬ nus, Bp.) de los zapotecos, eran vistos por ellos y otras tribus mexicanas como presagios de desgracia. ^ La tradición ha venido trasmitiendo hasta nuestros dias tales ideas, por más que las personas ilustradas se empeñan en hacer ver lo in¬ fundadas que son. Basta que una lechuza se pose en el techo de una casa donde existe un enfermo y deje oir su lúgubre canto, para que los deudos se consternen y vean como seguro barrunto de muerte, lo que á la luz de la razón quizá sea la expresión del amor ó la alegría. FAM. II. FALCONIDAí. ASTURINA MAGRIROSTRIS, var. GRISEOCAUDA, Ridgw. Vulg. Gavilán pollero. Espanta-venados; Tajpi en idioma Zoque. Es muy común en todo el Estado de Tabasco. Su habitación fiivorita son los planteles de cacao, donde fácilmente se le encuentra en los árboles (Bohinia? macúlala, H. B. K.) 1 La Naturaleza, Vol. V, p. 237. 2 Arle del idioma zajmieco, por el P. Fr. Juan de Górdova, pág. 2i4. Morena, lo . — 37 — URUBITmGA GHIESBREGHTI, Du Bus. Yulg. Gavilán blanco, Pascua-florida blanca. Muy rara es esta rapaz en la parte N. y central de Macuspana; hácia el S., en las selvas del Tortuguero, Agua-blanca y el Chinal, parece encontrarse su re¬ sidencia favorita. Tuve ocasión de verla varias veces volando majestuosamente en los límites de los bosques menos frecuentados; pero sus sitios preferidos son las cañadas profundas, las abras de las sierras más escarpadas limítrofes entre Chia- pas y Tabasco. Su color blanco se destaca perfectamente del fondo verde ó azu¬ lado de las montañas cuando enteramente inmóvil está posada sobre las ramas secas, y su canto, reducido á un chillido, acusa su presencia si vaga lentamente en el aire apareciendo y desapareciendo entre las sombras de los bosques vírgenes. THRASAÉTUS HARPYA, Giay. riillur harjnja, L.; Ilarpija destructor, Daiul.; Uarpija maxima, Yieill.; Falco destructor, Bañó.; Vultus cristatiis, Illig.; Yulg. Áfjuila. ^ Hasta 1877 se ignoraba que esta rapaz, la más grande y notable de la Amé¬ rica, formase parte de la ornitología tabasqueña. Que habita en varios puntos de México es un hecho demostrado hace algún tiempo, pues de 1854 á 1855 se con¬ servaba viva una en Chapultepec, otra fué capturada en Orizaba en 1862, otra en Tehuantepec por el inMigable naturalista ]\Ir. F. Sumichrast en 1868, y por id timo, he podido ver dos ejemplares, uno en el puerto de Frontera en 1885, pro¬ cedente de Macuspana, y el segundo á inmediaciones de esta Capital, en 1886. En el año referido de 18/ / un indio del arroyo Agua-blanca, logró herir leve¬ mente y apoderarse de una harpía cerca de las selvas del Tortuguero. Grande fué la admiración que produjo en Macuspana el raro falconido jamás visto en aquella población. Fue obtenido por D. Napoleón Hernández, quien obsequió con él al Lie. D. Serapio Cain-illo, en cuyo poder existió en San Juan Bautista hasta 1878, que fué vendido en la Habana. Otras que se han matado posteriormente demuestran que esta especie habita todas las selvas primitivas comprendidas en¬ tre los rios Puscatan y 1 ulijá, es decir, los sitios húmedos situados en la falda de los Andes de Chiapas regados por varios riachuelos, donde la presencia del hom¬ bre es rara. Allí encuentra la harpía sobrados alimentos en los Máceles, Ate¬ les^ Ccelogenys, Dasyprocla y jóvenes Cariacus. «Los primeros autores que han escrito sobre América, hacen mención de la rapaz y cada cual cuenta sus historias, á cual más inverosímiles. Fernandez dice que es tan grande como un carnero; que aun domesticada, acomete al hombre por el más ligero motivo; que es siempre maligna y feroz; pero que se la puede adiestrar fácilmente para la caza. Mauduyt asegura que de un solo picotazo parte 1 Harpya capite pennis elongatis cristato; corpore supra nigro, candido ct falco mixto, subtus albo; pedibus flavis. (D'Orb., Yog. dans VAm. Mérid. Toui. lY, pág. 81.) 5 — 38 — la hai’pía el cráneo de un hombre: y deja entrever que á menudo hace uso de su fuerza. Estaba reservado á los observadores modernos d’Orbigny, Tschudi y Pourlamaque, darnos á conocer las costumbres de la harpía y reducir tales exa¬ geraciones á su justo valor. ... A juzgar por lo que dice d’Orbigny, siempre se ve á la harpía solitaria cuando no está en el período del celo. A semejanza del azor, rara vez se posa en los árboles altos, y prefiere permanecer á poca altura. Desde allí párte como una flecha, remóntase verticalmente por los aires, traza varios círculos, y apénas divisa una pi’esa, cae sobre ella impetuosamente. INo es recelosa, pues permite al hombre acercarse mucho, aunque solo ocurre esto en los bosques donde no ha tenido frecuentes ocasiones de encontrarse con su más temible enemigo.» ^ HERPETOTHERES CACHINEANS, L. A'’ulg. Vaquero ó Pájaro vaquero. Derívase el nombre de este falconido de la semejanza que existe entie to y los gritos que emplean los vaqueros ó guardianes de los j,ana os pai a lacei venir las reses á los rediles. En la Costa de Sotavento y otros puntos^ de litoral mexicano, se conoce con el nombre de IJamanorte, áenomm^cAon fundada en una antigua y general preocupación de las gentes sencillas del campo. Dícese en Macuspana que cuando estas aves cantan posadas en una rama verde anuncian lluvias ó nortes, y dias serenos, si se dejan ver sobre troncos ó árboles secos. Bien se ve que semejante creencia no es más que una de tantas supeisticiones populares. PANDION HALIAÉTUS, Cuv. Aquila halicel US, Briss.; Aquila (Panchón) lialicecía, Sw.; Falco lialiaelus, L.; Accipáei hahatus, PalL; Balbusardus lialicefus, Flem.; Falco arunclinaceus, Gm.; F. cayanensis, Gin.; F. carohnensis; Gm.; Panchón carolinensis, Bp.; P. Iialicetus, var. carolinensis, Ridgav.; P. fluvialis, Sav:.; rnor- clies fluvialis, Leacli.; Aquila piscatrix, Vieill.; A. americana, Yieiil.; Pandion cnnei icanus, mU Acquila halbuzardus, Dum.; Pandion ichiyaelus, Kaup.; P. indicus, Hoclgs.; P- p^Lg P. ludicelus, var. leucocephcdus, Riágw.; P. Gouldii, Vavp-, P. cdUceps el planiceps, cialus, Brehm. Vulg. Gavilán pescador. El gavilán pescador habita las dos costas del territorio mexicano, peí o . el vmrano se interna siguiendo el curso de los rios. Por esta razón es una ave rara en Macuspana. Como su nombre lo indica, se alimenta exclusivamente e peces, y al efecto se le ve como á los vultúridos describiendo círculos en e espa cío, bien pai’a cerciorarse de que no le amenaza ningún pelio^^? 