Primera edición, 2017 isbn versión digital 978-607-8328-97-0 Coordinación y seguimiento general: Andrea Cruz Angón1 Erika Castaños Rochell2 Jessica Valero Padilla Erika Daniela Melgarejo1 Corrección de estilo: Valentina Gatti Diseño y formación: Prudencia Hernández y Javier Sánchez Galván/Genio+Figura Cuidado de la edición: Prudencia Hernández Javier Sánchez Galván Jessica Valero Padilla Erika Daniela Melgarejo1 Karla Carolina Nájera Cordero1 Jorge Cruz Medina1 Diana López Higareda1 Cartografía: José Elias Chacón de la Cruz3 Jessica Valero Padilla D.R. © 2017 Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad Liga Periférico - Insurgentes Sur 4903 Parques del Pedregal, Tlalpan, C.P 14010 México, http://www.conabio.gob.rnx D.R. © 2017 Secretaría de Recursos Naturales y Medio Ambiente, Gobierno del Estado de Durango. Av. Ferrocarril No. 109, Anexo Vivero Sahuatoba, C.P. 34070, Durango, Dgo. ^onabio. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, decretaría de Recursos Naturales y Medio Ambiente del Estado de Durango, 3SEMARNAT-Delegación Durango. Salvo en aquellas contribuciones que reflejan el trabajo y quehacer de las instituciones y organizaciones participantes, el contenido de las contribuciones es de exclusiva responsabilidad de los autores. Impreso en México/Printed in México La biodiversidad está compuesta por el conjunto de to¬ dos los seres vivos del planeta, así como el ambiente que habitan y las relaciones que guardan con otras es¬ pecies; es decir, ningún organismo vive en aislamiento, pues la interacción entre ellos es la que contribuye al equilibrio global de los ecosistemas. Nuestro país alberga entre 10 y 12% de todas las es¬ pecies conocidas en el planeta; muchas de éstas son endémicas, ya que sólo se encuentran en territorio na¬ cional, por lo que la eventual desaparición de cualquie¬ ra de ellas implicaría su extinción de la tierra. Durango presenta condiciones fisiográficas y ecoló¬ gicas muy diversas, que le confieren su variedad de paisajes, riqueza biológica y abundancia de recursos naturales. Cuenta con selvas tropicales en la región de las Cañadas, bosques templados y fríos en la Sierra Madre Occidental, pastizales en los Valles y vegetación xerófila en las zonas desérticas; las interacciones en estos ecosistemas permiten contar con una variedad impor¬ tante de diversidad biológica. La biodiversidad es el sustento de varios servicios ecosistémicos que generan un beneficio a la sociedad, como la calidad del aire y la permanencia del suelo, donde se generan los alimentos, y la garantía en la provisión de agua; lamentablemente, nosotros mismos hemos ido transformado el entorno donde vivimos. Por lo mismo, es muy valioso contar con La biodiver¬ sidad en Durango. Estudio de Estado, documento que contribuye al compromiso adquirido por México al suscribir el Convenio sobre la Diversidad Biológica, derivado de la Conferencia de las Naciones Unidas so¬ bre el Medio Ambiente y el Desarrollo, conocida tam¬ bién con el nombre de Cumbre para la Tierra. Resulta claro que existe la necesidad de innovar políticas y estrategias para hacer frente a los efectos negativos provocados por el cambio climático, como principal amenaza que enfrenta el hombre para su per¬ manencia sobre la tierra. Por ello es importante cono¬ cer y valorar nuestros recursos naturales, así como caracterizar y entender sus interacciones para trabajar en beneficio de la biodiversidad, a favor de nosotros los humanos. En esta administración gubernamental trabajamos en la mitigación de los efectos del cambio climático, a través de estudios como el presente y con herramien¬ tas de planeación y gestión ambiental como el Programa Estatal de Acciones Ante el Cambio Climático, la im- plementación de ordenamientos ecológicos y el esta¬ blecimiento de áreas naturales protegidas, entre otros. Mi reconocimiento a los expertos locales y nacionales de distintas disciplinas biológicas y sociales, e institu¬ ciones gubernamentales y académicas. Su investigación se plasma en acciones donde se caracteriza la biodiver¬ sidad con distintos enfoques; por lo tanto, este estudio deberá ser considerado como una referencia de consulta básica para definir y tomar decisiones de sustentabili- dad de los ecosistemas, así como fomentar la investi¬ gación. Tengo confianza en que este valioso documento, ela¬ borado bajo la coordinación de la Secretaría de Recursos Naturales y Medio Ambiente, como un instrumento de planeación de acciones de conservación de los ecosiste¬ mas enmarcado en el Plan Estatal de Desarrollo 2016- 2022, servirá para despertar el interés y las acciones de la sociedad en su conjunto, con el conocimiento de la variedad de formas de vida que existen en nuestra entidad. Exhorto a todos a impulsar los esfuerzos por conser¬ var la biodiversidad para que las presentes y futuras generaciones asuman el compromiso de lograr las con¬ diciones para que Durango sea el mejor lugar. Dr. José Rosas Aispuro Torres Gobernador del Estado de Durango Presentación El libro La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado , representa un avance significativo para la difusión del conocimiento sobre la diversidad biológica y su impor¬ tancia para Durango. Esta contribución es una valiosa fuente de informa¬ ción, confiable y actualizada acerca de la situación de la biodiversidad en Durango, que las autoridades gu¬ bernamentales, los académicos, las comunidades loca¬ les, los grupos indígenas y la sociedad en general podrán consultar y utilizar como elemento base para la toma de decisiones, diseñar estrategias de planea- ción y realizar nuevas investigaciones en beneficio del desarrollo sustentable de esta entidad. Este Estudio de Estado es una puesta al día del co¬ nocimiento y estado de conservación de la biodiversi¬ dad en Durango. Provee una línea base para conocer el proceso de cambio y modificación de los ecosistemas del estado. Tengo la seguridad de que las instituciones locales darán continuidad a los esfuerzos para incrementar el conocimiento sobre la biodiversidad, registrar los cam¬ bios e identificar las causas de tales cambios para po¬ der regularlas, y apoyarán la difusión de esta obra; sólo de esta manera se aplicará y será de utilidad para las instituciones gubernamentales y para los habitantes de la entidad. Agradecemos al Gobierno del Estado de Durango, especialmente a la Secretaría de Recursos Naturales y Medio Ambiente de Durango (sRNyMA) y a los 83 au¬ tores pertenecientes a 21 instituciones y organizaciones estatales, nacionales e internacionales, por su compro¬ miso y dedicación; sin ellos no hubiera sido posible la elaboración de este libro. Los felicitamos por la consu¬ mación de este gran esfuerzo. Esta obra contribuye al cumplimiento de las activida¬ des de instrumentación de la Estrategia Nacional sobre Biodiversidad de México y Plan de Acción 2016-2030, la cual es parte de los compromisos adquiridos por México ante el Convenio sobre Diversidad Biológica (cdb), y es un valioso legado para el conocimiento de la biodiversi¬ dad, fundamental para la valoración y conservación del capital natural de Durango. Dr. José Sarukhán Kermez Coordinador Nacional de la conabio 9 Introducción Contexto físico 17 Resumen ejecutivo 19 Contexto geográfico 23 Fisiografía 31 Clima 47 Edafología 53 Hidrología superficial 59 Ecorregiones Contexto SOCIOECONÓMICO Resumen ejecutivo Marco socioeconómico Contexto jurídico AMBIENTAL Instrumentos y POLÍTICAS PÚBLICAS PARA LA GESTIÓN, PROTECCIÓN Y CONSERVACIÓN 113 Resumen ejecutivo 115 Ordenamiento ecológico del territorio 120 EC Modelo de aptitud para la conservación del municipio de Lerdo 1 25 Caracterización de las unidades de manejo para la conservación de la vida silvestre 1 29 Áreas naturales protegidas 173 Identificación de los vacíos y omisiones en conservación de la biodiversidad Resumen ejecutivo Marco jurídico ambiental federal Marco jurídico ambiental estatal y municipal 105 Diversidad de ecosistemas 185 Resumen ejecutivo 187 Ecosistemas y vegetación 193 Comunidades xerófilas, halófilas y gipsófilas de la región Árida y Semiárida 205 Pastizal y matorral de clima semiseco templado de la región de los Valles Diversidad de especies 271 Resumen ejecutivo 275 Hongos 290 EC Hongos degradadores de la madera 294 EC Hongos fitopatógenos 301 Flora vascular 319 Los pastos o zacates (familia Poaceae o Gramineae) 327 Las ciperáceas (familia Cyperaceae) 331 Los girasoles, dalias y margaritas (familia Asteraceae o Compositae) 339 Las orquídeas (familia Orchidaceae) 343 Los cactus (familia Cactaceae) 357 Las leguminosas (familia Fabaceae) 265 Ahuehuete, viejo del agua o sabino ( Taxodium distichum var. mexicanum) 370 EC Distribución y edades de los sabinos en las cuencas de los ríos Nazas y San Pedro Mezquital 379 Moscas (Insecta: Díptera) 385 Mariposas y palomillas (Insecta: Lepidoptera) 394 EC Polillas avispa (Lepidoptera: Ctenuchina y Euchromiina) 399 Abejas y avispas (orden Hymenoptera) 217 Bosques templados y otras comunida¬ des vegetales de la región de la Sierra 233 Bosques tropicales de la región de las Quebradas 249 Humedales: vegetación acuática y subacuática 259 Vegetación de cimas 406 EC Las hormigas (Hymenoptera: Formicidae) de una comunidad de matorral xerófilo del municipio de Nombre de Dios 411 Peces 422 EC Diversidad genética de peces 424 EC Comunidad de peces de la parte media y baja del Nazas 431 Anfibios 438 EC La rana toro ( Lithobates catesbeianus), especie exótica e invasora introducida en el Parque Estatal Cañón de Fernández (pecf) 443 Reptiles 450 EC Extinción de lagartijas del género Sceloporus por el calentamiento global, proyección de un modelo de extinción mundial 456 EC Herpetofauna bajo protección oficial, ¿atención incipiente o especies bien representadas en la Norma Oficial Mexicana? 459 Aves 475 Mamíferos 492 EC Las ardillas y sus necesidades de conservación USOS TRADICIONALES Y CONVENCIONALES 501 Resumen ejecutivo 503 Uso de hongos, flora y fauna silvestre 509 El cultivo del hongo seta (. Pleurotus spp.) 513 Importancia económica y usos tradicionales de la flora 529 Conocimiento, uso y manejo tradicional de los nopales ( Opuntia spp.) en Santiago Bayacora Conservación 539 Resumen ejecutivo 541 Caudales ecológicos en la cuenca del río San Pedro Mezquital 555 La salud de la parte media y baja del río Nazas, tomando como referencia los peces 561 Bancos de germoplasma y estrategias germinativas en ambientes semiáridos, aliados en la conservación de especies 567 Importancia del nodrizaje de la lechuguilla ( Agave lechuguilla ) como estrategia de conservación para la cactácea Astrophytum myriostigma 571 Autores Figura 1. Niveles de organización de la biodiversidad. Ecosistemas: a) matorral xerófilo, región Árida y Semiárida; b) bosque xerófilo espinoso, región de los Valles; c) bosque templado, región Sierra; d) bosque tropical caducifolio, región de las Quebradas. Especies: e) hongo ( Marasmlus rotula ); f) orquídea ( Habenarla sp.); g) mosquero cardenal ( Pyrocephalus rubinus). Genes: peces h) Micropterus salmo ¡des; i) Astyanax mexlcanus. Fotos: M Socorro González Elizondo (a,b,c,d), Tañía Raymundo (e), Mark Fishbein (f), Alfredo Garza Herrerat (g), Iván Montes de Oca Gacheux/coNABio (h), Isai Domínguez Guerrero/coNABio (i). 9 introducción Andrea Cruz Angón - Jessica Valero Padilla EL CONCEPTO DE BIODIVERSIDAD El Convenio sobre la Diversidad Biológica (cdb) define a la biodiversidad como la variabilidad de organismos vivos de cualquier fuente, incluidos, entre otros, los ecosistemas terrestres y acuáticos y los complejos eco¬ lógicos de los que forman parte; comprende la diversi¬ dad dentro de cada especie, entre las especies y de los ecosistemas (cdb 1992, figura 1). La palabra biodiversi¬ dad es una contracción de diversidad biológica y fue acuñada por el biólogo E.O. Wilson, quien publicó el libro titulado Biodiversidad en 1988, que contenía los resultados de un foro sobre el tema realizado en Esta¬ dos Unidos tres años antes (Wilson 1988). Este concepto también puede incluir a la variedad de plantas domesticadas por el ser humano y sus parientes silvestres (agrobiodiversidad), a la diversidad de gru¬ pos funcionales en el ecosistema (herbívoros, carnívoros, parásitos, saprofitos, entre otros), y a la diversidad cul¬ tural humana (costumbres, lenguas y cosmovisiones). EL VALOR DE LA BIODIVERSIDAD Y LOS SERVICIOS ECOSISTÉMICOS La biodiversidad, a través de los ecosistemas, brinda a la sociedad servicios de provisión, de regulación, cul¬ turales y de soporte ecológico (figura 2). Se han propuesto tres enfoques mediante los cuales la gente da un valor a la biodiversidad: biológico, eco¬ nómico y cultural. El primero tiene que ver con la importancia que cada uno de los componentes de la biodiversidad tiene como reservorio de la información evolutiva irremplazable; el segundo con el valor que le damos al recibir servicios esenciales (p.e. de provisión) para el desarrollo de la vida diaria, como materias pri¬ mas para la construcción o el vestido, compuestos ac¬ tivos para la fabricación de medicinas, entre otros; y el último tiene que ver con lo que la naturaleza inspi¬ ra a los seres humanos a creer (mitos y cosmovisio¬ nes) y crear (poesía, canciones, entre otros) (Toledo 1997)- Servicios de provisión Servicios de regulación Servicios de provisión 0 abastecimiento • Del clima (protección contra eventos 0 abastecimiento • Alimentos extremos como inundaciones) • Estéticos • Agua dulce • Control de la erosión • Espirituales • Madera y fibras • Regulación de polinizadores • Recreativos • Combustibles • Regulación de enfermedades • Educativos Servicios de soporte ecológico • Reciclaje de nutrientes • Formación del suelo • Productividad primaria Figura 2. Servicios y beneficios que presta la biodiversidad a través de los ecosistemas. Fuente: modificado de conabio 2006. Cruz-Angón, A. y J. Valero-Padilla. 2017. Introducción. En: La biodiversidad de Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 9-15. 10 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Desafortunadamente, México comparte una realidad ambiental con factores de presión y tendencias simila¬ res a las identificadas en el ámbito global. Esto se debe en gran medida a factores relacionados con los modos de producción y obtención de bienes y servicios, que han resultado no sustentables. La pérdida de biodiver¬ sidad y la degradación de los ecosistemas también con¬ llevan una degradación cualitativa y cuantitativa de los servicios ambientales que se prestan y de los cuales de¬ pende directamente el bienestar de todas las personas (CONABIO 200Ó). RIQUEZA NATURAL DE MÉXICO Se reconoce que 17 países tienen una diversidad bioló¬ gica excepcional; es decir, que son megadiversos. Aus¬ tralia, Brasil, China, Colombia, Congo, Ecuador, Estados Unidos, Filipinas, India, Indonesia, Malasia, Madagascar, México, Perú, Papúa-Nueva Guinea, Sudáfrica y Vene¬ zuela cuentan con 70% de las especies conocidas en el planeta (Mittermeier et al. 1997). En el caso particular de México, es sorprendente que a pesar de que su superficie representa tan sólo 1.5% del área terrestre del mundo, contiene entre 10 y 12% de las especies conocidas (conabio 2006, Sarukhán et al. 2009). Dependiendo del grupo que se trate, entre 9 y 60% de las especies registradas se localizan únicamen¬ te en territorio mexicano, es decir, son endémicas (Sa¬ rukhán et al. 2009). ACCIONES GLOBALES PARA DETENER LA PÉRDIDA DE LA BIODIVERSIDAD El Convenio sobre la Diversidad Biológica (cdb), adoptado en 1992 durante la Cumbre de Río, en la ciudad de Río de Janeiro, Brasil, es un tratado mundial jurídicamente vinculante que persigue tres objetivos: 1. La conservación de la diversidad biológica. 2. El uso sostenible de sus componentes. 3. La distribución justa y equitativa de los beneficios provenientes de la utilización de los recursos gené¬ ticos. La participación prácticamente global en dicho Con¬ venio refleja la preocupación de las naciones sobre el deterioro ambiental y la pérdida de biodiversidad, y la necesidad de realizar acciones conjuntas que aseguren su conservación en el largo plazo. En este marco, los paí¬ ses adoptaron en 2010 el Plan Estratégico para la Diver¬ sidad Biológica 2011-2020 del cdb, que contiene cinco objetivos estratégicos y 20 metas, conocidas como las Metas de Aichi; todas ellas situadas dentro de un marco flexible con el fin de que los países puedan definir sus propias metas de acuerdo con sus capacidades y prio¬ ridades. MÉXICO Y EL CONVENIO DE DIVERSIDAD BIOLÓGICA México es Parte contratante del cdb desde 1993 y ha cumplido con los principales compromisos adquiridos; por ejemplo, en 1998 publicó La diversidad biológica de México: Estudio de País, el primer diagnóstico de la si¬ tuación general de la biodiversidad en el país, mediante el cual se identificaron sus principales usos, amenazas, necesidades y oportunidades para su conservación (co- NABIO 1998). Posterior a la publicación del Estudio de País, se for¬ muló la Estrategia Nacional de Biodiversidad de México (enbm, conabio 2000). Además, en 2009 se publicaron los tres primeros volú¬ menes de la obra Capital Natural de México: 1. Conocimien¬ to actual de la biodiversidad; 11. Estado de conservación y tendencias de cambio; m. Políticas públicas y pers¬ pectivas de sustentabilidad. Este esfuerzo sin preceden¬ tes representa una versión actualizada del Estudio de País y en él han participado más de 700 autores y revi¬ sores de 227 instituciones (Sarukhán et al. 2009). El volumen iv. Capacidades humanas e institucionales de esta obra fue publicado en 2016 (Sarukhán 2016). Por otro lado, México también ha cumplido con la obligación de realizar los informes nacionales, que son documentos que evalúan el avance de cada país en el cumplimiento de los compromisos ante el cdb. El Quin¬ to Informe Nacional de México al Convenio de Diversi¬ dad Biológica (conabio 2014), presentó una evaluación del cumplimiento de las Metas de Aichi y los retos a futuro. En 2016, México fue sede de la Decimotercera Confe¬ rencia de las Partes (cop 13) de este Convenio y presentó su Estrategia Nacional sobre Biodiversidad de México (enbiomex) y su Plan de Acción 2016-2030 (conabio 2016). Este documento identifica seis ejes estratégicos (1. Conocimiento; 2. Conservación y restauración; 3. Ma¬ nejo y uso sustentable; 4. Atención a los factores de presión; 5. Educación, comunicación y cultura ambien¬ tal, y 6. Integración y Gobemanza), 24 líneas de acción y 160 acciones para conocer, conservar y usar sustenta- blemente el enorme capital de México. Introducción 11 LAS ESTRATEGIAS ESTATALES DE BIODIVERSIDAD Desde 2002, la conabio, en colaboración con gobiernos estatales y representantes de diversos sectores de la sociedad, promueve la iniciativa de las Estrategias Es¬ tatales sobre Biodiversidad (eeb), un proceso que toma en cuenta la diversidad cultural, geográfica, social y biológica de México, con el objetivo de implementar el cdb en el ámbito local. Las eeb buscan que los estados: 1. Cuenten con herramientas de planificación a escala adecuada (estatal) para la toma de decisiones con respecto a la gestión de los recursos biológicos. 2. Integren elementos de conservación y uso susten- table de la biodiversidad en las políticas públicas. 3. Incrementen la valoración de la biodiversidad por parte de la sociedad mediante el establecimiento de programas permanentes de educación ambiental y difusión sobre la importancia de la biodiversidad. El proceso de las eeb busca completar dos documen¬ tos de planificación estratégica importantes: 1. Estudio de Estado, un diagnóstico de línea base sobre la biodiversidad del estado en sus diferentes niveles. 2. Estrategia Estatal sobre Biodiversidad, un docu¬ mento de planificación estratégica que establece ejes, objetivos y acciones para conservar y aprovechar sus- tentablemente su diversidad biológica. La formulación de estos dos documentos requiere de la amplia participación de diversos sectores de la so¬ ciedad, que permita la identificación de prioridades y la implementación de la Estrategia. LA BIODIVERSIDAD EN DURANGO. ESTUDIO DE ESTADO Durango posee una extensión territorial de 123451.29 km2 (inegi 2005) que representa 6.3% de la superficie nacional, por lo que es el cuarto estado más grande del país (inegi 2014). La interacción entre las características fisiográficas y climáticas, aunada a la ubicación de la entidad en el límite biogeográfico Holártico y Neotropical, y a una larga historia de migración de flora y fauna, han deter¬ minado la presencia de diferentes ecosistemas dentro de cada ecorregión. Esto permite que casi todos los ti¬ pos de vegetación de México estén representados en la entidad: matorrales xerófilos y vegetación halófita en la región Árida y Semiárida, pastizales y mezquitales en la región de los Valles, bosques templados de pi¬ no-encino y pequeños enclaves de bosque mesófilo en la región de la Sierra, y bosques tropicales caducifolios y subcaducifolios en las Quebradas al oeste de la enti¬ dad (González-Elizondo et al. 2007). Durango es pionero por establecer las primeras reservas de la biosfera en 1977: Mapimí y Michilía (unesco 2016), y posee una superficie de 876036 ha de áreas naturales protegidas oficialmente decretadas (equivalente a 7.1% del total de su territorio), de las cua¬ les cuatro son de jurisdicción federal y tres de jurisdic¬ ción estatal. En julio de 2011 la Secretaría de Recursos Natura¬ les y Medio Ambiente (sRNyMA) y la Comisión Nacio¬ nal para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (conabio) acordaron los mecanismos y estrategias para elaborar el Estudio de Estado sobre la biodiversi¬ dad de Durango. El 14 de octubre del mismo año, am¬ bas instituciones celebraron la firma del Convenio Marco de Coordinación, iniciando formalmente la com¬ pilación de los textos que conforman la presente obra a finales del 2012. La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado cuenta con ocho secciones conformadas por 57 contribuciones y 27 apéndices, los cuales no hubiera sido posible com¬ pilar sin el apoyo de los investigadores que fungieron como coordinadores de sección (cuadro 1), y de la par¬ ticipación de 83 autores pertenecientes a 21 institucio¬ nes, quienes brindaron información actualizada para esta obra. A diferencia de otros Estudios de Estado, en el de Durango no fue posible compilar una sección específi¬ ca sobre las amenazas a la biodiversidad del estado. Sin embargo, en los capítulos sobre áreas naturales prote¬ gidas (anp), diversidad de ecosistemas y de especies se abordan las principales amenazas presentes en la enti¬ dad (cuadro 2). Los apéndices consisten en listas de especies en for¬ mato de Excel, que podrán ser utilizados por estudian¬ tes, investigadores, consultores y público en general, para realizar conteos e informes de las especies repor¬ tadas en la entidad. Para la elaboración de esta obra, la principal fuente de información fue el conjunto de datos recabados por los investigadores de las diferentes instituciones que participaron en este estudio. A pesar de que el Estudio de Estado no contiene información de musgos (briofi- 12 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 1 . Coordinadores y número de contribuciones por sección No. Sección Contribuciones Coordinadores 1 Contexto físico 7 Marco Antonio Márquez Linares 2 Contexto socioeconómico 2 3 Marco jurídico e institucional 3 José Elias Chacón de la Cruz y Brenda Fabiola Chávez Bermúdez 4 Instrumentos y políticas públicas para la gestión, protección y conservación 6 Laura Rentería Arrieta 5 Diversidad de ecosistemas 8 Socorro González Elizondo Diversidad de especies - Hongos Raúl Díaz Moreno 6 Diversidad de especies - Flora 29 Martha González Elizondo Diversidad de especies - Fauna Raúl Muñiz Martínez 7 Usos tradicionales y convencionales 5 Jessica Valero Padilla 8 Conservación 5 Total 65 9 tas), crustáceos y otros invertebrados, se contabilizaron ó 833 especies (cuadro 3); en cuanto al total nacional, Durango posee aproximadamente 15% de las especies reportadas y si comparamos la información de esta obra contra la información compilada para la obra Capital natu¬ ral de México (conabio 2008), sobrepasa en número de especies de forma importante (cuadro 4). La obra La biodiversidad en Durango. Estudio de Esta¬ do presenta por primera vez un diagnóstico completo y actualizado del patrimonio biológico del estado, el cual sentará las bases para el diseño de las acciones y estrategias que aseguren la conservación y el uso ra¬ cional y sostenido de la diversidad biológica a través del desarrollo de una segunda fase, denominada Es¬ trategia Estatal para la Conservación y Uso Sustenta- ble de la Biodiversidad del estado de Durango. Introducción 13 Cuadro 2. Principales amenazas a la biodiversidad presentes en las áreas naturales protegidas del estado Amenazas RB La Michilía rb Mapimí PE El Tecuán APRN Quebrada de Santa Bárbara CADNR 043 Estado de Nayarit Cañón de Fernández CADNR 075 Río Fuerte Extracción de recursos (mármol u otras rocas, arcilla u otros suelos, sal, resina, leña) • • • • Saqueo de flora y fauna • • Cacería ilegal 0 furtiva • • • • Erosión del suelo • • • • • Deforestación • • • Plagas forestales • Incendios forestales • • • Sobrepastoreo y ganadería extensiva • • • • Intensificación de la agricultura • • Baja productividad agrícola • Presencia de especies exóticas/parásitas • • • Contaminación del suelo • Contaminación del agua • • • • Disminución del agua (circulación, régimen) • • • Mal manejo de la basura • • • Falta de proyectos de desarrollo y de educación ambiental • Turismo desorganizado y sin planificación • • • Pocas alternativas de desarrollo en los ejidos (desempleo) • Presión demográfica (actividades humanas cerca de zonas de amortiguamiento) • • • • Número total de amenazas 15 6 9 6 7 9 ND Fuente: información del capítulo Áreas naturales protegidas presentado en esta obra. 14 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 3. Número de especies por grupo taxonómico reportados en esta obra Reino Grupo Especies Infraespecies Especies nom Protista Amebozoos 3 0 - Fungi Hongos 757 9 8 Heléchos y afines 177 22 - Plantae Gimnospermas 43 17 4 Angiospermas 4413 603 75 Artrópodos 631 3 1 Peces 65 0 29 Animalia Anfibios 34 0 10 Reptiles 123 0 47 Aves 430 0 49 Mamíferos 157 0 17 Total 6 833 654 240 Fuente: información recopilada de los apéndices y contenidos del libro La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado. Cuadro 4. Comparativo de la diversidad en Durango con respecto al total nacional y la obra Capital natural de México Reino Grupo México1 Durango1 Durango2 Porcentaje en Durango con respecto al nacional Fungi Hongos 7 000 ND 757 10.80 Plantae Heléchos y afines 1 067 143 177 16.60 Gimnospermas 150 29 43 28.70 Angiospermas 23 791 1118 4413 18.50 Animaba Dípteros 2091 53 71 3.40 Lepidópteros 14277 220 277 1.90 Himenópteros 6313 532 283 4.50 Peces 2 692 21 65 2.40 Anfibios 361 31 34 9.40 Reptiles 804 95 123 15.30 Aves 1 096 301 430 39.20 Mamíferos 535 141 157 29.30 Total 60177 2 684 6 830* 15.00 ND: no disponible. *No se consideran protistas. Nota: para el caso de lepidópteros e himenópteros reportados en conabio 2008, comprende todas las familias, mientras que en esta obra sólo se reportan algunas. Fuente: conabio 2008, 1 esta obra.2 Introducción 15 REFERENCIAS cdb. Convenio sobre la Diversidad Biológica. 1992. Artículo 2. Térmi¬ nos utilizados. En: , última consulta: 20 de mayo de 201Ó. conabio. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodi- versidad. 1998. La diversidad biológica de México: Estudio de País, conabio, México. — . 2000. Estrategia nacional sobre biodiversidad de México, conabio, México. — . 2006. Capital natural y bienestar social, conabio, México. — . 2008. Capital natural de México, vol. i: Conocimiento actual de la biodiversidad. conabio, México. — . 2014. Quinto Informe Nacional de México ante el Convenio sobre la Diversidad Biológica (cdb). conabio, México. — . 2016. Estrategia Nacional sobre Biodiversidad de México y Plan de Acción 201Ó-2030. conabio, México. González-Elizondo, S., M. González-Elizondo y M.A. Márquez-Linares. 2007. Vegetación y ecorregiones de Durango. Plaza y Valdés, México. inegi. Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. 2005. México en cifras: información nacional, por entidad federativa y municipios. En: , última consulta: 13 de mayo de 2016. — . 2014. Anuario estadístico y geográfico de Durango 2014. 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Contexto /O • físico 1 2 3 4 5 6 Contexto geográfico Fisiografía Clima Edafología Hidrología superficial Ecorregiones 17 Resumen ejecutivo Marco Antonio Márquez Linares CONTEXTO GEOGRÁFICO Y FISIOGRAFÍA Durango se ubica al noreste de la república mexicana. Posee una superficie de 123451.29 km2 y colinda con los estados de Chihuahua, Coahuila, Zacatecas, Nayarit y Sinaloa. Las altitudes varían entre los 150 a 3440 msnm. En su territorio se encuentran cuatro provincias fisiográficas: Sierra Madre Occidental que ocupa 71.3% del territorio estatal; Sierras y Llanuras del Norte (15.09%); Sierra Madre Oriental (5.28%) y la Mesa del Centro con 8.33% de la superficie estatal. CLIMA La compleja fisiografía, aunada a la latitud, la altitud y la distancia al mar, determinan la gran variedad de cli¬ mas que se encuentran en la entidad. Debido a la Sierra Madre Occidental, una importante porción de la hume¬ dad proveniente del océano Pacífico se precipita en su flanco occidental, provocando con ello que el altiplano cuente con cada vez menos lluvia conforme está más alejado del mar, por lo que ésta varia de 1 100 mm en las zonas más altas de la sierra hasta 300 mm anuales en el Bolsón de Mapimí. Por su parte, la temperatura es regulada principalmente por la latitud y la altitud, donde a mayor altitud y latitud la temperatura es me¬ nor, de modo que la temperatura media anual varía de 9 °C en las partes más altas, a 25 °C en las más bajas. Las variaciones estacionales son determinadas princi¬ palmente por la latitud; al norte del trópico de Cáncer las variaciones estacionales son más marcadas: la es¬ tación seca y cálida se da en los meses de marzo a ju¬ nio, la cálida húmeda de mediados de junio a octubre, y la fría seca de octubre a marzo. Debido a estos facto¬ res, los climas presentes en la entidad son cálidos, semi- cálidos, secos, muy secos, templados y semifríos. Los de mayor extensión son el semiseco y el templado sub¬ húmedo, los cuales, en conjunto, ocupan 50% de la su¬ perficie estatal. EDAFOLOGÍA Durango se encuentra zonificado naturalmente en tres grandes regiones, cuyas diferencias responden prin¬ cipalmente a variaciones en relieve, clima y fitología, factores que determinan la presencia de características particulares en los suelos. La Sierra Madre Occidental, al oeste, corresponde a la zona más elevada y abrupta del estado; se caracteri¬ za por estar conformada por rocas ígneas ácidas y cli¬ mas templados subhúmedos. En esta parte los suelos son jóvenes, someros, poco desarrollados y de color claro; con pH ligeramente ácido y limitados en su fer¬ tilidad por bajos contenidos de bases intercambiables y arcilla. La parte central, dominada por climas semisecos, relieve ondulado y fitología de conglomerado, presenta abundantes zonas de pastizales que aportan cantidades importantes de materia orgánica; en consecuencia, los suelos son más o menos profundos, obscuros y son los más fértiles dentro del territorio estatal. Hacia el oriente del estado abundan las planicies aluviales, interrumpidas frecuentemente por sierras de origen sedimentario; el clima varía de seco a muy seco, lo que condiciona el de¬ sarrollo de la vegetación a matorrales. Los suelos son generalmente profundos, claros, con bajo contenido de materia orgánica y altas concentraciones de carbonates Márquez-Linares, M.A. 2017. Resumen ejecutivo. Contexto físico. En: La biodtversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 17-18. i8 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado de calcio; en depresiones existe acumulación de sales solubles y sodio. En las sierras son evidentes los aflo¬ ramientos rocosos. Como resultado de la variabilidad ecológica, en la entidad se presentan la mayoría de las unidades y subunidades establecidas por el sistema de clasificación de suelos fao-unesco 1968; el Litosol, Re- gosol y Feozem son las unidades con mayor extensión geográfica, seguidos por Xerosol, Cambisol, Rendzina, Yermosol, Castañozem y Vertisol. HIDROLOGÍA SUPERFICIAL La hidrología superficial está determinada por las for¬ maciones montañosas y las diferencias altimétricas. El parteaguas de la Sierra Madre Occidental forma hacia el occidente, y en dirección al océano Pacífico, nueve grandes cuencas que en total abarcan 46.2% de la su¬ perficie estatal; y de norte a sur son los ríos Fuerte, Culiacán-Humaya, San Lorenzo, Piaxtla, Presidio, Ba¬ luarte, Acaponeta, San Pedro-Mezquital y Huaynamota. De especial importancia para la entidad es la cuenca del río San Pedro Mezquital, que se origina en el cen¬ tro de la entidad, ya que sus aguas abastecen a la ciu¬ dad de Durango e importantes zonas agrícolas de esta región, y abarca 18.26% de la superficie estatal. En el flanco oriental de la Sierra Madre Occidental se origina el sistema fluvial Nazas-Aguanaval, que reúne el agua de cinco cuencas: presa Lázaro Cárdenas, río Na- zas-Rodeo, Nazas-Torreón, Aguanaval y laguna de Ma- yrán y Viesca. Este sistema fluvial es de gran importancia para la región lagunera, ya que de él dependen tres gran¬ des ciudades: Gómez Palacio, Lerdo y Torreón (esta últi¬ ma en el vecino estado de Coahuila), así como extensas áreas agrícolas. En esta región central, la cuenca de la presa Lázaro Cárdenas es de especial importancia ya que en ella se origina el mayor aporte de agua a la zona, abarcando 14.86% de la superficie estatal. Finalmente, al norte de la entidad se originan tres cuencas que vierten sus aguas al río Bravo, que a su vez desemboca en el golfo de México: las de los ríos Florido, Conchos y Camacho, cuyos caudales, por estar ubicados en la parte desértica de la entidad, son intermitentes. ECORREGIONES La variedad de regiones fisiográficas, climas y suelos en la entidad origina cuatro ecorregiones con carac¬ terísticas particulares que determinan tanto la flora como la fauna existente, las cuales se resumen a con¬ tinuación. La región Árida y Semiárida se encuentra al nores¬ te de la entidad, está formada por las llanuras y serranías del Bolsón de Mapimí y forman parte del Desierto Chi- huahuense. La vegetación se compone de matorrales xerófilos y algunas comunidades halófitas y gipsófilas. Sin embargo, gracias a que tienen suelos aptos para la agricultura y al aporte de agua de los ríos Nazas y Aguanaval, grandes extensiones de matorral han sido sustituidos por campos agrícolas, incluyendo áreas de la Comarca Lagunera. La región de los Valles comprende grandes llanuras y lomeríos que corren de sureste a noroeste en la par¬ te central de la entidad, y forma parte del Altiplano mexicano. Su vegetación corresponde a pastizales en la parte norte y a matorrales de mezquite y huizache en el centro y sur de la región; por su buen clima y disponibilidad de agua alberga importantes distritos agrícolas. La región de la Sierra incluye al macizo de la Sierra Madre Occidental, tanto en el pie de monte al oriente de la sierra, como el macizo en sí, en lo alto de la sierra. La vegetación incluye bosques de pino, pino-encino y encinares, dependiendo de la precipitación y la altitud. También se encuentran bosques de Abies y Pseudotsuga en las cañadas más húmedas. La mayoría de estos bos¬ ques se encuentra con explotación forestal con fines de producción de madera. La región de las Quebradas se ubica en el declive oc¬ cidental de la Sierra Madre Occidental, una región muy escarpada con barrancas o quebradas. La vegetación está formada por bosques tropicales bajos y manchones de matorral espinoso en las partes más bajas. Desafortu¬ nadamente, muchas de estas áreas han sido deforesta¬ das para uso agrícola, la cual genera erosión del suelo por las altas pendientes del terreno. Contexto físico 19 Contexto r r* (geográfica Marco Antonio Márquez Linares UBICACIÓN Durango se localiza al noroeste de la república mexicana a la altura del trópico de Cáncer, el cual lo atraviesa en su extremo sur. Sus coordenadas geográficas extremas son: al norte 26° 53' 13" y al sur 22o 16’ 53" de latitud N; al este 102o 27' 55" y al oeste 107o 16' 03" de longitud O (inegi 2014). Posee una extensión territorial de 123451.29 km2 (inegi 2005) que representa 6.3% de la superficie nacional, siendo el cuarto más grande del país (inegi 2014). Colinda al norte con Chihuahua y Coahuila; al este con Coahuila y Zacatecas; al sur con Zacatecas, Nayarit y Sinaloa; al oeste con Sinaloa y Chihuahua. GEOMORFOLOFÍA El estado es atravesado de noroeste a sureste en el extre¬ mo occidental por la Sierra Madre Occidental (figura 1), la cual ocupa prácticamente la mitad de su territorio (fi¬ gura 2, inegi 2013); al oriente de esta sierra se encuentra el Altiplano mexicano, una región que cuenta con valles, lomeríos y pequeñas serranías; en el extremo oriental alcanzan a penetrar algunas formaciones pertenecientes a la Sierra Madre Oriental que son denominadas sierras transversales; en el extremo noroeste se encuentra el Bol¬ són de Mapimí (figura 3, inegi 2014), una región árida de pendientes suaves con vegetación xerófila (figura 4). Figura 1. Paisaje de la Sierra Madre Occidental hacia el oeste de San Dimas. Foto: M Socorro González Elizondo. Márquez-Linares, M.A. 2017. Contexto geográfico. En: La biodtversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 19-22. (V fJ rp¿ 20 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado 107* W _L W IV X IV _L W" IV J_ 5 fe- 2 ¿l' IP7- IV StMBOLOOlA Q Dura-ago □ Límite estatal Ciudades Cuerpos de agüe - Trópico de Cáncer W’ w TW IV TW* H7 TW IV Elevación (mcnm) O 107* 600 M 600 * 1 200 H i 2oo * i eoo ■i i sao - 2 400 ■i 2 400*2 950 O 2 950*3 323 Figura 2. Ubicación y altitud. 23* tí 24* *4 25* H 2C*N írw ífM 25" W 26" N Contexto físico 21 10?' IV 1fl0* IV 1ú5' fcv í^‘ IV 103' IV cmívj//r.j fjlTO S»' J^P1 Mflpenl I S-a-ts . •fl ftosJKK.r ÍY?,1W.7L-1M /jk.jííív/.j Ssf^ijuiií BEpiftit tv-JUbii ¿Qalfepí - VKKjriH CímníhWi ÍHJRI.MGO Vcff-lp | BJStéiü Zir J7£C f.s WSAl.OA Cnlfíf SfnFnTOMQ pjrfilQjqfy Hezquíaí Escala: 1:2 600 000 0 25 50 km iVíWüf/í Í07’ IV f«r IV T| i jM- I f 1 jr W- J T / n f L v v : > \ J M jf é i l / 1 SJMSOLOOÍA Durango Límite eslataf Ciudades Cuerpos de agua Modelo digital de elevación Á E l&vaci eme s pr.nd pales Máximo : 3 326 msnm Mínimo : 107 msnm Figura 3. Elevaciones principales. 23m N Z4mH jVftf 26m H 22 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 4. Paisaje del Bolsón de Mapimí. Foto: Marco Antonio Márquez Linares. Las altitudes van de 150 a 3 340 msnm, con un pro¬ medio de 2 200 msnm aproximadamente; sin embargo, este rango varía según la fuente de información. Por ejemplo, el continuo de elevaciones mexicano de reso¬ lución de óo m muestra un rango de 107 a 3328 msnm (figura 2, inegi 2013). Cuadro 1. Principales elevaciones Nombre Altitud (msnm) Cerro Gordo 3 328 Cerro Barajas 3280 Sierra El Epazote 3221 Cerro Pánfilo 3160 Cerro El Táscate 3111 Cerro El Oso 3049 Cerro Los Altares 3017 Sierra El Rosario 2819 Cerro El Alto de Dolores 2800 Cerro San Javier 2318 Sierra San Pedro 2255 Las zonas más bajas se encuentran en el extremo occidental del estado en el declive de la Sierra Madre Occidental hacia el océano Pacífico; mientras que las zonas más altas corresponden a 11 elevaciones, siendo la más alta el cerro Gordo en la Sierra Madre Occidental con 3328 msnm (cuadro 1 y figura 3, inegi 2014). Por su compleja fisiografía se encuentra una gran variedad de paisajes que van desde grandes y profundos cañones, hasta serranías, lomeríos, valles, lagunas y grandes ríos. REFERENCIAS inegi. Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. 2005. México en cifras: información nacional, por entidad federa¬ tiva y municipios. En: , última consulta: 20 de mayo de 201Ó. — . 2013. Continuo de elevaciones mexicano 3.0 (cem 3.0). Resolución óo m, cobertura geográfica nacional, inegi, México. — . 2014. Anuario estadístico y geográfico de Durango 2014. Gobierno del Estado de Durango/iNEGi. En: , última consulta: 23 de mayo de 2015. Fuente: inegi 2014. Contexto físico 23 ffisiografiqji Marco Antonio Márquez Linares INTRODUCCIÓN Las diferentes regiones fisiográñcas de Durango son producto de las fuerzas geológicas que originaron la Sierra Madre Occidental, la Sierra Madre Oriental y el Altiplano mexicano. Una de estas fuerzas fue la sub- ducción (hundimiento de una placa oceánica bajo una continental) de la placa Farallón debajo de la placa de Norteamérica ocurrida durante el Cretácico, la cual plegó la placa de Norteamérica para formar la Sierra Madre Occidental (Ferrari et al. 2005). Durante este periodo también ocurrieron episodios magmáticos en tres fases sucesivas: la andesítica, la riolítica y la basáltica, que cubrieron las rocas sedimentarias con materiales vol¬ cánicos, principalmente ácidos con alto contenido de sílice. Como resultado de lo anterior, la entidad presenta cuatro de las 15 provincias fisiográñcas existentes en México: la Sierra Madre Occidental, las Sierras y Lla¬ nuras del Norte, la Sierra Madre Oriental y la Mesa del Centro (figura 1, inegi 2001), las cuales contienen nueve subprovincias (figura 2, inegi 2001) y diferentes siste¬ mas de topoformas (figura 3, inegi 2001). Como se ob¬ serva en el cuadro 1 y figura 2, las subprovincias de mayor extensión son la Gran Meseta y Cañones Duran- guenses, y la Sierras y Llanuras de Durango que atra¬ viesan el estado de noroeste a sureste; en la primera se establecen bosques de pino encino que permiten reali¬ zar actividades forestales, mientras que en la segunda se desarrollan principalmente actividades agrícolas y ganaderas (Gobierno del Estado 2011). A continuación se describen brevemente las diferen¬ tes provincias y subprovincias existentes en la entidad. Provincia Sierra Madre Occidental Es la provincia que ocupa mayor superficie en el estado (71.3%), abarcando desde la región noroeste hasta el su¬ reste del territorio. Es un terreno muy accidentado for¬ mado principalmente por mesetas, cañones y cañadas (figura 4). El sustrato geológico es principalmente de origen ígneo extrusivo ácido del cenozoico. En esta pro¬ vincia se localizan tanto los sitios de mayor elevación como los más bajos, y presenta cuatro subprovincias. Subprovincia Gran Meseta y Cañones Chihuahuenses Es la de menor extensión de la provincia Sierra Madre Occidental (4.2%) y se encuentra en la parte norte de la entidad. Está formada por rocas ígneas extrusivas ári¬ das, y se caracteriza por un relieve dominado casi to¬ talmente por mesetas de gran superficie con cañadas. Subprovincia Sierras y Llanuras de Durango Presenta la mayor diversidad en cuanto al sustrato li- tológico, siendo más frecuentes las rocas de tipo ígneo extrusivo ácido y los conglomerados de origen sedi¬ mentario. Los sistemas de topoforma más comunes en esta subprovincia son: lomeríos con mesetas, llanura aluvial, lomerío con cañada y valle intermontano con lomerío. Subprovincia Gran Meseta y Cañones Duranguenses Presenta la mayor extensión (47.6% de la superficie de la provincia y 33.9% de la superficie estatal); está formada por rocas ígneas extmsivas ácidas y por mesetas de gran superficie con cañadas y sierras altas con cañones. Subprovincia Mesetas y Cañadas del Sur Es una zona de relieve abrupto dominado por rocas de origen ígneo extrusivo ácido, formando mesetas de gran superficie asociadas principalmente con cañadas y sie¬ rras altas con cañones. Provincia Sierras y Llanuras del Norte Esta provincia abarca 15.09% de la superficie del estado (cuadro 1), y se localiza en la parte noreste. Las áreas de llanuras están cubiertas de suelo profundo del Cua¬ ternario (53%), mientras que el terreno de sierras está formado principalmente por rocas de origen sedimen¬ tario, como conglomerados (17%) y caliza-lutita (12%). Márquez-Linares, M.A. 2017. Fisiografía. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 23-30. 24 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado CifíM \AUUA CÚAmSILA DE ZARAGOZA -iST.lí- " ‘r ■ J.'jl RtoGO SIRAi.QA ZACATECAS Escala: 1:2 600 000 0 25 Mhm WVAfiU w?' w f07‘ IV 706' W 705- W 1(M*W 103* W * k i V íM ÍM 5IM8O10GÍA I i Durango l l Límite estatal Ciudades Cuerpos de agua Provincias ■ i Siena Madre Occidental _ i Sienas y Llanuras del Norte Siena Madre Oriental H Mesa del Centro Figura 1 . Provincias fisiográficas. 23' N 24~M 2 5‘N 2F N íí-w tfft ww Contexto físico 25 T 07' W T 06c W fíV W 104' W 103' W amfU4tn:4 cóahuiu di: ZARAGOZA Güad-JÍkipe Wcsite , ijuiíiienJ SISALO, r VACA ITCAS Escala: 1:2 000 000 0 25 50 km XÍYAKU w*w tv 10PW IOS' w S!M SOLOOS A 1 — 1 Dunango Q LTrnile estala I Ciudades Cuerpos de ayua Provincias f SuDpravíncias Sierra Madre Occidental Gran Meseta y cananas Cruhuahuanses Sienas y Llanuras de üursngc Gran Meseta y Cagones Duranguenees Mesetas y Cañadas del Sur Sierras y Llanuras del Norte ! _ Bolsón de Mapinri Sierra Madre Oriental Sierre de la Paila _ Sierras Transversales Mesa del Centro M Sierres y Lemeríoí de Alíeme y Río Grande H Sienas y Uanuráfc del Norte Figura 2. Subprovincias fisiográficas. N«Sff N.K N*£í a d o 26 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado W W JOS'tV 1QS*M ?, última consulta: 4 de mayo 2015. inegi. Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. 2001. Conjunto de datos vectoriales fisiográficos. Continuo Nacio¬ nal. Escala: 1:100000. Serie 1. inegi, México. — . 2008. Anuario estadístico de Durango. iNEGi/Gobierno del Estado de Durango, Aguascalientes. Contexto físico 31 Armando Cortés Ortiz FACTORES QUE DETERMINAN EL CLIMA El clima es el conjunto de fenómenos meteorológicos que caracterizan el estado medio de la atmósfera en un punto de la superficie terrestre. Es el estado más frecuen¬ te en un lugar determinado y comprende los extremos y todas las variaciones (García 1986). La distribución de los climas está condicionada por una serie de facto¬ res que influyen en las temperaturas y las precipita¬ ciones de cada zona. Estos factores son: la latitud, la altitud, el relieve, la proximidad o lejanía del mar, las corrientes marinas y la vegetación, los cuales se des¬ criben a continuación. Latitud La entidad se encuentra en la zona Subtropical Norte y en la zona Tropical Norte, como se muestra en la figu¬ ra 1 (García 1986). La parte sur del estado, que corres¬ ponde a un área pequeña, se ubica en la zona Tropical Norte y se extiende entre la latitud de 10o N y el trópico de Cáncer. Esta zona tiene dos épocas de máximo ca¬ lentamiento, porque recibe los rayos solares verticales dos veces al año. La mayor parte del estado queda dentro de la zona Templada Norte, la cual se encuentra entre el trópico de Cáncer y el Círculo Polar Ártico del he¬ misferio norte. Esta zona nunca recibe los rayos del sol verticales (García 1986). Altitud La altitud de Durango es muy variable. El estado tiene altitudes de 200 a 3 340 msnm; sin embargo, las que ocupan la mayor parte del terreno están entre los 1500 y 2 500 msnm, siendo las que se encuentran entre 1 750 y 2000 msnm la moda de la distribución altimétrica, como se aprecia en la figura 2. Relieve La compleja topografía del terreno se puede observar mediante un perfil topográfico elaborado a lo largo de la línea trazada entre dos puntos, tal como se muestra en la figura 3. Dicha línea va del sureste al noreste del es¬ tado con una longitud de aproximadamente 402 736 m. El perfil topográfico de esta línea muestra la altitud del terreno desde el punto A al punto B en la figura 4; la distancia del perfil es de 400 km y la altitud va de 200 a más de 2 500 msnm. En el tramo de o a íóo km de distancia está representada la Sierra Madre Occidental con mayor altitud; la zona de la Altiplanicie se nota del lado derecho con menor altitud. Proximidad o lejanía del mar La Sierra Madre Occidental es una barrera montañosa y como tal, ocasiona el efecto de sombra pluviométri- ca (Hernández-Cerda y García 2005), presentándose como obstáculo a la penetración de los vientos húme¬ dos del mar. Durango es un estado interior, sin contac¬ to directo con el mar, en donde la mayor parte del límite noroeste a suroeste es lo más cercano a éste. Dicho límite se encuentra entre 50 y 100 km de distan¬ cia a la línea costera. El punto más cercano a la costa está a 50.2 km y el más lejano a 462.7 km al noreste del estado (figura 5). Puesto que el mar se calienta y enfría más lentamente que la tierra, las regiones más cercanas al mar son más frescas en el verano y menos frías en invierno. Lejos del mar las temperaturas son más extremas. Además, los mares son la fuente primor¬ dial de humedad de la atmósfera (Hernández-Cerda y García 2005). Corrientes marinas Las corrientes marinas influyen en el clima de las zonas costeras: si las corrientes son cálidas, elevan las temperaturas; si son frías, hacen que éstas des¬ ciendan. Vegetación La vegetación interactúa con el clima y el microclima de una zona. Cuando la vegetación es abundante dis¬ minuye el calor y hace que se produzcan más lluvias. Cortés-Ortiz, A. 2017. Clima. En: La biodtversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 31-45. 32 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado CIJÍftUAtft 'A Gv=rÍ3*j(>5 VpCIúM StS'M.OA Sm Frawísacs UMquld MYAWl SIMBÜLOGÍA LJ Limite estatal; Ciudades Cuerpos de agua « Trópico de Cáncer Zonas térmicas m Zona Subtropical Norte Zona Tropical Norte tC7' W fQF W tor w wrw * Ji > J' 8 ¥ I • .--í' .+«■ CÜÁIIUJUDE /ARAG02A /Ai ATECAS >/■ y í© • • dr I - 3? .i1" ■rct ¿ ¿ARAÜO£A . jr - 7 VA/" C*i*in GuDdaksp ZJ< 'ATECAS F/ r Escala: 1:2 800 000 0 2S 50 km i _ I _ I 103- W iorw SIMBOLOGÍA □□ DuraniQü □ Lfrriise estelé Ciudades Cuerpos de agua fG$- IV PerfiE topográfico 105’ w Figura 3. Ubicación de la línea (A-B) para el trazo del perfil topográfico. 2TN 24’ N 25' H Contexto físico 35 2500 | 2 000 i/) E w 1500 ■O 3 '£ iooo < 500 0 50000 100000 150000 200000 250000 300000 350000 400000 A B Distancia (m) Figura 4. Perfil altitudinal y precipitación media anual a lo largo Fuente: elaboración propia. Hay una variación estacional de la precipitación en el estado, ya que existen meses del año en que ésta es más notable y corresponde a la estación de verano, por lo que es común llamar a los tipos de clima con el complemento “con lluvias de verano”. Esto se puede apreciar en los diagramas ombrotérmicos de las tres estaciones consideradas (figura ó), en las cuales se observa que los meses con mayor precipitación son junio, julio y agosto, y que comienza a ser menor en septiembre y octubre. También se aprecia que la can¬ tidad de lluvia total anual es distinta dentro del esta¬ do, como se observa en los datos de las estaciones del cuadro 3. del perfil (A-B). La precipitación presenta una variación espacial de¬ bida, entre otros factores, al efecto de sombra orográ- fica de la Sierra Madre Occidental y a la distancia al mar. El efecto de la sombra orográfica se puede apre¬ ciar en el perfil de precipitación total anual y el perfil topográfico de la línea de A-B de la figura 4. En éste se observa que el terreno alcanza mayor altitud cerca de los 100 000 m de distancia del punto A, mientras que en el perfil de la precipitación se aprecian los valores más altos de precipitación de o a 100 000 m del punto A, correspondiente al flanco occidental de la sierra. A más de 100000 m de distancia, baja la precipitación por ser la zona más alejada del mar. ?4m H 25' N ?C-N La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado 36 107* W TGS’LV 105* W 104' W 103' IV SIMBOLO CEA I ¡ Ouídi'iüú ^ l&oplete« dé distancia (km) I i Límite estáte l Ciudades Cuerpos de agua Figura 5. Distancia en kilómetros desde el litoral del Pacífico. 23* Ñ 24* N 25' ti 26' Ñ Contexto físico 37 Cuadro 1. Datos de estaciones meteorológicas Estación Clave Longitud Latitud Altitud (msnm) Temperatura media anual (°C) El Salto 00010025 105° 21’ 32” 23° 46’ 51” 2000 11.00 Durango 00010017 104° 36’ 26” 24° 03’ 30” 1 900 17.30 Ciudad Lerdo 00010009 103° 31’ 19” 25° 32’ 46” 1 142 20.80 Fuente: inegi 2008. o o rd 3 rd s_ O O. E í b) T 30 E E, c 'O * u id u o M A M J J Mes E E, E 'O * u fd u 500 450 400 350 300 250 200 150 100 50 0 t 30 Temperatura H Precipitación Figura 6. Régimen anual de precipitación y de temperatura mensual en las estaciones a) El Salto, b) Durango y c) Ciudad Lerdo. Fuente: inegi 2008. Z*mN Z$m H *1 38 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado TÜ7' W fW W rw w 10*' w rú3m w arf/a muía -t,. CQAtIUHA DI TARAGOZA Palacio Snn! nga rjut'a Gusddup# * Vtlrj CHJRAHGO GuíH» Si.KM.OA TACA rWAS v wtY.mi, Escala; 1:2 800 000 0 25 50 Km i<¡7' w SíMBÜLOGÍA 1 -i Durando Temperatura media anual fC) ■1 16-13 □ Límite estatal B 8- 10 16-20 Ciudades MI 10 - 12 IMS 20-22 m 12-14 m 22-24 Cuerpos de agua B 14-16 B 24 - 28 Figura 7. Distribución geográfica de la temperatura media anual. 23* a U“N 23* JY 26* H Contexto físico 39 Cuadro 2. Intervalos de temperatura media anual y porcentaje de superficie Temperatura (°C) Piso térmico* Superficie (%) 8 - 10 Semlfría 1.50 10- 12 Semifría 9.90 12 - 14 Templada 10.20 14- 16 Templada 17.90 16 - 18 Templada 26.00 18-20 Semlcálida 15.80 20-22 Semlcálida 14.60 22 - 24 Cálida 3.10 24-26 Cálida 1.00 Total 1 00.00 Fuente: dggtn 1 981 a y * García 1 986. Dentro del estado hay zonas en que la precipitación es baja, cerca de 200 mm anuales, y otras zonas donde es mayor de 1500 mm anuales (cuadro 3 y figura 8, dggtn 1981b). Casi la mitad del estado (56.3%) presenta una preci¬ pitación total menor de óoo mm anuales; esta zona se localiza en las áreas más retiradas del mar y con el efecto de sombra orográfica causada por la Sierra Ma¬ dre Occidental. Así, la vertiente al Pacífico es donde se presenta mayor precipitación. Para este elemento, García (1986) menciona que para definir el límite entre el clima seco y el clima húmedo es necesario considerar conjuntamente la cantidad de precipitación anual, la temperatura y la época de lluvia. TIPOS DE CLIMAS Según la Dirección General de Geografía del Territorio Nacional (dggtn 1981c), en el estado existen áreas con Cuadro 3. Porcentaje de superficie según la precipitación total anual Precipitación total anual (mm) Superficie (%) 1 00 - 200 0.40 200 - 300 11.46 300 - 400 14.59 400 - 500 18.14 500 - 600 11.74 600 - 700 8.60 700 - 800 8.16 800 - 1 00 11.51 1 000 - 1 200 9.42 1 200 - 1 500 5.97 1 500 - 1 800 0.01 Total 1 00.00 Fuente: dggtn 1981b. climas cálidos, semicálidos, secos, muy secos, templa¬ dos y semifríos (figura 9). Los tipos de clima con mayor extensión en el estado son el semiseco y el templado subhúmedo; entre los dos tipos ocupan 50% de la su¬ perficie estatal (cuadro 4). La identificación de los climas de Durango fue rea¬ lizada según el Sistema de Clasificación Climática de Kóppen modificado por García (García 1973) y usado en la Carta de Climas (dggtn 1981c). Los climas se esta¬ blecen de acuerdo con el régimen de temperatura, tem¬ peratura media anual, régimen de lluvia y precipitación total anual. Así, el estado presenta climas de los grupos climáticos A, B y C, con diferentes tipos de climas y subtipos, los cuales se resumen en el cuadro 5. Grupo de climas A Es un clima caliente, con temperatura del mes más frío superior a 18 °C. 23* N 24* N 25' fJ 26* N 40 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado CHIHUAHUA LX'lTWlZ Pbl£ri VttLPi VKV.^tg 1 GüHhHCi ÜINALOA rnrtoodí a tYm¡ 10rW JL 106’ W JL 105* W 1 104* IV L ÍM W m* ".'i -m 7 >v r \ í i'i ■"TV • ' ' r • Aj ■ V r r* /. ií / ,/l C. S o.. T Escala: 1:2 800 000 0 25 50 fon I- l. I r. ---. ■jc?' w 106' W ioñmw jai* ir SIMEOLOGtA l l Düfangü d] Límite estatal Ciudades Cuerpos de agua Precipitación anual (mm) □ 100-200 C 1 200-300 [ _ 1 300 - 400 400 * 500 500 - 600 600 - 700 700 - 300 600 - 1 0O0 1 000 = 1 200 1 200 ■ 1 500 1 500 - 1 000 Figura 8. Distribución espacial de la precipitación total anual. 23* N 24' N »*N 26* N 23* H 24* H 23* N MÜJV Contexto físico 41 anmiHVA 1 ! 1': v Yfct HU &U RANGO Wwil? 1 QnMrúiO SINALQA .-'(VI fi'áffBsog M fc1«5} vFi y\].u<íí 1Q7 *W 1W W x Í0y W ior w L w w 1 ■ x * /V 1 ■ ■ -L grgr- -7 k *- >’uÍ T32 r \ í'¡m'| &em itrio s u Muiinedo B Ti, Cí£hwi> ■ 72. CIEtfwlKwj I II 73 C|EMw2) ■ 74 C(E>Jw2K«'> 1 3 U milis (UjIiI 61. C(wO) 62 Cf« om 63-, Ci>v I) M.CírtlKwj W, C(W2J C’é.Cn'.^jix') Ciudades 21. [AjGfwD) 22 £A]Cti«aT¡. | 54 BSIfcw 1 1 A^O 12. Awl 13 Aw1{W) 14. Aw¿ 15. Af*2frF 55 BSIkrtijw) SI 43 5SC¡v.v Bl 44 @SQkwíw> Muy seco ■ 31. G'.Vj *>#(«> ■ 32. BVtin* ■ 33 BW!‘,w(wj Figura 9. Tipos de clima. 42 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 4. Tipos de clima y porcentaje de extensión Tipo de clima Superficie (%) Semiseco 28.30 Templado subhúmedo con lluvias en verano 22.60 Muy seco 14.20 Seco 12.20 Semifrío subhúmedo con lluvias en verano 11.20 Semicálido subhúmedo con lluvias en verano 7.80 Cálido subhúmedo con lluvias en verano 3.60 Semifrío húmedo con abundantes lluvias en verano 0.10 Total 1 00.00 Fuente: dggtn 1981c. Cuadro 5. Clasificación de los climas en el estado Grupo Subgrupo Tipo Subtipo Aw Aw0 Los más secos de los subhúmedos, con un cociente P/T menor de 43.20 Subhúmedo con lluvias en verano y con lluvia en invierno entre 5 AWt Los intermedios en cuanto al grado de humedad, con un cociente P/T entre 43.20 y 55.30 A Cálido (temperatura media anual mayor Hp 22 °n y 1 0.20% Aw2 Los más húmedos de los subhúmedos, con un cociente P/T mayor de 55.30 Aw(w) Con lluvia invernal menor de 5% Awi (w) Intermedio, con grado de humedad P/T entre 43.20 y 55.30 A Aw2(w) Los más húmedos de los subhúmedos, con un cociente P/T mayor de 55.30 Cálido húmedo (A)C(w) (A)C(wo) Los más secos de los subhúmedos, con un cociente P/T menor de 43.20 (A)C Semicálido (temperatura media anual mayor de 1 8 °C) Subhúmedo con lluvias en verano y con lluvia en invierno entre 5 (A)C(w-i) Los intermedios en cuanto al grado de humedad, con un cociente P/T entre 43.20 y 55.30 y 1 0.20% (A)C(w2) Los más húmedos de los subhúmedos, con un cociente P/T mayor de 55.30 (A)C(w)(w) Subhúmedo con lluvias en verano y con lluvia invernal menor de 5% (A)C(wo)(w) Los más secos de los subhúmedos, con P/T menor de 43.20 (A)C(w1)(w) Intermedio, con grado de humedad P/T entre 43.20 y 55.30 Contexto físico 43 Cuadro 5. Continuación Grupo Subgrupo Tipo Subtipo C(w) Subhúmedo con lluvias de verano y con lluvia invernal C(w0) Los más secos de los subhúmedos, con un cociente P/T menor de 43.20 C(W!) Intermedio de los subhúmedos, con un P/T entre 43.20 y 55.30 C Templado (temperatura media anual entre 1 2 y 1 8 °C) entre 5 y 1 0.20% C(w2) Los más húmedos de los subhúmedos, con un P/T mayor de 55.30 C(w)(w) Subhúmedo con lluvias en verano y con lluvia invernal C(w0)(w) Los más secos de los subhúmedos, con un cociente P/T menor de 43.20 C(wi)(w) Intermedio de los subhúmedos, con un P/T entre 43.20 y 55.30 menor de 5% C(w2)(w) Los más húmedos de los subhúmedos, con un P/T mayor de 55.30 C Templado húmedo C(E)(m) Húmedos con lluvias intensas de verano. Porcentaje de lluvia invernal entre 5 y 1 0.20% C(E)(m) Con precipitación del mes más seco inferior a los 60 mm C(E) Semifrío C(E)(w)(x) Subhúmedo con lluvias de verano. Con lluvia invernal mayor de 1 0.20% C(E)(w2)(x’) Los más húmedos de los subhúmedos, con un P/T mayor de 55.30 (temperatura media anual entre 5 y 12 °C) C(E)(w) Subhúmedo con lluvias de verano y con lluvia invernal entre 5 y 1 0.20% C(E)(Wl) Los intermedios de los subhúmedos en cuanto grado de humedad, con un P/T entre 43.20 y 55.30 C(E)(w2) Los más subhúmedos de los subhúmedos, con un P/T mayor de 55.30 C(E)(w)(w) Subhúmedo con lluvias de verano y lluvia invernal menor de 5% C(E)(Wl)(w) Los intermedios de los subhúmedos en cuanto grado de humedad, con un P/T entre 43.20 y 55.30 44 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 5. Continuación Grupo Subgrupo Tipo Subtipo BW(h’)w(w) Muy cálido, con temperatura media anual mayor de 22 °C Con lluvias de verano y con lluvias de invierno menor de 5% BW Muy seco o desértico BWhw Semicálido con invierno fresco. Temperatura media anual mayor de 18 °C Lluvias de verano y con lluvias invernales entre 5 y 1 0.20% BWhw(w) Semicálido con invierno fresco. Temperatura media anual mayor de 18 °C Con lluvias de verano y con lluvias de invierno menor de 5% BSohw Seco semicálido con invierno fresco, temperatura media anual mayor de 1 8 °C y con lluvias en verano y con 5 a 10.20% de lluvias invernales BSohw(w) Seco semicálido con invierno fresco, temperatura media anual mayor de 1 8 °C y con lluvias de invierno menor de 5% B Secos BSokw Seco templado con verano cálido, con temperatura media anual entre 12 y 18 °C, con lluvias de verano y con 5 a 10.20% de lluvia invernal BSokw(w) Seco templado con verano cálido, con temperatura media anual entre 12 y 18 °C, con lluvias de verano y con menos de 5% de lluvia invernal BS Menos seco o de estepa BSi(h’)w(w) Semiseco muy cálido con temperatura media anual mayor de 22 °C, con lluvias de verano y con menos de 5% de lluvia invernal BSihw Semiseco semicálido con invierno fresco, temperatura media anual mayor de 1 8 °C, con lluvias de verano y con lluvia invernal entre 5 y 10.20% BSihw(w) Semiseco semicálido con invierno fresco, temperatura media anual mayor de 1 8 °C, con lluvias de verano y con lluvia invernal menor de 5% BSikw Semiseco templado con verano cálido, con temperatura media anual entre 12 y 18 °C, con lluvias de verano y lluvia invernal entre 5 y 10.20% BSikw(w) Semiseco templado con verano cálido, con temperatura media anual entre 12 y 18 °C, con lluvias de verano y lluvia invernal menor de 5% Cociente P/T: Precipitación total anual/Temperatura media anual. El porcentaje de lluvia invernal corresponde al porcentaje de la precipitación total anual. Fuente: García 1973, dggtn 1981c e inegi 2001. Contexto físico 45 Grupo de climas B Son climas secos, en los que la evaporación excede a la precipitación, por lo que ésta no es suficiente para ali¬ mentar corrientes de agua permanentes. Para definir estos climas se consideran tanto la temperatura media anual como el régimen de lluvias. Grupo de climas C La temperatura media del mes más frío es inferior a 18 °C, pero superior a -3 °C. La temperatura del mes más caliente es superior a 10 °C. La temperatura del mes más frío, de -3 °C, coincide con el límite de las zonas cubiertas de nieve por un mes o más. REFERENCIAS dggtn. Dirección General de Geografía del Territorio Nacional. 1981a. Carta de temperaturas medias anuales. En: Atlas del medio físico. Secretaría de Programación y Presupuesto, México, pp. 98-115. — . 1981b. Carta de precipitación total anuales. En: Atlas del medio físi¬ co. Secretaría de Programación y Presupuesto, México, pp. 116-133. — . 1981c. Carta de climas. En: Atlas del medio físico. Secretaría de Pro¬ gramación y Presupuesto, México, pp. 80-97. García, E. 1973. Modificaciones al sistema de clasificación climática de Kóppen. Instituto de Geografía-UNAM, México. — . 1986. Apuntes de climatología. Offset Larios S.A., México. Hemández-Cerda, M.E., y E. García. 2005. Condiciones climáticas de las zonas áridas en México. En: Enriqueta García, Antología. R. Orellana- Lanza y R. Vidal-Zepeda (eds.). Centro de Investigación Científica de Yucatán A.C./Instituto de Geografía-UNAM, México, pp. 9-25. inegi. Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. 1998. Diccionario de datos de uso del suelo y vegetación, escala 1:1000000 (vectorial), inegi, Aguascalientes. — . 2001. Diccionario de datos climáticos, escala 1:250000 y 1:1000000 (vectorial), inegi, Aguascalientes. — . 2008. Anuario estadístico de Durango. iNEGi/Gobierno del Estado de Durango, Aguascalientes. Contexto físico 47 INTRODUCCIÓN Durango presenta una gran heterogeneidad de los fac¬ tores formadores del suelo, como son la litología su¬ perficial, el clima, la cobertura vegetal, el relieve y las actividades humanas, originando una gran variación en los tipos de suelos que se encuentran en la entidad; esta variación se presenta tanto en forma horizontal como vertical en los diferentes horizontes. Existen diferentes sistemas de clasificación de suelo. El sistema empleado en el presente trabajo es el del an¬ teriormente conocido como Instituto Nacional de Es¬ tadística, Geografía e Informática (inegi 2004a), que a su vez está basado en el Sistema de Clasificación de la fao- unesco 1968, modificado por detenal (inegi 2004b). Este sistema clasifica el suelo en unidades y subunida¬ des edafológicas tomando en cuenta las propiedades morfológicas, físicas y químicas del suelo, que son directamente traducibles a ventajas o desventajas para su utilización en determinadas actividades humanas (inegi 1998). En la entidad se presentan la mayoría de las unida¬ des y subunidades establecidas por dicho sistema. Los suelos dominantes se indican en el cuadro 1, siendo Litosol, Regosol y Feozem las unidades con mayor extensión geográfica, seguidos por Xerosol, Cambisol, Rendzina, Yermosol, Castañozem y Vertisol, además de otras nueve unidades de menor proporción (figura 1, inegi 2004b). Desde el punto de vista edafológico, Durango se en¬ cuentra zonificado de manera natural en tres grandes regiones que se orientan aproximadamente de noroes¬ te a sureste. La región occidental corresponde al gran sistema montañoso denominado Sierra Madre Occiden¬ tal, la parte central corresponde a la región de los Va¬ lles y la nororiental a la zona Árida y Semiárida. Estas tres regiones comprenden diferentes orígenes geológicos (véase el capítulo titulado Fisiografía, en esta obra) ade¬ más de climas contrastantes (véase el capítulo titulado Clima, en esta obra) que dan origen a diferentes tipos de suelos que se describen a continuación (cuadro 2). Jesús Noel Herrera Pedroza SUELOS DE LA REGIÓN DE LA SIERRA Los suelos en la Sierra Madre Occidental son jóvenes, someros y poco desarrollados, generalmente de color cla¬ ro derivado de la presencia de minerales como el cuarzo y feldespatos, heredados de las rocas ácidas que los ori¬ ginan. El cuarzo, en particular, es uno de los minerales más estables y en consecuencia más difíciles de degra¬ dar o intemperizar como consecuencia de su exposición al clima, la vegetación o actividad microbiana, manifes¬ tándose en abundantes cristales que provocan una tex¬ tura de tendencia arenosa. Cuando se originan de rocas ígneas intrusivas ácidas como el granito — donde los cristales son de tamaño grande — la textura es arenosa; el perfil presenta abundantes fragmentos de la roca que los origina. Son suelos poco estructurados, con bloques subangulares de tamaño fino o medio, y desarrollo débil o moderado, susceptibles a la erosión (Buol et al. 1981). Al desarrollarse en un ambiente fresco y relativa¬ mente húmedo, los suelos de la Sierra Madre Occiden¬ tal presentan concentraciones de bases intercambiables (Ca, Mg, Na y K) de bajas a moderadas, provocando un pH ácido o ligeramente ácido que limita la disponibi¬ lidad de nutrientes para las plantas. Esta situación se acentúa por una baja capacidad de intercambio catió- nico, derivada de una reducida proporción de arcilla donde predomina la caolinita, la cual se forma a partir de la descomposición de los feldespatos derivados del intemperismo de las rocas ígneas ácidas. La caolinita se caracteriza por ser eléctricamente neutra y no ad¬ sorber los cationes en cantidades suficientes; de ahí la baja fertilidad de los suelos. Normalmente están libres de acumulaciones excesivas de sales solubles (cloru¬ ros, bicarbonatos, etc.) y sodio intercambiable que li¬ miten el desarrollo de las plantas (Buol et al. 1981). En esta parte del estado se presentan diversos tipos de suelos, predominando los denominados Litosoles y Regosoles, frecuentemente asociados, los cuales cu¬ bren amplias zonas. Los primeros se caracterizan por ser muy someros con menos de 10 cm de profundidad, con características heredadas de la roca original. Herrera-Pedroza, J.N. 2017. Edafología. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 47-52. 2y N Í4'N 25* Aí N 48 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado 10 7- W 10É' W íes- W 1 f04‘ bV L a 1Q7' W SIMBOLOGÍA □ Durango □ Límite esiatat Ciudades Cuerpos da agua 106' W rwi w 104 ' IV mm w Tipos de suato Feozem [ Piaripsql ’■! Aciísdí Fluviso: S Ranke; Cambisol Gtaysdl Regosol Castañozem IH Litosol Rendzina I^B Cha meza m Luvisol Si Soioncriak &Q\CW9X7. Vertiscl I Xsrosol Yermo so! Figura 1. Distribución general de las unidades dominantes de suelo. 24-/4 ÍÍ'W Contexto físico 49 Cuadro 1. Unidades de suelo dominantes y porcentaje de la superficie estatal Unidad de suelo dominante Superficie estatal (%) Litosol 30.03 Regosol 24.73 Feozem 11.72 Xerosol 7.89 Cambisol 6.32 Rendzina 5.29 Yermosol 4.28 Castañozem 2.48 Vertisol 2.29 Solonchak 0.93 Luvisol 0.79 Acrisol 0.77 Ranker 0.64 Fluvisol 0.57 Solonetz 0.43 Planosol 0.20 Chernozem 0.17 Gleysol 0.02 Fuente: inegi 2004b. Se presentan como una delgada capa de suelo de color claro que cubre a la roca subyacente o como aflo¬ ramientos columnares de riolitas formados por el en¬ friamiento de magmas viscosos ricos en sílice, que dan lugar a una topografía abrupta con frecuentes acantilados (Duque-Escobar 2013). Los Regosoles son suelos poco desarrollados de tex¬ tura variable y poco estructurados, muy parecidos a la roca madre; son suelos de dunas, playas o cenizas volcᬠnicas, no presentan capas (horizontes) muy diferenciadas y son muy permeables. En la Sierra Madre Occidental son muy semejantes a los Litosoles pero con mayor es¬ pesor; pueden tener uno o varios horizontes, diferen¬ ciándose el superior por una ligera tonalidad más obs¬ cura como resultado de una pobre humiflcación de la materia orgánica. Se presentan en zonas más o menos conservadas y topografía relativamente suave; en geo- formas inclinadas están en la ladera media y baja donde existe una mayor acumulación de suelo (Fadda 2013). Otro suelo con presencia significativa dentro de la Sierra Madre Occidental es el Cambisol: se encuentra generalmente en la parte media y baja de las laderas, en topoformas con pendiente media (entre 20 y 40%, aproximadamente), muy asociado con otros tipos de suelo como Litosoles, Regosoles y Luvisoles. Los Cam- bisoles se caracterizan por ser suelos jóvenes, poco de¬ sarrollados (todavía conservan muchas características del material que les dio origen). A primera vista son semejantes a los Regosoles, pero en el subsuelo se em¬ pieza a evidenciar algunas características que denotan mayor desarrollo, como la formación de pequeñas es¬ tructuras, acumulaciones de arcilla, carbonatos de cal¬ cio, fierro o manganeso; es decir, están evolucionando hacia otros suelos más maduros. En menor proporción, se manifiestan en unidades pequeñas y aisladas otros tipos de suelos. El Ranker, al igual que los Litosoles y Regosoles, se presenta en to¬ poformas con pendiente fuerte; se caracteriza por ser 5o La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 2. Tipos de suelo presentes por región Suelo Región Sierra Madre Occidental Valles Árida y Semiárida Litosol • • Regosol • • • Feozem Xerosol • Camblsol • • Rendzina • Yermosol Castañozem • Vertisol Solonchak • Luvisol • Acrisol • Ranker Fluvisol • Solonetz Planosol • Chernozem Gleysol • Fuente: inegi 2000. somero y tener un horizonte oscuro, bien estructurado, rico en materia orgánica pero ácido y pobre en bases intercambiables, removidas por el clima húmedo que pre¬ valece en áreas más o menos bien conservadas que sostienen bosques densos de coniferas. En condiciones similares pero con pendiente más suave se encuentra el Acrisol; este suelo está bien de¬ sarrollado con dos o más horizontes bien definidos, formados por efecto de procesos que paulatinamente han ido modificando los materiales heredados por la roca madre y ha adquirido propiedades particulares. Se identifica por presentar bajo contenido de bases inter¬ cambiables y una notable acumulación de arcilla en el subsuelo. Son poco fértiles y muy susceptibles a la ero¬ sión. En la zona se encuentra sobre las partes bajas con un menor grado de pendiente (entre 8 y 25%), muy aso¬ ciado a Cambisoles crómicos. En ambientes menos húmedos dentro de la Sierra Madre Occidental se desarrollan suelos denominados Feozem, los cuales se caracterizan por tener un hori¬ zonte superficial físicamente similar al del Ranker, es decir obscuro, grueso, suave, rico en materia orgánica y bien estructurado, pero con una saturación de bases notablemente más elevada que le dan una fertilidad considerable. Puede ser somero o más o menos profundo, con uno o más horizontes, dependiendo del lugar don¬ de se encuentre. Existen también en esta región pequeñas geofor- mas casi planas formadas por derrames basálticos so¬ bre las que se desarrollan suelos arcillosos conocidos Contexto físico 51 como Vertisoles, que se identifican por contener canti¬ dades elevadas de esmectitas, un tipo de arcilla que se forma por la meteorización de rocas ígneas básicas como el basalto (ricas en minerales ferromagnesianos) y que tienen la particularidad de expandirse o contraer¬ se con la presencia o ausencia de humedad. En conse¬ cuencia, los Vertisoles presentan grietas en épocas secas, las cuales se cierran durante la temporada hú¬ meda; por lo general en esta parte son rojizos debido a la oxidación del fierro que contiene. La erosión hídrica es el principal factor de degrada¬ ción en los suelos de la Sierra Madre Occidental, debido a prácticas forestales — como la explotación de los bos¬ ques — que exponen al suelo sin ninguna protección contra la lluvia (Cotler 2013). Actualmente se atiende este aspecto aunque el riesgo sigue estando presente. SUELOS DE LA REGIÓN DE LOS VALLES El paisaje en la región central del estado se compone principalmente por extensos lomeríos de conglomera¬ do, estrechos valles formados por las principales co¬ rrientes que bajan de la Sierra Madre Occidental y por sierras pequeñas y aisladas de origen ígneo que destacan de las tierras aledañas por su prominencia y topografía más abrupta. Prosperan diversos tipos de vegetación, desde bosques en las partes más elevadas, matorrales en las más bajas y secas, y pastizal natural en la mayor parte de la región. En este ambiente menos húmedo y menos fresco es normal que la evaporación sea mayor que la precipi¬ tación, propiciando una destacada concentración de bases intercambiables en el perfil de los suelos presen¬ tes; por otro lado la vegetación de pastizal proporciona cantidades elevadas de materia orgánica a los suelos (Corbella y Fernández de Ulivarri, s/f). Estos factores permiten que se formen suelos obscuros y fértiles prin¬ cipalmente en lomeríos de pendiente suave. En esta parte el Feozem se encuentra ampliamente distribuido en lugares que mantienen una mayor tasa de hume¬ dad, mientras que en zonas con más déficit se presen¬ tan Castañozems y Chernozems, ambos más o menos profundos y con características muy similares al Feozem ya referido, pero con una visible presencia de carbonatos de calcio secundario en forma de concre¬ ciones que se aprecian principalmente en el subsuelo. La diferencia entre ellos radica en su color: como su nombre lo indica, el Castañozem es de color castaño o café, mientras que el Chernozem es negro o café muy obscuro. En algunos lomeríos y planicies poco más cálidos, se presenta de manera importante el suelo denominado Rendzina, que se caracteriza por tener un único horizon¬ te menor a los 50 cm de espesor, similar a los horizontes superficiales de los Chernozems y Castañozems (obs¬ curo, suave y rico en materia orgánica), pero se encuen¬ tra limitado por una capa cementada de carbonatos de calcio, conocida como horizonte petrocálcico. En las sierras existentes dentro de la región de los Valles, los suelos dominantes son Litosoles, Regosoles y Cambisoles con características y patrón de distribu¬ ción similar que en la Sierra Madre Occidental. Al ser formaciones con mayor temperatura y menos humedad, están normalmente basificados, es decir, que contienen cantidades importantes de cationes intercambiables. Sobre geoformas relativamente planas, que periódi¬ camente están anegadas, existe el Planosol. Se distin¬ gue por un horizonte superficial que muestra signos de estancamiento periódico de agua, y sobreyace abrup¬ tamente a un subsuelo denso y lentamente permeable significativamente con más arcilla que el horizonte su¬ perficial. Esta situación provoca la aparición de una capa intermedia decolorada producto de un lavado lateral que remueve las partículas finas y que modifica su tex¬ tura en la que predomina la arena; en consecuencia, el color también se altera hacia tonalidades claras por la abundancia de cristales de sílice. En depósitos aluviales o zonas influenciadas por se¬ dimentos provenientes de basaltos se forman suelos arcillosos como los Vertisoles, ya descritos, y Luvisoles; estos últimos son muy semejantes físicamente a los Acrisoles, es decir, profundos con una marcada diferen¬ cia textural entre la superficie y el subsuelo, ya que la arcilla se acumula en los horizontes inferiores, pero difieren en su mayor contenido de bases intercambia¬ bles, que los hace menos ácidos. En los valles situados en las partes bajas — donde las corrientes provenientes de la Sierra Madre Occidental que escurren por vertiente oriental pierden fuerza — se han depositado sedimen¬ tos a través del tiempo en donde se encuentran suelos denominados Fluvisoles, que son suelos jóvenes identi¬ ficados por estar conformados por estratos de sedimentos que se alternan en el perfil. La granulometría es más gruesa (arenosa) cerca del cauce de los escurrimientos, y más fina (arcillosa) en las terrazas más alejadas. La de¬ gradación de los suelos en esta parte del estado se debe principalmente al sobrepastoreo, el cual compacta y des¬ truye la capa superficial, reduciendo el espacio poroso y su permeabilidad, acelerando la erosión (ird 2007). 52 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado SUELOS DE LA REGIÓN ÁRIDA Y SEMIÁRIDA La parte oriental del estado conocida como Árida y Semi- árida es la región más seca y cálida dentro del territorio estatal. Se configura por extensas llanuras y planicies aluviales, que a veces se ven interrumpidas por abruptas sierras de origen sedimentario conformadas por cali¬ zas, principalmente. Predominan los climas cálidos secos y muy secos en los que se desarrollan diversos matorra¬ les: micrófilo en suelos profundos de llanuras y plani¬ cies, y rosetófilo en sierras y lomeríos. En las primeras predominan los Xerosoles y Yermosoles, morfológica¬ mente muy similares entre sí; son suelos claros, profun¬ dos y pobres en materia orgánica, con concentraciones muy elevadas de bases intercambiables, principalmen¬ te de calcio, el cual es frecuente que forme concrecio¬ nes de carbonatos de calcio secundario. La diferencia entre ellos está en el contenido de materia orgánica, siendo los Yermosoles los más pobres y con un poco más los Xerosoles. Cabe destacar que en estos suelos se desarrolla la importante zona agrícola de la Comar¬ ca Lagunera, una de las principales causas de la degra¬ dación del suelo en la región, la cual se manifiesta a través del incremento de sales en el suelo, provenientes del uso de agua de baja calidad y a la adición de agroquí- micos (semarnat 2003), aunado a la intensa labranza a que están sometidas las tierras en esta región, lo que afecta principalmente la porosidad del suelo, con las consecuencias que ello conlleva. En las sierras de origen sedimentario el Litosol es el suelo con mayor presencia; abundan los afloramien¬ tos de roca debido a que el clima no permite una tasa elevada de formación de suelo, así como a las lluvias escasas pero torrenciales y a la escasa vegetación pre¬ sente; los pocos sedimentos que se forman son remo¬ vidos hacia las partes bajas, dejando al descubierto la roca en las laderas alta y media de las sierras. En las partes bajas de éstas existe una acumulación importante de materiales, principalmente de origen coluvial que no presentan desarrollo alguno, por lo que han sido clasi¬ ficados como Regosoles. En terrenos deprimidos que favorecen la acumula¬ ción de diversas sales se forman los suelos denominados Solonchaks y Solonetz; la acumulación excesiva de estas sustancias impide o limita fuertemente el desarrollo de la mayoría de las plantas (Ortega-Torres 1981). El Solon- chak se caracteriza por presentar cantidades elevadas de sales solubles (calcio, potasio, sodio, magnesio, cloruros, sulfatos, carbonatos, etc.), generalmente tienen un pH menor de 8.5 y se encuentran bien estructurados, lo que les permite un intercambio gaseoso y drenaje eficientes, facilitando su recuperación (Fassbender y Bornemisza 1987). El Solonetz, en cambio, tiene una concentración excesiva de sodio: este catión tiende a disgregar la es¬ tructura del suelo, impidiendo la libre circulación del aire y el agua dentro del perfil, haciéndolo impermeable y más difícil de recuperar; además, provoca una eleva¬ ción notable del pH, el cual se ubica en valores entre 8.5 a 10, limitando la disponibilidad de algunos nutrientes. El subsuelo de los Solonetz está enriquecido con arcilla y tiene una estructura columnar o prismática. REFERENCIAS Buol, S.W, F.D. Holey y R.J. McCracken. 1981. Génesis y clasificación de suelos. Primera edición en español. Editorial Trillas, México. Corbella, R. y J. Fernández de Ulivarri. s/f. Materia orgánica del suelo. En:, última consulta: 4 de mayo de 2016. Cotler, H. 2013. Características y manejo de suelos en ecosistemas templados de montaña. En: , última consulta: 13 de julio de 2013. Duque-Escobar, G. 2013. Manual de geología para ingenieros. En: , última consulta: 4 de mayo de 2016. Fadda, G.S. 2013. El suelo y el ambiente. En: , última consulta: 4 de mayo de 2016. Fassbender, W.H. y E. Bornemisza. 1987. Química de suelos con énfasis en suelos de América Latina Segunda edición, iica, San José de Costa Rica. inegi. Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. 1998. Diccionario de datos edafológicos escala 1:250000 (Vecto¬ rial). inegi, Aguascalientes. — . 2000. Información vectorial de suelos Serie 1. Esc. 1:250000. inegi, Aguascalientes. — . 2004a. Guía para la interpretación de cartografía de edafología. Pri¬ mera edición, inegi, Aguascalientes. — . 2004b. Cartografía digital de suelos escala 1:250000. inegi, Aguas- calientes. ird. Instituí de Recherce pour le Développement. 2007. El sobrepastoreo acelera la erosión de los suelos en el norte de México. En: , última consulta: 20 de julio de 2013. Ortega-Torres, E. 1981. Química de suelos. Departamento de Suelos- Universidad Autónoma Chapingo, México. semarnat. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. 2003. Suelos. Informe de la situación del medio ambiente en México 2002. En:, última consulta: 2 de abril de 201Ó. Contexto físico 53 ffiUlroloaút ^ 97 superficial Marco Antonio Márquez Linares INTRODUCCIÓN La hidrología superficial describe los destinos del agua una vez que se precipita en el territorio. El agua que escurre dentro de una región y que tiene una salida común es denominada cuenca y dependiendo de la esca¬ la espacial a la cual se observen, se forman desde mi- crocuencas hasta grandes regiones hidrológicas. En el presente capítulo se describen las regiones hidrológicas y cuencas de las cuales forma parte Durango, de acuer¬ do con la clasificación que de ellas hace la Comisión Nacional del Agua (conagua 200Ó); en una segunda parte, se describe el origen y destino de las corrientes principales que surcan el territorio estatal. REGIONES HIDROLÓGICAS La Comisión Nacional del Agua ha dividido al país en 13 regiones hidrológicas administrativas (rha), que co¬ rresponden a las grandes vertientes existentes en Mé¬ xico (figura 1, conagua 2006). Durango forma parte de tres regiones: la región Pacífico Norte (m), que ocupa 46.2% del territorio estatal; la región Cuencas Centrales del Norte (vn), que representa 49.1% de la entidad, y la región Río Bravo (vi), que ocupa 4.7% (figura 1, cuadro 1). A su vez, cada rha se encuentra dividida en regio¬ nes hidrológicas; de este modo, la vertiente Pacífico Norte tiene tres regiones: Sinaloa (rhio), Presidio-San Pedro (rhii) y Lerma Santiago (RH12). La vertiente Cuencas Centrales del Norte tiene dos regiones: Na- zas-Aguanaval (RH36) y Mapimí (RH35). Finalmente, la vertiente administrativa Río Bravo tiene dos regiones: Bravo-Conchos (RH24) y El Salado (RH37). El cuadro 1 presenta la división de cada región en cuencas hidro¬ lógicas con los respectivos nombres de los ríos que las componen, así como el porcentaje de la superficie es¬ tatal que ocupan. CORRIENTES PRINCIPALES Durango está drenado por una multitud de corrientes de agua de muy diversos órdenes. El origen de la ma¬ yoría de estos afluentes se encuentra en las partes al¬ tas de la Sierra Madre Occidental (smocc) a partir de las cuales, como se mencionó anteriormente, tienen tres destinos principales: el océano Pacifico, el interior de la Mesa del Norte y el golfo de México. El partea- guas que divide el destino de los ríos sigue una direc¬ ción noroeste-sureste en las partes más altas de la smocc (figura 2, inegi 2001). En la vertiente del Pacífico Norte los ríos principales drenan sus aguas al mar por lo que forman cuencas exorreicas; ordenandos de norte a sur, son nueve: 1. Río Fuerte Se forma en lo alto de la Sierra Tarahumara, por la con¬ fluencia de los ríos Verde y Hurique; únicamente una pequeña porción del río Verde y uno de sus afluentes, el río Mohinora, corresponde al estado. El río Fuerte des¬ emboca al norte de la ciudad de Los Mochis, Sinaloa. El porcentaje de superficie que abarca la cuenca de este río en la entidad es de 0.29%. 2. Río Culiacán-Humaya Formado por la confluencia de los ríos Colorado y Las Vueltas, los cuales confluyen en la presa Adolfo López Mateos en Sinaloa; después de la presa atraviesa la ciudad de Culiacán, Sinaloa, a partir de la cual se de¬ nomina río Culiacán; desemboca en el mar alrededor de los 24o 30’ N y 107o 43’ O. El porcentaje de superfi¬ cie que abarca la cuenca de este río en Durango es de 7-59%- 3. Río San Lorenzo Se forma por la confluencia de los ríos San Juan de Ca¬ marones, San Gregorio y Los Remedios; los tres se unen en la presa José López Portillo, a partir de la cual se forma el río San Lorenzo, que desemboca 40 km al sur de Culiacán a los 24o 15’ N y 107o 20’ O. El porcentaje de superficie que abarca la cuenca de este río en la entidad es de 6.27%. Márquez-Linares, M.A. 2017. Hidrología superficial. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 53-58. Figura 1. Regiones hidrológicas de México. La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado > o íq 3 r iTr u l/> !L CL < ¡L “ O- © n S* & ü £ u Ti 3 ff ff | E' § £ 5 ~ * E' o D K IIDI lili T5 T! T) Z B CJ J) C 3 n rt ^ ^ =!i =h m. 8 8 § í í " 8 .11, df flfl, OOi M rOU M-ÚÍi Contexto físico 55 Cuadro 1. Regiones hidrológicas, cuencas y superficie relativa que ocupan en el estado RHA Vertiente Región hidrológica Cuenca Superficie estatal (%) 1 . Río Fuerte 0.29 Sinaloa 2. Río Culiacán-Humaya 7.59 (rhIO) 3. Río San Lorenzo 6.27 4. Río Piaxtla-R. Elota-R. Quelite 3.13 Pacífico Norte (ni) 5. Río Presidio 2.72 Pacífico Presidio-San Pedro (rhI 1) 6. Río Baluarte 1.82 7. Río Acaponeta 2.91 8. Río San Pedro-Mezquital 18.26 Lerma Santiago (rh12) 9. Río Fluaynamota 3.21 Subtotal 46.20 1 . Presa Lázaro Cárdenas 14.86 Nazas- Aguanaval (rh36) 2. Río Nazas-Rodeo 9.60 3. Río Nazas-Torreón 12.05 Cuencas Centrales del Centro 4. Río Aguanaval 5.31 Norte (vil) 5. Laguna de Mayrán y Viesca 0.20 Mapimí 6. Laguna del Rey 0.21 (rh35) 7. Arroyo La India- Laguna Palomas 6.91 Subtotal 49.10 Bravo-Conchos 1 . Río Llorido 2.65 Río Bravo (vi) (rh24) 2. Río Conchos-P. de la Colina 1.16 Golfo El Salado (rh37) 3. Camacho-Gruñidora 0.85 Subtotal 4.70 Fuente: inegi 2008. 23mH 24' N Í5'AT 2Q~ N La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado 10$m W 1Q$m W 1Qtm W 1QT W 107* W TflG* W $iM&OLOOÍA O Duraogo □ Limíte «letal f05‘ w tí M'IV 103’ W Ciudades Cuerpos fe aguo Corrieres principales Cuereas hidrológicas RH11 !■ Laguna de Santiaguillo B Presidio B RHÍO Baluarte a ttM Fuerte Acapon&ta Culiaean-Humaya San Pedro Meiquital b San Lorenzo RH12 Fiax-tía-r Elc-la- Quelite ■ HuaynamoLa □ RH24 Conchos- P de la Colma Florido RH37 Csmacho Gruñidora RH35 H La india ■ Palomas RH3« ■i Lazara Carderías MI Mazas - Rodeo Mezas - Tar neón Aguanai/al y hTayrán y Viesca Figura 2. Cuencas hidrológicas. 2$mhí 24mN 2$mN Eí'Jtf Contexto físico 57 4. RÍO PlAXTLA Desciende por grandes cañones atravesando el pobla¬ do de Tayoltita, se forma por la confluencia de los ríos Las Paridas, Miravalles y Piedra Parada, y desemboca en el Pacífico a los 23o 45’ N y los 106o 50’ O. El por¬ centaje de superficie que abarca la cuenca de este río en la entidad es de 3.13%. 5. Río Presidio Se origina al norte de El Salto, Pueblo Nuevo, por la unión de los ríos El Jaral y Los Altares; a lo largo de su curso se van uniendo múltiples corrientes que lo ali¬ mentan; desemboca al sur de Mazatlán, Sinaloa, a los 23o 05’ N y 106o 18’ O. El porcentaje de superficie que abarca la cuenca de este río en la entidad es de 2.72%. 6. Río Baluarte Nace aproximadamente a 10 km al suroeste de El Salto, Durango, por la convergencia de los ríos Santa Bárbara y Arroyo Verde; sigue un curso rumbo al sur hasta El Ro¬ sario, Sinaloa, y desemboca 20 km al oeste de Escuinapa, Nayarit, aproximadamente a los 22o 50’ N y 106o 02’ O. El porcentaje de superficie que abarca la cuenca de este río en la entidad es de 1.82%. 7. Río Acaponeta Inicia al este de la ciudad de Pueblo Nuevo, Durango, donde se le conoce como río La Escondida; sigue su curso con rumbo sur, después cambia de nombre a río San Diego, hasta cambiar a río Acaponeta (figura 3). Desemboca en las Marismas Nacionales al sur de Aca¬ poneta, Nayarit, a los 22o 15 ' N y 105o 30 ' O. El por¬ centaje de superficie que abarca la cuenca de este río en la entidad es de 2.91%. 8. Río San Pedro-Mezquital Está formado en una cuenca de gran importancia para la entidad y para Nayarit; se forma en los alrededores del Valle del Guadiana con la confluencia de los ríos Tunal, La Sauceda y Santiago Bayacora, los cuales se unen para formar el río Durango; luego se une con otras corrientes como el río Graseros para formar el río Mez- quital, el cual atraviesa la Sierra Madre Occidental en un cañón profundo. En la parte alta de la cuenca exis¬ ten tres presas de importancia agropecuaria regional: Guadalupe Victoria, Peña del Águila y Santiago Baya- cora. Es importante mencionar que el río Mezquital y su cuenca representan un corredor biológico de gran importancia para la flora y la fauna, ya que une las ecorregiones costeras con las del Altiplano (González- Elizondo et al. 2007). Desemboca en Marismas Nacio¬ nales en la Laguna Grande de Mezcaltitlan, Nayarit, alrededor de los 21o 50’ N y 105o 30’ O. El porcentaje de superficie que abarca la cuenca de este río en la en¬ tidad es de 18.26%. 9. Río Huaynamota Uno de sus afluentes nace en el sureste del estado de Durango en el municipio de Súchil, donde se le conoce como río Chalchihuites; después se une a otras corrien¬ tes de Zacatecas y Jalisco para verter sus aguas en el río Lerma-Santiago, que a su vez desemboca en la la¬ guna de Chapala, Jalisco. El porcentaje de superficie que abarca la cuenca de este río en la entidad es de 3.21%. OTRAS CORRIENTES La vertiente del centro, denominada Nazas-Aguanaval (RH3Ó), es una cuenca endorreica (sin salida al mar) y tiene su origen al oriente de la Sierra Madre Occidental con tres afluentes que se unen en la presa Lázaro Cárde¬ nas (El Palmito); estos afluentes son: el río Sixtin que viene del norte, el río Tepehuanes que viene del oeste y el río Santiago que viene del sur, todos ellos en el cora¬ zón de la entidad. En conjunto, el porcentaje de superfi¬ cie que abarca la cuenca de estos tres ríos es de 14.86%. A partir de la presa El Palmito se forma el río Nazas, que atraviesa una región semiárida que desemboca en la presa Francisco Zarco (Nazas-Rodeo); en este tramo de aproximadamente 120 km se le unen otras corrientes como el río Peñón Blanco. Posterior a la presa Francis¬ co Zarco, el río Nazas poco a poco desaparece cuando sus aguas son utilizadas para la agricultura de la re¬ gión lagunera (Nazas-Torreón); sólo en escasas ocasio¬ nes, en años muy lluviosos, el agua llega a su destino natural en las lagunas del Mayrán, en el estado de Coa- huila. El porcentaje de superficie que abarca la cuenca de este tramo del río Nazas en la entidad es de 21.65%. Otras corrientes intermitentes que desembocan en la laguna de Mayrán que viene del extremo noreste de la entidad es el río Aguanaval, localizado en el extremo oriente de la entidad, que drena sus aguas hacia Zaca¬ tecas y cuya cuenca abarca una superficie de 5.31% del territorio estatal, y el río La Gruñidora. El sistema fluvial del río Nazas es de gran importan¬ cia para las actividades agropecuarias, así como para el desarrollo industrial y urbano de la entidad, ya que en esta gran cuenca se concentra prácticamente la mitad 58 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 3. La localidad Salto del Agua Llovida es afluente del río Acaponeta y se encuentra en el municipio de Durango. Foto: Marco Antonio Márquez Linares. de sus habitantes y alberga a dos de las ciudades de mayor tamaño: Gómez Palacio y Lerdo; además de ser de gran importancia para la ciudad de Torreón, en el vecino estado de Coahuila. Asimismo, el río Nazas es también importante para la biodiversidad de aves, pe¬ ces y mamíferos por la disponibilidad de agua en tem¬ poradas secas, sobre todo en el tramo comprendido entre las presas Lázaro Cárdenas y Francisco Zarco. En la vertiente interior existe una pequeña cuenca endorreica (sin salida al mar) que vierte sus aguas en la laguna de Santiaguillo; esta cuenca tiene una super¬ ficie de 2 499 km2 y es alimentada por varias corrientes intermitentes que tienen su origen en la sierra del Epa¬ zote y en la sierra del Promontorio. La laguna de San¬ tiaguillo tiene importancia como un refugio invernal para miles de aves migratorias como el ganso nevado (Chen caerulescens) y diversas especies de patos, garzas, grullas y pelícanos. Al norte de la entidad existen corrientes que drenan sus aguas hacia el estado de Chihuahua, todas afluen¬ tes del río Bravo que a su vez desemboca en el golfo de México: el río Florido, el río Conchos y el río Camacho. El primero se origina en la vertiente oriental de la Sie¬ rra Madre Occidental con tres corrientes: el río Barajas, El Corral y La Ciénega, cuya cuenca abarca 2.65% de la superficie estatal y es afluente de la presa San Gabriel en el municipio de Villa Ocampo. El río Conchos se ori¬ gina en la parte semidesértica de la entidad y su cuen¬ ca ocupa 1.16% de la superficie estatal. En el extremo nororiental de la entidad, en el semidesierto, se encuen¬ tra el río Camacho, también intermitente, que abarca 0.85% de la superficie estatal (cuadro 1). EMBALSES La entidad cuenta con siete presas de importancia para la agricultura y el control de avenidas; por orden de tamaño son: presa Lázaro Cárdenas (El Palmito), con un volumen máximo de almacenamiento (vma) de 3336 Mm3; Francisco Zarco, con 3200 Mm3; San Ga¬ briel, con 2 100 Mm3; Peña del Águila, con 740 Mm3; Santiago Bayacora, con 640 Mm3; Guadalupe Victoria, con 460 Mm3; y Caboraca también con 460 Mm3; lo cual da un volumen total de almacenamiento de 23 óoo Mm3 (Gobierno del Estado 2011). Muchas de estas presas y algunas más pequeñas, como San Bartolo, son impor¬ tantes como refugio de aves migratorias. REFERENCIAS conagua. Comisión Nacional del Agua. 200Ó. Estadísticas del agua en México. 4a ed. conagua, México. Gobierno del Estado. 2011. Programa de Ordenamiento Ecológico del Estado de Durango. Publicado el 21 de julio de 2011 en el Periódi¬ co Oficial del Estado. Texto vigente. En: , última consulta: 4 de mayo 2015. González-Elizondo M.S., M. González-Elizondo y M.A. Márquez- Linares. 2007. Vegetación y ecorregiones de Durango. Plaza y Valdés, México. inegi. Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. 2001. Diccionario de datos de Hidrología Superficial (Vectorial Esc 1:250000 y 1:1000000. inegi, Aguascalientes. — . 2008. Anuario estadístico de Durango. iNEGi/Gobierno del Estado de Durango, Aguascalientes. Contexto físico 59 ¿‘corregióme María del Socorro González Elizondo • Martha González Elizondo • Marco Antonio Márquez Linares INTRODUCCIÓN Las ecorregiones son unidades de paisaje con cierta homogeneidad fisonómica debido a sus características físicas y biológicas, que resultan de la interacción de diversos factores como el clima y su posición geogrᬠfica relativa a las barreras geográficas; pueden estar bien delimitadas o tener zonas de transición difusa (González- Elizondo et al. 2007). La Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad reconoce cuatro ecorregiones en Du- rango: Altiplano Norte (Chihuahuense), Altiplano Sur (Zacatecano-Potosino), Sierra Madre Occidental y Cos¬ ta del Pacífico (figura 1, conabio 1999). Éstas también fueron reconocidas desde 1927 por P. Rouaix (1929) como región Árida y Semiárida, región de los Valles, región de la Sierra y región de las Quebradas; esta úl¬ tima nomenclatura es la que se utiliza en la presente contribución. La interacción entre las características fisiográficas y climáticas, aunada a la ubicación de Durango en el límite biogeográfico Holártico y Neotropical y a una larga historia de migración de flora y fauna, han deter¬ minado la presencia de diferentes ecosistemas dentro de cada ecorregión; esto permite que casi todos los tipos de vegetación de México estén representados en la entidad: matorrales xerófilos y vegetación halófita en la región Árida y Semiárida; pastizales y mezquita- les en la región de los Valles; bosques templados de pino-encino y pequeños enclaves de bosque mesófilo en la región de la Sierra; y bosques tropicales caducifolios y subcaducifolios en las Quebradas al oeste de la entidad (González-Elizondo et al 2007). Como ya se ha mencionado, en Durango las expo¬ siciones al poniente favorecen a la vegetación por el efecto de la sombra orográfica de la Sierra Madre, por lo que buena parte de la humedad proveniente del Pací¬ fico se precipita sobre la vertiente occidental la región de las Quebradas (véase Clima, en esta obra). Adicional¬ mente al efecto de la sombra orográfica, la exposición sur de las laderas tiene una notoria influencia sobre la vegetación debido a la dirección de los rayos solares; dicha exposición provoca que la vegetación sea más seca debido a que en esta latitud está expuesta a mayor tiempo de iluminación y calentamiento que aquellas zonas expuestas al norte, las cuales presentan mayor cubierta vegetal (González-Medrano 2003). A conti¬ nuación se describe brevemente cada ecorregión. REGIÓN ÁRIDA Y SEMIÁRIDA Está formada por las llanuras y serranías del Bolsón de Mapimí y otras partes bajas al norte y oriente del estado que forman parte del Desierto Chihuahuense. Las eleva¬ ciones van desde los 1076 a los 2200 msnm. Los aflora¬ mientos de roca son de tipo sedimentario, principalmente calizas, aunque también hay algunas elevaciones de tipo volcánico. En fondos de valles y a lo largo de los cauces de arroyos hay depósitos aluviales y residuales. Los climas predominantes son, por orden de importan¬ cia: muy seco y semicálido (BWh), seco semicálido (BSh) y muy seco muy cálido (BWh’), todos muy extremosos; los vientos dominantes son los alisios, del noroeste. La vegetación se compone principalmente de mato¬ rrales xerófilos (con adaptaciones a la escasa humedad) y algo de comunidades halófilas y gipsófilas (con adap¬ taciones a suelos salinos o yesosos). En la vegetación natural es notoria la ausencia de un estrato arbóreo a excepción de las zonas riparias. La topografía y los suelos son aptos para la agricul¬ tura, pero ésta se ve limitada por la falta de agua (véase Edafología, en esta obra). La región alberga, sin em¬ bargo, importantes zonas agrícolas, incluyendo la de la Comarca Lagunera, gracias a los ríos Nazas y Agua- naval, procedentes de la Sierra Madre Occidental en Durango y Zacatecas (González-Elizondo et al. 2007), por lo que grandes áreas de vegetación xerófila han de¬ saparecido. González-Elizondo, M.S., M. González-Elizondo y MA. Márquez-Linares. 2017. Ecorregiones. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 59-62. zí'iv irto sswn óo La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado 10T W Í'HIHIAHUA Pihguni comuumm: U MGOU aSSuFtdaiiFpfl f Vcfcrn SIN A LOA ZACATECAS Escala: 1:2 800 000 0 25 50 Jim XAYAfíir ror w f " L j Ljttfck **_* r§ í] 3 SS SÉMBOLOGFA O DuranflO D Límite estatal dudadas Cuerpos de agua E corretones Región Arida y Semtártda Reg ion de los Valles ■i Reglan de la Sierre ■i Región de las Quebradas Figura 1 . Ecorregiones. Contexto físico 61 REGIÓN DE LOS VALLES Es una amplia franja intermedia ubicada entre la Sierra Madre Occidental y la zona árida, con dirección NNO- SSE. Comprende grandes llanuras, incluyendo al Valle del Guadiana, donde se ubica la capital del estado, así como mesas y pequeñas serranías; al sureste incluye la región de los Llanos, la cual forma parte del Altiplano mexicano. Algunas elevaciones aisladas dentro de la zona Árida y Semiárida presentan también caracterís¬ ticas correspondientes a la región de los Valles. Con una altura media de 1 900 msnm, las elevaciones mayores dentro del área representan islas de la región de la Sierra. El sustrato es principalmente de origen ígneo, con muy escasos afloramientos de sedimentos marinos (caliza) en Nombre de Dios y Poanas. Las par¬ tes bajas están cubiertas por depósitos aluviales, co- luviales o residuales. El clima es semiseco templado (BSik) en la mayor parte del área, con una pequeña zona de clima seco templado (BSk) cerca de Rodeo, y muy escasamente representado también el semiseco semicálido (BSih) (González-Elizondo et al. 2007). La vegetación es de pastizales hacia la parte norte de la región, y de matorrales altos con cubierta herbᬠcea usualmente densa, hacia el centro y el sur. Gracias a su clima benigno, a sus suelos profundos y fértiles, y a las corrientes de agua que llegan o pasan por la zona, la región de los Valles alberga importantes distritos agrí¬ colas. Es aquí donde se concentra también la mayor densidad de población del estado (González-Elizondo et al. 2007). REGIÓN DE LA SIERRA Incluye el macizo de la Sierra Madre Occidental y sus ramales y contrafuertes, así como las serranías aisladas al oriente. Se divide en dos subregiones: Subregión Piedemonte y Sierras al Oriente Está constituida por el piedemonte oriental de la Sierra Madre Occidental, así como por serranías aisladas al oriente de dicha sierra, por lo que no forma una zona continua sino “islotes” dentro de la región de los Valles y de la zona Árida; también algunas zonas bajas de la sierra forman parte de esta subregión. Sus elevaciones van de los 1900 a los 2400 msnm (hasta 2800 en la sierra del Rosario). Los afloramientos son de origen ígneo y las zonas bajas y de piedemonte están cubier¬ tas por depósitos aluviales y coluviales (González- Elizondo et al. 2007). Presenta clima semiseco templado (BSik), así como la variante más seca del templado sub¬ húmedo (C(w)), con precipitaciones anuales que no su¬ peran los 800 mm. La vegetación está representada por chaparrales y por bosques bajos abiertos. Su topografía y suelos no son aptos para la agricultura. Difiere de la subregión de la Sierra Madre Occidental por presentar un clima más seco y carecer de bosques altos y densos (González-Elizondo et al. 2007). Subregión Macizo de la Sierra Comprende el macizo montañoso de la Sierra Madre Occidental desde los 2400 msnm hacia arriba en el de¬ clive oriental y desde los 2 000 msnm en el occidental. Presenta elevaciones hasta 3340 msnm. En su mayor parte, la roca de origen ígneo y los valles intermontanos presentan depósitos aluviales o coluviales (González- Elizondo et al. 2007). Sus principales climas, en orden de importancia por la superficie cubierta, son templados subhúmedo (C(w)) de baja humedad en la vertiente oriental de la sierra, y de humedad media y alta en la vertiente occidental; semifrío subhúmedo (C(E)(w)) en partes elevadas, y una pequeña zona de clima semifrío húmedo (C(E)(m)) (González-Elizondo et al. 2007). Son característicos de esta región los bosques de pino y/o encino, así como bosques de Abies o de Pseudotsuga (abetos). Se presentan también chaparrales, tanto pri¬ mario como de origen secundario y pequeñas áreas de bosque mesófilo de montaña. La topografía y los suelos someros de la sierra no favorecen actividades agrícolas ni pecuarias. Los bosques de pino-encino de la Sierra Madre Occidental están entre las regiones de mayor prioridad en México debido a su biodiversidad y estado de conservación (conabio 2008). La gran mayoría de los bosques de esta región han sido explotados desde la época colonial para la producción de madera; sin em¬ bargo, en las últimas décadas la intensidad de los apro¬ vechamientos ha sido muy importante, por lo que es uno de los pilares del sector primario en la economía de la entidad. REGIÓN DE LAS QUEBRADAS Localizada en la parte baja del declive occidental de la Sierra Madre Occidental, sus elevaciones van desde el límite inferior de Durango (130 msnm) hasta los 200 msnm. La región es sumamente escarpada, con pen¬ dientes pronunciadas y con impresionantes barrancas o quebradas por donde corren los ríos que desembocan en las costas de Sinaloa y Nayarit (González-Elizondo Ó2 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado et al. 200 7). El sustrato es de origen ígneo y solamente las partes bajas están cubiertas por depósitos aluviales y coluviales. Los climas que las caracterizan, libres de heladas y con una larga estación seca, son templado subhúmedo (C(w)) y cálido subhúmedo (A(w)), y sola¬ mente una pequeña porción en el límite con Nayarit, a más de 1 800 msnm de elevación, presenta clima templa¬ do húmedo (C(m)(w)) (González-Elizondo et al. 2007). La vegetación está conformada por elementos de afi¬ nidad tropical, principalmente bosques tropicales bajos en comunidades secundarias derivadas de éstos (mato¬ rrales subtropicales), así como por pequeños manchones de bosque espinoso en las partes más bajas y planas (González-Elizondo et al. 2007). Debido a sus pendien¬ tes pronunciadas, esta región no es apta para actividades agrícolas o pecuarias, a excepción de las partes planas y con suelo más profundo. REFERENCIAS conabio. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodi¬ versidad. 1999. Ecorregiones de México. Mapa digital escala 1:1000000. conabio, México. — . 2008. Regiones terrestres prioritarias de México. En: , última consulta: octubre 2013. González-Elizondo, M.S., M. González-Elizondo y M.A. Márquez- Linares. 2007. Vegetación y ecorregiones de Durango. Plaza y Valdés, México. González-Medrano, F. 2003. Las comunidades vegetales de México, ine/ SEMARNAT, México. Rouaix, P. 1929. Geografía del estado de Durango. Secretaría de Agri¬ cultura y Fomento, Dirección de Estadística, Geografía y Clima. Publ. No. 21, Tacubaya. Contexto • r • socioeconómico Resumen ejecutivo José Antonio Esparza Rocha En la presente sección se caracterizan y analizan las condiciones sociales y económicas que prevalecen en la entidad. Para el caso del subsistema social, el lector encontrará información sobre la situación poblacional (densidad, distribución y migración), índice y grado del desarrollo humano, empleo, educación, salud e infraestructura; mientras que para el subsistema económico, se incluye infor¬ mación sobre la estructura económica estatal, municipal y de los tres sectores productivos que prevalecen actualmente en la entidad. A conti¬ nuación se presenta un breve resumen de la in¬ formación que podrá encontrar en esta sección. SUBSISTEMA SOCIAL Crecimiento poblacional La revisión del crecimiento demográfico señala que a partir de 1930 (404 364 habitantes) y hasta 1980 (1 182 320 habitantes), en Durango existió una tasa de creci¬ miento media anual de 2.1 en promedio. Para el año 2000, esta tasa descendió a 0.7, y aumentó a 1.2 en el 2010, año en el que la población total en la entidad fue de 1 Ó32 934 habitantes: 829044 mujeres y 803890 hombres. Distribución de la población El estado ocupa el cuarto lugar nacional por su extensión territorial de 123451.29 km2, equivalente a 6.3% de la superficie total del país; su densidad poblacional es de 13.2 hab/km2 y ocupa el segundo lugar de las entidades menos pobladas del país. La distribución espacial de la población se caracteriza por dos zonas que forman las mayores concentraciones poblacionales, urbanas y eco¬ nómicas: el municipio de Durango, capital de la entidad (582 267 habitantes y una densidad poblacional de Ó2.88 hab/km2), y la zona de La Laguna, en la que los municipios de Gómez Palacio (327 985 habitantes con una densidad de 389.03 hab/km2) y Lerdo (141043 ha¬ bitantes y una densidad de 66.95 hab/km2) se integran a la zona metropolitana. En estos tres municipios radi¬ can 1051295 habitantes, que representan 64.38% del total de la población. Empleo En el año 2013, la población económicamente activa (pea) se ubicó en 729768 personas, que representan 58.1% de la población de 14 años y más. Por sector de actividad, la cantidad de población ocupada en el sector primario era de 97812 personas (14.1% del total); en el sector secundario trabajaban 189273 (23.7%) y en el sector terciario o de servicios, 403474 (58.2%). La tasa de desocupación fue de 5.1%. El porcentaje de pobla¬ ción ocupada con ingresos de hasta dos salarios míni¬ mos señala que los municipios de Gómez Palacio, Lerdo y Durango presentan porcentajes de población de 31.8, 32.6 y 33.2% respectivamente. Los 36 munici¬ pios restantes tienen proporciones de poblaciones con ingresos de hasta dos salarios mínimos, superiores al promedio nacional de 38.7%. Educación En el 2013, la tasa de analfabetismo en el estado fue de 3.1%, lo que lo posiciona en el octavo lugar nacional Esparza-Rocha, J.A. 2017. Resumen ejecutivo. Contexto socioeconómico. En: La biodiverstdad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 65-66. 66 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado entre las entidades con menores tasas; el grado promedio de escolaridad de su población fue de 8.8 años, ligera¬ mente inferior a la media nacional de 8.9 años. Salud En el 2010, 68.2% de la población (1 113493 habitantes) era derechohabiente de los servicios médicos en insti¬ tuciones de salud públicas y privadas; la distribución de derechohabientes según la institución era la siguiente: 51.3% pertenecía al imss, 14.6% al issste y 32.3% al Se¬ guro Popular; 1.3% tenía derecho a servicios médicos en otras instituciones. Índice y grado de desarrollo humano La población rural presenta menores niveles de desa¬ rrollo y de bienestar social debido principalmente a que su localización geográfica, sumamente dispersa, dificulta dotarla de infraestructura y servicios. Los mu¬ nicipios de Durango, Gómez Palacio y Lerdo concentran los mayores equipamientos en materia de salud, educa¬ ción e ingreso, lo que les permite alcanzar los índices de desarrollo humano (idh) más altos. La entidad tiene un idh de 0.719, mientras que el municipio con mayor grado de desarrollo humano es Durango, con un idh de 0.777; los resultados más negativos en estos rubros co¬ rresponden a los municipios de Mezquital, Canelas, Otáez, Tamazula, Topia y Pueblo Nuevo. SUBSISTEMA ECONÓMICO Estructura económica estatal En el 2012 la entidad participó con 1.2% del pib nacio¬ nal, colocándose en la posición 25 del total de las enti¬ dades federativas. Las actividades terciarias (comercio y servicios) predominaron con 54.7%, seguidas por el sector secundario (industrial) con una contribución porcentual a la economía de 36.5%, mientras que el sector primario aportó 8.8% del pib de la entidad. Estructura económica por sectores La dinámica del desarrollo sectorial de la economía muestra que el sector más dinámico es el terciario, con una mayor participación de sus grupos de actividad económica, entre los que destacan el comercio, los trans¬ portes y los servicios educativos, seguido por el sector secundario, con grupos de actividades como la minería, la construcción y las industrias manufactureras, y la industria alimentaria como un sector con una ligera tendencia de crecimiento. A pesar de que el sector pri¬ mario muestra un deslizamiento suave de crecimiento negativo en su línea de tendencia, durante 2012 contri¬ buyó con 3.4% (17 100 millones de pesos corrientes) al pib nacional de las actividades primarias, colocando al esta¬ do como el décimo segundo productor primario a nivel nacional. Lo anterior se debe a sus niveles de produc¬ ción: segundo productor nacional forestal maderable en 2011 con 1642 millones de pesos, tercer lugar nacional en 2012 por leche de bovino con 1038 millones de litros, y segunda posición nacional en volumen de producción de frijol con 110285 toneladas. Estructura económica por municipios El municipio de Durango, capital de la entidad, y la re¬ gión lagunera muestran el predominio de las concen¬ traciones urbanas y económicas. La primera participa en la economía del estado con 34.2% de la producción bruta total con 58 991.8 millones de pesos. Posee el mayor número de unidades económicas con 19674 (43.5%) y un total de personal ocupado de 104 075 personas. La región de La Laguna, constituida por los municipios de Gómez Palacio y Lerdo, y el municipio colindante de Mapimí, producen 95388.5 millones de pesos que co¬ rresponden a 55.3% de la producción bruta estatal. En el 2011 Gómez Palacio presentó una producción bruta total de 79334.9 millones de pesos, 46.0% del total esta¬ tal, ubicándose en el primer lugar entre los municipios de la entidad. Las 35 economías municipales restantes son pequeñas, en conjunto representan 10.5% de la pro¬ ducción bruta, y se caracterizan por una distribución muy heterogénea en su productividad económica y en sus niveles de ingresos. Presentan diversidad de re¬ cursos naturales y desigualdades en los grados de su productividad tecnológica. Contexto socioeconómico José Antonio Esparza Rocha INTRODUCCIÓN Este capítulo describe los subsistemas social y econó¬ mico de la entidad, donde se destacan las diferencias en densidad poblacional y actividades económicas. El primer grupo está representado por tres municipios: Durango, Gómez Palacio y Lerdo, los cuales se carac¬ terizan por una alta concentración de la población y de actividades económicas; ocho municipios más repre¬ sentan un segundo grupo de concentración, mientras que los 28 restantes permanecen con escasa población y actividades económicas. Lo anterior refleja un alto grado de dispersión de la población rural en contraste con la concentración de la población en dos ciudades de escala estatal y una ciudad intermedia. SUBSISTEMA SOCIAL Población El crecimiento poblacional de la entidad se ha visto afec¬ tado por el fenómeno emigratorio con destino a Estados Unidos de América, situación que la ha convertido en una de las entidades con menor densidad de pobla¬ ción en el territorio nacional. En el año de 1930 la po¬ blación estatal estaba constituida por 404 364 habitantes. Hasta la década de los ochenta la tasa de crecimiento media anual tuvo una tendencia exponencial de 2.1. En 1980 había 1 182320 habitantes; a partir de ese momen¬ to, la tasa descendió considerablemente. En 1990 fue de 1.4 y en el año 2000 cayó hasta 0.7; en consecuencia, la población del estado, que en 1995 era de 1431748 (inegi 1995), para el 2000 fue de 1448661: el creci¬ miento total de la población en un lapso de cinco años fue solamente de 16 913 personas (inegi 2000). En el 2005 aumentó en 60456 para alcanzar los 1509 117 ha¬ bitantes (inegi 2005). En el año 2010, con una tasa de crecimiento medio anual de 1.2, alcanzó los 1 632 934 habitantes (el equivalente a 1.5% del total de la pobla¬ ción nacional), de los cuales 829044 y 803890 corres¬ ponden a mujeres y hombres, respectivamente (figura 1, inegi 2014a). De la población total, 68.9% es conside¬ rada urbana debido a que residen en localidades de 2500 o más habitantes (inegi 2010a), mientras que 31.1% en 5826 poblaciones rurales altamente dispersas en la entidad (cuadro 1, inegi 2010c). Durante el proceso de transición demográfica (es de¬ cir, tasas muy bajas de mortalidad y natalidad) que actualmente presenta la población de México, la estruc¬ tura por edad de la población estatal ha experimentado cambios estructurales, sobre todo en el transcurso de las últimas décadas. En la década de los noventa, el grupo de población de 0-14 años de edad constituía 40.9% del total de la población; en el 2000 fue 36.2% y en el 2010 de 30.9%. Esta variación porcentual señala un decrecimiento a un ritmo superior al del crecimiento de los grupos de edades de 15-64 años, cuya transición en los mismos años pasó de 54.8 a 58.5 y 62.6%; en tanto que el porcentaje del grupo de 65 años y más creció de 4.3% en 1990 a 5.3% en el 2000, hasta 6.5% en el 2010 (figura 2, inegi 2010a). De acuerdo con el modelo tendencial del crecimien¬ to poblacional elaborado por el Consejo Nacional de Población (conapo 2012), esta tendencia en la compo¬ sición estructural por edades de los habitantes de la entidad se mantendrá por lo menos hasta la década de los treinta del presente siglo, modificando un amplio espectro de las necesidades sociales. Uno de los cambios más notorios lo constituye el envejecimiento demográfico: el Censo 2010 señala que la población en edad avanzada (mayores de 65 años) es de 104 988 habitantes, 6.5% del total de la población estatal. En concordancia a las proyecciones tenden- ciales hacia el 2030, la población mayor de 65 años irá en aumento. Este incremento obligará a adaptar las políticas institucionales en materia de seguridad so¬ cial y salud, para dar respuesta a una creciente pobla¬ ción en edades avanzadas. Esparza-Rocha, JA. 2017. Marco socioeconómico. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 67-90. 68 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 1. Clasificación de las localidades en función de sus rangos de población Clasificación Rango de población Número Nombre de las localidades Población Población (%) Ciudad estatal 1 00 mil a 2 Victoria de Durango 518709 31.77 500 mil habitantes Gómez Palacio 257352 15.76 Ciudad intermedia 50 mil a menos de 1 00 mil habitantes 1 Lerdo 79 669 4.88 Santiago Papasquiaro 26121 1.60 El Salto 24241 1.48 1 0 mil a menos de 50 mil habitantes Guadalupe Victoria 16506 1.01 Ciudades medias 7 Vicente Guerrero 15982 0.98 Canatlán 11 495 0.70 Nuevo Ideal 10876 0.67 Villa Unión 10753 0.66 Ciudades básicas 5 mil a menos de 1 0 mil habitantes 10 - 70292 4.30 Concentración rural 2 500 a menos de 5 mil habitantes 24 - 82435 5.05 Asentamientos rurales 1 a menos de 2 500 habitantes 5826 - 508503 31.14 Fuente: inegi 2010c. No obstante, el mayor de los retos del proceso de transición demográfica estará representado por el cre¬ cimiento de la población en edad de trabajar. En los próximos 20 años la cantidad de habitantes de la enti¬ dad en edad laboral de 15 a 64 años continuará crecien¬ do de manera constante. Esta tendencia podría alcanzar la cifra de 1307220 (65.9%) habitantes en 2030, a partir de una población inicial en el año de 2010 de 1003805 habitantes, que representa 62.6% de la población. Como se observa, la composición estructural por edad de la población estatal se ha transformado. La pi¬ rámide de población del Censo 2010 se amplifica en el centro y se reduce en la base, si se le compara con las pirámides poblacionales correspondientes a los años de 1990 y 2000 (figura 3). La proporción de niños y adolescentes ha disminui¬ do, a diferencia de la proporción de adultos, la cual se ha incrementado. La tendencia al decrecimiento por¬ centual del grupo de edad menor de 14 años implicaría que a futuro se reducirá la demanda de equipamientos y servicios propios del grupo, principalmente los edu¬ cativos y de salud, debido a que no se trata sólo de una disminución en la contribución porcentual a la estruc¬ tura de edades, si no a que también se observa una disminución real de la cantidad de habitantes de esas edades. Contexto socioeconómico i/) o +j c ns +j O ni a ■o o s_ O E '3 1 800000 1 600000 1400000 1 200000 1 000000 800000 600000 400000 200000 iiiml I 1985 1900 1910 1921 1930 1940 1950 1960 296979 370294 483175 336766 404364 483829 629874 76082 4.5 2.7 3.2 2.2 2.2 2.6 1.9 Año 1985 1900 1910 1921 1930 1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000 Habitantes 296 979 370294 483175 336766 404364 483829 629 874 760836 939208 1 182320 1349378 1448661 Tasa de crecimiento 4.5 2.7 3.2 2.2 2.2 2.6 1.9 2.2 2.3 1.4 1.4 Figura 1. Población total 1895-2010. Fuente: inegi 2010a. ■o ni ■o Q) ~o O Q. 3 Año 1997 2000 2010 0-14 años ■ 40.9 36.2 30.9 15-64 años ■ 54.8 58.5 62.6 65 años y más ■ 4.3 5.3 6.5 Figura 2 Estructura de la población por grupos de edades en 1990, 2000 y 2010. Fuente: inegi 2010a. 7 o La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado En el 2000 la población menor de 14 años era de 518324 e integraba 36.2% de la población. En el año 2010 la población de esas mismas edades fue de 495733 habitantes, que representa 30.9% de la población.1 De los 39 municipios que integran la entidad, única¬ mente Durango, Gómez Palacio, Lerdo, Pueblo Nuevo, Santiago Papasquiaro, Guadalupe Victoria, Cuencamé, El Mezquital, Poanas, Tlahualilo, Vicente Guerrero, Nom¬ bre de Dios, Rodeo, Mapimí y Otáez presentan creci¬ miento poblacional. Los 24 municipios restantes tienen tasas de crecimiento negativas (cuadro 2). Distribución espacial Por su extensión territorial de 123 451.29 km2, la enti¬ dad ocupa el cuarto lugar a nivel nacional, equivalente a 6.3% de la superficie total del país (inegi 2014a). Duran¬ go tiene una densidad de población de 13.2 hab/km2, y ocupa el segundo lugar entre los estados menos densa¬ mente poblados del país, sólo superado por Baja Califor¬ nia Sur, con una densidad de población de 8.6 hab/km2. Para tener una mejor idea de la escasa densidad de población en el estado, se puede comparar con la den¬ sidad promedio del país, de 57.3 hab/km2 (inegi 2014b). En la entidad se localizan dos zonas que representan las mayores concentraciones poblacionales, urbanas y económicas. En el municipio de Durango radican 582 267 habitantes (inegi 2010b), su extensión territo¬ rial es de 9259.71 km2 y su densidad es de 62.8 hab/km2, aunque 88% de la población municipal se concentra en la ciudad de Durango y la zona de La Laguna (Comarca Lagunera), en la que los municipios de Gómez Palacio y Lerdo se integran a esta zona metropolitana, conurba- dos con Torreón y Matamoros, del estado de Coahuila. La población del municipio de Gómez Palacio es de 327985 habitantes, con una densidad de población de 389.03 hab/km2, mientras que el municipio de Lerdo tiene una población de 141043 habitantes y una densi¬ dad de 66.95 hab/km2 (cuadro 2). De manera conjunta, estos tres municipios agrupan a 1051295 habitantes, 1 En los porcentajes y las cantidades de población por grupo de edades citadas y en la figura 3 no se incluyen las cifras de población no especificadas: año 1900 (total de población no especificada: 2797; hombres: 1369; mujeres: 1428); año 2000 (total de población no espe¬ cificada: 15753; hombres: 8026; mujeres: 7727), y año 2010 (total de población no especificada: 28408; hombres: 14203; mujeres: 14205) estimadas por inegi con base en el número de viviendas sin informa¬ ción de ocupantes en los Censos de Población y Vivienda de 1990, 2000 y 2110. Cuando se citan las cifras de población total del estado, se incluye a las cantidades de población no especificada. que representan 64.38% del total de la población de la entidad. La distribución espacial de las localidades ocurre a lo largo y ancho del territorio; en función de sus rangos de población, en el estado se ubican dos localidades cla¬ sificadas como ciudades estatales: Victoria de Durango y Gómez Palacio, que en conjunto albergan 47.5% de la población (cuadro 1). La ciudad de Lerdo clasifica como la única ciudad in¬ termedia: en ella radica 4.9% de los habitantes; la pobla¬ ción restante se ubica en siete ciudades medias (7.1%), 10 ciudades básicas (4.3%), 24 concentraciones rurales (5.0%) y 5 826 asentamientos rurales, en los que, de ma¬ nera muy dispersa, habita 31.1% de la población (cuadro 1). Migración Durango se encuentra entre las principales entidades federativas con alto grado de intensidad migratoria a Estados Unidos de América. Esta experiencia se remonta a principios del siglo xix y desde entonces ha sido de carácter masivo; en el 2010, con un índice de intensidad migratoria de 0.6248, ocupó el octavo lugar a nivel nacional (conapo 2010). De los 39 municipios, 24 pre¬ sentan tasas medias de crecimiento anual negativas que varían de -0.30 hasta -3.37, manifestándose como expulsores de población (cuadro 2). Básicamente, el decrecimiento de la población de estos municipios se ha debido a la migración y las condiciones de insegu¬ ridad en la última década; en el periodo de 1992-1997 el estado de Durango presentó una migración a Esta¬ dos Unidos de 103481 habitantes. En esos cinco años, siete de cada 100 habitantes del estado migraron hacia ese destino. El mayor porcentaje de los migrantes se hallaba constituido por personas que en ese entonces contaban con edades de entre 15 y 29 años de edad; en ese lapso migraron 41395 hombres y 19980 mujeres (conapo 2006). En el lapso de 1992-1997 el estado ocupó el primer lugar nacional en el número de migrantes en edades de los 15 a los 30 años de edad. En 2005, 24.7% de la pobla¬ ción duranguense (384 192 habitantes) se hallaba radi¬ cando en Estados Unidos de América. La intensidad de los flujos migratorios en la entidad se debe principal¬ mente a las causas siguientes: • El aparato productivo estatal ha sido insuficiente para absorber el aumento sostenido de la fuerza de trabajo, el aumento en el nivel educativo y a la inclusión cre¬ ciente de la población femenina en el mercado laboral. Contexto socioeconómico 7 1 Año 1990 100 y más 90-94 'í/T 80-84 O % 70-74 "2 60-64 re 50-54 0) -o 40-44 O &P 30-34 ni CC 20-24 10-14 0-4 100000 80000 60000 40000 20000 0 20000 40000 60000 80000 100000 Año 2000 o o y más 90-94 t J\ 80-84 o IC >5- 70-74 T3 nj 60-64 ■o ai 50-54 r*ií£ J" . 4 £ 27 / simsología Q Durango I l Limíte estatal Límite municipal Ciudades Cuerpos de agua Grado de roarginadán WM Muy sito ■I Medio Hl Bajo ■i Muy bajo Hupkipiw 1 Cann!¡j-| 2 Cíñalas i. Conde 4b Comaptfart 4. ClMTCgsré j C'jr j ”90 B. GtMral Surén Bova r 7. Gemí Palie» 9 Guadalupe Vclwia 9 Gtiin»wvl 1i- Hitía gc 11. indi 12 La 'de 11 Mapi-ni 14. M#zqu O t/> » Z3 PiMbls NtWVS 24. P.cSqq 2E 5en ñamar-Sa 20. San Dimos 27. San .I'.jdh ?* r-i,-3ii.iiiviM 20. San Juan dc-l Ra 29, San Luis del Cardare 30. San Podra de! Gal» 31 Sama cima 22 Sartliogü PnpaaquuarD 33. Súchil 24 Tamaiula 35. T«p«thian4S 39. TFahualik> 37. Tapia 36. Vicíen Giwrura 39 kue .io idea I Figura 7. Grado de fragilidad económica jerarquizado de los municipios. 23mH WH 25" JV 26‘ ht 88 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado del campo mantiene la posesión social de más de 90% de los suelos territoriales; de esta condición surge la ne¬ cesidad fundamental de considerar sus intereses y necesidades para establecer en forma concertada las modificaciones estructurales sociales y económicas, que permitan alcanzar el mejor desarrollo posible. Lo anterior puede suceder mediante el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales, el mantenimien¬ to de los bienes y servicios ambientales y la conserva¬ ción de los ecosistemas y la biodiversidad. Las poblaciones rurales se encuentran altamente dispersas, lo que constituye un gran impedimento a la consecución de un modelo de ocupación del territorio estatal ordenado y sustentable. La población campesina del estado muestra una actitud productiva tradicio- nalista, de tendencia muy limitada hacia la diversifi¬ cación; las actividades no agropecuarias y forestales apenas se presentan en el sector. Por otro lado, en la porción lagunera y del Valle del Guadiana, la produc¬ ción agrícola es de subsistencia y escasamente meca¬ nizada, a excepción de algunas áreas. Los cultivos de mayor productividad, como el maíz, el frijol y la avena forrajera, se ven afectados por la escasa disponibili¬ dad del agua, la erosión y salinización del suelo, y la pérdida de fertilidad. Las interacciones entre los subsistemas biofísicos del territorio estatal y la aplicación operativa de las polí¬ ticas del desarrollo socioeconómico deben darse en condiciones de sustentabilidad. Para esto, la relación entre las capacidades de los ecosistemas locales para generar los servicios de aprovisionamiento, de regu¬ lación, culturales y de apoyo, con las actividades de aprovechamiento económico, habrán de realizarse en función de las tasas de renovación de los recursos natu¬ rales renovables, los ritmos de consumo e intensidad de uso de los recursos naturales no renovables, y la ca¬ pacidad de asimilación de los vectores ambientales: aire, agua y suelo. Esto debe suceder en un contexto en el que las actividades productivas y sociales posean la mayor coherencia posible con las características del entorno natural. La construcción de escenarios sustentables para el desarrollo socioeconómico de Durango debe basarse fundamentalmente en una planificación biofísica ri¬ gurosa. Metodológicamente sólo se puede alcanzar a través de la aplicación de las tres modalidades de la planificación: territorial, sectorial y urbana. El Plan Es¬ tatal de Desarrollo 2011-2016 (ged 2011) y el Programa del Ordenamiento Ecológico del Estado de Durango (ged y semarnat 2008) deben estar claramente vinculados, con el propósito de establecer de manera conjunta acciones efectivas en la consecución del bien¬ estar humano, en interacción con el bienestar ecológico. Las políticas de la planificación territorial estableci¬ das en el poed tienen como propósito alcanzar una imagen-objeto para el desarrollo regional estatal, en la que esté presente una ocupación poblacional ordenada del territorio, vinculado a la localización geográfica y el aprovechamiento sostenible de los recursos natu¬ rales, principalmente aquellos de mayor potencial productivo. En la imagen-objeto para el desarrollo re¬ gional, deben establecerse estrategias tendientes a la consecución de la sinergia productiva de los diferentes factores de la unidad territorial: físico-bióticos, ecoló¬ gicos, social-demográficos, económico-productivos y urbano-regionales. La inclusión reciente del producto interno neto eco¬ lógico al Sistema de Cuentas Nacionales, constituye un incentivo metodológico de aplicación en la evaluación de las externalidades derivadas del desarrollo econó¬ mico y social del estado, con el propósito de identificar el impacto ambiental del quehacer económico y cuan- tificar el agotamiento de los recursos naturales y la degradación del medio ambiente, así como el gasto que la sociedad efectúa para resarcir los daños ambientales como consecuencia del proceso productivo de bienes y servicios. En la entidad se registran avances importan¬ tes en la atención de la agenda ambiental, en materia de servicios de agua potable y saneamiento, y de resi¬ duos sólidos urbanos. El alcance de las condiciones de sostenibilidad del proceso del desarrollo de las actividades económicas muestra una serie de pendientes, entre los que se men¬ cionan: • El incremento al rubro del gasto en protección am¬ biental que permita proteger/restaurar el ambiente. • La optimización y el control de la extracción anual de agua subterránea y superficial y los niveles de intensidad de aplicación en usos agrícola, público industrial y doméstico. • La prevención que permita salvaguardar la produc¬ ción agrícola de las condiciones de la sequía. • Revertir los cambios en el uso del suelo, fundamental¬ mente el suelo de vocación forestal habilitado para los usos agrícolas y ganaderos. Medir los cambios en la capacidad productiva, la calidad ambiental y la sustentabilidad de las tierras. • Controlar en las medidas posibles las degradaciones Contexto socioeconómico 89 del suelo: degradación hídrica, eólica, física y quími¬ ca y tierras afectadas por la desertificación, adecuar la intensidad de la producción de madera y prote¬ ger las especies en riesgo de extinción. REFERENCIAS conapo. Consejo Nacional de Población. 2000. índices de desarrollo humano. En-, , última consulta: 4 de noviem¬ bre de 2013. — . 2006. Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica. En: , última consulta: 3 de noviembre de 2013. — . 2010. índices de intensidad migratoria México-Estados Unidos 2010. En: , última consulta: 3 de noviembre de 2013. — . 2011a. Boletín. Migración, remesas y desarrollo. Año ó (19). conapo, México. — . 2011b. índice de marginación por entidad federativa y municipio 2010. En: , última consul¬ ta: 5 de noviembre de 2013. — . 2012. 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Principales resultados por localidad (iter). En: , última consulta: 11 de junio de 2013. — . 2010c. Encuesta nacional de la dinámica demográfica. En: , última consulta: 4 de noviembre de 2013. — . 20iod. Panorama sociodemográfico de México, inegi, Aguasca- lientes. — . 2011. Perspectiva estadística Durango. inegi, México. — . 2012. Anuario estadístico del estado de Durango. En: , úl¬ tima consulta: 10 de octubre de 2014. — . 2013a. México en cifras. Información nacional por entidad federa¬ tiva y municipios. En: , última consulta: 2 de noviembre de 2013. — . 2013b. Sistema de cuentas nacionales de México. En: , última consulta: 5 de no¬ viembre de 2013. — . 2013c. Encuesta nacional de ocupación y empleo. Boletín de pren¬ sa 461. inegi, México. — . 2014a. México en cifras. Información nacional por entidad federa¬ tiva y municipios. En: , última consulta: 3 de septiembre de 2014. — . 2014b. Cuéntame. Información por entidad. Durango. En: , última consulta: 10 de octubre de 2014. — . 2014c. pib y cuentas nacionales. En: , última consulta: 10 de octubre de 2014. imco. Instituto Mexicano para la Competitividad. 2012. índice de com- petitividad estatal 2012. En: , última consulta: ó de noviembre de 2013. pnud. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. 2012. El índice de desarrollo humano en México: cambios metodológicos e información para las entidades federativas en México. En: , última consulta: 11 de junio de 2014. — . 2014a. Informe sobre desarrollo humano. Sostener el progreso humano: reducir vulnerabilidades y construir resiliencia. En: , última consulta: 12 de enero de 2016. — . 2014b. índice de desarrollo humano municipal en México: nueva metodología. En: , última consulta: i2de enero de 2016. Sarabia. A. 1978. Apuntes para la historia de la Nueva Vizcaya, unam, México. sagarpa. Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación. 2013. Sistema Nacional de Información para el Desarrollo Rural Sustentable (snidrus). sagarpa, México. 90 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado sedesol. Secretaría de Desarrollo Social. 2013. Avances y retos de la política social. Boletín especial sobre los resultados de la medi¬ ción de la pobreza 2012. Año 2(60). sedesol, México. sep. Secretaría de Educación Pública. 2014. Sistema educativo de los Estados Unidos Mexicanos. Principales cifras, ciclo escolar 2012- 2013. En: , última consul¬ ta: 13 de octubre de 2014. Contexto jurídico ammmtm 93 Resumen ejecutivo José Elias Chacón de la Cruz y Brenda Fabiola Chave z Bermúde z La sección está integrada por dos capí¬ tulos en donde se presenta una revisión de las principales disposiciones jurídicas de los órdenes federal, estatal y municipal que tienen aplicación en la gestión de la biodiversidad para Durango. MARCO JURIDICO AMBIENTAL FEDERAL El capítulo inicia con un análisis sobre la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, refiriendo los artículos que tienen relevancia en el tema de protec¬ ción de la biodiversidad, entre ellos el artículo 4, que refiere el derecho a un medio ambiente sano, y el 27, que trata sobre la propiedad de la tierra y de las aguas, donde se establecen elementos para la conservación de los recursos natura¬ les, así como para la preservación y restau¬ ración del equilibrio ecológico. En cuanto a la legislación federal, de apli¬ cación en todo el territorio nacional en mate- 1 La biodiversidad se define jurídicamente en la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (lgeepa) como la variabilidad de organis¬ mos vivos de cualquier fuente, incluidos, entre otros, los ecosistemas terrestres, marinos y otros ecosiste¬ mas acuáticos y los complejos ecológicos de los que forman parte; comprende la diversidad dentro de cada especie, entre las especies y de los ecosistemas. ría ambiental, se abordan siete leyes por considerarse las más importantes debido a que regulan el aprovecha¬ miento de diferentes recursos naturales: la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, Ley General de Vida Silvestre, Ley General de Desarro¬ llo Forestal Sustentable, Ley de Aguas Nacionales, Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modifi¬ cados, Ley General de Pesca y Acuacultura Sustentables y Ley General de Cambio Climático. Se presenta un conjunto de 29 normas oficiales me¬ xicanas que establecen límites y criterios para el aprove¬ chamiento de especies y sus derivados, la prevención del impacto ambiental, la prevención de contaminación de ecosistemas, el control fitosanitario forestal y la identi¬ ficación de especies prioritarias para la conservación. Finalmente, se identifican 28 instrumentos aplicables en el estado para la gestión de la biodiversidad en mate¬ ria de protección, conservación, contingencias y restau¬ ración de ecosistemas. Estas incluyen desde disposiciones marcadamente restrictivas, como la delimitación de zo¬ nas libres de organismos genéticamente modificados, hasta los esquemas más abiertos a los usos consuntivos, como las uma o los programas de manejo forestal. MARCO JURÍDICO AMBIENTAL ESTATAL Y MUNICIPAL Se muestra la legislación con la que cuenta el estado y el municipio de Durango para la protección de la biodi¬ versidad y regulación de las actividades que pudieran afectarlos. En el estado, la Constitución estatal contem¬ pla diversos artículos relacionados con el cuidado del medio ambiente; entre ellos, el 26 trata específicamen¬ te el derecho a un medio ambiente, utilizando el cali¬ ficativo de “adecuado” (que anteriormente establecía la Chacón de la Cruz, J.E. y B.F. Chávez Bermúdez. 