BOIjETIILT UE LA REAL SOCIKDAÜ K8PAN0LA DE HISTORIA NATURAL TOMO XIX.— 1919 MADRID (MUSEO NACrONA.L. DE CIENCIAS NATURALES) I3:iE>ÓlDE.Ol.lO.- TEXjÉS^. S-443. -19-19 JUNTA DIRECTIVA DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL PARA 1919 Presidente D. Antonio Martínez y Fernández Castillo. Vicepresidente D. Romualdo González Fragoso. Tesorero D. Ignacio Bolívar y Urrutia. Secretario D. Ricardo García Mercet. I Icetesorero D. Cayetano Escribano y Peix. Vicesecretario D. Cándido Bolívar y Pieltain. Bibliotecario D. Ángel Cabrera Latorre. Comisión de publicación. Don Florentino Azpeitia.— D. Romualdo González Fragoso.— D. Antonio Casares Gil.— D. Lucas Fernández Navarro.— D. Luis Lozano Rey.— D. Domingo Sánchez y Sánchez. Comisión de Catálogos. , Don Blas Lázaro e Ibiza.— D. Federico Gredilla y Gauna.— D. José María Dusmet y Alonso.— D. Enrique Pérez Zúñiga.— D. Ángel Cabrera Latorre. SECCIÓN de: BARCEt-ONA Presidente D. José Fuset Tubiá. Vicepresidente D. Maximino San Miguel de la Cámara. Tesorero D. Francisco Pardillo y Vaquer. Secretario D. Emilio Fernández Galiano. SECCIÓN OE SEVII-I-A Presidente D. Antonio González Nicolás . Vicepresidente D. Antonio Benjumea Calderón. Tesorero D. Francisco de las Barras. Secretario D. Mariano Simó. Vicesecretario D. Jacinto Owin. SECCIÓN DE ZARACOZA Presidente D. Patricio Borobio. Vicepresidente D. Antonio de Gregorio Rocasolano. Tesorero D. Pedro Ferrando y Más. Secretario D. Pedro Moyano. Vicesecretario D. Jesús Maynar. niá JUNTA DIRECTIVA SECCIÓN DE GRANADA Presidente D. Carlos Rodríguez y López Neyra. Tesorero D. Francisco Simancas Señan. Secretario D. Fidel Fernández Martínez. Cotnlsión para el fomento del Museo regional. Don Enrique Requena.— D. Francisco Soriano.— D. Manuel Diez Tortosa. SECCIÓN DE SANTANDER Presidente D. Vicente Aguinaco. Tesorero * D. Luis Alaejos y Sanz. Secretario D. Ricardo Ruiz de Pellón. , Comisión del Museo. ■ Don José Gómez Vega.— D. Federico Vial.— D. Orestes Cendrero. -D.José Rioja Martín.— D. José Olabe. SECCIÓN DE SANTIAGO Presidente D. Eugenio Labarta. Tesorero D. César Sobrado Maestro. Secretario D. Antonio García Várela. SECCIÓN DE VALENCIA Presidente , D. Francisco Moróte Greus. Vicepresidente D. Ángel B . de la Cruz Nathan. Tesorero D. Ramón Trullenque. Secretario D. Luis Pardo y García. Socios fundadores de la Real Sociedad Española de Historia Natural. D. José Argumosa. f D. Ignacio Bolívar y Urrutia. Excma. Sra. Doña Cristina Brunetti de Lasala, Duquesa de Mandas, t D. Francisco Cala, t Excma. Sra. Doña Amalia de Heredia, Marquesa Viuda de Casa Loring. t Excmo. Sr. D. Miguel Colmeiro. f D. Antonio Cipriano Costa, f Excmo. Sr. D. Cesáreo Fernández Lo- sada. D. Saturnino Fernández de Salas, v D. Manuel María José de Qaldo. i D, Joaquín González Hidalgo. D. Pedro González de Velasco. t D. Ángel Quirao y Navarro, f D. Joaquín Hysern. f D. Marcos Jiménez de la Espada, t D. Rafael Martínez Molina, f D. Francisco de Paula Martínez Sáez. t D. Manuel Mir y Navarro, f D. Patricio María Paz y Membiela. f Excma. Sra. Condesa de Oñate. f D. Sandalio Pereda y Martínez, f D. Laureano Pérez Arcas, f D. José María Solano y Eulate. t D. Serafín de Uhagón. f D. Juan Vilanova y Piera. f D. Bernardo Zapater y Marconell. f Presidentes que ha tenido esta Sociedad desde su fundación en 8 de Febrero de 1871. 1871-72. Excmo. Sr. D. Miguel Colmei- 1893. ro. t 1894. 1873. D. Laureano Pérez Arcas. 7 1895. 1874. limo. Sr. D. Ramón Llórente y Lá- zaro, t 1896. 1875. limo. Sr. D. Manuel Abeleira. t 1897. 1876. Excmo. Sr. Marqués Üe la Rivera, t 1898. 1877. limo. Sr. D. Sandalio Pereda y 1899. Martínez, f 1900. 1878. D. Juan Vilanova y Piera. f 1901. 1879. Excmo. Sr. D. Federico de Bote- 1902. lla y de Hornos, t 1903. 1880. D. José Macpherson. t 1904. 1881. D. Ángel Quirao y Navarro, f 1905. 1882. Excmo. Sr. D. Máximo Laguna, t 1906. 1883. Excmo. Sr. D. Manuel Fernández 1907. de Castro, f 1908. 1884. D. Pedro Sáinz Gutiérrez, f 1909. 1885. D. Serafín de Uhagón. t 1910. 1886. D. Antonio Machado y Núñez. t 1911. 1887. Ilmo. Sr. D. Carlos Castel y Cle- mente, t 1912. 1888. Excmo. Sr. D. Manuel M. J. de Galdo. t 1913. 1889. D. Ignacio F. de Henestrosa, Con- 1914. de de Moriana. f 1915. 1890. D. Francisco de P. Martínez y Sáez. t 1916. 1891. D. Carlos de Mazarredo. f 1917. 1892. D. Laureano Pérez Arcas, v 1918. Excmo. Sr. D. Máximo Laguna, f Excmo. Sr. D. Daniel de Cortázar. ■ D. Marcos Jiménez de la Espada, f D. José Solano y Eulate, Marqués del Socorro, f D. Santiago Ramón y Cajal. D. Manuel Antón y Ferrándiz. D. Primitivo Artigas, f D. Gabriel Puig y Lárraz. f D. Blas Lázaro e Ibiza. D. Federico Olóriz y Aguilera, f Excmo. Sr. D. Zoilo Espejo, f D. José Rodríguez Mourelo. D. Salvador Calderón Arana, f D. Florentino Azpeitia. D. José Casares Gil. D. Luis Simarro y Lacabra. D. José Gómez Ocaña. D. Joaquín González Hidalgo. limo. Sr. D. Emilio Ribera y Gó- mez. Excmo. Sr. D. Ricardo Codorníu. limo. Sr. D. Juan M. Díaz del Vi- llar. limo. Sr. D. José Madrid Moreno. limo. Sr. D. Fernando García Are- nal. D. José María Dusmet y Alonso. D. Eduardo Hernández-Pacheco. D. Gustavo Pittaluga. I^ISXJL DB SOCIOS DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL EN 8 DE ENERO DE 1919 Socios protectores. EN ESPAÑA S. M. el Rey D. Alfonso XIII. Excmo. Sr. D. Manuel Allendesalazar. Excmo. Sr. Duque de Medinaceli. Excmo. Sr. Duque de Alba. Excmo. Sr. Duque de Luna. Excmo. Sr. Marqués de Santa Cruz. Excmo. Sr. D.Juan Navarrorreverter. EN EL EXTRANJERO S. A. S. el Príncipe Alberto de Monaco. Sr. Marqués de Mauroy. (Francia.) Socios honorarios. Castellarnau (D. Joaquín María de), Inspector general del Cuerpo de Ingenieros de Montes.— Segovia. Engler (Dr. Adolf ), Qeheimer Regierungsrath, Professor der Botanik, Director des Kgl.-botanischen Qartens und Museums.— Motzstrasse, 89, Berlín, W.' Geikle (Sir Archibald), Director of Qeological Survey of England and Wales.— 28, Fermyn Street, S. W., Londres. Holland (William J.), Director del Museo Carnegie en Pittsburgh (Estados Unidos). Lázaro e Iblza (D. Blas), de la Real Academia de Ciencias, Doctor en Farmacia y en Ciencias, Catedrático de la Facultad de Farmacia.— Palafox, 19, Hotel, Madrid.— ('5otó/z/ca.^ Penier (Edmond), Director del Museo de Historia Natural, Miembro del Instituto.— París. Poulton (Edward B.), Profesor de Zoología en la Universidad.— Oxford (Inglaterra). Ramón y Cajal (Excmo. Sr. D. Santiago), de las Reales Academias de Medicina y Ciencias, Catedrático en la Facultad de Medicina, Consejero de Instrucción pública.— Calle de Alfonso XII, 72, Madrid. Simón (Eugéne).— Villa SaTd, 16 (70, rué Pergolése), París.— (Arácnidos.) Tschermak (Prof. Dr. Gustav).— Universitat, Viena. LISTA DE SOCIOS Socios Correspondientes extranjeros H) . MAI. Acloque (Alexandre).— 69, Avenue de Segur, Paris.~(/iístona natural ge- nero/.) Arnold (Dr. J.).— Munich. Balsamo (Francesco).— Via Salvator Rosa, 290, Capoles. —(Botánica y princi- palmente algas.) Bedel (Louis), de la Sociedad entomológica de Francia.— 20, rué de l'Odéon, Paris, (\<'.— (Coleópteros paleárticos.) Blanchard (Dr. Raphael), Profesor en la Facultad de Medicina, de la Acade- mia de Medicina, Director de los Archives de Parasitologie.—22Q, Boulevard Saint-Qermain, Paris, T^.— (Entomología general, Hirudineos.) Bois (D.), Assistant au Muséum.— 15, rué Faidherbe a Saint Mandé (Seine). ¥ranc\a.— (Botánica.) Boulenger(G. A.), del Museo británico.— Courtfeld Road,8.— SouthKensing- ton, S. W .—hondr&s,.—(Erpetología e Ictiología.) Brancsik (Dr. Cari).— Trencsen {Y[\ing,x\a).— (Entomología.) Bréthes (D. Juan), Conservador en el Museo Nacional, calle de Mar Chiquita, 236, Villa General Urquiza, Buenos Aires.— (Entomología.) BHzi (Ugo).— Museo Agrario. Via Santa Susana, Roma.— (Botánica y princi- palmente ñora de Italia.) Bucking (Dr. H.), Profesor en la Universidad.— Estrasburgo (Francia). Burr (Malcolm), Doctor en Ciencias por la Universidad de Oxford, Ingeniero jefe de «Kent Coal Concessions Ltd.»— United University Club, Pall Malí ,Enst S. W., Londres (\n^\a\.Qrra).—(Dermápteros y Ortópteros.) Caraerano (Lorenzo), Profesor de Anatomía comparada y Director del Mu- seo zoológico de la Universidad. — Palazzo Carignano, Turín (\ia\\a).— (Ana- tomía comparado. Gordidos.) Cannavlello (Prof. Eurico).— Villa Bruno, Portici (Ñapóles). Cari (Dr. J.), Ayudante del Museo de Historia Natural.— Ginebra (Suiza).— (i5>;- tolnología, Miriápodos.) Chevreux (Edouard).— Route du Cap. Bóne (Constantine).- Argelia.— í'Crws- táceos onfípodos.) Choffat (Dr. Paul), de la Academia de Lisboa y de la Comisión del Servicio Geológico de Portugal.— Rúa do Arco a Jesús, 113, Lisboa. Coggeshall (Arthur), Jefe del Laboratorio de Paleontología del Museo Car- negie.— Pittsburgh (Estados Unidos). Corbíére (Louis), Profesor de Botánica en la Universidad. — Cherburgo (1-rancia). De Toni (Pr. Dr. Joannes Baptista), Director del Jardín Botánico de la Uni- versidad de Módena (Italia). Dervieux (Prof. D. Ermanno).— Via Cario Alberto, 29.— Turín (Italia).-r^bro- niiniferos.) Dlstant (W. L.).— Steine Haus,:SelhurstRoad, South Norwood, Surrey (Ingla- terra).—C//em/>feros.j Donfus(Adrien), Director de í.a Feuille des Jeixnes notnrolistes.— Rué Pierre Charron, 35, Paris. (1) Con el objeto de fomentar las relaciones científicas entre los socios, se indica entre paréntesis y con letra bastardilla, después de las señas de su domicilio, si el socio cultiva en la actualidad más especialmente algún ramo de la Historia Natural. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 9 MM. Fauvel (C. Alberto). Abogado.— Rué Choron, 3, Caen (Franc]a).-(Coleópteros y especialmente Estafilínidos.) Gebien (H.).-Stockardtstrasse, 21, Hamburg-Hamm. —CCo/<'Oí>/£'ros.; Gestro (Raffaello), Doctor, Director del Museo Cívico de Historia Natural.— Villeta Diiiegro, Genova (ItaUa).— (Coleópteros.) Griffinl (Dr. Achule), Profesor en el Liceo «Berchet». -Milán (Italia).— rf""^»- moloffia.) Harlé (E.), Ingeniero. -36. rué Emile Fourcaud, Burdeos (Francia).— ('/'a/eo«- . toloffio.) Heckel (Edouard), Profesor en la Facultad de Ciencias. -31, Cours Lieutaud, Marsella (Francia). -Cfíotó«/cí7.; Horváth (Géza), Doctor en Medicina, Director del Museo Nacional de Hun- gría.-Museumring, 12, Budapest (Austria-Hungría).-(//e/7z/pte/o.s.; Janet (Charles), Ingeniero, Doctor en Ciencias.- -71, rué Paris Voisinlieu prés Beauvais, Oise (Francia).— (Geología y Paleontología, Hormigas, Avispas y .abejas.) Jeannel (Dr. Rene).— 11 bis, rué Ozenne, Toulouse (Hte. Garonne) (Francia). (Insectos cavernícolas.) Kheil (D. Napoleón M.), Profesor en la Escuela de Comercio, Socio del Club de Historia Natural de Praga y de las Sociedades Entomológicas de Berlín, Stettin y Dresde.— Ferdinandstrasse, 38, Praga (Bohemia). Klapalek (Prof. Francisco). -Karolinenthal, 263, Prasa.-(Tricápteros y Neu- rópteros.) Lagerheim (Prof. Gustav), Profesor en la Universidad de Estocolnio.— ffiotó- nica sudamérica.) Leclerc du Sablón (M.), Profesor en la Universidad de Toulouse (Francia). Lesne (Fierre), Ayudante de Entomología del Museo de Historia Natural.— 10, avenue Jeanne, Asniéres (Seine) {Francia). — (Entomología, Coleóp- teros.) Lewls (Jorge).— 87, Frant Road, Tumbridge Wells (Inglaterra). -CCo/edpferos del Japón e Histéridos.) Martín (Rene), Abogado.- Le Blanch (Indre) Francia.— (Neurópteros de Eu- ropa y Odonatos.) Meiyiier (Stanislas), Profesor de Geología del Museo de Historia Natural.— 3, quai Voltaire, Paris.— (Litologia.) Montandon (Arnald L.).-Filaréte, Strada Viilor, Bucarest (Rumania). -C//e- mípteros, principalmente heterópteros.) Olivier(Henry).— Baroches-au-Houlme (Orne), Francia. Piccioli (Comm. Francesco), Director del Instituto Forestal. —Vallombrosa {Italia). -(Botánica.) Piccioli (Dott. Lodovico), Prof. ord. di Selvicultura, Apicoltura e Tecnología nel R.° Instituto superiore Forestal.— Florencia {\ta\\a).-( Botánica.) Porter (Dr. Carlos E.), Director del Museo y Laboratorio de Zoología aplica- da y Catedrático de Zoología general. Entomología y Microscopía del Insti- tuto Nacional Agronómico; Director y fundador de la Revista Chilena de Historia Natural y de los Anales de Zoología Aplicada; Director de la obra Fauna de Chile, Oficial de Instrucción pública, «Chevalier'> del Mérito Agrí- cola, etc.— Dirección postal: Casilla, 2.974, Santiago {ChWe). — (Histología normal. Crustáceos decápodos, Longicornios, Hemipteros heterópteros, Cóccidos, Agromyzidae y Bibliografía zoológica de la América latina). Reitter (Edmond).— Paskau Austria).— (Coleópteros.) Richard (Jules), Doctor en Ciencias, Director del Museo Oceanógrafico.— fAonáco.— (Crustáceos inferiores.) 10 LISTA DE SOCIOS MM. Salomón (Dr. W.).-Instituto Mineralógico de la Universidad.— Heidelberg (Alemania). Schoutedeñ (H.).— 12, Chaussée, d'Ixelles, Bruselas.— (Heniípteros.) Schulthess Rechberg (Antón v.), Doctor en Medicina.— Thalakerstrasse, Zurich (Suiza).— (Entomología, Ortópteros e Himenópteros.) Thomas (Profesor Oldfield), British Museum, honáxes.— (Mamíferos.) Torre (D. Carlos de la), Catedrático en la Universidad de la Habana (Cuba). Turnez (W. Henry), de la Comisión Geológica.— Washington (Estados Uni- dos). — fGeo/oá'/o .^ Verneau (Dr. Rene), Profesor en el Museo de Historia Natural.— 48, rué Du- couédic, Paris 14« (Francia). Washington (Dr. Henry St.).— Locust, Mammouth Co.,N.J. (Estados Unidos). Weise (J.).— Griebenowstrasse, 16, Berlin, n. Zl.— (Coleópteros, esp. Curculió- nidos y Crisomélidos.) Socios numerarios (1). 1918. Academia de Infantería.— Toledo. 1903. Agullar y Carmena (D. Fernando), Farmacéutico, Director de la Estación de Biología vegetal.— Illescas (Toledo).— ('¿^/o/o^/c vegetal.) 1912. Agfullar-amat (D. Juan Bautista), Ingeniero industrial.— Barcelona. 1918. Agulló Forteza (D. Francisco de S.), Alumno de Ciencias Naturales.— Bar- celona. 1912. Aguinaco (D. Vicente), Médico oculista.- Santander. 1902. Alabern (D. Enrique), Doctor en Medicina.— Borne-Pelaires, 104, Palma de Mallorca.— ('C/to/o^fe general e Histología.) 1897. Alaejos y Sanz (D. Luis), Doctor en Ciencias, Conservador de la Estación de Biología marina.— Santander. 1914. Aleonada González (D. Ángel), Licenciado en Ciencias Naturales.— Alonso Fernández de Madrid, 2, Patencia. 1917. Aldama Herrero (D. Ricardo), Alumno de Ciencias.— Barcelona. 1915. Almela Meliá (D. Juan), Auxiliar del Instituto de Reform.as Sociales.— Ma'drid. 1901. Almera (D. Jaime), Canónigo de la Catedral.— Sagristans, 1, 3.°, Barcelona.— (Geología y Paleontología.) 1914. Alvarado Fernández (D. Salustio), Licenciado en Ciencias Naturales.— Sagasta, 101, Madrid. 1915. Alvarez de Toledo (D. Ramón), Profesor auxiliar de la Facultad de Medi- cina.—Granada. 1914. Alvira (D. Mariano), Doctor en Medicina.— Zaragoza. 1908. Andreu y Rubio (D.José), Profesor de Historia Natural en el Seminario de Orihuela (Alicante). 1875. Antón y Ferrándiz (D. Manuel), Catedrático de la Facultad de Ciencias, Di- rector del Museo de Antropología.-01ózaga,5y 7,Madrid.— Miíropo/o^-za.; 1894. Aragón y Escacena (D. Federico), Doctor en Ciencias Naturales, Catedrá- tico en el Instituto.— León. 1917. Aragón y Escacena (D. Francisco), Ayudante del Instituto.— León. (1) El nombre de los socios numerarios va precedido de la cifra que indica el año de su admisión en la Sociedad, y el de los socios fundadores y vitalicios, de las abre- viaturas S. F. y S. V., respectivamente. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 11 1905. Aranda y Millán (D. Francisco), Catedrático de Zoología en la Universidad. Paseo de Sagasta, 22, Zaragoza. 1885. Aranzadl y Unarauno (D. Telesforo), Doctor en Farmacia y en Ciencias Na- turales, Catedrático de la Facultad de Farmacia de la Universidad,— Cor- tes, 635, 3.°, 2.", Barcelona.— (Anfropoíogía y Botánica.) 1918. Ardanaz (D. Félix), General Jefe de Estado Mayor de la 6." Región. -Bur- gos.— (Entomología.) 1910. Ardíz Acha (D. Manuel).— Paseo de Pamplona, 7, Zaragoza. 1909. Ardois (D. Juan).— Princesa, 43, M.aár\á.— (Coleópteros del Globo.) 1903. Areses (D. Rafael), Ingeniero Jefe del Distrito Forestal de Pontevedra.— Tuy (Pontevedra). 1902, Arévalo Carretero (D. Celso), Doctor en Ciencias Naturales, Catedrático y Vicedirector del Instituto, Director del Laboratorio de Hidrobiología.— Gran Vía del Marqués del Turia, 69, 2.°, Valencia.— (Hidrobiología.) 1915. Arlas de Olavarrieta (D. José), Licenciado en Ciencias naturales.— Luna, 25, Madrid. 1904. Arias Encobet (D. José), Catedrático en la Universidad.— Gomis, 41, 3.°, 1.", Barcelona.— C/)/'p^erosJ 1906. Asher y C.'' (A.).-13, Unter den Linden, Berlín, W. 1872. Ateneo científico y literario (Biblioteca del).— Prado, 21, Madrid. 1917. Ateneo Conquense.— Mariano Catalina, 30, Cuenca. 1915. Ateneo de Santander. 1917. Ateneo de Sevilla. 1912. Aulló y Costilla (D. Manuel), Profesor de la Escuela de Ingenieros de Mon- tes.—Ferraz, 44, Madrid. 1897, Azpeitia y Moros (D. Florentino), Profesor en la Escuela de Minas.— Fernan- do VI, 10, íAadrid.—{Malacología y Diatomeas.) 1917. Báez Velasco (D. Eligio).-Puerta del Sol, 6, Madrid. 1904. Bahía y Urrutia (Excmo. Sr. D. Luis), Abogado, Senador del Reino, Caballe- ro Gran Cruz de la Real Orden de Isabel la Católica.— Almagro, 29, Ma- drid. — (Agricultura.) 1913. Balasch (R. P. Jaime), Profesor de Historia Natural.— Colegio de San José, Valencia. 1906. Balguerias y Quesada (D. Eduardo), Conservador del Jardín Botánico.— Príncipe, 27, Madrid. 1911. Barbera Marti (D. Faustino), Doctor en Medicina, Director de la Revista va- lenciana de Ciencias Médicas.— Valencia. 1913. Barnet (D. Ricardo), Profesor de la Escuela Alemana.— Barcelona. 1891. Barras de Aragón (D. Francisco de las). Catedrático de Mineralogía y Bo- tánica de la Universidad.— Reinoso, 8, Sevilla.— (Entomología y Botánica.) 1901. Barreiro Martínez (R. P. Agustín) Agustino, Doctor en Ciencias Natura- les.—Madrid.— (AÍOí/reporas.) 1895. Bartolomé del Cerro (D. Abelardo), Catedrático, por oposición, de la Uni- versidad.—Salamanca. 1918. Bataller Calatayud (D. José R.), Alumno de Ciencias. -Barcelona. 1911. Beatty (Beatrice M.).— Little Pitsford.— Northampton (Inglaterra). 1916. Beato y Pérez íD. José), Alumno de Ciencias.— Ledesma (Salamanca), 1916. Becerra y Herrálz (D. Antonio), Licenciado en Ciencias Naturales.— Málaga. 1912. Bellido y Golferichs (D. Jesús María), Catedrático excedente.- Barcelona, 1906. Beltrán Bigorra (D. Francisco), Catedrático de la Universidad y Director del Jardín Botánico.— Bizarro, 10, Valencia.— (Botánica.) 1905. Benedito (D. José María), Jefe del Laboratorio de Taxidermia del Museo Na- cional de Ciencias Naturales.— Claudio Coello, 118, Madrid. 12 LISTA DE SOCIOS 1912. Benedito (D. Luis), Colector taxidermista del Museo Nacional.— Claudio Coello, 118, Madrid. 1912. Benisa (R. P. Fr. Melchor de), Director del Observatorio.— Totana (Murcia). 1915. Benjumea Calderón (D. Antonio), Ingeniero de Minas.— Sevilla. 1910. Berraondo (D. Manuel), Catedrático en el Instituto.-Albacete. 1912. Bertrán Olivella (D. Andrés), Alumno de Ciencias Naturales.— Barcelona. 1903. Bescansa Casares (D. Fermín), Catedrático de Historia Natural en el Insti- tuto.—La Coruña.— (Botánica.) 1898. Blas y Manada (D. Macario), Doctor en Farmacia.— Pez, 1, Madrid. 1901. Bofill (D. José María), Doctor en Medicina.— Aragón, 281, Barcelona. 1919. Bogani Valldecabres (D. Emilio», Alumno del Bachillerato.— Pelayo, 37, Va- lencia. 1912. Bolívar y Pieltain (D. Cándido), Conservador de Entomología del Museo Nacional de Ciencias Naturales.— Paseo del General Martínez Campos, 33, íAadvid.— (Coleópteros y Ortópteros. ) 1913. Bolívar y Pieltain (D. Ignacio), Doctor en Medicina, Ayudante del Instituto de Radiactividad.— Magdalena, 21, Madrid. S. F. Bolívar y Urrutia (D. Ignacio), Catedrático de la Facultad de Ciencias, Di- rector del Museo Nacional de Ciencias Naturales. — Paseo del General Mar- tínez Campos, 33, Maánd.— (Ortópteros, Hemípteros y Crustáceos.) 1915. Bolos y Vayreda (D. Antón), Farmacéutico.— San Rafael, 28, Olot (Gerona). (Botánica.) 1909. Bordas Celma (R. P. Manuel).— Escuelas Pías de Mataró (Barcelona). 1898. Borobio (D. Patricio), Catedrático en la Facultad de Medicina.— Coso, 47, Zaragoza.— (Pediatría.) 1872. Boscá y Casanoves (D. Eduardo), Licenciado en Medicina, Catedrático jubi- lado de la Facultad de Ciencias de la Universidad.— Avenida del Puerto, 42, Valencia.— C/?í'/0//7é'S de Europa.) 1900. Boscá y Seytre (D. Antimo), Doctor en Ciencias, Catedrático en el Instituto. Casi^Wón.— {Mineralogía.) 1918. Bosch Domingo (D. Juan).— Barcelona. 1918. Botey Mateu ^D. Timoteo), Licenciado en Ciencias Naturales.— Barcelona. 1916. Breuil (M. Henry), Profesor en el Instituto de Paleontología humana.— París. 1918. Brioude Pardo (D. Manuel), Profesor de la Policlínica de la Facultad de Me- dicina.—Bustos Tavera, 26, Sevilla. 1912. .Brolemann (H. W.).— Pau (Bajos Pirineos, Fvanc\a).—( Entomología general. S V ■ ■ especialmente Miriápodos.) 1901. Brugués y Escuder (D. Casimiro), Doctor en Farmacia y en Ciencias.— Bruch, 66, Barcelona.— ('///s/o/og^/o vegetal.) 1883. Buen y del Cos (D. Odón de), Ex Senador, Catedrático de Mineralogía y Bo- tánica en la Universidad Central, Director del Instituto Español de Ocea- nografía.—Lagasca, 116, h\aáná.— (Biología marina.) 1915. Buen y Lozano (D. Fernando de). Licenciado en Ciencias y Alunnio de Far- macia.—Lagasca, 116, Madrid. 1911. Buen y Lozano (D. Rafael de). Catedrático de la Sección de Ciencias en la Facultad de Medicina.— Cádiz. 1916. Buen y Lozano (D. Sadi de). Licenciado en Medicina.— Lagasca, 116, Madrid. 1918. Buñuel (D. Luis), Alumno de Ingenieros Agrónomos.— Residencia de Estu- diantes, Wdár\á.—( Entomología.) 1915. Busquets Mollera (D. Narciso), Licenciado en Ciencias Naturales. — Bar- celona. 1901. Caballero (D. Arturo), Catedrático de ,1a Universidad.— Bertrán, 104, San Gervasio (Barcelona). DK LA KEAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 13 1913. Caballero Fernández (D. Justo), Alumno de Ciencias.— Barcelona. 1908. Cabeza de León (D. Salvador), Catedrático de la Facultad de Derecho en la Universidad.— Santiago. 1912. Cabro y AgulUó (D. Juan).— Martín de los Heros, 2, Miiárid.—(Espeleolo¿,no-) 1902. Cabrera y Díaz (D. Agustín), Doctor en Ciencias, Catedrático en el Institu- to.—Laguna de Tenerife (Canarias). 1891 Cabrera y Díaz (D. Anatael), Médico cirujano.— Laguna de Tenerife (Cana- rias).—(Mimenópteros, Véspidos, Eíiménldos y Masáridos del Globo.) 1896. Cabrera y Latorre (D. Ángel), Agregado al Museo Nacional de Ciencias Na- turales; Caballero de la Orden civil de Alfonso XII.— Claudio Coello, IK'i, ÍAaáñú.— (Mamíferos y Dibujo clentifico.) 1906. Calafat León iD. Juan)-- Fuencarral, 42, Madrid. 1901. Calleja y Borja-Tarrius (D. Carlos), Catedrático en la Facultad de Medici- na.—Cortes, 248, pral., ^arceXowa.— (Histología.) 1910. Cambronero y González (D. Saturnino), Farmacéutico militar. - Veneras, 1 y 3, 1.° dcha., Madrid. 1889. Camps (Sr. Marqués de). Diputado a Cortes.— Canuda, 16, pral., Barcelona. 1916. Cañáis Carreño (D. Juan), Alumno de Ciencias Naturales.— Barcelona. 1914. Candau y Plzarro (D. Feliciano), Rector y Catedrático de la Facultad de' Fi- losofía y letras de la Universidad. — Sevilla. 1913. CarandeJl y Pericay (D. Juan), Doctor en Ciencias Naturales, Catedrático en el Instituto.— Cabra. — ('Geo/o^'/o.^ 1905. Carballo (D. Jesús María), Director técnico de la fábrica de ácido arsenioso, Minas de Meirás.— Baltar, Ferrol.— (Espeleología.) 1914. Carreras Reura (D. Francisco), Licenciado en Ciencias Naturales.— Mahón. 1918. Carrlón y Carrión (D. Pascual), Ingeniero Agrónomo.— San Fernando, 29, Sevilla. 1877. Carvalho Monteiro (Excmo. Sr. D. Antonio Augusto de), Doctor en Dere- cho y en Ciencias Naturales por la Universidad dp Coimbra, y Miembro de la Sociedad de Aclimatación de Río Janeiro.— Rúa do Alecrim, 70, Lisboa (Portugal).— (Lepidópteros.) 1901. Casamada Mauri (D. Ramón).- Pelayo, 17, 2°, Barcelona. 1911. Casan (Rvdo. P. Ignacio), Profesor de las Escuelas Pías de Gandía.— (Flora y fauna de Gandía.) 1901. Casares Gil (limo. Sr. D. Antonio), Médico Mayor de Sanidad Militar, Conseje- ro de Sanidad.— Plaza de Santa Catalina, 2, íAadrid. — (Hepáticas y Musgos.) 1901. Casares Gil (Excmo. Sr. D.José), Catedrático en la Facultad de Farmacia, Se- nador del Reino.— P." de Santa Catalina, 2, yiadr\á.—( Análisis químico « mineral.) 1906. Cascón y Martínez (D. José), Ingeniero Agrónomo.— Lagasca, 119, Madrid. 1901. Casino de Zaragoza. 1911. Castaños Fernández (D. Emiliano), Catedrático del Instituto.— Huesca. 1912. Castro y Barea (D. Pedro), Doctor en Ciencias Naturales, lAadrld.— (Mine- ralogía.) 1905. Castro y Pascual (D. Francisco), Catedrático de la Facultad de Farmacia, Secretario general de la Universidad Central.— Valverde, 9, Madrid. 1901. Cátedra de Mineralogía y Botánica de la Universidad de Barcelona. 1901. Cátedra de Mineralogía y Botánica de la Universidad de Santiago. 1907. Cátedra de Mineralogía y Botánica de la Universidad Central.— Madrid. 1916. Cátedra de Mineralogía y Zoología de la Facultad de Farmacia de la Univer- sidad de Santiago. 1914. Cavero Martínez (D. Isidoro), Licenciado en Ciencias Naturales.— Sagasta, 3, Madrid. 14 . LISTA DE SOCIOS 1884. Cazurro y Ruiz (D. Manuel), Doctor en Derecho y en Ciencias Naturales, Ca- tedrático en el Instituto.— Paseo de Gracia, 78, Barce\ona.— (Prehistoria y Micrografia.) 1918. Ceballos (D. Gonzalo), Ingeniero de Montes.— Martín de los Heros, 56, íAa- drid.— (Entomología.) 1905. Cendrero (D. Orestes), Doctor en Ciencias Naturales, Catedrático en el Ins- tituto.—Santander. 1916. Cerralbo (Excmo. Sr. Marqués de).— Ventura Rodríguez, 2, Madrid. 1891. Chaves y Pérez del Pulgar (D. Federico), Doctor en Ciencias Físico-Quími- ' cas. Director del Museo regiona\. — Córdoba. -^(Mineroíogia y Cristalo- grafía.) 1913. Cillero y Ángulo (D. José), Ayudante del Instituto.— Reus. 1913. Cillero y Ángulo (D. Marcelino), Catedrático en el Insittuto.-Reus, 1916. Codina (D. Ascensio).— Sors, 35, Gracia, Barcelona.— r/nsec/os de Cataluña.) 1873. Codorníu (Excmo. Sr. D. Ricardo), Inspector general jubilado del Cuerpo de Ingenieros de Montes, Gran cruz de Isabel la Católica y del Mérito Agrícola.— Murcia. 1914. Cogolludo y Bejerano (D. José María), Licenciado en Ciencias y Farmacia. Martín de los Heros, 20, Madrid.— (Botánica y Zoocecidias.) 1907. Colomo y Amanillas (D. Victoriano), Profesor en la Escuela de Veterinaria. Olivar, 1, Madrid. 1913. Conde de la Vega del Sella.— Nueva (Asturias). 1914. Conde Diez (D. Enrique), Ingeniero de Minas.— Claudio Coello, 13, Madrid. 1892. Corrales Hernández (D. Ángel), Catedrático en el Instituto.— Ciudad Real. 1872. Cortázar (Excmo. Sr. D. Daniel de'. Senador del Reino, Inspector general ju- bilado del Cuerpo de Ingenieros de Minas, de las Reales Academias de la Lengua y de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Consejero de Instruc- ción pública.— Velázquez, 16, hotel, Madrid. 1901. Coscollano y Burillo (D. José), Catedrático en el Instituto.— Baeza. 1918. Crespí Salón (D. Andrés), Alumno de Ciencias.— Barcelona. 1915. Crespí y Jaume (D. Luis), Catedrático en el Instituto Escuela.— Madrid. 1902. Cru y Marqués (D. Enrique), Naturalista disecador.— San Vicente, 245, Valen- cia.—COo/o^/'a y Ornitología.) 1903. . Cruz (D. Emiliano de la). Ingeniero jefe de las Minas de Ribas (Gerona), de las Sociedades geológicas de Londres, Francia, Bélgica e Italia, etc., Inge- • niero graduado de los Institutos de Minas de Londres y de Nevvcastle.— Minas de Ribas, Gerona. 1902. Cruz Nathan (D. Ángel B. de la), Profesor auxiliar en el Instituto.— Liber- tad, 117, Cabañal (Valencia).— CZoo/o^-Za.; J915. Cuesta Urcelay (D. Juan), Licenciado en Ciencias Naturales.— Martín de los Heros, 57, Níadrid.~(Botdnica.) 1912. Cusí y Ventades (D. Ernesto), Doctor en Ciencias, Conservador interino del Museo Nacional de Ciencias Naturales.— Ferraz, 94, Madrid. 1910. Dantín y Cereceda (D. Juan), Catedrático en el Instituto.— Guadalajara. 1910. Darder Pericas (D. Bartolomé), Licenciado en Ciencias.— Vallori, 18, Palma de Mallorca.— C£'s/ro/'/5ra/i'a.; 1910. Darder y Cánaves (D. Emilio), Temple, 9, Palma de Mallorca. 1908. Decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Salamanca. 1916. Decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Valencia. 1913. Decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad.— Obispo, 9, Valladolid. 1909. Delgado Lauger (D. Jorge).— Paseo de Colón, 3, Barcelona. 1917. Deselaers (Dr. Hubert), Doctor en Medicina.— Moya, 4, Barcelona.— ('i4n/ro- vología.) DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 15 1902. Deulofeu (D. José), Catedrático de Química inorgánica en la Facultad de Farmacia.— Santiago 1918. Díaz Llanos (D. Eduardo).— Huelva.—//'re^fS/or/íZ.^ 1890. Díaz del Villar (Ilniü. Sr. D. Juan Manuel), Doctor en Medicina, Catedrático en la Escuela de Veterinaria, Consejero de Sanidad.— Atocha, 127, duplica- do, Madrid.— ('£]wí>0í7/70S y Entomozoarios.) 1899. Díaz Tosaos (R. P. Filiberto), Doctor en Ciencias, Conservador, por oposi- ción, en el Museo Nacional de Ciencias Naturales.— Fuencarral, 155, Madrid. 1901. Diez Tortosa (D. Juan Luis), Catedrático en la Facultad de Farmacia.— Reyes Católicos, 47, Granaáa.— (Botánica.) 1907. Diez Tortosa (D. Manuel), Licenciado en Ciencias Naturales.— Granada. 1918. Dios Otero (D. Prudencio de).— Farmacéutico, Gran Hospital.— Pontevedra. (Biología.) 1911. Dodero (D. Agostino), fu Gno.— Vía Gropallo, 6-3; Casella póstale, 1160, Gé- S V ■ nova (IXaWa.).— (Coleópteros de Europa). 1915. Domínguez (D. Baldomero), Catedrático de Historia Natural en el Instituto.— • Almería. 1917. Domínguez y Montero (D. Pedro), Alumno de Ciencias Naturales.— Línea . del Tajuña.— Albalate de Zorita. 1917. Doreste y Betancor (D. Federico).— Minas, 7, Madrid. 1913. Dubois (D. Carlos).— Ferraz, 52, bajo, Madrid. 1903. Dulau (M.).-Soho Square, 37, Londres. 1890. Dusmet y Alonso (D. José M.), Doctor en Ciencias Naturales, Naturalista agregado al Museo Nacional.— Claudio Coello, 19, Madrid.— (Himenópteros.) 1909. Eguren y Bengoa (D. Enrique), Catedrático de la Universidad.— Oviedo. 1898. Eleizegul (D. Antonio), Catedrático en la Facultad de Farmacia.— Plaza de la Universidad, 5, 3.°, Santiago. 1888. Elizalde y Eslava (D. Joaquín), Catedrático de Historia Natural en el Ins- tituto.—Logroño . 1912. Escalas Real (D. Jaime), Doctor en Medicina.— Salellas, 2, Palma de Ma- llorca. 1918. Escuela Alemana.— Barcelona. 1902. Escribano (D. Cayetano), Conservador del Museo Nacional de Ciencias Natu- rales, Profesor auxiliar déla Facultad de Ciencias.— Colmenares, 6, 2.° iz- quierda, Madrid. 1918. Escribano (D. Marcial), Licenciado en Ciencias Naturales.— Villar de Galli- mazo (Salamanca). 1872. Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos (Biblioteca de la).— Afonso XII, Madrid. 1872. Escuela de Ingenieros de Montes (Biblioteca de la).— Madrid. 1894. Escuela de Veterinaria de Madrid. 1917. Escuela Normal de Maestras de Guipúzcoa.— San Sebastián. 1917. Escuela Normal de Maestras de Vizcaya.— Bilbao. 1905. Escuela Normal de Maestros de Granada. 1917. Escuela Normal de Maestros de Sevilla. 1915. Escuela Superior de Comercio de Málaga. 1907. Espejo y Casabona (D. Francisco), Regente de la Escuela Normal de Maes- tros.—Granada. 1902. Esplugues Armengol (D.Julio), Licenciado en Ciencias Naturales, Auxiliar del Instituto, Jardinero 2.° del Botánico.— Valencia.— ('Z?otó«í'cfl.^ 1905. Estación de Biología marina.— Puerto Chico, Santander. 1917. Estébanez (D. Rosendo), Doctor en Farmacia.— Plaza de Bilbao, 7, Madrid.— (Botánica.) ' 16 LISTA DE SOCIOS 1ÍK)2. Esteva (D. José), Presbítero —Claveria, o, Gerona- (Botánica general y Criptogamia.) 1914. Ezquleta y Arce (D. Joaquín), Alumno de Ciencias Naturales.— Barcelona. 1878. Facultad de Ciencias de la Universidad (Biblioteca de la).— Valencia. 1906. Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada. 1917. Facultad de Ciencias de la Universidad de Murcia. 1903. Facultad de Farmacia de la Universidad de Granada. 1914. Fallot (M. Paul).— Laboratoire de Géologie, place Notre Dame, Grenoble (Francia). • 1909. Faura y Sans (D. Mariano), Presbítero, Profesor Auxiliar, por oposición, en la Facultad de Ciencias,- Valencia, 234, principal, 1.", Barcelona. 1914. Feced Caneque (D. J. Gonzalo), Licenciado en Ciencias Naturales. —Humilla- dero, 2, Madrid. 1914. Fenech (D. Rafael), Ingeniero.— Granada. -rC/-/5tó/ogrfl/>o química.) 1910. Fernández (D. Ambrosio).- Agustino. — Colegio de Uclés, por Tarancón (Cuer\ca).— (Lepidópteros.) 1911. Fernández Alonso (D." Juana;, Profesora en la Escuela Normal de Maestras de La Coruna. 1904. Fernández Galiano (D. Emilio), Catedrático en la Universidad.— Barcelona. 1914. Fernández Hernández (D. Alfredoi, Profesor de.Historia Natural en el Co legio Cervantes.— Hernán Cortés, 19, Valencia. 1908. Fernández Martí (D. José), Doctor en Medicina y Licenciado en Ciencias Naturales, Jardinero Mayor del Botánico.— Valencia. 1907. Fernández Martínez (D. Fidel), Médico.— Granada. 1916. Fernández Montesinos (D. Gregorio), Médico.— Granada. 1890. Fernández Navarro (D. Lucas), Catedrático de Cristalografía en la Facul- tad de Ciencias.— Velázquez, 64, Madrid. 1913. Fernández-Nonídez (D. José), Decano y .Catedrático de Zoología en la Uni- versidad.—Murcia. 1919. Fernández Pérez (D. Pascual), Alumno de la Escuela Superior del Magiste- rio.—Alburquerque, 17, Madrid. 1917. Fernández Riofrío (D . Benito), LiceTKÍado en Ciencias Naturales. — Bar- celona. 1900. Ferrando y Más (D. Pedro), Catedrático de Mineralogía y Botánica en la Universidad.-Paseo de Sagasta, 9, Zaragoza. 1912. Ferré Gomis (D. Roberto).— Barcelona. 1885. Ferrer (D. Carlos), Doctor en Medicina y Bachiller en Ciencias.— Ronda de la Universidad, 16, 1.", Barcelona. 1914. Ferrer (R. P. Francisco), Rector del Colegio de laConcepción de Onteniente (Valencia). 1907. Ferrer Hernández (D. Francisco), Profesor Auxiliar, por oposición, en la Universidad.— Sierpe, 3, lA.aár\á.—( ñ'sponjas.) 1915. Ferrer y Galdlano (D. Manuel), Licenciado en Ciencias Naturales.— Paseo de Recoletos, 37, M.aáúá.— (Crustáceos.) 1879. Flórez y González (D. Roberto;. -Cangas de Tineo (Asturias).— C£'ntomf<- logia.) 1901. Folch y Andreu (D. Rafael), Catedrático de la Facultad de Farmacia.— Augusto Figueroa, 11 y 13, Madrid. 1912. Font Quer (Dr. Pió), Licenciado enCiencias y Farmacéutico militar.— Sicilia, 26 bis, Bar ce.\o\\a.— (Botánica.) 1918. Fontana Conipany (D. Mario A.), Ingeniero mecánico. — Nueva Palmira, Uruguay.— (.V/o/«scos.; 1914. Fraga Torrejon (D. Eduardo de), Maestro superior.- Olid, 4, Madrid. DE LA REAL ESPAÑOLA DK HISTORIA NATURAL 17 19)0. Franganillo Balboa (P. Pelegrín), S. J., Profesor y Director del Laboratorio biológico y micrográfico en el Colegio de la Inmaculada.— Apartado, 32, Q\)ón.—(Aracnolo,^ia y en especial AraneoloffiaJ 1917. Frankowski (D. Eugeniusz), Ayudante en el Instituto Antropológico de la Universidad de Cracovia. —Carretas, V2, Madrid. —(Antropoloffia y etno- í^rafta.) 1914. Fructuoso Tristancho(D. Gonzalo), Auxiliar en el Instituto.— Albacete. 18!:*. Fuente (D. José María de la), Presbítero.— Pozuelo de Calatrava (Ciudad Rea\).~(ñ'ntumoloffío, Coleópteros de Europa. Admite cainl)ios de estos in- sectos.) is90. Fuset y Tubiá (D.José), Catedrático en la Universidad.— Valencia, 195, Bar- celona.—fGí/Sí7/!05 // Dibujo científico.) 1914. Gabinete de Historia Natural de la Universidad de Sevilla. 19t)4. Galán (D. Alfonso), Licenciado en Ciencias Naturales, Conservador del La- boratorio biológico marino de Baleares.— Palma de Mallorca. 1910. Gamundi Ballester (D. Juan), Farmacéutico militar— Palma de Mallorca (Baleares). 1916. Gandolfi Hornyold (Dr. Alfonso), Privat-Docent de la Universidad, 6, Ave- nne de Florissant, Ginebra. 1914. Garbayo Avala (D. Saturnino), Alumno de Ciencias Naturales.— Barcelona. 1872. García y Arenal (limo. Sr. D. Fernando), Ingeniero Jefe de Caminos, Cana- les y Puertos.— Lista, 4. Madrid. 1913. García Banús (D. Mario), Doctor en Ciencias Naturales.— Rockfeller Insti- tute, Nueva York. i913. García Bayón-Campomanes (D. Pedro), Licenciado en Ciencias Naturales.— Don Benito (Badajoz). 1915. García del Cid (D. Francisco), Alumno de Ciencias Naturales.— Barcelona. 1918. García Fresca y Tolosana (D. Antonio), Licenciado en Ciencias Naturales. Fernández de la Hoz, 15, 2."., ÍAaár\d.—( Entomologia./ 190(3. García González (D. Joaquín).— Preciados, 46, 3.°, Madrid. 1913. García izcara (D. Dalmacio), Director de la Escuela de Veterinaria.— Plaza de la Cebada, 9, Madrid. ,1877. García Mercet (D. Ricardo), Secretario de la Asociación española para el progreso de las Ciencias, Naturalista agregado al Museo Nacional de Cien- cias Naturales, Subinspector de Sanidad militar.— Glorieta de Quevedo, 10, Madrid.— (Himenópteros de Europa.) 1899. García Várela (D. Antonio), Catedrático de Mineralogía y Botánica en la Universidad de Santiago (Galicia).- (Hemipteros.) 1910. García Velázquez (D. Pedro), Ingeniero de Minas.— Res, 6, Sevilla. 1909. Garma (D. Félix de la), e.x Diputado provincial. Licenciado en Derecho.— La Paraya-Guriezo ( Santander ).—( Piscicultura.) 1900. Gelabert Rincón (Rvdo. D. José). — Llagostera, Gerona. — (Mineraloffia y Geología.) 1917. Gil de Ceballos (D. Julián), Alunnio de Ciencias Naturales. — Mérida (Ba- dajoz.) 1914. Gil Lletget (D. Augusto), Licenciado en Ciencias Naturales.— Serrano, 19. Madrid.— (Aves.) 1912. Gil Alontaner (D. Federico), Ayudante del Instituto.— Campoamor, 24 y 26, Castellón. 1917. Gila (D. Frutos), Licenciado en Ciencias químicas.— Calle del Gobernador, 31. Madrid. 1896. Giménez de Aguilar y Cano (D. Juan), Catedrático de Historia Natural en el Instituto.— Casa Blanca.—Cuenca.— (Lepidópteros.) Tomo xix.- Enero, 1919. 2 18 LISTA DE SOCIOS • 1912. Goizueta y Díaz (D. Jesús), Catedrático y Decano de la Facultad de Farma- cia.—Barcelona. 1912. Gómez de Llarena y Pou (D. Joaquín), Doctor en Ciencias Naturales, Museo Nacional de Ciencias Naturales, M^adr'id.— (Geología y Geografía.) 1914. Gómez Fernández (D. Luis). —Travesía del Conde Duque, 8, Madrid. 1911. Gómez Llueca (D. Federico), Farmacéutico, Catedrático en el Instituto.-- T&rneX.— (Geología.) 1917. Gómez-Menor y Ortega (D. Juan), Alumno de Ciencias Naturales.— Pez, 34, Madrid. 1914. Gómez Miguel (Rvdo. P. Eusebio), Profesor de las Escuelas Pías.— Sevilla. 1894. Gómez Ocaña (Excmo. Sr. D. José), Senador vitalicio, de las Reales Acade- mias de Medicina y Ciencias, Catedrático de Fisiología en la Facultad de Medicina. — San Agustín, 7, 2.", Madrid. 1916. Gómez Rodríguez (D. Mariano de la Paz).— Plaza de Alfonso XII, 8, I^inares (Jaén). 1909. Gómez Vega (D. José).— Santander.- M^/ropo/o.^vV?.^ 1910. González (D. Saturio), P. B.— Convento de Santo Domingo de Silos (Bnr ^os).— (Mamíferos.) 1881. Gonzále!; Fragoso (D. Romualdo).— Eloy Gonzalo, 14, principal, Madrid.— (Micologia.i S. F. González Hidalgo (D. Joaquín), de la Real Academia de Ciencias, Catedrí.- tico jubilado de la Universidad Central, Jefe de la Sección de Malacología del Museo Nacional.— Carmen, 4, Madrid. 1916. González Nicolás (D. Antonio), Ingeniero de Minas.— Sevilla. 1915. González Reguerar(D. José Ramón), Licenciado- en Ciencias Naturales.— Inerarity, 13 y 15, Qijón. 1902. González Sánchez (D. Francisco).— Granada. 1917. González Sevilla (D. Ramón).— Granada. 1914. Goñi Nagore (D. Ramón), Licenciado en Ciencias Naturales.— Mayor, 7!', Pamplona. 1918. Granja agrícola de la Fundación Rodríguez Fabres.— Salamanca. 1882. Gredilla y Gauna (D. Apolinar Federico), Catedrático de la Facultad de Ciencias, Director y Jefe de la Sección de cultivos del Jardín Botánico.— Estrella, 7, principal, tA&áñá.— (Geología y Botánica.) 1898. Gregorio Rocasolano (D. Antonio), Catedrático de la Facultad de Ciencias. Zaragoza. 1916. Guerrero Rodríguez (D. Gregorio F.), Licenciado en Ciencias Naturales.— Lope de Vega, 39 y 41, principal, Madrid. 1918. Gutzwiller (D. Otto).- Barcelona. 1918. Haas (Dr. Federico).— Flix (Tarragona). 1907. Heintz (D. Luis), Licenciado en Ciencias, Director del Colegio de Nuestra Señora del Pilar. -Goya, 13, Madrid. 1893. Hernández-Pacheco y Esteban (D. Eduardo), Catedrático de la Facultad de Ciencias, Jefe de las Secciones de Geología y Mineralogía del Museo Na- cional de Ciencias Naturales.— Eloy Gonzalo, 13, hi\?iár\á..— (Geología y Pa- leontología.) 1888. Hoyos (D. Luis), Doctor en Ciencias Naturales y en Derecho, Catedrático de la Escuela Superior del Magisterio. — Lagasca, U, Madrid. — C4/;//-o/)()- logía.) 1901. Hueso (D. José), Doctor en Ciencias, Profesor numerario de la Escuela Nor- mal.—Llano del Remedio, 8, Valencia. 1915. Huguet del Villar (D. Emilio), Director Fundador del Archivo Geográfico de la Península Ibérica.— Lista, 62, Madrid. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 19 UX)7. Hiiguet y Padró (D. Mariano), Doctor en Medicina. — Barcelona.— C¿?í7c/f/70- logia.) 1S95. Huidobro y Hernández (D. José), Doctor en Ciencias, Conservador, por opo- sición, en el Museo Nacional de Ciencias Naturales.— Ruiz, 12, sesíundo, Madrid. 1895. Ibarlucea (D. Casto), Catedrático de Agricultura en el Instituto.— Moreras, (i, segundo, Cáceres. lí)l(). Iglesias Iglesias (D. Luis), Doctor en Ciencias Naturales.— Santiago.— ('Co- leópteros.) 1902. Imprenta de Fortanet. -Libertad, 29, Madrid. 1908. Instituto general y técnico de Alicante. 1906. Instituto general y técnico de Baeza. lí)03. Instituto general y técnico de Barcelona. 1901. Instituto general y técnico de Burgos. 1916. Instituto general y técnico de Castellón. 1906. Instituto general y técnico de Ciudad Real. 1909. Instituto general y técnico de Cuenca. 1916. Instituto general y técnico de Figueras (Gerona). 1907. Instituto general y técnico de Granada. 1901. Instituto general y técnico de Quadalajara. 1903. Instituto general y técnico de Huelva. 1908. Instituto general y técnico de Huesca. 1908. Instituto general y técnico de La Coruña. 1918. Instituto general y técnico de Lérida. 1917. Instituto general y técnico de Lugo. 1917. Instituto general y técnico de Mahón. 19'l5. Instituto general y técnico de Málaga. 1904. Instituto general y técnico de Orense. 1904. Instituto general y técnico de Falencia. 1931. Instituto general y técnico de Palma de Mallorca. 1904. Instituto general y técnico de Pontevedra. 1909. Instituto general y técnico de de Reus (Tarragona). • 1915. Instituto general y técnico de Salamanca. 1872. Instituto general y técnico de San Isidro (Biblioteca del).— Madrid. 1903. Instituto general y técnico de San Sebastián (Guipúzcoa). 1913. Instituto general y técnico de Santander. 1901. Instituto general y técnico de Santiago. 1916. Instituto general y técnico de Sevilla. 1918. Instituto general y técnico de Soria. 1880. Instituto general y técnico de Valencia. 1901. Instituto general y técnico de Vitoria. 1901. Instituto general y técnico de Zaragoza. 1909. Instituto Oswaldo Cruz.-Chez Mr. A Schlachter, 46, rué Madame, París. 1872. Jardín Botánico (Biblioteca del).— Madrid. 1906. Jerónimo Barroso (D. Manuel), Doctor en Ciencias Naturales, Auxiliar en la misma Facultad, Catedrático del Instituto.— Salamanca.— (fír/ocoos.; 1884. Jiménez de Cisneros (D. Daniel), Catedrático de Historia Natural en el Ins- tituto.—Medina, 38, Alicante. -rCr^o/o^/rv.; 1931. Jlmeno Egurbide (D. Florentino), Doctor en Farmacia. - Plaza Real, 1, Bar- celona. 1917. Jorro Azcune(D. Ángel), Alumno de Ciencias Naturales.— Plaza de Rius y Taulet, 2, 2.", Barcelona. 1917. Junta de Obras del Puerto.- Almería. 20 LISTA DR i-OCIOS 1909. Labarta (D. Eugenio), Ingeniero de Minas.— Santiago. 1907. Laboratorio Biológico marino de Baleares.— Palma de Mallorca. 1906. Laboratorio de radiactividad de la Facultad de Ciencias.— Madrid. 1913. Laguna y Gómez (D. Luis>, Licenciado en Ciencias Naturales.— Estación, S, Miguelturra (Ciudad Real). 1884. Laixffer (Excmo. Sr. D. Jorge), Agregado al Museo Nacional de Ciencias Na- turales, Gran Cruz del Mérito Agrícola, Caballero del mismo y de la Orden civil de Alfonso XII.— Juan de Mena, 5, Madrid. —(Coleópteros i/ Lepidópte- ros de España.) 1888. Laza (D. Enrique), Presidente de la Sociedad Malagueña de Ciencias.— Moli- na Lario, 4 y 6, Málaga.— M^í'/'S'S químico.) 1917. Leroy (Dr. Edouard), Doctor en Ciencias por la Universidad de Bruselas.— Fábrica Solvay, Torrelavega {S,^ntm^dQr).—( Faneróífamas // Geografía l)o- tánica.) 1919. LinaceroiD. Manuel G.), Alumno de la Escuela Superior del Magisterio.— Ramón de la Cruz, 19, Madrid. )909. López (Excmo. Sr. D. Claudio), Marqués de Comillas. Madrid. 1889. López de Zuazo (D. José), Doctor en Ciencias Naturalesv, Catedrático en el Instituto.— Zaragoza. 1907. López Matees (D. Rafael), Catedrático de Agricultura en el Instituto.— Granada. 1901. López Mendigutia (D. Fernando), Doctor en Ciencias Naturales, Profesor auxiliar, por oposición, en la Facultad de Ciencias.— Barcelona. 1909. Loro y Gómez del Pulgar (D. Manuel V.), Catedrático en el Instituto.— Soria. 1909. Loustau y Gómez de Membrillera (D. José), Rector y Catedrático de Mine- ralogía y Botánica en la Universidad.— Murcia. 1905. Lozano Rey (D. Luis), Catedrático de Zoografía de Vertebrados de la Uni- versidad Central, Jefe de la Sección de Osteozoología del Museo Nacional de Ciencias Naturales.— Lagasca, 119, Madrid. 1901. Llenas y Fernández (D. Manuel).— Avenida de la República Argentina, 5, principal, Barcelona.— ffíotó«/cí7.) 1902. Llord y Gamboa (D. Ramón), Doctor en Ciencias y Medicina.— Jorge Juan, 59, }Aadr\d.— (Química geoíóffíca .) 1914. Llórente Lacave (D. Carlos).— Sevilla. 1916-. Llórente Lacave (D.Juan Pedro).— Sevilla. 1908. Llovet Vergara (D. Alejandro).— Escuderos, 4, Segovia. 1897. iWaciñeira y Pardo (D. Federico G.), Cronista oficial de Ortigueira (La Co- x\iñA.)-( Prehistoria.) 1907. Macho Tomé (D. Aquilino), Doctor en Farmacia.— Saldaña (Falencia). 1887. Madrid Moreno (limo. Sr. D. José), Sub-Jefe del Laboratorio municipal. Ca- tedrático de Técnica micrográfica e Histología vegetal y animal en la Fa- cultad de Ciencias, Jefe de la Sección de Microbiología del Jardín Botánico, Consejero de Sanidad y de InstrncciiMi pública. — Serrano, 40, Madrid.— (Microffrafía.J 1917. Maluquer y Nicolau (D. Joaquín), Ingeniero.— Córcega, 413, Barcelona. (Herpetologia e Ictiología.) 1903. Maluquer y Nicolau (D. José), Ingeniero Industrial, Rosell(m,323, Barcelona. (Oceauografia // .Vlalacologia.) 1913. Marcet Riba (D. Jaime), Profesor auxiliar de la Universidad.— Lauria, 49, Barcelona. 1913. Marín Sáenz de Viguera (D. Antonio), Licenciado en Ciencias naturales.- Madrid. DE L\ REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 'Jt 1873. Marín y Sancho (D. Francisco), Licenciado en Farmacia.— Silva, 49, 2." de- recha, Madrid. mía. iMartín Lázaro (D. José), Farmacéutico.— Hospital Militar.— Valladolid. 1910. Martin Lecunibei-ri (D. Nicomedes E.), Auxiliar en la Universidad. -Diago- nal, 3123, Barcelona.— (■/)/í7/'o/«(:/ce£/s, Microfotngrafia.) 1918. Martin y Cardoso (D. Gabriel), Licenciado en Ciencias Naturales. -Marqués de Urquijo, 3, Madrid. 1889. Martínez de la Rscalera (D. Manuel). Hermosilla, 54, Madrid.— fCo/w/;- teros de Europa y Marruecos.) 1892. Martínez Fernández-Castillo (D. Antonio), Doctor en Ciencias Naturales, Catedrático en el Instituto de San Isidro.— Ferraz, 84, Madrid. -C£'«to- inologia e Histología.) 1918. Martinez González (D. Serapio), Alumno de Ciencias Naturales.- Pízarro, 15, 3.°, Madrid. 1903. Martínez Girón (D.Paulino), Abogado y Vicecónsul de Chile. -Corral del Rey, 9, Sevilla. 1893. Martínez Núñez (R. P. Zacarías), Agustino, Doctor en Ciencias Naturales, Qbispo de Huesca. 1874. Martinez y Ángel (D. Antonio), Doctor en Medicina.— Hortaleza, 89, Madrid. 1901. Martínez y Martínez (D. Cesáreo), (Catedrático en el Instituto.— Convento, 2, Gijón. 1913. Marvier (D. Evan), Ingeniero Inspector del servicio telegráfico de la Compa- ñía de los ferrocarriles Andaluces.— Sánchez Pastor, 8-10, Málaga.— C£'«to- mologia.) 1914. Más de Xaxars y Palet (D. José M'"), Ingeniero Químico.- Méndez Núñez, 6, 3." 2."— Barcelona.— ('Cfl/'«W(/GS.> 1898. Más y Guindal (D. Joaquín), Farmacéutico Mayor de Sanidad Militar.— Ruiz, 13, Madrid. 1912. Maynar Dupla (D. Jesús), Auxiliar de la Universidad.— Manifestación, 93, Zaragoza.— (Botánica general.) 1913. Mayordomo (D. Valentín), Colegio del Sagrado Corazón de Jesús'.— Aparta- do 66, Vigo. 1905. Mazarredo (D. Rafael), Ingeniero Jefe de Caminos. Alcalá, 31, Madrid. 1909. Medina Martinez (D. Alfonso), Médico.— Serrano, 36, Madrid. 1888. Medina Ramos (D. Manuel), Doctor en Medicina, Catedrático de Anatomía en la Escuela de Medicina.— San Vicente, 8, S&\\\\a.~ (liimenópteros.) 1913. Meisser (Dr. D. Benedicto).— Barcelona. n)09. Melcón (R. P. Agustín).— 10, Jang-tszée-poo-Road. Shanghai. China (Via Si- heña^.— (Lepidópteros.) 1910. Mir y Llambias (D. Antonio), Catedrático de Agricultura en el Instituto.— Mahón. 1918. Miranda Mateo (D. Miguel de). Alumno de Ciencias.— Calahorra. 1917. Miranda Rivera (D. Alvaro), Licenciado en Ciencias Naturales.— Serrano, 76, Madrid. 1908. Montero y Rodríguez-Almarza (D. José), Licenciado en Ciencias Naturales. Madrid. 1911. Monteverde (D. Félix), Ingeniero de Montes.-El Escorial (Madrid). 1914. Morales Antequera (D. Carlos), Ingeniero agrónomo. Jefe del Servicio Agro- nómico.—Ciudad Real. 1903. Moran Bayo (D. Juan), Catedrático de Agricultura en el I.istituto. Córdoba (durante el verano en Medina de las Torres, Badajoz). 1908. Morcillo (D. Ramón), Presbítero, Profesor del Sacro-Monte.— Granada. 1009. Moreno y Rodríguez (D. Agustín».— Catedrático del Instituto. -Orense. 22 LISTA DE SOCIOS 1P19. Moroder y Sala (D. Emilio).— Maestro Chapi, 12, \''d\encia.~(Entomo¡offia. Coleópteros // Henüpteros.) 1914. Moróte y Greu.s (D. Francisco^ Doctor en Ciencias, Catedrático de Agricul- tura y Director del Instituto.— Pi y Margall, 52, V^alencia. 1898. Moyano y Moyano (limo. Sr. D. Pedro), Catedrático y Secretario de la Es- cuela de Veterinaria, Comendador de número de la Orden civil del Mérito Agrícola, Caballero de la Orden civil de Alfonso XII y Caballero de 2.^ clase de la Orden del Mérito Militar.— S. Nacional, 18, duplicado, Zaragoza.— ^^Z- nologia Zootécnica.) 1914. Mágica Mondragón (D. HilarioK Alumno de Ciencias Naturales.— Hurtado de Amézaga, 30, Bilbao. 1902. Muñoz-Cobo (D. Luis), Doctor en Ciencias.— Catedrático en el Instituto.- Málaga.— CAÍo/aco/o^'o y Mineralogía.) • 1872. Museo Nacional de Ciencias Naturales (Bibloteca del). — Hipódromo. Madrid. 1894. Museo Pedagógico (Biblioteca del ). -Daoiz, 3, Madrid. 1905. Nascimento (D. Luis Gonzaga do).— Setubal (Portugal . 1905. Navarrete (D. Adolfo).— Zurbano. 8, Madrid. 1903. Navarro (D. Leandro), Profesor dc^ Patología vegetal en el Instituto Agríco- la de Alfonso XII. - Madrid. 1917. Navarro Martín (D. Francisco), Licenciado en Ciencias Naturales.— Mayor, 198, Palencia. 1908. Navarro y Neumann (R. P. Manuel M." S.), S. J., Director de la Estación sismológica de la Cartuja. — Apartado núm. 32, Granada. — ('S/s/no/o^/o // especialmente terremotos españoles.) 1916. Navaz y Sanz (D. José María), Alumno de Ciencias Naturales.- Hortaieza, 30. Madrid. 1908. Nieto Valls (D. Gustavo), Catedrático en el Instituto.— Las Palmas (Cana- rias). 1915. Novel Peña (D. José), Licenciado en Farmacia.— Avenida de Cervantes, ho- tel, Granada. 1902. Novella (D. Joaquín), Catedrático en el Instituto de Gerona. 1898. Novoa y Álvarez (D. Francisco), Vicecónsul de Portugal en Goyán, Socio correspondiente de la Arqueológica de Pontevedra y de la Española de Hi- giene, Comendador de las Órdenes de Cristo y de la Concepción de Villavi- ciosa de Portugal, Médico Municipal de Tomifío, Socio de número de 1;í Cruz Roja Española y condecorado con la medalla de plata de la misma So- ciedad y con la de plata de Puentesampayo.— (Por Tuy), Goyán. 1917. Obermaier (Dr. Hugo), Profesor agregado al Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. 1872. Oberthür (D. Carlos), de la Sociedad Entomológica de Francia.— Faubourg de París, 36, Rennes (Ille-et-Vilaine), Francia.— (Lepidópteros.) 1872. Oberthür (D. Renato), de la Sociedad Entomológica de Francia.— Faubourg de Paris, 36, Rennes (Ille-et-ViIaine\ Francia.—fColeópteros.) 1872. Observatorio Astronómico (Bibloteca del).— Madrid. 1917. Observatorio del Ebro.—Tortosa. 1911. Olabe Alonso (D.José). — Santander. 1911. Olea y Córdova (D. Gregorio). — Subinspector Farmacéutico de Sanidad Mi- litar. -Valverde, 8, pral., Madrid. 1909. Olivar (D. Manuel), Doctor en Medicina, Profesor au.xiliar en la Escuela de Veterinaria. Zaragoza. 1887. Onis (D. Mauricio Carlos de), Licenciado en Ciencias.— Santa Engracia, 23, principal, Madrid. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATllíAL '23 1890. Ortega y Mayor (D. Enrique).~Calle de Carretas, 14, Laboratorio químico, Madrid. 1W)7. Orueta(D. Dominsío de), Ingeniero de Minas.— Lagasca, 116, Madrid. í'Gco- logia.) 1915. Owin y Cortés (D. Jacinto), Profesor de la Facultad ;de Medicina.-Sevilla. 1905. Padró (D. José), Tecnógrafo de la Facultad de Cienc¡as.-Huertas,70, Madrid. 1894. Palacios (D. Pedro), de la Real Academia de Ciencias, Inspector general ju- bilado del Cuerpo de Ingenieros de Minas. -Montesquinza, 9, Madrid. 1918. Palet y Barba (D. Domingo), Diputado provincial. Barcelona. 1911. Pan Fernández (D. Ismael del), Catedrático en el Instituto.— Cáceres.—fGí'o- logia.) 1881. Pantel (R. P.José), S. J.— Maison d'études, Gemert (Holanda). -.4«f7/ow/V7 de insectos, Ortópteros.) 1905. Pardillo Vaquer (D. Francisco), Catedrático de Cristalografía en la Univer- sidad.—Aribaij, 152, Barcelona. 1913. Pardo García (D. Luis), Alumno de Ciencias Naturales.— Gran Vía, 65, Va- lencia. 1882. Paúl y Arozarena (D. Manuel José de). -San Vicente, 10, SeviWa.-fPatoío- gia vegetal.) 1903. Pazos Caballero (D.J. H.), Médico-cirujano; Miembro de varias sociedades científicas y Corresponsal de la Academia de Ciencias de la Habana.— Mar- tí, 46, San Antonio de los Baños {Cuba).— (Dípteros parásitos.) 1898. Pella y Frogas (D. Pedro), Ingeniero industrial qu'mico y mecánico; Socio de mérito de las Económicas Aragonesa y Ge.undense de Amigos del País y del Ateneo de Teruel; Ingeniero Jefe de la e.\plotación del Ferrocarril de Cariñena a Zaragoza.— Zaragoza. -CGeo/o^/'a.) 1907. Pereyra Galbiatti (D. José), Perito agrónomo por la Escuela de Montpellier. Arrecife (Lanzarote, Islas Cananas).— ( Agronomia ij Geologia Agrícola de Canarias.) 1913. Pérez (R. P. Valentín), Escolapio.— Getafe (Madrid). 1918. Pérez Casanova (D. Gonzalo), Licenciado de Ciencias Naturales.— Residencia de estudiantes, Madrid. 1915. Pérez de Barradas y Álvarez de Búlate (D. José).— Víriato, 24, Madrid. 1915. Pérez de Pedro (D. Félix), Licenciado en Ciencias Naturales.— Jardines, 15, Madrid. 1881. Pérez Lara (D. José María).— Jerez de la Frontera (Cáá\í).— (Botánica.) 1873^ Pérez Ortego (D. Enrique), Doctor en Ciencias, Profesor auxiliar en el Insti- tuto del Cardenal Cisneros.— C. de San Bernardino, 7, Madrid. 1894. Pérez Zúñiga (D. Enrique), Profesor auxiliar en la Facultad de Medicina.— Paseo de Trajineros, 32, Madrid. 1907. Peris Fuentes (D. Ernesto).— Burriana (Castellón). 1902. Pi y Suñer (D. Augusto), Catedrático en la Facultad de Medicina.— Barcelona. 1901. Pie (D. Mauricio), de la Sociedad entomológica de Francia.— Digoin (Saóne- et-Loire), Francia. — (Ent. general de Argelia, Col. e Himenopt. paleart. .Meliridos, Ptinidos, Antícidos, Pedilidos, Brúquidos y «Nanophyes» de todo el mundo.) 1915. Pina de Rubíes (D. Santíago).-Madera, 9, Madrid. -('Q«w//ca mineral.) 19íi3. Pittaluga (D. Gustavo), Catedrático de Parasitología de la Facultad de Me- dicina en la Universidad Central.— Blanca de Navarra, 4, Níaúr\á.--(Incesti gaciones micrográficas aplicadas a la clínica.) 191G. Pía (D. Joaquín), Editor.— Gerona. 1917. Planchuelo y Portales (D. Gregorio), Licenciado en Ciencias y Farmacia.— Fernando VI, 23, 2.", Madrid. 24 LISTA DE SOCIOS 1915. Pla-ias Garau (D. Antonio), Licenciado en Ciencias Naturales.— Cavalle- rías, 13, Palma de Mallorca. 1905. Pons ;D. Enrique), Catedrático en el Instituto.— Pamplona. 1918. Potó(D. Mariano).— Ayala, 74, Madrid. 1918. Portusach Roca (D. Antonio).— Perito Agrícola.— Barcelona. 1887. Prado y Sáinz (D. Salvador), Doctor en Ciencias Naturales; Catedrático y Director del Instituto.— Guadalajara. 1917. -Prieto de Castro (D. Blas), Licenciado en Ciencias Naturales. -Cruz, 37 y 39. Madrid. 1916. Pro y Alonso O. Andrés), Licenciado en Ciencias Químicas.— Arrabal, Sa- lamanca. 1912. Pujol (D. Manuel). - Vellisca (Cuenca).— (Lepidópteros.) 1918. Pujiula (D. Jaime).— Barcelona. 1918. Puyal y Gil (D. Vicente).— Ingeniero Agrónomo. — Sevilla. 1912. Quelle (Dr. Otto). — Kijnigstrasse, 3, Bonn (Alemania). — (Geo/o.§7'(7 i/ Gen- grafía.) 1895. Ramón y Cajal (D. Pedro). Catedrático en la Facultad de Medicina. -Sitios. 6, Zaragoza.— (Histología.) 1917. Ramos Escudero ( D. Abel), Licenciado en Ciencias Naturales.— San M; r- cos, 22, Madrid. 1872. Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales ^Biblioteca de la).— Valverde, 26, Madrid. 1901. Real Biblioteca de Berlín (Konigliche Bibliothek).— Behrenstrasse, 40, Ber- lín W. 64. 1917. Reichenow (Dr. Eduard),— Avenida de la Plaza de Toros, 2, Madrid. 1915. Rey Montero (D.José Cipriano), Catedrático de Agricultura del Instituto.— Málaga. 1907. Reyes Calvo (D. Manuel), Farmacéutico, Licenciado en Ciencias.— Don Die- go Avis, 6, Cabra. 1883. Reyes y Prósper (Excmo. Sr- D. Eduardo), Catedrático de Fitografía en la Facultad de Ciencias; Jefe de la Sección de herbarios en el Jardín Botánico; Caballero Gran Cruz de la Real Orden de Isabel la Católica.— San Bernar- do, 56, Madrid. - (Anatomía microscópica vegetal, Criptógamas y Orquídeas de España.) 1872. Ribera (limo. Sr. D. Emilio», Doctor en Ciencias Naturales; Catedrático jubi- lado de la Escuela Superior del Magisterio.— Orellana, 1, Madrid. 1918. Riesgo Ordóñez (D. Ángel), Ayudante de Montes.— Ferraz, 40, 2.", Madrid. (Entomología.) 1917. Río-Hortega (D. Pío del), Doctor en Medicina.— Prado, 10, Madrid. 1914. Rioja Lo-Bianco (D. Enrique ), Doctor en Ciencias Naturales. —Catedrá- tico del Instituto.— Mahün.—('G«sí7«os anélidos.) 1886. Rioja y Martín (D. José), Catedrático de Zoología de Animales inferiores y Moluscos de la Universidad Central. —Madrid. — ("^«otow/V/ de animales inferiores.) 1909. Ríos y Rial (D. Cándido), Director y Catedrático de Historia Natural en e¡ Instituto General y Técnico. - Santiago. —('.V/(/;í'm/o.o-/(?.>» 1902. Riva ;D. Maximino de la). Profesor auxiliar en la Facultad de Farmaciíi.- Santiago. 1896. Rivas Mateos (D. Marcelo), Catedrático en la Facultad de Farmacia déla L'niversidad; Diputado a Cortes. Sagasta, 19, h\aár\á.-( Botánica. > 1917. Robert Soler (D.José), Profesor auxiliar de la Escuela de Ingenieros Indus- triales.—Barcelona. 191G. Rodrigo 1909. Sobrino y Buhigas (D. Ramón), Doctor en Ciencias Naturales, Catedrático en el Instituto.— Pontevedra. -CGeo/üií-za // Prehistoria.) 1916. Sociedad Bilbaína. -Bilbao. 1915. Soler Carreras (D. José M."), Ingeniero Industrial.— Barcelona. 1901. Soler j BatUe (D. Enrique), Farmacéutico Militar.— Mayor, 51, Sarria (Bar- celona).—C^otón/crt.^ 1910. Soler y Luesma (D. Amadeo), Doctor en Medicina y Cirugía. -Palacios Ma- laver, 8, Sevilla. 1912. Soler Pujol (D. Luis), Naturalista preparador. -Calle de Raurich, 13 y 15, Barcelona. 1913. Soriano Lapresa (D. Francisco).— Granada. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 27 1915. Soriano y Pérez (D. Clemente), Alumno de la Facultad de Ciencias. -Za- ragoza. 1918. Suárez (D. Victoriano) Librero.— Preciados, 58, Madrid. 1918. Siiriol Torra (D. José), Alumno de Ciencias.-Barcelona. 19C5. Surraelj' (D. Eduardo), Profesor de idiomas.— Concepción Jeróiiima, ló-y 17, Madrid. 1913. Susaeta y Ochoa de Echagüen (D. José M."), Doctor en Ciencias Naturales, Catedrático del Instituto.— Cartagena. 1903. Taboada Tundidor (D. José), Doctor en Ciencias Naturales, Licenciado en Derecho, Catedrático en el Instituto.— Granada. 1899. Tarazona y Blanch (D. Ignacio), Catedrático en la Facultad de Ciencias, Principe Alfonso, 11, Valencia. 1899. Tarín y Juaneda (D. Rafael), Doctor en Ciencias Naturales, Profesor auxi- liar de la Universidad.— Torno de San Cristóbal, 9, Valencia. 1908. Tello (D. Francisco), Médico.— Agiiirre, 1, Madrid. 1910. Tenorio (D. Bernardo).— Venerables, 5, SemWa.— (Geología.) 1907. Tomás Corrales (R. P. A.), Rector de las Escuelas Pías y Catedrático de Historia Natural.— Granada. 1900. Torremocha Téllez (D. Lorenzo), Catedrático en la Facultad de Medicina. Valladolid. 1912. Torres Mínguez (D. Alejandro), Farmacéutico.— Barcelona. 1914. TruUenque Esteve ;u. Ramón), Farmacéutico de Carlet ( Valencia). -CGco- !og-ía.) 1914. Tuñón y Mallada iK.do. P. José M.^), Dominico.— Santa María de Nieva S. V. (Segóv\a).~(Mineralogía.) 1917. Turnio Benjumea (D. Julio), Ingeniero de Minas.— Sevilla. 1902. Turró (D. Ramón), Director del Laboratorio Microbiológicc— Notariado, 10, Barcelon a .— (Bacteriología J. 1917. Universidad de Salamanca (Biblioteca de la). 1903. Universidad de Santo Tomás.— Manila. 1911. Universidad de Viena (Biblioteca de la). 1915. UriaRiu D.(Juan), Licenciado en Derecho.— Campoamor, Oviedo.— (Antropo- logía y Prehistoria.) 1904. Uruñuela (D. Julio), Doctor en Ciencias Naturales, conservador en el Jardín Botánico.— Madrid. 1900. Vales Failde (limo. Sr. D. Javier), Auditor del Tribunal de la Rota.— Prince- sa, 77, Madrid. 1917. Vázquez Sanz (D.Juan), Alumno de Ciencias Naturales.— Barcelona. 1914. Velaz de Medrano (D. Luis), Profesor en la Escuela de Ingenieros de Mon- tes.-Gaztambide, 5, Madrid. 1906. Verdaguer Comes (D. Pablo).— Mar, 94, Valencia. (Geología). 1909. Vial (D. Federico).— Santander. 1912. Vicioso Martínez (D. Carlos), Ayudante de Montes. — Hortaleza, 84, Madrid. (Botánica.) 1914. Vidal (R. P.Juan Crisóstomo), Profesor de Historia Natural en las Escuelas Pías.— Valencia. 1909. Vidal y Carreras (D. Luis Mariano), Inspector general del Cuerpo de Inge- nieros de Minas; Presidente de la Comisión del Grisú; Miembro de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona; Socio correspondiente de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid.— Bar- celona. 1899. Vidal y Compaire (D. Pío), Doctor en Ciencias Naturales, Conservador, por oposición, en el Museo.— Plaza de Santa Bárbara, 7, Madrid. 2» LISTA DE SOCIOS 1915. Vidal y López (D. Manuel).— Mahón.—í'C/c/«í/e//í/os del Globo.) 1917. VUa Caro (D. Eufíenio), Médico.— Barcelona. 1893. Vila Nadal (D. Antonio), Catedrático en la Universidad de Barcelona. 1896. Viñals y Torrero (D. Francisco', Doctor en Medicina.— Plaza de los Ministe- rios, 9, Madrid. 1913. Vives y Fieras (Srta. Catalina), Licenciada en Ciencias Naturales.— Carrerí: de San Jerrjninio, 31, Madrid. 191G. Wernert Ulrich (D. Pablo).— Alcalá, 143, Madrid. -(Etnología tj Prehistoria.) 1907. Wynn EUis (D. Federico).— Barcelona.—('fiotó/»cf/.^ 1915. Zabala (Rvdo. P. Julián), Profesor de Historia Natural del Colegio de Sai: Bartolomé de Bogotá (Colombia). 1907. Zabala y Lara (D. Miguel), Químico de la Azucarera Santa Juliana y Farma- céutico.-Granada. 1907. Zambrano y üarcia de Caravante.s (D.José), Farmacéutico.— Granada. 1912. Zamora (D. Ricardo), Farmacéutico.— Siles (Jaén). 1915. Zamorano Ruiz (D. Manuel), Licenciado en Ciencias Naturales.— Rambla, 15. Murcia. 1915. Zapata y Castañeda (D. Francisco).— Pez, 22 y 24, Madrid. 1915. Zarco García (D. Ángel), Colector del Museo.— Raimundo Lulio, 10, Madrid, (Coleópteros) 1912. Zarlquiey (D. Ricardo), Doctor en Medicina.— Mallorca, 237, Barcelona.— (^Co- leópteros.) 1905. Zulueta (D. Antonio de). Profesor auxiliar de la Universidad, Encargado de Cursos prácticos de Biología del Museo. — Claudio Coello, 64, Madrid. Socios agregados. 1914. Alcayde Vilar (D. Manuel).— Serrano, 5, Madrid. 1915. Aldaz (D. Julián). -Zumaya (Guipúzcoa). 1904. Aterido (D. Luis), Jardinero Mayor del Botánico.— Madrid. 1914. Belbéze Pérez (D. Luis), Licenciado en Ciencias Naturales.— Ponzano, 4. h\v.- áriá.— (Coleópteros.) 1917. Benlloch (D. Carlos), Alumno del Bachillerato.- Valencia. 1914. Betanzos (D. Domingo).— Santander. 1909. Escobio Franco (D. Jesús).— Qaboya, 6, 4.", Santander.— (/4/;/ro/;o/oáVíV.; .1899. Escribano y Ramón de Moneada (D. Francisco), Licenciado en Medicina.- Hidalgo, Torrevieja (Alicante). 1014. Fernández Aguilar (D. Rafael), Alumno de Ciencias Naturales y de la Es- cuela de Minas.— Lagasca, 64, Madrid. 1914. Ferrer (D. José), Alumno de Ciencias Naturales.— Zaragoza. 1898. Izquierdo Gómez (D. Juan Antonio). Catedrático de Ampliación de Física en la Universidad.- Paz, 17, Valencia. 1914. Lana (D. Francisco\ Alumno de Ciencias Naturales.— Zaragoza. 1913. Martínez de la Escalera (D. Fernando).— Hermosilla, 54, Madrid. 1897. Martínez Gámez(D. Vicente), Catedrático en el Instituto. Cnálz. — (Ornito- logía de España.) 1915. Oppelt y Sanz (D. Amador), Profesor de la Escuela de Comercio de Málaga. 1910. Requena Espinar (D. Enrique).— Granada. 1915. Rodríguez Rodríguez (D. José), Alumno de Medicina.— Granada. 1909. Saviron y Caravantes (limo. Sr. D. Paulino), Decano y Catedrático de la Facultad de Ciencias; Comendador de número de la Ordeír civil de Alf di- so XII.— Zaragoza. DE LA KEAL ESPAÑOLA DK HISTORIA NATURAL 29 Socios fallecidos. NUMERARIOS 1915. Achúcarro (D. Nicolás!. 1914. Marti Más (D. Ramón). 1892. Mendoza (D. Antonio). 1911. Soler Segura ( D. Federico ). J908. Suárez de Figueroa (D. José). KKSUME.N Socios protectores 9 — honorarios 10 — correspondientes 56 — vitalicios 3 — numerarios 548 — agregados 18 Total 644 Madrid, 8 de Enero de 1919. El Secretario. Ricardo García Mercet. ÍNDICE GEOGRÁFICO DE LOS SOCIOS (*>■ ESí^^IÑT^^ Albacete. Berraondo. Fructuoso. Albalate de Zorita. Domínguez (P.). Alicante. Instituto. Jiménez de Cisneros. Almería. Domínguez (B.). Junta de Obras del Puerto. Arrecife. Pereyra Qalviatti. Baesa. Coscollano. Instituto. Barcelona. Aguilar-amat. Agalló. Aldama. Almera. Aranzadi. Arias. Barnert. Bataller. Bellido. Bertrán. Bofill. Bosch. Botey. Brugués. Busquets. Caballero (A.). Caballero (J.). Calleja. Camps. Cañáis. Casamada. Cátedra de la Universidad. Cazurro. Codina. Crespí (A.). Delgado Lauger. Deselaers. Escuela alemana. Ezquieta. Faura. Fernández Galiano. Fernández Riofrio. Ferré Gomis. ' Ferrer (C). Font Quer. Fuset. Garbayo. García del Cid. Goizueta. Gutzwiller. Huguet y Padró. Instituto. Jimeno Egurbide. Jorro. López Mendigutia. Llenas. Maluquer (Joaquín). Maluquer Uosé). Marcet (J.). Martín Lecumberri. Mas de Xaxars. Meisser. Palet. (*) No figuran los residentes en Madrid. Las iniciales P, H, C o A, precediendo a un apellido, indican que se trata, respectivamente, de un socio protector, honora- rio, correspondiente o agregado. DH LA IIRAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL Pardillo. Pi y Suñer. Portusacli. Pujiula. Robert. Roig. Rueda. Sagarra. San Miguel. Serra Robert. Serradell. Sirvent. Soler (E.). Soler (J. M."). Soler (L.). Suriol. Torres Mínguez. Turró. Vázquez. \idal. Vila Caro. Vila Nadal. Wynn Ellis. Zariquiey. Bilbao. Escuela Normal de Maestras. Mugica. Sociedad Bilbaína. Béjar. Rodríguez Olleros, Burgos. .Ardanaz. Instituto. Burriana (Castellón). Peris Fuentes. Cabra. Garanden. Reyes. Cáceres. Ibarlucea. Pan. Cádis. Buen (R.). {\) Martínez Gámez. Sánchez Navarro. Sección de Ciencias. Calahorra. .\\iranda. Cangas de Tineo (Asturias). Flórez. Cartagena . Susaeta. Castellón. Boscá (A*.), üil Montaner. Instituto. Royo Gómez. Ciudad Real. Corrales Hernández. Instituto. Morales Antequera. •Córdoba. Chaves. Moran. Cuenca. Ateneo Conquense. Giménez de Aguilar y Cano. Instituto. Cuevas de Vera (Almería). Siret. Daimiel (Ciudad Real). Sánchez Mantero. Don Benito (Badajos). García Bayón. El Escorial. Monteverde. Ferrol . Carballo. Figueras. Instituto. Rodríguez Rosillo. Flix (Tarragona). Haas. Gandía (Valencia). Casan. Gerona. Esteva. Novella. Pía. Getafe (.Madrid). Pérez (V.). Gijón (Oviedo). Franganillo. González Regueral. Martínez y Martínez. 32 ÍNDICE GEOGRÁFICO DE LOS SOCIOS Goycin (Pontevedra). /eres (Laais). Novoa. Pérez Lara. Granada. La Corana. Álvarez de Toledo. DíezTortosaíJ.). Diez Tortosa (M.). Bescansa. Fernández Alonso. Instituto. Escuela Normal de Maestros. Laguna de Tenerife (Canarias). Espejo. Facultad de Ciencias. Facultad de Farmacia. Fenech. Cabrera (Agustín). Cabrera (Anatael). Las Palmas ( Canarias). Fernández Martínez. Nieto. Fernández Montesin'os. González Sánchez. González Sevilla. Ledesma (Salamanca). Beato. Instituto. López Mateos. Morcillo. Navarro Neumanin. León. Aragón (D. Federico). Aragón (D. Francisco). Novel Peña. (Lérida). (A) Requena. Rodríguez L.Neyra (C). (A) Rodríguez Rodríguez. Instituto. Linares (Jaén) Sánchez Robles. Gómez Rodríguez. Simancas Señan. Soriano. Taboada. Z,f)£,'-/0«0. Elizalde. Tomás Corrales. Zabala. Zambrano. Llagostera (Gerona). i Gelabert. Giiadalajara. Dantin. Instituto. Lugo. Instituto. Malión (Baleares). . Prado. Carreras. Meras (Santander). Salguero. Instituto. Mir. Rioja. HitelLHi. Vidal y López. Díaz Llanos. .Málaga. Instituto. 1 Becerra (A.)- Huesca. Escuela Superior de Comercio Castaños. Instituto. Martínez Núñez. Instituto. Laza. Marvier. 1 Muñoz Cobo. niescas ( Toledo). ] (A)Oppelt. Aguilar y Carmena. j Rey Montero. Jaén. 1 Mataró (Barcelona). Ruiz Romero. i Bordas. DE LA WEKL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 33 Mérícia (Badajoz). Pontevedra. Gil de Ceballos. Dios Otero. Sáenz y López. Instituto. Silva Tavares. Migueltiirra (Ciudad Real). Sobrino. Laguna. Pozuelo de Calatrava, Murcia. Fuente. Codorníu. Facultad de Ciencias. Reus (Tarragona). Fernández-Nonídez. Cillero (J). Loustau. Cillero (M.). Zaniorano. Instituto. Nueva (Asturias). Ribas (Gerona). Vega del Sella (C. de la). CruzíE.). Olot (Gerona). Salamanca. Bolos. Bartolomé del Cerro. Onteniente (Valencia). Decano de la Facultad de Ciencias Ferrer (F.). Granja agrícola. Orense. Instituto. • Instituto. Jerónimo Barroso. Moreno Rodríguez. Pro. Universidad. Orihuela (Alicante). Andreu. Saldaña (Patencia). Seminario. Macho Tomé. Ortigueira (Coruña). San Sel)astián. Maciñeira. Escuela Normal de Maestras. Oviedo. Instituto. Eguren. Uria Riu. Santa Cruz de la Palma (Canarias), Patencia. Santos y Abreu. Aleonada. Santa María de Nieva (Segovia).. Instituto. Tuñón. Navarro Martín. Santander. Palma de Mallorca (Baleares). Alabern. Aguinaco. Darder (B.). Alaejos. Darder(E.). Ateneo Montañés. Escalas Real. (A) Betanzos. Galán (A.). Cendrero. Qamundi Ballester. (A) Escobio. Instituto. Estación de Biología marina^ Laboratorio biológico marino. Garma. Planas. Gómez Vega. Rodríguez L. Neyra (E.). Instituto. Olabe. Pamplona. Ruiz de Pellón. Goñi. Santos Ruano. Pons. Vial. Tomo XIX.- Enero, 1919. 34 ÍNDICE GEOGRÁFICO DE LOS SOCIOS Santiago (Corttfia). Cabeza de León. Cátedra de la Universidad. Deulofeu. Eleizegui. Facultad de Farmacia. García Várela. Iglesias. Instituto. Labarta. Ríos. Riva. Sobrado. Santo Domingo de Silos (Burgos). González (S.). Segovia. Castellarnau.^ Llovet. Sevilla. Ateneo. Barras. Benjumea. Brioude. Candau. Carrión. Escuela Normal de Maestros. Gabinete de Historia Natural. García Velázquez. Gómez Miguel. González Nicolás. Instituto. Llórente (C). Llórente (J- ?•)• Martínez Girón. Medina. Owin. Paúl. Puyal. Seres. Simó. Soler Luesma. Tenorio. Turnio Benjumea. Siles (Jaén). Zamora (R.). Soria. Instituto. Loro. Teruel. Gómez Llueca. Toledo. Academia de Infantería. Torrelavega. Leroy. Torrevieja (Alicante). (A) Escribano. Tortosa. Observatorio del Ebro. Totana (Murcia). Benisa. Tuy (Pontevedra). Areses. Uclés (Cuenca). Fernández. Valencia. Arévalo. Balasch. Barbera. Beltrán. (A) Benllocli. Bogani. Boscá(E.). Cru. Cruz Nathan. Decano de la Facultad de Ciencias. Espluges. Facultad de Ciencias. Fernández Hernández. Fernández Martí. Hueso. Instituto- j (A) Izquierdo. Moroder. I ■ Moróte. I Pardo. \ Roselló. I Sales Crespo. Tarazona. Tarín. TruUenque. . Verdaguer Comes. Vidal. I 1 'alladolid. Decano de la Facultad de Ciencias. Martín Lázaro. Torremocha. DK LA RKAL ESPAÑOLA DE HLSTORIA NATURAL 35 I ellisco (Cuenco). Casino. Pujol. Ferrando. (A) Ferrer (F.). Vigo. Gregorio Rocasolano iMayordonio. Instituto. Villantieva /y Geltn't. (A) Lana. Ronianí. López de Zuazo. Maynar. I lllar de GaUitnaso (Solamanca). Moyano. Escribano (M.). Olivar. 1 Itoria. Pella. Ramón y Cajal (P.). Instituto. Romeo. Zarogosa. Sánchez Bruil. Alvira. Aranda. (A) Savirón. Soriano. Ardiz. Zumaya (Giiipi'u Borobio. (A) Aldaz. :B:x:Ti?.^i7. (H> Engler.— /Jer/m. (C) Gehier).— Hambiirgo. Quelle. Bonn. Real Biblioteca.— Ser///7. (O Saloman, fieídelberg. (C) \\'e\se{J.).— Berlín. Argelia. (C) Chevreux.— 5ó«é'. Austria-Hungría. (C ) Brancsik. — Trencsen. (C) HoYváth.— Budapest. (C) Kheil.—Praga. (C) Klapalek.— Praga. (C) Reitter.- Prt5Aí7«. (H) Tschermak.— F/e«í7. Universidad (Biblioteca).— I 'ieua. Bélgica. (C) Schouteden.— fí/-wse/(7s. Brasil. Instituto Oswaldo Cruz. Chile. (C) Fori&r.— Santiago. China. Melcon .— Shanghai. Colombia. Zabala.— fío^otó. Cuba. Pazos.— ^an Antonio. (C) Torre.-Hahana. Estados Unidos. (C) Co^^eshaW.- Pittsburgh. García Banús.—A'weüfl- For/t. (H) HoWaná.-Pittsburgh. (C) Turnez.— Washington. (C) Washington.— ¿ocws/', Mammouth. Francia. (C) Acloque.— Pflr/6\ (C) Bedel.-Pans. (C) Blanchard.-Pons. (C) Bois.— Saint-Mandé. BrenW.—Paris. (V) Brolemann.— fí7«. (C) Backmg.— Estrasburgo. (C) Corhiére.—Cherburgo. (C) DoUfixs.-Paris. 36 ÍNDICE GEOGRÁFICO DE LOS SOCIOS • FaWot.-Grenoble. (C) Fauvel.— Coé?«. (C) Uarlé— Burdeos. (C) Uecke].— Marsella. (C) Janet.— Voisínlieii. (C) Jeannel.-7"oz//ouse. (C) Lederc. — Toulouse. (C) Lesne.—Asniéres. (P) Marqués de Mauroy. (C) Martin (R.).-Le Blanc. (C) Meunier.— Pans. Oberthür (Ch.).— Retines. Oberthür (R.).—Rennes. (C) OVwier. —Baroches aii Houlme. (H) Perder (Ed.).— Pons. Vxc.—Digoin. (H) Simón. "Por/s. (C) Verneau.— Por/s. Filq)inas. Universidad. ~-U(7/2//í7. Holanda. Pantel.-A'csíee/ Gemert. Inglaterra. Beatty.— A^orí/7í7/7zpfOrt. (C) Boulenger. Londres. (C) Burr.— Z)oüer. (C) Distant.— 5o«//z Norwood. Dulau.-¿o/2í/res. (H) Qeikie. -¿o/zrfz-íPS. (C) Lewis (.G.).-Tumbridffe Wel/s. (H) Poulton.— O-r/brc?. (C) Thomas. -¿o/zí/res. Italia. fC) Balsamo. -A'dpo/e5. (C) Br'iz'i.— Roma. (C) Camerano.— 7'z//7«. (C) Cannaviello.— Porto/. (C) De Toni.—Módena. (C) Dervieux.— Tiirin. (V) Dodero. - Genoro. (C) Gestro.— GOTOt'(7. (C) Griffini.— yVíz7o77. (C) Piccioli {Vr.).— Vallombrosa.- (C) Piccioli (L.).- /^/ore/zc/fl. Marruecos. Schramm.— Cí75(7/;/í7/íCí7. Monaco. (C) Richard. -.l/dz;í7co. Portugal. Carvalho.— Z./5¿;o(3. (C) ChoUat.— Lisboa. Nascimento.— 5e/z//M/. Silva.— ¿/sfto«. República Argentina. - (C) Bréthes. -fiz/e/zos Aires. Rumania. (C) Montandon. —fíz/cor^s/. Suecia. (C) Lagerheim.- Estocolino. Suiza. (C) Car\. -Ginebra. Gandolfi Hornyold.-GzVzf'/;zr/. (C) Schulthess Rechberg.-Zzz//c/z Uruguay. Fontana.— vVz/ez'fz Palmira. RELACIONES del estado de la Sociedad y de su Biblioteca LEÍDAS EN LA SESIÓN DE ENERO DE 191'^ POR EL SECRETARIO D. RICARDO GARCÍA MERCET Y EL BIBLIOTECARIO D. ÁNGEL CABRERA LATORRE ]\íemoria de Secretaría.. Señores: Siguiendo costumbre inveterada, las notas que voy a escribir bajo el título, un poco presuntuoso, de Memoria de la Secretaría de la Real Sociedad Española de Historia Natural, en vez de haberse preparado con la anticipación necesaria para que pudieran ser leídas en la sesión del mes de Enero corriente, empiezan a tra- zarse cuando, compuestas ya todas las comunicaciones presentadas en dicha junta, el ajuste y tirada del Boletín están pendientes de que yo entregue el original de este trabajo a la imprenta encargada de la edición de nuestras publicaciones. En estas circunstancias, bajo la presión de los reiterados apremios que no ceso de recibir, ya de mis compañeros de Junta directiva, ya de los talleres de donde ha de salir el Boletín impreso, no me queda tiempo sino para hojear atropelladamente los Boletines y Memorias que hemos publicado durante el año último, y consignar en unas cuartillas, no un juicio sobre la labor realizada por nues- tros consocios en los doce meses que acaban de transcurrir —que eso exigiría reposo, serenidad y meditación—, sino los nombres de los que han colaborado con más asiduidad en los cuadernos que hemos distribuido en 1918. Realmente, el año último, apreciado por nuestra producción cien- tífica, ni desmerece de los anteriores ni revela la menor anormali- dad. Recluidos en nuestros laboratorios y gabinetes de trabajo, los naturalistas españoles, ajenos, al parecer, a las graves cuestiones -que en Europa se ventilaban, hemos aportado al progreso científico 38 RELACIONES DEL ESTADO DE LA SOCIEDAD mundial una contribución tan copiosa como la que aportábamos en los tiempos dichosos en que la paz reinaba como soberana absoluta en todas las naciones del mundo. No quiere decir esto, ni significa esto, que nosotros, los naturalistas, hayamos asistido con indiferen- cia al drama sangriento que se desarrollaba en los campos de Euro- pa. Muy lejos de ello, la pasión inflamaba nuestro espíritu al conocer las vicisitudes de la descomunal contienda, y la preocupación embar- gaba nuestro ánimo al considerar las consecuencias que a todos los pueblos, sin excluir, por supuesto, el español, pudieran traer las matanzas que se estaban realizando: ¡que no se llevan impunemen- te millones de hombres al sacrificio como si fueran rebaños de cor- deros!... Pero aun en medio de las preocupaciones que no podíamos por menos de sentir; de las tristezas que la matanza nos causara, y de la incertidumbre^que el examen de lo futuro nos produjese, hemos go- zado en nuestro país, durante los años de la guerra, y ciertamente en el último, de una relativa tranquilidad, que ha permitido a los estudiosos proseguir el cultivo de las especialidades de su predilec- ción, y realizar investigaciones y descubrimientos, como en una época en que estuviese normalizada la vida del mundo. Así, por lo que se refiere a nosotros, el Boletín mensual que hemos publicado en 1918, ha tenido igual importancia que el de los años anteriores. En él han colaborado con trabajos de etnografía, pa- leontología o prehistoria, los Sres. H. Breuil, Eguren, Obermaier, Jiménez de Cisneros, San Miguel, Ruiz de Azúa y Gómez Llueca; con estudios sobre geofísica o geognosia nuestros consocios Fer- nández Navarro, Pardillo, Palacios, Ferrando, Dantín Cereceda, San Miguel, Royo Gómez, Arias Olavarrieta, Carandell, Darder, Marcet Riba y Martín Cardoso; y con notas relativas a cuestiones más o menos directamente relacionadas con la botánica, los señores Fragoso, Al varado. Cuesta Urcelay, Pau, Pujiula, Fernández Galia- no y Madrid Moreno. Tampoco los zoólogos dejaron de contribuir al interés que han ofrecido los Boletines de nuestra Sociedad en 1918. Ángel Ca- brera ha seguido publicando sus investigaciones acerca de la colec- ción de mamíferos de nuestro Museo Nacional; Gil Lletget ha em- pezado a publicar estudios sobre las aves del mismo Museo; Pit- taluga y De Buen, prosiguiendo sus trabajos acerca de los insectos que transmiten enfermedades, nos han dado a conocer las especies españolas de los pequeños mosquitos del género Phlebotomiis;. Y DE SU BIBLIOTECA 3:» Escalera y Bolívar y Pieltain, han hecho las descripciones de algu- nas formas nuevas de insectos; Reichenow nos ha proporcionado un curioso estudio acerca de la digestión intracelular de un acaro, y, por último, López Neyra, Aldaz, Barroso, Sobrino Buhigas, Aran- zadi, Vidal López, Ferrer y Qaldiano y algunos otros que tal vez omita, desde luego por inadvertencia, en esta enumeración, han tratado con la competencia que les caracteriza, diversas cuestiones y asuntos de la respectiva especialidad. La zoología tuvo, pues, entre nosotros, durante el año que acaba de terminar, tan entu- siastas y solícitos cultivadores, como los tuvieron las otras ramas que están comprendidas en las ciencias que constituyen el objetivo de nuestra Sociedad, y que le han dado el nombre que lleva. Como otras veces lo hice, debo hacer notar en esta ocasión que la lista de los colaboradores de nuestro Boletín mensual va reno- vándose y haciéndose más larga a medida que pasan los años. No hace muchos aún, media docena de firmas tenían que sostener nuestras publicaciones, no por espíritu monopolizador, sino porque no había otras que las sustituyesen. Ahora las firmas de los anti- guos colaboradores del Boletín aparecen de tarde en tarde en los sumarios y en su lugar vemos las de los jóvenes naturalistas de la generación que está formándose. Este es un fenómeno muy satis- factorio, que me complace hacer resaltar, ya que -yo pertenezco a la generación de los que van poco a poco eclipsándose. Con esto daría por terminada la nota que a guisa de Memoria de Secretaría me había propuesto escribir, si no cayera en la cuenta de que nada he dicho del movimiento de socios ocurrido en 1918. Éste ha tenido bastante importancia, por lo que se refiere al núme- ro de los que durante el año último han ingresado en la Sociedad, pues la suma de ellos asciende a 32. Entre las bajas, en ese mismo período registradas, debo señalar las de los Sres. Suárez de Figue- roa, Martí Más, Soler Segura, Mendoza y Achúcarro, estos dos últimos muy conocidos por sus trabajos, sobre bacteriología el pri- mero y sobre histología el segundo. Estos cinco consocios han pa- gado su tributo a la muerte durante 1918. Sensible es la desapari- ción de todos y cada uno de ellos, pero lo es en grado superlativo la de D. Nicolás Achúcarro, cuyos méritos no necesito enumerar ni ensalzar aquí, pues sobre que de nadie eran desconocidos, nuestro 40 RELACIONES DEL ESTADO DE LA SOCIEDAD Presidente en 1918, el Sr. D. Gustavo Pittaluga, hizo de ellos una brillante exposición al dar cuenta a la Sociedad de la pérdida de tan ilustre y sabio compatriota. Termino este breve relato en forma análoga a como me expresé al escribir el de 1917. Expuse entonces el deseo de que al trazar la Memoria de Secretaría correspondiente al año 1918, pudiera em- pezarla congratulándome de que la guerra en que estaban compro- metidas las más grandes naciones del mundo hubiese terminado. Como, por fortuna, la guerra ha concluido ya y no hay temor de que vuelva a encenderse, felicito a todos por tan fausto suceso. De fausto lo califico, aunque su faustosidad la estén empañando las lu- chas de clases que vienen sosteniéndose en algunas naciones y que en otras empie2:an a apuntar, amenazando con destruir el estado de cosas existente, gracias al que los pueblos habían llegado al grado de cultura que hoy alcanzan y era directora del mundo la intelectua- lidad. Que este período revolucionario, que va a sustituir al de la guerra, termine de la mejor manera posible para la civilización, constituye mi más vehemente anhelo en el momento actual. Ahora que, si he de exponer mi pensamiento sinceramente, habré de deciros que dudo mucho que ocurra así. Temo que, de cundir la revolución, haya muy poco o nada que decir de la labor de los natu- ralistas españoles al terminar el año corriente. Celebraría equivo- carme y que los sucesos de que están siendo escenario algunas naciones y amenazan estallar en otras —la nuestra entre ellas—, en vez de constituir una remora para el progreso científico contribuye- ran a darle un vigoroso impulso. Por lo que a nosotros atañe, que este impulso fuese de mayor pujanza todavía que el que ha recibido en España la investigación en los últimos diez u once años. Pero si surgiera la revolución y con ella la lucha de clases ¡ya verían uste- des cómo sólo desdichas y tristezas tendríamos que narrar!... El Secretario, Ricardo García Mercet. Y Dlí SU 15IBL1ÜTECA Estado de la Biblioteca. Nunca, durante los cuatro años que ha durado el grave conflicto internacional, hoy, al parecer, en vías de resolución, ha experimen- tado nuestra Biblioteca tan intensamente los efectos del mismo como en 1918, sobre todo en sus últimos seis meses. A más de no recibir ni una sola publicación de la Europa central y oriental, mu- chas de las que aparecen en otros países no nos han llegado, ya por impedirlo la irregularidad de las comunicaciones, ya por haberse suspendido a causa del encarecimiento del papel. Este último motivo ha impedido también a nuestra Sociedad destinar, como otros años se hacía, a adquisiciones y suscripciones, alguna cantidad, que en el que acaba de transcurrir ha sido preciso destinar a la compra de papel para nuestras propias publicaciones. Aun en la encuadema- ción de volúmenes en rústica, que hasta ahora venía haciéndose con bastante rapidez, ha habido que restringir los gastos, y sólo ha sido posible llevar a efecto la de cincuenta volúmenes en el mes de Diciembre. No por eso, sin embargo, ha disminuido la utilidad de la Biblio- teca, cada vez más frecuentada por los socios, y en la que los pedi- dos de obras son de día en día más numerosos. La catalogación de obras, folletos y publicaciones se lleva al día, gracias al celo y dili- gencia de la auxiliar de Biblioteca, Srta. Cebrián, cuya ayuda per- mite también q.ue las obras pertenecientes a 4a Sociedad puedan estar a disposición de los miembros de la misma durante siete horas diarias, tiempo mucho más largo que el que están abiertas la inmensa mayoría de las bibliotecas, lo mismo en España que en el ex- ranjero. No debo terminar este breve informe' sin hacer presente la gra- titud de la Sociedad, y la mía personalmente, a cuantas personas nos han honrado con donativos de libros, folletos o tiradas aparte de trabajos científicos. Pero a la vez debo hacer constar el sentimiento con que observo la falta en nuestros estantes de las obras de natu- ralistas españoles que, siendo socios de la Española, cuando publi- can libros de texto, de vulgarización, etc., olvídanse de lo bien reci- bido que sería un ejemplar en esta Biblioteca, que por ser de todos nosotros es también suya, y en la que un donativo de esta clase es más apreciado que en parte alguna. El Bibliotecario, Ángel Cabrera. LISTA DE LAS SOCIEDADES C09 las que cambia, y de las publicaciones periódicas- que recibe, la Real Sociedad española de íiistoria natural. Alemania Deutsche Entomologische National Bibliothek, Berlin. Deutsches Entomologisches Museum, Berlin-Dahlem. Entomologische Mitteiliingcn . Deutsche Entomologische Gesellschaft, Berlin. Deutsche Entomologische Zeitschrift. Entomologischer Internationaler Verein, Stuttgart. Entomologisch e Zeitsc hrift . Entomologische Litteraturblatter, Berlin. Entomologischer Verein Iris, Dresden. Iris. Entomologischer Verein, Berlin. Berliner Entomologische Zeitschrift. Entomologischer Verein zu Stettin. Entomologische Zeitung. Qeologisches Centralblatt, Leipzig. Internationalen Entomologen-Verein, Stuttgart. Entomologische Rundschau. Insektenbórse. Societas Entomológica. Naturae Novitates, Berlin. Naturforschenden Gesellschaft, Rostock. Sitzungsberichte uncí Ahhandlungen. Naturhistorische Gesellschaft zu Nürnberg. Abhandlungen. Jahresbericht. Mitteilungen. Naturwissenschaftlichen Verein, Bremen. Abhandlungen. Physikalisch-medizinischen Gesellschaft zu Würzburg. Sitzungsberichte . Verhandlungen. Verein für naturwissenschaftliche Unterhaltung zu Hamburg. Verhandlungen. LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL Zoologischer Anzeiger, Leipzig. Zoologisches Museutn, Berlín. Mitteiliinsren. Austria^Hungría Académie des Sciences de Cracovie. Bulletin international. K. K. Naturhistorisches Hofmuseum, Wien. Annakn. K. K. Zoologisch-Botanische Qesellschaft in Wien. Verhandliingen. Katalog Literatury naukowej Polskiej, Budapest. Museum Nationale Hungaricum, Budapest. Anuales histor ico-naturales . Societas entomológica Bohemia, Praga. Acta. Ungarischer Centralbureau für ornithologische Beobaciitungen, Bu- dapest. Aquila. Wiener Entomologische Zeitung, Wien. Bélgica Observatoire roya! de Belgique, Bruxelles. Anniiaire. Société belge d'Astronomie, Bruxelles. Annales. , Annuaire. Bulletin. Société belge de Qéologie, de Paléontologie, et d'Hydrologie, Bru- xelles. Bulletin. Mémoires. Société royale zoologique et malacologique de Belgique, Bruxelles. Annales. Brasil jardim Botánico, Río de Janeiro. Archivos. Museu Goeldi de Historia natural e Ethnographia, Para. Boletín. Museu Paulista, Sao Paulo. Revista. Sociedade scientifica de Sao Paulo. Revista. -44 PUJiLlCACIONES QUE RECIBE 6osta Rica Instituto físico-geográfico nacional de Costa Rica, San José. Anales. Sociedad nacional de Agricultura. San José. Boletín. ehile Anales de Zoología aplicada, Santiago. Boletín de bosques, pesca i caza, Santiago. Instituto Central Meteorológico y Geofísico de Chile, Santiago. Publicaciones. Museo Nacional de Ciiile, Santiago. Boletín. Revista chilena de Historia natural, Santiago. Société scientifique du Chiii, Santiago. Actes. » Cuba Sociedad cubana de Historia Natural Felipe Poeyv, Habana. .Memorias. Dinamarca Société botanique de Copenhague. Botanisk Tidsskrift. Dansk Botanisk .Arkiw Ecuador Biblioteca Municipal, Guayaquil. Boletín. Egipto Société entomologique d'Égypte, Le Caire. Biilletin. .Memoires. España Asociación española para el Progreso de las Ciencias, Madrid. Clínica y Laboratorio, Zaragoza. Club Montanyenc, Barcelona. Biitlleti. España forestal, Madrid. Facultad de Ciencias de Zaragoza. Anales. Farmacia y Medicina, Barcelona, Anales. LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 45- Ibérica, Tortosa. Ingeniería, Madrid. Institució catalana d'Historia natural, Barcelona. Biitlleti. Institución libre de enseñanza, Madrid. Boletín. Institut d'Estudis Catalans, Barcelona. Aniiari. Arxiiis del Institut de Ciencíes. Instituto central Meteorológico, Madrid. Instituto de Radiactividad, Madrid. Boletín. Instituto geológico de España, Madrid. Boletín. Memorias. Junta de Ciencies Naturals, Barcelona. Aniiari. Mnsei Barcinoncnsis Scientiarnm Naturalinm Opera. Junta para ampliación de estudios e investigaciones científicas, Madrid. Trabajos del Museo Nacional de Ciencias Naturales. Comisión de investigaciones paleontológicas v prehistóricas. Memorias anuales. Laboratorio de investigaciones biológicas, Madrid. Trabajos. Laboratorio municipal de Higiene de Madrid. Boletín. Ministerio de Fomento, Madrid. Boletín Oficial de Minas y Metalurgia. Ministerio de Marina, Madrid. Boletín de Pescas. Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. Trabajos. Observatorio de Física cósmica del Ebro, Roquetas. Boletín mensual. Observatorio meteorológico de Cartuja (Granada). Boletín mensual. Boletín anual. Peñalara, Madrid. Real Academia de Ciencias exactas, físicas y naturales, Madrid- Boletín. Memorias. Revista. Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona. Boletín. Memorias. Real Sociedad Geográfica de Madrid. Boletín. Revista de Geografía Colonial y Mercantil. 4C rUBLICACIONES QUE RECIBE Revista de higiene y tubercutosis, Valencia. Sociedad ibérica de Ciencias naturales, Zaragoza. Boletín. Sociedad Entomológica de España, Zaragoza. Boletín. Sociedad española de F.ísica y Química, Madrid. Anales. Sociedad malagueña de Ciencias, Málaga. Boletín. Universidad de Zaragoza. Anales. « Estados Unidos y sus Colonias .\cademy of Natural Sciences of Philadelphia. Proceedings. Academy of Science of Saint-Louis. Transactions. American Assbciation for the Advancement of Sciences, Cincinnati. Proceedings. American Museum of Natural History, New York. Annual Report. Bnlletin. Monographs. Brooklyn Institute of Arts and Sciences. Cold Spring Harbor Monographs. Museum. Science Bulletin. Carnegie Museum, Pittsburgh. Annals. Annual Report. Memoirs. Prize Essav Contest. Celebration of the Founders Dar. Chicago Academy of Sciences. Annual Report. Bulletin. deological and Natural History Survev. Natural History Survey. S pedal Publication. Davenport Academy of Sciences. Proceedings. Departamento del Interior. Oficina de Agricultura. Manila. Boletín del Agricultor. Revista agrícola de Filipinas. Department of the Interior. Weather Bureau. Manila Central Obser- vatory. Bulletin. Annual Report. -Essex Institute, Salem. Bulletin. LA REAL SOCIKDAL) ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 47 Field Museum of Natural History, Chicago. Public ations. Rcport. lowa Acadeniy of Sciences, Des Moines. Procecdings. John Hopkins University Circular. Missouri Botanical Carden, St.-Louis. Annals. Annual Report. Museum of Comparative Zoology at Harvard CoUege, Cambridge. Animal Report. Ballet in. New- York Zoológica! Society. Zoológica. Oberlin College. Lahoratorv Biilletin. ■Ohio Biological Survey, Columbus. Bulle t i n. Ohio State University Scientific Society, Columbus. The Ohio Journal of Science. Public Museum of the City of Milwaukee. Annual Report. Bulletin. Smithsonian Institution, U. S. National Museum, Washington. Annual Report. Bulletin. Contributions from the U. S. National Herbar ium. Miscellaneons Collection. Proceedings of the U. S. National .Museum. The American Naturalist, New-York. The Philippine Journal of Science, Manila. Tufts College, Massachussets. Studies. United States Department of Agriculture, Washington. Bulletin. United States Geological Survey, Washington. Bulletin. Mineral Ressources of the i'nited States-. Professional Paper. Water-Supply and Irrigation Paper. University of California, Berkeley. Publications. University of Colorado, Boulder. Studies. University of Illinois, Urbana. Illinois biological AíonographS. University of the State of New York. New York State Museum. Annual Report. Bulletin. 48 PUBLICACIONES QUE RECIBE Wilson Ornithological Club, Oberlin, Ohio. The Wilson Bulletin. Wisconsin Academy of Sciences, Arts and Letres, Madison. Transactions. Wisconsin Geological and Natural History Survey, Madison. Bulletin. Francia Académie des Sciences de Paris. Comptes-rendiis. Académie internationale de Qéographie botanique, Le Mans. Bulletin. Bulletin scientifique de la France et de la Belgique, Paris. Bulletin trimestriel de TEnseignement professionnel et technique des Peches maritimes, Paris. Faculté des Stiences de Marseille. Annales. Institut de Zoologie de l'Université de Montpellier. Travaux. Laboratoire d'Histologie de la Faculté de Médecine de Montpellier. Travanx. La Feuille des Jeunes Naturalistes, Paris. L'Echange, Moulins. Le Naturaliste, Paris. iViuséum d'Histoire Natureile de Paris. Bulletin. Revuedes Pyrénées, Toulouse. 1914. Bulletin. Revue genérale des Sciences purés et appliquées, Paris. Société botanique de France, Paris. Bulletin. Mémoires. Société botanique de Lyon. Societé de Geographie du Maroc, Casablanca. Bulletin. Société des Amis des Sciences naturelles de Rouen. Bulletin. Société des Sciences naturelles de l'Ouest de la France, Nantes Bulletin. Société de Spéléologie; Paris. Spelunca. Société d'Histoire Natureile de l'Afrique du Nord, Alger. Bulletin. Société d'Océanographie du Golfe de Gascogne. Bordeaux. Rapports. LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA'; NATURAL I» Société entomologique de France, Paris. Annales. Biilleiin. Société francaise de Minéralogie.. Biilletin. Société géologique de, France, Paris. Bulletin. Société linnéenne de Bordeaux. Actes. Société linnéenne de Lyon. Annales. Société linnéenne de Normandie, Caen. Bulletin. Mémoires. Société linnéenne du Nord de la France, Amiens. Bulletin. Mémoires. Société nationale des Sciences naturelles et mathématiques de Clier- bourg. Mémoires. Société zoologique de France, 'Paris. Bulletin. Station Entomologique de la Faculté des Sciences, Rennes. Insecta. Université de Toulouse. Annnaire. Bulletin. Holanda 'Fondation de P. Teyler van der Hulst, Haarlem. Archives du Musée Teyler- Rijks Herbarium, Leiden. Mededeelingen. Société hollandaise des Sciences, Haarlem. Archives néerlandaises des Sciences cvaetes et naturelles. Inglaterra y sus Colonias Australian Museum, Sydney. Legislative Assembly. Records. Colombo Museum, Ceylan. Spolia Zey Iónica. Department of Agricultura of Nova^Scotia, Truro. Bulletin. Entomological Society of London. Transactions. Tomo xix.-Enero, 1919. i 50 PUBLICACIONES QUE RECIBE Entomological Society of Nova Scotia, Truro, Proceedings. Entomological Society of Ontario. Annual Report. Linnean Society of New South Wales, Sydney. Proceedings. Natural History Society of Glasgow. The Glasgow Natiiralist. Transactions. Queensland Museum, Brisbane. Ánnals. Royal microscopical Society, London. Journal. Royal Physical Society, Edinburgh. Proceedings. Royal Zoological Society of New South Wales, Sydney. The Aiistralian Zoologist. Sarawak Museum. Journal. South African Museum, Capetown. Annals. The Canadian Entomologist, London. The Entomologist's Record and Journal of Variaton, London. The Zoological Record, London. The Zoologist, London. University of Toronto. Studies. Zoological Museum of Tring. Novitates Zoologicce. Zoological Society of London Proceedings. Transactions. Italia Accademia Qioenia di Scienze Naturali, Catania. Atti. Laboratorio di Zoología genérale ed agraria della R. Scuola superiore d'Agricoltura in Portici. Bollettino. La Nuova Notarisia, Modena. Musei di Zoología ed Anatomía comparata della R. Universita di Torino Bollettino. Museo Cívico di Storia naturale di Genova. Annali. Reale Stazione di Entomología agraria in Firenze, Pedia. LA. RlíAL SOCIEDAD ESPAÑOLA DR HISTORIA NATURAL Rivista coleotterologica italiana, Camerino. Rivista italiana di Ornitologia, Bologna. Rivista técnica e coloniale di Scienze applicate, Napoli. Societá di Naturalisti in Napoli. Bollcltino. Societa di Scienze naturali ed economiche di Palermo. Giornale di ScienzQ naturali ed economiche. Societa entomológica italiana, Firenze. Biillettino. Societá italiana di Scienze naturali in Milano. Memoric. Societá siciliana di Scienze Naturali, Palermo. // Naturalista Siciliano. Societá toscana di Scienze naturali, Pisa. Atti. Societá zoológica italiana, Roma. Bollettino. Japón Tokyo Zoological Society. .Annotationes zoologicae Japonenses. Méjico Dirección de Estudios biológicos, México. Boletín. Instituto geológico de México. Boletín. Parergones. Instituto Médico Nacional, México. Anales. Museo Nacional de Historia Natural, México. La Naturaleza. Sociedad científica «Antonio Álzate», México. Memorias y Revista. Sociedad mexicana de Geografía y Estadística, México. Boletín. Monaco Institut Océanographique, Monaco. Bulletin. Résnltats des campagnes scientiflqiies dii Prince Albert 1^' de .Monaco. 52 PUBLICACIONES QUE RECIBE Xoruega Universitas Regia Fredericiana, Christianiá. Perú Sociedad geográfica de Lima. Boletín. Portugal Academia das Sciencias, Lisboa. Boletim bibliográfico. Boletim da segunda clase. Boletim Bibliographico. Memorias. Annaes de Sciencias Naturaes, Foz de Douro. Broteria, Braga. Serie botánica. Serie de vulganzacao scientifica. Serie zoológica. Commicao dos trabaliios geológicos de Portugal, Lisboa. Commiinicagoes. Memorias. Institut de Bactériologie Cámara Pestaña, Lisboa. Archives. Sociedade Broteriana, Coimbra. Boletim. Société portugaise des Sciences naturelles, Lisboa. Bülletin. República argentina Academia nacional de Ciencias, Córdoba. Bülletin. Ministerio de Agricultura (Sección de Geología, Mineralogía y Mine- ría), Buenos Aires. Museo de La Plata. Anales. Revista. Museo nacional de Buenos Aires. Anales. Sociedad argentina de Ciencias Naturales, Buenos Aires. Physis. Sociedad científica argentina, Buenos Aires. Anales. LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HLSTORIA NATIRAL 53 Rusia Jardín botánico de Tiflis. Kaukasisches Museiim. Tiflis. MUíeilungen. Musée botanique de l'Académie impériale des Sciences, de Petro- grado. Travaiíx. Musée zoologique de TAcadémie impériale des Sciences, de Petro- grado. Anniiaire. Societas entomológica rossica, Petrogrado. Rexuie russe d'EiUomologie. Triidy (Horcc). Société impériale des naturalistes de Moscou. Bullctin. Xouveaiix Mémoires. Société ouralienne d'Amateurs des Sciences naturelles, Ekaterinoslaw. Bnlletin. San Salvador Museo Nacional de El Salvador, San Salvador. Anales. Suecia Entomologiska Foreningen i Stockholm. Entomologisk Tidskrift. Geological Institution of the University of Upsala Bnlletin. Université Royale d' Upsala. Suiza Naturforschende Gesellschaft in Basel. Verhandlungen. Schweizerische Entomologische Gesellschaft, Schaffausen. Míttcilnngen. Société Vaudoise des Sciences naturelles, Lausanne. Bnlletin. Société zoologique suisse et Muséum d'Histoire naturelle de Qenéve. Revne snisse de Zoologie. 54 PUBLICACIÜNES QUE RECIBE Uruguay Museo nacional de Montevideo. Anales Venezuela Museos Nacionales, Caracas. Gaceta. Ángel Cabrera, Bibliotecario. Madrid, 31 de Diciembre de 1018. boletín DK LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL Sesión del 8 de Enero de 1919* PRESIDENCIA DEL SR. D. ANTONIO MARTÍNEZ El Secretario leyó el acta de la anterior, que fué aprobada. Sustitución de Presidentes.— Seguidamente el Sr. Pittaluga, que había ocupado la presidencia, al abrirse la sesión, invitó a susti- tuirle al Sr. D. Antonio Martínez, elegido Presidente de la Junta directiva para el año actual. El Sr. Martínez dedicó un afectuoso saludo a la Sociedad, expre- sándose en términos de extremada modestia al referirse a los mere- cimientos que han podido elevarle al cargo para que ha sido elegi- do y ofreciendo a todos el testimonio de su consideración personal. Admisiones y presentaciones. — Fueron admitidos los señores pre- sentados en la sesión de Diciembre y propuestos para socios nume- rarios, D. Enrique Alvarez y López, Licenciado en Ciencias Na- turales, D. José González Belluto, Canciller del Consulado de Tetuán, D. Emilio López Agós, Alumno de Ciencias Naturales, y el Instituto de Zamora, presentados, respectivamente, por los Sres. Martín Cardoso, Conde Diez, García Fresca y Colomina. Notas y comunicaciones. — El Secretario, en nombre de nuestro consocio de Londres, Mr. G. A. Boulenger, presenta una nota titu- lada «Le Lézard vert de la Péninsule Ibérique». — El Sr, Alvarado expone el resultado de sus investigaciones histológicas sobre la fina estructura de los vasos leñosos. Examen de cuentas.— El Secretario leyó la comunicación siguiente: Los que suscriben, propuestos por la Sociedad para examinar las cuentas presentadas a la misma por los señores Tesorero y Vice- tesorero, han cumplido este encargo y como consecuencia del exa- men, exponen: 56 boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA 1.° Que las mencionadas cuentas, llevadas con toda minuciosi- dad, están perfectamente de acuerdo con los justificantes corres- pondientes. 2." Que de las mismas resulta que nuestra Sociedad, después de satisfacer todas sus obligaciones tiene una existencia efectiva de 1.586,41 y créditos por atrasos, importantes 2.439,50 pesetas. 3." Que este floreciente estado se debe, en primer término, a la administración inteligente y cuidadosa de los, señores Tesorero y Vicetesorero. Por todo lo cual opinan, que no sólo procede la aprobación de las cuentas, sino que es de justicia dar a los mencionados señores Teso- rero y Vicetesorero, un voto de gracias por su acertada gestión. Madrid, 3 de Enero de 1919.— Lucas F. Navarro.— J. A. Gila Y Esteban.— E. Rioja. El voto de gracias a los señores Tesorero y Vicetesorero de la Junta directiva central, se convino hacerlo extensivo a los señores que ejercieron iguales cargos, en las Secciones de provincias. Secciones. — La de Valencia, celebró sesión el 26 de Diciembre de 1918, en el Laboratorio de Hidrobiología del Instituto General y Técnico, bajo la presidencia del Sr. Moróte. Asiste a la sesión D. Paul Dankoler, distinguido recolector de Hidrácnidos que actualmente se encuentra en Valencia, en el referido laboratorio, dedicado a esta misión. Son admitidos como socios numerarios los Sres. Moroder (E.) y Bogani Valldecabres. El Sr. Pardo, en nombre del Sr. Arévalo, da cuenta del hallaz- go llevado a cabo por el Sr. Moroder en el pueblo de Puig (Valen- cia), de varios ejemplares de una especie del género Notaspis. encuentro de mucho interés, pues se trata, del primer representante español de la familia de los Olibátidos. El Sr. Cruz participa a los reunidos el triunfo logrado por nues- tro ex Presidente, profesor Arévalo, que ha obtenido, tras de reñi- da oposición, la cátedra de Historia natural del Instituto del Carde- nal Cisneros; por aclamación se acuerda conste en acta la satisfac- ción de la Sección y asi se comunique al Sr. Arévalo. El mismo Sr. Cruz, después de acertadas palabras en las que expone a los socios los méritos contraídos por dicho señor, fundador primero y alma siempre de nuestra Sección, propone sea nombrado Presiden- te honorario, para testimoniar de este modo el afecto de sus conso- DE HISTORIA NATL'IIAL 57 cios. Como era lógico, la proposición fué acogida y aprobada por aclamación. Se procedió a la elección de la Junta directiva para el año 1919, •dando el siguiente resultado: Presidente D. Francisco Moróte Greus. Vicepresidente D. Ángel B. de la Cruz Nathán. Tesorero D. Ramón Trullenque. Secretario D. Luis Pardo García. —La de Sevilla celebró sesión el 2 de Enero en el Museo de Historia Natural de la Universidad. Abierta la sesión por el Sr. Candau, y aprobada el acta de la ante- rior, se dio posesión a la nueva Junta, ocupando la presidencia el Sr. González Nicolás, quien con este motivo usó de la palabra, así como el Sr. Candau. El Sr. Barras presentó para formar parte de la Sociedad y reci- bir sus publicaciones a la Biblioteca Municipal de Sevilla. Los Sres. González Nicolás y Simó dieron luego cuenta de va- rias excursiones en que habían recogido numerosos fósiles del Car- bonífero de los alrededores de Villanueva de las Minas. El Sr. Barras presentó un ejemplar de ajo común monstruoso, procedente de una huerta de los alrededores de Se'villa. Consiste la monstruosidad en haberse detenido el crecimiento del escapo próxi- mamente a un decímetro del bulbo principal, y haber producido en el punto de la detención cuatro bulbillos. Nota bibliográfica. Del Sr. Royo (Sección de Madrid): Román (F.): Nouvelles observations sur les f aunes continen- tales tertiaires et quaternaires de la basse vallée du Tage, 1917. Comunicacoes do Serv. Géol. de Portugal, tomo xir, pági- nas 70-101, 8 figuras, lámina i. Este trabajo, complemento de otro ya publicado en 1907 por el mismo autor (1), es interesantísimo, sobre todo para nosotros, por las relaciones que esas faunas tienen con las españolas, puesto que muchas de las especies son comunes a toda la Península y, además, (1) Le Néogéne continental dons la basse vallée du Tage. Commis- sion du Serv. Géol. du Portugal. 58 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA por las consecuencias paleogeográficas y estratigráficas que de su estudio resultan. Por lo cual creemos conveniente hacer de él un ligero extracto. El plan seguido en el trabajo es el de analizar uno a uno los ya- cimientos, dedicando al final una parte a conclusiones. El primer yacimiento citado, que es la formación basáltica de Lisboa, fué estudiado ya por el autor en otra Memoria, pero nin- guna de las dos veces ha podido determinar con exactitud su edad, pues a pesar de haber encontrado últimamente restos de vertebra- dos en las arcillas rojas que acompañan al basalto, ninguno de ellos es característico, y tan sólo la abundancia de Ránidas y de un Helix (nov. sp.), afine a los del Esparnaciense, le pueden servir para refe- rirlos con duda, a esta edad. En las calizas de la base, de la serie lacustre del N. del Tajo, ha encontrado una especie nueva, el Archaeozonites Choffati, pero también de edad incierta, suponiendo que será oligocena. La fauna de las calizas de Quintanela, cerca de Almargem, que la fija ya como Helveciense medio, está formada por unas 17 especies de gasterópodos (tres de ellas son nuevas), y dos de mamíferos, re- sultando del estudio y comparación de algunas de sus especies con las de los Archipiélagos atlánticos que se puede dar como probable la existencia en las épocas miocena y pliocena de un área continental que uniese dichos Archipiélagos con el África septentrional, por una parte, y con nuestra Península, por otra. La fauna de Pernas, que la creía Pontiense, pasa a ser del Vin- doboniense, por haber hallado en ella dientes de un Mastodon cer- cano al M. pyrenaiciis Lartet, El yacimiento pontiense de Río-Maior es quizá el más interesante para nosotros, por ser iguales muchas de las especies allí encontra- das a las ya estudiadas y aun a las que tenemos en estudio, de nues- tras cuencas terciarias. Cita de él 17 gasterópodos, de los cuales dos son nuevos (Streptaxis [Artemon] bicaencis y Helix [Gonos- toma] Mazerani), siendo digno de mención un pequeño Melanido de agua dulce. Ofrece también esta fauna afinidades americanas. Señala por primera vez una fauna continental cuaternaria, de cli- ma seco, en el Alemtejo,' y por una de las especies allí encontra- das, saca como consecuencia que en esa época existían aún relacio- nes entre los Archipiélagos atlánticos y la Península ibérica. La descripción de las especies va acompañada de figuras y de una buena lámina en fototipia. l)l<; HISToniA NATlMiAL 59 Notas y comunicaciones. Le Lózard vert de la Péninsule Ibérique, ses variations et sa distribution par G. A. Boulenger. Le Lézard vert, Lacerta oiridis, Laurenti, appartient á la petite section des Lacerta proprement dits (1), Lézards de buissons (Du- micola) de Fatio (2), et se place entre le type du genre, le Lézard des souches, Lacerta agilis, Linné, et le Lézard ocellé, Lacerta ocellata, Daudin, avec certaines formes desquels il présente des rapports si étroits qu'il importe, tout d'abord, d'en fixer les caracte- res distinctifs á l'aide du synopsis suivant. Section Lacerta (s. str.). Series transversales de plaques ven- trales a échancrures correspondant aux sutures longitudinales (3), series longitudinales au nombre de 6 á 10; collier fortement crénelé; ordinairement deux plaques postnasales superposées ou une seule postnasale et deux frénales superposées; 10 á 22 pores fémoraux; 16 á 31 lamelles sous-digitales au quatriéme orteil; os ptérygoidiens dentés. A. Narine percée entre 3 ou 4 plaques (rarement 2), non bordee par la rostrale; 16 á 23 lamelles sous-digitales au quatrié- me orteil; écailles dorsales hexagonales ou rhomboidales, fortement carénées; 32 a 52 écailles en travers du milieu du corps; plaques ventrales en 6 ou 8 rangées longitudina- les; queue n'atteignant pas le double de la longueur du mu- seau á l'anus. (1) Voir Boulenger, Tr. Zooí. Soc. Lond., xxi, 1916, p. 3. (2) Faune des Vertebres de la Suisse, iii, p. 68 (1872). (3) Ce caractére est le plus net chez L. agüis, parfois moins chez L. ocellata, dont certains spécimens répondent á la définition de la section voisine, Gallotia, sauf pour la présence de deux plaques post- nasales superposées. 'SO boletín de la real sociedad española Granules entre les sus-oculaires et les surciliaires généralement absents; ordinairement deux grandes temporales supérieures; f ronto- nasale ordinairement entre 6 plaques, rarement plus large que l'es- pace entre les narines; pied pas plus long que la tete. L. agilis, L, (Europe, Asie tempérée). Une serie de granules entre les sus-oculaires et les surciliaires (rarement réduite á 2 ou 3 granules); une seule grande tempofale supérieure; fronto-nasale entre 8 plaques, plus large que l'espace entre les narines; pied plus long que la tete .... L. parva, Blgr. (Asie Mineure). B. Narine percée entre 5 ou 6 plaques (rarement 4), presque toujours bordee par la rostrale; 21 á 31 lamelles sous-di- gitales au quatriéme orteil; queue 1 '-5 á 2 2/3 fois la lon- gueur du museau á Fanus. Ecailles dorsales hexagonales ou rhomboi dales, rarement ovajes ou subcirculaires, fortement carénées; 38 á 58 ecailles en travers du milieu du corps; plaques ventrales en 6 ou 8 rangées longitudi- nales L. víridis, Laur. (Europe céntrale et méridionale, Asia S.-W.). Ecailles dorsales rhomboidales et subimbriquées, fortement caré- nées, beaucoup plus grandes que les laterales; 34 á 37 ecailles en travers du milieu du corps; plaques ventrales en 10 rangées longitu- dinales L. princeps, Blanf. (Perse). Ecailles dorsales granuleuses, lisses ou faiblement carénées; 63 á 100 ecailles en travers du milieu du corps; plaques ventrales en 6 a 10 rangées longitudinales L. ocellata, Daud. (Europe S.-W., Afrique N.-W.). Lacerta viridis est une espéce polymorphe, comprenant 5 formes principales ou sous-espéces, qu'on pourrait étre tenté d'élever au rang d'espéces (1), dont deux sont représentées dans la Péninsule Ibérique. En voici les caracteres, mais il faut noter que vu leurs enchainements, la détermination de certains individus n'est pas sans présenter de difficultés. Forma typica. 40 á 55 ecailles en travers du milieu du corps, ordinairement 42 á 50; plaques ventrales en 6 rangées longitudina- (1) Ainsi que i'a fait Schreiber dans la seconde édition de son Her- petologia Europea (1913). DE HISTORIA NATURAL 61 les, rarement 8; occipitaie tres rarement pluslarge que TinterpaVié- tale; granules entre les sus-oculaires et les surciliaires souvent absents ou tres réduits; plaque tympanique souvent absenté; jeune sans raie vertébrale claire.— -Europe céntrale et oriéntale, Italie, Sicile, Asie Mineure. Var. strigata Eichw. 40 á 49 écailles en travers du milieu du corps; plaques ventrales en 6 ou 8 rangées longitudinales; occipita- ie tres rarement plus large que l'interpariétale; une serie de gra- nules entre les Sus-oculaires et les surciliaires; tympanique présen- te; une raie vertébrale claire chez le jeune. — Extreme sud-est de r Europe, Transcaucasie, Asie xHineure, Syrie. Var. maj'or Blgr. 50 á 58 écailles en travers du milieu du corps; plaques ventrales en 8 rangées longitudinales, rarement 6; occipi- taie ordinairement plus large que l'interpariétale; une serie de gra- nules entre les sus-oculaires et les surciliaires; tympanique présen- te; plaques temporales relativement petites; le plus souvent une raie claire chez le jeune.— Sud-est de T Europe, Asie Mineure. Var. Woosnami Blgr. 38 á 43 écailles en travers du milieu du corps, les dorsales considérablement plus grandes que les laterales; plaques ventrales en 6 rangées longitudinales; occipitaie point ou peu plus large que Tinterpariétale; une serie de granules entre les sus-oculaires et les surciliaires; tympanique présente; une raie vertébrale claire chez le jeune.— Nord de la Perse. Var. Schreiberi Bedr. 48 á 58 écailles en travers du milieu du corps; plaques ventrales en 8 rangées longitudinales; occipitaie or- dinairement plus large que l'interpariétale; granules entre les sus- oculaires et les surciliaires souvent absents ou tres réduits; tympa- nique absenté; jeune sans rayure, á grands ocelles clairs sur les cotes.— Péninsule Ibérique. La forme type ne semble se rencontrer en Espagne que dans les parties qui touchent aux Pyrénées. Elle n'y a méme, jusqu'ici été renseignée avec certitude et avec spécimens á l'appui. II est done important de noter sa présence á Hernani, Guipúzcoa, d'oü le Bri- tish Museum a recu" un spécimen recueilli en 1913 par un jeune ama- teur d'herpétologie, Edouard Britten, mort récemment. Ce Lézard vert typique est un grand mále, mesurant 1 13 millimétres du museau á l'anus, á livrée piquetée; 51 écailles en travers du milieu du corps, 16 pores fémoraux de chaqué cóté, 26 lamelles sous-digitales au quatriéme orteil, 9 granules entre les sus-oculaires et les surciliaires á droite, 8 á gauche. 