1 ' brir una presa. Si su examen es infructuoso, permanece inmóbil en un á una altura de 20 á 30 metros, defeca para atraer á los peces, y en e ms ^ columbra uno se lanza rápidamente sobre él, produciendo u ^ ^ ao’uas por un mo¬ jante á la detonación de una arma de fuego, desaparece najo ’ 1 Brehm. La vie des animaux illuslróe. Tom. III, pág. 393. — 39 — mentó y vuelve á aparecer batiendo fuertemente las alas para remontarse y sa¬ cudir las gotas adheridas á su plumaje. Cuando no alcanza resultado alguno, no desiste de su intento; busca otro ú otros sitios hasta lograr hundir sus Augoz’osas garras en el lomo de un pez, y esto con tal fuerza, que aun él mismo siente dificul¬ tad para desprenderlas. Esta particularidad pone en inminente peligro la vida del pandion, cuando el pez de que trata de apoderarse es demasiado robusto. FAM. III. CÁTHARTID^. SARCORAMPHUS PAPA, Dum. Vidlur papa, L,; V. elegans, Gerini; Gijpagus papa, Vieill.; Mbii riibicha, Azara. Vulg. Rey de los zopilotes; Juqiiicohnina en idioma Zoque. El Sarcoranfo, una de las más bellas y hermosas especies de nuestras aves, habita las llanuras y colinas cubiertas de selvas vírgenes. El primer ejemplar que tuve en mis manos, logré cazarlo en 1873 en lamontaña ^ del/iJiYacZcro, cerca delahacienda Limón. En aquella misma finca les veia venir á menudo de los bosques de la Joya y de la vertiente septentrional del cerro del Chinal, batiendo lentamente sus anchas alas con las que producían gran ruido. Se posaban en los árboles cercanos al po¬ trero ó daban vueltas en los contornos buscando alguna res muerta. Si descubrían un cadáver, se acercaban con precaución fijándose en el árbol más imediato, y allí permanecían cierto tiempo, hasta que obligados por el apetito, y persuadidos de la ausencia de todo peligro, bajaban á devoi'ar la presa. Muy rara vez logra el Sarcoranfo ser el primero en gustar la carne de los animales muertos, porque los zopilotes, más numerosos, más activos en sus incursiones por los campos, le lle¬ van siempre mucha ventaja. «Aunque haya centenares de buitres (zopilotes) reu¬ nidos alrededor de un resto animal, todos se retiran apénas aparece el sarcoran¬ fo real. Posados en un árbol próximo ó en tierra, esperan con los ojos brillantes de codicia y de envidia, á que el tirano acabe de aplacar su hambre y se retire; tan pronto como concluye precipítense todos, y se disputan la mejor parte de los restos. Con frecuencia he sido testigo del hecho, y puedo asegurar que ante niimuna otra ave se retiran las pequeñas especies de vultúridos ni abandonan su presa sino ante el sarcoranfo real. Cuando le divisan á lo léjos, retíranse todos, por ocupados que estén, y al acercarse, parece como que le saludan, levantando y bajando alternativamente las alas y la cola. Cuando la rapaz ha ocupado su pues¬ to, todas las demás permanecen silenciosas y esperan tranquilamente hasta que le place retirarse.^ Esta relación de Schomburgk fué puesta en duda por Tschudi, y aunque su autor refutó victoriosamente las críticas que se le dirigieron, debo decir en este lugar que la encuentro digna del célebre viajero y en perfecta ar- monia con lo que Ue podido observar. 1 En Macuspana se da este nombie a los bosques vírgenes. En este seniido se toma aquí la voz. 9 Schomburgk in Brehm. La ríe des animaux illustrée. Tom. 111, pág_ 4 Qg^ — 40 — CATHARTES AURA, 111. Vullur aura, L.; Cathar isla aura, Yieill.; Perenopterus aura, Stph.; Rlünorjryplius aura,J{K]g\\\‘ Viiltur aura, ¡3, Lath.; V. iota, Molina; Catharles iota, B¡ idg; C. ruficoUis, Spix; C. seplenlrionalis, Maxim. Yulg. Zopilote de montaña; Tzamaiúqui Zoque. La denominación vulgar de este vulturido recuerda la costumbre que le carac- tei’iza de habitar en los sitios apartados de las poblaciones, en los bosques conoci¬ dos con el impropio nombre de montañas. CATHARTES ATRATUS, Barlr. Vultur brasiliensis, Ray; Catharles brasilieiisis, Bp.; Vtdlur alralus, Bartr.; Catharles alratus, Less.; Cathar isla atraía, Cray; Vullur aura niger, b, Kerr.; V. aura, Daud.; Catharles aura, Spix; Vullur urubu, Yieill.; Catharles urubu, Less.; Perenopterus urubu, Slepli.; Calhartes fwíens, III.; Vultur iota, Ord; Catharles iota, Bp.; Neophron iota. Ciiv. Yulg. Zopilote, Shope, Chombo; Juqui en idioma Zoque. «La carne podrida no es el único alimento de los zopilotes; su apetito^ se acó moda bien á la fresca, y no es raro que ataquen á los animales enfeimos ó a^oni zantes. Continuamente están parados en las copas de los áiboles siguiendo con la vista los hatajos^ rebaños, etc., y observándolos sin cesar, si un buey ó un caba¬ llo se mueren, están prontos á lanzarse sobi’e él. Comienzan á dai majestuosas vueltas en los aires alrededor de su presa, mirando sus movimientos, y espeiando con una persistencia lúgubre el momento en que la muerte se los entregue. Cuan¬ do comienza la agonía, descienden á la tierra, se aproximan, circundan su víc¬ tima y la vigilan con una calma flemática. A medida que la vida se apaga, estos grupos negros se estrechan más y más acercándose con desconfianza; en fin, cuan¬ do los movimientos llegan á ser tan débiles que no sean peligrosos, se arrojan sobre el cadáver, le comen los ojos y laceran el ano á picotazos. Muchas veces los sacudimientos convulsivos del moribundo los alejan por un momento; pero evitan sus golpes saltando maquinalmente de un lado á otro, volviendo á la car¬ ga sin pi-ecipitacion ni cólera sino con cierto aire de indiferencia, que tiene algo de diabólico. Después de abrir el vientre y devorar las entrañas, siguen excavan¬ do el interior como hábiles mineros, y no dejando más que los huesos cubiertos de la piel que ha servido para evitar que la carne se seque con los rayos del sol.»