2017. Resumen ejecutivo. Contexto jurídico ambiental. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 93-94. 94 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Constitución), y estableciendo también la obligación de conservarlo, el deber de las autoridades estatales y mu¬ nicipales de promover el uso de tecnologías limpias y energías alternativas, la conservación de los ecosiste¬ mas, la biodiversidad y la recuperación de los espacios naturales degradados, así como la obligación de quien cause daño al ambiente de restaurar el ecosistema daña¬ do e indemnizar a las personas y comunidades afectadas. En cuanto a la legislación estatal, se aborda la Ley de Gestión Ambiental Sustentable, Ley de Desarrollo Forestal Sustentable y Ley de Agua. El estado cuenta con 39 municipios, en este ámbito tienen aplicación tanto las leyes federales como estatales. En este sentido, los municipios pueden incluir la protección al ambiente en el bando de policía y buen gobierno, o establecer alguna ley o reglamento que específicamente trate de cuestiones ambientales. En el estado, los municipios que cuentan con algún reglamento específico en materia ambiental son: Cana- tlán, con el Reglamento de Protección Ambiental y Ecología; Durango, con el Reglamento de Protección Ambiental; Gómez Palacio, con el Reglamento de Desa¬ rrollo Sustentable y Protección al Ambiente; Lerdo, con su Reglamento de Protección al Medio Ambiente; y Ocampo, con el Reglamento de Protección a los Ani¬ males. Cabe mencionar la próxima publicación de un regla¬ mento regional para los municipios de Santiago Papas- quiaro, Nuevo Ideal, Coneto de Comonfort, San Juan del Río y El Oro, cuyo objetivo será regular la pro¬ tección de la laguna de Santiaguillo (sitio Ramsar). En este punto, lo deseable es que cada municipio cuente con un reglamento sobre protección ambiental, en vir¬ tud de que es el ámbito de gobierno inmediato y más cercano con la población. Por otro lado, la legislación ambiental federal contiene una amplia variedad de ins¬ trumentos para el manejo de la biodiversidad; sin em¬ bargo, su aplicación no es aún común en el estado, ya sea por desconocimiento, o bien porque los procesos para su gestión no están claramente establecidos. Contexto jurídico ambiental 95 Marco jurídico ambiental federalj José Elias Chacón de la Cruz INTRODUCCIÓN En el orden federal, la protección de la biodiversidad se aborda desde la visión de distintos sectores. Su le¬ gislación incluye aspectos tan variados que van desde la protección de la variabilidad genética, hasta la rela¬ ción de la biodiversidad con las actividades producti¬ vas potencialmente nocivas para el ambiente. En esta sección se presenta una revisión de las principales le¬ yes que inciden directamente sobre la gestión para la protección, y transversalmente, en la ejecución de las actividades para el aprovechamiento de sus recursos por parte de los sectores forestal, ganadero, agrícola, acuícola y cinegético, entre otros. Debe recalcarse que las leyes relativas a temas como la educación ambien¬ tal, el desarrollo rural, entre otras, si bien no se abor¬ dan por no tener un efecto directo, sí pueden contribuir a la gestión integral de la biodiversidad. LEY GENERAL DEL EQUILIBRIO ECOLÓGICO Y LA PROTECCIÓN AL AMBIENTE (lgeepa) La biodiversidad se define jurídicamente en la Ley Gene¬ ral del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (lgeepa) como “la variabilidad de organismos vivos de cualquier fuente, incluidos, entre otros, los ecosistemas terrestres, marinos y otros ecosistemas acuáticos y los complejos ecológicos de los que forman parte; com¬ prende la diversidad dentro de cada especie, entre las es¬ pecies y de los ecosistemas” (sedue 1988). Su protección se fundamenta en primera instancia en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (cpeum), me¬ diante el artículo 4, el cual instituye el derecho de las personas a tener un medio ambiente adecuado para su desarrollo. De la misma forma, en su artículo 27, se establece que los recursos naturales y el equilibrio ecológico son bienes del dominio público que pueden ser transferidos a los particulares mediante el régimen de propiedad privada (Congreso de la Unión 1917). En el marco normativo nacional, la lgeepa ocupa el nivel jerárquico más alto en la gestión y protección de la biodiversidad. En su carácter de ley marco, distribu¬ ye las competencias en materia de gestión y vigilancia hacia los estados y municipios, reservando a la federa¬ ción la regulación de aspectos estratégicos, como la expedición de normas oficiales mexicanas (nom), las actividades riesgosas para los ecosistemas, el decreto y administración de áreas naturales protegidas (anp) federales, la aplicación del ordenamiento ecológico ge¬ neral del territorio, el ordenamiento ecológico en re¬ giones interestatales o en aquellas que incluyan anp federales, la evaluación del impacto ambiental (eia) de actividades reservadas, así como el uso sustentable y la preservación de la biodiversidad, entre otros. Así, las bases para la actuación del gobierno federal en materia de biodiversidad, de acuerdo con las disposiciones de la lgeepa, aparecen en sus reglamentos de áreas natu¬ rales protegidas, de ordenamiento ecológico y de im¬ pacto ambiental, principalmente. Subordinadas a la lgeepa, existen las leyes sectoria¬ les y sus reglamentos, que regulan el aprovechamiento de diferentes recursos naturales. En este sentido, las más importantes son la Ley General de Vida Silvestre (lgvs), la Ley General de Desarrollo Forestal Sustenta- ble (lgdfs), la Ley de Aguas Nacionales (lan), la Ley de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados (lbogm) y la Ley de Pesca y Acuacultura Sustentables (lpas). Todas ellas permiten la propuesta y emisión de las nom que particularizan sobre protocolos a seguir en cada materia, de acuerdo con los términos de la Ley Fe¬ deral de Metrología y Normalización (cuadro 1). LEY GENERAL DE VIDA SILVESTRE (lgvs) Entre las disposiciones de la lgvs, es relevante el de¬ recho de los particulares a aprovechar la fauna silves¬ tre, siempre que cumplan con objetivos de protección, mantenimiento, restauración y sustentabilidad bajo el Chacón de la Cruz, J.E. 2017. Marco jurídico ambiental federal. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 95-104. La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado 96 esquema de unidades de manejo para la conservación de la vida silvestre (uma). Igualmente crea las figuras de hábitat crítico y áreas de refugio para proteger especies acuáticas, las cuales son casi equivalentes a las anp. Otra función importante es el control de las poblacio¬ nes ferales que comprometan la viabilidad de las espe¬ cies nativas (semarnat 2000). LEY GENERAL DE DESARROLLO FORESTAL SUSTENTABLE (lgdfs) Por su parte, la lgdfs regula el aprovechamiento y conservación de los recursos forestales, ya sea median¬ te la autorización de planes de manejo forestal (pmf) en el caso de especies maderables, o bien, de avisos cuando se trata de especies no maderables. En los pmf destaca la segregación de zonas para el desarrollo de la fauna, los márgenes de las corrientes y las áreas que por su pendiente se consideran frágiles. Asimismo, re¬ gula los cambios de uso del suelo en ambientes fores¬ tales, establece las bases para el ordenamiento forestal, la prevención y el combate de incendios y el pago por servicios ambientales (psa) (semarnat 2003). LEY DE AGUAS NACIONALES (lan) No obstante que la lan se enfoca a la administración del agua, se reconoce a este recurso como un elemento importante para la conservación y prevención de daños a los ecosistemas. En la lan se instituye el manejo de cuencas hidrológicas, así como las figuras de zonas de veda, zonas de reserva y rescate de concesiones. De es¬ pecial importancia por su estrecha relación con la con¬ servación de ecosistemas acuáticos, son la delimitación e inventario de humedales, la propuesta de nom para su protección y especialmente la introducción del con¬ cepto “uso ambiental o de conservación ecológica del agua” en la planeación hídrica para asegurar un flujo de agua adecuado en los cuerpos y corrientes naciona¬ les (SARH 1992). LEY DE BIOSEGURIDAD Y ORGANISMOS GENÉTICAMENTE MODIFICADOS (lbogm) La protección de la diversidad genética es el objeto de la lbogm. En ella se asientan las bases para regular la liberación comercial, experimental y piloto de organis¬ mos genéticamente modificados (ogm). Adicionalmente, crea las figuras de zonas libres de ogm, centros de ori¬ gen y centros de diversidad genética, en las cuales no deben realizarse liberaciones de éstos. Por otra parte, si estas figuras se encuentran dentro de un anp, se requiere la adecuación de su plan de manejo (ss 2005). LEY GENERAL DE PESCA Y ACUACULTURA SUSTENTABLES (lpas) En la lpas, las atribuciones con repercusión sobre la bio¬ diversidad son el establecimiento de volúmenes y tallas de pesca, la delimitación de zonas y épocas de veda, la regulación de zonas de refugio, la delimitación de zonas de captura y el ordenamiento pesquero. De acuerdo con esta ley, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (semarnat), en coordinación con la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (sagarpa), deben emitir recomendacio¬ nes sobre los volúmenes y permisos en anp, promover áreas de protección en áreas interiores y dictar medi¬ das para la protección de quelonios y especies acuáticas con prioridad de conservación (sagarpa 2007a). LEY GENERAL DE CAMBIO CLIMÁTICO (lgcc) De reciente creación, la lgcc tiene como objeto definir la política nacional de mitigación y adaptación al cambio climático; considera los efectos del calentamiento global sobre la conservación, manejo y aprovechamiento de los ecosistemas. Igualmente, busca reducir la vulnera¬ bilidad de los ecosistemas ante el cambio climático, en especial en regiones de alta montaña, semiáridas y de¬ sérticas, con énfasis en la protección de sus recursos forestales y suelos (semarnat 2012). ORDENAMIENTOS CON FUNCIONES COMPLEMENTARIAS La Ley Minera faculta al Servicio Geológico Mexicano (sgm) a formar parte del Consejo Nacional de Áreas Naturales Protegidas, y además señala que las obras mi¬ neras dentro de las anp sólo pueden ser ejecutadas con la autorización de la institución que tenga a su cargo el manejo del área (semip 1992). La Ley Federal de Sa¬ nidad Animal (lfsa) instituye la coordinación entre la semarnat y la sagarpa para la aplicación de medidas zoosanitarias en la fauna silvestre (sagarpa 2007b), mientras que la Ley General de Asentamientos Huma¬ nos (lgah) se remite a los criterios de regulación am¬ biental de los asentamientos, señalados en el artículo 23 de la lgeepa, siendo los más importantes la obser¬ vancia del ordenamiento ecológico, la restricción de la suburbanización extensiva y la preservación de áreas con valor ambiental (sedesol 1993). Contexto jurídico ambiental 97 Cuadro 1. Lista de normas oficiales mexicanas (nom) aplicables en la conservación, protección y uso de la biodiversidad Ámbito de aplicación Clave de la norma Objeto de la norma nom-027-semarnat-I 996 Extracción de tierra de monte nom-028-semarnat-1 996 Aprovechamiento de raíces y rizomas de vegetación forestal nom-005-semarnat-1 997 Aprovechamiento de corteza, tallos y plantas completas de vegetación forestal Criterios de aprovechamiento, transporte y nom-007-semarnat-1 997 Aprovechamiento de ramas, hojas, pencas, flores, frutos y semillas nom-008-semarnat-1 997 Aprovechamiento de cogollos almacenamiento de especies y sus productos NOM-01 O-SEMARNAT-1 996 Aprovechamiento de hongos NOM-01 1 -SEMARNAT-1 996 Aprovechamiento de musgo, heno y doradilla nom-01 2-semarnat-1 996 Extracción de leña para uso doméstico nom-01 8-semarnat-I 999 Aprovechamiento de candelilla y cerote NOM-026-SEMARNAT-2005 Aprovechamiento comercial de resina de pino NOM-1 26-SEMARNAT-2000 Colecta científica NOM-1 52-SEMARNAT-2006 Contenido de los planes de manejo forestal NOM-01 5-SEMARNAT/SAGARPA-2007 Especificaciones técnicas para el uso del fuego en terrenos forestales NOM-020-SEMARNAT-2001 Restauración de terrenos forestales de pastoreo Mitigación del nom-060-semarnat-I 994 Efectos en suelos y cuerpos de agua por aprovechamiento forestal impacto ambiental nom-061 -semarnat-1 994 Efectos sobre flora y fauna por aprovechamiento forestal nom-062-semarnat-1 994 Efectos adversos sobre la biodiversidad por cambio de uso del suelo forestal a pecuario NOM-1 20-SEMARNAT-201 1 Protección de vegetación contra actividades mineras en climas secos y templados NOM-001 -SEMARNAT-1 996 Descarga de aguas residuales en aguas nacionales NOM-055-SEMARNAT-2003 Confinamiento de residuos peligrosos Prevención de la contaminación de los ecosistemas NOM-083-SEMARNAT-2003 Disposición de residuos sólidos urbanos y de manejo especial nom-1 41 -semarnat-2003 Construcción y operación de presas de jales NOM-1 55-SEMARNAT-2007 Protección ambiental contra lixiviación de minerales de oro y plata NOM-1 59-SEMARNAT-201 1 Protección ambiental de los sistemas de lixiviación de cobre NOM-01 3-SEMARNAT-201 0 Importación de Pinus, Abies y Pseudotsuga NOM-01 9-SEMARNAT-2006 Combate y control descortezadores Control fitosanitario de especies forestales NOM- 1 42-SEMARNAT-2003 Control del psílido Glycaspis brimblecombei del eucalipto NOM-1 44-SEMARNAT-2004 Medidas fitosanitarias para embalaje de madera Identificación de especies con prioridad de conservación NOM-059-SEMARNAT-201 0 Lista de especies en riesgo y criterios para su incorporación en la lista Fuente: elaboración propia. 98 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado La distribución de competencias en materia de bio¬ diversidad se aplica tanto en las leyes ambientales generales como en las sectoriales (cuadro 2). Se faculta al gobierno estatal en la declaración y administración de anp que no pertenezcan a las categorías de jurisdic¬ ción federal, la prevención y control de la contaminación de aguas de jurisdicción estatal y de las aguas nacio¬ nales asignadas, la formulación y seguimiento del ordenamiento ecológico regional y local, la vigilancia de ciertas nom y la eia para las actividades no reserva¬ das a la federación. Asimismo, los municipios tienen la facultad de vigilar la contaminación de las aguas na¬ cionales asignadas, de formular, expedir y vigilar el ordenamiento ecológico local (oel), vigilar ciertas nom, así como formular y ejecutar acciones de mitiga¬ ción y adaptación al cambio climático. Otras leyes cuya vigilancia no es competencia de las instituciones del sector medioambiental, consideran tam¬ bién la preservación de los recursos naturales. De esta forma, en el orden federal, las disposiciones legales para la producción orgánica, el turismo y el desarrollo rural, establecen condiciones al desarrollo de estos sectores, en beneficio de la conservación de la biodiversidad. Mediante convenios o acuerdos, la federación puede transferir al estado y a sus municipios facultades como la administración de anp federales, la eia de algunas actividades reservadas a la federación, la protección de la flora, la fauna y los recursos forestales, así como la preservación de la zona federal en los cuerpos de agua nacionales. Otras atribuciones de competencia federal que pueden ser asumidas por el estado y sus munici¬ pios por esta vía se listan en el cuadro 3. CONCLUSIÓN En términos generales, el marcado carácter sectorial de la legislación ambiental federal señalado por Gutié- rrez-Nájera (1998), por sí mismo puede representar un obstáculo para enfrentar problemas complejos, como la pérdida de especies y su hábitat. Las distintas leyes ambientales contienen elementos que esbozan el concepto de “medio ambiente adecuado”, pero en su artículo 4, la cpeum presenta una definición considerada ya sea como ambigua por Carmona (2000), al tratarse de una cualidad difícil de evaluar, o bien como insuficiente y antropocéntrica al estar centrada en los in¬ tereses puramente humanos (Cifuentes y Cifuentes- López 2012). Por otra parte, la definición de biodiversi¬ dad plasmada en la lgeepa incluye correctamente la diversidad de genes, especies y ecosistemas; sin em¬ bargo, es el nivel de especies el que ha sido abordado conceptualmente de forma más amplia y explícita en leyes como la lgeepa, la lgvs, la lgdfs o la lpas, segui¬ do por el nivel de genes en la lbogm y los ecosistemas en leyes como la lan. Por otro lado, existen incon¬ sistencias como el reconocimiento de las poblaciones ferales y especies exóticas en vida libre en la lgeepa, la lgvs y la lgas como parte de la fauna silvestre y, por lo tanto, de la biodiversidad (semarnat 2000, Congreso del Estado 2010), aun cuando se sabe que representan una amenaza para los ecosistemas nativos, como se documenta en Álvarez-Romero et al. (2008). La legislación actual ha creado una variedad de ins¬ trumentos para la gestión de la biodiversidad. La nor- matividad federal es especialmente abundante en ellas y tanto el estado como sus municipios disponen tam¬ bién de algunas figuras equivalentes en el ámbito de su competencia (cuadro 4). La mayor parte de ellas no han sido implementadas aún, siendo las anp, las áreas con psa y las uma, los ins¬ trumentos con mayor cobertura en la entidad. Sin em¬ bargo, su aplicación tiene aún debilidades; por ejemplo, las áreas decretadas como zonas protectoras forestales (saga 1949), no se consideraban anp de acuerdo con la lgeepa desde 1988, pero fueron reclasificadas como tales bajo la categoría de áreas de protección de los re¬ cursos naturales (semarnat 2002). Esto plantea un problema potencial, ya que siguen vigentes las fuertes restricciones para el uso de los recursos indicadas en el decreto original, las cuales fueron formuladas antes de la aparición de la normatividad ambiental actual, en un contexto social diferente. La efectividad de las uma en el estado no ha sido probada aún y la mayor parte de sus planes de manejo tienen objetivos y evaluacio¬ nes poblacionales imprecisas (Schroeder et al. 2009). Otras figuras instituidas en la legislación carecen de una descripción apropiada, lo que dificulta su aplicación; por ejemplo, en la lpas no se explica el régimen de pro¬ tección para las zonas de refugio de especies pesqueras. La Ley General de Asentamientos Humanos (lgah) y la Ley General de Desarrollo Urbano para el estado de Durango disponen que los planes de desarrollo ur¬ bano (pdu) deben considerar los criterios generales de regulación establecidos en el artículo 23 de la lgeepa. No obstante, estos instrumentos pueden entrar en disputa con el ordenamiento ecológico (oe) al ocupar territorios con aptitud diferente al uso urbano, debido a que se desarrollan desde conceptos, normatividad y autoridades diferentes. Contexto jurídico ambiental 99 Cuadro 2. Distribución de competencias en materia de conservación, protección y uso de la biodiversidad Materia Federación Estado Municipios Áreas naturales protegidas Decreto y administración de anp de categorías reservadas a la federación Decreto y administración de anp de categorías reservadas a los estados Decreto y administración de zonas de preservación de los centros de población Bienes y servicios Formulación de métodos para la valoración de los sa Promoción de mercados locales de sa ambientales Establece instrumentos para promover los mercados de sa Inventario de bienes y sa Decreto y seguimiento del ordenamiento ecológico general del territorio Decreto y seguimiento del oe estatal Decreto y seguimiento del oe municipal Ordenamiento ecológico Decreto y seguimiento de ordenamientos ecológicos regionales interestatales Decreto y seguimiento de oe intermunicipales Decreto y seguimiento de ordenamientos ecológicos regionales y locales cuando se involucra un anp federal Decretos de hábitat crítico para la fauna silvestre Definición de la política estatal en materia de vida silvestre Decretos de zonas de refugio para especies silvestres acuáticas Manejo de poblaciones ferales Vida silvestre Dictaminación y autorización de planes de manejo de fauna y regulación de la caza en uma Asesoría y capacitación de usuarios y productores Declaración de vedas en fauna silvestre Control de especies de fauna perjudicial 100 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 2. Continuación Materia Federación Estado Municipios Dictaminación y autorización de programas de manejo forestal Definición de la política forestal estatal Definición de la política forestal municipal Zonificación de unidades de manejo forestal Asesoría y capacitación a productores Participación en la zonificación forestal estatal Dictaminación de cambios de uso de suelo en ambientes forestales Recursos forestales Prevención y combate de incendios Prevención y combate de incendios Participación en la prevención y combate de incendios Participación en la elaboración de programas forestales regionales Participación en la planeación y ejecución de la restauración de bienes y servicios ambientales Inventario nacional forestal y de suelos Elaboración del inventario estatal forestal y de suelos Elaboración de recomendaciones a la federación para el establecimiento de vedas forestales Delimitación e inventario de humedales Establecimiento y suspensión de vedas Aprovechamiento sustentable y control de la contaminación de aguas de jurisdicción municipal y aguas federales asignadas Delimitación de zonas de reserva en cuencas o acuíferos Prevención y control de la contaminación de aguas de jurisdicción estatal Ecosistemas acuáticos Decretos de uso ambiental del agua o gasto ecológico Títulos de concesión de aguas Títulos de descarga en aguas federales Declaración de zonas de veda hídrica Rescate de concesiones Contexto jurídico ambiental 101 Cuadro 2. Continuación Materia Federación Estado Municipios Delimitación de centros de origen y de diversidad genética Delimitación de zonas libres de organismos genéticamente modificados Organismos genéticamente modificados Permisos de liberación experimental de ogm Permisos de liberación piloto de ogm Permisos de liberación comercial de ogm Evaluación del riesgo por OGM Manejo de pastizales Establecimiento de criterios para asignar la carga animal Estudios para el manejo sustentadle de agostaderos Impacto ambiental Evaluación de actividades y proyectos reservados a la federación Evaluación de proyectos reservados al estado Evaluación de proyectos que implican cambios de uso del suelo Solicitudes de revocación de autorización para cambios de uso del suelo Sanidad vegetal Instrumentación del dispositivo nacional de emergencia de sanidad vegetal en contingencias sanitarias que afecten a los ecosistemas forestales Sanidad animal Aplicación de medidas zoosanitarias para enfermedades que afecten a poblaciones silvestres Formulación de la estrategia nacional de cambio climático Formulación del programa estatal de acción ante el cambio climático Instrumentación de acciones de adaptación y mitigación ante el cambio climático en materia de ordenamiento ecológico local y recursos naturales de su competencia Cambio climático Instrumentación de acciones de adaptación y mitigación ante el cambio climático en materia de preservación y aprovechamiento de recursos naturales Instrumentación de acciones de adaptación y mitigación ante el cambio climático en materia de preservación y aprovechamiento de ecosistemas, recursos naturales y ordenamiento territorial de asentamientos Fuente: elaboración propia. 102 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 3. Atribuciones de competencia federal que pueden ser transferidas al estado y municipios mediante convenios o acuerdos Ley Artículo Facultades Prevención y combate de incendios forestales Inspección y vigilancia forestal Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable 24 Control de plagas y enfermedades forestales (lgdfs) Cambio de uso del suelo en terrenos forestales Dictamen y autorización de planes de manejo forestal Evaluación del impacto ambiental de actividades forestales Ley de Gestión de Residuos (lgr) 12 y 13 Control de residuos peligrosos sujetos a un plan de manejo Autorización de microgeneradores de residuos peligrosos Ley de Aguas Nacionales (lan) 1 5 bis Formulación de programas hídricos en coordinación con organismos de cuenca Ley de Pesca y Acuacultura Sustentables (lpas) 11 Permisos de pesca deportiva y recreativa Ordenamiento territorial y sanidad de los desarrollos acuícolas Ley de Bioseguridad de Organismos 25 Monitoreo de riesgos por liberación de ogm Genéticamente Modificados (lbogm) Vigilancia del cumplimiento de la lbogm Autorización y supervisión de unidades de manejo para la conservación de la vida silvestre Control de poblaciones silvestres perjudiciales Aplicación de medidas sanitarias a la vida silvestre Ley General de Vida Silvestre (lgvs) 11 Aplicación de medidas relativas a hábitat críticos y áreas de refugio de especies acuáticas Promoción del trato digno a la vida silvestre Liberación de ejemplares silvestres, regulación de la caza y servicios relacionados Promover el desarrollo de mercados estatales de vida silvestre Promoción de proyectos de educación, capacitación e investigación sobre la vida silvestre Administración de anp federales Evaluación del impacto ambiental de actividades no reservadas a la federación Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (lgeepa) 11 Preservación de flora, fauna, suelo y recursos forestales Preservación de la zona federal en cuerpos de agua nacionales Inspección y vigilancia del cumplimiento de la lgeepa Fuente: elaboración propia. Contexto jurídico ambiental 103 Cuadro 4. Instrumentos para la gestión de la biodiversidad aplicables en la entidad Objetivo principal Instrumento Ley Artículos Decretos de áreas naturales protegidas federales LGEEPA 44 a 77 bis Decretos de áreas naturales protegidas estatales LGAS 41 a 53 Decretos de áreas de protección de competencia municipal Reglamentos municipales 38 a 45 en Canatlán, 27 a 40 en Durango, 31 a 44 en Gómez Palacio, 111 a 1 1 6 en Lerdo Zonificación de unidades de manejo forestal LGDFS 112 Identificación de áreas aptas para protección en oe lgeepa/lgas 19 a 20 bis 7/11 a 13 Protección Decretos de hábitat crítico para la fauna silvestre LGVS 63 y 64 Decretos de zonas de refugio para especies silvestres acuáticas LGVS 65 a 69 Delimitación de centros de origen y de diversidad genética LBOGM 86 a 88 Delimitación de zonas libres de organismos genéticamente modificados LBOGM 90 Delimitación de humedales LAN 86 bis 1 Delimitación de zonas de reserva en cuencas 0 acuíferos lan/la 38 a 43/216 a 224 Decretos de uso ambiental del agua 0 gasto ecológico LAN 15 Retribución y compensación por servicios ambientales lgdfs/ledfs/lgvs 138, 141/63/20 Planes de manejo de fauna y regulación de la caza en uma LGVS 9, 1 8 y 39 a 47 Programas de manejo forestal lgdfs/ledfs 73 a 1 00/ Estudios de manejo de agostaderos lgan/lpaz/ledfs 1 49 a 1 6/8/62 Dictaminación del impacto ambiental lgeepa/lgas 28 a 35 bis 3/1 7 a 23 Conservación Títulos de concesión de aguas lan/la 20 a 25 Títulos de descarga de aguas residuales lan/la 20 a 25/234 Permisos de liberación experimental de ogm LBOGM 42 a 49, 66 Permisos de liberación piloto de ogm LBOGM 50 a 54, 66 Permisos de liberación comercial de ogm LBOGM 55 a 59, 66 Evaluación del riesgo por ogm LBOGM 60 a 65 Declaración de zonas de veda hídrica lan/la 38 a 43/216 a 219 Manejo de Rescate de concesiones lan/la 29 bis 3 contingencias Declaración de vedas en poblaciones de fauna silvestre LGVS 71 Control de especies de fauna perjudicial LGVS 72 Restauración Declaratoria de zonas de restauración ecológica lgeepa/lgas 78 a 78 bis 1/54 Acrónimos de leyes estatales: la: Ley de Agua para el Estado de Durango; lgas: Ley de Gestión Ambiental Sustentable para el Estado de Durango; lpaz: Ley que Regula el Aprovechamiento Técnico de Pastizales. Fuente: elaboración propia. 104 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Los pdu son implementados por el estado y los mu¬ nicipios con base en la lgah y la lgdu, mientras que el oe se fundamenta en la lgeepa y su reglamento en la materia. Por otra parte, el proceso de formulación del oe apela al rigor científico, a la participación pública y la transparencia, mientras que los pdu pueden elabo¬ rarse sin soporte científico. REFERENCIAS Álvarez-Romero, J.G., R.A. Medellín, A. Oliveras de Ita et al. 2008. Animales exóticos en México: una amenaza para la biodiversidad. coNABio/Instituto de Ecología-UNAM/SEMARNAT, México. Congreso de la Unión. 1917. Constitución Política de los Estados Uni¬ dos Mexicanos. Publicada el 5 de febrero de 1917 en el Diario Oficial de la Federación. Última reforma publicada el 10 de julio de 2015. Congreso del Estado. 2010. Ley de Gestión Ambiental Sustentable para el Estado de Durango. Publicada el 24 de junio de 2010 en el Periódico Oficial del Estado. Última reforma publicada el íó de noviembre de 2014. Carmona, M.C. 2000. Derechos en relación con el medio ambiente. Cáma¬ ra de Diputados lviii Legislatura/uNAM, México. Cifuentes, M. y S. Cifuentes-López. 2012. El derecho constitucional a un medio ambiente adecuado en México. Revista electrónica de derecho ambiental Número 3. En: , última consul¬ ta: 25 de septiembre de 2012. Gutiérrez -Nájera, R. 1998. Introducción al estudio del derecho ambiental. Editorial Porrúa, México. saga. Secretaría de Agricultura y Ganadería. 1949. Decreto que declara zonas protectoras forestales y de repoblación las cuencas de ali¬ mentación de las obras de irrigación de los distritos nacionales de riego, y se establece una veda total e indefinida en los montes ubicados dentro de dichas cuencas. Publicado el 3 de agosto de 1949 en el Diario Oficial de la Federación. Texto vigente. sagarpa. Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación. 2007a. Ley General de Pesca y Acuacultura Sus- tentables. Publicada el 24 de julio de 2007 en el Diario Oficial de la Federación. Última reforma publicada el 4 de junio de 2015. — . 2007b. Ley Federal de Sanidad Animal. Publicada el 25 de julio de 2007 en el Diario Oficial de la Federación. Última reforma publi¬ cada el 7 de junio de 2012. sarh. Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos. 1992. Ley de Aguas Nacionales. Publicada el 1 de diciembre de 1992 en el Dia¬ rio Oficial de la Federación. Última reforma publicada el 24 de marzo de 2016. Schroeder, R.L., R.A. Medellín, O. Ramírez Flores y A. Rojo Curiel. 2009. La importancia de los objetivos de hábitat en los planes de manejo de las unidades de manejo para la conservación de la vida silvestre (uma). Investigación ambiental 2:136-142. sedesol. Secretaría de Desarrollo Social. 1993. Ley General de Asenta¬ mientos Humanos. Publicada el 21 de julio de 1993 en el Diario Oficial de la Federación. Última reforma publicada el 24 de enero de 2014. sedue. Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología. 1988. Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente. Publicada el 28 de enero de 1988 en el Diario Oficial de la Federación. Última reforma publicada el 13 de mayo de 2016. semarnat. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. 2000. Ley General de Vida Silvestre. Publicada el 3 de julio de 2000 en el Diario Oficial de la Federación. Última reforma publicada el 19 de diciembre de 2016. — . 2002. Acuerdo por el que se recategorizan como áreas de protec¬ ción de recursos naturales, los territorios a que se refiere el De¬ creto Presidencial de fecha 8 de junio de 1949, publicado el 3 de agosto del mismo año. Publicado el 7 de noviembre de 2002 en el Diario Oficial de la Federación. Texto vigente. — . 2003. Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable. Publicada el 25 de febrero de 2003 en el Diario Oficial de la Federación. Úl¬ tima reforma publicada el 10 de mayo de 2016. — . 2012. Ley General de Cambio Climático. Publicada el 6 de junio de 2012 en el Diario Oficial de la Federación. Última reforma publi¬ cada el 1 de junio de 2016. semip. Secretaría de Energía, Minas e Industria Paraestatal. 1992. Ley Minera. Publicada el 26 de junio de 1992 en el Diario Oficial de la Federación. Última reforma publicada el 11 de agosto de 2014. ss. Secretaría de Salud. 2005. Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados. Publicada el 18 de marzo de 2005 en el Diario Oficial de la Federación. Texto vigente. Contexto jurídico ambiental 105 Marco jurídico ambiental * » • * estatal y municipal Brenda Fabiola Chávez Bermúdez INTRODUCCIÓN El presente capítulo tiene como propósito mostrar al lector las diversas leyes con que cuenta Durango para la protección de su diversidad biológica. Dentro del mismo, se realiza un análisis de este conjunto de nor¬ mas específicas sobre biodiversidad, donde se identifican las bondades y áreas de oportunidad para mejorarlas, todo con el fin de lograr un marco jurídico adecuado que permita la protección oportuna de la riqueza natu¬ ral de la entidad. La entidad posee cifras importantes de diversidad biológica, por lo que se requiere de una protección es¬ pecial y empatarla con un desarrollo económico soste- nible, a través de la legislación adecuada y políticas públicas eficientes. Asimismo, requiere de un banco de datos sobre la biodiversidad existente en el territorio que permita conocer y ubicar las especies, sus posibles riesgos y peligros, no sólo para actuar en la reparación de los daños, sino para prevenirlos. Para ello, se realiza un análisis que va de lo general a lo particular, refiriendo en primer lugar los artículos de la Constitución federal que establecen un medio ambiente sano como un derecho fundamental, para luego seguir con la legislación federal, es decir, la que se aplica para todo el territorio nacional, para saber de qué trata cada una de ellas. Posteriormente, se desarro¬ llan comentarios específicos de las leyes que se aplican en esta entidad y se finaliza con una exposición general de las normas que le corresponden al municipio de Durango. EL DERECHO A UN MEDIO AMBIENTE SANO Y LEGISLACIÓN FEDERAL Y ESTATAL El derecho al medio ambiente es un derecho humano establecido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (Congreso de la Unión 1917). La Cons¬ titución Política del Estado Libre y Soberano de Durango ubica dentro del capítulo “De los derechos económicos, sociales y culturales”, en el artículo 26, el derecho al medio ambiente, y establece que “las personas tienen derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para su desarrollo, así como la obligación de conser¬ varlo”. Asimismo enumera una serie de compromisos de las autoridades sobre la preservación de recursos na¬ turales y el uso de tecnologías limpias, comprometien¬ do también al sector privado, a la vez que impone la importante obligación de restaurar el ecosistema da¬ ñado (Congreso del Estado 1917). Esto se estableció con motivo de una reforma integral a la Constitución. No obstante, nada se expresa respecto a las acciones pro¬ cesales para defender este derecho. La Constitución federal establece en el artículo 17 las acciones colectivas y faculta a los jueces federales para conocer sobre los procedimientos y mecanismos respectivos, las cuales son muy importantes para deman¬ dar un daño ambiental; explica Gidi (2004): “se trata de la acción promovida por un representante (legitimación colectiva), para proteger el derecho que pertenece a un grupo de personas (objeto del litigio), y cuya sentencia obligará al grupo como un todo (cosa juzgada)”. Estas acciones permiten la defensa de derechos de per¬ tenencia colectiva, como el derecho al medio ambiente, donde hay una gran cantidad de personas afectadas, o bien, el afectado es un elemento del medio ambiente. El hecho de que se regulen las acciones colectivas permitirá, por ejemplo, que un grupo de vecinos o una organiza¬ ción no gubernamental (ong) en defensa del medio ambiente, inicie un juicio de responsabilidad por la con¬ taminación de un río, por la tala ilegal de un bosque, por pérdida de especies, etc., para que se obligue a quien cau¬ só el daño a repararlo o a otorgar una indemnización. De este modo, se ve la importancia que para la de¬ fensa del medio ambiente tienen estas acciones que sólo están a nivel federal, por lo que sería muy benéfi¬ co que el estado también contara con estos medios de defensa de acuerdo con sus facultades. Chávez Bermúdez, B.F. 2017. Marco jurídico ambiental estatal y municipal. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado. conabio, México, pp. 105-110. 10Ó La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado La legislación del estado en materia de biodiversi¬ dad debe ser acorde a lo que disponga la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (cpeum) y las leyes federales; asimismo, se debe tomar en cuenta lo que establezcan los tratados internacionales de los que México es parte. De este modo, tanto la Constitución federal como la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (lgeepa) establecen las fa¬ cultades que le corresponden al estado y a los munici¬ pios, esto es, en qué puede o no intervenir, tratándose de la preservación y restauración del equilibrio ecoló¬ gico y la protección al ambiente (sedue 1988). Por su parte, la ley que se encarga del aprovecha¬ miento de los bosques y en general de los recursos fores¬ tales y el suelo, es la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable, y en ella se dice qué le corresponde hacer a los estados y municipios en esta materia. Ahora bien, de acuerdo a las facultades establecidas en la lgeepa, y en el artículo 73, fracción xxix inciso G de la Constitución, los estados pueden hacer las leyes que estimen convenientes para atender la problemática ambiental y de sustentabilidad que ocurra en su área. De este modo, se han elaborado una diversidad de leyes en torno a la protección del medio ambiente, entre ellas, la Ley de Agua; de Cambio Climático; de Desarrollo Fo¬ restal Sustentable; de Bienestar Animal para la Susten¬ tabilidad; el Código Penal para el Estado de Durango, que contempla los delitos contra la gestión ambiental; así como la Ley para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos. Cabe mencionar con respecto a esta última, que sólo contempla los residuos no peligrosos en virtud de que los peligrosos son de exclusiva facul¬ tad de la federación. A continuación se exponen las leyes estatales que tie¬ nen relación directa con la protección de la biodiversidad. LEY DE GESTIÓN AMBIENTAL SUSTENTABLE PARA EL ESTADO DE DURANGO Durango cuenta con esta ley que trata directamente y de manera general sobre el medio ambiente. Fue ex¬ pedida en el año 2010 dejando sin efecto la Ley Estatal del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente del Estado de Durango. En ella se establecen las facultades del estado y sus municipios. El objeto de esta ley es propiciar el desarrollo sus¬ tentable, entendido como “el proceso evaluable mediante criterios ambientales, económicos y sociales, cuyo pro¬ pósito es optimizar la productividad de las personas y mejorar su calidad de vida, sin comprometer la satis¬ facción de las necesidades futuras”, como la misma ley lo define en la fracción xiv del artículo 2. Sin embargo, esta definición muestra una visión antropocéntrica, que no se refleja en la totalidad de la ley, esto es que sólo se centra en el ser humano, lo que es incorrecto porque no sólo se tiene que preservar el medio ambiente para su beneficio, sino también para el de los elementos natura¬ les en su conjunto. Un desarrollo sustentable también incluye la preservación y restauración del equilibrio ecológico y la protección al ambiente en su totalidad, que por fortuna sí se incluyen en el contenido de la ley (Congreso del Estado 2010a). El título central de esta ley es la gestión ambiental; sin embargo, en el artículo 2 no incluye qué se entiende por este concepto, aunque sí le dedica el título sexto, deno¬ minándolo “Gestión Ambiental y Participación Social”. Para comprender mejor esta ley, se considera ade¬ cuada la definición que manifiesta Raúl Brañes: “la ges¬ tión ambiental es el conjunto de actividades humanas que tiene por objeto el ordenamiento del ambiente. Sus componentes principales son la política, el derecho y la administración ambientales” (Brañes 2000). Para la protección de la biodiversidad, esta ley estable¬ ce una serie de lincamientos para declarar áreas natura¬ les protegidas y zonas de restauración; las primeras son aquellas porciones de territorio cuyas condiciones am¬ bientales no han sido alteradas de manera importante por el ser humano o aquellas que requieran ser preserva¬ das; las segundas son áreas con graves daños que deben ser restauradas para recuperar sus procesos naturales. Con el fin proteger la biodiversidad de estas zonas, la autoridad ambiental establece prohibiciones como: “verter o descargar contaminantes en el suelo, subsuelo y cualquier clase de cauce o acuífero, así como desa¬ rrollar cualquier actividad contaminante; interrumpir, rellenar, desecar o desviar los flujos hidráulicos; realizar actividades cinegéticas o de explotación y aprovecha¬ miento de especies de flora y fauna silvestres” (Gómez- Sánchez 2004). Así también, con el propósito de preservar y aprove¬ char de manera sustentable la flora y fauna silvestre, se pueden establecer zonas de veda, las cuales tienen como finalidad la preservación, repoblación, propagación, distri¬ bución, aclimatación o refugio de especies amenazadas, en peligro de extinción o sujetas a protección especial. Dentro del título séptimo se incluye en el capítulo m la responsabilidad por daño ambiental, lo cual es muy importante para la protección del medio ambiente, por- Contexto jurídico ambiental 107 que de este modo se obliga a la persona o industria que ocasiona un daño a que lo repare y, cuando no sea posible, otorgue una indemnización; así, la empresa que vierte químicos a un río y lo contamina estará obligada a em¬ plear las medidas adecuadas para dejarlo en las condi¬ ciones que tenía antes de que lo dañara con su actividad. También se establece que la responsabilidad por daño ambiental es independiente de las multas y de la responsabilidad penal, y para hacerla efectiva se debe¬ rá recurrir al Código de Justicia Administrativa vigen¬ te para el estado; sin embargo, aquí se percibe un error porque no existe este código, lo correcto debe ser la Ley de Justicia Fiscal y Administrativa del estado de Durango (Congreso del Estado 2010b). De igual manera, se establece que la Secretaría de Recursos Naturales y Medio Ambiente (sRNyMA) y los ayuntamientos tendrán la facultad para exigir la repa¬ ración del daño ambiental; sin embargo, es preferible que cualquier persona que pertenezca a la comunidad afectada o una asociación que actúe en defensa del me¬ dio ambiente pueda exigir esa reparación. Asimismo, se dice que la acción para demandar la responsabilidad prescribe, es decir, se termina, en un plazo de cinco años, pero establece la condición de que empezará a correr ese plazo después de que hayan cesado los efectos del daño en cuestión, y hay casos en que los efectos son permanentes, no cesan nunca; por ejemplo, piénsese en una zona boscosa que alojaba a los últimos ejemplares de una especie de mamífero y es incendiada, extinguién¬ dose la especie, pues los efectos del daño será la extin¬ ción del ejemplar y no cesarán. Por otra parte, aquí existe un problema ya que “los daños ocasionados al medio ambiente no siempre son consecuencia de una acción localizada en un único punto temporal, sino que muchas veces se trata de consecuencias derivadas de todo un proceso dilatado en el tiempo, presentando así las características de continuidad, permanencia y progresividad” (González- Márquez 2003), por lo que no es viable establecer un plazo a partir de que cesen los efectos del daño, sino “partiendo del principio de que en todo caso que la pres¬ cripción no puede contabilizarse sino a partir de que el daño se ha manifestado en forma evidente” (González- Márquez 2003). Asimismo, la autoridad no debe esperar a que los da¬ ños se produzcan, porque para el cuidado del medio am¬ biente es mejor la prevención, por ello debe actuar en defensa del ambiente antes de que los daños sean con¬ sumados, siempre que se conozca que exista un riesgo. El tema de la responsabilidad por daño ambiental es complejo, requiere de ciertas precisiones no contem¬ pladas aún en la ley ambiental estatal. Tampoco se cuenta con un reglamento o una ley propiamente de responsabilidad ambiental que precise sus caracterís¬ ticas especiales, como el alcance de un daño ambiental, los efectos de la sentencia, la manera como se van a valorar los elementos naturales dañados para determi¬ nar el monto de la indemnización, entre otras. En general, esta ley tiende hacia un desarrollo sus- tentable, que permite aprovechar los recursos naturales necesarios para la subsistencia humana, pero también les otorga protección de manera que se permita su rege¬ neración y continuidad, además de establecer la función del estado en la ordenación del ambiente, al mismo tiem¬ po que genera compromisos para la sociedad civil. La ley que se acaba de analizar es la que se encarga de la protección del medio ambiente como un todo, pero existen otras de carácter sectorial, esto es, leyes que se encargan de un elemento del medio ambiente en parti¬ cular, como ley de aguas, de recurso forestal, de sanidad animal y otras. El problema que existe con este tipo de leyes es que “regulan cada uno de estos elementos ambien¬ tales, sin considerar, por lo general, las relaciones que existen entre ellos y con otros elementos ambientales; este enfoque no sólo es insuficiente para una apropiada protección del ambiente, sino que propicia la existencia de contradicciones dentro del mismo sistema” (Brañes 2000); por tanto, deben ser atendidos de manera integral para que sea mayor el beneficio, tomando en cuenta los procesos de interacción que pueden existir con los demás elementos. Enseguida se analizarán algunas de esas le¬ yes sectoriales referentes a la biodiversidad en la entidad. LEY DE DESARROLLO FORESTAL SUSTENTABLE DEL ESTADO DE DURANGO Durango es uno de los estados con mayor superficie forestal en el país; sin embargo, presenta altas tasas de deforestación y de destrucción por incendios y plagas, por lo que es indispensable contar con una normativa adecuada que además de permitir el aprovechamiento correcto de los recursos, les brinde la protección nece¬ saria para su preservación y regeneración, por la can¬ tidad de bienes y servicios ambientales que se obtienen de ellos, además de contemplar medidas efectivas para el combate a incendios forestales. Para ello, el estado cuen¬ ta con la Ley de Desarrollo Forestal Sustentable, que considera de utilidad pública la conservación, protección y restauración de los ecosistemas forestales (art. 3). io8 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Enuncia las atribuciones que corresponden al estado por conducto de la Secretaría de Recursos Naturales y Medio Ambiente, entre las que se encuentran: proteger las cuencas, cauces de los ríos y los sistemas de drena¬ je natural, así como prevenir y controlar la erosión de los suelos procurando su restauración; llevar a cabo ac¬ ciones de prevención y combate de incendios foresta¬ les; integrar un registro estatal forestal y un sistema estatal de información forestal, que es muy importante para conocer la superficie forestal con la que se cuenta y el grado de deterioro a efectos de establecer zonas de veda y programas de restauración (Congreso del Estado 2004). Enseguida se establece la política que deberá desa¬ rrollar el estado en materia forestal, la cual tiene que ver con planeación del desarrollo forestal, integrar un sistema estatal de información forestal, el inventario forestal y de suelos, la zonificación forestal y el regis¬ tro estatal forestal. Dentro de ellos, es muy importante que continuamente se actualice el sistema estatal de información forestal y que participen los municipios en su elaboración, para conocer la cantidad de superfi¬ cie forestal, los posibles daños, etc., para facilitar su administración y cuidado. En el título cuarto: “del manejo y aprovechamiento sustentable de los recursos forestales”, se establecen los requisitos que deben cumplir los prestadores de servicios técnicos forestales, quienes son responsables de elaborar los programas de manejo forestal para que se haga un aprovechamiento adecuado de los recursos y no se afecten (Congreso del Estado 2004). En este título es de resaltar lo referente a la certificación fores¬ tal, que es preciso fomentar con organismos serios e imparciales de modo que obliguen a los titulares de un aprovechamiento y a los prestadores de servicios téc¬ nicos forestales a que efectúen una labor de aprove¬ chamiento con la técnica adecuada, permitiendo la preservación del recurso forestal, de tal manera que la materia prima obtenida tenga el sello de certifica¬ ción para ser puesta a la venta. Para mejorar el contenido de esta ley se precisa legis¬ lar en torno a las atribuciones que tiene el estado, porque no está elaborada de acuerdo con las facultades que la lgeepa le otorga, sino que resulta una copia de la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable (semarnat 2003). Sus artículos sólo son efectivos cuando exista convenio con la Federación, por lo que hace falta ma¬ yor descentralización para obtener la total administra¬ ción de sus recursos naturales forestales dentro de su territorio, ya que las sanciones ante las infracciones que se cometan las aplica la Secretaría Federal y no existe un organismo estatal que se encargue de ello (Encinas-Elizarrarás 2012). LEY DE AGUA PARA EL ESTADO DE DURANGO Esta ley tiene por objeto, entre otros, la administración y conservación de las aguas de jurisdicción estatal. La autoridad y administración corresponden al Ejecutivo del estado a través de la Comisión del Agua del estado, que tiene, entre otras facultades, la importante tarea de “promover y fomentar el uso eficiente y preservación del agua, y la creación de una cultura del agua como recurso escaso y vital” (Congreso del Estado 2005): para ello, dedica todo un capítulo donde se promueve la co¬ participación del estado, los municipios, las instituciones de educación superior y las organizaciones no guber¬ namentales, además de prever programas para imple- mentar la materia de cultura y uso eficiente del agua en la educación básica. Asimismo, se señala una serie de infracciones entre las cuales cabe destacar: arrojar o depositar basura, sus¬ tancias tóxicas peligrosas y lodos provenientes de los procesos de tratamiento de aguas residuales en cauces y vasos estatales; desperdiciar el agua ostensiblemente o no cumplir con los requisitos, las normas y condiciones de uso eficiente del agua. Esas infracciones se sancio¬ nan con multas desde 100 hasta 10 000 días de salario mínimo vigente en la entidad, dependiendo de la in¬ fracción cometida, además de la suspensión total del servicio de agua potable, cancelación de tomas clandes¬ tinas, clausura o suspensión del permiso de descarga de aguas residuales. LEGISLACIÓN MUNICIPAL Durango, en su distribución territorial, cuenta con 39 mu¬ nicipios, los cuales tienen facultades para elaborar sus propias leyes de acuerdo con lo establecido en el artícu¬ lo 73 de la Constitución dentro del sistema de distribu¬ ción de competencias (Congreso de la Unión 1917). Las leyes en materia de protección al medio ambiente, de preservación y restauración del equilibrio ecológico, las pueden hacer constituyendo algunas normas, en su bando de policía y buen gobierno, o estableciéndolas en alguna ley o reglamento específico. El municipio es el ámbito de gobierno más cercano a la población, por lo que es deseable que cada uno cuente con un reglamento de protección ambiental; sin embargo, sólo cinco municipios poseen un reglamento de este tipo: Contexto jurídico ambiental 109 1. Canatlán: Reglamento de Protección Ambiental y Eco¬ logía. 2. Durango: Reglamento de Protección Ambiental (Ayun¬ tamiento del municipio de Durango 2014). 3. Gómez Palacio: Reglamento de Desarrollo Sustenta- ble y Protección al Ambiente. 4. Lerdo: Reglamento de Protección al Medio Ambiente. 5. Ocampo: Reglamento de Protección a los Animales. Cabe mencionar que los municipios de Santiago Pa- pasquiaro, Nuevo Ideal, Coneto de Comonfort, San Juan del Río y El Oro publicarán próximamente un reglamen¬ to regional cuyo objetivo será regular la protección del sitio Ramsar laguna de Santiaguillo. Compete aplicar el reglamento al Ayuntamiento, al presidente municipal y a la Dirección Municipal de Sa¬ lud Pública y Medio Ambiente. Entre sus facultades se encuentran: preservar, conservar y restaurar el ambien¬ te en áreas o zonas de jurisdicción municipal; la pre¬ vención y control de la contaminación del suelo en áreas o zonas de su territorio; integrar y mantener actua¬ lizado un inventario de fuentes fijas de contaminación; implementar y operar sistemas de tratamiento de aguas residuales y de monitoreo ambiental, y la regulación del manejo y disposición final de los residuos sólidos. El título ni de este reglamento está dedicado a la biodi- versidad del municipio, en el que se establecen medidas de protección de las áreas naturales protegidas a su cargo como parques ecológicos, monumentos natura¬ les o áreas de protección hidrológica. CONCLUSIONES Del análisis de la normativa encargada de regular la bio- diversidad en el estado, se concluye que se precisa mayor vigilancia para que las leyes se cumplan, e incentivar a través de campañas de información y sensibilización al ciudadano sobre el cuidado de la biodiversidad y que se cumplan puntualmente las sanciones que marca la ley. Los apercibimientos, las multas, los juicios o pro¬ cedimientos de responsabilidad por daño ambiental, la determinación de responsabilidad penal, son elemen¬ tos persuasivos, esto es, al ser aplicados a todas las personas que dañan el ambiente, los demás habitantes tendrán más cuidado al realizar sus actividades, toman¬ do conciencia para evitar producir un daño. Durango debe seguir construyendo su marco jurídi¬ co estatal y municipal, así como su estricta aplicación, ya que hay diversas cuestiones trascendentales para el medio ambiente que aún no existen en la práctica, como ocurre con lo establecido en la ley estatal ambiental acerca de los sistemas de información sobre biodiversi¬ dad y sobre información ambiental y forestal, que ape¬ nas están en construcción, así como un Consejo Estatal para el Desarrollo Sustentable y la Comisión Estatal de Ecología, que no se han creado. Es necesario revisar cuidadosamente lo referente a la responsabilidad por daño ambiental a efecto de contar con procedimientos más eficaces que el procedimiento administrativo, que no cuenta con medios suficientes para hacer cumplir las sentencias, ni se precisan las par¬ ticularidades de los daños ambientales. Asimismo, con¬ viene a Durango la creación de un fondo ambiental que reúna los recursos provenientes de las multas por infrac¬ ciones a la ley ambiental, por los ingresos producto de otorgamiento de permisos, autorizaciones y licencias en materia de flora y fauna, indemnizaciones por respon¬ sabilidad ambiental, donaciones de particulares, entre otros, con el fin de contar con el patrimonio adecuado para preservar y restaurar los elementos naturales, así como realizar investigación y difundir la cultura y educa¬ ción ambientales, ya que generalmente las secretarías de medio ambiente tienen un presupuesto pequeño que limita la posibilidad de hacer frente a la problemᬠtica ambiental. Instituir este fondo daría mayor segu¬ ridad ante el tratamiento de los daños ambientales. REFERENCIAS Ayuntamiento del municipio de Durango. 2014. Reglamento de Pro¬ tección Ambiental del municipio de Durango. Gaceta municipal. Tomo xxxviii. No. 328. 19 de diciembre de 2014. Brañes, R. 2000. Manual de derecho ambiental mexicano. Fondo de Cul¬ tura Económica, México. Congreso de la Unión. 1917. Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Publicada el 5 de febrero de 1917 en el Diario Oficial de la Federación. Última reforma publicada el 10 de julio de 2015. Congreso del Estado. 1917. Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Durango. Publicada el 1 de noviembre de 1917 en el Periódico Oficial del Estado. Última reforma publicada el 20 de agosto de 2015. — . 2004. Ley de Desarrollo Forestal Sustentable del Estado de Duran¬ go. Publicada el 13 de junio de 2004 en el Periódico Oficial del Estado. Última reforma publicada el 20 de septiembre de 2015. — . 2005. Ley de Agua para el Estado de Durango. Publicada el 7 de julio de 2005 en el Periódico Oficial del Estado. Última reforma publicada el 5 de marzo de 2015. — . 2010a. Ley de Gestión Ambiental Sustentable para el Estado de Durango. Publicada el 24 de junio de 2010 en el Periódico Oficial del Estado. Última reforma publicada el íó de noviembre de 2014. 110 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado — . 2010b. Ley de Justicia Fiscal y Administrativa del Estado de Du¬ rango. Publicada el 23 de diciembre de 2010 en el Periódico Oficial del Estado. Última reforma publicada el 20 de septiembre de 2015. Encinas-Elizarrarás, S. 2012. Investigador en Instituto de Investigacio¬ nes Jurídicas de la Universidad Juárez del Estado de Durango Co¬ municación personal, noviembre. Gidi, A. 2004. Las acciones colectivas y de tutela de los derechos difusos, co¬ lectivos e individuales en Brasil. Instituto de Investigaciones Jurídicas- UNAM, México. Gómez-Sánchez, N. 2004. Derecho ambiental. Porrúa, México. González-Márquez, J. 2003. La responsabilidad por el daño ambiental en América Latina, pnuma, México. sedue. Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología. 1988. Ley General de Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente. Publicada el 28 de enero de 1988 en el Diario Oficial de la Federación. Última reforma publicada el 13 de mayo de 2016. semarnat. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. 2003. Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable. Publicada el 25 de febrero de 2003 en el Diario Oficial de la Federación. Última reforma publicada el 10 de mayo de 2016. Instrumentos y políticas públicas para ¡a gestión, protección • t y conservación I Ordenamiento ecológico del territorio 2 Modelo de aptitud para la conservación del municipio de Lerdo 3 Caracterización de las unidades de manejo para la conservación de la vida silvestre 4 Áreas naturales protegidas Identificación de los vacíos y omisiones en conservación de la biodiversidad 113 Resumen ejecutivo Laura Isabel Rentería Arríela y César Cantú Ayala Los instrumentos de la política pública en Durango tie¬ nen como meta la conservación y aprovechamiento de la biodiversidad para asegurar la provisión de servicios ambientales para la sociedad, considerando en su ges¬ tión los aspectos ambientales, sociales y económicos. En esta sección se analizan los siguientes instrumentos de la entidad: el ordenamiento ecológico (oe), un estu¬ dio de caso sobre el modelo de aptitud para la conser¬ vación del municipio de Lerdo (macl), las unidades de manejo para la conservación de la vida silvestre (uma), las áreas naturales protegidas (anp) y la identificación de los vacíos y omisiones de conservación de la biodi¬ versidad (vocb). ORDENAMIENTO ECOLOGICO (oe) En el oe se busca optimizar el uso sos- tenible del territorio y tiene entre sus objetivos inducir la distribución óptima de las actividades de los principales sec¬ tores productivos reconocidos en la enti¬ dad (agricultura de temporal y de riego, ganadería extensiva, forestal maderable y no maderable, y servicios ambientales) con base en la aptitud óptima del suelo. La ganadería es la principal actividad _ que se identifica como problema en el oe y se realiza prácticamente en todo el te¬ rritorio estatal, representando el principal ejemplo de las consecuencias negativas previsibles por realizar y fomentar actividades en sitios no aptos para tal actividad. Las políticas de gestión ambiental del estado comprenden la incorporación gradual de todos los municipios al esquema del oe, con el fin de conservar la biodiversidad estatal y contribuir a la disminución del impacto ambiental generado por las actividades pro¬ ductivas. Actualmente, se cuenta con los programas locales de oe para los municipios de Durango, Gómez Palacio, Lerdo y Santiago Papasquiaro. El oe significa, sin duda, la gran oportunidad de articular los diversos pro¬ gramas de los órdenes de gobierno en un sentido de trans- versalidad hacia el anhelado desarrollo sustentable. UNIDADES DE MANEJO PARA LA CONSERVACIÓN DE LA VIDA SILVESTRE (uma) Las uma constituyen un importante instrumento de gestión ambiental para dar certidumbre legal a la apro¬ piación de la fauna silvestre del estado. Los predios registrados como uma se concentran en la región de la Sierra Madre Occidental y específicamente en el mu¬ nicipio de Durango. Los grupos y especies principales de fauna son el venado cola blanca y bura ( Odocoileus virginianus y O. hemionus), el guajolote silvestre ( Me - leagris gallopavo), las aves acuáticas ( Anser spp., Anas spp., Aythya spp., Oxyura spp., Bucephala spp. y Grus canadensis ) y las palomas huilota y alas blancas ( Zenaida macroura y Z. asiatica). Después de 15 años de aplica¬ ción en el estado, su efectividad como instrumento de conservación no ha sido evaluada objetivamente, y su crecimiento y distribución no es uniforme, sino que parecen estar determinados por el tipo de ecosistema, por el acceso desde zonas urbanas e incluso por la dis¬ ponibilidad de subsidios gubernamentales otorgados. De esta forma, 70% de las uma se ubican en zonas con Rentería-Arrieta, L.I. y C. Cantú-Ayala. 2017. Resumen ejecutivo. Instrumentos y políticas públicas para la gestión, protección y conservación. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 113-114. 114 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado actividades forestales maderables de los municipios de Durango, Canatlán, San Dimas, Santiago Papasquiaro y Mezquita! Las uma se han convertido en la entidad en una figura exitosa por el número de predios y superfi¬ cie incorporados, y se pueden caracterizar como un sector en crecimiento, complementario a las activida¬ des forestales tradicionales; a pesar de lo anterior, la conservación de biodiversidad en el estado mediante este instrumento aún es cuestionable. ÁREAS NATURALES PROTEGIDAS (anp) Las anp son reconocidas globalmente como uno de los instrumentos legales de conservación de la biodiversidad más importantes. Durango destaca internacionalmente por haber decretado en la década de 1970 las primeras dos reservas de la biosfera (rb) de Latinoamérica: Ma- pimí y Michilía. En el 2016, Durango cuenta con siete anp decretadas con un total de 876 036 ha, equivalen¬ tes a 7.1% de su territorio. Entre ellas, tres áreas de protección de recursos naturales: la Cuenca Alimenta- dora de Distrito Nacional de Riego 043 Estado de Na- yarit, Cuenca Alimentadora de Distrito Nacional de Riego 075 Río Fuerte y la Quebrada de Santa Bárbara; así como dos parques estatales: El Tecuán y el Cañón de Fernández. Las actuales anp de Durango son insu¬ ficientes para proteger su patrimonio biológico natural, por lo que es necesario considerar que en la entidad falta aún mucho para lograr alcanzar la meta estable¬ cida a nivel global; específicamente las Metas de Aichi, donde en la meta 11 se establece proteger al menos 17% de los ecosistemas representativos del planeta para conservar adecuadamente su biodiversidad. No obstante que en los últimos años se han realizado importantes esfuerzos de conservación en México y Du¬ rango, a través del decreto de un significativo número de anp, estos resultan insuficientes ante el gran reto de pro¬ teger su compleja biodiversidad. Menos de 10% del territorio duranguense se protege con las anp; debido a ello, en esta sección se realizan propuestas para cubrir vacíos y omisiones de conserva¬ ción en el estado. Estas propuestas contribuirían a pro¬ teger al menos 17% de la superficie estatal, y de esta forma alcanzar lo previsto en la meta 11 de Aichi. No obstante, se requiere realizar más estudios para identificar los sitios que deben incorporarse como anp para asegurar la conservación del patrimonio natural del estado. Por otra parte, se debe revisar la actual capacidad de gestión de las autoridades de los tres órdenes de go¬ bierno para el manejo de la red de anp, analizando la infraestructura disponible, presupuesto y recursos huma¬ nos asignados a cada una, respecto a sus necesidades reales para lograr la conservación de su biodiversidad. Instrumentos y políticas públicas para la gestión, protección y conservación 115 Ordenamiento . , . eCOlOgtCO del territorio Adán Alvarez Haros INTRODUCCIÓN El ordenamiento ecológico (oe) es un instrumento de planeación y uso del territorio; su importancia radica en que, junto con las características sociales, ambien¬ tales y económicas del estado, delinea las principales políticas de uso de suelo que regulan el territorio es¬ tatal bajo un sentido sustentable (Gobierno del Estado de Durango 2008a). La metodología general del oe consiste en caracteri¬ zar los componentes ambientales físicos, biológicos y sociales, y diagnosticar su condición con base en los diferentes tipos de uso antrópico a los que están someti¬ dos, para posteriormente desarrollar modelos de inte¬ gración y evaluación que den como resultado una visión de la interacción de dichos componentes, y per¬ mitan una valoración de la aptitud del terreno para los diferentes usos. La interacción mencionada se mani¬ fiesta en la ocupación y transformación del territorio, y es allí en donde se produce el impacto de las activi¬ dades humanas (semarnat 2006). El oe se fundamenta en los artículos 1 al 10; capí¬ tulo 11, artículo 11 de la Ley de Gestión Ambiental Sustentable para el Estado de Durango (Congreso del Estado 2010), y en las leyes y reglamentos federales res¬ pectivos. Constituido como una de las principales políticas nacionales de regulación ambiental y de uso del suelo, el oe se formalizó en la entidad con la realización del estudio técnico para el ordenamiento ecológico del esta¬ do de Durango, y su posterior decreto publicado el 21 de diciembre de 2008 en el Periódico Oficial del Estado (poe) (Gobierno de Estado de Durango 2008b). El pro¬ grama respectivo se dio a conocer un año después (Go¬ bierno del Estado de Durango 2009). Como resultado de la revisión en su implementación, se desarrolló al interior del Comité para el oe estatal la propuesta para la modificación del decreto correspondiente, con el ob¬ jeto central de acotarla en su alcance correcto y obliga¬ do a su observancia (Gobierno del Estado de Durango 2010) . El programa de ordenamiento modificado se publicó en el 2011 (Gobierno del Estado de Durango 2011) . IMPORTANCIA DEL ORDENAMIENTO ECOLÓGICO El oe tiene entre sus objetivos inducir o regular de una manera óptima el uso del suelo y las actividades produc¬ tivas de los diversos sectores de la entidad (agricultura de temporal y de riego, ganadería extensiva, forestal maderable, no maderable y servicios ambientales), en los sitios de mayor aptitud para realizar dichas activi¬ dades. De tal forma, se maximiza el consenso de distri¬ bución de actividades entre los representantes de estos sectores y se minimiza el conflicto entre sectores por el mismo territorio para el desarrollo de las activida¬ des, incluidas las dedicadas a las conservación. Las políticas de gestión ambiental del estado com¬ prenden la incorporación gradual de todos los muni¬ cipios al esquema del oe, con el fin de conservar la biodiversidad estatal y contribuir a la disminución del impacto ambiental generado por las actividades pro¬ ductivas. En el estado, se han decretado programas de ordenamiento ecológico territoriales locales, los que por su importancia económica y ambiental se centran en los municipios de Durango, Gómez Palacio, Lerdo y Santiago Papasquiaro (cuadro 1). POLÍTICAS DEL ORDENAMIENTO ECOLÓGICO Las políticas del oe estatal, en consideración a su esca¬ la 1:250 000 (figura 1), se consideran indicativas, y están dirigidas fundamentalmente a las entidades de gobierno. Su propósito es generar y promover políticas de uso del territorio bajo los principios del desarrollo sustentable, Alvarez-Haros, A. 2017. Ordenamiento ecológico del territorio. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 115-118. lió La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 1. Municipios con programas de ordenamientos ecológicos locales Municipio Superficie (ha) Población (habitantes) Problemática principal a resolver • Deterioro del recurso forestal _ __r 0_ • Descenso en la productividad de los suelos & • Acuiferos en una condición de alta vulnerabilidad • Sobrepastoreo Gómez Palacio 108276.00 327985 • Concentración de actividades económicas y de infraestructura de servicios de la entidad • Demanda de agua en aumento por los sectores agrícola, pecuario e industrial • Deterioro de la calidad del aire en los centros urbanos • Deficiente manejo de residuos sólidos • Disminución en cantidad y calidad de agua • Aumento en la densidad de población Lerdo 210545.80 141 043 • Incremento en la generación de residuos de manejo especial (agropecuario y de la construcción) • Abatimiento de acuíferos Santiago Papasquiaro 639876.89 44966 • Presión de la minería sobre la conservación de áreas naturales • Cambios de uso de suelo que implican pérdida de superficie de bosque Fuente: Gobierno del Estado de Durango 2013a, b, c, d. esto es, que generen desarrollo económico, equidad so¬ cial y equilibrio ambiental. Estas políticas ambientales generales se clasifican en aprovechamiento, conserva¬ ción, protección y restauración, y deberán orientar el uso del territorio mediante la formulación de leyes, regla¬ mentos, programas y proyectos acordes con la voca¬ ción natural del suelo, a fin de revertir los procesos de deterioro del ambiente. A continuación la definición y objetivo de cada una: • Aprovechamiento: se asigna a aquellas áreas que por sus características son apropiadas para el uso y el manejo de los recursos naturales, en forma tal que resulte eficiente, socialmente útil y no impacte ne¬ gativamente sobre el ambiente. • Protección: corresponde a aquellas áreas naturales susceptibles de integrarse al sistema nacional de áreas protegidas (sinap) o a los sistemas equivalen¬ tes en el ámbito estatal y municipal. • Conservación: está dirigida a aquellas áreas o ele¬ mentos naturales cuyos usos actuales o propuestos no interfieren con su función ecológica relevante, y su inclusión en los sistemas de áreas naturales en el ámbito estatal y municipal es opcional. Esta política tiene como objetivo mantener la continuidad de las estructuras, los procesos y los servicios am¬ bientales, relacionados con la protección de elemen¬ tos ecológicos y de usos productivos estratégicos. • Restauración: se aplica en áreas con procesos de de¬ terioro ambiental acelerado, en las cuales es nece¬ saria la realización de un conjunto de actividades tendientes a la recuperación y restablecimiento de las condiciones que propician la evolución y conti¬ nuidad de los procesos naturales (semarnat 200Ó). CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES La ganadería, actividad identificada como el principal problema en el oe, y realizada prácticamente en todo el territorio del estado, representa el principal ejemplo de las consecuencias negativas previsibles de realizar y fomentar actividades en sitios no aptos para tal acti¬ vidad. El Sistema Nacional de Protección Civil, en su reporte de características e impacto socioeconómico de los principales desastres ocurridos en la república mexicana en el año 2011, reporta los daños para Durango en 85319 productores afectados; 231302 ha de cultivos o pastizales dañados; Ó20 157 unidades de animales 23* JY 24* N 2F N W W Instrumentos y políticas públicas para la gestión, protección y conservación 117 CHfm'AM/A COA mu U DE ZARAGOZA VíttÉüi SJa-j* r /-*»* Vksf-ti: ( -:i HKilfM 7JCATEÍ VIS Escala. 1:21300 000 0 25 50 tan V.-l »:•«*/ 1 W W TM* W fOS' w ÍC3* IV 3IMSOLOGÍA Durengo Limite estatal Ciudades Cuerpos de agua Modelo OE 2015 M Aprovechamiento Conservación Protección Restauración! Plan da desarrollo urbano Figura 1. Políticas territoriales del oe estatal. 23' W 24* N 25-W WN n8 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado afectadas y un total de daños en millones de pesos de 1783 (cenapred 2012). Otro ejemplo es el referido a la agricultura de temporal, en donde, según el oe estatal, existen 2408470 ha clasificadas como aptas para esta actividad, y de las cuales sólo se usa 37.7% (907 993 ha). Debido a que muchas áreas de tierra tienen limitacio¬ nes de índole económica y social, y aunado a los con¬ flictos ambientales, se encuentran 153 189 ha no aptas para la actividad, provocando en éstas el deterioro del suelo por erosión (sagarpa 2009). El oe significa, sin duda, la gran oportunidad de arti¬ cular los diversos programas de los órdenes de gobier¬ no en un sentido de transversalidad hacia el anhelado desarrollo sustentable. REFERENCIAS Congreso del Estado. 2010. Ley de Gestión Ambiental Sustentable para el Estado de Durango. Publicada el 24 de junio de 2010 en el Pe¬ riódico Oficial del Estado. Última reforma publicada el íó de no¬ viembre de 2014. cenapred. Centro Nacional de Prevención de Desastres. 2012. Repor¬ te de características e impacto socioeconómico de los principales desastres ocurridos en la república mexicana en el año 2011. En: , úl¬ tima consulta: 14 de marzo 2016. Gobierno del Estado de Durango. 2008a. Estudio técnico para el pro¬ grama de ordenamiento ecológico del estado de Durango. Gobier¬ no del Estado de Durango, México. — . 2008b. Decreto por el cual se aprueba el programa estatal de or¬ denamiento ecológico. Publicado el 21 de diciembre de 2008 en el Periódico Oficial del Estado. — . 2009. Programa de ordenamiento ecológico del estado de Durango. Publicado el 15 de enero de 2009 en el Periódico Oficial del Estado. — . 2010. Decreto administrativo mediante el cual se reforman, dero¬ gan y adicionan diversas disposiciones del decreto por el cual se aprueba el programa de ordenamiento ecológico del estado de Durango. Publicado el 18 de noviembre de 2010 en el Periódico Oficial del Estado. — . 2011. Programa de ordenamiento ecológico del estado de Durango (modificación). Publicado el 21 de julio de 2011 en el Periódico Oficial del Estado. — . 2013a. Programa de ordenamiento ecológico del municipio de Ler¬ do, Durango. Publicado el 4 de julio de 2013 en el Periódico Oficial del Estado. — . 2013b. Programa de ordenamiento ecológico del municipio de Gó¬ mez Palacio, Durango. Publicado el 18 de julio de 2013 en el Pe¬ riódico Oficial del Estado. — . 2013c. Programa de ordenamiento ecológico del municipio de San¬ tiago Papasquiaro, Durango. Publicado el 15 de septiembre de 2013 en el Periódico Oficial del Estado. — . 20134 Programa de ordenamiento ecológico del municipio de Du¬ rango, Durango. Publicado el 19 de septiembre de 2013 en el Pe¬ riódico Oficial del Estado. sagarpa. Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pes¬ ca y Alimentación. 2009. Informe de evaluación externa estatal de funcionamiento y operación 2008. Programa de uso sustentable de los recursos naturales para la producción primaria. Durango. En: , última consulta: 14 de marzo de 2016. semarnat. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. 200Ó. Manual del proceso de ordenamiento ecológico, semarnat, México. 120 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado C 'Modelo de aptitud, fara la conservación I_ del municipio de Lerdo Jaime Simental Ávila INTRODUCCIÓN El municipio de Lerdo se localiza en la región noreste del estado de Durango, entre los paralelos 25o 10’ y 25o 47’ de latitud N; los meridianos 103o 20’ y 103o 59’ de longitud O; a una altitud entre 1 100 y 2 900 msnm. La superficie aproximada del municipio es de 210545.8 ha, lo cual representa 1.7% de la superficie estatal. Está ubi¬ cado en la región hidrológica Nazas-Aguanaval (RH36), dentro de dos cuencas: la del río Nazas-Torreón, que abarca 80% de su superficie, y la del río Aguanaval (20%) (Ayuntamiento del municipio de Lerdo 2013). Eorma parte de la región del Semidesierto del esta¬ do, que es privilegiada por una serie de atributos y vocaciones naturales que pueden utilizarse para el de¬ sarrollo económico y cultural de sus pobladores, con¬ siderando el aprovechamiento de sus recursos bajo un esquema sustentable. Un factor a destacar es la presen¬ cia de una gran diversidad de nichos ecológicos, así como de especies animales y vegetales (Ayuntamiento del municipio de Lerdo 2013). Cuenta con numerosas actividades productivas, en¬ tre ellas la agricultura, que se ha caracterizado por una producción importante de forrajes; también se ha imple- mentado una agricultura continua y mecanizada donde es posible establecer dos ciclos anuales. Otra actividad importante es la ganadería, por lo que la Comarca Lagu¬ nera es reconocida como la cuenca lechera más impor¬ tante a nivel nacional. Destacan además las actividades industriales y mineras; la primera con antecedentes de más de 40 años, donde el mármol ha contado con gran aceptación en el mercado extranjero; la segunda con una amplia variedad de minerales metálicos y no me¬ tálicos. El importante desarrollo económico, producto de estas actividades, ha provocado su expansión y, en consecuencia, la pérdida y modificación del hábitat, haciendo evidente la necesidad de revertir las tenden¬ cias de degradación ambiental, a efecto de instrumen¬ tar acciones y conjuntar esfuerzos tendientes a la planificación del territorio en función del patrimonio natural, de los medios de transformación de los recur¬ sos naturales y de los costos y beneficios que éstos aportan a la sociedad en su conjunto (Ayuntamiento del municipio de Lerdo 2013). Uno de los instrumentos de planificación que puede ayudar a revertir o aminorar es¬ tas tendencias de degradación, así como a identificar las zonas de importancia ecológica mediante modelos de aptitud, es el ordenamiento ecológico (oe). Por lo an¬ terior, el objetivo de este estudio es dar a conocer los criterios utilizados para elaborar el mapa de aptitud para la conservación del municipio de Lerdo. ELABORACIÓN DEL MODELO DE APTITUD El ordenamiento ecológico (oe) es un instrumento com¬ plejo para la toma de decisión espacial, en tanto que involucra varios sectores económicos con intereses diferentes sobre la ocupación de un mismo territorio y el aprovechamiento de sus recursos naturales, con acti¬ vidades a veces incompatibles entre sí. El análisis de aptitud es una estrategia útil para afrontar este tipo de problemas, ya que permite evaluar las característi¬ cas del terreno para orientar el desarrollo de los secto¬ res hacia las zonas con mayor potencial y diseñar, a partir de esto, un patrón de ocupación del territorio, que permita resolver o prevenir los conflictos ambien¬ tales entre los grupos involucrados (semarnat 2006). En el municipio de Lerdo existen zonas con caracte¬ rísticas naturales que les confieren importancia para la conservación y brindan servicios ambientales para la región. Para identificar las zonas más aptas a conservar se utilizaron cuatro atributos ambientales1 definidos dentro de un taller sectorial en la etapa de caracteriza¬ ción del estudio, que en orden de importancia y criterios, también definidos dentro de este taller, se muestran en el cuadro 1. 1 Atributo ambiental: aquella variable cualitativa o cuantitativa que influye en el desarrollo de las actividades humanas y de los demás organismos vivos (semarnat 200Ó). Simental-Ávila, J. 2017. Modelo de aptitud para la conservación del municipio de Lerdo. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 120-123. Estudio de caso 121 Cuadro 1. Definición de los atributos con su criterio para la aptitud de conservación Componente Atributo Criterio Vegetación Tipo de vegetación Densidad 0 cobertura Suelo Tipo de suelo Tipo de suelo Pendiente Pendiente Porcentaje de pendiente Geomorfología Topoformas Relieve Fuente: Ayuntamiento del municipio de Lerdo 2013. Para la vegetación se tomaron en cuenta aquellas zo¬ nas con ecosistemas representativos, que en orden de importancia son: chaparral, vegetación de galería, ma¬ torral desértico micrófilo, matorral desértico rosetófilo, pastizal halófilo y pastizal natural. La vegetación de galería es de gran importancia ecológica ya que, si se encuentra en buenas condiciones, filtra el flujo de in¬ sumos y desechos agrícolas y pecuarios al torrente del río, y amortigua algunos de los procesos de sedimen¬ tación (González-Elizondo et al 2007); las zonas urba¬ nas y agrícolas contiguas limitan este atributo. Los siguientes tipos de suelo identificados en el área de estudio fueron utilizados en el análisis de aptitud, y en orden de importancia para la conservación son: Lito- sol, Regosol, Yermosol, Castañozem, Fluvisol, Phaeozem, Vertisol y Xerosol. El Litosol se caracteriza por una profundidad menor a los 10 cm y está limitado por la presencia de roca, tepetate o caliche endurecido. Su fertilidad natural y susceptibilidad a la erosión son va¬ riables dependiendo de otros factores ambientales. El uso de estos suelos depende principalmente de la ve¬ getación que los cubre. En bosques y selvas su uso es forestal; cuando hay matorrales o pastizales se puede llevar a cabo un pastoreo más o menos limitado, y en algunos casos se destinan a la agricultura, en especial al cultivo del maíz o el nopal, condicionado a la presencia de suficiente agua (inegi 2004). Para el caso de las pendientes, se determinó que aquellas mayores a 20% eran más susceptibles al dete¬ rioro, y por lo tanto elegibles para la conservación. Estas pendientes provocan que la cubierta vegetal tenga una menor disponibilidad hídrica, mayor riesgo de es- correntía y, por tanto, de erosión (Serrada 2008). Con base en el mapa de topoformas desarrollado para la elaboración del mapa de aptitud para la conserva¬ ción y clasificado con 10 tipos, las cúpulas montañosas y las sierras de cima alta y media entre los 1 540 y los 2 800 msnm son las que poseen mayor aptitud para la conservación. El resultado de las interacciones de los atributos antes mencionados permitió que se generara el mapa de aptitud para la conservación (figura 1), en el cual se observa que 9.7% (20437.27 ha) de la superficie tiene aptitud alta para la conservación , localizada principal¬ mente a norponiente. La aptitud media representa 35% (74364.37 ha), mientras que la aptitud baja representa 38.5% (81101.53 ha); ambas comprenden pequeñas y medianas franjas al poniente, sur y oriente del territo¬ rio. Como resultado de estas interacciones, se identifi¬ caron las zonas sin aptitud que cubren 16.4% de la superficie (34612.31 ha), son aquellas donde ninguno de los atributos ambientales considerados coincide con otros (Ayuntamiento del municipio de Lerdo 2013). 25-3ffN 122 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado itwtyw íür3ü-w ( OAUl tíLi ZARAGOZA — r — -jr ?*; Qútbt Ledo 4 V-’> Escala: 1:400.000 Q 2 5 5 10 Km l-i-l _ J _ i r - - loí-irw 5! M 30 LOGIA i i Chiringo □ Límite eslatali Ciudades Cuarpps da agua Aptitud para la conservación H Aptitud alia Aptitud media Aptitud baja Sin aptitud Figura 1 . Mapa de aptitud para la conservación. 25\vrh Estudio de caso CONCLUSIONES Con la identificación y ubicación de las áreas con ma¬ yor aptitud para el sector conservación, el objetivo final es orientar estas actividades de conservación hacia las zonas con mayor potencial, proporcionando las bases técnicas y legales que sustentarán la gestión de recur¬ sos. Además, se fortalecerán las políticas vinculadas al manejo de los recursos naturales, como la definición de los usos de suelo compatibles en cada unidad de gestión ambiental (uga), donde la aptitud sectorial es la base. De forma adicional, se suman a este instrumento de planeación criterios de regulación ecológica, normas, reglas o recomendaciones que orientan de manera sus- tentable las diferentes actividades o usos permitidos. REFERENCIAS Ayuntamiento del municipio de Lerdo. 2013. Programa de ordena¬ miento ecológico territorial (poet) del municipio de Lerdo, Du- rango. Publicado el 4 de julio de 2013 en el Periódico Oficial del Estado. Texto vigente. González-Elizondo, M.S., M. González-Elizondo y M.A Márquez-Linares. 2007. Vegetación y ecorregiones de Durango. ciidir-ipn, Durango. inegi. Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. 2004. Guías para la interpretación de cartografía: edafología. inegi, Aguascalientes. semarnat. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. 200Ó. Manual del proceso de ordenamiento ecológico, semarnat. México. Serrada, R. 2008. Apuntes de selvicultura. Servicio de publicaciones. Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Forestal, Madrid. Instrumentos y políticas públicas para la gestión, protección y conservación 125 Caracterización de ¡as unidades de manejo para la conservación de la vida silvestre José Elias Chacón de la Cruz INTRODUCCIÓN En 1997 la Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Na¬ turales y Pesca (semarnap) dio inicio al Programa de Conservación de la Vida Silvestre y Diversificación Pro¬ ductiva en el Sector Rural 1997-2000 (pcvs) (semarnap 1997), mediante el cual creó un instrumento de gestión denominado unidad de manejo para la conservación de la vida silvestre (uma). De acuerdo con la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (lgeepa) y la Ley General de Vida Silvestre (lgvs), las uma permitirían dar legitimidad a la apropiación de la fauna a través de usos consuntivos, es decir, que impli¬ can el sacrificio o la extracción de animales (cacería de subsistencia, la elaboración de artesanías, trofeos, ritua¬ les religiosos, colecciones científicas), y no consuntivos (como la observación, fotografía, ecoturismo). No obs¬ tante, la actividad que resultó más popular a largo pla¬ zo fue la cacería deportiva. Casos como los estados de Nuevo León, Sonora y Tamaulipas con más de 4200 uma (semarnat 2013a), han sido tomados como un ejemplo a seguir; incluso en estados como Baja California, con sólo 233 predios dedicados exitosamente a esta actividad, se prevé un crecimiento de este sector, con expectativas de mayores beneficios económicos (Contreras-Gil et áL 2010). SITUACIÓN DE LAS UMA EN DURANGO A pesar de su expansión, tras 15 años de aplicación en el estado, la efectividad de las uma como instrumento de conservación no ha sido evaluada objetivamente. Hasta el año 2013, el inventario de las uma en la enti¬ dad estaba integrado por 420 predios (figura 1), una cifra 37 veces mayor a la registrada en 1998, aunque existe una tendencia a la baja en la tasa de registro después de 2008 (semarnat 2013a); esto constituye un crecimiento superior a 380% nacional para el mismo periodo (semarnat 2013b). Los predios registrados como uma se concentran en la región de la Sierra Madre Occidental y específica¬ mente en el municipio de Durango. Los grupos y es¬ pecies principales de fauna son el venado cola blanca y bura ( Odocoileus virginianus y O. hemionus), el guajo¬ lote silvestre ( Meleagris gallopavo), las aves acuáticas (Anser spp., Anas spp., Aythya spp., Oxyura spp., Bucephala spp. y Grus canadensis) y las palomas huilota y alas blan¬ cas ( Zenaida macroura y Z. asiático). El crecimiento y la distribución de este sector no es uniforme dentro del estado, sino que parece estar deter¬ minado por el tipo de ecosistemas, por el acceso desde zonas urbanas e incluso por la disponibilidad de subsi¬ dios gubernamentales otorgados principalmente por la Comisión Nacional Forestal (conafor) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (semarnat), los cuales ascienden a 47 millones de pesos desde el año 2006 (conafor 2013) para el fomento del manejo de fauna como una actividad productiva alterna al ma¬ nejo forestal. De esta forma, 70% de las uma se ubican en zonas con actividades forestales maderables de los municipios de Durango, Canatlán, San Dimas, Santiago Papasquiaro y Mezquital. Según el tipo de ecosistema, 300 uma se ubican en los bosques templados de pino, bosques de encino y bos¬ ques mixtos de la Sierra Madre Occidental; 93 se en¬ cuentran en las zonas semiáridas y 27 en los pastizales de pie de monte y llanuras. La capital del estado parece ser un foco de atracción, ya que el municipio de Durango concentra 21% del total de predios registrados, mien¬ tras que ninguno de los municipios restantes alcanza individualmente 10% (semarnat 2013a). Una obligación de los responsables de las uma es llevar a cabo evaluaciones periódicas de las poblacio¬ nes bajo manejo y de su hábitat. El parámetro de mayor peso es la abundancia de la población, siendo los conteos totales, los conteos de distancia, los conteos en banda o en cuadrante, y los métodos indirectos basados en el conteo de rastros, las técnicas más frecuentes para su evaluación. Estas técnicas se aplican bajo condiciones Chacón de la Cruz, J.E. 2017. Caracterización de las unidades de manejo para la conservación de la vida silvestre. En: La biodiversi dad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 125-128. 23' N 24* N 25* N 25 ' N 12Ó La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado 10 7' W JÚÉ' rt1 ■>OV W íífl' w f03* IV C/ffM¿4/U4 íVJJÍ/í ■’//. J /J/. Z-íAL-ííiííZ-r Caridtiún -V.Vf/.aj /Jí 'ATECAS Tirtabt» i Escala: 1:2,&Ü0,QÜÜ O 25 50 km ÍO?- LV 1 M— ' i 1 1 r\ 1 SIMSOLOGIA i i Durango U M A por m un ic i p¡ o □□ Limite estatal ■I Ciudades _ i. _ 1 Cuerpos de agua Sin DMA Hasta 5 UMA Hasta 10 UMA Hasta 20 LJMA Hasta 30 UMA Hasta 40 UMA Hasta 50 UMA Más de 50 UMA Especies marejadas por municipio íV Venado cola blancafoura © Patonas Guajolote silvestre i? Aves acuáticas Figura 1. Distribución de uma por municipio y grupos de especies bajo manejo. 23' N WN 25mN 25*14 Instrumentos y políticas públicas para la gestión, protección y conservación 127 ambientales variadas y en épocas distintas, por lo que no es viable comparar sus resultados o analizarlos en forma conjunta. Por otro lado, los criterios seguidos por la semarnat para decidir la tasa de aprovechamiento por predio (es decir, el número máximo permitido de animales por extraer) no son claros, o bien, no han sido expuestos de forma suficiente ante los manejadores de fauna. Una consecuencia de estas omisiones es la inca¬ pacidad para establecer una relación de causa-efecto entre la presión de extracción y el tamaño de las pobla¬ ciones, necesaria para determinar el riesgo de sobreex¬ plotación. El manejo del hábitat no se ha constituido aún como un elemento clave del manejo de fauna; de esta for¬ ma, una práctica común entre los responsables de las uma es programar acciones de manejo que no están orientadas al cumplimiento de metas. Adicionalmente, la manipulación de los componentes del hábitat (modifi¬ cación de la vegetación, el suelo o las fuentes de agua) tiene restricciones establecidas en la lgeepa, la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable y en algunas normas oficiales mexicanas. En estos casos, los propie¬ tarios pueden estar obligados a realizar estudios com¬ plementarios y a cubrir pagos de derechos por trámites en materia de impacto ambiental o de cambio de uso de suelo, causando gastos extras a la inversión original. POSIBLES RIESGOS A CAUSA DE FALTA DE INFORMACIÓN Y UN MANEJO INADECUADO El desempeño de las uma como instrumento de conser¬ vación a nivel nacional ha sido cuestionado en cuanto a su validez técnica, sustento científico y cumplimien¬ to de las metas del pcvs; asimismo, la especialización, la sobreexplotación de poblaciones y la conversión del hábitat han sido señaladas como riesgos típicos de los instrumentos de conservación basados en estrategias de mercado (Freese y Trauger 2000). En este sentido, Sisk y colaboradores (2007) y Gallina-Tessaro y cola¬ boradores (2009), advierten del riesgo de conversión del hábitat por especialización en la cacería deportiva y la posibilidad de afectar la viabilidad de las especies poco atractivas; asimismo, reportan el abandono de las prácticas de manejo extensivo con una tendencia hacia el manejo intensivo, la suplementación y el control no justificado de depredadores. Diferentes valoraciones de las uma realizadas en distintas regiones del país, re¬ portan un bajo grado de sustentabilidad, así como de¬ ficiencias en las estrategias de manejo, moni toreo del hábitat y conocimiento de las leyes relativas al manejo de la fauna (García-Marmolejo et al. 2008). La ambigüe¬ dad en los objetivos de manejo, la falta de evaluaciones poblacionales y la omisión de informes por parte de los responsables técnicos, se reconocen también como ca¬ rencias importantes (Schroeder et al. 2009; conabio 2012). A nivel estatal, se advierten algunas de las señales mencionadas anteriormente; destaca la escasa diversi¬ ficación en cuanto a usos y especies de interés. Gran parte de las uma ofrecen servicios orientados a la ca¬ cería deportiva, o al menos han formulado planes de manejo con este perfil. El uso extractivo de especies como el venado cola blanca ( Odocoileus virginianus) y el guajo¬ lote silvestre ( Meleagris gallo-pavo) se practica en 71% de los predios, mientras que 29% está orientado a la ex¬ tracción de aves acuáticas (Anser, Chen, Anas, Aythya, Grus ), de palomas (Zenaida), de pécari de collar (Dicotyles tajacu ) o venado bura (Odocoileus hemionus), principal¬ mente. Una proporción menor a 1% practica la observa¬ ción de fauna silvestre, la captura de aves canoras y la colecta de alacranes (Centruroides suffusus) (semarnat 2013a) como una variante local de aprovechamiento para la elaboración de souvenirs. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES Las uma se han convertido en una figura exitosa en cuanto al número de predios y superficie incorporadas en la entidad; éstas pueden caracterizarse como un sec¬ tor en crecimiento, complementario a la actividad fo¬ restal y orientadas al uso cinegético, pero con ciertas deficiencias en su ejecución y seguimiento que deben remediarse y las cuales se enlistan a continuación: • Los usos de la fauna son predominantemente consun¬ tivos. Los usos no extractivos son aún incipientes. • El sector se ha especializado en la producción de ve¬ nado cola blanca y guajolote silvestre en la Sierra Madre Occidental. • Las acciones de manejo de hábitat son ambiguas y difíciles de evaluar. • Las evaluaciones poblacionales no son equiparables y no pueden analizarse de forma conjunta. • Se desconoce la relación entre la tasa de extracción y el tamaño de las poblaciones. • Hay restricciones legales para la manipulación del hábitat, no reguladas directamente por la Ley General de Vida Silvestre. Las uma han sido valoradas sólo en términos administrativos, tomando como base el número de proyectos y la superficie incorporada. 128 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Sin embargo, la evaluación de los efectos sobre el hábitat y las poblaciones, así como sus implicaciones para la conservación de la biodiversidad, continúa siendo una asignatura pendiente. Es necesario corregir las deficiencias anteriores para lograr un instrumento de gestión integral y sostenible, que se ajuste a los objetivos del pcvs. Los beneficios económicos y sociales generados por el uso de la fauna son variables y dependen en gran parte de la habilidad de los propietarios y técnicos de la uma para posicionar sus servicios en el mercado local y nacional. Contraria¬ mente, los beneficios para la fauna son cuestionables, pues no se cuenta con evidencias de que la calidad de los hábitats silvestres haya mejorado sustancialmen¬ te en los últimos años, lo cual agrega un mayor grado de incertidumbre a la viabilidad de las actividades eco¬ nómicas basadas en la vida silvestre. REFERENCIAS conabio. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodi¬ versidad. 2012. Proyecto de evaluación de las unidades de manejo para la conservación de la vida silvestre (uma) 1997-2008. Resul¬ tados de la fase i: gestión y administración. 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Frontiers in Ecology and the Environment 5(4):209-2i2. Instrumentos y políticas públicas para la gestión, protección y conservación 129 (Areas naturales , .. protegidas Laura Isabel Rentería Arrieta • Eusebio Montiel Antuna INTRODUCCIÓN Las áreas naturales protegidas (anp) son reconocidas como uno de los instrumentos legales de conservación de la diversidad biológica más importantes (Cantú et al. 2004). Se trata de regiones silvestres con escaso dis¬ turbio, que protegen especies y ecosistemas (unep y wcmc 2008); guardan valores culturales, brindan bienes y servicios esenciales para el bienestar humano, así como también espacios para la investigación ecológica y la educación, dado que pueden contribuir de manera significativa a las economías locales si se desarrollan modalidades de turismo sostenibles y compatibles con el medio ambiente. Las anp en México son zonas del territorio nacional, donde la nación ejerce soberanía y jurisdicción, en las que los ambientes originales no han sido significativa¬ mente alterados por la actividad del ser humano, o que requieren ser preservadas y restauradas (sedue 1988). La necesidad de crear un movimiento internacional para proteger estos sitios surgió después de la primera guerra mundial, al plantearse inquietudes en el mundo entero respecto de la protección a largo plazo de deter¬ minadas áreas de gran valor cultural y natural. Desde la década de 1970, las organizaciones y convenios in¬ ternacionales han fomentado el establecimiento de sitios internacionales y han alentado a los gobiernos nacionales a fijar diversos objetivos que atañen a la protección. En junio de 1992 se celebró en Río de Ja¬ neiro (Brasil) la Cumbre para la Tierra, con la finalidad de reunir a las naciones para alcanzar un acuerdo mun¬ dial sobre el desarrollo sostenible. El Convenio sobre la Diversidad Biológica (cdb) fue uno de los acuerdos más importantes que surgió de la Cumbre para la Tie¬ rra, el cual firmaron 150 jefes de gobierno y entró en vigor en diciembre de 1993. Los objetivos del Convenio son los siguientes: “[...] la conservación de la diversidad biológica, la utilización sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéti¬ cos, mediante, entre otras cosas, un acceso adecuado a esos recursos y una transferencia apropiada de las tec¬ nologías pertinentes, teniendo en cuenta todos los dere¬ chos sobre esos recursos y a esas tecnologías, así como mediante una financiación adecuada” (unep y wcmc 2008). Al ser las áreas protegidas un componente esencial de las estrategias de conservación nacionales y mundia¬ les, su creación y administración son un aspecto central del artículo 8 del cdb, sobre “Conservación in situ” (scdb 2004). El gobierno mexicano firmó y ratificó el 11 de marzo de 1993 el cdb, en el que ha tomado parte activa para su consolidación. Los objetivos del Convenio em¬ piezan a integrarse a la legislación nacional y a orien¬ tar las políticas de algunos sectores del país, creando así oportunidades para que México reexamine su relación con la naturaleza, impulse nuevas asociaciones a esca¬ la mundial, armonice sus actividades nacionales y fo¬ mente nuevas actividades económicas (conabio y UAEM 2004). CREACIÓN Y ADMINISTRACIÓN DE anp EN MÉXICO1 En México, la política de anp se inicia en 1876 con la expropiación del Desierto de los Leones, en función, sobre todo, de la importancia de sus manantiales. En 1919, esta misma zona se transformaría en el primer parque nacional del país. Durante el periodo 1934-1940 en la administración del presidente Lázaro Cárdenas, se decretaron 36 parques nacionales con una extensión de 800000 ha. La adscripción sectorial de los parques nacionales como anp fue cambiante y azarosa, pasando de la Secretaría de Agricultura a la Secretaría de Asen¬ tamientos Humanos y Obras Públicas (sahop) en los 1 La información de este apartado fue tomado de Rentería-Arrieta 2010. Rentería-Arrieta, L.I. y E. Montiel-Antuna. 2017. Áreas naturales protegidas. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado. conabio, México, pp. 129-171. 130 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado setenta, y después a la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (sedue) a principios de los ochenta, para vol¬ ver a la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráuli¬ cos (sarh) en 1992, y ubicarse finalmente en 1995 en la Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (semarnap), a cargo del Instituto Nacional de Ecología (ine). A fines de la década de los setenta se introducen nue¬ vos elementos conceptuales y de manejo para las anp, destacando la fórmula de reserva de la biosfera. Este con¬ cepto aparece en el marco del Programa El Hombre y La Biosfera (mab, por sus siglas en inglés) de la Organiza¬ ción de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (unesco, por sus siglas en inglés). A partir de 1983, con la creación de la sedue, empieza un proceso vigoroso de creación de reservas de la biosfera y de otras categorías de anp (ine y semarnap 1996). De igual for¬ ma, en 1983 se crea el Sistema Nacional de Áreas Natu¬ rales Protegidas (sinap) para ordenar y clasificar a las anp, de modo que se cumplieran los propósitos de con¬ servar la biodiversidad; pero no fue hasta 1988, con la promulgación de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (lgeepa), cuando a través del título segundo capítulo 1 y 11 se establecen jurídicamen¬ te las categorías declaratorias y ordenamientos de las anp (semarnap et al. 1995). A nivel mundial, la Unión In¬ ternacional para la Conservación de la Naturaleza (uicn) ha establecido seis categorías, y en México, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (conanp) ha establecido el mismo número (cuadro 1). En 1996, el ine y la semarnap presentan el diagnós¬ tico y las propuestas principales del Programa de Áreas Naturales Protegidas 1995-2000 con lo que se preten¬ de, entre otras cosas, una eficaz administración y un aumento en número de las mismas. En el año 2000 se crea la conanp como órgano des¬ concentrado de la semarnat para manejar y administrar las anp federales del país (conanp 2014). El 20 de julio de 2007 en el Diario Oficial de la Federación se publica el acuerdo por el que se establecen nueve direcciones regionales que funcionarán en coadministración con las direcciones de las anp. Las atribuciones de ambas están establecidas en el artículo 150 del Reglamento Interior de la semarnat y en el artículo 150 bis: • Dirección del anp: La unidad administrativa encar¬ gada de la administración, manejo y conservación del anp de competencia de la Federación, estableci¬ da en la circunscripción territorial determinada por la declaratoria respectiva, adscrita a la conanp. • Dirección Regional: La unidad administrativa de la conanp, encargada de coordinar y supervisar, dentro de la circunscripción territorial de su competencia, las acciones de administración, manejo y conservación. La Dirección Regional para la Reserva de la Biosfera La Michilía y Área de Protección de Recursos Naturales Cuenca Alimentadora de Distrito Nacional de Riego 043 Estado de Nayarit, es la región Norte y Sierra Madre Occidental; para la Reserva de la Biosfera Mapimí es la región Noreste y Sierra Madre Oriental; y para el Área de Protección de Recursos Naturales Cuenca Alimenta¬ dora de Distrito Nacional de Riego 075 Río Fuerte es la región Península de Baja California y Pacífico Norte. En México se han creado anp federales, estatales, mu¬ nicipales, privadas y sociales (Bezaury-Creel et al. 2009). En el 20 íó, se cuenta con 177 anp federales que cubren un total de 25628239 ha, es decir, 13% del territorio na¬ cional (conanp 2016a). Se tenía registro hasta el año 2009 de 279 anp estatales (incluida la Ciudad de México) con decreto vigente, que no se encontraban sobrepuestas a anp federales, ocupaban 3309417 ha, y su cobertura representaba 1.56% de la superficie terrestre e insular; esta cobertura comprendía casi 14% del total de la super¬ ficie de las anp decretadas en México en esa fecha. De igual forma, un total de 85 anp municipales con decreto vigente habían sido establecidas en 10 de las 32 entida¬ des federativas del país. Las 84 anp municipales que no se encontraban sobrepuestas a anp federales o estatales, abarcaban 124 065 ha y representaban apenas 0.063% de la superficie terrestre e insular, y 0.052% de la superficie de las anp decretadas en México. El desarrollo de anp privadas y sociales en el país es el resultado de múltiples esfuerzos individuales, aislados y dispersos efectuados por una gran diversidad de actores sociales. Es indispen¬ sable reconocer que buena parte de la biodiversidad te¬ rrestre mexicana se ubica en terrenos que pertenecen a comunidades, ejidos y pequeños propietarios y que, en muchos de los casos, no se deben incluir en un régimen de protección gubernamental (Bezaury-Creel et al. 2009). A partir del 2010, a iniciativa de los estados, se formó la Red Nacional de Sistemas Estatales de Áreas Natu¬ rales Protegidas de México, con la finalidad de fortalecer los Sistemas Estatales de Áreas Naturales Protegidas en el país, y en el 2013 se construyó un portal en donde se puede encontrar información referente a las anp es¬ tatales decretadas por cada estado. Para el 2016 existen 368 anp pertenecientes a 32 entidades federativas (ranp 2016); 156 han publicado sus programas de manejo, de Instrumentos y políticas públicas para la gestión, protección y conservación 131 Cuadro 1. Categorías de manejo de las anp CONANP UICN Cantidad Categoría Descripción Categoría Título Descripción 41 Reservas de la biosfera Son áreas representativas de uno o más ecosistemas no alterados por la acción del ser humano o que requieran ser preservados y restaurados, en las cuales habitan especies representativas de la biodiversidad nacional, incluyendo a las consideradas endémicas, amenazadas o en peligro de extinción. la Reserva natural estricta ib Área silvestre Son áreas estrictamente protegidas, reservadas para proteger la biodiversidad, así como los rasgos geográficos/ geomorfológicos en las que las visitas, el uso y los impactos están estrictamente controlados y limitados para asegurar la protección de los valores de conservación. Estas áreas pueden servir como referencia indispensable para la investigación científica y el monitoreo. Áreas no modificadas o ligeramente modificadas de gran tamaño, que retienen su carácter e influencia natural, sin asentamientos humanos significativos o permanentes, que están protegidas y gestionadas para preservar su condición natural. 66 Parques nacionales Áreas con uno o más ecosistemas que se signifiquen por su belleza escénica, su valor científico, educativo, de recreo, su valor histórico, por la existencia de flora y fauna, por su aptitud para el desarrollo del turismo, o por otras razones análogas de interés general. Son extensas áreas naturales o casi naturales establecidas para proteger procesos ecológicos a gran escala, junto con el complemento de especies y Parque ecosistemas característicos nacional del área, que también proporcionan la base para oportunidades espirituales, científicas, educativas, recreativas y de visita que sean ambiental y culturalmente compatibles. 132 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 1 . Continuación CONANP UICN Cantidad Categoría Descripción Categoría Título Descripción 5 Monumentos naturales Áreas que contienen uno o varios elementos naturales, consistentes en lugares u objetos naturales, que por su carácter único o excepcional, interés estético, valor histórico o científico, se resuelva incorporar a un régimen de protección absoluta. Tales monumentos no tienen la variedad de ecosistemas ni la superficie necesaria para ser incluidos en otras categorías de manejo. mi Monumento o característica natural Son áreas que se establecen para proteger un monumento natural concreto, que puede ser una formación terrestre, una montaña submarina, una caverna submarina, un rasgo geológico como una cueva o incluso un elemento vivo como una arboleda antigua. Normalmente son áreas bastante pequeñas y a menudo tienen un gran valor para los visitantes. 8 Áreas de protección de recursos naturales Son áreas destinadas a la preservación y protección del suelo, las cuencas hidrográficas, las aguas y en general los recursos naturales localizados en terrenos forestales de aptitud preferentemente forestal, siempre que dichas áreas no queden comprendidas en otra de las categorías previstas en el artículo 46 de la lgeepa. iv El objetivo de estas áreas es la protección de hábitats o especies concretas y su gestión refleja dicha Área de prioridad. Muchas de estas gestión de áreas van a necesitar hábitats/ intervenciones activas especies habituales para abordar las necesidades de especies concretas o para mantener hábitats, pero esto no es un requisito de la categoría. Son áreas establecidas de conformidad con las disposiciones generales de Áreas de la lgeepa y otras leyes aplicables en lugares que 39 protección de contienen los hábitats de V flora y fauna cuya preservación dependen la existencia, transformación y desarrollo de especies de flora y fauna silvestres. Paisaje terrestre/ marino protegido Es un área en la que la interacción entre los seres humanos y la naturaleza han producido un área de carácter distintivo con valores ecológicos, biológicos, culturales y estéticos significativos; y en la que salvaguardar la integridad de dicha interacción es vital para proteger y mantener el área, la conservación de su naturaleza y otros valores. Instrumentos y políticas públicas para la gestión, protección y conservación 133 Cuadro 1. Continuación CONANP UICN Cantidad Categoría Descripción Categoría Título Descripción 18 Santuarios Áreas establecidas en zonas caracterizadas por una considerable riqueza de flora o fauna o por la presencia de especies, subespecies o hábitat de distribución restringida. Abarcan cañadas, vegas, relictos, grutas, cavernas, cenotes, caletas u otras unidades topográficas o geográficas que requieran ser preservadas o protegidas. vi Área protegida con uso sostenible de los recursos naturales Son áreas que conservan ecosistemas y hábitats, junto con los valores culturales y los sistemas tradicionales de gestión de recursos naturales asociados a ellos. Normalmente son extensas, con una mayoría del área en condiciones naturales, en las que una parte cuenta con una gestión sostenible de los recursos naturales, y en las que se considera que uno de los objetivos principales del área es el uso no industrial y de bajo nivel de los recursos naturales, compatible con la conservación de la naturaleza. Fuente: sedue 1988, uicn 2012. los cuales 12 no tienen fecha de publicación, y conside¬ rando que el periodo de validez de estos programas es de cinco años, únicamente 18 están vigentes. De las 177 anp federales, 96 han publicado su programa de manejo, y sólo 43 tienen su programa vigente (conanp 2016a). Es importante mencionar que un compromiso ini¬ cial de la administración de la conanp fue que todas las anp del país contaran con un programa de manejo; se fundamenta en lo establecido en los artículos 23, 24 y 25, y en el apartado 11 del artículo 47 bis de la lgeepa, así como en los lineamientos de su reglamento en ma¬ teria de anp, ya que este programa permite delimitar áreas definidas de acuerdo con necesidades particula¬ res de protección, en función de la vocación natural del suelo, y de su uso actual y potencial. De esta manera, se garantiza la compatibilidad entre el uso de recursos y la conservación. Esta delimitación puede ejercer de manera efectiva las actividades de manejo y conservación de las anp, definiendo regímenes diferenciados en cuanto al ma¬ nejo y a las actividades permisibles en cada una de ellas (sedue 1988). El manejo de un área protegida envuelve un sinnú¬ mero de elementos interconectados entre sí, para ase¬ gurar el sostenimiento a largo plazo de sus valores naturales, culturales y sociales. La interrelación de estos elementos (de carácter legal, administrativo, social, institucional, científico, financiero y de planificación, en¬ tre otros) requiere una estrategia de planificación flexi¬ ble y dinámica que guíe el manejo apropiado de un área protegida. Por otra parte, igualmente importante es realizar evaluaciones periódicas de la efectividad del manejo de las mismas como parte de su gestión. Cono¬ ciendo la situación en la que se encuentran las acciones y componentes del manejo, será más fácil para el ad¬ ministrador tomar decisiones, con conocimiento claro de los problemas y de sus causas. La evaluación del manejo permite mejorar las estrategias de planifica¬ ción, hacer más eficientes las acciones y programas de manejo, y se convierte en un elemento muy valioso para la consecución de financiamiento (Cifuentes et al. 2000). ¿CUÁNTO PROTEGER? El Congreso Mundial de Parques es un evento que se celebra cada 10 años y que constituye el principal foro mundial para definir el programa para las áreas prote¬ gidas. Estos congresos han sentado las bases de las 134 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado principales tendencias en la conservación. El primero de estos se llevó a cabo en Seattle, Estados Unidos, en 1962 (uicn y cmap 2000). En el Cuarto Congreso Mun¬ dial de Parques celebrado en Caracas, Venezuela, en 1992, se recomendó que para el año 2000 cada bioma debería tener al menos 10% de su superficie protegida (uicn 2003); sin embargo, los pocos estudios disponi¬ bles para determinar las áreas requeridas para sostener los procesos ecológicos o mantener poblaciones via¬ bles de especies nativas son con frecuencia de dos a seis veces mayores (Odum 1970, Cox et al. 1994, Noss 1996, Soulé y Sanjayan 1998). La extensión de la red mundial de áreas protegidas seguirá creciendo, toda vez que los gobiernos, comuni¬ dades, organizaciones e individuos, promuevan otras áreas silvestres para su protección oficial, en respues¬ ta a la crisis de biodiversidad actual (Bertzky et al. 2012). En términos de superficie terrestre, las áreas protegidas son ahora una de las más importantes asig¬ naciones de uso de la tierra en el planeta (Chape et al. 2008). Entre las metas establecidas para el año 2020 en cues¬ tión de protección de la biodiversidad (acordadas en el marco del cdb en la cop 10 de Nagoya, Japón, conoci¬ das como las Metas de Aichi), se encuentra el compro¬ miso de proteger al menos 17% de los ecosistemas representativos del planeta (cdb y pnuma 2011). Desde 2010, la cobertura de áreas protegidas terres¬ tres se ha incrementado cerca de un millón de km2 y 12Ó 000 km2 desde el 2012. En total, 20.6 millones de km2 (15.4%) de zonas terrestres y aguas continentales están ahora cubiertas por áreas protegidas. Para cubrir la superficie que se propone en las Metas de Aichi (meta 11), sería necesario adicionar 2.2 millones de km2 (Bignoli et al. 2014). En México, para el año 2016, se cuenta con una super¬ ficie protegida terrestre de 13.8% que incluye además de las anp federales, las áreas destinadas voluntariamente a la conservación, superficies de manejo forestal certifi¬ cado y áreas protegidas estatales y municipales; mien¬ tras que la superficie marítima protegida cubre tan solo 1.8% del 10% establecido en la meta 11 (cuadro 2). Para el caso de los tipos de vegetación en las anp pre¬ sentes en el país, cubren principalmente a la vegetación de tipo matorral xerófilo, manteniendo un déficit en la superficie protegida para el bosque mesófilo de monta¬ ña, selva espinosa y selva subcaducifolia, entre otros (figura 1). OTRAS ÁREAS PRIORITARIAS PARA CONSERVACIÓN La conabio propone proteger una mayor cantidad de áreas naturales (Arriaga et al. 2000), para lo cual defi¬ ne 70 regiones terrestres prioritarias (rtp) para el país, que consideran criterios ambientales (integridad ecológi¬ ca, endemismo, riqueza, procesos oceánicos, etc.), económi¬ cos (especies de importancia comercial, zonas pesqueras y turísticas importantes, recursos estratégicos, etc.) y de amenazas (contaminación, modificación del entorno, efectos a distancia, especies introducidas, etc.). Para Du¬ rango corresponden 12 rtp y zonas aledañas (figura 2); en el Ordenamiento Ecológico del Estado de Durango (semarnat 2008) se mencionan 14 rtp. La conabio tam¬ bién reconoce para México, en una segunda fase en 1998, 230 áreas de importancia para la conservación de las aves (aica), de las cuales 12 son para Durango (figura 3), y coinciden parcialmente con las rtp. Cada área o aica contiene una descripción técnica que incluye descripción biótica y abiótica, un listado avifaunístico que incluye las especies registradas en la zona, su abundancia (en forma de categorías) y su estacionalidad en el área. El programa de las regiones hidrológicas priorita¬ rias (rhp) inició en 1998 con el objetivo de obtener un diagnóstico de las principales subcuencas y sistemas acuáticos del país considerando las características de biodiversidad y los patrones sociales y económicos de las áreas identificadas, para establecer un marco de referencia que pudiera ser considerado por los diferentes sectores en el desarrollo de planes de investigación, conserva¬ ción, uso y manejo sostenido. Se identificaron 110 rhp, de las cuales nueve son para Durango (figura 4). Además de las rtp, las aica, las rhp y las anp fede¬ rales y estatales, se han definido algunas otras áreas con prioridades de conservación para Durango: Lammertink y colaboradores (1995, citado en semarnat 2008) pro¬ ponen para protección el predio Las Bufas; Gonzá- lez-Elizondo (1997, citada en semarnat 2008) plantea el área de la cuenca alta del río Mezquital en el sur del estado; González-Elizondo y colaboradores (1999) su¬ gieren a la cañada del arroyo El infierno en el ejido El Brillante; y la Secretaría de Recursos Naturales y Medio Ambiente del Estado (sRNyMA) ha encargado la elabo¬ ración del estudio técnico justificativo para decretar la región de las Grutas del Rosario en el municipio de Ler¬ do como anp (semarnat 2008). A la fecha, sólo se ha consolidado la creación de la cañada del arroyo El In¬ fierno, que lleva como nombre “Área de Protección de Recursos Naturales Quebrada de Santa Bárbara”. Instrumentos y políticas públicas para la gestión, protección y conservación 135 Cuadro 2. Superficie protegida en México bajo diversos esquemas. Concepto Superficie terrestre (ha) Superficie terrestre (%) Superficie marítima (ha) Superficie marítima (%) Áreas naturales protegidas federales* 20575612.64 10.50 4855983.91 1.50 Áreas destinadas voluntariamente a la conservación (ADVC)* 3928020.74 2.00 - 0.00 Superficie manejo forestal certificado** 198288.29 0.10 - 0.00 Áreas protegidas estatales** 325 769.25 0.20 - 0.00 Áreas protegidas municipales** 2041 895.92 1.00 - 0.00 Refugios pesqueros** - 754033.97 0.20 Superficie no protegida** 169 367913.16 86.20 309 381 982.12 98.20 Total 27069586.84 13.80 5610017.88 1.80 información oficial de la conanp. ^Información estimada a partir de semarnat y conanp 201 6. ni c o "ñí +j o +j o • u m O a 3 in 9 000000 8 000000 7 000000 6 000000 5 000000 4000000 3 000000 2 000000 1 000000 0 1 1 l/l rti i— a 'c o u ai ■a ai Z5 cr i/i o m en o c u c 0) cu T3 a Z3 cr co o GÜ rti iC rti +j c o E a T3 _o UC 'O l/l a E a Z3 CT l/l o 00 'O s_ a x "rti s_ i_ O 4-1 rti c 'O ’u rti 4-> a 00 a > a T3 en O CL l/l o rti _N +J l/l rti Q. I "o u Z3 “D m u m > O) U1 rti LO O .C Q_ LO O) rti > O) LO I rti "o c c a s_ a a. rti _> a en I 1= rti u Z3 T3 rti o -O Z3 l/l rti _> a u~i a +-> c a i_ rti CL rti c '2 ’u rti 4-1 a 00 a > L/l _rti uc 'O c 'O o rti 4-1 a oo a > rti ■g ’u Z5 T3 C c 'O ’o rti 4-1 a oo a > rti E a 4-1 .2 ‘en o o a o oh < i/i o Figura 1. Distribución de la superficie protegida en anp según los principales tipos de vegetación y uso del suelo del inegi (serie v) Fuente: semarnat y conanp 201 6. 23* N 24" N 25* N W 136 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado armuAMVA SapüjLikTiie (JuKtai.pí Vi*™ LUjftAHÍSÜ smwA ■VAiLif&C tv ' r -i'1 kjfé-- > í J } i J í o.t/H / >/■: /ahagq/a 1 4!rl^ Z^fTEClS Escale" 1 -2 $00 000 O 25 50 km «*■ tv ?.3-5" IV ?£.T tv SIMBOLQGÍA 1 1 Durango I \ Limita esiatat ■I Ciudades Cuerpos de agua Regiones Terrestres prioritarias Cuchillas de la Zarca Cuenca del rio Jesús María i. - Guacamayiía I, Guadalupe y Calvo -Molí inore H La Micll ilia m Mapimí Pueblo Nuevo Rio Humaya Rio Presidio San Juan de Camarones Sa ntiaguilio-FrOmOnloño Sierra de Organos 107‘ W 10 3- W p Í07l IV ítH1 W nw- w 1Q¥ IV Figura 2. Regiones terrestres prioritarias (rtp). 2*'N 2$mN 25m N Instrumentos y políticas públicas para la gestión, protección y conservación 137 1fi7' W 105* jcy tv auw AHt :i P7L&T} Sap&UjliliVO CualdL^ VidíMin mAWA ■v.j v.\m T ÍS .-ú'JT rA tv/ “'-i «Tí í a-If/f /L J DE ZARAGOZA i ‘s-a -r» V /.JCf^ívlS Escala: 1:2 600 000 0 25 SO hm l. r»f J - £ .3$^ . . i* / , JV cr ^ W71 W T06u IV IW W rwf iv wr w SIMBOLOGÍA i l Dursngo L j Limite eslatai Ciudad» Cuerpos de agua Sitios Ramsar JHi Laguna de Sarrtiagui lio Parque Éstalal Cartón de FernéndéJ AlC A Cuchillas de la Zanca Guacamaya La Michilía Mapimi □ Parte alia dei río Humaya Pencos Pencos- Parte alta deF río Humaiya Piélagos Río Presidio- Pueblo Nuevo> Sao Juan de Camarones SantiegjHb Sierra de Órganos Figura 3. Áreas de importancia para la conservación de las aves (aica). 23' N 2*w N 25*JY 26' N £3-JW U'N ¡5’IY ww 138 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado I07l \ft? T«l W 1ÚS‘ W 10tf‘ IV T 03' W CftmCAfWA coAinru m ZARAGOZA SoMlflga Sfiíd&kliiafS CoudÉl C¡u*JJu(ie ' Vteigni VírénS- GWÜW SISALO, ZACATECAS Escala: \3. 300 000 0 25 50 fcm ■rer lv teYJtV vi» ! * • / 1 É f^úWy" w- V vi QUHAWGÜ j*j " 1 L V^ú-. ILa c JT T y, » - * ihT L * x J , í I ) J v S \ 'V- \ SIMBQLOGÍA i 1 Dunango m Lfmite estatal Ciudades Cuerpos da agua Regiones hidrológicas prioritarias C amacho - Gruñidora Cuenca alta fíos Culfacán y Humana □ Cuenca alta del río Conchas Cuenca alta del t ic- Fuerte Cuenca alta rio San Lorenzo-Mirtos de P¡a*lle El Rey La India Río Baluarte - Marismas Madúrales Rio Mazas Figura 4. Regiones hidrológicas prioritarias (rhp). ¿VH tru Zi-JV 5ff‘W Instrumentos y políticas públicas para la gestión, protección y conservación 139 ÁREAS NATURALES PROTEGIDAS EN DURANGO El estado tiene a la fecha siete anp oficialmente decre¬ tadas que suman un total de 876 036 ha, equivalentes a 7.1% de su territorio; cuatro son de jurisdicción federal y tres de jurisdicción estatal, estas últimas administra¬ das por la SRNyMA, a través de la Subsecretaría de Me¬ dio Ambiente (cuadro 3, figura 5). Este estado fue uno de los pioneros en el estableci¬ miento de reservas de la biosfera a nivel mundial. La creación de las primeras reservas (Mapimí y Michilía) no requirió en un principio de ningún decreto oficial; la unesco aceptó esta singularidad como una contribución novedosa al naciente Programa El Hombre y La Bios¬ fera (mab). La creación de las reservas inicia en 1974, cuando el Comité Mexicano del programa mab y el Instituto de Ecología A.C. (inecol) proponen al Gobierno del Esta¬ do establecer una reserva en La Michilía. Entre 1976 y 1977, este Comité, con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (conacyt) y el Gobierno del Estado, propuso como reserva de la biosfera al área de La Michilía ante la unesco, la cual fue aceptada por esa organización como área protegida bajo la categoría de reserva en 1977. En 1979 se publica el decreto que es¬ tablece dicha área como zona de protección forestal, así como reserva integral de la biosfera, y finalmente en el 2000 se publicó el acuerdo mediante el cual se le otor¬ ga la categoría de reserva de la biosfera (srh 1979). La creación de la Reserva de la Biosfera Mapimí se da bajo la dirección del inecol al igual que La Michilía, también en 1974, con la participación activa del Gobierno del Estado, conacyt, Instituto Nacional de Investiga¬ ciones sobre Recursos Bióticos (inireb), Instituto Poli¬ técnico Nacional (ipn), Secretaría de Educación Pública (sep). Comités MAB-México y MAB-Estados Unidos, École Nórmale Supérieure de París, Universidad de Arizona, Musée National d’Histoire Naturelle de París, Universidad Nacional Autónoma de México (unam) y otras organizaciones. En 1977 se designó a Mapimí re¬ serva de la biosfera por el programa mab, y junto con La Michilía son las primeras reservas de la biosfera en México y de las primeras en el mundo. En 1979 fue decretada como zona de protección forestal, reserva integral de la biosfera y refugio faunístico. Mediante decreto emitido en el 2000, se declara área protegida con el carácter de reserva de la biosfera, abarcando los esta¬ dos de Chihuahua, Coahuila y Durango (conanp 200Ó). Mapimí y La Michilía fueron de las primeras reser¬ vas en las que a partir de 1975 se puso en práctica y se fue perfeccionando lo que se ha llamado “modalidad me¬ xicana” de las reservas de la biosfera (Halffter 1984). De acuerdo con esta modalidad, es de vital importancia la incorporación de la población local a la actividad y pro¬ grama de cada reserva. Estos primeros antecedentes se dieron con la información y discusión con las autori¬ dades y población regional y local, de los primeros pa¬ sos a dar en estas anp (Halffter 1988). RESERVA DE LA BIOSFERA LA MICHILÍA Características generales Esta anp se ubica al sureste del estado, y es un área representada por mesetas y pequeños cerros separados por valles y cañadas de diferente profundidad. La ve¬ getación predominante es el bosque mixto seco en un gradiente altitudinal que va desde los 1 734 a los 2 950 msnm (ine 1996). Fisiográficamente, la reserva perte¬ nece a la provincia de la Sierra Madre Occidental y a la subprovincia fisiográfica Gran Meseta y Cañones Duranguenses (inegi 1997). Forma parte de dos cuen¬ cas hidrográficas, San Juan de Mi chis (rhiiAcóoi-i) y Toribia-Nana Juana (rhiiAcóoi-ii) (Gadsden y Reyes- Castillo 1991). El clima es templado subhúmedo en gran parte del área y templado semiseco en la zona de amortiguación. Presenta un régimen de lluvias estivales, con una pre¬ cipitación que fluctúa entre los óoo y 860 mm; la épo¬ ca de lluvias inicia a finales de mayo y continúa hasta septiembre. Las lluvias de menor intensidad son en invierno y la temporada seca comprende de febrero a mayo. Las temperaturas medias anuales varían entre 11 y 12 °C (junio con 15.2 °C y enero con 5.8 °C) (Garza et al. 2004). De acuerdo con la carta de cetenal de 1970 (citado en semarnap et al. 1995), en el norte de la zona de amor¬ tiguamiento el clima es templado-semiseco y en el resto de la reserva predomina un clima templado-sub- húmedo. La precipitación fluctúa entre óoo y 850 mm; el periodo húmedo se presenta desde fines de mayo a septiembre; de octubre a enero las lluvias son ocasio¬ nales y de menor intensidad, y el periodo seco se pre¬ senta de febrero a mayo. La temperatura media anual varía entre 11 y 12 °C, siendo junio el mes más caliente (citado en semarnap et al. 1995). 140 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 3. Áreas naturales protegidas No. Área natural protegida Categoría Fecha de decreto Estados Municipios Injerencia SINAP Superficie (ha) , , ... , Reserva de la 1 8 de julio ~ 1 La Michilia £ , Durango biosfera de 19792 b Súchil y El Mezquital4 Federal 9 421 2 Mapimí Reserva de la biosfera 27 de noviembre de 20002 Chihuahua, Coahuila y Durango Mapimí y Tlahualilo4 Federal 195 4531 30 de 3 El Tecuán Parque Estatal marzo de 2008 Durango Durango Estatal 902 4 Quebrada de Santa Bárbara Área de Protección de Recursos Naturales 22 de junio de 2008 Durango Pueblo Nuevo Estatal 66 5 Cuenca Alimentadora de Distrito Nacional de Riego 043 Estado de Nayarit Área de Protección de Recursos Naturales 3 de agosto de 19493 Aguascalientes, Durango, Jalisco, Nayarit y Zacatecas Súchil, Pueblo Nuevo, Nombre de Dios, El Mezquital y Durango Federal Incluida 616 5901 6 Cañón de Fernández Parque Estatal 25 de abril de 2004 Durango Lerdo Estatal 17 018 7 Cuenca Alimentadora de Distrito Nacional de Riego 075 Río Fuerte Área de Protección de Recursos Naturales 3 de agosto de 19493 Chihuahua, Durango, Sinaloa y Sonora Federal Incluida 36 5861 Total NOTAS: 1 Superficie correspondiente al estado de Durango. 2 Acuerdo 7 de junio de 2000. 3 Acuerdo 7 de noviembre de 2002. 4 semarnap et ai 1995. Fuente: Congreso de la Unión 1 91 7a-c; semarnat et ai 1 995, Congreso del Estado 2008. 24* H 25* N 2&‘N Instrumentos y políticas públicas para la gestión, protección y conservación 141 tO 7' IV 106*W 103* W JÚi1 W jor iv k atwt a.iu a Canaliii Wdífin GLÍ.UNGQ Vfcmls 1 fiüifrw) SmALÚÁ i ■ ■ / c¡ , v/f 1 jr ' " ’fjf ^ ¡fr 1 ^ >1,1 - - -J / COíM/Lí ££ Zí/tJGW-l Z-JÍ - 7/:í l.s Escala 1:2 600 000 0 25 50 km I. ,1 I ÍOJ’ IV 107’ W fúfi‘ tv ÍÚ3" IV SIMBOLOGJA 1 1 Durango □ Limite estatal Ciudades Cuerpos da agua A NP federa las A N P estafa I es GADNR 043 NH Cañón de Fernández LaMicliilia EJ Tecuán Mapímí Quebrada de Santa Bárbara Figura 5. Áreas naturales protegidas. Nota: no existe suficiente información para la cadnr 075 Río Fuerte, por lo que no se representa en el mapa. 2VW 24' N 25' N 25* ti 142 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado El Plan Rector de esta reserva (drblm 2004) men¬ ciona que en la región de las cuatro microcuencas existe una población total de 978 personas, de acuerdo con da¬ tos del inegi. Las localidades presentes en la zona son: San Juan de Michis, El Alemán Viejo, Nuevo Centro Poblacional Ejidal (ncpe), El Alemán, Luis Echeverría, ncpe Cerro Blanco, ncpe Mesa de Los Azules; los ran¬ chos: Las Margaritas, El Temascal, Sorruedo, Mesa del Burro y Piedra Herrada (esta localidad corresponde a una estación de investigación a cargo del Instituto de Eco¬ logía, A.C.); y las comunidades indígenas de Mesa de El Tabaco y Paraíso de Los Santos (antes Rancho La Peña). Ninguna de las poblaciones consideradas supe¬ ra los 500 habitantes. Patrimonio biológico La reserva contiene muestras representativas del bos¬ que mixto seco de la Sierra Madre Occidental, sin em¬ bargo, se reconocen en su interior cinco tipos de vegetación con elementos dominantes florística y fisio- gráflcamente de acuerdo a la clasificación hecha por Rzedowski (1978): bosque de coniferas, bosque de en¬ cino, pastizal, matorral xerófilo y vegetación acuática y subacuática. Estos tipos de vegetación están subdivididos en varios subtipos (bosques de Pinus, Pinus-Quercus, Pseudotsuga, Cupressus, comunidades de Juniperus, Quercus, Quer cus- Pinus, matorral de Arctostaphylos, ma¬ torral de Quercus, pastizal natural, matorral de Acacia, vegetación acuática o subacuática y vegetación de áreas de disturbio) que abarcan más de 75% de la super¬ ficie decretada como reserva (González et al. 1993). La fauna silvestre que se distribuye en el área es la característica de los bosques mixtos secos de pino- encino de la región Neártica (figura ó, cuadro 4). Gestión y administración El inecol se hizo cargo de esta anp desde 1974. Duran¬ te estos años, se construyó una estación de investiga¬ ción llamada Piedra Herrada (dos casas) que hospedaba al personal de este instituto y a diferentes autoridades. El personal del inecol realizó diversos proyectos de in¬ vestigación, a través de los cuales se conocen los re¬ cursos naturales que integran a esta reserva. En el año 2000, con la creación de la conanp, el inecol deja de hacerse cargo de esta reserva. No hay en la actualidad un programa de manejo para esta anp; no obstante, en el 2004 la dirección a cargo publicó el Plan Rector de las Microcuencas de la Reser¬ va de la Biosfera La Michilía con el objetivo de que las cuatro microcuencas presentes en esta anp (San Juan de Figura 6. Bosque mixto seco de encino-pino. Foto: Jorge Nocedal. Instrumentos y políticas públicas para la gestión, protección y conservación 143 Cuadro 4. Grupos taxonómicos presentes en la Reserva de la Biosfera La Michilía Grupos taxonómicos Órdenes Familias Géneros Especies Estatus de conservación (semarnat 2010) Fuente Anfibios 2 4 4 4 2 Álvarez y Polaco 1 983 Aves 17 51 152 220 22 Garza et al. 2004 Mamíferos 7 13 26 34 - Álvarez y Polaco 1 984 Plantas vasculares - 89 355 919 4 González-Elizondo et al. 1 993 Reptiles 2 5 8 16 9 Álvarez y Polaco 1 983 Total 28 162 545 1 193 37 Michis (rhiiAcóoi-i), Toribia-Nana Juana (rhiiAcóoi-ii), El Alemán (RHi2Lai274-m) y Río Verde (RHi2Lai274-iv)) conservaran su integridad ecológica y que sus habitan¬ tes mantuvieran una buena calidad de vida por medio de proyectos de desarrollo sustentable. Este Plan Rector dirigía todas las acciones, en él se definían las líneas de acciones prioritarias y daban alternativas viables de solución. Los resultados obtenidos del estudio previo justifi¬ cativo realizado para la modificación del área protegi¬ da, se sometieron a la fase de consulta pública en el 2015. En el 2016, se encuentra en proceso de evalua¬ ción, por lo cual hasta que se dé el nuevo decreto no es posible iniciar con el programa de manejo (Hernández y Aragón com. pers.). Amenazas para la conservación Y PROBLEMÁTICA GENERAL En el Plan Rector se presentó un diagnóstico de las condiciones sociales, económicas, culturales y ecológi¬ cas que prevalecían en estas zonas, y también proponía posibles soluciones. De manera general, este Plan enunció que el problema del desempleo se hacía paten¬ te en las cuatro cuencas, así como la cacería furtiva y la erosión del suelo; sólo en tres de éstas se detectó la presencia de plagas forestales, el sobrepastoreo y la ex¬ tracción desordenada de arcilla para la elaboración de adobe; finalmente la deforestación, la presencia de es¬ pecies exóticas, el mal manejo de la basura, los incen¬ dios, una baja productividad agrícola, la contaminación del suelo por descarga de aguas negras, la infraestruc¬ tura inadecuada para la ganadería, la falta de servicios básicos y la migración eran problemas en dos de estas cuatro cuencas. Sin embargo, según Maury, ya en 1993 se hacía patente la amenaza de los desmontes, la cace¬ ría, los incendios, la escasez de sistemas de uso racio¬ nal de los recursos naturales de la región, la falta de proyectos de desarrollo y de educación ambiental, las pocas alternativas de desarrollo en los ejidos, la dismi¬ nución de la cooperación de las poblaciones locales en las políticas de conservación y en la consolidación de un plan de manejo, la presión demográfica y la tenden¬ cia a urbanizar una parte de las zonas de amortigua¬ miento y de influencia. La fauna silvestre enfrenta el problema de la cacería ilegal en donde las especies como el venado cola blanca ( Odocoileus virginianus), el pécari de collar ( Dicotyles tajacu), el guajolote silvestre ( Meleagris gallopavo), la codorniz ( Cyrtonyx montezumaé), el coyote ( Canis latrans), el puma ( Puma concolor) y el gato montés ( Lynx rufus) ven afectadas sus densidades y su distribución. Asimis¬ mo, la presencia de la especie exótica del jabalí europeo ( Sus scrofa) representa una seria amenaza para las espe¬ cies nativas (Duarte-Moreno y González-Hemández 2013). Por otra parte, el desarrollo de ranchos cinegéticos que rodean la reserva y que mantienen fauna exótica, son también un problema. En particular, se da el caso del vena¬ do cola blanca texano ( Odocoileus virginianus texanus), que se ha cruzado con el nativo ( Odocoileus virginianus ) trayendo como consecuencia una modificación genética en la población original y problemas de parto en las hembras nativas (semarnat et al. 1995, ine 1996). 144 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado La mayoría de los problemas mencionados requie¬ ren de un trabajo multi disciplinario para su solución, incluyendo a los propios habitantes de las comunidades, por lo que es necesario fortalecer el componente de organización social y educación ambiental para asegurar el éxito de los proyectos y lograr un impacto positivo en la conservación de las microcuencas de atención (drblm 2004). Servicios ambientales Los servicios ambientales que brindan los ecosistemas son determinantes para la sociedad. Según la clasifica¬ ción de la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio (ma 2005) existen 17 servicios ambientales agrupados en cuatro categorías: 1) Apoyo (ciclo de nutrientes, producción primaria, for¬ mación de suelo, etc.). 2) Aprovisionamiento (alimento, materias primas, agua limpia y medicinas). 3) Regulación (tratamientos de aguas residuales, pre¬ vención de la erosión del suelo, control biológico de plagas y polinización). 4) Culturales (recreación y salud mental y física, turis¬ mo, apreciación estética y experiencia espiritual). Aunque el programa por servicios ambientales no está dirigido exclusivamente a anp (se toman en cuenta otros elementos como combate a la pobreza), constitu¬ ye una acción muy importante para reforzar la conser¬ vación en términos de desarrollo sustentable dentro de las áreas (Halffter 2011). Los bosques que se desarrollan en las montañas de La Michilía aportan agua a los afluentes de dos cuen¬ cas hidrográficas, que son parte relevante de la cuenca alta del río San Pedro (figura 7), además de ser un ban¬ co importante de madera para el futuro (figura 8) (Ca¬ rrera com. pers.). Existen diferentes tipos de valores o servicios ambien¬ tales dentro de esta zona, tales como los de uso directo (leña, forraje) sin un valor comercial, los de uso indirec¬ to (producción primaria mediante fotosíntesis, forma¬ ción de suelo, fijación de nitrógeno), éticos (se refiere al aprecio que el ser humano puede sentir hacia la bio¬ diversidad fuera de su potencial como artículo de con¬ sumo) y estéticos (asociado a un sentimiento de aprecio por la biodiversidad) (Halffter et al. 2001). RESERVA DE LA BIOSFERA MAPIMÍ Características generales Esta anp se localiza en la parte sur del Bolsón de Ma- pimí, y constituye un área representativa de los eco¬ sistemas desérticos de la parte central del Desierto Chihuahuense, en el norte de México. De acuerdo con Breimer (1988), forma parte de dos cuencas endorreicas en el Desierto Chihuahuense: el Bolsón de Mapimí y la laguna de Palomas. Estas cuencas forman parte de la provincia fisiográfica Mesa Central del Norte; esta última, junto con la Sierra Madre Orien¬ tal, continúa al norte en la sección de la Gran Cuenca de la provincia Cuenca y Cordillera en Arizona, Nuevo México y Texas (Kellum 1944, citado en Breimer 1988). La región hidrológica No. 35 (RH35) se extiende en par¬ tes de los estados de Durango, Coahuila y Chihuahua, y dentro de ésta se localiza la reserva. Esta área presenta un clima muy seco y extremoso semicálido con lluvias de verano (clasificación de Kóppen modificada por García). Las precipitaciones suelen dar¬ se en forma de violentos chubascos de corta duración. La precipitación tiene un promedio anual de 264.2 mm con una máxima de 512.5 y una mínima de 80.8 mm. La mayor parte de las precipitaciones se producen en verano. La temperatura anual es de 20.8 °C, con una mínima promedio en el invierno de 3.9 °C y una máxi¬ ma promedio en el verano de 36.1 °C (Cornet 1988). Barral (1988) menciona que, de acuerdo con los re¬ sultados obtenidos en un primer estudio socioeconó¬ mico de la población de la reserva realizado en 1981, hay un claro despoblamiento paulatino. En 1995, la po¬ blación dentro del área de amortiguamiento registraba un total de 150 personas dispersas entre los ejidos y ranchos; para el año 2005 vivían alrededor de 60 per¬ sonas en esta misma área. El poblado de Estación Carri¬ llo, en Chihuahua; con 475 habitantes en 1995, para el 2005 tuvo una disminución de 255 individuos (conanp 2006). La población que vivía en la reserva de forma permanente en el 2012 sumaba 411 habitantes, de los cuales cuatro eran de la zona núcleo y 407 de la zona de amortiguamiento (mab y unesco 2012). Las localidades ubicadas dentro del área son Mapi¬ mí y Tlahualillo, en el estado de Durango; Jiménez, en el estado de Chihuahua, y Francisco I. Madero y Sierra Mojada, en el estado de Coahuila. Instrumentos y políticas públicas para la gestión, protección y conservación 145 Figura 7. Afluentes de agua de las partes altas de la reserva. Foto: archivo de la conanp, Reserva de la Biosfera La Michilía. Figura 8. Producción de madera de un bosque de pino-encino. Foto: archivo de la conanp, Reserva de la Biosfera La Michilía. 