62 boletín \)\i LA KEAL SOCIEDAD ESPAÑOLA La race caractéristique de la Péninsule est la var. Schreiberi, Bedriaga, décrite d'abord comme espéce distincte d'aprés un jeune individu des Asturies et ensuite sous le nom de var. Gadovii, Boulenger, d'aprés des adultes et jeunes provenant du Sud du Portugal. On est d'accord aujourd'hui sur la synonymie de ees deux formes, mais les variations individuelles sont, considerables et il n'est done pas inutile d'en donner une description détaillée basée sur un matériel considerable (42 individus) provenant de diverses parties de l'Espagne et du Portugal. C'est la plus distincte des varietés de Lacerta viridis. Elle a plusieurs traits en commun avec L. agilis, et il n'est pas surprenant qu'on Tait confondue (1) avec cette espéce, qui fait défaut a la Péninsule Ibérique, á une époque oíi l'étude de l'écaillure n'était pas poussée tres loin. Elle offre aussi une certaine ressemblance á L. ocellata-, gt j'ai été d'abord enclin á la considérer comme forme de passage entre L. viridis et L. ocellata, var. pater, Lataste; Bedriaga (2) a méme été jusqu'á voir en elle le représentant européen de L. pater. Je suis maintenant d'avis que cette approxi- mation incontestable n'est qu'un cas de convergence, convergence de ligues d'évolution dont L. agilis représente le pbint de départ. Les concordances avec L. agilis résident dans la forme de la tete, parfois absolument identique, les membres et la queue plus courts, le nombre peu elevé de pores fémoraux, la présence fréquente d'une bande médiane foncée sur le dos et de quatre ou cinq series de ta- ches claires le long des cotes chez les jeunes, enfin les gros points noirs si souvent présents sur les faces inférieures, surtout chez les males. II ne faut pas perdre de vue, toutefois, que les proportions varient beaucoup chez L. viridis; et comme L. Schreiberi s'accor- de par son écaillure avec ce dernier, auquel il est intimement relié, je n'hésite pas á le considérer comme variété ou sous-espéce, voi- sine de la var. strigata i'd) et dérivée comme celle-ci directement de L. agilis. La tete est 1 1/3 á 1 V 2 fois aussi longue que large (pileus 1 V4 á (1) Lacerta agilis, vars.b, c, Schreiber, Herp. Eur., p- 434(1875). (2) Abli. Senckenb. Ges., xiv, 1886, p. 79. (3) 1! peut sembler étrange de rapprocher ainsi deux formes occupant les points extremes de Taire géographique de l'espéce; mais ce cas n'est pas sans analogie: il suffit de citer les genres Blamis, Pelobates, Pelodytes, ainsi que les Tritons du groupe des Eiiproctus (voir Comp- tes-rendiis Acad. Se. clxiv. 1917, pp. 709, 801). DE HISTORIA NATURAL C.3 a 2 fois) et est comprise 3 V'2 '^ 4 fois dans la longueur jusqu'a raiiiis chez les males, 4 á 4 -/a fois cliez les fenielles. Le membre postérieur, replié en avant, atteint le coude ou Taisselie chez les males, le poignet ou le coude chez les femelles; le pied est aussi long que la tete ou un peu plus long (d'un quart au plus). La queue mesure 1 ^/ó á 2 fois la longueur de la tete et du corps. La plaque rostrale touche ou borde la narine; la frontale est par- fois tres courte, pas plus longue que large et plus courte que la distance qui la separe des nasales, et peutétre trilobée en avant; Toccipitale est variable, mais ordinairement plus développée que chez la forme type, parfois aussi longue et deux fois plus large que l'interpariétale; les granules entre les sus-oculaires et les surciliai- res forment une serie incompléte, en nombre de 2 á 8, ou peuvent méme manquer absolument; la seconde frénale est rarement en contact avec la seconde labiale supérieure; la sous-oculaire n'est souvent que peu ou point plus courte á son bord inférieur qu'á son bord supérieur; la seconde temporale supérieure est souvent di- visée en deux ou trois; l'écaillure des tempes varié beaucoup, le nombre des plaques est de 18 á 39, le plus souvent 21 á 30, avec un disque masséterin ordinairement distinct mais petit, parfois grand, parfois absent; pas de plaque tympanique, sauf une ex- ception (1). II y a a noter les anomalies suivantes relevées sur les exemplaires qui ont servi á cette description. Une plaque impaire, intercalée entre les préfrontales, chez 25 7o des individus; chez deux (2) l'interpariétale est fusionnée avec l'occipitale et chez deux au- tres (3) ees plaques sont séparées par une petite piéce intercalée; dans un cas (4) la fronto-nasale est en contact avec la frontale et dans un autre (5) elle est tres réduite, point plus large que l'es- pace entre les narines, ne touche pas á la post-nasale supérieure et est séparée de la frénale antérieure par une petite plaque, comme c'est fréquemment le cas chez L. agilis; dans trois autres cas (6) la post-nasale supérieure est aussi séparée de la fronto-nasale. 5 labia- (1) Jeune de la Serra de Gerez. (2) Monchique, types de la var. Gadoüii. (3) Femelles de Galice et de la Serra de Gerez. (4) Femelle de Burbia'. (5) Femelle de Coímbre. (6) Male et jeune de Galice. 04 boletín de la real sociedad española les supérieures en avant de la sous-oculaire de chaqué cóté chez' deux individus (1), d'un cote seulement chez un troisiéme (2). La troisiéme paire de plaques mentonniéres, au lieu de former une iongue suture médiane, comme c'est la regle chez les autres ra- ces de L. üiridis, est souvent séparée par des écailles granuleuses, ou ne forme qu'une courte suture, ainsi qu'on l'observe fréquemment chez L. ocellata (3). 19 a 27 écailles en ligne droite entre la sym- physe des mentonniéres et la plaque médiane du collier; celui-ci comprend 10 a 13 plaques. Écailles ovales ou ovales-hexagonales sur le dos, á carene sou- vent plus faible que chez la forme type, ordinairement plus gran- des sur les cotes, les carenes disparaissant graduellement vers les plaques ventrales; 48 á 58 écailles en travers du milieu du corps, 29 (femelles) á 35 (males) series transversales, au milieu du dos, cor- respondent áJa longueur de la tete. Plaques ventrales en 8 series longitudinales et 27 á 33 series transversales (27 á 31 chez les ma- les, 30 á 33 chez les femelles); les plaques externes aussi grandes ou plus étroites que les adjacentes. Plaque préanale souvent assez petite, bordee de deux demi-cercles de petites plaques. 11 á 18 pores fémoraux de chaqué cote, ordinairement 13 a 15, 22 á-26 lamelles sous le quatriéme orteil. 36 á 44 écailles caudales au quatriéme ou cinquiéme verticille- complet. La livrée du jeune age est tres caractéristique: brun ou brunátre en dessus, uniforme ou plus foncé sur la región vertébrale et sur les Gótés, avec 3 á 5 series longitudinales de grands ocelles jaunes ou d'un blanc bleuátre, liserées de noir, la serie inférieure s'étendant sur les plaques ventrales externes, la supérieure ou dorso-latérale (continuation de la ligne surciliaire) tres réguliére et comprenant 1 1 a 13 ocelles; les series laterales moins réguliéres, parfois confluen- tes pour former des barres verticales; lévre supérieure et tempes barrees verticalement de noir et de blanc ou de jaune; régions infé- rieures jaunátres ou blanc verdátre, sans taches; queue souvent d'un jaune d'Or ou orangé, au moins dans sa moitié postérieure. Cette livrée persiste parfois chez la femelle adulte, avec l'addition de quelques taches noires éparses sur le dos; d'autres femelles per- (1) Galice et Serra de Qerez. (2) Serra de Gerez. (3) 25 'Vo des individus de la forme type, jamáis chez la var. poter. ÜE HISTÜUIA NATURAL 63 dent les ocelles plus oii moins complétement et les faces supérieures sont semées de grandes taches noires arrondies ou irréguliéres, qui peuvent formen deiix series le long du milieu du dos, ou peuvent étre tres rapprochées les unes des autres laissant une bande imma- culée le long de chaqué cote du dos. De grandes taches noires peu- vent étre presentes sur le dessus de la tete, ce qui ne se voit chez aucune des autres formes de L. viridis. Certaines femelles sont vertes sur la partie antérieure ou sur la totalité du corps, mais la tete, les membres et la queue sont toujours bruñes ou d'un brun oli- ve; la queue porte souvent une ou trois raies noires. Les males ont le dos et les flanes d'un beau vert d'herbe, parfois avec trois larges bandes longitudinales bruñes, á taches ou marbrures noires tres ser- rées, ou pointillés de noir, sur la tete et le corps; a l'état demi- adulte les ocelles des jeunes sont parfois representes parmi le dessin noir par des taches blanches. Les cotes de la tete et la gorge sont dim beau bleu ou bleuátres et il en est parfois de méme chez les femelles. Les régions inférieures sont jaune pále, tachetées ou poin- tillées de noir chez les males, uniformes ou á taches noires moins nombreuses chez les femelles. Mensurations, en millimétres. Du museau á l'anus — au membre anté- rieur Longueur de la tete Largeur — — Hauteur — — Membre antérieur — postérieur Pied Queue 180 170 190 135 L'habitat de la var. Schreiberí est restreint aux districts mon- tagneux de la Péninsule Ibérique jusqu'á l'altitude de 1.000 métres: Asturies, Galice„Léon, Nouvelle-Castille et Portugal. Les localités d'oíi proviennent les spécimens que j'ai examines sont: La Corogne et Qalice en general, Burbia, Vallée de Lozoya, prés de Madrid, La Granja (Sierra de Guadarrama), Cofmbre, Serra de Gerez, Serra de Monchique. II est a présumer que les localités renseignées par E. Boscá dans son Catalogue (Bull. Soc. Zool. France, 1880, p. 240): Sé- ToMO XIX.— Enero, 1919. 3 d d .9 9 Lozoya. La Corogne 97 Burbia. Coimbre. 106 103 86 42 33 36 31 27 24 24 20 20 15 16 13 17 13 12 12 37 32 37 31 52 45 49 42 28 24 26 24 66 boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA ville, Vascongadas, Vieille-CastiUe, se rapportent a la variété en question, qui n'était pas encoré reconnue de son temps, mais on peut se demander si les sujets de Catalogne n'appartiennent pas plutot á la forme type (1). II serait intéressant de rechercher la limi- te extreme de celle-ci dans le nord de l'Espagne; il est á espérer que des matériaux provenant de la región entre les Pyrénées et les Asturies et de Catalogne permettront bientót de résoudre cette question, et je souhaite que la présente note puisse contribuer á ce résultat. La fina estructura de los vasos leñosos (nota previa) por Salustio Alvarado. El conocimiento de los vasos leñosos de las plantas data ya de muy antiguo, pues N. Henshaw los observó por vez primera en 1665, y Malpiqhi en 1675, y Greew en 1682, los vieron y dibu- jaron, casi con la exactitud de hoy día. Desde entonces apenas hay botánico que no los estudie con mc- yor o menor extensión. La lista de los autores que de su estructura y origen se han ocupado contiene los nombres ilustres de los padres de la anatomía vegetal y de los más eminentes botánicos. Duhanel (1758), D. Moldenhawer (1779), Hedwig (1782-90), Mayer (1788-96), Senebier (1800), Sprengel (1802), Mirbel (1804), Bernhardi (1805), Treviranus (1806), Link (1807 y 1831), RuDOLPHi (1807), KiESSER (1812), P. Moldenhawer (1812), Pyr. De Candolle (1827), H. Mohl (1831-1851), Scheleiden (1839 y 1840), Unger (1841-1842), Th. Hartig (1843), Schacht (1) Ces lignes étaient écrites quand j'ai pu prendre connaissance d'une note de M. Joaquín Maluquer [Bol. Soc. Esp. ti. N. xviii. 191S. p. 403) sur le Lacerta viridis de Catalogne. Les caracteres qu'il indi- que, surtout les raies laterales claires s'appliquent bien á la forme typtí, et c'est d'ailleurs aussi l'avis de M. E. Boscá, puisque ce vétéran de rherpétologie espagnole compare Tindividu d'Alós de Isil, qui lui a été SGumis, á la variété (tachetée et ¿i qiiatre raies) décrite de la Gironde par M. F. Lataste. üti HISTORIA NATURAL 67 A- (1852), Trécul (1854), Sanio (1857-1863), Kaspari (1862), Nae. GELI (1864), HOFMEISTER (1866), MlLLARDET (1866), De BARY (1877), ScHMiTZ (1880), Strasburger (1882-1898), Krabbe (1887), SCHWENDENER (1887), VAN TiEGHEN (1891), CORRENS (1891 -1894), RoTHERT (1897-1899), Krieg (1907) y otros, estudiaron, ya la estructura, ya el origen, ya el modo de formación y crecimiento de las membranas vegetales, y en particular las de los vasos leñosos. Sus numerosos trabajos aportaron considerables datos al conoci miento de estos curiosos elementos, aca- bando el estudio de su morfología; pero debido indudablemente al empleo por todos ellos de métodos de investigación bastante semejantes entre sí, pocos he- chos concretos añadieron, en lo refe- rente a la fina estructura, a los cono- cimientos antiguos. Nosotros, mediante el empleo de una n técnica reciente— el método tano-argén- tico de Achúcarro-Río Hortega— , que desde hace un año venimos apli- n candó con éxito a la citología vegetal, hemos tenido la fortuna de sorpren- der un dato de indudable interés, refe- rente a la fina estructura de los vasos leñosos. Sabido es que estos elementos (figu- ra 1.''') constan única y exclusivamente de la pared de una célula cuyo proto- plasma ha desaparecido. Esa pared está formada por una membrana continua —la membrana primaria (A) de la célula—, sobre la cual se ha depositado, hacia el interior, una mem- brana secundaria (B), pero no de una manera continua, sino según líneas determinadas que hacen que la pared del vaso se presente en- grosada hacia su luz, según anillos, hélices, redes, etc. (vasos ani- llados, espirales, reticulares, etc.), y deje poros (P) de dife- rente'forma. Tanto una membrana como la otra son de celulosa, pero generalmente se incrustan de lignina y adquieren extraordi- naria rigidez y resistencia. Pues bien; cortes muy finos (de piezas fijadas en formol) colorea- Fig. 1 "—Porción de un corte longitudinal de un vaso anilla- do de Hordeurn vulgare visto sin teñir o teñido por un méto- do corriente. A, membrana pri- maria; B, membrana secunda- ria; P, poros. boletín de la real sociedad española dos mediante la «primera variante» de ese método (1), muestran lo siguiente: la membrana primaria aparece apenas teñida en un débil tono violeta, que hace algo di- fícil su distinción. Los refuer- zos de membrana secundaria exhiben con toda claridad, gran constancia, y con perfecta y es- quemática homogeneidad, tres partes bien manifiestas en los vasos anulares y espirales. En el centro del anillo o espira ca- racterística existe una especie de eje o varilla fina formada de una substancia muy argentófila que se tiñe en negro intensísi- mo. Rodeándola hay una capa, íntimamente soldada con ella, constituida por una materia poco ávida de la plata, ya que apa- rece sumamente pálida o casi incolora. A su vez, esta capa está envuelta por otra algo más gruesa, en general, y de reac- ción intermedia entre las otras dos, puesto que, sin mostrarse tan cromófila como la primera, no es tan indiferente como la segunda, exhibiéndose impreg- nada en un tono violeta más o menos subido. Los engrosamien- tos de esa manera constituidos se aplican por el lado convexo contra la membrana primaria de la célula; por el lado cóncavo miran a la luz del vaso. Los vasos que más exactamente se adaptan a la anterior descrip- (1) Una indicación de la marcha que seguimos para la ejecución del método tano-argéntico puede verse en nuestro trabajo Plastosomas y leiicoplastos en algunas fanerógamas, publicado en los «Trab. del Mus. Nac. de Cieñe. Nat.^ ser. Bot , nüm. 13, 1918, y en «Trab. del. Lab. deinv. Biol. de la Univ. de Madrid >, tomo xvi, fase. 1.", 191S. Fig. 2."— Vista de un vaso anillado de Hordenm viilgare cortado longitudinal- mente e impregnado por la «primera va- riante» del método de Achúcarro-Río HoRTEGA. A, B y P como en la figura 1."; C, anillos vistos con enfoque profundo; a, hiliim o eje central de la membrana secundaria; h. capa clara e interna de ídem; c. capa obscura y externa de ídem. Dlí HISTORIA NATLRAL 6') ción son los anulares, espirales y mixtos, aunque también los reticu- lares más sencillos caben dentro de ella, como veremos. En aqué- llos se obtiene una mayor limpidez en los de engrosamientos delga- dos, pues cuando los refuerzos son muy espesos, a duras penas se pueden distinguir la zona clara y el eje central. En los vasos reticu- lares sucede una cosa parecida: en los que aun hay una gran porción de la membrana primaria sin reforzar (fig. 4.''), la observación de la Fig. 3."— Aspecto de un gran vaso también anillado y de cebada, cortado transver- salmente para ver los anillos de frente. Método de Achl'carro-Río Hortega. E, espa- cios intercelulares: las demás letras como en la figura anterior. descrita estructura es clarísima; pero a la vez que las regiones en- grosadas se extienden, va haciéndose imposible verla. No quiere decir esto que entonces pierdan esa estructura, porque muchas veces —en los vasos espirales y anulares principalmente — se man i fiesta cuando se cortan longitudinalmente. La figura 2.** muestra el aspecto de un vaso anillado de la cebada. Este ha sido cortado casi longitudinalmente por la navaja y deja ver la membrana primaria A, y la membrana secundaria B, formándolos 70 boletín dk la real sociedad española mentados refuerzos anulares, los cuales enseñan la porción central a y las zonas clara b y obscura c cortadas transversalmente. En la porción C de los anillos se ve el aspecto que ofrecen éstos vistos con enfoque mediano. A causa de comprensibles dificultades técni- Fig. 4." Fig. 5.'' Fig. 4.^— Porción de un vaso reticulado de cebada supuesto delaminado, y vistos los refuerzos de membrana secundaria en sección óptica. Mismo método y letras que los anteriores. Fig. 5."— Corte longitudinal de la pared común a dos vasos anulares á^ Iris germá- nica, cuyos engrosamientos se corresponden, teñida por el método tano-argéntico de AcHúcARRO-Río Hgrteg.x. Letras como en las anteriores figuras. cas, este dibujo está bastante reñido con las leyes de la perspectiva, pero, no obstante, lo publicamos porque da cabal idea del aspecto de los vasos teñidos por el método tano-argéntico. La figura 3.^ representa la sección transversal de un gran vaso anular de la cebada para que se vea el aspecto que ofrecen los ani- llos vistos de frente. A causa de no ser el corte paralelo al plano del DE HISTORIA NATURAL 71 '.anillo, éste aparece en la parte de la derecha del dibujo en un nive inferior al nivel en que la navaja seccionó la membrana primaria (A) del vaso; la cual se ve en P por la parte interior del elemento. La figura 4.'' es una porción de un vaso reticular bastante sencillo, también de cebada, tal como se vería si lo extendiéramos en un plano y lo observáramos en sección óptica. Como se ve, las capas -C •b -a _F Fig. 6/^— Corte longitudinal de dos vasos espirales de Iris germánica, uno grande —sólo en parte representado— y otro muy pequeño, para demostrar la identidad de la estructura en ambos. Método de Achlcarro-Río Hortf.ga. Letras como en las figuras precedentes. concéntricas y el eje central subsisten, aun en los nudos de la red. Es más, tanto aquéllas como éste parecen anastomosarse en ellos y formar tres redes concéntricas, por lo menos en algunos sitios. En ocasiones, sin embargo, los ejes centrales de dos mallas pasan uno muy cerca del otro, en los nudos, sin unirse (como lo hacen otras veces) en uno solo, a pesar de hallarse ya fundidas las capas que los rodean. 72 boletín de la. REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA La figura 5.° indica cómo se ve la pared común a dos vasos anu- lares contiguos de la hoja del lirio, cuando se han cortado longitu- dinalmente. Los vasos a que se refiere el dibujo son de un tamaño considerable, y, como se ve, se corresponden los anillos del uno con los del otro. La membrana primaria A se muestra débilmente teñida, separando los refuerzos de uno y otro elemento. La figura 6.^, también del aparato vascular de la hoja de iris ger- mánica, muestra dos vasos contiguos, uno gigantesco, sólo en parte representado, y otro diminuto, cortados longitudinalmente. Como se ve, la estructura es la misma en los dos. Las diferentes regiones de que constan las espiras aparecen sólo esfumadas en la parte central, a causa del enfoque superficial que hace que aparezcan muy manifiestas en la parte seccionada. Como vemos, a pesar de las variacio- nes de forma, de tamaño y de situación de los vasos anulares, espirales, reticula- res y mixtos, la estructura es siempre la Fig. 7.^-Qranos de almidón misma, aun tratándose de los más dife- a poco de formarse en los , , / ' i. n u • ■ \ leucopiastos de la raicilla de mentes organos (raíz, tallo, hoja, ovario) Cicer arietinum, vistos en y Je las plantas más variadas (Cicer, sección óptica para moS'trar ,, , , ' r~. j i la identidad de estructura Phaseoliis, Iris, Hordeum) . Puede el con los refuerzos del engro- gjg Qg^tral ser más O menos redondeado samiento terciario de los va- ' sos leñosos espiroidales, ani- o acintado, pueden las capas que lo en- llados y reticulares senci- , , -i- j - iios.a-;M«m;6-, capa clara vuelven ser mas O menos cilindraceas, e interna; c', capa obscura y comprimidas O deprimidas, y más o menos externa. Método de Achúca- . /^ ^ - . . RRo-Río HoRTEOA. gruesas; pero siempre (tratándose de esas clases de vasos) encontraremos las mismas regiones, de igual manera dispuestas e igualmente teñidas. Estas tres zonas distintas de la membrana secundaria de los vasos leñosos, de no estar constituidas por tres diferentes cuerpos quí- micos, deben estar formados, por lo menos, por la substancia llamada celulosa, más o menos condensada, o modificada por la mezcla coa otros hidratos de carbono. La semejanza de esta estructura con la que tienen los granos de almidón es manifiesta, ün corte óptico de un anillo de un vaso leñoso teñido por el método tano-argéntico, y un corte óptico de un grano de almidón a poco de formarse, tal como nosotros lo hemos visto en la raicilla de Cicer arietinum, mediante el mismo método (fig. 7.'), no se diferencian en nada: la región central argentófila (a) de las DK HISTORIA NATURAL 73 membranas secundarias de las tráqueas corresponde al hilo (a) de los granos de almidón (y así le llamaremos), tanto en posición como en su reacción química ante el método tano-argéntico. Las dos regio- nes clara (b) y obscura (c) de los refuerzos secundarios, correspon- den también en posición relativa y en reacción, con las dos primeras capas, clara (b') y obscura (c), del grano de almidón (1). Esta identidad de estructura aparente de la membrana secundaria de los vasos leñosos y de los granos de almidón nos lleva a afirmar que la suposición que a A. Meyer le parecía inicht ganz unwahr- scheinlich de que die Lamellen (die Kohlehydratlaniellen) bei ihrcr Anlage oft cihnlich gebaut iind gewachsend sind, wie ich es für die Schichten der Stárkekórner dargelegt habey>, es una realidad, en lo referente a la estructura, para las láminas de hidrato de carbono de la membrana secundaria de las tráqueas. Y esta semejanza de estructura va más allá, en este caso, de lo que el mismo Meyer supone, como luego veremos. En consecuencia, la membrana secundaria de los vasos leñosos debe tener la estructura íntima de los granos de almidón, estando formada por triquitos ramificados dispuestos en planos perpendicr- lares al hilo de los refuerzos y dirigidos en todas direcciones, dentro de esos planos. Serían, pues, los anillos y espiras de los vasos leñosos, esferocristales muy alargados de celulosa (?), como los granos de almidón lo son de aniilosa (?). ¿Cómo se han formado los anillos, espiras y redes de que hemos hecho mención? Problema es este de gran importancia, pues que supone el esclarecimiento de cómo se depositan las membranas celulósicas, en general, y esto es de unjnterés extraordinario, tan- to en sí mismo, como por los múltiples problemas con los que está relacionado y sobre los cuales habría de dar mucha luz una vez re- suelto. Nosotros nos proponemos abordarlo tomando por guia unos cuan- tos hechos conocidos con completa independencia, pero que tal vez (1) Advertimos que llamamos capas claras y obscuras a las que por el método de Achúcarro-Río Hortega se muestran poco o mucho ar- gentófilas, apareciendo, respectivamente, débil o fuertemente teñidas. No prejuzgamos con ello nada que se refiera a su composición ni a- sus propiedades físicas. 74 boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA estén relacionados: 1 /' Se sabe desde hace ya bastante tiempo que es posible averiguar en qué clase de vaso se transformará una cé- lula determinada antes de que se formen los engrosamientos ca- racterísticos, porque cuando el vaso se va a constituir, el proto- plasma —relegado ya contra la pared celular a causa de la forma- ción de la gran vacuola central— se espesa y hace más granuloso frente a las porciones de la membrana sobre las que se formarán los engrosamientos producidos por el crecimiento terciario. 2." Mo- dernamente se ha visto, y nosotros lo hemos comprobado, que el condrioma— es decir, el aparato secretor de la célula— se des- arrolla considerablemente en las largas células vasculares que pre- cisamente sufrirán los cambios arriba indicados. 3.° Por otra parte, es un hecho indiscutible que las membranas secundarias son una formación ergástica, un producto de la secreción del protoplasma. Estos tres, hechos que suceden simultáneamente en la misma ■célula, ¿no estarán relacionados? ¿No serán los refuerzos celulósi- cos de los vasos el producto de la actividad de las mitocondrias que, tan abundantes antes de la formación de ellos, desaparecen • con todo el protoplasma después de constituido el vaso? Nos hace sospechar una respuesta afirmativa algunos otros he- chos de naturaleza bien diferente a los enumerados; a saber: la ■composición química de esos engrosamientos [(C, Hj^ O,) n] es semejante a la del almidón [(C, H,o O,) n-a]; como de antiguo se admite, y su estructura es idéntica, como nosotros acabamos de mostrar. Ahora bien, los granos de almidón son un producto de la secreción de las mitocondrias o de sus derivados los plastos, y Dop (1914) ha visto la formación de la celulosa en el interior de los condriosomas. Por de pronto, en lo que se refiere a la pregunta que nos he- mos hecho, nos permitiremos adelantar hoy que la estructura que hemos descrito denota que la formación de la membrana secundaria de las tráqueas (y nos guardaremos muy mucho de generalizar el hecho), no ha debido de ser, como se cree hoy día, por depósito local, sobre las capas celulósicas de la membrana primaria, de nuevas ca- pas celulósicas durante el crecimiento terciario. Denota asimismo que si las tres regiones por nosotros observadas no se han diferen- ciado simultáneamente , sino que se han depositado sucesiva- mente, la situada en inmediato contacto con la membrana prima- ria no se ha formado la primera como la idea corriente admite—, puesto que esa misma capa (c) es también la más alejada de ella UE HISTOUIA NATURAL 7') y, por lo tanto —según la misma teoría— , debiera ser la última de- positada. En nuestro sentir — hayanse formado simultánea o sucesiva- mente — la numeración de las capas, constitutivas de la membra • na secundaria de las tráqueas, debe hacerse sin tener para nada en cuenta la membrana primaria, con la cual no tienen continuidad er*- el tiempo (como de antiguo se conoce), ni más relación en el espa- cio que una mera contigüidad ya que (como podemos deducir de su estructura) están formando un esferocristal perfectamente indivi- dualizado e independiente. Esta independencia de las dos membra- nas explica la existencia de las tráqueas desenrollables desde hace tanto tiempo conocidas. Si es verdad que muchas veces ambas membranas forman un todo, esto no prejuzga mas que una fuerte soldadura. En consecuencia, la numeración de las capas celulósicas de la membrana secundaria de las tráqueas debe hacerse con referencia al núcleo del esferocristal, es decir, al hilo de los engrosamientos, el cual, en cualquier caso, ocupa una posición bien definida, y además —si admitimos el crecimiento por oposición— es la prime- ra región formada. (Laboratorio de Histología del Museo Nacional de Ciencias Naturales.) III. Notas sobre Carábidos españoles (I) por Cándido Bolívar y Pieltain. Scarites (s.str.) occidentalis Bedel. Especie característica de las playas del Océano Atlántico, desde Lisboa a Tarifa, y desde Tánger a Mazagán. Es, por tanto, su cap- tura en Calpe (provincia de Alicante), en pleno litoral mediterrá- neo, un dato muy interesante que debemos a C. Pau y E. Moroder. Scarites (Parallelomorphus) eurytus Fischer. Esta especie ha sido encontrada hasta ahora en dos o tres localida- (1) Véanse para los números i y n de estas «Notas» los Bolrtinfs de esta Sociedad de Abril de 1914 y de Mayo de 1917, respectiva- mente. 76 boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA des españolas: Cartagena (La Brülerie); Almería (Lauffer); Masa- magrell, cerca de Valencia (E. Boscá), y, últimamente, en Puig, localidad próxima a la anterior, por E. Moroder, que ha recogido algunos ejemplares debajo de piedras, a fines de Abril del pasa- do año. Cillenus lateralis Sam. Encontrado en Santander, desde hace muchos años,- por D. Anto- nio VázqueZ; y vuelto a encontrar recientemente en la playa de la isla de la Torre (Santander), por E. Rioja, en 21-VIII-1917. Entre los ejemplares observados existen algunos de la a. be- deli Nic. Syrdenus grayi Wollaston. Recogido «n Calpe (provincia de Alicante), 7-IV-1918, por E. Moroder. Este insecto vive en los bordes de las lagunas litorales y de los lagos salados del interior. Bedel (1) da la siguiente lista de locali- dades, a la que nosotros añadimos las dos ültitnas: Cabo verde: San Vicente (Wollaston). Canarias orientales: isla de Lanzarote (Wollaston, Alluaud). Marruecos: Mogador (Crotch, Escalera!). Argelia: Bou-Qhezoul (Raffray). Túnez: Utique (Abd. Kerrin); Túnez (ídem); Mehedia (Sedillot). Bajo Egipto (Bedel). Chipre (Truqui). • Sicilia. España: Calpe (E. Moroder!). Portugal: Villa Nova de Portimao (Van Volxem). Trichis maculata Klug. Calpe (prov, de Alicante), 29-V1-1917, recogido porE. Moroder. Esta especie, que existe escalonada en diferentes puntos del lito- ral mediterráneo, había sido encontrada anteriormente en España: Cartagena (Ehlers!, Sánchez Gómez!); Cabo de Palos (Martin!); Torrevieja (Escalera!). (1) Catalogue raisonné des Coléop teres dii Nord de I" A frique, t. I, pág. 90 (1897). DE HISTORIA NATURAL 77 Casnonia olivieri Buquet. La captura de este insecto en los alrededores de Valencia es ver- daderamente interesante, pues es la primera vez, que yo sepa, que el género Casnonia se encuentra en Europa. Es este un nuevo hallazgo que debemos a la pericia del entomólogo valenciano E. Mo- roder, que de un modo tan poderoso viene contribuyendo al conoci- miento de los insectos de su región. Por parecerme de interés, doy a continuación una descripción de ^sta especie basada sobre ejemplares españoles. Long. 7,5 mm. Cabeza negra, brillante, grande, ovalada, mucho más estrechada y prolongada hacia atrás que hacia adelante; por encima convexa, y completamente lisa. Partes bucales de color castaño-parduzco; los palpos más amarillentos, excepto su último artejo. Antenas dirigidas hacia atrás sobrepasando la base de los élitros; sus tres primeros artejos son amarillento-parduzcos; los restantes son castaño oscu- ros, ligeramente más claros en la porción basal. Protorax negro, brillante, globoso, con su mayor anchura próximamente al nivel del tercio posterior; marcado dorsalmente de una finísima línea media; cubierto todo él, excepto la porción anterior del disco, de una pun- tuación muy gruesa, profunda y bastante densa. Escudete triangu- lar alargado, con la superficie excavada. Piezas meso- y metaster- nales oscuras, gruesamente punteadas. Élitros alargados, redoji- deados en los húmeros, oblicuamente truncados en el ápice, de coloración amarillento-acaramelada, brillante; con una banda sutural negruzca, más ancha en el cuarto basal en donde se extiende hasta la cuarta estria; estrechada después bruscamente y prolongada hasta el ápice de los élitros, pero no ocupando más que las dos pri- meras interestrias; cada élitro marcado de nueve estrias, además de la escutelar; la puntuación de las estrias muy fuerte anterior- mente, se va atenuando muy gradualmente hacia atrás, y a partir del tercio posterior más rápidamente, de tal modo que las estrias al final son tan sólo finísimamente punteadas. Interestrias planas y lisas Patas amarillento-parduzcas; el artejo cuarto de todos los tarsos marcado superiormente, cerca de su terminación de un pequeño tra- zo negro transverso. Las uñas apenas oscurecidas. Abdomen ama- rillento-parduzco. Encontrada en los terrenos pantanosos situados entre el Puig y el mar (a pocos kilómetros al N. de Valencia). Hasta ahora no han sido hallados más que tres ejemplares en Noviembre, Enero y Febrero. 78 boletín de la. REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Esta especie fué descrita sobre un ejemplar de Bone (Argelia), y encontrada después en las lagunas de Asmir, cerca de Tetuán, .porj. J. Walker (1). Publicaciones que ha recibido la I^eal Sociedad Española de Historia ]SlaturaI durarite el mes de Diciembre de 1918. (La liste suivante servirá cV acensé de réception.) Cuba Sociedad cubana de Historia Natural «Felipe Poey >, Habana. Memorias- Vol. iii, x\.<^ 1-3. España España forestal, Madrid. Año iv, n.os 41-42. Ibérica, Tortosa. Año v, n.os 254-258. Ingeniería, Madrid. Año xiv, n.os 492-494. Institució catalana d'Historia natural, Barcelona. Butlleti. 1918, n.os 7-8. Institución libre de enseñanza, Madrid. Boletín. Año xlii, n.° 704. Junta de Ciencies Naturals, Barcelona. Musei Barcinonensis Scientiarum Natiiraliiim Opera. Series Zoológica, IV. Peñalara, Madrid. Año v, n.os 59-60. Revista de higiene y tuberculosis. Valencia. Año xi, n.^ 126. Sociedad Entomológica de España, Zaragoza. Boletín. Tomo i, n." 8. Sociedad española de Física y Química, Madrid. Anales. Año xvi, n." 157. Estados Unidos y sus Colonias Smithsonian Institution, U. S. National Museum, Washington. Annnal report for the year ending Jnne 30, 1917. Bnlletin. W 102, Part 5. Contribu tions from the U. S. National Herbar ium. Vol. 20, Parts 4-5. Fr.'VNCIA Académie des Sciences de Paris. Comptes-rendus. Tome 167, nos 22-26; Tables du tome 164. (1) G. G. Champion, Trans. Ent. Soc. London, 1898, p. 83. DE HISTORIA NATURAL 7» Revue genérale des Sciences purés et appliquées, Paris. 29" année, nu- méros 22-23. Société d'Histoire Naturelle de l'Afrique du Nord, Alger. Bulletin. Tome ix, n"s S-9. Société entomologique de France, Paris. Bulletin. 1918, n"* 15-18. Société frangaise de Minéralogie. Bulletin. 4^ tabie decennale des inatiéres. Italia Museo Civico di Storia naturale di Genova. Ánnali. Serie 3.'', vol. vii. Méjico Sociedad científica v en la sangre y en ácaros hematófagos. (Madrid, «Boletín del Instituto Nacional de Higiene de Alfonso XIII». Diciembre, 1918; 21 páginas, una lámina.) Eutrichomastix lacertae, flagelado parásito del intestino de los saurios, ha sido hallado por Reichenow en la sangre de una lagartija común (Lacerta muralis) y en la de un lagarto verde (Lacerta viridis). En ambos casos la sangre presentaba gran número de Eutricho- mastix muy móviles y algunos en fase de división, prueba de que una activa multiplicación se verificaba en la sangre misma. La inves- tigación de la lagartija mostró que la cloaca y el intestino final con- tenían también multitud de Eutrichomastix, y que el tabique de la cloaca estaba destruido e impregnado de estos flagelados, lo que evi- dencia el tránsito de estos parásitos del intestino a la sangre. El organismo había reaccionado contra los parásitos con una viva acti- vidad de los fagocitos, en cuyo interior se observaban Eutricho- mastix más o menos completamente digeridos. Aunque la infección intensa de la sangre sólo pueda realizarse en condiciones patológicas, parece probable que la penetración de individuos aislados de Eutri- chomastix debe realizarse con bastante frecuencia. Teniendo presente que los ácaros de la especie Liponyssus sau- rarum son siempre frecuentes sobre los saurios y transmiten sus hemococcidios, Reichenow ha investigado loque sucedeva los Eutri- chomastix cuando la sangre que los contiene es chupada por los Liponyssus, observando que en- la mitad, por lómenos, de los casos aumentaba la cantidad de flagelados en el intestino de los ácaros, salvándose de la acción fagocítica de las células del epitelio intes- tinal. En vista de esta observación, una lagartija común (Lacerta mu- ralis) recién nacida, cuyo intestino no estaba aún infectado por Eutrichomastix, fué alimentada con ácaros que habían chupado sangre de la lagartija en que fué descubierta la infección hemal. A los cinco días mostraban los excrementos gran cantidad de Eutri- chomastix, y el estudio, mediante cortes, del intestino demostró que el intestino final estaba repleto de estos parásitos. El autor termina su trabajo razonando sobre la significación de los hechos por él observados en el problema del origen de los hemo- parásitos, creyendo que hay que contar con la posibilidad de que se DE HISTORIA NATURAL • 87 nos presenten flagelados de tipo intestinal como verdaderos habi- tantes de la sangre. Además, los hechos son favorables a la opinión de que una parte de los hemoflagelados típicos —de los Tripanoso- mas, por ejemplo— debe haber provenido del intestino del mismo patrón, sin que esto impida el que otros tengan su origen en pará- sitos intestinales de invertebrados hematófagos: según Reichenow, ambos caminos han sido seguidos por la naturaleza. El trabajo ha sido realizado en los laboratorios del Museo Nacio- nal de Ciencias Naturales. —Del Sr. Arias Encobet (Sección de Barcelona): Sagarra (Ignasi de): Instruccions per ais recol-lectors d'In- sec/^s.- Publicacions de la Junta de Ciéncies Naturals de Barcelo- na, 1918. Musei Barcinonensis Scientiarum Naturalium Opera. 5e- ries Zoológica, iv; 97 páginas y 65 figuras. Siemftre he sido enemigo de ocupar mi tiempo en la crítica de tra- bajos ajenos; pero hace ya años que en nuestra Península vienen apareciendo folletos o libros entomológicos, en los que sus autores proceden, al escribirlos sin baáe suficiente, y por esta razón me propongo, de ahora en adelante, hacer la crítica breve y lo más imparcial posible," de cuantos estudios relativos a materias de mi competencia (pues no he de tener la osadía de meterme a juzgar lo que no entienda) se publiquen en España. El folleto cuyo título queda copiado arriba sería indudablemente útilísimo si su contenido estuviese a la altura que cabe exigir en las publicaciones de un Museo; pero el lector se encontrará defrauda- do a poco que pase la vista por esas páginas, en las que abundan las inexactitudes y lamentables equivocaciones, no sólo en el texto, sino también en las figuras, todo esto aparte de los trozos traduci- dos medianamente de obras clásicas, sin indicar la procedencia, ya que no colocarlos entre comillas, como debe hacerse, etc., etc. Sería demasiado prolija una disección detenida de este folleto; pero como para muestra bastan pocos ejemplos, señalaré solamente algunas de las faltas más visibles, dejando al lector el cuidado de descubrir otras muchas. Las figuras de insectos, aunque aparecen como originales, pues allí no se dice de dónde están tomadas, no lo son en su mayor parte, como puede comprobarse comparando, por ejemplo, las figuras 1 a, b, c; 17 c, d; 21 ; 22 a, b; 25, 28, 29, 30, 33 (a);2, 3; 33 (b); 35 a; 42 b, c, d, g, e, y 51 a, b, c, con las de Silvestri: Dispense di 88 boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Entomología Agraria, parte speciale, figuras 448, 422, 416, 412, 472, 441 , 59, 47, 44, 36, 144, 145, 148, 1 1 1 «, 363 a, 363 b, 443, 6, 75, 82, 70, 59, 443, 6, etc., etc., respectivamente. Otras figuras, como las 19 y 57, están imitadas de Banks: Directions for Col- lecting and Preserving Insects, figuras 172 y 1 16, y la figura 55 a está también tomada de la figura 101 de Banks, de donde la copió igualmente Navas, como otras, muchas; pero éste, al menos, aun- que no lo dice al pie de la figura, como debe hacerse, lo hizo cons- tar siquiera al final de su vademécum. No es lo peor que las figuras estén tomadas de esos y otros va- rios libros muy conocidos sin indicar la procedencia, sino que al co- piar el autor suprime en el dibujo lo que tiene por conveniente, o las desfigura arbitrariamente; y así, por "ejemplo, en la 33 (b), que quiere representar un Aphis mali F., ha suprimido, entre otras cosas, los estigmas alares, que en la figura 1 1 1 de Silvestri están bien visibles; por el mismo procedimiento nos presenta el autor, en su figura 24, un Ascalaphus Cunii con antenas filiformes; la figu- ra 38 a, que dice representar la Perrinia Kiesenwetteri, está tomada (ligerísimamente modificada) de un dibujo de Jeannel (1), que no se refiere a esta especie, sino a otra muy diferente, al Speonomus crypticola, y así sucesivamente, pues no es cosa de detenerse a detallarlo todo. Del «salabret per a fregar a les plantes» valdría más que no ha- blase, pues ya se ve que es cosa desconocida para el autor, como lo era también para su antecesor en el mismo tem.a P. Longinos Na- vas, a pesar de que desde el año 1876 fué descrita y figurada por el Sr, Bolívar la manga de coleópteros que desde lejana fecha vienen utilizando los entomólogos españoles. Las pinzas representadas en la figura 10 no creo sirvan «per a agafar» otra cosa que pulpa de insectos, pues ese instrumento no ha sido ni será jamás una pinza de caza. Por las explicaciones para la captura y matanza de Odo- natos, Tisanuros, Colémbolos, etc., se comprende que el autoría practica ahora por vez primera, o al menos así se deduce del texto de su folleto. Las páginas 86 a 90 están traducidas íntegramente de los epígrafes de Comstock: Manual for the Study of Insects, páginas 82, 86, 89, 93, 95, 98, 100, 102, 104, 119, 121, 175, 184, 185, 191; 413, 490, 494 y 599; pero tampoco en la traducción es el (1) Arch. Zool. exp. et gen. [5], tome v, N. et R., N° 6, p. clv, f . 6 (1910). BoLde la R. ^c. Esp. de Hist. Nat. Tomo XIX. -LÁM. 1. Pelobates Wilsoni Boscá. DE HISTORIA NATURAL 89 autor muy afortunado, pues, entre otras cosas no menos curiosas, nos dice que los Odonatos tienen metamorfosis completa. Respecto a los libros y catálogos citados al final, es bien notable el criterio del autor; quiere recomendar un libro moderno de cada grupo, y así lo hace, de Coleópteros, Lepidópteros y Ortópteros (sensu lato); pero para los Himenópteros, Dípteros, etc., no reco- mienda ningún libro, indudablemente por desconocer obras moder- nas y útilísimas, relativas a esos órdenes, que hace años se han pu- blicado. Otro tanto le ocurre con los catálogos, en donde señala los de Reitter, Staudinger, Oshanin, y no nombra los de Dalla Torre, Kertész, etc., sin mencionar tampoco otros que pudieran ser equi- valentes a ellos, aunque realmente son insustituibles. Notas y comunicaciones. Una adición al género Pelobates Wagler por E. Boscá y Casanoves. (Lámina i.) Los estudios histórico naturales de la Sierra de Guadarrama siguen siendo fecundos (1), justificándose el acierto con que se pro- cedió al fundar recientemente la Estación Alpina de Biología, en Cercedilla (Madrid), a más de 1 .500 metros sobre el nivel del mar.. Hay que reconocer, sin embargo, que el interés científico de dicho relieve así como el de la Sierra de Gredos, se sostendrá por mu- cho tiempo hasta que los naturalistas puedan ultimar un catálogo rp-^'onado de sus variadas producciones. ntre sus diferentes cimas, la de Peñalara, que alcanza 2.406 metros, ofrece condiciones muy interesantes para el naturalista, por conservar la nieve por más tiempo y poseer diferentes lagunas, entre las que descuella la llamada de los Pájaros, por las condicio- (1) Véanse las publicaciones, sin interrupción, de la Sociedad Espa- ñola de Historia Natural, fundada en 187L 90 boletín de la real sociedad española nes biológicas que en ella se reúnen, que la hacen interesante no sólo para los entomólogos, sino también para los que se dedican a la ornitología en relación con el problema de las emigraciones de las aves. Con respecto a la herpetología, los dos últimos adelantos obteni- dos como resultado de las exploraciones de esta región, se refieren al hallazgo de los saurios Algiroides Hidalgoi y Lacerta miiralis Giiadarramce (1), recolectados en la vertiente segoviana, corres- pondiendo la presente nota al hallazgo hecho por los visitantes de la dicha Estación Alpina de Cercedilla durante el pasado mes de Agos- to de 1918. Trátase de un batracio nuevo para la ciencia, pertene- ciente a la familia de los Pelobátidos, cuyas especies, por ser de costumbres nocturnas, resultan en general poco conocidas. Como este estudio recae sobre un solo ejemplar, propiedad del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, no ha sido posible hacer un detallado examen de los caracteres esqueléticos, ya huesosos, ya cartilagíneos, los que bien pudieran discrepar del concepto que se tiene de las afinidades más o menos acentuadas entre sus congéneres, cual ocurre con los caracteres externos, puesto que la nueva especie ofrece la presencia de glándulas paró- tidas como excepción, y el gran tubérculo de la planta del pie es redondeado, en vez de ser aplanado y de borde cortante como en sus congéneres. Para completar la diagnosis del nuevo Pelohates, .y distinguirlo del Pelohates cultripes Cud., de antiguo conocido como de nuestra fauna, puede añadirse que en el primero la extre- midad posterior sólo alcanza al hocico, colocada sobre el costado del animal, mientras que en esta especie, por ser el muslo más largo, sobrepasa con mucho de dicha parte. Pelohates Wilsoni sp. nov. Sapo de mediano tamaño, con el ojo de pupila oval, vertical, pro- minente sobre el plano de la cabeza, que es como una tercera parte más ancha que larga; orificio nasal equidistante entre el ex- tremo del hocico, que es redondeado, y el ángulo palpebral ante- rior, coincidiendo la comisura de la boca con la vertical bajada ,del ángulo posterior del ojo; sin órgano auditivo aparente. Mandi- (1) Véase el Bolktín dk la Real Sociedad Española de Historia Na- tural, tomo XVI, 1916, meses de Junio y Julio, págs. 294-297 y 327-330, respectivamente. DE HISTORIA NATURAL 91: bula superior provista de finos dientes, apreciables indirectamente por el tacto, y la maxila sin dientes; dos grupos dentorios sobre la bóveda del paladar colocados entre las choanas, que son grandes; lengua extensa, más larga que ancha y un tanto libre por su parte posterior. Cuello confundido con la parte anterior del dorso, repre- sentado por un borde saliente a cada lado, de naturaleza glandular, llamado parótida, cuyo extremo anterior queda separado de la órbita por una escotadura. Región dorsal ancha, suavemente arqueada a lo largo y recrecida por los relieves pneumo-abdominales, prestan* do al conjunto del cuerpo una forma rechoncha. Miembro anterior robusto, en particular en el antebrazo y pata, llevado hacia adelante llega al hocico por el extremo de los dedosv libres entre sí y en número de cuatro; los dos internos, gruesos en su base, son casi iguales en longitud, viéndose sobre el dedo interno y parte superolateral una mancha, llamada por su aspecto a la lente brocha nupcial, negruzca, característica de los machos durante el período del celo, puesto que desaparece al cambiar el cutis inmedia- tamente después del apareamiento; el dedo tercero es el más largo de todos; la palma de la mano se presenta granulosa, con un tu- bérculo redondeado a cada lado sobre el carpo, siendo mayor el correspondiente al lado externo; los tubérculos infra articulares de los dedos respectivos son dobles. La pata posterior dirigida hacia adelante, sobre el costado del cuerpo, llega por su extremo hasta el hocico, presentando cinco de- dos trabados en su base por una membrana opaca, la que les inte- resa, haciendo palma, hasta la primera falange inclusive, corriéndose más allá, en forma de ribete, sobre cada dedo, de los cuales dedos, el interno es el más corto, aumentando sucesivamente en longitud hasta el cuarto, siendo el quinto dedo comparable al segundo. La planta del pie es granulosa, como la de la mano, ofreciendo dos tubérculos que le dan carácter específico sobre la articulación tarso- metatarsiana; el tubérculo de la parte interna es ovalado en senti- do longitudinal, redondeado, revestido de una capa córnea de color moreno, y de la longitud o algo menos que el dedo interno, sobre cuya base se encuentra; el otro tubérculo es más pequeño, también oval redondeado e inclinado hacia afuera, recubierto de una capa córnea, pero más fina y de color más claro que la del tubérculo mayor. La piel, en las regiones superiores del animal, está sembrada de numerosos folículos cónicos desiguales, ya aislados, ya confluentes, 92 boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA o y desordenados; cara ventral, rugosa, con los folículos más iguales, y el ano de aspecto bilabiado y colocado en sentido vertical. Su color, sin perjuicio de rectificar a la vista del animal vivo, se presenta verde obscuro, uniforme sobre la parte superior, apare- ciendo algunas fajas transversales más acentuadas sobre los mus- los; en la parte inferior el fondo es blanco sucio, sobre el que se destacan algunas manchas de superficie reducida, del color verde general, excepto en la región guiar. Con respecto a los tonos en la coloración de los batracios en general, no hay que olvidar que varían en el mismo individuo, se- gún el ambiente, obscureciendo con la mucha humedad y falta de luz y aclarando en el caso contrario, tanto los fondos como el dibujo, siendo fácil la experiencia de ambos extremos de modo ar- tificial. Longitud^ de un c^ adulto, desde el extremo del hocico hasta el ano, 58 milímetros. Desconocidas, como son, las costumbres particulares de la nueva especie, no holgará el que aquí se consignen algunos datos observa- dos respecto al Pelobates cultripes extendido por el centro y zona litoral de la Península, siendo el más oportuno el de que en la época de la cría buscan las aguas tranquilas, en donde los machos atraen a las hembras dejando oir la voz co-co-co... repetida con presteza, coincidiendo el hallazgo hecho en Cercedilla en pleno verano con haber escuchado dicha voz en dos localidades relativamente frescas: los Campos Elíseos, de Lérida, y una estación de los alrededores de Barcelona, vía de Valencia, precisamente en la segunda mitad del mes de Julio. Aunque es de suponer que el canto no sea igual en ambas espe- cies, debe insistirse en el reconocimiento de las aguas de dichas sierras, y en la época indicada, por si puede sorprenderse al animal apareado, al mismo tiempo que para su adquisición. Más tarde apa- recerán las larvas que, siguiendo las analogías, podrán distinguirse por presentar la abertura del espiráculo al lado izquierdo de la ca- beza, dirigido hacia detrás y arriba, y al desarrollarse las extremi- dades posteriores, que son las primeras en aparecer, muy pronto se inicia el espolón córneo que caracteriza todas las especies del géne- ro. Es éste un órgano con el cual se auxilia el animal en su vida te- rrestre mediante rápido movimiento de sus patas, para apalear la arena u otros detritus hasta proporcionarse un escondite provisio- nal, allá donde le sorprende el día, para evitarse, entre otros in- DE HISTORIA NATURAL 93 convenientes, el de la resecación de su piel, que podría serle funesta en otro caso. Así, pues, a las especies europeas Pelobates ciiltripes ya aludi- da, y Pe/obates fuscas Laur., queda añadida la descripción y figu- ras adjuntas de la nueva especie dedicada a Mr. Woodrow Wilson, presidente de la República de los Estados Unidos de América y mantenedor de la justicia y libertad internacional. Plantas de Tetuán por P. Font Q,uer. En Abril de 1916, nuestro compañero el Farmacéutico militar D. Manuel Pando recolectó en los alrededores de Tetuán como unas cien especies de plantas. Nos las remitió para su determina- ción, y hoy publicamos aquí el resultado de nuestro estudio, de- sechadas algunas muestras que llegaron en mal estado. La mayoría están ya citadas por Ball, pero no creemos demás consignarlas aquí, con las más interesantes: Osyris alba L. Rumex thyrsoides Desf . Euphorbia exigua L., var. tricuspidata Koch. Atriplex portulacoides L . Salicornia fruticosa L . Polycarpon tetraphyllum L. Alsine procumbens Fenzl. Suene color ata Poir. 5. obtusifolia Willd. 5. galilea L. Ranunculus macrophyllus Desf. Fumaria agraria Lag. Nasturtiüm officinale R. Br. Raphanus Landra Moretti . Biscutella lyrata L., var. microcarpa (DC). Coronopus procumbens Qilib.; Senebiera Coronopus Poir . Reseda alba L. Cistus salüiifolius L., var. nova Pandoanus. Pedunculis brevibus, 2-3 cent., bifloris; foliis ovato-oblongis;- adultis, 1 '/2-2 cent, long.; foliolis epicalycis profunde cordatis.. 94 nOLKTlN DK LA KKAL SOCIlíDAl) ESPAÑOLA 14 X \'¿ mm., dense stellato-tomentosis. Hab. prope Tetuán; Pan- do, leg. C. crispi/s L. C. a Ib ¿das L. Tamarix gallica L. Hypericum perfoliatitm L. Linum stricfum L. a cymosiim G. G. forma scaberrinuim. L. angüsíifolium Huds. Geranium mol le L. Vicia I II tea L. Lathyriís Oclirus DC. L. Aphaca L. Z-. Clipnenum L., raza articnlafus (L.)- Psoralea bituminosa L., forma. Lotus ornitliopodioides L. Medicado orbicular is L. Trifolium isthmocarpum Brot. r. procumbens subvar. erectum Pérez Lara? r. campestre Schreb., var. Pandoi. Canlis patule villosis, capitulis magnis 14-15 mm.; dentibus caly- cis longe ciliatis. Hab.' Tetuán; leg. Pando. T. scabrum L. 7'. stellatum L. Scorpiíirus snlcata L. Lupiniís ¡I ir su tus L. Physanthyllis tetraphylla Boiss. Ononis ramosissima Desf. La forma que tenemos a la vista, de Tetuán, difiere del tipo de Desfontaines (Flora AtL, 1. 186), por las hojuelas, más pequeñas, y los pedúnculos, más largos; el cáliz no llega a la mitad de la corola y las flores son muy numerosas. No damos nombre a esa forma porque se podría establecer una serie de variaciones que, por gra- dos insensibles, nos llevarían, bien a la Ononis Natrix típica, bien a la O. ramosissima Desf. Lytlirum flexuosum Lag. Epilobium tingitanum Salz. Onothera b tennis L. Daucus grandiflorus Desf. Cnnoolvulus tricolor L. raza pseudotricolor (Bert.). Cerinthe orancnsis Batt. forma parviflora. Corola de 15x4 mm. DE HISTORIA NATURAL 95 Cynoglossum creticuin Vill. Borrago offinalis L. Echiiim plantaginenm L. Solamim sodomeum L. Antirrhimtm litigiosnm Pau; A. Barrelieri Lge. (pro part.); A. tortiiosum Bosc, var. calyce pubescente Ball, Spic, núme- ro 596. Parentucellia viscosa (L.) Caruel. Tliymus ciliatus Desf. sub Tlii/mbro. ' Stachi/s hirta L. 5. arenaria Vahl. Prasium majiis L. Plantago macrorrhiza Poir. Clilora grandiflora Viv. Ch. perfoliata L. Erytliraea tenuiflora Hoff. et Link; £". ramosissima Ball; part. £". Centauriuní Pers. Sher ardía arvensis L. Valerianella discoidea Lois. Pedia Cornucopiae Cjaertn. Centrantfius Calcitrapa DC. Scabiosa steílata L. Campánula dichotoma L. Carthamus coeruleus L. Centaurea pullata L. Chrysanthemum viscosum Desf. C//. coronarium L, Caléndula arvensis L. Áster iscus spinosus L. . Ormenis mixta (L.) DC. Anacyclus radiatus Lois. Allium polyanthum Roem. Sch. /n5 Sisyrinchium L. Carex divisa Huds. Agrostis stoloniferaL.\ A. verticillata Vil!. Polypogon monspeliense Desf. Briza máxima L. Serrafalcus macrostachys Parí. Dactylis glomerata L., var. hispánica Koch. 96 boletín de la real sociedad española Encirtinos de España por Ricardo García Mercet. Qén. Schedioides nov. dARACTERES. — Hembra. — Cabeza grande, sefniglobosa, vista de lado subtriangular; ojos grandes, pestañosos; frente estrecha; borde posterior del vértice, redondeado; mejillas, más cortas que el diámetro longitudinal de los ojos; mandíbulas cortas^ claramente tridentadas en el ápice; los dos dientes externos agudos, triangu- lares, relativamente largos; el diente interno, corto, pero también agudo. Palpos maxilares, de cuatro artejos; labiales, de tres. Ante- nas insertas cerca del borde de la boca, for- madas por escapo, pe- dicelo, funículo de seis i artejos y maza triar- ticulada, aovado alar- gada, más corta que el funículo; los artejos Fig. 1.^ — Mandíbula de Schedioides for- mosus (^ (muy au- mentada). Fig. 2."— Antena de Schedioides formosus 5 (muy aumentada). de éste, todos más largos que anchos. Mesonoto entero, sin surcos parapsidales; axilas contiguas en el ápice; escudete convexo, trian- gular. Nervio submarginal de las alas anteriores, notablemente engrosado e incurvado en el último tercio de su longitud; nervio marginal grueso, puntiforme; nervio estigmatice más largo que el posmarginal; línea calva completa. Patas normales; espolón de las tibias intermedias, tan largo como el metatarso; tibias posteriores DE HISTORIA NATURAL 97 Fig. 3.^— Nerviación característica 'delSche- dioldes formosus (J' (muy^aumentada). con un espolón. Abdomen, en el insecto seco, triangular, más corto que el tórax, deprimido, casi liso. Oviscapto poco visible. Macho . — Cabeza muy convexa, vista de perfil triangular; frente más bien ancha, poco inclinada, con una quillita longitudinal de- lante del estema anterior; cara casi plana, apenas cóncava, inclinada hacia adentro con relación a la frente y separada de ésta por un reborde o quilla fuer- temente arqueado. Antenas insertas casi a la altura del borde inferior de los ojos; escapo algo ensanchado en la cara interna y con una escotadura cerca del ápi- ce; pedicelo más corto que el artejo siguiente; arte- jos del funículo, cilindroi- deos, mucho más largos que anchos, con pestañas dispuestas "en verticilos; maza entera, estrechada hacia el ápice. Nervio es- tigmático más corto que en la O, un poco más largo que el posmarginal. Abdo- men redondeado en el ápice. Biología . — Descono- cida. Observaciones.— Afín de Schedias Ho- ward, del que se diferen- cia la 9 por la denticula- ción de las mandíbulas, las axilas contiguas en el ápice, la globosidad de la cabeza y la forma del escudete. Los machos de Schedias y del nuevo género son muy diferentes. Tomo xix. -Febrero, 1919. 7 Fig. 4.^ -Antena de Schedioides formosus (^ (muy aumentada). 98 boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Schedioides formosus nov. sp. Caracteres.— //e/Tz^ra.— Cabeza de color violado muy oscuro, con reflejos purpúreos poco brillantes; ojos grisáceos; estemas ne- gros; mandíbulas rojizas; antenas amarillento-parduscas, con el escapo y el pedicelo pardo oscuros. Escudo del mesonoto, verde dorado metálico en la mitad anterior y violáceo mate en la mitad apical; axilas y escudete violado cobrizos, este último verde, muy brillante en el ápice; metatórax violáceo negruzco. Alas anteriores ligeramente ahumadas, excepto en el tercio basilar, que es hialino; patas amarillento rojizas, con los fémures intermedios y posteriores pardos en la mayor parte de su extensión; las tibias intermedias con un ligero anillo pardusco cerca de la base. Abdomen violado oscuro con reflejos cobrizos, el primer segmento verde dorado muy brillante. Cabeza pinteado chagrináda sobre la frente y vértice; estemas en triángulo equilátero, los posteriores separados de los ojos com- puestos por una distancia representada por el diámetro de un este- ma; frente más bien estrecha, mucho menos ancha que los ojos compuestos; cara ligeramente excavada; ojos grandes, híspidos, muy convexos. Antenas separadas entre sí, en la base, por una dis- tancia menor que la longitud del pedicelo; escapo cilindroideo, algo más largo que los cuatro primeros artejos del funículo reunidos; pedicelo subpiriforme, casi tan largo como los dos artejos siguien- tes reunidos; artejos del funículo, de casi igual longitud y ligera- mente más anchos del segundo al sexto, éste un poco más corto que el quinto; maza tan larga como los tres artejos precedentes reunidos, aovado alargada. Escudo del mesonoto, superficialmente ondulado escamoso, con filas de pestañitas blancas; axilas casi lisas; escudete ligerísima- mente chagrinado en los dos tercios basilares, liso y muy brillante en el tercio apical, con algunas pestañitas oscuras y dos mucho más largas que las demás cerca del ápice; ángulos posticolaterales del metatórax con alguna pubescencia blanca. Alas anteriores grandes, con pestañas marginales cortísimas; línea calva bien señalada. Alas posteriores subtriangulares, con pestañas marginales cuya longitud máxima equivale a un tercio de la anchura mayor del ala. Metatarsos intermedios con una corta doble fila de espinas romas, tan largos como los tres artejos siguientes reunidos; metatarsos intermedios, de longitud igual a la del segundo y tercer artejos reunidos. DE HISTORIA NATURAL 99 Abdomen corto, ancho, triangular; superficie de los segmentos, finísimamente escamosa; bordes laterales del último anillo retraídos hasta el tercio basilar de la región. Longitud del cuerpo . . . •. 0,961 mm. — del escapo 0,156 — — del pedicelo 0,089 — — del funículo 0,203 — — de la maza 0,125 — — de las alas anteriores 0,833 — Anchura máxima de las mismas 0,316 — Macho. —Dlñere de la 9, además de por los caracteres señalados al describir el género, por ofrecer las particularidades siguientes: Lados de la frente y cara dorado verdosos y brillantes; vértice y centro de la frente, violáceo purpúreos, casi mates; estemas poste- riores algo más próximos entre sí que del estema anterior y un poco más separados de los ojos compuestos que en la hembra. Antenas amarillento blanquecino sucias, con el borde interno del escapo, el primer artejo del funículo y la maza negros. Escudo del mesonoto violáceo solamente en la proximidad del borde posterior. Patas blanquecino amarillento sucias, con los fémures intermedios ligeramente oscurecidos. Longitud del cuerpo 0,740 mm. — del escapo 0, 117 — — del pedicelo 0,032 — — del funículo 0,346 — — de la maza 0,145 — — de las alas anteriores 0,833 — — de las pestañas marginales más largas 0,029 — Distribución geográfica.— Provincia de Madrid; Vaciamadrid! Observaciones. — Recogido sobre Tamarix gallica, a orillas del río Jarama, entre Vaciamadrid y La Poveda. Época de la reco- lección: mes de Septiembre de 1918. Gen. Pholidoceras Mercet (1) Caracteres. — Hembra. — Cabeza algo más ancha que larga, vista de frente; ojos relativamente pequeños, pestañosos, sus ór- (1) Creado y descrito sobre un cf braquíptero. 100 boletín de la. real sociedad española bitas internas paralelas entre sí; frente muy ancha; mandíbulas bi- dentadas en el ápice; palpos maxilares de tres artejos; labiales de dos. Parte inferior de la cara, por encima del clípeo, entre las an- tenas, lisa, no aquillada. Antenas gruesas, pestañosas, insertas cerca del borde de la boca, compuesta de escapo, pedicelo, funículo de seis artejos y maza for- ^\^^-%. mada por tres artejos' casi independientes entre sí, de tal modo, que el basilar de la maza puede tomarse como un séptimo artejo del fu- nículo, y, en este caso, la maza se consideraría for- mada por dos artejos sola- mente. Pedicelo casi tan lar- go como el artejo siguiente. Escudo del mesonoto ente- ro, bastante más ancho que largo; axilas contiguas en el ápice; escudete plano, triangular, tan largo como el escudo del mesonoto. Alas hialinas; nervio margi- nal más largo que grueso, un poco menor que el estig- mático; nervio posmarginal más corto que el marginal; línea calva bien señalada, pero interrumpida por una fila de pestañitas hacia el último tercio de su longi- tud. Espolón de las tibias intermedias algo más corto que el metatarso; éste, en la cara interna, con dos filas claras de espinitas agudas y finas. Abdomen algo más largo que el tórax, triangular; oviscapto ape- nas visible. Macho. Forma «/oí/a. — Difiere de la § por los caracteres si- guientes: Cabeza bastante más ancha que larga; escapo de las antenas ligeramente ensanchado hacia el centro; pedicelo mucho Fig. -Antena de Pholidoceros integra- lis Cjí" (muy aunientada)_ DE HISTORIA NATURAL 101 más corto que el artejo siguiente; funículo provisto de pestañas largas dispuestas en verticilos; sexto artejo con una fila de esca- mitas en la cara interna; maza entera, lanceolada, tan larga como los dos artejos siguientes reunidos. Abdomen oval, anchamente re- dondeado en el ápice. Observaciones.— Este género es afín de Philoponectroma Brethes, del que se diferencia por las antenas gruesas de la hembra y la conformación de la maza de estos apéndices. En Philoponec- troma las antenas son largas, finas, con el pedicelo muy corto y la maza entera. El Pholidoceras, además, presenta entera la línea calva de las alas anteriores. Pholídoceras integralis nov. sp. Caracteres.— //e/nóra.— Cuerpo uniformemente de color ne- gro de pez, poco brillante, excepto en la cabeza, donde el brillo es mayor. Tibias de color pardo amarillento claro, más claras aún las intermedias. Ojos grisáceos. Estemas hialinos. Cabeza casi lisa, con pestañitas negras y algunos puntos finos di- seminados sobre la frente; estemas en triángulo equilátero, los pos- teriores tan separados entre sí como de las órbitas de los ojos com- puestos; éstos ligeramente híspidos; mejillas algo más cortas que el diámetro longitudinal de los ojos; cara suavemente convexa, no excavada. Antenas gruesas, más cortas que el cuerpo, separadas entre sí, en la base, por un espacio aproximadamente igual al que separa los esternas posteriores uno de otro; escapo grueso, ligera- mente comprimido y ensanchado hacia el centro, tan largo como el pedicelo y los dos artejos siguientes reunidos; primer artejo del fu- nículo como dos veces más largo que ancho en el ápice, más largo que los restantes artejos; segundo, tercero, cuarto, quinto y sexto artejos, de casi igual longitud y anchura unos que otros, todos con sensorios longitudinales; maza no más ancha ni gruesa que el fu- nículo, un poco más corta que los tres artejos precedentes reunidos. Escudo del mesonoto, axilas y escudete casi lisos, sólo con algu- nos puntos pequeñísimos, de cada uno de los cuales sale una pesta- ñita cenicienta. Estas pestañitas forman filas transversales en el escudo del mesonoto y son también abundantes, pero dispuestas con irregularidad, en el escudete. Metatórax finísimamente esca- moso, en dirección transversal. Alas anteriores relativamente gran- des, con pestañas marginales muy cortas; disco densamente pesta- ñoso, incluso en el tercio basilar. Alas posteriores relativamente 102 boletín de la real sociedad española largas y no muy anchas, con pestañas marginales bastante mayores que las del primer par de alas. Abdomen triangular, largo, fuertemente cóncavo y estrechado hacia el ápice en el insecto seco; superficie de los anillos como escamosa; lados del último segmento, retraídos hasta el borde pos- terior del primero. Oviscapto oculto. Longitud del cuerpo 1 ,192 mm. — del escapo 0,213 — — del pedicelo 0,071 — — del funículo 0,441 — — de la maza 0,195 — — de las alas anteriores 1 ,500 — Anchura máxima de las mismas 0,583 — Longitud de las pestañas marginales. .. . 0,039 — Macho. — Difiere de la 9 pof 'os caracteres siguientes: Cara más ancha; antenas casi tan largas como el cuerpo; escapo algo más corto, pero también un poco más comprimido y más ancho; pedicelo un poco más largo que ancho en el ápice; artejos del funículo, por lo menos dos veces más largos que anchos; maza puntiaguda, con pestañas largas. Escudo del mesonoto y escudete casi planos, visi- blemente escamosos. Abdomen casi tan largo como el tórax; lados del último segmento no tan fuertemente retraídos como en la 9- Longitud del cuerpo 0,980~mm. — del escapo - 0,142 — — del pedicelo 0,053 — — del funículo ,. 0,459 — — de la maza 0,160 — Distribución geográfica.— Provincias de Vizcaya (Bilbao!), de Guipúzcoa (San Sebastián!) y de Santander (Santoña!). Estación.— Sobre una especie de Acacia y algunos arbustos campestres. Biología.— Desconocida. Observaciones.— Poseemos de esta especie un ejemplar 9 ^^ Santoña, cogido sobre una Acacia; otra 9 de Bilbao, y un cf de San Sebastián. Época de las capturas: mes de Agosto. DE HISTORIA NATURAL 103 ípidos (Scolytidos) observados en la Península Ibérica, Marruecos y Canarias. por Manuel M. de la Escalera. La lista siguiente, que alcanza un número de 63 especies, ha sido redactada sobre los materiales de esta familia, existentes en el Museo Nacional de Madrid y en las colecciones particulares de Lauffer (incluida la de Martínez y Sáez), La Fuente, E. Moroder y la mía propia. Hylastes ater Payk. — La Granja (P. Arcas, Sanz), Cercedilla, San Rafael, Madrid (Bolívar), en Museo de Madrid; La Granja (Martínez), en col. Lauffer; La Granja, El Paular (Escalera), en mi colección. Hylastes attenuatus Er. — Cercedilla (Bolívar), La Granja (P. Arcas), en Museo de Madrid; La Granja, El Paular (Escalera), en mi colección. Hylastes linearis Er.— Escorial (P. Arcas), Cañada del Cubi- llo (Arias), Madrid (Bolívar), en Museo de Madrid; Villarejo (Mar- tínez), en col. Lauffer; Valencia, Burjasot, Alcira, Dehesa de la Albufera (Moroder), en col. Moroder y la mía; Pollensa (Jordá), en col. La Fuente. Hylurgops palliatus Gyll. —Escorial, La Granja (M-artínez), en col. Lauffer; La Granja (Carrasco, Uhagón), El Paular (Escale- ra), en mi colección. Hylurgus lígniperda F. — Madrid (Bolívar), Gredos (Ardois), Galicia (Seoane), Córdoba (Amor), en Museo de Madrid; Puebla de Don Fadrique (Escalera), Madrid, Escorial (Lauffer), Villarejo (Martínez), Portugal, en col. Lauffer; Alcira (Moroder), en colec- ción Moroder y la mía; Pollensa (Jordá), en col. La Fuente; Sierra de Segura (Escalera), Tánger (Escalera), Tenerife (Cabrera), en mi colección. Hylurgus Micklítzi Wachtl.— Alcira (Moroder), en col. Moro- der y la mía. 104 boletín de la real sociedad española Alyelophilus minor Hart.— La Granja (Lauffer), en colección Lauffer. Myelophilus piniperda L.— La Granja (P. Arcas), San Rafael (Bolívar), Barcelona, Museo de Madrid; La Granja, Villarejo (Mar- tínez), Escorial (Lauffer), en col. Lauffer; Pollensa (Jordá), en col. La Fuente; Escorial (Escalera), en mi colección. Myelophilus piniperda L. var. pallidus nov. — Cuenca en la Sierra del Pozuelo (P. Arcas), en Museo de Madrid y col. Lauffer; Segorbe (Moroder), en col. Moroder y la mía; Pollensa (Jordá), en col. La Fuente. Todos los ejemplares que he visto de la provincia de Cuenca, en su Sierra de Pozuelo, es decir, los seis individuos de la colección del Museo de Madrid e igual número de la colección Lauffer (ex. co- lección Martínez y Sáez), de la misma procedencia, más los siete de la colección Moroder provenientes, de Segorbe, pertenecen a esta variedad, que se caracteriza, por su coloración uniforme, amarillo acaramelado, de sus tegumentos, que da la impresión de insectos inmaturos, y en la que únicamente se destaca una fina quilla obscura, que, naciendo en el occipucio y obliterándose en la frente a la altura de los ojos, intenta unirse a la también fina y obscura, que muere en el borde anterior del rostro. La puntuación de la región occipital es muy vaga y casi indistinta en la variedad, por el contrario de lo que ocurre en el tipo en que es muy marcada, siendo los puntos mayores y más contiguos en él, los tubérculos de las interestrías elitrales, por el contrario, parecen ma- yores y más destacados cerca de la base que en el tipo; y en la de- presión de la segunda interestría del final del élitro son muy apa- rentes en algunos ejemplares de la variedad. Si con la recogida de mayor material de esas zonas, en las que vive el Pinas alepensis, se demostrara que la coloración amarilla era la normal, el carácter de la quilla en el occipucio con los otros citados, aunque poco importantes, autorizarían para fundamentar una subespecie adscrita a la especie botánica que la sustenta. Hylesinus crenatus F.— Madrid (P. Arcas), en Museo de Madrid. Hylesinus fra.xini Panz. — Madrid (P. Arcas), en Museo de Madrid; Madrid (Martínez), en col. Lauffer; Alginet, Burjasot, Valencia (Moroder), en col. Moroder; Pozuelo de Calatrava, Zara- goza (La Fuente), en col. La Fuente. DE HISTORIA NATURAL 105 / Pteleobius vittatus F.— Madrid (P. Arcas), en Museo de Madrid; Madrid (Cazurro), en mi colección. Pteleobius vestitus Muís. — Menorca, en col. Lauífer; Tánger, Larache (Escalera), en mi colección; Tánger (Vaucher), en Museo de Madrid. Pteleobius Kraatzi Eich.— Madrid (Martínez), en col. Lauffer. Kisophagus hederáe Schmidt. — Tánger (Escalera), en Museo de Madrid y mi colección. Phloeosinus bicolor Brullé (Aubei Perris).— Mogador (Esca- lera), en mi colección; Barcelona (Cuní), en Museo de Madrid. Phloeosinus thuj'ae Perris. — Andalucía (Schauffus), en Museo de Madrid. Liparthrum sp. prope mori Aubé. — Tánger (Escalera), en mi colección. Hypoborusficus Er.— Escorial (P. Arcas), Villa Rutis (Bolívar), Villaviciosa de Odón (Escalera), Tánger (Vaucher), en Museo de Madrid; Valencia, Casas de Herrero (Moroder), en col. Moroder; Pozuelo de Calatrava (La Fuente), Mahón (Jordá), en col. La Fuente; Cascante (Carrasco), Cataluña, Villaviciosa de Odón, Tánger, Larache (Escalera), en mi colección; Madrid, Menorca, en col. Lauffer. Phloeotribus oleae F. (scarabeoides Bernard).— Madrid (P. Arcas), Carpió de Córdoba (Baraona), Játiva (Boscá), en Museo de Madrid; Tánger, Larache (Escalera), en mi colección; Madrid, Carmona (M. y Sáez), en col. Lauffer; Chamartín de la Rosa, Pozuelo de Calatrava, La Solana (La Fuente), en col. La Fuente; Valencia (Moroder), en col. Moroder. Phloeophthorus cristatus Fauv.— Pozuelo de Calatrava (La Fuente), en col. La Fuente. Phloeophthorus pubifrons Guilleb.— Larache (Escalera), en mi colección. * Phloeophthorus maroccanus Guilleb. — Tánger (Escalera), en mi colección. Phloeophthorus rhododactylus March. (spartii Nordl.). — Mogador (Escalera), La Granja (Escalera), en mi colección; Villa- rejo, Andalucía (Martínez), en col. Lauffer; Moncayo (P. Arcas), Andalucía (Schauffus), Cercedilla (Robiroso), en Museo de Madrid. 106 boletín de la real sociedad española Phthorophloeus spinulosus Rey. — Villarejo (Martínez), en col. Lauffer. Crypturgus numidicus Ferr. — Dehesa de la Albufera, Alcira (Moroder), en col. Moroder y la mía; Pollensa (Jordá), en col. La Fuente; Cataluña (Cuní), en col. Lauffer; Villaviciosa de Odón (Escalera), en mi colección; Madrid (P. Arcas), en Museo de Madrid. Cryphalus (Stephanoderes) aspericolle^oW. — Tánger (Vau- cher), en Museo de Madrid; Tánger, Larache (Escalera), en mi colección. Cryphalus sp.? prope piceae Ratz.— Valencia (Moroder), en col. Moroder. Ips sexdentatus Boern.— Asturias (Aulló), Escorial (Arias), Madrid (P^. Arcas, Arias), Cercedilla, en Museo de Madrid; La Granja (Escalera), en mi colección; Cuenca (Martínez), en colec- ción Lauffer. Ips acuminatus Gyll.— Madrid (P. Arcas), en Museo de Madrid; El Paular, Villaviciosa de Odón (Escalera), en mi colec- ción; Navarra, La Granja (Martínez), en col. Lauffer. Ips próximas Eich.— Madrid (P. Arcas), en Museo de Madrid. Ips laricis F.— Córdoba (Amor), Galicia (Seoane), Cercedilla (M. de Madrid), Madrid (P. Arcas), en Museo de Madrid; La Granja (Escalera), en mi colección. Ips ero5M5 Woll.— Escorial (Martínez), Villarejo (Martínez), Sevilla, en col. Lauffer; Tánger, Larache, Algeciras, Villaviciosa de Odón (Escalera), en mi colección; Pollensa (Jordá), en col. La Fuente. Ips suturalis Gyll.— Casas de Herrero, Bétera, Dehesa de la Albufera (Moroder), en col. Moroder. Ips typographus L.— España en col. Lauffer. Ips carvidens Germ.— Portugal (Correa), en mi colección. Pytiogenes bidentatus Hbst. — Casas de Herrero (Moroder); en col. Moroder; Lozoya, Madrid (Bolívar), en Museo de Madrid, La Granja (Escalera), en mi colección. Pytiogenes bistridentatus Eiche. var. quadridens Hbst.— La Granja (Martínez), en col. Lauffer. DE HISTORIA NATURAL 107 Taphrorycliiis villifrons Diifour.— Candeleda (Ardois), en Museo de Madrid y mi colección. Thammirgus delphinii Rosh. — Barcelona (Cuní, P. Arcas), Andalucía (Schauffus, Rosenhauer), en Museo de Madrid; Anda- lucía, en col. Lauffer; Barcelona, en mi colección; Pozuelo de Cala- trava (La Fuente), en col. La Fuente. Thammirgus characiae Rosh. — Sierra Nevada (Lauffer), en col. Lauffer; Jamed u-Malk, en el Sus (Escalera), en mi co- lección. Thamnurgus nitídicollis Reitt. — Mogador (Escalera), en mi colección y Museo de Madrid. Dryocoetes autographus Ratz. — Tánger (Escalera), en mi colección. Dryocoetes villosus F.— Pamplona, en col. Lauffer. Dryocoetes cor¿^//Perris. —Tánger (Escalera), en mi colección. Coccotrypes dactyliperda F.— Valencia (Boscá), en Museo de Madrid y col. Lauffer; Pollensa (Jordá), en col. La Fuente; Tánger (Escalera), en mi colección. Pityophthorus micrographus L. — Tánger (Escalera), en mi colección. Eccoptogaster (Scolytus) scolytusF. — Madrid (P. Arcas), en Museo -de Madrid; Villaviciosa de O'dón (Escalera), en mi colec- ción; Pozuelo de Caiatrava (La Fuente), en col. La Fuente; Madrid (Martínez), en col. Lauffer. Eccoptogaster Ratzeburgt janson.— Torrente (Níoroder), en col. Moroder. Eccoptogaster carpini Ratz.— Cercedilla (Ardois), en Museo de Madrid; Villarejo (Martínez), en col. Lauffer. Eccoptogaster rugulosus Ratz. — Pozuelo de Caiatrava (La Fuente), en col. La Fuente. Eccoptogaster amygdali Quér.— Albal (Moroder), en colec- ción Moroder y la mía; Pozuelo de Caiatrava (La Fuente), en colec- ción La Fuente. Eccoptogaster multistriatus Marsh.— Madrid (P. Arcas, Arias), en Museo de Madrid; Cuenca, Madrid (Martínez), en colec- ción Lauffer; Pozuelo de Caiatrava, Zaragoza (La Fuente), en 108 boletín de la real sociedad española col. La Fuente; Madrid (Uhagón), Villaviciosa de Odón (Escalera), en mi colección; Valencia (Moroder), en col. Moroder. Eccoptogaster pygmaeus F. — Madrid, Escorial (Martínez), en col. Lauffer; Madrid (P. Arcas), en Museo de Madrid (1). Eccoptogaster penicillatus Reitt. — Tánger, Larache (Esca- lera), en mi colección. Xyleborus ( Anisandrus) dispar F.— Moncayo (Champion), en Museo de Madrid. Xyleborus eurygraphus Ratz. — Villarejo (Martínez), en colec- ción Lauffer. Xyleborus xylographus Say.— Tánger (Vaucher), en Museo de Madrid; Beni Msuar (Escalera), en mi colección. Xyleborus monographus F. — Beni Msuar (Escalera), en mi colección,-" Pozuelo de Calatrava (La Fuente), en col. La Fuente. Xyleborus saxeni Ratz. — Tarazona, La Fonseca (P. Arcas), en Museo de Madrid; Tánger (Escalera), en mi colección; Madrid (Martínez), en col. Lauffer; Valencia (Moroder), en col. Moroder. Xyloterus (Trypodendron) lineatus OÍ.— La Granja (Sanz), en Museo de Madrid. Xyloterus (Trypodendron) signatus F.— Escorial (Martínez), en col. Lauffer. Platypus cylindrus F.— Candeleda (Ardois), en Museo de Madrid; Pamplona, en col. Lauffer y la mía; Gredos, Tánger (Esca- lera), en mi colección. (Ij En la col. P. Arcas, como Scolytiis a /mí. OK HISTORIA NATURAL 109' Nueva especie de Scotodipniís de España (Col. CarÁbidae) por Cándido Bolívar y Pieltain Scotodipnus (Microtyplilus) ribagorzanus nov. sp. Tipo: un cf de Bonansa, en la colección del Museo de Madrid. Long., 1,6 mm. Coloración pajizo-amarillenta, bastante brillante. La cabeza dis- tintamente más estrecha que el protórax, de lados apenas ar- queados; vista bajo considerable aumento se percibe una reticula- ción profunda, que determina un chagrinado bastante aparente. Frente marcada anteriormente con dos impresiones longitudinales, divergentes hacia adelante. Antenas relativamente largas, de mayor longitud que la cabeza y el protórax reunidos; con el iii artejo dis- tintamente más largo que ancho, y el iv poco mas largo que ancho; artejos v a x sensiblemente esféricos, apenas más largos que anchos. Protórax cordiforme, casi una tercera parte más ancho que largo, más de una vez y V4 tan ancho como la cabeza, y próximamente los ^/5 de la anchura de los élitros; con el borde anterior ligerí- simamente arqueado; de lados redondeados con regularidad en los 2/3 anteriores, sinuados en el tercio último por delante de los ángulos posteriores, que son rectos y prominentes; por delante de ellos existe, sobre el mismo margen, un dientecito obtuso, y por de- trás una profunda escotadura, casi rectangular, que separa la por- ción basal del pronoto en forma de cíngulo, cuyos ángulos pos- teriores son agudos y muy pronunciados. Disco del pronoto con una reticulación muy superficial, apenas visible; por delante de la base con un profundo surco en ángulo obtuso, continuado anteriormente por la línea media, que está muy marcada, no alcanzando al borde anterior del pronoto; área triangular situada entre el surco preba- sal y la base, groseramente reticulada. Los élitros, tomados en con- junto, son una vez y 1/4 tan largos como anchos (por tanto, separa- damente son 2 ^2 veces más largos que anchos); truncados en la base, con ángulos humerales anchamente dilatados y redondeados, y el borde humeral finamente aserrado; en la extremidad, los élitros son dehiscentes y redondeados por separado. Dorso bastante depri- lio boletín de la real sociedad española mido, apenas visiblemente chagrinado, y esparcidamente punteado. La superficie de la cabeza, protórax y élitros está cubierta por una pubescencia esparcida, formada por cerditas muy cortas, erizadas y algo inclinadas hacia adelante, entre las cuales salen las largas que- tas sensoriales de la cabeza, protórax y dorso de los élitros, y las larguísimas sedas marginales de estos últimos (dos a cada lado). El primer artejo de los tarsos anteriores del macho muy dilatado, con el ángulo anterior interno agudo y muy prominente. Provincia de Huesca: Bonansa, junio de 1911. Gracias a la liberalidad de mi eminente y buen amigo el Dr. R. Jeannel, poseo y he podido estudiar y describir esta interesante es- pecie por él descubierta. Es una especie muy semejante al Se. pandellei Saulcy, cuya forma general y caracteres principales reproduce, diferenciándose principalmente de ella por su menor talla y forma más alargada, sus élitros relativamente más cortos (tomados separadamente, sólo son 2 V2 veces más largos que anchos; en el pandellei lo son 3 veces), dejando a descubierto una mayor porción del abdo- men; el reticulado de la cabeza es un poco más profundo, por lo cual el chagrinado resulta algo más aparente; mientras que el de los élitros es, por el contrario, subindistinto, difícilmente percepti- ble; los artejos v a x de las antenas son proporcionalmente más cortos y casi esféricos. DE HISTORIA NATURAL 111 Publicaciones que ha recibido la F^eal Sociedad Española de Historia flatural durante el mes de Enero de 1919. (La liste suivante servirá d'accusé de réception.) España Asociación española para el Progreso de las Ciencias, Madrid. Congreso de Sevilla. Tomo ix. España forestal, iVladrid. Año iv, n." 43. Ibérica, Tortosa. Año vi, n.os 259-263. Ingeniería, Madrid. Año xiv, n.° 495; año xv, n." 496. Institución libre de enseñanza, Madrid. Boletín. Año xlii, n.° 705. Ministerio de Fomento, Madrid. Boletín Oficial de Minas y Metalurgia. Año ii, n.° 19. Observatorio de Física cósmica del Ebro, Roquetas. Boletín mensual. Vol. ix, n.° 4. Peñalara, Madrid. Año vi, n. 61. Revista de higiene y tuberculosis, Valencia. Año xi, n.° 127. Sociedad ibérica de Ciencias naturales, Zaragoza. Boletín. Tomo xvii, n.os 8-10. Sociedad Entomológica de España, Zaragoza. Boletín. Tomo i, n.° 9. Sociedad española de Física y Química, Madrid. Anales. Año xvi, n.° 158. Estados Unidos y sus Colonias Department of the Interior. Weather Bureau. Manila Central Obser- vatory. Bulletin. November 1916-June 1918. Annual Report for 1916. Missouri Botanical Garden, St.-Louis. Annals. Vol. v, n" 3. Oberlin College. Laboratorv Bulletin. N° 21. Ohio State University Scientific Society, Columbas. The Ohio Journal of Science. Vol. xix, n° 1. Wilson Ornithological Club, Oberlin, Ohio. The Wilson Bulletin. xxx, n° 4. Francia Académie des Sciences de Paris. Comptes-rendus. Tome 168, nos 2-3. 112 boletín de la real sociedad española Revue genérale des Sciences purés et appliquées, Paris. 29* année, nU' mero 24; 30 année, n° 1. Royal Physical Society, Edinburgh. Proceedings. Yol. xx, part i. South African Museum, Capetown. Annals. Vol. xii, part vi. Zoological Museum of Tríng. Novitates Zoologicce. Vol. xxv, n° 3. Italia Rivista italiana di Ornitologia, Bologna. Anno iv. Societá toscana di Scienze naturali, Pisa. Atti. Vol. xxvii, nos 1-2. Monaco Institut Océanographique, Monaco. Biilletin. N'Js 348-349. Catalogas seminiim in Horto Botánico Matritensi. Anno 1918 collec- torum. Madrid, 1919. Faura y Sans (M.).— M. J. Sr. Dr. D. Jaume Almera y Comas, Dean de la Seu de Barcelona. (Physis, 1918.) Sesión del \2 de Marzo de 19 19. PRESIDENCIA DEL SR. D. ANTONIO MARTÍNEZ El Secretario leyó el acta de la sesión anterior, que fué aprobada Admisiones y presentaciones. — Fueron admitidos los señores pre- sentados en el mes de Febrero y propuesta para Socio numerario, por el Sr. Gómez Llueca, la Escuela Normal de Maestras de Teruel. Fallecimientos.— El Presidente participó haber fallecido los si- guientes miembros de la Sociedad: Don Jaime Almera, Deán de la Catedral de Barcelona; D. Alfon- so Qalátí, Conservador del Laboratorio biológico marino de Balea- res; D. Antonio Becerra Herraiz, Conservador interino del Labora- torio oceanógrafico de Málaga, y el profesor Rafael Blanchard, de la Facultad de Medicina de París. Con motivo de estos fallecimientos, el Sr, Bataller leyó una nota biográfica del P. Almera; el Secretario, una noticia dedicada por el Sr. Arias Encobet a la memoria del Sr. Galán, y el Sr, Pittaluga, otra relativa a la vida y trabajos del profesor R. Blanchard. Notas y comunicaciones.— El Secretario leyó una carta que nos di- rige Mr. Oldfield Thomas, del British Museum of Natural History, dando las gracias por su nombramiento de Socio correspondiente. El Sr. Fernández Navarro presenta una nota relativa a las orto- sas cristalizadas de Zarzalejo. El Sr. Alvarado da cuenta de un trabajo sobre el verdadero sig- nificado del sistema de fibrillas conductor de las excitaciones de las plantas. El Sr. Bolívar y Pieltain presentó, en nombre de sus respecti- vos autores, dos notas: una, de nuestro consocio correspondiente Dr. R. Jeannel, titulada Bathysciinae noiweaux des Pyrénées es- pagnoles, y otra, del Sr. La Fuente, sobre coleópteros de España. — El Sr. Carandell comunica la siguiente nota: Yacimientos de Aragonito en Puente Genil y Cabra (Cór- doba).—k unos 5 kilómetros al NW. de Puente Genil, y en la misma ribera izquierda del río, junto al antiguo molino de Rape- tas, hoy fábrica de electricidad, halló mi alumno Sr. Abaurre, con- ToMO XIX.— Marzo, 1919. 8 114 boletín de la KEA.L SOCIEDAD ESPAÑOLA firmándolo nosotros en excursión verificada recientemente, el mi- neral tan característico del piso superior del trías. El Aragonito aparece, con extraordinaria abundancia, en una reducida zona que el río Genil ha puesto al descubierto al ahondar su cauce, angostán- dolo, a lo largo de los grandes meandros que allí describe. El dato mineralógico, sobre ser importante por indicar un yaci- miento más en el S. de la Península, señala un nuevo manchoncilio triásico en esta región cordobesa. No obstante seguir estudiando los alrededores de aquella localidad, indicaremos la disposición ge- neral con rumbo E.-W. y buzamiento S., de los estratos yesosos, cubiertos por bancos de caliza margosa, que aparecen muy cerca del yacimiento y que son cortados por el propio río Genil, lo cual nos hace entrever la posibilidad de encontrar los aragonitos en la margen derecha del río. El mineral se presenta asociado, estratigráficamente, con el yeso cristalizado, que forma allí pequeñísimas e innumerables maclas en flecha. El tamaño de los cristales es, en general, de 2 cm. de altura por 5 mm. de espesor; los mayores no llegan a medir 4 cm. de altura ni uno de grueso. Algunos presentan irisaciones en su interior. No hemos hallado cuarzos hematoideos en el yacimiento, aunque sí tenemos noticia de ellos en otros manchoncillos triásicos del mis- mo Puente Genil, y de cuyas observaciones daremos cuenta opor- tunamente. También en Cabra hemos dado con otro yacimiento importante y desconocido de aragonitos. Los ejemplares de esta localidad son los conocidos grupos exágonos, de color claro, y de hasta 5 cm. de longitud. Secciones.— La de Barcelona celebró sesión e¡ 25 de Enero, bajo la presidencia de D. Maximino San Miguel. —El señor Presidente comunica haberse recibido, con destino a la Biblioteca de la Sección, la fotografía del martillo de honor rega- lado a D. Luis M. Vidal, y los trabajos siguientes: I. Bolívar: Estudios entomológicos (tercera parte). \. de Sagarra: Instruccions per ais recolector s d' Insectes. Catálogo de la Biblioteca del Centro excursionista de Cataluña. — El Sr. San Miguel propone como Socio numerario a D. Antonio Ferrán Debrie, profesor de la Escuela de Ingenieros Industriales, y el Sr. Galiano, con el mismo carácter, a D. Juan Ignacio Valentí Ma- rroig, alumno de Ciencias Naturales. DE HISTORIA NATURAL 115 —El Sr. Pujiula lee una nota sobre el método de Del Río-Horte- ga aplicado a cortes en parafina. —El Sr. San Miguel lee otra, original de él y del Sr. Marcet, en . la que hacen el estudio petrográfico de siete hachas neolíticas puli- mentadas. —El Sr. Tesorero lee las cuentas del año anterior, que son apro- badas. —A propuesta del Sr. Presidente se da un voto de gracias a di- cho señor, por su gestión. —Se elige la siguiente Junta directiva para 1919: Presidente Sr. Marqués de Camps. Vicepresidente. . . D. Arturo Caballero. Tesorero D. Francisco Pardillo. Secretario D. Emilio Fernández Galiano. — La misma Sección celebró sesión el 10 de Marzo, bajo la pre- sidencia del Sr. Marqués de Camps. —El Sr. Fuset pronuncia breves palabras de saludo y en elogio del Sr. Marqués de Camps, al cual cede la presidencia. —El señor Presidente saluda a la Sección, agradeciendo su ele- vación a la presidencia. —El mismo señor da cuenta del fallecimiento de nuestro consocio Dr. Almera, y a su propuesta, se acuerda conste en acta el senti- miento de la -Sección por tan sensible pérdida. —Son admitidos los dos Socios propuestos en la anterior sesión y propuesto como Socio de número por el Sr. San Miguel D. Fede- rico Cárdenas Villar, alumno de la Facultad de Ciencias. —El Sr. Lecumberri, en nombre del Sr. Arias, leyó una nota necrológica en memoria de nuestro malogrado consocio Sr. Galán. A propuesta del Sr. Fernández Galiano se acordó constase en acta el sentimiento de la Sección por el fallecimiento de tan querido amigo. —El Sr. San Miguel lee una comunicación acerca del estudio pe- trográfico de dos diabasas y una ofita. —El Sr. Jorro Azcune lee otra sobre los leucocitos de la sangre de los peces. —El Sr. Marcet expone un trabajo suyo acerca del análisis mi- neralógico de algunas rocas eruptivas. —El Sr. Fernández Galiano da cuenta de un trabajo en el que estudia ciertas cuestiones de histología del corazón de los ce- falópodos. 116 boletín de La real sociedad española —La de Zaragoza celebró sesión el 26 de Febrero, bajo la pre- sidencia del doctor de Gregorio Rocasolano. —El Sr. Secretario dio lectura al acta anterior, y, después de aprobada, el doctor Ferrando (D. Pedro) propuso la inscripción como socio numerario del Laboratorio de Geología de la Facultad de Ciencias. Acto seguido, el Sr. Presidente puso en conocimiento de la Sección que el doctor López de Zuazo había sido nombrado Vicedirector del Instituto General y Técnico de esta capital, y pro- puso se hiciese constar en acta la satisfacción por todos sentida. Se- guidamente refirió los interesantes trabajos de investigación bioquí- mica que sobre las zimasas había realizado una Comisión de alumnos del Ateneo Médico-escolar por él dirigido, y el brillante re- sultado conseguido. — La de Valencia celebró sesión el 27 de Febrero en el Labora- torio de Hidrobiología del Instituto General y Técnico, bajo la pre- sidencia del Sr. Moróte. — El Sr. Pardo presenta para nuevos socios numerarios al doctor en Medicina D. Luis Lafora Almudever, de los Hospitales Provincial y de Santa Ana, y al licenciado en Ciencias D.José María Benaches Ansina, ayudante del Instituto. — El Sr. Beltrán da cuenta de la excursión realizada a las ver- tientes orientales de la Sierra Alédua (término de Picasent, Valen- cia) llamadas en la comarca v-Els Ascopalls», lugar donde se en- cuentran abundantes basaltos. Dicho señor manifestó que daría una nota en la que se ocuparía con la extensión que merece de tan inte- resante yacimiento. — El R. P. Casan presentó algunos ejemplares de moluscos y briozoos recogidos en las playas de Gandía, mereciendo especial mención una linda colonia de Cellaria que donó con destino a las colecciones del Museo de Historia Natural del Instituto General y Técnico. —La de Sevilla celebró sesión el 1 ° de Marzo, bajo la presiden- cia de D. Antonio González Nicolás. — El Sr. Tenorio dio cuenta de sus trabajos de investigación geo- lógica en el terreno carbonífero de la cuenca del río Biar, y presentó interesantes fotografías de ella, obtenidas en sus últimas excur- siones. — El Sr. Barras presentó un ejemplar de diente de escualo, dona- do al Museo universitario por D. Francisco Palomares. DE HISTORIA NATURAL 117 También uno de brecha caliza con numerosos fósiles de numulites y crinoidos, procedente de la Puebla de los Infantes y donado por D. José Becerril. También ejemplares de Ostrcea y huesos de mamífero encontra- dos en el subsuelo de los alrededores de Sevilla. — Últimamente, el Sr. Barras leyó la siguiente nota: Cráneo prehistórico encontrado en Hornachuelos.— Procede de un grupo de sepulturas abiertas en la roca granítica de un cerro próximo a dicho pueblo, de la provincia de Córdoba, y es propiedad de nuestro consocio D. Manuel Briude. Cada una de las sepulturas de referencia se encuentra cubierta por varias capas de pizarra. Los huesos han perdido casi por completo la materia orgánica. Se halla el cráneo bastante incompleto, faltándole casi toda la parte inferior. El frontal está dividido en dos, y las demás suturas no están sol- dadas, salvo una pequeña porción de la parietal en el occipucio. Tie- ne pequeños wormianos en la sutura parieto-occipital; la mandíbula inferior tiene la dentición completa, pero faltando el tercero y cuar- to molares del lado derecho y el tercero del izquierdo, caídos o ex- traídos en vida por estar cicatrizado el alvéolo. Están rotas las dos ramas ascendentes de la mandíbula inferior. Parece, según el desarrollo del cráneo y estado* de las suturas, que se trata de un varón joven. Presenta una incisión, hecha, al parecer, a golpe por instrumento cortante en la región derecha fronto-parietal, afectando a estos dos huesos, pero no penetrando al interior. La parte lastimada presenta la misma pátina que el resto del cráneo, por lo que parece ser una herida que recibiera en vida y que acaso causó la muerte del hombre a que perteneció. El deterioro general ha sido causa de que no hayamos podido to- mar mas que las medidas siguientes, todas en milímetros: Diámetro antero-posterior máximo 184 Diámetro antero-posterior iniaco 175 Diámetro transverso máximo 139 Altura aurículo-bregmática 115 Anchura frontal mínima 97 Anchura frontal máxima 122 Anchura orbitaria 37 ? Parte frontal de la curva sagital 120 Parte parietal de la curva sagital 140 118 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Curva llamada horizontal 515 Anchura mínima de la rama ascendente mandibular. . . 33 Altura de la sínfisis mandibular 34 Altura del cuerpo mandibular 33 Espesor máximo del cuerpo mandibular 17 índice cefálico 75,54 índice frontal 79,50 índice fronto-parietal 69,79 Notas bibliográficas. Del Sr. Fernández Navarro (Sección de Madrid): SuESS (Ed.): La Face de la Terre (Dtis Antlitz der Erde). Traducción francesa, bajo la dirección de Emm. de Margerie. Recienteraente acaba de publicarse el último cuaderno de esta obra monumental, acaso sin par en la bibliografía geológica. No es necesario ni posible su análisis en este lugar. No es necesario, pues no hay cultivador de las ciencias geográficas y geológicas que la desconozca. No es posible, porque el análisis de este libro, por somero que pretendiera ser, necesitaría otro libro. Pero si no se necesita analizarlo, tampoco puede nuestro Boletín dejar de regis- trar su feliz conclusión, esperada con impaciencia por todos los que se interesan en los grandes problemas de la historia geológica. En elogio de la obra original, nada podríamos decir más elocuen- te que las siguientes palabras, tomadas del Epílogo de Fierre Ter- mier: «... libro extraordinario, en verdad, y que, en su conjunto, no será nunca bastante alabado; libro en que todo geólogo viene, cuando se siente desorientado, a encontrar su camino, y cuando está fatigado, a reanimar su energía; libro dispensador de luces, excitador de entusiasmos, inspirador de hipótesis fecundas; grane- ro de ideas y tesoro de resultados adquiridos; escuela a la vez de audacia y de prudencia; libro que hace a nuestros ojos más amplio el mundo, más iluminada y más comprensible la Tierra, y cuya lectura nos deja una impresión sin igual: la impresión de una «invitación al viaje», cautivadora y arrulladora, murmurada por una voz muy dulce y que nos arrastra a recorrer la Creación encantadora...» El autor, muerto a los ochenta y tres años, ha empleado la mitad de su fecunda vida en la publicación de esta obra impe- recedera. Aun así, admira que ella pueda ser la labor de un solo hombre, aunque ese hombre, hable diez idiomas como hablaba DE HISTORIA NATURAL 119 Suess, tenga la inteligencia igualmente despierta para el aná- lisis minucioso como para las grandes síntesis, y se entregue a una laboriosidad unilateral insuperable. Cuando se recorren aque- llas páginas, fuente inagotable de inspiración y de consejo, no se sabe qué admirar más, si la erudición abrumadora o la intuición genial con que sobre aquellos materiales que acopiaron legiones de sabios se levanta el edificio armónico y grandioso que es La Face de la Terre. Vida verdaderamente dichosa fué la de Eduardo Suess. Rodeado del respeto y la admiración del mundo sabio, todos los geólogos y geógrafos actuales le consideran como el maestro indiscutible. Lo será todavía para muchas generaciones, pues su libro quedará con la majestuosa belleza de los monumentos imperecederos para eter- nizar su nombre. Y para que nada empañara la serena y bien mere- cida felicidad de este sabio, rendía el tributo de su vida, en la apo- teosis de su gloria, el 25 de Abril de 1914. La Descarnada, bien piadosa, había ahorrado a sus últimos días el espectáculo de la fero- cidad humana desatada, que poco después había de atribularnos a todos. Sería injusto terminar esta noticia sin hacer el debido elogio de la traducción francesa, llevada a feliz término por el esfuerzo de Emmanuel de Margerie. Respetando escrupulosamente el original alemán, de Margerie y sus colaboradores han enriquecido con nu- merosas notas bibliográficas, resúmenes e ilustraciones, la obra del maestro. Han sabido a la vez dar al texto ese aire amable que hace tan atractivos los libros franceses, por abstrusa que sea la materia de que tratan. Dos grandes tectonicistas franceses — Marcel Ber- trand, Fierre Termier— hacen los honores al gran maestro vienes; aquél con el Prefacio del tomo I, y éste con el Epílogo que termi- na la obra. Viendo el libro de Suess en francés, podemos decir que ya tiene su «Vulgata» esta biblia de los geólogos. El hecho tiene demasiado interés, como decía al comenzar, para que nuestras publicaciones dejen de registrarle. —Del Sr. Cendrero (O.) (Sección de Santander): Obermaier (H.) y Conde de la Vega del Sella; La Cueva del Buxu (Asturias) (Com. de Invest. Paleont. y Prehistóricas. Mem. núm. 20, 42 págs., 14 figs. y 20 láms.) Estos maestros de la Prehistoria hacen, con su habitual minucio- 120 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA sidad y espíritu científico, una completa descripción de esta cueva, situada en las calizas cretácicas del valle de Liebes, al N. del pue- blo de Cardes. El vestíbulo, orientado' a W. S. W., carece de yacimiento ar- queológico-paleontológico, y a su izquierda posee un estrecho orificio, por el que, arrastrándose, se penetra en una tortuosa ga- lería donde se encuentran bastantes representaciones del arte ru- pestre cuaternario. Aunque algunas de estas representaciones tienen una factura antigua, los autores, basándose en atinadas observaciones, no las consideran anteriores al magdaleniense inferior, las más antiguas, y al medio, las más modernas. Todas las manifestaciones artísticas de esta cueva son del tipo cantábrico, y entre ellas merecen especial mención un gamo y los tectiformes: el primero, por ser ésta la primera cueva donde apa- rece representado dicho animal de una manera indudable; los se- gundos, porque se encuentran grabados, precedente que no se halla en las restantes cavernas de Cantabria, siendo menester bus- carle en sus análogas francesas. Terminan su hermoso trabajo con un capítulo destinado a Con- clusiones, al final del cual dicen: «Si tenemos en cuenta algunos detalles, tales como lo difícil de la entrada en la cueva, la falta de yacimiento y la posición que ocupan las figuras situadas en luga- res recónditos y alejados de la entrada, parecen corroborar la opi- nión generalmente admitida de que estas pinturas no fueron ejecu- tadas como un motivo decorativo, sino más bien con fines mágicos o religiosos». El profesor Rafael Blanchard Recibimos hoy (11 de febrero) la dolorosa noticia del falleci- miento de nuestro antiguo maestro el profesor Blanchard, de París. Con hondo sentimiento comunicamos a nuestros consocios esta pérdida. Rafael Blanchard, cuya actividad había ido aminorándose poco a poco en estos últimos años, era un naturalista que jamás había olvidado la Medicina y que constantemente, durante cuarenta años de intensa labor didáctica y científica, había procurado enlazar las necesidades de la cultura general del médico con las- más altas aspi- DE HISTORIA NATURAL 121 raciones de la investigación y las más puras especulaciones de la ciencia. Había nacido en Saint Christoph (departamento de Indra y Loira), el 28 de Febrero de 1857. Preparador del laboratorio de Fisiología de Pablo Bert, en laSorbona, entre 1878 y 1882, había procurado ya antes cotejar los conocimientos adquiridos en la Escuela de París con los de los laboratorios alemanes. Catedrático auxiliar de la Facultad de Medicina y má^ tarde ca- tedrático numerario (desde 1897) de Historia Natural Médica y de Parasitología, supo hacer de su cátedra y de sus laboratorios un museo riquísimo en ejemplares, principalmente de parásitos de la especie humana y de los animales domésticos. A su lado se formaron hombres del mayor prestigio en el campo de estas ciencias, como Guiart, catedrático de Lyon; Langeron, autor de un excelente tratado de Microscopía, y Brumpt, conocido de todos por sus trabajos de anatomía patológica de las afecciones parasitarias y autor de uno de los mejores tratados de Parasitología, ya traducido al castellano. Fruto de la actividad de Rafael Blanchard, a partir de los prime- ros anos del siglo xx, fué la institución de la enseñanza colonial y la institución de un título especial de perfeccionamiento de estudios de Medicina tropical, otorgado por la Facultad de París; institución encaminada principalmente al conocimiento y al estudio de las co- lonias africanas, desde el punto de vista médico e higiénico. Más tarde este propósito se ensanchó hasta abarcar el campo de la pato- logía local de otros continentes, principalmente de América, de donde procedieron numerosos discípulos de la escuela dirigida por Blanchard. Documento imperecedero de la actividad científica de Blanchard son los Archives de Parasitologie, que se publican desde 1896. Nunca olvidaremos que en las páginas de esta Revista, tan esti- mada por los parasitólogos, fué acogido con gran benevolencia uno de nuestros primeros trabajos sobre la «partenogénesis de los ma- crogametocitos del género Laverania, parásito del paludismo ma- ligno (1903)», trabajo en que comunicábamos observaciones, cuyo in- terés fué luego comprobado por otros investigadores, practicadas en enfermos de paludismo grave de la costa de Levante de España. Debemos recordar, finalmente, como una obra clásica que perma- necerá entre las publicadas en estos últimos veinte años sobre la biología de los mosquitos, el tratado de Rafael Blanchard Les 122 boletín de la EEAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Moustiques.—Histoire Naturelle et Medícale, editada en Pa- rís por F. R. Rudeval; ilustrada con gran número de figuras ori- ginales. Rafael Blanchard era, además de un hombre de ciencia, un con- versador admirable y un artista capaz de sentir con hondas vibra- ciones de entusiasmo la belleza de las cosas y de las ideas. Recor- daremos siempre las horas pasadas con él, y nos hubiera sido impo- sible dejar pasar en silencio la desaparición de este hombre bueno, a quien la ciencia francesa y los parasitólogos del mundo entero rendirán siempre el homenaje de su admiración. Q. PlTTALUGA. Alfonso Galán y Ruiz Tenga el sentimiento de comunicar a la Sociedad el falleci- miento de nuestro consocio el Conservador del Laboratoriobiológico marino de Baleares, D. Alfonso Galán y Ruiz, acaecido en Palma de Mallorca el 18 de Febrero último. Si siempre es triste la pérdida de un compañero, lo es más cuando éste muere en plena juventud, a los treinta y cuatro años de edad, como acaba de ocurrir a mi cita- do condiscípulo, con el que me unían vínculos de antigua y fraternal amistad. No puedo menos de escribir estas líneas en recuerdo suyo, deplo- rando vivamente que, por inconstancia en sus aficiones como natu- ralista, no haya dejado Alfonso Galán publicación o trabajo alguno que perpetúe su nombre, ya que de su inteligencia, conocimientos y cultura solamente podemos juzgar los que fuimos sus condiscípulos y amigos íntimos, pues para los demás quizá ha pasado tan sólo como un desaplicado estudiante, lo cual en parte es cierto y bien lamentable, porque tenía Galán otras buenas cualidades y condi- ciones, no menos importantes para un naturalista, y que no son de las que se adquieren por el estudio. Aficionado a la Entomología, desde antes de comenzar su carre- ra, con un entusiasmo digno de mayor constancia y del que fui tes- tigo, dejó luego los insectos por la Micrografía, para la que demos- tró gran habilidad manual, tan importante en esa técnica, en el tiempo que asistió al Laboratorio Municipal de Madrid, con el jjro- fesor D. José Madrid Moreno, de quien fué muy apreciado y en cuya asignatura obtuvo el único sobresaliente que se concedió en aquel curso. Últimamente, la Oceanografía llegó a interesarle, y r -,«ü¿ s- Fototipia de Hauser y Menet. -Madrid DE HISTORIA NATURAL 123 seguramente en un laboratorio con mejores medios, donde no hubie- ra estado aislado del mundo, y con las ventajas del estímulo de otros colegas, habría sido útilísima su labor, de la que, por desgra- cia, como digo, no quedará nada ostensible. Por mi parte, debo a Galán mi afición a los insectos, que él supo transmitirme con tanto fervor, y que luego pude afianzar por la benevolencia de los Sres. Bolívar, Escalera y García Mercet. Sir- van estos renglones como testimonio de la pena por la pérdida de un amigo querido, a quien en gran parte soy deudor de mi voca- ción entomológica y, por consiguiente, de los mejores ratos de mi vida. J. Arias. Jaime Almera y Comas En el pasado Febrero ha fallecido en la ciudad de Barcelona el Dr. D. Jaime Almera y Comas, miembro de esta Sociedad desde sus comienzos. Con su muerte ha experimentado la ciencia patria y en especial la Geología una pérdida muy difícil de reparar, ya por las grandes cualidades morales que le distinguían, ya por sus condicio- nes intelectuales verdaderamente extraordinarias. Hasta sus últimos días no ha dejado un solo momento su predilecto estudio de la Geo- logía, conservando su juvenil ardor con que ha abordado los más en- marañados problemas de la naciente ciencia de su región. Su nombre perdurará y será citado siempre con veneración por sus compatrio- tas y por los numerosos extranjeros que se honraron con su amistad. Nació en San Juan de Vilasar, pueblo de la provincia de Barce- lona el día 5 de Mayo de 1845. Su piedad le dirigió hacia el santua- rio, ingresando en el Seminario por los años de 1863; cursó con brillante éxito la carrera eclesiástica, recibiendo las órdenes sagra- das el 15 de Marzo de 1871. Con el deseo de ampliar sus conoci- mientos y a raíz de las leyes publicadas por el Gobierno revolucio- nario en el año 1868, incorporó en el Instituto Provincial las asig- naturas que había cursado y aprobado en el Seminario, preparán- dose para las de Historia Natural, que le faltaban para obtener el grado de Bachiller en Artes. El conocimiento adquirido de las cien- cias naturales, acrecentado con la lectura favorita de la obra de 124 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Sturn: Reflexiones sobre la Naturaleza, despertaron en él una grande afición a esta ciencia, cuyo estudio simultaneó con las cien- cias eclesiásticas, adquiriendo poco después el título de Bachiller en Ciencias, y luego el de Licenciado en Ciencias físico-naturales, pre- sentando una Memoria manuscrita e inédita que se conserva en el expediente de Licenciatura del archivo de la Universidad Literaria de Barcelona. Aprovechando las circunstancias anormales que atra- vesaba España y las facilidades concedidas referentes a la obten- ción de títulos por aquel Gobierno, se graduó de Doctor en Ciencias naturales en el año de 1874, leyendo la Memoria titulada Sobre la teoría de la nutrición vegetal, que fué examinada por sus profe- sores, D. Antonio Sánchez Comendador y D.José Planelles, a cuya laboriosidad y al empeño de la Diputación Provincial se debió la creación de esta facultad en Barcelona, que luego volvió a des- membrarse. No contaba aún veinteiséis años cuando, recién ordenado, le fué encomendada la cátedra de Historia Natural del Seminario Conci- liar de Barcelona, iniciándose por este tiempo el Dr. Almera en sus estudios predilectos de Geología y Paleontología; tales fueron sus progresos, que poco después, en el curso de 1874-1875, se inaguró la cátedra de Geología, que él desempeñó por primera vez. Como complemento a estos estudios empezó a formar el Museo Geológi- co y Paleontológico del citado establecimiento docente, proporcio- nándole una biblioteca científica de obras especiales, muchas adqui- ridas con su peculio particular. Comprendiendo la necesidad de las prácticas y de las excursiones, llevaba sus alumnos todos los jueves y días de fiesta oficiales por los alrededores de Barcelona, con lo que despertaba en ellos su afición hacia la naturaleza, y recogía numeroso y selecto material con el que iba enriqueciendo el enton- ces naciente Museo del Seminario. Como en este tiempo los estudios del Bachillerato se cursaban en el Seminario, acudía preferentemente a su cátedra lo más escogi- do de la juventud estudiosa, honrándose con haber sido sus discí- pulos personas tan distinguidas en variados ramos del saber como D. Francisco de P. Mas, obispo de Gerona; D. Jaime Cararach, canónigo de Barcelona; D. Juan Palou, profesor de Historia Natu- ral, recientemente fallecido y que fué su sucesor en la cátedra del Seminario; D. José Riu, de la Facultad de Ciencias de Zaragoza; D. Eduardo Alcobé, de la Facultad de Barcelona y Presidente de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona; D. Antonio DE HISTORIA NATURAL 125 Vila Nadal, de la misma Facultad; D. Francisco Delás, miembro que fué de la Real Academia de Ciencias y Artes, con cuya muerte prematura se malogró una de las figuras más grandes de las cien- cias biológicas; D. Eugenio A ulet, catedrático de Historia Natural del Instituto de Tarragona; D. Norberto Font y Sagué, uno de sus discípulos predilectos, etc. Las múltiples ocupaciones ministeriales y de profesor no fueron nunca obstáculo para que se dedicase al estudio de las ciencias sa- gradas, sino que en estas circunstancias se preparó para graduarse en Teología, obteniendo el título de Licenciado en la Universidad Central de Valencia. Por este tiempo publicó una traducción de la obra de Wurtz titulada Lecciones elementales de Química mo- derna, de la que hizo poco después, en 1876, una segunda edición, en 1888 la tercera y 1903 la cuarta. Las vacaciones escolares las dedicaba a consolidar los conoci- mientos adquiridos en su ciencia predilecta, pero hallándose en un ambiente completamente aislado, solicitó del ilustre geólogo valen- tino, Dr. D. J. J. Landerer, cuando estudiaba los macizos cretáci- cos del Maestrazgo y Morella, acompañarle en sus excursiones, recogiendo abundante material paleontológico del urgo-aptiense. La amistad iniciada con el catedrático de Astronomía de la Univer- sidad de Valencia fué acrecentándose cada vez más, acompañándo- le en el estudio de los terrenos secundarios de Francia, con motivo de la reunión extraordinaria de la Société Geologique de trance, de la que el Dr. Landerer había sido nombrado miembro en 1875. Con ocasión de la Exposición Universal de París, asistió el doctor Almera a los Congresos de Antropología y Geología verificados en 1878, además de las excursiones de la Société Geologique de F ranee, publicando un resumen en la Crónica Científica de Bar- celona. En este mismo año fué presentado personalmente a la So- ciété Geologique de France, que desde esta época le contó entre sus socios, por su maestro el Dr. Landerer, asistiendo habitualmen- te a casi todas las excursiones extraordinarias de esta Sociedad, entre otras las de Semur, Foix, Clermont-Ferrand y Mont-Dore, Provenza, Lyón, Argelia, Montaña Negra, Caen, Pirineos occiden- tales, Cevennes, Nantes, Sarthe, Reims y otras. Su espíritu apologético le indujo a publicar la obra maestra Cos- mogonía y Geología, en la que se ventilan las numerosas objecio- nes que surgieron con el progreso de la Geología, referentes a las verdades eternas contenidas en las primeras páginas de las Sagra- 126' boletín de la. REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA das Letras, que tan magistralmente fueron expuestas por el Abate Moigno en su obra Los esplendores de la fe, al mismo tiempo que el insigne geólogo judío E. Suess, profesor de la Universidad de Viena, publicaba su obra defendiendo la Biblia contra las impugna- ciones délos críticos científicos de su país. La obra del Dr. Almera, que es una exposición apologética del sistema del universo conside- rado a través de la luz de la Revelación, fué completada con la co- laboración del Dr. Landerer, y ha obtenido tal aceptación que pron- to tuvo que hacer una segunda edición en 1904. Por el año de 1879 fué nombrado miembro de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, leyendo la Memoria De Mont- juich al Papíol al través de las épocas geológicas, en la que demostró ser ya un perfecto geólogo. En las múltiples excursiones por las más agrestes regiones de Ca- taluña fué algunas veces perseguido por supuestas y mal entendi- das suspicacias de la incultura rural, y en alguna ocasión hasta pren- dido por la Guardia civil y Somatén. Como síntesis de sus excursio- nes publicaba variados artículos en diversas revistas científicas de Barcelona, como Estudís geologics sobre la constitució, origen, antiguetat y pervindre de la muntanya de Montserrat; Des- cripció física y geológica del valí de Nuria; Cinc dies a través deis Alberes, lo Rosselló y la Cerdanya. En 1885, por el prestigio adquirido en sus trabajos y su vasta cul- tura en las ciencias sagradas y en premio de su incansable actividad, fué nombrado canónigo de la Catedral de Barcelona. Este mismo año, aprovechando una peregrinación a los Santos Lugares, recorrió la Palestina, Siria y Egipto, recogiendo en esta excursión gran pro- fusión de material científico, que guardaba en su estudio del Semi- nario. Reconocida la utilidad de un mapa geológico detallado por los beneficios prácticos que había de proporcionar a la agricultura y minería, la Diputación provincial de Barcelona decidió continuar, en 1886, los trabajos emprendidos en 1869 por el naturalista francés H. Moulin, suspendidos a su muerte, designando a este efecto al Dr. Almera, que, con la colaboración de D. Arturo Bofill, han tra- bajado en su confección por espacio de treinta años. En 1888, nues- tro geólogo, con su colaborador Bofill, fueron delegados por la Di- putación para asistir al Congreso Geológico Internacional de Lon- dres, en el que presentaron una monografía acerca del género Can- cellaria, una lista de más de 600 especies de fósiles del terciario DE HISTORIA NATURAL 127 superior de Cataluña y la primera hoja del Mapa geológico y topo- gráfico de la provincia de Barcelona a la escala de 1/40.000. Visitó con esta ocasión el condado de Suffolk, recogiendo los moluscos del crag rojo para hacer el estudio comparativo con las formaciones de Cataluña. Como publicista fué uno de los más asiduos colaboradores de la Crónica Científica, durante los años de su publicación; algunas de sus comunicaciones fueron de gran importancia, como la del descu- brimiento del Monograptus priodon en Cataluña y la de las capas de Congerias. La reputación adquirida por sus publicaciones científicas mereció la confianza de la Société Geoíogique de France, que dispuso la organización de una reunión extraordinaria en Barcelona, llevada a feliz término en el año de 1898, bajo la dirección del gran maestro, de D. L. M. Vidal y D. Arturo Bofill. Este mismo año tomó parte en el Congreso Científico Internacional de Católicos, que tuvo lugar en Friburgo, presentando la Memoria sobre los mamíferos fósiles descubiertos en Cataluña. Además de haber asistido al Congreso geológico de Zurich tomó parte en el de Londres y Viena, siendo sus observaciones tenidas en consideración en todas las discusiones, arraigándose así cada vez más sus conocimientos científicos y cap- tándose la amistad de numerosos geólogos extranjeros. Era miembro de numerosas Sociedades científicas, como la de Bru- selas Avencement des Sciences, Pontificia Accademia dei Nuovi Lincei, de nuestra Sociedad, en 5 de Marzo de 1873; de la Socie- dad Aragonesa de Ciencias Naturales, etc. Al fundarse la Insti- tució Catalana d' Historia Natural, debida a las iniciativas de uno de sus más aventajados discípulos, fué nombrado miembro honorario. En 1907 terminó la publicación de la gran obra iniciada en 1894, en que se describen los fósiles de los terrenos piiocénicos de Cata- luña, que representa una labor paciente y continuada de más de veinte años de investigaciones. Durante el bienio de 1906-1907 fué Vicepresidente, y en 1907-1908, Presidente de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, que, en reconocimiento de su acer- tada labor en el curso de 1917-1918, colocó su retrato en la galería de honor de ex Presidentes ilustres. Con ocasión del primer Congreso de Naturalistas Españoles, cele- brado en Zaragoza, fué nombrado Presidente de la Sección de Geo- logía, dando en él una prueba del acendrado amor a su región con motivo de las discrepancias surgidas por haberse presentado algu- 128 boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA ñas comunicaciones en lengua catalana. Al constituirse la Junta mu- nicipal autónoma de Ciencias Naturales fué designado Vocal de la misma por espacio de cuatro años; luego, miembro honorario, junta- mente con D. L. M. Vidal, encargados de la dirección de los servi- cios geológicos de Cataluña. El año de 1912 fué elevado a la dignidad de Deán de la Catedral de Barcelona por el Gobierno de Su Majestad Alfonso XIII. La obra que verdaderamente inmortalizará su nombre es, sin duda, la confección del Mapa geológico de Cataluña, que le encomendó la Diputación; en el espacio de treinta años que ha dedicado a esta la- bor ha publicado cinco hojas, que abarcan una superficie de más de 2.400 kilómetros cuadrados: la primera comprende los alrededores de la capital; de ella se han tenido que hacer ya dos ediciones; la se- gunda es del río Noya al mar; la tercera, del ríoFoix a La Llacuna; en ella s^cita por primera vez el hallazgo déla bauxita, aunque no en el mismo paraje y nivel de los ricos yacimientos, poco ha descu- biertos por un geólogo alemán; la cuarta comprende el río Tordera, y la quinta, el Montseny, Valles, y litoral; estas dos últimas hojas han sido editadas, además, en catalán. El Dr. Almera, en esta avanzada edad, pues contaba setenta y tres años, se dedicaba a la revisión de todo el material científico de sus múltiples y variadas excursiones, que pronto se esperaba ver ex- puesto al público en el Museo de Cataluña; las especies fósiles re- cogidas pasan de 7.000, habiéndose determinado específicamente las formas dudosas por los más renombrados paleontólogos extran- jeros que manifestaron su veneración al gran maestro de la geolo- gía catalana dedicándole multitud de especies. Su labor ha sido productiva, como escribe el autor de su biogra- fía, en sus numerosas publicaciones, que pasan de 120, y legarán su nombre a la posteridad, formando verdadera escuela sus enseñan- zas y normalizando la caracterización de una geología eminente- mente catalana; fué siempre metódico en su trabajo, enérgico en sus decisiones, en las clasificaciones específicas acertado, vidente en las embrolladas relaciones estratigráficas, como bien claro se ma- nifestó en su disconformidad con las apreciaciones de Barrois refe- rente a los estratos purpúreos de Papiol y acerca del culm de Vall- carca con el Marqués de Saporta, así es como pudo avanzar en la investigación. Su personalidad no se borrará jamás de los que hemos tenido la dicha de ser sus discípulos y nos guiarán siempre las sabias lecciones recibidas de tan eximio maestro. DE HISTORIA NATURAL 129 Ha sido el Dr. D. Jaime Almera una gloria para toda España, no menos que para Cataluña, que le vio nacer; la Religión ha contado en él uno de sus más preclaros hijos, que supo aquilatar y armonizar las verdades científicas con las verdades reveladas (1). J. R. Bataller, Pbro. Madrid, Marzo de 1919. Notas y comunicaciones. Bathysciinae nouveaux des Pyrónées espagnoles par le Dr. Rene Jeannel. On sait que les Bathysciinae des Pyrénées espagnoles appar- tiennent á deux series phylétiques distinctes (R. Jeannel, 191 1 , Rev. Bathysc, p. 182); les espéces de la serie phylétique de Speonomus peuplent les grottes du versant meridional de la chaíné pyrénéenne proprement dite, c'est á diré les grottes tributaires des affluents rive gauche du río Ebre; les espéces de la serie phylétique de Speocha- ris sont localisées dans les grottes tributaires des vallées du versant atlantique des monts Cantabriques. II m'avait toujours paru que Texploration des grottes des chaínons qui terminent á l'ouest les Pyrénées proprement dites devait étre particuliérement intéressante au point de vue de la limitation des aires de distribution des deux series phylétiques; déjá on connaissait en Guipúzcoa des Speono- mus empiétant sur le versant atlantique (S. Mazarredoi) et leur chorologie, lorsqu'elle sera connue d'une facón precise, doit étre intéressante á expliquer. , L'abbé H. Breuil a exploré en 1917 un certain nombre de grottes des environs de Pamplona et de Tolosa, dans cette región limite. On verra qu'il y a fait des découvertes remarquables,*non seulement (1) Los datos de esta biografía han sido tomados de la Antología de Naíiiralistes Catalans, per el Dr. M. Faura i Sans, Pvre. Extracto de la revista Physis, números 4, 5, 6, 7, 8. Barcelona, 1918. Tomo xix.