^ «Desde la humilde choza del indio hasta las populosas ciudades cuentan con este celoso encargado de la limpia pública. Es muy lógico suponer que esta ave, lejos de disminuir con la presencia de los europeos en este Continente, se haya multi¬ plicado á causa de la introducción del ganado vacuno y otros animales que debe¬ mos al Antiguo ISIundo; y como los españoles siguieron respetándola tanto conm los indios, hoy pululan los zopilotes á millares en los campos y poblaciones, diendo hasta los tejados de las casas. No solo los peces de loslag 1 1 Manuel M. Yillacla. Memoria de los trabajos ejecutados por la Comisión Científica de Pachuca, en el año de 1864, pág. 270. por la evaporación, los animales muertos y las inmundicias forman sus alimentos; también apetecen y devoi’an los becerros, muletos y cochinos recien nacidos; así que, si bien son útiles en una sociedad poco acostumbrada al aseo de las poblacio¬ nes, en las haciendas dedicadas á la cria son inmensos los perjuicios que oca¬ sionan.» ^ ORDO IV. COLUMBA. FAM. I. COLUMBIDyE. MELOPEIilA LEUCOPTERA, Bp. Columba ¡eucoptera, L.; Zenaida leucoplera, Grav; Turtur lencopterus, Gosse; Columba Irudeam, Autl. Vulg. Toi'caz-a; Cucu en idioma Zoque. CHAM-^PELIA PASSERINA, Sw. Columba passerina, L; Columba (Goura) passerina,B[\; Cliamcepeliapasseñna, Bp.; Ch. passeri- na yov. palíeseens, Bd.; Pyrgilcenas passeriiius, Reicli.; Perislera passerina, Sch\.; Columba minuta, B • Chamwpelia fjranatina el albivilla, Bp.; Pijrgila;nas albivitla, Reicli. Yulg. Tortolita, Purbuca, Purugités; Mucuyita en Campeche. ORDO V. GALLINaE. FAM. I. TETRAONIDAS. CYRTONIX SP? Yulg. Boloctoque, Golonchaco. Ave común en el Valle deBulují, en el Cármen, en el rio Tulijá, especialmen¬ te en el Salto y en el Cerro del Limón. FAM. II. CRACID/E PEFTELOPE purpurasCE lsTS, Y agl. Yulg. CojoUte; Güecu en idioma Zoqtie. ORAX üLuBICERA, L. Yulg. Fiítzan; Tzúmjon en idioma Zoque. ORTALIDA MC-CALLI, Bail’d. Ortalida rétala, Lawrence; O. }w¡iocepliala, Coss'm. Yulg. Chachalaca; Ejqueñe qb idioma Zoque. El interior de los bosques más espesos es la habitación de los cojolites y faisanes. En los meses de Marzo, Abril y Mayo, cuando los árboles pierden parte de sus 1 J N. Rovirosa. El Partido de Macuspana, cap. Y. Obra inédita. 42 _ hojas por efecto de la escasez de lluvias y una alta temperatura parece imponer silencio á los habitantes alados de las selvas tropicales; la majestad, el imponente aspecto de aquellos antros solitarios j primitivos, auméntanse al repetir los ecos en derredor del naturalista ó del cazador el grito del cojolite y el gruñido del fai¬ sán. Si el reposo de la selva no se interrumpe, el/nwi prolongado y profundo de éste se aproxima, se percibe cada vez mas cerca, y no tarda en dejarse ver la her¬ mosa ave marchando con paso lento y majestuoso al pié de las gigantescas higueras salvajes, recogiendo los frutos que le son más codiciados. Las chachalacas aman ménos el retiro de las selvas, no esquivan tanto la ve¬ cindad del hombre y se les encuentra en las plantaciones y arboledas bajas. En las mañanas de Diciembre y Enero es innumerable la cantidad de estas aves que alegran las orillas de los ríos con su canto que el vulgo traduce por no hay cacao. Hay un punto muy digno de llamar la atención de los naturalistas en lo tocan¬ te al régimen alimenticio de lastres aves de que me ocupo. Entx'e los ñutos más apetecidos por ellas, figura uno conocido en Macuspana con el nombie vul^ai de Chilillo, producido por una planta que no he tenido ocasión de determinar bien, y que pudiera ser el Thoa urens de Aublet, hoy Gnetum thoa de De Candolle. Los cracidos en cuestión tragan sin triturar esos frutos, dotados de principios al¬ tamente venenosos, pero inofensivos para ellos. Cuando los faisanes, cojolites ó chachalacas tienen chilillo, según la expresión de los campesinos, se sabe perfec¬ tamente por la trasparencia de los huesos, lo cual no impide que sus delicadas carnes se sirvan en la mesa sin el menor peligro de intoxicación, pero muy bien se cuidan de que los perros coman los desperdicios, porque mueren inevitablemente sufriendo fuertes accesos semejantes á los que pi’oduce la hidi’ofobia. ORDO VI. CRYPTURI. FAM. I. TINAMIDiE. TIN AMUS ROBUSTUS, Sel. Vulg'. Perdió; Nazmm en idioma Zoque. La perdiz habita en todos los bosques, aun los cercanos á las poblaciones, pero prefiere las grandes selvas, particularmente las meridionales donde el ter¬ reno es accidentado y pedregoso. Pasa el dia vagando al pié de los áiboles, como las gallinas, en busca de frutos duros que traga juntamente con glanos de aiena. Coire con mucha rapidez y de cuando en cuando deja oir un prolongado y tié 1 í J de aque- mulo canto, perceiitible en un extenso radio, que aumenta la auste _ n 4 .- T , • «nelo al pie de un líos retiros. La hembra practica una pequeña excavación en el s i ái’bol ó debajo de una roca, y allí deposita sus huevos, los más líennosos que co nozco por su color uniforme azul-verdoso. ' — 43 ORDO VIL ORALLATORES. SUBORDO I. LIMÍCOL.E. FAM. I. CHARADRIDiE. SUBFA3I. I. GHARADRIIN.'E. ^GIALITIS VOCIFERUS, Bp. Charadrins vociferus, L.; Oxijechus vociferus, Reicli.; Charcidriiis torqiiatm, L.; Cli. jamaicen- sís, Gm. Viilg. Tilirillo, GolMudo. En Octubre y Noviembre, al pasar las inundaciones, es la época de mayor abun¬ dancia de esta especie. Nada hay que llame tanto la atención de los niños ni que les preocupe más que la caza de los titirillos. Al efecto, atan en A’^arillas de ma¬ dera de un metro ó metro y medio de longitud, muchos lazos de cerda de caballo; tienden en el césped diez ó doce varillas unas á continuación de otras y obligan á los caradrios á pasar corriendo sobre ellas. El resultado es feliz; tres, cuatro ó más de aquellas avecillas quedan aprisionadas por los piés; levantan el vuelo lle- •vándose la pieza de madera, de intento escogida entre las más ligeras, para quo las cerdas no cedan á la fuerza de los aletazos; pero en el acto caen á corto tre¬ cho cansadas y se entregan á sus perseguidores. Aquella distracción infantil es la más inocente y agradable en las amenas praderas de Tabasco. FAM. II. cedicnemida;. CEDICNEMUS BISTRIATUS, ^Yagl. Vulg. Taralana, Alcaraban. Los hábitos nocturnos de esta ave la obligan á pasar el dia en los límites de los bosques ó á la sombra de los matorrales. Por tal razón su aspecto.es triste, pero en la noche se vuelve ágil y alegra los prados con su canto prolongado, seme¬ jante á las notas del diapasón. En varias haciendas acostumbran domesticarlas para que persigan á las cucarachas (Blata sjo.) y demás insectos dañinos. En el Limón y en las sabanas de Santa Lucía son muy abundantes las taratanas. FAM. III. PÁRRID.E. parra gymnostoma, Wagi. Parra cordifera, Less.; Yiilg. Zacuila de lof< panlanos, Pespita, Viudita. Habita en todos los pantanos de Tabasco. Repetidas veces observé las pespi¬ tas en el centro de una extensa laguna, léjos de los litorales, posadas graciosa¬ mente en los grupos de plantas acuáticas que al golpe de las olas se balanceaban suavemente. En aquel manto de verdura, impelido lentamente por la brisa, me — 44 — deleitaba viéndolas ganar poco á poco las