146 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Patrimonio biológico La vegetación corresponde a matorrales xerófilos y micrófilos, así como a chaparrales de distintas compo¬ siciones a manera de mosaicos con vegetación halófita en las partes más bajas (planicies). Su composición y fisonomía varía con la topografía y tipo de suelo (conanp 2006). Los principales elementos florísticos, según García- Arévalo (2002) forman parte de dos tipos de vegetación ampliamente distribuidos en México, el matorral xerófilo y el pastizal (figuras 9 y 10). Las prin¬ cipales asociaciones vegetales son matorral desértico rosetófilo, vegetación halófita, vegetación de desiertos arenosos, pastizal natural, matorral desértico micrófilo, matorral subinerme y matorral espinoso. Montaña (1988) cartografió la vegetación de una su¬ perficie de 172 000 ha que comprendía la reserva y su área de influencia, y encontró que aproximadamente la mitad del área cartografiada estaba ocupada por formacio¬ nes dominadas por herbáceas y leñosas bajas (25.95%), y por formaciones dominadas por leñosas altas y leñosas bajas (25.16%). Agregando las formaciones dominadas por herbáceas, leñosas altas y leñosas bajas (16.58%), por leñosas bajas exclusivamente (10.0%) y por herbáceas y leñosas altas (5.5%), llegó a determinar más de 80% del área que estudió. Esta anp preserva fauna típica (figura 11) de las re¬ giones semiáridas del Altiplano mexicano, incluyendo especies de aves amenazadas como el aguililla cola roja (Buteo jamaicensis), el aguililla rojinegra ( Parabuteo unicinctus), el halcón pálido ( Falco mexicanus), la lechu¬ za de madriguera ( Athene cunicularia ) y el águila real (. Aquila chrysaetos) (cuadro 5; Cantú 2003). Gestión y administración De igual forma que en La Michilía, el inecol se hizo cargo de esta reserva desde 1974, construyendo para tal efecto el Laboratorio del Desierto (figura 12), situa¬ do a 40 km del poblado más cercano. Durante años funcionó con luz eléctrica, pistas para avión y helicóp¬ tero, sueros antiofídicos, comunicación por radio, un administrador y auxiliares, y personal científico per¬ manente en estancias (Halffter 1988). En el año 2000, con la creación de la conanp, el inecol dejó de hacerse cargo de esta anp. El primer y único programa de manejo que ha tenido Mapimí fue publicado en el 2006; sin embargo, este documento integra la definición de los componentes y acciones de manejo 2007-2011. En el año 2012, la dirección actual de la reserva presentó informes en la segunda revisión rea¬ lizada por el programa “mab-unesco Revisión Periódica para Reserva de Biosfera”, sobre los cambios significa¬ tivos en la reserva de 1997 al 2012, en el que destaca la ejecución que han venido realizando del Programa de Conservación para el Desarrollo Sostenible (procodes), en el cual se apoyan los proyectos productivos alterna¬ tivos, además de que constituye un instrumento de la política pública que promueve la conservación de los ecosistemas y su biodiversidad. De igual forma, el pro¬ grama de empleo temporal (pet) es un instrumento complementario con el cual la conanp propició lo que se denominó una “economía de la conservación”; esta consiste en que los jornales, utilizados en actividades intensivas de mano de obra no calificada y en sinergia con el Programa de Desarrollo Regional Sustentable (proders) y otros programas de diversos sectores, re¬ dunden en beneficios directos y de largo plazo para las comunidades mediante el mantenimiento y restauración de los servicios ambientales y el desarrollo de infraes¬ tructura permanente para la mitigación de riesgos, capacitación productiva, incubación de microempresas, reconversión productiva y acceso a satisfactores bási¬ cos. En este informe se menciona también que de acuerdo a la extensión territorial, zonificación e instru¬ mentos de manejo y gestión, existen las condiciones en la reserva para desarrollar la conservación de espacios clave y de importancia biológica (zonas núcleo), el de¬ sarrollo integral y uso adecuado de los recursos natu¬ rales (zona de amortiguamiento) y el impulso al desarrollo sostenible en la zona de transición. En todas las acciones se promueve la participación de los habi¬ tantes, usuarios y propietarios de los terrenos que con¬ forman el área protegida y su zona de influencia (mab y UNESCO 2012). Amenazas para la conservación Y PROBLEMÁTICA GENERAL Ya en 1988 Barral mencionaba que la ganadería exten¬ siva de cría de vacunos era la actividad económica más importante en la zona de influencia del anp. En conse¬ cuencia, la regulación de la cantidad de ganado y de las variaciones estacionales de las cargas animales sopor¬ tadas por los agostaderos era uno de los problemas más cruciales a resolver para realizar un manejo adecuado de los recursos. La semarnap et al. (1996) menciona esta actividad con miras a expandirse o intensificarse; el programa de manejo (conanp 2006) de igual forma señala dentro de las actividades antropogénicas de ma¬ yor impacto a la ganadería extensiva, así como a la Instrumentos y políticas públicas para la gestión, protección y conservación 147 Figura 9. Vegetación de desiertos arenosos. Foto: APDM s/f. Figura 10. Matorral xerófilo. Foto: Jorge Nocedal. Cuadro 5. Grupos taxonómicos presentes en la Reserva de la Biosfera Mapimí Grupos taxonómicos Órdenes Familias Géneros Especies Estatus de conservación (SEMARNAT 2010) Fuente Anfibios 1 3 3 5 2 CONANP 2006 Aves 16 47 142 201 11 Garza et al. 2007 Mamíferos 7 16 42 63 5 CONANP 2006 Plantas vasculares - 70 241 393 - García-Arévalo 2002 Reptiles 2 12 32 39 17 CONANP 2006 Total 26 148 460 701 35 148 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado cacería furtiva, que implica fuertes problemas en ma¬ teria de conservación. Otro factor indirecto que se in¬ dica es el turismo desorganizado y sin planificación que acude a la llamada “Zona del Silencio”, ya que trae consigo problemas de saqueo, dispersión de basura, y los beneficios económicos quedan en manos de personas ajenas a las comunidades de la reserva. Algunos com¬ ponentes de los recursos naturales, tanto de flora como de fauna presentes en el área, satisfacen las necesida¬ des de los pobladores locales, por lo que se ven some¬ tidos a este tipo de aprovechamiento; diversos géneros de la familia Cactaceae registran ventas en el mercado negro; a una baja escala se lleva a cabo la extracción de sal en una de las lagunas del anp (laguna de Palomas) y es de tipo artesanal. Una problemática general en esta reserva, como ya se ha mencionado, es la tendencia a la disminución de la población; de acuerdo al mab y unesco (2012), los principales factores responsables son la falta de man¬ tenimiento y destrucción de algunas de las principa¬ les obras para captación de agua, así como la falta de diversificación en las actividades productivas, ya que la población se dedica principalmente a la cría de bo¬ vinos, aunque en el poblado de Estación Carrillo la Figura 11. Coyotes en las faldas del cerro de San Ignacio. Foto: Jorge Nocedal. mayoría de los habitantes se dedica a la producción de sal. Asimismo, señalan que la ganadería extensiva para la producción de carne sigue siendo una activi¬ dad preponderante en la economía de las familias de la región en la zona de amortiguamiento. Mencionan también que la evaluación de la condición del agos¬ tadero realizada por la Comisión Técnico Consultiva de Coeficientes de Agostadero de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Ali¬ mentación (sagarpa) en 1979, indica como un prome¬ dio de 35-40 ha por unidad animal en dicho año; sin embargo, el estudio realizado por personal de la re¬ serva y la participación de los productores en 2010 marca un promedio de 112 ha por unidad animal, lo cual representa una presión permanente de la activi¬ dad ganadera sobre el recurso forrajero del área. De igual forma, resumen los principales impactos huma¬ nos por tipo de vegetación (cuadro ó). Servicios ambientales Los servicios ambientales en esta anp, son aquellos que brindan los ecosistemas forestales de manera natu¬ ral o por medio del manejo sustentable de sus recursos, tales como la provisión de agua en calidad y cantidad; Figura 12. Laboratorio del desierto. Foto: Jorge Nocedal. Instrumentos y políticas públicas para la gestión, protección y conservación 149 la captura de carbono, de contaminantes y componentes naturales; la generación de oxígeno; el amortiguamiento del impacto de los fenómenos naturales; la modulación o regulación climática; la protección de la biodiversi- dad, de los ecosistemas y formas de vida; la protección y recuperación de suelos; el paisaje y la recreación, entre otros (Bezaury-Creel et al. 2011). PARQUE ECOLÓGICO EL TECUÁN Antecedentes La superficie que ocupa actualmente esta anp fue dona¬ da en 1981 por la Sociedad Mercantil Compañía Gana¬ dera del Carmen, S. de R. L. de C. V. al Gobierno del Estado para la formación de un parque nacional, y que¬ dó bajo la responsabilidad del Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia (dif). En 1984 el Go¬ bierno del Estado realizó el contrato de donación del terreno de esta zona al Gobierno Federal a través de la sedue. El gobierno de Durango solicitó en 1994 su de¬ volución con el fin de manejarlo como un parque re¬ creativo; en abril de 2000 se celebró un convenio en el cual el dif entrega su administración a la Dirección de Turismo y Cinematografía, y en marzo de 2003, por iniciativa del Ejecutivo Estatal, se delega a la SRNyMA. Cabe mencionar que durante el periodo 1994-2000 se registraron severos impactos ambientales dentro del parque, por personas ajenas al inmueble. En febrero de 2006 la Secretaría de la Función Pública (sfp) acordó la desincorporación del régimen de dominio público de la federación del parque ecológico El Tecuán a favor del Gobierno del Estado de Durango con el fin de esta¬ blecer un anp, y fue decretada como parque estatal el 30 de marzo de 2008 (conanp 2010a). Características generales Durango cuenta con la Reserva de la Biosfera La Michilía como representativa del flanco oriental de la Sierra Madre Occidental; sin embargo, dentro del ma¬ cizo de la sierra, base de la economía estatal, no existe ninguna zona de protección de ecosistemas, es por esa razón que se considera de gran importancia un anp con bosques de coniferas y encino que cuente con las características necesarias para manejarse como áreas de conservación en el estado (Gónzalez-Elizondo et al. 1999). El Tecuán se encuentra en la provincia fisiográfica Sierra Madre Occidental, subprovincia Gran Meseta y Cañones Duranguenses, con tipos de sistemas de topo- formas constituidos por sierras altas. Pertenece a la región hidrológica 11 Presidio-Río Baluarte, que se ori¬ gina en las estribaciones occidentales de la Sierra Ma¬ dre Occidental, esencialmente porque contiene las cuencas de los ríos Presidio y Baluarte. El clima pre¬ dominante es de C(E)(W2) correspondiente al grupo de los templados, semihúmedos, semifríos con lluvias en verano, y precipitación invernal entre 5 y 10 mm. La precipitación media anual es de aproximadamente 700 mm, y la temperatura media anual oscila entre los 10 y 12 °C. Se localiza dentro del municipio de Durango (capital del estado), pero es una zona sin comunidades al interior y debido a que es propiedad del Gobierno del Estado (figura 13) no hay conflictos sociales, ni existe ningún tipo de aprovechamiento. La comunidad Cuadro 6. Principales impactos humanos en la Reserva de la Biosfera Mapimí Tipo de vegetación Problemática Mezquital Corte de arbolado para leña Pastizal halófíto Sobrecarga animal Matorral micrófilo Sobrecarga animal y extracción de leña Matorral rosetófilo Cacería de venado, extracción de cactáceas y candelilla, extracción de mármol, piedra y material para carreteras Vegetación halófita y gipsófita Sobrecarga animal Fuente: mab y unesco 201 2. 15o La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 1 3. Entrada al parque ecológico El Tecuán. Foto: Erlka Castaños Rochell. Figura 14. Vegetación de bosque templado. Foto: Eñka Castaños Rochell. más cercana es Navios, que cuenta con 63 habitantes que se dedican a actividades forestales y ganaderas; la comunidad cercana, a 17 km del parque, con mayor po¬ blación es Llano Grande, con 1 822 habitantes que tra¬ bajan en el sector forestal, agrícola, ganadero y de servicios (conanp 2010a). Patrimonio biológico González-Elizondo y colaboradores (1999) señalan que la vegetación de El Tecuán (figuras 14 y 15), al igual que la de la Reserva de la Biosfera La Michilía, es re¬ presentativa de la que se extiende a través de millones de hectáreas de la Sierra Madre Occidental en México entre los 2000 y los 3000 m de altitud, por lo que el co¬ nocimiento y conservación de la flora de ambas áreas es de vital importancia para el óptimo manejo y preserva¬ ción de los bosques templados del noroeste de México. Según estos mismos autores, el criterio de dominantes fisonómicos, aunque subjetivo, permite distinguir en esta área siete asociaciones de especies arbóreas con algunos subgrupos (bosque de Pinus cooperi, Pinus teocote, Pinus spp., Quercus spp., Arbutus spp., Pinus leiophylla, Pinus- Quercus, Quercus sideroxyla), además de dos comunidades de herbáceas (vegetación de cié¬ naga y claros con cubierta herbácea). Los bosques de pino-encino albergan la más alta diversidad florística en México (Rzedowski, 1978 citado en González-Elizondo et al. 2012) y la Sierra Madre Oc¬ cidental es particularmente rica por tener la mayor superficie con bosques templados en el país, así como por la confluencia en su territorio de floras de diversos orígenes y por su gran variedad de hábitats. En esta región se presenta además la mayor diversidad de aso¬ ciaciones de pinos, encinos y madroños a nivel mundial (González-Elizondo et al. 2012). En relación con las especies de fauna que se distri¬ buyen en El Tecuán (cuadro 7), solo se tienen los regis¬ tros en campo y los resultados de las consultas hechas a bancos de datos de diferentes instituciones para el programa de conservación y manejo (conanp 2010a), lo cual hace patente la necesidad de que se realicen más estudios en esta zona, que se localiza a solo 57 km de la ciudad de Durango, por lo que estos estudios son más factibles en cuestiones de logística. Gestión y administración Actualmente, este parque es manejado y administrado por personal de la SRNyMA. Al interior viven cuatro per¬ sonas que se encargan de la vigilancia y del manteni¬ miento. Se ofrecen servicios de educación ambiental y Instrumentos y políticas públicas para la gestión, protección y conservación Figura 15. Bosque de pino. Foto: Laura Rentería Arrleta. Figura 1 6. Cabañas en el interior de El Tecuán. Foto: Erlka Castaños Rochell. La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado recreativa, para los cuales la Secretaría posee 10 caba¬ ñas equipadas con todos los servicios (figura íó). Ade¬ más, cuenta con un centro de educación y capacitación ambiental con capacidad para 40 personas y servicios de comedor, dormitorios, regaderas y cocina. A la fecha, se tiene registrada una unidad de mane¬ jo para la conservación de la vida silvestre (uma) de tipo intensivo (manejo de ejemplares en confinamiento con condiciones controladas e intervención directa del ser humano, principalmente para especies exóticas) para la especie introducida de wapití ( Cervus elaphus ) (Castaños com. pers.). Es importante mencionar que, a la fecha, la categoría como anp que tiene este parque no pertenece a ningu¬ na de las manejadas por el sinap (véase categorías y descripción en el cuadro 1), a pesar de haber sido citado según González-Elizondo et al. (1999) como parque na¬ cional. Solamente los servicios de educación ambiental y recreativos que brinda personal de la Secretaría cum¬ plirían con dos de los varios requisitos que debe tener un anp para ser manejada como parque nacional. Amenazas para la conservación Y PROBLEMÁTICA GENERAL De acuerdo con el Programa de Manejo y Conservación (conanp 2010a), uno de los problemas más graves que enfrenta el anp es la frecuencia de los incendios fores¬ tales, sobre todo en las zonas cercanas a la carretera y zonas de acampar, donde es evidente que las causas son básicamente antropogénicas. También menciona como asuntos que se deben atender, la cantidad de ba¬ sura que se genera por las actividades de educación ambiental y recreativas, así como la contaminación del agua como consecuencia de estas actividades y de que ni el parque ni la zona de influencia cuentan con drenaje; además, señala que este parque recibe aproximadamen¬ te 10 mil visitantes al año, sin que a la fecha se haya estimado la capacidad de carga. Asimismo, el aprovechamiento de los recursos na¬ turales que las poblaciones cercanas realizan tradi¬ cionalmente ha impactado de manera negativa en los ecosistemas del parque, tales como el uso de árboles sanos y bien conformados para el ocoteo (extracción de resina), recolección de leña y elaboración de carbón ve¬ getal. Por su parte, la caza furtiva, si bien no es muy frecuente, tiene efectos destructivos para la composi¬ ción del bosque y las poblaciones animales, al cazar indiscriminadamente a machos, hembras y crías, enfo¬ cándose principalmente en el venado cola blanca, co¬ nejos, ardillas y guajolotes; igual resulta la extracción de biota para comercialización y sin ningún tipo de ma¬ nejo. Se pensó originalmente en exhibir en esta anp a especies exóticas como el wapití ( Cervus elaphus ) (figu¬ ra 17); sin embargo, su reproducción se salió de control y tanto el suelo como la vegetación de las áreas en que se han confinado han sufrido severos daños. Desde 1999, González-Elizondo y colaboradores men¬ cionaban que parte de la vegetación de esta anp se encontraba en avanzado estado de deterioro, con alto grado de perturbación antropogénica, principalmente Cuadro 7. Grupos taxonómicos presentes en el Parque Ecológico El Tecuán Grupos taxonómicos Órdenes Familias Géneros Especies Estatus de conservación (SEMARNAT 2010) Fuente Anfibios 2 5 5 9 5 conanp 2010a Aves - - 55 63 12 conanp 2010a Mamíferos 7 - - 46 4 conanp 2010a Plantas vasculares - - - 23 - González-Elizondo et al. 1999 Reptiles 2 6 5 17 8 conanp 2010a Total n n 65 158 29 Instrumentos y políticas públicas para la gestión, protección y conservación 153 por efecto de incendios recurrentes fuera de la zona abierta al público. Sin embargo, consideraban que a pe¬ sar del disturbio del área, había condiciones potencia¬ les para promover la educación ambiental. ÁREA DE PROTECCIÓN DE RECURSOS NATURALES QUEBRADA DE SANTA BÁRBARA Antecedentes Esta área de protección de recursos naturales (aprn) se localiza dentro del ejido El Brillante, el cual está encla¬ vado en el macizo montañoso denominado Sierra Ma¬ dre Occidental dentro del municipio de Pueblo Nuevo. Este ejido recibió su dotación mediante Resolución Pre¬ sidencial el 11 de abril de 1962, y el 22 de septiembre de 1995 se hizo una reinscripción en el ran-sra (Regis¬ tro Agrario Nacional-Secretaría de la Reforma Agraria) (conanp 2010b); cuenta con una superficie legal de óó ha que pertenece a 100 ejidatarios (Romero et al. 2007). A iniciativa del Gobierno del Estado de Durango, se decretó a esta región como área de protección de recursos naturales en el año 2008. Los argumentos para hacerlo fueron la conservación de un ecosistema característico de la Sierra Madre Occidental, las especies presentes de flora y fauna con estatus de conservación, la riqueza hidrológica con que cuenta, y el prístino ecosistema que existe en este bosque. En el contexto nacional, esta zona ha sido reconocida como única por la presencia de una alta proporción de elementos endémicos. Hay centros Figura 1 7. Poblaciones de wapití ( Cervus elaphus). Foto: Erlka Castaños Rochell. de endemismo distribuidos por todo el país, sugiriendo que esta área ha sido durante mucho tiempo un activo centro de evolución (conanp 2010b). En esta reserva se distribuyen las especies Picea ch.ihuah.uana, Ahies durangensis y Pseudotsuga menziesii, las cuales ocurren dentro de un área limitada de cerca de 20 ha y son raras en México y en Durango, ocurrien¬ do como relictos protegidos con un alto estado de la conservación (Aguirre- Calderón et al. 2009). Características generales El área presenta una topografía típica de la Sierra Ma¬ dre Occidental. Es característico un relieve muy acciden¬ tado, con presencia de pendientes muy pronunciadas (figura 18). Las planicies denominadas mesetas se localizan en las partes más altas, ubicadas a 2810 msnm. Es en es¬ tas zonas donde se localiza el parteaguas que da origen al sistema hídrico de la cuenca en que se localiza la quebrada. El arroyo principal, conocido como Santa Bár¬ bara (figura 19), es de régimen perenne por su tempo¬ ralidad y se une aguas abajo con otras corrientes de régimen semiperenne para formar el arroyo El Infier¬ nillo, que drena sus aguas en dirección suroeste hacia el río Baluarte. La quebrada pertenece a la región hi¬ drológica 11 Presidio-Río Baluarte, que se origina en las estribaciones occidentales de la Sierra Madre Occi¬ dental siguiendo patrones estructuralmente determi¬ nados y al llegar a las planicies costeras desarrolla meandros, zonas pantanosas, lagunas y otras formas, Figura 1 8. Porción representativa de la Sierra Madre Occidental. Foto: Laura Rentería Arrieta. La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 1 9. Arroyo de Santa Bárbara. Foto: Laura Rentería Arrleta. Figura 20. Bosque de coniferas (área de amortiguamiento). Foto: Laura Rentería Arrleta. Instrumentos y políticas públicas para la gestión, protección y conservación para finalmente desembocar en el océano Pacífico (CONANP 2010b). El tipo de clima es semifrío subhúmedo con lluvias en verano y temperatura media anual entre 5 y 12 °C; la temperatura del mes más frío oscila entre 3 y 18 °C, y presenta un porcentaje de precipitación invernal en¬ tre 5 y 10.2 mm (Instituto Tecnológico El Salto 2003). Se estima que el ejido alberga a 1376 habitantes; su centro de población se localiza en los terrenos del pro¬ pio ejido que colindan con el fundo legal de la ciudad de El Salto, Pueblo Nuevo, por lo cual constituye una colonia de esta ciudad que actualmente cuenta con más de 30 mil habitantes. La principal actividad eco¬ nómica del ejido es el cultivo y aprovechamiento de sus recursos forestales. Esta actividad es administrada por los propios ejidatarios, y en el abastecimiento y la industria laboran ejidatarios, hijos de ejidatarios y ave¬ cindados (CONANP 2010b). Patrimonio biológico A nivel de vegetación se ha registrado para la zona de estudio el bosque de coniferas (figura 20), constituido por diversas asociaciones de los géneros Abies, Picea, Pinus y Pseudotsuga de la familia Pinaceae, y Cupressus y Juniperus de la familia Cupressaceae. Como unidades de vegetación se identificaron, según Rzedowski (1978), bosques de coniferas y bosques mixtos en 14 asociacio¬ nes vegetales: Cupressus- Pseudotsuga-, Cupressus- Pseu¬ dotsuga- Pinus ayacahuite; Pseudotsuga- Cupressus; Quercus sideroxy la- Pinus durangensis; Juniperus deppeana var. robusta- Pinus cooperi- Cupressus; Cupressus- Abies; Cupressus- Garry a; Pinus durangensis- Quercus sideroxyla; Quercus sideroxyla- Pseudotsuga; Pseudotsuga- Quercus sideroxyla- Cupressus; Quercus sideroxyla- Cupressus- Pseudotsuga; Quercus sideroxyla-Cupressus; Cupressus-Quercus sideroxyla-Pseudotsuga; y Cupressus- Picea- Pseudotsuga (García-Arévalo 2008). Cabe mencionar que la conabio (1998) menciona a los bosques de pino y encino de la Sierra Madre Occidental como una de las ecorregiones de mayor prioridad en México, debido a su grado de conservación y a la biodiversidad presente. Como se mencionó anteriormente, la especie Picea chihuahuana se localiza en esta reserva, y la NOM-059- semarnat-2010 la identifica en peligro de extinción (figura 21). De acuerdo con González-Elizondo et al. (2007) y Gordon (1968), es de distribución geográfica muy restringida, de tipo relictual, endémica a la Sierra Madre Occidental. Tuvo una distribución más amplia en el pasado cuando las condiciones ambientales de alta humedad y temperaturas relativamente bajas prevale¬ cían en buena parte de México. García-Arévalo (2008) afirma que aunque P. chihuahuana participa de manera discreta en la estructura del bosque de esta reserva, existen otras especies que dan forma de manera predo¬ minante a esta comunidad vegetal; por otra parte, en¬ fatiza de manera rotunda la importancia de establecer políticas de conservación para esta especie y su hábi¬ tat. La vegetación de esta quebrada alberga una gran riqueza (cuadro 8). Gestión y administración El proyecto de conservación y decreto del anp, a nivel estatal y regional, fue percibido como un medio que permitiría un cambio en las prácticas de manejo de los recursos naturales de la región y que atraería una ma¬ yor atención hacia los problemas y demandas de la Cuadro 8. Grupos taxonómicos presentes en el aprn Quebrada de Santa Bárbara Grupos taxonómicos Órdenes Familias Géneros Especies Estatus de conservación (SEMARNAT 201 0) Fuente Anfibios 2 5 5 8 3 CONANP 2010b Aves 10 24 48 55 6 CONANP 2010b Mamíferos 7 12 25 38 1 CONANP 2010b Plantas vasculares - 53 141 199 4 García-Arévalo 2008 Reptiles 2 6 7 12 4 CONANP 2010b Total 21 100 226 312 18 156 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado comunidad local (conanp 2010b), y fue promovido por los propios ejidatarios, quienes son los encargados de manejar y administrar esta área. Amenazas para la conservación Y PROBLEMÁTICA GENERAL El área del arroyo Santa Bárbara, de acuerdo con sus condiciones geográficas y ecológicas, puede conside¬ rarse relativamente en buen estado de conservación tomando en cuenta la composición y distribución de los elementos florísticos tanto arbóreos, como arbusti¬ vos y herbáceos (figura 22) (García-Arévalo 2008). Las actividades de aprovechamiento forestal que se han llevado a cabo en los bosques de pino y pino-enci¬ no que se encuentran en las márgenes del área de in¬ terés no han afectado de manera severa las condiciones originales del bosque. Sin embargo, cabe resaltar que algunas personas ya han identificado el área por su be¬ lleza escénica y ahora es visitada más frecuentemente con planes de recreación y/o de tipo científico, y ya es palpable un leve deterioro en el sotobosque (García- Figura 21. Picea chihuahuana Mtz. Foto: Laura Rentería Arrieta. Arévalo 2008). De igual forma, en el proyecto técnico: ejido El Brillante (Instituto Tecnológico El Salto 2003) mencionan que los bosques del arroyo del Infierno o arroyo El Infiernillo están en una condición relativa¬ mente tranquila o virgen; aunque el área de alrededor ha sido sujeta de aprovechamientos forestales, no se ha generado ningún disturbio que afecte el estatus natu¬ ral del área y es considerada en la región de El Salto como una reserva forestal. En el programa de conservación y manejo (conanp 2010b) se detalla la problemática ambiental del área, destacando el servicio de ecoturismo que ofrece el eji¬ do a través del paraje conocido como Puentecillas, el cual se encuentra cerca del área de amortiguamiento del anp. El ejido inició en el año 2002 este proyecto de servicios ecoturísticos que ofrece servicio de cabañas, un lago artificial, asadores y palapas, áreas de esparci¬ miento como un kiosco central, asadores frente al lago, juegos infantiles, cancha de volibol sobre arena y pa¬ lapas (figuras 23 y 24). Este centro turístico se conectó a través de senderos interpretativos con la zona núcleo para que los visitantes conocieran y admiraran su diver¬ sidad biológica; cabe mencionar que 90% de la gente que renta las cabañas utiliza estos senderos (J. Bretado com. pers. 2014), sin que a la fecha se hayan determi¬ nado los impactos que generan, ni la capacidad de carga, la cual es una herramienta de planificación que susten¬ ta y requiere decisiones de manejo. Por otra parte, según el programa de conservación y manejo (conanp 2010b), el ejido basa su economía prin¬ cipalmente en actividades derivadas de la silvicultura y, en menor escala, en la agricultura y la ganadería; sin embargo, estas dos últimas provocan una degradación paulatina en las zonas cercanas al área de amortigua¬ miento; la aplicación de tratamientos silvícolas en las cercanías de la reserva influyen sobre las condiciones de hábitat, la dinámica ecológica de largo plazo (produc¬ tividad, procesos biogeoquímicos, sucesión) y dismi¬ nuyen las posibilidades de conservación de los recursos naturales presentes. Debido a lo anterior, este programa señala una se¬ dimentación de cauces y disminución de la calidad del agua por el aporte de la erosión de suelos en terrenos agrícolas y forestales cercanos al anp. También, men¬ ciona que los incendios forestales son frecuentes en toda la región, y debido a que estos afectan principal¬ mente las laderas, su efecto podría ser particularmente crítico en las partes altas que rodean a la zona núcleo; otro problema ecológico importante en esta misma Instrumentos y políticas públicas para la gestión, protección y conservación 157 Figura 22. Área del arroyo Santa Bárbara. Foto: Santiago Solís González. Figura 23. Cabañas del paraje conocido como Puentecillas. Foto: L aura Rentería Arrieta. Figura 24. Áreas de esparcimiento del paraje conocido como Puentecillas. Foto: Laura Rentería Arrieta. * 158 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado zona es la reducción de la calidad y existencias de los recursos maderables de las especies presentes, parti¬ cularmente Picea chihuahuana. La edad de los árboles de esta especie, aunado a las condiciones ambientales tan específicas que requiere para su desarrollo, han originado que su distribución espacial presente patrones poco comunes, desplazán¬ dose paulatinamente fuera de las restringidas condi¬ ciones ambientales donde generalmente ocurre. La misma situación se presenta, aunque en menor medi¬ da, para las especies Abies durangensis y Psedoutsuga menziesii (conanp 2010b). De igual forma, la cantidad de especies tanto de flo¬ ra como de fauna que esta reserva tiene enlistadas en la NOM-059-SEMARNAT-2010, hace necesario que se establezcan sistemas de monitoreo y estrategias de con¬ servación (cuadro 9). Servicios ambientales Los ecosistemas del área proporcionan servicios am¬ bientales esenciales para la vida diaria de sus pobla¬ dores, como la captura y el almacenamiento de agua en acuíferos y ríos, la posibilidad de extraer del medio silvestre otros productos útiles, la captura del bióxido de carbono, la estabilidad climática por la regulación del ciclo hídrico y la regulación de la humedad y tempe¬ ratura del aire, el mantenimiento de suelos fértiles, y el control de deslaves y arrastres masivos de suelo por el efecto de lluvias torrenciales (conanp 2010b). Dentro de los objetivos en este tópico que se plasma¬ ron en este mismo programa, está el de incrementar las acciones para el pago de servicios ambientales mediante la concertación con instancias del gobier¬ no federal, local y organizaciones no gubernamenta¬ les (ong); cuantificar el potencial de los servicios ambientales mediante estudios específicos sobre cap¬ tura de carbono, servicios hidrológicos y biodiversi¬ dad; e incrementar el interés de la población en la conservación de sus recursos, mediante el pago por servicios ambientales. Es en relación con estos dos últimos objetivos que el ejido buscó la forma de obtener ingresos a través de un proyecto en el que se aprovechó el potencial natural del anp como fuente productora de agua, pero a la vez, mediante acciones de manejo, generó beneficios ecológi¬ cos, económicos y sociales a partir del aprovechamien¬ to de los valores ambientales presentes, permitiendo también la conservación del patrimonio ejidal (Institu¬ to Tecnológico El Salto 2003). CUENCA ALIMENTADORA DE DISTRITO NACIONAL DE RIEGO 043 ESTADO DE NAYARIT Antecedentes La información aquí presentada se obtuvo de la memoria técnica de cálculo del Área de Protección de Recursos Naturales Cuenca Alimentadora del Distrito Nacional de Riego 043 Estado de Nayarit, respecto a la subcuen¬ ca de los ríos Saucedo, San Pedro y Mezquital, Duran¬ go y Nayarit (conanp 2009), a excepción de cuando se indica la fuente consultada. Lo anterior se debe a que para esta área se tiene muy poca información generada. El 3 de agosto de 1949 se publicó el decreto que de¬ clara zonas protectoras forestales y de repoblación a las cuencas de alimentación de las obras de irrigación de los distritos nacionales de riego, y se establece una veda total e indefinida en los montes ubicados en dichas cuen¬ cas (sag 1949). El 7 de noviembre de 2002 se anuncia el acuerdo por el que se recategorizan como áreas de protección de recursos naturales los territorios a que se refiere el decreto como zonas protectoras forestales y de repoblación. En cumplimiento al artículo segundo del mencionado decreto, la conanp solicitó oficialmen¬ te a la conagua (Comisión Nacional del Agua), en sep¬ tiembre de 2003, la ubicación y cartografía respectiva. La conagua proporcionó los archivos magnéticos con la delimitación de las cuencas y su ubicación. El objetivo práctico del decreto consiste en garantizar la permanencia de los servicios ambientales estratégi¬ cos, precipitación y abundancia de agua en los sistemas hidrológicos que brindan las cuencas hidrográficas para abastecer de agua a los distritos de riego, para lo cual se requiere necesariamente la protección y conservación de su cobertura de vegetación natural, suelos y relieve que facilitan el aprovechamiento de la irrigación, evi¬ tando además el azolve de los vasos y canales. En el contexto de la importancia del agua como un elemento estratégico y de seguridad nacional, se plan¬ tearon los objetivos del Plan Nacional de Desarrollo (pnd) 2007-2012 en materia de medio ambiente, el Pro¬ grama Sectorial de Medio Ambiente y Recursos Natu¬ rales (pmarn) 2007-2012 y la vinculación del Programa Nacional Hidráulico (pnh) 2007-2012 en relación a es¬ tos. El primero, el pnd, propone tres líneas de acción: • Aprovechamiento sustentable de los recursos naturales. • Protección del medio ambiente. • Educación y conocimiento para la sustentabilidad ambiental. Instrumentos y políticas públicas para la gestión, protección y conservación 159 El pmarn plantea en sus objetivos la gestión integral de los recursos hídricos por medio del manejo sustenta- ble de cuencas y acuíferos y mejorar la productividad del agua en el sector agrícola con la corresponsabilidad de los tres niveles de gobierno y la sociedad. Debido a que en México el principal uso del agua es en el sector agrícola, el pnh establece entre sus objeti¬ vos mejorar la productividad del agua en el sector agrí¬ cola y promover el manejo integrado y sustentable del agua en cuencas y acuíferos. De acuerdo a los antecedentes mencionados, y en cumplimiento a los objetivos del pnd, el pmarn y el pnh, la conanp puso en operación anp dentro de las Cuencas Alimentadoras de los Distritos Nacionales de Riego (cadnr). De esta forma, se presentó la memoria técnica a la que pertenece esta información. Características generales La cadnr pertenece a la región hidrológico adminis¬ trativa vm Lerma-Santiago-Pacífico que tiene una ex¬ tensión total de 190 3ÓÓ ha. Esta región está integrada por los estados de Aguascalientes, Colima, Estado de México, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Que- rétaro y Zacatecas. Las subcuencas de los ríos Saucedo, San Pedro y Mezquital pertenecen a la región hidroló¬ gico administrativa m Pacifico-Norte. Esta región com¬ prende la totalidad del estado de Sinaloa y parte de los estados de Chihuahua, Durango, Zacatecas y Nayarit; políticamente está integrada por 51 municipios. Se lo¬ calizan en ella dos regiones hidrológicas: la rh 10, con una extensión de 104790 km2, y la rh 11 con una ex¬ tensión de 5 837 km2, abarcando una extensión total de 156627 km2, que corresponden a 8% del territorio na¬ cional. En lo que respecta a Durango y Nayarit, como parte de esta anp, está la subcuenca de los ríos Sauce¬ do, San Pedro y Mezquital (figuras 25 y 26). La memoria técnica menciona que la población total para el anp es de 14 639 habitantes, y para la subcuen¬ ca alimentadora es de 71 966 habitantes. Gestión y administración Esta región está integrada por los estados de Aguasca¬ lientes, Colima, Estado de México, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Querétaro y Zacatecas; genera 14% Figura 25. Panorámica de una porción de la cuenca. Foto: archivo de la conanp, Reserva de la Biosfera La Michilía. 1Ó0 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado del pib nacional y habitan en ella 20 millones de per¬ sonas. En este contexto, es de suma importancia admi¬ nistrar y asegurar la disponibilidad, cantidad y calidad del recurso agua. Tanto la semarnat como sus órganos desconcentrados (conanp y conagua) tienen diferentes atribuciones en relación con el manejo y la administración de esta anp. El decreto de creación de las zonas protectoras forestales ordena diversas disposiciones en materia de cuencas hidrográficas y en materia de anp: • El artículo segundo indica que la entonces sarh rea¬ lizará el señalamiento del perímetro de alimenta¬ ción de las cuencas hidrográficas. En la actualidad, la conagua tiene las atribuciones que se establecen en la Ley de Aguas Nacionales, y su reglamento, con¬ forme lo establece el reglamento interior vigente de la SEMARNAT (CONANP 2009). • El mismo artículo segundo señala que la sarh deter¬ minará la superficie de las zonas vedadas, o “montes” (artículo primero), o regiones que deban proteger¬ se (artículo noveno). La conanp tiene las atribuciones que en materia de anp, competencia de la Federa¬ ción, se establecen en la lgeepa y su Reglamento en materia de anp, conforme el reglamento interior vigente de la semarnat. Sin embargo, para delimitar la cadnr se requiere ubicar las zonas de interés para su conservación (pro¬ tección, restauración y uso sustentable), y es evidente que actualmente la cobertura vegetal herbácea, arbus¬ tiva o arbórea, no corresponde a la vegetación original que predominaba en el año de 1949 (fecha de la decla¬ ratoria del anp). Muchas de las cuencas alimentadoras han sufrido intensos procesos de cambio en el uso del suelo, para ser destinados a diversos usos (urbano, agrope¬ cuario, industrial, minero, etc.). En consecuencia, la pues¬ ta en marcha del anp requiere la identificación de las áreas con ecosistemas originales en buen estado de con¬ servación, que no han sido significativamente alterados o transformados por las actividades humanas, y que re¬ quieren ser preservados y restaurados para quedar bajo el régimen de anp, conforme lo previsto en la lgeepa y los demás ordenamientos aplicables. Es por ello que no se ha tomado la cadnr completa, dado que ha sufri¬ do modificaciones considerables que no se ajustan a los objetivos de conservación del anp. Esto obedece a que sería irreal contabilizar la superficie completa de la cuen¬ ca cuando gran parte de ella presenta modificaciones o alteraciones de las condiciones naturales, quedando su¬ perficies menores con características apropiadas para ser conservadas como anp. Hasta 2016, esta cuenca no cuenta con un programa de manejo, y tampoco con una zonificación, ya que hay desacuerdos en sus límites por parte de la conanp y conagua (Ma. Elena Rodarte com. pers. 2012). Patrimonio biológico La conanp identificó los ecosistemas naturales relevan¬ tes que en la actualidad mantienen integridad ecológica “aparente”, diversidad biológica, servicios ambientales y procesos evolutivos; con esto, obtuvieron las asociacio¬ nes vegetales presentes en la cuenca: bosque de Pinus; Pinus-Quercus; Quercus; Quercus- Pinus-, Ayarin; selva me¬ diana subperenifolia; selva baja caducifolia; selva media¬ na subcaducifolia; pastizal natural y pastizal inducido. Es importante mencionar que dentro de la subcuen¬ ca se localiza la Reserva de la Biosfera La Michilía (figura 1), las rtp Guacamayita y la Cuenca del río Je¬ sús María, así como la rhp Río Baluarte-Marismas Nacionales, y las aica Guacamayita. Servicios ambientales Las cuencas hidrográficas ofrecen numerosos servicios a la sociedad. Captan más de 110000 km3 de lluvia que caen a la tierra todos los años. Gracias a su forma cónca¬ va, además, almacenan la mayor parte de las reservas de agua dulce renovable en las aguas subterráneas y la humedad del suelo. Las cuencas regulan los caudales de agua y así previenen las inundaciones y la sequía en las zonas cercanas de río abajo. Sus laderas controlan la fuerza y rapidez del caudal de la escorrentía. El suelo rico de agua de estas laderas muchas veces propicia el crecimiento de vegetación que frena la erosión de la escorrentía. Por otra parte, es importante también la función de los recursos na¬ turales de la cuenca en la agricultura, la ganadería y la electricidad. Asimismo, contribuyen al bienestar de la sociedad mediante el suministro de cultivos y alimen¬ tos, productos de madera, minerales y una fuente de diversidad biológica y cultural de las tierras altas. Con frecuencia también se asigna un valor recreativo sim¬ bólico al paisaje natural y cultural de las cuencas (fao 2009) (figuras 27 y 28). Amenazas para la conservación Y PROBLEMÁTICA GENERAL El objetivo de decretar como anp a esta cuenca era pro¬ teger y conservar sus recursos para abastecer de agua Instrumentos y políticas públicas para la gestión, protección y conservación 1Ó1 Figura 26. Asentamientos humanos. Foto: Archivo de la conanp, Reserva de la Biosfera La Michilía. al distrito de riego. Esta situación se expresaba clara¬ mente en los “considerandos” primero y segundo del decreto: • El primero señalaba que era necesario tomar las me¬ didas de protección indispensables para que los dis¬ tritos de riego se vieran libres de las amenazas que constituían para sus obras, los acarreos de detritus por las aguas, ocasionados por la erosión de los sue¬ los de las cuencas hidrográficas respectivas que ve¬ nían a azolvar los vasos, disminuyendo su capacidad de almacenamiento. • El segundo indicaba que para lograr los fines men¬ cionados era necesario conservar la cubierta vegetal de las cuencas, reconstituirla allí donde ha sido des¬ truida o establecerla en donde no ha existido. Sin embargo, en la actualidad muchas de las cuen¬ cas alimentadoras de los distritos de riego han sido objeto de prácticas inadecuadas de uso del suelo, des¬ monte y destrucción de la cubierta vegetal original, así como de contaminación de los afluentes, lo que aunado al aumento geométrico de la demanda de agua, potable y agrícola, constituye una causa de in¬ terés público para regular las actividades humanas y revertir los procesos de degradación de las mismas, que pueden representar una emergencia para el futuro de México como nación. Todo esto ha llevado a que los asuntos del agua y el bosque se consideren como de “seguridad nacional”. A partir del siglo xx, el desarrollo insostenible a me¬ nudo ha puesto en peligro la ecología de las cuencas hidrográficas de muchas partes del mundo. En muchos casos, el crecimiento demográfico ha desempeñado una importante función en este fenómeno. Para sostener a una población en constante creci¬ miento se han talado bosques en las tierras altas, a fin de destinar los terrenos a la agricultura o el pastoreo; el aprovechamiento maderable y de leña ha contribuido a la degradación de las cuencas; la pérdida de la cubier¬ ta forestal ha incrementado la erosión río arriba y la sedimentación río abajo. En consecuencia, el suelo se ha vuelto más árido en las tierras altas, y cerca de las zonas bajas está expuesto a inundaciones estacionales. También ha aumentado el peligro de que se produzcan deslizamientos de tierra. Para el equilibrio ecológico de las cuencas hidrográficas son esenciales las actividades humanas sostenibles (fao 2009). 1Ó2 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 27. Manto acu íf ero. Foto: Archivo de la conanp, Reserva de la Biosfera La Michilía. HUMEDAL DE IMPORTANCIA INTERNACIONAL Y PARQUE ESTATAL CAÑÓN DE FERNÁNDEZ Antecedentes Los esfuerzos para la creación de un anp en el Cañón de Fernández inician en 1999 con la creación de la Aso¬ ciación para la Conservación de la Biodiversidad del Desierto (Biodesert, A.C.) y el Programa Interinstitu- cional de Educación Ambiental para la Conservación del río Nazas, en el que participaron ong como el Fon¬ do Mundial para la Naturaleza (wwf) y Biodesert A.C.; así como también depndencias de gobierno entre las que se encontraban la Dirección de Ecología y Recur¬ sos Naturales del estado de Durango, la Dirección de Ecología del municipio de Lerdo, la Secretaría de Edu¬ cación, Cultura y Deporte del estado de Durango y la conagua. De igual forma, colaboraron instituciones educativas encabezadas por la Universidad Juárez del Estado de Durango (ujed) y el Centro Bachillerato Tec¬ nológico Agropecuario No. 47. En ese mismo año, se crea la asociación Prodenazas (actualmente denomina¬ da Prodefensa del Nazas, A.C.) formada por represen¬ tantes de las Direcciones de Ecología de los municipios de Durango, Lerdo y Gómez Palacio, de la semarnat y la profepa, así como de ong, de universidades y cen¬ tros de investigación. La SRNyMA lleva a cabo el estu¬ dio técnico justificativo (Garza-Herrera et al. 2001) en el área para decretarla como anp con el carácter de parque estatal en el año 2004 (Valencia-Castro et al. 2003). Cuatro años después (2 de febrero de 2008), también es reconocido como sitio de importancia internacional ante la Convención Ramsar (tratado intergubernamen¬ tal para la acción nacional y la cooperación internacio¬ nal en pro de la conservación y el uso racional de los humedales y sus recursos) (sitio Ramsar no. 1747; Ramsar 2008), por la existencia de un gran humedal formado por la zona riparia y el vaso de la presa Fran¬ cisco Zarco, en medio del Desierto Chihuahuense (figu¬ ra 29) (Valencia-Castro et al. 2003). Los humedales se caracterizan por ser zonas de tran¬ siciones, tanto terrestres como marinas-costeras, situa¬ das en las partes bajas de los terrenos que se inundan temporal, recurrente o permanentemente, por aguas superficiales o subterráneas (conabio 2015). Instrumentos y políticas públicas para la gestión, protección y conservación I63 Figura 28. Cubierta vegetal. Foto: Archivo de la conanp, Reserva de la Biosfera La Michilía. Ramsar es el más antiguo de los modernos acuer¬ dos intergubernamentales sobre el medio ambiente. El tratado se negoció en el decenio de 1960 entre países y organizaciones no gubernamentales preocupados por la creciente pérdida y degradación de los hábitats de humedales para las aves acuáticas migratorias. Se adoptó en la ciudad Iraní de Ramsar en 1971 y entró en vigor en 1975 (Ramsar 2014a). Los sitios Ramsar se designan de acuerdo con nueve criterios, ocho de los cuales son de biodiversidad, lo que pone de relieve la importancia de la preservación de esta diversidad mediante la designación y la restau¬ ración de humedales (Ramsar 2014b). México tiene 142 sitios de importancia Ramsar (co¬ nanp 2016b), y es parte de la Convención desde el 4 de noviembre de 1986 (Ramsar 2014c). Ante 141 Partes Contratantes de la Convención Ram¬ sar, se aprobó por consenso el Proyecto de Resolución DR12, el cual busca garantizar las necesidades hídricas de los humedales a nivel mundial. Este proyecto fue pre¬ sentado por el gobierno mexicano a través de la conanp y la conagua, y con el apoyo de la Alianza wwf - Fun¬ dación Gonzalo Río Arronte (fgra), en el marco de la 12a Reunión de la Conferencia de las Partes (COP12) que se celebró del 1 al 9 de junio de 2015 en Punta del Este, Uruguay. Con su aprobación, los países trabajarán en la determinación de caudales ecológicos con el fin de asegurar un volumen de agua, con la cantidad, calidad y el régimen adecuado, para conservar los humedales, en particular aquéllos de importancia internacional inscritos ante la Convención Ramsar. La resolución reconoce al Programa Nacional de Reservas de Agua desarrollado en México como un ejemplo para el resto de los países. Este programa es único por sus alcances, ya que en una primera etapa tiene como meta establecer 189 reservas de agua para la protección de 55 sitios Ramsar y 97 anp en México, y por integrar la conser¬ vación del agua y el territorio para proteger los hume¬ dales y el agua del futuro (wwf 2015). Características GENERALES El Parque Estatal Cañón de Fernández (pecf) se ubica en la parte noroeste de Durango, en el extremo sur del municipio de Lerdo, y es atravesado por el río Nazas (figura 30) (conacyt y conagua 2012). 1Ó4 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 29. Humedal del Cañón de Fernández. Foto: Francisco Valdés Perezgasga. Este río drena una buena parte de la región hidroló¬ gica 36 Nazas-Aguanaval, la cual es endorreica porque el río desemboca dentro del continente y no en el mar, y tiene una superficie de 100 000 km2 aproximadamen¬ te. El Nazas es una bella línea verde que se inicia en la confluencia de los ríos Sextín y Ramos y termina desde hace algunos años en la represa San Fernando. Su ex¬ tensión original era de 350 km y desembocaba en la extinta laguna de Mayrán (Valencia- Castro s/f). Tam¬ bién, cabe mencionar que el área es considerada por la conabio como parte de una región hidrológica priori¬ taria (RH40) (Ramsar 2007). El clima registrado en la estación de la presa marca un clima muy seco, con una temperatura promedio anual de 20 °C. La temperatura mínima promedio es de 15 °C y la máxima de 30 °C; reportándose las más altas entre los meses de mayo a septiembre. Para esta anp, se registran pocos días con heladas al año, presentándose principalmente entre diciembre y febrero. La precipitación media anual es de 2Ó0 mm, y se concentra entre los meses de junio y septiembre (ré¬ gimen estival) y la evaporación corresponde a 10 veces la precipitación anual, siendo mayor en mayo y junio (Garza-Herrera et al. 2001). De acuerdo a lo que menciona el plan de manejo (Valencia-Castro et al. 2003) las principales localidades y centros de población en el área son los ejidos Nuevo Graseros, La Loma y El Refugio; asimismo, son dueños de la mayor parte de la superficie del polígono del anp. Con base también en lo que menciona el plan de mane¬ jo y sus diversas fuentes consultadas, la tenencia del suelo es de tipo comunal, ejidal, privada, federal y na¬ cional, siendo las dos primeras, las más importantes en cuanto a extensión y corresponden a los núcleos agra¬ rios de La Loma y El Refugio. Patrimonio biológico El pecf es un humedal ripario (figura 31) y alberga un gran número de especies vulnerables y en peligro de ex¬ tinción, así como comunidades ecológicas amenazadas, y es un polo de alta biodiversidad de flora y fauna. El sitio también alberga una gran variedad de especies importan¬ tes para sustentar la diversidad biológica de la región biogeográfica, constituyendo un banco de germoplasma y un importante refugio para la vida silvestre durante sequías y temperaturas extremas. Este humedal contri¬ buye a recargar los mantos acuíferos y moderar el clima local. El pecf realiza las funciones de un corredor bioló¬ gico, uniendo dos de los ecosistemas regionales de mayor importancia: el Desierto Chihuahuense y los bosques templados de la Sierra Madre Occidental (Ramsar 2008). El tipo de vegetación predominante es el matorral xerófilo (figura 32) con los subtipos matorral rosetófilo y micrófilo. Asimismo, un componente importante de la vegetación presente en esta área es el bosque de ga¬ lería (figura 31) (Valencia-Castro et al. 2003). López-Ferrari y Espejo-Serna (2013) describen a Hechtia mapimiana (figura 33) como una nueva especie Instrumentos y políticas públicas para la gestión, protección y conservación 1Ó5 Figura 30. Río Nazas. Foto: Gladys Aguirre Balza. Figura 31. Los géneros Prosopis, Salixy Populus en el río Nazas. Foto: M Socorro González Elizondo. endémica del Cañón de Fernández en la sierra de Ma- pimí, y señalan que el nuevo taxón se compara con H. zamudioi, con la cual presenta similitudes a nivel ve¬ getativo y floral, siendo este último un taxón endémico de la cuenca del río Estórax, en el estado de Querétaro (Espejo-Serna et al. 2008 citados en López-Ferrari y Espejo-Serna 2013). El pecf es un importante refugio biológico debido a su estructura y localización propia, presenta innume¬ rables cañones en las laderas de las elevaciones de los cerros adyacentes al río Nazas, y esto le confiere carac¬ terísticas únicas que favorecen la existencia de espe¬ cies de flora y fauna tanto endémicas como migratorias y con algún estatus de conservación (cuadro 9) (Valencia- Castro et al 2003). Gestión y administración El Gobierno del Estado a través de la SRNyMA tiene las facultades legales sobre esta anp. La asociación Pro¬ defensa del Nazas A.C. es quien la administra y dirige por convenio firmado con Gobierno del Estado (Ramsar 2007). La Facultad de Agricultura y Zootecnia, y la Escuela Superior de Biología (actualmente Facultad) de la ujed, elaboraron el plan de manejo del área, finalizándolo en el 2003; sin embargo, al no ser socializado en reuniones sectoriales con los grupos involucrados para tener su aprobación, no tuvo validez oficial. Para el 2016, la Facul¬ tad de Ciencias Biológicas está elaborando un nuevo plan de manejo que deberá estar finalizado para el año 201Ó. Amenazas para la conservación Y PROBLEMÁTICA GENERAL A pesar de la importancia económica, ecológica y cultu¬ ral de los humedales, estos siguen siendo afectados por los procesos de cambio, inducidos por el cambio climᬠtico global y por la presión del hombre al permitir el cambio en el uso del suelo, principalmente a través de la intensificación de la agricultura y el crecimiento ur¬ bano. Los humedales tienen un alto grado de comple¬ jidad biológica, que los hace realmente vulnerables al cambio. La mayoría de las transformaciones de los hu¬ medales interiores se deben a cambios en el hábitat que tuvieron un mayor impacto sobre la biodiversidad en el siglo pasado (conanp 2016b). El principal uso de la tierra en el pecf es la agri¬ cultura, el ganado, la pesca, la industria y la recreación. Para las especies arbóreas, representa una fuerte ame¬ naza la dispersión del muérdago ( Phoradendron spp.), ya que disminuye la viabilidad de las poblaciones de sabinos ( Taxodium mucronatum ) y de álamos ( Populus spp.). Otras amenazas están relacionadas con la dis¬ minución de la circulación del agua, el cambio en el régimen de la dirección (funcionamiento) de aguas estan¬ cadas, y, en general, los cambios en el paisaje creados por la presa Francisco Zarco. Estas son amenazas per¬ manentes mientras esté el parque en funcionamiento (Ramsar 2016). De igual forma, este cañón presenta un deterioro se¬ vero del bosque de galería como indicador de malas lóó La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 32. Matorral xerófilo. Foto: Gladys Aguirre Balza. Figura 33. Hechtia mapimiana en el Cañón de Fernández y Agave victoriae subsp. swobodae (subespecie endémica a la región). Foto: M Socorro González Elizondo. Instrumentos y políticas públicas para la gestión, protección y conservación 1 67 Cuadro 9. Grupos taxonómicos presentes en el humedal de Importancia internacional y Parque Estatal Cañón de Fernández Grupos taxonómicos Órdenes Familias Géneros Especies Estatus de conservación (semarnat 2010) Fuente A cu . -1 a c ~7 ~7 Castaneda-Gaytan y Anfibios 1 4 5 7 3 r , , , n ~ García de la Pena 2003 Aves 16 42 138 219 14 Ramos-Robles y Ángeles-Rebolloso 2003 Hongos 11 21 34 40 Medrano-Valtierra 2011 Mamíferos 7 17 40 55 6 Salas-Westphal y Varela-Gómez 2003 Plantas vasculares 20 35 1 03 240 3 Garza et al. 2001 Peces 6 9 22 27 11 Contreras-Balderas et ai 2003 Reptiles 3 13 30 48 1 0 Castañeda-Gaytán y García de la Peña 2003 Total 64 141 372 636 55 prácticas de manejo, y cacería ilegal y pérdida de eco¬ sistemas (Gobierno Municipal de Lerdo 2013). El parque se enfrenta de igual forma al pastoreo exce¬ sivo y a la extracción de material edáfico y geológico, que ocasionan severos procesos erosivos (Muro-Pérez et al. 2012). Servicios ambientales Los humedales son ecosistemas de gran importancia para la conservación de la biodiversidad y el bienestar humano, ya que son un importante recurso en el abas¬ tecimiento de agua, y para la recarga de los acuíferos subterráneos (figura 34). Estos sitios son áreas críticas de biodiversidad, albergando un gran número de espe¬ cies amenazadas de plantas y animales, y ofrecen una serie de importantes servicios de regulación del clima y de la erosión, purificación de agua y la polinización. Asimismo, los humedales son, importantes lugares de almacenamiento de material genético vegetal, por lo que es necesario llevar a cabo acciones que aseguren el mantenimiento de sus características ecológicas (CONANP 2010b). Además, ayudan a la retención y exportación de se¬ dimentos y nutrientes, y la proporción de especies en¬ démicas es una de las características más importantes de los humedales. Por otra parte, su diversidad bioló¬ gica y su valor paisajístico son atractivos para el desa¬ rrollo de diversos usos recreativos (como el ecoturismo o turismo de naturaleza) que pueden generar ingresos a comunidades locales y a nivel nacional (semarnat 2014). También, pueden actuar como esponjas natura¬ les ante inundaciones y sequías (conabio 2015). CUENCA ALIMENTADORA DEL DISTRITO NACIONAL DE RIEGO 075 RÍO FUERTE Antecedentes El decreto de 1949 que declara como zonas protectoras forestales y de repoblación las cuencas de alimentación de las obras de irrigación de los distritos nacionales de riego, así como el acuerdo de recategorización como áreas de protección de recursos naturales de 2002, apli¬ ca para esta cuenca también (véase Antecedentes de la CADNR 043 y SAG 1949). La búsqueda de información relacionada con esta anp resultó prácticamente infructuosa, y sólo se contó con una publicación por parte del dof (srh 1948) en el que ió8 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 34. Parque estatal Cañón de Fernández. Foto: Francisco Valdés Perezgasga. se publica un acuerdo que declara vedado por tiempo indefinido el otorgamiento de concesiones para apro¬ vechar aguas del río Fuerte, Sinaloa, y la de todos sus afluentes y subafluentes que constituyen su cuenca tri¬ butaria, desde sus orígenes en el estado de Chihuahua hasta su desembocadura en el océano Pacífico, en el es¬ tado de Sinaloa (srh 1948). Asimismo, se publicó el de¬ creto que declara de utilidad pública la construcción por cooperación del canal de Cahuinahua y su correspon¬ diente presa de derivación en el Distrito de Riego del río Fuerte, Sinaloa, así como el programa de financia- miento relativo (srh 1950). CONCLUSIONES Las actuales anp de Durango resultan insuficientes para proteger su patrimonio biológico natural. De las siete anp existentes, tres carecen de programa de manejo, por lo que se les puede considerar omisiones administrati¬ vas de conservación. Aunado a lo anterior, si bien estas cuatro anp cuen¬ tan con programas, carecen, al igual que el resto, de los recursos necesarios para operar adecuadamente, ya que no cuentan con el personal ni la infraestructura suficiente para cumplir con su importante cometido de proteger la biodiversidad del estado. REFERENCIAS Aguirre-Calderón, O., J. Jiménez-Pérez y J.E. Trevi ño- Garza. 2009. Anᬠlisis de la estructura espacial y diversidad de los ecosistemas fo¬ restales. Ciencia e Investigación Forestal. Instituto Forestal / Chile 15(1): 5-i8. Álvarez, T. y O. Polaco. 1983. Herpetofauna de La Michilía, Durango, México. An. Esc. Nac. Cieñe. Biol. Méx. 28:73-97. — . 1984. 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Este compromiso fue ratificado en el año 2005 (Dudley y Parish 2006), razón por la cual México ha decretado oficialmente a la fecha 177 anp, que representan 13% (25628239 ha) de la superficie nacional (conanp 2016). Para el caso del estado de Durango, se han decretado oficialmente tres anp de carácter federal,1 dos reservas de la biosfera (rb) y un área de protección de recursos na¬ 1 En total son cuatro anp federales para este estado; sin embargo, no existe suficiente información para una de estas, la Cuenca Alimen- tadora de Distrito Nacional de Riego 075 Río Fuerte, por lo que no se incluyó en este trabajo (véase mayor información en el capítulo Áreas naturales protegidas, en esta obra). turales (aprn): rb La Michilía, rb Mapimí y aprn Cuen¬ ca Alimentadora de Distrito Nacional 043 Estado de Nayarit; así como tres anp de carácter estatal: los parques estatales El Tecuán y Cañón de Fernández y el aprn Quebrada de Santa Bárbara. La superficie total de las anp utilizada en este trabajo es de 839450 ha que re¬ presenta 6.8% del territorio estatal protegido (figura 1). La diferencia entre la superficie decretada y la contenida en el Sistema de Información Geográfica (sig) oficial de las anp de Durango, es menos de 26000 ha, por lo cual no se considera significativa dado que representa 0.21% de las 12345 100 ha de la superficie estatal (cuadro 1). En Durango existen diferentes niveles de represen- tatividad de la biodiversidad en su actual red de anp. Por ello, el objetivo de este trabajo fue determinar ese nivel de representatividad de las variables físicas y bio¬ lógicas, tanto en las anp como en los hexágonos priori¬ tarios para la conservación (véase explicación de los hexágonos en el apartado Análisis de vacíos y omisio¬ nes de conservación). Cuadro 1. Áreas naturales protegidas No. ANP Decreto (ha) sic (ha) Diferencia Decreto-siG (ha) 1 La Michilía 35 000 9 421 25 579 2 Cañón de Fernández 17 001 17 018 -17 Cuenca Alimentadora de Distrito 3 Nacional de Riego 043 Estado de Nayarit *616 590 616 590 0 4 Mapimí ** 195 453 195 453 0 5 El Tecuán 894 902 -7 6 Quebrada de Santa Bárbara 65 66 1 Total 865 003 353 229 25 553 * Sin datos. Superficie calculada por la conanp 2010. ** Superficie de la parte correspondiente al estado de Durango. Rentería-Arrieta, L. I. y C. Cantú-Ayala. 2016. Identificación de los vacíos y omisiones en conservación de la biodiversidad. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio. México, pp. 173-182. 174 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado k 5 ■ a- k C HIHVÁftVA aum -/i., i m /jraqo/a Gcmr¡r Palee» -r -J « r Sin;ú$qvi;H7 Mea! VtáOÍ> CrJlllÜllM PURAMGQ Ve cok- j¡ E¡$^4 ZíÍ (j7:( /I.S' ■V/AL]/.ai ííVzqurtái Estala: 1:2.800.000 0 25 50 km TÚ?' IV Í06' W Í03* W TffT IV 10$' IV 1(iS' w 104' IV Hft'W SI M SO LOGIA f l Ouraago □ Límite estatal Ciudades Cuerpos de agua A N P federóle s AMR estatales S CADNR 043 MI Cañón de Fernández 3T LaMtqhilía k+f El Tecuán ■■ Mapiml MI Quebrada de Santo Bárbara Figura 1 . Áreas naturales protegidas. 2T JV 24' N 25' N Instrumentos y políticas públicas para la gestión, protección y conservación 175 Aunque en los últimos años se han realizado impor¬ tantes esfuerzos de conservación en México y Durango a través del decreto de un significativo número de anp, éstos resultan insuficientes ante el imponente reto de proteger su compleja biodiversidad, por lo que es fun¬ damental priorizar la aplicación de los escasos recur¬ sos disponibles en los sitios más relevantes en lo que a diversidad biológica se refiere. Por lo anterior, la Co¬ misión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Bio¬ diversidad (conabio) y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (conanp), en colaboración con otras instituciones, conformaron un grupo de trabajo para elaborar el análisis de vacíos y omisiones de con¬ servación, con la finalidad de identificar aquellos sitios más relevantes en cuanto a su diversidad biológica. Mediante este análisis, México también da cumpli¬ miento a los acuerdos del Programa de Áreas Protegi¬ das aprobado en la Séptima Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica (conabio et al. 2007) (véase en qué consiste este Convenio en el capítulo Áreas naturales protegidas, en esta obra). ANÁLISIS DE VACÍOS Y OMISIONES DE CONSERVACIÓN Con la metodología desarrollada por el programa de análisis de vacíos y omisiones de conservación (en inglés conocido como Gap analysis ) de los ee.uu, que consiste en identificar los niveles de representatividad de la bio¬ diversidad (especies, ecosistemas, ecorregiones, tipos de vegetación, etc.) en áreas destinadas a la conservación. Se consideró para los propósitos de este trabajo como vacíos de conservación, las variables analizadas (cua¬ dro 2 y 3) que no estuvieran representadas en las anp, y aquellas representadas por encima de 12% (superficie media nacional protegida en el año 2009) como varia¬ bles protegidas (Cantú et al. 2003, Cantú 2007, Koleff et al. 2009, conanp 2015). Sin embargo, se debe conside¬ rar que la meta de Aichi para el año 2020, es que se proteja al menos 17% de cada tipo de ecosistema para conservar su biodiversidad (cdb y pnuma 2011), por lo que para Durango es necesario un gran esfuerzo de todas las organizaciones de gobierno y sociedad civil para alcanzar esa meta. Cuadro 2. Proporción de las variables físicas y biológicas en el estado y su cobertura en las anp Variables Categorías Cantidad de categorías por variable Cobertura por encima de la media nacional en ANP (1 2%) Superficie estatal (ha) Superficie estatal (%) Elevación* Intervalo 16 1 817 997 7.40 Clima Subtipo 22 0 0 0.00 Cuencas hidrológicas Número 19 2 393 960 3.60 Ecorregiones nivel iv Número 8 1 1 135 181 10.30 Suelos Subtipo 30 4 795 040 7.20 Uso del suelo y vegetación** Tipo 38 2 208 341 2.20 * Los rangos de elevación para el estado van de los 1 37 a los 3278 msnm y se ordenaron a intervalos de 200 m cada uno. **La cubierta digital de uso del suelo y vegetación serie mi (inegi 2005) presenta 41 categorías de uso del suelo y tipos de vegetación, 38 de los cuales son tipos de vegetación natural y el resto corresponde a usos antrópicos. 1 7Ó La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 3. Proporción de las variables físicas y biológicas en las anp y los hexágonos extremos Variables Categoría Cantidad de categorías por ANP Superficie de las categorías en anp (ha) Superficie estatal (%) ANP + hexágonos alta y extremos ANP + hexágonos alta extremos (ha) Superficie estatal (%) Elevación* Intervalo 5 522379 3 3 46840 0.40 Clima Subtipo 12 2450585 8 8 667 601 6.00 Cuencas hidrológicas Número 11 5468965 9 9 1 088868 9.90 Ecorregiones nivel iv Número 3 3326073 2 2 2716077 24.60 Suelos Subtipo 17 2145196 5 5 1 737 552 15.60 Uso del suelo y vegetación** Tipo 19 1 330685 7 7 1 259 357 13.10 * Los rangos de elevación para el estado van de los 1 37 a los 3 278 msnm y se ordenaron a intervalos de 200 m cada uno. **La cubierta digital de uso del suelo y vegetación serie ni (inegi 2005) presenta 41 categorías de uso del suelo y tipos de vegetación, 38 de los cuales son tipos de vegetación natural y el resto corresponde a usos antrópicos. En los años 2005 y 2006 se llevaron a cabo cinco ta¬ lleres en la conabio con especialistas en biodiversidad, en los que se identificaron sitios prioritarios en unida¬ des regulares de análisis (88045 hexágonos de 256 km2) para el país, clasificados según su importancia en sitios de extrema, alta y mediana prioridad (conabio et al. 2007). En la figura 2 se observa la distribución que pre¬ sentan los sitios prioritarios terrestres para la conserva¬ ción de la biodiversidad de Durango respecto a sus anp. Debido a la superficie que abarca el total de los hexᬠgonos prioritarios y a la importancia de cada uno en la conservación de la biodiversidad, se consideraron sólo los hexágonos de alta y extrema importancia en los análisis, además de las siguientes variables: elevación, clima, cuencas hidrológicas, ecorregiones (nivel iv), tipo de suelo, vegetación y uso del suelo serie m (inegi 2005). Esta información cartográfica digital fue obteni¬ da de la conabio, conanp, ine y semarnat y de la SEMARNAT-DurangO. ANÁLISIS DE VARIABLES FÍSICAS Y BIOLÓGICAS En el cuadro 2 se presentan las variables utilizadas en los análisis, indicando cuántas categorías se distribu¬ yen en el estado, cuántas están protegidas por encima de la media nacional (12%), y a cuánto equivalen en exten¬ sión y porcentaje en relación con el total de la superfi¬ cie de Durango (figura 3). Asimismo, en el cuadro 3 se puede observar cuántas categorías de las variables analizadas son vacíos de con¬ servación en las anp, y la superficie y equivalencia por¬ centual que ocupan en el estado; de igual forma, se muestra la disminución que tendrían estos vacíos de con¬ servación en número, extensión y porcentaje en el terri¬ torio estatal si se adicionara la superficie de los hexágonos de alta y extrema prioridad a la de las anp (figura 4). La suma del total de la superficie de los hexágonos prioritarios (2952521 ha) a la de las anp (353299 ha) representaría necesidades financieras, técnicas y logís¬ ticas muy altas. No obstante, si se considera sólo la superficie de los hexágonos con alta y extrema impor¬ tancia (1759583 ha), se cubren desde uno a 12 interva¬ los, subtipos número y tipos de las variables analizadas, con lo que se estaría contribuyendo parcialmente a la protección de la biodiversidad. ANÁLISIS DE VACÍOS Y OMISIONES DE CONSERVACIÓN EN LOS TIPOS DE VEGETACIÓN NATURAL De acuerdo con la cubierta digital de uso del suelo y vegetación serie m (inegi 2005), los 38 tipos de vege¬ tación natural que se distribuyen en el estado abarcan una extensión de 9 629 553 ha, que representan 78% del territorio, siendo los bosques templados, pastizales y matorrales los que cuentan con mayor cobertura; sin embargo, estos son actualmente vacíos y omisiones de Instrumentos y políticas públicas para la gestión, protección y conservación 177 UmttAiRA VLucoa DURADO &jfarac> MKAf.OA ZACATECAS Escala: 1:2,800.000 0 25 50 km 1Q7' W JÍ6*IV WV IV T 04* W ípr LV 107m W 1 TOS' LV Jfl5‘ IV 104 - W wr w SIMBOLOGÍA Durango Ciudades Cuerpos de agua Sitios prioritarios terrestres H Extrema (141 335 ha) H Alfa (1 618 245 ha) Media (1 192 937 ha) Superficie total 2 952 521 ha A N P federáis 5 A N P eslala I es CADNR Ü43 La Michllía Mapimí CafL-ón de Fernández 0 Tecuán Quebrada de Santa Bárbara Figura 2. Hexágonos prioritarios y anp. Z3*W Í4'N 25' N 2G°N 23* N 24* tí 25* N 28* N 178 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado r07‘ w L l06*W L tor rt1 4 107* kV SIMBOLOGIA 1 t Durango □ Umita esiataf Ciudades Cuerpos de agua TML w 105' tv TÍ1* W Superficie protegida ■I Vegetación Cuencas hidrológicas PV Suelos Ecornegiones Cn Áreas naturales protegidas ios- w Figura 3. Superficie protegida en función de la cobertura de las actuales anp y la media nacional protegida. 24* N 25* M 25mW Instrumentos y políticas públicas para la gestión, protección y conservación 179 conservación; sólo el pastizal halófilo primario y la ve¬ getación halófila primaria están protegidos por encima del 12% en la reserva de la biosfera Mapimí, que es la segunda anp de mayor extensión territorial (figura 1). La figura 5 muestra la relación de los tipos de vege¬ tación natural según su nivel de protección en las anp y su distribución altitudinal, donde destacan los 19 ti¬ pos de vegetación (columnas rojas) como vacíos de con¬ servación, los cuales son principalmente propios de zonas áridas y semiáridas. La conabio, en colaboración con otras instituciones (2007), evaluaron los pisos altitudinales definidos cada 200 m para determinar qué tan bien estaban represen¬ tados los distintos ambientes del país dentro de las anp. Señalaron que 19 pisos altitudinales tenían una cober¬ tura de al menos 12% de su extensión bajo decreto de protección. Sin embargo, 10 pisos altitudinales entre intervalos de -49 a o m, 400 a óoo m y 1000 a 2Ó00 m eran omisiones de conservación. Lo anterior indica la existencia de sesgos al proteger en mayor proporción las tierras altas (a más de 2 800 msnm) en comparación con el resto del país. De acuerdo con el Ordenamiento Ecológico del Es¬ tado de Durango (Gobierno del Estado 2011), los crite¬ rios para generar el sistema estatal de áreas naturales protegidas fueron resguardar al menos una porción de todos los tipos de vegetación existentes, bajo las siguien¬ tes reglas: a) 100% de los ecosistemas con superficie menor a 15 mil hectáreas b) 10% de los ecosistemas con superficie entre 15 y 100 mil hectáreas c) 5% de los tipos de vegetación con superficie mayor a 100 mil hectáreas d) 100% de las áreas aledañas a ríos permanentes e) Las áreas con una altitud mayor a 3 000 msnm f) Las áreas con pendientes mayores a 100% Dichos criterios no se cumplen en la actual red de anp, ya que a pesar de que su número aumentó al doble en menos de 10 años, su ubicación y escasa superficie han sido determinantes para que la mitad de sus tipos de vegetación natural (19 de 38) continúen siendo vacíos de conservación. Lo anterior coincide con lo señalado por Rodrigues y colaboradores (2004), quienes aseve¬ ran que las estrategias mundiales empleadas para el crecimiento de áreas protegidas no han sido orientadas a maximizar la cobertura de la biodiversidad. De igual forma, Pressey y colaboradores (2003) señalan que el porcentaje a conservar de una región o país debe pla¬ nearse con base en los requerimientos particulares de la biodiversidad (tipos de vegetación, especies, ecosis¬ temas, etc.) que requieran protección, y no estar limi¬ tados por objetivos arbitrarios. Actualmente se protege 2.9% de la superficie de Du¬ rango en anp; de incluirse los hexágonos de alta y ex¬ trema prioridad cuya superficie es de 1759583 ha, que representan 14% del territorio, sumaría junto con las actuales anp, un total de 2 112 812 ha, es decir, 17% del territorio del estado. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES Gracias a diversos estudios enfocados a determinar el nivel de cobertura que los sistemas de anp confieren a los variados ecosistemas y grupos de especies de flora y fauna, se ha demostrado que las actuales redes de anp son insuficientes para proteger la biodiversidad, ya que están sesgadas hacia ciertos tipos de ecosistema, fre¬ cuentemente hacia aquellos con menor valor económi¬ co, dejando a otros desprotegidos o subrepresentados (Cantú et al. 2001, Rodrigues et al. 2004). Debido a que la cantidad de anp en México está cambiando continuamente, es necesario que los análi¬ sis de vacíos y omisiones de conservación se realicen periódicamente para redefinir prioridades, en el caso de que estos cambios involucren de manera directa a este estado. Por otra parte, es importante resaltar que la identificación de sitios prioritarios correspondió a compromisos de escala nacional, las cuales difieren de las prioridades estatales, por lo que es necesario que en Durango se lleven a cabo estudios que contemplen aquellos tipos de vegetación con cobertura marginal, además de la distribución de las especies, sobre todo de las endémicas y con riesgo de extinción, para deter¬ minar las necesidades de protección. Se debe revisar la actual capacidad de gestión de las autoridades de los tres órdenes de gobierno para el manejo de la red de anp, analizando la infraestructura disponible, presupuesto y recursos humanos asignados a cada una, respecto a sus necesidades reales para lo¬ grar la conservación de su biodiversidad. Los resultados obtenidos de estos análisis de vacíos y omisiones de conservación pueden culminar en la definición de una serie de estrategias que contribuyan a la conservación de una porción representativa y via¬ ble de la biodiversidad en el largo plazo, por lo que su adopción podría reflejarse en programas de conserva¬ ción que involucren a todos los sectores que contribu¬ yen con este fin. ÍJ'ftr 24' bt 25* N 2fl'N l80 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado 1Q7‘ W 106* W 106* W 104* W 103T W 107“ W JW W 106* W 104' W Í¿UT W S1M8OL0CÍA i i Durango □ limite eslataí Ciudades Cuerpos de agua i 1 Áreas naturales proEeí) idea Vacies de conservación t" Elevación WM Vegelación Climas Ecorregtones Suelos Cuencas hidrológicas Figura 4. Superficie con vacíos de conservación en función de la cobertura de las actuales anp, la media nacional protegida y los hexágonos de alta y extrema prioridad. 23+JY 24't4 25aN 3400 Instrumentos y políticas públicas para la gestión, protección y conservación 181 Cuenca alimentadora de Distrito Nacional de Riego 043 Edo. de Nayarit Quebrada de Santa Bárbara Mapimí El Tecuán Cañón de Fernández La Michilía Pastizal Halófilo Prlm Vegetación Halófila Prim Matorral Desértico Microbio Prlm Matorral Desértico Rosetófilo Prlm Bosque de Encino-Pino Prlm Bosque de Encino Sec Bosque de Pino Sec Selva Baja Caducifolla Sec Bosque de Pino-Encino Prim Bosque de Encino-Pino Sec Bosque de Pino-Encino Sec Matorral Desértico Microbio Sec Patlzal Halóblo Sec Bosque de Encino Prlm Selva Baja Caducifolla Prim Mezqultal Prlm Bosque de Pino Prlm Pastizal Natural Prlm Chaparral ND Vegetación Halóbla Sec Vegetación Glpsóbla Prlm Vegetación de Desiertos Arenosos Sec "O Vegetación de Desiertos Arenosos Prlm O Q. Tulari ND p Selva Mediana Subcaduclfolla Sec Selva Mediana Subcaduclfolla Prlm Pastizal Natural Sec Mezqultal Sec Matorral Submontado Prlm Matorral Desértico Rosetóblo Sec Matorral Craslcaule Sec Matorral Craslcaule Prim Bosque Mesóblo de Montaña Prlm Bosque de Táscate Sec Bosque de Táscate Prim Bosque de Oyamel Prim Bosque de Ayarín Sec Bosque de Ayarín Prim m o o f\l Ü IÜ z cu o O O O o o o o o o o o o o o o o O O o o o o o o o o o o o o 00 cO ^r fNl o 00 CO Csl o 00 uo ■st rn CM fNl fM fNl 1— I — ' — ' — r— Elevación (m) Figura 5. Relación de los rangos de elevación en que se distribuyen los tipos de vegetación natural serie m (inegi 2005) y las anp (color azul). El color rojo representa los tipos de vegetación que son vacíos de conservación; el amarillo son omisiones de conser¬ vación, y el verde, los tipos protegidos en las anp. 182 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado REFERENCIAS Cantó, C. 2007. Conservación de la biodiversidad del estado de Coahuila mediante el establecimiento de corredores biológicos. Gobierno del Es¬ tado de Coahuila/SEMARNAT/Subsecretaría de Recursos Naturales. Cantó, G, J.M. Scott y R.G. Wright. 2001. The Gap analysis program on the assessment of nature reserves of México. Gap analysis Bulletin 10. Cantó, C., R.G. Wright, J.M. Scott y E. Strand. 2003. Conservation as¬ sessment of current and proposed nature reserves of Tamaulipas State, México. Natural Areas Journal 23:220-228. cdb y pnuma. Convenio sobre la Diversidad Biológica y Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente. 2011. Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020 y las Metas de Aichi. En: , última consulta: 3 de octubre de 2014. conanp. Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas. 2010. sig información cartográfica. En: , última consulta: 21 de julio de 2010. — . 2016. Áreas protegidas decretadas. 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Diversidad de • . ecosistemas I Ecosistemas y vegetación 2 Comunidades xeróñlas, halófilas y gipsófilas de la región Árida y Semiárida 3 Pastizal y matorral de clima semiseco templado de la región de los Valles 4 Bosques templados y otras comunidades vegetales de la región de la Sierra 5 Bosques tropicales de la región de las Quebradas 6 Humedales: vegetación acuática y subacuática 7 Vegetación de cimas 185 Resumen ejecutivo M. Socorro González Elizondo El óptimo manejo de cualquier sistema depende en gran medida del grado de conocimiento que se tenga sobre él. El conocimiento de los ecosiste¬ mas y de la vegetación es básico para la elabora¬ ción de diagnósticos y de inventarios así como para la planeación del uso, manejo y conservación de los recursos. En esta sección se describen, en sie¬ te capítulos, los ecosistemas de Durango y los tipos de vegetación que los caracterizan. LOS ECOSISTEMAS Y LA VEGETACIÓN Un ecosistema incluye a los organismos vivos de un área dada, al ambiente físico donde éstos se desarrollan y a las interacciones entre ellos. La clasificación de los ecosistemas se aborda desde distintos criterios, uno de los cuales se basa en la vegetación que los caracteriza. La vegetación es el conjunto de especies de plantas de un lugar, y un tipo de vegeta¬ ción es un conjunto de plantas que com¬ parte características de composición, fisonomía y afinidades ecológicas a nivel regional. La gran diversidad de ecosistemas de Durango se deriva de factores similares a los que hacen de México un país megadiver- so: Durango está ubicado en la zona de tran¬ sición entre la región tropical y la templada, tiene una compleja fisiografía con elevaciones que van desde los 130 a los 3 340 msnm, una variada geología y una amplia diversidad de climas, desde cᬠlidos a semifríos y desde secos a semihúmedos. Los ecosistemas y las comunidades vegetales del estado son representativos de buena parte del país. Casi todos los tipos de vegetación de México se encuentran en Durango: matorrales xerófilos, pastizales, bosques tem¬ plados y bosques tropicales, además de vegetación acuática en toda la entidad. Los ecosistemas naturales y la vegetación generan los bienes y los servicios ambientales de los que de¬ pende la calidad de vida de la sociedad. Representan un capital que hay que cuidar, manejar e incrementar para asegurar la provisión de esos bienes y servicios. ECOSISTEMAS DE LAS ZONAS ÁRIDAS Y SEMIÁRIDAS La región oriental del estado o región del Semidesier¬ to, con climas secos y cálidos y elevaciones entre los 1 050 y 2 300 msnm, cubre casi 22% de la superficie del estado. Su vegetación son matorrales xerófilos y comu¬ nidades de sitios salinos o alcalinos (halófilas) o yeso¬ sos (gipsófilas). Esta vegetación es de gran valor por retener y enriquecer el suelo y por facilitar la infiltra¬ ción del agua. Alberga gran diversidad de especies y de formas biológicas y muchos endemismos. Estas comunidades están siendo afectadas por pasto¬ reo no planificado, los cuales ocasionan la degradación de la vegetación y la compactación y erosión de los suelos. Es importante que se determine la capacidad de carga actual de los predios bajo aprovechamiento ga¬ nadero y que cada sitio sostenga únicamente la carga que permita la renovación de los recursos. González-Elizondo, M.S. 2017. Resumen ejecutivo. Diversidad de ecosistemas. En: La biodtversidad en Durango. Estudio de Estado. CONABIO, México, pp. 185-186. i86 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado PASTIZALES Y MATORRALES DE CLIMA SEMISECO TEMPLADO DE LA REGIÓN DE LOS VALLES La región de los Valles es la franja intermedia entre la zona oriental del estado y la Sierra Madre Occidental, entre los íóoo y 2200 msnm. Su clima es semiseco templado y su vegetación son matorrales y algo de pasti¬ zales en el norte-centro del estado o mezclas entre ambos. El clima, la topografía relativamente plana y la dis¬ ponibilidad de agua de esta región, logran que sea una zona que concentre la mayor densidad de población del estado. Aunque muchas áreas están ahora ocupadas como tierra para cultivos, debido a la larga temporada seca, los rendimientos son bajos en la agricultura de temporal. La principal causa de deterioro de estos eco¬ sistemas es el sobrepastoreo, que impacta gravemente a la vegetación, erosionando el suelo y dificultando la infiltración de agua a las corrientes subterráneas. Esto a su vez afecta económicamente tanto a los poseedores de la tierra como al resto de la sociedad. Resolver y prevenir esos problemas mediante la implementación de prácticas de manejo responsable acarrearía benefi¬ cios tanto al ecosistema como a las comunidades hu¬ manas que ahí habitan. BOSQUES Y OTRAS COMUNIDADES DE CLIMA TEMPLADO Y SEMIFRÍO DE LA REGIÓN DE LA SIERRA La Sierra Madre Occidental es el complejo montaño¬ so más grande de México. Con elevaciones hasta de 3340 msnm y climas templados y semifríos su vegeta¬ ción es de bosques de pino y otras coniferas, bosques de encino y bosques mixtos de enorme importancia biológica y económica. La región de la Sierra alberga una excepcional di¬ versidad biológica así como a una importante reserva forestal y es la fuente de valiosos servicios ambienta¬ les para buena parte del norte-centro de México. En algunas áreas de la sierra las prácticas de mane¬ jo son sustentables. En otras no, lo cual ocasiona acele¬ rada fragmentación y aun deforestación. La topografía y los suelos someros de la sierra no favorecen las acti¬ vidades agrícolas ni pecuarias. La ganadería extensiva causa enormes daños al bosque ya que compacta los suelos e interfiere con la regeneración natural. Su pro¬ ductividad no compensa el daño causado al ecosistema y menos aún los costos de su eventual restauración. BOSQUES TROPICALES DE LA REGIÓN DE LAS QUEBRADAS Las quebradas son profundos cañones de la vertiente occidental de la Sierra Madre Occidental, tienen climas cálidos o muy cálidos, subhúmedos o semisecos. Sus ele¬ vaciones fluctúan entre 130 y 2 150 msnm y su vegetación son bosques tropicales (selvas) bajas o medianas y ma¬ torrales subtropicales, con una rica diversidad biológica. A excepción de las partes planas y con suelo más pro¬ fundo, la región de las Quebradas no es apta para ac¬ tividades ganaderas ni agrícolas. Por su fisiografía escarpada, su cubierta vegetal es vital para conservar el suelo, captar agua y mantener el equilibrio de los eco¬ sistemas. La cobertura vegetal y el suelo protegido favorecen la infiltración del agua que alimenta los man¬ tos freáticos, corrientes y depósitos, y permite su apro¬ vechamiento para usos humanos. VEGETACIÓN ACUÁTICA Y SUBACUÁTICA Los humedales son zonas de transición entre los siste¬ mas acuáticos y terrestres. Proveen importantes servi¬ cios en la recarga de acuíferos, la purificación de agua y el control de inundaciones, influyendo en el bienestar de todos los seres vivos. Su buen funcionamiento de¬ pende en gran medida de la vegetación acuática y su¬ bacuática, la cual favorece los procesos de captación, almacenamiento y calidad del agua, proporciona hábi¬ tat y alimento para la fauna y reduce la vulnerabilidad ante desastres naturales. Con el fin de proteger en lo posible a los ecosiste¬ mas acuáticos y los servicios que de ellos se derivan, es muy importante evitar cambios de uso de suelo en humedales. En caso de que se lleven a cabo obras o ac¬ tividades es fundamental cumplir a cabalidad las reco¬ mendaciones derivadas de los ordenamientos y de las manifestaciones de impacto ambiental, asegurando que se mantenga el libre flujo del agua mediante puentes y alcantarillas en número y dimensiones suficientes. VEGETACIÓN DE CIMAS Las partes altas de las montañas representan islas bio- geográficas y son de las primeras zonas terrestres en donde pueden detectarse los efectos del cambio climᬠtico. Como el resto de las comunidades vegetales aquí descritas, su conservación y buen manejo es funda¬ mental para mantener la calidad de vida de la pobla¬ ción humana. Diversidad de ecosistemas I87 Ecosistemas y vegetación M. Socorro González Elizondo • Martha González Elizondo INTRODUCCIÓN A pesar de los avances en el conocimiento de los eco¬ sistemas y la vegetación de México, existen todavía grandes huecos en la comprensión de la biodiversidad en sus diferentes niveles (desde genes hasta ecosiste¬ mas). El problema se agudiza por la continua modifica¬ ción a la que están expuestos los ecosistemas debido a cambios de uso del suelo, entrada de especies invasoras y efectos del cambio climático, entre otras causas. Du- rango no se queda al margen de esta problemática. Conocer los ecosistemas y la vegetación de una re¬ gión permite una mejor planificación para el aprovecha¬ miento sustentable de los recursos, ya que el óptimo manejo de cualquier sistema depende en gran medida del grado de conocimiento que se tenga sobre él. Los ecosistemas pueden clasificarse mediante diversos cri¬ terios, siendo el principal el de tipos de vegetación (Neyra-González y Durand-Smith 1998). Durango presenta una amplia diversidad de ecosiste¬ mas, resultado de una interacción de varios factores: a) Convergencia de elementos de diferentes orígenes, tanto del norte (holárticos) como del sur (neotropi- cales) y presencia de endemismos (organismos de distribución restringida). b) Relieve muy accidentado, con elevaciones que van de los 130 a los 3340 msnm; su fisiografía incluye partes de la Altiplanicie y de la Sierra Madre Occi¬ dental e incluso pequeñas áreas de la Costa Pacífica (parte más baja de Tamazula) y de la Sierra Madre Oriental (en Lerdo, Mapimí y Tlahualilo). c) Gran diversidad de climas, incluyendo desde los más secos hasta semihúmedos, y desde cálidos a semi- fríos. La barrera de la Sierra Madre Occidental es la principal determinante de la distribución de los cli¬ mas, al detener sobre la vertiente occidental buena parte de la humedad proveniente del Pacífico. d) Diversidad de orígenes geológicos. La mayor parte del centro y el occidente del estado es de origen vol¬ cánico, principalmente riolitas y tobas (64%), parte de la zona oriental es roca sedimentaria de origen marino, en su mayoría caliza (16%), menos de 1% es metamórfico y 20% es suelo (inegi 2003). e) Una compleja historia de migración de biotas y de evolución local. La Sierra Madre Occidental es un corredor biológico y al mismo tiempo una barrera bio- geográfica. El Desierto Chihuahuense, por su parte, también separa a las biotas de las sierras del norte de México. Lo anterior refleja en una menor escala la misma situación que hace de México uno de los países con mayor diversidad biológica del mundo. En el cuadro 1 se presenta un resumen de los principales ecosistemas del estado con los tipos de vegetación y de clima que los caracterizan y las ecorregiones donde se ubican. La información se adapta de la obra Vegetación y ecorregio¬ nes de Durango (González-Elizondo et al. 2007a). Los principales ecosistemas son: a) comunidades de zonas áridas y semiáridas, b) pastizal y matorral de clima semiseco templado, c) bosques y otras comunidades de clima templado y semifrío, d) bosques y otras comuni¬ dades de clima cálido, e) otros (figuras 1-4). En los si¬ guientes capítulos se comentan sus características, distribución, tipos de vegetación que los representan y estado de conservación. A excepción del bosque tropical perennifolio o selva alta, casi todos los tipos de vegetación de México se encuentran en Durango: matorrales xerófilos y vegeta¬ ción halófila en el semidesierto (zona árida al oriente del estado); pastizales en la zona de los Valles; bosques templados de pino y encino y bosque mesófilo en la Sierra Madre Occidental; bosques tropicales caducifolios y subcaducifolios en la región de las Quebradas al occi¬ dente de la sierra, y vegetación acuática y subacuática dispersa en todas las ecorregiones (cuadro 1, figura 5; González-Elizondo et al. 2007a, b, 2012). González-Elizondo, M.S. y M. González-Elizondo. 2017. Ecosistemas y vegetación. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 187-192. i88 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 1 . Principales ecosistemas con los tipos de vegetación y de clima que los caracterizan y ecorregiones donde se ubican Ecosistema Tipos de vegetación Climas Ecorregión Comunidades de zonas Matorral xerófílo Secos y semisecos A áridas y semiáridas Vegetación halófila y gipsófila Secos y semisecos A, V Pastizal Semisecos V Pastizal y matorral de clima semiseco templado Pastizal halófilo Semisecos V Matorral de clima semiseco templado Semisecos V Bosque bajo abierto Templados y semisecos So Chaparral Templados y semisecos S, So Bosques y otras comunidades de clima templado y semifrío Bosque de coniferas Templados S Bosque de encino Templados y semicálidos S,Q Bosque mixto Templados S Bosque mesófilo de montaña Templados y semicálidos S Bosque tropical subcaducifolio Cálidos Q Bosques y otras comunidades de clima cálido Bosque tropical caducifolio Cálidos y semisecos Q Bosque espinoso Cálidos Q Matorral subtropical Cálidos y semisecos Q Bosques de encino de afinidad tropical Cálidos y semisecos Q Otros Claros y pastizal inducido Templados, semicálidos y cálidos S, Q Vegetación acuática y subacuática Todos Todas A: región Árida y Semiárida; V: región de los Valles; S: región de la Sierra, subregión Sierra Madre Occidental; So: región de la Sierra, subregión Piedemonte y Sierras al Oriente; Q: región de las Quebradas. Fuente: González-Elizondo et al. 2007a. La clasificación de la vegetación se adapta del sis¬ tema de Rzedowski (1978), el cual combina criterios fisonómicos, florísticos y ecológicos. En el cuadro 2 se sintetiza la vegetación y uso del suelo en Durango, con los intervalos altitudinales donde se presentan y la su¬ perficie que ocupan. CONCLUSIÓN Los ecosistemas y las comunidades vegetales del esta¬ do son representativos de los de buena parte del país, situación derivada de la ubicación geográfica y la complejidad fisiográfica de la entidad. Su conocimien¬ to constituye un marco de referencia y puede ser una herramienta de primera mano para la elaboración de diagnósticos, inventarios y descripción de comunida¬ des, así como para la planeación del uso, manejo y con¬ servación de los recursos. La prevención de problemas y el manejo de los eco¬ sistemas de acuerdo a principios de sustentabilidad es vital para que continúen generando los bienes y servi¬ cios ambientales de los que depende el bienestar de la sociedad. Diversidad de ecosistemas I89 Figura 1. Matorral xerófilo de zonas áridas. Mapimí. Foto: M Socorro González Elizondo. Figura 2. Pastizal de Bouteloua gracilis. La Zarca, Hidalgo. Foto: M Socorro González Elizondo. 190 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 3. Bosques de clima templado. Arroyo Santa Bárbara, Durango. Foto: A/1. Socorro González Elizondo. Figura 4. Bosques de clima cálido. Mezquital. Foto: M Socorro González Elizondo. Diversidad de ecosistemas 191 SIMBGLÜGÍA I I Durrcnao i~ I Limn* ealaLal Ciudades Cuerpos de agua Tipos de vegetación Agricultura da negó AgriouHura da temporal H Bosque bajú abierta Bosque tfe onde» : ; Bosque ríígíiiena WM Basque &b ptw be te 13 Bosque [fe pino Bosque da pino -encino busque espinoso Bosque mesdíilo m montafta Bosque Eropecaí fcBducrfaliq BosuL-a Eropteal sufcpaditeifolis Bosque xerutlo espinoso Clia^rns! Ctams urt tosqua Izo tal M j torra I qna-ska ula Matorral de Ctodanaea Matorral de ta-scate Matorral aspinosoipiiiabzal Matorral haldAlo Matorral *Ufc montano Matorral sutttoptcal Matarral xerófito Matorral xerófito rosenfolio Pa altza I Paít£?a1 tifltófdo Píalizal ixvduoirío Srn vqgatacfón Vegetación d£ íuass veaetíeiófi gipsífiiq 1 wy w 0 26 50 km L _ 1 _ J “ — t™ - r Wf W 10 6" 'VV 104' W yitííiitj/t ¿¡CATELAS - Escala: 1:2 600 000 Figura 5. Vegetación y uso del suelo. 2TW ?4mN 25' N 192 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 2. Vegetación y uso del suelo, intervalos altitudinales donde se presentan y superficie que ocupan Vegetación y uso de suelo Elevación mínima (msnm) Elevación máxima (msnm) Superficie (km2) Superficie estatal (%) Matorral xerófilo 1 050 2 300 23912.51 19.37 Vegetación halófila y gipsófila 1 050 2000 2864.07 2.32 Pastizal 1 600 2200 5407.17 4.38 Matorral de clima semiseco templado 1 500 2250 12863.62 10.42 Chaparral [incluye chaparral secundario] 2000 3100 2938.14 2.38 Bosque bajo abierto 1 900 2800 6962.65 5.64 Bosque de coniferas 2400 3310 6135.53 4.97 Bosque de encino 900 2900 7468.80 6.05 Bosque mixto 600 3200 32 381.27 26.23 Bosque mesófilo de montaña 1 160 2 500 24.69 0.02 Claros y pastizal inducido 400 3100 3419.60 2.77 Bosque tropical subcaducifolio 400 1 200 61.73 0.05 Bosque tropical caducifolio 190 2150 4975.09 4.03 Bosque espinoso 130 400 24.69 0.02 Matorral subtropical 1 200 2000 530.84 0.43 Otros 130 3 340 753.05 0.61 Cuerpo de agua 130 2 700 271.59 0.22 Agricultura 130 3000 1 1 555.04 9.36 Centros de población, infraestructura vial, etc. 130 3100 888.85 0.72 Total 123451.29 1 00.00 Fuente: adaptado de González-Elizondo et ai 2007a. REFERENCIAS González-Elizondo, M.S, M. González-Elizondo y M.A. Márquez-Linares. 2007a. Vegetación y ecorregiones de Durango. Plaza y Valdés Editores/Instituto Politécnico Nacional (ipn). México. González-Elizondo, M.S., M. González-Elizondo e I.L. López-Enríquez. 2007B. Vegetación y flora. En: Ordenamiento Ecológico del Estado de Durango. M.A. Márquez Linares (coord.). Gobierno del Estado de Durango/SEMARNAT, pp. 18-23. González-Elizondo, M.S., M. González-Elizondo, J.A. Tena-Flores et al. 2012. Vegetación de la Sierra Madre Occidental, México. Una sín¬ tesis. Acta Botánica Mexicana 100:351-403. inegi. Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. 2003. Conjunto de datos vectoriales, Geología escala 1:250000. Neyra- González, L. y L. Durand-Smith. 1998. Recursos naturales: bio¬ diversidad. En: La diversidad biológica de México, Estudio de País. CONABIO, pp. 62-96. Rzedowski, J. 1978. Vegetación de México. Editorial Limusa. México. Diversidad de ecosistemas 193 Comunidades xerófilos, halófilas y gipsófüas de ,a Martha González Elizondo • Jorge Alberto Tena Flores • Irma Lorena López Enríquez INTRODUCCIÓN Los ecosistemas de las zonas áridas y semiáridas del oriente de Durango (región del Semidesierto) están re¬ presentados por matorrales xerófilos y por vegetación halófila y gipsófila. Se desarrollan entre los 1050 y 2300 msnm, en climas muy secos cálidos [BWh] y secos cálidos [BSh], con una pequeña parte al norte con clima semiseco templado [BSik], Cubren más de 2677658 ha (21.7% de la superficie del estado). Estas comunidades en su mayoría forman parte del Desierto Chihuahuense, aunque en el extremo noreste del estado (sierras de El Rosario, El Sarnoso y Tlahualilo) existen elementos de la Sierra Madre Oriental, como: Gochnatia hypoleuca, gua- jillo, huajillo ( Acacia berlandieri ) y la noa ( Agave gentryi). Presentan el más alto porcentaje de endemismos a nivel de género en México (44%) (Rzedowski 1993) y varias es¬ pecies endémicas para Durango se encuentran en esos tipos de vegetación. Entre los productos que se explotan económica¬ mente en los matorrales xerófilos están la candelilla ( Euphorbia antisyphiliticá), lechuguilla ( Agave lechuguilla), maguey ( Agave spp.), sotol ( Dasilyrion spp.) y orégano ( Lippia graveolens), mientras que muchas otras plantas de la región se aprovechan a nivel local para autocon- sumo. Los matorrales xerófilos son aprovechados también para ganadería extensiva. Herrera- Arrieta y Pámanes-García (2007) puntualizan la enorme impor¬ tancia de evitar la sobrecarga de ganado con el fin de prevenir los daños en la vegetación y el suelo. MATORRALES XERÓFILOS Xerófilo (del griego xeros, seco, y philos, amigo) se refiere a organismos que pueden desarrollarse en ambientes secos. Son comunidades de arbustos que se desarrollan en sitios con escasa precipitación (media anual entre 150 y 400 mm) y temperaturas medias entre 18 y 23 °C, con variaciones muy extremas, tanto diurnas como du¬ rante el año, con época seca de siete a nueve meses. Cubren en conjunto casi una quinta parte de la super¬ ficie del estado (figura 1). Otros matorrales que ocurren en la zona de los Valles, en clima semiseco templado (BSik) y seco templado (BSk) presentan una estructura y composición diferentes (véase Pastizal y matorral de clima semiseco templado de la región de los Valles), en esta obra). Los matorrales xerófilos de Durango se desarrollan principalmente sobre sedimentos continentales (como aluviones) y sobre sedimentos marinos (por lo general roca caliza). Rzedowski (1978) hace notar que este tipo de matorrales usualmente no se dan en suelos de dre¬ naje deficiente ni en los muy salinos, alcalinos o yeso¬ sos, donde son sustituidos por la vegetación halófila o gipsófila. La composición, estructura y formas dominantes de los matorrales xerófilos varían dependiendo de la topo¬ grafía y la pedregosidad del suelo. Predominan arbus¬ tos de hoja chica y arbustos espinosos, así como las plantas de hojas en roseta (como magueyes, sotóles y soyates) (figuras 2 y 3). En partes bajas y planas, sobre depósitos aluviales, es común encontrar arbustos de hoja chica (el más típico es la gobernadora, Larrea tridentata), mientras que sobre laderas rocosas y suelos pedregosos destacan el matorral rosetófilo y el matorral espinoso. Los géneros típicos de matorral xerófilo son Larrea, Flourensia y Koeberlinia. Henricksonia es un género endé¬ mico a una pequeña zona de matorral xerófilo en Duran¬ go y Coahuila. Entre las asociaciones más comunes están las de Larrea y/o Flourensia sobre depósitos aluviales; las de lechuguilla ( Agave lechuguilla ), guapilla ( Hechtia spp.) y ocotillo ( Fouquieria splendens ) sobre lomeríos con sue¬ lo somero o con pedregosidad, donde la lechuguilla y el ocotillo llegan a ser dominantes. González-Elizondo, M„ JA. Tena-Flores e I.L. López-Enríquez. 2017. Comunidades xeróñlas, halófilas y gipsófilas de la reglón Árida y Semlárlda. En: La biodtversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 193-204. 23+ N M'N 25* H 26' N 194 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado 1C7* W TÚ6* W TOS I* flHT W 107* W res1 w 105" IV i(M' W 103+ W 5IM BOLOGÍA [1 Durango Ma tórrales seniftlos i I Limite estatal ■■ Bosque xeróWo espinosa Ciudades MartwraJ submwitoro Matorral terófito Cuerpos de aSua — Matorral motilo roselitorlo Figura 1. Distribución de matorrales xerófilos. 2VN 24* N 2FN 25m N Diversidad de ecosistemas 195 Figura 2. Matorral xerófilo de Opuntia engelmannii, Hechtia mapimiana., Yucca rigida, Euphorbia antisyphiUtica, Agave asperrima, Sidneya tenuifolia y Acacia neovernicosa. Cañón Fernández. Foto: M Socorro González Elizondo. Figura 3. Matorral xerófilo de Agave asperrima, Thelocactus bicolor, Fouquieria splendens, Yucca spp. Sierra El Sarnoso. Foto: M Socorro González Elizondo. 19Ó La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Los llamados matorrales micrófilos o parvifolios (de hoja chica), rosetifolios (con hojas en roseta), espinosos (con espinas) y crasicaules (de tallos carnosos, engrosa¬ dos) son variantes del matorral xerófilo y con frecuencia forman mosaicos complejos que reflejan la topografía y los suelos de un área. En el cuadro i se presentan las especies más comunes de arbustos de estos ecosiste¬ mas en la entidad. Matorral parvifolio Es el que cubre las mayores superficies. Puede estar formado por especies sin espinas (inermes), con espi¬ nas o mixtas, y con frecuencia hay también cactáceas, plantas con hojas en roseta o gramíneas. La especie más característica de estos matorrales es la goberna¬ dora ( Larrea tridentata), que a veces es monodominante o está asociada con hojasén ( Flourensia cernua)-, ocotillo (. Fouquieria splendens), lechuguilla ( Agave lechuguilla), largoncillo ( Acacia neovernicosa), mezquite ( Prosopis laevigata o P odorata) o nopal (Opuntia spp.). Depen¬ diendo de la topografía y la profundidad del suelo, cual¬ quiera de esas especies se vuelve dominante (figura 4). Matorral rosetifolio Dominan las especies con hojas alargadas y puntiagu¬ das, agrupadas en forma de roseta, con o sin tallo. Pre¬ fiere lomeríos y laderas de cerros con poco suelo y con afloramiento rocoso. Son comunes los matorrales de lechuguilla ( Agave lechuguilla) y/o guapilla ( Hechtia glomerata, Hechtia sp.). Se acompañan de ocotillo ( Fouquieria splendens), nopal (Opuntia), maguey cenizo (Agave asperrima), noa (Agave victoriae-reginae), cande¬ lilla (Euphorbia antisyphilitica), palma (Yucca rígida), sotol (Dasylirion), gobernadora (Larrea tridentata), largoncillo (Acacia neovernicosa) y sangre de drago (Jatropha dioica), además de Parthenium, Coldenia, Acacia y gatuños (Mimosa) (figuras 5 y ó). El maguey cenizo llega a ser dominante en algunas áreas del oriente del estado, en sitios planos u ondula¬ dos entre 1300 y 1500 m de elevación. Los elementos acompañantes son los mismos que en los matorrales de lechuguilla y guapilla, así como Agave striata. El sotol (Dasylirion) destaca en lomeríos con fuerte aflo¬ ramiento de roca caliza, combinado con palma (Yucca rígida) y maguey (Agave asperrima). Matorral crasicaule Son comunidades arbustivas dominadas por cactáceas, plantas de tallos carnosos, gruesos. Se desarrollan de preferencia en laderas de lomeríos y cerros con fuerte afloramiento rocoso, entre 1 100 y los 1 óoo msnm. Los matorrales de nopal (Opuntia) están compuestos por el nopalillo cegador (O. rufida) el cual se asocia princi¬ palmente con lechuguilla (A. lechuguilla), ocotillo (F. splendens) y diversas leguminosas. El nopal rastrero (O. engelmannii) es otro de los componentes notables de estos matorrales (figuras 7 y 8). Matorral espinoso Son comunidades dominadas por arbustos espinosos, en su mayoría leguminosas: huizaches (Acacia constricta, A. neovernicosa, Acacia spp.), mezquite (Prosopis sp.), gatuños (Mimosa hiuncifera, Mimosa spp.), Parkinsonia aculeata. Estos arbustos pierden las hojas durante gran parte del año. Se desarrollan en áreas bajas o en laderas por encima del matorral parvifolio. El matorral de mezquite (Prosopis sp.) se presenta en planicies aluviales, principalmente cerca de arroyos. Se acompaña por granjeno (Celtis pallida), junco (Koeberlinia spinosa), nopales (Opuntia), huizaches (Acacia), palmas (Yucca), Berberís, Flourensia, Larrea y otras (figura 9). El matorral de largoncillo (Acacia neovernicosa) se asocia con Larrea, Agave asperrima, Agave striata, Agave lechuguilla, Flourensia cernua, verbesina, Buddleja, Tiquilia canescens, Jatropha dioica y escasos Opuntia, Cylindropuntia, Euphorbia antisyphilitica, Yucca sp. y Yucca rígida con na- vajita (Bouteloua gracilis), esta última con frecuencia sustituida por zacate buffel (Cenchrus ciliaris), un inva¬ sor proveniente de África que está ocupando amplias áreas del norte de México. Otros matorrales xerófilos En la franja de dunas o arenas móviles del extremo no¬ reste de Durango destacan Dalea scoparia, Ephedra sp. y Yucca elata. Otras plantas de distribución más amplia que también se adaptan a las condiciones de dunas en sus áreas marginales son la gobernadora (Larrea tridentata), coyonoxtle (Cylindropuntia kleiniae), huizaches (Acacia greggii, A. constricta), mezquite (Prosopis sp.), sangre de drago (Jatropha dioica), Lycium berlandieri, Nicolletia edwarsii, Tidestromia lanuginosa y Lantana achyranthifolia (figura 10). Muchos de los matorrales xerófilos de Durango parecen corresponder a la fase final o clímax de una sucesión, pero otros son resultado de perturbación en pastizales, principalmente a causa de sobrepastoreo, lo que propicia la invasión de arbustos. Diversidad de ecosistemas 197 Cuadro 1. Especies características de los matorrales xerófilos Tipo Nombre común Nombre científico Autores Jasmín, vara dulce, varaduz Aloysia gratissima (Gillies & Hook.) Tronc. Chaparro prieto Coróla parvifolia A. DC. Granjel, granjeno Celtis palllda Torr. Engordacabra Eysenhardtia schizocalyx Pennell Hojasén, hojasé Flourensia cernua DC. Tatalencho Cymnosperma glutlnosum (Spreng.) Less. Arbustos sin espinas Gobernadora Larrea tridentata (Moc. & Sessé ex DC.) Coville Cenizo, príncipe del desierto Leucophyllum spp. Orégano Lippia graveolens Kunth in H.B.K. s.l. Guayule Parthenlum argentatum A. Gray Mariola Parthenlum i ncanum Kunth in H.B.K. Agrillo, agritos Rhus microphylla Engelm. Tatalencho Sldneya tenu ¡folla (A. Gray) E.E. Schill. & Panero Huajillo, guajillo Acacia berlandieri Benth. Huizache Acacia constada Benth. Huizachillo Acacia glandulifera S. Watson Uña de gato Acacia greggii A. Gray Largoncillo Acacia neovernlcosa Isely - Condalla spp. Arbustos con espinas Ocotillo Fouqulerla splendens Engelm. Junco Koeberlinia spinosa Zuce. Garambullo Lyclum spp. Gatuño Mimosa b ¡une ¡f era Benth. Gatuño Mimosa emoryana Benth. Mezquite Prosopls laevlgata (Humb. & Bonpl. ex Willd.) M.C. Johnst. Mezquite Prosopis odorata Torr. & Frém. Cardenche Cyllndropuntia i mbricata (Haw.) F.M. Knuth Cardenche Cylindropuntla klelnlae (DC.) F.M. Knuth Tasajillo Cyllndropuntia leptocaulis (DC.) F.M. Knuth Crasicaules Nopal Opuntia engelmannii Salm-Dyck Duraznillo Opuntia leucotrlcha DC. Nopal coyotillo Opuntia macrocentra Engelm. Nopal rastrero Opuntia rastrera F.A.C. Weber Nopal cegador Opuntia rufida Engelm. Maguey, maguey cenizo Agave asperrima Jacob i Lechuguilla Agave lechuguilla Torr. Rosetifolias Guapilla Hechtia spp. Sotol Dasylirion spp. Soyate Nollna spp. Palma, palma china Yucca spp. Candelilla Euphorbia antlsyphilltlca Zuce. Otras Sangre de drago, sangregrado Jatropha dioica Cerv. Fuente: González-Elizondo et al. 2007. 198 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 4. Matorral xerófilo de Larrea tridentata y Fouquieria splendens. M api mí. Foto: M Socorro González Elizondo. Figura 5. Matorral xerófilo de Agave lechugilla, Yucca rígida y Euphorbía antisyphilitica. Cañón Fernández. Foto: M Socorro González Elizondo. Figura 6. Matorral xerófilo de Dasylirion sp.; Yucca rígida y Figura 7. Matorral xerófilo de Opuntia engelmannii, Mapimí. Acacia berlandieri. Ojuela, Mapimí. Foto: M Socorro González Elizondo. Foto: M Socorro González Elizondo. Diversidad de ecosistemas Figura 8. Matorral xerófilo de Opuntia rujjda. Mapimí. Foto: M Socorro González Elizondo. Figura 9. Matorral xerófilo de Prosopis laevigata, Acacia schaffneri y Condalia sp. San Fermín. Foto: M Socorro González Elizondo. 200 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 10. Matorral de dunas .Jatropha dioica, Ephedra sp., Dalea scoparia y Acacia sp. Foto: M Socorro González Elizondo. IZOTAL Son comunidades de plantas arborescentes del género Yucca (palma, palma china), con hojas agrupadas en roseta. Destacan los de Yucca rígida en Lerdo, Mapimí e Hidalgo, Yucca carnerosana en la parte alta de la sie¬ rra del Rosario y Yucca filifera en San Juan de Guadalu¬ pe (figura n). VEGETACIÓN HALÓFILA Y GIPSÓFILA Son comunidades arbustivas y herbáceas cuya composi¬ ción está determinada por las condiciones del suelo. Las halófilas (del griego halos, sal, y philos, amigo) se desa¬ rrollan en suelos con altas concentraciones de sales, mientras que las gipsófilas lo hacen en suelos yesosos (del griego gypsos). Ocurren en climas muy secos (me¬ nos de 300 mm de lluvia al año), con temperaturas me¬ dias entre 20 y 23 °C y época seca de ocho a nueve meses. Cubren cerca de 2.3% de la superficie del estado, en par¬ tes bajas de cuencas cerradas, ya sea con alta alcalinidad o con alto nivel de sales solubles (figura 12). Algunas de las hierbas y arbustos tienen hojas por lo general algo carnosas y los zacates son rígidos y con hojas punzantes. En sitios perturbados es abundante la rodadora ( Salsola tragas), un elemento procedente de Eurasia. Matorral halófilo Estos matorrales bajos se caracterizan por ser de Atriplex canescens (saladillo, chamizo) con Suaeda nigrescens, S. suffrutescens y otras especies, las cuales se presentan en el Bolsón de Mapimí (figura 13). En las zonas más salobres las plantas están más espa¬ ciadas y a veces la comunidad está dominada por queli- tillo ( Atriplex acanthocarpa ) y por Allenrolfea occidentalis. Con frecuencia, los matorrales presentan también gramíneas como el zacate sabaneta o toboso ( Hilaria mutica ) y el zacatón o zacate pajón (Sporobolus airoides). También son comunes las asociaciones con mezquite (Prosopis sp.). El matorral de mezquite ( Prosopis sp.) se localiza al noreste del estado. A veces los arbustos están muy es- Diversidad de ecosistemas 201 Figura 1 1 . Izotal de Yucca carnerosana. Sierra del Rosario. Foto: M Socorro González Elizondo. paciados y el matorral pasa a ser un pastizal de Hilaria mutica o de Sporobolus airoides. Los elementos do¬ minantes en estos matorrales pueden mezclarse en diferentes proporciones. Montaña y Breimer (1988) des¬ criben asociaciones de mezquite con Atriplex canescens y/o Suaeda nigrescens con estrato bajo de zacates ( Hilaria mutica, excepcionalmente Sporobolus airoides ) y Atriplex acanthocarpa. Pastizal halófilo Se presenta en el fondo de cuencas cerradas en las par¬ tes más secas, por lo general con suelos de textura ar¬ cillosa y drenaje deficiente, salinos, a veces también alcalinos, con frecuencia inundables.Se distribuye al noreste del estado, entre 1050 y 1700 m de altitud, ocupando una extensión relativamente pequeña. Las gramíneas en estas comunidades son con frecuencia rizomatosas, con tallos y hojas fibrosas y duras, por lo que son poco apetecidas por el ganado excepto cuando están muy tiernas. Es común el zacate sabaneta o tobo¬ so (figura 14), así como el zacatón ( Sporobolus airoides). También hay Distichlis spicata, Eragrostis obtusiflora, Buchloé dactyloides, Panicum obtusum y algunas espe¬ cies de Bouteloua y Aristida. De manera espaciada se presentan a veces algunos arbustos bajos, principalmente mezquite ( Prosopis sp.), Atriplex canescens y especies de Koeberlinia, Acacia, Condalia y Opuntia. Entre las herbáceas no gramíneas, las más comunes son las del género Atriplex. Vegetación gipsófila La vegetación gipsófila se restringe a suelos yesosos, los cuales ocurren solamente en zonas áridas y semi- áridas. Las comunidades gipsófilas están formadas por herbáceas y arbustos achaparrados. Para Durango no se registran comunidades gipsófi¬ las estrictas, pero sí se conocen algunas especies gip¬ sófilas como: Fouquieria shrevei, Euphorbia astyla, Dicranocarpus parviflorus y Nerisyrenia linearifolia. 202 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado 107' W 196 W IOS' w 104' W 103 W amtiMit a ■Catalán V*r5on-T OUÍAISdÓ Vfcenlr , SfíiALQA SipiriaitlBee iW A*J*|Wt¡lí KA 'YA fítí * cam 7 la di /AfíÁGO/.A V > P <£§&;■: , 7j >r--d Escala 1:2 800 000 0 25 50 km I _ I _ I 107* W SIMBOLGGÍA Durando i I Limitó estatal Ciudades Cuerpos de agua TOÍ' W 105* W 104* W 102* W Matorral de clima sentí seco templado ¡B Matorral crasitaule C _ | Matorral de Bod&naea Matar raíl es»: lioso' na Hli/ai Matorral sutwitofltano Matorral Ce táscale Figura 7. Distribución de los matorrales de clima semiseco templado. ?4"IV JS"W Jfi'W 212 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Otros indicadores de perturbación son Botriochloa barbinodis, Chloris virgata y Cenchrus ciliaris (los dos úl¬ timos también invasores procedentes de África) (Gonzá- lez-Elizondo et al. 2009). La abundancia de arbustivas como gatuños ( Mimosa biuncifera o M. dysocarpa ) o de herbáceas tóxicas para el ganado, como la alfombrilla (. Drymaria arenarioides ) y la hierba loca ( Astragalus mo- llissimus), también indican disturbio. MATORRAL Cubre unas 1286362 ha (10.4% de la superficie del es¬ tado), en zonas planas, lomeríos y laderas entre los 1500 y 2200 msnm, principalmente sobre suelos de origen volcánico (figura 7). Los matorrales de clima semiseco templado difieren de los matorrales xerófilos de la zona Árida y Semiárida, tanto en su fisonomía y composi¬ ción florística como en sus afinidades ecológicas. Esto se debe a que se desarrollan en zonas de clima seco o se¬ miseco templado (k), a diferencia de los matorrales xerófilos de climas secos o semisecos cálidos (h), por lo que su flora presenta mayor afinidad con la de los pastizales y los bosques bajos abiertos. Los arbustos son más altos que en el matorral xerófilo y predominan las herbáceas perennes. Hay muchas gramíneas y compues¬ tas, y no existe una línea divisoria clara entre los pas¬ tizales y los matorrales. Los arbustos más comunes son el huizache chino (. Acacia schaffneri ) y el mezquite ( Prosopis laevigata ) (fi¬ gura 8), así como los nopales duraznillos ( Opuntia durangensis y O. leucotricha), el primero llega a medir más de 7 m de altura y el segundo es arbustivo más bajo (figuras 9 y 10). Las nopaleras son comunes sobre suelos someros en laderas de cerros y en el área de La Breña entre 1 900 y 2 300 m. La abundancia de nopal parece estar favorecida por factores edáficos, pero tam¬ bién por disturbio causado por pastoreo no controlado, como se muestra en la figura 5. En el centro y sur de Durango predomina Opuntia durangensis. Los nopales comparten con frecuencia la dominancia con Acacia schaffneri, dando lugar al pastizal con cactus -Acacia des¬ crito por Gentry (1957). Los nopales dominan en áreas rocosas o en lomeríos de suelo somero mientras que Acacia crece en suelos aluviales en bajíos o en llanos. Hacia el centro-norte del estado, el huizache chino (A. schaffneri ) llega a formar matorrales densos pero más al norte el huizache dominante es otra Acacia, el largon- cillo (A. constricta). El mezquite es dominante en suelos profundos so¬ bre depósitos aluviales y coluviales. En sitios con ma¬ yor disponibilidad de humedad el huizache chino y el mezquite crecen como árboles y forman manchones de bosque xerófilo espinoso (figura 11). Entre las herbáceas destacan Borreria verticillata, Bouvardia ternifolia, Karinia mexicana, Sprekelia formosissima, Stevia ovata, S. serrata y Xanthocephalum benthamianum, especies comunes en la Altiplanicie pero que están ausentes en la zona Árida y Semiárida. El matorral de clima semiseco templado forma una zona de transición (ecotono) entre los matorrales xeró¬ filos y los pastizales por lo que los zacates dominantes son los mismos que en el pastizal (figuras 12 y 13). En el sur de la región de los Valles, una agresiva especie leñosa, la jarilla ( Dodonaea viscosa) está toman¬ do la dominancia sobre los demás arbustos y afectando incluso la cubierta de pastizal. Con frecuencia se asocia con sotol ( Dasylirion durangensé). El sotol y la jarilla son favorecidos por incendios y desplazan a bosques de encino que han sido eliminados por fuego o por tala (figura 14). En los municipios de Durango, Poanas y El Mezquital hay comunidades donde Dasylirion es el do¬ minante fisonómico, acompañado solamente por hier¬ bas y zacates. Otro tipo de matorrales de la región son los de tás¬ cate ( Juniperus ) y agrillo ( Rhus ), de hoja perennifolia (mantienen las hojas durante todo el año). En lomeríos pedregosos hay matorrales de Juniperus coahuilensis, que son comunidades primarias adaptadas a sitios con escasa humedad. En las partes bajas de la sierra hay otros matorrales de táscate que son de origen secun¬ dario, derivados de bosque de pino piñonero o de en¬ cino. Se ha observado repoblación por J. deppeana var. z acatecensis en áreas abiertas cercanas a bosque de encino y en sitios en donde el bosque de pino ha sido eliminado por fuego. Diversidad de ecosistemas 213 Figura 8. Matorral de Acacia schaffneri, Prosopis laevigata y Figura 9. Opuntia durangensis y Prosopis laevigata. Durango. Opuntia. Peñón Blanco. Foto: M Socorro González Elizondo. Foto: M Socorro González Elizondo. Figura 1 0. Matorral de Opuntia leucotricha, Acacia y Prosopis en la parte baja, bosque bajo abierto en la parte alta. Peñón Blanco. Foto: M Socorro González Elizondo. Figura 1 1 . Bosque xerófilo espinoso de Acacia schaffneri y Prosopis laevigata. Foto: M Socorro González Elizondo. 214 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 12. Matorral de Acacia schaffneri con densa cubierta de gramíneas (abajo), bosque bajo abierto (arriba). Súchil. Foto: M Socorro González Elizondo. Figura 1 3. Matorral de Acacia schaffneri (abajo), Opuntia durangensis (parte media), bosque bajo abierto (arriba). Peñón Blanco. Foto: M Socorro González Elizondo. Diversidad de ecosistemas Figura 14. Matorral de jarilla ( Dodonaea viscosa ) y sotol ( Dasylirion durangense). El Mezquital. Foto: M. Socorro González Elizondo. Figura 1 5. Mosaico de cultivos en matorral de Acacia schaffneri y bosque bajo abierto de Quercus. Santiaguillo, Nuevo Ideal. Foto: M Socorro González Elizondo. 21Ó La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado CONCLUSIÓN Y RECOMENDACIONES Debido a que la topografía donde se desarrollan los pastizales y los matorrales de clima semiseco templa¬ do es más adecuada para fines agrícolas que la de otros tipos de vegetación, muchas áreas que antes estaban cu¬ biertas por esa vegetación están ahora ocupadas por cultivos. Sin embargo, por las características del clima (principalmente la distribución de la precipitación, con varios meses de sequía), los rendimientos son bajos en agricultura de temporal. Los pastizales pueden ser aprovechados para la ga¬ nadería e incluso podrían verse favorecidos por un pastoreo moderado; sin embargo, actualmente el so¬ brepastoreo es la causa principal de deterioro de estos ecosistemas. Como ha sido puntualizado por Herrera- Arrieta y Pámanes-García (2007), el efecto de la sobre¬ carga animal, los periodos prolongados de sequía y la insuficiente infraestructura están ocasionando un grave deterioro de la cubierta vegetal, erosionando el suelo y dificultando la infiltración de agua a las corrientes subte¬ rráneas. Muchas plantas nativas forrajeras están sien¬ do sustituidas por especies indeseables, como el zacate navajita ( Bouteloua gradlis), el banderilla (B. curtipendula ) y Aristida ; por especies invasoras como el zacate rosa (Melinis repens) Chloris virgata y Cenchrus ciliaris-, y/o espe¬ cies tóxicas, como la alfombrilla ( Drymaria arenarioides ) y la hierba loca ( Astragalus mollissimus), situación que se agrava por la abundancia de caprinos y equinos. Entre los graves daños ambientales causados por el sobrepastoreo están la pérdida de suelo fértil, reducción en la infiltración de agua y magnificación de los efectos de las sequías, entre otros. Esto a su vez afecta econó¬ micamente a los poseedores de la tierra y al resto de la sociedad. Resolver esos problemas y prevenir que sigan ocurriendo, mediante la implementación de prácticas de manejo responsable, debería ocupar mayormente la atención de los productores y de las instancias guber¬ namentales. REFERENCIAS cotecoca. Comisión Técnico Consultiva para la Determinación de los Coeficientes de Agostadero. Varios autores. 1979. Memoria. Coeficien¬ tes de agostadero para el estado de Durango. cotecoca/sarh, México. Gentry, H.S. 1957. Los pastizales de Durango. Edic. Inst. Mex. Rec. Nat. Renov. México. González-Elizondo, M.S, M. González-Elizondo y M.A. Márquez- Linares. 2007. Vegetación y ecorregiones de Durango. Plaza y Valdés Editores/iPN. México. González-Elizondo, M.S., M. González-Elizondo, J.A. Tena-Flores et al. 2009. Durango: Detection of invasive alien plants (chapter 12). En: Invasive plants on the move: montrolling them in North America. Based on presentations at weeds accross borders 200Ó Conference. T.R. Van Devender, F.J. Espinosa- García, B.L. Harper-Lore, y T. Hubbard (eds). Arizona-Sonora Desert Museum, Tucson, pp. 137-155. Herrera-Arrieta, Y. 2001. Las gramíneas de Durango. ipn/conabio. Herrera-Arrieta, Y. y D.S. Pámanes-García. 200Ó. Guía de pastos para el ganadero del estado de Durango. iPN-cocYTED/Fundación Produce. — . 2007. La región de los pastizales, sustento para una ganadería sostenida. En: Vegetación y ecorregiones de Durango. M.S. González- Elizondo, M. González-Elizondo y M.A. Márquez Linares (ed.). Plaza y Valdés Editores/iPN. México, pp. 183-192. Diversidad de ecosistemas 217 ¿Bosques templados ■ ■ y otras comunidades vegetales de la región de la Sierra M. Socorro González Elizondo • Martha González Elizondo • Lizeth Ruacho González INTRODUCCIÓN La región de la Sierra incluye a la Sierra Madre Occi¬ dental (smo) y a otras sierras de origen volcánico al orien¬ te de ésta, como las de Promontorio y Gamón. La smo presenta una fisiografía accidentada de mesetas y pro¬ fundos cañones (quebradas) con elevaciones hasta de 3340 msnm; en algunos sitios alcanza los 200 km de an¬ chura. La smo incluye una excepcional diversidad bio¬ lógica, alberga a la segunda reserva forestal del país y es la fuente de valiosos servicios ambientales para buena parte del norte-centro de México. La región de la cuenca alta del río Mezquital ha sido reconocida como mega- centro de diversidad vegetal por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (uicn) (González- Elizondo 1997). Su gran diversidad se aprecia en los tres géneros de árboles dominantes fisonómicamente: los pinos ( Pinus ), con 22 especies en la smo en Durango (casi 20% del total mundial), encinos ( Quercus ) con 44 y madroños ( Arbutus ) con siete especies (todas las conoci¬ das para México) (González-Elizondo et al. 2012a, 2013a). Muchas plantas de la smo han sido descritas en años recientes, entre ellas un género (González-Elizondo et al. 2002) y más de 25 especies, incluyendo árboles grandes y abundantes como Arbutus bicolor (González-Elizondo et al. 2012a); lo anterior sugiere que otros organismos desconocidos para la ciencia están todavía pendientes de encontrar. El descubrimiento reciente de la segunda po¬ blación silvestre de pino azul ( Pinus maximartinezii) por González- Elizondo et al. (2011) a casi cinco décadas de su descripción por Rzedowski (1964), es otro indicador de los grandes huecos en el conocimiento de la biodi- versidad de la smo. Una regionalización de la Sierra Madre Occidental basada en criterios fisiográficos, climáticos y florísticos (González-Elizondo et al., 2012b, 2013b) reconoce tres ecosistemas principales: zona templada fría (Madren- se, con dos subregiones), zona semiárida templada (Madrense-xerófila) y zona cálida seca (Madrense-tropi- cal) (cuadro 1). La región Tropical entra a la smo a tra¬ vés de la zona de quebradas y su vegetación se discute en el siguiente capítulo. Adicionalmente, a nivel latitu¬ dinal se reconocen tres secciones de la smo: norte, cen¬ tro y sur. En Durango están representadas la centro y una parte de la región sur, divididas por la gran cañada del río Mezquital. Los tipos de vegetación se describen con base en González-Elizondo et al. (2007, 2012b), modi¬ ficados a su vez de Rzedowski (1978). Las especies más características de la región de la Sierra se enlistan en los apéndices de la sección de Diversidad de especies. REGIÓN MADRENSE Comprende las partes altas de la Sierra Madre Occiden¬ tal así como de sus ramales y sierras aisladas al oriente, con climas templados y semifríos. Se subdivide en la subregión Madrense propiamente dicha y en una fran¬ ja entre ésta y la zona Tropical, denominada subregión Madrense-tropical. Subregión Madrense Sus climas son templado subhúmedo (C(wx)) y semifrío subhúmedo (C(E)(w)) con pequeñas áreas de clima se¬ mifrío húmedo (C(E)(m)). Temperaturas medias entre 8 y íó °C y precipitación anual entre óoo y 1400 mm. Su vegetación predominante son bosques de coniferas, bosques de pino-encino y bosques de encino. Bosques de coniferas Entre los 2400 y 3320 m de elevación, cubren unos ó 135 km2 (4.97% de la superficie de Durango) (figura 1). Las coniferas cambian las hojas de manera gradual, por lo que estos bosques permanecen verdes todo el año. Incluyen a los dominados por especies de pino, así como a los de pinabete ( Pseudotsuga , Abies o Picea ) y a los de cedros ( Cupressus y Juniperus). González-Elizondo, M.S., M. González-Elizondo y L. Ruacho-González. 2017. Bosques templados y otras comunidades vegetales de la región de la Sierra. En: La bio diversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 217-232. 218 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 1. Regiones y tipos de vegetación de la Sierra Madre Occidental Tipos de vegetación Elevación (msnm) Tipos de clima Región Madrense Subregión Madrense 1 600-3 340 C(w-,), (C(E)(w), C(E)(m) Bosque de coniferas 2400-3 320 Bosque de pino-encino 2000-3200 Bosque de encino 2000-2900 Chaparral 2 300-3000 Vegetación de claros en bosque 2 300-3 340 Comunidades de cimas de montañas 3200-3 340 Subregión Madrense-tropical 1 000-2400 C(w2), (A)Cw Bosque de coniferas 1 000-2400 Bosque de pino-encino 1 000 -2400 Bosque de encino 1 000-2 300 Bosque mesófilo de montaña 1 160-2 350 Región Madrense-xerófila 1 800-2 500 BSik, C(w°) Bosque bajo abierto 1 900-2 500 Chaparral 1 900-2 500 Matorral perennifolio 1 800-2 300 Región Tropical 130-2150 A(w), (A)C(w), BSi(h’) Fuente: González-Elizondo et al. 2012b. a) Bosques de pino Son los que ocupan mayor superficie y se adaptan a mayor amplitud de condiciones ecológicas, desde los 2400 a los 3320 m (figuras 2 y 3). Un elemento acom¬ pañante común en estos bosques es el táscate o cedro ( (Juniperus deppeana), así como la manzanita o pingüica (Arctostaphylos pungens). Entre las principales comuni¬ dades de bosque de pino están las siguientes: • Pino albacarrote, balcarrote, pino amarillo ( Pinus cooperi), se localiza sobre bajíos con suelo profundo y partes bajas de laderas y es endémico a la smo. • Pino prieto ( Pinus leiophylla), también en bajíos y en laderas de escasa pendiente. • Pino blanco ( Pinus arizonica), forma amplias masas puras o se presenta asociado con P. teocote, P. durangensis, P engelmannii, Q. sideroxyla y Arbutus spp. • Ocote, pino prieto ( Pinus teocote), sobre laderas pe¬ dregosas con suelo pobre. • Pino real, pino real de seis hojas ( Pinus durangensis), forma masas puras sobre laderas con escasa pen¬ diente y clima relativamente húmedo al iniciarse el declive de la Sierra hacia el occidente. • Bosques abiertos de pino real (P engelmannii) o de pino chino (P chihuahuana), este último sobre todo en laderas secas y rocosas, en los límites con bos¬ ques bajos abiertos en la vertiente oriental. b) Bosques de pinabete Destacan árboles de copa cónica de los géneros Abies, Pseudotsuga y Picea. Estas son coniferas con mayores re¬ querimientos de humedad que los pinos. Pueden formar 23' N 24* N 25* N 26* N Diversidad de ecosistemas 219 1Q7' 'Ai fQFW u>4 \V WTW i'tUW A ffl A üémoE Pítase CtmHñ Odrina t fe--:!:' , Üuefren> SIS ALÚA S*"i friura» del M^zquilaJ V,í> Wi ■ - . A. W J h ' ' ■••• “ /* i coAffViu m; ‘¿AKAGO&t X /i \ ■ ,38» .V>í®£ T". '* J* ; V- /_1í -I VDS \ < *■ - \ \ -7 X. / Tj j*iy f , ■ ífal o \ V ^ Escala: 1:2 600 000 0 25 50 km L J _ I 107' W íflff' LV Wb' W 1G4‘ W 103' W SIMBOLOGÍA 1 i Qurango f~H U'mrte eitalil Ciudades Cuerpos cíe agua Bosques de coniferas MÍ Bosque de pino ■ i Bosque mesó filo de morían a IB Bosque de pícatele Figura 1. Distribución de bosques de coniferas. ?5"JSf t$'M WM 220 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado masas puras o mezclarse con pinos y encinos. Se en¬ cuentran en manchones aislados, preferentemente en cañadas y en laderas con exposición al norte entre 2200 y 3320 m de elevación, con temperaturas relati¬ vamente bajas y en ambientes protegidos de los vien¬ tos secos y de la insolación (figura 4). Hay cahuites o tejamaniles ( Abies durangensis ) y/o pinabetes o cahuites ( Pseudotsuga menziesii y Picea chihuahuana). Usualmente se combinan con pino cahuite ( Pinus strobiformis ) y con Pinus durangensis, así como con encinos, madroños ( Arbutus bicolor, A. madrensis), y otros árboles como Alnus y Cornus. En el estrato arbus¬ tivo hay madroño enano ( Arbutus occidentalis), Ceanothus, Ribes, Rubus y Vaccinium. Picea chihuahuana es una coni¬ fera de distribución geográfica muy restringida, endé¬ mica a la Sierra Madre Occidental; se conocen alrededor de 25 poblaciones en cañadas húmedas en Chihuahua y Durango entre 2 300 y 2 850 m. Bosques de pino-encino Los bosques de pino-encino (Pinus- Quer cus) se presen¬ tan en ambientes muy diversos y por lo tanto están representados por muy diversas asociaciones. La com¬ posición de árboles varía desde dos hasta nueve es¬ pecies (Márquez-Linares y González-Elizondo 1998; Márquez-Linares et al. 1999). Se encuentran desde los 2000 a los 3200 m de elevación y cubren unos 32381 km2 (26.23% de la superficie del estado, incluyendo a los de la subregión Madrense-tropical) (véase figura 5). Algunos ejemplos de este tipo de comunidades son los siguientes: En climas semifríos sus componentes más comunes son Pinus arizonica (figura 6), P cooperi, P durangensis, P engelmannii, P leiophylla, P strobiformis y/o P teocote con Quercus rugosa, Q. sideroxyla y/o Q. crassifolia. Como elementos acompañantes están los cedros ( Juníperas deppeana) y los madroños ( Arbutus arizonica, A. bicolor, A. madrensis y A. tessellatá). En condiciones de mayor hume¬ dad ambiental se presentan ailes o alisos (Alnus jorullensis y A. acuminata), capulín (Prunus serótina), alamillo (Populus tremuloides ) y cahuites (Pseudotsuga y Abies). En alrededores de bajíos y partes bajas de laderas son comunes Pinus cooperi y/o Pinus leiophylla y/o Q. sideroxyla con /. deppeana. En sitios con suelo somero y fuerte afloramiento ro¬ coso, intemperizado (llamados localmente “calichales”, aunque su pH es ácido), son comunes las asociaciones de pino triste (Pinus lumholtzii) con cucharillo o encino roble (frecuentemente Quercus radiata, a veces Q. urbanii y/o Q. rugosa) o con Q.jonesii. Entre los elementos arbus¬ tivos destacan la manzanita (A. pungens), el cedro chino (Juníperas durangensis) y el madroñito (Comarostaphylis polifolia). Bosques de encino Se caracterizan por la dominancia de encinos (Quercus) y son sumamente variables dependiendo del tipo de clima en que se desarrollan (figura 7). Crecen entre los 2 100 y los 2 900 m y cubren 7468 km2 (6.05% de la superficie, incluyendo a los de la subregión Madrense- tropical), de preferencia sobre suelo profundo en bajíos, cañadas y laderas con escasa pendiente. Predominan el palo blanco (Quercus sideroxyla), el encino blanco (Quercus laeta), y el palo colorado (Quercus durifolia), este último en la vertiente oriental de la sierra, en áreas con suelo profundo. Chaparral Son matorrales usualmente muy densos de arbustos de hoja dura, como la manzanita o pingüica (Arctostaphylos pungens) y el charrasquillo (Quercus depressipes), con Garrya wrightii y otros arbustos que resisten vientos de¬ secantes e incendios de baja intensidad. Los chaparra¬ les pueden ser primarios o secundarios. Los primarios ocurren sobre afloramientos rocosos intemperizados o en laderas y collados con alta insolación. Los chaparrales secundarios se desarrollan en sitios donde el bosque ha sido eliminado o reducido, siendo con frecuencia favorecidos por fuego o por desmontes. Vegetación de claros en bosque En valles intermontanos con suelo de drenaje deficien¬ te se presentan claros en el bosque, debido a que la alta humedad edáfica impide el desarrollo de árboles. Estos claros, en medio de bosques de pino o de pino-encino, están cubiertos por comunidades de herbáceas. En sitios que se encharcan durante varios meses del año se desa¬ rrolla vegetación de ciénega, donde son comunes espe¬ cies de Carex, Cyperus, Eleocharis, Eryngium, Equisetum, Juncus, Lúzala, Agrostis, Mimulus e Hydrocotyle, inclu¬ yendo endémicas de la smo. Comunidades de cimas de montañas En la smo no existen comunidades de vegetación alpina; sin embargo, en las cimas de los picos más altos (cerro Gordo, Barajas, Huehuento y otros), entre los 3200 y 3 340 m de elevación ocurren comunidades herbáceas bajas (plantas enanas de Sedum, Braba, Senecio, Poa, Diversidad de ecosistemas 221 Figura 2. Bosque de albacarrote (Pinus cooperi) con cedro ( Cupressus lusitanica) en cañada. Puentecillas. Foto: M Socorro González Elizondo. Figura 3. Bosque de pino real de seis hojas ( Pinus durangensis ) con cahuite o tejamanil ( Abies durangensis ) y aile ( Alnus ). Topia. Foto: M Socorro González Elizondo. Figura 4. Bosque de pinabete (Picea chihuahuana), cedro ( Gupressus lusitanica), cahuite o pinabete ( Pseudotsuga menziesii) y pino cahuite ( Pinus strobiformis). Santa Bárbara. Foto: M Socorro González Elizondo. 23JN 24* N 25* N 222 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado CfííHf AHI \ \ Goncz F'ü:ji> Ga-TdAipd vciora Wcwte \ Gusrwo &#Af.OA W7' W 105" IV 105 IV 1Q4 W 1 rO.1 W COAHIW f DE ZARAGOZA A \ K 44it , ■*: /.U. Aiki .IS * /A" 1 A* ■ ¡ 0 S 1 1 Jif _ rf J* ■ -fi l f Escala: 1:2 800 000 0 25 50 kn L_ i I ÍQ7m W 10¿r w 105' W Í04m W T0J' W SfMSOLOGÍA □ DurEjngo Baques i A4RAirO/A bctH Cu^dáLfKi VidCmíi VhíErtfc , StX.V.OA /JCATiXAS 5*1 f I :fj:i f.fcj-quiiiii Escala: l.SfiOÜOOQ O 25 50 km XA tlft ti¬ to? W m- w 105' w 104° w 103" W simbqlggía Durengp Límite estetai Ciudades Carpos de agua Bosques de encino Bosque efe enema Figura 7. Distribución de bosques de encino. 2J’W 24+ H 25' N 25+ H Diversidad de ecosistemas 225 Figura 8. Vegetación subalpina: Sedum, Jaegeria, musgos y liqúenes en la cima del cerro El Huehuento. Foto: M Socorro González Elizondo. Figura 9. Bosque de Pinus-Quercus. Espinazo del Diablo. Foto: M Socorro González Elizondo. Figura 10. Bosque de Pinus devoniana con Quercus spp., Arbutus arizonica y A. tessellata. Cuesta Blanca, Mezquital. Foto: M Socorro González Elizondo. Figura 1 1 . Pinus maximartinezii con P lumholtzii, Quercus resinosa y Q. chihuahuana. La Muralla. Foto: M Socorro González Elizondo. 