— Marzo, 1919. 9 130 boletín de la real sociedad española par la lumiére qu'elles jettent sur certains points de chorologie, mais aussi par la nouveauté et les caracteres extraordinaires des types troglobies qu'il y a trouvés. Speocharidius, nov. gen. Génotype: 5. Breuili, n. sp. Forme genérale elliptique, allongée; le prothorax plus étroit que les élytres, les paites longues, débordant les cotes du corps au repos. Sculpture tres fine, formée de points rápeux serrés, nulle- ment aligues. Pubescence dorée, courte et couchée, dense, avec quelques soies dressées plus longues sur les élytres. Tete incomplétement rétractile, un peu allongée. Palpes gréles. Antennes fines, non aplaties, atteignant au moins les deux tiers de la longuéur du corps. Les deux premiers articles sont épais et de méme longuéur, les articles iii, iv et v sont égaux, chacun aussi long que l'article ii; les articles vi, vii et ix sont longs, plus longs que le v; les articles viii, x et xi plus courts que le vii; les articles vii, IX, X et XI sont légérement épaissis au sommet. Prothorax un peu plus étroit que les élytres, á peine transverse; ses cotes sont sinués, mais peu ou point rétrécis en arriére; vus de profil, les cotes sont sinués dans le tiers postérieur et retroussés de facón á recevoir l'extrémité des cuisses rétractées au repos. Angles postérieurs du pronotum aigus, plus ou moins vifs, saillants. Base légérement sinuée. Élytres elliptiques, environ deux fois et demie ou trois fois aussi longs que larges, lobés et déhiscents á l'apex. Épipleures re- lativement étroits; gouttiére margínale étroite; pas de strie sutú- rale. Pygidium largement recouvert par les élytres. Carene mésosternale haute, arrondie, tranchante, prolongée en arriére par une apophyse sur le métasternum. Pattes gréles; les tibias intermédiaires et postérieurs portent quelques petites épines sur leur face externe; les tarses postérieurs sont aussi longs que les quatre cinquiémes du tibia correspondaní; leur article i est long, á peine plus court que les trois suivants réunis. Tous les exemplaires que j'ai sous les yeux sont malheureuse- ment des femelles. Je ne connais que des débris d'un mále du 5. Breuili, sans pattes ni antennes. Chez le mále la forme genérale du corps parait étre plus allongée; le pronotum est plus étroit, plus DE HISTOEIA. NATURAL 131 fortement sinué en arriére; les élytres sont moins renflés vers le milieu. L'oedeagus est gréle, arqué, de méme forme que celui des Speocharis, c'est á diré que la piéce básale est courte et retrous- sée sur son bord libre; les styles latéraux ne paraissent porter aucu- ne soie á leur extrémité libre. Quant au sac interne de l'oedeagus, il m'a été impossible d'en faire une préparation á cause de l'état de dessication des débris du mále examiné; je ne sais pas quelle est son armature et en particulier s'il présente un stylet comme celui des Speocharis. La sculpture des téguments, la forme des antennes, les caracteres extérieurs de l'oedeagus paraissent bien rapprocher les Speochari- dius des Speocharis et plus particuliérement des Speocharis du groupe V (Rev. Bathysc, p. 297), du 5. Seeboldi Uh., par exem- ple. Speocharidius serait ainsi un stade évolutif de la serie de Speocharis comparable á ce que Bathysciella ou Trocharanis sont dans la serie phylétique de Speonomus. Les Speocharidius habitent, sur le versant atlantique des monts Cantabriques, des grottes de la vallée du rio Oria, c'est á diré á l'extrémité oriéntale de Taire de répartition des Speocharis. Speocharidius Breuili, n. sp. Types: trois femelles et des débris d'un mále, provenant de la cueva de Mendicute (coll. Biospeologica et Mus. Madrid). Long. 4,5 mm. Forme genérale elliptique, tres allongée, surtout chez le male. Sculpture tres fine et tres serrée. Coloration brun testacé. Aíá/e.— Pronotum un peu plus largé que long, peu convexe; ses cotes fortement arrondis dans les deux tiers antérieurs, sinués et rétrécis dans le tiers postérieur, puis de nouveau élargis á la base. Angles postérieurs aigus, saillants; base sinuée, pas plus large que les cotes au niveau du tiers antérieur. Élytres tres allongés, environ trois fois aussi longs que larges, sans strie sutúrale, l'apex saillant, lobé, déhiscent, les cotes peu renflés vers le milieu. Oedeagus arqué, gréle, á sommet acuminé, á piéce básale courte, son bord libre retroussé. Les sommets des styles latéraux sont ar- rondis, sans trace de soies. Je n'ai vu du mále que quelques débris d'un individu mort depuis tres longtemps, sans pattes ni tete. 132 boletín de la. real sociedad española Femelle. — Antennes tres fines, atteignant á peu prés le quart apical des élytres; les articles vii, ix, x et xi sont épaissis dans leur tiers apical seulement, non aplatis; l'article viii est gréle, environ huit fois aussi long que large; il est un peu plus court que l'arti- cle ix; l'article x est quatre fois aussi long que large. Pronotum plus large que long, á cotes peu arques en avant, puis paralléles dans le tiers postérieur, á peine élargis á la base; les angles pos- Fig. l.—Speocharidlus Breiiíli jeannel. A. Silhouette de la femelle, x 13.— 5. Contour du pronotum du male, x 13.— C. Oe- deagus, face gauche, x 27; et sommet du style lateral droit de l'oedeagus, x 60. térieurs sont aigus, saillants; la base est sinuée, un peu plus large que les cotes au niveau du tiers antérieur. Élytres deux fois et demie aussi longs que larges, renflés vers le milieu, l'apex est lobé, déhiscent et déborde amplement le pygi- dium. Pas de strie sutúrale ou des traces á peine visibles. Pattes gréles; les fémurs antérieurs débordent les cotes du pro- notum d'un tiers de leur longueur. Tibias antérieurs arques en dehors; tibias intermédiaires et postérieurs avec quelques fines épines. Dans les deux sexes la carene mésosternale est haute, arrondie. DE HISTORIA NATURAL 133 tranchante, le bord antérieur est abrupt, le bord ventral est parfois échancré. Habitat. — Cette grande espéce a été decou verte par l'abbé H. Breuil le 9octobre 1917 dans la cueva deMendicute, située sur le monte de Mendicute, término municipal de Albistur, partido de Tolosa, provincia de Guipúzcoa. Cette grotte se trouve vers 750 m. d'altitude dans le bassin du río Oria (rive gauche). Speocharidius Bolivari, n. sp. Types: deux femelles de la cueva de Arrobieta (coll. Bios- peologica). Long. 3,5 mm. Forme gréle, elliptique, moins allongée que chez le précédent. Sculpture tres fine et tres serrée. Coloration testacée plus pále. Femelle.—Antennes fines, atteignant environ le tiers apical des élytres, plus épaissies au sommet que chez 5'. Breuili. Les arti- cles VII, IX, X et xi sont épaissis des la base; l'article viii est allon- gé, plus court que l'article ix et environ six fois aussi long que large; l'article x est trois fois aussi long que large. Pronotum trans- verse, á cotes arrondis en avant, puis paralléles dans le tiers pos- térieur et élargis á la base;. la base est plus large que les cotes au niveau du tiers antérieur. Angles postérieurs émoussés, non sail- lants en dehors. Élytres environ deux fois aussi longs que larges, renflés vers le iTiilieu, sans strie sutúrale; l'apex est lobé et déhiscent et déborde amplement le pygidium. Carene mésosternale arrondie, élevée, tranchante; son bord an- térieur est abrupt. Pattes semblables á celles du précédent. II est probable que le mále presentera des caracteres particuliers; niais les femelles du 5. Bolivari se distinguent aisément de celles du 5. Breuili par leur petite taille, leur coloration pále, leur forme plus trapue, les antennes plus épaissies au sommet, á articles ter- minaux plus courts et épaissis depuis la base. Habitat.— L'abhé H. Breuil á recueilli ce Speocharidius le 4 octobre 1917 dans la cueva de Arrobieta, située prés du caserío de Bideondo, término municipal de Anoeta, partido de Tolosa, provin- cia de Guipúzcoa. Cette grotte s'ouvre vers 170 m. d'altitude et, comme la cueva de Mendicute, dépend du bassin du río Oria (rive gauche). 134 boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Speocharidíus fiiicornis, n. sp. Type: une femelle de la cueva de Hernialde (coll. Biospeologica). Long. 3,8 mm. Forme gréle, elliptique, allongée. Méme sculpture et méme coloration que chez le précédent. Femelle.— Antennes tres fines, trésgréles, atteignant environ le tiers apical des élytres. Les articles vil, ix, x et xi sont á peine épaissis au sommet, non aplatis; l'article viii est environ huit fois aussi long que large. Pronotum nettement transverse, á cotes ar- rondis en avant puis élargis peu á peu jusqu'aux angles postérieurs, non paralléles; les angles postérieurs sont saillants en dehors, aigus; la base est plus large que les cotes, le pronotum est en somme cam- panuliforme, comme celui de Bathysciella. Élytres allongés, deux fois et demie aussi longs que larges, peu renflés. L'apex est déhiscent et déborde amplement le pygidium; pas de strie sutúrale. Carene mésosternale arrondie, tranchante, moins haute que celle des précédents; le bord antérieur est oblique. Pattes semblables á celles des précédents. Les femelles de cette espéce se distinguent nettement de celles des 5. Breuilí et 5. Bolivari par la gracilité des antennes et sur- tout la forme du pronotum transverse, non paralléle en arriére. Habitat. — 5. fiiicornis a été trouvé par Tabbé H. Breuil le 10 septembre 1917 dans la cueva de Hernialde, située au-dessus du vil- lage de ce nom, partido de Tolosa, provincia de Guipúzcoa. La cue- va de Hernialde (alt. 650 m.) se trouve encoré dans le bassin du río Oria. Speonomus, subgen, Euryspeonomus, nov. Génotype: Speonomus (Euryspeonomus) Breuili, n. sp. Je propose cette coupe sous-générique pour un Speonomus nouveau des Pyrénées espagnoles qui, outre sa taille gigantesque, présente des caracteres morphologiques exceptionnels: L'oedeagus est du type habituel des Speonomus, mais les styles latéraux ne portent au sommet ni les trois soies divergentes, ni la houppe ou brosse de cils qui se trouvent chez toutes les nombreuses espéces du genre; le tiers apical des styles latéraux porte un certain nombre de soies espacées sur sa face interne, la derniére, prés du sommet, étant la plus longue. D'autre part les tibias intermédiaires et postérieurs sont hérissés DF, HISTORIA NATUHAL 135 de tres longues épines comme celles de Sophrochaeta; les anten- nes sont courtes et tres épaissies au sommet dans les deux sexes. La sculpture formée de strioles transversales sur les élytres et la pu- bescence sont celles des Speonomus s. str. La taille est particulié- rement grande. Le sous-genre Phacomorp/ius jeann. des Basses-Pyrénées a été creé aussi pour une espéce de tres grande taille, P. Mascarauxi Dev. Mais chez ce Speonomus on ne trouve pas les caracteres aberrants de CEury speonomus. Les tibias du P. Mascarauxi ne sont pas épineux, ses antennes sont gréles et les styles latéraux de Toedeagus sont semblables á ceux du Speonomus Alexinae, c'est á diré qu'ils sont renflés en tnassue et portent trois soies divergen- tes et une brosse de cils courts (Rev. Bathysc, p. 354). S. Alexi- nae et 5. (Phacomorphus) Mascarauxi sont done phylétiquement tres voi«ins et il faudrait les reunir dans le méme sous-genre Pha- comorphus caractérisé par la brosse de poils courts des styles la- téraux. Quant au 5. (Phacomorphus) Bordei Peyer., que je ne connais point, la question se pose de savoir s'il appartient bien au type Phacomorphus ou s'il doit étre rangé dans le sous-genre Eury- speonomus, comme d'ailleurs ses antennes épaisses permettent de le supposer. Speonomus (Euryspeonomus) Breuili, n. sp. Types: un mále et cinq femelles de la cueva de Martinchurito (coll. Biospeologica et Mus. de Madrid). Long. 4,8 á 5 mm. C'est une des plus grandes espéces de Ba- thysciisnae de forme épaisse. Forme genérale ovalaire, trapue; sculpture fine, formée de points sur la tete et le pronotum, de strioles transversales fines, comme celles des Speonomus occiden- taux, sur les élytres. Pubescence dorée, couchée, dense, d'aspect chátoyant. Antennes courtes, dépassant á peine le milieu du corps chez le mále, Tatteignant seulement chez les femelles. Les articles sont tres épais á partir du cinquiéme chez le mále, du sixiéme chez la femel- le. Chez le mále Tarticle v est épaissi au sommet, les articles vi, vii et VIII, épais, sont cylindriques, presque aussi épais á la base qu'au sommet; les articles ix et x légérement coniques, l'article xi plus long que l'article x, L'article viii est presque aussi épais et aussi long que l'article ix, environ trois fois aussi long que large. 136 boletín de la. real sociedad española Pronotum transverse, court, presque semicirculaire; ses cotes sont peu arques et mesurent leur plus grande largeur peu avant la base chez le mále, á la base méme chez la femelle; la base est environ deux fois aussi large que le sommet. Élytres deux fois aussi longs que larges, peu renflés, arrondis conjointement au sommet. La suture est légérement déprimée á la base, il existe des traces de cotes; pas de strie sutúrale. ,\ 'I, é M B. Fig. 2.—Speonomus (Eiiryspeononnis) Breiuli Jeannel. A. Silhouette du mále, x 13.— B. Sommet de l'aiitenne droite du mille, x 33. met du style lateral droit de Toedeagus, X 112. -C Som- Caréne mésosternale haute, á bord antérieur busqué, formantune dent émoussée. Tibias intermédiaires et postérieurs avec de longues épines héris- sées sur la face externe. Tarses postérieurs aussi longs que les quatre cinquiémes du tibia correspondant; onychium long, á ongles normaux. Tarses antérieurs des males tres dilates, presque deux fois aussi larges que le sommet des tibias. Oedeagus arqué, conforme au type habituel des Speonomus, avec un sac interne pourvu d'une piece en Y et de baguettes chiti- neuses. Les styles latéraux sont gréles, réguliers, arrondis au som- met et le tiers apical de leur face interne porte quatre soies dirigées Bol. de la R. Soc. Esp. Hist. Nat. Tomo XIX,-Lám. II. Fototipia de Hauser y Mcnet-Madrid Ortosas cristalizadas de Zarialejo (Madrid) DE HISTORIA NATURAL 137 en dedans, espacées, la soie apicale se trouvant prés du bord ventral. Habitat.— S. (Euri/speonomus) Breuili aéiédécouvert parl'ab- bé H. Breuil, le 9 novembre 1917, dans les deux cuevas de Martin- churito, termino municipal de Larraun (Lecumberri), partido de Pamplona, provincia de Navarra. Ces grottes s'ouvrent vers 650 m. d'altitude sur le plateau de Martinchurito, á l'extrémité oriéntale de la sierra de Aralar, et appartiennent au versant hydrographique du rio Ebre. Dans les mémes grottes se trouve une remarquable Féronie trd- globie, Troglorites Breuili Jeannel (Biill. Soc. ent. Fr., 1918, p. 273). Ortosas cristalizadas de Zarzalejo (Madrid) por Lucas Fernández Navarro. (Lámina ii.) Con motivo de una excursión que hicimos a las canteras que en Zarzalejo, al pie de la Machota Grande, tiene en "explotación el Sr. Miró, hemos • encontrado un curioso yacimiento de cristales de ortosa. En unión de los ya conocidos, aunque no estudiados, de Bustarviejo y Valdemanco, ambos en la provincia de Madrid, hacen de la Sierra de Guadarrama una localidad interesantísima para la especie que nos ocupa. Los cristales se encuentran sueltos entre el camino de carros y la senda que desde la carretera, frente a la estación de Zarzalejo, suben a las mencionadas canteras. Proceden de unos granitos de elementos gruesos fácilmente alterables, que paulatinamente pasan a pórfidos y que forman anchos diques de dirección aproximada NS. en el gra- nito ordinario de la localidad. No es difícil desprender las ortosas de la misma roca madre en que destacan porfídicamente, dispuestas de manera irregular, sin orientación alguna. En dos visitas que hemos hecho al yacimiento, entre los cristales hallados ya sueltos y los que hemos podido desprender de la roca, se ha reunidoun lote de más de cien ejemplares, entre enteros y rotos. Las fáciles exfoliaciones de la especie y un principio de alteración (arcillificación), que se hace patente al microscopio, dan una gran 138 boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA fragilidad a los cristales, cuyas caras básica y clinopinacoidal están más o menos cuarteadas. Los cristales son de un color blanco óseo, poco brillantes, más o menos rojizos en algunos puntos. Las caras suelen presentar cavi- dades irregulares de corrosión y laminillas de biotita. Las dimensio- nes son muy variables; desde cristalitos sencillos de ocho o diez milí- metros hasta cristales y maclas de cinco centímetros en su dimensión mayor. En la colección reunida predominan las maclas Carlsbad de tipo normal y los cristales sencillos alargados según el clino-eje, de sec- ción cuadrada; son también abundantes unas maclas Carlsbad muy aplastadas según^' (010), de que ya nos ocuparemos especialmente; poco frecuentes los cristales sencillos, tabulares por desarrollo de o-i; muy raras parecen ser las maclas de Manebach o Four-la-Brouque y las de Baveno. Como se ve por la precedente enumeración, el ya- cimiento es notable por la variedad de formas y maclas. Ya veremos que hay además combinaciones interesantes de los diversos tipos enumerados. (Véase la lámina ii.) Hemos observado en el microscopio dos secciones de cristales sencillos, paralelas a las dos exfoliaciones fáciles según la base y el clinopinacoide. Se ve que la constitución de los cristales es bastante compleja, englobando acá y allá otros más pequeños, irregularmente terminados, de ortosas con la macla de Carlsbad y de una plagioclasa muy polisintética referible a laoligoclasa. Alrededor de estos crista- les incluidos hay muy lindas aureolas de micropegmatitas y agrupa- ciones vermiculadas de cuarzo y ortosa. Además, en todo el cristal puede apreciarse una asociación pertítica de otro feldespato en bandas irregulares, referible a la anortosa. Hay también inclusiones de biotita. Algunas se conservan bastante frescas, pero otras toman un color verdoso claro, pierden casi total- mente el pleocroísmo, se cargan de granulos de magnetita y adquie- ren vivos colores de polarización; es decir, se transforman en mos- covita con depósito de óxido de hierro y acaso de algo de clorita. Veamos ahora los principales tipos de cristales que hemos podido reconocer. Cristales sencillos.— Los hay de dos tipos: unos alargados se- gún el clino-eje, de sección cuadrada por desarrollo equivalente de la base y el clinopinacoide, que son los más abundantes y los que se maclan según las leyes de Baveno y Four-la-Brouque; otros, aplas- DE HISTORIA NATURAL 139 tados por desarrollo del clinopinacoide, que son los que se maclaii segiín la ley de Carlsbad, poco frecuentes aislados. El más complejo del primer tipo es el representado en la figura 1 ." y en la figura 1 .^ de la lámina, que ofrece las caras p (001), g^ (010), 1 _ 1 1 _ m (110), «2 (201), ^2 (130), g2 (021), y _ ¿,2 (m)^ enumeradas según su desarrollo en la mayoría de los ejemplares. Los cristales de este tipo suelen ser de los más voluminosos. La figura 2." y la fig. 11 de la lámina representan otro cristal análo- X go, pero menos rico en caras, pues no contiene masque p, g^, a'^ m y g^. Las caras m y g^ suelen reducirse a menudas facetas y los cristales son casi siempre pequeños. También pertenece a este tipo el cristal de la figura 3.^ nota- blemente sencillo, y el único que presenta las 1 1 caras + ¿)^ (111); lleva, además p, g\ a'~ . 1 1 V e~ , — b~ . El gran desarrollo de g - , que pre- senta muy numerosas estrías, y la presencia de las cuatro facetas de la pirámide, le da un aspecto cuadrático muy notable. El ejemplar está incompleto, como indica el dibujo. Los cristales de tipo aplastado (fig. 4.^ y fig. 2.^ de la lámina) pre- sentan las mismas formas que el primero descrito (fig. 1."); pero con desigual desarrollo relativo; predomina g^, siguen con desarrollo parecido /> y m, es muy desigual de unos a otros ejemplares el de 1 J- ^ a- y están siempre reducidas a pequeñas facetas ^2, g 2 y ¿,2^ Fií 140 boletín de la real sociedad española Maclas según la ley de Carlsbad (figs. S.'' y 6.'' y figs. 3 a 5 déla lámina).— Son la forma más frecuente y de más variado tamaño. Son siempre maclas por penetración que, con frecuencia, dejan una canal muy regular, formada por la unión de dos caras m a todo lo largo del cristal, a veces muy fina. Las dos caras a ^ de un mismo Fig. \.^ Fig. 5.'» Fig. 6." Fig. 5.''— Macla según la ley de Carlsbad. Proyección ortogonal sobre g^. Fig. 6."— Macla según la ley de Carlsbad. Proyección ortogonal sobre h^. extremo del complejo forman un ángulo próximamente de 74°. Aun- que los dos cristales parecen penetrarse a veces profunda e irregu- larmente por sus extremos libres, el plano de macla es único y bien limitado en la masa común. Mirando el complejo de frente al plano común h (100), la cara p queda indistintamente, adelante, a la de- recha o a la izquierda de la a^ . En algunas maclas (figs. 7 a 9 de la lámina) la canal anterior se borra casi totalmente por no aparecer al exterior mas que una cara m de uno de los cristales, que continúa exactamente la cara m del otro sobre que se apoya. A esto se agrega un desarrollo muy pequeño de la porción saliente terminal de uno de los cristales y el conjunto parece un cristal sencillo. El gran desarrollo de las facetas 1 1 e^ y desaparición casi total áo. p y a'^ les hace terminar en cuatro facetas dominantes que les dan un aspecto rómbico; si no existieran los tipos intermedios, algunos de estos complejos podrían tomarse a primera vista por cristales sencillos. Por su color más oscuro, su agrietamiento y su forma aplastada recuerdan ciertas ortosas de las DE HISTORIA NATURAL 141 rocas eruptivas acidas (traquitas, sanidinitas) de Larcher See en la Prusia occidental, etc. Maclas según la ley de Manebach o de Foiir-la-Brouque. Un ejemplar incompleto, pero en que se ve bien la macla (fig. 7.^ y figura 12 de la lámina). Los cristales que se maclan son del tipo alargado según el clino-eje, constituidos por p y g^ dominantes m, g^, e^ y acaso alguna cara de la zona L/^ ^^ J' 'o Q^é no puede afirmarse por estar roto el cristal. Las bases llevan estrías poco re- guiares paralelas a la arista p A a'^ y en el clinopinacoide estrías regulares paralelas a\ag^ A g^. La macla es de yuxtaposición per- fecta y el plano de unión se acusa en todo el contorno por una su- Fig. 7.^ Fig. 8.'» Fig. 9.'' Figs. T.'' y 8."— Macla según la ley de Manebach. Proyección ortogonal sobre g-K Fig. 9.^— Macla según la ley de Baveno. Proyección ortogonal sobre un plano perpendicular al eje a. tura muy marcada, por la cual se rompe fácilmente el complejo; sin duda se deberá a esta circunstancia el no haber encontrado mas que los dos ejemplares representados. El ejemplar de la figura S."", aun más incompleto que el anterior, permite ver las facetas b^ y a- . Lo mismo que en aquél, es notable la igualdad de proporciones y de desarrollo de formas que ofrece cada uno de los dos cristales que integran el complejo. Maclas según la ley de Baveno (fig. 9.'' y fig. 10 de la lámina). Dos ejemplares alargados, incompletos, de sección cuadrada, el ma- yor de algo más de dos centímetros de longitud por unos seis milí- metros de ancho, rotos por los dos extremos, no conservando caras mas que en uno de ellos. Son cristales sencillísimos (p, g^, m, g-) aunque acaso tengan alguna cara más de las representadas, pero que la rotura no deja ver. 142 boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Agrupaciones de dos cristales sencillos (fig. 10 y fig. 13 de la lámina). — Cada uno de los individuos lleva las caras p, g^, a^ , 1 1 m-i §'^ y — ¿^^z uno de ellos lleva además la e^ . Las caras p del uno son sensiblemente pa- ralelas a las g^ del otro. Los cristales son del tipo de los de sección cua- drada. También es agrupación de dos cristales sencillos de) mismo tipo la fotogra- i*2r' fiada en la figura 14 de la 1-33 ICD iUU. "'- => "" " lámina. Un cristal pequeño Fig. lO.-CQinbinación de dos cristales sencillos, constituido por laS CaraS p, Proyección ortogonal sobre un plano perpendicu- ^ '^' lar al eje a. _L J_ X ^1, £2^^ ^^ g2^ g2 __ ¿,2 lleva implantado otro aún menor con las mismas formas, de modo que son bastante próximos los planos g^ de ambos, y el a- de uno coincide con el p del otro. Agrupaciones de maclas Carísbad con cristales sencillos.— La figura 15 déla lámina reproduce una combinación de esta clase. Es una macla de tipo nor- mal de unos tres centíme- tros y medio, muy perfecta, formada por individuos ri- cos en caras, que lleva im- plantado un cristal pequeño del tipo del de la figura 1.^ El eje a de éste, ocupa una posición intermedia entre los 6 y c de los cristales que forman la macla, presentán- dose en el mismo plano una cara ni del cristal sencillo y la g^ de uno de los que integran la macla. La agrupación proyectada en la figura 1 1 y que se reproduce en la figura 6 de la lámina es acaso la más interesante que ofrecen estos /4)i ta -Qoi Fig. 11.— Combinacióíi de dos cristales sen- cillos y una macla Carísbad. Proyección orto- gonal sobre un plano perpendicular al eje a. DE HISTORIA NATURAL 143 cristales. Un cristal voluminoso del tipo de los de sección cuadrada, 1 _L con las caras p, g\ a~ , m,g^y — b'^ ., parece ser el que ha dirigido la disposición de los demás elementos. Éstos son, un cristal sencillo más pequeño de sección algo aplasta- da según g^ formado por^i, p, a'^ , my g~,y una macla Carlsbad de tipo corriente, cuyos cristales llevan las formas g^, p, a'^ , m, g'^ y — 6^ . El cristal mayor de los que forman la macla y el menor de los cristales sencillos son del mismo tipo y tienen paralelas las caras g^, m, g-. Los planos g^. de la macla y cristal sencillo menor son exactamente paralelos a las caras p del cristal sencillo mayor. Explicación de la lámina II. Fig. l.'^— Cristal sencillo de sección cuadrada, apoyado en la cara^*. Fig. 2. ''— Cristal sencillo (incompleto), de tipo aplastado por desarrollo de la cara gK Fig. S.'*— Macla Carlsbad (completa). Fig. 4.*— Macla Carlsbad (incompleta). Fig. 5.^— Macla Carlsbad (incompleta), apoyada en el plano ^'; se ve bien la canal formada por la intersección de caras m. Fig. 6.*— Combinación de dos cristales sencillos y -una macla de Carlsbad. Figs. 7.^, 8.* y 9. ''—Maclas Carlsbad, de tipo aplastado, que llegan a presentar un aspecto rómbico (7.*). Fig. 10. — Macla Baveno (incompleta). Fig. 11.— Cristal sencillo de sección cuadrada, apoyado en lacara/?. Fig. 12.— Macla Four-la-Brouque (incompleta); se ve muy bien la su- tura de macla y la estriación de las caras g^. •Figs. 13 y 14.— Combinaciones de dos cristales sencillos de sección cuadrada. Fig. 15. — Combinación de una macla Carlsbad y un pequeño cristal sencillo de sección cuadrada. Todos los ejemplares resultan un poco reducidos del tamaño natural. 144 boletín de la. REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Algunas observaciones sobre un ejemplar de armiño por Orestes Cendrero. Los ejemplares de Mustela erminea ¿., aunque poco frecuentes en esta región, no son, sin embargo, muy raros. Pero, en cambio, es muy difícil poder conseguir alguno con destino a las colecciones, porque los cazadores, o los tiran, por tratarse de animales que no son comestibles, o bien les quitan la piel y conservan ésta, mejor o peor curtida, a título de relativa curiosidad. El ejemplar que ha aumentado la colección del Instituto de San- tander me^ha sido proporcionado por el experto taxidermista santan- derino D. Luis Robles (a quien hace tiempo di el encargo de sumi- nistrarme alguno), el cual me ha hablado de otros disecados por él en distintas ocasiones. Entre ellos recuerda dos que lo fueron por esta época y en fecha relativamente reciente: uno, cazado hace unos cuatro años, procedía de Cueto (cerca de Santander), es decir, de la misma costa; el otro, cazado hace dos años, lo fué en Cu- quera, también en la costa. Como se ve, esta especie desciende, por lo menos en invierno y ya en la proximidad del comienzo de la primavera, hasta regiones muy bajas. Pasaré a dar los principales datos relativos al ejemplar del Ins- tituto. Localidad— Vné cazado por el joven y entusiasta aficionado D. Rodrigo Terán, el día 7 de Febrero, en un prado contiguo al mon- te de Valfría, cerca de Fresneda (Cabuérniga). Dimensiones. —Sq trata de una hembra, y como nuestro ilustre Cabrera dice en su Fauna Ibérica «que no ha podido obtener di- mensiones exactas de ninguna hembra cazada en España», a conti- nuación doy éstas. Cabeza y cuerpo, 270 mm.; cola, 140 mm.; sin el pincel terminal, 105 mm.; oreja, 17 mm.; pie posterior, 38 mm. Color— EX del pelaje de invierno, es decir, blanco; pero con al- gunas particularidades que, por juzgarlas interesantes, paso a men- cionar. Desde luego destacan unas manchas con el típico color pardo claro del pelaje de verano; estas manchas se hallan localizadas casi exclusivamente en la cabeza y distribuidas de la siguiente manera: de cada íado dorsal del hocico parte una banda que, siendo estrecha DE HISTORIA NATURAL 145 en SU comienzo, se va ensanchando progresivamente a medida que se acerca hacia el ojo, delante del cual se divide en dos ramas, de las cuales la inferior se estrecha y termina en los pelos táctiles de la base, que son casi negros, y en la línea media inferior del ojo; la superior pasa por la región superciliar y se extiende por gran parte de la región interorbitaria, siendo más vigorosa en la proximidad de los ojos que en la línea media de la cabeza. Con esta mancha continúa otra en forma de Y, cuya punta está situada en la línea me- dia y dirigida hacia la región parietal, en la que termina. A unos 5 mm., por detrás de cada ojo, existe una pequeña mancha semilunar. El interior y exterior del pabellón de la oreja es de color pardo, más claro que el de la cabeza, excepto el borde del pabellón que es blanco; en la cabeza y encima y detrás de cada oreja existe una zona cuyo color es también pardo más claro. En la región interesca- pular, pequeña mancha del color de las de la cabeza. Pero lo más notable del ejemplar es el color amarillo claro de limón que mancha el blanco de algunas regiones del cuerpo: en toda la región dorsal el color blanco no es nunca de un blanco puro, sino que presenta pinceladas del referido color amarillo claro de limón; en el tercio posterior del cuerpo aumenta el número de pinceladas, por lo que ambos colores están próximamente equilibrados, y desde la región pelviana hasta la cola el color es exclusivamente amarillo; pero va oscureciéndose progresivamente a medida que se aproxima a la cola, la cual es ya de color amarillo de limón oscuro, excepto el pincel terminal, que es negro. El color amarillo del tercio posterior del cuerpo es el que tiñe también las extremidades posteriores, ex- cepto los dedos, que son blancos, y toda la parte ventral del cuerpo, yendo desvaneciéndose hacia la parte anterior y terminando en el cuello, dos centímetros por detrás y debajo de las orejas; las extre- midades anteriores, excepto los dedos, que son blancos, tienen el mismo color amarillo, pero más claro que el de las posteriores y cara ventral. El Sr. Robles dice que en todos los ejemplares que ha disecado ha observado que la parte posterior del cuerpo tenía color amarillo, lo cual me hace pensar en la posibilidad de que los armiños de esta zona pudieran constituir una subespecie o raza regional. Tomo xix.— Marzo, 1919. 10 146 boletín de la RlíAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Observaciones sobre la variedad pallidus, establecida por D. M. IVI de la Escalera, en la especie Myelophilus piniperda L. (Col. Scolytidae) por Manuel Aulló. En el Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural, correspondiente al mes de Febrero, aparece la descrip- ción del Myelophilus piniperda L. var. pallidus nov. sobre indi- viduos procedentes de la Sierra de Pozuelo (Cuenca) y de Segorbe (Castellón), y supone el autor que con mayor material podría fun- damentarse una subespecie adscrita a la especie botánica Pinus halepensis. La circunstancia de haberme ocupado de dicho insecto en ocasión de trabajos de extinción de sus plagas, precisamente sobre Pinus halepensis Mili., en la región murciana, y de haberlo estudiado con otros Escolítidos en distintas localidades, me decide a puntualizar algunos datos sobre la variedad que el Sr. Escalera ha establecido. Con lo apuntado, dicho queda, que he tenido ocasión de observar numerosos individuos en distintos estados de su desarrollo. Datos interesantes y omitidos son los que se refieren a las con- diciones en que esos ejemplares fueron cazados, pues consignándo- los fácilmente podría deducirse, con el auxilio biológico, que en rea- lidad se trata de individuos jóvenes, si no es de insectos inmaturos. En la región del halepensis, donde se han combatido (Murcia, Sierra de Ricote), los individuos de color amarillo fueron siempre observados debajo de cortezas, mientras que los capturados en los brotes después de la invernada y poco tiempo antes de su repro- ducción, así como en las galerías ovíferas (Pinar de Porta-Coeli, Valencia) tuvieron siempre la coloración obscura del estado adulto. Análoga observación puedo citar con referencia a Asturias sobre Pinus pinasíer Sol. Los individuos que he recolectado levantando la corteza al comenzar la primavera, eran todos de color amarillo; los que del mismo pino salieron normalmente un mes después fue- ron ya de coloración más obscura. No creo, pues, que la coloración sobre la que principalmente se Dlí HISTORIA NATURAL 147 ha fundamentado la pretendida variedad sea un carácter perma- nente que la justifique. Respecto a los demás caracteres, he de añadir que la quilla occi- pital, en mi concepto, línea obscura y no quilla, como la específica del rostro, existe en todos los individuos jóvenes de las localidades que conozco, y es siempre apreciable, por su mayor intensidad y brillo, aun en los ejemplares adultos y viejos. Los conocimientos actuales sobre este punto no autorizan, por consiguiente, la subespecie, ya que al establecerla, cual al autor no se le oculta, no puede prescindirse de los antecedentes biológicos de la especie tipo. Sobre el verdadero significado del «sistema de fibrillas conductor de las excitaciones en las plantas» de Nemec. (un dato para la historia del condrioma vegetal) por Salustio Al varado. En 1901 publicó B. Némec un extenso folleto titulado Die Reiz- leitung und die reizleitenden Striikturen bei den Pflanzen, en el cual empezaba por preguntarse si los vegetales superiores po- seen para conducir las excitaciones vías especiales comparables a las nerviosas de los animales. Sabido es que algunos vegetales excitados en puntos especiales de su cuerpo, que funcionan como verdaderos órganos de los senti- dos, responden a la excitación, a veces muy rápidamente, con un movimiento en otra parte. No puede caber duda alguna que enton- ces ha habido una transmisión de la excitación desde el primer pun- to al segundo. Tal es el caso de la sensitiva y de la Drosera, por ejemplo; pero en estas plantas el tejido conductor de las excitacio- nes nada tiene que ver con el sistema nervioso, ni el proceso de la conducción es comparable a una conducción nerviosa: en la Drosera se trata de un transporte diosmótico de ciertas substancias de una célula a la adyacente, en la Mimosa, al parecer, de la propagación de diferencias de presión hidrostática. Nemec plantea el problema desde un nuevo punto de vista que se puede resumir brevemente, como sigue: Si en las células nerviosas 148 BULETIN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA animales no todo el plasma es conductor, sino solamente las neuro- fibrillas, ¿no habrá en las células vegetales de ciertos tejidos con- ductores de excitaciones un plasma diferenciado para la conducción y un citoplasma normal indiferenciado? Planteado así el problema, se propuso resolverlo investigando si en órganos vegetales, en los cuales no se puede dudar que se veri- fican conclusiones de excitaciones, se encuentra alguna estructura que se pueda relacionar con esa conducción. Para ello estudia en la primera parte de la Memoria (pág. 16), desde el punto de vista fisiológico, en qué dirección se verifica la conducción de determi- nadas excitaciones (traumáticas, por ejemplo) en algunos órganos;^ después, en la segunda parte (pág. 71), estudia esos mismos ejem- plos, desde el punto de vista anatómico, con el fin de encontrar una disposición estructural que favorezca la conducción de las ex- citaciones^en la dirección precedentemente establecida. La investigación microscópica de los extremos radiculares, prin- cipalmente, de numerosas plantas, reveló al autor la existencia de un sistema de fibrillas intracelulares, que supuso relacionado con la conducción de las excitaciones. Ahora bien, de la lectura de la extensa y minuciosamente deta- llada descripción de ese «sistema de fibrillas conductor de las exci- taciones» y del examen de las figuras que la acompañan se saca la conclusión de que Némec estuvo en presencia del aparato mito- condrial de las células vegetales tres años antes de que Meves lo descubriera en la Nimphea alba. Nosotros nos proponemos demostrar la certeza de lo que aca- bamos de decir, no tanto con el fin de quitar la base sobre qíie des- cansan las conclusiones de Nemec, como para dar noticia de una curiosa interpretación del condrioma y contribuir así a la historia, tan accidentada, de la cuestión de las mitocondrias de la célula vegetal. Pasemos primeramente una somera revista a las observaciones de Némec, desposeyéndolas pqr completo de todo lo que en ellas haya de suposiciones; examinemos, en una palabra, los datos inme- diatos que en realidad tiene el autor, empezando por los métodos de observación. Tratando en vivo cortes longitudinales de diversas raíces por una solución acuosa de azul de metileno, encuentra a veces en las trabéculas protoplasmáticas, ligeramente teñidas, filamentos muy largos, intensamente azules. La dificultad que Némec encuentra DK HISTORIA NATURAL 149 para teñir sus fibrillas en vivo, es con la que tropiezan los inves- tigadores que hoy día estudian el condrioma mediante coloraciones vitales. Es más, el autor hace notar que la coloración de las fibri- llas sólo se obtiene en los momentos próximos a la muerte, pues en seguida sobrevienen fenómenos de desorganización que hacen muy poco duradero el examen; exactamente lo mismo que ocurre con los filamentos mitocondriales, según dice Guilliermond. Pero las mejores observaciones las hace con material fijado en líquido de Flemming, mezcla cromo-acética y alcohol acético, y coloreado en cortes finísimos mediante la hematoxilina férrica, el tricrómico de Flemming, o el violeta de genciana, principalmente. Recordemos, a este propósito, que Meves descubrió las mitocon- drias vegetales en piezas fijadas con Flemming, y coloreadas con la hematoxilina de hierro, y que hoy dia algunos de los métodos mi- tocondriales más en boga están hechos a base de esta coloración después de fijación en líquidos cromados. Pasando ahora a la morfología del aparato veremos que por cuales- quiera de esos métodos observa el autor en numerosas células, es- pecialmente en las del periblema y pleroma de las raicillas de mu- chísimas plantas (cebolla, haba, guisante... entre las más vulgares), filamentos plasmáticos de curso longitudinal, que son muy abun- dantes en las grandes series longitudinales de células del pleroma, a veces también en las capas interiores del periblema, pero casi nunca en las capas exteriores ni en el hipodermis, ni en el dermató- geno. Las imágenes más claras las obtiene en aquellas partes me- ristemáticas de la raicilla cuyas células ya casi no se dividen y, en cambio, comienzan a alargarse intensamente. En esas células hay ya grandes vacuolas, y las fibrillas corren incluidas en las tra- béculas protoplasmáticas longitudinales, desde una a otra de las pa- redes transversales de la célula. El curso de esos filamentos no suele ser recto, sino que como, ocurre en las jóvenes células del pleroma, es más o menos tortuoso y dibuja curvas serpenteantes y lazos diferentes (fig. 1.^). Muchas de esas fibrillas pasan rozando al núcleo. En las células próximas al extremo de la raíz corren muy irregularmente curvadas. En los del punto vegetativo terminal no ha podido encontrar ningún filamento. La semejanza de esta descripción con la de la evolución del con- drioma de la porción terminal de la raíz de haba o garbanzo, por ejemplo, es manifiesta. En efecto; como ya hemos visto en otras ocasiones, el condrioma de las células próximas al vértice veget^ati- 150 boletín de la real sociedad española vo afecta la forma de granulos o de bastoncitos cortísimos (1); en las más jóvenes células del pleroma esas mitocondrias se trans- m i'' \' '^Jik Fig. 1. Fig. 2/ Fie 1 "-Célula del pleroma de ^///«/72 cepa con fibrillas aisladas. (Según Nemec.) Fig! 2.^-Célula del pleroma de Cicer arietimun con filamentos mitocondnales. (Método de Achúcarro-Rio Hortega.) forman en condriocontes, de cada vez más largos, los cuales se asi (1) Hnfraiiiob üotü!-, pa-a iii.'vor confirmación de nuestra opinión, que coniu en c.^tas células Ncmec no encuentra fibrillas conductoras de DE HISTORIA NATURAL 151 van disponiendo, grosso modo, paralelamente al eje de la radícu- la, a medida que las células de los hacecillos procambiales se alar- gan y vacualizan. Coincidiendo con la posición que Nemec observa en esas células para sus filamentos, vemos que entonces los filamen- tos mitocondriales (largos condriocontes y condriomitos) siguen las trabéculas, que limitan las vacuolas, formando lazadas y describien- do curvas más o menos serpenteantes (fig. 2). Algunos de estos filamentos mitocondriales pasan, al igual que los de Nemec, próxi- mos al núcleo de la célula. Alrededor de las fibrillas, y separándolas del plasma ambiente, hay una vaina o envoltura finísima que, mediante el método de Flemmig, se tiñe en violeta (mientras la fibrilla lo hace en rojo) (pá- gina 82), y que presenta las mismas propiedades que la membrana plasmática de la célula (pág. 124). No cabe duda alguna que esa vaina de los filamentos de Nemec no es otra cosa que la membrana o tonoplasto que el método tano-argéntico sin oro revela a veces alrededor de las mitocondrias, de los plastos y de los granos de almidón (1). Para que se pueda uno formar cabal idea de la semejanza o mejor identidad de ambas formaciones, insertamos juntas una figura, la 20 (Taf. II) de la obra de Nemec y otra nuestra. Si tenemos presente que ésta la hemos tomado de una preparación hecha con el método de Achúcarro-Río Hortega, de tanta efectividad, y aquélla está copia- da de una preparación en que aparecía la vaina perifibrilar, la seme- janza se acentuará aún más. Digamos, para terminar el examen de los datos de Nemec, que el autor somete las plantas estudiadas a la acción de diversos agentes para observar «el influjo de las condiciones exteriores sobre las fibrillas» (pág. 109). Los resultados a que llega son semejantes a los que hoy día obtienen los autores que, como Guilliermond, experi- mentan sobre el condrioma. Asi por ejemplo: la plasmolisis rompe y descompone los filamentos en trocitos irregulares, que incluso llegan a desaparecer si la acción plasmolizante se prolonga. excitaciones y el condrioma presenta el aspecto granular, así en la célu- las del cotiledón de la cebada, por ejemplo (pág. 124), tampoco puede encontrar fibrilla alguna, y el condrioma, como veremos en un trabajo próximo, está constituido por mitocondrias esferoidales. (1) S. Alvaradü: Plastosomas y leucoplastos en algunas fane- rógamas.—Trab. del Mus. Nac. de Cieñe. Nat., Ser. Bot., núm. 13, y Trab. del Lab. de Inv. biol. de la Univ. de Madrid, tomo xvi; 1918. 152 boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Vemos, pues —y eso es una cosa interesante — , que los estudios de Némec sobre el sistema de fibrillas conductor de las excitaciones son un boceto de los estudios que posteriormente se habían de hacer sobre el condrioma vegetal. Nemec dice que sus fibrillas recuerdan algo al nematoplasto de Zimmermann, al ergastoplasma de Bouin y al vibrioide de Langer- heim, pero que esa semejanza apenas es externa. Después investi- ga cuál puede ser la función de esas fibrillas (pág. 122), deducien- do que sólo pueden estar, o al servicio de una conducción de subs- tancias plásticas, o en relación con el crecimiento de la célula, o b^en ser estructuras conductoras de excitaciones. Discute cada una de estas funciones y concluye que son, en efecto, fibrillas conduc- tores de las excitaciones. No examinaremos nosotros ninguna de las suposiciones que el autor discute, porque creemos haber demostra- do que suS fibrillas no son mas que condriosomas, y, por lo tanto, su función — sin negar qi;e pueda relacionarse con alguna de las tres cosas — será la del condrioma (1). Únicamente diremos que su con- clusión final, falta de base, cae por su peso. Dice así ípág. 149): «Es, ciertamente, importante que en las plantas se encuentran «estructuras conductoras de excitaciones, que en muchos respectos »están construidas de una manera semejante a las vías conductoras »animales. Si hasta hoy se adujo como una diferencia fundamental »entre planta y animal que éste posee células nerviosas, esa dife- »rencia aparece ahora no muy imposible de relacionar, aun cuando »la semejanza entre las fibrillas conductoras de las excitaciones »animales vegetales fuese puramente externa.» (1) Pfeffer dice (Physiologie végétale, tomo ii, pág. 231 de la tra- ducción francesa de 1912) que se necesitan estudios críticos para ver en qué casos los sistemas de fibrillas de Nemec sirven de una manera espe- cial para conducir las excitaciones. Para el sabio fisiólogo de Leipzig, las fibrillas de N «í .•--" i Fig. 1.- Fig. 2.^ Fig, 3.^ Fig. 5; Dlí HISTOUIA NATURAL 171 líneas o estrechas bandas separadas por otras de color pardo rojizo. Tiene las siguientes dimensiones: 145 x 70 x 25 milímetros; su peso es de 407 gramos, y su densidad, ^. De su forma da idea pre- cisa la figura 1.'' (1). Al microscopio presenta estructura granoblástica, compuesta de una base granuda de feldespato y cuarzo y sobre ella placas y fibras verdes de anfibol; a todo ello se asocia gran cantidad de mag- tetita y algo de pirita. El elemento dominante es un anfibol que se ofrece en láminas irregulares, deshilacliadas, en manojos de fibras, en asociaciones fibroso-radiales esferulíticas y en fibras o agujas aisladas; las láminas irregulares se componen de multitud de fibrillas dis- puestas de un modo irregular o confusa- mente paralelas; en el primer caso, ofrece la placa hermosas irisaciones al girar el polarizador, debidas a la diferente colora- ción de las fibras, según su posición con relación al plano de vibración del polari- zador; esta estructura de las placas se hace aún más evidente entre nicoles -f. Es poco pleocroico; nir (dirección del alargamiento), verde azulado; rim, verde mar; np (dirección normal al alargamien- to), verde claro, casi incoloro; birrefrin- gencia, 0,025 próximamente; alargamien- to positivo y extinciones próximas a 15" (valores obtenidos 16", 15",5, 14", 14", 18", 14", 15", 14", 14"). Algunas fibras aisladas de coloración más débil muestran extinciones comprendi- das entre O" y 12°; su birrefringencia es menor. Por todos estos caracteres podemos clasificar como actinola el anfibol dominante y como antofilita o gedrita, las escasas fibras casi incoloras y de ángulos de extinción inferiores a 12'. El feldespato es una plagioclasa básica, como lo demuestran sus ángulos de extinción, entre dos láminas hemitrópicas, superiores a 46° (valores medidos 46°, 47°, 48°, 50", 53°, 54", 60°, 67", 69"), y Fig. 1."— '/2 de su tamaño. (1) Todas las fotografías de las hachas están obtenidas por D. Luis Mariano Vidal. 172 HÜLKTIN DR LA REAL SOCIEDAD ESPAI¿ULA los ángulos de extinción, según la traza del plano de macla de la albita, comprendidos entre 22° y 38". Los granos de feldespato, siempre de pequeñas dimensiones, aparecen muchas veces sin ban- das polisintéticas, pero los valores medios de su birrefringencia y refringencia, así como su íntima asociación con los que se ofrecen maclados, nos inducen a clasificarlos también como labrador. A éste acompaña otro feldespato, aunque en escasísima proporción, con refringencia igual a la del bálsamo y que rarísima vez permite ver maclas; creemos poderle clasificar como albita. El cuarzo es el mineral menos abundante, granular, de grano finísimo. La magnetita e ilmenita son muy abundantes y se encuentran en granos relativamente grandes; la ilmenita se presenta casi siempre rodeada de titanita rojiza muy refringente. Por fin, ^s también relativamente abundante el apatita en largos y gruesos prismas y en secciones básales anchas, en relación a la pequeña de los demás elementos. V. DiORITA METAMÓRFICA-ORTOANFIBOLITA DIORÍTICA. (Lámina iii, fig. 3.") Hacha de roca gris-verdosa clara, compacta, de grano mediano, no muy dura, pues se raya con la navaja, si bien con más difi- cultad que la anterior; el hacha es de forma subcónica, con filo simétrico y bordes redondeados. La fractura fresca es de color verde y permite distinguir lámi- nas verdes de horblenda y gra- nos blancos de feldespato; la su- perficie pulimentada, de color muy claro, se ofrece compuesta de granos verdes y blancos, en proporción próximamente igual e íntimamente asociados. Tie- ne las siguientes dimensiones: 105 X 48 X 37 milímetros; pesa 407 gramos; su densidad es de 3,12 (figuras 2.^ y 3."). Observada con el microscopio muestra estructura heteroblástica Fig. 2." Figs. 2.^ y 3.' Fig. 3.^' ''2 de su tamaño. DIC HISTORIA NATURAL 173 (pórfidoblástica) compuesta de feldespato porfídico muy alterado, que aparece opaco en la preparación, y de horblenda común; el elemento blanco es menos abundante que el anfibol. El aspecto general de la roca hace suponer sea diorita o epidiorita, pero un examen detenido permite reconocer la existencia de una base de pequeños elementos, compuesta de feldespato, anfibol y cuarzo, cuyos caracteres nos llevan a considerar la roca como meta- mórfica. El anfibol dominante es horblenda con análogos caracteres que en el hacha núm. 1 (1); hay, además, secciones y fibras de actinota; éstas entre los elementos de pequeño tamaño. El feldespato porfídico es en absoluto indeterminable, y el de la pasta no se presenta nunca maclado, lo cual, unido a sus pequeñísi- mas dimensiones, hace imposible la determinación específica. No obstante, la extrema basicidad de la roca revelada por su fuerte proporción de anfibol (70 por 100), hace pensar que el feldespato sea de la serie labrador-anortita. Magnetita y apatito acompañan a los elementos citados. VI. Anfibolita.— Pizarra actinolítica. (Lám. iii, figs. 4." y S."") Hacha de roca gris verdosa, clara en una cara y muy oscura, casi negra, en la otra; compacta, de grano finísimo, que debía romper en lajas relativamente finas; muy dura, raya al acero. Es de forma aplanada, muy delgada, con filo disimétrico y bordes redondeados. La fractura reciente es negra o verde muy oscuro y completamente afaní- tica; las caras pulimentadas permiten dis- tinguir granos negros sobre fondo gris ver- doso claro. Sus dimensiones son: 87 mm. x 49 mm. >< 37 mm; pesa 104 gramos; su den- sidad es 3,05 (fig. 4."). La preparación microscópica muestra es- tructura finamente nematoplástica, compues- pig. 4.»-'/, de su tamaño. ta de agujas de actinota, cruzándose en todos sentidos, aisladas y bien individualizadas, y granos de fel- despato indeterminables (¿anortita?). Acompañan a estos elemen- (1) Este BoLETÍ.v, págs. 157 y 158, 19IS. 174 U(,)I.i:tin dk la i{i:al sociküai» kspanola tos esenciales algo de cuarzo, bastante magnetita y apatito en secciones ordinariamente mayores que los demás elementos. Vil. Ortoanfibolita diorítica. (Lám. iii, fig. 6.^) Hacha de color rojizo con manchas negras, compacta, de grano relativamente grueso; se deja rayar con la punta de acero, aunque no muy fácilmente. Es de forma aplanada, con filo simétrico y bor- des redondeados. La fractura reciente es de color verde oscuro, y en ella se ven brillar las laminillas de horblenda; la parte pulimen- tada es de color rojizo y se ofrece llena de cavidades poco profundas de dicho color y de porciones algo salientes, bri- / 'iJi^ liantes y bien pulimentadas, de color casi Tf^iÉ^H^^ negro; el color rojizo es debido a la al- teración de los elementos ferromagnési- cos. Mide 145 mm. x70mm. x25mm.; pesa 407 gramos y tiene 3 de densidad (fig. 5."). Observada con el microscopio, presenta análogos caracteres que la núm. V. Sus Fig. 5." -Tamaño natural. elementos son los mismos; los fonocris- tales están menos alterados; sin embargo, no puede determinarse a qué especie de plagioclasa pertenecen. El apatito es aquí más abundante y se ofrece mejor individualizado, con cristales de tamaño relativamente grande. La magnetita es rica en titano o es verdadera ilmenita, pues se ve frecuentemente transformarse en leucoxeno. VIII. Anfibolita plagioclásica.— Pizarra actinolítica. (Lám. IV, fig. 1.^) Hacha de color pardo claro, compacta, de grano finísimo y muy dura; forma aplanada, filo simétrico y bordes achaflanados. La frac- tura reciente es de color gris, con bordes cortantes y traslúcidos y completamente afanítica; ia superficie pulimentada es de color pardo claro, con tono rosado en una cara; en ella se distinguen agujas y granos negros de anfibol, que destacan sobre el fondo claro feldes- pático, y esta asociación se define tanto o más claramente cuanto más perfecto es el pulimento. Sus dimensiones son: 65 milímetros r»K HISTORIA NATL'RAI, 175 X 3U niin. >; 1 1 min.; pesa 40 gramos, y su peso específico es 3 (fig. 6."). AI microscopio muestra estructura nematoblástica, con hermosos manojos de anfibol y fondo de feldespato, rico en granillos de mag- netita; el anfibol es actinota {n>r. verde mar; np , verde claro; extin- ción, 12"), y nefrita (/7¿r, verde claro; np, incoloro; extinción, de Fig. 6.^-Taniaño natural. Fig. 7."-Tamaño natural. O a 10", birrefringencia, 0,020 próximamente). El feldespato, muy límpido y maclado, presenta caracteres de albita (extinciones según la traza de plano de macla, IS"). IX. AxFiBOLiTA PLAGiocLÁsicA.— Pizarra actinolítica. Hacha de color pardo claro con matiz verdoso, compacta, de grano mediano; aunque con alguna dificultad, llega a rayarse con la navaja; forma aplanada, filo simétrico y bordes achaflanados. La fractura reciente es de color verde y en ella se ven claramente láminas y agujas brillantes de anfibol asociadas a granos gris- verdoso claros y blancos de feldespato; en la superficie pulimentada, que es de color pardo, se ve igual asociación; el anfibol aparece de color negro, y gris sucio el feldespato, ambos íntimamente aso- ciados y en proporción casi igual. Tiene las siguientes dimensiones: 66 mm. x 46 mm. x 15 mm.; pesa 58 gramos y su densidad es 3 (fig. 7.^). 176 boletín dk la real sociedad española En preparación microscópica presenta estructura grano-nemato- blástica, compuesta de feldespato, anfibol y magnetita; el feldes- pato, en secciones largas y estrechas, adopta a veces disposición análoga a la denominada ofítica entre las rocas eruptivas, y el anfibol forma otra trama de agujas que se cruzan en todos sentidos. (Lám. IV, figs. 2.^ y 3.") El feldespato, muy limpio y bien maclado, frecuentemente con estructura zonar, puede referirse, por lo menos en su mayor parte, al labrador por su signo positivo y el valor del ángulo máximo de extinción entre dos láminas hemitrópicas, que es de 50° a 57", y por su refringencia y birrefringencia mayores que en los demás feldespatos. Algunas secciones muestran caracteres de albita, menor refringencia y birrefringencia, pequeño ángulo de extinción. El anfibol es actinota, con iguales caracteres que en las rocas anteriores.^ La magnetita, en granos pequeños, se ofrece diseminada por toda la roca y es muy abundante. Las seis hachas descritas proceden de la provincia de Ciudad Real. X. Micacita nodulosa. (Lám. iv, figs. 4.''' y 5.'') Fig.8 Hacha de color gris con multitud de nodulos negros, blanda, com- pacta, de forma cónico-aplanada, filo simé- trico y bordes redondeados. La fractura re- ciente es de color gris oscuro con nodulos negros y escamitas brillantes de mica; la su- perficie pulimentada, de color gris claro, permite reconocer gran cantidad de crista- les alargados (secciones paralelas a c), y otras cuadrangulares (secciones normales a c) de andalucita (quiastolita) y nodulos re- dondeados negro mate, a veces con ligero tinte violáceo, de cordierita, sobre una masa cargada de escamitas de tfíica. Sus dimensio- nes son las siguientes: 1 16 mm. x 68 mm. X 28 mm. Pesa 244 gramos y su densidad es 2,90 (fig. 8.'). Procede del Montsant (Ta- rragona). Observada con el microscopio, presenta estructura porfidoblás- DE HISTORIA NATURAL 177 tica, con porfidoblastos de andalucita y cordierita (aun no bien indi- vidualizada) y pasta granoblástica de cuarzo, biotita y moscovita. La andalucita, en secciones alargadas y rombales, aparece car- gada de partículas de carbón, dispuestas como en la quiastolita, o en menor cantidad y diseminadas irregularmente por la sección; es incolora, sin pleocroísmq, exfoliación, según el prisma, muy mar- cada, alargamiento negativo, mayor refringencia que el cuarzo, birrefringencia próximamente igual que éste y extinción recta, según el alargamiento; caracteres todos que corresponden a la andalucita; sin embargo, las secciones normales a c, que en luz con- vergente demuestran la salid#de un eje, tienen signo positivo. Hemos de advertir que esta anomalía la hemos observado también en algunas filitas quiastolíticas de Cataluña. Los nodulos redondeados son menos refringentes y no se ilumi- nan ni se extinguen de una vez por estar cargados de escamitas de moscovita, algo de biotita y magnetita (o carbón); la substancia que envuelve estos elementos, de refringencia y birrefringencia igual o algo menor que el cuarzo, creemos que es cordierita aun no bien individualizada, y son en todo semejantes a los nodulos cordieríticos de las micacitas nodulosas de las rocas de contacto del Tibidabo, Montseny y de la región granítica de Tarragona. Además de los elementos que hemos dicho que forman la masa fundamental de la roca, hay, aunque poco abundantes, prismas de turmalina verde botella, de pequeñísimas dimensiones casi siempre, y agujas de rutilo en las micas. Laboratorio de Geología de la Universidad de Barcelona. Explicación de las láminas III y IV. Lámina III, figuras 1.^ y 2.^ (40 d). Anfibolita plagioclásica. Estructura granoblástica: 1 Anfibol (Actinota); 2 Feldespato labrador con gra- nillos de cuarzo; 3 Magnetita; 4 Secciones de Apatito -[- a. c. I Luz ord.MIN-f. Lámina III, figura 3.'^ (40 d). Ortoanfibolita dioritica. Estructura hetero- blástica (porfidoblástica): 1 Anfibol (horblenda); 2 Feldespato alte- rado; 3 Magnetita; 4 Base microgranuda de feldespato, actinota y cuarzo. Luz ord." Lámina III, figuras \.^ y 5." (40 d). Anfibolita (pizarra actinoUtica) . Es- tructura nematoblástica: 1 Asociación de anfibol y feldespato; 2 Apa- tito; 3 Magnetita. A.^ Luz ord.^; 5." N -j-. Lámina III, figura 6.^ (40 d). Ortoanfibolita dioritica. Estructura grano- ToMO XIX. -Abril, 1919. 12 178 boletín DK la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA blástica: 1 Horblenda; 2 Feldespato alterado; 3 base microgranuda de actinota, feldespato y cuarzo; 4 Ilmenita; 5 Apatito. Luz ord.^ Lámina IV, figura I.'" (40 d). Anfibolita (pizarra actinolitica). Estructura grano-nematoblástica: 1 Actinota; 2 Albita; 3 Magnetita. Luz ord.'' Lámina IV, figuras 2.'^ y 3." (40 d). Anfibolita plagioclásica (pizarra ac- tinolitica). Estructura grano-nematoblástica: 1 Actinota; 2 Labrador, 3 Magnetita. 2.''' Luz ord.^ 3." N +. Lámina IV, figuras 4.^* y 5.^ (40 d). Micacita nodulosa. Estructura hete- roblástíca (porfidoblástica): 1 Quiastolita; 2 Asociación granoblástica de cuarzo y biotita. Luz ord.**. Lista inédita de Coleópteros de España por ^ José María de la Fuente. La lectura de la última «Nota sobre Carábidos españoles» del joven consocio D. Cándido Bolívar, impresa en el Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural, 1919, pág. 75, motiva el envío de las presentes líneas. Los trabajos extensos y de cierta {ndole que salen a luz muy len- tamente, en el cual caso se halla nuestro «Catálogo sobre los Coleópteros de la Península ibérica» , que se está publicando en el Boletín de la Sociedad Entomológica de España, exigen el avance de algunas noticias y datos que, de otra manera, al apare- cer en el lugar que les corresponde, por causa del mucho tiempo transcurrido, suelen perder su oportunidad, o, por lo menos, el mérito de la primacía. Esto ha ocurrido una vez más con la Nota del Sr. Bolívar, que comentamos. En ella cita el autor el Cilleniis lateralis a. Bedelí Nic, nuevo para la Península, y la Casnonia Oliuíeri Buq., nueva para Europa. Y lo son, efectivamente, por haber sido el primero en publicar su hallazgo; pero tanto el uno como la otra figuran, desde tiempos atrás, en las páginas manus- critas de nuestro «Catálogo». El Cillenus, proveniente de Cádiz, fué cogido por el joven aficionado D. Guillermo Smith, que nos lo remitió con otros insectos a clasificar, y la Casnonia, de Capde- pera (Mallorca), por el H." Juan Jordá, con circunstancias de captura que merecen consignarse. En una de las remesas que nos hizo este señor venían dos ejemplares de Drypta distíncta var. africana Bohem., nueva para la Península. Al darle la noticia DE HISTORIA NATURAL 179 le excitábamos a coger más; la respuesta no se hizo esperar. «He visitado, nos escribía al poco tiempo enviándonos otra cajita, el sitio en donde le cogí, y por más que he buscado, sólo encontré el que va en octavo lugar, tan raro de forma, el cual espero que usted me dirá lo que es». Este era el Ophionea (Casnonia) Oliüiéri Buquet. Para obviar en lo sucesivo los inconvenientes que se siguen de no dar a conocer a su tiempo lo que se recoge, a continuación va una lista de las especies no citadas aún ni de la España continental ni de las Baleares, Esta lista, con ser muy extensa, no es todo lo que debía ser, puesto que no teniendo en nuestro poder el manus- crito susodicho, la hemos formado únicamente por las notas que conservamos, siempre deficientes, y con arreglo a las siguientes advertencias: 1 .^ Omitimos el nombre del colector, por creerlo in- necesario. 2.^ Las especies sin nombre de localidad, que son la mayor parte, proceden de nuestras cazas en la provincia de Ciudad Real; y 3.^ Todas las especies aquí mencionadas han sido vistas por nosotros. Carabidae. Tachys bistriatus v. elongatulus Amara cursitans Zimm. -Nava- De/, rra, Ciudad Real, Baleares. — — V. testaceus Motsch. Pterostichus cristatusv. phaeopus — sexstriatus v. bisbimaculatus C/^t/. — Barcelona. C/zeiT.— Valencia. Agonutn viridícupreum v. dalma- Limnastis galilaeus Pioch. tinum Dej. Pogonus iridipennis Nic. Lebia cyanocephala a. violacei- Oodes gracilis Villa. pennis Moisch . — Zar a^oza , Badister peltatus Panz. Ciudad Real . Daptus vittatus a. Komineckii Masoreus Wetterhalli v. axilla- Bielz. ris Küst . — Ciudad Real, Va- a. flavipennis Reitt. lencia. Harpalus pygmaeusa. pygmaeolus Dromius nigriventris ,v. fuscitho- Reitt. rax Reitt. — atratus v. subsinuatus Diift. v. sublaevipennis Reitt. Burgos. Demetrias atricapillus v. erythro- — fuscipaipis a. subvirens Chd. cephalus Buyss. — Ciudad Real, Acupalpus dorsalis a. lusitanas Baleares. Reitt. Cymindis Heydeni Paul. a. discus Reitt. Drypta distincta v. africana Bolt. Zabrus estrellanus //ej'c/.— Avila, Baleares. Navarra, Sierra de Credos. 180 boletín de la real sociedad española Dytiscidae. Coelambusimpressopunctatus v. $ lineellus Gyll. Agabus brunneusv.rufulusF«//*/w. — conspersus v. Qougeleti Reiche. Dytiscus dimidiatus Bergst. — Cádiz. — circumflexus v. 9 perplexus Lac. Gyrinidae. Qyrinus bicolor 7'^}' A".— Burgos. Staphylinidae. Megarthrus hemipterus Illig. Acrolocha sulculus Steph. Phyllodrepavdistincticornis5á«í//. Xylodromus testaceus Er. — concinnus Marsh. Trogophloeus foveolatus Sahlb. — gracilis Mannh. Bledius opacus Block. — Valencia. — dissimilis £"/*.— Valencia. Stenus affaber Baiidi. — Valencia. — providus Er. — nigritulus v. lepidus Ws. — nitidiusculus Steph. Astenus bimaculatus v. immacula- tus Motsch. Rugilus geniculatus Er. Scopaeus sulcicoUis Steph.? Medon apicalis Kr. — obsoletus V. obscurellus Er. Achenium nigriventre Fairm. Leptacinus parumpunctatus v. pallidipennis Motsch. Xantholinus hesperius v. pseudo- hesperius Reitt. Baptolinus pilicornis Payk. Philonthus concinnus v. ochropus Grav. — sanguinolentus Grav. — pulius Nordm. — thermarum Aiib. Staphylinus obscuroaeneus Fa/>m.— Ciudad Real, Burgos. Quedius cyanescens Rey. Quedius lucidulus £>•.— Barcelona. — paradisianus Heer. Mycetoporus angularis Rey. — Brucki Pand. Tachyporus pusillus v. Satanás Liize. Myllaena dubia Grav. Oligota punctulata Heer. Gyrophaena affinis Sahlb. Falagria longipes iro//.— Va- lencia. Atheta testaceipes Heer. — nigricornis rZ/ows.— Ciudad Real, Valencia. — trinotata Kr. — euryptera Steph. — sordidula Er. — parens Rey. — cavifrons Sharp. Sipalia curtipennis Aiib. Zyras fulgidus Grav. — physogaster Fairm. Ocyusa nigrata Fairm. — fortepunctata Bernh- Oxypoda vittata Mark. — castanea Rey. — togata Er. — rugatipennis Ar.— Zaragoza, Ciudad Real. Aleochara brevipennis Grav. — Milleri Kr. — diversa / Sahlb. — bilineata Gyll. DE HISTORIA NATURAL 181 Pselaphidae. Euplectus sanguineus Den. Enoptostomus Doderoi Reitt. Silphidae. Nargus brunneus Stnrm. Phosphuga atraía a. brunnea Hbst. Colon denticulatum Ar.? Barcelona. Liodidae. Hydnobius punctatus v. interme- Liodes similata Rve. dius Thoms. — badia Stiirm. Liodes brunnea Stiirm. — flavicornis Cli. Bris. — dubia Kugel. Agathidium seminulum L. Clambidae. Clambus punctulum Beck. Corylophidae. Orthoperus brunnipes Gy¡¡.—!Aa- Sericoderus Revelierei Reííf. drid. Ptilüdae. Acrotrichis grandicollis Mannh. Ptiliolum Spencei v. meridionale Barcelona, Ciudad Real. Flach. — fascicularis Herbst. Histeridae. Gnathoncus rotundatus v. punctu- Saprinus algericus Papír.— Ciudad latus Thoms.— kvWa, Ciudad Real, Valencia. Real, Baleares, Hydrophilidae. Helophorus brevipalpis 5e¿/. Sphaeridium bipustulatum a. V. montenegrinus Kiiw.? humerale Westfi. — dorsalis v. emaciatus Kuw. a. substriatum Fald. Hydrochus angustatus v. flavi- Cercyon pygmaeus v. conspurca- pennis Küst. tus Stnrm. Berosusspinosus5/ev'.— Baleares. v. merdarius 5///rm. Sphaeridium scarabaeoides a. lu- — subsulcatus /?ev. —Valencia, natum F.— Gerona, Ciudad Real. 182 boletín de la rkal sociedad española Scarabaeidae. Trox Perrisi Fairm.—Sierra de Gredos. Onthophagus furcatus a. rutili- pennis Reilt. — andalusicus v. marginatus Se abra. — maki V. üneolatus Muís. Caccobius Schreberi a. bipustula- tus F/or/.— Barcelona. a. conjunctus/. Miill. Aphodius constans v . martialis yl////5.— Salamanca, C Real. — granarius a. brunnescens Reitt. a. Perezi Har. — quadriguttatus a. angularis Muís. — plagiatus a. immaculatus Torre. — Schlumbergeri Seidl . —San- tander. Aphodius montanus ^'r.— Huesca. Psammobius sulcicollis ////¿•.—Va- lencia. Qeotrypes vernalis a. Fauveli .fíeí/.— Huesca. Rhizotrogus vicinus Muís. ^Za- ragoza. Polyphylla fullo a. marmorata i]////5'.— Santander, Bilbao. Anómala oblonga F.— Huesca, Za- ragoza. Anisoplia remota v. Weberi Reitt. Barcelona. Cetonia carthami subsp. auratae- formis Curtí.— En toda Es- paña, reemplazando a la C aurata L. típica, que es aquí desconocida. - aurata a. purpurata Heer.— Burgos. Nitidulidae. Brachypterus velatus tV'o//. ^Va- lencia. Heterostomus pulicarius v. lina- riae Stepfi. Carpophilus hemipterus v. quadri- signatus Er.—C Real, Baleares. Soronia punctatissima íllíg.— Ge- rona. Epuraea fuscicollis Steph. Meligethes viridescens a. azureus //eer. —Santander. Cybocephalus politus Gf//. — Ciu- dad Real, Baleares. Pityophagus ferrugineus ¿.—Ma- drid. Cucujidae. Monotoma longicoUis Gyll. Airaphilus geminus v. ruthenus Solsk. Silvanus unidentatus 0//r. — Sala- manca, Ciudad Real. Psammoecus bipunctatus a. Boudieri /,//£?.— Barcelona. Cryptamorpha Desjardinsi Guér. Barcelona. Laemophloeus minutus Oliv — Barcelona. — Perrisi GroKi'.— Baleares. Cryptophagidae, Telmatophilus caricis Oliv. — brevicoliis /lw¿>é.— Barcelona. — Schonherri Gvll. Atomaria umbrina Gyll. Atomaria nigriventris Steph. — unifasciata £"/-.— Ciudad Real. Baleares. — mesomelaena Herbst. DE HISTORIA NATURAL 183 Phalacridae. Phalacriis seriepunctatus Bris.- Valencia. Stilbus testaceus v. unicolor Fl. Olibrus flavicornis v. perfidus /-7flc/i.— Barcelona. Lathridiidae. Cartodere Argus Reitt. — filiformis Gk//.— Zaragoza. Holoparamecus caularum Aub. Coccinellidae. Epilachna Argus a. Bedeli Sicard. Adonia variegata a. immaculata Gmel. — — a. 5-maculata F. -Zara- goza, Ciudad Rea!.. — — a. neglecta Ws. Semiadalia 11-notataa. 9-punctata Foz/rc-Zaragoza, Ciudad Real. Adalia bipunctataa. sesquipuncta- ta Haw. — Zaragoza, Ciu- dad Real, Baleares. — — a.annulata Z..— Enlamitad septentrional de España y en las Baleares. — ~ a. pantherinaZ,.— Valencia, Baleares. a. semirubra U^5.— Ba- leares. — — a. lugubris /r^. — Barce- lona. Coccinella 11-punctata a. vicina /r^.— Cádiz, Baleares. — — V. Menetriesi Muís. — Cádiz. — 10-punctata a. lútea Rossi. — Ciudad Real, Baleares. — — a. subpunctata Schrank. Burgos, Salamanca, Ciudad Real, Baleares. a. 6-punctata Z,. -Ciudad Real, Baleares. Coccinella 11-punctata a. 8-punc- tata >T///7/.— Lérida, Barce- lona, CiudadReal, Baleares. — — a. humeralis5c/^a//.— Bur- gos, Cataluña, Ciudad Real, Baleares. — — a. lateripunctata Gradl.— Baleares. — 14-pustulata a. effusa Ws.— Segovia. — lyncea a. Weisei Sicard.— Ciudad Real, Baleares Tytthaspis 16-punctata a. itálica ll"s— Valencia. Myrrha 18-guttata a. silvícola Ws. Baleares. Exochomus nigromaculatus v. 9 collaris A7/5/.— Madrid. Pullus testaceus a. scutellaris y]/w/5.— Lérida. — — a. atricapillus 5r/5.— Bar- celona. Scymnus interruptus a. flexuosus Us. Nephus bipunctatus v. nigricans IVS. Clitostethus arcuatus a. Heegeri Ganglb. Coccidula rufa v. unicolor Reitf. Zaragoza, Ciudad Real. Dermestidae. Dermestes bicolor /-.—Zaragoza, Sierra de Gredos, Ciudad Real. Anthrenus verbasci v. nebulosus 7?e///.— Alicante, Ciudad Real. 184 boletín de la. REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Anthrenus verbasci v. confusus Anthrenus sordidulus Reitt.—Va- Reitt. leticia, Ciudad Real. Byrrhidae. Byrrhus pilula a. auratopunctatus Syncalypta setigera Illig. /Pe///.- Burgos. Dryopidae. Helichus substriatus Mf//.— Asturias. Elateridae. Athous olbiensis v. hispidus Agrietes brevis Cí7/?í/. — Guipúz- Cand.? coa. — Chamboveti Muís. — Barce- — modestus Kiesw. lona. Buprestidae . Poecilonota festiva ¿. — Huesca, Acmaeodera Oertzeni a. lineóla Zaragoza, Barcelona. Mars. Melanophila cuspidata Klug. Sphenoptera lineata v. laevis Rey. Acmaeodera Oertzeni v. semiopa Agrilus viridis v. fagi Raiz.— Le- ca ^¿>.— Alicante. rida. — virgulata a. flavovittata Luc. — hemiphanes Mars. Baleares. — roscidus v. prasinus Muís. Helodidae. Cyphon variabilis v. nigriceps Cyphon hydrocyphonoides To///"//. Kiesw. Prionocyphon serricornis Müll. — siculus Tourn.? Scirtes hemisphaericus L. — ochraceus Steph. Cantharidae. Cantharis fusca ¿.—Barcelona. Thelydrias contractus Motsch. — livida V, luteiceps Schils.— Zygia oblonga v. limbata Pie — Salamanca, Ciudad Real. Baleares. Cleridae, Tarsostenus univittatus Rossi. Trichodesoctopunctatus v. fascia- Trichodes alvearius v. Dahli tus Champ. Spin.— Logroño. Bostrychidae. Micrapate xyloperthoides Z)//v.— Zaragoza, Valencia. DE HISTORIA NATURAL 183 Anobiidae. Dryophilus pusillus G\il. Anobium confusum Ar.— Barcelo- Ernobius pruinosus yV////5.— Ba- na, Ciudad Real, leares. Xyletinus flavipes Lap . — Ciudad Real, Alicante. Oedemeridae. Anoncodes fulvicollis Sco/j.— Ma- Chrysanthia viridis Schmidt. — drid. Barcelona. Xanthochroina Auberti Abeille.— Oedemera tristis S'í'^/w/í//. — Bar- Baleares, celona. Anthicidae. Anthicus opaculus v. semibrun- Anthicus humilis a. fuscicrus TPej'. neus Pie. Ciudad Real, Baleares. — 4-macülatus a. brunneus Laf. Meloidae. Meloe autumnalis v. hiemalis Zonabris 12-punctata v. massilien- Greí/. Baleares. sis Pie. — Salamanca, Ciudad — majalis v. maculifrons Liic. Real. — rugosus V. abdominalis Escfi. Zonitis flava a. flava Taiisch. Mordellidae. Pentaria Defarguesi a. unifasciata Anaspis trifasciata a. interrupta Chob. Sehils. a. immaculata P/c. — quadrimaculata a. fulvicollis Anaspis Horni 5c Mí. —Valencia. Sehils. — brunnipes a. fuscipes Muís.— a. nigricollis Pey. Valencia. Melandryidae. Serropalpus barbatus Sehall. —Baleares. AUeculidae. Mycetochara axillaris v. morio /?e£//¿>.— Baleares. Tenebrionidae . Pachychila glabra v. emarginata Dichillus carinatus Küsi. Desbr. —Baleares. Sepidium alif erum Er.— Valencia. Tentyria grossa Bess. —Barcelona Phylax carinatus ;)fw/5.— Baleares. 1») boletín de la real sociedad española Phaleria acuminata a. maculosa Seidl.— Baleares. Eledonahellenica /Pe///.— Valencia. Pentaphyllus chrysomeloides Ifos- .9/.— Baleares. Hypophloeus bicolor O/. —Ma- drid. Helops quisquilius Síurm.— Zara- goza, Barcelona. Cerambycidae . Leptura pubescens v. auriflua Redtb.— Lérida. — bifasciata a. nigriventris Pie. Barcelona. Icosium tomentosum Liic. - Balea- res. Phymatodes testaceus a. analis /Peí// ¿>.— Logroño. Pyrrhidium sanguineum ¿.—Bar- celona. Hylotrupes bajulus a. puellus V7- //í?.— Álava, Segovia, Baleares. Purpuricenus ferrugineus a. Fet- tingi Se han/.— Madrid, Ciudad Real. Clytus lama y)////5.— Lérida. ' Dorcadion fuliginator a. montíco- la ;]/ü/5.— Navarra. — — a. meridionale Muís.- Na- varra. — molitor a. Donzeli Muís.— Lo- groño. Saperda carcharlas a. grisescens ;l////5.— Burgos, Cataluña. Agapanthia viilosoviridescens a. pyrenaea i5/75.— Baleares. Phytoecia coerulescens a. flavi- cans Muís. Oberea erythrocephala v. melita- na Reiche. Chrysomelidae . Donacia marginata a. unicolor Westh. — Zaragoza . — bicolora Z.S'C/^í7c/?. — Burgos. — simplex F.— Burgos. Plateumaris sericea a. micans Panz. — Bnrgos. — — a. armata Pavk. —Bwrgo?,. a. nymphaeae/^.— Burgos. — — a. violácea Gyll.- Burgos. Lema melanopus v. atraía Waltl. Crioceris paracentesis a. Dahli Lac. — Baleares. — asparagi a. anticeconjuncta Pie. — macilenta U's.— Ciudad Real, Alicante. Labidostomis tridentata A. — San- tander. Macrolenes bimaculata a. salica- riae J/e/7. — Alicante, Baleares. Clytra laeviuscula a. antistita \Vs. Barcelona. Cryptocephalus bipunctatusa. sub- immaculatus Pie . —Zaragoza. Cryptocephalus rugicollis a. invir- gatus Ac— Salamanca, Ma- drid, Ciudad Real. ^ sericeus a. coeruleus Ws.— Santander, Burgos. — globicollis a. purpureomicans Heyd. — Lérida, Barcelona. — Mayeti Mars.— Barcelona. — crassus a. anticemaculatus Clwb. — ocellatus a. nigrifrons Bedel. Huesca. — connexus a. arenarius Ws. — Barcelona. Pachybrachis suturalis U^5.— Lé- rida. — — a. subtilis Rey. ~ Lérida. — regius a. aeruginosus Ws. Pachnephorus baeticus a. Brucki Fairm. Entomoscelis adonidis a . spuria Jaeobs. DE HISTORIA NATURAL 187 Chrysomela cruentata Siiffr — Huesca. — marginata a. solitaria \Vs.~ Zaragoza, Burgos. — fuliginosa 0//V. — Barcelona. — lepida a. Gastoni Frm. — Ma- drid, Ciudad Real, Balea- res. — bicolor F. — Baleares. — cerealis a. fulgens Z)///.— Ge- rona. — varians a. aethiops /-'. — San- tander. Chrysochloa alpestris a. Putoni U'í.— Gerona. Phytodecta olivácea a. flavicans F.— Cataluña, Ciudad Real. Phaedon cochieariae a. hederae Suf/. Podagrica malvae a. aenescens H'^5.— Barcelona. Chalcoides áurea Geo//". —Sala- manca. Mantura chrysanthemi a. Crotchi Al/. Chaetocnetna chlorophana a. amoena Ws. Psylliodes pyritosa Kutscli. — circumdata a. integra Ws. — hyoscyami a. coerulescens ll'í.— Madrid, Castellón. Haltica carduorum 6'//(?r.— Barce- lona, Salamanca, Guadarrama, Ciudad Real. Phyllotreta variipennis a. gutta- ta Ws. — aerea All. — Valencia. Longitarsus echii a. nigres- cens IVs. — corinthius Reiche. — parvulus v. concinnus ir.s. Barcelona, gracilis Kutscft. — Hnesca, Ciudad Real. — succineus v. perfectus ÍVs. Dibolia cynoglossi Koch. " Pelleti All. — paludina Foiidr. Hispella atra v. cariosa Reiche. Lariidae. Laria loti Pflj'A".— Zaragoza, Sala- manca. — affinis Froe/.— Huesca. — viciae 0/íV.— Barcelona. Bruchidius nanus Ger/n. —Valen- cia. — dispar v. r( braccatus Ovil. Acanthoscelides Lallemanti Mars. Valencia. Urodon flavescens Baiidi. Anthribidae. V. pusillus Tropideres niveirostris F. roña. Ge- Curculionidae. Otiorrhynchus niger a. villoso- punctatus Gj^//.- Cataluña. — fuscipes Oliv. — Navarra, Bil- bao. — sulcatus F. Granada. Sitona hispidulus a. tibiellus Gyll. Castellón Trachyphloeus granulatus Seidl — Valencia. Tanymecussubmaculatus Cheor.— Valencia. Coniocleonus crínipes Fahrs. — tabidus Oliv. Pachycerus scabrosus Briill. — Ciudad Real, Valencia. Mecaspis caesus G^ll, — Valencia. Larinus cynarae v. timidus Gyll.— Navarra, Ciudad Real. 188 boletín de la real sociedad española Lixus trivittatus Cap. Phytonomus egregius Cap. Magdalis exarata ^r/5.— Lérida. Eremotes strangulatus Perris . — Valencia. Acalles carinicollis Tourn. — Ba- leares. Ceuthorrhynchus T-album Gyll.— Barcelona, Ciudad Real. — arquatus Herbst. — molitor Gi'//.— Avila, Ciudad Real. — fulvitarsis Bris. ~ atomus Bolt. — italicus Bris. — tibialis a. nigripes Schuitz.— Madrid. — carinatus Gvll. — erysirnj a. chloropterus Stepli. Madrid, Ciudad Real. a. cianeus Ws. — contractus Marsh. — - hirtulus Ger/77.— Madrid, Ciu- dad Real. — timidus Ws. — sulcatus Bris. Coeliastes lamii F. Sirocalus quercicola Payk. — nigrinus Marsh. Litodactylus leucogaster Marsh. Amalus haemorrhous Herbst. Baris cuprirostris a. sicula Boh. Notaris acridulus Z,.— Lérida, Bar- celona. Bagous biimpressus Fahrs. — MulsantiF(£7//i'.— Ciudad Real, Baleares. — diglyptus Boh. Bagous Revelierei Tourn. — lutulosus Gyll. Tychius lineatulus Steph. — Sharpi Tourn. Sibinia signata a. variata Gyll. — attalica v. unicolor Desbr. — cana v. Roelofsi Desbr. Orchestes alni a. 4-inaculatus Gerh. —Zaragoza. Miarus distinctus Boh. — Lér'xúa, Barcelona. Nanophyes brevis Boh. — nitidulus a. fuscicollis Rey. — Ciudad Real, Baleares. a. ruficlavis Rey.—Cxnáaá Real, Baleares. — — a. helveticus Tourn. Corimalia tamarisci a. rufulus /?ej'. Zaragoza, Ciudad Real. — pallidus a. unipunctatus Rey. Zaragoza. — 4-virgatus Co5/í7.— Baleares. Apion brunnipes Boh. — armatum Ger5/.— Valencia. — scalptum Rey. — ochropus Ger/w.— Barcelona. — fulvirostre Gyll. — Zaragoza, Logroño, Ciudad Real. — burdigalense Wenck. — ilvense Wagn. — violaceum v. virescens Schils. Barcelona, Ciudad Real. — reflexum Gyll. — Lérida. Byctiscus betulae a. viridulus Tre5/y^. — Barcelona. Apoderus coryli a. coUaris Scop. Bilbao, Barcelona. Scolytidae. , Phloeosinus bicolor 5r«//.— Valencia. Bol. de la R. Soc. Esp. de Hist. Nat. Tomo XIX. LÁM. V. 8 i 9 § g e 1 8 i H f B L. Crespí, del. et piíix. ASCOCHYTA f^ISI DE HISTORIA NATURAL 189 La «antracnosiso o «rabia del guisante» (Ascochyta Pisi Lib.) por Romualdo González Fragoso. (Lámina v.) La antracnosis o rabia del guisante, así como la del garban- zo, es conocida de tnuy antiguo, pero, tanto en una como en la otra planta, no está ciertamente por completo estudiada. Muy recientemente, el sabio Profesor Alex. Trotterha estudiado esta enfermedad en una pequeña plantación de garbanzos, de la Real Escuela de Viticultura de Avellino, y ha encontrado que el hongo productor no era la Ascochyta Pisi Lib., sino la Phyllos- ticta Rabiei (Passerini) Trotter, cuya sinonimia establece de un modo exaciio y que conviene tener presente (1). La Phyllosticta Rabiei (Pass.) Trotter, se presenta particular- mente en los tallos, poco en los frutos, y nunca en peciolos y hojas, sobre anchas manchas difusas e irregulares, ocráceas o pardo-ocrá- ceas, con numerosos picnidios de 120 a 180 p., reunidos, y espórulas abundantísimas, elipsoideas-alargadas, obtusas en ambos extremos, a veces botuliformes, de 10-16x4-6 a, y en su mayoría de 11-15 X 5-5,5 [JL. No es raro entre la masa enorme de esporas continuas encontrar alguna tabicada. Estudiada esta especie por "el profesor Trotter, no sólo en los ejemplares vivos, sino en otros muchos secos, de Herbario, señala como área multitud de localidades de Italia, creyéndola probable en España, Portugal, etc. La lectura de este interesante trabajo, que vino a coincidir con la presentación de una fuerte epidemia*e «antracnosis» en los gui- santes, que se encontraban en los mercados de Madrid a fines del próximo pasado invierno y primeros días de primavera, y aun en (1) Phyllosticta Rabiei {Pass.) Trotter, in «La < 3,5-6 [X, plerumque 14-16x4-5 [x, 1-septatis, saepe 2-septatis (1) Stevens: loe. cit., p. 506. (2) Michrlia: i, p. 164, Syll. fung., ni, p. 398. (3) Loe. cit., p. 12. (4) Michelia: ii, p. 629, et in Syll. fung., iii, p. 446. DU HISTORIA NATURAL 193 (5 por 100), vel rariis 3-septatis, ad septaconstrictis, loculis inaequa- libus, guttulatis vel granulosis, vel non, sporophoris brevissimis, 2-3 ¡J. crass., flavidulis; sporulis in cirrhus flavido-fuligineis exilien- tibus. Ab subgen. Ascochi/tella spectat. In caulibus, ramulis, fruc- tibusque Pisi satiui per Hispaniam, etc. Es innegable que, siguiendo las teorías de Chanantais, vendrían a colocarse al lado de esta especie por orden de afinidad: Stagonospora hortensis Sacc. Ascochyta Boltsliaiiseri Sacc. Ascochyta Pisi, Lib. f. foliicola Sacc. et March., y Ascochyta Phaseolorum. Sacc. Y esto sin que las relaciones de parentesco con las Phyllosticta citadas, y aun lo que acabamos de decir, pueda establecerse sin pre- via experimentación biológica. Stevens da como cierta y comprobada la existencia de un micelio invernante transmisor de la enfermedad a la próxima cosecha, mien- tras que Delacróix y Maublanc dicen que «en general la alteración de los tejidos es menos profunda que en el caso de Colletotrichum Lindemiithianum y no penetra hasta los granos» (1). Esta contra- dicción entre la aseveración de Stevens y la de autores como Dela- cróix y Maublanc me ha hecho estudiar algo detenidamente la acción de la Ascochyta Pisi Lib. sobre las legumbres atacadas y sobre los granos en ellas contenidos, y, a juzgar por lo visto, los trastornos ocasionados son grandes en nuestro clima, y mis observaciones con- tradicen totalmente las de Delacróix y Maublanc. Cuando el hongo ataca a las legumbres jóvenes el desarrollo de éstas se detiene, y los granos siguen naturalmente igual camino. En las que ya están bastante desarrolladas, pueden los granos no llegar a ser atacados si se arrancan a tiempo, pero es indudable que lo son. Hemos visto muchas vainas atacadas en las que el micelio de nu- trición de los picnidios, atravesando todo el espesor del pericarpio, entra en la cavidad de la legumbre, rodea el grano, cuyo tegumento penetra y aun llega a la pared opuesta, a la que desorganiza, for- mando en ella una mancha algo parecida a la característica del hon- (1) Delacróix (G.) et MAüBLA^x (A.): Malad. des pl. cii/t.,Pa- lís, 1909, pág. 390. El Colletotrichum Lindemulhianiim (Sacc. et Magn.) Br. et Cav., es, según muchos autores, el productor de la ver- dadera antracnosis de la judía o habichuela (Phaseolus vulgaris). (Nota del autor.) Tomo xix.-Abril, 1919. 13 194 boletín dk la real sociedad española go. Una forma de Macrosporium y un Cladosporium, de los que luego hablaremos, suelen terminar la obra destructora. El micelio, al querer penetrar en los granos o guisantes, se en- cuentra con una capa exterior de células que, como es sabido, se alargan y espesan mucho, y las contornea pasando, al parecer, por entre los intersticios o unión de ellas hasta que logra encontrar célu- Fig. 1." Fig. 2." Figs. 1.^ y 2."— Cortes del tegumento de guisante invadido por el micelio de la Ascochyta Pisi Lib. (Aumento """/i.) las más blandas, más ricas, acaso, en materias nutritivas y de más débil defensa. Adjuntos damos los dibujos de dos preparaciones que aclaran lo que acabamos de decir. ¿Ese micelio es susceptible de invernar y reproducir la epidemia, como dice Stevens y otros autores? No es sin duda imposible, pero no creo sea esta la causa. El micelio invernante reproduce las en- fermedades de origen micológico, como por ejemplo la roya del rosal (Phragmidíum subcorticíum), pero es porque la planta no muere totalmente, y al llegar la época favorable, al comenzar a bro- tar las hojas, son invadidas por el micelio. Aquí el caso es diverso, y creo que la reproducción de la enfermedad sea ocasionada por los I)K HISTORIA NATURAL 195 restos de las plantas atacadas, legumbres, tallos y ramillas secos que, llenos de picnidios y espórulas, quedan en tierra desarrollándose éstos sobre las nuevas plantas al llegar la época propicia. Dijimos qué otros hongos, dos demaciáceos, pueden completar la obra destructora y son una forma del Macrosporiiim commune Rabh. y el Claüosporium Pisi Cugini y Macchiati, que con mu- cha frecuencia se encuentran en las legumbres de Pisuní sativum, estén o no atacadas de Ascochyta Pisi; pero más frecuentemente sí lo están, en particular el primero. Nada diré del segundo, sufi- cientemente estudiado por sus autores (1). En cuanto al Macrosporium commune Rabh., especie tan co- mún en los vegetales muertos, viejos, o atacados de enfermedades, cualquiera que sea su origen, creo se trata de una forma diversa del tipo, y que describiremos así: Macrosporium commune Rabh. f. Pisi nov. Hyphis basi intricatis, conidiophoris olivaceis, erectis, rectis fle- xuosisve, nodulosis, septatis, pleurogenis, usque 70 x 7 ¡i., rariis usque 125 X 7 [x, apicem infla- tulis; conidiis pallide fuligineis, variabilibus, subglobosis, ellip- soideis, vel irregulariter oblon- gis, rariis claviformis, subhya- linis, 1-4-septatis, rariis 5-6- septatis, ad septum constrictis, praecipue ad septum médium, longitudinaliter 1 -2-Septatis, Fig. i.^ - Macrosporium commune Rabil. junioribus plerumque 15-56 x '■''^''''^■'''If/^'^^^^^^^^^ 9-21 ¡j-, episporio laevibus. In leguminis languidis Pisi sativae, Hispaniae.— A typo differt di- mens. conidiis, etc. La forma que describimos se caracteriza muy bien por las dimen- siones de los conidios y conidioforos, así como por el inflamiento del ápice de los últimos. Adjunta damos una figura de esta forma (figura 3.'). El tratamiento de la antracnosis puede ser curativo y profiláctico. (1) In Ballet. Staz. Agr. di Modena, voi. x, 1891, p. 104, t. v, folio 1-2.— Sacc, Syll. fung., v, p. 601.— Ferr., Hvph. de la Fl. ital., páginas 349 y 885, etc. 196 boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA El primero se hace por las sales cúpricas, que ejerce muy buenos efectos, anulando la germinación de las esporas, pero que es de difícil aplicación práctica y algo costosa. El tratamiento profiláctico consiste: primero, en quemar los pies atacados y arar profundamen- te las tierras, y segundo, usar para las siembras granos sanos, pro- cedentes de pies no atacados. No conozco variedad indemne; las razas comunes y la variedad macrocarpiim, son igualmente ata- cadas. Resumen; 1." La «antracnosis» o «rabia del guisante» es producida por la Ascochyta Pisi Lib. 2." Esta especie es muy próxima a la Stagonospora hortensis Sacc. y a la Ascochyta Boltshausert Sacc. que parasitan las judías (Phaseolus vulgaris, etc.)- Sin embargo, la antracnosis de estos últimos es producida, según los autores, por el Colletotrichum Lindemuthianum (Sacc. et Magn.) Br. et Cav. 3.° Contra lo sostenido por algunos autores, el micelio de la Ascochyta Pisi Lib. penetra y ataca los granos del guisante, sin que yo tenga pruebas de que este micelio sea invernante. 4.° Los medios profilácticos y curativos son semejantes a los generalmente usados en todas las de origen micológico parasitario. Explicación de la lámina V. 1. Legumbre poco atacada. 11. ídem muy atacada. III. Cara interna dejando ver el micelio que penetra en el interior de la legumbre. IV. Grano que ha comenzado a atacarse. V. Picnidio cortado de Ascochyto Pisi Lib. (aumento de ^*''/,). VI. Espórulas vistas con aumento de •''^"Z,. Vil. ídem con aumento de '^''''/,. DE HISTORIA NATURAL 197 Apuntes para la fauna Ibérica », por Francisco Ferrer Hernández. Don Antimo Boscá ha tenido la amabilidad de remitirme unos ejemplares de esponjas recogidos por él en las costas de Castellón de la Plana, y que, una vez determinados, han resultado pertenecer a las siguientes especies: Cliona celata Grant. Donatia lyncurium Linné, Stylotella incógnita Bowerbank. Hircinia variabilis, var. lingua O. Schmidt. Hircinia variabilis, var. oros O. Schmidt. Hircinia pipetta O. Schmidt. Eüspongia irregularis, var. mollior O. Schmidt. Hippospongia laxa Lendenfeld. Las dos primeras no merecen especial mención, puesto que son conocidísimas y muy abundantes en todo el litoral europeo. Stylotella incógnita Bow. es una especie muy interesante y no muy bien conocida, que fué descrita por Bowerbank, según un pequeño fragmento que poseía. Topsent, en 1899, da como buenas cuatro de las especies de Bo- werbank del género Stylotella, y cree que las otras son formas de variación de 5. inornata, una de las cuatro esponjas antes mencio- nadas. No puedo seguir a Topsent en tal afirmación, puesto que 5. incógnita se destaca fácilmente de las otras, y es, por lo tanto, una buena especie. No he tenido duda ninguna para determinarla al ver cuánto insis- te Bowerbank en hacer resaltar que en esta especie los estilos de las fibras esqueléticas son diferentes de los estilos libres en la subs- tancia fundamental, y que éstos últimos usurpan las dimensiones que deberían tener aquéllos. Ahora bien, entre la descripción de Bowerbank (1) y las figuras con que representa la especie (figs. 14- 15 y in, lám. lxxxv) existe una disparidad notable, ya que pin- (1) Monograph of the British Spon,s;iadae. 198 boletín de la real sociedad española ta como más cortos los estilos más gruesos, mientras que al des- cribirlos indica que los estilos auxiliares son los más largos y gruesos. Entre la realidad y la descripción y figuras de Bowerbank exis- ten al mismo tiempo divergencias y conformidad: las figuras se ajustarían a la realidad misma, si la núm. 16 dijese ser una espícu la de las que forman las fibras esqueléticas, y la núm. 15, una de las aisladas en la substancia fundamental. La esponja es larga, de 110 mm., cilindrica, con dicotomías late- rales, adelgazada en su extremo distal y algo aplastada en los si- tios de donde parten las ramas laterales. Tiene unos 10 mm. de Stylotella incógnita Bow.— Tamaño naturr diámetro. Los ósculos son crateriformes y se encuentran esparcidos por la superficie, que es áspera, rugosa, y de la cual da una bue- na idea la figura 14 de Bowerbank. El esqueleto está constituido en su mayor parte por un retículo de fibras espiculosas que miden 40-60 {a de grueso, término medio, alcanzando a veces un espesor de 150 a en los puntos de unión de dos o más. Las mallas son irregulares, generalmente de gran tama- ño, si bien entre ellas se encuentran algunas que son relativamente muy pequeñas. Entre estas fibras abundan las espíenlas esparcidas por la substancia fundamental y la membrana dérmica. Las espíenlas son todas monaxónidas, distinguiéndose en ellas dos tipos diferentes: a) estilos esqueléticos, que se encuentran ÜE HISTORIA NATURAL 199 reunidos en fibras, paralelos y apretados unos contra otros. Son lar- gos, de 150-180 ¡J-, y delgados, ya que miden solamente 2,8-3 [j. de espesor. Apuntados por un extremo y redondeados por el otro, si bien la cabeza tiene tendencia a ser elíptica, ofrecen por esta cir- cunstancia un aspecto de diactinas, que se desvanece con una pre- cisa observación; b) estilos aislados, algo más cortos y gruesos que los anteriores, pues miden 120-140 ;j. ^ 4 ¡j.. La cabeza está en estas espículas bien redondeada, y la punta muy aleznada. Stylotella incógnita se distingue, por lo tanto, perfectamente de 5. inornata por su forma externa, por la estructura de su ecto- soma, por la disposición de las fibras esqueléticas y por el tamaño de las espículas; éstas, en efecto, están diferenciadas en dos groso- res en ambas esponjas; mas las de la presente especie nunca alcan- zan un espesor de 7 a 10 ¡j., como sucede a las de 5. inornata, ni tampoco las más largas son las más gruesas. Mircinia variabilis, var. lingiia O. Schmidt, forma cosmopo- lita, es, sin embargo, nueva para nuestra fauna. Dentro del Medi- terráneo había sido hasta ahora encontrada únicamente en el litoral argelino, Hircinia variabilis, var. oros O. Schmidt, fué anteriormente recogida por mí en el puerto de Mahón, siendo ahora Castellón la segunda localidad española en que ha aparecido. Mircinia pipetta O. Schmidt. Es un hermoso ejemplar el en- contrado por el Sr. Boscá en aguas de Castellón; erecto, aplastado y lanceolado, su punta se ensancha de pronto y forma un reborde que circunda el ósculo, que es terminal, disposición que se asemeja a la embocadura de una pipa o boquilla. Las fibras principales tienen un diámetro de 120-160 ¡jl, y las se- cundarias varían entre 70 y 100 ;í.. Presentan capas concéntricas de esponjina y llevan escasos y gruesos granos de arena, que suelen faltar en enormes trechos de su recorrido. Euspongia irregularis, var. mollior O. Schmidt. Es conoci- dísima y abundante en las costas mediterráneas de Francia e Italia. En una publicación anterior indico que esta especie forma parte de la fauna de Santander. Existe, por lo tanto, en nuestras costas me- diterráneas y cantábricas. Hippospongia laxa Lendenfeld. Es una especie nueva para nuestro litoral y aun para las aguas europeas, pues solamente ha sido hasta ahora citada de Madagascar. 200 boletín de la real sociedad española Las fibras córneas que forman las láminas de su esqueleto no es- tán diferenciadas en principales y secundarias y ninguna de ellas contiene corpúsculos extraños en su interior. El tamaño es el indi- cado por Lendenfeld. Estas fibras, que siguen un camino curvilíneo, se agrupan en ciertos sitios de un modo más compacto, como sucede en H. dura Lend,, sin llegar, empero, a formar guirnaldas y sin dejar de formar las mallas del retículo aproximadamente ael mismo tamafio. La esponja seca es suave y elástica y de color pardo claro. Notas sobre briozoos españoles por Manuel Jerónimo Barroso. Fam. Electrinidae D'Orbingny. 1851. Gen. Electra Lamouroux, 1816. Electra monostachys (Busk, 1853). 1853. Membranipora monostachys Busk.— Brit. Mus. Cat. II, pág. 61, lám. Lxx, figu- ras 1 a 4. 1880. — — Hincks.-Brit. mar. Poly- zoa, pág. 131, lám. xvn, figs. 3- y 4, y lám. xviii, figs. 1 a 4. 1889. — — Jelly. - Syn. cat. mar. Bryo- zoa, pág. 155. Revisando los briozoos españoles, con motivo de un trabajo en preparación, he observado ciertas colonias sobre zosteras, proce- dentes de Baleares, que pudieran referirse a esta especie. Acerca de ella se han dado figuras tan diferentes, que es difícil aproximar- las y conocer exactamente sus variaciones. En estos ejemplares, el aspecto es dendroideo con ramas lineales de dos a cinco filas de zoecias correspondiendo a las figuras 1.''^ y 2.^ de la lámina xviii de Hincks (Brit. mar. Polyzoa). Se asemejan a la E. pilosa var. con tres espinas, señalada por mí de la misma procedencia en otra nota. DE HISTORIA NATURAL 201 En la citada publicación de Hincks, lámina xvii, las figuras 3." y 4'"^ representarían la forma más típica de la especie que tratamos, mientras que la 1/' y 2.'^ (var. fossaria) se incluyen por Levinsen, 1917, en E. catenularia (Jameron). Fig. Fig. 3.^ Fig. 4." Fig. 2:- Fig. 5.^ Fig. 1.^, £'/ecírí2mo/íostoc/2í/s(Busk.);fig. 2.^ zoecias desprovistas de la membrana que recubre la opesia; fig. 3.^, zoecia vista lateralmente; figs. 4." y 5 ", zoecias vis- tas interiormente. 202 boletín de la REA.L SUCll'.ÜAD KSPANULA 1791. 1S80. 1889. 1909. Fig. 6.^ .\^ •:fv^ i/^h ).\ i -'mt^^ Fam. Smittinidae Levinsen 1909. Gen. Unibonula Hincks, 1888. Umbonula verrucosa (Esper, 1791). Cellepora verrucosa Esper, Pflanzen, lám. ii, figs. 1 y 2. Umbonula verrucosa Hincks.— Brit. mar. Polyz., pág. 317, láni. XXXIX, figs. 1 y 2. — — Jelly. — Syn. cat. Bryoz., pág; 267. Discopora verrucosa Levinsen. — Morphol. and Syst. st. cheilost. Bryozoa, pág. 343. Una sola colonia sobre un fragmento de alga. Separada de un frasco conteniendo materiales recogidos por el Profesor Linares du- rante el año 1888. El citado frasco sólo contiene la siguiente indica- ción, núm. 280. Consultado el se- ñor Alaejos acerca de este núme- ro ha tenido la bondad de comuni- carme que corresponde en el ca- tálogo de la Estación de Biología marina de Santander a la siguien- te procedencia: «De Torre del Al- mirante y Sierra García a Punta Carnero»: Algeciras. Las zoecias están muy calcifica- das y rugosas, y las ovicelas pre- sentan poros grandes, bordeadas además en la parte superior y frontalmente por una cresta de procesos cortos espinosos, carac- teres que asigna Hincks para la variedad de aguas profundas. Esta especie ha sido señalada como rara en las regiones árticas: del Fjord Lapon sudoeste de Ham- merfest (Guerin Ganivet), Rost, parte occidental de las Islas Lof- foden (Nordgaard), Groelandia (Liitken); más común de las costas inglesas, algunas localidades francesas del Canal de la Mancha, Roscoff (Joliet), Cherbourg (Per- gens) y poco frecuente en el Mediterráneo, Ñapóles y Capri (Waters), Cette (Calvet) y del Adriático (Heiler). W?M ' Fig. T.'' Umbonula verrucosa (Esper). Fig. 6.", zoecia del borde de la colonia desprovista de la prominente elevaciiMi frontal, que lleva la aviciilaria; fig. 7.", zoecia con ovicela. ÜK HISTORIA NATURAL 203 Fam. Celleporidae Busk, 1852. Gen. Scliismopora Mac Gillivray, 1888. Scliismopora pumicosa (Busk, 18.54). 1854. Cellepora pamicosa Busk. — Brit. Mus. Ct. II, pág. 86, láni. ex, figs. 1 a 3. 1889. — — Jelly. — Syn. cat. mar. Bryoz., p. 56. 1903. Ciclopora pumicosa ]\x\\\íí\\ y Calvet.— Bryoz. de r«Hiron- delk-), pág. 108. Fig. 8." a. Fig. 9 Fig. 8.'^ Schismopora pumicosa (Busk). Figs. 8." y S.'' a, zoecias con ovicelas; fig. 9."^, zoecias mostrando el orificio primario. Varias colonias. Procedencia, la misma que la de la especie ante- rior: Algeciras. Esta especie puede considerarse como cosmopolita. Gen. Osthimosia Jullien, 1888. Osthimosia armata (Hincks, 1860). Varias colonias. Procedencia, la misma anterior: Algeciras. Es- pecie citada por mí en otros trabajos de Santander y Parazuelos (Almería). 204 boletín de la real sociedad española Fig. 11 Fig. 12, Gen. Costazzia Neviani, 1895. La definición ¿e este género la completan Canu-Basler (1917), añadiendo los caracteres señalados por Waters para la ovicela y que Neviani no mencionaba. Levinsen (1909) ha propuesto el géne- ro Siniopelta, utilizando solamente caracteres ovicelares y en el que incluye esta especie. Costazzia Boryi (Savigny-Audouin, 1828). Cellepora ^o/-¿^/ Andouin.— Explic. desplanch. Zool. Egyp. pá- gina 63, lám. VII, fig. 3. Varias colonias. Procedencia, como las anteriores: Algeciras. En el catálogo de miss C. Jelly, se pone esta especie con inte- rrogante como sinónima de Cellepora (Costazzia) Costazzi Aud., las cuales se consideran actualmente como distin- tas y deben separarse. Nosotros poseemos ejem- plares de ambas, habiendo mencionado en trabajos an- teriores C. Costazzi de las costas españolas. Las avicularias en C. Boryi. son más grandes y más sa- lientes, y el peristoma ofre- ce con frecuencia variacio- nes en su forma. En las co- lonias observadas por mí, lleva tres procesos espino- sos con avicularias en el extremo; de ellos, son más pronunciados los dos que limitan una gran escotadu- ra situada del lado del ori- ficio primario (poster) que presenta el seno subtrian- gular (rimula proximal). Las zoecias oviceladas no tienen mas que ' dos procesos con avicularias, y otros dos sin ellas, extendiéndose horizontalmente en forma de espinas comprimidas y encorvadas hacia dentro. Costazzia Boryi (Sav.-Aud.). Fig. 10, peristoma; fig. 11, zoecias con ovicelas — A, avicularia interzoecial; B, zoecia joven sin peristoma mostrando el orificio primario. DE HISTORIA NATURAL 05 Resultados del análisis mineralógico cuantitativo de las rocas eruptivas intrusivas de la serie calco-alcalina. por J. Marcet Riba. Los estudios litoquímicos, tan felizmente llevados a cabo por los petrógrafos norteamericanos, y, posteriormente, por los de otras nacionalidades, han ofrecido a la ciencia petrográfica un caudal muy grande de conocimientos que han consolidado las bases de ella, contribuyendo a darle la personalidad que se merece. Si el análisis químico cuantitativo de las rocas eruptivas ha sido tan fecundo en resultados, lógico era suponer que, siendo los mine- rales petrográficos compuestos químicos definidos, relaciones aná- logas debería ofrecer la determinación mineralógica cuantitativa de dichas rocas. En el Boletín de esta Sociedad, tomo xviii, 1918, anticipamos algunos de los resultados ofrecidos por dicho estudio, dando a cono- cer diversas representaciones gráficas, muy curiosas; la presente nota es continuación y complemento necesario de ella, * Los elementos esenciales de las rocas eruptivas intrusivas de la serie calco-alcalina, formados en el acto de la consolidación de la roca, son muy poco numerosos, pudiéndose reunir en dos ban- dos: uno de elementos blancos o leucocratas, representados por el cuarzo y los feldespatos, en sus dos familias ortoclasas y plagiocla- sas; la basicidad de estos últimos, según la ley de Tschermak, en orden creciente: albita, oligoclasa, andesina, labrador, bitownita y anortita; el otro, de elementos negros o melanocratas, representados por los grandes grupos de las micas, anfiboles, piroxenos y olivino; de las micas, la más importante es la biotita; de los anfiboles, la horblenda; de los piroxenos, la hiperstena, broncita y enstatita, de los rómbicos, augita, y dialaga, de los monoclínicos. Los secundarios, procedentes de la alteración de los anteriores, forman una serie bastante numerosa, y por sus proporciones cono- ceremos la intensidad de ías fuerzas epigénicas, siendo los principa- les: caolín y sericita, clorita, magnetita, uralita, serpentina, titani- ta, moscovita, epidota, calcita y oligisto. Son frecuentes las epige- nias siguientes: de los feldespatos en sericita, caolín y epidota, ésta menos frecuente; de la biotita y horblenda, en clorita, magnetita, 206 boli;tin dlí la kkal socikuau española titanita, moscovita, epidota, calcita y digisto; de los piroxenos, en uralita, magnetita y productos ferruginosos; y del divino, en ser- pentina y magnetita. En orden de importancia son, excepción hecha del grupo de las peridotitas: peridoto, 46 por 100 en las trocditas; feldespatos pla- gioclasas: labrador, 53 por 100 en los gabros; andesina, 76 por 100 en las dioritas básicas; oligoclasa, 67 por 100 en las acidas; y fel- despato ortosa, 59 por 100 en las sienitas acidas. A estos elemen- tos siguen: cuarzo, 48,5 por 100 en los granitos ácidos; a continua- ción, biotita, 14,5 por 100 en las dioritas micáceas; dialaga, 36 por 100 en los gabros propiamente dichos; horblenda, 21 por 100 en las dioritas anfibólicas; hiperstena, 23 por 100 en las dioritas básicas; augita, 10 por 100 en las sienitas básicas; broncita, 28 en las neri- tas. Accesoriamente, y en última fila, intervienen en la constitución de dichas rocas bitownita-anortita, apatito, albita, zircón, etc. Los valores máximos y mínimos que alcanzan los diversos ele- mentos mineralógicos en los distintos grupos petrográficos son: En la serie normal, el cuarzo alcanza su máximo valor a im 47 por 100 en rocas correspondientes al grupo de los granitos áci- dos, decayendo paulatinamente y anulándose completamente en las sienitas básicas. La ortosa llega a 59 por 100 en las sienitas acidas, decayendo en ambos sentidos, ya hacia los granitos, en los que también muestra elevados valores, bien hacia las dioritas anfibólicas, donde se anula. La plagioclasa toma diversos valores según su naturaleza. La oli- goclasa alcanza el 67 por 100 en las dioritas acidas; la oligoclasa- andesina, 74 por 100 en las dioritas anfibólicas; la andesina, 76 por 100 en las noríticas; la andesina-labrador, 66,5 por 100 en las nori- tas; el labrador, 53 por 100 en los gabros; el labrador-anortita, 32,5 por 100 en las trocolitas, anulándose en las peridotitas. Los elementos negros alcanzan su máximo valor en las peridoti- tas, en donde llegan a constituir el 100 por 100; en los primeros granitos, apenas si llegan al 3 por 100. Estos elementos negros vienen representados por la biotita, que alcanza el 14,5 por 100 en las dioritas micáceas; la horblenda, 15 por 100 en las dioritas anfi- bólicas; hiperstena, 23 por 100 en las neritas; broncita, 28 por 100 en las mismas rocas; dialaga, 36 por 100 en los gabros propiamente dichos; y olivino, 46 por 100 en las trocolitas. En la serie cuarcifera-, el cuarzo alcanza el 48,5 por 100 en los granitos ácidos, anulándose en las primeras dioritas. DR HISTORIA NATUHAL 207 La ortosa, 47 por 100 en los granitos ácidos, anulándose en los básicos o primeros términos dioríticos. La plagioclasa: oligoclasa, 67 por 100 en las dioritas micáceo-anfibólicas; oligoclasa-andesina, 74 por 100 en las francamente anfibólicas; andesina, 76 por 100 en las noríticas; andesina-labrador, 66,5 en las noritas; labrador, 53 por 100 en los gabros propiamente dichos, bitownita-anortita, 32,5 en los olivínicos, anulándose en las peridotitas. La biotita, 13 por 103 en las dioritas micáceas; horblenda, 21 por 100 en las anfibólicas; augita, 10 por 100 en las sienitas augíticas; hiperstena, 23 por 100 en las dioritas noríticas; broncita, 28 por 100 en las noritas; dialaga, 36 por 100 en los gabros propiamente dichos, y olivino, 46 por 100 en las trocolitas. Las oscilaciones de los diversos elementos mineralógicos son bastante grandes, pero características, fijando los límites de los diversos grupos petrográficos admitid' s. La evolución de dichas rocas sigue dos tendencias distintas, como ya indicamos: una de predominio de la ortosa sobre el cuarzo, y otra inversa; en la primera, juega un gran papel la plagioclasa, que en las rocas acidas es la oligoclasa, y en las más básicas, la anorti- ta, que ulteriormente desaparece y la roca es aplagioclásica, com- pletamente melanocrata. La ortosa prepondera también; el cuarzo no alcanza gran importancia; estos elementos están principalmente representados en los primeros estadios de la evolución; los elemen- tos negros siguen aumentando hasta formar la totalidad de la roca. En la segunda tendencia la plagioclasa da la nota predominante en las rocas de la serie, siguiendo semejante evolución a la de la tendencia anterior; la ortosa queda humillada ante la proporción plagioclásica y cuarcífera, y aquellos dos elementos, cuarzo y or- tosa, aparecen sólo representados en las primeras fases de la evolu- ción. El elemento negro sigue idéntica ley que en la anterior serie. No se crea que los diversos elementos mineralógicos se asocian caprichosamente; por el contrario, la presencia de determinado ele- mento lleva consigo la existencia de otros, siendo, por lo tanto, unos función de los demás, cualitativa y cuantitativamente. Son notables las siguientes relaciones: en la serie normal la disminución de cuarzo va seguida de aumento de ortosa, plagiocla- sa y elemento ferromagnésico; la ortosa deja de obedecer a esta ]ey a cierto límite, desde el cual disminuye progresivamente; y lo propio le ocurre a la plagioclasa en los últimos estadios de la evo- lución, llegando a desaparecer cuando el elemento negro se ha 208 boletín de LA. REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA hecho predominante. En la cuarcífera, la disminución de cuarzo acarrea la de ortosa, que llega a desaparecer, mientras que la pla- gioclasa y el elemento negro aumentan paulatinamente; como antes, el elemento plagioclásico deja de hacerlo a cierto límite, disminu- yendo y anulándose finalmente. Con el aumento de basicidad de la roca, la plagioclasa va toman- do sucesivamente los caracteres de la oligoclasa, oligocla&a-an- desina, andesina, andesina-labrador, labrador, labrador-bitowni- ta, bitownita y anortita, al propio tiempo que varía cuantitativa- mente, creciendo, desde un principio, continuamente, y decre- ciendo en las últimas fases. A este desarrollo de los diversos ele- mentos plagioclásicos han debido rendirse los ferromagnésicos, va- riando cualitativa y cuantitativamente. Primeramente, el elemento negro muestra los caracteres de la biotita; luego de los anfiboles; posteriormejite de los piroxenos, augita en un principio, luego hiperstena y broncita, finalmente dialaga; termina la evolución con el olivino. Estos tres últimos elementos están tan sólo representa- dos en los grupos de los gabros y de las peridotitas. Observando las gráficas evolutivas de los minerales petrográfi- cos a través de los diversos grupos, sorprende la gran correlación, cualitativa y cuantitativa, que existe entre la naturaleza del ele- mento feldespáticOy el cuarcifero, y la especie ferromagnési- ca, así como la correspondencia- que guardan con los grandes grupos de la Petrografía. En efecto, en las rocas ricas en ortosa y cuarzo abunda la bioti- ta; las más pobres en cuarzo y más ricas en ortosa y oligoclasa, el anfibol (granitos normales y sieníticos). En un grado mayor de basicidad de la roca, parece corresponder la biotita, de preferencia sobre los demás elementos ferromagnésicos; caracteriza a las sieni- tas ricas en ortosa la abundancia de aníibol; al aumento progresivo de la cantidad de oligoclasa y disminución correspondiente de ortosa, toma la característica el piroxeno augita, como preparando la entrada al grupo de las dioritas y gabros. En las dioritas ricas en oligoclasa, destaca la biotita; las que presentan anfibol, en abun- dancia, lo son en una plagioclasa intermedia entre la oligoclasa y la andesina; y cuando el feldespato es ya francamente andesínico, el elemento preponderante es la hiperstena. Con el mismo elemento ferromagnésico, o quizá mejor con la broncita, se entra en el varia- do grupo de los gabros, en el que dicho elemento comparte el terri- torio pétreo con una plagioclasa vecina del labrador, que se muestra DE HISTORIA NATURAL 209 como tal, cuando el piroxeno rómbico ha sido substituido por la dialaga; un grado mayor de basicidad, queda marcado con la pre- sencia de un feldespato de la serie labrador-anortita, y como coro- namiento de tal básica evolución aparece el olivino, constituyen- do los curiosos forellenstein. Con la desaparición progresiva del feldespato básico, y el correspondiente aumento de elementos negros, se entra en el grupo de las peridotitas, en que dichos ele- mentos dominan por doquier. Estas relaciones entre los varios elementos, dientes del engrana- je petrográfico, han permitido deducir y establecer diversas leyes. Una de ellas es la de la correlación petrográfica: conocidos que nos hayan sido ciertos términos de la evolución petrográfica de las rocas eruptivas intrusivas de la serie calco-alcalina, podemos conocer los restantes; lo que permite decir, que muchos términos de dicha evolución, desconocidos hasta el presente, pueden ser previstos y encontrados, del modo como Mendele- jeff pudo prever la existencia de nuevas especies químicas, o como Adams y Le Verrier, separadamente, descubrieron por el cálculo el planeta Neptuno. Esta correlación no es sólo petrográfica, sino también mineraló- gica, ya que debido al encadenamiento cualitativo y cuantitativo de unos elementos con los otros, puede establecerse" que en las fases petrogenéticas, los elementos minerales que se indivi- dualizan, constituyen asociaciones características y se com- binan con sujeción a proporciones constantes y definidas (ley de las proporciones constantes y definidas). Y, por lo tanto, conocida la proporción media de un determi- nado elemento mineral, en una roca intrusiva de la serie calco- alcalina, podemos deducir los otros elementos mineralógicos que la integran y sus proporciones relativas (ley de la corre- lación mineralógica). Así como Cuvier pudo predecir y caracteri- zar diversos seres desaparecidos, teniendo como datos unos pocos huesos fósiles, de manera análoga podemos atrevernos a dar la composición cualitativa y cuantitativa, de una roca de la que tan sólo conocemos la proporción de uno de los elementos constituyentes, y con mucha mayor seguridad que partiendo del análisis químico blo- cal de la roca. Gracias a esta ley, hemos deducido la composición media de todos los grupos de rocas que detallamos en los adjuntos cuadros. Laboratorio de Geología de la Universidad de Barcelona. Tomo xix.