ensenadas rebosando en alegría, cor¬ riendo sin cuidado sobre las anchas hojas de las Nimpheáceas y de la Pistia stratiotes. Cuando rae acercaba á ellas ó hacia un tiro de fusil, se levantaban produciendo un grito singular comparable á una carcajada y volvían á posarse á corta distancia manteniendo un instante levantadas las alas, como para osten¬ tar la belleza de sus amarillas remeras y el brillante espolón de que están provis¬ tas. El príncipe de Wied ha dicho, y con razón, que estas aves sobrepujan en be¬ lleza á las magníficas ñores sobre las cuales se mueven. FAM. IV. RECURVlROSTRID/E. HIMANTOPUS NIGRICOLLIS, Yieill. Charadrius mexicaniis, Jliiller; Ilimunlopus mexicanus, Ord; Charadrhts himantopus, Lath.; lie- cnrvirosíra hiinaníopus, Wills.; Hypsibates nigricolUs, Cab.; Macrolai sus nigi icollis, Guncll. Vulg. Taratana. Esta especie peculiar de los pantanos y los terrenos húmedos, aparece en Ma- cuspana desde las primeras crecidas de los rios en Junio y emigra en el mes de Febrero. - FAM. V. SCOLOPACID/E. GALLINAGO WILSONI, Bp. Scoloprix galUnago, Wils.; Se. Wilsoni, Temm.; Gallinago gallinaria, var. Wilsoni, Ridgw.; G. Brehmii, Bp.; Scolopax delícatula, Ord; Se. Drummondü, S\v.; GalUnago Drunmondü, Bp.; Scolo- pax Douglasü, Sw. Vulg. Agachón. Muy abundante en Octubre y Noviembre en todos los terrenos húmedos, pa¬ lúdicos y en los litorales. TRINGA MINUTILLA, Vieill. Aclodromus minulilla, Bp.; Aclodromas minulilla, Cunes; Tringa pusilla, Wills.; Pelicua pusi~ lia, Bp.; Tringa Vfilsoni, Nutt.; Aclodromus Wilsoni, Bp.; Tringa LiJ'C; C geórgica, Liclu. Vulg. Tingáis. Numerosa en los mismos meses, en los prados y litorales húmedos. TOTANTIS MELANOLEUCUS, Vicill. Scolopax inelanoleuca, Gni.; Gainbella melanolcuca, Bp.; Scolopax vociferas, lokinus vo¬ ciferas, Sab.; T. sasashew, Wieill.; T. chilensis, Pliilippi. Vulg. Gaviota. TOTANTJS FLAVIPES, Vieill. Scolopax flnvipes, Gm.; Gambetta llavipes, Bp.; Tolanus jia/fdor, Vieill.; 1. fuscocapillus,\i&x\\,. «T. leucopyga,» lUiger. Vulg. Tingáis grande. TRINGOIDES MACULARIIJS, Gi ay. Tringa macularia, L. Tolanus macularias, Aclitis macularias, Boie; Iringoides hypoleiicus, macularias, Ridgw.; Tringiles macularias. Sel.; Tringa nótala, 111.; Actilis nótala, Bp.;il. Wiedi, Bp. Vulg. Tingáisito. — 4o — NTJMENIUS HUDSONICUS, Lath. Scolopax horealis, Gm.; Nuinenius borealis, Orel. N. intermedius, Nutt.; N. rufiventris, Vig.; N. plueopus, Cab.; N. brasiliensis, Maxim. Vulg. Correa. Desde la primera crecida de los rios, llamada de San Juan., porque tiene lugar en Junio, principia á aparecer en todos los llanos inundados de Macuspana este escolopacido. El con su agradable canto, en que parece pronunciar la voz correa.^ con la cual le lia bautizado el vulgo, alegra y ameniza aquellas zonas palúdicas del S. E. de México, de sujm lúgubres y solitarias, como habrán tenido ocasión de observarlo muchos viajeros. Dio'iia de consignarse aquí es la costumbre que tiene el N. hudsonicus de ali¬ mentarse con la Ampidlaria ampullácea conocida en Macuspana con el nombre de Toie. Siempre observaba que esta ave frecuentaba los sitios donde abunda aquel molusco, fácilmente reconocibles por los huevos que en forma de ciertos confites deposita fuera del agua sobre los tallos de la Zarza (Mimosa polydactyla?). Dos hechos vinieron á comprobar su objeto en los referidos lugares, los restos de Ampullaria que logré encontrar en el estómago de varias correas, y el haber ob¬ servado constantemente que, cuando me aproximaba á ellas ó por otro motivo se alarmaban, volaban á los árboles de TahehuiapentapJiylla ó Maculices, lle¬ vando en el pico una Ampullaria. Las conchas y opérenlos del molusco indica¬ do yacían formando una gruesa capa en el suelo. SUBORDO II. HERODIONE;S. FAM I. TANTALIDyE. SIIRFAM. I. TANTALIN/E. TANTALUS LOCULATOR, L, Tanlalus plumicoUis, Spix; Ibis nandosson, Vieill.; 1. nandopoa, Vieill. Vulg. Gaitan, Cabeza- de-cera. En los meses de Marzo, Abril y Mayo se ven llegar á Macuspana numerosas bandadas de gaitanes, atraídos por los peces moribundos de los pantanos ó lagos que se secan por la acción de los rayos solares. Esta es una de las aves que se remontan á mayor altura en la atmósfera; se le ve describiendo círculos en unión de los zopilotes, de los cuales se distingue per¬ fectamente por su mayor talla y el color blanco que domina en su plumaje. SUBFAM. II. IBIDIN/E. - IBIS ALBA, Vieill, Scolopax alba, L.; Tantahis alber, L.; T. albas, Gin.; Eudocimus alhns, Wagl.; Taníahis coco, Jacq,; T. gríseas, Gmel.; Eudocimus longirostris, Wagl. Vulg. Coco. Es ave muy abundante desde Junio hasta Diciembre. El vulgo admite tres es¬ pecies; cocos negros b'pardos, pimíos y blancos; 'pero estas variantes en el plu- G Ti —46 — maje, dependen exclusivamente de la edad y de ningún modo constituyen carac- téres específicos. FAM. II. ARDEIDAS. SUBFAM. I. ARDEINT. ARDEA HERODIAS, L. Ardea hudsonias, L. Vulg. Gallinazo, Sabroso, Garzón. Ave abundante en todos los pantanos y lagos, y cuya carne se reputa como muy exquisita por algunas personas. ARDEA EGRETTA, Gm, Herodias egrelta, Gray.; H. alba, var. egrella, Ricigw.; II. egrella, var. californica, Baird.; Ardea leucelW.-, Egrella leuce, Bonap.; IIerodiasleuce,'Qi'Q\VLü..-, Ardea alba, Bonap.; A. íoccklentalisr, ]Se\\b. Vulg. Garza grande. Garzón blanco. Es tan común como la anterior. ARDEA CANDIDISSIMA, Gm. Ardea nivea, iacq.-, Egrella nivea, Cab.; E. candidissima, Bp.; Herodias canduhssima Graj^ Gar- zeta candidissima, Bp.; Ardea carolinensis, OrJ. \ulg. Garza blanca; Pobopojpon en nioma ocjue. Esta especie habita en número extraordinario los lagos, pantanos y lios. Solo sus plumas se utilizan para usos domésticos. ARDEA VIRESCENS, L. Ardea (Bolaunis) virescens, Bp.; Herodias virescens, Boie.; Egrella virescens, Sw.; Agamia vi- rescens, R.eich.; Ocniscus virescens, Guncll.; Buloridesvirescens, Bp.; Ardea ludoviciana, Gm.; A. íor- quala. Mili.; A. chloroptera, BodJ; A. macúlala, BodJ. Vulg. Jojci. NYCTIARDEA GRISEA, var. IST^^VIA, Alien. Bolaurus nmvius, Briss.; Ardea ncecia, BQM.;Ngcliardea ncevia, Gray.; Nycticorax nwvia, Gray; Nycliardea grisea, var. ncevia, Alien; Nycticorax griseus, Reinh.; Ardea Iwactli, Gm.; A. gardeni, Gm.; Nycticorax gardeni, Jard.; Nycliardea gardeni Bd.; Nycliardea grisea, var. gaideni Ridgw.,- Ardea nycticorax, AVils.; A. macúlala, Frisdi; A. discors, Nult.; Nycticorax amei icanus,Bp. Vulg. Cupido. BOTAURUS MINOR, Boie. Bolaurus freli-lmdsonis, Briss.; Ardea freli-liudsonis, Sehlegel; A. hudsonias, Meii., A. slella- ris, var. Forst.; A. slellaris, var. ¡3; Holaurus freti-hudsonis, LAh.; A. slellaris, xav. B. minoi Gm.; A. minor, Wiis.; A. lenliginosa, Mont.; Bolaurus lenliginosus, Steph.; Bular lentiginosus, Jard; Bular americana, Sw.; Ardea molcolw, Vieill.; A. adspersa, Liclit.; Bolaurus adspersus, Cab. ^'ulg. upt o. ARDETTA EXILIS, Gray. Ardea exilis, Gm.; Ardea (Ardeola) exüis, Bp.; Ardeola exilis, Bp., Buloi exilis, Sw., uIq. Jojoilo. FLORIDA C.