22Ó La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Bosque mesófilo de montaña Se desarrolla entre los i íóo y 2 350 m de elevación, principalmente en cañadas y en laderas protegidas, en sitios con alta humedad ambiental. Cubre unos 25 km2, apenas 0.02% de la superficie del estado. Son comuni¬ dades muy ricas en diversidad y estructura, con varios estratos, incluyendo trepadoras y epífitas (figura 12). En¬ tre sus elementos característicos están Magnolia pacifica subsp. tarahumara, Ostrya virginiana, Tilia americana var. mexicana, Cedrela odorata, Styrax ramirezii, Lauráceas ( Persea liebmannii, P. podadenia, Nectandra, Litsea ), en¬ cinos (Q. candicans, Quercus crassifolia, Q. castanea, Q. rugosa, Q. scytophylla, Q. splendens ), madroños ( Arbutus xalapensis), Garrya laurifolia, Cornus disciflora, C. excelsa, Clethra, Prunas, Ilex, Cleyera integrifolia y a veces coniferas Figura 12. Bosque mesófilo de montaña con Ostrya, Tilia, Persea, Quercus, Pinus. El Indio. Foto: M Socorro González Elizondo. como Pinus maximinoi, P devoniana, P douglasiana, P herrerae, P strobiformis, P durangensis y Abies guatemalensis. REGIÓN MADRENSE-XERÓFILA Ocupa el piedemonte oriental y ramales de la sierra al oriente (en el mapa de ecorregiones equivale a la sub¬ región de piedemonte y sierras al oriente). Presenta clima semiseco templado (BSik) y el más seco de los templados subhúmedos (C(wo)), con temperaturas me¬ dias entre 12 y 18 °C y precipitación anual entre 500 y 800 mm. La vegetación es de bosque bajo abierto, cha¬ parral y matorral perennifolio así como zonas de eco- tonía hacia los pastizales y matorrales xerófilos del Altiplano. Algunos elementos de la región Madren- se-xerófila llegan también a la vertiente occidental de la smo, a las partes semisecas justo encima del límite superior del bosque tropical caducifolio. Bosque bajo abierto Son comunidades de árboles bajos y espaciados que no corresponden a bosques en sentido estricto. Se encuen¬ tran entre los 1 900 y 2500 m de elevación en la smo y hasta los 2 800 m en sierras al oriente (como Promontorio y Gamón). Cubre unos ó 963 km2 (5.64% de la superficie del estado) (véase figura 13). Puede ser de pino-encino o estar dominado por encinos. Los árboles dominantes son pino piñonero ( Pinus cembroides ) y diversas especies de Quercus : encinos blancos como Q. chihuahuensis y Q. grísea y encinos colo¬ rados como Q. eduardii y Q. emoryi y el madroño Arbutus arizonica. A veces también ocurre Pinus chihuahuana y/o P engelmannii. Entre los arbustos destacan la man- zanita ( Arctostaphylos pungens ) y el táscate (/. deppeana) (véase figura 14). Chaparral Presenta la estructura y elementos del chaparral de la región Madrense, a excepción de que en la región Ma- drense-xerófila los chaparrales son de tipo primario, deter¬ minados por la menor humedad ambiental (figuras 15 y íó). Matorral perennifolio Se desarrolla entre los 1800 y 2300 m, en transición con bosque bajo abierto hacia zonas altas y con la franja de pastizales y matorrales hacia zonas bajas. Son comu¬ nidades dominadas por táscates ( Juniperus coahuilensis ) con frecuencia asociados con agritos ( Rhus virens, R. aromático ) así como con rosáceas arbustivas ( Lindleya , Malacomeles, Cercocarpus, Purshia y Vauquelinia). Diversidad de ecosistemas 227 CfUtii Aíft. A . ca tm iu de ZARAGOZA NUkíYO ,UcJ CofSflan uiáakipe Vfclíln;. .WA.Í/.CJ.J ¿ierras Sari Frwrc»? .&< V*/t. f-i Escala 1:2 300 000 0 25 50 Km ViriK/7 íor w/ í£i7- rt1 Jífi' IV ÍÚ J* KT iúr tv 3 £ ■-■■d SÍM0OLOGÍA n Dura ngo Bo &q ue $ bajo abi arto Ltrnte! Batatal B Basque baja atuedo Ciudades Cuerpos tic agua Figura 13. Distribución del bosque bajo abierto. iV.BÍ N.SZ H„PZ N.tt 228 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 14. Bosque bajo abierto con Quercus eduardii, Q. grísea, Pinus chihuahuana y Arbutus arizonica; en primer plano Pinus engelmannü. Río Tunal a la presa Guadalupe Victoria. Foto: M Socorro González Elizondo. En las zonas de transición hacia el matorral xerófilo, Juniperus se asocia con Yucca, Mimosa, Acacia y Berberís y con las herbáceas típicas del matorral y el pastizal (González Elizondo et al. 200 7, 2012b). Hacia la transi¬ ción con el bosque bajo abierto, el matorral perennifo- lio puede estar dominado por Juniperus deppeana var. z acatecensis (figura 17). SITUACIÓN ACTUAL DE LOS ECOSISTEMAS DE LA SIERRA Aunque en muchas áreas las prácticas de manejo son sustentables, en otras no favorecen la persistencia del bosque y sigue ocurriendo una acelerada fragmentación, reducción en la densidad y aun deforestación (figura 18). En sus partes bajas el bosque se está volviendo más abierto y se va reemplazando por arbustos como Arctostaphylos pungens en áreas templadas y Dodonaea viscosa en si¬ tios más cálidos (González-Elizondo et al. 1993; Casas et al. 1995; Márquez-Linares y González-Elizondo 1998; Márquez-Linares et al. 2006; González-Elizondo et al. 2007, 2012b). Este deterioro está ligado a cambios de uso del suelo, particularmente para ganadería o para agricultura en sitios en donde ésta no es sustentable (figura 19). La recomendación indirecta del uso del so- tobosque para actividades de ganadería extensiva, al otorgarse autorizaciones para realizar dicha actividad, causa enormes daños al bosque. Esto se debe a que el pastoreo causa deterioro e interfiere con la recuperación natural (el ganado muerde, pisotea y deteriora los renue¬ vos de árboles retardando o anulando su crecimiento) y compacta el suelo impidiendo la regeneración de la vegetación en general (Herrera-Arrieta y Pámanes- García 2007). Los efectos por el cambio de uso del suelo se ven exacerbados por los del cambio climático, par¬ ticularmente la sequía (González-Elizondo et al. 2005, 2007). El estrés por menor disponibilidad de agua en suelos erosionados o compactados a su vez favorece el ataque de enfermedades y plagas como los insectos des- cortezadores (principalmente Dendroctonus spp.) que causan mortalidad de arbolado. Estudios en sitios permanentes (Wehenkel et al. 2011, Corral-Rivas et al. 2012) buscan aportar información para Diversidad de ecosistemas 229 Figura 1 5. Chaparral de manzanita ( Arctostaphylos pungens) con Garrya wrightii. Sierra de Gamón. Foto: M Socorro González Elizondo. mejorar los planes de manejo. Los apoyos de la Comi¬ sión Nacional Forestal (conafor) para pago de servi¬ cios ambientales (hidrológicos, captura de carbono y conservación de la biodiversidad) y actividades alter¬ nativas como el ecoturismo, representan una alternati¬ va que busca facilitar la recuperación de los bosques (figura 20). CONCLUSIÓN Y RECOMENDACIONES Los bosques templados y otras comunidades vegetales de la sierra tienen una enorme importancia biológica y económica, así como un gran valor ambiental, al ser generadores de los servicios ecosistémicos de los que dependen las poblaciones humanas de una amplia re¬ gión en Durango y estados aledaños. Es importante explorar alternativas de aprovechamiento de estos bos¬ ques. La topografía y los suelos someros de la sierra no favorecen las actividades agrícolas ni pecuarias. Urge regular la actividad ganadera. El recurso boscoso de Durango, tan importante ecológica y económicamente, se ve afectado por el pastoreo, cuya productividad no Figura 16. Chaparral de charrasquillo ( Quercus depressipes) con Megacorax gracielanus, género endémico a la Sierra de Coneto. Foto: M Socorro González Elizondo. compensa el daño causado al ecosistema y menos aún los costos de su eventual restauración (Herrera-Arrieta y Pámanes-García 2007). Es necesario mejorar y adap¬ tar los métodos de manejo para mantener la riqueza y el equilibrio de estos ecosistemas. Muchos ecosistemas de la sierra están modificándose rápidamente debido a cambios de uso del suelo y por efecto del cambio cli¬ mático. El conocimiento de los componentes y de la dinámica de los ecosistemas es fundamental para pre¬ decir, prevenir y mitigar los impactos de tales cambios. La ecorregionalización de la smo es una herramienta para estudios y monitoreos, así como la mejor plani¬ ficación del manejo de los recursos naturales. A pesar de su importancia, los ecosistemas de la smo son todavía deficientemente conocidos desde el punto de vista biológico y ecológico. Se siguen des¬ cubriendo nuevos registros, nuevas especies y aun nuevos géneros de plantas en la región. Muchos de sus tesoros biológicos están todavía por ser descubiertos y se requieren estudios y exploraciones para encon¬ trarlos. 230 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 1 7. Matorral de Juniperus deppeana var. zacatecensis; al fondo bosque bajo abierto de Pinus cembroides y Quercus grísea. Súchil. Foto: M Socorro González Elizondo. Figura 18. Fragmentación y deforestación. Vista desde Espinazo del Diablo. Foto: A/1. Socorro González Elizondo. Diversidad de ecosistemas Figura 1 9. Pastoreo. Mezquital. Foto: M Socorro González Ellzondo. _ Figura 20. Bosque de Quercus y Junlperus en la vertiente norte del cerro Papantón, Súchil. Foto: M Socorro González Ellzondo. 232 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado REFERENCIAS Casas, R., S. González-Elizondo y J.A. Tena-Flores. 1995. Estructura y tendencias sucesionales en bosques de clima templado semi-seco en Durango, México. Madroño 42(4): 501-515. Corral-Rivas, J.J., R.I. Reyes, C. Wehenkel et al. 2012. A network offorest observational studies in Durango (México). Proceedings of an Inter¬ national Workshop at Beijing Forestry University, pp. 125-138. González-Elizondo, M„ E. Jurado, M.S. 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Annals of Forest Science 68(2): 385-394- Diversidad de ecosistemas 233 Rosques tropicales p de ¡a región de ¡as Quebradas Irma Lorena López Enríquez • Lizeth Ruacho González, Jorge Alberto Tena Flores • David Ramírez Noya INTRODUCCIÓN La región de las Quebradas se localiza en el extremo occidental y sur del estado, sobre la vertiente occidental de la Sierra Madre Occidental (smo), donde las corrien¬ tes que descienden al océano Pacífico han cavado pro¬ fundas cañadas o quebradas que en algunos sitios tienen más de 1 800 m de profundidad. Destacan las de los ríos Humaya, Tamazula, San Lorenzo, Piaxtla, Presidio y Ba¬ luarte (en Durango y Sinaloa); Acaponeta y Mezquital (Durango y Nayarit); y Jesús María o Santiago, Bolaños, Huaynamota y Juchipila (Durango, Zacatecas, Jalisco y Nayarit). El río Mezquital es el único que nace del lado oriental de la sierra y desemboca hacia el Pacífico, atravesando por completo la sierra entre el sur de Du¬ rango y el norte de Nayarit, lo que permite la entrada de elementos de origen tropical hacia el oriente (figura 1). Las elevaciones fluctúan entre 130 y 2 150 msnm. El substrato es de origen volcánico y los climas son cáli¬ do subhúmedo (A(w)), semicálido subhúmedo ((A)C(w)) y semiseco cálido y muy cálido (BSi(h’)), con régimen de lluvias de verano, temperaturas medias de 22 a 26 °C y precipitación de óoo a 1 300 mm. La vegetación está compuesta por elementos de afinidad tropical (cuadro 1), muchos de los cuales se distribuyen hasta el sur de México y Centroamérica, y algunos llegan hasta las partes cálidas de Sudamérica. Destacan los bosques tro¬ picales de clima seco, matorrales subtropicales y co¬ munidades secundarias derivadas del bosque tropical, así como manchones de bosque espinoso en las partes más bajas, ya en la planicie costera. Para Durango, la vegetación de origen tropical se conoce de Tamazula, Topia, Canelas, Otáez, Tepehuanes, Santiago Papasquia- ro, San Dimas, Pueblo Nuevo y Mezquital, así como de pequeñas zonas de Durango, Nombre de Dios y Súchil. La descripción de los tipos de vegetación se adapta de González-Elizondo y colaboradores (2007, 2012). BOSQUE TROPICAL SUBCADUCIFOLIO Se desarrolla entre los 400 y los 1200 m de elevación, en clima cálido subhúmedo A(w) con temperaturas entre 23 y 2ó °C y precipitación pluvial anual de 900 a 1300 mm, con cinco a seis meses secos, libre de heladas. Forma manchones aislados en medio de bosque tropical ca- ducifolio pero en sitios más húmedos y sombreados que éste, como cañadas y laderas húmedas, orilla de arro¬ yos permanentes y en lugares casi planos en las már¬ genes de ríos. Su superficie es difícil de cuantificar debido a su distribución discontinua, pero se estima en unos Ó2 km2 (apenas 0.05% de la superficie del estado). La cotecoca (1979) había estimado su cobertura en cua¬ tro veces más. Dado que este tipo de comunidades se desarrolla también en terrenos planos con suelos pro¬ fundos a lo largo de corrientes de agua, un tipo de hábi¬ tat propicio para la agricultura, es probable que buena parte del área que anteriormente ocupaba el bosque tropical subcaducifolio se encuentre en la actualidad desmontada o muy alterada (González-Elizondo et al 2007). Son bosques densos en los que la mitad o más de los árboles tienen hojas durante todo el año. Generalmente presenta dos estratos de entre 15 y 30 m de alto. Hay chalates, salates o tescalames ( Ficus spp.), chupóte, con¬ go ra o pochote ( Ceiba aesculifoliá), palo mulato ( Bursera gpo. simaruba), cedro ( Cedrela odorata), cocha o tapaco (Stemmadenia tomentosa), guamúchil ( Pithecellobium dulce ) y ramón ( Brosimum alicastrum). En el estrato bajo desta¬ can la romaría, rosa amarilla o tecomasochi ( Cochlospermum vitifolium), tapa la iguana ( Agonandra racemosa), arra- yancillo ( Eugenia sp.), cepillo (Combretum farinosum), Cupania dentata, arrayán ( Psidium sartorianum), haba ( Hura polyandra), chapóte, jovin, zapote ( Casimiroa edulis), los arbustos urticantes tachinol o tachinole ( Urera spp.), garabato o vainoro ( Celtis iguanaea), Tournefortia sp. y Thouinidium decandrum. Otros elementos son el chirimo¬ yo ( Annona sp.), Guanea glabra, amapa morada, amapa rosa ( Tabebuia palmeri), Enterolobium cyclocarpum y Lonchocarpus sp. (figura 2). El estrato herbáceo es pobre debido a la densa cubierta del dosel, pero hay lianas y bejucos como Smilax moranensis, Chiococca alba, Pisonia aculeata, Serjania sp. e Iresine spp. López-Enríquez, I.L., L. Ruacho-González, J.A. Tena-Flores y D. Ramírez-Noya. 2017. Bosques tropicales de la reglón de las Quebradas. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 233-248. 234 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado 107' W 106 ' W IOS' W 104' W 1 03' W ntmv. m \ 'Víw wS kfca I ^rtíwi'h DüíANÍiíJ Vtetn* , mAi v j T'\ fjr Mñ-HTqi fiul .j: /N 5 Ti ÍTMf/f ÍM ÍW /-UUÍfíJ/J /riVííH'^ Escala 1:2 VOODOO 0 25 50 km 1 _ -L.—\ - 1 - 107* W T TÚÍ1 W V.d 3 I KJf r 104* W I JÚ3V W SIMBOLÜGÍA O Durango í I Lrmfle estatal Ciudades Cuerpos Je agua Bosques tropicales . I Bosque espinoso Bosque trópica! caducifdio | Bosque trapica] su-bcedugitoliq Figura 1. Distribución de los bosques tropicales. 21’ IV 2J*N 25 *N 2fl"V Diversidad de ecosistemas 235 Cuadro 1 . Especies características de bosques tropicales y matorral subtropical Tipo Nombre común Nombre científico Autores Camichin, chalate, tecombalate Ficus cotinifolia Kunth in H.B.K. Baklya, chalate, chalate va’vc hilya, salate Ficus crocata (Miq.) Miq. Higuera Ficus insipida Willd. Higuera Ficus maxima Mili. - Ficus membranácea C. Wright Camichin Ficus pertusa L. f. Higuera, tescalama, tescalame, texcalame Ficus petiolaris Kunth in H.B.K. Chupóte, cóngora, pochote Ceiba aesculifoíia (Kunth) Britten & Baker Copal Bursera copallifera (Sessé & Moc. ex DC.) Bullock Copal chino Bursera excelsa (Kunth in H.B.K.) Engl. Palo mulato Bursera excelsa va r.favonialis McVaugh & Rzed. Palo blanco, palo mulato, jauica, papelillo Bursera fagaroides (Kunth in H.B.K.) Engl. - Bursera fagaroides var. elongata McVaugh & Rzed. Jauica, chutama Bursera fragilis S. Watson Palo mulato Bursera grandifolia (Schltdl.) Engl. Palo mulato, papelillo Bursera multijuga Engl. Copalillo, agrito Bursera palmeri S. Watson Paguai (Tepehuano) Bursera penicillata (Sessé & Moc.) Engl. Árboles - Bursera roseana Rzed., Calderón et Medina - Bursera schlechtendalii Engl. Copal Bursera stenophylla Sprague & L. Riley - Cedrela dicolor S.F. Blake Cedro Cedrela odorata L. Berraco 0 tapaco, cocha, tapaco Stemmadenia tomentosa Greenm. Guamúchil Pithecellobium dulce (Roxb.) Benth. Ramón Brosimum alicastrum Sw. Romaría, rosa amarilla, tecomasochi, higuerilla, rosa marcía Cochlospermum vitifolium (Willd.) Spreng. Tapa la iguana Agonandra racemosa (DC.) Standl. Arrayancillo Eugenia fragrans (Sw.) Willd. - Cupania dentata DC. Arrayán Psidium sartorianum (Berg) Nied. Haba Flura polyandra Baill. Zapote, chapóte, jovin Casimiroa edulis La Llave & Lex. - Thouinidium decandrum (Humb. & Bonpl.) Radlk. Chirimoc, chirimoyo Annona cherimola Mili. - Guarea glabra Vahl Amapa amarilla, amapa, tamarindo Tabebuia chrysantha (Jacq.) G. Nicholson Amapa, amapa morada, amapa rosa Tabebuia palmeri Rose - Enterolobium cyclocarpum (Jacq.) Griseb. 23Ó La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 1 . Continuación Tipo Nombre común Nombre científico Autores Palo mosca Lonchocarpus hermannii M. Sousa - Lonchocarpus lanceolatus Benth. Beco Lonchocarpus sinaloensis (Gentry) F.J. Herm. Vara blanca Lonchocarpus sp. Huizache, binorama Acacia f arnés iana (L.) Willd. Espino, huizache tepame Acacia pennatula subsp. pennatula (Schltdl. & Cham.) Benth. Palo blanco Ipomoea arborescens (Kunth in H.B.K.) G. Don Palo bobo Ipomoea chilopsidis Standl. Palo bobo Ipomoea murucoides Roem. & Schult. Tepehuaje Lysiloma acapuícense (Kunth) Benth. Mauto, tepemezquite Lysiloma divaricatum (Jacq.) J.F. Macbr. Palo del diablo, palo de judas Bocconia arbórea S. Watson Sacalasúchil Plumería rubra L. Clavellina, cuajilote, clavellín Pseudobombax palmen (S. Watson) Dugand Palo malo, hechicero Sapium appendiculatum (Müll. Arg.) Pax & Hoffm. Palo amargo Sapium pedicellatum Huber Palo lechoso, palo malo, tempisque Sebastiania cornuta McVaugh Ayal, guaje cirial, bule cirial Crescentia alata Kunth in H.B.K. Navio Conzattia sericea Standl. Cuahalala Amphipterygium adstringens (Schltdl.) Standl. - Thouinidium decandrum (Humb. & Bonpl.) Radlk. Árboles Caidizo, sarcillo Alvaradoa amorphoides Liebm. Tachinole Myriocarpa longipes Liebm. Guaisillo Leucaena lanceolata S. Watson Caobilla Swietenia humilis Zuce. Zorrillo Senna atomaria (L.) H.S. Irwin & Barneby Güencho Sideroxylon persimile subsp. persimile (Hemsl.) T.D. Penn. Copalchile, palo copache, copalquín, palo amargo Hintonia latiflora (Sessé & Moc. ex DC.) Bullock Cuero de indio, tanibo Aralia humilis Cav. Vara blanca Wimmeria confusa Hemsl. - Heliocarpus terebinthinaceus (DC.) Hochr. Encino prieto, bellota, encino chino o encino beyota Quercus albocincta Trel. Encino blanco Quercus chihuahuensis Trel. Encino roble Quercus jonesii Trel. Encino blanco, palo blanco Quercus laeta Liebm. Encino Quercus magnoliifolia Née Encino blanco Quercus subspathulata Trel. Encino Quercus resinosa Liebm. Guácima Guazuma ulm ifolia Lam. Chinchilla, pirulillo Zanthoxylum f agara (L.) Sarg. - Caesalpinia cacalaco Humb. & Bonpl. Palo santo Gyrocarpus jatrophifolius Domin Diversidad de ecosistemas 237 Cuadro 1. Continuación Tipo Nombre común Nombre científico Autores Tachinole Urera baccifera (L.) Gaudich. Tachinol Urera corallina (Liebm.) Wedd. Mala mujer, quemadora Urera aff. verrucosa (Liebm.) V.W. Steinm. Mantecoso Celtis caudata Planch. Vainoro, garabato Celtis iguanaea (Jacq.) Sarg. Manitas 0 dedos Tournefortia hartwegiana Steud. - Tournefortia volubiHs L. - Sapindus saponaria L. - Ardisia revoluta Kunth in H.B.K. Guais, rayadillo negro, guisillo Acaciella angustissima (Mili.) Britton & Rose Confeti negro , confite prieto, confite Lantana camara L. Confeti, pegajosa Lantana hirta Graham Papache Randia echinocarpa Moc. & Sessé Bocuoso Randia tetracantha (Cav.) DC. Hierba del zorrillo Petiveria alliacea L. Hierba de la chuparrosa, chuparrosa Justicia candicans (Nees) L.D. Benson - Bernardia mexicana (Hook. & Arn.) Müll. Arg. - Euphorbia ariensis Kunth in H.B.K. - Euphorbia colletioides Benth. Candelilla Euphorbia cymosa Poir. Hierba de la trucha Croton ciliatoglandulifer Ortega Arbustos Ocotillo, chicharroncillo Croton flavescens Greenm. - Ditaxis guatemalensis (Müll. Arg.) Pax & Hoffm. - Jatropha cordata (Ortega) Müll. Arg. Sangregrado, sangre de drago Jatropha dioica Cerv. - Manihot rhomboidea subsp. microcarpa (Muell. Arg.) D.J. Rogers & Appan Varaduz, pie de venado, varadulce Eysenhardtia polystachya (Ortega) Sarg. - Marina crenulata var. crenulata (Hook. & Arn.) Barneby Víbora Mimosa candollei R. Grether - Golubrina greggii S. Watson - Golubrina triflora Brongn. ex Swet Negrito Karwinskia humboldtiana (Schult.) Zuce. Negrito, margarita Karwinskia rzedowskii Fernández Orégano, hierba de la muía Lippia cardiostegia Benth. Orégano Lippia graveolens Kunth in H.B.K. Chile quipín Gapsicum annuum L. Hierba de la punzada, flor de la pulga, lucernilla Galphimia glauca Cav. - Galphimia floribunda C.E. Anderson Ocholillo Montanoa leucantha (Lag. & Segura) S.F. Blake - Goursetia glandulosa A. Gray - Goursetia mollis B.L. Rob. & Greenm. Vara blanca Diphysa racemosa Rose Colcho, chinchillo Diphysa suberosa S. Watson 238 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 1 . Continuación Tipo Nombre común Nombre científico Autores - Buddleja wrightii B.L. Rob. - Cordia globosa (Jacq.) Kunth in H.B.K. Sacamanteca Solanum madrease Fernald Colorín Erythrinaflabelliformis Kearney Vínolo, huizache Acacia cochliacantha Flumb. & Bonpl. ex Willd. Huizachillo Acacia constricta var. vera icosa L.D. Benson Arbustos - Melochia tomentosa L. - Cercidium macrum I.M. Johnst. Ocotillo Fouquieria splendens Engelm. - Cercidium macrum I.M. Johnst. - Trichilia hirta L. San Juan Jacquinia macrocarpa subsp. pungens (A. Gray) Stahl Jarilla, matagusano Dodonaea viscosa Jacq. Garambullo Myrtillocactus geometrizans (Mart. ex Pfeiff.) Consolé - Nopalea karwinskiana (Salm-Dyck) K. Schum Cardón, pitayó Pachycereus pecten-aboriginum (Engelm.) Britton & Rose Crasicaules Pitayó barbón, pitajaya Pilosocereus alensis (F.A.C. Weber) Byles & G.D. Rowley Pitayó Stenocereus montanus (Britton & Rose) Buxb. - Stenocereus queretaroensis (F.A.C. Weber) Buxb. - Stenocereus thurberi (Engelm.) Buxb. Nopal Opuntia sp. Chacaleño, espadín, tepemete Agave angustifolia Flaw. Maguey, maguey cenizo Agave durangensis Gentry Rosetifolias Amolé, lechuguilla Agave vilmoriniana A. Berger Sotol Dasylirion durangense Trel. - Bromelia pinguin L. - Smilax moranensis M. Martens & Galeotti - Chiococca alba (L.) FHitchc. - Pisón ia aculeata L. - Serjania mexicana (L.) Willd. - Serjania schiedeana Schltdl. Cepillo Combretum farinosum Kunth in H.B.K. - 1 resine dijfusa Humb. & Bonpl. ex Willd. Otras Gallitos Tillandsia recurvata (L.) L. - Turbina corymbosa (L.) Rafinesque - Hippocratea celastroides Kunth in H.B.K. Bulito del Santo Niño Lagenaria siceraria (Molina) Standl. Barbas de chivo Clematis drummondii Torr. & A. Gray - Cocculus diversifolius DC. - Marsdenia coulteri Hemsl. - Nissolia microptera Poir. - Ipomoea bracteata Cav. Fuente: González-Elizondo et al. 2007. Diversidad de ecosistemas 239 Este tipo de comunidades son también llamadas sel¬ vas. El bosque tropical subcaducifolio fue registrado para Durango como selva mediana subcaducifolia por cotecoca (1979) y detenal (1978-1979). Anteriormente, en algunas clasificaciones se llamaba bosques a las co¬ munidades de árboles de origen boreal (del norte, de regiones templadas y frías) y selvas a las de origen meri¬ dional (del sur, de la parte tropical); sin embargo, ambos representan bosques. BOSQUE TROPICAL CADUCIFOLIO (btc) Se desarrolla entre los 190 y los 2 150 m de elevación, en clima cálido semiseco A(w) y semiseco cálido y muy cálido (BSi(h’)), con temperatura media mayor de 23 °C y precipitación pluvial anual de 700 a 1 200 mm, con seis a nueve meses secos. Se desarrolla sobre lomeríos y laderas escarpadas con suelos someros, por lo general pedregosos y de drenaje rápido. Cubre unos 4 975 km2 (4% de la superficie del estado). Son comunidades bajas o medianas (4 a 15 m), por lo general abiertas. Su estructura es irregular, con uno o dos estratos de árboles además de un estrato arbus¬ tivo y otro herbáceo que en algunos sitios están poco desarrollados (figuras 3 y 4). Las trepadoras son esca¬ sas, lo mismo que las epífitas vasculares, exceptuando algunas especies de Tillandsia, aunque en sitios con ma¬ yor humedad ambiental se da la presencia de lianas o bejucos. La flora general de este tipo de vegetación en México está dominada por leguminosas, seguidas por compuestas, gramíneas y malváceas (Rzedowski y Cal¬ derón de Rzedowski 2013). Son bosques caducifolios, es decir, pierden las hojas durante una parte del año y en la época seca presentan un aspecto en el que no se reconoce su afinidad tropi¬ cal (figura 5). Este es el tipo de vegetación en que es más drástica la diferencia entre la faceta verde y exu¬ berante de la temporada de lluvias y la gris y desolada de la época seca (Rzedowski y Calderón de Rzedowski 2013) (figuras ó y 7). Varían mucho en su composición florística, fisonomía y afinidades ecológicas, dependiendo de su ubicación. Las que se desarrollan a menor eleva¬ ción (en Tamazula) son llamadas “monte mojino” y en ellas destacan elementos secundarios. La distribución de la lluvia a lo largo del año tiene más importancia para la vegetación que la cantidad de lluvia que se recibe al año (Rzedowski 1978). En el caso del bosque tropical caducifolio, los bosques que están en áreas con temporada seca muy larga están domina¬ dos por árboles espinosos (principalmente leguminosas) que permanecen sin hojas por varios meses, además de presentar cactáceas columnares. Entre los principales árboles en este tipo de bosques están los mautos y tepehuajes ( Lysiloma spp.), copales y copalillos ( Bursera excelsa, B. collina, B. palmen y otras), papelillos ( Bursera multijuga, B.fagaroides y otras), saca- lasúchil ( Plumería rubra), chupóte o pochote ( Ceiba aescu- lifolia), Nopalea karwinskiana, cactáceas columnares como Stenocereus thurberi, cardón o pitayó ( Pachycereus pecten- aboriginum), Pilosocereus sp. y pitayos ( Stenocereus spp.), huizache tepame ( Acacia pennatula), huizache ( Acacia farnesiana), amapas ( Tabebuia spp.), Pithecellobium spp., cuajilote o claveyina ( Pseudobombax palmeri), hechicero o palo malo ( Sapium spp.), palo lechoso, palo malo o tem- pisque ( Sebastiania cornuta), ayal o guaje cirial ( Crescentia alata), Sapindus saponaria, Enterolobium cyclocarpum, haba ( Hura polyandra), navio ( Conzattia sericea), cepillo (Combretum farinosum), Amphipterygium adstringens, Thouinidium decandrum, Alvaradoa amorphoides, tachinole (Myriocarpa longipes) y Leucaena lanceolata. En los límites del btc con los bosques de pino y encino se presenta también la higuerilla o palo de judas ( Bocconia arbórea). Hacia sus límites inferiores de elevación son abundan¬ tes la amapa amarilla ( Tabebuia chrysantha), amapa rosa (T. palmeri), caobilla ( Swietenia humilis), Enterolobium cyclocarpum y Senna atomaria (figura 8). A orilla de arroyos y en cañadas el bosque es más alto y denso, e incluye algunos elementos del bosque tropical subcaducifolio como chalates o tescalames ( Ficus spp.), Brosimum alicastrum, palo mulato (Bursera grupo simaruba), guamúchil ( Pithecellobium dulce), guayabos o arrayanes ( Psidium sartorianum), güencho (Sideroxylon persimile), cedro ( Cedrela odorata), Ardisia revoluta, vara blanca (Loncho carpus), Annona sp., Stemmadenia sp. y Hura polyandra. Entre los arbustos y subarbustos se cuentan el guais (Acaciella angustissimá), confeti negro, confite (Pantana camara), confeti (L. hirta), papache (Randia echinocarpa y R. tetracantha), Petiveria alliacea, Justicia candicans, Bernardia mexicana, Euphorbia ariensis, E. colletioides, E. cymosa, Croton ciliato-glandulifer, C.flavescens, Dytaxis guatemalensis, Jatropha cordata, Manhiot spp., Eysenhardtia sp., Marina crenulata, Mimosa candollei, Colubrina spp., Karwinskia humboldtiana, K. rzedowskii (éste puede de¬ sarrollarse también como árbol), Lippia cardiostegia, orégano (L. graveolens), chile piquín (Capsicum annuum), Galphimia glauca, Montanoa leucantha, Coursetia spp., Diphysa (hay especies arbustivas y arbóreas), Buddleja spp., Cordia globosa y Solanum madrense. 240 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 2. Bosque tropical subcaducifolio en Tamazula. Foto: M Socorro González Elizondo. Figura 3. Bosque tropical caducifolio con espino o huizache tepame ( Acacia pennatula), papelillo ( Bursera multijuga, tallo rojo), higuera o tescalama ( Ficus petlolarls, tallo amarillo), palo bobo ( Ipomoea chllopsldls), garambullo ( Myrtillocactus geometrizans). Mezquital. Foto: M Socorro González Elizondo. Diversidad de ecosistemas 241 Figura 4. Bosque tropical caducifolio con mauto y tepehuaje ( Lysiloma spp.), copales ( Bursera spp.) y palo del diablo ( Bocconia arbórea). Arroyo La Escalera, Topia. Foto: M Socorro González Elizondo. Figura 5. Bosque tropical caducifolio en la época seca. El Barco, Tamazula. Foto: A/1. Socorro González Elizondo. 242 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 6. Bosque tropical caducifolio en época seca (abril). La Joya, Mezquital. Foto: M. Socorro González Elizondo. Figura 7. Bosque tropical caducifolio en época de lluvias (septiembre). La Joya, Mezquital. Foto: M Socorro González Elizondo. Diversidad de ecosistemas 243 Una comunidad con palo blanco ( Ipomoea arborescens ), tapaco ( Stemmadenia tomentosa ) y chirimoyo ( Annona cherimolá), con enredaderas como I resine y Turbina, se conoce en las quebradas de Topia, entre 1 200 y 1 300 m de elevación. En partes bajas de San Dimas se combinan el palo bobo ( Ipomoea murucoides), palo malo ( Sapium appendiculatum), pitayó ( Stenocereus sp.), vainoro ( Celtis iguanea ) y colorín ( Erythrinaflabelliformis ). Otra asocia¬ ción en la misma región es la de mautos o tepehuajes ( Lysiloma spp.), Acacia cochliacantha, Ceiba aesculifolia, Ipomoea murucoides y copalquín ( Hintonia latiflora). Hacia su límite superior de elevación, hasta 2 íóo msnm (entre Mezquital y Temoaya), destacan Bursera multijuga, B. palmeri e Ipomoea murucoides, acompañados por Erythrinaflabelliformis, Aralia humilis y Melochia tomentosa. En Otáez y al sur de Mezquital se presentan asociaciones de vara blanca ( Wimmeria confusa ) con Acacia cochliacantha, Bursera excelsa, Lysiloma divaricatum, Ficus cotinifolia y cactáceas columnares en el primer caso, y con Acacia, Bursera y Heliocarpus en el segundo. En sitios más secos, hacia la parte sur del estado, el palo bobo (Ipomoea murucoides ) se asocia con huizache tepame (Acacia pennatula), huizache (Acacia farnesiana), Acaciella angustissima, Eysenhardtia polystachya y cac¬ táceas arborescentes como el garambullo (Myrtillocactus geometrizans), pitayos ( Stenocereus ) y Pachycereus, así como lechuguilla (Agave vilmoriniana) y espadín o te- pemete (Agave angustifolia). También en Mezquital se asocian Acacia pennatula, Ipomoea murucoides y Bursera, acompañados de orégano (Lippia graveolens), Agave, Opuntia, Dasylirion y gramíneas, formando comunida¬ des que se asemejan más al matorral subtropical. MATORRAL SUBTROPICAL Este tipo de vegetación se presenta en ambientes de tipo intermedio entre el bosque tropical caducifolio y los matorrales xeróñlos. Crece entre los 1 200 y 2 000 msnm, sobre lomeríos y laderas con suelo intemperizado en clima semiseco cálido y muy cálido (BSi(h’)) con tem¬ porada seca de seis a nueve meses. Cubre poco más de 530 km2 (0.43%). Puede ser de tipo primario, aunque his¬ tóricamente derivado del bosque tropical caducifolio, o secundario y derivado de disturbio antropogénico a partir de ese mismo tipo de vegetación. Son matorrales caducifolios con algunos árboles ba¬ jos y muy espaciados. Los árboles pueden ser inermes (sin espinas) como los palos bobos (Ipomoea chilopsidis e I. murucoides ), los papelillos (Bursera) y la vara dulce (Eysenhardtia polystachya), o espinosos como el huizache tepame (Acacia pennatula) y el palo verde (Cercidium). Algunas asociaciones de Matorral subtropical en Mezquital son: a) Ipomoea murucoides con orégano (Lippia graveolens), Fouquieria, vara dulce (Eysenhardtia polystachya) y Agave durangensis; b) Acacia pennatula, Ipomoea murucoides y Bursera con orégano, Agave, Opuntia, Dasylirion y gramíneas; c) Acacia farnesiana y Cercidium con elementos de matorral xerófilo como Fouquieria splendens, Jatropha dioica y Myrtillocactus geometrizans (figuras 9 y 10). De esta última asociación se conoce Agave pintilla, una especie endémica al ma¬ torral subtropical de Mezquital (González-Elizondo et al. 2011). En Canelas, entre 1500 y íóoo msnm se pre¬ senta un matorral subtropical con elementos del bos¬ que de encino adyacente, con escasos Quercus magnolifolia y Q. subspathulata. Hacia el interior del estado, sobre las partes bajas adyacentes al río Mezquital, los componentes del bos¬ que tropical caducifolio se van diluyendo entre los ele¬ mentos del matorral xerófilo, formando asociaciones intermedias entre ambos tipos de vegetación, donde el palo bobo (Ipomoea spp.), el huizache tepame (Acacia pennatula), colorín (Erythrina) y especies de Bursera (principalmente B. fagaroides, B. excelsa, B. multijuga o B. palmeri), se presentan como elementos aislados junto con Acacia neovernicosa, Opuntia sp., Fouquieria splendens y otras (figura 11). BOSQUE ESPINOSO Es el tipo de vegetación que cubre las partes más bajas del estado. Se desarrolla en la planicie costera del Pa¬ cífico entre los 130 y 410 msnm, donde la región de las Quebradas se abre en terrenos planos aluviales, así como en lomeríos con escasa pendiente, sobre suelos profun¬ dos. El clima es cálido subhúmedo (A(w)), con tempe¬ ratura media anual entre 22 y 26 °C y precipitación pluvial entre 1 100 y 1 200 mm, con temporada seca de seis a ocho meses. Se conoce para el municipio de Ta- mazula, en alrededor de 25 km2, solamente 0.02% de la superficie del estado. Son bosques bajos, de menos de 10 m de alto, rara¬ mente hasta 15 m, constituidos por árboles y arbustos espinosos y caducifolios. Destacan el huizache o vino- rama (Acacia farnesiana), vinolo (Acacia cochliacantha), Acacia pennatula, los mautos o tepehuajes (Lysiloma spp.), Hippocratea sp., guamúchil (Pithecellobium dulce), guá- cima (Guazuma ulmifoliá), Cochlospermum vitifolium, Enterolobium cyclocarpum, Zanthoxylum spp., Senna atomaria, Caesalpinia cacalaco, Cercidium spp., Lonchocarpus 244 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 8. Bosque tropical caducifolio en sus límites inferiores de distribución. Tamazula. Destacan las flores de la amapa rosa ( Tabebuia palmen). Foto: M Socorro González Elizondo. Figura 9. Matorral subtropical con Ipomoea murucoides, Fouquieria splendens y Agave durangensis. Acatita, Mezquital. Foto: A/1. Socorro González Elizondo. Diversidad de ecosistemas 245 Figura 10. Matorral subtropical con Acacia f arnés iana, A. pennatuía, Prosopis laevigata, Agave vilmoriniana y Myrtillocactus geometrizans. Acatita, Mezquital. Foto: M Socorro González Elizondo. Figura 1 1 . Comunidad intermedia entre Matorral subtropical y Matorral xerófilo, con Acacia neovernicosa, Fouquieria splendens, Prosopis laevigata, Ipomoea murucoides, Agave durangensis y A. vilmoriniana. Acatita, Mezquital. Foto: M Socorro González Elizondo. La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado 24 Ó lanceolatus, así como amapa amarilla ( Tabebuia chryscmtha), amapa rosa (T. palmeri), sacalasúchil ( Plumería rubra), Sapium sp., cedro ( Cedrela odoratá), escasos Gyrocarpus jatrophifolius y cactáceas como Nopalea karwinskiana y Stenocereus sp. Algunos arbustos son: Galphimia floribunda, de flores amarillas, Trichilia sp., San Juan (Jacquinia macrocarpa subsp. pungens ), Senna spp. Buddleja wrightii, Lantana camara, Colubrina sp., Cordia spp. y Karwinskia sp. Entre las trepadoras y bejucos están el bulito del Santo Niño ( Lagenaria siceraria), Pisonia aculeata, cepillo ( Combretum farinosum), I resine spp., Clematis drumondii, Cocculus diversifolius, Marsdenia coulteri y Nissolia sp. En sitios húmedos se desarrolla la trepadora Ipomoea bracteata y en sitios abiertos la rosetifolia Bromelia pinguin, que forma colonias. Los elementos de bosque espinoso se mezclan muy gradualmente con los del bosque tropical caducifolio, lo que hace difícil delimitar la frontera entre ambos tipos de vegetación. Comunidades secundarias deriva¬ das de bosque espinoso se conocen como monte vinolo. En ellas es dominante Acacia cochliacantha. Son comu¬ nes en partes bajas y planas en Tamazula (figuras 12 y 13). Debido a que este tipo de vegetación ocupa áreas planas o con escasa pendiente y suelos profundos más o menos ricos en materia orgánica, mucha de la super¬ ficie que ocupaba originalmente ha sido convertida a terrenos agrícolas. BOSQUE DE ENCINO Y DE ENCINO-PINO Los encinares y bosques de pino-encino de las partes ba¬ jas de la región de las quebradas (340 a 1400 msnm) for¬ man pequeñas poblaciones, localizadas por lo general sobre partes altas adyacentes al bosque tropical caducifo¬ lio. Su composición de especies herbáceas presenta afi¬ nidades con las de este último. Difieren de los bosques de encino y de pino-encino de clima templado y semi- frío, en muchos aspectos de su composición y estructura. Los de las quebradas son encinares de talla baja y hoja decidua. Entre las especies de encinos y robles ( Quercus ) que los componen destacan Quercus albocincta, Q. magnoliifolia y Q. resinosa. Varios de los elementos del bosque tropical caducifolio pueden estar presentes, en¬ tre los cuales están: Tabebuia palmeri, Acacia pennatula, Lysiloma spp., Ipomoea arborescens, Bursera spp. y Bocconia spp. Quercus albocincta es el encino que se de¬ sarrolla a menores elevaciones en Durango, alcanzando sitios tan bajos como los 340 m en Tamazula, forman¬ do manchones en cimas de cerritos y laderas hacia el norte, con frecuencia acompañado por árboles tropica¬ les como la amapa ( Tabebuia palmeri ) (figura 14). A par¬ tir de los 1 150 msnm se encuentran también Q.jonesii y Q. laeta, ya sea en encinares puros o en bosques mix¬ tos con pino y encino. En sitios abiertos y secos se lo¬ caliza un encino blanco ( Quercus chihuahuensis). Estas comunidades se encuentran en sitios de suelos ricos en materia orgánica y con mucha hojarasca, usados por lo general para ganadería así como para extracción de leña. MATORRAL DE Dodonaea La jarilla ( Dodonaea viscosa) es un arbusto agresivo que está invadiendo sitios perturbados por sobrepastoreo o por incendios (figura 15). Forma comunidades que pue¬ den considerarse como una variante de matorral subtro¬ pical secundario (González-Elizondo et al. 2007, 2012). Se presenta en áreas de ecotono entre los bosques bajos de encino y los matorrales subtropicales o los matorra¬ les xerófilos, entre los 1500 y 2100 msnm. Los en¬ cinares bajos están siendo reemplazados por matorrales de Dodonaea, a veces acompañada de sotol ( Dasylirion duranguense), otra especie que también es favorecida por fuego. Aunque se ha cuestionado si Dodonaea es o no una especie invasora, argumentándose que es nativa, se han observado múltiples formas. Las plantas nativas son arbolitos mientras que en su forma invasora ocurre usualmente como arbusto, además de que las poblacio¬ nes difieren en caracteres foliares sugiriendo que pue¬ de adaptarse rápidamente a diferentes condiciones. PASTIZAL INDUCIDO Se presenta en áreas en donde el bosque tropical cadu¬ cifolio o el bosque espinoso han sido desmontados o quemados para promover el crecimiento de pastos para ganadería. Son comunidades secundarias (pastizales in¬ ducidos) que se componen por gramíneas de los géne¬ ros Andropogon, Aristida, Cathestecum, Melinis, Panicum, entre otros, a veces asociados con arbustos o árboles que persisten o rebrotan del bosque original. La per¬ sistencia de las comunidades herbáceas está determi¬ nada por la intervención del hombre o de sus animales domésticos. Se cultivan para forraje el zacate buffel ( Pennisetum ciliare), zacate Rhodes ( Chloris gay ana) y el pasto Guinea (Megathyrsus maximus). Varias especies de gramíneas son indicadoras de disturbio, entre ellas los zacates tres barbas ( Aristida spp.), pata de gallo ( Cynodon dactylon), zacate Natal/rosado ( Melinis repens) y Sorghum halepense. Diversidad de ecosistemas 247 Figura 1 2. Bosque espinoso con Acacia cochliacantha y Celtis iguanaea. Tamazula. Foto: A/1. Socorro González Elizondo. Figura 1 3. Monte vinolo con Acacia cochliacantha. Comunidad secundaria derivada de bosque espinoso. Tamazula. Foto: A/1. Socorro González Elizondo. Figura 15. Jarilla ( Dodonaea viscosa ). Mezquital. Foto: A/1. Socorro González Elizondo. Tamazula. Foto: A/1. Socorro González Elizondo. Figura. 14. Bosque tropical de encino bellota o encino prieto ( Quercus albocincta ) con amapa rosa ( Tabebuia palmer!). La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Algunas de estas invasivas representan una amena¬ za para la diversidad, como Melinis repens y Pennisetum ciliare (Van Devender et al. 2005, González-Elizondo et al. 2009). CONCLUSIÓN Y RECOMENDACIONES Los bosques y demás comunidades de afinidad tropical en Durango están representados en su mayor parte por elementos del sur que llegan a la región a través de la planicie costera pacífica y las barrancas occidentales de la smo. Estas zonas son explotadas para actividad ganadera y agrícola. Sin embargo, a excepción de las partes pla¬ nas y con suelo más profundo, la región no es apta para esas actividades. Por ser la región de fisiografía más escarpada, la co¬ bertura de la vegetación de las quebradas es vital para conservar el suelo, captar agua y mantener el equilibrio de los ecosistemas en general. En la entidad caen anual¬ mente alrededor de 11400 millones de m3 de precipi¬ tación pluvial. La cobertura vegetal y el suelo protegido favorecen la infiltración del agua, que a su vez alimenta los mantos freáticos, corrientes y depósitos, permitien¬ do su aprovechamiento para usos humanos. Esto, ade¬ más, ayuda a prevenir inundaciones y problemas de azolve de los cuerpos de agua en las partes pajas y mantiene el hábitat para la rica diversidad biológica que habita en estas zonas. REFERENCIAS cotecoca. Comisión Técnico Consultiva para la Determinación de los Coeficientes de Agostadero. 1979. Memoria. Coeficientes de agos¬ tadero para el estado de Durango. cotecoca/sarh. México. detenal. Dirección de Estudios del Territorio Nacional. 1978-1979. Cartas de uso del suelo, escala 1:50000. Secretaría de Progra¬ mación y Presupuesto. México. González-Elizondo, M.S, M. González-Elizondo y Marco A. Márquez - Linares. 2007. Vegetación y ecorregiones de Durango. Plaza y Valdés Editores/iPN. México González-Elizondo, M.S., M. González-Elizondo, J.A. Tena-Flores et al. 2009. Durango: Detection of invasive alien plants. En: Invasive plañís on the move : controlling them in North America. T.R. Van De¬ vender, F.J. Espinosa-García, B.L. Harper-Lore y T. Hubbard (eds). Based on presentations at Weeds accross borders 200Ó Conferen- ce. Arizona-Sonora Desert Museum, Tucson, pp. 137-155. González-Elizondo, M.S., M. González-Elizondo, I.L. López-Enríquez et al. 2011. El Complejo Agave victoriae-reginae (Agavaceae). Acta Bot. Mex. 95:65-94. González-Elizondo, M.S., M. González-Elizondo, J.A. Tena-Flores et al. 2012. Vegetación de la Sierra Madre Occidental, México. Una sín¬ tesis. Acta Bot. Mex. 100:351-403. Rzedowski, J. 1978. Vegetación de México. Editorial Limusa. México. Rzedowski, J. y G. Calderón de Rzedowski. 2013. Datos para la apre¬ ciación de la flora fanerogámica del bosque tropical caducifolio de México. Acta Bot. Mex. 102:1-123. Van Devender, T.R., J.R. Reeder, C.G. Reeder y A.L. Reina-G. 2005. Dis- tribution and diversity of grasses in the Yécora región of the Sierra Madre Occidental of eastern Sonora, México. En: Biodiversity, ecosystems, and conservation in northern México. J.-L.E. Cartron, G. Ceballos, y R.S. Felger (eds.). Oxford University Press, Nueva York, pp. 107-121. Diversidad de ecosistemas 249 Humedales: vegetación acuática y subacuática Sergio Alonso Heynes Silerio • M. Socorro González Elizondo - Martha González Elizondo Lizeth Ruacho González • Irma Eorena López Enríquez INTRODUCCIÓN Los humedales son zonas de transición entre los siste¬ mas acuáticos y terrestres que constituyen áreas de inundación temporal o permanente, como pantanos, cié¬ nagas y marismas; las áreas en donde el suelo es predo¬ minantemente hídrico; y las áreas lacustres o de suelos permanentemente húmedos por la descarga natural de acuíferos (sarh 1992). El desarrollo histórico de la humanidad, en especial de las grandes civilizaciones, ha guardado estrecha depen¬ dencia con los humedales, los cuales sustentan directa e indirectamente a millones de seres humanos. Los hume¬ dales y áreas con vegetación acuática proveen importan¬ tes servicios en la recarga de acuíferos, la purificación de agua y el control de inundaciones, por lo que el rom¬ pimiento de su equilibrio puede ser devastador (Daily 2001). Proveen de áreas de cultivo, peces, madera, leña y materiales de uso doméstico y para construcción; y sustentan actividades recreativas. La superficie que ocu¬ pan los humedales, en comparación con otros ecosiste¬ mas, es relativamente pequeña, pero muchos de ellos son ricos en diversidad biológica y resultan indispen¬ sables para la existencia de algunas plantas y animales (Secretaría de la Convención Ramsar 2012). IMPORTANCIA ECOLÓGICA, ECONÓMICA Y CULTURAL Su importancia ecológica radica principalmente en ser¬ vir para el equilibrio de los ecosistemas y en el control de la contaminación (prácticas de fitorremediación). Por otra parte, los componentes de la vegetación son exce¬ lentes indicadores biológicos para conocer la calidad del agua (Thiébaut 2009). Los humedales constituyen el hábitat de muchos organismos, juegan un importante papel en la restauración de ecosistemas, y su vegetación representa un recurso importante además de que inter¬ viene en muchos de los servicios que proporcionan. En cuanto a su importancia económica y cultural, muchas de las funciones que los humedales realizan y que be¬ nefician al ser humano en forma directa o indirecta dependen de la vegetación, la cual contribuye de forma importante en el desarrollo y el equilibrio de la vida (Lot y Novelo 2004, Secretaría de la Convención Ram¬ sar 2012). Las plantas de humedales son fuente de ali¬ mento para aves y otra fauna silvestre y algunas tienen importancia como forrajeras para ganado, como orna¬ mentales e incluso como comestibles. Por estas razo¬ nes, el conocimiento de los ecosistemas acuáticos es fundamental para la planeación del uso y conservación de los recursos agua, suelo, flora y fauna. CLASIFICACIÓN DE LOS HUMEDALES En la clasificación de tipos de vegetación de México de Miranda y Hernández X. (1963) y de Rzedowski (1978) se incluyen diversos tipos de humedales. La propuesta de Lot y Novelo (1990) también se basó en la vegetación. Olmsted (1993) clasificó los humedales de México basa¬ da parcialmente en el sistema de Cowardin et al. (1979) para Estados Unidos, el cual toma en cuenta tanto el régimen hidrológico como el tipo de vegetación, como se ha hecho en clasificaciones más recientes. En el es¬ quema de clasificación de humedales en México, de las tierras altas asociadas propuesto por dumac (2003) y en la clasificación para el noroeste del país (Carrera- González y de la Fuente de León 2003) se reconocen seis sistemas principales: marino, estuarino, lacustre, palus¬ tre, riberino y tierras altas. Un esquema propuesto por Berlanga-Robles et al. (2008) se basa en el análisis de varios sistemas de clasificación e incluye tres ámbitos (marino-costero, continental y artificial) con cinco sis¬ temas (marino, estuarino, fluvial, lacustre y palustre), ocho subsistemas (p.e. permanente y estacional en el ámbito continental) y 26 clases, básicamente geomor- fológicas (17 naturales y nueve artificiales). Heynes, S.A., M.S. González-Elizondo, M. González-Elizondo, L. Ruacho-González e I.L. López-Enríquez. 2017. Humedales: vegetación acuática y subacuática. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 249-257. 250 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado En el año 2008 se inició el Inventario Nacional de Humedales (iNH-Mex), diseñado para llevarse a cabo en 36 meses (conagua 2012), pero aún se requiere com¬ pletar la información sobre sus componentes y su ecología. Actualmente se encuentra en consulta un documento sobre la Política Nacional de Humedales (Ramsar y conanp 2014), en donde se acepta la clasi¬ ficación de humedales de la Secretaría de la Convención Ramsar (2013), la cual que se adopta también en el pre¬ sente trabajo. El sistema Ramsar de clasificación de tipos de hu¬ medales incluye 42 tipos, agrupados en tres categorías: a) humedales marinos, costeros y estuarinos; b) hume¬ dales continentales, y c) humedales artificiales. Los humedales continentales pueden ser: lacustres (asocia¬ dos con lagos), ribereños (adyacentes a ríos y arroyos), y palustres (“pantanosos”, como marismas, pantanos y ciénagas). Los humedales artificiales incluyen estanques, tierras agrícolas de regadío, bordos, embalses, piletas de aguas residuales y canales. Adicionalmente, los am¬ bientes pueden clasificarse, de acuerdo a si el agua fluye o no, en lótico (corrientes de agua como ríos y arroyos) o léntico (de agua en un mismo sitio, como en lagunas, lagos y estanques). LAS PLANTAS DE HUMEDALES Las plantas de ambientes acuáticos se denominan hidró¬ fitas, hidrófilas, o macrófitas (plantas macroscópicas de hábito acuático). En relación con el grado de dependen¬ cia que tienen con el agua, Lot et al. (1993, 2013) las cla¬ sifican como sigue: a) Acuáticas estrictas: las que realizan su ciclo de vida completo en el agua, ya sea sumergidas parcial o com¬ pletamente, o flotando sobre la superficie. b) Subacuáticas: las que llevan a cabo la mayor parte de su ciclo de vida en hábitats acuáticos, preferen¬ temente en las partes someras y limítrofes, pero que soportan temporalmente el suelo seco, periodo duran¬ te el cual frecuentemente se reproducen. c) Tolerantes: plantas de ambientes secos pero que son capaces de soportar suelos temporalmente inundados o estar parcialmente sumergidas en agua durante cier¬ tos periodos del año. Estas últimas no se incluyen en el presente trabajo. Las plantas acuáticas y subacuáticas pueden ser her¬ báceas o leñosas; las herbáceas pueden ser emergentes, flotantes o sumergidas, mientras que las leñosas son básicamente especies riparias. VEGETACIÓN DE HUMEDALES EN DURANGO Todas las ecorregiones de Durango presentan humeda¬ les, los cuales se desarrollan donde existan suelos y condiciones hidrológicas apropiadas. La vegetación es una de las características más sobresalientes de los humedales y ha sido utilizada para identificarlos, deli¬ mitarlos y elaborar sistemas de clasificación (epa 2002). La gran variedad de especies y de individuos con me¬ canismos de adaptación estructurales y de comporta¬ miento inducidas por las condiciones ambientales, y la gran cantidad de tipos de humedales, hacen de estos ambientes una formidable fuente de biodiversidad (Moore 2006). La vegetación acuática y subacuática in¬ cluye en Durango comunidades muy diversas, que se desarrollan en donde haya depósitos o corrientes de agua, en todos los climas, altitudes y substratos geoló¬ gicos (González-Elizondo et al. 2007). Los humedales de Durango son continentales, tanto naturales como artificiales. Entre los naturales, los hay lacustres, ribereños y palustres (los palustres incluyen pantanos, ciénagas, manantiales y escurrimientos). Dado que muchas especies de plantas acuáticas y subacuáti¬ cas crecen indistintamente en diversos tipos de hume¬ dales, la descripción de las comunidades vegetales se hace aquí con base en el tipo de plantas y en su distri¬ bución por regiones. Aunque en la región de la Sierra existen en mayor número, particularmente en ciénegas de valles intermontanos y en escurrimientos, los hu¬ medales de mayor superficie se localizan en la región de los Valles. Algunas de las principales formas en que se manifies¬ ta la vegetación de humedales (adaptado de González- Elizondo et al. 2007) son las siguientes: Comunidades herbáceas Las especies acuáticas o subacuáticas herbáceas pue¬ den ser emergentes, flotantes o sumergidas. Los hume¬ dales del estado son predominantemente herbáceos y con frecuencia presentan dominancia de especies de una misma forma biológica, aunque usualmente las comu¬ nidades de acuáticas presentan los tres tipos de plantas: Acuáticas y subacuáticas emergentes Los tules ( Ty-pha latifolia y T. domingensis; Schoenoplectus americanus, S. californicus y S. tabernaemontanii ) forman poblaciones densas (denominadas fulares), arraigadas en el fondo de cuerpos de agua poco profundos o a la orilla de depósitos y corrientes (figura 1). A menudo Diversidad de ecosistemas 251 Figura 1 . Tular de Schoenoplectus californicus en el humedal de Málaga. Foto: Sergio Alonso Heynes Silerio. están dominadas por una sola especie y con frecuencia sobrepasan los dos metros de altura. Los tulillos (va¬ rias especies de Eleocharis ) crecen también en sitios encharcados de escasa profundidad o en los márgenes de cuerpos y corrientes de agua, donde son abundantes. En la región de los Valles destacan Eleocharis densa, E. reznicekii y E. yecorensis. En la zona árida se presenta Bolhoschoenus maritimus subsp. paludosus. Los tules y tulillos son buenos purificadores del agua y tienen po¬ tencial para ser usados en fitorremediación. Otras acuáticas emergentes son las colas de caballo (. Equisetum spp.), los berros ( Rorippa nasturtium-aquaticum), Berula erecta, Lilaeopsis schaffneriana, la gramínea Leersia hexandra y varias especies de Sagittaria, Ludwigia, Persicaria, Heteranthera y Ranunculus. En áreas cenago¬ sas en medio de bosques templados es común Lilaea scilloides. Sparganium americanum es muy abundante en arroyos en bosque templado semihúmedo en la zona templado-fría. Las plantas subacuáticas emergentes son comunes en ciénegas, charcas, zonas pantanosas, a la orilla de corrientes o de manantiales o en suelo mal drenado. Las familias mejor representadas en este tipo de hábitats son las ciperáceas ( Eleocharis acicularis, E. macrostachya, E. parishii, E. xyridiformis y varias especies de Cyperus y de Carex ), juncáceas (¡uncus), gramíneas ( Echinochloa , Eriochloa, Leptochloa, Paspalum y Panicum), poligonᬠceas ( Polygonum spp., Persicaria spp.) e incluso orquídeas (Epipactis gigantea, Spiranthes gramínea, Platanthera spp., Schiedella sp.). En lugares templados y fríos, en claros de bosques que se encharcan durante parte del año, se presentan Chromolepis heterophylla, Coreopsis paludosa y especies de Agrostis, Erythranthe, Eryngium y Verónica. Estos humedales (ciénegas) de bosques templados al¬ bergan un buen número de especies acuáticas o suba¬ cuáticas endémicas a la Sierra Madre Occidental, como: Carex durangensis, Commelina socorrogonzaleziae, Jaegeria spp., Olivaea leptocarpa, Senecio hillieturneri, Sisyrinchium cholewae y Trichocoryne connata. Otro tipo de plantas emergentes son los carrizos (Arundo donax ), una invasora africana que a diferencia de los tules causa daño al ecosistema ya que desplaza a las especies nativas. Llegan a formar colonias densas a la orilla de ríos y estanques entre los 1050 y 1900 m de elevación en el oriente y centro de Durango, y hasta a menos de 300 m en la parte baja de las quebradas. Acuáticas flotantes Las acuáticas libres flotantes (sin órganos de fijación al sustrato) se desarrollan mejor en sistemas lénticos (sin 252 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado corriente o donde la corriente es lenta). Destaca el lirio acuático ( Eichhornia crassipes), libre flotadora que se ve favorecida por la perturbación del medio; se reproduce rápidamente y cubre grandes extensiones en algunas presas y estanques cercanos a la ciudad de Durango. En la región de las Quebradas en algunos años se pre¬ senta pato ( Pistia stratiotes ). Las lentejillas de agua ( Lemna spp.) y Azolla micro- phylla ; son plantas flotantes muy pequeñas pero que llegan a cubrir por completo la superficie, a veces fa¬ vorecidas por el disturbio. Esta última forma una cu¬ bierta roja sobre la superficie del agua y pertenece al grupo de los heléchos. Entre las acuáticas con hojas flotantes pero con raíz arraigada al fondo están las ninfas ( Nymphaea gracilis y N. odorata) (figura 2), Nymphoides fallax en la Sierra, en lugares poco contaminados, y el trébol de agua ( Marsilea spp.), esta última del grupo de los heléchos. Acuáticas sumergidas Entre las plantas que normalmente se mantienen por debajo de la superficie del agua, enraizadas, están va¬ rias especies de Myriophyllum y de Potamogetón, así como Najas guadalup ensis, N. marina, Elatine brachysperma, Ranunculus trichophyllus, Sagittaria demersa y Zannichellia palustris. Dos especies de Ceratophyllum se comportan como sumergidas libres. Un alga de agua dulce ( Chara spp.) es común en sitios con algún grado de perturbación. Vegetación riparia leñosa La vegetación riparia o de ribera es la que se desarrolla en la zona de contacto entre el sistema acuático y el te¬ rrestre, a la orilla de corrientes y cuerpos de agua. Son comunes las subacuáticas emergentes, ya sea herbᬠceas o leñosas. Entre las leñosas destacan los siguien¬ tes árboles y arbustos. El mezquite ( Prosopis laevigata y P odorata ) es el ele¬ mento ripario más importante a lo largo de las corrien¬ tes temporales de las partes más secas al este y noreste del estado, acompañado a veces por mimbre ( Chilopsis linearis) y por retama ( Tecoma stans). Sobre las dos úni¬ cas corrientes permanentes del oriente del estado, los ríos Nazas y Aguanaval, al igual que a lo largo de las corrientes permanentes y semipermanentes del centro, destaca el sabino ( Taxodium mucronatum), también lla¬ mado ahuehuete, que es el árbol nacional de México, así como los sauces (principalmente Salix bonplandiana) y los álamos (Populus fremontii subsp. mesetae ) (figura 3). En sitios abiertos inundables del valle del Guadiana los sauces forman un bosque abierto (ahora casi desapa¬ recido debido a desecación del área y a cultivos al sures¬ te de la ciudad de Durango). Sobre corrientes temporales en el centro y norte del estado predomina el mezquite ( Prosopis laevigata). El elemento arbustivo más abun¬ dante a lo largo de ríos y arroyos es la jarilla ( Baccharis salicifolia). En la región de la Sierra (clima templado), los árbo¬ les riparios dominantes son cedros ( Cupressus lusitanicd), fresnos ( Fraxinus ), sauces (Salix) y álamo temblón ( Populus tremuloides), así como elementos del bosque cir¬ cundante: especies de pinos (Pinus) y encinos ( Quercus ). En cañadas o laderas muy húmedas se presentan tam¬ bién pinabetes (Abies durangensis, Pseudotsuga menziesii y Picea chihuahuana). En arroyos de las áreas más bajas y secas de la sierra se desarrollan varias especies de en¬ cinos (Quercus emoryi, Q. eduardii, Q. chihuahuensis, Q. oblongifolia) y pino real (P engelmannii). Los arbustos riparios más comunes en la sierra son especies de sau¬ ces (Salix). En la región de las Quebradas, al occidente del esta¬ do, con clima tropical, destacan los tescalames (Ficus spp.), pochote (Ceiba aesculifolia ) y arrayanes o guaya¬ bos (Psidium spp.). El ramón (Brosimum alicastrum) y Cupania dentata son escasos y se restringen a sitios con mayor humedad ambiental. A orillas del río Tamazula, en bosque espinoso, los arbustos más comunes son Ambrosia monogyra y Tamarix pentandra (planta intro¬ ducida naturalizada). Moreda cerífera es un arbusto que crece a orilla de ciénegas en bosque tropical caducifo- lio. Un álamo escaso, muy grande, es Populus mexicana subsp. dimorpha. En áreas perturbadas, Dodonaea viscosa se comporta como riparia. PRINCIPALES AMENAZAS Las plantas que habitan ambientes acuáticos son parti¬ cularmente sensibles a las alteraciones causadas por el ser humano a su entorno (González-Elizondo et al. 2007). La desecación intencional de lagos, ciénegas y manantiales, la manipulación de corrientes, el entuba- miento de cauces de ríos y arroyos, el uso de grandes volúmenes de agua, la contaminación y otras activida¬ des humanas están deteriorando los hábitats de las plantas asociadas a la presencia de agua, reduciéndolos o eliminándolos (Rzedowski 1978). Esto trae consigo la desaparición de algunos organismos, en ocasiones el incremento de otros como ocurre con las plantas inva- soras, o en el peor de los casos la pérdida completa del ecosistema. Diversidad de ecosistemas Figura 2. Ninfas, tulillos y lentejilla ( Nymphaea gracilis, Eleocharis, Lemna). Humedal de Málaga. Foto: M Socorro González Elizondo. Figura 3. Vegetación riparia (sabinos) a la orilla del río Tunal. Foto: M Socorro González Elizondo. 254 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 4. Lirio acuático, especie ¡nvasora cubriendo la superficie del río. Foto: Martha González Elizondo. La degradación de los ecosistemas acuáticos altera los procesos ecológicos locales y afecta la dinámica poblacional de aves migratorias. La eutroñcación de los cuerpos y corrientes de agua, debido a la contamina¬ ción por fertilizantes o por desechos agrícolas o huma¬ nos, altera el equilibrio de los ecosistemas y da lugar al desarrollo incontrolado de malezas acuáticas, algas y bacterias. En algunos casos, la falta de oxigenación lleva a la desaparición de los organismos que originalmente se desarrollaban en ese ecosistema, y ocasionalmente las algas y bacterias producen toxinas que afectan a plan¬ tas y animales. La disminución de peces y crustáceos repercute en disminución de las poblaciones de aves. Los cambios en ecosistemas acuáticos son particu¬ larmente notables en el humedal de Málaga, un com¬ plejo de humedales ubicado al norte y oriente de la ciudad de Durango. Éste es de gran importancia en el valle del Guadiana como regulador de los regímenes hidrológi¬ cos, así como en la laguna de Santiaguillo, cuyos niveles de agua se han reducido más allá de las fluctuacio¬ nes cíclicas a las que están sometidos esos ecosiste¬ mas. Ambos sitios son importantes también por ser lugar de anidación de aves acuáticas nativas y migra¬ torias. En la laguna de Santiaguillo, cuyo vaso inferior ha permanecido seco por largos periodos debido a las sequías y al uso intensivo que se ha dado al agua en la región, la zona que anteriormente estaba ocupada por vegetación acuática está cubierta en la actualidad por pastizales halófilos sobrepastoreados. En época de se¬ cas la zona es origen de tolvaneras, debido a la escasa cubierta vegetal. Malezas acuáticas y subacuáticas En humedales con disturbio, contaminación o dese¬ quilibrios en su dinámica, puede propiciarse la proli¬ feración de algunas plantas que afectan a su vez el equilibrio del sistema. Algunas de estas plantas reducen la capacidad de conducción de canales y drenes, incre¬ mentan las pérdidas de agua por evapotranspiración, favorecen la proliferación de mosquitos y obstruyen la entrada de luz y de oxígeno, impidiendo el desarrollo de peces y de otras plantas. González Elizondo et al. (2009) registran a las siguientes plantas como invasoras: Flotantes El lirio acuático o jacinto de agua ( Eichhornia crassipes ) es la especie más agresiva; cubre la superficie de algu¬ nos cuerpos y corrientes de agua en varios sitios en la región de los Valles, ocasionando obstrucción de co¬ rrientes de agua e impidiendo el paso de luz y oxígeno Diversidad de ecosistemas 255 Figura 5. Carrizo ( Arundo donax ) detrás de tular ( Typha domingensis) en la presa Santiago Bayacora. Foto: Sergio Alonso Heynes Sllerlo. hacia el interior (figura 4). Las lentejillas de agua ( Lemna spp.) ocasionalmente llegan a cubrir la superficie de es¬ pejos de agua estancada, reduciendo la entrada de luz. Sumergidas Tanto en la región de la Sierra como en los Valles y la zona semiárida algunos cuerpos de agua presentan infestación de Myriophyllum spp. Para el municipio de Vicente Guerrero, Ramírez-Noya (1999) registra 11 espe¬ cies de angiospermas acuáticas y menciona a Zannichella palustris, como planta abundante en canales que abas¬ tecen las áreas agrícolas de riego. Esta especie se com¬ porta como maleza que obstruye la fluidez del agua, por lo que anualmente se suspende el riego por algunas semanas para hacer limpieza manual o mecánica. Emergentes El carrizo ( Arundo donax) es una gramínea invasora muy agresiva, procedente de África. Forma colonias densas a lo largo de ríos y a orilla de estanques, desplazando a las especies nativas (figura 5). Leñosas riparias El pino salado ( Tamarix ramosissima) se está convirtiendo en el arbusto dominante a lo largo de algunas corrien¬ tes en el extremo occidental del estado, por ejemplo la parte baja del río Tamazula. SITIOS RAMSAR Y OTROS HUMEDALES DE INTERÉS PARA LA CONSERVACIÓN Ramsar, la Convención sobre los Humedales de Importan¬ cia Internacional, reconoce como humedales a panta¬ nos, turberas, llanuras inundables, ríos, lagos, arrecifes de coral y algunas áreas marinas, así como a humeda¬ les artificiales incluyendo estanques de aguas residuales y embalses (Secretaría de la Convención Ramsar 2013). Su lista incluye 2 187 humedales de importancia inter¬ nacional, de los cuales 142 se localizan en México, con aproximadamente 8833752 ha (Secretaría de la Con¬ vención Ramsar 2014). De los 142, únicamente dos se localizan en Durango: la laguna de Santiaguillo (sitio Ramsar 204Ó), considerada como uno de los 30 hume¬ dales más importantes en Norteamérica y ubicada en la región de los Valles; y el Parque Estatal «Cañón de Fernández» (sitio Ramsar 1 747), en la zona semiárida. Adicionalmente, se promueve la inclusión del humedal de Málaga, de gran importancia ambiental, para ser de¬ cretado como sitio Ramsar. De la Fuente y Carrera (2003) registran 28834.9 ha de humedales para el estado, de los cuales 12 se consi- 256 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado deran como prioritarios para el ganso del ártico ( Chen caerulescens): laguna de Santiaguillo, presa Villa Hidal¬ go, presa San Gabriel, presa San Bartolo, laguna Refu¬ gio Salcido, laguna El Pilar de Zaragoza, presa Peña del Águila, laguna Padre Peyro, bordo Paco Peña, presa Lázaro Cárdenas, presa Francisco Villa y ciénegas de Málaga. Entre éstos destacan dos humedales naturales: la laguna de Santiaguillo, con una extensión de 10981 ha, y las ciénegas de Málaga, de unas íoó ha. En la región de la Sierra también es posible encon¬ trar humedales de tamaño considerablemente menor a los antes mencionados, que contribuyen de manera im¬ portante en el mantenimiento de la biodiversidad de la región. En un estudio realizado en diversos humedales de la Sierra Madre Occidental se registraron 117 espe¬ cies de plantas acuáticas y subacuáticas, 11 de ellas con una distribución muy restringida, que representan a cer¬ ca de 50% de las especies conocidas en el estado (Hey- nes 2014). CONCLUSIÓN Y RECOMENDACIONES Los humedales son ecosistemas que influyen de mane¬ ra importante en el bienestar de todos los seres vivos. Su buen funcionamiento está influenciado en gran me¬ dida por la vegetación acuática y subacuática que in¬ terviene en muchos de los procesos químicos, físicos y biológicos que en ellos ocurren. La vegetación favore¬ ce los procesos de captación, almacenamiento y calidad del agua, proporciona hábitat y alimento para la fauna y reduce la vulnerabilidad ante desastres naturales. A pesar de esto, este grupo de plantas representa una de las comunidades vegetales menos conocidas. Se requiere contar con inventarios actualizados y sólidos de los componentes de la vegetación y la flora acuática y subacuática, debido a que el conocimiento de éstas es fundamental para establecer programas de manejo adecuado de los cuerpos y corrientes de agua. Los humedales se encuentran severamente amena¬ zados por el uso inadecuado de los recursos naturales, y las comunidades acuáticas y subacuáticas son parti¬ cularmente susceptibles a los desequilibrios ecológicos causados por el hombre, tanto de forma directa como indirecta. Con el fin de proteger en lo posible los ecosistemas acuáticos y, los servicios derivados de éstos, además de evitar al mismo tiempo los altos costos de restauración de ecosistemas y los de restauración a infraestructura en caso de inundaciones, es de primordial importancia evitar los cambios de uso de suelo en humedales. En caso de que se lleven a cabo obras o actividades, se requiere cumplir a cabalidad las recomendaciones de¬ rivadas de los ordenamientos y de las manifestaciones de impacto ambiental correspondientes, permitiendo que se mantenga el libre flujo del agua mediante puentes y alcantarillas en número y dimensiones suficientes. De igual manera, debido al efecto que tienen las plan¬ tas invasoras en los sistemas de abastecimiento de agua y en la biodiversidad, se recomienda tomar medi¬ das de precaución en los sitios en los que se ha detec¬ tado la presencia de especies invasoras para evitar su dispersión y la pérdida de especies nativas. REFERENCIAS Berlanga-Robles, C.A., A. Ruiz-Luna y G. de la Lanza-Espino. 2008. Esquema de clasificación de los humedales de México. Investiga¬ ciones Geográficas 66:25-46. Carrera-González, E. y G. de la Fuente de León. 2003. Inventario y clasificación de humedales en México, Parte 1. Ducks Unlimited, Inc. México. conagua. Comisión Nacional del Agua. 2012. Inventario nacional de humedales. En: , última consulta: 17 de agosto de 2014. Cowardin, L.M., V. Cárter, F.C. Golet y E.T. LaRoe. 1979. Classification of wetlands and deepwater hahitats of the United States. U.S. De¬ partment of the Interior, Fish and Wildlife Service. Washington. Daily, G. 2001. Putting ecosystem Service theory into practice. Center for Conservation Biology. Update i3(i):i-2. De la Fuente, G. y E. Carrera. 2003. Identificación, clasificación y protec¬ ción de los humedales de importancia para el ganso ártico en México. Informe final. Ducks Unlimited de México, A.C. Garza García. dumac. Ducks Unlimited de México A.C. 2003. Esquema de clasifi¬ cación de humedales en México y de las tierras altas asociadas. En: , úl¬ tima consulta: 26 de julio de 2014. epa. United States Environmental Protection Agency. 2002. Methods for evaluating wetland condi ti on #10: Using Vegetation to Assess Environmental Conditions in Wetlands. En: , última consulta: 29 de julio de 2014. 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Thiébaut, G. 2009. Macrophytes as indicators of the quality and eco- logical status of waterbodies and for use in removing nutrients and metáis. En: Aquatic ecosystem research trends. G.H. Naime (ed.). Nova Science Publishers, Inc. Nueva York, pp. 1-23. Diversidad de ecosistemas 259 Vegetación de cima$ M. Socorro González Elizondo • Lizeth Ruacho González • Martha González Elizondo • Irma Lorena López Enríquez INTRODUCCIÓN Las partes altas de las montañas representan con fre¬ cuencia islas biogeográficas que albergan a especies endémicas, por lo que es importante conocer su flora y su vegetación (McDonald 1993, Giménez et al. 2003, Pau- li et al. 2003, Villar y Benito-Alonso 2003). Su riqueza y diversidad florística están determinadas por factores climáticos y edáficos y varían dependiendo de los facto¬ res que determinan su microclima, por ejemplo su ubi¬ cación geográfica y la conformación de la cima (Nagy y Grabherr 2009). Su conocimiento es importante ya que este tipo de sitios son de las primeras zonas terres¬ tres donde pueden detectarse los efectos del cambio climático (Villar y Benito-Alonso 2003). Las cimas de mayor elevación en Durango son el ce¬ rro Gordo (3347 msnm, Pueblo Nuevo), cerro Barajas (3310 msnm, Guanaceví), cerro Huehuento (3262 msnm, San Dimas) y cerro de Las Antenas en la sierra El Epa¬ zote (3224 msnm, Canatlán), todas dentro de la Sierra Madre Occidental (smo), cadena montañosa donde va¬ rios otros picos superan los 3 000 msnm (González-Eli- zondo et al. 2012). En la región de los Valles, al oriente de la smo, el pico más alto es la sierra de Gamón, isla ecológica que alcanza los 3010 msnm, mientras que en la zona oriental o zona árida la mayor prominencia (2809 msnm) se localiza en la sierra El Rosario. VEGETACIÓN DE CIMAS EN DURANGO Se describe la vegetación de cinco áreas cimeras, inclu¬ yendo los tres picos más elevados de la Sierra Madre Occidental en Durango, la cima más alta de la región de los Valles y la más alta de la zona árida (cuadro 1). Cada una de esta cimas es una isla biogeográfica, ya que son muy pocas las especies que se comparten entre ellas. Ruacho-González et al. (2013) encontraron que de un total de 175 especies de plantas registradas para tres de los picos más altos de la smo (cerro Gordo, Hue¬ huento y las Antenas), únicamente dos se comparten entre los tres. También McDonald et al. (2011) reportan un bajo índice de similitud entre la flora de la cima del cerro Mohinora y otros picos de México y el sur de Es¬ tados Unidos, lo que revela el largo aislamiento de esas comunidades vegetales. Las principales especies de plan¬ tas en estas cimas se enlistan en el cuadro 2. SIERRA EL ROSARIO (ZONA ÁRIDA) Esta isla montañosa rodeada de matorrral xerófilo en el extremo oriental de Durango representa, junto con la sierra El Sarnoso, el extremo de una larga rama de la Sierra Madre Oriental que atraviesa hacia el occidente el Desierto Chihuahuense. A diferencia de las otras eleva¬ ciones de Durango, que son de origen ígneo, El Rosario es de roca sedimentaria, principalmente caliza. Aunque en cañadas y laderas protegidas alberga manchones de bosque de Quercus, su cima está dominada por matorral xerófilo de palma samandoca ( Yucca carnerosana ) y noa {Agave gentryi) combinados con chaparral de Quercus y de rosáceas (figuras 1 y 2), sotol {Dasylirion sp.) y Nolina micrantha. Estos son elementos de la Sierra Madre Orien¬ tal y de sierras aisladas del Altiplano norte. Una parte de la cima de El Rosario presenta fuerte disturbio de¬ bido a remoción de suelo y a materiales y baterías aban¬ donadas de las antenas instaladas en el sitio (figura 3). SIERRA DE GAMÓN (REGIÓN DE LOS VALLES) La sierra de Gamón presenta en la parte alta y media chaparrales de Arctostaphylos pungens, Garrya wrightii y Quercus, con bosques bajos abiertos de Pinus cembroides, P. discolor y Quercus en áreas con menor insolación (fi¬ guras 4-Ó). Una cañada cerca de la cima, en la vertiente oriental, alberga bosque de coniferas ( Pinus y Cupresus ) con Quercus (figura 7). Al igual que en El Rosario, la cima de Gamón está afectada por remanentes metálicos y baterías de las instalaciones de telecomunicaciones ubicadas ahí. González-Elizondo, M.S., L. Ruacho-González, M. González-Elizondo e EL. López-Enríquez. 2017. Vegetación de cimas. En: La loiodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 259-268. 2Ó0 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 1. Localización, elevación y tipo de vegetación de las cimas más altas de las regiones Árida y Semiárida, los Valles y la Sierra Localización Ecorregión Municipio Coordenadas Elevación (msnm) Tipo de vegetación Sierra El Rosario Árida y Semiárida ■ , K„ . , 25°38’44” N Lerdo y Mapimi 103°54’30”0 2809 Matorral xerófilo Sierra de Gamón Valles Pánuco de Coronado 24°35’1 5” N 1 04°1 6’20” 0 3010 Chaparral Cerro Huehuento San Dimas 24°04’31 ” N 1 05°44’24” 0 Herbáceas y 3262 arbustos Cerro Barajas Sierra Guanaceví 26°23’30” N 1 06°05’00” 0 3310 Bosque de pino r r a n u m 23 1 2 22 N -z-za-i Herbáceas y Cerro Gordo Pueblo Nuevo , 3 347 , . 7 1 04 56 39 0 arbustos Fuente: González-Elizondo et al. 2007, Ruacho-González et ai 2013. Cuadro 2. Principales especies de plantas en las cimas montañosas de Durango Cima Nombre común Nombre científico Autores Noa, noah Agave gentryi B. Ullrich Nolina micrantha I.M. Johnst. Sierra El Rosario Chaparrillo Quercus spp. Randia pringlei A. Gray Palma samandoca Yucca carnerosana (Trel.) McKelvey Maguey Agave sp. Madroño Arbutus arizonica (A. Gray) Sarg. Madroño Arbutus bicolor S. González, M. González et P. D. Sorensen Manzanita Arctostaphylos pungens Kunth in H.B.K. Ceanothus coeruleus Lag. Cahuite, cedro Cupressus aff. lusitanica Mili. Sierra de Gamón Táscate Juníperas sp. Biznaga Mammillaria heyderi Muehlenpf. Soyate Nolina sp. Piñonero Pinus cembroides Zuce. Piñonero Pinus discolor Bailey & Hawksw. Encino Quercus crassifolia Humb. & Bonpl. Encino Quercus rugosa Née Diversidad de ecosistemas 2Ó1 Cuadro 2. Continuación Cima Nombre común Nombre científico Autores Arracada tolucensis Hemsl. Zacate Bromus carinatus Hook. & Arn. Claytonia perfoliata Donn ex Willd. Draba implexa Rollins Calinsoga parviflora Cav. Calinsoga semicalva (A. Gray) H.St. John & D. White Galinsoga subdiscoidea Cronquist Heuchera orizabensis Hemsl. Holodiscus dumosus (Nutt.) A. Heller Jaegeria hirta (Lag.) Less. Cerro Huehuento Juniperus blancoi Martínez Micranthes mexicana (Engl. & Irmsch.) Brouillet& Gornall Muhlenbergia fUiculmis Vasey Muhlenbergia ramulosa (Kunth in H.B.K.) Swallen Oxalis alpina (Rose) Knuth Packera toluccana (DC.) W.A. Weber & Á. Lóve Paspalum prostratum Scribn. & Merr. Phacelia sp. Primula rusbyi Greene Sedum stell iforme S. Watson Tradescantia maysillesii Matuda Vulpia microstachys (Nutt.) Munro ex Benth. Maguey Agave parryi Engelm. Allium glandulosum Link & Otto Madroño Arbutus bicolor S. González, M. González et P.D. Sorensen Cerro Barajas Ceanothus sp. Táscate Juniperus durangensis Martínez Balcarrote Pinus cooperi C.E. Blanco Cahuite Pseudotsuga menziesii (Mirb.) Franco Sedum sp. 2Ó2 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 2. Continuación Cima Nombre común Nombre científico Autores Alchemilla sibbaldiaefolia Kunth in H.B.K. Arracada atropurpúrea (Lehm.) Benth. Astragalus ervoides Hook. & Arn. Zacate Blepharoneuron tricholepis (Torr.) Nash Zacate Brachypodium mexicanum (Roem. & Schult.) Link Zacate Bromus carinatus Hook. & Arn. Zacate Bromus richardsonii Link Gerastium madrense S. Watson Claytonia perfoliata Donn ex Willd. Dalea thouinü Schrank Erigeron neomexicanus A. Gray Zacate Festuca rosei Piper Galinsoga quadriradiata Ruiz & Pav. Cerro Gordo Galinsoga subdiscoidea Cronquist Heuchera mexicana Rydb. Hieracium dysonymum S.F. Blake Holodiscus dumosus (Nutt.) A. Heller Juniperus blancoi Martínez Malaxis porphyrea (Ridl.) Kuntze M uhlenbergia crispiseta Hitchc. Oxalis alpina (Rose) Knuth Peperomia campylotropa A.W. Hill. Pino Pinus rudis Endl. Prímula rusbyi Greene Sedum vinicolor S. Watson Sisyrinchium arizonicum Rothr. Symphoricarpos microphyllus Kunth in H.B.K. Trisetum viride (Kunth in H.B.K.) Kunth Fuente: González-Elizondo et al. 2007, Ruacho-González 201 1 y Ruacho-González et ai 2013. Diversidad de ecosistemas 263 Figura 1. Cima de la sierra El Rosario. Foto: M Socorro González Elizondo. Figura 3. Disturbio en la cima de la sierra El Rosario. Foto: A/1. Socorro González Elizondo. Figura 2. Noa ( Agave gentryi) y palma samandoca ( Yucca carnerosana) en la cima de El Rosario. Foto: A/1. Socorro González Elizondo. Figura 4. Cima de la sierra de Gamón. En primer plano, chaparral de manzanita (Arctostaphylos pungens). Foto: A/1. Socorro González Elizondo. Figura 5. Cerro Los Altares, cima de la sierra de Gamón. En primer plano, chaparral de encino ( Quercus spp.). Foto: M Socorro González Elizondo. Figura 6. Sierra de Gamón. Bosque bajo abierto de piñonero ( Pinus cembroides y P discolor ) y chaparral de Arctostaphylos y Garrya. Foto: A/1. Socorro González Elizondo. 2Ó4 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 7. Bosque de coniferas (Gupressus y Pinus ) en cañada protegida, cerca de la cima de Gamón. Foto: M Socorro González Elizondo. Figura 8. Prominencia rocosa sin árboles en la cima del cerro Huehuento. Foto: M Socorro González Elizondo. Figura 9. Comunidad de herbáceas y del arbusto postrado Juniperus b lonco ¡ var. huehuentensls. Foto: M Socorro González Elizondo. Figura 11. Bosque de pino ( Pinus cooperi ) en la parte alta del cerro Barajas. Foto: M Socorro González Elizondo. Figura 10. Cahuites (Pseudotsuga menziesii ) y pinos (Pinus) creciendo muy cerca de la cima del cerro Huehuento. Foto: M Socorro González Elizondo. Figura 1 2. Chaparral secundario de manzanita ( Arctostaphylos pungens ) en laderas altas del cerro Barajas que han sido afectadas por incendios. Foto: M Socorro González Elizondo. Diversidad de ecosistemas 265 CERRO HUEHUENTO La cumbre del Huehuento es una prominencia rocosa expuesta a vientos desecantes (figura 8), por lo que su vegetación está reducida a plantas herbáceas enanas (. Draba implexa, Micranthes mexicana y varias especies de Sedum, Galinsoga y Muhlenbergia ); hay además liqúe¬ nes, musgos y un arbusto postrado (Juniperus blancoi var. huehuentensis ), característicos de comunidades subalpinas (figura 9). Juniperus blancoi var. huehuentensis fue descrito (Adams et al. 2006) para el Huehuento y posteriormente registrado para el cerro Gordo y para el Mohinora en Chihuahua. Otros arbustos de las cimas de la smo son Holodiscus dumosus y Ribes sp. Aunque en Durango no existen comunidades de ve¬ getación alpina, tanto en la cima del Huehuento como en la del cerro Gordo, hay comunidades de herbáceas y arbustos postrados de tipo subalpino. Protegidas en¬ tre los arbustos hay otras herbáceas de afinidades bo¬ reales (hacia el norte) como Heuchera, Packera, Prímula y Saxífraga. Tanto en el caso del Huehuento como en el cerro Gordo, la falta de árboles está determinada por la falta de suelo y por el efecto de los vientos desecantes más que por las bajas temperaturas (González-Elizondo et al. 2007, Ruacho-González et al. 2013), pero muy cer¬ ca de la cima, en sitios protegidos del viento, se desarro¬ llan algunos árboles como el cahuite ( Pseudotsuga menziesii), cedro (Juniperus deppeana var. robusta) y pi¬ nos ( Pinus ) (figura 10). CERRO BARAJAS Aunque Barajas se encuentra más al norte que el cerro Huehuento y es ligeramente más alto que éste (3310 vs. 3 2Ó2 msnm), en su parte más alta se localiza un bos¬ que bien desarrollado de pino ( Pinus cooperi ) (figura 11). Esto se explica por la topografía de Barajas, con un área plana en la cumbre que ha permitido la formación y retención de suelo, además de que la localización ais¬ lada del Huehuento hace que su cima se vea afectada por vientos desecantes de gran velocidad (González- Elizondo et al. 2007). Otros elementos del bosque de pino en la cumbre de Barajas son el madroño ( Arbutus bicolor ) y los táscates ( Juniperus deppeana y J. durangensis). En sitios rocosos hay maguey ( Agave parryi ) y en la cañadi- ta cerca de la cima hay cahuite ( Pseudotsuga menziezii) y álamo temblón (Populas tremuloides). Los sitios afec¬ tados por incendios con frecuencia presentan chaparral secundario de manzanita (figura 12). CERRO GORDO El cerro Gordo es la mayor elevación en Durango y en toda la Sierra Madre Occidental. Por presentar fuerte afloramiento rocoso, prevalece una comunidad de her¬ báceas y de arbustos, incluyendo a Holodiscus dumosus y al táscate (Juniperus blancoi var. huehuentensis). Sin em¬ bargo, el bosque de pino (Pinus rudis) llega hasta muy cerca de la cima y unos pocos árboles alcanzan ésta (fi¬ guras 13, 14 y 15). Varias de las herbáceas son similares a las encontradas en el cerro Huehuento (cuadro 2), y Bromas richardsonii se ha hallado sólo en el cerro Gordo (Ruacho-González et al. 2013). El cerro Gordo es uno de los sitios sagrados de la cultura huichola, y en su cum¬ bre se localiza un altar (figura íó). CONCLUSIÓN Y RECOMENDACIONES Las comunidades vegetales de las partes altas de los cerros son de importancia estratégica para la generación y conservación de los suelos, y para la filtración y cap¬ tación de agua. Además, estos sitios son ecológica¬ mente importantes por ser sensibles en particular al disturbio y al cambio climático, de manera que son de las primeras zonas terrestres donde pueden detectarse los efectos de dicho cambio. El inventario de sus com¬ ponentes es una base de información que puede servir para futuros monitoreos de la flora de cimas. 2ÓÓ La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 13. Panorámica del cerro Gordo, la mayor elevación de la Sierra Madre Occidental. Foto: M Socorro González Elizondo. Figura 14. Afloramientos rocosos en la cima del cerro Gordo. Foto: M Socorro González Elizondo. Diversidad de ecosistemas 2 67 Figura 1 5. Vista desde el cerro Gordo hacia la quebrada del río San Pedro-Mezquital, profundo corte de la smo que representa el límite norte o sur para muchas especies. Foto: A/1. Socorro González Elizondo. Figura 1 6. Altar huichol en la cima del cerro Gordo. Foto: M Socorro González Elizondo. 208 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado REFERENCIAS Adams, R.P., M.S. González-Elizondo, M. González-Elizondo y E. Slinkman. 2006. dna ñngerprinting and terpenoid analysis of Ju¬ níperas blancoi var. huehuentensis (Cupressaceae), a new subalpine variety from Durango, México. Biochemical Systematics and Ecolo- gy 34(3)1205-211. Giménez, ]., M.I. Ramírez y M. Pinto. 2003. Las comunidades vegetales de la sierra de Angangueo (estados de Michoacán y México, México): clasificación, composición y distribución. Lazaroa 24:87-111. González-Elizondo, M.S., M. González-Elizondo y M.A. Márquez- Linares. 2007. Vegetación y ecorregiones de Durango. Plaza y Valdés, México. González-Elizondo, M.S., M. González-Elizondo, J.A. Tena Flores et al. 2012. Vegetación de la Sierra Madre Occidental, México. Una sín¬ tesis. Acta Bot. Mex. 100:351-403. McDonald, J.A. 1993. Phytogeography and history of the alpine- subalpine flora of the northeastern México. En: Biological diversity of México: origins and distribution. T. P. Ramamoorthy, R. Bye, A. Lot y ]. Fa (eds.), Oxford University Press, Nueva York, pp. 681-703. McDonald, J.A., J. Martínez y G.L. Nesom. 2011. Alpine flora of cerro Mohinora, Chihuahua, México. J. Bot. Res. Inst. Texas 5(2)701-705. Nagy, L. y G. Grabherr. 2009. The biology of alpine habitats. Oxford University Press, Nueva York. Pauli, H„ M. Gottfried, D. Hohenwallner et al. 2003. Manual para el trabajo de campo del proyecto gloria. Iniciativa para la investigación y el seguimiento global de los ambientes alpinos, como contribu¬ ción al sistema terrestre de observación global (gtos). Universidad de Viena/Instituto Pirenaico de Ecología, Huesca. Ruacho- González, L. 2011. El elemento alpino en la vegetación de cimas de la Sierra Madre Occidental. Tesis de maestría, ciidir-ipn. Durango. Ruacho- González, L., M.S. González-Elizondo, M. González-Elizondo y C. López González. 2013. Diversidad florística en cimas de la Sierra Madre Occidental. Botánico! Sciences 9i(2):i93-205. Villar, L. y J.L. Benito-Alonso. 2003. La flora alpina de Europa y el cambio climático: El caso del Pirineo Central, vn Congreso Nacio¬ nal de la Asociación Española de Ecología Terrestre. España ante los compromisos del Protocolo de Kyoto: Sistemas naturales y cambio climático, pp. 92-105. Diversidad de • mpecies j 1 2 3 Hongos Plantas vasculares Fauna silvestre 271 Resumen ejecutivo Raúl Díaz Moreno, Martha González Elizondo, Raúl Muñí z Martínez HONGOS Los hongos en Durango se distribuyen mayormente en bosques templados de la Sierra Madre Occidental con 675 especies, siguiéndole las zonas agrícolas con 68 y, finalmente, las zonas desérticas con 15. Con respecto a la importancia de los hongos, se observa la abundancia de dos grupos ecológicos de es¬ tos organismos: los micorrizógenos, con 254 especies y los xilófagos, con 271, de estos últimos, 78 son con¬ sideradas como patógenos de importancia fores¬ tal ( Heterobasidion annosum, Fomitopsis pinícola, F. cajanderi, Armillaria mellea). Los hongos micorrizógenos, son de im¬ portancia ecológica por su relación sim¬ biótica con plantas de interés forestal y por el papel que tienen en la reforesta¬ ción ( Gomphus floccosus , Clavariadelphus pistillaris, Albatrellus ellisii, Ramaria sp, entre otros). En cuanto a la importancia económi¬ ca, tenemos a los hongos comestibles con 300 especies conocidas en México, de las cuales en Durango se tienen 133, lo que representa 44.3% de las especies conocidas en el país ( Amanita caesarea, Tricholoma magnivelare, Lactarius deliciosus, Boletus pinophilus, Morchella esculenta, Cantharellus cibarius, Hericium erinaceus, en¬ tre otros). En relación con las especies amenazadas en la re¬ gión y que se encuentran en la NOM-059, encontramos a: Amanita muscaria, Hygrophorus russula, Boletus edulis, Leccinum aurantiacum, Morchella elata y M. esculenta, to¬ das ellas amenazadas además de Tricholoma magnivelare y Cantharellus cibarius en protección especial; sin em¬ bargo. Amanita caesarea es la especie más consumida en el estado y no aparece en la nom. Finalmente, en el estado se registran 23 especies de hongos que se utilizan como medicinales en países orientales principalmente, y de las que actualmente se están tratando de aprovechar sus propiedades inmu- noestimuladoras, antitumorales y para bajar el coles- terol en la sangre, entre otras, (p.e. Ganoderma lucidum, Pycnoporus sanguíneas, Schizophyllum commune, Trametes versicolor). Del total de especies de Durango tenemos representa¬ dos a los phylla Ascomycota con 101 especies y Basidio- mycota con 656, siendo este último grupo taxonómico el más abundante para la región; adicionalmente, se registran tres especies de la clase Myxogastrea, que no corresponden al reino Fungí pero han sido tradicional¬ mente estudiados como hongos (cuadro 1). De las 757 especies conocidas para Durango en el presente trabajo, 228 se registran por primera vez para la región, cifra equivalente a 30%, lo que nos muestra la gran diversidad que tiene esta región y a su vez lo mucho que falta por estudiarse. PLANTAS VASCULARES Por sus relaciones evolutivas las plantas vasculares se clasifican en varios grupos y subgrupos naturales; sin Díaz-Moreno, R„ M. González-Elizondo y R. Muñíz-Martínez. 2016. Resumen ejecutivo. Diversidad de especies. En: La biodiverstdad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 271-274. 272 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado embargo, con fines prácticos en esta sección se dividen en: Pteridophyta y plantas afines (heléchos, equisetos, licopodios, hepáticas) y Espermatofitas (plantas con se¬ milla); éstas a su vez se han diferenciado en gimnos- permas (Pinophyta y otras) y angiospermas (Liliopsida y Magnoliopsida). En Durango, al igual que en la flora mundial, las angiospermas son las más abundantes (89% de las familias y 95% de géneros y de especies), las Pteridophytas y plantas afines representan menos de 9% de las familias y menos de 4% de los géneros y las gimnospermas son el grupo menos diverso. Una sinopsis general del conocimiento sobre las plan¬ tas vasculares de Durango indica la presencia de 4 633 especies agrupadas en 196 familias y 1 167 géneros (cuadro 1), lo que representa casi 20% de las especies y 42% de los géneros estimados para la flora de México. La Sierra Madre Occidental alberga 51% de las espe¬ cies; la región Árida y Semiárida 24%, las Quebradas (vegetación tropical), 13%; aproximadamente 11% se dis¬ tribuyen en ecosistemas intermedios o en más de un ecosistema; y 1% son plantas escapadas de cultivo y natu¬ ralizadas. En contraste con la alta diversidad, el porcen¬ taje de endemismo estricto en la flora de Durango es bajo (2.7%) debido a su situación biogeográfica inter¬ media; este porcentaje se incrementa hasta alrededor de 10% si en lugar de considerar los límites políticos se consideran los límites ecológicos incluyendo las es¬ pecies cuya distribución se restringe al territorio del estado y áreas aledañas. En esta sección se abordan aspectos sobre la impor¬ tancia ecológica, económica y cultural de las plantas; su estado de conservación según la nom-o59-semarnat- 2010 (81 especies) y la Lista Roja de Especies Amena¬ zadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (271 especies). Se destaca la importancia de las Pinophytas y plan¬ tas afines, las cuales, aunque en términos de cantidad de especies (43) representan poco menos de 1% de la flora estatal, incluyen casi dos terceras partes de los géneros y una tercera parte de las especies registradas para México y constituyen los elementos dominantes de los bosques templados de la entidad, los cuales son de gran importancia ecológica y económica por constituir la base de importantes servicios ambientales y por ser el sustento de la industria forestal de la enti¬ dad. Otra Pinophyta, el sabino ( Taxodium distichum var. mexicanum ) está presente en Durango en gran parte de los ecosistemas riparios de los ríos Nazas y San Pedro Mezquital formando bosques de galería que cumplen importantes funciones ecológicas y, por su longevidad, constituyen una fuente muy valiosa de información paleoclimática. Se presenta un análisis de la situación actual, amenazas y acciones de conservación de estos bosques de galería y un estudio de caso sobre su dis¬ tribución en el estado y la estructura de edades de sus poblaciones. Por otra parte, se analizan de manera particular seis de las nueve familias de la flora de Durango represen¬ tadas por 100 o más especies: Asteraceae, Fabaceae, Poa- ceae, Cactaceae, Orchidaceae y Cyperaceae. En cada caso se abordan aspectos de diversidad, distribución, ende¬ mismo, estado de conservación, importancia ecológica y económica, amenazas, oportunidades o acciones de conservación; y se incluyen apéndices electrónicos en los que se enlistan las especies reconocidas, las cuales en conjunto representan 43% de la flora estatal. Las tres familias más diversas en la flora de México también lo son en Durango. Asteraceae, con 828 espe¬ cies y 185 géneros, es la más diversificada en la entidad y representa 17.9% de las especies y 15.8 de los géne¬ ros; según estos datos, Durango presenta mayor rique¬ za de Asteraceae que el resto de los estados de México con excepción de Oaxaca. La familia Fabaceae (831 es¬ pecies y 68 géneros) representa 8.8% de las especies y 5.8 de los géneros de la flora estatal. Poaceae, con 407 especies y 91 géneros constituyen 7.9% y 7.8% respec¬ tivamente y representan cerca de 50% de los géneros y 30% de las especies reconocidas para México. Los cactus (Cactaceae) y orquídeas (Orchidaceae) comparten el cuarto sitio en importancia en la flora es¬ tatal, 3 y 2.9% de las especies respectivamente. Las cactáceas (139 especies y 32 géneros) representan casi la quinta parte de las especies reconocidas para México. En contraste, las orquídeas (136 especies) representan poco más de 11% de las del país. Por último, Cyperaceae, tercera familia más grande de monocotiledóneas, des¬ pués de Poaceae y Orchidiaceae, está representada en Durango por al menos 122 especies y íó géneros, lo que representa 61.5% de los géneros y 27.8% de las especies conocidas para el país. Este inventario florístico muestra la presencia en la entidad de casi 20% de las especies estimadas para Mé¬ xico en un área que representa apenas 6.3% del terri¬ torio nacional. Se estima que la diversidad florística de Durango es mayor ya que aún existen muchas áreas poco exploradas, así como grupos taxonómicos y co¬ munidades vegetales cuyo conocimiento es todavía muy pobre, por lo que se requiere realizar estudios Diversidad de especies 273 taxonómicos que permitan tener un inventario más completo de sus componentes, conocimiento funda¬ mental para sustentar planes de conservación y mane¬ jo sostenible de la biodiversidad y de los bienes y servicios asociados a la misma. FAUNA SILVESTRE La biodiversidad de la fauna silvestre que presenta Du- rango aún es desconocida en su totalidad. Entre las ra¬ zones se encuentran la falta de trabajos de campo, los cuales se complican por la orografía, sobre todo en la Sierra Madre Occidental que es muy accidentada, mien¬ tras que el centro y este del estado son planicies y áreas semidesérticas. Otro factor importante es la falta de caminos para llegar a dichas zonas. En esta sección se mencionan algunos grupos taxo¬ nómicos que hasta hace unos años no se conocía el nú¬ mero real de especies, pero gracias a la participación de varios grupos de investigadores nacionales como extranjeros que se abocaron en estudiar a los animales silvestres, han contribuido a mencionar cuántas espe¬ cies existen en el estado. Entre las instituciones nacionales que participaron se encuentran el Instituto de Ecología, el Instituto Po¬ litécnico Nacional, la Universidad Nacional Autónoma de México y organizaciones independientes; por parte de instituciones extranjeras están las universidades de Kan- sas, Michigan, Tecnológico de Texas, Texas A&M y el museo Smithsoniano. Sin embargo, aún falta mucho por estudiar para conocer el número de especies que conforman a este estado. La información sobre la clase Insecta está representa¬ da por tres órdenes y un total de 657 especies, los cuales son: Díptera con 78, Lepidoptera con 270* e Hymenopte- ra con 283* especies. La investigación que se presenta en esta sección sobre invertebrados, es un claro indi¬ cador de que su estudio no está completo ya que faltan varias clases como gusanos redondos, planos, caraco¬ les, crustáceos, arañas, alacranes y otros órdenes de insectos, por mencionar algunos. También hay que considerar aquellas especies que son parásitos para animales silvestres y domésticos donde su importancia es económica. Aunque los invertebrados son organis¬ mos poco “notorios” o pequeños, esto sólo es en tama¬ ño, ya que su riqueza de especies es probablemente la mayor de las existentes. Por lo tanto, es necesario que los investigadores refuercen sus estudios para generar el conocimiento del número de especies de invertebra¬ dos que no ha sido bien estudiado en la entidad. Por otro lado, la biodiversidad de los cordados está representada por cinco clases y 809 especies, las cuales son: peces con 65 especies, anfibios con 34, reptiles con 123, aves con 430 y mamíferos con 157 especies. Hasta el momento, los cordados es el grupo más estudiado en Durango. La relación de las especies en Durango con el total de especies conocidas para México es la siguiente: anfibios 9.5%, reptiles 15%, aves 39% y mamíferos 29%. En total, las especies de insectos y cordados presen¬ tadas en este estudio corresponden a 631 especies (cua¬ dro 1), la cual no representa el número total real de la biodiversidad de fauna silvestre del estado, por estar aún en estudio. *Especies identificadas. 274 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 1 . Número de especies por grupo taxonómico Reino Grupo Clase Orden Familia Género Especie Infraespecie NOM-059 Protista Amoebozoa 1 2 2 3 3 0 ND Fungi Ascomycota 7 14 26 50 101 0 ND Basidiomycota 6 21 82 247 656 9 8 Heléchos y afines ND ND 17 44 177 22 ND Plantae Gimnospermas ND ND 4 9 43 17 4 Angiospermas ND ND 175 1114 4413 757 75 Subtotal 0 0 196 1167 4633 796 79 Arthropoda 1 3 60 326 631 3 1 Peces 1 9 15 40 65 0 29 Animalia Anfibios 1 2 8 14 34 0 10 Reptiles 1 2 18 58 123 0 47 Aves 1 20 63 234 430 0 49 Mamíferos 1 8 22 76 157 0 17 Subtotal 6 44 186 748 1440 3 153 Total 20 81 492 2215 6833 808 240 * En el apéndice 4 sólo se presenta información detallada para familias; por lo tanto, el conteo para esta categoría taxonómica en Heléchos y afines, gimnospermas y angiospermas, es mayor al que correspondería para los géneros y especies que se muestran. Notas para conteos totales: Los conteos no incluyen la categoría Incertae sedis. El epíteto específico sp./spp. no se contabiliza como especie; de ser el caso se indica el número de especies identificadas. Diversidad de especies 275 Ricardo Valenzuela • Tania Raymundo • Elvira Aguirre- Acosta • Silvia Bautista-Hernández • Raúl Díaz-Moreno • Jesús García- Jiménez INTRODUCCIÓN Los hongos constituyen un grupo de organismos de los más diversos entre los seres vivos; los hay microscópi¬ cos y macroscópicos, de formas y colores muy varia¬ dos. Eran considerados dentro del reino vegetal, pero por su forma de nutrición, la ausencia de clorofila y las estructuras fundamentales que presentan fueron con¬ siderados como un reino aparte, el Fungi o reino de los hongos (Herrera y Ulloa 1990). Se definen como orga¬ nismos filamentosos, eucarióticos, aclorófilos, heteró- trofos, que se reproducen asexual y sexualmente por medio de esporas, poseen una pared celular compuesta principalmente por quitina o celulosa, presentan creci¬ miento apical y se nutren por absorción. Sin embargo, esta definición incluye a seres que se parecen morfoló¬ gicamente entre sí, pero que no están estrechamente relacionados, por lo tanto, lo que conocemos como “hongos” forman un grupo heterogéneo de individuos que se originan de distintos ancestros, esto es, son po- lifiléticos. Actualmente, los biólogos han encontrado difícil de¬ limitar a los seres vivos en cinco reinos, como tradicional¬ mente eran clasificados, y han buscado en las técnicas modernas de biología molecular, bioquímica, fisiología, ecología y morfología, herramientas que les ayuden a entender las relaciones filogenéticas entre ellos para poder hacer una clasificación natural. Cavalier-Smith (1981) propuso que los reinos de organismos deberían tener un ancestro común, esto es ser de origen monofi- lético. Con base en esta propuesta, las investigaciones han llevado a los científicos estudiosos de la biología a encontrar algo de luz en los sistemas de clasificación de los organismos; en algunos grupos se resolvió su origen monofilético y por lo tanto su verdadero “esta¬ tus” taxonómico y se ha encontrado su orden natural en la vida, pero en otros grupos de seres su sistemati¬ zación aún es incierta. Los hongos no han escapado a este ordenamiento y los micólogos los han distribuido en tres reinos: el reino Fungi, el reino Chromista y el reino Protozoa (Cavalier-Smith 1998). En el reino Fungi se incluyen a los verdaderos hon¬ gos que se caracterizan por presentar un talo quitridial, micelial o levaduriforme con la pared celular compuesta de quitina y glucanos; se nutren por absorción, tienen crestas mitocondriales laminares, sintetizan la lisina por la ruta metabólica del ácido aminoadípico, la sín¬ tesis de esteróles la realizan por la vía del ergosterol, los grupos que tienen células flageladas presentan un flagelo de tipo látigo y de posición posterior, y almace¬ nan sus nutrientes en forma de glucógeno. Este reino se ha subdividido en seis phyla, que son: Chytridiomycota, Blastocladiomycota, Zygomycota, Glomeromycota, As- comycota y Basidiomycota, aunque recientemente fue¬ ron agregados dos grupos de seres más parecidos a los Protozoa que a los hongos; sin embargo, según las téc¬ nicas modernas son hongos verdaderos, y son los Mi- crosporidia y los Cryptomycota (Cavalier-Smith 1998, Kirk et al. 2008, Jones et al. 2011). En el reino Chromista se incluyen a los hongos he- terocontos, que se caracterizan por presentar un talo micelial cenocítico con pared celular compuesta por celulosa, se nutren por absorción, tienen crestas mito¬ condriales tubulares, sintetizan la lisina por la vía del ácido diaminopimélico, la síntesis de esteróles la reali¬ zan por la vía del fucosterol, las células flageladas son heterocontas, con uno o dos flagelos, uno de tipo mas- tigonemado y el otro de tipo látigo, ambos de posición anterior o ventral; almacenan sus nutrientes en forma de micolaminarinas, y considera a dos phyla : Oomyco- ta y Labyrinthulomycota (Cavalier-Smith 1998, Kirk et al. 2008). En el reino Protozoa se incluyen a los hongos mu- cilaginosos, que se caracterizan por presentar un talo plasmodial o ameboidal, carentes de pared celular, se nutren por fagocitosis, sus crestas mitocondriales son vesiculosas o tubulares, presentan células flageladas Valenzuela, R„ T. Raymundo, E. Agulrre-Acosta, S. Bautista-Hernández, R. Díaz-Moreno y J. García-Jiménez. 2017. Hongos. En: La loiodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 275-288. 2 7Ó La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado con dos o más flagelos todos de tipo látigo y de posi¬ ción posterior, no sintetizan lisina y considera a tres phyla : Amoebae, Cercozoa y Percolozoa, este último se nutre por absorción (Cavalier-Smith 1998, Kirk et al. 2008). DIVERSIDAD Con respecto al número de especies que tiene el reino Fungi, Kirk et al. (2008) señalan que se conocen 97861 especies en el mundo, y si se considera a los Microspo- ridia, con 1 300 especies descritas, la suma se elevaría a 99 161 especies. Hawksworth (1991, 2001), quien men¬ ciona que se describen en promedio 1200 especies por año, hasta 2016 se tendrían 108761 especies de hongos descritas en el mundo. La gran diversidad biológica que se presenta en Mé¬ xico se debe principalmente a la situación geográfica, así como a su accidentada topografía con variedad de altitudes y climas, lo cual contribuye a formar un mo¬ saico de condiciones ambientales y microambientales que promueven una gran variedad de hábitats y formas de vida (Sarukhán et al. 1996 y Sarukhán y García 2003). Guzmán (1998) señaló que se han descrito 7000 espe¬ cies de hongos de México, y estimó que sólo conocemos 3.5% de lo que hay en el país, mientras que Cifuentes (2008) enlista 2 135 especies de hongos para México, agrupados en Basidiomycota (1486 especies en 353 gé¬ neros y 87 familias), Ascomycota (646 especies en 275 géneros y 86 familias, incluyendo liqúenes), Zygomy- cota (dos especies) y Oomycota (una especie), basándo¬ se principalmente en los registros de la conabio. Durango ha sido objeto de estudio por diversos autores debido a la gran riqueza forestal que presenta (cuadro 1). Cabe destacar los estudios como el de Ro¬ dríguez- Scherzer y Guzmán-Dávalos (1984), quienes mencionaron a 109 especies de macrohongos para las reservas de la biosfera de la Michilía y de Mapimí, mientras que Quintos et al. (1984) citaron 100 especies de macromicetos, principalmente ectomicorrícicos; Pé- rez-Silva y Aguirre-Acosta (1985) reportaron 132 espe¬ cies de hongos; Díaz-Moreno et al. (2005) registraron 123 especies de los bosques de pino y pino-encino del estado; Raymundo et al. (2012 a-c) estudiaron 45 es¬ pecies de ascomicetes, 14 de hongos tremeloides y 25 Hymenochaetaceae del bosque Las Bayas, municipio de Pueblo Nuevo; mientras que Amalfi et al. (2012) des¬ criben a Fomitiporia cupressicola como especie nueva, Raymundo et al. (20i2d) a Geopyxis majalis, Peziza limnaeay Plectania nannfeldtii como nuevos registros para México de la misma localidad y Raymundo et al. (20i2e) a Fomitiporia texana para el estado. En el apéndice 1 se presenta una lista de 754 espe¬ cies de hongos, y se basa en las publicaciones que han mencionado especies (cuadro 1) o realizado estudios en dicha entidad, así como en los especímenes recolectados en los últimos 10 años por los autores y que se encuen¬ tran depositados en las colecciones de hongos de los herbarios encb, itcv, mexu y de la Universidad Juárez del Estado de Durango. El sistema de clasificación que se utilizó fue el de Kirk et al. (2008), excepto para los géneros de Hymenochaetales, en donde se siguieron los criterios de Wagner y Fischer (2002), Decock et al. (2007) y Groposo et al. (2007). Del total de especies de Durango se tienen repre¬ sentados a los phyla Ascomycota con 101 especies y a los phylum Basidiomycota con 656, siendo este último el más abundante para la región; adicionalmente, se registran tres especies de la clase Myxogastrea, que no corresponden al reino Fungi pero han sido tradicional¬ mente estudiados como hongos. De las 706 especies conocidas para Durango en el presente trabajo, 228 se registran por primera vez para la región, cifra equiva¬ lente a 30%, lo que muestra la gran diversidad que tiene esta región y a su vez lo mucho que falta por estudiar¬ se (cuadro 2). A nivel de géneros, el más abundante fue Amanita con 33 especies, después Puccinia con 29, Boletus y Lactarius con 17, Hygrocybe y Russula con 13, Cortinarius, Sporormiella y Uromyces con 12 y Helvella con 11 especies. DISTRIBUCIÓN Los hongos en el estado se distribuyen mayormente en los bosques templados de la Sierra Madre Occiden¬ tal con 665 especies, siguiéndole las zonas agrícolas con 68 y las zonas desérticas con 15. En cuanto al hᬠbitat donde se desarrollan estos organismos, se regis¬ tran principalmente hongos folícolas (aquellos que crecen sobre hojarasca), lignícolas (sobre madera, aun¬ que no necesariamente se nutren de ella), fimícolas (en estiércol), suculentícolas (sobre plantas suculentas, principalmente cactáceas), humícolas (en humus) (fi¬ gura 1), terrícolas (en suelo con baja cantidad de ma¬ teria orgánica), micófagos (aquellos que se alimentan de hongos), xilófagos (los que se nutren de los compo¬ nentes de la madera; figura 2), micorrizógenos (los hongos que forman asociación mutualista con las raí¬ ces de las plantas; figura 3) y los fitopatógenos (que parasitan plantas vivas). Diversidad de especies 2 77 Cuadro 1. Referencias bibliográficas donde se han citado especies Referencia Aportaciones Mirza y Cain 1969 Se describen 56 especies de Podospora y algunas se ilustran. Hay material de México, incluyendo de Durango Guzmán y Herrera 1 969 Es una contribución al conocimiento de los gasteromicetos de las zonas áridas de México, en el que se incluyen descripciones de 46 especies pertenecientes a 25 géneros; varias especies se registran por primera vez para México. Se citan Podaxis pistillaris y Gyrophragmium dunalii de Durango Ahmed y Cain 1 972 Es una revisión taxonómica sobre los géneros coprófilos Sporormia y Sporormiella; se describen 66 especies y la mayoría se ilustra, proporcionando una clave para su determinación. Se cita a Sporomia mirabilis y varias especies de Sporormiella de Durango Guzmán 1972 Se presenta una lista de 340 especies de asco y basidiomicetos mexicanos depositados en el herbario The National Fungus Collection, procedentes de diversas entidades federativas. Algunas especies son de Durango Guzmán y Pérez-Patraca 1972 Realizan un estudio del género Panaeolus que han sido consideradas como tóxicas o alucinógenas según diversos autores, ya que se han encontrado especies que contienen psilicibina Hennen et al. 1972 Se presentan 123 especies y 15 variedades registradas en 10 géneros de royas, se incluyen sus hospederos, colectores y especies en que fueron colectadas Guzmán y Herrera 1973 Se hace una recopilación de las referencias bibliográficas que registran especies de macromicetos mexicanos, sobre todo del grupo de los gasteromicetos Hennen y Cummins 1973 Incluyen sólo especies que producen estadio telial sobre angiospermas; reportan 131 especies (incluidas 32 que no habían sido reportadas para México) Mendiola y Guzmán 1 973 Se enlistan 47 especies de tremellales de México y se describen dos nuevas especies de los géneros Calocera y Mylittopsis Pérez-Silva 1973 Es un trabajo sobre el género Daldinia, basado en el estudio de materiales depositados en herbarios (encb, mexu) y las colectas de la autora García-Álvarez 1976 Es una obra en la que se da una lista de enfermedades de las plantas de la república mexicana por familias y géneros de plantas y de hongos que las producen Pérez-Silva 1977 Se realiza un estudio sobre el género Cordyceps, ya que algunas de sus especies son parásitas de pupas, larvas o adultos de insectos de los órdenes lepidóptera, coleóptera, homóptera e himenóptera León-Gallegos y Cummins 1 981 Se trata de una obra en la cual se incluyen algunas royas de México, descripción, hospederos y distribución de cada una de ellas. Además de incluyen claves para su identificación Marmolejo et al. 1 981 Describe 31 especies de teleforáceos, adscritos a 12 géneros de cuatro familias, de diversas partes de México. Se discute su distribución ecológica y geográfica Polaco et al. 1 982 Presenta los resultados de las observaciones de los hongos y liqúenes encontrados en tres nidos de la rata montera Neotoma mexicana en la sierra de Michis, en la Reserva de Biosfera La Michilía Chacón y Guzmán 1983 Es un trabajo donde se reportan algunos hongos de México en una consulta bibliográfica donde se citan 195 taxa Pérez-Silva et al. 1983 Se estudian algunos hongos micoparásitos, que resultan ser nuevos registros para México; se incluye su distribución, hospederos y claves para su identificación Herrera y Pérez-Silva 1984 Se describen y discuten por primera vez en la micoflora mexicana cinco especies del género Amonita, subgénero Lepidella Quintos etal. 1984 Se hace un estudio sobre los macromicetos, principalmente los ectomicorrizicos, determinándose un total de 100 especies, de las cuales 29 tienen esta característica Rodríguez-Scherzer y Guzmán-Dávalos 1984 Se presenta una lista de 109 especies de hongos superiores de las reservas de la biosfera de la Michilía y de Mapimí 278 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 1 . Continuación Referencia Aportaciones Cifuentes et ai 1 985 Se registran: Ramariafumigata, Cantharellus i nfundibuliformis , C. tubaeformis, Leucopaxilus tricolor y Amonita tephrea, de los cuales únicamente C. tubaeformis se conocía de México Guevara et ai 1985 Se hace una descripción de 35 especies de agaricales, basadas en 96 colectas, y se citan 1 7 especies por primera vez para México Pérez-Silva y Aguirre-Acosta 1 985 Se identifican 1 32 especies de hongos de Durango, 81 se citan por primera vez para el estado y dos de ellas por primera vez para México Urista et ai 1985 Se describen e ilustran 45 especies de gasteromicetos adscritos a 24 géneros de los órdenes Phallales, Lycoperdales, Sclerodermatales, Podaxalesy Nidulariales Santillán y Valenzuela 1986 Se describen por primera vez para México cinco especies de la familia Hygrophoraceae, dos del género Hygrophorus y tres de Hygrocybe Guevara et ai 1987 Diez especies de Lactarius son descritas, nueve de ellas nuevos registros para México. Se cita a L. lignyotellus cf. texensis de Pueblo Nuevo Guzmán 1988 Se describen dos nuevas especies de M acowanites para México, citándose M acowanites durangensis de la Michilía León-Gómezy Pérez-Silva 1988 Se describen 24 especies de nidulariales para México, ocho de ellas citadas por primera vez para la micobiota mexicana. Se citan Crucibulum laeve y Cyathus stercoreus Cazares et al. 1 992 Se describen 24 especies de hongos hipogeos por primera vez para México. De Pueblo Nuevo se cita: Elaphomyces muricatus, Leucogaster rubescens y tres especies de Rhizopogon Chio 1992 Incluye tres nuevos registros de especies de Pholiota para México. Se cita Pholiota iterata de La Michilía Nava y Valenzuela 1 993 Se describen seis especies de hongos poliporoides, de los cuales tenemos a Phellinus tremulae descrito para Durango y Coahuila. Las otras seis cinco especies Albatrellus ellisi, Meripilus sumstinei, Microporellus obovatus, Perenniporia medullapanis y Polyporoletus sublividus se mencionan para el Estado de México Valenzuela et al. 1994 Se reportan los datos de las familias Albatrellaceae y Polyporaceae sensu stricto teniendo un total de 5 229 especímenes capturados correspondientes a 1 78 especies en 59 géneros Guzmán-Dávalos 1995 Se propone la nueva sección Macrospori para el subgénero Gymnopilus dentro de Cymnopilus. Se describe a G. subfulgens como especie nueva, la cual es citada de Pueblo Nuevo Bandala et al. 1996 Se describen cuatro nuevas especies de Phaeocollybia para México. Se cita a P amygdalospora de Pueblo Nuevo Rodríguez-Alcantar et al. 1 996 Se describe y amplía la distribución para México de Coltricia montagnei, ya que sólo se conocía de Canadá y Estados Unidos Valenzuela et al. 1996 Se describen tres especies del género Hydnochaete, basados en 50 especímenes que proceden de 1 3 estados de la república mexicana San Martín et al. 1 998 Se estudian nueve especies del género Xylaria que crecen en hojas secas de árboles de México. Seis especies fueron recolectadas en bosques tropicales, dos en un bosque mesófilo de montaña y la restante en un bosque de pino-encino García 1999 Tesis de maestría en ciencias, donde aborda el grupo de los boletáceos de México, donde se presentan algunas descripciones de nuevos registros para México Pérez-Silva et al. 1999 Estudian los gasteromicetos de México con algunas descripciones de ellos y claves de identificación Naranjo-J iménez et ai 2002 Se presenta un catálogo de los hongos silvestres y comestibles del Salto, Durango, presentándose un total de 30 especies Diversidad de especies 279 Cuadro 1. Continuación Referencia Aportaciones Calonge et al. 2004 Se describen cerca de 1 35 especies de gasteromicetos mexicanos provenientes de 26 entidades federativas. Se registran varias especies nuevas para el continente americano y para México Díaz-Moreno et al. 2005 Se determinaron un total de 123 especies adscritas a 70 géneros, incluidas en 27 familias, 19 de Basidiomycota y ocho de Ascomycota, todas ellas de Durango. Destacándose 27 comestibles, 25 micorrizógenas y 20 patógenas forestales Valenzuela et al. 2006 En este trabajo se describen 1 1 especies de hongos poliporoides poco conocidas para México, de las cuales 10 ya habían sido citadas para el país, pero no se describieron morfológicamente Cibrián et al. 2007 Presentan un libro sobre las enfermedades forestales en México, causadas por agentes bióticos y abióticos Ramírez-López y Villegas-Ríos 2007 Se hace un estudio de diferentes ejemplares provenientes de herbarios nacionales que permitieron un mejor conocimiento de los hongos geoglosoides y se reportan varios nuevos registros Bautista-Hernández et al. 201 1 Presentan 15 taxa identificados y su clave taxonómica, nueve representan al subgénero Globaria, y seis al subgénero Bovlsta; cinco de éstos son nuevos registros para la micobiota mexicana Amalfi et al. 2012 Describen a Fomitiporia cupressicola como especie nueva Raymundo et al. 201 2a Se estudiaron 14 especies de hongos tremeloides precedentes del bosque Las Bayas en el municipio de Pueblo Nuevo, Durango Raymundo et al. 201 2b Se presenta un listado de ascomicetos macroscópicos derivado de cuatro exploraciones micológicas al bosque Las Bayas en el municipio de Pueblo Nuevo, Durango Raymundo et al. 201 2c Se estudian 25 especies de Flymenochaetaceae que fructifican en el bosque Las Bayas, municipio de Pueblo Nuevo, Durango Raymundo et al. 201 2d Describen a Geopyxis majalis (Fr.) Sacc., Peziza limnaea Maas Geest.y Plectania nannfeldtii Korf como nuevos registros para México de Las Bayas, municipio de Pueblo Nuevo, Durango Raymundo et al. 201 2e Describen a F. texana (Murrill) Nuss como nuevo registro para el estado Cuadro 2. Resumen taxonómico y número total de especies de hongos presentes en la entidad. Phyla Orden Familias Géneros Especies Nuevos registros para el estado Ascomycota 14 26 50 101 Basidiomycota 21 82 247 650 228 Myxogastrea* 2 2 3 3 Total 37 no 300 754 228 * La clase Myxogastrea no corresponde al reino Fungi, pero ha sido tradicionalmente estudiada como hongo. Fuente: Díaz-Moreno et al. 2005 y Cibrián et al. 2007. 28o La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 1. Hongos folícolas, lignícolas y fimícolas: a) Bovista fusca, b) Clitocybe vibecina, c) Coprinus atramentarius, d) Coprinus micaceus, e) Geoglossum glabrum var. americanum, f) Humaría hemisphaerica, g) Hygrocybe cónica, h) H. virgineus, i) Leotia viscosa, j) L apiola mastoidea, k) Protostropharia semigiobata, I) Marasmius rotula, m) Rhodocoííybia butyracea. Fotos: Tañía Raymundo (a-c, g-h, l-m) y Ricardo Valenzuela (d-f i-k). Diversidad de especies 282 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado IMPORTANCIA ECOLÓGICA, ECONÓMICA Y CULTURAL Con respecto a su importancia, se observa la abundancia de dos grupos ecológicos de hongos: los xilófagos, con 271 especies, y los micorrizógenos, con 254 (para este último grupo se consideró el trabajo de Rinaldi et al. 2008). Los xilófagos o habitantes de la madera, juegan un papel fundamental en el reciclaje de la materia orgᬠnica de los ecosistemas forestales. Una cantidad enorme de carbono de estos ecosistemas es secuestrado en la madera, la cual consiste principalmente de celulosa, he- micelulosas y lignina. La lignina es un polímero amorfo, aromático y altamente refractivo que solidifica las pare¬ des celulares vegetales, proporcionando fuerza, rigidez y protección a la madera de los ataques microbianos (Kim y Jung 2000, Morgenstem et al. 2008). Los hongos xilófagos son los agentes primarios en la degradación de lignocelulosa en los ecosistemas tro¬ picales y templados y se distinguen comúnmente tres tipos de pudrición que ocasionan en la madera: 1) los que causan podredumbre blanca, 2) los de podredum¬ bre marrón, y 3) los de podredumbre blanda, de acuer¬ do a la capacidad de remover la lignina durante su descomposición. Los hongos de podredumbre blanca utilizan todos los componentes mayores de la madera, como la celulosa, hemicelulosas y lignina, casi de ma¬ nera simultánea, y ocasionan la pudrición de la madera. La madera afectada por la pudrición blanca se percibe húmeda, esponjosa y blanda o fibrosa y de apariencia blanqueada, y normalmente no se agrieta, sólo se en¬ coge y colapsa cuando es severamente degradada. La resistencia de la madera infestada decrece gradualmente A IB C D E F Figura 2. Hongos xilófagos: a) Abortiporus biennis, b) Dacryomyces capitatus, c) Dacryopinax spathularia, d) Herlclum erinaceus, e) Hypholomafasclculare, f) L ycoperdon pyrlforme, g) Plectania melastoma, h) Pleurotus ostreatus, i) Pluteus cervlnus, j) P león ¡ñus, k) Postla sericeomollis, I) Sparassis crispa, m) Xeromphallna campanella, n) Stereum sangulnolentum. Fotos: Tañía Raymundo (b, d-j, l) y Ricardo Valenzuela (a, c, k, m-n). Diversidad de especies hasta llegar a ser esponjosa al tacto y fibrosa cuando se rompe. Los hongos de podredumbre marrón utilizan hemicelulosas y celulosa de la pared celular de la ma¬ dera, la oscurecen, encogen y rompen en cubos que se desmoronan en un polvo marrón, dejando un residuo amorfo, la lignina. La pudrición ocasionada por estos hongos es la más grave, causando un daño severo, por¬ que produce una falla estructural en la madera infec¬ tada, la cual es seca y frágil, se debilita rápidamente, decreciendo su resistencia por la despolimerización de la celulosa antes de que se pueda ver cualquier evidencia extema de degradación. Finalmente, los ascomicetos ocasionan la llamada podredumbre blanda, degradando únicamente la celu¬ losa de la madera; secretan celulasa de sus hifas, la cual descompone la celulosa y provoca la formación de cavidades microscópicas dentro de la madera, y algu¬ nas veces una decoloración y agrietamiento en un pa¬ trón similar al de la podredumbre marrón; los hongos de la pudrición blanda necesitan fijar el nitrógeno para sintetizar enzimas, que obtienen ya sea de la madera o del medio ambiente (Illma 1991, Cullen y Kersten 1996, Highley y Dashek 1998, Rayner y Boddy 1988, Schwar- ze et al. 2000, Morgenstern et al. 2008). 284 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado G Figura 3. Hongos micorrícicos: a) Albatrellus ellisii, b) Amanlta basü, c) A. muscaria, d) Bondarzewia berkeleyii, e) Clavariadelphus truncatus, f) Goltricia perennis, g) Gyromitra ínfula, h) Gomphus floccosus, i) Helvella crispa, j) Hygrophorus russula, k) Lacearía laccata, I) L actarius salmonicolor, m) L eccinum aurantiacum, n) Rozites caperata, ñ) Scutiger pes-caprae. Fotos: Ricardo Valenzuela (a,d-f h-i, m, ñ), Elvira Agu irre- Acosta (b-c, k) y Tania Raymundo (g, j, l, n). Diversidad de especies 286 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado De las 271 especies xilófagas, 78 son consideradas como patógenos de importancia forestal por Cibrián et al. (2007) (véase el estudio de caso Hongos fitopatóge- nos, en esta obra). El segundo grupo son los hongos micorrizógenos, que presentan especial importancia ecológica por su relación simbiótica con plantas de interés forestal y por el papel que tienen en la reforestación. Estos organismos ocurren en la mayoría de los ecosistemas templados y boreales y en grandes áreas de los bosques tropicales y subtropicales del mundo. En cuanto a su importancia económica están los hongos comestibles, de los cuales según Guzmán (1998) se conocen en México más de 300 especies, y 133 en Durango, lo que representa 44.3% de las especies cono¬ cidas en el país. De ellas, 83 son ectomicorrizógenas, lo que puede aprovecharse para un manejo sustentable de los recursos forestales no maderables y utilizar pri¬ mordialmente estas especies útiles en las reforestaciones de ecosistemas principalmente de bosques de encino, pino-encino y coniferas. Entre las especies comestibles, se encuentran 38 especies saprótrofas, que se alimentan de residuos como hojarasca, organismos muertos o desechos de organismos vivos, lo cual también ofrece potencial para manejo, dada la facilidad de estas especies para crecer en medios de cultivo artificiales y poder ser cul¬ tivadas en pequeña, mediana o gran escala. Para los bosques de la región se registran 60 especies tóxicas, de las cuales Amanita bisporigera, A. peckiana, A. verna, A. virosa, Hygrocybe cónica, Omphalotus mexicanus y O. olearius pueden ocasionar la muerte si se consumen. Finalmente, en el estado se registran 23 especies de hongos que se utilizan como medicinales en países orien¬ tales, principalmente, y de las que actualmente se están tratando de aprovechar sus propiedades inmunoesti- muladoras, antitumorales y para bajar el colesterol en la sangre, entre otras, como Ganoderma lucidum, Pycnoporus sanguineus, Schizophyllum commune, Trametes versicolor. SITUACIÓN Y ESTADO DE CONSERVACIÓN Las especies amenazadas en la región y que se encuentran en la NOM-059-SEMARNAT-2010, son Amanita muscaria, Hygrophorus russula, Boletus edulis, Leccinum aurantiacum, Morchela elata y M. esculenta; por otro lado, Tricholoma magnivelare y Cantharellus cibarius están en protección especial; sin embargo, Amanita caesarea es la especie más consumida en el estado y no aparece en la norma (SEMARNAT 2010). PRINCIPALES AMENAZAS La abundancia de los hongos depende en gran medida de la conservación de los bosques y zonas donde estos se desarrollan. En el estado y principalmente en las zonas boscosas de la entidad, se realizan prácticas que amenazan a este grupo, como la eliminación de gran¬ des extensiones de bosques para establecer zonas agrí¬ colas y la sobreexplotación de los recursos maderables. En ambos casos, se cortan árboles y muchas especies de plantas sobre los cuales crecen o con los que se aso¬ cian los hongos, por lo que estas prácticas son una gran amenaza principalmente por la eliminación de los ni¬ chos ecológicos de otras especies. RECOMENDACIONES Para la conservación de los bosques y por ende de los hongos, se debe implementar un plan de manejo para realizar una explotación racional de los productos fores¬ tales, acompañada de prácticas de reforestación de las zonas afectadas, utilizando plantas nativas de la región y que a su vez sean inoculadas en las raíces con los hon¬ gos micorrizógenos originarios de las zonas afectadas para garantizar la supervivencia de la planta y del hongo. AGRADECIMIENTOS Valenzuela, Raymundo y Bautista agradecen al ipn el apoyo financiero otorgado mediante los proyectos sip- 20161164 y siP-20161166. García-Jiménez agradece a la Red Internacional sobre Sistemática y Ecología de Comu¬ nidades Forestales y Cultivos de sep, anuies-promep, dgest-itcv, uat el apoyo financiero a sus investigacio¬ nes. Valenzuela agradece a la cofaa el apoyo económico a sus investigaciones. REFERENCIAS Ahmed, S.I. y R.R Cain. 1972. Revisión of the genera Sporormia and Sporormiella. Canadian Journal ofBotany 50 (3): 419-477. Amalfi, M., T. Raymundo, R. Valenzuela y C. Decock. 2012. Fomitiporia cupressicola sp. nov., parasite on Cupressus arizonica, and additional unnamed clades in the Southern usa and northem México, eviden- ced by multilocus phylogenetic analyses. Mycologia 104 (2): 880-893. Bandala, V.M., L. Montoya, G. Guzmán y E. Horak. 1996. Four new species of Phaeocollybia. Mycological Research 100: 239-243. Bautista-Hernández, S., T. Herrera, E. Aguirre-Acosta y M. Esqueda. 2011. Contribution to the taxonomy of Bovista in México. Mycotaxon 118: 27-46. Calonge, F.D., G. Guzmán y F. 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Estudio de Estado cffitmqos deqradadores de la madera Raúl Díaz Moreno • Elvira Aguirre Acosta • Ricardo Valenzuela • Tania Raymundo INTRODUCCIÓN Se refiere a un grupo de hongos capaz de utilizar la madera como nutrimento, al digerir con enzimas la lig¬ nina y la celulosa de las paredes celulares vegetales (Gilbertson 1980). La mayoría de las especies de estos hongos se alimentan de árboles muertos (saprobios), por lo que son importantes recicladores de materia orgánica en el suelo de los bosques. Otros causan enfermedades en los árboles que pueden llegar a ser tan importantes como las ocasionadas por insectos u otros organismos (figura 1). Por lo general, los hongos causantes de la pudrición no atacan a un árbol sano, ya que para esto requieren de una entrada al tejido leñoso central maduro de las raíces, tallos o ramas (duramen). Las heridas causadas por animales como los roedores, aves e insectos; facto¬ res ambientales como los rayos, el viento, la nieve y el exceso de calor, frío o el fuego, así como actividades humanas pueden dañar al árbol, permitiendo la entrada de los hongos al duramen (Scharpf 1993). Los árboles viejos son particularmente propensos al ataque de hon¬ gos, y los árboles más jóvenes pueden sufrir pérdida de biomasa en algún momento. Las aberturas naturales en el árbol — como los hidá- todos, estomas, etc. — , pueden ser el medio de entrada de estos hongos. La invasión al duramen en árboles en pie usualmente tiene poco efecto sobre el vigor del árbol, o sobre su capacidad para sobrevivir en un bosque na¬ tural competitivo (Gibson y Salinas-Quinard 1985). Sin embargo, cuando una situación de pudrición del dura¬ men presenta un avanzado estado y las raíces han sido debilitadas, el árbol puede ser fácilmente derribado por el viento, lo cual representa un riesgo en las áreas urba¬ nas y recreacionales. Una vez que se corta el árbol, los hongos atacan la madera externa (albura), en caso de que la humedad y algunas otras condiciones como la temperatura y pH sean favorables para su desarrollo. La pudrición y las man¬ chas producidas en el tejido leñoso externo provoca que, especialmente los de madera dura, sean de muy poco valor económico. Su importancia radica en que son los principales descomponedores de compuestos lignocelulósicos de la madera, reciclan nutrientes y aportan materia orgánica al suelo, son generadores de hábitat y alimento para otros organismos y disminuyen el riesgo de incendios forestales. Debido al impacto ne¬ gativo en materia económica, el objetivo del presente estudio es señalar cómo se pueden identificar estas pu- driciones en campo, las cuales están basadas en: a) tipo de pudrición que produce, b) especies de hongos que las causan, y c) de acuerdo a la zona del hospedero atacado (Scharpf 1993). a) Tipos de pudriciones En términos generales, hay dos tipos de pudriciones y deterioros que se encuentran en árboles en pie: Pudrición blanca Indica el efecto de la actividad de los hongos que pue¬ den consumir la lignina tan rápidamente como otros azúcares; la madera se descompone en forma fibrosa, tomando una coloración más clara con respecto a la normal. Esta pudrición es causada por un amplio núme¬ ro de hongos, muchos de los cuales forman grandes y prominentes cuerpos fructíferos1 que liberan muchas esporas, dentro de los que destacan Phellinus, Cryptoporus, Trichaptum y los mencionados en el cuadro 1. Pudrición café u oscura (o cúbica) Es causada por hongos que tienden a descomponer rápi¬ da o preferentemente la celulosa, hemicelulosa, pentosas 1 Los cuerpos fructíferos o esporóforos de los basidiomicetes descom¬ ponedores de la madera, se forman cerca del punto de entrada del hongo, cerca de la base del árbol, en cancros (lesiones necróticas que se producen en tallos y ramas). Estos esporóforos pueden ser anuales o perennes, en ellos se producen basidiosporas durante una parte o casi toda la estación de crecimiento, las cuales son llevadas por el viento, la lluvia o los animales hasta los árboles vecinos (Agrios 2005). Díaz-Moreno, R„ E. Agulrre-Acosta, R. Valenzuela y T. Raymundo. 2017. Hongos degradadores de la madera. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 290-293. Diversidad de especies Figura 1 . Hongos degradadores de madera: a) S erpula himantioides, b) Spongipellis pachyodon, c) Stereum ostrea, d) S. subtomentosum, e) Trametes versicolor, f) Trichaptum abletinum, g) Xylobolus illudens. Fotos: Tañía Raymundo (a, d, e,f g), Ricardo Valenzuela (b), Elvira Agulrre-Acosta (c). 2C)2 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 1. Hongos que causan pudrición blanca Nombre científico Afecta Forma Especies afectadas En coniferas, en maderas duras y numerosas especies de otros géneros Phellinus spp. Postes de cercas 0 maderas almacenadas y húmedas En forma de repisa, resupinados 0 efuso reflejado Cryptoporus volvatus Reduce el precio de venta de la tracería derivada de saneamientos Presenta basidiomas globosos de tamaño variable Ataca abetos y pinos Trametes versicolor Es de los hongos que pudren madera más comunes en México Basidioma anual, resupinado, pileado-sésil, 0 efuso reflejado Encinos y árboles de madera dura, ya sea vivos 0 como madera en uso Trichaptum abietinum, T. b ¡forme y T. fusco-violaceum Afecta árboles que fueron dañados por el fuego, viento, etc., 0 bien por insectos descortezadores Basidioma anual, resupinado, pileado-sésil, 0 efuso reflejado Se presentan comúnmente en abetos y pinos Pycnoporus sanguineus Son causantes de pudrición en postes y construcciones rurales de madera no tratada Basidioma anual, pileado- sésil, adherido al sustrato, de color rojo Se encuentra sobre encino, sal ix, durazno, huizache, etc. Schizophyllum spp. Se presenta en ramas y troncos en descomposición Basidioma sésil, en forma de abanico Especies comunes en madera de angiospermas Stereum ostrea, 5. complicatum, 5. gausapatum, S. ochraceoflavum y S. subtomentosum Afectan postes y madera estructural que no esté preservada Basidiomas pileado sésiles de consistencia coriácea Principalmente de encinos Spongipellis pachyodon Afecta ramas y troncos de árboles vivos de encino Basidioma efuso-reflejado, simple 0 sobrepuesto Principalmente en encinos como saprofito 0 parásito Xylobolus illudens Sobre ramas de eucalipto y encino Basidiomas efuso-reflejado Sobre eucaliptos Fuente: Díaz-Moreno et al. 2005, Cibrián et al. 2007. y carbohidratos; la lignina queda como residuo de la madera podrida (Gibson y Salinas-Quinard 1985). La ma¬ dera adquiere una coloración de color café y una con¬ sistencia suave con fracturas que forman cubos. Como ejemplo de esto tenemos a Gloeophyllum mexicanus (que ataca pinos), G. sepiarium (ataca abetos), G. striatum (afecta maderas tropicales en uso); sus basidiomas apa¬ recen en la superficie de la madera de vigas, tablas, postes, etc.; son anuales o perennes, sésiles a ancha¬ mente adheridos, en forma de repisa y elongados a lo largo del sustrato, corchosos, aplanados. Píleo finamen¬ te tomentoso, el himenóforo con poros irregulares a dedaloides y ocasionalmente con algunas láminas. b) Especies de hongos que la causan Además de los mencionados anteriormente, hay otros hongos superficiales, y dentro de estos se pueden men¬ cionar mohos superficiales. Dentro del gran número de especies de estos hongos se pueden mencionar los gé¬ neros Alternaría, Cladosporium, Epicoccum, Gliocladium, Fusarium, Penicülium, Rhizopus y Trichoderma. Entre los hongos manchadores de albura de árboles recién corta¬ dos destacan Ceratocystis y Ophiostoma, y dentro de los hongos manchadores internos están Diplodia, Clados¬ porium y Torula. Diversidad de especies 293 c) De acuerdo a la zona del hospedero ATACADO De acuerdo con las partes del hospedero atacado, afec¬ tan principalmente el follaje, inflorescencia, la raíz y el tallo. CONTROL DE LAS PUDRICIONES Es imposible controlar las pudriciones y descomposicio¬ nes de la madera en el bosque, pero las pérdidas pue¬ den reducirse de la siguiente forma: 1. Mediante prácticas de manejo que disminuyan o eli¬ minen la posibilidad de que se introduzca el hongo en los árboles. 2. Llevando a cabo la tala y el entresacado de los árboles. 3. Cosechar árboles antes de que lleguen a la edad de susceptibilidad extrema a los hongos que pudren la madera (turno fitopatológico). La mayoría de los poliporáceos están restringidos a madera dura no viva en hospederos vivos y no invaden ni matan tejido vivo, por lo que se les considera hon¬ gos pudridores del duramen. Un pequeño número de estos son verdaderos patógenos y son capaces de inva¬ dir y matar el floema causando la muerte de los hospe¬ deros vivos. La actividad que tienen estos hongos en la natura¬ leza es considerada de gran importancia por el aporte de nutrimentos que brindan a los bosques. Por otro lado, las pérdidas económicas que ocasionan en el país y particularmente en Durango son significativas, por lo que se recomienda un manejo integrado de estas áreas boscosas. REFERENCIAS Agrios, J.N. 2005. Plant Phatology. Fifth Edition. Elsevier Academic Press. Cibrián, D„ D. Alvarado y S.E. García. 2007. Enfermedades forestales en México/Forest diseases in México. 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Estudio de Estado c Wmgos fitopatógenos Raúl Díaz Moreno • Elvira Aguirre Acosta • Ricardo Valenzuela • Tania Raymundo INTRODUCCIÓN Los hongos fitopatógenos son aquellos que viven a ex¬ pensas de las plantas, ya sea fuera o dentro de ellas, a veces como parásitos primarios y en otras ocasiones como secundarios u oportunistas, causando diversas en¬ fermedades (Agrios 2005). Algunos ejemplos de ellas se mencionan en los cuadros 1-4 (Díaz-Moreno et al. 2005, Cibrián et al 2007). La importancia de los hongos que causan enfermeda¬ des en el follaje se acentúa en los árboles desarrollados en plantaciones y áreas urbanas. En los bosques natu¬ rales son pocas las especies de hongos que causan en¬ fermedades de importancia económica. Los efectos negativos que ocasionan son la muerte del follaje, la pérdida de vigor y, por consecuencia, la predisposición al ataque de otros agentes. El término cancro1 se refiere a una enfermedad cau¬ sada por hongos que se desarrolla en el floema, el cam- bium y las primeras capas de xilema de árboles vivos, es decir, en troncos y ramas. Los hongos que causan cancros, en su mayoría, son parásitos débiles, y requie¬ ren que el hospedero se encuentre debilitado por fac¬ tores externos. Las enfermedades causadas por hongos que afectan a la raíz de los árboles son de gran importancia en am¬ bientes templados y tropicales, aunque en bosques na¬ turales su relevancia es menor. La detección de este tipo de patógenos es difícil y, a menudo, cuando se detecta la enfermedad es demasiado tarde para impedir la muer¬ te del árbol. En México se reconocen 571 especies de royas, ubi¬ cadas dentro de 48 géneros (apéndice 2). Todas son patógenos obligados de plantas vivas; algunas tienen gran importancia económica en la agricultura y la da¬ sonomía (Cibrián et al. 2007). Los ciclos de las royas son complejos; muchas especies requieren de dos hospede¬ 1 El cancro es una lesión necrótica en la corteza del tronco o raíz, a veces extendiéndose al xilema. ros no relacionados para completar un ciclo, aunque otras pueden hacerlo en un solo hospedero. Algunas afectan monocotiledóneas, otras coniferas y la mayoría angiospermas. La importancia de las royas como cau¬ santes de enfermedades forestales es grande. Entre las especies de mayor importancia en el estado se encuen¬ tra a la roya agalladora de conos de pino ( Cronartium conigenum), la roya esférica del pino-encino (C. quercuum quercuum), la roya estalactiforme (C. coleosporioides), la roya de las ramas de pino (C. arizonicum), la roya de las acículas de pino ( Coleosporium sp.), la roya de la picea ( Chrysomyxasp .), la roya de las hojas del sauce y álamo (Melampsora epitea) y la roya del cedro y junípero ( Gymnosporangium spp.). También se tienen enfermedades de marchitamien¬ to y pudrición como la ocasionada por Verticillium albo-atrum en eucalipto, encino y olmo. Existen pocos reportes en especies forestales, pero se ha detectado en vid, árboles frutales de manzano, durazno, nogal y aguacate, ocasionando los síntomas de marchitez en el follaje. En bosques naturales, principalmente con árbo¬ les viejos o después de severos problemas de incendios o falta de un manejo silvícola adecuado, existe una in¬ cidencia de pudrición de corazón. De las 271 especies xilófagas (apéndice 1), 78 son con¬ sideradas como patógenos de importancia forestal por Cibrián et al. (2007). Destacan, entre otras, Heterobasidion annosum, Fomitopsis pinícola, F. cajanderi, Armillaria mellea, A. ostoyae, Pseudoinonotus dryadeus, Ganoderma curtisii, Laetiporus sulphureus y Phaeolus schweinitzii como causantes de muerte de árboles de los bosques de encino, pino y coniferas de Durango, y tienen im¬ portancia forestal en las zonas templadas de México, Estados Unidos y Canadá. PÉRDIDAS ECONÓMICAS Para Durango no se tienen registros específicos acerca de las pérdidas económicas que ocasionan las diversas enfermedades en las plantas. Díaz-Moreno, R„ E. Aguirre-Acosta, R. Valenzuela y T. Raymundo. 