— Abril, 1919. 14 210 boletín de la real sociedad española es a es o 09 0) % O ^ s w) i; i- a a. a d cs ^ A Is es .& *o C ti Oh -.ri.fi.f>..ft. jj i" c;; =0 O Q 5 u •SBDHIIAIIO ÍSBDljJo'llB ce S§0 Cu ÍSBDfjqBQ co •SODIUIAIIO n fv.o.. : t^ 1 ÍSODI^JOUB O-.f... 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Durante el año pasado hemos efectuado varias excursiones por la provincia de Madrid, en las que recogimos numerosos pedernales tallados y en las que hicimos algunas observaciones. El interés que ofrecen tales instrumentos, que no son de gran valor estratigráfico, ni tipológico, radica más bien en su dispersión y en las condiciones generales de sus yacimientos. En su recolección, selección y estudio hemos tenido en cuenta las acciones, del agua, temperatura, pisadas humanas y de ganado, etc., Fig. 1." Hacha: terrenos situados detrás del Retiro (Madrid). {^¡\ tamaño natural. las que han podido obrar sobre material tan frágil como el sílex y formar verdaderos «eolitos», los cuales hemos visto en todos los lu- gares en que la materia prima es abundante. Los lugares en que hemos encontrado sílex tallados, salvo algu- nas excepciones, están situados sobre el mioceno, al pie de cerros testigos, como son el Cerro Negro, Cerro de Almodóuar, etc., guardando por esto cierta identidad con los de Illescas, Cerro de los Angeles, etc. En cambio, los hallazgos hechos sobre las arenas cuaternarias parecen denotar más bien la existencia de niveles arqueológicos DE HISTORIA NATURAL 213 (cuya existencia en los alrededores de Madrid no puede ser un mis- terio para nadie) puestos al descubierto y dispersos por la acción erosiva del agua, por el arado u otras acciones del trabajo humano. De las arenas cuaternarias, podemos mencionar el hallazgo en los terrenos situados detras del Retiro, y principalmente entre la esta- ción del ferrocarril de Arganda y la calle de Alcalá, de un pequeño lote de instrumentos pequeños del paleolítico inferior, todos de sílex, excepto uno de cuarcita. La pieza de mayor interés es una hachita bastante típica, muy bien taílada y que está representada en la figura 1.", perfectamente dibujada, como todas las otras, por nuestro distinguido amigo don Francisco Benítez. Procedente de Cuatro Caminos poseemos una lasca con retoque, que nos ha sido dada por el preparador del Laboratorio de Geología del Museo Nacional de Ciencias Naturales D. Francisco Molina. También ha sido visitado el conocido Cerro Negro, colina testi- go miocena, que por su situación dominando al valle del Manzana- res, nos hizo suponer la existencia de yacimientos de superficie. En efecto, hemos recogido un corto número de útiles paleolíticos de sílex blanco, con retoques y señales de uso, y, en presencia nuestra, D. Jesús Carballo recogió una pequeña hacha neolítica, lo que prue- ba la sucesión de las poblaciones prehistóricas en e'ste territorio. En los campos de labor entre el Cerro Negro y Vallecas hemos recogido sílex tallados, entre los cuales figura una hachita sin retoque, de forma confusamente triangular, con aristas suaves y pátina, que recuerda las haclias de mano del paleolítico inferior. Merece citarse igualmente una lasca, tallada en su parte superior y que ofrece retoques intencionales (fig. 2.^ b), una pátina y aspecto parecido a la anterior. Los sílex restantes son atípicos y presentan un mayor o menor retoque. En las vertientes orientales y meridionales del Cerro de Almo- dóvar hemos hallado sílex paleolíticos, como también en los cam- pos situados entre este cerro y la carretera. Del cerro mencionado poseemos pedernales atípicos, con señales de trabajo humano y una pieza ligeramente tallada, de forma foliácea (fig. 2.^ a). En los campos citados hemos encontrado también pedernales más o menos retocados, raspadores y raederas (fig. 2.'^^ d), entre las 18'" 11\ Intensidad IV. Foco núm. "78. Cortes de la Frontera (Málaga).— El 29 de Ju- nio, a eso de las veinte menos cuarto, y según carta del Sr. Arci- preste D. Antonio Reguera Carrasco, se sintió un temblor de tierra muy perceptible para todo el vecindario (V), acompañado de gran ruido, como de arrastrar una mesa por una cámara. La duración fué brevísima y la dirección de W. a E. Sintióse también, así como el ruido subterráneo, en Benalauria. Registráronlo los sismógrafos de la Estación Sismológica de Cartuja (Granada), a las 19'' 52" 18% DE HISTORIA NATURAL 219 como distante 154 kilómetros, de acuerdo con la fórmula del doctor C. Jordán, de Budapest, que es la que habitualmente usamos para los plesiosismos (1). Foco núm. 79. Arcos de la Frontera (Cádiz).— Según el Diario de Cádiz, del 4 de Octubre: vSe dejó sentir días pasados en Ar- cos un fenómeno sísmico de pocos segundos de duración, cu- yos efectos se percibieron muy claramente en dirección de nor- te a poniente, comenzando en la Cuesta de Belén hasta el ba- rrio bajo. El temblor de tierra venía acompañado de fuertes ruidos subterráneos. ^•> La fecha de este temblor IV F. M., tal vez V, corresponde al 27 de Septiembre, que es la de los gráficos del mismo registrados en el Observatorio de Marina de San Fernando a las 10" 48'" 5% y en Cartuja a las 10" 48"^ 39% con distancia epicentral de 140 kilóme- tros,- concordancia que nos hizo notar el tan distinguido Ingeniero geógrafo Sr. García Lomas, entonces Jefe de la Estación Sismoló- gica de Málaga, al comunicarnos los anteriores datos macrosísmicos. Foco núm. 80. Epicentro submarino entre la costa alicantina e /biza.— Todas las Estaciones Sismológicas españolas y la de Bou- zéarah (Argel) registraron un notable terremoto el 25 de Diciem- bre, el que fué intensamente sentido en Jávea (Alicante), dándose cuenta de él las gentes que transitaban por las calles (V F. M.), y también en otras poblaciones de la misma provincia y de la vecina isla de Ibiza. En el mismo Alicante, según postal de nuestro conso- cio el sabio geólogo Profesor D. Daniel Jiménez de Cisneros, se sintió a eso de las 10 y 30 de la mañana «un ligero temblor de tierra, más sensible en unos puntos que en otros, dependiendo esto de la naturaleza desigual del subsuelo, orientación, etcé- tera. Aunque de corta intensidad produjo algún agrietamiento en muros viejos, etc.y> (V F. M.) En Cartuja registróse a las 10" 28'" 51 % en unión de dos réplicas habidas pocos minutos después y sentidas débilmente en Jávea. El epicentro de este notable sismo se halla en el mar y entre la costa alicantina y la isla de Ibiza, en las cercanías del terrible tem- blor del año 349 antes de N. S. J. C, que tantos estragos hizo en aquellas costas, y en particular, por Sagunto, sobre todo, por el maremoto que le acompañó. (1) X kms = 7,73 (L-P) segundos. 220 boletín de la real SOt:iEDAD ESPAÑOLA (O w 0) (1) -. -p to ^ S) fíi to u o ^ Ti to ?\l írt •c 'í1 t- nt .'ü Q< '5 m O í^ 0 F 0 'S Ti s: -P !W íí ^ fl) u (f) t<5 O ;> til O 0 v^ -p 0 g (1) L| v^ (1) H _^ - -- CN --. ■r- O) ro (v Ol — O. ^ ^^ Q < Q > OJ '- ^ í U H > ^ "" ^ "* Z > - 1 —1 ^ •— 1 > £ ^ ^ lO — ^ - Tj- re (M — ' re CO ■3 H Z ce 03 — o en 2J u C3 o ■3 tu S ^ IC — ^- »- '" ^- ^ ^^ ^" 00 5- -O .£ •^ OÍ o es w es g ce T3 ¿ t: (U oi «ü _ J — u Da o ro 0) K c o c es y ^ fl ? eo T3 CO E CO ce — < CQ O DS Cu 03 5- K i. C3 1- o oa c - ce h. ^cs '1 Cu ' ' 2 > ^ Z i a a ^ j: o 4J ••es c rí- c r c 1 c ; a o < D .2 "c CO u 53 O K ?> CU i- _ee "a a C 'CC ce ce C c 0. es •a CO c a a • a ' c I ce < a u ■ c < ce CO »- ±- c ce .si c N CQ C u a > L 0- CO ce CQ C < ü. 4J :2 5í ój _■ _ _ ^_ , __ , , _ bí t: -^ ^— ■— ' ^ ^ »— ^ i J [zz r~^ ^ p; " o o. ^ P « o lime ord Ifoc '- fo ce m fc 'í IC OJ CD ^ t^ CC CT. r^ TT 4>- l-^ c» í- l^ l>- í^ 1^ t- oc ^ÍJ-5 •o — 1 DE HISTORIA NATURAL 221 o ^ — Tt< Tf •* OJ s IC < tí XI a irT o" ro" ■ ro'in'o' t^ 00 ^ ^ r^ 00 O) Q 6 j2 tT ro o í^ Z ó 1 XI O - O >> O s ^ ro i^ PO" ro X ■^1^ -^ < 6 SI C8 l>- V s i i •s Tí" in / fT ro [3- r^ tk t- o 1 n ■ > > > VIVOSS = = ivoaaw-nHHOd I VT aa soavH D 222 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Enumeración de los terremotos sentidos en España durante el año 1917 por Manuel M.^ S. Navarro Neumann, S. J. Durante el transcurso del año se ha presentado un notable recru- decimiento sísmico, sobre todo en las regiones II (Fosa tectónica del Ebro) y III (Cuenca del Guadalquivir), sin que haya habido que deplorar los perniciosos efectos de ningún sismo destructor. Como en los tres años anteriores, muchos de los datos que repro- ducimos están tomados de la excelente revista Ibérica, una de las obras más meritorias, desde el aspecto científico, de nuestro herma- no de religión el P. Ricardo Cirera, S. J., fundador-director del tan importante Observatorio Solar y Geofísico del Ebro (Tortosa), y otros, referentes más especialmente a los sismos de la porción oriental de la Península, al Boletín Sísmico del Observatorio Fabra y a las doctas Memorias del director de la dicha Sección, Profesor Dr. D. Eduardo Fontseré, publicadas por la Real Acade- mia de Ciencias y Artes de Barcelona. Los datos sísmicos que nos han sido dirigidos por nuestros corresponsales aparecerán bajo el nombre de sus autores, para darles así alguna muestra de gratitud y avalorar las observaciones consignadas. Tratándose de un fenómeno, cual lo es el terremoto, en el cual las repeticiones son frecuentísimas, y cuando son muchas apenas si se pone atención a su número, habremos de consignar en algún caso (como en el del enjambre sísmico de Loja) una cifra probable y que pueda retenerse más bien como mínima. Durante todo el año no hemos tenido noticias de ningún temblor procedente de la región I (Meseta Ibérica), repartiéndose los 48 ca- talogados en 12, correspondientes a la II, y 36 a la III, uno de los cuales tiene su epicentro en territorio portugés, así como otro de la II en el francés. Región II (Fosa del Ebro).— Foco núm. 13. Badalona y Teyú (Barcelona).— El 11 de Mayo, a las 10'' 45'" se sintió en Teyá un débil temblor III de escasa duración. Foco núm. 44. Puigcerdá (Gerona).— Sobre el temblor proceden- te de este foco dice lo siguiente Ibérica, en su núm. 187, pág. 78: «Junio 22.— £"/ 0¿>s. Fabra, registra un movimiento sísmico a DE HISTORIA NATUHAL 223 //'' 24"' 5' que inscribieron los aparatos del Obs. del Ebro a //'' 25"" 5^• la distancia epicental aproximada es 240 km. Fué sentido en Puigcerdá Gerona)^ . Foco núm. 59. Benasque (Huesca).— El 26 de Julio, a las 8'' 45"' sintióse en Benasque un temblar IIl-IV F. M, (Bol. Observa- torio Fabra).—E\ 3 de Diciembre, a las 16'' 52"' 55^ los sis- mógrafos del Observatorio del Ebro comenzaron a registrar un temblor de tierra, con epicentro a 198 kilómetros, cuya porción principal se inició en los sismogramas del Oservatorio Fabra a las 16'' 53"' 14% y que fué sentido en Benasque como IV F. M., con duración de 3 a 4 segundos, y procedente del W,, según algu- nos. III en Sahún, donde le acompañó un ligero ruido subterráneo, parecido al paso de un automóvil; una persona estimó que el movi- miento del edificio había ocurrido de N. a S. (1). Foco núm. 81. Bellmunt de Ciurana XTarragona).— En la ver- tiente meridional del Monstant, entre Gratallaps, Bellmunt y Lloá, se halla el epicentro de este terremoto, que alcanzó el grado V en las antedichas poblaciones, el IV en Falset y Porrera, el III en Cor- nudella y el II en Arbolí, y corresponde al 26 de Enero, a eso de las 18''. Su área macrosísmica es muy reducida^ de unos 40 km.' y presentó la particularidad de que precisamente en Bellmunt, que fué donde se sintió más, no lo percibieron en el fondo de unas minas, sitas en sus inmediaciones y con galerías a unos 300 metros de profundidad. Registróse en el Ebro, a las 18'' 6" 58% y en Fabra alas 18''7"'3^ Foco núm. 82. Sabadell (Barcelona).— El 21 de Abril, a las 21'' 23"', débil temblor II F.M. Foco núm. 83. Llivia.—En este trozo de suelo español, enclava- do en Francia, y separado de la Península, se sintió el 21 de Junio un temblor V, registrado en Fabra a las 11'' 21"' 29% IV en Puig- cerdá, II-III en Vilallovent, Bolvir, Nuria, Ribas, Pardinas y Llanas (Prof. Fontseré). Foco núm. 84. Daroca (Zaragoza).— Sintióse allí el 11 de Sep- tiembre, a las 9'' 25"', un temblor del grado IV, y del III en Cala- tayud. Foco núm. 85. Bani/uls-s-m.— Este temblor, de probable origen (1) Prof. Fontseré: Terremotos observados en la región ibero-pi- renaica desde Noviembre de 1917 hasta Febrero de 1918. (Mem. de la R. Acad. de C. de Barcelona, núm. 7, vol. xiv.) 224 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA submarino, se ha dejado sentir principalmente por el Ampurdán y el Rosellón, alcanzando su máximo (VII F. M.) por la población antes citada, y cuando más el grado VI en territorio español (Puer- to de la Selva). V en Perpignán y en Port-Vendres, IV en Figueras, La Bisbal, etc. En todos estos sitios, y más en particular donde se sintió con mayor violencia, se oyeron fuertes ruidos, que, según las localidades, se atribuyeron a diferentes causas, como a explosión de una fábrica de dinamita, o de una mina submarina, o a algún de- rrumbamiento. Lo registraron la Estación Sismológica de Gerona, como distante 63 km.; el Obs. Fabra, a las 15» 42'" 56^ y a 135 km.; y el del Ebro, a las 15'' 43"' 22^ y 235 km., el 28 de Septiembre. Tuvo una réplica el 10 de Octubre registrada en Fabra a las 21'' 27"' 0% y en el Ebro 15^ más tarde, la que fué sentida en el Puerto de la Selva (Gerona) como IV F. M., y otra III, registra- da en Fabra el mismo día, a las 22'' \0"\ Foco núm 86. Costas del Garra/ (Barcelona).— El 23 de Octu- bre registróse a las 22'' 42^" 36^ en el Obs. Fabra, a las 22'' 42"^ 54« en el del Ebro, a las 22'' 45"' 46^^ en la Estación Sismológica de Cartuja y a las 22^ 45"' 50^ en la de Málaga, un notable gráfico, perteneciente a un terremoto con epicentro probable a los 41" 3' N, 2^ 19' E. Gr., punto situado en el mar, y a unos 30 km. frente a la desembocadura del Llobregat. El máximo principal, en tierra apa- rece en la región de las costas del Garraf (VI, F. M.), rodeado de una zona muy alargada y de forma elíptica, del grado V, que se ex- tiende hacia Castellví de la Marca. Un máximo secundario se pre- senta en la inestable región de Alella (V). La zona macrosísmica abarca en la costa una faja de 90 km. de longitud, siendo interesan- te el ensanchamiento de la isosista IV hacia la parte de Rubí y Ta- rrasa (30 km. de la costa, y más del doble del presunto epicentro.) Región III (Cuenca del Guadalquivir).— Foco núm. 2. Loja (Granada).— Durante el mes de Julio se ha sentido en dicha ciudad un verdadero enjambre sísmico, iniciado el 3 por un temblor V F. M. registrado en Cartuja a las 10'' 40"', seguido el 10 de otro, el más violento de la serie (VII), a las 21'' 10"' 30% y varios más, de los que resultaron más notables los registrados el 13 a las 4'' O"", el 15 a las IP' 5"' 56^ y el de 3 de Agosto a las 9" 18"' W. Según carta del director de la Graduada y Profesor nacional D. Eduardo García Castillo, fechada el 17 de Julio, desde el 10 del mismo todos los días se habían sentido 3, 4 y hasta 5 terremotos, unos de día y otros de noche, con unos 3 a 4 segundos de duración DE HISTORIA NATURAL 225 y muy variada intensidad, y con ruidos subterráneos, fuertes unas veces, tenues otras. Algunas averías en los edificios, en especial en los menos resistentes, y la consiguiente alarma a temblores tan repetidos. Foco núm 25 Guadix (Granada) --El 21 de Febrero, a las 18'' 55"\ registró la Estación Sismológica de Cartuja un regular temblor, con epicentro a unos 60 km. e intensidad II-III F. M., el cual fuédebi- lísimamente sentido por alguno cual suave estremecimiento. En la parte baja de Granada, edificada sobre aluviones, duró bastante (un minuto, según D. Francisco Medina Sánchez), con fuerte estre- mecimiento de cristales y puertas (IV F, M.). En Guadix y en los pueblos comarcanos todos lo sintieron, si bien fué corta su duración. (D. Agustín Serrano de Haro, corresponsal de La Gaceta del Sur.) Foco núm 31. Huerta de Murcia. —Según El Tiempo, de Mur- cia, del 29 de Enero, en la noche anterior, a las 22'' SS'", se notó en aquella capital un temblor que duró tres segundos, con dirección E.-W., no muy fuerte, pero que produjo algún pánico, lanzándose en seguida a la calle algunos que estaban en los cafés. El tan distin- guido y entusiasta propagador del árbol, Excmo. Sr. D. Ricardo Codorníu, nos escribió que había notado la misma dirección y dura- ción y contado ocho sacudidas, lo que le da el ritmo bastante rápido de 0,4 segundo (que hemos observado repetidas veces, en particu- lar con sismos débiles y medianos procedentes de Santafé), y añade que muchos se alarmaron, y salieron a los balcones a pedir auxilio. En el teatro, los músicos, que tocaban en aquellos momentos una pieza harto estruendosa, notaron, con extrañeza, la caída de tres lámparas, de las que alumbraban los atriles. La intensidad corres- ponde plenamente al grado V de la escala Forel-Mercalli. El epicentro de este terremoto, registrado por todas las Estacio- nes Sismológicas españolas, se halla en las cercanías de Cotillas, donde fué muy violento y produjo considerable pánico y aun algu- nas averías en varios edificios, alcanzando el grado VII F. M. Dis- ta muy poco del de los terremotos del 21 de Marzo y 3 de Abril de 1911 y parece ser el mismo que el del semi-destructor del 17 de Marzo de 1914. Según los datos recogidos y publicados por el Profesor Fontseré, alcanzó el grado VII en Cotillas y Alguazas, el VI en Ceutí, Lor- quí, Molina y Archena, el V en Blanca y el IV en Murcia, habién- dose propagado principalmente en la dirección que sigue el cauce del Segura, entre Cieza y Alcantarilla. Tomo xix. -Abril, 1919. 15 226 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAMOLA Foco núm. 87. Almuñécar (Granada).— El 12 de Enero se sintió en el S. de la prov. de Granada un terremoto bastante intenso en algún sitio y que lo registraron las Estaciones Sismológicas de Má- laga y Cartuja, respectivamente a las 23'' 52'" 46-' y 23'' 52'" 48\ En Almuñécar sintióse ruido como de rodar un coche, y al momen- to una fuerte trepidación, que hizo se moviesen mucho los cuadros y objetos situados sobre mesas y anaqueles, produciéndose gran. alar- ma, que hizo salir a casi todos a la calle, a pesar de lo avanzado de la hora, sin que hubiese que deplorar desgracias ni deterioros en los edificios. Duración, sobre tres a cuatro segundos, y bastante ma- yor la del ruido. El 13, a las O'' 21*" y O'' 27'", se presentaron dos débiles réplicas (VI-III-III). (D. Gabriel de Callejón, Abogado.) En Motril casi alcanzó la misma intensidad. En Dúrcal no fué muy vio- lenta, acompañándole un fuerte ruido. Sintiéronlo muchos (IV), y fué su carácter oscilatorio, y su duración de cuatro a seis segundos. (D. Rafael Ponce de León, Cura propio.) Igual intensidad alcanzó en Gualchos, Bérchules y Órgiva, según los datos remitidos por D. Antonio Heredia Baza, Cura propio; don Federico Soto Sánchez y D. José Rivas Bueno, insistiendo todos los observadores en calificar de fuerte o notable al ruido sísmico que le acompañó. En Alcúzar y Barjús fué ligero (III), y el ruido no muy fuerte. (D. J. Muñoz.) Foco núm. 88. Albondón (Granada). --El 17 de Marzo, a las 14' 9"" 32% se registró en Cartuja un débil temblor, con epicentro a unos 45 km., el que fué percibido como ligero (III), con duración de tres segundos, y precedido por un ruido subterráneo, en Albondón, según datos remitidos por D. Juan López Estévez. Foco núm. 89. Zona Sísmica de Moura (Portugal).— A este epicentro, donde se sintió con intensidad V F. M., según carta del notable sismólogo portugués Profesor F. L. Pereira de Sousa, co- rresponde el terremoto registrado en Cartuja el 17 de Abril, a las 20'^ 28'^' 30% y en Toledo, a las 20'' 29"' 33% y sentido en varias po- blaciones españolas. En Oli venza (Badajoz), según El Noticiero Extremeño, se sin- tió un pequeño temblor, casi momentáneo, lo que hizo que mucliaí personas no se diesen cuenta de él, pero que en algún sitio produjo trepidación, abrió algunas puertas y derribó varios objetos (V). En Cortegana (Huelva) fué del grado IV, también casi instantá- neo y parecía venir del E. Acompañóle un ruido como de unos cuan- DE HISTORIA NATURAL 227 tos automóviles. También fué sentido en Rosal de la Frontera, en las riberas del Chanza. Foco núm. 90. Arenas í/e/ZPe^^ (Granada).— El 24 de Julio, a las 5'' 11'" ll^ se registró en Cartuja un terremoto mediano, con epi- centro a 30 kilómetros, también registrado en las Estaciones Sis- mológicas de Málaga y Toledo, el que se sintió como bastante vio- lento (V) y acompañado de mucho ruido en Arenas del Rey. (Don Luis Rodríguez y Ponce de León.) Tuvo una débil réplica (III), re- gistrada en Cartuja, a las 20'' lO"" 23'. En Ventas de Huelma fué de regular intensidad, pasando des- apercibido para muchos por la hora. (D. Antonio Espejo Hinojosa.) En Vélez de Benaudallá lo sintieron pocos por su escasa intensi- dad y duración, y por la hora. (D. José Fernández Fenoy.) En Motril sintieron muchos como un ruido repentino brusco y seco que detonara en el aire con ligera trepidación momentánea (IV), y en Granada, el redactor de La Gaceta del Sur D. L. Ros Vallejo, a quien adeudamos también los datos anteriores, nos escri- be que: «iba a levantarse cuando sintió como si hubieran dado en la pared contigua al lecho un fuerte mazazo que la hiciera retemblar. Ruido seco y rápido y movimiento de empellón, sin temblor seguido» . Foco núm. 91. Onteniente (Valencia).— En dicha ciudad, y a las 15^ I'" del 5 de Agosto, se sintió un temblor del grado IV. (Boletín Obs. Fabra.) Foco núm. 92. Gualchos (Granada).— El 2 de Septiembre se sin- tió en Gualchos un fuerte terremoto de bastante duración y con os- cilaciones bien marcadas de N. a S. Cayeron algunos yesones de la Iglesia y se produjeron otras pequeñas averías (VI F. M.). Acompa- ñóle un ruido bastante intenso. (Sr. Cura, D. Antonio Heredia Bazo.) En Motril muchos sintieron un ruido análogo al rodar de un coche a muy poca distancia, seguido de un movimiento de trepidación, que no sintieron muchos de los que oyeron el ruido (III-IV). Este mismo se registró en Cartuja a las 22'' 38'". Foco núm. 93. Cabo de Santa Pola (Alicante).— El 17 de Octu- bre, a las 21'' 45'" se experimentó una sacudida del grado IV en el faro y en la cercana población, siendo muy reducida el área macro- sísmica de este temblor, registrado en la Estación Sismológica de Alicante, así como sus dos réplicas, de las 11'' 13'" y 17'' 47"'. 528 boletín de la real sociedad española H 0) r( (D Ti '-• ? (D -^ 0) ^ -p '-0 C a-. íi( •í: (tí > u o =1 W !0 Si a o o (1) c m g 0 ■a Tí ^ T^ a< •.^ O) >« (U co C/3 OJ C3 c — '-' "c ■5 ^ t: íe. S E s .2 « — o >> c co '= c "^ 5 = o *- - o co c «J — en P r^ c (U -t; 5 o __ C3 ^— * ^ vr ^ "- nS •■" w* ■^1"*- ^ o co fc- '*' r^ ji» .2>-a coa>.5íc=:^>i-c2E¿c<"r2-2 »-(NfT^mcOQOOOOOQOCOCCXCCaiC5a)S2 DE HISTORIA NATURAL 229 c CN rf Oi __ T 00 1 ^ •* i <ü JD O) y-^ U lO a ¿ i- x> O o I ^ ó i Xí C¿" uffc" irTrc' co o O) ce C3 COO o ' OJ b. J3 incM ■rí^ PC O. 00 CJ 00 , ro _ es •—1 s 'C oT ' 2^ Ol XI 00 co 1 < ^ 1 1 M oc — 00 ^ w ! ^ uf *-M 0) 04 U- 1 1 o u ,__ t^ ^M t^ lO 0^ re ce X X i a 1 « < O > > n > > ~ — lVDa31\ -IHHOd YIVDS: 3 VI 3a soavHO 230 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Contribución al conocimiento histológico del corazón de los Cefalópodos por £. Fernández Galiano. (Láminas VI y vil). En el presente trabajo continuamos el estudio de la organización histológica del corazón de los moluscos, tarea que comenzamos con el examen de la estructura del corazón de Helix, a cuyo tema hemos consagrado dos comunicaciones (1). Para poner de relieve los pormenores histológicos del citado órgano del caracol común, em- pleamos los modernos métodos de impregnación argéntica, debidos a Cajal (2Í, Achúcarro (3) y Del Río-Hortega (4), procederes que tan amplios horizontes han abierto a la observación anatómica. Toca ahora la vez al corazón de los Cefalópodos, habiendo comen zado la investigación por el de Sepia officinalis L., animal que reúne las ventajas de ser fácilmente adquirible y de poseer un cora ■ zón de voluminoso tamaño. Únicamente las variantes de Del Río- Hortega al método de Achúcarro hemos aplicado a este argu- mento, con cuyo auxilio hemos podido determinar perfectamente: l.*^, la fina estructura del epitelio pericárdico en lo que se refiere a las epitelio-fibrillas; 2P, la disposición y caracteres de las fibras conjuntivas de reticulina en el espesor del miocardio; 3.", los carac- teres y. distribución de las hebras colágenas en el mismo estrato cardiaco. Hemos estudiado secciones de orientación diversa hechas con el (1) Fernández Galiano: Sobre la fina estructura del corazón de «.Helix». (Trab. de la Soc. de Biol. de Barcelona, 1917.) Fernández Galiano: El tejido conjuntivo del corazón de «Helix)\ (Trab. de la Soc. de Biol. de Barcelona, 1918.) (2) Ramón y Cajal: Las fórmulas del proceder del nitrato de plata reducido y sus efectos sobre los factores integrantes de las neuronas. (Trab. del Labor, de Invest. biol. de la Univers. de Madrid, tomo VIH, 1910.) (3) Achúcarro: Nuevo método para el estudio de la neuroglia y del tejido conjuntivo. (Bol. de la Soc Esp. de Biol., 1911, núm. 7.) (4) Del Rio-Hortega: Varias modificaciones al método de Ac/iú- carro. (Bol. de la Soc. Esp. de Biol., 1916.) Bol. de la R. Soc. Esp. de Hist. Nat. Tomo XiX.-LÁM. VI. Fig. 1.^— Corte a través del ventrículo de Sepia: fibras de reticulina. Aumento, 215 diámetros. 7 Fig. 2.^— Corte a través del ventrículo de Sepia: cordón conectivo subpericárdico y fibras que arrancan de él y se dirigen hacia el interior. Aumento, 215 diámetros. DE HISTORIA NATURAL 231 microtomo de congelación a través de corazones pertenecientes a animales fresquísimos, después de fijar aquéllos en formol neutro al 10 por 100 durante más de diez días. Expondremos sucesiva- mente los resultados obtenidos en el estudio de los temas a que hacemos referencia en el párrafo anterior. *** El epitelio pericárdico. — En los Cefalópodos, lo mismo que en los Vertebrados, está constituido el corazón por tres estratos o capas concéntricas que, nombrándolos de fuera a dentro, son los si- guientes: 1 .°, el epitelio pericárdico, cuya naturaleza histológica queda dicha con la sola enunciación de su nombre; 2.°, el miocardio, integrado por la reunión de fibras musculares y de elementos de naturaleza conjuntiva; y 3.°, el endocardio, que delimita la cavidad cardiaca y tiene el carácter de un endotelio. En Sepia, el epitelio pericárdico, del cual trataremos en primer lugar, es una membrana delgada, íntimamente aplicada al miocardio y constituida por un solo estrato de células poco más anchas que altas, tan estrechamente unidas entre sí por sus caras laterales, que sus límites no son discernibles en los cortes perpendiculares a la superficie del corazón, si bien pueden apreciarse claramente en las secciones paralelas a dicha superficie. La cara interna de tales células descansa sobre una basal conjuntiva, de la que hablaremos más tarde, que las separa de las fibras musculares del miocardio (figs. 1.*' y 2.''^, B); la cara externa está protegida por una cutícula, cuyo grosor es próximamente la cuarta parte del espesor total del corpúsculo (figs. 1.^ y 2.''^, C). Tampoco es posible distinguir en los cortes perpendiculares al epitelio líneas que marquen separa- ción entre las cutículas de las distintas células. Cada célula está provista de un núcleo bastante robusto, ovala- do, con su eje mayor paralelo a la superficie libre del corpúsculo y situado en la mitad externa de la célula, casi inmediatamente deba- jo de la cutícula (figs. 1 .^ y 2."*). Tratando los cortes perpendiculares al epitelio pericárdico por la primera, o, mejor aún, por la tercera variante de Del Río-Hortega al método de Achúcarro, se ven lascélulas surcadas por regular número de epitelio-fibrillas, dirigidas en sentido próximamente perpendicu- lar al plano de la membrana (figs. 1.'^ y 2.'*^ E). Es de advertir que las epitelio-fibrillas resultan, en general, débilmente teñidas de vio- 232 boletín de la KliAL SOCIEDAD ESPAÑOLA leta, lo cual, unido a la exigüidad de tamaño de las células a que pertenecen, hace necesario, para poder estudiarlas en detalle, la confección de secciones delgadas y el empleo de poderosos objeti- vos. En algunas preparaciones se tiñe con más intensidad (de color violeta obscuro) la porción inferior de las epitelio-fibrillas, es decir, la más próxima a la basal conectiva. xMarceau (1), que aplicó al epitelio pericárdico el método de la hematoxilina férrica, vislumbró, en cierto modo, la existencia de las -C Fis. L^" Fig. 2.^ •Figs. 1." y 2.'— Cortes perpendiculares al epitelio pericárdico de Sepia. ~C, cutí- cula; t', epiteliofibrillas; B, basal conectiva. epitelio-fibrillas cuando afirma que <'el protoplasma de estas células es finamente granuloso, y estas granulaciones están, bastante fre- cuentemente, alineadas en filas, sobre todo en su parte basilar >. En efecto, en una de las figuras que ilustran su mencionada Memoria y que representa una sección perpendicular al pericardio y miocardio de Sepia officinalis L. dibuja una suerte de bandas angostas, oscu- ras, que terminan bajo la cutícula y que corresponden verosímilmente a los haces de epitelio-fibrillas que representamos en la fig. 2.'\ E. •'1) Marckal': Recherches sur la slruclurc dii ccMur diez les mollüsques (Arch. d'Anat. micros., t. vii, 1904-1905), nK HlSTolilA NATUKAL 233 Con auxilio del método de Del Río-Hortega aparecen las epi- telio-fibrillas en forma de hilos delicadísimos, sueltos, que recorren la célula desde su cara interna hasta la cutícula. No están, de ordi- nario, uniformemente espaciados en el epitelio, sino que, por el contrario, muestran marcada tendencia a reunirse en hacecillos o pinceles, sin llegar, empero, a anastomosarse los distintos miem- bros de estas asociaciones. Todos los términos de esta asociación pueden sorprenderse, desde aquellos casos en que todas y cada una de las epitelio-fibrillas caminan completamente independientes, reunidas, sin embargo, en grupos de tres, cuatro o más (fig, 1 .^. E), hasta los casos en que cuesta trabajo discernir la individualidad de las que se asocian estrechamente en paquetes o haces (fig. 2.", E.). El curso de las epitelio-fibrillas es ligeramente tortuoso, no marchando, en general, rectas desde la basal conectiva a la cutícu- la, sino siguiendo un trayecto curvilíneo irregular y poco com- plicado. Inmediatamente por debajo del epitelio pericárdico y, envolviendo completamente al miocardio, existe un plexo conectivo tupido, que más adelante describiremos, cuyas trabéculas más extensas, parale- las a la superficie, pueden considerarse como una basal del epitelio (figs. 1.^ y 2^, B), Pues bien, sobre estas trabéculas conectivas su- perficiales asientan las epitelio-fibrillas, insertándose-directa y per- pendicularmente a ellas; el extremo por el cual asientan las epite- lio-fibrillas sobre las fibras conectivas se ve ligerísimamente engro- sado, formando a modo de un minúsculo piececillo de implanta- ción, teñido con la misma intensidad que el resto de la formación. En cambio, el extremo distal de las epitelio-fibrillas no se dibuja con tanta claridad pues se pierde vagamente en el seno del protoplas- ma antes de arribar a la cutícula. Deben, pues, de clasificarse las epitelio-fibrillas de que tratamos en el grupo de las ascendentes, para usar de la terminología introducida por Del Río-Hortega (1) en un bien documentado trabajo. Nuestra opinión respecto al papel funcional de las epitelio-fibri- llas, en absoluto coincidente con la que Del Río-Hortega expone en la Memoria suya que acabamos de citar, es la de que tales orgánulos celulares sirven para dar a las células epiteliales una cierta elastici- (1) Dkl Río-Hortega: Contribución al conocimiento de las epite- lio-fibrillas. (Trab. del Labor, de Invest. biol. déla Univ. de Madrid, t. XV, 1917.) 234 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA dad y resistencia, que defiende al epitelio de las injurias del medio externo y que asegura la mutua cohesión de los elementos que lo componen. Independientemente de las razones alegadas por Del Río-Hor- TEGA en favor de esta manera de pensar, hace verosímil nuestra opinión, en el caso particular del corazón de los Cefalópodos, la evi- dente ventaja que una gran cohesión intercelular ha de reportar a un epitelio que, como el pericárdico, está sometido a la acción de los enérgicos movimientos de contracción del órgano que envuelve. Las fibras de reticulina.— La heUeza délas preparaciones de miocardio de Sepia, ejecutadas con el auxilio de la segunda varian- te de Del Río-Hortega al método de Achúcarro, excede a toda ponderación. Aparece, en efecto, una cantidad tan enorme de hilos de reticuli- na, entremezclados y entrelazados de mil maneras diferentes, de tal delicadeza muchos de ellos, que, a primera vista, el observador se encuentra per'dido entre tan complicada urdimbre y sin saber por dónde ha de comenzar su estudio. La circunstancia, además, de que las fibras musculares, con las que las de reticulina están en relación íntima, se entrecruzan en todas direcciones, hace todavía más ar- dua su interpretación. Examinando, sin embargo, el preparado con toda detención se llega a vislumbrar la ley que rige la distribución de tales fibras y a orientarse en aquel dédalo. . Para dar una idea de la distribución de las fibras de reticulina, presentamos en la figura 1 .^ de la lámina vi una microfotografía de una porción del miocardio, teñido por la segunda variante al método de Achúcarro, con la advertencia de que la reproducción fotográ- fica no acierta a reflejar con exactitud la extraordinaria complicación y finura de la mencionada trama conectiva. No todas las fibras de reticulina tienen el mismo espesor, sino que, por el contrario, ofrecen bastantes diferencias en este respec- to, llegando algunas a ostentar una delgadez extraordinaria. Estas últimas, sin embargo, al igual que las más gruesas, se destacan per- fectamente en las buenas preparaciones por su color rojizo o café liuis o menos oscuro sobre las fibras musculares, que exhiben un tinte amarillo casi uniforme. Dos sistemas de fibras de reticulina pueden ser observadas en el DE HISTORIA NATURAL 235 miocardio de los animales de que tratamos: el uno está integrado por las hebras conectivas que envuelven individualmente a cada una de las niiofibras; el otro está constituido por hilos de reticulina más gruesos, en general, que los componentes del sistema anterior, que abrazan varias fibras musculares, pasando de unas a otras y esta- bleciendo de este modo relaciones de solidaridad entre todas las mio- fibras integrantes del músculo cardiaco. Siguiendo las líneas de unión de las fibras musculares paralelas entre sí, abundan unas hebras conectivas, de longitud variable, grande, en general, y de curso ondulado. Las ondulaciones que des- criben estas fibras son muy irregulares: unas veces son muy estre- chas y separan dos miofibras contiguas, mientras que, en ocasiones, son amplias e invaden las fibras musculares adyacentes, cabalgando sobre ambas a la vez; otras veces, en fin, es muy variable el diá- metro de las ondulaciones a lo largo de un mismo trayecto de la fibra a que pertenecen. Si bien, en general, como ya hemos dicho, tales fibras onduladas siguen las líneas de unión de dos miofibras paralelas, no es raro observar que sufran desplazamientos y se tuerza su camino para continuarlo por encima de una fibra muscular; en muchos de estos casos son las ondulaciones tan amplias que su diámetro iguala y aun supera al de la miofibra. Cada fibra muscular aparece envuelta por un gran número de fibrillas conectivas próximamente paralelas entre sí. Estas fibrillas son perpendiculares al eje de la miofibra, y no están sueltas e in- dependientes, sino trabadas entre sí, ya por las fibras onduladas de que acabamos de hacer mención, ya por fibras de curso tortuoso di- fícilmente reductibles a un tipo morfológico, colocadas a lo largo de los elementos musculares. Aunque en muchas de nuestras prepa- raciones se dibujan con alguna limpieza las estriaciones de las fi- bras musculares, no nos ha sido posible llegar a determinar las posibles relaciones entre aquéllas y las fibras conectivas. Para evitar, sin duda, los cambios relativos de posición de las miofibras existen hebras de reticulina, tanto longitudinales como transversales, que pasan de unas a otras, ramificándose de mil ma- neras y envolviendo los elementos musculares en una trama fibrilar tan compleja que, evidentemente, les impide toda alteración en sus relaciones mutuas de posición. En resumen, y de una manera algo esquemática, podemos figu- rarnos la distribución de las hebras de reticulina en el miocardio de 236 boletín de la real sociedad española 5^/7/0, admitiendo las dos conclusiones siguientes: I.**, cada fibra muscular está envuelta por un estuche conectivo compuesto de fibrillas transversales y paralelas entre sí, que arrancan de fibras longitudinales onduladas o simplemente tortuosas; 2.", todas las miofibras están relacionados entre sí por la presencia de extraordi- naria cantidad de hilos conectivos formando una red inextricable que ata a aquéllas sólidamente entre sí. La distribución de las fibras de reticulina en el corazón de Sepia es, pues, fundamentalmente la misma que la que anteriormente habíamos observado en el músculo cardíaco de los Gasterópo- dos (1), y difiere en los detalles de la que estudiaron en el corazón de los mamíferos Achúcarro y Calandre (2). Antes de pasar al estudio del tercer punto de nuestra investiga- ción, que es el referente al tejido conjuntivo colágeno, interesa describir, siquiera sea de una manera sumaria, tanto la anatomía microscópica del corazón de Se- pia, como la distribución general de las fibras musculares en el es- pesor del miocardio. El corazón de Sepia es un saco ovalado incurvado en forma de me- dia luna (fig. 3.''^). Toda la cavidad cardiaca debe de ser considerada como ventricular, pues las llama- das aurículas son sencillamente expansiones de las venas bran- quiales a su llegada al corazón, como lo demuestra la cifcunstan- cia de que la estructura microscó- pica de las aurículas y la de las venas branquiales es idéntica. De la derecha y de la izquierda del corazón parten, respectivamente, las Fig. 3."— Dibujo esquemático del cora- zón de 5e/0/o (tamaño natural). Vbd, vena branquial derecha (aurícu- la derecha); Vbi, vena branquial iz- quierda (aurícula izquierda); ^c, aorta cefálica; Ap, aorta posterior o abdo- minal; Aa, aorta anterior; Ag, arteria genital. (1) Fernández Qaliano: El tejido conjuntivo del corazón de <.<-Helixy>. (Trab. de la Soc. de Biol. de Barcelona, 1918). (2) Achúcarro y Calandre: El método del tonino y la plata amoniacal aplicado al estudio del tejido muscular cardiaco del hombre y del carnero. (Trab. del Labor, de Invest. biol. de la Univers. de Madrid, t. xi, 1913.) DE HISTORIA NATURAL 237 venas que conducen a las branquias derecha e izquierda, habiendo también dos arterias que salen de las porciones anterior y poste- rior del corazón, a saber: aorta cefálica y aorta posterior o abdo- minal. Además tienen su origen en el centro del ventrículo otras dos arterias, de más exiguo calibre que las anteriores: la aorta an- terior y la arteria genital (fig. 3.^^). Al objeto de no emplear perífrasis en la designación de las diver- sas regiones del ventrículo, denominaremos ventrículo derecho a la A B C D Fig. 4."'- Representación esquemática de un corte transversal de miocardio de Sepia (aumentado diez veces). /í, primera capa (miofibras transversas); B, segunda capa (miofibras longitudina- les); C, tercera capa ímiofibras transversas); D, cuarta capa (miofibras orientadas en diversas direcciones). región situada a la izquierda de la línea ideal XX; ventrículo izquier- do, a la colocada a la derecha de la línea, igualmente imagina- ria, YY; centro del ventrículo derecho, a la porción comprendida entre las líneas XX y ZZ, y finalmente, centro del ventrículo iz- quierdo, a la limitada por las líneas YY y ZZ. El miocardio está constituido por numerosos haces de fibras musculares que siguen orientaciones diversas y que tienen diáme- tros muy variables. Dichos haces están, en general, estrechamente unidos, de modo que, en conjunto, las paredes cardiacas están dota- das de una compacidad bastante grande. Examinando un corte transversal de miocardio de Sepia se pue- 238 boletín de LA. REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA den observar distintas zonas o estratos que difieren entre sí por In diversa orientación de las fibras musculares que forman parte de ellas. Tales estratos son de fuera a dentro los siguientes (fig. 4.''^): 1.°, una delgada capa circular compuesta de miofibras orientadas transversalmente, es decir, con sus ejes paralelos al plano de la sección; 2.°, una zona por debajo de la anterior, de espesor bastan- te mayor que el de aquélla, formada por paquetes de fibras muscu- lares dispuestas longitudinalmente; 3.°, un tercer estrato, espeso, integrado por fibras musculares transversales, como las de la* capa más extensa; y 4,°, una capa interior constituida por fascículos de miofibras orientadas en distintas direcciones, aunque preferentemen- te en la longitudinal, y que ofrece eminencias irregulares en la cavidad del ventrículo. Hemos observado que en algunas porciones de los cortes la capa externa puede faltar, quedando entonces las fibras longitudinales del segundo estrato en inmediato contacto con las células del epite- lio pericárdico. También falta en algunos sitios la capa más inter- na, siendo en tal caso los haces transversales del tercer estrato los que delimitan la luz del ventrículo. Asimismo hemos notado tal cual irregularidad en la disposición anatómica que acabamos de describir, como, por ejemplo, el hecho de que alguna vez aparecen en el seno de la tercera zona (de fibras transversales) extensos islotes constituidos por hacecillos de miofibras de curso longitu- dinal. Las fibras colágenas. Sx observamos a poco aumento un corte transversal de ventrículo teñido con la tercera variante al método de AcHúCARRO que, según es sabido, pone de manifiesto las fibras conjuntivas colágenas, notaremos en seguida la abundante existen- cia de tales fibras en dos sitios: por un lado, debajo del endotelio pericárdico, y por otro, en íntimo contacto con las miofibras de curso circular del tercer estrato, ya delimitando el miocardio en los territorios en que la cuarta capa está ausente, ya entre ésta y la tercera, así como también entre los hacecillos musculares de la cuarta cuando, como sucede en la mayor parte del ventrículo, esta última no falta. Inmediatamente por debajo del epitelio pericárdico se divisa un grueso cordón conectivo que rodea completamente el miocardio y DH HISTORIA NATURAL 239 que en toda la longitud de su trayecto (línea exactamente paralela al corte óptico del epitelio pericárdico), emite hacia el interior ramas más o menos delgadas que se insinúan entre los hacecillos musculares integrantes de aquel estrato cardíaco, ya sean éstos longitudinales o transversales (lám. vi, fig. 2.^). Observando con gran aumento las preparaciones tratadas por la tercera variante al método de AchCcarro, en que el mencionado cordón conjuntivo resulta pálidamente teñido, se ve que no es homogéneo ni continuo, sino que representa simplemente el corte óptico de un plexo colá- geno de mallas tupidas que envuelve por todas partes al miocardio: son precisamente las trabéculas componentes de este plexo las que sirven de base de sustentación a las epitelio-fibrillas de las células del epitelio pericárdico. De tales trabéculas arrancan hebras colágenas en gran número que caminan hacia el interior, ya gruesas, ya delgadas, ora solita- rias, ora en grupos de tres o cuatro, unas veces indivisas y otras ramificadas, que después de recorrer un corto camino, más o menos tortuoso, perpendicularmente a la superficie, pierden sus caracteres de colorabilidad para tomar los típicos de los hilos de reticulina con los cuales se continúan (lám. vi, fig. 2.^). Examinando cortes transversales, tanto del ventrículo izquierdo como del derecho, como de los centros de ambos, se -ve que el sis- tema de hacecillos colágenos alcanza un gran desarrollo en la región inmediata a la luz del órgano. Según hemos dicho anteriormente, la capa más interna de la pa- red ventricular está constituida por fascículos demiofibras orienta- das en todas direcciones, sobre todo en la longitudinal, que irregu- lariza la superficie interior del músculo cardiaco formando en ella toda suerte de eminencias y asperezas. Pues bien, las fibras colá- genas siguen en su mayoría un curso más o menos longitudinal, no distribuidas regularmente, sino circulando en paquetes flojos com- puestos de varias hebras que se acomodan a las anfractuosidades de la pared ventricular (lám. vii, fig. 1.^). En muchos sitios la superficie interior del ventrículo es tan suma- mente irregular que se forma un gran número de depresiones de figura complicada, escotaduras y senos de todas clases y tamaños. Todos estos huecos están revestidos por haces de fibras colágenas que se adhieren estrechamente a sus paredes, tanto si aquéllos es- tán fraguados en el espesor de la zona ventricular más interna, como si yacen entre los fascículos musculares de ésta última zona y los 240 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA de la tercera, o como si son cavidades existentes en el seno de la tercera capa. No se limitan los hilos colágenos a revestir la superficie interior del ventrículo, sino que, además, se extienden éntrelas fibras mus- culares componentes de la zona interna separándolas entre sí e in- dividualizándolas. No es raro observar que, por el otro lado, se prolonguen durante un buen trecho en el espesor de la tercera capa. Muchas de las fibras colágenas ofrecen un paralelismo bien mar- cado entre sí y son rectas, como si estuvieran tirantes; otras muchas, en cambio, tienen un curso tortuoso. Su grosor es bastante varia- ble, así como también su colorabilidad por el cloruro de oro. De lo que llevamos dicho se infiere que en la mayor parte del ventrículo coexisten dos sistemas de formaciones de naturaleza co- lágena: el uno, compuesto por los fascículos del plexo que yace por debajo del epitelio pericárdico, con sus ramificaciones correspon- dientes, y el otro, constituido por los que revisten las anfractuosi- dades de la superficie interior de la pared ventricular. Entre ambos sistemas se extiende el complejísimo que forman los hilos de re- ticulina. La exactitud de la descripción que precede, resulta comprobada por el examen de cortes longitudinales del ventrículo, es decir, tan- genciales a las paredes cardiacas. Como es natural, los hacecillos musculares componentes de la tercera capa, que en los cortes trans- versales aparecían paralelos al plano de la sección, muéstranse aquí cortados de través, y, al contrario, los de la cuarta capa, que en aquellos cortes exhibían su sección transversal, por lo menos en su inmensa mayoría, se ven en los cortes tangenciales en sección longitudinal. Pues bien, siguiendo la misma dirección que los fas- cículos musculares de la zona interna se percibe un gran número de cordones colágenos de diverso grosor, rectos, tortuosos u ondulados irregularmente, distribuidos sin regularidad en todo el espesor de dicha capa. Aunque predomina con mucho el número de las fibras colágenas más o menos paralelas a las musculares, no escasean las que ofrecen un curso transversal u oblicuo con relación a estas últimas, sobre todo en las fronteras de la tercera y cuarta zona, en que se ve, lo mismo que en los cortes transversales, cómo muchas hebras coláge- nas, en grupos, asaltan los intersticios que dejan entre sí los haces de miofibras de la capa tercera. En las secciones tangenciales que llegan a interesar la base de ÜE HISTORIA NATUUAL 241 una arteria, como, por ejemplo, las de! centro del ventrículo izquier- do para llegar hasta el arranque de la aorta posterior, se observa esta estructura bastante modificada en el sentido de que relativa- mente a gran distancia de la base de la arteria surge en la capa más interna numeroso tropel de hacecillos colágenos, la mayoría de ellos ondulados y regularmente robustos, que caminan en la misma dirección, cuyo número se acrecienta a medida que se acercan al arranque del vaso con el concurso de muchas fibras situadas en las otras capas (lám. vii, fig-^.*^). Arribadas todas estas fibras a la base de la arteria forman por su reunión una maraña tupidísima imposible de describir y que, gra- dualmente, establece la transición entre la estructura de la pared ventricular y la de la pared arterial, arquitectura esta última cuyo análisis no entra en el plan del presente trabajo. Análoga riqueza de fibras onduladas hemos podido sorprender en las proximidades del punto de arranque de cada una de las ve- nas branquiales. Laboratorio de Histología de la Facultad de Ciencias. Universidad de Barcelona. Fourmis d'Espagne et des Cañarles par le Dr. F. Santschi. I. Fourmis d'Espagne Les fourmis suivantes, sauf indication spéciale, ont toutes été récoltées par M. D. José María de la Fuente dans les environs de Pozuelo de Calatrava, Ciudad Real. Elles montrent que la faune myrmécologique espagnole est encoré assez peu explorée bien que fort intéressante. III^ Sub-famille des Mvrmicinae Lep. (1). Tetramorium caespitum L.— Hecho (Navas leg.). T. caespitum L., v. ruginode Stitz. T, caespitum L. st. punicum Sm. (var.?) (1) Les sub-f amules Poner inae et Dorylinae manquení. Tomo xix.-Abril, 1919. 16 242 BOLKTIN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Leptothorax (Temnothorax) mordax n. sp. 9. Long., 3,7 mm. Jaune, le dessus roussátre, dents, vértex et insertion alaires brun foncé. Assez luisante, ridée en long sur la tete et le thorax, le pédoncule réticulé, gastre lisse. Les poils sont un peu moins longs moins fins et plus espacés que chez recen- dens Nyl. ils sont bien plus longs, pointus et recourbés que chez les 99 du L. tuberum, appendices pubescents. Tete plus longue que chez recendens. Les yeux occupení plus du tiers moyen des cotes et un peu avances. Le scape atteint le bord postérieur. Articles moyens du funicule plus courts qu'épais. Mandibules de 6 dents, l'apicale environ trois fois plus longue que les autres. Thorax plus étroit et plus bas que chez recendens, les épines bien plus longues. Pétiole cuneiforme comme chez recendens, mais plus court et á sommet moins tranchant. Post-pétiole un quart plus large que long devant, et une demi-fois plus large que le pétiole, le devant transversal, les cotes convexes. Gastre échancré á la base. Pozuelo: 1 9- Leptothorax tuberum F. 1 9- L. tuberum F., v. melanocephala Em. ^. Leptothorax Cervantesi n. sp., fig. 1. 0. Long., 2,7 mm. Thorax et pédicule d'un rouge un peu jaunátre. Tete noire ou brun noirátre. Gastre brun. Mandibules, antennes et pattes jaunes. Massue des antennes, milieu des cuisses un peu les cotes de l'épinotum et le dessus des deux noeuds du pédicule plus ou moins brunátres. Devant de la tete ridé en long. Les rides des joues contournent la fosse antennaire et forment un réticulum entre celle-ci el l'oeil. Les rides du front atteignent presque, en s'atténuant beaucoup, le bord postérieur. Mais l'occiput et les angles postérieurs de la tete jusqu'aux yeux sont presque lisses et luisants. Intervalles des rides á peine réticulés et luisants. Le dos du pronotum et du mésonotum ont des rides ciairsemées, assez faibles avec de grands espaces lis- ses et luisants et les cotes plus densement ridés en long. Le reste du thorax irrégulierement et grossiérement ridé-réticulé, sauf la face declive qui est transversalement ridée. Les deux articles du pé- dicule sont plus faiblement sculptés que l'épinotum et le gastre lis- se. Pilosité dressée de moyenne longueur et tronquee. Pubescence rare, appendices presque glabres. DK HISTORIA NA.TURAL 243 Tete prés d'un '/< plus longue que large, les cotes convexes, le bord postérieur beaucoup moins. Les yeux ovales, convexes, occu- pent presque le tiers moyen des cotes. Epistome convexe, avec quel- ques grosses rides devant et lisse entre les cfétes frontales qui sont subparalléles. Mandibules espacé- ment striées. Le scape atteint le bord postérieur de la tete. Articles 3 á 7 du fimicule plus larges, le 2^ et 8" aussi épais que longs. Thorax á profil présque droit sauf devant, á sutures indistinctes, á face supérieure plañe depuis le mé- sonotum aux épines. Celles-ci sont presque aussi longues que l'inter- valle de leur base et divergentes, ^^s- 1 --i^eptoíhorax Ceruantesi n.sp. 0; tete de face; thorax et pédoncule Nceud du petiole triangulaire sur le de profií. profil, ses faces rectilignes, son sommet en arete transversale. Son pedicule continué directement sa face antérieure. Post-pétiole '¡^ plus large que long et que le pé- tiole. Base du gastre échancrée. Intermédiaire entre L. tuberum L. et angustulus Nyl., différe de celui-ci par son thorax non impressionné et du tuberum par sa tete allongée. Paraít assez voisin du L. Tyndolei For. Espagne: Pozuelo de Calatrava, Ciudad Real (J. M. de la Fuente). Leptothorax Fuentei n. sp , fig. 2. ^. Long., 3,8-4,3 mm. Noir. le thorax souvent rouge plus ou moins foncé. Mandibules, funicule et tarses roussátres. Mat; gastre luisant. La tete a de grosses rides longitudinales interrompues sur le front, anastomosées aiüeurs avec les intervalles luisants ou faible- ment réticulés. Le thorax et le pétiole sont tres grossiérement ridés réticulés formant de grosses maules á intervalles alvéoliformes, profonds, irréguliers et luisants. Cótés du thorax et post-pétiole un peu moins fortement sculptés. Gastre lisse. Pilosité blanchátre, fine, tronquee, assez courte sur la tete et les pattes, plus longue sur le reste du corps. Une pubescence oblique sur les appendices manque ailleurs. Tete en rectangle arrondi, plus longue chez la Ci" que chez la "O- Plus large derriére les yeux, le bord postérieur convexe, les angles 244 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA tres arrondis. Aire frontale peu distincte, épistome convexe avec de grosses rides espacées et longitudinales. Mandibules striées, de 6 dents noires. Le scape, l'occiput d'environ son épaisseur, articles 3 á7du funicule aussi larges ou plus larges que longs. Lesyeux ova- les, moyennement convexes, obliques, occupent presque tout le tiers median des cótés, Tho- rax sans impression métanotale (á peine indiquée chez la ";). Le profil du dos peu convexe de la base des épines au ini- lieu du pronotum; le devant de celui ci convexe. Face declive bordee, ridée en travers. Épi- Y\^.2.-Le^tothoraxFuentein.s^.^rm^ ^^^ ^. ^^^^j ^^^ face; thorax et pedoncule de profil. *^ ^ l'intervalle de leur base, obli- ques en haut et en dehors. Noeud du pétiole globuleux, un peu plus long que large, moins long que chez L. CabreraeFor. Post-pétiole sphérique, large comme la longueur du premier nceud et long com- me la largeür de ce dernier. Gastre échancré á la base. Encoré plus fortement sculpté que scabrosus Sants., plus fort et plus robuste que formosus Sants. Espagne: Pozuelo de Calatrava. Myrmica sulcinodis Nyl., v. Rolandi Bondr. ^. M. ruginodis Nyl. - Hecho, Huesca (Navas). Crematogaster (Orthocrema) sordidula Nyl. C. auberti Em., var. ibérica For, í. C. scutellaris OÍ. ^. Pheidole pallidula Nyl., v. cicatriciosa Stitz. 9 ^ '^ Oxyopomyrmex saulcyi Em. 0. Oxyopomyrmex (Goniomma) hispánicas Andr. í. . Messor barbaras L. 9. "í '^ ^ ^' ^". Messor barbaras L., var. capitata Latr. 9- 'í- Messor barbaras L. st. hispanicus n. st. ^. Long., 6,5 mm. Noir. Mandibules, cótés du clypéus, funicule et tarses roussátres. Tete striée et submate. Entre l'oeil et la fos- sette antennaire les stries sont obliques en dedans, longitudinales ailleurs. La face occipitale lisse et luisante. De gros points criblent DE HISTORIA NATURAL 245 cette sculpture dont le fond et les intervalles des stries sont fine- ment ponctués réticulés. Dos du promésonotum transversalement striolé réticulé et mat. Les deux faces de Tépinotum et la meso- pleure striées en travers. Métapleure et cotes du pronotum striés en long., Pédoncule réticulé, mat sauf le devant lisse et luisant. Cas- tre finement chagriné et peu luisant. Pilosité dressée, jaune clair, aussi ahondante que chez barbaras y-compris le dos du gastre. Les soies du psammophore tres développées (plus que chez bar- baras). Tete relativement moins grande que chez barbaras, un peu plus longue que large (1,6 x 1,7 mm.), sillón frontal indiqué par une fossette. Thorax relativement allongé, la face básale de l'épinotum un tiers plus longue que la declive, bordee derriére et armée de dents déversées en dehors. Le noeud du pédicule squamiforme, la face antérieure forme une concavité avec le dessus de son pétiole, le sommet transversal est entier. Post-pétiole un peu plus long que large et un quart plus long que le noeud du pétiole. Devant du gas- tre non échancré, pattes longues. Voisin de la race stractor Latr. mais différe par sa forte ponc- tuation céphalique, son psammophore, et sa couleur. Le Messor Boaoieri Bondroit a le gastre glabre et est une variété de V insta- bilis Em. et tres voisine de la v. sancta For. de Tunisie. Espagne: Pozuelo de Calatrava (De la Fuente). 1 ^ media. Aphaenogaster testaceo-pilosa Luc, var. senilis Mayr. ^. Aphaenogaster (Attomyrma) sabterranea Latr. í. A. (A.) gibbosa Latr., v. levior For. ^. Aphaenogaster (Attomyrma) paluda Nyl. st. sabterraneoi- des Em., v. Düicineae n. var. ^. Long., 3,3-4 mm. Jaunátre, le vértex et l'extrémité du gastre un peu rembrunis. Tres luisante et lisse excepté la mésopleure qui est ponctuée et mate. L'épinotum est armé de courtes épines tres déliées á la^^base, comme chez subterránea mais plus courtes. La race sabterraneoides est bien plus foncée. cf. Comme celui de pallida Nyl. quant á la longueur de l'épino- tum, avec des dents mousses comme chez la var. Leveillei Em. mais l'épinotum de celui-ci est plus court. Espagne: Pozuelo de Calatrava (J. de la Fuente). Les exemplaires du Midi de la France décrits par Bondroit dans- 246 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA ses «Fourmis de France et de Belgique» sous le nom de subterra- neoides Em. se rapportent plutót á la v. Dulcineae ou á la v. Le- ueillei Em. par sa couleur pále. Solenopsis latro For. st. lusitanica Em. ^. IV^ Sub-famille de Dolichoderinae. Tapinoma erraticum L. 0. 7. erraticum L., v. erratico-nigerrimum For. ^. V*". Sub-famille Camponotinae For. Plagiolepis pygmaea L. Lasiu^ (Dendrolasiiis) fiiliginosus Latr.— San Juan del Erm, Lérida (Navas). L. niger L. — Pozuelo de Calatrava et San Juan del Erm, Lérida (Navas). ^. V. grande For.— Puente la Reina (Navas). st. alienas Forst.— Pozuelo. • V. alieno-nigra For. —San Juan del Erm (Navas). st. bruneus Latr.— Puente la Reina (Navas). L. (Formicina) flavas L., v. myops For. $. Cataglyphis viaticas ¥ .^. C. viaticas F. st. hispánicas For. í. C. albicans Rog. st. ibéricas Em. ^. Fórmica (Proformica) nasata Nyl., var. Ferreri Bondroit. Ü. Fórmica (s. str.) rufa L. — San Juan del Erm, Canillo í (Navas). F. pratensis Retz.— Espot, 1 cf ; Hecho ^ (Navas). Fórmica trancoram F. v. frontalis n. var. "^. Difiere du type de truncorum F. (^ truncicola Nyl.) par son airé frontale bruñe qui tranche avec le rouge clair de la tete et du thorax. Une légére tache brunátre autour des ocelles. Le gastre plus foncé, presque noir et sa base bien moins claire que chez le type de l'espéce. Mate, Taire frontale est aussi moins luisante, sub- mate, la pilosité du gastre plus fine, plus pointue, plus longue et un peu plus clairsemée; pour le reste comme chez truncorum F.— Po- zuelo de Calatrava (De la Fuente). DE HISTORIA NATURAL 247 Fórmica (Raptoformica) sanguínea Latr.— Espot í; San Juan del Erm, 9 (Navas). Fórmica (Seroiformica) /«scflL.— Espot í, Canillo ^ (Navas). F. (S.) fusca L. st. rufibarbis Fab. í.— Pozuelo de Calatrava. F. (S.) cinérea Mayr. í. - Hecho (Navas). F. (S.) subrufa Rog. -Pozuelo. í. Camponotus (Myrmoturba) maculatus F. st. aethiops Latr. 5. C (Myrmoturba) maculatus F. st. pilicornis Rog. ?^. C. (Myrmoturba) maculatus F. st. pilicornis Rog. v. //zass/- liensis For. = C. Lichfensteini Bondro'it. France; Sanary (Var); Banyuls (Pyr. Or.). Ce n'est qu'une variété á pilosité plus courte que pilicornis. Camponotus (Myrmosericus) cruentatus OÍ. í 9-— Pozuelo. C. (Myrmosericus) rufoglaucus Ferd. st. micans Nyl.— Po- zuelo, í cf . Camponotus (Orthonotomyrmex) lateralis 01. —Pozuelo. v. merula Losan.— Pozuelo de Calatrava (De la Fuente). IL FouRMis DES Canaries Monsieur le Dr. A. Cabrera y Díaz m'a envoyé de Ténériffe un lot de fourmisparmi lesquelles se retrouvent les Monomorinm me- dinae For., M. hesperium Em., Aphaenogaster hesperia Sants., Leptothorax hesperius Sants. et d'autres intéressantes espéces dont je ferai plus tard la liste complete, pour l'instant je me borne a donner la description d'une nouvelle espéce de Leptothorax. Leptothorax elongatus n. sp. Z. Long., 3,3-4 mm. Tete et gastre brun noir. Thorax et pédicule variant du rouge sombre au rouge clair. Massue des antennes, milieu des cuisses et des tibias plus ou moins brunatres; reste des appendices et mandibules plus ou moins rougéatres. Dessus de la tete et du thorax luisant. Gastre et ap pendices tres luisants. Cótés de la tete, du thorax et pédicule mat ou submat. Des rides longitudinales espacées sur le dessus de la tete et l'occiput, les médianes peuvent manquer, les interrides sont lisses ou faiblement réticulées. Sur les cotes de la tete ees rides for- ment un réseau de mailles dont le fond est finement réticulé ponc- tué. Thorax et pédicule réticulés ponctués sur les cótés, effacés sur le dos oíi se voient quelques rides allongées et irréguliéres. Gastre 248 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA lisse. Une pilosité dressée, courte, claire et tronquee, assez espa- cée. Pubescence rare sur le corps, clairsemée sur les appendices. Tete subrectangulaire, d'un cinquiéme environ plus longue que large, les cótés assez convexes, le bord postérieur droit avec les angles tres arrondis. Epistome convexe, ridé sur les cótés, le bord antérieur arqué. Aire frontale assez grande, finement rugueuse. Mandibules striées, de 5 dents, les básales assez faibles. Le scape n'atteint pas tout á fait le bord postérieur de la tete. Premier arti- cle du funicule aussi long que les trois suivants réunis. Articles 3 á 7 environ aussi longs qu'épais. Massue assez épaisse, le dernier article aussi long que Tensemble des trois précédents. Thorax plus étroit que la tete, faiblemeiit imprimé devant. La suture mésoépi- notale á peine distincte, la promésonotale est un peu plus marquée. Promésoriotum faiblement convexe. Face básale de l'épinotum le double plus longue que large, plus large dans sa moitié antérieure et 2 '/o á 3 fois aussi longue que la face declive. Épines de longueur variable, un peu plus courtes ou un peu plus longues que l'inter- valle de leur base, assez relevées et divergentes. Pétiole allongé, le noeud plus court et á peine plus large que son pédicule, subco- nique sur le profil, arrondi, plus arrondi derriére que devant. Post- pétiole un peu plus large que le pétiole et que long. Gastre tron- qué devant. Le premier segment d'un bon cinquiéme plus long que large, Voisin du L. Risii For., mais bien distinct par sa sculpture lui- sante. 11 est encoré plus allongé. Le pétiole est beaucoup plus elevé et moins arrondi, tient entre celui de L. flavispinus André et Risii For. le postpétiole plus étroit, la pilosité plus courte et plus rare. Cañarles: Laguna de Tenerife. 8-ni-1918. Nid dans Cierna ne- rifolia (Cabrera leg.). Camponotus (Orthonotomyrmex) Sicheli Mayr., v. Guari- cha Sants. La Q a la tete tres lisse (réticulée ponctuée chez. le type). L'5 minor a été capturée avec Crematogaster Nouallierí Em. qu'elle mime parfaitement, dans un tronc á' Euphorbia canariensis. Ténériffe: El Valle de Giménez, Garachico (types). Laguna (Ca- brera y Díaz). Bol. de la R. Soc. Esp. de Hist. Nat. Tomo XIX.— Lám. IX. a) Cueva de la «Plana Basardaí b) Boca de uno de los silos de la «Plana Basarda». DE HISTORIA NATURAL 249 Nichos sepulcrales en la comarca de San Feliú de Guixols (Gerona) por A. Klaebiseh. (Láminas viii y ix.) Mientras que en las montañas llamadas «Las Qavarras», en la co- marca de San Feliú de Guixols, se encuentra un buen número de dólmenes, sin que me haya sido posible dar con nicho sepulcral al- guno, abundan éstos en cambio, en la cordillera que limita por el sur el valle de Aro, entre San Feliú de Guixols y Tossa, sin que se descubra en ella ningún vestigio que induzca a creer en la existen- cia de algún dolmen. Como no tengo noticia de que estos nichos sepulcrales hayan sido descritos, espero que esta pequeña monografía inducirá un día a persona más competente que yo en asuntos arqueológicos al examen de estas sepulturas prehistóricas. En general, no puede decirse mucho acerca de estos nichos. Son huecos practicados en rocas granitosas, sin señas ni marcas de nin- guna especie, y el no poderse ejecutar excavaciones, dificulta, desde luego, la tarea de dar luz sobre las costumbres de aquellos pueblos que hicieron con instrumentos sumamente rudimentarios trabajo tan penoso para labrar un sitio de reposo a sus muertos. Cueva «d'en Rissech» La aldea de Santa Llorena (situada a unos cuatro kilómetros de Llagostera) cuenta con vastas propiedades. Una de ella es la llama- -/. 'í¿ '/^'i^/'Xv!,x;n5.;v?\ Fig. 1.^— Cueva «d'en Rissech». (Planta.— Sección vertical por el eje mayor.— Ídem por el eje menor. 250 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA da de «Ca'n Rissech». A dos kilómetros de la granja, y junto a una carretera que conduce a una vivienda de descorchadores, se en- cuentra la cueva en cuestión. En una roca de cerca de 10 metros de altura, mirando hacia orien- te su abertura, se presenta esta cavidad sepulcral. Su forma se pue- de comparar a la de una pera aplanada del lado sobre el cual reposa, siendo la entrada por su parte angosta. El trabajo de excavación se ha hecho con bastante regularidad. Grandes piedras que obstruyen la boca parecen haber sido colocadas de intento, y al lado mismo de la entrada existe una piedra plana que bien pudo haber servido para taparla (fig. 1.''). Las dimensiones del hueco son como sigue: Entrada (forma redondeada) 0,90 m. de altura. Entrada (forma redondeada) 1,00 m. de ancho. Ancho del nicho 1 ,55 m. 'Altura del nicho . l,55m. Profundidad del nicho 2,30 m. Cueva d'en Ruyra En la propiedad del mismo nombre, situada en un cerro, a unos seis kilómetros de Llagostera, y tocante el camino que de esta villa con- duce a la vivienda, aparece la cueva cuyo nombre encabeza estas líneas. Por su forma se puede comparar a un dolmen, pues tiene cumo entrada una pequeña galería abierta, tallada en la roca. El in- /, Fig. 2.^- Cueva den Ruyra. (Planta y sección.) terior es rectahgular y estaba repleto de tierra. La excavación no dio más resultado que encontrar algunos trocitos de cerámica de diferentes épocas. Las paredes no son muy lisas y el tallado en la roca es muy basto (fig. 2.'' y lám. viii, niim. a). DK HISTUKIA NATURAL Las dimensiones son las siguientes: Largo de la galería 1,80 m. Altura de la galería 0,70 m. Ancho de la galería 0,80 m. Altura de la entrada de la cueva (forma cuadrada) 1,00 m. Ancho de la entrada de la cueva 0,80 m. Profundidad de la cueva 1 ,90 m. Altura de la cueva 1,00 m. Ancho de la cueva 1 ,30 m. 251 Cueva de Solíus Tomando en San Feliü de Guixois el tren que conduce a Gerona, después de media hora de viaje, se llega a la estación de Font Pi- i* Fig. S/-- Cueva de Solíus. cant, del término de «Bell-lloch». Desde este sitio, y en dirección al suroeste, a tres cuartos de hora, se encuentra la aldea de Solíus. .252 boletín de la real sociedad española. Ya desde lejos saltan a la vista dos gigantescas rocas dominando el valle de Aro. En la que está situada más al Oeste aparece pronto a tres cuartos de su altura un agujero negro que forma la entrada de esta cueva. A unos veinte metros sobre el nivel del suelo, orientada :'.^\i'':«.''<\-,\: Fig. 4."— Cueva de Solíus. ^ (Planta y sección.) al norte en una ladera casi vertical (y, por tanto, de acceso bastante difícil), ha sido tallado en forma oval, y paralelo a la fachada, este nicho sepulcral denominado «Cueva de Solíus» (figs. 3.^ y 4.''). Dimensiones: Entrada (casi cuadrada) 1 x 1 m. Ancho 2,70 m. Altura 1,30 m. Profundidad '. 1 ,50 m. Cueva de la «Roca Tuna» A partir de la cueva descrita anteriormente, y siguiendo por la cumbre de la sierra el camino que conduce a la renombrada «Plana Basarda», encontraremos a media legua esta cueva, casi al borde del Fig. 5."— Cueva de la «Roca Tuna». (Planta y sección.) DE HISTORIA NATURAL 253 sendero, tallada en la roca a medio metro aproximadamente sobre el nivel del suelo. Este nicho es el más grande y mejor conservado que yo haya podido encontrar en toda la comarca. Su entrada, que mira al nor- oeste, es completamente redonda, con un diámetro de unos setenta centímetros, y al exterior se puede distinguir, alrededor de la entra- da, una talla en forma de anillo cóncavo, en el cual es de suponer se ajustaría una piedra como tapadera. Su forma es poco más o menos como la de d'en Rissech, es decir, de una pera, y el interior es bas- tante liso, habiendo sido trabajada toda la cueva con orden y regu- laridad (fig. 5.^ y lám. viii, núm. b). Las dimensiones se anotan a continuación: Entrada (redonda) 0,70 >c 0,70 m. Profundidad. 3,20 "m. Ancho 2,20 m. Altura 1,90 m. Cueva de la «Plana B as arda» Finalmente, a cosa de kilómetro y medio de esta cueva, siguiendo el mismo sendero, y al pie de la mentada «Plana Basarda», halla- remos otra cueva tallada en la roca; pero que por su forma nada , - ■ - ■ 'r ■ V \ " V ^ ' " N •.- ^ - ^ , ' 1 -C ^1^ i;j.o_ . . _j oi M! /v^.'-r^V-'';; ." I< '- '/ Fig. 6."- Cueva de la «Plana Basarda». (Planta y sección.) tiene que ver con los nichos sepulcrales. Consiste en un hueco rec- tangular de las siguientes dimensiones (fig. 6.^ y lám. ix, núm. a). Ancho 2,00 m. Altura I,f0m. Profundidad. 1,60 m. Es difícil juzgar para qué sirvió; pero no cabe duda de que su existencia se remontará a la época de los iberos; tal vez al siglo iv 254 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA O V antes de nuestra era, y cuyos restos se conservan en las inme- diaciones. Además de las señales de murallas que se encuentran encima de «Plana Basarda» y de los numerosísimos trozos de cerámica ibérica que cubren el suelo, se pueden contar, a pocos pasos de la referida cueva, de 20 a 25 silos cavados en la roca, que también tienen for- ma de pera, con una profundidad que alcanza hasta 2,60 metros (figu- ra 7.^ y lám. ix, núm. b). Boca 0,60 m. Ancho 2,00 m. Profundidad 2,60 m. Junto a la cueva debía estar la entrada de la población, pues sólo de este lado es accesible, y la carretera (que se reconoce perfecta- mente ser la antigua), pasa por delante, encon- "T^^'H trándose, sin embargo, la cueva unos 70 centíme- /^ ■ >. tros más bajo que su nivel. / V \ Parece muy inverosímil que se trate de un y .- .°A-/ sepulcro; pero teniendo en cuenta que el tallado N. y^ en estas rocas, sea cual fuere su destino, es un ^^ trabajo muy parecido, tal vez esta circunstancia Fig. 7."- Silo de la .,.,,, ... ^ j i «Plana Basarda». permitirá llegar a una conclusión respecto de la edad de estos nichos. Por este motivo me ha parecido de interés mencionar la susodicha cueva en este lugar. A pesar de haber recorrido muchísimas veces las montañas donde se hallan las cinco cuevas referidas, no me ha sido posible dar con ninguna otra; pero es de suponer que existan muchas más cuyas en- tradas habrán sido tapadas por efectos geológicos, quedando así tal vez ocultas eternamente a la vista del hombre. DE HTSTORIA NATURAL 255 Publicaciones que ha recibido la Real Sociedad Española de Historia Natural durante el mes de Marzo de 1919. (La liste siiivante servirá d'acciisé de réception.) España Asociación española para el Progreso de las Ciencias, Madrid. Congreso de Sevilla. Tomo v. Ibérica, Tortosa. Año vi, n." 269. Peñalara. Madrid. Año vi, n.° 63. Real Academia de Ciencias exactas, físicas y naturales, Madrid. Revista. Tomo xvii, n.oa 1-3. Sociedad española de Física y Química, Madrid. Anales. Año xvii, n.° 159. Estados Unidos y sus Colonias Smithsonian Institution, U. S. National Museum, Washington. Bulletin. 103. Italia La Nuova Notarisia, Modena. 1918, Aprile-Ottobre. Portugal Broteria, Braga. Serie de vulgarizaQao scientifica. 1919, fase ii. Suecia Entomologiska Fóreningen i Stockholm. Entomologisk Tidskrift. Arg. 39, Haft w^ 1-4. Aranzadi (T. de), Barandiaran (J. M. de) y Eguren (E. de).- Explo- ración de nueve dólmenes del Aralar guipuzcoano. San Sebas- tián, 1919. Aranzadi (T. de) y Ansoleaga (F. de).— Exploración de catorce dól- menes del aralar. Pamplona, 1918. Bofill (J. M.).— Contribució a la Crónica de la Historia Natural a Catalunya. Barcelona, 1918. Chatelet (C.).— A propos des Rapatas. (BuU. S. Préhist. de France.) — Contribution á l'étude de la Préhistorie du Cantón de Villeneuve- les-Avignon. (Bull. Soc. d'Étude Se. Nat. de Nimes, 1911.) — Description d'une monstruosité de Mytiliis galloprovincialis. (Bull. Soc. Linn. de Provence, 1911.) — Note sur la présence du Pectén Ziziniae Blanck. dans le miocéne de Provence. (Bull. Soc. Linn. de Provence, 1910.) 256 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Chatelet.— Sur la présence de blocs de mollasse dans les sables plio- cénes de Jonquerettes. (Bull. Soc Qéol. de France, 1902.) — Sur une hache polie á tranchant á double courbure. (Bull. Soc. Préhist. franc., 1911.) — Sur quelques formes de Mollusques provenant de la Station Qailo- Romaine de Saint-Blaise. (Bull. Soc. Linn. de Provence, 1910.) DoDERO (A.).— Material! per lo studio dei Coleotteri italiani, iv. (Ann. Mus. Civ. di Genova, 1919). DoGNiN (?.). — Hétérocéres nouveaux de TAmérique du Sud; fascicule XV. Rennes, 1919. Fernández Navarro (L.).— Característica mineralógica de España. (Annaes Acad. Polyt. do Porto, 1918.) Gandolfi Hornyold (A.).— Algunas medidas de las anguilas de San- tander. (Bol. de Pese, 1918.) — Experiencias sobre la formación de la pseudo-aleta caudal en la an- guila. (Bol. dePes., 1918.) QoDOY Ramírez (J,).— Bosquejo Geológico Histórico de la actual pro- vincia de Almería. (Almería, 1917). Mendes (C.).— Lepidópteros de Salamanca. (Broteria, Braga, 1918). PoRTER (C. E.).— Notas para la Zoología económica de Chile: Adicio- nes a la lista de los Cóccidos. (Rev. Chil. de Hist. Nat., 1912.) Reichenow {E.).—Eatrichomastix lacertae en la sangre y en ácaros hematófagos. (Bol. Instit. Nac. de Higiene de Alfonso XIII, 1918.) Sesión del 7 de Mayo de J9I9, PRESIDENCIA DE D. ROMUALDO GONZÁLEZ FRAGOSO El Secretario leyó el acta de la sesión anterior, que fué aprobada. Admisiones y presentaciones.— Fueron admitidos los socios presentados en la sesión de Abril, y propuesto para nuevo socio numerario el Instituto General y Técnico de Badajoz, por D. Emi- liano Castaños. Notas y comunicaciones.— El secretario presenta las siguien- tes comunicaciones: una del Sr. Madrid Moreno, sobre «Histología de los tentáculos de los Cefalópodos», y dos del Sr. Pont Quer, tituladas, respectivamente: «Adiciones a la flora de Menorca», y «Datos para el conocimiento de la flora de Burgos». —El Sr. Fernández Navarro presenta una nota titulada: «Una opinión sobre el yeso del Cerro de los Angeles», y otra del señor Carandell, acerca de la existencia del Aragonito en los alrededo- res de Cabra (Córdoba). — El Secretario da cuenta de una nota que envía el Sr. Gila (F. A.), sobre hallazgos recientes en localidades españolas no citadas de las especies mineralógicas siguientes: Bismuto nativo, de Ronda, Serranía de Ronda, Málaga (D. Domingo de Orueta); Galena y Baritina, de Aldeanueva de San Bartolomé, Toledo; Li- monita estalactítica, de Sevilleja de la Jara, ídem; Mispiquel, Wol- framita y Turmalina, del límite entre Mohedas de la Jara y Aldea- nueva de San Bartolomé, ídem, y Turmalina sobre Ortosa y Cuar- zo, de Guadamur, ídem, (recogidos todos por Don F. Fz. Luna). Secciones.— La de Valencia celebró sesión el 24 de Abril en el Laboratorio de Hidrobiología Española del Instituto General y Técnico, bajo la presidencia del Dr. Moróte. —El Sr. Presidente presentó como nuevos socios numerarios a la Escuela Superior de Comercio y al Colegio del Beato Juan de Ribe- ra, de Burjasot; el Sr. Moroder a D. Romualdo Aguilar Blanch, médi- co, que se dedica preferentemente al estudio de mamíferos y aves, y el Sr. Pardo a D. Francisco Martí Duran, disector, preparador del Instituto y Laboratorio Hidrobiológico, Tomo XIX.— Mayo, 1919. 17 258 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA — Los señores Moroder y Trulleiiqtie dan cuenta de una excur- sión realizada por la provincia de Alicante, cuyo principal objetivo era conocer la Entomología de las localidades visitadas. Fueron éstas Orihuela, Calpe y los alrededores de la capital; dichos seño-* res darán a conocer con más detención el fruto obtenido en sus ex- ploraciones, en la próxima sesión, en la que presentarán una comu- nicación para el Boletín. — El señor Presidente expuso la conveniencia de realizar visi- tas a los planteles de arroz, y más tarde a los campos en que éste quedará definitivamente plantado, para estudiar la fauna que se desarrolla en los mismos, hasta ahora no investigada metódicamente; así como también entendía conveniente el reconocimiento de las especies vegetales que van apareciendo en dichos campos, para relacionar las condiciones de medio en que se desenvuelve la vida en el agua que allí se introduce. La Sección tomó nota de esta indi- cación, acordándose que cada socio se encargue del estudio del gru- po botánico o zoológico que constituya su especialidad. — El Sr. Pardo expone la siguiente nota: «En una excursión realizada a Onteniente a finales del pasado mes, tuve ocasión de efectuar algunas capturas de plankton en un estanque que orna- menta el jardín del Colegio que los PP. Franciscanos poseen en la citada población. Dicho estanque recibe el agua de la Fuente del Barranco de la Purísima, y mide una superficie de 7 /. 3 metros de lado, siendo pequeña su profundidad. La temperatura del agua, tomada a las tres de la tarde, osciló entre 16 y 17", 2, según el lugar donde se tomara la referencia. Entre una multitud de conjugadas y algunos protozoos, aparte del curioso tardígrado, citado por el profesor Moróte en la pasada sesión, pude encontrar algunos representantes de los rotíferos, per- tenecientes a los siguientes géneros: Diaschisa Ehrbg., Dinocha- ris? Ehrbg., Monostyla Ehrbg., Catipna Gosse y Coluzella Bory de St. Vincent, todos ellos, excepto el primero, capturados ya por el profesor Arévalo, y publicados en su trabajo: Algunos rotíferos planktónicos de la Albufera de Valencia. También pude reco- nocer un cladócero quidórido, el Plemoxus Moróte/ Arévalo, que mi querido maestro describió de la Albufera.» El mismo señor muestra a los reunidos un lote de seis minerales que ha recibido del Sr. Boscá (D. A.), con destino a la colección regional del Museo de Historia Natural del Instituto de Valencia; componen dicho lote ejemplares de blenda, de Vistabella; baritina cristalizada, de Valí de Uxó; limonita terrosa, de la Toneta de Alonso; turba, de Torreblanca; cristales de caliza, del Cabo Oro- DH HISTORIA NATURAL 259 pesa, y caliza negra, de Lucelia, localidades todas de la provincia de Castellón. —La de Sevilla celebró sesión el 1." de Mayo en la Universi- dad, bajo la presidencia de D. Antonio González Nicolás. Estaban sobre la mesa un ejemplar de limonita concrecionada, procedente de la Puebla de Alcocer (Badajoz), donado al Gabinete por D. Vicente Murillo, y otro de pizarra carbonífera con impresio- nes de Pecopteris, procedente de la mina San Francisco, a 76 me- tros de profundidad. Para dar cuenta de una excursión por la provincia de Sevilla, usó de la palabra D. Manuel Medina. —El Sr. Barras dio cuenta de la reciente visita a Sevilla del ilustre matemático profesor Hadamard, de París, aficionado a la botánica, que ha herborizado por los alrededores de la ciudad en estos días pasados. —El mismo Sr. Barras leyó una nota titulada: «Cartas del botá- nico francés León Dufour a D. Mariano Lagasca, existentes en el Archivo de la Real Academia de Medicina de Sevilla.» — La de Barcelona celebró sesión el 6 de Mayo, bajo la presi- dencia del señor marqués de Camps. — El señor Presidente comunica a la Sección el fallecimiento de nuestro consocio Sr. Qimeno Egúrbide, proponiendo, como así se acuerda, conste en acta el sentimiento de aquélla por tan sensible pérdida. — El mismo señor da cuenta de haberse recibido, para la biblio- teca de la Sección, la Memoria del Sr. Lozano Rey titulada: «Los peces de la fauna ibérica en la colección del Museo Nacional de Ciencias Naturales». — Es admitido como nuevo socio numerario el Sr. Cárdenas, propuesto en la sesión anterior. —El señor Tesorero propone que en vista del mayor trabajo que pesa sobre él dependiente de la Sección, se señale a éste, como ' gratificación mensual a partir del 1.° de Mayo, la cantidad de 12 pesetas. Así se acuerda. — El Sr. San Miguel de la Cámara presentó gran número de cristales perfectos y maclas de ortosa, recogidos por él en los diques de pórfido granítico del Tibidabo. Dijo que, hace unos seis años, encontró por primera vez los cristales de ortosa en el pór- fido y que después los ha recogido en todas las canteras que se ex- plotan o han explotado en la vecina montaña, pero que no se le había ocurrido mostrarlos a la Sociedad hasta que leyó el trabajo 260 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA del Sr. Fernández Navarro sobre las ortosas cristalizadas de Zar- zalejo. Los cristales que presentó el Sr. San Miguel son sencillos y maclados; aquéllos son idénticos a los representados en las figuras 1 .^, 2.^ y 4.^ del mentado trabajo, los otros son maclas de Carlsbad, muy bien conformadas; además enseñó varias asociaciones de cris- tales sencillos en número de dos, tres, y maclas de Carlsbad con cristales sencillos implantados en ellas. La analogía de estos cristales con los descritos por el Sr. Fernández Navarro no puede ser mayor. ' Notas y comunicaciones Una opinión sobre el yeso de! Cerro de ios Angeles por Lucas Fernández Navarro. Hace cerca de treinta años que el Profesor Quiroga dio cuen- ta a la Sociedad Española de Historia Natural, del hallazgo de un ejemplar de yeso «formado por el agrupamiento de romboedros, cuya arista ecuatorial mide de 5 a 7 cm., blancos, envueltos en ar- cilla gris del mioceno». {Actas, t. XIX, pág. 100). El grupo, dona- do al Museo y que sin duda se ha perdido en alguno de los trasla- dos padecidos por este centro, se halló suelto en la orilla del aban- donado canal del Manzanares. Recientemente, el Sr. Hernández Pacheco tuvo la fortuna de encontrar en su propio yacimiento, al pie del Cerro de los Ángeles (Getafe), cristales y grupos, sin duda idénticos al que motivó la comunicación del Sr. Quiroga. El yacimiento, que hemos visitado varias veces, está en la falda Sur del Cerro, en unas canteras aban- donadas, en el punto en que la carretera "de Andalucía es cortada por el camino de la Trapa. No insistimos sobre las condiciones del yacimiento por haber sido este descrito perfectamente por su des- cubridor. Estos curiosos yesos han sido objeto de estudio, como decimos, para el Si-. Quiroga primero y recientemente para los Sres. Pache- co y Royo, y el profesor de Barcelona Sr. Pardillo. No hay acuerdo entre las opiniones de los diversos observadores, ni está resuelto el problema que suscita este hallazgo interesante, por lo cual no 1 DE HISTORIA NATURAL 261 creo impertinente dar mi personal opinión, aportando así una con- tribución más al conocimiento de los mencionados yesos. Al hacerlo tendremos muy en cuenta las observaciones y razonamientos de todos los citados (1). Tres son las opiniones expresadas. Según Quiroga, se trata de una pseudomorfosis de proceso químico (metasomática) del romboe- dro más frecuente en la calcita, es decir, probablemente del rom- boedro inverso e^ (0221). Según Pardillo, se trataría, en efecto de una pseudomorfosis de la calcita pero no metasomática, sino hipostática; el romboedro pseudomorfizado sería en unos casos el e^ y en otros e^/s (0332). Por último, para los Sres. Pacheco y Royo no existe la forma romboédrica sino «agrupaciones laminares de yeso, irregularmente orientadas, que dan lugar a un conjunto con forma de cristal mono- clínico constituido por las caras del prisma vertical m (110), la base p (001) y en algunas las facetas déla hemipirámide positiva ¿/(1 11).» No indican a qué especie pudieran referirse las notaciones señala- das, por lo cual el Sr. Pardillo, en la discusión de la primera nota de los Sres. Pacheco y Royo, las atribuye al yeso. Nuestras primeras observaciones se han dirigido a dilucidar si e 1 efecto, se trata de una pseudomorfosis, y en este caso cuál habría sido el proceso de la misma. No creemos que se ofrezca ya la me- nor duda en este punto y afirmamos que los complejos que estudia- mos son ejemplo excelente de metamorfosis hipostática. Explícita o implícitamente lo dan también a entender así los Sres. Pardillo, Pa- checo y Royo. La observación directa muestra que se trata de complejos lami- nares orientados de una manera confusa e irregular. Las superfi- cies son rugosas con estrías y relieves en todas direcciones, sin que los planos del crucero fácil guarden ninguna relación con las caras del complejo. Los individuos algo voluminosos suelen acoplar- se en la forma del hierro de lanza. Cuando los elementos son muy (1) Véase: E. Hernández-Pacheco y J. Royo Góa^ez. Mineralogía Geología g Prehistoria del Cerro de los Ángeles (Madrid). Boletín de LA Real Sociedad española de Historia Natural, tomo xv, pág. 533. ÍDEM. Acerca del yeso del Cerro de los Ángeles. Boletín de la Real Sociedad española de Historia Natural, tomo xvii, pág. 572. — F. Pardillo. Sobre el yeso del Cerro de los Ángeles (Madrid). Boletín de la Real Sociedad española de Historia Natural, tomo xvii, pág. 535. — Ídem. Algunas consideraciones más sobre el yeso del Cerro de los Ángeles (Madrid). Boletín de la Real Sociedad española de Historia Natural, tomo xviii, pág. 126. 262 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA finos, SU disposición sobre las caras recuerda las cristalizaciones que se obtienen evaporando el agua de yeso sobre un porta-objeto o las que se forman en invierno sobre las vidrieras de los balcones por congelación del vapor de agua. Para comprobar las indicaciones anteriores, hemos observado seis preparaciones micrográficas obtenidas de un complejo de los de más finos elementos. Hemos hecho dar secciones, truncando los diversos vértices y aristas o paralelas a las caras. En todos los casos hemos encontrado una interpenetración irre- gular de cristales de diversos tamaños orientados en todas direc- ciones. Los individuos microscópicos se agrupan con frecuencia de dos en dos en maclas según <7V2 (210) o sea el hierro de lanza, sin que jamás se presente la otra ley frecuente en la especie, h'^ (100). Son frecuentes las inclusiones de anhidrita, bien en menudos gra- nos alargados o en bandas polisintéticas que recuerdan las de la albita en las microclinas. No hay que confundir estas inclusiones con los productos de deshidratación parcial que se forman siempre al preparar las placas delgadas, por mucha precaución que se tome para evitar la elevación de temperatura, y que han sido descritos por A. Lacroix (C R. de VAcad. des Se, tomo cxxvi, pági- nas 360 y 553). Fuera de duda por todas las observaciones anteriores que se trata de una pseudomorfosis hipostática, queda por resolver cual sea el mineral que ha prestado la forma y, a ser posible el meca- nismo de la sustitución. La lámina XI de la primera nota de los Sres. Pacheco y Royo y la figura I."* que muestro, dan bien idea de la facies de estos cristales y justifican el que a unos les hayan recordado romboedros de cal- cita y a otros formas monoclínicas. De los dos romboedros supuestos posibles por el señor Pardillo, nosotros desechamos desde luego, el e'/^ (0332) o «cuboide» de Haüy, cuyas aris- tas de 9r42" y 88" 18' están muy lejos, aun dentro de las salvedades que luego haremos, de los valores por nosotros hallados. Queda, pues, la duda entre el cristal monoclínico y el romboedro « inverso > e^ áo. la calcita. Fig. L" Tratándose de complejos tan voluminosos y de caras tan imperfectas, a la medida de án- gulos no se le puede dar valor mas que entre ciertos límites. Bien claro lo demuestran las medidas que sirven al Sr. Pardillo para fijar el valor medio de la arista del supuesto romboedro en 100"12', va- DE HISTORIA NATURAL '2<^^ lor medio deducido de medidas que oscilan entre 90" y 1 10"; esta diferencia de veinte grados quita todo valor a la deducción. Hemos repetido las medidas sobre uno de los ejemplares más perfectos y de facies más romboédrica, el representado en la par- te inferior.de la citada lámina, y hemos obtenido para las que se- rían aristas culminantes los valores 84" (1 de la figura 1.") y 79" (2 de dicha figura). En la hipótesis del romboedro deberían ser iguales. Para la arista 3, arista en zig zag del romboedro, hallamos 100" y para la misma arista (g) hallan los Sres. Pacheco y Royo 106". Admitiendo los ángulos que dan los mismos para las aristas 4 y 5 (144° y 130°), debiera ser este ángulo de 94". En el romboedro e^ de la calcita este ángulo es de 101" 9'. Los ángulos que forma la faceta modificante d^ con las e^ que debieran ser de 140°34", son, sin duda, de dos especies, puesto que para ellos se hallan valores tan distintos como 144" y 130", que co- rresponderían, respectivamente, al ángulo sobre la base y sobre el prisma en la hipótesis de cristal monoclínico. Por último, para la que en esta hipótesis sería arista g halla el Sr. Pacheco Í06° y nosotros 104°. Obsérvese que la suma de las aristas g y h que deben ser suplementarias, es, según nuestra me- dida, de 188° y según las del Sr. Pacheco, de 186° a 196°. Las discrepancias en- tre las medidas de los diversos observadores y la falta de comprobación geométrica , demuestran claramente el escaso va- lor que debemos dar a este dato. Dos cosas re- saltan, sin embargo: 1 .", la desigualdad entre las aristas que en la hi- pótesis romboédrica de- bieran ser iguales (1 y 2 de la figura), que se di- ferencian de 16° a 26° según las medidas de Pa- checo-Royo; 2.°, la pa- tente desigualdad de los ángulos formados por la supuesta faceta prismática con las contiguas, apreciable a simple vista y estimada en 14° por las medidas. Dentro, pues, de las reservas expuestas, parece que las medi- Fig. ^64 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA das.goniométricas más bien nos llevan a suponer una forma mono- clínica que trigonal. A esta conclusión nos inclina también la facies de los cristales, que en el mayor número de los casos presentan dos caras muy desarrolladas (bases), cuatro de menor extensión iguales entre sí (prisma vertical) y las facetas modificantes, no siempre presentes, que en esta hipótesis pertenecerían a una hemi- pirámide positiva. Véase, en comprobación de lo que decimos, la figura 2.'*, así como la lámina que acompaña la nota Pacheco-Royo. Insistamos sobre la existencia de dichas facetas, que son las que de modo más claro dan facies monoclínica a estos complejos crista- linos. No son constantes, sino que se presentan en pocos ejempla- res; de unos 30 que hemos podido estudiar, sólo las hemos encon- trado, más o menos determinadas, en seis u ocho. Siempre están poco desarrolladas. Y, por último, siempre son en número de cuatro y en la posición que corresponde a una hemipirámide positiva. Ver- dad que una forma puede no tener presentes todas sus caras, pero sería muy extraña esta constancia en faltar en todos los complejos las mismas, y precisamente las que no deben existir perteneciendo a la hemipirámide. Llevados, por las anteriores consideraciones, a la hipótesis mo- noclínica, y no pudiéndose tratar de formas del yeso, como clara- mente hizo ver el Sr. Pardillo en su primera nota, la facies de los cristales nos ha llevado a pensar en otro mineral, la glauberita, que con tanta frecuencia se encuentra entre los yesos en el terciario la- custre español (Ciempozuelos, San Martín de la Vega, Aranjuez, Fig. 3. Fig. 4. Fig. 5. etcétera). Las figuras 3, 4 y 5 hacen bien patente la semejanza; la 3 representa una forma común, según Dana, y las 4 y 5 son cris- tales de Villarrubia (Dufrenoy) y Aranjuez (Laspeires), respectiva- mente. Comparemos ahora los valores angulares correspondientes a la glauberita y los hallados para las aristas equivalentes en los com- plejos que estudiamos. (Véase figura 3.) DE HISTORIA NATURAL m A m.. . p A í/'/a. . m A d'h.. p /\ m .. Glauberita. Complejo de yeso. 83° 15' .... 84° (F. Navarro). 136° 45' .... 130° (Pacheco -Royo). 147° 30' .... 144" (Pacheco -Royo), 104° 32' T.. 100" (F. Navarro). Como se ve por los datos anteriores, dentro de la imprecisión de que adolecen necesariamente estas medidas, hay bastante corres" pendencia angular, y, desde luego, en conjunto de formas, mucho mayor que con la calcita. Para completar el cuadro de probabilidades a favor de una sus- titución de la glauberita por el yeso, veamos todavía algunas razo- nes de índole química y geológica. En primer lugar, es constante la coexistencia del yeso y la glau- berita, de solubilidades análogas, en el terciario de Castilla; crista- les de la última, implantados o incluidos en el yeso, se recogen en todas las localidades de las cuencas del Tajo y Jarama. No se en- cuentran en cambio nunca cristales de calcita de este tipo en la zona de los yesos, lo cual se explica bien porque no es verosímil el depósito simultáneo de dos cuerpos cuyas solubilidades son tan dis- tintas. Las escasas calcitas que se encuentran entre los materiales del sarmatiense castellano son siempre, claramente, -productos de recristalización en las hendiduras. Así los cristalitos de calcita de Vallecas, menudos, rugosos, formados por la combinación de un romboedro muy agudo indeterminable (acaso e'-'^ (0.14.14.1) con el romboedro equieje b' (0112), contenidos en los huecos de la sepio- lita. Así también las venillas irregulares espáticas, que algunas ve- ces contienen las masas de silex. Las aguas de lluvia disolvieron la caliza pontiense a favor del ácido carbónico arrastrado de la atmós- fera y la depositaron luego en sus trayectos subterráneos, donde hoy, desaparecidos por la erosión los estratos superiores, nos sirve para testificar de su preexistencia. Aparte de estas formaciones, no hay en el sarmatiense castellano más elemento calizo que el que forma parte de a marga en ciertos niveles. Difícilmente se puede comprender la sustitución, por acción di- solvente de las aguas, de la calcita, por yeso, en el seno de este material, en que se encuentran los complejos de Getafe. Es el pro- ceso contrario el que necesariamente tenía que realizarse. En cambio es muy verosímil la sustitución de la glauberita, cuya solubilidad es algo mayor que la del yeso, sobre todo si las aguas son ligeramente acidas. El proceso de la glauberita en contacto con el agua es ha'cerse opaca y luego disolverse, dejando residuo de L>ü6 boletín de la real sociedad española sulfato de calcio. Por exposición al aire húmedo se descompone, se pulveriza y se deposita yeso cristalizado. En la cuenca parisiense, tan minuciosamente estudiada y en que tanto abundan los yesos, es frecuente la pseudomorfosis de éstos en calcita (por proceso metasomático), pero nunca la inversa (A. La- CROLX, Le gypse de París... «Nouv. Arch. du Mus. d'Hist. Nat.», 1897). St. Meunier (Géologie des environs de Varis) dice que por su fácil solubilidad el yeso es frecuentemente re- emplazado por otros m.inerales (calcita, cuarzos, ópalo, pirita), y más rara vez transformado en anhidrita, pero que no parece verosí- mil el proceso inverso. Se cita alguna rara pseudomorfosis de calcita en yeso, pero de proceso químico, que no es sin duda nuestro caso. Son, por último, conocidos los yesos pseudomorfizando hipostáti- camente a minerales muy solubles, especialmente a la sal común. Se ha señalado en la cuenca del Ebro un fenómeno que ofrece gran analdgía con el que estamos estudiando. En los escarpes de Remolinos (Zaragoza) se encuentran dentro de las margas gipso- salíferas unos pseudocristales- esqueléticos (caras excavadas) de hasta 20 centímetros de longitud, aislados o agrupados, con forma de conjunto «prismática oblicua de base rómbica», formados por arcilla algo endurecida, pero que se pulveriza por contacto con el aire. Briart compara estas formaciones con los conocidos moldes de sal marina que se encuentran en las margas de París, y ve en ellos una prueba de la preexistencia de una sal soluble (1). Las precedentes consideraciones, que no creemos necesario am- pliar, nos llevan, en resumen, a considerar, que los complejos cris- talinos de yeso que mencionó por primera vez Quiroga, y que en- contraron in sita los señores Pacheco y Royo, podrían ser pseudo- morfosis hipostáticas de cristales de glauberita. Cualquiera otra hipótesis de las hasta ahora formuladas nos parece menos vero- símil. (1) Alph. Briart: Étude sur les dépóts gypseux et gypso-salifériens. «Ann. de la Soc. géol. de Belgique», tomo xvi (1889). de historia natural -'67 Notas sobre cicindelidos (Col). (1) III. — Sobre la existencia de Cicindela campestris L. var. Olivieria Brullé, en Menorca y nueva forma de dicha " especie por Manuel' Vidal y López. A la amabilidad de mi inmejorable amigo, el Dr. D. Enrique Rioja, debo algunos interesantes ejemplares de Cicindela campes- tris L., de Menorca, que estudiados en unión de otros hallados por mí en la misma localidad, dan origen a esta nota, cuyos extremos hubiese reservado para mi próxima Monografía de los Cicindeli- dos de la Fauna Ibérica, si el deseo de ser el primero en desha- cer un error, en que intervine, no me impulsase a su inmediata publicación. Al visitar en 1914 el Museo Martorell,.de Barcelona, vi, clasi- ficados por Cuni, según creo, unos ejemplares, de Menorca, que le fueron remitidos por Cardona, como Cicindela campestris L. var. Olivieria Brullé, clasificación que no me fué dado comprobar por las malas condiciones de luz en que estaban entonces. colocados los insectos de dicho Museo; pero no dudando de la clasificación del venerable entomólogo catalán, la di por cierta, y al publicar mis Notas entomológicas en Revista de Menorca (2), di la cita en cuestión, que no había sido publicada aun, y en el deseo de ser útil a mi distinguido amigo el Rdo. D. José María de la Fuente, le envié, para su notable catálogo, con otros datos de fauna coleop- terológica de la isla, la referencia de Olivieria Brullé, que fué reproducida. El recibo de una serie algo numerosa de ejemplares de esta for- ma, procedentes de la Isla de Rodas, me hizo volver sobre el asun- to, por lo que rogué al competente compañero de especialidad señor Codina, agregado al «Museu de Catalunya», donde se guardan hoy los ejemplares de referencia, que los viese, y comprobase si en efecto se trataba de la referida variedad, a lo que hubo de contes- tarme negativamente (1) Véanse los números de Diciembre 1916 y Enero 1918 de este Boletín. (2) Cuaderno iii, tomo x, 5.^ época de dicha revista; órgano del Ateneo Científico, Literario y Artístico de Mahón. 268 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Al observar ahora sobre el terreno ejemplares insulares, no alcan- zo a discurrir cómo se pudieron tomar por Olivieria. Acaso, algunos de los ejemplares verdes, sin reflejo casi y con dibujo bien marcado de connata Qeer, fuesen los erróneamente cla- sificados por Cuni; error, por otra parte, muy disculpable en la sis- temática intrincada de esta multiforme especie mucho más discul- pable que el que aparece en la colección Müller, conservada en igual lugar, en una Cicindela (Cylindera) germánica L. var. cata- lonica Beuthin, que aparece como Cicindela (Cylindera) palu- dosa Duf . Interesa a mi más elemental concepto de formalidad científica aclarar los extremos de esta nota en el sentido de que sólo publi- qué'una observación ajena, no comprobada por mi, y puedo afirmar que la cita de Olivieria en Menorca es errónea, dejando de figu- rar en la fauna ibérica; el área de dispersión de esta raza oriental se confina b1 S. de la Península de los Balkanes, islas cercanas y Asia Menor. Entre los ejemplares aludidos al principio figura uno que tene- mos por perteneciente a una nueva aberración; en él faltan las má- culas humeral posterior, discal externa y las dos apicales, quedan- do, por tanto, sólo las máculas humeral anterior y discal interna, además de la sexual. En la serie de las aberraciones de esta especie, por falta de má- culas, conocemos formas con falta de 3 (Worleei Beuth.) y de 5 (Immerosa Schrnk.), pero creemos que es la primera que se des- cribe faltándole 4. Propongo que su nombre sea Rio jai; así podré, aunque humilde- mente, corresponder a las múltiples deferencias de dicho anelidólo- go, y testimoniarle mi agradecimiento por los conocimientos que sobre algunas familias de anélidos políquetos me proporcionó. Tipo.— Una 9, en mi colección, capturada en el Camino de la Font den Simó (Mahón), 25-iv-19. Adiciones a la flora de Menorca por P. Font Quer. Durante los años que permanecimos en Mahón prestando servi- cio en su Hospital Militar, en 1912 y 1913, hubimos de dedicarnos al estudio de la flora de Menorca, bien conocida gracias a la labor DE HISTORIA NATURAL 269 del Sr. Rodríguez Femenías. Algunas de las novedades que nos fué posible encontrar las publicó Pau en la «Institució Catalana d'Historia Natural», en Noviembre de 1914, con el título de «Sobre algunas plantas menorquinas»; allí se consignan, además de la Statice Fontqueri Pau, y algunas variedades nuevas, las Diplo- taxis tenuifoliaV>C., Fumaria flabellata Gasp., Romulea rami- ñora Ten., Vicia elegantissima Shutt., Salicornia herbácea L., Papaver pinnatifidum Moris., que no estaban citadas como baleá- ricas. Hoy completamos aquel trabajo de Pau con algunas notas más sobre el mismo tema de la flora de Menorca. Juniperus turbinata Quss.— Albufera. Parietaria mauritanica Durieu.— Mahón, camino del Favaret. Euphorbia pubescens Vahl.— Son Bou, terrenos húmedos, cerca del mar. E. Peplus L.— La E. Peplus típica no la hemos visto en Me- norca, en Mallorca sí. Cerca de Mahón se encuentran formas in- termedias entre ésta y la var. peploides (Gouan), que la conside- ramos como variación extrema unida al tipo por numerosas formas. Salicornia macrostachya Moric. -- Biniparratxet (PONS Querau !). Chenopodium opulifolium Schrad.— Isla del Rey. Salsola Kaíi L. var. tenuifolia W. Mey.— Isla del Rey. Cerastium siculum Guss (ex Pau). — Alcaidús. . Silene cerastioides L.— Cerca de Mahón, en el Fonduco y en Villa Carlos; Mercadal, en Cala Mitjana (Hernández Ponseti !). Fumaria flabellata Gasp.— No rara en Menorca, además de las localidades ya mencionadas por Pau, 1. c, en la isla de Colom y en la Mola de Alayor. F. muralis Sond.— Común en la isla: Mahón, Villa Carlos, S. Luis, etc. Var. confusa (Jord.). — Rafal Rubi (Pons Guerau !); S. Isidro, Cala Mezquita, etc. Var. Gussonei (Boiss.). — Binisarmenya (Hernández, ex Rodríguez); S. Antonio. La planta de Menorca tiene las dos fosi- tas del ápice de la silícula manchadas de negro. Var. longipes Pau, in /¿Y/'.— Próxima a la F. apiculata Lge., pero con pedunculillos largos, delgados, tres o cuatro ve- ces más largos que las brácteas, cortas. Vive en la Isla de Colom, la recogimos el 20 de Abril de 1913. Existen otra porción de formas que se apartan más o menos del tipo: una con pedunculillos más cortos y gruesos, de Alcaidús, nos la dio Pau como F. affinis Hamm.; en la Isla del Rey crece otra con segmentos foliares muy anchos, con fositas poco acusadas, etc. 270 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA • Fumaria offtcinalis L. var. media Cout.— Barranco de Algeri" dar (PoNS Guerau !). F. parüiflora Lamk.— Entre el fonduco y Villa Carlos, c. Ma- hón; Cindadela, c. Torre s'aura (Hernández !). Sisymbriiim officinale Scop.— Mahón, camino alto de S. Juan. Malcolmia maritima R. Br.— Peñascos, en las afueras de la ciudad, sobre la Colársega. Naturalizada, al parecer. Lepidiiim Draba L.— S. Juan, c. de Mahón; Torrente de Mo- dorro (Pons Guerau !),M.ercadal (Hernández !), Barranco de Al- gendar (Rodríguez in Herb. Font Quer). No es, pues, tan rara como indica Rodríguez Femenías en su catálogo. Alyssum maritimum Lamk.— Crecen en Menorca tres formas: a argentatiim, con hojas densamente cubiertas de pelos na- viculares, plateadas. Forma de lugares secos y áridos. ¡í virescens, hojas con escasos pelos naviculares, verdes, generalmente más anchas que en la anterior, hasta de siete milí- metros en los ejemplares mejor caracterizados. Forma de lugares frescos y sombríos. 7 crassifolium, hojas carnosas, más o menos anchas. Forma de lugares salinos, cerca del mar. Carrichtera annua (L.) Asch. et Schw.— S. Luis, hacia Alcan- for; Abril de 1912, rara. SuccoLüia baleárica Medik.— Cerca de Mahón, en el Barranco de S. Juan y en S. Isidro, además de las localidades de Rodríguez. Rapistrum hispanicum (L.) Crantz (1769); R. Linnaeanum R. Br.; Rodríguez, «F1. Menorca», núm. 62; Myagrum hispani- cum L. (1753).— Ferrerías, Modorro (Pons Guerau !). Anagyris foelida L.— Común en los alrededores de Mahón: Favaret, Trebucó, Fonduco, etc. Calycotome spinosa Link. — Frecuento, Binisarmenya, etc. " Raza infesta (Guss.); C. spinosa Link, var. Ponsgueraui Pau; C. infesta Guss. var. Po«5^Merí7í// Pan. -Binisarmenya (Font Quer); Son Blanc Nou (Rodr., sub C. uillosa '?, in schoed.) Raza villosa (Link.) var. Fontqueri PaU, nov.— A typo difíert calycis non lanuginosis, sed sericeis. Hab. Binisarmenya. Lotus fallax Nob.— ¿, angustissimo et hispido affinis; a priore pedunculis cum 2-4 floribus, corolla parva dentibus calycis üix superante, exsiccatione virescenti, differt; a L. his- pido praecipue leguniinibus linearibus, 20 mm. long., vexillo carinam aequante, discrepat. Hab. cerca de Mahón, en Bini- sarmenya. Nos parece más próxima del Lotus hispidus que del L. angus- tissimus; difiere de aquél por la corola de dimensiones menores. DE HISTORIA NATURAL 27! que apenas sobrepasa el cáliz y por las legumbres como las del angiistíssímus, o apenas más gruesas; podría considerarse como variedad del L. hispidas, entre éste y el L. angiistissimus. Melilotas elegans Salz.— Binisarmenya. Tillaea muscosa L.— Mahón, en Trebucó; Perrerías, en S'An- clusa. Rara. Sedum caespitosam DC— Trebucó, c.deMahón, 1 1 Abril 1913. Cotyledon Umbilicus L. var. minoricensis Pau, nov.— /I typo differt corolla ovoidea, subglobosa, bracteis pedicello longio- ribus. ínter specie typica et C. horizontalis Quss. intermedia. Hab. Cala Mezquita, pr. Mahón. Torilis helvética Gmel. — Pornells. Myrtus communis L. var. microphylla Willk.— Binisarmenya. Heliotropium supinum L.— Mahón, camino de la Albufera. Orobanche sanguínea Presl. — Villa Carlos e Isla del Rey, sobre Lotus creticus. El Sr. L andino ya la recogió en 1904, tam- bién sobre el mismo Lotus, en Cala Piguera. O. sp'eciosa DC — En Mahón, en las huertas. También el se- ñor Landino halló antes esta especie en Villa Carlos, en 1904. Sobre las habas, Chlora serótina Koch.— Santa Ponsa de Alayor. Erythraea tenai folla Hoff. et Link.— Cala Mezquita. Una forma enana de 3-4 centímetros, con hojas densamente aproxi- madas. Leuzea conifera DC— Rafal Rubi (Pons Guerau !). Nothoscorduní fragrans Kur^th.— Jardines del Hospital Mili- tar de Mahón, en la Isla del Rey, en los bordes de. los caminos, huertas y jardines de la ciudad de Mahón. Ruscus aculeatus L. platyphyllas Rouy. — S. Isidro, c. de Mahón. Cladodios aovados, hasta de 23 milímetros de ancho. J uncus llttoralls C A. Meyer (1831) ?=/. acutus x J. marí- timas Ledeb; Juncus acutus L. var. llttoralls Trautv. — A este híbrido podría pertenecer, según Pau, la planta que recogimos en Binisarmenya, donde cita Rodríguez el Juncus Tommasslnl Parí.; nuestros ejemplares están muy atrasados y por eso queda dudosa la determinación. J. bufonlus L. var. hybrldus (Brot., 1804).— En Pornells her- borizó el Sr. Hernández Ponseti una forma que tiende al /, So- rrentlnl Parí., con una facies especial, que recuerda la Statlce ferulacea. Gladlolus communis L. — Binisarmenya. Romulea raml flora Ten, var. contorta Moggr,— Binisarme- nya, junto a un barranco. 272 boletín de LA REAL SOCIEDAD.ESPAÑOLA Carex distachya Desf.; C. longiseta Brot. — Frecuente en Menorca: Son Vilá, S. Juan, c. de Mahón; S. Clemente, Isla de Colom. C. Halleriana Asso var. bracteosa Rodr.— Mahón, hacia la Albufera. C. glauca Scop. var. cuspidata (Host) Asch. et Graeb.; C. se- rrulata Biv.— Rodríguez no vio en Menorca más que esta forma, y lo mismo nosotros. Dudamos que ni aún como variedad pueda separarse de la C. glauca Scop. En todas partes hemos visto va- riar mucho la forma de las escamas en las espigas femeninas; aún en una misma espiga se ven escamas más o menos acuminadas o sin acuminar. Del Fonduco, c. Mahón, poseemos un ejemplar que las tiene con una punta más larga que ellas. Bien dice Briquet, «Prodr. Fl. Corsé», I, p. 207, que esa variedad está unida al tipo por diversas formas intermedias. Cyperus distachyos All.— Cerca de Mahón, en Binisarmenya. A orillas del arroyuelo de S. Juan, no lejos del Puerto de Mahón, crece formando tupido césped, una forma exigua de esta especie, con tallos de 10 a 12 centímetros, como máximo. Phalaris parado xa L. — Biuisarmenya. Ph. minor Retz.