^RULEA, Baird. Ardea ccerulea, Catesby.; Ileron bleucUre de Cayenne, Buff.; Ardea ccerulea, A., Lalh.; Ardea ccerulescens, Lath.; Le Crabier bleu á cou bnm,Bxxñ.; Blue Heion, ai., i ea — 47 — ardesiacea, Less.; Herodias Pouclieti.BoüSip.; Ardea cwrulea,ySLr. alba, Reichenow; Ardea ccendea, var. cyanopiis, Reichenow; ^/YZm mexicana cinérea, Rriss. Ardea americana cinérea, Briss.; Ardea cancrophagus brasiliensis, Briss.; Ardea chabjbea, Stepliens, Vulg. Garza morena; Jomaopojpon en idioma Zoque. Especie muy común en las lagunas y pantanos, en las orillas de los rios y en la desembocadura de los arroyos, cuando salen los peces de las lagunas. En la época de la crecida de los rios viajan estas aves confundidas con los zanates, so¬ bre las grandes palizadas que arrastran las corrientes, con el fin de apoderarse de los insectos y crustáceos que se encuentran adheridos á las maderas viejas. CANCROMA COCHLEARIA, L. Vulg. Paspaque, Cucharon. Los hábitos de esta ave, muy común en el otoño é invierno, son nocturnos. De dia se le encuentra siempre posada en las ramas de los árboles de las oiállas de los rios y lagunas, prefiriendo la sombra de los Gusanos, especie de Leguminosa corpulenta adonde acuden también los cujpidos (Botaurus nmvius, Briss.) «Abun¬ da más en el interior de las selvas vírgenes que en las costas: cuando se aproxi¬ ma una barca salta rápidamente de rama en rama y desaparece de la vista. Se alimenta de animales acuáticos mas no de peces. Por la noche visita los cam¬ pos inundados y las orillas de los rios. Entonces ya no es el ave taciturna y som¬ bría que se observó durante el dia; manifiesta tanta agilidad como las otras, y si álguien se acerca, emprende el vuelo dejando oir su voz, semejante algunas veces á una carcajada sardónica. FAM. ni. PLATALEIDAB. A JA JA ROSEA, Reicll. Platea rosea, Briss.; Platalea ajaja, L.; Platea mexicana («Willoughby»), Gamb.; Róscate Spoon- bill, Penn. Vulg. Chocolatera. Ave apreciable por el hermoso color rosado de sus plumas. ORDO VIIL LAIMELLIROSTRES. FAM. I. ANATIDAS. SllBFAM, I. ANSERIN/E. AESER HYPERBOREUS, Pall. Anas hyperboreus, Gra.; Cheii hyperboreus, Boie.; Anas nivalis, Forst.-; Tadorna nivea, Brelim.; Wiiite Brant, Lawson; Snoic Goose, Penn.; Anser albatus, Elliot; A, hyperboreus, \ar. albatus, Coues; A. Iiyperborens, b. albatus, Coues; Chen hyperboreus albatus, Ridgw. Vulg. Anser. 1 Brebm. La vie des animaux ülustrée, tom. IV, pág. 627. — 48 — Desde las comarcas heladas y pantanosas del Tundra hasta la América Central se extiende la área geográfica habitada por esta especie. En Tabasco son raras sus inmigraciones, al ménos en el distrito de Macuspana, en el cual he hecho mis observaciones. Solo dos veces recuerdo haber visto estas hermosas aves; la pri¬ mera en 1873 frente á la hacienda Sabanas-Nuevas, en las extensas lagunas situadas entre los ríos Chilapilla y Grijalva; la segunda vez en 18/4, navegando en el Tepetitan, entre la Palma y el Arrastradero, observé grandes bandadas de ánseres que á grande altura se dirigían de E. á O., hádalos heinnosos llanos conocidos con el nombre de Playa-grande. DSNDROCYGITA FULVA, Burm. (1 Penelope mexicana, Briss.;» Anas fulva, Gin.; Fuligula falca, Steph.; Dendronessa falca, ^agl.; Anas virgula, Maxim.; Anas sinuaía, LichL; Anas bicolor, Vieill.; Anas collaris, Merrein. \ulg. Algarabía. Ave muy numerosa en las lagunas de las Malillas, Tierra-colorada, Taciste y Coroza!; en Playa-grande, Lino y los Llanos inundables del Tinto. Pocas veces pude observarla en los pantanos de San Diego y el Limón. DENDROGYGNA ARBOREA, Sw. Anas arbórea, L.; Dendronessa arbórea, Wagl.; Dendrocygna arbórea, Sw. Vulg. Pijijo, Pisliishi. Los mexicanos llaman á esta ave Pichichi ó PichicJnl, voces que los tabas- queños han corrompido en las que dejo apuntadas. Es más abundante que la D. fidva; en todas las lagunas y pantanos de Macuspana es asombroso su nú¬ mero. Al atravesar los llanos pantanosos de la Ciénega para pasar del río Tepe- titan al Usumacinta, ó cuando se viaja por el Chilapilla, causa verdadera admi¬ ración el bullicio producido por el canto de los pijijes y el ruido constante que forman, semejante al de lejanas descargas de fusilería, al emprender el vuelo las mirladas que forman las bandadas. SUBFAM. n. ANATIN/E. QUBRQUEDULA CAROLINEITSIS, Stepll. Anas crecca, -var. Forst.; Anas (Boschas) crecca, var. Sw.; Anas crecca, Wils.; caioUnen sis, Gra.; Nettion carolinensis, Bd.; Anas americana, Vieill.; Querqueclula americana, ur., « sijlvatica, Vieill.» Vulg. Pato floridano. QUERQUEDULA DISCORS, Steph. Anas discors, L.; Anas (Boschas) discors, Sw.; Cyaiioptenis Bp. Vulg. Palillo. discors, Eyt.; Píerocyanea discors QUERQUEDULA CYANOPTERA, Cass. jn ■■ TTvt • Píerocyanea tafflesn, Anas cyanoplera,y\Qi{\^. Anas rafflesii,li.ing.-, Cyano¡}lera rafflesu, Bd.; Píerocyanea coendeala, Licht.; Qiierquedula ccendeala, Bridges. Vulg. Palillo. —49— SDBFAM. III, FULIGULIN.4:. ERISMATURA RUBIDA, Bp. Anas ruhida, Wils.; Anas (FuUgtila) rubida, Bp.; Fidigula (Oxyura) nibida, Bp.; Fuligida (Ggnmura) rubida, NuU.; Fidigula rubida, Sw.; Cerconecles rubida, Biziura rubida, Sclil.; Anas jamaicensis, Ord. Vulg. Pato floridano. Habiendo poco que decir acerca de las querquédulas y erismatura arriba indi¬ cadas, por ser sus caractéres y costumbres demasiado conocidos, me concretaré á manifestar que pocas son las aves acuáticas viajeras que cuentan tan considera¬ ble número de representantes en Macuspana desde fines del estío hasta fines del invierno. En todos los lagos se les encuentra, pero especialmente frecuentan los prados inundados alfombrados de grama (Panicum sp.), cuyas flores forman su alimento predilecto, según he podido observar siempre que he hecho la autopsia de estas aves. ORDO IX. STEGANOPODES. FAM. I. PELEO ANIDAS. PELECANUS TRACHYRHYNCHUS, Latli. Fdecanus erylhrorhgnchus, Gm.; Cyrtopelicanus