2017. Hongos fitopatógenos. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 294-299. Diversidad de especies 295 Cuadro 1. Enfermedades del follaje Nombre científico Afecta Forma Especies afectadas Phaeocryptopus gaeumannii Causa daños severos en árboles de navidad Cuerpos fructíferos (seudotecios) en acículas verdes Tizón suizo en Pseudotsuga Elytroderma deformans Reduce el crecimiento y vigor y propicia la entrada de descortezadores Pueden formar el llamado síntoma de escoba de brujas Caída de acículas en pino Capnodium spp. Afectan la calidad estética de las plantas Presenta hifas oscuras que están inmersas en el líquido azucarado excretado por los insectos Fumagina de latifoliadas y coniferas Fuente: Díaz-Moreno et al. 2005, Cibrián et al. 2007. Cuadro 2. Enfermedades en ramas y troncos Nombre científico Afecta Forma Especies afectadas Atropellls pinícola En árboles susceptibles se presentan gran número de cancros y existe muerte de ramas, las cuales muestran follaje café rojizo al morir En la parte media del cancro se forman apotecios de color oscuro, casi negros Cancro en pino Botryosphaeria dothideae Provoca muerte de puntas y ramillas; los árboles grandes con infecciones en las ramas muertas son de color rojo en toda la copa Produce conidios en picnidios y en los cánceres se forman los seudotecios Cancro en arctostafilo, ciprés, fresno, eucalipto y encino Cryptosphaeria lignyota Causa la muerte de puntas y ramas de árboles establecidos en sitios con sequías prolongadas La superficie de la corteza es grisácea oscura; con una gran cantidad de peritecios individuales y con un poro evidente Cancro en álamo Fusarium circinatum Los árboles infectados muestran exudación de resina, en troncos, ramas 0 puntas Presenta microconidios típicos de forma oval, unicelulares y macroconidos alargados y curvos (forma típica de canoa 0 de hoz), de una a cuatro células Cancro resinoso en pino Cytospora chrysosperma Provoca agrietamientos en la corteza y formación de cancros en tronco y ramas Forma cirros de color rojo-naranja, naranja 0 amarillos, que parecen cabellos delgados, rizados, frágiles cuando secos y viscosos cuando húmedos Cancro en sauce y álamo Fuente: Díaz-Moreno et al. 2005, Cibrián et al. 2007. 2QÓ La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Diversidad de especies 2Q7 Figura 1. Hongos patógenos forestales: a-b) Armilíaria ostoyae, c-d) Cronartium conigenum fase espermogonial1 y ecial,2 e) C. conigenum fase uredial 3 f-g) Fomltopsis pinícola, h) Heterobasidion annosum, i-j) Inonotus fulvomelleus, k) Phaeolus schweinítzii, l-n) Phellinus laevigatus. Fotos: Tania Raymundo (a, b,f g, h), Ricardo Valenzuela (c, d, e, i, j, k, l, m, n). 1 Cuerpo fructífero de las royas en las que se forman los gametos. 2 Fase que lleva las eciosporas, las cuales son uno de los diferentes tipos de esporas que forman las royas. 3 Estructura fructífera de las royas en las que se forman las urediosporas, la cual es una espora binucleada. 2^8 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 3. Enfermedades de la raíz Nombre científico Afecta Forma Especies afectadas Armillaria mellea Hospederos vivos y muertos o en el suelo, cerca de madera 0 raíces enterradas Los basidiomas se identifican por sus píleos de color miel a amarillento Pudrición de raíz en pino, encino, abeto y Pseudotsuga Heterobasidion annosum En árboles jóvenes es capaz de ocasionar muerte rápida y en adultos reduce el crecimiento en diámetro y altura En la base de los árboles infectados se forman los basidiomas, los cuales son perennes, resupinados a efuso-reflejados Pudrición de raíz en pino, abeto y Pseudotsuga Ganoderma applanatum, G. curtisii G. lobatum Los árboles infectados tienen muerte descendente de la copa, la punta del árbol y de las ramas principales; el follaje es reducido, clorótico y caedizo Los basidiomas son estipitados lateralmente, en forma de riñón 0 flabeliformes, corchosos, cubiertos por una costra lisa, delgada, brillante, de color marrón amarillento, marrón anaranjado o marrón rojizo Pudrición de cuello de raíz de casuarina, cedro, olmo, pirul Phaeolus schweinitzii Causa pudrición del cuello de raíz en árboles vivos y crece sobre maderas muertas Los basidiomas pueden ser solitarios o gregarios, de forma circular, aterciopelados y hundidos en el centro, de color marrón rojizo Pudrición café del cuello de raíz de coniferas Inonotus dryadeus Pseudoinonotus dryadeus Causa con frecuencia la muerte de encinos rojos y blancos en bosques naturales Basidiomas anuales, pileado- sésiles, dimidiados en forma de repisa semicircular, solitarios a imbricados Pudrición de la raíz de encinos Phymatotrichum omnivorum Phymatotrichopsis omnívora Presenta un declinamiento descendente y marchitamiento de las ramas más altas. En la raíz se observa pudrición, la corteza se separa fácilmente y se presenta una necrosis vascular de color marrón rojizo A simple vista se puede observar sobre la corteza los cordones miceliares de color marrón claro a oscuro de apariencia afelpada Pudrición texana de la raíz con más de 2 300 especies de hospederos dicotiledóneas Fuente: Díaz-Moreno et al. 2005, Cibrián et al. 2007. Actualmente se han identificado más de 200 especies de plagas y enfermedades, de las cuales 50% pertene¬ cen a los insectos, 30% a enfermedades que causan ro¬ yas y pudriciones, y 20% causadas por plantas parásitas (SEMARNAP y UACH 1999). CONCLUSIONES El estado no cuenta con un documento en el que se tra¬ ten específicamente las enfermedades ocasionadas por hongos patógenos, por lo que es indispensable hacer un trabajo de este tipo, ya que el estado presenta una vocación eminentemente forestal y, en la parte suroes¬ te, agrícola. REFERENCIAS Agrios, J.N. 2005. Plant Pathology. Fifth Edition. Elsevier Academic Press. Cibrián, D., D. Alvarado y S.E. García. 2007. Enfermedades forestales en México/Forest diseases in México. Universidad Autónoma Chapingo/ conafor/semarnat, México; Forest Service usda, eua/nrcan Fo- rest Service, Canadá/Comisión Forestal de América del Norte/ cofan/fao. Chapingo. Díaz-Moreno, R, R. Valenzuela y J. Marmolejo. 2005. Flora micológi- ca de bosques de pino y pino-encino en Durango, México. Ciencia UANL 8: 262-269. semarnap y uach. Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Natura¬ les y Pesca y Universidad Autónoma Chapingo. 1999. Atlas forestal de México, semarnap/uach. México. Diversidad de especies 2QQ Cuadro 4. Pudrición en árboles vivos Nombre científico Afecta Forma Especies afectadas Phellinus pinl Es el hongo de mayor importancia como degradador del duramen de la madera de árboles vivos Los basidiomas en forma de repisa a ungulados, de hasta 1 5 cm de diámetro; son sésiles y perennes Pudrición del duramen en pino Phellinus tremulae Causa la pudrición del corazón de árboles jóvenes a maduros, reduciendo el crecimiento y causando su muerte El basidioma es perenne, pileado-sésil, semiungulado a semiefuso a efuso-reflejado, de consistencia leñosa Pudrición de la madera de chopo Phellinus badius Ph. everhartii, Ph. gilvus, Ph. hartigii, Ph. laevigatus y Ph. robustus Pudrición de corazón Basidiomas por lo general duros, leñosos, fibrosos, de colores canela a pardo Leguminosas, eucalipto, encino y abeto Inonotus circinatus 1. dryophilus 1. rheades, 1. farlowii, 1. munzii Todas las especies causan pudrición blanca en árboles vivos o madera muerta de coniferas y angiospermas Este género presenta basidiomas anuales, resupinados, efuso reflejados, sésiles o estipitados, solitarios o imbricados, de color amarillo a marrón rojizo Pino, encino, álamo, sauce y pirul Fomitopsis pinícola Se encuentra en la base de árboles vivos que tuvieron grandes lesiones en ésta; también es frecuente en tocones y troncos de árboles derribados El basidioma es de gran tamaño, perenne, pileado-sésil, aplanado a ungulado y de consistencia leñosa Pudrición de albura en abeto y pino Fomitopsis cajanderi La pudrición que causa en el centro de árboles vivos reduce el valor comercial de la madera Los basidiomas son sésiles a efuso reflejados, solitarios o imbricados. Margen entero, ondulado o lobulado, con líneas concéntricas de color oscuro, borde rosáceo cuando frescos Pudrición de cuello en seudotsuga y pino Coriolopsis gallica La madera con pudrición pierde su resistencia mecánica y ofrece alto grado de peligro para personas y bienes El basidioma es anual, pileado- sésil, semicircular o alargado, imbricado, de consistencia corchosa. Píleo densamente hirsuto, blanquecino a grisáceo Pudrición de sauce y chopo Fuente: Díaz-Moreno et al. 2005, Cibrián et al. 2007. Diversidad de especies 301 9Tom vascular Martha González Elizondo • M. Socorro González Elizondo - Irma Lorena López Enríquez • Jorge Alberto Tena Flores INTRODUCCIÓN Las plantas vasculares, también conocidas como traque- ofitas o plantas superiores, son los organismos más evo¬ lucionados del reino Plantae. La mayoría de las plantas terrestres son plantas vasculares. Las hierbas, arbustos y árboles que vemos por la ventanilla de un vehículo cuando hacemos recorridos por tierra a través de los diversos ecosistemas de nuestro país — desde los de¬ sérticos hasta los selváticos — son plantas vasculares, así como las que plantamos en parques y jardines, de las que obtenemos madera y fibra, y la mayoría de las que comemos. El reino Plantae incluye, además de las plantas su¬ periores, a un diverso conjunto de organismos que se conoce tradicionalmente como plantas inferiores y que incluye a todas las algas (unicelulares y pluricelulares; verdes, rojas, pardas, etc.; de agua dulce o marinas) y a las briofitas (musgos y otros organismos). Las plantas vasculares se diferencian de dichos organismos por po¬ seer tejidos conductores de nutrientes, agua y sales, los cuales además constituyen el origen de los tejidos de soporte de los que evolucionaron las raíces y los tallos característicos de las plantas superiores. En la figura 1 se esquematiza la posición de las plantas vasculares den¬ tro del reino Plantae, así como su clasificación general utilizando tanto los nombres tradicionales como los con¬ signados en las clasificaciones más recientes. Estas clasificaciones, basadas en relaciones evoluti¬ vas, indican la existencia de varios grupos y subgrupos naturales. Sin embargo, por fines prácticos en este ca¬ pítulo se dividen en dos grupos principales: 1. Pteridofitas y plantas afines (heléchos, equisetos, li¬ copodios, hepáticas); son las más primitivas, se repro¬ ducen por medio de esporas y en conjunto no pasan de 14 000 especies conocidas. 2. Espermatofitas o plantas con semilla; son el grupo más evolucionado y el más numeroso (270000 es¬ pecies conocidas). Se han diferenciado en gimnos- permas (semilla desnuda, no contenida en un fruto) y angiospermas (con flores y semillas contenidas en un fruto). El total de especies de gimnospermas que viven en la actualidad apenas sobrepasa las 800, entre las que destacan las Pinophytas (óoo especies), también cono¬ cidas como coniferas, ya que las semillas están conte¬ nidas en una estructura protectora llamada cono. Así, la inmensa mayoría de las plantas vasculares son an¬ giospermas, y de estas, la mayor parte corresponde a dos grupos principales: monocotiledóneas (con un solo cotiledón) y verdaderas dicotiledóneas (con dos cotile¬ dones). El resto, una pequeña parte de las angiospermas, no pertenece a ninguno de estos grupos; sin embargo, se han agrupado dentro de las dicotiledóneas. En esta si¬ tuación se encuentran las ninfas (Nymphaceae) (figura 2), las magnolias (Magnoliaceae), y las de la familia del aguacate y el laurel (Lauraceae), entre otras. En este trabajo se considera la clasificación de an¬ giospermas según Cronquist (1981), quien las llama en conjunto Magnoliophyta y las subdivide en dos clases: Liliopsida y Magnoliopsida, que se corresponden de ma¬ nera parcial con los grupos que tradicionalmente se han conocido como monocotiledóneas y dicotiledóneas, res¬ pectivamente (figura 1). DIVERSIDAD La flora de Durango conocida hasta la fecha incluye 4633 especies de plantas vasculares agrupadas en 196 fami¬ lias y 1 167 géneros (cuadro 1). Coincidiendo con la diver¬ sidad de los diferentes grupos en la flora mundial, en el estado las angiospermas (Magnoliopsida y Liliopsida) son el grupo de plantas vasculares mejor representados (89% de las familias y 95% de los géneros y las espe¬ cies), los heléchos y plantas similares (Pteridophyta y afines) representan menos de 9% de las familias y menos González-Elizondo, M„ M.S. González-Elizondo, EL. López-Enríquez y J.A. Tena-Flores. 2017. Flora vascular. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 301-317. 302 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado REINO PLANTAE r PTERIDOPHYTA Y PLANTAS AFINES ESPERMATOFITAS (PLANTAS CON SEMILLA) ú GIMNOSPERMAS (PINOPHYTA Y OTRAS) ANGIOSPERMAS (PINOPHYTA Y OTRAS) w \ _ _ J 1 6 i r LILIOPSIDA w J r ^ MAGNOLIOPSIDA (MONOCOTI LEDÓNEAS) v J (DICOTILEDÓNEAS Y OTRAS) 1 L J Figura 1 . Clasificación general del reino Plantae, destacando los cuatro grupos de plantas vasculares considerados en este trabajo. Fuente: elaboración propia. Figura 2. Ninfa ( Nymphaea gracilis, familia Nymphaeaceae). Planta tradicionalmente clasificada dentro de las dicotiledóneas; estudios recientes indican que en realidad pertenece a una línea evolutiva antigua, antes del surgimiento de las verdaderas dicotiledóneas. Foto: M Socorro González Elizondo. Diversidad de especies 303 Cuadro 1. Sinopsis de la flora del estado Grupo Familias Géneros Especies Taxa infraespecífica Pteridophyta y afines 17 44 177 22 Pinophyta 4 9 43 17 Magnoliopsida 142 890 3 532 603 Liliopsida 33 224 881 154 Total 196 1 167 4633 796 Fuente: González-Elizondo et ai 2012a. Cuadro 2. Representatividad de la flora de Durango en la flora de México Grupo Familias (%) Géneros (%) Especies (%) Pteridophyta y afines 34.70 34.60 17.20 Pinophyta 57.10 64.30 30.40 Magnoliopsida 71.40 42.00 19.90 Liliopsida 67.30 41.00 19.50 Total 64.50 41.60 19.80 Fuente: elaboración propia con base en González-Elizondo et al. 201 2 a y considerando 23424 especies para México según Villaseñor (2004). de 4% de los géneros y especies de la flora estatal; mien¬ tras que las gimnospermas (Pinophyta y afines) son el grupo con menor cantidad de especies (González- Elizondo et al. 2012a). A reserva de los recientes cambios nomenclaturales1 que modifican el número de taxa2 y con base en la última estimación de Villaseñor (2004) del número de plantas vasculares para el país (23424 especies), se encontró que la flora de Durango conocida hasta la actualidad incluye casi 20% de las especies y casi 42% de los géneros estimados para la flora de Mé¬ xico (cuadro 2). Estos porcentajes resultan bastante altos si se considera que el territorio del estado representa tan sólo 6.3% del total del territorio nacional (ciidir 2005). 1 Nomenclatura en biología, se refiere al conjunto de reglas que rigen la asignación de los nombres científicos a los organismos. 2 El término taxa se refiere a cualquier categoría usada en taxonomía (ciencia de la clasificación biológica), desde Reino hasta especie y subespecie. Cabe destacar el grupo de las Pinophytas y plantas afines, las cuales, aunque en términos de cantidad de es¬ pecies representan poco menos de 1% de la flora de Du¬ rango, incluyen casi dos terceras partes de los géneros y una tercera parte de las especies registradas para México, por lo que podría considerarse como el grupo mejor estudiado en la entidad (apéndice 3). Poco más de la tercera parte de la flora estatal (34.7%) corresponde a las tres familias botánicas que también han mostrado ser las más diversas de la flora del país. La familia de las compuestas (Asteraceae) in¬ cluye 17.9% del total de las especies (831) y es la que contiene mayor riqueza (185 géneros), como ocurre en general para México. Le siguen en importancia las le¬ guminosas (Fabaceae) y las gramíneas (Poaceae). De las 193 familias restantes destacan Orchidaceae, con 39 gé¬ neros y 136 especies, y Cactaceae, con 32 géneros y 139 especies. Cactaceae y Orchidaceae, junto con otras 304 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 3. Familias con 100 o más especies en la flora del estado Familia Géneros Especies Taxa infraespecífica Géneros (%) Especies (%) Asteraceae . „r ( Corrí positae) 831 182 15.70 17.90 Fabaceae (Leguminosae) 68 407 105 5.80 8.80 Poaceae 91 366 73 7.80 (Gramineae) 7.90 Cactaceae 32 139 42 2.70 3.00 Orchidaceae 39 136 3 3.30 2.90 Euphorbiaceae 16 130 17 1.40 2.80 Cyperaceae 1 6 122 17 1 .40 2.60 Lamiaceae (Labiatae) 20 107 9 1.70 2.30 Solanaceae 1 6 100 17 1 .40 2.20 Fuente: González Elizondo et al. 2014. cuatro familias (Cyperaceae, Euphorbiaceae, Lamiaceae y Solanaceae) en conjunto representan casi 16% de la flora de la entidad. Así, nueve familias, cada una con too o más especies, conforman poco más de 50% de la flora de la entidad (cuadro 3). En contraste, 121 familias (de 196) están representadas por 10 o menos especies; de estas, 39 se componen de una sola especie (apéndice 4). En los siguientes capítulos se hace una breve reseña del conocimiento actual sobre cada una de las cinco fa¬ milias principales de la flora de Durango Poaceae, Cype¬ raceae, Asteraceae, Orchidaceae, Cactaceae y Fabaceae. DISTRIBUCIÓN Las áreas de mayor diversidad vegetal en Durango se localizan en la Sierra Madre Occidental (smocc), de donde se registran 51% de las especies y 37% de los géneros. La smocc es un importante corredor biológico y al mismo tiempo una barrera (Bye y Soltis 1979, Bye 1995). Alberga a una gran cantidad de especies periféri¬ cas, que alcanzan su límite norte o sur de distribución en el estado. Otras son endémicas de la smocc, como Pinus cooperi (figura 3), Hydrangea seemannii (figura 4) y Parnassia townsendii, entre muchas más. En la zona árida y semiárida se distribuye 24%, tan¬ to de las especies como de los géneros; 5.5% de las es¬ pecies y 9% de los géneros son típicos del ecosistema intermedio entre el desierto y la sierra, como Ipomoea stans o Karinia mexicana; la región de las Quebradas (vertiente occidental de la smocc, con vegetación de tipo tropical), incluye 13% de las especies y 18% de los géneros, como Ficus spp. Guazuma ulmifolia, Plumería rubra, Ceiba acuminata, Amphipterygium adstringens ; 9.3% de los géneros y 5.4% de las especies presentan una distribución general o en dos o más ecosistemas; y 2% de los géneros y 1% de las especies son plantas escapadas de cultivo y naturalizadas. ENDEMISMO La situación biogeográfica intermedia de Durango re¬ sulta en un bajo porcentaje de endemismos estrictos (especies restringidas a los límites políticos de la enti¬ dad). Solamente 2.7% de la flora (126 especies) correspon¬ de a endemismos estrictos (apéndice 5). Sin embargo, el porcentaje de endemismos se incrementa (alrededor de 10%) si en lugar de considerar los límites políticos del estado se consideran los límites ecológicos y se incluyen las especies cuya distribución se restringe al territorio del estado y áreas aledañas en otras entidades federativas. La mayor concentración de endemismos se encuen¬ tra en la smocc, especialmente al sur de la entidad. Se Diversidad de especies 305 B Figura 3. Pino chino u ocote (Pinus cooperi). a) Bosque conformado por individuos de esta especie endémica de la Sierra Madre Occidental. Cuevecillas, San Dimas. b) Acercamiento a una de las ramillas. Fotos: M Socorro González Elizondo. 30ó La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado A B Figura 4. Hiedra o flor de mariposa ( Hydrangea seemannl). a) Especie de enredadera endémica de la Sierra Madre Occidental. Cascada de Mexiquillo, Pueblo Nuevo. b) Acercamiento de esta especie. Fotos: M Socorro González Elizondo (a) y Jorge Noriega Villa (b). pueden identificar tres áreas de concentración de ende- mismos en la smocc del estado: a) al oeste del estado y este de Sinaloa de donde se conocen, entre otras es¬ pecies, las microendémicas como Gentiana chazaroi (figura 5) y Tradescantia pygmaea-, b) extremo sur del es¬ tado y áreas adyacentes de Nayarit, Zacatecas y/o Jalis¬ co, de donde recientemente se descubrió una segunda población de Pinus maximartinezii (figura ó), (González- Elizondo et al. 2011a); y c) noroeste de Durango, suroes¬ te de Chihuahua y sureste de Sonora. Para la zona árida el nivel de endemismo es algo más bajo (si se consideran únicamente las especies res¬ tringidas a los límites del estado). El principal centro de endemismos de la parte seca son los lomeríos y cerros sobre la cuenca del río Nazas en donde destacan compuestas y cactáceas como Mammillaria guelzowiana (figura 7) y M. pennispinosa (figura 8). Otras áreas de interés son la sierra del Rosario y otras serranías del oriente de Durango, las cuales representan islas eco¬ lógicas en el Desierto Chihuahuense. Es importante mencionar a la sierra de Coneto, de donde se conoce la microendémica Mammillaria theresae (López-Enríquez et al. 2003), y en donde recientemente se ha descubierto un género nuevo para la ciencia: Megacorax (González- Elizondo et al. 2002; figura 9) y una especie de Dalea (Estrada-Castillón et al. 2011). Diversidad de especies 307 Figura 5. Gentiana chazaroi (Gentianaceae), especie microendémica conocida sólo de la región de Mexiquillo, Pueblo Nuevo. Foto: M Socorro González Elizondo. Figura 7. Biznaga ( Mammillaria guelzowiana). Especie endémica a la cuenca del río Nazas, Indé. Foto: Joanna Valenzuela Valadez. Figura 6. Pino azul ( Pinus maximartinezii, Pinaceae) en La Muralla, municipio de Mezquital. Especie con solamente dos poblaciones conocidas; una en Zacatecas y otra en Durango. Foto: M Socorro González Elizondo. Figura 8. Biznaga ( Mammillaria pennispinosa ssp. nazasensis ) en floración. Cuenca del río Nazas, Rodeo. Foto: Joanna Valenzuela Valadez. 308 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 9. Megacorax gracielanus en floración. Especie endémica de la sierra de Coneto. Foto: M Socorro González Elizondo. IMPORTANCIA ECOLÓGICA, ECONÓMICA Y CULTURAL A manera de ejemplo de la importancia ecológica que tiene la biodiversidad vegetal en la entidad se puede mencionar que muchas especies abundantes y/o domi¬ nantes en las diferentes asociaciones vegetales a través del estado son de alto valor ecológico por los servicios ambientales que prestan. Las especies de pinos ( Pinus spp.), encinos ( Quercus spp.), madroños ( Arbutus spp.) y otras especies arbó¬ reas que conforman los bosques templados de la enti¬ dad juegan un papel muy importante para la captación de agua, captura de carbono, como retenedoras de suelo, como integrantes importantes del hábitat de la fauna y de otras especies vegetales (servicios de resguardo); otras especies dominantes en otros tipos de vegetación juegan el mismo papel en la conformación del hábitat de especies vegetales de menor talla o menor abundancia. Así, los huizaches, chaparros y gatuños ( Acacia spp.), los mezquites ( Prosopis spp.), nopales ( Opuntia spp.) e infinidad de otras especies arbustivas y arbóreas en el matorral xerófilo desempeñan un importante papel en el mantenimiento de la biodiversidad del área. Las rela¬ ciones entre los organismos son complejas y no siem¬ Figura 1 0. Flores de Asclepias sp. con diversos insectos asociados. Foto: M Socorro González Elizondo. pre evidentes — un ejemplo de ello es la importancia de la asclepia ( Asclepia sp.) debido a que es una fuente importante de néctar para colibríes e insectos como abe¬ jas, mariposas, escarabajos y otros (figura ío) — , pero lo cierto es que cuando una especie disminuye su nú¬ mero o desaparece, también los organismos asociados se ven afectados, y ocurren los que se denominan efec¬ tos en cascada, ya que se desajusta la intrincada red del ecosistema. Los bosques de galería conformados en la enti¬ dad por especies tan familiares como los sabinos ( Taxodium ), los álamos ( Populus spp.), fresnos ( Fraxinus spp.) y sauces ( Salix spp.), además de su importante papel en la protección de riberas y con ello en el man¬ tenimiento de los caudales ecológicos, también juegan un significativo papel en la estructura vegetal de estos corredores biológicos; muchas especies de cyperáceas, que en algunos sitios dominan el paisaje en áreas más o menos extensas (humedales), y que a pesar de ello generalmente pasan desapercibidas a la vista incluso de observadores experimentados, juegan un importante papel en fitorremediación de suelos y de agua. Incluso especies que no son abundantes ni dominantes pueden jugar importantes papeles en los procesos ecosistémi- Diversidad de especies 309 Figura 11. Noa ( Agave victoriae-reginae) sobre escarpe en el cañón de Fernández. Especie catalogada en la NOM-059 como en peligro de extinción (P) e incluida en el Apéndice 11 de la cites. Foto: Lorenzo Reséndiz Rojas. eos (especies clave3) y aunque durante algunos años prevaleció la hipótesis de la existencia de especies re¬ dundantes,4 lo cierto es que se desconoce el papel que juegan la mayoría de las especies en los ecosistemas. Este desconocimiento proviene, en última instancia, de una falta de información sobre los aspectos más bási¬ cos de las mismas: su identidad precisa. Por lo tanto, resultaría irresponsable etiquetar a unas cuantas de las miles de especies conocidas para la entidad como de importancia ecológica y asumir que el resto, algunas que aún ni siquiera conocemos, no la tiene. En contraste, relativamente pocas especies tienen importancia económica. Ejemplo de ello son las espe¬ cies maderables sobre las que se sustenta la industria forestal, las forrajeras sobre las que descansa la gana¬ dería, y las etiquetadas como recursos forestales no maderables. Son muchas más las que tienen uso poten¬ cial a escala doméstica, como son las plantas utilizadas 3 Especies clave son aquellas que, independientemente de su tamaño y de su abundancia, afectan de manera directa o indirecta a las pobla¬ ciones de muchos otros organismos; y por ende, su desaparición pro¬ voca cambios drásticos en los ecosistemas de los que forman parte. 4 Especies redundantes: son especies secundarias que no desempeñan un papel exclusivo en los ecosistemas. Figura 12. Maguey pintillo ( Agave pintiíía ) especie endémica a una región con matorral xeróñlo en el municipio Mezquital. Foto: M Socorro González Elizondo. para autoconsumo; estas representan un enorme acer¬ vo de recursos genéticos poco conocidos y que están indisolublemente ligados con la cultura popular e in¬ dígena de cada región. SITUACIÓN Y ESTADO DE CONSERVACIÓN De la flora de Durango, solamente 79 taxa (81 espe¬ cies, una con dos subespecies) están incluidas en la NOM-059-SEMARNAT-2010 (apéndice ó). Esta cifra re¬ presenta aproximadamente 1.7% de la flora total; ade¬ más, 40% (32 taxa) de las plantas de la entidad listadas en dicha norma, son cactáceas: Mammillaria theresae y Echinocereus palmeri están catalogados como en peligro de extinción (semarnat 2010). En la Lista Roja de Es¬ pecies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (uicn 2014) se incluyen 270 taxa (apéndice 7). En los Apéndices 1 y 11 de la cites (Convención sobre el Comercio Internacional de Espe¬ cies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres) se inclu¬ yen todas las especies de las familias Orchidaceae y Cactaceae (las del género Ariocarpus se incluyen en el Apéndice 1), así como Agave victoriae-reginae (Agavaceae, figura 11), la caobilla ( Swietenia humilis, Meliaceae) y 3io La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 1 3. Bonete de obispo ( Astrophytum coahuilense ) en segundo plano y Opuntia rufida (nopal cegador) en primer plano. Sierra El Sarnoso, Lerdo. Foto: Martha González Elizondo. Figura 14. Zacate buffel ( Pennisetum ciliare). Planta invasiva en los matorrales. Foto: M Socorro González Elizondo. la palma de la virgen ( Dioon tomaséllii, Zamiaceae) (cites 2014). Es mucho lo que falta por conocer acerca del estado de conservación de las especies de la flora del estado. Por ejemplo, Mammillaria guelzowiana (figura 7), especie de distribución restringida y cuyas poblaciones parecen ser muy reducidas, estuvo catalogada en el Libro Rojo de datos de la uicn, en 2002, como en peligro crítico (ce); en 2014, a pesar de la falta de información de cam¬ po se cataloga como de preocupación menor (lc) y con poblaciones crecientes. Por otra parte, otras especies que no deberían estar incluidas lo están. En este segun¬ do caso se encuentran Quercus depressipes y Juniperus deppeana var. z acatecensis, la primera con la categoría dd (información no disponible) y la segunda como en peligro (en). Ambas son especies ampliamente distribui¬ das, conocidas de Texas, Chihuahua, Durango, Zacatecas y Jalisco. Por lo menos en Durango y Chihuahua, estas especies son muy abundantes y responden favorable¬ mente a disturbio del bosque, por lo que es convenien¬ te que se remuevan de la Lista Roja de la uicn. Por otra parte, existen especies que probablemente ameriten ser catalogadas con algún estatus de conservación que aún no han sido estudiadas. Entre ellas están especies de muy reciente descubrimiento como Agave pintilla (fi¬ gura 12) que restringe su área de distribución a una pequeña zona con matorral xerófilo con elementos tro¬ picales en el municipio de Mezquital en el sureste de Durango (González-Elizondo et al. 2011b); Astrophytum coahuilense (figura 13), del suroeste de Coahuila y nores¬ te de Durango; y Eleocharis tenarum, cuyo único hábitat conocido está sujeto a degradación por sobrepastoreo (González-Elizondo et al. 2009a). PRINCIPALES AMENAZAS Como en muchas otras regiones del planeta, en el es¬ tado la principal amenaza para las especies vegetales es el deterioro, fragmentación o desaparición de sus hábitats. El origen de estos procesos se encuentra prin¬ cipalmente en actividades humanas como el cambio de uso de suelo (para agricultura, ganadería, minería, cons¬ trucción de infraestructura) la deforestación y el pasto¬ reo extensivo sin control. Otras causas del deterioro y desaparición de hábitat, también relacionadas de mane¬ ra directa o indirecta con actividades humanas son los incendios, el cambio climático y las especies invasoras. Diversidad de especies 311 Figura 1 5. Zacate rosado ( Melinis repens ) al frente y jarilla ( Dodonaea viscosa ) detrás. Dos especies cuyas poblaciones están aumentando en áreas anteriormente ocupadas por pastizales y bosques bajos abiertos en la entidad. Foto: M Socorro González Elizondo. Entre estas últimas cabe mencionar la presencia de íó especies invasivas entre las que destacan gramíneas africanas como el zacate buffel ( Pennisetum ciliare ) (fi¬ gura 14) en los matorrales xerófilos y el zacate rosado (. Melinis repens ) (figura 15) en los pastizales, los cuales han modificado profundamente el paisaje (González- Elizondo et al. 2007a, González-Elizondo et al. 2009b). Las especies endémicas y con requerimientos ambien¬ tales muy específicos son las más vulnerables a desa¬ parecer por estos procesos. En Durango los ecosistemas con mayor riqueza y mayor concentración de endemismos — y por ende, los más vulnerables — son los bosques templados y semi- fríos de la smocc en donde los factores de disturbio se relacionan mayormente con las actividades forestales, los incendios y el pastoreo extensivo. También, los bos¬ ques bajos abiertos en la vertiente oriental de la smocc así como en los parteaguas entre cañadas más o menos profundas, particularmente en el sur de la entidad, tien¬ den a desaparecer como resultado del sobrepastoreo (figura íó) y por los incendios que acaban con el arbo¬ lado y favorecen el establecimiento de chaparrales se¬ cundarios de jarilla ( Dodonaea viscosa, figuras 15 y 17) y manzanita ( Arctostaphylos pungens ). Las especies de otra área de concentración de endemismos, la cuenca del río Nazas en la región Árida y Semiárida, están amenazadas también por el pastoreo extensivo, por las actividades mineras y por los cambios ambientales provocados por la construcción de presas. OPORTUNIDADES O ACCIONES DE CONSERVACIÓN En el presente capítulo se hace una breve sinopsis del conocimiento actual sobre la flora vascular del estado. La información aquí documentada proviene principal¬ mente de una revisión de la base de datos florísticos anexa al herbario del Centro Interdisciplinario de Inves¬ tigación para el Desarrollo Integral Regional (ciidir) (González-Elizondo et al. 2012a), el cual alberga una co¬ lección de plantas vasculares, principalmente de la smocc y del Desierto Chihuahuense, que a la fecha suma más de 55 mil especímenes. Dicha base de datos se actualiza continuamente con diversas fuentes: ingreso de nuevos especímenes al herbario ciidir (colectas en campo o inter¬ cambio), revisión de especímenes de grupos taxonómi¬ cos particulares en otros herbarios, actualizaciones de La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 16. Áreas degradadas por sobrepastoreo, anteriormente bosque bajo abierto de encino, a) Xoconoxtle, b) La Muralla, c) La Candelaria; municipio de Mezquital. Fotos: Martha González Elizondo. Diversidad de especies 313 Figura 1 7. Matorral secundario de jarilla, hierba de la cucaracha ( Dodonaea viscosa ) en donde anteriormente existía bosque bajo abierto de encino. Mesas de Xoconoxtle, municipio de Mezquital. Foto: Martha González Elizondo. nomenclaturales publicadas y registros de especies de plantas vasculares citados para la entidad en literatura científica. El inventario general aquí resumido dista mucho de ser completo. A pesar de los avances de las últimas tres décadas, en cada esfuerzo por estudiar grupos taxonó¬ micos particulares o la flora de áreas o de ambientes particulares en el estado, son descubiertas especies nue¬ vas para la ciencia o nuevos registros para la entidad. Varias especies arbóreas y arbustivas, comunes en la smocc, han sido descritas recientemente. Tan sólo en el caso de los madroños ( Arbutus , Ericaceae) tres de las seis especies arbóreas conocidas para la smocc se han descrito en las últimas tres décadas: A. tessellata (Soren- sen 1987); A. madrensis (figura 18; González-Elizondo y González-Elizondo 1992), y A. bicolor (figura 19; González- Elizondo et al. 2012b), además de la especie arbustiva A. occidentalis (figura 20; McVaugh y Rosatti 1978). En el caso de las coniferas (Pinaceae y Cupressa- ceae), grupo vegetal de gran importancia ecológica y económica en la entidad, y que por lo mismo podría pensarse que ya se conoce con precisión, también se siguen describiendo nuevos taxa, como dos varieda¬ des de Juniperus que fueron descritas recientemente: ]. blancoi var. huehuentensis (Adams et al. 200Ó) y ]. durangensis var. topiensis (Adams et al. 2012). Además de los descubrimientos de nuevos taxa, la localización de poblaciones de especies arbóreas en la entidad también es frecuente: Pinus maximartinezii (figura ó), especie que desde su descripción (Rzedowski 1964) había sido conocida solamente de una localidad en el estado de Zacatecas, fue descubierta y registrada re¬ cientemente para Durango (González-Elizondo et al. 2011a). Otro pino piñonero, Pinus pinceana, especie conocida previamente de unas pocas poblaciones en Coahuila, Zacatecas, San Luis Potosí, Querétaro e Hi¬ dalgo (Villarreal-Quintanilla et al. 2009), recientemen¬ te fue localizada en Durango en un área ubicada alrededor de 300 km al poniente de las poblaciones previamente conocidas (González-Elizondo et al 2012a). En un estudio florístico sobre los árboles y arbustos de una pequeña zona en el extremo sur del estado se registraron por primera vez seis especies leñosas para la entidad: palo mosca ( Lonchocarpus hermanii), uña de gato ( Mimosa acantholoba), sangre de toro ( Pterocarpus hayesii), manzanita ( Phyllanthus nobilis ), margarita ( Karwinskia latifolia ) y cola de iguana ( Byttneria aculeata) (Macías-Carrillo 2011). 314 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 18. Madroño, madroño roñoso ( Arbutus madrensis). Especie arbórea común en la smocc; se distingue por su corteza rugosa persistente hasta las últimas ramillas y sus hojas grandes. Foto: M Socorro González Elizondo. También en el caso de plantas herbáceas, y en oca¬ siones muy pequeñas, se siguen haciendo nuevos ha¬ llazgos. En un estudio florístico de los humedales del municipio de Durango se encontraron tres nuevos re¬ gistros para el estado y se descubrieron dos especies potencialmente nuevas para la ciencia (Heynes-Silerio 2012). En la familia de las gramíneas (Poaceae), cuyo estudio taxonómico ha sido abordado ampliamente por diversos autores, se siguen reportando especies nuevas para la ciencia. Para la entidad se pueden mencionar Muhlenbergia durangensis (Herrera-Arrieta 1987), M. michisensis (Herrera-Arrieta y Peterson 1992), Calamagrostis divaricata (Peterson et al. 2004), Trisetum durangense, T. martha-gonzaleziae (Finot-Saldías et al. 2004) y Poa matri-occidentalis subsp. matri-occidentalis (Peter¬ son et al. 2006). En un estudio sobre la flora de las áreas más altas de la smocc (Ruacho- González 2011) se regis¬ traron por primera vez para el área varias especies, entre ellas Galinsoga cf. semicalva, Micranthes mexicana y Muhlenbergia filiculmis; esta última es un nuevo re¬ gistro para México (Herrera-Arrieta et al. 2012). El estudio de la familia Cyperaceae ha llevado en los últimos años al descubrimiento o redescubrimiento de varias especies: Scirpus microcarpus, conocida previa¬ mente sólo para Baja California, recientemente fue en¬ contrado en la entidad (González-Elizondo et al. 2007b); Eleocharis reznicekii (González-Elizondo et al. 2007c), una planta localmente dominante pero presente en muy pocos sitios de Durango y en Zacatecas; E. tenarum, restringida a áreas inundables al sur del estado y en Zacatecas (González-Elizondo et al. 2009a); E. cryptica, una especie abundante localmente en bosque templado cerca de la capital (Saarela et al. 2010); Fuirena repens, que por más de un siglo se conoció únicamente de San Luis Potosí, y en 2008 Rosen et al. reportaron su redescubri¬ miento en Querétaro y Durango. Cabe destacar el descubrimiento reciente de un nuevo género, Megacorax, por González-Elizondo et al. (2002), en un grupo de plantas particularmente bien estudiado (familia Onagraceae), del cual no se había descrito un género en más de 100 años. La publicación de taxa nuevos para la ciencia con frecuencia se ha hecho años después de que se realizan las colectas. Por ejemplo, Agave pintilla (figura 12), es¬ pecie endémica de un área del sur del estado, se des¬ cribió en el año 2011 (González-Elizondo et al. 2011b), a pesar de que las primeras observaciones y colectas de esa especie se realizaron por lo menos dos décadas Diversidad de especies 315 Figura 19. Características flores rosas de madroño, madroño rojo (Arbutus bicolor). Especie arbórea ampliamente distribuida en la smocc y en el Eje Volcánico Transversal. Foto: M. Socorro González Elizondo. antes. Arbutus bicolor, especie arbórea importante en los bosques templados de la smocc, se describió muy recientemente (González-Elizondo et al. 2012b), aunque había sido detectada como especie diferente desde hace casi dos décadas. Dalea rupertii y D. conetensis (Estrada- Castillón et al. 2004, 2011) fueron descritas en años recien¬ tes con base en especímenes colectados años atrás. La demora en la publicación de nuevos taxa obede¬ ce, en última instancia, a la insuficiencia de recursos humanos y materiales dedicados a la taxonomía vege¬ tal en Durango. Los ejemplos anteriores dan cuenta de que se requie¬ re continuar los estudios florísticos y taxonómicos de los diferentes grupos que componen la flora del estado. De acuerdo a la representatividad de la flora del estado respecto a la de México (cuadro 2), el inventario del grupo de los heléchos (Pteridofita y afines) parece ser el menos completo y el de las coniferas (Pinophyta y afines) el más completo; sin embargo, como se mencio¬ nó en los ejemplos anteriores, aún en este último gru¬ po se siguen haciendo nuevos descubrimientos. De igual manera se pueden señalar algunos de los grandes ecosistemas del territorio de Durango como los menos explorados: los bosques templados y tropi¬ cales de la vertiente occidental de la smocc, particular¬ mente la parte sur de la región de las Quebradas; los matorrales y bosques de la cuenca del río San Pedro- Mezquital y los matorrales de la cuenca del río Nazas. Sin embargo, existen muchos otros ambientes, inmer¬ sos en las áreas relativamente mejor exploradas, que al ser estudiadas con mayor detalle revelan la presen¬ cia de una gran diversidad vegetal, como los humeda¬ les, la vegetación de cimas y la que se presenta sobre sustratos particulares. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES En la entidad se alberga más de 4 óoo especies de plan¬ tas vasculares (González-Elizondo et al. 2012a), casi una de cada cinco de las que se estiman para la flora de México. Esta riqueza vegetal se explica, en parte, por la gran diversidad ambiental de la entidad. Sin embargo, el conocimiento que se tiene acerca de la diversidad florística de Durango es aún muy fragmentario. Exis¬ ten muchas áreas poco exploradas, así como grupos taxonómicos y comunidades vegetales cuyo conoci¬ miento es aún muy pobre. El descubrimiento reciente de numerosas especies nuevas para la ciencia y la do¬ cumentación de nuevos registros en casi cualquier 3ió La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado estudio florístico que se realiza en la entidad dan cuen¬ ta de ello. La mayor importancia de la biodiversidad ra¬ dica en que esta es la base de los servicios ecológicos de los que depende nuestra existencia; adicionalmente, la biodiversidad es la fuente de múltiples bienes: me¬ dicina, alimento y materias primas diversas. Una situación que obliga a definir estrategias para ace¬ lerar el estudio de la flora es que en el estado — como en gran parte del país — la vegetación está sufriendo cambios acelerados. Las mayores amenazas apuntan hacia el pastoreo no regulado, el cambio de uso de sue¬ lo, las especies invasoras, los incendios, las obras de infraestructura relacionadas con el agua y la minería y el cambio climático. Para fundamentar planes de con¬ servación y manejo sostenible de la biodiversidad se requiere redoblar esfuerzos para realizar estudios taxo¬ nómicos que permitan tener un inventario más comple¬ to de sus componentes; sin embargo, para poder llevar a la práctica dichos planes son necesarios la educación ambiental, el combate a la pobreza y la conciliación de intereses entre los diferentes sectores de la población. REFERENCIAS Adams, R.P., M.S. González-Elizondo, M. González-Elizondo y E. Slinkman. 2006. dna fingerprinting and terpenoid analysis of Juniperus blancoi var. huehuentensis (Cupressaceae), a new subalpine variety from Du¬ rango, México. Biochemical Systematics and Ecology 34: 205-211. Adams, R.P., M.S. González-Elizondo y T.A. Zanoni. 2012. 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Una de las características más importantes y distintivas en la familia Poaceae es su fruto, formado por una semilla fusionada con el ovario y conocido como grano (figura 1). El endospermo del grano, además de ser rico en almidones, proteínas y cantidades significa¬ tivas de lípidos, contiene al embrión que se localiza en su porción basal. El embrión contiene altos niveles de proteínas, grasas y vitaminas (Peterson y Soreng 2007). DIVERSIDAD Las gramíneas constituyen a una de las familias de plan¬ tas más grandes del planeta. A nivel mundial, se calcu¬ la que está compuesta por alrededor de 700 géneros y 10000 especies (Clayton y Renvoize 1986), y ocupa el cuarto lugar después de las compuestas, las legumino¬ sas y las orquídeas (Lawrence 1951). Estados Unidos cuenta con una diversidad de 885 especies (Barkworth y Capéis 2000), Guatemala con 505 (Swallen y McClu- re 1955), Costa Rica con 487 (Pohl 1980) y Canadá con 287 (Barkworth y Capéis 2000). Para el caso de México, su posición geográfica loca¬ lizada en el área de contacto de las regiones Holártica y Neotropical, con una topografía rugosa, un clima va¬ riable y una geología diversa, forman un buen número de microhábitats y le confieren al país la posibilidad de tener una riqueza florística grande comparada con su extensión geográfica (Rzedowski 1978). Esta riqueza flo¬ rística se refleja perfectamente en la familia de las gra¬ míneas, que en México presenta cerca de 204 géneros y 1 182 especies (Dávila et al. 2006), cifras que la sitúan en el tercer lugar a nivel nacional, al superar en número a las orquídeas (Rzedowski 1978) y, a nivel mundial, co¬ locan a México por encima de los países mencionados. En el estado, aproximadamente 4.5% del territorio se encuentra cubierto por pastizales naturales (González- Elizondo et al. 2007). Cerca de 50% de los géneros y 30% de las especies de gramíneas distribuidas en México se han registrado en Durango, el equivalente a 97 géneros y 338 especies (Herrera-Arrieta 2001), cantidades que lo ubican dentro de los estados con mayor riqueza de pas¬ tos en el país (Herrera-Arrieta y Cortés-Ortiz 2009). Sin embargo, en estudios recientes se reporta un recuento actualizado de 91 géneros y 366 especies (Herrera-Arrie¬ ta 2014); la diferencia en el número de géneros reporta¬ dos en esta actualización obedece a cambios en los nombres hechos con base en estudios moleculares (apéndice 8). Durango también cuenta con una topografía rugosa, un clima y una geología variables y por lo tanto con un buen número de microhábitats, lo que le confiere una riqueza florística relativamente alta en comparación con otras entidades del país (cuadro 1). La diversidad florística de gramíneas en el estado sólo es superada por la de Veracruz, Jalisco, Puebla, Oaxaca y Chihuahua. Sin embargo, al considerar estu¬ dios florísticos que se desarrollan actualmente en otras entidades de riqueza florística reconocida, como Mi- choacán y Baja California, seguramente superarán en número de géneros y especies a Durango. DISTRIBUCIÓN De las plantas vasculares, la familia de las gramíneas es una de las más ampliamente distribuidas en el mun¬ do: desde los círculos polares hasta el ecuador, en las cumbres de las montañas y al nivel del mar (Hitchcock y Chase 1951). En México se les encuentra en casi todos los tipos de vegetación (excepto en los manglares). Hay Herrera Arrieta, Y. y SA. Heynes S. 2017. Los pastos o zacates (familia Poaceae o Gramineae). En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 319-326. 320 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 1. Acercamiento a espiga de pasto mijillo ( Echinochloa crusgalli ) mostrando los característicos granos, frutos de las gramíneas. Foto: M Socorro González Elizondo. gramíneas desde las selvas o bosques tropicales de cli¬ mas húmedos y calientes en bajas altitudes, hasta en los pastizales alpinos, pasando por bosques de conife¬ ras y mixtos de climas templados y fríos; desde áreas desérticas con diversos tipos de matorral de climas muy secos hasta ambientes acuáticos. En general, puede decirse que en los ambientes extremos mencionados, tanto el número de taxa como la producción de bioma- sa de las gramíneas no son los más abundantes o sig¬ nificativos. La mayor concentración de especies de pastos se encuentra en condiciones de altitud, tempera¬ tura y humedad moderada, es decir, ni tan cerca al ni¬ vel del mar, ni tan alto como está la vegetación alpina; ni en las áreas semidesérticas, ni en las selvas o bosques tropicales o en los ambientes acuáticos. Los pastizales mexicanos se caracterizan por ser comunidades deter¬ minadas esencialmente por la altitud, es decir, son de clímax climático, excepto por aquellos muy específi¬ cos de suelos salinos (calcáreos, sódicos o gipsófilos) (Rzedowski 1978). De los principales tipos de vegetación en el estado, la mayor diversidad de especies de pastos se concentra precisamente en los pastizales y también en los bos¬ ques templados, ya que en estas áreas se presentan Cuadro 1. Géneros y especies de gramíneas en varios estados de México Estado 0 región Número de géneros Número de especies Fuente Ver acruz 138 573 Mejía-Saulés y Valdés-Reyna 1 994 Jalisco 118 470 Dávila et al. 1 998 Puebla 118 427 Dávila et al. 1990 Oaxaca 113 367 Pacheco-Rivera y Dávila-Aranda 2004 Chihuahua 99 376 Herrera-Arrieta et al. en prep. Durango 91 366 Herrera-Arrieta 2014 Coahuila 96 312 López-Reséndiz 201 2 Zacatecas 91 284 Herrera-Arrieta et al. 2010 Diversidad de especies 321 Figura 2. Pelillo o liendrilla (Muhlenbergia flaviseta). Especie de pasto perenne, endémica de la Sierra Madre Occidental en Durango y Chihuahua, a) Vista general de la planta, b) Acercamiento a una espiga. Fotos: M Socorro González Elizondo. condiciones medias de altitud, temperatura y humedad. El menor número de especies se encuentra en la región de las Quebradas, situada a lo largo de los límites entre Durango y Sinaloa, donde domina el bosque tropical caducifolio; y en la región comprendida por matorrales áridos del noreste de la entidad que son parte (continuo) del Desierto Chihuahuense en el altiplano mexicano. Los pastizales, comunidades que se distribuyen en la región de los Valles, en la vertiente este o interior de la Sierra Madre Occidental (smocc), son zonas con precipitaciones entre 300 y 400 mm anuales, en altitu¬ des de 1 800 a 2 000 m aproximadamente. Es en este tipo de vegetación donde se encuentra la mayor varia¬ ción de pastos naturales, es decir de origen primario; aquí podemos encontrar la mayoría de las especies de Aristida, Bouteloua, Dactyloctenium, Digitaria, Elionurus, Hopia, y algunas especies de los géneros Muhlenbergia, Paspalum, Setaria, Urochloa y Zuloagaea. IMPORTANCIA ECOLÓGICA, ECONÓMICA Y CULTURAL Las gramíneas componen una de las familias de plantas con mayor importancia ecológica por su diversidad, por su característica capacidad de formar suelos y porque la mayoría de sus especies son elementos naturales de vegetaciones primarias, aunque también un pequeño porcentaje (de 5 a 8% estimado) ha desarrollado la ca¬ pacidad de dispersarse por el mundo y establecerse como adventicias en diversos hábitats (Herrera-Arrieta y Cortés-Ortiz 2009). Los pastizales de Durango revis¬ ten una gran importancia ecológica por formar parte del continuo de pastizales del suroeste de Estados Uni¬ dos y el noroeste de México, tratándose de comuni¬ dades vegetales cuyo origen y formación se remontan a cerca de 20 millones de años atrás (Bailey 2000). Los pastos ocupan el primer lugar en cuanto a im¬ portancia económica ya que pertenecen a esta familia cereales como el arroz, el trigo, el maíz y la caña de azúcar, que han sido base de la alimentación humana a lo largo de la historia. La avena, el centeno, el sorgo y el bambú proveen de materia prima para forraje en la producción de ganado. Además, el bambú fue utiliza¬ do ampliamente por las antiguas civilizaciones orienta¬ les para la construcción de casas y muebles. Asimismo, un número variado de especies es utilizado regionalmen¬ te en la elaboración de enseres domésticos y artesanías como canastos, escobas y adornos, así como especies ornamentales en jardines. 322 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado El área natural de pastizales más importante de la república mexicana se extiende a lo largo de la vertien¬ te oriental de la smo, a través de Durango. Es en esta región donde durante el siglo pasado fue posible llevar a cabo la cría de ganado vacuno al libre pastoreo para carne de calidad de exportación. SITUACIÓN Y ESTADO DE CONSERVACIÓN Si bien los pastos integran una de las familias más nu¬ merosas y de mayor distribución, algunos de ellos sólo se encuentran en zonas muy restringidas, por ejemplo Distichlis eludens, Muhlenbergia michisensis y M. subbiflora son especies endémicas del estado; Muhlenbergia durangensis, M. annua y M.flaviseta (figura 2) son en¬ démicas del bosque de pino en la smocc en Durango y Chihuahua, y Muhlenbergia reederorum es endémica del bosque tropical caducifolio de Durango y Jalisco (He- rrera-Arrieta y Cortés-Ortiz 2009). Existen gramíneas que son francamente escasas en la entidad, a menudo conocidas de una a pocas pobla¬ ciones, por lo que su permanencia parece estar amena¬ zada a causa del deterioro de sus hábitats (cuadro 2). Otras especies de pastos fueron colectadas en los alre¬ dedores del estado a finales del siglo xix y principios del xx, pero no se les ha encontrado en colectas recien¬ tes: Echinochloa crus-pavonis, Eragrostis viscosa, Koleria pyramidata, Muhlenbergia richardsonis, Panicum plenum, Tripsacum pilosum. Estos grupos de plantas endémicas, raras o escasas ameritan atención especial por su vulnerabilidad a la extinción; aunque no se mencionan en la NOM-059- semarnat-2010 ni en la Lista Roja de especies amena¬ zadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (uicn 2014), se les podría calificar como “muy frágiles o en peligro de extinción”. De las especies registradas en Durango, Tripsacum zopilotense es la úni¬ ca dentro de alguna de las categorías de riesgo en la NOM-059-SEMARNAT-2010 al ser considerada como “Suje¬ ta a protección especial”, y otras íó especies se encuentran reportadas con categoría de preocupación menor (LC) dentro de la Lista Roja de especies amenazadas (cuadro 3). Otras gramíneas que no se encontraban distribui¬ das de manera natural en Durango (especies exóticas) y que son de probable introducción reciente son: Anthoxanthum odoratum, Cenchrus echinatus, C. longisetus, Hyparrhenia rufa, Melinis repens (figura 3), y Mnesithea granularis. Estas plantas son generalmente originarias de África y Eurasia, y probablemente llegaron al país mezcladas con semillas de praderas cultivadas. PRINCIPALES AMENAZAS A pesar de que las especies de zacates “nativos” de los pastizales naturales de la entidad proporcionan susten¬ to a sistemas de explotación ganadera, en el estado las gramíneas son un grupo sometido a presiones excesi¬ vas. La sobreexplotación del recurso unido a factores ambientales como sequías prolongadas e incendios, la mano del hombre en la apertura de agostaderos para prácticas agrícolas y la introducción de zacates de menor calidad forrajera han afectado severamente a los pastos. Esto ha ocasionado que, a la vuelta de los años, de aque¬ llas grandes extensiones de pastizales naturales queden solamente pequeños montículos aislados con dominan¬ cia de pastos introducidos cuya calidad para el aprovecha¬ miento del ganado es inferior y que la presencia de plantas tóxicas que afecta los parámetros reproductivos en el ganado se incremente. La situación anterior de¬ manda una atención especial de protección, con el fin de preservar este recurso para generaciones futuras. OPORTUNIDADES O ACCIONES DE CONSERVACIÓN Se tienen diversos enfoques en el estudio de las gra¬ míneas de Durango, entre los que se encuentran las siguientes obras: una aportación florístico-ecológica relevante al conocimiento de los pastizales, realizada por Gentry (1957); un listado florístico de González et al (1991); un estudio de la flora de gramíneas de Herrera- Arrieta (2001), actualizado en Herrera-Arrieta (2014); y una guía de pastos de importancia ganadera de Herrera- Arrieta y Pámanes-García (2006). El estudio botánico más reciente de los pastos fue presentado en el libro de gramíneas, cuya contribución es histórico-florística. No obstante, hace falta puntua¬ lizar, de todas aquellas especies que se han reportado para el estado, cuáles todavía se encuentran en la región, rescatar su nombre común, cuál es su calidad forraje¬ ra reconocida/estimada, en qué época del año se les encuentra disponibles y su frecuencia y patrones de distribución. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES Las especies de gramíneas distribuidas en los pastiza¬ les son diferentes y de mayor calidad forrajera que aquellas que se encuentran en los bosques y matorra¬ les, lo que explica el motivo por el cual la actividad ganadera se ha venido desarrollando durante el último siglo sobre terrenos de pastizal. En el afán de conservar nuestros ecosistemas, existen tres grandes recomen¬ daciones que considerar: Diversidad de especies 323 Cuadro 2. Especies de gramíneas escasas o raras presentes en la entidad Vegetación Localización Nombre científico Bouteloua hirsuta var. glandulosa Elymus trachycaulus Glyceriafluitans Bosque de pino-encino Región oeste de la ciudad de Durango, parque El Tecuán o en áreas aledañas a El Salto, Pueblo Nuevo Muhíenbergia eludens M .filiformis M.fragllls M longiligula M pauciflora M. scoparia M subaristata Trisetumfilifolium var. aristatum T. virletü Tristachya laxa Torreyochloa pallida var. pauciflora Vulpia microstachys Bouteloua parryi Deschampsia flexuosa Dichanthelium sphaerocarpon Elymus elymoides Muhíenbergia brevivaginata Bosques de encino 0 Región de Súchil, Reserva de la Biosfera La Michilía y Mezquital M. eriophylla coniferas M. virletii Nassella tenuissima Pan ¡cu m decolorans P vaseyanum Paspalum crinitum Trisetum i razuense 324 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 2. Continuación Vegetación Localización Nombre científico Agrostis exarata Festuca breviglumis Bosque mixto de T 6 u c ’ ,r Tepehuanes y Santiago coniferas nK . J b Papasquiaro Oplismenus compositus Poa strictiramea Setaria liebmannii Aristida gibbosa Muhlenbergia brevifolia Bosque tropical Región de las Quebradas, Panicum stramineum caducifolio entre Tamazula y Canelas Paspalum conjugatum Rhipidocladum racemiflorum Schizachyrium scoparium var. neomexicanum Matorral Otatea fimbriata subtropical Kegion ue iviezquitai Setaria scheelei Bouteloua curtipendula var. curtipendula Matorral desértico Región al noreste de Durango B. ramosa Muhlenbergia microsperma Sporobolus macrospermus Muhlenbergia arenicola M. asperifolia Panicum alatum Pastizales y matorrales Zonas aledañas a poblaciones humanas Scleropogon brevifolius Sporobolus palmeri Tripogon spicatus Urochloa discifera Total 53 Fuente: Flerrera-Arrieta y Cortés-Ortiz 2009. Diversidad de especies 325 Cuadro 3. Especies de gramíneas presentes en la entidad reportadas bajo alguna categoría de conservación Nombre científico Categoría de conservación* Tripsacum zopi lo tense Pr Aristida appressa LC Aristida purpurea LC Arundo donax LC Cottea pappophoroides LC Echinochloa colona LC E. crusgalli LC Eleusine indica LC Glyceriafluitans LC Muhlenbergia arenicola LC Phragmites austral is LC Poa annua LC Polypogon monspeliensis LC Polypogon viridis LC Setaria parviflora LC Sporobolus coahuilensis LC Vulpia octoflora LC * Pr: Protección especial (NOM-059); LC: Preocupación menor (uicn). Fuente: semarnat 2010 y uicn 201 4. A Figura 3. Rosado ( Melinis repens), especie exótica proveniente de África, muy común en los ecosistemas de Durango. a) Vista general de varias plantas, b) Acercamiento a una espiga. Fotos: M Socorro González Elizondo. 32Ó La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado 1) Evitar en lo posible la subutilización que conlleva el uso de una comunidad en actividades primarias diferentes a las que le son apropiadas de forma na¬ tural. Tal es el caso en el que un bosque abierto (o clareado) para uso maderable se subutilice como área de pastoreo, propiciando el pisoteo y ramoneo de renuevos arbóreos y afectando directamente la reforestación natural del bosque. Otro ejemplo es el cambio del uso de terrenos con pastizales naturales para ser subutilizados en agricultura de temporal, terrenos cuya producción de cultivos se verá mer¬ mada en un plazo corto. 2) Evitar tangiblemente la introducción de praderas cultivadas, es decir, evitar introducir pastos africanos (u otros) que son comúnmente cultivados como forra¬ jes en los Estados Unidos (por ejemplo pasto rosado, zacate Johnson, buffel, rhodes, rye grass o ballico, entre otros) y que por recomendación de los ganade¬ ros norteamericanos se han comenzado a introducir en México. De praderas ya cultivadas en el sur de los Estados Unidos se han escapado las especies mencio¬ nadas (entre otras más) y han invadido los pastizales naturales del estado, lo que causa desplazamiento y pérdida de biodiversidad. 3) Evitar la sobrepoblación de ganado en el pastizal efectuando evaluaciones periódicas de la condición del mismo. REFERENCIAS Bailey, A.W. 2000. Future of températe natural grasslands in the nor- thern hemisphere. En: Grasses: systematics and evolution. Jacobs, S.W.L. y J. Everett (eds.). csiro Publishing, pp. 361-368. Barlcworth, M.E. y K.M. Capéis. 2000. Grasses in North America; a geographic perspective. En: Grasses: systematics and evolution. Jac¬ obs, S.W.L. y J. Everett (eds.). csiro Publishing, pp. 331-350. Clayton, W.D. y S.A. Renvoize. 1986. Genera Graminum: grasses of the world. Kew Bulletin Additional Series 13: 1-389. Dávila, P., P. Tenorio, E. Manrique et al. 1990. Listado florístico de las gramíneas de Puebla. 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Flora de Guatemala Part 11: Grasses of Guatemala. Fieldiana: Botany Vol. 24 Part 11. Chicago Natural History Museum. uicn Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. 2014. The iucn Red List of Threatened Species. Versión 2014.2. En: , última consulta: 15 de julio de 2014. Diversidad de especies 327 Las • ciperáceos l(familia Cyperaceae) Martha González Elizondo • Jorge Alberto Tena Flores DESCRIPCIÓN Las ciperáceas son plantas con aspecto de gramíneas. A simple vista, las especies de esta familia pasarían por zacates o pastos; sin embargo, a diferencia de estos que presentan tallos huecos con nodos manifiestos, por lo general las ciperáceas presentan tallos macizos o sóli¬ dos, sin nodos manifiestos; los tallos de las ciperáceas con frecuencia son triangulares en sección transversal, a veces prismáticos o comprimidos (aunque también las hay con tallo circular en sección transversal como las gramíneas); tienen hojas trísticas, es decir, se distribu¬ yen de forma espiralada sobre los tallos (a diferencia de las gramíneas que son dísticas, se distribuyen por pares sobre los tallos). Al igual que en la mayoría de las gramíneas, las ciperáceas son herbáceas (perennes o algunas veces anuales) y tienen flores muy peque- ñitas que carecen de perianto, es decir, la parte vistosa de las flores típicas (figura 1). DIVERSIDAD A nivel mundial Cyperaceae es la tercera familia más grande de monocotiledóneas, después de las familias Poaceae y Orchidiaceae, y se compone de cerca de 5500 especies organizadas en 109 géneros (Muasya et al. 2009). Para la flora de México se conocen 27 géneros y más de 450 especies (poco más de 8% de las especies cono¬ cidas a nivel mundial) (Diego-Pérez y González-Elizondo 2013). Sin embargo, estas cifras son preliminares pues se trata de un grupo de plantas que pocos botánicos mexicanos abordan dada la gran complejidad taxonó¬ mica, la escasez de especímenes botánicos depositados en colecciones y la aparente falta de importancia eco¬ nómica de sus especies. Para la flora de Durango se conocen íó géneros y 122 especies (61.5% de los géneros y 27.8% de las es¬ pecies conocidas para México). Los géneros Cyperus, Eleocharis y Carex representan más de dos terceras partes del total de ciperáceas en la entidad (cuadro 1; apéndice 9). DISTRIBUCIÓN Y ENDEMISMOS Es cosmopolita, y sus especies ocupan una gran diver¬ sidad de hábitats aunque son más comunes en ambien¬ tes húmedos como marismas, pantanos, ríos, estanques y bancos de arena (Tena-Flores 2012). Hasta la fecha se conocen cuatro especies endémicas para la entidad: Carex durangensis, Eleocharis cryptica, E. gonzaleziae y Rhynchospora durangensis. Adicionalmente, dos espe¬ cies de reciente descubrimiento: Eleocharis reznicekii y E. tenarum, se conocen en pocos sitios de Durango y Za¬ catecas (González-Elizondo et al. 2007, 2009). IMPORTANCIA ECOLÓGICA Y ECONÓMICA En la entidad, varias especies (principalmente de Scirpus, Eleocharis, Bulbostylis, Fimhristylis, Cyperus, Scleria, Schoenoplectus, Bolboschoenus y Karinia ) constituyen el elemento dominante de la vegetación acuática emer¬ gente y de otros sitios húmedos, ayudan a estabilizar y conservar el suelo y proveen hábitat y alimento a la fau¬ na silvestre, además de que presentan un alto potencial para procesos de fitorremediación (González-Elizondo et al. 2007, 2008, Tena-Flores 2012). La fitorremediación es un campo emergente con gran potencial para la remoción de metales pesados de suelos y aguas contaminadas; se basa en el uso de plan¬ tas, preferentemente nativas, que presentan alta capa¬ cidad para acumular esos metales y removerlos de los suelos y aguas. Entre los géneros de ciperáceas con potencial para fitorremediación destacan Eleocharis (fi¬ gura 2; Flores-Tavizón et al. 2003, González-Elizondo y Reznicek 2005) y Schoenoplectus (figura 3; Tena-Flores 2012). Ambos son géneros cosmopolitas que se en¬ cuentran bien representados en México. González-Elizondo, M. y J.A. Tena-Flores. 2017. Las ciperáceas (familia Cyperaceae). En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 327-330. 328 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 1. Tulillo (Cyperus seslerioides s.l.), mostrando las flores dispuestas en espiguillas formando una cabezuela. Foto: M Socorro González Elizondo. Cuadro 1. Número de especies por género de la familia Cyperaceae Géneros Especies Infraespecies Taxa Cyperus 37 7 41 Eleocharis 25 0 25 Carex 23 3 23 Rhynchospora 7 1 7 Fimbristylis 4 0 4 Bulbostylis 4 0 4 Pycreus 4 1 4 Schoenoplectus 4 1 4 Scleria 4 0 4 Fuirena 3 3 4 Lipocarpha 2 0 2 Abildgaardia 1 0 1 Bolboschoenus 1 1 1 Karinia 1 0 1 Kyllinga 1 0 1 Scirpus 1 0 1 Total 122 17 127 Fuente: González-Elizondo et al. 2014. Diversidad de especies 329 Figura 2. Vegetación acuática en donde domina el tulillo (Eleocharis yecorensis). Foto: M Socorro González Ellzondo. Las ciperáceas han sido aprovechadas por el ser hu¬ mano desde tiempos remotos con diversos fines. Ludlow- Wiechers y Diego-Pérez (2002) hacen una reseña de la importancia económica y cultural de estas plantas y señalan que en México su uso fue extensivo en la épo¬ ca prehispánica. Los usos múltiples mencionados por dichos autores van desde la elaboración de papel por los egipcios utilizando el papiro ( Cyperus papyrus ); el con¬ sumo de los tubérculos de la chufa (C. esculentus ) y algunas otras especies; el uso forrajero de diversas es¬ pecies de los géneros Eleocharis, Cyperus, Rhynchospora y Carex, que son bastante resistentes al pisoteo; la uti¬ lización de algunas especies en medicina tradicional y para elaboración de artesanías. Este último uso es el más conocido actualmente. González-Elizondo et al. 2007, señalan que diversas especies, conocidas popularmente como “tule”, se utilizan para la elaboración de artesanías y para la fabricación de cestas, petates y asientos de sillas. Particularmente en Durango, se tienen registros del uso de C. esculentus, planta conocida con los nombres vernáculos de coqui- 11o y tirik sai (lengua tepehuana), como comestible, y junto con C. manimae como medicinal (para prevenir la caída de cabello); con las hojas de Scleria bourgeaui se prepara una infusión que se toma como agua de uso; Figura 3. Vegetación acuática en donde domina el tule ( Schoenoplectus colifornicus). Foto: M Socorro González Ellzondo. Cyperus sp. y C. odoratus son mencionadas como forra¬ jeras (González-Elizondo et al. 2014). En cuanto a su situación y estado de conservación, ninguna ciperácea de Durango ha sido catalogada en las listas oficiales de especies con estatus de conserva¬ ción, a pesar de su riqueza de especies, y de que algu¬ nas de ellas parecen ser bastante raras. PRINCIPALES AMENAZAS Dada su relación con ambientes húmedos, la principal amenaza para muchas poblaciones de estas plantas es la desaparición o modificación de sus hábitats como re¬ sultado de procesos naturales y por actividades humanas relacionadas con el manejo del agua que alteran el ré¬ gimen hídrico, particularmente la duración y frecuencia de las inundaciones en los sitios en donde estas plantas crecen. La falta de conciencia acerca del valor ambiental de los humedales, aunada a conflictos de interés, resulta en la destrucción o drástica modificación de los mismos por prácticas de drenado, relleno, construcción de bor¬ dos, presas y otro tipo de infraestructura. Las áreas inundables al sur de Durango y en Zacatecas están su¬ jetas a degradación por efecto del sobrepastoreo, lo que amenaza la biodiversidad aún desconocida de dichos humedales, hábitat de Eleocharis tenarum, una especie 330 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado de reciente descubrimiento que tiene una distribución restringida a manchones en sitios abiertos y arenosos en esta área (González-Elizondo et al. 2009). OPORTUNIDADES O ACCIONES DE CONSERVACIÓN La conservación de la biodiversidad depende en gran medida de la conservación de los hábitats naturales. El área de los humedales del Valle del Guadiana fue iden¬ tificada como la principal área prioritaria para la con¬ servación de los ecosistemas y la biodiversidad en el municipio de Durango (semarnat 2013); dos áreas del estado se cuentan entre los humedales mexicanos de importancia internacional (sitios Ramsar): laguna de San- tiaguillo y Parque Estatal Cañón de Fernández. Asimis¬ mo se tiene conocimiento de que algunos propietarios de áreas inundables han optado por el establecimiento de uma (unidades de manejo para la conservación de la vida silvestre). Estos factores favorecen de manera indirecta la con¬ servación de las ciperáceas en el estado. Sin embargo, se requieren acciones directas para la conservación de los hábitats de estas plantas a través de los diversos eco¬ sistemas del estado, por ejemplo, la regulación del pas¬ toreo, manejo sustentable del agua y la aplicación de la normatividad para cambios de uso del suelo. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES Las ciperáceas constituyen uno de los grupos de plantas más diversos de Durango. Son también un valioso capi¬ tal natural por los servicios ambientales que prestan en fitorremediación, control de erosión, regulación del flu¬ jo hídrico y por ser importantes elementos del hábitat de muchas especies de fauna silvestre. Sin embargo, su conocimiento es aún fragmentario, por lo que se requie¬ ren estudios taxonómicos y ecológicos, particularmente de las áreas de humedales temporales y permanentes a través de los diferentes ecosistemas del estado. REFERENCIAS Diego-Pérez, N. y M.S. González Elizondo. 2013. Cyperaceae. 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Base de datos florísticos del estado de Durango. MS Access - Herbario ciidir ipn, Durango. González-Elizondo, M.S., M. González-Elizondo, J.A. Tena-Flores et al. 2008. Sinopsis de Scirpus s.l. (Cyperaceae) para México. Acta Bo¬ tánica Mexicana 82: 15-41. González-Elizondo, M.S., M. González-Elizondo y J.A. Tena-Flores. 2009. Eleocharis tenarum (Cyperaceae), a new species from Duran¬ go and Zacatecas, México. Novon 19(2): 164-167. Ludlow-Wiechers, B. y N. Diego-Pérez. 2002. Utilidad e importancia histórica de las Cyperaceae. Etnobiología 2: 90-102. Muasya A.M., D.A. Simpson, G.A. Verboom et al. 2009. Phylogeny of Cyperaceae based on dna sequence data: current progress and future prospects. The Botánico! Review 75:2-21. semarnat. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. 2013. Programa de ordenamiento ecológico del territorio del municipio de Durango. Periódico Oficial del Gobierno del estado de Durango. No. IM10-0008; tomo ccxxviii. Durango, jueves 19 de septiembre de 2013, pp. 2-171. Tena-Flores, J.A. 2012. Estudio citogenético de especies de los géneros Eleocharis y Schoenoplectus (Cyperaceae). Tesis de doctorado en ciencias en biotecnología, ipn/ciidir Durango. Diversidad de especies 331 Los • * # * • • j girasoles , dalias y margaritas (familia Asteraceae o Compositae) M. Socorro González Elizondo • Martha González Elizondo - Irma Lorena López Enríquez - David Ramírez Noya • José Luis Villaseñor Ríos DESCRIPCIÓN Entre las plantas más conocidas en México, muchas per¬ tenecen a la familia Asteraceae, también conocida como Compositae o, más coloquialmente, como familia de las compuestas. ¿Quién no conoce los girasoles, las margaritas, las dalias o la flor de manzanilla? Estas plan¬ tas se caracterizan por tener las flores organizadas en un conjunto o inflorescencia compuesta, a la cual se le deno¬ mina capítulo, rodeada de una o más filas de hojas llama¬ das brácteas (involucro) que protegen la inflorescencia. Estos capítulos dan la apariencia de ser una flor indi¬ vidual. Por ejemplo, una “flor” de margarita o de mirasol, en realidad es un grupo de flores en el que las estructu¬ ras que parecen pétalos son más bien flores con lígulas (estructura en forma de lengüeta), mientras que el centro amarillo está formado por muchas pequeñas flores tubu¬ lares (en forma de tubito, figura 1). También hay inflores¬ cencias compuestas únicamente por flores tubulares, como las de los borreguitos ( Stevia spp., figura 2) y los gordolobos (. Pseudognaphalium spp.), o únicamente por flores liguladas, como la del diente de león ( Taraxacum ofidnalé). Dado que las verdaderas flores de las compues¬ tas son tan pequeñas, los frutos también son muy peque¬ ños. Los frutitos son secos y se conocen con el nombre técnico de aquenios o cipselas; usualmente presentan un vilano el cual representa una reducción de los sépalos de la flor y que puede ser de cerdas, aristas o escamas. La mayoría de las especies de Asteraceae son herbᬠceas (anuales, bianuales o perennes), aunque también hay muchas subarbustivas o arbustivas e incluso algu¬ nas que son árboles. Sus hojas varían mucho en forma, tamaño y disposición (alternas, opuestas o en roseta basal) y pueden ser simples, lobadas o divididas. DIVERSIDAD Asteraceae es la familia de plantas más grande del mundo en cuanto a número de especies, de las que se conocen unas 24000 y se estima que existen alrededor de 30000, distribuidas en a íóoo a 1700 géneros. Estas ci¬ fras representan aproximadamente 10% de la flora vas¬ cular que se estima para el planeta (Funk et al. 2009). En México, es la familia de plantas con mayor riqueza de géneros y de especies (Rzedowski 1972, 1991, Villa- señor 2003, Villaseñor et al. 2007), representando alre¬ dedor de 13.5% de su flora (Villaseñor 2003, Suárez-Mota y Villaseñor 2011). Se reconocen 423 géneros y entre 3297 (Panero y Villaseñor 2008) y 3 354 especies (Vi¬ llaseñor et al. 2004) de compuestas para el país. La tendencia de alta representatividad de compues¬ tas en la flora es particularmente acentuada para Du- rango, donde Asteraceae es la familia de plantas más diversificada (González-Elizondo et al. 1991, 2014), y su proporción en la flora del estado supera 13.5% del total de la flora de México estimado por Villaseñor (2003). Con 831 especies pertenecientes a 185 géneros (apén¬ dice 10, figura 3), las compuestas representan 17.9% de las especies y 15.8% de los géneros de fanerógamas de la entidad. Y si se consideran solamente las dicotiledó¬ neas, la proporción de compuestas se eleva hasta casi la cuarta parte (23.5%). El total de especies y taxa infraespecíficos de com¬ puestas registradas para Durango se eleva a 892, supe¬ rando así a Jalisco (831 taxa) y siendo apenas superado por Oaxaca (897 taxa) (Villaseñor et al. 2004). En un estudio para Zacatecas y estados colindantes, Balleza y Villaseñor (2002) calcularon la diversidad relativa (re¬ lación número de especies/logaritmo de la superficie) de Asteraceae y reportaron una alta diversidad para Du¬ rango. De acuerdo con los datos del presente trabajo, la entidad presenta mayor riqueza de taxa de Asteraceae que el resto de los estados con excepción de Oaxaca. El listado de las especies de Asteraceae presentes en forma silvestre o naturalizada en el estado (apéndice 10) es el resultado de una revisión de la base de datos González-Elizondo, M.S., M. González-Elizondo, I.L. López-Enríquez, D. Ramírez-Noya y J.L. Villaseñor. 2017. Los girasoles, dalias y margaritas (familia Asteraceae o Compositae). En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 331-338. 332 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 1. Flor de mirasol ( Cosmos bipinnatus). Foto: M Socorro González Elizondo. anexa al Herbario ciidir (González-Elizondo et al. 2014), en la cual se incluyen registros de colectas botánicas ahí depositadas, registros de especímenes depositados en otros herbarios, y registros basados en literatura florístico-taxonómica (McVaugh 1984, Ramírez-Noya 2001, González-Elizondo et al. 1991, 2007). Para la cla¬ sificación en subfamilias y tribus se sigue a Funk et al. (2009). En las clasificaciones propuestas por Panero y Funk (2002, 2008) y por Funk y colaboradores (2009) para la familia, se reconocen 12 subfamilias y 40 a 43 tribus cuya delimitación es aún tentativa. De éstas, en Duran¬ go están representadas cinco subfamilias y 21 tribus. La subfamilia Asteroideae es, con mucho, la más amplia¬ mente representada, con 14 tribus. Entre las tribus des¬ tacan Heliantheae, Eupatorieae y Astereae (cuadro 1), en un patrón similar al reportado para las compuestas de Zacatecas por Balleza y Villaseñor (2002), mientras que entre los géneros más ricos en especies están Ageratina (46), Stevia (39), Verbesina (34), Erigeron (34) y Brickellia (31); por otra parte, 72 géneros están representados por una sola especie. Figura 2. Borreguitos ( Stevia serrata). Foto: M Socorro González Elizondo. DISTRIBUCIÓN La familia es casi cosmopolita, ya que existen especies en todo el mundo, con excepción de la Antártida. Se dis¬ tribuyen en casi todos los tipos de hábitat, desde el nivel del mar hasta el límite altitudinal de la vegetación, aun¬ que son más comunes en ecosistemas de montaña y en regiones áridas y semiáridas (Funk et al. 2009). IMPORTANCIA ECOLÓGICA, ECONÓMICA Y CULTURAL La mayor importancia de las especies de compuestas ra¬ dica en su amplia representatividad como componentes de prácticamente todos los tipos de vegetación. En Duran¬ go, las compuestas son, junto con las gramíneas o zaca¬ tes, las herbáceas más abundantes en los pastizales, los matorrales xerófilos y los bosques de pino y encino (Gon¬ zález-Elizondo et al. 2007, 2012, 2014). Incluso en los si¬ tios con las mayores altitudes en el estado, las compuestas representan casi la cuarta parte de la diversidad de plan¬ tas vasculares (Ruacho- González et al. 2013). En todos esos sitios, las compuestas cubren y retienen el suelo y favorecen el ciclo de nutrientes y la captación de agua. Diversidad de especies 333 Muchas compuestas resultan favorecidas por efecto de la perturbación en las comunidades vegetales y llegan a ser abundantes en áreas de disturbio. Un número con¬ siderable presenta un marcado comportamiento arven- se, esto es, como malezas de cultivos y jardines o como ruderales en los caminos (Medina-Lemos y Villaseñor- Ríos 2010). Algunas especies arvenses y ruderales son las aceitillas ( Bidens spp.), las amargosas o artemisas (. Parthenium spp.) y los girasoles ( Helianthus spp., Tithonia tubiformis ); otras son malezas o plantas tóxicas para el hombre y el ganado como la escobilla ( Gutierrezia microcephala ) y la tostona ( Baileya multiradiata ); y al¬ gunas causan alergias (Del Vitto y Petenatti 2009) pero, en general, la familia incluye plantas de gran valor etno- botánico y ambiental. En cuanto a sus usos, destacan las plantas medicina¬ les, comestibles, ornamentales e industriales. Muchas son fuente de aceites (como el girasol y el cártamo), forraje, miel y polen, edulcorantes (como la Stevia), es¬ pecias, colorantes, insecticidas, caucho, madera, leña o celulosa (Del Vitto y Petenatti 2009); la flor de muerto o cempasúchil ( Tagetes erecta ) se usa en México en ador¬ nos de celebraciones fúnebres desde hace mucho tiempo. De los usos que la población da a las compuestas en Durango, destaca el medicinal: de las cerca de 800 es¬ pecies de plantas en el estado para las que se reporta algún uso medicinal, 1Ó1 son compuestas (González- Elizondo et al. 2004), entre las cuales se incluyen árnicas, estafiates y gordolobos.1 SITUACIÓN Y ESTADO DE CONSERVACIÓN Muchas especies de compuestas son ruderales y abun¬ dantes en áreas de disturbio. Sin embargo, en su ma¬ yoría son de distribución muy restringida (endémicas), especialmente en regiones montañosas, y algunas se encuentran en peligro de extinción debido a la intensa transformación de sus hábitats (Villaseñor et al. 1998, Panero y Crozier 2012). En México, además de ser la fa¬ milia más diversificada, destaca también por su alta pro¬ porción de endemismos, ya que poco más de la mitad de sus especies son endémicas del país (Tumer y Nesom 1993, Villaseñor 1993, 2003). Para Coahuila, Villarreal- Quintanilla et al. (1996) calculan en 12% el endemismo de especies de compuestas, incluyendo áreas de esta¬ dos adyacentes. 1 Para mayor información, consultar la sección Usos tradicionales y convencionales, incluida en esta obra. Cuadro 1 . Tribus de la subfamilia Asteroideae con más de 40 especies en el estado Tribu Número de géneros Número de especies Fleliantheae 57 201 Eupatorieae 21 162 Astereae 29 128 Tageteae 11 60 Senecioneae 8 52 Millerieae 13 51 Coreopsideae 8 50 Fuente: González-Elizondo et al. 2014. En Durango se conocen dos géneros de compuestas endémicos: Trichocoryne y Urbinella, y uno casi endémi¬ co, Henricksonia. Los tres son monotípicos (constan so¬ lamente de una especie). En cuanto a especies, 29 son endémicas a la entidad y otras 48 comparten la distribu¬ ción con pequeñas áreas de estados adyacentes (cuadro 2) (Villarreal-Quintanilla et al. 1996, Villarreal-Quintanilla y Encina-Domínguez 2005, González-Elizondo et al. 2000, 2010, 2014). Rzedowsld (1972) ha hecho notar la alta concentración de endemismos de compuestas en el Desierto Chihuahuense; aún más notoria es la repre¬ sentación de endemismos de compuestas en la Sierra Madre Occidental (smocc), de donde se conocen 25 especies de distribución restringida a Durango (cuadro 2). A pesar de la amplia diversidad de la familia y del gran número de endemismos que incluye, únicamente dos especies se enlistan en la NOM-059-SEMARNAT-2010: Dahlia scapigera, sujeta a protección especial (Pr), y Zinnia violácea, amenazada (A) (cuadro 2). PRINCIPALES AMENAZAS Al igual que ocurre con otros grupos botánicos, muchas especies de compuestas se encuentran amenazadas por la desaparición o fragmentación de sus hábitats. Las especies endémicas a ecosistemas templados y semi- fríos en la smo (cuadro 2) son las que presentan mayor vulnerabilidad, particularmente debido a deforestación, cambio de uso del suelo y cambio climático. 334 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado A B E F Figura 3. Diversidad de asteráceas: a) Tostonas ( Baileya multlrradlata), tóxica para el ganado, b) Palomitas ( Zinnla acerosa), c) Dyssodia pinnata, d) Hierba del venado (Nicolletia edwarsii), e) Ojo de chanate, ojo de tordo (Sanvitalia procumbens ), f) Clrsium durangense, g) Cempoalillo ( Tagetes lunulata), h) Yerbanís ( Tagetes lucida), i) Borreguitos ( Stevia serrata), j) Jicama ( Dahlla sp.), k) Pippenalia delphlnlfolla, I) Ocholillo ( Montanoa sp.). Fotos: M. Socorro González Elizondo. Diversidad de especies 336 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 2. Especies de compuestas endémicas en el estado y su categoría de acuerdo con la NOM-059 Nombre científico Tipo de endemismo Flourensia ilicifoHa ZA Flourensia pulcherrima ZA Flyriella parryi SMOCC Galinsoga crozierae DgO SMOCC Galinsoga durangensis SMOCC Guardiola argüía SMOCC Gutierrezia alamanü SMOCC Flelianthella durangensis DgO SMOCC Flenricksonia mexicana ZA Flofmeisteria gayíeana SMOCC Fiydropectis aquatica SMOCC Flymenostephium superaxilíare SMOCC Flymenothrix palmeri SMOCC Leibnitzia occimadrensis SMOCC Oritrophium durangense DgO SMO Packera umbraculifera SMOCC Pectis incisifolia ZA Perymenium pringlei SMOCC Psacalium cronquistiorum DgO SMOCC Psacaíium globosum SMOCC Ratibida mexicana SMOCC Roldana pennellii SMOCC Senecio billieturneri DgO SMOCC Senecio durangensis SMOCC Senecio lasiocaulon DgO SMOCC Senecio sandersiana DgO SMOCC Stevia anadenotricha SMOCC Stevia palmeri SMOCC Stevia pelophila DgO SMOCC Stevia scabrella SMOCC Stevia scabrelloides SMOCC Nombre científico Tipo de endemismo Acourtia wislizenii SMOCC Ageratina bobjansenii DgO SMOCC Ageratina cronquistii DgO SMOCC Ageratina gonzalezorum DgO SMOCC Ageratina grashojfii SMOCC Ageratina hederifolia SMOCC Ageratina henzium SMOCC Ageratina ramonensis DgO SMOCC Ageratina salicifolia DgO SMOCC Ageratina stricta SMOCC Ageratina sundbergii DgO SMOCC Alloispermum gonzalezae DgO SMOCC Alloispermum tridacoides SMOCC Axiniphyllum durangense SMOCC Brickellia gentryi Dgo Brickellia worthingtonii SMOCC Galanticaria brevifolia ZA Galanticaria inegii Dgo ZA Galanticaria oligantha Dgo ZA Garphochaete durangensis Dgo SMO Garphochaete pringlei SMOCC Goreopsis paludosa SMOCC Gosmos pringlei SMOCC Gritoniopsis ovata SMOCC Damnxanthodium calvum SMOCC Dahlia scapigera* México Erigeron eruptens SMOCC Erigeron fraternus SMOCC Erigeron lepidopodus SMOCC Erigeron mimus Dgo SMOCC Erigeron seemani SMOCC Diversidad de especies 337 Cuadro 2. Continuación Nombre científico Tipo de endemismo Nombre científico Tipo de endemismo Tagetes epapposa Dgo SMOCC Verbesina papasquiara Dgo SMOCC Tagetes palmer i SMOCC Verbesina parviflora SMOCC Trichocoryne con nata Dgo SMOCC Vernonia bolleana SMOCC Urbinella palmen Dgo SMOCC Wedelia gonzaleziarum Dgo SMOCC Varilla mexicana var. mexicana ZA Xanthocephalum durangense Dgo za Verbesina corral- di azi i Dgo SMOCC Xylothamia pseudobaccharis ZA Verbesina durangensis Dgo SMOCC Zinnia violácea ** México Verbesina jacksonii Dgo SMOCC Tipo de endemismo: Dgo smocc: Durango en Sierra Madre Occidental; Dgo za: Zona árida en Durango; Dgo: Durango; México: México (aunque Zinnia violáceo se encuentra escapada de cultivo en otras partes del mundo); smocc: Sierra Madre Occidental; za: Zona árida en Durango y estados aledaños. NOM-059: Sujeta a protección especial*; Amenazada** Fuente: González-Elizondo et al. 2000, 2004, 2014 (datos sobre endemismo); semarnat 2010. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES Durango representa una importante zona de diversifi¬ cación de Asteraceae. Con 892 taxa (828 especies más taxa infraespecíficas), solamente superado por Oaxaca, en su territorio concentra 26% de las especies de la fami¬ lia conocidas para el país. El grupo contiene especies con una gran variedad de usos, pero aún más impor¬ tante es su papel como componentes de prácticamente todos los tipos de vegetación en la entidad. A pesar de ser una de las familias con mayor riqueza de especies, existen amenazas para su mantenimiento, y su conservación es clave para mantener el equilibrio de los ecosistemas de los que forman parte. Las compuestas destacan también por sus endemismos, con tres géneros y 77 especies de distribución restringida, de los cuales dos géneros y 29 especies son exclusivos de la entidad. Se recomienda realizar inventarios en aquellas re¬ giones que no han sido exploradas, particularmente en la vertiente occidental de la smo, en los municipios de Mezquital, Pueblo Nuevo, San Dimas, Santiago Papas- quiaro, Tamazula y Tepehuanes, así como la cuenca del río San Pedro-Mezquital y la parte sur de la región de las Quebradas. Es necesario continuar con las explora¬ ciones en todas las regiones y particularmente en la Sierra y las Quebradas, con lo que seguramente el pre¬ sente inventario se verá enriquecido con nuevos regis¬ tros y nuevas especies en la medida que el territorio de la entidad sea mejor conocido. AGRADECIMIENTOS Damos las gracias a don Ignacio Solís Cumplido y don Saturnino Acevedo Santoyo por las colectas de muchos especímenes, al señor Jorge Noriega Villa por su ayuda en campo y en gabinete y al Dr. José Luis Panero por su apoyo con identificaciones. REFERENCIAS Balleza, J.J y J.L. Villaseñor. 2002. La familia Asteraceae en el estado de Zacatecas (México). Acta Botánica Mexicana 59: 5-69. Del Vitto, L.A. y E.M. Petenatti. 2009. Asteráceas de importancia eco¬ nómica y ambiental. Primera parte. Sinopsis morfológica y taxo¬ nómica, importancia ecológica y plantas de interés industrial. Multequina 18: 87-115. Funk, V.A., A. Susanna, T.F. Steussy y H. Robinson. 2009. Classification of Compositae. En: Systematics, evolution, and biogeography of Com- positae. V.A. Funk, A. Susanna, T.F. Stuessy y R.J. Bayer (eds.). Inter¬ national Association for Plant Taxonomy (iapt), Vienna, pp. 171-189. González-Elizondo, M„ M.S. González-Elizondo e Y. Herrera Arrieta. 1991. Listados florísticos de México. IX. Flora de Durango. unam, México. González-Elizondo, M., I.L. López-Enríquez, M.S. González-Elizondo y J.A. Tena-Flores. 2004. Plantas medicinales del estado de Durango y zonas aledañas, ipn/prosima. México. La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado González-Elizondo, M.S., I.L. López-Enriquez, J.A. Villarreal-Quin- tanilla et al. 2010. Flourensia ilicifolia (Compositae: Heliantheae), nuevo registro para Durango y segunda localidad para la espe¬ cie. Journal of the Botanical Research Institute of Texas 4(1): 313- 316. González-Elizondo, M.S., M. González-Elizondo, J.A. Tena-Flores et al. 2012. Vegetación de la Sierra Madre Occidental, México. Una sín¬ tesis. Acta Botánica Mexicana 100: 351-403. González-Elizondo, M.S., M. González-Elizondo y J. Rzedowski. 2000. Dos nuevas especies de Viguiera (Compositae) del estado de Du¬ rango, México. Acta Botánica Mexicana 53: 35-48. González-Elizondo, M.S, M. González-Elizondo y M.A. Márquez-Linares. 2007. Vegetación y ecorregiones de Durango. Plaza y Valdés Editores/ ipn, México. González-Elizondo, M.S., M. González-Elizondo, J.L. Villaseñor et al. 2014. Base de datos florísticos del estado de Durango. MS Access - Herbario ciidir/ipn, Durango. McVaugh, R. 1984. Compositae. En: Flora Novo-Galiciana. W.R. Ander- son (ed.). The University of Michigan Press, Ann Arbor. 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Polibotánica 12: 41-50. Ruacho-González, L., M.S. González-Elizondo, M. González-Elizondo y C. López-González. 2013. Diversidad florística en cimas de la Sierra Madre Occidental. Botanical Sciences 91(2): 193-205. Rzedowski, J. 1972. Contribuciones a la fitogeografía florística e histó¬ rica de México m. Algunas tendencias en la distribución geogrᬠfica y ecológica de las Compositae mexicanas. Ciencia 27: 123-132. — . 1991. Diversidad y orígenes de la flora fanerogámica de México. Acta Botánica Mexicana 14: 3-21. semarnat. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. 2010. Norma Oficial Mexicana N0M-059-SEMARNAT-2010. Publicada el 30 de diciembre de 2010 en el Diario Oficial de la Federación. Texto vigente. Suárez-Mota, M.E. y J.L. Villaseñor. 2011. Las Compuestas Endémicas de Oaxaca, México: Diversidad y Distribución. Boletín de la Socie¬ dad Botánica de México 88: 55-66. Tumer B.L. y G.L. Nesom. 1993. 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Instituto de Biología, UNAM/Fondo Oaxaqueño para la Con¬ servación de la Naturaleza/wwF, México, pp. 177-192. Villaseñor, J.L., G. Ibarra y D. Ocaña. 1998. Strategies for the conservation of Asteraceae in México. Conservation Biology 12(5): 1066-1075. Villaseñor, J.L., P. Maeda, J.A. Rosell y E. Ortiz. 2007. Plant families as predictors of plant biodiversity in México. Diversity and Distributions 13: 871-876. Diversidad de especies 339 Las r i orquídeas 1 ( familia Orchidaceae) Cecilia Pulido Díaz • Lizeth Ruacho González • Flor Isela Retana Rentería • David Alfredo Delgado Zamora DESCRIPCIÓN Las orquídeas son una familia de monocotiledóneas que constituyen un grupo de plantas muy diverso. Son consideradas las más evolucionadas del reino vegetal, ya que presentan una gran complejidad y especializa- ción en la forma de sus flores, así como en sus tipos de polinización (Espejo-Serna et al. 2002). A lo largo de la evolución han tenido que adaptarse a distintos hábitats a través de diversas formas de vida: hay orquídeas terrestres, epífitas, rupícolas, saprofitas y también semi- acuáticas y trepadoras (González-Tamayo y Hernández- Hernández 2010). A pesar de tanta diversidad, se agrupan dentro de la misma familia gracias a la estructura de sus flores, siem¬ pre idéntica, con tres sépalos y tres pétalos, uno de ellos modificado, denominado labelo (figura ie); esta estructu¬ ra distintiva les ha permitido atraer a los insectos poli- nizadores con señales visuales y olfativas, creando una relación coevolutiva que garantice su supervivencia. DIVERSIDAD En el mundo existen aproximadamente 25000 espe¬ cies de orquídeas, esta cifra hace posible contemplar la idea de que existen plantas de diversos tamaños, colo¬ raciones y formas extrañas. En México se conocen cer¬ ca de 1200 especies y 164 géneros, de las cuales hasta el momento se estima que 444 son endémicas (Hágsa- ter et al. 2005). En Durango se reportan 39 géneros y 136 especies (apéndice 11), lo que la coloca en el cuarto sitio respec¬ to al número de especies, lugar que comparte con la familia Cactaceae. Los géneros con mayor número de especies son Malaxis, Habenaria, Bletia, Encyclia, Schiedeella y Onddium (cuadro 1). Del total de especies registradas sólo Bletia greenwoodiana y Malaxis nelsonii son reconocidas como endémicas al estado. Ambas espe¬ cies se registran para la región serrana, la primera para una localidad del municipio Mezquital y la segunda en los municipios de Guanaceví y Santiago Papasquiaro. DISTRIBUCIÓN Aunque los bosques de neblina y las selvas tropicales húmedas del sur del país son los ecosistemas más favo¬ rables para la existencia de orquídeas, estas se distribu¬ yen en gran parte del territorio nacional, con excepción de las zonas de aridez extrema (Hágsater et al. 2005). En Durango, la mayor parte de las especies registra¬ das se concentra en la región de la Sierra Madre Occi¬ dental, tanto en la parte alta y templada como hacia la vertiente occidental, que es más cálida. Este complejo montañoso juega un papel importante en la distribu¬ ción de las orquídeas en el estado, pues cuenta con los tipos de vegetación idóneos para el desarrollo de estas plantas: bosque mesófilo de montaña, bosque de pino, bosque de encino y pastizales, entre otros. Dentro de este marco, las especies terrestres habitan principal¬ mente las zonas templadas con estaciones de sequía marcadas, mientras que en los ambientes más cálidos y húmedos predominan las epífitas, las cuales, en gene¬ ral, presentan flores más grandes y vistosas. IMPORTANCIA ECOLÓGICA, ECONÓMICA Y CULTURAL Desde el punto de vista ecológico, las orquídeas son ele¬ mentos muy importantes debido a su estrecha relación con los organismos polinizadores y con los hongos, con los que forman micorrizas. Las flores de muchas espe¬ cies ofrecen néctar a diferentes tipos de insectos y aves a cambio del servicio de polinización que estos orga¬ nismos ofrecen. De ese modo se mantiene una diversi¬ dad de organismos que conviven en las áreas donde se encuentran las especies de la familia Orchidaceae. Pulido-Díaz, C„ L. Ruacho-González, F.I. Retana-Rentería y DA. Delgado-Zamora. 2017. Las orquídeas (familia Orchidaceae). En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 339-342. 340 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 1 . Número de especies por género de orquídeas reportadas para el estado Subfamilia Géneros No. de especies por género % de cada género Cypripedioideae Cypripedium 1 0.70 Alamania, Barkeria, Epipactis, Euchlle, Guarianthe, Maxillariella, Rhynchostele y Trichosalpinx 1 0.70 Gyrtopodium, Isochilus, Liparis, Meiracyllium, Mormodes, Pleurothallis, Prosthechea y Stanhopea 2 1.50 Gorallorhiza y Tamayorkis 3 2.20 Epidendroideae Epidendrum, Govenia y Stelis 4 2.90 Laelia 6 4.40 Oncidlum 7 5.10 Encyclia 9 6.60 Bletia 12 8.80 Malaxis 22 16.20 Aulosepalus, Galeoglossum, Galeottiella, Goodyera, Kionophyton y Spiranthes 1 0.70 Ponthieva y Sarcoglottis 2 1.50 Orchidoideae Platanthera 3 2.20 Dichromanthus 4 2.90 Schiedeella 9 6.60 Habenaria 11 8.10 Total 39 136 1 00.00 Fuente: González-Elizondo et al. 2012. Cuadro 2. Especies de orquídeas presentes en el estado listadas en la NOM-059 Especie Categoría Gypripedium irapeanum A Euchile citrina* Pr Galeottiella sarcoglossa Pr Laelia speciosa* Pr Sarcoglottis cerina Pr nom-059: Amenazada (A); Sujeta a protección especial (Pr); *Endémica a México. Fuente: semarnat 2010, González-Elizondo et al. 2012. Algunas especies pueden ser consideradas como in¬ dicadores del estado de salud del ambiente en el que habitan, pues son tan complejas las relaciones que esta¬ blecen con su entorno, que su presencia es indicadora de una relativamente buena condición de las comunida¬ des bióticas de las que forman parte (Williams-Linera et al. 1995, Espejo-Serna et al. 2005). En cuanto al aspecto cultural, tradicionalmente las orquídeas han sido utilizadas por distintos pueblos desde la época prehispánica con fines ornamentales, medicina¬ les, alimenticios, y como parte de festividades religiosas. La floración anual de algunas especies de orquídeas coin¬ cide con fechas de celebraciones religiosas en diferentes comunidades en Durango, por ejemplo, la utilización de Laelia autumnalis en el festejo del día de muertos, y de Laelia speciosa (figura íe) en el día de corpus durante el mes de junio. En varias comunidades del municipio Mez- quital, los pseudobulbos de al menos seis especies de Bletia se emplean en la fabricación de pegamento; también Diversidad de especies 341 Sépalo Labelo Pétalo Sépalo Pétalo ✓Sépalo Figura 1 . Algunas especies de orquídeas: a) Dichromanthus aurantiacus, b) Llparis madrensis, c y d) Habenaria sp., e) L aelia speciosa y f) Malaxis ehrenbergll. Fotos: Lizeth Ruacho (a, b), Mark Fishbein (c, d), Cecilia Pulido (e), Manuel Ramírez (f). 342 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado se registra el consumo de esta estructura, de la especie Oncidium graminifolium, conocida como kaisuk en lengua tepehuana (González-Elizondo et al. 2012). SITUACIÓN Y ESTADO DE CONSERVACIÓN La familia de las orquídeas es una de las que cuenta con un mayor número de especies en peligro de extinción. De las 188 especies que se encuentran bajo algún esta¬ tus de conservación en la NOM-059-SEMARNAT-2010, cinco se registran para la flora de Durango (cuadro 2). Cuatro de ellas solamente se enlistan en la flora de la entidad con base en literatura florístico-taxonómica (McVaugh 1985, Soto Arenas 1988). Es decir, por lo me¬ nos en los herbarios nacionales no se cuenta con ejem¬ plares de estas especies colectados en la entidad, por lo que se estima que sus poblaciones, de seguir existiendo en el territorio estatal, son muy reducidas. PRINCIPALES AMENAZAS Su principal amenaza es la explotación para uso orna¬ mental y comercial, así como la demanda de algunos coleccionistas aficionados a estas plantas. Otro factor que afecta a las poblaciones naturales de orquídeas es la fragmentación de su hábitat debido al cambio del uso del suelo. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES En Durango aún no se realizan acciones de conserva¬ ción en beneficio de estas especies, a pesar de que las orquídeas representan una de las familias con mayor número de especies en la entidad. Por otra parte, es ne¬ cesario realizar más trabajo de campo en diversas áreas del estado, sobre todo en la vertiente occidental de la Sierra Madre Occidental, la cual es más húmeda; asi¬ mismo, es necesario determinar claramente el material que se encuentra en las diversas colecciones del país y del extranjero. Ahondar en el estudio de las orquídeas permitirá tener un conocimiento más preciso sobre el manejo y conservación de este grupo de plantas. REFERENCIAS Espejo-Serna, A., A.R. López Ferrari, R. Jiménez Machorro y L. Sánchez Saldaña. 2005. Las orquídeas de los cafetales en México: una opción para el uso sostenible de ecosistemas tropicales. Revista de Biología Tropical 53(1-2): 73-84. Espejo-Serna, A., J. García Cruz, A.R. López Ferrari et al. 2002. Orquídeas del estado de Morelos. Herbario amo y Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, México. González-Elizondo, M.S., M. González Elizondo e I.L. López Enríquez. 2012. Base de datos florísticos del estado de Durango. MS Access - Herbario ciidir-ipn, Durango. González-Tamayo, J.R. y L. Hernández-Hernández. 2010. Las orquídeas del occidente de México. C0ECYT-jal, Guadalajara. Hágsater, E„ M.A. Soto Arenas, G.A. Salazar Chávez et al. 2005. Las orquídeas de México. Instituto Chinoin, A.C., México. McVaugh, R. 1985. Orchidaceae. Flora Novo-Galiciana Vol. 16. University of Michigan Press, Ann Arbor. Soto Arenas, M.A. 1988. Listado actualizado de las orquídeas de Mé¬ xico. Orquídea (México) 11: 233 - 277. Williams-Linera, G„ V. Sosa y T. Platas. 1995. The fate of epiphytic orchids after fragmentation of a mexican cloud forest Selbyana 16:36-40. Diversidad de especies 343 Los . cactus (familia Cactaceae) Martha González Elizondo • Flor Isela Retana Rentería - Lizeth Ruacho González - Inocencia Ávalos Huerta • Joanna Valenzuela Valadez DESCRIPCIÓN La familia Cactaceae es una de las más representativas y quizá la más emblemática de México. A esta familia pertenecen los nopales (Opuntia spp.), así como una gran variedad de plantas conocidas comúnmente con diversos nombres vernáculos como cactus, biznagas, pitayos, pitahayos, órganos y cardones, entre otros. Las cactáceas presentan una amplia diversidad de formas y tamaños. Las hay globosas o cortamente ci¬ lindricas (cactus, biznagas), que pueden medir desde unos cuantos centímetros, como Mammillaria saboae (figura i), hasta más de un metro como la biznaga colo¬ rada ( Ferocactus pilosus, figura 2); las columnares, ar¬ bustivas o arborescentes, que llegan a alcanzar varios metros de altura, como algunos nopales ( Opuntia spp.) y pitayos ( Stenocereus spp., figura 3); otras presentan tallos muy largos y delgados que requieren de un so¬ porte externo y se comportan como trepadoras, epífitas o rastreras (pitahayos, juncos, tasajos, reinas de la no¬ che), como Hylocereus sp. (figura 4); y aún otras que presentan forma única, como Leuchtenbergia principis, conocida comercialmente como cactus-agave por su peculiar apariencia (figura 5). La mayoría de las cactáceas presentan espinas y tie¬ nen un tejido capaz de almacenar agua, por lo cual se les denominan crasas o suculentas; sin embargo, tam¬ bién las hay que son poco crasas como el xoconoxtle ( Pereskiopsis sp., figura ó) o sin espinas, como el peyote (Lophophora spp.) y el falso peyote ( Ariocarpus fissuratus , figura 7). Además, contra una arraigada creencia popu¬ lar, no todas las plantas crasas o con espinas pertenecen a la familia de los cactus; por ejemplo, las especies de Agave (magueyes, noas, lechuguillas) corresponden a la familia Agavaceae y muchas plantas crasas corres¬ ponden a la familia Crassulaceae. Lo que distingue a las especies de la familia Cactaceae es la presencia de aréolas, pequeñas áreas de crecimiento equivalentes a las yemas de otras plantas y de las cuales, en el caso de las cactáceas, se originan hojas reducidas, flores, nuevos tallos, espinas, glóquidas,1 cerdas, pelos y en algunos casos raíces adventicias (Bravo-Hollis 1978). Otra estructura característica de la familia de las cac¬ táceas es la peculiar forma de sus flores, compuesta de dos partes: un pericarpelo (tejido que se origina del tallo y que cubre el ovario que a la postre se convertirá en el fruto) y un perianto que rodea a los órganos sexuales, y que a diferencia de la flor típica no está formado por cáliz y corola, sino por una serie de hojas modificadas — segmentos del perianto — , que de afuera hacia aden¬ tro van transformándose de estructuras similares a los sépalos a estructuras vistosas similares a los pétalos. DIVERSIDAD Existen diversas opiniones en cuanto a la cantidad de géneros y de especies que componen a esta familia a nivel mundial. Los dos tratamientos sinópticos más re¬ cientes de la familia reconocen un total de 1896 especies y 127 géneros (Anderson 2001, 2005) o 1438 especies y 124 géneros (Hunt et al. 2006) (citados por Nyffeler y Eggli 2010). México es el país con mayor riqueza de especies con 63 géneros y 669 especies (Guzmán et al. 2003) y con un alto porcentaje de endemismos (Bravo-Hollis y Sánchez-Mejorada 1991, Hernández y Godínez 1994). Las 669 especies de cactáceas mexicanas representan 2.85% de la flora nacional estimada en 23424 especies (Villaseñor 2004). En las clasificaciones más recientes se reconocen cuatro subfamilias: Cactoideae, Opuntioideae, Pereskiodeae y Maihuenioideae (Wallace 1995), siendo las dos primeras las más diversificadas. Cactoideae in¬ cluye una gran variedad de plantas con diversas formas y tamaños (globosas, cilindricas, columnares, entre 1 Conocidas popularmente como “aguates”, son las minúsculas espi¬ nas de los nopales González-Elizondo, M„ F.I. Retana-Rentería, L. Ruacho-González, I. Ávalos-Huerta y J. Valenzuela-Valadéz. 2017. Los cactus (familia Cactaceae). En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 343-355. 344 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado otras); Opuntioideae agrupa a todas las especies de no¬ pales, choyas y plantas similares. En contraste, las sub¬ familias Pereskiodeae y Maihuenioideae se componen de un solo género cada una; en México Pereskiodeae está representada por una sola especie cuyo hábitat es el bosque tropical en los estados de Guerrero y Oaxaca (Guzmán et al. 2003); y Maihuenioideae, cuyas únicas dos especies habitan en la Patagonia (Anderson 2001, Hunt et al. 2006). Para actualizar la información sobre la riqueza de la familia Cactaceae en Durango se revisó la base de da¬ tos de la flora estatal (González-Elizondo et al. 2012) y los especímenes depositados en el Herbario ciidir. Esta información se complementó con datos de las colecciones de cactáceas de los herbarios mexu y encb y una ex¬ haustiva revisión de literatura taxonómica especializada. Para la nomenclatura de géneros y especies se siguió principalmente la propuesta de Guzmán et al. (2003). Adicionalmente, con el fin de detectar posibles discre¬ pancias en la nomenclatura (a nivel de género) adoptada por dichos autores, se revisaron las sinopsis recientes de la familia de Anderson (2001) y Hunt et al. (200Ó). El listado florístico actualizado para el estado quedó integrado por 158 taxa pertenecientes a 32 géneros2 y 139 especies, algunas de las cuales están representadas por más de una subespecie (apéndice 12). La subfamilia Cactoideae está representada en la entidad por 97 espe¬ cies (70%) y 27 géneros (84%), mientras que Opuntioideae está representada por 42 especies (30%) agrupadas en cinco géneros (16%). Se añadieron nuevos registros (in¬ cluyendo varios géneros) y se excluyeron de la flora cactológica regional varios taxa (incluyendo un género) previamente mencionados en la escasa literatura sobre cactáceas de Durango. Los criterios para excluir taxa previamente registrados o mencionados para la entidad fueron varios: por corresponder a sinónimos de especies válidas; por constituir errores de identificación; por no contar con ejemplar de herbario que avale su presencia y considerarse dudosa su existencia en el área de estudio; o por corresponder a especies cultivadas en la región.3 2 Se acepta el género Corynopuntia además de Grusonia, y Nyctocereus además de Peniocereus. Por otra parte, las especies de Nopalea se circunscriben dentro del género Opuntia. 3 Algunos de los taxa citados previamente para la entidad y excluidos en esta contribución son: Marginatocereus marginatus (citado por Guzmán et al. 2003), ya que solamente existe cultivada en Durango); Echinocereus topiensis, E. triglochidiatus, Opuntia pyriformis (también citadas por Guzmán et al. 2003, se excluyen por corresponder a sinó¬ nimos); Echinocereus longisetus y Peniocereus greggii var. transmontanus (citadas por Sánchez-Salas et al. 2004 con base en identificaciones A pesar de dichas exclusiones, el balance de las cifras significa un aumento de poco más de 30% de especies de cactáceas conocidas previamente para Durango de acuerdo al registro para esta entidad de 97 especies y 22 géneros en el “Catálogo de cactáceas mexicanas” (Guzmán et al. 2003, cuadro 1). De acuerdo con los gé¬ neros y especies de cactáceas reconocidas para México por estos autores (63 y 669 respectivamente), la flora cactológica del estado (139 especies y 32 géneros), repre¬ senta la mitad de los géneros y alrededor de una quinta parte de las especies conocidas para el país. De acuerdo a Godínez-Álvarez y Ortega-Baes (2007) con base en los datos registrados por Guzmán et al. (2003) para cada entidad, Durango ocupa el octavo lugar en número de especies y el undécimo lugar en número de géneros. Sin embargo, de acuerdo a los datos de esta ac¬ tualización, la riqueza genérica de las cactáceas de Du¬ rango se acerca a las máximas estatales reportada por Guzmán et al. (2003) para San Luis Potosí (33), Oaxaca, Tamaulipas (31 cada uno) y Nuevo León (30); y supera a la reportada por Villarreal-Quintanilla (2001) para Coa- huila (25). Asimismo, Durango ocupa uno de los primeros lugares en número de especies, solamente superado por San Luis Potosí (151 especies) y por Coahuila (126 especies según Guzmán et al. 2003; o 148 según Villarreal-Quin¬ tanilla 2001), equiparándose con Nuevo León, Oaxaca, Tamaulipas y Querétaro, estados reconocidos por sus ricas floras cactológicas. Esto coloca a Durango entre los estados con mayor diversidad de cactáceas, lo que no había sido reconocido con anterioridad. Al igual que en otras regiones del norte del país, entre los 32 géneros registrados para la flora cactológica del estado, destacan por su riqueza de especies: Mammillaria (33 especies), Opuntia (30), Echinocereus (14) y Coryphantha (13); los otros 28 géneros están representados por una a cinco especies cada uno. Los géneros no registrados para Durango en el catálogo de cactáceas mexicanas (Guzmán et al. 2003) son: Hylocereus, Astrophytum, Leuchtenbergia, Lophophora, Mammilloydia, Nyctocereus, Pachycereus, Pilosocereus, Stenocereus y Selenicereus4 (fi¬ guras 3, 4, 5, 7 y 8; cuadro 1). Con excepción del último, erróneas); Coryphantha vaupeliana, Echinocereus mapimensis, Ferocactus latispinus, Pachycereus pringlei, Stenocereus thurberi y Astrophytum capricorne (citadas por González-Elizondo et al. 1991 con base en referencias bibliográficas anteriores; de la última especie no se des¬ carta su presencia en la entidad). 4 Además de Grusonia, en sentido estricto, cuya única especie es G. bradtiana, no registrada previamente para la entidad y que se inclu¬ ye en este trabajo con base en Cornet (1985). Diversidad de especies 345 Figura 1 . Mammillaria saboae en la sierra El Epazote, es una de las especies más pequeñas de Durango. Foto: Lizeth Ruacho González. Figura 2. Biznaga colorada o biznaga de la sierra ( Ferocactus pilosus) en el municipio de Cuencamé; Ing. Rodolfo G. Corrales Drawert como referencia. Foto: Mcirtha González Elizondo. Figura 3. Pitayó ( Stenocereus montanus ) en el municipio del Mezquital, es la especie de cactus de mayor talla en la entidad. Foto: Martha González Elizondo. Figura 4. Pitahaya, sasparak i’bai ( Hylocereus sp.) creciendo sobre un árbol, es una de las pocas especies de Cactaceae epífitas del estado. Foto: M Socorro González Elizondo. Figura 5. Cactus-agave (L euchtenbergia principis), cactus de forma muy peculiar, en el municipio de Cuencamé. Foto: Martha González Elizondo. Figura 6. Xoconoxtle (Pereskiopsis sp.), es uno de los pocos cactus con hojas. Foto: Martha González Elizondo. 346 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 7. Falso peyote (Ariocarpus fissuratus) con flor. Al igual que el verdadero peyote (L ophophora spp.), las especies de Anocarpus carecen de espinas. Foto: Martha González Elizondo. se ha comprobado la presencia en la entidad de por lo menos una especie representativa de cada uno de ellos. La pitayita ( Selenicereus vagans ) fue citada para la enti¬ dad por Gold (1967), se mantiene en la lista florística de Durango por considerarse muy probable su presen¬ cia, con base en su amplia distribución desde el sur de Sonora hasta Chiapas, en bosque tropical caducifolio y subcaducifolio (Terrazas et al. 2013). DISTRIBUCIÓN Los cactus son plantas originarias del continente ameri¬ cano que se distribuyen ampliamente de manera natural desde Canadá hasta Argentina. Aunque a las cactáceas comúnmente se les relaciona con los ambientes áridos y semiáridos, en donde habitan una gran cantidad de especies, lo cierto es que ocupan una gran diversidad de hábitats: desde el nivel del mar hasta grandes ele¬ vaciones; en matorrales xerófilos, pastizales, bosques templados, bosques mesófilos y bosques tropicales. Algunas especies, principalmente arbustivas o arbores¬ centes, se presentan como dominantes en las comuni¬ dades vegetales de las que forman parte, mientras que otras son extremadamente raras (González-Elizondo et al. en preparación). En la entidad, solamente 12 de los 32 géneros reco¬ nocidos (37%) se restringen a los matorrales xerófilos de las zonas áridas, otros ocho (25%) se presentan ex¬ clusivamente en bosque tropical de la región de las Quebradas y otro en bosque templado de la región de la Sierra; los 11 géneros restantes (34%) se distribuyen en más de una ecorregión (cuadro 2). Mammillaria, Opuntia y Echinocereus se distribuyen en una gran di¬ versidad de ambientes y presentan especies en todas las ecorregiones de Durango; Coryphantha, junto con Cylindropuntia y Ferocactus, también presentan distri¬ bución amplia pero no en todas las ecorregiones. En términos generales, en las zonas áridas con mato¬ rrales xerófilos predominan las especies de cactáceas de talla pequeña, generalmente globosas o cilindricas (cactus o biznagas) de los géneros Coryphantha, Escobaría, Mammillaria, Echino?nastus y Glandulicactus; mientras que en las quebradas, con bosques tropicales, predominan las especies columnares de los géneros Stenocereus (pita- yos), Pachycereus (cardón) y Pilosocereus (pitayó barbón); además de los géneros de las plantas trepadoras o decum¬ bentes: Hylocereus (pitahaya) y Acanthocereus (tasajo). Las nopaleras arborescentes de México alcanzan su límite norte en Durango, conformadas principalmente Diversidad de especies 347 Cuadro 1. Comparación entre la riqueza de especies registradas en el estado Número de especies Género Guzmán et al. 2003 Este estudio Mammillaria 27 33 Opuntia 14 30 Echinocereus 13 14 Coryphantha 13 13 Cylindropuntía 5 5 Ferocactus 3 4 Corynopuntia (Grusonia s.l.) 2 4 Escobaría 2 3 Thelocactus 2 3 Ariocarpus 2 2 Pereskiopsis 2 2 Stenocactus 2 2 Echínocactus 1 2 Peniocereus 1 1 Hylocereus 0 2 Acanthocereus 1 1 Echinomastus (Sclerocactus) 1 1 Epíthelantha 1 1 Glandulicactus (Sclerocactus) 1 1 Helíocereus (Disocactus) 1 1 M yrtillocactus 1 1 Neolloydia 1 1 Astrophytum 0 1 Grusonia s.s 0 1 Leuchtenbergia 0 1 Lophophora 0 1 M ammílloydía 0 1 Nyctocereus 0 1 Pachycereus 0 1 Pilosocereus 0 2 Selenicereus 0 1 Stenocereus 0 2 Marginatocereus 1 0 Total géneros 22 32 Total especies 97 139 Los nombres entre paréntesis son los reconocidos por Hunt et al. 2006. Fuente: Guzmán et al. 2003. 348 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 8. Dos especies creciendo juntas en bosque tropical caducifolio: pitayó barbón ( Pilosocereus alensis ) con mechones densos de pelos blancos cerca de los extremos de las ramas; y cardón (Pachycereus pecten-aboriginum), con ramas más gruesas, de color verde más intenso. Foto: José Juan Mendoza. por Opuntia leucotricha y O. durangensis-, y en menor proporción se presentan O. streptacantha, O. megacantha, O. hyptiacantha ; e incluso O.ficus indica, naturalizado o escapado de cultivo, que forma parte del piedemonte de la sierra. Solamente cinco de las especies registradas (menos de 4%) son de distribución restringida a la entidad: Coryphantha kracikii (figura 9), C. longicornis (figura 10), Echinocereus schereri, Mammillaria guelzowiana, y M. theresae (figura 11a). La cantidad de endemismos se du¬ plica al considerar los taxa infraespecíficos: Coryphantha durangensis subsp. cuencamensis, Echinocereus adustus subsp. schwarzii (figura 12), Echinomastus unguispinus subsp. minimus, Mammillaria pennispinosa subsp. hrachytrichion, M. pennispinosa subsp. nazasensis y Mammillaria saboae subsp. roczekii (figura 11b). Adicionalmente, un análisis preliminar de la distri¬ bución general de las especies registradas indica que más de 25% de las mismas se restringen al estado de Durango y los estados aledaños de Coahuila, Chi¬ huahua, Sinaloa y Zacatecas (González-Elizondo et al. en preparación). IMPORTANCIA ECOLÓGICA, ECONÓMICA Y CULTURAL Varias especies del género Opuntia (nopales) constituyen los elementos dominantes en la fisonomía y estructura de algunas comunidades vegetales en las diferentes eco- rregiones de la entidad, y contribuyen a la estabilidad del suelo y al equilibrio ecológico de dichas comuni¬ dades, ya que constituyen fuentes de agua, alimento y refugio para diversos animales (mamíferos, aves, rep¬ tiles, insectos, entre otros), algunos de los cuales, en reciprocidad, actúan como polinizadores o dispersores. En la región Árida y Semiárida son comunes las nopa¬ leras compuestas con una o varias especies: Opuntia engelmannii, O. rastrera, O. phaeacantha y O. rufida. En la región de los Valles las nopaleras están dominadas por duraznillo (O. leucotricha), localizadas al oriente en las zo¬ nas más bajas y más secas, y por O. durangensis (también conocido como duraznillo) en las zonas al poniente en su transición con la sierra; en algunos sitios con suelo somero en la sierra se presentan nopaleras compuestas por nopal tapón (O. cf. robusta). Otras especies de cactᬠceas que se comportan como dominantes fisonómicos Diversidad de especies 349 Cuadro 2. Distribución de los géneros de Cactaceae en las ecorregiones de Durango Ecorregión1 Género A V S Q Acanthocereus Ariocarpus Astrophytum Corynopuntia2 Coryphantha • Cylindropuntia • • Echinocactus • Echinocereus • • Echinomastus (Sclerocactus)3 Epithelantha Escobada Ferocactus • • • Glandulicactus (Sclerocactus) Grusonia s.s. Heliocereus (Disocactus) Hylocereus Leuchtenbergia Lophophora Mammillaria Mammylloidia Marginatocereus4 (Pachycereus) M yrtillocactus • Neolloydia Nyctocereus2 • Opuntia Pachycereus Pen i oce reus Pereskiopsis • Pilosocereus Selenicereus Stenocactus Stenocereus Theíocactus Total 22 9 n 14 Restringidos 12 0 1 8 1 Ecorregiones de Durango según González et ai. 2007: A, región Árida y Semiárida; V, región de los Valles; S, región de la Sierra; Q, región de las Quebradas. 2 Se acepta el género Corynopuntia (parte de Grusonia s.l.) y Nyctocereus (parte de Peniocereus s.l.). 3 En este cuadro, los nombres entre paréntesis ( Sclerocactus , Disocactus y Pachycereus ) corresponden a los reconocidos por Hunt et ai 2006. 4 El género Marginatocereus solamente existe cultivado. No se considera entre los 32 géneros reconocidos para la flora regional. Fuente: González et al. en preparación. 350 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 9. Coryphantha kracikii, especie conocida solamente de una pequeña área en el extremo norte del estado. Foto: Joanna Valenzuela Valadez. en ciertas áreas de matorral subtropical y de bosque tropical caducifolio son: garambullo (Myrtillo cactus geometrizans ) y pitayó ( Stenocereus spp.), desempeñan¬ do un papel importante en la conformación del hábitat para la fauna residente y migratoria en dichos ambien¬ tes. No obstante que la mayoría de las especies de Cac- taceae en Durango no se comportan como dominantes o codominantes, como las mencionadas en las líneas an¬ teriores, sino como especies acompañantes o especies ocasionales (raras), todas juegan papeles ambientales relevantes ya que forman parte de la biodiversidad y mantienen relaciones (directas o indirectas) de diversa índole con otras especies vegetales o animales. En cuanto a la importancia cultural, la población rural utiliza los cladodios tiernos (nopalitos) y los frutos (tunas) de especies como duraznillo ( Opuntia leucotricha, O. durangensis), cardón (O. streptacantha), cardón de la sierra, coyote (O. megacantha), chaveño (O. hyptiacantha ) y nopal de castilla (Opuntia ficus-indica) para auto- abasto y en algunas comunidades, como en Santiago Bayacora, parte del ingreso familiar proviene de la re¬ colecta de estos productos para la venta a pequeña es¬ cala (Ávalos-Huerta 2012). Además de los nopales, se Figura 10. Biznaga de piña ( Coryphantha longicornis), endémica a un área en el valle del río Nazas en los municipios de Indé y Rodeo. Foto: Martha González Elizondo. utiliza como alimento el pitayó ( Stenocereus montanus y S. queretaroensis), cuyos frutos maduran en mayo y son muy apreciados; asimismo, diversas especies de Mammillaria (biznagas de chilitos) tienen frutos comes¬ tibles llamados coloquialmente chilitos. En la comunidad La Parrilla, municipio de Nombre de Dios, se utilizan estos frutos mezclados con la masa para elaborar tor¬ tillas; otros frutos comestibles utilizados de manera casual son los garambullos (Myrtillocactus geometrizans), los de las biznagas ganchudas (Ferocactus hamatacanthus ) y varias especies de alicoches ( Echinocereus spp.). Al igual que en otras regiones del país, los nopales silvestres ( Opuntia spp.) son utilizados como forraje, cercos vivos, y en medicina tradicional para el trata¬ miento de algunas enfermedades (Ávalos-Huerta 2012). Otras especies de cactáceas que se usan en medicina tradicional son: peyote (Lophophora williamsii ), falso pe¬ yote (Ariocarpusfissuratus), pitayó ( Stenocereus montanus), cardón ( Pachycereus pecten-aboriginum), reina de la no¬ che ( Peniocereus greggii) (figura 13), biznagas de chilitos (Mammillaria spp.), cardenche (Cylindropuntia imbricata, figura 14) y tasajillo (C. leptocaulis) (González-Elizondo et al. 2004). Diversidad de especies 351 Figura lia) Peyotillo ( Mammillaria theresae), se conoce solamente de la sierra de Coneto, b) Mammillaria saboae subsp. roczekii, se conoce solamente de su localidad tipo en la sierra El Epazote. Fotos: Flor Isela Retana Rentería (a), Lizeth Ruacho González (b). Figura 1 2. Echinocereus adustus subsp. schwarzii en floración en la sierra El Epazote. Foto: Lizeth Ruacho González. 352 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 13. Reina de la noche, huevo de venado (Peniocereus greggii) creciendo entre las ramas de granjeno ( Celtis pallida). Foto: Martha González Elizondo. Por sus formas peculiares y la belleza de sus flores, las cactáceas tienen un valor ornamental y son muy apreciadas por coleccionistas nacionales y extranjeros. En Durango se ha observado el uso de Mammillaria lasiacantha, M. senilis, Coryphantha durangensis (figura 15), Echinocereus pectinatus (figura íó), para adornar los “nacimientos” durante los festejos navideños (García Galarza 2014). SITUACIÓN Y ESTADO DE CONSERVACIÓN Una alta proporción de especies de cactáceas están in¬ cluidas en las listas nacionales e internacionales rela¬ cionadas con la protección de la biodiversidad (Álvarez et al. 2004) como la NOM-059-SEMARNAT-2010, Conven¬ ción sobre el Comercio Internacional de especies ame¬ nazadas de fauna y flora silvestres (cites), y la Lista Roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (uicn). Su vulnerabi¬ lidad obedece a sus características biológicas y ecoló¬ gicas: muchas son plantas de lento crecimiento, con largos ciclos de vida, escaso reclutamiento de nuevos individuos y patrones de distribución restringida, ya que habitan sitios con condiciones ambientales muy particulares (Hernández y Godínez 1994). En contraste, algunas especies (particularmente de Opuntia y Cylindropuntia ) invaden áreas degradadas por sobrepas¬ toreo, llegando a formar matorrales muy densos debido a su capacidad para propagarse vegetativamente. De las 139 especies registradas hasta la fecha para Durango, 24% (34 especies, una con dos subespecies) se incluyen en la NOM-059-SEMARNAT-2010; 83% (115 especies) están registradas en la Lista Roja de especies amenazadas de la uicn (2014); sin embargo, solamente 15% (21 especies) se consideran con algún grado de riesgo, el resto se enlistan bajo la categoría de preocu¬ pación menor (apéndices ó y 7). Algunas de las especies mencionadas en estas listas ( Echinocereus chisosensis, E. poselgeri, Mammillaria lindsayi, M. moelleriana, M. sinistrohamata y M. uncinata) se incluyen en la flora regional con base en referencias bibliográficas (Guz- mán 2003), aunque hasta la fecha no se ha logrado veri¬ ficar la presencia de poblaciones silvestres en la entidad; Mammillaria theresae, M. guelzowiana, M. pennispinnosa subsp. nazasensis y subsp. brachytrichion constituyen microendemismos ya que se conocen de áreas muy lo¬ calizadas; otras, en contraste, tienen distribución geogrᬠfica más amplia pero se conocen de muy pocos sitios en donde suelen ser muy escasas, como Echinocereus palmen, distribuida en unos cuantos sitios en Chihuahua, Durango y Zacatecas, y M. guillauminiana, que se ha considerado extinta en estado silvestre (Arias et al. 2005) por su extremada rareza. Por otra parte, algunas especies no están incluidas en la NOM-059 no obstante sus bajas densidades y dis¬ tribución restringida, tales como Echinocereus schereri y M. saboae subsp. roczekii, que se conocen solamente de la localidad en donde se descubrieron (localidad tipo). De las 34 especies de cactáceas incluidas en la NOM-059 (semarnat 2010), la mayor parte (26) se dis¬ tribuyen en matorrales xerófilos de la región árida y se- miárida, seis en bosques templados en la Sierra Madre Occidental y sierras al oriente ( Echinocereus adustus, Mammillaria senilis, M. lindsayi, M. saboae, M. theresae y M. longiflora) y dos en la región de las Quebradas (M. marksiana y Echinocereus subinermis). PRINCIPALES AMENAZAS Las cactáceas son sujetas a extracción de su hábitat por parte de paseantes y coleccionistas; sin embargo, no se cuenta con evidencias que indiquen que el saqueo siga siendo un factor importante que amenace el estado de conservación de las cactáceas en Durango, con excep- Diversidad de especies 353 Figura 14. Cardenche ( Cylindropuntia imbricata ) en floración. Foto: M. Socorro González Elizondo. ción quizás de las poblaciones de bonete de obispo (Astrophytum coahuilense ) y reina de la noche ( Peniocereus greggii ), localizadas muy cerca del área urbana de la re¬ gión de La Laguna. La amenaza más seria para las especies de cactáceas en la entidad parece ser la destrucción o deterioro de sus hábitats naturales. Algunos de los mayores peligros para el mantenimiento de sus poblaciones son la apertura de vías de comunicación y líneas de conducción de energía eléctrica y el cambio de uso de suelo (para agricultura y diversas actividades relacionadas con la minería). Otro factor que parece estar afectando los hábitats de algunas especies es la construcción de presas. En el territorio que actualmente ocupa la presa Santiago Bayacora, al sur del estado, se reporta que existían poblaciones de blanco (Opuntia ficus indica ) naturalizados, así como pachón (O. aff. streptacantha ) y mantequillo ( Opuntia sp.), tres tipos de nopales muy apreciados por los campesinos de la región (Ávalos-Huerta 2012). La construcción y fun¬ cionamiento de las presas Lázaro Cárdenas (El Palmito) y Francisco Zarco para almacenar el agua del río Nazas en el norte de la entidad ha afectado el ambiente de esa región rica en endemismos y microendemismos. Posiblemente el disturbio más pernicioso que afec¬ ta a estas plantas en la entidad es la degradación del hábitat por sobrepastoreo, incluso el consumo directo de las plantas por el ganado y la consecuente extinción local de algunas especies inermes (sin espinas), como Astrophytum. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES La flora cactológica de Durango es muy rica. Con 139 es¬ pecies distribuidas en 32 géneros, se coloca entre los estados con mayor diversidad de cactáceas en el país. Tal diversidad está determinada por la confluencia en su territorio de dos ecosistemas en donde este grupo de plantas es importante: el Desierto Chihuahuense en el extremo nororiental y la región de las Quebradas con bosque tropical caducifolio en la vertiente occiden¬ tal de la Sierra Madre Occidental. Aún existe incerti¬ dumbre acerca de la presencia (o la permanencia) en la entidad de algunas de las especies registradas, por lo que se requiere continuar las exploraciones botánicas. La información taxonómica y ecológica de las especies es la base para los planes de manejo y acciones de conser¬ vación y uso sustentable de las mismas, por lo que tam¬ bién se requieren estudios taxonómicos y ecológicos de géneros o complejos de especies, que permitan dis¬ tinguir las diferentes entidades presentes y el tamaño y distribución geográfica y ecológica de sus poblaciones. La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 1 5. Borreguillos ( Coryphantha durangensis ) en floración, al pie de sangre de grado (Jatropha dioica). Foto: M Socorro González Elizondo. Los cactus son plantas carismáticas y muy aprecia¬ das como ornamentales. Con el fin de aprovechar este potencial, sin detrimento de las poblaciones naturales, se recomienda la creación de unidades de manejo para la conservación de la vida silvestre (uma), en donde se haga aprovechamiento no extractivo (ecoturismo, foto¬ grafía y educación ambiental) y predios e instalaciones que manejan vida silvestre ex situ (pimvs), en donde se establezcan viveros para propagar las especies nativas para la venta tanto a los visitantes como para su distri¬ bución nacional e internacional. REFERENCIAS Álvarez, R„ H. Godínez-Álvarez, U. Guzmán y P. Dávila. 2004. Aspec¬ tos ecológicos de dos cactáceas mexicanas amenazadas: implica¬ ciones para su conservación. Boletín de la Sociedad Botánica de México 75: 7-16. Anderson, E.F. 2001. The Cactus Family. Timber Press, Portland, Oregon. Anderson, E.F. 2005. Das grosse Kakteen-Lexikon. Stuttgart: Ulmer. [Co- rrected and supplemented Germán translation of Anderson, 2001.] Arias, S., U. Guzmán, M.C. Mandujano et al. 2005. 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Bradleya 13: 1-12. ♦ '1 Diversidad de especies 357 Las • leguminosas (familia Fabaceae) Lizeth Ruacho González • Irma Lorena López Enríquez • Andrea Cecilia Acosta Hernández • Flor Isela Retana Rentería DESCRIPCIÓN La familia Fabaceae también es conocida como Leguminosae y es una de las más grandes y diversifi¬ cadas a nivel mundial. Incluye plantas de uso cotidia¬ no como el chícharo y el frijol. Sus especies presentan una amplia variedad de formas de crecimiento, pueden ser árboles, arbustos o hierbas. Muchas tienen hojas compuestas, es decir, divididas en segmentos o peque¬ ñas hojitas conocidas como folíolos, pero también existen especies con hojas simples (de un solo folíolo). Algunas, sobre todo las arbóreas y arbustivas, tienen espinas, pero la mayoría de las especies herbáceas no las presentan. Sus flores pueden ser grandes y vistosas como las del tabachín y las del colorín, o muy peque¬ ñas como las de los huizaches y los mezquites. De acuerdo a su tipo de flor las leguminosas se clasifican en tres subfamilias: Caesalpinioideae, Mimosoideae y Papilionoideae (figura i). La característica que dis¬ tingue a las leguminosas de las especies de otras fa¬ milias es su fruto en forma de vaina o legumbre (Polhill 1997). DIVERSIDAD Leguminosae se encuentra dentro de las tres familias de plantas vasculares con mayor número de especies a nivel mundial (Rzedowski y Calderón 1997, Polhill 1997, Lewis et al. 2005). En México es el segundo grupo de plantas más diverso, después de la familia de los gira¬ soles, los gordolobos y las dalias (Asteraceae) (Sousa y Delgado 1993, Estrada y Martínez 2004). Para la flora de Durango, al momento se registra una riqueza de 68 géneros y 404 especies identificadas (apéndice 13), de las cuales, alrededor de 50 incluyen subespecies o variedades. En la entidad, la familia Fa¬ baceae ocupa el segundo lugar en diversidad de espe¬ cies y el tercero por su riqueza de géneros, después de Asteraceae (Compositae) y Poaceae (Gramineae) (Gon- zález-Elizondo et al. 2012). La subfamilia Papilionoideae incluye 81.5% del total de las leguminosas de la entidad (279 especies) entre las que se cuentan diversas especies de frijoles y frijo¬ lillos ( Phaseolus spp., Canavalia villosa, Galactia spp., Rhynchosia spp.) así como las conocidas como tronadoras ( Crotalaria spp.) y las hierbas locas ( Astragalus spp.). La subfamilia Mimosoideae, a la que pertenecen los gatu- ños ( Mimosa spp.), huizaches (Acacia spp.) y mezquites (Prosopis spp.), incluye 20% del total de especies (81); mientras que Caesalpinioideae, con 46 especies como el tabachín ( Caesalpinia spp.) y los palos verdes ( Cercidium spp.), representa 11% (cuadro 1). Más de la mitad de los géneros (37) están representados por una a tres especies, mientras que solamente cuatro gé¬ neros — Balea, Desmodium, Phaseolus y Astragalus, todos de la subfamilia Papilionoideae — representan casi la ter¬ cera parte de las leguminosas de la entidad (cuadro 1). DISTRIBUCIÓN La familia Fabaceae se encuentra en todos los tipos de vegetación de la entidad, sin embargo, son la Sierra y las Quebradas las ecorregiones donde se registra una mayor riqueza (cuadro 2). La región de las Quebradas y la Sierra en su parte occidental tienen mayor hume¬ dad y un gradiente de temperatura que favorece la di¬ versidad de plantas. La mayoría de las leguminosas que se distribuyen en el macizo de la Sierra Madre Occidental son herbᬠceas, anuales o perennes, carentes de espinas; por ejem¬ plo, Phaseolus spp., Lupinus spp. y Lotus spp., que forman parte del estrato herbáceo de los bosques templados. En contraste, en la región de las Quebradas es común encontrarlas en forma de arbustos o árboles, general¬ mente espinosos, y que se cuentan entre los elementos predominantes en bosques tropicales, como los mautos y tepehuajes ( Lysiloma spp.), huizaches y vinolos (Acacia spp.), navio (Conzattia sericea), entre otros (González- Elizondo et al. 2007). Ruacho-González, L„ I.L. López-Enríquez, A.C. Acosta-Hernández y F.I. Retana-Rentería. 2017. Las leguminosas (familia Fabaceae). En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 357-364. 