— Biuisarmenya. Polypogon subspathaceus Requien.— Villa Carlos, además de Binisarmenya. Milium coerulescens Desf.; Piptatlierum coerulescens Fa\. Beauv.— Frecuente en Menorca, como dice Rodríguez; nuevas lo- calidades: Barranco, S. Isidro y Fonduco, c. de Mahón; Cala Pe- drera en Villa Carlos, Perrerías. Stipa tortilis Desf. fma. macrostachya. — En Santa Ponsa de Alayor cogimos esta forma, con panoja hasta de 16 centímetros de largo. Aira uniaristata Lag. et Rodr.; A. Cupaníana Guss.— Es realmente común en la isla. En el monte Anclusa, de Perrerías, una forma divaricata, paralela a la que presenta la Aira caryo- ohyllea. Trisetum neglectum Roem. et Sch. — Existe también en los alrededores de Mahón, hacia Binisarmenya, Villa Carlos, etc. Serrafalcus neglectus Far\. ?— En el Barranco, de Binisarme- nya, en los herbazales del fondo del vallecito, herborizamos un Serrafalcus que nos pareció interesante. Es robusto, de unos 80 centímetros de alto, con hojas hasta de un centímetro de ancho, panoja grande 20 a 25 centímetros, con ramas inferiores semiverti- ciladas, en número de cuatro a cinco, las más largas de siete a ocho centímetros, desnudas en su mitad inferior y con cinco a nue- DE HISTORIA NATURAL 273 ve espiguillas cada una; éstas lampiñas, de 12 a 15 milímetros, con glumas casi iguales, glumillas muy desiguales con arista más corta que ellas, etc. Es afin del 5. comniutatus Qodr., y, según Pau, corresponde probablemente al S. neglectus Far\. Bromas uillosus Forsk. var. Gussonei (Parí.) Briquet.— Cala de S. Esteban. Var. minor Boiss. —Cala Mitjana, c. Mercadal (Hernán- dez ! ) . Avellinia Micfielii Parí, var longiaristata Noh. — Arista pa- leam aequente vel ea longiori. Hab. Menorca, en la cúspide del Monte Anclusa, de Perrerías, en terreno arenoso. Poa triüialis L. var. silvícola (Guss.) Hackel. P. trivialis var. flaccida Willk. ap. Rodríguez, «Fl. Menorca» núm. 816.— Al- rededores de Mahón, en el barranco de Favaret y en Binisarmenya. Dactylis glomerata L. var. hispánica Koch, fma. Hackelii Asch. et Graeb.— Playa de Son Bou. Cutandia marítima Richter; Scleropoa marítima Parí.— Cala Mitjana, c. Mercadal (Hernández !). Scleropoa rígida Griseb. var. robusta Duval-Jouve.— S. Isi- dro, c. Mahón. Brachypodíum distachyum Roem. et Sch. var. monosta- chyum Guss. — Binisarmenya, donde ya la vio Porta. Catapodium loliaceum Link.— Isla del Rey, Islg de Colom, Villa Carlos, etc. Var. balearícum (Willk.); Desmazeria baleárica (Willk.); D. loliacea Nym. var. ? ex Rodr., 1. c. núm. 857.— Trebucó. De estas plantas, son nuevas para la flora balear las siguientes: Parietaria mauritanica, Salicornia macrostachya, Chenopo- dium opulífolíum, Cerastium siculum, Sedum caespitosum, Orobanche sanguínea, O. specíosa, Nothoscordum fragrans, Gladiolus communis; nuevas para Menorca ló son: Fumaría parvíflora, Sisymbríum offtcinale, indicado sólo por los botánicos antiguos, Carrichtera annuü, excluida de la flora menorquina por Rodríguez, Melilotas elegans, Tillaea muscosa, Torílís helvé- tica, Erythraea tenuiflora, Leuzea conifera, ya citada antigua- mente pero que no vio Rodríguez. Tomo xix.— Mayo, 1919. 18 274 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Nitrógeno total aportado por las aguas meteóricasduran- te un año a los suelos de la provincia de Toledo por José Sancho Adellac. El amoníaco no se encuentra en el aire en estado libre; existe siempre en combinación, principalmente bajo las formas de carbo- nato y de nitrato. Numerosos son los trabajos publicados respecto a su determina- ción cuantitativa en la atmósfera, pero aquí citaremos únicamente los clásicos de Schloesing, y los más modernos de Albert Lévy, por referirse estos últimos a muchos años de no interrumpidas espe- riencias. Los resultados a que han llegado ambos investigadores, son los que damos a continuación, operando el primero en París y el se- gundo en el observatorio de Montsouris, en las proximidades de dicha ciudad. Dichos resultados son los siguientes: Schlossing Media general para el año. En 100 m'' de aire 0,00225 grs. Lévy Promedio de trece anos. En 100 m» de aire 0,0020 grs. El dato obtenido por Schloesing resulta un poco mayor que el hallado por Lévy, porque el aire de las grandes ciudades es siem- pre más rico en compuestos amónicos que el aire del campo, aun- que éste se encuentre próximo a la ciudad. Debemos advertir, que los números citados se refieren única- mente al amoníaco combinado bajo forma de carbonato, pues el ni- trato amónico no existe bajo forma gaseosa en la atmósfera y, por tanto no puede determinarse por borboteo del aire en agua acidu- lada que es el fundamento del método de Schloesing. Respecto del nitrógeno nítrico, su presencia parece guardar una estrecha relación con los fenómenos eléctricos de la atmósfera. Se encuentra siempre bajo la forma de sal amónica, de nitrato y nitri- DE HISTORIA NATURAL 275 to amónicos, adoptando ambos compuestos no el estado gaseoso, sino el de polvo finísimo que los vientos arrastran sin cesar. En nuestros climas templados no alcanza nunca la nitrificación atmosférica la intensidad que en los países cálidos, y el aire en es- tas regiones es, por tanto, mucho más rico en nitrógeno nítrico que en las nuestras. A propósito del nitrógeno amoniacal, su proporción en la atmós- fera varía también extraordinariamente, según indicábamos más arriba, correspondiendo el mayor aumento a las grandes aglomera- ciones de población, en las que numerosos residuos orgánicos se pudren constantemente al aire, aparte de las grandes cantidades de carbonato amónico producidas en la fermentación amoniacal de las orinas. Todos estos compuestos nitrogenados son arrastrados al suelo por las aguas meteóricas, enriqueciendo y fertilizando a las tierras cultivadas. Desde hace muchos años se ha tratado de determinar cuantitativamente la proporción de amoníaco y de ácido nítrico contenida en esas aguas, para darse una idea exacta del nitrógeno aportado por esta vía a los suelos de labor. A mediados del siglo pasado, realizó Boussingault una de las primeras determinaciones en este sentido, estimando en 330 gramos, por año y por hectárea, la cantidad de ácido nítrico arrastrada por el agua de lluvia, y en 3,500 ks. la de amoníaco. Desde entonces hasta la fecha se han hecho en Europa cientos de análisis sobre aguas meteóricas por numerosos experimentado- res: Barral, Bobierre, Bretschneider, Lévy, Petermann, etc., con resultados extraordinariamente variables, pues la cantidad de nitró- geno total hallada oscila entre tres y 23 kilogramos por hectárea y por año, con alturas anuales de lluvia que varían de 30 a 200 cen- tímetros. Como se observa por los datos anteriores, el enriquecimiento de las tierras cultivadas en nitrógeno, por la citada vía, no es des- preciable ni mucho menos. Partiendo de esta idea, y sin otro objeto que satisfacer una mera curiosidad científica, decidimos realizar una experiencia más sobre esta interesante cuestión, tratando de averiguar la cantidad total de nitrógeno — amoniacal y nítrico^ aportado por las aguas meteóricas a los suelos cultivados de esta provincia. Nuestro pequeño estudio ha sido llevado a cabo sobre ocho muestras, tomadas en las cuatro estaciones del año 1916. Las dos primeras en Febrero; las dos segundas en Abril, las quinta y sexta, de dos tempestades en Agosto, y las dos últimas, de un^ nevada en Noviembre y de lluvia en el mismo mes. 276 boletín de la real sociedad española Hemos determinado en todas ellas el nitrógeno amoniacal y el nitrógeno nítrico por los procedimientos ordinarios de análisis, ha- biendo obtenido los siguientes resultados: en un litro de agua ÁCIDO NÍTRICO AMONÍACO MUESTRAS — — Gramos Gramos 1.'' 0,0011 0,0018 2." 0,0010 0,0015 3." 0,0012 0,0019 4.^ 0,0012 0,0017 5/ 0,0015 0,0020 6." 0,0017 0,0019 7.^ 0,0012 0,0017 8.^ 0,0014 0,0019 Lo primero que se observa en el cuadro que antecede es la va- riabilidad bastante marcada en los resultados del análisis, a pesar de haber realizado dos para cada muestra y tomado luego la media aritmética. En la proporción de ácido nítrico, especialmente, se nota un aumento muy definido en las muestras quinta y sexta sobre las demás, por corresponder aquéllas a aguas de tormenta, vién- dose aquí claramente la influencia de las chispas eléctricas en la ni- trificación atmosférica. Respecto del amoníaco, las diferencias no se acusan tan distin- tamente como en el ácido nítrico, observándose, sin embargo, un pequeño aumento en las muestras citadas anteriormente, a causa, sin duda, de la mayor intensidad que las putrefacciones y fermen- taciones orgánicas alcanzan durante el verano por la natural eleva- ción de temperatura. Hallemos ahora el promedio de las cantidades de ácido nítrico y de amoníaco contenidas en las muestras analizadas. Para el ácido nítrico este promedio resulta de 0,00128 gramos por litro; para el amoníaco, de 0,0018 gramos. Multiplicando estos números separa- damente por 300, que son los litros de agua que caen anualmente por metro cuadrado en esta provincia (1), resulta que las aguas (1) La cifra de 300 milímetros de lluvia anual es solamente aproxi- mada, y en general es inferior a la realidad. Hemos tomado dicho nú- mero redondo, con objeto de facilitar los sucesivos cálculos. DE HISTORIA NATURAL 277 OOO^OOCMOOOÍOOrOCDCD OOO-^IOOJCDO — OOOOtOl- CD OO í^ í^ '-^ CD OJ OJ ^ lO O 00 — rq ro CM ro OJ O^rOí^rOí^OJí^CT)^ O CM lO lO (>] CD Cvj (M ^ O (^ O '- O o 00 ro ro O O ro q o z Di S H O O o o '^CDOOOíMOO'* (MOÍOOOJOOGiCOCDO p'^'^t^o.jroroiqiq CDCvJoJoiro^cDodoJrot^t^ooi Ot^CCrO'— OaCM — QOO í^rOCM 000 O '^ O o CD o ro Cvj '^ ro — OJ 06 [I. , c Oí I -^ 00 o o O o o o o o o o q o c¿ 10 ro 00000 O CO O O O q 00 q q q oi Cvj oj 00 oi O 00 o ^ q t^ ^ o — OJ 10 00 ro ro ro o c E bX) ry, o — u ce OJ a; ^ ce CQ o CAÍ OJ -^ O .ií ce t/5 ^ o; ^ o ?^ -te rn ce "7^ ■y, - ^-^ J - ^ ^ •a ce — "^ o c -¿ bJO o C (T) r^ ifíe;5í^^aja;'a ^S ^ ^ ;S ^ _ _ o o E -I-' ^3 T3 ce Í5 en ce o e- ucQ>o- nadas especies bacterianas (bacilos), en los que a primera vista se pudiera pensar como fagocitados por el leucocito. Pero sus reac- ciones colorantes nos demuestran que no se ; Vy"' trata aquí de bacterias; con el violeta de V ,:';_^, fe ^.f genciana anilinado, por ejemplo (método de ^x ■' \ Gram), quedan incoloros. Empleando el -^ triácido, estos bastoncillos toman una colo- ración roja intensa. Su tamaño, que llega a Fig. 5." 4 ¡j., y aun más, varía de uno a otro elemen- to, pero en una misma célula casi todos ellos vienen a tener el mismo tamaño. No hay ninguna relación entre el tamaño de los bastoncillos y la talla de la célula. Acostumbran a presentarse siempre orientados en todos los sentidos del campo del microscopio y más o menos espaciados, según su volumen relativo. Los leucocitos de la segunda categoría son mucho más numero- sos, hasta el extremo de que pueden contarse de 10 a 15 en el campo 324 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA del microscopio a un mediano aumento (ocular 4 Leitz, obj. 7). Con el triácido se tiñen en rojo violáceo, empleando la eosina-orange, azul de toluidina; los de granulaciones en bastoncillos se colorean fuertemente por la eosina, o aun por el orange, al paso que los leu- cocitos de más tenues granulaciones se colorean en rosa. Con la eosina azul de Unna, los primeros se tiñen intensamente en rojo brillante, los segundos tienen una marcada afinidad para con la eosina. Coloreando con el azul de Unna sólo (después de fijar con el líquido de Lindsay), los leucocitos de la primera categoría que- dan completamente incoloros; las finas granulaciones son ligera- mente azuladas. Hgy, pues, acidofilia en los dos casos, pero reviste grados diferentes. En animales jóvenes hay como una especie de gradación pro- , gresiva: los leucocitos de largos bastoncillos no aparecen sino en la vida postfetal, siendo hasta un cierto punto, tanto más volumino- sos, cuanto que el tamaño del animal sea más considerable. Esto contradice en parte las ideas de Mosso, que establece la no existencia de leucocitos granulosos en la sangre de tremielgas jó- venes, y, en cambio, sostiene la presencia de unas células especia- les que él llama «Kórnchenzellen», y que yo, por mi parte, creo que no son sino los leucocitos en vía de representación perfecta de sus granulaciones bacilares. Por lo tanto, los leucocitos de largos bastoncillos no aparecen sino en estadios relativamente avanzados; en estadios más jóvenes, los bastoncillos son cortos y su acidofilia es más o menos pronun- ciada. Este paralelismo constituye una nueva y fehaciente prueba de que los leucocitos granulosos evolucionan y se multiplican en el órgano linfoide del esófago, según investigaciones de Drzewina, y de allí pasan a la sangre. En el Scyllium catulus, la sangre reviste un grado enorme de complejidad, en lo que a leucocitos granulosos se refiere, hasta el punto, que para dar una idea de esta complejidad y variación de caracteres, enunciaré tan sólo las varias modalidades que he podi- do hallar con más o menos frecuencia en las preparaciones: 1.° Leucocitos mononucleares de gran núcleo. 2.° Grandes leucocitos mononucleares de núcleo lenticular. 3." Leucocitos de núcleo lobulado. 4.° Polinucleares. 5." Leucocitos con pequeñas granulaciones fuchsinófilas. 6.° Leucocitos de granulaciones más voluminosas orangeófi- las; y T.** Formas de degeneración. DE HISTORIA NATURAL 325 Por otra parte esta enumeración, ya de por sí tan compleja, no agota todas las formas y variedades, pues Grünberg cita, además, formas de transición. Resumiendo de un modo general: la sangre de los selacios en- cierra un gran número de leucocitos granulosos, y estos leucocitos pueden repartirse en dos grupos: los unos, que encierran gruesas granulaciones redondeadas o alargadas, muy acidófilas; los otros, habitualmente más abundantes, presentan granulaciones más finas, más numerosas y deacidofilia mucho menos pronunciada; los ver- daderos neutrófilos parecen faltar en la sangre de los selacios. Fi- nalmente, de una a otra especie los leucocitos granulosos difieren considerablemente, de manera que es imposible confundir, por ejem- plo, la sangre de la raya con la del torpedo o tremielga, y ésta con la de la lija. La existencia de diversos tipos leucocitarios acidófi- los, de los que cada uno es propio y peculiar de una especie deter- minada, hasta el punto que este dato, podría ayudar a su clasifica- ción, es un hecho peculiar de los selacios. II.— Teléosteos. De igual modo que la sangre de los selacios es en extremo rica en leucocitos granulosos, la de los teléosteos es, por regla general, pobre en estos mismos elementos. Existen casos donde no sola- mente los leucocitos granulares, de cualquier categoría que sean, faltan totalmente (1), sino que también es necesario esforzarse para poder hallar alguno que otro mononuclear o linfocito. Por otra par- te, si en los selacios siempre nos hallábamos en presencia de varias categorías de leucocitos granulosos, en los teléosteos la sangre no encierra raramente más que una especie. En los lofobranquios he examinado la sangre de varios caballi- tos de mar (Hippocampus brevirostris y H. guttulatus) y la del Nerophis lumbriciformis. En los caballitos de mar los elementos granulosos parecen faltar por completo en la sangre, y no se hallan más que linfocitos y mononucleares. En el Nerophis, a primera vista parecen igualmente faltar jos leucocitos granulosos, pero observando con mayor atención se re- conocen algunos elementos, cuyo citoplasma es finamente granulo- so y su volumen es aproximadamente el de los hematíes. Estos ele- (1) Llamo granulosos a los leucocitos que presentan granulaciones distintas y diferenciadas, colorabies por ende; y no incluyo ahí deter- minados glóbulos blancos, que presentan una especie de vaga granula- ción, que pudiera ser debida a un aspecto peculiar del protoplasma. 326 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA mentos podrían rigurosamente pasar por neutrófilos, si con el tri- ácido se colorearan más electivamente; pero generalmente son poco coloreables. Con los colorantes básicos quedan incoloros; la eosina los colorea en rojo-rosa. En el orden de los plectognatos he estudiado un representante del suborden de los esclerodermos, el Balistes capriscus, y uno del de los gimnodontos, el Tetraodon lagocephalus. Balistes capriscus. — Es una especie bastante rara en nuestras costas; he podido estudiar la sangre de un solo individuo, de cua- renta centímetros de longitud. En lo que se refiere a los leucocitos granulosos existen elementos bastante voluminosos, tan grandes o aun más grandes que los hematíes, de núcleo a me- nudo redondeado, o incurvado, o lobulado, con cito- plasma bien desarrollado y lleno de granulaciones re- dondeadas, que frecuentemente se confunden (figu- ra 6.^). Desde el punto de vista de sus afinidades tintoriales, estos elementos se aproximan a los que ya se han descrito en el Nerophis; al igual que ellos, P'g- 6.'' son difícilmente coloreables, pero son más aparen- tes y las granulaciones son más manifiestas; tan pronto preséntanse en agrupaciones y estrechamente unidos, como aparecen a veces espaciados en la preparación. Con el triácido, o quedan incoloros, o se tiñen débilmente en violeta pálido; la eosina apenas los colorea, y lo mismo acontece con el azul polícromo de Unna. Estos elementos podrían, pues, semejarse a los neutrófilos de la sangre humana, pero su coloración con el triácido no es tan característica como en estos últimos. Además de los elementos granulosos, se hallan también en la sangre del Balistes, algunos mononucleares y linfocitos, pero poco numerosos. Tetraodon lagocephalus. — Es igualmente una especie muy rara en nuestras costas y tan sólo pude observar un individuo que fué arrojado a la playa por las olas, pero cuya muerte parecía re- montarse tan sólo a algunas horas. Pero si este ejemplar es un in- dividuo raro y curioso, morfológicamente considerado, en cuanto a su sangre, que es lo que aquí nos interesa, no ofrece nada de par- ticular. Entre sus leucocitos, algunos tienen un núcleo lobulado y un citoplasma algo granuloso, pero las reacciones colorantes no son muy específicas. Con la Anguilla oulgaris paso al orden de los fisóstomos. La sangre de la anguila es a menudo pobre en leucocitos; otras veces, se presenta más rica a la observación. A veces los elementos leu- cocitarios se acumulan de manera que se reúnen en un punto deter- minado de la preparación, y en cambio los otros puntos quedan OH HISTORIA NATl'RAL 327 libres por completo de su presencia, y tan sólo hay algún linfocito aislado. En la sangre de una anguila de agua dulce parasitada por tripa- nosomas había leucocitos en abundancia. Estos se presentan bajo variados aspectos. Cuando se colorea una preparación fijada pre- viamente por el alcohol-éter, con el azul polícromo de Unna, se reconoce un gran número de leucocitos bastante voluminosos (10 ¡j.) con un núcleo redondeado o incurvado, raramente lobulado, que casi siempre está hacia la periferia, y cuyo citoplasma, coloreado en azul pálido, encierra granulaciones muy diferenciadas, colorea- das en azul, pero más débilmente que el núcleo. Estas granulacio- nes son redondeadas, un poco irregulares y asimismo irregularmente diseminadas. A veces éstas se presentan con una o varias vacuolas que les dan aspecto cribiforme (fi- gura 7.^). Algunas veces estos elementos presentan inclu- siones (hematíes fagocitados), rodeadas de vacuolas. Nunca he hallado en la anguila verdaderos eosinófi- los. Sin embargo, con otros métodos de coloración, por ejemplo, eosina-órange, azul de toluidina, des- pués de haber fijado con el Zenker yodado o el su- Fig. t." blimado, se ponen en evidencia leucocitos que en- cierran finas granulaciones coloreables por la eosina,_pero sin una manifiesta electividad. En la Alosa sardina, el número de leucocitos es generalmente poco elevado; son pequeños linfocitos y mononucleares de núcleo redondeado e incurvado, pero cuyo protoplasma no ofrece estructu- ración particular alguna, y no parecen existir elementos leucocita- rios con afinidades colorantes definidas. II.— HlSTOFISIOLOQÍA. El primer resultado, negativo por otra parte, que se deduce del estudio, harto incompleto, a mi pesar, que acabo de hacer de los leucocitos granulosos de la sangre de determinadas especies de pe- ces, es que el solo examen microscópico no puede proporcionarnos ninguna enseñanza útil sobre la naturaleza e importancia de estos elementos. En los teléosteos no parece existir ninguna ley de la que dependiera su presencia o ausencia en la sangre. ¿Los leuco- citos granulosos son, pues, indispensables para la economía? Evidentemente que no, puesto que hemos visto que en algunas especies faltan completamente. No tendrían,, pues^ sino un papel hasta cierto punto secundario, tanto más cuanto que en una especie 328 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA determinada, tan pronto se les halla, como no se les encuentra, y de dos especies vecinas, a veces los presenta una y la otra no, lo que indica que el papel desempeñado por los leucocitos granulosos es asumido por otro elemento que se trataría de poner en evidencia. La única conclusión estable es que los leucocitos granulosos de la sangre de los peces son mucho más abundantes y más diferenciados (sobre todo los eosinófilos), que en todos los demás vertebrados superiores. Según el concepto de Ehrlich, las granulaciones leucocitarias son productos de elaboración resultantes de la actividad secretoria específica del protoplasma. Según Arnold y sus discípulos, serían elementos estructurales de la célula, plasmosomas. Este último concepto parece difícilmente sostenible; los detalles morfológicos que hemos citado en los peces no pueden afirmarlo. La teoría de Ehrlich es mucho más plausible, y es la que hoy día admiten la mayoría de hematólogos. El glóbulo blanco sería una glándula de secreción interna unicelular y móvil, cuya hormona es hoy totalmente desconocida. La evolución de la facultad secretoria parece ser la siguiente: en el linfoblasto y en el linfocito, la función secretoria no ha apare- cido todavía; en un estadio ulterior representado por el leucocito neutrófilo del cangrejo, de la rana y del hombre, el producto hor- mónico de secreción aparece, pero no está constituido sino por una sustancia preparatoria de la sustancia acidófila, que es la hormo- na definitiva. Este producto sería una globulina, y sería caracterís- tico asimismo del leucocito acidófilo, forma adulta, plenamente evo' lucionada del glóbulo blanco. Después de este concepto, los diversos glóbulos blancos repre- sentarían una serie única, cuyo fin lo sería el leucocito acidófilo. La manera cómo el organismo utiliza los productos de secreción de los leucocitos ha dado también lugar a varias discusiones. En las condiciones habituales, y de un modo general, puede decirse que no se observa nada en absoluto que nos induzca a creer en la desapa- rición o en la aparente disolución de granulaciones en el plasma in- terorgánico o intracelular. Por mi parte no he comprobado nunca una diseminación de gra- nulaciones leucocitarias. He visto a veces granulaciones que han escapado del leucocito, pero he atribuido eso a un accidente o a un defecto de la preparación. Se han podido registrar, por otra parte, numerosos hechos, que demuestran que el organismo utiliza los productos de secreción acumulados en los leucocitos. En la Dodecaceria concharum, por ejemplo, las granulaciones desaparecen en el momento del desarro- DE HISTORIA NATURAL 3¡» lio de los elementos reproductores. La influencia del ayuno y de la nutrición sobre la abundancia relativa de leucocitos granulosos es también un caso muy notable. Esto tendría aparente relación con las «mastzellen» o células ce- badas de Ehrlich, pues, como en ellas, acontece que durante los períodos de sueño hibernal, en que existen pocos corpúsculos san- guíneos granulosos, hay muchas reservas alimenticias y pocas célu- las cebadas, mientras que al despertar del mencionado período hay las «mastzellen» repletas de granulaciones, de igual modo que los leucocitos. Esto prueba, pues, que no son alimentadores. Variando las condiciones del medio de vida del animal objeto de estudio, esto es, aumentando o disminuyendo el grado de concen- tración salina del agua del mar, obsérvanse interesantes cambios en cuanto a lo que a granulaciones leucocitarias se refiere. Pudimos observar en el Pageüus centrodontus estos cambios por el siguiente método: Pusimos en un acuario dos ejemplares de esta especie, y en otro acuario un individuo testigo, aumentando durante diez días consecutivos la concentración salina por adiciones de Cl Na, Cl Mg y Cl Ka; observamos que, sin trastorno exterior aparente al- guno, los animales se habituaron a este medio de vida como co- rriente para ellos; veinte días después observamos por. vía cardía- ca, como en todas las demás preparaciones, el estado del medio sanguíneo. Vimos primeramente una gran abundancia de leucocitos, y des- pués una intensísima proliferación de las granulaciones, revistiendo las mismas formas corrientes, pero ligeramente reducidas de vo- lumen. En los peces testigos no existían modificaciones apreciables. Me limito aquí a reseñar estos hechos, pues en comunicaciones posteriores que he de presentar trataré algo extensamente de todos estos interesantes y curiosos fenómenos, que quizá indiquen algo acerca del curioso y complicado mecanismo de la adaptación al medio, hecho biológico cuya perfecta existencia está sancionado por todos los biólogos actuales. Laboratorio de Histología de la Facultad de Medicina de Barcelona. 330 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA índice bibliográfico 1898. JoLLY (J.)-— Recherches sur la valeur morphologique et la signi- fication des differents types de globales blancs. 1908. KoLLMANN (N[.).— Recherches sur les leucocytes et le tissu lym- pho'ide des Inoértebrés. 1866. Leydiq (F.). — Traite d'histologie de l'homme et des animaux. 1888. Mosso {k.).—Le sang des Poissons dans l'état embryonaire et l'absence de leucocites. 1904. Prenant (A.). Bruin et N[MLLARD.—Cytologie genérale et speciale'. 1908. Weidenreich {¥.).— Beitráge zur Kenntniss der granulierten Leu- kocyten. 1908. Weidenreich {¥ .).—Morphologische und experimentelle Untersu- chungen über Entstehung und Bedeutung der eosínophilen Leukocyten. Sección bibliográfica; Geología. Fernández Navarro (L): Apuntes de Cristalografía Quimi- C£Z.— Madrid 1919. Los apuntes de Cristalografía Química del Sr. Fernández Na- varro vienen a completar la obra, en dos tomos, publicada por el mismo autor sobre Cristalografía Geométrica y Física, de lo que hasta ahora no se hizo nada en nuestro país. En un tomo de 105 pá- ginas desarrolla el autor todos los aspectos de la Cristaloquímica, intercalando en ellas 34 figuras muy apropiadas para la comprensión de las ideas que expone, y dedicando capítulos preferentes a la cristalogenia, pseudomorfosis, polimorfismo e isomorfismo. Los referidos apuntes están inspirados en un criterio de senci- llez, extensión e intensidad precisos, que revelan en su autor cua- lidades de profesor experimentado.— Arias de Olavarrieta. Lacroix (A.) ET Qramont (A. de): Sur la présence du bore dans quelques silico-aluminates basiques naturels.— Comptes Rendus de l'Acad des Se. de Paris. Tomo 168, núm. 18 (5 Mayo 1919). Según los autores, el boro reemplaza isomórficamente al alumi- nio, en proporciones variables. El interés mayor de la nota para nosotros reside en que ha sido reconocida la presencia del boro en idocrasas españolas de las siguientes localidades: Col de Bouts, DK HISTORIA NATURAL 331 Sahún y Pico de Posets (Pirineos aragoneses); Canigó (Pirineos orientales). Todas estas idocrasas contienen también titano.— L. F. Navarro. Jiménez de Cisneros (Daniel): Ld Sierra de Creoillente.— «Ibérica», números 272 y 279. En estos artículos el autor, a quien tanto debe la Geología de Alicante, describe cuatro itinerarios geológicos a través de la Sie- rra de Crevillente, señalando todas las particularidades estratigrá- ficas, paleontológicas y litológicas de la comarca recorrida. Va acompañado el estudio de fotografías representando los paisajes más instructivos y los fósiles que más interés ofrecen. Sin preten- derlo, resulta una pequeña monografía que permite darse cuenta de las particularidades geológicas de la mencionada Sierra.— L. F. Na- varro. Botánica. Cadevall (J.) ab la colab. de Sallent (A.).— Flora de Cata- lunya.—Vo\. II, fase v. —Barcelona 1919. Continúa la publicación de esta interesante obra, lujosamente editada por el Instituto de Ciencias, de Cataluña, y escrita por el conocido y sabio botánico profesor Cadevall. El último cuaderno acaba las paroniquiáceas, siguiendo con las crasuláceas, etc., con- cluyendo el volumen II con las saxifragáceas. Es de desear termi- ne felizmente esta obra llamada a prestar buenos servicios a los botánicos que estudien aquella flora. — R. Gz. Fragoso. Barnola (R. P. Joaquín M.^ de): Las Licopodiales de la Pe- nínsula Ibérica.— «Cuas y Notas críticas.— In Broteria», vol. xvii, páginas 17-27. Braga, 1919. Enumera y describe sucintamente los géneros y especies cono- cidas en la Península de este orden, incluso los dudosos, o sean en total siete Lycopodium (uno dudoso), tres Selaginella (uno algo dudoso exista en la Península) y ocho Isoetes. Menciona las locali- dades ya conocidas, añadiendo algunas nuevas.— R. Gz. Fragoso. Pau (C): «Una ligera visita botánica a Tous»,—Extr. del Bull. de la Inst. Cat. d'Hist. Nat.— Barcelona, Noviembre, 1918. Nota interesante acerca de una excursión botánica, en la que se menciona por vez primera en nuestra flora la Erica carnea L., y se describen algunas formas e híbridos nuevos, dándose una nueva localidad, también, de la rarísima Linaria tenella Cav.— R Gz. Fragoso. 332 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA EsTEVE (M. A.): Dscripción de la « Tinta del Castaño^ y el 'íOidio del Robley>. («Revista de Montes», Marzo y Abril de 1919). El autor señala en este trabajo la presencia del Lophodermíum Pinastri (Schraá.) Chev., y del Oidium quercínum Thüm,, en al- gunas localidades de Asturias, circunstancias en las que se han des- arrollado, etc. Desgraciadamente, tanto uno como otro hongo se encuentran en casi toda la península. Habla también de diferentes especies de insectos perjudiciales a los montes, —R. Gz. Fragoso. EsTEVE (M. A.): Las enfermedades del Castaño, («España Forestal», número 45, Enero 1919, Madrid). Comienza el autor en este primer artículo por el estudio de la llamada «Tinta del Castaño», pasando revista a las explicaciones y hechos citados por Delacroix, Mangin, Briosi y Farneti, etc. Es un trabajo en el que, desde el primer artículo, aparece el asunto bien documentado.— R. Gz. Fragoso. Caballero (A.): Nuevos datos micológicos de Cataluña, (Publicaciones de la Sección de Ciencias Naturales de la Universi- dad de Barcelona, 1918, páginas 42-48, con 4 figuras). Es un trabajo muy interesante, comprendiendo 25 especies, de ellas cuatro nuevas para la flora mundial, así como una variedad, y se citan 11 que no estaban tampoco comprendidas en la española. Las nuevas son: Cytospora Arundinis, Coniothyrium Lamp- sance, C. Fragoso i, Diplodina Catalaunica y la Var. barcino- nensis de la Septoría Jasmini Roum. Es un trabajo interesante, escrito con la modestia habitual de su autor, pero con exactitud y dominio del asunto, bien necesitado en nuestro país de cultivadores de este importante género de es- tudios.—R, Gz. Fragoso. Cebrián de Besteiro (D.) et Durand {}\.).—Influence de la lumíére sur V absorption des matíéres organiques du sol par les plantes. («Compt. rend. des Séances de l'Acad. des Se». Pa- rís, 1919, número 9, tomo clxviii, páginas 467-470.) Los autores dan cuenta en esta nota del resultado de sus estu- dios sobre el Pisum satívum, estudios hechos por el método de Combes. El resultado de ellos es que la dicha planta, heliófila como es sabido, ni puede adaptar su función clorofiliana, a luz débil, ni aumentar el poder absorbente del carbono de sus raíces, para com- pensar la disminución de aquéllos. Es un trabajo interesante, como cuanto se refiere a este asunto. — R. Gz. Fragoso. DE HISTORIA NATURAL 333 Catalogus seminiim in Horto botánico matritensi anno W18 collecforum.—Auct. Fred. Gredilla et Lud. Aterido. Madrid, 1919.) Contiene, como indica su título, la lista de las semillas recolec- tadas durante el año anterior.— R. Gz. Fragoso. González Fragoso (Romualdo): Enumeración y distribu- ción geográfica de los Uredales conocidos hasta hoy en la Península Ibérica e Islas Baleares. (Trab. Mus. Nac. Cieñe. Nat., Ser. Bot. núm. 15, 1918.) Constituye el número 15 de la Serie botánica de los trabajos del Museo Nacional de Ciencias Naturales, y lleva la firma bien cono- cida de nuestro sabio botánico Sr. González Fragoso. Después de leído con todo detenimiento, nos proponemos decir unas cuantas palabras acerca del juicio que hemos formado del re- ferido trabajo: A manera de prólogo hace el autor una serie de atinadas consi- deraciones, que se refieren: 1) a la transcendencia de los estudios micológicos, tanto desde el punto de vista de la Ciencia pura como por lo que afecta a sus aplicaciones agrícolas; 2) a la evolución o historia de la Uredología ibérica desde que Brotero, Rojas Cle- mente y Lagasca la iniciaron, a principios del pasado siglo, hasta nuestros días; 3) a la comparación de nuestro actual estado de co- nocimientos en esta materia con el de otros países, para llegar a la conclusión de que, si bien es cierto y evidente nuestro progreso uredológico, todavía queda mucho por hacer, a juzgar por el rico endemismo fanerogámico de la Península y por el gran número de regiones que quedan en ésta todavía por explorar, y 4) al orden que sigue en la enumeración de los Uredales, para terminar ha- ciendo mención de los botánicos extranjeros y nacionales de los cuales ha recibido datos utilizables en la confección de su trabajo, después de haber puesto de manifiesto las relaciones de afinidad entre nuestra flora uredológica, juntamente con todas las de las otras regiones meridionales de Europa, y la del Norte de África, a juzgar por el crecido tanto por ciento de Uromyces que contienen aquéllas. Después de esto, que nosotros hemos llamado prólogo, expone «1 autor, en una lista, seriadas por orden de antigüedad, todas las obras extranjeras y españolas que ha utilizado, y para cada una de ellas hace una breve reseña crítica de lo referente a Uredales. Esta copiosa bibliografía, que consta de 113 obras de todo género (en una buena parte trabajos del propio Sr. González Fragoso), es la mejor prueba de que este querido amigo nuestro ha debido agotar en absoluto la materia bibliográfica. 334 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Y entra, finalmente, en la enumeración de las 399 especies y variedades hasta hoy recolectadas en España, Portugal e Islas Ba- leares. De estas 399 especies se citan en este trabajo por vez pri- mera un buen número de ellas (seis nuevas para la Ciencia): 141 son comunes a España y Portugal; 210 se han citado hasta hoy sola- mente de España; 41 solamente de Portugal, y siete de las Islas Baleares. Además se mencionan unas cuantas como probables en nuestra flora. De cada una de las formas se exponen los sinónimos a continuación del nombre correspondiente; las diferentes localida- des en que se encuentra; el recolector y el clasificador, y en este sentido bien se aprecia la diferencia con algunos otros trabajos de esta índole que los que nos dedicamos a los estudios sistemáticos tenemos que manejar con frecuencia. El non vidi del autor se des- conoce en este trabajo. He aquí, resumido en sus grandes líneas, el trabajo meritísimo del maestro. Por lo dicho ya se puede juzgar de la importancia del mismo, y especialmente para los que, como nosotros, carecemos en general de abundante bibliografía. Aunque no existiese otra razón, ya sería ésta suficiente para considerar la publicación del volu- men 15 — Serie botánica — de nuestro Museo Nacional de Ciencias Naturales como un feliz acontecimiento para los que tenemos afición a esta clase de estudios. Pero no es lo que llevamos dicho, con ser ya mucho, lo único que avalora este libro, porque de su lectura se saca la impresión de hallarse en presencia de una obra acabada y modelo en su género, como escrita por un especialista bien maduro y llamado a dar muchos días de gloria a la Ciencia patria. Reciba nuestra cordial felicitación el querido maestro, y no escatimemos tampoco los plácemes a nuestro primer centro de Ciencias Natura- les, que tan alto está poniendo, con obras como esta que nos ocupa, el nombre científico de España.— A. Caballero. Zoología. Ramón y Cajal (P.): Algunos datos morfológicos sobre el epitelio folicular del ovario. (Trabajos del Laboratorio de In- vestigaciones Biológicas de la Universidad de Madrid, 1919, tomo XVI, páginas 279-290, 3 figuras.) En esta nota, que es precursora de un trabajo circunstanciado, se exponen algunos resultados de la aplicación del método de Gol- gi al estudio del ovario. En el folículo primordial, el epitelio está representado por una hilera de corpúsculos bipolares cuyo polo externo remata en un DE HISTORIA NATURAL 335 cono O pie aplastado, mientras que el interno termina mediante un engruesamiento único del que surgen filamentos que atraviesan la membrana pelúcida y que algunas veces se ramifican en el interior del vitelo. Estudiando en la vesícula de Qraaf madura las rela- ciones entre las células de la corona radiata y la membrana pelú- cida, cree que debe considerarse ésta como de constitución mixta, no contribuyendo el epitelio más que con sus filamentos penetran- tes, alrededor de los cuales subsiste la membrana ovular con su ca- racterística diafanidad. Después de señalar algunas ventajas del método de Golgi para el estudio de la degeneración de las vesículas, pasa el autor a con- siderar la génesis y estructura de los cuerpos amarillos, haciendo un breve resumen de las teorías existentes y viniendo a ratificarse en su antigua opinión, que corrobora con nuevos datos, de «que el »cuerpo amarillo es una derivación hiperplásica de la toca interna, »que subministra los elementos luteínicos, y de la externa, que «proyecta elementos conectivos, forma una especie de retículo in- »terior y se encarga de la formación de la cicatriz intravesicular». A, DE ZULUETA. DoDERO (Agostino): Materiali per lo studio dei Coleotteri italiani. IV Pselaphidae. («Annali del Mus. Civ. Stor. Nat.». Genova, Ser. 3.% vol. viii (xlviii), pp. 172-250, lams. iii y iv, 1919.) Trabajo muy importante para el conocimiento de los Pseláfidos italianos, en el que se describen, con la exactitud y minuciosidad propias de este autor, numerosas formas nuevas; se dan cuadros para la distinción de las especies de algunos géneros, etc. Al final lleva un Suplemento en el que trata de especies no ita- lianas, y en el que describe las siguientes de nuestra Península: Trimium (Aphanogramme n. subgen.) asturicum n. sp., de Ca- boalles, León (G. Paganetti Hummler); Pselaphus (Pselaphosto- mus) biissacensis n. sp., de Bussaco (Portugal); Pselaphus Píz- ^í2«e///n. sp., Ponferraday Caboalles, León (G. Paganetti Hum- mler); indicando, además, la captura en la provincia de Ciudad Real, realizada por el Rvdo. José María de la Fuente, del Enop- tostomus Doderoi Reitt., especie no conocida anteriormente de nuestro país.— C. Bolívar Pieltain. Pie (Maurice) : Matéríaux poiir servir á l'étiide des Longi- cornes. Lyon y Saint-Amand (1891 a 1917). 10 cuadernos en 19 par- tes. Llegan ahora a la Biblioteca de nuestra Sociedad, y en ellos hay muchas citas y datos referentes a España. Como se trata de fechas ya muy antiguas, acaso ya se haya aquí dado cuenta de esta 336 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA publicación. En los dos últimos cuadernos, que son de 1916 y 1917. ^se hacen referencias y se traducen al francés algunas descripciones de «Los Coleópteros de Marruecos», por Escalera, y de otros tra- bajos del mismo y de Lauffer, y se describen Dorcadion fuligi- nator v. nov. Guerryi, de Benasque (P. Guerry!); D. fuligina- tor subsp. subnitidipenne, de España (col. Pie), y D. andia- num n. sp., de S. Andia (Col. Pie). Es de mucho interés para todo el que estudie esta familia el «Catalogue bibliographique et synonymique d'Europe et des ré- gions avoisinantes», repartido en esos cuadernos desde 1900 y ter- minado precisamente en el último recibido (1917). Está con pagina- ción aparte (120 páginas).— J. M. Dusmet. jANiNi Janini (Rafael): A propósito de los caballos españo- les con ctte/-/zo5.— Valencia, 1919. (Un folleto de 49 páginas, con figuras). ^ Mas que sobre el asunto a que el título se refiere, versa esta obrita sobre el origen de los caballos de razas nobles, viniendo a ser como un resumen de las teorías más modernas, principalmente inspirado en los trabajos de Lydekker y de Ridgeway. A parte de algunos lunares, principalmente en cuestiones de filogenia (tales, por ejemplo, el dar cabida a la opinión absurda de que los caballos puedan derivarse de artiodáctilos con cuernos), es un trabajo muy recomendable, sobre todo por su orientación, completamente a la altura del estado actual de los conocimientos sobre esta materia.— A. Cabrera. Bate (Dorothea M.' A.): On a tiew Genus of Extinct Muscar- dine Rodent from the Balearle Islands. —(Proc. Zool. Soc. of London, 1918. Páginas 209-222, con una lámina). La señorita Bate, que tan interesantes descubrimientos paleon- tológicos ha hecho en Baleares, añade uno más en este trabajo: el de un género nuevo de lirones, encontrado en el mismo nivel que el interesantísimo Myotragus, y al cual denomina Hypnomys, con dos especies: H. morpheus, de Mallorca, y //. mahonensis, de Menorca. Por sus caracteres, tiene este género muchos puntos de contacto con Ellomys y Lelthia, aunque difiere perfectamente de ambos. Al discutir sus afinidades, la autora hace una indicación de interés para el conocimiento de los mamíferos baleáricos actua- les, y es que el Ellomys, que vive en Formentera, no es la forma gymnesicus que hay en las otras islas, sino E. lusltanlcus, como en el mediodía de la Península. — A. Cabrera. Sesión del 2 de Julio de \9\9* PRESIDENCIA DE D. ROMUALDO GONZÁLEZ FRAGOSO El Secretario leyó el acta de la sesión anterior, que fué aprobada. Presentaciones.— Fué presentado para nuevo socio numerario D. Modesto Laza Palacio, alumno de Farmacia, por D. Enrique Laza. Notas y comunicaciones.— El Secretario presentó las siguientes notas, en nombre de sus respectivos autores: «Sobre la existencia en España de la Zeilleria Hierlatzicm y «Datos acerca de la exis- tencia del Aragonito en el Cabezo de Gil de Ras, en Caravaca (Murcia)», por el Sr. Jiménez de Cisneros; «Estudio histológico de los corazones branquiales de Sepia offícinalis^\ por el Sr. Fernán- dez Galiano; «Observaciones a la nota del Sr. Fernández Navarro «Una opinión sobre el yeso del Cerro de los Angeles», por el señor D. Francisco Pardillo, «Notas sobre Briozoos españoles», por don Manuel Jerónimo Barroso, y «Presencia de la Testudo ibera Pallas, en Formentera», por D. Joaquín Maluquer; acordándose pa- saran a la Comisión de publicación. — El Sr. Cabrera hace un breve relato de la exploración recien- temente efectuada al Rif oriental, con objeto de practicar estudios sobre los mamíferos y las razas caballares de esa región de Marrue- cos. Dice que durante el tiempo de su permanencia en el Rif, fué objeto de toda clase de atenciones y consideraciones, tanto por parte del Comandante general de iHelilla, como de todos los jefes y oficia- les del ejército allí destacado. Ofrece presentar una reseña completa de la excursión y exhibir los materiales recogidos en la sesión del mes de Octubre. El Presidente felicita al Sr. Cabrera por el éxito de su explora- ción en Marruecos, no dudando ha de interesar a la Sociedad el re- lato ofrecido por nuestro consocio, y propone que ésta dirija un oficio al Comandante general de Melilla, dándole las gracias por las atenciones dispensadas al Sr. Cabrera en su viaje. —El Sr. Bolívar Pieltain, comunicó una nota del Dr. F. Santschi, titulada: «Trois nouvelles fourmies des Canaries.» Tomo XIX.— Julio, 1S19. '¿¿ 338 BOLETÍN DE LA REAL^SOCIEDAD ESPAÑOLA- El mismo señor presentó, además, dos notas, de que es autor; una sobre un Silfido cavernícola nuevo de la región valenciana, descubierto por D. Emilio Moroder, y otra sobre Carábidos es- pañoles. —El Sr. Carandell da cuenta de la existencia del género Nauti- lus en el titónico de Cabra. — El Sr. Hernández-Pacheco presenta una comunicación, titulada «Problemas y métodos de estudio del arte rupestre». — ElSr. Aulló comunica la siguiente nota: «El Pissodes pini- philus Herbst, en localidades españolas». Citadas solamente en España las especies notatus Fabr. , pi- ceae III., pini L. y oalidirostris Qyll., del género Pissodes, considero de interés la cita de la piniphiíus Herbst, en pino sil- vestre joven, procedente del pinar de Bronchales (Teruel), con adultos obtenidos en los últimos días de Junio y primeros de Julio, a la cuaKdebo añadir la inédita, que ahora me ha sido comunicada por D. Cándido Bolívar, relativa a Cercedilla (Madrid). Como dato curioso hago constar que la captura comunicada por el Sr. Bolívar, tuvo lugar en zona contigua al Puerto de Navace- rrada, cuya altitud es de 1.778 metros, y que de 1.772 es la del sitio del Puerto de Bronchales. de donde proceden los ejemplares de mi hallazgo. Secciones.— La de Valencia celebró sesión el 26 de Junio en el Laboratorio de Hidrobiología, bajo la presidencia del Profesor Moróte. El Sr. Pardo presenta para nuevo socio a D. Santiago Simón, di- bujante del Laboratorio de Hidrobiología. —El mismo señor muestra algunos pequeños herbarios, traídos por alumnos no oficiales, de Alcira, que encierran algunas especies de interés, de localidades tan excelentes para Botánica como son La Murta y La Casella. Dichos herbarios, bien dispuestos y ordenados, pasan a las colecciones escolares del Museo de Historia Natural del instituto. —Se da lectura a la siguiente nota: «El Sr. Moroder ha hallado, en sus visitas al Puig. un Hidrofílido nuevo, el Cercyon Moroderi Dodero, especie que guarda una gran semejanza con el C. subsulcatus; la captura se verificó en el mes de Noviembre, junto con varias especies de Pseláfidos, de las que en su día se dará noticia. La descripción de esta nueva especie, hecha por su autor D. Agostino Dodero, aparecerá próximamente en e! Boletín de nuestra Sociedad, enviada por dicho señor,, constitu- yendo esta noticia solamente un avance que damos, por juzgar el DE HISTORIA NATURAL 339 hallazgo de interés para la Entomología, como otros de que iremos dando cuenta en sesiones sucesivas. » —El Sr. Pardo da cuenta de la próxima venida a nuestro Labo- ratorio de Hidrobiología de una Misión del Museo Nacional de Cien- cias Naturales, que se propone realizar una activa campaña, de in- dudable provecho para el desarrollo de la Biología marina en nuestra nación, sirviendo al propio tiempo para enseñanza de los alumnos becarios de la Junta para ampliación de estudios, y de los que de- signe el Instituto por concesión hecha por la Junta. Al frente de di- cha misión vendrán los Profesores Lozano y Rioja, bien conocidos ya por su especialización en diversos ramos de la Biología del mar, como son los de los peces y los gusanos. La Sección se enteró de la noticia con gran complacencia, ofre- ciéndose los reunidos a coadyuvar al mejor resultado de los trabajos de la Misión. -La de Sevilla celebró sesión el 1 ° de Julio, bajo la presidencia de D. Antonio González Nicolás. —Se leyó una comunicación del Sr. Barras, en la que dimite el cargo de Tesorero y se despide de la Sección de Sevilla, de la que deja de formar parte por marchar a Madrid a desempeñar la plaza de Profesor de Historia Natural en la Escuela de Estudios Superio- res del Magisterio, para la que acaba de ser nombrado como conse- cuencia de reciente concurso. El Presidente pronunció breves pala- bras, manifestando su sentimiento por la ausencia de tan entusiasta socio, y pidió que constara en acta un voto de gracias de la Sección de Sevilla al Sr. Barras por su gestión en ella. Así se acordó por unanimidad. —Después se trató de la elección de nuevo Tesorero, acordán- dose dejarla para cuando se elija la Junta correspondiente al año próximo, pues en el tiempo que falta no es necesario hacer cobro ni pago alguno. —El Sr. Llórente se ocupó de la importancia de las colecciones regionales que posee la Universidad de Sevilla, encareciendo la conveniencia de que, tomándolas como base, se forme un Museo especial. Todos los concurrentes abundaron en las mismas ideas, y acordaron, por unanimidad, que constara en acta, por si puede ser esto base de gestiones futuras. —La de Barcelona celebró sesión el 1." de Julio, bajo la presi- dencia del señor marqués de Camps. —El Sr. Presidente dio cuenta de haber leído su discurso de in- greso en la Real Academia de Ciencia^ y Artes, de Barcelona, iio boletín de la real sociedad española nuestro consocio D. Manuel Cazurro, proponiendo, como así se acordó, constará en acta la satisfacción de la Sección por la me- recida distinción de que ha sido objeto nuestro citado compa- ñero. ^-El Sr. Arauzadi lee una nota sobre < Expresión fisonómica del prognatismo en la norma anterior.- ■'"—El Secretario presenta, en nombre del Sr. Torres Mín- guez, un catálogo de los moluscos de ia cuenca del río Silo (Lé- rida). El Sr. San Miguel presentó varios minerales y rocas de diver- sos parajes de la región, acerca de los cuales prometió redactar una nota para su publicación en el Boletín. Notas sobre briozoos españoles por Manuel Jerónimo Barroso. Fain. Cribrilinidae Hincks, 1880. La familia Cribrilinidae es muy poco natural, prestándose a em- prender detenidas investigaciones y nueva revisión de los géneros que suelen referirse a ella. Estos son bastante numerosos, habién- dolos, como Figulina, etc., cuyas especies poseen una compesatriz. y deben incluirse en el suborden Ascophora de Levinsen, mientra^ que en otros (Membraniporelía, Cribrilina, Puellina...) no está comprobada su existencia, y entonces serían del suborden Añasca. Gen. Puellina JuUien, 188H. Puellina Gattyae (Busk, 1853) var. baleárica nov., figs. 1 a 5. 1853. Lepralia Gattya> Busk.^Brit. Mus. Cat., pág. 73, lámi- na 83, fig. 6. 1889. Cribrilina Gattyce Jelly . — Syn. Cat. mar. Bryozoa, pág. 613. 1902. — Calvet. — Bryoz. mar. región de Cette, pág. 37. Colonias con Electra monostachys (Busk) y Microporella ci- liata (Pallas) sobre zosteras de Palma de Mallorca (Baleares). Nuestros ejemplares pueden considerarse como una variedad nueva de esta especie. El área central prominente lleva, sobre todo en las zoecias más viejas y calcificadas, poco manifiestas las cosii- DE HISTORIA NATURAL 341 lias radiales. Los poros son numerosos, pequeños y dispuestos en filas alternas, aunque no con gran regularidad. El margen de este área (excepción hecha de la parte superior) está limitado por un nú- mero variable de depresiones profundas y el orificio zoecial se pro- k^n^^l Fig. 1, Puellina Gattyce (Busk) var. baleárica nov.; fig. 2, zoecias con oviceia; fig. 3, zoecias vistas por el lado dorsal, con poros támaras; fig. 4, oviceia, lado dorsal, con poros cámaras; fig. 5, ancéstrula, lado dorsal, con puros cámaras. longa horizontalmente por delante del poster en un saliente mucro- nado obtuso. 34-' boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Fam. Reteporidae Smitt, 18H7. Gen. Rhynchozoon Hincks, 18i:)l. Rhynchozoon verruculatum (Smitt, 1S73). 1873. Cellepora L^errucu/ata Smitt. 'F\or. Bryoz., part ii, pá- gina 50, lám. 8, figs. 170 a 172. 1889. . Jelly.^Syn. Cal. mar. Bryoz. pág. 60. 1902. Cal vet. -Bryoz. mar. región Cet- te, pág. 66, lám. n, figs. 6 a 9 Una sola colonia, de Algeciras. separada de los materiales reco- gidos por el profesor G. de Linares en 1888. Esta pequeña colonia carece de ovicelas, lo cual dificulta su de- terminación con exactitud, no correspondiendo del todo en su.s caracteres a la Cellepora uerruculata Smitt. El tamaño de las zoecias es mayor que el asignado para esta es- pecie. La pseudoryimula del peristoma no se corresponde con la rimula del orificio primario, y la avicularia oral, con mandíbula trian- gular dirigida hacia arriba, está sobre un hinchamiento semejante al de R. angulatum Levinsen, con el cual tiene también analogías respecto a la forma del orificio primario y del opérenlo. En cuanto a la avicularia frontal, escasea tanto, que no la presentan más que dos zoecias. Por estas particularidades pudiera considerarse como una variedad (figs. 6 a 11). Fam. Celleporidae Busk, 1852. Gen. Osthimosiajullien, 1888. Osthimosia cántabra sp. nov., figs. 12 a 22. Una colonia del «Jardín» (Santander), sobre tallo de un liidrañc. extraída por los palangres en la pesca. Zoecias jóvenes ovales, y las viejas de forma cónica por el des- arrollo del peristoma; superficie de las mismas lisa o con escasas puntuaciones. Orificio primario con el poster provisto de una n- niula aguda; alrededor de aquél se levanta un peristoma, desarro- llado en un proceso rostral grueso, acanalado en la base y algo pun- tiagudo en su terminación, llevando en el extremo una aviculariíi con mandíbula triangular, dirigida hacia arriba. En la base del pe- ristoma, se presenta el orificio secundario, de forma subrectangular. inclinado o casi vertical. El opérenlo reproduce la forma del orificio DE HISTORIA NATURAL M^ ^ "^^.«-^ Rhynchozvon rerniciilatiim (Smitt) var. Fig B, zoecia con avicujaria frontal; fies. 7, 7a, orificio del peristoma con avicularia; figs. 8, 8o, zoecia vista interior- mente; fig. 8ft. parte proximal (porción de la base); figs. 9. 9a, 96, orificio visto por ellado interno; fig. 10, zoecia joven mostrando el orificio primario; fig. H. opérculo visto por su cara inferior, x 200; fig. lio. opérenlo visto por sircara su- perior, X 20(1. 344 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA primario, y está muy qtritinizado y engrosado cerca de los bordes, quedando en el centro una depresión acanalada. Avicularias interzoeciales grandes, con mandíbula espatulada. Ovicelas, con el ectocisto calcificado y provisto de poros dis- puestos.con cierta regularidad. En la parte superior llevan una pro- ducción rostral diversamente desarrollada, a veces hasta de doble longitud que la ovicela. Esta se abre en el peristoma por encima del opérculp. Colonia ramosa, con las ramas cortas y puntiagudas. Afinidades: Osthimosia cántabra pertenece al grupo eatonen- sis, próxima a Cellepora (Osthimosia) eatonensis Busk, de la cual difiere por la mandíbula rostral más triangular; el orificio con la rímula más pronunciada y, en consonancia, algo diferente la forma del opérculo, y, sobre todo, por la constitución de la ovicela, con la prominencia rostral y el ectoecio provisto de poros. BusKs en la descripción de C. eatonensis, no menciona las ovi- celas; pero Waters- señala su existencia en los ejemplares de las estaciones 149 y 135 de la expedición del «Challenger» como im- perforadas, con un área plana y extensamente abiertas. En la misma nota de Waters (1904) se considera sinónima O. evexa Jullien, 1888. establecida por este último como genotipo de Osthimosia. Teniendo en cuenta, también, como carácter genérico, la consti- tución de la ovicela, Canu y Bassler (1917) ponen ésta como imper- forada en la definición de Osthimosia, lo cual no coincidiría con la situación de nuestra especie. Levinsen (1909) define de nuevo la familia Celleporidae y restablece el género Cellepora con carac- teres ovicelares (constitución del ectoecio y endoecio). haciendo constar que fué Linné el primero que usó ese nombre, en la edi' ción XII de su «Systema Naturae», aplicado a la especie C. ramii- losa; pero en la excelente obra de Levinsen quizás se concede de- masiada importancia a la calcificación, porque, casi generalmente, es análoga a la de la zoecia, y en los casos en que esta concordancia no exista, sería suficiente el indicarlo. Gen. Schismopora Mac Gillivray, 1888. Schismopora coronopus (S. Wood), 1850. 1912. Cellepora coronoous G. Barroso. -Brioz. de la Est. Biol. mar. Santander. (Trab. Mus. C.N-, pág. 46.) Varias colonias de Algeciras, separadas de los materiales reco- gidos por el Profesor G. de Linares en 1888. DE HISTORIA NATURAL 345 Fig. 12, Osthimosia cántabra sp. nov.; fig. 13, zoecias jóvenes del extremo de una rama; fig. 14, orificio zoecial primario, x 70; fig. 15, avicularia inter- zoecial; fig 16, mandíbula de la avicularia interzoecial, x 50; fig. 17, aspecto del orificio zoecial cerrado por el opérculo, x 60; fig. 18, opérculo aislado visto por su cara inferior, y 60; fig. 19, opérculo cara superior, x 70: fig. 20, procesos rostrales desprovistos de la mandíbula aviculariana; fig. 21, mandí- bula de la avicularia rostral: fiff. 22, ovicelas. 346 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA De esta especie se han dado a veces figuras confusas, corres- pondientes probablemente a determinaciones dudosas. Yo expreso aquí mi gratitud a Mr. Canu por su donativo de unos buenos ejem- plares, muy típicos, procedentes de Oran, que me han sido utilísi mes como términos de comparación, y a los cuales sé refieren exac- tamente las colonias de Algt^ciras. Schismopora magnicostata sp. nov. Figs. 23 a 32. Colonias de Algeciras, separadas de los materiales recogidos por el Profesor G. de Linares en 1888. Zoecias subovales, con un área frontal formada por un pleurocis- to, bordeada de poros areolares, y entre ellos grandes costillas que la atraviesan radialmente desde una prominencia cerca del borde inferior de la abertura. Orificio arqueado superiormente, y en la parte inferior provisto de una ancha rímula; peristoma poco desarrollado, y en la parte pro- ximal del orificio, un proceso rostral corto subcónico, llevando en el extremo una avicularia con mandíbula triangular y dirigida trans- versalmente. Grandes y abundantes avicularias interzoeciales con mandíbula espatulada, aunque poco pronunciada esta forma y ocu- pando la posición de zoecias verdaderas. Ovicelas en la parte central de las colonias subglobosas hipersto- miales, abriéndose por encima del opérenlo, con el endoecio mem- branoso y el ectoecio sin calcificar por completo, dejando espacios a modo de grandes puntuaciones variables de forma. Colonias muy desarrolladas, incrustantes y nodulosas. La Schismopora magnicostata no corresponde exactamen- te, por la calcificación del frente zoecial, al género Schismopom: pero justifican su posición en ese grupo el orificio zoecial y la ovicela. Es una especie próxima a Cellepora (Schismopora) avicula- ris Hincks, de la cual se diferencia muy principalmente por las marcadas costillas del área frontal, de un tamaño que no conocemos en otras especies de Briozoos que las presentan. DE HISTORIA NATI RAl. 347 <(¡^- Fig. 23, Schisniopora magnicostata, nov. sp.; fig. 24, zoecias vistas por la cara dor- sal adherente; fig. 25, zoecia joven, cara frontal; fig. 26, parte dorsal libre de una zoecia; fig. 27, ovicela; fig. 28, ovicela mostrando el endoecio por rotura del ectoe- cio: fig. 29, ov'icelas con el ectoecio diversamente calcificado; fig 30, mandíbula de una avicularia interzoecial, cara superior, x 50; fig 31, ídem, cara inferior, x 50; fig. 32, opérenlo, X 100. 348 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Sobre la existencia en España de la "Zeilleria Hierle.tzica„ Opp. por Daniel Jiménez de Cisneros. En mi modesto trabajo, leído en el Congreso de Sevilla, hablé de una especie poco frecuente en España, y de la que yo había encon- trado no pocos ejemplares. La Zeilleria Partschi Opp., especie a la que me refiero, había sido encontrada por primera vez en España por los Sres. Bertrand y Kilian, refiriéndola al Lías medio, junta- mente con la Terebraíula {Pygope vel Glossothyris) Aspasia Menegh y la Spiriferina rostrata Schlot. El Catálogo del Sr. Ma- I Hada no Contiene de estas dos especies {P. Aspasia y Zeill. Parts- chi) otra localidad. En mi trabajo de Sevilla decía haber encontrado muchos individuos de esta última especie, y aún me atreví á indicar, como variedad, una en forma de triángulo equilátero, proponiendo el nombre de var. equilátera. No anduve muy acertado en el establecimiento de tal variedad, porque si bien la especie que yo vi en Padua y en Ginebra como Z. Partschi Opp. del Lías inferior es igual á la encontrada en la Sierra de la Romana (Alicante) y en la Sierra de Quiuas, de Aba- nilla (Murcia), los trabajos del Sr. Fucini, de Pisa, presentan como Waldheimia Partschi Opp. una forma equilátera, y aun isósceles, en la que el borde frontal es más largo que los flancos. Tanto la forma representada por los Sres. Bertrand y Kilian, como la del Sr. Fucini, se refieren á ejemplares únicos. Las encon- tradas por mí en el Lías del Algayat (Alicante), en número muy considerable, presentan todos los tránsitos, desde el triángulo isós- celes al equilátero, y todas las variaciones de tamaño, desde cuatro centímetros hasta poco más de uno. Indudablemente no se trata de una sola especie, pues los flancos no son iguales, y estudiando dete- nidamente una Memoria del Sr. Fucini (1), encuentro perfectamente limitadas estas dos especies, deduciendo que en la mayoría de los casos se encuentra la Zeilleria Hierlatzica Opp. de preferencia a Z. Partschi Opp. Refiriéndose a la primera, dice el Sr. Fucini, de quien me permito traducir estas líneas: « Es una Conchita (1) Fauna del caicari bianchi ceroidi con Phylloceras cylindrícum Sow., del Monte Pisanc— Atti della Soc. Tose, de Se. naturali.— Pisa. Volumen xiv, pág. 198-1Ü9. DR HISTORIA XATURAI, M9 claramente triangular, más alta que ancha, truncada en la parte fron- tal y un poco comprimida en los flancos. Las valvas son igualmente convexas, con el mayor abultamiento poco más arriba del centro, correspondiendo al mayor espesor de la concha. Ambas valvas tie- nen, como en la especie anterior (Z. Partschi Opp.), la parte infe- rior aplanada y descendente hacia la región frontal, la cual toma así el aspecto de cuña. El ápice, medianamente alto y encorvado, lleva, por lo que se distingue esta especie de la precedente, una quilla bien manifiesta, que desciende del ápice al borde frontal, limitando, juntamente con la otra quilla de la valva menor, una área bastante grande. La unión de las valvas, que se efectúa bajo un ángulo bien manifiesto y casi recto en la porción frental, tiene lugar en una superficie cóncava en los flancos. La comisura es casi recta por todas partes. La diferencia que mejor distingue á estas dos especies está en esta doble quilla, que forma una areola profunda y ancha en los dos flancos de la Z. Hierlatzica Opp.; areola muy reducida o no existente en la Z. Partschi Opp » El Sr. Fucini dice que la Z. Hierlatzica es conocida como del Lías inferior. La fig. 21 a de la Tav. VII, representando a la especie de perfil, no corresponde bien a la descripción, por no verse clara- mente las quillas. El carácter expuesto por el Sr. Fucini es indudablemente el me- jor, pues el relativo al tamaño y forma general varía extraordinaria- mente. Poseo ejemplares en forma de triángulo equilátero, y otros, tan recogidos y estrechos, que el ancho es casi la mitad del largo. Otro tanto puede decirse de la Z. Partschi Opp., en la que tanto aparece como triángulo equilátero de mediano tamaño, como en forma de isósceles muy alargado. La variedad de borde frontal on- dulado, que yo encontré en el Algayat, en- dos individuos, no me- rece tampoco ser considerada como tal, prefiriendo considerarla como un mero accidente. En una reciente excursión a la Romana he vuelto a encontrar estas dos especies, de grande y de mediano tamaño. Creo que si se registraran cuidadosamente algunos yacimientos españoles, se vería cómo esta especies, así como la clásica Pygope Aspasia Mgh., se encontrarían en dos formas de muy diferente tamaño, como expon- dremos en otra nota. 350 boletín de LA REA!. SOCIEDAD ESPAÑOLA Datos acerca de la existencia del Aragonito en el cabezo de Gil de Ras, en Caravaca (Murcia) por Daniel Jiménez de Cisneroa. En un detenido y bien escrito trabajo acerca de Los Aragonitos de España, menciona su autor, D. Pedro Castro Barea (pág. 87), unos ejemplares de esta especie mineral procedentes de Gil de Ras, sin indicio alguno de sus condiciones de yacimiento. Como yo he llevado al Museo Nacional de Ciencias Naturales varios ejem- plares de Aragonito procedentes de esta localidad, y con los carac- teres que cita el Sr. Castro, creo, con fundamento, que esos ejem- plares son los que yo he entregado y cuya etiqueta se ha perdido (1). Gil de Ras (Chin de Ras por otros) es una pequeña loma situa- da al Este de Caravaca, a distancia poco más de un kilómetro y cortada por medio por la carretera de Murcia, construida hace unos cincuenta años, próximamente. La altura de esta loma no excederá de unos 10 metros. Su longitud de Norte a Sur no llegará a 500 me- tros. Este último dato es sólo el recuerdo que conservo, habiéndola recorrido muchísimas veces en la época en que fui Profesor del Co- legio de Segunda enseñanza (1882-86). Cortada la loma de Gil de Ras, algunos años antes de esta fecha, se extrajeron numerosas bolas de Aragonito, que se guardaron como curiosidad en algunas casas. Conservaba yo el recuerdo de estas masas fibroso-radiadas, de color verde caña, y que se hacían pasar por exhalaciones y piedras de rayo. Volví a la localidad en 1882, y me dediqué, con los alumnos del Colegio a recorrer el término de Caravaca, no tardando en encontrar en Gil de Ras el yacimiento de Aragonito, del que recogí muchos ejemplares. (1) He visto alguno que otro ejemplar, regalado por mí y que care- ce de procedencia. Desde aquella época (1889) hasta el presente han su- frido estas colecciones dos mudanzas, y no es extraño el extravío de alguna etiqueta. No envuelven estas líneas ni asomos de censura para el que haya sido encargado de esta labor. El Sr. Calderón me preguntó alguna vez acerca de la procedencia de especies que suponía regaladas por mí. El Sr. Fernández Navarro anotó también la procedencia de un bello romboedro de Oligisto, existente en la colección de cristales. Dos bellísimos cristales de Magnetita, uno rombododecaédrico y otro oc- taédrico emarginado, procedentes del Este de Caravaca, no han apa- recido. DE HISTORIA NATURAL 351 Estas masas esféricas, algunas de más tamaño que una naranja gruesa, se encuentran empastadas en una roca gris claro, que se rompe fácilmente en la mayor parte de los puntos, dejando aislado el Aragonito. En otros puntos, el mineral en cuestión se encuentra en el seno de una roca amarillenta, un tanto granosa, acompañando a otros minerales que ahora diré. La roca es una Andesita augí- tica, sumamente alterado, reconocida como tal por D. Francisco QuiROQA, y de la que yo pude extraer un bello trozo sin alterar, en el que se veían largas agujas de Piroxeno. Desgraciadamente, se me ha extraviado el ejemplar. La roca esiá menos alterada en las zonas proíuiidas. En la porción central de la trinchera, en la parte Sur, hay todavía gruesas bolas de Aragonito, que yo dejé sin arrancar ante el temor de destrozar- las y para que en su tiempo pudieran servir de comprobantes. Pre- caución innecesaria, porque un nuevo corte produciría seguramente otras masas de Aragonito. Cuando el agua de lluvia arrastra el pol- vo de la carretera que cubre los cortes de la trinchera, quedan pa- tentes algunos de estos núcleos del mineral. En la sección Norte de esta loma, inmediato a una casilla de madera, levantada para servir de lazareto en una de las epidemias de aquel entonces, hay un pequeño socavón, hecho para extraer minerales, que se redujeron a una corta cantidad de Oligisto. En aquella parte no he visto masas de Aragonito. Se encuentran, en cambio, algunos cristales de Pirita. La presencia de estos cristales, algunos de gran tamaño, me hizo pensar en la posibilidad de que Gil de Ras fuese un afloramiento triásico metamorf izado por el con- tacto de una roca eruptiva, apareciendo esto más particularmente al Sur de la loma. Registrando hoy los minerales que en aquel tiempo coleccioné, encuentro particularidades dignas de apuntarse. En uno de los ejem- plares se notan láminas de Oligisto; en otro aparecen pequeñas ma- sas de Aragonito y cristales, en forma de agujas, de Anfibol o de Piroxeno. En un tercero se presentan dos gruesos y hermosos do- decaedros pentagonales de Pirita, empastados en la roca alterada; pero el ejemplar más notable es uno que conserva parte de la roca, en forma de masa verdosa granugienta, empastando masas redon- das de Aragonito y cristales de calcita, transparente, conservando entre las fibras del primero de estos minerales las señales o huellas de otros cristales del segundo, que han desaparecido. De la inspec- ción del ejemplar parece deducirse que la calcita se ha formado pri- meramente acomodándose el Aragonito a los espacios que aquélla ha dejado libres. Entre los huecos que en algunos puntos quedan entre ambos, aparecen cristales de Oligisto (':') y de Pirita, y en la 352 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA parte opuesta, el ejemplar presenta un cristal dodecaédrico de Pi- rita, de un centímetro de diámetro, que experimenta la limonitiza- ción, manchando de hidrato férrico una parte del Aragonito (1). Años después de mi salida de Caravaca, reconocí la existencia de rocas eruptivas en la Sierra de Burete, en la margen del Quipar, en el llamado Valle del Paraíso y otros lugares, y di cuenta a nuestra Sociedad de estas investigaciones en diversas notas, entre ellas El yacimiento de Magnetita de Cehegin (Actas, Julio 1903), en la que se habla del cabezo de Gil de Ras y el Aragonito que en- cierra su roca eruptiva; Las Ofitas diabásicas de Burete (Mur- cia), (Actas de Abril de 1906), en la que también se menciona Gil de Ras y Cuesta Negra, reconocidas las de este último yacimiento por el Sr. Fernández Navarro, que me indicó ser una Ofita dia- básica de elementos muy alterados. De estos mismos parajes debe proceder una roca, notable por el tamaño vde sus elementos. Los cristales de Plagioclasa son muy grandes y los de Piroxeno forman largos prismas de tres o cuatro (1) Este curioso ejemplar no creo proceda de Gil de Ras, y me fué entregado, para su reconocimiento, por el Sr. Egea Portillo, vecino de Cehegin, entusiasta buscador de minas, que no encontró los minerales que buscaba y sí fósiles, rocas y minerales varios, que me fué entre- gando sin revelarme la procedencia. Me resisto a creer que sea este ejemplar del citado cabezo de Gil de Ras, porque lo he recorrido mu- chas veces y jamás he encontrado en él asociaciones semejantes. Creo que en los alrededores de Cehegin existe alguna roca eruptiva que con- tiene estos minerales; en el mismo caso se encuentran los bellísimos cristales de Melanito, algunos tan gruesos como nueces pequeñas, en una roca alterada y terrosa. He buscado durante mucho tiempo estos yacimientos, y he encargado al guía José Muñoz Castillo, que tan bue- nos servicios me ha prestado siempre, sin que hasta la- fecha nos haya sido posible encontrar nada. Estas investigaciones no han sido perdi- das, porque, gracias a ellas, hemos recogido fósiles de la mayor belleza, unos; de especies indeterminadas por su rareza, otros, sin que haya visto formas parecidas en ningún Museo. El Sr. Egea había acumulado una enorme colección de rocas, minerales y fósiles. Ausente yo de Ca- ravaca desde Junio de 1886, aún continuó sus investigaciones, sin dar importancia al riquísimo yacimiento de minerales de hierro, que hubiera hecho su fortuna, pero él sólo buscaba minerales de más precio. Próxi- mo a su muerte, y comprendiendo que nadie sabría estimar su esfuerzo, en el que había invertido grandes sumas, fué transportando, tan sigilo- samente como los había recogido, todos aquellos ejemplares a lugar ignorado, perdiéndose completamente con su muerte cuantos datos inte- resantes poseía. Sólo una mínima parte de sus colecciones me fué en- viada por él, reservando siempre las procedencias, como recuerdo y compensación a los servicios que le presté en los años de 1884 a 86. Bol. de la R. Soc. Esp. Hist. Nat. Tomo XIX, Lám. xii. «""■^^^ Fig. 1.-'— (Hematoxilina férrica.)—/., laguna sanguínea del ¡corazón ¡branquial de 5^- pia; S, desgarrones por los que la sangre se insinúa entre las células del parér. quima del órgano. Paralelamente a la pared lacunar se ven dos filtros musculares. Fig. 2."— Corte transversal de la zona cortical y parte de la central del apéndice del corazón branquial de Sepia. (Método de Wkigf.rt a la resorcina-fucliina.) Ob- sérvese la red elástica de la región cortical y, en la mitad inferior de la microfoto- grafía, dos laginias sanguíneas rodeadas por abundante tejido elástico; en el in- terior de éstas se ve el plasma coagulado. . DE HiST( MA NAirivAi. ^:■>^ centímetros. Se halla en la masa de esta roca un mineral amarillento, que ha sido calificado como mineral de Torio (1). Se ignora igual- mente el sitio en donde la encontró el Sr. Egea, y sería de alabar que alguno de nuestros jóvenes del Museo dedicara algún tiempo a labor tan curiosa y útil, estudiando una región que tantas cosas nuevas encierra. • Estudio histológico de los corazones branquiales de "Sepia officinalis,, L. y de sus apéndices por E. Fernández Galiano. (Lámina xii.) No son pocos los trabajos más o menos directamente consagra- dos a la investigación de los corazones branquiales y sus apéndices en los Cefalópodos, pero la mayoría de ellos limitan su cometido a la descripción de la forma y de la anatomía gruesa de los susodi- chos órganos, así como también procuran inquirir la misión fisioló- gica que desempeñan. Y, si bien su anatomía fina ha sido objeto de estudio en algunos apreciables trabajos, los pormenores que de ella conocemos son fragmentarios e incompletos. A colmar estas lagunas, en el conocimiento histológico de los órganos aludidos, nos hemos dedicado durante algún tiempo, siendo el fruto de nuestro trabajo, por lo que a Sepia officinalis L. se refiere, las páginas siguientes, en las que ponemos de relieve bas- tantes detalles de estructura no observados por los autores, así como también rectificamos y ampliamos algunos datos, a nuestro enten- der erróneamente interpretados o insuficientemente estudiados. Conviene, a fin de que el lector pueda seguirnos cómodamente en el texto y entienda sin dificultad las alusiones a disposiciones anatómicas y a relaciones fisiológicas, que describamos, siquiera sea de manera somera, el- aparato circulatorio de los Cefalópodos, así como también su modo de funcionar. La sangre de los Cefalópodos es un líquido casi incoloro que contiene en suspensión numerosos corpúsculos celulares, de cinco a (1) Orangita: ThOa (?). ToMoxix.— julio. 1919. 23 .554 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA siete mieras de diámetro, incoloros, capaces de ejecutar movimien- tos amiboides y sobre cuyos caracteres morfológicos insistiremos después; tales corpúsculos, llamados linfocitos o amibocitos, son comparables a los leucocitos o glóbulos blancos de la sangre de los vertebrados. La parte líquida de la sangre, es decir, el plasma, contiene en disolución una sustancia albuminoide, incolora: la hemocianina. Este cuerpo es equivalente, por su papsl fisiológico, a la hemoglobi- na de los hematíes de los vertebradas; en efecto, la hemocianina, que, S2gún hemos adelantado, es incolora, toma por absorción d?. oxí- geno un color azul, convirtiéndose en oxihemocianina, la cual, al perder el oxígeno en contacto con los tejidos, se decolora y queda de nuevo convertida en hemocianina. He aquí por qué la sangre arte- rial, rica en oxihemocianina, es ds color azulado, mientras que la sangre venosa, cuya hemocianina está exenta de oxígeno, muéstrase de coloF pálido. El plasma sanguíneo no contiene fibrina en disolución, razón por la cual no se coagula espontáneamente cuando sale de los vasos, como acontece con el de los Vertebrados (1). Discurre la sangre por el interior de un sistema de cavidades, cuyo conjunto forma el aparato circulatorio, compuesto de corazón, arterias, venas, vasos capilares y senos sanguíneos. La sangre, al salir del corazón, pasa a las arterias, circula después por una red formada por finos capilares, recorre a continuación los vasos veno- sos y regresa, finalmente, al corazón. En algunos territorios orgá- nicos no existen los capilares, sino que las arterias desaguan en am- plios espacios cavernosos, llamados senos o lagunas, ds los cuales arrancan vasos venosos, que encauzan nuevamente la sangre, con- duciéndola a las branquias y, finalmente, al corazón. He aquí expuesta en sus líneas generales la circulación sanguí- nea de los Cifalópodos dibranquiales: El corazón es un saco oblongo (fig. 1.^, C a), que debe de ser considerado como. un ventrículo, no siendo las aurículas sino expansiones pulsátiles que las venas branquiales exhiben en su parte inmediata al músculo cardiaco (2). La sangre oxigenada (arte- (1) Frf.dericq: Recherches sur la physíologie du poulpe commun (Octopus vulgaris). (Arch. de Zoo!, expér. et getiér., t. vi-, 1878.) (2) Milne-Edwakds: Voyage en Sicile. De l'appareil circulatoire du Poulpe. (Ann. des Se. nat.,-iii serie, 1845.) Marcead: Recherches sur la structure du coeur diez les Mollusques. (Arch. d'Anat. microsc, t. vii, 1904-1905.) Naef: Zur oergleichenden Anatomie und Entwlcklungsgeschíchte des Blutgefaesssystems der Cephalopoden. (Zool. Anzeiger, Bd. xxxvi, 1910.) DE HISTORIA NATURAL 355 rial) llega al corazón conducida por dos venas branquiales (figu- ra 1/, V b), procedentes de sendas branquias. Las contracciones rítmicas del ventrículo expulsan la sangre, haciéndola caminar en djs direcciones diferentes: la destinada a nutrir la parte anterior del , Ant --VgT. J-'ig. ¡."—Representación esiiuemática del aparato circulatorio de un Cefalópodo di- braquial. (Figura imitada de Meyer: Tintenfische mt hesonderer Beriicksichtigung von Sepia und Octopus. Leipzig, 1913.) (Los vasos que llevan sangre arterial están representados en negro, los que llevan sangre venosa, en rayado. Solamente están dibujados los más impor¿antes. La di- rección de la corriente sanguínea está indicada por las flechas.) C a, corazón arterial. Vb, venas branquiales. A c, aorta cefálica. A a, aorta abdominal. V ce, vena cefálica. Vea, venas cavas. A b, arterias branquiales. Cb, corazones branquiales. Acb, apéndices de los corazones branquiales. Ag, Arteria genital. Anb, vasos nutricios de las branquias. Ab t, arteria de la bolsa de la tinta. V g b, vena de la glándula branquial V a m, vena anterior del manto. V p m, vena posterior del manto . Vm, vena meseníérica A h, arteria hepática. animal corre por el interior de una gruesa arteria, colocada parale- lamente al esófago y llamada aorta cefálica (fig. I,'', A c); la san- gre que ha de irrigar la parte posterior del organismo es lanzada por otra arteria, no tan grnesa como la aorta cefálica, y designada con el nombre de aorta abdominal. (Fig. 1 .^, A a.) La aorta cefálica da ramas a lo largo de su trayecto, que a su 356 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA vez se ramifican, llevando la sanare a diversos órganos, como son los del aparato digestivo, el hígado, la bolsa de la tinta, el manto, etcétera, así como también a los brazos. La sangre que riega toda la parte anterior del cuerpo, ora por medio de vasos capilares, ora a través de un sistema lagunar ramificado, es recogida por último, ya empobrecida de oxígeno, por una gruesa vena, la vena cefálica (fig. 1.'', Vce), situada paralelamente a la arteria del mismo nom- bre. La vena cefálica se bifurca, próximamente al nivel del estó- mago, en dos vasos de regular calibre, que son las llamadas venas cavas (fig. I."*, Ve a.) A diversos puntos de las venas cavas van a parar los principales vasos que conducen la sangre venosa procedente de la parte poste- rior del cuerpo, así como también otras venas de menor calibre, resultando las venas cavas, en definiva, las colectoras de la sangre venosa arribada de todos los territorios orgánicos. LasVenas cavas están recubiertas exteriormente por los llama- dos apéndices venosos, que son vegetaciones o ampollas irregu- lares en contacto mutuo; cada una de ellas es hueca, y el conjunto comunica con el interior de las venas cavas por muchos orificios, de suerte que la sangre ocupa la cavidad de aquéllas. Están revestidas por el epitelio parietal de los sacos renales, a través del cual se supone que se filtran las materias excrementicias para ser vertidas en el interior de aquellos sacos, (Fig. 2.^", V.) No resta para terminar el ciclo sanguíneo sino que la sangre pase a las branquias y vuelva, una vez arterializada, al corazón, conducida por las venas branquiales. La sangre llega, efectiva- mente, a cada branquia por su vaso aferente o arteria branquial respectiva (fig. 1 .^, A 6); pero antes de penetrar en las arterias branquiales, atraviesa sendos órganos, situados en la base de las branquias, que son los llamados corazones branquiales. (Figu- ra I.'', Cb.) En los corazones branquiales penetra, pues, la sangre venosa que conducen las venas cavas, que, según hemos visto, es la totalidad de la existente en el organismo del Cefalópodo: en ellos recibe el líquido sanguíneo el impulso necesario para lanzarse por las arterias branquiales y seguir por las infinitas ramificaciones de éstas en el espesor del órgano respiratorio. Desde las branquias retorna, según hemos indicado antes, por las venas branquiales al corazón. Resulta de lo que llevamos dicho, que el trayecto recorrido por la sangre de un cefalópodo puede ser esquemática y gráficamente representado por una curva que comienza en las branquias, en don- de el líquido sanguíneo se arterializa; sigue por las venas branquia- les al corazón, en donde la sangre recibe un primer impulso motor; DE HISTORIA NATURAL 357 continúa con las arterias llegando a todos los rincones del orga- nismo, en donde aquel líquido pierde oxígeno; vuelve después por las venas a los corazones branquiales, en donde la sangre recibe un segundo impulso, y termina, finalmente, con la arteria branquial en as branquias, punto en donde la curva queda cerrada. Del estudio del trayecto que el licor sanguíneo recorre, se dedu- cen dos hechos que interesa hacer constar: 1.° Toda la sangre ve- nosa, antes de llegar al corazón, pasa por los órganos respiratorios para arterializarse, o, dicho de otro modo, el corazón contiene úni- camente sangre arterial, o, como se dice, es un corazón arterial. Esta particularidad señala una notable diferencia entre el aparato cir- culatorio de los Cefalópodos y el de los demás Moluscos, puesto que en estos últimos existe, por lo regular, una derivación vascular más ó menos complicada, que conduce parte de la sangre venosa al sis- tema arterial sin haber pasado previamente por los órganos respi- ratorios (1), lo que da por resultado el que por las arterias circule una mezcla de sangre venosa y de sangre arterial. 2.° La sangre que atraviesa el corazón branquial es exclusivamente venosa, por lo cual este órgano debe de ser considerado (en parte, por razones que después veremos) como un corazón venoso, nombre con el que, efectivamente, es por algunos autores designado. Junto al corazón branquial, y unido a la base de éste, hay otro órgano más pequeño, conocido con la denominación dQ apéndice del corazón branquial. (Fig. \.^, Ac b.) Tanto los corazones branquiales, como sus apéndices, están encerrados en Sepia en el interior de un gran saco o divertículo de la cavidad general, Wamado pericardio o cavidad general secun- daria {secundaere Leibeshoehle de Grobben) (2). El pericardio de Sepia contiene en su interior el corazón arterial, las aortas, las venas branquiales, los corazones branquiales con sus apéndices, así como también la glándula genital y el estómago. La cavidad secun- daria de Octopus está, por el contrario, mucho menos desarrollada y no contiene ni el corazón arterial, ni el estómago, ni los corazones branquiales, pero sí los apéndices de estos últimos. Los órganos incluidos en la cavidad secundaria están revestidos por un epitelio. (1) VoQT et Yung: Traite d'Anatomie comparée pratique. T. i, 1888, pág. 874. (2) Grobben: Morphologische Studien über den Hartí- und Ge- schlechts-apparat sowie die Leibeshoehle der Cephalopoden. (Arb. a. d. Zool. Inst. d. Univ. Wlen, v, Bd., 18S4.) No hemos podido procurarnos esta importante Memoria; sin embargo, hemos leído resúmenes de ella en trabajos posteriores, que suponemos reflejarán fielmente las princi- pales ideas y descubrimientos que en la misma se consignan. 358 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA que se considera como continuación o derivación del epitelio propio de dicha cavidad. La cavidad secundaria comunica con los sacos renales por medio de sendas aberturas infundibuliformes. CuviER, en sus estudios sobre la anatomía de los moluscos (1), observó que los corazones branquiales no tienen la consistencia y dureza que caracterizan al corazón arterial, sino que, por el con- trario, son blandos y de consistencia esponjosa. Consideró dichos órganos, en atención a estar situados en la base de las branquias, como pulsátiles; opinión que, muchos aiios más tarde, encontró apoyo en pruebas histológicas, aportadas por Müller (2), el cual eviden- ció la existencia de numerosas fibras musculares, estriadas en el espesor de los mencionados órganos. El propio Cuvier descubrió en los Cefalópodos decápodos el apéndice del corazón branquial unido a éste por un delgado pedículo; advierte que no existe comu- nicación'entre las cavidades de los corazones branquiales y las de sus respectivos apéndices, y no dice nada acerca de la posible fun- ción de estos últimos órganos. Cuvier conoció únicamente los apén- dices de los Cefalópodos decápodos, pero posteriormente se ha de- mostrad 3 la presencia de ellos en todos los Cefalópodos. HANC33K (3) declara que la cavidad dal apéndice está en comu- nicación con la cavidad general secundaria, en el seno de la cual yace, por medio de un canal que desemboca al exterior por un punto situado en el extrema opuesto al que ocupa el pedículo de unión con el corazón branquial; descubre, además, que a través del men- cionado pedículo pasan vasos sanguíneos, que, procedentes del cora- zón branquial, llegan al apéndice y se ramifican reiteradamente en el espesor de la trama da este último órgano. Describe, por último, los numerosos pliegues ó vellosidades, revestidos de tejido epitelial, que rellenan la cavidad del apéndice. BOBRETZSKY (4), ScHiMKEWiTSCH (5) y ViGELius (6) coInciden (1) Cvvíer: Mémoires pour servir ¿i V histoire et á V anatonüe des Molliisques. París, 1817. (2) MOller: Bau der Cephalopoden. (Zeitschr. f. wissensch. Zool., IV. Band, 1853 )' (3) Hancock: On certain points in the anatomy and physiology of the Dibranchiate Cephalopoda. (Tiie Nat. Hist. Review, 1861.) (4) Bobuetzsky: Recherches sur le dJüeloppement des Céphalopo- des. (Mém. de la Soc. des amis des Se. nat., t xxiv, 1877.) (5) Schimkewitsch: Note sur le déoeloppement des Céphalopodes. (Zoo!. Anz., IX. Bd., 1886.) (6) ViGELius: Ueber das Excretionssystem der Cephalopoden. (Nie- derl. Ardí. f. Zoo!., v. Bd., 18S0.) DE HISTORIA NATURAL 359^ en apreciar que los apéndices representan órganos formados a ex- pensas de ios respectivos corazones branquiales, cosa de que los dos primeros sabios se persuaden al estudiar el desarrollo embrio- nario de los Cefalópodos; la misma afirmación hace posteriormente CuÉNOT (1). El apéndice camienza por un espesamiento de la pared interna del corazón branquial, que cada vez se desarrolla más, aca- bando por desprenderse de aquel órgano, aunque no totalmente, puesto que queda unido a él por medio de un pedículo. Discurriendo sobre la probable función de los apéndices llega ViGELius a la persuasión de que son órganos que primitivamente desempeñaban una misión secretora, la cual han perdido al compás del mayor desarrollo del aparato renal, quedando reducidos a la mo- desta condición de órganos rudimentarios. Confirma también Vige- Lius el hechp descubierto por Hancock de que los apéndices comu- nican directamente con la bolsa pericárdica en que están incluidos. También este hallazgo de Hancock ha sido confirmado por Grobben (2). Este autor se adhiere al parecer de Vigelius de que el apéndice desempeña una función excretora, fundándose en los caracteres histológicos que más adelante examinaremos. Propo- ne, además, designar los apéndices con el nombre de glándulas pericárdicas ( Pencar dialdrüsen) , apelativo que entraña la homo- logía, siquiera sea restringida, con los órganos del mismo nombre, peculiares de jos Lamelibranquios y Gastrópodos; funda. esta homo- logía, sobre todo, en los caracteres histológicos de los apéndices, en su derivación del epitelio propio de la cavidad general secundaria y en su posición dentro de la mentada cavidad. CuÉNOT, que en uno de sus trabajos (-3) admite que la cavidad del apéndice no está en comunicación directa con el exterior, recti- fica su opinión posteriormente (4) y reconoce que, en efecto, hay un orificio en el apéndice por el que comunica su cavidad propia con la cavidad general secundaria, en el seno de la cual está situado. En cuanto a los corazones branquiales, que los autores antiguos, a partir de Cuvier, consideraron como meros órganos pulsátiles, la opinión ha ido cambiando desde que Ransom (5) afirmó su natura- leza glandular. ( 1 ) Cuénot: Études sur le sang et les glandes lymphatiqíies dans la serie anímale. Arch. de Zool. expér. et genér. 2e serie, t. 9, 1891.) (2) Grobben: Morphologische Studien, etc. (3' Cuénot: Études sur le sang, etc. (4) Cuénot: L'excretion chez les Mollusques (Arch. belges de Biol., t. XVI, 1899). (5) Ransom: On tlie cardiac rhijthm of ínoertehrata{yn\r\^. of Physiol., vol. V, 1885). 360 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA KowALEWSKY (1) Confirma la naturaleza glandular de los cora- zones branquiales apoyando su opinión en la repetición de expe- riencias que son clásicas en la fisiología del aparato urinario de los Vertebrados. Es sabido que puede demostrarse la permeabilidad de los glomérulos del riñon para ciertas sustancias, como es, por ejem- plo, el carmín, inyectando en las venas de un conejo o de una rana una solución de aquel cuerpo y matando el animal al cabo de algún tiempo: el carmín se ha fijado sobre el epitelio glomerular y los glomérulos aparecen teñidos de rojo. Kowalewsky inyectó carmín en las venas de un Cefalópodo y demostró que esta sustancia se fija sobre las células del corazón branquial. De igual manera, si se inyecta en una vena de un conejo una solución de carmín de índigo (sulfo-indigotato sódico) y después de matar al animal se inyecta en el riñon, por la arteria, una solución de cloruro potásico o de alcohol con el fin de precipitar el carmín de índigo^ se observa que éste se ha depositado en las células del epitelio de los tubos flexuosos, prueba evidente de que son estas células las que lo han tomado de la sangre para arrojarlo al exte- rior. Kowalewsky, repitiendo esta experiencia en condiciones análogas en un cefalópodo, observó que el carmín de índigo se fijaba sobre las células de los apéndices venosos. Deduce, naturalmente, el citado sabio de estos experimentos que ios corazones branquiales de los Cefalópodos son homólogos a los glomérulos de Malpigio del riñon de los Vertebrados, así como los apéndices venosos lo son a los tubos flexuosos, y qife, por con- siguiente, los ríñones de los Vertebrados están representados en los Cefalópodos por el conjunto de apéndices venosos y corazones branquiales. Demostró también el propio Kowalewsky que si se inyecta solución de tornasol en las venas de un Cefalópodo se fija en los corazones branquiales, mientras que si la inyección se hace en un Lamelibranquio se acumula en las glándulas pericárdicas, hecho que le sirve para identificar por su función unos y otros órganos. Re- fuerza esta opinión la circunstancia de que también las glándulas pericárdicas de los Lamelibranquios, al igual que los corazones branquiales de los Cefalópodos, muestran afinidad por el carmín. Esta homología entre los corazones branquiales de los Cefaló- podos y las glándulas pericárdicas de los Lamelibranquios es reco- nocida también por' Cuénüt (2), que llega a tal convicción después del estudio histológico de aquellos órganos. (1) Kowalkwsky: Ein Beitrag sur Kenntniss der Exkretionsorgane (Bio!. Centrabl., IX. Bd., 1889). (2) Cvéj^ot: Htudes sur ¡e sariíf, etc . DE HISTORIA NATURAL 361 Las ideas acerca de la misión glandular de los corazones bran- quiales se afirman cada vez más en virtud de las investigaciones que acerca de los elementos celulares integrantes de los susodichos órganos llevan a cabo Faussek en 1893 (1) y Meyer (2) en tiempos más recientes. Grimpe (3), en fin, coincide con los mencionados autores en pensar que la función principal de los corazones bran- quiales es la excretora, quedando reducida a oficio secundario su actividad pulsátil. Los corazones branquiales son órganos, en número de dos, exis- tentes en todos los Cefalópodos dibranquiales y situados inmedia- tamente debajo de la base de la bran- quia respectiva. He aquí los caracteres de los cora- zones branquiales en Sepia offícina- lis L.: Su forma es aproximadamente la de una avellana, de un diámetro que puede ser superior a un centímetro, su consis- tencia es blanda y su color es grisáceo, aunque no uniforme en toda su superfi- cie. En su cara posterior lleva cada uno de dichos órganos, suspendida por me- dio da un pedúnculo muy corto, (figu- ra 2.^ P), una masa blanquecina, algo más pequeña, que es el llamado apéndice del corazón branquial. Según hemos dicho en páginas ante- riores, la sangre venosa colectada en las venas cavas, pasa por los corazones branquiales antes de entrar en las arte- rias branquiales, que la han de conducir a los órganos respirato- rios. Al abordar la vena cava al corazón branquial, la luz de aqué- lla se continúa con una cavidad fraguada en el seno de este órga- no. Esta cavidad ostenta la forma de un tubo arqueado, con la concavidad dirigida hacia delante, es decir, hacia la base de la Fig. 2.".— Representación es- quemática de un corazón branquial de Sepia offtci- nalis L. P, Pedículo de unión con el apéndice. C, cavidad tubiforme. V, vena aferente con los apén- dices excretores. A, arteria branquial. S, canales secundarios. (1) Faussek: Ueber den sogennanten iveissen Koerper (Mém. de l'Acad. des Se. de St. Pétersbourg, 7e serie, t. 41, 1893). (2) Meyer: Die Anatomie oon Opisthoteuthis depressa (Zeitschr. f. wissensch. Zoo!., Bd. 85, 1906). (3 1 Grimpe: Das Bíutgefaesssystern der dibranchiaten Cephalopo- den. I. (Zeitschr. f. wissensch. Zool., Bd. 104, 1913). 362 ■ BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA branquia, y está situada en la mitad anterior del corazón branquial (Fig. 2.^ C). Es facilísimo estudiar la forma, tamaño, etc., de dicha cavidad tubiforme, pues basta, para poderlo hacer, con seccionar el corazón branquial a lo largo, según un plano que pase por los ejes de la vena y de la arteria, entre las cuales está colocado el órgano en cuestión. En estas condiciones puede verse perfectamente cómo la cavidad tubiforme se continúa por un lado con -la vena cava y por el otro con la arteria branquial. A la entrada de la cavidad tubiforme, es decir, entre ésta y la vena aferente, hay una válvula de dos piezas, ya observada por Cuvier, y que impide retroceder a la sangre que ha entrado en aquella cavidad. En cambio, al comienzo de la arte- ria branquial, no existe válvula ninguna. Del canal tubiforme parten en todas direcciones numerosos canales secundarios que se ramifican y anastomosan unos con otros en el espesor del parenquima del órgano, a cuya circunstancia debe éste su consistencia blanda y su aspecto esponjoso (Fig. 2.'', S). Por los mencionados canales, la distribución de los cuales no hemos de estudiar en detalle, circula la sangre, que, de este modo, llega a las partes más recónditas del corazón branquial. Digamos, finalmente, que algunos de los canales secundarios pasan a través del pedículo del apéndice para ramificarse abundan- temente en el espesor de las paredes de este órgano. * * * Vamos a estudiar ahora la estructura histológica de los corazo- nes branquiales y de sus apéndices, insistiendo en que nuestra in- vestigación ha recaído exclusivamente sobre los citados órganos de Sepia officinalis L. El epitelio que reviste exteriormente al corazón branquial, ex- hibe los mismos caracteres estructurales que el que envuelve el apéndice, cosa que nada tiene de particular si se considera que la membrana epitelial envolvente de aquel órgano se continúa con la que circunda el pedículo de unión y, finalmente, con la que limita exteriormente el apéndice, lo cual se explica recordando que el apéndice, según hemos dicho anteriormente, se ha formado a expen- sas del corazón branquial. La citada membrana epitelial está constituida por un solo estra- to de células (fig. 3.^), cuyos límites son indiscernibles en los cor- tes perpendiculares a aquélla y cuyos núcleos yacen a niveles distintos, aunque, en general, están situados en la mitad externa de las células, es decir, más próximos a la superficie exterior que a la basal conectiva. Los núcleos se tifien intensamente por los \ DE HISTORIA NATURAL 363 reactivos de la croniatiiia y se revelan como corpúsculos de forma y tamaño bastante variable. No es raro observar algunos de figura alargada y estrechados en el centro, a modo de bizcocho (figu- ra S.**, B): esta forma es singularmente abundante en el epitelio de los repliegues internos del apéndice, y es al tratar este punto cuando hablaremos más extensamente de ellos. Por fuera está protegido el epitelio por una cutícula delgada, bien tingible por la eosina, en la que.se disciernen numerosos y fi- nos bastoncitos perpsndiculares a la superficie (fig. 3.^, C). Estos bastoncitos son particularmente aparentes en ciertas porciones de las secciones en donde la sustancia cuticular parece como si se hu- biera disuelto, quedando únicamente aquéllos a modo de minúscu- las pestañas. Al objeto de poner de manifiesto la estructura de las células 13 ..-,.l!'.!i-"M>!.a./ ; ,. Fig 3.*.— Epitelio externo del corazón branquial y de su apéndice fen Sepia) en sección transversal. (Dibujo seini-esquetnático.) B, núcleo en forma de bizcocho. C, cutícula. N, núcleo deformado por la presión de la vacuola subyacente. epiteliales hemos empleado los métodos comunes de coloración, sobre todo diferentes fórmulas de hematoxilina, con las cuales he- mos podido discernir en el epitelio la estructura que, de un modo algo esquemático, reproducimos en la figura 3.". De la parte más profunda del epitelio se ven surgir hilos muy finos, mas o menos intensamente teñidos, que al principio corren separados, ostentando una individualidad propia de leg-'timas epi- teliofibrillas, siendo muy frecuente, empero, la existencia de ramas que enlazan unüs con otras. Próximamente a la mitad de la altura de la membrana epitelial, toda individualidad se borra a causa de que las epiteliofibrillas se continúan con hilos que se anastomosan unos con otros, formando un retículo cuyas-mallas son, en general, más estrechas cuanto más cercanas están de la cutícula. Esto constituye una prueba del tránsito insensible de las epiteliofibrillas a los hilos del armazón protoplásmico de que tan claros ejemplos 3tíi BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA nos ha proporcionado Del Río-Hortega (1). Las mallas del re- tículo son de muy desigual anchura, pudiendo llegar a formar grandes vacuolas, sobre todo en las proximidades del núcleo; éste, en efecto, aparece en muchas ocasiones deformado, indudablemen- te a causa de la presión que sobre él ejerce el jugo celular conte- nido en una vacuola inmediata (fig. 3.^, N). Según hemos dicho más arriba, visto el epitelio en sección transversal, es imposible discernir los límites de las células que lo integran; en cambio, en secciones en que la membrana epitelial se vé de plano los contornos celulares son fácilmente apreciables. En la figura 4.'\ en la que representamos, semiesquemáticamente, una vista de plano del ^ P i ;: susodicho epitelio, puede observarse que las células que lo componen son de for- ma poligonal diversa, casi siempre cuadrilá- tera y con los ángulos redondeados; no ya- cen en inmediato con- tacto sino que están separadas por estre- chos espacios. El pro- toplasma se muestra francamente vacuo- lar, siendo las vacuo- las más anchas en el centro que en la pe- riferia del corpúscu- lo: en ésta las vacuo- las son muy pequeñas, de modo que el protoplasma periférico tiene un aspecto bastante compacto. En muchas células puede ssr obser- vada una vacuola notablemente mayor que las demás, generalmen- te próxima al núcleo, y que suele determinar la deformación de éste a causa de la presión que sobre él efectúa (fig. 4.^, V). La situa- ción del núcleo no es siempre la misma, si bien, en general, no es lejana del centro del corpúsculo. Aunque, como acabamos de decir, las células del epitelio no .r.'* Fig. 4.".— Epitelio externo del corazón branquial y de su apéndice (en Sepia) visto de plano. (Dibujo semi- esquemático). V, vacuola. P, puentes protoplásmicos intercelulares. (1) Del Río-Horteqa: Contribución al conocimiento de las epitelio- fibrillas (Trab. del Labor, de Invest. biol. de la Univers. de Madrid, tomo XV, 1917). DE HISTORIA NATURAL .^65 están en mutuo contacto, no por eso dejan de estar en relación unas con otras, sino que, por el contrario, están unidas entre sí por me- dio de puentes protoplásmicos numerosos o hilos del retículo que desde el de una célula pasan a las vecinas continuándose con los hilos reticulares de éstas (fig. 4.", P). Resulta de tal disposición que el retículo protoplásmico es común a todos los elementos del epitelio y que, por consiguiente, dicha membrana es, desde cierto punto de vista, un verdadero syncitiiini. Marceau (1), al hablar del epitelio cuya descripción acabamos de hacer, se limita a afirmar su identidad con el epitelio pericár- dico del corazón arterial e incluye un dibujo de aquél, visto en corte transversal, que nos parece no refleja fielmente la realidad, puesto que en él no están representadas las vacuolas, y las epite- liofibrillas están figuradas como series lineales de granulos. Tam- poco los autores hacen ninguna alusión a los puentes protoplásmicos intercelulares. La masa del corazón branquial, envuelta por el epitelio que acabamos de describir, está formada por ciertas células que pode- mos llamar células propias del órgano, entre las cuales circulan canales sanguíneos, vasos y capilares, y se encuentran fibras mus- culares estriadas. Las fibras musculares, como es fácil ver empleando el método de la hematoxilina férrica de M. Heidenhain, están agrupadas en pequeños haces que recorren la masa del corazón en todas direc- ciones, anastomosándose unas con otras y formando, por su re- unión, amplias redes entre las células propias. Los hacecillos mus- culares afectan una distribución muy irregular: en la periferia son muy abundantes, hasta el punto, de que, por debajo del epitelio, forman una capa continua o casi continua, en la que, aunque orien- tados en distintas direcciones, la mayoría de ellos yacen próxima- mente paralelos a la membrana epitelial; en la región central, por el contrario, están más separados unos de otros. De todas maneras, en la masa total del corazón branquial, la parte formada por las células propias es mucho mayor que la de los fascículos musculares; por esta razón se supone que el impulso que, por sus contracciones puede aquel órgano comunicar a la sangre, no debe de ser conside- rable y, por consiguiente, su papel como órgano motor queda rele- gado a lugar secundario. No haremos la descripción de las fibras musculares porque éstas (1) Marceau: Recherches sur la sfructure, etc. 363 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA pertenecen al tipo general d3 las miofibras del corazón arterial de los cífalópodos, qae con toda precisión ha estudiado Marceau. En cambio, describiremos las fibras conjuntivas de reticnlina que he- mos logrado poner d3 relieve aplicando al argumento la sigmda variante de Del Río-Hortega al método di Achljcarro (1), y que no habían sido observadas por los autores que han estudiado los corazones branquiales. A lo largo de los paquetes musculares corren fibrillas de reti- culina, enérgicamente teñidas en negro por la plata, quedan ramas a lo largo di su trayecto, las cuales, anastomDsándos^ entre sí, construyen una red apretada que reúne en un haz todas las fibras musculares que componen el fascículo. Parten, además, de esta red otras hebras más finas qte S3 insinúan entre las diversas miofibri- llas, y a sú vez, sí subdividín para formar un estuche conectivo que envuelve a cada fibrilla muscular (fig. 5.^). La disposición de X_ Fig. 5.".— Paquete muscular de corazón branquial de Sepia, con fibras conjuntivas de reticulina. las fibrillas de reticulina es, en suma, la misma que nosotros hemos encontrado en el corazón del caracol común y en el corazón arterial de Sepia (2). No solamente discurren las fibras de reticulina entre las muscu- lares, sino que también se encuentran entre las células propias. Caminan tales fibrillas por los intersticios que dejan entre sí las mencionadas células siguiendo un curso tortuoso, trazando a veces (1) Del Río-Horteqa: Varias modificaciones al método de Achúcarro (Bol. de la Soc. esp. de Biol., 191b). (2) Fernández Galiano: Sobre la fina estructura del corazón de <í.Helixy> (Treb. de la Soc. de Biol. de Barcelona, 1917). —El tejido conjuntivo del corazón de <. (Treb. de la Soc. de Biol. de Barcelona, 191b). —Contribución al conocimiento histológico del corazón de los Cefa- lópodos (Bol. de la R. Soc. Esp. de Hist. Nat., tomo xix, 1919). —Sur le tissu conjonctif du coeur de l'Escargot (Compt. rend. de l'A- cademie des Se. de París, t. ItiS (1919), núm. 21. DE HISTORIA NATURAL 367 espirales u otras curvas complicadas, bifurcándose y anastomosán- dose unas con otras, de suerte que dibujan una red muy complicada que envuelve estrechamente a las células (fig,. 6.°, /?). No escasean tampoco los hacecillos conjuntivos colágenos, que 83 tiñen muy limpiamente con la tercera variante de Del Río-Hor- TEGA al método de Achúcarro. De la basal del epitelio se des- prenden numerosos hacecillos de variado calibre, que discurren entre los paquetes musculares, los- cuales, según hemos dicho, son muy abundantes en la región periférica, y también entre las célu- las propias, ramificándose y entrelazándose de mil maneras. En la región periférica, como ya anunció Milne-Edwards (1) hay, asimismo, copia de vasos sanguíneos que, por el contrario, están ausentes en la región central. Dichos vasos que, según Marceau, llevan sangre arterial y sirven, por consiguiente, para la nutrición del tejido, son de diverso calibre, pudiendo ser éste relativamente grande, y corren en todas direcciones. Sus paredes están formadas por un endotelio que reviste la luz del conducto, rodeado por una enorme cantidad de hacecillos colágenos de cur- so ondulado y orientación diversa, siendo, sin embargo, la direc- ción de la mayoría de ellos más o menos paralela a la del eje del vaso. Los hacecillos colágenos ondulados sqelen estar más o me- nos deshilachados, dejando ver entonces las fibras elementales de que se componen, que se tiñen con gran finura por la-mencionada tercera variante al método de Achúcarro. Tampoco escasean en la región periférica, conforme observó Marceau y hemos confirmado nosotros, legítimos capilares con su pared formada por un endotelio, de pequeñísimo calibre algunos. Rellenando los huecos que dejan entre sí células y fibras co- nectivas, vasos y músculos, se encuentran las que hemos llamado células propias del órgano. Entre las células propias de la región cortical y las de la región central no se acusan diferencias funda- mentales, pero sí diferencias de detalle que conviene hacer constar. Con los métodos comunes de teñido puede apreciarse que, tanto u las como otras, exhiben una estructura vacuolar o esponjosa muy clara: pero, mientras que en las células del centro es muy homogé- nea la vacuolización del protoplasma, en casi todas las corticales se destaca una vacuola muy grande y a veces dos o más: en ocasio- nes es dicha vacuola tan voluminosa que el protoplasma queda redu- cido a una estrecha lámina que alberga al núcleo. En la inmensa ma- yoría de las células el núcleo está inmediato a la vacuola, y la presión (1) Milne-Edwards: Observations sur la circulation chez les Mollus- qies (Ann. de Se. nat., 3.^ serie, t. viu, 1847). 368 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA que el jugo contenido por ésta ejerce llega a deformar aquél conside- rablemente. Las células de la corteza, que exhiben una figura irre- gular, aunque mas o menos ovalada, poseen un núcleo que, en ge- neral, es mas pequeño y se tiñe más intensamente por la hematoxi- lina que el de las células centrales. Por lo demás, hay tránsitos graduales entre las células provistas de una o varias grandes va- cuolas y las que presentan una vacuolización homogénea. Entre tales células se encuentran otras tan pequeñas, que el núcleo aparece rodeado por una delgada capa protoplásmica. Como los caracteres de estas células y los de las otras, son idénticos, y pueden hallarse todas las transiciones de tamaño entre ellas, es posible tenga razón Marceau cuando afirma que las células peque- ñas son simplemente células propias que no han alcanzado su com- pleto desarrollo. Marceau, en su ya mencionada Memoria, describe en el inte- rior de la^ células propias dos clases de granulaciones: unas tingi- bles por la hematoxilina férrica en negro intenso y otras colorea- bles en rojo vivo por la eosina. CuÉNOT había ya observado estas granulaciones en células vi- vas y dice de ellas que son incoloras, gruesas y poco refringen- tes (1). Nosotros hemos comprobado la realidad de su existeiicia, por la doble coloración hematoxilina férrica-eosina, y nos henio.s cerciorado de que unas y otras granulaciones existen en casi todas las células propias, siendo sumamente variable el tamaño que al- canzan; tanto unas como otras afectan forma más o menos redon- deada. Aplicando el método de Del Río-Horteqa al carbonato argén- tico (2), hemos conseguido teñir en violeta más o menos intenso y de una manera muy precisa, ciertas granulaciones que no sabemos si son las hematoxilinófilas o las eosinófilas o ambas a la vez: el hecho es que no se muestran homogéneas como cuando son teñidas por la hematoxilina y eosina, sino que, por el contrario, revelan una estructura delicadamente reticular que les presta apariencia espon- josa (Fig. tí.", G). Observadas con gran aumento, se vé que su estructura es la misma que la del protoplasma, pero con sus elemen- tos muy condensados. El propio Marceau, en fin, hace notar la presencia en muchas células propias de ciertos cuerpos de contorno más o menos varia- (1) CuÉNOT : Etudes sur le sang, etc. (2) Del Río-Horteqa: Notas técnicas. Noticia de un nuevo y fácil método para la coloración de la neuroglia y del tejido conjuntivo (Trab. del Labor, de Invest. biológ. de la Univers. de Madrid, t. XV, 1917). DI-: HISTORIA NATURAL 369 íXy^- ble (triangular, cuadrangular, redondeado, etc.) y poco definido que se tifien débilmente con la hematoxilina férrica, y que son con- siderados por el citado sabio como núcleos accesorios {Nebenker- ne). Hemos comprobado su existencia, no solamente tiñéndolos por la hematoxilina férrica, sino también por la plata con el método de AcHúcARRO (2.^ variante) y coii el método del carbonato argéntico. Los resultados obtenidos con la segunda variante no nos permiten decir nada que no revele la hematoxilina: en cambio, el carbonato de plata los tiñe delicadamente y deja ver en ellos una estructura finamente granular (Fi- ^ gura 6.", C). También ,' ,ft con el mismo reactivo hemos apreciado que no están en inmediato con- tacto con el núcleo, co- mo Marceau los dibuja, sino que entre ellos y la membrana nuclear queda una delgadísima lámina protoplásmica. Una de las formas que con más profusión se encuentra consiste en que los suso- dichos cuerpos ostentan figura de triángulo, uno de cuyos lados se amolda al núcleo y envuelve par- te de su superficie a mo- do de casquete, quedando siempre, como hemos dicho, una fina ca- pa protoplásmica separatoria de ambas formaciones. Los núcleos de las células propias son esféricos y relativamente voluminosos; la crorra ina está dispersa en su interior en forma de granos sueltos de variado tamaño que se íiiien enérgicamente por las colorantes. * * En una sección ejecutada a través del corazón branquia!, con una orientación cualquiera, se observan indefectiblemente senos o cavidades entre las células, que no son otra cosa que lagunas san- guíneas. Éstas, de muy diverso calibre, están en comunicación unas, con otras y proceden de la ramificación reiterada de un cierto número de canales que parten de la cavidad tubiforme, extendida, a través del órgano, entre la vena cava y la arteria branquial, según, queda indicado en páginas anteriores (Fig. 2.^, C). Fig. 6.".— Varias células propias de la región cen- tral del corazón branquial de Sepia. R, fibras conjuntivas de reticulina. G, granulaciones coloreables por el carbonato ar- géntico. C, cuerpos adyacentes de los núcleos. M, meatos intercelulares. o XIX.— Julio, 1919. 24 570 boletín DB LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Conforme ensenan las preparaciones ejecutadas por los métodos comunes, y especialmente los teñidos por la doble coloración hema- toxilina férrica-eosina, tales canales o lagunas no están revestidos interiormente por un endotelio propio; es decir, no son verdaderos vasos, sino que sus paredes están formadas por las mismas células propias del parenquima del corazón branquial, pudiéndose reconocer en su protoplasma las granulaciones tingibles por la hemato'xilina y las coloreables por la eosina, que, según acabamos de ver, son ca- racterísticas de aquéllas. Marceau coincide con nosotros en esta apreciación, pero afir- ma que, en cambio, los canales secundarios que parten de la cavi- dad tubiforme están revestidos por un endotelio compuesto de célu- las altas y guarnecidas por una cutícula bien visible, cuyo proto- plasma suele contener inclusiones globosas coloreables por la hema- Fig. 7.'.— Varios corpúsculos sanguíiieus áaSepia oflicinalis L toxilina férrica. Según ésto, tales células constituirían el término medio entre las células propias que forman la pared de los canales sanguíneos de tercer orden y las endoteliales, casi iguales a las que integran el endotelio de los vasos, que tapizan la cavidad tubi- forme. En las preparaciones fijadas y teñidas, las lagunas sanguíneas aparecen llenas de sangre coagulada, cosa fácil de ver, puesto que la hemolinfa se tiñe enérgicamente por muchos colorantes, como la eosina, la hematoxilina, etc. Tanto en la sangre circulante por las lagunas del corazón bran- quial como en la que irriga los tejidos de su apéndice, nos ha sido dable observar un gran número de células sanguíneas (amibocitos o Irnfocitos). Los autores que han estudiado la sangre de los Cefaló- podos (Fredericq, Cuénot, por ejemplo), afirman que los núcleos de las células sanguíneas son semejantes a los pertenecientes a los leucocitos del hombre y batracios. Nuestras observaciones confir- man este dato, pues hemos visto núcleos redondos, de forma arri- DE HISTORIA NATURAL 371 nonada, de rosario, etc., que representamos en la figura 7.