trachyrhynckus, Reich.; Pelecanus onocrotalus, var. Forst.; Pelecanus onocrotalus, Bp.; Pelecanus americanus, Aud.; a Pelecanus brachydactylus Liclil?»; NvXg. Alcatraz blanco. ’ Solo visitando las comarcas mexicanas situadas á inmediaciones del Golfo pue¬ de llegarse á tener cabal idea del hermoso espectáculo que ofrecen estas aves, ya se les observe foimando numeiosos ejércitos en las playas arenosas del mar, ya deslizándose suavemente cual blancos y ligeros esquifes sobre la superficie tran¬ quila de los lagos. En Macuspana es innumerable la cantidad de alcatraces blan¬ cos que invaden las lagunas del N. y del N. E., siendo de advertir que jamas se encuentran solos ni en corto numero, sino formando bandadas de centenares y aun de millares de individuos. Muchas personas me han asegurado que los peces de las lagunas cuyas ag'uas no se renuevan, mueren envenenados por los excremen¬ tos de los alcatraces; mas no sé hasta qué punto sea cierto este hecho, que nunca tuve ocasión de comprobar. Los habitantes de los lugares frecuentados por esta ave le hacen una constante caza para utilizar el afelpado plumaje de la región torácica y abdominal en la fabricación de colchones y cojines. pelecanus fuscus, l. ¡jeptopelicanus fuscus, Reichemb.; Onocrotalus fuscus, Bonap, Vulg. Ponió. A diferencia de sus congéneres, que flotan sobre las aguas como cuerpos inertes á favor de la capa de aire que tienen debajo de la piel, la especie de que me ocu¬ po toma su alimento sumergiéndose al caer en el agua. En Macuspana es muy — üO— raro el P. fuscus; el único que he visto lo mató mi hermano Erasmo en la En¬ crucijada, en el mes de Enero de 1870 al entrar al rio Chilapa. FAiM. II. PHALACROCORACIDyE. GRACULUS MEXICANUS, Bp. C'flr&o mexicanus, Brandt; Graculus florülanus el mexicanus, Schl.; <í Garbo (jraculus, ex parte, Temm.;» iPhalacrocorax lacuslris, Guncll.;» líPhalacrocorax resplendens (ad.), eltoivnsendii (juv.), Lemb.j) Vulg. Cuervo; en Campeche, Camacho; Nópeclm en idioma Zoque. Los cuervos habitan desde la orilla del mar hasta los rios impetuosos de la sierra, aunque en estos últimos pocas veces tuve ocasión de observarlos. Su residencia ordinaria son las lagunas y los rios de curso tranquilo. Comunmente se les ve entregados por la mañana á la pesca, descansan al medio dia y vuelven á su ocu¬ pación en la tarde. Por la noche buscan los árboles de las orillas de las corrien¬ tes ó de los islotes para dormir. Muchas veces, navegando de San Diego á San Juan Bautista á favor de una hermosa noclie de luna, me despertaba el rumor producido por el ronco graznido de estas aves alarmadas por el ruido de los re¬ mos ó las canciones nacionales que entonaban los conductores de la embarcación. En San Román y el Mulato se cubren Jos árboles con centenares de cuervos; al amanecer todos abandonan esos sitios de i’eposo y se arrojan en el rio ó en las la¬ gunas vecinas. Toda la torpeza que parecían revelar cuando estaban en las ramas, se convierte entónces en una agilidad asombrosa, y nada es más curioso que ob¬ servarlos cuando están entregados á la pesca. Aquí se hunde éste permaneciendo tan largo rato debajo del agua que á dudarse llega si volverá á aparecer; allí se observa aquel mostrando tan solo el cuello y la cabeza, que á veces se confunden con una rama seca y encoi’vada, y si el observador está colocado en lo alto de un ribazo ó entre las ramas de un árbol inclinado sobre el rio, verá, á través de la masa negra de las aguas, pasar rápidamente al diestro buzo, persiguiendo su presa, como pasa veloz la sombra de una ave que se cierne en el aire. FAM. III. PLOTID^. PLOTUS ANHINGA, L. Plotus melanogáster, Wils. Vulg. Saramagidlon, Tal es la identidad de hábitos entre esta especie y la anterior, quQ Bie absten^^o de hacer mención de ellos, debiendo tan solo añadir, que el P- anhmga sobve^u]^. mucho al G, mexicanus en ligereza, habilidad, desarrollo de la vista y e icac eza del oído. En cuanto á los servicios que estas aves prestan al hombre en Tabasco, son nulos; uno que otro infeliz campesino suele proporcionarse el laro place comer su carne. Todavía entre nosotros nadie ha intentado adiestrar estas aves pa¬ ra la pesca, como lo han alcanzado los chinos, según las minuciosas narraciones de Forton y Doolitle. INDICE AIFABETICO Y SINONIMICO, Accipiter halifotus, 38. Actitis maoularius, 44. notata, 44. Wiecli, 44. Actodromns miuutílla, 44. ■Wilsoni, 44. A3gial¡tis vociferas, 43. Agachón, 44. Agamia viresoens, 46. Agelasas plioeaiceus, 26, AguilOt 37. Ajaja 1 ‘üsea, 47. Alcaparrero, 35. Aloaraban, 43. Aloatras blanco, 49. Alcetliuiclíe, 30. Alcedo alcyon, 31. guacu, 31. jagaacati, 31. ludoviciaua, 31. Algarabía, 48. Auatidfe, 47. Auatiuse, 48. Anas americana, 48. arbórea, 48. "bicolor, 48. (Boscbas) crecca, var., (Boscbas) discors, 48. carolinensis, 48. collaris, 48. crecca, 48, crecca, var., 48. cyanoptera, 48. discors, 48. (Fuligula) rubida, 49. ful va, 48. byperboreus, 47. jamaicensis, 49. nivalis, 47. rafliesii, 48. rubida, 49. sinuata, 48. sylvatica, 48. virgata, 48. ■r A. 48. Anser, 47. Auser albatns, 47. byperboreus, 47. byp., var. albatns, 47. byp., b. albatns, 47. Anserinse, 47. Anta, 19. Autrostomns vociferus, SO. Aper mexicanus, 19. Aquila americana, 33. balbuzardus, 38. balioetus, 38. (Pandion) balireeta, 38. piscatrix, 38. Arapari toncan, var. A. 32. Ara macao, 33. Ardea adspersa, 46. alba, 46. americana cinérea, 47. (Ardeola) esilis, 46. ardesiacea, 47. (Botanrns) virescens, 46. cancropbagns brasiliensis, 47. caudidissima, 46. carolinensis, 46. cferuloa, 46. cterulea, var. alba, 47. Cffirnlea, var. cyanopus, 47. CEerulescens, 46. cbalybea, 47. chioroptera, 46. discors, 46. egretta, 46. oxilis, 46. freti-hndsonis, 46. gardeni, 46. herodias, 46. hoactli, 46. Ludsonias, 46. lentiginosa, 46. lenco, 46. ludoviciana, 46. maculata, 46. mexicana cinérea, 47. Ardea minor, 46. mokoko, 46. n£6via, 46. nivea, 46. nyoticorax, 46. occidentalis, 46. stellaris, var. 46. atell., var. 0., 46. stell., var. B. minor, 46. torquata, 46. "virescens, 46. Artleiclíe, 46. Ardeinte, 46. Ardeola exilis, 46. Ardetta oxilis, 46. Ardilla colorada, 21. negra, 21. rosilla, 21. Aridoe, 33. Armado, 23. Artiodactyla, 19. Ascomys mexicanus, 22. Asturina magnirostris, var. griseooau- da, 36. Ateles fuliginosns, 11. pan, 11. vellerosus, 11. Aves, 24. Ayotochtli, 23. Aeidcjo, 29. 