358 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 1. Flores de las distintas subfamilias de leguminosas: a) Caesalpiniodeae ( Caesalpinia pulcherrima), b) Mimosoideae (. Acacia schaffneri ) y c) Papilionoideae (L upinus sp.). Fotos: M. Socorro González (a, b), Lizeth Ruacho (c). Diversidad de especies 359 Cuadro 1. Número de especies por género de leguminosas Subfamilia Géneros No. de especies % de cada género Senna 15 3.70 Caesalpinia 8 2.00 Chamaecrista 7 1.70 Hoffmannseggia 5 1.20 Pomaria 3 0.70 Caesalpiniodeae Bauhinia 2 0.50 Cercidium 2 0.50 Cassia 1 0.20 Conzattia 1 0.20 Haematoxylum 1 0.20 Parkinsonia 1 0.20 Subtotal 11 46 11.30 Mimosa 18 4.40 Acacia 16 3.90 Acaciella 7 1.70 Calliandra 7 1.70 Desmanthus 6 1.50 Leucaena 4 1.00 Lysiloma 4 1.00 Havardia 3 0.70 Mimosoideae Inga 3 0.70 Zapoteca 3 0.70 Albizia 2 0.50 Pithecellobium 2 0.50 Prosopis 2 0.50 Calliandropsis 1 0.20 Chloroleucon 1 0.20 Enterolobium 1 0.20 Painteria 1 0.20 Subtotal 17 81 20.00 * Una especie dentro de este género sólo está identificada hasta el nivel taxonómico género. Fuente: González-Elizondo et al. 2012. Subfamilia Géneros No. de especies % de cada género Dalea 59 14.50 Desmodium 29 7.10 Phaseolus 23 5.70 Astragalu s 20 4.90 Lupinus 14 3.40 Crotalaria 11 2.70 Tephrosia 10 2.50 Cologania 9 2.20 Rhynchosia 9 2.20 Aeschynomene 7 1.70 Lotus 7 1.70 Marina 7 1.70 Nissolia 6 1.50 Trifolium 6 1.50 L onchocarpus* 5 1.20 Coursetia 4 1.00 Eriosema 4 1.00 Eysenhardtia 4 1.00 Indigofera 4 1.00 Papilionoideae Lathyrus 4 1.00 Brongniartia 3 0.70 Diphysa 3 0.70 Erythrina 3 0.70 Galactia 3 0.70 Medicago 3 0.70 Vicia 3 0.70 Zornia 3 0.70 Clitoria 2 0.50 Macroptilium 2 0.50 Melilotus 2 0.50 Abrus 1 0.20 Amida 1 0.20 Calopogonium 1 0.20 Canavalia 1 0.20 Pediomelum 1 0.20 Platymiscium 1 0.20 Psorothamnus 1 0.20 Pterocarpus 1 0.20 Ramirezella* 1 0.20 Robinia 1 0.20 Subtotal 40 279 68.70 Total 68 406 100.00 3Óo La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 2. Riqueza de leguminosas registradas en las ecorregiones del estado Ecorregión Número de especies % Las Quebradas 145 35.60 La Sierra Sierra Madre Occidental 162 39.80 Piedemonte y serranías orientales 102 25.10 Los Valles 127 31.20 Árida y Semárida 59 14.50 Fuente: González-Elizondo et al. 2012. Aunque en la zona Árida es donde se encuentra la menor riqueza de especies de esta familia (14.5% del total), frecuentemente algunas de estas se comportan como dominantes en las asociaciones vegetales leñosas de la región; por ejemplo los gatuños ( Mimosa spp.), hui- zaches o chaparros ( Acacia spp.) y mezquites ( Prosopis odorata y ocasionalmente Prosopis laevigata). En la región de los Valles es común encontrar ma¬ torrales y bosques espinosos de talla baja en los que la especie más característica es P. laevigata, en ocasiones acompañado de huizache chino ( Acacia schaffneri). Es¬ tos mezquitales son comunidades vegetales más o me¬ nos abiertas que se desarrollan sobre suelos profundos y se extienden hasta los límites del piedemonte y la zona árida (González-Elizondo et al. 2007; figura 2). En cuanto a las leguminosas endémicas al territorio del estado, se reportan 11 especies, lo que representa 2.7% del total (cuadro 3). Entre estas destacan las espe¬ cies de los géneros Balea (ó) y Astragalus (3); la mayoría se conocen de bosque templado, con excepción de Brongniartia riesebergii, que limita su distribución a la zona árida del estado; Clitoria humilis, que se ha regis¬ trado únicamente de las cercanías de Huazamota (mu¬ nicipio Mezquital) a 700 msnm; Badea urceolata var. lucida, que se conoce solamente de los pastizales de la región de los Valles, y Balea pseudocorymbosa, de bos¬ que tropical caducifolio. En contraste con las especies endémicas, cuya distri¬ bución se restringe a algunas áreas del estado, se re¬ gistra la presencia en la flora estatal de 11 especies de leguminosas introducidas, la mayoría del Viejo Mundo (Villaseñor y Espinosa-García 2004, Sánchez-Blanco et al. 2012; cuadro 4); algunas, aunque tienen tendencia invasiva, han sido catalogadas como especies de aten¬ ción no prioritaria para México, ya que en los últimos dos siglos no han representado un problema grave en las regiones donde se encuentran (Sánchez-Blanco et al. 2012). IMPORTANCIA ECOLÓGICA, ECONÓMICA Y CULTURAL Las leguminosas cumplen una función importante en los ecosistemas, ya que fijan el nitrógeno de la atmós¬ fera al suelo a través de las rizobacterias que forman nodulos en sus raíces, haciendo disponible este elemen¬ to para las plantas (Polhill 1997). Esta ventaja ecológica no solo favorece a la agricultura, sino al medio ambien¬ te en general. Algunas de las especies de esta familia son de gran importancia económica: las hay alimenticias, forrajeras, medicinales, ornamentales, maderables; otras, en cam¬ bio, son consideradas tóxicas o malezas invasoras (Rze- dowski y Calderón 1997). Entre las pocas especies de leguminosas que pueden llegar a representar serios pro¬ blemas, en la flora del estado se registran: hierbas locas (Astragalus mollissimus y otras especies del mismo géne¬ ro), que son tóxicas para el ganado; barbasco (Tephrosia palmeri ) de los pastizales de la entidad, como otra posible planta tóxica al ganado (González-Elizondo et al. 2012); gatuño ( Mimosa biuncifera), una planta muy espinosa que se considera indicadora de disturbio (González-Elizondo et al. 2007); y también están las que son invasoras y que tienen un impacto ecológico más severo, como Medicago polymorpha (Villaseñor y Espinoza- García 2004). Diversidad de especies Figura 2. Algunas especies leñosas. Región de las Quebradas: a) Acacia farnesiana, b) A. interior; región de los Valles: c) A. shaffneri, d) Prosopis laevigata; región de zona Árida: e) A. constricta, f) A. berlandieri. Fotos: M Socorro González Elizondo (a, e,f), Martha González Elizondo (b), Lizeth Ruacho González (c, d). 3Ó2 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 3. Especies endémicas Nombre científico Nombre común Municipios Astragalus daleae Canelas, Santiago Papasquiaro, Pueblo Nuevo Astragalus ervoides var. maysillesi Vakpanik yooxi’ (tepehuano) Durango, El Mezquital, Pueblo Nuevo, San Dimas Astragalus pennellianus El Mezquital, Pueblo Nuevo, San Dimas Brongniartla riesebergii Vaina tamarindo, huizachillo, engordacabras Indé, Rodeo, San Pedro del Gallo Clitoria humilis El Mezquital Dalea conetensis Nuevo Ideal Dalea pseudocorymbosa San Dimas Dalea rupertii El Mezquital Dalea transiens Durango, Canatlán, Nuevo Ideal Dalea urceolata var. lucida Durango, Guadalupe Victoria Dalea wigginsii Durango, El Mezquital, Súchil Fuente: González-Elizondo et al. 2012. En contraste, son muchas más las especies de legu¬ minosas silvestres en Durango que se aprovechan con diversos fines. Entre las comestibles se cuentan varias especies de frijolillos ( Phaseolus ), de las que se consu¬ men tanto las semillas como las flores; algunas espe¬ cies de mo'ta'cch ( Eriosema ), guais, tepeguaje ( Leucaena ), guamúchil ( Pithecellobium dulce), mezquites ( Prosopis spp.) y cuarquina ( Macroptilium gibbosifolium), de la cual se consume la raíz. Algunas especies arbóreas son apreciadas por su madera, la cual se usa en construcción en el área rural del estado, como mezquites ( Prosopis spp.), huizaches y vínolos ( Acacia spp.) y tepeguajes (Lysiloma spp.). El colorín ( Erythrina spp.) se utiliza como cerco vivo, además de su potencial como ornamental. Varias especies silvestres se encuentran en las áreas verdes urbanas como ornamentales, algunas fueron plantadas mientras que otras se establecieron de manera natural y se les da mantenimiento como a las cultiva¬ das: el tabachín ( Caesalpinia pulcherrima), el tepeguaje ( Leucaena leucocephala), la retama ( Parkinsonia aculeata), los mezquites ( Prosopis spp.), los huizaches ( Acacia farnesiana y A. schaffneri), el guamúchil ( Pithecellobium dulce ) y duerme de noche ( Senna septemtrionalis ) (Gon¬ zález-Elizondo et al. 2008). Las leguminosas forman parte de la importante ri¬ queza cultural de nuestro país, pues existen reportes históricos del siglo xvi donde se menciona que algunas de estas plantas eran utilizadas con fines medicinales y ceremoniales (Rudd 1968). En la herbolaria tradicio¬ nal de Durango, utilizada principalmente por la pobla¬ ción rural e indígena, se incluyen una gran cantidad de leguminosas silvestres, entre otras: el huizache (Acacia farnesiana), huizache chino (A. schaffneri), hui¬ zache tepame (A. pennatula), vínolo (A. cochliacantha), chaparro prieto (A. constricta), tepehuaje (A. coulteri), tumiñjagam (Aeschynomene petraea), tabachín o uaak’up (Caesalpinia pulcherrima), mo’takch (Cologania obovata), tronadoras o xixkilh yooxi (Crotalaria spp.), engordaca- bra (Dalea bicolor), colorín o bhabui yooxi ' (Erythrina montana), guanacaste (Enterolobium cyclocarpum), varadulce (Eysenhardtia polystachya), brasil, hu’pas (Haematoxylum brasiletto), calcomeca (Phaseolus maculatus), hierba del indio (P. pedicellatus), y hierba de la víbora o kau (Zornia thymifolia) (González-Elizondo y González- Elizondo 1994, González-Elizondo et al. 2004). SITUACIÓN Y ESTADO DE CONSERVACIÓN Aunque esta familia está representada en la flora es¬ tatal por un alto número de especies, solo Trifolium wormskioldii se encuentra en la categoría de “amenaza¬ da” según la NOM-059 (semarnat 2010). No obstante, Diversidad de especies 363 Cuadro 4. Especies introducidas Origen Nombre científico Nombre común África, Asia, Europa Abrus precatorius América del Sur Caesalpinia gilliesii Islas del Caribe Caesalpinia pulcherrima Tabachín África, Asia, Europa M edicago lopulina África, Asia, Europa M edicago polymorpha África, Asia, Europa M edicago polymorpha var. vulgaris África, Asia, Europa Medicago sativa África, Asia, Europa Melilotus albus África, Asia, Europa Melilotus indicus Trébol América del Norte Robinia pseudoacacia Acacia África, Asia, Europa Trifolium repens Fuente: Villaseñor y Espinosa-García 2004, Sánchez-Blanco et al. 201 2. existen varias especies que se conocen de áreas muy restringidas, lo que podría indicar que tienen requeri¬ mientos ecológicos muy particulares; en este caso se encuentran por lo menos las microendémicas Clitoria humilis, Dalea conetensis y D. pseudocorymbosa, cuyos hábitats actualmente están expuestos a perturbaciones causadas por el cambio de uso del suelo (González-Eli- zondo et al. 2012). PRINCIPALES AMENAZAS En Durango, las principales causas del deterioro de los ecosistemas son la conversión de suelos con vegetación natural a áreas destinadas a la agricultura, y la gana¬ dería y el pastoreo extensivo sin control. Debido a que una gran parte de las leguminosas que componen la flora de la entidad son plantas herbáceas que habitan en los bosques templados, los disturbios (extracción forestal, incendios, sobrepastoreo) en los mismos po¬ drían provocar su extinción aun antes de que se logre registrar su presencia. Gran parte de la superficie ocu¬ pada originalmente por bosques espinosos en las par¬ tes más bajas de Durango, sobre la planicie costera del Pacífico, en donde muchas de las especies dominantes eran leguminosas, actualmente está ocupada por agri¬ cultura. No obstante, estos patrones de deterioro afec¬ tan de diferente manera a las distintas especies, pues mientras que para aquellas de distribución muy pun¬ tual, como las mencionadas en el apartado anterior, una alteración en el medio natural podría causar su extinción; existen otros casos donde la deforestación, el pastoreo y el abandono de las tierras favorece la aparición de plantas como los huizaches y los gatuños (González- Elizondo et al. 2007). OPORTUNIDADES Y ACCIONES DE CONSERVACIÓN Aún faltan muchas áreas del territorio estatal por ex¬ plorar, particularmente en la región de la Sierra, en donde se presenta la mayor riqueza de esta familia, y en las Quebradas, donde se dificulta el acceso y son pocos los colectores que se adentran en su vegetación. Entre las especies de leguminosas cuyas colectas son es¬ casas para estas áreas están: Acacia russelliana, Acaciella barrancana, A. painteri, A. rosei, A. villosa, Aeschynomene americana, A. hispida, Albizia occidentalis, Caesalpinia cacalaco y C. eriostachys, entre otras. Además de realizar exploraciones botánicas en cam¬ po para registrar especies adicionales para la flora del estado y para conocer mejor su distribución, fenología1 y 1 Fenología: Los fenómenos estacionales de las plantas, como por ejemplo el periodo de floración, de fructificación, de pérdida del follaje, etcétera. 364 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado otros aspectos sobre su biología y ecología, se requie¬ ren estudios taxonómicos de grupos particulares como el género Dalea, del cual, tan solo en los últimos 10 años se han descrito tres especies de Durango. Asimismo, se requiere dirigir estudios para monitorear y evaluar las poblaciones de las distintas especies. Entre las acciones de conservación de algunas espe¬ cies de leguminosas, se encuentra el caso del uso de mezquite ( Prosopis laevigatá) en viveros comunitarios y plantaciones forestales en algunas localidades de la entidad (Ríos-Saucedo et al. 2012, Pronatura 2013); el uso de este tipo de especies, que son nativas, contribu¬ ye a la estabilidad ecológica de los ecosistemas además de restaurar el paisaje y la dinámica de los servicios ambientales que la cubierta vegetal otorga. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES Durango es un estado con gran diversidad de legumino¬ sas. Aunque se ha trabajado mucho en realizar un in¬ ventario sobre la diversidad de la familia Fabaceae, es necesario que se lleven a cabo más exploraciones y colectas en algunas zonas del estado; tomar nota de los factores físicos y ambientales de los sitios en los que se desarrollan las especies es de gran ayuda a la hora de tomar decisiones e implementar acciones de manejo. Para mantener el buen estado de los ecosistemas o evitar que se deterioren aún más es necesario, en pri¬ mer lugar, regular el pastoreo y otras actividades agrí¬ colas y forestales. Para restaurar áreas y proteger el suelo mediante reforestación, las leguminosas repre¬ sentan una alternativa con futuro prometedor. El propagar especies nativas ayuda a mantener el ger- moplasma de esta familia botánica tan diversa. Utilizar especies de leguminosas en parques y jardines como árboles de sombra, además de regular la temperatura, contribuye a la belleza del paisaje. Aunque las especies de leguminosas introducidas en Durango actualmente no parecen representar un problema, es necesario aumen¬ tar los esfuerzos por conocer la flora de nuestro entorno y de este modo identificar a tiempo posibles amenazas a las plantas nativas y a sus ecosistemas. REFERENCIAS Estrada, A.E. y A. Martínez. 2004. Los géneros de leguminosas del norte de México. 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Diversidad de especies 365 Ahuehuete, viejo de! aqua o* • jabino (Taxodium distichum var. mexicanum) José Villanueva Díaz • Hilda Esther Escobedo Quiñones DESCRIPCIÓN El sabino es un árbol de apariencia majestuosa que alcanza hasta 40 m de altura; de tallo grueso y diáme¬ tros que en muchos ejemplares sobrepasan los 200 cm (figura 1), corteza de color café claro, ramillas colgan¬ tes; hojas dísticas, sésiles, lineares, casi rectas de 8 a 20 mm de largo por 1 mm o menos de ancho; ápice agudo, cristalino, base abrazando la ramilla, la vena central sobresaliente en el envés y grabada en forma de surco en el haz; inflorescencia masculina de 15 a 30 cm de largo; conos globosos a ovales subsésiles, de 1.3 a 2.5 cm de largo por 1 a 2 cm de ancho, de color verde, con escamas arrugadas y dotadas de bolsas resiníferas (Martínez 1963; figura 2). Se le conoce con diferentes nombres vernáculos, siendo el más común el de ahuehuete, que procede del náhuatl y que alude a su gusto por el agua ( atl ) y a su longevidad (huehuetl); es decir, “el viejo del agua”. El sabino se adapta a diversas condiciones ambien¬ tales y tipos de suelo, pero su principal limitante es la disponibilidad de agua superficial o la presencia de un manto freático muy somero (Carranza 1992, Villanueva- Díaz et al. 2003). DIVERSIDAD El sabino pertenece a la familia Taxodiaceae, la cual in¬ cluye un total de 15 especies y nueve géneros: Anthrotaxis, Cryptomeria, Cumminghamia, Glyptostrobus, Metasequoia, Sequoia, Sequoiadendron, Taiwanül, y Taxodium. La es¬ pecie que se reconoce en Durango es la única presente en México: Taxodium distichum var. mexicanum (Carr) Gordon (González-Elizondo et al. 2014). DISTRIBUCIÓN En la república mexicana, Taxodium distichum var. mexicanum (sinonimia Taxodium mucronatum ) se distri¬ buye en gran parte del territorio, excepto en las penínsu¬ las de Yucatán y de Baja California; su rango altitudinal fluctúa de 300 a 2 300 m, aunque algunos individuos prosperan en mayores elevaciones. En Durango los bosques de galería en donde se pre¬ senta el sabino son los de la zona Árida y Semiárida y los de la región de los Valles (González-Elizondo et al. 2007); las mayores poblaciones de sabino se concen¬ tran particularmente en dos importantes sistemas hi¬ drológicos conocidos como río Nazas y río San Pedro Mezquital, donde la especie está presente en gran par¬ te del ecosistema ripario. El sabino también es de gran importancia en parques y jardines urbanos en la ciudad de Durango y otras localidades, donde se encuentran pequeñas poblaciones de esta especie, o bien, se ubica aislado en sitios públi¬ cos o en pequeñas propiedades. Un ejemplo es el caso del Parque Guadiana en la ciudad de Durango, los sabinos existentes constituyen relictos de vegetación nativa establecida en un humedal, ya que al empantanarse el sitio y al existir un manantial (ojo de agua del Obispo), el arbolado dispone de agua durante varios meses. Esta situación cambió drásticamente con el abatimien¬ to de los mantos acuíferos y con ello la desaparición de gran parte del arbolado, como se constata con la edad de los sabinos existentes, que difícilmente sobrepasan los 280 años de edad, con dominancia de árboles con menos de 100 años (véase el estudio de caso: “Distribu¬ ción y edades de los sabinos en las cuencas de los ríos Nazas y San Pedro Mezquital”, publicado en esta obra). IMPORTANCIA ECOLÓGICA, ECONÓMICA Y CULTURAL Los bosques de galería o vegetación riparia son masas arbóreas que se desarrollan a orillas de arroyos o ríos, ocupan franjas angostas a lo largo de corrientes fluvia¬ les. Son considerados como uno de los ecosistemas más diversos, dinámicos y complejos (Naiman et al. 1993). Villanueva-Díaz, J. e H.E. Escobedo-Quiñones. 2017. Ahuehuete, viejo del agua o sabino ( Taxodium distichum var. mexicanum). En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 365-369. La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado 366 Figura 1. Ahuehuetes en a) El Saltito y b) Laguna Saltillos. Fotos: Alianza wwf-fgra (a) e inifap ceñid raspa (b). Diversidad de especies 367 En forma general, se podría decir que el porcentaje de ecosistemas riparios en México es mínimo, representa 1.31% con 2.58 millones de hectáreas, con relación a 1964 millones de hectáreas del territorio nacional. Esta cifra puede resultar insignificante si se compara con la super¬ ficie ocupada por otros tipos de vegetación dominantes en México (Rzedowski 1986, Velázquez et al. 2002). No obstante, su valor ecológico es alto si considera¬ mos su función como corredores biológicos, los cuales constituyen ecosistemas de transición entre los siste¬ mas acuáticos y los terrestres. Estos corredores a lo largo del río permiten restaurar la calidad del agua, a la vez que favorecen la formación de un mosaico de alta biodiversidad, que se ve reflejada en las diferentes co¬ munidades de vegetación, las cuales albergan una gran cantidad de especie de fauna (Nilsson y Berggren 2000). La vegetación riparia se distingue de aquella loca¬ lizada en áreas aledañas por sus atributos, que son ma¬ yores en términos de biodiversidad, densidad, biomasa, complejidad ecológica, número de especies siempre verdes y un microclima más estable. Además, los eco¬ sistemas riparios en ambientes áridos y semiáridos re¬ presentan una fuente de acogimiento de una numerosa diversidad de plantas y animales, también proveen de hábitat a invertebrados que son fuente importante de ali¬ mento para la fauna acuática y terrestre, además de constituir la única fuente de agua para todos estos orga¬ nismos, muchos de los cuales son migratorios, especial¬ mente aves (Valencia Castro 2002, Treviño et al. 2001). Este tipo de vegetación ofrece un hábitat permanen¬ te para especies residentes, y temporal para especies migratorias que año con año visitan el territorio nacio¬ nal; además recargan el acuífero, función vital desde el punto de vista social y económico para la prosperidad de una región (Naiman et al. 1993). Los sabinos dan una estabilidad física a los taludes de los cauces donde se ubican; su remoción, por lo tanto, deja expuestos estos sitios a una acelerada degradación hídrica, situación que desafortunadamente ocurre en los ríos Nazas y San Pedro Mezquital. Los bosques de galería constituyen una fuente in¬ comparable de información paleoclimática (Villanue- va-Díaz et al. 2007 y 2014, Stahle et al. 2011), ya que el sabino, por su longevidad, alcanza edades milenarias con las cuales es factible determinar las variaciones hidroclimáticas de alta (interanual) y baja (multianual) frecuencia registradas en sus anillos de crecimiento anual; información relevante en análisis históricos de frecuencias de sequías, calentamiento global y tendencias e impacto de fenómenos de circulación general (Stahle et al. 2011, Villanueva-Díaz et al. 2007 y 2014). En térmi¬ nos culturales, los ecosistemas riparios con sabino son de gran aprecio, ya que la especie se cataloga como el árbol nacional de México por estar íntimamente ligado a la historia y cultura mexicana (Luque 1921). SITUACIÓN Y ESTADO DE CONSERVACIÓN El sabino o ahuehuete es una especie con amplia dis¬ tribución en el territorio mexicano y a pesar de que gran parte de su hábitat ha sufrido modificaciones sig¬ nificativas en términos de disponibilidad de agua, dis¬ tribución y calidad, así como cambios en su estructura provocada por acciones antropogénicas, la NOM-059 (semarnat-20io) no la considera una especie amena¬ zada. Además en la Lista Roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (uicn) sólo se clasifica como con “preocu¬ pación menor” (Farjon 2013). Esta situación, sin embar¬ go, no limita los esfuerzos que se puedan desarrollar para restaurar su condición original y favorecer su di¬ námica poblacional. PRINCIPALES AMENAZAS Los factores que producen gran daño en el arbolado de sabino, al acelerar su pudrición, favorecer la entrada de patógeneos y producir su muerte prematura son: la construcción de presas con fines agrícolas, la desviación de agua directamente del río hacia parcelas agrícolas de riego, la descarga de aguas residuales sin tratamiento al lecho del río, así como el daño provocado al arbolado por vandalismo, incendios intencionales o por descuido, el corte de ramas para cercado de potreros y la crecien¬ te demanda de parcelas agrícolas anexas a los márge¬ nes del río. Además el uso indiscriminado de los recursos hídricos, desviación del flujo en corrientes perennes, abatimien¬ to de mantos acuíferos y problemas de contaminación, han provocado la desaparición de diversas poblaciones de esta especie en diversos sitios del territorio nacio¬ nal, por lo que resulta prioritario generar conocimien¬ to que contribuya a establecer estrategias de manejo para su restauración. Para el caso de Durango se ha detectado, en la cuenca del río San Pedro Mezquital, que cuando no se realiza reforestación con plantas cultivadas, algunas especies nativas con menores requerimientos hídricos como el sauz ( Salix sp.), álamo (Populas fremontii), fresno ( Fraxinus 308 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado A B Figura 2. Ahuehuetes a) hojas y b) conos globosos. Fotos: Jaime Rojo-Alianza wwf-fgra (a) y José Villanueva-iNiFAP ceñid raspa (b). Diversidad de especies 369 sp.), mezquite ( Prosopis sp.), huizache ( Acacia schafneri ) y otras leguminosas, e incluso nopales ( Opuntia sp.), tienden a ocupar los espacios dejados por el sabino. ACCIONES DE CONSERVACIÓN En el Cañón de Fernández, sitio Ramsar de protección de flora y fauna, ubicado en la cuenca del río Nazas, se han emprendido acciones de protección y restauración mediante la reforestación con sabino. La longitud re- forestada no es continua y solo llena tramos o espacios donde se perdió o removió la vegetación original; la especie se hizo evidente en el mes de agosto de 2014, con el establecimiento de más de 5 mil plántulas de sa¬ bino a lo largo del río. RECOMENDACIONES Se recomienda el desarrollo de proyectos ecoturísticos, pero se deberá enmarcar en un ámbito donde se real¬ cen los atributos visuales del entorno como belleza escénica del paisaje, la presencia de árboles longevos, la biodiversidad y la importancia ecológica del bosque de galería. La integración de estos elementos, apareja¬ do a la participación decidida de los poseedores del re¬ curso, podrá tener un impacto en la promoción de la especie como fuente sustentable de ingresos económi¬ cos, recursos que a la vez podrán invertirse en cierta proporción para fomentar su conservación. REFERENCIAS Carranza, E. 1992. Taxodiaceae. En: Flora del Bajío y de regiones adya¬ centes. ]. Rezedowski, G. Calderón de Rezedowski (ed.). Instituto de Ecología, A.C. Centro Regional del Bajío, Pátzcuaro, Michoacán. Fascículo 4: 1-7. Farjon, A. 2013. Taxodium mucronatum. The iucn Red List of Threate- ned Species. Versión 2015-4. En: , últi¬ ma consulta: 14 de marzo de 2016. González-Elizondo, M.S., M. González Elizondo y M.A. Márquez. 2007. Vegetación y ecorregiones de Durango. Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional, Unidad Duran¬ go. Durango. González Elizondo, M„ M.S. González Elizondo, I.L. López Enriquez et al. 2014. Base de datos florísticos del estado de Durango. MS Access- Herbario ciidir-ipn, Durango. Inédito. Luque, E. 1921. Voto razonado para elegir árbol nacional. Sociedad Forestal Mexicana. Revista México Forestal 1(9-10): 3. Martínez, M. 1963. Las pináceas mexicanas. 3a edición. Instituto de Biología, unam, México. Naiman, R.J., H. Décamps y M. Pollock. 1993. The role of riparian corridors in maintaining regional biodiversity. Ecological Applica¬ tions 3: 209-212. Nilsson, C. y K. Berggren. 2000. Alterations of riparian ecosystems causedby river regulations. Bioscience 50(9): 783-192. Rzedowski, J. 1986. Vegetación de México. Limusa, México. Stahle, D.W., J. Villanueva-Diaz, D.J. Burnette et al. 2011. Major Mesoamerican droughts of the past millennium. Geophysical Research Letters 38: L05703. Treviño, G„ E.J., C. Cavazos C. y O. A. Aguirre. 2001. Distribución y estructura de los bosques de galería en dos ríos del centro de Nuevo León. Madera y Bosques 7(1): 13-25. Valencia-Castro, C.M. 2002. Factores que inciden en el deterioro eco¬ lógico y social de la parte baja del río Nazas: Uso de un sistema de información geográfica. Biodesert A.C. Informe técnico final. Velázquez, A., J.F. Mas, J. R. Díaz et al. 2002. Patrones y tasas de cam¬ bio de uso del suelo en México. Gaceta ecológica 62: 21-27. Villanueva-Diaz, J„ A. Hernández, R.F. García F. et al. 2003. Análisis estructural de un rodal de sabino (Taxodium mucronatum Ten.) y vegetación circunvecina en los Peroles, San Luis Potosí, México. Ciencia Forestal 28(94): 57-79. Villanueva-Diaz, J, D.W. Stahle, B.H. Luckman et al. 2007. Potencial dendrocronológico de Taxodium mucronatum Ten. y acciones para su conservación en México. Ciencia Forestal 32(101): 9-37. Villanueva-Diaz, J„ J. Cerano-Paredes, A. Gómez- Guerrero et al. 2014. Cinco siglos de historia dendrocronológica de los ahuehuetes (Taxodium mucronatum Ten.) del parque El Contador, San Salvador Ateneo, Estado de México. Agrociencia 48: 725-737. La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado IHstríbudm y edades de los sabinos en las cuencas de los ríos Nazas y San Pedro Mezqultal José Villanueva Díaz • Hilda Esther Escobedo Quiñones • Aldo Rafael Martínez Sifuentes INTRODUCCIÓN La edad que alcanza un sabino, también conocido como ahuehuete o viejo de agua, ( Taxodium distichum var. mexicanum ) puede fluctuar dependiendo de las condi¬ ciones ecológicas donde se encuentren sus poblacio¬ nes, con edades dominantes inferiores a 300 años, pero en algunos sitios se han detectado individuos milena¬ rios (Villanueva-Díaz et al 2007, Stahle et al 2011). Estos árboles, de gran importancia en el ecosistema, generalmente sufren de pudriciones en la parte central del tronco, debido a golpes de rocas durante las grandes avenidas, daños por incendios intencionales, corte de ramas y daños a las raíces por pisoteo de ganado, pa¬ seantes y problemas de oxigenación interna. Estos dis¬ turbios limitan la determinación con mayor precisión de la edad de estos organismos longevos, ya que difí¬ cilmente se puede obtener una muestra que contenga los anillos de crecimiento del centro del árbol (Villa- nueva-Díaz et al 2010). A pesar de lo anterior, se han identificado ejemplares milenarios en parajes muy lo¬ calizados de los ríos Nazas y San Pedro Mezquital. METODOLOGÍA Para el análisis de la distribución del sabino se recurrió al rodalizado de pixel. Por medio de imágenes obtenidas de Google Earth se identificaron imágenes fuente para diversos puntos de control a lo largo del río y la geo- rreferenciación de las imágenes para digitalizar la dis¬ tribución de la especie y estimar la superficie ocupada a lo largo del río. Para el análisis sobre la composición estructural en términos de edad, se extrajo una muestra parcial para el conteo de anillos de crecimiento y se identificaron a los individuos de sabino longevos, por su caracterís¬ tica apariencia física: fuste espiralado; ramas principa¬ les colgantes y en escaso número; copa aplanada y algunas veces con una corteza relativamente delgada y con desprendimiento. En el río Nazas, se realizó un estudio intensivo del Cañón de Fernández. Además, se realizón un transecto corriente abajo de la Presa Lázaro Cárdenas y se esta¬ blecieron 38 sitios de muestreo. En el río San Pedro Mezquital (en adelante rspm), se establecieron parcelas rectangulares de 10 x 20 m, distribuidas sistemáticamente cada 2 km en una longi¬ tud total de 2Ó0 km en ambos márgenes del río, así como en sitios emblemáticos de la ciudad de Durango. La longitud del rspm estudiada fue de 19 km para la “Barranca de San Quintín”, 67 km para el sector de “El Saltito”, 75 km para “El Mezquital” y al menos 10 km aguas abajo de las cortinas de cada una de las presas Guadalupe Victoria, Presa del Águila y Santiago Baya- cora, lo que hace un total de 191 km. El número de si¬ tios de muestreo en el área con sabino fue de 69, más 14 bajo las cortinas de las presas, lo que hace un total de 83 puntos de muestreo (figura 1). CUENCA DEL RÍO NAZAS La cuenca del río Nazas es el área de captación de agua que constituye la fuente principal de agua superficial para la Comarca Lagunera. El agua producida en la parte alta de la cuenca se concentra mediante sus tributarios en el río Nazas, que aguas abajo de la presa Lázaro Cárdenas o Palmito forma un bosque de galería casi continuo que termina en el poblado de Sapiorís, en la parte baja de esta cuenca. Los resultados del análisis señalan que el sabino se distribuye en una longitud total de 281.4 km en ambos márgenes del cauce (figura 2). La mayor población de la especie se ubica entre las presas Lázaro Cárdenas y Francisco Zarco, aunque antes de descargar en la presa Lázaro Cárdenas, diversos afluentes poseen pequeñas poblaciones de la especie. Aguas abajo de la presa Francisco Zarco se encuentra el Cañón de Fernández, un parque estatal y sitio Ramsar de protección de flora y fauna donde el sabino se distribuye en una longitud Villanueva-Díaz, J„ H.E. Escobedo-Quiñones y A.R. Martínez-Sifuentes. 2017. Distribución y edades de los sabinos en las cuencas de los ríos Nazas y San Pedro Mezquital. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 370-378. Sa'-a&M 23*tfN S-Sfftj Sfl'CW Diversidad de especies MMMtfW 104*3OW iQ4+3ü,w i04aifrw 101*40 W 104‘30‘W KM'JO'W lO-J* 1 PW 5IMHOLOGÍA i i Durargo • Sitios de muestreo Limite municipal Ciudades "s Coffientes principales Figura 1. Sitios de muestreo cuenca del río San Pedro Mezquital. 23" WN 23NCN SS'SON 34*ffH La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado lüí'W ? S cnmam a cqahuhá '¿Unito Mwvei fienTtqfe Gcmira Pitaco .J Pftí 3 - l jJ¿,Y , Cuenca mé de Üer-tóeíce Estate} 1:1 403 850 O 10 20 40 HA 1 íaá'w ííwtt SIMBQLQGÍA t . I Durango □ Límite estatal Ciudades Cuerpos de agua Gómenles principales Sabinos Cañón de Fernández Zonas cultivadas Figura 2. Distribución del sabino en la cuenca del río Nazas, Durango. 25'N 36’N Diversidad de especies 373 Cuadro 1. Frecuencia de edades de árboles de sabino muestreados en ambos márgenes del río Nazas Margen izquierda Margen derecha Clase (años) Número de árboles % Clase (años) Número de árboles % 0-100 79 25.60 1-100 125 31.60 1 00-200 114 36.90 1 00-200 138 34.80 200-300 31 10.00 200-300 49 12.40 300-400 40 12.90 300-400 29 7.30 400-500 19 6.10 400-500 22 5.60 500-600 14 4.50 500-600 9 2.30 600-700 7 2.30 600-700 7 1.80 700-800 1 0.30 700-800 5 1.30 > 800 4 1.30 800-900 2 0.50 900-1 000 5 1.30 >1 000 5 1.30 Fuente: Alianza wwf-fgra/inifap ceñid raspa 2011. aproximada de 18 km y en el que se han emprendido acciones de protección y de restauración mediante la reforestación en transectos específicos. La presencia de individuos menores a 300 años de edad constituye 78% de la población, y los árboles con más de 700 años representan menos de 5% de la pobla¬ ción total (cuadro 1). Se ha detectado la presencia de in¬ dividuos milenarios en parajes protegidos y dispersos a lo largo del río (figura 3), generalmente protegidos por un talud de rocas, con lento movimiento del agua y gran profundidad, situación que los protege de afectaciones en grandes avenidas. Para algunos sabinos del río Nazas se estimó una edad de 1 200 años, pudiendo existir indi¬ viduos en la región con una edad mayor. CUENCA DEL RÍO SAN PEDRO MEZQUITAL El estudio de la dinámica del bosque de galería en la cuenca del rspm constituye una de las investigaciones realizadas con más detalle en un sistema ripario de México, ya que de 540 km de longitud aproximada del río, se estudió cerca de 200 km, es decir 37% de su longi¬ tud total (figura 4 y 5, Alianza wwf-fgra/inifap ceñid raspa 2011). El bosque de galería con sabino en el rspm, presenta una composición florística diversa y en ciertos sitios se encuentra disperso y mezclado con otras espe¬ cies; en otros forma un continuo de vegetación con do¬ minancia de un bosque casi puro de sabino. Uno de los tributarios del rspm, denominado Barranca de San Quintín, por su aislamiento y poco disturbio humano, mostró una distribución en “J” invertida o coetánea de sus poblaciones en términos de clases diamétricas y edades; también mostró una adecuada regeneración y presencia de renuevo. Para el mismo afluente, esta con¬ dición fue diferente; sin embargo, para poblaciones cer¬ canas a asentamientos humanos, el disturbio humano y la remoción de arbolado adulto originó que las pobla¬ ciones de sabino mostraran una distribución diferente; es decir, presencia de árboles en varias clases de edades y una mínima o nula regeneración. Las edades encontradas en este estudio para los sa¬ binos en el rspm concuerdan en gran medida con las del río Nazas; no obstante ciertos sectores del río, par¬ ticularmente el paraje El Saltito, mostró la presencia de individuos longevos, algunos de los cuales superan el milenio (figuras ó y 7). La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 3. Espécimen longevo de sabino a las orillas del río Nazas. Foto: Alianza wwf-fgra/inifap ceñid raspa. CONCLUSIÓN Y RECOMENDACIONES Las poblaciones del sabino tienen alta influencia antro- pogénica, particularmente en rodales cercanos a pobla¬ ciones rurales y urbanas, con efectos en el reclutamiento de nuevos individuos de la especie y en la dominancia de clases diamétricas (intervalo de diámetros que se tra¬ tan como una sola clase) y de edades. La situación de la dinámica actual del bosque de ga¬ lería afecta los procesos sucesionales del ecosistema e impacta el ciclo hidrológico, la calidad de agua, la biodi¬ versidad y las condiciones microclimáticas dominantes. La distribución de edades es muy heterogénea a lo largo de los tramos estudiados, presentándose sitios dominados por arbolado joven (menos de 100 años) o bien parajes con dominancia de árboles maduros (100 a óoo años), longevos (más de 800 años) y algunos otros con una combinación de ambos (figura 8). La variación de la edad que caracteriza a los parajes estudiados, da pauta para sugerir acciones a implemen- tar de manera específica para cada sitio. Se debe consi¬ derar la conservación de sitios con mínimo disturbio y la restauración de aquellos degradados o donde la vegetación fue eliminada en su totalidad, para favore¬ cer el flujo del agua y evitar inundaciones en poblacio¬ nes rurales establecidas aledañas al cauce principal. Los tramos abajo de las presas necesariamente re¬ quieren de acciones de restauración debido a la remo¬ ción del arbolado, modificación física del cauce por la extracción de material para construcción y dominancia de especies con menos requerimientos hídricos como es el caso de sauz, álamo, mezquite, huizache y pirul, entre otros. Los parajes como El Saltito, Saltillos, Barranca de San Quintín y Cañón de Fernández, por su belleza escénica y la presencia de árboles longevos — algunos de los cua¬ les sobrepasan el milenio de edad — requieren de labores urgentes de protección, situación que también pudiera dar la pauta para la implementación de proyectos eco- turísticos que contribuyan a su conservación. En el Cañón de Fernández, ubicado en la cuenca del río Nazas, la conservación de especímenes longevos debe considerar de manera integral a todo el ecosistema; des¬ de el manejo forestal sustentable de las partes altas de las cuencas donde se generan los recursos hídricos, que 23'3CN aa-iHJN 33’SffN Diversidad de especies 104'20'W DURA?®*} ‘S fie Ag ¡ato Mlfiftp? Lvü*l S#n Ntstffc Bbnti hfexqjM UVnWllO Afefonfco f iltiJfciZ- ■del Mí:£|ih!,i¡ Escala; 1:395 OOty D 2.5 5 lÓftn IW’SO'W T* ■ < f f í>0T'30Jfl}.1e - 1 w < J y. SfMBOLOGÍA I1TJ Guiarlo Sabinos i t Límite estatal 1 1 Senas cultivadas Ciudades Corrientes prtndpeles Figura 4. Distribución de sabino en el cauce del río San Pedro Mezquital. 23'4ffN 23"- 5ffN 24‘Q'K 23*3ffN 23*4ÍTH tt’SOt* 24* 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 CN n- UO \ - 1 — 1 — I — 1 — I - 1 — \ — I - | - 00 O CN N" UD 00 O CN N" 1 — i — 1 — 1 — 1 — CN CN CN CN 0 O 0 0 0 0 0 O 0 0 O 0 0 0 CN uo 00 0 UD 00 fN UO 00 0 NO bO bO NO 1 NO 1 1 N" in LD 1 f£> | UO | I 0 , — , — , — , — , - 1 00 O CN 5 00 N" CN ud O N" 5 1 — fN bO bO bO bO bO N- LO LO UD UD 00 00 Clases de edad (años) Figura 6. Distribución de edades de los individuos de sabino presentes en un transecto aproximado de 10 km en el paraje denominado El Saltito Fuente: Alianza wwf-fgra/inifap ceñid raspa 2011. Figura 7. Árbol milenario localizado entre los parajes Saltito y Saltillos en el río San Pedro Mezquital. El fuste principal en espiral es una característica inconfundible de árboles longevos. Foto: Alianza wwf-fgra/inifap ceñid raspa. La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 8. Sección transversal de madera de sabino mostrando la formación de anillos de crecimiento anual y su alta sensibilidad a variables climáticas, determinada por la formación de anillos anchos y angostos; los primeros influenciados por una mayor precipitación y los segundos por una limitada cantidad de lluvia. Foto: INIFAP CEÑID RASPA. luego son descargados de manera natural en las corrien¬ tes fluviales, donde se ubica el ecosistema ripario, hasta las partes bajas donde se realiza el mayor aprovecha¬ miento del agua tanto superficial como subterránea. Esta acción, sin embargo, demanda de un gran esfuer¬ zo de la parte social involucrada en el aprovechamien¬ to de los recursos forestales, hídricos y de todo el uso que se realiza de la vegetación para actividades agrí¬ colas, pecuarias, urbanas, industriales y de otra índole. Algunas acciones que se pueden realizar para prote¬ ger los sabinos longevos son: hacer del conocimiento de la ubicación de estos ejemplares a la población rural y urbana, con miras a evitar su destrucción; promover una cultura ambiental de la sociedad en su conjunto, particularmente de aquella que habita cerca de ecosiste¬ mas riparios; hacer partícipes a los usuarios establecidos en las zonas aledañas al cauce del río, de la importan¬ cia que reviste el conservar los individuos longevos; propagar información sobre las funciones que desem¬ peñan estos especímenes en la estabilidad de los ban¬ cales, cómo favorecen la calidad de agua y fomentan la presencia de fauna acuática. Estas acciones deben ir asociadas a la difusión y participación directa de los usuarios del agua y comunidades aledañas. REFERENCIAS Alianza wwf-fgra/inifap ceñid raspa. 2011. Dinámica poblacional del sabino o ahuehuete (Taxodium mucronatum Ten.) en la cuenca del río San Pedro Mezquital. Inédito. Stahle, D.W., J. Villanueva-Díaz, D.J. Burnette et al. 2011. Major Mesoamerican droughts of the past millennium. Geophysical Re¬ search Letters 38: L05703. Villanueva.Díaz, J, D.W. Stahle, B.H. Luckman et al. 2007. Potencial dendrocronológico de Taxodium mucronatum Ten. y acciones para su conservación en México. Ciencia Forestal 32(101): 9-37. Villanueva-Díaz, ]., J. Cerano P, J. Estrada A. et al. 2010. Precipitación y gasto reconstruido en la cuenca baja del río Nazas. Revista Mexi¬ cana de Ciencias Forestales 1(1): 37-53. Diversidad de especies 379 c/Hoscas (Insecta: Díptera) Gerardo Pérez Santiago • Isaías Chaírez Hernández • María Pioquinta González Castillo • Alejandro Leal Sáenz DESCRIPCIÓN El orden Diptera agrupa a aquellos insectos que se co¬ nocen bajo los epítetos comunes de “moscas”, “mosqui¬ tos”, “jejenes” y “chaquistes” (Ibáñez-Bernal et al. 200Ó). Se caracterizan por presentar las alas mesotorácicas generalmente bien desarrolladas, de tipo membranoso, mientras que las alas metatorácicas son reducidas en forma de órganos sensoriales especializados; presentan ojos compuestos grandes. Etimológicamente la palabra díptera proviene de dis o di (dos) y pteron (alas), hacien¬ do referencia a que sólo tienen dos alas funcionales y a la presencia de un par de halterios o alas reducidas en lugar de alas anteriores (Borror et al. 1989). Las piezas bucales son de tipo succionador-picador o succionador- cortador, con los palpos maxilares bien desarrollados y los palpos labiales ausentes. Algunas larvas presentan hábitos fitófagos (es decir, se alimentan de plantas), como los cecidómidos y tephritidos; otras son saprófagas (se alimentan de re¬ siduos de otros organismos), como los múscidos; otras son parásitas externas o internas; algunas son depreda¬ doras como los sírfidos. Los adultos pueden alimentar¬ se con néctar, sangre, sustancias con azúcares, grasas y proteínas en suspensión. Desde el punto de vista es¬ tructural constituyen uno de los grupos más evolucio¬ nados entre los insectos. Los adultos son normalmente diurnos, con colora¬ ciones en general poco vistosos, y muchas veces ma¬ nifiestan mimetismo con el entorno (Morón y Terrón 1988). Aunque suelen ser de costumbres diurnas, las especies hematófagas son normalmente crepusculares o nocturnas. El tamaño de estos insectos se puede consi¬ derar de pequeño a mediano con cuerpo suave, de me¬ nos de 1 mm hasta 30-60 mm. DIVERSIDAD Los dípteros constituyen uno de los órdenes con mayor riqueza de especies, varios de ellos muy abundantes. Llorente-Bousquets y Ocegueda (2008) consideran que a nivel mundial se han descrito 72052 especies de in¬ sectos dentro de este orden, y que México cuenta con 2091 especies, de las cuales 277 especies son endémi¬ cas para el país. Morón y Terrón (1988) propusieron que en México debían existir más de 30000 especies de este orden, distribuidas en aproximadamente 110 familias. Para Durango, Llorente-Bousquets y Ocegueda (2008) consideran la existencia de 53 especies de dípteros. En el presente trabajo se revisaron nueve publica¬ ciones que estuvieron disponibles para consulta, y se documentó la presencia de 20 familias con 78 especies de dípteros en la entidad (cuadro 1 y apéndice 14), donde la familia Tachinidae presentó el mayor número de es¬ pecies, lo que coincide con Ibáñez-Bernal et al. (2006). DISTRIBUCIÓN Los dípteros están presentes en prácticamente todas las áreas terrestres del planeta. Son insectos especiali¬ zados a una gran diversidad de microambientes y re¬ cursos que emplean para la crianza y su alimentación; tal especialización se refleja en la gran riqueza de es¬ pecies, con estilos de vida muy particulares, por lo que ha sido considerado como uno de los grupos de orga¬ nismos más importantes y diversificados en el contex¬ to mundial. Por ejemplo, las larvas de Anopheles se encuentran principalmente en piscinas, pantanos y lugares donde la vegetación es considerable; Aedes y Psorophora cre¬ cen en estanques de bosques y pantanos salados; Culex en contenedores artificiales y todos aquellos cacharros que puedan servir como contenedores de agua, por lo cual continuamente se mantienen campañas de desca- charrización en ciudades del estado, para evitar la pro¬ liferación de mosquitos. Se han colectado insectos de las familias Chloropidae (figura 1), Lauxanidae (figura 2) y Tabanidae (figura 3) en regiones agrícolas y huertos de manzano de la región de Canatlán, mientras que la Pérez-Santiago, G„ I. Chaírez-Hernández, MP. González-Castillo y A. Leal-Sáenz. 2017. Moscas (Insecta: Diptera). En: La loiodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 379-383. 38o La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 1. Relación de familias, géneros y número de especies de Díptera presentes en el estado Familias Géneros Especies Anopheles 1 Culicidae Aedes 3 Culex 5 Cu [¡seta 1 Syrphidae Chilosia 1 Eristalis 1 Stratiomyidae Hermetia 1 Adoxomyla 1 Saundersia 1 Jurlnia 2 Echinomyia 1 Gymnomma 1 Gonia 1 Tachinidae Nemoraea 1 Mochlosoma 2 Rhynchodexia 8 Myocera 1 Megaparia 1 Eucelatoria 1 Muscidae Pogonomyia 1 Anthomyiidae Phorbia 1 Scathopagidae Gordylura 1 Sciomyzidae Tetanocera 1 Spilographa 1 Tephritidae Tephritls 2 Phagoletis 1 Epiphragma 1 Tipulidae Típula 1 Pachyrrhina 1 Familias Géneros Especies Neacreotrichus 1 Euryphthiria 1 Poecilognathus 2 Geron 3 Bombyliidae Bombylius 3 Parabombylius 2 Exoprosopa 2 Phthiria 2 Ecíimus 1 Mydas 1 Messiasia 1 Mydidae M ¡trodetus 1 Nemomydas 1 Phyllomydas 1 Ghrysops 1 Tabanidae Holcopsis 1 Pangonia 1 Tabanus 1 Empididae Lamprempls 2 Sarcophagidae Sarcophaga 1 Xylophagidae Xylophagus 1 Agromyzidae M elanagromyza 1 Asilidae Diogmltes 1 Chloropidae Thaumatomya 1 Lauxaniidae Paracantha 1 Total: 20 54 78 Fuente: James y McFadden 1969, Wilcoxy Papavero 1971, Evenhuis 1991, Woodley 1994, Papavero e Ibáñez 2003, Muñoz et ai 2006, Rull et ai 2006, Palacios et ai 2008, Colección Entomológica del ciidir Unidad Durango 2012, Gelhausy Ruggeri 2012. Tomado de Ibáñez-Bernal et ai 2006. Diversidad de especies 381 Figura 1 . Mosca de la familia Chloropidae colectada en cultivos agrícolas en Vicente Guerrero y depositada en la Colección de Entomología del ciidifhpn, Unidad Durango. Foto: Gerardo Hinojosa Ontiveros. familia Tachinidae (figura 4) se colectó en vegetación xerófila en El Mezquital. Hasta el momento no se tiene conocimiento de la presencia de especies endémicas para el estado. IMPORTANCIA ECOLÓGICA, ECONÓMICA Y CULTURAL Según la familia, las moscas pueden ser depredadores, descomponedores, parasitoides (cuando matan a su hos¬ pedero) o parásitas (cuando no matan a su hospedero) (Ibáñez-Bernal et al. 2006); por ejemplo, algunas mos¬ cas de la familia Tachinidae actúan como parásitos de larvas de mariposas, moscas sierras y escarabajos, y también parasitan internamente a otros insectos (Clau- sen 1940), por lo que además de tener una función eco¬ lógica al controlar las poblaciones de otros insectos, se les consideran de importancia económica por su activi¬ dad como agentes de control para las plagas agrícolas. Especies de insectos acuáticos del orden Díptera de las familias Athericidae, Blephariceridae, Ceratopogonidae, Chaoboridae, Chironomidae, Culicidae, Dixidae, Dolichopodidae, Empididae, Ephydridae, Muscidae, Psychodidae, Syrphidae, Stratiomidae, Simuliidae y Figura 2. Mosca de la familia Lauxanidae, colectada en Canatlán, Durango, depositado en la Colección de Entomología del ciidifhpn, Unidad Durango. Foto: Gerardo Hinojosa Ontiveros. Tipulidae, se consideran como bioindicadores de aguas de baja calidad (De la Lanza et al. 2007, Gamboa et al. 2008). Sin embargo, los dípteros también causan impactos negativos en la economía. La familia Tabanidae, especí¬ ficamente el gusano barrenador del ganado ( Cochliomyia sp.), es considerado como plaga del ganado; mientras que las familias Agromyzidae y Chloropidae son plagas agrícolas o de gramíneas. En la fruticultura, por ejemplo, se realiza desde 1992 la Campaña Nacional contra Moscas de la Fruta (cncmf), con el objetivo de controlar, suprimir y erradicar a las moscas de la fruta: Anastrepha ludens, A. obliqua, A. striata y A. serpentina de la familia Tephritidae, debido a que estas especies utilizan a las frutas como sustrato para que se desarrollen sus larvas (sagarpa 2013a y 2013b). Desde el punto de vista médico y veterinario, los mos¬ quitos transmiten enfermedades a humanos y animales Las enfermedades que son transmitidas por dípteros a humanos son: el paludismo o malaria, que es causado por el protista del género Plasmodium sp., y transmiti¬ da por Anopheles sp.; la fiebre amarilla, causada por un virus y transmitida por Aedes aegypti y otras especies del 382 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 3. Mosca de la familia Tabanidae, colectada en Vicente Guerrero, Durango, depositado en la Colección de Entomología del ciidifhpn, Unidad Durango. Foto: Gerardo Hlnojosa Ontiveros. Figura 4. Mosca de la familia Tachinidae, colectada en Mezquital, Durango, en vegetación xerófila, espécimen depositado en la Colección de Entomología del ciidifhpn, Unidad Durango. Foto: Gerardo Hlnojosa Ontiveros. género Aedes ; filariasis, causada por el gusano filarial y transmitida principalmente por especies de Culex; cierto tipo de encefalitis, causada por un virus y transmitida por varias especies de mosquitos ( Culex sp. y Aedes sp.); y el dengue, transmitido por Aedes aegypti (Rodríguez- Domínguez 2002). En Durango se tienen registrados casos de dengue, pero se considera como uno de los es¬ tados con menor incidencia de dicha enfermedad (Cor¬ tés 2010). En cuanto al impacto negativo en actividades pecua¬ rias, hay especies de moscas de las familias Tabanidae, Asilidae, Oestridae, Muscidae, Calliphoridae y Sarcophagidae cuyas larvas degradadoras o endopará- sitos de mamíferos, afectan al ganado en el estado (Mo¬ rón y Terrón 1988). Otras especies de moscas ( Spalangia sp. y Muscidifurax sp) son parásitos de las moscas de los establos ( Stomoxys calcitrans) en los establos lecheros en la región de la Laguna (Nava-Camberos et al. 2000). CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES Se registraron 20 familias, 54 géneros y 78 especies en la revisión realizada. Sin embargo, por los ecosistemas que existen en el estado y por su extensión en superficie, aún falta mucho trabajo de campo por realizar, ya que en los ecosistemas de bosque tropical seco y matorral xerófilo, entre otros, se desconocen las especies de díp¬ teros presentes. Se requiere hacer más trabajo de in¬ vestigación y apoyar a los especialistas taxónomos que participan en las tareas de inventario de invertebrados y en particular de este grupo de insectos. REFERENCIAS Borrar, D.J., C.A. Triplehorn, y N.F. Johnson. 1989. An introduction to the study ofinsects. ó ed. Saunders College Publishing, Philadelphia. Clausen, C.P 1940. Entomophagous Insects. McGraw-Hill. Nueva York. Colección Entomológica del ciidir Unidad Durango (Centro Interdisci- plinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional) del Instituto Politécnico Nacional. Última actualización: febrero de 2012. De la Lanza, E.G., S. Hernández y J.L. Carbajal. 2007. Organismos indi¬ cadores de la calidad del agua y de la contaminación. ia ed Plaza & Valdés. México. Evenhuis, N.L. 1991. World catalog of genus-group ñames ofbeeflies (Díptera: Bombyliidae). Bishop Museum Press (ed.). Universidad de Wisconsin- Madison. En: , última consulta: 10 de abril de 2014. Gamboa, M., R. Reyes y J. Arrivillaga. 2008. Macroinvertebrados ben- tónicos como bioindicadores de salud ambiental. Boletín de Mala- riología y Salud Ambiental xlvii (2): 109-120. Diversidad de especies 383 Gelhaus, J.K. y A. Ruggeri. 2012. A review of the crane fly genus Epiphragma (Díptera: Tipulidae s.l.) in North America (including México). Canadian Entomology 144: 353-375. Ibáñez-Bernal, S„ V. Hernández Ortiz y L. Miranda Martín del Campo. 2006. Catálogo de autoridad taxonómica orden díptera (Insecta) en México. Parte 1. Suborden Nematocera. Instituto de Ecología AC. 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En: , última consulta: 13 de septiembre de 2013. Wilcox, J. y N. Papavero. 1971. Archivos de Zoología. The American genera of Mydidae (Díptera), with the description of three new genera and two new species. Arquivos de Zoología 21(2): 41-119. Woodley, E.N. 1994. A new species of Xylophagus Meigen from Méxi¬ co, with a critique of Webb’s (1979) phylogeny of the genus (Díp¬ tera: Xylophagidae). Proceedings of the Entomological Society of Washington 96(2): 308-313. ♦ '1 Diversidad de especies 385 (Mariposas y palomillas (Insecta: Lepidoptera) María Pioquinto González Castillo • Gerardo Pérez Santiago • Gerardo Antonio Hinojosa Ontiveros DESCRIPCIÓN Las mariposas y palomillas o polillas se encuentran dentro del orden Lepidoptera. El nombre lepidoptera proviene del griego lepidos, que significa escamas, y pteron, que quiere decir alas; es decir, presentan alas cubiertas por escamas, que dan forma a los maravillosos colores que muestran estos insectos. El adulto presenta cabeza, tórax y abdomen como cualquier otro insecto. Las mandíbulas están atrofiadas en el adulto y las maxi- las transformadas en probóscide o espiritrompa, que es una estructura destacada en las mariposas y tiene la función para alimentación. Exhibe dos pares de alas membranosas con nerviaciones y tres pares de patas en el tórax. En el interior del abdomen se encuentran los órganos digestivos, parte del sistema nervioso y cir¬ culatorio; en la parte terminal se encuentra el órgano sexual y el ano. Son insectos holometábolos, es decir que poseen una metamorfosis completa: huevo, larva, crisálida y adulto. Los lepidópteros son de hábitos diurnos, nocturnos y crepusculares; son de los más estudiados no sólo por la belleza de sus atractivos colores, sino por su impor¬ tancia ecológica y económica, abundancia y diversidad (Andrade 1998). Existen ciertas diferencias entre mari¬ posas diurnas y nocturnas; por ejemplo, las mariposas diurnas presentan antenas en forma de clava y, por lo general, las alas exhiben colores más brillantes; cuan¬ do se posan cierran las alas y muestran colores y dise¬ ños que se confunden con su entorno. Las mariposas nocturnas reposan con las alas abier¬ tas y sus antenas son plumosas, los colores son menos brillantes y exhiben diseños intrincados de manchas y líneas; algunas tienen el cuerpo cubierto de escamas modificadas como cerdas o pelos. Existen ciertas especies que se alimentan de follaje en estado de larva y algunas otras se alimentan de fru¬ tos como los noctuidos (Noctuidae), donde se ubican las polillas, que en su mayoría son de hábitos noctur¬ nos. Otra familia de interés son los hespéridos, ya que presentan larvas suaves y se alimentan por lo general dentro de una hoja como refugio y la pupación ocurre en un capullo que elaboran de hojas sujetas con seda. Muchas de las orugas secretan mielecilla, la cual atrae a las hormigas, y algunas viven en sus nidos, como diversas especies de la familia Lycaenidae. Otro grupo bastante grande en cuanto a número de especies son los ninfálidos y piéridos (Nymphalidae, Pieridae), que incluyen mariposas comunes, los cuales se llegan a ob¬ servar en grupos cuando migran (Borror et al 1989). DIVERSIDAD Se conocen más de 950000 especies de insectos en el mundo, de los cuales 157424 son lepidópteros, agrupa¬ dos en 45 superfamilias y 139 familias; de acuerdo con varios autores, se estima que pueden existir otras 100000 especies por describir (Heppner 2000, Llorente- Bousquets y Ocegueda 2008, Llorente-Bousquets et al. 2013). En cuanto a las mariposas diurnas, a nivel mun¬ dial se han descrito 20400 (Heppner 2002). En México, se menciona que existen 25 superfami¬ lias, y para el 2002 se conocían 14507 especies; de acuerdo a un cálculo moderado la cifra alcanzó 23 750 especies de lepidópteros, de los cuales 1 672 especies pertenecen a mariposas diurnas (Llorente-Bousquets et al. 2013). En Durango se han registrado 220 especies (Llorente- Bousquets y Ocegueda 2008). La presente información se basó en la revisión de 48 artículos publicados y de las especies de lepidópteros depositados en la Colección Entomológica del Centro Interdisciplinario de Investiga¬ ción para el Desarrollo Integral Regional del Instituto Politécnico Nacional (ciidir-ipn), Unidad Durango. En este trabajo se encontraron 18 familias, 182 gé¬ neros y 279 especies (cuadro 1 y apéndice 15), donde la González-Castillo, M.P., G. Pérez-Santiago y G.A. Hinojosa-Ontiveros. 2017. Mariposas y palomillas (Insecta: Lepidoptera). En: La loiodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 385-393. 386 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 1. Relación de familias, géneros y número de especies de los lepidópteros del estado Familia Géneros Especies Aemilia 1 Grammia 1 Arachnis 1 Estigmene 1 Arctiidae Hemihyalea 1 Holomelina 1 Lophocampa 1 Pseudohemihyalea 1 Utetheisa 1 Bombycidae Bombyx 1 Amphidasis 1 Chiricahua 2 Geometridae Eupithecia 1 Sabulodes 1 Tracheops 1 Amblyscirtes 3 Autochton 2 Erynnis 1 Lerodea 1 Librita 1 Pyrgus 2 Piruna 6 Hesperiidae Poanes 1 Po lites 1 Thorybes 1 Urbanus 2 Zestusa 1 Oarisma 1 Lerema 1 Copaeodes 1 Familia Géneros Especies Yvretta 1 Stinga 1 Atalopedes 1 Hesperiidae Atrytonopsis 1 Timochares 1 Pholisora 1 Agathymus 1 Turnerina 1 Lasiocampidae Eutachyptera 1 M alacosoma 1 Ancyluris 1 Atildes 1 Callophrys 3 Calycopis 1 Gelastrina 1 Cyanophrys 2 Erora 1 Everes 1 Hemiargus 3 Lycaenidae Hypaurotis 1 1 caricia 1 Lep totes 1 Lycaena 1 Michaelus 1 Ministrymon 1 Ocaria 1 Parrhasius 2 Rekoa 1 Satyrium 1 Strymon 5 Diversidad de especies 387 Cuadro 1. Continuación Familia Géneros Especies Thecla 2 Lycaenidae Timolus 1 Zizula 1 Catocala 1 Chalcopasta 1 Charadra 1 Cirrhophanus 1 Copitarsia 1 Dargida 1 Euxoa 1 Heliotis 2 Hypotrix 5 Noctuidae L eucania 1 Melipotis 3 Panthea 1 Peridroma 1 Pseudaletia 1 Mythimna 1 Spodoptera 3 Stibadium 2 Stiria 1 Trichoplusia 1 Adelpha 2 Agíais 1 Agraulis 1 Anaea 2 Nymphalidae Anartia 1 Anthanassa 2 Archaeop repona 1 Asterocampa 2 Basilarchia 2 Chlosyne 5 Familia Géneros Especies Cyllopsis 1 Cynthia 3 Danaus 2 Dione 1 Doxocopa 1 Eunica 1 Euptoieta 2 Cyrocheilus 1 Hamadryas 2 Heliconius 1 Junonia 3 Libytheana 2 Limenitis 2 Nymphalidae M arpesia 1 Megisto 2 Microtia 1 Nymphalis 1 Paramacera 1 Phyciodes 4 Pindis 1 Poladryas 2 Polygonia 1 Smyrna 1 Speyeria 1 Texola 1 Thessaiia 2 Vanessa 1 Battus 1 Caiaides 2 Papilionidae Heraclides 2 Papilio 5 Pandes 1 388 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 1 . Continuación Familia Géneros Especies Abaeis 1 Anteos 2 Ascia 1 Catasticta 1 Colias 2 Eucheira 1 Eurema 4 Gallería 1 Pieridae Glutophrissa 1 Gonepteriyx 1 Kricogonia 1 Nathalis 1 Neophasia 1 Phoebis 4 Pieris 1 Pontia 1 Pyrisitia 2 Zerene 1 Prodoxidae Parategeticula 1 Pyralidae Palpita 1 Plodia 1 Ante ros 1 Apodemia 2 Riodinidae Galephelis 4 Caria 1 Emesis 2 Melanis 1 Agapema 2 Saturniidae Automeris 1 Coloradla 1 Hemileuca 1 Sesiidae Aegeria 2 Melittia 1 Familia Géneros Especies Hyles 1 Eumorpha 2 Manduca 3 Monarda 1 Sphingidae Pachysphinx 2 Xylophanes 2 Perigonia 1 Smerinthus 1 Sphinx 2 Aethes 2 Anopina 1 Argyrotaenia 1 Carolella 4 Clepsis 3 Cochylis 1 Cydia 2 Tortricidae Eugnosta 1 Henricus 2 M ielkeana 1 Mimcochylis 1 Odonthalitus 1 Phtheochroa 6 Ouasieulia 1 Saphenista 1 Zygaenidae Harrisina 1 Total:! 8 182 279 Fuente: Forbes 1928, 1963; Freeman 1973; Duckworth y Eichlin 1978, Becerra y Escurra 1986, Beutelspacher 1991, Burns 1992, 1994; Llorente-Bousquets et al. 1995, Fitzgerald y Underwood 1998, Brown 1991, Brown 1999, Fleppner 2002, Andrés et al. 2003, Ferris 2004, Underwood et al. 2005, Prudic et al. 2008, Przybos y Razowska 2008, Espinoza-Martínez et al. 2008, Anweile 2009, Austin y Warren 2009, Ferris 201 0, Lafontaine et al. 2010, Oñate-Ocaña y Llorente-Bousquets 201 0, Schmidt y Anweiler 201 0, Giner et al. 201 1 , Pogue 201 1 . Diversidad de especies 389 4 Figura 1. Pontia protodice colectada en Durango; espécimen depositado en la Colección de Entomología del ciidir-ipn, Unidad Durango. Foto: María Pioquinto González Castillo. familia Nymphalidae es la que presenta la mayor abun¬ dancia relativa de especies (22%); le sigue en orden de importancia Lycaenidae y Hesperidae (12%), Noctuidae (11%) y Pieridae (10%), valores semejantes a los que mencionan Luis-Martínez et al. (2000, 2004), donde las mismas familias concentran el mayor porcentaje de es¬ pecies. Los géneros más abundantes fueron Piruna y Phtheochroa con seis especies cada uno, Chlosine, Hypotrix, Papilio y Strymon con cinco especies, Calephelis, Carolella, Eurema Phoebis y Phyciodes con cuatro espe¬ cies cada uno. DISTRIBUCIÓN En el estado existen diversos tipos de vegetación como bosque de pino-encino, bosque de pino-encino-madro- ño, matorral xerófilo, pastizal, bosques tropicales secos y cultivos agrícolas (Rzedowski 1978, González et al. 2007), características que hacen que se presente una gran cantidad de insectos, entre ellos los lepidópteros. Se observó a Battus philenor philenor en bosque de pi¬ no-encino; Pontia protodice (figura 1) en bosque de pino- encino-madroño, bosque de pino-encino, pastizal y cultivos; Eucheira socialis westwoodi (figura 2) en bosque Figura 2. Eucheira socialis colectada en El Salto Pueblo Nuevo, Durango; espécimen depositado en la Colección de Entomología del ciidir-ipn, Unidad Durango. Foto: María Pioquinto González Castillo. de pino-encino-madroño; Danaus plexipus plexipus en cultivo agrícola (Díaz-Batres et al. 2001), lo mismo que Spodopterafrugiperda (Villa- Castoreña y Catalán-Valencia 2004), entre otras. Además, algunas especies son de amplia distribu¬ ción, ya que se han encontrado en otros estados del país como Parides alopius, Calaiides ornythion, Heraclides cresphontes (figura 3), Colias eurytheme, Cynthia annabella, Atlides halesus en Jalisco (Llorente-Bousquets et al. 1995); Pontia protodice en Aguascalientes, Baja Califor¬ nia, Chihuahua, Campeche, Colima, Estado de México e Hidalgo; Catasticta nimbice nimbice en Aguascalientes, Guerrero e Hidalgo (Llorente-Bousquets et al. 1997); H. cresphontes, Anteos clorinde, Abaeis nicippe, Eurema daira, Leptotes marina en Guerrero (Luna-León et al. 2004); Heraclides thoas autocles, Zerene cesonia (figura 4), Battus philenor en Veracruz, Guerrero y Tabasco (Oñate-Ocaña y Llorente-Bousquets 2010); Battus philenor philenor, Anteos clorinde, Catasticta nimbice nimbice, Urbanus proteus proteus, Pterourus multicaudata multicaudata (figura 5) en la Ciudad de México (Díaz y Llorente-Bousquets 2011); y Junonia coenia en Morelos (Luna-Reyes et al. 2012), entre otros. 390 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 3. Heraclides cresphontes colectada en Vicente Guerrero; espécimen depositado en la Colección de Entomología del ciidifhpn, Unidad Durango. Foto: María Pioquinto González Castillo. IMPORTANCIA ECOLÓGICA Y ECONÓMICA Los lepidópteros contribuyen a la polinización de las flores, a la alimentación de otros animales, intervienen en el ciclo de nutrientes y mantienen el balance dentro de los ecosistemas. Algunas especies de esta familia son plagas de va¬ rios cultivos agrícolas de importancia económica en el estado, como el falso medidor del brócoli y coliflor (' Trichoplusia ni), mariposita blanca de la col ( Artogei rapae, sinonimia Pieris rapae), gusano soldado ( Spodoptera exigua ) y gusano del corazón de la col ( Copitarsia consueta, sinonimia C. incommoda); las lar¬ vas mastican las hojas centrales de la col impidiendo la formación del repollo e incluso pueden llegar a com¬ portarse como barrenadores penetrando al interior (García-Gutiérrez et al. 2009). Asimismo, se han realizado diversas investigacio¬ nes sobre insectos comestibles, dentro de los cuales se encuentran larvas de mariposas; aunque en el es¬ tado no se realice esta actividad, se presenta el gusa¬ no del madroño ( Eucheira socialis socialis y Eucheira socialis westwoodi) (Ramos-Elorduy et al. 2011), el cual podría ser aprovechado en las comunidades donde se ha observado. Figura 4. Zerene cesonia colectada en El Palmito; espécimen depositado en la Colección de Entomología del ciidifhpn, Unidad Durango. Foto: María Pioquinto González Castillo. SITUACIÓN Y ESTADO DE CONSERVACIÓN A pesar de que las especies observadas no se encontraron en el Libro rojo de la uicn (2002) y NOM-059 (semarnat 2010), no hay datos cuantitativos acerca de las pobla¬ ciones de lepidópteros y se desconoce su abundancia, diversidad y distribución, por lo que se tienen que rea¬ lizar inventarios, estudios sobre su biología y ecología para evaluar de una manera más precisa la situación actual de este grupo de insectos para posteriormente hablar de las necesidades de protección y conservación de las especies existentes de mariposas y palomillas en la entidad, sin olvidarse de la protección de los ecosis¬ temas y agroecosistemas en que habitan. PRINCIPALES AMENAZAS Se menciona que de 1976 a 2000 se redujo la extensión de los bosques, selvas, matorrales y pastizales del es¬ tado. En el caso de los bosques, la disminución anual es de 0.29%, equivalente a 14855 ha, debido al avance de la superficie agrícola y asentamientos humanos, lo que podría poner el peligro la diversidad biológica (semarnat 2011), aunado a otros fenómenos como la deforestación, incendios forestales, sobreexplotación de recursos e introducción de especies exóticas que pueden Diversidad de especies 391 Figura 5. Pterourus multicaudata multicaudata colectada en El Palmito; espécimen depositado en la Colección de Entomología del ciidir-ipn, Unidad Durango. Foto: María Pioquinto González Castillo. convertirse en amenazas para diferentes organismos, entre ellos los lepidópteros. OPORTUNIDADES O ACCIONES DE CONSERVACIÓN A pesar de que falta información sobre las especies de lepidópteros en el estado, se estima que podría existir pérdida de estos organismos por la degradación de eco¬ sistemas, ya que hay un cambio rápido y destructivo de estos por la fuerte influencia humana, lo que ha oca¬ sionado la pérdida progresiva de hábitats que ponen en peligro a ciertas especies que son endémicas de Méxi¬ co como Eucheira socialis westwoodi, la cual se presenta también en el estado (Díaz-Batres 1991), por lo que se deben implementar programas de manejo. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES Se registraron 18 familias, 182 géneros y 279 especies en la revisión que se llevó a cabo, y se considera que por los ecosistemas que existen en el estado y por su extensión en superficie, aún falta mucho trabajo de cam¬ po por realizar, ya que en algunos ecosistemas como el bosque tropical seco y matorral xerófilo, entre otras, se desconocen las especies presentes. Se requiere hacer investigación en las áreas naturales protegidas del es¬ tado como las reservas de Mapimí y La Michilía, para determinar las especies que existen en esos ambientes silvestres y salvaguardar los ejemplares representati¬ vos de esas comunidades. Asimismo, se requiere promover el diseño de espa¬ cios verdes con la finalidad de mantener o elevar el número de especies de lepidópteros en la entidad. Se considera que los lepidópteros son piezas fundamenta¬ les para los programas de conservación y monitoreo ambiental. AGRADECIMIENTOS A la cofaa-ipn por su apoyo en becas. Al Sistema sappi- ipn por el apoyo financiero para la elaboración de los proyectos 20113567, 20120473 y 20131840. Al M.C. Ale¬ jandro Leal Saenz por su apoyo en parte de la búsqueda de información. REFERENCIAS Andrade, G. 1998. Utilización de las mariposas como bioindicadoras del tipo de hábitat y su biodiversidad en Colombia. 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Estudio de Estado .Polillas avispa (Lepidoptera: Ctenuchina y Euchromiina) Fernando Hernández Baz DESCRIPCIÓN Las mariposas y polillas se ubican en el orden Lepidoptera (insectos de alas escamosas). Son invertebrados artró¬ podos cuyo origen se ubica en el periodo Cretácico hace 7 o a 8o millones de años. La familia Erebidae incluye a las subtribus Ctenuchina y Euchromiina (figura i). Estas se caracterizan por tener un par de tímpanos sobre los orificios respiratorios (espiráculos) del tercer seg¬ mento torácico (metatórax), protegidos por un opércu- lo. Sus antenas son simples (como un hilo), ciliadas o bipectinadas (similares a un peine). Su coloración es muy variada, va de colores oscuros hasta metálicos y policromáticos. En ocasiones, sus alas son transparentes (hialinas). Algunas especies de estos grupos presentan similitudes (mimetismos) sorprendentes con avispas (orden Hymenoptera), por lo que reciben el sobrenom¬ bre de “polillas avispa”. DIVERSIDAD En la actualidad, los lepidópteros abarcan alrededor de 250 mil especies en el mundo (Scoble 1992), agrupadas en 120 familias (Heppner 1991). Las polillas avispa cons¬ tan aproximadamente de 2 482 especies, de las cuales 2453 se ubican en el neotrópico y 29 en la zona neár- tica (Heppner 1991). En el caso de México hay 719 es¬ pecies de “polillas tigre” (para la subfamilia Arctiinae) (Hernández-Baz 2008, 2012), de las cuales 240 corres¬ ponden a polillas avispa (Hernández-Baz 1992, 2009, 2010, 2011a, 2011b). Para Durango hay registradas cuatro especies de la subtribu Ctenuchina: Cyanopepla griseldis, Dinia eagrus, Horama panthalon texana y Sciopsyche trópica; así como tres especies de Euchromiina: Apeplopoda mecrida, Psilopleura polia minax, Syntomeida melanthus albifasciata (apéndice íó). Entre ambas subtribus suman siete es- Figura 1. Diagrama de clasificación de las polillas avispa Ctenuchina y Euchromiina. Fuente: Lafontaine y Fibinger 2006. Hernández-Baz, F. 2017. Polillas avispa (Lepidoptera: Ctenuchina y Euchromiina). En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 394-398. Diversidad de especies 395 pecies a nivel estatal (figuras 2 a 8), las cuales repre¬ sentan 2.9% de las especies de estos grupos registradas a nivel nacional. Por su similitud geográfica, la fauna de polillas avispa del estado se asemeja a las de los esta¬ dos de Chihuahua, Sonora y Sinaloa. DISTRIBUCIÓN Las polillas avispa se distribuyen principalmente en la región neotropical y en menor proporción en la región neártica. Se pueden encontrar en todos los ecosistemas de las cuatro provincias biogeográficas de Durango: Sierra Madre Oriental, Altiplano Norte, Altiplano Sur (zacatecano y potosino) y Costa del Pacífico. Se distri¬ buyen desde el nivel del mar hasta los 2 500 msnm. Dentro del territorio duranguense se tienen regis¬ tradas un total de cuatro localidades en las que ha sido reportada la presencia de este grupo (Chilpancingo, Mil¬ pas, Rodeo y Victoria de Durango). Sin embargo, el hecho de que solamente existan 11 registros da una visión poco alentadora sobre la distribución de estas polillas (figura 9). IMPORTANCIA ECOLÓGICA, ECONÓMICA Y CULTURAL Los lepidópteros constituyen una parte fundamental de los ecosistemas naturales y tienen un papel muy activo en estado adulto al polinizar las flores (figura 10). Al¬ gunas polillas son consideradas plagas en zonas agrí¬ colas; sin embargo, para el caso de las polillas avispa Ctenuchina y Euchromiina no se cuenta a la fecha con registros precisos sobre sus poblaciones que nos indi¬ quen los daños ocasionados a las áreas boscosas o agrí¬ colas de Durango. SITUACIÓN Y ESTADO DE CONSERVACIÓN La información de la que se dispone no es suficiente para mostrar un resumen de la situación actual de la fauna de polillas avispa en Durango. Tomando en cuen¬ ta lo anterior, no se puede precisar a detalle el total de la fauna. Aunque ninguna de las especies de polillas avispa Ctenuchina y Euchromiina se incluye en la NOM-059-SEMARNAT-2010, esto no significa que no se encuentren en riesgo. PRINCIPALES AMENAZAS La principal amenaza para este tipo de polillas, así como para otros lepidópteros, es la constante presión que ejerce la actividad humana en los ecosistemas, que se traducen básicamente en contaminación, deforestación para gana¬ dería y destrucción para edificar sistemas urbanos. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES Los lepidópteros son considerados excelentes indica¬ dores biológicos por su alta sensibilidad ante los cam¬ bios ambientales, por lo cual, para poder establecer alguna medida de protección y conservación, se debe en primera instancia: a) inventariar la fauna de este grupo, asociado a los diferentes ecosistemas presentes en Du¬ rango, y b) monitorear en forma sostenida la fauna para detectar los cambios en su composición. No se debe perder de vista que de nada sirve estable¬ cer medidas de conservación si no se conoce lo que tene¬ mos, ya que no podemos proteger lo que ignoramos. 3QÓ La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 2. Cyanopepla griseldis (Ctenuchina), ejemplar depositado en la Colección, Clave: semarnat/ cites/ cp-oo26-ver/ 05. Foto: Femando Hernández Baz. Figura 3. Dinia eagrus (Ctenuchina), ejemplar depositado en la Colección, Clave: semarnat/cites/cp-oo26-ver/o5. Foto: Femando Hernández Baz. Figura 4. Horama panthalon texana (Ctenuchina), ejemplar depositado en la Colección, Clave: semarnat/cites/ CP-0026-VER/05. Foto: Fernando Hernández Baz. Figura 5. Sciopsyche trópica (Ctenuchina), ejemplar depositado en la Colección, Clave: semarnat/cites/ CP-0026-VER/ 05. Foto: Fernando Hernández Baz. Figura 6. Apeplopoda mecrida (Euchromiina), ejemplar depositado en la Colección, Clave: semarnat/cites/ CP-0026-VER/05. Foto: Fernando Hernández-Baz. Figura 7. Psilopleura polio minax (Euchromiina), ejemplar depositado en la Colección, Clave: semarnat/cites/ CP-0026-VER/05. Foto: Fernando Hernández Baz. Figura 8. Syntomeida melanthus albifasciata (Euchromiina), ejemplar depositado en la Colección, Clave: semarnat/cites/ cp-oo26-ver/ 05. Foto: Fernando Hernández Baz. 2FN 24* N 2YN tt'N Diversidad de especies 397 107' tV 10T W 105' It iúr rt1 1Ü3'W amiiAUi ’a Sdp&qiifrtrc SIS AIDA y ; ■ I * 5 n ¿ J* f J ,, írtfi - , : / * ai\. COANUOADE ZARAGOZA v mKuHiÍi» - Gu-atííAjfe , © \ ir V,'v ) \ iCHJRftNGCi V'' 'J ' ' '' U Jj»rrsKi«(j vv • ••V Vf • \ r IWH. «MHF L /■ ■’ O 25 50 km \ *>W*jrn m i i ° i -mam ¿ 1 * /M'Am'AS :0f _ T 107' tfr T iorw 705' W 104 * W S1MSOLOGÍA I l Durango L ] Límite estatat Límite municipal Cuerpos de agua Especies colectadas ApepSopoda macrida: FsilopJeura pofia minax: Syníomefcía meianttius aitiifasciata & Cvanopepia gn&efdis; Dinia eagrus: Horama panthalon t exana • Sciopsyche trópica Figura 9. Localidades de colecta de polillas avispa. SS'N 2*' W ?5'JV JS'W La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 10. Saurita nigripaípia libando el néctar de una Inflorescencia. Foto: Femando Hernández Baz. REFERENCIAS Heppner, J.B. 1991. Faunal regions and the diversity of lepidoptera. Tropical Lepidoptera 2(1): 1-85. Hernández-Baz, F. 1992. Catálogo de los Ctenuchiidae (Insecta: Lepidoptera: Heterocera) de México. Boletín Sociedad Mexicana de Lepidopterología 2:19-47. — . 2008. 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Poseen antenas alargadas, formadas por 10 o más artejos, así como cuatro alas membranosas, las mesotorácicas más grandes que las metatorácicas, con un número moderado o reducido de venas. Las hembras presentan normalmente un aparato ovipositor bien desarrollado, en ocasiones modificado como aguijón (Morrón y Te¬ rrón 1988). Las larvas, de aspecto similar a orugas, se alimentan de hojas, semillas, néctar, polen, hongos y tejido acumulado en agallas, o pueden depredar hue¬ vos, larvas, pupas y adultos de otros insectos. Los adultos se alimentan principalmente de néctar; algunos pueden ingerir tejidos vegetales, fluidos de hospederos o pre¬ sas, secreciones azucaradas de otros insectos, saliva de las larvas y material regurgitado por individuos de la misma especie. El tamaño de estos organismos es va¬ riable, para el caso de la familia Braconidae varía des¬ de 1 a 30 mm, aunque la mayoría de las especies son más bien pequeñas, generalmente miden menos de 10 mm (Wharton et al. 1997). Algunas especies son solitarias; otras destacan por su actividad social como las abejas y hormigas; tam¬ bién se incluyen en este orden muchas especies que viven como parásitos internos de otros insectos, por lo que constituyen controles biológicos de plagas. Dentro de los tipos de vida social se pueden agrupar en dife¬ rentes categorías: eusocial o social, presocial, subso¬ cial, semisocial, parasocial y cuasisocial (Wilson 1971). Eusocial o social. En esta categoría hay tres tipos de in¬ dividuos o castas diferenciadas morfológicamente y por comportamiento: los zánganos (machos), las obreras y las reinas (hembras). Los miembros de la sociedad cooperan en el cuidado de la cría, general¬ mente tienen castas estériles, existe solapamiento de generaciones con longevidad elevada de la casta reproductora y por lo regular las hembras obreras estériles son hijas, no hermanas de la reina. Presocial. Los miembros presentan cualquier grado de comportamiento social más allá del sexual, pero que no llega a la verdadera sociabilidad. Subsocial. Los adultos cuidan de sus larvas durante al¬ gún periodo de tiempo, no tienen hábitos sociales tan fuertemente desarrollados y están representados por más clases de insectos. Semisocial. El nido comunal contiene miembros de la mis¬ ma generación, colaborando en el cuidado de la cría, pero existe división de tareas reproductoras con al¬ gunas hembras (reinas) que ponen huevos mientras que sus hermanas actúan de obreras y raramente ponen huevos. Parasocial. Se les denomina a los estados presociales, en los que los miembros de la misma generación interactúan entre sí. Cuasisocial, donde los miembros de la misma genera¬ ción usan el mismo nido y la prole es atendida de forma cooperativa, pero cada hembra aún pone hue¬ vos en algún momento de su vida. DIVERSIDAD El orden Hymenoptera es uno de los cuatro grupos de mayor diversidad en el mundo, puesto que incluye alre¬ dedor de 300000 especies. La fauna mundial de Apócrifa (suborden de himenópteros, que incluye avispas, abejas y hormigas, se considera que son las formas más avan¬ zadas de los himenópteros, caracterizados por la pre¬ sencia de una estrecha cintura que separa los dos primeros segmentos del abdomen, el primero de los cua¬ les está fusionado al tórax) se estima en 109833 especies (LaSalle y Gauld 1993). En Norteamérica, se conocen Pérez-Santiago, G„ I. Chaírez Hernández y A. Leal-Sáenz. 2017. Abejas y avispas (orden Hymenoptera). En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio,. México, pp. 399-405. 400 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado poco más de 18000 especies (Goulet y Huber 1993). De acuerdo a la revisión efectuada en el presente capítulo, de 32 publicaciones, se señala la presencia de 21 fami¬ lias, 83 géneros y 293 especies en Durango (cuadro 1 y apéndice 17). Sin embargo, se estima que el número de familias en el estado puede incrementarse a 30, con el consecuente aumento en número de géneros y especies (Pérez-Santiago et al. 2012a y 2012b). A diferencia de otros grupos de organismos, la diver¬ sidad de abejas es mayor en zonas áridas o semiáridas del mundo que en zonas tropicales húmedas (Michener 1979), sitios que son frecuentes en Durango y de donde se han realizado pocas colectas, por lo que el número de especies puede incrementarse considerablemente. La familia Cynipidae presenta el mayor número de es¬ pecies (103), estos insectos se caracterizan por ser for- madores de agallas sobre especies de encinos; el segundo lugar en importancia corresponde a la familia Formicidae con 58 especies de hormigas; en tercer lu¬ gar se ubica la familia Sphecidae con la presencia de 39 especies. Es de llamar la atención que tan solo el género Cerceris incluye la presencia de 36 especies de insectos; los hábitos de estos insectos son no sociales, se describen como solitarias o depredadoras y se carac¬ terizan por cazar individualmente insectos o arañas para el aprovisionamiento de sus nidos (O 'Neill 2001); el cuarto lugar corresponde a la familia Braconidae, con la presencia de 29 especies. Es importante mencio¬ nar que el último conteo de diversidad mundial de esta familia arrojó un total de 19434 especies válidas, aun¬ que este número representa por lo menos una cuarta parte de su riqueza de especies (Jones et al. 2009). DISTRIBUCIÓN Es posible encontrar insectos himenópteros en una am¬ plia gama de hábitats terrestres y en todas las latitu¬ des, excepto en la Antártida. En Durango los podemos encontrar en las diversas regiones fisiográficas, en di¬ ferentes hábitats y tipos de vegetación propuestos por Rzedowski (1978). Como ejemplo se pueden mencionar algunas especies que parasitan de manera natural es¬ pecies plagas en agricultura (figura 1), o son insectos polinizadores de frutales de las familias Apidae y Anthophoridae, en la región de Canatlán, o también se pueden encontrar en vegetación natural en la región de los llanos, sobre matorrales xerófilos (figuras 2, 3 y 4). Los miembros de la familia Braconidae habitan en diversos ecosistemas terrestres, aunque son particular¬ mente diversos en los trópicos, siendo casi todas sus especies parasitoides (que matan invariablemente a su hospedador) de larvas de otros insectos, principalmen¬ te herbívoros (Quiche 1997); para Durango representan el cuarto lugar en diversidad. No obstante, en las últi¬ mas décadas se ha descubierto que existen algunas es¬ pecies fitófagas, varias de ellas formadoras de agallas (Wharton y Hanson 2005). IMPORTANCIA ECOLÓGICA, ECONÓMICA Y CULTURAL Los insectos himenópteros, además de polinizadores de cultivos agrícolas y de la vegetación natural, actúan como reguladores naturales de ciertas especies plaga de cultivos agrícolas, de modo que forman parte de una línea estratégica de insectos entomófagos. Esta disci¬ plina se encarga de la generación, adopción y valida¬ ción de tecnología en el uso y reproducción de insectos entomófagos, así como la implementación, capacitación, divulgación y transferencia de tecnología de progra¬ mas de parasitoides y depredadores como agentes de control biológico de plagas agrícolas de prioridad para la Dirección General de Sanidad Vegetal (sagarpa 2013). Actualmente, se llevan a cabo trabajos de generación y validación de tecnología con especies de insectos en¬ tomófagos de diversas especies plaga en ciertos lugares específicos del país o en el Centro Nacional de Referen¬ cia Fitosanitaria de la Dirección General de Sanidad Vegetal de la sagarpa. Los insectos parasitoides, como la familia Braconidae, son los enemigos naturales más utilizados en el control biológico aplicado y juegan un papel fundamental como reguladores naturales. De acuerdo a trabajos de revisión bibliográfica, se ha do¬ cumentado que en proyectos de control biológico, en¬ tre parasitoides y depredadores las especies del orden Hymenoptera representan 84% (Clausen 1940). En gran medida, el uso preferencial de parasitoides sobre depredadores se debe a un mayor nivel de espe- cialización de los primeros, es decir, mientras los insec¬ tos depredadores se alimentan generalmente de muchas especies de presas, los parasitoides sólo son capaces de consumir a uno, o establecerse en unos cuantos hospe¬ deros. En este sentido, la dinámica poblacional de los insectos, en particular las plagas, generalmente está más ligada a la de los insectos parasitoides. En conse¬ cuencia, los parasitoides son identificados con mayor frecuencia como los principales responsables de la re¬ gulación de poblaciones de insectos (Badii et al. 2000). Diversidad de especies 401 Cuadro 1. Relación de familias, géneros y número de especies de Hymenoptera del estado Familia Género Número de especies Aphelinidae Aphytis 2 Coccophagus 1 Apis 1 Apidae Bombus 7 Xylocopa 1 Agathirsia 2 Blacus 7 Chelonus 6 Braconidae Cotesia 1 Cremnops 7 Homolobus 4 Vipio 2 Chalcididae Chalcis 2 Haltichella 2 Caupolicana 1 Colletidae Colletes 2 Hylaeus 2 Crabronidae Astata 1 Clitemnestra 1 Acraspis 4 Amphibolips 8 Andricus 21 Antron 18 Cynipidae Atrusca 28 Biorhiza 9 Callirhytis 2 Cynipis 3 Disholcaspis 6 Neuroterus 4 Familia Género Número de especies Acerophagus 1 Encyrtidae Anagyrus 1 Copidosomopsis 1 Psyllaephagus 1 Acromyrmex 1 Aphaenogaster 2 Atta 1 Brachymyrmex 1 Camponotus 5 Crematogaster 1 Cyphomyrmex 1 Dorymyrmex 1 Fo reí i us 3 Fórmica 1 Formicidae Liometopum 1 M onomorium 1 Myrmecocystus 5 Neivamyrmex 8 Nylanderia 1 Pheidole 9 Pogonomyrmex 8 Pseudomyrmex 2 Solenopsis 3 Temnothorax 1 Tetramorium 1 Trachymyrmex 1 Halictidae Augochloropsis 1 Lasioglossum 7 402 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 1 . Continuación Familia Género Número de especies Campoletis 1 Compsocryptus 1 Cryptus 1 Ichneumonidae Exetastes 3 Hyposoter 1 Netelia 1 Ophion 2 Megachilidae Osmia 1 Mutillidae Acanthophotopsis 2 Oxaeidae Protoxaea 1 Pompilidae Anoplius 1 Poecilopompilus 1 Scelionidae Telenomus 1 Familia Género Número de especies Sphecidae Cerceris 36 Oxybelus 3 Ametastegia 1 Tenthredinidae Empria 1 Eriocampidea 1 Torymidae M egastigmus 1 Paracentrobia 1 Trichogramma 2 T richogrammatidae Tumidiclava 1 Ufens 1 Zagella 1 Vespidae Pachodynerus 1 Vespula 1 Fuente: Michelbacher 1962, Scullen 1972, Hurd, y Gorton-Linsley 1976, Burks 1977, Smith 1979, Smith y Lawton 1980, Wasbauer y Kimsey 1 985, McGinley 1 986, Bohart 1 992, Cibrián-Tovar et al. 1 995, González Hernández 1 998, Abrahamovich et al. 2004, Ayala y Griswold 2005, García et al. 2005, Genaro 2006, Trjapitzin et al. 2008, ibunam 2009a, 2009b, 2009c, 2009d y 2009e, López-Martínez et al. 2009, Pujade-Villar et al. 2009, Tanner et al. 2009, Ávila-Rodríguez et al. 201 0, Avila-Rodriguez 201 0, Myartseva et al. 201 0, Ruíz et ai 201 0, Myartseva y Ruíz-Cancino 201 1 , Vásquez-Bolaños 201 1 , Colección Entomológica del ciidir Unidad Durango 201 2, Khalaim y Ruiz-Cancino 201 2. LOS HIMENÓPTEROS COMO INSECTOS POLINIZADORES Entre los polinizadores más importantes están las abejas melíferas, que son una especie introducida de Europa, en particular Apis mellifera. Las abejas son de gran impor¬ tancia como polinizadores de plantas cultivadas y algu¬ nos cultivos presentes en el estado, en particular para la región productora de manzana en la zona de Canatlán. De acuerdo con Pérez-Santiago (1992), existe una super¬ ficie de 13 000 ha dedicadas al cultivo de este frutal, las cuales dependen de las abejas para producir frutos de buena calidad, y se detectó un déficit de colmenas para atender la demanda requerida por el cultivo. Reciente¬ mente, la producción de tomate en invernadero en Duran¬ go ha requerido del servicio de polinización utilizando abejorros importados de Canadá y Estados Unidos. Esto puede ser una oportunidad, mediante el empleo de abe¬ jorros nativos en los invernaderos de la entidad. SITUACIÓN Y ESTADO DE CONSERVACIÓN Las especies reportadas para el estado no se encuen¬ tran en alguna categoría de riesgo de acuerdo con la NOM-059 (semarnat 20io) y el Libro rojo de la uicn (2013). Sin embargo, es importante resaltar que no hay suficientes estudios acerca de poblaciones de insectos himenópteros en peligro de extinción o información de sus abundancias y diversidad para su conservación; por el contrario, hay carencia de información. Como ejem¬ plo se cita que desde 1900 hasta 1936, los cinipinos (familia Cynipidae) registrados en México escasamente superaban la veintena de especies. Estudios posteriores Diversidad de especies 403 Figura 1. Insecto de la familia Ichneumonldae. Espécimen colectado en cultivos agrícolas en Vicente Guerrero y depositado en la Colección de Entomología del ciidifhpn, Unidad Durango. Foto: Gerardo Hlnojosa Ontiveros. Figura 3. Insecto de la familia Anthophoridae colectado en Vicente Guerrero, Durango, y depositado en la Colección de Entomología del ciidir-ipn, Unidad Durango. Foto: Gerardo Hinojosa Ontiveros. de Kinsey (1936, 1937a, 1937b, 1938) muestran que a partir de diversas expediciones biológicas a este país y América Central (1931-1932 y 1935-1936) aumentó con¬ siderablemente el conocimiento de las especies mexi¬ canas. Kinsey, el autor que más ha trabajado en los cinipinos de México, describió en pocos años más de 130 especies, de las 160 reportadas para el país. Sin embargo, su último estudio fue publicado en 1938, por lo que se carece de estudios posteriores. Figura 2 Insecto polinizador Apis mellifera colectado en Canatlán, Durango, y depositado en la Colección de Entomología del ciidir-ipn, Unidad Durango. Foto: Gerardo Hlnojosa Ontiveros. Figura 4. Insecto polinizador Augochloropsis metaííica colectado en Mezquital, Durango, en vegetación xerófila; espécimen depositado en la Colección de Entomología del ciidir-ipn, Unidad Durango. Foto: Gerardo Hlnojosa Ontiveros. OPORTUNIDADES O ACCIONES DE CONSERVACIÓN Como se mencionó en los apartados anteriores, el uso de especies nativas como insectos polinizadores (abejo¬ rros para la producción de tomate en invernaderos), así como de insectos parasitoides (para el control biológico de plagas agrícolas) es una oportunidad en cuanto a líneas de investigación que traerá beneficios económi¬ cos los cuales no debe desaprovechar la entidad. 404 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES Se registraron 21 familias, con la presencia de 83 géne¬ ros y 293 especies en la presente revisión. Al igual que con los lepidópteros, aún falta mucho trabajo por hacer debido a que se desconocen las especies presentes en los ecosistemas bosque tropical seco y matorral xeró- filo. Se requiere promover e incluir en el diseño de las políticas públicas en el estado y en los programas de manejo de los recursos naturales, la tarea de la investi¬ gación para el conocimiento de la biodiversidad tanto en las áreas naturales protegidas como en los diferentes tipos de vegetación presentes en la entidad. Este grupo de insectos, representan un potencial como agentes de control biológico para plagas de re¬ cursos de importancia para las sociedades humanas. REFERENCIAS Abrahamovich A.H., N.B. Díaz y J.J. Morrone. 2004. Distributional pat- tems of the Neotropical and Andean species of the genus Bombus (Hymenoptera: Apidae). Acta Zoológica Mexicana 20(001): 99-117. Avila-Rodríguez, V. 2010. 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El matorral xerófilo es una comunidad vegetal que se encuentra a elevaciones de 1 800 y 1 930 msnm, con precipitaciones pluviales entre 200 y 400 mm anuales y una tempera¬ tura promedio anual de 16.9 °C; las especies vegetales que predominan son: huizache ( Acacia spp.), mezquite (. Prosopis spp.), sotol ( Dasylirium spp.), palma ( Yucca spp.), maguey mezcalero ( Agave durangensis), garambullo (' Condalia spp.) y nopal ( Opuntia spp.), principalmente. DIVERSIDAD Todas las especies de hormigas se agrupan en el orden Hymenoptera, en la familia Formicidae, ubicada dentro de la superfamilia Vespoidea (Rojas 2001). En el mundo la familia consta de 21 subfamilias, más de 300 géne¬ ros y 12 762 especies, a excepción de Cerapachynae. Casi todas son monofiléticas, es decir, todas las subfa¬ milias provienen de un ancestro común, por lo que se excluyen mutuamente (Agosti y Johnson 2005, Ward 2007, Rabeling et al. 2008). Recientemente, a nivel nacional se describen 11 sub¬ familias, 86 géneros y 884 especies (Vásquez-Bolaños 2011). En Durango existe poca información sobre la diversidad de hormigas, sólo se tiene conocimiento del trabajo realizado por Rojas y Fragoso (2000) en la Re¬ serva de Mapimí; el de Alatorre-Bracamontes y Vásquez- Bolaños (2010), quienes mencionan a las especies de varios estados del norte del país, incluyendo Durango, y el de Vásquez-Bolaños (2011), quien en su lista de hormigas de México menciona 23 géneros y 58 espe¬ cies para la entidad. Sin embargo, para este trabajo fueron identificadas 18 especies, pertenecientes a 10 tribus, 14 géneros y cuatro subfamilias (cuadro 1), en donde la subfamilia Myrmicinae fue la más diversa en cuanto a especies, seguida de Dolichoderinae; le siguen Formicinae, mientras que Pseudomyrmicinae fue la subfamilia con la menor diversidad de especies. La especie Liometopum spp. fue la más abundante (58%); le sigue en orden de importan¬ cia Pheidole spp. (15%), Dorymyrmex spp. (13%), Forelius spp. (5%), y el resto de especies fueron las menos abun¬ dantes por debajo de 5%. Cabe hacer mención de que la mayoría de las especies aún se encuentran en proceso de determinación taxonómica, y a pesar de que presen¬ tan ciertas características morfológicas (tamaño, color), en el estado sólo se conocen como hormigas rojas y arrieras. DISTRIBUCIÓN Las hormigas son uno de los grupos más ricos en espe¬ cies y más ampliamente distribuidos en el mundo. Se encuentran desde el nivel del mar hasta los 4 000 msnm, siendo más abundantes entre los 800 y 1400 msnm. Se han adaptado a los ambientes áridos, templados y tropi¬ cales (Hólldobler y Wilson 1990, Vásquez-Bolaños 1998). México se encuentra entre la confluencia de las re¬ giones Neártica y Neotropical, por lo que presenta una gran diversidad de hormigas (Mackay y Mackay 1989, Vásquez-Bolaños 1998). En Durango se les ha observa¬ do en los diversos tipos de vegetación como pastizal, bosque de coniferas, matorral xerófilo, bosque tropical caducifolio y en agroecosistemas. IMPORTANCIA ECOLÓGICA Y ECONÓMICA Las hormigas son organismos importantes en los ecosis¬ temas terrestres por las diversas funciones que realizan, González-Castillo, M.P. y G.A. Hinojosa-Ontiveros. 2017. Las hormigas (Hymenoptera: Formicidae) de una comunidad de matorral xeróñlo del municipio de Nombre de Dios. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 406-409. Diversidad de especies 407 Cuadro 1. Subfamilias, géneros y especies de las hormigas observadas en una comunidad de matorral xerófilo del municipio de Nombre de Dios Subfamilia Tribu* Género Especie Autoridad Pheidolini Pheidole spp. Eguchi 2001 Solenopsidini Carebara spp. Westwood 1840 Myrmecinae M onomorium spp. Mayr 1855 Attini Atta aff. texana Burckley 1860 Crematogastrini Crematogaster spp. Lund 1831 Myrmecinini Pogonomyrmex spp. Mayr 1 868 Camponotini Camponotus sp. 1 Mayr 1861 Formicinae Camponotus sp.2 Mayr 1861 Lasini Myrmecocystus aff. mendax Wheeler W.M. 1 908 Plagiolepidini Brachymyrmex depilis Emery 1 893 Liometopum spp. Mayr 1861 Forelius sp. 1 Emery 1 888 Dolichoderinae Dolichoderini Forelius sp.2 Emery 1 888 Forelius sp.3 Emery 1 888 Linepithema spp. Mayr 1866 Dorymyrmex spp. Mayr 1866 Pseudomyrmecinae Pseudomyrmecini Pseudomyrmex pallidus Smith 1 855 Pseudomyrmex sp.2 Lund 1831 Total: 4 10 14 18 *De acuerdo a la clasificación de Vasquez-Bolaños 201 1 . Fuente: elaboración propia mediante trabajo de campo. 408 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 1 . L iometopum spp. con pseudococcidos sobre Agave durangensis. Foto: Gerardo Hinojosa Ontiveros. como modificar el ambiente a través de la fijación de elementos como el nitrógeno (N) y el fosforo (P), que obtienen de animales muertos y que son escasos para las plantas del desierto, por lo que la actividad detrití- vora y carroñera, junto con la construcción de nidos, pueden modificar las condiciones del suelo promoviendo el crecimiento de las plantas (Bestelmeyer y Wiens 2003). Son consumidoras y dispersoras de semillas, herbí¬ voras, fungívoras y depredadoras incluso de otras hor¬ migas (Schultz y Mcglynn 2000), características que aunadas a la variación temporal que exhiben sus espe¬ cies, las señala como elementos clave en la mayoría de los ecosistemas terrestres (Alonso y Agosti 2000, Kas- pari et al. 2000). En este estudio de caso se percibió una relación de Liometopum spp. con los pseudococcidos1 del Agave durangensis, ya que se observó a la hormiga alimentándose de las excreciones azucaradas de los pseudococcidos (figura 1). 1 Los pseudococcidos son insectos con escamas, conocidos como co¬ chinillas de la harina, que secretan una capa de cera polvorienta y se alimentan de diversos tipos de plantas como agave y nopal, entre otras. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES Los resultados muestran una mínima parte de la diver¬ sidad de hormigas que existen en Durango, que corres¬ ponden al 31% de lo que menciona Vásquez-Bolaños (2011). Las especies Myrmecocystus aff. mendax y Atta aff. texana no se mencionan en el trabajo de Vásquez- Bolaños (2011), por lo que el listado de hormigas del estado que se presenta en dicha investigación aumen¬ ta de 58 a óo especies. A pesar de su importancia, el conocimiento de estos insectos se encuentra aún incompleto en la entidad, ya que en ciertos cultivos agrícolas como el frijol, maíz y huertos de manzano existen nidos de hormigas y se ca¬ rece de información sobre la densidad de nidos; en pas¬ tizales se requiere de información sobre la distribución y abundancia, ya que al modificarse los ambientes se puede alterar la abundancia y composición de especies, lo que podría ser una amenaza para ciertas especies na¬ tivas. Se requiere hacer investigación en las áreas natu¬ rales protegidas del estado como la reserva de Mapimí y la Michilía, por lo tanto, hay necesidad de realizar tra¬ bajos en donde se combinen distintos métodos de colec¬ ta como trampas de sebos, trampas Pitfall, tamizado de suelo y hojarasca, entre otros, en ciclos anuales con la finalidad de aumentar el número de especies y determi- Diversidad de especies 409 nar especies endémicas y los requerimientos de protec¬ ción de especies nativas de la región. AGRADECIMIENTOS A la cofaa-ipn por su apoyo en becas. Al Sistema sappi- ipn por el apoyo financiero para la elaboración de los proyectos 20113567, 20120473 y 20131840. A la Dra. Ga¬ briela Castaño Meneses de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México, por la determinación taxonómica de hormigas. REFERENCIAS Agosti, D. y N.F. Johnson. 2005. Antbase. En: < http://www.antbase.net/>, última consulta: 1 de septiembre de 2013. Alatorre-Bracamontes, C.E. y M. Vásquez-Bolaños. 2010. Lista comen¬ tada de las hormigas (Hymenoptera: Formicidae) del norte de México. Dugesiana 17: 9-36. Alonso, L. E. y D. Agosti. 2000. Biodiversity studies, monitoring, and ants: an overview. En: Anís. Standard methodsfor measuñng and mo¬ nitoring biodiversity. D. Agosti, J.D. Majer, L.E. Alonso y T.R. Schultz (eds.) Smithsonian Institution Press. Washington y Londres, pp. 1-8. Bestelmeyer, B.T. y J.A. Wiens. 2003. Scavenging ant foraging beha- vior and variation in the scale of nutrient redistribution among semi-arid grasslands. Journal o/Arid Environments 53: 373-386. Holldobler, B. y E.O. Wilson. 1990. The ants. The Belknap Press of Harvard University Press, Cambridge. Kaspari, M„ S. O'Donnell y J.R. Kercher. 2000. Energy, density, and constraints to species richness: ant assemblages along a productivity gradient. The American Naturalist 155: 280-293. Mackay, W.P. y E. Mackay. 1989. Clave de los géneros de hormigas en México (Hymenoptera: Formicidae). En: Memoria del 11 Simposio Nacional de Insectos Sociales. Sociedad Mexicana de Entomolo¬ gía, Oaxtepec, pp. 1-82. Polis, G.A. 1991. Desert communities: an overview of patterns and processes. En: The ecology of desert communities. G.A. Polis (ed.). The University of Arizona Press, Tucson, pp. 1-26. Rabeling C„ J.M. Brown y M. Varhaagh. 2008. Newly discovered sister lineage sheds light on early ant evolution. pnas 105(39): 14913- 14917. Rojas, P. 2001. Las hormigas del suelo en México: diversidad, distri¬ bución e importancia (Hymenoptera: Formicidae). Acta Zoológica Mexicana (nueva serie) 1: 189-238. Rojas, P. y C. Fragoso. 2000. Composition, diversity and distribution of a Chihuahuan Desert ant community (Mapimí, México). Journal ofArid Environments 44(2): 213-227. Schultz, T.R. y T.P. McGlynn. 2000. The interactions of ants whit other organisms. En: Ants : Standard methodsfor measuring and monitoring biodiversity. D. Agosti, J.D. Majer, L.E. Alonso y T.R. Schultz (eds.) Smithsonian Institution Press. Washington y Londres, pp 35-44. Vásquez-Bolaños, M. 1998. Hormigas (Hymenoptera: Fomicidae) colec¬ tadas en necrotrampas, en tres localidades de Jalisco, México. Tesis, División de Ciencias Biológicas y Ambientales, Universidad de Guadalajara, Zapopan. — . 2011. Lista de especies de hormigas (Hymenoptera: Formicidae) para México. Dugesiana 18(1): 95-133. Ward, S.P. 2007. Phylogeny classification and species-level taxo- nomy of ants (Hymenoptera: Formicidae). Zootaxa 1668:549- 563. Diversidad de especies 411 Peces Héctor Salvador Espinosa Pérez • Christian Lambarri Martínez • Leticia Huidobro Campos INTRODUCCIÓN El término “peces” suele referirse a los peces óseos (Actinopterigios), con aletas lobuladas (Sarcopterigios) y pulmonados (Dipnoi); aunque también suelen in¬ cluirse los peces sin mandíbula (Agnatos) y los tiburo¬ nes, rayas y quimeras (Condrictios). A pesar de que el término no tiene validez taxonómica, su uso resulta conveniente para describir a los vertebrados estudia¬ dos por la ictiología. DIVERSIDAD Los peces constituyen más de la mitad de las 57711 especies descritas de vertebrados vivos en el planeta. De las 515 familias de peces que existen en el mundo, las cinco mayores son Cyprinidae, Gobiidae, Cichlidae, Characidae y Loricariidae, con especies mayoritaria- mente dulceacuícolas (Nelson et al. 2004). La fauna íctica de México es el grupo más numeroso de verte¬ brados en el país, con más de 2700 especies, de las cuales poco más de 500 son dulceacuícolas, tanto de origen sudamericano (neotropical) como norteameri¬ cano (neártico). Las familias con el mayor número de especies endémicas en el país son Petromyzontidae, Clupeidae, Cyprinidae, Cichlidae, Cyprinodontidae, Goodeidae, Atherinopsidae y Poeciliidae (Espinosa- Pérez et al. 2009). Existen pocas publicaciones acerca de la ictiofauna de Durango, entre ellas se encuentran algunas revisiones particulares de especies (Garman 1881, Jordán y Ever- man 1896, Contreras-Balderas 1975), dos listas faunís- ticas que reportan un total de 21 especies (Meek 1904) y 42 especies válidas (Macías-Chávez 1983), y revisio¬ nes generales que reportan colectas de peces en cuen¬ cas de Durango (Espinosa-Pérez et al. 1998, Hendrickson et al. 2002, Miller et al. 2005, Huidobro- Campos et al. 2009) (cuadro 1). La lista que se presenta en este trabajo (apéndice 18) documenta los antecedentes mencionados y mués¬ treos recientes de la ictiofauna de la región (figura 1, Maderey-R. y Torres-Ruata 1990), de manera que sea posible reconocer su diversidad íctica actual que se distribuye en 15 familias, 36 géneros y 69 especies. Además se determinó la distribución geográfica local y se distinguen las especies por su naturaleza neártica, neotropical, nativa y exótica. Gran parte de los regis¬ tros tomados en cuenta corresponden a ejemplares físicos depositados en la Colección Nacional de Peces (cnpe) del Instituto de Biología de la Universidad Na¬ cional Autónoma de México (ibunam), provenientes de muéstreos en la mayoría de las cuencas de la re¬ gión entre los años 1981 y 2009. DISTRIBUCIÓN Los peces manifiestan numerosas adaptaciones bioló¬ gicas, conductuales, biogeográficas y morfológicas que les han permitido adaptarse a diversos ambientes, de modo que es posible encontrarlos en lagos, arroyos, es¬ tuarios y océanos en altitudes de 5 200 msnm y profun¬ didades de 7000 m, así como en ambientes subterráneos o de cavernas, e incluso en lugares con temperatura y salinidad extremas. En el cuadro 2 se muestra la distri¬ bución por cuenca hidrográfica de cada una de las 69 especies enlistadas previamente, agrupadas por fami¬ lias y en orden filogenético. Se incluye además nomenclatura correspondiente a sus características de origen y de distribución; se mues¬ tran especies de distribución amplia o no especificada (•), nativas del norte del país (N), endémicas del estado y de cuencas particulares (E) o extintas dentro del estado (Ex); además se precisan su identidad alóctona o introdu¬ cida desde otros países o estados (I) y su inclusión bajo cualquier estatus de riesgo en la nom-o59-semarnat- Espinosa-Pérez, EL, C. Lambarri-Martínez y L. Huidobro-Campos. 2017. Peces. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado. conabio, México, pp. 411-420. 412 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 1. Estudios realizados sobre ¡ctiofauna en el estado Autor Año Contribución Garman 1881 Realizó la primera descripción de una especie dentro de Durango: el matalote ( Catostomus nebul'iferus) en la cuenca del río Nazas. Jordán y Everman 1896 Incluyeron a Pantosteus plebius, actualmente Catostomus plebeius, en la cuenca del río Bravo. Meek 1904 Publicó los resultados de diversos muéstreos realizados entre 1901 y 1904 en el norte del país. Reportó un total de 21 especies para Durango. Contreras-Balderas 1975 Recopiló la información existente hasta 1964 de los peces de varias cuencas del norte de México, y expuso cambios en su composición íctica, incluyendo tres cuencas de Durango. Macías-Chávez 1983 Dirigió sus estudios directamente a la composición de la ictiofauna de este estado, compilando datos y colectando nuevos ejemplares entre 1964 y 1982; de manera que en 1983 se estableció que la diversidad íctica de Durango se componía de 42 especies y 1 4 familias. Espinosa-Pérez y colaboradores 1998 Mencionan el origen nativo 0 exótico de varias especies colectadas en Durango. Hendrickson y colaboradores 2002 Estudiaron las truchas nativas de México (familia Salmonidae), incluyendo la sierra del noroeste de Durango, como área de distribución de dos truchas nativas (Oncorhynchus chrysogaster y Onchorhynchus sp.). Miller y colaboradores 2005 Publicó el libro Peces dulceacuícolas de México, el cual representó la culminación de 50 años de estudios minuciosos y reunión de información de la ictiofauna dulceacuícola de México, estableciendo al mismo tiempo una ampliación y actualización de la biología, taxonomía, distribución y ecología de los peces del norte del país. Huidobro-Campos y colaboradores 2009 Realizaron un informe preliminar para la evaluación del caudal ecológico del río Mezquital, registrando 21 especies y siete familias distribuidas en él. 2010, en la American Fisheries Society y la Unión Inter¬ nacional para la Conservación de la Naturaleza (uicn). IMPORTANCIA ECOLÓGICA, ECONÓMICA Y CULTURAL En los cuerpos de agua de Durango, los peces tienen gran importancia ecológica porque son un indicador del estado de salud, tanto del cuerpo de agua, como de los ambientes aledaños a este (Huidobro-Campos et al. 2009). De acuerdo a la Unión Ganadera de Durango, esta entidad cuenta con 4 000 cuerpos de agua, entre arro¬ yos, manantiales, ríos, bordos y presas (Mar Tovar 2002); en estos afluentes se llevan a cabo actividades pesqueras que representan una fuente alimenticia para las poblaciones aledañas a los ríos, presas y centros acuícolas, sobre todo en la parte serrana. La pesca en el estado se divide en artesanal, deportiva y piscicultura; cuyo producto está destinado únicamente para su con¬ sumo interno. Por ejemplo, en la comunidad 18 de Agosto (Poanas) se practica la pesca a pequeña escala gracias a los manantiales y a un estanque, lo que pro¬ porciona una fuente de ingresos a los pobladores. Del río San Pedro se extraen especies como mojarra, bagre, trucha y matalote (figura 2), y en este lugar la pesca es una actividad exclusiva de hombres y niños del grupo étnico mexicanero (infdm 2005). En años recientes, en las partes serranas del estado, como los municipios de Pueblo Nuevo y San Dimas, se da un aprovechamiento de los recursos naturales hídri- cos por parte de los ejidatarios, lo que les permite adop¬ tar una actividad productiva complementaria a partir del cultivo de la trucha Oncorhynchus chrysogaster (figura 3), actividad que se adecúa al clima y a la buena calidad de agua prevaleciente en la región (Castañeda-Venegas 2011). En sus inicios, la actividad trutícola (cultivo de trucha) se realizaba de forma rústica o artesanal en los 23* N 24* H 25' N 2$*N Diversidad de especies 413 Cltltll 'Al ti' A .DUJtóWOO SfíiAWA ^J-í|13!t}l NA YAHJT _ 107 1 W 106* W L 105' A1 _ I _ TÍW+W _ I _ jos rt rfíSTJ * ' , , V : - i.- «A. -v •' COA f ti ISA DE ZAK4ÚOZA \ D® ZACATECAS Escasa 1:2 SOQOÜO O 25 50 km S _ J — i Ífl7- tV TCS” IV TCH- IV ?03£ sur S1MSOLOGIA i~ i Durango Número de especies de peces per municipio 1 1 Umita eslatat O Sin registros Linute municipal □ 1 - 6 - 5 15 Cuerpos de agua ■1 16 -30 * Registros de peces ■ 31 -40 B 41 - 140 Figura 1. Registros de peces. 23' N 24' N 2Sm N 2fi- TI ro 0 _fü .2 0 > rt s_ CQ -•-> ai c 0 a. rt 0 < 0 "üi ai 1. Q. c 'rt 0 .2 "5 u N c ai 0 _i c rt un ai E ai 3 u. ai E _3 fO CQ 0 00 .2 ‘■M c rt un 0 0 0 00 C fd 0 O 0 O 0 0 0 O 0 cc CC CQ _i in cc CC CC CC cc cc cc CC cc Characiformes Characidae Astyanax mexicanus • • • Amelurus melas 1 Ictalurus furcatus • Siluriformes Ictaluridae Ictalurus pricei 13 • • • • Ictalurus punctatus 1 Ictalurus sp. 1 • • • Ictalurus sp. 2 • Oncorhynchus chrysogaster 13 N N N N Salmoniformes Salmonidae Oncorhynchus mykiss 1 1 1 1 1 1 Oncorhynchus sp. • • • • • Mugiliformes Mugilidae Agonostomus montícola • • Atherlnella crystalllna5 N N N N N Atheriniformes Atherinopsidae Chirostoma mezquital E E Chlrostoma sphyraena 1 1 1 1 Cambusia senilis 3 • Poecliidae Poecilia butlerl 1 • • Poeciliopsis latidens 13 N Xiphophorus helleri 1 Characodon audax 13 E E Cyprinodontiformes Goodeidae Characodon garmani5 Ex Characodon lateralis 13 E E Cyprinodon eximlus 13 • Cyprinodontidae Cyprinodon latifasciatus 3 Ex Cyprinodon meeki 13 E Cyprinodon nazas 1 E E 4ió La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 2. Continuación E 0 Orden Familia Nombre científico i/t re N te z 0 ■U ai 0. c re 1/) a. te 2 ai ■0 c 'O _j/¡ 0 O £ 03 «J +■> 01 c 0 CL re u < 0 '¡75 ai X. Q. c u .2 "5 u N c V 0 _l c re LO ai ai 3 u. ai tí re J3 re 03 0 00 re c re w 0 0 di) c (ti (ti O _o O 0 0 _o 0 ce cc CQ _i in CC CC cc CC cc CC cc cc cc Lepomis cyanellus Lepomls gulosus Lepomis macrochlrus Centrarchidae Lepomls mlcrolophus Mlcropterus salmoides Pomoxls annularis Perciformes Percidae Etheostoma australe 13 E Etheostoma pottsii 1'23 E E Cichlasoma beani N N Oreochromis aureus I I Cichlidae Oreochromis mossambicus Oreochromis nllotlcus Gobiesocidae Gobiesoxfluviatilis 1 N Gobiesociformes Gobiidae Awaous banana • Sicydlum multlpunctatum • Especies de distribución amplia o no especificada (•); nativas del norte del país (N); endémicas del estado y de cuencas particula¬ res (E); extintas dentro del estado (Ex). Identidad alóctona o introducida desde otros países o estados (I). Bajo cualquier estatus de riesgo en la nom-059 C); en la American Fisheries Society (2); en la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (3). Fuente: Nelson et al. 2004, Jelks et ai 2008, semarnat 201 0 y uicn 201 5. bordos para abrevadero o bien en pequeños embalses de agua formados por los manantiales, aunque actual¬ mente existen centros trutícolas importantes como La Victoria, en el municipio Pueblo Nuevo, y Vencedores en San Dimas. Finalmente, las ío principales presas del estado representan una fuente de ingresos económicos importante, ya que de ellas se extraen especies como bagres, lobinas, carpas y mojarras. La pesca deportiva se practica en la mayoría de estas presas, y en lugares tu¬ rísticos como El Saltito, en el municipio Nombre de Dios, donde se pesca lobina, bagre y carpa (conaculta 2012). SITUACIÓN Y ESTADO DE CONSERVACIÓN Contreras-Balderas et al. (2003) mencionan que la ma¬ yoría de las especies en peligro en México correspon¬ den a los desiertos del norte; Durango ocupa el quinto lugar con especies en riesgo, pues acumula 18 regis¬ tros de especies en riesgo y 25 extintas, de 506 espe¬ cies mexicanas conocidas y 169 especies en riesgo. La situación y estado de conservación de los peces de Durango se refleja en el cuadro 3, donde se observa que de las 69 especies documentadas, 40 (57.9%) se encuen- Diversidad de especies 417 Figura 2. Matalote del Bravo ( Catostomus plebeius). Foto: Christian Lambarri. tran con algún estatus de protección de acuerdo a la NOM-059 (semarnat 2010), a la American Fisheries Society (Jelks et al. 2008) o a la uicn (2015). De las 40 especies, 40% se consideran amenazadas, 20% en peli¬ gro y 10% bajo protección especial (semarnat 2010), lo que representa un porcentaje importante en el total de especies. PRINCIPALES AMENAZAS En estudios realizados en el río Mezquital, se encontró que la ausencia de peces nativos es resultado, entre otros factores, de la alta contaminación en el río, la presencia de especies exóticas y la disminución del caudal del afluente; por lo que la ausencia de los peces en cualquier nivel trófico de la red alimenticia en el río tiene repercusiones negativas en toda la comunidad. En cuanto a las especies en peligro de extinción y amenazadas, estas son un reflejo del deterioro de las condiciones en que se encuentran los cuerpos de agua del estado, por la desecación de los mismos, la defores¬ tación e incendios de los bosques, la contaminación derivada de los productos industriales, agrícolas y mu¬ nicipales, la construcción de presas, la canalización de algunos manantiales y el sobrepastoreo, así como a las descargas urbanas (Arriaga et al. 2000). Por otra parte, las numerosas especies exóticas in¬ troducidas que se han establecido en los afluentes de esta entidad parecen estar provocando efectos negati¬ vos; esta situación se agrava para las especies de dis¬ tribución muy restringida como Characodon audax, C. lateralis, Stypodon signifer, Catostomus nebuliferus, Cyprinodon nazas, Gila conspersa y Notropis chihuahua. Cabe mencionar que las especies endémicas son más susceptibles a las alteraciones de hábitat; por ejemplo, en el caso de C. audax, que vive únicamente en un cuerpo Figura 3. Trucha dorada mexicana ( Oncorhynchus chrysog áster). Foto: Christian Lambarri. de agua llamado el Ojo de Agua de las Mujeres, alimen¬ tado por un pequeño manantial (Contreras-Balderas y Almada-Villela 1996), tanto la especie como el cuerpo de agua están en peligro de extinción (semarnat 2010). OPORTUNIDADES Y ACCIONES DE CONSERVACIÓN A pesar de estar en una situación tan delicada, la pre¬ servación de la ictiofauna es crítica, ya que solamente la especie Cyprinodon nazas es objeto de un programa de conservación implementado por el gobierno federal (semarnat 2010); de manera indirecta, Codoma ornata y Campostoma ornatum reciben atención al estar distri¬ buidas en regiones hidrológicas prioritarias y amenaza¬ das (regiones 21 y 22) tanto para la conservación como para el manejo (Arriaga et al. 2000). En Estados Unidos, desde 1994, Catostomus plebeius ha sido objeto de conservación y reintroducción en la cuenca del río Bravo por parte de la Comisión de Vida Silvestre de Colorado (Rees y Miller 2001), y Gambusia senilis se encuentra dentro de los planes de recupera¬ ción de Texas (Meffe y Snelson 1985). CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES De manera general, se requiere analizar la dinámica poblacional de las especies sensibles a las alteraciones del hábitat, así como detener los planes gubernamen¬ tales y privados de desecación de los cuerpos de agua, establecer límites de almacenamiento de agua en pre¬ sas y extracción de pozos, e incluir a los organismos en los monitoreos de calidad del agua (Arriaga et al. 2000). Las especies se verán beneficiadas mediante la re¬ glamentación del uso desmedido de los recursos bióti- cos y la creación de áreas de reserva para proteger a las especies nativas. 418 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 3. Lista de especies con algún estado de protección Nombre común Especie Distribución nom-059 UICN AFS Rodapiedras mexicano Campostoma ornatum No endémica LC V Carpita adornada Codoma ornata Endémica A Carpita tepehuana, sardinita bronce del Nazas Cyprinella alvarezdelvillari Endémica P CR E Carpita jorobada Cyprinella garmani Endémica A T Carpita roja Cyprinella lutrensis No endémica A LC X Carpita del Conchos Cyprinella panarcys Endémica P EN E Carpa obispa Dionda episcopa Endémica P LC E Carpa Mayrán Gila conspersa Endémica A T Carpita de Durango Notropis aulidion Endémica Pr EX Xp Carpita tamaulipeca Notropis braytoni Endémica A T Carpita chihuahuense Notropis chihuahua Endémica A T Carpita cabezona Pimephales promelas No endémica LC Carpita rinconera Rhinichthys cataractae No endémica LC X Carpa de Parras Stypodon signifer Endémica P EX X Matalote yaqui Catostomus bernardini No endémica Pr DD V Matalote del Nazas Catostomus nebuliferus No endémica A T Matalote del Bravo Catostomus plebeius No endémica A DD V Matalote negro Ictiobus niger No endémica A LC Matalote chuime Moxostoma austrinum No endémica V Sardinita mexicana Astyanax mexicanus No endémica LC E Bagre azul Ictalurus furcatus No endémica LC Bagre yaqui Ictalurus pricei Endémica A EN Trucha dorada mexicana Oncorhynchus chrysogaster Endémica A VU T Trucha arcoíris Oncorhynchus mykiss No endémica Pr T Trucha de tierra caliente, lisa de río Agonostomus montícola No endémica LC Plateadito del Presidio Atherinella crystallina Endémica NT Cachorrito del Conchos Cyprinodon eximius No endémica A NT T Cachorrito de Parras Cyprinodon latifasciatus Endémica EX X Cachorrito del Mezquital Cyprinodon meeki Endémica P CR E Diversidad de especies 419 Cuadro 3. Continuación Nombre común Especie Distribución nom-059 UICN AFS Cachorrito del Nazas Cyprinodon nozas Endémica A LC T Mexcalpique del Toboso Characodon audax Endémica P VU E Mexcalpique de Parras Characodon garmani Endémica EX X Mexcalpique arcoíris Characodon lateralis Endémica P EN E Guayacón del Bravo Gambusia senilis No endémica NT T Topote del Pacífico Poecilia butleri No endémica Pr Guatopote del Fuerte PoedHopsis latidens Endémica A NT T Perca del Conchos Etheostoma australe Endémica P VU E Perca mexicana Etheostoma pottsii Endémica A VU T Cucharita de río Cobiesox fluviatilis Endémica A V Dormilón pecoso Sicydium multipunctatum No endémica LC Total 40 Endémica: 23 No endémica: 1 7 A: 16 P: 8 Pr: 4 CR: 2 EN: 3 E: 8 EX: 4 T: 12 LC: 11 V: 5 NT: 4 X: 5 VU: 4 DD: 2 Xp: 1 nom-059: A: amenazada; P: en peligro de extinción; Pr: sujeta a protección especial. uicn: CR: en peligro crítico; EN: en peligro; EX: extinta; LC: de menos preocupación; NT: casi amenazada; VU: vulnerable; DD: deficiencia de datos. American Fisheries Society: E: en peligro; T: amenazada; V: vulnerable; X: extinta; Xp: posiblemente extinta. Fuente: Nelson et al. 2004, Jelks et al. 2008, semarnat 201 0 y uicn 201 5. REFERENCIAS Arriaga, C., V. Aguilar y J. Alcocer (coords.). 2000. Aguas continentales y diversidad biológica de México, conabio, México. Castañeda-Venegas, J.A. 2011. Caso de éxito: Producción de trucha arco iris, iica, México. Contreras-Balderas, S. 1975. Cambios de Composición de especies en comunidades de peces en zonas semiáridas de México. Publicacio¬ nes Biológicas, Instituto de Investigaciones Científicas, uanl. México 1(7): 181-194- Contreras-Balderas, S. y P. Almada-Villela. 1996. Characodon audax. En: iucn Red List of Threatened Species Versión 2015.4. En: , última consulta: 27 de septiembre de 2012. Contreras-Balderas, S., P. Almada-Villela, M. de L. Lozano-Vilano y M.E. García Ramírez. 2003. Freshwater fish at risk or extinct in México: A checklist and review. 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Espinosa-Pérez, L.T. Findley et al. 2002. Mexican native trouts: A review of their history and current systematic and conservation status. Reviews in Fish Biology and Fisheries 12: 273-316. Huidobro-Campos, L., H. Espinosa-Pérez, R. Muñiz Martínez et al. 2009. Informe técnico fauna acuática (macroinvertebrados y pe¬ ces) de la cuenca del río San Pedro-Mezquital. wwF/Fundación Gonzalo Río Arronte/Instituto de Biología, unam. infdm. Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Muni¬ cipal. 2005. Enciclopedia de los municipios de México, Durango. En: , última consulta: 19 de abril de 2016. Jelks, H.L., S.J. Walsh, N.M. Burkhead et al. 2008. Conservation status of imperiled North American freshwater and diadromous ñshes. Fisheries 33: 372-407. Jordán, D.S. y B.W. Everman. 1896. The fishes of North and Middle America: a descriptive catalogue of the species of fish-like verte- brates found in the waters of North America, north of the Isthmus of Panama. Part 1. 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Estudio de Estado ÍHversidad genética de peces Héctor Salvador Espinosa Pérez • Christian Lambarri Martínez INTRODUCCIÓN En respuesta a la dificultad de identificar algunos or¬ ganismos por su morfología, se creó un proyecto inter¬ nacional de codificación genética llamado Consorcio para el Código de Barras de la Vida (cbol), el cual reco¬ noce especies mediante el gen de la citocromo oxidasa I (COI-5P) del genoma mitocondrial. Este proyecto fue lanzado en el 2004 con el objetivo de avalar las alian¬ zas de investigación internacional necesarias para construir (en los próximos 20 años) una biblioteca de adn para toda la vida eucariótica (Ratnasingham y He- bert 2007). El proyecto se ideó inicialmente de manera que los museos de historia natural de mayor talla to¬ maran la iniciativa para conectar las secuencias de adn a los ejemplares depositados en las colecciones y al sistema taxonómico linneano existente (Savolainen et al. 2005). Derivado del cbol, posteriormente se desarrolló la iniciativa Código de Barras de la Vida de la conabio y el conacyt, la cual se integra al Sistema de Datos de Códigos de Barras de la Vida (bold), e incluye toda la flora y fauna conocidas en el país. La Colección Nacional de Peces del Instituto de Biología de la unam (cnpe- ibunam) participa en dicha iniciativa con el proyecto Código de Barras de Peces Mexicanos (cbpm), involu¬ crando todo el material depositado en su acervo que cumpla con los requisitos del cbol. CASO DURANGO La secuenciación del gen COI-5P de las especies de Du¬ rango es un proyecto en curso, y hasta el momento se han logrado obtener 27 secuencias válidas, correspon¬ dientes a 14 especies incluidas en el listado previo. En la figura 1 se muestran las especies secuenciadas y su agrupación en un cladograma de máxima verosimi¬ litud, así como su clave dentro del proyecto cbpm y del subproyecto Peces de Durango (ib-dur). Se incluyó la secuencia COI-5P de la raya N aráñe vermiculatus, correspondiente al subproyecto Batoideos de México (ib-bat) para colocar un grupo externo a las secuencias de peces dulceacuícolas. A continuación se discute el cladograma en orden ascendente, es decir, a partir de los grupos básales y hasta los más derivados. Dentro de los grupos básales se observa la agrupación del género Gambusia, descartando diferencias signifi¬ cativas en esta región del adn mitocondrial entre los morfotipos considerados como Gambusia sp., G. longispinis y G. senilis, lo que apoya la exclusión de las dos prime¬ ras del listado. Desafortunadamente no se cuenta con más muestras de bagres ( Ictalurus sp.) de Durango, ya que el estudio morfológico y la secuenciación de estos probablemente esclarecería la situación incierta de mu¬ chos de los ejemplares muestreados, permitiría un me¬ jor manejo de las especies y delimitaría claramente la distribución y la introducción de Ictalurus punctatus. Finalmente se nota gran ambigüedad en la ramifi¬ cación de la familia Cyprinidae, porque a pesar de agru¬ par juntos a casi todos los morfotipos no descritos del género Gila, colocando a Gila sp.i como un grupo lige¬ ramente más derivado que el grupo Gila sp.i - Gila sp.2, separa radicalmente a Dionda y a Notropis, agrupándo¬ los con Gila y con Campostoma respectivamente. Cabe señalar que la familia Cyprinidae es una de las más diversas en el norte del país, y se desconocen muchos morfotipos de la misma, por lo que existe controversia en cuanto a su naturalidad, al grado de que las claves de identificación existentes se consideran claves artifi¬ ciales que permiten una determinación superficial, pero no establecen las relaciones evolutivas y las diferen¬ cias claras entre las especies e incluso entre géneros. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES Se considera de gran importancia incluir mayor número de secuencias por especie, desarrollar más el proyecto cbpm para lograr la secuenciación de más especies y ampliar las regiones geográficas de estudio, de manera Espinosa-Pérez, H. y C. Lambarri-Martínez. 2017. Diversidad genética de peces. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado. conabio, México, pp. 422-423. Diversidad de especies 423 1 Gila sp. 1 ' Gila sp. 1 Cila sp. 1 - - Gila sp. 2 — Dionda episcopa I Campostoma anomalum i Notropis chihuahua - Dionda episcopa - Gila sp. 2 - Notropis chihuahua - Catostomus plebeius - Moxostoma austrinum r Ictalurus punctatus I Ictalurus punctatus - Oreochromis aureus - Micropterus salmoides - L epomis gulosus _ _ Lepomis microlophus Astyanax mexicanus L Astyanax mexicanus i Xiphophorus hellerii • Xiphophorus hellerii - Poeciliopsis occidentalis - Gambusia longispinis Gambusia senilis Gambusia senilis Gambusia sp. - Narcine vermiculatus 1 0.05 Figura 1. Cladograma de máxima verosimilitud de las secuencias C0I-5P de las especies de Durango depositadas en la cnpe-ibunam. Fuente: Lambarri-Martínez 2012. que sea posible afinar y aprovechar el software y los algoritmos que permitan elaborar no solo cladogramas locales, sino filogenias que reúnan a toda la fauna ícti¬ ca de la región. Además, se hace énfasis en mejorar el tratamiento de los ejemplares, ya que existe mayor dificultad y error en la secuenciación de muestras tratadas previamente con ciertos métodos, lo que obliga a perfeccionar el mé¬ todo de curación, de manera que las muestras se con¬ serven de la mejor forma y se optimice la obtención de su adn mitocondrial. REFERENCIAS Lambarri-Martínez, C. 2012. Listado y caracterización molecular de la ictiofauna de Durango. Tesis de licenciatura en Biología. Facultad de Ciencias, unam, México. Ratnasingham, S. y P.D.N. Hebert. 2007. bold: The Barcode of Life Data System (). Molecular Ecology Notes 7: 355-364. Savolainen, V., R.S. Cowan, A.P. Vogler et al. 2005. Towards writing the encyclopaedia of life: an introduction to dna barcoding. Philosphi- cal Transactions ofthe Royal Society B: Biological Sciences 360: 1805- 1811. 424 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Comunidad do voces ¿e a pare meda i y baja del Nazas Fernando Alonzo Rojo • Gabriel Fernando Cardoza Martínez • Ignacio López Apodaca • Irma Haydé Martínez Falderas INTRODUCCIÓN La cuenca endorreica de Nazas- Aguanaval es la más im¬ portante de la Mesa del Norte de México (Miller et al. 2009) . La parte media y baja del río Nazas corresponden a Durango y abarcan los municipios de Indé, Rodeo, Nazas, Cuencamé, Lerdo y Gómez Palacio. Esta área es importante para la población local en el aspecto eco¬ nómico, pues además de que el río representa un sitio de recreación, existe una pesca importante para obte¬ ner alimento y especies de ornato. Con el propósito de conocer la riqueza de la ictio- fauna que habita en la parte media y baja del río Nazas se realizaron muéstreos periódicos en 11 sitios durante tres años (2009 a 2011) (figura 1 y cuadro 1). Se utiliza¬ ron redes tipo chinchorro, trampas tipo nasa y atarra¬ yas de diferentes medidas a fin de obtener la muestra más representativa en cada lugar. Con estos métodos se capturó 88% de las especies reportadas en el presente trabajo. Sólo 12% de las especies restantes fueron re¬ gistradas por observación directa con los pescadores de los diferentes embalses (presas y represas) que se encuentran a lo largo de la parte media y baja del río Nazas. DIVERSIDAD A la fecha, el número de especies presentes en el río Nazas es incierto. Sin embargo, en el presente estudio se reportan 24 especies pertenecientes a ocho familias y 19 géneros (apéndice 19 y cuadro 2). Destacan los peces de la familia Cyprinidae (carpas) con 10 géneros y 12 especies, que representan 50% del total. El resto de las familias, a excepción de la familia Centrarchidae, está representada por una o dos especies (cuadro 2 y figura 2). Otros estudios recientes (Pérez-Ponce de León et al. 2010) reportan un total de 23 especies, muy similar a lo registrado por Valencia Castro (2003), con 27 espe¬ cies en el plan de manejo del Parque Estatal Cañón de Fernández; sin embargo, existe variación en cuanto al número de especies reportado en los trabajos realiza¬ dos por Soto-Calderón en 1996 y el de Palacios-Villa en 2008, con relación al presente estudio. DISTRIBUCIÓN En cuanto a su distribución, destaca que 54% de las es¬ pecies registradas están ubicadas como introducidas (I), 25% como endémicas regionales (ER), 17% como endé¬ micas para el río Nazas (EN) y 4% restante pertenece a una especie del género Ictalurus (conocidos como bagre) (figura 3). Existen especies con ubicación muy locali¬ zada o restringida como los organismos de la familia Poeciliidae: guapote jarocho ( Poeciliopsis gracilis), los cuales únicamente se capturaron en gran abundancia en las estaciones de Rodeo y Nazas, a diferencia de los peces pertenecientes al género Astyanax (sardina), que se pueden considerar generalistas ya que fueron re¬ gistrados en la mayoría de las estaciones. Esto se debe probablemente a que ocupan el nivel de media agua a superficie en la columna de agua (Contreras-Balderas et al. 2005), y a que nadan generalmente a favor de la corriente, por lo que están predispuestos a desplazarse a mayores distancias, sobre todo cuando las compuer¬ tas de las presas se encuentran abiertas. Las especies introducidas (carpas, lobinas, tilapias, mojarras y bagres), sobre todo las que constituyen la base de las pesquerías en los grandes embalses, se en¬ cuentran dispersas a todo lo largo del río y en algunas estaciones de muestreo, como el caso de canal de Sa¬ cramento y Puentes Cuates, donde representaron más de 75% de las capturas. IMPORTANCIA ECOLÓGICA, ECONÓMICA Y CULTURAL Para los habitantes de las comunidades cercanas al río, la lobina negra ( Micropterus salmoides), la carpa ( Cyprinus carpió), la tilapia ( Sarotherodon aureus), el crappie blanco ( Pomoxis annularis), el charal ( Menidia sp.) y los bagres ( Ictalurus sp. e I. punctatus ) son especies muy impor¬ tantes ya que constituyen una fuente alternativa de Alonzo-Rojo, E, G.F. Cardoza Martínez, I. López-Apodaca e I.H. Martínez-Balderas. 2017. Comunidad de peces de la parte media y baja del Nazas. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 424-430. ss-w Diversidad de especies 425 1CS-W 104'W a mu auca coAttnu **Tffi* JfeJ'wwkídí 5a:-..'.Íü'úJiílCi“v - ' " 'vi..," *' J ’“tr \ Ti !^l Figura 7. Matalote del Nazas ( Catostomus nebullferus). Foto: Femando Alonzo-Rojo. Figura 8. Carpita pinta (Rhlnlchthys osculus). Foto: Femando Alonzo-Rojo. 430 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado REFERENCIAS Cardoza-Martínez, G.F, J.L. Estrada-Rodríguez, F. Alonzo-Rojo et al. 2011. Espectro trófico del bagre Ictalurus punctatus (Siluriformes: Ictaluridae), en la presa Lázaro Cárdenas, Indé, Durango, México. Hidrobiológica 21(2): 210-216. Contreras-Balderas, S., M.L. Lozano-Vilano y M.E. García-Ramírez. 2005. Historical changes in the índex of biological integrity for the lower Río Nazas, Durango, México. American Fisheries Society Symposium 45: 225-237. Lozano-Villano, M.L. y M.E. García-Ramírez. 2014. Peces invasores en el noroeste de México. En: Especies acuáticas invasoras de México. R. Mendoza y P. Koleff. (coords.). conabio, México, pp. 401-412. Miller, R.R., W.L. Minckley y S.M. Norris. 2009. Peces dulceacuícolas de México. coNABio/siMAc/ECOSUR/Consejo de Peces del Desierto, Ciudad de México. Palacios-Villa, O. A. 2008. Diversidad de la ictiofauna en el río Nazas, Durango, México. Tesis de licenciatura en Biología. Universidad Juárez del Estado de Durango. Pérez-Ponce de León, G., R. Rosas-Valdéz, R. Aguilar-Aguilar et al. 2010. Helminth parasites of freshwater fishes, Nazas River basin, Northen México. Check List 6(1): 26-35. semarnat. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. 2010. Nor¬ ma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010. Publicada el 30 de diciembre de 2010 en el Diario Oficial de la Federación. Texto vigente. Soto- Calderón, M.E. 1996. Ictiofauna de la cuenca media y baja del río Nazas, pertenecientes al estado de Durango, México. Tesis de licen¬ ciatura en Biología. Universidad Juárez del Estado de Durango. Valencia-Castro, C.M. 2003. Plan de manejo del Parque Estatal Cañón de Fernández, en el municipio de Lerdo, estado de Durango. Univer¬ sidad Juárez del Estado de Durango/Poder Ejecutivo del Estado de Durango/SEMARNAT. Diversidad de especies 431 c Anfibios Rosaura Valdez Lares • Raúl Muñiz Martínez • Héctor Gadsden Esparza Gustavo Aguirre León • Rolando González Trápaga - José Gamaliel Castañeda Gaytán DESCRIPCIÓN Los anfibios son un grupo de vertebrados representa¬ dos principalmente por las ranas y sapos (Anura) y que incluye a otros dos grupos menos conocidos, las sala¬ mandras (Caudata), a las que muchas personas conocen únicamente como ajolotes, que es el nombre que se les da a sus larvas acuáticas, y las Cecilias (Gymnophiona), organismos excavadores que pasan prácticamente toda su vida bajo tierra y de las que no hay representantes en Durango. Los anfibios tienen un ciclo de vida que consta de dos fases, una larvaria en la que se desarrollan sus primeras estadios y una terrestre o semiacuática en la que la mayoría pasa su vida como adulto. El desarrollo de las larvas puede presentar muchas variantes (Duell- man y Trueb 1986, Duellman 1992); el más común es mediante larvas acuáticas que sufren una trans¬ formación para convertirse en adultos, aunque también hay algunos organismos que presentan desarrollo di¬ recto (por ejemplo algunas ranas y Cecilias) en los que las larvas se desarrollan en el interior de las madres y emergen completamente desarrollados. Otro caso es el de algunas especies de salamandras, que pasan toda su vida como ajolotes. Otra característica que reúne a todos los anfibios es su piel lisa, altamente glandular y desprovista de esca¬ mas, por la que ocurre parte de su respiración y absor¬ ción de agua. Al igual que los reptiles, los anfibios son animales ectotermos o de sangre fría, que regulan su temperatura dependiendo de la del medio ambiente (Pough et al. 2001). DIVERSIDAD En México, la riqueza de anfibios es de aproximadamente 3Ó1 especies descritas (Flores-Villela y Canseco-Márquez 2004). En Durango se conocen hasta el momento 34 especies de anfibios (Valdez-Lares et al. 2013a, b), de las cuales tres son salamandras y 31 son ranas y sapos, pertenecientes a ocho familias (apéndice 20) y que co¬ rresponden a 9.1% de las especies de México. Las tres especies de salamandras que habitan en Durango son similares en su fase adulta: su cuerpo es de color negro o café oscuro con machas de color amarillo, negras o rosas, dispersas en el cuerpo y cola (figura 1). Las larvas o ajolotes, en cambio, tienen un patrón de coloración diferente que va desde numerosas rayas de color amari¬ llo intenso en Ambystoma rosaceum a pequeñas man¬ chas oscuras o ausencia de manchas en Ambystoma silvensis (Webb 2004). Las ranas y sapos son más fáciles de observar que las salamandras, aunque la mayoría son más activos durante la noche. Estos comprenden la mayor parte de las especies que se distribuyen en Durango, entre los que se encuentran ranas arborícolas de la familia Hylidae como Hyla arenicolor (figura 2) e Hyla eximia, que son las más comunes en el estado; ranitas terrestres como Craugastor augusti y Eleutherodactylus saxatilis, y las ranas semiacuáticas del género Lithobates. DISTRIBUCIÓN Los anfibios ocupan una gran diversidad de hábitats y se distribuyen desde zonas tropicales hasta semidesér- ticas. En el territorio de Durango confluyen dos grandes provincias biogeográficas, la provincia del Altiplano me¬ xicano de la región Neártica y la provincia de la Sierra Madre Occidental de la región Neotropical (Morrone 2001), por lo que Durango posee una gran variedad de ecosistemas (cañadas tropicales, sierras, árido, semiárido, entre otros), en donde la diversidad de anfibios conforma un ensamble muy variado debido a que presentan di¬ ferentes formas y adaptaciones al medio ambiente. De los anfibios que se encuentran en el estado, los menos conocidos por la gente son las salamandras o ajolotes (género Ambystoma ), que muy raras veces pue¬ den ser observados ya que se encuentran asociadas a Valdez-Lares, R„ R. Muñiz-Martínez, H. Gadsden, G. Aguirre-León, R. González-Trápaga y G. Castañeda-Gaytán. 2017. Anfibios. En: La loiodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 431-436. La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 1. Salamandra ( Ambystoma sp.). Localidad: Agua Llovida. Foto: Jorge Nocedal. Figura 2. Rana arborícola ( Hyla arenicolor). Localidad: Tres molinos. Foto: Gerardo Martín. arroyos de montaña, lagos y otros cuerpos de agua en hábitats que no han sido fuertemente perturbados. Algunos sapos, como Incilius occidentalis y Anaxyrus cognatus (figura 3), son más observados que los llamados sapos de espuelas Scaphiopus couchii y Spea multiplicata, ya que éstos, al igual que la ranita Gastrophryne olivácea, son de hábitos fosoriales, es decir, pasan la mayor parte del tiempo escondidos bajo tierra, debido a que se distribuyen sobre todo en la parte semidesér- tica del estado en donde la disponibilidad de agua es escasa, así que están adaptados a vivir enterrados para conservar la humedad de sus cuerpos y evitar la deshi- dratación. La porción del estado en la que se ha reportado un mayor número de especies es la centro-occidental, correspondiente a los municipios de San Dimas, Pue¬ blo Nuevo y Durango (figura 4). Tan sólo en el muni¬ cipio de Pueblo Nuevo se han registrado 20 de las 34 especies que se enlistan para el estado, incluyendo las siete especies de ranitas terrestres de la familia Brachycephalidae, la mayoría de ellas conocidas hasta el momento sólo para este municipio. SITUACIÓN Y ESTADO DE CONSERVACIÓN En el estado se distribuyen 19 anfibios endémicos de Mé¬ xico, 14 no endémicos y una especie introducida (apén¬ dice 20). De acuerdo con la NOM-059 (semarnat 2010), Diversidad de especies 433 Figura 3. Sapo ( Anaxyrus cognatus). Localidad: Mapimí. Foto: Alberto González. nueve especies se encuentran en la categoría de pro¬ tección especial (Pr) y únicamente una en la categoría de amenazada (A). Del total de especies, 33 han sido evaluadas por la Unión Internacional para la Conserva¬ ción de la Naturaleza (uicn) para su inclusión en algu¬ na categoría del estatus de conservación (uicn 2015), 2ó de las cuales se consideran de preocupación menor (LC), tres con datos insuficientes para incluirlos en al¬ guna categoría (DD) y una como casi amenazada (NT); sólo tres especies están consideradas en las categorías de riesgo: dos vulnerables (VU) y una en peligro de extinción (EN). De las especies enlistadas para Durango que figuran en la NOM-059, hasta el momento ninguna ha sido eva¬ luada por medio del método de evaluación de riesgo de las especies (MER) para corroborar su estatus y justifi¬ car su inclusión en el listado de esta norma (semarnat 2010). Del resto, Spea multiplicata ya ha sido evaluada, pero no se consideró necesario incluirla en alguna ca¬ tegoría de riesgo (Sánchez et al 2007). Un ejemplo de una especie cuya necesidad de ser evaluada sobresale, es la ranita terrestre Eleutherodactylus saxatilis, especie endémica de México que está considerada por la uicn como en peligro de extinción (EN), debido a que su área de distribución se restringe a menos de 5 000 m2 y su hábitat continúa deteriorándose (Santos-Barrera y Canseco-Márquez 2004). Otro caso notable es el de la especie de rana Lithobates chiricahuensis (figura 5), considerada como amenazada (A) por la NOM-059 y como vulnerable (VU) por la uicn, en esta última debido a que se ha documentado que algunas poblaciones, principalmente de Estados Unidos, han disminuido drásticamente en los últimos años (Santos-Barrera et al. 2004). Esta especie fue reciente¬ mente estudiada en algunas localidades del centro de Durango y se observó que, en esta porción de la enti¬ dad, las poblaciones son grandes en número y aparen¬ temente estables (Streicher et al. 2012). Lo anterior resalta la necesidad de tener un enfoque local en el estudio de las especies para determinar su situación actual y tener un panorama claro a nivel estatal y na¬ cional de sus necesidades de conservación. PRINCIPALES AMENAZAS En los últimos años, los anfibios han sido objeto de nu¬ merosos estudios debido al declive a nivel mundial de sus poblaciones, causado por una gran cantidad de facto¬ res, entre ellos enfermedades, contaminación, destrucción del hábitat y cambio climático (Young et al. 2001). Ade¬ más, las especies exóticas invasoras son reconocidas como una de las principales amenazas a la diversidad biológica, ya que afectan la integridad y función de los ecosistemas (cdb 2009). Sin embargo, los estudios que abordan la ecología y el estado de conservación de las 2 3’W 24* W 25' N Z5'N 434 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado CHML.m'A Can anón VkcWift-, ÜUR.AWG0 SINM.OA tiíH Kfci:qu¡¡jJ Tflr* W JL ífl6' IV 105' LV ■ i " s. s8;.s#W ■ :r z-uutíG&f /^OírEOtv Escala: 1 2 flDO Q00 0 25 SO hm l_ l J rv. 107 1 W fG5- W 104* W íes- w & símbología I i Durángo L J Límite eslatal Límite diurna peí Cuerpos de agua Número de especies de anfibios por municipio Sin registros T 6*10 r_Z 16-20 Figura 4. Número de especies de anfibios registradas por municipio en el estado. 