*; nos parece, sin embargo, que hay en Sepia algunas formas de núcleos muc'io más complicadas que los que ostentan los leucocitos de aque- llos Vertebrados. Terminaremos el estudio histológico del corazón branquial ha- ciendo constar un hecho interesante. Las células propias no forman un tejido compacto, sino que están flojamente unidas entre sí, re- sultando el tejido lleno de meatos intercelulares (Fig. 6.", M); por otra parte, la capa celular, que hace el oficio de pared de las lagu- nas sanguíneas, no es continua, sino que exhibe frecuentes solucio- nes de continuidad a modo de desgarrones, que ponen en comunica- ción las lagunas sanguíneas con los meatos intercelulares (lám. xii, figura 1.^). De ello resulta, según hemos visto en nuestras preparaciones, en que la hemolinfa coagulada resulta teñida, que el plasma sanguíneo se escurre por las desgarraduras de las paredes de los senos san- guíneos y se extiende por los meatos intercelulares, con lo que, en definitiva, todas o casi todas las células del órgano, aun las más alejadas de los canales sanguíneos, están bañadas directamente por la sangre. El caudal sanguíneo no es tan copioso entre las células corticales como entre las de la región central, sin embargo, se per- cibe entre aquéllas la hemolinfa coagulada, formando finas láminas alrededor de las células, simulando membranas. Este, que pudiéramos llamar, aunque impropiamente, fenómeno de extravasación sanguínea, fué sorprendido por Marceau (1) en los corazones branquiales de Octopus; parece, sin embargo, que no lo observó en Sepia, puesto que al describir los mencionados órganos de este molusco se limita a afirmar la discontinuidad de la pared de los canales sanguíneos y se pregunta si, en virtud de esta disposición anatómica, se pondrá la sangre en contacto directo con las células propias. Hagamos ahora el estudio histológico de los apéndices de los corazones branquiales de Sepia. Conforme hem^s indicado, dichos órganos están revestidos exteriormente por una membrana epitelial idéntica a la que protege los corazones branquiales y cuya descripción queda hecha en pági- nas anteriores. Según han observado varios de los autores qus nos han precedido en el estudio del apéndice, este epitelio se invagina (1) Marceau: Recherches sur la striicture, etc. 372 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA al nivel del orificio que pone en comunicación su cavidad con la general secundaria y en el interior del órgano se resuelve en infi- nitos repliegues, representados en la figura 2.^ de la lámina xii. El eje de todos y cada uno de estos repliegues está constituido por un tejido conjuntivo y conductos sanguíneos que después describi- remos. También en el apéndice podemos distinguir dos zonas o regio- nes: una, central, que forma la mayor parte de la masa del órgano, ocupada por los repliegues epiteliales, y otra, cortical, cuya des- cripción haremos más tarde. Los repliegues epiteliales fueron observados, por primera vez, en Sepia por Hancock (1), el cual los describe como formados por un epitelio compuesto de células de aspecto granuloso. Grobben (2) hizo del apéndice un estudio más detenido y distingue en los replie- gues dos clases de células: las que constituyen la mayor parte de ellos, que son corpúsculos altos, ostentando finas estriaciones que parten de su base y llegan hasta el nivel del núcleo, guarnecidos por una cutícula marcadamente estriada transversalmente, y las que forman parte de los fondos de saco en la base de los repliegues, sin estrías en el protoplasma y desprovistas de cutícula. Marceau (3) encuentra que las células de los fondos de saco del apéndice del mismo animal son más bajas que las restantes de los repliegues y conservan su cutícula estriada, cuya ausencia afirmó Grobben, si bien más delgada que la que limita el resto del epitelio; hace notar, además, que en los fondos de saco los núcleos son muy numerosos, como si en ellos hubiera una multiplicación ce- lular muy activa. Finalmente, aunque en el texto no alude a la es- triación del protoplasma, representa las estrías en los dibujos como líneas de puntos que se extienden desde la base de los corpúsculos epiteliales hasta el nivel de los núcleos. En nuestras preparaciones, ejecutadas por los métodos comunes, hemos podido desde luego comprobar que en los fondos de saco la cantidad de núcleos es muy grande, hasta el punto de aparecer casi en contacto unos con otros, y que, conforme a la afirmación de Marceau, la cutícula estriada existe, si bien muy adelgazada. También hemos confirmado que el epitelio a este nivel es más bajo que en el resto de los repliegues y que las distintas células que lo componen están tan unidas entre sí que no dejan percibir sus límites. El empleo de la tercera variante de Del Río Hortega al méto- (1) Hancock: On certain points, etc. (2) Grobben: Morphologische Stiidien, etc. (3) Marceau: Recherches sur la structure, etc. DE HISTORIA NATURAL 373 do de AcHúCARRO nos ha permitido observar la estriación del pro- toplasma: con ello nos hemos convencido de que las pretendidas estrías son finísimas epitelio-fibrillas, que se impregnan delicada- mente en violeta, reunidas en grupos mal delimitados de cuatro o cinco, y formando elegantes hacecillos que van desde la basal conectiva hasta la altura de los núcleos próximamente. Con el pro- pio niétodo se divisan los bastoncillos de la cutícula enérgicamente 1 # ■"^%& [p.^-^ tí* * Fig. S.'*.— Epitelio de los repliegues del apéndice del corazón branquial de Sepia. E, epitelio-fibrillas. C, cutícula. V, vacuola con su contenido. N, núcleo en vías de división directa. L, célula sanguínea extravasada. teñidos en violeta oscuro. Tales epitelio-fibrillas y bastoncitos cu- ticulares, c[ue dibujamos en la figura 8.^, son perceptibles en las preparaciones bien teñidas por la hematoxilina, aunque con menos precisión que en las coloreadas por la plata. En los trabajos de los diversos autores que han estudiado la es- tructura del apéndice no encontramos alusión a un detalle, fácilmen- te observable^ y que nos parece tiene importancia: únicamente CuÉNOT (1) ha visto en las células de los fondos de saco algo de lo que vamos a describir. En nuestras preparaciones, especialmente en las teñidas intensamente por la hematoxilina alumínica, es fácil (1) Cuénot: L'e.xcretion, etc. 374 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA comprobar que en el protoplasma de casi todos los corpúsculos epi- teliales de los repliegues abundan las vacuolas sobre todo en la mitad externa de la célula. Tales vacuolas son de variable tamaño, grande en general: a veces se reúnen dos o más de ellas formando a modo de un pequeño sistema de lagunas en el seno del protoplas- ma. Si se observan con un buen objetivo estas células en prepara- ciones coloreadas enérgicamente por la hematoxilina, se divisa en el interior de cada una de ellas una o varias masas que se tiñen débilmente por aquel colorante y que exhiben una apariencia fina- mente granulosa: en nuestra opinión dichas masas intravacuolares no son sino productos de secreción de las células a que pertenecen. Encuentra apoyo nuestro parecer en el hecho muy frecuente de que una de tales vacuolas está situada entre el núcleo y la cutícula, haciendo tal presión sobre el primero, que le hace tomar forma más o menos triangular o de media luna. En muchas ocasiones el creci- miento de la vacuola supranuclear es tan grande, que llega a hacer presión sobre la cutícula, levantándola a su nivel y hasta rompién- dola: en este último caso el producto intravacuolar es arrojado al exterior y la célula de la cual procede ofrece un aspecto absoluta- mente comparable al de una célula caliciforme (Fig. 8.^ K). En los espacios que dejan entre sí los repliegues epiteliales abundan gran- des acúmulos de masas finamente granulosas, esféricas o de forma irregular, teñidas flojamente por la hematoxilina, que, verosímilmen- te, representan el aludido producto de secreción coagulado por la acción de los reactivos. Los núcleos de las células de los repliegues epiteliales son, en general, voluminosos, regularmente ricos en cromatina y de figura circular u ovalada, salvo los deformados por la presión del contenido de las vacuolas. Entre ellos se encuentran saltea- dos ciertos núcleos de un volumen próximamente doble que los que acabamos de mencionar y de formas variadas, algunas de las cuales reproducimos en la figura 9.'\ Contemplando esta figu- ra se vé que algunos de estos núcleos son alargados y un poco estrechados en el medio, a modo de bizcocho; en otros se exa- gera el angostamiento central de manera que casi queda el núcleo dividido en dos mitades, y en otros, finalmente, se estrechan y se estiran por su centro, resultando la masa nuclear distribuida en dos cuerpos simétricos, unidos por un largo y delgado puente, y conteniendo próximamente la misma cantidad de cromatina. Dada la abundancia de tales formas y teniendo en cuenta que pueden encontrarse todos los tránsitos entre el núcleo en forma de bizcocho y el que está a punto de dividirse por ruptura del delicado puente que une sus dos mitades, nos parece que nos encontramos DE HISTORIA NATURAL 315 en presencia de un caso de división nuclear amitósica. Es cierto que, como prudentemente advierte O. Hertwig (1), no siempre que se observa un núcleo con estrangulaciones hay que pensar en un fenómeno de división celular directa, pues la forma de los nú- cleos está condicionada por multitud de circunstancias, en gran parte desconocidas; pero en este caso, en que se pueden compro- bar todas las fases, por decirlo así, de la división nuclear amitósica, siendo los núcleos en que tales fases se observan de doble tamaño 1 % í'v V y:: m # <^^s^ ■'-^s Fig. O.''.— Algunas fases de división directa en núcleos de las células epiteliales de los repliegues en el apén- dice del corazón branquial de Sepia. que los demás, no creemos pecar de ligeros al atribuirles tal pro- procedimiento de multiplicación. En corroboración de lo dicho, advertiremos, que también en- contramos con frecuencia dos núcleos redondos y que casi se tocan (fig. 9.^, A) indicando su reciente separación, así como tam- bién otros que no tienen sino un punto de contacto (fig. 9.^, E). No hay que pensar en un proceso de carioquinesis, puesto que ni una sola vez hemos hallado las imágenes características de este modo de multiplicación. Recuérdese que al hablar del epitelio (1) O. Hertwig: Elements d'Anatomie et de Physiologie genérales. La Cellule {Traá. franc, 1903, p. 199). are boletín de la real sociedad española envolvente del apéndice y del corazón branquial hemos anotado también la presencia de algunos núcleos en forma de bizcocho. Digamos, finalmente, para terminar lo referente al epitelio de los repliegues que en el espesor de la membi^ana se encuentran a menudo células sanguíneas que, indudablemente, proceden del teji- do subyacente y han atravesado la basal conectiva (fig. 8.", L). Nos corresponde ahora hacer la descripción de la zona cortical del apéndice. Grobben (1) hizo constar que la región cortical del apéndice presenta (por debajo del epitelio externo), tejido- conjuntivo y, además, fibras musculares, si bien las contracciones de la pared motivadas por su actividad no son visibles en el vivo. CuÉNOT (2) advierte que la pared del apéndice está ocupada por numerosos vasos sanguíneos que se dividen y ramifican muchas veces dirigiéndose hacia la periferia: allí se terminan por ramúscu- los visibles por transparencia en forma de arborizaciones contiguas; cada vaso, Dor pequeño y ramificado que sea, está revestido por un espeso mango, formado por un estroma conjuntivo en cuyas ma- llas hay abundantes células con núcleo voluminoso rodeado por es- casa cantidad de protoplasrna. Estas células, según el propio autor, se dividen repetidas veces y llegan a adquirir mayor tamaño, desarrollándose, entonces, en su protoplasma, granulos de fermento albuminógeno, que desempeñan un papel diametralmente opuesto al de los fermentos digestivos (pepsina, tripsina) que transforman los albuminoides en peptonas dializables, puesto que absorben estas mismas peptonas para res- tituirlas a la sangre en forma de albúmina del suero no dializa- ble: de ahí el adjetivo albuminógeno que aplica al fermento. Una vez llegadas a su madurez pasarían a través de las ma- llas conjuntivas que las rodean y penetrarían en los vasos incor- porándose a la corriente circulatoria convertidas en auténticos lin- focitos o amibocitos. El propio CuÉNOT en un trabajo posterior (3) desecha la opi- nión que acabamos de transcribir y dice haberse convencido de que tales células son corpúsculos excretores semejantes a los del corazón branquial, y supone que atraviesan el epitelio de los fondos de saco de los repliegues para caer en la cavidad del apén- (1) Grobben: Morphologische Studien, etc. (2) CuÉNor: Eludes sur le sang, etc. (3) Cuénot: L'excretion, etc. DE HISTORIA NATURAL 377 dice y pasar desde allí a la cavidad general secundaria llevando con- sigo los productos de excreción de que están cargados. Esta misma opinión mantiene en un trabajo más moderno (1). Las preparaciones efectuadas por nosotros corroboran, de acuerdo con los autores citados^ que la región cortical del apén- dice (prescindiendo del epitelio envolvente, que ya hemos descrito) se compone de estos cuatro elementos: 1 .° Un estroma conjuntivo que forma una red de mallas irre- gulares. 2.° Vasos sanguíneos en el espesor de dicho estroma. 3." Células de protoplasma escaso, ocupando las mallas con- juntivas. 4.° Fibras musculares en el espesor de los tabiques conjun- tivos. El tejido conjuntivo que forma el esqueleto de la región cortical '0^&- ,,,f-' ) .<' Fig. 10.— Varias mallas de la red elástica en ia región cortical del apéndice del corazón branquial de Sepia. P, tabiques elásticos primarios. S, tabiques elásticos secundarios. F, fibras musculares estriadas. C, núcleos de células conjuntivas A, células de protoplasma escaso. B, núcleos en forma de bizcocho. es de naturaleza elástica, según hemos comprobado, tiñendo las pre- paraciones con la orceína clorhídrica, con la kresofuchina y con el método de Weigert a la resorcina-fuchina, con todos los cuales colorantes hemos logrado espléndidos teñidos. Por debajo del epite- (1) Cuénot: Les or ganes phagocy taires des MoUusques (Arch. de Zool. exp. et génér., t. 54, 1914). 378 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA lio externo se perciben unas cuantas láminas elásticas, en general, paralelas a la superficie, aunque con numerosas curvaturas y anas- tomosis mutuas; de éstas parten hacia el interior grupos de láminas que se ramifican y anastomosan unas con otras, para formar en con- junto una red laminar de mallas confusamente poligonales, según puede apreciarse en la figura 10.^, así como también en la microfo- tografía 2.^ de la lám. xii. De estos tabiques elásticos, que pode- mos llamar primarios (fig, 10.^, P), surgen otros secundarios, más delgados, compuestos de una o dos láminas, que dividen las mallas formadas por los primeros en compartimientos jjiás pequeños, cada uno de los cuales alberga una o dos células corticales (fig. 10.^, S). En preparaciones teñidas por la hematoxiiina férrica hemos observado, al igual que Marceau, la presencia de fibras muscula- res estriadas, abundantes en las láminas elásticas de los tabiques primarios y escasas en las de los secundarios, y de curso paralelo a ellos (fig. 10.'', F.). Entre las láminas elásticas se divisan también numerosos núcleos de células conjuntivas (fig. 10.^, C). Los tabi- ques elásticos no están circunscritos a la zona cortical, sino que pa- san a la región central, ocupando el centro de los repliegues epite- liales, y constituyéndose así en eje o esqueleto de éstos. De vez en cuando, y sobre todo en la porción que forma el eje de los re- pliegues, las láminas elásticas se ahuecan para fraguar espacios ca- vernosos, de variado calibre y forma, frecuentemente muy amplios, por el interior de los cuales circula la sangre, como lo demuestra el plasma coagulado que puede verse en las preparaciones. (Lám. xii, figura 2.^) Se deduce, pues, del examen de las preparaciones que la san- gre no está en inmediato contacto con las células epiteliales de los repliegues, sino que una y otras están separadas por las láminas elásticas. También surcan el tejido del apéndice, especialmente en la re- gión cortical, legítimos vasos sanguíneos, en cuya pared se puede reconocer un endotelio, rodeado por numerosas láminas elásticas paralelas entre sí. (Lám. xii, fig. 2.^) Las células situadas en las mallas del tsjído elástico, tanto d2 la zona cortical como del eje de los repliegues, son pequeñas y pro- vistas de escasa cantidad de protoplasma, de contorno vago y más o menos estrellado. (Fig. 10. '\ A.) Faussek (1), así como también CuÉNOT (2), cuentan haber sorprendido en ellas fases de multipli- cación carioquinética; Marceau (3), en cambio, declara no haber (1) Faussek: Ueber den sogennanten etc. (2) Cuénot: L'excretion etc. (3) Marceau: Recherches sur la síructure etc. DE HISTORIA NATURAL 379 visto tales fases niitósicas. Tampoco nosotros las hemos observado: lo que sí hemos visto, y en gran abundancia, son núcleos de estaS; células afectando forma de bizcocho más o menos estirado (figu- ra 1Ü.°, B), lo que tal vez será indicio de una multiplicación ami- tósica. * * * Réstanos hacer algunas consideraciones acerca de la probable función que los corazones branquiales y sus apéndices desempeñan en el organismo de Sepia. Desde luego, la situación de los corazones branquiales en la base de las branquias, así como la presencia de numerosas fibras musculares en la región cortical, nos parece indicio de la supuesta actividad pulsátil de estos órganos, siquiera su importancia, como órganos impulsores de la sangre, sea incomparablemente menor que la del corazón arterial. Ya hemos advertido que la tendencia a considerar el corazón branquial como órgano excretor se ha ido afirmando cada vez más. KovvALEVVSKY demostró, según ya hemos dicho, que si se inyecta carmín en las venas de un Cefalópodo, esta sustancia se fija sobre las células del corazón branquial, del mismo modo que lo hace en los glomérulos del riñon si la inyección se efectúa en un Vertebra- do; también en las células del corazón branquial se fija el tornasol inyectado, el cual, inyectado en un Lamelibranquio, se deposita so- bre las células de las glándulas pericárdicas. Estas experiencias sirvieron a Kowalewsky para identificar entre sí el corazón bran- quial de los Cefalópodos, los glomérulos del riñon de los Vertebra- dos y las glándulas paricárdicas ds los Lamelibranquios. Nosotros no hemos estudiado estas últimas glándulas, y, por tanto, no daremos nuestra opinión acerca de su pretendida homo- logía con los corazones branquiales. Únicamente nos permitiremos hacer nuestras las reservas con que se expresa Cuénot, cuando pone en duda que el hecho de fijarse el carmín en las células del corazón branquial baste para identificar este órgano á los gloméru- los renales, puesto que pudiera ocurrir que el carmín se acumulara en el parenquima del corazón branquial, no como sustancia que ha de ser excretada, sino a consecuencia de las disposiciones anatómi- cas del tejido (1). En efecto: el carmín en las larvas de Corethra tiñe también ios glóbulos sanguíneos, varias granulaciones de las cé- lulas musculares, intestinales, traqueales, hipodérmicas; en Asci- dia méntula se fija solamente en los músculos y en los glóbulos san- guíneos, etc. Para Cuénot, esta absorción de carmín está condi- (1) Cuénot: Études sur le sang etc. 380 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA donada por causas anatómicas, por ejemplo, afinidad del contenido protoplásmico para las materias colorantes, y que no implican nece- sariamente la significación excretora que le da Kowalewsky. Sea ello como quiera, hay que tener en cuenta que, en todo caso, los corazones branquiales no podrán eliminar las sustancias de excre- ción más que devolviéndolas al torrente circulatorio, ya que aque- llos órganos no tienen comunicación directa con la cavidad general secundaria ni con los sacos renales. Al habfar de las granulaciones de las células del corazón bran- quial de Eledone, aventura Marcead la hipótesis de que las eosi- nófilas son verdaderos plastidios, capaces de elaborar en su seno, a la manera de los leucitos vegetales, granos de pigmento y granu- laciones hematoxilinófilas. Según hemos visto más atrás, nosotros hemos discernido en cé- lulas análogas de Sepia, tiñéndolas por el carbonato argéntico de Del Río-Hortega, una estructura finamente esponjosa en dichas granulaciones (1), comparable a la que muestran los plastidios de las células vegetales; por otra parte, no hay que olvidar que, se- gún hemos referido, las células del corazón branquial están inme- diatamente sumergidas en la sangre venosa que lleva el órgano, de modo que es forzoso que los productos elaborados por ellas vayan a parar al líquido sanguíneo. La consideración de estos dos hechos nos inclina a aceptar, siquiera sea provisionalmente, la hi- pótesis de Marceau, y a suponer, por tanto, que los corazones branquiales son glándulas de las llamadas de secreción interna, que vierten en la sangre los productos elaborados por sus células. * * Ha podido notar el lector, por la concisa reseña histórica que, hemos hecho en páginas anteriores, que la mayoría de los autores qué" se han ocupado del asunto atribuyen a los apéndices de los corazones branquiales una misión glandular. Casi la única excep- ción la constituye Kowalewsky, quien asegura que en las célu- las de los apéndices de Sepia y de Sepiola no se fijan ni el car- mín, ni el carmín de índigo, ni el tornasol introducidos en el orga- nismo bajo forma de inyecciones intravenosas, de lo cual deduce que los apéndices no deben de ser considerados como órganos excretores. La opinión de Kowalewsky está, sin embargo, en contradic- ción con los datos proporcionados por las observaciones histoló- (1) Recuérdese que, oportunamente, declaramos nuestra ignorancia acerca de si las granulaciones tingibles por el carbonato de plata son identificables a las eosinófilas o a las hematoxilinófilas. DE HISTORIA NATURAL 381 gicas. Denuncian éstos claramente, a nuestro modo de ver, que las células de los repliegues epiteliales segregan determinadas sus- tancias, cuya naturaleza desconocemos, qu3 se acumulan en sus vacuolas para ser luego arrojadas a los espacios que quedan entre los repliegues. Es fácil suponer que desde allí pasarán a la cavidad general secundaria por el orificio de comunicación entre ésta y la cavidad del apéndice que este último órgano exhibe en el extremo opuesto a su punto de unión ton el corazón branquial, y serán arrastradas, finalmente, a los sacos urinarios para ser expulsadas al exterior. La multiplicación amitósica de las células epiteliales de los repliegues, constituye también una prueba ds su papel glan- dular, pues sabido es que dicho modo de reproducción se presenta frecuentemente en órganos que cumplen un trabajo muy activo y que exijen, por ende, una continua renovación celular (1). Por lo que respecta a las células de protoplasma escaso que ocupan las mallas de la red elástica, ya hemos hecho constar la opinión que Cuénot emitió en 1899 y sostuvo en 1914, según la cual son elementos excretores {nefrocitos), puesto que eliminan el carmín y la fuchina acida de las inyecciones fisiológicas. Nuestras observaciones no nos han permitido aportar elementos de juicio ni para corroborar ni para combatir el dictamen del sabio francés. ^ Laboratorio de Histología de la Facultad de Ciencias. Universidad de Barcelona. Expresión fisonómica del prognatismo en la norma anterior por Telesforo de Aranzadi. En el «Lehrbuch der Anthropologie» del profesor Rudolf Martin, nos muestran las figuras 308 y 309 de la página 769 la diferencia de efecto fisonómico de la norma anterior del mismo cráneo, según cual sea el plano horizontal elegido; la primera figura lo humaniza más, y la segunda lo brutaliza. Si adoptamos uno de estos planos hori- zontales, ideados para cráneos humanos, en casos en que se trate de fotografiar cráneos de mamíferos muy prognatos, la no mi anterior aparecerá tan escorzada, que no permitirá la apreciación de deta- lles de forma verdaderos ni de proporciones. Estos dos motivos me (1) Prenant, Bouin et Maillard: Traite d'Histologie, t. I, pág. 765. — París, 1904. 382 BOLETÍN DE LA REAL SOCIHÜAI) ESPAÑOLA llevan a preferir para la norma anterior, un plano vertical ds escor- zo mínimo y, cono en tal norma hay que apreciar machos mis de- talles faciales que craneales, lo mejor parece que ha de ser elegir' como plano vertical da proyección el qjs contiene la línea da parfil nasioalveolar. Esta proyección la he indicado ya en el trabajo sobre «El te- traedro facial» publicado por la sección de Naturales de la Facultad de Ciencias de la Universidad da Barcelona, en 1918. La altura, a que se proyecta la arista horizontal o posterior del tetraedro (la biauricu- lar), decía que varía desde O en el caso imaginable en que el ángulo facial fuese recto, o desda 50 por 103 formando rombo, en el caso posible de aristas superiores e inferiores del tetraedro iguales, hasta 100 por 100 formando triángulo, cuando el ángulo intrafacial sea recto; o más de 100 por 100 formando figura aflechada cuando el ángulo intrafacial sea obtuso, como en los monos y cuadrúpedos. El índices relación de la altura de proyección auricular a la recta total nasioalveolar, llamaba provisionalmente índice rombal o ín- dice diagonal, quizás fuera mejor llamarle índice de decusación facial, en espera de otro nombre más apropiado. Los ejemplos aducidos variaban de 53 a 99 en los 14 cráneos humanos. Su expre- sión trigonométrica es: recta alv. auric. x 100 coseno del ángulo en el punto alv. -^^^^^ nasioalv^^r^- Si eligiéramos un plano horizontal independiente dal parfil, cuanto más prognata fuese una cara, vista de frente aparecería tanto más escorzada. Si elegimos el plano ds parfil como vertical, aparecerán tanto más arriba los oídos. Es verdad que la expresión trigonométrica nos dice que, adanás dal ángulo facial, influya en el índice la dimensión anteroposterior de la cara; pero también es verdad que el ángulo facial no basta por sí solo para graduar el prognatismo, sino que hace falta conocer otro ángulo, o en último término el triángulo. Los antiguos artistas griegos ya conocían el aspecto más animal, que la inserción muy alta de las orejas, da a una cara vista de fren- te, y a este artificio recurrieron para figurar los faunos y sátiros con una remota semejanza al ganado cabrío, a pesar de conservar, además de la postura, una estructura de cara del todo humana en todo lo demás, sobre todo en nariz y barbilla. A la inversa, la inser- ción muy baja de las orejas la utilizaron para dar a sus dioses ma- yores un aire de superioridad mucho más expresivo que el inten- tado por los chinos representando a sus filósofos con frente enor- memente alta. En la posición natural, los cráneos opistognatos tienen los dien- DE HISTORIA NATURAL 383 tes más atrasados que el entrecejo y, en esa posición, la cara, vista de frente, se escorza algo; las orejas no parecen entonces tan bajas como en proyección en el plano de perfil, colocado verticalmente. Propiamente en este escorzo opistognato, no es que suben las ore- jas, sino que baja el entrecejo; corresponde anatómicamente a lo que fisiológicamente sería una actitud meditabunda. La dificultad trigonométrica para el cálculo del índice, que nos T' ^s 01" i l,\ . señale la altura de la diagonal en la proyección anterior, se salva mediante la triangulación por dibujo geométrico, una vez medidas las aristas del tetraedro facial; no queda más que trazar luego la perpendicular a la vertical del perfil y repartir a uno y otro lado de éste, las dos mitades de la arista biauricular, supuesta una sime- tría bilateral casi perfecta, para tener proyectado el tetraedro facial en el plano frontal de la línea de perfil. Para traducir el esquema tetraédrico a fisonomía del viviente, se puede hacer notar que la nariz baja desde el nasio hasta un nivel aproximado al que en la figura señala la diagonal de opistognatos, o más abajo; las orejas suelen ser más largas que la nariz, pero con 384 BOLE UN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA tanta o casi tanta porción por bajo del borde superior del oído, como por cima de él; por tanto éste queda en los ortognatos a la altura con tal palabra señalada en el esquema, y puede en ellos alcanzar el borde superior de las orejas, según su propio desarrollo, al nasio o a las cejas. Las órbitas o los ojos, vendrían a correspon- der en el esquema hacia la parte que aparece cruzada por las aristas oblicuas de los dos tetraedros superpuestos, el del gorila y el de un opistognato. Presencia de la Testudo ibera Pallas, en Formentera (1) por Joaquín Maluquer. En mi nota referente a una tortuga terrestre de la isla de For- .mentera, publicada en el Boletín de Noviembre último, abrigaba la esperanza de poder comprobar la presencia de la misma en un plazo no lejano. Así ha sido, en efecto; en Enero pasado me dirigí al Sr. Mayans, ya citado en mi nota, y le indiqué deseaba obtener algunas tortugas de la isla, y que, tan pronto tuviera alguna, me la remitiera, y como contestación recibí, a últimos de Febrero, dos hermosos ejemplares de 24 y 25,5 centímetros, macho y hembra, respectivamente, de Testudo ibera Pallas. Como nunca supuse que la tortuga de que me hablaron los naturales de la isla, durante mi excursión de Marzo de 1918, fuese la Testudo ibera, especie no citada en estado de libertad de ninguna de las Baleares, el envío de los dos ejemplares me interesó, por lo que volví a dirigirme al Mayans por conducto de nuestro recolector, Sr. Gros, rogándole me remitiera más ejemplares. A mediados de Mayo próximo pasado recibí tres nuevos ejem- plares, también Testudo ibera, de 14, 15 y 21 centímetros, respec- tivamente, los cuales conservé en nuestro terrarium hasta el 15 de Junio en que ingresaron en la colección herpetológica del Museo. Entre todos los cinco ejemplares que he mencionado, es especial- mente interesante el de 21 centímetros: un corpulento macho, en cuyo espaldar predomina el negro, y que tiene las excrecencias fe- morales extraordinariamente desarrolladas. Queda, pues, confirmada la presencia de un quelonio terrestre en la itla de Formentera, la Testudo ibera, especie propia del (1) Véase este Boletín, tomo xviii, páginas 405-406. Bol. de la R. Soc. Esp. Hist. Nat. Tomo XIX, Lám. xiii. Fia;. 1. Fig. 2: Fig. 3 Fig.-4." Fig. ü." Fig. ü. Dinbasíis y ofita de Segorbel(Castellón) z e / / £ o! HISTORIA NATURAL 385 Norte de África y próxima a desaparecer del Sur de España, con cuya flora tiene la de Formentera bastantes analogías. Para los que se dediquen a estudios zoogeográficos, les será, sin duda, interesante conocer esta aislada localidad de la Testudo ibera. Laboratori d'Herpetologia del Musen de Ciencies Natiirals, Barcelona. Nota petrográfica sobre dos diabasas y una ofita de Segorbe (Castellón) por Maximino San Miguel de la Cámara. (Lám. XIII.) Hace algún tiempo que el ilustre botánico D. Carlos Pau, nos hizo un envío de rocas, minerales y fósiles, destinado a las coleccio- nes del iViuseo Martorell. Entre los diversos ejemplares de rocas ha- bía tres tipos que llamaron nuestra atención; después de estudiados y revisada la escasa bibliografía petrográfica de esta localidad, nos creímos en el deber de comunicar a la Sociedad el resul- tado de nuestras investigaciones, porque no están conformes, en dos de las rocas, con lo anteriormente publicado y porque la terce- ra ñola hemos visto citada en ninguna de las publicaciones que po- seemos o que hemos podido consultar. Aprovechamos esta nota, además, para expresar nuestro pro- fundo agradecimiento al Dr. Pau, por la atención que varias veces ha tenido de mandarnos rocas y fósiles; y para mostrar un ejemplo digno de ser imitado por todos los naturalistas españoles, que no cultivan esta especialidad, que podrían contribuir, como Pau, al perfecto conocimiento de la Qeognosia de España. DIABASAS MICÁCEAS DE SEGORBE Entre los muchos ejemplares de esta especie que nos mandó Pau, fácilmente se separan dos tipos, que son de distinto yacimiento o proceden del mismo, pero a distinta profundidad. El tipo más fresco es una roca compacta, de grano grueso, co- lor blanco con manchas negras y verdes, bastante dura y tenaz; las superficies expuestas a la intemperie son de color gris verdoso o blanco sucio con tinte rojizo; la pátina es rojiza. A simple vista se reconoce con claridad suma la estructura ma- To.Mo .\ix. -Julio, lí)19. 25 386 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA crofítica; el feldespato de color blanco, se ofrece en cristales alar- gados que se cruzan aislando espacios ocupados por un piroxeno negro o masas de color verde, producto de su alteración, y por biotita; a veces el feldespato se reúne en regiones de la roca bas- tante extensas sin elemento negro o en muy reducida cantidad, y cuando esto ocurre y los fragmentos están completamente libres de la roca normal, se tomarían como verdaderas plagioclasitas. Observada con el microscopio, se reconoce igualmente la dispo- sición ofítica (lám. xiii, fig.l.'') de los elementos esenciales, feldes- pato y augita; la biotita no siempre se amolda a esta estructura, y en algunos casos llega a ser idioforma y como independiente de la trama fundamental (lám. xiii, fig. 2.''). Se compone de feldespato, augita, biotita, clorita, epidota, clinozoisita, zoisita, calcita y mag- netita. El feldespato, ordinariamente alterado, es el elemento más abundante y de mayor tamaño; algunos cristales llegan a 6 milíme- tros en la preparación microscópica; en general, deja ver bien su es- tructura polisintética con los caracteres ópticos del labrador; los án- gulos de extinción máxima entre dos láminas hemitrópicas, son me- nores que los del labrador, a consecuencia de ser las secciones estu- diadas próximas a la base o muy inclinadas con relación al plano de macla, pero el signo es positivo y separado por medio del líquido de Toulet de los demás elementos, es atacadado por Cl //hirviendo, conteniendo la solución alúmina y cal en abundancia. Es muy rico en inclusiones negras, rectangulares, orientadas paralelamente al alar- gamiento y a los planos del crucero más fácil ; en muchas secciones abundan unas escamitas de extinción recta, poco refrigerantes y de birrefringencia semejante a la de la sericita o algo mayor, que cree- mos son de damurita; en otras se ven placas y laminillas de un mi- neral más refringente, que entre iV+ da colores amarillu-brillantes, a veces con ligera tendencia al rojo, las cuales van siempre asocia- das a la micas citadas y son ambas productos del proceso de sausu- ritización del labrador; en otras secciones, el fenómeno de epigine- sis se precisa más y se ve un mineral con caracteres de epidota pero mucho menos birrefringente e incoloro que corresponde a la epidota, pobre en hierro, llamada clinozoisita, y por fin en el feldes- pato o perfectamente individualizadas, se observan grandes placas de epidota amarilla bien caracterizada. Todos los cristales de feldespato se ven en vías de epidotización, siendo probable que el primer estado sea el de sauzuritización, a este debe seguir el de zoisitización y de aquí pasa a la epidota; es de anotar, sin embargo, que se producen a la vez zoisita y epidota in- dependientes, pero entre el mineral con caracteres propios de epi- I)H HISTORIA NATURAL 387 dota y el que en placas y laminillas aparece sobre el feldespato, hay una multitud de términos intermedios en los que se observa un aumento progresivo de la refringencia y birrefringencia, a la vez que adquieren color amarillo y se hacen pleocróicas; otras placas deben evolucionar aumentando su refringencia y disminuyendo la birrefrin- gencia hacia la zoisita incolora. Esta misma asociación se encuentra en placas mayores, actual- mente independientes del feldespato, y en ellas se ven granos de epidota amarilla, muy refringente, siempre alotriomorfa (por excep- ción hay secciones romboidales, g\ con dos cruceros, casi rectan- gulares, unes muy marcados y continuos según p y otros interrum- pidos según //'); las secciones alargadas presentan un crucero fácil, paralelo al alargamiento y grietas irregulares; su birrefringencia, ordinariamente elevada, varía mucho de unos a otros granos, y a veces hasta en una misma placa; las secciones alargadas paralelas al eje de simetría, son las de menor birrefringencia (colores gris- azulado-amarillo entre A^+); el pleocroismo, que siempre es eviden- dente, varía también de unos granos a otros y la birrefingencia se ve que en secciones de igual orientación es tanto mayor cuanto más marcado es el pleocroismo. La extensión es recta en las secciones de la zona principal, en las demás es oblicua y varía mucho, según 1a orientación. A veces una placa se ofrece entre A'-r como consti- tuida por una serie de agujas o prismas agrupados en forma de aba- nico, lo que motiva una falsa extinción ondulada; esto es más fre- cuente en el mineral intermedio que acompaña a éste, menos re- fringente y birrefringente, incoloro, unas veces en secciones homo- géneas, con cruceros análogos a los de la epidota y otras formadas de prismas dispuestos en abanico y con extinción pseudo-ondulada; sus colores de polarización varían del gris azulado al amarillo bri- llante ligeramente anaranjado; la figura de interferencia es biáxica y demuestra que el signo es positivo; por todos los caracteres indi- cados, su relación evidente con la epidota y su paso gradual a ésta creemos que es un término de tránsito entre la epidota y la zoisita; es una epidota incolora, pobre en hierro como la especie denomina- da clinozoisita. Acompaña a estos minerales la zoisita en agujas o prismas apuntados con líneas de crucero normales a la dirección del alargamiento y otras imperfectas y poco marcadas paralelas a ésta (f ig. 1 ."), y en secciones rombales o exagonales sin cruceros; estas aparecen en luz paralela N -p como isótropas; sin embargo, con la lámina de yeso se comprueba que, aunque poco, son birrefringen- y en luz convergente producen una figura biáxica algo confusa, en la cual puede reconocerse su signo positivo; las alargadas muestran extinción recta y birrefringencia muy baja (Ü,0Ü4 próximamente); 388 boletín dk la real sociedad española su refringencia es próxima a la de la epidota (lám. xiii, fig. 3.''). Con mucha frecuencia va unida la calcita a estos minerales y que, como ellos, procede de la alteración del feldespato. El piroxeno es augita titanada, de color violeta claro, poco o nada pleocroica, siempre alotriomorfa, con' cruceros prismáticos bien marcados y extinciones, segv'm ellos, de 38" a 42'', signo posi- tivo; sólo en las secciones Ir y g' faltan las líneas de crucero; en cambio en ellas hay grietas irregulares muy pronunciadas. Se alte- ra tanto, que no encontramos ningún grano completo: todos ellos aparecen rodeados y penetrados, según los planos de exfoliación y las grietas, por un mineral verde o amarillento, poco cenada pleo- croico, unas veces completa- mente isótropo (serpentina co- loide) y otras débilmente bi- 7- rrefringente, que pasa insen- siblemente a otra sustancia del mismo color, más pleocroica y de birreíringencia relativamen- te elevada (colores de polari- zación amarillo y anaranjado primer orden ) que creemos es bastita. En otras secciones, el V^ mineral que llena las grietas y Fig. L' bordea los granos, pasa a otro con caracteres de clorita y de ésta pasa insensiblemente a biotita pardo oscura ; aquél es verde poco pleocroico y poco birrefringente (gris azulado y gris oscuro primer orden); el pleocroismo aumenta poco a poco y toma color amarillo verdoso, después pasa a amarillo rojizo, hasta convertirse en pardo rojizo oscuro, esta biotita rodea en algunas secciones al mineral clorítico y a veces se conserva el núcleo de augita, lo que hace desechar la ¡dea de que se trate de un proceso sencillo de cloritización de la biotita primaria (lám. xiii, figura 2.''). Hay biotita idiomorfa que por su posición independiente de la augita y de sus productos de alteración suponemos primaria (lámi- na xiii, fig. 2."); esta, en general, es más clara, y aunque a veces se ve con tendencia a convertirse en clorita, es en ella excepcional la cloritización, mientras es frecuentísima la relación con productos cloríticos en la otra. La biotita más férrica que creemos secundaria y la clorita, abundan mucho más que la biotita supuesta primaria. Al proceso de alteración del piroxeno acompaña la separación de gran cantidad de ilmenita (lám. xiii, fig. 2."), de calcita y la for- mación de pequeña cantidad de epidota. PE HISTORIA NATrRAI. 380 El apatito furnia inclusiones ¿"obre el feldespato. El otro tipo es una roca de grano más fino, color gris ver- doso sucio, con multitud de manchas negras y verdes, relati- vamente blanda y poco resistente; las superficies expuestas al- gún tiempo a la intemperie son más oscuras y terrosas que las re- cientes, A simple vista se distinguen: feldespato blanco, gris o verdoso; biotita, augita negra o verde nmy oscuro y clorita; su estructura aparece como granitoidea, lo que hace se tome como especie dife- rente que la anterior, y a primera vista podría muy bien clasificar- se como diorita; pero gracias a la variada serie de ejemplares en- viados por Pau, hemos podido relacionar estos dos tipos macroscó- picamente tan diferentes. Está bastante alterada y con frecuencia se la ve atravesada por venas de calcita y los planos de juntura aparecen recubiertos por películas de este mineral. En preparación microscópica, presenta, aunque no tan clara como en la anterior, la estructura ofítica para los elementos esen- ciales (feldespato y augita), pero no así para la biotita que se ofrece diseminada como en las rocas granitoideas. Se compone de labra- dor, augita titanada, biotita, clorita, epidota, clinozoisita, calcita, magnetita y apatito. El labrador está más alterado que en la anterior, cargado de se- ricita, pero no epidotiza tanto; en las secciones más frescas pueden observarse idénticos caracteres que en el de la roca anterior y con las inclusiones que indicamos en él. La augita titanada tiene iguales caracteres que las del primer tipo: en la de éste es, sin embargo, más frecuente el idiomorfismo y sus individuos presentan ordinariamente maclas según k y algu- nas secciones muestran hermosas maclas polisintéticas. Siempre la vemos asociada a un mineral de aspecto de serpentina coloide que rodea todos los granos y que en forma de venillas sigue por los planos de crucero y las grietas de la augita; esta alteración es esencialmente centrípeta y puede observarse que antes de transfor- marse todo el cristal, empieza el mineral coloide a adquirir caracte- res de clorita en los bordes, después se hace algo más refringente, por fin toma caracteres de una biotita muy ferrífera, de color pardo rojizo oscuro; son varias las placas formadas por un núcleo de au- gita intacta, una banda en inmediato contacto con ella del mineral coloide, otra de clorita y otra en el borde de biotita (lám. xiii, fi- gura 4."), lo que hace pensar que la mica procede de la augita por cloritización de ésta y biotización posterior de la clorita; a estas placas acompaña la ilmenita en gran abundancia, siendo notable que en las partes de la roca donde no hay clorita ni biotita, no aparáC2, 390 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA lo que nos lleva a considerarla como secundaria y estrechamente ligada a la alteración del piroxeno. También en esta roca existe biotita primaria, menos férrica, en láminas deshilacliadas o en secciones exagonales, que a veces em- pieza a cloritizar y casi siempre llevan rutilo en inclusiones. La epidota es mucho menos abundante que en la otra roca, y lo mismo ocurre con la clinozoisita, que sólo aparecen en algunos campos y siempre muy localizadas y poco abundantes. En relación, al parecer, con estos minerales hemos observado una sustancia muy refringente, de color pardo claro, con secciones exagonales isó- tropas o en agregados esferulíticos, de birrefringencia muy baja que con toda reserva referimos a la ortita (alanita) y que es muy escasa en la preparación. En algunos campos se ven láminas pe- queñas, incoloras, de elevada birrefringencia y extinción recta, que creemos de moscovita; también se encuentran pequeñas man- chas verdosas , casi siempre esferulíticas, pleocroicas y que entre A^+ toman color amarillo anaranjado con cruz negra, que atribuí- mos a la delesita. Además, sobre el feldespato se ven muchas la- minillas de sericita o damurita, y prismas o exágonos de apatito (lámina xiii, fig. 4."). La calcita aparece en granos como producto de alteración de los elementos esenciales y en venas atravesando la roca, como produc- to de relleno por las aguas de infiltración. El malogrado catedrático de la Universidad de Madrid, D. Fran- cisco QuiROGA, que tanto se distinguió por sus estudios sobre rocas y minerales de España, describió en las Actas de nuestra Sociedad, tomo XIX, pág. 60, una roca análoga, si no idéntica a ésta, con el nombre de ofita micácea del cerro de San Julián. Los caracteres macroscópicos coinciden con los del primer tipo descrito en esta nota y del estudio microscópico deduce la existencia de feldespato, biotita, clorita, augita, dípiro, calcita, epidota, magnetUa, cuarzo y apatito. El feldespato lo clasifica como labrador y reconoce en él los mismos caracteres que nosotros; lo mismo ocurre con el piroxe- no, la clorita, la biotita y la epidota. Al describir el dipiro (werne- rita) dice que adopta formas bacilo-radiadas, a veces quebrado nor- malmente al alargamiento; tapiza el interior de pequeñas cavidades y entonces muestra secciones rectangulares perfectas, con extin- ción recta; al lado hay calcita y epidota. Nosotros hemos estudiado detenidamente el mineral que presenta los caracteres indicados por QuiROGA y lo encontramos francamente biáxico y de signo positivo, por lo que no podemos admitir sea dipiro. También hemos estudiado detenidamente los ejemplares de di- pirización del feldespato en dioritas y diabasas citados por Lacroix DE HISTORIA NATURAL 301 vMiiiéralogie de la Frunce , tomo II, págs. 44 y 45— y los de un trabajo del iiiisnio autor — «Bol. Soc. minéralog. de Fraiice» tomo XIV, píig. 10- sobre la transformación del feldespato en dipiro, de las diabasas anfibólicas y de las ofitas del Pirineo; y ninguno de los caracteres concuerda con los del mineral estudiado en las diaba- sas de Castellón, ni encontramos nunca las placas de dipiro homogé- neas, con orientación uniforme y figura de interferencia claramente uniáxica, que dice son el término final de la transformación. No conocemos el ejemplar y la preparación que sirvió a Quiroga para su descripción, pero dada la gran competencia en estos estu- dios de tan ilustre profesor, dudamos si será otra roca la por él es- tudiada; quizá nuestra discrepancia.se deba a que hemos dispuesto de mejores preparaciones, pues en época de Quiroga se hacían en el Museo de Madrid bastante gruesas y pequeñas y no podía afi- narse tanto como hoy; además de que poseemos mejores iTiicrosco- pios. En cuanto a los grandes apatitos que cita en su descripción, oremos que son los de las zoisita descrita por nosotros, pues son frecuentes las secciones exagonales aparentemente isótropas y fá- cilmente se confunden con el apatito, y lo mismo ocurre con las alargadas que tienen extinción recta, debil^birrefringencia y cruce- ro transversal, pero su refringencia es mucho mayor; además, ya hemos visto que son biáxicas. El cuarzo no aparece en nuestras preparaciones. Por todos sus caracteres, macroscópicos y microscópicos, cree- mos más acertado clasificar estas rocas como diabasas que como ofitas. OFITA URALÍTICA DE SEGORBE (CASTELLÓN) Roca compacta, de grano muy fino, color negro, dura y de gran tenacidad; en las superficies expuestas a la intemperie se hace más clara y toma color verde; cuando la alteración es mayor el color es pardo-rojizo y el mismo color, aunque más oscuro, presenta su pá- tina. Se ha recogido en el valle del río Escalona, procedente de la Montaña Negra. A simple vista se distinguen placas pequeñas y inicrolitos de pi- roxeno y feldespato, íntimamente asociados. Al microscopio ofrece estructura micro-ofítica; el feldespato en microlitos ^largados envuelve al piroxeno y a sus productos de al- teración. Se compone de feldespato, augita-dialaga, uralita, bastita, magnetita, calcita, moscovita y apatito. El feldespato se presenta en largos y estrechos prismas, en sec- ciones cuadrangulares más anchas y en microlitos finísimos, en for- 393 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA ma de delgadas agujas (lám. xiii, figuras 5." y 6/''); casi siempre pre- senta escaiTiitas de damurita, algo pleócricas, en verde muy claro, que destacan bien por su mayor refringencia, birrefringencia y ex- tinción recta del feldespato; la damuritización es escasa o nula en los microlitos, y muy avanzada o completa en los cristales mayoret^. Las extinciones de los microlitos y de los prismas largos alcanzan valores máximos de 35", y son frecuentes las de 20° y algunas de 0°; rara vez muestran constitución polisintética, pero cuando esto ocurre, las bandas son anchas e iguales (tres, cuatro o seis para cada prisma); las extinciones simétricas no pasan de 36°, lo que hace pensar en un feldespato menos calcico que el labrador- la im- posibilidad de obtener figuras claras de interferencia impide deter- minar su signo; separado el feldespato de los otros elementos por el método de Toulet, y atacado por Cl H concentrado, hirviendo se disuelve muy difícilmente y en poca cantidad; en la solución en- contramos cal; con el agua regia hirviendo no se disuelve todo, pero sí en mayor proporción; todos estos caracteres nos llevan a clasificar este feldespato como de la serie andesina-labrador. En los cristales y microlitos de feldespato se ven frecuentemen- te núcleos o bandas de uralita; aquéllos reproducen exactamente el contorno del cristal, y éstos son paralelos al alargamiento (lám. xiii, fig. 5."); en muchos microlitos el feldespato forma una película fina alrededor de la uralita, y la figura no se cierra, son verdadero cristales esqueléticos, cuyos huecos quedan llenos de uralita o df piroxeno (lám. xiii, fig. 6.^); esta asociación resulta de haber crista- lizado a la vez parte del feldespato y el piroxeno del magma, des- pués de empezada la separación de cristales de las dos sustancias; es una asociación pegmatítica de feldespato y piroxeno. El piroxeno es generalmente ofítico, y entonces uralitizado, pero aunque no con mucha frecuencia hay elementos idiomorfos; la.s secciones más frescas son incoloras, con exfoliación prismática, muy marcada, a la que se asocia en varias secciones idiomorfas un cru- cero pinacoidal bien manifiesto (fig. 2.'^ a), según el cual es recta la extinción, mientras alcanza ángulos de 40 a 48" según los prismáti- cos, por lo que clasificamos como dialaga este piroxeno; otros gra- nos y secciones tienen caracteres también de diálaga, una de ellas bastante ancha, con crucero rectangular muy marcado, presenta unos enrejados finísimos, producidos por el cruzamiento de líneas o inclusiones filiformes, localizadas de manera que dibuja, cuadrados o rectángulos negros dentro de la placa incolora (fig 2." b) y que re- cuerda los que se observan en las piroxenitas y peridotitas cuando se asocian piroxenos rómbicos con la dialaga. En muchos cristales idiomorfos se ve claramente dibujada la estructura en reloj de are- DE HISTORIA NATURAL 393 na (sablier. fig. 2/' c), que se distingue a veces con la ordinaria por uralitizarse más los sectores laterales que los centrales (lám. xiii, fig. 5."); otras veces llevan incluido un pequeño microlito piroxénico con extinción recta según el alargamiento (fig. 2." d). Este piroxeno se uratiliza con mucha facilidad, sobre todo el ofí- tico y el incluido en los feldespatos; la uralita es verde y parda, muy pleocroica y con extinciones de 12 a 24", correspondiendo a la acli- nota y a la horblenda, dominando la actinótica. Algunos granos y placas de piroxeno se han transformado en un mineral verdoso con los caracteres ópticos de la bastita. A estos productos secundarios hay que añadir la calcita, que se ofrece en granos pequeños; la ilmenita, en granos, placas indepen- dientes y asociaciones que producen dibujos caprichosos, semejan- Fig tes a los que con tanta frecuencia se observan en los melafidos y labradoritas antiguas; ambos son productos que se separan al urali- tizarse y serpentinizarse el piroxeno; pero la magnetita e ilmenita primaria existen también. A expensas del feldespato se producen, además de las escami- tas de damurita ya citadas, algunas láminas de moscovita. El apatito es escaso, de pequeño tamaño y en inclusiones sobre el feldespato. - Hay en las preparaciones microscópicas regiones de grano más fino, de más íntima asociación del feldespato y el piroxeno, siempre uralitizado o en alteración más avanzada; en ellas el feldespato no se ha individualizado completamente, ni adquiere nunca formas per- fectas, forma un agregado de finas agujas sin terminación cristalo- gráfica, sobre una masa uralítica, o se presenta como una sustancia blanca, de análogos caracteres que las agujas y los microlitos fel- despáticos, pero de tan débil birrefringencia que sólo puede ha- cerse evidente utilizando grandes aumentos y empleando la lámina de yeso. Esta especie de nodulos, en los que la ofita presenta los 394 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA caracteres de las llamadas semicristalinas por Macpherson, están siempre rodeados por partes de grano relativamente grueso y de cla- ra individualización de los elementos esenciales (lám. xiii, fig. 6."). Por todos sus caracteres corresponde esta ofita a la variedad cristalina semicompacta, de color negro (Macpherson). Es del tipo de las pirenaicas por su riqueza en anfíbol, pero el piroxeno pre- senta los caracteres del tipo de San Felipe de Játiva (Valencia), donde se hace bastante independiente de los espacios interfeldes- páticos y llega a presentarse en individuos idiomorfos. Nuestro buen amigo y entusiasta colaborador D. Jaime Marcet Riba, que ha visto las preparaciones microscópicas de las rocas des- critas, ha aplicado a las mismas su método de representación grá- fica del análisis mineralógico-petrográfico. Ha encontrado que todas ellas tienen localización próxima y que las gráficas serían muy semejantes, pudiéndose observar claramen- te la mayor basicidad de la ofita; aunque el método de Marcet, publicado en nuestro Boletín, estaba basado en el análisis de ro- cas granitoideas, su aplicación a las filonianas y efusivas parece que ha de dar idénticos resultados; en nuestro caso se ve que las diabasas y la ofita caen en los sectores correspondientes al magma gabronorítico. lo cual está conforme con las localizaciones obteni- das por la representación gráfica del análisis químico-petrográfico y con las ideas actuales sobre origen y relación de estas rocas, o mejor de sus magmas, con las granitoideas. Laboratorio de Geología de la Universidad de Barcelona. Cartas del botánico francés Léon Dufour a Don Maria- no Lagasca, existentes en el Archivo de la Real Aca- demia de Medicina de Sevilla, encontradas y trascritas por Francisco de las Barras de Aragón. Conocido es el hecho de que habiendo venido a España durante la Guerra de la Independencia, como facultativo del Ejército de Napoleón, el ilustre botánico francés Léon Dufour, conoció en Va- lencia a Don Vicente Alfonso Lorente y trabó con él gran amistad. Del origen de ella se ocupa Don Miguel Colmeiro en su obra: por T. Pardillo He de manifestar, primeramente, que la hipótesis 'de que los yesos de dicha localidad sean pseudomórficos de glauberita, es por demás atractiva y de gran sencillez minerogenética. Al estudiarla surgen, sin embargo, tales objeciones y dudas, que su admisión no puede ser franca y satisfactoria, sin escrúpulos de peso. Los cristales que tanto interés nos han despertado son, en ver- dad, poco a propósito para las medidas goniométricas. Es imposible dar con uno que tenga todas las caras bien conformadas: una o dos aristas medibles con relativa seguridad, es ío que ordinariamente ofrecen. Por ello la interpretación angular ha de hacerse con gran tolerancia, si se atiende al conjunto de los ángulos de un individuo; con menos, limitándose a aquellos valores proporcionados por las mejores medidas. En mi determinación quise ponerme en las peores condiciones de juicio, admitiendo el valor de todas las aristas, to- mando, para la obtención del valor medio, cada ángulo una vez, y no varias, proporcionalmente a la calidad de la medición, como debe hacerse. Procuré no conceder facilidades a mi hipótesis. Las diferencias entre aquellos valores y el medio 100" 12' son: Angl. 90*^93,5 94,5 96,5 100 103,5 104 104 106 110 Dif. -10-7—6—4 0"12' 3 4 4 6 10 El error medio es 6, tomando todas las diferencias, y 5, pres- cindiendo de las extremas. f Con tolerancia de igual orden hay que acoplar los ángulos me- didos en los complejos de yeso a los de glauberita. Los errores, son (1): Glauberita 96" 45 4315 3230 ?527 Compl. yeso 96 50 36 80 Error 045 645 3 4 No hay, pues, notable y señalada equiparación angular en el caso de los dos sulfatos. Han de ser, realmente, las mediciones de ángulos aislados las que guíen hacia la solución. En tal respecto, puedo decir que entre los ejemplares cuya posesión debo a la deferencia del Sr. H. Pa- checo, hay uno con dos Caras, las más planas, lisas y perfectas de cuantas han pasado por mis manos: su arista es limpia y uniforme y iV) Para mayor claridad empleo siempre el, ángulo suplementario. Tomo XIX. -Julio, Uilii, , l'í: 402 boletín Dx^ la real sociedad española mide 102''. En la hipótesis de la glauberita correspondería a la [1 10, 1 10] y habría de ser de W. De mayor importancia que la discusión angular, contenida en límites tan vagos, juzgo ía siguiente cuestión: La figura de glauberita que mayor semejanza muestra con los cristales del Cerro de los Angeles, es la de Dufrénoy («Traite de Min.», lám. 11, fig. 63), correspondiente a un cristal de Villarrubia. Pues bien: la interpretación dada por el mineralogista francés es errónea. Las caras d^ 1 11 1 1 llevan una truncadura tautozonal O' \\0] { que no se ha encontrado en ningún yacimiento; además, están siem- pre mucho más desarrolladas que las /;/ ¡llOj, de importancia muy secundaria. En la zona ¡010| no se ha encontrado más cara positiva que la h^ |lOO|. Las letras están, por tanto, en dicha figura equi- vocadas, como lo están también las de los grabados que reproducen, en la misma obra de mineralogía, cristales de Iquique (Perú), (lá- mina 229); en estos las d han de permutarse con las b y en aquélla as d han de ser m, y o ha de cam- biarse por h. Así lo vio también Cal- derón y corrigió en el grabado de su obra «Los minerales de España», aunque, naturalmente, dejando ínte- gra la perspectiva y limitándose a lo posible: invertir la figura. He pasado revista a las descripcio- nes de los cristales de glauberita y, en breves resúmenes, indicaré lo per- tinente a este aspecto de la cuestión. Ciempozuelos (Laspeyres, «Zeitschr. f. Kryst». 1,529, 1877). En este trabajo, dedicado principal- mente al estudio de las notables pro- piedades ópticas del mineral en cues- tión, no hay más dibujo de cristal que el reproducido por Calderón figura 109 a, de su obra citada. El b de la misma figura, o sea la 5.^ de la nota que comento no existe en el trabajo de Laspeyres, único de este autor sobre la glauberita. De la clásica localidad po- seo cristales como el que dibujo en la figura 1 . Son de dos centíme- tros de longitud, transpa rentes, no obstante los muchos años que llevan de exposición al aire. Sus reflejos son admirables. Pendschab (Indostán) (Schimper, Z. f. K. 1, 70, 1877). Predo- minan {001 ¡ ¡11 1| y están muy poco desarrolladas ! lOOj |llO¡. En muy pocos cristales hay además |ll2¡ ¡021 ¡ |023|. Fio. 1. 111 \ m—\\\Q[ 001 ; o = J 100 j DH HISTORIA NATURAL 403 Rosenegg (Badén). (Leuze. Z. f. K. 14, 408 y 20, 303, 1892), Calcita granudo cristalina con formas /mecas de glauberita, de dos centímetros de grosor y formas ¡001 ¡ ¡ 1 II j y ; jio; j l(X)¡. Condado de San Bernardino (California) (von f'íath. Z. f. K. 17, 107, 1890) ¡001 i y hll! ésta fuertemente estriada. Verde Walley (Arizona) (Blake. Z. f. K. 20, 406, 1892). Cris- tales de contorno rómbico, muy delgados con |(X)l| predominando y illO| }lll! estrechas; además Jll3! |112| |334¡ ¡445}. En parte, transformados en carbonato. Westeregeln (Magdeburgo) (Schulz. Z. f. K. 25, 573, \Sm). Difieren de los descritos por Zepharovich, procedentes de la misma localidad, pues son prismáticos por el gran desarrollo de |l 1 1 !. For- mas: ¡11 1¡ !llo: ¡001 1 ¡lOOJ ¡31 ij ¡ÍU;. Corresponden a los des- critos por Laspeyres; generalmente desarrollados en un extremo. Cuando lo están en los dos uno de ellos lleva jl(X)|, )110j y una forma \hhl[, de símbolo impreciso. Desembocadura del Anabara en el Mar Glacial (Jeremejeff. Z. f. K. 31. 515. 1899). Cristales de las capas de Inoceramus del mioceno; son pseudomorfosis de aragonito en glauberita consis- tentes en cristales de 1,5 a 10 centímetros,. con pirámides muy agu- das formadas por !1 ll| y ¡31 1|. Hallstatt (Koechlin. Z. f. K. 36, 637. 1902). Cristales de la 3 milímetros; ¡001 ; predominando; ¡UVS ¡UO! ¡lOOS ¡023; Í021¡¡31lS. Hallein (Koechlin id. id.) Tabulares con jOOlj ¡lll| y subordi- nadas |iooí i^io; ¡023¡ ;o2i! I223J 1113; ¡31 lí. White Cliffs (Nueva Gales del Sud) (Anderson . y Stanley Je- vons. Z. f. K. 43,621, 1907). Cristales octaédricos inclinados de 7,5 a 1 1 centímetros convertidos en ópalo noble, blanco e hiali- ta con patente exfoliación normal al plano de simetría. Finalmente, entre las 19 formas consignadas por Qoldschmidt en sus Krystallographische Winckeltabellen no figura la )l01{. De la precedente revisión resulta indudable: 1.^ Las caras que nunca faltan y adquieren más desarrollo, son las \\\\\. En frecuencia siguen las ¡001 1. La línea de máximo cre- cimiento es la de jlll, iTlj. 2.^ Muy a la zaga van en importancia por aquellos respectos las ¡110! truncadas por |l00¡. 3.^ No se ha encontrado la forma 1 101 \. 4.^ En los casos excepcionales de grandes crecimientos (Ana- bara y N. Gales del S.). como también habría de ser el del Cerro 404 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA \ de los Angeles, las hemipirámides ¡lllj, formas primarias según hemos visto, constituyen casi exclusivamente el cristal. ¿Ocurre esto en nuestro yacimiento? No; todo lo contrario: las formas de cuarta especie son raras y las prismáticas o de tercera de gran extensión. A menos de admitir que en la localidad madrileña se han trastocado las direcciones de máximo crecimiento, univer- sal y fuertemente acusadas por el doble sulfato, no veo, en verdad, posible la identificación con los complejos de yeso. Y el admitii tal variación ¿no sería violenta y parcial acomodación de los hechos a la hipótesis? En resumen: para asimilar a la glauberita las formas del yeso es necesario dar a las caras tohiadas como |lll| por el Sr. Navarro ia posición de las ! 1 10¡ y que su ángulo fuese de 96". En tal orienta- ción no tienen significado alguno las demás formas de los complejos. • No ^está exento de dudas el proceso seudomórfico de nuestros yesos en relación con la hipótesis de la glauberita. En 100 partes en peso de este mineral hay 49 de sulfato calcico y 51 del sódico. El volumen de las 100 partes, para p. e. =2,68, es de 36,04; el de 49 de sulfato calcico 16,58, siendo p. e. =2,49. Las aguas que intervinieron en la seudomorfosis serían puras o selenitosas. En el primencaso, llevándose las 51 partes de sal sódica, las 49 de la cal- cica, hidratándose, darían un volumen, no de 16,58 sino de 26,86 (un volumen de anhidrita da 1,623 de yeso), quedando el vo- lumen total de la glauberita disminuido en 9,17, es decir, en cerca de una cuarta parte. La seudomorfosis debió ser cavernosa o hue- ca. Así resulta en la de calcita que he trascrito de Rosengg y en la de yeso que Lacroix cita de Varangeville («Les Mineraux de la France»). Si las aguas fueron selenitosas, la solubilidad del sul- fato sódico, según principios bien conocidos, queda notablemente reducida, y corno ambas sales tienen acción mutua ¿no habría de precipitarse yeso, glauberita y yeso y glauberita? Las seudomor- fosis del Cerro de los Angeles son extraordinariamente compactas y completas, sin acompañamiento, que yo sepa, de cristalinos de glauberita, cuando menos. No queda, por hoy, a lo que veo, otra interpretación que la sus- tentada en mis dos notas anteriores. El mayor obstáculo que para ella se encuentra, el cambio de calcita en yeso, no lo es para mí; como las aguas selenitosas fuesen sulfhídricas o- sulfúricas y bien pueden serlo por la materia orgánica que ordinariamente contie- nen, que debió ser abundante en la formación sarmatiense, a juz- gar por los restos de grandes vertebrados encontrados en ella; el cambio entra en el dominio de lo trivial. DE HISTORIA NATURAL 40) Trois nouvelles fourmis des Canaries par le Dr. F. Santschi. Gen. Paraphacota Saiits. Bull. Soc. Ent. de Frunce, 1919, p. 9Ü. c<'. Tres voisin dti sous-genre Xeromynnex, dont il est pro- bablement un derivó parasitaire. Ailes et antennes semblables, le corps plus allongé, en difiere surtout par le grand développement des valvules genitales externes. Paraphacota Gabrerai n. sp. (fig. 1). cf . Long. 6,3 mm. Noir. Milieu des cuisses, moitié básale du scape et des mandibules brunátre; reste des appendices y compris Farmure génitale d'un fauve u clair. Tete, thorax et pédoncuie densenient ponctué et mat,gas- tre luisant lisse avec un tres fin réticulum. Des poils dressés jaunes assez courts clairsemés sur le corps mais forniant des touffes so US le gastre et aux stipts. Inipression de I'épis- tome moins forte que chez P. Surcoufi Sants., le thorax moiiis large, le sommet du pé- dicule plus anguleux, moins arrondi. Le sLipe est beaucoup plus étroit, aussi long mais non sigmoidal comnie chez Surcoufi, il for- me une seule courbe á convexité externe. L'extrémité mousse aussi large que la base. Pour le reste comme Surcoufi. (Teneriffe: Lagu- na, Dr. A. Cabrera y Díaz, leg. 25-VH-1918). Gen. Xenhyboma nov. gen. 9- Voisin d' Epixenus Em. dont il différe par le développement complet du mesonotum plus ou moins sondé au scutum; celui-ci fai- sant une saillie accentuée sur le profil dorsal. Xenhyboma mystes n. sp. (fig. 2). 9- Long. 4,5 mm. Rouge vif. Mesopleure, face declive de l'epi- notum et cuisses brun foncé. Abdomen noir, lisse et luisant. Aire Fi- 1. ParapÍHicoia Cabrerai \vi\. sp. 3", e.\t re- mite de l'audonien, vue de profil et de der- riére*. 40G boletín de la real sociedad española frontale et mandibules finement striées. Face declive de Tepiíio- tum finement reticulée-ridée en travers. Une pilositr- blancliátre fine, assez courte, ahonde partout sauf sur les antennes qui sont pu- bescentes. Tete carree, un peu rétrecie devant, les cotes subparalléles, le bord postérieur droit avec les angles arrondis. Les yeux sont grandes comme prés du quart des cotes de la tete dont ils occupent á peu prés le milieu, ocelles petits. Aire frontale distincte. Sillón frontale aussi court que les aretes. Epistome fortement avancé au milieu formant deux carenes mousses avec une légére échancrure au centre de son bord antérieur. Mandibules étroites, de trois dents, l'apicale bien plus longue. Le scape dépasse d'un cinquiéme de sa longueur le bord postérieur de la tete. Massues de 3 á 4 articles, le 8.^"^^ du funicule étant de grandeur intérmédiaire entre ses deux voisins. Thorax bien plus étroit que la tete. Pronotum aussi long. que large, arrondi de- vant. Mesonotum prés du double plus long que lar- ge, plus étroit de- vant que le prono- tum et se conti- nuant sans suture distincte avec un scutellum relevé en bosse el retom- bant verticalement derriére. Metano- tum distinct. Face básale de l'epino- tum plañe, bordee, beaucoup plus étroite devant, inclinée á 130" sur la face declive. Les angles inermes. Pédicule antérieur du pétiole aussi long que le noeud lequel est squamiforme, le somniet mousse, arrondi, la face postérieure convexe est imprimée de haut en bas au milieu. Post- pétiole un peu plus large que le pétiole. Le sommet présente une -surface convexe plus large que la base, le devant plan et vertical, les cotes et la face postérieur convexes. Qastre tres large. Teneriffe: La Laguna. l()-iv-1918. Dr. A. Cabrera, leg. 1 í,? . C'est tres probablement un genre parasite; il est moins differen- cie du genre Monomoriurn dont il parait dériver, que le genre voi- sin Epixenus Em. dont le pronotum est soudé, et plus que Whe- Fig. 2- Xenhyhoma mi/stes nov. gen. et sp.: a, profil; h, tete viie de face; c, pédicule vii de dessus. DH HISTORIA NATliRAL 407 eleriella. Epixenus BirniVor¿\, que je ne connais pas en natiire me parait former un nouveau . 2." Tanto unas figuras como otras las considero como de edad paleolítica, por cuanto digo que las primeras, o sean «las realistas zoomorfas, que tanta analogía tienen con las trogloditas de tipo cantábrico, pueden considerarse como debidas a la influencia mag- daleniense. La fase superior de las pinturas con representaciones humanas abundantes, y constituyendo escenas complejas y de índo- le diversa, pueden llegar hasta el final del Capsiense, o primeros tiempos del Epipaleolítico.» No digo que las figuras de animales sean siempre inferiores a las humanas, sino que parece existir una capa pictórica de animales, con estilo realista, a la que se superpone otra con hombres y anima- les de pequeño tamaño constituyendo escenas o composiciones complejas. Tampoco afirmo en parte alguna que las pinturas rupestres del arte naturalista del Levante de España correspondan a' Epipaleolí- tico, sino que llegan hasta el final del Capsiense o primeros tiem- pos del Epipaleolítico. Mi hipótesis es que parece apreciarse una cierta evolución en las ideas madres de las pinturas rupestres, desde el origen de estas en el auriñaciense, hasta las estilizadas del comienzo de los metales de tal modo que. empezando por corresponder la idea madre a una de magia de caza, puede llegar un momento en que la idea que motiyó las pinturas, o algunas pinturas, sea de conmemoración y, últimamente, de carácter funerario. No trato de resolver por completo el oscuro problema de las fases cronológicas de las pinturas de tipo naturalista levantino, pues bien claro digo en la página 20: «Es aún prematuro, en el estado actual de los conocimientos respecto a arte rupestre, sin un cor- pus de las distintas localidades con pinturas prehistóricas, en que en cada una se haya fijado claramente el orden de superposición relativo, establecer estas si'rie.s.^ Tomo el problema tal como está en el estado actual de la cien- cia, creyendo observar en apoyo de mi tesis q'ie, en el conjunto de este arte, sean cualesquiera e! número y característica de sus fases- se advierte que, en términos generales, las representaciones de ani- males aislados de estilo naturalista son antiM-iores n las escenas com- DF. mSTDRIA NATl'RAl. 409 plejus. tale^ como las de danza de Ci)gLil, gu^MTeras o de caza de Alpera (Cueva de la Vieja), de caza del Val del Charco del agua amarga, etc. Respecto a la edad de las pinturas realistas del Levante en Es- paña, bien terminantemente digo en la página 17: «Son considera- das estas pinturas como contemporáneas de las niagdalenienses de Cantabria y Asturias, aunque ejecutadas por pueblos distintos.» Teoría que está de acuerdo con lo que Mr. Breuil expresaba ya en 1ÍÍ12, cuando decía (1), apropósito del arte naturalista de Levan- te, que yo estudio en mi nota: «Se place, dans Test et le nord-est de l'Espagne, une zone différente, oü Tart animalier et réaliste des Magdaléniens a penetré, mais oíi Tidée de dessiner des tableaux, oü les figures humaines jouent un role important, se développe». Discusión de los argumentos en contra de mi hipótesis. — El Sr. Obermaier. con motivo de la descripción de otras pinturas rupestres de la misma provincia de Castellón (2), a las que asigna también edad paleolítica, confunde los conceptos por mí expresados, cambiando palabras que alteran totalmente el sentido de mis afir- maciones, tratando de demostrar que mis «hipótesis no están en consonancia con la estratigrafía gráfica de Levante». No discute la autenticidad y exactitud de los ejemplos que aduz- co, tomados de los tres más importantes conjuntos pictográficos descritos y publicados, sino que aduce otros ejemplos que supone contradicen la primera de mis afirmaciones, especificada al comien- zo de la presente nota. Son los ejemplos escogidos por el Sr. Obermaier en número de cuatro, a saber: Cogul, Albarracín, Cueva del Queso en Alpera y Cueva de los Caballos del Barranco de Valltorta, esta última descrita y publicada con posterioridad a mi trabajo; veamos: Discusión del argumento relativo a Cogul .^ 'En Cogul (dice) se ve un conjunto gráfico, en el lado izquierdo de la compo- sición total, reproducido mucho más exactamente por H. Breuil (L'Antfiropologie, tomo XX, 1919, pág. 13,fig. 8) que por J. Ca- bré: en él se observan tres figuras diminutas del estilo de Alpera, las que indudablemente pertenecen, afirmación que ya recalcó H. Breuil, a la fase más antigua. Más reciente es un toro de 40 cen- tímetros de largo, y, por lo tanto de tamaño cantábrico (Pasiega, (1) L'abbk H. Bkklil: L'áge des cavernes et roches ornees de Frunce et d'Espagne. Revue Archéologique. Tomo xix. Paris, 1912. . (2) Huno Obkrmaier y Paul Wkrnert: Pinturas rupestres del ba- rranco de Valltorta (Castellón). Mem. número 23 de la Com. de Invest. Paleont. y Prehist. pág. 82, nota. Madrid, 1919. 410 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Buxo), por encima del cual, se destacan a su vez dos figuras hu- manas (mujeres), ligeramente polícromas, en inmediata superpo- sición». Conviene hacer notar previamente, a propósito de lo que dice respecto a la diferencia en la exactitud de los grabados publica- dos por Breuil y por Cabré, que el dibujo de Cogul, publicado en L'Anthropologie, a que alude el Sr. Obermaier, lo fué. en un trabajo firmado por Breuil y Cabré conjuntamente, titulado Les peintures rupestres du bassin inférieur de l'Ebre, par l'abbé H. Breuil et Juan Cabré Aguiló: L'Anthropologie, tomo xx, página l.^ 21, con nueve figuras, Paris, 1909. Una lámina del con- junto de la composición ha sido publicada posteriormente por Cabré, solo, en 1915 (Lám. xiv de El arte rupestre de España) la misma exactamente que fué reproducida por Obermaier en 1916 en la lámi- na X del Hombre fósil, considerándola indudablemente como buena. La existencia reconocida por el Sr Obermaier, de la superpo- sición de las figuras de dos mujeres, de color rojo (ligeramente polícromas), al toro de 40 centímetros de largo, constituye uno de los ejemplos que yo pongo como argumento de mi afirmación prime- ra, cuando digo en la página 9 de mi trabajo criticado: «Así en el conjunto pictórico de Cogul, se aprecia que dos figuras de mujer, de color rojo, están 'superpuestas a un toro en negro», fijándome para hacer esta afirmación en la figura de L Anthropologie y en la lámina del Hombre fósil; por lo tanto, en esto, a pesar del pretendido argumento en contra, coincidimos. El argumento que más directamente esgrime, es la existencia entre las pinturas de Cogul, de tres pequeñitas figuras que conside- ra anteriores a los toros. Basta para contestarle hacer observar que, como no hay superposición ni contacto alguno de estas figuras con las otras, no hay prueba alguna de la anterioridad o posterioridad de estas figuritas respecto a las otras del mismo fresco. Discusión del argumento relativo a Albarracin.--Dti esta localidad dice mi contradictor: En Albarracín (véase H. Breuil, L'Anthropologie. tomo xxiL pág. 641, lámina II) se encuentra una serie de minúsculos hombrecitos negros y blancos, a los que corres- ponde por su técnica y edad un pequeño toro negro que apenas mide 24 centímetros. Por encima de éste último descuella inmedia- tamente una de las grandes figuras aisladas de animales, figuras que miden de 60 a 80 centímetros de largo, y que deben ser colo- cadas como evidentemente polícromas en la fase final, también del arte de Levante». De este abrigo existen: una lámina en color, publicada en un DE HISTORIA NATlíRAL 411 trabajo firmado por H. Breuil yj. Cabré (1), en L Anthropologie . y una lámina en negro del conjunto de las pinturas, que ha sido pu- blicada por Cabré en El arte rupestre en España, en la lámina xix. Refiriéndome a la primera lámina que, por estar en color, es la más instructiva y es también la que cita mi contradictor, puedo decir que, tanto los toros grandes como los más pequeños, aparecen más o menos policromados y con la misma técnica y estilo, por lo cual deben ser considerados casi como de la misma edad próximamente, opinión que más afirma que niega H. Breuil, al decir que: Les petits animaux sitúes autour des grands sujets sont un peu plus anciens car ceux ci les obblitérenti; pues es bien sabido que los pintores paleolíticos se preocupaban poco de que unas figuras montasen parcialmente, sobre otras de la misma época, ejecutadas poco antes e incluso, quizá, por el mismo artista. Por otra parte, la afirmación que liace Obermaier para refutar mi tesis, de que los toros de tamaño mayor sean «figuras aisladas> , no es exacta, pues basta examinar la lámina de conjunto de las pin- turas de Albarracín para comprender que hay en ellas dos escenas o composiciones: una, representando una manada de toros salvajes, sobre los que dispara un arquero, y, además, otra manada de toros de mayor tamaño, con la misma técnica y estilo que los anteriores, .salvo pequeñas diferencias. En mi modo de apreciar estas pinturas, ambas composiciones o escenas corresponden a la fase superior de las dos que yo lie señalado para argumentar mi tesis" respecto a la evolución en las ideas madres de ías pinturas rupestres; no hay en Albarracín ninguna figura que considere corresponde a la fase infe- rior, o sea de las figuras aisladas de animales. Por lo cual no cité esta localidad en apoyo de mi hipótesis. Discusión del argumento relativo a la Cueva del Queso en Alpera. — Para el estudio de las pinturas de esta covacha, pueden consultarse los siguientes grabados: Les peintures rupestres d'Espagne: IV, 'Les-abris del Bosque á Alpera (Albacete), par l'abbé H. Breuil, Pascual Serrano, et Juan Cabré: L' Anthropolo- gie. Tomo .x.xiii, figuras I.'', 5. "* y 9.'' París, 1912. —£'/ arte ru- pestre en España, por Juan Cabré; Mem. niím. 1." de la Com. de Invest. Paleont. y Prehist.; Láminas xxiii y xxiv, y figura 1(3(3. .Wadri'd, 1915. (1) Es la misma que cita el Sr. Obermaier, suprimiendo el nombre de J. Cabré, quizá, por considerarle excomulgado científicamente, a iuzgar por la destemplada nota que contra él lanza en la página 83, de la Mem. núm. 23 de la Com. de Invest. Paleont. y Prehist. empleando palabras que no son propias de una discusión de carácter científico. 412 boletín de la REAL SOCIKDAD ESPAÑOLA Para esta discusión me referiré a las firmadas por el abate H. Breuil, como lo ha hecho mi contradictor el cual se expresa en los siguientes términos: «En la Cueva del Queso, de Alpera, hay varias figuras humanas visiblemente más antiguas que las figuras de animales de allí.» Efectivamente, hay un par de figuras de hombres, sobre las que se ha pintado una cabra de tamaño mucho menor que los hombres. Estas pinturas tampoco tienen relación alguna con mi tesis, ni constituyen argumento en favor ni en contra, pues sólo lo serían si yo hubiera afirmado en alguna parte que encima de las figuras humanas jamás existían otras de animales. Discusión del ^argumento relativo a la Cueva de los Caba- llos, del barranco de Valltorla.—De estas pinturas, publicadas con posterioridad a mi nota, existe la lámina xxii de la Memoria, publicada recientemente por Obermaier y Wernert, número 23 de la Com. de Invest. Paleont. y Prehist. Madrid, 1919. Dice así mi contradictor: «Igualmente en la Cueva de los Caba- llos del barranco de Valltorta, argumenta de un modo contundente contra semejante teoría el conjunto de dos figuras, números 46 y 47, del que trataremos detenidamente más adelante' pues en este sitio se presenta claramente la superposición de una figura grande de animal por encima de la de un pequeño arquero.» La lámina xxii en cuestión, está hecha en negro, de tal modo, que de ella no se puede obtener comprobación alguna respecto a orden de superposiciones de las figuras, pues no habiéndose señala- do éstas mediante diferencias de tintas, se confunden todas las figu- ras que están en contacto en una masa plana negra; la lámina no sirve, pues,, en absoluto para dilucidar esta cuestión. Pero el autor de la monografía señala en el texto el orden de superposición en la página 118, y debemos creerle bajo su palabra cuando dice: «la pequeña imagen de un ciervo de estilo naturalista (núm. 45), es más antigua que la de un hombre (núm. 44), mientras que, a la in- versa, la figura de un gran bóvido (núm. 46) es más reciente que la de un arquero (núm. 47) que se asemeja mucho por su estilo y ta- maño al cazador número 45. 'Por esta misma causa no se encuentra ninguna solución al problema de fijar la cronología de las pinturas de este fresco.» Tan concluyente está lo copiado, que claramente se deduce que el argumento «contundente» resulta completamente inofensivo, y se comprende que así sea, porque todo el conjunto corresponde por sus figuras, estilo y técnica a la serie de las escenas o composicio- nes complejas, no habiendo, por lo demás, a pesar de la calificación de pequeña imagen» y «gran bóvido», grandes diferencias de tama- DI-: HISTORIA NATURAL 413 no entre los diversos animales, cümparándolos con los houibies y con el grupo de ciervos que huyen delante de los cazadores en esta composición, como se comprueba sin más que examinar la lámi- na xxi\' de la misma obra, lámina titulada (Composición total de las pinturas de la porción meridional (derecha) del abrigo^, en la que se ve que las figuras humanas.de los números 49, 51 y 53 y otras son proporcionalmente mayores que el bóvido del número 46. Enor- memente menores son proporcionalmente estas figuras entre sí, que la del jabalí de la composición del Val del Charco del Agua amar- ga, en relación con los cazadores que le persiguen; escena entera- mente análoga y del mismo tipo, técnica y estilo, y, por lo tanto, de la misma época que las escenas de la Cueva de los Caballos. De todo lo expuesto resulta que los argumentos y ejemplos es- cogidos por el Sr. Obermaier en contra de mi tesis, no tan sólo no la contradicen, sino que la corroboran. La sustitución de palabras como argumento.— Adarado este primer punto, pasemos al segundo de los dos que se citan al princi- pio de esta nota, o sea al relativo a la edad de las pinturas natura- listas del Levante de España; respecto a la cual, dice el señor Obermaier lo siguiente: «No puede ni remotamente admitirse, para la región mediterránea, la existencia de una «capa primitiva» que fuera la única de indudable edad pleistocena e influenciada por el arte cantábrico, siendo así que la siguiese después sólo al final del Capsiense», o en {\) los primeros tiempos del Epipaleolítico, y, por lo tanto, en época postpaleolítica, el grupo típico de las representa- ciones humanas.» Leyendo los párrafos de mi nota, en los que me ocupo de las fases del arte naturalista del Levante de España y sus épocas, se advierte que se me atribuyen conceptos que no he expuesto, pues la frase capa primitiva, que aparece entrecomillada en la nota que criticamos, como para indicar que es copia literal de mi publicación, no existe en mi trabajo, ni tampoco digo en parte alguna que esta capa (que él, y no yo, llama primitiva) sea la única de edad ' pleistocena. Además, la afirmación que me atribuye de que el grupo típico de las representaciones humanas constituyendo escenas sea de época postpaleolítica, bien claro está que es totalmente infundada, pues lo que yo digo(pág. 20, párrafo 2." de mi nota) es, literalmente, que «La fase superior de las pinturas con representaciones huma- nas abundantes y constituyendo escenas complejas y de índole di- (1) Con igual tipo de letra que el resto, en el original del señor Obermaier. 414 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA versa, puede llegar hasta el final del Capsiense o primeros tiem- pos del Epipaleolítico», mientras que en su nota aparece desfigu- rada mi afirmación, sustituyendo la palabra hasta por en, lo cual hace variar totalmente el sentido de la frase... Dejo al juicio del lector los comentarios respecto a tal manera de argumentar. Edad de las pinturas naturalistas de tipo levantino.— E\ que haya aceptado en mi trabajo criticado la edad paleolítica de las pinturas naturalistas de tipo levantino, no quiere decir que lo admita sin reservas, sino tan sólo a título provisional y mientras que un estudio detenido y completo de los conjuntos pictóricos de este tipo en la Península pueda poner en claro cierta parte, a lo menos, de tales pinturas, pueden ser consideradas como de edad me- solítica, es decir, correspondientes al período de tiempo que media entre el paleolítico y el neolítico. En cambio, creo firmemente que todos los datos y argumentos están en contra de que puedan corresponder al neolítico; en esta afirmación existe unanimidad entre los especialistas que, con inten- sidad, se ocupan de las cuestiones relativas al arte rupestre. El des- cubrimiento e interpretación del conjunto pictórico de Peña Tú, en Asturias, y las analogías patentes de las figuras estilizadas con los llamados ídolos de los dólmenes y con ciertas manifestaciones grá.- ficas o esculturales del neolítico, han resuelto la cuestión. Por lo que acabo de exponer, se comprende que no estoy con- forme ni acepto como definitivos los argumentos y afirmaciones rotundas que los señores Obermaier y Wernert exponen en el capítulo III de su Memoria última respecto a esta cuestión, capítulo que no es sino una reproducción parafraseada, sin adiciones impor- tantes y decisivas de nuevos datos de lo que el abate H. Breuil publicó en 1912 en el tomo xix de la Reime Archéologique con el título L'Age des cavernes ornees de France et d'Espagne, nota- ble e importante avance en una época en que se conocían pocas loca- lidades pictográficas del tipo de las que nos ocupamos. Un análisis crítico y estudio subsiguiente de la cuestión de la edad y fases de las figuras naturalistas de tipo levantino, necesita un desarrollo que se saldría por su extensión y cantidad de ilustra- ciones complementarias, de los términos que corresponde a una nota de contestación a otra crítica; de aquí que aun no estando conforme con gran parte de lo que exponen dichos autores en el capítulo citado, no toco la cuestión por ahora, pues me llevaría muy lejos de mi actual propósito. En lo que sí quiero insistir, particularmente, es en que las fases cronológicas del arte naturalista de tipo levantino que se señalan DE HISTORIA NATURAL 415 eti el citado capítulo de la Memoria en cuestión, no pueden acep- tarse mientras que no estén fundamentadas con ejemplos de super- posiciones claras y análisis de los diversos conjuntos pictográficos de este tipo conocidos, pues al exponerlas sin prueba alguna, no pueden. tener otro valor que el de afirmaciones indocumentadas. Representación de pistas de animales. — No se reduce la crí- tica que se hace en mi trabajo a lo expuesto anteriormente, sino que, con motivo de la significación que atribuyo a una serie de trazos cortos pareados que existen en las pinturas de Morella la Vella, exponen los autores su opinión refutando la mía, refutación que esta vez es más acertada, pues aunque estimé las tales series de rayitas geminadascomo la representación de huellas de hombres o de rumiantes, tales como cabras o ciervos, me decidía, de preferencia, a considerarlas como de hombres, si bien no desechaba en absoluto la hipótesis de que pudieran significar la pista que dejan las pezu- iias de un rumiante, por cuanto decía (pág. 8): «En este último caso, la escena que interpreto como la persecución de un enemigo, se transformaría en una escena de caza». Para mis contradictores, tales huellas son de rumiante, como otras que describen deTirigs,y yo confieso, con toda franqueza, que me parece están en lo cierto, conclusión a la que he llegado, no por sus razonamientos y las pruebas que suministran las figuras que su- ponen análogas de la caverna de La Pileta, en la Serranía de Ronda, las cuales, en gran parte, son en extremo aventurado y difícil con- siderar en sus conjuntos como representaciones de huellas de pezu- ñas, sino porque, posteriormente a la publicación de mi nota, había llegado yo espontáneamente a esta conclusión, observando directa- mente las pistas de las cabras, opinión que pensaba rectificar en mi trabajo definitivo, respecto a las pinturas de Morella, y que había expuesto públicamente al personal del laboratorio de Geología y Prehistoria, donde juntos hemos trabajado. En realidad, la cuestión es opinable, sin embargo de lo cual, repito, opino como ellos en este caso. Las cuestiones opinables en el arte prehistórico. — Es indu- dable que no hay publicación que resista al examen de la crítica microscópica, pues las cuestiones opinables surgen a cada paso en trabajos de la índole de los que nos ocupan. Tal modo de crítica, exclusivamente negativa, más perjudica que beneficia a la investigación científica seria y sincera, pues el lector forma por sí solo y sin requerimiento ajeno su juicio personal 'en estas cuestiones opinables y de detalle; por esto no he de apli- carla a la obra de Obermaier y Wernert, en la que sólo escogeré algún ejemplo de tales cuestiones opinables, en mi concepto total- 410 BOLKTIX DE LA REAL SOCIEDAD ESPA:-.0LA mente equivocadas; tal sucede con un cierto número de íiguras hu- manas a las que asignan detalles de indumentaria. Ejemplo de inter- pretación en extremo dudosa, es la de la figura 24, en donde una mancha redondeada que ocupa el lugar de la cabeza, hombros y espaldas de una figura humana, y junto a la cual existen otras manchitas, la interpretan como una de las figuras de más importan- cia, con «adorno colgante, quizá á& conchas o dientes perforo- dos, a ambos lados de la cabeza». Tampoco he de analizar la interpretación de figuras incorrectas de animales, y sólo he de poner como ejemplo de significación arbi- traria la que se asigna a otra mancha de pintura en la Cueva de los Caballos (lámina xviii), que opinan puede significar un pato, figura de ave que resulta tan dudosa y tan desproporcionada por su tamaño gigantesco, en relación con las figuras humanas inmediatas, tan sin razón de existir en esta localidad, dada su característica geográfica, y tan única en el arte levantino, que su interpretación resulta completamente arbitraria. xVlás importancia tiene la aventurada interpretación de la figura número 8 del Abrigo del Civil, lámina vii, por lo que contribuye a aumentar el número de figuras dudosas y discutibles de animales de fauna distinta a la corriente en el arte levantino y más o menos comunes en el cántabro-francés, figuras que han motivado algunas discusiones y que han servido de argumento para admitir o negar la contemporaneidad de unos y otros tipos de pinturas. La figura en cuestión, en extremo indeterminable específicamente, y asaz in- completa, dudosa e indefinida, es considerada como un muy proba- ble onagro, sin fundamento alguno, a mi modo de ver. Esta y otras varias interpretacions no deben exponerse, en todo caso, sino en términos de duda, y en cuanto al pretendido onagro, tan sin caracteres específicos y tan dudoso e incompleto, lo mejor es con- siderar la figura simplemente como indeterminable específicamente. El método etnológico-comparatiuo y los tectiformes.—\}\\ método fecundo para obtener deducciones muy verosímiles del sig- nificado de las pinturas rupestres es el de la etnología comparada; pero para que este método produzca buenos resultados, debe apli- carse con tino, comparando con razas y pueblos que se encuentran en el mismo grado o semejante de civilización que se puede supo- ner tenían nuestros ancestrales paleolíticos; debe compararse con pueblos cazadores y de costumbres verosímilmente semejantes, pues acudir a pueblos muy distanciados en el grado de civilización, puede conducir a consecuencias erróneas; no niego que en algún caso, aun así, pueden deducirse consecuencias fecundas, pero en el primero son más racionales y verosímiles. "^ DE H1ST(^RIA NATURAL 417 Esti) lo han tenido muy en cuenta ilustres prehistoriadores, como Cartailhac y Breuil, y modelo de consideraciones en este respecto son las que exponen en los apéndices de su obra La Cáveme d' Al- ta mira. En otro caso, el método etnológico sólo es verdaderamente fe- cundo cuando se aplica con un discreto criterio geográfico, es decir, cuando se trata de apreciar los sedimentos que en tradiciones, cos- tumbres o creencias pueden haber persistido en un país o propa- gado a otros a través de las razas, de los pueblos y de las civiliza- ciones. En todo caso, y aun aplicando el método etnológico-comparativo en toda su extensión, cuando se trata de pinturas rupestres o tro- gloditas, es necesario comparar con otras pinturas de los pueblos salvajes, o no salvajes, actuales. En relación con estas consideraciones, la opinión que sustenta el Sr. Obermaier en el capítulo v de su Memoria, de que cierto grupo de tectiformes de las cavernas cantábricas significasen trampas para cazar espíritus, me parece totalmente gratuita y desprovista de fun- damento. El artículo (1) en que desarrolló tan peregrina hipótesis, en la que insiste en la página 126 de su Memoria última, debe con- siderarse falto de fundamento científico aplicable ai caso. Se trata de pueblos, como los habitantes de las islas Célebes, del archi- piélago malayo, en un grado de civilización completamente dife- rente del de los paleolíticos. Asimilar las trampas que, a modo de ratoneras con su cebo «ten- tador y agradable^) para los espíritus que producen las enfermeda- des y causan danos, colocan los habitantes del archipiélago malayo en sus sembrados, en los bosques o sumergen en el mar, a los tecti- formes de las cavernas españolas, no es método racional sino en el caso de que existiese alguna representación gráfica de los tales ar- tefactos, por los habitantes de las Célebes, que permitiese estable- cer la comparación entre unos y otros dibujos. En otro caso, la interpretación es puramente caprichosa, pues semejanzas pueden encontrarse entre tales dibujos paleolíticos y objetos de la más diversa índole dentro siempre de ideas de magia y acudiendo a la etnología comparada. Así el nombre de tectiformes con que se conocen- estos dibujos alude a haber supuesto que representaban armazones de cabanas; pero siguiendo la idea de magia de caza pueden significar, j3or su parecido, trampas para cazar animales, empalizadas para el acoso y (1) Hugo Oiíkr.maikk: Trampas cuaternarias para espiritas malig- nos. Bol. dr i.a Soc. Esp. di-: Hist. Nat., tomo xvin. .Madrid^ U)18. Tomo XIX.— Julio, 1919. 27 418 boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA captura de las grandes piezas cinegéticas; si se quiere considerar como aplicable esta magia a la pesca, pueden muy bien representar esparabeles, garlitos o nasas con sus flecos y colgantes como las ratoneras para espíritus de las islas Célebes, o cañales, cortando los ríos para apoderarse de truchas y salmones; si se lleva la ima- ginación por la idea de magia guerrera, quién dice que algunos de tales tectiformes no signifiquen los trofeos de cabelleras cortadas con el cuero cabelludo, semejantes a los que arrancaban a sus ene- migos vencidos los pieles rojas de Norte América, asociación de figura y de idea mágica de las más sugestivas; si, finalmente, bus- camos coincidencias y semejanzas entre la forma del objeto y el dibujo del tectiforme, iríamos a suponer tantos objetos y tan diver- sos, que no debemos cansar al lector prodigando ejemplos al infi- nito. Si he expuesto estas consideraciones respecto a algunos de los puntos tratados en la Memoria en que se censuran mis opiniones, no ha sido con el exclusivo fin de criticar esta obra, sino de demos- trar que en cuestiones opinables es preferible dejar a cada uno con su opinión, y que el público culto juzgue. En general, la crítica tendenciosa, dirigida exclusivamente a buscar faltas en los escritos ajenos, es más perjudicial que útil al progreso científico, pero me he creído obligado a defenderme de ataques que estimo injustos. Sección bibliográfica. Geología. Almera (J.): Apuntes sobre los terrenos pliocénicos de Z?<7r- Cé?/o/ZG.— Barcelona, 1919, Mem. R. Acad. Cieñe, y Art., tercera época, vol. XIV, núm. 11, págs. 541-544. Es un trabajo postumo del malogrado geólogo, en el que se describen los terrenos pliocénicos del bajo Llobregat, que fueron depositados por el mar a principios de ese período. Hace notar las diferencias que hay entre los materiales litológicos y paleonto- lógicos de una y otra ladera de esta rada pliocénica. Limita la ex- tensión de estos depósitos entre el congosto pizarroso de Martorell y el interior de Barcelona. — J. Rovo Gómez. IVK IllSKiKlA N.\H!\AL 419 Ferrando Mas (Pedro): Compendio de Mineralogía y Litolo- //rt/«.- (Barcelona, Publicacions de rinstitut de Ciencies, Fauna de Cataluña, 1919, 59 pá^-inas, 26 figuras y 3 láminas.) Comienza el trabajo coii .luui introducción en la que, después de definir y caracterizar los nidarios, se extiende en los caracteres generales, historia y sistemática del grupo de los Acalefos, inspi- rándose para ello en las obras más completas y modernas sobre di- cho grupo; luego enumera en dos cuadros, todos los Acalefos cono- cidos hasta el día y la región zoológica del mar donde han sido encontrados; por último, termina la parte general con un cuadro de clasificación de los órdenes, familias y géneros mediterráneos de Medusas. La parte más original de esta Memoria es aquella en que se • describen las especies encontradas en el litoral catalán y aquellas cuyo hallazgo es probable. Las descripciones se refieren a doce especies, de las cuales, solamente ocho, han sido recogidas por el autor en Cataluña {Carybclea marsupialis, Lucernaria campanu- lata, Períphylla hyacínthina dodecabostrycha, Pelogia nocti- luca, Chrysaora hysoscella mediterránea, Aurelia aurita cru- ciata, Cotylorhyza tuberculata, Rhizostoma pulmo pulmo). El trabajo, muy bien presentado, está ilustrado con numerosas figuras y cuatro láminas en color, que es lástima no hayan sido tomadas todas directamente del natural vivo, por lo que dejan algo que desear por su colorido, si bien hay que tener en cuenta la di- ficultad de reproducir exactamente esta clase de figuras. Cremos que este trabajo será muy provechoso para todos aque- llos que, más adelante, se ocupen del estudio de los Celentéreos de Cataluña, pues el autor reúne, como anteriormente ha hecho para otros grupos de animales marinos, todos los datos que puedan ser de utilidad para el investigador, como son la bibliografía del grupo y las citas hechas hasta el día.— E. RiojA. Zariquiey (Ricardo): Coleópteros hipogeos.— Zíwsigozdi, 1919. Bol. Sec. Entomol. España, tomo 11, núm. 6. Además de haber en España muchas regiones sin explorar ento- mológicamente, en las que ya lo han sido, no se han empleado casi nunca ciertos procedimientos especiales, sin los cuales no es posi- ble hallar determinados insectos. El joven y entusiasta coleopterólogo Zariquiey, del cual espera- mos grandes descubrimientos, publica el breve trabajo a que nos re- ferimos, en el que describe el sistema, que con gran éxito utiliza, para recolectar los pequeñísimos coleópteros que viven bajo tierra. 426 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA No creo que en España se hayan hecho, antes de ahora, estas investi- gaciones especiales, más que por algunos naturalistas extranjeros en rápidos viajes. Así, es de suponer que haya buen número de formas nuevas desconocidas, ofreciéndose amplio campo para los entomó- logos que a ello se dediquen. La descripción del procedimiento y de los utensilios empleados, aun extractada, ocuparía mucho espacio, de modo que nos limitamos a indicar el sitio en que pueden ver los aficionados el modo curiosí- simo y paciente de' hallar diminutos seres que, no siendo así, pasa- rían siempre inadvertidos.— J. M." Dusmet. RiojA (E): Adiciones a la fauna de Anélidos del Cantábrico. (Revista de la R. A. de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, de Madrid, segunda serie, tomo XVII, publicado en 1919, páginas 54 a 79, figuras 1 a íü.) En este trabajo se mencionan 30 especies, de las cuales diez son nuevas para la fauna marina de la península {Spio martinensis, Poli/dora (Bocardia) poli/bj anaína, P. flava, Nainereis laevi- gata, Arenicola ecaiidata, Bianchionialdane vincenti. Arivids- sonia zetlandica, StreblosomQL Bairdi, Trichúbrachus gíacia- lis y Potamilla rubra) y dos nuevas para la ciencia {Nerinides cántabra ij Euspio multioculata). Los restantes datos se refieren a nuevos hallazgos en determinadas localidades de especies ya citadas en otros puntos del Cantábrico.— A. de Zulueta. RoDRíGL'EZ LíjPEZ Neira (C): Parásitos intestinales del hombre y carnívoros do/néstlcos, correspondientes al género- Dlpylldlum (Madrid, Archivos Españoles de Enfermedades del Aparato Digestivo y de la Nutrición, 1919). El autor describe detenidamente las especies del género Dlpy- lidiuní (Cestodes) que ha encontrado en la región granadina como parásitos del perro y gato, siendo nuevas para España: D. Trin- c/iesel Diam., Pasqualeí D\'dm. y Chyzerl Ratz.; trata, además, minuciosamente del D. canlnum L., y de modo somero del D. Or- leyl Ratz., del cual cree poseer algunos ejemplares, no dando su opinión definitiva hasta nuevas investigaciones. Séllala por primera vez al D. Pasqualeí Diam., parásito normal del gato, como habi- tante intestinal del perro, presumiendo que esta especie puede pa- rasitar el intestino humano lo mismo que el D. canlnum L., único hallado en la fauna vernúdiana intestinal del hombre. Acompaña a este trabajo una lánúna muy instructiva, dibujada por el mismo autor. — A. de Zulueta. Boi-iLi. (A.) I I-fAAS (F.): Mol-luscos recolllts en Asturias DE HISTORIA NATURAL 427 en 19/8 per en Josep Maliiquer precedits de consideracions bibliograftques sobre la ma/aco/ogía asturiana.- (ButW. de la Inst. Catalana d'Hist. Nat., vol. XIX, 1919, págs. 25-34). Se mencionan 3() especies recogidas por el Sr. Maliiquer, de las cuales 18 son nuevas para la fauna asturiana según se desprende de los datos bibliográficos con que empieza el trabajo.— A. de ZULUETA. Oberthl R (Charles): Classification des espéces et varietés de Syrichthus (Lep. Hespérida) de I' Europe accidéntale et de l'Algérie.—BüW. Soc. Ent. France, 1919. N.° 7. Es un catálogo de 24 especies, y en él indica que se hallan en España ocho, ó sea: 5. Proto, carthami, Sao, serratiilce, fritil- lum, onopordi, alveus y malvoides. — J. M.^ Dusmet. Bolívar Pieltain (Cándido): Nota sobre tres Bathysciola de Cataluña {Col. Silphidae).— Butll. Inst. Cat. d'Hist. Nat., 1919, pp. 18-21, ff. 1-4. Se citan tres especies de Bathysciola muscícolas de Cataluña: zariquieyi C. Bol., owa/ízKiesw. y sc/iiódteiKiesw-; de ellas, la primera es nueva, y su descripción está basada sobre ejemplares de varios puntos de la provincia de Barcelona, recogidos pof el señor Zariquiey.— J. M.^'DusMET. Lozano y Rey(L.): Los peces de la fauna ibérica, en la colec- ción del Museo, en 1." de Enero de 1919. — (Trab. Mus. Nacional Cieñe. Nat., de Madrid, Ser. Zool., número 39, 112 páginas, 1919). El presente trabajo está destinado a dar una idea del estado actúa' de la colección de peces, de la fauna ibérica, de nuestro Museo Na- cional, reunida, casi en su totalidad, gracias a los continuados es- fuerzos del Profesor L. Lozano. Después de una completa historia de los comienzos de la colec- ción, de los aumentos que ha ido experimentando y de los lotes o envíos de que se compone, pasa el autor a dar una enumeración detallada de las 310 especies que actualmente la integran, indi- cando las localidades, colectores, fechas, y número de ejemplares de cada una de ellas. Esta lista es de verdadera importancia para los estudios de dis- tribución geográfica de los peces de la fauna ibérica, por el inmen- so número de localidades que se citan, y por lo exacto y cuidadoso de la clasificación de los ejenaplares, a cuya tarea ha consagrado el autor varios años. Entre las especies más importantes, de algunas de las cuales se 42S boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA hace mención especial al final del trabajo, merecen citarse: el Go- bius baleáricas Loz. nov. sp., de Palma de Mallorca y Mahón; el Trachypterus arcticus (Brünn.) de Santander; el Himanfolophus groenlandicus Reinh., de Cabo Espichel, Portugal; etc. Terminan el trabajo unas cuantas páginas sobre la instalación y régimen de orden de la colección de peces del Museo.— C. Bolí- var PlELTAIN. Cabrera (Ángel): Genera Mammalium: Monotremata, Mar- supial/a.— ilAus. Nac. Cieñe. Nat., Madrid, 180 páginas, 19 lá- minas en color, 1919.). Bajo los auspicios de la Junta para ampliación de estudios, ha comenzado, el conocido especialista Profesor A. Cabrera, la publi- cación de una obra de importancia capital para el estudio de los Mamíferos. Se trata dé un Genera de las formas vivientes de este grupo, redactado en forma lo más exacta y compendiada posible, y en un todo semejante, por lo 'que respecta al plan, disposición, et- cétera, a las conocidas publicaciones que, bajo los nombres de Ge- nera Insectorum y Genera Avium, vienen publicándose de algu- nos años a esta parte en Bruselas, bajo la inteligente dirección del naturalista belga Mr. Wytsman y con el concurso de especialis- tas de todos los países. Con ser los mamíferos uno de los grupos de animales de que más trabajos y monografías se han escrito, viene la obra de A. Ca- brera a llenar un vacío que se hacía sentir, por no existir de dicho grupo obra alguna moderna de este tipo. Bien saben todos los que a estudios de sistemática se dedi- can, lo que un Genera facilita la ingrata labor del taxonomista, y una prueba evidente de ello es el éxito inmenso que han alcanzado las publicaciones anteriormente citadas de Mr. Wytsman, y que nosotros deseamos y estamos convencidos de que alcanzarán las que acaba de iniciar nuestro laborioso consocio. Este primer cuaderno comprende dos de las grandes divisiones de los mamíferos: los Monotremas y los Marsupiales, de los cuales, ciertamente, existían trabajos valiosísimos, como los de Waterhou- .>e, Thomas, Lydekker, etc., pero el más reciente de ellos data de hace veinticinco años, y en este período de tiempo se ha progresa- do mucho en el conocimiento de dichos animales. Al texto acompañan 19 láminas fotogrobadas en color (dos de .Wonotremos y 17 de Marsupiales), reproducción de preciosas acua- relas, originales de! autor, y que representan los géneros más im- portantes, ya por figuras de conjunto o por detalles interesantes.— C. Bolívar Pieltain. Sesión del h° de Octubre de Í9I9, PRESIDENCIA DEL SR. D. ROMUALDO GONZÁLEZ FRAGOSO El Secretario leyó el acta de la sesión anterior, que fué aprobada. Admisiones.— Fué admitido el socio propuesto en la sesión an- terior. Notas y comunicaciones.— El Presidente da cuenta de una nota del Sr. Caballero sobre la Chara foetida y las larvas de mos- quitos, haciendo presente su importancia, y además leyó la siguien- te nota: «En los últimos fascículos de su interesante «Mycotheca Borea- li-Africana» ha repartido el profesor R. Maire algunas especies descritas como nuevas, que convendrá tener presente a los micólo- gos que se ocupen de nuestra micoflora. Helas aquí: Puccinia Scirpi-littoralis (Pat.) Maire, II, III.— Apenas diversa de la P. Scirpi DC, de la que difiere por ser hemiuredal, no hete- róico como esta última. Es posible deban referirse a esta nueva especie las que se encuentren en Scirpus en regiones donde no sea conocido el Limnanthemum nymphoides. Puccinia Laguri-Chamcemoíy ^sávq. O, I = II, III.— Con eci- dios en Alíium chamcemoly y uredos y teleutósoros en Laguras oüütus. Probable en el Mediodía, donde existe dicho Allium; las citas de Puccinia en Lagurus, de Cataluña, deben^ser de P. glu- marum (Schum.) Erikss. et Henn., pero acaso se re'fiera a la espe- cie de Maire, la mención de Baleares, donde se encuentra el A. cha- mcemoly. El profesor Maire emite la hipótesis de que esta especie pueda pasarse sin la planta en que viven los ecidios, siguiendo autógena como hemiuredal. Puccinia madritensis Maire, 0,1=11, III.— Ecidios Q.r\Cíematis cirrhosa, II, III en Bromus madritensis y B. maximus. A esta nueva especie debe referirse el ecidio sobre Clematis cirrhosa ci- tado de las Baleares por RoUand y que consideró como correspon- diente a la P. Agropyri EU. et Ev. Encontrándose dicha planta en el Mediodía de España, las menciones de Puccinia sobre Bromus maximus y B. madritensis del tipo rubigo-vera pertenecen pro- ToMO XIX.— Octubre, 1919. 28 430 BOLETN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA bablemente a la especie de Maire, muy próxima a la de Eliis y Everhart. Uromyces Cuenodii Maire, II, III. — Especie parasitando el Silene niccensis que suele ser atacado por el U. caryophyllinus (Schranck) Winter, del que difiere por sus uredosporas con dos poros germinativos y mezclados en soros mixtos. Entyloma Eryngii-fricuspí'dati M.a\re.—\Jst\\aga\ probable en el Mediodía de España. Physoderma Ornithogali Maire.— Quitridiáceo que parásita el Ornithogalum narbonnense, planta extendida por casi toda la Pen- ínsula. Me propongo hacer una revisión de los materiales existentes en el Herbario del Museo Nacional de Ciencias naturales de Madrid, que pudieran pertenecer a algunas de las especies dichas, compa- rándolos con los ejemplares del profesor Rene Maire, y entonces volveré sobre este asunto.» — El Sr. Cabrera presenta dos notas, una sobre un ejemplar de okapi vivo enviado al Jardín zoológico de Amberes, y otra sobre un cetáceo interesante que ha sido encontrado en la playa de Málaga. El mismo señor hace a continuación un relato de la excursión zoológica que hizo al Rif oriental en la pasada primavera, acompa- ñando su conferencia de proyecciones. — El Secretario da cuenta de haberse recibido una circular anun- ciadora del Congreso Nacional de ingeniería que se celebrará en esta Corte a fines del mes corriente. — El Sr. Bolívar Pieltain presenta una nota del Sr. Arias, en que describe un nuevo Émpido de España. Necrología.— El Sr. Fernández-Navarro da cuenta del falleci- miento de nuestro consocio correspondiente Sr. Choffat, prome- tiendo redactar una noticia necrológica. Secciones.— La de Valencia celebró sesión el 31 de Julio en el Laboratorio de Hidrobiología, bajo la presidencia del Sr. Moro- te. Concurren a la sesión los Sres. Rioja, Fresca, Doreste y Valls, de la. misión enviada por el Museo Nacional con objeto de estudiar la Biología Marina de nuestras costas. —El Sr. Presidente saludó en nombre de la Sección a tan distin- guidos naturalistas, deseándoles feliz estancia y positivo éxito en sus trabajos. El Sr. Rioja agradeció estas manifestaciones, esbo- zando lo hasta entonces efectuado y diciendo que en su día dará a conocer a la Sociedad el resultado de sus investigaciones sobre Anélidos de Valencia. Bol. de la R. Soc. Esp. Hist Nat. Tomo XIX, Lám. xiv. ■^!