13. Balam, 13. Balbusardns haliaBtns, 38. Biziura rubida, 49. Bine Heron, 46. IIerou,.D«r. A., 46. Boloctogxw, 41. Botanrns adsporsns, 46. freti-hndsonis, 46. lentigiuosns, 46. minor, 46. nccvius, 46. Brarilian toncan, 32, Bnbo Indovicianus, 36. pinícola, 36. virginianns, 36. Tírg. atlanticus, 35. Buho, 36. Bator americana, 46. esüis, 46. lentiginosus, 46. Batorides viresceus, 46. C. Cabeza-blanca, 15. Cabeza-de-cera, 45. Cabrito, 21. Cacicas Alonteznma, 25. Cacshi, 27. Cahuix, 27. Calandria, 24. Camacho, 50. Campepliilns imperialis, 31. prinoipalis, 31. Caneroma cochlearia, 47. Canis montanas, 15. Capriniiügiclse, 30. Ca primal gas, elamator, 30. enropoeas, 30. minor, 30. virginianos, 30. Toeiferans, 30. vociferas, 30. Garbo gracalus, ex parte, 50. mexicanas, 50. Cariacus mexicanas, 21. rnfinas, 21. virginianus, 21 , Carnívora, 13. Carpintero, 31. Catharista atrata, 40. aara, 40, Cathartes atratas, 40, aura, 40. brasiliensis, 40. fcetens, 40. iota, 40, ruficolli.s, 40. septentrionalis, 40, urubu, 40. Catliartidse, 39. Cata,s pardas mexicanas, 13. Cebidíe, lo. Cercolabes Liebmanni, 22. novíe-bispaniae, 22. Cereonectes rábida, 49. Cereqiio, 22. Cervlcloe, 21 . Cervns mexicanos, 21. nemoralis, 21. rañuns, 21 . Sartorii, 21 . virginianus, 21. Ceryle alcyon, 31. torquata?, 30. Clamatores, 29, Coco, 45. Coche de monte, 19. Coelogenns subniger, 22. Coelogenys paca, 22. Cojolite, 41. Columba leucoptera, 41. minuta, 41. passerina, 41. trudeani, 41. Colnmbfe, 41. Columbidte, 41. Collared toucan, 32. Comadreja, 15. Come-chile, 30. Conepatus mapurito, 15. uasutus, 15. Conurna aztecas, 35. Corralero, 13. Correa, 45. Córvida;, 28. Cotorra de cabeza colorada, 34. de frente blanca, 34. Coyametl, 19. CracidíE, 41. Crax glübicera, 41. Cryptiiri, 42, Cueu, 41. Cucharon, 47. Cuervo, 50. Cupido, 46. Cyanocorax crassirostms?, 29. Cyanoptera rafflesii, 48. Cyanopterus disoors, 48. Cyclotums didactylus, 23. dorsalis, 23. Cypseli, 30. Cyrtopelicanus, trachyrbynohus, 49. Clx. Chachalaca, 41. Chalala, 30. Chalcophanes macronms, 27. Chamsepelia albivitta, 41. granatina, 41. passerina, 41. pass., var. pallescens, 41. Cliaradridse, 43. Cbaradriiua;, 43. Charadrins bimantopus, 44. jamaicensis, 43. mexicanas, 44. torquatus, 43. vociferas, 43. Chejé, 31. Chen byperborens, 47. hyp., albatus, 47. ■ Chico, 14. Chilera, 29. Chiroptera, 12. Chloroceryle alcyon, 31, Chocolatera, 47. Chombo, 40. Cbi-ysotis albifrons, 34. aatnmnalis?, 34. r>. Danta, 19. Dasjiíodida;, 23. Dasyprocta Azara», 22. punotata, 22. Dasyproctidai, 22. Dasypus cuonrbitinus, 23. feuestratus, 23. mexicanas, 23. novemcinctus, 23. noy., var. mexicanas, 23. peba, 23. Dendrocopus prinoipalis, 31. Dendrooygua arbórea, 48. falva, 48, Dendronessa arbórea, 48. fulva, 48. Despotes tyrannns, 29. Dicotyles labiatns, 20. tajapn, 19. torqnatus, 19. Didelpliia, 24. Didelplilda;, 24. Dideipbis brevioeps, 24. califoruica, 24. virgiuiana, 24. Dryocopns imperialis, 31. principalis, 31. Dryotomns imperialis, 31. (Megapious) principalis, 31. E. Edentata, 23. Egretta candidissima, 46. lenco, 46. nivea, 46. virescens, 46. Ejqiieñe, 41. Blasmognathus Bairdi, 19. Emberiza pecoris, 26. Entomopbag-a, 23. Erismatura rnbida, 49. Espanta-venados, 36. Eudocimus albas, 45. longirostris, 45. E. Faisan, 41. Palco arundinacens, 38. oarolinonsis, 38. cayanensis, 38. destructor, 37. baliaetus, 38. FalconitiíE, 36. EelidsB» 13- Felis concolor, 14. roacroura, 14. Felis mexicana, 14. mitis, 14. onpa, 13. onza, 13. pardalis, 13. tigrina, 14. Florida eterulea, 46. Frijolillo, 13. Fringilla ambigua, 26. pecoris, 26. Fnligula fulva, 48. (Gymnnra) rábida, 49. (Oxyura) rubida, 49. rubida, 49. Fuligulinae, 49. G-. Gaitan, 45. Galera barbara, 15. Galictis barbara, 15. Gallinago Brebmii, 44. Drummondii, 44. gallinaria, var. TFilsoní, 44. ■Wilsoni, 44. Gallinazo, 46. Galliuíe, 41. Gambotta flavipes, 44. melanoleuca, 44. Garraimtero, 26. Garza blanca, 46. grande, 46. morena, 46. Garzota candidissima, 46. Garzón, 46. blanco, 46. Gavilán blanco, 37. jjcscador, 38. pollero, 36. Gaviota, 44. Geoinj'itte, 22. Geomys heterodus, 22. hispidua, 22. GUres, 21. Glossopbagn amploxicaudata, 12. Leachi, 12. sorioina, 12. Golonchaco, 41. Gollaludo, 43. Gracuins floridanus et mexioanna, mexicanas, 50. Grallatore.s, 43. Guacamaya, 33. Cruaqji^QJ^^i 22. Gíiecn, 41. Gymnostinops Montezumffi, ¿o. Gypagus papa, 39. H. Harpya destructor, 37. maxima, 37, Herodias alba, var. egretta, 46. — 53 — Herodias candidissima, 46. egretta, 46. egretta, var. oalifornica, 46. leuce, 46. Pouchoti, 47. virescens, 46. Heroclioues, 45. Horon bleuátre de Cayenne, 46. Herpetotheres cachinnans, 38. Himantopus mexióanus, 44. nigricollis, 44. Hoitztlocuatzin, 22. Suech, 23. Hypsibates nigricollis, 44. Hystriciílas, 22. Hystrix mexicana, 22. I. Ibidinae, 45. Ibis alba, 45. nandopoa, 45. nandosson, 45. Icteridai, 25. loteras baltimore, 27. baltimoronsis, 27. emborizoides, 26. pecoris, 26. phoenicous, 26. Introducción, 5. Iphantes baltimore, 27. baltimorensis, 27. Iribú rubicha, 39. lapida aloyon, 31. J. Jabalí, 20. Jojó, 46. Jojoito, 46. Jomaopojpon, 47. Judio, 30. Juech, 23, Jueche, 23. Júgiii, 40. Júquicohuina, 39. Justo-fué, 30. Liainellirostres, 47. Laphictes vooiferans, 29. Le Crabierbleu h coa brun, 46. Lechuza, 36. Lechan de monte, 19. León, 14. Leopardos ooucolor, 14. gríseas, 13. Hernandezii, 13. onpa, 13. pardalis, 13. piotus, 13. Leptopelicanus fascus, 49. liiniicollae, 43. Loro palencano, 34. real, 34. Lntra oalifornica, 16. cbilensis, 16. felina, 16. M. Macaco, 11. Macrotarsus nigricollis, 44. Madrugador, 29. Maiumalia, 10. Manatí, 17. Manatidíe, 17. ilauatus americanas, 17. australis, 17. latirostris, 17. Mapaob quauh-pocotli, 14. Mapache, 14. Marsiipialia, 24. Martin pescador, 31. Megaceryle aleyon, 31. Megapicas imperialis, 31. Aleles montanas, 14. Alelopelia leucoptera, 41. Alephitis cbilensis, 15. intonnedia, 15. leuconota, 15. mapurito, 15. mesoleuca, 15. nasuta, 15. Afico, 11. de noche, 23. Mijilote, 14. Alilvulus savanus, 29. tyrannas, 29. Mitztli, 14. Moa, 21. Kolothrus ater, 26. pecoris, 26. Mono, 10. Monodelplña, 10 . Monophyllus Leachi, 12. Mucuyita, 41. Murciélago, 12. Alus paca, 22. Aluscicapa satelles, 29. savana, 29. tyrannas, 29. Mustela barbara, 15. brasiliensis, 15. felina, 16. frenata, 15. noreboracensis, 15. xanthogenys, 15. Mustelidae, 15. Alycetes palliatas, 10. villosus, 10. Alyrmecopbaga didactyla, 23. tetradactyla, 23. Myrmecopliagidíe, 23. INF. Nasua fusca, 14. lencorhynolius, 14. nanea, 14. socialis et solitaria, 14. solitaria, var. mexicana, 14. Nazcum, 42. Neophron iota, 40. Nettion oarolinensis, 48. Nópechu, 50. Numenius borealis, 45. brasiliensis, 45. hudsonious, 45. intennedius, 45. phoeopus, 45. rufiTentris, 45. Nutria felina, 16. Nyctiardea gardoni, 46. grisea, var. gardeni, 46. gris., var. naevia, 46. ntevia, 46. Nycticonax americanus, 46. gardeni, 46. griseus, 46. nesvia, 46. Oenisens virescens, 46. CEdicnsmidae, 43. CEdicnemus bistriatus, 43. Onocrotalns fuscus, 49. Oriolua baltimore, 27. fuscus, 26. ' minor, 26. pbseniceus, 26. Ortalida ilc-Calli, 41. poliocephala, 41. vetula, 41. Oscines, 24, Oso colmenero, 23. Ostinops Monteznmffi, 25. Otus virginianus, 36. Oxyechua vociferns, 43. 