73m fj 24mN 26' N Diversidad de especies 435 Figura 5. Rana (L ithobates chiricahuensis). Localidad: Rancho El Durangueño, Canatlán. Foto: Rolando González. poblaciones de anfibios en Durango son escasos (p.e. Anderson y Webb 1978, Streicher et al. 2012), lo que di¬ ficulta llevar a cabo acciones de conservación apropiadas. Muchos son los factores que pueden afectar actual¬ mente las poblaciones de anfibios de Durango y de los que no se tiene conocimiento. Cambios drásticos en las temperaturas y patrones de precipitación, como la pro¬ longada sequía que ha sufrido el estado en los últimos años, pueden ocasionar serias disminuciones a las po¬ blaciones, e incluso llegar a causar la extinción de es¬ pecies con requerimientos particulares o distribución restringida. Este fenómeno ya ha sido documentado en algunos países, como la extinción del sapo dorado ( Incilius periglenes) de Costa Rica (Pounds y Crump 1994). Incluso especies abundantes pueden verse afectadas en un corto periodo de tiempo cuando los eventos climᬠticos extremos se combinan con enfermedades, como la quitridiomicosis, causada por el hongo quítrido de los anfibios ( Batrachochytrium dendrobatidis), que ya ha sido encontrado en varias especies de anfibios en Mé¬ xico (Frías-Álvarez et al. 2008). La especie conocida comúnmente como rana toro ( Lithobates catesbeianus) ha sido señalada como una po¬ sible dispersora de esta enfermedad (Daszalc et al. 2004). Esta especie fue introducida hace ya mucho tiem¬ po en Coahuila y ahora se encuentra en Chihuahua (Lemos-Espinal y Smith 2007), Durango (Estrada- Rodríguez et al. 2004, Gadsden et al. 200Ó), Sinaloa, Veracruz y otros estados del país, llegándose a considerar una peste en algunos lugares (Santos-Barrera et al. 2009). Especies introducidas de peces también pueden repre¬ sentar una seria amenaza para el desarrollo y supervi¬ vencia de las larvas de anfibios (Blaustein y Wake 1995). CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES Como se puede constatar, el estudio de los anfibios en Durango tiene aún muchas interrogantes por contes¬ tar. El inventario de especies puede verse modificado conforme se genere más información de este grupo, sobre todo a nivel municipal, ya que la mayoría cuenta actualmente con cinco o menos especies registradas (fi¬ gura 4, apéndice 20). El listado que aquí se proporciona, pretende servir de punto de partida para lograr un ma¬ yor entendimiento de este grupo de vertebrados. Como se mencionó anteriormente, es difícil, si no imposible, hacer recomendaciones y tomar medidas de conserva¬ ción o manejo para un grupo del que se tiene muy poco conocimiento a nivel local. Por esto, se resalta la nece¬ sidad de impulsar la investigación en áreas ligadas a la ecología de anfibios en Durango para poder contar con bases para desarrollar e implementar las medidas necesarias para asegurar, no sólo la permanencia o re¬ cuperación de las poblaciones de anfibios, sino para sal¬ vaguardar la salud de los ecosistemas en general. 436 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado REFERENCIAS Anderson, J.D. y R.G. Webb. 1978. Life history aspects of the Mexican salamander Ambystoma rosaceum (Amphibia, Urodela, Ambystoma- tidae). Journal of Herpetology 12(1): 89-93. Blaustein, A.R. y D.B. Wake. 1995. The puzzle of declining amphibian populations. Scientific American 272(4): 52-57. cdb. Convenio sobre la Diversidad Biológica. 2009. 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La magnitud del impacto de estas invasiones biológi¬ cas puede llegar a ser enorme en términos ecológicos, sobre todo en ecosistemas que se consideran aislados por barreras geográficas, que dificultan la dispersión de las especies (como montañas, ríos y desiertos), por lo que el riesgo es mucho mayor que en regiones abiertas (Aguirre-Muñoz et al. 2009). En las áreas naturales protegidas (anp), como el Par¬ que Estatal Cañón de Fernández (decretado sitio Ram- sar No. 1747 por sus beneficios como refugio, corredor biológico y riqueza en biodiversidad), se debe tener es¬ pecial precaución para evitar la introducción de espe¬ cies exóticas e invasoras, o bien, establecer programas para manejar las especies nativas, pues estos sitios jue¬ gan un papel muy importante como refugios, donde se debe promover y garantizar el mantenimiento de la salud integral de los ecosistemas (Flores-Aldana 2007). Des¬ graciadamente para el anp ya se tiene registro de la introducción de algunas especies consideradas como in¬ vasoras, por ejemplo, la rana toro (L. catesbeianus), el aco¬ cil rojo ( Procambarus clarkii ) y la carpa común (Cyprinus carpió ), entre otras, principalmente con fines de auto- consumo o comercio a nivel regional (Valencia 2003, Gadsden et al. 200Ó, Hernández et al. 2008). 1 No son nativas o “pioneras” del lugar. 2 Se adaptan a las condiciones locales y sus poblaciones crecen de manera desmedida, utilizan el nicho espacial y los recursos que antes aprovechaban las especies nativas, inclusive es muy común que se conviertan en depredadoras voraces. LA RANA TORO (Lithobates catesbeianus) Esta especie es una rana norteamericana de gran tama¬ ño (hasta 50 cm de longitud) y posee una gran capaci¬ dad colonizadora por su habilidad de adaptación a prácticamente cualquier cuerpo de agua (Álvarez- Romero et al. 2005). Son depredadores altamente vora¬ ces y oportunistas que pueden competir con especies nativas de anfibios por espacio y recursos (Wang y Li 2009). Los machos se caracterizan por una coloración amarillenta en la garganta y un tamaño del tímpano mayor que el del globo ocular (figura 1), emiten un llamado (similar a un burro o vaca) que sirve para atraer hembras y defender su territorio de otros machos. Las hembras no poseen una coloración distintiva (figura 2) ni son territoriales, generalmente recorren grandes distancias en busca de sitios de ovoposición, los cuales son defendidos y custodiados por el macho (Bee y Gerhardt 2001). LA RANA TORO COMO DEPREDADOR EXÓTICO EN EL PECF En 2012 se realizó un estudio acerca del papel como depredador exótico de la rana toro en el anp Cañón de Fernández para dar a conocer la magnitud del daño que causa esta especie y proponer estrategias para su con¬ trol y erradicación (figura 3). En dicho estudio se colec¬ taron 30 individuos en estado silvestre y se extrajeron los contenidos estomacales parcialmente digeridos. Las muestras más frecuentemente recuperadas fueron escarabajos (orden Coleóptera), abejas y avispas (orden Hymenoptera), mariposas (orden Lepidoptera), arañas (orden Aranae), cochinillas (orden Isopoda), caballitos del diablo y libélulas (orden Odonata), entre otros in¬ vertebrados como el acocil rojo (P. clarkii). En el pecf la rana toro (R. catesbeianus) cohabita con anfibios nativos como la rana leopardo (L. berlandieri), el Cano-Villegas, 0., G. Castañeda-Gaytán y A.I. Salas-Westphal. 2017. La rana toro ( Lithobates catesbeianus), especie exótica e invasora introducida en el Parque Estatal Cañón de Fernández (pecf). En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 438-441- Diversidad de especies 439 Figura 1 . Macho de rana toro (L. catesbeianus). Foto: Carlos Gallado Leal/Banco de imágenes conabio. Figura 2. Hembra de rana toro. Foto: Víctor Hugo Luja/Banco de imágenes conabio. 2S*2Ü'N 440 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado SIMBQLOGfA Limite municipal! Parque Estatal Cañón de Fernández Corrientes pri ñopa les Rara toro Cuerpos de a^ua dG colecta • Sitio de presencia Figura 3. Sitios de presencia de rana toro en el Parque Estatal Cañón de Fernández (pecf), 2012. 25^ (?N Diversidad de especies 441 sapo verde ( Anaxyrus debilis ) y la rana olivo ( Gastrophryne olivácea), los cuales se encuentran sujetos a protección especial (Pr) por la norma mexicana 059 (semarnat 2010), pero se conoce poco sobre los efectos de depre¬ dación de la rana toro sobre las poblaciones de los an¬ fibios nativos (Gadsden et al. 2006, Cano-Villegas 2013). CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES Es necesario dar continuidad a las investigaciones, pues aunque no se encontró evidencia de que la rana toro consuma a las especies de anfibios en estatus especial de conservación, aún no se puede estimar el grado de impacto que genera. En conclusión, la amenaza de la rana toro está laten¬ te; de acuerdo con las evidencias y la información dispo¬ nible, la rana toro es una especie muy grande, voraz y bien adaptada a las condiciones del Cañón de Fernández, se considera altamente competitiva por su éxito repro¬ ductivo, por su facilidad para acaparar espacios y recur¬ sos alimenticios, además de contar con pocos enemigos naturales. Este es un claro ejemplo de la desatención e ignorancia sobre las consecuencias que tiene la mani¬ pulación de animales exóticos y su liberación en hábi¬ tats de vida silvestre. Se necesitan estudios específicos sobre el tamaño de sus poblaciones y de las poblaciones de sus presas, pre¬ ferencia de hábitat, la dieta de los adultos, aspectos reproductivos, así como proponer estrategias de con¬ trol y erradicación. REFERENCIAS Aguirre-Muñoz, A., R. Mendoza-Alfaro et al. 2009. Especies exóticas in- vasoras: impactos sobre las poblaciones de flora y fauna, los procesos ecológicos y la economía. En: Capital natural de México, vol. ii: Estado de conservación y tendencias de cambio, conabio, México, pp. 277-318. Álvarez-Romero, ]., R.A. Medellín, H. Gómez de Silva y A. Oliveras de Ita. 2005. Rana catesbeiana. Vertebrados superiores exóticos en Mé¬ xico: diversidad, distribución y efectos potenciales. Instituto de Eco¬ logía, unam. Bases de datos snib-conabio. Proyecto U020. México. Bee, M.A. y H.C. Gerhardt. 2001. Neighbor-stranger discrimination by territorial bullfrogs ( Rana catesbeiana): 11. Perceptual basis. Animal Behavior 62: 1141-50. Cano-Villegas, O. 2013. 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Dentro de este grupo se encuentran las tortugas (Testudines), las serpientes, lagartos y la¬ gartijas (Squamata), los cocodrilos (Crocodylia) y el tua- tara (Rhyncocephalia). Todos ellos se caracterizan por tener una piel recubierta de escamas o escudos que los protegen contra la desecación, y por ser animales ec- totermos, lo que significa que regulan su temperatura en respuesta a la temperatura del medio ambiente (Young 1977). Es por esto que algunos reptiles tienen largos periodos de hibernación durante el invierno o permanecen inactivos durante las horas más frías del día hasta que la temperatura es adecuada para poder realizar sus actividades, como conseguir alimento y reproducirse. Por lo tanto, si la capacidad de regular la temperatura de cualquier organismo ectotermo se ve comprometida, la reproducción, el crecimiento y la per¬ sistencia de sus poblaciones pueden disminuir crítica¬ mente (Gadsden y Castañeda 2012). DIVERSIDAD México cuenta con una gran riqueza herpetofaunística (anfibios y reptiles). De las 1 165 especies que se conocen actualmente, alrededor de 800 son reptiles (Flores- Villela y Canseco-Márquez 2004). En Durango se han registrado un total de 123 especies de reptiles (Muñiz Martínez et al. 2014; Valdez-Lares et al. 2013, 2015), entre ellas cinco tortugas, 58 lagartijas y óo serpientes (apén¬ dice 21), correspondientes a 58 géneros y 18 familias. Las tortugas de los géneros Kinosternon y Trachemys son de agua dulce y habitan en los ríos, presas, lagunas y otros cuerpos de agua. A diferencia de éstas, las tortugas del género Gopherus son animales terrestres que habi¬ tan la zona del semidesierto y que pasan la mayor parte del tiempo en madrigueras que excavan bajo tierra. Dentro del variado grupo de serpientes, lagartos y lagartijas en el estado, se encuentran especies adaptadas a diferentes hábitats y hábitos. Las hay semiacuáticas, como las culebras del género Thamnophis; especies sa¬ xícolas, que viven en grietas entre rocas, como algunas lagartijas de los géneros Xantusia y Sceloporus; espe¬ cies arborícolas, como la culebra Oxybelis aeneus, y al¬ gunas otras lagartijas del género Sceloporus; algunas con dietas particulares, como las lagartijas del género Phrynosoma, que se alimentan principalmente de hormi¬ gas (Montanucci 1989); y algunas especies que viven prácticamente toda su vida bajo tierra, como la culebra ciega Leptotyphlops segregus. Sin embargo, una característica hace que un grupo de reptiles sobresalga: las especies venenosas, entre las que se encuentran las víboras de cascabel (género Crotalus), reconocidas por la mayoría de las personas, y el lagar¬ to conocido como escorpión mexicano ( Heloderma horridum), una de las dos únicas especies de lagartos venenosos en México. Probablemente este último sea menos conocido en Durango ya que es una especie poco común y su presencia en el estado no fue registrada hasta hace poco (Muñiz-Martínez y Rojas Pérez 2009). DISTRIBUCIÓN Existen zonas en la entidad que han recibido más aten¬ ción que otras en cuanto a estudios de herpetofauna y en donde se tiene un mayor conocimiento de las espe¬ cies de reptiles que están presentes. En el noreste del estado destacan dos regiones que forman parte del De¬ sierto Chihuahuense, la Reserva de la Biosfera de Mapi- mí y la Comarca Lagunera, compartidas con los estados colindantes de Chihuahua y Coahuila. En los últimos años se han realizado varios estudios sobre la herpeto¬ fauna de esta zona (p.e. Castañeda- Gaytán et al. 2005, Gadsden et al. 2006, Estrada-Rodríguez et al. 200Ó, 2008). También la porción centro-occidental del estado cuenta con diversos estudios que hacen referencia a su herpe¬ tofauna (p.e. Webb y Baker 1962, Webb 1984). Los municipios en los que se han reportado un ma¬ yor número de especies son Lerdo, Durango, Pueblo Valdez-Lares, R„ H. Gadsden, R. Muñiz-Martínez, G. Castañeda-Gay tán y G. Aguirre León. 2017. Reptiles. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 443-449. 444 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 1. Número de especies de reptiles endémicos e incluidos en alguna categoría de riesgo Grupo Especies en Durango Endémicas de México Endémicas de Durango nom-059 UICN No. % No. % No. % No. % Tortugas 5 3 60.00 0 0.00 3 60.00 2 40.00 Lagartijas 58 27 46.50 1 1.70 18 31.00 1 1.70 Serpientes 60 21 35.00 2 3.30 26 43.30 2 3.30 Total 123 51 41.40 3 2.40 47 38.20 5 4.00 Nuevo, Tlahualilo, Gómez Palacio y San Dimas (entre 33 y 54 especies), correspondientes a las zonas menciona¬ das (figura 1). En los municipios restantes se ha registra¬ do un menor número de especies e, incluso, de algunos aún no se tiene registro de las especies presentes. SITUACIÓN Y ESTADO DE CONSERVACIÓN Del total de especies de reptiles registradas en Durango, 47 se encuentran listadas por la Norma Oficial Mexi¬ cana NOM-059 (semarnat 2010) (cuadro 1 y apéndice 21): 23 están consideradas en la categoría de protección especial (Pr), 21 en la categoría de amenazadas (A) y tres en peligro de extinción (P). Las tres especies de reptiles consideradas en peligro de extinción por la NOM-059 (semarnat 2010), son las lagartijas Xantusia bolsonae (figura 2), Urna paraphygas (figura 3) y la tortuga terrestre Gopherusflavomarginatus (figura 4), que se distribuyen únicamente en una parte de la zona semiárida del estado (Bolsón de Mapimí), por lo que su supervivencia está directamente relacio¬ nada a la conservación de este hábitat. Por su parte, 108 de las especies de reptiles enlista¬ das para Durango han sido evaluadas por la Unión Inter¬ nacional para la Conservación de la Naturaleza (uicn), y a excepción de seis especies que son consideradas con datos insuficientes (DD), el resto se incluyeron en alguna categoría del estatus de conservación de las es¬ pecies (uicn 2013). Únicamente cinco especies están consideradas dentro de alguna categoría de amenaza: cuatro vulnerables (VU) y una en peligro de extinción (EN); se trata de la culebra de hábitos semiacuáticos Thamnophis melanogaster, que se incluyó en esta cate¬ goría debido a que se ha registrado una reducción drás¬ tica de sus poblaciones asociado a la destrucción de su hábitat, principalmente por la contaminación de los cuerpos de agua (Vázquez-Díaz y Quintero-Díaz 2007). El resto se encuentran listadas como de preocupación me¬ nor (LC) o casi amenazadas (NT) (apéndice 21). De las 123 especies enlistadas para Durango, 41.4% son endémicas de México, lo que significa que su dis¬ tribución se restringe a zonas dentro del territorio na¬ cional, y de éstas, sólo tres son consideradas endémicas de Durango ya que hasta el momento no han sido regis¬ tradas en ningún otro estado de la república (cuadro 1). La lagartija Xantusia bolsonae es una de las tres es¬ pecies endémicas de Durango. Es de hábitos nocturnos y crepusculares, está adecuada a vivir en grietas entre rocas y abajo de ellas y se encuentra únicamente en algunas zonas de los municipios de Cuencamé, Lerdo y Tlahualilo (Webb 1970, Flores-Villela et al. 1990, He- dges et al. 1991). Las otras dos especies endémicas de Durango son dos culebras, muy parecidas en forma y que se distri¬ buyen en la parte central de la Sierra Madre Occidental. Adelophis foxi se describió en 1968 (Rossman y Blaney 1968) con ejemplares colectados en el municipio de Pueblo Nuevo y desde hace más de 30 años no se ha vuelto a registrar. Tamnophis nigronuchalis es conocida en varias localidades de los municipios de Durango, Pue¬ blo Nuevo y San Dimas (Thompson 1957, Wood et al. 2011). Sin embargo, muchos aspectos de la ecología y distribución actual de estas dos especies son aún des¬ conocidos, razón por la cual la uicn (2013) las enlista en la categoría de DD. PRINCIPALES AMENAZAS La pérdida y degradación de los hábitats, las enferme¬ dades, la contaminación, las especies invasoras intro¬ ducidas, la extracción de reptiles de su hábitat para su uso y comercio, así como el cambio climático, son jv.sí ti tun Diversidad de especies 445 *07’ W TCÍ: IV Tíi1 IV T0+l IV Tftt' W r/w/rí/yr í Í 'DU//Í 7/.. f />/ Z-lA.‘itf0Zl >.* • ¿SSdllíJO Nuí^ii MpM CcfíaílÉifi V«iwW- V, Gurtnrrp SISAt.OA " ,«Ü»4 ."V ; /AfMTCAS m it.TMüí Escala. 1.2 800 000 O 25 50 km HÁSfAm sor w m: w lor w _ fc V H K SIMBOLOGlA i i Durargo I i Lfmile estaíal H\ Límile municipal Cuerpos de aguo Número de especies de reptiles por municipio Sin negisIroS z: ii - 20 ■ 21-30 ■ 31-40 ■ 41-54 Figura 1. Número de especies de reptiles registradas por municipio en la entidad. 33lN 24* Ñ 25" Ñ 25* N 446 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 2. Lagartija nocturna del Bolsón ( Xantusia bolsonae), considerada en peligro de extinción por la NOM-059. Foto: Héctor Gadsden. algunas de las causas que se han detectado a nivel mundial como causantes del declive y la pérdida de las poblaciones de reptiles (Todd et al. 2010). En México, desde el año 2001 se comenzó a imple- mentar el método de evaluación de riesgo de las especies (mer) como instrumento para que una especie pueda ser incluida en la NOM-059 o cambiar la categoría de riesgo actual (Sánchez et al. 2007). En la versión actual de esta norma se señalan como evaluadas únicamente dos de las especies de lagartijas presentes en Durango, X. bolsonae y Uta stansburiana (semarnat 2010). En su evaluación, X. bolsonae fue considerada en la ca¬ tegoría de amenazada mencionando que se desconocen datos históricos sobre el estado de sus poblaciones, así como la situación actual del hábitat con respecto de las necesidades de esta especie (Flores-Villela y Rubio- Pérez 2008a). Actualmente se señala como en peligro de extinción. Se ha considerado que el mayor riesgo que enfrenta esta especie es su extracción del medio natural para el comercio en el mercado de mascotas en México y en el extranjero (Fitzgerald et al. 2004). Por su parte, la uicn considera que esta especie se categriza como DD debido a la incertidumbre en cuanto a su rango preciso de distribución, el estatus de sus poblaciones y de sus re¬ querimientos ecológicos, mencionando que las mayores amenazas que enfrenta se relacionan con su rango de distribución restringida (Gadsden y Santos-Barrera 2007). De igual manera U. stansburiana fue evaluada y co¬ locada en la categoría de protección especial, identifi¬ cándose como factores de riesgo para esta especie los depredadores introducidos en las islas donde habita, así como la alteración de su hábitat por actividades huma¬ nas (Flores-Villela y Rubio-Pérez 2008b). Esta especie se encuentra actualmente en la categoría de amenaza¬ da (semarnat 2010) y al igual que la lagartija de arena, U. paraphygas, recientemente se ha señalado que sus poblaciones pueden llegar a verse seriamente afectadas en los próximos años debido al calentamiento global y a la reducción de su hábitat natural (Ballesteros-Barrera et al. 2007, Gadsden y Castañeda 2012). Las amenazas particulares que sufren el resto de las especies en la entidad no son conocidas o no han sido documentadas. Tampoco se ha estudiado el efecto de las dos especies de reptiles introducidas que se han registrado en Durango, la cuija Hemidactylus turcicus (Lemos-Espinal et al. 2001) y la culebra ciega de ma¬ ceta Rhamphotyphlops bramminus (Guzmán y Muñiz- Martínez 1999). Diversidad de especies Figura 3. Lagartija de arena (Urna paraphygas), considerada en peligro de extinción por la NOM-059. Foto: Gerardo Martín. Figura 4. Tortuga del Bolsón (Gopherus flavomarginatus), considerada en peligro de extinción por la NOM-059. Foto: Gerardo Martín. 448 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES En general el estudio de la herpetofauna en el estado se ha desarrollado a un ritmo pausado y esporádico. El conocimiento del grupo de reptiles en Durango presen¬ ta muchas oportunidades de estudio ya que por ahora únicamente se tiene un panorama general de la biodi¬ versidad de este grupo y, por lo tanto, será necesario llegar a profundizar en su distribución, diversidad, ta¬ xonomía y ecología, para determinar integralmente las necesidades para su preservación, conservación y su posible uso sustentable. Determinar con certidumbre cuáles fueron los pro¬ cesos para producir esta biodiversidad de reptiles en el estado debe ser motivo de constante estudio. También se requiere conocer con precisión las áreas de mayor biodiversidad y endemismos de reptiles y su relación en la conservación de áreas naturales del estado, para lo cual es de gran apoyo el campo de la biogeografía, por lo que es muy importante incrementar la investi¬ gación dentro de esta temática. Dada la enorme destrucción de ecosistemas y recur¬ sos naturales en los diferentes biomas del estado, un reto importante será el generar conciencia social sobre la necesidad e importancia ecológica de conservar la biodiversidad de los reptiles, a la par de impulsar la in¬ vestigación sobre especies de importancia económica y especies de importancia para la salud pública, como el caso de serpientes y saurios venenosos, que permita un mayor conocimiento y un mejor aprovechamiento, sin el espectro de la declinación de poblaciones y su even¬ tual extinción. El fenómeno conocido como cambio climático glo¬ bal representa un desafío sobre cómo afrontar las nue¬ vas condiciones climáticas que se están dando y que continuarán en las próximas décadas en el planeta, y la forma de mitigarlas para intentar la conservación de las especies. Se tendrá que contribuir al conocimiento de los efectos de este factor en el mayor número posi¬ ble de especies de reptiles. Finalmente, un aspecto que ha sido crítico en las úl¬ timas décadas, dada la riqueza de reptiles en el país y la necesidad de su investigación dentro de los diferen¬ tes campos, es la formación de recursos humanos en el estado, que aun cuando en el presente se ha incremen¬ tado, las problemáticas mencionadas requerirán de la participación de un mayor número de herpetólogos dispuestos a afrontar los retos que representan el es¬ tudio de los reptiles y su conservación. REFERENCIAS Ballesteros-Barrera, C., E. Martínez-Meyer y H. Gadsden. 2007. 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Primer registro de Rham- Diversidad de especies 449 photyphlops braminus (Daudin, 1803) (Reptilia: Typhlopidae) para el estado de Durango, México. Vertebrata Mexicana (5): 1-3. Hedges, S.B., R.L. Bezy y L.R. Maxson. 1991. Phylogenetic relationships and biogeography of Xantusiid Lizards, Inferred from mitochon- drial dna sequences. Molecular Biology and Evolution 8(6): 767-780. Lemos-Espinal, J.A., H.M. Smith y D. Chiszar. 2001. Hemidactylus tur- cicus turcicus. Distributional record. Herpetological Review 32(4): 276. Liner, E.A. 2007. A checklist of the amphibians and reptiles of México. Occasional Papers ofthe Museum of Natural Science. Louisiana State University (80): 60. Montanucci, R.R. 1989. The relationship of morphology to diet in the horned lizard genus Phrynosoma. Herpetologica 45(2): 208-216. Muñiz-Martínez, R. y M.A. Rojas-Pérez. 2009. Registro nuevo del es¬ corpión mexicano Heloderma horridum (Reptilia: Helodermidae) en Durango, México. 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Estudio de Estado Extinción de lagartijas del género Sceloporus por el calentamiento global, proyección de un modelo de extinción mundial Héctor Gadsden Esparza • Rosaura Valdez Lares • José Gamaliel Castañeda Gaytán • Raúl Muñiz Martínez INTRODUCCIÓN La expresión generalizada de calentamiento global es una manera común de referirse al fenómeno del incre¬ mento de la temperatura media del planeta y se asocia a un cambio climático que puede manifestarse por causas antropogénicas o de otra índole. El cambio climático lo han demostrado las observaciones científicas del incre¬ mento de la temperatura media de la atmosfera y del océano, de la fusión extensa de nieves y hielos, del incre¬ mento del promedio mundial del nivel del mar, pérdida del permafrost (capa de hielo permanentemente conge¬ lada en los niveles superficiales del suelo de las regiones muy frías), y efectos diversos en los ecosistemas y su biodiversidad. De acuerdo a los informes del Panel Inter- gubernamental de Cambio Climático (ipcc) de la onu, el principal efecto que causa el calentamiento global es el efecto invernadero, término que se refiere a la absorción por ciertos gases atmosféricos (fundamentalmente H2O, seguido por CO2 y O3) de una fracción de la energía que refleja el suelo, como consecuencia de haber sido calen¬ tado por la radiación solar (Kiehl y Trenberth 1997). De acuerdo con la evaluación de los ecosistemas del último milenio, es posible que antes del fin de este siglo el cam¬ bio climático se convierta en la fuerza directriz dominan¬ te de la pérdida de la diversidad biológica (ipcc 2007). EFECTO DEL CALENTAMIENTO GLOBAL SOBRE LA BIODIVERSIDAD El cambio climático ha afectado y continuará afectando la diversidad biológica. Debido al rápido ritmo con el que está ocurriendo este fenómeno climático, plantas y animales presentan problemas de adaptación, resultan¬ do en cambios en la distribución de especies, aumento de las tasas de extinción, cambios en los tiempos de repro¬ ducción y en los patrones de migración de aves, así como modificaciones en los patrones de crecimiento de las plantas, entre otros (cdb 2003). Como ejemplo paradigmático de lo anterior, el objeti¬ vo de este trabajo es difundir cómo las extinciones de lagartijas en el planeta se están extendiendo actualmen¬ te con celeridad en diversas regiones del mundo, inclu¬ yendo México y sus estados del norte, como Durango. Esto demanda estudios integrales y pluridisciplinarios de este fenómeno ambiental el cual está abatiendo la biodiversidad de las lagartijas al cambiar sus hábitos conductuales para poder sobrellevar, al menos temporal¬ mente, los efectos del cambio climático global. También se requiere analizar su nexo con una diversidad de parᬠmetros incluyentes que apenas se empiezan a correlacio¬ nar para comprender cómo opera este evento ambiental multidimensional y llegar a mitigar en la medida de lo posible sus efectos (Gadsden y Castañeda 2012). El calentamiento global está llevando a la extinción a poblaciones locales y especies de lagartijas en el mundo (Sinervo et al. 2010a). De hecho, el Convenio sobre la Diversidad Biológica (cdb) firmado en 1992 en el marco de la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, Brasil, enfatiza al cambio climático global como una de las cinco principales causas de la pérdida de biodi¬ versidad. Durango no es la excepción y las lagartijas que se encuentran distribuidas en él también están subordinadas a esta amenaza general. Las repercusio¬ nes del calentamiento global sobre las especies se re¬ flejan por cambios en su distribución geográfica, ya sea por medio de desplazamientos latitudinales o altitudi- nales. Otro efecto ecológico de este fenómeno climáti¬ co sobre las especies son los cambios en los ritmos y épocas de sus ciclos vitales como la reproducción o en el comportamiento. Sin embargo, las especies incapaces de adaptarse, están destinadas a extinguirse. Este es el caso de un número considerable de lagartijas de los cinco continentes y en específico del norte de México, cuyas limitaciones intrínsecas de la fisiología y com¬ portamiento les impiden responder con prontitud al Gadsden, H„ R. Valdez-Lares, G. Castañeda-Gaytán y R. Muñiz-Martínez. 2017. Extinción de lagartijas del género Sceloporus por el calentamiento global, proyección de un modelo de extinción mundial. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio. México, pp. 450-454. Diversidad de especies ritmo actual del incremento de la temperatura global (Etterson y Shaw 2001, Huey et al. 2003, Harte et al. 2004). En el mundo se han descrito 5 100 especies de lagar¬ tijas, de las cuales 51 se reportan en el estado (Valdez- Lares et al. 2013). El estudio de Sinervo et al. (2010a) predice que si no se disminuye la tasa actual de emisio¬ nes de CO2, para 2080 se habrá extinguido 20% de las especies de lagartijas del planeta, esto significa que para el caso de Durango, alrededor de 10 especies po¬ drían estar extintas para ese año. Del total de 22 géneros de lagartijas presentes en Durango, Sceloporus es el más representativo con un total de 22 especies (Valdez-Lares et al. 2013), razón por la cual la presente contribución se centra en la amenaza potencial de extinción de varias especies de este géne¬ ro a causa de un aumento continuo en las emisiones de CO2. Se hace hincapié en este género debido que Siner¬ vo y colaboradores (2010a, 2010b) desarrollaron una algoritmo matemático de riesgo de extinción por el ca¬ lentamiento global basado inicialmente en el estudio de varias poblaciones de la especie vivípara Sceloporus serrifer que nos manifiesta las horas de restricción de sus actividades ecológicas diarias, que la conducen a la extinción o persistencia, y que en realidad resulta ser un modelo general para predecir extinción de lagarti¬ jas, ya sean del género Sceloporus o de cualquier otro. Este algoritmo incluyó variables climáticas y variables fisiológicas relacionadas con los requerimientos de tem¬ peratura de estos reptiles. GÉNERO Sceloporus Es un género de lagartijas muy diverso, con más de 90 especies descritas a nivel mundial, y un buen número son endémicas de México (Leaché 2010, Valdez-Lares et al. 2013). Algunas especies habitan diversos ecosistemas insulares en el Desierto Chihuahuense y en el noreste de Durango; varias de ellas son vivíparas ( Sceloporus lineolateralis, Sceloporus grammicus, Sceloporus poinsettii, Sceloporus jarrovii (figura 1), y Sceloporus torquatus), ca¬ racterística reproductora que se originó evolutiva¬ mente como una adaptación a los ambientes fríos (Guillette Jr. 1993). Al estudiar 48 especies de lagartijas mexicanas del género Sceloporus con las que varios científicos habían trabajado anteriormente en distintas zonas de México (Sinervo et al. 2010b), se descubrió que muchas de ellas habían desaparecido localmente, no obstante que su hábitat seguía aparentemente prístino. Entre los años 2006-2009 se comprobó que en 200 localidades estudiadas entre 1975-1995, 12% de las po¬ blaciones de Sceloporus había desaparecido, y en algunas zonas este valor se incrementaba mucho más (Sinervo et al. 2010b). MODELO PREDICTIVO Con el fin de explorar si el calentamiento global era la causa de estas extinciones, se elaboraron modelos físicos de lagartijas con sensores de temperatura acoplados a aparatos que registraran las temperaturas de distintos microambientes, con la finalidad de medir la tempera¬ tura operativa. Dzialowski (2005) midió las temperatu¬ ras en distintas condiciones naturales durante varios meses, tanto en localidades donde las poblaciones de Sceloporus serrifer habían sobrevivido (norte de Yucatán) como donde habían desaparecido (sur de Yucatán), ob¬ teniendo resultados innegables. En los sitios donde se habían producido extinciones, las lagartijas no habían tenido tiempo de alimentarse ni reproducirse adecua¬ damente, debido a que las altas temperaturas les deben haber exigido permanecer la mayor parte del tiempo en sus refugios. El siguiente paso fue desarrollar el algoritmo matemático de riesgo de extinción para cal¬ cular las horas de restricción de la actividad de esta lagartija [hr = 6.12 + 0.74 x (Tmax- Tu)], en las cuales la temperatura máxima (Tmax) de su ambiente se mantenía por arriba de la temperatura media de su cuerpo (Tb). En este caso de S. serrifer se sugiere que la extinción ocurre cuando hr excede las cuatro horas. Asimismo, Sinervo et al. (2010a, 2010b) calibraron este valor de hr en diversos sitios de extinción/persistencia para Sceloporus y el me¬ jor valor para predecir extinción de especies es cuando las horas de restricción (hr) exceden las 3.8 horas de ac¬ tividad. VALIDACIÓN DEL MODELO Posteriormente, los resultados fueron validados amplia¬ mente con trabajo de campo en distintas zonas de Mé¬ xico en donde se detectaron extinciones poblacionales. Por ejemplo, Sceloporus mucronatus en Chapa de Mota en el Estado de México, Sceloporus anahuacus en el alber¬ gue del cerro del Ajusco a los 3 200 msnm en la Ciudad de México, y Sceloporus grammicus en la sierra Tolman en el Estado de México (Sinervo et al. 2010b). De esta forma se observó que el modelo predecía significativa¬ mente lo que ya era posible comprobar en la naturaleza. En algunos casos, la extinción era más rápida de lo 452 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 1 . Lagartija espinosa ( Sceloporus jarrovii). Fotos: Héctor Gadsden. Diversidad de especies 453 esperado debido a que una especie capaz de adaptarse eliminaba por competencia a la que no lo era. Por últi¬ mo, para poder hacer predicciones globales, quedaba recopilar datos de temperaturas y de fisiología térmica de lagartijas, abarcando el mayor número posible de sitios y de especies. Se utilizaron mapas de distribución de las especies y de temperaturas máximas del aire pre¬ sentes y pasadas, así como proyecciones futuras basa¬ das en modelos climáticos disponibles, asumiendo que la tasa actual de emisiones de CO2 por actividades hu¬ manas continuará. Las predicciones se validaron con observaciones de extinción local de poblaciones para biotas de otros cuatro continentes, con datos para 1216 poblaciones de 587 especies distribuidas en 34 familias de lacertilios (Sinervo et al. 2010b). EXTINCIONES EN DURANGO No obstante que aún no existen registros formales en la literatura que hayan detectado extinción poblacional o de especies de lagartijas en Durango debido al calenta¬ miento global, Gadsden, quien participó en el estudio de Sinervo et al. (2010a, 2010b) y Castañeda- Gay tán (coau¬ tor del presente trabajo), han detectado en hábitats prís¬ tinos del noreste de Durango que ciertas poblaciones de varias especies de lagartijas estudiadas con anterioridad (Gadsden y Estrada-Rodríguez 2007, Ballesteros-Barrera et al. 2007, Estrada-Rodríguez et al. 2006) están actual¬ mente desaparecidas, entre ellas: Sceloporus jarrovii y Sceloporus poinsettii en el centro del cañón de Las Pie¬ dras Encimadas a 1425 msnm en el municipio de Gómez Palacio, Durango; Urna paraphygas en ciertas áreas de los médanos de la Reserva de la Biosfera de Mapimí, y Xantusia bolsonae en la Sierra El Sarnoso, municipio de Gómez Palacio, Durango. Asimismo, las observaciones de extinción poblacional de lagartijas en otras zonas de México y de otras regiones del planeta ponen en alerta roja con respecto a lo que está sucediendo en las extin¬ ciones detectadas (o aún sin detectar) en Durango, las cuales incluyen a diversas especies de Sceloporus. Por otro lado, se ha propuesto que la temperatura del cuerpo tiende a conservarse entre las especies filo- genéticamente cercanas, a pesar de presentar diferen¬ cias morfológicas como el tamaño y la coloración (Díaz de la Vega-Pérez et al. 2013, Grigg y Buckley 2013). De manera que la temperatura del cuerpo de especies em¬ parentadas e incluidas dentro del género Sceloporus son similares (Gadsden y Estrada-Rodríguez 2007, Sinervo et al. 2010a, Sinervo et al. 2011). Por lo tanto, las preferencias térmicas podrían estar determinadas filogenéticamen- te y en menor grado por factores ecológicos presentes en cada población. Considerando esto, el calentamiento global puede estar afectando de manera similar a espe¬ cies filogenéticamente emparentadas de diversos gru¬ pos de lagartijas del estado como S. poinsettii, S. jarrovii, S. bulleri, S. lineolateralis, S. torquatus y S. spinosus, las cuales pertenecen al grupo Torquatus del género Scelo¬ porus (Martínez-Méndez y Méndez de la Cruz 2007, Sinervo et al. 2011). Sumado a lo anterior, el modelo predice el doble de riesgo de extinción para las especies de lagartijas viví¬ paras contra las ovíparas (en Durango, Sceloporus está representado por cinco especies vivíparas y 13 ovíparas), debido a que las primeras requieren una temperatura corporal relativamente baja para un desarrollo apropia¬ do de sus embriones (Beuchat 1986). CONCLUSIONES Y RECOMENDACIÓN Se sugiere que las especies microendémicas de lagar¬ tijas (del género Sceloporus o de otro género) con dis¬ tribución reducida e insular en el noreste de Durango, pueden experimentar pérdida de poblaciones locales por efecto del calentamiento global, como por ejemplo Sceloporus lineolateralis, Sceloporus maculosus, Urna paraphygas, Xantusia bolsonae, y Xantusia extorris, que son más propensas a extinguirse de manera acelerada. Estas especies se ven impedidas de emigrar hacia otras latitudes o hacia mayores altitudes en donde el clima podría ser más benigno (Ballesteros-Barrera et al. 2007, Gadsden et al. 2012). El modelo predictivo obtenido por Sinervo et al. (2010a, 2010b) se ha validado en numerosas poblacio¬ nes de lagartijas en el mundo, dando como resultado que muchas de ellas, al rebasar el tope de horas de restricción de actividad diaria debido a los efectos del calentamiento global, se han extinguido o se están ex¬ tinguiendo con rapidez. Las especies pertenecientes al género Sceloporus en Durango y las incluidas en otros géneros de lagartijas en este estado, no pueden ser la excepción a una tendencia mundial de extinción que ha sido detectada y validada extensamente. Naturalmente, los modelos predictivos como en el que se basa este estudio de extinción tienen sus limita¬ ciones y están sujetos a una serie de supuestos iniciales pero no son especulativos, debido a que se fundamentan en datos empíricos reales, con predicciones significati¬ vamente validadas. La opción más relevante para aminorar el efecto del calentamiento global y frenar en la medida de lo posi- 454 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado ble la extinción de muchas poblaciones de lagartijas y a mediano plazo de las especies a las que pertenecen (no solamente en Durango sino en todo el planeta), es reducir considerablemente, a corto y mediano plazo, las emisiones atmosféricas de gases que promueven el calentamiento acelerado de la atmósfera terrestre. Sin embargo, a pesar de que los esfuerzos globales para reducir el CO2 pueden evitar los escenarios de extin¬ ción para 2080, es improbable que las proyecciones para 2050 sean evitadas; la desaceleración en la temperatu¬ ra máxima se retrasaría debido a que el CO2 atmosférico ha sido almacenado por décadas (Haré y Meinshausen 2006). Por lo tanto, el presente hallazgo indica que las lagartijas ya han cruzado un umbral que está precipi¬ tando su extinción. Esto manifiesta una vez más que en realidad el pla¬ neta opera como una unidad estructural y funcional. De manera que lo que afecta a un componente determina¬ do de la biosfera está vinculado a una red integral de relaciones que opera de manera holística y no de forma fragmentaria y separada de otros eventos naturales. REFERENCIAS Ballesteros-Barrera, C., E. Martínez-Meyer y H. Gadsden. 2007. Effects of land-cover transformation and climate change on the distribu- tion of two microendemic lizards, genus Urna, of northern México. Journal of Herpetology 41: 733-740. Beuchat, C.A. 1986. Reproductive influences on the thermoregulatory behavior of a live-bearing lizard. Copeia 4: 971-979. cdb. Convenio sobre la Diversidad Biológica. 2003. Interlinkages between biological diversity and climate change. Advice on the integration of biodiversity considerations into the implementation of the United Nations Framework Convention on Climate Change and its Kyoto protocol. Montreal, scbd, 154 pp. (cbd Technical Series no. 10). Díaz de la Vega-Pérez, A.H., V.H. Jiménez-Arcos, N.L. Manríquez- Morán y F.R. Méndez-de la Cruz. 2013. Conservatism of thermal preferences between parthenogenetic Aspidoscelis cozumela com- plex (Squamata:Teiidae) and their parental species. Herpetological Journal 23: 93-104. Dzialowski, E.M. 2005. Use of operative temperature and standard operative temperature models in thermal biology. Journal of Ther¬ mal Biology 30: 317-334. Estrada-Rodríguez, J.L., H. Gadsden, S.V. Leyva-Pacheco y T.U. Morones- Long. 2006. Herpetofauna del Cañón “Piedras Encimadas” Sierra “El Sarnoso”, Durango, México. En: Inventarios herpetofaunísticos de México: avances en el conocimiento de su biodiversidad. A. Ramírez - Bautista, L. Canseco-Márquez y F. Mendoza-Quijano (eds.). Publica¬ ciones de la Sociedad Herpetológica Mexicana 3: 1-23. Etterson, J.R. y R.J. Shaw. 2001. Constraint to adaptative evolution in response to global warming. Science 294: 151-154. Gadsden, H. y G. Castañeda. 2012. Los lagartos al filo de la navaja cli¬ mática. Extinción de lagartos por el calentamiento global. Editorial Académica Española. Gadsden, H. y J.L. Estrada-Rodríguez. 2007. Ecology of the spiny lizard Sceloporusjarrovii in the central Chihuahuan Desert. The Southwes- tern Naturalist 52: 600-608. Gadsden, H., C. Ballesteros-Barrera, O. Hinojosa de la Garza et al. 2012. Effects of land-cover transformation and climate change on the dis- tribution of two endemic lizards, Crotaphytus antiquus and Sceloporus cyanostictus, of northern México. Journal ofArid Environments 83: 1-9. Grigg, J.W. y L.B. Buckley. 2013. Conservatism of lizard thermal tole- ranees and body temperatures across evolutionary history and geography. Biology Letters 9: 20121056. Guillette Jr„ L.J. 1993. The evolution of viviparity in lizards. BioScience 43: 742-751. Haré, B. y M. Meinshausen. 2006. How much warming are we commit- ted to and how much can be avoided? Climate Change 75: 111-149. Harte, J., A. Ostling, J.L.Green y A. Kinzig. 2004. 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Molecular phy- logeny of the Sceloporus torguatus species-group (Squamata: Phrynosomatidae). Zootaxa 1609: 53-68. Sinervo, B„ F. Mendez-de la Cruz, D.B. Miles et al. 2010a. Erosión of lizard diversity by climate change and altered thermal niches. Science 328: 894-899. — . 2010b Supporting Online material for erosión of lizard diversity by climate change and altered thermal niches. Science 328(5980): 894- 899. En: , última consulta: 26 de junio 2013. Sinervo, B., D.B. Miles, N. Martínez-Méndez et al. 2011. Response to comment on “Erosión of lizard diversity by climate change and altered thermal niches”. Science 332: 537. Valdez-Lares, R„ R. Muñiz-Martínez, H. Gadsden et al. 2013. Checklist of amphibians and reptiles of the State of Durango, México. Check List 9(4): 714-724. 456 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado ffikrpetofaima bajo protección oficial, ¿atención incipiente o especies bien representadas en la Norma Oficial Mexicana? Miriam Alejandra Cueto Mares • José Gamaliel Castañeda Gaytán • Sara Isabel Valenzuela Cebados Rosaura Valdez Lares • Omag Cano Villegas INTRODUCCIÓN El deterioro del hábitat causado por factores tanto na¬ turales como antrópicos en todo el mundo generan alta presión en las especies silvestres, incluidos los anfibios y reptiles de Durango. Aunado a lo anterior, se ha puesto en evidencia la susceptibilidad de la her- petofauna regional a fenómenos como los que se prevén debido al cambio climático antropogénico (Gadsden et al. 2012). A pesar de reconocer que la ma¬ yoría de las especies silvestres se encuentran ecológi¬ camente presionadas, los esfuerzos por conservarlas en áreas protegidas resultan insuficientes al no contar con medios oficiales que sustenten su vulnerabilidad. Uno de los documentos que avala el estado actual de vulnerabilidad de una especie es la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010 emitida por la Se¬ cretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT 2010). La NOM-059 enlista a aquellas especies silvestres para las que se ha confirmado su fragilidad ecológica, 10 que puede poner en riesgo su existencia. La norma tiene como objetivo proteger dichas especies conforme a la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (sedue 1988) y se le puede considerar como una herramienta para establecer áreas protegidas de¬ bido a la presencia de especies en riesgo en la zona. La inclusión o bien la modificación del estatus de una especie debe realizarse mediante el Método de Evalua¬ ción de Riesgo (mer), un mecanismo eficiente y con¬ creto (la metodología se explica en el anexo normativo 11 en la NOM-059-SEMARNAT-2010), aunque su aplica¬ ción en general parece ser poco atendida en el caso de los anfibios y reptiles en México, con sólo 4.67% de la herpetofauna del país; mientras que para el caso de Durango, se cuenta sólo con dos especies de reptiles in¬ cluidas en la NOM-059 con dicho método, la lagartija de manchas laterales ( Uta stansburiana ) y la lagartija noc¬ turna del Bolsón ( Xantusia bolsonaé). ACTUALIZACIONES EN LA NOM-059 La primera lista de especies vulnerables en México se publicó en 1994 y consideraba cuatro categorías: espe¬ cies en peligro de extinción (P), amenazadas (A), raras (R) y sujetas a protección especial (Pr). Posteriormente se publicó nuevamente en el 2001 y se encuentra en vigor la correspondiente al 2010. En estas últimas se eliminó la categoría de rara y se consideraron única¬ mente las categorías de probablemente extinta en el medio silvestre (E), en peligro de extinción (P), amena¬ zadas (A) y sujetas a protección especial (Pr). Bajo la consideración de las tres normas oficiales publicadas y de acuerdo con los datos publicados por Liner (2007) sobre la cantidad de anfibios y reptiles presentes en México, se puede apreciar el siguiente panorama global. Liner enlistó un total de 1 627 espe¬ cies (393 anfibios y 1234 reptiles) para México. En 1994, aparecían en la nom sólo 672 especies (41.3%) en alguna categoría de vulnerabilidad, mientras que para el 2001 aparecían 663 (40.7%) y para 2010 se reportan 637 especies en riesgo (194 anfibios y 443 reptiles), es decir, 39.2% de la herpetofauna de México (cuadro 1). Con estos datos, se aprecia una ligera tendencia a la baja en el número de especies enlistadas en la Norma Oficial Mexicana. Lo anterior no es atribuible a algún factor en específico, sin embargo, se puede mencionar que la disminución pudo ser causada por cambios recien¬ tes en la taxonomía del grupo y no a una justificación técnica obtenida mediante el mer, que sustente que las poblaciones están siendo favorecidas por acciones ac¬ tuales de conservación. Cueto-Mares, M„ G. Castañeda-Gaytán, S.I. Valenzuela-Ceballos, R. Valdez-Lares y 0. Cano-Villegas. 2017. Herpetofauna bajo protección oficial, ¿atención incipiente o especies bien representadas en la Norma Oficial Mexicana? En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 456-458. Diversidad de especies 457 Cuadro 1. Número de especies y sus porcentajes presentes en la nom-059 y sus actualizaciones Año México Durango Herpetofauna1 Anfibios2 Reptiles3 1994 672 (41 .30%) 1 0 (29.40%) 46 (37.40%) 2001 663 (40.70%) 1 0 (29.40%) 47 (38.20%) 2010 637 (39.20%) 1 0 (29.40%) 47 (38.20%) 1 México cuenta con un total de 1 627 especies de anfibios y reptiles; 2 Durango cuenta con un total de 34 anfibios; 3 Durango cuenta con un total de 123 reptiles. Fuente: semarnat 1 994, 2001 , 201 0; Liner 2007;1 Valdez-Lares et al. 201 3a,2’3 201 3b 2 201 5 3 Durango cuenta con 157 especies (9.65% del total nacional), específicamente 34 anfibios y 123 reptiles (Valdez-Lares et al. 2013a, 2013b, 2015). En 1994, Du¬ rango tenía sólo 10 especies de anfibios en la nom (una amenazada, seis raras y tres sujetas a protección espe¬ cial). En el 2001 y 2010, la lista de la nom mantuvo el mismo número de anfibios (10), considerando única¬ mente el cambio de aquellas especies inicialmente consideradas como raras a la categoría de sujetas a pro¬ tección especial. De esta manera, el porcentaje de anfi¬ bios representados en la legislación es de 29.4% del total de especies de anfibios presentes para Durango bajo alguna categoría de riesgo. En el caso de los reptiles, en 1994 la NOM-059 enlis¬ taba únicamente a 46 especies (39%), mientras que para el 2001 la lista aumentó a 47 (38.2%) y para el 2010 se mantuvo el mismo número de especies (cuadro 1), con¬ siderando únicamente la eliminación del falso cama¬ león cornudo ( Phrynosoma cornutum ) pero añadiendo al huico alpino ( Aspidoscelis costata). El cambio más sig¬ nificativo que se presenta en los reptiles de Durango se destaca para la lagartija escofina de Mapimí ( Xantusia bolsonae), en donde se promovió el cambio de su estado de amenazada en el 2001 a especie en peligro de extin¬ ción en el 2010, debido a su distribución restringida y aparente declive poblacional. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES Estos datos muestran que Durango posee menos del 10% de la diversidad herpetológica de México. La re¬ presentación estatal en la NOM-059 también es baja (57 especies), con sólo dos especies evaluadas bajo el método mer. Por ello, se debe de atender a las especies que han sido excluidas de la normativa por cambios taxonómicos, así como a aquellas especies enlista¬ das pero que no cuentan con el mer (98.6% de las espe¬ cies enlistadas para Durango). Con esto es concluyente la idea principal de este manuscrito, en donde se hace evidente el hecho de que la información sobre la her- petofauna de Durango es considerablemente limitada y, además, ha tenido una incipiente atención que se ha reflejado en los últimos 20 años en una reducida con¬ sideración de especies en la Norma Oficial Mexicana y en un amplio desconocimiento sobre la vulnerabi¬ lidad ecológica de este importante grupo de verte¬ brados. La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado REFERENCIAS Gadsden, H„ C. Ballesteros-Barrera, 0. Hinojosa-de la Garza et al. 2012. Effects of land-cover transformation and climate change on the distribution of two endemic lizards, Crotaphytus antiquus and Sce- loporus ajanostictus, of northern México. Journal ofArid Environ- ments 2012 83: 1-9. Liner, E.A. 2007. A checklist of the amphibians and reptiles of México. Ocasional Papers ofthe Museum of Natural Science No. 80. sedue. Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología. 1988. Ley General de Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente. Publicada el 28 de enero de 1988 en el Diario Oficial de la Federación. Última reforma publicada el 9 de enero de 2015. semarnat. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. 1994. Norma Oficial Mexicana NOM-059-ECOL-1994. Publicada el íó de mayo 1994 en el Diario Oficial de la Federación. Texto no vigente. — . 2001. Norma Oficial Mexicana NOM-059-ECOL-2001. Publicada el ó de mayo 2002 en el Diario Oficial de la Federación. Texto no vigente. — . 2010. Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010. Publica¬ da el 30 de diciembre de 2010 en el Diario Oficial de la Federación. Texto no vigente. Valdez-Lares R., R. Muñiz-Martínez, H. Gadsden et al. 2013a. Checklist of amphibians and reptiles of the State of Durango, México. Journal ofSpecies Lists and Distribution 9(4): 714-724. Valdez-Lares, R., G. Martín-Muñoz de Cote, R. Muñiz-Martínez et al. 2013b. New distributional records for amphibians from Durango, México. Herpetological Review 44(4): 646-649. Valdez-Lares, R„ R. Muñiz-Martínez y U.O. García-Vázquez. 2015. Asig¬ nación taxonómica de las lagartijas del género Sceloporus (Squamata: Phrynosomatidae) de la Colección Herpetológica del ciidir-ipn- Durango. Acta Zoológica Mexicana (nueva serie) 31: 345-357 Diversidad de especies 459 Alfredo Garza Herrera (t) • Bryan Sharp • Elizabeth Esperanza Aragón Pina • Francisco Ríos Ruiz DESCRIPCIÓN Las aves tienen las extremidades superiores modifica¬ das como alas y aunque no todas pueden volar, es una de las principales características del grupo de vertebra¬ dos, además de tener plumas, pico córneo y poner hue¬ vos para generar nuevos individuos. Este grupo se originó a partir de los dinosaurios bípedos del jurásico, hace aproximadamente 150 y 200 millones de años (Turner et al. 2007). DIVERSIDAD Se estima que existen más de 10000 especies en el planeta (Clements et al. 2011). A nivel nacional se reco¬ nocen 1 096 especies de aves, y es sorprendente que en los últimos 20 años se hayan descubierto nuevas espe¬ cies en el país (Navarro-Sigüenza et al. 1992). Las es¬ pecies de aves reconocidas para México corresponden al 10% de las existentes a nivel mundial, esto coloca al país en un sitio altamente diverso en cuanto al recurso avifaunístico. Para Durango se han registrado 430 es¬ pecies de aves en total (casi 40% de las aves de Méxi¬ co), pertenecientes a 234 géneros, 36 subfamilias, 63 familias y 20 órdenes (apéndice 22). Los estudios rea¬ lizados sobre las aves en la entidad se resumen en los cuadros 1, 2 y 3. DISTRIBUCIÓN En el estado se encuentran dos de las tres principales rutas migratorias de aves acuáticas y terrestres, las cua¬ les han sido identificadas a través de observaciones de radar (Pacífico, Centro y Golfo). La última en menor medida, pero influyente en la avifauna presente en Durango, principalmente en la ruta central en la que ocasionalmente vemos especies del este. De las 430 especies, 238 especies son residentes (55.3%), como el caso del gorrión mexicano ( Haemorhous mexicanus), mosquero cardenal ( Pyrocephalus rubinus), perlita azul- gris ( Polioptila caerulea ) y el carpintero mexicano (. Picoides scalaris, figura 1); 148 son migratorias de invier¬ no (34.4%), como el tordo cabeza amarilla ( Xanthocephalus xanthocephalus, figura 2); 29 migratorias de verano (6.7%); 68 son ocasionales (15.8%), es decir transitorias o de registro casual o fortuito, como el caso de la agui¬ lilla gris ( Bateo plagiatus, figura 3); una exótica y una introducida. Si se considera que además, a través de imágenes del sistema de radares doppler meteorológicos más modernos, también llamados nexrad (Next Generation Weather Radar), se puede estimar la migración de primavera de paseriformes, podemos intuir que por la entidad pasan entre 90 y 120 mil millones de aves du¬ rante la migración (otoño-primavera), basándonos en la información estimada para la región del Istmo de Te- huantepec, donde confluyen las rutas migratorias de aves neárticas-neotropicales, región en la que se ha calculado que más de 200 mil millones de aves migra¬ torias pasan dos veces al año (Ramsar 2011). El endemismo de las aves de Durango incluye 12 especies, lo que significa 2.8% del total de las especies del estado y 1% de las especies del mundo. La chara pinta ( Cyanocorax dickeyi, figura 4) al oeste del estado, se reporta en una franja amplia que va desde las Bufas de San Rafael hasta el río Baluarte, se considera una especie emblemática y bien valorada por el estado de Sinaloa, entidad que ha invertido fuertemente en su conservación, el ecoturismo, la educación ambiental y la difusión. Debido a la presencia de la chara pinta en El Palmito, se ha favorecido a otras especies y al cui¬ dado del bosque mesófilo de montaña. En el ejido El Maguey en Durango (Bufas de San Rafael) y sus alre¬ dedores podrían realizarse acciones encaminadas a la conservación del hábitat de esta especie y otras asocia¬ das. Otras endémicas son el gorrión serrano ( Xenospiza baileyi), el mirlo pinto ( Ridgwayia pinícola), el vencejo nuca blanca ( Streptoprocne semicollaris), el loro coro¬ na lila (Amazona finschi), el perico Catarina ( Forpus Garza-Herrera, A., B. Sharp, E.E. Aragón-Piña, y F. Ríos-Ruiz. 2017. Aves. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 459-474. 4óo La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 1. Referencias de los estudios realizados sobre aves en las reservas de la biosfera (rb) y áreas de importancia para la conservación de las aves (aicas) del estado Nombre rb Número aica Referencias La Michilía Hutto 1980 Nocedal 1988 Garza y Nocedal 1991 Hiraldo etal. 1991a Hiraldo et ai 1991 b Ficken y Nocedal 1992 Garza y Servín 1 993 Nocedal 1994 Nocedal 1995 Nocedal y Garza 1995 Martínez 1996 Garza et ai 1997a 79 Garza et al. 1997b Lowthery Nocedal 1997 Morales et al. 1997 Garza et al. 1 998 Nocedal y Ficken 1998 Arizmendi y Márquez 2000 Garza et al. 2000b Garza et al. 2004 Garza 2005 Amando 2007 Roldán et ai 2008 Garza et ai 2009 Thiollay 1979 Thiollay 1981a Thiollay 1981 b Thiollay 1984 Thiollay 1985 Garza 1 988 Flermosillo 1 989 Mapimí 1 35 Flermosillo et ai 1 991 Rodríguez-Estrella y Ortega-Rublo 1993 Garza et ai 1997b Castillo-Elías 1998 Arizmendi y Márquez 2000 Garza et ai 2000b Aragón et ai 2002 Garza et ai 2007b Diversidad de especies 46l Cuadro 2. Referencias de los estudios realizados sobre aves en áreas naturales protegidas (anp) y áreas de importancia para la conservación de las aves (aicas) Nombre anp Número aica Referencias Santuario de la Chara Pinta Crossin 1967 Garza et al. 2008b Valdés-Perezgasga 1999 Parques Estatales Cañón de Fernández y Grutas del Rosario Garza et al. 2001 a Garza et al. 2001 b Valencia 2003 Cuchillas de la Zarca 73 Panjabi et al. 2006 Panjabi et al. 2007 San Juan de Camarones 74 Muñiz 2001 Santiaguillo 75 Garza et al. 1997b Garza et al. 2008a Las Bufas 76 Lammertink et al. 1 997 Garza et al. 1997b Guacamayita 78 Garza et al. 1997b Muñiz en proceso Parque Nacional Sierra de Organos 137 Rodríguez-Maturino et al. 201 3 cyanopygius), el tapacamino prío ( Nyctiphrynus mcleodii ) y la golondrina sinaloense ( Progne sinaloae), que es considerada semiendémica (Gómez de Silva 1996). Varios registros como accidentales o eventuales han sido resultado de fenómenos meteorológicos sig¬ nificativos o por la influencia humana a través de es¬ capes accidentales o provocados, como del flamenco (Phoenicopterus ruber), pero algunos reportes quizás han sido erróneos, como el de la cigüeña jabirú ( Jabirú mycteriá), el de la codorniz cotuí ( Colinus virginianus ) y el de la codorniz cresta dorada ( Callipepla douglasii), o algunos observadores de aves sólo han potencializa- do su presencia pero no se ha verificado, tal como el zambullidor menor ( Tachybaptus dominicus ) (Bishop 1998). IMPORTANCIA ECOLÓGICA, ECONÓMICA Y CULTURAL Las aves son importantes ecológicamente, pues contribu¬ yen al control de plagas de artrópodos, como algunas especies insectívoras (paseriformes, carpinteros, mar- tines pescadores, etc.) y controladoras de murciélagos (falconiformes) que en altas densidades pueden ser per¬ judiciales para el humano. También son polinizadores de diversas especies de plantas (colibríes) y ayudan a la dispersión de semillas (especies granívoras) y con¬ sumidores de materia orgánica (carroñeros de la fami¬ lia Cathartidae y algunas rapaces). Son un claro grupo indicador de la salud del ambiente y la biodiversidad de una región, así como un eslabón imprescindible en la cadena alimentaria de otras especies. 4Ó2 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 3. Otros sitios en que se han monitoreado las aves y se han identificado como de importancia por la iniciativa pública, privada y gubernamental, incluyendo zonas urbanas y suburbanas Localidad Referencias Fleming y Baker 1963 Alden 1969 Waeuery Riskind 1977 Nocedal y Garza 1991 Nocedal 1993 En gran parte del estado Lammertink et al. 1 997 Bishop 1998 Nocedal y Zúñiga 1999 Bishop y Grace-Santiesteban 2008 SRNyMA 2008 Garza y Aragón 201 1 CONABIO 2012 Nocedal y Garza 1988 Valle del Guadiana Grajales 2009 Sharp 2014 Ejido Salvador Allende, municipio de Durango Garza et al. 2000a Garza et al. 2001 c Rancho El Durangueño, municipio Canatlán Garza et al. 2005 De León 2007 Ejido Las Playas, municipio de Durango Garza et al. 2002 Garza et al. 2012 Ejido El Saltito y Anexos, municipio de Durango Cabral et al. 201 2 Ejido Salto de Camellones, municipio Santiago Papasquiaro Garza et al. 2006 Ejido Miguel Negrete, municipio Nuevo Ideal Gutiérrez et al. 2006 Sánchez 2008 Ejido 22 de Mayo, municipio Canatlán Garza et al. 2008c Webb y Baker 1962 inecol 2001 a INECOL 2001 b INECOL 2001 c Área de Conservación Comunitaria “El Rillito”, San José de Causas, comunidad Duraznitosy Picachos, ejido San Pablo, Venustiano Carranza, municipio San Dimas; municipio Pueblo Nuevo INECOL 2001 d inecol 2001 e INECOL 2001 f INECOL 2001 g INECOL 2001 h Sánchez et al. 2005 Garza et al. 2007a Garza et al. 2010a La Pitarrilla, municipio El Oro Garza et al. 2010b Diversidad de especies Figura 1 . Especies residentes: a) gorrión mexicano ( Haemorhous mexicanus ), b) mosquero cardenal ( Pyrocephalus rubinus), c) perlita azulgris ( Polioptila caerulea) y d) carpintero mexicano ( Picoides scalaris). Fotos: Alfredo Garza Herrera. 464 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 2. El tordo cabeza amarilla ( Xanthocephalus xanthocephalus ) es una especie migratoria de invierno. Foto: Alfredo Garza Herrera. Figura 3. La aguililla gris (Buteo plagiatus) es una especie transitoria en el estado. Foto: Alfredo Garza Herrera. Figura 4. Chara pinta ( Gyanocorax dickeyi), especie en peligro de extinción y endémica de México. Foto: Alfredo Garza Herrera. Figura 5. Dos individuos de cotorra serrana ( Rhynchopsitta pachyrhyncha), en peligro de extinción y endémica a México. Foto: Alfredo Garza Herrera. Diversidad de especies 465 Además, al ser parte integral de los ecosistemas, las aves aportan diversos beneficios económicos indirec¬ tamente a las actividades productivas (agrícolas y fo¬ restales). Algunas especies son consumidas o utilizadas para recreación y otras son comercializadas como aves canoras y de ornato (familias Bombycillidae, Ptilogo- natidae, Cardinalidae, Corvidae, Emberizidae, Fringilli- dae, Icteridae, Mimidae, Passeridae, Turidae) (semarnat 2009) y por otra parte, por su belleza natural son de gran interés para la observación de aves en actividades ecoturísticas, industria que va incrementándose año con año en el estado. En particular las especies de importancia científica por su rareza, belleza o grado de riesgo que se encuen¬ tran en los bosques y selvas de Durango, tales como la cotorra serrana (. Rhynchopsitta pachyrhyncha, figura 5), la guacamaya ( Ara militaris) y el quetzal norteño ( Euptilotis neoxenus, cuasiendémica), son difíciles de observar en ambientes perturbados o modificados por las activida¬ des humanas, pero que pudieran brindar beneficios económicos a los poseedores de las tierras si se reali¬ zaran programas de conservación de estas especies. La importancia cultural es diversa, ya que son la fuente de inspiración y adoración para muchas cultu¬ ras, pues las plumas de diferentes especies (rapaces) se utilizan en prácticas religiosas y de sanaciones, princi¬ palmente por la población indígena (municipio El Mez- quital), y en festivales, y son parte de emblemas o escudos diversos del estado (Universidad España, Ins¬ tituto Tecnológico de Durango, entre otros). SITUACIÓN Y ESTADO DE CONSERVACIÓN En la entidad 49 especies están consideradas en riesgo por la Norma Oficial Mexicana 059 (semarnat 2010), es decir, 11.4% de las especies registradas están en al¬ guna categoría de riesgo. De éstas, 27 se consideran que requieren protección especial, íó están amenaza¬ das y seis están en peligro de extinción. Del total de especies en riesgo, 31 son residentes (figuras ó, 7 y 8), el resto son migratorias de invierno, migratorias de verano o sólo de paso (transicionales) (cuadro 4). El carpintero imperial ( Campephilus imperialis ) se ex¬ tinguió en la década de los cincuenta del siglo pasado, lo que representó una pérdida importante para la biodi- versidad mundial. Quizás el último registro de la espe¬ cie se remonta a los años sesenta del siglo pasado, de acuerdo a un ejemplar que fue cazado por el Sr. Juan Estrada en la localidad de Guacamayitas (com. pers.). Figura 6. Gavilán de Cooper (Accipiter cooperii). Foto: Alfredo Garza Herrera. La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado 466 Cuadro 4. Especies consideradas en riesgo por la Norma Oficial Mexicana 059 Nombre científico nom-059 Distribución Estatus de permanencia Amazona finschi P Endémica Residente Ara militaris P Endémica Residente Cyanocorax dickeyi P Endémica Residente Rhynchopsitta pachyrhyncha P Endémica Residente Víreo atricapiíla P No endémica Migratoria de invierno Xenospiza baileyi P Endémica Residente Accipíter gentilís A No endémica Residente Anas platyrhynchos A No endémica Residente Anas fulvigula A No endémica Residente Aquíla chrysaetos A No endémica Residente Botaurus lentigínosus A No endémica Migratoria de invierno Gharadrius montanus A No endémica Migratoria de invierno Charadrius nivosus A No endémica Transitoria Euptílotís neoxenus A Endémica Residente Falco mexicanus A No endémica Migratoria de invierno Geothlypis tolmiei A No endémica Transitoria y/o migratoria de invierno Glaucidium palmarum A No endémica Residente Penelope purpurascens A No endémica Residente Phoenicopterus ruber A No endémica Transitoria Pico ¡des stricklandi A No endémica Transitoria Spízella wortheni A Endémica Residente Strix occidentalis A No endémica Residente Accipíter cooperii Pr No endémica Residente Accipíter striatus Pr No endémica Residente Aratinga canicularis Pr No endémica Residente Asió flammeus Pr No endémica Migratoria de invierno Athene cunicularia Pr No endémica Residente y/o migratoria de invierno Buteo albicaudatus Pr No endémica Residente Buteo albonotatus Pr No endémica Migratoria de verano Diversidad de especies 467 Cuadro 4. Continuación Nombre científico nom-059 Distribución Estatus de permanencia Buteo Uneatus Pr No endémica Migratoria de invierno Buteo regalis Pr No endémica Migratoria de invierno Buteo swainsoni Pr No endémica Transitoria Buteogallus anthracinus Pr No endémica Residente Cinclus mexicanus Pr No endémica Residente Cyrtonyx montezumae Pr No endémica Residente Falco peregrinus Pr No endémica Residente Forpus cyanopygius Pr Endémica Residente Grus canadensis Pr No endémica Migratoria de invierno Ixobrychus exilis Pr No endémica Migratoria de invierno Myadestes occidentalis Pr No endémica Residente Myadestes townsendi Pr No endémica Residente Nyctiphrynus mcleodii Pr Endémica Residente Oreothlypis crissalis Pr No endémica Migratoria de invierno Parabuteo unicinctus Pr No endémica Residente Passerina ciris Pr No endémica Migratoria de verano Progne sinaloae Pr Endémica Migratoria de verano Ridgwayia pinícola Pr Endémica Residente Streptoprocne semlcollarls Pr Endémica Residente Strix varia Pr No endémica Residente Pr: 27 R: 31 Total: 49 A: 16 E: 12 1: 12 D. C NE: 37 V: 3 r. O T: 5 nom-059: P: en peligro de extinción; A: amenazada; Pr: sujetas a protección especial. Estatus de permanencia: R: residente; I: migratoria de invierno; V: migratoria de verano; T: transitoria Fuente: semarnat 201 0. 468 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 7. Gavilán coliblanco ( Buteo albicaudatus). Foto: Alfredo Garza Herrera. PRINCIPALES AMENAZAS La fragmentación del hábitat ha generado obligadamen¬ te la pérdida de especies a nivel local, a pesar de que las aves tienen la ventaja de volar, salvando en cierta medida ese fuerte impacto. Sin embargo, la fragmen¬ tación incide paulatinamente en el desplazamiento de las aves que requieren de un continuo ambiental para realizar sus diferentes actividades y por lo tanto sobre¬ vivir y propiciar la continuidad de cualquier especie en particular (Andrén 1994). En contraste, muchas espe¬ cies simplemente evitan a toda costa cualquier nivel de fragmentación, lo que implica la pérdida de diversi¬ dad en el corto y mediano plazo (Fahrig 2003). Otras especies son altamente sensibles a perturba¬ ciones antropogénicas, que involucran otros niveles de fragmentación como la provocada por la contaminación, la invasión de especies exóticas y/o reintroducidas, la competencia por recursos escasos y la modificación de los hábitos de algunas especies, que les otorgan ventajas sobre las nativas por adaptarse fácilmente a las modi¬ ficaciones antropogénicas o de hábitat (Fahrig 2003). Las aves introducidas o exóticas al estado son va¬ rias, las más importantes y notorias son la garza garra- patera o ganadera ( Bubulcus ibis), la paloma o pichón ( Columba liviá), el gorrión inglés ( Passer domesticus ) y la paloma euroasiática ( Streptopelia decaocto, figura 9). Esta última especie ha invadido reciente, amplia y es¬ trepitosamente al estado. Los primeros reportes para Durango datan de finales del siglo pasado, cuando fue detectada con mayor regularidad en zonas urbanas y suburbanas, pero a partir de 2001 se ha registrado en Figura 8. Aguililla de Harris ( Parabuteo unicinctus ). Foto: Alfredo Garza Herrera. asentamientos humanos, bosques y desiertos. Esto úl¬ timo está bien documentado en las dos reservas de la biosfera desde el 2004, ya se ha registrado a esta espe¬ cie invasora en otras áreas, donde se deben iniciar ac¬ ciones drásticas e inmediatas de erradicación, de tal manera que se garantice en el mediano plazo la con¬ servación de la diversidad de aves, principalmente de las especies nativas de palomas. La erradicación deberá considerarse como una ac¬ ción contra la hibridación, la disminución de compe¬ tencia por alimento, por sitios de anidación y por otros hábitats, que inciden directa e indirectamente en la biodiversidad local (Ehrenfeld 2010). Esta medida de con¬ tingencia debe vislumbrarse como una acción de sanidad, puesto que la especie ha sido reportada como reservorio del virus del Nilo (Komar y Clark 2006) y del circovirus (Taras 2005). Se ha documentado que la rápida disper¬ sión de S. decaocto obedece a la emigración no relacio¬ nada con la densidad poblacional, a su fuerte tolerancia a la presencia humana, a su amplia dieta y a su gran potencial reproductivo (Romagosa y Labisky 2000, Chablé-Santos et al. 2012). Además, su comportamiento altamente territorial y agresivo contra la paloma de ala blanca ( Zenaida asiático ) y otras especies de aves, es de considerarse como amenaza a la biodiversidad. OPORTUNIDADES O ACCIONES DE CONSERVACIÓN En Durango existen varios humedales de importancia para las aves migratorias acuáticas (Carrera y De la Fuente 2003), incluyendo hasta 41018 ha de superficie Diversidad de especies 469 Figura 9. La paloma eruoasiática ( Streptopelia decaocto) es una especie ¡nvasora con comportamiento agresivo hacia otras aves, especialmente con la paloma ala blanca ( Zenaida asiatica), especie nativa del estado. Foto: Alfredo Garza Herrera. certificadas como sitios Ramsar, que corresponden a me¬ nos de 1% del total de la superficie de los 138 humedales mexicanos de importancia internacional, que en conjun¬ to suman una superficie de 8 959543 ha (los sitios Ram¬ sar se denominan y certifican sobre las bases establecidas en la Convención Relativa a los Humedales de Importan¬ cia Internacional, conocida como Convención Ramsar, por la ciudad en la que fue suscrita). Sin embargo, el por¬ centaje estatal no desmerece la función de estos sitios en cuanto a la utilidad para las acuáticas migratorias, otras especies asociadas y la biodiversidad en general. La importancia de los humedales es que fungen como bardas ante el embate de huracanes o inundaciones y albergan una gran diversidad de flora y fauna, pero sobre todo por almacenar, liberar agua y significar un proce¬ so natural de filtración. En Durango existen otros humedales que deberían integrarse al sistema Ramsar, realizando el estudio técni¬ co que sustente su incorporación, como los humedales de Málaga, varias presas de importancia que favorecen la creación de humedales en sus orillas y quizás los ríos más importantes del estado, como El Mezquital y El Nazas. Los humedales incorporados actualmente a la Convención Ramsar son el Parque Estatal Cañón de Fernández, con 17 002 ha e incorporado el 2 de febrero de 2008 (Ramsar 2007) y, la Laguna de Santiaguillo, con 24016 ha e incorporada el 2 de febrero de 2012 (Ramsar 2011). La avifauna estatal ha sido estudiada desde hace mucho tiempo, pero es en las últimas cuatro décadas que se han realizado estudios más finos, registrando y analizando la información relativa de los procesos eco¬ lógicos en las aves sobre los ensambles o comunidades y de las poblaciones de las aves de sitios de interés par¬ ticular, como en las dos reservas de la biosfera (cuadro 1), en áreas de importancia para la conservación de las aves (aica), otras anp (cuadro 2), y en zonas que han sido identificadas y monitoreadas a través del tiempo gracias al interés público, privado y gubernamental, incluyen¬ do zonas urbanas y suburbanas (cuadro 3). CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES Es importante realizar inventarios y monitoreos de aves que garanticen la conservación de la fauna con el propósito de proteger el hábitat de los sitios. De hecho, la incorporación de nuevas áreas a un sistema nacional o estatal de áreas protegidas, deberá ser prioridad como estrategia inmediata. Entre ellas podemos men¬ cionar al ejido El Maguey-Bufas de San Rafael, el Hue- huento, Guarisamey, Tayoltita y el área de conservación 470 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado comunitaria “El Rillito”, en el ejido La Florida, todas en el municipio San Dimas (Lammertink et al. 1997, Garza et al. 1997b, 2010b), Las Chálelas en el Bolsón de Ma- pimí (Garza et al. 2012), El Salto de Camellones (Garza et al. 2006), El Salto del Agua Llovida (Arroyo 2010), San Juan de Camarones (Muñiz 2001), Guacamayita (Nocedal com. pers., Muñiz en evaluación) y la sierra de Cacaría (Garza et al. 2005, Aragón et al. 2009, 2010). La incorporación de humedales como Málaga será una estrategia efectiva y proactiva, coadyuvando en la participación de los habitantes en las acciones de con¬ servación, manejo y monitoreo en todos los casos men¬ cionados. El control del “turismo ecológico” deberá ser priori¬ dad, ya que en ese tenor los ecoturistas realizan activida¬ des que perturban o dañan los hábitats, ya que se tiene una mala conceptualización de la actividad en sí, que va desde deportes extremos y caminatas sin un con¬ cebido sentido ecológico, hasta recorridos con enfoque de colecta de recursos para preservar supuestamente o simplemente guardar lo colectado. REFERENCIAS Alden, P. 1969. Finding the birds in western México: a guide to the States of Sonora, Sinaloa, and Nayarit. University of Arizona Press, Tucson. Amando, R.G. 2007. Relaciones entre la estructura del hábitat y la biodiver¬ sidad de aves en dos sitios en la Reserva de la Biosfera La Michilía. Tesis de maestría en ciencias, ipn, Centro Interdisciplinario de Investiga¬ ción para el Desarrollo Integral Regional, Unidad Durango. Durango. Andrén, H. 1994. 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Diversidad de especies 475 c Mamíferos Elizabeth Esperanza Aragón Pina • Fernando Alfredo Cervantes Reza • Alfredo Garza Herrera (t) • Julieta Vargas Cuenca DESCRIPCIÓN Los mamíferos se caracterizan por presentar glándulas mamarias que producen leche, pelo en alguna parte del cuerpo, son homeotermos (conservan el calor corporal), tienen un solo hueso mandibular y dientes heterodontos (incisivos, caninos y molares), respiración pulmonar; su corazón está dividido en cuatro cavidades, cuentan con un sistema nervioso complejo (caja cerebral muy desarrollada) y tienen reproducción vivípara y fecunda¬ ción interna. En cuanto a su apariencia física, los mamí¬ feros son muy diferentes; los hay grandes, pequeños, con pelo, sin pelo, con adaptaciones para el medio terrestre, acuático e incluso aéreo, por lo que existe una gran diversidad. A continuación se describen los ocho órde¬ nes de mamíferos presentes en la entidad: 1. Didelphimorphia: representado por el tlacuache (fi¬ gura ía), su cuerpo es gris y el vientre crema, con cola prensil y poco pelo, semejante a un ratón de campo, pero tiene dientes molariformes tritubercu- lares (con tres cúspides). 2. Cingulata: su nombre común es armadillo (figura ib), se reconoce por su caparazón con nueve bandas, cabeza puntiaguda y orejas muy pequeñas. 3. Soricomorpha: se les conoce como musarañas, se distinguen por su talla pequeña, hocico alargado y cinco dedos con garras en la pata, pelo denso y lus¬ troso. 4. Chiroptera: conocidos coloquialmente como murcié¬ lagos (figura 2), son mamíferos voladores con el sen¬ tido de la ecolocación muy desarrollado. 5. Carnivora: como su nombre lo indica, presentan ca¬ ninos bien desarrollados, molares y premolares adap¬ tados para triturar y cortar. Algunos carnívoros son el lobo, coyote solitario, oso, nutria, mapache, zorrillo (figura 3), zorras, jaguarundi, tigrillo, margay, gato montés, puma, tejón, cacomixtle y otros. ó. Artiodactyla: los más comunes en la entidad son el venado y pécari de collar (figura 4), que presentan un par de dedos. Otras especies de artiodáctilos con¬ sideradas como extintas en la entidad son el berren¬ do y el bisonte. 7. Rodentia: son las ardillas, ratones, ratas y tuzas (fi¬ gura 5), se caracterizan por presentar incisivos de crecimiento continuo y carecen de caninos. 8. Lagomorpha: conocidos como conejos y liebres (fi¬ gura ó), tienen un labio superior dividido en forma de “y” con dos pares de incisivos en la premaxila. INVESTIGACIONES SOBRE LA MASTOFAUNA EN EL ESTADO La mastofauna de Durango se ha estudiado desde poco antes del siglo xx; las primeras listas de especies fueron realizadas principalmente por científicos extranjeros (Alien 1903 y 1904, Hooper 1954 y 1955, Drake 1958, Baker 1960, destacan en particular las de Baker y Geer 1962, Webb y Baker 1962, Jones 1964, Crossin et al. 1973, Baker 1974, Davis y Baker 1974, Petersen 1976 y 1978, Webster y Jones 1982). Posteriormente, científicos me¬ xicanos y algunos asociados con extranjeros publicaron numerosos artículos y documentos sobre inventarios, distribución, biología y ecología de la mastofauna de dos áreas naturales protegidas, en las reservas de la biosfera La Michilía y Mapimí y áreas circunvecinas (Gallina et al. 1978, Gallina 1981, Grenot y Serrano 1981, Gallina y Folliot 1983, Álvarez y Polaco 1984, Se¬ rrano 1987, Servín y Huxley 1991a y 1991b, Gallina y Ezcurra 1992, Rogovin et al. 1992, López-Vidal y Álvarez 1993, Servín y Huxley 1993, Hernández 1996, Servín et al. 1996, Servín et al. 1997, Muñiz-Martínez y Arroyo- Cabrales 1996, Muñiz-Martínez y Polaco 1996, Muñiz- Martínez 1997, Peppers et al. 1997, Arita 1998, Aragón y Garza 1999, Aragón et al. 2002, Muñiz-Martínez 2002, Muñiz-Martínez et al. 2003, Servín et al. 2003, Baudoin et al. 2004, Bradley et al. 2004, López-González y Torres- Morales 2004, Portales et al. 2004, González-Romero et al. 2005, Hernández et al. 2005, López-González 2005, Sán- Aragón-Piña, E.E., EA. Cervantes-Reza, A. Garza-Herrera y J. Vargas-Cuenca. 2017. Mamíferos. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 475-491. 476 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 1. a) Tlacuache ( Didelphis virginianus), municipio de Súchil, b) Armadillo ( Dasypus nóveme i nctus). Fotos: Elizabeth Aragón (a) y Robert Shallenberger/U.S. Fish and Wlldllfe Service (b). chez 2005, conanp 2006, Gómez-Ruiz et al. 2006, Aragón et al 2009, López-González et al. 2010, Torres-Morales et al. 2010, Aragón et al. 2012, García-Mendoza y López- González 2013, entre otros). Asimismo, se desarrollaron diversos estudios técni¬ cos sobre ordenamiento ecológico y en sitios de alta biodiversidad para su conservación, en donde algunos tienen aprovechamientos forestales o son impactados por otras actividades humanas: San Dimas y Pueblo Nuevo (García et al. 200ia-h), Guanaceví (inecol 2003a), Gua¬ dalupe Victoria (inecol 2003b), Santiaguillo (inecol 2004), Quebrada de Santa Bárbara (inecol 2006a), Mᬠlaga (inecol 2006b), Salto del Agua Llovida (inecol 2007a), El Tecuán (inecol 2007b), Indé (Garza et al. 2010a), por mencionar algunos. Márquez-Linares, en 2008, hace un esfuerzo para ordenar la información global de la fauna del estado, en donde incluye una lista somera de los mamíferos. Posteriormente se hacen es¬ tudios para decretar áreas de conservación comunitaria, para el margay en el Nuevo Centro de Población (ncpe) San Francisco Javier (Aragón et al. 2011), para tres es¬ pecies de coniferas en riesgo en el Ejido La Florida (Garza et al. 2010b), para la tortuga del desierto en el ncpe Vicente Guerrero (Garza et al. 2011a) y para aves trogoniformes en el ncpe Las Playas (Garza et al. 2011b), entre otros. Se incorporaron datos de algunas compilaciones de renombrados mastozoólogos de México, que contienen información de localidades de las especies presentes en el estado (Hall 1981, Ramírez-Pulido et al. 1982, 1983, 1986, 1996, 2005 y 2008, Ramírez-Pulido y Castro- Campillo 1990, Flores-Villela y Gerez 1994, López-Wilchis y López-Jardines 1999, Villa y Cervantes 2003, Ceballos y Oliva 2005). Así como de algunos datos de colecciones científicas nacionales y extranjeras: Colección Científica de Fauna Silvestre del Instituto Politécnico Nacional (cncb); Colección de Mamíferos de la Universidad Au¬ tónoma Metropolitana (Unidad Iztapalapa, uami); Co¬ lección Nacional de Mamíferos, Instituto de Biología de la unam (cnma); Colección Regional de Mamíferos del ciidir, Unidad Durango del ipn (crd); y las extran¬ jeras reportadas por López-Wilchis y López Jardines 1999. DIVERSIDAD México cuenta con gran diversidad de mamíferos y ocu¬ pa el tercer lugar a nivel mundial con 489 a 535 especies (Villa y Cervantes 2003, Ceballos et al. 2005, Ceballos y Oliva 2005, Ramírez-Pulido et al. 2005 y 2008). A partir de la revisión exhaustiva de los trabajos antes mencio¬ nados sobre la mastofauna del estado se generó una lista, en la cual son particularmente importantes los trabajos de Baker y Greer 1962, Servín et al. 1997, Sosa et al. 1998, Aragón et al. 2012, García y López 2013. En Durango se registran 157 especies de mamíferos silves¬ tres actuales, que representan de 29.35% a 32.11% del total del país, las cuales se agrupan en ocho órdenes, 22 familias y 76 géneros (apéndice 23 y cuadro 1). Durango es una de las entidades con alta riqueza de mamíferos en el país, después de Chihuahua, Oaxaca, Veracruz, Chiapas y Nayarit (Álvarez y De la Chica 1974, Mittermeier y Mittermeier 1992, Flores-Villela y Gerez 1994, Sánchez-Cordero 2001, Retana y Lorenzo 2002, Briones-Salas y Sánchez-Cordero 2004, Sánchez 2005). Diversidad de especies 477 A C Figura 2. Quirópteros, a) Murciélago orejón ( Corynorhlnus townsendii), Súchil, b) Miotis cara negra ( Myotis ciliolabrum), Mapimí, c) Miotis mexicano (Myotis velifer), Súchil, d) Murciélago hocicudo (L eptonycteris nivalis), Mapimí. Fotos: Elizabeth Aragón (a, b, c), © Merlln D. Tuttle, Bat Conservatlon International (d). DISTRIBUCIÓN Esta diversidad se debe a la variedad de ecosistemas que confluyen con las zonas montañosas y las semidesérti- cas, en la llamada Zona de Transición Mexicana, en donde hay ambientes complejos desde el punto de vis¬ ta ecológico y topográfico (Fa y Morales 1991). La en¬ tidad funciona como barrera para la dispersión de la fauna neotropical y como corredor de penetración para la fauna neártica (Halffter 1978, Briones 1988, Ceballos y Oliva 2005). Además, la alta heterogeneidad ambien¬ tal (climas, suelos, pendientes y altitudes) en los siste¬ mas montañosos (Challenger 1998, Baker y Greer 1962), permite albergar gran diversidad de especies y ecorregiones (González et al. 2007). La provincia con mayor riqueza de especies de mamíferos es la Sierra Madre Occidental (con 134 especies, 85.4%), seguida de las Sierras y Llanuras del Norte (54.1%), la Sierra Ma¬ dre Oriental (39.5%) y la Mesa Central (39.5%) (apén¬ dice 23) y los municipios con más riqueza fueron Santiago Papasquiaro, Pueblo Nuevo Durango y Sú¬ chil, pero aún existen 12 municipios casi inexplorados (figura 7). La distribución de especies en Durango también se debe a los eventos ocurridos en el pasado (durante el pleistoceno), ya que algunas especies quedaron restringi¬ das a ciertas áreas por barreras y corredores biogeográ- ficos (Challenger 1988, Ferrusquía-Villafranca 1998, Fa y Morales 1998, Ceballos et al. 2010). Por tanto, existen 11 478 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 3. Carnívoros, a) Lobo mexicano ( Canls lupus), Súchil, b) Zorra gris ( Urocyon cinereoargenteus), Súchil, c) Solitario (Nasua narica), Pueblo Nuevo, d) Cacomixtle (Bassarlscus astutus), Súchil, e) Oso gris ( Ursus americanus), Súchil, f) Nutria (L ontra longicaudis), Durango, g) Mapache ( Procyon lotor), Canatlán, h) Zorrillo (Mephitis macrourá), i) Puma ( Puma concolor), Canatlán. Fotos: Elizabeth Aragón (a, c, f g, h). Alfredo Garza (b, d, e, i). Diversidad de especies 479 I 48o La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 4. Artiodáctilos. a) Venado cola blanca ( Odocoileus virginianus), b) Venado bura ( Odocoileus hemlonus), Mapimí, c) Pécari de collar (Pécari tajacu), Mezqultal. Fotos: Alfredo Garza. especies con distribución disyunta o relicta, las ardillas Xerospermophilus spilosoma, Callospermophilus madrensis, Sciurus aberti, Sciurus nayaritensis y Tamias dorsalis, las ratas canguro Dipodomys ordii y Dipodomys spectabilis, el ratón de campo Peromyscus difficilis; la rata algodo¬ nera Sigmodon fulviventer; y la rata Neotoma mexicana. Son sobresalientes los endemismos para México (16.98% del estado, cuadro 2), registrando 28 especies (Wilson y Reeder 2005), localizadas principalmente en las partes altas de la Sierra Madre Occidental (smocc), por lo que se deben promover acciones de conservación y realizar más estudios de estas especies y sus hábitats. Entre ellos las musarañas ( Sorex emarginatus y S. oreopolus), algunos murciélagos (Natalus lanatus, Artibeus hirsutas, Myotis carteri, Corynorhinus mexicanus, Rhogeessa párvula); ardillas ( Callospermophilus madrensis, Tamias bullen. T. durangae, T. dorsalis, Sciurus aberti, S. alleni y S. colliaei ); ratones (Chaetodipus artas, C. goldmani, C. pernix, Peromyscus difficilis, P melanophrys, P schmidlyi, P spicelegus, Reithrodontomys z acatecae) y ratas (Dipodomys nelsoni, D. phillipsii, Nelsonia neotomodon, Neotoma goldmani, Sigmodon alleni, S. leucotis ). Para el caso del armadillo ( Dasypus novemcinctus) su distribución no es muy conocida y sólo se tienen repor¬ tes en la smocc (municipio Nombre de Dios), por lo que se requiere hacer más estudios para esta especie. IMPORTANCIA ECOLÓGICA, ECONÓMICA Y CULTURAL Es sabido que los murciélagos son controladores de pla¬ gas de insectos (Vespertilionidae) y polinizadores de plantas (Phyllostomidae). Los carnívoros regulan po¬ blaciones de animales que podrían ser plagas en culti¬ vos. Los roedores y algunos carnívoros son dispersores de semillas y removedores de suelo, lo que favorece el establecimiento de plantas, y a su vez sirven de alimen¬ to a otros vertebrados. En cuanto al aspecto económico, algunas especies con altas poblaciones llegan a afectar cultivos, como es el caso de las ratas algodoneras (Sigmodon), las tuzas (Cratogeomys y Thomomys) y los Diversidad de especies 481 Cuadro 1. Composición taxonómica de la mastofauna nativa actual Orden Familias Géneros Especies Didelphimorphia Didelphidae 3 3 Cingulata Dasypodidae 1 1 Soricomorpha Soricidae 2 5 Emballonuridae 1 1 Molossidae 5 9 Chiroptera Mormoopidae 2 2 Natalidae 1 2 Phyllostomidae 11 19 Vespertilionidae 9 23 Canidae 3 4 Felidae 3 5 Carnívora Mephitidae 3 5 Mustelidae 3 3 Procyonidae 3 3 Ursidae 1 1 Artiodactyla* Tayassuidae 1 1 Cervidae 1 2 Sciuridae 7 13 Rodentia** Geomyidae 2 3 Fleteromyidae 4 17 Muridae 8 31 Lagomorpha Leporidae 2 4 Total 22 76 157 *Se reporta la especie exótica cerdo europeo (Sus seroja), la cual no se incluye en el conteo. **Se reportan las especies exóticas rata y ratón doméstico ( Rattus rattus y Mus musculus respectivamente), las cuales no se incluyen en el conteo. Fuente: Baker y Greer 1 962, Servín et ai 1 997, Sosa et ai 1 998, Aragón et al. 201 2, García-Mendoza y López-González 201 3. 482 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Municipios Figura 7. Riqueza de especies de mamíferos por municipios. roedores exóticos ( Rattus rattus y Mus musculus ) (por ejemplo en los municipios de Canatlán y Gómez Palacio); se ha observado que los venados ( Odocoileus virginianus) frecuentan cultivos de frijol y los mapaches y ardillo- nes consumen cultivos de maíz (municipios de Súchil, Vicente Guerrero, El Mezquital). En la actualidad los venados cola blanca y bura (O. hemionus ) y el jabalí de collar ( Pécari tajacu ) son aprovechados cinegéticamen¬ te mediante la autorización de la Dirección General de Vida Silvestre (dgvs) en unidades de manejo para la conservación de la vida silvestre (uma). En el aspecto cultural, algunas poblaciones tepehuanas de El Mez¬ quital usan al venado para realizar rituales durante sus ceremonias religiosas. SITUACIÓN Y ESTADO DE CONSERVACIÓN Son cinco las especies que se encuentran catalogadas como extintas y que se distribuían en la entidad: el lobo mexicano ( Canis lupus ) y el oso pardo ( Ursus arctos), que habitaban en la smocc, además del berrendo (Antilocapra americana), el bisonte americano ( Bison bison) y el borrego cimarrón (Ovis canadensis), que habitaban en las Sierras y Llanuras del Norte. Actualmente, de las 157 especies de mamíferos reportadas para el estado, 49 enfrentan problemas de conservación: 20 se enlis¬ tan en la NOM-059-SEMARNAT-2010, 28 son consi¬ deradas endémicas por Wilson y Reeder (2005), 13 es¬ tán reportadas en alguna categoría de la uicn y ocho en cites (cuadro 2). PRINCIPALES AMENAZAS Las amenazas para la mastofauna han sido la altera¬ ción y pérdida de hábitat de las especies principalmen¬ te por deforestación, pues Durango es de los primeros estados productores forestales del país, como ha ocu¬ rrido para el caso de algunos carnívoros (ocelote, mar- gay, puma, jaguarundi, tejón, oso gris, oso pardo y lobo mexicano), como también por uso no controlado gana¬ dero o agrícola (zorrita del desierto), y la contamina¬ ción de acuíferos ha disminuido las poblaciones de la nutria o perro de agua. En cambio, para los murciéla¬ gos nectarívoros o frugívoros las principales amenazas son las sequías prolongadas, ya que son especies mi¬ gratorias que dependen de la floración y fructificación de algunas plantas, aunado a la acción del ser humano que por falta de una cultura ecológica los extermina o extrae especies de plantas de las que se alimentan. En el caso de las musarañas, sus poblaciones naturales son muy bajas y se encuentra en sitios muy localizados tan¬ to en el desierto como el bosque, al igual que las ratas (canguro y cambalachera), y para varias especies de ardillas de bosque los aprovechamientos forestales del pasado han mermado sus poblaciones y restringido sus hábitat de permanencia. Es importante mencionar que la introducción de es¬ pecies exóticas como el jabalí europeo (municipio de Súchil) llega a desplazar a la especie nativa (jabalí de co¬ llar). Además, el turismo que está en inminente cre¬ cimiento y la cacería furtiva son factores que amenazan Diversidad de especies 483 Figura 5. Roedores, a) Ratón de abazones (Perognathus flavus), Mapimí, b) Ratón espinoso (L iomys irroratus), Mezquital, c) Rata canguro de Phillipsi ( Dlpodomys phillipsii), Súchil, d) Ratón cuatroalvo (Peromyscus manlculatus), Canatlán, e) Rata algodonera (Sigmodon fulvíventer), Canatlán. Fotos Elizabeth Aragón. 484 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 6. Lagomorfos. a) Liebre torda (L epus callotis), Súchil, b) Liebre (L epus californicus), Mapimí, c) Conejo (Silvilagus floridanus), Mapimí, d) Conejo ( Silvilagus auduboni), Mapimí. Foto. Elizabeth Aragón (a, d), Alfredo Garza (b, c). Diversidad de especies 485 la biodiversidad, por lo que es necesario crear una con¬ ciencia ambiental sobre el cuidado de la fauna silves¬ tre, mediante la educación ambiental, ecoturismo regulado y vigilancia. OPORTUNIDADES O ACCIONES DE CONSERVACIÓN Las instancias gubernamentales promueven crear una conciencia ambiental y un uso y manejo regulado de algunas especies de mastofauna, en lugar de acciones prohibitivas que no han funcionado en el pasado. Este es el caso de las uma, que regulan aprovechamientos cinegéticos sustentables de varias especies de mamífe¬ ros (venado cola blanca, venado bura, jabalí de collar, jabalí europeo, puma, gato montés, coyotes y liebres), mediante apoyos a proyectos que integran las temáticas de educación ambiental, ecoturismo controlado y vigilan¬ cia, como son la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (conanp), Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (semarnat), Comisión Nacional Forestal (conafor), Comisión Nacional para el Conoci¬ miento y Uso de la Biodiversidad (conabio), Instituto Nacional de Desarrollo Social (indesol), entre otras. Sin embargo, estos esfuerzos son insuficientes y requie¬ ren de una continuidad de acciones, principalmente en las zonas rurales y marginales de alta diversidad bioló¬ gica, como algunas zonas de la Sierra Madre Occidental que funcionan como corredores biológicos para algunas especies y las zonas de las Quebradas y hábitats de es¬ pecies que requieren conservarse y que aún no están consideradas como zonas de protección. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES Los estudios realizados sobre los mamíferos en Duran- go muestran que es una de las entidades de mayor ri¬ queza en el país, que responde a la gran variedad de ecosistemas y a la alta heterogeneidad ambiental por encontrarse en una zona transicional. Las característi¬ cas físicas de la entidad y su historia evolutiva han determinado la distribución de las especies, por lo que es posible encontrar especies relictas, en riesgo y en¬ démicas, principalmente en la Sierra Madre Occidental, y es prioritario realizar acciones de conservación y pro¬ tección de las especies y sus hábitats. Aun cuando se reporta una gran riqueza específica para Durango, se espera incrementar los registros en los lugares no explorados (Sierra Madre Occidental, Mesa Central y Sierra Madre Oriental). También es necesario tener un mayor conocimiento biológico y ecológico de las especies en riesgo y las endémicas, así como evaluar el impacto de las actividades antro- pogénicas en sus hábitats y la problemática social. Es prioritario que el conocimiento generado sobre los mamíferos de Durango sea difundido y sirva de sus¬ tento para la toma de decisiones de las instituciones u organismos gubernamentales municipales, estatales y federales, con la finalidad de que se tome en cuenta para la elaboración y desarrollo de programas y de proyectos que incorporen la mastofauna y los recursos relacionados. 486 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 2. Especies de mamíferos que requieren conservarse o protegerse Orden Familia Nombre científico Nombre común N0M-059 wyr 2005 UICN CITES Didelphimorphia Didelphidae Tlacuatzin canescens Tlacuachin A Notiosorex crawfordi Musaraña desértica norteña A Soricomorpha Soricidae Sorex emarginatus Musaraña coluda de Zacatecas E Sorex oreopolus Musaraña coluda mexicana E NT Sorex monticolus Musaraña obscura A Molossidae Cynomops mexicanus Murciélago cara de perro Pr Tadarida brasil ¡ensis Murciélago guanero mexicano NT Natalidae Natalus lanatus Natalus E Artibeus hirsutus Murciélago frugívoro peludo E Phyllostomidae Choeronycteris mexicana Murciélago trompudo A NT Chiroptera Leptonycteris nivalis Murciélago hocicudo mayor A EN Leptonycteris yerbabuenae Murciélago hocicudo de curazao A VU Corynorhinus mexicanus Murciélago orejón E Vespertilionidae Euderma maculatum Murciélago pinto Pr Myotis caríen Miotis negro Pr, End E Rhogeessa párvula Murciélago amarillo menor E Leopardus pardalis Tigrillo, ocelote P 1 Leopardus wiedii Margay P NT 1 Felidae Lynx rufus Lince, gato montés II Puma yagouaroundi Jaguarundi A 1 Carnívora Canidae Vulpes macrotis Zorrita norteña A Mustelidae Lontra longicaudis Nutria, perro de agua A DD 1 Taxidae taxus Tejón o tlalcoyote A Procyonidae Nasua narica Solitario, coatí III Ursidae Ursus americanus Oso negro P II Artiodactyla Tayassuidae Pécari tajacu Jabalí de collar II Diversidad de especies 487 Cuadro 2. Continuación Orden Familia Nombre científico Nombre común NOM-059 wyr 2005 UICN CITES Caííospermophilus madrensis Ardilla de sierra madre, chalote Pr, End E NT Sciurus aberti Ardilla de Albert Pr, End E Sciurus alleni Ardilla de Alien E Sciuridae Sciurus colliaei Ardilla de Collie E Tamias bullen Chichimoco de buller E VU Tamlas dorsalis Chichimoco de barranca E Tamias durangae Chichimoco de Durango E Chaetodipus artus Ratón de abazones cabeza angosta E Chaetodipus goldmani Ratón de abazones de Goldman E NT Heteromyidae Chaetodipus pernix Ratón de abazones sinaloense E Dipodomys nelsoni Rata canguro Nelson E Rodentia Dipodomys phillipsii Rata canguro de Phillipsi Pr, End E Dipodomys spectabilis Rata canguro cola de bandera NT Nelsonia neotomodon Rata cambalachera diminuta Pr, End E NT Neotoma Rata cambalachera r goldmani de Goldman t Peromyscus difficilis Ratón de roca E Peromyscus melanophrys Ratón de campo obscuro E Muridae Peromyscus schmidlyi Ratón de campo E Peromyscus spicelegus Ratón de Sierra Madre E Reithrodontomys zacatecae Ratón cosechero de Sierra Madre E Sigmodon alleni Rata algodonera de Alien E Sigmodon leucotis Rata algodonera oreja blanca E Lagomorpha Leporidae Lepus callotis Liebre torda NT Total 16 49 20 28 13 8 NOM-059: Pr: Protección especial; A: Amenazadas; P: En peligro de extinción; E: Extintas; End: Endémicas. WyR 2005: E: Endémicas. uicn: EX: Extinta; EW: Extinta en vida silvestre; CR: En peligro crítico, EN: En peligro; VU: Vulnerable; NT: Casi amenazada; LC: Preocupación menor. cites: Se indican los Apéndices 1 a 111, mayor a menor grado de amenaza y necesidad de protección. Fuente: Wilson y Reeder 2005, semarnat 201 0, uicn 201 4 y cites 201 5. 488 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado REFERENCIAS Alien, J.A. 1903. List of mammals collected by Mr. J. H. Batty in New México and Durango, with descriptions of new species and subspecies. Bulletin ofthe American Museum of Natural History 19: 587-612. — . 1904. Further notes on mammals from northwestern Durango. Bulletin ofthe American Museum of Natural History 20: 205-210. Álvarez, T. y F. De La Chica. 1974. Zoogeografía de los vertebrados de México. Escenario Geográfico 2: 219-302. Álvarez, T. y O.J. Polaco. 1984. Estudio de los mamíferos capturados en la Michilía, sureste de Durango, México. 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Estudio de Estado £as ardillas y sus necesidades de conservación Elizabeth Esperanza Aragón Pina DESCRIPCIÓN Las ardillas son mamíferos roedores de la familia de los esciúridos, que se distinguen por su boca con dien¬ tes frontales muy desarrollados y salientes que nunca dejan de crecer. Hay de tallas pequeñas y grandes. Son animales de colores y tamaños variados, muy atracti¬ vos, graciosos, con gran belleza natural, muy rápidos y ágiles. Tienen hábitos diurnos y en su mayoría son gregarios, terrestres y arborícolas; aunque algunas es¬ pecies construyen sus madrigueras en la tierra, pasan gran parte de su actividad en los árboles (chichimocos). Las ardillas de desierto tienen ciclos diarios de acti¬ vidad y llegan a presentar hibernación, que son periodos de letargo (invierno) en donde disminuyen su metabo¬ lismo al mínimo para reducir el gasto energético durante periodos adversos (Aragón et al. 1993). La hibernación de¬ pende de las condiciones climáticas, la disponibilidad de alimento y del tamaño corporal principalmente (Murie y Michener 1984, Baudoin et al. 1991). Hay especies so¬ ciales (principalmente las arborícolas como el género Sciurus ) y otras que viven separadas ( Xerospermophilus spilosoma e Ictidomys mexicanus, Millán-Peña 1998). Algunas especies de desierto presentan estrategias para hacer eficiente su reproducción, como la ardilla motea¬ da ( Xerospermophilus spilosoma, figura ía) (Aragón y Baudoin 1990, Aragón 2005b). INVESTIGACIONES SOBRE LAS ARDILLAS EN EL ESTADO En la entidad existen estudios de inventarios (Baker y Greer 1962, Webb y Baker 1962, Álvarez y Polaco 1984, Serrano 1987, Servín et al. 1996, Aragón y Garza 1999, García et al. 200ia-h, Garza et al. 2010) sobre la biología, ecología y comportamiento de ciertas especies (Baker y Greer 1962, Grenot y Serrano 1981, Murie y Michener 1984, Aragón y Baudoin 1990, Aragón et al. 1993, Livo- reil et al. 1993, Aragón 2001, Baudoin et al. 2004, Ara¬ gón 2005 a y b, Hernández et al. 2005, Aragón et al. 2009, Aragón et al. 2012) que han aportado información valiosa sobre estrategias reproductivas, comportamien¬ to y patrones ecológicos, los cuales han fortalecido la teoría ecológica. DIVERSIDAD De las 35 especies de ardillas en México (Ceballos et al. 2002, Ceballos y Oliva 2005), en Durango existen 13 es¬ pecies (cuadro 1 y apéndice 24), que representan 37.14% del total del país y corresponden a los siete géneros, que incluyen a las ardillas terrestres ( Ammospermohilus , Callospermophilus, Ictidomys, Otospermophilus y Xerospermophilus ) y las ardillas arborícolas ( Sciurus y Tamias). La mayor diversidad de especies se encuentra en la smocc. Es importante mencionar que los últimos años se han realizado estudios genéticos que han cam¬ biado el nombre científico de algunas especies, como son Spermophilus spilosoma por Xerospermophilus spilosoma, S. mexicanus por Ictidomys mexicanus, S. madrensis por Callospermophilus madrensis, S. variegatus por Otospermophilus variegatus y las Neotamias por Tamias. DISTRIBUCIÓN Las ardillas se encuentran en diferentes ecosistemas de Durango, desde las zonas subtropicales, los bosques templados, los chaparrales, hasta las zonas semidesér- ticas o áridas. La mayoría de las especies se distribuye en las partes altas de los bosques de la Sierra Madre Occidental (ocho especies) en gran diversidad de am¬ bientes; Sciurus aherti, S. alleni y S. colliaei son exclu¬ sivas de la zonas de las Quebradas tropicales y subtropicales (García et al. 2001 a-h, Webb y Baker 1962); Ammospermophilus interpres, Ictidomys mexicanus y Xerospermophilus spilosoma habitan la zona del Semi¬ desierto y los Valles (Aragón et al. 1993, Aragón y Gar¬ za 1999, Aragón 2005b) y muy pocas, como el caso de Otospermophilus variegatus, son de amplia distribución tolerando diferentes ambientes (Valdez y Ceballos Aragón-Piña, E.E. 2017. Las ardillas y sus necesidades de conservación. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 492-498. Diversidad de especies 493 2005). La distribución restringida o aislamiento de al¬ gunas especies es resultado de algunos eventos ocurri¬ dos en la última glaciación (Pleistoceno, Cebados et al. 2010), ya que durante los movimientos de las cordilleras quedaron aisladas y con una distribución de sus pobla¬ ciones relicta en Durango, como en Callospermophilus madrensis, Sciurus nayaritensis y S. niger (Aragón et al. 2012). De ahí que la smocc ha funcionado como barre¬ ra biogeográfica natural para restringir la distribución de Sciurus aberti, S. nayaritensis, Callospermophilus madrensis y T. dorsalis (figura ib) hacia las partes altas de la sierra (Cebados et al. 2002). En cambio, la cuenca del vade del río Nazas, por su aridez, ha limitado los movimientos de las espe¬ cies de norte a sur, como ocurre para las especies Ammospermophilus interpres e Ictidomys mexicanus, mientras que la cuenca del río El Mezquital (Presidio- San Pedro), por los cañones, ha aislado a las especies de las montañas del sur de Durango, este es el caso para la especie Tamias bulleri (figura íc) (Aragón et al. 2012). Algunas especies habitan en sitios muy particulares para cubrir sus requerimientos ecológicos (García et al. 20oia-h, inecol 2003a, b, Aragón 2005a; b, inecol 2006, Aragón et al. 2009). Este es el caso de la ardida amarilla ( Sciurus niger), especie principalmente asocia¬ da a los árboles de gran tamaño ( Pinus leiophylla y encinares), la ardida techalote ( Sciurus nayaritensis), Callospermophilus madrensis, S. aberti, S. alleni y S. colliaei, pues habitan sólo en bosques con un cierto grado de humedad y temperatura o en árboles maduros de gran altura y con cobertura densa, mientras que el ardillón ( Otospermophilus variegatus, figura id) está ampliamente distribuido y habita principalmente en zonas rocosas. IMPORTANCIA ECOLÓGICA, ECONÓMICA Y CULTURAL Las ardidas tienen un papel ecológico importante como dispersores de semillas y estructurado res de la vege¬ tación, así como controladoras de insectos que podrían llegar a ser plagas. Son importantes dentro de las ca¬ denas tróficas, pues sirven de alimento a algunas aves rapaces (águilas, aguilillas, halcones y gavilanes), así como a carnívoros menores (coyote, zorras, etc.) y a reptiles (serpientes y víboras de cascabel). Ciertas es¬ pecies son indicadoras del estado de conservación del ecosistema por la estrecha relación que tienen con al¬ gunas asociaciones vegetales. También sirven de ali¬ mento para subsistencia en las zonas rurales, como el ardillón y el techalote ( Sciurus nayaritensis, figura íe). En algunos sitios llegan a ser perjudiciales para los cultivos como ocurre en el centro de México (Cebados y Galindo 1984), aunque no se reporta significativamen¬ te en Durango y no está documentado. Por otro lado, algunas especies son capturadas ilegal¬ mente para su comercio en mercados o tianguis y luego son utilizadas como mascotas; este es el caso de los chichimocos (género Tamias). Otras están sujetas para aprovechamientos cinegéticos conforme a la Ley Ge¬ neral de Vida Silvestre (semarnat 2000), dentro de la categoría de pequeños mamíferos; sin embargo, no exis¬ ten cuantificaciones para evaluar si esta caza es signi¬ ficativa para este grupo en el estado y es muy probable que se desconozcan las especies a conservar. En cuan¬ to a la importancia cultural, algunas especies (prin¬ cipalmente el ardillón) son utilizadas para su consumo en ceremonia religiosas como ofrenda, como en el caso del “mitote” en comunidades indígenas tepehuanas del municipio El Mezquital (com. pers.). SITUACIÓN Y ESTADO DE CONSERVACIÓN Este grupo es muy importante a nivel de conservación, ya que siete especies son endémicas de México; habi¬ tan en las zonas montañosas, en los bosques altos o en las zonas de las Quebradas ( Sciurus aberti, S. alleni, S. colliaei, Callospermophilus madrensis) (figura íf), ( Tamias bulleri, T. dorsalis y T. durangae) (figura íg), y dos requie¬ ren de protección especial: S. aberti y Callospermophilus madrensis (semarnat 2010). Estas áreas son de impor¬ tancia por su alto grado de endemismos, ocasionado por la topografía y los tipos de vegetación presentes que limitan la dispersión de muchas especies de fauna. PRINCIPALES AMENAZAS Las amenazas que ponen en peligro su conservación son principalmente la destrucción de sus hábitats, sobre todo a causa de la tala no controlada de los bosques, o a que no se contemplan medidas preventivas para la afectación a las especies de ardillas que requieren con¬ servarse. La destrucción de los sitios de refugio o re¬ producción ha traído como consecuencia la reducción, e incluso desaparición de sus poblaciones y una distri¬ bución restringida a ciertas áreas. Otras amenazas son la reducción de cobertura vege¬ tal, la contaminación, los malos hábitos de matarlos sin sentido o cazarlos de manera furtiva, el comercio ilegal y el desconocimiento de su importancia como dispersoras de semillas. 494 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 1. Especies de ardillas, características y distribución en el estado Nombre científico Nombre común Descripción Hábitat Ammospermophiius interpes Juancito El dorso es gris y los costados café canela, con una línea blanca delgada de cada lado del dorso (hombro a la cadera) y las orejas son cortas Ardilla terrestre que habita en las zonas desérticas y semidesérticas, principalmente en áreas rocosas de cerros o lomas Tamias bullen Chichimoco El dorso es café grisáceo con cinco líneas oscuras con canelo alternadas con cuatro blancas. Cabeza con tres líneas café oscuras con canela alternadas con dos blancas Habita en las partes más bajas de los bosques mixtos de pino-encino y encino de la Sierra Madre Occidental (smocc), al contrario de los otros chichimocos Tamias dorsalis Chichimoco El dorso es gris con una banda negra central y un par de líneas café oscuras alternadas con una blanca en cada costado; el rostro tiene dos líneas blancas con tres oscuras a los lados de los ojos. Los costados son rojizos Habita en las partes altas de la sierra (bosques de coniferas) Tamias durangae Chichimoco Es distintivo el dorso gris con cinco líneas negras alternadas con cuatro blancas y canela pálido; los costados y hombros son canelos. Tiene tres líneas faciales con dos blancas Habita en las zonas boscosas húmedas (pino-encino), en áreas intermedias de altitud de los otros chichimocos Sciurus aberti Ardilla orejas de borla o ardilla de Albert El dorso es gris oscuro y la parte ventral blanca; la cola es gris, larga y exuberante. Se distingue por sus orejas largas que terminan en mechones de pelo y tiene un anillo blanco alrededor de los ojos Ardilla arbórea que habita en los pinares de las partes altas de la smocc Sciurus alleni Ardilla Alleni Es gris más oscuro en la parte media salpicado con café amarillento en los costados y rosto; cola y vientre claro a blanco. Tiene líneas blancas oculares y sus orejas son medianas Ardilla arborícola que habita en bosques de pino, pino-encino, y encino con cobertura densa en la smocc Sciurus colliaei Ardilla de Collie El dorso es gris y el vientre blanco, tiene cuerpo esbelto con cola muy larga y esponjada; el cuello, las orejas y el hocico es corto y las patas posteriores son más grandes que las anteriores Ardilla grande que habita sólo en las zonas de las quebradas (bosques tropicales y subtropicales) Sciurus nayaritensis Techalote Presenta dos variantes de coloración (subespecies): en las partes más altas es café salpicado con gris en el dorso, vientre y costados ocres, y en las partes bajas de la sierra el dorso es gris salpicados con blanco, de aspecto canoso Ardilla arborícola grande que habita en los bosques mixtos (pino-encino) de la smocc Diversidad de especies 495 Cuadro 1. Continuación Nombre científico Nombre común Descripción Hábitat Sciurus niger Ardilla zorra Ardilla arborícola de tamaño grande y cuerpo robusto. El dorso es gris salpicado con naranja y el vientre es canela rojizo incluyendo la cola, la cual es muy larga y esponjada. El rostro es corto y ancho, sus orejas son medianas Habita los bosques de coniferas, prefiriendo árboles de gran altura Callospermophilus madrensis Motocle 0 ardilla de Sierra Madre Habita en los bosques de coniferas. El dorso es gris con una línea lateral blanca alternada y con dos negras en cada costado y el vientre es blanco. El rostro es café Ardilla arborícola pequeña que se restringe a las partes más altas de la sierra (Guanaceví, Durango, Servín et al. 1 996) Ictidomys mexlcanus Ardilla mexicana Es de color café verdoso, con nueve líneas en el dorso y de cola esponjada Es terrestre, habita en sitios con mayor diversidad vegetal en zonas semiáridas (municipios de Tlahual ilo y Mapimí, Baudoin et al. 2004), donde cohabita con la ardilla moteada Xerospermophilus spiíosoma Ardilla moteada Es de color café canela a amarillento 0 gris con manchas cremas no alineadas en el dorso; el vientre es blanquecino, con cola corta y de punta oscura Ardilla terrestre que habita en las zonas semiáridas Otospermophilus variegatus Ardillón El color varía de café claro a negro con manchas blancas en el dorso; la cola es larga y esponjada. Tiene un anillo ocular blanco, con orejas reducidas Habita generalmente en zonas abiertas y/o pedregosas Fuente: elaboración propia. ACCIONES DE CONSERVACIÓN Y RECOMENDACIONES En Durango se desconocen las acciones específicas de conservación para este grupo y sólo existen lincamien¬ tos para la formulación de proyectos que se sustentan en la conservación de las especies en la Ley General de Vida Silvestre (semarnat 2000) para el desarrollo de pro¬ yectos de aprovechamientos productivos. En particular, el sector forestal no tiene conocimiento de la importancia de conservar las especies de ardillas en riesgo, endémicas o relictas. Por otro lado, existe la creencia, por la comunidad forestal, de que las ardillas pueden afectar la producción del arbolado de los bos¬ ques de una manera significativa por sus hábitos de alimentación. Por ello es urgente difundir el conoci¬ miento que se tiene sobre el papel ecológico de estos organismos y la afectación a estas especies de ardillas por las diferentes actividades antropogénicas y creen¬ cias en la entidad. Esto puede hacerse promoviendo capacitaciones y educación ambiental a la población en general, que involucren estas temáticas, sobre todo en sus hábitats, los cuales coinciden con sitios de impor¬ tancia para la conservación de la biodiversidad de otras especies, como son las zonas altas de las Sierra Madre Occidental, con importantes coberturas del arbolado. En el caso de las localidades que presenten ardillas que requieren conservarse o protegerse y que ya tienen aprovechamientos autorizados con el esquema uma, es importante incluir medidas de protección para resguar¬ dar las ardillas en cuestión. También es importante realizar un mayor número de inventarios biológicos para identificar localidades con presencia de las espe¬ cies de ardillas a conservar, así como estudios biológi¬ cos y ecológicos detallados de estos animales. 4 9 6 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 1. a) Ardilla terrestre moteada ( Xerospermophiíus spilosoma), b) Chichimoco ( Tamias dorsalis), c) Chichimoco ( Tamias bullen), d) Ardillón ( Otospermophllus variegatus), e) Techalote (Sciurus nayaritensis), f) Callospermophllus madrensis, g) Chichimoco ( Tamias durangae). Fotos: EHzabeth Aragón (a, b, c, d,f g), Francisco Ríos (e). Diversidad de especies 497 REFERENCIAS Álvarez, T. y O.J. Polaco. 1984. Estudio de los mamíferos capturados en la Michilía, Sureste de Durango, México. Anales de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas 28: 99-184. Aragón, E.E. 2001. Variación poblacional interanual de dos especies de ardillas terrestres del desierto Chihuahuense. Memorias de la 11 Reunión Estatal de Ciencia y Tecnología, ó: 6-18. — . 2005a. Sciurus nayaritensis. En: Los mamíferos silvestres de México. G. Ceballos y G. Oliva (eds.). conabio/unam/fce. México, pp. 553 -554- — . 2005b. Spermophilus spilosoma. En: Los mamíferos silvestres de Mé¬ xico. G. 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Estudio de flora y fauna, comunidad Chavarría Nuevo, munici¬ pio de Pueblo Nuevo, Durango. ucodefo No. 6 de El Salto, Durango- INECOL. — . 2001E Estudio de flora y fauna, ejido La Cueva y Anexos, municipio de Pueblo Nuevo, Durango. ucodefo No. 6 de El Salto, Durango- INECOL. — . 200ig. Estudio de flora y fauna, comunidad Duraznitos y Picachos, municipio de San Dimas, Durango. ucodefo No. 6 de El Salto, Du¬ rango- INECOL. — . 200ih. Estudio de flora y fauna, ejido San Pablo, municipio de San Dimas, Durango. ucodefo No. 6 de El Salto, Durango-iNECOL. Garza, A., E.E. Aragón, J.A. Rodríguez y S. Gutiérrez. 2010. Inventario florístico yfaunístico de la región de La Pitarrilla, Indé, Durango. Cen¬ tro de Ecología Regional, A.C./Sdver Standard México S.A. de C.V. Grenot, C. y V. Serrano. 1981. Ecological organizad on of small mammals communities of Bolson de Mapimí, México. En: Ecology ofthe Chi- huahuan Desert. R. Barbault y G. Halffter (eds.). 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Con un buen manejo, algunas de estas especies podrían comercializarse en el mer¬ cado regional, nacional e incluso internacional; sin embargo, antes de pensar en la comercialización, es necesario evaluar la factibilidad del aprovechamien¬ to por medio del estado de sus poblaciones y otras variables que permitan realizarlo de manera sostenible a través del tiempo. Lo anterior representa una opor¬ tunidad de investigación en etnobiología, reproduc¬ ción, mejoramiento genético, conservación, factibilidad de la comercialización y otros temas. En esta sección el lector encontrará ejemplos de algu¬ nas especies y sus respectivos usos, así como otras posi¬ bles alternativas de aprovechamiento que pudieran representar una oportunidad económica para la población, ligada a la conservación de la biodiversidad en la entidad. HONGOS Se conocen por lo menos ocho especies de hongos que son consumidos por la población a causa de su carne y buen sabor: hongo amarillo ( Amanita caesarea), oreja de cochino ( Hypomyces lactifluorum), arrocitos ( Ramaria flava), pancita ( Boletus edulis), níscalo ( Lactarias deliciosas ), cabeza de chango ( Hericium erinaceus), barba de chivo ( Sparassis crispa) y setas ( Pleurotus sp.). Para el caso del hongo seta ( Pleurotus spp.) se han realizado en el estado por lo menos nueve investiga¬ ciones relacionadas con su cultivo. Entre dichos estu¬ dios se demostró la viabilidad técnica y financiera del establecimiento de módulos de producción en la loca¬ lidad de El Salto, Pueblo Nuevo, con una producción de 500 kg/año; también se investigó la adopción y consu¬ mo por parte de la población menonita de Pueblo Ideal, así como la elaboración de productos por parte de un grupo de mujeres de comunidades ejidales de la sierra de El Salto, Pueblo Nuevo. Además del cultivo del hongo para consumo directo, es posible obtener otros produc¬ tos como licor, crema cosmética, champú, mermelada y chorizo de hongo seta. Hasta el momento, se cuenta con ocho módulos de producción de setas, distribuidos en los municipios de Pueblo Nuevo (4), Durango (2), Tepehuanes (1) y Súchil (1) cuya producción estimada es de una tonelada, la cual se comercializa en fresco y en producto elaborado en cada una de las localidades. FLORA El estado cuenta con especies maderables, no madera¬ bles y forrajeras de importancia comercial. Se conocen 14 especies maderables, de las cuales los pinos Pinus durangensis, P. arizonica, P. engelmannii y P cooperi son las más preciadas por la calidad de su madera. En cuan¬ to a su excelente valor forrajero, destacan ocho espe¬ cies de gramíneas: Bouteloua gracilis, B. curtipendula, B. hirsuta, B. dactyloides, B. reederorum, Digitaria californica, Setaria leucopila y Tripsacum dactyloides, pero se cuen¬ ta con otras 81 especies nativas con valores buenos y regulares. Para el caso de las especies no maderables, desta¬ can el maguey cenizo ( Agave durangensis), tepemete (A. angustifolia) y maguey cenizo de la sierra (A. shrevei) con los cuales se elabora el mezcal. Otras especies son el Valero-Padilla, J. 2017. Resumen ejecutivo. Usos tradicionales y convencionales. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado. conabio, México, pp. 501-502. 502 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado orégano ( Lippia graveolens), sotol ( Dasylirion durangense, Dasylirion sp.) y nopal verdura ( Opuntia spp.); para este último se incluye un estudio de caso en la comunidad de Santiago Bayacora. En los patios y solares de las casas es común que las mujeres mantengan pequeños huertos en donde se cul¬ tivan plantas para uso comestible y medicinal como la verdolaga ( Portulaca olerácea), nopal verdura, estafiate (. Artemisia mexicana), yerbanís ( Tagetes lucida ) y otras. Entre las especies de autoabasto se conocen mil (22% de la flora reportada en el estado) las cuales se utilizan con fin medicinal (809), comestible (200), ornamental (300) y uso doméstico (más de 100 especies), utilizadas para construcción, elaboración de artesanías, combustible y otros objetos útiles. FAUNA El aprovechamiento de la herpetofauna es mínimo; al¬ gunas especies de cascabel ( Crotalus spp.) y tortugas son utilizadas con fines medicinales y ocasionalmente para consumo. En cuanto a las aves de ornato, su cap¬ tura y comercialización ocupa un lugar importante en la economía de muchas familias rurales, por esta situa¬ ción, las autoridades han elaborado una guía de identi¬ ficación que indica las especies cuyo aprovechamiento es permitido. En cuanto a las especies de aves que son utilizadas como alimento están la gallina de monte ( Dendrortyx macroura) y la codorniz ( Cyrtonyx montezumae), la cual ha sido reproducida exitosamente en cautiverio. Las especies de mamíferos que destacan por su importancia cinegética por el aprovechamiento de carne y piel son el conejo castellano ( Sylvilagus foridanus), el conejo de monte (S. cunicularius) y el venado cola blanca ( Odocoileus virginianus). Es importante mencionar que en el caso de los hon¬ gos y plantas, el conocimiento empírico y aprovecha¬ miento de las especies nativas por parte de la población indígena y mestiza está cayendo en desuso, por lo que es prioritario documentar estos conocimientos tradicio¬ nales para conservarlos y recuperar las buenas prác¬ ticas en la medida de lo posible. Por otro lado, en el caso de la fauna silvestre, se tie¬ nen actividades que están muy arraigadas y amenazan a estas especies, como la cacería de subsistencia, la cap¬ tura ilegal de aves de ornato y la matanza de algunos reptiles a causa de mitos. En estos casos, es necesario asesorar técnicamente a la población para que puedan realizar un aprovechamiento diversificado y sustenta- ble de sus recursos naturales y evitar con ello la pér¬ dida de la biodiversidad en la entidad. USOS TRADICIONALES Y CONVENCIONALES 503 Uso de hongos, flora y fauna silvestre Luis Manuel Valenzuela Núñez • Edwin Amir Briceño Contreras INTRODUCCIÓN Los habitantes de las zonas rurales utilizan un gran nú¬ mero de especies silvestres de flora y fauna para satis¬ facer sus necesidades materiales y culturales, mediante la obtención de alimento, medicinas, herramientas, abri¬ go, combustible, fibras (usos directos), materiales para ofrendas religiosas, fiestas tradicionales, etc. Los recursos derivados de la vida silvestre constitu¬ yen un aporte económico sustancial y pueden ser vitales para la sobrevivencia de muchas comunidades rurales, (uicn et al. 1991). Además, las especies silvestres forman parte esencial de la identidad cultural de una región y representan múltiples valores ecológicos, culturales, científicos, recreativos, educativos y estéticos (Pérez-Gil et al. 1996). APROVECHAMIENTO DE HONGOS SILVESTRES Existen alrededor de 200 especies de hongos comesti¬ bles en el país (Guzmán 1977) que cumplen funciones importantes para el desarrollo de la economía en las comunidades rurales (Díaz-Barriga 1992). La reco¬ lección de hongos es una práctica muy antigua y co¬ mún en la Sierra Madre Occidental (Reygadas et al. 1995)- donde el conocimiento empírico de las propieda¬ des de los hongos silvestres es parte de la cultura de los pobladores rurales y representa la base de su aprovechamiento (cuadro 1). Una parte de la cosecha de hongos silvestres se utiliza para consumo local, pero también se comercializan principalmente en los mer¬ cados de diversas poblaciones de la zona serrana. Re¬ gularmente se consumen frescos o preparados de diversas maneras, pero cuando hay una buena cosecha se pueden conservar para su posterior consumo. Una forma común de conservación es el secado, que consis¬ te en ensartar los hongos en un hilo y dejarlos secar al aire. APROVECHAMIENTO DE PLANTAS SILVESTRES México y los países de América Central han sido fuente originaria de muchas de las plantas cultivadas que se consumen en el mundo como el tomate ( Lycopersicum esculentum), la calabaza ( Cucúrbita spp.), el chile ( Capsicum annuum), el frijol ( Phaseolus vulgaris), el maíz ( Zea mays), el aguacate ( Persea americana), la guanábana ( Annona muricata ) y la chirimoya ( Annona cherimola). Dada la permanencia de los sistemas tradicionales en las po¬ blaciones rurales de Durango, aún en la actualidad se aprovechan diversas plantas silvestres como alimento y varias especies de magueyes ( Agave spp.), nopales ( Opuntia spp.) y herbáceas anuales se preparan y consumen en diversas formas. En los patios y solares de las casas es común que las señoras mantengan pe¬ queños huertos en donde se cultivan plantas para diferentes usos (cuadro 2). El conocimiento y uso de las propiedades medicinales de las plantas es muy extenso en el medio rural. Este comprende la identificación de las especies, partes utili¬ zadas, época de cosecha, preparación y dosificación (Mar¬ tínez 1944). Muchas de las plantas medicinales son utilizadas localmente, pero también se comercializan y envían a los abundantes expendios herbolarios de los centros urbanos, como son el caso del árnica ( Arnica montana), el yerbaníz ( Tagetes lucida), el tatalencho ( Gymnosperma glutinosum), el orégano ( Lippia graveolens), el estáñate ( Artemisia mexicana), etc. El aprovechamiento de las propiedades medicinales de las plantas es de gran relevancia para la población rural, y puede llegar a ser vital en comunidades apar¬ tadas donde no existe la atención médica o no es sufi¬ ciente para cubrir las necesidades de los pobladores. Es aquí donde el conocimiento tradicional de la medicina es de vital importancia y con costos accesibles para los campesinos. Valenzuela-Núñez, L.M. y E.A. Briceño-Contreras. 2017. Uso de hongos, flora y fauna silvestre. En: La bíodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 503-507. 504 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 1. Principales especies de hongos consumidas Nombre científico Nombre común Descripción y periodo de colecta Amanita caesarea Flongo amarillo La carne es blanca con sabor y olor agradable. Aparece a partir del mes de julio hasta mediados de septiembre Hypomyces lactifluorum Orejas de cochino Es de color anaranjado o rojo-anaranjado. Aparece desde el mes de julio hasta octubre Ramaria flava , .. La carne es blanca, con olor a moho y de buen sabor. ... , Aparece desde mediados del mes de agosto hasta patitas de pajaro r ^ & Boletus edulis Maqueta, pancita La carne es blanquecina. Aparece desde fines de julio hasta agosto Pleurotus sp. Setas Carne blanca, carnosa-correosa, con olor y sabor agradables Lactarius deliciosus Níscalo, robellón Hericium erinaceus Cabeza de chango Sparassis crispa Barba de chivo Fuente: Delgadillo-Cisneros et ai 2005, Naranjo-Jiménez et al. 201 1 . Cuadro 2. Principales especies de plantas silvestres consumidas Nombre científico Nombre común Usos Portulaca olerácea Verdolaga Comestible Opuntia spp. Nopal Comestible Prosopis spp. Mezquite Comestible, medicinal Artemisia mexicana Estafiate Medicinal Cucúrbita foetidissima Calabacilla loca Lavado de ropa y repelente Jaltomata procumbens Jaltomate Comestible Solanum cardiophyllum Papita güera Comestible Tagetes lucida Yerbanís Medicinal Fuente: Gómez 2008, Martínez-Saldaña y Sales-Colin 2014. USOS TRADICIONALES Y CONVENCIONALES 505 Un número considerable de especies como mimbre ( Chilopsis linensis ), costilla de vaca ( Atriplex canescens), pino piñonero ( Pinus cembroides), sotol ( Dasylirion spp.), pitayó ( Stenocereus griseus ) y muchos magueyes ( Agave spp.) son utilizadas como decoración en casas, escuelas y jardines (especies de ornato); sin embargo, es común que algunas de ellas tengan varios usos que incluyen los medicinales y los alimenticios. El principal combustible en las zonas rurales es la leña. Numerosas especies son utilizadas, entre las que destacan el mezquite ( Prosopis spp.), el huizache ( Acacia spp.), el pino ( Pinus spp.), el oyamel ( Abies spp.), el en¬ cino (Queráis spp.) y el aile ( Alnus spp.). Ocasionalmen¬ te se cortan árboles de mezquite y encino secos para utilizarlos como leña o en la fabricación de carbón ve¬ getal, pero lo más común es que se usen los restos de los árboles que habían sido cortados para la obtención de madera para construcción. Existe una intensa explotación forestal, mucha de tipo clandestino y sin programas de aprovechamiento. La madera es un componente fundamental en las cons¬ trucciones rurales y puede observarse desde una viga para el techo, hasta una casa hecha totalmente de ma¬ dera. Por otra parte, la comercialización de madera para construcción es una práctica muy antigua y representa un importante complemento para la economía de mu¬ chas familias. Hasta la década de los ochenta, el oyamel (Abies spp.) era la especie más utilizada por su madera suave. En los últimos años la construcción de nuevos caminos y el uso generalizado de motosierras han per¬ mitido el aprovechamiento de otras especies arbóreas. Esto ha motivado una mayor presión para las zonas bos¬ cosas ocasionando con ello afectaciones a la biodiver- sidad que se han traducido en amenaza para las plantas útiles. APROVECHAMIENTO DE FAUNA SILVESTRE La ganadería es una actividad económica de gran rele¬ vancia en las zonas rurales del estado siendo los gana¬ dos ovino y vacuno los más importantes, además de los equinos y ganado de traspatio (gallinas, guajolotes, palomas y ocasionalmente conejos). Durante la época de estío se recurre al suministro de forraje para la ali¬ mentación del ganado. En algunas parcelas se han sembrado pastizales, pero lo más común es que los animales se alimenten de las plantas silvestres. Las praderas son fundamentales para los borregos, mien¬ tras que las vacas consumen importantes cantidades de gramíneas amacolladas silvestres de los géneros Festuca y Mulhenbergia. La actividad ganadera se encuentra ligada a la pro¬ vocación de incendios para promover el crecimiento de pasto nuevo o retoño (pelillo). Ésta ha tenido un fuerte impacto en la estructura de las comunidades vegetales, y en las poblaciones de fauna silvestre (Lira-Torres y Briones-Salas 2011), donde algunas especies de gramí¬ neas amacolladas se han visto favorecidas, mientras que los renuevos de especies arbóreas y arbustivas han sido perjudicados. La fauna silvestre ha jugado un importante papel en la cultura del ser humano, a la vez que representa una fuente de importantes recursos económicos, alimenta¬ rios y medicinales. Existe una gran riqueza de mitos e historias sobre la fauna, que forman parte de las tradi¬ ciones y la cultura de los habitantes del campo (Leopold 1965). Además, es común que los pobladores rurales de Durango posean un extenso conocimiento sobre la bio¬ logía de muchos animales, aunque se puede observar un sesgo hacia las especies de interés cinegético (cona- for y semarnat 2009; cuadro 3). En Durango, la herpetofauna está representada prin¬ cipalmente por serpientes y su aprovechamiento es mínimo. Las diferentes especies de serpientes de cas¬ cabel (Crotalus spp.) se utilizan con fines medicinales, y ocasionalmente para consumo. Existe una lagartija (Barisia imbricata ) conocida localmente como escor¬ pión, sobre la cual existe la falsa creencia de que es venenosa y esta situación ha motivado la creación de historias alarmantes, así como la matanza innecesaria de estos organismos. El mantenimiento de aves de ornato es una costum¬ bre muy arraigada en la población y son muchas las especies utilizadas para este fin. Su captura y comer¬ cialización ocupa un lugar relevante en la economía de muchas familias de campesinos. Esta situación ha lle¬ vado a las autoridades a su reglamentación y a la edi¬ ción de una guía para identificar las especies permitidas (sarh 1982). Pocas especies son utilizadas como alimen¬ to, sólo la gallina de monte (Dendrortyx macroura) y la codorniz (Cyrtonyx montezumaé) se cazan para este pro¬ pósito. Esta última ha sido exitosamente reproducida en cautiverio. El gusto por la caza de mamíferos está muy arraiga¬ do en la población, por lo que la mastofauna se encuen¬ tra bajo una fuerte presión. Los mamíferos silvestres representan una importante fuente de alimento para la población rural, pero también de esparcimiento y 506 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 3. Principales especies de fauna silvestres utilizadas Nombre científico Nombre común Usos Crotalus spp. Víbora de cascabel Control de diabetes, tumores malignos (cáncer), cólicos, elaboración de antídotos, erupciones y granos en la piel, acné Diferentes géneros y especies Tortugas Tratamiento de dolores en articulaciones, alimento, mascotas Mimus polyglottos Cenzontle Canora y de ornato Passer domesticus Gorrión Canora y de ornato Cardinalis cardinalis Cardenal Canora y de ornato Mephitis mephitis Zorrillo Tratamiento de bronquitis y reumatismo Canis latrans Coyote Dolores musculares, alimento Odocoileus virginianus Venado Alimento, tratamiento de enfermedades cardiovasculares Rattus rattus Rata de campo Alimento, tratamiento de anemia Sus seroja Jabalí Alimento Lepus europaeus Liebre Alimento Sylvilagus cunicularius Conejo Alimento Fuente: Salas-Westphal et al. 2014. remedios tradicionales. Tres especies destacan por su importancia cinegética: el conejo castellano ( Sylvilagus foridanus), el conejo de monte (S. cunicularius ) y el ve¬ nado cola blanca ( Odocoileus virginianus). Los conejos se cazan todo el año y en cualquier oportunidad que se presente; ocasionalmente se aprovecha su piel, pero la obtención de carne es el objetivo principal. Por su abun¬ dancia y amplia distribución, los conejos son especies importantes en la economía de los pobladores rurales. El venado cola blanca es la especie cinegética por ex¬ celencia (Leopold 1965) y se le caza durante todo el año, sin discriminar sexo o edad. El método de caza más co¬ mún es el conocido como de «arreada», que consiste en acorralar a los animales con ayuda de perros, por lo que los animales tienen pocas posibilidades de escapar. No es de extrañar, entonces, que el venado sea un ani¬ mal muy raro en las regiones semidesérticas de Duran¬ go, excepto en pocos sitios inaccesibles o que cuentan con protección. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES Respecto al uso de las diversas especies que se consi¬ deran aquí, se pueden distinguir tres líneas de proble¬ mas a enfrentar si se desean implementar estrategias de desarrollo y conservación de estos recursos naturales. 1. La insuficiencia de recursos económicos para la realización de estudios y la creación de infraestruc¬ tura necesaria para implementar diferentes técnicas de producción alternativa como lo son las unidades de manejo para la conservación de la vida silvestre (uma). 2. La generación de planes de manejo requiere cambios en los sistemas actuales de aprovechamiento, además de fomentar una forma diferente de conservación. 3. La calidad y enfoque de los estudios realizados en biodiversidad y manejo de recursos se dirigen prin¬ cipalmente a la elaboración de listas; falta profundi¬ zar en el estudio de las poblaciones silvestres, sus propiedades reales y potenciales, posibles estrategias para la propagación, además de estudios de mercado y problemática local, todo esto con el fin de tener una perspectiva real y mayores posibilidades de so¬ lucionar problemas urgentes. Se sugiere realizar un diagnóstico sobre el estado actual de los recursos, identificando las especies de in¬ terés para su producción y de esta manera contar con USOS TRADICIONALES Y CONVENCIONALES 507 objetivos claros para proponer un programa de manejo y conservación regional. Actualmente ya existen pro¬ gramas de manejo de recursos muy exitosos a nivel comunitario que pueden servir como referencia y apo¬ yo para la región (Boceo et al. 1998). Los pobladores rurales de Durango cuentan con los conocimientos básicos sobre los usos alternativos acer¬ ca de sus recursos naturales. Es necesario, no obstante, brindar una asesoría y organización suficientes para rea¬ lizar un aprovechamiento diversificado y sustentable de los mismos. En Durango se tiene un gran potencial para sostener poblaciones importantes de venado, co¬ nejo y guajolote silvestre, donde sólo se necesita una protección adecuada para aumentar su número y pos¬ teriormente un correcto programa de manejo para su aprovechamiento, en vez de cazarlos para consumo local y obtener un pequeño beneficio. Esto puede ser sopor¬ tado con la creación de uma atractivas para los cazado¬ res de los grandes centros urbanos, como las ciudades de Durango, Torreón, Monterrey y Chihuahua. Los modelos actuales de producción de alimentos han desdeñado las tecnologías autóctonas generadas en condiciones geográficas, ecológicas, agrarias y cul¬ turales. Con la ayuda de la ciencia y la tecnología es posible dar otra perspectiva a estos sistemas de alto po¬ tencial productivo en donde la agricultura, la horticul¬ tura, la piscicultura y la ganadería de tipo intensivo logran integrarse a partir de la experiencia y conoci¬ miento ecológico de la cultura local. Es urgente fomentar la investigación que lleve a entender la estructura y funcionamiento de los siste¬ mas naturales, así como estudios que analicen desde una perspectiva unitaria el comportamiento de los sis¬ temas de manejo de recursos existentes; esto permitirá evaluar qué tanto se acerca a la sustentabilidad ecoló¬ gica contando así con elementos para generar alterna¬ tivas de manejo adecuado (Maass 1995). REFERENCIAS Boceo, G„ M. Mendoza, A. Velázquez y M.A. Torres. 