^'*K^ -ato^; Extremo norte de la llanura del Zebra y primeras estribaciones de la Sierra de Kebdana. (A la izquierda, Yebel Zaio; a la derecha, los cerros de Qalb el Aleb y Nbila; en la depresión que los separa, Yerf el Azseri ) Jaima de los Ulíid Seltut, en la llanura del Zebre. (Fots. Cabrera.) Bol. de la R. Soc. Esp, Hist. Nat. Tomo XIX, Lám. xv. La llanura del Zebra desde Tuniiat Zaio, en dirección oeste. (Al fondo, hacia la derecha, el puerto de Muley Rechid.) Pozo de Bu Ankud, en la Sierra de Kebdana iFots. Cabrera ' DE HISTORIA NATURAL 431 —El Sr. Boyani presenta para nuevo socio numerario a don Rafael Balaguer Ferrer, profesor de Ciencias Naturales de la Es- cuela Normal de Palma de Mallorca. —El Sr. Moroder da cuenta de su comunicación, «Nota sobre Pseláfidos y Scidménidos valencianos», y el Sr. Rioja de la suya, titulada «Una curiosa anomalía del Hydroides noruegica Qunn. y algunas consideraciones acerca de la filogenia de los Serpú- lidos» . —El Sr. Pardo da cuenta de que al proceder al arreglo y revi- sión de las colecciones de Entomología del Instituto General y Téc- nico, nuestro consocio el distinguido entomólogo D. Emilio Moro- der, ha procedido generosamente haciendo donación de numerosos ejemplares que faltaban o se encontraban en mal estado. Seis semanas de excursión zoológica en el Rif por Ángel Cabrera. (Láminas XIV y XV.) Durante la pasada primavera, y en cumplimiento de un acuerdo de nuestra Junta directiva, me cupo el honor de ser enviado a la zona del Protectorado español en Marruecos, para continuar la labor de investigación científica que la Real Sociedad Española de His- toria Natural viene realizando en aquel país desde hace catorce años, con las necesarias interrupciones ocasionadas por la escasez de medios económicos, ya que para tales trabajos sólo puede con- tar la Sociedad con sus propios recursos y con el auxilio que gene- rosamente le concede alguna vez que otra el Ministerio de Estado, por no haber arraigado en nuestro país la costumbre, en otros tan frecuente, de que los particulares acaudalados favo»ezcan y esti- mulen tan patrióticas y culturales empresas. En el caso presente, como cuando el viaje a Yebala en 1913, los fondos fueron propor- cionados por Estado, lo que en gran parte se debe al interés mos- trado hacia las tareas de la Sociedad por el Excmo. Sr. D, Dámaso Berenguer, Alto Comisario de España en Marruecos; pero siendo ahora el auxilio mucho más limitado que en la anterior ocasión, hubo también de ceñirse la expedición a más reducidos límites, siendo yo el único naturalista enviado, con un ayudante preparador, cargo que el joven D. Manuel García Llorens desempeñó con plausible celo y singular habilidad. Los principales objetos que en la expedición se perseguían, eran 432 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA el estudio de la fauna de mamíferos del Rif oriental, la recolección de ejemplares de zoología, especialmente de mamíferos y aves, y la obtención de datos sobre los animales domésticos de la región, sobre todo acerca del ganado caballar. El primero y tercer puntos han de ser objeto, juntamente con datos obtenidos en anteriores viajes, de extensas Memorias. En las presentes páginas sólo pretendo dar cuenta de mi excursión, con una idea muy ligera de sus resultados. Habiendo salido de Madrid el 28 de abril, desembarqué en Me- lilla el 30 por la mañana, siendo cariñosamente recibido por el ele- mento civil de la Junta de Arbitrios y Cámara de Com.ercio, en cuya compañía visité las excavaciones arqueológicas del cerro de San Lorenzo, el bien cuidado Parque Hernández y algunas funda- ciones municipales, como los comedores de caridad y la «Gota de leche», verdaderos modelos de instalación que honran a Melilla. El mismo día solicité audiencia del Comandante general, Excelentísi- mo Sr. D. Luis Aizpuru, quien me la concedió para el siguiente, último del mes. El día 31, pues, tuve el honor de ser recibido por la primera autoridad militar de la plaza, a quien entregué mi carta de presentación del Ministerio de Estado. No diré de esta visita oficial otra cosa sino que en el general Aizpuru, de quien tenía las mejores referencias como militar, encontré 'todas cuantas bondades y atenciones pueden apetecerse en mi caso, ofreciéndoseme para cuanto pudiera necesitar durante mi estancia en África y prome- tiéndome una escolta de policía indígena, aun cuando el camino que yó había de recorrer podía considerarse perfectamente seguro. Desgraciadamente, esta escolta no se me pudo dar desde el pri- mer momento, pues aparte de las parejas indispensables para el ser- vicio de los puestos, toda la policía indígena estaba ocupada en las operaciones militares del Guerruao. Esto, y el no haber llegado en el mismo vapor que yo mi material científico y de campaña, me detuvo en Melilla hasta el 5 de mayo, empleando aquellos días en prepara- tivos de viajfe y en ponerme en relación con personas que durante el mismo pudieran serme útiles. Entre las que tuve ocasión de co- nocer entonces, figura D. Guillermo Jiménez Athy, administrador de Correos en Monte Arrui, cazador infatigable que había enviado al Museo Nacional de Ciencias Naturales algunos ejemplares curio- sos, y que me invitó a una partida de caza en las cercanías de Se- gangan, al S. W. del Gurugú. Aunque la excursión fué puramente deportiva, tratándose, sobre todo, de tirar a las palomas y a las co- dornices, me permitió conocer de cerca la kabila de Beni-bu-Ifruor y el aspecto del terreno, allí muy pintoresco por la abundancia de chumberas y granados, entonces en flor. El día 6, con todo el material de trabajo ya preparado, y aunque DE HISTORIA NATURAL 433 no había noticia ninguna de que acabasen o se interrumpiesen las operaciones del Querruao, salí en ferrocarril para Monte Arrui, con objeto de comenzar allí mi labor mientras esperaba la prometida es- colta. Monte Arrui es una posición con poblado europeo adjunto, dominando la inmensa llanura del Garet, desconocida prácticamente antes de la penetración espaiiola, aun cuando su nombre aparece ya, como el de un extenso desierto, en mapas del siglo xvii (1). Actual- mente, en el Garet se desarrolla la explotación agrícola déla Com- pañía Española de Colonización, de cuya obra no he de hablar aquí por haberlo hecho ya con notable acierto el Sr. Suárez Inclán en su conferencia ante la Real Sociedad Geográfica, en mayo de 1918. Sólo diré que en aquel desiferto en miniatura, que no otra cosa es el Garet, no he visto obra ninguna seria de irrigación, de manera que este año, en que reinaba en todo el Rif la más espantosa sequía, costaba trabajo descubrir en el terreno alguna desmedrada espiga, único indicio que allí había de cultivo. Indicio vegetal, se entiende, porque en la fauna la completa ausencia de mamíferos salvajes, grandes o chicos, es la mejor señal de que allí ha llegado la agri- cultura. De aves tampoco hay gran variedad, viéndose sólo numerosas cogujadas (Galerida) de plumaje rojizo, representando las dos es- pecies que viven juntas en toda la región mediterránea, algunos alimoches, cigüeñas que deben venir de muy lejos en busca de insec- tos y reptiles que pululan entre los pedruscos, y sobre todo, muchí- simos cuervos que frecuentan el estercolero del campamento. Junta- mente con estos últimos, se veía todos los días una pareja de Co- matibis eremita que venía desde las orillas del Muluya, y que no pude tener a tiro por tratarse de un ave muy recelosa, a consecuen- cia de la persecución de que la hacen objeto los argelinos, que co- men su carne. En ortópteros la variedad era muy grande, pero sólo se encontraban larvas, sin duda como una consecueocia de la se- quía. De lo único que había verdadera abundancia era de anfibios y reptiles, especialmente ranas y galápagos, en el río Tegaud, que, como la mayor parte de los ríos marroquíes, es de los que dejan en buen lugar a nuestro desprestigiado Manzanares, y también de caracoles del género Helix, que cubren por completo el suelo y la vegetación. Los indígenas del Garet, pertenecientes a la kabila de Beni-bu- (1) Fierre Vander Aa: La Galerie agréable du Monde; A frique, lá- mina 23. El libro no lleva el año de la edición, pero los tomos de Espa- ña están dedicados a Felipe V, lo que permite colegir la fecha aproxi- mada. 434 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Yaji, dedícense principalmente al pastoreo, criando muchos carne- ros de cabeza negra, camellos de una raza más pequeña que los que se ven en Larache y Alcazarquivir, y borriquillos de cortísima al- zada. Los pocos caballos que se ven allí proceden del valle del Mu- luya, sobre todo de los Beni Snassen, y el ganado vacuno de Gue- laia. Pasan los tales indígenas por ser la gente más sucia de Marrue- cos, que ya es decir algo; pero su desaseo se explica en una región donde no hay agua y donde, en cambio, el viento sopla constante- mente, levantando una polvareda rojiza que cubre por igual a los hombres, a los animales y a la vegetación, esta última pobrísima, constituida por espinos de poca altura y matas raquíticas de Calen- dula arvensis, C. osgyptiaca, Echium creticum. Centaurea invo- lúcrala, Fumaria capreolata y Asteriscus spinosus; este último abundantísimo. Mi plan era pasar de la llanura del Garet a la del Zebra, donde se halla establecida la kabila de Ulad-Setutt, atravesando por el puerto de Sidi Sadik la cadena de montañuelas que se extiende entre ambas y une la Sierra de Kebdana con los montes Ziata; pero se me recomendó no hacer este camino mientras no contase con escolta, y pasaban días y la escolta no llegaba. Las operaciones, por fortuna sin derramamiento de sangre, no llevaban trazas de terminar, y desde nuestro alojamiento, en casa del cartero de Monte Arrui, oíamos durante la noche pasar la caba- llería y los camiones automóviles en dirección al Guerruao. Para colmo de males, tampoco había en todo el Garet caballerías para el viaje; los colonos necesitaban las pocas de que podían disponer, y la sequía, con su compañera el hambre, habían empujado a Argelia casi toda la población indígena masculina, con sus bestias de carga, lo que se revelaba en la desanimación del zoco semanal, que el do- mingo se celebra al pie mismo de la posición militar. Por fin, el día 15, cansado de perder el tiempo en el Garet, decidí volver atrás por ferrocarril hasta Zeluán, y allí tomar un coche de los que, por la carretera de Muley Rechid, van hasta el Zaio o hasta Berkane, en la zona francesa. El camino era menos interesante, y no sería posible cazar en el trayecto, pero así podíamos ir solos mi ayudan- te y yo. Mis recuerdos de Zeluán, cuartel general de Muley Hassan cuando su expedición contra las kabilas del Muluya, y corte, más tarde, del famoso Rogui, no tienen nada de agradables. Con todo el bagaje embalado, sin poder cazar ni estudiar, la tarde y la noche que pasamos en aquel mísero poblado, envueltos en una nube de polvo sucio que nos cegaba, fueron para mí las más aburridas de mi vida. Y no era una impresión personal; los escasos seres humanos DE HISTORIA NATURAL 435 con quienes tuvimos ocasión de hablar, estaban tan aburridos como nosotros. El centinela de la Alcazaba, muerto de tedio, se distraía escribiendo en la pared con el cuchillo de su fusil. El viaje de Zeluán al Zaio a mediados de mayo y en la desven- cijada jardinera que hace este servicio cada dos días, representa tres horas y cuarto de calor, de polvo y de infernal traqueteo, carretera, tan buena como las peores de España, llega hasta el puerto de Muley Rechid, subiendo en 14 kilómetros y medio un desnivel de unos 320 metros. Desde este puerto se domina, hacia el N. W., el extenso panorama de las llanuras del Qaret y de Bu- Erg, con la Mar Chica, Melilla y el cabo de Tres Forcas a la izquier- da, y al fondo el macizo montañoso de Guelaya. Pasado este punto, que vigila un puesto de policía indígena, queda una docena de kiló- metros por camino de herradura, sobre el que salta el coche como una pelota. A cada paso, nos encontraipos con carros españoles car- gados de leña o de carbón vegetal, que se obtiene a expensas de la escasa vegetación arbórea del Rif , sin que nadie piense en repobla- ción forestal ni cosa que se le parezca, por supuesto. A esta forma de barbarie llaman algunos aprovechamiento industrial de Ma- rruecos. La posición militar de Tumiat-Zaio, al pie de la sierra de Kebda- na y dominando la llanura del Zebra, es la mejor que España tiene en todo el Rif. La cercana fuente, Ain Zaio, de aguas"frescas y dulcísi- mas, permite comodidades en aquel país muy raras, incluso la insta- lación de cuartos de baño y retretes inodoros, y en ve/ de un cam- pamento, hay allí un verdadero cuartel, dividido en pabellones. Cor- tésmente recibido por la oficialidad de la compañía de Melilla que guarnecía la posición, fui muy especialmente objeto de toda clase de atenciones por parte del médico militar que está al frente de dispensario indígena, Dr. Elias Nájer; del teniente veterinario, D. Alvaro Arciniega, joven de cultura poco común y verdadero virtuoso del violín; del teniente de policía indígena, D. Francisco Calvet, y del de Intendencia, D. Vicente Aycart. Estos cuatro oficiales no perdonaron medio para hacerme agradable la estancia en el Zaio, ya de suyo grata por lo interesante de la región desde todos los puntos de vista. La llanura del Zebra, que toma este nombre de su río más im- portante después del Muluya, se extiende hasta la misma orilla de este último, ocupando una extensión bastante más reducida que el Garet, pero aventajando a éste, en cambio, en la abundancia de ve- getación, constituida principalmente por arbustos de varias clases, tuyas y lentiscos. En Ain Zaio, donde la posición tiene su aguada, el arbolado es más espeso y corpulento, viéndose algunos terebin- 436 BOLETÍN DK LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL Macizo muntañoso de Guelaia visto desde Monte Ar: Cadena de montañas que separa la llanura del Qaret de la del Querruao. vista desde Monte Arrui. Teniet Rmila. Peineta (Sebat-u-Riyel). La Sierra de Kobdann y el nuicizo del (iuens. desde Zeluán. Montes que cierran por el Oeste la llanura del Zebra, vistos desde la posición de Tumiat-Zaio. La Sierra de Beni Snassen, en la zona francesa, vista desde la posiciún de Tumiat-Zaio. Perfiles triontañosos del Rif, según los croquis liecliDs sobre el terreno por el Sr Cabrera 438 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA tos e higueras gigantescos. El boscaje, cortado por algunos terre- nos de cultivo que cercan enormes chumberas, trepa por las prime- ras estribaciones de la sierra de Kebdana, que presentan allí curio- sos acantilados, como el del risco o peñasco del Soltero (Yerf l'Azseri), que debe su nombre a una curiosa tradición relacionada con las abejas silvestres. En aquella espesura abundan numerosas especies de aves, entre ellas Turdus merula algira, Carduelis carduelis africanas, Turtur turtur, un Lanías y otras de que ob- tuve algunos ejemplares, mientras en la llanura son frecuentes la «kubba» o cogujada, otra especie de Lanías (L. algeriensis) y la perdiz africana {Alectoris barbara), que los indígenas llaman «hashla» en árabe y «tescurz» en shelja. En el torrente que forman los tres manantiales de Ain Zaio pululan las ranas, de un tamaño enorme. Los habitantes de esta región, que constituyen la kabila de Ulad- Settut, son árabes nómadas, en vez de bereberes como los gue- laias y kebdaníes; pastores de camellos y de carneros, que viven en aduares de amplias tiendas hechas con tupido tejido de esparto. Con ellos conviven algunos beni-snassen, que, no conformes con la domi- nación francesa, han venido desde el otro lado del Muluya. Uno de estos inmigrados es el sargento de policía Mechdub Ben Ab'Selam, encargado de la vigilancia del vado de Saf-Saf, por donde el coche de Zeluán pasa a la zona francesa. Este sargento es uno de los bue- nos amigos que España tiene en Marruecos. Todos los varones de su aduar son policías. Hermano del kaid Abdalah, oficial moro que murió como un bravo en el Kert, él mismo tiene como recuerdo de aquel combate una bala que no le ha podido ser extraída, y que, ocasionándole vivos dolores en el costado, pone en su rostro un constante sello de sufrimiento mal reprimido. Mechdub encarna el tipo legendario del beduino gran señor, del hombre «de jaima grande», propietario de hermosos caballos y lebre- les depura raza, que sabe obsequiar a sus amigos como un verda- dero noble. Invitado por él a cazar a orillas del Muluya, los dos días que pasé en su tienda serán siempre para mí el más grato recuerdo de esta expedición. El segundo de estos días, el oficial del puesto francés que hay al otro lado del vado túvola atención de invitarme a cenar en su compañía, y no necesito decir si fueron agradables los momentos pasados por dos hijos de naciones amigas en aquel apar- tado paraje, comunicándose impresiones y dándose noticias del mundo civilizado que quedaba atrás. El Muluya es en aquel sitio muy ancho, aunque no muy profun- do, y sus orillas son muy arenosas y pobladas de taráis y frondosas adelfas. Tenía yo la intención de haberlo visitado unos diez kilóme- DE HISTORIA NATURAL 439 tros más arriba, en Méxera-el-Melja (el vado de la Sal), donde se halla establecida la Granja Experimental del Estado y donde espe- raba ver algo interesante respecto a ganadería; pero un suceso san- griento, el único ocurrido en toda la región durante mi estancia, vino a impedirlo. Un obrero judío hirió en riña al hijo del encarga- do de la Granja (el director vive en Melilla), y agresor y herido fueron traídos al Zaio. Con este motivo, tuve ocasión de hablar con dicho encargado, para quien tenía una recomendación, y por él supe que en la Granja «no había nada de interés, que no se había hecho nada que mereciese la pena de molestarse en ir hasta allí». Cerca de una semana llevaba entre los Ulad-Settut, cuando por fin llegó la escolta ofrecida, una pareja de policías que el Coman- dante general ponía amablemente a mis órdenes hasta el momento de embarcar para España, Con una delicadeza que nunca sabré agradecer bastante, el general Aizpuru había escogido dos cazadores de profesión, comprendiendo que así me serían más útiles. Tirado- res diestrísimos, profundos conocedores de la fauna de pelo y pluma, de sus costumbres y de sus guaridas, a ellos debo la mitad, por lo menos, del éxito de la excursión; hombres de recursos, enérgicos, fieles, atentos y bien quistos en todas partes, a no ser por ellos, más de una vez me hubiera sido difícil encontrar alojamiento, comi- da o acémilas, cosas difíciles de conseguir por las circunstancias creadas por las operaciones y la emigración a Argelia. Los dos hermanos (pues hermanos eran) Moj y Rabah Bu Mojamedi, pertene- cían a la kabila de Kebdana; pero no eran bereberes ni árabes, sino gitanos. En Kebdana hay bastantes familias de raza gitana, que profesan el mahometismo; pero tienen costumbres algo diferentes de los demás musulmanes. Los moros gitanos son monógamos y tra- tan a sus ftiujeres con más consideración que los demás marroquíes, ayudándolas en los quehaceres domésticos y no impidiendo que hablen y saluden a los hombres. Algunas veces, ellos se casan con moras, que parecen muy satisfechas de mejorar así de condición; pero las gitanas no contraen matrimonio más que con gitanos. Casi todos viven, como los antiguos trovadores, del arte musical, bus- cándoseles para que hagan música y bailen en bodas y otras fiestas. El menor de mis dos policías, Rabah, es un cantor afamado en todo el Rif , y más de una vez su clara voz de tenor, entonando canciones argelinas a dúo con un hermano más pequeño a quien llevábamos de espolista, vino a disipar mi tedio durante las largas marchas. Los gitanos cantan en las fiestas al compás del pandero y de una doble flauta o doble cuerno, semejante al clásico instrumento grie- go, que sustituye a la «gusba» o flauta, de uso general en el Rif. Desde el momento que dispuse de los policías pude alejarme 440 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA libremente de las posiciones militares, en cuyos contornos, como puede suponerse, no hay manera de hacer una recolección zoológi- ca verdaderamente provechosa. El 27 de mayo, muy de mañana, salimos para Cabo de Agua, ahora ya a caballo y con el bagaje a lomo. Dirigiéndonos en línea recta hacia el E. por un camino a tre- chos muy malo, pero siempre muy pintoresco, llegamos a orillas del Muluya, unos ocho kilómetros más abajo del vado de Saf-Saf, y luego seguimos el río hasta el Zoco el Yemua de Yebara, desde el cual, por carretera y viendo constantemente ante nosotros el bello panorama de las Chafarinas, llegamos a Cabo de Agua a las nueve horas de abandonar el Zaio. Las orillas del río son ricas en caza, y durante la marcha se obtuvieron algunas aves. En Cabo de Agua fui muy cortésmente atendido por el coman- dante de la posición y por el teniente Aguilera, de la policía indí- gena. Este es el único sitio donde vi cosechas realmente prósperas y verdadera' abundancia de caza, tanto entre las cebadas como en los extensos campos de esparto, donde las liebres, las perdices y los alcaravanes podían haberse matado a docenas. También allí en- contré el Comatibis, pero no muy abundante y siempre muy huido, completamente fuera de tiro. El episodio culminante de mi estancia en Cabo de Agua fué una excursión de día y medio a los montes de Bu Hassan en lo más abrupto de la sierra de Kebdana, para cazar el jabalí. La localidad es sumamente pintoresca, y sin duda exce- lente para, con mayor detención, recoger abundantes ejemplares de todos los grupos zoológicos representados en la fauna de monta- ña. Una diferencia curiosa que he notado entre los indígenas de esta sierra y los de Anyera, en Yebala, es que los kebdaníes no viven como estos últimos, en poblados o caseríos, sino en casas aisladas, solitarias, aun cuando a veces se ven unas desde otras por estar todas situadas en las cimas, a la manera de los antiguos castillos feudales. La gente de Kebdana es beréber, de rama zenete, y habla el zenetia, variante dialectal del shelja, mirando con cierto desprecio a los árabes de la llanura. Unos y otros, dicho sea de paso, no se consideran como rifeños. Para ellos el Rif empieza en Que- laia y Beni bu Yaji,. aunque políticamente su país ha sido siempre incluido en aquella denominación. El día 2 de junio salí con mi preparador, policías y acemileros para Zoco el Arbáa de Arkemán, siguiendo el camino de Mía Jena- dek (Ciento un barrancos), que nuestro consocio el Sr. Fernández Navarro recorrió en su expedición geológica de 1907, en los días en que el famoso Rogui dominaba en esta región. El nombre del camino ya da idea de sus dificultades, pues aunque los barrancos que lo cruzan normalmente a la línea de la costa, o pDr lo menos DE HISTORIA NATURAL 441 442 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA los que yo pasé, no son más que 36, algunos de ellos bien valen por diez, tales son de abruptos e intrincados. Baste decir que sien- do la distancia que separa a Cabo de Agua del Zoco el Arbáa de unos 30 kilómetros, al paso de las caballerías de carga se tardan unas nueve horas en recorrerlo. Zoco el Arbáa, cabecera de mía de policía, ocupa el extremo oriental de la Mar Chica. No es campamento militar, sino un po- blado semiespañol, semiindígena, formado por tres o cuatro filas de casas con el cuartel de policía en un extremo y en el otro la oficina de asuntos indígenas y el consultorio médico. Ausente en operacio- nes el capitán de la mía, el jefe accidental, teniente Garzón, y el médico militar me atendieron con exquisita amabilidad. El segundo me habló con gran detalle sobre las víctimas que en la región hace un parásito que los moros contraen, al parecer, bebiendo ciertas aguas, y que a juzgar por la descripción del animal y de los sínto- mas, debe s^r la Bilharzia hcematobia. El principal motivo que me llevó a Zoco el Arbáa era ver si podía encontrar flamencos; pero tan interesantes aves, que según me dijeron mis policías, se encuentran allí a centenares en el in- vierno, entonces eran muy raras. Sólo vimos uno en una laguna, al cual tiró Rabah sin darle, por haber apuntado demasiado bajo para no herir a la gente que andaba por la orilla, y cuatro o cinco volando. Los indígenas conocen bien al attax, como llaman en shelja al Phoenicopterus, y todos me dijeron que en la costa del Rif no cría; es muy posible que, después de todo, los que allí hay en invierno sean los que en primavera anidan en el bajo Guadalqui- vir. Por un momento concebí alguna esperanza de verlos también anidando junto a la Mar Chica, al decirme el duefio de nuestro alo- jamiento que un moro le había vendido un huevo de flamenco; pero examinado el tal huevo, resultó ser de una rapaz, probablemente de Pandion haliaetus. Desde Zoco el Arbáa hice una segunda excursión a la sierra de Kebdana, yendo esta vez a Bu Ankud, donde tienen su casa los policías que me acompañaron. Los excelentes muchachos, sus pa- dres y hermanos, hicieron cuanto pudieron por obsequiarme y ha- cerme agradables los dos días que allí pasé. De esta localidad obtuve varios ejemplares de insectívoros del género Elephantu- lus, que pude conservar vivos hasta el día antes de embarcar en Melilla, lo que me permitió hacer sobre ellos algunas observacio- nes que creo serán de interés cuando se publiquen, por tratarse de animales que rara vez hay ocasión de observar en cautividad. Hace algunos años, los Elephantiihis, lo mismo que los gerbos, se en- contraban casi a las puertas de Melilla, pero hoy es preciso alejar- DE HISTORIA NATURAL 443 se bastante para encontrarlos. Según parece, más que del hombre huyen.de las ratas, que poco a poco van propagándose por el país. Al día siguiente de volver de Bu Ankud, un cárabo moro que hube de fletar para el caso, como si se tratase de una larga nave- gación, nos llevó a mí, a los míos y a mi bagaje a través de la Mar Chica, hasta Melilla. Aquí permanecí tres días, los indispensables para descansar un poco, poner en orden y embalar los frutos de la excursión, y despedirme del Comandante general y de las demás personas que me habían mostrado afecto o interés, y al mes y me- dio justo de mi marcha, regresé a Madrid. De este tiempo había dedicado a trabajos de campo veintitrés días, en los cuales obtuve ejemplares de nueve especies de mamíferos, diez y seis de aves, siete de reptiles, dos de anfibios, numerosos insectos y nueve espe- cies de plantas, características estas últimas de la mísera flora del Garet, recogiendo además abundantes datos sobre fauna en gene- ral y sobre ganadería caballar, y tomando unas ochenta fotografías y gran número de croquis de interés zoológico, etnográfico o topo- gráfico. No terminaré sin hacer pública desde aquí mi gratitud al Minis- terio de Estado y al Alto Comisario de España en Marruecos, por el apoyo tan generosamente prestado a esta expedición, así como al Excmo. Sr. D. Luis Aizpuru, Comandante general de Melilla, y a cuantas personas contribuyeron a hacer más fácil y agradable mi labor en África, especialmente a los antes mencionados oficiales de la posición del Zaio, al teniente coronel de Oficinas Militares señor Candelarese, al capitán veterinario Sr. Bravo Carbonel. a los te- nientes de policía señores Calvet, Aguilera y Cibantos, al cultísimo y laborioso secretario de la Cámara de Comercio Sr. Fernández de Castro, al subdelegado de Farmacia D, Emilio Sánchez Ferrer y al funcionario de Correos Sr. Jiménez Athy; y entre el elemento indígena, al bravo sargento Mexdub Ben Ab'selam, al Hach Ahmad de la kabila de Kebdana y a los policías Moj y Rabah Bu Mojame- di y Hammuar Ben Yahia, todos los cuales, a su manera y en la me- dida de sus fuerzas, se hicieron sobradamente acreedores a mi agradecimiento. El primer okapi vivo en Europa por Ángel Cabrera. Recientemente han dado cuenta algunos periódicos extranjeros y dos o tres españoles de la llegada a Amberes, con destino al Jar- dín Zoológico, del primer ejemplar de Okapia Johnstoni que se ha conseguido traer vivo a Europa. Se trata de una hembra joven, que 444 boletín de la real sociedad española fué capturada después de dar muerte a su madre, y regalada a la esposa del comandante Landeghem, del ejército colonial belga. Ma- dame van Landeghem ha criado con biberón al interesantísimo rumiante, y cuando éste ha llegado a edad en que puede comer solo, lo ha regalado al Parque de Amberes, rechazando las tenta- doras ofertas de otros Jardines Zoológicos. En 1913 ya se obtuvo en las inmediaciones del río Uelle un okapi joven, que vivió algún tiempo en cautividad; pero no llegó a salir de su país natal. El primer individuo de la especie que ha sido traído a Europa es el de Amberes. Tratándose de uno de los mamí- feros más interesantes, cuyo descubrimiento causó especial sensa- ción en el mundo científico, el hecho merece registrarse; pero, en mi concepto, más curiosos que el hecho mismo son los comenta- rios que, al dar cuenta de él, hace una revista española consagrada DE HISTORIA NATUnRAl. 448 al «progreso de las ciencias». En ella leo con asombro, entre otras inexactitudes, que el okapi tiene «el cuello corto y las piernas ante- riores también cortas»; que «no tiene cuernos»; que los machos «pre- sentan en la frente una excrecencia ósea como un apéndice frontal»; que la parte superior de sus piernas tiene «fajas blancas y amari- llentas», y que las cebras son «afines suyos en la escala zoológica»' junto a estos dislates, imperdonables cuando va a hacer veinte años que se descubrió el okapi y se han publicado acerca de él tres trabajos monográficos (1), dice el periódico en cuestión: «Duran- te la segunda expedición alemana al África Central, en 1910-1911, fué cazado un hermoso ejemplar, que se conserva disecado en el Senckenbergischen Museum de Francfort, y algún otro Museo europeo posee también ejemplares disecados.» Será, sin duda, muy hermoso el ejemplar en cuestión, aunque juzgando por fotografías que de él he visto me parece inferior a muchos otros; pero creo que para los lectores españoles tendría más interés saber que en Madrid, en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, hay dos ejem- plares de okapi, un macho y el esqueleto de una hembra, el primero con sus dos cuernos correspondientes. Evidentemente, el autor de la noticia lo ignoraba, pues de haberlo sabido podría haber hecho una descripción mucho más conforme con la realidad. [Después de celebrarse la sesión en que fué presentada esta nota, recibo la noticia de que el okapi de Amberes no ha podido re- sistir los primeros fríos de Europa, y ha muerto a los pocos meses de estancia en el Jardín Zoológico,] Una curiosa anomalía del « Hydroides norveglca» Gunn. y algunas consideraciones acerca de la filogenia de los serpúlidos por Enrique Rio] a. Durante mi estancia en Valencia, con objeto de recoger espe- cies de anélidos para completar el estudio de dicho grupo en aquella región, encontré abundantísima en el puerto la conocida especie Hydroides noruegica. Entre los numerosos ejemplares capturados, muchos de ellos lla- maron mi atención por presentar una anomalía interesante en su (1) J. Fraipont: Okapia (Ann. du Musée du Congo, 1907); E. R. Lan. kester: Monograph of f he Okapi (London, 1910); M. de Rothschild et H. Neuville: Recheiches sur l'Okapi et les Glraffes de l'Est Afrlcain (Ann. Sciences Nat., X, 1910). Tomo xix.-Octubre, 1919. " M m> boletín de la real sociedad española aparato opercular. La descripción de dos de los ejemplares más tí- picos, y las observaciones que su estudio me sugiere, son el moti- vo de la presente nota. Uno de los indivi- duos, de 15 milímetros de longitud, presenta en su parte anterior dos opérculos de desigual ta- maño, pero am.bos per- fectamente desarrolla- dos (fig. 1/0. Eldellado derecho, de 3 milímetros de longitud, de algún ma- yor tamaño que el otro, sobrepasa el penacho branquial, la porción in- fundibuliforme presenta unos 20 festones y su centro lleva una corona de 13 espinas, como las de los ejemplares norma- les, pero de menor ta- maño; el opérculo del lado izquierdo, de 2,5mi- límetros de longitud, está perfectamente formado, presentando 15 festones marginales en el borde de la porción infundibu- liforme y una corona de 10 espinas en su centro, que sólo se diferencian de las de los restantes opérculos por ser mucho más pequeñas. El ejem- plar en cuestión poseía todos los demás caracteres específicos del /i. norvegica típico. Otro ejemplar tiene la misma anomalía, pero el opérculo anor- mal está menos desarrollado que el otro, y es de mucha menor longitud. Contrariamente a lo que sucede en el caso anterior, el opérculo anómalo está colocado en el lado derecho y la configura- ción general es la de un opérculo no desarrollado aún completa- monte; es blanquecino, muy delgado, presenta la porción infundi- l-'iK- 1." Hijciroides norvegica (iimn. Ejem- plar ;móiiifilo con dos opérenlos, visto dorsnl- niente, X 8. I)K HISTORIA NATURAL 447 buliforme muy pequeña y provista tan sólo de ocho festones margi- nales; en el centro, que está poco hundido, aparece una corona de nueve espinas ya perfectamente formadas, que, por tanto, sobresa- len mucho de la porción embudada (fig. 2."), la cual aún no ha adqui- rido su forma definitiva. Sabido es que muchas especies de serpúlidos tienen uno de los primeros radios de la parte dorsal de uno de los penachos branquiales (indife- rentemente el derecho o el izquierdo, variando esto en individuos de la misma especie) transformado en un órgano par- ticular, formado por un pedúhculo liso, algunas veces conservando sus barbulas branquiales, y que en su parte superior presenta una porción modificada, de forma globulosa, infundibuliforme, etc., la cual puede llevar producciones o pla- cas, quitinosas o calizas, destinada a cerrar el tubo calcáreo cuando el animal se retrae dentro de él, con objeto de defenderse contra los posibles ataques de sus enemigos. El radio simétrico del penacho branquial del lado opuesto es un pequeño vastago mazudo, de muy pequeño tamaño, que representa el ves- tigio de un antiguo opérenlo atrofiado, en la mayoría de las formas actuales, y que ha quedado convertido en un órga- no rudimentario, probablemente sin fun- ción alguna. La anomalía descrita confirma de un modo cierto la suposición precedente, presentando un ejemplo típico y actual de la disposición primitiva y simétrica del aparato opercular de los serpúlidos. La simetría y paridad en el aparato opercular que presentan al- gunos géneros de un modo constante {Filograna) es otra de las razones que confirman esta hipótesis. El opérenlo es el resultado de la transformación de un radio branquial, el cual pierde durante su evolución las barbulas bran- quiales, convirtiéndose en un tallo liso que en su parte superior presenta un ensanchamiento de forma y disposición muy diferente, según los géneros. Algunas formas responden a aquella disposición primitiva, como sucede en los géneros Josephella, Filograna y Apomatus. Otro de los hechos que confirman esta creencia, es la Fig. 'ir^—Hydroides norvegica, • Gunn. Opérenlo de un ejem- plar portador de dos, X 14. 448 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA posición del opérculo, de un modo constante, en el lado dorsal del penacho branquial. Fundándose en los hechos anteriores, se puede casi asegurar quela forma primitiva, de la cual derivan los serpúlidos, tendría su aparato opercular doble, formado por dos radios branquiales más robustos, probablemente el primer dorsal de cada uno de los pena- chos branquiales, provistos de barbulas y con un ensanchamiento '^membranoso, que en géneros más evolucionados se hace quitinoso ó se protege de placas calizas. Una forma viviente que casi obede- ce a esta concepción ideal, es el género Filograna. Al retraerse el animal en su tubo, probablemente uno de los opérculos quedaría por debajo del otro, y, por tanto, iría perdiendo paulatinamente su función hasta quedar atrofiado en las formas ac- tuales, apareciendo así la disimetría del aparato opercular, carácter muy general en la familia. Una fase de tránsito la encontramos en los géneros Josephella y Apomatus que llevan un solo opérculo, pero aún provisto de barbulas. Algunas de las formas de opérculo con barbulas branquiales dieron origen, por degeneración, a otras com- pletamente desprovistas de opérculo, como sucede con el género5<2/- macina, que procede del Filograna por atrofia de los dos opérculos, y del mismo modo el Protula del Apomatus por desaparición del único opérculo que persiste en este último. Otras causas determinan también la falta de simetría en los ser- púlidos: tal es el arrollamiento sobre uno de los costados del ani- mal, como sucede en los géneros Spirorbis y Helicosiphon, pro- cediendo, por lo menos el primero, según la opinión de Caullery y Mesnil, de una forma simétrica, el hipotético Prospirorbis, habién- dose encontrado y descrito en 1912 por Pixell una forma muy pró- xima al Prospirorbis ideal. Estos géneros pudieran considerarse como una rama lateral de la serie de los serpúlidos, desprendida del tronco principal con pos- terioridad a la pérdida de las barbulas del tallo operculígero. En estos géneros y en algunos otros se observa una disminución paula- tina en el número de segmentos torácicos, que típicamente es siete. En el género Ditrupa son seis los anillos del tórax, cinco en algu- nas Salmacina y en la Josephella Marenzelleri, quedando re- ducidos a cuatro en una especie de Spirorbis, encontrándose algu- nas formas del mismo género con tres y medio, y la mayoría con tan sólo tres segmentos setígeros torácicos. En unos géneros, como sucede en el Hyalopomatus, la dis- minución mencionada es probablemente causa de una regresión, apo- yándose esta creencia en la falta de la membrana torácica; en otros, como en el Placostegus, parece provenir, según mi opinión, de una r DE HISTORIA NATURAL ■ Ut adaptación o perfeccionamiento como lo demuestra que el prifner segmento adquiere un órgano sensitivo muy importante, como es la cintura ocular. A una causa análoga habría que atribuir la dismi- nución de los segmentos torácicos en los Spirorbis, pues parecen formas muy evolucionadas, como prueba la adaptación en muchos de ellos del opérculo en cámara incubatriz. En resumen, los serpúlidos parecen derivar de una forma con doble opérculo, cuyos tallos están provistos de barbulas. Las distin- tas especies proceden de aquélla: 1.°, por supresión de uno de los opérenlos o de los dos; 2.°, por supresión de las barbulas branquiales y transformación del extremo distal del opérculo; 3.°, por disminu- ción del número de segmentos torácicos, la cual puede ser debida. a una regresión, o, por el contrario, a una adaptación progresiva, y 4.°, por disimetría adquirida por el arrollamiento en espiral o en hélice sobre uno de los costados del animal. Valencia, agosto de 1919. Laboratorio de Hidrobiología. La «Chara foetida» A. Br., y las larvas de «Stegomyia, Culex y Anopheles» por A. Caballero. En nuestro laboratorio de Botánica de la Universidad de Bar- celona tenemos, entre otros varios, tres cultivos acuáticos dentro de grandes cristalizadores o cubetas de vidrio que, para abreviar, designaremos en lo sucesivo por A, B y C. En el cristalizador A, de forma cilindrica, vive la Chara foe- tida A. Br. con algunos, muy pocos individuos de Lemna minorX- En el cristalizador o cubeta B, de forma rectangular, tenemos cultivados la Helodea canadensis Rich. y el Potamogetón pec- ti natas L. Y en el cristalizador C, de la misma forma y tamaño que el A, crecen el Potamogetón fluitans Roth. y el Apiíim nodiflo- rum Rhb. Al finalizar el curso 1918-19 observamos en el citado laborato-; rio un número muy crecido de Stegomyia, y al mismo tiempo una verdadera plaga de larvas de este mosquito en los cristaliza- dores B y C que estaban descubiertos. Decididos a terminar con los mosquitos, pero procurando a la vez que no resultasen perjudi.- cados los antedichos cultivos, se nos ocurrió tapar el cristaliza- dor C con el disco de vidrio que cubría el cristalizador A, y cubrir 450 BOLETÍN DE LA RE^L SOCIEDAD ESPAÑOLA el B con otra lámina de vidrio que pudimos procurarnos. Así que- daba descubierto el cristalizador A por falta de tapadera ade- cuada. Pero pasaban los días, avanzaba el mes de julio, y en el crista- lizador A, con gran sorpresa para nosotros, no se advertía ninguna larva. Empezó a intrigarnos el fenómeno y, como primera provi- dencia, se nos ocurrió inspeccionar el estanque de donde procedía la Chara que en tal cristalizador teníamos cultivada. Dicho estanque, de unos cuatro metros de superficie y como de un metro de altura, se halla situado cerca de la carretera de San Andrés, a unos veinte minutos de Casa Qomis, y en sus aguas, además de la Chara, que llena aproximadamente la mitad del fon- do, viven Carex, Lemna, Cladophora, etc., y una fauna tan abundante como variada, pero faltan en absoluto las larvas de mosquito. Hemos de añadir que a unos 40 metros del estanque abundan los Culex. En posesión de estos primeros datos, y casi convencidos de que no perderíamos el tiempo, ideamos poner en práctica una serie de experimentos que de un modo concluyente confirmasen o negasen el fundamento de nuestras suposiciones. He aquí cómo procedimos: /.° de agosto.-— En este día iniciamos dos experimentos: 1.° En un cristalizador pequeño, que llamaremos D en lo sucesivo, colo- camos, después de echar en él 400 centímetros cúbicos de agua, cinco ramitas de Chara, que cortamos en el cristalizador A, como de un decímetro de longitud ca4a una, y lo dejamos descubierto al lado de los cristalizadores A, B y C. Aunque estos tres últimos cristalizadores quedaron cubiertos desde este día, y a pesar del gran número de Stegomyia que pululaban en el laboratorio, no se observó ni una sola larva en D durante los doce días que lo tuvi- mos sometido a estas condiciones. Las hembras se fueron a poner los huevos a otra habitación contigua del mismo laboratorio, en cristalizadores destinados a otros cultivos. 2." Capturamos en la cubeta B, con todas las precauciones posibles. 13 larvas, y las de- positamos en el cristalizador A, después de haber observado que siete de ellas eran ya ninfas, o tenían por lo menos formados los cornetes respiratorios. Al día siguiente vimos ya dos Stegomyia en la cara inferior de la cubierta y las dejamos en libertad; el día 3 de agosto salió otro mosquito, que también libertamos, pero al mismo tiempo vimos flotando una ninfa muerta; el día 4 habían desaparecido las seis larvas jóvenes, vimos otra ninfa muerta y de- jamos salir dos mosquitos, y el día 5 salió el último mosquito. En resumen: murieron todas las larvas jóvenes y dos ninfas. 8 de agosto . —En una infusión de paja, probablemente aban- DE HISTORIA NATURAL iói donada en un terradito adyacente al laboratorio del Sr. Fernández Galiano, se han desarrollado numerosas larvas de Cu/ex. Captura- mos unas dos docenas de éstas y las ponemos en el cristalizador A, después de haber observado que, aunque de distinto desarrollo, todas son jóvenes. El día 9 vivían solamente las cinco larvas más desarrolladas; el 10 no se ven más que dos larvas, y el día 11 no quedaba ninguna. 12 de agosto. —Con objeto de apurar la prueba, llevamos el cristalizador D al terradito antes mencionado, ponemos en él siete larvas de Ciilex, que tendrán poco más de una semana de edad, y procuramos, al igual que hemos hecho en el laboratorio, reponer todos los días el agua evaporada. Llegamos al 17 de agosto sin no- vedad, pero en este día nos encontramos con que una mano extraña ha doblado el agua del cristalizador, y el día 18 aparece la super- ficie del líquido sembrada de huevos de Stegomyia. El día 20 se ven nadar entre las siete larvas de Culex numerosas larvitas de Stegomyia y llevamos nuevamente el cristalizador al laboratorio después de quitarle el agua en exceso y lo cubrimos, porque se observa que algunas larvas de Culex se hallan ya en estado de ninfa incipiente. El día 22 muere una larva de Culex; el 25 salen cuatro mosquitos; el 26 muere una ninfa, y el 27 muere la otra que quedaba. En resumen: han. muerto tres larvas y han salido cuatro mosquitos. Las larvas de Stegomyia que nacieron en este crista- lizador el día 20 mueren en parte, otras se emplean en experimen- tos que luego indicaremos, y las restantes producen los primeros mosquitos el día 15 de septiembre, y se agotan con la muerte de la última larva cuando va a formar la ninfa, el día 25 de dicho mes. Durante toda esta prueba pudimos observar que la época de las mudas era verdaderamente fatal para las larvas. 18 de agosto. — Tomamos del cristalizador D, con un pincel, una empalizadita formada por seis huevos, y la depositamos en la superficie del agua, en un pocilio de reactivos. El día 20, a las cua- tro de la tarde, han salido dos larvas; a las seis de la misma tarde han salido otras tres más, en total, cinco larvas. Al día siguiente, prescindiendo del sexto huevo, todavía sin abrir, y con todo cui- dado depositamos las cinco larvas de Stegomyia, de veinticuatro horas de edad, en el cristalizador A. El día 22 de agosto por la tar- de, habían muerto todas ellas. 23 deagosto. — Ponemos en el cristalizador A unasSO larvas que capturamos en el D (tienen cinco días de edad). AI día siguiente pa- rece que han disminuido, pero como todavía quedan muchas, no po- demos precisar el hecho. El día 27 se ha reducido a siete el número de larvas; el día 28 no quedan más que dos y éstas mueren el día 29. 439 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA 27 de agosto. — Ponemos a germinar nuevos huevos en un cris- talizador pequeño que llamaremos E, y al mismo tiempo echamos en el agua de éste unas cuantas ramas de Potamogetón pecti- natus. El día 1 1 de septiembre se producen las primeras Stego- myia, y el día 17 se han transformado todas las larvas en insec- tos perfectos, descontadas las que se mencionan en el experimento del día 8 de septiembre. /." de septiembre.— Capinr amos 13 larvas en el cristalizador D (tienen doce días de edad), y las ponemos en el A, cubriéndolo des- pués. El día 3 han desaparecido 11 larvas, y el día 4 no queda con vida más que una, que muere el día 6. 8 de septiembre.— Depositamos en el cristalizador A nueve larvas que hemos capturado en el E (tienen once días de edad). El día 11 quedan tres larvas con vida, y el 12 queda una que muere el 13 de septiembre. 15 de septiembre.— En los bordes del agua ponemos con todo cuidado en el cristalizador A, 25 huevos de Stegomyia. Al día si- guiente se hallan abiertos casi todos, pero ni en tal día, ni en los sucesivos, se observa larva ninguna. Han debido morir todas las que nacieron. 22 de septiembre.— E\ inteligente y sin par Gres, tan práctico en estas materias, nos proporciona 14 larvas de Anopheles que ha capturado en Prat de Llobregat. El mismo Gros las deposita a las cinco de la tarde en el cristalizador A. Pasada hora y media, y des- pués de una observación atenta que dura diez minutos, tenemos que convencernos de que no quedan ya con vida más que tres lar- vas, las más desarrolladas. El día 24 por la mañana no viven más que dos, y éstas han muerto el día 25. Hagamos ahora algunas consideraciones acerca de los experi- mentos realizados. Si dejamos descubierto el cristalizador A, empiezan a presen- tarse ya a las veinticuatro horas, en su agua, unas mane, as gran- des, con irisaciones, bastante parecidas a las que producen las go- tas de petróleo, que invaden poco a poco la superficie, y que en unos tres o cuatro días la cubren formando una fina película con- tinua, capaz de alcanzar en unos ocho o diez días medio milímetro de espesor. En estas condiciones se presenta la sustancia que la constituye de color gris claro, pero recogida con la espátula cons- tituye una masa de color blanco algo sucio, y frotada entre las ye- mas de los dedos se aprecia su consistencia casi sólida y produce una sensación grasa. Si el cristalizador se halla tapado no se ob- DF. HISTORIA NTATITRAI. i-VV serva a simple vista dicha película, y si se cubre después de haber estado descubierto, desaparece en pocos días la película formada. En el estanque mencionado, de donde procede la Chara del cristalizador A, se ven claramente las manchas irisadas, pero sin que llegue a completarse la película. Ahora bien; tanto si el cristalizador se halla cubierto como si se encuentra descubierto, contendrá en sus aguas la substancia que acabamos de indicar, y como ésta parece ser insoluble o poco so- luble, y además menos densa que el agua, cuando no constituya una película continua se encontrará fragmentada, pero siempre flo- tando y, por consiguiente, constituyendo un obstáculo para la res- piración de las larvas que estamos estudiando. Las larvas de Stegomyia próximas a morir en el cristali- zador A, es decir, cuando ya llevaban en éste dos o tres días, su- bían a respirar a la superficie y apenas pasaban unos segundos cuando, con mucha frecuencia, volvían la cabeza hacia el aparato respiratorio y se lo mordiscaban, como si quisieran arrancar de éste algún obstáculo que lo obstruyera dificultándoles la respiración. En las larvas que viven en los cristalizadores ^ y C no pudimos pre- senciar este fenómeno. De las tres larvas de Anopheles que quedaban con vida en el cristalizador A el día 23 de septiembre, llamó nuestra atención una de ellas que permanecía rígida y en una quietud casi absoluta, put que sólo ligeros movimientos, apénate perceptibles, la interrumpían, pero que tenía sus seudobranquias en contacto con una rainita ver- de de Chara casi emergida. Durante las tres horas que permane- cimos aquella tarde en el laboratorio, se mantuvo la larva en dicha posición. Al día siguiente, otra de las dos üni-cas larvas vivas, no sabemos si la misma del día anterior, pero en lugar distinto, adop- taba una posición idéntica, y en ella se mantuvo, por lo menos, des- de las diez hasta las doce y media de la mañana del citado día. No sabemos si es o no habitual esta actitud en las larvas de Anopheles; pero pudiera sospecharse que adoptan dicha actitud para utilizar en su respiración el oxígeno que la planta deja en libertad mediante su función asimiladora. Todas estas consideraciones nos inducen a suponer que la muer- te de las larvas es producida por asfixia. No poseemos todavía suficientes datos para precisar la cantidad mínima de Chara que ha de vivir en un volumen dado de agua es- tancada, para que en ésta mueran las larvas de los insectos men- cionados; pero sí podemos adelantar algo que nos aproxime a la re- solución del problema. La cantidad de Chara contenida en el cristalizador A es ya 454 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA excesiva, porque ocupan las plantas unos dos tercios del fondo y se elevan hasta la superficie y aun la superan en algunos puntos, mientras que en el estanque mencionado, de donde aquella Chara procede, y en el que tampoco viven las larvas, ocupan las algas una mitad del fondo, y necesitan algo más que doblar su altura para alcanzar la superficie. De otro modo: en el cristalizador A, la masa de Chara y la de agua se encuentran aproximadamente en la re- lación de ^/3 (suponemos la masa del alga igual al espacio que ocu- pa cuando vegeta en condiciones normales), y en el estanque en la relación de \ ,. Si examinamos ahora los experimentos realizados en el crista- lizador Z), nos encontramos que en 400 centímetros cúbicos de agua pusimos cinco ramas de Chara de 10 centímetros de longitud, y si suponemos que cada rama ocupa en el fondo un centímetro cuadrado de superficie, lo que creemos suficiente, porque estas algas viven muy apretadas, resultará 5 cm.- x 10 cm. = 50 centímetros cúbicos de alga, y la relación de la masa de ésta a la del agua respectiva será de ' s; pero si bien es cierto que en estas condiciones el insec- to no depositaba los huevos en el cristalizador, y que algunas lar- vas llegaron a morir, y las que no murieron retrasaron enorme- mente su desarrollo, como se demuestra comparando la evolución de las larvas en los cristalizadores D y E, también es cierto que se produjeron algunos mosquitos, y que, por consiguiente, la solu- ción del problema que queremos resolver tiene que ser algo mayor, aunque no sea mucho, a ^ s- Es probable, para terminar, que algunas otras especies de Ca- ráceas ejerzan sobre las larvas de los Dípteros mencionados una acción semejante a la de la Chara foetida A. Br.; pero aunque así no sea, dada la rusticidad de ésta, que nosotros hemos comprobado en los numerosos cultivos que de ella hemos hecho, y su cosmopo- litismo que, como dice muy bien nuestro sabio maestro, el doctor Reyes Prósper, en su magnífica Monografía de las Carofitas de España, es universal, esta planta se presta admirablemente para el cultivo, y con muy pequeña ayuda que reciba, será capaz de po- blar en poco tiempo el fondo de todos los charcos y lagunas, aca- bando a la vez con las terribles plagas transmitidas por los insec- tos, cuyas larvas hemos estudiado en esta nota. En resumen: Las larvas de Stegomyia, Culex y Anopheles mueren en las aguas estancadas cuando en éstas vegeta una cierta cantidad de Chara foetida A. Br. Todas estas larvas se conducen en dichas aguas de un modo análogo, aunque parece que las de Stegomyia son algo más resistentes. Es suficiente una pequeña cantidad de Chara en las aguas estancadas para retardar enorme- DE HISTORIA NATURAL 455 mente la evolución de las larvas. Bl cultivo de la Chara foetida A. Br. es muy sencillo y económico, dada su rusticidad y cosmo- politismo. Barcelona, 2f) de septiembre de H)19. Nota sobre Pseláfidos y Scidmónidos Valencianos por Emilio Moroder. Habiéndome escrito el Dr. Zariquiey que el Sr. A. Raffray, de Roma, estaba haciendo un trabajo sobre la distribución geográfica de los Pseláfidos y deseaba se le remitiera material para ello, le envié cuatro especies que poseía. Al devolverme dicho señor lo que le había mandado, me indica- ba como especie interesante el Bi/t/tinus dichrous Reitt., y como no poseía más que un solo ejemplar, en el mes de noviembre me fui al Puig, localidad donde le había capturado, y aunque no tuve la suerte de encontrarlo, cogí en cambio, y en abundancia, otras es- pecies que no poseía, lo que me animó a repetir la excursión varias veces. Aunque la nota no es numerosa, la hago con ej solo objeto de contribuir a la formación del catálogo regional y dar desde aquí las gracias a los distinguidos entomólogos Raffray y Dodero, quienes me han determinado estos pequeños coleópteros. PSELAPHirJAE Bracliygluta Helferi Schmidt. Debajo de la paja en la playa. Puig. Brachygluta Sclnippeli Aubé.— En los mismos sitios que el anterior. Puig. Brachygluta cartagenica Saulcy.— En los mismos sitios que los anteriores. Puig, y debajo de las piedras. Calpe. Bryaxis longicornis Leach. —Debajo de los detritus de paja en los bordes de los canales. Deh. Albufera. ÍF. Moroder). Bryaxis longicornis Leach, var. nigropygialis Fa\rm.— En iguales condiciones que el anterior. Deh. Albufera. ÍF. Moroder.) Bryaxis longicornis Leach, var. laminata lAotsch.— En igual localidad y sitio que el anterior. (F. Moroder.) Bythiniis dichrous Reitt.- Debajo de una piedra. Puig; un solo ejemplar. 45» boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA ■ Tychus Jacquelini Boield. - En los bordes de un riachuelo. Casas de Herrero. Pselaphiis dresdensis Herbst, var. longicornis Saulcy. — Debajo de la paja de la playa. Puig; un solo ejemplar. SCYDMAENIDAE Stenichnus pusillus Müll.— Bordes canales. Deh. Albufera. Stenichnus andalusiacns Reitt. — Mangueando los bordes de los campos. Segorbe. Enconas Wetterhalli Gyli. — Debajo de las piedras. Puig. Eúconus intriisus Schaum. —Debajo de las piedras. Deh. Al- bufera, Puig y Segorbe. Enconas hirticollis 111., var. sanguinipennis Reitt.— Debajo de las piedras. Alcira, Torrente, Villamarchante y Alginet. Scydmaenas cornutus Motsch.— Debajo de las piedras. Puig. Sección bibliográfica. Geología. Ros (Luis Q.): Estudio industrial de yacimientos de sales alcalinas de la provincia de /4//ca/2/g.— «Boletín oficial de Minas y Metalurgia^). Año 111 (1919), números 26 y 27. Han sido reconocidos los antiguos criaderos de sal gema y aguas saladas de la comarca con objeto de ver si, a semejanza de los de la región catalana, contienen sales potásicas en condiciones de explo- tación. No se ha podido encontrar ningún mineral de potasa; pero los ensayos de la sal gema han demostrado la existencia de cloruro potásico, siempre en pequefías proporciones, aunque algo más en la muestra de El Pinoso donde, sin embargo, excede poco de la cantidad en que dicho cloruro se encuentra en el agua del mar. Al- guna mayor riqueza denota el análisis de las aguas de Villena, que también tienen gran proporción de magnesia. Acompañan al trabajo varias láminas y figuras.- L. F. Navarro. SoRiANO (José) y Dulce (Bonifacio): Memoria sobre los yacimientos metalíferos de los términos de Andújar, Villa- nueva de la Reina y Montizón (/ag/zj. — «Boletín Oficial de Mi- nas y Metalurgia*. Año 111 (1919), números 23 y 24. Descripción minero-geológica de un conjunto filoniano sobre el cual se han hecho numerosas demarcaciones mineras. La minerali- DE HISTORIA NATURAL • 457 zación visible parece ser predominantemente cobriza, que se supone pasará a plomiza en profundidad. Las gangas son cuarzo y baritina principalmente.— L. F. Navarro. Lacazett (Fr.): Estudio de lacuenca hullera de Badajoz. - «Boletín Oficial de Minas y Metalurgia». Año 111 (1919), núme- ros 24 y 25. Las cuencas carboníferas de Badajoz son, de Norte a Sur, las siguientes: 1 .^, cuenca de los Santos; 2.^, mancha de Bienvenida y Villagarcía; 3.", islote de Casas de Reina, Reina y Fuente del Arco. En este trabajo no se estudian más que las mencionadas en tercer lugar, de las cuales se dan los caracteres estratigráficos y petrológicos. Un plano y seis cortes geológicos facilitan la com- prensión del estudio.— L.F. Navarro. Valle (A. M. del) yjADRAQUE {^idel): Estudio industrial de los criaderos de Villarreal y de Salinas de Leniz. — «Boletín Oficial de Minas y Metalurgia». Año 111 (1919), número 24. Los criaderos contienen principalmente óxidos y carbonatos de hierro, acompañados como accidente de galena, blenda, y aun mine- rales cupríferos. El trabajo lleva los siguientes epígrafes: situa- ción; historia; trabajos ejecutados en las diversas concesiones; parte geológica; cubicación; estudio industrial. — L. F. Navarro. Carbonell (José) y Peña (Felipe): Estudio industrial de ya- cimientos minerales de la provincia de Murcia. — <' Boletín Ofi- cial de Minas y Metalurgia». Año ilí (1919), número 26. El estudio se refiere casi exclusivamente a los lignitos y azu- fres terciarios (eocenos y miocenos) de una zona limitada: al Este, por el arco que forma el ferrocarril Cieza, Alcantarilla y Totana; al Sur, por los barrancos de Ballesteros, San Antonio y afluentes, que descienden de las sierras de Espuña y Pedro Ponce; al Oeste, por esta última sierra y la de Bullas, y al Norte, por el río Segura y la carretera de Calasparra a Murcia. Al trabajo acompañan va- rios cortes y vistas.— L. F. Navarro. Botánica. Chermezon (H.): Contribution a la flore des Asturies (in Bull. de la Soc. bot. de France. Vol . 66, págs. 120-130.— Mars 1919). * Consigna diversos y numerosos datos acerca de la flora de As- turias y menciona la Polygala dunensis Dumt. y Polygonum lit- 458 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA torale Link, como no incluidas en la flora española. Hace repeti- das observaciones acerca de las formas y variedades recolectadas por él.— R. G. Fragoso. Ballester (A.): Enfermedades del almendro.— «Hoja divul- gadora», publ. por Dir. gen. de Agrie- Abril, 1919. Útil, pero bastante incompleto trabajo de vulgarización. Con- tra su opinión de que el Clasterosporium carpophilum (Lev.) Clasterosporium amygdalacearum (Pass.), es poco perjudicial, podría citarle la autorizadísima de Delacroix y Maublanc, y el hecho de que dicho parásito ataca a las ramas y aun a los frutos en su facies melanconial (Coryneum Beijerinckii Oud.). El autor omite otras importantes enfermedades parasitarias, como las Royas Puccinia Pruni P. y P. Cerasi Cast., que ambas atacan con fre- cuencia las hojas de almendro y son bastante perjudiciales; el Glceosporium amygdalinum Brizi, que ataca los frutos; el Fusi- coccum Amy gdal í Delacr., que perjudica las ramas, aunque esta dolencia felizmente no sea común; la Cercospora circiimscissa Sacc, tan perjudicial como el Clasterosporium, y que como éste ocasiona la caída prematura de las hojas, etc. — R. G. Fragoso, Lázaro Ibiza (B.): Revisión critica délas especies penin- sulares del género Viola (in Rev. de la R. Acad. de Ciencias exactas, físicas y naturales, t. xvii, enero -marzo 1919, pági- nas 249-280, con una-lámina). Nos limitamos por hoy a señalar el comienzo de la publicación de este importante trabajo del sabio botánico, reservándonos dar noticia extensa cuando se encuentre terminado. — R. G. Fragoso. Pau (C): Una correría botánica. (Extr. de la Soc. ibér. de Ciencias nat. Junio 1919). En 8.°, de 19págs. Relata el autor una interesante excursión a los puertos de Be- ceite, en la que pudo aclarar algunas dudas acerca de los Hiera- cium españoles y descubrir varias especies y variedades nuevas para la flora catalana, y aun alguna no descrita anteriormente. Al- gunos hongos, entre ellos la Puccinia Tyrimni, completaron el re- sultado de la excursión, cuyo éxito se debió en gran parte al ilus- trado farmacéutico de La Cenia, el Sr. D. Juan Pertegás. Una corta noticia de esta excursión apareció anteriormente en el Bull. de la Instit. Catalana de Hist. nat.~-R. G. Fragoso. Cuesta Urcelay (J.). Algunas observaciones sobre la es- tructura de los Ceratium. (Extr. del Bol. de la Soc. esp. de Biol. Noviembre 1918. Febrero 1919, págs. 262-267, con 2 láms.) Dr: HISTORIA XATrRAl. (5!l En este corto trabajo el autor resume sus observaciones acerca de la estructura de algunas especies de Ceratiiim, estudiada según el método de Achúcarro y Río-Hortega. Como en otros análogos, en que por vez primera se aplica el útilísimo método de impregnación por la plata, se nota que los autores prescinden de todo otro método de coloración, que pueda servir al menos para comparar, ya que no de comprobación. El autor no da bibliografía alguna, citando sólo de pasada a Kofoid; no se sabe, pues, si ha tenido presente los de Fauré-Fremiet, Mangin, Schiitt, etc. Nada dice tampoco de los me- dios utilizados para la determinación de las especies estudiadas. Es un trabajo apreciable, que su autor debe ampliar.— R. G. Fragoso. CoDiNA (Ascensi): Entomología de Catalunya, Coleópters, fascicle 1. Genere Cflrflftws.— Publicacions de l'lnstitut de Ciéncies. I56págs., 51 figs., 1919. No es mi intención el hacer una nota crítica del trabajo del labo- rioso entomólogo catalán, sino tan sólo el dar cuenta de su publica- ción al par que congratularme de ella y enviar mi más cordial feli- citación al autor. El trabajo de Codina, que es una revisión completísima de todo lo que a Carabns catalanes se refiere, deberá ser estudiado o con- sultado por todos los que nos dedicamos a los Carábidos españoles, y desde luego puede decirse que es la más importante contribución al estudio de los Carabas de una región de nuestro país publicada hasta el día. El trabajo está lujosamente editado, y es tan sólo sensible que los dibujos que lo ilustran dejen bastante que desear. También se nos ocurre indicar lo conveniente que sería que estas monografías llevasen la fecha de su publicación. En el trabajo de que damos cuenta, tan sólo encontramos una fecha, «Agosto de 1915», al final del trabajo; pero ésta es la fecha en que el autor terminó su trabajo, y no la en que se publicó, pues nos consta que no ha sido terminado de imprimir hasta diciembre de 1919, habién- dose repartido en la primavera del año corriente.- C. Bolívar PlELTAIN. Zariquiey (R.): Scaphoschema poupillieri Rch. nou per a Catalunya.— \x\si. Cat. d'Hist- Nat., 3.'^ ep., Any II, núms. 3-4, pág. 42, 1919. Indica el hallazgo de este insecto en Can Tunis. La especie se conocía ya de nuestro país, existiendo un ejemplar procedente de Sevilla en la colección de nuestro Museo Nacional.— C. Bolívar PlELTALN. 461) boletín DR la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Zariquiey (R.): Bathysciinae Catalanes. — Inst. Cat. d'Hist. Nat., 3.^ ep., Any II, núms. 3-4, págs. 45-51, figs. 1-8, 1919. Describe bajo el nombre de Speonomus Guimjuani una nueva especie próxima a las del grupo II de Jeannel, procedente de la re- gión de Figueras. Además da cuenta del hallazgo de varios ejem- plares, entre ellos un cf , del Antrocharidius orcinus Jeann., gé- nero del que hasta ahora se conocía tan sólo una y; esto le permite ampliar la descripción de este insecto, y sobre todo dar las carac- terísticas de su oedeagus y establecer las analogías del género Antrocharidius con otros géneros de la serie íilética de los Speo- nomus.-C. Bolívar Pieltain. Ferrer Aledo (J.): Fauna de Menorca. Homola Cuoieri Roux. — «Revista de Menorca», t. xiv, págs. 164-165, 1919- Cita la Paramóla cuuieri, describiendo un ejemplar pescado a 80 metros.de profundidad en el puerto Addaya, — E. RiojA. Maluquer i NicoLAii (Joaqunn): Les Tortugues de Catalu- nya.—{Tr&haWs del Museu de Ciencies Naturals de Barcelona, vol. II, ser. Zool.. núm. 8, 1919, págs. 91-159, 20 figs , 8 láms.). Comprende una noticia de los trabajos en que han sido citadas tortugas de Cataluña, unas breves indicaciones generales sobre los Quelonios, claves para su clasificación y, por último, un dete- nido estudio de cada una de las especies que viven en Catalufia o llegan a sus costas. De cada especie se indica el nombre y sinonimia, se da una des- cripción extensa de sus caracteres y noticia de sus costumbres y aplicaciones útiles, por lo cual, el trabajo que nos ocupa será tam- bién consultado con interés por los «amigos de Naturaleza» tan nu- merosos en Cataluña. La obra está lujosamente presentada, con primorosas láminas en fototipia, tomadas de fotografías que dan idea del aspecto general y del ambiente en que viven algunas especies, y para expresar la relación que guardan las placas epidérmicas con los elementos óseos del caparazón se ha recurrido al ingenioso método de representar los primeros en un papel transparente que se sobrepone a la lámina en que están representados los segundos.— A. de Zulueta. Sesión del 5 de Noviembre de 1919 PRESIDENCIA DE I). ANTONIO MARTÍNEZ El Secretario leyó el acta de la sesión anterior, que fué aprobada. Presentaciones. — Fueron propuestos para nuevos socios nu- merarios Mr. Joseph Clermont, entomólogo, y D. Guillermo Bossé, por los Sres. Bolívar y Pieltain y Hz. -Pacheco, respectivamente. Notas y comunicaciones.— El Secretario presentó un trabajo del Sr. Sancho Adellac, titulado «Contribución al estudio físico de los suelos laborables de la provincia de Toledo». — El Sr. Castro Barea da cuenta de haber encontrado en las co- lecciones del Museo, una caja con ejemplares de Aragonito, acom- pañada de una carta en que se anuncia su envío y se dan amplios informes sobre su yacimiento. La carta está fechada en Puente Ge- nil a 26 de noviembre de 1918, declara que el descubrimiento de los ejemplares se efectuó en febrero de 1916 y la firma D. Joa- quín Abaurre y López. Se trata exactamente del mismo yacimiento Ue que nos dio cuenta el Sr. Carandell en la sesión de marzo del presente año, refiriéndose a un Sr. Abaurre que seguramente es el ya citado. Los cristales de Aragonito son iguales a los por el Sr. Castro descritos al ocuparse de la referida localidad (1). Queda establecida con esta comunicación la prioridad que es de justicia. Necrología. — El Sr. Pérez Ziiñiga participa una pérdida en ex- tremo sensible. El que fué nuestro presidente durante el año 1909, el Dr. D. José Gómez Ocaña, ha fallecido en el mes de agosto úl- timo. Nacido en Málaga en 1860, fué por oposición, ayudante de clínica en la Facultad de Medicina de Madrid en 1886, y catedráti- co luego de la Facultad de Cádiz, en la que explicó fisiología hasta el año 1894 en que pasó a Madrid encargado de la misma asignatu- ra. Escribió un tratado de Fisiología humana que pasó por varios idiomas, y otros trabajos de Fisiología experimental, así como otros (1) P. Castro Barea: Aragonitos de España: Trabajos del Museo Nacional de CienciasNaturales. Ser. Geol., núm. 54. Madrid, 1919, p. 96. Tomo xix.— Noviembre,! 919. 30 462 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA en que se manifestó como fervoroso cervantista. Era Académico de las de Ciencias y Medicina y Senador vitalicio. La Sociedad acuerda conste en acta el sentimiento con que se ha enterado del fallecimiento de tan eminente consocio. Secciones. — La de Zaragoza celebró sesión el 30 de setiem- bre, bajo la presidencia del Dr. Borobio. — Los Sres. De Gregorio Rocasolano y Moyano propusieron como socio de número al Dr. D. Juan Pablo Soler, catedrático del Instituto General y Técnico de Huesca. — El Sr. Moyano presentó un monstruo de suido, que ofrece la anomalía de hermafroditismo glandular lateral, que comprende dos glándulas bisexuales, o sea un ovario y un testículo, y que por lo interesante del caso creyó de oportunidad presentar. —La de Valencia celebró sesión el 30 de octubre en el Labo- ratorio de Hidrobiología, bajo la presidencia del Profesor Moróte. —Son presentados para nuevos socios el R. P. Fernando Alcan-- tarilla, Prefecto de las Escuelas Pías, y D. Pedro Jirneno Gil, Pro- fesor ayudante del Instituto, por el Sr. Moróte, y D. Cándido He- rrero Serra, alumno de la Facultad de Medicina, por el Sr. Pardo. —El Sr. Boscá presentó unos curiosos ejemplares de hachas, percutores, cuchillos, etc., del hombre cuaternario y también un no- table idolillo muy bien ejecutado, todo procedente de nuestra comar- ca. Acompaña a estos materiales una nota titulada Algunas mani- festaciones del hombre prehistórico en la región valenciana. —El Sr. Beltrán presenta unos fósiles procedentes del cerro del Castillo del pueblo de Villavieja de Nules (Castellón), que fueron . encontrados en grandes grietas y cavidades que en dicho cerro liási- co? están rellenas de una roca rojiza, procedente sin duda de los arrastres de tierra ocurridos durante el cuaternario; parece tratarse de unos ejemplares muy interesantes, ya que algunos no han sido ci- tados, hasta ahora, de la región levantina y otros quizá sean nuevos para España. Dichos fósiles son: un Cervus del que presentó una mandíbula en muy buen estado de conservación; un molar de fiera (UrsusP); dos especies de Helix, una de ellas, al parecer, el H. Alonensis, un Cí/clostoma,unaAchatina, ofreciendo particular interés el saber que ésta existía en nuestro país en dicho período, mientras que actualmente sólo habita regiones cálidas, próximas a las temperaturas ecuatoriales, y una mandíbula de roedor. Mani- festó que dicho yacimiento es muy rico en fósiles de alguna varie- dad, siendo conveniente su estudio por especialistas. Indicó también que dichos rellenos cuaternarios no son raros en DE HISTORIA NATURAL 463 la región, siquiera se presenten con caracteres diferentes. Un ejemplo de ello es el Cerro del Castillo, de Gandía (Valencia), que presenta dichos rellenos, con un Helix, al parecer el H. láctea, hoy viviente sin que le acompañe ninguna otra especie. En cambio en el término de Artana (Castellón), localidad próxima a Villavieja, presóntanse yacimientos abundantes en osamentas y moluscos con iguales caracteres a los de Villavieja. — El Sr. Roselló planteó de nuevo la cuestión, ya tratada en varias ocasiones, de la creación de un Museo Regional donde fue- ran llevadas las colecciones de diversas ramas de Historia Natural que poseen algunos de los socios. Tomada en cuenta la proposición procedióse a ver que medio sería más conveniente para conseguir el logro del deseo común, acordándose que una Comisión gestiona- ra la ayuda del Municipio y Prensa para la construcción o arrenda- miento de un local que constituyera el albergue de las colecciones varias que inmediatamente se aportarían al Museo. —La de Sevilla se reunió el 4 de noviembre, bajo la presiden- cia de D. Antonio González Nicolás. — El señor Presidente dio cuenta a los reunidos de una carta de D. Francisco de las Barras en la que se ofrece en su nuevo car- go de Profesor de la Escuela Superior del Magisterio de Madrid. — El Sr. Simó presentó y donó al gabinete uno.s ejemplares de fosforita concrecionada del Cerro del Santo, en Peñaflor, y otro de grafito, de Lora del Río. —El Sr. Barras remitió la siguiente nota: Como dato del interés con que la Sociedad Médica de Sevilla se ocupaba del estudio de la región andaluza, y a la vez del prestigio que tenía, creemos merece ser comunicada a la Sociedad la copia de los tres ^documentos adjuntos referentes a minerales de Málaga. Es el primero una carta de D. Rafael de Fuentes Cerda, fecha- da en Málaga en 23 de junio de 1738, dirigida a la Sociedad, en que anuncia el envío de unas muestras de mineral, solicitando que eles- pargírico, o sea el químico de la Sociedad, lo analice. El segundo se refiere a los minerales de la cueva del monte Gibralfaro, y es del mismo Sr. Fuentes Cerda, quien por los documentos se comprueba que era versado en la química que en su tiempo se sabía, y había hecho por sí el estudio. El tercer documento es el análisis de los minerales que hizo el referido espargírico D. Francisco de León, farmacéutico establecido en Sevilla, y probablemente sevillano, quien, por las conferencias que daba, según consta por las actas y datos del Archivo de la Sociedad, poseía una gran cultura teórica y práctica en las ciencias fisicoquímicas. 464 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA 1.** Carta dirigida al Presidente de la Sociedad.— «lAuy señor mío y mi amigo: remito adjunta la esportilla en que va la tie- rra mineral de cobre, y producto que de ella se hubo, que fué en la forma siguiente: R. de dicha tierra polvo de tártaro crudo tinto, polvo de nitro, y en un crisol a Cucharadas, en fuego fusorio fué deflagrando; se continuó el fuego hasta la fundición del mate- rial, y se derramó en vaso de hierro untado de aceite, y separadas las escorias, se halló una onza y dos dracmas de cobre friable, con lo que se volvió al crisol dicho cobre, y con media onza de tártaro crudo tinto se volvió a fundir y variar, dando la onza que remito. Esa otra piedra es de una minera de una legua de aquí; me parece en su transparencia, y alguna friabilidad una especie de cristal mon- tano; estimaré a Vms. que de uno y otro haga Juicio el espargírico de la Sociedad, y de sus resultas, me participe Vmd. de quien que- do siempre afecto, rogando a Dios leg. de muy dilatados a. Málaga y Junio 23Me 1738. B. L. M. de Vmd. su más afecto servidor y amigo, Dr. Rafael de Fuentes Cerda.y> 2.° Cueva del monte de Gibral f aro. —<^Es de piedras pon- derosas, de color aplomado, olor ácido como el del azufre, y tie- nen algunos pequeños cristales en la superficie, de sabor vitrió- lico; puse al fuego una piedra hasta que se hizo ascuas, y apa- gada advertí dichos cristales de color rojo obscuro, sabor más austero, como el colchotar. Hice pesar a mi vista 12 onzas, y subtilmente pulverizadas, se hizo lejía con cuatro litros de agua de fuente pura; filtróse por charta, se evaporó blandamente ad- siccitatem, y dio (1) vitriolo entre albicante y viridiscente; pusiéronse tres granos en onza y media de agua de la infusión de cascara de granada, y se hizo tinta bastantemente negra; púsose la restante tierra, y se hallaron (roto), habiéndose en los fitros de papel de estraza, y lavaciones, que se le diesen antes de sacarla (ilegible) perdido. Parecióme que conservaba algo del dicho olor fétido, y sospechando si tendría algo de azufre le hice mezclar muy bien de sal de tártaro, y de agua fontana Ibvj. púsose en baño de arena a un blando hervor hasta la remanencia y filtróse, y separada la tierra, que quedó sin sabor ni olor y de color aplomado, se le mez- cló al licor hecho dos partes: la una, el espíritu de vitriolo; en la otra, el vinagre destilado; la primera fermentó levemente y casi nada precipitó; la segunda, nada sensible fermentó y precipitó algo más; hícelas mezclar por parecerme que, separadas, no podrían dar cosa conspicua; filtróse, y puesto a secar el papel al sol, se sacó (1) Este y otros blancos corresponden a roturas o partes ilegibles. DE HISTORIA NATURAL 465 una corta porción salinotérrea de de peso; lavóse y se volvió a secar/y quedó en el peso de ocho granos, insípido, arenuloso, nada inflamable ni deflagrante al fuego, sobre el cual lo hice poner des- cubierto.» Conclusión.— «Esta minera consta de vena de Marte, corroída, que el eápíritu de azufre de que resulta el referido vitriolo, consu- me, nada parecido al cerúleo. No contiene otra cosa alguna, pues los 12 u ocho granos resultantes de la precipitación los juzgo coágulo salinotérreo, resultante del phlegma tartáreo del vinagre y de la sal de tártaro.» 3." Experimentos hechos sobre cierto mineral de cobre y otro de apariencia cristalina, por D. Francisco de León.— «Habiendo V. S. encomendado a mi insuficiencia la execución de los experimentos sobre cierto mineral de cobre y sobre cierto medio mineral de apariencia cristalina, posponiendo mi cortedad a la obe- diencia, pasé a ejecutarlo en el siguiente modo: Calciné dos onzas de dicho mineral, pulverícelo, hirvió en agua un rato, hizo subsidencia el mineral en el vaso; filtré el agua, eva- pórela un poco y quedó el licor azul, como consta en la experiencia, y ya empezando a coagularse algún vitriolo azul. Fundí el residuo mineral en un crisol, añadiendo otro tanto peso de una composición hecha con tártaro calcinado, sal decrepitada y sal álcali, y saqué diez adarmes escasos de cobre puro y limpio en el. suelo del crisol. Volvílo a fundir solo, hechélo en un riel y hallé peso de nueve adar- mes y medio de cobre muy suave y puro.» «El medio mineral con apariencia de cristal y de color como de topacio, no es verdadero cristal ni por tal se debe apartar para el uso. Es la razón fundada en el experimento.» «Pulverizado dicho medio mineral de nuestro asunto, y echándo- le el agua que corresponde a su cantidad, dándole después una ebu- llición (y aun sin dársela)*, da de sí una supernatante materia como butirosa, y tiene un gusto salino, con alguna corrosión. Esta misma piedra calcinada, ejecutada la misma referida preparación, explica del mismo modo lo salino; lo que no se observa en el crisol último. De lo que se infiere no ser legítimo cristal ni deberse usar como tal. Añádese que el cristal fundido y echado en el riel se conserva diá- fano, mas al presente se queda convertido en cal.» «Por lo que es mi sentir ser un perfecto y verdadero esclari- meíito o cristalino, de que usan las señoras mujeres para el arte exornatario, blanquear y hermosear el rostro, cuyo efecto ejecuto por cada una de sus partes acrelixiviosas de que abunda.» «Sujeto mi dictamen a la censura de tan docto Regio Congreso, etcétera.— Z)r. D. Francisco de León (Pharmacéutico.)» 466 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Paul Choffat por L. Fernández Navarro. El 6 de junio pasado falleció en Lisboa el Dr. Paul Choffat, cuyo nombre, familiar a los geólogos españoles, perdurará como el de uno de los sabios que más han contribuido al conocimiento del suelo de nuestra Península. Cargado de honores y rodeado del respeto de todos, Choffat ha rendido el tributo de su vida fecunda cuando a pesar de sus seten- ta y un aisos podía prestar con su laboriosidad, su sabiduría y su clara inteligencia, servicios inapreciables a la ciencia geológica. Pertenecía, como nuestros inolvidables Calderón y Macpherson, con los que le unió estrecha amistad, al grupo de laboriosos que mar- can el renacimiento entre nosotros del amor a la Geología y del cultivo serio de esta bella Ciencia. Aunque amargado por las espinas que la vida guarda para todos, y más acaso para los sinceros, conservó hasta el último momento sus entusiasmos por los estudios que siempre fueron su ilusión. No hace mucho tiempo nos hablaba en larga carta de sus trabajos en curso o en proyecto, y ante las dificultades por que atravesaba su país de adopción, Portugal, nos hacía entrever la posibilidad de que alguno de sus más importantes trabajos viera la luz en las pu- blicaciones de nuestra Sociedad, de que era miembro correspon- diente desde hace cuatro años y a la que tenía en grande estima. Desgraciadamente, con la fecha de su ofrecimiento coincidían los primeros síntomas de una afección hepática que desde entonces hasta su fallecimiento, apenas le ha dejado algunos momentos de reposo. Aunque conservando plenamente despiertas sus facultades intelectuales, el trabajo se hizo imposible, y sin duda ésta fué la única contrariedad que nubló en sus postrimerías la serenidad de una bella vida, toda vocada al cultivo de la Ciencia. Choffat había nacido en Porrentruy (Suiza), donde hizo sus es- tudios secundarios. Pasó después a Besangon, donde, siguiendo los deseos de su padre, se inició en los asuntos de banca, por los que no tenía vocación alguna. Tres años después (1871) se trasladaba a Zurich, donde se manifestó su entusiasmo por las Ciencias Natu- rales y más especialmente por la Geología. Bajo la influencia de DE HISTORIA NATURAL 467 A. Heim, de Heer y de K. Mayer Eymar, pronto se destacaron sus condiciones de naturalista. En 1874 aparecía su primera publi- cación científica y en 1876 era nombrado privat docent de Paleon- tología animal.. Concluía su formación geológica con el estudio del Jura central y meridional francés, y en 1878 se presentaba en el Congreso internacional de París, donde había de decidirse el rum- bo de toda su vida. Allí, en efecto, encontró a Carlos Ribeiro, quien le invitó a vi- sitar Portugal. Allá fué por un par de meses, más con ánimo de cuidar su salud quebrantada que de hacer Geología, y allí quedó para todo el resto de su vida, consagrada desde entonces al estu- dio del suelo portugués. Sus primeros trabajos, muy importantes, aunque ya hoy algo anticuados, versaron acerca de los terrenos ju- rásicos y liásicos, cuya clasificación y delimitación definitivas no habían sido hechas hasta entonces. El sucesor de Ribeiro, Nery Delgado, le hacía firmar en 1882 un primer contrato como colaborador del Servicio Geológico de Portugal y le encargaba el estudio de todo el secundario. Por en- tonces empezaron sus publicaciones sobre el cretácico y sus mono- grafías regionales, algunos de cuyos trabajos han quedado como clásicos. En 1900 la Sociedad Geológica de Francia consagraba su obra total con el premio Visquenel, y en esta ocasión recibía de Marcel Bertrand los más calurosos elogios. Es imposible, en una nota breve, hacer una crítica, siquiera sea rápida, de los muchos e importantes trabajos que a Choffat debe la Geología ibérica. No dudamos que en Portugal habrá quien tome sobre sí esta piadosa y justa tarea. Por nuestra parte, creemos que basta referirnos a la nota bibliográfica aparecida en el tomo VIH de las «Communicacoes da Commissáo do Servido geológico de Portugal», que comprende más de 200 títulos de trabajos anteriores a 1910. Entre esta fecha y 1918 nuevos trabajos publicados, sobre todo en las mismas «Communicacoes» y en los C. R. de la Acade- mia de Francia, aproximan a 300 el número de sus publicaciones. Abarcan éstas un campo extensísimo dentro de la Geología, siempre refiriéndose a la cadena del Jura o al suelo de Portugal y de sus colonias, pero tratando a veces con este motivo y de manera magistral cuestiones generales de la Ciencia geológica. A la vez que estos trabajos de investigación o de síntesis, no dejó de culti- var los de erudición, históricos, biográficos y bibliográficos, con- tribuyendo también en diversos Congresos internacionales a la sis- tematización y organización de las investigaciones. Se deben a Choffat bellas cartas geológicas, tectónicas, hipsométricas y sís- micas de Portugal. No desdeñó, por último, las aplicaciones de la 468 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Geología, y sus estudios de Hidrología subterránea, Minería, In- geniería, etc., son numerosos e importantes. La lista de las distinciones de que fué objeto durante su vida es larga y honrosa. De ella sólo queremos destacar, porque a nosotros afecta, el hecho de que pertenecía como correspondiente extranje- ro a la Real Academia de Ciencias de Madrid, a la de Ciencias y Artes de Barcelona, y a nuestra Real Sociedad, poseyendo la gran .cruz de Isabel la Católica. Eran todos estos nombramientos justa correspondencia al afecto que siempre mostró Choffat por España y los españoles. Siempre estuvo ^ relación amistosa con nuestros geólogos, dio muchas ve- ces a conocer los trabajos de éstos mediante notas bibliográficas en las grandes revistas científicas europeas, y no son pocos los asuntos de Geología española que en sus estudios han sido escla- recidos. DebemQS, pues, lamentar la pérdida de este sabio como des- gracia propia y unirnos en el sentimiento de esta hora a su patria nativa y a su país de adopción, nuestro hermano Portugal. Dichoso el hombre que a su tránsito deja una memoria cara para la Ciencia universal y es a la vez llorado por tres naciones como hijo propio. Dos ejemplares de «Ziphius» de las costas mediterráneas de España por Ángel Cabrera. En el mes de mayo de este año, durante mi estancia en Marrue- cos, nuestros consocios D. Evan Marvier, ingeniero inspector de los Ferrocarriles Andaluces, y el Rev. P. Manuel Bordas, profesor de las Escuelas Pías de Mataró, han remitido al Museo Nacional de Ciencias Naturales datos sobre dos cetáceos, pescado uno de ellos el 25 de mayo en la costa de Málaga, y el otro arrojado por un temporal a la playa, a unos cuatro kilómetros de Mataró y hacia el kilómetro 33 de la vía férrea del litoral, en los primeros días de marzo. Acompañan a la primera de estas noticias varios dibujos, y a la segunda dos fotografías, cuyos documentos, unidos a los datos suministrados por dichos señores, permiten afirmar que en ambos DE HISTORIA NATURAL 469 casos se trata del Zipliius cauirostris. Creo estos casos dignos de mención por tratarse de un cetáceo raro en todas partes, aunque con un área de dispersión extensísima. Hasta este año, sólo se co- nocían tres ejemplares obtenidos en costas españolas, los tres en Santander (uno en 1893 y dos en 1897). Su presencia en el Medi- terráneo no es, sin embargo, una novedad, y precisamente de este mar procedía el individuo cuyo cráneo constituyó el tipo de la es- pecie. De los dos a que la presente nota se refiere, el de Málaga medía cinco metros y setenta centímetros de longitud, y unos siete el de Mataró. Creo oportuno aprovechar esta ocasión para dar algunos conse- jos a las personas que, con celo muy digno de aplauso, se toman el trabajo de recoger datos sobre cetáceos varados en nuestras costas y de remitirlos al Museo Nacional. La mayor parte de las veces, las noticias en éste recibidas son muy incompletas y revelan una desorientación muy explicable, que dificulta considerablemente la identificación de la especie y la comparación entre noticias de di- versas procedencias. Desde luego, los datos que importa conocer son diferentes según que se trate de cetáceos odontocetos o mista- cocetos. En el primer caso, los datos interesantes son los siguientes: 1. Si hay dientes arriba y abajo, o solamente abajo. 2. El número de dientes. 3. En caso de no haber más de dos dientes abajo, si están en la extremidad de la mandíbula o hacia la mitad. 4. La longitud total, desde el extremo del hocico al centro de la escotadura posterior de la cola. 5. Si el animal tiene pico, y la longitud del mismo desde la co- misura de la boca. 6. Longitud de la aleta pectoral en su borde anterior. 7. Longitud de la aleta dorsal en su borde anterior. 8. Anchura de la aleta caudal. 9. Coloración general. ■ Cuando se trata de mistacocetos, los datos que conviene en- viar son: 1 . Si existe aleta dorsal o no. 2. Si existen pliegues o surcos profundos a lo largo de la gar- ganta, o no. 3. Longitud total. 4. Longitud de la aleta pectoral. 5. Anchura de la aleta caudal. 6. Coloración de la aleta pectoral. 7. Forma de la punta de la aleta dorsal, es decir, si esta puntees aguda o redondeada, cerciorándose bien de que no está deteriorada. 470 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA 8. Longitud y coloración de las barbas. Como documentos justificativos, y por si pudieran contribuir a facilitar la identificación, son siempre útiles las fotografías. Los dibujos de conjunto, en cambio, sólo sirven cuando los hace una persona muy conocedora de la materia, y fácilmente inducen a error por la deformación a que casi siempre están sujetos los cetá- ceos varados en las playas. Preferibles a estos dibujos son senci- llos cfoquis que representen, con la mayor fidelidad posible, el con- torno de la aleta pectoral, de la dorsal cuando existe, y de la cau- dal. Tratándose de especies pequeñas, es muy práctico sacar una especie de patrón con un papel de periódico, poniendo encima la aleta, siguiendo con un lápiz su contorno y recortando luego. Así se tienen a la vez la forma y las dimensiones exactas. Naturalmente, es siempre necesario indicar la localidad, la fe- cha de la captura o varadura y si esta ha tenido efecto después de algún temporal. Hasta ahora no se conoce ningún procedimiento eficaz para des- engrasar por completo una piel de cetáceo, y de aquí que en los mu- seos se prefiera tener modelos en cartón piedra. Es inútil, por con- siguiente, molestarse en conservar los ejemplares. Tratándose de especies pequeñas, puede intentarse la preparación del esqueleto, b por lo menos del cráneo. Para la identificación y como documento justificativo, basta obtener, preparar y enviar una de las ramas de la mandíbula. En el caso de los odontocetos, esta parte del esque- leto, de fácil preparación y economicen porte, basta para que un es- pecialista pueda decir la especie de que se trata. Notas sobre Encirtinos (Himenopteros caicídidos) por Ricardo G." Mercet. Gen. Masía nov. Caracteres.— Hembra: Mandíbulas bidentadas en el ápice; palpos maxilares de cuatro artejos; labiales de tres. Cabeza muy convexa, redondeada vista de frente. Ojos ovales, casi lampiños. Frente más bien ancha. Cara no excavada, con un ligero surco en la base de los escapos. Antenas insertas cerca de la boca, com- puestas de escapo, pedicelo, funículo de seis artejos y maza ente- ra. Artejos del funículo deprimidos, todos más anchos que largos. DK HISTORIA NATURAL 471 Maza ovoidea, más ancha que el funículo, apenas ligeramente trun- cada en el mismo ápice. Escudo del mesonoto entero, desprovisto de pubescencia plateada. Axilas contiguas en el ápice. Escudete triangular, poco convexo, muy'brillante, sin brocha apical ni grupito de pestañas que la representen. Alas anteriores con bandas trans- versales ahumadas; nervio submarginal con una ligera curva en el F¡K. \:\— Masía bifasciatella Mercet (muy aumentada). tercio apical; nervio marginal largo; nervios estigmático y postmar- ginal muy cortos; línea calva casi completa. Patas normales, más bien delgadas y largas. Espolón délas tibias intermedias más corto que el metatarso. Tibias posteriores con dos espolones. Abdomen triangular. Ultimo segmento lateralmente poco retraído. Oviscapto muy saliente. Macho: Desconocido. Tipo: Masía bifasciatella Mercet. Observaciones: Género afín de Prochiloneunis Silvestri, del que se diferencia por las mandíbulas bidentadas, la maza entera, el funículo deprimido, la frente ancha, el escudo del mesonoto despro- 472 boletín de la real sociedad española visto de pestañitas plateadas, el escudete triangular y brillante y el nervio submarginal casi recto. Está dedicado al Dr. Luigi Masi, del Museo de Genova, a quien se debe el conocimiento de un gran número de especies de calcídi- dos de Italia. Masía bifascíatelia nov. sp. Caracteres. — Hembra: Cabeza de color violáceo azulado o verdoso dorado; pronoto azul en el centro, dorado verdoso late- ralmente; escudo del mesonoto violáceo, poco brillante; axilas y es- cudete dorado verdosos, muy brillantes; segmento medio dorado o dorado cobrizo; pleuras violáceas; verdosas en la parte anterior; abdomen violáceo, dorado verdoso en la base. Antenas negras con re- flejos broncíneos, el escapo algo verdoso. Alas con dos bandas transversales ahumadas, unidas entre sí por una estrechísima banda obscura longitudinal. Patas anteriores negro azuladas, con las rodillas y los tres primeros artejos de los tarsos amarillentos. Patas intermedias del mismo color, con las tibias y los tarsos amarillentos. Patas posteriores negro azuladas, con un anillo en la base de las tibias y los cuatro primeros artejos de los tarsos blanque- cinos. Cabeza muy convexa, finamente chagrinado'- escamosa, con ligeras arrugas sobre la cara; meji- llas largas, pero menores que el diámetro longitu- dinal délos ojos; estemas en triángulo equilátero, los posteriores más separados entre sí que de las órbitas internas, pero un poco más próximos de éstas que del borde del occipucio; ojos ovales, más bien grandes. Escapo ligeramente fusiforme; pe- dicelo más largo que el artejo siguiente; funícu- lo ensanchado hacia el ápice, el sexto artejo más ancho que los demás, pero un poco más corto que el quinto; maza ovoidea, más gruesa que el funículo, casi tan larga como los cuatro artejos precedentes reunidos. Pronoto corto; escudo del mesonoto algo más ancho que largo, finísimamente chagrinado-escamoso, así como as axilas; escudete casi liso, con una reticulación apenas perceptible y superficial; seg- mento medio muy brillante, casi liso, sus ángulos aterales lampi- ños. Alas anteriores largas y estrechas; pestañas marginales no Fig. 2.«. - Antena de M. bifasciateíla (muy aumentada). DE HISTORIA NATURAL 473 muy cortas; pestañas discales más gruesas y largas sobre las partes ennegrecidas; base del ala casi lampiña; célula costal estrecha, con una fila de pestañitas; nervio submarginal engrosado hacia el ápice, con doce pestañitas en el dorso. Alas posteriores estrechas, largas, con pestañas marginales casi tan largas como la anchura máxima del limbo. Patas largas; metatarsos intermedios desprovistos de doble fila de espinas gruesas, pero con dos largas espinas apicales; ápice de los artejos segundo y tercero, también biespinoso; fémures y tibias posteriores bastante comprimidos. Abdomen menos ancho que el tórax, estrechado y comprimido lateralmente hacia el ápice; superficie de los segmentos finísima- mente reticulada; segmento basilar y lados de los restantes anillos casi lisos y muy brillantes. Oviscapto grueso, su longitud equivale a dos tercios de la del abdomen. Longitud del cuerpo 1,310 — del escapo 0,213 — del pedicelo 0,074 — del funículo 0,249 — de la maza 0, 1 88 — de las alas anteriores 1 ,082 — de las — posteriores] 0,833 Anchura máxima de las mismas 0,121 Macho: Desconocido. Distribución geográfica: España. Provincia de Madrid: El Escorial!, Madrid! Habitación: Sobre plantas gramíneas silvestres. Biología: Desconocida. Observaciones: Poseemos de esta bonita especie tres ejem- plares hembras recogidos durante el mes de julio del presente año. Gen. Prochiloneunis Silvestri Prochiloneurus Silvestri, Boíl. Labor. Zoo!, gen. agr. della R. Se. Sup. d'Agr. in Portici, vol. IX, pág. 350 (1915). Caracteres.— Hembra: Ojos grandes, alargados, ligeramen- te pestañosos; frente estrecha, mejillas más cortas que los ojos; cara excavada entre las antenas; éstas insertas cerca de la boca, bas- tante separadas entre sí en la base, formadas de escapo, pedicelo, funículo de seis artejos y maza grande, truncada oblicuamente en el ápice. Mandíbulas tridentadas; palpos maxilares de cuatro arte- jos; los labiales de tres. Escudo del mesonoto con alguna pubescen- cia plateada. Axilas cortas, más bien anchas, contiguas en el ápice. 474 boletín de la real sociedad española Escudete mate, plano, semioval, anchamente redondeado en el ápice^ desprovisto de pincel o mechón cerdoso. Alas largas y estre- chas, con manchas ahumadas; nervio marginal bastante largo; ner- vio postmarginal más corto que el estigmático; uno y otro más cor- Procliilonenriis Bolivari Mercet (muy aumentado). tos que el marginal; nervio submarginal con una inflexión muy pro- nunciada en el último tercio de su longitud. Abdomen suboval, en la base más estrecho que el tórax, generalmente truncado en el ápice. Oviscapto bastante saliente. Macho: Desconocido. Tipo: P. pulchellus Silvestri. Biología: Los Prochiloneürus son parásitos de Cóccidos. Observaciones: Este género se parece extraordinariamente a Chiloneurus, del que se diferencia por la falta del pincel apical en el escudete; por el abdomen, truncado en el ápice, y por la lon- gitud del oviscapto. Prochiloneürus Bolivari nov. sp. Caracteres.— //(em¿>ra.- Cabeza de color pardo claro hacia la boca y el centro de la cara y pardo obscuro con reflejos acerados sobre la frente y las mejillas. Mesonoto azulado metálico, muy obs- DE HISTORIA NATURAL 475 curo; axilas y escudete de color de café; pleuras y ptícho de color pardo claro; metatórax con reflejos violáceos; abdomen muy obs- curo, con irisaciones metálicas. Antenas con el escapo pardo muy claro; el pedicelo negro en la base y pardo claro en el ápice; los cuatro primeros artejos del funículo blancos; los dos últimos y la maza negros. Patas anteriores de color pardo muy claro. Patas intermedias con las caderas blanquecinas, los fémures blanquecinos en la base y pardos en el ápice; las tibias pardas en el tercio basilar y blancuzcas en el resto de la longitud; los tarsos blancos con las uñas del último artejo negras. Patas pos- teriores pardo claras en la base y pardo obscuras en las tibias y cara dorsal del ápice de los fémures, sus tarsos blancos, con el último artejo pardusco. ^^ Cabeza bastante convexa, con una chagrinación superficial y finísima sobre la frente, en la que se dis- tinguen también dos filas longitudinales de puntitos un poco profundos. Ojos grandes, ovoideos, más estre- chos en el borde superior que en el inferior; mejillas re- lativamente largas, pero algo más cortas que la anchu- ra máxima de los ojos; escrobas unidas entre sí en forma de amplio arco; clípeo ligeramente sinuoso. Frente muy estrecha y muy larga; estemas dispues- tos en triángulo agudo, el anterior muy próximo a las órbitas internas de los ojos compuestos, separado de ellas por una distancia que equivale al diámetro del estema; cada uno de los posteriores contiguo a la ór- bita interna inmediata. La anchura de la frente, en el lugar del estema anterior, está representada por la longitud del primer artejo del funículo de las ante- nas. Escapo cilindroideo, ligeramente engrosado en el centro, más largo que el funículo; pedicelo más de dos mentada). veces más largo que el artejo siguiente; funículo engro- sado hacia el ápice; maza más ancha que el funículo, casi tan larga como los seis artejos precedentes reunidos, truncada oblicuamente del ápice hacia la base. Mesonoto brillante, mucho más ancho que largo, provisto de abundante pubescencia plateada y con cinco pestañitas negras en el centro del borde posterior; escudete granuloso punteado, mate, con pestañitas pardas dispuestas en filas transversales y cinco o seis pestañitas negras, más largas y más gruesas cerca del borde poste- rior; metatórax liso, algo brillante, completamente lampiño, con án- gulos pósticolaterales muy pronunciados y dirigidos hacia atrás. 476 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Alas anteriores tres veces más largas que anchas; nervio submar- ginal con siete pestañitas largas, sobre el borde superior; debajo del nervio hay una fila longitudinal de pestañitas negras, en número de nueve; en el limbo del ala, en el lugar que corresponde a la incur- vación del submarginal, se encuentra un grupo de 1(3 pestañitas in- coloras; en el disco alar, desde su base hasta el nacimiento del nervio marginal no hay más pestañitas que éstas; por el contrario, el resto del limbo se encuentra cubierto de pestañitas negras, de diferente grosor y longitud; las más gruesas y largas forman como un triángulo debajo del nervio marginal. La región obscura del ala puede apreciarse examinando !a figura 3.''. Alas metatorácicas hialinas, largas y no muy estrechas. Tibias anteriores ligeramente ensanchadas hacia el ápice, tan largas como los fémures; tibias intermedias con una semicorona de espinas romas en la base del espolón, éste grueso y tan largo como el metatarso; tarsos intermedios engrosados, su primer artejo, en la cara interna, con una doble fila de espinas romas; los artejos se- gundo, tercero y cuarto, también dentados en la cara interna, el segundo presenta seis dientecitos y el tercero y el cuarto cuatro dientes cada uno; fémures posteriores ligeramente comprimidos; tibias con un espolón apical; primer artejo de los tarsos, tan largo como los dos siguientes reunidos. Abdomen más corto y más estrecho que el tórax; en el centro más ancho que en la base y en el ápice; su primer segmento trans- verso, normal; el segundo y tercero ligeramente influidos por la in- flexión del último segmento; este retraído lateralmente hasta el tercio basilar de la región. Ápice del abdomen truncado. Oviscapto bastante saliente. Longitud del cuerpo 1 ^230 — del escapo de las antenas 0,250 — del pedicelo 0,083 — del funículo 0,230 — de la maza 0,225 — de las alas anteriores 0,920 — de las alas posteriores 0,653 Anchura máxima de las mismas 0,170 Longitud de las pestañas más largas del borde posterior de las alas posteriores 0,042 Macho: Desconocido. Distribución geográfica: Provincia de Madrid: Madrid!, Va- DE HISTORIA NATURAL 477 cianiadrid!— Provincia de Segovia: Puerto de los Cotos (Bolívar y Pieltain). Habitación: Sobre Pinas halepensis y Populas alba. Biología: Desconocida. Observaciones: Se diferencia esta especie de la típica por la coloración del cuerpo y de las antenas, por el escapo alargado y por la forma de la maza. Está dedicada a mi exce- lente amigo el joven entomólogo D. Cándido Bolívar y Pieltain. Poseemos de ella tres ejem- plares capturados 'en los meses de agosto y sep- tiembre de 1917 y julio de 1918. ' Prochiloneurus Cabreraí nov. sp. Caracteres. — Hembra: Cabeza de color amarillento tostado o rojizo, lo mismo que el pro- noto, las axilas y el escudete; escudo del meso- noto violáceo metálico, con algunos reflejos azu- les o verdosos; metatórax pardusco con irisacio- nes metálicas; abdomen violáceo metálico, con re- flejos dorados a los lados y en la base. Ovis- capto amarillento rojizo. Antenas negro violáceas, con el pedicelo pardo y el escapo amarillento o amarillento pardusco. Patas anteriores amarillentas; patas intermedias amarillo negruzcas, con la extremidad de las tibias y los tar- sos blanquecinos; patas posteriores pardo obscuras con los tarsos blan- cuzcos, el último artejo más o menos ennegrecido. Alas fuertemente ahu- madas, con un espacio ancho hia- lino en el tercio basilar y otro menos claro, semilunar, en el ápice. Cabeza oval, más larga que ancha, suavemente estrechada hacia la boca, finísimamente chagrinada, con una fila de puntos gruese. citos sobre las órbitas internas y algunos otros puntitos sobre la frente; ojos grandes, ovoideos, casi lampiños; mejillas tan largas como el diámetro transversal de los ojos; vértice y frente muy es- trechos; estemas en triángulo muy agudo, los posteriores contiguos a las órbitas internas, muy aproximados uno de otro, menos distan- tes entre sí que del borde del occipucio; éste agudo; cara ligera- mente excavada en arco, desde la base de las antenas. Antenas in- ToMO XIX.— Noviembre, 1919. 31 Fig. ó.^. — Antena de Pr. Cabrerai (muy aumentada). 478 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA sertas casi sobre el borde de la boca, separadas entre sí, en la base, por un espacio mayor que la anchura de la frente; escapo largo, algo ensanchado hacia el centro; pedicelo más largo que los dos ar- tejos siguientes reunidos; primer artejo del funículo un poco más largo que ancho; segundo, tercero y cuarto artejos casi de igual longitud que el primero, pero gradualmente un poco más anchos; quinto y sexto artejos algo más largos y más anchos que los prece- dentes; maza grande, más gruesa que el funículo, truncada oblicua- mente en el ápice. Escudo del mesonoto muy corto, con abundante pubescencia plateada que oculta la estructura fundamental; axilas y escudete finamente granuloso chagrinados, con numerosas pestañitas negras; metatórax grande, casi liso, más ancho que el mesotórax, con los ángulos pósticolaterales fuertemente dirigidos hacia atrás. Alas an- teriores largas y más bien estrechas, manchadas de pardo en la mis- ma forma <^ue en las demás especies del género hoy conocidas. Alas posteriores hialinas, muy anchamente redondeadas en el ápice. Patas conformadas casi como en P. Bolivari. Abdomen tan largo como el tórax, más estrecho que éste, fuertemente estrechado y bastante comprimido hacia el ápice; superficie de los segmentos finísimamente reticulado escamosa; lados del último anillo retraídos hasta el tercio basilar de la región. Oviscapto muy saliente, casi tan largo como el abdomen. Longitud del cuerpo , . . . . 1 ,440 — del escapo 0,320 — del pedicelo 0, 1 10 — del funículo 0,285 de la maza 0,285 — de las alas anteriores 1 ,400 — délas — posteriores 1,182 Anchura máxima de las mismas 0,283 Macho: Desconocido. Distribución geográfica: Islas Canarias: Santa Cruz de Te- nerife (A. Cabrera). Estación y biología: Desconocidas. Observaciones: Especie próxima a P. Bolivari, de la que se distingue por el escapo, algo más corto y más grueso; el funículo completamente negro; la coloración del tórax y de las pestañas del escudete; el metatórax más ancho y con sus ángulos pósticolaterales más fuertemente dirigidos hacia atrás. Poseo de ella tres ejemplares capturados por el muy inteli- gente entomólogo D. Anatael Cabrera, a quien con mucha satis- facción dedico la especie. DE HISTORIA NATURAL 479 NOTAS DIPTEROLÓ(íICAS (1) V Descripción preliminar de un nuevo Émpido de España por J. Arias. Gen. Pieltainia nov. gen. Genera Tachypeza Meig. et Tachista Loew, simillima, sed corpas totum apterum, alce et halteres nullce. Completamente áptero, sin alas ni balancines, presenta este gé- nero gran analogía con Tachista Loew, y con Tachypeza Meig., pero especialmente con el primero, no sólo por su aspecto general, conformación de la cabeza y estructura de las patas, sino también por la etiología de la única especie hasta ahora conocida. Especie tipo: Pieltainia ibérica, nov. sp. (Figs. 1." y 2.^). Pieltainia ibérica, cf y^ nov. sp. ^__(Fig, i.a) Insecto de color negro mate en su totalidad, con la única excepción de los tarsos, especialmente el primer ar- Fig. {.^.—Pieltainia ibérica Arias d (muy aumentada). tejo que es de color pardo obscuro, y en algunos ejemplares puede llegar a pajizo amarillento. También presenta a veces este mis- il) Véase Notas dipteroiógicas, I. Boi.. R. Soc. Esp. H. N., 1911, pág. 561; 11, ídem, 1912, pág. 123; III, 1913, pág. 151; IV, 1914, pág. 176. 480 BOLETIX DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Fifr.2/ -Pieltainia ibérica Arias $ (muy aumen- tada). mo color el ápice de los fémures anteriores e intermedios y la base de las tibias de esos mismos pares de patas. Antenas de color grisáceo amarillento. Aspecto de Tachista sin alas ni balancines. Longitud del cuerpo (patas y antenas exclusi- ve), 2,8 milímetros. Tipo: el ejemplar (^ representado en la figu- ra 1." Patria: Cala (provin- cia de Huelva), captura- do por D. Cándido Bolí- var y Pieltain, en 22 de febrero de 1915. Paratipos: Diversos ejemplares recogidos también por el Sr. Bolí- var y Pieltain, en San Rafael (provincia de Segovia), en la pri- mavera de 1917. 9.— (Fig. 2.^) Solamente difiere del cf por su oviscapto salien- te y bien visible, bifurcado en el extremo, y por el tamaño lige- ramente mayor que en el otro sexo. Patria: El Escorial, San Rafael (Sierra de Guadarrama), leg. C. Bolívar. Observaciones. — El primer ejemplar que vi de este raro Ém- pido, me lo remitió su colector, mi buen amigo el Sr. Bolívar y Pieltain, a quien tengo la satisfacción de dedicar el nuevo género correspondiendo a análoga atención. Dicho ejemplar (representado en la figura 1 .^) lo recibí, recién preparado por su descubridor, en 24 de febrero de 1915, y lo fotografié cuando ya comenzaba a dese- carse. Como el insecto era para mí desconocido, consulté la foto- grafía con el Dr. Bezzi, participándole mi opinión de que se trataba de un Émpido nuevo o muy raro, tal vez un Taquidromino; el doc- tor Bezzi confirmó mis sospechas y me indicó que este insecto po- dría ser quizá incluido en el género Tachista, ya que una especie de Loew, T. microptera, presenta tendencia al apterismo, aunque como en este caso faltaban también los balancines, podría por esa razón separarse en un nuevo género. El Dr. Bezzi me aconsejaba un estudio minucioso de los órganos bucales, cosa que entonces era imposible de realizar por no disponer más que del ejemplar tipo. Desde 1915 en que me vi obligado a suspender por completo mi labor dipterológica, no volví a ocuparme del insecto en cuestión, cuyo ejemplar devolví al Museo de Madrid sin determinar. Ehirante DE HISTORIA NATURAL 481 estos anos descubrió el Sr. Bolívar y Pieltain numerosos ejempla- res de este insecto capturando d'cf y 9 9 abundantes en la citada localidad de San Rafael, y ya el mismo año 1915 había sido cazado un ejemplar 9 en El Escorial, por la Sra. de García Mercet, pudiéndose afirmar que este insecto abunda en toda la Sierra de Guadarrama, durante la primavera, y habiendo observado el señor Bolívar la gran voracidad de esta especie, cuyos individuos son agi- lísimos corriendo sobre el suelo o piedras con tal rapidez que se confunden a primera vista con algunas veloces hormigas, siendo frecuente recoger ejemplares que llevan en la boca otros dípteros de los que se alimentan, principalmente del género Sotara. Al volver de nuevo a mis tareas habituales me he propuesto líacer un detenido estudio de este curioso díptero utilizando ejem- plares frescos que confío obtener en la próxima primavera; pero entretanto, y para no demorar por más tiempo la publicación de este descubrimiento, me he decidido a redactar las descripciones precedentes, las cuales ciertamente son demasiado concisas, pero por el momento bastan en unión de las figuras para reconocer díp- tero tan inconfundible, ya que es el único Émpido totalmente áptero que hasta ahora se ha descrito y del cual espero reunir nuevos datos, especialmente de su vida larvaria, para describirlo entonces más minuciosamente, tratando de establecer la verdadera afinidad de este género con los restantes del mismo grupo.. Pieltaínia ibérica es el mismo insecto que ha citado el doctor Bezzi en la página 91 de su trabajo «Riduzione e scomparsa delle ali negli insetti Ditteri», Pavia, 1916, en donde aparece como ^e/^. et spec. indet. Arias, in litteris, siendo el único ejemplo, entre los Em- pidae, de la categoría 8, es decir, de la más avanzada entre los diversos grados establecidos por el Dr. Bezzi, en su estudio sobre la atrofia y desaparición de las alas en los dípteros. Sección bibliográfica Geología. Bataller Calatayud (JoséR.): Las bauxifas de Cataluña. Rev. de la R. Acad. de Ciencias de Madrid. T. XVII, 2.^ serie (abril-junio). A pesar del título, este trabajo es más bien una pequeña mono- grafía de la bauxita, aunque más detallada en lo que se refiere a las bauxitas catalanas 482 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Empieza por hacer una historia y descripción de la especie, dando a conocer los yacimientos extranjeros. Después se ocupa de los yacimientos españoles (catalanes), situados todos en el Keuper de los términos de La Llacuna y Mediona, en los confines de las provincias de Barcelona y Tarragona. Los principales, que el autor describe detalladamente, son los de Montori (el más extenso e im- portante), Puigfret, El Puig, Els Casáis (notable por su aspecto filoniano), Mediona y otros. El análisis de los minerales hace ver que su riqueza en óxido de aluminio oscila entre 75,80 por 100 (Montori) y 20,16 (Las Vila- tas); el óxido de hierro entre 22,30 (El Puig) y 4,50 (Puigfret); la sílice entre 64,24 (Las Vilatas) y 4,20 (Montori). Como se ve, el mejor mineral es el de Montori, que es también el yacimiento más extenso. La impresión de conjunto es de que la mena es demasiado silícea y que no se encuentra en cantidad que justifique completa- mente las esperanzas que estos yacimientos hicieron concebir en un principio. Se ocupa también el autor de las aplicaciones que actualmente , tienen las bauxitas, haciendo constar que las catalanas no han sido empleadas hasta ahora más que en la fabricación de materiales re- fractarios. En cuanto a la génesis de las bauxitas catalanas, se inclina prin- cipalmente a creer en una reducción mineral de las arcillas del Keuper por dinamometamorfismo, aunque sin excluir la hipótesis de un origen hidrotermal geiseriano. ilustran este interesante trabajo cinco láminas en fototipia que representan ejemplares, afloramientos y detalles tectónicos, siete cartas geológicas de diversos yacimientos y un mapa geológico de la comarca, a gran escala.— L. F. Navarro. Bataller Calatavud (J. R.): Mamifers fússiís de Cü/'í////- /z//a. -Barcelona, 1918. Publ. de Tlnstitut de Ciencias, 163 pági- nas, 35 figs., 18 láminas. Es un trabajo de sumo interés, puesto que en él no sólo ha pro- curado el autor reunir todos los datos conocidos hasta ahora sobre los mamíferos fósiles de aquella región, sino que además presenta fotografías de ejemplares que no se conocían más que por simples citas o notas sin grabados. Dedica una primera parte a la historia de los estudios realiza- dos en los diversos yacimientos, pasando luego en otros capítulos a estudiar cada una de las 75 especies que en ellos se han encon- trado. Da también unos cuadros de distribución cronológica y sis- temática de las especies, correspondiendo 11 al Oligoceno, 25 al DE HISTORIA NATURAL 483 Mioceno y 42 al Plioceno y Cuaternario. Finalmente expone una lista de los géneros y especies citadas y la Bibliografía. De las 18 láminas, 15 son de fósiles y tres de fotografías de ya- cimientos, siendo todas ellas fototipias.— J. Royo Gómez. Gómez Llueca (F.): El Mioceno marino de Muro (Mallor- ca).—N\.adñd, 1919. Trab. Mus. Nac. de Cieñe. Nat., Serie Geol., núm. 25, 75 págs., ISfigs., 17 láms. Varios geólogos han estudiado los yacimientos fosilíferos de Mallorca, pero ninguno ha tenido la suerte de encontrar las especies tan interesantes que en este trabajo se citan, no sólo por ser de vertebrados, sino también por ser nuevas para el yacimiento y aun para España. Después de reunir los datos geológicos conocidos, pasa a estu- diar muy detenidamente cada una de las especies halladas, descri- biéndolas con precisión: corresponden a los Peces (Lamnidce, Car- charidcB, Myliobatidce y Sparidce) y a los Sirenios, siendo de ellas 25 nuevas para el yacimiento y 13 para España, y de todas las más importantes son dos de Myliobates, seguramente nuevas. Los ejemplares, todos ellos muy bien conservados, están repre- sentados en 14 láminas y figuras intercaladas en el texto.— J. Royo Gómez. Fernández Navarro (L.): Nota preliminar acerca de silica- tos naturales españoles.— «Rew\sta da la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales», de Madrid. Tomo XVII, 2.'' serie, enero, febrero y marzo de 1919. El autor, tras de reseñar documentadamente el predominio de los silicatos en la corteza terrestre, pasa a refutar la opinión domi- nante desde muy antiguo, de ser nuestro país relativamente pobre en minerales lapídeos, especialmente en los pertenecientes al grupo de los silicatos. Estudia las causas que han contribuido al arraiga- miento de esta falsa idea: carácter casi exclusivamente utilitario de las exploraciones que se efectúan en nuestro territorio, poca afición a las colecciones mineralógicas, frecuente dificultad en la determinación específica de los silicatos y su presentación casi siempre como elementos microscópicos de las rocas. Trata el plan a seguir para llegar a tener el catálago completo de estos minera- les: revisión de la constitución de nuestras rocas y ejecución de exploraciones sistemáticas por personas competentes, apuntando las características de los yacimientos que deben hacerse objeto de pre- ferente atención. Anota el Sr. Navarro los minerales de este grupo que tienen 484 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA valor positivo como materiales de aplicación, y cita el escaso nú- mero de trabajos que se han dedicado al estudio de los silicatos es- pañoles. Como complemento a la gran obra del Sr. Calderón, Los mine- rales de España, dedica el autor la segunda mitad de su nota a reseñar algunos silicatos españoles, fijando especialmente su aten- ción en las condiciones de yacimiento en que se encuentran o pue- den encontrarse, consignando además un gran número de datos y el siguiente de localidades, no incluidos en el citado catálogo del señor Calderón: Andalucita, 3 localidades; Silimanita, 6; Diste- na, 2; Calamina, 4; Topacio, 1; Turmalina, 5; Humita, 2; Ido- crasa, 5; Olivino, 2; Granates, 10; Crisocola, 1; Axinita, 1; Micas, 9; Margarita (*), 1 ; Ottrelita, 2; Serpentinas, 6; Bowlin- gita (*), 2; Talco, 1; Saponita, 2; Cordierita, 5; Piroxenos, 11; Anfíboles, 9; Berilo, 1; Feldespatos, 5; Titanita, 2; Ceolitas [mesóla (*),^cristianita (*)], 1,— P. Castro Barea. Vargas (Enrique): Estudio sobre los criaderos de azu- fre de la Sierra de Gaí/or,— «Boletín oficial de Minas y Metalur- gia». Año III (1919), núm. 28, páginas 19-41. Comprende el trabajo: Reseña histórica. Descripción geográfi- ca. Descripción geológica. Génesis de los criaderos y Criaderos de azufre. El autor concluye aconsejando nuevas investigaciones en busca de mineral, cuyo empleo puede hacerse en el azufrado de las vides de la región.— L. F. Navarro. Heredia (Manuel B. de) y Riera Coello (E.): Estudio in- dustrial de los criaderos de cobre de Los Arcos {Navarra).