3P. Pájaro vaquero, 38. Pandion alticeps, 38. americanus, 38. carolinensis, 38. fasciatus, 38. fluvialis, 38. Gouldi, 38. haliaetus, 38. bal., var. carolinensis, 38. bal., var. lencocepbalus, 38. icbtyaetus, 38. indieus, 38. lencocepbalus, 38. planiceps, 38. Parra eordifera, 43. gymnostoma, 43, Parriclíe, 43. Pascua florida hlanca, 37. Paspaque, 47. Passeres, 24. Passerina peeoris, 26. Fatulo, 48. Pato floridano, 48 y 49. Pea, 28. azul, 29. Pelecanidte, 49. Pelecanus americanus, 49. brachydactylus, 49. erythrorhynchns, 49. fuscus, 49. onocrotalns, 49. onocrotalns, var. 49. trachyrbyncbus, 49. Pelicua pusilla, 44. Penelope mexicana, 48. purpurascens, 41. Perdiz, 42. Perenopterns aura, 40. urubu, 40. Perico, 35. Periquito, 35. Perissodactyla, 19. Peristera passerina, 41, Perro de agua, 16, Pespita, 43. Fiialacrocoracidíe, 50. Pbalacrocorax lacustris, 50. resplendens (ad.), 50. townsendii (juv.), 50. Phyllophora nigra, 12. Pliyllostomidaj, 12 v Pica fuliginosa, 28. morio, 28. Picarise, 30. Ficho, 27. Pieidse, 31. Pico de cera, 26. Pico-hacha, 32. Picojacha, 32. Picus (Dyctiopicus) scalaris, 31. gracilis, 31. imperialis, 31. parvus, 31. principalis, 31. scalaris, 31. Pijije, 48. Pijwj, 26. Pishishi, 48. Fistuji, 30. Pito^eal, 32. Platalea ajaja, 47. Plataleidae, 47. Platea mexicana, 47. rosea, 47. Plotidte, 50. Plotus anhinga, 50. melanogaster, 50. Pobopojpon, 46. Ponió, 49. Preliminar fisico«geogrílficO} 7, Primates, lo. Proeyon Hernandezii, 14. Hernandezii, var. mexicana, 14. lotor, 14. lotor, var. 14. nivea, 14. psora, 14. Proejonidse, 14. Psarooolius baltimore, 27. phceniceus, 26. Psilorbinns mexioanns, 28. morio, 28. Pterocyanen cceruleata, 48. discors, 48 y 49. rafflesii, 48. Pteroglossus ambiguus, 32. regalis, 32. torquatus, 32. Fucuy, 30. Puerco de monte, 19. Purhuca, 41. Purugiies, 41. Pntorius brasiliensis, 15. frenatus, 15. Pyrgitfenas, albivitta, 41. passerinus, 41. Quapizotl, 19. Quauhpeeotl, 14. Quauhtlacoymatl, 19. Querquedula americana, 48. carolinensis, 48. creruleata, 48. cyanoptera, 48. discors, 48. Qniscalus macrourus, 27. major, var. macrourus, 27. K. Kampliastidíe, 32. Kamphastos oallorhincbus, 32. carinatus, 32. piscivorns, 32. poecilorbinchus, 32. sulfuratns, 32. torquatus, 32. tucanus, 32. Raptores, 36. Kecurvirostra bimantopns, 44, Recurvirostridoe, 44. EcJj de los zopilotes, 39. Ebinogrypbus aura, 40. Ebogoüsa párvula, 12. túmida, 12. Koseate Spoombill, 47. Sabanero, 27. Sabroso, 46. ,no Saccopburus quachil, 22. — 00 — Saraguato, 10. SaramagitlJon, 50, Sarcoramphus papaj 39. Sargento, 26. Saiirophagns sulfaratus?, 30. Sciiiriclse, 21. Sciurus cinereus?, 21. rufiventris?, 21. ScolopacidíE, 44. Scolopas alba, 45. borealis, 45. delicatula, 44, Douglasii, 44. Dtnmmoridii, 44. flavipes, 44. gallinago, 44. melanolenca, 44. Tociforns, 44. IVilsoni, 44. Slio;pe, 40. Simplicidentata, 21. Sircnia, 17. Snow Goose, 47. Steganopodes, 49. Streptocerylo alcj'on, 31. Strigidse, 36. Stris americana, 36. flammoa, 36. flamm. americana, 36. flamm. var. americana, 36. flamm. var. pratíncola, 36. porlata, 36. pratíncola, 36. pythaiiles, 36. Tirginianns, 36. Sturuella magna, var. mexicana, 27. mexicana, 27. hippoorepis, 27, Sturnns predatorius, 26. Suida?, 19. Sus tajacu, 19. Synetheres moxicanus, 22. T. Tadorna nivea, 47. TaJjñ, 36. Tamandúa tetradactyla, 23. Tantalida?, 45. Tantalina?, 45. Tantalns albor, 45. albus, 45, coco, 45. griseus, 45. locttlator, 45, plnmicollis, 45. Tapa-camino, 30. Tapiridfe, 19. Tapirns americanne, 19. Bairdi, J 9. Taratana, 43 y 44. Tatusia leptorbyncbus, 23- Tatusia mexicana, 23. novemcineta, 23. TecoJote, 36. Tepctzcuinte, 22. Tepeytzouitli, 15. Tetraonidpe, 41. Thiosmns nasutus, 15. Thrasaetus harpya, 37. Tía-María, 29. Tigre real, 13. Tigrillo zapotero, 15. Tigris mexicana, 13. Tijereta, 29. Tinamida?, 42. Tinamus robnstns, 42. Tingüis, 44. grande, 44. Tingüisito, 44. Titirillo, 43. Tlacoozelotl, 13. Tlacuatzin, 24. spinosns, 22. Tlalocelotl, 13. Tlatlauhqui Ocelotl, 13. Tómhijtz, 22. Torcaza, 41. Tortolita, 41. Totanns chilensis, 44. flavipes, 44. 'fnscocapillns, 44. lencopyga, 44. maoularius, 44. melanoleucus, 44. natator, 44. sasashew, 44. vooifoms, 44. Tricbechus manatns, 17. manatos, a. australis, 17. Tringa geórgica, 44. macularia, 44. mino til! a, 44. nana, 44. notata, 44. pusilla, 44. "Wilsoni, 44. Tringites macnlarius, 44. Tringoidos bypoleucns, var. macula- rius, 44. macnlarius, 44. Triorches fluvialis, 38. Tucana brasiliensis gutture albo, 32. mexicana torquata, 32. Tuclia, 11. Turdidse, 24. Turdns casius, 24. densus, 24. Grayi, 24. lielvolus, 24. (Hylocichla) mnstelinns, 24. mustolinus, 24. tristis, 24. Tnrtur leucopterns, 41. Tuza, 22. Tyran d queuo fourchue, 29. Tyranmdse, 29. Tyrannns Cassini, 29. milvnlus, 29. savana, 29. Tociferans, 29. Tzacua, 25. Tzamajúgui, 40. Tzamoyoya, 19. Tzii, 24. Tzotz, 12. Tzúmjon, 41. U. Veo, 22. Ulula flammea, 36. virginiana, 36. Ungulata, 19. Ursns lotor, 14. Urnbitinga Ghiesbreghti, 37.. V. Vaejuero, 38. Venado layo, 21. Tespertilio albescens, 12. leucogaster, 12. soricinus, 12. VespertiMonidse, 12. Vesperngo párvulas, 12. Viudita, 43. TiveiTa mapurito, 15. n arica, 14. Tul tur atratus, 40. aura, 40. aura, /?., 40. aura niger, l., 40. brasiliensis, 40. elegans, 39. barpya, 37. iota, 40. papa, 39. nrnbu, 40. Tul tus cristatus, 37. White Brant, 47. W. Tuco, 21. Zacua. 25. Zaciiita de los pantanos, 43. Zanate, 27, Zenaida leueoptera, 41. Zenzontlc amarillo, 27, Zocao, 27. Zopilote, 40. (le montaña, 40. Zorro llanca, 24. Zorro espin, 22. Zorro hediondo, 15. UNAM FECHA DE DEVOLUCIÓN El lector se obliga a devolver este libro antes del vencimiento de préstamo señalado por el último sello / '\ \