1998. Forest cover change in México. Journal ofSoil and Water Conservation 52(2):ió4. conafor y semarnat. Comisión Nacional Forestal y Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. 2009. Manejo de la vida silvestre. Manual técnico para beneficiarios. Primera edición. Coordinación General de Educación y Desarrollo Tecnológico. Gerencia de Educación y Capacitación. Delgadillo-Cisneros, R.V., J.N. Naranjo, C.J. Herrera y A.N. Almaraz. 2005. Contenido de proteína cruda, verdadera y digestible de seis especies de hongos y su comparación con maíz, frijol y arroz. Memorias del v Congreso del Noroeste en Ciencias Alimentarias y Biotecnología. Hermosillo, México. Díaz-Barriga, H. 1992. Hongos comestibles y venenosos de la cuenca del lago de Pátzcuaro, Michoacán. Universitaria, Madero Oriente. México. Gómez, F. 2008. Apuntes del curso de vegetación nativa de zonas áridas. Universidad Autónoma Chapingo. México. Guzmán, G. 1977. Identificación de los hongos coinestibles, venenosos y alucinógenos. Limusa. México. Lira-Torres, I. y M. Briones-Salas. 2011. Impacto de la ganadería ex¬ tensiva y cacería de subsistencia sobre la abundancia relativa de mamíferos en la Selva Zoque, Oaxaca, México. Therya 2 (3): 11-49. Leopold, A.S. 1965. Fauna silvestre de México, aves y mamíferos de caza. Instituto Mexicano de Recursos Renovables Ediciones del Insti¬ tuto Mexicano de Recursos Naturales Renovables. México. Maass, J.M. 1995. Tropical deciduous forest conversión to pasture and agri culture. En: Seasonally dry tropical forests. S.H. Bullock, H.A. Mooney y E. Medina (eds.) Cambridge University Press. Cambridge. Martínez, M. 1944. Plantas medicinales de México. Tercera edición. Ed. Botas. México. Martínez-Saldaña, T. y J. Sales-Colin. 2014. La riqueza etnobotánica del Camino Real. Revista de Geografía Agrícola (52-53)7-20 Naranjo-Jiménez, N„ S. Andrade-Herrera, J. Herrera-Corral et al. 2001. Análisis proximal de seis especies de hongos silvestres comesti¬ bles en la región de El Salto, Pueblo Nuevo, Durango. 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Progra¬ ma Nacional de Reforestación. México. USOS TRADICIONALES Y CONVENCIONALES 509 El cultivo del hongo seta (Pleurotus spp.) Néstor Naranjo Jiménez • Raúl Díaz Moreno • Jesús Herrera Corral • José Natividad Uribe Soto • Margarita Araceli Ortega Chave z INTRODUCCIÓN Durango ocupa el cuarto lugar del país en extensión, y presenta una importante cobertura forestal. El aprove¬ chamiento forestal ha sido la principal alternativa de desarrollo para los pobladores que dependen de sus áreas boscosas, por lo que hasta ahora se ha dado poca importancia al aprovechamiento sustentable de recur¬ sos forestales no maderables, tales como los hongos comestibles. Debido a la gran variedad de climas, suelos y vege¬ tación presentes en el estado, es de esperarse que exista una gran diversidad de hongos silvestres comestibles que pueden aprovecharse para su consumo, y algunos para el cultivo y comercialización en el mercado regional, nacional e internacional. Sin embargo, estas posibili¬ dades han sido poco estudiadas en la entidad. Los hongos silvestres comestibles son recolectados y consumidos principalmente por los lugareños in¬ dígenas, quienes conocen más de 14 especies; y los mestizos, que reconocen entre seis a ocho especies co¬ mestibles en los bosques de pino-encino de la Sierra Madre del estado. Su aparición es estacional corres¬ pondiente al periodo de lluvias; el resto del año no los hay, lo que crea en los consumidores de hongos un desencanto en su deseo de consumirlos. Algunas especies de hongos silvestres comestibles existentes en los bosques pueden ser cultivados, pri¬ mordialmente aquellos denominados “hongos de la pudrición café y blanca” (comúnmente llamados ligní- colas, es decir aquellos que crecen en trocos de árboles dañados o secos). Las especies presentes en los bos¬ ques de Durango susceptibles de ser cultivadas son Sparassis crispa, Hericium erinaceus y Pleurotus spp., este último es el hongo del que mayormente se ha in¬ tentado su cultivo en el estado (figura 1). Hoy en día el interés por el cultivo comercial de hongos comestibles está en casi todos los estados de Mé¬ xico y lo mismo sucede en países de Centro y Sudamé- rica, porque han visto en este cultivo no solamente una opción de inversión sino también una excelente alter¬ nativa alimenticia por su valor nutricional (Martínez- Carrera 2002). A continuación se describen los diversos trabajos de investigación realizados sobre el cultivo de la seta ( Pleurotus spp.) en la entidad. INVESTIGACIONES SOBRE EL CULTIVO DE SETAS ( Pleurotus spp.) En 1990, Medrano y colaboradores realizaron los prime¬ ros trabajos del cultivo de setas para su producción ma¬ siva, logrado 10 kg de hongo fresco por óo kg de paja seca (com. pers. del Dr. Hiram Medrano Roldán, 2013). En 1993, en el Programa de Biotecnología del Centro Inter- disciplinario de Investigación para el Desarrollo Inte¬ gral Regional unidad Durango del Instituto Politécnico Nacional (ciidir-dgo-ipn), se iniciaron los primeros trabajos sobre el cultivo de setas. Se eligieron estos hon¬ gos por la facilidad de su cultivo y la experiencia sobre el mismo, además de las propiedades organolépticas1 para su inclusión en la dieta de los habitantes de las zonas forestales de Durango (Naranjo-Jiménez et al. 1995a). Sáenz-Soto (1995) evaluó el uso de la corteza de pino mezclada con paja de pino y su efecto sobre el creci¬ miento del hongo Pleurotus sp. y su contenido de proteí¬ na. Los resultados obtenidos indican que el contenido de corteza no debe exceder 40% en su mezcla con paja de frijol para lograr buenas producciones con buen conte¬ nido de proteína. Aguirre-Villareal (2000) realizó el es¬ tudio para evaluar el efecto del tamaño de partícula de las mezclas de bagazo mezcalero con esquilmos de frijol para la producción del hongo seta ( Pleurotus sp.) y su efecto en el contenido de proteína cruda y verdadera, 1 Son aquellas características que pueden percibirse de manera direc¬ ta por los sentidos, sin utilizar aparatos o instrumentos de análisis. Naranjo-Jiménez, N„ R. Díaz-Moreno, J. Herrera C„ J.N. Urlbe-Soto y M.A. Ortega Chávez. 2017. El cultivo del hongo seta ( Pleurotus spp.). En: La loiodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 509-512. 5io La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 1. Especies silvestres de Pleurotus sp. en El Salto, Pueblo Nuevo. Foto: Néstor Naranjo Jiménez. obteniéndose que el tamaño de partícula no influyó en el contenido de proteína (Naranjo-Jiménez et al. 1995b). En otros trabajos relativos con el cultivo de Pleurotus sp., Romo-Nevares (2000) valoró medios de cultivo ela¬ borados con extracto acuoso de paja de frijol, trigo, maíz, bagazo de agave mezcalero, aserrín de pino y su adición al medio malta agar levadura (mal), los cuales se confrontaron contra un testigo de mal. Obtuvieron que el medio con mal adicionado con extracto de paja de maíz es superior al testigo, por lo que su uso ayuda a reducir los tiempos de crecimiento del micelio hacia el micelio activado, para la producción comercial del hongo. Ramírez-Estrada (1999) colectó individuos silvestres de Pleurotus sp. y logró aislar más de 210 micelios homo- carióticos (micelios con la mitad de información gené¬ tica, resultantes de germinar las esporas sexuales) para su posible uso en la mejora genética de este hongo, y desarrollar cepas mas adaptables a la región de El Sal¬ to, Pueblo Nuevo, Durango. Para darle continuidad al trabajo anterior se estu¬ diaron seis cruzas de cepas de Pleurotus sp., las cuales se cultivaron en sustratos de paja de frijol; se determinó que la cepa A23M3 presentó la mayor eficiencia bioló¬ gica o producción del hongo y el periodo de desarrollo más corto de 64.2 días, por lo que esta cepa es pro¬ metedora para el cultivo de setas en Durango (Ordaz 2000). Villanueva-Ramírez (2003) analizó la factibilidad téc¬ nico financiera para el establecimiento de un módulo de producción del hongo Pleurotus spp. Los indicadores mostraron la viabilidad del establecimiento de este mó¬ dulo como una alternativa productiva para Durango; dichos resultados han apoyado la factibilidad del cultivo de setas en El Salto, Pueblo Nuevo, con una producción de 500 kg/año. Para contribuir y ampliar las expectativas en el consu¬ mo y cultivo de hongos comestibles, se trabajó en el desarrollo de tres métodos para la elaboración de licor de champiñón (ebullición, extracción y concentración de alco¬ hol) y se realizaron pruebas organolépticas, donde se observó que 85% de los degustantes mostraron disposi¬ ción para probar el licor de champiñón (figura 2a) y 81% indicaron que lo consumirían de existir en el mercado (Domínguez-Marrufo 2003, Naranjo-Jiménez et al. 2008). Con el propósito de difundir el cultivo de hongos co¬ mestibles setas, Naranjo-Jiménez y colaboradores (2009b) incursionaron en la comunidad menonita de Nuevo Ideal, Durango, para informar sobre el cultivo y consu¬ mo de estos hongos logrando que este grupo étnico los USOS TRADICIONALES Y CONVENCIONALES 511 B A Figura 2. a) Licor de Pleurotus spp. b) Sensibilización para el consumo y cultivo del hongo seta en las colonias menonitas de Durango. c) Productos elaborados con el hongo seta, por parte de mujeres de la sierra de Durango. Fotos: Néstor Naranjo Jiménez. consumiera, así como el establecimiento de un micro- módulo de cultivo de hongos (figura 2b). Naranjo-Jiménez y colaboradores (2009a) realizaron el estudio para evaluar la apropiación del conocimiento sobre el cultivo de hongos comestibles ( Pleurotus sp.) y su impacto económico en un grupo de mujeres en la sierra de Durango, a partir de un proyecto de autoges¬ tión y diversidad productiva para elaborar productos de mayor valor agregado, como licor de hongo, crema cosmética de extracto de hongo, champú, mermelada y chorizo de hongo, los cuales mejoraron (figura 2c). Se observó una mejora en los ingresos y en la producción del hongo, así como la apropiación del conocimiento sobre el cultivo por parte del grupo de mujeres, el cual las habilitó para transferir de su experiencia a otros grupos de mujeres de comunidades ejidales de la sierra de El Salto, Pueblo Nuevo, (Naranjo-Jiménez et al 2010). En el estado se tienen ocho módulos de producción de setas, cuya producción estimada es de una tonelada, la cual es comercializada en fresco y en producto elaborado, en cada localidad y en la ciudad de Durango (cuadro 1). CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES El conocimiento y consumo de setas ( Pleurotus spp.) se ha incrementado en el estado, tanto en fresco como en productos elaborados, lo cual ha incentivado el consu¬ mo y, como consecuencia, su cultivo. Es importante continuar los estudios y colectas cien¬ tíficas para ampliar el conocimiento de la biodiversidad del recurso fúngico para su manejo sustentable en los bosques de Durango, así como conocer el papel que tienen los hongos en los ecosistemas forestales, como simbiontes mutualistas con especies arbóreas y reci- cladores de la materia orgánica. Varias especies silvestres de Pleurotus pueden culti¬ varse. Existen algunas especies silvestres de este gé¬ nero que se deberán colectar e identificar y evaluar sus posibilidades de cultivo, reduciendo con ello la presión sobre el recurso fúngico y propiciando nuevas opcio¬ nes productivas en los bosques, para las personas que viven y dependen de este recurso. Es necesario realizar un manejo adecuado de este re¬ curso y que estas especies sean consideradas en los pla¬ nes de uso sustentable de los ecosistemas particulares para favorecer su conservación. Finalmente, para incrementar la cultura micófaga en el estado, se deben realizar foros, talleres, reuniones y congresos que pongan de manifiesto la importancia de estos organismos en la vida del ser humano. 512 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 1. Principales módulos de producción de hongos seta ( Pleurotus spp.) Módulo Municipio Tecnología Producción kg/año El Salto Pueblo Nuevo Semitecnificado Más de 500 Las Hongueras de San Antonio y Anexos Pueblo Nuevo Rústico 50 a 60 Ejido La Campana Pueblo Nuevo Semitecnificado 150 Ejido La Ciudad Pueblo Nuevo Rústico 40 Módulo Tepehuanes Tepehuanes Rústico 50 Hongueras de Súchil Súchil Semitecnificado 100 Hongueras Parque ladrillero Durango Semitecnificado 125 Módulo La Muralla, Ejido Presidente Salvador Allende. Es de reciente creación, Durango Semitecnificado Producción estimada 150 abril del 2014 Fuente: datos no publicados, Naranjo-Jiménez 2014. REFERENCIAS Aguirre-Villareal, I.C. 2000. Efecto del sustrato agave mezcalero y paja de frijol en el contenido de proteína cruda y verdadera en cuerpos fruc¬ tíferos de Pleurotus sp. Tesis de licenciatura de qfb, Escuela de Ciencias Químicas, ujed. Domínguez-Marrufo, D. 2003. Elaboración de un licor de champiñón (Agaricus bisporus). 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USOS TRADICIONALES Y CONVENCIONALES 513 Importancia económica y usos tradicionales de la fiara Martha González Elizondo - M. Socorro González Elizondo • Irma Lorena López Enríquez • Yolanda Herrera Arríela INTRODUCCIÓN Además de su valor ecológico y de los servicios ambien¬ tales que los humanos obtienen de los ecosistemas y de muchas especies en particular, algunos componen¬ tes de la biodiversidad juegan importantes papeles en la economía del ser humano. Dos de las actividades de mayor importancia econó¬ mica en Durango se sustentan en el aprovechamiento de las plantas silvestres: la industria forestal depende de las especies maderables y la ganadería de las forraje¬ ras. Otras plantas silvestres constituyen productos forestales no maderables que son, o han sido en el pa¬ sado, objeto de comercialización a diferentes escalas. Adicionalmente, los resultados de diversos estudios revelan que alrededor de 1000 especies de plantas sil¬ vestres de Durango (22% del total registradas para la entidad) tienen potencial de uso directo con diversos fines (González-Elizondo y González-Elizondo 1990, López-Enríquez et al. 2000, González-Elizondo et al. 2004). La mayoría de éstas se usan de manera empírica solamente para autoabasto por parte de la población rural de su área de distribución natural, en Durango o en otras regiones. Al igual que en muchas otras partes del país y del mundo, en Durango el aprovechamiento tradicional de estas plantas se realiza cada vez menos, lo que resulta en una pérdida de los saberes regionales acerca de las mismas. Este acervo de conocimientos constituye una importante parte de las culturas indígenas y populares del país, que merecen ser rescatados y documentados por su propia naturaleza; pero además porque, aunque en la actualidad muchas de estas plantas no sean apro¬ vechadas, constituyen un enorme potencial para obten¬ ción de medicamentos, alimentos y materias primas diversas. En este capítulo se presenta información general so¬ bre el conocimiento actual de las especies vegetales de Durango que juegan un papel directo en la economía del estado (maderables, no maderables y forrajeras), así como aquellas que son usadas de forma empírica por la población rural e indígena, generalmente para auto- abasto, como medicinales, comestibles, ornamentales, artesanales, entre otros usos. El principal grupo indígena que habita en el territorio estatal es el de los tepehua- nes del sur, y aquí se comenta brevemente acerca de las plantas silvestres utilizadas por este grupo; asimis¬ mo, de manera muy breve se mencionan algunos as¬ pectos de su agricultura tradicional. PLANTAS DE IMPORTANCIA ECONÓMICA Especies maderables Durango es la entidad con mayor producción forestal en México. No obstante que la flora estatal incluye casi 30 especies de pináceas, la industria forestal maderable se sustenta sobre unas cuantas especies de Pinus. Las más apreciadas por la calidad de su madera en el esta¬ do son: Pinus durangensis, P. arizonica, P. engelmannii (figura 1) y P. cooperi; otras especies aprovechadas co¬ mercialmente a menor escala son: P. leiophylla, P. teocote y P. chihuahuana. Cabe mencionar la presencia de otras especies cuya madera es de excelente calidad pero que no se utilizan comercialmente debido a que son esca¬ sas (p.e. Pinus pseudostrobus ) y/o a que se distribuyen en sitios de difícil acceso o en zonas de protección (p.e. Abies durangensis, Picea chihuahuana, Pseudotsuga menziesii ) (cuadro 1). En mucha menor escala se apro¬ vechan con fines maderables algunas especies de enci¬ no como Quercus sideroxyla, Q. durifolia y Q. eduardii. Adicionalmente, la flora estatal contiene muchas otras especies maderables que solamente se usan para au¬ toabasto; algunas de estas se mencionan en el apartado de usos tradicionales. González-Elizondo, M„ M.S. González-Elizondo, I.L. López-Enríquez e Y. Herrera-Arrieta. 2017. Importancia económica y usos tradicionales de la flora. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio. México, pp. 513-528. 514 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 1. Pino real ( Pinus engelmannii), una de las especies de mayor valor forestal en la entidad. Foto: M. Socorro González Elizondo. Cuadro 1. Principales especies maderables de importancia económica presentes en la entidad Nombre científico Nombre común Madera Conservación Abies durangensis Cahuite, pinabete, pino azul Se restringe a sitios húmedos y sombreados en Ligera cañadas y laderas; poblaciones pequeñas, requiere protección Picea chihuahuana Picea, pinabete, cahuite Dura Distribución restringida, poca regeneración, catalogada en la nom- 059-semarnat-201 0 como en peligro de extinción (P) n. Pino blanco, pino Pinus arizomca j alimonado Abundante, pero dado que Muy buena, pocos nudos es muy explotada es por su copa alta necesario considerar áreas de protección P chihuahuana Pino chino, pino prieto Resinosa, raramente utilizada por su fuste corto y ramificado Abundante, sin problemas Ligera, fuerte, de buena n . . Ocote, pino calidad pero AU , . . ,, P cooperi var. cooperi • u • f , , , Abundante, sin problemas r K amarillo, pino chino frecuentemente nudosa K por su copa baja USOS TRADICIONALES Y CONVENCIONALES 515 Cuadro 1 . Continuación Nombre científico Nombre común Madera Conservación P durangensis Ocote, pino alazán, pino blanco, pino real, pino real de seis hojas Ligera, suave, color amarillento, excelente calidad, la más apreciada en Durango Abundante, actualmente sin problemas de conservación pero lo intensivo de su explotación podría poner en riesgo su persistencia Abundante, actualmente n. , . Suave, color amarillo sin problemas de R engelmanmi , , , r pálido, de muy buena conservación, pero podría ar u 0 calidad tenerlos a futuro por lo intensivo de su explotación P herrerae Ocote, pino chino Color amarillento pálido, de buena calidad Sin problemas de conservación P leiophylla n. . Densa, dura, pesada, AU , . . Pino chino, pino . K Abundante, sin problemas . . , K resinosa, poco , . , K prieto, ocote / K , de conservación K aprovechada P maximinoi Pino real Suave y ligera pero resistente Especie escasa pero ampliamente distribuida en condiciones semitropicales; con potencial para plantaciones forestales; sin problemas de conservación Color amarillo pálido, P pseudostrobus var. n. ,, . medianamente suave K , . , Pino blanco, ocote . . . pseudostrobus pero resistente, ligeramente resinosa Escasa, pocas poblaciones pequeñas P strobiformis Cahuite, ocote, pinabete Suave, color cremoso, frágil y algo vidriosa; no obstante se utiliza por su fuste alto, regular, poco ramificado Escasa pero aparentemente sin problemas de conservación Ocote, pino chino, p pino colorado, pino prieto, pino rosillo, teocote Fuerte, dura, muy resinosa, Abundante y con amplia ampliamente explotada distribución, sin problemas pero no muy apreciada de conservación Pseudotsuga menziesii var. glauca Cahuite, pinabete Color blanquizco, ligeramente amarillenta, más 0 menos resistente; especie muy apreciada por su fuste limpio y recto; explotación muy limitada Se restringe a áreas de protección, en cañadas y orillas de arroyos, catalogada en la nom- 059-semarnat-201 0 como sujeta a protección especial (Pr) Fuente: García-Arévalo y González-Elizondo 2003, semarnat 2010. 5ió La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Especies forrajeras Muchas especies de gramíneas nativas son de importan¬ cia primordial para la ganadería en el estado. Por su ex¬ celente valor forrajero destacan ocho: Bouteloua gracilis (figura 2), B. curtipendula, B. hirsuta, B. dactyloides, B. reederorum, Digitaria californica, Setaria leucopila y Tripsacum dactyloides. En el apéndice 25 se relacionan otras 94 especies de gramíneas nativas de Durango con valor forrajero bueno (40), regular (41) y malo (13). Otras especies forrajeras de importancia económica son los nopales ( Opuntia spp.), el chamizo ( Atriplex canescens), así como otras hierbas y arbustos palatables y de buen valor forrajero que son consumidas por el ganado en libre pastoreo como la engordacabra ( Badea bicolor). Recursos forestales no maderables Además de las especies en las que se sustentan las ac¬ tividades forestal y pecuaria, la flora de Durango incluye una considerable cantidad de especies vegetales de im¬ portancia económica que en conjunto se conocen como recursos forestales no maderables: en este rubro destacan las especies de Agave utilizadas en la elaboración de mezcal, principalmente el maguey cenizo (A. durangensis, figura 3), tepemete, chacaleño (A. angustifolia) , y ma¬ guey cenizo de la sierra, jija (A. shrevei); el orégano ( Lippia graveolens, figura 4) y sotol ( Dasylirion durangense, Dasylirion sp.). Entre algunas especies que en años pa¬ sados se utilizaban a escala comercial y cuyo aprove¬ chamiento parece haber disminuido en la actualidad se cuentan la lechuguilla ( Agave lechuguilla ) y la candeli¬ lla ( Euphorbia antisiphylitica). Algunas comunidades del sur de Durango extraen para comercialización a pequeña escala nopal verdura ( Opuntia spp.). Varias especies de plantas medicinales que crecen silvestres en territorio duranguense se extraen a escala comercial. Durante los últimos años parece haber au¬ mentado la colecta y extracción de flor de peña o siem¬ previva ( Selaginella spp.). En el mercado Gómez Palacio y en otros establecimientos comerciales de la ciudad de Durango se encuentran a la venta varias especies de plantas nativas de la entidad, como gobernadora ( Larrea Figura 2. Navajita azul ( Bouteloua gracilis). Foto: M Socorro González Elizondo. USOS TRADICIONALES Y CONVENCIONALES 517 tridentata), matarique ( Psacalium sinuatum), peyotillo (. Roldana sessilifolia), gordolobo ( Gnaphalium spp.), peonía (Lasianthaea aurea), té milagro ( Packera candidissima), co- palquín ( Hintonia latiflora), cuachalalate (. Amphipteryngium adstringens), entre otras (figura 5). USOS TRADICIONALES Cerca de mil especies de la flora vascular de Durango (aproximadamente 22% de la flora registrada hasta la fecha) se han utilizado para autoabasto con diversos fi¬ nes. Aquí se clasifican en cuatro categorías de uso: me¬ dicinales, comestibles, ornamentales y usos domésticos; en esta última se cuentan aquellas especies utilizadas para la construcción, como materias primas para la ela¬ boración de artesanías, herramientas y otros objetos úti¬ les, como sustitutos de jabón, postes para cercas o cercas vivas, entre otros. En el apéndice 26 se presenta una re¬ lación de una parte representativa de las especies de uso tradicional actual o potencial en Durango. Algunas otras especies se mencionan en los capítulos de la sección so¬ bre Diversidad de especies en esta obra. Figura 3. Maguey cenizo ( Agave durangensis). Foto: M Socorro González Elizondo. Medicinales La categoría de uso tradicional más importante en cuan¬ to al número de especies es el de las plantas medicina¬ les. Existe una extraordinaria cantidad de plantas de la flora de Durango a las que se les atribuyen propiedades curativas. González-Elizondo et al. (2004), con base en estudios etnobotánicos de campo y una exhaustiva revisión de literatura, reportan 809 especies (17% de la flora co¬ nocida), aunque se estima que solo unas 250 se utilizan actualmente en menor o mayor grado en la entidad. La medicina tradicional de los tepehuanes del sur, principal grupo étnico del estado, se basa primordial¬ mente en aspectos mágico-religiosos en donde los cha¬ manes curan a través de sueños y con la ayuda del bib o tabaco macuchi ( Nicotiana rustica, figura ó) (González- Elizondo y Ávila-Reyes 2000, González-Elizondo 2000a y 2000b). Sin embargo, la herbolaria constituye otra parte de la medicina tradicional que en el caso de este grupo étnico comúnmente se practica sin la interven¬ ción de un chamán. Figura 4. Orégano (L ippia graveolens). Foto: M Socorro González Elizondo. 518 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado C D Figura 5. Algunas plantas medicinales comercializadas en Durango: a) peonía (Laslanthaea aurea), b) té milagro o chucaca ( Packera candidissima ), c) copalquín (Hintonia latlflora), d) cuachalalate ( Amphipteryngium adstringens) . Fotos: jorge Tena USOS TRADICIONALES Y CONVENCIONALES 519 Figura 6. Bib o tabaco macuchi ( Nicotiana rustica). Foto: Martha González Elizondo. La herbolaria tepehuana documentada hasta la fe¬ cha incluye más de 70 especies (González-Elizondo y González-Elizondo 1994, González-Elizondo et al. 2002). Los padecimientos atendidos con mayor frecuencia mediante el uso de plantas medicinales son, en orden de importancia: gastrointestinales, respiratorios y dér¬ micos; otros usos frecuentes son los relacionados con dolores (musculares, de cabeza, de muelas), heridas, golpes y picaduras de animal. Algunos ejemplos de las plantas medicinales más ampliamente conocidas y uti¬ lizadas por la población indígena en Durango, además de las mencionadas en el apartado de productos fores¬ tales no maderables, son: hierba del manso ( Anemopsis californica), yerbanís ( Tagetes lucida), hierba del pastor (. Plantago nivea), candelilla ( Euphorbia colorata, figura 7a), encinilla ( Chimaphila maculata), flor de San Juan (' Telosiphonia hypoleuca), hierba del cochino ( Ligusticum porteri), hierba del coyote (Euphorbia fur dilata, figura 7b), y huachichile (Loeselia mexicana). Entre las plantas medicinales de uso empírico en Durango se cuentan algunas para medicina veterinaria como jarilla, hierba de la cucaracha ( Dodonaea viscosa, figura 8); chicharroncillo ( Croton sp.), clavellino (. Pseudobombax palmeri), higuera (Ficus mexicana) y ta- paco ( Stemmadenia aff. tomentosa, figura 9). Comestibles Una estimación preliminar de plantas silvestres de Du¬ rango registradas como comestibles en la literatura y en reportes de investigación inéditos incluye cerca de 200 especies (González-Elizondo y González-Elizondo 1990, López-Enríquez et al. 2000). La mayoría de estas se consume sólo de manera esporádica; de otras, hasta la fecha no se tienen registros de su aprovechamiento en la entidad. Entre las plantas silvestres comestibles se incluyen aquellas con las que se preparan cocimientos o infusiones de uso diario (comúnmente conocidos como tés) como salvilla o escobilla (Buddleia scordioides), con cuyas hojas y/o raíz se prepara un té muy apreciado como complemento alimenticio para lactantes. Otras plantas comestibles son aquellas de las que se pueden consumir, por orden de importancia: sus frutos, hojas, semillas, flores, tallos, raíces, y las que se utilizan como condimento. Un análisis preliminar indica que alrededor de 45% de las plantas silvestres comestibles de Durango tienen frutos comestibles. Algunos son medianos a grandes y carnosos como los de varias especies de la familia Cac- taceae (Opuntia spp., Stenocereus spp., Hylocereus sp., Echinocereus spp.) y los de otras plantas como talayote (Matelea pedunculatá), toritos (Proboscidea louisianica, 520 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 7. Plantas medicinales utilizadas por la población indígena: ( Euphorbiafurcillata ). Fotos: Jorge Tena. figura 10), arayan, guayabo silvestre (Psidium spp.), zarza¬ moras ( Rubus spp.), tomatillos ( Physalis spp.) y capulín (. Prunus serótina, figura n). Otros frutos son pequeños, se comen frescos, deshidratados o en conserva, como los agritos ( Rhus spp.), manzanita, pingüica ( Arctostaphylos pungens, figura 12), garambullo ( Condalia spp.), uvas ci¬ marronas ( Vitis spp.) y granjeno ( Celtis pallida). Los fru¬ tos tiernos y los retoños de huaje, guaje, guais, guaisillo ( Leucaena spp.) son muy apreciados por la población indígena y mestiza de algunas comunidades del sur del estado. De esta última especie se consumen también los retoños o partes tiernas a manera de verduras. La dieta de la población indígena del sur de Duran¬ go incluye varios platillos preparados con base en di¬ versas partes de Agave spp. Los escapos florales tiernos (sab) se cuecen, posteriormente se muelen y se guisan; las flores tiernas (juhlik ) también se comen una vez co¬ cidas (con varios cambios de agua) y posteriormente se guisan los escapos grandes pero antes de madurar completamente; los tallos y bases de las pencas (cabezas) se comen asados. El ximat es una bebida que se prepa¬ ra mediante el cocimiento prolongado de las cabezas B a) candelilla ( Euphorbia colorata), b) hierba del coyote de maguey agregando algunas hierbas conocidas con el nombre genérico de j+’dam, aludiendo a su sabor ligeramente ácido, como Oxalis spp. y Begonia spp. (González-Elizondo y Galván-Villanueva 1992). Algunas plantas de las que los tepehuanes del sur recolectan su raíz con fines alimenticios son: mo 'tak+x ( Eriosema pulchellum), cuarquina ( Macroptilium gibbosifolium), Allium spp., Valeriana deltoidea, bar mo’, jicama ( Dahlia spp.) y kutan yooxT ( Sinclaria palmeri) (González-Eli¬ zondo y González-Elizondo 1990). Ornamentales Según Rzedowski (1995), una gran cantidad de especies de plantas mexicanas se utilizan como ornamentales en otros países; sin embargo, el potencial ornamental de la flora del país es muy poco aprovechado al interior de sus fronteras, en donde existe una evidente prefe¬ rencia por el uso de especies exóticas para uso or¬ namental. La flora con potencial ornamental de México se ha estimado entre 3434 y 4220 especies, lo que re¬ presenta alrededor de 10% de la flora vascular del país (Pérez-Nicolás y Fernández-Nava 2007). USOS TRADICIONALES Y CONVENCIONALES 521 Figura 8. Jarilla, hierba de la cucaracha ( Dodonaea viscosa). Figura 9. Tapaco (Stemmadenia aff. tomentosa). Foto: M Socorro González Elizondo. Foto: M Socorro González Elizondo. Figura 10. Toritos ( Proboscidea louisianica). Foto: M Socorro González Elizondo. Figura 1 1 . Capulín (Prunus serótina). Foto: Martha González Elizondo. 522 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 12. Manzanita, pingüica (Arctostaphylos pungens). Foto: M Socorro González Elizondo. Los patrones en Durango parecen coincidir con di¬ chas tendencias nacionales. Por ejemplo, en la ciudad de Durango, 70% de las especies leñosas presentes en las áreas verdes urbanas corresponden a especies in¬ troducidas (González-Elizondo 1999) y 30% son nativas de México; sin embargo, menos de 15% son nativas a la región y por lo tanto sin problemas de adaptación a las condiciones del medio natural (González-Elizondo 1998). Un inventario preliminar (González-Elizondo 1999) re¬ gistra más de 300 especies silvestres de Durango con uso actual o potencial como ornamentales; de éstas, al menos 71 se utilizan en menor o mayor grado en los parques y jardines públicos del norte de México (apén¬ dice 27). En la figura 13 se muestran algunos ejemplos de plantas silvestres ornamentales de uso actual y en la figura 14 de uso potencial. Mención aparte merecen las plantas suculentas (Agavaceae, Cactaceae, Crassulaceae), muy apreciadas en jardinería, especialmente en el extranjero, y que cada vez son más demandadas, sobre todo en áreas con poca disposición de agua. Otras ornamentales silvestres de uso actual en el área con población indígena se destinan a adornar alta¬ res y se extraen de sus hábitats naturales. Destacan en este rubro la extracción de hojas de kurui ( Dasylirion ) para elaborar coronas (figura 15), las ramas de ku krus juk ( Pseudotsuga ), ramas y flores de ok’yam, madroños (. Arbutus ) y muchas otras plantas con flores vistosas. USO DOMÉSTICO Existen registros de más de un centenar de especies que se aprovechan a nivel doméstico para construcción (vi¬ viendas, graneros, corrales, cercas); elaboración de arte¬ sanías y otros objetos útiles (escobas, cepillos, mangos de herramientas, etc.), como combustible (leña, carbón), para obtener pegamento, tintes, etc. (González-Elizondo et al. 2012). Como materiales de construcción se usan las especies maderables de cada región. En los bosques tem¬ plados se aprovechan en mayor o menor grado práctica¬ mente todas las especies de pinos ( Pinus spp.), la mayoría de los encinos ( Quercus spp.), los ailes ( Alnus spp.), los cedros ( Cupressus spp.) y los táscates (Juniperus spp.). En los bosques tropicales la diversidad arbórea es muy am¬ plia; entre las especies que se utilizan para la construcción están los tepeguajes ( Lysiloma spp.), los tepemezquites y los huizaches ( Acacia spp.), el guamúchil ( Pithecellobium dulce), el frijolillo o palo mosca ( Lonchocarpus spp.), la sangre de toro ( Pterocarpus hayesii). Para construir los techos se usan gramíneas ( Setaria geniculata, Andropogon glomeratus, entre otras), ramillas de pino ( Pinus sp., figu¬ ra íó) y hojas de palma ( Brahea sp.). USOS TRADICIONALES Y CONVENCIONALES 523 Figura 13. Algunas plantas ornamentales de uso actual que crecen silvestres en Durango: a) glorias, trompeta amarilla (Tecoma stans), b) cuamecate ( Antigonon leptopus), c) mimbre ( Chilopsis linearis ) y d) ramo de novia ( Plumería rubra). Fotos: Martha González Elizondo (a, b), Abraham Torres (c), Irma L. López (d). 524 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado c Figura 14. Algunas plantas ornamentales de uso potencial que crecen silvestres en Durango: a) plntlllo (Agave p intilla), b) palma ( Brahea aculeata), c) poleo ( Cunila sp.), d) huachichlle (L oeselia mexicana ) y e) táscate (Juniperus coahuilensis ). Fotos: M. Socorro González Elizondo. USOS TRADICIONALES Y CONVENCIONALES 525 Figura 1 5. Corona rústica para adornar altares y fachadas de casas durante los días de fiestas religiosas en el área tepehuana del sur de Durango. Foto: Martha González Elizondo. Los escapos secos de maguey ( Agave spp.) se utilizan como material de construcción de cercos para proteger hortalizas u otros cultivos. Algunas plantas usadas como cercos vivos (o postes vivos) son el papelillo ( Bursera multijuga), el colorín ( Erythrinaflabelliformis , figura 17) y el ocotillo ( Fouquieria splendens). Como combustible (leña y carbón) se aprovechan mu¬ chas especies leñosas, pero se prefieren las de madera dura como los encinos ( Quercus spp.), los huizaches (. Acacia spp.) y los mezquites ( Prosopis spp.). Para elabo¬ ración de artesanías, como bateas, cucharas y máscaras (figura 17), se usan especies maderables de colores atractivos como algunos encinos ( Quercus spp.), madro¬ ños ( Arbutus spp.), cedros ( Cupressus spp.), aile ( Alnus sp.), tapaco ( Stemmadenia palmeri), amapa ( Tabebuia chrysantha ) y copal ( Bursera palmeri y Bursera sp.). Un segundo grupo de plantas utilizadas para elaboración de artesanías son las textiles, de las que se obtiene fibra para elaboración de morrales ( arpus ) y redes ( asak ) (fi¬ gura 18), así como sogas, cordones, suaderos y artícu¬ los similares; destacan en este rubro varias especies de lechuguilla, lachugui, mai, o’r (género Agave ) y de pal¬ ma, sok (género Yucca). Otra categoría de uso artesanal es el de las plantas de las que se obtiene materia prima para la elabora¬ ción de cestería, sombreros y otros productos, entre las que se cuentan: soyate, umu ( Nolina spp.), sotol, kurui ( Dasylirion ), carrizo, baapak (Anuido donax ) otate, totkom (Otatea spp.) y otras gramíneas. De otras plantas se ob¬ tienen tintes (Escobedia, Phytolacca icosandra, Alnus sp.), de otras pegamentos ( Bletia spp., Lobelia cardinalis). Un ejemplo de la diversidad de especies artesanales utili¬ zadas por los tepehuanes del sur es el típico banco te- pehuano, atoxcar, en cuya elaboración se utilizan por lo menos seis especies de plantas (figura 19). Cultivos tradicionales DE ORIGEN PREHISPÁNICO ENTRE LOS TEPEHUANES DEL SUR Entre las plantas con uso tradicional en Durango, cabe mencionar algunas que los tepehuanes del sur cultivan desde tiempos prehispánicos como algunas variedades nativas de maíz, frijol y calabaza. Otros cultivos tradi¬ cionales de importancia cultural para este grupo étnico son varias especies de maguey (Agave spp.), entre las que destaca el conocido como ki’mai (maguey de casti- 526 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado lia), probable variante de A. angustifolia de gran tamaño, de hojas glauco azulosas, que se cultiva en pequeñas cantidades y se encuentra aparentemente escapado en algunos sitios. Los tepehuanes siguen cultivando, a muy pequeña escala y en áreas muy remotas, huahutle ( Amaranthus sp.), algodón ( Gossypium sp.) y tabaco macuche ( Nicotiana rustica, figura 20). La rápida deculturación de este grupo étnico está provocando la pérdida de dichos cultivos, y consecuentemente, la pérdida también de los recursos genéticos que los mismos representan. COMENTARIOS FINALES Cabe hacer mención de que el aprovechamiento empíri¬ co de estas especies en la entidad parece estar perdién¬ dose, con lo que también se está perdiendo parte del acervo cultural en el estado. Ya desde principios de 1990 se documentó que la población indígena poseía conocimientos más amplios y profundos acerca de las plantas silvestres que los que tenía la población mestiza del área rural de Du- Figura 16. Techo de casa tepehuana en Santa María de Ocotán, municipio Mezquital, construido con ramitas de pino real o juk (Pinus devoniana), otate, totkom (Otatea sp.), amarrado con cordones hechos con sok ( Yucca sp.). Foto: Martha González Ellzondo. rango, y que los conocimientos de la población mesti¬ za parecía restringirse a las especies cultivadas en huertos familiares y las especies ruderales (González- Elizondo y González-Elizondo 1990); sin embargo, se ha detectado que aun entre la población indígena está cayendo en desuso el aprovechamiento de algunas plantas. Por ejemplo, el uso de la fibra de Agave para elaboración de artesanías se ha visto sustituido por la introducción de materiales sintéticos como el plástico con el que están hechos los costales para transportar frutas y verduras. Es importante seguir documentando los conocimien¬ tos regionales que aún perduran entre la población. Para Durango, el inventario de las plantas con potencial me¬ dicinal y comestible parece estar más o menos completo; aunque falta profundizar en los conocimientos tradi¬ cionales sobre las mismas y conocer diversos aspectos de su biología, ecología y fitoquímica. En contraste, los inventarios de plantas ornamentales y plantas de uso doméstico, entre las que se cuentan las artesanales, distan mucho de ser completos. Figura 1 7. Poste vivo de colorín (Erythrina flabelliformis) en el municipio de Topia. Foto: Martha González Ellzondo. USOS TRADICIONALES Y CONVENCIONALES 527 Figura 18. a) Morral ( arpus ) y b) red ( asak ) tepehuanos elaborados tradicionalmente con fibra de Agave spp. Fotos: Martha González Elizondo. Figura 19. Banco tepehuano ( atoxcar ); en su elaboración se utilizan seis especies de plantas. Foto: Martha González Elizondo. Figura 20. Tabaco macuche ( Nicotiana rustica ) cultivado por los tepehuanes del sur. Foto: Martha González Elizondo. 528 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado REFERENCIAS García-Arévalo, A. y M.S. González-Elizondo. 2003. Pináceas de Duran¬ go. con AFOR/Insti tuto de Ecología, A.C. 2a edición. México. González Elizondo, M. 1998. Diversidad y origen geográfico de las plantas leñosas de la ciudad de Durango. Memorias de la ix Se¬ mana de la Investigación Científica. Marzo de 1998. Durango. — . 1999. Selección de especies leñosas para forestería urbana en la ciudad de Durango. Informe técnico ipn (inédito). — . 2000. Nicotiana rustica L. (Macuche). Un cultivo prehispánico entre los tepehuanes del sur. Interciencia (ciidir) Año m, vol. 1(1): 11-14. — . 2000b. Tabaco de los dioses ( Nicotiana rustica L.), antes y después de Colón. Interciencia (ciidir) Año m, vol. 1(1): ó-io. González-Elizondo, M., I.L. López-Enríquez, M.S. González-Elizondo y J.A. Tena-Flores. 2004. Plantas medicinales del estado de Durango y zonas aledañas, ipn, México. González-Elizondo, M. y J.A. Ávila-Reyes. 2000. Los tepehuanes. Dos grupos étnicos de la Sierra Madre Occidental. Interciencia (ciidir), Año iii, vol. 1(2). González-Elizondo, M. y M.S. González-Elizondo. 1990. Plantas útiles de Durango. Informe técnico final (Proyecto de investigación ciidir-ipn Unidad Durango/coNACyT) (inédito). — . 1994. Flora medicinal tepehuana del sur de Durango. (“Na tu’jix dhuadhi’gu gampix o’dam tir kam Koriankam). En: Flora medici¬ nal indígena de México vol. 1. Instituto Nacional Indigenista, México. González-Elizondo, M., M.S. González, L. López y J. Tena. 2002. Her¬ bolaria tepehuana. Interciencia (ciidir) 5(1): 1-13. González-Elizondo, M.S., M. González-Elizondo y L. López-Enríquez. 2012. Base de datos florísticos del Estado de Durango. MS Access- Herbario ciidir-ipn, Durango. González-Elizondo, M. y R. Galván-Villanueva. 1992. El maguey (Agave spp.) y los tepehuanes de Durango. Cactáceas y suculentas mexica¬ nas. 37: 3-11. López-Enríquez, I.L., M.S. González-Elizondo, M. González-Elizondo y J.A. Tena-Flores. 2000. Sistematización de la Información sobre Plantas Silvestres de Importancia Económica en Durango. Infor¬ me técnico final ciidir-ipn Unidad Durango (inédito). Pérez-Nicolás, M.L. y R. Fernández-Nava. 2007. Plantas del estado de Querétaro, México con potencial para uso ornamental. Polibotáni- ca 24: 83-115. Rzedowski, J. 1995. Aspectos de las plantas ornamentales mexicanas. Revista Chapingo. Serie Horticultura. México 1(3): 5-7. semarnat. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. 2010. Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010. Publicada el 30 de diciembre de 2010 en el Diario Oficial de la Federación. Texto vigente. USOS TRADICIONALES Y CONVENCIONALES 529 Conocimiento, uso y manejo tradicional de los nopales (Opuntia spp.j en Santiago Bayacora Inocencia Ávalos Huerta • Martha González Elizondo INTRODUCCIÓN Los nopales, nombre común con el que se conoce en México a las plantas pertenecientes al género Opuntia (Cactaceae), constituyen un grupo exitoso que ocupa ambientes diversos (Rebman y Pinkava 2001). Es el gé¬ nero de cactus más común y ampliamente distribuido (Anderson 2001). Para México se reconocen entre 83 y 93 especies (Guzmán et al. 2003 y Scheinvar et al. 2011, respectivamente), lo que representa alrededor de 50% del total del mundo (Scheinvar et al. 2011). Para Duran- go se conocen 30 especies, de las cuales nueve forman parte de las nopaleras de la región de los Valles y el pie de monte de la región de la Sierra en el centro y sur de la entidad, en donde constituyen el límite norte de este peculiar tipo de comunidad vegetal (González-Elizondo et al. 2012). El estudio de las nopaleras de México se ha concentrado en donde éstas ocupan mayores áreas (en los estados de Hidalgo, Estado de México, San Luis Po¬ tosí y Zacatecas), mientras que las nopaleras más nor¬ teñas (en Durango) son muy poco conocidas. En este capítulo se presentan los resultados de un estudio etnobotánico descriptivo sobre los nopales en Santiago Bayacora, comunidad campesina del munici¬ pio de Durango ubicada aproximadamente a 17 km al sur de la capital del estado y cuyos habitantes han utili¬ zado los nopales durante muchas generaciones, lo que ha propiciado, por un lado, conocimiento empírico acer¬ ca de dicho recurso, y por otro, la sobreexplotación del mismo (Ávalos-Huerta 2012). Se documentó informa¬ ción sobre la clasificación y nomenclatura vernácula, así como sobre los usos y las incipientes prácticas de manejo tradicional de los nopales en esta comunidad. METODOLOGÍA Mediante una prospección preliminar se definieron las cuatro localidades (de las 11 que componen la comuni¬ dad) en donde los campesinos aprovechan más los no¬ pales: Río Escondido, San Miguel de las Maravillas de Abajo, San Miguel de las Maravillas de Arriba y Santia¬ go Bayacora. Mediante la técnica bola de nieve (Good¬ man 1961) se seleccionaron un total de 25 informantes clave. El levantamiento de la información se realizó du¬ rante el año 2011 e implicó la realización de recorridos de campo y observación participativa durante la reco¬ lecta de nopalito (pencas tiernas) y tuna por parte de los campesinos, así como visitas a domicilio para entablar pláticas dirigidas con los informantes y documentar co¬ nocimientos empíricos adicionales sobre los nopales. Para identificar las especies, se realizaron colectas de ejemplares botánicos en 10 nopaleras silvestres (pa¬ ninos1). La identificación taxonómica se llevó a cabo en el herbario ciidir mediante el uso de claves taxonómi¬ cas diversas (Bravo-Hollins 1978, González-Durán et al. 2001, Reyes-Agüero et al. 2009). CLASIFICACIÓN Y NOMENCLATURA VERNÁCULA Según la clasificación científica, los nopales encontra¬ dos en Santiago Bayacora durante este trabajo corres¬ ponden a nueve especies de un género (Opuntia). En contraste, en la clasificación tradicional manejada por los informantes, los nopales se dividen en dos categorías generales: nopales finos y nopales del campo. Los pri¬ meros, de acuerdo a la definición local, son aquellos que “necesitan los cuidados y el calor de la gente para producir”; mientras que los nopales de campo, “aun sin cuidados producen”.2 1 Nombre con el que los campesinos de Santiago Bayacora conocen a los sitios en donde la cobertura vegetal está constituida principalmente por nopales. 2 Comentario común por parte de los informantes; nótese el vocablo de “producción” en ambas conceptualizaciones, lo que indica que los nopales, a diferencia de muchas otras plantas silvestres, son apro¬ vechadas ampliamente por los campesinos de esta comunidad. Ávalos-Huerta, I. y M. González-Elizondo. 2016. Conocimiento, uso y manejo tradicional de los nopales ( Opuntia spp.) en Santiago Bayacora. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 529-537. 530 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Estas dos categorías pueden subdividirse, de acuer¬ do a los 20 nombres comunes que reciben, en seis gru¬ pos generales con un total de 14 variantes reconocidas (cuadro 1). La nomenclatura vernácula de las plantas refleja una clasificación empírica que permite la comunicación en¬ tre las personas y evidencia el nivel de conocimiento que la población posee sobre ellas; la riqueza de nom¬ bres comunes y variantes de nopal reconocidas por los informantes en Santiago Bayacora, en contraste con la cantidad de especies delimitadas por la ciencia, son in¬ dicadoras de un amplio conocimiento empírico sobre este grupo de plantas en dicha comunidad. USOS TRADICIONALES Los nopales son plantas muy utilizadas en Santiago Ba¬ yacora. Las 14 variantes reconocidas por los campesinos son aprovechadas de alguna manera. Los usos tradicio¬ nales de los nopales en el área de estudio se pueden clasificar en seis categorías: alimento (autoconsumo y venta), medicina, forraje, cerco vivo, combustible y or¬ nato (cuadro 2). Algunas especies, como O. ficus-indica (figura 1), se utilizan con diversos propósitos; otras, por el contrario, se usan con propósitos muy particulares, como los tapones (O. robusta y O. phaeacantha), que se aprovechan solamente con fines medicinales y para consumo de los frutos. Para los campesinos de Santiago Bayacora el uso más importante y diversificado del nopal es como alimento. Para autoconsumo y venta en el mercado local se apro¬ vechan las pencas tiernas (nopalitos), las maduras (co¬ razón) y los frutos (tunas). Las variantes más apreciadas para autoconsumo y venta de verdura son las del grupo de los duraznillos (O. leucotricha y/o O. durangensis, fi¬ guras 2 y 3). Cabe mencionar que O. leucotricha forma parte de un grupo que la Comisión Nacional de Zonas Áridas (conaza) denominó “nopal verdura”, precisamen¬ te por la importante utilización de sus cladodios (pen¬ cas) en México (De la Cruz Campa 1994). Para autoconsumo y venta de fruta destacan las va¬ riantes del grupo de los nopales de castilla ( O.ficus - indica), cardones (O. streptacantha, figura 4), coyotes (O. megacantha, figura 5) y chaveños (O. hyptiacantha, figu¬ ra ó), especies también consumidas como fruta en otras partes de México (Colunga et al. 1986, Cardona 2007). La tuna del nopal mantequillo (O. aff. lasiacantha, figu¬ ra 7) también es muy apreciada para autoconsumo; no se vende por ser muy rara en el área de estudio. Además de servir como alimento, los nopales también se usan para tratar algunas enfermedades. En Santiago Bayacora se utilizan cuatro especies con fines medici¬ nales. A los llamados tapones — O. robusta (figura 8) y O. phaeacantha (figura 9) — se les atribuyen propieda¬ des curativas contra enfermedades respiratorias (como asma y pulmonía), y se utilizan para tratar la migraña, quemaduras, como desinflamatorio y cicatrizante; a los cardones (O. streptacanthas) se les atribuyen propiedades contra la diabetes, y el nopal de castilla ( O.ficus-indica ) es usado para tratar enfermedades gástricas. En el cua¬ dro 3 se señalan las partes de la planta que se utilizan, así como la forma de preparación de los remedios. Como fuente de forraje los campesinos aprovechan especies con pocas espinas. Las más usadas son el nopal de castilla ( O.ficus-indica ), los duraznillos (O. durangensis y O. leucotricha ) y los coyotes (O. megacantha). Dichos nopales se cortan con hacha o machete y se chamuscan en la misma nopalera para ser consumidos allí mismo por el ganado, o son trasladados a las rancherías. Para construir cercos vivos se prefieren especies de porte arborescente como nopales de castilla (O.ficus- indica y O. aff. lasiacantha), cardones (O. streptacantha) y coyotes (O. megacantha). Las cercas no siempre se conforman de una sola especie y casi siempre se com¬ binan con postes de madera y alambres. Este acomodo constituye una barrera contra animales y previene la erosión. Las especies utilizadas como cerco vivo son ocasionalmente podadas y, según la temporada, se con¬ sume su verdura y fruta. Para combustible se prefieren especies de tronco definido, destacando para este uso duraznillos (O. leucotricha y O. durangensis), coyotes (O. megacantha y O. streptacantha), chaveños (O. hyptiacantha) y nopales de castilla (O. ficus-indica). Se seleccionan troncos y pencas secas o viejas, las cuales se utilizan, general¬ mente, junto con leña de encino ( Quercus spp.), manza¬ nilla (Arctostaphylos pungens) y pino (Pinus spp.). En Santiago Bayacora se utilizan como ornato las va¬ riedades introducidas y naturalizadas de nopales de cas¬ tilla ( O.ficus indica), así como cardones (O. streptacantha) y chaveños (O. hyptiacantha). USOS TRADICIONALES Y CONVENCIONALES 531 Cuadro 1. Clasificación y nomenclatura vernácula del género Opuntia en Santiago Bayacora y su correspondencia científica Categorías Grupos generales Variantes Nombres comunes Nombres científicos Castilla blanco Castilla blanco 0. f cus-indica Castilla baboso Castilla baboso Finos Castillas Mantequillo Asandillado Delgadito Mantequillo 0. aff. íasiacantha Cardones Cardón de castilla Cardón de castilla 0. streptacantha Cardones Cardón Cardón Pachón Pachón 0. aff. streptacantha* Coyote Coyotes Coyote Cardón de la sierra 0. megacantha Sanjuanero Chaveños Chaveño Chaveño 0. hyptiacantha De campo Cascarón Duraznillo blanco Duraznillo blanco Duraznillos Duraznillo de cáscara Duraznillo de cáscara 0. durangensis Duraznillo rojo Duraznillo rojo 0. leucotricha Duraznillo zarco Duraznillo zarco Tapón ocho carreras Tapón ocho carreras Tapones Tapón cuervero Tapón colorado Tapón cuervero 0. phaeacantha 0. robusta Total 6 14 20 9 *No se consideró en el conteo. Fuente: Ávalos-Fluerta 2012. u < 532 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 2. Usos tradicionales de Opuntia en Santiago Bayacora Especies Alimento humano Forraje Medicina Ornato Combustible Cercos vivos VV CV VF CF 0. durangensis • • • • • 0. ficus-indica. ••••• • • • • 0. hyptiacantha • • • • • 0. leucotricha • • • • • 0. megacantha • • • • • • 0. aff. lasiacantha • • • • 0. phaeacantha • • 0. robusta • • 0. streptacantha • • • • • • • VV: Venta de verdura; CV: Autoabasto de verdura; VF: Venta de fruta y CF: Autoabasto de fruta. Fuente: Ávalos-Fluerta 2012. Figura 1. Nopal de castilla blanco {O. ficus-indica): a) vista general de una planta en campo; Sr. Jorge Noriega como referencia; b) pencas superiores con flores, c) frutos. Fotos: Inocencia Ávalos Huerta (a y c); Martha González Elizondo (b). USOS TRADICIONALES Y CONVENCIONALES 533 Figura 2. Duraznillo (O. leucotricha). Penca con frutos rojos. Foto: David Ramírez Noya. Figura 3. Duraznillo (O. durangensis ): a) vista general de planta; b) penca redonda con frutos inmaduros. Fotos: Martha González Elizondo. 534 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 4. Cardón (O. streptacantha ): a) vista general de planta con tallo recto, Sr. Abundio Ávalos como referencia; b) acercamiento a penca con espinas replegadas sobre la superficie. Fotos: Inocencia Ávalos Huerta. MANEJO Aunque los campesinos de Santiago Bayacora no reco¬ nocen realizar acciones de manejo encaminadas a la conservación de las nopaleras silvestres, durante la obser¬ vación participativa en este estudio se pudo documentar que sí se realizan algunas prácticas, aunque de manera incipiente y sin planeación, como son: el corte modera¬ do de frutos y pencas evitando dañar a las plantas com¬ pletas; la resiembra de pencas tiradas (reforestación); evitar el daño mecánico que algunos animales domés¬ ticos (como vacas, burros y cabras) producen al roer a los nopales. Otra práctica favorable que se realiza en la comunidad es la poda, pues se retiran de los nopales las pencas plagadas, deterioradas, quemadas, secas o viejas. Adicionalmente, algunos campesinos realizan acti¬ vidades que favorecen la conservación de recursos fitogenéticos al trasladar pencas de algunos nopales sil¬ vestres o naturalizados a los traspatios de sus casas (propagación vegetativa) y protegerlos mediante cer¬ cados. Destacan en este aspecto los nopales de castilla ( O.ficus-indica ), cardones — especialmente la variante de castilla (O. streptacantha ) — , chaveños (O. hyptiacantha ) y coyotes (O. megacantha). Figura 5. Coyote (O. megacantha). Acercamiento a pencas con superficie lustrosa. Foto: Martha González Elizondo. USOS TRADICIONALES Y CONVENCIONALES 535 Figura 6. Chaveño (O. hyptiacantha): a) vista general de planta con frutos; b) acercamiento a penca con frutos. Fotos: Inocencia Ávalos Huerta. A B Figura 7. Nopal mantequillo, delgadito, asandillado (O. aff. lasiacantha ): a) acercamiento a ramas con pencas alargadas; b) flores anaranjadas. Fotos: Inocencia Ávalos Huerta. 536 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 8. Tapón colorado (O. robusta). Planta con frutos maduros. Fotos: Inocencia Ávalos Huerta. Figura 9. Tapón ocho carreras (O. phaeacantha ). Planta con pencas sobremaduras. Fotos: Inocencia Ávalos Huerta. Cuadro 3. Usos medicinales atribuidos a Opuntia en Santiago Bayacora Variantes Especies Partes que se utilizan Cómo se utiliza Para qué sirve Castillas Blanco Baboso 0. ficus-indica Pencas tiernas Se toma en licuados junto con otras frutas Aporte de fibra, ayuda en la digestión 0. phaeacantha Pencas maduras Soasadas1 aplicadas en cataplasma Cicatrización de quemaduras y otras heridas Tapones Frutos Se comen hervidos con azúcar (mermelada) Problemas respiratorios como tos o asma Ocho carreras Cuervero 0. robusta Pencas maduras El corazón (parte interna), crudo y picado, se usa aplicándolo como chiquiadores2 Dolores de cabeza Frutos Guisados en aceite y puestos sobre el pecho Problemas de neumonía Cardones 0. streptacantha Raíz Se toma el cocimiento Diabetes Pencas maduras Se comen frescos o picados Diabetes 1 Asadas ligeramente, ya sea directamente sobre el fuego o sobre un comal. 2 Cataplasmas muy pequeñas aplicadas sobre las sienes. Fuente: Ávalos-Huerta 2012. USOS TRADICIONALES Y CONVENCIONALES 537 TEMPORADAS DE RECOLECTA DE NOPALITO Y TUNA Las temporadas en que los nopales producen verdura y fruta en Santiago Bayacora concuerdan de manera aproximada con las temporadas reportadas por Colunga (1986) para el Bajío guanajuatense. La mayor producción de verdura se presenta de febrero a mayo, extendién¬ dose hasta agosto en el caso de los nopales duraznillos. Por otra parte, la producción de fruta se presenta a partir de mayo (castilla, cardón y duraznillos) y se extiende hasta noviembre y diciembre (tapones y chaveños). Las temporadas de producción de renuevos (verdura) y maduración de frutos pueden ser influenciadas por la disponibilidad de agua. Por ejemplo, los campesinos observan que las lluvias invernales pueden adelantar la producción de verdura de los nopales duraznillos (blanco, zarco, de cáscara y rojo). También consideran que las lluvias temporales, que en esta región se presen¬ tan en los meses de julio a septiembre, influyen para que los nopales duraznillos produzcan verdura y para que otros nopales (coyotes, chaveños y tapones) den fruto de buena calidad para fines comerciales (buen tamaño, de agradable color, dulces). Adicionalmente, los campesi¬ nos consideran que los nopales que se encuentran cer¬ ca de los cuerpos de agua (presa, río o arroyo), tienen mayor producción de renuevos (nopalitos), que los que se encuentran en la sierra. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES La nomenclatura y clasificación vernácula sobre los no¬ pales utilizada por los informantes en Santiago Baya- cora contiene más unidades (14) que la nomenclatura y clasificación científica (9); lo que indica que el nopal es un recurso de uso común para los campesinos de la comunidad, quienes tienen un profundo conocimiento sobre el mismo. Los nopales juegan un importante pa¬ pel en la economía doméstica de muchas familias en Santiago Bayacora, en donde se aprovechan tradicional¬ mente como alimento humano, forraje, medicina, ornato, combustible y cercos vivos. Además del uso para au- toabasto, algunas familias de la comunidad obtienen ingresos económicos de la recolecta y venta de frutos (tunas) y de verdura (nopalitos) de varias especies. No obstante, las prácticas de manejo y conservación observadas son incipientes, lo que podría estar provo¬ cando una merma en el recurso. El aprovechamiento sustentable de este recurso implica conservar los cono¬ cimientos tradicionales paralelamente con la adopción de técnicas y prácticas de propagación y de manejo de poblaciones silvestres. REFERENCIAS Anderson, E.F. 2001. The Cactus Family. Timber Press, Portland. Ávalos-Huerta, I. 2012. Contribución al conocimiento del género Opuntia (Cactaceae) en Santiago Bayacora, Durango, México. Tesis de Maestría en Ciencias en Gestión Ambiental, cidiir/ipn Unidad Durango. Bravo-Hollins, H. 1978. Las cactáceas de México, vol. 1., 2a ed. unam, México. Cardona, G. 2007. Delicias vegetarianas de México. Editorial Pax, México. Colunga M„ S.P, E. Hernández X. y A. Castillo M. 1986. Variación mor¬ fológica, manejo agrícola tradicional y grados de domesticación de Opuntia spp. en el Bajío guanajuatense. Agrociencia 65: 7-49. De la Cruz Campa, J.A. 1994. Nopal verdura Opuntia spp. Cultivo alter¬ nativo para las zonas áridas y semiáridas de México. Comisión Na¬ cional de Zonas Áridas/Instituto Nacional de Ecología. México. González-Durán, A„ M.E. Riojas-López y H.J. Arreóla-Nava. 2001. El género Opuntia en Jalisco. Guía de campo. Universidad de Guadala- jara/coNABio, Guadalajara. González-Elizondo, M„ M.S. González-Elizondo, I. Ávalos-Huerta et al. 2012. Taxonomía y florística del género Opuntia (Cactaceae) de Du¬ rango y regiones limítrofes, cidiir/ipn Unidad Durango. Informe final proyecto fru-nop-ii-i. Durango. Goodman, A. 1961. Snowball Sampling. Annals of Mathematical Statis- tics 32: 148-170. Guzmán, U., S. Arias y P. Dávila. 2003. Catálogo de cactáceas mexicanas. unam/conabio, Ciudad de México. Rebman, J. y D. Pinkava D. 2001. Opuntia Cacti of North America an overview. Florida Entomologist 84(4): 474-483. Reyes-Agüero, J.A., J.R. Aguirre R., F. Carlín C. y D. González. 2009. Catálogo de las principales variantes silvestres y cultivadas de Opuntia en la Altiplanicie Meridional de México, uaslp/sagarpa/conacyt, San Luis Potosí. Scheinvar, L., G. Olalde y D. Sule. 2011. Especies silvestres de nopales mexicanos. Informe final snib-conabio, proyecto No. GE005. Ins¬ tituto de Biología, unam, México. Conservación Caudales ecológicos en la cuenca del río San Pedro Mezquital La salud de la parte media y baja del río Nazas, tomando como referencia los peces Bancos de germoplasma y estrategias germinativas en ambientes semiáridos, aliados en la conservación de especies 4 Importancia del nodrizaje de la lechuguilla ( Agave lechuguilla) como estrategia de conservación para la cactácea Astrophytum myriostigma Resumen ejecutivo Jessica Valero Padilla La conservación de la biodiversidad garantiza la continuidad de las funciones ecológicas y el equilibrio en el planeta. Estas funciones brin¬ dan a la población el acceso a diversos servicios ecosistémicos como aire puro, agua limpia, suelos fértiles, protección contra eventos me¬ teorológicos, abasto de alimentos, sitios es¬ pirituales y de recreación, entre otros. En Durango se han llevado a cabo acciones de conservación para garantizar dichos servicios ecosistémicos y para proteger los recursos natura¬ les de la entidad, los cuales se resumen a continua¬ ción y se abordan de forma extensa en la presente sección. CAUDALES ECOLÓGICOS EN LA CUENCA DEL RÍO SAN PEDRO MEZQUITAL Las obras hidráulicas, como las presas, mo¬ difican las características hidrológicas naturales de ríos y humedales. Estas mo¬ dificaciones constituyen una de las princi¬ pales amenazas para la conservación de los bienes y servicios asociados al régimen hidrológico, del cual los ecosistemas, las especies y el ser humano dependen. Du¬ rango tiene importantes redes hidrológi¬ cas, como el río San Pedro Mezquital, que recorre 1204 km: es el séptimo más caudaloso de México con un escurrimiento medio anual de 2 700 hm3 y uno de los últimos ríos que fluye libremente en 72% de su recorrido a través de la Sierra Madre Occidental. Gracias a la alianza entre el Fondo Mundial para la Naturaleza (wwf) y la Fundación Gonzalo Río Arronte (fgra) se diseñó un modelo de manejo del agua en las cuencas hidrográficas del país para determinar el caudal ecológico, cuya definición implica la calidad, cantidad y régimen del flujo o variación de los niveles de agua requeridos para mantener los componentes, funciones y procesos de los ecosistemas acuáticos. Este modelo ha sido incluido en la normatividad mexicana (nmx-aa- 159-SCFI-2012) con la finalidad de gestionar el agua para recuperar o conservar el régimen natural del caudal, asegurar la provisión de agua y servicios ambientales, así como mantener las comunidades biológicas que vi¬ ven gracias a dicho caudal. En el río San Pedro Mezqui¬ tal, se realizó una propuesta de caudal ecológico que sirvió como base para implementar la primera reserva de agua para la conservación ecológica (decreto del 15 de septiembre de 2014, publicado en el Diario Oficial de la Federación). Gracias a esta experiencia interdisciplinaria, se crearon sinergias entre los tres órdenes de gobierno, las instituciones académicas, las organizaciones de la sociedad civil y los habitantes de la cuenca para discu¬ tir, proponer y acordar las necesidades hídricas de los sitios de muestreo con la finalidad de implementar ac¬ ciones para conservar y recuperar la fauna y flora de estos sitios. EVALUACIÓN DE LA CALIDAD AMBIENTAL DEL RÍO NAZAS, TOMANDO COMO REFERENCIA A LOS PECES El cauce del río Nazas es interrumpido artificialmente por la cortina de las presas Lázaro Cárdenas y Francisco Zarco, lo que afecta la diversidad de los peces que son Valere-Padilla, J. 2017. Resumen ejecutivo. Conservación. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 539-540. 540 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado una fuente económica y de alimento para la población local. La diversidad de peces en este río está representa¬ da por 18 especies, de las cuales, cinco son endémicas y 10 son sensibles. Para evaluar la salud y calidad ambien¬ tal en el río Nazas se utilizó el índice biológico de in¬ tegridad (iib) en nueve estaciones de muestreo y se utilizó a los peces como indicadores. Se encontró que los sitios declinan en calidad a medida que el porcen¬ taje de peces omnívoros se incrementa, debido a que éstos son especies tolerantes que desplazan a las espe¬ cies sensibles reduciendo con ello la diversidad de peces. El estudio demostró que sólo una estación posee una calidad aceptable (Rodeo), mientras que el resto pre¬ senta condiciones pobres. Este resultado indica que el río Nazas está degradado por varios factores antropo- génicos y por lo tanto los autores recomiendan realizar monitoreos continuos de la diversidad de peces, im- plementar estrategias de manejo en la pesca, elaborar un ordenamiento y llevar a cabo una propuesta, así como implementar el caudal ecológico para preservar las funciones ecológicas del río Nazas y proteger con ello los grupos de organismos que dependen de él. BANCOS DE GERMOPLASMA Y ESTRATEGIAS GERMINATIVAS EN AMBIENTES SEMIÁRIDOS Las estrategias de las plantas para sobrevivir en am¬ bientes áridos y semiáridos son: almacenamiento y disminución del requerimiento de agua; adaptaciones morfológicas y fisiológicas de las semillas como su ta¬ maño, reserva de nutrientes, germinación precoz, ra¬ pidez de germinación y dormancia o disminución de la actividad metabólica para germinar cuando las condi¬ ciones sean favorables; así como los bancos de germo- plasma. Los bancos de semilla o germoplasma son una estrategia para repoblar comunidades vegetales de am¬ bientes áridos y semiáridos que tienen problemas para reproducirse en su hábitat natural. Hay dos tipos de ban¬ cos de semillas: el transitorio (semillas con durabilidad menor a un año que se encuentran en la superficie del suelo o sobre la vegetación y sólo proporcionan un evento de germinación) y el persistente (semillas con viabi¬ lidad de muchos años, las cuales se encuentran ente¬ rradas y proporcionan varios eventos de germinación). El más importante desde el punto de vista ecológico es el banco persistente debido a que es capaz de regenerar la vegetación después de varios disturbios como incen¬ dios, cambio de uso de suelo, inundaciones y otros. Los sitios en donde éstos se encuentran se conocen como micrositios, por lo que es importante localizarlos y va¬ lorarlos para futuros programas de recuperación y restauración. Son varias las especies formadoras de bancos de se¬ milla, por ejemplo el mezquite ( Prosopis glandulosa), im¬ portante para la producción de leña y carbón, que a su vez es nodriza de cactáceas como Peniocereus greggii, Cory-phanta durangensis y Echinocereus longisetus ; otro ejemplo es la lágrima de San Pedro (Tecoma stans), que tiene usos antimicrobianos en el ser humano. Existen bancos de semillas artificiales formados por centros de investigación. Durango, sólo cuenta con el de la Comisión Nacional Forestal, cuyo objetivo es man¬ tener la calidad genética y fisiológica de las semillas para uso silvícola; así como el banco de semillas de cac¬ táceas y otras especies mexicanas de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Juárez del Estado de Durango (ujed), cuyo objetivo es el conocimiento y conservación. Sin embargo, no existe en el estado un banco que almacene semillas de especies en riesgo, de interés ecológico, económico, alimenticio e incluso medicinal, por lo que debería ser considerado como una prioridad. IMPORTANCIA DEL NODRIZAJE COMO ESTRATEGIA DE CONSERVACIÓN DE CACTÁCEAS El nodrizaje es una estrategia de conservación in situ (es decir, en su hábitat natural) donde una planta llama¬ da “nodriza” genera un microambiente favorable que protege y permite el crecimiento de otras especies. Para el caso del birrete o bonete de obispo ( Astrophytum myriostigma), una cactácea endémica y amenazada en la sierra El Sarnoso, municipio de Lerdo se encontró que utiliza un total de n especies como nodrizas, pero la de mayor porcentaje de resguardo fue la lechuguilla (Agave lechuguilla), con un 52%, seguido de sangregrado ( Jatropha dioica ) con 13% y el resto de las especies con menos del 3%. Para evitar la desaparición de esta cac¬ tácea endémica, es necesario formular una estrategia de conservación integral que incluya la evaluación del estado actual de ambas especies (cactácea y lechu¬ guilla) y evaluar las técnicas de aprovechamiento de la lechuguilla para garantizar la sustentabilidad del re¬ curso, de lo contrario, al desaparecer las comunidades de lechuguilla, el birrete de obispo se extinguirá junto con ella. Conservación 541 Caudales ecológicos en la cuenca del río San Pedro Mezquital Hilda Esther Escobedo Quiñones - Sergio Alberto Salinas Rodríguez • Jorge Eugenio Barrios Ordóñez - Anuar Iram Martínez Pacheco INTRODUCCIÓN El Fondo Mundial para la Naturaleza (wwf, por sus si¬ glas en inglés, World Wildlife Fund) y la Fundación Gon¬ zalo Río Arronte I.A.P. (fgra), establecieron una alianza con el objetivo de desarrollar nuevos modelos de ma¬ nejo del agua en cuencas hidrográficas en el país. Para ello se seleccionaron tres cuencas en las ecorregiones de trabajo de wwf: río Conchos, en el programa Desier¬ to Chihuahuense; ríos Copalita-Zimatán-Huatulco, en la sierra costera de Oaxaca y como parte del Programa Bosques Mexicanos, y el río San Pedro Mezquital, en el Programa Golfo de California. Para la Alianza wwf-fgra, el manejo integrado de cuencas es el proceso que coordina las acciones de con¬ servación, manejo y desarrollo del agua, territorio y re¬ cursos relacionados de los diferentes sectores presentes en una cuenca, para maximizar los beneficios económi¬ cos y sociales derivados de los recursos hídricos, de manera equitativa, preservando y, en su caso, restau¬ rando los ecosistemas acuáticos (wwf 2006, Alianza WWF-FGRA 2011). Al igual que en otros países del mundo, la prolifera¬ ción de obras hidráulicas en México ha modificado las características hidrológicas de ríos y humedales, cons¬ tituyendo en la actualidad una de las principales ame¬ nazas para la conservación de los bienes y servicios asociados a los mismos, así como de sus hábitat y es¬ pecies. Afortunadamente la forma de entender los ríos y ad¬ ministrar el agua está cambiando, los nuevos escenarios normativos en México orientan la política de aguas hacia la mejora y uso sostenible de los ecosistemas acuáticos, lo cual implica, en términos de gestión del agua, reser¬ var una parte de los recursos para fines ambientales. La recuperación o conservación de determinados as¬ pectos del régimen natural de caudales encargados de generar los procesos ecológicos, hidrológicos y geomor- fológicos necesarios para mantener a largo plazo las comunidades biológicas es lo que se conoce como régi¬ men de caudales ecológicos. El nuevo paradigma en la gestión del agua y de las cuencas reconoce que unos ecosistemas sanos y fun¬ cionales son la forma sustentable de asegurar la provi¬ sión de agua y servicios ambientales para el desarrollo de las sociedades que dependen de ellos; el objetivo del presente capítulo es presentar los resultados del traba¬ jo interdisciplinario realizado en la cuenca del río San Pedro Mezquital para integrar una propuesta de cau¬ dales ecológicos que sirva como base para la imple- mentación de una reserva de agua para la conservación ecológica. DESCRIPCIÓN DE LA CUENCA El río San Pedro Mezquital nace en la vertiente oriental de la Sierra Madre Occidental con el nombre de río la Sauceda, en el municipio de Canatlán, Durango; vierte sus aguas hacia el altiplano, en el valle del Guadiana, pasando por los municipios de Durango, Nombre de Dios, Poanas, Vicente Guerrero y Súchil, del mismo estado, y recibe las aguas de los ríos que nacen en los munici¬ pios de Chalchihuites y Sombrerete del estado de Za¬ catecas; después gira hacia el suroeste, atravesando la sierra con el nombre de Mezquital, aún en el estado de Durango, y llega a la planicie costera del estado de Na- yarit, bautizado como San Pedro; aquí se extiende y des¬ parrama en Marismas Nacionales, humedal Ramsar desde 1995 y reserva de la biosfera desde 2010, apor¬ tando aproximadamente 60% del agua que este recibe (figura 1) (semarnat 2008, Alianza wwf-fgra 2011). La diversidad de paisajes y ecosistemas que el río atraviesa en sus 650 km de recorrido del cauce princi¬ pal, hacen que la cuenca sea única, con una superficie aproximada de 2.8 millones de hectáreas y 800 mil ha¬ bitantes, incluyendo grupos indígenas como tepehua- nos, huicholes, coras y mexicaneros (figura 2) (Alianza wwf-fgra 2011). Escobedo Quiñones, H.E., SA. Salinas-Rodríguez, E. Barrios y A.I. Martínez Pacheco. 2017. Caudales ecológicos en la cuenca del río San Pedro Mezquital. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 541-553. Z2+VM 23'ffN 24'tyH 542 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado £¡I0 £p •'tfKW T. íV loa^crw SIMBOLOS A □ Durango O Limite estatal Ciudades Cuerpos ¿te agua Ríos □ Límite do le Guinea San Pedro Mezquitei Areas naturales protegidas CADMR043 Le Mn;h||ig Marismas Nacionales Sitio R arrisar m Marismas Nacionales Figura 1. Cuenca del río San Pedro Mezquital. 22’ÍVN 23"ÍVN 24'0'N Conservación 543 Figura 2. Mujer huichola habitante de la cuenca del río San Pedro Mezquital. Foto: wwf México. Gibert. El río San Pedro Mezquital es el séptimo río más cau¬ daloso de México, teniendo un escurrimiento medio anual de 2 700 hm3 y uno de los últimos ríos del país que fluye libre en 72% de su recorrido, a pesar de que, en la parte alta de la cuenca en el estado, existen ocho presas y numerosas derivadoras que permiten la regulación y disponibilidad de los recursos hídricos para los diversos usos: agrícola, ganadero, industrial, publico urbano y acuícola (volúmenes comprometidos superiores a 50% de las aportaciones naturales). En la parte media y baja de la cuenca, donde las demandas son menores a 10% de sus aportaciones naturales, la recuperación del régimen hi¬ drológico permite la conservación de uno de los ecosis¬ temas costeros más importantes para el país: Marismas Nacionales (Alianza wwf-fgra, 2011, semarnat 2014a). La cuenca se encuentra vedada para el otorgamiento de nuevas concesiones de aprovechamiento de aguas superficiales desde mediados del siglo pasado, en que se construyó la presa Guadalupe Victoria en el río Tunal. DEFINICIÓN DE CAUDALES ECOLÓGICOS El caudal ecológico se define como la cantidad de agua necesaria que debe fluir en cada temporada para man¬ tener el río vivo con sus funciones y procesos físico- químicos y ecológicos activos y saludables, de forma que pueda proveer de agua limpia y todos los recursos y servicios asociados. Con el caudal ecológico, además del agua, el río conserva o recupera su flora y fauna y las funciones sociales y culturales propias de un río sano (Postel y Richter 2003). En el panorama internacional se cuenta actualmen¬ te con numerosas metodologías para calcular los caudales ecológicos que han sido clasificadas en los siguientes grandes tipos: hidrológicos, hidráulicos, hidrobiológicos y holísticos (Dunbar et al. 1998, Tharme 2003). En la cuenca del río San Pedro Mezquital, a princi¬ pios de 2008 se realizó una primera aproximación “rápi¬ da” con un método hidrológico, basado únicamente en las reglas de Tennant1 * (figura 3), a partir de las cuales se intenta separar a priori un rango de porcentajes del caudal medio natural interanual en sus correspondien¬ tes clases de estado ecológico. 1 El de Tenant es uno de los métodos hidrológicos más utilizados mundialmente en la estimación de caudal ecológico. 544 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Importancia ecológica o interés de conservación ALTO MEDIO BAJO Integridad hidrológica (>60%) 60% 30% 60% 30% 10% 30% 10% Máximo potencial hidrológico (<10%) BAJO MEDIO ALTO • Nivel de demandas • para satisfacción de usos Figura 3. Requerimientos anuales de caudales ecológicos en función de los requerimientos de conservación y el grado de utilización de los recursos hídricos en un punto de interés. Fuente: Alianza wwf-fgra. En la aplicación llevada a cabo en la cuenca del San Pedro Mezquital se han considerado, por una parte, los requerimientos de caudales ecológicos para mantener o restaurar un determinado estado de conservación eco¬ lógica o interés de conservación, y por otra, el grado de utilización de los recursos hídricos para la satisfacción de las demandas de los diferentes usos. Se definieron n sitios (figura 4), con base en los si¬ guientes criterios: • Puntos de importancia ambiental que representaran condiciones naturales de referencia y espacios con gran interés de conservación por su diversidad bio¬ lógica (descargas naturales de acuíferos, sitios de anidación, etcétera). • Tramos ubicados aguas abajo de las presas de regu¬ lación o derivadoras con gran afectación del régi¬ men hidrológico. • Límites de cuencas definidas en el estudio de dispo¬ nibilidad de aguas superficiales de la cuenca del San Pedro Mezquital. • Representatividad de los ecotipos y las distintas re¬ giones hidroclimáticas dentro de la cuenca del San Pedro Mezquital. • Conocimiento de la zona por los especialistas y dis¬ ponibilidad de información hidrológica (precipita¬ ción, escurrimiento) de detalle. Posteriormente siguiendo el método holístico Buil- ding Blocks Methodology,2 se constituyó un grupo de 53 especialistas (academia, gobierno, empresas y comuni¬ dades; figura 5) que generaron información científica de peces, insectos acuáticos, calidad de agua, vegetación, hidráulica, hidrología, geomorfología y sociología. Esta información fue la base para integrar el conocimiento multidisciplinario, en dos talleres participativos, lle¬ gando a un entendimiento compartido de los procesos ecológicos, hidrológicos y geomorfológicos de los 11 pun¬ tos que se estudiaron en los ríos que integran la cuenca. De esta forma, y con la ayuda de un facilitador espe¬ cialista en la materia, se revisó el estado de conservación actual de cada uno de los puntos de estudio y se estu¬ diaron las series hidrológicas disponibles, tomando 2 La Building Blocks Methodology o bbm es una metodología holística originaria de Sudáfrica que considera la estructura y funcionamien¬ to de todos los componentes del ecosistema ripario. 24'ÍTN Conservación 545 Ca-.diüm G¡KY¡eJiipc Atorra Jifráá Ítanitífl (Jeito* Wwtita C-wjifflu ZACAmiS ípS'trw ldMTOVi> iDS'crw lDrcrw SIMBOLÜGÍA □ Duíango i: E&tación hidrométrica l l Linute eslatel Sitio de caudal ecológico LocaNdad "V- Tramo caudal Presa Figura 4. Ubicación de los sitios de estudio de caudal ecológico en la cuenca del río San Pedro Mezquital. 24*CTN 546 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Figura 5. Grupo de especialistas que participaron en la determinación del caudal ecológico en la cuenca del río San Pedro Mezquital. Foto: wwf México. como situaciones de referencia las de aguas arriba de las presas, donde las condiciones de los ríos no están modificadas por infraestructuras y el patrón de caudales es casi el natural — son los mejor conservados o menos modificados. Considerando las condiciones actuales y las defini¬ das como de referencia, se establecieron relaciones entre parámetros biológicos e hidrológicos que permi¬ tieron hacer propuestas de objetivos de manejo del río y la cuenca. Es decir, se acordó una propuesta de caudal ecológico para lograr una mejora discreta pero progre¬ siva de cada uno de los tramos estudiados con base en las demandas de agua existentes y el interés de conser¬ vación de cada zona (figura ó). Complementariamente, para hacer coincidir esta eva¬ luación con los estudios de disponibilidad conforme a la NOM-oii-CNA-2000 (semarnat 2002), en donde se establece el cálculo en la salida del cauce principal de cada subcuenca (nueve sitios), fue necesario ajustar los valores de caudal ecológico por tramo y considerar tres sitios adicionales: aguas arriba de la presa Peña del Águila, Súchil y Graceros, en los cuales solamente se aplicó el método hidrológico. El estudio se ha realizado en puntos estratégicos dentro del sistema de la cuenca y claramente orientado hacia la gestión, incluyendo propuestas de caudal eco¬ lógico para cada temporada — estiaje y lluvia — para años húmedos, medios y secos, diseño de crecidas con¬ troladas y paquete de medidas para la recuperación ambiental de los tramos (figura 7). En general, el estado de conservación ambiental de la cuenca San Pedro Mezquital se califica de mediana a altamente degradado. Sin embargo, se lograron iden¬ tificar algunas zonas aguas arriba de las presas en las que se encontraron especies de peces con algún estado de conservación, incluidas en la NOM-059-SEMARNAT-2010 (semarnat 2010), algunas no descritas aún por la cien¬ cia, e insectos acuáticos indicadores de buena calidad, así como zonas con vegetación de ribera en buenas condiciones. En estas zonas mejor conservadas, con menor grado de presión por el uso del agua y que ade¬ más implica un interés de conservación alto, los valo¬ res de caudal ecológico fueron mayores al 50% respecto al caudal natural. Por el contrario, en zonas con un gra¬ do de deterioro ambiental muy alto y con una fuer¬ te presión por el uso del agua, los valores de caudal ía-atFN &PON 2ír3CTN Conservación 547 Canirllin SURAZO MphuíW ]. íf ’ó/ 105‘flW 1-D4-3CTW Js 1D4‘C W &.rtildijv '.vLr„u **r‘ •» i . :ítt3ü [ i ViU#'* ?r\ -r? ■ I- Vnh*is? ,, . VCeflIfi ijwfrwei w % T, m s á j V /a r'-r/í AS tOS'ffW 104'MW z fe Tf- z: * z $ Ín Figura 6. Estado ecológico actual en la cuenca San Pedro Mezquital por tramo y propuesta con la implementación de caudal ecológico. Figura 7. Propuesta de caudal ecológico para el río Tunal, en sus diferentes tramos según el estado ecológico. Fuente: datos hidrológicos: bandas 2012-conagua. Gráficas y fotografías: Alianza wwf-fgra. 548 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado caudal (m3/seg) o m 45. en co o caudal (m3/seg) Zü SU O CTQ SU O £ = =3* SZ O un SU_ Q- g 0 fD £ 9 - SZ O Q_ un qj su ro" en 1/1 m S o 1/1 o un CL fD aportación (Hm3) 00000000000 era o fD O O * aportación (Hm3) -*NJLM^LnO^\lOOlDO OOOOOOOOOOO fD =3 i B fD fD 1 cr ZD su o era su o Z31 C O “i i/> OJ. =T CL 3 m m £ 9- <= O Q_ en fu ro en w rD S o 1/1 o LO CL fD O i < za su o era su o £ 3 =st c O un SU_ =T CL 3 Q fD £ 9- SZ O Q_ en qj nT en 1/1 m -p S o 1/1 o un CL fD aportación (Hm3) — 'NJW-^LriCIsJCOlDO OOOOOOOOOOO fD □ fD fD cr tt n n su su cz c CL CL su_ su_ fD fD O O O O Os Os era era n* n 0 0 SU su OJ o* 0 0 un un un ZT fD SZs O O 3 un fD D. o en n o» c Q. Sí. (V n o_ o> OQ nal* n o Conservación 549 ecológico propuestos fueron menores al 10% del caudal natural, con la finalidad de restaurar paulatinamente los ecosistemas dañados (figura 8). Para aplicar los estudios de caudal ecológico promo¬ vidos por la Alianza wwf-fgra en la cuenca del río San Pedro Mezquital en el estudio de disponibilidad, fue necesario realizar ajustes a los valores de la propuesta a través de reglas de cálculo básicas, para definir un solo volumen promedio anual por subcuenca, aseguran¬ do de esta forma que fueran considerados los caudales ecológicos definidos en cada circunstancia y tratados de forma coherente en el conjunto de la cuenca (cuadro i). EL CAUDAL ECOLÓGICO Y SU IMPLEMENTACIÓN El caudal ecológico en ríos y humedales es un instru¬ mento de gestión que, además de establecer la calidad, cantidad y régimen del flujo de agua requerido para man¬ tener los componentes, funciones, procesos y la resi- liencia de los ecosistemas acuáticos que proporcionan bienes y servicios a la sociedad, permite acordar un manejo integrado y sostenible de los recursos hídricos (wwf 2010). Los resultados del trabajo interdisciplina¬ rio realizado para la obtención de la propuesta de caudal ecológico se ve reflejado en el decreto del 15 de septiem¬ bre de 2014, publicado en el Diario Oficial de la Federación (semarnat 2014b), en donde se establece la primera reserva de agua para uso ambiental o de conservación ecológica en México para la cuenca del río San Pedro Mezquital, además de considerar las reservas de uso público urbano y para la generación de energía eléctri¬ ca, claros ejemplos de acuerdos de manejo integrado y gobernanza en la cuenca (cuadro 2). En el cuadro 3 se hace un comparativo de la propues¬ ta de caudal ecológico obtenida en este estudio y la pu¬ blicada por la semarnat (2014b) como reserva de agua para uso ambiental o de conservación ecológica, resul¬ tando que en su mayoría los valores propuestos fueron considerados y que inclusive se incrementaron en al¬ gunas cuencas por la importancia ecológica y social. No obstante, en ningún caso se ha hablado del im¬ pacto o costo de la implementación del caudal ecológi¬ co en términos de recursos hídricos, un concepto clave de cara a su futura puesta en práctica. En la mayoría de los casos la aplicación del caudal ecológico no implica ningún esfuerzo, solamente dejar u 0) o. a) id o 90 £ 80 "fd 70 3 +J 60 fd c 50 fd 40 ■o 3 fd 30 u 20 "?d 10 O I I JD CU =5 Q_ rd O u i/i ’u c rd rd LO cu JD rü < ■ ■ ■ rü := =¡ 00 < "cu -a rü !£= CU Q_ rü LO cu rd < u LO rü +-> ‘=5 cr N cu rd < rd s_ O u rü >, rü Gü O CUD _(d +j c rü LO rü LO cu s_ Q_ JD rd < rd u rd s_ O JD rü U rü LO cu JD rü < rü LO rd s_ cu 1_ !_ cu U_ rü Figura 8. Porcentaje de caudal ecológico en relación con el volumen medio anual de escurrimiento en cada sitio de estudio. Aarr: Aguas arriba; Aab: Aguas abajo Fuente: wwf 2009. 550 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 1. Propuesta de caudal ecológico para la cuenca del río San Pedro Mezquital ajustada a hm3/año Propuesta de caudal ecológico Río Cuenca Interés de conservación Demanda de agua Año seco Año húmedo Crecidas Caudal Caudal Caudal (hm3) % Caudal (hm3) % m3/s Duración/ frecuencia medio (hm3/año) ecológico (%) Alto Baja 9.3 16 57.2 100 Régimen natural 33.25 58 La Sauceda La Sauceda Medio Media 1.8 3 9.3 16 76 2 1 día/ /b'z 2 a 3 años 5.56 10 Medio Media 4.0 3 37.6 29 20.80 15 Tunal Alto Baja 36.7 26 133.8 96 Régimen natural 85.24 61 El Tunal Durango Medio Media 23.3 17 53.9 39 70 0 1 día/ /u u 2 a 3 años 38.60 28 Durango Bajo Alta 8.5 6 8.5 6 70 0 1 día/ /u u 2 a 3 años 8.51 6 Santiago Bayacora Santiago Bayacora Medio Media 8.7 10 8.7 10 “■8 2^os 8.73 10 Durango Durango Medio Media 22.3 5 49.6 11 148 0 2 a 3 años 35.97 8 Alto Baja 32.9 57 42.6 73 Régimen natural 37.71 65 Poanas Poanas Medio Alta 12.7 22 12.7 22 v-, r 1 día/ 3 a 4 años 12.67 22 Graceros Graceros Medio Alta 1.4 12 17.6 150 9.50 81 Súchil Súchil Medio Media 1.0 3 9.8 28 5.36 15 Mezquital San Pedro Mezquital Medio Baja 69.3 12 94.7 17 148.0 0 1ijía~ 2 a 3 anos 81.96 15 San Pedro San Pedro Desembocadura Alto Media 1 106.5 35 2 249.9 71 1 678.20 53 Fuente: wwf 2010. correr la misma cantidad de agua que actualmente flu¬ ye de forma natural o que se libera para cumplir con los volúmenes concesionados, como es el caso de las cuencas Tunal, Poanas, Graceros, Súchil, San Pedro Mez¬ quital y San Pedro Desembocadura. En otros casos, sería una cantidad de agua adicional que tendría que liberarse anualmente de las presas que ahora la regulan (cuadro 4). Algunos de los principales beneficios que se obten¬ drían con la aplicación del caudal ecológico en los ríos de la cuenca San Pedro Mezquital son: • A corto plazo: recuperación de paisajes y parajes na¬ turales y zonas de esparcimiento y disfrute de los pobladores, así como mantenimiento y recuperación de hábitat y especies de flora y fauna. • Mantener la capacidad hidráulica de los cauces, así como mantenerlos limpios de vegetación invasora; esto se consigue de forma natural mediante la apli¬ cación de las crecidas controladas y manteniendo los caudales que propone el caudal ecológico. • A medio y largo plazo: recarga de acuíferos, recupe¬ ración del caudal base en ríos permanentes que ahora son intermitentes, recuperación de bosques de galería en las riberas de los ríos y amortigua¬ ción de los eventos extremos climatológicos e hidro¬ lógicos. Conservación 551 Cuadro 2. Reservas de agua superficial para la cuenca río San Pedro Mezquital Cuenca hidrológica Disponibilidad (hm3) Uso doméstico y público urbano (hm3) Uso ambiental 0 para conservación ecológica (hm3) Generación de energía eléctrica (hm3) Volumen disponible (hm3) Laguna de Santiaguillo 3.19 0.32 2.87 La Tapona 132.89 13.29 119.60 Río La Sauceda 54.46 16.34 38.12 Río El Tunal 85.24 52.27 32.97 0.00 Río Santiago Bayacora 34.60 26.38 8.22 0.00 Río Durango 229.63 34.67 194.96 Río Poanas 16.84 14.65 2.19 Río Súchil 18.17 1.82 16.35 Río Graseras 24.94 2.49 22.45 Río San Pedro Mezquital 2 364.96 50.00 354.74 1 960.22 0.00 Río San Pedro Desembocadura 2 613.48 2296.66 316.82 Fuente: semarnat 2014b. Cuadro 3. Comparación de la reserva de agua para uso ambiental publicado por semarnat y Alianza wwf-fgra Cuenca hidrológica Disponibilidad (hm3) Uso ambiental 0 para conservación ecológica** (hm3) Uso ambiental* (hm3) Laguna de Santiaguillo 3.19 0.32 0.00 La Tapona 132.89 13.29 0.00 Río La Sauceda 54.46 16.34 33.30 Río El Tunal 85.24 32.97 85.20 Río Santiago Bayacora 34.60 8.22 8.73 Río Durango 229.63 34.67 38.00 Río Poanas 16.84 14.65 14.52 Río Súchil 18.17 1.82 5.36 Río Graseras 24.94 2.49 9.50 Río San Pedro Mezquital 2 364.96 354.74 82.00 Río San Pedro Desembocadura 2 613.48 2296.66 1 678.00 Fuente: Alianza wwf-fgra 201 1 *, semarnat 2014b** 552 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 4. Propuesta de caudal ecológico/costo en volumen que implicaría su implementación Subcuenca Disponibilidad Caudal ecológico (hm3/año) Costo por su implementación (hm3/año) La Sauceda 54.46 16.34 0.00 El Tunal 85.24 32.97 0.00 Santiago Bayacora 34.60 8.22 0.00 Durango 229.63 34.67 13.40 Poanas 16.84 14.65 13.09 Súchil 18.17 1.82 0.14 Graceros 24.94 2.49 0.18 San Pedro Mezquital 2 364.96 354.74 0.00 San Pedro Desembocadura 2 613.48 2296.66 0.00 Fuente: Alianza wwf-fgra 2011. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES Es momento de asumir que un río es y vale mucho más que el agua que lleva. Desde el punto de vista técnico, a pesar de la sim¬ plicidad del concepto de los caudales ecológicos, exis¬ te una gran dificultad en la estimación de sus valores, principalmente debido a la insuficiente comprensión entre los diferentes aspectos del régimen hidrológico (estiajes naturales, crecidas, etcétera) y los diversos componentes del ecosistema fluvial. El uso intensivo del agua produce una alteración hidrológica de los ríos y humedales que afectan en primera instancia a su es¬ tructura y funcionamiento, y en última a los bienes y servicios asociados a ellos. En la parte alta de la cuenca del río San Pedro Mezquital existen tramos significa¬ tivamente alterados por esta causa, como son las zonas de riego de las presas Caboraca, Guadalupe Victoria, Peña del Águila, Santiago Bayacora y Francisco Villa. El estado de conservación ambiental de la cuenca San Pedro Mezquital se califica de mediana a altamen¬ te degradado. Sin embargo, existen zonas en las que vale la pena implementar acciones para conservar o recuperar la fauna y flora presentes en el ecosistema, por lo que su aplicación en el caudal ecológico es muy conveniente. La participación coordinada de los tres niveles de gobierno en el desarrollo de obras de infraestructura hidráulica para el saneamiento de los ríos, el Proyec¬ to Agua Futura para Durango y las reservas de agua para la cuenca publicadas por semarnat (2014b), re¬ presentan una oportunidad única para la implemen¬ tación de los caudales ecológicos, que significarán la restauración de la cuenca y una verdadera sostenibi- lidad en el uso del agua. Los caudales ecológicos no obstaculizan el desarrollo de la sociedad, por el con¬ trario, lo garantizan. Por el papel que desempeñan en el funcionamien¬ to de ríos y humedales, los caudales ecológicos deben ser incorporados en el proceso de planeación hídrica, como parte del plan de manejo integral de la cuenca y reglamento, que incluya agua superficial y subte¬ rránea, a la vez que establecen, en coordinación con los usuarios, las acciones necesarias para su imple- mentación, manejo y evaluación periódica de los re¬ sultados. Es muy importante continuar e incrementar el mo- nitoreo de flora, fauna, calidad y cantidad del agua en la cuenca, que permita evaluar los resultados de la im¬ plementación del caudal ecológico y realizar acciones de mejora, además de establecer un sistema de infor¬ mación para que los habitantes de la cuenca reconoz¬ can la importancia de sus ecosistemas y se involucren en la realización de acciones para su restauración y mantenimiento. Conservación 553 La situación observada actualmente en la cuenca del río San Pedro Mezquital es la consecuencia de una serie de acciones y prácticas de manejo del agua y el terri¬ torio. Si se mejoran ambos mejorará también la situa¬ ción de los ecosistemas, y por tanto la salud del río, de la cuenca y de sus habitantes. Esto representa un esce¬ nario de menor vulnerabilidad ante las variaciones del ciclo hidrológico que se esperan asociadas al cambio climático. REFERENCIAS Alianza wwf-fgra. 2011. Fondo Mundial para la Naturaleza-Fundación Gonzalo Río Arronte. Folleto El río San Pedro Mezquital. El gran desconocido. México. Dunbar, M.J., A. Gustard, M.C. Acreman y C.R.N. Elliot. 1998. Over¬ seas approaches to setting river flow objectives. Institute of Hy- drology, Wallingford, Oxon, United Kingdom. R&D Technical Report W6-161. Postel, S. y B. Richter. 2003. Riversfor Ufe. managing water for people and nature. Island Press. Washington. semarnat. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. 2002. Norma Oficial Mexicana nom-oii-cna-20oo. Publicada el 17 de abril de 2002 en el Diario Oficial de la Federación. Texto no vigente. — . 2008. Acuerdo por el que se da a conocer el resultado de los estu¬ dios de disponibilidad media anual de las aguas superficiales en las cuencas hidrológicas laguna de Santiaguillo, La Tapona, río La Sauceda, río El Tunal, río Santiago Bayacora, río Durango, río Poanas, río Súchil, río Graseras, río San Pedro Mezquital y río San Pedro Desembocadura, mismos que forman parte de la porción de la región hidrológica denominada Río San Pedro. Publicado el 10 de enero de 2008 en el Diario Oficial de la Federación. — . 2010. Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010. Publica¬ da el 30 de diciembre de 2010 en el Diario Oficial de la Federación. Texto vigente. — . 2014a. Acuerdo por el que se da a conocer el resultado de los es¬ tudios técnicos de aguas superficiales en las cuencas hidrológicas Laguna de Santiaguillo, La Tapona, río La Sauceda, río El Tunal, Río Santiago Bayacora, río Durango, río Poanas, río Súchil, río Graseros, río San Pedro Mezquital y río San Pedro Desembocadu¬ ra de la subregión hidrológica río San Pedro de la región hidroló¬ gica número 11 Presidio-San Pedro. Publicado el 9 de julio de 2014 en el Diario Oficial de la Federación. Texto vigente. — . 2014b. Decreto por el que se abrogan los acuerdos que se indican y se establece la reserva de aguas en las cuencas hidrológicas que se señalan. Publicado el 15 de septiembre de 2014 en el Diario Oficial de la Federación. Texto vigente. Tharme, R. 2003. A global perspective on environmental flow assess- ment: emerging trends in the development and application of environmental flow methodologies for rivers. River Research and Applications 19: 397-441. wwf. Fondo Mundial para la Naturaleza. 200Ó. Applying the princi¬ pies of integrated water resources and river basin management - an introduction. 200Ó. A Report to wwf-ui< prepared by Tim Jones, Meter Newbome and Bill Phillips. — . 2009. Informe de resultados de los talleres realizados con especia¬ listas para la determinación de la propuesta de caudales ecológi¬ cos en la cuenca del río San Pedro Mezquital. — . 2010. Propuesta de caudales ecológicos en la cuenca del río San Pedro-Mezquital y su consideración en el estudio de disponibili¬ dad de aguas superficiales. México. Conservación 555 La salud de la # • j • i ' i ^ ntí* parte media y bey a del reo i niazos , tomando como referencia los peces Irma Haydé Martínez Balderas • Fernando Alonzo Rojo • Gabriel Fernando Cardoza Martínez • José Luis González Barrios INTRODUCCIÓN El río Nazas nace en la parte alta de la Sierra Madre Occidental; antes de la construcción de las presas desem¬ bocaba en la laguna de Mayrán, en Coahuila, después de haber recorrido casi óoo km. Actualmente, el cauce de este río es interrumpido artificialmente por la cortina de las presas Lázaro Cárdenas (El Palmito), presa cap- tadora, y por la Francisco Zarco (Las Tórtolas), presa derivadora y reguladora (snieg 2004). Este tipo de obras hidráulicas afectan considerablemente la riqueza bio¬ lógica en los ríos y otros medios dulceacuícolas. El objetivo de este capítulo es la evaluación de las condi¬ ciones del río Nazas, dada su importancia por la gran diversidad de peces que posee. Los peces son un factor económico relevante: son fuente de alimento para los habitantes de la región y a su vez forman parte de la cadena alimenticia y mantienen el ecosistema en equi¬ librio, por lo cual se trata de buscar su conservación y permanencia ya que existen especies únicas que for¬ man parte de la cadena alimenticia y mantienen el eco¬ sistema en equilibrio. METODOLOGÍA Una forma de evaluar la calidad ambiental en un sitio determinado son los índices de integridad biótica, pro¬ puestos como herramientas metodológicas auxiliares en el planteamiento de estrategias de conservación o re¬ cuperación de un ecosistema que ha sido previamente impactado (Mercado y Lyons, 2001). En 1981, J.R. Kan- introdujo el concepto de índice biológico de integridad (iib, por sus siglas en inglés). Se trata de una herramien¬ ta que, mediante el registro de múltiples medidas, eva¬ lúa la salud biológica de los ecosistemas acuáticos y cuerpos receptores de agua (como las presas), en fun¬ ción de la comunidad de peces que se encuentran ahí. Entre otros aspectos que se consideran para calcular los iib están: la riqueza y composición de especies (de cuáles hay y cuántas de cada una), la presencia de espe¬ cies indicadoras (las que definen un rasgo o caracterís¬ tica del medio ambiente), el tipo de alimentación (in vertí voros, carnívoros, macrófagos y omnívoros), el origen de las especies (si son nativas o introducidas), la tolerancia (a cambios en su entorno, como tempera¬ tura y nivel del agua, oxígeno disuelto, sobrepesca, disponibilidad de alimento), entre otros aspectos. Con¬ forme el iib calculado se acerca a 100, significa que la calidad del sitio es muy buena; por el contrario, conforme se acerca a cero es muy mala. Dada la importancia ecológica y económica del río Nazas, se propuso determinar su salud, para lo que se realizaron muéstreos en nueve sitios (figura 1) de la parte media y baja durante el 2011, utilizando equipo de pesca como redes tipo chinchorro, trampas tipo nasa y atarrayas de diferentes medidas, a fin de obtener la muestra de peces más representativa en cada lugar. SALUD DEL RÍO NAZAS La diversidad de peces en la parte media — Palmito, San Francisco, Paraíso (figura 2), San Rafael y Rodeo — y baja — Amóles, Nazas, Cañón de Fernández (figura 3) y Puentes Cuates — del río Nazas estuvo representada por siete familias, 14 géneros y 18 especies, con una abundancia total de 1 783 organismos (cuadro 1); de és¬ tos, 57.8% (752 peces) correspondieron a la parte media del río y 42.2% (1031 peces) a la parte baja. El río Nazas cuenta con un gran número de peces únicos de la región; de las 18 especies registradas en este estudio, cinco son endémicas y más de la mitad resultaron únicas de ese sitio (cuadro 2). Curiosamente, los sitios declinan en calidad a medida que el porcentaje de omnívoros se incrementa, ya que estos organismos son tolerantes a cualquier tipo de alimento y llegan a desplazar a los peces que no lo son, provocando que la estación vaya en decadencia en diversidad de especies. Martínez-Balderas, I.H., F. Alonzo-Rojo, G.F. Cardoza-Martínez y J.L. González-Barrios. 2017. La salud de la parte media y baja del río Nazas, tomando como referencia los peces. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 555-560. 556 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado fe Parta alta creí Nazas V^1 ‘/i 4 ■> Parte medí* del Nazas 40 Km igfi-w H>4'W 1DS-W ÍQJ'W k SIM bülügía I I Duranse i I Limita estatal Lim le municipal Ciudades Cuerpos de agüe RíoNeios Lirwies del río ¡Nezss Municipios Wm Indé Lerdo Mazas ftodeg Localidades, da muestrao Amglae A Cartón de Fernández ■ El Paraíso • Mazas P resa Lázaro Cárdenas ■ Puentes Cuetes A Rodeo # San Francisco de AsJs Sen Rafael Figura 1. Localización del área de estudio. Autor: Luis Ángel Hernández. 25"N Conservación 557 Figura 2. Estación Paraíso, parte media del río Nazas. Foto: Irma Haydé Martínez Balderas. Figura 3. Estación Cañón de Fernández, parte baja del río Nazas. Foto: Irma Haydé Martínez Balderas. 558 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadrol. Especies y número de organismos por cada estación Nombre científico Estación y fecha Totales Palmito San Francisco Paraíso San Rafael Rodeo Amóles Nazas Cañón Fernández Puentes Cuates 04-ago-1 1 05-ago-1 1 05-ago-1 1 06-ago-l 1 02-nov-l 1 02-nov-l 1 08-nov-l 1 26-nov-l 1 09-sep-l l Notropis nazas 4 10 9 38 186 59 306 Notropis chihuahua* 7 1 5 38 15 126 192 Cila conspersa* 1 21 3 13 21 27 1 87 Cyprinella garmani* 1 10 3 17 13 1 30 75 Rhinichthys osculus* 3 10 1 6 1 1 6 28 Rhinichthys cataractae 9 5 14 Pimephales promelas 1 1 Codoma A A 8 ornatum H H Campostoma ornatum 1 1 1 3 Catostomus nebuliferus* 2 15 5 2 2 26 Astyanax mexicanus 46 3 5 11 1 183 249 Astyanax sp. 1 1 10 293 305 Poeciliopsis gracilis 340 1 341 Lepomis macrochirus 1 1 13 15 Lepomis megalotis 1 1 2 M icropterus saímoides 8 1 1 3 31 44 Sharotherodon aureus 3 22 2 2 8 3 40 Ictalurus punctatus 3 14 24 1 5 47 Abundancia 72 75 21 62 522 258 236 192 345 1 783 No. de especies n 10 8 8 16 8 12 3 5 18 Parte media: 752 organismos (42.2%) Parte baja: 1 031 organismos (57.80%) *Especies endémicas. Fuente: elaboración mediante trabajo de campo. Conservación 559 Cuadro 2. Especies y criterios base, por sus características biológicas Especie Nivel de nado Alimen¬ tación Origen evolutivo Origen evolutivo Evolución Biogeografía Sensibilidad nom-059- SEMARNAT 2010 Distri¬ bución Notropis nazos Media agua 1 Nativo Nativo Primaria Neártico Medianamente sensible Notropis chihuahua Media agua 1 Introducido Introducido Primaria Neártico Medianamente sensible Amenazada Endémica G Ha conspersa Media agua C Nativo Nativo Primaria Neártico Sensible Amenazada Endémica Cyprinella garmani Media agua 1 Nativo Nativo Primaria Neártico Medianamente sensible Amenazada Endémica Rhinichthys osculus Béntico 1 Endémica regional Endémica regional Primaria Neártico Sensible Extinta* Endémica Rhinichthys cataractae Béntico 1 Endémica regional Endémica regional Primaria Neártico Tolerante Pimephales promelas Media agua M Nativo Nativo Primaria Neártico Tolerante Codoma ornatum Béntico 1 Nativo Nativo Primaria Neártico Tolerante Campostoma ornatum Béntico M Nativo Nativo Primaria Neártico Medianamente sensible Catostomus nebuliferus Béntico M Endémica regional Endémica regional Primaria Neártico Sensible Amenazada Endémica Astyanax mexicanus Media agua 0 Nativo Nativo Primaria Neotropical Tolerante Astyanax sp. Media agua 0 Nativo Nativo Primaria Neotropical Medianamente sensible Poeciliopsis gracilis Media agua 1 Introducido Introducido Primaria Neotropical Medianamente sensible Lepomis macrochirus Media agua C Introducido Introducido Primaria Neártico Tolerante Lepomis megalotis Media agua 0 Introducido Introducido Primaria Neártico Tolerante Micropterus salmoides Media agua C Introducido Introducido Primaria Neártico Medianamente sensible Sharotherodon aureus Media agua 0 Introducido Introducido Secunda¬ ria Neotropical Tolerante Ictalurus punctatus Béntico C Introducido Introducido Primaria Neártico Tolerante *Se observa que Rhlnichtys oscuíus está reportada como extinta (nom-059-semarnat-2010, Miller 2009). Invertívoros (I): peces que consumen insectos, plancton. Carnívoros (C): consumo de carne, ya sea mediante la depredación o consumo de carroña. Macrófagos (M): ingieren presas de gran tamaño porque poseen mandíbulas extensibles. Omnívoros (O): son aquellos que se alimentan tanto de animales como de plantas. Fuente: elaboración mediante trabajo de campo. En total se encontraron cuatro omnívoros de las 18 es¬ pecies, en donde Rodeo fue la estación con más presencia de omnívoros (4). La presencia de especies intolerantes es importante por ser las primeras en desaparecer con un aumento en la contaminación, ocasionada por insec¬ ticidas, desechos domésticos, industriales e inclusive por la concentración de arcillas coloidales en suspen¬ sión, y la continua erosión de campos. En el presente trabajo dominaron las tolerantes con ocho especies, las medianamente tolerantes con siete y las sensibles con tres. La estación con una calidad aceptable fue Rodeo (cuadro 3), el resto de las estaciones presentan condi¬ ciones de pobre y muy pobre, lo cual se atribuye a la actividad antropogénica que se realiza en los márgenes del río, principalmente la agricultura y el uso de ferti¬ lizantes y pesticidas. CONCLUSIÓN Y RECOMENDACIONES Los índices de integridad biótica demostraron que las condiciones del río Nazas no son favorables; la mayoría de las estaciones registraron un iib pobre, lo que indica que el río está muy degradado y dañado en su mayoría 56o La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cuadro 3. Evaluación de las métricas en porcentaje de la parte media y baja del río Nazas Parte media Parte baja Variables (especies) Palmito (%) San Francisco (%) Paraíso (%) San Rafael (%) Rodeo (%) Amóles (%) Nazas (%) Cañón Fernández (%) Puentes Cuates (%) Nativas 63.60 81.80 36.40 54.60 81.80 45.50 72.700 9.10 9.10 Introducidas 42.90 85.70 71.40 71.40 0.00 57.10 42.900 71.40 42.90 Primarias 64.70 58.80 35.30 41.20 88.20 41.20 64.70 11.80 23.50 Secundarias 0.00 0.00 0.00 1 00.00 1 00.00 1 00.00 1 00.00 1 00.00 1 00.00 Neárticas 64.30 57.10 42.90 42.90 85.70 50.00 64.30 7.10 21.40 Neotropicales 50.00 50.00 0.00 50.00 1 00.00 25.00 75.00 50.00 50.00 Micrófagas 66.70 66.70 0.00 0.00 66.70 33.30 66.70 0.00 0.00 Herbívoras 0.00 0.00 0.00 0.00 0.00 0.00 0.00 0.00 0.00 Omnívoras 75.00 50.00 0.00 50.00 1 00.00 25.00 50.00 50.00 50.00 Insectívoras 42.90 71.40 42.90 71.40 85.70 57.10 71.40 0.00 0.00 Carnívoras 75.00 25.00 75.00 25.00 1 00.00 50.00 50.00 25.00 75.00 Bénticas 33.30 66.70 33.30 33.30 83.30 50.00 66.70 16.70 16.70 De media agua 75.00 50.00 33.30 50.00 91.70 41.70 66.70 16.70 33.30 Sensibles 1 00.00 1 00.00 66.70 66.70 1 00.00 1 00.00 1 00.00 0.00 0.00 Tolerantes 50.00 25.00 12.50 37.50 75.00 25.00 37.50 37.50 25.00 Medianamente tolerantes 57.10 71.40 42.90 42.90 1 00.00 42.90 85.70 0.00 28.60 En la nom-059 63.60 50.00 50.00 50.00 68.80 37.50 58.30 1 00.00 1 00.00 IIB 54.40 53.50 31.90 46.30 78.10 46.00 63.10 29.10 33.90 Calidad P P MP MP R MP P MP MPO Número de especies 11 10 8 8 16 8 12 3 5 R: regular; P: pobre; MP: muy pobre. Fuente: elaboración propia mediante trabajo de campo. por múltiples factores que poco a poco irán terminando con la diversidad de especies con que cuenta. Se reco¬ mienda realizar monitoreos constantes para poder asig¬ nar atributos y categorías a los peces únicos de esta región y mantener el río en buenas condiciones, imple- mentar estrategias de manejo en la pesca, conservar las zonas del río, elaborar un ordenamiento ecológico, pero sobre todo, es necesario realizar una propuesta e implementación de caudales ecológicos para reducir la alteración de régimen hidrológico y con ello mejorar los componentes del ecosistema degradado y la condi¬ ción de la comunidad biótica del sistema, como la ic- tiofauna y otros grupos de organismos, preservando con ello las funciones ecológicas del río Nazas, según lo estipulado en la NMX-AA-159-SCF1-2012 (se 2012). REFERENCIAS Karr, R.J. 1981. Assessment of biotic integrity using fish communities. Fisheries 6(6): 21-27. Mercado, S.N. y J. Lyons. 2001. índices de integridad biótica en los ríos Lerma y Pánuco: una aproximación a su desarrollo. En: Diversidad biológica de ríos y arroyos del centro de México: bases para su conoci¬ miento y conservación. R. Pineda- López y P.E. Díaz (comps.). Facultad de Ciencias Naturales, Universidad Autónoma de Querétaro. se. Secretaría de Economía. 2012. Norma Mexicana NMX-AA-159- scFi-2012. Publicada el 20 de septiembre de 2012 en el Diario Oficial de la Federación. Texto vigente. snieg. Sistema Nacional de Información Estadística y Geográfica. 2004. Vertiente y principales ríos - longitud - periodo de observación - 2004 - nacional. En: , última consulta: ó de mayo de 2014. Conservación 56l ¿Bancos de germoplasma y estrategias germinativas en ambientes semiáridos, aliados en ¡a conservación de especies Jaime Sánchez Salas • Gisela Muro Pérez • Enrique Jurado Ybarra • Marisela Pando Moreno • Joel David Flores Rivas • Jorge Arturo Alba Ávila (t) INTRODUCCIÓN Los bancos de germoplasma están formados por cúmulos de semillas potencialmente viables (Simpson et al. 1989), particularmente en ambientes áridos y semiáridos; es¬ tos corresponden en su mayoría a plantas anuales y efímeras (Brown et al. 1979, Inouye 1991). Los bancos de semillas son la vía principal por la cual se regene¬ ran las comunidades vegetales de especies que difícil¬ mente se reproducen vegetativamente en su hábitat natural (Montenegro et al. 200Ó). El tipo de banco de semilla (figura 1) depende de la composición de las especies y puede ser transitorio o persistente (Montenegro et al. 2006). El primero se ca¬ racteriza por tener semillas con durabilidad menor a un año (Thompson y Grime 1979), con un solo evento de germinación (Walck et al. 1996, Baskin y Baskin 2001) y las semillas se encuentran depositadas en la superficie del suelo y/o sobre la vegetación (Thompson et al. 1997). El banco de germoplasma del tipo persistente o banco de semilla terrestre tiene semillas viables por muchos años e incluso siglos (Thompson y Grime 1979), con potencial para varios eventos germinativos (Walck et al. 1996, Baskin y Baskin 2001) y las semillas se encuen¬ tran enterradas (Pons 1992, Thompson et al. 1997). Este último es el más importante desde el punto de vista ecológico, ya que mantiene la regeneración de las co¬ munidades vegetales sujetas a disturbios por cultivos, incendios y fluctuaciones del nivel de agua (Grime 1974, 1979; Pickett y McDonnell 1989, Fenner 1995). Los bancos semilleros naturales del suelo no han sido evaluados en la región Árida y Semiárida de Durango, por lo que se desconoce la dinámica, la composición estacional del aporte de semillas y las zonas denomina¬ das “micrositios”, los cuales proveen de semillas para la regeneración. Es imperante iniciar por la localiza¬ ción de estos sitios, ya que proveen cantidad suficiente de semillas para la regeneración o almacenamiento de germoplasma (Marañon 2001). Desafortunadamente, las continuas amenazas impre¬ decibles — como la apertura de áreas para cultivos o simplemente las fluctuaciones en la disponibilidad del agua — (Grime 1979, Pickett y McDonnell 1989, Fenner 1995) a las que está sujeta la vegetación, ponen en riesgo constante el potencial de regeneración del germoplas¬ ma. Además, los disturbios pudieran estar modificando los bancos de semilla a tal grado que la reserva sea en su mayoría del tipo ruderal (Garwood 1989, Louda 1989, Pickett y McDonnell 1989), lo cual es otra amenaza para la vegetación nativa. La aplicación directa de los bancos de semilla es la provisión de germoplasma para pro¬ gramas de conservación de especies amenazadas, restau¬ ración potencial de sitios post-construcción o abandono de áreas de cultivo, y reserva representativa en semi¬ llas de la vegetación nativa. En este capítulo se presenta información sobre la re¬ levancia que juegan los bancos de semillas dentro de las dinámicas de repoblación de la vegetación, particular¬ mente en la región Árida y Semiárida de Durango, la cual posee una superficie aproximada de 5 088 620.55 ha (Sánchez et al. 2015), por lo cual resulta necesario conocer las estrategias germinativas de las semillas, la impor¬ tancia ecológica y para la conservación de especies, las especies formadoras de bancos de semillas y las prin¬ cipales amenazas de estos reservónos en la entidad. Sánchez, }., G. Muro P, E. Jurado, M. Pando M„ J. Flores y J. Alba-Ávlla. 2017. Bancos de germoplasma y estrategias germinativas en ambientes semiáridos y semiáridos, aliados en la conservación de especies. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado. CONABIO, México, pp. 561-566. 562 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado PROCESOS REGULATORIOS DEL BANCO DE SEMILLAS i 1 1 ] 1 Figura 1. Ciclo de vida de las semillas y sus procesos regulatorios. Fuente: modificado de Masiunas 2006. ESTRATEGIA GERMINATIVA DE LAS SEMILLAS En ecología, una estrategia incluye un conjunto de ca¬ racterísticas agregadas o independientes, que al estar presentes dan ventaja adaptativa en el ambiente donde se distribuyen los organismos. Referente a las semillas, significa que estas presentarán una serie de modificacio¬ nes tanto estructurales como fisiológicas para soportar las condiciones de estrés y restricción de agua (Bowers 2000, Sánchez et al. 2011) y promover el establecimien¬ to exitoso de una nueva plántula a partir de la germina¬ ción oportuna. Como respuesta a estas condiciones, las semillas tienen la capacidad de adaptarse (Bowers 2000, McCarty 2001, Reynoso 200Ó) al registrar un escenario adverso del ecosistema. Genéticamente esta información se trasmite a nuevas generaciones, cuyos bancos de semi¬ llas serán resistentes al ambiente extremo (Bowers 2000, Sánchez et al. 2010), lo cual genera diversas característi¬ cas de las semillas que les proporciona una mayor efica¬ cia biológica para soportar las fluctuaciones climáticas. La estrategia de adaptación más común en las plantas de ambientes áridos y semiáridos consiste en el alma¬ cenamiento y disminución del requerimiento de agua. Algunas de las especies características de estas zonas son lechuguilla ( Agave lechuguilla), gobernadora ( Larrea tridentata), siempreviva ( Sedum sp.), birrete de obispo (Astrophytum myriostigma), mezquite (Prosopis sp.) y oco¬ tillo ( Fouquieria splendens). Como segunda estrategia se considera a las propias semillas, que son el medio prin¬ cipal para la regeneración de los ecosistemas (Sánchez et al. 2010) y muestran adaptaciones morfológicas y fi¬ siológicas consideradas como estrategias reproducti¬ vas; en este trabajo se habla de las más comunes. Entre éstas, se consideran las siguientes: Conservación 563 Tamaño de las semillas Como adaptación a periodos discontinuos de humedad algunas especies, como el birrete de obispo (Astrophytum myriostigma ) y biznaga algodoncillo de estropajo (A. capricorne), forman semillas de diferentes tamaños (Har- per et al. 1970) que germinarán de acuerdo a los periodos de humedad. Se considera que las semillas pequeñas germinarán más rápido que las de mayor tamaño (Har- per et al. 1970) y que la formación de diferentes tama¬ ños de semilla en los frutos producirá porcentajes de germinación distintos (Barbour et al. 1999). Reserva de nutrientes En especies con mínima movilización de su germoplas- ma la mayoría de los frutos poseen gran cantidad de semillas, principalmente aquellas que carecen de algún tipo de mucílago, como Agave lechuguilla. Estratégica¬ mente forman estructuras que facilitan su dispersión y funcionan como almacenes de sustancias nutritivas que les ayudarán a sobrepasar el proceso germinativo (Niembro 1982). Germinación precoz (viviparidad) La estrategia más común es la germinación de la semilla dentro del fruto, antes de que estas sean liberadas, for¬ mando plántulas capaces de adaptarse con mayor rapidez al ambiente árido (Cota-Sánchez 2007). Este fenómeno es un mecanismo poco estudiado y se presenta mayormen¬ te en cactáceas (Aragón-Castelum 2011, Pérez-González 2013) como en la biznaga ( Echinocereus longisetus)-, este fenómeno se desconocía en cactáceas de ambientes se- miáridos en Durango, por lo que es necesario ampliar la investigación en estos temas, pues afecta directamen¬ te la germinación y supervivencia de las plantas. Rapidez de germinación Existen dos tipos de respuestas de las semillas ante los periodos intermitentes de humedad. La primera corres¬ ponde a donde se agrupan las semillas de especies que germinan en una pequeña cantidad después de las llu¬ vias, y la segunda a donde los bancos de semillas res¬ ponden posterior a la acumulación de la humedad de varios días en el suelo (Jurado y Westoby 1999), como en el mezquite ( Prosopis glandulosa ) (Pérez-Domínguez et al. 2013). Dormancia Es una de las estrategias de mayor importancia en am¬ bientes áridos: consiste en disminuir la actividad me- tabólica de la semilla para reactivarla una vez que se reúnen las condiciones favorables para que se lleve a cabo la germinación (Rolston 1978), como la cactácea Echinocereus longisetus (Muro-Pérez et al. 2014) IMPORTANCIA ECOLÓGICA Ecológica y evolutivamente el banco de semillas es im¬ portante en la dinámica poblacional de las especies vegetales (Kalisz 1991), ya que propicia la regeneración natural en el ecosistema. Por tanto, es imprescindible valorar los bancos de semilla presente en el sitio antes de cualquier programa de restauración (Garza et al. 2010); incluyendo la evaluación de la diversidad de semillas y su densidad para determinar la posible composición de la estructura vegetal con la que se regenerará el sitio. LOS BANCOS DE SEMILLA COMO UNA ESTRATEGIA PARA LA CONSERVACIÓN DE ESPECIES La evaluación de un banco de semilla contribuye a la proposición de alternativas exitosas para el manejo y recuperación de un sitio erosionado (Castillo 2000), siempre y cuando la regeneración del sitio se realice con especies nativas. Con esto se pretende disminuir el riesgo de que especies exóticas invasoras modifiquen la estructura de la vegetación a través del desplazamien¬ to de especies nativas, logrando la conservación inte¬ gral de los ecosistemas. ESPECIES FORMADORAS DE BANCOS DE SEMILLA Los desiertos se caracterizan por precipitaciones escasas que fluctúan ampliamente en espacio y tiempo. Ante estas dificultades, especies anuales y efímeras que for¬ man bancos de semilla persistentes suelen sobrevivir con éxito porque distribuyen el riesgo del fracaso repro¬ ductivo en varios años (Rolhauser 2012). Esto lo logran mediante la germinación por etapas a través de su ban¬ co de semilla del tipo persistente. La persistencia de¬ pende de la dormición y de la germinación de semillas en los periodos y microambientes favorables (Rolhau¬ ser 2012), por ejemplo bajo el dosel de plantas leñosas que proveen buena sombra y/o nutrientes (Muro-Pérez et al. 2012). En la zona árida y semiárida de Durango existen es¬ pecies formadoras de bancos de semilla. Un ejemplo es el mezquite ( Prosopis glandulosa, figura 2a), que forma su banco como resultado de la fructificación de febrero- abril. Las semillas maduran entre siete y nueve semanas 564 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado A B Figura 2. Semillas de dos especies principales formadoras de banco de semilla en la zona semiárida de Durango: a) mezquite ( Prosopls glandulosü ) y b) lágrima de San Pedro ( Tecoma stans). Fotos: Jaime Sánchez y Gisela Muro Pérez. después de la fructificación. La especie es de importan¬ cia ecológica porque es nodriza de cactáceas como Pe- niocereus greggii, Coryphanta durangensis y Echinocereus longisetus (Muro-Pérez et al. 2012), y económica por la producción de leña y carbón. Otra especie es la lágrima de San Pedro ( Tecoma stans, figura 2b), planta perene que forma su banco con la fructificación de julio-agos¬ to y presenta eventos paulatinos de germinación en verano (Salazar y Sohiet 2001). Esta especie tiene usos antimicrobianos en el ser humano que han sido poco estudiados. Así como estas especies, una gran variedad son formadoras de bancos de germoplasma, por lo cual la cobertura vegetal en las zonas áridas y semiáridas suele cambiar drásticamente entre estaciones, encon¬ trando en invierno poca cobertura y en verano total¬ mente lo opuesto (Rolhauser 2012). BANCOS DE SEMILLA NATURALES Y ARTIFICIALES: IMPORTANCIA PARA LA CONSERVACIÓN DE ESPECIES PRIORITARIAS Las semillas del suelo forman los bancos de germoplas¬ ma natural, donde su subsistencia depende de las con¬ diciones del suelo donde se encuentre, por ejemplo sobre o debajo de hojarasca (Van Der Valk 1992). Un banco de semilla artificial lo forman instituciones escolares o cen¬ tros de investigación como Millennium Seed Bank Project del Royal Botanical Garden, que se encargan de la conservación ex situ de semillas con importancia ecológica, económica, restauración y alimenticia para evitar su extinción (kew Royal Botanical Garden 2014). En Durango existe un banco de germoplasma fores¬ tal de la Comisión Nacional Forestal (conafor 2015), el cual tiene como objetivo principal mantener la cali¬ dad genética y fisiológica de las semillas para uso sil¬ vícola. Sin embargo, para las especies de ambientes semiáridos no existe un banco como tal que almacene las semillas de las especies en riesgo. Actualmente, la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Juárez del Estado de Durango (ujed) inició el almacenamien¬ to de semillas de cactáceas y otras especies mexicanas para su conocimiento y conservación. PRINCIPALES AMENAZAS Cada día, cuatro especies de plantas se enfrentan al riesgo de extinción, de acuerdo con cifras de la organi¬ zación de Banco de Semillas Milenarias (Hernández-Vi- llanueva 2009); al igual que los bancos de semilla producidos. Las semillas pueden sufrir depredación antes de la dispersión aun sobre la planta (en proceso de Conservación 565 desarrollo o maduras), aunque también pueden ser de¬ predadas posteriormente a la dispersión (pero antes de que germinen). Los principales depredadores son organismos en eta¬ pa larvaria de moscas, avispas, escarabajos, polillas y hormigas, ya que se desarrollan dentro de frutos y/o semillas en proceso de maduración (Levey y Byrne 1993, Johnson et al. 1995). Existen riesgos ocasionados por el ser humano como el cambio de uso de suelo (áreas con vegetación nativa transformados a cultivares), que para¬ lelamente ocasionan erosión en áreas contiguas y una pérdida inminente de los bancos de semilla resguarda¬ dos sobre el suelo, debido al sobrepastoreo, remoción y prácticas agrícolas inadecuadas (Pando-Moreno y Ju¬ rado 2009). CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES Los bancos de germoplasma son una opción para man¬ tener la diversidad de especies vegetales nativas; sin embargo, es necesario que antes de llevar a cabo un pro¬ grama de restauración se tomen en cuenta los aspectos morfológicos y fisiológicos en las semillas de cada es¬ pecie, para obtener resultados óptimos al momento de la germinación y restauración de algún sitio. Por ello, es imprescindible la recolecta de semillas para la for¬ mación de bancos de germoplasma de aquellas especies de interés ecológico, económico, alimenticio e incluso medicinal. Cabe mencionar que a nivel institucional se pueden elaborar programas o proyectos de investigación permanentes, orientados a la conservación ex situ del germoplasma; así como evaluar continuamente métodos de germinación mediante la simulación de las condicio¬ nes ambientales a las que están expuestas las semillas. REFERENCIAS Aragón-Castelum, L.J. 2011. 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La conservación in situ se define como la conserva¬ ción de poblaciones viables en el hábitat original. Por otra parte, la conservación ex situ consiste en la preser¬ vación de muestras representativas de las especies fuera de sus hábitats en ambientes controlados por tecnología adecuada (Frankel y Soulé 1992). La presente contribución aborda la conservación in situ de la cactácea Astrophytum myriostigma por medio del nodrizaje de diferentes plantas, entre ellas la lechu¬ guilla (Agave lechuguilla). IMPORTANCIA ECOLÓGICA DE Astrophytum myriostigma El birrete o bonete de obispo (A. myriostigma, figura 1) es una cactácea endémica y amenazada (semarnat 2010). Ecológicamente se le considera como indicadora de sitios con alto impacto antrópico. Evolutivamente es una especie altamente adaptada a las condiciones climáticas extremas de las zonas áridas y medicinal¬ mente se le considera como un antiséptico por exce¬ lencia (Sánchez et al. 2005). El saqueo es una de las principales causas de la dis¬ minución acelerada o extinción de las poblaciones de A. myriostigma, provocado por los traficantes extranje¬ ros, quienes pagan cantidades ridiculas por ejemplares que tardan hasta 50 años en alcanzar una talla de 50 cm de longitud (Reza-Carrillo 2008). Figura 1. El Birrete de obispo ( Astrophytum myriostigma ) bajo el dosel de lechuguilla ( Agave lechuguilla). Foto: Jaime Sánchez. Muro P„ G„ J. Sánchez, J. Flores y J. Alba-Ávila. 2017. Importancia del nodrizaje de la lechuguilla ( Agave lechuguilla) como estrategia de conservación para la cactácea Astrophytum myriostigma. En: La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México, pp. 567-569. 568 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado IMPORTANCIA DEL NODRIZAJE El nodrizaje es una estrategia comúnmente utilizada por cactáceas de ambientes áridos y semiáridos. Ésta consiste en la interacción entre plantas denominadas “nodrizas” y plántulas de otras especies. Las plantas no¬ drizas generan un microambiente favorable que permi¬ te la protección y crecimiento de algunas cactáceas. Para el caso de la cactácea Astrophytum myriostigma se evaluó el nodrizaje en la Sierra El Sarnoso, munici¬ pio de Lerdo, donde se censó una población de 102 in¬ dividuos junto con las diferentes plantas asociadas. Así se determinó que esta cactácea utiliza 11 especies ve¬ getales como nodrizas, y que más de 50% de los ejem¬ plares de A. myriostigma crece bajo el resguardo de la lechuguilla ( Agave lechuguilla) (Muro-Pérez et al. 2009) (cuadro 1). Entre las plantas nodrizas se identificaron especies no maderables de importancia económica para Duran¬ go como la lechuguilla (A. lechuguilla), sangre de drago ( Jatropha dioica) y candelilla ( Euphorbia antisyphilitica) (Muro-Pérez et al. 2009), distribuidas ampliamente en el matorral xerófilo de la zona árida y semiárida del esta¬ do y norte del país (Marroquín et al. 1981, González- Elizondo et al. 2004). El uso de estas especies es una tradición para los pobladores por ser la fuente principal de ingresos para miles de familias que habitan en esas áreas (Velázquez et al. 1981). Sin embargo, aun cuando estas especies han sido un componente significativo cultural y eco¬ nómico por miles de años, la dinámica poblacional y las prácticas de aprovechamiento de las mismas han sido poco evaluadas. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES Se determinó que la cactácea A. myriostigma requie¬ re forzosamente de la planta nodriza lechuguilla (A. lechuguilla) para su óptimo desarrollo y mantenimiento poblacional, pues aunque demográficamente la especie tolera altos niveles de perturbación antrópica, necesita de esta nodriza para mantener su bajo nivel de recluta¬ miento (Reza-Carrillo 2008). Esto es, que al desaparecer las comunidades de lechuguilla, el birrete de obispo se extinguirá junto con ella. Para evitar la desaparición de estas especies, se re¬ comienda formular una estrategia de conservación integral que incluya una evaluación del estatus actual de las poblaciones de A. myriostigma y A. lechuguilla distribuidas en las sierras calizas de las zonas áridas y semiáridas de Durango, sitios explotados para la acti¬ vidad minera (Sánchez et al. 2006). Es recomendable evaluar las técnicas de aprovechamiento actuales de la lechuguilla con el objetivo de hacer uso sustentable Cuadro 1. Especies utilizadas como nodriza por el birrete de obispo y su porcentaje de resguardo Nombre común Nombre científico % de resguardo Lechuguilla Agave lechuguilla 52 .00 Sangregrado Jatropha dioica 13.00 Nopal rastrero Opuntia rastrera 3.10 Biznaga Equinocereus longlsetus 2.30 Candelilla Euphorbia antisyphilitica 0.90 Nopal cegador Opuntia rufida 7.00 Biznaga Theiocactus bicolor 5.00 Orégano Lippia beriandieri 3.10 Ocotillo Fouquieria splendens 1.50 Ejemplares de la familia Fabaceae 0.80 Ejemplares de la familia Poaceae 0.70 Fuente: Muro-Pérez et al. 2009. Conservación 569 del recurso y a la par mantener las poblaciones distri¬ buidas en el matorral xerófilo, así como implementar programas de rescate y resguardo para las poblaciones de la cactácea A. myriostigma. Dedicatoria: A la memoria del maestro, compañero y amigo Jorge A. Alba. REFERENCIAS Frankel, O.H. y M.E. Soulé. 1992. Conservation and evolution. Cambri¬ dge University Press, Cambridge. 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(inecol) gusta vo.aguirre@inecol.mx Alba Ávila, Jorge Arturo (t) Facultad de Ciencias Biológicas, Universidad Juárez del Estado de Durango (ujed) Alonzo Rojo, Fernando Facultad de Ciencias Biológicas, ujed falonzor@gmail.com Álvarez Haros, Adán Gobierno del Estado de Durango adan.alvarez@durango.gob.mx Aragón Piña, Elizabeth Esperanza Centro de Ecología Regional, A.C. ceracdgomx@yahoo.com.mx 571 Ávalos Huerta, Inocencia Instituto Politécnico Nacional Barrios Ordóñez, Jorge Eugenio Programa Agua, Fondo Mundial para la Naturaleza (wwf México) ebarrios@wwfmex.org Bautista Hernández, Silvia Instituto Politécnico Nacional sbautistah@ipn.mx Briceño Contreras, Edwin Amir Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro amir_320@hotmail.com Cano Villegas, Omag Facultad de Ciencias Biológicas, UJED 0mag830@gmail.c0m Cantú Ay ala, César Facultad de Ciencias Forestales, Universidad Autónoma de Nuevo León (uanl) cantu.ayala.cesar@gmail.com Cardoza Martínez, Gabriel Fernando Facultad de Ciencias Biológicas, ujed biologo_gabriel@hotmail.com Castañeda Gaytán, José Gamaliel Facultad de Ciencias Biológicas, UJED gamaliel.cg@gmail.com Cervantes Reza, Fernando Alfredo Instituto de Biología, unam fac@ib.unam.mx Cortés Ortiz, Armando Instituto Politécnico Nacional c_armando25@hotmail.com Chacón de la Cruz, José Elias Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (semarnat), Delegación Durango elias.chacon@durango.semarnat. gob.mx Chaírez Hernández, Isaías Instituto Politécnico Nacionali chairez @hotmail.com Chávez Bermúdez, Brenda Fabiola Instituto de Investigaciones Jurídicas, ujed brendachbz@hotmail.com Cueto Mares, Miriam Alejandra Facultad de Ciencias Biológicas, ujed miriam.a.cueto@gmailcom 572 La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado Cruz Angón, Andrea Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (conabio) acruz@conabio.gob.mx Delgado Zamora, David Alfredo Instituto Politécnico Nacional botanica.son@gmail.com Díaz Moreno, Raúl Instituto de Silvicultura e Industria de la Madera, ujed r_diaz54@hotmail.com Escobedo Quiñones, Hilda Esther Programa Agua, wwf México adlih_escobedo@hotmail.com Esparza Rocha, José Antonio Instituto Politécnico Nacional esparocn@hotmail.com Espinosa Pérez, Héctor Salvador Colección Nacional de Peces, Instituto de Biología, unam hector@unam.mx Flores Rivas, Joel David Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica, A.C. (ipicyt) joel@ipicyt.edu.mx Gadsden Esparza, Héctor INECOL hector.gadsden@inecol.mx García Jiménez, Jesús Instituto Tecnológico de Ciudad Victoria (itcv) jgarjim@yahoo.com.mx Garza Herrera, Alfredo (t) Centro de Ecología Regional, A.C. González Barrios, José Luis Centro Nacional de Investigación Disciplinaria en Relación Agua, Suelo, Planta, Atmósfera (ceñid raspa), Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (inifap) gonzalez.barrios@inifap.gob.mx González Castillo, María Pioquinta Instituto Politécnico Nacional gcmaryoi@hotmail.com González Elizondo, M. Socorro Instituto Politécnico Nacional herbario_ciidir@yahoo.com.mx González Elizondo, Martha Instituto Politécnico Nacional martha_gonzel@yahoo.com.mx González Trápaga, Rolando INECOL rolando.gonzalez@inecol.mx Hernández Baz, Fernando Universidad Veracruzana (uv) fhernandez@uv.mx Herrera Arrieta, Yolanda Instituto Politécnico Nacional yherrera@ipn.mx Herrera Corral, Jesús Instituto Politécnico Nacional jherrera@ipn.mx Herrera Pedroza, Jesús Noel Instituto Nacional de Estadística y Geografía (inegi) jesusnoel.herrera@inegi.org.mx Heynes Silerio, Sergio Alonso INEGI sergio.heynes@gmail.com Hinojosa Onti veros, Gerardo Antonio Gestiones Ambientales del Centro S.A. de C.V. lacrimae_mosd@hotmail.com Huidobro Campos, Leticia Instituto Nacional de Pesca (ina- pesca), Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (sagarpa) leticia.huidobro@inapesca.gob.mx Jurado Ybarra, Enrique Facultad de Ciencias Forestales, UANL enrique_jurado@hotmail.com Lambarri Martínez, Christian Instituto de Biología, unam lambarri@st.ib.unam.mx Leal Sáenz, Alejandro Facultad de Ciencias Forestales, ujed coordinad ón_di caf @ uj ed.mx López Apodaca, Ignacio Instituto Tecnológico de Sonora ilopeza22@hotmail.com López Enríquez, Irma Lorena Instituto Politécnico Nacional I0rena_l0pez05@yah00.c0m.mx Márquez Linares, Marco Antonio Instituto Politécnico Nacional marco_dgo@yahoo.com Martínez Balderas, Irma Haydé Facultad de Ciencias Biológicas, ujed haydemtzb @ gmai 1. com Martínez Pacheco, Anuar Iram wwf México amartinez@wwfmex.org Autores 573 Martínez Sifuentes, Aldo Rafael CEÑID RASPA, INIFAP im_aldOO9@hOtmail.COm Montiel Antuna, Eusebio UJED montiel_eu@hotmail.com Muñiz Martínez, Raúl Instituto Politécnico Nacional (profesor jubilado) raulmmi@yahoo.com Muro Pérez, Gisela Facultad de Ciencias Biológicas, ujed giselamuro@ujed.mx Naranjo Jiménez, Néstor Instituto Politécnico Nacional nnestor@hotmail.com Ortega Chávez, Margarita Araceli Instituto Politécnico Nacional mortegac@ipn.mx Pando Moreno, Marisela Facultad de Ciencias Forestales, UANL mpand055@h0tmail.C0m Pérez Santiago, Gerardo Instituto Politécnico Nacional gperezs@colpos.mx Pulido Díaz, Cecilia Instituto de Silvicultura e Industria de la Madera, ujed ceccy_ndd@hotmail.com Ramírez Noya, David Instituto Politécnico Nacional davidrnoya@yahoo.com.mx Ray mundo Ojeda, Tania Instituto Politécnico Nacional tray mundoo @ ipn.mx Rentería Arrieta, Laura Isabel Facultad de Ciencias Forestales, UJED lrenteria@ujed.mx Retana Rentería, Flor Isela Instituto Politécnico Nacional flretana@yahoo.com.mx Ríos Ruiz, Francisco Centro de Ecología Regional, A.C. ceracdgomx@yahoo.com.mx Ruacho González, Lizeth Instituto Politécnico Nacional liz_3626@hotmail.com Salas Westphal, Amorita Ivonne Facultad de Ciencias Biológicas, UJED aisalasw@gmail.com Salinas Rodríguez, Sergio Alberto Programa Agua, wwf México ssalinas@wwfmex.org Sánchez Salas, Jaime Facultad de Ciencias Biológicas, UJED j.sanchez@ujed.mx Sharp, Bryan Colegio Americano de Durango, A.C. sharpbry@gmail.com Simental Ávila, Jaime semarnat, Delegación Durango jaime.simental@durango.gob.mx Tena Flores, Jorge Alberto Instituto Politécnico Nacional jorge@tena-flores.com Uribe Soto, José Natividad Instituto Politécnico Nacional jnus200@yah00.c0m.mx Valdez Lares, Rosaura Instituto Politécnico Nacional Valenzuela Ceballos, Sara Isabel Facultad de Ciencias Biológicas, UJED valenzuela.c.sara@gmail.com Valenzuela Garza, Ricardo Instituto Politécnico Nacional rvalenzg@ipn.mx Valenzuela Nuñez, Luis Manuel Facultad de Ciencias Biológicas, UJED luisvn70@hotmail.com Valenzuela Valadez, Joanna Comisión Federal de Electricidad (cfe) valenzuela.joanna@gmail.com Valero Padilla, Jessica jessicaval13@gmail.com Vargas Cuenca, Julieta Instituto de Biología, unam jvargas@ib.unam.mx Villanueva Díaz, José CEÑID RASPA, INIFAP villanueva.jose@inifap.gob.mx Villaseñor Ríos, José Luis Instituto de Biología, unam vrios@ib.unam.mx COMPILACIÓN DE LAS SECCIONES Contexto físico y Contexto socioeconómico Marco Antonio Márquez Linares1 Marco jurídico e institucional José Elias Chacón de la Cruz2 y Brenda Fabiola Chávez Bermúdez3 Instrumentos y políticas públicas para la gestión, protección y conservación Laura Rentería Arrieta3 Diversidad de ecosistemas M. Socorro González Elizondo1 Diversidad de especies Hongos: Raúl Díaz Moreno3 Plantas vasculares: Martha González Elizondo1 Fauna silvestre: Raúl Muñiz Martínez1 Usos tradicionales y convencionales y Conservación Jessica Valero Padilla REVISIÓN TÉCNICA DE TEXTOS Oscar Báez, Esteban Benítez Inzunza, Gonzalo Pino, Rafael Eduardo Pompa Vargas, Jessica Valero Padilla y Liliana Ramírez AGRADECIMIENTOS El Gobierno del Estado de Durango a través de la Secretaría de Recursos Naturales y Medio Ambiente de Durango y la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, expresan su reconocimiento a todas aquellas instituciones y personas que colaboraron en la elaboración del presente Estudio de Estado. 1 Instituto Politécnico Nacional. 2 SEMARNAT-Delegación Durango. 3 Universidad Juárez del Estado de Durango. Forma de citar Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (conabio) y Secretaría de Recursos Naturales y Medio Ambiente de Durango (sRNyMA). 2017. La biodiversidad en Durango. Estudio de Estado, conabio, México. Los apéndices de esta obra se encuentran en forma digital en: http://www.biodiversidad.gob.mx/region/EEB/estudios.html Versión digital Prohibida su reproducción total o parcial Para su formación se utilizaron las familias tipográficas PF Agora para textos y Semilla para títulos