— «Boletín oficial de Minas y Metalurgia». Año ÍII (1919), núm. 28, páginas 1-17. Los minerales de estos yacimientos parecen ser carbonatos (ma- laquita principalmente) y sulfuros (calcosina) que impregnan are- niscas y pizarras margosas de edad miocénica. El trabajo lleva los siguientes epígrafes: Historia, Geología, Hipótesis sobre su forma- ción. Situación, Trabajos efectuados, Cubicación y Aprovecha- miento industrial.— L. F. Navarro. Castellarnau (Joaquín M."): La imagen óptica. Telesco- pio y Microscopio. — Publicaciones de la Residencia de Estudian- tes. Serie I, vol. 5; Madrid, 1919. (185 páginas, 22 figuras). Aunque no se trata de un libro de Historia Natural, es sih duda (*) Hasta ahora no citada en España. DF. HISTORIA NATI'RAL is» esta obra del Sr. Castellarnau del mayor interés para todo natura- lista, pues que «enseña a ver» con el microscopio y a prevenirse contra errores de interpretación que con este instrumento pueden cometerse. Todo el que se auxilie en sus investigaciones con el microscopio (y raro será el naturalista que no se halle en este caso) debe leer con el mayor cuidado este pequeño volumen, que en for- ma clara, sencilla y compendiada, contiene la teoría completa de la imagen microscópica y telescópica. Bien conocida la competencia del sabio académico en estas cues- tiones de óptica física, no hay necesidad de elogiar el fondo del trabajo. En cuanto a su forma y a las dificultades que para redac- tarle haya tenido que vencer el autor, baste decir que en él se lo- gra exponer tan ardua materia en términos comprensibles para quien sólo posea los conocimientos de óptica que puede suministrar un texto de segunda enseñanza. He aquí el índice de este interesante manual: Proemio: I.— Teoría general de la formación de la imagen. A) Objetos luminosos. B) Objetos no luminosos. 11.— Imagen de los objetos no luminosos por sí mismos. III.— Formación de la imagen en el microscopio. A) Característica del microscopio. B) Proceso de la formación de la imagen. IV.— La imagen microscópica y sus relaciones de semejanza con el objeto.— L. F. Navarro. Botánica. Cadevall y Diars (Dr. D. J.): Monografía de las Criptó- garnas vasculares catalanas.— h\&rx\. de la R. Acad. de Ciencias y Artes de Barcelona, vol. XV, núm. 7, julio 1919. Es un trabajo muy útil, interesante y digno de su autor, a quien tanto debe la Flora catalana. Comprende 28 géneros, con 63 espe- cies^ y algunas razas y variedades nuevas o poco conocidas en Es- paña, lo cual eleva en 29 especies las 44 comprendidas por Costa . como de Cataluña. Entre ellas, la más importante, sin duda, es la Pellaea hastata Sow. (= Pteris Codince Cad. et Pau), de la que ha estudiado ejemplares el Dr. Christ, enviados por el doctor Cadevall y que fué recolectada por Rehman en Orange en 1880, por el P. Bonnefoux en 1913 en la Plana de Huilla (Angola), por Thorncroft en 1912, en Barbeton (Transvaal), próximamente en la 483 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAN'OLA misma época por la misión Rohan-Chabot, también en Angola, y que existe en el Herbario Barbey-Boissier de diferentes localidades del Sur de África. Se trata, pues, de una especie propia de la flora africana que, según Dick y Christ, llegó en otra época bástalos Pi- rineos y los Alpes, La presencia de este helécho en Cataluña es prueba evidente. Entre las restantes criptógamas vasculares comprendidas en el notable trabajo, hay otras indicaciones nuevas para la. flora ibéri- ca.—R. G. Fragoso. Barnola (P. J. M. de): Flora vascular der Principado de Andorra.— Soc. ibér, de Ciencias nat. «Memoria 1,^», Zarago- za, 1919; con un diseño de los valles de Andorra y cuatro figuras. En este interesante trabajo se adiciona un buen número de espe- cies a la «Florule de la République d'Andorra» de Couturier et Gandoger. También se describe el Trifolium soldeanum sp. nov. Ciertamente, en la totalidad de las especies adicionadas debe haber más formas y variedades nuevas.— R. G. Fragoso. Zoología. CoDiNA (Ascenci): Cryptamorpha Desj'ardinsiGnéñn a Bar- celona.—BniW. Inst. Cat. d'Hist. Nat., 1919, p. 13. Da cuenta del hallazgo en Barcelona de la Cryptamorpha Des- jardinsi Guérin, especie importada en los racimos de plátanos, y que ha sido ya citada de varias localidades de Europa, aunque nun- ca de la Península ibérica.— C. Bolívar Pieltain. Zariquiey (R.): Alguns Dryops cafalans.—EniW. Inst. Cat. d'Hist. Nat., 1919, p. 15. Cita las siguientes especies de Cataluña: viennensis Heer, Er- nesti Cogis, algiricus Luc, intermedias Kuw., luridus Er., gri- seiis Er. y subincanus Kuw.— C. Bolívar Pieltain. Codina (Ascenci): Coléopters de Tortosa nous per a Cata- lunya o per a la provincia de Tarragona. — Butll. Inst. Cat. d'Hist. Nat., 1919, p. 16. Entre otras varias especies interesantes de Coleópteros de Tor- tosa, cita el Asaphidion festivum Duv., carabido no citado ante- riormente de nuestra Península.— C. Bolívar Pieltain. DE HISTORIA NATURAL 487 Sesión, exti-aordínaiía del 3 de diciembre de 1919. PRESIDENCIA DEL SR. D. ANTONIO MARTÍNEZ El Presidente manifiesta que se lia convocado a Junta extra- ordinaria, con sujeción a lo .que dispone el Reglamento de la Socie- dad, para proponer sea nombrado miembro protector de la misma el general Excmo. Sr. D. Dámaso Berenguer, Alto Comisario de España en Marruecos. Al formular esta proposición, el Presidente expone los motivos en que se funda y que no son otros que el apoyo que ha prestado el general Berenguer a las exploraciones científicas que vienen efectuando algunos consocios nuestros en la zona del Imperio ma- rroquí, sujeta a la influencia española. Añade el Sr. Presidente que el Alto Comisario de España en Marruecos, no solamente ha apoyado con eficacia las exploraciones últimamente emprendidas, sino que se ha prestado a influir en el Gobierno para que éste seña- le anualmente en el presupuesto del Ministerio de Estado una can- tidad, que se destinaría a los estudios y exploraciones que nuestros consocios se proponen seguir efectuando en Marruecos. Después de oir lo expuesto por el Sr.. Presidente, la Sociedad acuerda, por aclamación, se nombre miembro protector de la mis- ma al general D. Dámaso Berenguer. Sesión ordinaria del 3 ce diciembre de 1919. PRESIDENCIA DEL SR. D. ANTONIO MARTÍNEZ El Secretario leyó el acta de la anterior, que fué aprobada. Admisiones y presentaciones. — Fueron admitidos los socios presentados en la sesión de Octubre y propuestos para numerarios, D. José Luis Bernaldo de Quirós, D. Jesíis Rebollar Rodríguez, D. Miguel Barandiaran, el Laboratorio de la Fauna Forestal Espa- 488 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA ñola, el Colegio de Santo Domingo de Orihuela y el Instituto ge- neral y técnico de Segovia, presentados, respectivamente, por los Sres. Bolívar Pieltain, García Fresca, P. Barreiro, Aulló, García Mercet y Moreno Rodríguez. Renovación de cargos.— El Presidente indica que antes de entrar en la parte científica de la sesión, convendría proceder a la votación de los señores que han de formar la Junta directiva en el año 1920, y aceptada la proposición, suspendido el acto, para que los presentes pudieran cambiar impresiones, y reanudado a los po- cos momentos, se efectuó la votación y escrutinio de las papeletas entregadas, resultando elegida la siguiente: JUNTA DIRECTIVA PARA 1920 Presidente D, Romualdo González Fragoso. Vicepresidente D. Manuel Aulló y Costilla. Tesorero D. Ignacio Bolívar y Urrutia. Secretario D. Ricardo García Mercet. Vicetesorero D. Cayetano Escribano Peix. Vicesecretario D. Cándido Bolívar y Pieltain Bibliotecario D. Ángel Cabrera Latorre. Comisión de publicación.— Don F\orentmo Azpeitia, D.Ro- mualdo González Fragoso, D. Antonio Casares Gil, D. Luis Loza- no Rey y D. Domingo Sánchez y Sánchez. Comisión bibliográfica. — Don Lucas Fernández Navarro, don José María Dusmet, D. Ángel Cabrera Latorre, D. Antonio de Zulueta y D. Francisco de las Barras. Tomaron parte en la elección, 40 señores socios. Rendición de cuentas.—El Vicetesorero leyó el siguiente Estado económico de la Eeal Sociedad Española de Historia Natural en 1.° de diciembre de 1919. La Sociedad ha invertido en el presente año la suma de pese- tas 13.264,44, y tiene un sobrante de 2.153,47. Procede lo gastado: 1.° De la subvención anual concedida a la Sociedad por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, que se eleva a la suma de 5.000 pesetas, invertida en su totalidad, según se acredita DE HISTORIA NATURAL 489 or el siguiente estado, y cuya cuenta, formalizada por el Habilita- do de estos fondos, consta este año de las partidas siguientes: PESETAS Abonado por la impresión del Boletín tomo xviii (números 7, 8, 9 y 10) 1.531,20 — por papel para cubiertas 479,10 — por grabados . 397,18 — por gastos de la Biblioteca 1.499,52 — por gastos de administración 875 — por impuestos del Estado y Habilitación 218 Suma igual a ¡a concedida 5.000 2.° De los recursos ordinarios de la Sociedad que, con el saldo sobrante del año anterior, han ascendido a 10.417,91 pesetas, cuya cuenta de Ingresos y Gastos, que arroja un saldo a favor de la Sociedad de 2.153,47 pesetas, es el siguiente: Estado de los ingresos y gastos ordinarios de la Eeal Sociedad Española de Historia Natural desde 1.° de diciembre de 1918 a 30 de noviembre de 1919. INGRESOS PESETAS Saldo a favor de la Sociedad en 1." de diciembre de 1918 1.586,41 Importe de las cuotas corrientes de un socio protector (180), un correspon- sal (10), cuatrocientos treinta y cuatro numerarios, siete de ellos extranjeros (6.520,50), y once agregados (88) 6.798,50 — de cincuenta y ocho cuotas atrasadas de socios numerarios, uno de ellos extranjero (871,50), y cuatro agregados (32) 903,50 — de las cuotas adelantadas para 1920 de los socios Sres. Barraondo, ' Facultad de Ciencias de la Universidad de Murcia, Fallot, Fló- rez y Loustau 76,50 — de la cuota para socio vitalicio del Sr. Gandolf i 200 — del primer plazo para ídem del Sr. Melcon 100 — del donativo del difunto socio numerario Sr. Soler Segura 500 — de tiradas aparte, atrasadas, cobradas 44 — de la venta de publicaciones 66 — de la comisión por venta de publicaciones del Museo 105,35 — de los intereses de dos cédulas del Banco Hipotecario al 4 por 100. 37,65 Total 10.417,91 GASTOS Pagado por la impresión del Boletín tomo xix (números 1,2, 3, 4, 5, 6, 7 y 8), aumentos en las Memorias, tomo x (núm. 10) y tomo xi(núm. Ij, y Memorias tomo xi (números 2 y 3) 4.105,75 — por grabados para las publicaciones 1.731,11 — por haberes de los dependientes 760 — por gastos de correo y envío de publicaciones 841,43 — por gastos menores y de encuademación 417,95 — por los presupuestos de las Secciones 408,20 Totai 8.264,44 490 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA RESUMEN Importa lo recaudado por recursos ordinarios de la So- riEDAD 10.417,91 — lo gastado 8.264,44 Saldo a favor de la Sociedad en 1." de diciembre de 1919... 2.153,47 La Sociedad tiene además, un saldo a su favor, por atrasos, de 2.504,25 pesetas, segiín resulta de los estados y comprobantes que se acompañan. Madrid, 2 de diciembre de 1919.— .fi"/ Tesorero, Ignacio Bo- lívar.—JS'/ Vicetesorero, Cayetano Escribano. Terminada la lectura del documento presentado por el Sr. Escri- bano, el Presidente, con arreglo al Reglamento, propuso que una Comisión compuesta por los Sres. D. Francisco de las Barras, don Eduardo Hernández-Pacheco y D. Carlos Vicioso, examine las cuentas leídas por el Sr. Vicetesorero y dé cuenta del resultado de este examen, en la sesión del mes de Enero próximo. Fallecimiento.— El Sr. Reyes Prósper anuncia el fallecimiento del Sr. D. Federico Qredilla, Catedrático de la Facultad de Cien- cias y Director del Jardín Botánico. Con este motivo hace una bre- ve biografía del finado, ensalzando sus merecimientos científicos y sus excelentes cualidades personales. Ruega a la Sociedad se haga constar en acta el sentimiento con que ha sabido la muerte de este ilustrado Catedrático. Así se acuerda por unanimidad. El Presidente se asocia a las manifestaciones expuestas por el Sr. Reyes Prósper, y le pide se encargue de escribir una noticia acerca de la vida científica del Sr. Gredilla, para insertarla en las publicaciones de nuestra Sociedad. El Sr. Reyes accede gustoso a la indicación y ofrece presentar en la sesión de Enero la biogra- fía que se le encarga. Notas y comunicaciones.— El Sr. Lozano anuncia que para sustituir al Sr. Gredilla en la dirección del Jardín Botánico ha sido nombrado el Sr. Reyes Prósper, al que felicita, expresando la sa- tisfacción con que se ha enterado de dicho nombramiento. El mismo Sr. Lozano lee una nota del Sr. D. Mariano Potó, en la que se lamenta de la poca atención que dedican los naturalistas españoles a los estudios de biología y filosofía de las ciencias na- turales, y propone qur en la Sociedad se establezca una Sección biológica. El Presidente indica que pasará a la Junta directiva DE HISTORIA NATURAL 491 la nota del Sr. Potó, pero haciendo constar que la Sociedad no está dividida en Secciones, y que tal como se encuentra consti- tuida encajan en ella perfectamente los estudios estrictamente bioló- gicos, que serán bien acogidos cuando se presenten y se conside- ren dignos de publicación. —Se da cuenta de una excursión geológica a la Serranía de Ronda efectuada por el Sr. Carandeli, quien ofrece redactar una nota acerca de las observaciones y estudios practicados. Secciones.— La de Granada celebró sesión el 15 de octubre, bajo la presidencia de D. Rafael Fenech. —Fué propuesto para nuevo socio numerario D. José María Muñoz Medina, Profesor auxiliar de la Facultad de Farmacia. El 19 de noviembre se volvió a reunir la misma sección. —Fué propuesto como nuevo socio numerario D. Antonio Cor- , tés Contreras, farmacéutico, y admitido el Sr. Muñoz Medina, pro- puesto en la sesión anterior. —El Sr. Rodríguez López Neyra (D. Carlos) leyó un trabajo intitulado «Notas helmintológicas», continuación de investigaciones por él efectuadas, y que motivaron otras notas ya publicadas en nuestro Boletín. —Después, el mismo Sr. Rodríguez dio cuenta de los trabajos efectuados con la colaboración del Sr. Muñoz Medina y que resu- men en una nota: «Estudio del ciclo evolutivo seguido por algunas especies correspondientes al género Dipylidium Leuckart». —El Sr. Diez Tortosa (J. L.)se ocupó del arbolado de la Gran Vía de Colón, expresando la conveniencia de acudir a la informa- ción pública abierta por el Ayuntamiento de Granada, solicitando sea respetado el actual y combatida la plaga que aparece en los tilos existentes en la mencionada calle. —Se acordó felicitar al consocio R. P. Navarro Neumann por su discurso inaugural de las tareas de la Sección de Ciencias As- tronómicas del Congreso de Bilbao, celebrado en setiembre último. La de Valencia celebró sesión el 27 de noviembre en el Labo- ratorio de Hidrobiología, bajo la presidencia del Profesor Moróte. —El Sr. Boscá (A. ¡ presentó para nuevos socios a D. Juan Bar- tual Moret, Catedrático de Histología de la Facultad de Medicina, y D. Miguel Vila Gómez, Ayudante del Instituto. —El Sr. Boscá (E.) presentó una serie de materiales geológicos en los que la acción de los agentes físicos o químicos ha modificado su aspecto o composición; son doblemente interesantes ya que todos ellos proceden de la provincia, constituyendo un importante núcleo 492 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA para el estudio de la Geología dinámica de la misma. Entre otros merecen citarse: muestras de ofita y diorita, ésta comenzando a caolinizarse; los primeros ejemplares recogidos en la región volcá- nica de Cofrentes que sirvieron para darla a conocer al Museo Nacional, algunos en forma de nodulos producto del enfriamiento; muestras de arenisca y caliza, estas fracturadas en prismas róm- bicos y pulimentadas por las aguas del mar; caolín de Sot de Chera; rodeno con un plano de deslizamiento con la superficie pulimentada, dando lo que los canteros llaman llisos; terebratulas comprimidas, de aspecto laminar; calizas corroídas, simulando digi- taciones, efecto de las aguas de lluvia; estalagmitas de curiosas formas, algunas de aspecto de hongo; vegetales incrustados por las aguas calcáreas, de Buñol; restos del fondo del golfo de Valencia con foraminíferos, etc., etc. —Se procedió a la elección de Junta Directiva para el año 1920, y con este'motivo el Sr. Boscá recordó el origen de la Sociedad fundada el año 1872; reuníanse unos cuantos naturalistas en casa del Profesor Pérez Arcas, aportando siempre ejemplares sobre los que cambiaban impresiones, base ésta del intercambio de ideas; una de éstas fué la de agruparse en Sociedad reglamentariamente constituida; así se hizo, y comenzóse la serie de publicaciones que todos conocemos y apreciamos. Al inscribir en sus listas de socios a S. M. el Rey, la Sociedad adquirió nuevo impulso merced al apo- yo del elemento oficial y a la subvención concedida, y así cada día que pasa puede verse más esta próspera era de nuestra Sociedad: aumenta el número de socios, se fundan nuevas Secciones en algu- nas provincias, las publicaciones son muchas y valiosas; en una pa- labra, camina pujantemente. En nuestra Sección puede comprobar- se también lo que decimos: al fundarse en 1914 no contaba más que con el número mínimo de socios exigido para la constitución, es de- cir, 15; hoy alcanza la cifra de 52. — La nueva Junta Directiva, propuesta por el Sr. Esplugues y aceptada por aclamación, está formada por los siguientes señores: Presidente D. Eduardo Boscá. Vicepresidente Excmo. Sr. Conde de Montornés. Tesorero D. Emilio Moroder. Secretario D. Luis Pardo. —El mismo Sr. Esplugues pidió se concediera un voto de gra- cias a la Junta saliente por lo acertado de su gestión, proposición que fué unánimente aprobada. El Presidente, Profesor Moróte, DE HISTORIA NATURAL 493 agradeció esta muestra de afecto de la Sección, por cuyo incre- mento hizo votos. —La de Sevilla celebró sesión el \° de diciembre bajo la pre- sidencia de D. Antonio González Nicolás. —El Sr. Yoldi (por e\ Gabinete de Historia Natural) presentó un ejemplar de siderita procedente de Aranaz (Navarra). El Sr. Al- bors hizo atinadas observaciones acerca de la riqueza en hierro y aplicaciones de esta especie mineralógica como mena del citado me- tal, pues careciendo generalmente de azufre y fósforo, se obtienen de ella hierros de excelente clase. —Don Manuel de Paúl comunicó la existencia del Helix Alham- brae en distintos jardines de Sevilla, especie tan rara que ha moti- vado viajes de eminentes naturalistas, entre otros, Mr. Pallary, Profesor de Oran. —A continuación el Sr. González Nicolás manifestó que la se- sión que se celebraba era la última del año de su presidencia, de- biéndose, en consecuencia, proceder a la elección de la nueva Junta que ha de actuar a partir de 1 .° de enero de 1920. —Se procedió a la elección de nuevos cargos, resultando elegi- dos los siguientes: Presidente D. Antonio Benjumea Calderón. Vicepresidente D. Manuel de Paúl. Tesorero D. Joaquín Novella Valero. Secretario D. Eduardo Albors. Vicesecretario D. Mariano Simó. Una especie nueva del género «Gypsophila» por Carlos Vicioso. Gypsophila Ceballosi Pau et C. Vic. Sectio: Dichoglottis F. M.; habitu G. muralis, sed diversissi- ma calycibus et seminibus mayoribus. Annua, glabra, caule 10 cm., ad inflorescentia ramoso, foliis uni- nervis. subspathulato-linearibus, obtusis, basi breviter connatis, flo- ralibus squamosis, minimis; pedicellis capilaribus, fioribus multocies longioribus; calyce campanulato, supra médium in dentes ovato- triangularibus obtusos et anguste albo-marginatos diviso; fioribus ToMoxix.— Diciembre, 1919. 32 494 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA paniculatis, petalis subroseis, spathulatis, truncatis etretusis, calyci plus duplo longioribus; capsula globulosa paulo calyce longiori; se- minibus 2, nigris, tuberculatis.— Habitat in Escorial.— Leg. L. Ce- ballos, IX-1918. Planta anual, lampiña, con tallo escasamente de un decímetro, ramoso en la parte superior; hojas uninerves, casi espatulado-linea- res, obtusas, ligeramente soldadas en su base, las florales minúscu- las, escuamiformes; pedicelos mucho más largos que las flores; cáliz campanulado, dividido en su mitad superior en dientes aovado- triangulares, obtusos, con margen estrecho, blanco; flores solita- rias, formando panoja laxa; pétalos rosado-pálidos, espatulados, truncados y retusos, doble de largos que el cáliz; caja globulosa, apenas exerta; semillas 2, negruzcas. Esta planta fué recogida en El Escorial, en Septiembre del pa- sado año, por el alumno de la Escuela de Montes D. Luis Ceballos; y como pudiera haberse tratado de una especie oriental, subespon- tánea, fué remitida en consulta al Herbario Boissier, contestando a este propósito el Dr. Chodat al Dr. Pau que examinada por ei conservador de dicho Herbario Mr. Beauverd cree que se trata de una especie nueva de tipo oriental. Estudio del ciclo evolutivo seguido por algunas especies correspondientes al género Dipylidium Leuckart por Carlos Rodríguez López Neyra y José M.^ Muñoz Medina (Láminas XVI y XVII.) Los estudios experimentales efectuados hasta el día para cono- cer el ciclo evolutivo que sufren las distintas especies del género Dipylidium Leuckart, puede decirse corresponden exclusivamente al Dipylidium caninum L. 1767, parásito intestinal del perro o gato doméstico y accidentalmente del hombre. Fueron iniciadas es- tas investigaciones por Melnikow (1869), discípulo de Leuckart, seguidas por ViLLOT (1883), Sonsino (1888), Grassi y Rovelli (1888 a y b, 1889) y por último, gracias a las experiencias de JovEUX (1916) conocemos exactamente el proceso evolutivo de este dipilídido y, en consecuencia, la manera particular de adquirir su parasitismo los mamíferos antes indicados. Según todos estos autores, los animales transmisores interme- Bol. de la R. Soc. Esp. Hist. Nat. Tomo XIX, Lám. xvi. fjq. 1. ñü.^. ~- — íia-' <:.9.^M.. Bol. de la R. Soc. Esp. Hist. Nat. Tomo XIX, Lám. xvii. tv r.mon\íA\k.— Cysticercoide sp. ? Sonsino, 1897. En el peritoneo visceral, parietal y cápsula de Qlisson, de cinco salamanquesas cazadas en Granada y disecadas entre los meses de Septiembre y Octubre, hemos encontrado numerosos quistes esfe- roidales, que examinados al microscopio nos mostraron correspon- dían al Cysticercoide sp. ? dado a conocer por Sonsino en 1897 de una manera tan incompleta como hemos visto en las páginas an" teriores y sin indicar el cestode a que corresponde. 498 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Nuestras observaciones nos permiten completar su estudio y, como veremos, queda plenamente demostrado son la fase larvaria del Dipylidium Chyzeri Rat. 1897, parásito intestinal del gato do- méstico de Budapest y frecuente en el gato granadino. Se distinguen a primera vista (lám. XVI, fig. 1 .") en las regiones anteriormente dichas de la salamanquesa, quistes de tamaño diver- so: unos son pequeños, ovales, blanco-lácteos, de 700 ¡jl en su mayor diámetro por 530 ¡i. en el transverso (lám, XVI, fig. 2.''); en su inte- rior se aloja un solo cisticercoide de 690 ¡j. por 500 ¡i, provisto de numerosos corpúsculos calcáreos elipsoidales de 1 1 a 13 ¡j. de longi- tud por 7 a 8 |JL de latitud; el escolex invaginado que se observa en el interior mide 300 ¡i de diámetro transversal, y aunque algo con- fusamente, se ven las cuatro ventosas ligeramente elípticas de 105 ¡x por 95 |x, además de un róstelo cónico retraído de 80 ¡x de altura por 110 ¡X de diámetro en su base, armado por catorce series alter- nas de ganchos en forma de espina de rosal, de los que son mayo- res los de la corona apical, que miden 14 ¡x de longitud en su base oval y 10 ¡X de altura; paulatinamente decrecen sus magnitudes, hasta medir 7 a 8 |x los más pequeños que integran la corona básica. Roto el quiste por compresión entre el porta y cubre-objetos, se observa que el cisticercoide, libre de las cubiertas quísticas re- sistentes parecidas a la quitina, tiene el escolex y róstelo desenva- ginado (lám. XVI, fig. 3.^), midiendo 850 ¡x de longitud por 400 ¡x de latitud en su parte más ensanchada; el escolex y ventosas presen- tan las mismas dimensiones antes indicadas; el róstelo, bien disten- dido, es subcilíndrico, con 105 ¡j. de longitud por 85 a 90 ¡j. de diá- metro en la base, armado por las catorce coronas de ganchos con las dimensiones que hemos consignado; todo el cisticercoide pre- senta los corpúsculos calcáreos elípticos ya mencionados. Otros quistes son mayores, casi esféricos, de 1,2 mm. por 1,4 mm., blancos como los anteriores, pedunculados, viéndose en su interior tres o cuatro cisticercoides idénticos a los primeros des- critos, libres en la cavidad quística, que está llena de una masa lí- quida, donde flotan corpúsculos calcáreos, ganchos sueltos y hasta trozos de róstelo con series alternas de ganchos (lám. XVI, fig. 4.°). A veces los quistes alcanzan dimensiones mayores aún (1 ,5 a 1 ,6 mi- límetros de diámetro), alojando en su interior 5 ó 6 cisticercoides aún no completamente formados (lám. XVI, fig. 5."), próximos a la pared del quiste, de forma algo poliédrica, merced a la presión de unos contra otros, pero en cada uno se ve claramente el róstelo cónico correspondiente, armado por las catorce coronas de ganchos; en el resto del contenido quístico se observan corpúsculos calcáreos dise- minados, restos del escolex y algunos ganchos aislados. DE HISTORIA NATURAL 499 Revisando la bibliografía halmintológica hemos encontrado al- gunos casos de cisticercoides con escolex múltiples, originados, bien por gemación exógena, o ya por la endógena. Así, siguiendo aquélla se forman, según Villot (1877-1879), masas arracimadas de cisticercoides en el Stapfiylocystis bilarius hallado por dicho autor sobre los tubos de Malpigio del Glomeris limbatus. Tam- bién en la misma especie de Glomeris ha encontrado Villot (1883) un cisticercoide (Urocystis prolifer Villot), que accidentalmente está dotado de gemación exógena. Qaso análogo se presenta en el cisticercoide del Didymogaster sylvatica, estudiado por Haswell y Hill (1894). En cuanto a la gemación interna, se conoce el caso estudiado por Metschnikoff (1867-1868), muy análogo morfológicamente al nuestro, referente a un cisticercoide hallado parasitando una espe- cie de gran tamaño correspondiente al género Liimbricus, propia del sur de Rusia; los quistes en este caso contenían en su interior, completamente sueltos, hasta 13 escolex, procedentes, según el ^u- tor, por gemación endógena de la oncosfera. Claramente vemos que no es posible interpretar de este modo nuestros quistes con va- rios escolex, pues entonces no tendrían razón de existir los cor- púsculos calcáreos, sueltos dentro del contenido quístico, y menos aún los referidos trozos de róstelo armados por ganchos alternados, y estos mismos ganchos sueltos, que denotan la degeneración de un escolex anteriormente existente (lám. XVI, fig. 4.''"); es más, nos in- clinamos a pensar, dada la época del estudio hecho por Metschni- koff y las teorías dominantes en ella para explicar fenómenos aná- logos en los Echinococcus, que el caso indicado no debe interpre- tarse como lo hace su autor, sino asimilarlo al nuestro, que se ex- plica en sus más nimios detalles, siguiendo la teoría de Bremser, referente a la formación de las vesículas hijas en las hidátides de la Taenia echinococcus, rudamente combatida durante mucho tiempo por los más ilustres naturalistas, bien estudiada y magistralmente desarrollada por Naunyn (1862) y, por último, plenamente confir- mada gracias a los estudios experimentales minuciosos llevados a cabo por Dévé (1902-1906). Según estos autores, las vesículas hi- jas formadas en el interior de los quistes hidatídicos, producidos por la Taenia echinococcus Siebold, proceden de una metamorfo- sis sufrida por sus escolex, los cuales, haciéndose hidrópicos, for- man las vesículas hijas, quedando en el líquido interno que las llena ganchos libres procedentes del primitivo escolex y originando en su interior nuevos escolex secundarios. Esta teoría se ha visto repeti- damente confirmada de modo experimental por los estudios de Dévé, provocando las equinococcosis secundarias y muchas veces 500 boletín de la real sociedad española más en los variados casos de la citada enfermedad, cuya causa era debida, bien a la rotura natural de la hidátide primitiva y la conse- cutiva infección múltiple, ya por una rotura artificialmente provo- cada mediante la punción exploradora del quiste hidatídico o por un accidente desgraciado en el transcurso de una intervención quirúr- gica. Efectivamente, en nuestro caso vemos (lám. XVI, figs. 4." y 5.") aparecer dentro de la membrana anhista envolvente tres a seis escolex, más restos del escolex primitivo, como son ganchos sueltos, trozos del róstelo armados por series alternas de ganchos con su forma típica de espina de rosal, corpúsculos calcáreos ais- lados, y hasta en un caso (lám. XVI, fig. 4.^) se observa, además, la silueta del cisticercoide hidrópico roto, con restos de las vento sas, ganchos, etc , además de los tres escolex en forma de cisticer- coides. Como consecuencia de estas observaciones, no somos de la opi- nión sustentada por numerosos naturalistas que suponen a estos quistes producidos partiendo de la oncosfera, la que, bien por gema- ción exógena o endógena, da origen a varios escolex, sino que los consideramos como verdaderas vesículas equinocóccicas, idénticas en cuanto a su origen y modo de formación a las vesículas hijas de las hidátides producidas por la larva de la Taenia echinococcus Siebold. Desde el primer momento en que observamos el cisticercoide que nos ocupa, sospechamos pudiera ser la fase larvaria del Dipyli- dium Chyzeri Ratz. 1897, parásito no raro en los gatos caseros granadinos, donde lo hemos encontrado en el yeyuno e íleon, en tres de las veinte autopsias efectuadas hasta ahora (15 por 100). Para comprobar experimentalmente esta suposición, dimos de comer a dos gatos de quince días, unos veinte cisticercoides extraídos de dos diferentes salamanquesas, teniendo cuidado de dejar a otros dos, hermanos suyos, sin intentar su infección, para que nos sirvie- ran de prueba; transcurridos diez días procedimos a la cloroformi- zación de uno de los sanos y otro de los inoculados, y una vez muertos, efectuamos la minuciosa disección de su intestino delga- do. En el gato testigo no encontramos ningún parásito en todo su intestino, pero en el gato inoculado tuvimos la suerte de recoger 12 pequeñas tenias, cuyos caracteres son: longitud total, de 3,5 a 6,8 mm.; latitud máxima, 500 \i\ escolex esférico de 450 ¡i de diá- metro, dotado de cuatro ventosas casi circulares de 150 |x de diáme- tro y un róstelo subcónico desenvaginado, unas veces de 115 ¡x de diámetro en la base por 140 ¡i de altura, otras veces invaginado de 110 ¡X de altura por 120 ¡j. de diámetro en la base del cono que forma, siempre armado por 12 a 14 coronas alternamente dispuestas DE HISTORIA NATURAL 501 de ganchos en forma de espina de rosal (lám. XVII, fig. 7."), cuyas dimensiones decrecen paulatinamente desde los que forman la coro- na apical, que son de 11 ¡i de altura por 13 a 14 ¡j. de longitud en su base elíptica, hasta los integradores de la corona básica, que siendo los más pequeños, sólo miden 8 ¡jl de longitud en su base. Al escolex sigue un cuello de 1,2 mm. de longitud y en seguida comienza la estrobil ación del cestode con proglotis más anchos que largos y, como es lógico, sin órganos sexuales, el número de anillos que con- tamos era 13 para los ejemplares menores y 38 para los mayores. Los corpúsculos calcáreos, bastante abundantes en el cuello y me- nos frecuentes en el escolex, aun cuando no raros, eran elípticos, de 12 a 13 ¡i. de longitud por 5 a 8 ¡x de latitud. Los tubos excreto- res aparecían claramente ondulados. Diez días después, es decir, a los veinte de la infección, sacri- ficamos con la misma técnica otro gato sano y el inoculado, y del mismo modo vimos que el primero no tenía en su intestino sino tres individuos jóvenes del Belascaris mystax Zeder, 1800, en el duo- deno, mientras que en el segundo, además del anterior habitante duodenal, presentó en el yeyuno e íleon seis teniadeos ya mayores que los descritos de 40 a 80 mm. de longitud por 1,3 mm, de latitud máxima; sus escolex y caracteres eran iguales a los anteriormente consignados, pero sus últimos anillos presentaban ya los órganos genitales masculinos bien desarrollados; sus poros genitales opues- tos se abren un poco por delante del medio del anillo, tienen una bolsa del cirro bastante grande y con un canal deferente muy sinuo- so; en algún proglotis el cirro está desenvaginado en parte forman- do un tubo cilindrico delgado de 38 ¡i de diámetro. Los órganos femeninos comienzan a iniciar su desarrollo en los tres o cinco úl- timos anillos de estos estróbilos aún jóvenes. Vemos, pues, que todos los caracteres consignados concuerdan exactamente con los del Dipylidium Chyzeri Ratz. completamente adulto que hemos recolectado en varias ocasiones dentro del yeyu- no e íleon del gato casero granadino; claro está, que en estos casos, los ejemplares eran más largos (120 a 270 mm. long.; 2 mm. latitud máx.), y presentaban los últimos anillos cargados de huevos alojados cada uno, en su correspondiente cápsula uterina, dato que en nuestras experiencias no hemos podido comprobar, por no haber tenido tiempo para desarrollarse; pero creemos con lo anotado po- der afirmar, sin temor a rectificación, la identidad entre las tenias jóvenes experimentalmente desarrolladas a partir del cisticercoide peritoneal de la salamanquesa y el Dipylidium Chyzeri Ratz., y, como consecuencia de ello, que la fase larvaria estudiada corres- ponde a la especie citada del género Dipylidium. 502 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Hubiéramos querido completar el ciclo evolutivo de la especie que nos ocupa, provocando experimentalmente la formación de cis- ticercoides en las salamanquesas, habiéndoles hecho comer los úl- timos anillos del D. Chyzeri cargados de huevos maduros, pero la época actual es poco apropiada para estas experiencias, primero por entrar dichos reptiles en vida letárgica, y segundo por ser difí- cil procurárselos, así dejamos esta parte para el verano próximo en que trataremos de ultimarla. Cysticercoide dipylidii trinchesei? nom. n. Sinonimia, — Probablemente idéntico al Cysticercus acantho- teíra Panora 1886, enquistado en las paredes intestinales del Za- menis viridiflauas Dum. et Bibr. Nuestros ejemplares proceden de tres salamanquesas granadi- nas: en una de ellas encontramos sólo dos quistes de este cisticer- coide en la pleura y pericardio; las otras dos salamanquesas tenían escaso número de estos cisticercoides pleurales (2 a 3), ya su vez numerosos quistes peritoneales del Cysticercoide dipylidii Chy- zerii Rodríguez et Muñoz. Sus principales caracteres son: quistes pequeños ovales, blanco lácteos, de 867 ¡j. de longitud por 690 ¡i de anchura (Lám. XVI, figu- ra 6/), envueltos por una membrana anhista resistente, en cuyo in- terior aparece un cisticercoide desprovisto de vesícula caudal, con un escolex de 300 ¡j. de diámetro en el que se aprecian bien las cua- tro ventosas ovales de 150 ¡j. de longitud por 1 10 ¡j. de latitud y una cuádruple corona de 78-80 ganchos en total, de los cuales son ma- . yores los 20 más internos, que forman la primera corona, cuyas di- mensiones son 59 a 67 ¡j., y su forma la de uña de gato; el mismo número y forma de ganchos integran la segunda corona, siendo las dimensiones de ellos de 48 a 52 ¡j.; los de la tercera corona tienen forma intermedia entre la de los anteriores y la espina de rosal, mi- diendo 28 a 30 \i. de longitud, y, por último, los de la cuarta corona, muy pequeños y en forma de espina de rosal, miden 15 a 18 ¡i de al- tura. El diámetro del conjunto formado por las cuatro coronas de ganchos es de 183 ¡jl: todo el resto del cisticercoide es de estructu- ra fuertemente granulosa, rico en grasa. En el polo opuesto al ocu- pado por el escolex, aparece una pequeña invaginación que consti- tuye el foramen caudal. Los caracteres dados por Panora (1886, págs. 317-318, figs. 23- 25, lám. VI) para su Cysticercus acanthotetra del Zamenis virí- diñaüus son poco completos y algo confusos: dice que son quistes DE HISTORIA NATURAL 503 apenas visibles a simple vista, en cuyo interior la larva de estructu- ra fuertemente granosa y rica en grasa, tiene un conjunto de gan- chos formando cuatro coronas (80 a 90 ganchos), «de los cuales los más pequeños forman la corona más interna (loe. cit., lám. VI, figu- ra 25). Los de la primera corona miden 69 ¡x, los de la segunda 59 ¡i, los de la tercera 33 ¡j. y los más pequeños, los de la cuarta, 18 ¡j.». Conforme con esta primera descripción están las figuras que ilustran la descripción, aun cuando en la que representa al cisticercoide en conjunto (loe. cit., lám. VI, fig. 23) aparecen los ganchos desorde- nados, probablemente por haber sufrido una compresión fuerte; pero en el resumen que hace para dar la diagnosis de la especie, dice, tra- ducido: «Cisticercoide con vesícula redondeada, armado con cuatro series de ganchos, de los cuales los más pequeños están en el círculo interior y miden 18 ¡j.; los de la segunda fila miden 59 ¡j.; los de la tercera 33 ¡j.; los de la cuarta, los más grandes, 69 ¡x.» El autor sólo dice que el tamaño de los quistes es muy variable, sin especificar ningún dato. No hemos podido disponer de ningún quiste análogo a éstos en los Zamenis viridiflavus que hemos disecado; pero viendo que DiAMARE opina que este C. acanthotetra pudiera ser el estado cis- ticercoide del D. Trinchesei descrito por él, y poseyendo esta es- pecie cuatro coronas alternas de ganchos, con las mismas dimen- siones y disposición que los anotados para nuestros cisticercoides pleurales de la salamanquesa (Lám. XVII, fig. 8.^), además de exis" tir gran concordancia entre las dimensiones de los ganchos en am- bos cisticercoides, sospechamos puedan referirse nuestros quistes a los estudiados por Panora en el mencionado colúbrido. Se comprenderá que dado el escaso número de individuos lar- varios de que disponíamos, no hayamos podido intentar la inocula- ción, a los gatos caseros, como en el caso anterior hicimos, pues todo el material lo hemos utilizado en su estudio micrográfico; pero dada la exacta concordancia entre las dimensiones de los ganchos y hasta el escolex del cisticercoide y los del Dipylidium Trin- chesei (1) que hemos estudiado en los gatos de Granada, es caso seguro corresponda el cisticercoide que nos ocupa a la larva del dipilídido de Diamare. Como prueba que nos asegura en esta opi- nión, tenemos las observaciones siguientes : 1 ^ Los numerosos ga- tos disecados presentan su intestino (íleon de preferencia) poblado por gran número de D. Trinchesei en distintas fases de desarrollo, (1) Notas referentes a esta especie podrán consultarse en el trabajo que uno de nosotros (Rodríguez: "Notas helmintológicas^y 3.* Serie) publicará en el número próximo del Bole-ín de esta Sociedad. 504 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA lo cual nos hacía pensar en varias infecciones consecutivas, y dado lo poco o nada ofidiófago que es el gato doméstico, no podía admi- tirse procedieran del colúbrido bastante grande en que encontró Panora el C Acanthoteíra; 2/ Un gato muy desnutrido que di- secamos, parasitado por el dipilídido que nos ocupa, no había salido jamás de un «Carmen» granadino, en el que no se recuerda haber visto jamás un colúbrido. Una experiencia hemos hecho que parece contradecir la opinión que hemos indicado, y fué dar de comer a tres salamanquesas anillos maduros recién obtenidos de un gato autopsiado: disecamos estos reptiles con intervalos de cinco días, y no pudimos obtener uno solo de los cisticercoides pleurales; sólo en la última disección observa- mos en la pleura, vista al miscroscopio detenidamente, como si qui- siera iniciarse una formación de muchos quistes poco distantes unos de otros, en cuyo interior aparecían masas ovales pequeñas que quizá fuesen las oncosferas empezando su evolución. Dada la época en que efectuamos la experiencia (últimos de Septiembre y co- mienzos de Octubre), en la cual sabemos, todas las funciones vita- les de las salamanquesas sufren una aminoración grande, nos hizo pensar que quizá ocurra en este caso, algo análogo a lo que acon- tece en la evolución del Dipylidium caninum L., cuando las oncos- feras son ingeridas por las larvas de los pulícidos (ver anterior- mente este caso), y quizá en nuestra experiencia las oncosferas no evolucionen hasta que el reptil empiece su vida activa. Tal punto será objeto de ulteriores experiencias en época oportuna. (Laboratorio de Zoología de la Facultad de Farmacia de Granada.) bibliografía Crety, C.-1887.— Intorno ad alcuni cisticerchi dei reítilli (Nota preli- minar), Boíl. Soc. di Naturalisti.—Napoii. —Serie I, Vol. I, pá- ginas 89-92. DiAMARE, V.-1892. - // genere Dipilydium Leuckart. — Atti R. Accad. Se. Fis. e Nat. di Napoli . —Tomo II, Serie 2.% N.° 7. DiAMARE, V.-1894. — Centralblat für Backteriologie, etc. —Tomo XVI, página 565. Dévé, F.-1902. - Sur l'éoolution kistique du scolex echinococcique.— Arch. de Parasit. Paris.— Tomo VI, págs. 54-81; 11 figuras. Grassi, B.-18a8, n.—La pulce del cañe (Pulex serraticeps) e ¡'ordinario ospite intermediario deíla T cucumerina.— Nota preventiva. Ca- tania. Grassi, B., y Rovelli, G.-1888, h.— Intorno alio soiluppo dei óestodi.— Rendie. R. Accad. dei Lincei. Ann. 285. Serie 4.^, fase. 12, pá- ginas 700-702. , DE HISTORIA NATURAL . 505 Grassi, B., y RovELLi, Q.-\^'¡). — Embryologische Forschungen an Ces- toden.- Centralbl. f. Backt., etc. Tomo V, págs. 370-377, 401-410. Grassi, B., y Rovelli, G.-Í892. —Ricerchi embriologiche sui Cestodi. — Atti Accad. Gioenia di Se. Nat. in Catania.— En folio; 108 pá- ginas, c. IV Tav. Tomo IV, Serie 4.^ Haswell, W. a., y Hill, J. P.-1894. — On Polycercus a proliferating cystic parasite of the earthivorms. — Proc. Linn. Soc. N. South Wales. -Tomo VIII, págs., 365-376; 3 láminas. JoYEUx. Ch.-1916. — Sur le cycle évolutif de quelques Cestodes. , (Note preliminaire).— Boíl. Soc. Path. exotique.— TomoIX, pági- nas 478-583. LiNSTOW.-1878.— A'eue Beobachtungen an Helminfhen. — Arch . f. Natur- gesch. Jahrg. 44; pág. 223, lám. VII, fig. 5. !AARCHi,P.-\872.—Sopra un nuovo Cestode trovato nelV Ascalabotes mauritanicus.— Atti, Soc. Ital. de Nat. — Tomo XV, págs. 305-306, lámina V. Marchi, P. -1878-79. —5«r íe dévelopement du Cysticerque des Geckos ou Cestodes perfait chez le a-Strix noctuaf). — Assoc. fran?. p. l'avanc. des Se. C. R. de la 7.e sess. Paris, pág. 757, y en Revue scientif. Tomo XV, pág. 306. Melnikow, N.-1869. — í/eóer í//e Ingerszustánde der T. cucumerína.— Arch. f . Naturgesch. Jahrg. 35. — Tomo I, págs. 62-70, lám. I. Metschnikoff, E. -1867-1868. - Ueber eine Scolex-Colonie. — Arbeit d. 1. Russ. Naturf. Vers. Petersb. Zool., págs. 263-266; una lámina. Naunyn, B.-1862. —De echinococci eoolutione. Discu-rso en Berlín. P\NORk, C.-\S86. — Elmintologia Sarda. Contribuzione alio studio dei vermi parassiti in animali di Sardegna — Ann Museo civico Stor. Nat. di Genova. — Tomo XXIV, vo!. IV. de la serie 2.^, pá- ginas 275-384. Rizzo, A.- 1902.- La fauna elmintologica dei rettilli neíla provincia di Ca- tania.—Archv. d. Parasit. Paris. Vol. VI, págs. 26-40, figs. 1-12. Rodríguez, C.-ÍQ^d .—Parásitos intestinales del hombre y carnívoros domésticos correspondientes al género Dipylidium. — Archv. Esp. Enferm. Apar. Digest. — Tomo II, págs. 153-163; una lámina. SoNSiNO, P.-1888. -Ricerche sugli ematozoi del cañe e sul ciclo vítale della «T. cucumerina» .—Atti Soc. Tose. Se. Nat.— Tomo X, pá- ginas 1-48; 2 láminas. SoNsiNO, P. -1897 —Di alcuni elminti racolti e osservato di recente in Pisa. - Atti Soc. Tose, di Se. Nat. —Tomo X, págs. 253-260. Proc. verbali. ViLLOT, A. -1883. — Mémoire sur les Cysticerques des Tenias. — Ann. Se. Nat., 6.^ serie Zool. -Tomo XV, n.° 4, y Rev. Se. Nat., 3.^ se- rie.—Tomo II, n.'' 1, 1882. ViLLOT, A.-\877. — Migrations et metamorphoses des Tenias des musa- raignes.-C. R. Ac. Se. Paris.— Tomo LXXXV, págs. 971-973 y Ann. Seien. nat., 6.^ serie Zool., 1879.— Tomo VIII, n.° 5; una lámina 506 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA EXPLICACIÓN DE LAS LAMINAS LAMINA XVI Figura 1."— Región abdominal de la Tarentola maurítanica, ligeramente aumentada ( X 2,4) con numerosos quistes en las paredes del intestino y cápsula de Glisson, producidos por el Cysticercoide dipylidü Chyzeri nom. n. Figura 2.^— Cysticercoide dipylidü Chyzeri nom. n.; quiste con un solo cisticercoide; aumento 1 x 68. Figura 3.^— Cisticercoide igual al anterior, fuera del quiste con su escolex y róstelos desenvaginados; aumento 1 x 67. Figura 4.^ -Quiste con tres cisticercoides del Dipylidium Chyzeri y restos del esco lex primitivo hidrópico; aumento 1 x 55. Figuras.^— Quiste con seis cisticercoides de la misma especie, con restos del esco- lex primitivo; al lado del quiste puede verse un trozo de tejido hepático y el pe- dículo que le sostiene adherido a él; aumento 1 ^ 20. Figura 6.^— Cyst'cercoide dipylidii Trinchesei P nom. n , enquistado, mostrando las cuatro coronas de ganchos; aumento 1 x 67. LAMINA XVll Figura 7." — Escolex del Z)/pí//íí/mm Chyzeri Ratz, obtenido experimentalmente, ha- ciendo comer a los gatos cisticercoides; aumento 1 x 285- Figura 8."— Escolex del Dipylidium Trinchesei Diamare, procedente del íleon de gato casero; aumento 1 x 285. Figura 9." —Ganchos del róstelo del Cysticercus acanthotetra, según Panora; A, gan chos de la corona externa; D, ídem de la interna. Figura 10.— Ganchos del Cysticercoide dipylidü Trinchesei ? Rodríguez et Muñoz; 1.^ corona interna; 4.* corona externa; aumento 1 x 800. DE HISTORIA NATURAL 507 Pteridofitas de las Pitiusas por P. Font Quer. El Departamento de Botánica del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona, ha emprendido el estudio de la flora de las Pitiusas. Durante la primavera del año pasado comenzamos la exploración de aquellas islas, realizando una primera excursión en la última decena del mes de Marzo, acompañados del recolector del Museo D. Enri- que Gros, que permaneció unos días más allí después de nuestro regreso. En esta primera salida visitamos ¡biza, Tormentera y el islote del Espalmador. Gros volvió a Ibiza a primeros de Mayo, re- corriendo de nuevo la isla; estuvo además en Tormentera, y exploró los islotes del Vedrá, Espartar, Les Bledes, La Cunillera, Tagoma- go y Els Malvins, regresando a Barcelona el 19 de Junio. Este año hemos vuelto nosotros, mientras Gros viajaba por Andalucía, para herborizar en nuevas localidades que aún quedaban por visitar, de- dicándonos solamente al reconocimiento de la isla mayor, donde es- tuvimos desde el 14 de Mayo hasta fin de mes. Durante todas esas exploraciones, hemos recogido bastantes Pteridofitas, y pues tenemos listo su estudio, creemos de utilidad publicarlo aquí, ya que la flora JDteridológica de las Pitiusas, aún más que la fanerogámica, era muy poco conocida. Los botánicos an- teriores a Barceló que visitaron las Pitiusas, conocieron muy pocas Pteridofitas de Ibiza y Formentera;MARÉsy Vigineix en su Catalo- gue raisonné des Plantes Vasculaires des lies Baleares, pá- ginas 317 y siguientes, sólo citan dos Equisetum, y aun uno de ellos con referencia a Cambessedes, a pesar de que en Ibiza herbo- rizaron no sólo en los alrededores de la capital, sino también en el interior, en el Puig d'En Serra, Santa Eulalia, las Salinas, etc., y en Tormentera, en La Mola, localidad rica en heléchos. Barceló conoció también muy poco las Pitiusas; sus referencias de plantas ebusitanas son a menudo vagas, y hasta equivocadas algunas ve- ces; sólo enumera concretamente de Ibiza, las Phyllitis Hemioni- tis y Selaginella denticulata. Pau, en una Relación de Plantas íbícencas, publicada en las Actas de la Real Sociedad Española de Historia Natural, año 1900, pág. 69, nos da el Asplenum Tri- chomanes de los pinares entre San Carlos y San Miguel. Gando- 508 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA GER, en su Voy age botanique aux Baleares, publicado en el Bul- letin de la Socíété Botanique de France, año 1900, pág. 137 y siguientes, no menciona ningún helécho de Ibiza y Formentera. En conjunto, pues, no conocíamos de Ibiza más que cinco especies, por los trabajos referidos. He aquí la lista de las que nosotros hemos herborizado; las loca- lidades que figuran en primer término se refieren a las de los ejem- plares que forman parte de las colecciones del Museo de Barcelona: POLIPODIACEAE 1. Phyllitis Hemionitis O. Kuntze; Scolopendríum Hemíonitis Lag. Garc. et Clem. Ibiza': Santa Inés, en la Cala de les Torretes, Gros, 29-V-18. Formentera: La Mola, Gros, ll-V-18. Islote del Vedrá: Gros, 19-V-18. Estas son las únicas localidades que conocemos de las Pitiusas en que se cría la Phyllitis Hemionitis, que nosotros no hemos en- contrado ni en 1918 ni en 1919. B árcelo, en la Flora de las Islas Baleares, la cita de S. Antonio. 2. Ceterach officinarum Willd.; Asplenium Ceterach L. Ibiza: Fornás, Font Quer, 24-III-18; Els Cubells, Gros, 18-V-18, Formentera: Torrent fondo de La Mola, Gros, 14-V-18. Bastante común en las islas de Ibiza y Formentera, en los mu- ros, rocas sombrías, etc. 3. Asplenum Trichomanes Linné. Ibiza: Barranco del Fornás, F. Q., 24-III-18; Torrent de les Boques, c. Els Cubells, Gros, 18-V-18. Formentera: La Mola, Gros, ll-V-18. Bastante común en las rocas sombrías y húmedas de estas islas.- 4. A. glandulosum Loisel.; A. Petrarchae DC. Ibiza: Puig d'En Serra, 400 m. alt., F. Q., 26-III-18; Els Cu- bells, Gros, 18-V-18; Puig Sirer, 400 m. alt., F. Q., 18-V-19; S. Miguel, F. Q., 50 m. alt., 19-V-19. Hasta ahora la poseemos únicamente de Ibiza, donde parece bastante rara; no la hemos visto más que de las mencionadas loca- lidades. La planta de Puig Sirer tiene los segmentos de la fronde DE HISTORIA NATURAL 509 pinnatífidos, con las pínnulas escotadas en el ápice, que dan a esta forma un hábito peculiar. 5. A. Adiantum-nigrum L. subsp. Onopterls Heufl.; A. Onopte- rís Linné. Ibiza: Fornás, F. Q., 24-111-18; Sta. Inés, en la Cala de les Tórreles, Gros, 29-V-18. " Rara en Ibiza; no la hemos visto más que de las localidades apuntadas. X (i. Adiantum capillus-Veneris Linné. Ibiza: Cala del Canaret, F. Q., 21-V-19. Formentera: Cap de Berbería, F. Q., 29-III-18; La Mola, Gros, ll-V-18. Poco común en fuentes, grutas, etc., de estas islas. 7. Cheilanthes fragrans Webb et Berth.; Polypodium fra- grans L.; Ch. odor a Sw. Ibiza: S. Juan, Gros, 24-III-18; Puig d'En Serra, F. Q., 26-III-18; Cala de S. Vicente, Gros, 8-V1-18; S. Miguel, F. Q., 19-V-19. Formentera: Torrent fondo de La Mola, Gros, 14-V-18. Bastante rara. La forma de Ibiza y Formentera presenta siem- pre el falso indusio ciliado-glanduloso; la raza C/?. Madeirensis (Lowe) Rouy, Flore de France, vol. XIV, p. 389, que lo tiene en- tero, y que, según ese autor, es la verdadera Cheilantes fragrans de los autores de la Phytographia canariensis, no la hemos visto de las Pitiusas. 8. Notholaena vellea Desv.; Acrostichiim velleum Ait.; A^. lanu- ginosa Sw. Ibiza: S. Miguel, 50 m. alt., F. Q., 19-V-19. Formentera: Torrent fondo de La Mola, Gros, 14-V-18. Rara en estas islas; sólo la conocemos de las dos localidades que acabamos de citar. 9. Grammitis leptophylla Sw.; Polypodium leptophyllum L. Gros, que conoce bien esta especie, asegura haberla herbori- zado en el Torrent fondo de La Mola, en Formentera, junto con otros heléchos; pero sólo pudo encontrar uno o dos pies, que se perdieron, por desgracia. No consignaríamos aquí esta planta si no tuviéramos la convicción de que, realmente, la herborizó allí nues- tro recolector, porque nos consta que la conoce. Tomo xix.— Diciembre, 1919. 33 510 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA 10. Polypodíum vulgare Linné subsp. serratum Christ.; P. uul- gare var. serratum Willd. Formentera: Torrent fondo de La Mola, Gros, 14-V-18. Islote del Vedrá: Gros, 19-V-18. Rara en las Pitiusas; en Ibiza se hallan en el Barranco del Fornás y en el Puig d'En Serra, ejemplares desmedrados. OPHIOGLOSSACEAE 1 1 . Ophioglossum lusitanicum Linné. Ibiza: S. Antonio, F. Q., 25-III-18. Formentera: S. Francisco, F. Q., 28-III-18. Quizá no sea rara en las Pitiusas; pero hay que aprovechar para herborizaría los primeros días de la primavera; luego, las pra- deritas de plantas anuales, donde suele vivir, se agostan por com- pleto y desaparece. Además de las dos localidades citadas se halla en el Cabo de Berbería, en Formentera. EQUISETACEAE 12. Equisetum ramosissimum Desf.; E. ramosuní Schl. Ibiza: S. Antonio, F. Q., 25-III-18; Torrente de Santa Eula- lia, F. Q., 27-III-18; Els Cubells, torrente, Gros, 17-V-18; Santa Eulalia, Gros, 2-VI-18; Pía de Vila, F. Q., 15-V-19; Torrente de Puig Sirer, F. Q., 18-V-19. Bastante común en la isla junto a las corrientes, y cerca de las huertas del llano. Mares y Vigineix la citan de S. José. SELAQINELLACEAE 13. Selaginella denticulata (Link. emend.) Koch; Lycopodium denticulatum L. Ibiza: Valí de la'Granada, F. Q., 22-III-18; Els Cubells, To- rrent de les Boques, Gros, 18-V-18. Formentera: La Mola, Torrent fondo, Gros, 14-V-18. Común en lugares sombríos y frescos de estas islas. En su Flórula de Menorca, págs. 161 y siguientes, cita Ro- dríguez Femenias diez y seis Pteridofitas; entre ellas dos Isoetá- ceas, las Isoetes velata A. Braun e /. Durieui Bory, familia hasta ahora no hallada en las Pitiusas, y además Asplenum mari- DE HISTORIA NATURAL 511 niim Linné, A. lanceolatiim Huds., Pteridium aquilinum Kuhn (sub Pteris), Equisetum máximum Lamk. (E. Telmateya Ehrh.) y E. limosum Linné, que tampoco hemos hallado en dichas islas. Este último Equisetum, sin embargo, lo cita Cambessedes in fossis Ebusi. El Asplenum marinum L., que vive en muy conta- das localidades de Menorca, no existe tampoco en Mallorca ni en todo el litoral mediterráneo español, más que en el Cabo de Creus; es curioso que, en esa localidad del norte de Cataluña, viva con él otra especie también balear y de las Pitiusas, muy abundante en los alrededores de Mahón, así como rara en la Península, la Ea- phorbia dendroides L.; algo análogo sucede con el Cneorum tri- coccum L., que en Cataluña no se ha encontrado más que en Ca- daqués, y con la Notholaena vellea Desv. No existen en Menor- ca, o no se han descubierto todavía, Asplenum glandulosum Lois., Cheilanthes fragrans Webb et Berth., Notholaena vellea Desv. y Equisetum ramosissimum Desf. Todas son de área de disper- sión muy extensa, excepto la primera, que es propia del Medite- rráneo occidental, y falta también en Córcega y Cerdeña. Barceló, en la Flora de las Baleares, págs. 520 y siguien- tes, cita de Mallorca diez y seis Pteridofitas; en el suplemento, pá- gina 592, añade tres más. El hermano Bianor, en Plantes de Ma- llorca, trabajo publicado en el Butlleti de la Institució Catalana de Historia Natural, año 1917, págs. 141 y 142-, enumera otras cuatro. En conjunto llegan a veintitrés las mallorquínas. Esta cifra, elevada respecto a la de las Pitiusas, se debe, principalmente, a la existencia en Mallorca de unos cuantos heléchos de la zona mon- tana, que no tienen estaciones adecuadas en las otras islas del ar- chipiélago. Las doce especies que no existen en Ibiza y Formen- tera son: Cystopteris fragilis (L.) Bernh., Dryopteris rigida (Hoff.) Underw., var. australis (Ten.) Briquet, D. aculeata (L.) O. Kuntze, Blechnum Spicant (L.) With., Phyllitis Scolopen- drium (L.) Newm., Asplenum fontanum (L.) Bernh., A. majo- ricum Lit., A. Ruta-muraria Linné, Pteridium aquilinum (L.) Kuhn, Equisetum máximum Lamk., E. arvense Linné, E. limo- sum Linné; además, en los montes de Mallorca, parece que existe el Polypodium vulgare L. subsp. vulgare Schinz. et Keller. No se han encontrado en Mallorca la Notholaena vellea y el Ophio- glossum lusitanicum; la primera, hasta hoy, no se conoce más que de Ibiza y Tormentera; la segunda es común a Menorca y las Pitiusas. El número total de Pteridofitas de las Baleares y Pitiusas llega hasta el presente a veintinueve. 512 boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Sección biblíográfícd . Geología. Ariza (Rafael): Estudio de yacimientos de lignito en la provincia de Cuenca. — «Boletín Oficial de Minas y Metalurgia >. Año III (1919), número 29, págs. 1-7. En este trabajo se amplían estudios hechos anteriormente en los términos de Ufia y limítrofes (Cuenca), según los cuales resulta que las calizas cretácicas llevan intercalados lechos de lignito cuyo espesor oscila entre 80 y 30 centímetros, de gran extensión y buena calidad.— L. F. Navarro. Hernanz (Luis): Estudio de criaderos metalíferos de la zona de Rodalquilar (Almería).— «Boletín Oficial de Minas y Metalurgia». Año III (1919), número 29, págs. 9-29. Este trabajo se refiere a los filones de cuarzo aurífero y cuprí- fero de Rodalquilar, que son minuciosamente descritos, dándose opiniones acerca de su génesis probable y de su porvenir indus- trial.—L. F. Navarro. Rodríguez y López-Neyra (Carlos): Método práctico para la determinación de los minerales.— N[anua\es Romo. Ma- drid, 1919 (256 páginas en 8.", 5 pesetas). Este libro, dedicado a principiantes, consta de uña introducción en que se exponen los ensayos pirognósticos e hidrognósticos más usuales y algunas nociones de Química general. Sigue una clave general hecha a base de las conocidas tablas de Kobell y Penfield. Termina con un índice alfabético de los minerales mencionados. No habiendo ningún manual moderno español de determinación de minerales, este librito, redactado con sencillez y claridad reco- mendables, es sin duda muy útil. Para el caso de una segunda edición, nos permitimos aconsejar al autor la intercalación de algu- nas figuras explicativas, así como indicar algo sobre reacciones co- loreadas y microquímicas, tan útiles en muchos casos y tan genera- lizadas actualmente.— L. F. Navarro. Fallot (Paul): Au sujet de Váge des phénoménes de char- riage de la chaine hétique (1). — «C. R. Somm. des S. de la So- (1) En realidad, pénibétique . DE HISTORIA NATURAL 513 ciété Qéol. de France», número 16, pág. 168 (Diciembre de 1918). Parece verosímil que la edad de los fenómenos de recubri- miento de Ibiza y Mallorca pueda fijarse entre el Helveciense y el Tortoniense, como lo ha precisado Gentil para el oeste de Andalu- cía.—L. F. Navarro. Zoología. Peverimhoff (P. de): Description d'un nouvel «Oxypoda» (Col. Staphylinidae) de Catalogue. (Butll. Inst. Cat. Hist. Nat., Any II, núm. 5, págs. 95-96. Maig, 1919).— Llamado Ox. Zariquieyi, ha sido hallado en varios puntos de Cataluña por el doctor R. Za- riquiey. A la descripción sigue un cuadro para distinguir la nueva especie de sus afines.— J. M.^ Dusmet. Raymundo (Dr. Benedicto): Dos Lepidópteros novos do Brasil (Bol. Soc. Entom. de España, T. II, núm. 7, págs. 159-160, lám. I. Octubre de 1919).— Son Xyleutes Paineirae, n. sp., y Castnia uruguayana Badariottii, f." nov.— J. M.** Dusmet. Obenberger (Dr. Jan): Sieben neue paláarktische Bupres- tiden (Coleopterologische Rundschau, núm. ^/,;, p. 38-40. Wien. 1917).— El número 3 es Anthaxia millefolii ab. Phryne, n. Patria: España, sin indicar colector, sino solamente que está en la colec- ción del autor.— J. M.'' Dusmet. Obenberger (Dr. Jan): Studien über paláarktische Bupres- tiden, II Teil. (Wien. Entom. Zeit. XXXVI, Jahrg. H. VI-VIII, p. 209-218. Wien, 1917).— El número 86 es Agrilus derasofascia- tus ab. loeticolor, n. Figura en la colección del autor procedente de Tánger (Marruecos) y del Monte Amanus (Siria), donde la halló Martínez Escalera en 1902.— J. M.'' Dusmet. Obenberger (Dr. Jan): Revisión der palaarktischen Tra- chydinen (Arch. für Naturgeschichte, 82 Jahrg. Abt. A. 11 Heft, p. 1-74. Berlín, 1916). —'El número 28 es Trachys perparva, n. sp. de Tánger (Marruecos), siendo próxima a scrobiculata, Mar- seuli, etc. El número 32 es Tr. dichroa, n. (con fig. 27). No indica localidad, pero sí para la var. tangerica, n., de Tánger. El número 39 es Tr. indigoptera, n. sp., próxima a troglodytes, y cazada en Villa Carillo (España), que probablemente será Villaca- rrillo. Además cita otras especies de España ya conocidas.— J. M.'^ Dusmet. Obenberger (Dr. Jan): Holarktische Anthaxien. Beitrag zu 514 boletín de la REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA einer Monographie der Gattung (Arch. für Naturgeschichte, 82 Jahrg. Abt. A. 8 Heft, páginas 1-188; una lámina y 55 figuras. Ber- lín, 1917).— Este importante trabajo estudia todas las Anthaxia de la región holártica, que divide en 26 grupos, comprendiendo 179 especies. Después de unas consideraciones generales, lleva claves de determinación; se ocupa de la distribución geográfica, y describe todas las especies, terminando con varios apéndices, en que trata de otras siete de dicha región y de muchas de otras zo- nas. De España hay gran número citadas, con sus localidades. No hay en este trabajo especies nuevas, pues muchas, que son del autor, han sido descritas anteriormente en diversas publicaciones. — J. M." DUSMET. Clermont (J.): Description de la femelle de Cebrio carbo- narius Chevr. (Bull. S. Ent. France. Paris, 1919, núm. 12, p. 210- 211).— Fué encontrada esta nueva ^ , a\a vez que ejemplares cf , por los Sres. F. y E. Moro der, en Valencia y en Burjasot. — J. M.^ DUSMET. Bolívar (Ign.): Diagnoses d'Orthoptéres noiweaux de VAfrique tropicale (Bull. S. Ent. France, 1919, núm. 13, p. 241- 243).— Son cuatro especies de Fásmidos o Locústidos, que se ha- llan en la colección de M. de Rothschild.— J. M.^ Dusmet. Pie (Maurice): Mélanges exotico-entomologiques (Fase. 1-30, Moulins, 1911-1919).— Aunque no se refiera a nada de nues- ' tra Península, creo útil señalar a nuestros coleopterólogos la exis- tencia en la Biblioteca de la R. Soc. Esp. de H. Nat. de estos im- . portantes trabajos, en que están descritas próximamente unas 1.600 especies o variedades nuevas de coleópteros. — ^J. M.^ Dusmet. Silva Tavares, S. J. (Prof. J.): Especies novas de Cynipi- des e Cecidomyas da Península Ibérica e descripgao de algu- mas já conhecidas, 2.^ serie (Broteria, Ser. Zoológica, Vol. XVII, Fase. 1-3, págs. 5-101, láms. I-VII. Braga, 1919).— Son nuevos: el gen. Salsolomyia, con la especie 5, parva, procedente de ceci- dias de la Stefaniola salsolae, halladas en Zaragoza por el P. Na- vas; el gen, Dictyoniyia, con la especie D. Navasina, hallada la cecidia en Santolina Chamaecyparissus L., en Zaragoza (P. Na- vas !); el gen. Navasia, con su especie N. santolinae, de la mis- ma planta y procedencia; la Geocrypta hypericina, n. sp., sobre Hypericum pulchrum L., en Redondela y Salcedo (Pontevedra) (Tavares !); Perrisia cucubalina, n. sp., sobre Cuciibalus bacci- DE HISTORIA NATURAL 515 ferL., de Tuy; P. t'licis, n. sp., sobre Quercus ilex, de Sobral do Campo (Beira Baixa); P. squamosa, n. sp., en varios Quercus, en Carballino (Orense); Atylodiplosis rumicina, n. sp., en Rumex Acetosella L., de Pontevedra; Coprodiplosis quercus, n. sp., en (5«era/5/7e¿/í//?CM/a/rt Erh., de Pontevedra; C. hyperici, n. sp., parásita de Geocrypta hi/pericinae Tav.; C. Marini, n. sp., pa- rásita de Contarinia scoparii Rbs., sobre Adenocarpus interme- dius D. C, hallada por Julius Marinho en Túy; Trisopsis hype- rici, n. sp., comensal de Geocrypta hypericinae, en Redondela (Pontevedra). Como Apéndice, sustituye el nombre Navasiella al de Nava- sia, ya empleado, y describe cuatro nuevas cecidias de Salsola vermiculaíaL., halladas en Zaragoza (P. Navas).— J. M.^ Dus- MET. Rathbun (Mary J.): The Grapsoid Crabs of America (Smiths. Inst. United States National Museum).— Bulletin 97, 1918. Este trabajo es el primer volumen de una serie de cuatro en que se estudiarán los crustáceos de América. En la presente monografía se hace un estudio completo de todos los Catometopos, sirviendo de base la colección del Museo Nacio- nal de los Estados Unidos, y dividiéndolos en seis familias: Gone- placidae, Pinnotheridae, Cymopoliidae, Grapsidae, Gecarci- nídae y Ocypodidae. Hace una recopilación de todos los géneros y especies citadas de América, mostrando la semejanza entre ciertas especies del At- lántico y el Pacífico; describe como género nuevo el Tetragrapsus, y como especies nuevas siete del género Pínnotheres, nueve del Pinnixa, tres del Parapinnixa, tres del Díssodactylus, una del Fabía, una del Cymopolia y, por último, una del Sesarma (Ho- lometopus). Emplea un número muy grande de claves para llegar con una rapidez extraordinaria a la determinación de géneros y especies. De todas las especies hace un estudio completo, describiéndolas con suma perfección, y dando, por lo menos, un dibujo de ellas. De la importancia de la obra da idea el que cita más de 237 es- pecies, de las cuales 25 son nuevas para la ciencia, con 172 figuras intercaladas en el texto y 162 láminas. -M. Ferrer y Galdiano. ÍNDICE ALFABÉTICO DE LOS GÉNEROS Y ESPECIES MENCIONADOS O DESCRITOS EN EL TOMO XIX DEL «BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL» (1) Abe/as, 438. Acacia, 102. Acalles carinicollis, 188. Acanthoscelides Lallemanti, 187. Acero, 173. Acmaeodera Oertzeni, 184. - virgulata, 184. Acrolocha sulculus, 180. Acrostichum velleum, 509. Acrotrichis grandicollis, 181. - fascicularis, 181. Actinota, 171, 173, 175. Acupalpus dorsalis, 179. Achatina, 462. Achenium nigriventre, 180. Adalia bipunctata, 183. Adelfas, 438. Adenocarpus intermedius, 515. Adiantum capillus-Veneris, 509. Adonia variegata, 183. Agabus brunneus, 180. - conspersus, 180. Agapanthia cardiii, 291. - villosoviridescens, 186. Agathidium seminulum, 181. Agonum viridicupreum, 179. Agrilus derasofasciatus, 513. Agrilus hemiphanes, 184. - roscidus, 184. - viridis, 184. Agrietes brevis, 184. - modestus, 184. Agrostis stolonifera, 95. - verticillata, 95. Aira caryophyllea, 272. - Cupaniana, 272. - uniaristata, 272. Airaphilus geminus, 182. Ajo, 57. Akis discoidea, 291. Albita, 172, 175, 176, 205. Alectoris barbara, 438. Aleochara bilineata, 180. - brevipennis, 180. - diversa, 180. - Milleri, 180. Algiroides Hidalgoi, 90. Alimoches, 433. Almendro, 458. Alosa sardina, 327. Alsine procutnbens, 93. Aluminio, 330. Alyssum maritimum, 270. Allium cepa, 150. (1) Un asterisco * indica que el género o especie a que precede está descrito en este tomo, y dos asteriscos *'- que se describe por primera vez. Sólo figuran en el índice las variedades nuevas. Los nombres vulgares van de cursiva. 518 boletín de la real sociedad española Allium polyanthum, 95. Alloposus, 308. - mollis, 309. Amalus haemorrhous, 188. Amara cursitans, 179. Amianto, 291. Amonites, 286. Amphimallus pygialis, 290, 2f)l. Anacyclus radiatus, 95. Anagyris foetida, 270. Anaspis brunnipes, 185. - Homi, 185. - quadrimaculata, 185. - trifasciata, 185. Anchitherium aurelianense, 279. Andalucita, 176. Andesina, 205, 206, 208, 210, 211. Andesina-labrador, 205, 206, 207, 208, 210, 2lí. Andesita, 85, 281. - augitica, 302, 351. Anfibol, 170, 171, 173, 174, 175, 176, 177, 208, 300, 351, 394. Anfiboles, 205, 484. Anfibolita, 170. 173, 177, 178. - plagioclásica, 174, 177. Anguila, 327. Anguilla vulgaris, 326. Anisoplia remota, 182. Anobiutn confusum, 185. Anómala oblonga, 182. Anoncodes fulvicollis, 185. Anopheles, 449, 452, 453. Anortita, 173, 205. Anortosa, 138. Anthaxia miJiefolü. 513. Aiitliicus humilis, ltS5. - opaculus, 185. - 4-maculatus, 185. Anthrenus sordidulus, 184. - verbasci, 184. Antílope boodon, 294. Antirrliinum Barrelicri, 95. - litigiosum, 95. - tortuosum, 95. Antofilita, 171. Antrocharidius orcinus, 460. Apatito, 172, 173, 174, 206, 389, 391 , 393. Aphaenogaster hesperia, 245. - testaceo - piloSa, 245. - (Attomyrma), 245. - - paluda V. Dulcinea, 245. - - subterránea, 245. Aphis mal!, 88, Aphodius constans, 182. - granarius, 182. - montanus, 182. - plagiatus, 182. - quadriguttatus, 182. - Schlumbergeri, 182. Apion armatum, 188. - brunnipes, 188. - burdigalense, 318. - compactum, 317. - fulvirostre, 188. - genistae, 317. - ilvense, 188. - Laufferi, 317. - ochropus, 188. - reflexum, 188. - scalptum, 188. - violaceum, 188. - (Exapion) ** valentinum, 316. Apium nodiflorum, 449. Apoderus coryli, 188. Apomatus, 447, 448. Aptichus, 286. - Beicheri, 286, 287. - punctatus, 286, 287. Aragonito, 113, 114, 257, 305, 30(i, 403, 420. Aragonitos, 114, 350, 352. Arcillas, 58, 281, 305. Archaeozonites Clioffati, 58. Arenicola ecaudata, 426. Arenisca cuarcífera, 297. Areniscas, 163, 492. Argonauta, 308. Arwidssonia zetlandica, 426. Asaphidion festivum, 486. Asbesto, 291,292,293. Ascalaphus Cunii, 88. DE HISTORIA NATURAL 519 Ascochyta Boltshauseri, U)l, 192, 193, 196. - Phaseolorum, 193. - Pisi, 189, 190, 191, 192, 193, 194, 195, 196. Ascochytella, 193. Ascophora, 340. Asplenium Ceterach, 508. Asplenuin Adiantum-nigrum, 509. - fontanum, 511. - glandulosum, 508, 511. - lanceolatum, 511. - majoricum, 511. - marinum, 511. - Onopteris, 509. - Ruta-muraria, 511. - Trichomanes, 507, 508. Astenus bimaculatus, 180. Asteriscus spinosus, 95, 434. Atheta cavifrons, 180. - euryptera, 180. - nigricornis, 180. - parens, 180. - sordidula, 180. - testaceipes, 180. - trinotata, 180. Athetis ibérica, 167. Athous Chamboveti, 184. - olbiensis, 184. Atomaria mesomelaena, 182. - nigriventris, 182. - umbrina, 182. - unifasciata, 182. Atriplex portulacoides, 93. Attax, 432. Atyladiplosis rumicina, 515. Augita, 205, 206, 208, 210, 211, 386, 388, 389. - titanada, 389. Aurelia aurita, 425. Avellinia Michelii, 273. Avicula heteroptera, 164. Axinita, 484. Azufre, 278, 281, 287, 465, 484. Badister peltatus, 179. Bagous biimpressus, 188. - diglyptus, 188. Bagous lutulosus, 188. - Mulsanti, 188. - Revelierei, 188. Balistes capriscus, 326. Baptolinus piiicornis, 180. Baris cuprirostris, 188. Baritina, 257, 457.' Basalto, 58, 82, 85, 300. Basaltos, 304. Bastita, 393. Bathysciella, 131, 134. Bathysciinae, 129. Bathysciola, 427. - ovata, 427. - schiodtei, 427. - zariquieyi, 427. Bauxita, 128. Bauxitas, 481, 482. Belascaris mistax, 501. Belemnites, 286. - canaliculatus, 286. Belemnites semisulcatus, 286. Bembidion Andreae, 290. Berilo, 484. Bilharzia haematobia, 442. Biotita, 138, 177, 205, 206, 2Ó8, 210, 386, 389, 390. Biradiolites lumbricalis, 296. Biscutella lyrata, 93. Bismutita, 287. Bismuto nativo, 257, 287. Bitownita, 205. - anortita, 206, 207, 210,211. Blechnum Spicant, 511. Blenda, 457. Borrago officinalis, 95. Bowlingita, 300, 484. Brachygiuta carthagenica, 290,455. - Helferi, 455. - Schüppeli, 455. Brachypodium distachyum, 273, Brachypterus velatus, 182. Brama rayii, 291. Branchiomaldane vincenti, 426. Brechas, 85. Briza máxima, 95. Bromus villosus, 273. 520 boletín de la real sociedad española Broncita, 205, 206, 208, 210, 211. Bruchidius dispar, 187. - nanus, 187. Biedius dissimiiis, 180. - opacus, 180. Bryaxis longicornis, 455. Bufo vulgaris, 2£i3. Byctiscus betulae, 188. Byrrhus pilula, 184. Bythinus dichrous, 455. Caballos, 287, 288, 435. Caccobius Schreberi, 182. Calamina, 484. Calcita, 82, 83, 205, 206, 261 , 262, 265, 266, 386, 390, 404. Caléndula aegyptiaca, 434. - arvensis, Q5, 434. Caliches, 85. Caliza, 296. Calizas, 58, 82, 120,163,281,286,287 - jurásicas, 305. - magnesianas, 280. - margosas, 114. Calycotome spinosa, 270. Camello, 438. Campánula dichotoma, 95. Camponotus (Myrmoturba) macu- latus, 247. Camponotus (Orthonotomyrmex) lateralis, 247. - - Sicheli, 248. ■ Canario, 400. Cancellaria, 126. Cantanyola, 291 . Cantharis fusca, 184. - iivida, 184. Caolín, 205, 492. Carabus, 459. Caracol, 230. Carduelis carduelis africanus, 438. Carex, 450. - distachya, 272. - divisa, 95. - glauca, 272. - Halleriana, 272. - longiseta, 272. Carneros, 438. Carpophilus hemipterus, 182. Carrichtera annua, 270, 273. Carthamus coeruleus, 95. Cartodere Argus, 183. - filiformis, 183. Carybdea marsupialis, 425. * Casnonia olivieri, 77, 178. • Castaño, 332. Castnia uruguayana, 515. Cataglyphis albicans, 246. - viaticus, 246. Cataphronetis confluens, 291. Catapodium loliaceum, 273. Cathormiocerus, 166. Catipna, 258. Cebolla, 149. Cellaria, 116. Cellepora avicularis, 346. ' - Costazzia, 204. - eatonensis, 344. - pumicosa, 203. - ramulosa, 344. - verruculata, 342. Centaurea involucrata, 434. - pullata, 95. Centranthus Calcitrapa, 95. Ceolitas, 484, Cerastium siculum, 269, 273. Ceratium, 458, 459. Cercospora circumscissa, 458. Cercyon Moroderi, 338. - pygmaeus, 181. - subsulcatus, 181. Cerinthe zanensis, 94. Ceromya excéntrica, 83. Cervus, 83, 165, 462. Ceteracli officinarum, 508. Cetonia aurata, 182. - carthami, 182. Ceuthorrhynchus arquatus, 188. - atomus, 188. - carinatus, 188. - contractus, 188. - erysimi, 188. - fulvitarsis, 188. - hirtulus, 188. - italicus, 188. DE HISTORIA NATURAL 521 Ceuthorrhynchus sulcatus, 188. - tibialis, 188. - timidus, 188. - T- álbum, 188. Ceuthosphodrus, 153. - ledereri, 153, 154, 155. - ** levantinus, 153. - navaricus, 153, 154, 155, 156. - peleus, 156. - prolixus, 156. Cicer, 190, 191. - arietinum, 72, 150. Cicindela campestris, 267. - germánica, 268. - lunulata, 290. - maura, 290. - paludosa, 268. Ciclopora pumicosa, 203. Cigüeñas, 433. Cillenus lateralis, 76, 178. Cistus albidus, 93. - crispus, 94, - salviifolius V. Pandoanus, 94. Cladophora, 450. Cladosporium, 194. - pisi, 195. Clambus punctulum, 181. Clasterosporium, 458. - amygdalacearum, 458. - carpophilum, 458. Cierna nerifolia, 248. Clinozoisita, 386, 389, 390. Cliona celata, 197. Clitostethus arcuatus, 183. Clorita, 138, 205, 386, 388, 389,390. Clytra laeviuscula, 186. Clytus lama, 186. Cneorum tricoccum, 511. Cobre, 464, 465, 484. Coccidula rufa, 183. Coccinelia 11-punctata, 183. - 10-punctata, 183. - 14-pustulata, 183. - lyncea, 183. Coccotrypes dactyliperda, 107. Coelambus impressopunctatus, 180. Coeliastes lamii, 188. Cogujada, 438. Cogujadas, 433. Colon denticulatum, 181. Coluzella, 258. Colletotrichum Lindemuthianum, 196. Comatibis eremita, 433. Congerias, 127. Coniocleonus crinipes, 187. - tabidus, 187. Coniothyrium Fragosoi, 332. - Lampsanae, 332. Contarinia scoparii, 515. Convolvulus tricolor, 94. Coprodiplosis quercus, 515. - hyperici, 515. - Marini, 515. Cordierita, 176, 177, 484. Coricus rostratus, 291. Corimalia pallidus, 188. - tamarisci, 188. - 4-virgatus, 188. Coronelía, 496. Coronopus procumbens, 93. Coryneum Beijerinckii, 458. Costazzia, 204. - Boryi, 204. Cotgero, 291 . Cotyledon umbilicus, 271. Cotylorhyza tuberculata, 425. Crematogaster auberti, 244. - Nouallieri, 248. - scutellaris, 244. - (Orthocrema) sordidula, 244. Cribrilina, 340. - Gattyíe, 341. Crioceris asparagi, 186. - macilenta, 186. - paracentesis, 186. Crisocola, 484. Cristal de roca, 285. Cryphalus (Stephanoderes) aspe- ricolle, 106. Cryphalus sp.? prope piceae, 106. Cryptamorpha Desjardinsi, 182, 486. 522 BOLETÍN DE LA REAL SOCiEDAD ESPAÑOLA Cryptocephalus bipunctatus, 186. - crassus, 186. - globicollis, 186. - Mayeti, 186. - rugicollis, 186. - sericeus, 186. Cryptocystis trichodectes, 495. Crypturgus numidicus, 106. Ctenocephalus canis, 495. Cuarcita, 213. Cuarcitas, 297. * Cuarzo, 83, 114, 138, 171, 172, 173, 174, 177, 205, 206, 207, 208, 209, 210, 211, 257, 266, 281, 306, 307, 390, 457, 512. Cucubalus baccifer, 515. Cuervos, 433. Culex, 449,450, 451, 454. Cutandia glomerata, 273. - marítima, 273. Cybister tripunctatus, 290. Cybocephalus politus, 182. Cyclostoma, 462. Cymindis Heydeni, 179. Cymopoiia, 515. Cynoglossum creticum, 95. Cyperus distachyos, 272. Cyphon hydrocyphonoides, 184. - ochraceus, 184. - siculus, 184. - variabilis, 184. ■ Cysticercoide, 496, 497. - dipylidii Chyzerii, 497. - - trinchesei?, 502. Cysticercus acanthotetra, 495, 500, 502, 503, 504. - ascalobotidis, 496, 497. - dithyridium, 496. - megabotlirius, 496. - rostratus, 495. Cystopteris fragilis, 51 1 . Cytospora Arundinis, 332. Chaetocnema chiorophana, 187. Chalcoides áurea, 187. Chara, 450,453, 454. Chara foetida, 449. Cheilanthes fragrans, 509. Cheilanthes Madeirensis, 509. Chelifer disjunctus, 164. Chenopodium opulifolium, 269, 273. Chiloneurus, 474. Chitona suturalis, 291. Chlora grandiflora, 95. - perfoliata, 95. - serótina, 271. Chloroperla breviata, 167. - mariana, 168. Chrysanthemum coronarium, 95. - viscosum, 95. Chrysanthia viridis, 185. Chrysaora hysoscella, 425. Chrysochloa alpestris, 187. Chrysomela bicolor, 187. - cerealis, 187. - cruentata, 187. - fuliginosa, 187. - lepida. 187. - marginata, 187. - varians, 187. Chrysopa f lavif rons, 167. - formosa, 168. - granatensis, 167, 168. - prasina, 168. - tenella, 167, 168. - 7 - punctata, 168. - vulgaris, 167, 168. Dacita, 281. Dactylis glomerata, 95, 273. Damurita, 392, 393. Daptus vittatus, 179. Daucus grandiflorus, 94. Delesita, 390. Demetrias atricapillus, 179. Dermestes bicolor, 183. Deronectes leriszi, 290. Derthisa trimacula, 166. Desmazeria baleárica, 273. Diabasa, 302. Diabasas, 85, 115,385. Dialaga, 205, 208, 210, 211, 392. Diaschiza, 258. Dibolia cynoglossi, 187. - paludina, 187. DE HISTORIA NATURAL 523 Dibülia Pelletí, 187. Dictyomyia, 514. - Návasina, 514. Dichillus carinatus, 185. Dichirotrichus obsoletus, 290. Dichoglottis, 493. Didymogaster sylvatica, 499. Dinocharis, 258. Diorita, 178, 492. - metamórfica, 172. Dioritas anfibóiicas, 20tí. - básicas, 208. - micáceas, 206, 207. Dipiro, 390. Diplodina cataiaunica, 332. Dipiotaxis tenuifolia, 269. Dipylidiurn, 426. - caninum, 426, 494, 495, 504. - Chyzeri, 426, 498,500, 501,502. - Diamare, 497. - echinorhynchoides, 495. - Orleyi, 426. - Pasqualei, 426. - Trinchesei, 426, 495, 503. Discopora verrucosa, 202. Dissodactylus, 515. Distena, 484. Dithyridium Lacertae, 496. Ditrupa, 448. Dodecaceria concharum, 328. Dolomía, 287. Donada bicolora, 186. - marginata, 186. - simplex, 186. Donatia lyncurium, 197. Dorcadion andianum, 336. - fuiiginator, 186, 336. - molitor, 186. Dromius nigriventris, 179. Drosera. 147. Dryocoetes autographus, 107. - coryii, 107. - villosus, 107. Dryophilus pusillus, 185. Dryops, 79, 486. ■ - algiricus, 486. - Ernesti, 486. Dryops. griseus, 486. - intermedius, 486. - luridus, 486. - subincanus, 486. - viennensis, 486. Dryopteris aculeata, 511. - rígida, 511. Drypta distincta, 178, 179. Dyschirius numidicus, 290. Dytiscus circumflexus, 180. - dimidiatus, 180. Eccoptogaster amígdali, 107. - carpini, 107. - multistriatus, 107. - penicillatus, 108. - pygmaeus, 108. - Ratzeburgi, 107. - rugulosus, 107. - scolytus, 107. Echinococcus, 499. Echium creticum, 434. - plantagineum, 95. Elaphis, 496. Electra, 200. - catenularia, 201. - monostachys, 200, 340. - pilosa, 200. Eledona hellenica, 186. Eledone, 380. Elephantulus, 442. Eiephas, 294. - antiquus, 295, 420. - meridionalis, 420. - primigenius, 420. Eliomys lusitanicus, 336. Embia Fuentei, 168. Enoptostomus Doderoi, 181. Enstatita, 205. Entomoscelís adonis, 186. Entyloma Eryngii-trí cuspidati 430. Epidiorita, 173. Epidota, 205, 206, 386, 387, 388, 389, 390. Epilachna Argus, 183. Epilobium tingitanum, 94. Epixenus, 406. 524 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Epixenus Biroi, 407. Epuraea fuscicoUis, 182. Equisetum, 507. - arvense, 51 1 . - limosum,511. - máximum, 511. - ramosissimum, 510, 511. - ramosum, 510. - Telmateya, 511. Eremotes strangulatus, 188. Erica carnea, 331. Erma, 168. - abdita, 168. Ernobius pruinosus, 185. Erynnis comma, 166. Erythraea Centaurium, 95. - ramosissima, 95. - tenuiflora, 95, 271,273. Euconus hirticoilis, 456. - intrusus, 456. - Wetterhalli, 456. . Euphorbia canariensis, 248. - dendroides, 511. - exigua, 93. - Peplus, 269. - pubescens, 269. Eupiectus sanguineus, 181. Euryspeonomus, 135. Euspio multiocuiata, 426. Euspongia irregularis, 197, 199. Eutrichomastix lacertae, 86, 256. Euxoa alphonsina, 166. - mendelis, 166. - villiersi, 166. Exochomus nigromacülatus, 183. Pabia, 515. Falagria longipes, 180. Pedia cornucopiae, 95. Peldespato, 171, 172, 173, 175, 17t), 177, 138, 205, 208, 386, 389, 392. Peldespatos, 206, 300, 484. Figulina, 340. Filigrana, 447, 448. Fintas quiastolíticas, 177. Flamencos, 442. Fluorita, 82. Fonolitas, a5, 2Í)Í), 3(U. Fórmica pratensis, 246. - rufa, 246. - truncorum v. frontalis, 246. - (Raptoformica) sanguinea, 247. - (Serviformica) cinérea, 247. - - fusca, 247. - - subrufa, 247. Fosforita, 463. Fumaria agraria, 93. - capreolata, 434. - fiabellata, 269. - muralis, 269. - officinalis, 270. - parviflora, 270, 273. Fusicoccum Amygdali, 458. Gabros, 206, 208. Galena, 82, 257. - granulada, 291. Galerida, 433. Gamo, 120. Garbanzo, 149, 189, 191. Qedrita, 171. Genista scorpius, 317. Qeocrypta hypericinae, 515, 515. Geotrypes vernalis, 182. Geranium molle, 94. Giobertita, 280. Gladiolus communis, 271, 273. Glauberita, 264, 265, 266, 399, 401, 402. Gloeosporium amygdalinum, 458. Glomeris limbatus, 499. Gnathoncus rotundatus, 181. Qobius balearicus, 428. Grafito, 463. Grammitis leptophyUa, 509. Granates, 484. Granitos, 137, 206, 207, 208. Graphosoma ,semipunctatum, 166. Grülingita, 287. Guisante, 149, l(i3, 189. 171. Guisantes, 194. Gypsophila, 493. - *'^ Ceballosi, 493. - muralis, 493. Gyrinus bicolor, 180. Gyrophaena affinis, 180. DE HISTORIA NATURAl- 525 Haba, 149. Haliotis tubifera, 1(>4. Haltica carduorum, 187. Halloysita, 85. Haploembia Laufferi, 1(38. Harpaius atratus, 179. - fuscipalpis, 179. - pigrnaeus, 179. Has nía, 438. Helicosiphon, 448. Helicus substriatus, 184. Heliotauriis ruficollis, 291. Heliotropium supinum, 271 . Helix, 58, 230, 462, 4G3. - Alhambrae, 493. ■ - Alonensis, 462. - láctea, 463. - mazerani, 58. Helodea canadensis, 449. Helophorus brevipalpis, 181. - dorsalis, 181. Helops quisquilius, 186. Heterustomus pulicarius, 182. Hieracium, 458. Hierro, 422, 493. Higueras, 438. Himantolophus groenlandicus, 428. Hiperstena, 206, 210, 211. Hipparion, 294. Hippocampus brevirostris, 325. - guttulatus, 325. Hippopotamus antiquiis, 420. Hippospongia dura, 199. - irregularis, 197. - laxa, 199. Hippurites, 295 - cornuvaccinum, 296 - (Orbignya) bioculatus, 295. Hircinia pipetta, 197, 199. - variabilis, 197, 199. Hirudo, 313. Hispella atra, 187. Hoioparamecus cauiarum, 183. Homaeocoris, 166. Hoplites microchantus, 287. Horblenda, 172, 173, 205, 206, 210, 211, 393. Tomo xix.- Diciembre, 1919. Hordeum vulgare, 67, 72. Humita, 4S4. Hyalopomatus, 448. Hydrochus angustatus. 181. Hydroidesnorvegica, 431 , 445, 446. Hydroporus tessellatus, 290. Hylastes ater, 103. - attenuatus, 103. - linearis, 103. Hylesinus crenatus, 104. - fraxini, 104. Hylotrupes bajulus, 186. Hylurgops pailiatiis, 103. Hylurgus ligniperda, 103. - Mickiitzi, 103. Hyoena striata, 420. Hyoenarctos, 294. Hypericum perfoliatum, 94. - pulchrum, 514. Hypnomys, 336. - mahonensis, 336. - morpheus, 336. Hypoborus ficus, 105. Hypophloeus bicolor, 186. Icosium tomentosum, 186. Idocrasa, 484. Ilmenita, 172, 174, 338, 393. Ips acuminatus, 106. - cufvidens, 106. - erosus, 103. - Jaricis, 108. - proximus, 106. - sexdentatus, 106. - suturalis, 106. - typographus, 106. Iris germánica, 72. - Sisyrinchium, 95. Ischnura Graellsi, v. ociilata, 167. Isoetes, 331. - Durieui, 510. - velata, 510. Isoperla Batnolai, 167. Jabalí, 440. Joseíta, 287. Josephella, 447, 448. - Marenzelleri, 447, 448. Judia, 193. 34 526 boletín de la real sociedad española adías, 191 . Juncus acutus, 271. - bufonius, 271 . - littoralis, 271. - Sorrentini, 271. - Tommassini, 271. Juniperus turbinata, 269. Kaolinita, 83. Kisophagus hederae, 105. Kubba, 438. Labidostomis tridentata, 186. Labrador, 172, 176, 186, 205, 206, 210, 211,389. Labrador-bitownita, 210, 211. Labradorita, 300 Labradoritas, 85. Labrus rois^alis, 291 . Lacerta agilis, 59, 62, 49o. - muralis, 90, 86 - ocellata, 59, 62, 64. - Schreiberi, 62. - viridis, 59, 60, 62, 64, 65, 86. Laemophloeus minutus, 182. - Perrisi, 182. Laemosthenus (Ceuthosphodrus) ** levantinus, 153, 154, 155, 156, 157. Lanius, 438. - algeriensis, 438. Laria affinis, 187. - loti, 187. - viciae, 187. Larinus cynarae, 187. Lasius niger, 246. - (Dendrolasius) fuliginosus, 246. Lateritas, 302. Lathyrus Aphaca, 94. - Clymenum, 94. - Ochrus, 94. Laverania, 121 . Leachia cyclura, 308. Lebia cyanocephala, 179. Lema melanopus, 186. Lemna, 449. - minor, 449. Lentiscos, 435. Lepidium Draba, 270. Leptacinus parumpunctatus, 180, Leptothorax ** canescens, 407. - ** Cervantesi, 242. - ** eiongatus, 247. - flavispinus, 248. - ** Fuentei, 243. - hesperius, 247. - Laurae, 407. - Risii, 248. Leptothorax (Temnothorax) '^ mor- dax, 242. Leptura bifasciata, 186. - pubescens, 186. Leuzea conifera, 271, 273. Licinopsis Bucheti, 166. Licinus granulatus, 290. Lignito, 83, 278,421,512. Lignitos, 457. Limnastis galilaeus, 179. Limonita, 83, 170, 257, 287. 305. Linaria tenella, 331. Linum angustifolium, 94. - structum, 94. Liodes badia, 191. - brunnea, 181. - dubia, 181. -■ flavicornis, 181. - similata, 181. Liparis dispar, 167 Liparthrum, sp. pr. mori, 105. Lirio, 72. Listriodon splendens, 279. Litodactylus leucogaster, 188. Livonia pica, 165. Lixus trivittatus, 188. Loligo, 307. 308, 315. - vulgaris, 312. Longitarsus corinthius, 187. - echii, 187. - graciiis, 187. - parvulus, 187. - succineus, 187. Lophodermium Pinastri, 332. Lotus angustissimus, 270, 27L - créticas, 271. - fallax, 270. DE HISTORIA NATURAL 527 Lotus hispidus, 21 1 , 270. - ornithopodioides, 94. Liicernaria campanulata, 425. Lumbricus, 313, 499. Lupinus hirsutus, 94. Lycopodium, 331. - denticulatum, 510. Lyponyssus saurarum, 86. Lythrum flexuosum, 94. Macacus, 420. Maclas, 114, 140, 141. Macrobiotus, 290. Mncroienes biniaculata, 186. Macrosporium, 194. - commune, 195. Machairodus, 420. Magdalis exarata, 188 Magnetita, 138, 171, 172, 173, 174, 175, 176, 177, 205, 206, 352, 386, 389, 393. Malaquita, 484. Malcolmia maritima, 270. Mantura chrysanthemi, 187. Marga, 265. Margarita, 484. Margas, 281, 305. - rojizas, 287. ** Masia, 470. - ** bifasciatella, 471, 472. Masoreus Wetterhalli, 179. Mastodon, 294. - arvernensis, 294. - longirostris, 294, 279. - pyrenaicus, 58. Mecaspis caesus, 187. Medicago orbicularis, 94. Medon apicalis, 180. - obsoletus, 180. Megalomus tener, 168. Megarthrus hemipterus, 180. Melanito, 352. Melanophila cuspidata, 184, Meleagrina margaritifera, 164. Meligethes viridescens, 182. Melilotus elegans, 271, 273. Melitaea ibérica, 166. Meloé autumnalis, 185. Meloémajalis, 185. - rugosiis, 185. Membranipora monostacliys, 2(X), Membraniporella, 340. Mere.t, 291 . Mesopliylax adspersus, 164. Messor barbaras, 244. Metopoceras albarracina, 167. Miarus distinctus, 188, Mica, 176. Micacita nodulosa, 176, 178. Micas, 177, 205, 484. Micrapate xyloperthoides, 184. Micropegmatitas, 138. Microporella ciliata, 340. Micropterna fissa, 164. Micrositus gibbulus, 291. Milium coerulescens, 272. Mimosa, 147, 397. Mispiquel, 287, Mniobryum carneum, 83. Molibdenita, 282. Molibdeno, 282. Monograptus priodon, 127. Monomorium, 406. - hesperium, 247. - medinae, 247. Monostyla, 258. Monotoma longicollis, 182. Moscovita, 138, 177, 205, 391. Murex ramosus, 165. Mustela erminea, 144. Mycetochara axillaris, 185. Mycetoporus angularis, 180. - Brucki, 180. Myelophilus minor, 104. - piniperda, 104, 146. - - pallidus, 104, 146. Myliobates, 483. Myllaena dubia, 180. Myotragus, 336. Myrmica ruginodis, 244. - sulcinodis, 244. Myrtus communis, 271. Myrrha, 18. - guttata, 183. Mytilus galloprovincialis, 255. 52á boletín de la real sociedad española Nainereis laevigata, 426. Nanophyes brevis, 188. - nitidiilus, 188. Nargus brunneus, 181. Nasturtium officinaie, 93. Nathanica fuiviceps, 1(^8. Natica, 82. Nautilus, 338. Navasia, 514, 51o. - santolinae, 514. Navasiella, 515. Nematotaenia dispar, 497. Nemoptera bipennis, 168. Nemura clavata, 167. - üngLiata, 167. - Rodriguezi, 167. Nephus bipunctatus, 183. Nerinides cántabra, 426. Nerophis lumbriciformis, 325. Nimphea alba, 148. Noritas, 206, 207. Notaris acridulus, 188. Notaspis, 56, 164. Notholaena vellea, 509, 511. - lanuginosa, 509. Nothoscordum fragans, 271, 273. Nucleolites parallelus, 296. Numera angulosa, 168. Nuniulites, 117. Oberea erythrocepliala, 186. Octopus, 308, 357, 371 . - vulgaris, 312. Ocyusa fortepunctata, 180. - nigrata, 180. Ochtiiebius punctatus, 290. Oedemera tristis, 185. Ofita, 115, 385, 393, 394, 492. Ofitas, 352. Oidium quercinum, 332. Okapi, 430. Okapia johnstoni, 443. Olibrus flavicornis, 183. Oligisto, 205, 206, 351. Oligoclasa, 138, 205, 206, '1)7. Oligoclasa-andesina, 210, 211. Oiigota punctulata, 180. Olivino, 206, 210, 211, 484. Ommastrephes todarus?, 312. Ononis Natrix, 94. - ramosissima, 94. Onothera biennis, 94. Onthophagus andalusicus, 182. - furcatus, 182. - maki, 182. Oodes gracilis, 179. Ópalo, 266. Opegrapha, 397. Ophioglosum lusitanicum, 510, 511. Ophionea (Casnonia) Oiivieri,179. Orbitolina concava, 296. Orchestes aini, 188. Ormenis mixta, 95. Ornitogaium narbonnense, 43(i. Oro, 281. Orobanche sanguínea, 271, 273. - speciosa, 271, 273. Orthoperus brunnipes, 181. Ortita, 390. Ortoanfibolita diorítica, 174, 177. Ortosa, 138, 207, 210, 211, 257. Ortosas cristalizadas, 1 13, 137, 138. Oruetita, 287. Osthiniosia, 203. - armata, 203. - ** cántabra, 344, 345. - evexa, 344. Ostraea, 117. - virgula, 83. Osyris alba, 93. Otiorrhyncluis fuscipes, 187. - niger, 187. - sulcatus, 187. Ottrelita, 484. Oxyopomyrmex(Qoniomma) hispa- nicus, 244. - sauicyi, 244. Oxypoda castanea, 180. - rugatipennis, 180. - togata, 180. - vittata, 180. - Zariquieyi, 513. Oxyuris Dujardinii, 497'. Pachnephorus baeticus, '186. DE HISTORIA NATURAL 529 Pachycerus scabrosus, 187. Pachychila glabra, 185, Pachybrachis regius, 186. - suturalis, 186. Pagellus centrodontus, 329. Pandion haliaetus, 442. Papaver pinnatifidum, 269. Paraphacota, 405. - ** Cabrerai, 405. - Surcoufi, 405, Parapinnixa, 515. Parentucellia viscosa, 95. Parietaria mauritanica, 269, 273. Paromola Cuvieri, 460. Pecopteris, 259. Pectén Lisiniae, 255. Pedernal, 216. Pelagia noctiluca, 425. Pelobates, 89, 90. - cultripes, 90, 92, 93. - fuscus, 93. - '■■■* Wilsoni, 90, 289, 293. Pellaea has^ata, 485. Pentacrinus, 82. Pentaphyllus chrysomeloides, 186. Pentaria Dafarguesi, 185. Peridotitas, 206, 207, 208, 392 . Periphylla hyacinthina dodecabos- trycha, 425. Perisphinctes Falloti, 287. - plicatilis, 297. - transitorius, 286. Perrinia Kiesenwetteri, 88. Perrissia cucubálina, 514. - ilicis, 515. - squamosa, 515. Perro, 494. Phaconiorphus, 135. - Mascarauxi, 135. Pliaedon cochleariae, 187. Phalacrus seriepunctatus, 183. Phalaris minor, 272. - paradoxa, 272. Phaleria acuminata, 186. Phaseoius, 72, 190. - Caracalla, 397. Phaseoius lunatus, 191. - vulgaris, 191, 192, 193. Pheidole pallidula, 244. Phila (Bembidion), 167. Philonthus concinnus, 180. - pullus, 180. - sanguinolentus, 180. - thermarum, 180. Philoponectroma, 101 . Phloeophthorus cristatus, 105. - maroccanus, 105. - pubifrons, 105. - rhododactylus, 105. Phloeosinus bicolor, 105, 188. - thujae, 105. Phloeotribus oleae, 105, Phoenicopterus, 442. * Pholidoceras, 99, 101. - '*'* integralis, 101. Phosphuga atrata, 181. Phthorophloeus spinulosus, 106. Phylax carinatus, 185. Phyllitis Hemionitis, 507, 508. - Scolopendrium, 511. Phylloceras cylindricum, 348. Phyllodrepa distincticornis, 180. Phyllosticta, 193. - Phaseolina, 192. - Phaseolorum, 192. - Pisi, 190. - Rabiei, 189. Phyllotreta aerea, 187. - variipennis, 187. Phymatodes testaceus, 186. Physanthyllis tetraphylla, 94. Physoderma Ornithogali, 430. Phytodecta olivácea, 187. Phytoecia coerulescens, 186. Phytonomus egregius, 188. ' •• Pieltain-a, 479. - '^'^ ibérica, 479, 480, 481. Piestocystis dithyridium, 496. Pimelia hispánica, 291. Pinnixa, 515. Pinnotheres, 515. Pinus alepensis, 104. 530 boletín de la real sociedad española Pinus haleperisis, 14(i, 477. - pinaster, 146. Piojo, 495. Piptatherum coerulescens, '272. Pirita, 81, 82, 171, 26(i, 287, 291, 351. - ferrocobriza, 28(S. Piritas, 286. Piroxenitas. 392. Piroxeno. 393, 394, 351, 484. Pissodes piceae, 338. - pini, 138. - piniphilus, 138. - validirostris, 138. Pisum, 190. - sativum, 195, 332. Pityophagusjerrugineus, 182. Pityophthorus micrographiis, 107. Pizarra, 117, 173. - actinolítica, 174, 177. Placostegus, 448. Plagioclasa, 138, 171, 174, 207, '208, 352. Plagioclasitas, 386. Plagiolepis pygmaea, '24(x Plantago macrorrhiza, 95. Piateumaris sericea, 186. Platypus cylindrus, 108. Platysma, 165. Plecotus auritiis, 164. " Plemoxus Morotei, 258. Plomo, '282. Pea trivialis, 273. Podagrica malvae, 187. Poecilonota festiva, 184. Pogonus iridipeniiis, 179. - luridipennis, '290. Polycarpon tetrapliylluní, 93. Polydora flava, 4'26. - polybranciiia, 4'26. Polygala dunensis, 457. Polygonum littorale, 458. Polyphylla fullo, 18'2. Polypodium fragrans, 509. - leptophyilum, 509. - vulgare, 510, 51 1. Polypogon monspeliense, 95. - subspathaceus, 272. Polystroma, 398. Populus alba, 477. Pórfido granítico, 259. Porfiritas augíticas, 302. Potaniilla rubra, 426. Potamogetón fluitans, 449. - pectinatus, 449, 452. Prasium majus, 95. Prionocyphon serricornis, 184. Prochiloneurus, 471, 472. - ** Bolivari, 474, 478. - ** Cabrerai, 477. - pulchellus, 474. Prospirorbis, 448. Psammobius sulcicollis, 182. Psammoecus bipunctatus, 182. Pselaphus dresdensis, 458. Psoralea bituminosa, 94. Psylliodes circumdata, 187. - hyoscyami, 187. - pyritosa, 187. Pteleobius Kraatzi, 105. - vestitus, 105. - vittatus, 105. Pteridiuní aquilin im, 51 1 . Pteris Codinae, 485. Pterostichus, 165. - cristatus, 179. Ptiliolum Spencei, 181. Puccinia Cerasi, 458. - Pruni, 458. - Tyrimni, 458. Puellina, 340. - Gattyae, 340. Pulex irritans, 495. Pulga, 495. Pulpo, 312. Pullus testaceus, 183. Purpuricenus ferrugineus, 18(í. Pygope Aspasia, 349. - diphia, '287. Pyrrhidium Sduguineum, 186. Pytiogenes bidentatus, 106. - bistridentatus, 106. Quedius cyanescens, 180. De historia natural 531 Quedius lucidulus, 180. - paradisianus, 180. Quercus ilex, 515. - pedunculata, 515. Quiastolita, 176, 177. . Raia clavata, 322, 323. - miraletus, 323. - mosaica, 323. Rano, 438. Rangifer tarandus, 420. Ranuiiculus macrophyllus, 93. Raphanus Landra, 93. Rapistrum hispanicum, 270. Reseda alba, 93. Rhinocerus, 83, 279. - ántiquitatis, 420. - Merckii, 420. Rhinolophus f errum-equinum, 164. Rhizostoma pulmo, 425. Rhizotrogus vicinus, 182. Rhyacia Ibeasi, 166. - kermesina, 166. - uclesina, 166. Rhynchozoon, 342. - angulatum, 342. ^ - verruculatum, 342. Roble, 332. Romulea ramiflora, 269, 271 . Rossia macrosoma, 308. Rugilus geniculatus, 180. Rumex Acetosella, 515. - thyrsoides, 93. Ruscus aculeatus. 271. Rutilo, 177. Sal, 280. Salamanquesas, 497, 502. Salicornia fruticosa, 93. - herbácea, 269 - macrostachya, 269, 273. Salmacina, 448. Salsola Kali, 269. - vermiculata, 515. Salsolomyia parva, 514. Sanidinita, 85. Santolina Chamaecyparissus, 514. Saperda carcharias, 186. Saponita, 484. Saprinus aigericus, 181. Scabiosa stellata, 95. Scaphoschema poupillieri, 459. Scarabaeus puncticollis, 291 . - sacer, 291. Scarites occidentalis, 75, 290. - planus, 290. Scelidotherium, 79. Scirtes hemisphaericus, 184. Scleropoa marítima^ 273. - rigida, 273. Scolopendrium Hemionitis, 508. Scolytus ulmi, 108. Scopaeus sulcicollis, 180. Scorpiurus sulcata, 94. Scotodipnus pandellei, 109. - ** (Microtyphlus) ribagorzanus, 109. Scydmaenus cornutus, 456. Scyllium catulus, 324. Scymnus interruptus, 183. ** Schedioides, 96 - ** formosus, 96. Schedius, 97. Scheelita, 287. " Schismopora, 203, 344. - coronopus, 203, 344. - ** magnicostata, 346. - pumicosa, 203. Sedum caespitosum, 271, 273. Selaginella, 331. - denticulata, 507, 510. Selenita, 83. Semiadalia 11-notata, 183. Senebiera Coronopus, 93. Sensitiva, 147. Sepia, 231, 236, 237, 308, 314, 315, 363,371,372,375,379,380. - officinalis, 230, 232, 312, 337, 353,361,362,370. Sepidium aliferum, 185. Sepiola, 307, 308, 314,380. - Rondeletti, 312. Septoria jasmini, 332. - leguminis, 192. Sericita, 205, 386. 532 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Sericoderus Revelierei, 181. Serpentina, 205, 206. Serpentinas, 484 Serrafalcus macrostachys, 95. - neglectus,^272. Serropalpus barbatus, 185. Sesarma, 515. Sherardia arvensis, 95. Sibinia attalica, 188. - cana, 188. - signata, 188. Siderita, 493. Sienitas, 206. Sienitas básicas, 206. Silene cerastioides, 269. - colorata, 93. - gallica, 93k, - nicoensis, 430. - obtusifolia, 93. Silex, 212, 213, 285, 297, 298. Silimanita, 484. Silvanus unidentatus, 182. Siniopelta, 204. Sipalia curtipennis, 180. Sirocalus nigrinus, 188. - quercicola, 188. Sisymbrium officinale, 270, 273. Sitona hispidulus, 187. Solanum sodomeum, 95. Solenopsis latro, 246. Sophrochaeta, 135. Soroniapunctatissima, 182. Sphaeridium bipustulatum, 181. - scarabaeoides, 181. - substriatum, 181. Sphenoptera lineata, 184. **• Speocliaridius, 130, 131, 133. - ** Bolivari, 133, 134. - ** Breuili, 130, 131, 133, 134. - ** filicornis, 134, Speocharis, 129, 131. - Seeboldi, 131. Speonomus, 129, 131, 135. - Alexinae, 135. - crypticola, 88. - Quimjuani, 460. - Mazarredoi, 129. - (Euryspeonomus) ** Breuili, 134, 135, 136, 137. Spio martinensis, 426. Spirorbis, 448, 449. Stachys arenaria, 95. - hirta, 95. Stagonospora hortensis, 193,. 196. Staphylinus obscuroaeneus, 180. Staphylocystis büarius, 499. Statice feruiacea, 271. - Fontqueri, 269. Stefaniola salsolae, 514. Stegomyia, 449, 450, 451 , 452, 453, 454. Stenichnus andalusiacus, 456. - pusillus, 456. Stenus affaber, 180. - nigritulus, 180. - nitidiusculus, 180. - providus, 180. Stilbus testaceus, 183. Stipa tortilis, 272. Streblosoma Bairdi, 426. Streptaxis bicaencis, 58. Stylotella incógnita, 197. 198 199. - inornata, 10, 197. Succoidia baleárica, 270. Syncalypta setigera, 184. Syrdenus grayi, 76. Syrichtlius, 427. - alveus, 427. - carthami, 427. - fritillum, 427. - malvoides, 427. - onopordi, 427. - Proto, 427. - Sao, 427. - serratulae, 427. Tacliista, 480. - microptera, 480. Tachyporus pusillus, 180. Tachys bistriatus, 179. - scuteliaris, 290. Taenia echinococcus, 499, 500. Talco, 484. Tamarix gallica, 94, 99. DE HISTORIA NATURAL 533 Tanymecus submaculatiis, 187. Taphrorychus villifrons, 107. Tapinoma erraticum, 246, Taráis, 438. Tarentola mauritanica, 496, 497. Tarsostenus univittatus, 184. Telmatophilus brevicollis, 182. - caricis, 182. - Schonherri, 182. Tentyria grossa, 185. Terebratula triangulus, 287. Terebratulas, 492., 492. Tescurz, 438. Testudo ibera, 337, 384, 385. Tetradimita. 287. Tetragrapsus, 515. Tetramoriuní caespitum. 241. Tetraodon lagocephalus, 326. Thamnurgus characiae, 107. - delphinii, 107. - nitidicollis, 107. Thelydrias contractus, 184. Thychius lineatulus, 188. - Scharpi, 188. Thymus ciliatus, 95. Tillaea muscosa, 271,273. Titanita, 172, 205, 484. Titano, 174. Tobas, 85. Topacio, 484. Jorilis helvética, 271, 273. Torpedo marmorata, 323. Trachyphloeus granulatus, 187. Trachypterus arcticus, 428. Trachys dichroa, 513. - indigoptera, 513. - perparva, 513. Traquiandesita, 85, 281. Traquifonolita, 299, 300. Traquifonolitas, 85. Traquitas, 85, 304. Tremoctopus carena, 308. Trichis maculata, 76, 290. Trichobrachus glacialis, 426. Trichodectes canis, 495. Trichodes alvearius, 184. - octopunctatus, 184. Trifolium campestre, 94. - istlimocarpum, 94. - procumbens, 94. - scabrum, 94. - soldeanum, 486. - stellatum, 94. Trisetum negiectum, 272. Trisopsis hyperici, 515. Trocolitas, 206. Trocharanis, 131. Trochictis, 279. Troglocharinus, 169, Troglorites Breuili, 137, 165. Trogophloeus foveolatus, 180. - gracilis, 180. Tropideres niveirostris, 187. Trox Perrisi, 182. Turba, 283. Turdus merula, 438. Turmalina, 177, 257, 484. Turtur turtur, 438. Turritella, 83. Tuyas, 435. Tychus Jacquelini, 456. Tytthaspis 16-punctata, 183. Umbonula, 202. - verrucosa, 202. Uralita, 205, 206, 392, 393. Urocystis prolifer, 499. Urodon flavescens, 187. Uromyces, 333. - caryophyllinus, 430. - Cuenodii, 430. Ursus?, 462. Valerianella discoidea, 95. Vicia elegantissima, 269. - lútea, 94. Viola, 458. Voluta vespertilio, 165. Vultur fulvus, 496. Wackas, 302. Waldheimia Partschi, 348. Walkia piniformis, 165. Wheeleriella, 407. Wolframita, 257. Wulfenita, 282. 534 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Xantholinus hesperius, 180. Xanthochroina Auberti, 185. ** Xenhyboma, 405. - ** mystes, 405, 406. Xyieborus (Anisandrus) dispar, 108. - eurygraphus, 108. - monographus, 108. Xyieborus saxeni, 108. - xylographus, 108. Xyletinus flavipes, 185. Xyleutes Paineirae, 513. Xylodromus concinnus, 180. - testaceus, 180. Xyloterus (Trypodendron ) tus, 108. - - signatus^ 108. linea- Yeso, 114, 360. r Yesos, 281, 264, 265, 266,. 305, 306, 401,404., Zabrus estrellanus, 179. Zamenis viridiflavus, 495, 502, 503. Zeilleria-Hierlatzica, 337, 348,349. - Partschi, 349. Ziphius, 468. - cavirostris, 469. Zircón, 206. Zoisita, 386, 391. Zonabris, 12. - punctata, 185. Zonitis flava, 185. Zygia oblonga, 184. Zyras fulgidas, 180. - physogaster, 180. íflilÉ ili! lo (ODtefliilo üD el tomo 1 del lolellD Junta directiva de la Real Sociedad Española de Historia Natural par.-. 1919 3 Socios fundadores de la Real Sociedad Española de Historia Natural 5 Presidentes que ha tenido esta Sociedad desde su fundación en 8 de Febrero de 1871 5 Lista de socios de la Real Sociedad Española de Historia Natural. 7 índice geográfico de los socios 30 Relaciones del estado de la Sociedad y su Biblioteca 37 Lista de las Sociedades con las que cambia y de las publicaciones periódicas que recibe la Real Sociedad Española de Historia Natural 42 Sesión del 8 de Enero de 1919 55 RoYo.^Nota bibliográfica: Román (F.), Nouvelles observations sur les faunes continentales tertiaires et quaternaires de la basse va- llée du Tage 57 BoL'LKNQER (Q. A.), Le Lézard vert de la Péninsule Ibérique, ses variations et sa distribution 59 Alvarado (S.).— La fina estructura de los vasos leñosos (Nota " previaj 66 Bolívar Pieltain (C.).— III. Notas sobre Carábidos españoles 75 Sesión del 3 de Febrero de 1919 81 Fernández Navarro (L.). — Sobre unos ejemplares de pirita de la provincia de Logroño 81 González Fragoso íR.).— Nota bibliográfica: Mattirolo (Prof . O.), Phytoalimnrgia Pedemontana 84 Royo (J.).— Nota bibliográfica: Fernández Navarro (L.), Observa- ciones geológicas en la isla de Gomera (Canarias) 85 Zlll'eta (A. de).— Nota bibliográfica: Reichenow (E.), <, sitos en los tér- minos municipales de Cabezas-Rubias y El Cerro; Rubio (J. M.), Notas de hidrología subterránea en la provincia de Almería; Di'Puv de Lome (E.) y Milans del Bosch (j.), Los terrenos secun- darios del Estrecho de Oibraltar; Pina dh Rubíes (S.), La orne- DE HISTORIA NATURAL 539 Págs. tita, nuevo sulfoteluriiro de bismuto; Fernández Navarro (L.), Caracteristica mineralógica de Espafw; Hernández Pacheco (E.), Los caballos del cuaternario superior, según el arte paleolítico. 283 González Fkacoso (R.).— Notas bibliográficas: Moreau (F.), No- tions de Technique Microscopique.— Application á Vétude des Champignons; Alvarez (Fr. J. M.), Descripción geográfica de la isla de Formosa 288 Sesión del 3 de Junio de 1919 289 Bolívar Pieltain (C.).— Noticia del fallecimiento del Sr. Klapálek. 289 MoRODER (E).— Excursión entomológica a Calpe (Alicante) 290 Pardo (L.).— Algunas especies raras de peces encontradas en Va- lencia 291 Barras (F. de las).— Noticias sobre el asbesto, comunicadas en el siglo xviii a la Real Sociedad Médica de Sevilla 291 BouLENGER (G. A.).— Sur le Pelobates Wilsoni, Boscá 293 Jiménez de Cisneros (D.)-— Algunos fósiles de los alrededores de Alcoy 294 Jiménez de Cisneros (D.)- — El yacimiento prehistórico de Carayala (Elche) 296 Fernández Navarro (L.). — Algunas consideraciones sobre la cons- titución geológica del Archipiélago Canario 298 Carandell (J.).— Nota acerca de la existencia del Aragonito en los alrededores de Cabra (Córdoba). (Láms. X y xi) 305 Madrid Moreno (J.).- Topografía del tejido conjuntivo en los ten- táculos de los Cefalópodos 307 Clermont (J.). — Description d'un «Apion» nouveau d'Espagne (Col. Curculionidae) 316 Jorro Azcune (A.).— Contribución al estudio de los leucocitos gra- nulosos de la sangre de los peces .* 318 Arias de Olavarrieta (J.).— Nota bibliográfica: Fernández Nava- rro (L.).— Apuntes de Cristalografía Química 330 Fernández Navarro (L.).— Notas biblio gráficas: Lacroix (A.) et Gramont (A. de), Sur la présence du bore dans quelques silico- aluminates basiques naturels; Jíménez de Cisneros (D.), La Sie- rra de Crevil'ente 330 González Fragoso (R.)— Notas bibliográficas: Cadevall (J.) y Sa- llent(A.), Flora de Catalunya, wo\.l[,íasc.V; Barnola (J. M.^de), Las Licopodiales de la Península Ibérica; Pau (C), Una ligera visita botánica a Tous; Esteve (M. A.), Descripción de la «Tinta del Castaño» y el «Oidio del Roble»; Esteve (M. A.), Las en- fermedades del castaño; Caballero (A.), Nuevos datos micoló- gicos de Cataluña; Cebrián de Besteiro (D.) et Durand (M.), In- fluence de la lumiére sur l'absorption des matiéres organiques du sol par les plantes; Catalogus semiruim in Horto botánico matritensi auno 1918 collectorum 331 Caballero (A.).— Nota bibliográfica: Gonzálpz Fragoso (R.), Enu- 540 boletín de LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Págs. meración y distribución geográfica de los Uredales conocidos hasta hoy en la Península Ibérica e Islas Baleares 333 ZuLUETA (A. de).— Nota bibliográfica; Ramón y Cajal (S.), Algunos datos morfológicos sobre el epitelio folicular del ovario 334 Bolívar y Pieltaín (C.).— Nota bibliográfica: Dodero (A.), Mate- riali per lo studio dei Coleotteri italiani. IV Pselaphidae 335 DusMET (J. M.^).— Nota bibliográfica: Pie (M.), MatériauX pour servir a l'étude des Longicornes 335 Cabrera (A.).— Notas bibliográficas: Janini Janini (R.), A propó- sito de los caballos españoles con cuernos; Bate (D. M. A.), On a new Gé^nus of Exttnct Muscardine Rodent from íhe Balearia Islands 336 Sesión del 2 de Julio de 1919 337 Aulló (M.).-EI Pissodes piniphilus Herbst, en localidades españolas 33S Moroder (E.).— Hallazgo en el Puig (Valencia) de una especie nueva del género Cercyon 338 Jerónimo Barroso (M.).— Notas sobre briozoos españoles 340 Jiménez de Cisneros (D.).— Sobre la existencia en España de la «Zeilleria Hierlatzica» Opp 348 Jiménez de Cisneros (D.).— Datos acerca de la existencia del Ara- gonito en el cabezo de Gil de Ras, en Caravaca (Murcia) 350 Fernández Galiano (E.).— Estudio histológico de los corazones branquiales de «Sepia officinalis» L. y de sus apéndices (Lám. xii). 353 Aranzadi (T. de). Expresión fisonómica del prognatismo en la norma anterior 381 Maluquer (J.).— Presencia de la Testudo ibera Pallas, en For- mentera • 3S4 San Miguel de la Cámara (M.).— Nota petrogTáfica sobre dos dia- basas y una ofita de Segorbe (Castellón) (Lám. xiii) 385 Barras de Aragón (F. de las).— Cartas del botánico francés León • 'Dufour a D Mariano Lagasca, existentes en el Archivo de la .Real Academia de Medicina de Sevilla 394 Pardillo (F.).— Observaciones a la nota del Sr. Fernández Nava- rro «Una opinión sobre el yeso del Cerro de los Angeles» 401 Santschi (Dr. F.).— Trois nouvelles fourmis des Cañarles 405 Hernández Pacheco (E.). - Problemas y métodos de estudio del arte rupestre (A propósito de una nota crítica del Dr. Obermaier) . . 407 Royo (J.).-Nota bibliográfica: Almera (J.), Apuntes sobre los te- rrenos pliocénicos de Barcelona • 418 Fernández Na varro(L.).— Notas bibliográficas: Ferrando Mas(P.), Comoendio de Mineralogía y Litología; Fontseré (Dr. E.), Sobre un procedimiento para determinar un epicentro sísmico en fun- ción de los valores de P en varias estaciones cercanas 419 Royo (J.).— Notas bibliográficas: Del Pan (L), Paleogeografía de ■ los mamíferos cuaternarios de Europa y Norte de África; Cas- tro Barea (P.), Los Aragonitos de España 419 DE HISTORIA NATURAL 541 Págs. Fernández Navarro (L.). —Notas bibliográficas: Conde de la Vega DEL Sella, El dolmen de la capilla de Sania Cruz (Asturias); Obermaier (H.) y Wernert (P.), Las pinturas rupestres del ba- rranco de Valltorta (Castellón); Glmemo (A.), Ligeras notas so- bre los criaderos de lignito de Fet, Monfalco y Estell, partido de Benabarre( Huesca); Pintado y Carranza (F.), Memoria sobre el estudio de los criaderos de hierro de las vertientes Sur y oc- cidental de Sierra Nevada 420 Marcet (J.),— Nota bibliográfica: Cazurro (M.), El cuaternario y las estaciones de la época paleolítica en Cataluña 422 RiojA (E.).— Notas bibliográficas: Falguera (A. de), Vilaseca (J.), Maluquer (J.), Pr ojéete de Instituí Oceanográfic de Catalunya; Maluquer (J.), Notes per a una monografía de les Meduses (Acalepha) del litoral Cátala 424 DusMET (J. M.^).— Nota bibliográfica: Zariquiey R.), Coleópteros hipogeos 425 Zulueta (A. de).— Notas bibliográficas: Rioja (E.), Adiciones a la fauna de Anélidos del Cantábrico; Rodríguez López Neira (C. ), Parásitos intestinales del hombre y carnívoros domésticos, co- rrespondientes al género Dipylidium; Bofill (A.) y Haas (F.). Molluscos recollits en Asturias en 1918 per en Josep Maluquer precedas de consideracions bibliográfiques sobre la malacolo- gia asturiana 426 DusMET (J. M.^).— Notas bibliográficas: Oberthür (Ch.), Classifi- cation des espéces et varietés de Syrichthus (Lep. Hesperidae) de VEurope occidentale et de l'Algérie; Bolívar Pieltain (C), Nota sobre tres Bathysciola de Cataluña (Col. Silphidae) 427 Bolívar Pieltain (C.).— Notas bibliográficas: Lozano y Rey (L.), Los peces de la fauna ibérica en la colección del Museo, en 1° de Enero de 1919; Cabrera (A.), Genera Mammalium: Monotre- mata, Marsupialia 427 Sesión del 1° de Octubre de 1919 429 González Fragoso (R.).— Indicaciones sobre algunos hongos 429 Cabrera (A.).— Seis semanas de excursión zoológica en el Rif. (Lá- minas XIV y xv) • . 431 Cabrera (A.).— El primer okapi vivo en Europa 443 RiojA (E.).— Una curiosa anomalía del «Hydroides norvegica» Qunn. y algunas consideraciones acerca de la filogenia de los serpúlidos 445 Caballero (A.). La «Chara foetida» A. Pr., y las larvas de «Ste- gomyia, Culex y Anopheles» 449 MoRODER (E.I.— Nota sobre Pseláfidos y Scidménidos Valen- cianos 455 Fernández Navarro (L.).- Notas bibliográficas: Ros (L. G.), Estu- dio industrial de yacimientos de sales alcalinas de la provincia de Alicante; Soriano (J.) y Dulce (B.), Memoria sobre los yací- 542 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA - Páes mientos metalíferos de los términos de Andújar, VUlanueva de la Reina y Montizón (Jaén); Lacazett (Fr.), Estudio de la cuen- ca hullera de Badajoz; Valle (A. M. del) y Jadraque (F.), Estu- dio industrial de los criaderos de Villar real y de Salinas de Lé- ■ niz; Carbonell 'J.) y Peña (F.), Estudio industrial de yacimien- tos minerales de la provincia de Murcia ■ 456 González Fragoso (R.)-— Notas bibliográficas: Chermezon (H.), Contribution á la flore des Asturies; Ballester (A.), Enferme- dades del almendro; Lázaro Ibiza (B.), Revisión critica de las especies peninsulares del género Viola; Pao (C), U'^a correría botánica; Cuesta Urcelay (J.), Algunas observaciones sobre la estructura de los Ceratium . 457 Bolívar Pieltain (C). - Notas bibliográficas: Codina (A.), Ento- mología de Catalunya, Coleópters, Fase. I, Genere Carabus; Zariquiey (R.), Scaphoschema poupillieri Rch. nou per a Cata- lunya; ZariQuiey (R.), Bathysciinae Catalanes ■. 459 RiojA (E.).— Nota bibliográfica: Ferrer All.do (J.), Fauna de Me- norca. Homola Cuvieri Roux . 460 ZuLUETA (A. de).— Nota bibliográfica: Maluquer i Nico1.au (J.), Les Tortügues de Catalunya • . 460 Sesión del 5 de Noviembre de 1919 461 Castro Barea (P.)-— Sobre unos ejemplares de Aragonito de Puen- te Genil • 461 Pérez Zúñiga (E.).— Nota del fallecimiento del Sr. Gómez Ocaña (D.José) • 461 Beltrán (F.\— Sobre unos fósiles de Villavieja de Nules (Cas- tellón).. 462 Barras (F. de las).— Documentos del siglo xviii de la Sociedad Médica de Sevilla referentes a ensayo de minerales 463 Fernández Navarro (L.).— Nota necrológica de Mr. Paul Choffat. 466 Cabrera (A.).— Dos ejemplares de «Ziphius» de las costas medite- rráneas de España 468 García Mercet (R ).— Notas sobre Encirtinos (Himenópteros cal- cididos) 470 Arias (J.). Notas dipterológicas. V. Descripción preliminar de un nuevo Émpido de España . • 479 Fernández Navarro (L.). — Nota bibliográfica: Bataller (J. R.), Las bauxitas de Cataluña 481 Royo (J.). —Notas bibliográficas: Bataller (J.), Mamifers fossils de Catalunya; Gómez Llueca (F.), El Mioceno marino de Muro (Mallorca) ■ •• 482 Castro Barea (P.).— Nota bibliográfica: Fernández Navarro (L.), Nota preliminar acerca de los silicatos naturales españoles 483 Fernández Navarro (L.).— Notas bibliográficas: Vargas (E.), Estu- dio sobre los criaderos de azufre de la Sierra de Gádor; He- REDLA (M. B. de) y Riera Coello (E. , Estudio industrial de DE HISTORIA NATURAL 543 Págs. los criaderos de cobre de /os Arcos (Navarra); Castrli.arnau (J. M.^), La imagen óptica. Telescopio y Microscopio 484 González Fragoso (R.).— Notas bibliográficas: Cadevall (Doctor D, J.), Monografía de las Criptógamas vasculares catalanas: Barnola (P. J . M. de), Flora vascular del Principado de Andorra. 485 Bolívar Pieltain (C.)- — Notas bibliográficas: Codina (A,), Cryp- tamorpha desjardinsi Quérin a Barcelona; Zariquiey (R.), Al- guns Dryops catalans; Codina (A.), Coleopters de Tortosa nous per a Catalunya o per a la provincia de Tarragona 486 Sesión extraordinaria del 3 de Diciembre de 1919, 487 Sesión ordinaria del 3 de Diciembre de 1919 487 Renovación de cargos 488 Rendición de cuentas . ... 488 Reyes Prosper (E.). — Noticia del fallecimiento de D. Federico Gredilla 490 BoscÁ (E.).— Algunos materiales geológicos modificados por la acción de agentes físicos y químicos 491 Vicioso (C). — Una especie nueva del género «Gypsophila» .... 493 Rodríguez López Neyra (C.) y Muí^ioz Medina (J. M.^).— Estudio del ciclo evolutivo seguido por algunas especies correspondientes al género Dipylidium Leuckart (Láms. xvi y xvii) 494 FoNT Quer (P.).— Pteridofitas de las Pitiusas 507 Fernández Navarro (L.) — Notas bibliográficas: Ariza (R.), Estu- dio de los yacimientos de lignito en la provincia de Cuenca; Hernanz (L.), Estudio de los criaderos metalíferos de la zona de Rodalquilar (Almería); Rodríguez y López Neyra (C), Método práctico para la determinación de los minerales; Fallot (P.), Au sujet de I' age des phenoménes de charriage de la chaine bétique. 512 Dusmet (J. M.^)— Notas bibliográficas: Peyeri.mhoff (P. de), Des- cription d'un /zoMüe/«Oxypoda» (Col. Staphylinidae) de Catalog- ue; Raymundo (Dr. Benedicto), Dos Lepidópteros novos do Bra- zil; Obenberger (Dr. J.), Sieben nene paláarktische Buprestiden; Studien über paláarktische Buprestiden; Revisión der paláarktis- chen Trachydinen; Holarktische Anthaxien; Beitrag zu einer Monographie der Gattung; Cler.mont (J.), Description de la fe- melle de Cebrio carbonarius Chevr.; Bolívar (L), Diagnoses d'Orthoptéres nouveaux de l'Afrique tropicale; Píe (M.), Melan- ges exotico-entomolo0ques; Silva Tavares, S. J. (Prof. J.), Es- pecies novas de Cynipides e Cecidomyas da Península Ibérica e descripgao de algumasja conhecidas 513 Ferrer y Galdiano (M.).— Nota bibliográfica: Rathbun (MaryJ.), The Grapsoid Crabs of America 515 índice alfabético ,de los géneros y especies mencionados o descri- tos en el tomo xix del Boletín 517 índice de lo contenido en el tomo xix del Boletín 535 Advertencia.— Se ha publicado este tomo en cuadernos, los ocho primeros de los cuales han aparecido dentro del mes correspondiente; el 9.°-10.°, se ha publicado en Febrero de 1920. Lleva diez y siete lámi- nas fuera de texto. B, ■ \lHi W IKM I IHU \H\ UH IfidN H